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ACTAS DEL ENCUENTRO CERO - pdf - Espacio Tangente

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Estamos gastando el paisaje de Euskal Herria. Con este titular comienza la entrevista que el periódico<br />

“Gara” 9 dirige al arquitecto Luis Peña Ganchegui con motivo de la concesión del prestigioso Premio Camuñas<br />

de Arquitectura (en su octava edición).A lo largo de la conversación va desgranando los aspectos<br />

que considera más negativos de la intervención arquitectónica en el paisaje: Priman más los metros<br />

cuadrados y los lugares privilegiados que la calidad de la distribución de la vivienda. Además,<br />

hay una tendencia de este capitalismo feroz a utilizar la Naturaleza para construir en cualquier sitio<br />

[...] Entiende que estos cambios representan un grave peligro «sobre todo en un lugar como el País Vasco,<br />

que es un parque natural fascinante. Estamos actuando en los bordes de los núcleos urbanos sin entender<br />

la Naturaleza que está cerca. Tenemos que darle mucha más importancia al entorno natural porque<br />

en Euskal Herria corremos el riesgo de quedarnos sin paisaje. Hay que gastarlo lo menos posible,<br />

tanto por economía de medios como por ecología y racionalidad».<br />

Dos noticias recientes que hacen referencia a una realidad paisajística natural y urbana que pueden poner<br />

en cuestión algunos de los estereotipos paisajísticos más recurrentes al referirnos al País Vasco.<br />

Los distintos razonamientos que utilizaré para abordar esta paradoja conformarán, en adelante, el hilo<br />

conductor del discurso.<br />

4. NATURALEZA Y PAISAJE: UN ANTES Y UN DESPUÉS<br />

No podemos olvidar que cualquiera de los paisajes rurales más bucólicos imaginables fue producto<br />

de un anterior largo proceso de antropización del territorio en el que primaba una visión principalmente<br />

productivista, en los niveles de desarrollo que la época permitía 10 .A partir de la Revolución Indus-<br />

ARTE Y TERRITORIO<br />

18<br />

trial se vislumbran dos momentos bien diferentes, un antes y un después, en el “pulso” que desde<br />

tiempos inmemoriales se viene dando entre la acción del hombre y la Naturaleza. Es, precisamente,<br />

este momento de “escisión consumada” en la relación hombre-naturaleza el que me interesa señalar.<br />

Un momento que para muchos ya quedó atrás, pero al que, en mi opinión,no se le ha prestado suficiente<br />

atención. Es necesario tomar conciencia de las inercias históricas que nos impulsan para, a partir de aquí,<br />

seguirlas sin complejos o con más ímpetu si cabe o, de lo contrario, rectificar en lo posible.<br />

Es una consideración común entre los hombres que han de existir paisajes en los que uno pueda viajar,<br />

paisajes en los que uno pueda observar y paisajes en los que uno pueda habitar 11 . Un territorio muy<br />

humanizado es, precisamente, el “epicentro”de mis reflexiones en torno a la estética del paisaje 12 :Vizcaya.<br />

Más concretamente parte del territorio considerado como la Vizcaya “profunda”: Lea-Artibai 13 .<br />

Una comarca inmersa en una cultura con una fuerte vinculación al territorio, generadora, a su vez, de<br />

importantes sentimientos identitarios. La conjunción de los mencionados factores hacen, a mi modo<br />

de ver, más interesante el análisis de esta realidad paisajística de la que, a buen seguro, podrán extraerse<br />

principios válidos para otros territorios, incluido el burgalés.<br />

Razones tanto prácticas (limitaciones del texto) como de prioridad de dilema paisajístico me llevan a<br />

considerar preferentemente y casi monográficamente el conflicto suscitado por la masificación de<br />

los monocultivos de pino insignis (previa deforestación de la vegetación autóctona). Por encima, incluso,<br />

de otras importantísimas cuestiones como: caos urbanísticos, canteras, tren de alta velocidad, parques<br />

eólicos, etc.<br />

5. LO ORGÁNICO COMO PAISAJE INDUSTRIAL<br />

Haciendo abstracción de los antecedentes históricos 14 que han contribuido a la expansión del insignis<br />

nos centraremos en la situación actual.Dada la extensión que hoy día ocupan los monocultivos tanto<br />

en Gipúzcoa como en Vizcaya 15 , su manifiesta presencia, su exotismo, su disposición en cuadrícula,<br />

su estabilidad cromática, su arraigo comercial 16 y, por su breve pero controvertida historia, el pino<br />

insignis, radiata o de Monterrey 17 , representa, a nivel paisajístico, uno de los paradigmas más importantes<br />

de la visión utilitarista (menos estética, atendiendo a la motivación) 18 y, por qué no, contradictoria<br />

respecto de la iconografía asociada a las ideología o estereotipos del Ama Lurra (Madre Tierra).<br />

Estos estereotipos de carácter nacionalista proyectan una gran carga simbólica en elementos<br />

como la montaña, el bosque o el árbol: el emblemático árbol (roble) de Gernika.<br />

No sería exagerado afirmar que cada m 2 de nuestro territorio está concebido y diseñado en claves de<br />

R E A L I D A D Y ESTEREOTIPOS<br />

19

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