Ejemplo de escaleta - Tres Tribus Cine
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ien su papel, le contesta (con el mismo tono ambiguo) que nunca regala sus<br />
productos, y que, como había sido invitado por el Juaco, no tenía por qué pagar nada.<br />
Ante tal respuesta, los <strong>de</strong>más se callan repentinamente, haciendo evi<strong>de</strong>nte la tensión<br />
<strong>de</strong>l momento, reflejada también en el cruce <strong>de</strong> miradas “amenazadoras” entre<br />
Casazola y el Yerbas. Sin embargo, tras algunos segundos <strong>de</strong> tensión, el subteniente<br />
cambia la expresión seria <strong>de</strong> su rostro y le dice al Yerbas que le dará la coca, pero no<br />
como pago, sino porque él comparte todo con los amigos. El yerbas se relaja, acepta<br />
las palabras <strong>de</strong> Casazola y, tras ofrecerle un trago <strong>de</strong> su propio vaso, pi<strong>de</strong> a gritos que<br />
pongan la música. La fiesta continúa, amena y en calma. En cierto momento, el<br />
Yerbas le dice a Casazola que le ha caído bien, pues le gusta que los hombres tengan<br />
las bolas bien puestas y que sepan ser buenos amigos. Casazola agra<strong>de</strong>ce la muestra<br />
<strong>de</strong> simpatía, entregándole dos sobres <strong>de</strong> coca.<br />
Con el paso <strong>de</strong> los días, Casazola comienza a formar parte <strong>de</strong>l grupo, yendo a sus<br />
fiestas, parrilladas y farras <strong>de</strong> cantina. Precisamente en una cantina, mientras el<br />
subteniente está bebiendo con el Yerbas, el Juaco y algunos pandilleros más, el lí<strong>de</strong>r<br />
<strong>de</strong> “Los Pen<strong>de</strong>x” pi<strong>de</strong> silencio a la mesa para anunciar, simulando (o remedando)<br />
solemnidad, que han <strong>de</strong>cidido incorporarlo a la pandilla. Casazola, fingiendo emoción,<br />
agra<strong>de</strong>ce que lo hayan aceptado como “Pen<strong>de</strong>x” y, para celebrar, saca varios sobres<br />
<strong>de</strong> coca. Todos, menos Casazola, hacen líneas <strong>de</strong> polvo blanco sobre la mesa y las<br />
inhalan con bombillas recortadas. Entonces, notando que el subteniente no participaba<br />
<strong>de</strong>l festín, el Yerbas le pregunta por qué no lo hacía. Casazola, sin el menor signo <strong>de</strong><br />
turbación, le contesta que hace años había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> consumir, pues llegó a un punto<br />
en el que él mismo era su mejor cliente, <strong>de</strong> modo que el negocio casi va a la quiebra,<br />
y que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, su único vicio era el trago. El Yerbas acepta la explicación y,<br />
por ello, pi<strong>de</strong> que todos “sequen” sus vasos en honor al nuevo miembro <strong>de</strong> “Los<br />
Pen<strong>de</strong>x”. A medida que la farra prosigue, le van contando algunos <strong>de</strong>talles sobre sus<br />
“movidas”: cómo elegían a quién secuestrar, dón<strong>de</strong> lo retenían y cómo cobraban el<br />
rescate; a quién vendían las partes <strong>de</strong> automóviles que robaban; a qué chicas <strong>de</strong><br />
“buena familia” habían violado y quiénes eran las próximas “candidatas”; cuáles eran<br />
las mejores horas y lugares para asaltar “jailoncitos”. Entonces, Casazola les pregunta<br />
si alguna vez tuvieron problemas con la policía. El Juaco le dice que nunca, que<br />
siempre eran cuidadosos antes <strong>de</strong> ejecutar un plan, que tomaban todas las<br />
precauciones necesarias. Luego, casi al oído, el Juaco le dice que su mayor temor (y<br />
el <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más “Pen<strong>de</strong>x”) era que lo metiesen en la cárcel, pues sabía que allí, a los<br />
“changos” los utilizaban <strong>de</strong> putas.<br />
Durante algunas semanas, el subteniente participa en asaltos, robos y peleas<br />
callejeras, como uno más <strong>de</strong> “Los Pen<strong>de</strong>x”. Luego, mientras está parado en su