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Ravera, Claudia<br />

Steineck, Cristina<br />

Psicomotricistas<br />

CUERPO Y PSICOMOTRICIDAD.<br />

La psicomotricidad es una disciplina relativamente nueva, que surge en el siglo XX y<br />

que se encuentra en plena evolución. Constantemente se está enriqueciendo de<br />

múltiples teorías, a la vez que crea nuevas técnicas y aporta una semiología psicomotriz<br />

cada vez más afinada e interesante.<br />

Los conceptos de maduración, desarrollo y aprendizaje resultan fundamentales en el<br />

momento de abordar el tema del desarrollo psicomotor y éstos han ido modificándose<br />

en función de los progresos científicos y tecnológicos.<br />

* Un concepto del siglo XX<br />

Hacia fines del siglo pasado, los avances de la neurología comprobaron que existía un<br />

tipo de trastornos de la función simbólica que no podían ser explicados por una<br />

correspondencia exacta entre la lesión y el síntoma (esquema anatómico utilizado hasta<br />

el momento), comenzando entonces a jerarquizarse la función integrativa del sistema<br />

nervioso, como regulador de las conductas del organismo en su intercambio con el<br />

ambiente.<br />

Es así, que en 1911 el Dr. Dupré aisla una entidad específica a la que denomina<br />

“debilidad motriz”, en la cual las alteraciones (sincinesias, paratonía, e inhabilidad) no<br />

se deberían a una lesión del sistema piramidal sino a un estado de imperfección del<br />

sistema nervioso.<br />

El concepto de psicomotricidad, a través del prefijo psico, subraya la relación<br />

indisociable entre el psiquismo y la motricidad.<br />

Se distinguen dentro de la patología neurológica aquellas alteraciones del movimiento<br />

que no son la consecuencia de una lesión de neuronas motoras específicas y bien<br />

localizadas sino una alteración que se dice a través del movimiento, que responde a<br />

intrincados factores y que puede adoptar multiplicidad de formas y contenidos: la<br />

alteración psicomotriz.<br />

Decimos entonces que la alteración psicomotriz, es una alteración del movimiento en<br />

sus relaciones con la afectividad y con las funciones cognitivas, donde el conflicto se<br />

dice a través de la realización y/o de la expresión motriz. Encontramos en nuestra<br />

clínica que los trastornos motores y los trastornos afectivos están estrechamente<br />

intrincados, en un movimiento de retroalimentación mutuo, razón por la cual los<br />

llamamos psicomotores.


* Evolución de la concepción de cuerpo.<br />

La evolución de la psicomotricidad sigue en nuestro país más o menos los mismos<br />

pasos que en Francia, si bien debido a realidades y necesidades diferentes no coinciden<br />

temporalmente.<br />

Jean Le Camus señala tres fases en la evolución histórica de la concepción de cuerpo en<br />

Francia, dentro de las prácticas psicomotrices: Cuerpo hábil, cuerpo conciente y cuerpo<br />

significante. (1)<br />

La primer fase, la del cuerpo hábil, comienza en el siglo pasado y se extiende hasta<br />

mediados de este siglo.<br />

En este período se considera el movimiento sobre todo en lo referido a su habilidad,<br />

interesa el movimiento como herramienta de ese cuerpo. Se trabaja todo lo referente al<br />

equilibrio, la coordinación, la disociación de movimientos, etc.<br />

Es una óptica mecanicista, donde se pretende que el movimiento sea entrenado y<br />

adiestrado, siendo el objetivo de la reeducación el entrenamiento motor. Las prácticas<br />

psicomotrices de esta etapa son muy directivas y su propósito es la ejercitación de las<br />

funciones “en menos”. Por ejemplo, en un niño torpe en el manejo global de su cuerpo<br />

se practicaba el salto, intentando lograr un buen rebote. El resultado muchas veces era<br />

efectivo si bien no se consideraba el significado que la alteración, en este caso la<br />

torpeza, podría tener dentro de la globalidad del sujeto.<br />

En la segunda fase cuerpo conciente, la influencia de la psicología genética es muy<br />

importante, destacándose los aportes de Henri Wallon y Jean Piaget. Es en este período<br />

que la psicomotricidad se institucionaliza oficialmente en Francia.<br />

Es en esta segunda fase que surge la psicomotricidad oficialmente en nuestro país,<br />

dentro de la Escuela de Tecnología Médica perteneciente a la Facultad de Medicina. En<br />

el año l978 se crea el Curso para “Técnicos en Técnicos en Reeducación Psicomotriz”,<br />

y a partir de l990 Carrera de Psicomotricidad otorgando el título de Psicomotricista.<br />

Comienza a jerarquizarse el aspecto cognitivo en su vinculación con el movimiento, la<br />

acción. A esta fase también se le llamó “pensamiento hecho cuerpo” ya que no se trata<br />

de adiestrar o ejercitar sino de ver qué alteraciones del desarrollo cognitivo de ese niño<br />

podrían estar afectando su movimiento.<br />

La práctica psicomotriz ya no es tan directiva, se tiene más en cuenta el deseo del niño y<br />

se destaca la importancia de la motivación. Se intenta que el niño razone sobre su propio<br />

movimiento, descomponiendo las praxias en los subsistemas que las componen.<br />

Volviendo al ejemplo del niño con torpeza, se pretende que razone sobre los diferentes<br />

momentos del salto y sobre las diferentes posiciones de su cuerpo en cada momento.<br />

Este modo de organizar la praxia temporoespacialmente, a través del razonamiento y la<br />

expresión verbal resultaba algo tedioso y por sobre todo sin sentido para el niño.<br />

La bibliografía sobre las prácticas psicomotrices, correspondiente a esta fase, muestra<br />

un divorcio entre los aspectos teóricos donde se comienza a destacar la importancia de<br />

factores afectivo-emocionales, y los aspectos prácticos aún muy rígidos. Esta zanja


entre una práctica muy racional y una teoría más holística del hombre, logrará recién<br />

sortearse hacia la tercer fase.<br />

En la tercer etapa llamada cuerpo significante, la influencia del psicoanálisis, de la<br />

psicología de la comunicación, de la etología son muy importantes; comienza a darse<br />

importancia al cuerpo como expresión de significantes no-verbales. El movimiento se<br />

convertirá en gesto en la medida en que sea portador de un significado a compartir.<br />

La concepción de alteración psicomotriz cambia sustancialmente ya que esta separación<br />

entre significante y significado, hablaría de síntomas-significantes expresión de una<br />

historia que le da un significado singular. Resulta evidente que el concepto de<br />

inconciente aportado por el psicoanálisis es fundamental en el momento de establecer<br />

una hipótesis diagnóstica y un proyecto terapéutico.<br />

El propósito del tratamiento psicomotriz en esta etapa, consiste en favorecer y<br />

desarrollar la expresividad motriz, la comunicación y la simbolización, importando en<br />

definitiva el cuerpo como lugar de placer, de comunicación y de conocimiento.<br />

Comienza a hablarse de educación y de terapia psicomotriz.<br />

A pesar de que Wallon y Piaget son contemporáneos, la verdadera dimensión de Wallon<br />

en las prácticas psicomotrices se vislumbra recién en esta tercera etapa. Si bien,<br />

realizan aproximaciones diferentes, ambos sostienen una concepción dialéctica del<br />

desarrollo del hombre.<br />

El proceso de asimilación-acomodación como proceso dialéctico y el principio de la<br />

acción sobre la realidad como único camino para el conocimiento serían el eje de la<br />

explicación piagetiana.<br />

Wallon a diferencia de Piaget, jerarquiza el papel del medio gracias al cual y en íntima<br />

relación dialéctica se va desarrollando el ser humano, a tal punto que considera una<br />

entelequia el intento de separar como pares opuestos: lo orgánico y lo psíquico, lo<br />

orgánico y lo social, el individuo y la sociedad, la herencia y el medio, lo estético y lo<br />

dinámico, lo real y la conciencia, el niño y el adulto, etc.<br />

Su concepción, es una concepción holística del hombre ya que no sólo tiene en cuenta el<br />

basamento fisiológico sino las relaciones dialécticas del hombre con el medio y en<br />

especial con la sociedad.<br />

Considera desde el inicio del desarrollo humano dos aspectos fundamentales e<br />

interdependientes : el movimiento y el entorno que recibe las manifestaciones del niño.<br />

El bebé expresará su estado fisiológico de satisfacción o de insatisfacción a través de<br />

llantos, gritos, alivio, sonrisa, estado de distensión, de tensión. Estas reacciones no son<br />

controladas por el lactante y es la “acogida” que dispensa a estos gestos el entorno<br />

humano lo que al responder a ellos les confiere un sentido.(2) Las teorías más recientes<br />

se refieren a este mismo hecho como la semantización que la madre hace de las señales<br />

que emite su hijo bebé.


H. Wallon sostenía que “es el movimiento todo cuanto puede atestiguar la vida psíquica,<br />

y la traduce en su integridad por lo menos hasta el momento en que sobreviene la<br />

palabra”. (2)<br />

Por lo tanto el niño ordena el mundo en estrecha dependencia con el movimiento siendo<br />

un claro ejemplo de esto el hecho de que en tanto el niño no posee más movimientos<br />

coordinados que los de la boca y los labios, su espacio es puramente bucal.<br />

Otro aporte fundamental de H. Wallon fue el de señalar la importante diferenciación<br />

entre la actividad clónica y la actividad tónica, dos formas de actividad muscular que<br />

corresponden a diferentes funciones y utilizaciones del gesto.<br />

La actividad clónica del músculo, se refiere al acortamiento o alargamiento de las<br />

miofibrillas del músculo, lo que permite el desplazamiento y la movilización de los<br />

miembros. Este tipo de movimiento es el que se encuentra en la base de la locomoción y<br />

de la prensión. Se trata de actividades donde el sujeto se vincula con el mundo<br />

circundante, con el espacio y con los objetos, buscando explorar para conocer<br />

(desarrollo cognitivo).<br />

La función tónica es aquella que mantiene cierto nivel de tensión muscular, y que varía<br />

según las condiciones fisiológicas del individuo y de la complejidad del acto a realizar.<br />

Es el tono el que posibilita el mantenimiento del movimiento y de su suspensión. Está<br />

en la base de la mímica, de las actitudes y de las posturas.<br />

Debemos a H. Wallon, el importante papel que confirió al tono muscular dentro de la<br />

vida afectiva del niño, puesto que “constituye el material con que están hechas las<br />

actitudes y la mímica, están por una parte en relación con la acomodación a la esfera<br />

perceptiva y por otra con la vida afectiva”. (2)<br />

Es Julián de Ajuriaguerra, uno de los pioneros de la psicomotricidad en Francia, quien<br />

sintetiza los invalorables aportes de Wallon sobre la función tónica en el concepto de<br />

DIALOGO TONICO: “función de intercambio por medio de la cual el niño da y<br />

recibe... diálogo tónico.. que arroja al sujeto entero en la comunión afectiva y que no<br />

puede tener como instrumento a su medida, más que un instrumento total: el cuerpo”.<br />

(4)<br />

“La acomodación tónico-postural de la madre con el niño y de éste con ella se<br />

establecerá a través del diálogo tónico, en un juego de ajustes y desajustes, de estar<br />

alerta y de estar confiado, de sentirse acomodado y de sentirse des-acomodado, donde<br />

el niño se irá integrando.<br />

Por momentos el bebé llegará a sentirse fusionado, entregado con confianza al<br />

equilibrio de su madre que lo sostiene. En otros, se darán cambios tónicos que<br />

favorecerán la capacidad para auto-mantenerse: sostenerse a sí mismo como antes fue<br />

sostenido.<br />

Las primeras coordinaciones que realiza el bebé entre los movimientos de la boca, la<br />

mano, la cabeza, la visión, la audición, etc., se organizan desde o hacia el eje<br />

longitudinal de su cuerpo, en el cruzamiento con los ejes horizontales.


Las madres sostienen con especial cuidado la cabeza, la nuca y la espalda dada la<br />

hipotonía de tronco normal del recién nacido, tanto cuando lo ponen contra su cuerpo<br />

como cuando lo colocan enfrentándolas a ellas para establecer un diálogo cara a cara.<br />

Estas posiciones de contención favorecerán el encuentro de miradas y sonrisas y están<br />

sustentadas corporalmente en la firmeza que el brazo de la madre imprime al tronco del<br />

bebé, sobre todo en la parte central, en el eje axial, a la vez que su otro brazo envuelve<br />

el resto del cuerpo.<br />

Dichas coordinaciones nos remiten a un juego de interpenetraciones entre continente y<br />

contenido, esbozo de la futura estructuración del límite adentro-afuera.<br />

Para que el proceso de integración somatopsíquico sea viable, el movimiento, en su<br />

encadenamiento con las percepciones, es determinante. El entrecruzamiento activo con<br />

los ejes horizontales, aumenta y enriquece las posibilidades de acción.<br />

La dialéctica entre estados-posturales y transformaciones motrices, observable en los<br />

cambios de posición y en los desplazamientos en el espacio, irán permitiendo acceder a<br />

la vivencia del cuerpo como totalidad y a la tridimensionalidad del espacio en el devenir<br />

del tiempo. Pensemos que el acceso a la posición sedente y a la verticalidad le permite<br />

al niño salir del plano horizontal y unir los diferentes espacios: el circundante, el<br />

cercano y el profundo”. (5)<br />

Dice Bergès: “la función postural hace del cuerpo (en particular del eje) un receptáculo<br />

donde la postura tiene lugar de representación. El cuerpo no puede constituirse como<br />

parte del yo más que bajo forma de una imagen, inaugurada en la fase del espejo<br />

descrita por Lacan”.”( 6)<br />

Es por todo esto que en la tercer fase las prácticas psicomotrices intentan integran los<br />

tres niveles: motor (propio de la primer etapa), cognitivo (de la segunda etapa) y<br />

afectivo-emocional (tercer fase).<br />

* Alteraciones psicomotrices<br />

Según Bucher “la noción de trastorno psicomotor es una de las más difíciles de definir<br />

por: la intrincación de los factores, el carácter evolutivo de las manifestaciones y la<br />

multiplicidad de formas y contenidos” (7)<br />

Los trastornos psicomotores no debemos entenderlos como entidades aisladas sino<br />

como un estilo de funcionamiento, una forma particular de relación del niño con su<br />

medio donde nos será muy difícil separar los factores en juego para determinar el origen<br />

del trastorno.<br />

La mayoría de las veces nos resultará imposible saber lo que responde a un proceso<br />

afectivo-emocional o a una alteración funcional. Un claro ejemplo es el de la<br />

hiperactividad y consecuente dispersión, donde desde siempre se suscitaron grandes<br />

discusiones sobre el problema del origen neurológico o psicológico.


Es por esto que entendemos que el psicomotricista necesariamente debe trabajar dentro<br />

de un equipo interdisciplinario, para con la lectura desde los más diversos ángulos,<br />

comprender y contextualizar ese modo particular de ser y estar en el mundo.<br />

Wallon plantea que “no hay nada más orgánico que la emoción” y que ésta oficia de<br />

gozne entre el cuerpo y el psiquismo a través de una única forma: el tono muscular.<br />

Podríamos sostener entonces, que toda alteración psicomotriz es en su base una<br />

alteración tónico-emocional que puede afectar la expresión motriz y/o la realización<br />

(sucesivas co-ordinaciones de movimientos simples que organizados en el tiempo y en<br />

el espacio darán lugar a la estructuración práxica).<br />

* Clasificación de las alteraciones psicomotrices<br />

Existen numerosas clasificaciones sobre alteraciones psicomotrices, pero<br />

seleccionaremos las más relevantes, a nuestro entender:<br />

Bucher (1973) De Ajuriaguerra De Ajuriaguerra Bergès (1990)<br />

(1973)<br />

(1982)<br />

a)Trastornos del I. TRASTORNOS a) Trastornos de la I.<br />

esquema corporal y<br />

lateralización MANIFESTACIO<br />

de la estructuración PSICOMOTORES<br />

NES<br />

témporo-<br />

PSICOMOTORAS<br />

espacial<br />

DEL LACTANTE.<br />

b) Los retrasos de a) Perturbaciones b) Disgrafia a) La hipotonía del<br />

maduración<br />

tónico-<br />

Emocionales<br />

precoces<br />

niño<br />

c) Disarmonías b) Hábitos y c) Debilidad motriz b) Los trastornos del<br />

tónico-motoras descargas motrices<br />

ritmo y las<br />

en la evolución<br />

manifestaciones<br />

tónico-motoras<br />

c) Tics d) Dispraxias c) Las descargas<br />

d) Debilidad motriz e) Inestabilidad<br />

psicomotriz<br />

e) La inestabilidad<br />

psicomotriz<br />

o síndrome<br />

hiperquinético<br />

II) TRASTORNOS<br />

DE LA<br />

REALIZACION<br />

MOTORA<br />

II. LOS<br />

TRASTORNOS<br />

PSICOMOTORES<br />

DEL NIÑO<br />

f) tics a) Las<br />

inestabilidades<br />

g) Tricotilomanía.<br />

Onicofagia<br />

b) La inhibición<br />

psicomotora<br />

a) Dirpaxias c) Las distonías de<br />

actitud. El calambre


del escritor<br />

b) Disgrafias d) Los tics<br />

e) Las torpezas<br />

III . LA<br />

DEBILIDAD<br />

MOTORA DE<br />

DUPRE<br />

IV. LOS<br />

RETRASOS<br />

MOTORES<br />

V. TORPEZA Y<br />

LATERALIDAD<br />

VI. LAS<br />

DISPRAXIAS.<br />

Vemos que en los diferentes intentos de ordenación, la búsqueda de criterios que<br />

permitan una verdadera clasificación resulta difícil. En algunas se incluye dentro de los<br />

trastornos psicomotores a la debilidad motriz y en otras se le excluye; lo mismo ocurre<br />

con las dispraxias, con las disgrafias, etc.<br />

Esta ambigüedad de algunos de los trastornos psico-motores se debe a la gran dificultad<br />

que supone dar cuenta sobre la etiología de los mismos, así como el hecho de que se<br />

trata de funciones que se están estructurando en un ser en pleno desarrollo. Por otro<br />

lado, esta misma condición de ambigüedad, es la que nos ha llevado a buscar una<br />

formación permanente tanto dentro de la neurología como del psicoanálisis, lo que nos<br />

está permitiendo una mayor comprensión de la importancia de contextualizar los<br />

trastornos psicomotores a partir de una visión interdisciplinaria a la vez que intentar<br />

construir una teoría sobre el desarrollo psicomotor.<br />

* Un caso clínico.<br />

Mostraremos a través de una viñeta el modo de aproximación que realiza el<br />

psicomotricista frente al pedido de un estudio psicomotriz donde la observación resulta<br />

fundamental.<br />

Se trata de un niño de 3 años y medio, que consulta derivado del Jardín de Infantes<br />

porque no dibuja y no se integra con sus compañeros.<br />

“En la observación libre en sala de psicomotricidad, se aprecia desde el inicio un<br />

movimiento excesivo y sin un fin determinado, parece una “vorágine”, un viento, que<br />

todo toca y con todo se toca y golpea, no pudiendo detenerse ni entre-tenerse con un<br />

objeto u actividad. A pesar de que se fatiga con gran facilidad, no se detiene, continúa<br />

en su movimiento incesante trasmitiéndonos la sensación de estar perdido en su<br />

inquietud y dispersión.


Le cuesta mucho mantenerse en la verticalidad, logrando con este correr tras el eje de<br />

gravedad mantenerse de pie. Llama a la mirada constante sobre él la frecuencia con la<br />

que se cae y sobre todo la forma en que cae. La posición desarticulada de sus piernas,<br />

hace pensar en algún problema anátomo funcional. En una oportunidad en que cae<br />

mientras camina, continua desplazándose a través del gateo pero aún así pierde el<br />

equilibrio y se golpea la boca.<br />

Viendo que Diego presenta dificultades no sólo a nivel de su expresividad motriz sino<br />

también en la ejecución motriz, sugerimos la consulta con el neuropediatra, quien<br />

plantea luego de examinarlo que presenta un examen neurológico prácticamente normal,<br />

con una “discreta hipotonía”, aclarándonos que ello no justificaría la frecuencia de sus<br />

caídas relatadas por mí ya que él en la consulta no lo vio caer más que una o dos veces.<br />

Su cuerpo parece desmoronarse y desparramarse, siendo necesario mirarlo<br />

permanentemente y mantenerse cerca de él para cuidarlo de los golpes, proximidad que<br />

él rechaza.<br />

Se observan a lo largo del estudio, momentos de mejor estabilidad corporal que parecen<br />

depender entre otros elementos de su relación con las personas que la acompañan. El día<br />

que lo trae su padre con el que mantiene una relación bastante buena, su equilibrio es<br />

mejor y sus caídas menores.<br />

Destacamos la importancia que tiene en la constitución y permanencia de un síntoma<br />

psicomotor, la influencia del entorno en especial la mirada del otro. Como planteara el<br />

Prof. Bergès: “el síntoma psicomotor, a diferencia del síntoma motor, no interesa ni<br />

a la estructura del sistema nervioso correspondiente, ni a la función, sino al<br />

funcionamiento ante la mirada del examinador. Y sobre todo toma sentido en el<br />

discurso que lo describe, principalmente el discurso de los padres. El síntoma<br />

psicomotor existe en la medida que creemos en la existencia de un inconciente”.<br />

Esta misma vivencia de desmoronarse corporalmente parece ponerla en el espacio que<br />

lo rodea, no discriminando adecuadamente las fronteras entre el espacio de su propio<br />

cuerpo y el espacio externo. Intenta modificar el entorno físico, desarmando todo cuanto<br />

encuentra. Es así que pretende desprender un pizarrón de la pared, o sacar la cortina que<br />

cubre el vidrio de la puerta, tirar los objetos que encuentra lanzándolos lejos a la vez<br />

que él cae.<br />

Durante el estudio, es capaz en forma esporádica de proponer juegos de tipo presimbólico<br />

(estos juegos expresarían según R. Gentis la ausencia-presencia de la madre).<br />

Quiere que yo lo atrape, correr junto conmigo, esconderse y aparecer, juegos que<br />

resultaron fundamentales en el establecimiento del vínculo con Diego.<br />

Desde el punto de vista de sus producciones gráficas, cuando se le ofrece una hoja, traza<br />

unas líneas sobre ella y cuando le pregunto: -qué dibujaste? contesta: –un dibujo de<br />

rayas<br />

Su lenguaje revela angustias muy primitivas en torno a su cuerpo. En reiteradas<br />

oportunidades dice “puerco” por “cuerpo”.


Más adelante, durante el tratamiento se le oirá decir desafiando en un juego presimbólico:<br />

“a que no me atrapiesa!!” una mezcla de atravesar el cuerpo y de atraparlo;<br />

mientras se tapa con un colchón dice: “voy a escurarme” por esconderme y oscurecerme<br />

con un objeto-colchón; mientras nos tiramos pelotitas dice “esto es una matalla” por<br />

matar y batalla.<br />

Estas condensaciones de dos palabras por tener determinada significación, no<br />

constituyen neologismos, sino más bien telescopajes donde Diego, nos muestra de un<br />

modo transparente sus dificultades para habitar su cuerpo como totalidad.<br />

Estructura y movimiento se confunden para Diego, no logrando habitar un cuerpo firme,<br />

permanente, continente de sí, así como tampoco tolerar el ser contenido ni sostenido por<br />

el cuerpo del otro.<br />

Es así que durante el estudio, en el momento de irse de una de las sesiones le pide a su<br />

madre que lo alce. Su madre lo toma en sus brazos y Diego se enoja, le pega, la empuja<br />

y le recrimina: “upa pero sin los brazos”.<br />

La falta de firmeza de su cuerpo, las caídas y golpes frecuentes, hacen pensar para quien<br />

lo observa en una indiscriminación de su cuerpo, del espacio y de los objetos donde no<br />

logra sentir su cuerpo como una sustancia que se conserva constante. Por momentos<br />

parece querer “atravesar” el espacio que ocupan los diferentes objetos, no frenando ante<br />

el límite de una pared, una mesa, etc. A su vez no distingue adecuadamente las<br />

categorías del objeto, lo firme, lo blando, y todo pareciera estar para él tan inestable<br />

como su propio cuerpo” (8)<br />

Posteriormente, en la reunión del equipo los aportes desde la psicomotricidad, desde el<br />

psicoanálisis, desde la neuropediatría, desde la psiquiatría, desde la lingüística, desde la<br />

psicopedagogía permiten plantear como hipótesis diagnóstica una disarmonía evolutiva<br />

a polo psicótico. Como abordaje terapéutico se propone realizar tratamiento<br />

psicoanalítico y psicomotriz, a la vez que intercambios y supervisiones periódicas.<br />

“La cantidad y calidad de sus caídas, su excesiva inquietud y dispersión, la<br />

desorganización por momentos de su pensamiento, sus expresiones lingüísticas que<br />

muestran a las claras una dificultad para discriminar un adentro de un afuera, estarían<br />

expresando las peripecias de Diego en la construcción de su propio cuerpo así como de<br />

una imagen unificada de sí.<br />

La necesidad de revivir situaciones de sostén y envolturas, de placer sensoriomotriz y<br />

reconocimiento, de tonificación de su cuerpo a través de una acción con significado a la<br />

vez que eficaz en sus resultados, hacen de la sala de psicomotricidad un lugar<br />

significativo dentro del abordaje terapéutico”.(8)<br />

Vemos en este caso donde el trastorno psicomotriz es evidente, qué lejos está de ser<br />

encasillado en alguna de las clasificaciones antes mencionada bajo riesgo de olvidar los<br />

procesos de estructuración psíquica y sus vicisitudes en la integración somatopsíquica.


BIBLIOGRAFIA:<br />

(1) Jean Le Camus. “O corpo en discussao”, Porto Alegre, Editorial Artes<br />

Médicas, l986.<br />

(2) Wallon, Henri. “Los orígenes del carácter en el niño” Editorial Nueva Visión,<br />

Buenos Aires, 1979<br />

(3) Aucouturier, Bernard. “La práctica psicomotriz. Reeducación y Terapia”<br />

Editorial Científico-Médica. Barcelona, l985.<br />

(4) De Ajuriaguerra, Julián. Extraído de “Introducción a Wallon. Wallon y la<br />

Psicomotricidad”. Editorial Médica y Técnica, S.A. Barcelona, 1981.<br />

(5) De León, Cristina. García, Blanca. Grajales, María Isabel. Podbielevich,<br />

Jeannette. Ravera, Claudia. Steineck, Cristina. “Interjuego ausencia-presencia<br />

en la construcción de las constantes corporales” (trabajo presentado en el<br />

Congreso Regional de Psicomotricidad.- Córdoba, octubre l998)<br />

(6) Bergès, Jean. “Los trastornos psicomotores del niño”, capítulo extraído del<br />

“Tratado de Psiquiatría del niño y del adolescente” Tomo IV. Biblioteca<br />

Nueva. Lebovici, S. Diatkine, R. Soulé, M. Madrid 1990.<br />

(7) Bucher, Huguette. “Trastornos psicomotores en el niño” Toray-Masson S.A.<br />

Barcelona 1976.<br />

(8) Clerc, Inés. Ravera, Claudia. “Estructuración psíquica y cuerpo. Desde la<br />

interdisciplina” trabajo presentado en el 2do. Congreso Regional de Atención<br />

Temprana y Psicomotricidad. Noviembre de 1997.

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