el ministerio misionero de la iglesia local - World Wide Open

Dr. Jonatán Lewis 1
Agosto 2010
EL MINISTERIO MISIONERO DE LA IGLESIA LOCAL
Pocas iglesias parecen estar interesadas en las misiones transculturales. Esto da la impresión que este
ministerio es para las iglesias que quieren o pueden hacerlo --algo opcional. A menudo, las iglesias
que aún se preocupan por evangelizar a los que no siguen a Jesús, limitan su visión a alcanzar su
barrio o su «Jerusalén» (véase Hechos 1.8). Algunos reconocen su responsabilidad hacia su «Judea,»
esto es, su provincia o país, y envían «misioneros» a plantar nuevas iglesias de su denominación en
otros pueblos y ciudades. Esto es laudable, pero sus «Samarias,» los pueblos étnicos dentro de sus
limítrofes nacionales, son atendidas por muy pocas iglesias. Y «Lo último de la tierra» en otros
continentes, es una preocupación tan remota que involucra un porcentaje muy pequeño de las iglesias
latinoamericanas.
Cristo encomienda la tarea a su Iglesia
Una cuidadosa lectura de la gran comisión (Mateo 28:18-20), nos da a entender que el mandamiento
de «id y haced discípulos a todas las naciones» (entiéndase pueblos étnicos), fue dado a los líderes de
la primera iglesia cristiana, la iglesia de Jerusalén. (Esta fue la primera iglesia en el mundo y todas las
demás iglesias que se han formado a través de los siglos provienen directa o indirectamente de ella.)
Asentamos este hecho porque al examinar la vida de los dichos «apóstoles» nos daremos cuenta que
funcionaron por muchos años como pastores de esta iglesia en Jerusalén y no directamente en el «id y
hacer discípulos a todas las naciones.» Pero sí hubo «miembros» de esa iglesia que cumplieron el
mandato -- personas como Bernabé, Felipe y los que se desparramaron por causa de la persecución
(Hechos 8). Tradición nos cuenta que también los apóstoles eventualmente obedecieron el «id» y
llevaron el evangelio a otros países y continentes. Pero su primera función fue como «pastores» en
Jerusalén.
En el plan de Dios, es la iglesia --Su pueblo-- el que deberá cumplir con la tarea de la gran comisión.
Por lo tanto, son los líderes de la iglesia que tienen la sagrada responsabilidad de encaminar el
esfuerzo misionero hacia las naciones. Si ellos mismos no van, deberán encaminar el ministerio
misionero en sus iglesias para que otros con un llamado probado y aprobado, puedan ir.
¿Qué es un apóstol?
La palabra «apóstol» ha cobrado varias interpretaciones. Es una palabra derivada del griego y aparece
primero en el Nuevo Testamento, en referencia a los doce discípulos que Cristo escogió para
acompañarlo (Lucas 6:13). Cómo función, la palabra significa «enviado» o «embajador.» Aún con los
doce discípulos, fue en base a esta función de ser enviados, que Cristo los nombró apóstoles (véase
Lucas 9:1 y 10). Los discípulos se convirtieron en apóstoles en el momento que fueron enviados y no
1 Jonatán Pablo Lewis nació en la Argentina de padres misioneros. Volvió con ellos a los Estados Unidos
a la edad de diez años donde curso sus estudios. Está casado con Marion y tienen cuatro hijos mayores.
Durante los últimos 30 años los Lewis han sido misioneros en Honduras, Perú, México, Canadá y
Argentina. Es asesor de COMIBAM y en su trabajo con la Comisión de Misiones de la Alianza Evangélica
Mundial ha recorrido el mundo apoyando el desarrollo de programas, y recursos para la capacitación
misionera. Es Licenciado en las ciencias de la educación, y tiene un doctorado (Ph.D.) en desarrollo de
recursos humanos de Colorado State University. Es conocido en América Latina por los tres tomos de
Misión Mundial: Un análisis del movimiento cristiano mundial y una segunda obra, Trabajando tu Llamado
a las Naciones (ambas publicadas por UNILIT). Una tercera obra, Desarrollo y Evaluación de Capacitación
Ministerial Integral, forma la base de su filosofía y metodología en el desarrollo de la capacitación. Jonatán
y Marion residen parte del año en el estado de Washington, EEUU, y la otra parte en el Centro de
Capacitación Misionera Campos Blancos, que fundaron en 1995 en la ciudad de Córdoba, Argentina,.

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antes. El hecho es que Cristo los escogió para andar con el y luego ser enviados. Es por eso que se
llamaron apóstoles.
En base a esta función del enviado, Pablo también reconoce su propio apostolado, el de Bernabé y de
otros (Hechos 14.14; Gálatas 1.19; 1 Corintios 15.7 y Romanos 16.7.) Cuando entendemos que los
apóstoles tenían una función para cumplir y que ellos lo cumplieron en gran parte por medio de otros,
nos ayuda a entender que el ministerio apostólico es un ministerio integral de la iglesia y sigue en
vigencia.
Los cinco ministerios
En Efesios 4:11, el apóstol nombra cinco tipos de «hombres» dado a la iglesia: apóstoles, profetas,
evangelistas, pastores y maestros. Entendemos que estos son «ministros» que ejercen ministerios y
que apuntan a «perfeccionar a los santos para la obra del ministerio» (v. 12).
No se debe interpretar esta lista como una jerarquía ministerial ya que eso contradice todo lo que
Cristo enseñó a sus discípulos acerca del ser un líder en el Reino (Mat 25.25-28). Lo mas lógico y
consistente es pensar en estos como ministerios funcionales de la iglesia. En este caso, apóstol
significa «misionero» (la misma palabra derivado del latín). La palabra «profeta» en su definición
funcional significa «vocero de Dios» y puede ser interpretado en el sentido actual como un predicador
de la Palabra de Dios. El evangelista, pastor y maestro son fácilmente entendidos por sus definiciones
comunes.
El ciclo ministerial de la iglesia
Nos ayuda a entender esta lista en el sentido de funciones cuando vemos que sin un ministerio
apostólico (misionero) no hay extensión del evangelio. Cuando la iglesia es obediente a la gran
comisión, primero envía mensajeros a lugares y pueblos donde no se ha escuchado las buenas noticias.
Luego emerge el ministerio profético (de predicación). En base a la predicación, nace el ministerio
evangelístico; sigue una labor pastoral y la enseñanza, funciones perpetuas en nuestras iglesias.
Muchas iglesias, por mas que hayan sido beneficiadas por los esfuerzos misioneros de otros, rompen
este ciclo cuando no se organizan para las misiones y el envío de misioneros a los campos menos
alcanzados. Para que el evangelio avance y la iglesia se mantenga en buena salud, es necesario que
existan todos los ministerios. El ministerio misionero es vital porque provee visión y llama a la
abnegación y el sacrificio sin la cual no hay crecimiento espiritual en la iglesia.

Tres actividades
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El ministerio misionero en la iglesia local se desarrolla a través de tres actividades congregacionales.
La primera consiste en tomar visión y comenzar a interceder por la obra misionera. Esto incluye la
intercesión por los misioneros tanto como por los pueblos donde la “mies es mucha pero los obreros
pocos” (Mat ) La intercesión es tomar la ofensiva espiritual contra las potestades celestiales que atan
la gente en los campos misioneros.
Cuando la iglesia comienza a tomar consciencia, cobra convicción propia en cuanto al sostener el
esfuerzo misionero en forma práctica. El ofrendar para las misiones da expresión concreta al
sentimiento que nace. Sin embargo, a veces es importante ofrendar en obediencia antes que uno
“sienta” algo por la obra porque donde está nuestro tesoro, allí se fija nuestro corazón. (Mat 6.21).
La tercera actividad es el envío de misioneros. Cuando la iglesia ha orado y muestra disponibilidad
para ofrendar, los obreros se levantarán también. Es su responsabilidad adiestrarlos. Una vez enviado,
la iglesia sigue involucrado por medio de su sostén, apoyo moral y la intercesión.
El ministerio misionero
La administración del ministerio misionero en la iglesia local se concentra en tareas relacionadas a la
difusión de la visión misionera, el adiestramiento de los «candidatos» a las misiones, el cuidado de los
misioneros ya enviados y el levantamiento de finanzas. Para esto, se necesita un comité o comisión de
misiones. Debe formarse con gente capaz y con el tiempo suficiente para desempeñar sus funciones.
Es también importante entender que este comité no existe para “controlar” el espíritu de misión, sino
para facilitar los procesos para que este ministerio funcione bajo la guía del Espíritu Santo.
Difusión de la visión
La difusión principal y mas visible de la visión misionera mundial, suele hacerse por medio de una
conferencia misionera anual. Esta debe abarcar los dos domingos de una semana mas todas las
reuniones entre medio. Por lo normal, se invita un misionero u movilizador de misiones como orador
para dar las conferencias y puede organizarse reuniones especiales durante la semana con él. Estas
deberán ser emocionantes e inspiradoras pero también con un fin de enseñar a la iglesia su deber y
responsabilidad. Durante esta conferencia, también se presenta el nuevo presupuesto misionero para el
año y se desafía a la congregación para cumplir con ella. Muchas iglesias adoptan «la promesa de fe»
como método para el levantamiento de fondos. Los miembros de la congregación se comprometen con
una cifra mensual para cumplir con el presupuesto misionero de la iglesia. Un libro muy completo y
detallado sobre este sistema de trabajo es Conciencia Misionera por Pastor Andrés Robert
jprobert@tutopia.com.
El adiestramiento de los «candidatos»
La iglesia que es misionera, siempre tendrá personas que responderán al llamado misionero. No todos
los que son llamados serán escogidos para la tarea misionera. Es la función del comité de misiones de
desarrollar una arte de ayudar a discernir un verídico llamado a la obra misionera. El entusiasmo no es
una buena indicación de este llamado sino una pasión que no deja al obrero tranquilo, sin descargarse
de la carga que se ha puesto en su corazón. Hay que probar el llamado y conducir a la persona por un
proceso de desarrollo de su persona y sus dones. Pueden formularse pasos a seguir como el tomar
cursos sobre misiones por extensión o Internet, la lectura de biografías misioneras, participación en
obras de extensión que tiene la iglesia (por un determinado tiempo) y darle la oportunidad para
realizar un experiencia misionera de corto plazo. Como paso final, la utilización de los programas de
un buen centro para la capacitación transcultural de obreros, suple necesidades de formación que
quedan más allá del alcance de la iglesia local.

El cuidado de los misioneros
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La práctica de muchas iglesias que envían misioneros es de «lavarse las manos» una vez que
encomiendan el obrero a la obra transcultural. Por la evidencia que abunda, esto no es práctica sana.
Los misioneros necesitan todo el apoyo que se les puede brindar. No se habla simplemente del apoyo
económico (aunque esto es de suma importancia) sino también del apoyo moral. Durante sus primeras
etapas, el misionero siente mucho el desarraigo de su familia e iglesia. Pasará por muchos momentos
difíciles. El sentido de apoyo moral es muy importante. Con la facilidad de las comunicaciones
intercontinentales hoy día, no hay excusa para no mantenerse en contacto permanente con el
misionero en el campo.
Con misioneros maduros y experimentados, las comunicaciones también sirven para mantener la
iglesia «al día» en el ministerio de intercesión misionera. Cuando estos vuelven, es necesario
«desprogramarlos» para que se sientan otra vez «en casa.» Aunque no lo crea, la mayoría de los
misioneros experimentan un «choque cultural» al volver a su propio país de origen. La insensibilidad
de la iglesia a este hecho, puede contribuir a un estado de desorientación y profundo desánimo en el
misionero.
Por lo normal, los misioneros salen con algún compromiso de sostén por su iglesia local. Cuando la
iglesia que envía es la única que sostiene al misionero, es un desafío enorme que a menudo, termina
en fracaso. Hoy se requieren alianzas entre iglesias para tomar este compromiso. Dios está levantando
estas agrupaciones locales de iglesias asociadas en misiones para fortalecer este aspecto de la obra.
Entre varios, el sostén del obrero se torna más liviano. Las agencias misioneras, por mas innecesarias
que algunos las creen, también pueden ayudar mucho en el levantamiento de finanzas. Ayudan en el
proceso de pasar la visión a otras iglesias y asociarlas en el sostener de los obreros..
Es importante entender que la cooperación en las misiones es donde está la fuerza. Los que quieren
hacer su «rancho aparte» tendrán muchas mas dificultades. El gran desafío que se encuentra en los
campos misioneros del mundo demanda una mentalidad de «reino de Dios.» No hay lugar para
levantar banderas institucionales. Dios levanta su “equipo” en el campo y lo que emerge de su trabajo
es totalmente para su única gloria, honra y loor.
Administración en el campo
La administración de todo lo que involucra un ministerio misionero, no es una tarea fácil. La
administración de la conferencia misionera anual, el adiestramiento de los llamados, el mantenimiento
de comunicaciones con los misioneros, y la tarea continua de animar el compromiso de la iglesia con
la intercesión y la ofrenda misionera, es responsabilidad suficiente para cualquier comités de misiones
en una iglesia local. Sin embargo, el envío de misioneros en forma responsable, involucra su
supervisión en el campo—cosa que la mayoría de los comités no tienen conocimientos suficientes ni
los recursos para realizar eficazmente. Y el misionero sin supervisión en el campo es un peligro,
particularmente cuando es nuevo. Además, las agencias misioneras administran áreas legales y de
finanzas que muchas iglesias no están preparadas para enfrentar, como el procurar visas para residir
en el país anfitrión y el mandar divisas, los seguros médicos, y los aportes jubilatorios. Por lo tanto, en
lo posible, es aconsejable trabajar por medio de una agencia misionera que se especializa en estos
asuntos y que mantiene una estructura administrativa para procesarlos.
Dios se está moviendo fuertemente en todo el continente para levantar la fuerza misionera
Latinoamericana. Hemos cobrado experiencia a través de nuestro propio sudor, éxitos y fracasos.
Hemos llorado juntos, y nos hemos sentido realizados por lo que hemos visto Dios a pesar de nuestros
pobres esfuerzos. Pero el nos ha bendecido. Somos pueblo numeroso. Es hora de levantar el ministerio
misionero en cada una de nuestras iglesias locales para que su pueblo siga creciendo y se extienda su
reino hasta lo último de la tierra.