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Sta. VICENTA Mª

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SANTA <strong>VICENTA</strong> MARÍA<br />

PINCELADAS DE UNA<br />

VIDA<br />

JOSÉ FRANCISCO RIAZA LÓPEZ


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

Estas páginas quieren ser un homenaje a Santa Vicenta María López<br />

Vicuña, a quien conocí a través de sus hijas, las Religiosas de María<br />

Inmaculada, y que siempre ha acompañado mi ministerio pastoral.<br />

En Madrid, a veinticinco de mayo de 2012, fiesta de Santa Vicenta María.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

SANTA <strong>VICENTA</strong> MARÍA LÓPEZ VICUÑA CRONOLOGÍA DE SU VIDA Y SU TIEMPO<br />

FECHA SU VIDA SU TIEMPO<br />

1847 Nace en Cascante (Navarra) el 22 de marzo Es bautizada el 23 de Reina en España Isabel II<br />

marzo.<br />

El Papa es Pío IX<br />

1848 Inauguración del primer tren español<br />

(Barcelona - Mataró)<br />

1854 El 28 de abril realiza su primer viaje a Madrid y se encuentra con su Levantamiento de Vicálvaro y Bienio<br />

tía Eulalia<br />

progresista<br />

1857 Hace su Primera Comunión.<br />

1859 Comienza la guerra con Marruecos<br />

1863 Rosalía de Castro publica “Cantares gallegos”<br />

1865 10 de abril Noche revolucionaria de san Daniel<br />

en Madrid.<br />

1866 30 de mayo hace voto de castidad Junio. Sublevación de los sargentos en La<br />

Granja.<br />

1868 Marzo. Ejercicios Espirituales en las Salesas y decisión de fundar la<br />

congregación.<br />

Septiembre. Revolución y exilio de Isabel II<br />

1869<br />

Pío IX convoca el Concilio Vaticano I<br />

1875 Escribe las Reglas Enero. Entrada de Alfonso XII en Madrid.<br />

1875 Escribe las Reglas Enero. Entrada de Alfonso XII en Madrid.<br />

1876 11 de junio. Toma de hábito El 7 de diciembre funda la casa de<br />

Zaragoza.<br />

Fin de la guerra carlista<br />

1877 1 de junio. Funda la casa de Jerez de la Frontera<br />

1878 16 de junio. Hace los votos temporales. Es elegido Papa León XIII<br />

1880 Junio. Se aprueba la constitución canovista.<br />

1885 21 de marzo Funda la casa de Sevilla Muere Rosalía de Castro. Muere Alfonso XII<br />

1886 Nace Alfonso XIII<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

1888 18 de abril. “Decretum Laudis” de Roma aprobando la congregación.<br />

Se funda en Barcelona.<br />

1889 7 de diciembre. Se realiza la fundación de la casa de Burgos.<br />

1890 31 de julio. Profesión perpetua.<br />

26 de diciembre muere en Madrid.<br />

Se instaura el sufragio universal masculino.<br />

1898 Pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.<br />

1902 Mayoría de edad de Alfonso XIII<br />

1950 19 de febrero. Beatificación por Pío XII<br />

1975 25 de mayo Canonización por Pablo VI<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

ORACIÓN DE SANTA <strong>VICENTA</strong> MARÍA<br />

Dios me creó, me compró con su sangre,<br />

Me ha distinguido con toda clase de misericordias.<br />

Por más que yo me he apartado de él<br />

¡He prometido en el bautismo y otras mil veces ser suya!<br />

Por consiguiente, ¿cuántos derechos tiene para mandarme y disponer de<br />

mí?<br />

¿Me podré negar a cosa que me proponga?<br />

Me llama a conquistar su Reino.<br />

Las armas que he de tomar son: la fe, oración, humildad, paciencia.<br />

Pelea junto a mí; pero, para no flaquear, he de tenerle siempre conmigo,<br />

Trayéndole dentro de mí presente y acudiendo siempre a Él para no ser<br />

vencida.<br />

Señor, todo cuanto tengo y soy lo he recibido de ti.<br />

¡Qué cosa más justa, pues, Señor,<br />

Sino que del todo y sin reserva lo devuelva todo a ti,<br />

Dedicándome enteramente a tu servicio.<br />

Aquí me tienes, Dios mío, porque el amor no se corresponde sino<br />

amando y el amor no consiste en palabras sino en obras.<br />

(Textos tomados de los Apuntes de Ejercicios de la Santa)<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

SANTA <strong>VICENTA</strong> MARÍA: VOCACIÓN<br />

Los santos no caen del cielo, nacen en la tierra, como cualquiera de<br />

nosotros, nacen en un mundo y en una historia concreta y desde ellos van<br />

escuchando la llamada de Dios y respondiendo con generosidad.<br />

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos cuenta que al llegar San Pablo a<br />

Filipos, capital de Macedonia encuentra a un grupo de mujeres reunidas y a<br />

una de ellas, llamada Lidia, el Señor le abrió el corazón para que aceptase la<br />

predicación de Pablo, se convirtió y se bautizó con toda su familia.<br />

Por la predicación, la palabra y el testimonio se llega a la conversión y a la<br />

profesión de la fe.<br />

¿Qué palabras escuchó Vicenta María? ¿Qué realidades acogió en su<br />

corazón? ¿Cómo fue descubriendo la llamada del Señor y su propia vocación?<br />

De muy niña, la primera enseñanza que recibió, tanto humana como<br />

cristiana, fue de boca de su padre. Cuando todavía no tenía edad para discernir<br />

ella respiró el ambiente de su hogar, veía el testimonio de vivencia cristiana<br />

sincera de sus padres. Sus padres fueron sus primeros evangelizadores.<br />

En Cascante, donde nació y vivía también tuvo ocasión de acompañar y<br />

escuchar a su tío Joaquín, sacerdote que le enseñaba las oraciones. Con él<br />

acudía a hacer la visita a la iglesia y mientras su tío rezaba la liturgia de las<br />

Horas ella se iba iniciando a su modo en la contemplación y en la oración. La<br />

Virgen del Romero, patrona de Cascante, fue referencia luminosa que marcaría<br />

en ella su cariño y devoción por María, una constante de su vida, a la que<br />

llegado el momento confiaría la protección de la Congregación y cuyo nombre<br />

quiso que llevaran sus hijas: Religiosas de María Inmaculada.<br />

También en Cascante otra imagen sería también para ella punto de<br />

referencia, auténtica catequesis visual, el Cristo de la flagelación. Eso la<br />

preparó para contemplar después en los Ejercicios Espirituales el sufrimiento<br />

de Cristo en su entrega por amor, viendo lo que Cristo ha hecho por nosotros y<br />

preguntándose qué tengo que hacer yo por Cristo.<br />

A partir de 1857, con diez años de edad, viene a Madrid para continuar su<br />

educación en casa de sus tíos, Don Manuel y Doña Eulalia, va a seguir<br />

respirando ese ambiente de piedad auténtica y de fe profunda volcada en el<br />

servicio a los más necesitados, que caracterizaba a sus tíos. Acompaña a su<br />

tía en sus visitas a los hospitales y participa de los desvelos de sus tíos por<br />

atender a las muchachas que venían de los pueblos a servir en la capital, que<br />

cuando caían enfermas perdían casa y trabajo y que además estaban<br />

expuestas a múltiples peligros, como sucede con todos los inmigrantes que se<br />

convierten en mano de obra barata y susceptible de explotación.<br />

Estas son las realidades que va acogiendo en su corazón Vicenta María, la<br />

tarea evangelizadora de transmisión de la fe, que hace que la doctrina cristiana<br />

que va aprendiendo de su padre se dedique a enseñarla a las otras niñas de<br />

Cascante, con apenas cinco años, el gozo de la fe que hará pedir antes de la<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

edad habitual en ese tiempo la Primera Comunión, las necesidades de las<br />

jóvenes sirvientas a las que finalmente dedicaría su vida.<br />

Cuando el 30 de mayo de 1866, con 19 años recién cumplidos, haga voto<br />

de castidad ante su confesor, ya tiene decidido que su vida se va a consagrar a<br />

Dios, aunque todavía no esté concretado el modo de hacerlo. A este punto se<br />

llega por las palabras que ha escuchado, los testimonios que ha contemplado,<br />

las necesidades a las que ha sido sensible y todo ello han sido los instrumentos<br />

de los que el Señor se ha valido para realizar su llamada.<br />

El Concilio Vaticano II dijo que la Iglesia comparte los gozos y esperanzas y<br />

angustias de los hombres e invitaba a atender a los signos de los tiempos,<br />

como auténtico lugar teológico desde el que Dios nos llama e interpela. Cien<br />

años antes Vicenta María había vivido ya estas enseñanzas del Concilio, que<br />

en último término brotan del Evangelio: “Porque tuve hambre y me disteis de<br />

comer, tuve sed y me disteis de beber…<br />

Por eso cuando llegue el momento de decidir que iba a hacer con su vida,<br />

en aquellos Ejercicios en las Salesas del 4 al 15 de mayo de 1868, escribe en<br />

un papel las ventajas e inconvenientes de ingresar como contemplativa o de<br />

realizar una fundación nueva que asegurase la continuidad de la obra de las<br />

sirvientas, los criterios decisivos para elegir van a ser: gloria de Dios más<br />

palpable, mayores dificultades y necesidades de la época.<br />

Las necesidades de la época son los signos de los tiempos, un problema<br />

concreto, unas personas desasistidas, dejadas a su suerte, de las que nadie se<br />

ocupaba. “Las chicas han triunfado” es la expresión de la opción preferencial<br />

por los pobres que hoy constituye principio irrenunciable del magisterio de la<br />

Iglesia. Una vez más, Vicenta María se adelanta a su tiempo.<br />

Todavía un tercer elemento nos habla del carácter profético, en doble<br />

sentido, de Vicenta María. Profético por adelantarse a su tiempo y profético por<br />

acoger la llamada de Dios y responder a ella. La promoción de la mujer que<br />

hoy pregona todo el mundo es algo que ella descubre como necesario. No sólo<br />

se preocupa de dar catequesis a las chicas y de formarlas cristianamente, sino<br />

también de prepararlas adecuadamente para el desempeño de su trabajo, de<br />

ofrecerlas una preparación cultural y de acompañar, una vez que están<br />

colocadas, realizando un seguimiento para asegurarse que se encuentran en<br />

condiciones dignas y que son respetadas como personas, en una sociedad que<br />

apenas las consideraba y normalmente tenían mala fama y con frecuencia no<br />

eran bien tratadas.<br />

Las dificultades van a ser ciertamente importantes, tiene que luchar mucho<br />

para salir adelante con el proyecto, pero ella nunca abandona, por mal que<br />

vayan las cosas, porque sabe que eso es lo que Dios quiere y su único Norte<br />

será la voluntad de Dios.<br />

Algunas cifras nos sugieren la fecundidad de su entrega y respuesta<br />

generosa a la llamada de Dios:<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

Vive sólo cuarenta y tres años, de ellos sólo 14 desde que toman el hábito<br />

las tres primeras hermanas, el 11 de junio de 1876, fiesta de la Trinidad. Y en<br />

estos 14 años, realiza cinco fundaciones: Madrid, Zaragoza, Sevilla, Barcelona<br />

y Burgos, sin contar la fundación fallida en Jerez. Además, recibe también la<br />

llamada para fundar en Argentina, cosa que no puede hacer, pero que, sin<br />

embargo desea y que hoy es una realidad. En la próxima fiesta de la Trinidad<br />

celebraremos el 130 aniversario de la Congregación.<br />

Una experiencia de amor de Dios, una respuesta generosa y disponible, una<br />

entrega incondicional y entrañable a las jóvenes, que se prolonga durante estos<br />

130 años, y llega hasta nosotros, para que hoy demos gracias a Dios de todo<br />

corazón por haber suscitado en su Iglesia un carisma como el Vicenta María<br />

que nos permite seguir descubriendo el amor de Dios y respondiendo a él con<br />

el servicio y la entrega a nuestros hermanos.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

<strong>VICENTA</strong> MARÍA: ANIMADA POR EL ESPÍRITU<br />

Los Hechos de los Apóstoles nos presentan a Pablo y a Silas orando en la<br />

cárcel, cantando himnos a Dios en medio de la prisión. Y en el Evangelio Jesús<br />

nos dice que conviene que Él se vaya para que nos envíe el Espíritu Santo.<br />

Vicenta María es, sin duda, mujer de oración intensa y constante, más aún,<br />

en ella fe y vida, oración y compromiso, contemplación y acción, Marta y María,<br />

son una misma realidad. Ella es fundamentalmente, una mujer del Espíritu. Ella<br />

vive respirando la misma vida de Dios, por eso, toda su existencia transparenta<br />

el misterio del amor de Dios.<br />

Esta auténtica vida espiritual se empezó a fraguar en esas primeras<br />

oraciones aprendidas con su tío Joaquín, sacerdote y en sus visitas de niña al<br />

Sagrario, en sus subidas al Romero.<br />

Pero se consolida y adquiere toda su fuerza en la escuela de los Ejercicios<br />

Espirituales de San Ignacio.<br />

Así dirá ella en sus Apuntes de Ejercicios:<br />

“Estáis, Dios mío, en todas las cosas para mi bien y dentro de mí misma;<br />

debo vivir como bañada de Dios.” (1871)<br />

Y dice a sus hijas:<br />

“Todas debemos considerarnos como sagrarios donde Dios habita.” (1888)<br />

Vicenta María ha descubierto, como San Agustín, a Dios como más íntimo a<br />

mí que mi propia intimidad.<br />

Ella se sabe sumergida en el misterio del amor de Dios, como dice San<br />

Pablo: “en él vivimos, nos movemos y existimos.”<br />

Por eso, desea imitar a nuestro Señor en la oración continuada que traía<br />

durante su predicación. Su acción evangelizadora brotará efectivamente, de su<br />

experiencia de Dios, de su unión íntima con Cristo.<br />

Por eso quiere vivir en oración continúa: “Dirigir al Señor, con frecuencia,<br />

todas mis acciones de modo que todas sean para su gloria.” Así se propone<br />

también hacer cada hora un acto de presencia, para que todo su obrar esté<br />

impregnado de la cercanía amorosa de Dios.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

A sus hijas recomendará también:<br />

“Consulten con el Divino Maestro todas sus dudas y pídanle luz y auxilios<br />

eficaces para vencer todas las dificultades que se ofrezcan.”<br />

Y ella misma es la primera en hacerlo. En todos los momentos difíciles de<br />

su vida, como cuando tiene que discutir con su padre que no ve con buenos<br />

ojos que se dedique a las obra de las Sirvientas o cuando un grave problema<br />

económico está a punto de hacer fracasar la obra iniciada, ella acude a la<br />

oración, se pone frente al Sagrario y de ese encuentro con el Amigo, sale<br />

fortalecida, serena, pacificada y animada, con nuevos bríos para la tarea.<br />

Vicenta María vive en continúa presencia de Dios, vigilando para buscar<br />

aquello que más le acerque a Dios. Su único Norte la voluntad de Dios. Está<br />

identificada con Cristo que dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me<br />

ha enviado.”<br />

Toda su existencia es ofrenda, oblación, Eucaristía, por eso dirá:<br />

“entregándome totalmente en las manos de Dios para que haga de mí lo que<br />

quiera, como el barro en manos del alfarero.”<br />

Justamente por eso, la Eucaristía será tan importante en su espiritualidad,<br />

por eso su alegría cada vez que se ponía un sagrario en una casa, porque toda<br />

su vida era Eucaristía. Por eso también, la consolará tanto en los últimos días<br />

de enfermedad la posibilidad de asistir a la Celebración desde la cama.<br />

Constantemente da gracias por experimentar el amor de Dios:<br />

“Alabar y bendecir la misericordia de Dios por el amor con que me ha<br />

mirado.”<br />

Y en la Eucaristía contempla la entrega de Cristo y se siente urgida a<br />

entregarse ella misma por amor y en el amor.<br />

“¿Y tantos años ya dándoos a mí cada día! Oh, Señor, vos queréis daros<br />

todo a mí: pues, Señor mío, yo me quiero dar toda a vos, o por mejor decir,<br />

tornaros lo mismo que me dais. Vos todo para mí, yo toda para vos.” (1872)<br />

La contemplación para alcanzar amor de los Ejercicios Espirituales y la<br />

Eucaristía son el quicio de toda la espiritualidad de Vicenta María.<br />

Celebrar su memoria y agradecer su carisma, regalo del Espíritu a la Iglesia,<br />

nos invitan hoy a celebrar y vivir la eucaristía como auténtica fuente de nuestro<br />

vivir cristiano. Acudimos al altar para empaparnos del amor de Dios<br />

manifestado en Jesucristo y unidos a Él vivir amando en la entrega y en el<br />

servicio a nuestros hermanos.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

LA PASIÓN DE EVANGELIZAR<br />

Los Hechos de los Apóstoles nos relata como san Pablo se despide de los<br />

presbíteros de Éfeso, haciendo balance de su misión y de su vida. Es la vida de<br />

un evangelizador apasionado, de alguien que exclamó: “¡Ay de mí si no<br />

evangelizare!”<br />

No puede por menos que llevar a todas partes el anuncio de Jesucristo<br />

porque tiene una conciencia muy nítida de haber recibido esa misión.<br />

Dice el Apóstol: “He servido al Señor con toda humildad”.<br />

Vicenta María tiene también clara conciencia de haber recibido su misión,<br />

de haber sido elegida por Dios, y ello sin méritos propios, sino por pura gracia.<br />

Hace suyas unas palabras de Pablo a los Corintios y en los EE de 1868, los de<br />

la elección definitiva, escribe:<br />

“Por la gracia de Dios soy lo que soy. Si algún bien tengo, de Dios es. Si en<br />

mí hay buenos deseos y me empleo en alguna cosa de su servicio, es porque<br />

el Señor se ha dignado poner en mí los ojos y ha querido valerse de mí como<br />

un artífice se vale de sus instrumentos.” (EE p. 29)<br />

Se sabe una humilde herramienta en las manos de Dios y por eso pide:<br />

“Prontitud en dar al Señor cuanto exija de mí, absteniéndome de todo gusto<br />

y ejecutando todo lo que sea de su agrado, cueste lo que cueste. Conozco que<br />

Dios lo quiere, pues basta.”<br />

Añade el Apóstol que su servicio al Señor lo ha realizado en medio de “las<br />

penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos” y “me<br />

aguardan cárceles y luchas”.<br />

Vicenta María cuando toma la decisión de fundar escribe entre las ventajas<br />

de elegir este camino:<br />

“Más pobreza, más mortificación de mis naturales inclinaciones, mucho<br />

peligro de sufrir desprecios. Cuantos lo vituperarán. Continuo esfuerzo.<br />

Continuo sacrificio.” (EE p.28)<br />

¡Qué bien sabía ella lo que la aguardaba!<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

Tuvo ciertamente, que luchar contra muchos inconvenientes, empezando<br />

por “las maquinaciones de los suyos”, como Pablo. En el caso de Vicenta María<br />

la incomprensión de sus padres que no aceptaban la fundación y vituperaban a<br />

las chicas de servicio desde los prejuicios extendidos en la sociedad.<br />

Paso dificultades de todo tipo: graves quebrantos económicos, el abandono<br />

de de las compañeras que habían tomado hábito con ella, quebraderos de<br />

cabeza constantes en la fundación de Barcelona, los problemas de la fundación<br />

de Jerez y muchas otras.<br />

Pero ella superó siempre todos los problemas con la mirada puesta en el<br />

único Norte que guiaba su existencia: hacer la voluntad de Dios, cueste lo que<br />

cueste.<br />

San Pablo dice: “Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí.”<br />

Vicenta María vive siempre con el ardiente anhelo de estar unida a Cristo y<br />

así escribe en los EE de 1872:<br />

“Señor mío, yo me quiero dar toda a vos, o por mejor decir, tornaros lo<br />

mismo que me dais. Quiero pensar, hablar y obrar, solo por Vos. Vos todo para<br />

mí, yo toda para Vos. Pues. Señor, yo quiero estar siempre con Vos y<br />

agradeceros tantas bondades correspondiendo con verdadero amor.”<br />

La Madre María Teresa Orti, su compañera y primera sucesora como<br />

General de la Congregación, escribe en su biografía de la Santa a proposito de<br />

la fundación de Barcelona:<br />

“Costó a la Madre la sangre y vida, que, con su trabajo dejó allí”.<br />

Ciertamente, como san Pablo, Vicenta María no ahorro medio, ni esfuerzos,<br />

ni sacrificios, para llevar a Cristo a sus chicas. Hasta el último aliento trabajo<br />

sin descanso, para que conocieran a Dios y a su enviado Jesucristo. Entregó<br />

su vida día a día, en el amor a sus acogidas para la mayor gloria de Dios.<br />

Contemplamos y agradecemos una vida apasionadamente puesta al<br />

servicio del Evangelio de Jesucristo. Vicenta María es, como Pablo, ardiente<br />

evangelizadora, hizo de su vida Buena Noticia para que las chicas<br />

descubrieran el amor de Dios.<br />

Pidamos en esta Eucaristía que el Espíritu Santo nos conceda, siquiera<br />

alguna porción, de ese ardiente anhelo de vivir sirviendo a Cristo en nuestros<br />

hermanos que impulsó siempre la vida de Santa Vicenta María.<br />

Que ella interceda por sus hijas, las Religiosas de María Inmaculada, por los<br />

Laicos de Vicenta María y por todos los que nos sentimos familia suya.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

LA CARIDAD RAÍZ Y CENTRO DE SU CARISMA<br />

La caridad es, evidentemente, el principio y fundamento, la raíz del carisma<br />

de Vicenta María. La experiencia del amor gratuito de Dios es lo que inunda su<br />

corazón y la mueve a compartir ese amor a los demás. Por eso, es para ella la<br />

caridad la actitud fundamental a vivir y la fuente de toda fecundidad apostólica.<br />

En primer lugar en el preámbulo de las Reglas Comunes, considera la<br />

caridad como la virtud más valiosa y necesaria para cualquier cristiano y, por<br />

supuesto, para quien quiera seguir su carisma.<br />

“Todas las que en esta Congregación quieran vivir, y en ella perseverar<br />

hasta su muerte, además de la exacta y constante práctica de los votos santos,<br />

y de cuanto en las Constituciones se previene, han de considerar atentamente<br />

que abrazando la caridad cristiana toda la ley del Señor, según enseñanza del<br />

mismo Jesucristo (Mt 22,40), siendo ella la reina de todas las virtudes o como<br />

dice el apóstol san Pablo la mayor entre las teologales (I Cor 13,13),<br />

procurarán las religiosas de María Inmaculada, no tan solo conocer la<br />

excelencia y ventajas de esta virtud, sino también persuadirse de su necesidad,<br />

si es que han de cumplir como conviene con todos sus deberes, ya para con<br />

Dios, ya para consigo mismas, ya para con los prójimos, según inferirán de las<br />

reglas que siguen.” (255)<br />

En las Constituciones de 1882 escribe:<br />

“Procurarán todas señalarse de un modo especial en la mutua caridad que<br />

es el distintivo de los verdaderos discípulos del Redentor, lo ha sido siempre de<br />

las religiosas observantes y es la plenitud de la ley como dice el Apóstol. A este<br />

fin consideren que han venido al Instituto a morar unánimes y a no tener sino<br />

un corazón y un alma en Dios.<br />

Procuren por lo tanto apreciarse y estimarse mutuamente y quererse con un<br />

afecto puro, sólido y sincero, mirando en cada una de las hermanas, la imagen<br />

de Dios, habitando en sus almas mediante la gracia santificante.” (228)<br />

En las Reglas comunes, escritas en Zaragoza en el verano de 1881 como<br />

complemento a las Constituciones dirá:<br />

“En orden a los deberes de nuestras religiosas entre sí conviene ante todo<br />

que se amen mutuamente con aquella verdad e interés que corresponde a los<br />

que son parte o miembros de un mismo cuerpo, como lo son todas del cuerpo<br />

de la Congregación.” (297)<br />

La imagen del cuerpo y sus miembros, que san Pablo refiere a la Iglesia, la<br />

aplica certeramente a la Comunidad religiosa, fermento y testimonio de esa<br />

comunión eclesial.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

Pero no se limita a recordar el mandato del Amor, que es la síntesis de todo<br />

el Evangelio, sino que ofrece en las reglas comunes observaciones concretas,<br />

muy sabias, que desde el conocimiento de la psicología humana ayudan a la<br />

realización en nuestra vida de ese mandato.<br />

“Para fomentar este amor mutuo y caridad fraterna, sea el trato entre sí<br />

sencillo, confiado y comunicativo, pero grave y respetuoso.” (298)<br />

Probablemente hoy quitaríamos el adjetivo “grave”, muy habitual en la<br />

época para referirse a personas religiosas, pero que tiene connotaciones más<br />

bien negativas en la actualidad. Pero sin duda, hay que subrayar los otro cuatro<br />

con los que califica el trato: sencillo, confiado, comunicativo y respetuoso.<br />

“No midan nunca por los años que llevan de religión las consideraciones<br />

que les deben los demás, antes al contrario, considérense siempre indignas de<br />

pertenecer a corporación tan santa… Colóquense siempre en el último lugar,<br />

acostumbrándose a dar la preferencia a los demás. Tomarán parte en la alegría<br />

por el bien de las otras y sientan en verdad los males que les aquejan.” (299)<br />

Humildad sincera y “com-pasión” auténtica son los ingredientes<br />

imprescindibles de la vida comunitaria y de la caridad.<br />

Junto a ello, vivir en la dinámica de la reconciliación.<br />

“Si alguna vez por fragilidad humana tuvieran entre sí algún encuentro<br />

(encontronazo), no llegará la noche sin haberse pedido perdón, procurando<br />

cada una anticiparse en este acto que puede reparar la quiebra que haya<br />

habido.” (304)<br />

“Sea el vínculo de unión entre sí, la mutua edificación, la cual estrechará<br />

más y más a medida que en las obras crezca aquella, y será medio dulce y<br />

eficaz de conservarla, porque la virtud es de suyo muy amable.”<br />

“Nada, pues, amarán tanto como andar siempre a la vista de las otras y será<br />

mayor el provecho que de esto sacasen, si se acostumbran a mirar lo que a<br />

ellas las (les) desagrada en las demás, para evitarlo en sí mismas y lo que<br />

edifica para imitarlo. ¡Cuánto puede aprender un alma diligente viviendo en<br />

comunidad!” (313)<br />

Por lo que se refiere a los deberes para con las acogidas escribe:<br />

“En primer lugar consideren que de tal manera se enlaza su santificación y<br />

perfección con al santificación y provecho de las acogidas, que esto constituye<br />

el doble fin del Instituto.”<br />

Y de nuevo su atención a lo concreto lleva a describir como ha de ser el<br />

trato con las acogidas:<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

“En el trato han de mostrarles mucha caridad e interés por cuanto les<br />

pertenezca, evitando con gran cuidado no inclinarse por preferencia a ninguna,<br />

sino mirarlas a todas con igualdad.<br />

Siempre las tratarán con delicadeza y finura por rústicas y desatentas que<br />

sean.”<br />

Este amor entregado, servicial, entrañable, que ha de impregnar toda<br />

nuestra vida brota de la fuente misma del Amor que es Dios. Quien vive como<br />

Vicenta María, como bañada en Dios, sumergida en su misterio de amor,<br />

transparentará a cuantos se acerquen ese mismo amor.<br />

Así escribe en los EE de 1870:<br />

“Aquí me tenéis, Dios mío, porque el amor no se corresponde sino amando<br />

y el amor no consiste en palabras sino en obras.”<br />

Al celebrar el memorial del amor de Cristo abramos nuestro corazón,<br />

dejémonos empapar por este misterio de Amor para testimoniarlo con nuestra<br />

vida, como hizo santa Vicenta María.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

SANTA TOZUDEZ<br />

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos recoge las innumerables<br />

dificultades y persecuciones a las que el apóstol san Pablo tuvo que hacer<br />

frente, pero, a pesar de todo ello siempre perseveró en su misión de anunciar<br />

el Evangelio a todas las gentes, e incluso, durante su cautiverio en Roma<br />

seguía predicando y dando testimonio de Jesucristo.<br />

El apóstol asumía todas las dificultades como dolores de parto para dar a<br />

luz el Reino de Dios, dolores de esperanza.<br />

La perseverancia en la misión recibida es rasgo característico de los<br />

elegidos de Dios.<br />

Así encontramos en Vicenta María esa perseverancia, esa santa tozudez<br />

que le lleva a superar todas las dificultades para llevar a cabo sus proyectos,<br />

cuando está convencida de que son la voluntad de Dios.<br />

Cuando tenía sólo 19 años y acababa de hacer voto de castidad en mayo<br />

de 1866 ofreciéndose también a ser religiosa en algún Instituto dedicado a la<br />

Virgen María, hizo llegar discretamente una nota a su tía salesa con sus<br />

proyectos. Sor Dominica, en su respuesta le advierte de las dificultades que se<br />

encontrará, como el anciano Simeón avisó a María.<br />

Sor Dominica escribe a Vicenta María: “Que Nuestro Señor te conceda la<br />

perseverancia y firmeza que has de necesitar para resistir a los<br />

obstáculos que las mismas personas que te aman han de oponerte con<br />

toda violencia.”<br />

Palabras proféticas, porque serían precisamente sus padres los que con su<br />

fuerte oposición a la decisión de consagrarse a la obra de las sirvientas,<br />

causarán un íntimo dolor en el ánimo de Vicenta María.<br />

Pero ciertamente el Señor concedió a Vicenta María toda la firmeza y<br />

perseverancia necesarias para llevar a delante sus proyectos, que no eran otra<br />

cosa que la voluntad de Dios.<br />

Cuando estás tratando de reunir dinero para comprar un terreno, en el que<br />

poder edificar más tarde, escribe una carta a <strong>Mª</strong> Teresa Orti, que se<br />

encontraba en Barcelona, el 24 de marzo de 1890 y en ella dice:<br />

“Bien consoladas podemos estar de que nuestras cosas van con el<br />

sello de ser de Dios, por las contrariedades.”<br />

Precisamente las dificultades, son para Vicenta María la prueba de que sus<br />

proyectos son cosa de Dios, por ello va a poner todo su empeño en superarlas,<br />

para realizar la voluntad de Dios, único Norte de su vida.<br />

18


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

A la hora de elegir su vocación en los ejercicios hechos en las Salesas,<br />

escribe precisamente como razones a favor de la fundación, las mayores<br />

dificultades:<br />

“Más pobreza, más mortificación., mucho peligro de sufrir desprecios,<br />

¡cuántos lo vituperarán! Continuo esfuerzo, continuo sacrificio”<br />

Todo esto para ella eran ventajas. Así es el temple de Vicenta María, una<br />

mujer con perseverante tesón para las cosas de Dios.<br />

A la hora de llevar a cabo su fundación las principales dificultades que va a<br />

encontrar son la falta de disposición en las personas en las que ella había<br />

pensado como candidatas y, sobre todo, la oposición de sus padres, sobre todo<br />

de D. José María, la dificultad más dolorosa, sin duda, para ella. Pero también<br />

aquí supo salir adelante aunando una exquisita sensibilidad y una firmeza<br />

inexpugnable.<br />

Vicenta María se crece ante las dificultades. Así lo comenta Hna. <strong>Mª</strong> Digna<br />

en su historia de la Congregación:<br />

“A medida que se van dando pasos y que se van abriendo nuevos<br />

horizontes, van apareciendo también nuevas dificultades, que lejos de<br />

intimidar o frenar el paso de la joven Vicenta María, la van confirmando en<br />

que aquella obra es de Dios y Él la sacará adelante.”<br />

Efectivamente, el secreto de esa santa tozudez, de Vicenta maría está en<br />

una fe profunda, en una confianza absoluta en que los designios de Dios salen<br />

siempre adelante.<br />

Unas palabras del apóstol san Pablo que la santa puso en un regalo para su<br />

tía con los corazones de Jesús y María nos da la clave: “Todo lo puedo en<br />

Aquel que me conforta”.<br />

Su fuerza es su unión con Cristo. Su intimidad con el Señor, su dejarse<br />

llevar por el Espíritu Santo, es lo que proporciona a Vicenta María las fuerzas<br />

para llevar adelante lo que ella ve claramente como voluntad de Dios.<br />

Y así, gracias a su tesón y perseverancia hoy nosotros podemos dar gracias<br />

a Dios por Ella y por los inmensos y maravillosos frutos que su obra ha dado y<br />

sigue dando. En todo y siempre demos gracias a Dios.<br />

19


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

VIVIR COMO BAÑADOS EN DIOS<br />

El tiempo de Pascua que venimos celebrando, estos cincuenta días, que<br />

son un solo y gran domingo, llega a su fin.<br />

Pascua, Ascensión y Pentecostés son un solo misterio, aunque lo<br />

celebremos desplegados a lo largo de estos días.<br />

Ascensión es la plena glorificación de Cristo a la diestra del Padre. La<br />

culminación de su entrega y exaltación. A quien ha entregado su vida por<br />

fidelidad al Padre y amor a los hombres, Dios lo resucita y lo sienta a su<br />

derecha.<br />

Es, por tanto, la fiesta del triunfo y la glorificación de Cristo, pero es también<br />

fiesta de esperanza para nosotros, porque Cristo nos ha precedido como<br />

Cabeza, para que después le sigamos nosotros como miembros de su Cuerpo.<br />

Así dice Vicenta María contemplando el misterio de la Resurrección del<br />

Señor en sus apuntes de Ejercicios:<br />

“La consideración del gozo que después será ver a nuestro divino<br />

Redentor, debe animarnos a sufrir todo trabajo. Señor, Vos resucitasteis<br />

para no volver a morir. Haced que no vuelva yo a ofenderos ni a decaer de<br />

mis propósitos; haced que emprenda una vida nueva y sea constante en<br />

ella.”<br />

Como el atleta contempla ya a pocos metros la meta que le aguarda, como<br />

el escalador vislumbra la cumbre de la montaña que en poco tiempo va ya a<br />

alcanzar, así los creyentes en esta fiesta de la Ascensión, en este tiempo de<br />

Pascua vislumbramos la meta que nos aguarda: la plenitud del Reino de Dios.<br />

Esa contemplación nos anima y da fuerza para sufrir todo trabajo, porque el<br />

Reino de Dios hemos de ir construyéndolo cada día, aquí y ahora. Con la<br />

mirada puesta en nuestra meta, con los ojos fijos en el cielo, pero<br />

comprometidos en ir empujando la historia de los hombres hacia su plenitud de<br />

salvación.<br />

Así lo expresa Vicenta María en sus Ejercicios:<br />

“Mucho gozo causa contemplaros resucitado, y ver cómo las penas se<br />

convierten en gloria. Mucho anima a los flacos y miserables como yo la<br />

esperanza del premio de los trabajos. Dadme, Dios mío, constancia para<br />

serviros y llegar después a veros triunfante en la gloria.”<br />

Si ella se considera de los flacos y miserables ¿Qué diríamos de nosotros<br />

mismos?<br />

20


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

El apóstol san Pablo pide para los cristianos de Éfeso:<br />

“Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé<br />

espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de<br />

vuestro corazón para que comprendáis cual es la esperanza a la que os<br />

llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.”<br />

Hoy nosotros hemos de pedir también conocer más a Cristo, para amarle<br />

más y seguirle mejor. Penetrar en el misterio de Cristo, empaparnos en su plan<br />

de salvación, vivir con una mirada transcendente, para ser capaces de<br />

descubrir a través de nuestra cotidianeidad terrena, el horizonte infinito del<br />

Amor salvador de Dios.<br />

Esta forma de vivir alentará nuestra esperanza, nos ayudará a traspasar el<br />

espesor de la realidad y nos permitirá ser testigos de la esperanza y de la<br />

trascendencia en medio de nuestros contemporáneos, tantas veces<br />

enfangados en lo terreno y anhelando un horizonte más elevado.<br />

Pidamos al Señor que la gracia de su Espíritu nos empape, para que<br />

podamos vivir, como pedía Vicenta María, como bañados en Dios, para ser<br />

portadores de la Buena Noticia para todos nuestros hermanos.<br />

21


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

VIVIR CONFORME A LA VOCACIÓN CON LA QUE HEMOS SIDO<br />

LLAMADOS<br />

Según el relato de Lucas en los Hechos de los Apóstoles, después de la<br />

Ascensión del Señor los discípulos se quedan parados con la mirada fija en el<br />

cielo y se les presentan unos hombres vestidos de blanco que les dicen:<br />

“Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?<br />

Es muy posible que en otros tiempos se pudiera hacer a la Iglesia, a los<br />

cristianos, esta misma pregunta o reproche.<br />

Sin embargo, a nosotros, a los hombres de este siglo XXI, quizá se nos<br />

debiera hacer la pregunta contraria.<br />

En las sociedades occidentales de nuestro siglo impera el desencanto, la<br />

apatía y el escepticismo. Un pensador francés caracteriza al hombre moderno,<br />

o por mejor decir, postmoderno, por la pérdida del horizonte. Nietzsche decía<br />

hemos borrado el horizonte y ahora no sabemos si estamos al derecho o al<br />

revés, flotamos sin rumbo, zarandeados de un lado para otro.<br />

La celebración de la Ascensión del Señor viene a despertarnos de nuestra<br />

modorra y viene a traernos un regalo inesperado y maravilloso: la esperanza.<br />

Se nos invita a mirar al cielo, precisamente, para comprometernos en la<br />

tierra.<br />

Tenemos que contemplar nuestra meta, nuestro horizonte: la plenitud de<br />

Cristo glorificado a la diestra del Padre, para vivir conforme a la vocación con la<br />

que hemos sido llamados.<br />

El Señor que ha inaugurado el Reino de Dios con su Misterio Pascual, lo ha<br />

dejado en nuestras manos. El ha cumplido su misión y ahora deja esta tierra,<br />

pero no nos abandona, nos entrega su Espíritu Santo para que nos impulse,<br />

nos oriente y nos ilumine.<br />

El Espíritu Santo que Cristo nos da es la fuerza que necesitamos para<br />

trabajar en la construcción de su Reino.<br />

Así lo supo ver y vivir Vicenta María, que contemplando el misterio de la<br />

Ascensión escribe en sus Apuntes de Ejercicios:<br />

“Vos prometisteis a los apóstoles el Espíritu Santo; enviadle sobre mí,<br />

pues, si no, ¿qué será de mis propósitos? Fortalecedme con él, Dios mío.<br />

Por medio de las penas se va a la gloria. Yo quiero ir por este camino, con<br />

vuestra ayuda. ¿Quién no se anima con la esperanza de un premio eterno<br />

por trabajo tan corto? Pero, Señor, me ofrezco a Vos, y gustosa os serviré<br />

por largo tiempo, aunque fuera hasta el fin del mundo, si esa fuere<br />

vuestra voluntad, contando con vuestra ayuda.”<br />

22


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

El apóstol san Pablo nos ha dicho que es el Espíritu del Señor quien suscita<br />

dones y carismas para la edificación del Cuerpo de Cristo.<br />

Así el Espíritu suscitó el carisma de Vicenta María para el crecimiento de su<br />

Iglesia. Ella supo vivir siempre conforme a la vocación con que había sido<br />

llamada, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, sufriendo todo por<br />

amor, superando todas las dificultades para realizar la voluntad de Dios,<br />

poniendo todo su empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de<br />

la paz.<br />

Por ello dijo a sus hijas:<br />

“Las quiero a todas muy unidas entre sí y con Dios”<br />

Hoy nos lo dice a todos nosotros, su gran familia, Religiosas de María<br />

Inmaculada, Laicos de Vicenta María y a cuantos la queremos y tenemos como<br />

modelo de vida cristiana.<br />

Estamos celebrando la Eucaristía, sacramento de unidad y de amor y<br />

elemento central en el carisma de Vicenta María. Así escribe en sus Apuntes<br />

de Ejercicios:<br />

“Con grandísimo afecto constituisteis este Santísimo Sacramento.<br />

Dios mío, no os separéis de mí; sostenedme en todos los combates del<br />

enemigo, y dadme unja gracia eficacísima para que en todo os agrade, en<br />

nada os disguste. Viva siempre unida a Vos, muera con Vos y os goce<br />

eternamente.<br />

Hagamos nuestros los sentimientos de la Santa. Pidamos también nosotros<br />

que el Señor nos llene con su gracia para que vivamos siempre unidos a Cristo<br />

y entre nosotros y así podamos ser Buena Noticia para la juventud trabajadora<br />

y para cuantos nos encontremos en el camino de la vida, transparentando<br />

siempre el amor, la alegría y la esperanza que Dios nos ha manifestado en su<br />

Hijo Jesucristo.<br />

¡Qué Santa Vicenta María interceda por nosotros!<br />

23


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

LA DEVOCIÓN MARIANA EN <strong>VICENTA</strong> MARÍA<br />

Vicenta María vive desde niña la devoción a la Virgen María, como algo<br />

absolutamente espontáneo y natural.<br />

Las subidas a la Virgen del Romero, la Asunción, titular de la Parroquia<br />

donde fue bautizada, el rezo del Rosario, el mes de mayo, el Ave María al<br />

escuchar el toque de las horas, las visitas al Pilar de Zaragoza…<br />

Pero todo ello no eran actos o prácticas devocionales aisladas, tenían un<br />

hilo conductor que les daba un sentido muy especial: la vivencia de la<br />

confianza filial. Para Vicenta María, la Virgen era su Madre, de una forma muy<br />

concreta y real. A ella acudía con sus necesidades y anhelos, a ella confiaba<br />

todas las cuitas de su corazón.<br />

Así escribe:<br />

“La Santísima Virgen es mi Madre. Haced, pues, los oficios de tal,<br />

alcanzándome de vuestro Hijo Santísimo gracia para poner en práctica cuanto<br />

quiere de mí. Quiero imitaros, Madre mía, en la humildad y en la constancia<br />

con que permanecisteis al pie de la cruz, y en el celo por la salvación de los<br />

hombres.<br />

¡Cuánto me amáis, Virgen Santísima, por ser mi Madre! ¡Cuantas<br />

misericordias me habéis alcanzado! Gracias, Madre mía, y perdonadme el<br />

olvido que he tenido de vos.”<br />

A la hora de fundar era muy lógico que buscase para la Congregación<br />

recién nacida la misma protección maternal que ella experimentaba. Así debía<br />

llamarse el Instituto de María Inmaculada, su color azul debía orlar el hábito. Y<br />

así, a los pocos de la fundación escribe haciendo EE:<br />

“Rogar a la Santísima Virgen acoja nuestra Congregación bajo su manto,<br />

como hizo ver que tenía a la Compañía, y pues a su mediación deberé yo el<br />

estar donde estoy, agradecerlo y ofrecerme a hacer por su santísimo Hijo<br />

cuanto pueda hasta morir.”<br />

El amor y la devoción filial que siente por la Virgen María son para ella<br />

camino hacia Jesucristo. Cuando se dirige a María siempre está<br />

encaminándose al Hijo. Así escribirá en una carta a una salesa de Vitoria:<br />

“Veremos si la Santísima Virgen me hace entrar dentro de mí, que es el<br />

primer paso, según lo poco que yo entiendo, para ir al Corazón Divino.”<br />

Haciendo EE, al contemplar el viaje de María y José hacia Belén, pedirá la<br />

gracia de imitar a María en sus coloquios con su Hijo:<br />

24


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

“Propósito de imitar a la Santísima Virgen en el trato continúo que tenía con<br />

su Hijo Santísimo. En aquella jornada iba llena de Dios. Yo también, Señor,<br />

aunque tan imperfecta, deseo miraros siempre presente en mi interior y arreglar<br />

mis acciones siempre de modo que nunca os disguste ni se interrumpa un<br />

punto esta preciosa unión.”<br />

María en el misterio de la Anunciación será el espejo donde Vicenta María<br />

se mire para su respuesta a la llamada de Dios y hará suyas las palabras de la<br />

Virgen: “Aquí está vuestra esclava, hágase en mí según vuestra santísima<br />

voluntad.”<br />

Vicenta María también querrá imitar de María su humildad, la pobreza y la<br />

constancia en el dolor, manteniendo su “fiat”, incluso al pie de la cruz.<br />

25


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

DESPEDIDAS<br />

La liturgia de la Palabra que acabamos de escuchar nos ofrece dos<br />

escenas de despedida. La primera en el libro de los Hechos de los Apóstoles la<br />

despedida de Pablo de la comunidad de Éfeso. El evangelio nos presenta un<br />

fragmento de la oración sacerdotal de Jesús en la Última Cena, una cena de<br />

despedida, con sus discípulos.<br />

El discurso de despedida de Pablo en Éfeso se dirige a los responsables de<br />

la comunidad y su principal preocupación es: “Tened cuidado de vosotros y del<br />

rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar como pastores de la<br />

Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.”<br />

La primera preocupación de Pablo es la comunidad, la Iglesia, que está<br />

animada por el Espíritu Santo, que es quien ha puesto al frente a sus<br />

responsables, presbíteros y obispos. Y pide a estos que cuiden con solicitud al<br />

pueblo de Dios, que les ha sido encomendado.<br />

El apóstol deja la comunidad e manos de Dios y de su Palabra, porque sabe<br />

bien que la Iglesia es de Dios y que su Palabra es gracia y fuerza para<br />

construirla y para dar a sus miembros parte en la herencia de los santos.<br />

Recuerda san Pablo una frase de Jesús, que no recogen los evangelios,<br />

pero que es muy significativa: “Hay más dicha en dar que en recibir”. Todo un<br />

estilo de vida.<br />

Al terminar de hablar Pablo, todos rezan y le acompañan al barco, con pena,<br />

porque saben que no volverán a verlo, pero confortados por la fe en que el<br />

Espíritu seguirá guiando y haciendo crecer la comunidad.<br />

Jesús en su oración al Padre también se preocupa por los discípulos y por<br />

lo que vaya a pasar con ellos en el futuro, cuando él ya no esté físicamente<br />

presente.<br />

Jesús pide al Padre que guarde a sus discípulos, no que los retire del<br />

mundo, sino que los guarde del mal, porque sabe que ellos están en el mundo,<br />

pero no son del mundo y este les va a ser hostil, como lo ha sido para él.<br />

Los envía al mundo, como el Padre le ha enviado a él, para que den<br />

testimonio de la verdad, de la Buena Noticia del Evangelio: el amor de Dios.<br />

Quiere también que sus discípulos tengan alegría plena en él.<br />

Los cristianos estamos en el mundo pero hemos de vivir, no según los<br />

valores del mundo, sino según los valores del Evangelio, que son los que de<br />

verdad pueden dar plenitud y alegría al corazón humano. Estamos en medio<br />

del mundo y hemos de vivir desde una profunda solidaridad con todo el género<br />

humano. Como dice el Concilio Vaticano II: “Los gozos y las esperanzas, las<br />

tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los<br />

pobres y de cuantos sufren, son la vez gozos y esperanzas, tristezas y<br />

26


Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que<br />

no encuentre eco e su corazón.”<br />

Estamos, pues, en medio del mundo, solidarios con todo el género humano,<br />

como testigos de la verdad, como anunciadores de Cristo, luz de las gentes y<br />

esperanza de la humanidad.<br />

Vamos ahora a hablar de una tercera despedida que no está en las lecturas<br />

que hemos escuchado, pero si en el motivo que nos reúne estos días: como<br />

fue la despedida de Vicenta María a la hora de pasar de este mundo al Padre.<br />

Vicenta María a los 43 años de edad se encuentra totalmente agotada y<br />

consumida por la enfermedad, pero sin perder la alegría interior que brota de la<br />

experiencia resumida en la frase de Jesús que nos refería Pablo: “Hay más<br />

dicha en dar que en recibir”. Ella podía estar ciertamente dichosa, aún en<br />

medio de los padecimientos de la enfermedad, porque toda su vida había sido<br />

un continúo darse, vaciarse de sí misma en Dios y en “las chicas”. En medio<br />

del agobio de la disnea, que apenas la dejaba respirar, se le iluminaban los<br />

ojos cuando oía hablar de “las chicas”, aquellas que habían triunfado en los<br />

Ejercicios de las Salesas y a las que había consagrado su vida: “para que las<br />

chicas vivan bien y se salven”.<br />

Aún sin poderse mover de la cama, seguía preocupándose por el Instituto<br />

que tan en breve iba a dejar. En la biografía escrita por sus contemporáneas se<br />

dice: “los ratos que no trataba con Dios y que la disnea la dejaba libre, quería<br />

tener a su lado alguna de las superioras para animarlas y aconsejarlas sobre el<br />

modo de llevar el Instituto muy adelante en la virtud y en sus obras de celo.” Su<br />

gran preocupación seguía siendo, como siempre fue, sus hijas y sus amadas<br />

colegialas.<br />

Sus grandes alegrías en este último tramo de la enfermedad siempre tenían<br />

que ver con el Señor. En primer lugar que sus hijas hubiesen convertido la<br />

habitación contigua en oratorio, para que ella pudiese asistir desde la cama a la<br />

celebración de la eucaristía y a la exposición del Santísimo. También recibir el<br />

viático y la unción de enfermos. Ella misma pidió la recomendación del alma y,<br />

al terminar, exclamó: “¿Bendito sea Dios que tantos gustos me da! ¡No hay<br />

monja más feliz que yo!”<br />

Como Pablo y como Jesús, Vicenta María oraba intensamente y pedía por<br />

sus hijas; a las que iba a dejar: “Desde este momento pido a Nuestro Señor la<br />

gracia de que se queden muy consoladas después de mi muerte.”<br />

Y no sólo rezaba, se ocupó de que se celebrase adecuadamente la Navidad<br />

y que no faltase a las chicas su fiesta y sus premios.<br />

A las diez de la mañana del mismo día 26 de diciembre quiso despedirse de<br />

la comunidad y todas fueron desfilando ante su cama y recibirían de la Madre<br />

aliento para su corazón. Haciendo un último esfuerzo levantó su mano derecha<br />

en actitud de bendecir y así la comunidad reunida recibió su primera y última<br />

bendición.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

A las dos menos cuarto de la tarde entregaba su alma a Dios, a quien<br />

siempre había pertenecido, teniendo en sus labios los nombres de Jesús,<br />

María y José. Así se despedía de este mundo Vicenta María el 26de diciembre<br />

de 1890.<br />

Y hoy, 122 año después ella sigue haciendo el bien.<br />

A vosotras Religiosas de María Inmaculada, a vosotros Molavim, a todos los<br />

que nos sentimos familia de Vicenta María nos toca seguir haciendo presente<br />

su carisma en la Iglesia en el mundo; seguir llevando el testimonio del amor de<br />

Dios para que los jóvenes vivan bien y se salven.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

FIESTA DE SANTA <strong>VICENTA</strong> MARÍA<br />

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino<br />

en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros<br />

pecados”. Esto es lo que acabamos de escuchar en la carta del apóstol san<br />

Juan. Y esta es la experiencia cristiana: sentirse amados por Dios. Es Él quien<br />

toma la iniciativa. En Jesús sale a nuestro encuentro para darnos a conocer su<br />

amor sin límites.<br />

La afirmación que hace el apóstol “Dios es amor”, no es el resultado de una<br />

especulación ni la conclusión de un razonamiento. Es la experiencia vivida por<br />

Juan. En la historia de Jesús se nos manifiesta la desmesura del amor de Dios,<br />

hasta la entrega de la propia vida por amor: “Nadie tiene amor más grande que<br />

el que da la vida por sus amigos”.<br />

La obra de Cristo, su misterio pascual, no sólo nos ha liberado de la<br />

esclavitud del pecado, devolviéndonos la inocencia originaria, sino que ha ido<br />

mucho más allá. El Hijo muy amado nos introduce en la misma comunión de<br />

amor que es el Dios Trinitario. Por la encarnación el Hijo nos revela a Dios y<br />

por la resurrección el hombre es incorporado a la vida de Dios, es hecho hijo en<br />

el Hijo.<br />

“Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en<br />

Él” esta es la síntesis de la fe cristiana.<br />

Ante la experiencia del Amor de Dios sólo cabe una respuesta: amor. “Que<br />

os améis unos a otros como yo os he amado”.<br />

Como escribía Benedicto XVI en su primera encíclica: “Y puesto que es Dios<br />

quien nos ha amado primero, ahora el amor ya no es sólo un “mandamiento”,<br />

sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro.”<br />

Cristo no sólo nos ha dado a conocer el misterio de Dios Amor, sino que<br />

también nos ha revelado el misterio del hombre y su camino. Si somos frutos<br />

del amor y estamos hechos a imagen y semejanza de un Dios que es Amor,<br />

nuestra propia realidad también es el amor, sólo amando llegamos a ser<br />

quienes somos.<br />

En Cristo contemplamos el amor que Dios nos tiene, que envió al mundo a<br />

su Hijo único, para que vivamos por medio de él y somos invitados a<br />

permanecer en ese amor para que nuestra alegría llegue a plenitud. Y este<br />

amor es universal, porque el Espíritu de Dios ha sido derramado sobre todos<br />

los hombres.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

Y esta es la experiencia de Santa Vicenta María. Así escribe en los Apuntes<br />

de Ejercicios:<br />

“¡Ay, Señor, todo cuanto soy y tengo lo he recibido de Vos! Habéis<br />

muerto por mí, me habéis hecho tantas y tantas gracias particulares,<br />

trayéndome al verdadero camino; y, después, ¡cuán repetidas e<br />

innumerables!<br />

¡Qué cosa más justa, pues, Señor, sino que del todo y sin reserva lo<br />

devuelva todo a Vos dedicándome enteramente a vuestro servicio! Aquí<br />

me tenéis, Dios mío, porque el amor no se corresponde sino amando y el<br />

amor no consiste en palabras sino en obras.”<br />

Vicenta María se sabe envuelta en el amor de Dios, bañada en él. Sabe que<br />

todo lo ha recibido de Dios, todo es gracia, y por ello, no puede por menos que<br />

responder amando.<br />

Vicenta María es una mujer creyente, lo que es lo mismo que decir: una<br />

mujer agradecida. Por eso, el centro de su vida será la Eucaristía: acción de<br />

gracias al Padre por el Hijo en el Espíritu.<br />

Vicenta María ha bebido en las fuentes del Amor de Dios y por eso, quiere<br />

hacer de su vida, vaso nuevo que se ofrece a la juventud sedienta.<br />

Al fundar la Congregación, ha querido ofrecer a “las chicas” un hogar, lugar<br />

de acogida y fraternidad, donde puedan sentirse queridas y valoradas, donde<br />

puedan experimentar el amor que Dios nos tiene, a través de las hermanas.<br />

Por eso, cada comunidad de religiosas de María Inmaculada, cada grupo del<br />

Movimiento de Laicos de Vicenta María, cada persona que se siente familia de<br />

Vicenta María, ha de ser signo vivo, elocuente y palpable del Amor.<br />

Por eso dice:<br />

“Nada me agrada tanto como el poder contemplaros abrasadas en el<br />

fuego de la caridad; amaos unas a otras por Dios y para Dios y mirad en<br />

vuestras hermanas al mismo Dios”.<br />

Jesús nos ha dicho: “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy Yo<br />

quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro<br />

fruto dure.”<br />

Y Vicenta María dio fruto, abundante y generoso, que hoy se extiende por<br />

cuatro continentes.<br />

Al celebrar ahora el memorial del amor de Cristo abramos nuestro corazón,<br />

dejémonos empapar por este misterio de Amor para transparentarlo en nuestra<br />

vida. Que Santa Vicenta María interceda por nosotros.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

LA MIRADA DE <strong>VICENTA</strong> MARÍA<br />

En 1857, con diez años de edad, viene a Madrid Vicenta María para<br />

continuar su educación en casa de sus tíos, Don Manuel María y Doña Eulalia.<br />

En su casa respirará un ambiente de piedad auténtica y de profunda volcada<br />

en el servicio a los más necesitados, que caracteriza a sus tíos. Acompaña a<br />

su tía en sus visitas a los hospitales y participa de los desvelos de sus tíos por<br />

atender a las muchachas que venían de los pueblos a trabajar en el servicio<br />

doméstico, que cuando caían enfermas perdían casa y trabajo y que además<br />

estaban expuestas a múltiples peligros, como sucede con todos los inmigrantes<br />

que se convierten en mano de obra barata y susceptible de explotación.<br />

El colectivo de las sirvientas era, en aquel entonces en Madrid, muy<br />

numeroso, pero carecía de cualquier protección. Utilizadas en muchas casas<br />

de la clase media y alta estas muchachas eran vistas, sin embargo, con recelos<br />

por muchos. Las comedias costumbristas y las zarzuelas castizas ofrecen<br />

muchos ejemplos de los estereotipos habituales acerca de ellas.<br />

Hoy podemos decir que ocurre algo muy similar con los inmigrantes venidos<br />

a España en los últimos años, de África, del Este de Europa o de<br />

Hispanoamérica. Hay quien los ve como una amenaza, dicen que vienen a<br />

quitarnos puestos de trabajo o incluso hay quien los identifica con la<br />

delincuencia. Sin embargo, son inmigrantes quienes pasean a nuestros<br />

abuelos y cuidan a nuestros niños y quienes realizan los trabajos que aquí<br />

nadie quiere realizar.<br />

Vicenta María sabe mirar a las jóvenes sirvientas al corazón, las contempla<br />

como hermanas queridas y redimidas por el Señor. Contempla su dignidad<br />

como seres humanos y se hace sensible a sus necesidades y problemas. A<br />

ellas va a consagrar su vida, a trabajar “para que vivan bien y se salven”.<br />

Vicenta María ha aprendido a mirar con la mirada de Dios.<br />

En nuestra sociedad, tantas veces llena de insolidaridad y egoísmo,<br />

tenemos que aprender a mirar a los otros como Vicenta María, para ver en<br />

ellos no adversarios ni competidores, ni amenazas, sino hermanos.<br />

Cuentan sus contemporáneas y así figura en su proceso de canonización,<br />

que la mirada de Vicenta María tenía algo especial. Cuando atendía a cualquier<br />

chica, la escuchaba mirándola a los ojos y en los suyos se encontraba siempre<br />

acogida y atención, se recibía de ellos alegría y esperanza. Ojalá nosotros nos<br />

dejemos mirar hoy por la Santa y aprendamos de ella a mirar a nuestros<br />

hermanos.<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

SAN PABLO LEIDO POR <strong>VICENTA</strong> MARÍA<br />

En un regalo para su tía, con los corazones de Jesús y de María pone una<br />

frase de san Pablo: “Todo lo puedo en aquel que me conforta”.<br />

En primer lugar en el preámbulo de las Reglas Comunes, la<br />

consideración de la caridad como la virtud más valiosa y necesaria para<br />

cualquier cristiano y por supuesto para cualquier RMI o MOLAVIM<br />

“Todas las que en esta Congregación quieran vivir, y en ella perseverar<br />

hasta su muerte, además de la exacta y constante práctica de los votos santos,<br />

y de cuanto en las Constituciones se previene, han de considerar atentamente<br />

que abrazando la caridad cristiana toda la ley del Señor, según enseñanza del<br />

mismo Jesucristo (Mateo 22,40) siendo ella la reina de todas las virtudes o<br />

como dice el Apóstol san Pablo (I Cor. 13,13) la mayor entre las teologales,<br />

procurarán las religiosas de María Inmaculada, no tan solo conocer la<br />

excelencia y ventajas de esta virtud, sino también persuadirse de su necesidad,<br />

si es que han de cumplir como conviene con todos sus deberes, ya para con<br />

Dios, ya para consigo mismas, ya para con los prójimos, según inferirán de las<br />

reglas que siguen.” (255)<br />

En las Constituciones de 1882<br />

“Procurarán todas señalarse de un modo especial en la mutua caridad que<br />

es el distintivo de los verdaderos discípulos del Redentor, lo ha sido siempre de<br />

los religiosos observantes y es la plenitud de la ley como dice el Apóstol. A este<br />

fin consideren que han venido al Instituto a morar unánimes y a no tener sino<br />

un corazón y un alma en Dios.<br />

Aquí está citando I Cor 13, el himno a la caridad<br />

También Gal 5, 13-15. “Que el amor os tenga al servicio de los demás,<br />

porque la Ley entera queda cumplida con un solo mandamiento, el de “Amarás<br />

a tu prójimo como a ti mismo”.<br />

En las Reglas comunes escritas en Zaragoza en el verano de 1881<br />

como complemento a las Constituciones:<br />

“En orden a los deberes de nuestras religiosas entre sí conviene ante todo<br />

que se amen mutuamente con aquella verdad e interés que corresponde a los<br />

que son parte o miembros de un mismo cuerpo, como lo son todas del cuerpo<br />

de la Congregación.” (297)<br />

Detrás de este texto están:<br />

I Cor 12, 12-31 “Es un hecho que el cuerpo siendo uno tiene muchos<br />

miembros; pero los miembros, aun siendo muchos, forman entre todos un solo<br />

cuerpo.”<br />

Col 3, 12-17<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

En Apuntes de Ejercicios<br />

Los textos que más cita de la Sagrada escritura son los Evangelios, sobre<br />

todo el de Mateo, el de Lucas, por ser el que recoge el evangelio de la infancia<br />

y e que más habla de María y el de Juan. Apenas cita el de Marcos. Cita<br />

también a los profetas y a los Salmos. Y cita bastantes veces a san Pablo.<br />

Hablando de la humildad cita I Cor 15,10 “Por la gracia de Dios soy lo que<br />

soy”<br />

Como ejemplo de humildad contemplando la vida pública de Cristo cita el<br />

himno de la kénosis de Filp 2, 7 y Gal 4,4<br />

Meditando la Pasión en los Ejercicios de 1870 escribe:<br />

“Aprenda yo, de la vida pública de Jesucristo, a ejercer el ministerio, que,<br />

siendo yo sumamente indigna, estoy desempeñando. La oración, indispensable<br />

medio para trabajar con fruto, una vida mortificada que siempre andará muy<br />

lejos de la que mi Salvador llevó durante los tres años de su predicación y<br />

hacerme toda para todos para ganarlos a todos.” (1870)<br />

Aquí esta citando I Cor 9,22.<br />

“¡Con cuanto amor ha padecido mi Señor su Pasión y muerte por mí! Bien<br />

decía el apóstol: la caridad de Cristo nos apremia a que vivamos sólo para<br />

Aquel que murió por nosotros.”<br />

En los Ejercicios de 1888, dos años antes de morir escribe:<br />

“la caridad según la enseña San Pablo. Todas debemos ser una. Todas<br />

debemos considerarnos como sagrarios donde Dios habita. El no disputar.<br />

Alegrarnos del bien y prosperidad de las otras, de que sean útiles.”<br />

Detrás de este texto están I Cor, 12, 12 ss; Ef 4,4 y Rom 12, 9 y ss.<br />

La idea de mirar a las hermanas como habitadas por Dios, es algo<br />

constante en Vicenta María y lo recoge también en las Reglas Comunes.<br />

El texto de Rom es especialmente significativo:<br />

“El amor sin ficciones: aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como<br />

buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, rivalizando en la estima<br />

mutua. En la actividad no os echéis atrás; en el espíritu manteneos ardientes,<br />

siempre al servicio del Señor. Que la esperanza os tenga alegres, sed enteros<br />

en las dificultades y asiduos en la oración; haceos solidarios de las<br />

necesidades de los consagrados; esmeraos en la hospitalidad.”<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

En la carta sobre la caridad escrita el 14 de agosto de 1877 y dirigida a las<br />

novicias que entraban en su segundo año de noviciado, pero que constituye<br />

una referencia preciosa para todos los que quieran vivir su carisma dice:<br />

“Quería que os señalaseis tanto en todas las virtudes, que apenas sabría<br />

hacer elección para recomendaros alguna en particular, pero el Señor quiso<br />

que ayer mismo leyera que san Pablo escribía a los colosenses<br />

encomendándoles muchas virtudes, y les decía: “pero sobre todo os<br />

encomiendo la caridad que ata y conserva y da vida a todas”, y os voy a<br />

entretener un poco con estas reflexiones. 1º La excelencia y dignidad de esta<br />

virtud se conoce por lo mucho que nuestro amantísimo Redentor la<br />

recomienda, y, siguiendo su ejemplo, todos los santos. 2ª Es absolutamente<br />

necesaria para los fines de la Congregación.”<br />

A continuación cita a san Juan en la oración sacerdotal de Cristo cuando<br />

pide la unidad para sus discípulos y en las cartas cuando recuerda<br />

insistentemente el mandato del Amor. Pero la idea le ha venido de san Pablo.<br />

En la carta a los Colosenses (3, 12-17) escribe el apóstol un auténtico<br />

programa de vida cristiana:<br />

3,12 Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados,<br />

de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre,<br />

paciencia,<br />

3,13 soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si<br />

alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó,<br />

perdonaos también vosotros.<br />

3,14 Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el<br />

vínculo de la perfección.<br />

3,15 Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a<br />

ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed<br />

agradecidos.<br />

3,16 La palabra de Cristo habite en vosotros con toda su riqueza;<br />

instruíos y amonestaos con toda sabiduría, cantad agradecidos,<br />

himnos y cánticos inspirados,<br />

3,17 y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en<br />

el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios<br />

Padre.<br />

Y así saca sus conclusiones Vicenta María:<br />

“Esforzaos, pues, Hermanas mías en Nuestro Señor, a vivir como ángeles,<br />

haciendo que reine entre vosotras esta envidiable caridad y unión, sin cuyo<br />

fundamento, no se levantará nunca el edificio de nuestro Instituto…<br />

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Santa Vicenta María. Pinceladas de una vida J. F. Riaza López<br />

…Nada deseo tanto como poder contemplaros abrasadas en el fuego de la<br />

caridad. Amaos unas a otras por Dios y para Dios, sobreponeos a las antipatías<br />

naturales, y mirad en vuestras hermanas al mismo Dios, como nos dice la<br />

Regla. Poned los ojos en las buenas partes que tengan, y no en sus faltas sino<br />

para compadeceros y ayudaros a corregirlas mutuamente… el espíritu de rigor<br />

y mortificación guárdelo cada una para sí; para los demás de dulzura y<br />

suavidad; ya veréis como, obrando de ese modo, se aumenta la Congregación<br />

y prospera.”<br />

Y aún al final de la carta insiste pensando en las que vendrán después:<br />

“Si no ponen en práctica el ejercicio de la caridad, no perseverarán, ni<br />

contribuirán al bien de la Congregación, antes bien, ayudarán a destruirla.”<br />

Por tanto, para que el Carisma de Vicenta María y su obra sigan vivos entre<br />

nosotros, lo más importante es la caridad:<br />

Entre las Religiosas de María Inmaculada<br />

Entre los miembros del Molavim<br />

Entre RMI y MOLAVIM<br />

Con los destinatarios de nuestra misión y con toda persona que se<br />

acerque a nosotros.<br />

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