Volumen nº 10 Diciembre 2008 - InterNatura
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EDITORIAL<br />
En el anterior número de Toll Negre intentábamos mostrar cómo estaba evolucionando la<br />
legislación en materia de medio ambiente, y avanzábamos la conclusión de que este aumento<br />
desmesurado de normativa no era condición necesaria ni suficiente para una mejor gestión de<br />
nuestro territorio. Pues bien, un año después los hechos parecen indicar que la tendencia no sólo no<br />
ha cambiado, sino que cada vez es más difícil encajar todas las disposiciones legales que se van<br />
aprobando en los diferentes estamentos (Unión Europea, Reino de España y Comunidades<br />
Autónomas).<br />
Por ejemplo, en enero de este año el Consell de la Generalitat Valenciana aprobó un Decreto que<br />
regula la circulación de vehículos por terrenos forestales; que viene a prohibir el tránsito de<br />
cualquier vehículo a motor por todas las pistas forestales de la Comunitat Valenciana. Es decir,<br />
salvo las servidumbres de paso a que hubiera lugar, ningún vehículo a motor debería circular por<br />
ninguna pista forestal. Además, el Decreto prohíbe expresamente la circulación nocturna por las<br />
pistas forestales -salvo excepciones-, y prohíbe completamente el tránsito de algunos tipos de<br />
vehículos (por ejemplo, quads), en este caso sin excepciones.<br />
Sin entrar a discutir la pertinencia de estas prohibiciones, todo el que haya salido al campo en<br />
cualquier lugar de la Comunitat Valenciana desde enero, habrá podido comprobar la nula aplicación<br />
de éstas. Pero es que este Decreto del Consell lo que hace es desarrollar la Ley 43/2003 de Montes<br />
(que es una norma básica estatal), y copia íntegramente su artículo 54 bis, en su punto 2: “La<br />
circulación con vehículos a motor por pistas forestales situadas fuera de la red de carreteras<br />
quedará limitada a las servidumbres de paso que hubiera lugar, la gestión agroforestal y las<br />
labores de vigilancia y extinción de las Administraciones Públicas competentes. Excepcionalmente,<br />
podrá autorizarse por la Administración Forestal el tránsito abierto motorizado cuando se<br />
compruebe la adecuación del vial, la correcta señalización del acceso, la aceptación por los<br />
titulares, la asunción del mantenimiento y de la responsabilidad civil.” No conocemos con certeza<br />
las repercusiones que ha tenido en otras comunidades autónomas este artículo de la Ley de Montes,<br />
pero hasta donde nosotros sabemos no se ha aplicado en ningún lugar de la geografía estatal.<br />
Ciertamente, no es el que nos ocupa un problema limitado a los temas relacionados con el medio<br />
ambiente, aunque tal vez en este ámbito el ritmo al que aparecen nuevas leyes sea mayor que en<br />
otros, y su grado de cumplimiento menor. Ya decía en 1640 Diego Saavedra Fajardo en su “Idea<br />
de un príncipe político cristiano representada en cien empresas” que las leyes, cuando son muchas,<br />
no causan sino complejidades y trastornos. Regirse por muchas leyes que cambian a menudo, hacen<br />
que en algún momento cualquier ciudadano esté fuera de la ley. Por ejemplo, un amante de la<br />
naturaleza que circule ahora mismo por una pista forestal, está infringiendo la normativa creada<br />
para proteger esa naturaleza que él/ella piensa que respeta.<br />
El problema se complica si añadimos otras variables, como la manera en que la Administración<br />
difunde las nuevas normas y las modificaciones de las existentes, la falta de un criterio unificado en<br />
los encargados de su aplicación, etc. Pensemos que algunas estadísticas hablan de 2500 nuevas<br />
disposiciones anuales en los estados miembros de la UE, ya sean las emanadas directamente de la<br />
propia UE o las trasposiciones obligatorias para cada estado.<br />
El legislador, sin duda, intenta que la sociedad sea cada vez mejor y más justa. Sin embargo,<br />
esta manera de legislar lleva al desprecio a las leyes, el despilfarro de recursos públicos y privados,<br />
la aparición de un sentimiento de rencor contra la Administración, y la confusión y la angustia de<br />
muchas personas al descubrir que son infractores.<br />
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