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diario de santa faustina - Tu Fe Católica

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y fuego semejantes a un relámpago que tocaba a una gran multitud <strong>de</strong> gente que<br />

corría no sé a dón<strong>de</strong>. Apenas [alguien] era alcanzado por aquel rayo, daba la<br />

espalda a la muchedumbre y tendía los brazos a Jesús; algunos volvían con gran<br />

alegría y otros con gran dolor y pena. Jesús miraba con gran amabilidad a los dos.<br />

Un momento <strong>de</strong>spués me quedé a solas con Jesús y le dije: Jesús, llévame ahora,<br />

porque <strong>Tu</strong> voluntad ya está cumplida, y Jesús me contestó: (122) Todavía no toda<br />

Mi voluntad se ha cumplido en ti, sufrirás todavía mucho, pero Yo estoy<br />

contigo, no tengas miedo.<br />

676 Hablo mucho con el Señor <strong>de</strong>l Padre Andrasz y también <strong>de</strong>l Padre Sopocko; sé que<br />

lo que pido al Señor, no me lo niega y les conce<strong>de</strong> lo que le pido. He sentido, y sé,<br />

cuánto Jesús los ama; no lo <strong>de</strong>scribo con <strong>de</strong>talles, pero lo sé y me alegro<br />

enormemente.<br />

agosto <strong>de</strong> 1936<br />

+ 15 <strong>de</strong><br />

677 Durante la Santa Misa celebrada por el Padre Andrasz, un momento antes <strong>de</strong> la<br />

elevación, la presencia <strong>de</strong> Dios penetró mi alma y que fue atraída hacia el altar.<br />

Luego vi a la Santísima Virgen con el Niñito Jesús. El Niño Jesús se tenía <strong>de</strong> la<br />

mano <strong>de</strong> la Virgen; en un momento el Niño Jesús corrió alegremente al centro <strong>de</strong>l<br />

altar, y la Santísima Virgen me dijo: Mira, con qué tranquilidad confío a Jesús en<br />

sus manos, así también tú <strong>de</strong>bes (123) confiar tu alma y ser como una niña frente a<br />

Él. Después <strong>de</strong> estas palabras mi alma fue llenada <strong>de</strong> una misteriosa confianza. La<br />

Santísima Virgen vestía una túnica blanca, singularmente blanca, transparente,<br />

sobre la espalda tenía un manto transparente <strong>de</strong> color <strong>de</strong>l cielo, es <strong>de</strong>cir como el<br />

azul, la cabeza <strong>de</strong>scubierta, el cabello suelto; esplendida e in<strong>de</strong>ciblemente bella. La<br />

Santísima Virgen miraba al sacerdote con gran benevolencia, pero un momento<br />

<strong>de</strong>spués el Padre partió este esplendido Niño y salio sangre verda<strong>de</strong>ramente viva; el<br />

sacerdote se inclinó y tomó en si a Jesús vivo y verda<strong>de</strong>ro. Lo comió, no sé cómo<br />

esto suce<strong>de</strong>. Oh Jesús, Jesús, no alcanzo a seguirte, porque Tú en un momento Te<br />

haces inconcebible para mí.<br />

678 La esencia <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s es la voluntad <strong>de</strong> Dios; quien cumple fielmente la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios, se ejercita en todas las virtu<strong>de</strong>s. En todos los casos y todas las<br />

circunstancias <strong>de</strong> la vida adoro y bendigo la <strong>santa</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios. La <strong>santa</strong><br />

voluntad <strong>de</strong> Dios es el objeto <strong>de</strong> mi amor. (124) En los más secretos rincones <strong>de</strong> mi<br />

alma vivo <strong>de</strong> su voluntad y por fuera obro en la medida en que conozco<br />

interiormente que tal es la voluntad <strong>de</strong> Dios. Los tormentos, los sufrimientos, las<br />

persecuciones y todo tipo <strong>de</strong> contrarieda<strong>de</strong>s que vienen <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios, me<br />

son más agradables que los éxitos, los elogios y las alabanzas que vienen <strong>de</strong> mi<br />

voluntad.<br />

679 Oh Jesús mío, buenas noches, la campanilla me llama a dormir. Oh Jesús mío, ves<br />

que estoy agonizando por el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong> las almas; buenas noches,<br />

Esposo mío, me alegro <strong>de</strong> estar un día más cerca <strong>de</strong> la eternidad, y si mañana me<br />

permites <strong>de</strong>spertarme, oh Jesús, iniciaré un nuevo himno a <strong>Tu</strong> gloria.<br />

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