Contabilidad y caridad religiosa: la hospitalidad doméstica - AECA
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CONTABILIDAD Y CARIDAD RELIGIOSA: LA HOSPITALIDAD DOMÉSTICA<br />
(1792-1810)<br />
María Dolores Capelo Bernal<br />
Pedro Araujo Pinzón
<strong>Contabilidad</strong> y <strong>caridad</strong> <strong>religiosa</strong>: <strong>la</strong> <strong>hospitalidad</strong> <strong>doméstica</strong><br />
(1792-1810)<br />
María Dolores Capelo Bernal<br />
dolores.capelo@uca.es<br />
Pedro Araújo Pinzón<br />
pedro.araujo@uca.es<br />
Universidad de Cádiz<br />
1
<strong>Contabilidad</strong> y <strong>caridad</strong> <strong>religiosa</strong>: <strong>la</strong> <strong>hospitalidad</strong> <strong>doméstica</strong><br />
(1792-1810)<br />
ABSTRACT<br />
Durante <strong>la</strong> última década, <strong>la</strong> literatura académica ha l<strong>la</strong>mado <strong>la</strong> atención sobre el escaso<br />
interés prestado al papel de <strong>la</strong> contabilidad en <strong>la</strong>s instituciones <strong>religiosa</strong>s. Actualmente,<br />
el debate respecto a esta cuestión se centra en si <strong>la</strong> contabilidad es o no una práctica<br />
secundaria respecto de <strong>la</strong> agenda sagrada. Para contribuir en este sentido, se va a<br />
estudiar una institución benéfica <strong>religiosa</strong> fundada a finales del XVIII. El objetivo de este<br />
trabajo es doble. Primero, verificar si <strong>la</strong> contabilidad fue sagrada para <strong>la</strong> institución. Y<br />
segundo, si siendo sagrada, fue promovida por <strong>la</strong>s creencias <strong>religiosa</strong>s o utilizada para<br />
promover esas creencias.<br />
2
1. INTRODUCCIÓN<br />
Durante <strong>la</strong> última década, varios trabajos han l<strong>la</strong>mado <strong>la</strong> atención sobre el escaso interés<br />
prestado por <strong>la</strong> literatura al papel de <strong>la</strong> contabilidad en <strong>la</strong>s comunidades e instituciones<br />
<strong>religiosa</strong>s (p.e., Carmona y Ezzamel, 2006); extremo que resulta difícil de comprender si se<br />
atiende a <strong>la</strong> importancia social y económica que han tenido y siguen teniendo estas<br />
entidades. La mayoría de los estudios pioneros en este sentido se ha esforzado por<br />
describir <strong>la</strong>s prácticas utilizadas por organizaciones y grupos religiosos, a veces minoritarios,<br />
adoptando para ello una perspectiva histórica; destacando entre ellos el trabajo de Faircloth<br />
(1988), donde se sugiere <strong>la</strong> existencia de cierta re<strong>la</strong>ción entre <strong>la</strong>s creencias y valores<br />
religiosos de <strong>la</strong> comunidad y su sistema contable.<br />
Los trabajos de Laughlin (1988) y Booth (1993) establecen un punto y aparte en <strong>la</strong><br />
investigación acerca de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre religión y contabilidad, sentando <strong>la</strong>s bases para el<br />
ulterior debate respecto a <strong>la</strong> existencia o no de una separación estructural entre contabilidad<br />
-profana- y religión –sagrada-. De acuerdo con Laughlin (1988) y Booth (1993), <strong>la</strong><br />
contabilidad es una práctica racional y como tal resulta ajena y secundaria con re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong><br />
agenda espiritual de <strong>la</strong>s instituciones o grupos religiosos. Esta tensión entre creencias<br />
<strong>religiosa</strong>s y contabilidad pueden llegar a provocar que dichas creencias actúen como barrera<br />
para el uso de <strong>la</strong> contabilidad en el ámbito religioso. Sin embargo, lo sagrado y lo profano, a<br />
su vez, no pueden ser completamente separados, siendo necesaria su interacción y<br />
formando parte esta tensión de <strong>la</strong> vida cotidiana de <strong>la</strong>s organizaciones <strong>religiosa</strong>s (Booth,<br />
1993). Según seña<strong>la</strong> el propio Booth (1993), el avance en esta cuestión requeriría, entre<br />
otros, atender a cómo se manifiesta esta separación entre lo sagrado y lo profano en otras<br />
Iglesias mayoritarias distintas de <strong>la</strong> Anglicana.<br />
Tras <strong>la</strong> publicación de los mencionados trabajos seminales de Laughlin y Booth, <strong>la</strong><br />
academia ha desafiado explícitamente <strong>la</strong> sacred-secu<strong>la</strong>r divide, evidenciando distintas<br />
formas de interacción entre contabilidad y religión. En este sentido, cada vez son más los<br />
trabajos que evidencian cómo el proceso de rendición de cuentas llega a adquirir carácter<br />
sagrado en diferentes religiones (Jacobs, 2005; Álvarez-Dardet et al, 2006, Cordery, 2006;<br />
Jahasinghe y Soobaroyen, 2009). De forma simi<strong>la</strong>r, Abdul-Rahman y Goddard (1998) e<br />
Irvine (2002) han evidenciado situaciones en <strong>la</strong>s que no existe tal dicotomía entre lo sagrado<br />
y lo profano, percibiéndose <strong>la</strong> contabilidad como una actividad de apoyo sagrada para <strong>la</strong>s<br />
organizaciones <strong>religiosa</strong>s estudiadas. Otros han ido más allá, considerando <strong>la</strong> interacción<br />
entre lo espiritual y <strong>la</strong> contabilidad, manifiesta en una de sus dos direcciones posibles<br />
(Jacobs, 2005). Por un <strong>la</strong>do, mostrando <strong>la</strong> motivación <strong>religiosa</strong> como catalizadora para <strong>la</strong><br />
aparición de determinadas formas de contabilidad (Fonfeder et al, 2003). Por otro,<br />
defendiendo o ilustrando cómo <strong>la</strong>s prácticas contables pueden ponerse al servicio de <strong>la</strong>s<br />
creencias <strong>religiosa</strong>s (Jacobs y Walker, 2004; Ezzamel, 2005; Hardy y Ballis, 2005) y<br />
objetivos espirituales (Irvine, 2005), co<strong>la</strong>borando <strong>la</strong> contabilidad en <strong>la</strong> construcción espiritual<br />
del individuo (Jacobs y Walker, 2004). Mientras tanto, igualmente han surgido publicaciones<br />
que confirman <strong>la</strong> separación entre lo sagrado y lo profano (Kluvers, 2001; Lightbody, 2003).<br />
En general, el conjunto de estos trabajos corrobora el argumento de Jacobs (2005, p. 193),<br />
según el cual, lo sagrado y lo profano no debe considerarse como categorías estructurales<br />
sino como experiencias individuales en cuales puede producirse conflictos jurisdiccionales<br />
entre contables y religiosos.<br />
3
Iglesias mayoritarias como <strong>la</strong> Anglicana o <strong>la</strong> Católica, han sido tradicionalmente<br />
particu<strong>la</strong>rmente protagonistas en <strong>la</strong> prestación de servicios sociales a <strong>la</strong> comunidad. La<br />
utilización de una perspectiva histórico-contable ha permitido que lleguen hasta nosotros<br />
evidencias acerca de <strong>la</strong> información contable publicada con motivo de <strong>la</strong> intervención de <strong>la</strong><br />
Iglesia Anglicana en <strong>la</strong> prestación de servicios sociales en el siglo XIX. Así, Holden et al<br />
(2009) informan acerca de <strong>la</strong>s cuentas públicas e<strong>la</strong>boradas por un hospital religioso que<br />
realizaba este tipo de servicios. Asimismo, Walker (2004, 2008) nos ilustra acerca de <strong>la</strong><br />
publicación de cuentas en <strong>la</strong>s parroquias respecto a <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor asistencial organizada en este<br />
caso por <strong>la</strong> autoridad local. Estas prácticas informativas se desarrol<strong>la</strong>ron coincidiendo con<br />
<strong>la</strong> presencia de importantes necesidades financieras en <strong>la</strong>s entidades que ofrecían estos<br />
servicios; de manera que esta información ayudaba bien en <strong>la</strong> captación de fondos, bien en<br />
<strong>la</strong> reducción de gastos por los servicios a prestar. En ocasiones, dicho objetivo financiero<br />
pudo satisfacerse gracias al potencial de <strong>la</strong> contabilidad para disuadir moralmente a los<br />
individuos (Walker, 2004; Holden et al, 2009). No obstante, actualmente, <strong>la</strong> literatura carece<br />
de estudios suficientes acerca de <strong>la</strong> percepción de <strong>la</strong> época en cuanto a <strong>la</strong> función de <strong>la</strong><br />
publicidad contable en sistemas de asistencia social durante el siglo XIX (Walker, 2004).<br />
Investigaciones donde se consideren <strong>la</strong>s prácticas de reve<strong>la</strong>ción de información contable, e<br />
incluso de control interno, de organizaciones <strong>religiosa</strong>s benéficas en particu<strong>la</strong>r, además de<br />
contribuir a conocer dicha percepción, permitirían ahondar en el rol de <strong>la</strong> contabilidad en <strong>la</strong><br />
re<strong>la</strong>ción entre lo sagrado y lo profano (Irvine, 2002).<br />
En países católicos como España, en el siglo XIX, <strong>la</strong> Iglesia seguía siendo <strong>la</strong> principal<br />
proveedora de ayuda social, al contrario que ocurría en Ing<strong>la</strong>terra y otros países<br />
protestantes del norte de Europa donde estas ayudas empezaban a centralizarse en el<br />
Estado. Esta prolongación de <strong>la</strong> implicación <strong>religiosa</strong> en el ámbito social a lo <strong>la</strong>rgo del tiempo<br />
es una consecuencia natural de <strong>la</strong> sacralización que los católicos hacen de <strong>la</strong> pobreza,<br />
viendo <strong>la</strong> limosna como una garantía de salvación (Kahl, 2005). Las circunstancias que<br />
convergen en <strong>la</strong> Hospitalidad Doméstica, una organización católica de tipo benéfico fundada<br />
en los albores del siglo XIX, que realizó publicidad contable, hacen especialmente<br />
interesante su estudio, de cara a contribuir respecto a <strong>la</strong> sacred-secu<strong>la</strong>r divide así como<br />
sobre <strong>la</strong> percepción de <strong>la</strong> época en <strong>la</strong> cuanto a <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción de información en<br />
organizaciones sin ánimo de lucro.<br />
Las fuentes estudiadas proceden principalmente de <strong>la</strong> Biblioteca de Temas Gaditanos<br />
(en ade<strong>la</strong>nte, BTG) y abarcan desde <strong>la</strong> fundación de <strong>la</strong> institución benéfica estudiada, en<br />
1793, hasta 1810, último año del que se disponen de cuentas. También han sido<br />
consultados los protocolos notariales de Cádiz (AHPC). El objetivo de este trabajo es doble.<br />
Primero, verificar si <strong>la</strong> contabilidad de <strong>la</strong> HD, en su doble faceta de herramienta para el<br />
control interno y para <strong>la</strong> publicación de información, fue sagrada para <strong>la</strong> institución. Y<br />
segundo, si siendo de carácter sagrado, <strong>la</strong> contabilidad fue promovida por <strong>la</strong>s creencias<br />
<strong>religiosa</strong>s o si por el contrario se utilizó para reforzar esas creencias y favorecer <strong>la</strong>s actitudes<br />
piadosas como resultado de aquel<strong>la</strong>s.<br />
El examen de <strong>la</strong>s evidencias permite afirmar que <strong>la</strong> contabilidad de <strong>la</strong> institución<br />
estudiada fue considerada una práctica sagrada, de principal importancia, puesta en práctica<br />
por <strong>la</strong>icos y religiosos, utilizada para reforzar y propagar <strong>la</strong> virtud de <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> entre los<br />
feligreses más pudientes mediante <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción de información económica y no económica,<br />
co<strong>la</strong>borando de esa forma tanto en <strong>la</strong> supervivencia financiera de <strong>la</strong> institución como en <strong>la</strong><br />
misión espiritual de ayuda a los pobres. A <strong>la</strong> presencia e importancia de <strong>la</strong> contabilidad en<br />
este contexto contribuyeron el pensamiento ilustrado de <strong>la</strong> época y <strong>la</strong> implicación de<br />
4
comerciantes/contables en <strong>la</strong> fundación y administración de <strong>la</strong> institución. A diferencia de lo<br />
hal<strong>la</strong>do para un contexto Anglicano, en el caso estudiado <strong>la</strong> contabilidad no se ideó con una<br />
función moral o disuasoria respecto de los pobres.<br />
La estructura del trabajo es <strong>la</strong> siguiente. Tras este apartado introductorio, se dedica un<br />
primer apartado a situar <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> católica en España en los albores del siglo XIX;<br />
continuando con una aproximación a <strong>la</strong> Hospitalidad Doméstica, a través de sus fundadores<br />
y secretarios, <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s para su funcionamiento y sus cuentas anuales. Para terminar, se<br />
realiza el análisis y se extraen <strong>la</strong>s conclusiones.<br />
2. LA CARIDAD RELIGIOSA EN LOS ALBORES DEL SIGLO XIX EN ESPAÑA.<br />
La emergencia de <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> <strong>religiosa</strong> se asocia con el Cristianismo, según el cual <strong>la</strong><br />
asistencia a los pobres es una virtud individual, que debe desarrol<strong>la</strong>rse bajo dirección<br />
eclesiástica. Ambas, pobreza y <strong>caridad</strong> son virtudes que permiten alcanzar <strong>la</strong> salvación<br />
eterna. Esta visión de <strong>la</strong> pobreza, amenazada por <strong>la</strong> ética puritana y humanista de T. Moro,<br />
y reafirmada en el Concilio de Trento (Maza, 1987) persiste en España todavía en el siglo<br />
XVII, insistiéndose en <strong>la</strong> pobreza como un problema principalmente religioso (Carasa, 1991).<br />
Especialmente en dicho siglo XVII, en España, el énfasis en <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> particu<strong>la</strong>r se concretó<br />
en <strong>la</strong> creación de multitud de fundaciones piadosas, <strong>la</strong>s obras pías, creadas a partir de los<br />
testamentos y dotadas de bienes raíces o cargas sobre bienes de otras instituciones<br />
(Carasa, 1991).<br />
La irrupción del pensamiento ilustrado en el siglo XVIII hace que <strong>la</strong> pobreza empiece a<br />
considerarse como un problema secu<strong>la</strong>r y en particu<strong>la</strong>r económico que es necesario tratar<br />
desde el Estado (Carasa, 1991). Se inicia entonces <strong>la</strong> crisis de <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> <strong>religiosa</strong>, debido a<br />
<strong>la</strong> defensa que los ilustrados hacen de <strong>la</strong> concentración y racionalización de recursos,<br />
mediante agregaciones y reducciones de <strong>la</strong>s fundaciones heredadas de etapas anteriores,<br />
entre el<strong>la</strong>s los hospitales y <strong>la</strong>s obras pías, los cuales convergen en <strong>la</strong> aparición del hospicio,<br />
como mecanismo represivo y reeducador, en el cual se concentran los recursos (Carasa,<br />
1991). Al mismo tiempo, <strong>la</strong> perspectiva ilustrada defendía valores como <strong>la</strong> radicación,<br />
vecindad y domiciliación (Carasa, 1991), concretándose esta visión en proyectos defensores<br />
de los socorros domiciliarios (Maza, 1987). Sin embargo, frente a lo que predican los<br />
ilustrados, persisten todavía instituciones asistenciales fundadas por <strong>la</strong> propia Iglesia –por<br />
ejemplo, establecimientos sólidamente asentados sobre <strong>la</strong> propiedad inmobiliaria y el<br />
sistema fiscal eclesiástico. Según ha evidenciado Carasa (1991) para el caso de Castil<strong>la</strong>,<br />
algunas de estas instituciones heredaron de los hábitos eclesiásticos su carácter rentista y<br />
amortizador, mostrando una intensa dedicación a acrecentar el patrimonio. Se observan<br />
entonces casos en los que <strong>la</strong> Iglesia es apartada de <strong>la</strong> administración hospita<strong>la</strong>ria (Maza,<br />
1987). Sin embargo, <strong>la</strong> acción ilustrada en cuanto a <strong>la</strong> beneficencia se sirvió también de <strong>la</strong><br />
Iglesia, utilizando sus personas, sus recursos y su organización; dando lugar a <strong>la</strong> aparición<br />
de una embrionaria organización parroquial y diocesana (Carasa, 1991). En general, se<br />
están dando en España los primeros progresos para el paso desde un régimen de <strong>caridad</strong><br />
<strong>religiosa</strong> y particu<strong>la</strong>r hacia otro de beneficencia pública que se consolidará en el siglo XIX<br />
(Maza, 1987).<br />
En el caso particu<strong>la</strong>r de Cádiz, en el siglo XVIII, según Morgado (2008), <strong>la</strong> beneficencia<br />
se articu<strong>la</strong>ba en torno a tres ejes: (i) <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> espasmódica o circunstancial financiada con<br />
limosnas proporcionadas coyunturalmente (organizada en ocasiones en torno a cofradías),<br />
(ii) <strong>la</strong> acción caritativa extensiva ejercida por los patronatos de obras pías y (ii) <strong>la</strong><br />
5
eneficencia institucionalizada desarrol<strong>la</strong>da en hospitales u hospicios dotadas de rentas y<br />
personal específico. Asimismo, tal como afirma el propio Morgado (2008), a finales de este<br />
siglo, <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s instituciones benéficas gaditanas estaban contro<strong>la</strong>das por <strong>la</strong> Iglesia,<br />
siendo normalmente insuficientes los fondos y dándose casos de gestión corrupta. Ambas<br />
circunstancias contribuyeron a <strong>la</strong> presencia de elevadas tasas de mortandad en estas<br />
instituciones.<br />
Irrumpía entonces en Cádiz el modelo de beneficencia defendido por los ilustrados –<br />
caracterizado por una visión carce<strong>la</strong>ria, represiva y productiva de <strong>la</strong> pobreza que alcanzaba<br />
su máxima expresión en el hospicio, conllevando en ocasiones <strong>la</strong> sustitución de <strong>la</strong><br />
administración eclesiástica por una de tipo <strong>la</strong>ico (Morgado, 2008). La amenaza que <strong>la</strong><br />
imp<strong>la</strong>ntación del hospicio suponía respecto del tradicional monopolio de <strong>la</strong> Iglesia sobre <strong>la</strong>s<br />
rentas destinadas a fines piadosos, junto con <strong>la</strong> crisis económica de los años noventa del<br />
siglo XVIII, derivaron según Morgado (1990) en <strong>la</strong> oportunidad de introducir un sistema de<br />
ayuda extensiva, organizado por <strong>la</strong> Iglesia, y contrario al enfoque carce<strong>la</strong>rio: <strong>la</strong> asistencia<br />
domiciliaria.<br />
3. LA HOSPITALIDAD DOMÉSTICA<br />
La Congregación de Feligreses para <strong>la</strong> Hospitalidad Doméstica (en ade<strong>la</strong>nte, HD) se<br />
constituyó en Cádiz el 20 de diciembre de 1792, iniciándose su actividad a primeros de<br />
1793. La iniciativa había surgido del entonces Obispo de <strong>la</strong> diócesis de Cádiz –Antonio<br />
Martínez de <strong>la</strong> P<strong>la</strong>za -quien dio instrucciones a los curas que empezaran a difundir <strong>la</strong> idea<br />
entre algunos de sus feligreses. A <strong>la</strong> junta convocada en 13 de diciembre de 1792, previa a<br />
su constitución, acudieron, además del obispo, 37 personas. Según se estableció en dicha<br />
junta su objetivo era atender a enfermos desvalidos de ambos sexos, distinguiendo dos<br />
c<strong>la</strong>ses de ellos: los que por delicadeza de crianza no podían retirarse a un hospital y los que<br />
no lo solicitaban por abandono o ignorancia (Documento para <strong>la</strong> Erección de <strong>la</strong><br />
Congregación de Feligresías para <strong>la</strong> Hospitalidad Doméstica, en ade<strong>la</strong>nte ECF, BTG). La<br />
ayuda ofrecida, según el caso, podía consistir en el desp<strong>la</strong>zamiento hasta un hospital o <strong>la</strong><br />
atención en el propio domicilio, poniendo el énfasis el obispo en <strong>la</strong> aflicción que supondría <strong>la</strong><br />
atención hospita<strong>la</strong>ria en determinados casos.<br />
Para su financiación, el obispo manifestó a los feligreses y eclesiásticos que acudieron a<br />
<strong>la</strong> junta del 13 de diciembre de 1792 que no pretendía realizar cuestaciones ni solicitar<br />
suscripciones, sino dejar toda <strong>la</strong> obra a <strong>la</strong> adorable Providencia tan maravillosa en todas <strong>la</strong>s<br />
que hace. El conjunto de los asistentes se comprometieron en ese mismo acto a hacer<br />
saber por toda <strong>la</strong> ciudad lo que habían acordado con el fin de que los fieles por sus<br />
interiores movimientos dirijan sus limosnas a tan benéficos efectos (ECF para <strong>la</strong> HD, BTG).<br />
El obispo manifestó su voluntad de que hubiera unas reg<strong>la</strong>s, acordándose entre todos el<br />
nombramiento como secretario de José de Echea, quien redactaría dichas reg<strong>la</strong>s en tono de<br />
ordenación para <strong>la</strong> práctica y fundación del establecimiento conforme a lo hab<strong>la</strong>do en <strong>la</strong><br />
Junta de 13 de diciembre y después acordado entre el secretario y el obispo. La HD quedó<br />
constituida el 20 de diciembre de 1792, quedando aprobadas desde ese momento sus 33<br />
reg<strong>la</strong>s. Una vez sancionadas sus reg<strong>la</strong>s se dispuso que se conservara el original del acta de<br />
constitución en el Archivo de <strong>la</strong> Catedral, imprimiéndose asimismo varias copias para<br />
conservarse una en cada parroquia y distribuirse entre los feligreses.<br />
3.1 FUNDADORES Y SECRETARIOS DE LA HOSPITALIDAD DOMÉSTICA<br />
6
El obispo Martínez p<strong>la</strong>za había ejercido como tal en Canarias entre 1785 y 1790,<br />
inmediatamente antes de incorporarse al mismo cargo en Cádiz. Según afirma Béthencourt<br />
(1999, p. 3), Martínez P<strong>la</strong>za fue uno de los pre<strong>la</strong>dos ilustrados que se sucedieron en el<br />
cargo de obispo en <strong>la</strong> diócesis de Canarias en torno al último tercio del siglo XVIII. El<br />
sucesor de Martínez P<strong>la</strong>za en <strong>la</strong> diócesis de Canarias, también ilustrado (Bartolomé, 1993;<br />
Béthencourt, 1999), estableció en <strong>la</strong> misma una cofradía sacramental y de <strong>caridad</strong> cristiana.<br />
A través de Béthencourt (1999), han llegado hasta nosotros algunos de los rasgos<br />
definitorios de esta cofradía, tales como <strong>la</strong> celebración de una junta anual para<br />
nombramiento de diputados, los cuales serían responsables de custodiar una caja con l<strong>la</strong>ve<br />
para pedir limosnas, entregando lo recaudado al mayordomo y contabilizándolo ante el cura<br />
párroco. Este trabajo de los diputados a favor de <strong>la</strong> economía de <strong>la</strong> institución, se<br />
acompañaba de responsabilidades espirituales, re<strong>la</strong>cionadas con el buen ejemplo y el<br />
fomento de <strong>la</strong> devoción.<br />
Dejando al margen al obispo, de los 37 fundadores de <strong>la</strong> HD, 15 eran eclesiásticos de<br />
distinto rango, y al menos cinco eran reputados comerciantes, a saber, Tomás Izquierdo,<br />
Nicolás Macé, Félix Beyens (Fernández, 1997, p. 238), José María Lasquetti (Testamento<br />
de J.M. Lasquetti, 26/4/1787, protocolos notariales 2571, pp. 178-179, AHPC) y José de<br />
Echea (testamento de José de Echea, 27/9/1810, Protocolo 4583, pp. 1313-1320, AHPC),<br />
designado este último como el secretario y responsable de redactar <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s.<br />
Concretamente, José de Echea ocupó el cargo de secretario desde <strong>la</strong> fundación de <strong>la</strong><br />
HD hasta su muerte en enero de 1810. Fue comerciante de profesión. Su testamento<br />
contiene múltiples referencias a sus libros de cuentas (testamento de José de Echea,<br />
Ibídem). Como miembro destacado del Consu<strong>la</strong>do de Comercio de Cádiz, fue nombrado<br />
por dicho consu<strong>la</strong>do, en compañía de otros, para <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración de un informe acerca de <strong>la</strong>s<br />
consecuencia de <strong>la</strong> aprobación del Reg<strong>la</strong>mento para el comercio libre de 1778 (García-<br />
Baquero, 1999).<br />
Pedro Smidts ejerció <strong>la</strong>s funciones de secretario en 1810, tras producirse el fallecimiento<br />
de José de Echea. A lo <strong>la</strong>rgo de su vida, Pedro Smidts aceptó trabajos públicos y privados<br />
re<strong>la</strong>cionados con <strong>la</strong> contabilidad. La lectura de su testamento permite apreciar <strong>la</strong><br />
preocupación de este individuo por <strong>la</strong> buena conservación de los libros de cuentas y <strong>la</strong>s<br />
posibles consecuencias asociadas a su pérdida:<br />
[...] conservé por mi inteligencia y favor varios libros, documentos y papeles en<br />
los distintos almacenes que tomé al intento en diferentes casas […] hubieron de<br />
sufrir algún detrimento los citados papeles como también extravíos irremediables<br />
en <strong>la</strong>s mudanzas en medio de <strong>la</strong>s fatigas de los bloqueos y angustias que ha<br />
sufrido esta p<strong>la</strong>za. Todo lo que advierto para que en ningún tiempo sufra nadie <strong>la</strong><br />
menor extorsión (Testamento de Pedro Smidts, 26/2/1828, Protocolo 4.615,<br />
folios 126-8, AHPC).<br />
3.2 LAS REGLAS DE LA HOSPITALIDAD DOMÉSTICA.<br />
Seguidamente, explicamos el contenido de <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> <strong>hospitalidad</strong> <strong>doméstica</strong>. A<br />
modo de síntesis, <strong>la</strong>s hemos agrupado por bloques de acuerdo con su contenido. Así, <strong>la</strong>s<br />
primeras seis reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> HD, desde <strong>la</strong> I hasta <strong>la</strong> VI, definen los órganos de gobierno de<br />
esta institución y <strong>la</strong>s personas con autoridad para presidirlos. La máxima autoridad sería el<br />
obispo, quien presidiría <strong>la</strong>s juntas generales o particu<strong>la</strong>res, a <strong>la</strong>s cuales serían l<strong>la</strong>mados<br />
7
siempre los miembros fundadores, siendo además el obispo el benefactor perpetuo de <strong>la</strong><br />
institución. Los curas, a su vez, presidirían <strong>la</strong>s juntas parroquiales y alguno de ellos <strong>la</strong>s<br />
generales, si el obispo los comisionase. Para asegurar el funcionamiento de <strong>la</strong> institución, se<br />
dispuso que se llevara en cada parroquia un libro de feligreses con objeto de facilitar a<br />
principio de año <strong>la</strong> elección de cuatro o más diputados eclesiásticos y secu<strong>la</strong>res para cada<br />
mes del año […] y así todo feligrés podrá lograr <strong>la</strong> acción meritoria de tan buena obra (reg<strong>la</strong><br />
V).<br />
Los procedimientos a seguir por los diputados –con <strong>la</strong> supervisión del cura- en <strong>la</strong><br />
ejecución práctica de <strong>la</strong> misión de esta institución quedaron regu<strong>la</strong>dos en el bloque de reg<strong>la</strong>s<br />
VII-XII, designando los medios y acciones para conocer quiénes rec<strong>la</strong>maban su ayuda,<br />
recoger los donativos y salvaguardarlos. En lo que se refiere al efectivo en particu<strong>la</strong>r, <strong>la</strong>s<br />
entradas por donativos quedarían registradas en un librito, conservado en <strong>la</strong> misma caja<br />
donde se guardaría el dinero recaudado, donde se apuntaría lo recogido diariamente,<br />
distinguiendo si era a través del cepillo o de otro medio y haciendo un resumen de lo<br />
ingresado a final de cada mes. Cuando los diputados retirasen dinero de <strong>la</strong> caja dejarían un<br />
apunte de ello, pasando a final de mes <strong>la</strong> nota de lo realmente gastado. Estos registros<br />
facilitarían <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración a final de año de un Estado general informando de los donativos<br />
obtenidos en cada parroquia así como del detalle de su aplicación en <strong>la</strong> ayuda domiciliaria,<br />
el cual se hará imprimir y repartir en <strong>la</strong>s feligresías para que se enteren de todo, y de los<br />
felices efectos de <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> y se aumente el fervor (reg<strong>la</strong> XII).<br />
A continuación, se establecieron <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s que regu<strong>la</strong>ban los pasos a seguir tras tenerse<br />
noticia de que había un enfermo que rec<strong>la</strong>maba ayuda (reg<strong>la</strong>s XIII-XVII). Primero, el cura y<br />
los diputados debían valorar verbalmente si procedía asistirle. En caso de pertenecerle<br />
asistencia domiciliaria, el muñidor se encargaría de avisar al médico y se disponían los<br />
medios para evitar que malgastara <strong>la</strong> ayuda recibida. También podía decidirse el tras<strong>la</strong>do al<br />
hospital. Ambas actuaciones eran financiadas por <strong>la</strong> HD, disponiéndose expresamente el<br />
registro del gasto de tras<strong>la</strong>do en <strong>la</strong> cuenta del mes.<br />
Los aspectos re<strong>la</strong>tivos a <strong>la</strong>s fórmu<strong>la</strong>s de obtención, custodia y uso eficiente de los<br />
recursos quedaron regu<strong>la</strong>dos en el bloque de reg<strong>la</strong>s XVIII-XXX. La limosna se recaudaría a<br />
través de cepillos o donaciones eventuales, pero nunca a través de donaciones perpetuas o<br />
cuestaciones, pues sólo ha de hab<strong>la</strong>r con los corazones el rótulo de los cepillos (reg<strong>la</strong> XXII),<br />
refiriéndose a <strong>la</strong> limosna como <strong>la</strong> finca más segura por efectos de <strong>la</strong> providencia divina<br />
(reg<strong>la</strong> XIX); quedando estas custodiadas en <strong>la</strong> caja de cada parroquia por una l<strong>la</strong>ve que<br />
estaría en poder del cura. En el cepillo, colocado a <strong>la</strong> puerta de cada parroquia en pared,<br />
que tenga el mayor tránsito del público, se pondría el siguiente rótulo: Aquí se recibe <strong>la</strong><br />
limosna para el socorro de pobres enfermos de esta parroquia y se ponen los avisos de<br />
dónde están (reg<strong>la</strong> XVIII). En caso de que el dinero no se hubiera recaudado a través del<br />
cepillo, se preveía que si <strong>la</strong> donación fuera anónima, constará sólo en el libro <strong>la</strong> cantidad y<br />
fecha en que se consignó (reg<strong>la</strong> XIX). A lo recaudado se sumaría <strong>la</strong> aportación del obispo:<br />
1.000 reales de vellón al mes que constará en el asiento de entrada correspondiente (reg<strong>la</strong><br />
XXI). Se buscaría médico a poder ser que hiciera el trabajo de forma altruista, indicando en<br />
<strong>la</strong>s recetas <strong>la</strong> feligresía y fecha, para el buen orden de <strong>la</strong>s cuentas mensales (reg<strong>la</strong> XXIV);<br />
se preveía <strong>la</strong> posible inspección de los enfermos que recibiera subsidios en especie,<br />
práctica como todas <strong>la</strong>s demás economías de esta institución, que mira a que<br />
multiplicándose privadamente <strong>la</strong>s <strong>caridad</strong>es, se proporcione y resulte una pública (reg<strong>la</strong><br />
XXVI); y se rechazaba el desembolso de ningún dinero por parte de los diputados que no<br />
procediese de lo recaudado, de manera que el excedente de una feligresía, acabado el mes,<br />
8
sirviera para cubrir <strong>la</strong>s necesidades de otra. Y cuando todas <strong>la</strong>s feligresías tuviesen<br />
suficiente se aumentaría <strong>la</strong> asistencia. Además, se establece de forma expresa <strong>la</strong> necesaria<br />
unión entre los feligreses en el desarrollo de esta <strong>la</strong>bor de <strong>caridad</strong>.<br />
Por último, <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s XXXI-XXXIII se e<strong>la</strong>boran a modo de conclusión, destacando el<br />
propósito de imprimir varias copias con objeto de repartir<strong>la</strong>s por <strong>la</strong>s feligresías, para que el<br />
público se instruya y concurra con sus piedades (reg<strong>la</strong> XXXI). Rehusaron establecer más<br />
normas y en cuanto a <strong>la</strong>s limosnas a recibir se pone a <strong>la</strong>s misericordias de los fieles, que<br />
deben estar confiados en el premio que está ofrecido a los que <strong>la</strong>s ejercieren (reg<strong>la</strong> XXXII).<br />
3.2 EL ESTADO GENERAL ANUAL<br />
Los estados generales que se conservan se refieren a los años 1809 y 1810, habiendo<br />
sido e<strong>la</strong>boradas el primero por el secretario original, José de Echea, y el segundo por su<br />
sucesor en el cargo, Pedro Smidts. El estado general de 1809, aunque concluido y firmado<br />
por José de Echea el 6 de enero de 1810, se publicó conjuntamente con el del año 1811,<br />
justificándose el retraso por <strong>la</strong> demora en el nombramiento del sucesor tras el fallecimiento<br />
del primero.<br />
La cuenta e<strong>la</strong>borada para 1809 incorpora el estado anual (véase Tab<strong>la</strong> 1, donde<br />
aparece transcrito el estado presentado) en el que se informa del total de limosnas recibidas<br />
en cada parroquia y de los diferentes conceptos de gasto en los que se ha invertido ese<br />
importe. La Tab<strong>la</strong> 1 incorpora además una última columna, que no figuraba en el original,<br />
donde se calcu<strong>la</strong> el excedente o sobrante del año para cada parroquia.<br />
Dicho estado anual contiene una explicación pormenorizada en forma narrativa,<br />
parroquia por parroquia, de <strong>la</strong>s fuentes de procedencia de los fondos –legados,<br />
benefactores conocidos y desconocidos, comisarios de barrio y cepillo-, de <strong>la</strong> cantidad de<br />
enfermos atendidos (véase <strong>la</strong> 4ª columna de <strong>la</strong> tab<strong>la</strong>), de si ha habido gastos sin atender y,<br />
por último, acerca de cómo han solucionado o pretenden solucionar <strong>la</strong> falta de fondos, si ha<br />
sido el caso. Toda esta información fue obtenida de <strong>la</strong> razón que dan los señores curas, bajo<br />
sus notas firmadas; todo lo cual se imprime con <strong>la</strong>s competentes licencias para satisfacción<br />
de los bienhechores (Estado anual de 1809, BTG). A modo de ejemplo, a continuación se<br />
incluye como expresó José de Echea el malestar del párroco del Sagrario de <strong>la</strong> Santa Iglesia<br />
Catedral acerca de <strong>la</strong> escasez de fondos y su solución:<br />
No obstante, el infeliz estado, su corazón queda lleno de confianza en <strong>la</strong> Divina<br />
Misericordia y Providencia, que <strong>la</strong> ha mantenido hasta aquí y <strong>la</strong> conservará,<br />
moviendo los ánimos de los bienhechores de tal modo que tendrá su<br />
cumplimiento aquel oráculo que dice: Dios oyó el c<strong>la</strong>mor de los pobres, y cumplió<br />
sus deseos, así lo ha expuesto en su respectiva nota.<br />
En <strong>la</strong> Real parroquia de Santiago, esta falta se cubrió con donativos de libre destino; <strong>la</strong><br />
Parroquia del Rosario, sin embargo, quedó endeudada, manifestando que los pagará<br />
mediante Providencia Divina, e insinuaciones de su Párroco. La parroquia de San Antonio<br />
promovió una suscripción voluntaria de su feligresía para cubrir su déficit y en <strong>la</strong> parroquia<br />
de San José optaron por enviar al hospital los enfermos que no pudieron atender,<br />
incorporando en <strong>la</strong> casil<strong>la</strong> de gastos el coste del tras<strong>la</strong>do. Además, el cura también aportó.<br />
En San Lorenzo, aunque no se buscaron fuentes alternativas, su cuidadoso párroco […] no<br />
se conduele menos que los demás sus compañeros. En general, desde todas <strong>la</strong>s<br />
parroquias, tanto los que buscaron otros medios para satisfacer el conjunto de sus gastos,<br />
9
como <strong>la</strong>s que no, insistieron en los pocos enfermos que pudieron auxiliar teniendo que<br />
despedir a muchos sin auxilio.<br />
Asimismo, <strong>la</strong> cuenta de 1809 incluía un estado resumen de <strong>la</strong> obra realizada desde <strong>la</strong><br />
fundación hasta <strong>la</strong> fecha (véase Tab<strong>la</strong> 2), donde sólo se presentaban dos columnas, total de<br />
enfermos atendidos y recursos utilizados.<br />
El estado anual de 1810 es más formal que el de 1809, sustituyéndose todo el detalle<br />
dado en forma narrativa por una lista exhaustiva de <strong>la</strong>s distintas fuentes de procedencia de<br />
<strong>la</strong>s limosnas, distinguiendo si se trataba de legados, limosnas sabidas o limosnas ocultas<br />
procedentes de los cepillos. A esta lista, le seguía <strong>la</strong> descripción de <strong>la</strong> obra realizada con<br />
esos donativos, aunque entrando en menos detalles que el secretario anterior. Así, no se<br />
informa en este caso de <strong>la</strong> naturaleza de los gastos incurridos, sino de su total y sí del<br />
sobrante (véase <strong>la</strong> Tab<strong>la</strong> 3). A este documento se anexa el resumen de <strong>la</strong> obra realizada<br />
desde 1793, desglosando esta vez <strong>la</strong> información por años (ver Tab<strong>la</strong> 4).<br />
4. ANÁLISIS<br />
El sistema de ayuda social propuesto por <strong>la</strong> HD, aunque contrario al enfoque carce<strong>la</strong>rio<br />
del pensamiento ilustrado, se encuentra en sintonía con él en varios aspectos. Por un <strong>la</strong>do,<br />
su defensa de <strong>la</strong> atención domiciliaria redunda en un mayor arraigo familiar. Por otro, <strong>la</strong>s<br />
reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> HD constituyen una enérgica defensa de <strong>la</strong> agregación de los recursos<br />
económicos y racionalización de su uso, que se concreta en un modelo de ayuda extensiva.<br />
A ello contribuyen varios elementos: el sistema de control interno, instrumentado en parte en<br />
<strong>la</strong> contabilidad; <strong>la</strong> posible inspección sobre los beneficiados de <strong>la</strong>s ayudas; y el sistema de<br />
financiación solidario entre parroquias, con el que estaba previsto que co<strong>la</strong>boran los<br />
médicos mediante su altruismo. Además, descartando <strong>la</strong>s suscripciones y cuestaciones, se<br />
apostaba por <strong>la</strong> forma de <strong>caridad</strong> espasmódica o circunstancial (Morgado, 2008), quizás<br />
huyendo de <strong>la</strong> etiqueta de rentistas y amortizadores asignada a <strong>la</strong> Iglesia (Carasa, 1991);<br />
promoviendo que multiplicándose privadamente <strong>la</strong>s <strong>caridad</strong>es, se proporcione y resulte una<br />
pública.<br />
Desde una perspectiva espiritual, La HD se p<strong>la</strong>ntea como una oportunidad para que<br />
cualquier feligrés ponga en práctica su actitud piadosa, logrando de esa manera estar más<br />
cerca de Dios. Esta re<strong>la</strong>ción causa-efecto se p<strong>la</strong>ntea abiertamente en <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> V, cuando<br />
dice: así todo feligrés podrá lograr <strong>la</strong> acción meritoria de tan buena obra; y en <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> XXXII<br />
al establecer que deben estar confiados en el premio que está ofrecido a los que <strong>la</strong>s<br />
ejercieren. Inicialmente, este mensaje llegó a los feligreses mediante <strong>la</strong> distribución de <strong>la</strong>s<br />
reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> HD en <strong>la</strong>s parroquias -para que el público se instruya y concurra con sus<br />
piedades (reg<strong>la</strong> XXXI)- y gracias a <strong>la</strong> colocación en lugar principal de los cepillos, donde<br />
rezaba Aquí se recibe <strong>la</strong> limosna para el socorro de pobres enfermos de esta parroquia y se<br />
ponen los avisos de dónde están (reg<strong>la</strong> XVIII).<br />
Una vez constituida <strong>la</strong> HD, <strong>la</strong> contabilidad fue parte central de su funcionamiento. El<br />
sistema contable diseñado fue consecuencia de varias influencias. Su mera existencia<br />
puede estar justificada por <strong>la</strong> vigencia del pensamiento ilustrado y su énfasis en <strong>la</strong><br />
racionalización, presente al menos en el obispo fundador como en otros con los que había<br />
compartido feligresía (Béthencourt, 1999). Fruto de este pensamiento son en general <strong>la</strong>s<br />
reg<strong>la</strong>s, establecidas en tono de ordenación para <strong>la</strong> práctica y fundación del establecimiento.<br />
Asimismo, debieron influir en los aspectos técnicos de dicho sistema contable <strong>la</strong> perspectiva<br />
de <strong>la</strong> élite mercantil integrada en <strong>la</strong> institución, y en particu<strong>la</strong>r, los conocimientos contables<br />
10
de individuos como el secretario original, miembro destacado del Consu<strong>la</strong>do de Comercio<br />
de Cádiz (García-Baquero, 1999).<br />
Como seña<strong>la</strong> Booth (1993), no debe ser extraño que los contables –o comerciantes con<br />
conocimientos contables- que sean miembros de <strong>la</strong> institución <strong>religiosa</strong> prefieran <strong>la</strong><br />
utilización de técnicas racionales para el logro de los fines de dicha institución. Swanson y<br />
Gardner (1988) se manifestaban en una línea simi<strong>la</strong>r cuando identificaban en el propio<br />
mundo empresarial el ímpetu para introducir prácticas de auditoría en <strong>la</strong>s organizaciones<br />
<strong>religiosa</strong>s. La evidencia obtenida, sin embargo, es contraria al argumento de Booth (1993),<br />
cuando siguiendo a Laughlin (1988), admite que los propios contables pueden anteponer los<br />
fines religiosos, relegando a <strong>la</strong> contabilidad a un segundo p<strong>la</strong>no, sobre todo cuando estos<br />
individuos sean miembros activos de <strong>la</strong> iglesia o con profundas convicciones <strong>religiosa</strong>s. Por<br />
el contrario, nuestra evidencia es compatible con <strong>la</strong> tesis de Lightbody (2003) respecto a <strong>la</strong><br />
capacidad del director financiero para aplicar sus conocimientos con una óptica sagrada que<br />
co<strong>la</strong>bore a <strong>la</strong> consecución de los fines religiosos. Además, en <strong>la</strong> HD, fueron los curas los<br />
que registraron día a día <strong>la</strong> nueva contabilidad, facilitando a su vez el control interno y <strong>la</strong><br />
publicación anual de información, no conociéndose ningún rechazo hacia <strong>la</strong> misma, sino <strong>la</strong><br />
extensión de su co<strong>la</strong>boración con el secretario para <strong>la</strong> redacción del estado anual. Este<br />
hal<strong>la</strong>zgo es coherente con lo encontrado por Kluvers (2001) y Cordery (2006) respecto a <strong>la</strong><br />
implicación de los religiosos en <strong>la</strong> contabilidad y contrario a lo sugerido por Laughlin (1988).<br />
Esta compatibilización de <strong>la</strong>s agendas administrativas y espirituales parece igualmente<br />
presente en <strong>la</strong> cofradía fundada en Canarias por el obispo ilustrado sucesor de Martínez<br />
P<strong>la</strong>za (Béthencourt, 1999). En definitiva, todo apunta a que <strong>la</strong> contabilidad, no se consideró<br />
un factor extraño, ajeno o secundario frente a <strong>la</strong> agenda sagrada de <strong>la</strong> HD y entidades de su<br />
misma orientación.<br />
Una vez ac<strong>la</strong>rada <strong>la</strong> cuestión de si <strong>la</strong> contabilidad fue una cuestión sagrada o profana en<br />
<strong>la</strong> HD, procede <strong>la</strong> consideración de <strong>la</strong> función de <strong>la</strong> contabilidad en dicha institución. Por una<br />
parte, introduciendo técnicas de control interno y contabilidad, <strong>la</strong> diócesis de Cádiz podía<br />
estar contribuyendo a legitimarse en <strong>la</strong> captación de fondos (Irvine, 2002) y construir una<br />
imagen de honestidad en <strong>la</strong> gestión de los fondos recibidos (Jayasinghe y Soobaroyen,<br />
2009), hechos muy necesarios en ese momento. A esto pudo contribuir el sistema de<br />
rendición de cuentas previsto en <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> HD y <strong>la</strong> posterior publicación periódica de<br />
información económica-financiera, respectivamente. Así, el sistema de control interno y el<br />
sistema contable en general de <strong>la</strong> HD, inspirados en el pensamiento ilustrado y<br />
estructurados a partir del conocimiento mercantil de sus fundadores, facilitaron <strong>la</strong><br />
e<strong>la</strong>boración de un documento de síntesis fiable destinado a ser distribuido en <strong>la</strong>s parroquias,<br />
a través del cual se podía demostrar <strong>la</strong> gestión realizada con los recursos aportados –<br />
legitimándose <strong>la</strong> institución-.<br />
Por otra, <strong>la</strong> contabilidad interaccionó con los fines sagrados de <strong>la</strong> institución. Así, según<br />
se dispuso en <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> HD, el estado anual de <strong>la</strong>s limosnas recaudadas y de su<br />
aplicación se e<strong>la</strong>boraría para información de <strong>la</strong> feligresía, para que de esta forma se enteren<br />
de todo, y de los felices efectos de <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> y se aumente el fervor (reg<strong>la</strong> XII). Por una<br />
parte, dicho estado anual contuvo información cuantitativa sobre el total recaudado y su<br />
aplicación. Por otra, el estado informó, originalmente de forma cualitativa y al final<br />
cuantitativamente, de <strong>la</strong>s carencias que se ha producido. En el estado anual de 1809,<br />
resulta destacable <strong>la</strong> <strong>la</strong>bor pastoral en este sentido de los propios párrocos, dando noticias<br />
de sus muchos esfuerzos, de haber tenido que despedir a muchos enfermos sin recibir<br />
auxilio, y expresando sus esperanzas en <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> cristiana. Este hecho resulta<br />
11
especialmente evidente cuando se transcribieron al estado anual de 1809 <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras del<br />
párroco de <strong>la</strong> Catedral respecto a su confianza en <strong>la</strong> Divina Misericordia y Providencia, que<br />
<strong>la</strong> ha mantenido hasta aquí y <strong>la</strong> conservará, moviendo los ánimos de los bienhechores de tal<br />
modo que tendrá su cumplimiento aquel oráculo que dice: Dios oyó el c<strong>la</strong>mor de los pobres,<br />
y cumplió sus deseos. En 1810, aunque desaparecen <strong>la</strong>s informaciones específicas de los<br />
párrocos, este detalle –quizás menos necesario porque aparentemente no hay déficits- se<br />
suple con <strong>la</strong> indicación del sobrante obtenido en cada parroquia. No obstante, <strong>la</strong> inclusión<br />
de información numérica respecto al déficit/sobrante pudo deberse al perfil estrictamente<br />
contable del segundo secretario.<br />
La rendición de cuentas a <strong>la</strong> feligresía se podría haber limitado a informar de los fondos<br />
recaudados y su utilización en diferentes partidas de gastos. Pero, <strong>la</strong> contabilidad fue<br />
diseñada para servir a <strong>la</strong>s parroquias en el desempeño de su función –reforzar y propagar<br />
un conjunto de creencias (Kluvers, 2001). Así, el estado anual informaba también de número<br />
de enfermos atendidos, dando una idea aproximada de <strong>la</strong> escasez o suficiencia de fondos<br />
para atender a los enfermos. Con este segundo tipo de información, de carácter más<br />
espiritual que económico, <strong>la</strong> contabilidad está actuando como subrogado de los fines<br />
espirituales de <strong>la</strong> comunidad (Irvine, 2005). Por un <strong>la</strong>do, expresando a través del número de<br />
enfermos atendidos el desempeño espiritual de los feligreses y <strong>la</strong> medida en que se han<br />
acercado a Dios mediante sus limosnas. Por otro, informando del grado de consecución del<br />
objetivo espiritual general a satisfacer: <strong>la</strong> ayuda a todos los necesitados. Puesto que <strong>la</strong><br />
contabilidad en ningún momento se superpone a los objetivos espirituales, no hay<br />
resistencia a <strong>la</strong> misma (Irvine, 2005). Este p<strong>la</strong>nteamiento resulta coherente con lo observado<br />
en otros trabajos donde el dinero resultaba imprescindible para avanzar en <strong>la</strong> misión (Irvine,<br />
2002, 2005; Jacobs y Walker, 2005; Burkette et al, 1991; Fuglister y Bloom, 1991; Kreiser y<br />
Dare, 1986). Por tanto, <strong>la</strong> contabilidad se muestra en <strong>la</strong> HD como una herramienta inspirada<br />
en los conocimientos técnicos de los fundadores y en el pensamiento ilustrado, que se utilizó<br />
para reforzar y propagar <strong>la</strong> virtud de <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> entre los feligreses más pudientes, del mismo<br />
modo que Jacobs y Walker (2004) se refieren a <strong>la</strong> contabilidad como instrumento para <strong>la</strong><br />
construcción espiritual del individuo, co<strong>la</strong>borando de esa forma tanto en <strong>la</strong> supervivencia<br />
financiera de <strong>la</strong> institución (Irvine, 2002) como en su misión espiritual ante aquel<strong>la</strong> otra parte<br />
de <strong>la</strong> comunidad más desfavorecida.<br />
Al igual que Holden et al (2009) y Walker (2004, 2008), este trabajo se ha centrado en el<br />
estudio de información contable reve<strong>la</strong>da o a reve<strong>la</strong>r, re<strong>la</strong>tiva a <strong>la</strong>bores asistenciales,<br />
desarrol<strong>la</strong>das en los siglos XVIII-XIX. En contra de lo seña<strong>la</strong>do por Holden et al (2009) y<br />
Walker (2004), para un contexto anglicano, el contenido de <strong>la</strong>s cuentas publicadas por <strong>la</strong> HD<br />
–donde no se daba información personal de los enfermos- no tenía una función disuasoria o<br />
moral, sino legitimadora y pastoral.<br />
5. CONCLUSIONES<br />
El presente trabajo ha considerado el sistema contable diseñado e imp<strong>la</strong>ntado en <strong>la</strong><br />
institución benéfica católica denominada Hospitalidad Doméstica creada en Cádiz en 1792,<br />
para el auxilio de los enfermos. Para ello, se han examinado <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> HD y <strong>la</strong>s<br />
cuentas e<strong>la</strong>boradas para 1809 y 1810. Las evidencias examinadas demuestran que <strong>la</strong><br />
contabilidad fue un elemento central para el funcionamiento de <strong>la</strong> HD, justificándose su<br />
presencia por <strong>la</strong> vigencia del pensamiento ilustrado y <strong>la</strong> influencia de <strong>la</strong> perspectiva<br />
mercantil y contable en gran parte de sus socios fundadores. Ni <strong>la</strong> activa implicación <strong>la</strong>ica ni<br />
12
<strong>la</strong>s profundas convicciones <strong>religiosa</strong>s de los fundadores seg<strong>la</strong>res mermaron su interés por <strong>la</strong><br />
contabilidad, en contra de lo sugerido por Booth (1993), observándose por el contrario <strong>la</strong><br />
capacidad del secretario y máximo responsable de <strong>la</strong> contabilidad de aplicar sus<br />
conocimientos contables bajo una óptica sagrada (Lightbody, 2003). En definitiva, <strong>la</strong><br />
contabilidad no resultó ser un factor extraño o secundario frente a <strong>la</strong> agenda sagrada de <strong>la</strong><br />
HD, confirmándose <strong>la</strong> tesis de Jacobs (2005) respecto a que ser sagrado o profano es algo<br />
que depende de <strong>la</strong> percepción específica en cada caso.<br />
La contabilidad, junto con <strong>la</strong>s técnicas de control interno aplicadas, pudieron ser<br />
diseñadas con el ánimo de legitimar a <strong>la</strong> iglesia para <strong>la</strong> captación de fondos (Irvine, 2002) y<br />
al mismo tiempo reforzar su imagen de honestidad en <strong>la</strong> gestión de los mismos (Jayasunghe<br />
y Soobaroyen, 2009). A esto contribuyó el sistema de rendición de cuentas previsto en <strong>la</strong>s<br />
reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> HD y <strong>la</strong> posterior publicación periódica de información económica-financiera,<br />
respectivamente. Pero, además, <strong>la</strong> contabilidad se utilizó para reforzar y propagar <strong>la</strong>s<br />
creencias <strong>religiosa</strong>s (Kluvers, 2001) que permitirían sostener financieramente <strong>la</strong> institución<br />
(Irvine, 2002) y alcanzar así sus fines espirituales. Así, <strong>la</strong> información referida a los enfermos<br />
atendidos y despedidos sin ayuda, publicada periódicamente y dirigida a <strong>la</strong>s personas en <strong>la</strong>s<br />
que se pretendía fomentar <strong>la</strong> virtud de <strong>la</strong> <strong>caridad</strong> (Jacobs y Walker, 2004) actuó como<br />
subrogado de los fines espirituales alcanzados y pendientes de alcanzar (Irvine, 2005).<br />
Por último, resulta destacable cómo en contra de lo seña<strong>la</strong>do por Holden et al (2009) y<br />
Walker (2004), para un contexto anglicano, el contenido de <strong>la</strong>s cuentas publicadas por <strong>la</strong> HD<br />
–donde no se daba información personal de los enfermos- no se orientó a <strong>la</strong> disuasión o<br />
corrección moral del necesitado, destacando su función legitimadora y pastoral.<br />
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Walker, S.P. (2008), “Accounting, paper shadows and the stigmatised poor”, Accounting,<br />
Organizations and Society, Vol. 33, pp. 453–487.<br />
15
Año de<br />
1809<br />
Tab<strong>la</strong> 1. Estado anual de 1809 e<strong>la</strong>borado por José de Echea<br />
Limosn. Gastos. Enferm. Botica. Medic. Sangr. Socorros. Sobrantes<br />
Sagrario<br />
de <strong>la</strong> Sta<br />
Iglesia Cat 1.019 44 12 200 775 0<br />
Real<br />
Parroquia<br />
de<br />
Santiago 2.246 164 50 472 1.663 -53<br />
Parroquia<br />
del<br />
Rosario 2.926 64 84 1.703 1.525 -366<br />
Parroquia<br />
de San<br />
Antonio 9.598 151 2.036 7.522 40<br />
Parroquia<br />
de San<br />
Lorenzo 1.370 135 70 500 40 646 49<br />
San José<br />
extramuros 320 120 14 36 164 0<br />
Totales en<br />
reales de<br />
vellón<br />
17.479 527 384 4.911 36 40 12.295<br />
Fuente: transcrito a partir del estado anual de 1809 (BTG, folleto 14, carpeta 95)<br />
Tab<strong>la</strong> 2. Estado resumen 1793-1809 e<strong>la</strong>borado por José de Echea<br />
Resumen del beneficio de esta institución<br />
Enfermos Reales<br />
de vellón<br />
Desde su erección, que fue en 20 de<br />
diciembre de 1792 hasta todo el año pasado<br />
de 1808, se han socorrido en sus domicilios<br />
sin fincas ni rentas 54.094 1.639.593<br />
En el año próximo pasado de 1809 384 17.479<br />
Total de enfermos y limosnas 54.475 1.657.072<br />
Fuente: transcrito a partir del estado anual de 1809 (BTG, folleto 14, carpeta 95)<br />
16
Tab<strong>la</strong> 3. Estado anual de 1810 e<strong>la</strong>borado por Pedro Smidts<br />
Ingreso y distribución de <strong>la</strong>s limosnas colectadas por los señores párrocos de esta<br />
ciudad para el socorro de los enfermos del instituto de <strong>la</strong> Hospitalidad <strong>doméstica</strong>,<br />
extractado de <strong>la</strong>s noticias que han pasado al secretario de el<strong>la</strong> los mismos señores<br />
párrocos<br />
Ingreso<br />
De <strong>la</strong> Testamentaría de Doña Josefa Castañeto 3.000<br />
De <strong>la</strong> de D. Antonio Retortillo 1.500<br />
De <strong>la</strong> de D. Miguel Langton 15.000<br />
De <strong>la</strong> de D. Esteban Pasos 3.000<br />
De D. Juan García, feligrés de S. José 300<br />
De D. Ramón Valiente, feligrés de Santiago 1.200<br />
De D. Pedro Robles, extra de dar <strong>la</strong> medicina por <strong>la</strong><br />
mitad de su valor a dos parroquias<br />
332<br />
De <strong>la</strong> suscripción voluntaria en S. Antonio 4.460<br />
Limosnas colectadas por el Sr. Cura del Sagrario 1.900<br />
Sagrario de <strong>la</strong> Sta. Iglesia Catedral en los cepillos 367<br />
Santiago 240,17<br />
Nra Sra. del Rosario 2.538,17<br />
S. Antonio 3.656,26<br />
S. Lorenzo 990,17<br />
S. José Extramuros 165,17<br />
Legado de d. Félix Beyens a <strong>la</strong> Parroquia del<br />
Rosario, 1 vale de 150 pesos existente.<br />
DISTINCIÓN POR PARROQUIAS DE LA<br />
INVERSIÓN DE DICHAS limosnas, y de su ingreso.<br />
Parroquias<br />
Enfermos<br />
asistidos<br />
Legados<br />
rs vs<br />
Limosnas<br />
sabidas<br />
Limosnas<br />
ocultas<br />
22.500<br />
8.192<br />
7.972,26<br />
Reales<br />
de vellón 38.664,26<br />
Entradas Socorros Sobrantes<br />
Sagrario 50 7.587 5.888 1.699<br />
Santiago 49 5.240,17 5.203,17 37<br />
Nra Sra del Rosario 42 6.338,17 6.338 0.17<br />
S. Antonio 164 12.248,26 10.357 1.891,26<br />
S. Lorenzo 150 4.790,17 4.733,17 57<br />
S. José 34 2.459,17 2.069 390,17<br />
489 38.664,26 34.589 4.075,26<br />
Fuente: transcrito a partir del estado anual de 1810 (BTG, folleto 14, carpeta 95)<br />
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Tab<strong>la</strong> 4. Estado resumen 1793-1810 e<strong>la</strong>borado por Pedro Smidts<br />
RESUMEN GENERAL DE LIMOSNAS COLECTADAS Y<br />
ENFERMOS socorridos desde el origen del instituto, según<br />
consta de los manifiestos impresos y repartidos en principio<br />
de cada año<br />
Años<br />
Enfermos socorridos con<br />
alimento, facultativo y<br />
medicina Limosnas<br />
1793 1.058 51.915 28<br />
1794 2.552 145.136<br />
1795 1.356 72.365<br />
1796 1.404 81.785 17<br />
1797 1.331 79.562<br />
1798 1.270 71.567<br />
1799 1.175 77.851<br />
1800 34.209 295.481<br />
1801 817 43.911<br />
1802 1.739 160.190<br />
1803 1.533 144.422<br />
1804 1.503 113.730<br />
1805 1.793 149.377<br />
1806 1.342 87.115<br />
1807 481 36.927<br />
1808 532 27.259<br />
1809 381 17.479<br />
1810 489 38.664 26<br />
54965 1.694.738 3<br />
Fuente: transcrito a partir del estado anual de 1810 (BTG, folleto 14, carpeta 95)<br />
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