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SEXTO JULIO FRONTINO «ESTRATAGEMAS ... - Historia Antigua

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Frontino: Estratagemas, Libro I. Traducción I. Nachimowicz. http://www.satrapa1.com/articulos/antiguedad/clasicos/textosclasicos.htm<br />

presentan a su encuentro; entonces abandonan el camino del campamento y procuran ganar las montañas. Desde allí, aquel<br />

ejército sin armas y acribillado de heridas penetra en la selva Ciminia. El romano, después de haber dado muerte a muchos<br />

millares de etruscos, se apoderó de treinta y cinco enseñas, del campamento y de considerable botín. En seguida se pensó en<br />

perseguir al enemigo».<br />

3) Sempronio Graco, llevando a cabo la guerra contra los celtíberos, fingió temor y mantuvo su ejército en el<br />

campamento. Entonces, enviando tropas armadas ligeramente para acosar al enemigo y retroceder<br />

inmediatamente, hizo que el enemigo saliera; hecho lo cual, los atacó antes de que pudieran formarse, y los aplastó<br />

tan completamente, que también capturó su campamento.<br />

Nota: Año 179 a.de C. Livio, 40:48 : «Desde allí marchó sobre la ciudad de Alcea, cerca de la cual estaban acampados los<br />

celtíberos, que recientemente le habían enviado la legación. Después de haber hecho atacar durante algunos días sus<br />

parapetos por sus tropas ligeras y haberles hostigado con escaramuzas, aumentó poco a poco la fuerza del destacamento, con<br />

objeto de atraer todo el ejército enemigo fuera de sus empalizadas. Cuando vió que su plan había tenido éxito, mandó a los<br />

prefectos de los auxiliares que volviesen bruscamente la espalda en medio del combate. corno si les abrumase el número, y<br />

que huyesen en desorden hacia el campamento.<br />

Entre tanto se ocupaba él detrás de las empalizadas en disponer sus tropas en todas las puertas. Pronto vió que sus auxiliares<br />

se batían en retirada, según sus órdenes, y que detrás venían los bárbaros, impulsados por el ardor de la persecución. Allí los<br />

esperaba con su ejército formado en batalla; así fué que en cuanto dió a los suyos tiempo suficiente para que entrasen en el<br />

campamento, lanzando los romanos un grito terrible, salieron por todas las puertas a la vez. Los enemigos no pudieron<br />

sostener aquel terrible ataque; habían venido para apoderarse del campamento romano, y ni siquiera pudieron defender el<br />

suyo. Al primer choque quedaron arrollados, puestos en derrota, rechazados hasta sus parapetos y en seguida obligados a<br />

abandonarlos. En aquel combate perdieron nueve mil hombres muertos, les hicieron trescientos veinte prisioneros y se<br />

apoderaron de ciento doce caballos y de treinta y siete enseñas. Los romanos solamente perdieron ciento nueve soldados».<br />

4) Cuando el cónsul Lucio Metelo llevaba adelante la guerra en Sicilia contra Asdrúbal, y con la mayor vigilancia,<br />

debido al inmenso ejército de Asdrúbal y sus ciento treinta elefantes, retrocedió sus tropas, fingiendo temor, dentro<br />

de Panormus (1), y construyó en el frente una zanja de proporciones enormes.<br />

Entonces, observando el ejército de Asdrúbal, con los elefantes en la fila delantera, ordenó que los hastati lanzaran<br />

sus jabalinas en las bestias e inmediatamente se retiraran dentro de sus defensas. Los conductores de los<br />

elefantes, enfurecidos ante tal irrisorio tratamiento, condujeron a los elefantes directamente hacia la zanja. Tan<br />

pronto como trajeron a las bestias hasta ésta, parte fueron eliminadas por una lluvia de dardos, parte fueron hechos<br />

retroceder atrás a su propio lado, y provocaron en la hueste entera una gran confusión. Entonces Metelo, que<br />

esperaba su momento, irrumpió adelante con toda su fuerza, atacó a los cartagineses por el flanco, y los<br />

despedazó. Además de esto, capturó a los mismos elefantes (2).<br />

Nota 1: Panormus : La actual Palermo.<br />

Nota 2: Año 251 a.de C. Polibio, 1:40 : «Asdrúbal, comandante de los cartagineses, testigo del espanto de los romanos en los<br />

campamentos anteriores, informado de que uno de los Cónsules había marchado a Italia con la mitad del ejército (252 años<br />

antes de J. C.), y que Cecilio quedaba en Palermo con la parte restante para defender los frutos de los aliados, cuya cosecha<br />

estaba ya en sazón; Asdrúbal, digo, parte de Lilibea con su ejército y sienta sus reales sobre los límites del territorio de<br />

Palermo. Cecilio, que advirtió su confianza, retuvo sus tropas dentro de la ciudad, con vistas a provocar su audacia. Fiero el<br />

cartaginés de que en su concepto Cecilio no osaba hacerle frente, avanza temerario con todo el ejército, y desciende por unos<br />

desfiladeros al país de Palermo.<br />

El procónsul, no obstante la tala de frutos que el cartaginés hacía hasta la ciudad, permanecía firme en su resolución hasta ver<br />

si le incitaba a pasar el río que corre por delante. Pero cuando ya tuvo de esta parte los elefantes y el ejército, destaca al<br />

instante sus tropas ligeras para que los provoquen y se vean obligados a poner todo su campo en batalla. Al fin, cumplido su<br />

deseo, sitúa algunas tropas ligeras delante del muro y del foso, con orden de, si los elefantes se acercaban, dar sobre ellos una<br />

carga cerrada de saetas; y en caso de verse precisados, retirarse al foso, y desde allí volver a la carga contra los que se<br />

acercasen.<br />

Ordena después a los artesanos llevar dardos de la plaza y estar dispuestos en el exterior al pie del muro. Él con sus cohortes<br />

se aposta en la puerta opuesta al ala izquierda de los enemigos, para enviar continuamente socorros a sus ballesteros.<br />

Empeñada algo más la acción, los conductores de los elefantes, émulos de la gloria de Asdrúbal y deseosos de que a ellos se<br />

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