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De una manera sencilla pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que una leyenda es un relato <strong>de</strong> algún suceso real o<br />
imaginario, o que contiene ambos elementos, reales e imaginarios. Generalmente una<br />
leyenda tiene más <strong>de</strong> tradición o maravilla que <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro, aunque pue<strong>de</strong> pasarse por<br />
real al mezclarse con acontecimientos que ciertamente ocurrieron. Se transmite casi<br />
siempre <strong>de</strong> forma oral, <strong>de</strong> generación en generación y muchas veces reciben cambios<br />
cuando, al contarse, se le quitan o aña<strong>de</strong>n algunas <strong>de</strong> sus partes originales. Es costumbre<br />
<strong>de</strong> los pueblos crear leyendas <strong>de</strong> su trasfondo histórico. <strong>Salinas</strong>, como todo pueblo, tiene<br />
las suyas. A continuación reproducimos algunas que hemos recopilado <strong>de</strong> diferentes<br />
fuentes.<br />
Leyenda <strong>de</strong> El Jacho Centeno<br />
Edgardo Lebrón Tirado<br />
Cuentan algunos mayores que una vez vivía en la Playa <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong>, solo en su bohío, un<br />
pobre pescador llamado Centeno. Enfermó este pobre hombre hasta llegar a sufrir <strong>de</strong><br />
un paludismo crónico que con nada podía curar. Pasaban los días y las fiebres se repetían,<br />
empeorando su salud y su situación económica - , pues sintiéndose tan mal no podía<br />
echarse al mar, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> acostumbraba sacar con su trabajo el sustento diario.<br />
Una noche <strong>de</strong> lluvias, cuando tiritaba <strong>de</strong> frío por la fiebre que lo consumía, se levantó y<br />
fue cerca <strong>de</strong> su choza don<strong>de</strong> cogió unas hojas <strong>de</strong> zurra <strong>de</strong> limón para hacer un cocimiento y<br />
tomárselo con el fin <strong>de</strong> calmar la fiebre que lo <strong>de</strong>voraba. Miró alre<strong>de</strong>dor y no pudo<br />
encontrar astillas con qué animar el fuego. Entonces cogió una cruz <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que<br />
tenía, la hizo astillas y la metió al fuego. Así logró su intento; pero cuentan los que esto<br />
recuerdan y afirman que poco tiempo <strong>de</strong>spués murió nuestro enfermo y empezó a verse,<br />
que <strong>de</strong> lo que fue su bohío salía un hombre, que suspendido en el espacio, con una antorcha<br />
en la mano, moviéndose una veces por mar y otras por tierra, como que buscaba algo<br />
que había perdido. Así ha continuado en esta tarea hasta nuestros días, en que<br />
todavía hay personas que aseguran que lo ven periódicamente, a horas avanzadas <strong>de</strong><br />
la noche.<br />
Las gentes creyentes consi<strong>de</strong>ran que lo que hizo Centeno con la cruz constituye un acto<br />
<strong>de</strong> sacrilegio, profanación, y que fuerzas misteriosas lo han con<strong>de</strong>nado, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su<br />
muerte, a buscar las cenizas <strong>de</strong> la cruz que quemó, por mar y por tierra, hasta encontrarlas.<br />
Y como no las ha encontrado aún, sigue nuestra buena gente todavía viendo "El Jacho <strong>de</strong><br />
Centeno" en horas avanzadas <strong>de</strong> la noche.<br />
Terremotos en <strong>Salinas</strong><br />
Cuentan que hace ya muchos años se sintieron en <strong>Salinas</strong> unos temblores <strong>de</strong> tierra <strong>de</strong> tal<br />
magnitud que sembraron el pánico en todos los corazones. Los árboles se inclinaban<br />
hasta tocar con sus copas en la tierra. Los animales aterrados corrían <strong>de</strong> un sitio para otro;<br />
las mujeres y los niños se arrodillaban en la calles pidiendo protección al Todopo<strong>de</strong>roso;<br />
pero el clímax fue cuando el mar se retiró <strong>de</strong> sus márgenes hasta "El Cayo", arrecifes que<br />
hoy po<strong>de</strong>mos ver <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mar como a dos o más millas <strong>de</strong> distancia <strong>de</strong> la orilla.<br />
Cuando el mar se retiró así toda esa parte <strong>de</strong> su lecho <strong>de</strong>scubierta quedó seca y muchos<br />
peces quedaron saltando. Los moradores <strong>de</strong> las playas corrían presurosos a recogerlos, a<br />
pesar <strong>de</strong>l sorpren<strong>de</strong>nte y aterrador espectáculo. Poco tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l regreso, por la<br />
impetuosidad <strong>de</strong> las olas, quedaron cubiertas <strong>de</strong> agua todas nuestras llanuras hasta la base<br />
<strong>de</strong> nuestras montañas.<br />
El Pozo <strong>de</strong> Agua Dulce<br />
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<strong>Leyendas</strong> <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong><br />
Como a cincuenta metros <strong>de</strong> las orillas hacia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mar hay en <strong>Salinas</strong> un manantial<br />
<strong>de</strong> agua dulce que abasteció <strong>de</strong> agua común a la población playera hasta que hace poco<br />
cuando el progreso hizo llegar el acueducto hasta esa vecindad. La administración<br />
municipal había ro<strong>de</strong>ado este manantial <strong>de</strong> agua potable, en medio <strong>de</strong>l mar, con muros <strong>de</strong><br />
concreto, construyendo un camino elevado que daba acceso al pozo, en don<strong>de</strong> se instaló<br />
una bomba <strong>de</strong> manos que los moradores manejaban diariamente para conseguir su<br />
provisión <strong>de</strong> agua para su diario consumo.<br />
Vivía por ese tiempo en la Playa <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong> una familia que tenía varios hijos, entre ellos<br />
uno llamado Gregorio Girau, muchacho travieso, <strong>de</strong>sobediente, y temerario. Un día en<br />
que el padre y la madre salieron <strong>de</strong> casa, <strong>de</strong>jando a Gregorio cuidando a sus hermanos<br />
menores en lo que ellos regresaban, este muchacho logró esa oportunidad para maltratar e<br />
infligir daños serios a sus hermanitos. Después que había actuado tan<br />
<strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>radamente, se dio cuenta <strong>de</strong> su mal. Lleno <strong>de</strong> miedo, antes <strong>de</strong> que llegaran sus<br />
padres, corrió a ocultarse entre los <strong>de</strong>nsos manglares que crecían <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mar, cerca <strong>de</strong><br />
la costa, para ponerse a salvo <strong>de</strong> las iras <strong>de</strong> su madre, que por sus travesuras, lo castigaba<br />
severamente, casi todos los días.<br />
Acosado por el hambre y por la sed, con sus ojos nublados por las lágrimas, miraba el<br />
<strong>de</strong>sconsolado muchacho, con ojos codiciosos, sobre la superficie <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong>l mar,<br />
cuando noto que subían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fondo hasta la superficie unas burbujas. Empezó a<br />
tocarlas burbujas con los <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> sus manos, que prontamente se disolvían, cuando<br />
acci<strong>de</strong>ntalmente llevó sus <strong>de</strong>dos a la boca, <strong>de</strong>scubriendo que había allí agua dulce.<br />
Maravillado <strong>de</strong> su hallazgo y olvidado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda pendiente con sus padres, corrió a su<br />
cosa gritando alegremente, informado así a sus vecinos <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scubrimiento.<br />
Olvidados los padres <strong>de</strong> Gregorio <strong>de</strong> sus malda<strong>de</strong>s, seguidos <strong>de</strong> todos los vecinos, fueron<br />
hasta el manantial subiéndose por las ramas <strong>de</strong> los mangles hasta que quedó comprobada<br />
la afirmación <strong>de</strong> Gregorio. Aquel fue un día <strong>de</strong> admiración y regocijo para todos los<br />
vecinos. Gregorio se salvó <strong>de</strong> la zurra que había temido tanto por más <strong>de</strong> veinticuatro
horas y sus padres, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los días <strong>de</strong> ausencia <strong>de</strong> su hijo, lo estrecharon entre sus<br />
brazos cariñosamente, y reinó la paz en el corazón <strong>de</strong> Gregorio, el <strong>de</strong>scubridor <strong>de</strong>l pozo<br />
<strong>de</strong> agua dulce.<br />
Estas primeras tres leyendas se tomaron <strong>de</strong>:<br />
SALINAS AL TRAVÉS DE CIEN AÑOS:<br />
“Cuadros, costumbres y leyendas”<br />
Por Lic. Aguedo Santiago<br />
Publicado por el Periódico EL MUNDO,<br />
Revista Puerto Rico Ilustrado, Septiembre <strong>de</strong> 1941<br />
En ocasión <strong>de</strong>l 100 Aniversario <strong>de</strong> la<br />
Fundación <strong>de</strong>l Municipio <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong><br />
Leyenda <strong>de</strong> la Patrona <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong><br />
En el año <strong>de</strong> 1853, vivían en las alturas e inmediaciones <strong>de</strong> Cayey, dos señoras <strong>de</strong><br />
edad avanzada, las cuales eran muy fervientes amantes <strong>de</strong> la Sma. Virgen <strong>de</strong><br />
Monserrat, cuya imagen tenían en gran veneración y honraban en su misma casa.<br />
Sucedió que un día al caer <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, estando aquellas dos ancianitas sentadas<br />
en el balcón <strong>de</strong> su casa, vieron acercarse allí cuatro hombres los cuales dijeron<br />
traían un mandato <strong>de</strong> llevar al pueblo <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong> la imagen <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong><br />
Monserrat. Antes <strong>de</strong> esperar la respuesta, aquellos hombres <strong>de</strong>saparecieron <strong>de</strong> su<br />
presencia misteriosamente, y no les fue posible volver a verle por aquellos<br />
contornos.<br />
Durante toda la noche quedaron pensando aquellas dos ancianitas lo que<br />
significaría aquel hecho prodigioso… y resolvieron que si volvían aquellos<br />
hombres a su casa, solamente entregarían la imagen <strong>de</strong> la Monserrate a condición<br />
<strong>de</strong> que ella fuese la Patrona <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong> Apenas amaneció el día aparecieron <strong>de</strong><br />
nuevo los hombres aquellos con unas andas*, en ella colocaron entonces la<br />
imagen <strong>de</strong> la Monserrate, y la trasladaron a <strong>Salinas</strong>”.<br />
El Tirapiedras<br />
*andas = tablero sostenido por dos barras horizontales y paralelas que sirve para el<br />
transporte <strong>de</strong> imágenes, personas o cosas<br />
Leyenda tomada <strong>de</strong>l anuario <strong>de</strong> las Fiestas Patronales<br />
<strong>de</strong> <strong>Salinas</strong> <strong>de</strong> 1974, <strong>de</strong> un escrito titulado Nuestra<br />
Señora <strong>de</strong> la Monserrate, en el cual su autor, Sergio<br />
Rodríguez, la cita <strong>de</strong> la Revista Puerto Rico Ilustrado<br />
<strong>de</strong> 1941 <strong>de</strong>l periódico El Mundo, bajo la autoría <strong>de</strong>l<br />
reverendo Baldomero Lange, quien a la sazón ejercía<br />
como sacerdote en <strong>Salinas</strong>.<br />
El Campito es una barriada obrera; un conglomerado <strong>de</strong> casas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra techadas <strong>de</strong> cinc<br />
que ha crecido al pie <strong>de</strong>l viejo cementerio. Por la cercanía a la morada <strong>de</strong> los muertos, sus<br />
noches están salpicadas <strong>de</strong> fantasías y alucinaciones. Esta es la historia <strong>de</strong> un misterioso<br />
sujeto —digo sujeto porque no se sabe exactamente su naturaleza ni su proce<strong>de</strong>ncia—<br />
que suele salir en las oscuras noches y aprovechándose <strong>de</strong> las sombras y <strong>de</strong>l silencio,<br />
provoca el pánico entre los vecinos <strong>de</strong>l barrio. El alboroto <strong>de</strong> sus pedradas estremece la<br />
noche causando sobresaltos, miedos y disgustos.<br />
Según los que alegan haber visto al sujeto, dicen que es una figura vestida <strong>de</strong> negro que<br />
ronda los callejones <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la medianoche. A esas horas empieza a lanzar piedras y<br />
luego se esfuma y <strong>de</strong>saparece misteriosamente. Hace algunos meses cundió el pánico en<br />
El Campito. El enfado creció y la paciencia llegó a su límite <strong>de</strong>bido a la frecuencia con<br />
que El Tirapiedras solía hacer <strong>de</strong> las suyas.<br />
Se organizaron cuadrillas a ver si se podía dar con el<br />
molestoso <strong>de</strong>sconocido. Se avisó a la Policía Estatal pues<br />
los vecinos estaban dispuestos a capturar al mismo<br />
<strong>de</strong>monio con tal <strong>de</strong> volver a dormir en paz.<br />
En la noche <strong>de</strong>l 29 <strong>de</strong> octubre, a eso <strong>de</strong> la una <strong>de</strong> la<br />
madrugada, cuando la cuadrilla estaba en vela, sonó una<br />
piedra en el techo <strong>de</strong> una casa que quebró el silencio <strong>de</strong> la<br />
noche y alborotó al vecindario. El escándalo hizo que la<br />
cuadrilla saliera en persecución sabe Dios <strong>de</strong> qué cosa.<br />
Otra piedra voló por los aires y golpeó a uno <strong>de</strong> los<br />
integrantes <strong>de</strong> la cuadrilla, que cayó herido sangrando profusamente. El sujeto fue<br />
perseguido por todo el barrio, las mujeres gritaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las ventanas cuando veían pasar<br />
el celaje y escuchaban el agitado ja<strong>de</strong>o <strong>de</strong>l misterioso personaje.<br />
El sujeto fue acorralado y cuando apenas faltaban unos pasos para cogerlo, soltó un<br />
alarido que llenó <strong>de</strong> espanto a sus perseguidores y voló la cerca, internándose en el<br />
cementerio <strong>de</strong>sapareciendo inexplicablemente entre las tumbas. Des<strong>de</strong> esa noche, y por<br />
los pasados ocho meses, no se ha sabido más <strong>de</strong>l tenebroso Tirapiedras.<br />
La leyenda <strong>de</strong>l Buey Can<strong>de</strong>la<br />
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Tomado <strong>de</strong>l<br />
Anuario <strong>de</strong> Fiestas Patronales<br />
<strong>de</strong> <strong>Salinas</strong> 2001<br />
Por Virgenmina (Tilita) Sosa<br />
Era costumbre <strong>de</strong> los políticos en el pasado tratar <strong>de</strong> comprar el voto o, evitar que los<br />
pobres votaran. Para lograrlo los caciques políticos se ingeniaban la mar <strong>de</strong> cosas. En<br />
<strong>Salinas</strong> los bandos políticos ofrecían fiestas a los votantes pobres; regalaban zapatos,<br />
sombreros llamados burras... y dos pesos. Como la situación económica era entonces<br />
extremadamente difícil la mayoría <strong>de</strong> los electores tenían que doblegarse y ven<strong>de</strong>r el<br />
preciado <strong>de</strong>recho al voto por una fiesta y dos monedas.<br />
El día antes <strong>de</strong> las elecciones se preparaba todo lo necesario para la gran fiesta. El<br />
político, que casi siempre era el patrón <strong>de</strong> la colonia, sufragaba los gastos. Cuentan<br />
nuestros antepasados que para una <strong>de</strong> aquellas odiosas fiestas el patrón <strong>de</strong> una colonia<br />
mandó a sacrificar un buey viejo llamado Can<strong>de</strong>la para darlo como plato suculento.
Enormes cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> pitorro acompañaron el festín organizado para los votantes<br />
pobres. Mientras el buey trataba <strong>de</strong> cocinarse, hombres y mujeres bailaban y bebían.<br />
Cuando les atacó el hambre comieron la dura carne hasta quedar extenuados para<br />
finalmente per<strong>de</strong>r el <strong>de</strong>recho al voto, puesto que las votaciones ya habían terminado.<br />
La injusticia que ilustra este relato terminó cuando el pueblo puertorriqueño escuchó la<br />
prédica <strong>de</strong> "vergüenza contra dinero" <strong>de</strong> don Luis Muñoz Marín y se lanzó a la<br />
reconquista <strong>de</strong> su dignidad en las elecciones <strong>de</strong> 1940. La fiesta <strong>de</strong>l "Buey Can<strong>de</strong>la'', sin<br />
embargo, quedó plasmada en la tradición popular como prototipo <strong>de</strong> corrupción política<br />
que sirve <strong>de</strong> advertencia a los votantes contra los que preten<strong>de</strong>n regresar al pasado y<br />
<strong>de</strong>struir los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>mocráticos conquistados por el pueblo.<br />
Leyenda <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> la palma<br />
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Tomado <strong>de</strong><br />
Anuario Fiestas Patronales<br />
<strong>de</strong> <strong>Salinas</strong> 1980<br />
La Iglesia <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> la Monserrate está situada frente a la plaza <strong>de</strong>l municipio<br />
<strong>de</strong> <strong>Salinas</strong>. Se alza sobre el llano costanero, cerca <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> probalemente existió<br />
una ermita. Es un templo pequeño construido en la primera década <strong>de</strong>l siglo veinte. Como<br />
todo templo, su arquitectura y ornamentos reflejan la situación económica <strong>de</strong> su<br />
feligresía. La iglesia original era una edificación <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y paja que trabajosamente los<br />
feligreses pudieron sustituir por ladrillos años más tar<strong>de</strong>. En 1854 fue <strong>de</strong>clarada parroquia<br />
in<strong>de</strong>pendiente. Hasta ese momento las necesida<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> los católicos eran<br />
administradas por la parroquia <strong>de</strong> la Villa <strong>de</strong> San Blas <strong>de</strong> Illescas.<br />
Es costumbre en el catolicismo <strong>de</strong>dicar los templos en honor a algún atributo o virtud <strong>de</strong><br />
la Divinidad o <strong>de</strong> Jesús, a la Virgen María o en honor <strong>de</strong> algún santo venerado en el<br />
lugar. Cuando un grupo <strong>de</strong> hacendados quiso fundar un pueblo en las <strong>Salinas</strong> <strong>de</strong> Coamo,<br />
se les requirió la construcción <strong>de</strong> un templo para la iglesia parroquial. Siguiendo la<br />
costumbre había que <strong>de</strong>cidir bajo qué advocación se levantaría la nueva parroquia.<br />
Como es usual en estos casos, las opiniones estaban divididas. Unos y otros <strong>de</strong>fendían sus<br />
posturas y el tranque fue inevitable. En medio <strong>de</strong> esa incertidumbre dos <strong>de</strong>votas<br />
ancianitas <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> la Monserrate, miembros <strong>de</strong> una familia <strong>de</strong> hacendados<br />
que residía en la altura cerca <strong>de</strong> Cayey, rendían culto y veneración a la Virgen en su<br />
propia casa. Uno <strong>de</strong> los hacendados pensó que enviando por aquella imagen <strong>de</strong> la Virgen<br />
<strong>de</strong> la Monserrate propiciaría que se adoptase como patrona, pues adquirir imágenes en<br />
aquella época no era fácil como tampoco recaudar el dinero para comprar imágenes<br />
religiosas. Nombrar la parroquia en honor a cualquier otro santo suponía levantar unos<br />
fondos adicionales. La situación precaria <strong>de</strong> los feligreses en aquel momento los <strong>de</strong>jaba<br />
con pocas opciones.<br />
Cuentan que un día, cerca <strong>de</strong>l anochecer, las dos ancianitas vieron acercarse a la casa<br />
cuatro hombres. Al llegar los peones ante las señoras les anunciaron que tenían la or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> llevar al pueblo <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong> la imagen <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> la Monserrate. Antes <strong>de</strong> escuchar<br />
la respuesta negándose a entregar la imagen, los hombres <strong>de</strong>saparecieron misteriosamente<br />
<strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> las dos <strong>de</strong>votas damas sin que los volvieran a ver por aquellos<br />
alre<strong>de</strong>dores. Las ancianitas pasaron toda la noche pensando en aquel extraño suceso.<br />
Rezando <strong>de</strong>votamente por hallar un significado a aquel hecho prodigioso resolvieron que<br />
solamente entregaría la imagen <strong>de</strong> la Monserrate si ella era adoptada como la Patrona <strong>de</strong>l<br />
Pueblo <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong>.<br />
Al amanecer aparecieron nuevamente los cuatro hombres con unas andas. Colocaron la<br />
imagen en ellas y en hombros la trasladaron hasta el pueblo. Aquel hecho milagroso fue<br />
conocido por todos y fue consi<strong>de</strong>rado como un claro mensaje <strong>de</strong> que el pueblo <strong>de</strong> <strong>Salinas</strong><br />
<strong>de</strong>bía consagrar su templo parroquial bajo la advocación <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> la<br />
Monserrate Des<strong>de</strong> entonces el pueblo católico salinense a rendido veneración a la Virgen<br />
morena.<br />
En 1899 le fue regalada al pueblo la imagen <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> Monserrate que actualmente<br />
se encuentra en el altar <strong>de</strong> la Iglesia. Ochenta años <strong>de</strong>spués dicha imagen, por los efectos<br />
<strong>de</strong>l tiempo los hongos y la polilla, estaba al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la ruina. Las autorida<strong>de</strong>s<br />
eclesiásticas pensaron sustituirla por una imagen nueva o restaurarla. El pueblo se abrazó<br />
a la causa <strong>de</strong> la restauración.<br />
La imagen <strong>de</strong> la venerable Patrona fue enviada a restaurar. Restauración que comenzó a<br />
alargarse más <strong>de</strong>l tiempo esperado. Misa tras misa la gente miraba con nostalgia el<br />
pe<strong>de</strong>stal vació <strong>de</strong> la virgen. Pasaron tantas misas que el pueblo <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> extrañarla.<br />
Sucedió entonces un hecho inesperado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el balcón <strong>de</strong> una casa, en el barrio Las<br />
Marías una persona distraídamente miró hacia una palma y entre las pencas vio la silueta<br />
<strong>de</strong> una mujer. La noticia alertó a todo el pueblo. Miles <strong>de</strong> salinenses <strong>de</strong>sfilaron alegres<br />
frente a la palma exclamando que allí estaba la Prieta. Allí estaba ella, la morena,<br />
justamente mirando hacia la Iglesia. Como diciéndole al pueblo: "No me olvi<strong>de</strong>s <strong>Salinas</strong>,<br />
estoy aquí con uste<strong>de</strong>s" Y entre las pencas y las luces estuvo por semanas, hasta que la<br />
restaurada imagen <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> Monserrate fue colocada nuevamente en el altar <strong>de</strong>l<br />
templo parroquial.<br />
Tomado <strong>de</strong><br />
Revista Abeyno<br />
Febrero 2000<br />
Por Sergio A. Rodríguez Sosa