Untitled - Esperpentia
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CONFESIÓN ESPERANDO LA MUERTE<br />
DE UNA MUJER QUE NUNCA CONOCIÓ EL MAR<br />
Para Natalia Magnetti, a quien le gustaba este poema.<br />
Habito en esta casa enorme con piezas clausuradas<br />
construida hace más de cien años, Ud. la conoce,<br />
casa que entre multitud de talleres mecánicos,<br />
afirma sus muros.<br />
Sin conocer el beso del mar, aquí he pasado mi vida<br />
más de ochenta años esperando la bendición de la muerte<br />
soltera, desgraciada y sin hijos, virgen<br />
aunque Ud. no lo crea<br />
la tentación de la carne no pudo consumirme.<br />
Sola he juntado mis ahorros,<br />
levantándome siempre de madrugada<br />
para atender el negocio que antes<br />
era todo mi mundo, gracias al dinero<br />
que los hombres traen a la hora del almuerzo<br />
y que cambian por un charquicán casero o una carbonada<br />
el negocio ahora lo atienden mis sobrinas<br />
largamente tristes, largamente amargas<br />
porque todo es invierno en esta casa, los árboles caídos<br />
las gardenias que ya no florecen<br />
los animales muertos que hemos enterrado en el patio<br />
la basura acumulada hace siglos.<br />
Pero aunque ya estoy vieja no vivo tranquila<br />
tengo miedo a la espada del ángel<br />
a pasar la eternidad entre las llamas<br />
pues he pecado mucho, no he sido buena<br />
he sido soberbia, he sido egoísta y me arrepiento<br />
en la inmensa soledad de esta noche, pero no de todo,<br />
porque siempre me guió la Escritura,<br />
entiéndame, se lo suplico<br />
que quiero pagar mis pecados que son muchos, lo sé<br />
Retratos Hablados 13