descargar - Portal de Cultura de Defensa - Ministerio de Defensa

"Yo os envío como ovejas en
medio de lobos. Sed, pues, astutos
como serpientes y sencillos como
palomas". MATEO 10.16
SAN JUAN DE ACRE
1291 ANNO DOMINI
La ciudad estaba condenada y
Roger lo sabía. Desde el puente de su
galera, contemplaba los incendios
que silueteaban los edificios principales
de la ciudad y las ya rotas murallas.
La catedral, los palacios, los
monasterios de las diferentes órdenes
de caballería, todo estaba condenado
a perecer bajo el ataque de mamelucos
y sarracenos. Era el fin de una
época. Lo que quedaba del Reino de
Jerusalén caería bajo la fuerza de la
pleamar de los sarracenos.
Como sargento de la Orden del
Temple había contribuido de forma
notable a la defensa de la ciudad,
Guerrero
almogávar
MISIONES INTERNACIONALES
Operación Libre Hidalgo
El regreso de Roger de Flor
pero ahora pasaba su mano desnuda
sobre la cruz de su espada, en la que
se reflejaba la de su hábito. No estaba
ordenado como los hermanos
caballeros, pero había luchado a la
par que ellos y su espada se había
bautizado en numerosas ocasiones
con la sangre de los infieles.
En la bodega y sobre la cubierta
de su nave se agolpaban ciudadanos
de la urbe condenada con todo lo que
habían podido salvar de sus posesiones
terrenales. Roger no lo sabía,
pero esas posesiones, salvadas de la
voracidad musulmana, le pondrían
en serios aprietos frente al Gran
Maestre de su orden que ordenaría su
captura. Tampoco sabía que estaba
destinado a mandar una hueste de
guerreros indomables y fieros, llamados
almogávares, que procedían del
Reino de Aragón. Con esos soldados
alcanzaría la gloria combatiendo a
los turcos bajo las banderas del
emperador de Bizancio y también su
muerte ignominiosa por la traición
del mismo que le tenía que emplear.
Cuando la leyenda de las hazañas
de los guerreros almogávares dormían
ya solo en algunas crónicas
cubiertas de polvo y en las mentes de
unos pocos eruditos, un comandante
de Infantería, Medalla Militar individual;
decidió volverles a la vida creando
una unidad de paracaidistas con
el nombre de uno de sus caudillos...
MEGUIDO
1482 ANTE CHRISTUM NATUM
El carro de guerra del Faraón
Tutmosis III partió raudo, tirado por
sus dos fuertes caballos Rayo de Sol
y Esperanza de Ra, hacia la masa de
enemigos dirigidos por el Rey de
kadesh. El Rey del Alto y Bajo
Egipto, había decidido castigar la
insolencia de sus tributarios descarriados,
recuperando las tierras de
Canaán con el poder de su ejército.
Su presencia magnífica fue recibida
con entusiasmo entre sus filas, que
alzaron en alto sus lanzas y golpearon
sus escudos, mientras sus gargantas
dejaban escapar un gutural
grito de guerra. Sobre su cabeza, la
corona de guerra celeste con la sagrada
cobra sobresaliendo de su frente
poderosa. El pecho cubierto con
armadura de bronce y oro, adornada
con las alas plegadas de un halcón
5