anuario 2009 en pdf - Asociación de Ex Alumnos - Colegio Marianista

Nota: Deje demasía en los márgenes Superior, inferior y lateral derecho

Presidente de la Asociación de Ex Alumnos
Un año con muchas recordaciones
Queridos(as) exalumnos (as) del Colegio Marianista
de Buenos Aires:
Como todos los años, aquí estamos con este Anuario
de la Asociación de Ex alumnos que nos da la
posibilidad de encontrarnos y poder expresar
muchas de las anécdotas y recuerdos de nuestro
paso por el colegio, así como también conocer
acerca de la vida de algunos de ustedes, desde que
han finalizado la etapa escolar, hasta lo que son hoy
en día.
Precisamente este año cumplimos con la décima
edición; y quisiera agradecer, en la persona del ex
alumno Enrique Díaz (promoción 1970 y
responsable en su elaboración a lo largo de todos
estos años), la feliz idea que en su momento
tuvieron desde la comisión de llevar adelante este
proyecto de volcar en papel, relatos de exalumnos,
maestros, profesores y muchísima gente que ha
formado y forma parte de nuestra querida Familia
Marianista.
Siguiendo con el recuerdo de aniversarios, a nivel
educacional este año se cumplen 40 años de la
finalización del magisterio, que ha formado a
muchos de los docentes que pasaron por nuestras
aulas y otros que se desarrollaron en otras
instituciones. También los 50 años de nuestra
querida Asociación de Padres, los 20 desde que se
incorporaron alumnas y el colegio pasó a ser mixto y
los 10 del inicio del nivel inicial, salas de 3, 4 y 5
años. ¡Si hay cosas para agradecerle a Dios!
Otro acontecimiento que recientemente
celebramos son los 80 y 60 años de vida religiosa
marianista de nuestros queridos hermanos Lorenzo
Aspe y Otilio Ortega, que con su aporte
contribuyeron a nuestro querido Colegio de
Buenos Aires. Este colego que el próximo
ASOCIACIÓN DE EX ALUMNOS
COLEGIO MARIANISTA
Asesor: RUIZ DE ANGULO, Francisco sm
Presidente: TOSCANO, Jorge
Vicepresidente: MERLOS, Tomás
Secretario: DANERI, Carlos
Tesorero: SOCORRO, Juan
Intendente: TAPIA, Carlos
Encargado de Deportes: MENÉNDEZ, Gerardo
Publicaciones: CABRERA, Alejandro y FERNÁNDEZ, Mauro
Bolsa de trabajo: DEVOTO, Pablo
Vocales: ARRIGO, Héctor - CASTELLI, Enrique - GARCÍA
Ricardo – GUEREÑO, Jorge – GUIMERANS,
Rocío – LEOZ, Daniel - MENDIGUREN, Gabriel
- QUERALTO, Jorge - SIFFREDI, Luis - ZUZA,
Alejandro
Jorge Toscano
2010 cumplirá 75 años y que festejaremos con una
serie de actividades programadas para todo el año.
No sólo pretendemos desde la asociación ser un
vínculo para la reunión de promociones, festejar las
bodas de plata y oro, llevar adelante un torneo de
fútbol, impulsar una bolsa de trabajo, organizar un
seminario en el año, mantener una base de datos
para contactarlos y hacerles llegar información
referida a nuestras actividades; pretendemos algo
más… y de eso se trata, mantener vivo en cada uno
de nosotros los valores e ideales que nuestros
docentes nos impartieron y que expresamos en esa
identidad marianista encarnada en el corazón de
cada uno.
En estos tiempos, que vivimos situaciones de
injusticia, falta de compromiso con las
instituciones, pesimismo, descreimiento y una
mirada negativa hacia el futuro; nunca más actual
el himno del colegio en todas sus estrofas.
Que María nuestra Madre nos guíe y con su mirada
renueve nuestra esperanza, siendo nuestras vidas el
mejor testimonio de la herencia recibida.
Por último queremos felicitar a las promociones de
egresados 1959, 1984 y 2004 que este año festejan
su aniversario.
El saludo y cariño de siempre, tanto de mi parte
como de todos los miembros de la comisión de
exalumnos.
Anuario 09
Jorge Toscano
1

Sumario
Asociación de Ex Alumnos
1- Un año con muchas
recordaciones
Jorge Toscano
3- Acerquémonos
José María Arnaiz sm
50 años
4-. Esto pasaba en 1959
5- Después de 10 años…, primera
promoción de bachilleres
8- Carta de un ex alumno
Luis Alfredo Lutz
9- Bachilleres 1959, cincuenta
años después
Héctor C. A. Bardi
11-
Un viaje a sesenta años atrás
Eduardo Sprovieri y Héctor
Arrigo
Don Lorenzo Aspe y Don Otilio
Ortega:
12- Entrega y fidelidad a toda
prueba
13- Al “padre consejero que ya no
tenemos”
Alberto Sabel
13- A mi maestro de 1º grado
Marcos Romero
14-
Tejiendo historias que dejen
huella en nuestras vidas
Marcos Mario Romero
15-
Fallecimiento del padre Luis
Ángel Madinabeitia Elorza, sm
P. Alfonso Gil sm
25 años
16- Esto pasaba en 1984
17- Un punto de partida, un
punto de encuentro
Hernán Bárcena
19- Tiempo para reflexionar,
tiempo para pensar
Fernando Bruzzoni
21- Un sueño
Alejandro Pancho Bouret
Diseño Tapa: Matías Delfino
Diseño Interior: Nicolás Ferrón
Corrección: Matilde Devoto de García
2 Anuario 09
24- 25 años, volviendo a casa
Gustavo Gabriel Pérez
Asociación de Padres
26- La asociación de “nuestros”
padres cumple 50 años
Roberto Cribari
26- Así nacía...
28- 50 años después...
Palabras de Marcos Romero
29-
Me siento ex alumno
Manuel Araujo
5 años
30- Esto pasaba en 2004
31- Inevitables recuerdos vienen a
nuestra mente
María Cecilia Gené y María
Lourdes De Martino
32- Promoción 2004 - 5º A
33- Parece que fue ayer…
Natalia Fernández Zapiola
34- Promoción 2004 - 5º B
35- La vida después del colegio
Enzo Fernando Alberti
36- Promoción 2004 - 5º C
37- Valores compartidos
María Inés Granda
Docencia y Servicio
38- Religiosas marianistas en
Argentina: las Hijas de María
Inmaculada
Susana Romero, Gloria Paz y
Lourdes Ortiz
40- Monte Quemado y la
presencia marianista
42- Presencia marianista en la
formación de educadores
P. Enrique Barbudo sm
44- Sueños de Guillermo José
Chaminade; realizaciones en
Argentina
Vidal Ochoa
47- A 40 años de su conclusión:
el Magisterio en la Argentina
48- Con el sello marianista… a
pesar de todo
Mauro A. Fernández
51- El maestro (parábola)
Mauro A. Fernández
52- Recuerdos presentes y
realidades pasadas
Eduardo Salas
53- Oración del maestro
Evelyn Cruz Santos
54-
Acerca de José Luis
Mezzacasa
Matías Bruzzoni
55-
Un día muy especial
Christian Minniti
56-
Don Pedro M. Saralegui,
fundador del Colegio
Marianista
Hermes Pérez Madrid
58-
Una familia bien marianista
Silvana Conforti y J. Pérez Bay
60-
Expolibro: “Si usted quiere
que su hijo lea, hágalo usted y
que él lo vea”
61-
A 10 años del Preescolar:
¡Qué gran desafío…!
Carmen N. Martín
62-
5° Encuentro Internacional
de las Comunidades Laicas
Marianistas
“Con espíritu de familia”
Ezequiel H. Reggiani
66-
Recuerdos del Día del Ex
Alumno 2008
68-
Nuestra bolsa de trabajo
Pablo Devoto
69-
69- Oración por el deporte
69- Santiago Bengoechea
70- Torneo de fútbol ex alumnos
2008
74- Torneo de fútbol ex alumnos
2009
86-
Maratón marianista
Carlos Castillo
87-
Camino a los 75 años de
nuestro colegio
Luis A. Casalá sm
Varios
14- El anuario es de todos
23- Docentes jubilados 2008-
2009
35- La Oración de las Tres
68- La foto sorpresa
Mensaje de la Asociación de Ex Alumnos
Acerquémonos(*)
Un saludo muy cordial a todos y a cada uno de los ex
alumnos y ex alumnas marianistas de Chile. A los que
están en la cima de la ola de su trabajo profesional y a
los cesantes, a los que viven un matrimonio feliz y a
los que no lo han conseguido, a los que nunca
volvieron a pasar por la puerta del Colegio Marianista
–y sin embargo tienen la suerte de leer estas líneas– y
a los que lo hacen todos los días y a él llegan como a su
casa, a los que forman parte de una comunidad de
vida cristiana y a los que están lejos de la fe. Les
saludo y les recuerdo que ustedes siguen necesitando
de su Colegio Marianista y la familia educativa
marianista de Chile les necesita a ustedes.
Acerquémonos.
Para la gran familia marianista de Chile el grupo de los
ex alumnos tiene que convertirse en un referente
cada vez más fuerte y activo del conjunto de la vida
marianista del país. Somos varios los que soñamos
con una organización de ex alumnos marianistas de
Chile que tenga presencia, voz y acción en la
educación de los diferentes colegios y en el proyecto
marianista. Estamos necesitados de una buena
asociación de ex alumnos y ex alumnas marianistas.
Te invitamos a formar parte de ella; a participar en los
organismos de animación de la educación marianista
del país, a recordar y hacer memoria de una historia y
sobre todo a ser protagonistas de una etapa nueva.
Cuenta una leyenda oriental que un joven recibió de
un anciano dos monedas. Con una compró un pedazo
de pan y con la otra, una flor. Un compañero que le vio
le preguntó un poco extrañado por qué había
comprado una flor si tenía tanta hambre. Y la
respuesta fue muy sencilla: He comprado un pedazo
de pan para tener con qué vivir y una flor para tener
por qué vivir. La educación marianista capacita para
tener pan y para querer comprar una flor, la que da
color a la vida. Esa educación comienza en la “cuna y
llega hasta la tumba”.
Son tres los modos de participar como ex alumnos en
la vida marianista de Chile:
- La promoción. Son muchas las promociones que se
reúnen en cada uno de nuestros cuatro colegios. La
del 73, la del 86 o la del 2001.Es normal que así sea ya
que a ese nivel se vivió lo más intenso de la vida
colegial. Por eso estamos reconstruyendo las listas de
los egresados de cada promoción; en cada una de
ellas se precisa de alguien que haga de cabeza y
coordine sus actividades; a ellos les invito a que
hagan llegar este saludo a sus compañeros. Esta vida
de ex alumno a través de la propia promoción es poco
pero es indispensable. Queremos ayudar a que las
promociones se organicen y tengan vida. Va a
depender de algún “fanático” y empeñoso que no
suele faltar en cada una de ellas.
- El colegio. Han sido varios los intentos de reunión de
José María Arnaiz, sm
todos los ex alumnos de cada uno de nuestros
colegios. El último esfuerzo se hizo en Linares y con
ocasión del lanzamiento de un proyecto que ya es
realidad y que está destinado a recuperar a los jóvenes
desertados del sistema escolar de la zona, que lleva
por nombre: Cosas de estudio Chaminade. Acudieron
pocos pero fue un estupendo esfuerzo. El día del ex
alumno tendría que ser una institución y una fiesta en
cada colegio, tener fecha fija y responsable del
evento. En ese encuentro van a tomar conciencia de
que evidentemente los vínculos ya no son iguales que
los de antes pero no están ni cerca de haberse perdido
ya que son los que nos han convertido en lo que somos
ahora.
- El país. Son varios los miles de ex alumnos
marianistas diseminados por el país y fuera de
nuestras fronteras. Sólo de Linares llegan a unos
4.000. Necesitan organizarse, saberse parte de un
grupo de hombres y mujeres que tienen en su
“mochila” ganas de vivir y de servir, capacidad de
esfuerzo y rendimiento, gusto por la amistad y la
solidaridad, fe y trozos de evangelio de los que
generan la felicidad auténtica. Todo ello constituye el
marchamo o sello marianista. La Asociación de ex
alumnos Marianistas de Chile tiene que ver la luz.
Ex alumnos y ex alumnas, el Colegio Marianista les
dejó con una meta y unas herramientas. A ustedes les
toca hacer el camino. Muchos de ustedes no habrán
hecho fortuna ni ganado fama pero se habrán
apasionado con un trabajo honrado y un servicio
ciudadano que habrán conseguido darle vuelo con
una fe que se hace realidad en la solidaridad. Y para
lograrlo más de una vez habrán tenido que recordar el
himno del colegio que de una u otra forma llega a
decir: “Colegio Marianista, nido de nuestra ilusión, tu
imagen estará siempre viva en nuestro corazón”. Y de
quienes seguimos al frente de la educación
marianista. Es bueno que puedan escuchar que sus
vidas son el mejor testimonio de la labor realizada.
José María Arnaiz, sm
Presidente Fundación Chaminade
(*) Texto publicado en "Informa", boletín informativo
de la Fundación Chaminade, en su edición número 7
del mes de mayo de 2009 (Santiago, Chile).
Para tener mayor información escribir a
com@exalumnomarianista.com.ar
Anuario 09
3

Don Lorenzo Aspe y Don Otilio Ortega
Entrega y fidelidad
a toda prueba
El 5 de septiembre –fiesta de María, Reina de los
Apóstoles– es un día muy caro para la familia
marianista. Ese día de 1818, pronunciaron sus
votos perpetuos los primeros religiosos de la
Compañía de María. Desde entonces, es la fecha
elegida por sus continuadores para hacer o
renovar sus votos.
Y así lo hicieron una vez don Otilio Ortega, hace
ya 60 años, y don Lorenzo Aspe, hace 80. Todas
éstas han sido décadas de total entrega y
docilidad a “lo que Él les decía”.
En un salón desbordado de ex alumnos y
religiosos marianistas, de familias enteras, el
pasado 5 de septiembre nos reunimos en torno a
la mesa eucarística para dar gracias a Dios por la
vida y fidelidad de ambos maestros.
El padre Luis Casalá, en su homilía, hizo notar
que diversos factores coadyuvaron para que
ellos pudieran estar en ese momento celebrando
tantos años de entrega: la salud, la educación
recibida por sus padres, la cultura en la que se
formaron y el sentido de misión que imprimieron
a sus vidas. Ambos vinieron de España: Otilio,
casi de niño, primero a Chile y luego a Buenos
Aires; Lorenzo, ya de más grande, recorrió
diversos puntos de nuestro país, teniéndolo
como fundador de varias obras marianistas. El
padre Casalá relacionó tres frases de las
lecturas del día con sus vidas y la tarea asumida:
la docencia. Del libro de Isaías: “Sean fuertes, no
teman, ahí está su Dios”; de la carta de Santiago
“No hagan acepción de personas” y del
evangelio de San Marcos, las palabras de Jesús
al tocar los oídos y labios del sordomudo “Efatá”
(Ábrete).
Luego del Credo, ambos homenajeados
renovaron sus votos perpetuos y recibieron las
nuevas reglas de la Compañía. Esta ceremonia
se repitió con todos los religiosos y sacerdotes
marianistas presentes. Durante el ofertorio, don
Lorenzo llevó al altar una tiza y un borrador,
símbolo de su vida docente; y Otilio, un
silabario, recordando su dedicación, durante
cincuenta años, a la instrucción de los que
recién iniciaban la escuela primaria.
Sobre el final de la celebración eucarística,
representantes de las Comunidades Laicas
Marianistas hicieron sendos presentes a los dos
religiosos, calificando al sacerdocio y al
magisterio como las dos tareas más sublimes
que puede encarar el ser humano. En nombre de
los ex alumnos, Marcos Romero habló a y sobre
su maestro de primer grado; y Alberto Sabel, en
representación de la primera camada de
alumnos de Lorenzo Aspe, de hace sesenta y seis
años. Ambos homenajeados, con sus
respectivos característicos estilos, hablaron con
chispa y gratitud a los presentes. Emotivas
fueron también las palabras de Pedro Ortega,
hermano de Otilio, radicado en Chile, quien
recordó a los seis hermanos de su familia
religiosos marianistas y concluyó haciendo
catequesis vocacional al instar a los presentes a
ser generosos en la entrega de sus hijos e hijas a
la vida consagrada.
Concluida la misa, Otilio Ortega presidió el
canto del himno del colegio. Digamos que si
bien los cantos durante la misa resultaron
bastante flojos, nuestro himno sonó como un
rugido.
Luego del ágape sacramental se pasó a otro
bien servido material que permitió un animado
y fraternal coloquio.
Al “padre consejero que ya no
tenemos”
Todos los aquí presentes no estamos sólo
invitados para dar gracias a Dios por Otilio y
Lorenzo, sino que también lo estamos para dar
gracias por pertenecer a la Familia Marianista.
Todo empieza un día cuando nuestros padres
nos pusieron en manos de los marianistas,
cumpliendo el ritual de “contratar” la educación
de sus hijos; expresión ésta no simpática pero
real. Los padres quieren el éxito de sus hijos; y el
lograrlo es el fin de ese pseudo convenio. (…)
Tengo sesenta y seis años de ex alumno; y junto
a otros compañeros con más o menos años,
todavía seguimos unidos gracias a Lorenzo con
el que ya no sólo nos une el haber sido sus
alumnos sino que, como dije una vez, él es para
nosotros el padre consejero que ya no tenemos.
Señor Aspe –lo nombro así porque me
retrotraigo a mis respetos de joven alumno–:
usted no pudo luchar con las armas de los
enemigos de Dios y de la Iglesia; pero lo hizo con
su fe, con su amor por la Virgen. (…)
Y para despedirlo con un “hasta pronto”, junto a
todos los que no sólo hemos sido sus alumnos
sino también sus amigos, lo hago con unos
versos del poeta Vocos Lezcano, que parecen
escritos para un eterno Lorenzo: “Tiempo, ¿por
qué te has ido? / Si has pasado… será por fuera, /
porque por dentro de ti / la primavera no se ha
movido.”
Alberto Sabel
A mi maestro de 1º grado
No creo que vos lo recuerdes: el primer día
de clase, en marzo de 1969, me senté en el
aula del Señor García; pero al día siguiente,
luego de una charla de mi papá con el señor
José Luis Franco, director entonces, ya
estaba sentado en tu aula, en el fondo,
donde había quedado un lugar.
Yo recuerdo ese día: fue imborrable; y tengo
muchos recuerdos de ese primer grado
donde aprendí tantas cosas. Aún recuerdo
canciones como la de “contar mentiras”, de
las que no olvido ni una sola coma, eso creo.
Tu presencia llenaba el aula, yo te veía
enorme. Con el tiempo, me di cuenta de que
no eras tan alto ni tan robusto; pero para mí
entonces llenabas el aula y siempre seguí
pensando lo mismo.
Aprender con tu entrega generosa, con tu
exigencia desafiante y con tu sonrisa
amplia fue muy bueno.
Si al terminar mi primaria me hubieran
preguntado quién fue mi maestro, no hubiera
dudado en nombrarte; y eso que tuve varios más
y a alguno lo recuerdo con mucho cariño. Si me
lo preguntaran hoy, después de muchos años
trabajando en el colegio, te sigo eligiendo.
Porque vos sos el modelo de maestro y mi
modelo personal: por tu entrega, tu
compromiso, tu generosidad, tu búsqueda de
que aprendamos y tu permanente fidelidad a tu
gran tarea ser maestro, como El Maestro.
Gracias a Dios por tu presencia en nuestras vidas
y gracias a vos por testimoniar silenciosamente
la presencia de Dios entre nosotros.
Marcos Romero
Ex alumno de 1º grado “A”- 1969
12 Anuario 09 Anuario 09
13

Rector Colegio Marianista de Buenos Aires
Tejiendo historias que dejen
huella en nuestras vidas Marcos Mario Romero
Muchas historias se han cruzado y crecido
juntas en nuestro colegio. Entre sus patios y sus
aulas nos hemos encontrado y compartido
juegos, alegrías y temores. Muchas de esas
historias son motivo de nuestro permanente
recuerdo cada vez que nos juntamos en torno a
una mesa los compañeros de una misma
promoción. Así, de a poco, tejiendo historias nos
acercamos a los 75 años de nuestro Colegio. Con
el tiempo muchas cosas se ven distintas y
también se valoran desde otro lugar, pero
–espero– el recuerdo sea tan favorable como el
que yo tengo de mi propia experiencia colegial.
Esa mirada me llevó, como a muchos otros, a
sumarme a la misión educativa marianista.
Nuestra tarea docente, seguramente distinta en
muchas cosas a la que les tocó vivir a quienes
nos formaron, espero siga teniendo la misma
llama de pasión por educar para transformar la
sociedad y hacerla más justa y más fraterna.
Este es nuestro principal compromiso. Al igual
que la construcción de una comunidad que
educa en el desafío desde el corazón. Ambos son
nuestro desvelo permanente en este difícil
tiempo que transitamos en nuestra patria.
Ya celebramos veinte años desde que el colegio
incorporó las primeras alumnas y, este año, diez
desde que comenzó el Nivel Inicial. Cada cambio
ha contribuido a hacernos crecer y plantearnos
nuevos desafíos. En este año se han agregado las
religiosas marianistas que fundaron una casa en
la ciudad de Buenos Aires. Nos alegra y
entusiasma su presencia y esperamos tengan
vida en abundancia en
nuestra tierra.
El año pasado en la
despedida de la promoción
2008 me permití expresar
los sueños que los
docentes tenemos para
nuestros ex alumnos,
sueños que nos empujan
en nuestra maravillosa
tarea educadora. Quiero
compartir con ustedes el
final de ese mensaje y los
sueños que todavía siguen
vivos en cada uno de
ustedes, nuestros ex alumnos:
“Sueño que vivirán una vida de respeto y
compromiso con los demás que son nuestros
hermanos, que su palabra se honrará en sus
acciones y que responderán siempre por sus
actos y sobre todo les deseo que Dios se haga
presente en sus vidas y a través de ustedes, en la
vida de los demás.
Cuando esto ocurra, donde estemos, nuestro
orgullo será mayor aún al que hoy sentimos por
verlos egresar de nuestro colegio, porque
entonces será la satisfacción de saber que viven
plenamente, a fondo y con pasión sus vidas. Es
ése el regalo que vamos heredando unos a otros,
animarnos a vivir la vida como Dios la sueña,
con entrega, con compromiso, con alegría y en
comunidad.”
Finalmente quiero hacer presente en mi
recuerdo a un docente de esos que todos
valoramos por la calidad de sus clases y por lo
mucho que aprendimos con él, gracias José Luis
Mezzacasa por tu entrega generosa a la tarea
de educar.
Como ya saben, las puertas de nuestro colegio
están abiertas para reencontrarnos con las
historias que construimos juntos, para tejer
nuevos lazos y hacer fecunda la obra marianista
en Argentina.
Marcos Mario Romero
Promoción 1980
info@marianista.edu.ar
EL ANUARIO ES DE TODOS
Invitamos a todos los exalumnos/as marianistas a volcar en las páginas
de nuestro Anuario sus producciones literarias sobre la vida en el colegio
o en su proyección fuera de él. Algo que hayamos escrito entonces o
después; sobre nosotros mismos o sobre los demás: nuestros
compañeros, maestros o profesores. También esos dibujos o caricaturas
que conservamos entre los papeles viejos y queridos. Fotos de rincones
del colegio o de actividades desarrolladas durante nuestros años de
estudiantes.
No tengamos pudor o vergüenza por el estilo de nuestros escritos, los
sentimientos volcados en ellos o lo bien o mal hechos que puedan estar
nuestros trabajos. Sólo son cosas que salen del corazón y van dirigidas al
corazón de otros que comparten los mismos sentimientos e ideales.
Anímense y pónganse en contacto con la Asociación a través de su
correo electrónico: com@exalumnomarianista.com.ar.
Fallecimiento del Padre Luis Ángel
Madinabeitia Elorza,SM (1927-2009)
El sábado 11 de julio del año sacerdotal de 2009,
fiesta de San Benito, a las 2:45 am, en la ciudad
de General Roca –Río Negro, Argentina–, el
Señor, dueño de la vida y de la muerte, del
tiempo y de la eternidad, ha llamado a Sí a su fiel
siervo Luis Ángel para participar para siempre
“en el banquete de su Señor” sentándolo a la
mesa con sus elegidos.
Los rasgos fundamentales de la persona y vida
de Luis han sido la perseverancia en el camino
emprendido de seguimiento de Cristo, atraído
irresistiblemente por Él y la ternura de María, y
la fidelidad hasta el final a la palabra dada y a los
compromisos contraídos, grandes y pequeños. Y
vivido todo ello con un talante propio en el que
se han equilibrado armoniosamente la seriedad,
la profunda alegría interior, la bondad generosa
y la paz. Los que hemos gozado de su amistad y
hemos podido asomarnos al secreto de su alma
nos hemos encontrado con una equilibrada,
sólida y luminosa integración de fe y razón, de
densidad humana y de fidelidad transparente al
Espíritu. Sin duda, esta noche pasada, a las 2:45
am, Luis ha acogido con gozo el llamado de
Jesús.
Los 82 años y medio de su vida le han permitido a
Luis hacer un largo recorrido: Mendiola-
Tomasena -Guipúzcoa, España-, dónde nació en
una familia de doce hermanos: siete de ellos
sacerdotes, religiosos o religiosas, cuatro de los
siete, marianistas. Escoriaza, donde hizo el
postulantado; Elorrio –Vizcaya–, el noviciado;
Segovia y Carabanchel, el escolasticado; Vitoria
y Madrid –Castelló–, sus primeros años de vida
apostólica como educador marianista; Friburgo
–Suiza– filosofía, teología y ordenación
sacerdotal; Santiago de Chile –1956/1959– y
Japón –1960/1968– adonde lo envió una
obediencia cordialmente asumida. Desde 1969
hasta hoy, una entrega sin cisuras ni cansancio
al Reino de Dios en la Argentina: Junín, Catriel,
Nueve de Julio y General Roca quedan marcados
por la presencia cordial, humilde y laboriosa,
desde lo espiritual a lo físico, de este buen
obrero del Reino.
L a v e r d a d
b u s c a d a c o n
p a s i ó n , l a
libertad manten
i d a c o n
mansedumbre
s i l e n c i o s a y
firme, y el amor
manifestado en
lo concreto de la
oración y acción,
han sido los
grandes valores
que enriquecieron
la vida de
Luis y la hacen
a d m i r a b l e y
e n v i d i a b l e ,
merecedora de
una más amplia
b i o g r a f í a .
Bendigamos al
Señor por el don
inapreciable de
una vida humilde
y santa. Descanse
en paz.
P. Alfonso Gil, sm
14 Anuario 09
Anuario 09
15

Alfonsin
Esto pasaba en 1984 Un punto de partida,
un punto de encuentro
Camila
El “Gran Hermano” imponía su
mirada ante todo el mundo, tal
como lo había previsto George
Orwell en su novela 1984. Así lo
marcan las palabras de Ronald
Reagan, entonces presidente de
los Estados Unidos, pensando
que el micrófono estaba
apagado: “Compatriotas
americanos, me alegra decirles
que hoy he firmado una ley que
ilegalizará a Rusia para siempre.
Empezamos a bombardear en
cinco minutos”.
1984 fue también el año en el
que Irak destruyó siete barcos
iraníes en el Golfo de Pérsico, y
el año cuando se estrenó el
primer ordenador personal que
utilizaba un mouse y una
interfaz gráfica de usuario, el
Macintosh 128K, creación de la
Incorporación “Apple”. En este
año mueren, entre otros, el
escritor Julio Cortázar, la primera
ministra de la India Indira Gandhi y
el economista argentino Raúl
Prebisch.
Mientras tanto en la Argentina la dictadura
había terminado, y el doctor Raúl Alfonsín ya
había abierto las puertas nuevamente a la
democracia. Por primera vez un presidente
ofrece una conferencia de prensa sin
cuestionarios ni temas prohibidos. Sin embargo,
n o t o d o e r a
sonrisas, ya que
e l S e n a d o
r e c h a z a e l
proyecto de ley
p a r a d e m o -
cratizar la vida
s i n d i c a l c o n
elecciones internascontroladas.
Se unifica
la CGT bajo la
con-ducción de
Saúl Ubaldini,
quien presionará
al gobierno con
varios paros. La inflación aumenta casi el 700
por ciento y la deuda externa asciende a los 45
millones de dólares a pesar de que las
exportaciones superaban ampliamente a las
importaciones.
Se intenta seguir la consigna preelectoral de
“Con la democracia, se come, se cura y se
educa”, y entonces se crea el Plan Alimentario
Nacional (P.A.N) que proveerá de alimentos a la
población empobrecida, pero las promesas de
reabrir las fábricas cerradas se alejan cada vez
más.
La cultura del país brilla en aquel año con la
película Camila, de María Luisa Bemberg, y la
Secretaría de cultura porteña organiza
conciertos y recitales en lugares públicos, tal
vez para mostrar al país que las cosas, antes,
estaban peor.
Orwell
25 años - 5° A
Muchos nos conocimos allá por el año 1973 y de
entrada entendimos que estábamos en un
espacio distinto. Parece una tontería, pero la
diferencia estaba desde los “curas sin sotana”
hasta en la relación del colegio con nosotros, los
alumnos, y también con nuestro padres. Siempre
las puertas abiertas, siempre la palabra amiga,
siempre buscando la integración. No es
casualidad que muchos de nuestros padres
también hayan hecho amistades verdaderas y se
sientan parte de la Familia Marianista aún sin
haber sido alumnos. Eso también lo generó
nuestro querido colegio.
Vivimos la construcción del nuevo edificio para
el secundario (y la novedad de las venecitas),
disfrutamos Pinitos y los inicios del Campo de
Deportes. También festejamos los primeros 50
años de los Marianistas en Argentina.
¡Cuántos rincones fuimos descubriendo! El
chalet, los pasillos, escaleras y pasadizos que de
pronto te llevaban desde la Dirección a la cocina.
ALONSO GOLPE Martín Andrés
ÁLVARO Alejandro Jorge
BÁLSAMO Alejandro Luis
BARCENA Hernán Augusto
BEUNZA Ignacio Raúl
BRUZZONI Fernando
CANTARIN Hernán
CASTILLO Pablo Alejandro
CIOPPI Eduardo Gabriel
DE SIMONE Marco Batista
DÍAZ DE VIVAR Francisco César
DI LEO Marcelo Pablo
DRAGO Juan José
DURAN Diego Martín
ESPOILLE Gustavo Adrián
FEDERICO Mauro
GARATE Adrián Marcelo
GODOY Hugo Alejo
GRECO Leonardo Pablo
LESCANO Jorge Fabián
MANTEROLA RIVERO Lucas Ignacio
MAZZINI Santiago Román
NAVARRO PIZZURNO Santiago Javier
PARISI Alejandro Luis
PAUL Pablo Roberto
PIERETTI Mariano Alfredo
PORRETTI Julián Mariano
REGGIANI Ezequiel Horacio
REPETTO Eduardo Augusto
RUIZ Luis Mariano
SALAZAR Martín
TERRANI Javier Iván
TILBE Juan Ignacio
TORREIRO Jorge Gabriel
VAL Santiago César
VARELA Lucas Pedro
VÁZQUEZ Eduardo Andrés
Más de uno se pegó
un susto a los siete
Hernán Bárcena
años de edad cuando, empujado por alguien más
osado, subió las escaleras del patio cubierto y al
mirar por una cerradura vio al esqueleto de
biología.
Los campeonatos de fútbol (alumnos, padres y
exalumnos) se jugaban en los patios. Los fines de
semana el colegio seguía latiendo y nosotros,
como protagonistas o acompañantes, lo fuimos
convirtiendo en nuestra segunda casa.
En verano, ir a Pinitos con las familias era casi
obligatorio. Allí se cruzaban edades y cursos
incorporando a las hermanas mujeres a la
familia marianista.
Las kermesses se disfrutaban gracias al trabajo
de las mamás delegadas. También las mamás
catequistas brindaban su tiempo y esfuerzo para
educarnos en la fe.
No hay dudas que el Colegio Marianista es
sinónimo de familia.
Ya en 1980 comenzamos una nueva etapa. Para
16 Anuario 09 Anuario 09
17

Viaje a Mar del Plata en 5º año.
De izq. a der.: Drago, Greco,
Vázquez, Espoille, Cantarín,
Navarro y Durán.
La "foto oficial" de 1° grado A,
en 1973, con un muy joven
Otilio Ortega.
los que compartimos el secundario, hay
palabras clave que explican historias
completas: Droopy, auto-stop, isla
Maciel, equi e y, “chiquito”, arriba
chicuelos, Tandil, Junín, Banco Alas, el
Electric, el Continental, las revistas de
Lesco, la calculadora de Manjón,…
Como es la vida, tuvimos alegrías y
sinsabores, pero compartimos un
camino que sin dudas volvería a
recorrer con los mismos compañeros de
viaje.
Estoy seguro que la mayoría de nosotros,
aunque no siga involucrado directamente con el
Viaje a Mar del Plata en 5º año. Arriba:
Cioppi, Bárcena, Navarro y Durán; en
el medio: Manterola, Vázquez y
Torreiro; abajo: Greco y Drago.
colegio, guarda los mejores recuerdos y, cuando
pasa por la puerta de Rivadavia, echa una
miradita hacia adentro colando la vista por
cualquier hendija. O tal vez hinche el pecho
orgulloso. O quizá tenga algún resentimiento.
Pero a todos nos atrae como un imán; y después
de uno, diez o veinticinco años, vuelve a
reunirnos con más fuerza que antes. Hace unos
días comentaba una sensación que me generó
este reencuentro: siento que es como un viaje
sin retorno para seguir caminando juntos otros
25 años más. Gracias a todos.
Hernán Bárcena
hernan.barcena@ar.mpg.com
Tiempo para reflexionar,
tiempo para pensar
Almuerzo de egresados de 5º año
Desde unas sencillas palabras, Pancho Ruiz de
Angulo arrancó una velada inolvidable. Es que
ese tiempo de reflexión, que nosotros mismos
nos retaceamos, no faltó el 28 de agosto de
2009. La reunión se movía por los carriles de la
alegría del reencuentro y las anécdotas de
siempre. De repente, la invitación al relato de
nuestros testimonios de vida, produjo un giro
maravilloso. Y lo que pudo ser una mera
reseña periodística dio paso a una experiencia
única, donde fuimos abriendo más corazones
que cerebros. Con cada voz el clima se fue
haciendo más profundo e intenso. Y llegaron
testimonios como los de Pablo, Hugo, Edu,
Pachi y especialmente Pancho (que lección nos
diste capo), que nos fueron removiendo
sentimientos. Que nos emocionaron y
especialmente nos enseñaron.
Y volviendo a Pancho Ruiz, nos dejaron
pensando... Pensando en el reconocimiento de
los verdaderos valores. Esos que Hugo nos fue
desgranando en el relato de su experiencia de
vida. Esos que el colegio nos inculcó y que hoy
nos comprenden y nos unen.
¿Cómo recorrer un viaje de casi 37 años en un
par de párrafos? ¿Cómo integrar las vivencias de
tantos compañeros de primaria y secundaria?
¿Cómo recorrer los maestros y profesores que
fueron dejando su huella indeleble en esa
materia virgen que fueron moldeando con esa
rara combinación de amor y firmeza tan
Fernando Bruzzoni
marianista? ¿Cómo llegar a este
presente que me encuentra
vinculado como siempre,
actualmente en el rol de padre,
acompañando a mis hijos María
Belén y Tomás?
Como introducción sólo puedo
decir que soy un hincha número
uno del Colegio. Esa fuerza
integradora que significa el
Marianista. Esa verdadera
comunidad que continuamente se
reinventa, se moderniza y crece
pero sostenida en esos valores
inalterables que conocemos tan
bien los que llevamos algunos
años vinculados a él. Cada vez que canto el
himno en algún acto siento un cosquilleo difícil
de explicar. Seguramente ese cosquilleo
sintetiza toda esa fuerza interior, toda esa
historia de vida cerca del Colegio.
Arranquemos por los maestros… Nuestro
derrotero lo marcaron Ortega, Soto, Manrique,
Real, Picchi, Merulo-Etcheverry y Noval-Ribote.
Otilio encarnaba la educación más tradicional
combinada con una verdadera pasión por
enseñar. Pocos pueden discutirlo como uno de
los maestros que más nos marcó y recordamos
con más cariño. Del otro lado, Julio era el polo
opuesto La educación con Julio no era
convencional y podía entremezclarse con la
música, las charlas sobre Luther King, el cuidado
semanal de la mascota del curso (¿se acuerdan
de Cachirula?), los talleres de hobbies. Julio dejó
su marca grande también. Para mí un verdadero
adelantado a la época. Entre esos dos polos tan
disímiles y tan cercanos a su vez, se encontraban
los demás maestros. A Emilio Ribote le
reconozco esa fuerza para desarrollarnos el
gusto por la lectura, una pasión que jamás dejé;
y también innumerables iniciativas que nos
adentraron en mundos audiovisuales,
publicidad, periodismo o teatro.
Y en otras disciplinas, la adorable Miss Taty (¿se
escribía así?), el eterno Pedro Valentina,
Mendieta en dibujo, Petralli en actividades
prácticas. Con ella descubrí mi total ineptitud
para estas disciplinas construyendo inolvidables
18 Anuario 09 Anuario 09
19

adefesios en madera balsa o forzando la gubia
en láminas de metal. Remacha y el intento
denodado por extraer sonidos potables de las
flautas dulces manejadas por nuestros toscos
deditos infantiles.
Por último, un director tan buenazo como Félix
García Guerra que con el tiempo conocí como
persona y no como uno de esos seres lejanos que
nos parecían los directores cuando éramos
chiquitos.
Aún está fresco el recuerdo del acto de
despedida de 7º grado cantando la canción de
“El diluvio que viene” (¿se acuerdan de “Un
nuevo sitio disponed…”?). Triste despedida de
muchos amigos que tomarían rumbos diversos.
El secundario abrió las puertas a nuevas
amistades y a un mundo de profesores y
materias que nos asustaba.
Tuvimos muchos buenos profesores. Imposible
no empezar por el padre de un amigo de siempre
como Juanjo
D r a g o . J J
p a d r e
aspiraba su
ú l t i m a
bocanada en
el pasillo,
apagaba el
cigarrillo y
tiza en mano
desgranaba
en el pizarrón
t o d o s u
conocimient
o en forma
s i m p l e y
o r d e n a d a .
“ C a c h o ”
Fenelli, con
un estilo más
campechano y su voz gruesa, nos dejó un
recuerdo donde irremediablemente se
entremezclaba la simpatía. Arnáez alternó
geografía e historia. Aún recuerdo sus
explicaciones sobre el magma en los volcanes o
sobre como los norteamericanos invadieron
Tejas. Pregúntenme tranquilos ríos o cadenas
montañosas que estoy en condiciones de ir a
“Feliz domingo”. Madame Pagano y su ternura
irremplazable. Mezzacasa, tremendo profesor
que nos tenía en vilo en el recreo porque siempre
podía tomar prueba. Había días que agarraba
dos tizas y escribía con ambas manos en el
pizarrón. Un verdadero bocho. Luzzi, temido por
todos y al que intentábamos distraer los lunes
con comentarios de fútbol para evitar que
tomara. Tengo presente el recuerdo de su cara
mirando la lista y anhelando que baje de la letra
“B”. Disfruté mucho la historia antigua pero me
mataba el Pithod que nos hacía leer en cívica.
Angulo Castro, un excelente y querible profesor,
sus clases de psicología eran excelentes.
Filosofía era más tediosa, sobre todo cuando
nos mandaba leer a Mandrioni. ¡Por Dios!
Inextricable. Felipe “Goma” Vidal que lo
tuvimos poco como profe pero nos dejó mucho
espiritualmente. Osso, que capeaba el temporal
de dar música en secundario y nos desarrollaba
el gusto por los clásicos. Palito Moreno y sus
célebres concursos. Aranda y la paleta que nos
hacía en el medio del dibujo y marcaba el
degradé. Ni que hablar de las clases de
caligrafía (¡no me haga la O mate chiquito!) o
mecanografía con las interminables máquinas
de escribir Underwood.
El símbolo de educación física era Coche y con
él, nuestro ruego permanente para que haga
fútbol. No lo voy a descubrir yo, pero el fútbol es
una pasión marianista que se traslada a
exalumnos y padres y que es una marca
registrada de cole.
No me olvido de nuestros preceptores Acera-
Vanrell-Peluso-Terrio-Lozano que desde su
cercanía nos acompañaron en ese camino
adolescente, tanto desde su rol formal como en
la participación en los primeros grupos
juveniles. Varios de ellos siguen vinculados aún
hoy al Colegio.
O t r o r e c u e r d o i m b o r r a b l e , q u e
afortunadamente el Colegio mantiene a
rajatabla, fueron los campamentos y colonias.
Hoy en día sigo viviendo a través de mis hijos
esa expectativa previa y esa alegría que
significaban esos momentos. Tuve la suerte de
acompañarlos como padre y reproducir
momentos imborrables con reminiscencias
infaltables de mi propia infancia.
El Marianista me dejó los que hoy son mis
mejores amigos. Como dicen los uruguayos, “los
de la planta”.
Ya fuera del Colegio, para celebrar el primer año
de egresados, decidimos reunirnos y
mantuvimos una costumbre inalterable
durante estos increíbles 25 años. Con el tiempo,
lo que comenzó como una pequeña reunión fue
incorporando a más compañeros y hasta nos
dimos el lujo de contactar a viejas glorias de la
primaria que se sumaron contentos a la
convocatoria. El reencuentro siempre encierra
alegría. Como siempre digo, nuestros caminos
de vida y profesionales pueden ser muy
distintos, pero el Marianista nos integra y
comprende en un pasado fundacional común, y
en cada compañero reconocemos ese vínculo
sutil pero al mismo tiempo perenne e
imborrable. Fernando Bruzzoni
mibruzzoni@yahoo.com.ar
25 años - 5° B
Un sueño
Un día del año 1983, en la semana en que se
había votado para Presidente de la República
por primera vez desde que tenía alguna mínima
idea de lo que sucedía a mi alrededor, un
profesor de una de las materias que yo
consideraba entre las más interesantes porque
me divertía (la cualidad entre las cualidades de
esa época de mi vida en que turbas de hormonas
invasoras y déspotas me obligaban a preferir el
vuelo de la imaginación a las raíces de lo exacto)
y que pertenecía a la casta de los “gallegos”, el
ingenioso profesor Don Ampudia cuenta a la
clase, majestuoso y solemne, que en el sobre de
su voto había colocado, en lugar de la boleta de
algún candidato, un billete con el siguiente
mensaje, severo y definitivo:
“Los que el alma noble tengan,
los valientes,
esos vengan
a salvar esta nación”.
Luego de unos instantes de tensión silenciosa,
ABOY CARLES Gerardo
AGRESTA Fernando Marcelo
BEVACQUA Marcelo Enrique
BIERNAT Andrés Alfredo
BOURET Alejandro Carlos
CANALE Néstor Libio
CASTILLO Carlos Esteban
CEBRAL Guillermo Manuel
CORRADO Ariel Osvaldo
DAMBROSIO Pablo Esteban
DOMÍNGUEZ Leonardo Norberto
DURAN José Ignacio
FERNÁNDEZ Juan Ramiro
GIORDANO Pablo Ángel
GUTIÉRREZ Alejandro Alberto
HOPPE Carlos Gustavo
LÓPEZ Hernán
LUQUE Rodolfo Ezequiel
MALNATTI Daniel Omar
METAALLO Omar José
MOLINE GAYNOR Mariano
PAGANI Juan Andrés
PALANCO Gerardo Augusto
PÉREZ JUREIDINI Jorge
PRADO Jorge Manuel
PRENAFETA Luis Javier
PUENTE Eduardo Agustín
ROBLEDO Hernán Oscar
ROMERO Enrique Claudio
SANA Mariano Facundo Javier
SPIKERMAN KOPPEL Jorge Pablo
STRATICO Daniel Fernando
SUBIJANA Fernando Luis
TAMINI ELICEGUI Lucas Luis
TAPELA Pablo
TOGNINI Alejandro Darío
TRINCHERO Mariano
WEIDMANN Eduardo Walter
ZIRPOLO JIMÉNEZ Gustavo Javier
Alejandro Pancho Bouret
un compañero pidió permiso y le preguntó:
– Señor ¿a usted le parece que con su actitud va
a obtener algún resultado? Le pregunto porque
según la ley electoral su voto debe haber sido
considerado nulo.
– ¿Y por qué mezclas berzas con capachos?–
bramó nuestro profesor – ¿Es que tú crees que
las ovejas son ovejas y que los molinos son
molinos? Mira hombre, “¿por ventura es asunto
vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en
vagar por el mundo, no buscando los regalos de
él, sino las asperezas por donde los buenos
suben al asiento de la inmortalidad?”
El silencio y la tensión anteriores a la pregunta
se intensificaron. Todos nos miramos, entre
divertidos y perplejos, hasta que otro compañero
preguntó:
– Señor, ¿tendría la bondad de decirnos cuál
habría sido su intención?
Don Ampudia nos miró a todos a la vez y con voz
formidable nos dijo:
– Distinguidos caballeros, “mis intenciones
siempre las enderezo a buenos fines, que son de
20 Anuario 09 Anuario 09
21

hacer bien a todos y mal a ninguno”– y quedó
como petrificado, impertérrito, mirando a lo
lejos por la ventana del aula, que ese año daba al
patio interno, el de la cancha de handball.
Continuó en su abstracción un rato, que a la
clase pareció eterno, hasta que golpearon a la
puerta y antes de que nadie respondiera entró
Don Eliseo González, el Palomo, vestido de
escudero. Y quién iba a ser su par si no él, el
contrapunto para el coraje desmedido que se
torna temeridad, el representante del cálculo, la
lógica, la razón al servicio de la resolución fácil
de problemas difíciles.
En ese momento sonó un timbre. Entonces, el
aula comenzó a desvanecerse y yo me elevaba
desde las profundidades entre rotas escenas y
fantasmas tenues. Me despertaba. Cesó el
timbre y “me entregué nuevamente a la
disolución”. Ampudia decía:
–¡Ah, eres tú! ¡Os estaba esperando, mi fiel
amigo! ¿Has traído contigo a mi bravo
Rocinante, bisnieto ilustre del gran Babieca,
descendiente directo de la estirpe del regio
Bucéfalo?
– Sí, señor, está conmigo y también traigo su
morrión y sus armas, la lanza, la espada y el
escudo– respondió Eliseo, mostrando un par de
palos de escoba, una tapa de olla y un casco de
cartón y llevando de las riendas un caballito de
madera.
Sonó nuevamente el timbre. Entreabrí los ojos y
percibí cómo se organizaban los colores desde
el caos, los contrastes iban generando líneas y
éstas dejaban adivinar formas. “Cada objeto
buscó su cifra y se constituyó a sí mismo”. La
cortina de mi cuarto, la mesita de luz, el velador,
el escritorio “gritaban su diferenciación y en eso
estaba su culpa (¡salud, viejo Anaximandro!): en
haber salido de la indiferenciación primera, en
haber desertado la gozosa Unidad”. Entonces
cesó el +sonido del timbre y cerré los ojos
abandonándome, perezoso. Volví al aula.
– ¡Escuchen! ¡Repican las campanas!– gritaba
Ampudia gesticulando ampulosamente
mientras se colocaba en la cabeza el casco de
cartulina.
– ¡Vamos! ¡Montad! ¡Nos llaman Nuestras
Señoras: la Justicia, la Libertad, la Verdad y la
Honra!
Si vos hubieras visto las expresiones de asombro
de la clase, la mirada atónita generalizada, el
desconcierto de bocas abiertas, te aseguro que
también hubieses pasmado. Pero entonces sonó
por tercera vez el timbre. Y esta vez no me
rebelé ante la claridad de la mañana y al abrir los
ojos dejé para siempre el aula, se desvanecieron
los héroes Ampudia y Eliseo, se esfumó
Rocinante y con ellos la clase, el pizarrón y todos
mis compañeros de 4to año “B”. Apagué el
despertador, bostecé, me estiré todo cuanto
pude y me levanté para ir a desayunar. Era el 4 de
septiembre de 2009 y esa noche me encontraría
con mis compañeros del Marianista en la
reunión previa a la conmemoración de los 25
años de egresados.
Estuve todo el día pensando en el sueño. Esperé
ansioso la noche hasta que finalmente nos
encontramos en el Colegio Agustín Puente
Solari, “Omy” Metallo, Jorge “Felipe” Pérez,
Andrés “Gordis” Pagani, Gerardo “Pollo” Aboy,
Walter Weidmann, Pablito “Sorpresa”
Spikerman, Daniel “Pocho” Strático, “Gerard”
Palanco, Jorgito Prado, Carlitos “Tillito” Castillo,
Gustavito Hoppe, Hernán “Perfecto” Robledo,
Ezequiel Luque, Daniel “Palito” Malnatti, Lucas
“Negro” Tamini, Guillermo “Pájaro” Cebral,
Luisito “Prena” Prenafeta, Pablo “Giorgi”
Giordano y yo, “Pancho” Bouret. Como
coordinadores de la reunión, otro “Pancho”,
Francisco Ruiz de Angulo y los amigos de la
Asociación de Ex Alumnos.
Nos contamos nuestras vidas, nos hicimos los
cumplidos mentirosos comunes (el “¡che, pero
estás igual vos!” habría que suspenderlo…),
hablamos de nuestros hijos, de nuestros sueños
y de nuestras frustraciones, de nuestras
profesiones, de nuestras aventuras raras y de las
cotidianas, eliminamos los recuerdos nocivos
(hubo catarsis grupal, de verdad), opinamos,
discutimos, nos reímos repasando las anécdotas
de siempre, nos reímos más escuchando las
confesiones nuevas, pasamos lista, les pusimos
falta a algunos, disculpamos a los que viven lejos
y recordamos con mucho cariño a quienes nos
dejaron temprano, los queridísimos Livio Canale,
Ignacio “Mono” Durán, Pablo “Chino”
D´Ambrosio y Mariano “Trinche” Trinchero.
Y también recordamos a los maestros, a los que
constituían “el Colegio”, ese grupo de grandes
tipos que hicieron lo posible intentando
formarnos como hombres de bien durante
aquellos tiempos tan difíciles que vivimos en
nuestro maltratado “ispa”, cuando vivimos los
últimos días del terror, los tiempos de la estúpida
guerra y al final, los años de la histórica
transición entre la oscuridad y la luz, entre la
prohibición y la libertad, los años en los que
pasamos de la persecución de las ideas a la
emancipación sin límites del pensamiento.
Yo no dije nada de mi sueño. Me lo guardé hasta
hoy. Quería estar seguro de haberlo
interpretado. Después de meditarlo mucho sé
que fue un homenaje subconsciente a todos los
profesores representados por ellos dos.
Representados por Ampudia, uno de los que
grabó en mi ser el amor por la literatura, el amor
por el inmortal Manco de Lepanto, por el
despertador metafísico Leopoldo Marechal y por
tantos otros genios que me enseñan algo todos
los días. Representados por Palomo, uno de los
que imprimió mi posterior vocación por la
ingeniería y sus resultados exactos. Eliseo,
inolvidable con su compás de hilo siempre listo
en el bolsillo. Ellos que representan a todos, a los
Drago, los Fenelli, los Arnáez, los Moreno, los
Mezzacasa, los Ribote, los Angulo Castro, los
Luzzi, los Chánez, los Coccelato y Valentina, al
Señor Oso, a Madame Pagano y Miss Dorita y
tantos más. Todos los que entre concursos,
tizazos (¡Drago campeón mundial!), trabajos en
la biblioteca (¡el mundo sin internet!),
amonestaciones, previas, castañazos, echadas
de aula, estiradas de cuello de camisa, sermones
varios y paciencia infinita nos dejaron un faro, el
principal, el de “hacer el bien a todos y mal a
ninguno”, el faro de la compasión que nos une y
que nos indica el camino como ex alumnos
Marianistas.
Resta decir que luego de la reunión en el Colegio
nos fuimos a tomar unos cafecitos y a charlar de
nada y de todo un poco en un bar hasta que nos
echaron porque cerraba. Y que después me fui a
dormir contento, con la esperanza de que en mi
sueño, esa noche, recibiéramos la medalla de los
25 años, el 11 de octubre, no como una medalla,
sino como una condecoración otorgada por uno
de esos Caballeros Profesores, por uno de esos
Quijotes en merecimiento por nuestro
compromiso al servicio de las causas nobles y
como recordatorio de nuestra misión en esta
breve y maravillosa vida.
Alejandro Pancho Bouret
abouret@yahoo.com
DOCENTES JUBILADOS
2008-2009
De una manera muy sencilla, queremos agradecerles
todo lo que brindaron a la Familia Marianista desde
su noble misión de educar.
Recuerden que no por haberse alejado físicamente de
esta casa dejan de pertenecer a la familia. ¡Que Dios
los bendiga!
María Amelia Alexandre - María Cristina
Cacciamani - Amanda Carrozino - Juan José Drago
Atilio Fenelli - Eliseo González - Jorge Abel
Guereño - Ana María Labato - Lidia Del Saz.
22 Anuario 09 Anuario 09
23

25 años - 5° C
25 años,
volviendo a casa
Resuenan en la memoria los gritos mezclados
con el timbre que iniciaba algún recreo, como si
pudiera oírlos ahora, cada vez que piso el patio
central del Colegio.
Después de veinticinco años de haber terminado
el secundario, es imborrable la huella que ha
dejado cada día vivido desde la infancia en
primer grado hasta la adolescencia del quinto
año. Cada vez que llevo día a día a mis hijos al
Colegio, siento la emoción indescriptible de
verlos pisar las mismas baldosas que soportaron
mis juegos, los mismos pasillos y recibir las
mismas enseñanzas que el tiempo no ha podido
derrotar, pues en esencia todo sigue
imperturbable.
Nunca termino de agradecer el esfuerzo de
tantos y tantos maestros, religiosos, sacerdotes,
catequistas que han formado nuestra fe,
nuestro carácter y nuestro intelecto a la
inconfundible manera Marianista que todos,
absolutamente todos los que hemos tenido el
privilegio de formarnos en el Colegio, llevamos
dentro: esa impronta Marianista que nos mueve
en un sentido cristiano y tan particular.
Gustavo Gabriel Pérez
Vo l v e r, s i e m p r e
volver. Cada vez que
ingreso al Colegio,
siento que vuelvo a
“casa”, al hogar.
Realmente, ha sido en
mi vida “el faro que
siempre diriges”. Esa
frase que uno solía
repetir sin pensar
cuando cantaba el
himno del colegio, ha
cobrado ahora su
s i g n i f i c a d o .
Realmente, mirando
hacia atrás, viendo
estos años, puedo
afirmar y confirmar
que el Colegio ha
logrado su objetivo:
con errores mayores o
menores, con la
i n t e r v e n c i ó n d e
N u e s t r a M a d r e ,
María, siempre volvemos, de una forma u otra, a
nuestra fe tratando de hacer honor a aquella
frase tan elocuente: “Marianistas... Fuertes en
la Fe”.
Luego de tantos años, el colegio –que es una
verdadera casa a la que queremos siempre
regresar– significa mucho más que enseñanza
técnica de conocimientos; es la cuna, la forja en
donde nos hicimos personas cristianas.
Siempre recuerdo a los maestros y profesores
que nos han formado a mis compañeros y a mí.
Hace poco, mi maestro de primer grado, Otilio
Ortega, me dio una nueva lección, al renovar sus
votos en una ceremonia sencilla pero que me
emocionó mucho. Estimo que todos los que
hemos pasado por su curso, jamás podremos
olvidarnos de él. Le debo casi todo; y si leo y
escribo, es porque él me enseñó con sus
enormes dotes docentes. He tenido el honor de
ser alumno de Ortega y de otros grandes
maestros, como Real (4º grado), Merullo (6º
grado), Noval (7º grado), entre otros; profesores
de excelencia como Drago (Matemática),
Mezzacasa (Merceología), Bond Marzio (quien
merece un recuerdo especial porque con su
enseñanza del Derecho inicié mi vocación como
abogado). Aunque, al nombrarlos, siento que soy
injusto con aquellos cuyos nombres he olvidado.
Todos los grandes profesores que he tenido
(Arnaez en Geografía, Fenelli en Historia y
Geografía, Giangrasso en Contabilidad, y demás
distinguidos maestros), son citados por todos los
ex alumnos. Pero justamente por ello, quisiera
en estas líneas resaltar la presencia de otros
miembros del Colegio que han sido tan
importantes en mi formación, como ser "Cacco",
el padre Marañón –del cual guardo especial
cariño– que nos escuchaba y que acariciaba
nuestras cabezas con manos temblorosas –ya lo
conocimos siendo muy mayor–; el padre Vidal,
el Señor García Guerra, que leía exquisitamente,
y muy especialmente, alguien que nunca he
visto que sea nombrado, pero que para mí ha
sido una guía permanente porque formó mi
estructura de pensamiento: el profesor Chanes,
de Matemática y Física, a quien nunca olvidaré.
Todas estas sensaciones me invaden cada vez
que piso el Colegio; hoy me siento orgulloso de
ser ex alumno y realmente Marianista. A la
distancia, siento a mis compañeros, tanto del
primario como del secundario, como hermanos;
de hecho, he pasado con ellos cientos de horas
en el Colegio durante años y creo que un triunfo
del colegio ha sido también formarnos a través
de nuestros compañeros.
En definitiva, si algo debiera resaltar, es que le
debo a “mi colegio” la devoción a María, la fe
inquebrantable, el sentido de pertenencia, los
mejores recuerdos de mi existencia, la disciplina
de vida y pensamiento y el enorme cariño que
tengo por esta institución, que hace que
realmente sienta al Colegio como la “casa”, el
ADORISIO Marcelo Alejandro
ÁLVAREZ Fernando Hugo
BOUQUET Alejandro
CORTESE Alejandro Hernán
CORTI Alejandro Gustavo
GARCÍA CONEJERO Diego Luis
GAUDINO Guillermo Federico
GHIOTO Gustavo Ricardo
GONZÁLEZ LABONIA Fernando Jorge
GROSSO Eduardo Julio
LEMOS Sergio Esteban
MARÍN Sergio Fabián
MOURIÑO Guillermo Pablo
PERALES Marcelo Alberto
PERETTI Sergio Roldán
PÉREZ Gustavo Gabriel
RODRÍGUEZ Gabriel Carlos
RUSSO Elio Gustavo
SIGART Gonzalo Oscar
TERRILE Gerardo Pablo
TOLOSA Ignacio Javier
URES Pablo Javier
“hogar” al cual siempre poder regresar, al punto
de confiarle mis hijos, esperando que en ellos
realice las mismas obras que ha hecho en mí.
Sencillamente, lo mejor que puedo decir al
Colegio, a mis maestros, profesores, a los
hermanos marianistas, sacerdotes marianistas,
a mis compañeros y amigos de siempre, es:
“Gracias, muchas gracias”.
Gustavo Gabriel Pérez
gustavoperez3@yahoo.com.ar
24 Anuario 09 Anuario 09
25

Estimados Ex alumnos Marianistas:
La asociación de “nuestros” padres
cumple 50 años Roberto Cribari
Hace 50 años, un 12 de septiembre de 1959, un
grupo de religiosos marinistas y un importante
grupo de padres de alumnos del colegio creaban
la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio
Marianista, que hoy tengo el honor de presidir.
Soy ex alumno de la promoción 1983 y en estos
momentos mis dos hijas se encuentran cursando
el secundario.
¿Y qué hacemos en la AAPP? Primeramente es
un espacio, un lugar que la institución nos
brinda para poder participar, compartir, conocer,
crecer, disfrutar. Y lo hacemos a través de
distintas subcomisiones que se encargan de
diversas actividades: Encargadas y delegadas de
curso; las mamás de Fiestas que preparan
diversos actos como comuniones, quinquenios,
confirmación, actos de cierre; Intendencia que
prepara la sección gastronómica que transcurre
en diversas actividades; Acción Social con sus
campañas de alimentos, juguetes, útiles, ropa y
la participación en diversos proyectos; Prensa y
difusión con un permanente apoyo logístico y,
desde el año pasado, a cargo del “Concurso
Literario” que estamos organizando para el nivel
primario; Deportes y el tradicional torneo de
fútbol para padres de los sábados, voley, tenis,
gimnasia aeróbica, ping pong.
También está la subcomisión de Padres de
Antiguos Alumnos que organiza la cena anual de
padres de ex alumnos y el té de los abuelos.
Aprovecho esta ocasión para comentar
especialmente la cena de padres de antiguos
alumnos que todos los años se celebra en la
primera mitad del año. Un momento muy cálido,
de encuentro, con algunas sorpresas, que se
desarrolla en el SUM del Colegio y a la cual están
invitados todos los padres de los ex alumnos.
En fin, muchas son las cosas en las cuales
participamos y cada mamá, papá, abuelo tiene
un lugar donde poder canalizar inquietudes,
colaborar; la Asociación la formamos todos y es
para todos.
En los difíciles tiempos que corren, estamos
convencidos de que hay que seguir sembrando y
cultivando los valores que nos fueron
transmitidos, que no hay que claudicar. Diálogo,
respeto, familia, solidaridad, esfuerzo,
dedicación, comunidad, son algunas palabras
con mucho significado y dignas de ser vividas.
Es lo que tratamos de hacer desde esta
Asociación, de mantener el vínculo con las
familias que formamos esta comunidad, de
conocernos, de caminar juntos: religiosos,
docentes, no docentes, padres, alumnos, todos
buscando objetivos comunes. La tarea no es
sencilla pero vale la pena.
Roberto Cribari
rcribari@estudiocribari.com.ar
Presidente de la Asociación de Padres de Alumnos
Así nacía...
ASOCIACIÓN DE PADRES DE ALUMNOS
DEL COLEGIO MARIANISTA
Ha sido, sin duda, una feliz iniciativa la que ha
permitido concretar, en el curso del año que
termina, la constitución de la Asociación de
Padres de Alumnos del Colegio.
Los primeros pasos de la flamante entidad han
permitido poner de relieve la simpatía con que
todos los padres han recibido la noticia de la
creación de la Asociación, que constituirá un
vínculo más de unión con el Colegio al que han
confiado la educación e instrucción de sus hijos
y será una expresión concreta de ese
sentimiento solidario que una a la gran familia
Marianista.
Creemos firmemente que la Asociación de
Padres llenará una sentida necesidad y que sus
fines estatutarios serán cabalmente cumplidos
por la acción voluntariosa y resuelta de los
padres y madres a quienes la Superioridad del
Colegio ha confiado la dirección inicial de la
Asociación y por la inestimable ayuda del grupo
numeroso de padres que colaboran con ellos.
Acertadamente ha sido expuesta la finalidad de
esta Asociación en el Estatuto elaborado para
regir su actividad, que no es otra en esencia que
lograr la unión de las familias católicas,
facilitando su mutuo conocimiento y relación
que sus hijos han iniciado como consecuencia
lógica de su convivencia en el Colegio.
Esta unión de familias, necesaria como nunca
en los difíciles tiempos en que nos toca vivir,
hará posible, en la comunión de ideales,
defender los sagrados derechos de la familia
cristiana, manteniendo vivo el culto de las
tradiciones y virtudes argentinas.
La Asociación de Padres de Alumnos del Colegio
Marianista continuará la labor ya iniciada de
acercamiento y vinculación entre todos los
padres y madres de alumnos del Colegio
realizando conferencias sobre temas de interés
general, propenderá al mayor brillo y
solemnidad de los actos que en el Colegio se
celebren y por sobre todas las cosas, y porque
ello es de suprema importancia, se esforzará
para que en el seno de los hogares de los
educandos se secunde vigorosamente, por la
acción y el ejemplo, la tarea educativa que sólo
parcialmente y por expresa delegación realizan
los profesores en el Colegio.
También en el terreno de la amable relación
social ha actuado ya con éxito la Asociación y
confiamos en que la buena voluntad y
cooperación de todos permitirá repetir las
simpáticas reuniones y la exitosa kermesse que
han sido reconfortantes demostraciones de
solidaridad y amistad entre las familias de
alumnos y ex alumnos del Colegio Marianista.
Corno toda obra humana, también ésta necesita
de una organización y un mecanismo y por ello
se ha constituido un Consejo Directivo,
designado por primera vez por la
Superioridad del Colegio y que en el futuro
elegirán los padres y madres que integran la
Asociación.
Con este Consejo Directivo colaboran
numerosos padres, agrupados en una Consejería
de Finanzas para manejar los fondos
indispensables para cualquier tarea en este
mundo; una Consejería de Fiestas, a la que
dedican su entusiasmo un grupo voluntarioso de
A la cena del 8 de agosto concurrieron
numerosos padres y madres de alumnos del
Colegio y en un ambiente de cordialidad y
afecto al Colegio, se lanzó la idea de concretar
las aspiraciones de tener la Asociación de
Padres de Familia, y… la Asociación surgió.
m a d r e s d e
a l u m n o s y
cuyos afanes
se han visto
justicieramen
t e
correspondido
s por el éxito,
d e t o d o s
conocido, de
l a
recientement
e celebrada
kermesse y
otros actos
sociales; y por
fin una Consejería de Cultura y Propaganda, que
correrá con la organización de conferencias y
otros actos que ya han tenido auspicioso
comienzo durante este año.
Con todo acierto la Superioridad del Colegio ha
designado como primer presidente de la
Asociación de Padres, al doctor Armando
Olivieri, conocido y querido por todos. Su labor
como la de todos los que con él colaboran
directamente, sólo será eficaz y cumplida en la
medida en que los padres y madres de alumnos y
ex alumnos presten a la Asociación su apoyo
resuelto.
Pedimos a Dios que así sea y confiamos en que
todos los integrantes de la gran familia
Marianista estrecharán filas alrededor de la
Asociación de Padres, cuyas recién iniciadas
actividades marcarán, sin duda, el comienzo de
una nueva era para nuestro querido Colegio.
Cuando comiencen las
tareas lectivas en el
próximo año 1960,
t e n d r e m o s
seguramente unánime
r e s p u e s t a a e s t e
llamado que es una
Cita de Honor para
todos los padres y
madres y porque
descontamos esta
muestra de buena
v o l u n t a d ,
a n t i c i p a d a m e n t e
damos gracias a todos.
26 Anuario 09 Anuario 09
27
O. D. Voegeli
( P u b l i c a d o e n
“Capitana” 1959)
Comisión Directiva de la
primera Asociación de Padres
Presidente: Sr. Armando Olivieri
Vicepresidentes: Sr. Alfredo R. do
Pico y Sra. Antonia D. de
Caamaño
Secretario: Sr. Manuel J. Guerra y
Sra. Dora V. de Sacchi
Consejerías:
De Finanzas: Sr. Luis S. Maffei
De Fiestas: Sra. E. L. de Bardi
De Cultura y Propaganda:
Sr. Orlando D. Voegeli

50 años después...
Palabras dirigidas a la Asociación de Padres, en su 50 aniversario,
por Marcos Romero, rector del Colegio Marianista,
En la fiesta del Dulce Nombre de María
Hace cincuenta años se hizo realidad una
valiosa intuición del estilo de educar de los
marianistas. Esta manera de integrar e incluir a
las familias en la vida colegial para nada
presente en aquellos tiempos, tan necesaria hoy,
que sigue siendo un rasgo distintivo de nuestro
colegio y que le da profunda identidad a nuestro
querido colegio. Es en este encuentro de familias
y colegio en donde se profundiza y se hace más
fuerte nuestra tarea común: educar y
evangelizar.
De aquellos primeros pasos a
nuestra Asociación de Padres
de 2009 se ha crecido y se ha
hecho crecer mucho a
nuestro colegio. Se han
impulsado obras colegiales,
se ha testimoniado un
espíritu fraterno que nos
hace tender la mano a
nuestro hermano necesitado,
se ha celebrado y festejado
en familia, se han creado y
sostenido espacios para que
los padres creciéramos,
hiciéramos un poco de
deporte, despuntáramos el
arte o aprendiéramos
computación, y muchas
actividades más.
Todo ha sido gracias al trabajo conjunto y sobre
todo a la presencia generosa y desinteresada de
ustedes y muchos otros. Es éste nuestro sencillo
homenaje a estos cincuenta años compartidos y
vividos por la Asociación de Padres del Colegio
Marianista de Buenos Aires.
Así como dice el himno colegial en esto también
somos un “faro” que presente y silencioso ha
impulsado y acompañado a tantos a “hacerse a
la mar”.
La Asociación de Padres ha sabido responder a
las exigencias del momento y hoy acepta los
nuevos desafíos que en el fondo siguen siendo
los mismos aunque un poco retocados: renovar
la alianza Familia-Colegio que haga de nuestra
tarea educadora una acción transformadora de
nuestros hijos y de la sociedad, acompañar y
orientar las preocupaciones de los padres para
ayudar a crecer a nuestros hijos y dar
testimonio de la presencia de Dios en nuestras
vidas.
Hoy nos encontramos para celebrar y dar
gracias por la vida en abundancia de nuestra
Asociación de Padres, por las manos que
trabajaron en ella, por las huellas que esta tarea
y estas personas han dejado en nuestro colegio
pero sobre todo, en cada uno de nosotros, es que
ellas han sido claro testimonio de la presencia
de Dios en la vida de cada uno de nosotros.
Me siento ex alumno
Agradezco su presencia hoy y antes, esperamos
se sientan a gusto y siempre en su casa y como
cada vez que celebramos, lo primero será hacer
evidente la presencia de Dios entre nosotros.
El 16 de marzo de 1970 ingresé al colegio con
muchas ilusiones, esperanzas e incertidumbres
por una carrera docente que iba a recorrer
acompañado de la Familia Marianista.
Sin pensarlo, pasaron treinta y nueve años,
encerrando recuerdos que se fueron juntando
año tras año, viviendo y compartiendo desde mi
comienzo los momentos más felices de mi vida:
desde el casamiento con Cristina, el nacimiento
de mis hijos y de mis nietos –prolongaciones de
mi vida– y otras situaciones difíciles, en las
cuales siempre estuvieron acompañándome
todos los integrantes que componen la
comunidad escolar – alumnos, padres de
alumnos y ex alumnos– que se acercaron para
estar a mi lado.
“Todo tiempo pasado fue mejor “, dicen; pero
revivo día a día con esos grupos de jóvenes, con
los cuales cada domingo comparto unas horas
desde otro lugar. Son esos chicos, hoy hombres,
algunos padres de familia, que veo en cada
encuentro del torneo, donde recordamos
tiempos de alegría y tristezas que envuelven
Manuel Araujo
anécdotas de una
vida dentro del
colegio.
M i s p r i m e r o s
alumnos de 5º grado,
por el año 1972,
llenan de alegría mis
recuerdos; y otros
que pasaron por mis
manos, que hoy veo
jugar a padres e hijos
en un mismo equipo:
l o s V a r e l a , l o s
M e n é n d e z , l o s
Fernández Zapiola y
otros, e hijos de
muchos alumnos
m í o s q u e h o y
participan en el
campeonato de ex
alumnos.
El colegio me permitió abrirme a un mundo de
valores, donde cada familia acompaña desde su
lugar y desde la escuela con el amor de cada día
hacia cada uno de los chicos. El Amor, un valor
tan importante que agrupa todos los sueños,
ideales y proyectos, y que la educación
marianista, estimula, junto con la fe en Dios que
está presente en cada momento.
Hoy, movilizado por esos valores, comparto
momentos muy felices cada domingo y puedo
recibir de los ex alumnos ese respeto, cariño y
reconocimiento de mi paso por esta institución.
Agradezco a la comunidad marianista el tiempo
vivido junto a ustedes, a los grupos de alumnos
que veo domingo a domingo, a los que vienen a
visitarme, regalándome el recuerdo de lo vivido
y disfrutando del presente.
Gracias a todos lo que hicieron que mi paso por
el colegio esté lleno de gratos momentos que
supo brindarme y hoy puedo disfrutar desde otro
lugar, cada domingo en el torneo de ex alumnos.
Por todo lo vivido y lo que sigo viviendo… ¡me
siento marianista!
Manuel Araujo
araujosar@yahoo.com.ar
28 Anuario 09 Anuario 09
29

Susan Sontag
Esto pasaba en 2004
En Estados Unidos, George W.
Bush es reelegido para la
presidencia y fallecen Susan
Sontag, novelista y ensayista
de gran prestigio, y Ronald
Reagan, ex presidente de ese
país. En el resto del mundo, la
ONU anuncia la necesidad
urgente de regular la
explotación comercial de la
Antártida; el presidente de
Taiwán, Chen Shui-Bian,
admite la posibilidad de
reunificación con China; se
producen enfrentamientos
entre soldados del ejército y
guerrilleros en Colombia
–cobrando la vida de
c e n t e n a r e s d e
personas– y Hugo
Chávez es reafirmado
como presidente de
Venezuela.
Por su parte, en la
Argentina, el comienzo del año abunda en
buenos augurios para la economía,
alentados por los precios en alza de los
productos exportables y una demanda
que parece propiciatoria de crecimiento
en la economía y en la sociedad, como un
viento de cola que no cesa. También es el
año de la renegociación de la deuda
pública y la recuperación del crédito; y el
año de los Juegos Olímpicos,
esta vez en Atenas, donde
Argentina gana el Torneo
Olímpico de fútbol.
Y en el final, es el año de
Cromagnon, discoteca ubicada
en la zona de Once en la ciudad
de Buenos Aires, trágicamente
conocida por la terrible noche
del 30 de diciembre de 2004,
durante la cual, en un recital de
la banda de rock “Callejeros” un
incendio provocó la segunda
mayor tragedia no natural en el
país, causando la muerte de 194
personas y dejando más de 700
heridos.
Ronald Reagan
Atenas 2004
Cromagnon
Inevitables recuerdos
”Pata Patagones, Patagones a la vista, vinimos a
Córdoba para competir. ¡Trajimos a Mabi y a Ani
también, el Padre Prieto nos dará bendiciones, para
que ganemos copas a montones! ¡Guerra en Córdoba
n o s d e j a c o r r e r, q u é b u e n o q u e e s ! ”
Cómo olvidar aquel famoso “canto” que teníamos que
hacer en Córdoba para nuestro equipo de cuarto
grado, con Leo Ramund.
Pasaron cinco años, 1.825 días, 43.800 horas,
2.628.000 minutos, 157.680.000 segundos… ¡¿Ya?!
¿Tanto tiempo? “Parece como si fuera ayer que…”
Cuando nos ofrecieron escribir una carta para la
revista de ex alumnos tuvimos una mezcla de
sensaciones. Primero, fue darnos cuenta, sin poderlo
creer, que ya había pasado media década de nuestra
salida del colegio. Luego, nos pareció una muy buena
oportunidad para poner en palabras lo que hoy
sentimos por aquel lugar en el cual pasamos doce
años de nuestras vidas.
Inevitables recuerdos vienen a nuestra mente cada
vez que pensamos en el colegio. Un lugar en el cual
crecimos, aprendimos, nos equivocamos, nos
enojamos, nos divertimos y nos preparamos para
poder seguir cada uno nuestro camino.
Difícil será olvidar nuestro primer campamento, en
segundo grado, cuando por primera vez dejábamos a
nuestros padres para, de a poquito, aprender a
conocernos a nosotros mismos y compartir
experiencias con nuestros compañeros. Y luego
darnos cuenta de que estábamos tomando nuestra
Primera Comunión; y… sin pensarlo, había llegado
nuestro primer Córdoba, en cuarto grado. Y así,
después de conocer Junín y 9 de Julio, de haber
compartido muchos momentos con amigos y
maestros, estábamos ya en una nueva etapa: el
secundario. Momento lleno de expectativas, de
cambios: dejar a nuestros viejos compañeros de siete
años para armar un aula nueva.
Pero pronto nos acostumbramos a tener un profesor
para cada materia, a empezar a vivir experiencias
como La Tirolesa, en el Rancho de Popi, la dinámica
del “reloj”, De corazón a corazón, en Córdoba, El
Puente, el Proyecto Servir, retiros… Y finalmente
estábamos en nuestro viaje de egresados.
Parece que todo pasó rápido, ¿no?
Pero este breve párrafo que describe lo que fue
nuestro paso por el colegio llevó muchos años de
nuestras vidas, durante los cuales fuimos
formándonos y llegando a ser quienes somos ahora.
Miles de recuerdos nos vienen a la cabeza... miles de
momentos vividos que no se pueden olvidar. Tantos
campamentos, juegos, actos, servicios, clases,
María Cecilia Gené
María Lourdes De Martino
recreos; el famoso “partido mixto contra el C” en el
patio rojo, tantos deportes, maestros y profesores que
nos marcaron a lo largo de todo nuestro camino por el
Marianista.
Si tenemos que definir lo que significa el colegio para
nosotras, lo resumiríamos en tres palabras:
Educación, Valores y Amistad. Tres conceptos que, por
separado, significan mucho y que son de suma
importancia; pero que, complementados, hacen a una
persona íntegra para enfrentarse a la vida.
La educación, en lo académico y también como
persona, es fundamental ya que nos da las
herramientas necesarias para crecer y ser los mejores
en lo que hagamos. Maestros, profesores y tutores nos
enseñaron no sólo a leer con el silabario sino también
a ir en busca de lo que uno quiere, de nuestra
vocación, de nuestros sueños y hacer todo lo que
queremos y debemos con pasión y respeto, que es la
mejor forma de vivir la vida.
Los valores, aquellos que nos guían y nos recuerdan
quiénes somos, que nos permiten tener los pies sobre
la tierra. Sin lugar a dudas, sin ellos no seríamos lo que
somos. El colegio cumplió un papel fundamental ya
que, junto a nuestras familias, fue quien nos los
inculcó para ser mejores personas.
Y por ultimo, la Amistad. Actualmente seguimos
compartiendo nuestro camino con muchas de las
personas que conocimos en un aula con tan sólo seis
añitos... (como quienes escribimos); y sin dudarlo
creemos que fue el regalo más importante que nos
dejó el colegio: un grupo de amigos único e
incomparable, personas increíbles con quienes hemos
compartido aulas, campamentos y actividades y que
hoy en día son pilares fundamentales para cada una
de nosotras. A pesar de todo el tiempo que pasó y de
los diferentes caminos, seguimos manteniendo
nuestra amistad como desde el primer día…
Hoy, por más que uno se va alejando y no tenemos tan
allegada relación, decimos: ¡Gracias! Cuando
escuchamos la palabra “Marianista”, no nos pasa
desapercibido: sentimos el orgullo de haber sido parte
del Colegio y de haber pasado doce años de nuestras
vidas en él; y de ser de ese lugar que, con su gente, nos
ayudó y nos vio crecer…
¡Y ahora a seguir viviendo la vida! Con cariño, de dos
egresadas marianistas de hace apenas cinco años…
María Cecilia Gené (5º C)
María Lourdes De Martino (5º B)
30 Anuario 09 Anuario 09
31

Parece que fue ayer...
Parece mentira que
c i n c o a ñ o s n o s
separen de ese último
día, en que recibimos
nuestros diplomas y
dejamos el colegio
para empezar a
construir nuestro
futuro.
H a c e r n o s
r e s p o n s a b l e s d e
n u e s t r a p r o p i a
historia y elegir por
nosotros mismos, era
algo que a todos nos
a s u s t a b a , p o r q u e p a r e c í a m u c h a
responsabilidad para nuestros 18 años. Aunque
también estábamos llenos de expectativas e
ilusiones por lo que vendría.
Dejamos atrás un mundo conocido donde
sabíamos quién era quién y cómo hacer las
cosas, ya que el Marianista había sido nuestra
casa por muchos años.
Al principio, acomodarse a esta nueva etapa no
fue fácil; conocimos nueva gente tuvimos otras
obligaciones, pero finalmente le tomamos la
mano y aprendimos a transitarla. En lo personal,
de vez en cuando vuelvo al colegio a saludar a
todos aquellos que fueron fundamentales en mi
formación como persona de bien, pero me
sorprendo al darme cuenta que algunos ya no
están, y que su lugar lo ocupa gente que pasó por
las aulas en nuestra época de estudiantes.
Hoy, pasado el tiempo, creo que ser ex alumno
marianista es ser parte de una familia, que como
todas tiene sus defectos y virtudes; pero que,
más allá de todo, siempre tiene las puertas
abiertas para nosotros.
Si miro para atrás, veo claramente que algunas
cosas cambiaron bastante y otras no tanto;
algunos ya tenemos el título universitario en
mano y otros siguen en la lucha. Pero en el
fondo, cuando nos volvemos a ver, somos los
mismos.
Los encuentros ahora tienen un sabor diferente
y más valioso, porque sólo depende de nosotros
volver a encontrarnos. Es un desafío organizar
todas las actividades, sincronizar las agendas y
Natalia Fernández Zapiola
pactar “el día”. Pero los esfuerzos
valen la pena, ya que, en cada
reunión, la risa es protagonista y
seguimos compartiendo la vida. Los
nuevos desafíos son más fáciles de
llevar adelante porque tenemos a
nuestros viejos amigos que nos
“ponen la oreja”. Es grandioso poder
decir que, cuando me ocurre algo,
sigo marcando los mismos números
de teléfonos desde hace 17 años.
Con otros solamente nos cruzamos
por la calle, en el colectivo o en
algún cumpleaños de un amigo en común; y
parece que el tiempo no pasó: numerosas
preguntas brotan por el deseo de saber qué fue
de la vida de esos que, años atrás, compartieron
pasillos y aulas con nosotros.
Igualmente, a todos nos une el hecho de ser
parte de una misma historia. Crecimos juntos; y
si bien no quiero decir que “todo tiempo pasado
fue mejor”, porque cada etapa tiene sus cosas
lindas, es verdad que en esos años… ¡qué bien la
pasábamos! Incluso sería imposible poder
resumir en pocas líneas todas las anécdotas y
momentos vividos.
Los dolores de cabeza, a veces, parecen ser más
fuertes que cuando vestíamos el uniforme del
colegio; pero en definitiva tenemos la suerte de
estar rodeados de esas personas
que conocimos hace muchos años,
cuando empezamos nuestra etapa
colegial y que hoy siguen ocupando
un lugar muy importante en
nuestra vida.
Este ejercicio de sentarme a
escribir me llenó de nostalgia y me
hizo pensar que, aunque crecimos
mucho en estos últimos años y
cada uno tomó su camino,
haciendo crecer su vida personal,
sentimental y laboral, es bueno
poder tener la oportunidad de encontrarse
después de cinco años para recordar viejos
tiempos.
Natalia Fernández Zapiola
nataliafz@fibertel.com.ar
32 Anuario 09 Anuario 09
33

La vida después del colegio
L a s v i v e n c i a s ,
e x p e r i e n c i a s y
c o s t u m b r e s q u e
a p r e n d i m o s y
desarrollamos, a lo
largo de los doce años
–en mi caso– en que el
colegio se convirtió en
n u e s t r o s e g u n d o
hogar nos permitieron
crecer física, mental,
social y culturalmente
para desempeñarnos
en un país hermoso
pero conflictivo y
problemático.
Algunas de las experiencias que nos ayudaron a
reflexionar y a salir de la “hermosa cajita de
cristal” que nuestros padres y el Marianista
crearon para nosotros fueron los campamentos
de Sierra de los Padres, Tandil, Córdoba, San
Clemente y finalmente Bariloche. Las
actividades extra colegiales que enriquecieron
nuestra personalidad y nuestros valores como la
mini misión, el puente, los retiros espirituales de
4º y 5º, el torneo de alumnos, convivencias,
gimnasia, cumpleaños y fiestas fueron forjando
las bases, la manera de actuar y de tomar
nuestras propias decisiones, que en definitiva es
lo que hoy somos.
A partir de diciembre del 2004, se nos planteo el
desafío de crecer por nuestra cuenta, sin tutores.
Gracias a que tenemos actividades que nos
ayudaron a mantenernos juntos como el torneo
de ex alumnos, cumpleaños y facultad, y a que
nos intentaron enseñar a cultivar la amistad,
que nos unió como grupo, pudimos, cuando
dejamos el secundario, ir enriqueciendo ese
grupo con nuevas personas y con nuevas
experiencias. De esa forma le dimos pelea a este
desafío tan complejo y tan largo que es crecer
dándole calidad y felicidad a nuestras vidas.
Es inevitable sentir nostalgia cuando
recordamos aquellos días en que subíamos por
las escaleras a encontrarnos en las aulas con
amigos, compañeros, profesores, tutores y
catequistas para desempeñarnos como
estudiantes. También es inevitable que existan
esas locas ganas de vivir de nuevo muchas de las
experiencias que compartimos juntos y los
innumerables momentos que quedaron
Enzo Fernando Alberti
grabados “a fuego” dentro de cada uno de
nosotros. Pero la vida continúa y el tiempo no
para. Debemos seguir el camino elegido, con
dudas o inseguridades, empleando las
herramientas que fuimos obteniendo y
mejorando con el transcurso de los años, sin
dejar de mirar hacia el próspero futuro que nos
espera y aguarda.
Enzo Fernando Alberti
albertienzofer@hotmail.com
La Oración de las Tres
La “oración de las tres” es una plegaria típicamente marianista,
que se conserva desde la fundación, y que nos recuerda el
misterio de la Redención. Es una cita espiritual que tenemos
todos a la “hora de nona” –las tres de la tarde –, hora en la que
murió el Señor.
La redacción de la plegaria ha ido cambiando a lo largo del
tiempo. Hasta el último tercio del siglo veinte, todos los alumnos
de los colegios marianistas han rezado esta oración, de pie, al
comienzo de las clases de la tarde de cada día, empleando la
fórmula: “Oh, divino Jesús, nos trasladamos en espíritu al monte
Calvario…”. Muchos ex alumnos, ya mayores, la saben de
memoria, aunque hayan pasado muchos años desde que
salieron del colegio.
Vamos a recordarla:
¡Oh, divino Jesús!, nos trasladamos en espíritu al
monte Calvario para pedirte perdón por nuestros
pecados, que son la causa de tu muerte.
Te damos gracias, Señor, por haber pensado en
nosotros en aquel momento solemne, y habernos
constituido hijos de tu propia Madre.
Virgen santa, muéstrate nuestra Madre,
acogiéndonos bajo tu especial protección.
San Juan, sé nuestro patrono y nuestro modelo, y
alcánzanos la gracia de imitar tu piedad filial
para con María, nuestra Madre. Amén.
34 Anuario 09 Anuario 09
35

Valores Compartidos
Lo primero que se me hace presente cuando
pienso en el colegio son las amistades que ahí
surgieron y los valores compartidos. Siempre
resultó claro que para el Colegio Marianista lo
más importante es formar personas. Mucho de
lo que hicimos en esa etapa tuvo que ver con
este fin. Los campamentos nos ayudaron a
integrarnos con nuestros compañeros y a
construir amistades más profundas; las
experiencias solidarias nos dieron la posibilidad
de sensibilizarnos y comprometernos con
distintas realidades a nuestro alrededor y a
valorar más lo que tenemos; los tutores,
coordinadores, directivos y docentes hicieron lo
posible por orientarnos y prepararnos para todo
lo que vendría después del colegio.
Parece que fue ayer cuando terminamos quinto,
pero pasaron cinco años y muchas cosas. Un día
tuvimos que salir y ver qué nos esperaba del otro
lado del “túnel”. Primero vino la facultad,
después el trabajo –para algunos tal vez en otro
orden, o vino uno sin el otro…–. Tuvimos que
llegar temprano a lugares sin que estuvieran
Gasman ni Pico para llamarnos la atención si no
lo hacíamos. Tuvimos que estudiar de libros sin
que nadie nos dijera en qué hojas exactas
estaban los temas, y rendir exámenes con
ejercicios que no habíamos hecho en clase. Los
profesores no sabían nuestro nombre, ni el de
nuestros hermanos. Y tampoco lo sabía quién
María Inés Granda
estaba en el banco de
al lado…
No fue fácil cambiar
de ambiente; y menos
cuando desde primer
g r a d o f u i m o s
c r e c i e n d o ,
aprendiendo y, por
sobre todo, haciendo
amigos en el mismo
lugar. El colegio había
sido hasta entonces el
r e f u g i o d o n d e
p o d í a m o s s e r
auténticos, porque
todos compartíamos
más o menos las
m i s m a s b a s e s y
valores.
Con el tiempo fui
haciendo amigos
nuevos, compartiendo
parte de nuestra
“historia” y viviendo nuevas experiencias; pero
también debo admitir que, en muchos casos, me
sentí fuera de lugar, con ideales que a otros le
parecieron absurdos. Me trataron de ingenua,
diciendo que algunos de los valores en los que
creo y defiendo no existen o no tienen nada que
ver con la realidad que vivimos. Conceptos
básicos como la honestidad, el compañerismo, la
solidaridad, que a nosotros nos inculcaron desde
muy chicos, parece que en muchos ambientes no
son tan frecuentes, sobre todo cuando la
competencia tiñe las relaciones laborales y
estudiantiles, y pareciera que el éxito de uno
afecta el crecimiento de los demás.
Por suerte, el encuentro con los amigos de
siempre –que son los del colegio– me ayuda a
darme cuenta de que todavía somos varios los
que creemos que las cosas se pueden hacer de
manera diferente. Tal vez no podamos cambiar
el mundo, pero está en nosotros intentar
mejorarlo. Creo que eso lo aprendimos en el
colegio y lo llevamos como una especie de
mandato. Hoy, a cinco años de la partida, deseo
que todos tengamos la fuerza para desparramar
este “idealismo ingenuo” por donde vayamos.
María Inés Granda
ines.granda@hotmail.com
36 Anuario 09 Anuario 09
37

Religiosas marianistas en Argentina
Las Hijas de María Inmaculada
Gloria Elvira Paz, María Blanca Jamar, María Lourdes Ortiz y Susana Romero
En Barros Pasos 3443, una muy sencilla casa
ubicada en el barrio porteño de Villa Soldati, a
pocos metros de la parroquia Nuestra Señora de
Fátima, viven en comunidad las Hijas de María
Inmaculada. María Blanca Jamar, Susana
Romero, Gloria Elvira Paz y María Lourdes Ortiz,
son las cuatro religiosas marianistas que en el
2008 iniciaron su misión en nuestro país.
Susana Romero –la Superiora, aunque no le
gusta que la llamen así– es de Buenos Aires;
como así también Lourdes Ortiz, ex alumna del
colegio marianista de esta ciudad. Gloria Paz se
formó en la comunidad marianista de Monte
Quemado –provincia de Santiago del Estero– y
Blanca Jamer vino de España.
Fue el 16 de noviembre de 2007 cuando se
celebró en su Huarte natal (Navarra-España) el
envío de Blanca en representación de las cuatro
hermanas que irían a formar la nueva
comunidad marianista en la Argentina. La
Hermana Provincial, Carmen Belda, le entregó la
cruz de San Francisco Javier para que presidiera
la misión bonaerense.
Las otras tres hermanas se relacionaron en el
noviciado de Chile. Susana Romero estuvo
viviendo allí dieciocho años; conoció a Gloria
Paz cuando ésta llegó a aquella ciudad en 1991 y
a Lourdes Ortiz unos diez años después.
El 29 de marzo de este año tuvo lugar la misa de
recepción de las cuatro hermanas en nuestro
colegio.
SUSANA ROMERO
Nos cuentan…
A: -¿Cómo surgió venir a Buenos Aires?
S. R.: -La idea era tener, en algún momento, la
comunidad acá. En un Capítulo provincial se
dijo que era conveniente abrir una comunidad
en Argentina. Después de un par de Capítulos
más, dieron una fecha: para tres o cuatro años
adelante; sería entre 2008 y 2009. Gloria vino a
ver el lugar. Pensamos en varios sitios; pero
vinimos a Buenos Aires por lo que hace a la
formación. Además estaba Soldati, un sector
cercano inmerso en otra realidad.
A: -¿Qué labor vienen realizando?
S. R.: -Este año estamos adaptándonos y viendo.
No es muy concreta aún nuestra misión. Según
nuestras inclinaciones y lo que vamos viendo,
decidimos qué hacer. Ahora yo estoy dentro de
la Pastoral del Colegio Marianista, Gloria
colabora en la parroquia Nuestra Señora de
Fátima y Lourdes se desempeña en distintas
escuelas públicas de este distrito.
A: -¿Cómo fue el contacto con Blanca?
S. R.: -Nosotras nos adaptamos a la vida
religiosa en Chile. Venir a la Argentina era un
cambio importante. Pensábamos que tres
éramos pocas y por eso apareció Blanca que
tiene una importante trayectoria marianista y
aporta una experiencia muy valiosa. Es que uno
siempre necesita una guía.
GLORIA PAZ
A: -¿Cómo fue su experiencia marianista en
Monte Quemado?
G.P.: -Mi experiencia en el Colegio Marianista
de Monte Quemado fue muy buena; ahí fui
aprendiendo de los hermanos y padres
marianistas lo que es la entrega gratuita e
incondicional, pues siempre que acudías para
cualquier cosa ellos estaban prontos para
tenderte una mano y un consejo. En las clases se
entregaban con dedicación constante, y cada
vez que había problemas para entender algún
contenido ahí estaban para volver a explicarte.
Ellos con su presencia siempre atenta fueron
dándole al colegio ese aire de familia tan
distintivo en la Familia Marianista. Lo mejor de
todo es que las cosas te las enseñaban más con
su ejemplo de vida que con palabras.
También me enseñaron todo lo que sé de religión
y del seguimiento de Jesús. Nos lo enseñaban en
la clase de religión, en los grupos juveniles, en la
formación para catequesis, siempre
invitándonos a participar de todo y nos
facilitaban lo más posible para que pudiéramos
asistir.
La presencia de los religiosos marianistas en
Monte Quemado fue muy valiosa, pues
aportaron mucho al crecimiento de las personas
y a la formación de docentes que más tarde se
desenvolverían profesionalmente en distintas
provincias del país. Trabajaron mucho por
erradicar el analfabetismo.
A: -¿Alguna anécdota como alumna?
¿Recuerdos de algún profesor?
G.P. -Recuerdo al padre Severiano entrando en
el aula con su tocadiscos bajo el brazo para
enseñarnos francés. Como mis compañeros no
querían escuchar, salía enojado y al minuto
volvía a entrar y entonces, tenía un poco más de
éxito. Había uno que nos tiraba con las tizas, un
poco más arriba de nuestras cabezas, para que le
prestáramos atención. Y otro nos castigó una
semana porque hicimos desorden en la semana
de la juventud.
A: -¿Qué actividades realizaban, fuera de las
estrictamente colegiales?
G.P.: -En los primeros años yo participaba de un
grupo juvenil y una de las cosas que hacíamos
era ayudar a construir alguna casa que estaba en
mal estado. Otra vez fuimos a ayudar a colocar el
techo del hospital. Recuerdo que llegamos como
a las siete de la mañana; cada uno tenía que
llevar alguna herramienta y mientras
trabajábamos nos divertíamos bastante;
terminábamos cansados pero muy contentos.
El padre Enrique Barbudo organizó un grupo
misionero para salir al campo algunos fines de
semana; íbamos los viernes en la tarde y
volvíamos los domingos en la tarde; allí
visitábamos las casas, ayudábamos en las misas
y en la catequesis.
A: -Cuéntenos de su traslado a Chile y cómo
conoció allí a sus compañeras.
G.P.: -Yo fui a Chile en febrero de 1991. Fui
porque quería ser religiosa marianista y Chile
era una posibilidad pues anteriormente habían
estado formándose ahí nuestras hermanas de
Brasil. A Susana Romero la conocí cuando fue a
realizar una experiencia en nuestra casa en el
año 1992. Y a Lourdes la conocí años más tarde
cuando fue a conocer a las hermanas; eso fue en
el año 2000, justo para mis Votos Perpetuos.
A: -¿Cómo surgió la idea de volver a la Argentina
y por qué eligieron vivir en Soldati?
G.P.: -Las tres argentinas que fuimos a Chile
iniciamos nuestro proceso vocacional aquí, en
nuestro país, acompañadas por hermanos
marianistas; pero siempre con el horizonte de
volver como religiosas a la Argentina para
ampliar la Familia Marianista. Elegimos vivir en
Soldati porque es un lugar donde había habido
presencia Marianista. Además, es un sector de
inserción con gente humilde, cercano a lugares
de estudio y trabajo y donde podemos participar
en la vida parroquial.
LOURDES ORTIZ
Llegué al Colegio Marianista en el año 1995,
cuando ingresé a primer año de la secundaria.
Mis hermanas ya habían dado ese paso los años
anteriores y yo me sumé al de ellas. Fue un lindo
cambio para mí, especialmente lo sentí a lo largo
del primer año en el que me lleve gratas
sorpresas. Yo sabía muchas cosas que se hacían
y se vivían en el colegio por mis hermanas, pero
era distinto y mejor poder vivirlas. Con las
compañeras que veníamos de otros colegios
compartíamos una misma impresión: acá se
vivía algo distinto. Se percibía mucha cercanía,
preocupación porque nos adaptáramos bien;
rápidamente nos sentimos cómodas y estos nos
lo permitieron vivir, especialmente, los
coordinadores –los que hoy se conoce como
tutores–, algunos profesores y catequistas.
Recuerdo con mucha alegría a quienes fueron
mis compañeros de curso, con quienes
caminamos los cincos años, y los de otras
divisiones, con los que también
compartimos el camino y la amistad.
Personalmente valoro mucho este trato
humano y cercano que recibí en general
de todo el plantel educativo. Pero sin
duda lo que tuvo más influencia en mi
vida fueron las propuestas y experiencias
desde la pastoral. Allí encontré un
espacio de apertura a Dios, a los demás, a
lo que el mundo vivía: los servicios de
apoyo escolar en los hogares y catequesis
en el barrio Carrillo, la mini misión, el
grupo juvenil, los retiros y convivencias.
Esas, sin duda, han sido las experiencias
que me ayudaron a descubrir un camino
de respuesta al “para qué” de mi vida y
abrió las puertas para buscar y vivir mi
vocación. Hubo personas significativas,
entre religiosos y laicos, que apuntalaron
mucho mi búsqueda; y especialmente las
amigas y amigos que tengo gracias a este
espacio. El curso dejó de ser el horizonte
de posibilidades: había muchos y muchas
con los que compartíamos anhelos, fe y
esperanzas; y de eso, estoy muy
agradecida.
Gloria Paz con el párroco de Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro, Manuel Madueño, en Monte Quemado
38 Anuario 09 Anuario 09
39

Monte quemado y la
presencia marianista
El departamento Copo
se encuentra ubicado
en la parte noreste de
l a p r o v i n c i a d e
Santiago del Estero y
ocupa casi todo el
ancho de la provincia.
Es el departamento
más norteño de la
provincia, limitando
con Salta y Jujuy.
Monte Quemado, su
capital desde el
advenimiento del
f e r r o c a r r i l , s e
e n c u e n t r a e n e l
centro-norte del
departamento Copo, a
326 kilómetros de la
ciudad capital de
Santiago del Estero. La
ciudad de Monte
Q u e m a d o t i e n e
alrededor de 11.400
habitantes. Todos los naturales del
departamento de Copo reciben el gentilicio de
“copeños”, sin diferenciar el gentilicio de cada
pueblo, paraje o ciudad.
Se denominaban “copos” a los guerreros
nómades que conformaban pequeños grupos
habitantes primitivos de la zona. Monte
Quemado deriva su toponimia del accionar de
los aborígenes que
producían extensos
incendios de los montes
con el objeto de acorralar
los tigres –abundantes en
la zona– y cazarlos,
aprovechando su carne y
su piel.
El Colegio San Francisco
Solano fue creado el 13 de
marzo de 1961 por
iniciativa del cura
franciscano fray José
G e n e s i o B a l d á n y
comenzó a funcionar en
una habitación contigua
a la Parroquia del Perpetuo Socorro. Con el
tiempo, se fue levantando el actual edificio y
recién en 1971 obtiene la aprobación para
completar los cinco años, egresando la primera
promoción de bachilleres en 1977. Diez años
atrás el sacerdote italiano Remo Baldón había
reemplazado al rector P. Baldán. Pero debiendo
regresar a su país de origen, a comienzos de
1978 hace su arribo a Monte Quemado la
Congregación Marianista, haciéndose cargo de
la rectoría –por ese año– el padre Juan Bautista
Atucha. Se sucedieron en el cargo los hermanos
Juan Manuel Sierra y Carlos Ruiz, el P. Atucha y
la profesora Selva Inés Martínez.
El colegio San Francisco Solano fue la única
institución educativa de nivel secundario que
tuvo Monte Quemado durante 27 años. Tiene
un prestigio sobradamente ganado, porque
posibilitó que jóvenes adolescentes aspiraran a
una carrera terciaria o universitaria, además de
formarlos en la religión cristiana.
El Instituto de Formación Docente N° 6 vino a
solucionar en gran medida la necesidad de la
juventud del lugar de formarse en una carrera
terciaria. De allí egresó una gran cantidad de
docentes que, luego de cubrir la plaza laboral
local, emigraron a otros lugares del país. Hay
docentes copeños diseminados por todo el país;
y el sur argentino fue uno de sus principales
destinos hasta llegar a la misma Antártida.
Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Fue en 1979, por iniciativa del padre Atucha,
cuando comienzan los trámites para trasladar a
Monte Quemado, el Profesorado de Enseñanza
Primaria que funcionaba en Quimilí. El 30 de
marzo de 1980 comienza a funcionar en las
i n s t a l a c i o n e s d e l
colegio San Francisco
Solano. En el mismo
s o l a r l u e g o s e
construyeron aulas
propias. Fue su primer
rector el padre Atucha.
Siendo único en su tipo
en toda la zona, los
alumnos del Instituto
t e n í a n d i s t i n t a s
procedencias. Ante la
carencia de docentes
secundarios con títulos
específicos, el padre
A t u c h a g e s t i o n ó
carreras de profesorado
secundario, docentes
que hoy día cubren la
casi totalidad de los
cargos existentes en la
zona.
La presencia marianista en Monte
Quemado no se redujo al campo
educativo. Paralelamente, su
labor pastoral se irradió desde la
Parroquia Nuestra Señora del
P e r p e t u o S o c o r r o , q u e
funcionaba ya desde 1952. En
1978 se hace cargo de la misma el
padre Atucha, acompañado por
los hermanos marianistas Juan
Manuel Sierra y Eloy Mealla. En
1981 son reemplazados por el
padre Manuel Madueño con la
colaboración de hermanos Isaac
Gómez y Carlos Ruiz.
En 1983 llegan tres sacerdotes
marianistas: Juan Atucha,
Severiano Ayatuy y Enrique
Barbudo, éste último a cargo de la
parroquia; venía también con
ellos el hermano Roque Llamas.
Es muy recordada la labor del
padre Barbudo al frente de la
parroquia, por la actividad que
desarrolló al frente del proyecto
agrícola destinado a reunir
familias de escasos recursos en
sociedades agrícolas, propietarias
de sus tierras, para aprender a
trabajarlas y ser dueñas de sus
frutos. Así se constituyó la
cooperativa “Colonia San
Antonio”.
Fuente de la información
MANSILLA, Shu, Monte Quemado: su historia y su gente,
Editorial Lucrecia, Santiago del Estero, 2005
Padre Juan B. Atucha
40 Anuario 09 Anuario 09
41

Coronel Brandsen
Presencia Marianista en la
formación de educadores
El Espíritu que nos movió en Monte Quemado a
esta aventura de la formación de docentes y a
ser parroquia de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro
es el mismo que nos movió siempre a los
religiosos marianistas al fundar el Colegio de
Buenos Aires, al hacer la escuela “Normal” en
Buenos Aires o cualquier otra actividad. Lugares
distintos totalmente, y acciones diferentes,
pero hombres que movidos por el mismo
carisma, entregaron sus vidas al Reino de los
Cielos. Riqueza de unos hombres que se
comprometieron a vivir la fe como lo hizo María,
es decir ser y vivir como hijos de Dios Padre, y
tratar de hacer lo que Él nos diga. Los
marianistas no podemos tener recetas, sino
escuchar la novedad del Espíritu en cada lugar y
en cada momento, tratando de vivir en
intimidad con Jesús y con María. Los hombres
nuevos que piden los obispos en Aparecida, y no
grandes estructuras que se derriten con el
tiempo. El riesgo para nosotros, los religiosos
marianistas, es el de hacernos demasiado
mundanos, y entonces nuestra fe se va
desgastando y se hace mezquindad. Es vital para
nosotros que haya jóvenes que estén dispuestos
a seguir este carisma. Y para eso tenemos que
mostrar con nuestras vidas que ser religioso
marianista merece la pena.
Un poco de historia
En la formación de maestros y profesores hecha
por los marianistas en Argentina hubo tres
momentos, cada uno emprendido por razones
diferentes. El primero fue en Brandsen, por el
año 1960. Su objetivo era la formación de los
r e l i g i o s o s
m a r i a n i s t a s
j ó v e n e s .
Fracasó, pues
no se dieron las
c o n d i c i o n e s
m í n i m a s
necesarias. El
segundo fue por
ese mismo año
en el Colegio de
Buenos Aires.
S u o b j e t i v o
resultaba ser el
mismo pero se
P. Enrique Barbudo sm
abrió la escuela Normal para todo el mundo.
Hizo mucho bien y solucionó muchos
problemas. Cumplió su ciclo, que terminó
cuando se decidió la conclusión del sistema a
nivel nacional. Y el tercero es en Monte
Quemado, Santiago del Estero.
Este último es el más desafiante, pues supone
insertarse en medio del Impenetrable y de su
gente. No ha sido hacer un colegio y un
profesorado para los pobres, que habría sido
caer en un solapado y vulgar asistencialismo,
sino irse a vivir con ellos, mimetizarse con ellos,
tratar de ser uno de ellos, y con ellos buscar los
caminos posibles que dignifiquen. Hemos
formado unos 1.400 docentes con título
nacional y mentalidad cristiana. Han sido
Profesores para la Enseñanza Primaria,
Profesores de Historia, Profesores de Letras,
Profesores de Pedagogía, Profesores de
Filosofía, Profesores de Matemáticas,
Profesores de Biología, Profesores de Física.
Son toda una historia de más de veinticinco
años, que fueron posible gracias a una mística
vivida de veras por unos pobres religiosos
marianistas, que con su carisma de hacer “lo
que Él os diga”, fueron capaces de escuchar al
Señor, a María y al pueblo, insertándose en
medio de ellos y caminando con ellos.
Pero, como pasa a menudo, lo más pobre, lo más
débil cae, y hace tres años nos fuimos de Monte
Quemado. Sin comentario.
Si alguien lee estas reflexiones, si es joven de
corazón, si piensa en la aventura de seguir al
Señor y pensara hacerse religioso marianista,
póngase en contacto con Enrique Barbudo en
Nueve de Julio. Si se siente llamado a vivir la
mística y el carisma marianista es lo mejor que
le puede pasar en la vida. Le ofrecemos pasar
con nosotros unos días en Nueve de Julio.
Mística de la presencia marianista en
Santiago del Estero
Caímos “como peludo de regalo” en la provincia
más pobre de Argentina y en la zona más pobre
de esa provincia. Nuestra presencia en la
parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro se intentó vivir desde tres opciones
Frente del Colegio Marianista de
Buenos Aires en la década de los '60
claras, que se
a s u m i e r o n
c o m o
comunidad
religiosa y
c o m o
parroquia:
opción por el
desarrollo en
la educación,
opción por el
d e s a r r o l l o
s o c i a l y
opción del
m i n i s t e r i o
parroquial.
H e m o s
cometido errores y equivocaciones. Hemos
tenido éxitos y fracasos. Pero vivimos la alegría
de escuchar al Señor, la alegría de seguirle y la
alegría de hacer algo profundo por nuestro
pueblo, más que dar cosas nos dimos nosotros
como lo hizo María.
El tiempo que estuvimos allí, nos hemos sentido
y hemos vivido la alegría de ser el hermano que
camina con ellos, que deja su vida por ellos en lo
simple de cada día, ayudándoles a salir de la
marginación a través de la educación y en
nombre de Jesús. Y éramos para ellos el
hermano, el amigo, quien en nombre de Jesús ha
tratado de decirles que “Tata Dios” los quiere y
por eso nosotros también los queremos. Entre
profesores para el secundario y la enseñanza
primaria hemos formado más de mil
cuatrocientos jóvenes. Jóvenes que, gracias a
esta visión parroquial de optar por la educación,
cuando salen de su monte santiagueño pueden
abrirse camino con dignidad en muchos otros
lugares del país. Hay montones de anécdotas de
los comienzos de esta aventura, pero no hay
espacio para contarlos.
La mística marianista en Monte Quemado
supuso el esfuerzo por un “descenso a las
moradas de la marginación”, que consiste en
entrar en una experiencia mística, que da
fuerzas para seguir con entusiasmo en lo
emprendido, porque lleva a una identificación
profunda y real con el Señor, que descendió a las
moradas de los hombres. No es una evasión
contemplativa falsa, sino la fuerza y la alegría en
medio de la realidad de los pobres, que ayuda a
permanecer en fidelidad a Dios y a los hombres,
pase lo que pase.
Si bien es necesario un poco de organización
–pero no demasiada–, hay que hacerse presente
para no convertirse en “administradores” de las
entidades de caridad en lugar de vivir la
presencia de Dios Padre y de Jesús en medio de
los pobres y con la fuerza del Espíritu Santo. Te
ves, entonces, metido en medio de muchos
hombres y mujeres que empiezan a serte
importantes. Necesitas de ellos, compartes sus
experiencias, sus alegrías, sus búsquedas, sus
desánimos, y te das cuenta que no siempre
tienes que dar, sino también pedir, pedir su
ayuda y su colaboración para que el anuncio
profético de la solidaridad sea real.
El hecho de tener que animar la parroquia nos
ayudó a descubrir la Iglesia Particular, ese
Pueblo de Dios que peregrina en Añatuya. Y
hemos hecho opciones según las necesidades de
ese Pueblo de Dios. Por eso, las opciones por la
educación y por el desarrollo, son acciones
parroquiales en la línea de la justicia y de la
caridad, en la línea del hombre hijo de Dios. Son
opciones por el hombre y por la vida, opciones
fundamentales en Cristo Jesús, que se hizo
hombre por nosotros. Es necesario, también,
optar por los sacramentos, regalos de la
presencia de Jesús en las situaciones
importantes de la vida de los hombres, y así
celebrar la presencia de Cristo en nuestras vidas,
crecer en la Fe y vivir la Caridad.
Y vas caminando con ellos, tratando de
descubrir al Señor, presente en las cosas
comunes de la vida, luchando por su dignidad a
través de la educación y el desarrollo, sintiendo
muchas veces la impotencia humana y la fuerza
de Dios Padre. Vas viviendo con ellos las
realidades de sus vidas, y en las que el Señor se
hace presente: el nacer y el morir, sus alegrías y
sus penas, sus tristezas y sus esperanzas. Vas
celebrando la Vida, que nos da derecho a ser
Hijos de Dios e Hijos de María. Y sin querer, de
una manera natural y espontánea surge en
nosotros ese grito de alabanza y de alegría,
porque “el Señor ha hecho con nosotros
maravillas”.
P. Enrique Barbudo sm
enriquebarbu@hotmail.com
Nueve de Julio
Alumnos del Profesorado
para la Enseñanza Primaria,
en Monte Quemado
42 Anuario 09 Anuario 09
43

Realizaciones en Argentina
Sueños de Guillermo José Chaminade
Hace un tiempo atrás, conversando con Don
Francisco Ruiz de Angulo, comentábamos los
sueños del Padre Chaminade frente a la difícil
situación que le tocó vivir. Cómo fue el sueño
primordial y cómo trato de llevarlo a la realidad.
Todo sueño, para realizarlo, necesita coraje,
decisión y profunda fe.
En mis primeros contactos con los marianistas,
llegaron a mis manos unos versos de algún “fan”
de Chaminade que decían:
Primeros años
“Chaminade era un santo
un santo señero
con alma de niño
y temple de acero”.
Guillermo José Chaminade nace en 1761 en
Francia, en el pueblito de Perigueux, de familia
de artesanos y comerciantes y profundamente
cristianos. Era el décimo cuarto y último hijo.
Varios de sus hermanos habían ingresado en la
vida religiosa. Juan Bautista, el mayor, lo había
hecho en los jesuitas. Evidentemente, el
contacto con sus padres y el ejemplo de sus
hermanos le fueron llevando hacia el
compromiso con su fe y con la sociedad. Su
infancia y adolescencia fueron felices.
Estalla la Revolución Francesa en 1789
En sus días de seminario vivió los azarosos
tiempos que sacudían a su patria y que
terminaron con el estallido revolucionario de
1789. Acontecimientos que sacudieron hasta las
raíces toda la sociedad en lo social, en lo político
y en lo religioso. No quedaba nada en pie.
Flameaba la bandera con los lemas
revolucionarios de “Libertad, Igualdad y
Fraternidad”: ideales entusiastas, brillantes,
motivadores.
Lamentablemente, el fanatismo quiso hacerlos
cumplir cortando cabezas a mansalva, creando
una época del terror. Situación que ya a uno de
los testigos le hizo exclamar: “¡Ay libertad,
libertad, cuántos crímenes se comenten en tu
nombre!” Todos recordamos estas historias
tristes y que por desgracia siguen sucediendo.
Ordenación sacerdotal
Justamente en el año de la revolución se ordenó
sacerdote Guillermo J. Chaminade. Tenía 28
años. ¡Qué coraje! ¡Qué enorme desafío! No era
un joven que añorara el viejo régimen, no era un
nostálgico. Era un profeta: intuye los signos de
los tiempos, el cambio social y los valores que
provoca la Revolución, y responde
cristianamente. Da un sí a la libertad, como
respeto a la tolerancia y a la conciencia
personal. Un sí a la igualdad, de religiosos y
laicos. Un sí a la fraternidad: unidos para servir y
salvar a los hermanos más necesitados, entre
ellos sobre todo a los jóvenes, a través de la
educación y la enseñanza.
Pero los tiempos eran duros. El gobierno
revolucionario dicta la “Constitución Civil del
Clero”. Todo sacerdote debe jurarla y convertirse
en funcionario del gobierno. ¡Qué fortuna para
la conciencia sacerdotal! Esto trajo la división
del clero. Guillermo se negó a jurar. No dudó a
quién tenía que guardar fidelidad. Fue a la
clandestinidad y luego al destierro. ¡Qué
inmenso dolor dejar la patria, familia, fieles,
misión! Se dirigió a Zaragoza, España, junto al
santuario de la Virgen del Pilar.
A los pies de su madre María, buscaba consuelo
y luz, y alguna señal para sus sueños. ¿Qué
hacer por esa juventud? Lo tiene desasosegado
este tema.
Regreso del exilio
Vuelve a su patria. Allí le esperan tareas
penosas: reconciliar a sus hermanos sacerdotes
que habían jurado la Constitución Civil.
Además, ir dando forma a sus sueños. ¿Qué
hacer con la juventud?
Chaminade se tomó su tiempo para encarar un
proyecto. Esta demora me hace acordar a San
Ignacio de Loyola que 267 años atrás padecía la
misma situación. Finalmente, con un grupo de
compañeros de la Universidad de París, fundó la
Compañía de Jesús. Al principiar fundó los
colegios Románico y Germánico en Roma.
Fundación de la Compañía
Vidal Ochoa
Así fue Chaminade. Finalmente, el 2 de octubre
de 1817, en la finca San Lorenzo de Burdeos, los
siete primeros marianistas deciden fundar una
comunidad. Ha nacido la Compañía de María.
Echados a andar, religiosos, religiosas y laicos
entran de lleno en la misión de atender a la
juventud, a su educación, siempre desde una
intención de formación en la fe. Comienza así
prontamente la expansión de la compañía.
Primero en Francia, donde la pedagogía
marianista empieza a hacer camino.
Un método pedagógico propio, nuevas
asignaturas, libros escritos por los propios
maestros, iniciativas para la formación del
profesorado son los primeros pasos hacia las
escuelas de magisterio en Francia, frutos de esta
acción educativa y formativa marianista.
Las instituciones educativas marianistas se
fueron extendiendo por Francia, Suiza, Canadá,
Estados Unidos, España, con excelentes centros
educativos. Con espíritu nuevo en educación,
algo que no es fácil definir y que nos lo
recuerdan permanentemente los ex alumnos de
nuestros centros.
E n E s p a ñ a , e s t a e x p a n s i ó n c u a j ó
profundamente, dando origen a numerosos
centros educacionales en distintos lugares del
país. Todos ellos excelentes centros, muy
queridos y respetados en cada lugar, y que
siguieron perdurando en el tiempo
acompañados por ex alumnos y distintas
organizaciones de la familia de María. En ningún
momento de la historia ha sido fácil la tarea
educativa; tiene sus enemigos.
Pasaron los años y la Compañía de María,
afianzada ya en España, piensa en expandirse y
el país elegido sería la Argentina.
La Compañía de María en Argentina
Era 1932. Corrían tiempos muy difíciles en
España, pero igual era una decisión ya
madurada.
Ese mismo año se nombra a Don Pedro Martínez
de Saralegui como explorador de posibilidades.
El objetivo: buscar el lugar y el modo de llevar a
cabo la tarea educadora. Don Pedro se relacionó
con religiosos conocidos y autoridades
eclesiásticas.
Inicialmente encontró un centro religioso -orientado-
por el arzobispado de Buenos Aires.
Era el colegio “Benito Nazar”. Ahí había un lugar
para comenzar a trabajar. Ese mismo año
llegaron otros varios marianistas. Se prepararon,
pasaron el examen de “aptitud pedagógica” y al
año siguiente comenzaron a ejercer. No debió
ser fácil la tarea de aclimatación.
Don Pedro siguió buscando algo propio y
encontró. Fue muy humilde, pero servía. En 1935
comenzó a funcionar el “Colegio Marianista”, en
Argentina, con cinco alumnos de primario, un
director, tres maestros, un profesor del
secundario (sin alumnos) y un pequeño local.
Ahora sí, la semilla estaba sembrada en el país.
De ahí en más, año tras año, se agranda la obra
de Buenos Aires, con estupendo espíritu de
familia, trabajo y alegría. Se incluyen
actividades deportivas, campamentos, retiros,
colonias, grupos misioneros, scouts.
De entrada hubo una excelente colaboración de
los padres, que apreciaban y acompañaban el
carisma marianista y la nueva pedagogía.
Tempranamente se formó oficialmente la
Asociación de Padres. Mientras escribo esto
recibo una invitación para el día 12 de
septiembre: el colegio celebra los “50 años” de la
Asociación con una Celebración Eucarística y un
brindis. Me alegro enormemente. Es justo
celebrar una colaboración y una continuidad
ejemplar. Envío desde estas líneas mis
felicitaciones y agradecimiento. He sido testigo
mucho tiempo de sus bondades. Es un reservorio
de espíritu marianista.
Obras emprendidas
Vamos a nombrar someramente los
emprendimientos de la Compañía de María en
Argentina.
9 de Julio y Junín
Después de tener una base sólida en Buenos
Aires y ganada una merecida fama el estilo
pedagógico marianista, aparecían pedidos de la
iglesia. Todos necesitaban presencia. Esto
planteaba a los superiores calentar las fuerzas y
elegir lugares y tareas ofrecidas.
Así nació primeramente el Colegio
“San Agustín” de 9 de Julio,
sede de la Nueva Diócesis,
Santo Domingo, recién creada.
La novedad es el internado.
Había que cubrir una
necesidad de la gente que vivía
en el campo. El internado que
dejo un grato recuerdo de los
que pasaron por él, cesó
cuando se solucionaron las
necesidades de otro modo.
Atendió alumnos primarios y
secundarios.
Luego vino el Colegio “San
Ignacio”, de Junín, que aún en
estos días, casi sin presencia
de religiosos marianistas,
sigue manteniendo el espíritu
r e a l i z a n d o u n a t a r e a
estupenda.
Colegio San Ignacio, Junín
44 Anuario 09 Anuario 09
45

9 de Julio
Coronel Brandsen
Quiero recordar el
p a s o d e l
E s c o l a s t i c a d o
M a r i a n i s t a
fundado en 1946, a
cinco kilómetros de
Coronel Brandsen.
Allí se educaron
trece promociones
d e j ó v e n e s
españoles que,
recién egresados
d e l n o v i c i a d o ,
r e c i b i e r o n s u
formación durante tres años. El lema era el de
San Benito “Dra et labora” (reza y trabaja): hacer
los estudios de bachiller y trabajo en el campo.
Unos noventa jóvenes pasaron por él. Año tras
año eran destinados a las distintas obras de
Argentina y Chile.
La experiencia finaliza en el año 1960. En 1961
el Escolasticado se convierte en una pequeña
escuela rural, la “Santa María del Pilar”, que
dura hasta 1969. Orientada y atendida
económicamente por los marianistas, cierra en
1969.
Monte Quemado
Otra experiencia del impulso educador de la
Compañía de María en Argentina es la obra de
Monte Quemado, en Santiago del Estero. Dando
respuesta a la inquietud surgida en la Compañía
de ir a dar atención en los lugares pobres, se
fueron analizando distintas ofertas. Se eligió
Santiago del Estero. Eliseo González y Vidal
Ochoa fueron enviados a visitar los lugares.
Eligieron Monte Quemado. Obra abierta a laicos
y sacerdotes. Hay que reconocer la enorme tarea
que durante años realizaron allí Roque Llamas,
Enrique Barbudo y Juan Atucha. Cubrieron todos
los campos: parroquia, colegio, profesorado,
cooperativismo. Excelente la cobertura. Mucho
mérito de los tres religiosos.
Catriel
En Catriel, provincia de Río Negro, cuando
llegaron los marianistas estaba todo por hacer.
Se ayudó a organizar la Escuela de Comercio y se
echó a andar la Escuela Técnica, obra sobre todo
del padre Pablo Sánchez Polidura. Su director
atendía también la parroquia. En 1979, quien
esto escribe le sucedió en la dirección de la
escuela Técnica. Ahí terminó la dirección
marianista que pasó a los laicos. En ambas
escuelas los marianistas trabajaron y asesoraron
mucho, dejando innumerables rasgos de su
pedagogía.
Escuela de Magisterio Marianista
Parece ser que el año 1961 fue un año prolífero.
Año de ansias de expansión y realizaciones, de
emprendimientos. A los colegios ya nombrados
tenemos que agregar ahora una Escuela Normal
de formación de maestros en el Colegio
Marianista de Buenos Aires.
Éste estaba en esa época en pleno auge: al tope
de alumnos y actividades. El ConSuDEC
(Consejo Superior de Educación Católica)
estaba atendiendo en sus profesorados la
demanda de las congregaciones religiosas y
también de los laicos, para distintas carreras de
profesor. Faltaba atender a las demandas de
maestros primarios. Buscó el ConSuDEC algún
centro que pudiera encargarse del tema, por los
menos por unos años. La congregación
marianista aceptó el desafío. Se consiguió la
autorización ministerial y se abrió la Escuela
Normal Marianista vespertina. En 1961 se inició
con una inscripción de veinticinco alumnos. En
sus nueve años de existencia pasaron por ella
220 alumnos. Un servicio que benefició a
numerosas congregaciones, donde sus
formantes, vinieran de donde vinieran, podían
recibirse de maestros. La vocación docente se
despertó también en las promociones del
Colegio Marianista de esa época. Es digno de
recordar que actualmente un grupo de esos
docentes dirige el Colegio Marianista y otros
muchos andan por ahí ejerciendo la gran
vocación de docentes en escuelas públicas y
privadas. Muy meritoria y muy escasa hoy en
día, además de muy desmerecida.
Tenemos en el rector de la UCA, monseñor
Alfredo Zecca, a uno de los relevantes
egresados. ¡Excelente y provechosa iniciativa
aquella!
Hemos hablado mucho de la pedagogía
marianista y de que los ex alumnos son uno de
los grupos que todavía viven el espíritu y tratan
de cultivarlo y
extenderlo. A los
que están lejos o
andan medios
alejados, a los
que participan en
las comisiones,
en la dirección y
otras responsabilidades,
los
felicito y les pido
que no aflojen,
que la tarea
merece la pena.
¡Y gracias por
t o d o l o q u e
hacen!
Catriel
A 40 años de su terminación
El Magisterio en la Argentina
Los intentos por encarar sistemáticamente la
formación de docentes a nivel primario, que se
habían dado en 1825, 1852 y 1865, no
prosperaron ni se sostuvieron.
Las primeras escuelas para formar “preceptores
de instrucción primaria” fueron la Escuela
Normal de Paraná, de 1870, y la de Tucumán, de
1875, las que contaban con su complemento
indispensable: la escuela de aplicación. El curso
normal duraba cuatro años
En 1874 se crearon en Buenos Aires la Escuela
Normal de Profesores “Mariano Acosta” y la
Escuela Normal de Profesoras Nº 1 “Pte. Roque
Sáenz Peña”.
En 1886 se determinó un nuevo plan de estudios
y la clasificación de las escuelas normales en
elementales y superiores. Las primeras,
destinadas a la formación de los maestros,
comprendían cuatro años de estudio, y las
escuelas normales superiores, de un año más de
duración que las elementales, tenían por objeto
la formación de los encargados de la inspección
y dirección de las escuelas comunes y del
magisterio de las escuelas normales.
En 1905 pasó a durar dos años la carrera para la
obtención del título de Profesor Normal.
Hasta 1912 podían ser designados como
maestros para las escuelas comunes de la
Capital docentes sin título normal. Esto fue así
debido a que, si bien la ley Nº 1.420 establecía
como requisito indispensable para ejercer la
docencia primaria la posesión de dicho título, el
exiguo número de normalistas obligó a que la
misma ley previera excepciones.
En 1924 se incluyeron materias que
incrementaron la formación pedagógica de los
postulantes a la docencia
En 1942 comenzó a regir en la enseñanza
secundaria el plan de un ciclo básico común –de
tres años–, y un ciclo superior –de dos años–
tanto para el magisterio como para el
bachillerato.
Hacia fines de la década del 60 se encaró una
profunda reforma a este sistema; una razón,
entre otras, fue el desmesurado crecimiento del
magisterio en todo el país.
En 1968 se suprimió la inscripción para el primer
año del ciclo del magisterio, al año siguiente
egresaron los últimos normalistas y en 1970 se
organizaron los institutos de formación
docente, a nivel terciario.
Así, a un siglo exactamente de inaugurada la
pionera Escuela Normal de Paraná, desaparecía
el sistema que, durante todo ese tiempo,
proporcionó al país los maestros que lo hicieron
grande.
Escuela Normal de Paraná
46 Anuario 09 Anuario 09
47

Con el sello Marianista
A pesar de todo...
Cuando en noviembre del año pasado, durante el
almuerzo de nuestros 40 años de egresados en el
campo de deportes del colegio, nos dieron el
anuario 2008 de la Asociación de Ex Alumnos,
rápidamente me di cuenta, con sólo hojearlo, de
que era un pozo de añoranza y gratitud. Por eso
le pedí al señor Ruiz de Angulo si me podía
conseguir ejemplares de años anteriores. Y al
rato me trajo cuatro o cinco diferentes.
Devoré esas revistas con ansiedad, con emoción.
Tanto en los testimonios de los mayores como en
los de los más jóvenes encontraba el mismo
mensaje, el mismo espíritu, el mismo tipo de
recuerdos.
La lectura de esas páginas me movió a buscar en
un olvidado rincón de casa el paquete de hojas y
cuadernos que conforman mi “diario personal”
de aquel entonces. Comprende desde mediados
de segundo año hasta un tiempo después de
finalizado el magisterio, incluyendo mis
primeras experiencias como maestro frente al
grado.
A lo largo de muchas noches, me devoré esas
hojas. Debo confesar que el reencuentro con
aquel muchacho de 14, 15, 16, 17 años, si bien
resultó risueño por momentos, en la mayoría de
los casos fue doloroso: su lucha por la vida en
gracia, su sufrimiento por no saber jugar al
fútbol, por no tener amigos, por no poder ir a un
campamento… El recuerdo de las típicas
incomprensiones familiares, de una vocación
que cambió de rumbo, de anhelos de entonces
aún hoy pendientes, de un profundo
sentimiento de soledad... En una suerte de
empatía témporo-personal, sentí pena por ese
muchacho y sus sufrimientos de adolescente.
Aunque limitado a las horas que demandaban
las obligaciones escolares –ya que todo lo
“demás” no tenía cabida en mi vida–, el tiempo
pasado en el colegio representaba casi
todo para mí. Esa limitación temporal
de entonces y mi alejamiento del
colegio una vez concluido el
secundario, no me permitieron tomar
conciencia de lo que era ese “sello
marianista” del que siempre se ha
hablado. Pero ahora, tras mis lecturas
de verano y rememorando estos
cuarenta años trascurridos, veo que, a
pesar de todo, llevo impreso el sello
marianista.
Mauro A. Fernández
Mi “ídolo” entre los marianistas siempre fue el
entonces señor Fernández (José Luis). No sé si
por mi condición de “tocayo”, como gustaba
decirme, pero yo encontraba en él un afecto
especial. ¡Cómo sabía entusiasmarnos en
nuestros trabajos! ¡Cómo sabía tocar nuestras
fibras más íntimas!
Lo recuerdo en las clases de música cuando,
alrededor de un tocadiscos, nos hacía distinguir
un concierto de una sinfonía o de una obertura.
Si bien la formación ya venía de casa, él
estimuló mi melomanía por los clásicos. En
cierta oportunidad, nos repartió invitaciones
para un concierto que la Agrupación Sinfónica
de la Policía Federal daba, no recuerdo entonces
en qué teatro. A partir de entonces, por décadas
seguimos en familia esos conciertos. A uno de
ellos, siendo ya maestro, invité a un alumno
mío. Y fue, él solito. Luego, para el Día del
Maestro, me regaló un LP de Paganini. ¿Otro
Fernández que estimulaba la melomanía de su
alumno?
Lo recuerdo también a José Luis cuando nos
pasaba películas en la biblioteca del colegio. Y
cuando el motor del viejo proyector se negaba a
caminar, él hacía girar el tambor del celuloide
con el dedo, con paciencia infinita y velocidad
precisa durante todo el film, no aceptando
nuestro ofrecimiento de ayuda.
Y lo recuerdo en las reuniones del Círculo
Vocacional, aquellas que nos convocaba a los
que creíamos sentir el llamado de Cristo para
trabajar como pescadores de hombres; y
éramos unos cuantos entonces. ¡Cómo me
ensimismaban sus charlas, cómo devoraba una
y otra vez las hojitas de “Trabajadores para la
mies”! Lamentablemente, nuestra promoción
no enriqueció las filas de religiosos marianistas.
Pero nos movía una gran sinceridad; y la
creencia de ese llamado, seguramente nos
ayudó a vivir más en virtud nuestra bullente
adolescencia.
El espíritu religioso se respiraba con naturalidad
cotidianamente en el colegio: la oración de las
tres; las jornadas de confesión en la capilla; las
misas voluntarias de los martes o los jueves –¡a
las 7:15 de la mañana!–, en las que los que
ayudábamos tuvimos que pasar del latín al
castellano, Concilio Vaticano II mediante; las
huidizas comuniones al mediodía , ya que a
veces costaba trabajo encontrar al “cura”; las
visitas al Santísimo en los momentos libres, o
cuando una gran alegría o una gran pena nos
embargaban; la Congregación Mariana, las
campañas de caridad, los cantos durante la misa
o en los ensayos, por la tarde. ¡Esos cantos!
Persiste aún en mis oídos ese tono de cuando,
habiendo dejado atrás la aguda voz infantil o la
insegura de la pubertad, entonábamos con voz
viril los cánticos del “Hijos de Dios”. Lo que me
ensimismaba era ese tono grave del conjunto de
nuestras voces, acostumbrado como estaba yo,
de toda la vida, a escuchar las voces agudas de
las mujeres que en las iglesias siempre
sobresalieron.
Cuando veo hoy en día, desde la facultad hasta
la escuela primaria, que la finalización de un
ciclo se celebra con vueltas olímpicas y con
harina y huevos, no puedo dejar de recordar
nuestro último día de estudiantes. Fue al
concluir los exámenes de diciembre cuando
Marcelo Zabala, Pablo Facchini, Eduardo Salas,
Juancho Rossi y yo subimos a la capilla.
Recibimos la comunión de manos del padre
Martín –que hacía el magisterio con nosotros– y
allí nos quedamos cerca de media hora, en la
penumbra irisada por los rayos de la tarde que se
filtraban a través de los vitrales coloreados con
simétricos motivos que entonces tenían los
ventanales de la capilla. Fue un interminable
rato de silencio. Creo que nuestros corazones
vibraban al unísono en ese momento, ya
buscando consuelo ante la inmensa pena de
dejar definitivamente toda esa vida, ya pidiendo
fuerzas para enfrentar el mundo que se nos abría
por delante, ya agradeciendo a Dios tantas cosas
José Luis Fernández y Tomás Valmaseda
como había para agradecerle: ese último e
irrepetible instante que estábamos
compartiendo, el haber concluido una etapa de
nuestras vidas, todo lo que nos habían dado
nuestros padres, nuestros maestros, nuestros
compañeros... El tiempo pasaba. No queríamos
separarnos. Salimos juntos, lentamente, casi sin
hablar. Éramos conscientes de que aquellos eran
los últimos instantes juntos en nuestra
condición de condiscípulos. Nos separamos con
un fuerte apretón de manos. No sé para ellos;
pero para mí fue una despedida por veinticinco
años.
El paso del ciclo básico al magisterio, al entrar a
cuarto año, significó un cambio grande para mí.
Al comienzo, me deprimieron las clases
nocturnas, el colegio a oscuras, silencioso. Venía
del bullicio de todo el primario y el secundario
juntos, mañana y tarde, a plena luz del día, el
ambiente brillante de colores, movimiento y
algarabía. Lo otro me parecía demasiado
recogido, casi monacal: en los patios éramos
sombras que nos deslizábamos, hablábamos casi
en voz baja. Nuevos profesores, materias
totalmente extrañas... Pero pronto todo eso
cambió externamente e internamente para mí. Y
esos dos últimos años se convirtieron en los
mejores que pasé en el colegio. ¿Éramos más
grandes? ¿Éramos pocos? ¿Era el contexto? ¿Era
nuestro llamado a la docencia?
Nunca percibí realmente cómo se esfumó en mí
el deseo de ser misionero. El asunto es que, al
terminar el colegio, ingresé a la Facultad de
Derecho de la U.B.A. Hubo materias que me
gustaron más que otras, pero nunca sentí en el
estudio o el ejercicio de esa carrera el impulso de
la vocación. Aunque al estudiar el magisterio
tampoco tenía esa sensación, después me sentí
cómodo y feliz en su práctica. Tanto es así que
ante el dilema –que fue acuciante cuando
terminé la facultad– de dejar o continuar en la
escuela, me decidí finalmente por seguir en ella.
Poco después ingresé como adjunto en una
cátedra de la facultad y ahí permanecí durante
48 Anuario 09 Anuario 09
49

Egresados, magisterio 1968.
Mauro, primero abajo
a la izquierda
treinta años. Docencia al fin.
Le debo al señor Fernández la dichosa carrera de
maestro que me deparó la vida. A los pocos
meses de recibido, comencé a trabajar en una
escuela pública de Almagro. Siempre opté por
los grados superiores. Por entonces, a mis
alumnos les llevaba tan solo cinco o seis años de
edad. Era casi el hermano mayor de ellos.
¡Cuántas ansiedades, expectativas y luchas al
comienzo! Pero esa era mi vocación. Entonces
comencé a atar cabos y a descubrir indicios en
mi niñez y adolescencia que me confirmaban en
ello: mi gusto por ir a cuidar los grados que
quedaban momentáneamente sin maestra,
cuando yo estaba en sexto grado –séptimo
actual– de la escuela Antonio Zinny, del barrio
C a f f e r a t a
–¡entonces nos
d a b a n e s a s
responsabilidades
que ahora serían
impensables!–; o
mi preferencia,
durante los recreos
en el Marianista,
por ir al patio
donde jugaban los
chicos del primario
p a r a v e r l o s y
alternar con ellos.
Ya de maestro, mi
m a y o r p l a c e r
durante los recreos
s i e m p r e f u e
mezclarme entre
los chicos de los
distintos grados,
observarlos en su
espontaneidad,
c a m b i a r u n a s
palabras con ellos,
ayudarlos frente a algún problema…
En esta escuela –la José María Ramos Mejía, de
Almagro– permanecí treinta y cinco años.
Viendo mi vida a la luz que arrojó en mí la
lectura de los anuarios de los ex alumnos
marianistas, compruebo que mi paso por el
colegio me marcó y me dejó su huella. Reparo
que, sin pensarlo entonces, fui desarrollando
toda una mística que lleva la impronta
marianista. La docencia no se reduce a dictar
bien las materias sino que debe acompañar la
formación integral de las personas. Para lograr
ese objetivo con mis alumnos, recurrí a cosas no
convencionales, al menos en una escuela del
estado.
Las “bicicleteadas” encolumnaban a cuarenta o
cincuenta chicos por las transitadas calles de
Almagro rumbo al parque Centenario. A las
anuales visitas a la Feria del Libro, entonces en
el predio junto a la Facultad de Derecho, íbamos
haciendo combinación con dos colectivos de
línea. Y allá, ellos quedaban totalmente libres
de manejarse a su gusto, previo acuerdo del
lugar y hora del reencuentro para el regreso.
Para el Día del Niño, los de séptimo se ocupaban
de idear, preparar y dirigir una serie de juegos de
los que participaban todos los grados, mientras
las maestras, asombradas, veían cómo sus
alumnos, de la edad que fuese, se pasaban dos o
más horas jugando sin problemas, totalmente
desligados de cualquier control adulto. Los
viajes de egresados, antes de que se avivaran las
empresas, los organizábamos exclusivamente
con los chicos juntando, a través de las más
diversas actividades, el dinero suficiente para
que todos viajaran sin tener que pagar nada. Y
Con egresados de 7º grado frente a la iglesia de
Embalse Río Tercero, en 1988
ya allá, planeábamos juntos las actividades a
desarrollar, tomando las decisiones en las
cotidianas reuniones de la puesta del sol. Las
misas de los egresados los reunían, con sus
maestros y familiares, en las vecinas iglesias de
San Carlos o San Francisco de Sales. Y, aunque
era una escuela pública, también los convocaba
durante los viajes de egresados a la misa
dominical en la iglesia del pueblo o la capilla del
complejo turístico.
Desde chico, siempre me fascinaron los scouts,
esos chicos de extraño uniforme con pantalón
corto. En el Marianista configuraban, para mí,
como una secta: sus rincones escondidos, sus
ceremonias extrañas, sus campamentos
exclusivos. Veía en los scouts a unos chicos
“especiales”. Sus principales exponentes,
Eduardo Salas y Héctor Fresno, eran compañeros
míos. Sus liderazgos trascendían sus patrullas y
al grupo. Me tocaban; y traté, internamente, de
vivir la Ley scout.
Ese escultismo que veía de lejos se mantuvo
dentro de mí como rescoldo que se encendió
diecisiete años después, cuando un par de
alumnos que practicaban esa actividad hicieron
de disparador. Entonces comencé estudiar su
mística y metodología y a frecuentar el mundo
de la entonces USCA. Mística y metodología
que traté de aplicar en muchos detalles de mi
tarea docente. De hecho, la utilicé en los
campamentos y viajes de egresados. Pero
también en los pequeños detalles cotidianos, en
la organización de las tareas grupales, en mi
trato con los chicos, en el conocimiento de sus
familias, en las charlas íntimas, en la formación
de sus valores...
Una de mis mayores asignaturas pendientes: el
fútbol. No es que juegue mal; directamente no
sé jugar. Siendo el fútbol la llave que franquea
cualquier relación entre los chicos, y no
poseyendo yo esa llave, nunca pude integrarme
plenamente con mis compañeros del colegio.
Las clases de gimnasia en las que se jugaba a la
pelota eran para mí un verdadero suplicio.
Entonces me “rateaba” o me escondía en el baño
para no hacer papelones. Con el tiempo, esto fue
un secreto a voces; pero nunca reprobé la
materia. Es que el señor Valentina era
demasiado bueno. Mi incapacidad en el juego de
la pelota me impidió también compartir los
encuentros de los sábados por la mañana en el
colegio y, posteriormente, los torneos de ex
alumnos.
¡Cómo anhelé durante todos mis años de
docencia saber jugar al fútbol! Porque también
es una llave que te facilita el vínculo con tus
alumnos. Desde un comienzo y hasta hoy, no hay
grupo que no me ruegue que juegue con ellos.
¡Cómo me desgarra por dentro tener que
buscarles una excusa para no hacerlo!
En definitiva: lo que más me llena de
satisfacción hoy es comprobar que, después de
cuarenta años frente al grado, mantengo
intactos mis sueños e ideales de los comienzos. Y
que mi “día a día” lleva impreso el sello
marianista. ¡Gracias, Jesús, Divino Maestro!
Mauro A. Fernández
Magisterio - 1968
mauroafernandez@argentina.com
EL MAESTRO
(Parábola)
El maestro es como el jornalero llamado por el
administrador del campo para que siembre su
tierra. Ya en ella, y seleccionada la semilla,
comienza a sembrar. Al final de cada jornada, se
va a su casa, satisfecho de la labor del día.
Por la noche, vagabundos y malhechores
revuelven la tierra y la llenan de impurezas. De
día, las aves extraen con sus picos las semillas de
la tierra para engullirlas. El caminante cruza el
campo sin miramientos y los chiquillos juegan
en él en las tardes.
Entretanto, el sembrador sigue su labor,
reponiendo la semilla acá, carpiendo la tierra
allá, tratando de airearla y alimentarla.
Terminada la temporada, vuelve el
administrador del campo y despide al jornalero
con el pago correspondiente.
Y el sembrador se va, con la satisfacción de
haber cumplido con su deber, pero sin poder
jamás gozar con la contemplación de las
doradas espigas agitadas por el viento. Jamás
sus manos podrán recoger los frutos de la
semilla por él sembrada.
Y a la temporada siguiente será llamado para
trabajar otras tierras y plantar nuevas semillas.
Pero, como siempre, llegará la hora de dejar la
tierra a la cual, tras un tiempo de convivir con
ella, aprendió a conocer, supo de sus
posibilidades, compartió sus secretos.
Hasta que un día será llamado por el Dueño de
todas las tierras Y, sentado a su lado, podrá
contemplar desde lo alto todas las espigas
doradas, todos los rojos frutos, todas las verdes
frondas que dan vida y abrigo a los seres.
Entonces, su espíritu se saciará al fin y podrá
exclamar: “¡Gracias, Señor, por haberme
elegido!”.
Mauro A. Fernández
50 Anuario 09 Anuario 09
51

Recuerdos presentes y
realidades pasadas Eduardo Salas
Eduardo: 2da fila, 3ero
He pasado mi infancia y mi adolescencia
en el querido Colegio Marianista. En
realidad, debiera decir que más que
pasado, me lo he llevado, no al Colegio,
sino al espíritu que lo ha venido
animando desde hace tantos años.
En él no solo me he formado e instruido
sino que he encontrado referentes que,
aun cuando ya no están entre nosotros,
siguen estando presentes en su ejemplo
vivo de honestidad personal, integridad
ética, conocimientos técnicos y, en
especial, por su halo de genuina
santidad. No quisiera ser injusto con
nadie olvidándome de alguno; pero,
¿cómo calificar a nuestro querido señor
Juez o al señor García, a Pancho Angulo, al vasco
Azpe, al padre Marañón y a tantos otros?
Ya recibido, tuve el honor de ser designado –con
apenas los dieciocho cumplidos– como maestro
titular de 5º grado. Aún recuerdo el susto del
primer día: tenía escasos ocho años más que
mis cincuenta y tantos alumnos. Pero también
tenía la sólida formación humanista, técnica y
pedagógica del colegio y mi experiencia
invalorable como scout de la patrulla “Zorros”
de la agrupación Santa María del Pilar de la
entonces USCA. Pero, en especial, contaba con
la confianza serena y plena de mis queridos
hermanos marianistas que sabían lo que me
había proporcionado mi estancia en el colegio.
Varios años compartí la responsabilidad
docente y formadora de numerosas
generaciones de alumnos, siempre con el
acompañamiento respetuoso y confiado de
otros –ahora colegas docentes y de varios
sucesivos directores– marianistas.
¡Cómo olvidar esos años felices aunque
trabajosos en lo personal y en lo familiar!
Formar mi familia, verla acrecentar, asegurar el
patrimonio familiar y todo aquello propio y
normal de un joven de “veintipico” de años, me
fue más liviano y llevadero por el apoyo
permanente en todo sentido de mis queridos
marianistas y de las familias que confiaron sus
hijos al Colegio y, a través de él, a mi docencia.
Tan entrañable ha sido mi paso por sus aulas, ya
no como alumno sino como docente, que aún
conservo y uso los dos relojes “Seiko” y “Orient”
–perdón por el chivo comercial– que me
regalaran en sendos días del maestro los papás
de dos promociones.
¡Cómo olvidar los generosos obsequios ante
cada uno de los nacimientos de mis hijos! Aún
recuerdo la cena de un sábado 16 de octubre de
1976 en el comedor del Colegio, junto con los
padres del grado de aquel entonces. Imelda, mi
querida esposa, aguardaba impaciente en otra
mesa que se completaran los discursos, los
brindis y los platos que compartíamos con
tantas familias amigas. Percibía las miradas de
las demás damas que me hacían gestos de que
apurara la cuestión; hasta que una de ellas no
aguanto más y me encaró, severa, para que nos
fuéramos. Es que estaba por nacer Santiago, el
tercero de mis hijos, que dos horas más tarde, un
17 de octubre, nacía para felicidad de todos, aun
cuando la Patria en ese aciago año lloraba en
silencio por tanto compatriota violentado.
En fin, largo sería este artículo si hiciera
memoria exhaustiva de todos y cada uno de los
años que compartiera con mi querida “obra y
Colegio Marianista”. Son realidades pasadas
pero recuerdos vivos y presentes que me han
orientado en mi vida entera para mantenerme
fiel en lo que he podido, pero también para
haberme levantado cuando he caído. Es que
ellos, nuestros marianistas, me enseñaron que,
por encima de todo, Dios es amor; que Cristo
resucitado es nuestro hermano; que el Espíritu
siempre nos susurra aún en el fango para que
nunca dejemos de avanzar y hacer avanzar la
historia hacia el Reino de Dios y un Pueblo
argentino en paz, amistad y justicia. Eso lo
aprendí no solo en las discusiones, a veces
severas, en las clases –¡cómo no recordar en
especial a ese maestro de vida, formación y
respeto como Menoyo y su apertura para
“bancarnos” en nuestras ideas “locas”; o a
Angulo, con su solidez y prestancia!– sino en
especial en ese clima de familia, en esa justicia
cotidiana y ese austero pero sensible cariño que
tantos marianistas nos dieron en nuestros
mejores años.
Siento nostalgia al revivir esa infancia,
adolescencia y primera juventud felices que me
ayudaron a vivir; pero sobre todo recupero la
firmeza de las convicciones que me han ayudado
a formar para darle sentido pleno a mi vida
entera.
A e l l o s , l o s
m a r i a n i s t a s , m i
gratitud eterna,
como eterna debe ser
ya la presencia suya
en Dios por tanto
bien hecho en el
Colegio y como será
eterna también esa
presencia en quienes
todavía viven.
S e p a n , a m i g o s ,
hermanos, maestros,
que en mí, al menos,
han cumplido con su
deber.
Eduardo Salas
Maestro Normal
Nacional 1968
esalas@sgp.gov.ar
ORACIÓN DEL MAESTRO
Señor, al comenzar un nuevo día, al ver la luz
que surge ordenada y quieta, te encomiendo
mi labor.
Tú me hiciste para esto. Pusiste en mí el fervor,
la paciencia, la comprensión. Mi labor es la
tuya. Quiero amar a mis muchachos con la
misma ternura que Tú amaste tu mundo.
Déjame respetarlos con el mismo respeto que
Tú tienes al hombre. Déjame conducirlos con
la misma destreza que Tú guías tus astros.
Quiero ser el ejemplo de tu doctrina pura,
quiero ser seguidor de las palabras santas que
pronunció tu Hijo: "Porque cualquier cosa que
hiciereis a estos pequeñitos, a mí lo hicisteis."
Llévame por tu senda, dame tu mano fuerte,
pon en mis labios mieles de místico consuelo
para yo darles a ellos todo lo que necesitan.
Porque dando es como recibimos.
Así sea.
Evelyn Cruz Santos
52 Anuario 09 Anuario 09
53

A 50 años de su fallecimiento
Don Pedro M. Saralegui,
fundador del Colegio Marianista
Tenía yo 16 años recién y
comenzaba entonces mi
actividad docente cuando
fui presentado al profesor
Martínez Saralegui. Quiso
el Señor brindarme la
oportunidad de conocer a
un auténtico maestro, que
desde ese día me ofrecería
su entrañable amistad
prolongada luego durante
23 años.
Crecí como maestro y
profesor junto a Don Pedro
–como con su habitual
llaneza nos permitió
l l a m a r l e – q u i e n m e
incorporó, adolescente casi,
al círculo más íntimo de sus
amigos.
Comprenderán todos cuán
difícil me será hablar de
Don Pedro sin perder en
demasía la necesaria
objetividad; pero también
cuánto agradeceré a mis
queridos marianistas que
me permitan dar testimonio
de cómo le vi y le sentí en
esos largos años: Todo lo
que sigue será, esa es mi
intención, testimonio de
una vida "en amistad".
DON PEDRO, EL HOMBRE
Todo en Don Pedro parecía
hecho para perderse entre
los hombres.
Menudo y frágil, sin carnes
casi, ligero y leve, todo un
continente inapropiado
p a r a i m p o n e r s e p o r
presencia física en rueda de
hombres. Pero bastaban
unas pocas palabras suyas
para que se reconociera en
él y a través de su
conversación, la riqueza de
u n a l m a a b i e r t a y
desbordante, que se ofrecía
Hermes Pérez Madrid
humilde y generosa, sin ruidos, pronta al
servicio de los demás, con esa característica tan
suya como de quien va hacia los otros pidiendo
disculpas por anticipado; tal su delicadeza. Sólo
un "miope de alma” –permítaseme la
expresión– podía dejar entonces de verle así,
crecer y agrandarse en estatura espiritual.
El pudor de exhibir sus sentimientos le hacía
aparecer reservado a veces, y ocultaba a la
mirada superficial un contenido sensible y
pleno de ternura.
Su figura, también por eso, se me aparece como
un ejemplo humano de lo que constituye la
formación de sello “clásico”. “En lo clásico –al
decir de Pemartín– predomina la razón, la
proporción, el equilibrio, lo que los griegos
llamaron el “metron”, la mesura; sin que por ello
falte nada de lo humano, y mucho menos la
pasión, el sentimiento”. Así era Don Pedro como
ejemplar humano realizado, poseedor de esas
selectas cualidades: sobriedad, realismo,
claridad; la razón en suma, como facultad de
relación, de proporción y de juicio.
Su rica y multiforme personalidad, trabajada
pausada y profundamente en las más rigurosas
disciplinas, permanecía abierta y atenta a los
problemas del tiempo: políticos, económicos,
sociales, culturales y espirituales; sobre los que
detenía su mirada sagaz y penetrante dada a
bucear y calar en el trasfondo de todo con la
seguridad y perspicacia de quien lleva la luz
esclarecedora de la Verdad.
Había en él una alegría serena y recatada; su
agudeza y humor eran proverbiales y su sonrisa
estaba pronta para subrayar cualquier
comentario. Su risa, que también conocí, era
“para adentro”, sin ruido, en gesto que no por
medido perdía espontaneidad.
No fue lo que llamaríamos un optimista –un
tonto y superficial optimista– maravillado con
los espejismos del brillo exterior de las cosas;
nada había en él de superficial y rechazaba todo
cuanto supiera a snobismo. Su actitud humana
podríamos llamarla de "sano pesimismo”, de
"pesimismo activo". Porque conocía la
condición humana y sabía de la triste zoncera
del hombre ensoberbecido y endiosado, algunos
le habrán visto como pesimista "aguafiestas".
Estaba tan lejos de los sobresaltos del momento
y de las urgencias del instante, del último grito
de la moda –de la ronda intelectual como de la
social– que parecía alejado del momento
histórico que le tocaba vivir, pero no era más que
esa extraña madurez del que “está ya de vuelta”
de toda novelería, del que mira con ojo
abarcador y entrenado el instante presente y el
afán de cada día y los ubica certeramente en la
perspectiva del tiempo y les reconoce su
dimensión exacta. Sin apuro –sin apurones,
mejor– iba sopesando las cosas, incomprendido
quizás por los “activistas” y por quienes viven el
minuto presente, orgullosos y vanos,
descubriendo cada día la receta inédita para la
salvación del mundo.
Y Don Pedro les oía y les dejaba hacer,
esperándoles “a la vuelta”, paciente, con esos
ojillos socarrones cuyo brillo no hería porque
estaban impregnados de caridad; y con esa
agudeza para el juicio que le permitía derribar a
los “mastodontes”, ídolos de barro, huecos e
hinchados, con sólo una palabra de sensatez y
sentido común.
Pero él era así, y podía serlo porque vivía de las
cosas y en las cosas esenciales y no sabía de
urgencias.
Dotado de una clara y lúcida inteligencia que
cultivó permanentemente y sin descanso,
envolvía todo su ser con esa rotunda sencillez
que contrastaba con la suficiencia y
engolamiento de los pseudo científicos de la
hora, pues nunca usó su mente para la
acumulación de un saber soberbio y enfatuado.
Vivió cristianamente una vida ejemplar y nada
había en él que descubriera al “adelantado de
Dios” que marcha codicioso a la conquista y
salvación de los hombres, sino al “siervo de Dios”
que se pone en sus manos como dócil y humilde
instrumento para que Él reconquiste a los
hombres para Su reino.
DON PEDRO, MAESTRO
Sus conocimientos científicos y técnicos, su
saber profundo y probado que se apoyaban en
una mente apta para la investigación y la
especulación, le permitían alternar
cómodamente con los grandes de la pedagogía,
pero prefirió ser siempre simplemente maestro y
hacerse pequeño entre los pequeños.
Conocía todos los adelantos de la ciencia
pedagógica; no le eran ajenos los más modernos
métodos didácticos y los más nuevos datos de la
psicología infantil y juvenil, pero tuvo por
seguro que no hay método ni ciencia que puedan
reemplazar al amor en la obra educativa.
“Sólo el amor educa”: ese fue el principio en que
asentaba su quehacer docente; y esa fue la
consigna que, por repetida, hizo carne en
quienes tantas veces llegamos hasta él en
procura del consejo orientador para nuestra
labor. Y con esa seguridad practicó y enseñó a
practicar la “pedagogía del amor” que
constituye la esencia del magisterio marianista
que ejemplarmente encarnara. Así vivificó y
humanizó las técnicas y los métodos al
sumergirlos en la fuente de la Vida y del Amor.
Logró entonces ese difícil equilibrio entre la
ciencia que dominaba y la “comprensión
elevadora”, cordial y amorosa, del hombre al que
sirvió por amor en Dios y su Santísima Madre.
* * *
Vivió toda su vida como “de prestado”.
Durando y sin aferrarse a una vida que vivía
como pidiendo disculpas por vivirla. Así pasó su
vida, deslizándose casi, sin ruidos, sin
estridencias, “apenitas” viviendo.
Y así murió santa y silenciosamente, dejándose
llevar y entregado a la voluntad de Dios.
Pero el paso, al deslizarse silencioso de su vida,
no será infecundo, porque se alarga ya en sus
amigos y en sus alumnos, en todos los que de él
bondadosa y calladamente tanto recibimos.
“El arte de vivir –dice Laín Entralgo– consiste en
ir dejando vestigios bellos y perdurables”; y
vestigios hay en Don Pedro –bellos y
perdurables– desde los fundamentos y los muros
de nuestro colegio, hasta los más bellos y
perdurables que supo dejar en cada uno de los
entresijos del corazón y del alma de quienes
siempre seremos deudores ante Dios de su
cristiana y, por cristiana, fecunda amistad.
Publicado en "Capitana", 1959
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Anuario 09
57

Una familia bien marianista
Cuando nos invitaron a escribir en la Revista de
Ex Alumnos, no lo dudamos. Sin embargo, al
comenzar a tirar las primeras ideas, advertimos
que nos resultaba difícil contar una historia de a
dos… no entendíamos por qué; en realidad,
nuestra vida tenía mucho en común.
Todo se remonta a 1981, año en el que ambos
comenzábamos primer
grado, una en un
tradicional colegio de
mujeres y el otro en el
Marianista, en ese
entonces exclusivo de
varones. Dos perfectas
rectas paralelas.
En 1987, sin saberlo,
n u e s t r o f u t u r o
empezaba a cambiar.
Alguien había decidido
h a c e r m i x t o e l
M a r i a n i s t a y y o
acompañé esa decisión
c a m b i á n d o m e a l
c o l e g i o d e m i s
hermanos. Atrás iban a
quedar ocho años de
a q u e l t r a d i c i o n a l
colegio de mujeres.
Silvana Conforti y Juan Pérez Bay
Finalmente, después de mucho esfuerzo de
preparación durante séptimo grado, mi nombre
apareció en las listas. El cambio era muy
grande: nosotras (las mujeres) nos íbamos a
tener que adaptar a un colegio que venía de ser
de varones y nosotros (los varones) íbamos a
tener que dejar de gritar y silbar como
desaforados ante cualquier presencia femenina
en “nuestros” patios.
En 1988 las clases comenzaron hacia fines de
abril debido a un largo y conflictivo paro
docente. Finalmente, cuando comenzaron, nos
conocimos. Todo era novedad… y la novedad
“no nos defraudó…” consecuente con los
slogans de la época.
Ya cursando el segundo año, nos pusimos de
novios. En octubre 2009 cumpliremos veinte
años juntos.
Dimos nuestros primeros pasos en el colegio,
nos casamos en el 2000 y hoy tenemos tres
hijos: un varón y dos nenas.
Pasaron un montón de vivencias y experiencias
en el medio. Valen destacar: los inolvidables
campamentos, las convivencias, los grupos
juveniles, los viajes a Córdoba, profesores que
dejaron huella, el viaje de egresados a Carihué,
los amigos que aún conservamos, los padres de
nuestros amigos
también amigos de
n u e s t r o s p a d r e s
(valga el juego de
palabras), etc.
Para no hacer el
cuento tan largo, nos
vamos derecho al año
2 0 0 5 , c u a n d o
t o m a m o s u n a
importante decisión
s i n t o m a r l a :
anotamos a nuestro
hijo en el Marianista
para que arranque en
sala de tres al año
siguiente. Hoy, él está
en primer grado y
nuestra hija comenzó
este año en sala de
tres. La tercera, con
tan solo unas pocas
semanas de vida, no
hay dudas respecto de
qué pasos seguirá.
Una decisión radical
en la vida de una
persona, no implicó
una decisión en
nosotros; “El Colegio”
era el Marianista; no sólo por la experiencia
vivida por nosotros, nuestros padres y nuestros
siete hermanos –tres de una y cuatro de otro–,
sino porque el paso por el marianista se
distingue en todos los ámbitos de la vida. Es el
“faro que siempre dirige”.
El carisma Marianista se siente, nos marca y nos
identifica. Nos busca y nos une. Nos distingue y
nos realiza. Simplificando: es como el “ISO
9000” del comportamiento humano. No se
analiza si el colegio bilingüe es más o menos
importante que el carisma Marianista; hay
institutos muy buenos de inglés… El Marianista,
a nuestro modo de ver, siempre se preocupó por
las personas, por los valores, por la parte
humana; pero especialmente por integrar a las
familias al proceso educativo. Colegio, familia y
carisma Marianista juntos en la educación de los
chicos. Riquelme, Messi y Tevez, un tridente
imbatible…
Hoy seguimos con la misma visión pero en
nuestros hijos. Estamos felices de ver sus grupos
de amigos. Si bien todavía no están en edad de
armar grupos, ya los tienen y eso es porque el
Marianista los promueve. Nosotros también
hicimos nuestros grupos de padres y si bien nos
conocimos recientemente es como si nos
conociéramos de toda la vida, porque
c o m p a r t i m o s e s e s e l l o q u e a n t e s
simplificábamos con el simpático “ISO 9000”,
pero que en el fondo es el carisma Marianista
que nos distingue y nos realiza.
No vamos a negar que, más allá de nuestro
recuerdo, asusta un poco mandar a un hijo a un
colegio tan multitudinario, habiendo tantas
propuestas nuevas. Sin embargo, el hecho que
los religiosos, directivos, docentes y
colaboradores nos “ubiquen” a padres y alumnos
por nuestro nombre o apellido, definitivamente
ayuda a mitigar este temor infundado. Esto no
pasa en todos lados, es por eso que es especial.
Al Colegio hay que vivirlo y solo aquél que vive
en el carisma Marianista sabe de qué estamos
hablando…
Su imagen estará siempre viva en nuestro
corazón.
Silvana Conforti y Juan Pérez Bay
silvanarc@fibertel.com.ar
58 Anuario 09 Anuario 09
59

Expolibro
“Si usted quiere que su hijo lea,
hágalo usted y que él lo vea”
A casi un año del vigésimo aniversario de su
inicio, Expolibro abrió nuevamente sus puertas
al mundo de la lectura el día 6 de julio del
corriente año. A instancias de quien fuera rector
en ese momento, Julio Picchi, su proyecto,
desarrollo y puesta se encuentra en manos de la
comisión “Expolibro” compuesta por madres de
e x a l u m n o s y
f a m i l i a r e s ,
acompañadas por
las autoridades del
colegio y cuerpo
docente.
Con el propósito
renovado de captar
la atención de la
familia marianista
en su totalidad, se
propone siempre
material variado, ya
sea aquél que se
destaca en la Feria
del Libro o el que es
sugerido por los
docentes.
La necesidad de
promover el hábito
de la lectura, la comprensión y utilización de lo
que surge de ésta, hace que se invite a
conocidos escritores y talleristas que con
distintas dinámicas proponen a los
concurrentes a manifestarse a través de
diferentes actividades. Es así como se han
presentado, entre otros, Pacho O'Donnell o los
títeres de Don Floresto.
La ornamentación precedida por un lema anual
se ha basado en los aniversarios de diferentes
escritores, músicos y personalidades cuyo
aporte haya sido importante para nuestra
cultura y en distintas efemérides Cada sala ha
honrado a uno de ellos y los alumnos han
participado con presentaciones artísticas en
cada nivel, lo que la hace atractiva para la
familia al poder ver el trabajo de sus hijos.
Los libros proceden de las editoriales más
importantes de nuestro país y del exterior y
contemplan los temas más variados. El buen
desempeño de la Expolibro la ha convertido en
un emprendimiento confiable, por lo que se han
podido obtener los libros con buenos
descuentos, lo que asegura mayor posibilidad
de venta
A 10 años del preescolar
¡Qué gran desafío…!
…Fue llevar a cabo la
puesta en marcha del
nivel inicial del
colegio, que este año
cumple diez años.
Corría el año 1998
cuando el Padre Luis
Casalá me pide armar
un proyecto para la
implementación del
P r e e s c o l a r
respondiendo a las
exigencias de la Ley
Federal de Educación,
que pedía diez años de escolaridad obligatoria.
Todo un desafío, no soy maestra jardinera.
Con mucho entusiasmo estudié, investigué, me
asesoré y armé un proyecto que debía
diferenciarse de otros jardines de la zona: turno
mañana y tarde con dos días de jornada
completa optativa y talleres en contra turno.
Estudiando las características de los niños de
esa edad resolvimos elegir cuatro talleres:
natación, expresión corporal, plástica y huerta.
Una vez consensuado y aprobado el proyecto
pedagógico por parte de la Comunidad vinieron
los proyectos edilicios, selección de docentes, de
familias, el equipamiento mobiliario, elementos
didácticos, el uniforme, etc. Se cuidaron todos
los detalles. Salimos con lo mejor.
Muchas fueron las horas dedicadas a este
hermoso proyecto junto a la Comunidad, al Sr.
Guereño, nuestro administrador y al Sr. Gustavo
Magdalena, rector.
Durante ese tiempo no conocimos horarios,
sábados, domingos, días de fiesta, ni vacaciones
de verano.
Al comenzar el ciclo lectivo 1999 todo estaba
listo para poner en marcha nuestro querido
preescolar y recibir a esas personitas que las
familias confiaban en nuestras manos.
Fueron mis palabras al Padre Luis: “el preescolar
requiere de las salas de 3 y 4 años para tener el
nivel completo que merece nuestra institución”.
Y, vino la negativa.
No me vencí y año tras año, al evaluar el mismo y
proyectar el siguiente, insistía en la ampliación,
Carmen N. Martín
tanto a la Comunidad como al Consejo de
dirección.
En el año 2003, convencidos de la necesidad de
un nivel completo, me pidieron la organización
del mismo; estudié entonces el proyecto de 3 y 4
años. Llegó la segunda obra de ampliación y en
el 2004 abría sus puertas el nuevo edificio no
sólo con el nivel completo sino también con
salas de doble escolaridad, tan necesarias para
las familias que trabajan, continuando con los
talleres optativos dentro y fuera del horario
escolar.
Nos propusimos formar chicos autónomos,
creativos, solidarios, reflexivos, competentes,
con sentido de pertenencia a la familia
Marianista, inculcando en ellos un inmenso
amor a Jesús, a María y al beato Guillermo José
Chaminade, fundador de la Congregación, que
fuera beatificado apenas comenzara a funcionar
el jardín.
Al retirarme del colegio, por mi jubilación,
entregaba el nivel completo con trescientos
sesenta alumnos, el máximo cupo que podía
alcanzarse, para el ciclo lectivo 2006.
Quiero agradecer a la Comunidad religiosa, a
mis compañeros docentes, a las maestras
jardineras y a las familias que confiaron en mí,
me apoyaron y me ayudaron a llevar adelante
este gran desafío y a mantenerme fuerte en la
Fe, con un gran cariño a mi querido colegio.
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61

5° Encuentro Internacional de las Comunidades Laicas Marianistas
Con espíritu de familia
Ezequiel Reggiani, coordinador de
la Asamblea General de las
Comunidades Laicas Marianistas
1- La Familia Marianista está formada
por 4 Ramas (4 grupos) reconocidos por
las autoridades correspondientes de la
Iglesia: las Comunidades Laicas
Marianistas (las laicas y los laicos
marianistas agrupados en comunidades),
la Compañía de María (los religiosos
marianistas), las Hijas de María
Inmaculada (las religiosas marianistas) y
la Alianza Marial (instituto secular de
laicas consagradas).
2- El 1° Encuentro Internacional se
celebró 1993 en Santiago, Chile; el 2° en
1997 en Lliria, España; el 3° en 2001 en
Filadelfia, Estados Unidos; el 4° en 2005
en Burdeos, Francia; y el 5° en 2009 en
Nairobi, Kenia.
3- 1993: “La identidad de las CLM”;
1994: “La misión en las CLM”; 2001: “Ser
en comunidad”; 2005: “En Alianza con
María”; 2009: “El papel de las CLM en la
Iglesia y en el mundo”.
Hace más de 200 años, un tal
Guillermo José Chaminade,
después de haber estado
viviendo en Zaragoza (España)
por algunos años -no se había
ido de vacaciones a visitar a la
familia, sino que había tenido
que salir de Francia para salvar
su vida- volvía a la ciudad de
Burdeos (Francia) y se ponía a
t r a b a j a r e n l o q u e é l
consideraba que le había
pedido Dios: recristianizar
Francia. Como sacerdote que era, empieza a
trabajar en una parroquia en su ciudad, en su
barrio y, desde ahí, convoca a laicos para que se
sumen a la tarea.
Este grupo de laicos que se va formando
(entendamos que se trataba de gente común y
corriente, como vos y como yo -estudiantes,
trabajadores, profesionales, padres de familia,
solteros, casados,…-) es el origen de los grupos
que hoy se conocen como Comunidades Laicas
Marianistas (el grupo más antiguo y más
1
numeroso de la Familia Marianista) .
Estos grupos de laicas y laicos tienen presencia
en nuestro Colegio desde hace más de 30 años y
desde 1994 -un año después de la
reorganización internacional de
estos grupos- tienen presencia
como Comunidades Laicas
Marianistas (CLM), siendo un
espacio para compartir la vida y
la fe para muchos de nosotros,
para ir caminando juntos por la
vida, para ayudarnos unos a
otros y para estar atentos a las
necesidades que surgen a
nuestro alrededor y tratar de dar
respuesta a ellas.
Además de estar presentes en
Argentina, en América Latina las
CLM estamos en Chile, Brasil,
Perú, Ecuador, Colombia y
M é x i c o . D e n t r o d e l a
organización internacional,
estos 7 países conformamos la
Región de América Latina y
como Responsable de esta
Región participé en el reciente
5° Encuentro Internacional de
las CLM que se celebró en
Ezequiel H. Reggiani
Nairobi (capital de Kenia) a principios del mes
de agosto de este año.
Los Encuentros Internacionales de las CLM se
2
celebran cada 4 años y siempre tienen un tema
central alrededor del cual se estructura la
reflexión de los Delegados de todo el mundo y
3
dan como resultado un documento guía que
sintetiza la opinión de todos los que somos
parte de las CLM en los más de 25 países donde
estamos presentes y marca las pautas de acción
para los próximos años. Toda esta información
se puede consultar en el sitio de internet que el
Equipo Internacional de las CLM administra en
internet y cuya dirección es www.clm-mlc.org
(a este sitio también se puede acceder a través
del sitio del Consejo Mundial de la Familia
Marianista -el conjunto de los 4 equipos de
animación y coordinación internacional de las 4
Ramas o grupos de la Familia- cuya dirección es
www.marianist.org).
Este 5° Encuentro Internacional de las CLM
celebrado en Kenia estuvo impregnado por
todas las particularidades que implica África:
otra luz, otro color, otro olor, otro rostro, otra
pobreza, otra tierra. Una mirada más abierta,
más transparente. Mayor capacidad de acogida
y recibimiento. En todos los lugares uno se
siente bienvenido. Karibu.
Ese espíritu de África se hizo presente y
palpable. En las celebraciones donde nadie
miraba el reloj y nos dábamos cuenta al salir de
misa que habían pasado dos horas y donde
habíamos rezado junto a la persona que estaba
al lado sin importar que uno hablara español,
otro francés, alguno lo hiciera en portugués o
coreano, todos intentáramos algo en inglés y
nos deleitáramos e intentáramos alguna oración
en swahili. En sus ritmos, en sus baile, en sus
canciones... en las que nos invitaron a participar
y todos participábamos. Bailes africanos donde
todo el cuerpo se mueve con una elegancia
n a t u r a l ; c a n t o s l l e n o s d e r i t m o ,
incomprensiblemente bellos: Jambo, jambo
bwana, habari gani, mzuri sana; wageni
mwakari-bishwa, Kenya yetu hakuna matata.
El 5º Encuentro Internacional de las
Comunidades Laicas Marianistas ha sido una
semana intensa de oración, reflexión,
discernimiento y trabajo y, fundamentalmente,
de compartir en familia
e n t r e c a s i 1 0 0
marianistas llegados de
muy diversos países y
culturas. Los diferentes
idiomas, las distintas
mentalidades y formas
de ser, no fueron
obstáculo para vivir, una
vez más, el famoso
“espíritu de familia”; un
tesoro muy real que, a
v e c e s , n o
dimensionamos bien. Se
nos ha regalado este
tesoro, este don, y es un
tesoro que debemos
ofrecer y compartir con
los que nos rodean.
En alguno de los
muchos comentarios
que han circulado en
estos últimos tiempos
por internet referidos a
este 5° Encuentro
Internacional de las
CLM, alguien decía que
“…se palpaba en la
Asamblea un deseo
profundo de comunión,
el don de la comunión,
más allá de las diferencias culturales.
Experimenté, una vez más, la eclesialidad y
catolicidad de la Iglesia, de la Familia
Marianista…”.
Y todos nosotros, ex alumnas y ex alumnos del
Colegio Marianista de Buenos Aires, que hemos
tenido la suerte y la gracia de vivir ese “espíritu
de familia” durante los años que hemos estado
en el Colegio, tenemos la obligación de encarnar
ese espíritu en el lugar donde nos toca estar hoy,
en la ciudad donde vivamos, en el trabajo en que
estemos, en nuestras familias, en nuestros
ambientes,… En una sociedad que se empeña en
mostrarnos que el único camino válido para
“llegar a algo” pasa por la confrontación,
debemos mostrar que hay otra manera de hacer
las cosas. Una manera que se basa en el diálogo,
en el respetarnos en nuestras diferencias para,
desde la riqueza de la diversidad, construir
juntos,…
El 5° Encuentro Internacional de las CLM centró
su temática en el papel de las CLM en la Iglesia y
en el mundo, en el rol que debemos jugar
quienes formamos parte de las CLM y de la
Familia Marianista.
Un papel que debe ser protagónico dentro de la
Iglesia en las distintas instancias de decisión y
acción, buscando encarnar una Iglesia más
abierta, más dialogante, más horizontal, más
democrática, más cercana a los más pobres y
empobrecidos, más fraterna, más presente,…
más “al estilo de María”.
Un papel que debe ser militante en la sociedad
donde nos encarnamos, participando activa y
responsablemente en las organizaciones
intermedias y vecinales, en los partidos
políticos, en los sindicatos, en los colectivos
sociales, comprometidos en la educación, en la
acción solidaria.
Debemos tener una presencia más activa y
visible en el mundo, en nuestras sociedades
concretas que demandan nuestra participación
como cristianos y como marianistas, sin
Todos los Delegados y participantes del 5°
Encuentro Internacional de las
Comunidades Laicas Marianistas frente a
la casa donde se desarrolló el Encuentro
en Nairobi, Kenia.
62 Anuario 09
Anuario 09
63

La delegación de América
Latina participante el 5°
Encuentro Internacional
de las Comunidades
Laicas Marianistas.
olvidarnos que debemos ser hombres y mujeres
del mundo en el corazón de la Iglesia y, al mismo
tiempo, hombres y mujeres de la Iglesia en el
corazón del mundo.
Tenemos que ser agentes de cambio de esa
realidad. Tenemos que poner nuestros mejores
esfuerzos en la construcción de un mundo más
justo y más solidario, una sociedad para todos y
todas, donde todas y todos puedan desarrollar
sus mejores cualidades.
Y volviendo a la realidad africana que vivimos
durante el 5° Encuentro Internacional de las
CLM, este es el espíritu que anima la obra
impresionante que llevan adelante distintos
miembros de la Familia Marianista de Kenia: la
escuela primaria de Mukuru (un oasis para más
de 1700 chicos en medio de uno de los slums -
villas- más grandes de Nairobi); la labor
incansable de las voluntarias del Voluntariado
Internacional Marianista (ofreciendo años de
sus vidas en este “otro mundo, porque otro
mundo es posible”); el trabajo en el centro de
Imani para darles herramientas laborales a las
mujeres y para ayudarlas a pelear por su
dignidad; la escuelita que Anastasia -una laica-
puso a la orilla de otro slum, alquilando unos
locales para poder dar educación a chicos
pobres (el pago mensual es de unos 6 ó 7 dólares,
aunque hay varios que no pagan porque son muy
pobres y ella los beca).
Todo esto está expresado en el documento final
de este 5° Encuentro Internacional de las CLM
cuando dice que “…ya hemos comenzado un
camino que potencie nuestro espíritu
misionero, individual y comunitario,
orientándonos más hacia lo social, tomando
una opción clara y práctica como comunidad
por los pueblos y las personas menos
favorecidas y dando pasos que nos lleven a
compartir cada vez más nuestro tiempo, bienes
y talentos con los demás…”. Y para esto “…nos
proponemos cambiar nuestros hábitos de
consumo, reflexionar sobre el uso de nuestros
bienes y recursos económicos, participar
activamente en movimientos sociales por la
justicia y apoyar proyectos de desarrollo en
nuestros países así como proyectos de
cooperación en los países en vías de
desarrollo…”.
Sin duda, esta realidad ha quedado marcada en
cada una de las personas que tuvimos la dicha
de participar en el Encuentro; ha sido un tiempo
de gracia, memorable e inolvidable (los invito a
leer el testimonio de Miguel Ángel Ramiro -
coordinador de las CLM de Madrid- en el foro
sobre este tema en el sitio de Internet de la
F a m i l i a M a r i a n i s t a d e E s p a ñ a -
www.marianistas.org- que refleja muy bien
estas sensaciones). Pero también podemos
encontrar ejemplos de compromiso como los
que ya cité en nuestra realidad marianista
argentina y porteña; muchos marianistas
trabajando en la construcción de una sociedad
más justa, ofreciendo desinteresadamente su
tiempo y sus dones, caminando junto a otras
hermanas y otros hermanos en comunidad,
como una única Iglesia.
Este “espíritu marianista”, este estilo propio, es
lo que ofrecemos al mundo… El mismo
documento citado anteriormente especifica en
otro de sus puntos que “…ofrecemos
universalmente el mensaje de Jesucristo para
dar respuesta a los grandes interrogantes de las
personas; especialmente ofrecemos nuestra
espiritualidad a los que están en búsqueda…”. Y
esto es lo que hemos vivido durante nuestros
años como alumnas y alumnos del Colegio.
Quizá sin darnos cuenta. En una de esas,
habiéndolo experimentado y habiéndolo
asumido como propio. Como sea, es nuestra
mejor herencia y debemos “hacerla rendir”,
actualizar este mensaje y fomentar su
propagación, ofrecerlo como alternativa válida
para una vida mejor.
Ezequiel H. Reggiani (Promoción 1984)
Responsable Regional de América Latina
del Equipo Internacional de las Comunidades
Laicas Marianistas
Coro y grupo de baile procesional de una
de las comunidades parroquiales.
Las Comunidades Laicas
Marianistas -como parte de la
Familia Marianista- somos
una manera particular de ser
Iglesia y, como tal, ofrecemos
nuestro espacio para caminar
juntos… Un espacio que se
comparte los primeros
sábados de cada mes en la
Eucaristía (a las 19:30 hs. en
el Colegio) y en el ritmo
propio de cada una de
nuestras comunidades.
Acercate a través de nuestro
sitio de Internet
www.laicosmarianistas.com.ar
o del correo electrónico
clmbuenosaires@gmail.com.
64 Anuario 09
Anuario 09
65

Recuerdos del Día del
Ex Alumno 2008
”
Campo de deportes
del colegio
66 Anuario 09
Anuario 09
67

Nuestra Bolsa de Trabajo Pablo Devoto
La idea de este artículo es dar un pantallazo
sobre cómo está funcionando nuestra Bolsa de
Trabajo, a la vez que hacer conocer a aquellos ex
alumnos que no sepan, que desde hace dos años,
desde la Asociación de ex alumnos pusimos en
funcionamiento este proyecto, hoy hecho
realidad concreta.
El espíritu que nos guió fue y es el de dar
oportunidades laborales a los ex alumnos que
necesiten o que quieran cambiar de trabajo,
colaborando en la conexión entre la empresa
proveedora de trabajo y aquel ex alumno o ex
alumna que se postule para una búsqueda
laboral.
todavía no están como quisiéramos. Una de
ellas, y quizá la más importante, es darle a la
Bolsa una difusión más amplia de la que tiene,
para que más postulantes se anoten en las
búsquedas, de tal manera que las empresas que
ofertan trabajo confíen en el proceso y nos
soliciten aún más.
Es por ello que invitamos a todos nuestros ex
alumnos a que difundan la Bolsa de Trabajo y a
que utilicen sus servicios. La Bolsa, como otras
ideas solidarias, es una forma más de hacer
realidad nuestra misión Marianista.
LA FOTO SORPRESA
¿Quién se reconoce (o reconoce a algún compañero)
en esta hermosa foto? ¿En qué oportunidad fue
tomada y dónde?
Hágannos llegar todo lo que sepan de ella a nuestra
asociación (com@exalumnomarianista.com.ar) y en
el próximo Anuario lo sabremos todos (¡ojalá
podamos!).
Oración por el Deporte
Señor, que el deporte sea mi medio para ir hacia Ti.
Que en el perfeccionamiento de mi cuerpo,
mi alma también se perfeccione.
Que en la disciplina del equipo aprenda yo el desinterés;
que aprenda que todos somos necesarios
y abandone mis personalismos y mi orgullo.
Que el ejercicio fuerte, tenso, haga vigorosa mi alma
y que crezca el poder de mi voluntad;
y que sobre ésta se apoye una decisión inquebrantable
de ir en camino hacia Ti.
Santiago Bengoechea
Para tener una mejor comprensión de cómo
funciona el sistema, sólo se deberá acceder a:
www.bolsa.exalumnomarianista.com.ar, y desde
allí incorporarse como empresa dadora de
trabajo, por un lado, y por el otro, como
postulante ante las posibilidades laborales
ofrecidas.
Luego de dos años de vida, más de setenta
empresas se han anotado, no sólo aquéllas con
las cuales hemos hecho contacto a través de
nuestros egresados, sino también un cúmulo de
empresas del mercado laboral que, no teniendo
vinculación alguna con el Colegio, se han
sumado a esta iniciativa.
Por otra parte, de la cantidad de avisos
ofrecidos, se han conseguido satisfacer algunas
búsquedas, siendo la última de ellas una
incorporación a la empresa Agosta Campana y
Asociados, cuyo titular es el Ingeniero Roberto
Agosta, ex alumno promoción 1971.
Además, estamos intentando ampliar el abanico
de herramientas y posibilidades. En estos días
estamos concretando una idea largamente
buscada, mediante una alianza estratégica que 2 9
estamos armando con la empresa ZonaJobs, con
lo cual tendremos en forma permanente,
continua y actualizada búsquedas diarias de las
mejores empresas del mercado.
deportes
Si bien, tal como hemos hecho referencia, el
proyecto de la Bolsa es una realidad y está
funcionando, desde la Asociación de ex alumnos
intentamos solucionar aquellas cuestiones que
EXALUMNOS
68 Anuario 09
Anuario 09 65

CAMPEONES
Categoría
A
Torneo 2008
Adianchi
Campeón 2008 Grupo A
Torneo
20082°
Merenguetengue
1 2 3
CECCHI GALLO, Juan Pablo
VILA, Santiago
VERZERO, Juan Manuel
AVILA, Gonzalo Javier
DI GIACOMO, Sebastián Víctor - BARCA, Marcelo Adrián
PÉREZ ADAMO, Mariano Roberto - ZALDUENDO, Martín
CARRIQUIRI, Hernán Pedro - AMOR, Jorge Luis
GIOLITO, Pablo Lucas - GALICIA, Leandro Alberto
RIVERA, Fernando Adrián - DI LEO, Leandro Máximo
THOMPSON, Guido Andrés - SÁNCHEZ, Esteban Elías
CECCHI GALLO, Sebastián Alfredo
DALBOSCO LACAVA, Mariano Ariel
GIOVAGNOLI, Ignacio Nicolás
3° Lista Negra
OTAÑO, Jorge Horacio
REINA, César Horacio
RÍOS, Leandro Martín
PÁEZ, Adrián Miguel
VERZERO, Mariano
DUBINI, Sebastián Ariel
AVILA, Paulo Gabriel
RAIMONDI, Emiliano Nelson
VERZERO, Patricio
ARBUCO, Mariano Christian
GUERRERO,
Adianchi
CAMPEÓN
IESARI, Pablo Fernando
RODRÍGUEZ CENTENARO, Hernán Héctor
FERRARO, Hernán José
RAIMONDI, Fernando Diego
ÁLVAREZ, Javier
BEVAQUA, Sergio Hernán
TOLOSA, Juan Manuel
70 Anuario 09
Anuario 09
71

Categoría 2008
2
La Achalay
1
Campeón 2008 Grupo B
2° Malasangre
1° La Achalay FERNÁNDEZ LÓPEZ, Ezequiel Oscar - LAZZARO, Walmir Julián
DIANTI, Fernando Agustín
ANDISCO, Pablo - FERNÁNDEZ LÓPEZ, Matías Ignacio
DI CESARE, Ignacio
STIGLIANO, Lucas Raúl - SORA GULLIN, Gabriel Osvaldo
NÚÑEZ, Martín Eduardo
FRANK, Sebastián Carlos - VEGA, Nicolás Eduardo
ALBARRACIN, Tomás
LAZZARO, Bruno Esteban - BONISCONTRO, Pablo
CORDONI, Fernando Ezequiel
ROMANO, Nicolás - STIGLIANO, Eliezer Raúl
D'ODORICO, Luciano
LOIACONO, Matías Marcelo
ALBARRACIN, Ignacio
BRALLA, Guido
GÓMEZ SOSA, Pablo
FREDDI, Hernán Carlos
Goleadores
2
Categoría A
Otaño, Jorge Horacio – Adianchi
Categoría B
Stigliano, Esteban – Brown
Categoría C
2° Sporting Mina
Maugeri, Ivo Sebastián - Alta Magia
Clavero
JARDO, Mariano Andrés
FIESTAS, Diego Martín
CROCCO, Sebastián Gabriel
Premio CONDUCTA DEPORTIVA
MAZZEI, Federico Miguel
RIZZUTO ARAUJO, Eduardo José
BARCENA, Juan Francisco
GUILLÉN, Nicolás
CÓRDOBA, Jerónimo Alfredo
SALMERI, Ignacio
3MATEOSSIAN, Esteban Pablo
MARTORELL, Sebastián
BASSANO, Diego Abel
TORRESEL, Santiago Andrés
VARELA, Juan Manuel
MAROTTA, Santiago Ignacio
MAZZOLENI, Francisco
VAL, Juan Sebastián
D'URSO, Juan José
FERNÁNDEZ ZAPIOLA, Nicolás Ezequiel
MARTINEZ, Hernán Julio
VARELA, Santiago Manuel
Falsos Acabados
TOGNACCA, Juan
STIGLIANO, Esteban
Premio Conducta Deportiva
FERNÁNDEZ ZAPIOLA, José Manuel
Anuario 09
B Torneo
CategoríaC
1
Torneo 2008
1° Alta Magia
MACERA, Federico Martín - MAUGERI, Ivo Sebastián
BREX, Facundo - LENTINI, Martín
MAGDALENA, Javier - CERDA LIPANOVICH, Sebastián Alejandro
SAAVEDRA, Patricio Carlos - CASTELLI, Lucas
CRESPO, Martín - GUAGLIANONE, Martín Daniel
GUARNERIO, Luciano Federico - CUBELA, Sebastián Andrés
Valla Menos Vencida
Categoría A
Leandro Alberto Galicia – Merenguetengue
Categoría B
Bassano, Diego Abel -sporting Mina Clavero
Categoría C
Saavedra, Patricio - Alta Magia
SOCORRO, Juan Manuel
BLANCHARD, Luis Emilio
NAVARRO GAMBOA, Juan Andrés
SAVALL, Guido Tomás
SOCORRO, Federico
BERAUD, Gabriel Alejandro
BILBAO, Rodrigo Miguel
3° Brown
1LÓPEZ VIDAL, Bruno Martín
PAPAGALLO, Matías
72 Anuario 09
73
GARCÍA MENÉNDEZ, Juan Ignacio

A
74 75
A
Torneo
Tabla de Posiciones
2009
Categoría
Anuario 09
hasta 24/09/2009
Merenguetengue
DUBINI, Sebastián Ariel
BARCA, Marcelo Adrián
PÉREZ ADAMO, Mariano Roberto
ZALDUENDO, Martín
RAIMONDI, Emiliano Nelson
AMOR, Jorge Luis
ARBUCO, Mariano Christian
SÁNCHEZ, Esteban Elías
RIVERA, Fernando Adrián
THOMPSON, Guido Andrés
RAIMONDI, Fernando Diego
Lista Negra
REINA, César Horacio
PÁEZ, Adrián Miguel
BORDOLI, Pablo Daniel
OTTONE, Carlos Fabián
TALAVERA, Leandro Martín
IESARI, Pablo Fernando
RODRÍGUEZ CENTENARO, Hernán Héctor
FERRARO, Hernán José
TOLOSA, Juan Manuel
ÁLVAREZ, Javier
BEVAQUA, Sergio Hernán
GALLEGO, Alejandro
ÁLVAREZ, Pablo
Pampa Juniors
VOLPINI CRESPO, Javier Fernando
VOLPINI CRESPO, Roberto Alejandro
COCCA, Christian Nicolás
MARCO, Mariano Andrés
CASSARANI, Juan Pablo
COCCA, Juan Damián
MARCO, Eduardo Norberto
CASSARANI, Juan Diego
SÁNCHEZ, Leandro Enmanuel
GRITTINI, Santiago Javier
MARTÍNEZ, Esteban Horacio
VILLAMOR, Andrés Martín
FRAGA, Nazareno José
PASTORINO, José Gustavo
El Fondo
S. P. Salaberry
BOADA AGUIRRE, Adolfo
PELLEGRINO, Darío Guillermo
PÉREZ TERUEL, Federico Antonio
FACCHINI, Juan Pablo Pedro
ARILLA, Guido Gustavo
MATTASSINI, Federico Martín
SIFFREDI, Santiago Luis
SÁNCHEZ, Nicolás Ignacio
ARGÜERO, Hernán
SOSA CAAMAÑO, Andrés
BOADA AGUIRRE, Agustín
PADRONES, Fernando José
DONATO, Ramiro Carlos
AREAN, Martín Manuel
PELJHAN, Sergio
CATOGGIO, Diego Ignacio
MANAGÓ, Matías
DI GIACOMO, Martín Guillermo
BORDOLI, Ignacio Andrés
GALLI, Nicolás Esteban
DAVOLOS, Alejandro Agustín
GALLI, Agustín Daniel
ASCANI, Jorge Emanuel
DIANA, Luis Facundo
CATOGGIO, Mariano Javier
GRECO, Hernán Guillermo
DI MARCO, Sebastián
BULZACA, Alejandro
Ferrocarril Midland
CAIA, Maximiliano L.
VARELA, Patricio Ezequiel
FAILLACE, Martín Gabriel
SERER MORA, Octavio
VILLAR, Fernando Carlos
BERNARDOU FELLAY, Sergio
SANTAMARÍA, Javier Alberto
TOSCANO, Federico Santiago
ANGIO, Luis Alberto
OTAÑO, Hernán Manuel
OLALLA DE LABRA, Andrés
NIELSEN, Patricio
CAIA, Federico Andrés
ARIAS, Christian Amadeo
Anuario 09

Santa Milonguita
A A
FREYTAG, Federico
ACQUAVELLA, Federico
GIOVINI, Francisco Daniel
GONZÁLEZ PENA, Juan Ignacio
LÓPEZ, Ignacio Ezequiel
SÁNCHEZ, Santiago
STENTA, Ignacio Javier
ABEAL, Francisco
HECKER, Juan Fernando
CANTO, Fernando
SOSA CAAMAÑO, Matías
MORESCO, Máximo
RÍO, Santiago
LONARDI, Santiago
ALBARRACIN, Ignacio
Argentinos Juniors
MARCOLINI, Leandro Claudio
AGOSTINO, Martín Nicolás
BRIZUELA, Juan Ignacio
RODRÍGUEZ BATTINI, Andrés Pablo
DÍAZ, Mariano Pedro
MARCOLINI, Ignacio Carlos
MAZZÓN, Martín Alejandro
ROMEU, Juan Martín
MARINO, Juan Pablo
RODRÍGUEZ BATTINI, Diego Ernesto
NEU, Mariano
GARATE, Santiago
PAVESE, Julián Ignacio
Sporting Mina Clavero
La Potota
SPROVIERI, Gonzalo
ALBARRACIN, Lucas
BALBIS, Juan Martín
TASSARA, Felipe Augusto
URETA, Nicolás Agustín
VARELA, Christian Gonzalo
LOPARDO, Alejandro Darío
SPROVIERI, Matías
PIÑOL, Joan Manuel
SANDOVAL, Patricio
VIETRO, Cristian Javier
MARASCO, Juan Pablo
MUÑOZ, Julián Martín
JARDO, Mariano Andrés
FIESTAS, Diego Martín
CROCCO, Sebastián Gabriel
CARMENA, Diego Agustín
RIZZUTO ARAUJO, Eduardo José
BARCENA, Juan Francisco
GUILLÉN, Nicolás
CÓRDOBA, Jerónimo Alfredo
VEGA LOPINA, Agustín Lucio
MATEOSSIAN, Esteban Pablo
MARTORELL, Sebastián
FIESTAS, Matías
BUENO, Sebastián Nicolás
Adianchi
La Gran Fiestardi
CECCHI GALLO, Juan Pablo
VILA, Santiago
VERZERO, Juan Manuel
ÁVILA, Gonzalo Javier
CECCHI GALLO, Sebastián Alfredo
DALBOSCO LACAVA, Mariano Ariel
VERZERO, Patricio
OTAÑO, Jorge Horacio
RÍOS, Leandro Martín
VERZERO, Mariano
ÁVILA, Paulo Gabriel
PISARRI, Carlos Alberto
REBULL, Juan Ignacio
FOURCADE, Ezequiel
FANJUL REGUEIRA, Leandro Agustín
DE ROSA, Matías
GARCÍA, Lucas Federico
VERNAZZA, Franco
GRANDA, Juan Pablo
MACRI, Fernando Gabriel
MOLTENI, Bruno
PÉREZ, Santiago Enrique
ROMEU, Pablo Luis
BENEDETTO, Matías Fernando
ESTEVA, Pablo Alejandro
Fútbol Yampan
GRANDA, Santiago Tomás
BARO CORRAL, Juan Francisco
BENEDETTO, Gonzalo Nicolás
CORTES, Juan Martín
MAUGERI, Leonel Agustín
MUSOLINO, Hernán
RIMONDI, Juan Francisco
GIGLI, Pablo Ignacio
PÉREZ, Hernán
AMADO, Leandro
La Achalay
DIANTI, Fernando Agustín
DI CESARE, Ignacio
NÚÑEZ, Martín Eduardo
ALBARRACIN, Tomás
CORDONI, Fernando Ezequiel
D'ODORICO, Luciano
LOIACONO, Matías Marcelo
GARCÍA RUGGIERO, Pablo
GÓMEZ SOSA, Pablo
FREDDI, Hernán Carlos
DIANTI, Rodrigo
76 Anuario 09
Anuario 09
77

B B
B
Tabla de Posiciones
2009
Categoría
hasta 24/09/2009
Casamata
LUPPI, Horacio José
CASTRO, Diego Mario
TARULLA, Jorge Javier
FRANCO, Leonardo Hernán
BONDANZA, Julián Francisco
CASTELLI, Anselmo Gabriel P.
VASSALLO, Mariano
GALLUZZI, Gustavo Hernán
CASTELLI, Adolfo Carlos
LUPPI, Julio Ernesto
MARCHESI, Darío Pablo
ROMEU, Sebastián
GARCÍA CONEJERO, Fernando Pablo
Malasangre
FERNÁNDEZ LÓPEZ, Ezequiel Oscar
LAZZARO, Walmir Julián
ANDISCO, Pablo
FERNÁNDEZ LÓPEZ, Matías Ignacio
STIGLIANO, Lucas Raúl
SORA GULLIN, Gabriel Osvaldo
GARRO, Julián Mariano
VEGA, Nicolás Eduardo
LAZZARO, Bruno Esteban
BONISCONTRO, Pablo
AMILIBIA, Fabrizio
STIGLIANO, Eliezer Raúl
FRANK, Sebastián Carlos
La Lesión
GAYNOR, Eugenio
SCOVOTTI, Matías
CASTELLI, Gonzalo
GONÇALVES NEIVA NOVO, Juan Manuel
SORA GULLIN, Matías Adrián
VELASCO, Gonzalo Gastón
VILLAVERDE, Lucas
SOSA CAAMAÑO, Lucas
JUAN, Nicolás Santiago
GIOVINI, Federico Ezequiel
CANTO, Gonzalo
VÁSQUEZ, Matías Horacio
GAYNOR, Agustín
MARINO, Francisco Javier
DOMÍNGUEZ PACE, Ezequiel
Mafia Verde
TORREIRO, Pablo Diego
TORREIRO, Hernán Daniel
PENA, Juan Ignacio
QUERALTO, Javier
NOGUERA, Santiago Hernán
SÁNCHEZ MICELI, Javier
DEL PRADO, Juan Ignacio
ANASTASIO, Mariano Miguel
FERREYRA, Alejandro
BENEITEZ MASSARO, Fernando
PENA, Esteban Mariano
PENA, Santiago Javier
GADEA, Gonzalo Ignacio
La Viscosa F. C.
FIORI, Federico
PEREIRA, Benjamín Ignacio
ARROYO, Rodrigo Gastón
MARTOS, Hernán Fernando
MERLO, Martín Hernán
SONEIRA, Ignacio
VIGNONI, Ignacio
JARDO, Ignacio Sebastián
PONGELLI, Nicolás
FERRARO, Matías Ezequiel
PEREIRA, Pedro
Baigón Unido
DE LA FUENTE, Ramiro
GONZÁLEZ ARNAEZ, Diego Alberto
TOMASSINI, Sebastián Luis
MARTÍN, Mariano E.
CASTRO, Diego Julián
SAIZ, Gastón
PASSARON, Julio Federico
FILIPPINI, Eduardo Hernán
CALIGIURI, Andrés
MINUZZI, Maximiliano Nicolás
LUDUEÑA, Javier Ignacio
VERARDO, Claudio M.
78 Anuario 09
Anuario 09
79

BL'Ecop
ARANDA, Federico Manuel
CADENAZZI, Guillermo Luis
ZITO, Guido Ignacio
ALTAMIRANDA, Esteban
MAROTTA, Juan Pablo
CHARLIER, Luciano Martín
ZALDUENDO, Santiago
ZALDUENDO, Francisco
DEL CUETO, Augusto
MAROTTA, Francisco
PERASSO, Tomás Agustín
ARANDA, Alejandro Javier
GUASCO, Alfredo Javier
Botafogo
LANZA, Juan Manuel
MOLTENI, Guido
TERRIO, Nicolás Alejandro
PELUSO, Matías
BARICCO PRATS, Ignacio
CASTELLI, Nicolás
DÍAZ, Juan Vector
GEROSEVICH, Gabriel
NOGUEIRA, Juan Martín
URETA, Mariano Julio
LÓPEZ, Fernando Martín
GONZÁLEZ, Pablo
La Banda
CARMONA, Patricio Daniel
CIPARELLI, Franco
COGAN MORI, Daniel Jorge
FORTUNY, Germán Alejandro
GIGLI, Claudio Augusto
LÓPEZ, Lisandro Daniel
MACERA, Matías Eduardo
PULICE, Martín
SAN CRISTÓBAL, Gastón Guido
SAN CRISTÓBAL, Julián Diego
SOTO ARRIAGA, Lucas María
BENÍTEZ MASSARO, Mariano
ÁLVAREZ OTONDO, Federico
Brown
TORRESEL, Santiago Andrés
VARELA, Juan Manuel
MAROTTA, Santiago Ignacio
MAZZOLENI, Francisco
FERNÁNDEZ ZAPIOLA, José Manuel
D'URSO, Juan José
FERNÁNDEZ ZAPIOLA, Nicolás Ezequiel
MARTINES, Hernán Julio
VARELA, Santiago Manuel
TOGNACCA, Juan
STIGLIANO, Esteban
TORRESEL, Carlos Alberto
Huevo Frito
B
La Favela
CAPURRO, Nicolás Ezequiel
MERCANTI, Juan
SOTO ARRIAGA, Santiago María
CRUPI, Juan
ESTÉVEZ, Pablo Nicolás
GUASCO BARTHE, Santiago Federico
MATALLANA, Andrés Luis
JAUNZARAZ, Federico Martín
BONNIN, Santiago Federico
VÁZQUEZ, Leandro Francisco
PÉREZ BAY, Joaquín Guillermo
El Porvenir
D'ODORICO, Agustín
LENTINI, Ignacio
MAGLIONE, Nicolás
REY, Pablo
PELUSO, Andrés
BEDESCHI, Federico
CECCHETTI, Guido
BOLLERO, Carlos
PASSERO, Fabio
LAMPERTI, Gonzalo
RACCIATTI, Guido
REY, Fernando
FERREIRO, Javier Alejandro
BUIREO, Gabriel Ignacio
CHIAPPETTA, Ezequiel
RINCÓN, Ezequiel Bernardo
CHIAPPETTA, Fernando José
PERISSE, Víctor Alberto
FERRER, Juan Manuel
HEIT, Mariano
ROMERO, Máximo
TOLOSA, Mariano
ETCHEPAREBORDA, Guillermo
ROGEL, Gastón Alejandro
AROZAMENA, José Luis
URREAGA, Esteban J.
MONGELLI, Ezequiel
Alta Magia
CUBELA, Sebastián Andrés
MAUGERI, Ivo Sebastián
BREX, Facundo
LENTINI, Martín
MAGDALENA, Javier
CERDA LIPANOVICH, Sebastián Alejandro
SAAVEDRA, Patricio Carlos
CASTELLI, Lucas
CRESPO, Martín
GUAGLIANONE, Martín Daniel
GUARNERIO, Luciano Federico
80 Anuario 09
Anuario 09
81

CategoríaC
hasta 13/09/2009
Tabla de Posiciones
2009
La Marzo
COSTANTINO, Agustín
DOWNEY, Tomás
POSE, Manuel Pablo
CASIRAGHI, Emiliano
ÁLVAREZ, Leonardo
TRUBIAN, Federico
POSE, Nicolás Juan
TEJERO VACAS, Juan Manuel
LIMA COIMBRA, Cristhian Patricio
MUNGO, Mariano Martín
FREDDI, Javier
Fútbol Fernet
GARAVANO, Elio Germán
FREYTAG, Ramiro
MENZIO, Ignacio Alejandro
DI GESU, Gonzalo
GOSES HUERIN, Diego Martín
PORRAS, Rodolfo Agustín
FAQUETTI, Cristian
RAMÍREZ PICOLLO, Sebastián
SESSA, Maximiliano
DE BONIS, Horacio Nicolás
DURANDEU, Esteban Javier
La Banda De Rolo
PIÑOL, Fernando Nicolás
WILLIAMS, Boris
ALARCON PAGANO, Marco Nicolás
ÁLVAREZ DEL RIVERO, Martín Andrés
BEGUET, Juan Pablo
BLASCO, Sebastián
FORNOS, Juan Manuel
PAVESE, Damián Andrés
RIZZONE, Pedro Agustín
SARAVI, Julio
SPAGNUOLO, Gabriel Ignacio
ALONSO, Manuel
CLa Rockola
Panathinaikos
CASTIGLIONI, Alejandro Javier
DE MATTEIS, Lucas Tomás
ESTÉVEZ, Juan Pablo
FIORAVANTI, Nicolás Francisco
MARASCO, Damián Gonzalo
VALLET, Francisco Adolfo
FERNÁNDEZ BRIHUEGA, Diego Sebastián
MARISCHI, Martín
BORDOGNA, José
BARCA, Martín Pablo
DE MATTEIS, Ignacio Raúl
Senegol
NÚÑEZ, Javier Esteban
NÚÑEZ, Daniel Víctor
CARUSO, Lucas Ignacio
FERRARO, Fernando Martín
NÚÑEZ, Sebastián Gabriel
SPAGNUOLO, Damián Néstor
CARUSO, Gastón Javier
ESTÉVEZ, Juan Ignacio
ZAMBELLI, Lucas
NÚÑEZ, Pablo
GALIANA, Gustavo Ignacio
ESTÉVEZ, Martín Alejandro
PASSERO, Santiago Andrés
Placenta
SOCORRO, Juan Manuel
BLANCHARD, Luis Emilio
NAVARRO GAMBOA, Juan Andrés
COMI, Juan Martín
SOCORRO, Federico
BERAUD, Gabriel Alejandro
BILBAO, Rodrigo Miguel
GARCÍA MENÉNDEZ, Juan Ignacio
LÓPEZ VIDAL, Bruno Martín
PAPAGALLO, Matías
MATEOSSIAN, Martín Darío
CHAJUD, Esteban Mariano
TORRE, Matías
ÁBALOS, Juan Cruz
IBARRA, Ramiro Martín
FAIDELLA ZAMBONINI, Federico Guillermo
RUIZ, Federico José
DIZ, Gonzalo Martín
ROMANÓ, Sebastián
ONORATO SAÁ, Agustín
VALLE, Pablo
RUIZ, Francisco
82 Anuario 09
Anuario 09
83

CAstillada
RAGUZZI, Ignacio
AMODEI, Ignacio Juan
FERNÁNDEZ ZAPIOLA, Gonzalo Martín
PUGA, Germán Gaspar
ERRASTI, Bruno Giuliano
LODIGIANI, Julián Alfredo
SPAGNUOLO, Juan Ignacio
PONCE, Fernando Ariel
SÁNCHEZ, Gonzalo Manuel
ROMERO, Juan Francisco
La ' 93
CARBALLO, Marco Javier
RIAL PONTES, Hernán Luis
YGARTUA, Javier
DI GIACOMO, Sebastián Víctor
ANASTASIO, Ignacio Ariel
GUILLEN, Nicolás Emanuel
PALLOTTI, Hernán Federico
GALICIA, Leandro Alberto
GIOLITO, Pablo Lucas
MARTINES, José María
LUPPI, Luis Alberto
BOSCO, Juan José
BLASCO, Pablo Alfredo
BARUSSO, Gabriel Hernán
La Vagancia
MERCANTI, Santiago
ROMEU, Ignacio Alejandro
VIÑALES, Gonzalo Daniel
VITETTA, Leandro Javier
CALLACE, Emiliano
PONGELLI, Ignacio
ROBLES ORTIZ, Juan Sebastián
PALLARES, Santiago
GUILLEN, Ramiro
ÁLVAREZ OTONDO, Francisco
DE NUCCI SMAIL, Pablo Jorge
LARREA, Ignacio
BLANCO, Bruno
Loca Bohemia
ALBERTI, Franco Fernando
CODINO RIVERA, Jonathan Emanuel
MONTI, Damián
CALLAHUARA GOIBURU, Noel
CAMPO, Francisco
DE PAOLA, Alejandro Norberto
ESPINA, Alan
CABRERA, Alejandro Martín
SIEBENS, Santiago Miguel
DÍAZ, Nicolás
ALBERTI, Gino
La Cachonga
SAVINI, Juan Agustín
MARTINES, Gonzalo
ESTRADA, Federico
VARELA, Rodrigo Martín
ELÍAS JULIÁN, Gonzalo Ezequiel
GELABERT, Federico
NIEVA MORENO, Marcelo Guillermo
BERAUD, Andrés
LÓPEZ, Matías
DI VIETRO, Mariano Ezequiel
CARAM, Ignacio
CEl Docke
CASTAÑO, Leandro
FICAGNA MORENA, Mathias José
ROMERO, Juan Manuel
ROSSO ALBA, Francisco
RUIZ, Juan Ignacio
TEJERO VACAS, Alejandro Daniel
TERZIAN, Agustín
LUCIONI, Santiago
MENÉNDEZ BERNALES, Martín
SCHOON, Pablo
FASANO POSCO, Gabriel Alejandro
MENÉNDEZ BERNALES, Gerardo
La Lesión
SERER MORA, Mariano Alejandro
SARCONE, Juan Ignacio
STENTA, Mariano Carlos
SÁNCHEZ, Sebastián Ezequiel
DÍAZ BRENNAN, Pablo
DEVOTO, Pablo Hernán
CHAVES ARABEL, Jesús María
FERRERO, Mariano Ignacio
BENÍTEZ, Germán Norberto
BORSATO, Juan Ignacio
LAVALLE, Esteban Javier
GILLIGAN, Ignacio
ESTEBAN, Gonzalo Blas
NOVELLO, Nicolás Alejandro
84 Anuario 09
Anuario 09
85

Maratón 2008
Maratón Marianista
Para hablar de la “I Maratón Marianista” hay que
remontarse al 15 de noviembre de 1986. Ese día,
un grupo grande de alumnos y padres corrieron
con gran entusiasmo desde el Campo de
Deportes hasta el Colegio un total de 5.000
metros, marcando así el comienzo de una
actividad que por ese entonces duró tres años,
ya que se repitió en el año 1987 y 1988. Sus
responsables fueron los profesores Carlos
Coccellato y Carlos Sifredi.
Pasaron 20 años y el Departamento de
Educación Física retomó esta práctica
organizando en el año 2008 la “IV Maratón
Marianista”. Actualmente el recorrido es por el
barrio de Caballito y cuenta con una modalidad
competitiva de 4 y 8 km. para los más
entrenados –que desean probar su desempeño y
mejorar sus tiempos– y una modalidad
participativa con 1,5
k m y c a m i n a t a
familiar, intentando
a b a r c a r d e e s t a
m a n e r a a t o d o s
nuestros alumnos
desde sala de 3 años
hasta 5º año y, por
supuesto, a todas las
familias.
El objetivo de esta
actividad es estimular
el ejercicio físico como
una actividad que
favorece una mejor
calidad
de vida y además transformar
este evento en un momento
importante en donde nos
acercamos y congregamos como
verdadera Familia Marianista. Es
emocionante ver cómo nuestros
alumnos, sus familias, docentes,
personal del colegio y amigos se
s i e n t e n c o n v o c a d o s y
estimulados a mejorar su
condición física en un marco de
celebración familiar.
En la V Maratón realizada el 27
de septiembre del año pasado,
Maratón 2008
Carlos Castillo
pudimos disfrutar de la participación de más de
mil personas en las distintas modalidades,
viviendo así una verdadera fiesta de toda la
Comunidad Marianista.
Desde estas líneas mando un especial
agradecimiento a las decenas de personas que
se involucraron en la organización de la “IV” y
“V Maratón Marianista”, ya que sin su trabajo
hubiera sido imposible realizarlas, y a los
primeros organizadores que incentivaron el
inicio de una actividad que crece año tras año.
Invito a todos quienes lean estas palabras a
prepararse para poder participar de futuros
eventos de esta naturaleza.
Carlos Castillo
Docente de Educación Física
educacionfisica@marianista.edu.ar
Promoción 1984
Maratón 1986
Camino a los 75 años
de nuestro colegio
Q u e r i d o s ( a s ) e x
alumnos (as) del Colegio
Marianista de Buenos
Aires:
Nuevamente quiero
a p r o v e c h a r l a
oportunidad que me
brinda el Anuario de la
A s o c i a c i ó n p a r a
compartir con ustedes
unas breves reflexiones.
Que las primeras palabras sean para agradecer y
felicitar de modo muy especial a los que ponen
tiempo y energía en animar la Asociación. Tal
vez no siempre vean colmadas todas sus
expectativas cuando evalúan el fruto de sus
esfuerzos. Pero no es poco lo que se va
consiguiendo con el transcurso de los años.
Y, finalmente, nunca podremos ponderar
totalmente dónde y cómo han fructificado las
semillas de bien, de verdad, de espíritu de
familia, de justicia y solidaridad, que se han
sembrado tan abundantemente.
En torno a esta imagen de la semilla sembrada
abundantemente (2 Corintios 9,6-10) quiero
este año centrar la reflexión que les comparto.
El próximo año, 2010, nuestro Colegio
Marianista de Buenos Aires cumplirá 75 años de
existencia. ¡Son unos cuantos años! Y merecen
ser festejados.
Setenta y cinco años durante los cuales fue
sembrada abundantemente una muy buena
semilla: ¡semillas de vida! A través de la acción
educadora, que muy fácilmente puede asociarse
al trabajo de “cultivo” de un campo, miles de
personas, hombres y mujeres, niños, jóvenes,
adultos, docentes y alumnos, padres y madres,
personal administrativo y de mantenimiento,
etc., fueron construyendo una comunidad
aportando cada uno su contribución específica.
De una minúscula semilla, un pequeño grupo de
religiosos marianistas llegados de España, brotó
el gran árbol que hoy es el Colegio Marianista.
Hoy podemos comprobar que esa semilla era
buena y muy fecunda. Hoy nos toca a nosotros
Luis Casalá sm
ocuparnos para que ese árbol siga siendo cada
vez más fecundo.
Desde luego que queremos celebrar y festejar. Es
bueno que así sea. Nos viene bien y nos hace
falta celebrar y agradecer en tiempos duros,
cuando el pesimismo y el escepticismo nos
amenazan. Cuando parece que nada puede
hacerse, que nada vale la pena, que nada puede
cambiar... ¡nos hace bien detenernos para
valorar y agradecer la existencia del Colegio
Marianista!
Por supuesto que:
- NO es tiempo para caer en la nostalgia de las
“viejas glorias del pasado”. La mirada agradecida
al pasado sirve para comprometernos con el
presente y para lanzarnos hacia el futuro.
- NI para engrandecer falsamente nuestro “ego”
creyéndonos los mejores, cerrando los ojos a las
muchas cosas que tenemos que mejorar. El
Colegio es una realidad humana, y como tal
siempre llamada a seguir perfeccionándose.
Sería torpe no querer mirar o aceptar nuestros
puntos débiles.
Sí es un tiempo para recoger y valorar la
herencia recibida. Y también para actualizarla.
Queremos que este año que se abrirá a fin del
2009 sirva para afirmar nuestra identidad como
comunidad educativa, que tiene un don especial
para aportar a nuestro país y a nuestra Iglesia.
El Colegio Marianista ha educado a muchas
generaciones con un estilo pedagógico,
inspirado en un carisma y en una espiritualidad:
la que Dios regaló a la Iglesia a través del Beato
Guillermo José Chaminade.
Es el mismo estilo que crece y da fruto en
muchas otras latitudes del mundo: en colegios
importantes de España y Francia, en
Universidades en Estados Unidos, o en la
educación para los niños de la calle en Brasil, la
India o Filipinas.
Estas líneas pretenden, simplemente,
convocarlos y motivarlos para que participen
–cada cual según su posibilidad y deseo– en
todas las celebraciones.
Queremos que los festejos sean “integrales”,
como integral quiere ser la pedagogía que se
86 Anuario 09
Anuario 09 87

88 Anuario 09
vive en el Colegio. Que haya fiesta (¡Quermés!);
que no falte la celebración religiosa
agradeciendo a Dios y a María tantos beneficios
recibidos; que haya también momentos de
reflexión y de búsqueda de profundizar la
herencia pedagógica recibida, actualizándola
para las necesidades de los niños y jóvenes de
hoy.
Esta celebración coincidirá con la celebración
del bicentenario (1810 – 2010) de la Revolución
de Mayo. Seguramente esta celebración será un
marco propicio para que profundicemos
también en nuestro compromiso con nuestra
Patria a través de la formación de ciudadanos
responsables y participativos.
Concluyendo, quiero también hacerles
participar de la alegría de toda la Familia
Marianista en la Argentina por la celebración de
los 80 años de Vida Religiosa Marianista de
Lorenzo Aspe y los 60 de Otilio Ortega. Lorenzo
es un testigo de los primeros pasos del Colegio.
Otilio contribuyó a su consolidación “desde
abajo”, formando generaciones de niños en
primer grado. ¡Dos excelentes sembradores! Sin
duda el Colegio les debe muchísimo.
Junto con ellos muchos otros laicos (as) y
religiosos contribuyeron a que nuestra
Comunidad Educativa sea hoy lo que es. Desde
este pequeño espacio vaya el agradecimiento a
todos, y la convocatoria a participar de un
tiempo de “jubileo” que nos haga sentir más
unidos entre nosotros y más comprometidos en
la construcción del futuro del Colegio.
Un saludo muy cordial y fraterno y el deseo de
que tengan mucha PAZ,
Luis A. Casalá sm
Regional de la Compañía de María en la
Argentina.
Promoción 1966
casalasm01@hotmail.com
“juntate “Juntate con tu promoción a comer un asadito en el anexo II
(siberia), (Siberia), sabado sábado o domingo.
Solo tienen que avisar en el colegio.”

P. José L. Fernández
Daniel “Palito” Moreno
2008 - Buenos Aires - Argentina
José Luis Mezzacasa
2009 - Buenos Aires - Argentina
D. Daniel “Palito” Moreno
José Luis Mezzacasa