QUERO(Toledo)

Carta desde Moyobamba
ven no nos podemos quejar de nada, porque hemos experimentado en nuestras propias carnes que Dios
provee.
Nuestra vida es muy normal con alegrías y sufrimientos, con dificultades también, sobre todo al ver la
problemática de muchos de nuestros hermanos que tienen una pobreza en todos los sentidos y también
con alegrías a la hora de hacer un trabajo y ver que has aliviado el sufrimiento de la gente. Estamos muy
entusiasmados con salir a pueblos y centros poblados a dar charlas a los jóvenes en los colegios, la experiencia
de trabajar en el Centro de Orientación Familiar, Cáritas parroquial y el comedor infantil nos
ha ayudado a conocer más a la gente y su problemática y esta experiencia nos sirve mucho a la hora de
hablar a los padres o a los jóvenes.
Este año hemos incorporado un nuevo miembro a nuestro equipo, este miembro es nuestro hijo. Mostrarnos
como familia les llama la atención tanto a los jóvenes como a los adultos. Ver un matrimonio y
un bebe feliz, bien cuidado y sano les sorprende. Aquí predomina el bebé enfermo, desnutrido, las madres
jóvenes solteras sin recibir ningún apoyo del padre o padres de sus hijos.
Este año hemos empezado a visitar más la zona rural y disfrutamos mucho, vemos preciosos paisajes,
visitamos los colegios y damos charlas a los jóvenes de secundaria. La juventud en los pueblos es tan ignorante
que una chica puede llegar a fugarse con un chico de un día para otro, solamente porque el chico
se lo pide y le dice 4 cosas bonitas.
Como matrimonio es una labor bonita poder ayudar a los demás, el estar aquí lejos de la familia, amistades
o conocidos nos ayuda a unirnos más. La ausencia de matrimonios o amistades con las que puedas
conversar en confianza es difícil de encontrar, pero trabajamos muy cercanos a los sacerdotes de nuestra
Diócesis que nos apoyan en todo.
Al final del año pasado llegó nuestro primer hijo. Aunque nos costó viajes para arriba y para abajo, para
que Silvia diera a luz en una clínica en la que tuviera buena atención en Lima (Se encuentra a 27 horas
en autobús de Moyobamba o a 2 horas en coche al aeropuerto y 1 hora en avión a Lima), todo salió bien
gracias a Dios y eso es lo que importa. Todos los años son distintos. En nuestro trabajo siempre sufrimos
modificaciones, pero la verdad que el mayor cambio en nuestra misión ha sido la llegada de Francisco
Javier, hemos tenido que adaptar todo pensando en él y en nuestro matrimonio, que es nuestra principal
misión.
Francisco Javier nos hace cuestionarnos la permanencia en Moyobamba, tal vez sea la hora de cambiar
de lugar de misión o de regresar a España, hasta final de año tenemos que ir discerniendo.
No quiero despedirme sin dar las gracias a todos aquellos que se esfuerzan en nuestro pueblo por el
bienestar de los demás. Algunas veces en lo escondido, dentro de sus hogares o fuera. Hay gente que se
desvive por otras personas. Nuestro pueblo ha demostrado que está lleno de gente con un gran corazón.
Yo he podido apreciar como gente que estaba pasando estrecheces económicas ha dado dinero para que
yo pudiera ayudar a gente aquí. Eso es muy emocionante. Gracias a su generosidad hemos podido hacer
casas, comprar sillas de ruedas, comprar alimentos, vitaminas a embarazadas, hemos pagado consultas
médicas y se han comprado útiles escolares para niños de extrema pobreza. También desde aquí quiero
hacer una mención especial a las misioneras de nuestro pueblo las cuales llevan años dándose y desgastándose
por las necesidades de nuestros hermanos, Sor Benita en Chile y Sor Marcela en Argelia.
Recen por nosotros, que Dios les de lo que necesiten y les mande su bendición.
Un abrazo,
Tito
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