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ral alfonsin dialoga con pepe eliaschev sobre su - Griselda Tessio

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RAÚL ALFONSIN DIALOGA CON PEPE ELIASCHEV SOBRE SU NUEVO LIBRO<br />

"MEMORIA POLITICA" (Desgrabación)<br />

6 de agosto de 2004 – Programa Esto que pasa – 18 a 20 hs. - AM 870 Radio<br />

Nacional<br />

- Doctor Alfonsín, buenas tardes.<br />

- Buenas tardes. ¡Qué gusto de saludarlo, Pepe!<br />

- ¿Cómo anda usted?<br />

- Bien, bien. A usted lo veo muy bien.<br />

- Muchas gracias. Seleccioné ese párrafo porque me pareció, como <strong>su</strong>ele decirse<br />

ahora, emblemático, de lo que ha sido un tránsito <strong>su</strong>yo por la Presidencia de la<br />

Nación, que ahora nos permite tener ya, de manera irrebatible, esta obra. Como usted<br />

me decía recién en la puerta de la radio, el testimonio está, que la historia haga ahora<br />

<strong>con</strong> eso lo que corresponde.<br />

- Y que lo juzgue también cada uno. A lo único que aspiro es que si es un libro<br />

polémico, se discuta <strong>con</strong> altura. Pero he puesto todo lo que me acordaba. Se me<br />

puede haber escapado alguna cosa, pero todo lo que yo recordaba lo he puesto. Me<br />

ha ayudado gente que recordaba los hechos, de modo que pienso que está todo ahí, y<br />

en primera persona, como habrá visto. Así que se me puede imputar exactamente a mi<br />

cualquier error que se observe.<br />

- Esta Memoria política, por lo que yo recuerdo, cuando se estaba preparando hace<br />

varios meses, no tenía la intención de ser una colección cronológica de todo lo que a<br />

usted le tocó hacer, o <strong>con</strong> lo que le tocó lidiar, durante <strong>su</strong> gobierno (hay capítulos que<br />

están de alguna manera todavía pendientes), sino básicamente de enfocar aquello<br />

(que a mi me <strong>con</strong>sta como periodista) que a usted más le ha dolido, o que más lo ha<br />

mortificado, la incomprensión, la desnatu<strong>ral</strong>ización.<br />

Entonces, por eso acá se habla de las leyes famosas, vinculadas <strong>con</strong> derechos<br />

humanos, se habla del pacto de Olivos, otro a<strong>su</strong>nto que fue muy polémico. El libro<br />

acaba de salir y no ha sido leído, pero en este libro, ¿nos va a decir algo nuevo, habrá<br />

alguna <strong>su</strong>erte de visión autocrítica? ¿Usted diría que es un libro autocrítico?<br />

- Yo no diría que es autocrítico. Desde luego que tiene la sinceridad absoluta <strong>con</strong> que<br />

lo he hecho, de la que <strong>su</strong>rge cierta autocrítica. Pero no diría que es autocrítico<br />

totalmente, porque también defiendo mis posiciones. Las <strong>con</strong>sidero valederas a las<br />

actitudes que tomé, aunque narro episodios que han sido muy duros y dolorosos para<br />

mí en algunos casos. Usted tiene toda la razón del mundo cuando afirma que<br />

precisamente a esto yo quería llamarlo la estatua de sal y la editorial no me dejó, el<br />

Fondo de Cultura E<strong>con</strong>ómica, porque no es mirar para atrás para quedarse, como la<br />

mujer de Lot, <strong>con</strong> sentido de curiosidad, de venganza o de revancha, sino empezar<br />

allí. Esto fue un <strong>con</strong>sejo que me dio Elva Roulet, que es una gran amiga, esposa de un<br />

gran amigo que falleció. Ella insistió enormemente. Yo decía que quería escribir para<br />

adelante, y ella me replicaba que primero tenía que hablar <strong>sobre</strong> todas las cosas que<br />

me critican, y me insistía y volvía a insistir. Sabe cómo es ella, ¿no? De modo que al<br />

final me <strong>con</strong>venció y resolví hacerlo así.


- Cuando habla de la estatua de sal incluye en el prefacio este párrafo, tan bellamente<br />

escrito además, que dice: En un pasaje del Génesis un ángel advierte a Lot sálvate, no<br />

mires hacia atrás ni te detengas, en ello te va la vida. Su mujer quiere ver el exterminio<br />

de Sodoma y Gomorra, mira hacia atrás y queda <strong>con</strong>vertida en una estatua de sal.<br />

¿Qué la llevó a mirar hacia atrás?, se preguntó Alfonsín. La curiosidad, pensarán<br />

algunos, pero en todo caso era una curiosidad para observar <strong>con</strong> odio y rencor el fin<br />

de <strong>su</strong>s enemigos. Yo creo que es necesario mirar hacia el pasado <strong>con</strong> ojos que<br />

<strong>con</strong>tribuyan a la <strong>con</strong>vivencia.<br />

- Exacto, ese es el sentido de lo que he escrito. Y rápidamente, porque ese es un libro<br />

que tengo ya casi terminado desde hace tres años, espero al final del verano sacar<br />

otro libro, ya más denso, no tanto quizás como Democracia y <strong>con</strong>senso, pero más<br />

denso, <strong>sobre</strong> República y democracia. Porque son dos <strong>con</strong>ceptos que se <strong>con</strong>funden y<br />

yo los distingo perfectamente. También va a ser polémico, pero ya desde un punto de<br />

vista de filosofía política, de historia política, o de politología.<br />

- Usted pensaba, y de algún modo lo dice explícitamente en <strong>su</strong> libro, que había una<br />

cierta etapa de la república que estaba <strong>con</strong>cluida, y la realidad nos ha demostrado que<br />

el pasado regresa. Me refiero a toda la polémica y a toda la <strong>con</strong>flictividad vinculada<br />

<strong>con</strong> los derechos humanos. ¿Por qué cree que ese es un capítulo que parecía cerrado<br />

y no terminó de cerrarse?<br />

- Las medidas que nosotros tomamos, que lo hicimos <strong>con</strong> un criterio de racionalidad,<br />

no se compadecían <strong>con</strong> lo emocional del pueblo en ese momento. De modo que fue<br />

algo que se vio como una enorme frustración, en gene<strong>ral</strong>, por todos los argentinos.<br />

Acompañado por todas las organizaciones de derechos humanos y <strong>sobre</strong> todo por los<br />

partidos políticos opositores. De modo tal que cuando Menem, posteriormente, realiza<br />

el indulto se creyó que era mucho menos grave que lo que yo había hecho. Que por<br />

otra parte no era sino cumplir <strong>con</strong> lo que había señalado durante la campaña: la<br />

responsabilidad principal es de los que mandan, la segunda de los que se han<br />

excedido en el cumplimiento de las órdenes y la tercera, los que en ese marco de<br />

terror que había, creyeron en la legitimidad de la orden impartida. Entonces, <strong>sobre</strong><br />

esos yo no quería que recayera la pena.<br />

- Hay un párrafo del libro en donde usted escribe, negro <strong>sobre</strong> blanco: cuando dejé el<br />

gobierno, el 8 de julio de 1989, siete altos jefes habían sido <strong>con</strong>denados y 27<br />

procesados por violaciones a los derechos humanos, tres <strong>con</strong>denados por la guerra de<br />

Malvinas y estaban en curso 92 procesos y 340 sanciones disciplinarias por los tres<br />

levantamientos, Semana Santa, Monte Caseros y Villa Martelli. Poco tiempo después<br />

el nuevo presidente los indultó. ¿Por qué cree que, desde un cierto pensamiento<br />

progresista, se ha hecho una equiparación y desde ese punto de vista se dice las<br />

leyes del perdón?<br />

- Las leyes del perdón, exactamente, y se olvidan del indulto, actualmente se olvidan.<br />

Hay un libro muy bueno, es una <strong>con</strong>versación entre la autora, Jürgen Habermas y<br />

Jacques Derrida, y <strong>con</strong> la <strong>con</strong>versación entre Habermas y Derrida también, en el que<br />

este último hace una definición extraordinaria del perdón: Solamente se perdona lo<br />

imperdonable, lo demás puede ser <strong>con</strong>descendencia, negligencia o lo que fuere. Pero<br />

el perdón es el perdón de lo imperdonable. A mí me parece que se <strong>con</strong>sideró una gran<br />

frustración de mi parte en la gente, que <strong>su</strong>ponía que yo jamás iba a hacer lo que hice y<br />

que no entendieron que yo me vi obligado absolutamente a hacerlo. Porque los tres<br />

jefes de estado mayor que tenía eran gente absolutamente leal, tanto Héctor Ríos<br />

Ereñú, como Ramón Arosa y Ernesto Crespo, así como Teodoro Waldner, que era el<br />

jefe de Estado Mayor Conjunto, y fue un gran amigo también..


- Usted lo menciona al jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Crespo, porque se manifestó<br />

inclusive muy dispuesto a acompañarlo durante un levantamiento carapintada. ..<br />

- Sí, por eso. Él también era muy amigo mío.<br />

- ¿Los jefes de estado mayor lo acompañaron <strong>con</strong> lealtad?<br />

- Sí, pero me dijeron que no estaban en <strong>con</strong>diciones de frenar a <strong>su</strong> gente. Entonces,<br />

tuve que aplicar la dicotomía. Una cosa que yo creo que ningún presidente ha dejado<br />

de aplicar es la ética de la responsabilidad. Ellos me decían que no había más<br />

posibilidades de seguir adelante. Habíamos <strong>su</strong>perado los golpes, pero el último, el de<br />

diciembre de 1988, me había sacudido mucho, el de Villa Martelli, dirigido por<br />

Mohamed Alí Seineldín. Tuve que enviar el proyecto de ley, que fue aprobada por<br />

todos, y la Corte Suprema la declaró <strong>con</strong>stitucional. Pero me da la impresión de que<br />

ahora van a cambiar y que la van a declarar in<strong>con</strong>stitucional. Yo no quiero hablar del<br />

tema hasta que la Corte se expida. Pero, realmente, desde un punto de vista no<br />

jurídico, sino político, re<strong>su</strong>lta increíble que una medida que se toma para salvar la<br />

Constitución sea in<strong>con</strong>stitucional.<br />

- Sí, pero podría decirse que estas leyes, que fueron el producto de la situación y<br />

representaron en <strong>su</strong> momento la resolución política real de un problema político real,<br />

quizá no estaban anunciadas, y desmiéntame si digo una cosa incorrecta. Me parece<br />

que usted no había imaginado que iba a haber tamaña resistencia a los<br />

procesamientos de militares. Porque en el levantamiento de Aldo Rico hay un reclamo<br />

muy explícito. Rico habla de los héroes de las Malvinas, pero también de liberar a<br />

todos los militares presos.<br />

- Sí. Pedían una amnistía.<br />

- Pero, ¿acaso Rico no reivindicaba en cierto punto a los gene<strong>ral</strong>es de las juntas<br />

militares?<br />

- No tanto de las juntas. Porque él era crítico de una cantidad de gene<strong>ral</strong>es. Pero, sí,<br />

se manifestaba pidiendo amnistía para todos. Esa es la prueba de que no hubo tal<br />

negociación mía <strong>con</strong> ellos. Yo tuve una <strong>con</strong>versación muy linda <strong>con</strong> Pablo Giussani<br />

<strong>sobre</strong> esto, a cuya viuda, Julia Chiquita Constenla, le pedí permiso para poner en el<br />

libro algunas respuestas que le había dado a él.<br />

-En este libro <strong>su</strong>yo hay un relato pormenorizado, inédito, de cómo fue <strong>su</strong> visita a<br />

Campo de Mayo en abril de 1987, y de cómo, <strong>con</strong> quién y de qué habló. Todo esto no<br />

se <strong>con</strong>ocía hasta ahora <strong>con</strong> tanto detalle. Cuando apenas había comenzado <strong>su</strong><br />

gobierno, en 1983, usted firma el decreto ordenando el juicio a las juntas. Si pudiera<br />

re<strong>con</strong>struir <strong>su</strong> mirada de las cosas en ese momento ¿qué imaginaba que iba a pasar?<br />

- Yo envié la ley estableciendo los tres límites. Pero me la cambiaron en el Senado,<br />

exceptuando los crímenes aberrantes, y esto era todo aberrante. Entonces, me amplió<br />

enormemente el cuadro de situación, el espectro de los que tenía que <strong>con</strong>vocar. Y me<br />

pasó que cuando empecé a <strong>con</strong>vocar a los oficiales de menor graduación, en vez de ir<br />

al juzgado iban al regimiento, donde se los protegía. Esa situación era el desgrano del<br />

gobierno. Aunque no hubiera golpe, en pocos meses yo me quedaba sin gobierno. Me<br />

acuerdo que el gene<strong>ral</strong> Ríos Ereñú lo llamaba el golpe técnico. Porque era una<br />

situación increíble, y <strong>con</strong> esto logré cumplir todo lo que pude, salvar la Constitución, la<br />

democracia, que hasta ahora <strong>con</strong> todos los vaivenes, los altos y bajos, seguimos<br />

teniendo. No la democracia, la República, digamos. Porque yo hago una diferencia<br />

(como le decía, que voy a analizar en otro libro) entre república y democracia. La


primera es la que nos da las libertades esenciales, que son negativas frente al Estado,<br />

por ejemplo la libertad, pero la democracia le <strong>su</strong>ma todo lo que hace a la dignidad del<br />

hombre.<br />

- Usted puntualiza de una manera natu<strong>ral</strong>mente deliberada, pero es <strong>su</strong> derecho como<br />

hombre que ha sido protagonista tan importante, que en las elecciones que lo llevan al<br />

poder, el 30 de octubre de 1983, hay un 40 por ciento de argentinos que votan por la<br />

fórmula del justicialismo. Y recuerda que el candidato a presidente del justicialismo<br />

avalaba la auto-amnistía de los militares.<br />

- Sí señor. Lo digo <strong>con</strong> todo respeto hacia el doctor Ítalo Lúder, pero esa era <strong>su</strong><br />

posición y lo que <strong>con</strong>staba.<br />

- O sea que si hubiera ganado el justicialismo no hubiera habido ningún tipo de juicio a<br />

los militares...<br />

- De ningún tipo. Se aceptaba la auto-amnistía. Y el 40 por ciento de los ciudadanos<br />

votó la fórmula Lúder-Bittel. Sin embargo, después se volvieron casi furiosamente en<br />

mi <strong>con</strong>tra. Aunque debo re<strong>con</strong>ocer una cosa muy importante, tanto a la CGT, <strong>con</strong> <strong>su</strong>s<br />

paros gene<strong>ral</strong>es, como al Partido Justicialista, que se preocuparon mucho por<br />

defender las instituciones cuando hubo estos golpes que me produjeron, como<br />

Semana Santa y los otros.<br />

- Usted resalta mucho la figura de Antonio Cafiero, pero no así la de Carlos Menem, en<br />

la materia.<br />

- Menem se me perdió un poco en la de Villa Martelli<br />

- ¿No le <strong>con</strong>testaba el teléfono?<br />

- No había teléfono que pudiera ubicarlo. Estaba en Mar del Plata o algo así.<br />

- ¿Usted sostiene que de parte del justicialismo hubo lealtad hacia el sistema<br />

democrático?<br />

- ¡Sin ninguna duda!<br />

- Entonces, ¿qué pasó cuando formó la Comisión Nacional por la Desaparición de<br />

Personas, la Conadep? ¿Por qué el justicialismo del Congreso no participa de ella?<br />

- Ellos adujeron que tenía que tener una representación parlamentaria, nada más.<br />

Creo que fue eso. En definitiva <strong>su</strong>ponían también que era una <strong>su</strong>erte de gatopardismo.<br />

Pero logramos que fuera una comisión de primera jerarquía, <strong>con</strong> Ernesto Sábato, nada<br />

menos, presidiéndola, a pesar de <strong>su</strong>s años, y a pesar del dolor que esto le daba.<br />

También estaba Graciela Fernández Meijide y muchos amigos. Era importante por ser<br />

pluripartidaria.<br />

- Llegamos a 1985, a la decisión de la Cámara Fede<strong>ral</strong>, integrada por hombres que<br />

hoy en día son tan gravitantes, como León Arslanián, para mencionar un caso, y el<br />

mítico (en el mejor sentido de la palabra) Nunca más, pronunciado por el doctor Julio<br />

Strassera. A partir del Nunca más, de ese año, y yendo hasta 1988, para usted ¿fue<br />

necesario replegarse o dar marcha atrás? ¿No <strong>con</strong>sidera que esas leyes fueron de<br />

repliegue o de retroceso?


- En cierta forma puede interpretarse así. No hay duda. Porque dada la ley del<br />

Congreso de la Nación, me replegué hacia la original que yo había enviado. Hubo una<br />

diferencia también, que en el original yo decía que era una pre<strong>su</strong>nción de juris tantum<br />

- ¿Que se traduce cómo?<br />

- Como una pre<strong>su</strong>nción que admite un análisis, y si se prueba lo <strong>con</strong>trario deja de<br />

serlo. La que mandé en segundo lugar era iuris et de iure, que no admite ser<br />

analizada. De modo que era más dura. Pero era lo mismo. Lo que yo había propiciado<br />

y dicho durante toda la campaña que iba a ser.<br />

- Cuando el presidente Menem a poco de andar establece el primero de los dos<br />

indultos, ¿usted recuerda que hubiera en la Argentina un gran movimiento nacional de<br />

repudio?<br />

- No. Yo protesté mucho, pero no recuerdo que haya habido una cosa demasiado<br />

espectacular.<br />

- Qué curiosa es la Argentina, ¿no?<br />

- Es curiosa, realmente. El factor emocional es increíble. También está la influencia de<br />

los medios, muchas veces. Nosotros mismos somos víctimas. Usted recién hablaba,<br />

refiriéndose a otro tema, de que los sectores progresistas también estaban molestos,<br />

pero nosotros -adviértalo, porque esto es muy importante que se entienda- fuimos<br />

víctimas, y yo particularmente, de una pinza. Por un lado la ultra-izquierda, que nos<br />

<strong>con</strong>sidera como el enemigo. Porque dice que nuestra prédica reformista hace bajar los<br />

brazos a la gente para la revolución que ellos <strong>su</strong>eñan y que hay que realizar para<br />

terminar <strong>con</strong> todo, y vaya a saber después qué viene. Pero la derecha sí <strong>con</strong>oce<br />

realmente lo que pensamos y también nos ataca. Entonces, las críticas se hacen<br />

recíprocamente funcionales. Es un problema serio para cualquier partido político.<br />

- A propósito de la tragedia indescriptible de lo que fue el ataque al regimiento de La<br />

Tablada en enero de 1989, hay en el libro una frase <strong>su</strong>ya corta y <strong>con</strong>tundente: Nada<br />

fue tan funcional a los propósitos de los militares carapintadas y de la derecha más<br />

reaccionaria como ese asalto criminal ¿Ésta es la pinza de la que habla?<br />

- No. Eso es algo inexplicable, no sé si un delirio, un <strong>su</strong>eño. El MTP (Movimiento<br />

Todos por la Patria) se había dividido entre los que fueron a la violencia y los que se<br />

quedaron y querían ser partido político. Hay un movimiento que quiere serlo.<br />

Entonces, estos que se habían escindido, inventan esto. Suponían que iban a marchar<br />

hacia la Casa de Gobierno y hacer tranquilamente lo que querían.<br />

- Hay un documento que Ud. publica, impresionante, escalofriante, y que fue recogido<br />

- Sí, está en la justicia, en el juzgado.<br />

- Ellos se imaginaban tomando la Casa Rosada.<br />

- Sí. Pero fíjese que ahí yo tuve un problema <strong>con</strong> la Comisión Interamericana de<br />

Derechos Humanos, <strong>con</strong> sede en Costa Rica. El gobierno de Menem no me defendió.<br />

¿Qué interés tenía en defenderme? Si bien me salvaban a mí, hubo imputaciones más<br />

o menos serias. Entonces, por eso, trato también el tema.


- Se refiere a las acusaciones de que en la represión a los atacantes hubo torturas y<br />

asesinatos cometidos por los militares. Usted hace una defensa muy explícita de cómo<br />

fue el tratamiento de los detenidos, aunque admite una serie de sombras<br />

- Yo, <strong>con</strong> respecto a dos de los integrantes del MTP muertos, dejo la duda incluso, no<br />

me puedo jugar allí.<br />

- Doctor Alfonsín, acabo de recibir un correo electrónico que tiene un valor particular<br />

porque <strong>su</strong> autor tiene 20 años, podría ser un nieto <strong>su</strong>yo<br />

- Pepe. yo ya tengo cinco bisnietos.<br />

- ¡Qué productividad la de <strong>su</strong> familia!<br />

- Seis hijos, 24 nietos, y espero que mis bisnietos vivan la democracia en serio. Porque<br />

para vivirla en serio tiene que haber democracia e<strong>con</strong>ómica, y vamos a tener que<br />

transitar bastante tiempo.<br />

- Esta carta que me hace llegar este muchacho dice:<br />

Estimado Pepe, te escucho desde que estás en Radio Nacional y hace tiempo que<br />

estaba esperando esta oportunidad. Este mensaje, además, es para agradecerte la<br />

calidad de siempre, y para Don Raúl, que espero se lo puedas leer de ser posible<br />

antes de las 19.<br />

Y dice así: Hola Don Raúl, quizá podía comenzar relatándole cómo viví <strong>su</strong> gobierno,<br />

pero me re<strong>su</strong>lta imposible hacerlo, tengo 20 años, soy de la provincia de Santa Fe y mi<br />

nombre es Juan Cruz. Tengo razones para ser <strong>alfonsin</strong>ista. Confieso que estuve en el<br />

vientre de mi mamá ese 27 de octubre en el que cerró la campaña en el Monumento a<br />

la Bandera de Rosario. Yo estaba allí, por lo menos junto a mi mamá, quizá sea por<br />

eso, quizá porque crecí viendo una foto <strong>su</strong>ya que tengo pegada desde que recuerdo<br />

en el placard de mi pieza, o porque me hablaron de usted siempre, quizás sea por eso<br />

que lo admiro. Pero hay razones más importantes, y ahora que puedo entender mejor,<br />

usted es lo que yo pienso, por eso lo admiro. Por eso estoy dispuesto, al igual que<br />

muchos militantes de todo el país, a acompañarlo hasta las últimas luchas, porque<br />

usted nos ha fijado un camino que nos trasciende y es el camino de la democracia por<br />

cien años para este país.<br />

Tome esta nota como un compromiso de un joven argentino dispuesto a que un viejo<br />

lo ayude a caminar, como lo hace a diario solo <strong>con</strong> darnos un ejemplo de entrega,<br />

espíritu democrático y responsabilidad republicana. Espero que puede escuchar esta<br />

carga y que publiquen la entrevista en Internet, porque a las 19 hay un acto por la<br />

derogación de ley de lemas y como la mejor forma de escucharlo a usted es actuando<br />

en <strong>con</strong>secuencia, espero estar presente en la <strong>con</strong>centración.<br />

Un abrazo a la distancia, un argentino que le cree, lo quiere y lo admira.<br />

Juan Cruz Cándido, de la provincia de Santa Fe.<br />

Qué, además, dice que ha hecho una página web en Internet <strong>sobre</strong> usted, y que se<br />

llama www.1983.tripod.com.ar.<br />

- Muchísimas gracias, realmente es hermosa. Yo creo que son mentiras todo lo que<br />

dicen acerca de la juventud, que no se ocupa, que está totalmente frivolizada. Yo la


veo más preocupada por el futuro. Tal vez sea verdad que maduran más lentamente<br />

que antes, que la adolescencia dura un poco más.<br />

- Le puedo dar varios seminarios <strong>sobre</strong> el tema de la adolescencia tardía, le aseguro<br />

(risas).<br />

- Yo la veo en los organismos de mi partido, como Franja Morada, en las luchas<br />

universitarias. Y en gene<strong>ral</strong>, incluso dentro del justicialismo, las discusiones que se<br />

producen <strong>con</strong> parte de la juventud. En otros partidos políticos también. De modo que<br />

yo aspiro, espero, y tengo la enorme esperanza de que sean los <strong>con</strong>structores de<br />

futuro que esperan nuestros bisnietos, en el caso mío.<br />

- Uno de los a<strong>su</strong>ntos más delicados y que más me importa que usted nos comente, y<br />

que tiene que ver <strong>con</strong> Memoria política, es el relato exhaustivo que hace de cómo se<br />

llegó al pacto de Olivos en 1993. En el libro, explica la vocación reformista<br />

<strong>con</strong>stitucional del radicalismo, muy previa al intento de reelección de Menem. Hay una<br />

argumentación sólida en el sentido de que el reformismo <strong>con</strong>stitucional del radicalismo<br />

no apareció en el gobierno de Menem, pero explica las <strong>con</strong>diciones en las que se<br />

llega, y créame que el capítulo, que sigue abierto a la polémica, es la <strong>con</strong>fidencialidad<br />

<strong>con</strong> que usted lo manejó. Yo quiero que esta oportunidad sea propicia para que<br />

explique el por qué del secreto, <strong>sobre</strong> todo para <strong>su</strong>s propios admiradores y seguidores<br />

en <strong>su</strong> partido o fuera de él (que yo creo que usted tiene más gente que lo admira fuera<br />

que dentro de <strong>su</strong> partido).<br />

- Me respetan, por lo menos.<br />

- Alfonsín ¿por qué manejó el pacto <strong>con</strong> Menem <strong>con</strong> tanto secreto?<br />

- Porque si no, no podía hacerse. Yo tenía que obrar secretamente, junto <strong>con</strong> el<br />

presidente del partido, Mario Losada, y porque yo me había expedido en <strong>con</strong>tra de la<br />

reforma impulsada por Menem para 1994, porque lo que me llevó a cambiar de criterio<br />

es que ya salía una ley presentada por Francisco de Durañona y Vedia, Álvaro<br />

Alsogaray y otros, que establecía que para declarar la modificación de la Constitución<br />

bastaban los dos tercios de los miembros presentes de las cámaras del Congreso ,<br />

como fue en 1949, bajo el gobierno de Perón. Yo tenía dos gobernadores radicales<br />

que estaban de acuerdo <strong>con</strong> ese proyecto de Menem. Y otro gobernador nuestro que<br />

dijo que no iba a luchar <strong>con</strong>tra eso. De modo que <strong>con</strong> una <strong>con</strong><strong>su</strong>lta que hice al<br />

presidente del bloque, Raúl Baglini (me parece que lo narro bien en el libro), llegué a la<br />

<strong>con</strong>clusión de que, además se iba a ir a un plebiscito, que nos mataba. Eso era lo que<br />

más le importaba a Baglini, que decía que no íbamos a poder resistir.<br />

- ¿Qué quiere decir que nos mataba un plebiscito?<br />

- Que robaba Menem en un plebiscito. Porque había presentado la idea ante la<br />

sociedad y después decía que si no le permitíamos presentarse para un segundo<br />

mandato, lo estábamos proscribiendo.<br />

- ¿Decía que si no se le permitía la reelección eso era sinónimo de proscripción?<br />

- Exacto. Entonces, yo creo que iba a ser un plebiscito en el que Menem iba a triunfar<br />

en toda la línea. Y después había que frenar a la gente. De modo, que frente a esas<br />

dos posibilidades, yo resolví que debíamos, en vez de una reelección indefinida,<br />

permitir una para un solo mandato más.<br />

- Un solo mandato posterior al primero y reducirlos de seis a cuatro años cada uno.


- Correcto. Como en los Estados Unidos. Pero si no lo hacía secretamente no se podía<br />

realizar. Primero, porque Menem no lo iba a <strong>con</strong>versar delante de todo el mundo. Yo<br />

tuve una <strong>con</strong>versación <strong>con</strong> él en la casa de un gran amigo, Dante Caputo, que estaba<br />

a pocas cuadras de la residencia presidencial, y quedamos de acuerdo. En principio,<br />

nombramos una comisión. Se <strong>su</strong>spendió el plebiscito, que era algo básico para<br />

nosotros. Hasta ahí era secreto. Cuando firmé <strong>con</strong> él, dije que todo esto se <strong>con</strong>cretaría<br />

de acuerdo a lo que estableciera el Comité Nacional y la Convención Nacional de mi<br />

partido. Entonces yo a<strong>su</strong>mí la presidencia del Comité Nacional, como me faltaban<br />

unos días nada más, y se declaró por el Comité Nacional la necesidad...<br />

- ¿Pero usted no le presentó en realidad un hecho <strong>con</strong><strong>su</strong>mado a <strong>su</strong> partido?<br />

- No. Porque estaba <strong>con</strong>dicionado a la aceptación de mi partido. El partido tenía que<br />

decidirlo. Y después la Convención Nacional, donde tuve el apoyo de más del 75 por<br />

ciento a favor del pacto. Así que yo no presentaba un hecho <strong>con</strong><strong>su</strong>mado, porque todo<br />

estaba vinculado a que lo aprobara el partido. Si no, no servía.<br />

- ¿Sabe lo que pasa, Dr. Alfonsín¿ El pacto de Olivos ha quedado marcado de aquella<br />

época, también aquí, a izquierda y a derecha, como el caso emblemático de una<br />

componenda hecha tras las bambalinas<br />

- Si, transa la llamaron.<br />

- Hace pocos días, incluso, una ex correligionaria <strong>su</strong>ya, Elisa Carrió, cuando el<br />

presidente Néstor Kirchner habló de <strong>dialoga</strong>r <strong>con</strong> otros partidos, dijo regresa el pacto<br />

de Olivos<br />

- Sí. Pero ella estuvo en la Asamblea Constituyente de 1994 y fue muy buena<br />

<strong>con</strong>stituyente del radicalismo...<br />

- O sea que, en aquel momento, el pacto de Olivos a ella no le pareció tan terrible<br />

- Desde luego que no. Aunque tenía <strong>su</strong>s dudas <strong>con</strong> respecto a varias cosas. Por<br />

ejemplo, se abstuvo en un momento determinado, pero seguíamos luchando <strong>con</strong> ella,<br />

porque yo tenía una desesperación porque se cumplieran todos los temas, porque si<br />

no, tenían razón los que me decían que no era nada más que para la reelección de<br />

Menem. Y yo logré incorporar en las discusiones que tuvimos, muchísimo de lo que<br />

habíamos propuesto<br />

- Usted incorporó cosas, sí, pero 10 años después, ¿qué permanece, efectivamente,<br />

de esa Constituyente y de reformas adoptadas? ¿Hubo algo más que la reelección de<br />

Menem?<br />

- No. La Constituyente ha dado poco porque no se la ha reglamentado. Faltan como<br />

20 reglamentaciones. Pero ha dado bastante. Por ejemplo, al periodismo no se le<br />

puede pedir que identifique la fuente de <strong>su</strong>s informaciones, el hábeas corpus, el jefe<br />

de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Auditoría Gene<strong>ral</strong> de la Nación como<br />

organismo independiente debe ser encabezada por la primera fuerza opositora<br />

- Los que lo critican dicen que el tercer senador por provincia, incluido en las reformas<br />

de 1994, es una componenda de Menem <strong>con</strong> los radicales<br />

- No. El tercer senador es algo que ya había intentado el ministro del Interior del<br />

gobierno de Lanusse, Arturo Mor Roig, entre 1971 y 1972. Porque se precisa un


senador de la oposición para que se escuche la voz de las provincias realmente. Del<br />

modo como venían las cosas, los senadores eran elegidos por las legislaturas y todos<br />

venían comprometidos <strong>con</strong> la gobernación. Entonces no se escuchaba la voz de la<br />

oposición. A mi me pareció indispensable el tercer senador, desde ese punto de vista.<br />

En el dictamen del Consejo para la Consolidación de la Democracia se le daba hasta<br />

otra función al Senado, pero eso ni pensar en lograrlo.<br />

- Otra de las cuestiones delicadas que usted toca, en donde se explaya mucho, es la<br />

entrega anticipada del poder. Le pido una visión más que nada en perspectiva. Han<br />

pasado 15 años: ¿usted estaba absolutamente <strong>con</strong>vencido de que hacía lo correcto, al<br />

entregar el mando anticipadamente, exponiéndose a que a lo largo de toda <strong>su</strong> vida le<br />

sigan diciendo, como han dicho algunos, que abandonó y se fue?<br />

- Eso fue una vergüenza, yo lo narro también. Porque todos me pedían que dejara el<br />

gobierno, como la CGT, y me querían hacer puebladas permanentemente. Me hicieron<br />

más de 300 problemas, entre tomas de mercados y actos de violencia. Si yo intentaba<br />

quedarme hasta el 10 de diciembre lo que iba a ponerse en peligro era la democracia<br />

misma. Entonces, por encima de mi orgullo, hice esto. Yo les decía a los muchachos<br />

de entonces, esto, que hoy parece una culpa, ustedes van a ver como mañana va a<br />

ser visto como un acto del radicalismo al servicio de la democracia.<br />

- Hay dos párrafos del libro que me impresionaron, aún habiendo vivido la época. Dice<br />

uno de ellos: Desde junio de 1985 a mayo de 1986, o sea 11 meses, hubo 411 paros,<br />

cifra única en el mundo, a pesar de que el nivel de desocupación era del seis por<br />

ciento, ínfimo en comparación <strong>con</strong> el 18 por ciento alcanzado en la gestión que me<br />

<strong>su</strong>cedió, y en más del 20 por ciento al que trepó lastimosamente luego. Después,<br />

relata que en un plenario de la CGT que se realizó en Paraná en septiembre de 1986,<br />

fue acusado de ser una <strong>con</strong>tinuidad de la dictadura y de no saber ejercer la<br />

democracia. Un destacado dirigente, que no nombra, dijo estamos en estado de<br />

guerra ¿Y usted me dice que la CGT apoyaba la democracia?<br />

- Sí, a pesar de eso. Ya en ese momento Menem estaba elegido, y prácticamente no<br />

necesitaba colegio electo<strong>ral</strong>, tenía mayoría propia, de <strong>su</strong>erte que entregar el poder no<br />

era tan grave. Lo malo hubiera sido entregarlo para que se realizara una asamblea,<br />

por ejemplo. Además, Menem mismo me decidió a anticiparlo, porque él hace<br />

declaraciones diciendo hace falta un gesto del Presidente, el pueblo se puede cansar,<br />

cuando habíamos quedado <strong>con</strong> él en que yo entregaba el poder, no me acuerdo bien<br />

la fecha, pero creo que era el 28 de julio, y se la anticipé al 8 de julio. Porque veía<br />

cómo venían las cosas y cuáles eran las intenciones de algunos. Yo tenía lock-outs<br />

patronales pidiendo la entrega anticipada.<br />

- ¿Cerraban empresas?<br />

- Sí. En Rosario había un día definido, <strong>con</strong>juntamente <strong>con</strong> la CGT, que también iba a<br />

parar, para exigir la entrega inmediata del poder.<br />

- Sin embargo, Menem dice que usted le tiró el gobierno por la cabeza<br />

- Eso me indignó. Él dice que fue una cabronada mía, se lo dijo a Rodolfo Terragno.<br />

- ¿Menem lo calificó de cabronada?<br />

- Sí, porque él había facilitado el 28 de julio, pero la fecha en realidad era octubre, y a<br />

mi me parecía demasiado exagerado, lo había <strong>con</strong><strong>su</strong>ltado <strong>con</strong> gente importante y<br />

todos coincidían en que había que hacer una entrega anticipada, porque yo había


cometido un error, había anticipado demasiado las elecciones. Ese fue un error<br />

tremendo de mi parte.<br />

- Se hicieron el 14 de mayo de 1989.<br />

- Sí, cuando tenía tiempo para hacerlas después, a los efectos -dije yo- de que la<br />

campaña no se hiciera en invierno. Con<strong>su</strong>lté <strong>con</strong> los partidos, estuvo de acuerdo el<br />

presidente del Partido Justicialista, estuvo de acuerdo Álvaro Alsogaray, que era el<br />

presidente de la UCeDé<br />

- ¿Usted <strong>con</strong><strong>su</strong>ltó <strong>con</strong> Alsogaray?<br />

- Sí señor. Porque <strong>con</strong>ducía uno de los dos partidos más importantes. Y me dijeron<br />

que la fecha estaba bien. Yo también temía que el problema e<strong>con</strong>ómico, frente a<br />

tantos temas que se iban produciendo, se deteriorara. Entonces yo también tenía<br />

interés. Pero fue un error garrafal de mi parte.<br />

- Lo cierto del caso es que en esta materia usted cree haber obrado del modo más<br />

prudente y atinado posible, y que no hubiera sido factible poder llegar ni siquiera hasta<br />

fin de julio<br />

- Sí, tal vez podíamos llegar, pero corríamos riesgos inútiles. Porque, en una de ésas,<br />

se hacía una pueblada y se me meten en la Casa Rosada, y hay que matar gente, no<br />

quería yo derramamiento de sangre. Usted siempre vio que mi preocupación es que<br />

no lo hubiera.<br />

- Su libro es tan amplio que es imposible que entre todo en un reportaje. Pero quiero<br />

decir que en Memoria política se relata situaciones dramáticas <strong>con</strong> lujo de detalles.<br />

Hay además un testimonio de Horacio Jaunarena, el ministro de Defensa de aquel<br />

gobierno, donde relata <strong>su</strong> participación, y cómo fue el famoso Felices Pascuas, la casa<br />

está en orden, por el que usted también, Alfonsín, fue perseguido y mortificado ad<br />

nauseam, como se dice en latín...<br />

- Mucha gente lo tomó muy mal.<br />

- Mucha gente sintió que <strong>su</strong>s palabras fueron una tomadura de pelo al pueblo que<br />

estaba ahí. Yo mismo estaba ahí, doctor, <strong>con</strong> cada uno de mis hijos tomados de mis<br />

manos, en la Plaza.<br />

- Sí, a mucha gente no le gustó. Pero yo lo que quería evitar era que se me fueran a<br />

Campo de Mayo. En un momento, y eso aparece en el libro, yo tuve ganas de<br />

encabezar una marcha de esa natu<strong>ral</strong>eza.<br />

- ¿No se perdió una gran oportunidad?<br />

- Perdí una gran oportunidad para el monumento. Que a lo mejor se producía de aquí<br />

20 años. Pero, en ese momento, yo trataba de resolver el tema de otra manera. En un<br />

momento me salí de quicio y quise marchar a Campo de Mayo.<br />

- ¿Por qué marchar a Campo de Mayo hubiese sido para el monumento?<br />

- Me <strong>con</strong>vencieron varias gentes muy importantes.<br />

- Éramos centenares de miles de argentinos, Dr. Alfonsín, los que estábamos en la<br />

plaza. Estaba incluso la CGT


- Bueno, ¡la casa estaba en orden! ¿Por qué? ¡Porque se había entregado este señor!<br />

¡Estaba preso este señor Rico y quienes se habían levantado! Iban a ser juzgados por<br />

los tribunales militares. El gene<strong>ral</strong> Ríos Ereñú se había ido, como ellos querían, había<br />

renunciado, lamentablemente, porque era uno de los hombres más inteligentes que<br />

tenían las Fuerzas Armadas.<br />

- ¿O sea que Ud. no cree que la estrategia de ir a prevalecer <strong>sobre</strong> los militares<br />

hubiera dado vuelta la página cualitativa de la historia argentina?<br />

- ¿Con cuantos muertos? Porque no se iban a quedar quietos ante el ataque del<br />

pueblo. No quiero ser exagerado, pero se hubiera producido una guerra civil. De modo<br />

que yo perdí la oportunidad del monumento, como le digo.<br />

- Pero lo que no se perdió es la oportunidad de esta charla. Usted decía, cuando habló<br />

de <strong>su</strong>s bisnietos, que esperaba que vivieran una democracia verdadera. Más de una<br />

vez lo hemos <strong>con</strong>versado <strong>con</strong> usted, y yo sé que le importa mucho, que uno de los<br />

pre<strong>su</strong>puestos cent<strong>ral</strong>es de cierta izquierda es que lo que se vive en la Argentina no es<br />

una democracia, es sencillamente el ejercicio del juego electo<strong>ral</strong>. Porque es una<br />

sociedad dividida e<strong>con</strong>ómicamente, hay ricos muy ricos y pobres muy pobres, y, en<br />

<strong>con</strong>secuencia, los partidos políticos, el Congreso, las elecciones (que es un poco el<br />

pensamiento de Lenin) son juguetes de la burguesía. ¿Qué tan democracia es la<br />

democracia argentina?<br />

- No, no hay democracia en la Argentina, lo que hay es república. Y eso es importante.<br />

Hace muchos años, antes de ser presidente, estuve en un simposio de sociólogos en<br />

Costa Rica, y era un <strong>con</strong>curso a ver quién despotricaba más <strong>con</strong>tra la democracia<br />

formal, que yo digo que es la república. Yo, modestamente, era el único político que<br />

estaba allí, pedí la palabra, y dije: Yo estuve escuchando esto, y les digo, quien en el<br />

Cono Sur no <strong>con</strong>oce la diferencia que hay entre la democracia formal y la dictadura, no<br />

<strong>con</strong>oce la diferencia que hay entre la vida y la muerte. Así que están muy bien todas<br />

las críticas que se hacen, es cierto, hay república, pero falta mucho en todos los<br />

países para la democracia. Robert Dahl no se anima a llamarla democracia, dice que<br />

es todavía una utopía, le dice poliarquía.<br />

- Pero eso no es lo mismo que una dictadura...<br />

- Por <strong>su</strong>puesto que no. ¡Por Dios! La hemos <strong>su</strong>frido todos. Parece que hubieran nacido<br />

de un repollo los que sostienen esto. Es cierto, pero esto es una línea de John<br />

Holloway.<br />

- Usted está bastante obsesionado <strong>con</strong> ese caballero.<br />

- Yo estoy obsesionado, porque leí el libro para a<strong>su</strong>starme.<br />

- ¿Cómo es el título?<br />

- Cambiar el mundo sin tomar el poder. Y estoy obsesionado porque va mucho más<br />

allá de la escuela de Francfort, se dice zapatista pero los zapatistas más bien están<br />

<strong>con</strong> Louis Althusser o <strong>con</strong> Herbert Marcuse. Hay que ver que también en la escuela de<br />

Francfort estaba Habermas, que es un hombre de la democracia.<br />

- Holloway, que fue uno de los tantos que aterrizaron en la Argentina después de<br />

diciembre de 2001, patrocina el boicot abierto al Estado.


- Boicot al Estado, a los partidos políticos y a las empresas. Sabotaje y trabajo<br />

perezoso. Él quiere que termine todo, entonces ahí sí va a <strong>con</strong>struir la gran revolución.<br />

Pero aquí hay algo en este poema que usted acaba de entregarme, y enviado para mí<br />

por una oyente <strong>su</strong>ya. Si me permite voy a leer una parte<br />

- Sí, de una seguidora <strong>su</strong>ya. Nelly Giménez, de Rafael Calzada.<br />

- Si, de ella. Hay una cosa que me impresiona. Porque no sé si sabe que les he pedido<br />

a mis hijos que cuando muera pongan arriba de mi cajón una pequeña representación<br />

del Quijote y de Sancho Panza.<br />

- No lo sabía. ¿Usted lo ha dicho alguna vez en público?<br />

- No. Es la primera vez que lo digo, y es por esto, por lo que la señora dice en estos<br />

versos tan lindos, que la pondero en ese sentido, porque se hizo cuando vino el<br />

levantamiento de los carapintadas.<br />

Al tibio sol aguardan, pequeñitas,<br />

van y vienen,<br />

rapsodas de la nada,<br />

bocas sin manos,<br />

corazones tibios,<br />

pequeñas y mudas de cualquier<br />

¡Ay, Sancho fiel!<br />

¡Ay! El que heredó los <strong>su</strong>eños<br />

No te distraigas<br />

¡Ay! Alonso Quijano, el de la Mancha<br />

No te distraigas.<br />

Sancho fue el que lo siguió sabiendo que estaba un poco mal de la cabeza<br />

- ¿Usted quiere, entonces, que en el momento de <strong>su</strong> fallecimiento le pongan encima<br />

del féretro, al Quijote y Sancho?<br />

- Porque yo fui un poco los dos, un poco Quijote y un poco Sancho.<br />

-¿Por qué fue Sancho, Dr. Alfonsín?<br />

- Porque Sancho fue un hombre que lo <strong>con</strong>tenía a Alonso Quijano. ¿Usted leyó el libro<br />

Vida de Don Quijote y Sancho, según Miguel de Cervantes Saavedra, explicada y<br />

comentada, de Miguel de Unamuno? Es maravilloso. Yo le <strong>con</strong>fieso que no he leído<br />

todo el Quijote, pero me siento un poco quijotesco a veces, me doy la cabeza <strong>con</strong>tra la<br />

pared, y me llama la atención Sancho, que le dice al Quijote qué cosas no debe hacer,<br />

pero tiene las mismas ideas. Él lo sigue, sabiendo todo y le explica a veces que no son<br />

tales cosas las que ve.


- De manera que usted se siente Sancho y el Quijote, el Quijote y Sancho<br />

- Van a tomarme muy a mal esto que acabo de decir<br />

- ¿Por qué?<br />

- Porque la gente es así. No debiera haberlo dicho, pero no quería dejar de leer este<br />

poema.<br />

- ¿Por qué piensa que la gente va a tomarlo a mal?<br />

- ¡Porque van a decir que me creo Quijote, o que me creo Sancho, que son todas<br />

mentiras! En fin, las cosas que me van a decir. Uno no tiene que hablar nunca de lo<br />

íntimo y lo personal. Por eso es la primera vez que digo esto. Se me ha escapado.<br />

- Pero yo me siento muy honrado de que usted, Dr. Alfonsín, me haya <strong>con</strong>fiado algo<br />

tan íntimo. Alejándonos un poco de la política, yo, que no tengo ningún vuelo filosófico,<br />

pero hasta aquí llego, hasta este primer peldaño, puedo decir: como seres humanos,<br />

somos y vivimos en la incertidumbre absoluta. Una sola certidumbre nos acompaña y<br />

es que nacemos y tenemos que morir. Pensar, imaginar el futuro ya sin nosotros, <strong>con</strong><br />

una figura que a uno lo represente me parece que es hermoso. Está muy bien que<br />

usted lo haya dicho.<br />

- Bueno, le agradezco mucho.<br />

- Porque si usted <strong>con</strong>sidera que eso es lo que lo representa, que ha tenido que ser<br />

Sancho, también eso es, dirían los españoles, cojonudo, ¿no? O sea, Sancho es una<br />

figura que aparece como lo que es, un petiso gordo, demasiado pragmático, mientras<br />

que el otro es un delirante. El otro dice carguemos<br />

Bueno, ahora quiero preguntarle otras cuestiones que tienen que ver <strong>con</strong> <strong>su</strong> libro. Me<br />

mantuve muy fiel a mi postura de que éste fuese un reportaje dedicado a la Memoria<br />

política de Alfonsín y a las muchas cosas que quedan por ver. Lo de La Tablada, por<br />

ejemplo, es todo un capítulo. Las dudas <strong>sobre</strong> cómo murieron dos de los muchachos.<br />

La tragedia que ello representó. Yo me imagino que aquel 29 de enero tiene que haber<br />

sido para usted una pesadilla. Usted va a marchar pronto a Venezuela como veedor<br />

del referéndum revocatorio de Hugo Chávez. Vivimos en una América Latina en donde<br />

a veces no sabemos si estamos mejor o peor que hace 15 años<br />

- Está complicada América Latina.<br />

- Pero la Argentina también está complicada.<br />

- Yo creo que hay incertidumbre, esto que usted decía. Ya en un sentido político, no<br />

filosófico. Hay incertidumbre acerca de la Argentina, acerca de América, acerca del<br />

mundo. Porque Bush es un peligro para la humanidad, nos ha embarcado en un<br />

problema espantoso, mintiendo a <strong>su</strong> pueblo, mintiéndole a las Naciones Unidas,<br />

mintiéndole al mundo. En vez de terminar <strong>con</strong> el terrorismo, lo ha potenciado, y no<br />

sabemos qué va a pasar en el mundo. Ahora siguen aumentando los gastos militares.<br />

Puede llegar a ser un problema tremendo el de los Estados Unidos gastando tanto,<br />

teniendo problemas e<strong>con</strong>ómicos, porque puede originar una crisis en el mundo de una<br />

gravedad extrema.


- ¿No advierte que en América Latina pareciera haber terminado el encanto <strong>con</strong> la<br />

democracia?<br />

- Hay un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que<br />

se lo recomiendo muy especialmente, es el primer documento que veo emanado de<br />

las Naciones Unidas que habla en serio -siempre son ambiguos-, que se define.<br />

- Es el informe que preparó una comisión encabezada por Dante Caputo<br />

- Sí, y Raúl Al<strong>con</strong>ada Sempé. Tengo que hablarles a los dos para felicitarlos, así como<br />

le hablé hoy al ministro de E<strong>con</strong>omía, también para felicitarlo por la respuesta al FMI.<br />

- ¿Llamó Ud. al ministro Roberto Lavagna?<br />

- Sí. Y este señor, el director del FMI, Rodrigo Rato, podría dejar de molestarnos un<br />

rato ¿no?<br />

- ¿Qué le dijo Lavagna?<br />

- Me agradeció.<br />

- Él siempre habla <strong>con</strong> mucho cariño de usted.<br />

- Fue funcionario mío. Se desempeño muy bien. Yo creo que está haciendo las cosas<br />

lo mejor que se puede, dada la situación. El FMI nos ha exigido demasiado, y pretende<br />

aumentarnos el <strong>su</strong>perávit primario, así vamos a quedarnos sin inversión. Van a evitar<br />

que crezcamos. Nosotros queremos honrar la deuda, pero tienen que dejarnos actuar.<br />

Tienen que dejarnos más capacidad de decisión nacional. No pueden meterse en<br />

todas las cosas.<br />

- ¿Tiene plena <strong>con</strong>fianza en el compromiso del presidente Kirchner <strong>con</strong> el sistema<br />

democrático?<br />

- Tenía alguna des<strong>con</strong>fianza. Le <strong>con</strong>fieso que yo estaba de acuerdo <strong>con</strong> algunas<br />

medidas de él, pero en desacuerdo <strong>con</strong> otras. La valentía que <strong>su</strong>puso cuando estaba<br />

en la más grande discusión <strong>con</strong> el Fondo Monetario, de no hacer caso a las presiones<br />

de Estados Unidos, de no mandar tropas a Iraq, y no mandarlas tampoco después de<br />

la guerra. Lo que está haciendo en el Merco<strong>su</strong>r, que tampoco le gusta a Estados<br />

Unidos. Lo que hace <strong>con</strong> la Unión Europea, que tampoco les gusta. Lo que hizo por no<br />

aflojar en el pedido de los militares<br />

- Pero, ¡usted es kirchnerista!<br />

- No. No lo soy. Deploro que no haya un diálogo más fluido <strong>con</strong> los partidos políticos,<br />

pero creo que eso se va a solucionar. Así como creo que sería un desastre que<br />

hubiera un <strong>con</strong>flicto dentro del peronismo. Me parece que ahí Duhalde está jugando<br />

<strong>con</strong> responsabilidad y espero que lo haga también el Presidente.<br />

- ¿Por qué Kirchner deplora tanto a los partidos políticos?<br />

- Ahora no tanto. En el discurso que pronunció el día 29, <strong>con</strong> motivo del aniversario de<br />

la muerte de Ricardo Balbín, hizo una gran defensa de los partidos políticos.<br />

- ¿Los partidos políticos deben participar?


- Deben participar en el sentido de posibilitar que haya una oposición <strong>con</strong>structiva. Eso<br />

queremos ser nosotros. Eso significa diálogo. Yo creo en buscar comunes<br />

denominadores fundamentales entre el pueblo argentino, que se defienda una política<br />

de Estado. Eso no puede hacerse sin diálogo.<br />

- Así que ya está pensando en <strong>su</strong> próximo libro.<br />

- Ya estaba casi listo hace más de tres años.<br />

- Y a punto de tomarse el avión rumbo a Caracas, usted que <strong>con</strong>oce tanto Venezuela.<br />

- Fui gestor de buenos oficios designado por Duhalde.<br />

- ¿Tiene plena <strong>con</strong>vicción en la fe del presidente Hugo Chávez?<br />

- Como veedor no puedo referirme para nada a este tema.<br />

- Innumerables oyentes lo han llamado. Todo el mundo está saludándolo. Una vez<br />

más es un privilegio doctor Alfonsín que me haya <strong>con</strong>cedido esta entrevista. Muchas<br />

gracias.<br />

- No faltaba más. Muchas gracias a usted. Y espero estar pronto de vuelta para<br />

explicarle todo lo que vi en Venezuela.<br />

- Si señor. Entonces queda el compromiso para <strong>su</strong> regreso de <strong>su</strong> <strong>con</strong>dición de veedor,<br />

¿cuándo será?<br />

- Voy a estar de vuelta el 17 de agosto.<br />

- ¿Representa al gobierno argentino en este caso?<br />

- Sí, y me integro al grupo del Centro Carter.<br />

http://mil983.ar.tripod.com/mil983/id12.html<br />

Acerca del libro<br />

Por María Seoane<br />

Clarín, 8 de agosto de 2004<br />

Es el libro de un demócrata <strong>con</strong>vencido o el de un político que, siguiendo la tradición<br />

nacional, ejerce la defensa propia ante la interpelación de la Historia? Tal vez es<br />

ambas cosas. La pregunta puede ser formulada por cualquier argentino que se asome<br />

a estas páginas no desprovistas de pasión y de razón. Alfonsín sabe y lo dice en este<br />

libro Memoria política: transición a la democracia y derechos humanos que tiene<br />

derecho a una palabra que no está bajo sospecha de corrupciones o violencias <strong>con</strong>tra<br />

la sociedad. Es el libro de un abogado defensor de los derechos humanos y fundador<br />

de la APDH, del ex jefe político de la Nación, del centenario radicalismo, de la<br />

oposición y el acuerdo <strong>con</strong> el menemismo, del acuerdo de gobernabilidad <strong>con</strong> Duhalde<br />

en los fuegos críticos del default de 2002, del dirigente de la Internacional Socialista, y<br />

ahora del político que señala <strong>su</strong> preocupación frente a un Kirchner que <strong>su</strong>pone<br />

"hegemonista" y por la tentación fascista de querer combatir la inseguridad <strong>con</strong> mano<br />

dura.


El prólogo del intelectual Juan Carlos Portantiero y el epílogo de la dirigente radical<br />

Elva Roulet presentan a Alfonsín como un hombre de coraje en la defensa de la<br />

democracia. Pero a lo largo de este libro de 340 páginas, Alfonsín vuelve a mostrar<br />

una singular tensión entre <strong>su</strong>s <strong>con</strong>vicciones más profundas y muchas de las medidas<br />

que tomó en función de la coyuntura política nacional e internacional. Esa tensión<br />

habla del carácter mo<strong>ral</strong> de un dirigente. De <strong>su</strong> formación libe<strong>ral</strong>-romántica como se<br />

señalaba de los padres del socialismo moderno. Pero, también, revela una <strong>con</strong>cepción<br />

unívoca de cómo el poder debe ser ejercido en función de una ética de la<br />

responsabilidad más que de la <strong>con</strong>vicción. Este dilema aparece en el rac<strong>con</strong>to que<br />

Alfonsín realiza a lo largo del libro.<br />

¿Hay revelaciones? Deliberadamente Alfonsín se detiene en escasas anécdotas <strong>sobre</strong><br />

los protagonistas. Pero hay una secuencia política en la que explica hechos clave. Por<br />

ejemplo: qué cosas fueron definitivas en la elección de juzgar sólo a las cúpulas<br />

militares. Respecto de los levantamientos carapintada de Rico, en Semana Santa, y de<br />

Seineldín en Villa Martelli Alfonsín abunda en detalles. Algunos des<strong>con</strong>ocidos, como la<br />

explicación de por qué el gene<strong>ral</strong> Alais no avanzaba en la represión al movimiento de<br />

Rico. De cómo fue en verdad <strong>su</strong> charla <strong>con</strong> Rico en Campo de Mayo, horas antes que<br />

saliera al balcón de la Casa Rosada a decir "la casa está en orden. Felices Pascuas",<br />

y detalles de las reuniones entre Seineldín y Menem que lo <strong>con</strong>vencieron de que allí<br />

había una "<strong>con</strong>nivencia" política que desestabilizaba <strong>su</strong> gobierno. En esa línea, lo más<br />

interesante <strong>sobre</strong> el asalto del Movimiento Todos por la Patria (MTP) al cuartel de La<br />

Tablada en enero de 1989 es la secuencia de cómo fue planeada esa operación de<br />

inteligencia. Y, luego, una carta inédita del jefe de ese trágico asalto, Gorriarán Merlo.<br />

Alfonsín no se detiene mucho en los grandes temas e<strong>con</strong>ómicos como la<br />

hiperinflación, los "golpes de mercado" y los saqueos que precipitaron <strong>su</strong> renuncia, o<br />

en las presiones norteamericanas <strong>sobre</strong> la deuda externa. Hace, sí, un balance de lo<br />

logrado en <strong>su</strong> gobierno en las cuestiones políticas. Sobre todo revela, a la luz de la<br />

historia, cómo a pesar de saber que la pulsión más importante de Menem para la<br />

reforma <strong>con</strong>stitucional era la posibilidad de <strong>su</strong> reelección Alfonsín accedió al Pacto de<br />

Olivos. "La Argentina estaba <strong>su</strong>mergida en una marejada <strong>con</strong>servadora", dice del 92.<br />

Y, en este último punto, <strong>con</strong> cierta delicadeza de caballeros, Alfonsín es intransigente<br />

cuando critica la manera de "privatizar el poder y de <strong>su</strong>mergir en la pobreza a la<br />

sociedad" de la era Menem. Compara los datos e<strong>con</strong>ómico sociales del fin de <strong>su</strong><br />

gobierno: "Nosotros terminamos <strong>con</strong> un 9% de desocupación", dice. Y se siente, al fin,<br />

vencedor.

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