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Retratos Hablados


Retratos Hablados<br />

® Maximilano Díaz Santelices<br />

Inscripción n° 211.789<br />

Diseño y fotografía de la portada: Sparky<br />

Primera edición<br />

Título número 12<br />

Colección Poesía<br />

Ediciones ESPERPENTIA<br />

esperpentia@yahoo.com<br />

www.esperpentia.cl


Maximiliano Díaz Santelices<br />

Retratos<br />

Hablados<br />

Poemas<br />

(2007 / 2011)


Exordio


«LA ZAMACUECA» (M.A. Caro. 1872)<br />

Esto que llamamos realidad,<br />

esta sobreescritura, borrador desenfocado<br />

parece la música de este cuadro.<br />

Vastos elementos de un antiguo presente<br />

recuerdo de esas banderitas de fonda<br />

que adornan el espacio de este escenario<br />

digno de la conmoción de «La Zamacueca».<br />

Fallo fotográfico desenfocado, sin encuadre,<br />

hipótesis de la existencia, supuestos.<br />

El poema: falsa escritura, pinceladas, el baile,<br />

instantes en detención, retratos hablados.<br />

Retratos Hablados 9


I. Personajes


CONFESIÓN ESPERANDO LA MUERTE<br />

DE UNA MUJER QUE NUNCA CONOCIÓ EL MAR<br />

Para Natalia Magnetti, a quien le gustaba este poema.<br />

Habito en esta casa enorme con piezas clausuradas<br />

construida hace más de cien años, Ud. la conoce,<br />

casa que entre multitud de talleres mecánicos,<br />

afirma sus muros.<br />

Sin conocer el beso del mar, aquí he pasado mi vida<br />

más de ochenta años esperando la bendición de la muerte<br />

soltera, desgraciada y sin hijos, virgen<br />

aunque Ud. no lo crea<br />

la tentación de la carne no pudo consumirme.<br />

Sola he juntado mis ahorros,<br />

levantándome siempre de madrugada<br />

para atender el negocio que antes<br />

era todo mi mundo, gracias al dinero<br />

que los hombres traen a la hora del almuerzo<br />

y que cambian por un charquicán casero o una carbonada<br />

el negocio ahora lo atienden mis sobrinas<br />

largamente tristes, largamente amargas<br />

porque todo es invierno en esta casa, los árboles caídos<br />

las gardenias que ya no florecen<br />

los animales muertos que hemos enterrado en el patio<br />

la basura acumulada hace siglos.<br />

Pero aunque ya estoy vieja no vivo tranquila<br />

tengo miedo a la espada del ángel<br />

a pasar la eternidad entre las llamas<br />

pues he pecado mucho, no he sido buena<br />

he sido soberbia, he sido egoísta y me arrepiento<br />

en la inmensa soledad de esta noche, pero no de todo,<br />

porque siempre me guió la Escritura,<br />

entiéndame, se lo suplico<br />

que quiero pagar mis pecados que son muchos, lo sé<br />

Retratos Hablados 13


y déjeme contarle el más grave,<br />

la cruz que he debido cargar<br />

las espinas del salvador, los clavos<br />

(que vergüenza siento al admitirlo)<br />

amé en secreto a mi cuñado que vivió<br />

años con su familia en mi casa<br />

fue el demonio quien lo trajo para tentarme, estoy segura,<br />

todas las noches lo oía mientras se quejaba ronco<br />

encima de mi hermana menor, la linda,<br />

y ella parir y parir chiquillos todos los años<br />

y yo seca al lado de mi radio, sola, escuchando misa<br />

subiéndole el volumen para no oír sus quejidos, sus risas<br />

ahorrando dinero que él malgastaba en trago<br />

porque yo tuve que mantener sus crías<br />

y consolar a mi hermana cuando él se iba a las tomas<br />

por semanas rezaba rosarios y novenas en las noches<br />

pidiéndole a Dios que volviera, aunque solo fuera<br />

para hacerle otro chiquillo a ella<br />

por eso no me arrepiento de haberle dado mi virginidad<br />

al Padre Santo, de haberme recluido en vida<br />

en este monasterio de puertas cerradas<br />

de no haber dejado que ningún hombre me tocara<br />

para qué, para sembrarme y sembrarme chiquillos<br />

tampoco he bebido ni fumado nunca<br />

en eso sí que he sido estricta, no hay alcohol en mis venas<br />

ni tabaco en mis pulmones.<br />

Pero me arrepiento sí de haber querido ser otra<br />

de pelo suelto<br />

de falda corta y de pechos al aire, para que él<br />

ávido los devorara y nos fuéramos después<br />

los dos al infierno<br />

pero de eso hace más de medio siglo<br />

el polvo del tiempo ha caído sobre esas camas<br />

y mandé hace muchos años a cerrar esos cuartos<br />

14 Retratos Hablados


a tapiar sus ventanas<br />

y las sábanas donde quedaron mis lágrimas y su semilla<br />

ya no existen<br />

he roto los espejos y de eso ya no queda nada<br />

solo la memoria atroz<br />

que de vez en cuando viene a hacerme compañía<br />

solo ese deseo turbio que fue tormenta,<br />

pero que hoy no es más que brisa.<br />

A veces me pregunto, por qué aún no he muerto<br />

ya lo tengo todo arreglado, el ataúd<br />

un lugar en el cementerio<br />

no sé por qué Dios aún no me ha llevado junto a él<br />

siento que me ha abandonado o<br />

será porque aún no he pagado todos mis pecados<br />

todas las noches rezo para que sea la última<br />

y me duermo y sueño con los cuartos de mi casa abiertos<br />

con mis faldas blancas de muchacha<br />

con recorrer una playa sin zapatos mirando el mar<br />

con él tomándome y un largo beso<br />

y sus manos de hombre en mi cintura,<br />

entregada a su largo quejido<br />

mis sueños me fatigan y despierto con fiebre<br />

otro día más mirando el cielo gris por la ventana<br />

otro día más comiendo una papilla verde sin levantarme<br />

de la cama<br />

otro día más sentándome de cualquier forma<br />

a hacer mis necesidades últimas. Sucia y sin fuerzas<br />

y sin ganas.<br />

Pero no puedo hacer otra cosa que esperar que Dios por fin<br />

se acuerde de mí y me perdone y me lleve a ese lugar<br />

sin deseos ni sueños, a ese lugar donde pueda echarme<br />

como una perra arrepentida a sus pies.<br />

Retratos Hablados 15


NACIDA Y CRIADA EN PARÍS (2007)<br />

Hablas con tanta pasión de París<br />

de sus edificios llenos de historia<br />

(como diría algún siútico)<br />

de sus estrechas calles, su río y su torre<br />

de ese rincón<br />

frente a «Notre Dame»<br />

con el camarero que hablaba español<br />

de pasear a orillas del Sena<br />

y sobre todo de cada cuadro de Van Gogh<br />

del Museo de Orsay<br />

que dios conserve en colores en tu memoria.<br />

París y ese puente<br />

del que sería bello suicidarse<br />

París y los días grises de ese invierno<br />

(cuando fuiste, por unos días)<br />

circulando por los túneles del metro<br />

con planos para turistas en los bolsillos<br />

admirando la ópera pintada por Chagall,<br />

Montmartre, el Arco del Triunfo,<br />

Pére Lachaise y un bote por el Sena.<br />

Porque allí habrías debido nacer<br />

y no en el hospital San Juan de Dios<br />

en pleno barrio Matucana<br />

y el único París que conocías –sin saberlo–<br />

fue el de ese parque en medio de Santiago<br />

verdadero tributo de algún afrancesado<br />

refugio de los fantasmas de la generación del '50<br />

al lado de un río que nunca ha sido navegable<br />

hilito de agua en el verano<br />

16 Retratos Hablados


mancha oscura en el invierno<br />

con un museo a la orilla<br />

pero sin torre ni poesía maldita.<br />

Y porque así está escrito<br />

deberías volver a París, tu ciudad natal,<br />

no vaya a ser cosa que aquí te mueras de nostalgia<br />

en esta ciudad tan poco chic, tan sucia<br />

y contaminada, en fin, y para decirlo de una sola vez<br />

ciudad tan sudaca donde vives el exilio con dignidad,<br />

pero extrañando siempre los paseos bajo los puentes<br />

del río ese, imitación del Mapocho.<br />

Retratos Hablados 17


«OTHELLO» (Shakespeare. 1603)<br />

Vive para registrar tus cajones<br />

buscando signos que te delaten<br />

vive para perturbarte con mil preguntas<br />

a quemarropa, sobre aquello que hiciste<br />

antes, después y durante<br />

vive para encerrarse a llorar<br />

por todas sus desgracias<br />

la primera es amarte como a un trofeo,<br />

la segunda que no seas de él realmente<br />

sino de todos los que te miran,<br />

la tercera que por más que te espíe<br />

siempre habrás de hacer algo<br />

desconocido para él<br />

escribirte cartas con otro<br />

darle tu dirección y tu teléfono a otro<br />

almorzar, fumar, conversar,<br />

ser cariñosa, inteligente, reír<br />

y un gran etcétera, sí, sobre todo el etcétera.<br />

Porque quiere registrar<br />

tus más disimulados deseos<br />

saber lo que piensas<br />

ver ese mail que le enviaste<br />

saber, saber, saber<br />

comprobar todas las sospechas<br />

y ser testigo del momento<br />

en que te abraces y te beses con el otro.<br />

Ese otro que seguramente no existe,<br />

pero que necesita tanto como a ti.<br />

18 Retratos Hablados


RETRATO DE MUCHACHO<br />

DORMIDO SOBRE UNA MESA<br />

Para C.V y los brocas.<br />

Sentado en una silla de la cantina, barrio ABC1,<br />

su pelo largo es una mancha oscura<br />

en el espejo de este siglo<br />

sus ojos extraviados reflejan lo mal que duerme<br />

seguramente pegado al computador<br />

vegetando frente a extrañas series que nadie más ve<br />

fumando cigarros sin fin<br />

por eso su lenguaje es traposo, siniestro<br />

intelectual a veces, lapidario y filoso siempre<br />

cuando discute vía chat o en vivo todos los días.<br />

Claro, ha leído algunos buenos libros,<br />

ha visto varias películas premiadas y por eso<br />

tiene argumentos bilingües de niño bien<br />

de estudiante que no estudia<br />

de sofista en la plaza pública de internet<br />

de escritor que escribe guiones<br />

de su propia película en la que actúa<br />

y que además dirige<br />

con música incidental de su ipod,<br />

pasea por las calles de la ciudad,<br />

hasta llegar aquí a la cantina<br />

en Las Condes con Cuarto Centenario<br />

restobar «abajista» con baños sin agua,<br />

mesas sucias de tanta cerveza consumida<br />

sobre los manteles desteñidos,<br />

otros como él, con olor a marihuana<br />

se le unen, universitarios, sus amigos<br />

todos con ropa sucia,<br />

pero nada barata –por cierto– de marca<br />

todos egresados hace años del mismo colegio<br />

Retratos Hablados 19


con nombre inglés al que desprecian<br />

porque allí, al igual que en todas partes<br />

nunca encajaron<br />

uno viene llegando de la India, otro de N.Y.<br />

(vacaciones familiares)<br />

fuman mientras hablan y el tiempo pasa<br />

ese día ya no irán a clases<br />

y toman y toman largos tragos del eterno «pitcher»<br />

donde no hay sueños, ni utopías sobre la espuma<br />

ni en los ceniceros que a esa hora ya están llenos<br />

mientras conversan de nada.<br />

Más tarde el muchacho solo<br />

se queda dormido sobre la mesa.<br />

20 Retratos Hablados


LAR SETENTERO<br />

Para Enrique, Miguel y Carlos, en ese «Mirador Viejo».<br />

Durante muchas tardes de verano<br />

a fines de los setenta<br />

jugábamos flippers en locales<br />

sin aire acondicionado<br />

en barrios que hoy no existen<br />

con el calor corriendo por las paredes<br />

deslavando la magra pintura sin graffitis<br />

en fachadas de casas sin antejardines<br />

y mientras la tele o la radio<br />

de la dictadura<br />

anunciaba los progresos del nuevo Chile<br />

y la caída de alguna célula terrorista<br />

nosotros conectados a las máquinas<br />

soñábamos con la bola extra<br />

pero como siempre<br />

la bola cinco (la última) se iba<br />

como los años<br />

y no había terminación<br />

estábamos condenados al fracaso<br />

al «game over» gringo<br />

a la música de «Earth, wind and fire»,<br />

Elton John o Led Zeppelin<br />

anestesia de costumbres autistas<br />

en un país en eterna situación de emergencia<br />

y «artículos transitorios»<br />

sin cable, ni internet, ni el FIFA.<br />

Entonces con 30° a la sombra,<br />

sin zona para humo fumábamos Hilton<br />

cigarrillos nacionales de humo negro, barato<br />

Retratos Hablados 21


sin embargo, como perdedores insignes que éramos,<br />

admirábamos el primer mundo<br />

y coleccionábamos cajetillas vacías<br />

de cigarrillos importados<br />

o latas usadas<br />

de gaseosas que no habíamos tomado nunca<br />

pues habitábamos en los extramuros<br />

de la post modernidad.<br />

Comprábamos otra ficha,<br />

y ahora sí ganábamos la bola extra<br />

y el flipper<br />

encendido como árbol de pascua<br />

despertaba admiración<br />

pero era suerte, solo suerte,<br />

éramos mejores para el taca-taca<br />

juego más chileno, más sudaca<br />

más tercermundista<br />

armábamos campeonatos en parejas<br />

y creíamos así derrotar al tiempo<br />

haciéndole goles a esas tardes vacías<br />

por ese entonces la realidad<br />

era un taca-taca marca “Hispano”.<br />

Después nos tomábamos<br />

una cerveza apurados en la esquina,<br />

pero solo hasta las diez<br />

más allá no se podía, había «toque de queda»<br />

y no fuera a ser cosa que te confundieran<br />

con un terrorista<br />

de esos que le arruinaban los sueños<br />

a nuestro capitán general.<br />

22 Retratos Hablados


PATER FAMILIAS<br />

En el cajón de mi velador hay una foto<br />

destello y guiño de otro tiempo<br />

en ella estás tú en una cancha de barrio<br />

joven y futbolista, tu pie<br />

sobre una pelota, como sobre el mundo<br />

en esta foto de hace cincuenta años<br />

abrazas a un tío que ahora es viejo.<br />

Hay algo en ti<br />

que me recuerda otro rostro: el mío,<br />

nunca pude conocerte, solo tengo esta foto,<br />

y un día entre los días<br />

como un árbol en un bosque<br />

quiero decir igual a otro<br />

llamé a tu casa y tú me respondiste<br />

con una voz que no reconocí<br />

te dije quien era<br />

hubo un silencio que duró medio siglo<br />

y luego dijiste:<br />

«siempre esperé esta llamada».<br />

Quedaste de visitarme<br />

otra promesa que no cumpliste<br />

no hablé nunca más contigo,<br />

pero aún tu foto está en el cajón<br />

y a veces cuando lo ordeno<br />

la veo otra vez<br />

en blanco y negro, la pelota<br />

como el mundo, tú,<br />

joven vestido de futbolista<br />

y ahí está, la imagen sin memoria,<br />

entre papeles viejos, llaveros inútiles,<br />

tijeras, cortaúñas, entradas al teatro o<br />

cuentas por pagar, en fin,<br />

cosas que padecen, manchadas por el tiempo.<br />

Retratos Hablados 23


PASEO HUÉRFANOS<br />

Tu mini, la cumbia con más luces,<br />

se pasea en esta calle que se llena de deseo<br />

es joven y no sabe de la muerte<br />

no conoce el callado silbido de esa puta<br />

que siempre repta bajo nosotros.<br />

Te agazapas para poder penetrar en la noche<br />

que se avecina con lentes oscuros<br />

más fácil, más de incógnita<br />

paseas buscando algo más que monedas<br />

contestas tu celular te ofreces, cara,<br />

eres tu propia mercadería de lujo que publicitas,<br />

primer corte, suntuoso<br />

moviendo las caderas al ritmo del sueño<br />

algunos obreros y oficinistas te miran,<br />

sus ojos te siguen<br />

se pierden en tu alto escote y bajan<br />

a tus zapatos aguja / negros.<br />

no podrían nunca ser tus clientes, pero<br />

no pueden dejar de mirarte,<br />

murmuran socarronamente<br />

e imaginan (no les alcanza para nada más)<br />

la cadencia de tu baile<br />

el abrazo de tus piernas bronceadas y suaves<br />

tus profundidades delirantes<br />

tu espalda arqueada y perfecta, tus quejidos últimos<br />

en la cópula<br />

tus ojos claros y vacíos<br />

en esta calle céntrica a comienzos del verano.<br />

24 Retratos Hablados


ARENA CONTAMINADA<br />

Latitud Sur 22º 08´, Longitud Oeste 70º 2´<br />

Vivo mirando el mar, desde el negocio que atiendo,<br />

un mar contaminado y una playa sucia de arena negra<br />

frente a mi ventana también está la industria,<br />

chimeneas y humo<br />

todos los días los miro y miro las mesas que sirvo<br />

las mesas y los clientes: obreros, trabajadores,<br />

familias de paso que almuerzan y se van rápido,<br />

alguna persona solitaria, parejas<br />

que parece que estuvieran huyendo<br />

porque aquí ya no hay nada que ver<br />

todo se lo llevó el humo<br />

y lo que quedó en pie se lo llevó el terremoto<br />

aquí no hay nada que ver<br />

salvo unas chozas a la orilla de la costanera<br />

containers donde hoy viven<br />

personas oscuras que se alimentan de deshechos<br />

aquí no hay nada que ver, salvo basura<br />

bazofia acumulada, bares clandestinos donde<br />

los hombres se emborrachan el sábado por la tarde<br />

para luego encamarse con sus mujeres<br />

que aburridas y gordas abren sus piernas al orinal.<br />

Esta es mi ciudad, sin jardines,<br />

junto al mar y su bahía espeluznante.<br />

A veces un cliente me sonríe, pero hace tiempo<br />

que dejé de creer<br />

hace tiempo que dejé de amar, tengo el corazón<br />

lleno de clavos,<br />

sucio de aguas servidas, contaminado,<br />

como esta playa en la cual ya nadie se puede bañar<br />

por eso de repente siento que debería irme, empezar de cero<br />

volver al sur, ir nuevamente a Santiago<br />

Retratos Hablados 25


enamorarme otra vez, con eso sueño cuando me acuesto<br />

luego de ver un rato tele y rezarle a la virgen,<br />

sueño con un hombre que llegue al restaurant donde sirvo<br />

y me saque de ahí, un hombre de ojos claros y manos firmes<br />

un hombre en fin, que me lleve con él<br />

en eso también pienso cuando miro las mesas<br />

y en la bandeja llevo los menús: pescado frito,<br />

cazuela de ave o<br />

de mariscos, carne mechada. Eso me salva y me da ánimo.<br />

Paso entre las mesas aburrido, pero arrogante. Hace tiempo<br />

que dejé de ser la loca del pueblo, hace tiempo<br />

que ya nadie me toca el poto para reírse de mí<br />

porque soy más hombre que cualquiera y pa' eso trabajo<br />

arriendo mi pieza y tengo mis cosas, maricón,<br />

sí maricón, pero digno<br />

no un puta casada como hay muchas, que se la maman<br />

al marido borracho para que no la dejen botada<br />

porque no le presto el poto a nadie, ni menos lo arriendo<br />

en eso sí que estoy claro, tampoco quiero trasplantes,<br />

ni silicona,<br />

no quiero transformarme, soy maricón y punto,<br />

solo en mi pieza<br />

escuchando la radio AM los domingos por la mañana<br />

boleros y tangos, los mismos que escuchaba mi mamá<br />

hace cuarenta años cuando era chico,<br />

y vivíamos los dos en una pieza de una casa con jardín.<br />

A veces voy a la playa donde ya nadie va,<br />

con mi sombrilla floreada,<br />

y en el mismo lugar que me ponía con mi mamita<br />

extiendo mi toalla colorinche,<br />

me saco las chalas y hundo los pies<br />

en la arena negra y tibia<br />

al fondo el mar y sus olas de desagüe murmuran<br />

gritos de otras épocas<br />

cierro los ojos y escucho los antiguos rumores de la playa<br />

26 Retratos Hablados


de la gente, vecinos, niños y vendedores<br />

ofreciendo su mercadería<br />

con casas lindas arriba de los cerros y el futuro<br />

como una playa limpia<br />

un corazón fresquito recién estrenado donde no hay mesas<br />

ni clientes<br />

ni chimeneas, ni humo, ni recuerdos duros, ni terremotos,<br />

ni vejez, ni soledad,<br />

y cuando lo único que esperaba de la vida eran<br />

unos ojos claros y unas manos firmes.<br />

Retratos Hablados 27


LLENAS DE PALABRAS LA CASA<br />

¿Cómo hacer<br />

para que tengas<br />

siempre siete años?<br />

¿Cómo hacer<br />

para que los calendarios<br />

no se lleven<br />

nuestras manos tomadas<br />

al cruzar la calle<br />

o el secarte el pelo<br />

después de la ducha<br />

o tu aparición en la puerta<br />

cuando vuelvo en la tarde?<br />

Siento tu pequeño abrazo<br />

todavía<br />

a la hora del miedo nocturno<br />

tus juegos antes de dormir<br />

y tus sueños<br />

y el columpio en el patio<br />

y «La Pelusa»<br />

y sobre todo<br />

esa multitud de palabras<br />

que te nacen de pronto<br />

llenando la casa<br />

quizá de dónde<br />

de qué pasado<br />

en el que te soñamos<br />

con tu mamá, Josefa.<br />

Pero la realidad<br />

es más poderosa<br />

y tus juegos<br />

se irán vertiginosos<br />

como estos días, como la vida…<br />

28 Retratos Hablados<br />

Para Josefa


LA PRINCESA DEL PASAJE<br />

–¿Cómo está la princesa del pasaje?<br />

Me decía mi papá<br />

cada vez que me venía a ver<br />

a la casa de mis tías.<br />

A mí, la única rubia original<br />

y de ojitos claros de por aquí.<br />

Decía que mi piel era de otro barrio<br />

será por eso que nunca ha faltado<br />

–desde que cumplí catorce–<br />

los que la quieren tocar<br />

hombres que en la micro se acercan<br />

tan babosos que dan asco<br />

igual que los profes del liceo<br />

que me miran las piernas en clases<br />

a mí me dan rabia y pena<br />

tan urgentes<br />

seguro que hace tiempo<br />

que no tienen un buen polvo.<br />

Mis tías me dicen que no sea tonta<br />

que no se lo suelte a cualquiera<br />

que busque alguien de plata, ojalá joven,<br />

profesional y como en un cuento<br />

que me case con él para que me lleve<br />

lejos de esta barriada de pelambres y envidias<br />

que solo a él lo deje tocar mi piel de primera selección.<br />

Por eso nunca salgo a carretear por acá<br />

y no pesco a nadie ¿para qué?<br />

Si cuando lo he hecho no ha faltado<br />

Retratos Hablados 29


el chanta pasado a cerveza<br />

que me quiere meter mano. Entonces ni ahí.<br />

Quizá por eso no tengo amigas (pero filo)<br />

incluso las viejas del pasaje me pelan<br />

¿Qué les hice yo? ¿Acaso es mi culpa<br />

que sus maridos también me miren<br />

cuando paso vestida de escolar<br />

y se pasen rollos conmigo?<br />

O ¿que sus vidas hace treinta años<br />

den vueltas donde mismo<br />

como un carrusel que se desarma?<br />

Pobres viejas mal teñidas, cuyo único paseo<br />

debe ser salir por estos pasajes estrechos<br />

de la tele al negocio de la esquina<br />

a jugar a las máquinas<br />

para hacer monedas y comprar cigarros<br />

y pelar con la vecinas a los otros.<br />

Así en estas calles ahogadas, crecí sola<br />

(mientras mi mamá trabajaba todo el día<br />

o salía con algún pololo<br />

y mis tías veían teleseries)<br />

sola sobre mi bicicleta y mis patines en línea<br />

sin jamás tocar el suelo, sola<br />

sin Dios ni la Virgen<br />

en una casa sin hombres.<br />

Por eso me cuido y me imagino viviendo<br />

en un condominio de casas de colores<br />

con antejardín de rejas blancas<br />

pasto verde y avenidas anchas<br />

muy anchas<br />

ir a un mall a comprarme lo que quiera<br />

sin preguntar cuánto vale,<br />

30 Retratos Hablados


tener un cero kilómetro,<br />

para llegar el pasaje manejándolo.<br />

Y para que todas ahora, con razón,<br />

se mueran de envidia<br />

y me deseen toda clase de males:<br />

parálisis cerebral, abortos<br />

o, mejor aún, que tenga de amante<br />

a un viejo casado que me saque la chucha<br />

o que siga de allegada en la casa de mis tías,<br />

como mamá soltera / igual que ahora,<br />

pero pobre, gorda y vieja<br />

que pase mirando tele<br />

y salga por la estrechez<br />

de estos pasajes a jugar a las máquinas<br />

en el negocio de la esquina<br />

Retratos Hablados 31


RETRATO DE UNA MUCHACHA ANTIGUA<br />

Domingo en la mañana en el diario<br />

una foto antigua en blanco y negro<br />

de hace cien años<br />

una familia anónima posando<br />

en ese tiempo estático<br />

que registra la cámara<br />

hipótesis de la existencia,<br />

los adultos vestidos de negro,<br />

los niños y los jóvenes de blanco.<br />

Herido por no sé que azote,<br />

te reconozco sentada<br />

en el brazo del sillón<br />

las palabras naufragan a la hora<br />

de describir el bullir de la sangre<br />

que me acompaña desde que te vi<br />

(otra vez)<br />

rodeada por tu familia,<br />

virgen de este sueño canallesco.<br />

Tus ojos me miran más allá<br />

de todas las distancias<br />

y en tu expresión de labios apretados<br />

me revelas tu origen angelical<br />

prístino, inocente, limpio<br />

como la mañana antes de la fiesta.<br />

Te ves hermosa con ese vestido<br />

en que adivino tu piel intacta<br />

recorro con mis dedos<br />

tus trenzas, tu cara, tus brazos<br />

32 Retratos Hablados<br />

«Mi veneno inocularte, hermana»<br />

(Ch. Baudelaire)


más abajo tus piernas,<br />

tus inseparables rodillas,<br />

tus negros zapatos,<br />

tus calcetines blancos<br />

y me duele no haber podido nunca<br />

mancillar tu claridad<br />

salpicarte y mancharte de palabras y de textos<br />

pervertir esos labios y<br />

esa sonrisa que se escapa<br />

porque nunca tuve entre los dedos<br />

la canela de tu pelo castaño<br />

ni sentí el perfume de tu cuello<br />

ni escuché tu voz que no adivino<br />

ni supe tu nombre<br />

pues hoy solo eres sombra<br />

un poco de tierra en algún cementerio frío<br />

solo esta imagen en papel de diario<br />

que el tiempo ha llenado de gestos amarillos.<br />

Retratos Hablados 33


«NACIMIENTO DE VENUS» (Sandro Botticelli. 1482)<br />

Como una aparición<br />

en el devenir de estas calles<br />

Venus Afrodita<br />

adormecida silueta maculada,<br />

alterada por el tiempo<br />

y la polución de la ciudad<br />

no hay lluvia de flores<br />

ni ropajes de seda<br />

sino un jeans que aprieta sus muslos,<br />

y una polera sobre el sostén<br />

que envuelve sus senos<br />

sin implantes<br />

y su piel de diosa eternamente joven<br />

perfil en el rubio acontecer<br />

fumando espera de madrugada<br />

en un paradero de Santiago de Chile<br />

por locomoción colectiva…<br />

que la traslade / inaudita de pie.<br />

Deidad desterrada y anónima<br />

para el público que pasa a su lado<br />

(dueñas de casa, obreros, oficinistas,<br />

estudiantes, trabajadores)<br />

detenida en la calle aguardando<br />

un terrenal vehículo<br />

que la lleve a algún destino<br />

pedestre y tal vez laboral<br />

ni carrozas, ni limusinas<br />

pues ya nadie la reconoce<br />

no hay autógrafos, ni fotografías<br />

no hay periodistas, ni curiosos.<br />

34 Retratos Hablados


Es que los clásicos ya no se leen<br />

por estos parajes, Venus Afrodita<br />

no existe para la gran mayoría<br />

de los connacionales<br />

y muchos menos han visto en directo<br />

el famoso cuadro neoplatónico en cuestión<br />

en la galería de los Uffizi en Florencia<br />

no hay dinero para mitologías…<br />

y mucho menos griegas.<br />

Retratos Hablados 35


JANIS (1971)<br />

36 Retratos Hablados<br />

Para Pía<br />

«Aprende a ser, formal y cortés»<br />

(Sui Generis)<br />

Amo las motos<br />

por esa libertad que me llena los ojos<br />

y la bicicleta por la magia de subir y bajar cerros<br />

amo a «Sui Generis», a «Los Jaivas»<br />

también a la Janis, me habría gustado<br />

ir y verla en Woodstock<br />

y ser como ella.<br />

Cocino mis propias hamburguesas<br />

y también cuando puedo hago las tarjetas y<br />

regalos de navidad.<br />

Amo los ritos de una mesa<br />

bien puesta<br />

los asados, el buen vino y las ensaladas<br />

y la fruta y lo vegetal<br />

y el olor a tierra<br />

me horroriza la comida del Mac.<br />

Siempre pensé<br />

que debí haber nacido en el sur<br />

en Chiloé<br />

vecina de la Fiura y la Pincoya<br />

y los duendes que explican mi desorden,<br />

pero nací desterrada en Santiago<br />

y aunque mi barrio de niña fue Vitacura<br />

claro, cuando Vitacura no era lo es que ahora<br />

y había campos y vacas<br />

y la perfección de la memoria.<br />

Quizá de ahí viene mi gusto por la tierra.


Creo que mi rebeldía nace de mi educación<br />

alemana, monjas, hábitos y crucifijos<br />

más de alguna tranca les debo a las fräulein<br />

y a mi madre que se fue para hacer su vida<br />

y vivir en una frontera sin hijos.<br />

Pero me refugié en el arte:<br />

la plaza del Mulato y sus museos<br />

las ferias artesanales y del libro,<br />

el Parque Forestal frente al MAC<br />

y el teatro y mis sueños de ser actriz<br />

«Mala sangre»/ Jorge Díaz<br />

y escribir, llenar largos cuadernos verdes<br />

(con mi pluma biselada y caligráfica)<br />

¿dónde estarán?<br />

Me gustaba irme<br />

semanas sola a orillas de un lago,<br />

me hubiera quedado en esa época<br />

en los ochenta de «Fulano»<br />

y usar la ropa suelta y la lana, mucha lana<br />

y el color fucsia y el violeta<br />

un morral o bolso tejido a palillo<br />

pañuelo en la cabeza o en el cuello<br />

en las protestas<br />

(cuando teníamos algo porque luchar)<br />

o en el Peda filosofando en los jardines<br />

defendiendo con amor a Huidobro<br />

–del que quise ser su Ximena–<br />

a Emar o algún otro maldito.<br />

Pero senté cabeza<br />

y me gustó hacer clases<br />

y aunque me daba pánico<br />

me casé y tuve hijas,<br />

Retratos Hablados 37


como cualquiera,<br />

vivo en el orden establecido<br />

hablo por celular<br />

lleno el carrito a fin de mes<br />

y pago mis cuentas,<br />

me endeudé para comprarme un auto<br />

y mi casa en un barrio consolidado<br />

de clase media<br />

no muy alternativo, pero en fin,<br />

con casa de muñecas y<br />

un resbalín en el patio<br />

piscina en el verano y mascotas<br />

muchas mascotas.<br />

Janis Joplin murió en octubre del '70<br />

como una heroína del rock tenía 27 años.<br />

Yo nací en mayo del '71, mi moto<br />

se oxida en el antejardín<br />

y poco a poco me acerco a los 40.<br />

38 Retratos Hablados<br />

2010


MUCHACHAS EN FLOR<br />

En vivo y en directo<br />

para el show televisivo del verano<br />

despiadadas ante la multitud<br />

recién salidas de la infancia<br />

con sus cuerpos apenas estrenados,<br />

cruzando las calles céntricas de la ciudad<br />

disparando a quemarropa a todos los sentidos.<br />

Muchachas inocentes ante tanta mirada,<br />

no saben que son parte de la película<br />

que el hombre del montón se pasa<br />

«reality» sin reflectores ni cámaras<br />

que la publicidad de sus pechos<br />

y el canon de sus cinturas<br />

despiertan aromas de cacerías antiguas,<br />

que sus piernas, brazos y ombligos desnudos<br />

obligan a pensar en pervertir<br />

virtuosísimas e indemnes muchachas en flor<br />

que nutren fantasías de oficinista<br />

aunque a lo lejos, como cuando miran la tele.<br />

Pero ellas siguen su camino, incólumes<br />

dejando una vaga sensación de irrealidad, en fin,<br />

de programa de televisión, pero sin control remoto.<br />

Retratos Hablados 39


II. El Oficio


CARTA A SARMIENTO<br />

Te escribo desde la humedad<br />

de este litoral corrosivo<br />

desde este frío que cae hoy desde el cielo<br />

desde estas costas repetidas en la memoria.<br />

Me respondes<br />

desde el torrente agresivo<br />

de una ciudad con 37°,<br />

con plazas sin viento y mucho polvo<br />

donde veranear según tú es una utopía.<br />

Trabajas en un instituto oscuro<br />

y yo escribo enero<br />

y tengo llenos de arena los papeles<br />

tú de notas, de calificaciones y de informes<br />

que aún no redactas<br />

yo estoy condenado a la diversión<br />

a las olas de este mar frío que taladra los huesos<br />

que resiste el envite del bañista<br />

condenado a las palmeras y al pan de huevo<br />

a la poca intimidad, a escuchar música que no me gusta<br />

a sentarme bajo el quitasol y contemplar mayoritariamente<br />

cuerpos fuera de forma<br />

fuera de temporada, chilenos y chilenas<br />

con cuerpos naturalmente desastrosos.<br />

La vida nos ha arrojado a extraños exilios<br />

a mí, a uno de arenas congestionadas<br />

donde apenas puedo escribir<br />

escondido en un cuarto, fugitivo, exiliado<br />

a ti al metro, cargado de papeles y de proyectos<br />

viendo las caras de otros chilenos y chilenas<br />

Retratos Hablados 43


que sueñan con alguna playa del litoral<br />

que sueñan estar de guatita al sol<br />

con una palmera y un pan de huevo,<br />

por eso soportan estoicos sus trajes sudados<br />

sus pequeños sueldos, sus largos horarios<br />

entre ellos vas tú<br />

imaginando un cuento, algún poema<br />

que no podrás escribir<br />

porque el sol de Av. La Paz<br />

cerca del cementerio<br />

te acuchilla a esta hora<br />

en el bus que te lleva a tu Comala.<br />

44 Retratos Hablados


ESCRITOR<br />

En este rincón de Chiloé<br />

en una casa empinada sobre la calle Coloane<br />

mientras los otros cocinan<br />

llenando ollas con cebolla, ajo y arroz<br />

machas con queso en el horno<br />

y el vino blanco enfriándose<br />

el poeta, inútil, escondido<br />

escribe<br />

mirando el horizonte de verde y mar<br />

inventa redondas metáforas<br />

alejado del mundo de sartenes y platos<br />

escribe<br />

mirando el paisaje de viento y crujidos<br />

la puerta suelta de la reja, la escala coja<br />

el humo de los cerros,<br />

más allá del canal imagina, ensueña<br />

extrae palabras,<br />

mientras los niños juegan<br />

y los adultos cocinan y preparan la mesa,<br />

él no puede hacer nada más que escribir<br />

frente a omnímodas salmoneras<br />

escribe con vergüenza<br />

de ser un inútil cocinero<br />

de ser solo un buen degustador<br />

de vinos y machas,<br />

pues escribir lo proscribe,<br />

lo enfrenta a la mirada de los otros<br />

que sí trabajan,<br />

por eso escondido entre el viento y el sol<br />

arrellanado contra la pared de la casa<br />

escribe en esta casa empinada sobre la calle<br />

con nombre de escritor, preparándose<br />

no sé, quizá para ayudar a lavar los platos.<br />

Quemchi, 2008.<br />

Retratos Hablados 45


FUIMOS A VISITAR AL ANCIANO POETA<br />

Desde la playa divisamos su casa negra<br />

grandes ventanales con cruces blancas<br />

nave hundida y encallada hace años en estas costas<br />

con el anciano poeta a cuestas<br />

la casa está en pie al igual que su dueño<br />

que sigue perfeccionando su soledad<br />

lejos del discurso cabrón y aristocratizante<br />

–como diría mi amigo Sarmiento–<br />

afuera estacionados sus anacrónicos autos<br />

trabajos prácticos, llenos de papeles inútiles,<br />

recortes de diarios y libros, demasiados libros<br />

con la foto del poeta en la portada<br />

quien aburrido del mundo<br />

lejos ya del deseo y del sufrimiento<br />

como monje budista<br />

yace encerrado en su nirvana en blanco y negro.<br />

Lo miramos desde la calle<br />

y solo vimos su sombra tras los cristales<br />

y como una imagen de sí mismo atravesó paredes<br />

luego vimos sus manos, solo sus manos,<br />

tomar un diario y leer desde el más allá<br />

dar vuelta las páginas<br />

frente al mar y el bullicio del verano<br />

no pudimos hablar con él<br />

«no atiende a nadie» –nos dijeron–<br />

pero le dejamos una ofrenda de papeles impresos<br />

una revista que sale cuando puede<br />

y algunos libros que no sabemos si alguna vez irá a leer<br />

ahí se quedó en su casa de altas paredes negras<br />

y grandes ventanales llenos de cruces blancas.<br />

46 Retratos Hablados


CANALLAS<br />

Este oficio el más inútil<br />

el oficio de la canalla<br />

juntar palabras en una gesta en blanco<br />

solitario, autista en el abecedario nocturno<br />

sol de invierno que no calienta a nadie<br />

escalera a ninguna parte<br />

calles sin salida –las palabras–<br />

onanismo sin respuesta, seco, estéril<br />

disparos de salva, frases destinadas al olvido<br />

o a la consagración siempre de unos pocos<br />

todo esto ya lo sabemos<br />

no hay condena<br />

vamos girando en el mismo remolino<br />

cambalache de desagües<br />

que nos llevan a la misma alcantarilla.<br />

Retratos Hablados 47


DANZA MACABRA<br />

Vestidos con los trajes de la juventud<br />

en los años '80 en plena dictadura<br />

nos juntábamos los viernes o los sábados de noche<br />

para transitar calles y leer y leernos,<br />

con instinto carnicero y caníbal: «poemas».<br />

Paseábamos por veredas, nos sentábamos en cunetas<br />

jugábamos en las plazas vacías a que de nuevo<br />

éramos niños o poetas que con un «Golpe de dados»<br />

lanzaban versos desde un puente al río Mapocho<br />

éramos así, columpios y vino tinto<br />

libros, papeles, ropajes negros,<br />

cuervos de una ciudad dormida, adversos, diletantes<br />

ideando entre árboles, textos grandiosos<br />

textos que cambiarían la poesía chilena para siempre<br />

que guardábamos arrugados y apurados en los bolsillos<br />

luego con varios grados bajo cero<br />

en boliches o en la casa de algún amigo<br />

los sacábamos y los leíamos seriamente,<br />

impostando voces, creyéndonos el cuento<br />

y venía lo de siempre<br />

primero un silencio largo<br />

(la espera atroz)<br />

hasta que alguien comenzaba la danza macabra<br />

con navaja filosa de mano en mano<br />

lanzando cortes agudos, iluminando con ironía<br />

ese viernes o ese sábado de «taller»,<br />

nadie se salvaba del disparo o el ultraje a quemarropa,<br />

gratuita sin piedad la crucifixión pública,<br />

comíamos cacofonías, rimas, metáforas usadas,<br />

48 Retratos Hablados


caían metonimias, autoestimas, amistades.<br />

No había maestros, escribíamos sin luz, a ciegas,<br />

pero serios, muy serios, adivinando el oficio, a contrapelo.<br />

Años después devorados por nosotros mismos,<br />

pocos sobrevivimos a estas ceremonias<br />

sin duda los más torpes, sin duda los menos aptos.<br />

Retratos Hablados 49


TARDE DE POESÍA<br />

Con mi amigo Sarmiento esta tarde<br />

estuvimos hablando de poesía<br />

el felino travieso que desaparece cuando quiere<br />

la meretriz de caderas anchas y pechos dulces<br />

la loca del barrio, la maricona, la pálida muerte<br />

y sus frutos<br />

la habitación cerrada de la casa<br />

tras la cual yace el inútil, el borracho perdido,<br />

el desempleado,<br />

la sorda palidez de la vergüenza,<br />

de esa lacra pegada a los huesos fríos<br />

de los cercenados por la lluvia.<br />

Y pasamos del análisis de unos cuantos versos<br />

hechos a fotografías, minas que pasean,<br />

señoras (no muy señoras) que engañan a sus maridos,<br />

asesinos, canallas, vendedores, abogados, etc.<br />

al detalle de una frase o de un gerundio mal cosido.<br />

Qué manera más extraña<br />

de pasar una tarde (que se fue haciendo noche)<br />

hasta encender la estufa y tomar otro café,<br />

para luego discutir<br />

cómo construir los andamios<br />

de la estética que se avecina<br />

más allá de este cuarto de hora<br />

porque hemos encanecido llenando papeles<br />

nuestras vidas son papeles que hay que revisar<br />

tachando la retórica hueca<br />

perfeccionando el sonido de aquel verso<br />

tachando aquella palabra que no dice nada o<br />

de esa otra que sigue esperando por la perfección<br />

50 Retratos Hablados


o la conformidad que nunca llegan.<br />

Pero, a pesar de todo, nos hemos amanecido<br />

conversando de esta amada puta,<br />

que (ya lo sabemos) se va con cualquiera<br />

de este dulce e inútil sueño del ocio<br />

de este futuro que nunca llegó ni llegará,<br />

pues con ella no vamos a ninguna parte<br />

y –lo que es lo mismo– a nadie le importa.<br />

Retratos Hablados 51


MESTER MENOR<br />

A mis alumnos de taller.<br />

Este oficio es menor<br />

sentarse a redactar frases<br />

en papeles arrugados, sacadas<br />

a contrasueño, a contraluz<br />

a contrapelo, a contramano<br />

a puro cielo, a puro cuento<br />

despercudiendo las palabras que usamos<br />

escriturando verbos<br />

cansados de adjetivos televisivos<br />

y comas mal puestas<br />

y cacofonías<br />

en fin,<br />

corrompiendo la vieja y anquilosada<br />

lengua que hablamos o reciclándola<br />

para luego<br />

armar historias y corregir<br />

leyéndolas a veces por las tardes<br />

quizá un viernes<br />

después del café conseguido por ahí<br />

reunidos en tóxico círculo<br />

esperando el juicio<br />

la sentencia de los otros<br />

audiencia carroñera<br />

que como una maldición<br />

o un mal de ojo<br />

hecho de pausas y de silencios<br />

de preferencias y rechazos corrige,<br />

tacha, anula, recorta y nutre.<br />

Este oficio es menor,<br />

solitario acontecer, autismo<br />

52 Retratos Hablados


que se enfrenta a la hoja muda<br />

en el bullicio del carrete<br />

esculpiendo o escupiendo<br />

¿versos? ¿narraciones?<br />

Para perpetrar alguno que otro<br />

pernicioso texto de este mester olvidado<br />

o ignorado<br />

que intenta fijar el devenir<br />

y rescatarnos de su fino,<br />

pero persistente desprecio.<br />

Retratos Hablados 53


VENDEDORES<br />

En este verano sin lluvia en Angelmó<br />

caleta gastronómica al sur de los mapas<br />

junto al calor sofocante de sus cocinerías<br />

como un extraño milagro<br />

llegó a vender su libro de poemas a mi mesa<br />

entre salmón frito, curanto y té frío<br />

Susana Sánchez Rivas<br />

poeta nacida en Puerto Montt<br />

el 11 de diciembre de 1972<br />

(como dice la contraportada)<br />

y tal como otros aquí mismo<br />

ofrecen papas, empanadas o mariscos<br />

ella ofrece versos, metáforas o comparaciones<br />

¿Qué vende en el fondo<br />

de los trescientos ejemplares de su última autoedición<br />

«Regresos y Lejanías»?<br />

Y recordé a otros que hacían lo mismo<br />

en Santiago en Bellavista: Erwin, Yuri<br />

en bares, fuera de un cine o del teatro UC<br />

¿Cómo se vende la poesía?<br />

¿Qué vendes cuando vendes poesía?<br />

(Preguntaría Rojas)<br />

¿Qué compras?<br />

Susana Sánchez Rivas seguirás paseando<br />

(entre las mesas, los caldillos,<br />

y los pescados fritos con agregados)<br />

tus versos llenos de viajes.<br />

«Me ha ido bien» me dijiste<br />

y luego una dedicatoria simple<br />

en el libro que te compré<br />

junto al calor de este enero, sin lluvia,<br />

en las cocinerías de Angelmó.<br />

54 Retratos Hablados


LA VIDA BAJO LOS QUITASOLES<br />

Allí estábamos en la tras noche<br />

de ese nuevo año<br />

armando otros sueños sobre la arena<br />

playa de un mar mil veces visitado<br />

una enorme resonancia de gaviotas<br />

la luna quebrada sobre las olas<br />

proporcionaba la escena<br />

y corríamos bailando<br />

dándole la espalda al tiempo<br />

de lo que fuimos / de lo que llegaríamos a ser<br />

abrazando la constancia de estar vivos<br />

para deshacerse, arañar (con suerte)<br />

la capa externa de la existencia.<br />

Leíamos en voz alta, en la oscuridad de las rocas<br />

a un público invisible<br />

destrozando las palabras<br />

porque éramos jóvenes y nos sentíamos poetas.<br />

No sabíamos que ya se hacía tarde<br />

tarde para la poesía y para la música<br />

Morrison ya no cantaba más<br />

lo encontraron en París en una tina<br />

su música había engordado<br />

herida de gonorrea con dólares en los ojos<br />

y el último poeta del siglo<br />

yacía bajo toneladas de tierra<br />

su cabeza era un hueso blanco y pelón.<br />

No sabíamos lo que se nos venía<br />

(el orden de los trabajos<br />

la vida bajo los quitasoles<br />

una enorme y pulcra toalla sobre la arena).<br />

Retratos Hablados 55


Pero exultantes traspasando esa noche<br />

hasta el instinto, seguimos bailando<br />

con la música del muerto maldito y maravilloso<br />

lector de Blake y narcisista<br />

es que era noche de año nuevo<br />

otro año, hay que abrazarse<br />

disparar vómitos al espacio<br />

beber como respirar / respirar como bailar<br />

sin darnos cuenta de nada<br />

sin percatarnos que ya no hay juventud<br />

ni sueños ni revolución<br />

que la poesía que esperábamos / ya no la escribimos<br />

que nunca nadie la escribió<br />

que ya no fuimos los héroes de cómics que quisimos ser<br />

–ya estábamos de frente con la muerte–<br />

que el futuro ya pasó y parece que pasó de largo<br />

por el lado de nuestros cuerpos / aunque el mar siga allí<br />

mil veces violado por los hombres<br />

mil veces hermoso y horriblemente perverso<br />

y hermoso y hermoso y ancho y profundo.<br />

Ya la música de los muertos se ahogó<br />

ya de todo eso que fuimos no queda nada<br />

solo restos, no hay fotos, solo escombros<br />

tribunales, psiquiátricos, encierros,<br />

autismo alcohólico, cementerios,<br />

un ancho mar astillado, un ancho mar hundiéndose<br />

en los basureros de la memoria.<br />

56 Retratos Hablados


LA POESÍA NO SIRVE PARA NADA<br />

Pasear, buscar libros viejos<br />

abandonarse en una biblioteca detrás de un cómic<br />

o en algún poeta nuevo, un buen narrador<br />

con la esperanza de que te digan algo,<br />

bajar ascensores<br />

subir otras escaleras ahora de una clínica<br />

tomarse muestras de sangre y de orina<br />

escuchar diagnósticos en la sala de espera<br />

ir a un tribunal, entrevistarse con un abogado<br />

todas esas caras aguardando algo<br />

larga fila de víctimas y papeles<br />

tomarse un café a medias<br />

levantarse de madrugada para<br />

recorrer las mismas calles:<br />

Américo Vespucio, la Costanera<br />

mirar las muchachas en flor<br />

a veces respirar<br />

tal vez ver televisión<br />

ir a hacer clases al cementerio con tus alumnos<br />

o tomar una cerveza con tus ex alumnos<br />

desarrapados pero con ropa de marca<br />

dolores de estómago, de pecho, de espalda,<br />

viajar con Sarmiento para hablar con Parra<br />

escucharlo …<br />

escucharse tratando de decir algo inteligente<br />

mirar el mar de Las Cruces<br />

leer encerrarse a escribir<br />

publicar una revista, lanzar un libro<br />

y mirar esas camisas colgadas<br />

la luz que entra por la ventana<br />

a esta hora<br />

(hoy martes que no tienes que trabajar)<br />

desnudarse para buscar entre las sábanas<br />

Retratos Hablados 57


escuchar la música de aquellos que están muertos:<br />

Miles, Charlie, Coltrane<br />

ir a ver a los que están vivos: Ornette, Sandoval, Sabina<br />

comer con los amigos<br />

ir al fútbol, al Nacional o al Sta. Laura<br />

hablar con tu hija de seis años<br />

que está aprendiendo a leer<br />

o con tu mujer acerca de su nueva pega<br />

ir al museo y quedarse parado frente a un cuadro<br />

o sacar fotos al río al parque o a lo que sea<br />

leer el diario mirar las noticias<br />

(la delincuencia, otro incendio, las elecciones,<br />

la pedofilia, la iglesia católica otra vez)<br />

escuchar a Daniel tocar guitarra<br />

seguir durmiendo leer a los clásicos<br />

tomarse un vaso de vino prender la estufa,<br />

llorar de pena no poder dormir de la angustia<br />

dejarse arrastrar por el tedio del domingo<br />

hablar con Max de su carrera<br />

ir al cine o al teatro<br />

estar de vacaciones, ir a la playa<br />

conversar en el bar «La Serena»<br />

con el «gringo Lagos» de sus monumentales novelas<br />

o de sus cuentos o de lo que sea<br />

largos monólogos de solitario empedernido<br />

escucharlo escucharse<br />

discutir de literatura porque sí porque no<br />

al lado de una cerveza que te hace ir al baño a cada rato<br />

Plaza Brasil<br />

la Quinta Normal, el Parque Forestal<br />

recorrer la calle del psiquiátrico y sus olivos<br />

o ir al centro de tu niñez<br />

la poesía está en todas o en ninguna parte<br />

la poesía no sirve para nada.<br />

58 Retratos Hablados


III. Paisajes


INÚTIL<br />

«Con el agua cae angustia»<br />

(Carlos Pezoa Véliz)<br />

Estás anclado a la cama<br />

con una pierna inútil que te pesa<br />

como cinco toneladas de malas noticias<br />

mientras el invierno se te instala<br />

en los dormitorios, en las mesas<br />

y en los cuchillos de la cocina.<br />

La puerta del baño entreabierta<br />

invitándote a una ducha que no te puedes dar<br />

un teléfono suena, el mundo está lejos<br />

en otro hemisferio los autos pasan,<br />

y la gente camina plácida por las calles<br />

sin conciencia de sus perfectos pasos<br />

piensas y le das vuelta a esa idea<br />

detenido, varado, encallado<br />

cabeceando las mismas murallas<br />

signos y anticipo de días más oscuros<br />

inevitables,<br />

marginales de la muerte<br />

suburbios que hay que transitar…<br />

de cuando en cuando.<br />

Es la metafísica del convaleciente,<br />

es la grisura que cae en esta tarde fría y lluviosa<br />

sobre la soledad de los enfermos.<br />

1 Diagnóstico: «Rotura de tendón de Aquiles».<br />

1<br />

Retratos Hablados 61


«PASEO EN EL CREPÚSCULO<br />

A LA LUZ DE LA LUNA». (Vincent Van Gogh, 1890)<br />

En este cuadro está el tiempo<br />

arrimándose al movimiento de esos seres<br />

que van de espaldas a la noche<br />

de espaldas al crepúsculo,<br />

seres ordinarios que pasean<br />

un hombre y una mujer<br />

zuecos rústicos en sus pies<br />

momento en que se llena<br />

de llamas en el cielo la luna sicótica<br />

los trazos verdes redondos y azules<br />

haciendo circular el pincel<br />

desde tus dedos hondos a la tela, Van Gogh,<br />

el tiempo en pinceladas agudas<br />

de óleo, el instante<br />

¿Cómo llegó aquí<br />

hasta este museo de Sao Paulo?<br />

¿Qué caminos recorrió<br />

para descansar aquí en esta pared<br />

frente a nosotros<br />

antes de esa lluvia que se llevó<br />

todos los paraguas?<br />

La gente pasa casi indiferente<br />

frente a la pequeña tela<br />

(49,5 X 45, 5 cm)<br />

pocos ven entre los cuadros<br />

la luz que emerge de él<br />

el azul verdoso manchando la noche<br />

el paseo eterno frente a este instante efímero<br />

el camino turbio hacia la muerte.<br />

62 Retratos Hablados<br />

Museo de Arte de Sao Paulo, octubre 2007.


A OSCURAS<br />

Te miras al espejo en la mañana<br />

no surgen estrellas en los ojos<br />

no hay metáforas<br />

es tibio el orinar en el retrete<br />

te afirmas de la cortina para no derrumbarte<br />

tus piernas tiemblan<br />

el agua cae fría, repentina<br />

te desnudas en el baño también frío<br />

te duelen los ojos son las 6:30<br />

odias todo<br />

sobre todo esa luz que entra por la ventana<br />

a pesar de la turbiedad del cielo.<br />

Pero hay que seguir vivo<br />

respirar aunque no se quiera<br />

hoy tendrás que trabajar trece horas<br />

estar sonriendo desde las 8:00<br />

para volver a casa a oscuras<br />

sin ninguna idea en la cabeza.<br />

Retratos Hablados 63


PLAYA DE LA POBREZA<br />

Voy caminando contigo quitasol abierto<br />

–me acuerdo de Picasso y Françoise Gilot<br />

en la foto de Robert Capa (1947)–<br />

vamos buscando una playa<br />

y te cubro del sol deteriorado que por estas costas<br />

ha podrido arena, agua y algas.<br />

En la tarde, plena tarde<br />

el calor y la luz del verano<br />

caen a pedazos filosos<br />

la marea ha bajado<br />

dejando a la vista un paisaje de basural<br />

el barro se adentra en los pies descalzos<br />

bañistas se agrietan en la orilla<br />

el olor pudre las nostalgias de lo bello<br />

pedazos de cemento inconcluso<br />

restos de botellas, cáscaras<br />

en los desagües de este paraíso.<br />

A la distancia el sol nos persigue<br />

tumbados en esta playa de la pobreza<br />

nadie soporta el humilde<br />

pero persistente hedor que tranquilo nos baña<br />

decidimos volver<br />

muy lejos de la Costa Azul<br />

y de la foto de Robert Capa.<br />

64 Retratos Hablados<br />

Castro, 2008.


TRIBUNAL DE FAMILIA<br />

Entrar en ese vértigo que se llama justicia<br />

en esa ley desaparecida hace tiempo<br />

esperar en la sala del tribunal<br />

adormecido y cansado<br />

aeropuerto hacia los pisos superiores<br />

2<br />

de este otrora hotel de segunda<br />

tu nombre y muchos nombres en la pantalla<br />

la hora, la atención de cada uno<br />

esperar por tu turno<br />

en la rutina ignominiosa de los papeles<br />

luego frente al micrófono repetir tus datos:<br />

rut, profesión y teléfono<br />

la jueza lee los escritos<br />

la sentencia se dilata<br />

para otro mes, para otro año, para otro siglo.<br />

Tribunal donde<br />

filas de familias rotas se avecinan<br />

divorcios, tuiciones y maltratos<br />

hombres y mujeres desvanecidos<br />

humillados por la abogacía y los secretarios,<br />

actuarios, notarios y guardias mayores<br />

frente a la promesa de un buen juicio<br />

de una pronta y urgente solución<br />

ocho mil quinientos cincuenta y cuatro causas<br />

un millón ochocientos mil<br />

órdenes de no innovar y de apercibimiento,<br />

tres arrestos domiciliarios.<br />

2 En Santiago, el Tribunal de Familia está ubicado en un edificio<br />

que antes era del Hotel Tupahue.<br />

Retratos Hablados 65


TESTIGO DE JEHOVÁ<br />

«Estamos en la quemá»–me dijo<br />

en la puerta de mi casa,<br />

3<br />

con la revista «La Atalaya» en la mano<br />

y mirando al cielo<br />

que no terminaba de deshacerse<br />

en gordos goterones de nubes negras.<br />

«Acaba de temblar ¿lo sintió?<br />

décimo cuarto temblor en la semana<br />

estamos en la quemá<br />

lea 'La Atalaya' con la Biblia en la mano<br />

el reino se acerca».<br />

Me dio la revista y se fue,<br />

cruzando la esquina desapareció<br />

un ángel viejo y gordo<br />

con el que Jehová me invitaba<br />

a cambiar de vida / sin mirar atrás.<br />

3 «La Atalaya, Anunciando el Reino de Jehová» es una revista<br />

religiosa, que se publica simultáneamente en 188 idiomas, con una<br />

tirada media de 42.162.000 ejemplares. (Wikipedia)<br />

66 Retratos Hablados


LIMA<br />

La grisatura de Lima<br />

nos cayó siempre en la cabeza<br />

en la catedral, en el río<br />

o frente al malecón.<br />

Hemos ido deshilachando esta ciudad<br />

la hemos recorrido a pie<br />

o en sus destartalados buses<br />

con olor a bencina<br />

y conductores achinados<br />

penetramos en sus iglesias<br />

el polvo de lo antiguo<br />

en las catacumbas del Barroco limeño<br />

hemos andado estas calles hacinadas<br />

volcados en el desorden<br />

y en el peligro de tomar las fotos<br />

desde el ángulo opuesto<br />

y en el barrio equivocado.<br />

Feroz contraste (como siempre)<br />

entre pobres y ricos<br />

a un lado el Rímac al otro Miraflores<br />

es el Barroco otra vez<br />

y sus claroscuros<br />

taxistas sobornados<br />

por hoteles de tercera<br />

y la basura de las calles<br />

frente al lujo del Atlantic City<br />

y sus tragamonedas<br />

que nos sorbieron el seso<br />

como cuando Santa Rosa de Lima<br />

4<br />

se colgaba de los cabellos .<br />

Lima, junio 2010.<br />

4 Una de las penitencias de esta Santa, según nos contó la guía<br />

de la Catedral de Lima, era colgarse de los cabellos.<br />

Retratos Hablados 67


RECLUSIÓN NOCTURNA<br />

En la disco ochentera cantando<br />

«Forever Young»<br />

como un himno parroquial<br />

hombres y mujeres sueñan<br />

con cuerpos esbeltos y pieles suaves<br />

con la juventud que ya no tienen<br />

han pasado los cuarenta<br />

y se les nota<br />

en la carne suelta<br />

en las muchas barrigas<br />

en las menopausias<br />

y en las canas que se establecen precisas<br />

a pesar de las tinturas.<br />

Viven en permanente<br />

reclusión nocturna<br />

pero hoy viciosos del baile<br />

están en la disco<br />

fiesta organizada por la oficina<br />

baile con maquillaje adiposo y transpirado<br />

mientras Rod Stewart canta<br />

los cuerpos al delirio de lo puro<br />

simulan un sexo en vivo<br />

negra orgía que desearían<br />

aunque ya es demasiado tarde<br />

todo es pasarse películas<br />

con una joven muy joven de firmes senos<br />

con la que solo pueden soñar<br />

mientras sirve las mesas<br />

y se toman el aperitivo de siempre<br />

y se fuman los mentolados<br />

completamente estériles<br />

llenándose la cabeza de lenguaje y deseos<br />

68 Retratos Hablados


por eso abren el abanico<br />

hay que soltarse las trenzas<br />

o echar una canita al aire<br />

o cualquiera de estas expresiones<br />

que suelen ser causa<br />

de divorcios y sentencias judiciales<br />

demandas por no pagar la pensión<br />

o no respetar el régimen de visitas<br />

están condenados a este simulacro<br />

a este carrete desarmado y escuálido<br />

jugando a ser adolescentes,<br />

babeando, cayéndose a puro pisco<br />

o ron con coca cola<br />

en el baño orinan bien despacio<br />

luego otra vez el baile en los espejos<br />

hasta que el cansancio los rinde<br />

y tienen que volver a casa<br />

a esas familias que aman con culpa.<br />

Todavía el aire está espeso<br />

la noche de octubre esta fría…<br />

en el estacionamiento<br />

hay que arroparse lo mejor que se pueda,<br />

son las calles y después serán los años.<br />

Retratos Hablados 69


EN TI VUELVEN TODAS<br />

Mientras te espero fuera del café<br />

la lluvia se deshace contra los vidrios<br />

la misma lluvia de hace años<br />

la lluvia que te ha traído.<br />

Y contigo vuelven otra vez<br />

las muchachas olvidadas<br />

y su olor de faldas<br />

en el trapecio nocturno<br />

de estas calles donde hace frío<br />

y es invierno y sigue cayendo la lluvia.<br />

Y ellas vienen contigo<br />

cruzando las calles húmedas,<br />

aun con los semáforos en rojo<br />

distingo sus figuras a lo lejos<br />

la forma de caminar hacia mí<br />

hasta que nos encontramos<br />

y te saludo y te beso y abrazo el pasado.<br />

Todas las mujeres que he amado<br />

llegan nuevamente de tu mano<br />

con sus largos abrigos<br />

y sus bufandas coloridas<br />

y esta certeza de estar<br />

apareciendo invariablemente<br />

a pesar de los cataclismos<br />

que nos han configurado<br />

en esta nostalgia<br />

y en ese tiempo de no vernos.<br />

Zona de fumadores y pedimos lo de siempre<br />

y ahí están de nuevo, únicas e iguales<br />

70 Retratos Hablados


al tomar la taza o el vaso<br />

al mirarme<br />

o al ir construyendo cada frase<br />

al sentarse cruzando las piernas<br />

al sacar el cigarrillo de su caja y encenderlo<br />

no lo has podido dejar –te digo–<br />

mientras te alcanzo el cenicero.<br />

Y hablamos de los discos<br />

que escuchábamos juntos<br />

y de nuestros sueños<br />

y de los libros que leímos<br />

y de los que nunca leyeron<br />

y de esas tardes perdidas<br />

en que las amé.<br />

La lluvia te ha traído y a ti con ellas<br />

en la edad perfecta del recuerdo<br />

en todas la pupila fija<br />

y el pelo mojado<br />

porque el paraguas se perdió.<br />

Es tarde, pido la cuenta<br />

y salimos otra vez<br />

a los faroles encendidos<br />

cada uno a seguir<br />

viviendo en líneas paralelas<br />

parados en una estación del metro<br />

en direcciones<br />

opuestas.<br />

Solo tú te quedas conmigo…<br />

ha dejado de llover.<br />

Agosto, 2010.<br />

Retratos Hablados 71


INVIERNO<br />

Este invierno está dentro de mí<br />

cuando respiro crecen estalactitas<br />

mi cerebro se llena de escarcha<br />

en mis ojos solo hay témpanos<br />

signos de hielo, inundaciones<br />

temporales encarnizados<br />

nubes cirróticas en el horizonte<br />

el agua brota por todas partes.<br />

Varios grados bajo cero<br />

se establecen en mis huesos<br />

por las calles la lluvia arrastra perros,<br />

puentes y recuerdos<br />

todo se lo lleva el relámpago<br />

no hay calor<br />

el sol, a esta hora, es una quimera.<br />

72 Retratos Hablados<br />

1/8/2010


ESPERANDO LA LLUVIA<br />

«Te recuerdo Amanda, la calle mojada…»<br />

(Víctor Jara)<br />

Martes por la mañana, la lluvia está por caer<br />

vestido de luto decido partir<br />

el metal tranquilo de su voz sigue retumbando<br />

mientras conduzco por las calles mojadas<br />

frente al patio de trenes de la Estación Central.<br />

Llego a mi oficina con la convicción cierta<br />

de estar en mi lugar / en mi puesto de trabajo<br />

cierro los ojos y abro la ventana<br />

se respira un viento tibio de septiembre<br />

con olor a pólvora, nubes cargadas<br />

y en la calle otros, como yo,<br />

tratando de encontrar su lugar<br />

pero han cerrado todas las puertas<br />

hasta nuevo aviso y han cortado las calles<br />

y los paraguas deberán seguir esperando.<br />

Escucho otra vez la radio y las últimas palabras<br />

el último discurso, su despedida, su testamento<br />

las noticias vuelan como palomas negras<br />

a mediodía lo único que cae del cielo<br />

son los buitres que comienzan su descenso en picada<br />

«la batalla del Mapocho» –me cuentan–<br />

y su primera víctima envuelta en una bandera<br />

con la estrella agujereada y en llamas.<br />

Mortajas sangrantes flotan en el río<br />

con balas punto treinta<br />

desde el puente Bulnes hasta abajo en Barrancas.<br />

Para apagar tanto incendio<br />

el miércoles tampoco llega la lluvia<br />

Retratos Hablados 73


los milicos nos sacan a punta de golpes<br />

de mi cabeza mana sangre<br />

veo las graderías abarrotadas de gente<br />

que siguen llegando durante varios días<br />

a este infierno con forma de estadio.<br />

Hoy es sábado y ya no hay esperanza<br />

prendo un cigarro –tal vez, el último–<br />

y me llaman otra vez<br />

y me toman del brazo escaleras abajo<br />

y me empujan por los pasillos llenos de rostros<br />

que no volveré a ver –pienso–,<br />

mientras un viento tibio se cuela por todas partes<br />

olor a pólvora –de nuevo–<br />

ruido de balas llenando de quejidos todos los rincones<br />

y las avenidas cercanas.<br />

Con los dedos rotos…<br />

en los camarines de este escenario bajo tierra<br />

ahora sí, estoy seguro, que no llegará la lluvia.<br />

74 Retratos Hablados


JARRO<br />

La ventana está al centro<br />

dentro de él desde arriba<br />

sumergida se transforma<br />

chispazo agudo<br />

trasparencia sobre transparencia<br />

ojo al cielo absorto desde el jarro<br />

sobre él / a través de él<br />

cada una de las miradas<br />

se detienen en el cristal<br />

y luego se hunden<br />

en lo básico de la perfecta instancia.<br />

En la madera pulida de la mesa<br />

la luz clara penetra en el agua.<br />

Retratos Hablados 75


BAÑOS<br />

Allí en los baños de los aeropuertos<br />

y en los de los moteles vacíos<br />

hay un olor inmensamente pegajoso<br />

turbio olor que deja el desinfectante<br />

que aromatiza la suciedad de paseo público<br />

el olor de manilla brillosa<br />

de calle atestada con perros hurgando basura sin clasificar<br />

hedor de camas y sábanas de cuartos por hora<br />

con pañuelos untados de semen<br />

o toallas higiénicas infectadas de sangre espesa<br />

inquietante ola rodeada de mendigos<br />

alfombra con marcas de cigarros<br />

cocina atestada de platos sin lavar<br />

ollas con plagas de hongos y restos de comida<br />

enfermedades venéreas que reptan<br />

por las páginas pornográficas de la red<br />

señoritas que se ofrecen también por hora<br />

abriendo sus piernas como urinarios<br />

vaginas dispuestas a dejarse llenar<br />

por los flujos nauseabundos de esta ciudad<br />

que almacena casas derrumbándose<br />

sobre vírgenes de yeso sin ojos y dioses sin clavos<br />

sobre cementerios adheridos a la pena<br />

de los que comercian con la muerte.<br />

Hemos vivido tanto tiempo<br />

bañándonos todos los días como si esto no existiera,<br />

limpiando nuestras manos con alcohol<br />

«La vida es más bella en los puertos<br />

cerca del mar frente al refugio de las olas»<br />

dice la publicidad siútica de ciertos condominios<br />

76 Retratos Hablados


para nuevos ricos satisfechos y hedonistas.<br />

Quisiera creer que es así<br />

pero, sin duda, todo es lo mismo<br />

carretera sin salida plagada de homenajes póstumos<br />

otro viaje a la deriva del mundo<br />

deteniéndose en mugrosas cafeterías<br />

con baños que hieden aún más<br />

con la carga de todo lo humano dentro.<br />

Retratos Hablados 77


FUEGOS DE ARTIFICIO<br />

Bajaron del cerro para ver más cercano el mar<br />

31 de diciembre de 2007, 23:58 hrs.<br />

frente a la caleta Portales<br />

en el abismo de las arenas repetidas y sucias<br />

llenas de carpas, improvisados asados y botellas<br />

a esa hora cien mil ojos miran el cielo del puerto<br />

es la noche de año nuevo<br />

miles de seres subiendo por las escaleras<br />

atravesando los puentes<br />

vigilando la nocturnidad que debía incendiarse.<br />

Y entonces las sirenas oscuras de los barcos<br />

como gritos de borrachos anclados<br />

anunciaron el comienzo de otro año<br />

y los murmullos de las olas<br />

se apagaron por la muchedumbre que se abrazaba<br />

brindando en copas de plástico compradas allí mismo<br />

con una champaña proletaria que caía en la arena<br />

con pelucas de colores y antifaces<br />

para dar paso a otro año, a otra página en blanco<br />

para creer que se empieza de nuevo, de cero<br />

e ir borroneando, otra vez, con falsas promesas<br />

(como las del amor eterno)<br />

y con deseos de una felicidad que no existe<br />

más allá de este cuarto de hora<br />

renovados e ilusos, ebrios de alcohol barato<br />

mirando el cielo donde los fuegos surgían de todas partes<br />

y la canción nacional y el olvido de ser quien eres (o eras)<br />

con la galaxia llenándose de espejos, de irrealidad<br />

de luciérnagas, del precario absurdo<br />

que como óleo, pintaba el paisaje de Valparaíso y sus cerros<br />

78 Retratos Hablados


multitud gozosa que abrió mil botellas<br />

que desbordó de pirotecnia los ojos<br />

y todos los sentidos, ya nadie sabía hacia donde mirar<br />

pues desde todos los puntos se abría el cielo<br />

atiborrándose de agujeros recién pintados<br />

y fueron todos chispazos de luz<br />

que cayeron finalmente al mar para apagarse<br />

(no hay más destino que ese)<br />

fuegos de artificio que adornan la fugacidad de las cosas.<br />

Retratos Hablados 79


Colofón


LA MUERTE EN DÍA DOMINGO<br />

Es que frente a la muerte nos rendimos<br />

se nos acaba el paisaje, el color,<br />

la temperatura de los trópicos<br />

y aparece el congelamiento<br />

de este domingo, su bajoneo atroz<br />

no habrá horizontes ni tampoco eclipses<br />

pues nos enredamos con la muerte<br />

y su capa cruel y sus cementerios<br />

¿Qué esperanza puede ser depositada<br />

en nuestros huesos llenos de lluvia?<br />

¿Qué decir?<br />

Es que frente a la muerte nos rendimos<br />

y ya no hay, ni habrá día lunes.<br />

Retratos Hablados 83


EXORDIO<br />

ÍNDICE<br />

«La zamacueca» (M.A. Caro. 1872)............................ 9<br />

I.PERSONAJES<br />

Confesión esperando la muerte de una mujer<br />

que nunca conoció el mar......................................... 13<br />

Nacida y criada en París.............................................. 16<br />

«Othello». (Shakespeare. 1603)................................... 18<br />

Retrato de un muchacho dormido en una mesa.......... 19<br />

Lar setentero................................................................ 21<br />

Pater familias............................................................... 23<br />

Paseo huérfanos........................................................... 24<br />

Arena contaminada..................................................... 25<br />

Llenas de palabras la casa.......................................... 28<br />

La princesa del pasaje................................................ 29<br />

Retrato de una muchacha antigua.............................. 32<br />

«Nacimiento de Venus». (Sandro Botticelli. 1482)... 34<br />

Janis (1971)................................................................. 36<br />

Muchachas en flor....................................................... 39<br />

II. EL OFICIO<br />

Carta a Sarmiento....................................................... 43<br />

Escritor........................................................................ 45<br />

Fuimos a visitar al anciano poeta................................ 46<br />

Canallas....................................................................... 47<br />

Danza macabra............................................................ 48


Tarde de poesía............................................................ 50<br />

Mester menor............................................................... 52<br />

Vendedores.................................................................. 54<br />

La vida bajo los quitasoles........................................... 55<br />

La poesía no sirve para nada......................................... 57<br />

III. PAISAJES<br />

Inútil............................................................................ 61<br />

«Paseo en el crepúsculo a la luz de la<br />

luna». (Vincent Van Gogh. 1890)......................... 62<br />

A oscuras..................................................................... 63<br />

Playa de la pobreza...................................................... 64<br />

Tribunal de familia...................................................... 65<br />

Testigo de Jehová........................................................ 66<br />

Lima............................................................................ 67<br />

Reclusión nocturna..................................................... 68<br />

En ti vuelven todas...................................................... 70<br />

Invierno....................................................................... 72<br />

Esperando la lluvia...................................................... 73<br />

Jarro............................................................................. 75<br />

Baños........................................................................... 76<br />

Fuegos de artificios...................................................... 78<br />

COLOFÓN<br />

Es que frente a la muerte nos rendimos......................... 83


Ediciones ESPERPENTIA<br />

Títulos publicados<br />

C o l e c c i ó n P o e s í a<br />

Groggy / Héctor Figueroa<br />

Mutante / Sergio Sarmiento<br />

Aviadores / Maximiliano Díaz Santelices<br />

Papelinas / Elisa Escalona<br />

(Silencios recortados) / Elena Alarcón<br />

Chuña / Lidia Moragas<br />

El Refrigerador de Bernardita / Sergio Sarmiento<br />

Materia Fugaz / Maximiliano Díaz Santelices<br />

Correspondencia Tardía / Claudio Sepúlveda Castro<br />

Especies Protegidas / Nuevas voces poéticas de Batuco<br />

Carrera por la Vida / Gricelda Núñez<br />

Retratos Hablados / Maximiliano Díaz Santelices<br />

En la Berma / Sergio Sarmiento<br />

C o l e c c i ó n N a r r a t i v a<br />

Capital (relatos) / Sergio Sarmiento


Retratos Hablados<br />

Se terminó de imprimir en noviembre de 2011.<br />

Esta primera edición consta de 200 ejemplares.<br />

Ediciones ESPERPENTIA<br />

Santiago de Chile

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