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Estructura Hermeneutica de Juan.pdf

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Sumario<br />

HERMENEUTICA BIBLICA<br />

Y TEOLOGIA FUNDAMENTAL<br />

J.Oriol Tuñí, sj.<br />

Fernando Manresa, sj.<br />

La estructura hermeneútica <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> <strong>Juan</strong>: reflexiones y planteamiento<br />

Reflexiones en torno a una teología fundamental hermenéutica<br />

6


Presentamos en este cua<strong>de</strong>rno el resultado -a rehacer, <strong>de</strong>sarrollar y concretar- <strong>de</strong> un<br />

diálogo entre una reflexión que trata <strong>de</strong> captar cada vez con más penetración la<br />

naturaleza <strong>de</strong> un texto neotestamentario (el evangelio <strong>de</strong> <strong>Juan</strong>) y la reflexión que<br />

intenta formular con más coherencia y con más relevancia -en la medida <strong>de</strong> lo posiblela<br />

naturaleza <strong>de</strong> lo que habitualmente llamamos "teología fundamental ".<br />

No siempre ambos tipos <strong>de</strong> reflexión se han compenetrado suficientemente. Más bien<br />

-está es nuestra impresión- han existido o yuxtapuestamente o -en otros casosconflictivamente.<br />

La reflexión teológico fundamental se ha valido, en el mejor <strong>de</strong> los<br />

casos, <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong> la investigación bíblica la cual, como un "instrumento ", facilitaba<br />

a aquélla el "material preparado".<br />

La primera parte <strong>de</strong> este cua<strong>de</strong>rno contiene un artículo cuyo autor ha publicado ya<br />

en la revista "Estudios Eclesiásticos". En la primera nota <strong>de</strong> dicho artículo, O. Tuñí ya<br />

alu<strong>de</strong> a este diálogo.<br />

La segunda parte contiene -casi en forma <strong>de</strong> enunciados tan sólo- lo que<br />

ulteriormente será <strong>de</strong>sarrollado.<br />

Es <strong>de</strong> esperar que estas páginas muestren la utilidad <strong>de</strong> este diálogo: tanto para dar<br />

a la reflexión bíblica un lugar -más que "'instrumental"- <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la teología fundamental,<br />

como para que ésta se vaya <strong>de</strong>jando mo<strong>de</strong>lar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro por aquélla. No <strong>de</strong>ja<br />

<strong>de</strong> ser útil ir comprendiendo poco a poco que el carácter hermenéutico y práctico <strong>de</strong> la<br />

teología fundamental no <strong>de</strong>riva ante todo <strong>de</strong> la cris?}) mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> un cierto tipo <strong>de</strong><br />

teología, sino más bien <strong>de</strong> la '/Iaturaleza misma <strong>de</strong>l mensaje cristiano confesado, expresado<br />

e históricamente transmitido.<br />

2


LA ESTRUCTURA HERMENEUTICA DEL EVANGELIO DE JUAN:<br />

REFLEXIONES V PLANTEAMIENTO<br />

En una publicación relativamente reciente apuntaba el conocido exegeta joánico R.<br />

Schnackenburg lo siguiente: "pese a todos estos estudios 1 , el problema hermenéutico<br />

fundamental <strong>de</strong> la exposición joánica <strong>de</strong>l evangelio necesita un tratamiento <strong>de</strong>tallado" 2 .<br />

No se preten<strong>de</strong> con este breve estudio hacer un análisis <strong>de</strong>tallado <strong>de</strong> un problema que<br />

hace años espera no sólo un tratamiento que no se ha hecho sino sobre todo una línea <strong>de</strong><br />

salida al impasse en que se halla prácticamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo <strong>de</strong> la época crítica 3 .<br />

Sin embargo, inevitablemente, se trata <strong>de</strong> un tema con una historia <strong>de</strong> cierta<br />

importancia tras <strong>de</strong> sí 4 . A pesar <strong>de</strong> ello me voy a permitir <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado un recorrido que<br />

resultaría complicado en cualquier caso y que apenas si sería relevante para esta breve<br />

aportación. Porque se trata, más que <strong>de</strong> otra cosa, <strong>de</strong> una historia implícita. No hay trabajo<br />

que la hayan retrazado 5 y, por consiguiente, resulta bastante complejo iluminarla.<br />

Voy a prescindir por tanto <strong>de</strong> hacer referencia a aspectos que resultan globalmente muy<br />

conocidos. 6 .<br />

El trabajo va a ser breve y voy a ceñirlo a dos apartados. Primero presentaré tres<br />

aspectos que me parece <strong>de</strong>finen por <strong>de</strong>ntro la estructura hermenéutica <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong><br />

<strong>Juan</strong> (EJ). Pasaré luego a formular el tema, en cierto sentido, nivel <strong>de</strong> tesis. La<br />

exposición acaba con dos reflexiones a modo <strong>de</strong> preguntas o cuestiones planteadas a la<br />

luz <strong>de</strong> lo dicho.<br />

1. TRES ASPECTOS FUNDAMENTALES<br />

El problema <strong>de</strong>l doble nivel <strong>de</strong>l evangelio<br />

El carácter doctrinal <strong>de</strong> EJ es un dato prácticamente unánime <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la<br />

exégesis joánica. Si se quiere, el mero hecho <strong>de</strong> que la exégesis antigua lo calificara<br />

como obra dél "teólogo" ya es un dato indicativo en este sentido. Pero, a<strong>de</strong>más, la<br />

exégesis crítica lo ha tenido siempre como un evangelio difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir, precisamente<br />

a causa <strong>de</strong> sus peculiarida<strong>de</strong>s lingüísticas y <strong>de</strong> su enigma interno 7 . Por otra parte y<br />

<strong>de</strong>jando al margen opiniones relativamente esporádicas 8 la lejanía <strong>de</strong>l EJ respecto a los<br />

hechos que presenta resulta también un aspecto adquirido en la exégesis joánica 9 .<br />

3


Precisamente por ello ésta se ha esforzado en encontrar un humus i<strong>de</strong>ológico que<br />

clarifique tanto el sentido <strong>de</strong>l peculiar lenguaje <strong>de</strong> esta obra como también su estructura<br />

i<strong>de</strong>ológica interna. En una palabra el intento <strong>de</strong> dar con lo que podríamos llamar el Sitz<br />

im Leben doctrinal <strong>de</strong>l evangelio joánico ha sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo <strong>de</strong> la época crítica<br />

una tarea central <strong>de</strong> la exégesis, supuesto sobre todo que los análisis <strong>de</strong> la Formgeschichte<br />

no lograban incidir en el compacto núcleo joánico. 10 .<br />

Dentro <strong>de</strong> esta línea hay que situar una aportación <strong>de</strong> la exégesis reciente que tiene<br />

hondas raíces en la historia <strong>de</strong> la interpretación <strong>de</strong>l EJ 11 . Se trata <strong>de</strong> la propuesta<br />

formulada en 1968 por J.L. Martyn, pero recogida y aceptada por muchos otros exegetas<br />

joánicos, <strong>de</strong> leer el EJ como una obra que refleja dos niveles: el nivel <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesús<br />

y el <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la comunidad joánica. El punto <strong>de</strong> apoyo más citado es el tema <strong>de</strong> la<br />

expulsión <strong>de</strong> los cristianos joánicos <strong>de</strong> la sinagoga farisea. Se arguye que la medida<br />

disciplinaria judía a que se refiere el texto <strong>de</strong>l EJ (9,22; 12, 42-43 y 16,2) sólo pue<strong>de</strong><br />

datar <strong>de</strong> la reunión judía <strong>de</strong> Jamnia (ea. 90 d.C.) y, por consiguiente su referencia al<br />

tiempo <strong>de</strong> Jesús resulta un anacronismo patente. De aquí la propuesta hermenéutica: el<br />

EJ es una obra que refleja al mismo tiempo los sucesos <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesús y los que<br />

caracterizan la vida <strong>de</strong> la comunidad 12 .<br />

Este doble nivel <strong>de</strong>ja bien claro que "la habitación <strong>de</strong>l Verbo entre nosotros" y el<br />

hecho <strong>de</strong> que "hayamos contemplado su gloria" no pue<strong>de</strong>n ser sucesos que tuvieron<br />

lugar sólo en el pasado, ni constituyen tampoco para el EJ un tiempo i<strong>de</strong>al, cuando el<br />

reino <strong>de</strong> Dios se hizo presente en la tierra. Los sucesos sobre los que versa el testimonio<br />

<strong>de</strong>l EJ hacen referencia a dos niveles. Y, según el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l EJ, su valor para los<br />

dos niveles constituye, en sí mismo, el contenido <strong>de</strong> la buena nueva <strong>de</strong> esta<br />

comunidad 13 .<br />

Esta hipótesis ha <strong>de</strong>spertado un interés más positivista que hermenéutico (<strong>de</strong> hecho<br />

las mayores críticas a la misma, se han hecho sobre todo a la exactitud <strong>de</strong> la atribución<br />

<strong>de</strong> ciertos sucesos <strong>de</strong> la comunidad a un contexto histórico que a algunos se les presenta<br />

como muy cuestionable) 14 . Y, sin embargo, la propuesta tiene mayor importancia<br />

hermenéutica que histórica. Quisiera mostrar primero esto y luego pasar a una<br />

consi<strong>de</strong>ración más <strong>de</strong> fondo.<br />

Según el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> esta lectura <strong>de</strong>l EJ en dos niveles, uno sería el nivel <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong> Jesús, otro en cambio el que hace referencia a las preguntas y problemas <strong>de</strong> la<br />

comunidad en que se escribe la obra. Por tanto el testimonio que tenemos en el EJ haría<br />

referencia y valdría para los dos niveles. Y este valor constituiría, en sí mismo, el<br />

contenido <strong>de</strong> la buena nueva <strong>de</strong> esta comunidad.<br />

Conviene analizar un poco más <strong>de</strong> cerca esta afirmación fundamental. Que tenemos<br />

dos niveles en el EJ resulta una constatación suficientemente clara e importante. Que el<br />

testimonio <strong>de</strong>l EJ vale para los dos niveles es algo más. Porque ello ha <strong>de</strong> tener una<br />

justificación. ¿Cuál es esta justificación?<br />

Conviene recordar que en la misma línea, pero con anterioridad, ya había hablado X.<br />

Leon Dufour <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> encontrar en el EJ un doble momento <strong>de</strong> intelección 15 .<br />

El momento que haría referencia al interlocutor <strong>de</strong> Jesús y el momento que correspon<strong>de</strong><br />

al lector <strong>de</strong>l evangelio. Se trata <strong>de</strong> una propuesta sensiblemente idéntica. Con una<br />

salvedad: Léon Dufour subraya más bien que se trata <strong>de</strong> un momento <strong>de</strong> comprensión<br />

distinto. Por consiguiente la propuesta resulta más directamente hermenéutica. Porque<br />

el acento está en que el EJ pue<strong>de</strong> ser comprendido como presentación <strong>de</strong> los sucesos <strong>de</strong><br />

la vida <strong>de</strong> Jesús, pero también como reflejo y plasmación <strong>de</strong> los momentos más<br />

importante <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la comunidad. El acento <strong>de</strong> la propuesta <strong>de</strong> Léon Dufour, como<br />

4


ha evi<strong>de</strong>nciado en ulteriores aportaciones suyas 16 , está en dos tipos <strong>de</strong> lectura y<br />

comprensión <strong>de</strong>l EJ y no tanto en dos niveles separables o autonómicamente<br />

in<strong>de</strong>pendientes el uno <strong>de</strong>l otro (cosa que Martyn tampoco propugnaba directamente).<br />

Por consiguiente, según esta propuesta <strong>de</strong> lectura e interpretación <strong>de</strong>l EJ, estamos ante<br />

una obra que pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> dos formas distintas aunque referidas la una a la otra.<br />

El lector original <strong>de</strong>l evangelio captaba aquello que le afectaba directamente: la sorpren<strong>de</strong>nte<br />

iluminación <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> la vida y la fe <strong>de</strong> la comunidad al leerla a la luz <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong> Jesús. Esta es la razón por la que X. Léon Dufour habla más explícitamente <strong>de</strong><br />

lectura simbólica <strong>de</strong>l EJ 17 .<br />

Cabe que nos preguntemos qué es lo que con ello se implica: ¿quiere <strong>de</strong>cir que la<br />

habitación <strong>de</strong>l Verbo entre nosotros tiene el mismo valor «ahora» que tuvo «entonces»?<br />

¿Quiere <strong>de</strong>cir más bien que la habitación <strong>de</strong>l Verbo entre nosotros se dio solamente<br />

«entonces» y en cambio «ahora» sólo pue<strong>de</strong> ser recordada? ¿O quiere <strong>de</strong>cir finalmente<br />

que la comunidad pue<strong>de</strong> hablar «ahora» <strong>de</strong> la habitación <strong>de</strong>l Verbo entre nosotros y<br />

crecer que «entonces» también se dio, aunque no pudo ser captada?<br />

La misma formulación <strong>de</strong> estas preguntas <strong>de</strong>ja entrever que estamos amoldando la<br />

problemática hermenéutica a un horizonte temporal que, <strong>de</strong> hecho, es asumido como<br />

intocable. O, lo que es lo mismo, nuestras preguntas hacen patente que nos movemos<br />

muy torpemente en el terreno <strong>de</strong> la interpretación: la «distancia» que separa los hechos<br />

<strong>de</strong> Jesús y la vida <strong>de</strong> la comunidad parece que no pue<strong>de</strong> superarse en modo alguno. La<br />

historia adquiere un valor <strong>de</strong> absoluto y la estructura temporal condiciona esencialmente<br />

la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l esquema joánico. Según la misma, el esquema en dos niveles<br />

correspon<strong>de</strong>ría a que el tiempo <strong>de</strong> Jesús por una parte y el tiempo <strong>de</strong> la comunidad por<br />

otra son dos tiempos distintos, que tienen una consistencia propia y que no pue<strong>de</strong>n ser<br />

i<strong>de</strong>ntificados sin más. Que este es el horizonte <strong>de</strong> la obra lucana creo que po<strong>de</strong>mos<br />

afirmarlo sin temor (las matizaciones necesarias no afectan a la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l esquema<br />

general 18 ). Sin embargo cabe que nos preguntemos: este marco temporal que parecen<br />

presuponer nuestras preguntas, ¿correspon<strong>de</strong> al que utiliza el EJ? ¿No estamos<br />

suponiendo <strong>de</strong>masiado al aplicar el esquema lucano a la estructura interna <strong>de</strong>l EJ?<br />

Conviene aclarar este punto porque aquí está en juego no sólo la legitimidad <strong>de</strong> este<br />

doble nivel.<br />

El EJ Y el tiempo (la historia) 19<br />

La única forma <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a la pregunta por la legitimidad <strong>de</strong> la presentación<br />

joánica es intentar <strong>de</strong>sentrañar la valoración <strong>de</strong> la magnitud "tiempo" en el EJ. Se trata<br />

<strong>de</strong> analizar si el tipo <strong>de</strong> concepción temporal que subyace a la obra no tiene algo que ver<br />

con el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> niveles superpuestos o incluso i<strong>de</strong>ntificados. Este tema se pue<strong>de</strong><br />

analizar con mayor o menor <strong>de</strong>talle. Aquí, lógicamente, interesa sólo su aspecto global.<br />

Para ello tenemos un concepto típicamente joánico que pue<strong>de</strong> ayudarnos a calibrar<br />

cómo valora el tiempo (si se quiere, más ampulosamente, "la historia") el EJ: se trata <strong>de</strong>l<br />

tema <strong>de</strong> la "hora".<br />

Bastará recordar algunos <strong>de</strong> los aspectos más sobresalientes <strong>de</strong>l tema. Como es bien<br />

sabido la hora <strong>de</strong> Jesús es un tema que recorre todo el EJ: 2,4; 7,30; 8,20; 12,23; 12,27;<br />

13,1; 17,1. Pero, a<strong>de</strong>más, la presentación joánica está marcada por frecuentes<br />

referencias a "horas" concretas: 1,39; 4,6; 4,52-53; 19,14... Finalmente hay afirmaciones<br />

acerca <strong>de</strong> "una hora" que se acerca y que ya está aquí ("esta es la hora y es ahora" 4,23<br />

5


cf. 4,21; 5,25; 5,28; 12,27; 16,2; 16,4; 16,25; 16,32). ¿Qué quiere expresar el EJ con el<br />

tema <strong>de</strong> la hora? Conviene recordar sobre todo que el EJ habla en términos <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong><br />

Jesús, <strong>de</strong> su hora o <strong>de</strong> "esta hora". Ciertamente que no estamos ante un concepto<br />

directamente cronométrico. El EJ no dice nunca cuál es la hora <strong>de</strong> Jesús. Ni siquiera se<br />

pue<strong>de</strong> afirmar sin más que la hora <strong>de</strong> Jesús es la hora <strong>de</strong> su glorificación. La hora no es<br />

importante en sí misma. Es Jesús quien la hace verda<strong>de</strong>ramente relevante. Por ello hay<br />

que subrayar que no se recuerdan los momentos cronológicos <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesús porque<br />

fueran importantes en sí mismos. Si lo son, ello se <strong>de</strong>be a que han sido marcados<br />

cristológicamente por la presencia <strong>de</strong> Jesús 20 .<br />

Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir por consiguiente que el tema <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong> Jesús es un tema<br />

cristológico. Es Jesús quien <strong>de</strong>termina el contenido <strong>de</strong> la hora, no al revés. Y el<br />

contenido <strong>de</strong> la hora se da más bien en términos cristológicos. En este sentido la hora<br />

forma un todo con la existencia terrena <strong>de</strong> Jesús, al mismo tiempo que constituye un<br />

acabamiento y consumación... La hora es el momento cristológico en que, en su obediencia<br />

hasta la muerte, se manifiesta en toda su gran<strong>de</strong>za lo que es toda la vida <strong>de</strong><br />

Jesús: fi<strong>de</strong>lidad al Padre, cumplimiento <strong>de</strong>l mandamiento <strong>de</strong>l Padre, realización <strong>de</strong> su<br />

voluntad 21 .<br />

Ahora bien, con ello se está expresando algo muy importante: que Jesús está por<br />

encima <strong>de</strong>l tiempo. Por tanto la presencia <strong>de</strong> Jesús en la tierra (lo que antes hemos<br />

<strong>de</strong>scrito con Martyn como la habitación <strong>de</strong>l Verbo entre nosotros) ya es la salvación,<br />

aunque los hombres no puedan compren<strong>de</strong>rlo. Pero tambié la presencia actual <strong>de</strong>l Verbo<br />

en la comunidad resulta igualmente <strong>de</strong>finitiva. No hay otras "etapas" salvíficas. Jesús es<br />

la presencia <strong>de</strong> la "gloria» 22 .<br />

Hay que remarcar que con ello el tiempo <strong>de</strong> Jesús (su "hora") fue "entonces" y es<br />

"ahora". Es sobre todo la comunidad joánica que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir "viene la hora y es ahora",<br />

porque es ella la que ha podido contemplar la "gloria" (eL 1,14). Ahora bien, esta<br />

superación <strong>de</strong>l tiempo entendido cronológicamente resulta <strong>de</strong>cisiva en el momento en<br />

que nos preguntamos por los dos niveles y por su consistencia. Pero antes <strong>de</strong> retomar el<br />

tema <strong>de</strong> los dos niveles hagamos una breve referencia a un tema clásico <strong>de</strong> la exégesis<br />

joánica, íntimamente enlazado con lo que venimos diciendo: la llamada escatología <strong>de</strong><br />

presente.<br />

El hecho <strong>de</strong> que Jesús, en la presentación narrativa <strong>de</strong>l EJ, ofrezca la vida "aquí y<br />

ahora" ha resultado siempre un dato sorpren<strong>de</strong>nte. No vamos a insistir en las<br />

características <strong>de</strong> este peculiar trazo <strong>de</strong>l EJ. Lo único que nos interesa subrayar aquí es<br />

que ello es posible porque en el EJ es la Cristología el horizonte <strong>de</strong> la escatología y no<br />

al revés 23 . La plenitud <strong>de</strong>l Jesús joánico es <strong>de</strong>finitiva y si Jesús dice que "llega la hora y<br />

es ahora", ello se <strong>de</strong>be a que la hora que llega es él mismo. Pero, no porque se haya<br />

realizado un esquema <strong>de</strong> "promesa-cumplimiento" que garantice la verdad <strong>de</strong>l mensaje<br />

salvífico joánico, sino precisamente porque con él todos los esquemas meramente<br />

cronológicos quedan superados.<br />

Si lo que venimos diciendo es cierto (es <strong>de</strong>cir, conforme a lo que quiere <strong>de</strong>cir el EJ),<br />

entonces el fundamento último <strong>de</strong>l doble nivel es el mismo Jesús joánico. O, si se<br />

quiere, es la peculiar cristología joánica la que permite el encabalgamiento entre el<br />

tiempo <strong>de</strong>l Jesús y el tiempo <strong>de</strong>l lector. Es en <strong>de</strong>finitiva la i<strong>de</strong>ntidad confesada entre el<br />

Jesús presente y el Jesús terreno lo que hace posible hablar conjuntamente y a la vez <strong>de</strong><br />

Jesús <strong>de</strong> Nazaret y <strong>de</strong>l Señor presente. Por ello, si queremos enten<strong>de</strong>r el entramado<br />

hermenéutico <strong>de</strong> esta obra, hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir una palabra <strong>de</strong> la Cristología joánica.<br />

6


Jesús en el EJ.<br />

En un aspecto <strong>de</strong> tanta importancia <strong>de</strong>l EJ vamos a limitar nuestra exposición a lo que<br />

interesa para nuestro tema <strong>de</strong> hoy. En concreto queremos mencionar brevemente unos<br />

cuantos aspectos esenciales.<br />

En primer lugar la centralidad <strong>de</strong> Jesús. Se trata <strong>de</strong> un dato proverbial y plenamente<br />

adquindo que la centralidad <strong>de</strong> Jesús tiene en el EJ unas características sin paralelo en el<br />

NT (con la posible excepción <strong>de</strong> la carta a los Hebreos). Que Jesús, en el EJ, no sólo no<br />

predique el reino sino que no se refiera para nada a otra enseñanza que la que ilustra la<br />

realidad <strong>de</strong> su persona, resulta un indicador suficientemente elocuente <strong>de</strong> una<br />

Cristología que polariza en torno a sí todos los aspectos <strong>de</strong> la obra. En este sentido no<br />

ha <strong>de</strong> resultar sorpren<strong>de</strong>nte que nos hallemos en el núcleo central <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong>l EJ.<br />

Demos un paso más: la característica más importante <strong>de</strong> esta Cristología es su<br />

peculiar globalidad. Tanto las imágenes que ilustran la vida terrena <strong>de</strong> Jesús (el cumplir<br />

la voluntad <strong>de</strong>l Padre, el realizar su obra y llevar a cabo su mandamiento) como las que<br />

intentan <strong>de</strong>finir más profundamente su realidad más íntima (el enviado, el hijo y no<br />

solamente el sorpren<strong>de</strong>nte realizador <strong>de</strong>l título "hijo <strong>de</strong> Dios") son imágenes globales,<br />

que no distinguen etapas o aspectos. La Cristología joánica tiene siempre un cierto<br />

carácter global <strong>de</strong> totalidad y <strong>de</strong> plenitud. En el Jesús joánico no tenemos ninguna<br />

teleiôsis, porque resulta tan perfecto y acabado al comienzo como al final <strong>de</strong>l evangelio.<br />

Pero, a<strong>de</strong>más, el Jesús joánico no ha <strong>de</strong> esperar a la cruz y a la exaltación para alcanzar<br />

su status <strong>de</strong> salvador <strong>de</strong>finitivo porque ya ofrece la salvación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo. Por<br />

<strong>de</strong>cirlo en términos bien conocidos: el Lógos que ha venido ya pue<strong>de</strong> ofrecer la luz y la<br />

gloria <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su aparición 24 .<br />

Ahora bien ello es posible porque, como hemos indicado, en el EJ no tenemos<br />

fundamentalmente una presentación cronológica <strong>de</strong> Jesús y <strong>de</strong> su obra. Tenemos más<br />

bien la presentación <strong>de</strong>l Jesús creído y confesado por la comunidad como Señor y como<br />

Dios (20,28 cL 1,1 y tal vez 1,18). Este es el Jesús que presenta el EJ <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo<br />

al final, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su aparición como el Lógos hasta su marcha al Padre 25 ,. En este sentido<br />

la confesión comunitaria no sólo no es el punto <strong>de</strong> llegada <strong>de</strong>l EJ: es el punto <strong>de</strong> partida<br />

indispensable para po<strong>de</strong>r compren<strong>de</strong>r su mensaje. Porque Jesús es objeto <strong>de</strong> interés para<br />

la comunidad sólo en la medida que es creído y confesado. Ahora bien, lo peculiar <strong>de</strong>l<br />

EJ es que se pone ante el lector a un Jesús confesado <strong>de</strong> forma narrativa. La<br />

presentación joánica apela fundamentalmente a una <strong>de</strong> las etapas que marcan el<br />

contenido <strong>de</strong> la confesión: la etapa <strong>de</strong>l Jesús terreno. Por esto tenemos en el EJ una<br />

presentación evangélica y no un tratado cristo lógico ni tampoco un manual <strong>de</strong> mística<br />

cristiana 26 .<br />

Sin embargo si esta presentación narrativa se limitara a reproducir los datos <strong>de</strong> la<br />

tradición sobre Jesús, si hiciera una simple reproducción material <strong>de</strong> gestos y palabras<br />

<strong>de</strong> Jesús, entonces el EJ no expresaría todo lo que es Jesús para la comunidad. Por tanto,<br />

ni se legitimaría su función <strong>de</strong> revelador <strong>de</strong>l Dios invisible (1,18), ni se explicitaría su<br />

status actual <strong>de</strong> hijo exaltado a la <strong>de</strong>recha, <strong>de</strong>l Padre (cf. por ejemplo 8,35 y 14,3). Por<br />

esto la confesión comunitaria confiesa a Jesús también como Lógos pre-existente (por<br />

ina<strong>de</strong>cuada que sea esta formulación) y como Señor exaltado. De lo contrario no lo<br />

confesaría como Señor <strong>de</strong> la comunidad. O, si se quiere, precisamente porque lo<br />

confiesa como Señor <strong>de</strong> la comunidad, no lo pue<strong>de</strong> presentar sólo como "el terreno".<br />

Ahora bien, subrayémoslo, para hablar <strong>de</strong>l Jesús revelador (el pre-existente) y <strong>de</strong>l<br />

7


Jesús salvador (el exaltado), la comunidad apela fundamentalmente al Jesús terreno. De<br />

aquí un encabalgamiento <strong>de</strong> "etapas". Un encabalgamiento que ni pue<strong>de</strong> ignorar la<br />

complejidad <strong>de</strong> Jesús (las "etapas" no pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>saparecer o ser borradas, porque la<br />

condición temporal no es negada en modo alguno sino, como hemos dicho, superada 27 ),<br />

ni tampoco escon<strong>de</strong>r el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> la presentación: la fe y la confesión<br />

comunitarias. Pero, al mismo tiempo, un encabalgamiento que en realidad hace <strong>de</strong>l<br />

Jesús terreno un momento inextricable <strong>de</strong> la Cristología 28 y, <strong>de</strong> hecho, lo constituye en<br />

verda<strong>de</strong>ro centro <strong>de</strong> la confesión.<br />

Esta es la razón por la que Jesús, en el EJ, es siempre el mismo. No hay sucesos que<br />

le afecten y que hagan avanzar esta Cristología. Jesús tiene una plenitud que no ha <strong>de</strong><br />

esperar a conseguir un status superior para ofrecer la vida. Jesús lo es todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

siempre (


2. LA ESTRUCTURA HERMENÉUTICA ESENCIAL DEL EJ<br />

Si, como hemos visto, el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> la presentación cristo lógica joánica es la<br />

fe y al confesión <strong>de</strong> la comunidad, entonces resulta que esta fe y esta confesión<br />

cristológicas (y hablar <strong>de</strong> fe y confesión no es un tópico cf.12,42-43 33 ) son un aspecto<br />

intrínseco <strong>de</strong> lo que po<strong>de</strong>mos llamar la Cristología joánica. A la luz <strong>de</strong> esta constatación,<br />

suficientemente importante en sí misma, la consistencia y la autonomía <strong>de</strong> los dos<br />

niveles queda englobada y asumida en la realidad cristológica, que constituye una<br />

magnitud que abarca y engloba no sólo el tiempo <strong>de</strong> Jesús sino también el tiempo <strong>de</strong> la<br />

comunidad. Esto es lo que <strong>de</strong>bemos explicar más <strong>de</strong>spacio.<br />

No ha <strong>de</strong> resultar sorpren<strong>de</strong>nte a quienes estén familiarizados con la (relativamente)<br />

reciente reflexión hermenéutica el que apelemos a un esquema <strong>de</strong> H.G. Gadamer para<br />

ilustrar mejor la intencionalidad <strong>de</strong> la presentación joánica 34 . Como es bien conocido<br />

habla este autor <strong>de</strong> una fusión <strong>de</strong> horizontes como clave <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> textos <strong>de</strong>l<br />

pasado a la luz <strong>de</strong>l presente. Esta fusión <strong>de</strong> horizontes formaría un tercer horizonte (el<br />

<strong>de</strong> la comprensión e interpretación) que daría la clave <strong>de</strong> lectura <strong>de</strong> las obras alejadas<br />

temporalmente <strong>de</strong>l lector. Otros aspectos <strong>de</strong> la propuesta <strong>de</strong> Gadamer pue<strong>de</strong>n ser<br />

omitidos aquí 35 .<br />

Que lo que tenemos en el EJ es una fusión <strong>de</strong> horizontes pue<strong>de</strong> haber quedado claro<br />

con lo que hemos dicho antes. Los dos niveles correspon<strong>de</strong>n fundamentalmente a los<br />

dos horizontes. Uno está distanciado (Jesús <strong>de</strong> Nazaret), el otro es presente (Jesús<br />

confesado). Ahora bien, aquí hay que recordar que, según lo indicado, la justificación<br />

última <strong>de</strong> esta fusión <strong>de</strong> horizontes, el <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesús y el <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la<br />

comunidad, sería la fe cristológica.<br />

Demos un paso más, si la confesión <strong>de</strong> Jesús como Señor y como Dios es <strong>de</strong> alguna<br />

manera el meollo <strong>de</strong> la Cristología, y la Cristología constituye el verda<strong>de</strong>ro núcleo <strong>de</strong>l<br />

EJ, entonces hay que reconocer que el tercer horizonte formado por la fusión <strong>de</strong> los<br />

otros dos es el texto mismo <strong>de</strong>l EJ 36 . En él tenemos la comprensión <strong>de</strong> la comunidad que<br />

habla al mismo tiempo <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret y <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> la vida presente. Y este doble<br />

nivel «fusionado.. constituye una dimensión nueva, un nuevo horizonte que se presenta<br />

al lector para que, a su vez, ponga en marcha el ejercicio <strong>de</strong> la interpretación. El EJ es,<br />

en este sentido, una <strong>de</strong>terminada comprensión <strong>de</strong> Jesús. Por ello se pue<strong>de</strong> hallar en él al<br />

Jesús terreno y al Jesús presente. Y, <strong>de</strong> hecho, en la medida que la comunidad confiesa<br />

(precisamente a través <strong>de</strong>l EJ) la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> ambos, esta confesión es parte<br />

inextricable <strong>de</strong> la naturaleza misma <strong>de</strong>l EJ. Es la confesión cristo lógica la que<br />

constituye el núcleo fundamental <strong>de</strong>l EJ. Es este núcleo lo que el EJ ofrece al lector<br />

«para que también crea.. (20,30-31 cf. 19,35 37 ).<br />

Pero entonces no es posible una distinción a<strong>de</strong>cuada entre Jesús y la comunidad,<br />

porque la comunidad no está interesada en Jesús al margen <strong>de</strong> la confesión. Por<br />

consiguiente el EJ es al mismo tiempo el Jesús confesado y la comunidad confesante.<br />

Porque sin confesión no hay Cristología joánica. Por ello la realidad más profunda <strong>de</strong>l<br />

EJ la ofrece la i<strong>de</strong>ntidad confesada entre Jesús <strong>de</strong> Nazaret y el Jesús presente. Si se<br />

quiere, el EJ ofrece al lector una comprensión creyente <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> Jesús. Lo cual<br />

constituye evi<strong>de</strong>ntemente una interpretación.<br />

Por consiguiente el meollo <strong>de</strong>l EJ lo constituye una operación hermenéutica (una<br />

interpretación) que es la esencia <strong>de</strong> la confesión. La confesión <strong>de</strong> Jesús como Señor y<br />

9


como Dios (20,29) se lleva a cabo mediante la comprensión <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l Señor<br />

presente con el Jesús terreno, lo cual es una operación <strong>de</strong> interpretación. Lo más importante<br />

es que, según lo que hemos dicho, esta operación hermenéutica es constitutiva<br />

<strong>de</strong> la misma Cristología joánica. Para <strong>de</strong>cirlo en términos más directamente<br />

epistemológicos: la fusión <strong>de</strong> horizontes que constituye el núcleo <strong>de</strong>l EJ no admite una<br />

distinción a<strong>de</strong>cuada entre Jesús y la comunidad; pero, a<strong>de</strong>más la base <strong>de</strong> esta fusión es<br />

la misma Cristología. Al margen <strong>de</strong> esta operación es imposible captar el contenido<br />

esencial <strong>de</strong>l EJ 38 .<br />

Hay que <strong>de</strong>cir por lo tanto que la epistemología que subyace a esta obra no pue<strong>de</strong><br />

ilustrarse a base <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong>l conocimiento platónico-aristotélica. La epistemología<br />

que parte <strong>de</strong> la distinción entre sujeto y objeto no pue<strong>de</strong> aplicarse a una obra que se<br />

funda en una necesaria implicación entre sujeto y objeto. Estamos más bien en una<br />

epistemología en la que la distinción entre sujeto y objeto no aporta luz a la naturaleza<br />

<strong>de</strong> los hechos. No sólo no aporta luz sino que resulta un obstáculo para captar la<br />

naturaleza misma <strong>de</strong>l EJ 39 .<br />

Antes <strong>de</strong> concluir esta breve presentación conviene <strong>de</strong>cir una última cosa. El EJ ha<br />

atribuído la operación hermenéutica que constituye el meollo <strong>de</strong>l EJ a una realidad que<br />

no sólo supera al hombre sino que lo enlaza con el mundo <strong>de</strong> Jesús: el Paráclito. Es sólo<br />

a partir <strong>de</strong>l don <strong>de</strong>l Espíritu Santo que el hombre podrá recordar lo que Jesús hizo y dijo<br />

(14,26 cf. 16,13) y sólo entonces podrá compren<strong>de</strong>r el sentido no sólo <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong><br />

Jesús sino también el misterio <strong>de</strong> su persona (


3. DOS CUESTIONES FINALES<br />

Para acabar quisiera hacer dos reflexiones que se plantean más como preguntas y que <strong>de</strong><br />

hecho van dirigidas a los biblistas, aunque pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong> interés también para otras<br />

áreas teológicas, que incluyen directamente la teología fundamental. La primera hace<br />

referencia al origen y filiación <strong>de</strong>l esquema hermenéutica joánico. La segunda establece<br />

una somera comparación con el esquema hermenéutica <strong>de</strong> los sinópticos.<br />

Acerca <strong>de</strong>l trasfondo cultural <strong>de</strong>l esquema propuesto<br />

Se acostumbra a asumir que el esquema hermenéutica que hemos <strong>de</strong>lineado y que<br />

parece subyacer a la presentación joánica se acerca peligrosamente a la Gnosis. Lo cual,<br />

según algunos, <strong>de</strong>scalificaría la interpretación joánica 44 . Sin embargo uno se pregunta<br />

aquí varias cosas. Primero si esta clasificación sería una <strong>de</strong>scalificación <strong>de</strong>l EJ. Porque<br />

el hecho <strong>de</strong> asumir esquemas culturales distintos no lleva consigo una asumpción <strong>de</strong><br />

todos los elementos que los caracterizan 45 . Pero esta cuestión la hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar<br />

simplemente abierta, sin po<strong>de</strong>r entrar en ella porque nos llevaría muy lejos. Sin embargo<br />

hay aquí una segunda cuestión que quisiéramos por lo menos enunciar más <strong>de</strong>spacio.<br />

¿Resulta tan claro que estamos ante un esquema atemporal? ¿No es el esquema joánico<br />

un esquema hermenéutico <strong>de</strong> estricta filiación bíblica? Digamos una palabra en este<br />

sentido.<br />

En primer lugar una palabra acerca <strong>de</strong> la concepción <strong>de</strong>l tiempo que hemos <strong>de</strong>tectado<br />

en el EJ. ¿No hay datos bíblicos que apuntan en un sentido parecido? Para poner<br />

algunos ejemplos: Tanto las glosas proféticas añadidas a textos muy antiguos (algunas,<br />

como es bien sabido hasta 400 años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l originador <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada<br />

corriente profética), como la anacrónica atribución <strong>de</strong> hechos posteriores a<br />

los Patriarcas (Abraham es el primero en celebrar la fiesta <strong>de</strong> las tiendas) son indicios <strong>de</strong><br />

una concepción <strong>de</strong>l tiempo muy distinta <strong>de</strong>l férreo esquema <strong>de</strong> tiempo lineal que suele<br />

atribuirse no sólo a la Biblia sino también a las tradiciones judías 46 . Los ejemplos<br />

pue<strong>de</strong>n multiplicarse. Bastará recordar el esquema temporal <strong>de</strong>l Se<strong>de</strong>r pascual: «en<br />

todas las generaciones nos hemos <strong>de</strong> mirar como si nosotros hubiéramos salido <strong>de</strong><br />

Egipto»; «El Santo, bendito sea, no sólo nos redimió a nosotros, sino también a nuestros<br />

padres...»; «bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey <strong>de</strong>l universo, que nos redimiste a<br />

nosotros y redimiste a nuestros padres en la salida <strong>de</strong> Egipto» 47 .<br />

Pero vayamos a un ejemplo más cercano: La proclamación <strong>de</strong>uteronómica ha sido<br />

invocada a menudo como trasfondo <strong>de</strong> diversas concepciones <strong>de</strong>l EJ: el tema <strong>de</strong>l<br />

mandamiento, el tema <strong>de</strong> la palabra interiorizada y próxima al corazón <strong>de</strong>l hombre; los<br />

prodigios realizados por Yahvé a la salida <strong>de</strong> Egipto; el tema <strong>de</strong> la relación entre Dios y<br />

los hombres tematizado a traves <strong>de</strong> la imagen <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Padre e hijo, etc. 48 . Sin<br />

embargo, lo que queremos subrayar aquí no son paralelos más o menos verbales entre<br />

una y otra obras, sino más bien un aspecto mucho más profundo, <strong>de</strong> alcance<br />

hermenéutico: el hoy cúltico <strong>de</strong>l Dt resuena fuertemente en todo el libro, pero sobre<br />

todo en la sección central. El sentido <strong>de</strong>l mismo no es tanto una actualización <strong>de</strong>l pasado<br />

sino más bien un trasladar a la comunidad al entorno <strong>de</strong> los hechos proclamados: «para<br />

que recuer<strong>de</strong>s todos los días <strong>de</strong> tu vida el día en que saliste <strong>de</strong> Egipto» (16,3). Lo<br />

11


fundamental <strong>de</strong> este esquema <strong>de</strong> recuperación <strong>de</strong>l pasado no es tanto el movimiento<br />

cronológico (o incluso topográfico): no se trata <strong>de</strong> saber si los lectores «van» o más bien<br />

son los hechos salvíficos los que «vienen». Lo fundamental es que los gestos <strong>de</strong> Yahvé<br />

en favor <strong>de</strong>l pueblo que se realizaron «antaño», afectan a la comunidad en su aquí y<br />

ahora. Son hechos salvíficos para una comunidad que los experimenta muchos años<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que estos tuvieron lugar 49 .<br />

Por otra parte el esquema no funciona sólo en una dirección. Hay otros esquemas que<br />

funcionan con la misma agilidad. Por ejemplo el esquema soteriológico <strong>de</strong>l segundo<br />

Isaías en el que los sucesos restauradores se prometen en forma <strong>de</strong> hechos iniciales. Lo<br />

que se promete para el futuro pertenece <strong>de</strong> hecho al pasado: la creación 50 .<br />

Los esquemas esbozados (y otros que aquí no interesan 51 ) tienen en común mucho<br />

más <strong>de</strong> lo que se piensa: los hechos salvíficos afectan al lector. No quedan al margen <strong>de</strong><br />

su vida sino que están inextricablemente presentes en su «aquí y ahora». Este es el<br />

punto central. El esquema temporal no es único. No se trata <strong>de</strong> un pasado ,que se hace<br />

presente. También se trata <strong>de</strong> un presente que se hace pasado. Pero el problema no es<br />

«ir» o «volver», porque uno y otro esquema están todavía <strong>de</strong>masiado ligados al espacio<br />

y al tiempo como categorías intocables, absolutas. En cambio lo que se está diciendo en<br />

estos esquemas es que ni el espacio ni el tiempo son intocables. Sólo hay una cosa<br />

absoluta: la acción <strong>de</strong> Yahvé en favor <strong>de</strong>l pueblo.<br />

En el fondo esta presentación tan esquemática es suficiente para subrayar su<br />

innegable parentesco con la presentación <strong>de</strong>l EJ. Porque también en el EJ lo<br />

fundamental no es si el lector es trasladado al entorno <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret o más bien si<br />

es Jesús <strong>de</strong> Nazaret el que «viene». Lo fundamental pertenece en <strong>de</strong>finitiva a la realidad<br />

inmanipulable <strong>de</strong> Yahvé, que es quien se hace presente <strong>de</strong> una forma inusitada<br />

precisamente en Jesús (recor<strong>de</strong>mos entre otros el tema <strong>de</strong>l «Logos»). Es la esfera <strong>de</strong> la<br />

«gloria», lo que nunca se ha visto, lo que no pue<strong>de</strong> ser alcanzado por el esfuerzo<br />

humano.<br />

Con ello hemos dado con un punto <strong>de</strong> referencia claro para el esquema hermenéutico<br />

<strong>de</strong>l EJ. Estamos en un terreno bíblico y, por tanto, el esquema que marca la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong><br />

los sucesos salvíficos no difiere <strong>de</strong>l que tenemos en el mundo <strong>de</strong> las tradiciones judías.<br />

La filiación judía <strong>de</strong>l EJ queda <strong>de</strong> este modo por lo menos confirmada 52 . Y el peculiar<br />

lenguaje <strong>de</strong> esta obra no parece pueda ofrecer una estructura <strong>de</strong> mayor peso<br />

hermenéutico que el que hemos <strong>de</strong>tectado en nuestras reflexiones.<br />

Acerca <strong>de</strong>l género literario «evangelio»<br />

Otra cosa que po<strong>de</strong>mos preguntamos a la luz <strong>de</strong> lo dicho es si no tenemos en los<br />

evangelios sinópticos un esquema <strong>de</strong> fondo muy parecido. Para no entrar en <strong>de</strong>talles<br />

innecesarios y con el peligro <strong>de</strong> ser no sólo parcial sino incluso reduccionista, me voy a<br />

referir al evangelio <strong>de</strong> Mc. Porque lo que voy a <strong>de</strong>cir tiene más importancia si se acepta<br />

(con las matizaciones <strong>de</strong>l caso) la hipótesis <strong>de</strong> las dos fuentes 53 .<br />

El esquema hermenéutico <strong>de</strong> Mc se expresa y bascula sobre el llamado secreto<br />

mesiánico 54 . En él se hallan fusionados los dos tiempos que refleja Mc el <strong>de</strong> Jesús y el<br />

<strong>de</strong>l lector. ¿No estamos ante una estructura interna idéntica, aunque no llegue a<br />

explicitarse tanto como el EJ? 55 . La Cristología <strong>de</strong> Mc, ¿no es estrictamente paralela a<br />

la que hemos presentado para el EJ?<br />

12


Pero <strong>de</strong>ntro ya <strong>de</strong> la cuestión hermenéutica. Se ha dicho que el final <strong>de</strong> Mc remite al<br />

lector a una relectura <strong>de</strong> toda la obra a la luz <strong>de</strong> la clave que se ha dado en la muerte <strong>de</strong><br />

Jesús y en la confesión <strong>de</strong>l centurión 56 . La vuelta a Galilea es en el fondo una llamada a<br />

volver a comenzar el seguimiento <strong>de</strong> Jesús en una relectura <strong>de</strong>l mismo evangelio que<br />

tenga en cuenta por lo menos dos cosas: en primer lugar que el seguimiento <strong>de</strong> Jesús ha<br />

<strong>de</strong> pasar necesariamente por la cruz; pero, a<strong>de</strong>más, que sólo a través <strong>de</strong> la cruz pue<strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>rse el sentido <strong>de</strong> su vida y por tanto <strong>de</strong>l seguimiento cristiano como<br />

formulación post-pacual <strong>de</strong> la fe 57 .<br />

Como hemos visto el EJ ha seguido un camino muy cercano: sólo a través <strong>de</strong> la<br />

exaltación será posible compren<strong>de</strong>r plenamente el misterio <strong>de</strong> Jesús. Y ello se <strong>de</strong>be por<br />

lo menos a un doble motivo: sólo entonces habrá alcanzado su plenitud el misterio <strong>de</strong><br />

Jesús, pero, a<strong>de</strong>más, sólo entonces se conce<strong>de</strong> al creyente el Espíritu, que es la<br />

explicación teologal <strong>de</strong> la fe. A la luz <strong>de</strong> este brevísimo escorzo se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r<br />

que también el EJ se ha <strong>de</strong> leer por lo menos dos veces. Si no se cuenta con un misterio<br />

<strong>de</strong> Jesús realizado no es posible compren<strong>de</strong>r el sentido <strong>de</strong> la Cristología. Porque,<br />

a<strong>de</strong>más, la clave <strong>de</strong> todo está en el Paráclito que sólo viene <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />

Jesús 58 .<br />

El paralelo interno es sumamente sugerente: la óptica post-pascual ha penetrado en<br />

ambos casos los materiales <strong>de</strong> las respectivas tradiciones. Y ha producido la misma<br />

superposición: la vida <strong>de</strong> Jesús es experimientada como centro <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la<br />

comunidad. Por ello lo que tenemos en Mc y en Jn es a la vez la vida <strong>de</strong> Jesús<br />

iluminando con la fe comunitaria la propia vida <strong>de</strong> la comunidad e insertándola al<br />

mismo tiempo en la propia experiencia comunitaria. Lo que ocurre es que EJ ha<br />

explicitado mucho más el entramado hermenéutico que subyace a esta presentación. Es<br />

una obra más madura o, si se quiere, más consciente <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> don <strong>de</strong> la propia<br />

experiencia creyente (el Paráclito). Que<strong>de</strong> esto aquí apuntado como tema a <strong>de</strong>sarrollar<br />

más <strong>de</strong>spacio y con mayor <strong>de</strong>talle en otra ocasión 59 .<br />

Una última palabra para concluir. Si el acercamiento <strong>de</strong>l EJ tanto al mundo bíblico<br />

(judío) como al evangelio <strong>de</strong> Mc se consi<strong>de</strong>ra suficientemente sólido, ¿no cabría una<br />

profundizazión <strong>de</strong> esta coinci<strong>de</strong>ncia en lo que algunos han llamado tentativamente el<br />

«género literario evangelio» 60 . La filiación bíblica <strong>de</strong>l mismo podría ser una clave altamente<br />

esclarecedora. Y al mismo tiempo habría que ver, si aceptamos la hipótesis <strong>de</strong> las<br />

dos fuentes, si los evangelios <strong>de</strong> Mt y Lc han respetado el esquema hermenéutico<br />

fundamental o no 61 . Caso <strong>de</strong> no ser así, entonces su lectura <strong>de</strong>bería empren<strong>de</strong>rse con<br />

unos presupuestos hermenéuticos distintos. Y clasificar estas obras junto a Mc y Jn resultaría<br />

no sólo problemático sino incluso ilegítimo.<br />

13


REFLEXIONES EN TORNO A UNA TEOLOGIA FUNDAMENTAL<br />

HERMENEUTICA<br />

1. PUNTO DE PARTIDA<br />

Las citas que a continuación se transcriben ponen <strong>de</strong> relieve la estructura<br />

hermenéutica <strong>de</strong> EJ. Nos pue<strong>de</strong>n servir <strong>de</strong> punto <strong>de</strong> partida para iniciar una serie <strong>de</strong><br />

reflexiones que nos conduzcan a repensar la naturaleza <strong>de</strong> la operación teológicofundamental<br />

que, en la práctica, suele caracterizarse por una oscilación epistemológica,<br />

<strong>de</strong>bida a la heterogeneidad <strong>de</strong> los elementos que la constituyen. Piénsese p.e. en la<br />

confusión hermenéutica que supone el hecho <strong>de</strong> ir pasando <strong>de</strong> "la posibilidad <strong>de</strong> la<br />

revelación" (o <strong>de</strong> la "revelación en general") al hecho <strong>de</strong> la revelación cristiana y <strong>de</strong> ahi<br />

a la Iglesia; el hecho <strong>de</strong> ir pasando <strong>de</strong> la religión al cristianismo y <strong>de</strong> ahi a la iglesia.<br />

<strong>Estructura</strong> hermenéutica <strong>de</strong>l EJ<br />

"... el EJ (es) una obra que refleja dos niveles: el nivel <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesús y el <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong> la co~unidadjoánica... De ahi la propuesta hermenéutica... Los sucesos sobre los<br />

que versa el testimonio <strong>de</strong>l EJ hacen referencia a dos niveles... su valor para los dos<br />

niveles constituye en si mismo el contenido <strong>de</strong> la buena nueva <strong>de</strong> esta comunidad..."<br />

"... en el EJ (se da) un doble momento <strong>de</strong> intelección: El momento que haría<br />

referencia al interlocutor <strong>de</strong> Jesús y el momento que correspon<strong>de</strong> al lector <strong>de</strong>l evangélio<br />

(dos momentos <strong>de</strong> intelección)... Una obra que pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> dos formas distintas<br />

aunque referidas la una a la otra".<br />

"... nuestras preguntas hacen patente que nos movemos muy torpemente en el terreno<br />

<strong>de</strong> la interpretación: la distancia que separa los hechos <strong>de</strong> Jesús y la vida <strong>de</strong> la<br />

comunidad parece que no pue<strong>de</strong> superarse en modo alguno si nos movemos <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> un marco temporal".<br />

"... Los resultados <strong>de</strong> los estudios exegéticos ponen pues <strong>de</strong> manifiesto la estructura<br />

hemenéutica <strong>de</strong>l EJ: la distancia que media entre Jesús y la comunidad joánica y el<br />

resultado al que se llega (texto evangélico) para superarla".<br />

La confesión cristológica<br />

"... La "hora" no es importante en sí misma. Es Jesús quien la hace verda<strong>de</strong>ramente<br />

14


elevante. Por ello hay que subrayar que no se recuerdan los momentos cronológicos <strong>de</strong><br />

la vida <strong>de</strong> Jesús porque fueran importantes en si mismos. Si lo son, ello se <strong>de</strong>be a que<br />

han sido marcados cristológicamente por la presencia <strong>de</strong> Jesús... La "hora" es el<br />

momento cristológico en que se manifiesta lo que es toda la vida <strong>de</strong> Jesús..."<br />

"... la presencia <strong>de</strong> Jesús en la tierra ya es la salvación, aunque los hombres no puedan<br />

compren<strong>de</strong>rlo. Pero también la presencia actual <strong>de</strong>l Verbo en la comunidad resulta<br />

igualmente <strong>de</strong>finitiva... La cristología es el horizonte <strong>de</strong> la escatología.<br />

El punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> la operación hermenéutica -que es el EJes por tanto una<br />

confesión cristológica: "... el fundamento último <strong>de</strong>l doble nivel es el mismo Jesús<br />

joánico. Es en <strong>de</strong>finitiva la i<strong>de</strong>ntidad confesada entre el Jesús presente y el Jesús<br />

terreno lo que hace posible hablar conjuntamente y a la vez <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong>. Nazaret y <strong>de</strong>l<br />

Señor presente"... ..."Tenemos la presentación <strong>de</strong>l Jesús creido y confesado por la<br />

comunidad como Señor y como Dios... la confesión comunitaria es el punto <strong>de</strong><br />

partida indispensable para po<strong>de</strong>r compren<strong>de</strong>r su mensaje. Porque Jesús es objeto <strong>de</strong><br />

interés para la comunidad sólo en la medida en la que es creido y confesado. Ahora<br />

bien... se pone ante el lector a un Jesús confesado <strong>de</strong> forma narrativa".<br />

Una interpretación interior a una confesión<br />

"...para hablar <strong>de</strong>l Jesús revelador la comunidad apela fundamentalmente al Jesús<br />

terreno. De aquí, un escabalgamiento <strong>de</strong> etapas. Un encabalgamiento que en realidad<br />

hace <strong>de</strong>l Jesús terreno un momento inextricable <strong>de</strong> la cristología... hay una mutua<br />

interproyección... una implicación cristológica".<br />

"la consistencia y la autonomía <strong>de</strong> los dos niveles queda englobada y asumida en la<br />

realidad cristológica que constituuye la magnitud que abarca y engloba no sólo el<br />

tiempo <strong>de</strong> Jesús sino también el tiempo <strong>de</strong> la comunidad".<br />

En resumen: "... el meollo <strong>de</strong>l EJ lo constituye una operación hermenéutica que es<br />

la esencia <strong>de</strong> la confesión. La confesión <strong>de</strong> Jesús como el Señor y como Dios se lleva a<br />

cabo mediante la comprensión <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l Señor presente con el Jesús terreno.<br />

La base <strong>de</strong> esta fusión es la misma cristología".<br />

La "fusión <strong>de</strong> horizontes"<br />

"... la fusión <strong>de</strong> horizontes como clave <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> textos <strong>de</strong>l pasado a la luz<br />

<strong>de</strong>l presente...formaría un tercer horizonte (el <strong>de</strong> la comprensión e interpretación). La<br />

justificación última <strong>de</strong> esta fusión <strong>de</strong> horizontes (el <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesús y el <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong><br />

la comunidad) sería la fe cristológica... el tercer horizonte formado por la fusión <strong>de</strong> los<br />

otros dos es el texto mismo <strong>de</strong>l EJ... Una dimensión nueva, un nuevo horizonte que se<br />

presenta al lector para que a su vez ponga en marcha el ejercicio <strong>de</strong> interpretación..."<br />

"... no es posible una distinción a<strong>de</strong>cuada entre Jesús y la comunidad porque la<br />

comunidad no está interesada en Jesús al margen <strong>de</strong> la confesión... por ello la realidad<br />

más profunda <strong>de</strong>l EJ la ofrece la in<strong>de</strong>ntidad confesada entre Jesús <strong>de</strong> Nazaret y el Jesús<br />

presente".<br />

15


La naturaleza testimonial <strong>de</strong>l EJ<br />

"... esta estructura hermenéutica <strong>de</strong>l EJ resulta indispensable para po<strong>de</strong>r enten<strong>de</strong>r la<br />

naturaleza testimonial <strong>de</strong>l EJ. Tanto el testimonio <strong>de</strong> Jesús como el testimonio <strong>de</strong>l<br />

Paráclito se concretan en el testimonio <strong>de</strong> los discípulos... son el único y mismo<br />

testimonio".<br />

"... la epistemología que parte <strong>de</strong> la distinción entre sujeto y objeto no pue<strong>de</strong> aplicarse<br />

a una obra que se funda en una necesaria implicación entre sujeto y objeto".<br />

En resumen:<br />

Si intentamos relacionar los puntos anteriormente citados -que, en su conjunto, ponen<br />

<strong>de</strong> manifiesto la éstructura hermenéutica <strong>de</strong>l EJpodríamos formular las siguientes<br />

afirmaciones:<br />

- el EJ es una confesión<br />

- la cual, es a su vez, una operación <strong>de</strong> interpretación,<br />

- por la que se fun<strong>de</strong>n dos momentos (históricamente distantes), dando lugar a un<br />

texto, el cual -como horizonte nuevo- da pie para que el lector ponga en marcha un<br />

proceso <strong>de</strong> interpretación; el hecho <strong>de</strong> que la confesión se realice en la forma <strong>de</strong><br />

interpretación radica en su caracter testimonial.<br />

Nos encontramos, pues, con una estructura hermenéutica que es un proceso:<br />

confesión - interpretación - fusión - texto.<br />

Llamamos "proceso" a tal estructura hermenéutica por la sencilla razón <strong>de</strong> que, por su<br />

misma naturaleza, dicha estructura da lugar a que se vaya reanudando una y otra vez<br />

sucesivamente. Mediante tal proceso, la comunidad joánica entonces y la comunidad<br />

cristiana ahora, en circunstancias sociales e históricas <strong>de</strong>terminadas y variantes, se va<br />

situando y resituando en relación con lo que es su propio "fundamento", es <strong>de</strong>cir,<br />

Jesús confesado como el Señor.<br />

Dado que este esquema "procesual" es sensiblemente distinto <strong>de</strong>l que en muchas<br />

ocasiones ha utilizado la teología fundamental en su operación fundamentadora, pue<strong>de</strong><br />

sernos <strong>de</strong> utilidad <strong>de</strong>scribirlo mejor, analizarlo más <strong>de</strong> cerca, para acabar perfilando un<br />

"tipo <strong>de</strong>terminado" <strong>de</strong> operación teológico-fundamental, distinto <strong>de</strong> los que suelen<br />

usarse, con excesivo lastre metafísico (en el plano epistemológico) o positivista (en el<br />

histórico).<br />

16


2. CUESTIONES PLANTEADAS<br />

1.- Hemos visto que el EJ está presidido todo él por una "confesión". No suele ser<br />

usualmente la "confesión" el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> la operación teológico-fundamental.<br />

Más bien suele ser una reflexión preambular en torno a las bases racionales o<br />

razonables en las que se "apoyaría" la confesión. Con el evi<strong>de</strong>nte riesgo <strong>de</strong> envolver la<br />

particularidad <strong>de</strong> la confesión cristiana en la universalidad (metafísica o antropológica)<br />

<strong>de</strong> "lo humano razonable".<br />

¿Cómo se enten<strong>de</strong>ría a si misma una teología fundamental (TF) que partiera<br />

<strong>de</strong>cididamente <strong>de</strong> la "confesión?<br />

2.- Hemos visto también que en el EJ la interpretación es interior a la confesión. Si<br />

el régimen <strong>de</strong> la "confesión" es el régimen <strong>de</strong> la particularidad, la interpretación interior<br />

a ella parece que no pue<strong>de</strong> alcanzar vali<strong>de</strong>z "universal". Parece, entonces, que la<br />

"particular interpretación <strong>de</strong> la realidad" no pue<strong>de</strong> alcanzar la pretensión <strong>de</strong> dar con el<br />

"fundamento" <strong>de</strong> toda la realidad; parece como si éste necesariamente escapara a la<br />

aspiración <strong>de</strong> la operación fundamentadora. El régimen <strong>de</strong> la particularidad es el<br />

régimen <strong>de</strong> la pluralidad. El régimen <strong>de</strong>l "fundamento" es el régimen <strong>de</strong> la unicidad.<br />

¿Son ambos incompatibles entre sí?, ¿<strong>de</strong>beremos contentamos con el primero?<br />

Y en tal caso, ¿no <strong>de</strong>beríamos concebir con más mo<strong>de</strong>stia el alcance <strong>de</strong> la<br />

operación fundamentadora <strong>de</strong> la teología?<br />

3.- Hemos visto también que la "fusión <strong>de</strong> horizontes" conduce a la formación <strong>de</strong> un<br />

tercer horizonte (el texto), que engloba a los otros dos (el <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jesús y el <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong> la comunidad). Pues bien, ¿cómo enten<strong>de</strong>r este tercer horizonte <strong>de</strong> forma que la<br />

primacia cristológica (señalada por la confesión) no que<strong>de</strong> en la práctica <strong>de</strong>vorada por la<br />

profunsión posible.<strong>de</strong> interpretaciones ("terceros horizontes") a que da lugar el texto<br />

ha:ciá'~tlelante?<br />

¿Cómo enten<strong>de</strong>r dicho tercer horizonte para que "el fundamento" (Jesús el Señor),<br />

a la larga y en la historia, no que<strong>de</strong> pneumatológicamente superado o<br />

eclesiológicamente formalizado?<br />

4.- Hemos visto en fin que a una búsqueda "confesante" <strong>de</strong>l fundamento le<br />

correspon<strong>de</strong> epistológicamente el testimonio. No nos habrápasado por alto el hecho <strong>de</strong><br />

que <strong>de</strong> él se postula no sólo ser una figura histórica particular <strong>de</strong> la verdad sino<br />

también la figura particular a través <strong>de</strong> la cual tenemos acceso a la verdad.<br />

¿Cómo, por tanto, enten<strong>de</strong>rla para que ambas características -figura particular y<br />

expresiva <strong>de</strong> la verdad- se <strong>de</strong>n conjuntamente y nos sirva como figura<br />

epistemológica a<strong>de</strong>cuada para la operación teológico-fundamental?<br />

5.- Resumiendo: en el fondo, la operación teológico-fundamental es una forma <strong>de</strong><br />

intentar superar la distancia que media entre verdad (fundamento) e historia (situación).<br />

Ha ocurrido sin embargo <strong>de</strong> hecho que en muchos casos se ha pretendido un<br />

17


acercamiento al fundamento (verdad) alejándose <strong>de</strong> la historia (situación) y ha ocurrido<br />

también, en otros, que se ha renunciado <strong>de</strong> hecho a "fundamentar" in<strong>de</strong>ntificándose, <strong>de</strong><br />

diversas maneras, con ella.<br />

¿Cómo, por tanto, concebir la operación teológico-fundamental <strong>de</strong> forma que<br />

ambos polos que<strong>de</strong>n sufientemente respetados?<br />

3. UNA TEOLOGIA FUNDAMENTAL HERMENEUTICA<br />

Vamos a respon<strong>de</strong>r a las distintas cuestiones, antes esbozadas, <strong>de</strong> forma unitaria.<br />

Describiendo una operación teológica-fundamental entendida como proceso (confesión<br />

- interpretación - fusión - texto).<br />

Para que se vea la diferencia que media entre el esbozo que proponemos y otras<br />

concepciones <strong>de</strong> dicha operación <strong>de</strong>scribiremos antes otras formas <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rla.<br />

1.- a) Se ha entendido <strong>de</strong> hecho la teología fundamental como la formulación y<br />

justificación <strong>de</strong> los principios o enunciados doctrinales que, <strong>de</strong>spués, es <strong>de</strong>cir, al hacer<br />

teología sistemática, presi<strong>de</strong>n las aplicaciones prácticas <strong>de</strong> la teología,. Para la<br />

justificación <strong>de</strong> dichos principios o enunciados se busca no sólo su coherencia formal<br />

sino también su fundamento racional.<br />

b) En otros casos se ha entendido por teología fundamental la reflexión universal<br />

sobre el hombre y el mundo en or<strong>de</strong>n a po<strong>de</strong>r situar -<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella- el campo y las<br />

tareas <strong>de</strong> la teología. Es claro que dicha reflexión universal se hace siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />

implícita o explícita posición filosófica.<br />

En ambos casos ocurre que la operación fundamental en la práctica o bien engloba a<br />

la particularidad cristiana en la universalidad <strong>de</strong> la razón o bien la particularidad<br />

cristiana queda previa y lógicamente "precomprendida" <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista<br />

metafísico o antropológico.<br />

2.- Frente a estas concepciones <strong>de</strong> teología fundamental y poniendo en juego la<br />

estructura hermenéutica <strong>de</strong> que hemos hablado, proponemos las siguientes tesís:<br />

a) Es la misma teología la que dice qué es y dón<strong>de</strong> opera. Pero, al <strong>de</strong>cirlo, <strong>de</strong>be<br />

mostrar el lugar <strong>de</strong> su legitimidad en medio <strong>de</strong> la pluralidad <strong>de</strong> discursos que se hacen<br />

sobre la sociedad, la historia y el mundo. Dicho con otras palabras, la teología <strong>de</strong>b,e<br />

mostrar, en su propio ejercicio, porqué se da en el mundo una cuestión<br />

auténticamente teológica. Porqué se da y cómo se plantea.<br />

b) Para hacer esto, es preciso que la teología elabore (y no sólo presuponga) una<br />

doctrina sobre el hombre y el mundo. Una doctrina hecha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la "confesión". A<br />

esta doctrina, elaborada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la confesión, la llamamos "teología fundamental". Esta,<br />

por tanto, <strong>de</strong>sarrolla una pregunta general y abierta a todos. Pero lo hace a partir <strong>de</strong> una<br />

confesión. Esta doctrina pue<strong>de</strong> mostrar cuál es el lugar en el que opera la teología.<br />

c) Todas las afirmaciones teológicas suponen siempre una opción relativa a la<br />

teología fundamental. Pues en las afirmaciones teológicas nos pronunciamos acerca <strong>de</strong><br />

18


lo que es el hombre, el mundo, la historia. Lo separamos o no reflejamente, por lo<br />

menos indirectamente -a través <strong>de</strong> las afirmaciones teológicas -<strong>de</strong>cimos el lugar que<br />

ocupa y el modo como opera la teología en el hombre, en el mundo, en la historia.<br />

d) Esta opción <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> una cuestión capital. Una cuestión que siempre está sobre el<br />

tapete. La cuestión <strong>de</strong> si es primero la historia, el mundo, el hombre o la revelación<br />

histórica <strong>de</strong> Dios en Jesucristo.<br />

e) En buena teología el punto <strong>de</strong> partida es la confesión (la particularidad). Por eso<br />

toda teología es histórica. Des<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dicha "particularidad", la teología va<br />

elaborando un tipo <strong>de</strong> pensamiento que tiene su autonomía y especificidad (lograda a<br />

base <strong>de</strong> diálogo y/o confrontación). Asi pues, lo primero es la confesión cristológica (o<br />

dicho en otras palabras, una historia particular <strong>de</strong>l hombre). Pero dicha confesión<br />

cristológica es pensada "teológicamente". Se parte por tanto <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong>l mundo<br />

(contingentes) y se dice sus conflictos e i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s en función <strong>de</strong> un "envio" y.<strong>de</strong> una<br />

"promesa" (se dicen "teológicamente"). Asi la reflexión teológica va <strong>de</strong>sarrollando lo<br />

que en la inicial afirmación particular (confesión) se encierra.<br />

f) De este modo la interpretación teológica va <strong>de</strong>svelando la primacía <strong>de</strong>l origen.<br />

Ambas -interpretación teológica y primicía <strong>de</strong>l origen- no se pue<strong>de</strong>n separar. Tal<br />

interpretación va <strong>de</strong>svelando la historia <strong>de</strong> una palabra; <strong>de</strong> una palabra que va<br />

organizando y diciendo al mundo. Des<strong>de</strong> dicha palabra "va adviniendo mundo". Todo<br />

ello la interpretación teológica lo hace en función <strong>de</strong> los conflictos que la "promesa"<br />

organiza en la historia. De este modo la interpretación teológica nos va hablando <strong>de</strong> lo<br />

que "prece<strong>de</strong>" al hombre, <strong>de</strong> aquello con lo que se confronta, <strong>de</strong> aquello que le interpela,<br />

<strong>de</strong> aquello que le transita. Esta interpretación teológica no está en posición <strong>de</strong> "origen"<br />

pero coloca al hombre en ella.<br />

g) Esta concepción <strong>de</strong> teología fundamental está más allá <strong>de</strong>l dilema "metafísica" -<br />

positivismo". Porque origen e historia no son separables. Dado que la búsqueda <strong>de</strong>l<br />

origen se hace real en la voluntad presente <strong>de</strong> hacerse cargo <strong>de</strong>l pasado. No es que ya en<br />

el origen se dé plenitud <strong>de</strong> sentido. Esta se da más bien en la voluntad presente <strong>de</strong><br />

hacerse cargo <strong>de</strong> él.<br />

h) Cuando un texto p. e. ha sido formado a partir <strong>de</strong> dicha voluntad no nos<br />

encontramos ante un "testimonio secundario", sobrevenido o añadido. Sino que nos<br />

encontramos ante una "figura" histórica que estructura al mundo, generada por un<br />

"envio" y una "promesa".<br />

La operación hermenéutica sobre tal texto se dirige ante todo al "mundo" <strong>de</strong>l texto y<br />

se ocupa en <strong>de</strong>splegar las posibilida<strong>de</strong>s actuales <strong>de</strong> ser que en tal "mundo" (<strong>de</strong>l texto)<br />

están disponibles para nosotros. El texto es en <strong>de</strong>finitiva la cristalización <strong>de</strong> una historia,<br />

más o menos larga, <strong>de</strong> interpretaciones; y al mismo tiempo es la oferta <strong>de</strong> una posible<br />

ulterior realización <strong>de</strong>l hombre. De este modo el "mundo <strong>de</strong>l texto" y la hermenéutica<br />

que abre su sentido invitan no sólo a la conversión personal, a la superación <strong>de</strong><br />

cualesquiera "precomprensiones" que nos pudieran dominar, sino también a nuevas<br />

prácticas éticas y sociales. En este sentido hemos <strong>de</strong> afirmar que "tradición" no es algo<br />

que se oponga a "producción". Si por "tradición" enten<strong>de</strong>mos el conjunto <strong>de</strong><br />

interpretaciones, nuestra apropiación <strong>de</strong> ella (<strong>de</strong> su conjunto, <strong>de</strong> la tradición) conduce a<br />

la producción <strong>de</strong> nuevas interpretaciones prácticas. La verdad no es plenitud <strong>de</strong> ser en el<br />

origen ni tampoco es pura figura histórica. Es más bien acontecimiento permanente y <strong>de</strong><br />

or<strong>de</strong>n escatológico.<br />

En este punto nos parece que el instrumento hermenéutico "fusión <strong>de</strong> horizontes" es<br />

19


un instrumento más cercano a una hermenéutica que "presupone" el sentido que a una<br />

hermenéutica que respete <strong>de</strong>cididamente las rupturas o diferencias históricas.<br />

i) No es difícil compren<strong>de</strong>r que el testimonio sea la posición epistemológica más<br />

a<strong>de</strong>cuada para ofrecer <strong>de</strong> hecho la primacía teológica y la prioridad histórica. Pues se<br />

trata <strong>de</strong> la aparición histórica <strong>de</strong> aquella verdad que, por su totalidad requiere <strong>de</strong><br />

nosotros, para ser apropiada, la total disponibilidad. Se trata -en el testimonio- <strong>de</strong> la<br />

invitación a un "diálogo" entre dos tiempos, entre dos mundos. En el testimonio lo<br />

que nos es ofrecido es el diálogo (interpretación) <strong>de</strong>l testigo (historia) con la verdad<br />

(origen). Esta nos aparece como la respuesta (histórica) <strong>de</strong>l testigo.<br />

El "tiempo" <strong>de</strong>l testigo (tiempo original) irrumpe en el nuestro, transformándolo en<br />

"tiempo original". Estas características <strong>de</strong>l "testimonio" son las que a nuestro parecer<br />

(traducidas en le plano hermenéutico) hacen que resulte insufiente la "fusión <strong>de</strong><br />

horizontes". Puesto que, por el testimonio dado y recibido, no sólo se da "fusión" <strong>de</strong><br />

horizontes sino también ruptura <strong>de</strong>l uno por el otro.<br />

j) Estas breves reflexiones pue<strong>de</strong>n dar a enten<strong>de</strong>r dos cosas:<br />

- que la estructura hermenéutica (p.e. <strong>de</strong> EJ) es fuente inspiradora para una operación<br />

que, aunque formalmente distinta, sin embargo obe<strong>de</strong>ce a un mismo interés: la<br />

operación teológico-fundamental; y<br />

- que el papel <strong>de</strong> la exégesis y hemenéutica bíblica no sólo es "auxiliar" o "previa" a la<br />

teología fundamental sino "interior" a ella.<br />

NOTAS<br />

1 . Schnackenburg cita los trabajos <strong>de</strong> F. Hahn, "Methodologische Ueberlegungen zur Rückfrage nach<br />

Jesus", en K. Kertelge (ed.), Rückfrage nach Jesus, QD 63, Freiburg-Basel-Wien 1974, pp. 11-77 Y <strong>de</strong> F.<br />

Mussner, "Ursprung und Entfaltung <strong>de</strong>r neutestamentlichen Sohneschristologie", en L. Scheffczyk (ed.),<br />

Grundfragen <strong>de</strong>r Christologie, Freiburg i.B., 1975, pp. 77-113: Das Johannesevangelium, HtKNT IV, 4,<br />

Freiburg 1984, nota 22 <strong>de</strong> la p. 44 (el trabajo <strong>de</strong> Schnackenburg apareció originalmente en el Festschrift<br />

H. Schürmann, Die Kirche <strong>de</strong>s Anfangs, Leipzig 1977).<br />

2 .ibid.<br />

3 . No <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> resultar sorpren<strong>de</strong>nte que ni el vasto comentario <strong>de</strong> Schnackenburg ni el <strong>de</strong> R.E. Brown<br />

tengan entrada <strong>de</strong>l terna "hermenéutica" en los índices <strong>de</strong> materias al final, <strong>de</strong> sus respectivas obras. Pero<br />

es también indicativo que la ciudada Bibliografía <strong>de</strong> E. Malatesta (St. John's Gospel1920-1965. AB 32,<br />

Rome 1967) no haga referencia en ningún capítulo al terna <strong>de</strong> la "interpretación". Sin duda existen<br />

trabajos sobre el terna (cL por ejemplo, F. Mussner, Die johanneische Sehweise und die Frange nach <strong>de</strong>m<br />

historischen Jesus, QD 28, Freiburg i. B. 1965; <strong>de</strong>l mismo R. Schnackenburg, "Das Johannesevangelium<br />

als hermeneutische Frage" en NTS 13 (1966/67) 197-210; cL la obra <strong>de</strong> T. Onuki, citada infra en la nota<br />

26), pero, corno <strong>de</strong>cimos más a<strong>de</strong>lante, el planteamiento hermenéutico ha <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>sentrañado <strong>de</strong> algunas<br />

<strong>de</strong> estas obras, porque no está planteado explícitamente. En cualquier caso, la opinión <strong>de</strong> Schnackenburg<br />

citada al comienzo es ciertamente una opinión autorizada.<br />

4 . La cual resultaría simplemente apasionante. Pero no está hecha. Por ejemplo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser muy<br />

significativo que el trabajo muy meritorio <strong>de</strong> D.M. Smith sobre el comentario <strong>de</strong> R. Bultmann (The<br />

Composition and Or<strong>de</strong>r of the Fourth Gospel. Bultmann's Literary, Theory, New Haven 1965) se limita<br />

(corno dice el subtítulo) a un análisis crítico <strong>de</strong> la teoría literaria <strong>de</strong> Bultmann y, en cambio, no entra<br />

directamente en la cuestión hermenéutica, siendo así que se trata sin duda <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los aspectos más<br />

importantes <strong>de</strong>l comentario.<br />

20


5 . A lo que <strong>de</strong>cimos en la nota anterior se pue<strong>de</strong> añadir que los gran<strong>de</strong>s mojones <strong>de</strong> la interpretación<br />

joánica en la época crítica (p.e. K.G. Bretschnei<strong>de</strong>r (1820), F.C. Baur (1844 y 1864), W. Wre<strong>de</strong> (1903),<br />

A. Loisy (1903 y 1921), R. Bultmann (1941), E. Kasemann (1966), etc.) serían susceptibles <strong>de</strong> un análisis<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista no sólo <strong>de</strong> su interpretación concreta <strong>de</strong>l EJ, sino sobre todo <strong>de</strong> la estructura<br />

hermenéutica que <strong>de</strong>tectan o parecen implicar en el cuarto evangelio. Pero este trabajo está por hacer (con<br />

excepciones que no hacen más que confirmar este principio general).<br />

6 . Para poner dos ejemplos especialmente significativos: apelar al mo<strong>de</strong>lo hegeliano que utiliza<br />

explícitamente F.C. Baur no dice todavía nada directamente <strong>de</strong>l esquema subyacente a su interpretación<br />

<strong>de</strong>l EJ; hablar <strong>de</strong> la filosofía <strong>de</strong> Hei<strong>de</strong>gger no aporta ninguna luz a la interpretación que Bultmann hace<br />

<strong>de</strong>l EJ, por más que la referencia a Hei<strong>de</strong>gger sea significativa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista hermenéutico. Este<br />

tipo <strong>de</strong> generalida<strong>de</strong>s no representa aportación real <strong>de</strong> ningún tipo. Se trata <strong>de</strong> aspectos a estudiar mucho<br />

más <strong>de</strong>spacio. Por ello prescindimos aquí <strong>de</strong> hacer referencias muy poco útiles.<br />

7 . Si el título <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> R. Eisler ("Das Riitsel <strong>de</strong>s Johannesevangeliums" Eranos-Jahrb. 3 (1935)<br />

323-511) nos resulta ya muy lejano, sin embargo ha sido frecuentemente repetido (cL por ejemplo. el<br />

volumen <strong>de</strong> la colección Wege <strong>de</strong>r Forschung, Johannes und sein Evangelium, Darmstadt 1973, la<br />

introducción <strong>de</strong> K.H. Rengstorf, pp. lX.XXVIII). Por otra parte la forma como R. Kysar ha <strong>de</strong>finido el EJ<br />

resulta no sólo más cercana sino incluso más significativa: John, the Mavarick Gospel, Atlanta, 1976. De<br />

hecho hasta hace relativamente pocos años, se continuaba apelando a una postulada <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l EJ<br />

respecto <strong>de</strong> los sinópticos. Pero la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l EJ respecto <strong>de</strong> los sinóticos ha ido ganando más y<br />

más a<strong>de</strong>ptos (cL ActBibl 11 (1974) 248-249 y 21 (1984) 45). Que estamos ante una cuestión sumamente<br />

problemática, lo ha subrayado agudamente D.M. Smith, "John and the Synoptics: Some Dimensions of<br />

the Problem", NTS 26 (1980) 425-444.<br />

8 . Por ejemplo la <strong>de</strong> J.A.T. Robinson, The Priority 01 John, London 1985, obra pósthuma y altamente<br />

provocativa que sigue fundamentalmente la tesis <strong>de</strong> su obra anterior Redating the New Testament, London<br />

1976, pero no consigue convencer.<br />

9 . Este aspecto resultaba patente en la propuesta <strong>de</strong> F.C. Baur (Die Komposition und <strong>de</strong>r Charakter <strong>de</strong>s<br />

Johannesevangeliums, 1944, cL R. Schnackenburg, Das Johannesevangelium, HThKNT IV, vol 1, p.<br />

188, nota 3), pero revivió con nueva fuerza tanto en la propuesta <strong>de</strong> A. Loisy (Le Quatrieme Evangile,<br />

París 1903) como en la interesante contribución <strong>de</strong> W. Wre<strong>de</strong>, Charakter und Ten<strong>de</strong>nz <strong>de</strong>s<br />

Johannesevangeliums, Túbingen 1903). A pesar <strong>de</strong> parecer que esta línea <strong>de</strong> interpretación había perdido<br />

su fuerza en 1957 (J.A.T. Robinson, "The New Look on the Fourth Gospel", Studia Evangelica l, Berlin<br />

1959, pp. 338-350), ha vuelto a adquirir actualidad e interés en nuestros días: E. Griisser, "Die<br />

antijúdische Polemik im Johannesevangelium" NTS 11 (1964/65) 74-90; H. Leroy, Riitsel und<br />

Missverstiindnis, Bonn 1968; J.L. Martyn, History and Theology in the Fourth Gospel, New York 1968,<br />

etc. Para una justificación <strong>de</strong> este aspecto cf. Act. Bibl. 11 (1974) 243-289, sobre todo pp. 247-261 Y<br />

también Act Bibl 21 (1984) 36-81.<br />

10 .' La lógica interna <strong>de</strong> esta ten<strong>de</strong>ncia es muy clara: si no hay forma <strong>de</strong> situar la obra en el marco <strong>de</strong>l<br />

cristianismo naciente, precisamente a causa <strong>de</strong> un estilo y una estructura i<strong>de</strong>ológica bien diversas (cL lo<br />

que <strong>de</strong>cimos sobre los sinópticos en la nota 7), en cambio pue<strong>de</strong> ser prometedor hallar paralelos en otro<br />

tipo <strong>de</strong> cultura. Las propuestas, como resulta <strong>de</strong> sobra conocido, son no sólo múltiples sino muy<br />

divergentes: van <strong>de</strong>l Judaismo palestino hasta la Gnosis man<strong>de</strong>a, pasando por el Judaismo rabínico, la<br />

literatura <strong>de</strong> Qumran, el helenismo platónico y la literatura hermética.<br />

11 . Trazar el trasfondo <strong>de</strong> la propuesta <strong>de</strong> J.L. Martyn, History and Theology (citada en la nota 9), nos<br />

llevaría <strong>de</strong>masiado lejos: cL los trabajos <strong>de</strong> W. Wre<strong>de</strong> y E. Grasser citados en la nota 9 supra. La segunda<br />

edición <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Martyn (1978) sólo ha añadido unas pocas notas a la primera. En cambio hay que<br />

recordar que este autor ha ampliado su teoría en una serie <strong>de</strong> artículos que se han publicado ahora en un<br />

sólo volumen: The Gospel 01 John in Christian History, New York 1979 (cL ActBibl 21 (1984) 53-53).<br />

12 .La propuesta ha sido aceptada y ampliamente utilizada en la mo<strong>de</strong>rna exégesis joánica, cfr. ActBibl 21<br />

(1984) 53-54. Los motivos críticos que se le han hecho (cL la nota 14 más a<strong>de</strong>lante) no invalidan<br />

el aspecto que hoy queremos subrayar.<br />

13 .J.L. Martyn, History and Theology, p. 142. Se trata <strong>de</strong> la conclusión <strong>de</strong> la obra.<br />

14 . Mayormente la crítica <strong>de</strong> J.A.T. Robinson, The priority, pp. 72-93. Sin embargo el problema, como<br />

muy bien anota R. Kysar (The Fourth Evangelist and his Cospel, Minneapolis, Minnesota 1975, p. 275)<br />

es más bien <strong>de</strong> madurez cristológia que <strong>de</strong> tipo cronológico. Que la expulsión <strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong> la<br />

sinagoga farisea pueda ser un dato históricamente anterior (cf. K. Wengst, Bedrdngte Cemein<strong>de</strong> und<br />

verherrlichter Christus. Del' historichte Ort <strong>de</strong>s Johannesevangeliums als Schlüssel zu seiner lnterpretation,<br />

Neukirchen 1981, pp. 48-61), no afecta al contenido <strong>de</strong> nuestro argumento.<br />

21


15<br />

. "Le signe du temple sélon Saint Jean", publicado en RSR 39 (151) 155-175. La tesis <strong>de</strong> este artículo la<br />

amplió a una lectura <strong>de</strong> todo el EJ un poco <strong>de</strong>spués: "Actualité du quatrieme évangile", NRT 76 (1954)<br />

449-468.<br />

16<br />

. "Towards a symbolic Reading 01' the Fourth Gospel", NTS 27 (1981) 439-456, sintetizado y<br />

programáticamente expuesto en su Última obra: La fracción <strong>de</strong>l pan. Culto y existencia en el Nuevo<br />

Testamento, Madrid 1 983, pp. 328-333.<br />

17<br />

. Siendo el simbolismo uno <strong>de</strong> los aspectos más constantes <strong>de</strong> la exégesis joánica, sin embargo todavía<br />

espera un tratamiento que le haga justicia. La obra <strong>de</strong> G. Stemberger, La symbolique du bien et. du mal<br />

séton Saint Jean, Paris 1970, resulta interesante pero muy insuficiente. El comentario <strong>de</strong> J. Mateos-J.<br />

Barreto El Evangelio <strong>de</strong> <strong>Juan</strong>, Madrid 1979, hace aportadones <strong>de</strong> interés en este sentido, pero le falta la<br />

fundamentación <strong>de</strong> un simbolismo que, tal como es presentado (con base <strong>de</strong> alegorismo alejandrino y<br />

filológico-gramatical), resulta muy conceptual y poco cristológico, es <strong>de</strong>cir, poco joánico.<br />

18<br />

. La obra <strong>de</strong> H. Conzelmann. Die Mitte <strong>de</strong>r Zeit (1956), sigue siendo un punto <strong>de</strong> referencia obligado, a<br />

pesar <strong>de</strong> las matizaciones que se consi<strong>de</strong>ren necesarias. CL por ejemplo K. Lóning, "Lucas, teólogo <strong>de</strong> la<br />

historia <strong>de</strong> salvación" en la obra editada por J. Schreiner, Forma y propósito <strong>de</strong>l Nuevo Testamento,<br />

Barcelona 1973, pp. 236268.<br />

19<br />

. Se resume aquí muy drásticamente lo que <strong>de</strong>cía en "El cuarto evangelio y el tiempo. Notas para un<br />

estudio <strong>de</strong> la concepción <strong>de</strong>l tiempo en el cuarto evangelio", EE 57 (1982) 129-154.<br />

20<br />

. Esta formulación es suficientemente aceptable en sí misma, pero pue<strong>de</strong> verse, a<strong>de</strong>más, lo que dice en<br />

este sentido J. Blank, Krisis, Untersuchungen zur johanneischen Cristologie und Eschatologie, Freiburg i.<br />

B. 1964, pp. 134-143.<br />

21<br />

. D. Mollat, lntroduction a l'étu<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Christologie <strong>de</strong> Saint Jean, Ad usum privatum auditorum,<br />

Rome 1970, p. 92.<br />

22<br />

. Este concepto fundamental <strong>de</strong> EJ ha sido estudiado en relación con el tema <strong>de</strong> la hora por W. Thüsing,<br />

Die Erh6hung und Verherrlichung Jesu im Johannesevangelium, Münster 1970, pp. 75-99. Hay que<br />

<strong>de</strong>cir, con todo, que a pesar <strong>de</strong> las matizaciones introducidas por Thüsing en esta segunda edición pp.<br />

297-337 (fruto sobre todo <strong>de</strong> las críticas <strong>de</strong> J. Blank, Krisis y E. Kiisemann, Jesu letzter Wille nach<br />

Johannes 17, Tübingen 1966), sin embargo sigue ofreciendo un esquema excesivamente dicotómico (o,<br />

como dice él mismo, <strong>de</strong> dos polos: encarnación y exaltación) en la Cristología joánica. Lo cual influye en<br />

su visión <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong>l tiempo: para Thüsing el tiempo ("la historia") continúa teniendo una cierta<br />

preeminencia sobre la Cristología. Lo cual no acaba <strong>de</strong> cuadrar con la presentación que hacemos, que<br />

sigue más bien la línea <strong>de</strong> J. BIank y <strong>de</strong> E. Kiisemann. CL la nota siguiente.<br />

23<br />

. Esta es la tesis <strong>de</strong> J. Blank y <strong>de</strong> E. Kasemann en la obra citadas en la nota anterior y que representa<br />

una aportación más <strong>de</strong>cisiva que la que hizo P. Ricca en su conocida obra, Die Eschatologie <strong>de</strong>s vierten<br />

Evangeliwns, ZÜrich 1966 (como es bien sabido P. Ricca fue discípulo <strong>de</strong> O. Cullmann, cuya tesis sobre<br />

el tiempo bíblico resulta bien conocida, Christus und die Zeit, Zollikon 1946).<br />

24<br />

. J.O. Tuñí, "Creure en Jesús (Jn 12,11)". Reflexions sobre l'objecte <strong>de</strong>l pis<br />

teúein en l'evangeli <strong>de</strong> Joan". Revista Catalana <strong>de</strong> Teologia 9 (1984) 331-358.<br />

25<br />

. Todo esto ha sido <strong>de</strong>sarrollado con mucho mayor <strong>de</strong>talle en la obra JesÚs y el evangelio en la<br />

comunidadjoánica. Una introducción a la lectura cristiana <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> <strong>Juan</strong> (Sígueme, Salamanca<br />

1987).<br />

26<br />

. Este punto ha sido agudamente subrayado por T. Onuki, contra E. Kasemann, en Gemein<strong>de</strong> und Welt<br />

im Johannesevangelium. Ein Beitrag zur Frage nach <strong>de</strong>r theologischen und pragmatischen Funktion <strong>de</strong>s<br />

johanneischen Dualismus, Neukirchen 1984, sobre todo pp. 201-212.<br />

27<br />

. Superada pero no suprimida. Es aquí don<strong>de</strong> la categoría hegeliana <strong>de</strong> "Aufhebung" resulta al mismo<br />

tiempo sumamente correcta pero intraducible.<br />

28<br />

. Esta es la tesis cristológica más importante <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> J. Blank: "Die Chisto logie ist aber<br />

auch nicht zu verstehen ohne die Christusgeschichte" Krisis, p. 347.<br />

29<br />

. Categoría usada por T. Onuki, Gemein<strong>de</strong> und Welt, p. 202-212.<br />

30<br />

. Dada la -relativa- consistencia <strong>de</strong> las etapas cristológicas en la presentación <strong>de</strong> W. Thüsing (Die<br />

Erhóhung), esta categoría le resulta sumamente importante para expresar la unidad <strong>de</strong> la Cristología, d.<br />

por ejemplo, pp. 204-311.<br />

31<br />

. "Die Christologie ist nun aber auch nicht zu verstehen ohne die Christusgeschichte. Wir Haben dafür<br />

<strong>de</strong>n Begriff "christologischen Implikation" geprágt, und wir verstehen darunter die nicht aufanlosendi<br />

Einheir von Person und Geschichte in Jesus Christus. Jesus Christus begreift nach Johannes die<br />

verschie<strong>de</strong>nen Stadien <strong>de</strong>s 'Christus-Wegs' als Ganzes insich... Als Inbegriff dieser christologischen<br />

Implikation erschien uns vor allem <strong>de</strong>r Titel 'Menschensohn' geeignet", J. Blank, Krisis, p. 347, cf.<br />

también pp. 92.185 Y 328. T. Onuki ha recogido y retrabajado esta categoría en un contexto más<br />

hermenéutico en su obra Gemeien<strong>de</strong> und Welt, cL sobre todo pp. 207213.<br />

22


32<br />

. Cf algunas reflexiones en este sentido en los trabajos: "Pasión y muerte <strong>de</strong> Jesús en el cuarto<br />

evangelio: papel y significación", Revista Catalana <strong>de</strong> Teologia 1 (1976) 393-419, especialmente pp. 413-<br />

417 Y también "El cuarto evangelio y el tiempo" (citado en la nota 19 supra), pp. 145-150.<br />

33<br />

. "Creer en el amor (lJn 4, 16a). Relación entre creer y amar en la lJn", publicado en la obra en<br />

colaboración El secuestro <strong>de</strong> la verdad, Santanter 1986, pp. 53-81.<br />

34<br />

. Verdad y Método. Fundamentos <strong>de</strong> una hermenéutica filosófica, Salamanca 1977 (original <strong>de</strong> 1960),<br />

sobre todo pp. 370-377 Y 453-454. Quien primero aplicó el esquema <strong>de</strong> Gadamer al EJ fue F. Mussner,<br />

Diejohanneische Sehweise (Freiburg i. B. 1965); luego ha sido ampliamente utilizado por T. Onuki en<br />

Gemein<strong>de</strong> und Welt, passim. Uno se pregunta si el tratamiento <strong>de</strong> Mussner no era <strong>de</strong>masiado apologético<br />

y perdía fuerza precisamente a causa <strong>de</strong> esta impostación. En cualquier caso mi utilización <strong>de</strong>l esquema<br />

<strong>de</strong> Gadamer ha tenido un proceso <strong>de</strong> maduración distinto. Véanse los trabajos citados en las notas 19, 24<br />

y 32 supra.<br />

35<br />

. Por ejemplo el tema <strong>de</strong> la tradición como marco <strong>de</strong> la fusión <strong>de</strong> horizontes (IUid. pp. 331-377), que<br />

podría ser objeto <strong>de</strong> mayor atención también en el caso <strong>de</strong>l EJ. Pero la problemática <strong>de</strong> la tradición en el<br />

EJ se enfrenta con la colosal dificultad <strong>de</strong> la unidad <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong>l EJ que lo hace especialmente difícil. En<br />

cualquier caso esta problemática la hemos d€ <strong>de</strong>jar abierta a una ulterior clarificación.<br />

36<br />

. Esto no lo dice Gadamer porque habla <strong>de</strong> la interpretación <strong>de</strong> textos antiguos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva<br />

contemporánea. En cambio Onuki habla <strong>de</strong> los horizontes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l EJ, pero tampoco afirma que el<br />

tercer horizonte sea el texto <strong>de</strong>l EJ.<br />

37<br />

Cf un tratamiento <strong>de</strong> este punto en el trabajo en la nota 24 supra.<br />

38<br />

. El acento en el carácter <strong>de</strong> operación hermenéutica (o también simbólica) lo ponten tanto X. Léon<br />

Dufour ("Towards") como T. Onuki (Gemein<strong>de</strong> und Welt).<br />

39<br />

. Esta observación <strong>de</strong>bería ser analizada más <strong>de</strong>spacio <strong>de</strong> lo que permiten los límites <strong>de</strong> este trabajo.<br />

Digamos, sin embargo, que no es difícil retrazar el esquema hermenéutico <strong>de</strong> Gadamer a Hei<strong>de</strong>gger.<br />

Ciertamente que el planteamiento hei<strong>de</strong>ggeriano que fun<strong>de</strong> sujeto y objeto se hizo patente no sólo en Sein<br />

und Zeit (1927; en el análisis <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong>l juicio), sino sobre todo en Von Wesen <strong>de</strong>r Wahrheit<br />

(1943) y también en Platons Lehre von <strong>de</strong>r Wahrheit (1947). En este sentido se percibe una mayor<br />

cercanía <strong>de</strong> los esquemas hermenéuticos mo<strong>de</strong>rnos respecto <strong>de</strong> la estructura bíblica <strong>de</strong> lo que hemos<br />

explicitado en este trabajo. Pero este tipo <strong>de</strong> reflexiones superan el ámbito <strong>de</strong> nuestro estudio.<br />

40<br />

. Hay aquí un aspecto fundamental <strong>de</strong> lo que llamamos el cristianismo primitivo. Tanto Pablo como<br />

<strong>Juan</strong> han <strong>de</strong>sarrollado el tema <strong>de</strong>l Espíritu en relación con la fe (la óptica lucana es, en este punto,<br />

distinta). En ellos se percibe -con diversos acentos, más dinámico en Pablo (el Espíritu es sobre todo<br />

fuerza), más didáctico en <strong>Juan</strong> (el Espíritu es fundamentalmente luz, conocimiento), esta profunda<br />

caracterización <strong>de</strong> la fe como don que sorpren<strong>de</strong> y hace vivir recibiendo y dando. Unas reflexiones en este<br />

sentido pue<strong>de</strong>n encontrarse en: "Amar como Jesús. Sentido <strong>de</strong>l mandamiento <strong>de</strong>l amor en el cuarto<br />

evangelio", Sal Terrae, Octubre 1982, pp. 717-728.<br />

41<br />

. Cf "Creer en el amor (lJn 4,16a)", citando supra en la nota 33.<br />

42<br />

. Resulta importante subrayar que nos hallamos ante un esquema que incluye<br />

la praxis como momento fundamental <strong>de</strong> la estructura hermenéutica. Por ello el carácter misionero <strong>de</strong>l EJ<br />

queda plenamente fundado. Y se <strong>de</strong>svanecen las dudas que pudiera haber acerca <strong>de</strong>l posible talante<br />

sectario <strong>de</strong> este grupo (como parece asumirse en no pocos autores contemporáneos: E. Kásemann, W.A.<br />

Meeks, M. <strong>de</strong> Jonge, etc.).<br />

43<br />

. Véase, por ejemplo, lo que <strong>de</strong>cimos en la conclusión <strong>de</strong> la obra El Testimonio <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> <strong>Juan</strong>.<br />

Introducción al estudio <strong>de</strong>l cuarto evangelio, Salamanca 1982, pp. 211-215.<br />

44<br />

. Resumimos aquí algunos <strong>de</strong> los datos que consituyen la última parte <strong>de</strong> trabajo "El cuarto evangelio y<br />

el tiempo" (nota 19 supra) pp. 150-154.<br />

45<br />

. Este aspecto resulta <strong>de</strong> especial importancia para la exégesis <strong>de</strong>l EJ. No por el hecho <strong>de</strong> usar esquemas<br />

gnósticos se cae necesariamente en las consecuencias lógicas <strong>de</strong> los sistemas gnósticos <strong>de</strong> los siglos 11 y<br />

IlI. La distinción entre Gnosis y gnosticismo propuesta por el conocido coloquio <strong>de</strong> Mesina (publicado<br />

por A. Bianchi, Le Origini <strong>de</strong>llo Gnosticismo, Lei<strong>de</strong>n 1967) resulta aquí especialmente relevante.<br />

46<br />

. La crítica más aguda a esta simplificación <strong>de</strong>l tiempo bíblico se encuentra en<br />

J. Barr, Biblical Wordsfor Time, STB 33, London 1962.<br />

47 .Cf "El cuarto evangelio y el tiempo", p. 152, nota 86.<br />

48 . Ibid. notas 81-84.<br />

49 . Aspecto especialmente subrayado en un estudio que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> constituir el<br />

transfondo <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> "mandamiento" en el cuarto evangelio (análisis que no se ha<br />

publicado hasta ahora!): J. O'Connell, "The Concept of Commandment in the Old Testament", TS 21<br />

(1960) 351-403.<br />

23


50 . No po<strong>de</strong>mos entrar en <strong>de</strong>talles y aspectos que resultan matices especialmente importantes <strong>de</strong> lo que<br />

<strong>de</strong>cimos. Sin embargo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser fundamental que Dios, en cuanto Señor <strong>de</strong> la historia, la presi<strong>de</strong><br />

siempre corno creador. Esta doctrina será plenamente recogida en el NT. En este sentido la continuidad<br />

intrínseca <strong>de</strong>l proyecto salvífico queda justificada.<br />

51 . CL Lo que dice en este sentido D. Daube, The Exodus pattern in the Bible, London 1963, pp. 11-15.<br />

52 .Esto queda aquí sólo anunciado pero, corno es lógico, <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>sarrollarse más <strong>de</strong>spacio. Cf. "La<br />

salvació ve <strong>de</strong>Is jueus (Jn 4,22). Valoració <strong>de</strong>l Judaisme segons el quart evangeli", que va a aparecer este<br />

año en el volumen conmemorativo <strong>de</strong> los 25 años <strong>de</strong> Jorna<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Biblistes Catalans (Barcelona 1988).<br />

53 . El hecho <strong>de</strong> la prioridad <strong>de</strong> Mc respecto <strong>de</strong> Mt y Lc es lo que interesa subrayar. Cosa que hoy en día<br />

es compartida por un amplio sector <strong>de</strong> la exégesis neotestamentaria y que, por tanto, no creemos<br />

necesario justificar.<br />

54 . Normalmente se alu<strong>de</strong> a W. Wre<strong>de</strong> (Das Messiasgeheimnis im Markusevangelium, Berlin 1903) y<br />

también a G. Minette <strong>de</strong> Tillesse (Le Secret messianique dans l'évangile <strong>de</strong> Marc, Paris 1968) corno<br />

estudios fundamentales en este sentido. Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista hermenéutico es más importante la<br />

contribución <strong>de</strong> H. Conzelmann, "Gegenwart und Zukunft in <strong>de</strong>r synoptischen Tradition", ZThK 54<br />

(1957) 277-296, sobre todo pp. 293-296.<br />

55 . La explicitación vendría en Jn <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong>l Paráclito, verda<strong>de</strong>ro inspirador <strong>de</strong> la<br />

tradición joánica. Véase en este sentido lo que dice R. Schnackenburg, "Die johanneische Gemein<strong>de</strong> und<br />

ihre Geisterfahrung", publicado por primera vez en el Festschrift H. Schürmann, Die Kirche <strong>de</strong>s Anfangs,<br />

Leipzig 1977, pp. 277-306; Y también lo que subraya U.B. MüIler, "Die Parakletenvorstellung im<br />

Johannesevangelium", publicado en ZThK 71 (1974) 31-77, especialmente pp. 50-51. Cf. también lo que<br />

<strong>de</strong>cimos en la obra citada en la nota 25.<br />

56 . Este aspecto resulta hoy especialmente claro y se consi<strong>de</strong>ra corno adquirido en la exégesis marcana.<br />

Pue<strong>de</strong> verse una presentación muy penetrante en: X. Alegre, "Marcos o la corrección <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología<br />

triunfalista. Para una lectura <strong>de</strong> un evangelio beligerante y comprometido", Revista Latinoamericana <strong>de</strong><br />

Teología 2 (1985) 229263.<br />

57 . De nuevo se trata <strong>de</strong> un aspecto fuertemente subrayado por la exégesis actual: X. Alegre, Un silenci<br />

eloqüent: la paradoxa <strong>de</strong>l finál <strong>de</strong> Marc. "1 no digueren res a ningú perque tenien por (Me 16,8) "Lli~ó<br />

inaugural <strong>de</strong>l Curs aca<strong>de</strong>mic 1984-1985, Facultat <strong>de</strong> Teologia <strong>de</strong> Barcelona, Barcelona 1984.<br />

58 . No <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser significativo que estos últimos años se hayan <strong>de</strong>dicado multipIes estudios tanto a los<br />

discursos <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida <strong>de</strong> Jesús en el EJ corno al Paráclito. Cf. lo que <strong>de</strong>cimos en AcBibl 21 (1984) 72-<br />

73.<br />

59 . La cercanía <strong>de</strong> Me y Jn llama po<strong>de</strong>rosamenll' la alención <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace años (R. Trevijano, Comienzo <strong>de</strong>l<br />

evangelio. Estudio sobre el prólogo <strong>de</strong> Marcos. Burgos 1971), pero resulta especialmente sugerente que<br />

estas dos obras hayan llegado a un esquema hermenéutico común <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su patente diversidad. Porque<br />

es posible que hayan <strong>de</strong>senbocado en el mismo por caminos claramente in<strong>de</strong>pendientes (por lo menos<br />

esto es lo que parece <strong>de</strong>ducirse <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Jn respecto <strong>de</strong> los sinópticos y <strong>de</strong> Me, a pesar <strong>de</strong><br />

algunas opiniones en contra: C.K. Barrett, F. Neirynk, M. Sabbe...).<br />

60 . Cf. por ejemplo J.M. Robinson, "On the Gattung of Mark (and John)", en la obra en colaboración<br />

Jesus and man's hope. A Perspective Book, vol. 1, Pittsburg 1970, pp. 99-129 y, <strong>de</strong>l mismo autor, "The<br />

"Gattung" Gospel", en la obra co-producida con H. Koster, Trajectories through early Christianity,<br />

Phila<strong>de</strong>lphia 1971, pp. 266-268.<br />

61 . El problema es que parece que no lo han respetado. Aquí cabría un valoración hermenéutica <strong>de</strong> los<br />

llamados "evangelios que la infancia <strong>de</strong> Jesús". Porque es sobre todo a través <strong>de</strong> estos relatos que<br />

entramos en una presentación muy diversa <strong>de</strong> Jesús. Pero sólo pue<strong>de</strong> quedar apuntado aquí.<br />

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