ESPIRITUALIDAD JUVENIL ESCOLAPIA - Escolapios de Argentina

ESPIRITUALIDAD
JUVENIL ESCOLAPIA
Un estilo de vida
calasancio para los
adolescentes y jóvenes

T
PRESENTACIÓN
enés en tus manos un texto muy esperado que
desarrolla la espiritualidad calasancia desde la
perspectiva de los jóvenes. Con él se trata de ir
concretando la línea de acción 2.2 del Plan
Provincial de Pastoral Juvenil Vocacional de las
Escuelas Pías de Argentina.
R
edactaron estas páginas los escolapios que
acompañan el camino de los chicos y grupos de
nuestros centros, a partir de la experiencia que
vienen haciendo con ellos. El trabajo se hizo en el
Encuentro de Asesores del 25 al 27 de febrero de
1995 en la Residencia Calasanz de Córdoba.
E
n comunión con lo que toda la Orden viene
reflexionando y haciendo con relación a la
sistematización de la espiritualidad propia de las
Escuelas Pías, desarrollamos aquí un enfoque
particular desde la perspectiva del muchacho y la
chica que recibe y acepta el don que Dios le regala
en Calasanz, lo asume conscientemente de manera
progresiva y opta por él como camino desde el cual
construirse. Difiere en algo, por tanto, de un planteo
pensado preferentemente para religiosos o laicos
adultos y en ello, precisamente, radica su
originalidad.
E
ste texto se inicia con una introducción en la que
se precisan los objetivos, destinatarios y
criterios. En un segundo lugar se describe qué
se entiende por espiritualidad, por qué es juvenil y
qué la hace escolapia. Luego viene el desarrollo de
siete núcleos temáticos que describen la propuesta
espiritual calasancia. Cada uno de ellos:
• se abre con unas citas bíblicas inspiradoras,

• se fundamenta en textos de Calasanz y sus
seguidores,
• se expresa idealmente desde la perspectiva de
los jóvenes,
• y se concreta con medios y experiencias para
vivirlo.
N
o olvidemos, no obstante, que el gran libro de
espiritualidad y pedagogía que Dios nos ofrece
en Calasanz es su propia vida. Leer, entonces,
su biografía y sus cartas, recorrer con él su camino
humano, espiritual y apostólico, es la mejor escuela
de santidad para nosotros. Este trabajo sólo
pretende ayudarnos a hacer eficaz hoy el don de
Calasanz para bien de los adolescentes.
Q
uiera el Padre que este texto lo vayamos
reescribiendo, jóvenes y escolapios, en
nuestras propias vidas. Y que el Espíritu sea
quien dicte las palabras. Para gloria de Dios y
utilidad del prójimo...
Equipo Provincial de Pastoral Juvenil Vocacional

I.
INTRODUCCIÓN

1
Desde el
carisma
escolapio
2
Objetivos
3
Destinatarios
El carisma escolapio constituye
para nosotros, seguidores de Calasanz,
un punto de referencia decisivo
para nuestro modo de ser, pensar y obrar.
Y define nuestro camino
de seguimiento de Jesús en la Iglesia,
brindándonos la posibilidad de realizar
la opción fundamental de nuestras vidas.
I. Introducción
Por eso este documento presenta
una síntesis histórico-narrativa
de la espiritualidad propia de los jóvenes escolapios,
para dar unidad al acompañamiento que se les
ofrece.
Así lograremos:
• compartir con otros jóvenes
la riqueza de la propuesta de Calasanz
como camino de santificación y apostolado;
• actualizar el don que Dios nos hace en N.S.P.
para bien de los muchachos
y edificación de la Iglesia;
• dar lugar a un proceso de asimilación
de la espiritualidad escolapia
desde la experiencia de los mismos muchachos,
animadores y asesores.
Estamos convocados a vivir esta propuesta:
• los muchachos y chicas que quieren crecer
en el camino de identificación
con Cristo, Maestro y Crucificado,
en la escuela de Calasanz;
• los religiosos y jóvenes animadores
que acompañan el camino formativo y apostólico
de los adolescentes y jóvenes
de los ambientes escolapios.
5
Comentari

4
Criterios
6
Espiritualidad Juvenil Escolapia
Estas páginas se orientan por los siguientes
criterios:
• docilidad al Espíritu Santo
en la búsqueda de la voluntad del Padre;
• en atenta escucha de la Palabra de Dios;
• con fidelidad a la inspiración calasancia;
• desde la situación juvenil;
• en coherencia con las líneas de renovación
de la espiritualidad cristiana del Conc. Vaticano
II
y la experiencia eclesial contemporánea.

II.
LA ESPIRITUALIDAD
JUVENIL ESCOLAPIA:
INSPIRACIÓN, CONTENIDO Y FRUTO
DE NUESTRA PROPUESTA EDUCATIVA

5
Proyecto
original
de vida
6
¿Qué
entendemos
por
espiritualidad
?
7
¿Por qué
juvenil?
8
¿Por qué
escolapia?
II. Inspiración, contenido y fruto de nuestra propuesta
Vivimos el camino de crecimiento en la fe
en el ambiente comunitario escolapio
y en él se nos va revelando progresivamente
un proyecto original de vida
que se nutre de una espiritualidad
que reconocemos como propia.
Entendemos por espiritualidad
la respuesta que damos a la llamada
que Dios Padre nos hace, en el Espíritu,
a identificarnos con su Hijo Jesucristo.
Y al responder de modo integral
generamos un estilo concreto de vida cristiana
aceptado por la fe,
obrado en el amor
y sostenido por la esperanza.
En esta espiritualidad subrayamos
algunos valores y ciertos medios para realizarlos,
que nos permiten configurar el estilo propio
de ser discípulos de Cristo.
Es una espiritualidad juvenil
porque vivimos esta propuesta de discipulado
desde el propio ser joven,
convencidos de que esta etapa de nuestra vida
es el lugar en que hoy Dios nos llama
a una existencia plena según el Evangelio.
Es una espiritualidad escolapia
porque surge y se desarrolla en comunidades
relacionadas con educadores y obras escolapias
donde encontramos a José de Calasanz
como modelo y guía a seguir en nuestros días.
Su vida es Buena Noticia para los jóvenes
que vale la pena ser vivida.
9

9
Característica
s
de la E.J.E.
10
Definición
de la E.J.E.
11
Inspiración,
contenido
y fruto
12
Alcance y
compromiso
10
Espiritualidad Juvenil Escolapia
Por eso sentimos a Calasanz
como Padre, Maestro y Amigo,
que nos inspira y acompaña
en el camino de la santidad.
Esta espiritualidad,
vivida por jóvenes de ambientes escolapios,
es educativa, apostólica y vocacional.
Porque mediante el propio conocimiento,
la docilidad interior a la voluntad del Padre
según la guía del Espíritu Santo
y la apertura a la acción de los educadores
nos ayuda a hacernos:
• responsables de nuestra vida y crecimiento,
• capaces de generar propuestas evangélicas
a compañeros y ambientes
• y dispuestos a responder
a nuestra vocación específica.
La espiritualidad juvenil escolapia es, entonces,
un proyecto y estilo de vida cristiana
que Dios nos regala en Calasanz y sus seguidores
por inspiración del Espíritu Santo
como camino de santidad
propuesto y protagonizado por jóvenes
bajo el amparo y protección de la Virgen María.
Dios nos está invitando a que este itinerario
de fe y crecimiento, personal y compartido,
tenga en esta espiritualidad juvenil escolapia
su inspiración dinamizadora,
su contenido más original
y su fruto más maduro.
Ella es un don ofrecido
a todos los adolescentes y jóvenes de las Escuelas
Pías:

13
14
Síntesis
de la E.J.E.
II. Inspiración, contenido y fruto de nuestra propuesta
desde aquéllos para los cuales
es una referencia apenas en germen
hasta quienes, de modo explícito y consciente,
hacen propia la propuesta de vida y misión de
Calasanz
y son el núcleo animador de los demás.
Para ayudarnos a la
profundización, vivencia y expresión
de esta espiritualidad juvenil escolapia
nos valemos aquí de la siguiente síntesis:
Recibiendo el don
que el Padre nos regala en Calasanz (1),
bajo la guía del Espíritu Santo (2)
nos adherimos a Cristo, Maestro y Crucificado (3),
que toma forma en nosotros (4),
con la presencia y ayuda de la Virgen María (5)
a través de un camino compartido
de educación en las Escuelas Pías
que nos lleva a ser cooperadores de la Verdad (6),
testigos de la esperanza del Reino futuro
en la familia, la Iglesia y la sociedad
para gloria de Dios y utilidad del prójimo (7).
11

III.
Núcleos
de la Espiritualidad
Juvenil Escolapia

1.
Calasanz,
un don del Padre
para los niños y jóvenes

15
16
17
III.1. Calasanz, un don del Padre para los niños y
jóvenes
“El que no reciba el Reino de Dios
como un niño no entrará en él.
Y abrazaba a los niños y los bendecía
poniendo las manos sobre ellos”
(Mc 10, 15-16)
A. La voz de Calasanz y sus seguidores
“H
“Sean imitadores míos,
como yo lo soy de Cristo”
(1Cor 11,1)
e encontrado en Roma
el mejor camino para servir a Dios
haciendo el bien a estos pobres muchachos
y no lo dejaré por nada del mundo” ( aprox. 1603)
“Y
o, como padre espiritual
que deseo la perfección
de todos los hijos de la Orden,
querría en ellos un ánimo esforzado
para servir a Dios y para unirse con Él
por medio de la caridad y el amor”(2-8-1642)
“E
scribo una carta al Padre Juan Lucas
y en ella le digo, con cariño paterno,
cuánto deseo comunicarle con caridad
el espíritu que el Señor me ha dado
y le exhorto, con todo el afecto posible,
a venir a Roma
y a estar junto a mí por algún tiempo,
para aprender el camino angosto que lleva al cielo,
el cual, una vez aprendido, se torna fácil y seguro.
Esperaremos a ver qué responde
porque no le he escrito a petición de nadie,
sino de propio impulso
para el verdadero bien suyo” (8-2-1642)
17

18
19
20
21
18
Espiritualidad Juvenil Escolapia
“N
“N
osotros damos la vida
y los bienes espirituales a los jóvenes”
(6-12-1631)
o sólo he lavado los platos,
trabajando tanto
como los que hacen escuela,
sino que he ido también a pedir el pan
con las alforjas al hombro por Roma,
y a acompañar a los alumnos.
Y estoy dispuesto a repetirlo ahora.
Porque ‘el Reino de los Cielos sufre violencia
y los violentos lo conquistan’ (Mt 11,12)” (18-7-1637)
“P
asando yo de ochenta años,
voy muchas veces a ayudar,
a veces en una clase a veces en otra.
Y así debería obrar todo superior,
aunque no hiciera más que tomar la lección
a diez o doce alumnos a la vez,
pasando por las diversas clases” (5-2-1639)
“E
l Venerable Padre
-durante la recomendación del almacontestaba
a todo.
Alzó el brazo derecho como para bendecir
y en ese momento, sin movimiento ni estertor,
sin ahogo ni torcimiento de labios,
voló al cielo pronunciando tres veces
‘Jesús, Jesús, Jesús’.
Eran la 1.30 de la madrugada del martes,
día 25 de agosto de 1648.
Quedó su cuerpo tan hermoso y bien parecido
como si vivo estuviera...
De todos nosotros se apoderó
una singular e interna alegría
que nos tenía como fuera de sentido

22
24
III.1. Calasanz, un don del Padre para los niños y
jóvenes
y de tal modo consolados
que nos parecía estar de fiesta en vez de luto
y en lugar de abatirnos por el dolor propio del caso
experimentábamos gozo común y universal”
(P. Vicente Berro)
“S
“S
é santo,
sé un verdadero hijo del gran Calasanz”
(S. Pompilio)
23 er unas verdaderas hijas
de nuestro glorioso Padre
San José de Calasanz...
cuya imitación es nuestra dicha,
nuestra esperanza, nuestro consuelo...”
(B. Paula Montal)
“L
a familia calasancia
en actitud humildemente agradecida,
se autodefine como obra de Dios
y del afortunado atrevimiento y tesonera paciencia
de San José de Calasanz.
Porque él, bajo el soplo del Espíritu,
se entregó en cuerpo y alma
a la educación cristiana de los niños,
especialmente de los pobres,
en espíritu de inteligencia y piedad”
(Constituciones de la Orden, 1)
19

25
Calasanz,
don de Dios
26
El camino
de Calasanz
27
Experiencia
espiritual
calasancia
20
Espiritualidad Juvenil Escolapia
B. Nuestro ideal calasancio
El Señor que cuida con amor a sus hijos
nos ha regalado en José de Calasanz
un servidor bueno y fiel.
Porque él, movido por una profunda piedad
ante la realidad de los niños y jóvenes de su tiempo,
realiza la misión de Jesús acercándose a ellos
para bendecirlos y tocarlos con la gracia de Dios
a través de su entrega educativa.
Y llega, así, a ser regalo de Dios
para los niños y jóvenes de todos los tiempos.
El Padre de los Cielos
fue generoso en dones con Calasanz
y él, en un largo proceso de conversión,
respondió al plan de Dios,
descubriendo, aceptando y comunicando a los
demás ese regalo del Padre a la Iglesia por medio
suyo,
como discípulo y cooperador
de Aquel que lo había llamado:
Jesucristo, Maestro Crucificado.
Cuando Calasanz descubre en este camino
su propia identidad
deja de lado cualquier otra cosa:
riesgos personales, beneficios económicos,
privilegios sociales,
porque nada pasa a ser más valioso para él
que el tesoro que Dios le muestra en los pequeños.
La piedad que Dios suscita en Calasanz
se revela como pequeñez
e invitación constante a la sencillez por el Reino.
Por eso enseña a los de su tiempo
el camino angosto que lleva al Cielo
con ejemplos simples y llenos de humildad.
Así él encontró a Cristo:

28
Modelo
de vida
29
Fiel a su
vocación
30
Seguimos
sus pasos
III.1. Calasanz, un don del Padre para los niños y
jóvenes
abajándose, olvidándose de sí mismo,
aceptando las renuncias que Dios le pedía
hasta hacerse pobre con los pobres
y niño con los niños.
Los testimonios históricos
de los primeros escolapios,
de sus alumnos, de sus contemporáneos,
hablan claramente del afecto filial
que inspiraba a los que estaban cercanos a él.
Llamaba y escribía al lejano,
visitaba y rezaba por sus enfermos,
realizaba tareas domésticas por duras que fueran
como si se las realizase al mismo Cristo,
enseñaba y educaba a los niños
sin fijarse en las dificultades de su edad avanzada,
tenía el corazón siempre en Dios
comunicando su Amor en mil detalles...
Todo esto nos habla de un padre, nuestro Padre,
que se convierte en modelo de vida.
Es por ello que Calasanz hoy nos invita
a vivir con él el Evangelio:
“Sean imitadores míos como yo lo soy de Cristo”.
La fidelidad con la que Calasanz
respondió a su vocación
nos llama a asumir y proseguir
sus inspiraciones en la historia.
Mantenerse fiel al don
presenta dificultades y nos cuesta,
pero sabemos, como nuestro Santo Padre,
que la fuerza del Señor
se muestra en nuestra debilidad (2Cor 12,9)
Participar de la espiritualidad juvenil escolapia
es recibir y aceptar el don
que Dios nos hace en Calasanz.
Nosotros, destinatarios y portadores
21

31
22
Espiritualidad Juvenil Escolapia
de su don de paternidad,
tratamos de inspirar la vida en su ideal
forjando en los corazones
las actitudes que él nos enseñó
con su palabra y ejemplo.
C. Medios y experiencias
• lecturas sobre temas calasancios: vida y escritos,
pedagogía y espiritualidad...
• oraciones calasancias
• apostolado con chicos: catequesis, apoyo
escolar, animación, misiones...
• contactos significativos con escolapios y obras
• retiros y momentos fuertes de vertiente escolapia
celebración litúrgica y actividades en torno a las
fiestas escolapias

2.
Bajo la guía
del Espíritu Santo

32
33
III.2. Bajo la guía del Espíritu Santo
“Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
son hijos de Dios.
Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud
que los lleve otra vez a tener miedo,
sino el Espíritu que los hace hijos de Dios.
Por este Espíritu nos dirigimos a Dios diciendo: ¡Padre
mío!
Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu
para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios.
Y puesto que somos sus hijos,
también tendremos parte en la herencia
que Dios nos ha prometido
y que compartiremos con Cristo”
(Rm 8, 14-17)
A. La voz de Calasanz
“L
a voz de Dios es ‘voz del Espíritu,
que va y viene, toca el corazón y pasa,
ni se sabe de dónde viene ni cuándo sopla’ (Jn
3,8)
Importa, entonces, mucho estar siempre alerta
para que no llegue de improviso
y se aleje sin fruto” (22-11-1622)
“D
ios sabe con cuanto amor le deseo
la continua asistencia del Espíritu Santo,
para que, tratando con él a puertas cerradas,
al menos una o dos veces por día,
sepa guiar la navecilla de su alma
por la senda de la perfección religiosa
al puerto de la felicidad eterna.
Este es el asunto primero y principal
que debe tratar cada uno de nosotros.
Y si se encamina bien,
todas las otras cuestiones acabarán
25

34
35
36
37
26
Espiritualidad Juvenil Escolapia
con feliz éxito en la presencia de Dios,
aunque a la prudencia humana
parezca de otra manera” (3-1-1642)
“S
obre un punto queremos prevenir encarecidamente
al maestro:
que descubra en cada novicio la interna
inclinación
o, lo que es lo mismo, la guía del Espíritu Santo,
que enseña a los humildes
a orar con gemidos inefables;
por ese camino se esforzará en llevar a cada uno
a la cumbre de la perfección” (1620-1621)
“D
ebe tener siempre
las potencias interiores recogidas
para que, huyendo de conversaciones terrenas,
esté más atento a las conversaciones
del hombre interior,
que es la verdadera presencia el Señor,
de donde nace como de una fuente
toda la perfección del alma religiosa“ ( 1636-1638)
“S
i se reúnen procurando la gloria de Dios
y el mayor provecho de los alumnos,
hallarán en la práctica
que el Espíritu Santo estará en medio de ellos,
porque ‘donde están dos o tres
reunidos en mi nombre
allí estoy yo en medio de ellos’ (Mt 18,20)”
(18-7-1637)
“S
uele hablar el Espíritu Santo
por boca de un simple,
especialmente si es piadoso” (28-8-1636)

38
39
40
La acción
interior
del Espíritu
Santo...
41
... se
manifiesta
en nosotros...
“E
III.2. Bajo la guía del Espíritu Santo
stoy seguro que el Espíritu Santo
mostrará siempre,
a través de alguien, su voluntad...
Yo me alegraré muchísimo
de todo bien de ustedes” (22-11-1639)
“H
aré oración
y rogaré de veras a Nuestro Señor
que le dé luz para acertar porque se trata
de la más importante de todas las cosas
que es la vocación” (19-10-1629)
B. Nuestro ideal calasancio
Calasanz descubre en su propia vida
y en su tarea educativa
la presencia interior de Dios en cada persona.
Ésta se manifiesta como una tendencia profunda
que revela la voluntad de Dios sobre cada uno
y orienta el camino de su realización,
haciendo fructificar los talentos personales
-cualidades naturales-
que el Señor nos ha regalado.
Esta interna inclinación
es fruto de la acción del Espíritu Santo
que nos conduce a la intimidad del Padre
en una experiencia que está más allá de las
palabras,
de donde nace, como de una fuente,
toda la plenitud de la vida cristiana.
Esta tendencia profunda
se manifiesta en el interior de toda persona
a través de un impulso del Espíritu que da paz
interior
y conocimiento de las aptitudes,
cualidades y talentos personales,
27

42
... y requiere
una actitud
contemplativa
43
Actúa
en la historia,
la Iglesia,
la comunidad
y los
educadores
28
Espiritualidad Juvenil Escolapia
impulsando a una vocación específica
como camino de realización en el amor.
La apertura y docilidad a la voz del Espíritu
que va y viene, toca el corazón y pasa,
implica estar atentos a Dios en lo cotidiano,
con una actitud contemplativa,
para poder experimentar los frutos de su acción.
Así mismo Calasanz nos recomienda
tratar con el Espíritu Santo “a puertas cerradas”
una o dos veces al día
para saber guiar nuestra vida,
que compara con una pequeña barca,
por el camino evangélico
hacia el puerto de la felicidad eterna.
Y también no dice que,
en la intimidad de nuestra habitación
o en otro lugar reservado,
mediante actos internos y externos,
cultivemos las actitudes
de humildad y conversión,
mansedumbre y serenidad,
dominio de sí y fidelidad,
alabanza y acción de gracias,
y otras que el Espíritu vaya sugiriendo.
“Si queremos vivir por el Espíritu
dejémonos conducir por el Espíritu” (Gal.5,25)
La acción del Espíritu, para Calasanz.,
se manifiesta no sólo en lo profundo del corazón
sino también en la historia y sus acontecimientos
y en la comunidad reunida
en el nombre del Señor Jesús,
ya sea en el pequeño grupo de cristianos
cuanto en la totalidad de la Comunidad de la Iglesia.
En particular valoramos

44
Y exige una
respuesta
comprometida
III.2. Bajo la guía del Espíritu Santo
nuestra participación grupal y comunitaria
como una oportunidad que nos regala el Espíritu
de unirnos con el lazo del amor fraterno
para el servicio de Dios y del prójimo.
Fieles al pensamiento calasancio
consideramos en primer lugar
como instrumentos del Espíritu Santo
a los pastores de la Iglesia y a nuestros educadores,
en especial al acompañante o guía espiritual.
La presencia y acción de Dios en nuestra vida,
actuada por el Espíritu Santo,
nos desafía a ser capaces de secundar
la obra de la gracia colaborando con ella
para que Cristo tome forma en nosotros.
Esta disponibilidad activa al Espíritu
nos desafía a no dejarnos aturdir ni confundir:
tanto por los ruidos y sensaciones
provenientes de la sociedad
-que frecuentemente nos arrastran
a la superficialidad y la dispersión-,
como por las tendencias, sentimientos
y afecciones desordenadas
que anidan en nuestro interior,
y ahogan los intentos de vivir la verdad
de lo que somos y estamos llamados a ser.
Sabemos, con Calasanz,
que estas realidades condicionantes,
que muchas veces nos impiden escuchar y seguir
lo que Dios suscita en lo más profundo del corazón,
cuesta diagnosticarlas y aún más desarraigarlas.
Todo esto exige de nuestra parte
no sólo apertura, discernimiento
y docilidad al Espíritu Santo
sino también decisión, esfuerzo
y responsabilidad personales,
y sobre todo perseverancia en los momentos
difíciles.
29

45
30
Espiritualidad Juvenil Escolapia
C. Medios y experiencias
• invocación frecuente al Espíritu Santo
• práctica de la oración personal diaria
• lectura de la Palabra de Dios
• experiencias de silencio y soledad
• retiros y ejercicios espirituales
• elaboración del proyecto personal de vida
• acompañamiento espiritual
• discernimiento vocacional
• apertura a los consejos de los demás

3.
Adheridos a Cristo, Maestro
Crucificado

46
47
48
III.3. Adheridos a Cristo, Maestro Crucificado
“¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo?
¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución,
el hambre, los peligros, la desnudez, la espada?
Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria,
gracias a aquel que nos amó.
Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida,
ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro,
ni los poderes espirituales,
ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura
podrá separarnos jamás del amor de Dios,
manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor”
(Rm 8, 35. 37-39)
“No quise saber nada , fuera de Jesucristo,
y Jesucristo crucificado” (1Cor 2, 2)
A. La voz de Calasanz y sus seguidores
“L
“M
“L
a juventud, que es la edad más grata a Dios,
debería servir para seguir a Cristo
y no al mundo” (27-10-1629)
anténgase unido a Cristo, el Señor,
deseoso de vivir sólo para Él
y de agradarle a Él en todo” (1620-1621)
a verdadera felicidad y bienaventuranza
no la conoció ninguno
de los antiguos filósofos
y, lo que es peor, pocos, por no decir poquísimos,
la conocen entre los cristianos,
por haberla colocado Cristo,
que es nuestro Maestro, en la cruz.
Y ésta, si bien a muchos les parece
difícil de practicar en esta vida,
33

49
50
51
52
53
54
55
34
Espiritualidad Juvenil Escolapia
sin embargo, tiene dentro de sí
tales bienes y consuelos internos,
que sobrepasan a todos los terrenos” (9-8-1631)
“E
l verdadero libro
que todos debemos estudiar
es la pasión de Cristo,
que da la sabiduría
de acuerdo al estado de cada uno” (18-1-1631)
“E
n profundo silencio
y sosiego del cuerpo y del espíritu,
de rodillas o en otra postura conveniente,
nos esforzaremos, a ejemplo de San Pablo,
en contemplar e imitar a Cristo Crucificado
y los distintos pasos de su vida.
Él será nuestro frecuente recuerdo durante el día” (1620-
1621)
“E
”S
“N
“C
“L
s necesario ser un buen discípulo
de la escuela de Cristo” (26-9-1626)
eguir a Cristo
es el tesoro escondido
encontrado por pocos” (17-8-1630)
ada le diste a Cristo
si todo tu corazón no le diste” (1620)
uanto más trabajas por Cristo
tanto más debes a Cristo
porque es tu fruto” (1620)
o que se hace a un niño pobre
lo recibe Cristo en su propia persona”
(15-9-1635)

56
57
58
59
Cristo:
meta, fuente
y fruto de
nuestra vida
60
Único ideal
“A
III.3. Adheridos a Cristo, Maestro Crucificado
cordémonos, Padres y Hermanos,
de meditar en la Pasión de Jesucristo
que es el verdadero camino para ir al Cielo”
(Antiguos Ritos Comunes de la Orden)
“P
ara poder suplir en las escuelas
tenía que pasar en vela noches enteras
y de rodillas preparaba los ejercicios
que debía dar en las diferentes clases”
(P. Camilo Scaselatti,
tercer General de la Orden)
“Q
uiero seguir a Cristo desnudo
en la cruz desnuda
estando yo desnudo” (S. Pompilio)
B. Nuestro ideal calasancio
Toda la obra del Espíritu Santo en nosotros,
nuestro esfuerzo formativo
y la ayuda que recibimos de María
y de nuestros educadores
tiene como objeto que nos hagamos en todo
como Cristo bendito, el Señor,
reproduciendo su imagen,
participando en su vida íntima,
continuando su misión.
Cristo es, entonces,
la meta de nuestra formación,
la fuente de nuestra espiritualidad
y el fruto de nuestro apostolado.
Cristo es nuestro único ideal,
a Él nos adherimos por entero
buscando vivir sólo para Él
y procurando agradarle en todo.
Calasanz nos recuerda que
35

61
Única
respuesta
62
Maestro
y Crucificado
63
Discípulos
del Maestro
Crucificado
36
Espiritualidad Juvenil Escolapia
nada le hemos dado a Cristo
si no le dimos todo nuestro corazón.
Como jóvenes escolapios
buscamos vivir el don del bautismo y la confirmación
descubriendo que Jesús, el Señor,
es el único capaz de dar sentido
a los esfuerzos y a la vida entera de los hombres.
Y seguimos a Cristo tal como se le reveló a
Calasanz:
Maestro y Crucificado.
El Padre dio a nuestro Santo
ojos y corazón para contemplar y servir
a Cristo, Maestro y Crucificado,
presente en los pequeños y los pobres
y a Él en ellos y a ellos en Él
dedicó toda su vida.
Viendo a Cristo Maestro en los niños pobres
aprendió a hacerse niño
para entrar en el Reino.
Viendo a Cristo Crucificado
en la cruz de la ignorancia y el pecado
de la niñez y juventud desatendidas,
les comunicó la salvación de la Resurrección
por la educación integral.
Ser buenos discípulos de Cristo Maestro
significa aceptar la Verdad de su Evangelio
y aprender de Él el Camino que conduce a la Vida,
adquirir la sabiduría de la cruz
que para muchos es locura
y para nosotros, salvación.
Encontrarlo Maestro en la Cruz implica aceptar
que su Evangelio es arduo y exigente,
que el amor auténtico es capaz de las mayores
entregas,

64
Asociados
a su Misterio
Pascual
65
Medios para
encontrarlo
III.3. Adheridos a Cristo, Maestro Crucificado
que la fidelidad de Dios sostiene nuestra
perseverancia
y que la victoria se alcanza
con la confianza total en el Dios fiel.
Compartiendo con Él los sufrimientos,
compartiremos con Él la gloria.
Como discípulos y colaboradores
del Maestro Crucificado
nos asociamos a su Misterio Pascual:
recibimos la vida que nos entrega hasta el extremo,
aprendemos de Él a amar hasta dar la vida,
compartimos la cruz del hermano
y comunicamos a los demás los frutos de la
salvación.
Como seguidores de Calasanz,
a Cristo el Señor, Maestro y Crucificado,
lo encontramos:
vivo e interpelante en las Escrituras;
realmente presente en la Eucaristía
y demás sacramentos;
unido a su Cuerpo, la Iglesia:
guiándonos en los pastores y educadores;
y esperándonos en el hermano,
en especial si es pequeño y pobre.
Nos asociamos a su Pasión
por el sacrificio y la penitencia cotidianos.
Y en la oración personal y comunitaria,
en la que el Señor se hace presente según su
promesa,
descubrimos nuestra verdad y la verdad de Dios,
nos abrimos a su don y nos damos con Él al Padre.
37

66
38
Espiritualidad Juvenil Escolapia
C. Experiencias y medios
• lectura diaria de la Palabra de Dios
• participación frecuente en la Eucaristía y la
Reconciliación sacramental
• Visita y adoración al Santísimo Sacramento
• apostolado calasancio
• conocimiento del Magisterio
• participación en la vida y las actividades
diocesanas
• amor al Papa y atención a lo referente a la Iglesia
universal
• sacrificios y ofrecimientos
• oración personal diaria
• acompañamiento espiritual

4.
Vida en Cristo

67
68
69
70
Un camino
de vida...
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
4.1. El camino de las virtudes
A. La voz de Calasanz
“Q
41
“Sientan entre ustedes
lo mismo que Cristo” (Flp 2,5)
ue Dios le ilumine la mente,
para que sepa encontrar
el verdadero camino de la perfección religiosa,
pues Cristo ha dicho:
‘Estrecho es el camino que lleva a la vida
y son pocos los que lo encuentran” (3-8-1641)
“H
“L
ay que recorrer el camino de la virtudes
con paso más seguro
y entusiasmo siempre nuevo” (1620-1621)
a virtud está en las cosas difíciles
y en la perseverancia” (19-5-1634)
B. Nuestro ideal calasancio
El camino de las virtudes
que Calasanz nos invita a recorrer
en el seguimiento de Cristo
no se nos presenta fácil, como tampoco lo fue para
él.
Exige de nosotros una gran apertura a la gracia de
Dios
y un decidido y perseverante esfuerzo por recorrerlo
con paso más seguro y entusiasmo siempre nuevo.

71
... en la
escuela
de Cristo
42
Espiritualidad Juvenil Escolapia
Es camino estrecho porque es duro y nos cuesta,
es senda segura porque nos lleva a la vida.
Como seguidores de Calasanz
avanzamos hacia la meta
de configurarnos con el Señor
revistiéndonos día a día de sus sentimientos.
Y en la escuela de Cristo Maestro y Crucificado
aprendemos las virtudes que nos asemejan a él
y nos caracterizan como jóvenes escolapios:
el amor de entrega,
la piedad y el santo temor de Dios,
la generosidad y la paciencia,
la humildad y la sencillez de vida,
La esperanza y la alegría, y la pureza.

72
73
74
4.2. El amor
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
“Ámense los unos a los otros como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”
(Jn 15, 12-13)
43
“Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene
y hemos creído en él.
Dios es amor,
y el que permanece en el amor permanece en Dios,
y Dios permanece en él” (1 Jn 15, 12-13)
A. La voz de Calasanz
“A
l cielo no se llega sino por amor.
Cuantos grados lleve uno de amor o caridad,
tanto tendrá de gloria”
(17-11-1636)
“A
quí se aceptará todo de la mano de Dios,
que nos ama mucho más
de lo que nos amamos a nosotros mismos,
por cuyo amor toda cosa nos debería parecer fácil.
Porque el amor, cuando es verdadero,
hace fáciles todas las cosas”
(4-3-1628 y 4-5-1647))
“P
rocuren estar todos unidos en caridad,
sirvan al prójimo con buen ejemplo,
y tendrán el ciento por uno de recompensa”
(31-12-1631)

75
Amor de
entrega...
76
...expresado
en virtudes...
77
...con y como
el Crucificado
78
Signos
de amor
verdadero
44
Espiritualidad Juvenil Escolapia
B. Nuestro ideal calasancio
Calasanz descubre
que la entrega del Maestro
tiene su expresión más acabada en la cruz
y que, desde ella,
nos enseña cabalmente lo que es el amor:
dar la vida por los demás.
Cristo Crucificado
es el modelo y fuente del verdadero amor
del que manan todas las actitudes espirituales
que procuramos encarnar.
Del Crucificado participamos y aprendemos
las virtudes características escolapias
que se resumen en un amor
piadoso y respetuoso, humilde y sencillo,
alegre y esperanzado, y puro.
El corazón traspasado del Crucificado
y los pasos de su Pasión
son la revelación mayor de un amor
en el que hemos creído
y en el queremos permanecer.
Son también el libro y la escuela
donde Nuestro Santo Padre Calasanz
aprendió el camino de la verdadera felicidad.
Contemplando el misterio de la cruz
y recibiendo a su pie
la vida que se nos da hasta el extremo,
nos esforzamos en modelar nuestro corazón
para plasmar en él el rostro de Aquel
que no vino a ser servido sino a servir
y a dar su vida para rescate de una multitud.
Amamos y nos entregamos de verdad cuando:
ponemos al hermano antes que a nosotros mismos,
le damos nuestro tiempo con alegría,

III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
nos acercamos a quienes padecen la esclavitud
de la ignorancia y el pecado,
no despreciamos a los pobres y sufrientes,
somos delicados y francos en el trato,
evitamos dejarnos llevar por los altibajos
emocionales,
realizamos sin queja trabajos pesados,
devolvemos bien por mal,
sobrellevamos en paz adversidades y problemas,
buscamos más el amar que el ser amados,
sabemos aceptar el cariño de los demás,
y estamos convencidos de que Dios nos ama
más y mejor de lo que nosotros mismos nos
amamos.
45

79
80
81
82
El don de
la piedad
46
Espiritualidad Juvenil Escolapia
4.3. Piedad
“Y para mostrar que ya somos sus hijos,
Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones;
y el Espíritu clama: ’¡Padre mío!’” (Gál. 4,6)
A. La voz de Calasanz
“C
onsidero que todo
me viene de la mano de Dios,
y que yo cuanto hago lo hago por su amor,
siendo Él un Padre tan bueno y amoroso” (7-7-1629)
“C
on caridad y benignidad
atraiga el corazón de los jóvenes a Dios
para que todos lo veneren y amen
como a verdadero Padre” (1620-1621)
“N
uestros Padres se deben dedicar mucho
a los escolares y hacerlos piadosos,
no sólo enseñándoles en las escuelas
las letras y la doctrina cristiana,
sino haciéndoles frecuentar los oratorios,
y en ellos los santos sacramentos.
De modo que, si los muchachos ven
este celo en nuestros religiosos,
amarán más a las Escuelas Pías” (1-10-1642)
B. Nuestro ideal calasancio
El don de piedad,
que el Espíritu Santo suscita en nosotros
por la gracia del bautismo y de la confirmación,
nos une a los sentimientos de Cristo,
Hijo de Dios y hermano de todos,

83
Rasgos
de nuestra
piedad
84
Experiencia
de la piedad
en Calasanz
85
Signos de
piedad
verdadera
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
haciendo surgir en nosotros
un amor filial hacia Dios nuestro Padre
y un afecto fraternal al prójimo.
La piedad, que nos caracteriza
y da nombre propio en la Iglesia
-Escuelas Pías, Escuelas de Piedad-,
nos lleva a una relación con el Señor
transida de atracción, cercanía y ternura,
y a un trato con los demás
bondadoso, amistoso y delicado.
La piedad que el Padre nos regala
en bien de los niños y jóvenes necesitados
hace que, al contemplar sus necesidades y
carencias,
sintamos como Jesús compasión de ellos;
y nos mueve, según el ejemplo de Calasanz,
a ayudarles a remediar su situación
con actitud solidaria y misericordiosa.
Calasanz encontró que la piedad
es buena para todo (1Cor 4,8) y por eso:
Educó en la piedad,
como finalidad de sus escuelas
para que los chicos aprendan
a vivir como hijos de Dios y hermanos;
educó por piedad,
porque lo movió a hacerlo
la misericordia que Dios suscitó en su corazón;
y educó con piedad,
por el modo bondadoso y paternal
con que trataba a sus alumnos.
Cultivamos la virtud de la piedad cuando:
gustamos de las cosas de Dios
y nos esforzamos por vivir en sintonía con Él,
47

48
Espiritualidad Juvenil Escolapia
respetamos su Santo Nombre,
respondemos a su amor
con la acción de gracias, la súplica y la alabanza,
entramos a diario en la intimidad de nuestro corazón
para tratar de amistad con quien sabemos que nos
ama
participamos con devoción de los sacramentos,
profundizamos en el conocimiento de la fe,
aprendemos a unir la Piedad con las Letras
de modo que se ayuden la una a la otra,
buscamos y servimos a Dios
siendo misericordiosos y solidarios con los
necesitados,
y tratamos a todos con respeto y bondad
sin excluir a nadie porque todos son hermanos.

86
87
88
4.4. El don del
santo temor de Dios
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
49
“Feliz el hombre que respeta al Señor
y ama de corazón sus mandatos” (Sal. 111,1)
A. La voz de Calasanz y sus seguidores
“E
l temor del Señor,
que es principio de sabiduría,
consiste en estar siempre vigilantísimo
para no hacer cosa que sea ofensa de Dios;
y dado que somos de naturaleza tan frágil
es bienaventurado aquel
que permanece siempre en el temor.
Todos lo debemos tener
y enseñarlo siempre a los alumnos” (1632)
“S
iga alegremente adelante
y no pierda el santo temor de Dios,
sino que crezca en el amor,
que así superará felizmente todas las cosas,
siendo ésta la verdadera fuente del agua viva
y de la plena sabiduría” (27-08-1633)
“N
o puede hacerse cosa mejor
que orientar a los niños
por el camino del temor de Dios
haciéndoles conocer y aborrecer
la gravedad del pecado
y mostrándoles cuan suave cosa
es estar en gracia de Dios” (7-1-1631)
B. Nuestro ideal calasancio

89
Raíces
bíblicas
90
Experiencia
calasancia
91
Vivencia
del don
50
Espiritualidad Juvenil Escolapia
El camino espiritual y educativo calasancio,
arraigado en la Palabra de Dios,
enseña que la vivencia del don de la piedad
comporta la experiencia bíblica del “santo temor”,
que es “escuela de sabiduría”,
Este “temor santo” no niega
la realidad fundamental del amor de Dios
que nos amó primero,
sino que procede de él como de su fuente
y busca que en él permanezcamos unidos a Dios
porque hemos descubierto
lo hermoso que es estar en amistad con el Señor.
Cuando Calasanz quería resumir
la finalidad de su obra, decía:
“Enseñar a los niños el santo temor de Dios”;
y esta afirmación está repetida hasta el cansancio.
Pero nunca lo entendió como miedo a Dios.
Se trata, más bien, de una experiencia profunda:
del amor y la grandeza de Dios,
que requiere ser correspondido
con una actitud filial de amor respetuoso y
obediente,
y de nuestra propia realidad
de seres limitados y frágiles,
que exige un gran cuidado y atención
para no fallarle a Dios
y traicionar nuestra vocación de hijos suyos.
Ayudar a crecer este don
que el Espíritu Santo hace nacer en el corazón
significa reconocer nuestra verdad y la verdad de
Dios,
descubrir que toda nuestra vida
está sostenida y orientada por el misterio de Dios,
de su Paternidad y Majestad,
y que no puede desarrollarse bien lejos de Él.

III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
Por eso buscamos por todos los medios
no sólo evitar lo que de Él nos separa
sino vivir con intensidad la relación con Dios
cultivando actitudes de reconocimiento,
admiración y adoración,
y de obediencia a su santa voluntad.
Todo esto exige la formación
de una conciencia moral delicada,
en la que resuene la voz del Señor
guiándonos por el camino bueno que lleva a la vida.
Por el santo temor, entonces,
nos empeñamos en no fallarle a Dios
y en serles fieles como Él es fiel.
51

92
93
52
Espiritualidad Juvenil Escolapia
4.5. Generosidad y paciencia
“El amor es paciente, servicial...
no busca su propio interés” (1Cor 13, 4-5)
A. La voz de Calasanz y sus seguidores
“Q
uisiera que tuviera un corazón ancho
como aquellos que,
con pocas fuerzas humanas,
hicieron grandes cosas en el servicio de Dios
confiados más en los auxilios de Dios
que en los consejos humanos” (24-6-1616)
“N
unca se lamentó por escrito o de palabra,
sino que decía: ‘dejemos obrar a Dios’...
Nunca procuró para sí mismo favor alguno.
No se lamentó nunca de que le fueran quitadas
las cartas que le llegaban de afuera
o quitadas las suyas que escribía a otros.
No se quejó de que le hubieran
quitado a un secretario.
No mostró resentimiento
cuando le quitaron los libros de la Orden,
tanto oficiales como personales.
No dijo una palabra cuando le rasgaron
el libro fundamento de la Orden
donde tenía anotadas todas las profesiones hechas
desde que Gregorio XV la hizo de votos solemnes.
No puso resistencia cuando le quitaron
el corazón de Glicerio,
que guardaba como una reliquia...
No se alteró cuando Mario le achacaba algo,
respondiendo simplemente:
‘Dios juzgará entre nosotros’ “
(Testimonio del P. Berro, discípulo fiel de Calasanz)

94
95
Un corazón
ancho
96
Experiencia
calasancia
97
Vivencia
de la virtud
“Y
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
o conozco una persona
que con una sola palabra
que Dios le dijo al corazón,
padeció alegrísimamente quince años
las grandes tribulaciones que le sobrevinieron”
(palabras de Calasanz recordadas por el P. Berro)
B. Nuestro ideal calasancio
La virtud de la generosidad
evita que nos encerremos en nosotros mismos
y ensancha nuestro corazón
ante las necesidades y los problemas de los demás.
Ser generosos , como Jesús,
en la entrega de nosotros mismos,
requiere librarnos de la esclavitud del egoísmo
y animarnos decididamente a compartir con los
demás
los talentos que Dios nos ha confiado en favor de
ellos,
nuestra capacidad de amar y de trabajar
y nuestro tiempo mismo.
Calasanz cultivó la paciencia
con anchura de corazón
en su entrega generosa a los chicos
y en las dificultades que tuvo que pasar
por ser fiel a su vocación hasta el final.
Su probada paciencia le valió el titulo
de Nuevo Job o Job de la Nueva Alianza,
porque supo recibir de la paterna mano de Dios
tanto las cosas prósperas como las adversas.
Para vivir la paciencia, que es “ciencia de la paz”,
necesitamos aprender a asumir,
con paz en el corazón y en la mente,
los problemas que atravesamos
53

98
Signos de
verdadera
paciencia
54
Espiritualidad Juvenil Escolapia
y las propias limitaciones,
reconociendo que las cosas requieren su propio
tiempo
y que nosotros mismos estamos
en proceso de maduración.
De esta manera podremos descubrir de a poco
el misterioso obrar de Dios
en nosotros, en los demás y en el mundo.
La virtud de la paciencia,
alimentada y sostenida con amor generoso,
nos hace fuertes en las dificultades,
genera perseverancia,
ahuyenta la tristeza que mata el alma
y nos ayuda a conseguir todo lo que nos cuesta.
Es virtud pedagógica por excelencia
que nos lleva a trabajar
en la propia educación y en la de los demás
con fuerzas siempre renovadas
y entusiasmo generoso.

99
100
4.6. Humildad
y sencillez de vida
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
55
“Que cada uno se revista
de sentimientos de humildad para con los demás,
porque Dios se opone a los orgullosos
y da su ayuda a los humildes”(1P 5,4)
A. La voz de Calasanz
“S
i considera los despropósitos
que le pasan por la imaginación
desde la mañana a la tarde,
debiendo estar siempre en presencia de Dios,
verá que no sabe dar dos pasos sin caer,
porque ha dejado de mirar a Dios,
para mirar con la imaginación
o el pensamiento a la criatura.
Quien llegue a la práctica
de saberse mantener como un niño de dos años,
que sin ayuda cae muchas veces,
desconfiará siempre de sí mismo
e invocará siempre la ayuda de Dios.
Y esto quiere decir esa sentencia poco entendida
y mucho menos practicada:
‘Si no se hacen como niños
no entrarán en el Reino de los Cielos’.
Aprenda esta práctica
y procure llegar a esta gran sencillez,
que entonces encontrará la verdad
de aquel proverbio que dice:
‘Tiene (Dios) su intimidad con los sencillos’”
(4-8-1628)
“L
a santa simplicidad
es muy amada por el Señor

101
102
Experiencia
calasancia de
la humildad
103
Experiencia
calasancia de
la pobreza
56
Espiritualidad Juvenil Escolapia
y con los verdaderamente sencillos
suele conversar con gusto” (2-6-1628)
“A
marán a la venerable pobreza,
madre de la preciosa humildad
y de otras virtudes,
como la más firme defensa de las Escuelas Pías;
la conservarán con toda su integridad
y se esforzarán por experimentar
a veces sus consecuencias” (1620-1621)
B. Nuestro ideal calasancio
Dios ganó a Calasanz para la causa de Jesús
cambiándole el corazón
hasta hacerlo humilde y sencillo
como el de su Hijo.
Como seguidores de Calasanz
vivimos en la verdad por la humildad,
que nos hace ser gente cercana y abierta
a Dios y al hermano.
Nuestro Santo Padre quiere que maduremos
hasta llegar a ser adultos en Cristo
sin perder nunca la sencillez evangélica de los
niños.
El encuentro de Calasanz con los niños pobres
y la profunda experiencia espiritual que se dio en él
lo llevaron a descubrir el valor de la pobreza
evangélica.
Nuestro Padre, hallando en Dios su tesoro y riqueza,
se despojó de bienes materiales
y compartió todos sus dones con los necesitados.
Hecho así “pobre de la Madre de Dios”
por puro amor del Señor
se empeñó en promover
mediante la educación cristiana

104
Signos de
humildad,
sencillez
y pobreza
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
a los niños y jóvenes en sus escuelas
para que pudiesen vivir de acuerdo
a la dignidad de hijos de Dios.
El admirable testimonio de pobreza de Calasanz
nos invita a revisar a la luz del Evangelio
la relación con los bienes materiales,
la generosidad en el compartir
y la solidaridad con los más necesitados.
Somos humildes, sencillos y pobres si:
no dejamos lugar en nuestro corazón a la soberbia,
estimamos a los demás como más dignos,
aceptamos los consejos de nuestros educadores,
nos ocupamos de lo que nadie se ocupa
por puro amor de Dios,
no hablamos tanto de nosotros mismos,
le dejamos espacio a los demás,
apreciamos el justo valor de los bienes materiales
no permitiendo que esclavicen nuestro corazón,
compartimos nuestros dones con alegría
y nos abajamos a dar luz a los niños,
en especial a los pobres y desamparados.
57

105
106
107
58
Espiritualidad Juvenil Escolapia
4.7. Esperanza y alegría
A. La voz de Calasanz
“N
“Alégrense siempre en el Señor.
Vuelvo a insistir, alégrense” (Flp 4,4)
o admita pensamientos melancólicos,
que suelen apretar el corazón
y turbar la mente,
sino piense en cosas que le puedan causar alegría,
por ejemplo, el premio que tiene Dios
para los que ayudan a los pobres,
principalmente en las cosas espirituales
y en el santo temor de Dios.
Dice el Sabio:
‘Los que enseñan a muchos
brillarán perpetuamente como estrellas’
Se debe hacer, pues, este ejercicio con gozo
como nos exhorta San Pablo, diciendo:
‘Dios ama al que da con alegría’” (23-11-1623)
“N
o cesen de cumplir con alegría el ministerio
y de estar unidos y en paz,
con la esperanza de que Dios
remediará todas las cosas” (17-3-1646)
“A
nosotros nos ha de mantener firmes
la esperanza en Dios y no en los hombres,
procuremos, pues, ser fieles y confiar en Él,
que nuestras cosas caminarán bien” (18-1-1626)

108
Experiencia
calasancia
de la alegría
109
Vivencia
de la alegría
110
Esperanza
confiada
B. Nuestro ideal calasancio
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
El trato familiar con Dios y con los niños
empapó de alegría la vida de Calasanz,
que participó del gozo espiritual de Jesús
que alababa y bendecía al Padre
por haber revelado los secretos del Reino
a los pequeños y sencillos.
La alegría calasancia es serena y constante,
firme en la cruz, fuerte en el dolor,
anclada en una esperanza que no defrauda.
Esta alegría acompaña nuestra vida
como signo que expresa nuestra amistad con Jesús
y su presencia en nuestras vidas.
Sabemos contagiarla a los demás
como don del Dios Bueno.
Por ella no dejamos lugar
a los pensamientos melancólicos
que oprimen el corazón y confunden la mente.
Animados por el testimonio admirable de Calasanz
que, al ver destruida su obra,
esperó con total esperanza en Dios
cuando parecía inútil toda esperanza humana
y murió sin desfallecer en su confianza,
somos jóvenes de esperanza
y recorremos la senda de la vida y de la fe
envueltos en la noche,
con esa estrella brillando en el corazón,
como el caminante que sabe
que avanza seguro hacia la aurora.
59

111
112
60
Espiritualidad Juvenil Escolapia
4.8. Pureza
A. La voz de Calasanz y sus seguidores
“M
“Felices los de corazón puro,
porque verán a Dios” (Mt 5,8)
ientras siguen revestidos
de esta carne mortal,
cultiven la castidad de la mirada,
del caminar, de la palabra,
de la compostura toda del cuerpo...
Pero han de saber que es sobremanera reprobable
cualquier mancha de esta virtud, don de Dios.
Evitarán con empeño el pensamiento impuro
-estrellándolo en su nacer contra las piedras-,
la conversación obscena
y cuanto exhale cierto aroma
a vanidad de este mundo.
Y cuidadosamente velarán
por la modestia de los ojos:
no vaya a entrar la muerte por las ventanas”
(1620-1621)
“C
uan grande fuese su pureza de vida
lo demuestra la íntima aplicación que tenía
y tuvo durante toda su vida
a la buena educación de los jovencitos,
insistiendo particularmente
en la modestia y candor de las costumbres,
y en saber ordenar todas sus acciones
para sugerirles sentimientos
de integridad e inocencia de vida.
En orden a lo cual el día de Santo Tomás de Aquino
disponía que todos los muchachos
se proveyeran de un pequeño cordón,

113
El don de la
sexualidad
114
La virtud
de la pureza
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
que él bendecía y con el que se ceñían
a fin de suplicar a Dios,
por la intercesión de Santo Tomás,
el don de la castidad a imitación del mismo.
De esto y del conjunto de todas sus otras virtudes
se puede deducir con seguridad
que él mantuvo siempre en su alma
la inocencia bautismal”.
(Testimonio del P. José Fedele,
alumno de Calasanz y 5º General de la Orden)
B. Nuestro ideal calasancio
Dios, al crearnos varón y mujer,
nos regaló la capacidad de manifestar y expresar
en todo nuestro ser, alma y cuerpo,
ese maravilloso soplo divino
que nos hace su imagen y semejanza.
Nuestra sexualidad,
buena como todo lo salido de la mano del Dios
Bueno,
está sin embargo herida por el pecado
y muchas veces desordenada en relación con los
fines
para los que Dios la creó.
Exige, entonces, que nos comprometamos a vivirla
desarrollando su sentido auténtico
según el Plan de Dios.
Por la virtud de la pureza
nos hacemos dueños
de nuestros impulsos sexuales y afectivos
para que expresen, según la Ley de Dios,
un amor verdadero al servicio de la vida.
Al buscar integrar la sexualidad
en la maduración de toda la persona
procuramos darle su justo lugar,
61

115
Experiencia
calasancia
116
Vivencia
de esta virtud
62
Espiritualidad Juvenil Escolapia
es decir, la valoración, el respeto
y el trato que se merece.
Por eso asumimos conscientemente el compromiso
de vivir una castidad juvenil que nos prepare
para la castidad matrimonial o consagrada
y nos disponga para la entrega vocacional
a la que el Señor nos llama.
Calasanz, desde joven,
se esforzó por vivir la pureza:
luchó, tuvo su crisis cuando estudiaba en Valencia,
pero ésta le permitió valorar esta virtud y optar por
ella.
Desde entonces, encontrando en su ser varón
el don de la paternidad espiritual,
se preocupó por ayudar a los muchachos
a amar la pureza, hacerla propia y cultivarla,
más por convicción que por imposición,
no tanto como un “no hacer lo malo”
sino como elegir siempre aquello que le agrada a
Dios.
Si amamos como Calasanz la virtud de la pureza
nos esforzaremos, según su ejemplo, en:
una adecuada formación para el amor,
un sano control de imágenes y sensaciones,
un prudente no exponerse a las ocasiones,
un espíritu de discernimiento
en las relaciones humanas,
lecturas, espectáculos y uso de los MCS,
y en un generoso servicio que nos brinde a los
demás.
Siendo la pureza un don la recibimos de Dios
con la súplica confiada en la oración,
con la Eucaristía, alimento que fortalece,
con la confesión frecuente
y la devoción a la Virgen María.

117
III.4. Vida en Cristo (Virtudes)
C. Medios y experiencias para el camino de
las virtudes
• contacto con la Palabra de Dios
• vida de oración: pedir a Dios el don de las
virtudes
• proyecto personal de vida
• revisión de vida personal y compartida
• encontrar la pedagogía propia de cada virtud con
el acompañante espiritual
• conocimiento de la vida de Calasanz y sus
seguidores ejemplares
63

5.
Con María,
Madre y Educadora

118
119
120
121
122
III.5. Con María, Madre y Educadora
67
“Dijo su Madre a los servidores:
‘Hagan lo que Él les diga’” (Jn 2,5)
“Jesús, viendo a su Madre
y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su Madre:
‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’.
Luego dice al discípulo:
‘Ahí tienes a tu Madre’” (Jn 19, 26-27)
A. La voz de Calasanz y sus seguidores
“L
a Santísima Virgen es tan gentil
que acepta toda devoción,
por pequeña que sea,
con tal que se haga con gran amor o cariño”
(19-6-1627)
“E
s necesario que recurramos al auxilio de Dios
y a la intercesión de la Santísima Virgen,
bajo cuya protección se fundó
la obra de las Escuelas Pías” (20-10-1646)
“P
“H
rocure ser devoto de la Virgen Santísima
e imite, cuanto le sea posible,
la pasión del Señor” (21-1-1622)
agan todas las tardes
alguna devoción a la Virgen Santísima,
con una Salve o un ‘A tu amparo’,
para que con su intercesión nos libre a todos
de las malas adversidades” ( 10-8-1630)
“C
amine con santa simplicidad
enseñando las letras
y el santo temor de Dios a los alumnos.

123
124
125
68
Espiritualidad Juvenil Escolapia
Y procure imprimir en todos
la devoción a la Santísima Virgen,
adquiriéndola antes usted.
Que experimentará grandes efectos,
particularmente en los momentos de tentación”
(11-12-1632)
“Y
ya que profesamos ser auténticos
Pobres de la Madre de Dios
en ninguna circunstancia
despreciaremos a los niños pobres,
sino que con tenaz paciencia y caridad
nos empeñaremos en dotarlos de todas las virtudes,
estimulados especialmente
por la Palabra del Señor:
‘Lo que hicieron con un hermano mío
de los más pequeños
conmigo lo hicieron’”. (1620-1621)
“A
dvierta que somos
Pobres de la Madre de Dios
y no de los hombres.
Y así, nuestra insistencia sea con nuestra Madre,
y no con los hombres,
pues ella no se molesta jamás
con nuestras importunaciones
y los hombres sí” (23-12-1620)
“T
iene ahí la imagen
de la Santísima Virgen
que es Madre de Misericordia
y patrona de las gracias.
Haga que le conceda una de dos:
o la salud, para servir a Dios con toda perfección,
o su gracia para comparecer en su presencia”
(3-9-1625)

126
127
128
“Y
III.5. Con María, Madre y Educadora
en particular puedo decir que,
mirando Calasanz la imagen de la Virgen,
fijaba los ojos con tanto afecto,
que no se movía nunca
y parecía todo absorto en ello,
y solía decir que era inmerecidamente
esclavo de la Virgen”
(testimonio del pintor Gutiérrez, amigo del Santo)
“E
l Padre José está en Frascati..
Es por la mañana
y los niños ya han entrado a la escuela.
De pronto aparece en el colegio una mujer
que llora desconsoladamente
y pregunta por el Padre José.
Tiene en sus brazos a su hijo recién muerto...
y lo había matado ella misma, sin querer,
ahogándolo por la noche,
mientras dormía a su lado.
Está enloquecida de dolor.
Y ¿qué podía hacer el P. José?
Hace pasar a la mujer a la capilla
y manda llamar a todos los alumnos.
Allí hay un cuadro de la Virgen
de la que es muy devoto.
Todos se arrodillan ante la Madre de Dios
y con el rezo de la Salve
el niño muerto recobra la vida.
‘¡Milagro! grita, fuera de sí, la madre.
‘¡Milagro de la Virgen y de la oración de los niños!’,
replica el humilde y santo P. José”
(Testimonio del P. Berro)
“L
a Virgen María, asociada a su Hijo
en total comunión de amor,
fiel compañera de su Pasión,
primera partícipe de su Resurrección,
nos antecede con su luz
69

129
María
en el plan
de Dios
130
María en la
experiencia
calasancia
70
Espiritualidad Juvenil Escolapia
en el seguimiento de Cristo.
Con su presencia y ayuda
podremos conseguir que Cristo
tome forma en nosotros
y nuestros alumnos
lograrán modelar en sí mismos
a quien Ella engendró y educó “
(Constituciones de la Orden, 23)
B. Nuestro ideal calasancio
San José de Calasanz nos enseña
con la Corona de la Doce Estrellas
a contemplar a la Virgen María
en el Plan de Salvación
que Dios realiza por amor a los hombres:
Ella, predestinada por el Padre
para Madre de su Divino Hijo,
fue asociada a la obra del Espíritu Santo
para engendrar virginalmente en la carne
al Verbo de Dios.
Vivió íntimamente unida a su Hijo
a quien educó en su infancia,
y participó en la obra de la redención del mundo,
cumpliendo en todo momento la voluntad del Padre.
María, Madre y Educadora,
fue para Calasanz modelo e inspiradora
de su acción con los chicos;
con la presencia y ayuda de la Virgen
en su itinerario formativo, espiritual y apostólico
consiguió que Cristo, a quien ella engendró y educó,
tomara forma en él y en sus muchachos.
A nosotros también nos acompaña
en el camino de educación en la verdad
y como Nuestro Santo Padre

131
María,
modelo y
acompañante
vocacional
132
María
en la vida
comunitaria
y grupal
133
Devoción
calasancia
a María
III.5. Con María, Madre y Educadora
aprendemos a hacer con ella
un “pacto o alianza de servicio”
por la que le confiamos nuestra vida
y nos hacemos con ella y como ella
educadores de nuestros hermanos.
María Virgen, la joven de Nazaret,
disponible en todo al querer salvador del Padre,
dócil a la acción del Espíritu
y primera seguidora de su Hijo,
es el modelo que nos antecede e ilumina
en el discernimiento de la propia vocación
y la educadora que nos acompaña
y en cada paso nos enseña a decir “Sí”.
La imagen de María junto a los apóstoles
y en al vida de las primeras comunidades cristianas
inspiran nuestra vida comunitaria y grupal
impulsándonos a invocar su amparo y protección
y a imitar sus rasgos de servicio, delicadeza,
comprensión, transparencia, sencillez
y presencia animadora.
También grupalmente hacemos con ella
“alianza o pacto de servicio”
para recorrer junto a ella el camino de la comunidad.
El dulce nombre de María, Madre de Dios,
es, por herencia de Calasanz,
nuestro escudo y común distintivo.
Las devociones marianas,
propias de la tradición escolapia,
nos introducen en el misterio de Cristo.
Entre las más significativas cultivamos
el Angelus, el rosario, la Corona de las Doce
Estrellas,
la visita a la Virgen y el ‘A tu amparo y protección’
71

134
72
Espiritualidad Juvenil Escolapia
Como Calasanz sabemos que la Virgen es tan gentil
que acepta toda devoción, por pequeña que sea
con tal que la hagamos de todo corazón.
C. Experiencias y medios
• Imagen de la Virgen en salas, reuniones y
encuentros y en la propia habitación
• Anagrama en distintivos y prendas de vestir
• peregrinaciones a santuarios marianos
• rezo de devociones marianas calasancias
• celebración de las fiestas de la Virgen,
especialmente Nª Sª de las Escuelas Pías y
Dulce Nombre de María
• “Alianza de servicio” como signo dentro del
proceso de PJV

6.
Cooperadores de la Verdad
a través de la educación

135
136
137
138
III.6. Cooperadores de la Verdad a través de la
educación
75
“Jesús iba creciendo
en sabiduría, en estatura y en gracia
delante de Dios y de los hombres” (Lc 2,52)
A. La voz de Calasanz y sus seguidores
“P
rocuren sacar mucho fruto,
comprendiendo que el nombre que llevan
de discípulos de las Escuelas Pías
obliga a unir piedad cristiana y letras,
y provecho en lo espiritual,
pues para eso fue fundada
en la Iglesia Católica nuestra Orden,
para mayor gloria de Dios
y de la Ssma. Virgen María” (1628)
“E
n actitud humilde debemos esperar
de Dios Todopoderoso
los medios necesarios
para ser eficaces cooperadores de la Verdad”
(1620-1621)
“L
a meta que pretende nuestra Orden
con la práctica de las Escuelas Pías
es la educación del niño
en la piedad y en la ciencia humana
para, con esta formación,
alcanzar la vida eterna” (1620-1621)
“N
uestro ministerio es el más meritorio
por establecer y poner en práctica,
con plenitud de caridad, en la Iglesia,
un remedio eficaz, preventivo y curativo del mal,
inductor e iluminador para el bien,

139
140
141
142
La Verdad
educadora
76
Espiritualidad Juvenil Escolapia
destinado a todos los muchachos
de cualquier condición
-y, por tanto, a todos los hombres,
que pasan primero por esa edad-
mediante las letras y el espíritu,
las buenas costumbres y maneras,
la luz de Dios y del mundo...” (1621)
“Y
“D
o le escribiré siempre la pura verdad
de cuanto suceda,
aunque vaya en contra de mí”. (10-12-1644)
ios suele dar la gracia de conocer
la verdad de las cosas invisibles
a los humildes, según el profeta:
Dando inteligencia a los pequeños (Sal 118,130)” (12-8-
1646)
“T
odo lo tomaba en buen sentido,
diciendo siempre la verdad sencillamente,
no habiendo acostumbrado nunca
decir mentiras o engañar a alguien,
amando siempre la verdad”
(P. José Fedele)
B. Nuestro ideal calasancio
Para Calasanz, es la verdad la que nos educa.
La tarea del educador es sólo cooperar a que el
joven
se abra a ella, la busque, la acepte, la viva y la sirva.
Cuando Calasanz dice “Verdad”
piensa en la verdad íntegra,
que en su sentido primero y último
es Dios manifestado en Jesucristo;
Pero también piensa en la Verdad
tal como naturalmente

143
Cooperadore
s
de la Verdad
144
Buscar
y aceptar
la Verdad
145
Vivir
la Verdad
III.6. Cooperadores de la Verdad a través de la
educación
la podemos conocer los hombres
mediante nuestra experiencia, ciencia y sabiduría.
Esto quiere decir Calasanz
cuando afirma que nos educamos
con la luz de Dios y la luz del mundo.
Ser, con Calasanz y como él,
cooperadores de la Verdad
es comprometerse a
buscar y aceptar la Verdad,
vivir la Verdad
y servir a la Verdad.
Buscamos y aceptamos la Verdad
cuando cultivamos en nosotros
una actitud de apertura,
dejándonos interpelar por ella y evitando
manipularla.
Desarrollar esta actitud significa esforzarnos por:
vivir una delicadeza espiritual e interior,
asumir la propia verdad,
captar la voz de la Verdad en la oración y el silencio,
en el estudio, la curiosidad intelectual,
el ejercicio del discernimiento
y la lectura de la realidad.
La verdad no se encuentra toda
de una vez para siempre,
procuramos acercamos progresivamente a ella
en la historia personal y comunitaria.
Vivimos la Verdad
cuando en nuestra vida prevalece
sobre el error y la mentira;
cuando aceptamos, con la Biblia,
que la Verdad es Dios,
y su proyecto de salvación para el hombre,
que se manifiesta en la persona de Jesucristo;
y si buscamos, por tanto,
77

146
Servir
a la Verdad
147
La tarea
de la propia
educación
148
Compromiso
educativo
78
Espiritualidad Juvenil Escolapia
una progresiva identificación con Él,
que dijo “Yo soy la verdad...” y es el único Maestro.
Siendo Jesucristo la Verdad y el Maestro
nos irá transfigurando de tal manera
que vivamos de Él y para Él.
Servimos a la Verdad
sólo si la vivimos.
Nuestro servicio será, entonces,
testimoniarla y anunciarla al mundo,
proclamando a Jesucristo,
Redentor y Revelador del Hombre,
alabando al Padre, Creador Misericordioso,
y pidiendo con el Espíritu Santo,
en la voz de la Iglesia,
“que venga tu Reino”.
Como discípulos de las Escuelas Pías
buscamos asumir conscientemente
la tarea de nuestra educación en la Verdad.
Agradecemos a Dios el don, que no todos tienen,
de poder educarnos.
Y, tomando la vida en las propias manos,
nos empeñamos en hacer de ella
algo que valga la pena.
Esta oportunidad de educarnos,
de encaminarnos en un sentido determinado,
de vivir y realizar la propia verdad según la Verdad,
es para nosotros un desafío, un reto y una
conquista.
Buscamos “ser para darnos”,
descubrir nuestros talentos y cultivarlos,
proponernos metas valiosas y aún difíciles,
exigirnos en lo cotidiano
para ser más y servir mejor.
Esto nos compromete, fundamentalmente,

149
Experiencia
educativa
comunitaria
150
Meta
de nuestra
educación
III.6. Cooperadores de la Verdad a través de la
educación
a ser responsables:
en los estudios y vida escolar,
en las lecturas y experiencias formativas personales,
en el acompañamiento y dirección espiritual
y en la participación en la vida grupal.
No desarrollamos el camino educativo solos
sino en una intensa experiencia comunitaria:
familia, colegio, grupos, parroquia...
que es un medio fundamental para poder formarnos
y, al mismo tiempo, es meta de nuestra formación
porque queremos llegar a ser
hombres y mujeres fraternos
en comunidades familiares, eclesiales y sociales.
Buscamos, por tanto, inspirar
esta vivencia de comunión
en el grupo de Jesús con los Doce,
en la Iglesia primitiva con María
y en Calasanz con sus primeros seguidores y
alumnos.
En la vida comunitaria
procuramos realizar el amor
que Dios derramó en nuestros corazones,
aprendemos a compartir
poniendo a los demás primero,
nos animamos y ayudamos mutuamente a vivir y
crecer
y buscamos la unidad a la que el Padre nos llama.
Cultivar una formación integral en la Verdad
es realizar en nuestras vidas
el sueño de Calasanz y sus seguidores:
ser hombres y mujeres íntegros,
fundamentados en piedad y letras,
comprometidos en la familia, la Iglesia y la sociedad,
79

151
80
Espiritualidad Juvenil Escolapia
según la vocación personal a la que somos
llamados,
para desarrollar un feliz transcurso de la existencia
y alcanzar la vida eterna.
Al educarnos y educar al modo calasancio
cooperamos con la Verdad
que nos hace libres para amar.
C. Experiencias y medios
• participación activa en la vida del colegio o centro
educativo
• responsabilidad en hacer rendir al máximo las
propias capacidades en el estudio y la formación
• autoconocimiento y educación afectiva
• vida grupal
• experiencias fuertes
• plan formativo dentro del Proyecto personal de
vida
• lectura espiritual diaria
• tiempo para compartir y colaborar en nuestras
familias

7.
Testigos del Reino

152
153
154
155
III.7. Servidores del Reino
83
“El Reino de Dios es como un hombre
que echa el grano en la tierra;
duerma o se levante, de noche o de día,
el grano brota y crece,
sin que él sepa cómo” (Mc 4, 26-27)
“Es necesario que pasemos muchas tribulaciones
para entrar en el Reino de Dios” (Hch 14,22)
A. La voz de Calasanz y de sus seguidores
“N
“E
ada podemos hacer más grato a Dios
que cooperar con él en la salvación de las
almas” (21-10-1631)
ntre las obras excelentísimas
del servicio de Dios,
la más excelente es cooperar con Él
en la salvación de las almas,
por las que tanto padeció nuestro Redentor”
(21-10-1639)
“S
i viene de Dios (la misión escolapia)
redunda en gran honor para la Iglesia,
ayuda y edificación del prójimo,
gracia para los religiosos
y gloria de Su Divina Majestad” (1621)
“L
a Obra de los Pobres de la Madre de Dios
de las Escuelas Pías
tiene un ministerio insustituible
-en opinión común a todos,
eclesiásticos y seglares,
príncipes y ciudadanosy
acaso el principal para la reforma

156
84
Espiritualidad Juvenil Escolapia
de las corrompidas costumbres;
ministerio que consiste
en la buena educación de los muchachos
en cuanto que de ella depende todo el resto
del buen o mal vivir del hombre futuro,
según juzgaron acertadamente,
iluminados por Dios,
los Concilios Calcedonense y Tridentino
y los Santos Basilio y Jerónimo,
Benito e Ignacio...
ministerio el más de agradecer
por parte de los hombres,
que lo aplauden y desean en su patria,
presagiando acaso el bien de la reforma universal
de las corrompidas costumbres” (1621)
o me encuentro
“Y en las Escuelas Pías de Roma,
donde concurren hasta 800 ente niños y
jóvenes,...
y yo he venido aquí sin buscarlo,
sólo por pura obediencia a los superiores;
bien es verdad que mi corazón lo deseaba mucho,
pero no lo manifestaba por no evidenciar
apego a cosa alguna,
sino estar en todo disponible
al querer de Dios y los superiores.
Ahora estoy seguro de que es vocación de Dios
y espero que el Señor
se querrá servir de mí para esta obra suya,
que es de tanta importancia, que me causa estupor,
pues estos hijos de pobres,
que suelen estar por las plazas
sin ningún freno de temor de Dios
entregándose a toda clase de deshonestidad
en palabras y malas acciones,
aquí se apartan del ocio y del mal,
y con la ayuda divina se ocupan

157
158
159
Jesús
y el Reino
de Dios
III.7. Servidores del Reino
en ejercicios para el espíritu
y en el conocimiento de la doctrina cristiana.
Aquí se les da papel, plumas, rosarios, catecismos,
libros espirituales y oficios parvos de la Virgen
para que dejen las cosas vanas
y se inflamen en el servicio de Dios,
y verdaderamente no se puede decir
lo importante que es para estos niños,
que todavía no se han habituado mal
el inclinarles al lado bueno.
¡Qué felicidad, qué dulzura se experimenta!
Gloria al Padre y al Hijo...” (Ven. Glicerio de Cristo)
“Q
“C
uiero salvar las familias
enseñando a las niñas
el santo temor de Dios” (Beata Paula Montal)
omo escolapio
soy del pueblo y para el pueblo
y consagrado a la educación”
(Ven. Faustino Míguez, Sch. P.)
B. Nuestro ideal calasancio
Jesús enviado por el Padre para salvación de todos
predicó e instauró el Reino de Dios;
con los discípulos, que iban aceptando su Palabra,
constituyó la Iglesia,
comunidad convocada a prolongar su misión.
El Concilio Vaticano II destaca especialmente
la dimensión misionera de la comunidad cristiana
en el testimonio, la proclamación
y la consecución del Reino de Dios.
85

160
El
compromiso
de Calasanz
por el Reino
161
La semilla
del Reino
en los
muchachos
162
Nuestro
compromiso
calasancio
por el Reino
86
Espiritualidad Juvenil Escolapia
José de Calasanz,
inspirado intérprete de los signos de su tiempo,
descubrió el camino del Reino de Dios
desde la perspectiva de los pequeños
y colaboró para que en ellos se manifestara
plenamente
mediante el servicio de la educación
integral, popular y cristiana.
Contemplando en el rostro de los chicos
la presencia del Maestro
en la cruz de la ignorancia y el pecado,
se comprometió sin demoras
a liberarlos por la piedad y las letras,
como mejor manera de trabajar por el Reino de
Dios.
Todo niño y joven es una semilla
que posee el germen del Reino de Dios.
Esta verdad nos llama
a compartir con nuestro Padre Calasanz
la misión de ayudar a germinar
y cuidar el crecimiento
de lo que Dios ha sembrado.
Esta misión no se agota en el niño y el joven
sino que se extiende al ambiente
donde la semilla brota y busca fructificar.
Partícipes de la misión calasancia
nos toca a nosotros testimoniar hoy
el mensaje de las bienaventuranzas;
y encarnar con la propia vida
el amor salvador de Dios a los chicos
en los servicios de:
la animación y asesoría de PJV,
la catequesis y el apoyo escolar,
la oración continua, los retiros y campamentos,
la actividad misionera y la animación litúrgica,

163
III.7. Servidores del Reino
y en todo lo que hace a la escuela calasancia
que busca hoy de manera renovada
evangelizar mediante la piedad y las letras...
para ser servidores de la esperanza del Reino futuro
“para gloria de Dios y utilidad del prójimo”.
C. Experiencias y medios
• actividades apostólicas con niños y en medios
pobres
• colaboración en los centros escolapios
• incorporación progresiva a la vida y actividades
diocesanas
• distintivos, revistas, folletos
• servicios litúrgicos
• participación de las familias en la PJV
87

CONCLUSIÓN

164
Seguidores
santos
de Calasanz
Conclusión
Muchos seguidores de Calasanz,
desde hace cuatro siglos hasta nuestros días,
en diferentes ambientes y situaciones
prosiguieron la entrega que iniciara nuestro Santo:
Glicerio de Cristo,
uno de los primeros compañeros de Calasanz
y apóstol de la catequesis;
el P. Gaspar Dragonetti,
que acompaña al Fundador
a pesar de sus años y de las dificultades de los
inicios;
El P. Pedro Casani,
recientemente beatificado por Juan Pablo II
que encontró con Calasanz su lugar
y le fue fiel a Dios en las Escuelas Pías hasta la
muerte;
San Pompilio María,
segundo fruto de santidad reconocida de la Escuela
Pía,
gran educador y reformador de la sociedad
y de las costumbres eclesiásticas del siglo XVIII,
que sobresalió en la predicación de la Palabra de
Dios,
el ejercicio de la misericordia como confesor
y la atención a los más pobres de su tiempo;
La Beata Paula Montal de San José de Calasanz,
que con sensibilidad femenina
descubrió una nueva veta de la misión calasancia
enseñando el santo temor de Dios
para salvar las familias,
y multiplicó la Escuela Pía y la ofreció a la mujer.
Y muchos más:
El P. Faustino Míguez
con sus Hijas de la Divina Pastora,
los mártires escolapios de la Guerra Civil Española
entre los que se destaca el B. Dionisio Pamplona,
91

165
Perfil
que
queremos
lograr
92
Espiritualidad juvenil Escolapia
que fuera rector y párroco
en nuestra casa de Buenos Aires,
y la “nube de testigos” escolapios hasta nuestro
tiempo.
Entre ellos consideramos con especial cariño
al “escolapio anónimo” que gastó su vida
de una manera oculta y callada,
y cuya memoria sólo queda
en el corazón de sus alumnos
y en el Libro de la Vida.
Nosotros también queremos recorrer con ellos
el camino de maduración y servicio
iniciado por San José de Calasanz.
Por eso al concluir esta descripción
de los núcleos fundamentales
de la espiritualidad juvenil escolapia
surge claro y atrayente ante nosotros
el camino y el ideal del joven escolapio:
Un muchacho o chica que,
a medida que va creciendo,
hace consciente que está llamado
a ser protagonista de su propio camino
de formación integral en piedad y letras
y que reconoce en San José de Calasanz
un don que el Padre le regala
para realizarlo en plenitud.
Aceptar y cultivar el don calasancio
hace que descubra en su interior
la acción del Espíritu Santo
que lo impulsa a educarse en la Verdad
hasta formar en sí la imagen de Jesucristo,
con la ayuda de la Virgen María y de sus
educadores.
Aprende del Maestro Crucificado
el verdadero sentido del amor y de la vida
recorriendo el camino de las virtudes
típicamente escolapias.

166
Calasanz
maestro de
santidad
Conclusión
Empeñado de esta manera
en una intensa experiencia
formativa, espiritual y apostólica
discierne su vocación personal
y se compromete por ella al servicio del Reino
para gloria de Dios y utilidad del prójimo.
Por eso los jóvenes escolapios
sólo podemos llamar en verdad
Padre, Maestro y Amigo a Calasanz
si dejamos que oriente, acompañe y anime
el itinerario de nuestra vida
por el camino de la santidad.
De esta manera el don que Dios
nos hace en él llega a su cumplimiento.
Porque si la pedagogía calasancia
no nos comunica una espiritualidad característica,
se diluye su inspiración, contenido y fruto;
si no nos conduce a la santidad, queda trunca.
Calasanz se santificó
procurando nuestra santidad.
Nosotros aprendemos a vivir
la plenitud del Evangelio en su escuela.
93

167
Oración
94
Espiritualidad juvenil Escolapia
Gracias, Padre Bueno,
porque nos regalaste
como Padre, Maestro y Amigo
a San José de Calasanz,
para que educados en la Verdad
por la piedad y las letras,
formemos en nosotros la imagen de tu Hijo.
Queremos, con docilidad al Espíritu Santo
y confianza en la protección de la Virgen,
abrirnos a la acción de nuestros educadores,
ser protagonistas de nuestra propia formación
y servidores de tu Reino entre los niños y jóvenes.
Concédenos los dones de piedad y santo temor
para seguir día a día el camino del Evangelio
con amor paciente y generoso,
alegre y esperanzado,
humilde, sencillo y puro,
como el del Maestro Crucificado.
Contamos con tu gracia
para discernir nuestra propia vocación
y seguirla con fidelidad como proyecto de vida
para alabanza tuya y utilidad del prójimo.
Amén.
A.M.P.I.
Ad Majus Pietatis Incrementum
(Para mayor incremento de la Piedad)