ENTREVISTA A DAVID MARTÍN DEL HOYO: MÓSTOLES DE AYER ...

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nº 16, Marzo 2005
ENTREVISTA A DAVID MARTÍN DEL HOYO:
MÓSTOLES DE AYER A HOY
http://www.mostoles.sitio.net/
A menos de veinte kilómetros de la capital de España, Madrid, se encuentra una ciudad que,
según el Padrón municipal de 2003, supera los doscientos mil habitantes. Sus características
demográficas, urbanísticas, económicas y, en suma, sociológicas, sólo pueden comprenderse
desde una perspectiva histórica. David Martín del Hoyo lleva algunos años estudiando a fondo
la historia de Móstoles.
Háblame de tu proyecto en Internet sobre la Historia de Móstoles. Cuáles son tus
motivaciones y cómo estás documentándote para llevarlo a cabo.
Comenzó a mediados del año 2003. Siempre he sentido curiosidad por el mundo que me
rodea, y una de mis grandes aficiones, entre otras, ha sido la Historia y la Política.
Cuando empecé a investigar sobre la Historia de Móstoles, lo hacía sin otro objetivo que
informarme a mí mismo, como curioso que soy. Me interesaba conocer la historia de la
ciudad en la que nací y en la que me he criado. Comencé por lo más fácil: los libros de
la biblioteca municipal. Empecé a escribir un extenso resumen de la historia de la
localidad, pero pronto me di cuenta de que si quería profundizar en el tema, tenía que
desglosar los contenidos, por categorías.
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Primero los libros de Juan Ocaña, Jesús Orozco y Alejandro Peris. Luego el de Koldo
Palacín y el de José Mª de la Huerga, y de ahí en adelante la historia (superficialmente)
de las localidades vecinas, y otro sinfín de libros y documentos que me aclarasen cosas.
Quería conocer todos los detalles de la historia local, y de ahí mi constante avance. A
finales de 2003, poseía ya amplia información. Tenía que hacer algo con ella: quería
compartirla, darla a conocer a la gente. Escribir mi propia versión de la Historia de
Móstoles como no lo había hecho nadie: de una forma rigurosa (esto es,
científicamente), bien organizada y esquematizada, y sobre todo, completa.
De ahí surgió la idea de la Web, que ha ido mejorando notablemente desde el 8 de
Diciembre de 2003 —su inauguración— hasta ahora. El mayor impulso que recibí fue
conocer a Jesús Rodríguez Morales, profesor de Historia en uno de los institutos de la
localidad, arqueólogo, también historiador (poco conocido) de Móstoles, y
curiosamente vecino mío (vivimos en la misma calle y tardamos un par de meses en
conocernos en persona porque al principio contactábamos por e-mail, yo planteándole
mis dudas e hipótesis y él corrigiéndome y aportándome datos nuevos). A partir de que
le conocí aprendí mucho. Evolucionó mi forma de escribir, de buscar información, y de
seleccionarla, de una forma notable.
Andamos ahora los dos intentando que el Ayuntamiento o la Universidad Rey Juan
Carlos nos financie una obra sobre la Historia de Móstoles. Sería una enorme
satisfacción y un gran honor escribir una obra de tales dimensiones para organismos de
tal importancia. Puede que no se nos conozca mucho, pero estoy seguro de que quien
investigue sobre el tema, tendrá muy en cuenta nuestros nombres.
Pero por encima de todo, pretendo que los mostoleños conozcan su historia, desde una
perspectiva seria, rigurosa y completa. La gente piensa que la historia de Móstoles no
vale la pena, que no tiene nada más relevante que el 2 de Mayo de 1808 (hecho éste que
para mí no reviste demasiada importancia, y que se encuentra muy mitificado y
tergiversado por la tradición popular); y sin embargo, si llegamos a editar la obra que
pretendemos hacer, se darán cuenta de que nuestra historia tiene un sinfín de
curiosidades y acontecimientos que merece la pena conocer. Quiero que en un futuro los
que deseen investigar tengan acceso a una obra seria y completa.
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Respecto a la documentación, si habéis tenido la ocasión de leer algún libro, artículo o
reseña sobre Móstoles, quizá os hayáis quedado satisfechos. Sin embargo, siempre hay
gente curiosa, y sobre todo gente que necesita investigar, que no se conforma con lo que
hay escrito y publicado. Unas obras resultan buenas, atractivas para el gran público,
pero tremendamente incompletas. Otras pretenden ser algo mas profundas, pero no
logran alcanzar un nivel de rigurosidad aceptable.
La información está ahí; sólo hay que saber buscarla, y poner empeño y dedicación.
Además de los libros y artículos más conocidos, que se pueden encontrar en la
Biblioteca Central de Móstoles, estamos recurriendo al Archivo Municipal, a algunas
concejalías, a asociaciones culturales y peñas (sobre todo en el tema de las fotos
antiguas), a archivos ajenos (el de Toledo, el de Madrid, el Histórico y otros), aunque
sólo para completar lo que ya tenemos.
Quizás lo más llamativo de Móstoles ha sido la impresionante transformación que,
desde la década de los ‘60, experimentó en menos de veinte años. Una metamorfosis
urbanística, demográfica y económica radical. Coméntanos un poco estos cambios y
explícanos las causas fundamentales.
En esta respuesta resumiré lo que ya he escrito en el capítulo titulado Causas de la
transformación ( http://www.iespana.es/historia-mostoles/historia/causas.htm ).
Desde el punto de vista de las causas indirectas, el desarrollismo comenzado en los años
‘50 causó un masivo éxodo desde las zonas rurales hacia las ciudades. Es el cambio de
una sociedad cuya economía predominante es el sector primario, a una sociedad
industrializada y terciarizada, cada vez mas consumista. Esto provocó una demanda
impresionante de viviendas en las ciudades, donde se tuvo que recurrir a soluciones
poco humanas: el hacinamiento de la población inmigrante en bloques de viviendas.
Madrid ya venía experimentando el gigantesco crecimiento urbanístico y sus
consecuencias y problemas derivados, desde los años 50. La población inmigrante,
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diseminada por el extrarradio, estaba tejiendo lentamente una conurbación, una zona
metropolitana, de influencia de la capital. Es a partir del PGOU de Madrid de 1963,
cuando se decide el destino de las localidades limítrofes: convertirlas en nuevas
ciudades satélite, donde se asienten las zonas residenciales e industriales necesarias,
para descongestionar a la capital. Este es uno de los grandes factores básicos de esta
transformación de las localidades del Área Metropolitana de Madrid.
Otro de los factores, es el hecho que supuso por parte del gobierno franquista, de dejar
la responsabilidad de construir viviendas, a la iniciativa privada, ésta que solo se guía
por intereses lucrativos, sin atender muchas veces a otras necesidades de la población,
aparte de la vivienda.
Si a estos factores, les añadimos los factores de atracción que tenía Móstoles (cercanía a
la capital, bien comunicada con ella, abundancia de suelo rústico barato, grandes
libertades para construir...) se forma un cóctel explosivo, que es lo que dio comienzo al
boom demográfico y urbanístico que experimentó Móstoles a partir de 1965 (aunque los
años anteriores ya vino experimentando un crecimiento y mejoras urbanísticas, seguía
siendo un pueblo).
A partir de entonces, Móstoles creció descontroladamente. Sin un Plan General de
Ordenación, sin rigurosidad en los proyectos urbanísticos de nueva planta, originaron un
crecimiento urbano, primero por “dispersión”, y luego en “mancha de aceite”, de forma
anárquica. Este crecimiento no fue acompañado sin embargo, de las necesarias
dotaciones (sanidad, educación, deportes, cultura...y algo muy importante aunque no
reconocemos: el caos y el abandono urbanístico, que sería el causante de los
astronómicos costes de urbanización y posteriormente el endeudamiento eterno del
ayuntamiento). A pesar de los raquíticos e insuficientes intentos de planificación general
(el Plan Parcial de Ensanche y Extensión sobre todo, del año 1974), el crecimiento
siguió descontrolado. A partir de 1975, declina el crecimiento urbanístico residencial,
para continuar con el demográfico. Será entonces el momento de afrontar la crítica
situación de Móstoles como ciudad dormitorio totalmente carente de recursos propios.
Los cambios son muy amplios, pero se resumen sobre todo en el aspecto económico (el
paso de una población mayoritariamente dedicada a la agricultura y la ganadería, a una
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población mayoritariamente trabajadora en los sectores secundario y terciario), en el
aspecto urbanístico (pasa de tener la estructura urbana de un núcleo rural a la de una
ciudad, aunque sin orden ni concierto), en el aspecto demográfico (en una década la
población pasó de casi 4.000 habitantes a más de 70.000, cifra que superaría con creces
poco después), y en el aspecto social (se pasa de un pueblo sumiso a la burguesía local,
a una ciudad con una población cada vez mas participativa y protagonista).
Pese a estas grandes transformaciones, Móstoles, por su ubicación y fisonomía, ha
estado tradicionalmente en una posición periférica respecto a la capital, Madrid. En
ese sentido, ¿cuáles eran sus características como ciudad dormitorio?
Como dice el PGOUM de 1985, Móstoles era en los años 70 (y por extensión hasta hace
por lo menos una década) una super ciudad dormitorio fantasma, carente de recursos
propios. La dependencia se puede explicar en distintos aspectos:
En lo económico y laboral, más de la mitad de la población residente en Móstoles (la
mayoría ni siquiera empadronados, hasta 1980) tenía sus puestos de trabajo fuera del
municipio, especialmente en la capital. Esta dependencia suscitaba una intensa
utilización tanto del transporte privado como del público, lo que ocasionaba congestión
en las carreteras, en el ferrocarril y en los autobuses, cuyo servicio no era del todo
regular. La denominación de ciudad dormitorio responde a una realidad: sus habitantes
residían en Móstoles (“dormían” aquí), mientras que para desempeñar sus trabajos y
otras actividades, abandonaban el municipio para desarrollar la actividad en la capital
(hacían vida allí). Es un poco exagerado pero nos da una idea de la situación existente
en aquella época (años 70 y parte de los 80).
En lo social, si algo acentuaba a que Móstoles fuera una ciudad dormitorio, era el
escaso protagonismo de sus habitantes en el desarrollo de la misma. No se trata de que
no hubiera relaciones sociales, lógicamente, si no de que los ciudadanos, recién
asentados, no sentían la necesidad (ni tampoco se les facilitaba) de participar en los
festejos, de asociarse, o de organizar actividades, como sucede hoy en día.
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En lo dotacional, escaseaban los centros sanitarios, escolares, deportivos, culturales, etc.
Los pocos que habían no daban servicio suficiente a toda la población. Esto motivaba
que los mostoleños tuvieran que desplazarse a la capital sobre todo para recibir una
adecuada atención sanitaria; la escolarización no tuvo especial atracción hacia la capital,
ya que hubo alternativas locales privadas que intentaron suplir en un principio a la
oferta pública, a todas luces insuficiente. En lo que se refiere al equipamiento deportivo
y cultural, muy escaso, no incitaba a la población a practicar deporte, a acudir a una
biblioteca a leer, ni tampoco a organizar actividades culturales.
Esta situación de dependencia era mas acusada en los años 70 que en los 80, y ya iba
reduciéndose notablemente a lo largo de los 90. Hoy sobrevive todavía algo de esa
dependencia, la cual es imposible de cortar, porque en el fondo la relación
metrópoli/ciudad satélite es la que impera en el Área Metropolitana de Madrid.
Aproximadamente en los últimos ocho o diez años se ha producido otro salto evolutivo
en la ciudad, un proceso de modernización que tiene que ver con las comunicaciones
(p. e. el Metrosur), el ocio (p. e. centros comerciales ubicados en municipios aledaños)
y las infraestructuras (p. e. mejoras viarias en el Distrito Centro). ¿Qué resultado ha
tenido todo esto en la mentalidad de los mostoleños? ¿Cómo piensas que ven Móstoles
en la actualidad sus propios habitantes?
No estoy yo muy seguro de que se trate de un salto evolutivo como tú dices. Aunque me
falta por investigar en profundidad la etapa 1980-2004, considero que esas mejoras que
expones (a lo que yo añadiría una muy importante: la Universidad Rey Juan Carlos I) no
son si no parte de un proceso de modernización que venía produciéndose desde la
llegada de la democracia a los ayuntamientos.
Parece que se está olvidando entre los mostoleños un momento crítico de la historia
reciente de su ciudad, y también olvidan que, Móstoles tiene historia mas atrás de 1990.
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Es difícil definir como ven Móstoles en la actualidad sus habitantes, sin tener ningún
tipo de encuesta o estadística realizada al respecto. Yo tan solo puedo dar mi opinión
como estudioso de la historia.
Pienso que tras tres décadas de ser una ciudad, la integración de la sociedad mostoleña
es muy alta. Ya no hay los problemas de antaño, aunque algunos persisten. Tal y como
vi una vez en un pequeño reportaje de una Web, cuando paseas por Móstoles ves
numerosas obras, que dan una sensación constante de improvisación. Así mismo, los
grafittis y las pintadas invaden los muros de numerosos edificios. El vandalismo hace
víctima al mobiliario urbano… En fin, creo que muchos mostoleños siguen sin sentir
arraigo, sin sentir respeto a su ciudad. Esto se da sobre todo en la población joven, que
no entiende lo que es la limpieza urbana y el cuidar el sitio donde vives.
Afortunadamente, en los últimos años está experimentando una mejora urbanística,
también en la seguridad y en la limpieza. Esto en parte porque ya hay algo mas de
respeto por la ciudad.
Sociológicamente podemos identificar tres actores sociales en Móstoles: El
Ayuntamiento, el tejido asociativo y las bases sociales (ciudadanos no pertenecientes a
ninguna asociación). Tú, que eres un estudioso de la historia de la ciudad, cuál crees
que ha sido el actor social más destacado, más relevante, el que ha llevado la iniciativa
en el progreso de la misma.
En mi opinión el actor social que ha protagonizado el desarrollo de Móstoles cuando era
un pueblo, e incluso durante la gran transformación, fue sin duda el Ayuntamiento. Éste,
claro, secundado por la burguesía local. Realmente el ayuntamiento no era mas que un
instrumento de esa oligarquía, que era el verdadero actor social dominante.
Este ayuntamiento resolvía algún que otro problema del pueblo, pero a decir verdad, en
la práctica, no estaba para representar el interés del pueblo. Los que ocuparon los cargos
municipales siempre fueron burgueses y terratenientes, por lo que podemos imaginar
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que lo primordial para ellos era mover los hilos para permitir la prosperidad económica
de esa oligarquía. Ni durante la Monarquía Constitucional (siglo XIX y primeros del
XX), ni siquiera durante la II República (1931-1936), veló nuestro ayuntamiento por los
intereses de la mayoría del vecindario, constituido sobre todo por humildes labradores.
Esto último era lógico. Tengamos en cuenta que el régimen de propiedad predominante
en el pueblo era el de arrendamiento. Los pobres campesinos dependían de los
terratenientes para dar de comer a sus familias. Si les llevaban la contraria, éstos les
podían quitar el alquiler de las tierras, el trabajo, o aumentar las rentas, y en definitiva,
hacerles la vida imposible. Por esta razón, en Móstoles siempre se hizo lo que quiso la
oligarquía local y terrateniente. Tampoco se hizo nada por mejorar la situación de la
constitución de los ayuntamientos, en ninguna época anterior a nuestra democracia.
Sin embargo, durante los años 60 y 70 Móstoles experimentó un gran boom
demográfico. Se convirtió en una ciudad, con una población en su mayoría de clase
media-baja, con rentas bajas, una clase trabajadora y obrera en su mayor parte. Al ser
una ciudad, y al ser las condiciones laborales diferentes a las de un pueblo caciquista,
las cosas cambiaron.
Desde mediados de los 70, empezaron a surgir asociaciones vecinales, entre las que
destaco, por su gran participación, a la de la calle Juan XXIII (fundada en 1970).
Aunque durante estos últimos años de franquismo y de transición política, el
ayuntamiento se preocupara casi en exclusiva por ver prosperar los negocios e intereses
económicos de una oligarquía corrupta, lo cierto es que estas asociaciones empezaron a
ganar protagonismo.
Estas asociaciones surgieron motivadas sobre todo por dos grandes razones: 1) La
necesidad de los nuevos vecinos, desarraigados de sus lugares de origen (en este caso
sobre todo las regiones latifundistas de Andalucía, Extremadura y Castilla- La Mancha)
de adaptarse a su nueva situación laboral y social, y de integrarse en una nueva sociedad
urbana. Muchas de estas asociaciones y peñas surgieron cuando se asociaron grupos de
personas procedentes del mismo pueblo o comarca, y/o para revivir el folclore, las
tradiciones y las costumbres de la tierra que dejaron atrás. 2) La necesidad de unidos
todos, poder revindicar con mas resonancia, la cobertura de sus necesidades y
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exigencias, relacionadas con la vida cotidiana (falta de equipamiento, caos urbanístico,
mal abastecimiento de agua...).
Coincidía todo esto con una época de movilización social espectacular. Como anécdota,
señalo que en 1977 y 1978, cuando ya se habían legalizado los partidos políticos, el
ayuntamiento se vio obligado a consultar sus decisiones importantes con ellos (en el
caso de Móstoles, el PSOE, PCE y UCD), e incluso también con la asociación Juan
XXIII; llegó ésta a tener una importancia enorme, ya que defendió los intereses de los
nuevos mostoleños.
En las elecciones municipales de 1979, las primeras democráticas de la historia de
Móstoles (ya que antes, cuando había elecciones, todo estaba amañado y la presión de
los terratenientes cambiaba la voluntad del voto en los escasos votantes), ganó el PSOE,
con Bartolomé González elegido como alcalde (el mejor de la historia local, a mi
entender).
Este nuevo equipo de gobierno, compuesto por gente que de verdad tenía ganas de
trabajar, que estaba comprometida con la causa vecinal, hizo grandes cosas por nuestra
ciudad, durante los años 80. Una de ellas fue la promoción social, es decir, el fomento
de la participación ciudadana en las fiestas locales; la proliferación de asociaciones de
toda índole (culturales, lúdicas, deportivas, políticas, sociales, peñas....) y en general la
atención al ciudadano.
Estas nuevas asociaciones han organizado innumerables eventos y actividades de todo
tipo (deportivas, culturales, sociales, etc.) que han llenado de vida y participación una
ciudad que parecía estar destinada a servir de “colmena” a sus habitantes.
Desde ese momento, probablemente el actor social mas importante ha sido el formado
por las asociaciones.
En la última década, aunque hemos asistido a un proceso de degradación en las
gestiones municipales, sean del color político que sean, creo que de nuevo el
Ayuntamiento ha recuperado el protagonismo entre los actores sociales en Móstoles.
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Detrás le siguen las asociaciones vecinales, las únicas con poder suficiente como para
influir en algunas (y subrayo “algunas”) decisiones de la corporación municipal.
¿Qué aspectos piensas que Móstoles debe mejorar prioritariamente? ¿Cuáles son sus
necesidades más perentorias?
En mi opinión, las preocupaciones mayores de la población mostoleña son: la vivienda,
el paro, la seguridad ciudadana y la limpieza urbana.
En el caso de la vivienda, me parece bien el desarrollo del PAU-4, con mas de 8.000
viviendas previstas. El problema es que, el crecimiento debe racionalizarse, y no sería
para nada recomendable un nuevo boom inmobiliario. El PGOU que estudia establecer
para los próximos años, pretende fijar un techo de población máximo en casi 300.000
habitantes. Es una cifra un tanto desmesurada, pues no hay ninguna necesidad de que la
población crezca en grandes proporciones. La población debe crecer poco a poco,
oscilando, en torno a los 200.000 habitantes. Más desarrollos urbanos, por el momento,
no. Hay una gran cantidad de viviendas vacías que podrían cubrir perfectamente la
demanda existente; el problema es que no se quieren vender o alquilar, y sobre todo que
los precios son desorbitados.
El siguiente problema es el del paro y la dependencia laboral de Madrid y otros
municipios. El potencial económico actual de Móstoles reside en los sectores terciario y
secundario. El desarrollo del consorcio urbanístico Móstoles Tecnológico pretende ser
una apuesta por el crecimiento industrial, un nuevo impulso a este sector, que veo
necesario. No obstante, todo ha de hacerse poco a poco. El Ayuntamiento debe
preocuparse por generar empleo interno. Por otro lado, se necesita revitalizar el pequeño
comercio, muy deteriorado por la seria competencia que ofrecen los grandes centros
comerciales de alrededor, verdaderos monstruos para nuestra economía local.
En cuanto a limpieza y seguridad ciudadana, es responsabilidad de todos el cuidar la
ciudad y el ser respetuosos con la misma. Es inevitable que haya mafias, que la gente se
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salte las normas, y que los jóvenes hagan botellones en los rincones. Lo que hay que
hacer es seguir perseverando, porque estos problemas no desaparecerán con algunas
actuaciones poco serias (como la creación de la BESCAM), sino con políticas serias.
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