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hacia un nuevo paradigma?

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34<br />

UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34<br />

TEORÍAS ECONÓMICAS<br />

APLICADAS AL ESTUDIO<br />

DE LA RELIGIÓN:<br />

¿HACIA UN NUEVO<br />

1. Introducción<br />

E<br />

n <strong>un</strong> artículo que va en camino<br />

de convertirse en clásico, Stephen<br />

Warner (1993) llama la<br />

atención <strong>hacia</strong> el desarrollo de<br />

<strong>un</strong> <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> interpretativo<br />

dentro la sociología de la<br />

religión. Este <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong><br />

se diferencia del antiguo –representado<br />

principalmente por los trabajos de Peter<br />

Berger (1970, 1971) sobre la religión como “dosel<br />

sagrado"– en varios p<strong>un</strong>tos:<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS<br />

PARADIGMA?<br />

POR ALEJANDRO FRIGERIO<br />

• se inspira más en la historia norteamericana que<br />

en la experiencia europea sobre el desarrollo de la<br />

religión (1993: 1045).<br />

• no visualizaría a la religión como <strong>un</strong>a propiedad<br />

de la sociedad toda, sino más bien como perteneciente<br />

a grupos específicos que la integran (1993:<br />

1046 – 1047).<br />

• tendría <strong>un</strong>a visión crítica de la teoría de la secularización<br />

(1003: 1048).<br />

• utilizaría conceptos e imágenes económicas<br />

(1993: 1051).


BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34 UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA<br />

• tendría como <strong>un</strong>a de sus nociones principales la<br />

idea de que el disestablishment (la separación entre<br />

iglesia y estado) es lo normal. La existencia de<br />

distintos grupos religiosos compitiendo en el mercado<br />

no es considerada <strong>un</strong>a degeneración de la religión<br />

–como algo negativo para su naturaleza,<br />

como afirma Berger (1971)– ya que en Estados<br />

Unidos, los grupos prácticamente nacieron dentro<br />

de <strong>un</strong>a situación pluralista (1993: 1053 – 1054).<br />

• consideraría, por lo tanto, a los cambios que se<br />

producen dentro de los grupos religiosos, en el<br />

mercado religioso y en la afiliación religiosa de los<br />

individuos como algo natural y esperable en <strong>un</strong>a<br />

situación pluralista y no como <strong>un</strong> síntoma de degradación<br />

de la religión (1993: 1064 – 1065).<br />

• pondría <strong>un</strong> especial énfasis en la oferta religiosa,<br />

más que en la demanda.<br />

En este trabajo brindaré <strong>un</strong>a reseña de alg<strong>un</strong>as<br />

de las principales ideas del <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong>,<br />

especialmente en su formulación más explícita, a<br />

través de las obras de Rodney Stark, Laurence Iannaccone<br />

y Roger Finke. Señalaré los elementos<br />

más positivos del <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong>, y sugeriré en<br />

qué medida éste puede ser mejorado a la luz de<br />

otros desarrollos contemporáneos en el estudio de<br />

la religión.<br />

El <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong>:<br />

principales ideas<br />

La gran cantidad de publicaciones realizada<br />

por varios de los principales exponentes del <strong>nuevo</strong><br />

<strong>paradigma</strong> dificulta <strong>un</strong> tanto <strong>un</strong>a sintética exposición<br />

del mismo. Sin duda los autores que más<br />

vigorosamente lo han propuesto, y quienes han<br />

contribuido con la mayor cantidad de ideas en su<br />

conformación y de datos que lo confirmarían han<br />

sido, como mencioné, Rodney Stark, Laurence<br />

Iannaccone, Roger Finke, en publicaciones <strong>un</strong>itarias<br />

o en colaboración (ver bibliografía). Además,<br />

autores como Stephen Warner (1993, 1997), Mark<br />

Chaves (1996; Chaves y Cann 1992; Chaves, Schraeder<br />

y Sprindys 1994; Chaves y Montgomery<br />

1996), Darren Sherkat (1997, Sherkat y Wilson<br />

1995), Michael Hechter (1997) y Anthony Gill<br />

(1994, 1996, 1998), entre otros, han realizado <strong>un</strong><br />

apoyo crítico del <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong>, colaborando<br />

en la discusión y clarificación de los principales<br />

conceptos –marcando sus diferencias con alg<strong>un</strong>os<br />

de éstos– o aportando datos empíricos que sustentan<br />

alg<strong>un</strong>as de sus conclusiones.<br />

El <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong>, denominado “market<br />

theory of religion" (Warner 1993: 1051) o “market<br />

model" (Finke y Iannaccone 1993: 28); “economics<br />

of religion" (Iannaccone 1998); “supply-side<br />

analysis" (Warner 1997: 91); “rational choice model<br />

of religion" (Warner 1997: 88) o “economic/rational<br />

choice approach to religion" (Stark y Iannaccone<br />

1993), resulta –como todos estos nombres<br />

sugieren– de la aplicación de teorías económicas y<br />

de la elección racional (rational choice) a los fenómenos<br />

religiosos. Además de la utilización explícita<br />

de conceptos económicos (“economía religiosa",<br />

“firmas religiosas", “monopolio", “desregulación<br />

del mercado", “consumidores"), el modelo incluye<br />

<strong>un</strong>a atención focalizada más en la oferta religiosa<br />

que en la demanda. De esta manera se obtiene<br />

<strong>un</strong>a perspectiva novedosa respecto del f<strong>un</strong>cionamiento<br />

de los mercados religiosos y de los<br />

efectos del pluralismo, la competencia y el monopolio<br />

religiosos en la actividad religiosa de <strong>un</strong>a<br />

sociedad (Stark y McCann 1993:112).<br />

a) Economías y mercados religiosos<br />

Este <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> entiende a todas las<br />

actividades religiosas de <strong>un</strong>a sociedad como constituyendo<br />

<strong>un</strong>a “economía religiosa" (Stark 1985).<br />

“Las economías religiosas son como las economías<br />

comerciales en que consisten en <strong>un</strong> mercado<br />

constituido por <strong>un</strong> conj<strong>un</strong>to de clientes actuales<br />

y potenciales y <strong>un</strong>a variedad de firmas (religiosas)<br />

que intentan satisfacer a este mercado. Como<br />

con las economías comerciales, la principal variable<br />

de interés es su grado de regulación. Alg<strong>un</strong>as<br />

economías religiosas se encuentran restringidas<br />

por monopolios impuestos por el Estado (state-imposed),<br />

otras están virtualmente no reguladas."<br />

(Stark y McCann 1993: 112)<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS 35<br />

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BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34<br />

El pluralismo es la situación natural de las<br />

economías religiosas<br />

Una diferencia importante de este <strong>paradigma</strong><br />

respecto del antiguo, sería que para estos autores,<br />

debido a la segmentación natural de las preferencias<br />

(religiosas y de otra índole) de los consumidores,<br />

el estado natural de <strong>un</strong>a economía religiosa<br />

es el pluralismo: la existencia de <strong>un</strong> mercado<br />

religioso con diferentes firmas compitiendo<br />

por clientes.<br />

“En la medida que <strong>un</strong>a economía religiosa<br />

se halle no regulada, las leyes de la oferta y la demanda<br />

permiten deducir que la economía religiosa<br />

será muy pluralista. Esto es, la condición ‘natural’<br />

de las economías religiosas es <strong>un</strong>a en la que <strong>un</strong>a<br />

variedad de firmas proveen a las necesidades y<br />

gustos de segmentos específicos del mercado. (…)<br />

Esta variedad surge porque <strong>un</strong>a única forma de <strong>un</strong><br />

producto no puede satisfacer apetitos diferentes.<br />

O, para denotar los aspectos específicos de las firmas<br />

religiosas y de sus productos ‘intangibles’, el<br />

pluralismo se desarrolla en mercados no regulados<br />

porque <strong>un</strong>a única firma religiosa no puede ser al<br />

mismo tiempo worldly y otherworldly, estricta y<br />

permisiva, exclusiva e inclusiva, expresiva y reservada,<br />

mientras que el mercado siempre estará<br />

compuesto por segmentos diferenciados de consumidores<br />

con fuertes preferencias <strong>hacia</strong> alg<strong>un</strong>os de<br />

estos aspectos de la fe. Estos segmentos diferenciados<br />

de consumidores forman parte de la condición<br />

humana, y se derivan de variables tales como clase<br />

social, edad, género, salud y experiencias de vida.”<br />

(Stark y McCann 1993: 113).<br />

El pluralismo fortalece la economía religiosa<br />

Otra diferencia importante respecto del <strong>paradigma</strong><br />

tradicional, es que se considera que la<br />

existencia de <strong>un</strong> mercado desregulado –por ende<br />

pluralista– fortalece a la economía religiosa en general.<br />

“En la medida en que <strong>un</strong>a economía religiosa<br />

es pluralista, los niveles generales de participación<br />

religiosa serán altos" (Stark y Iannaccone<br />

1993: 253).<br />

36<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS<br />

“Cuando más firmas (y más motivadas) pueden<br />

entrar libremente al mercado, los niveles de<br />

compromiso religioso individual debería aumentar"<br />

(Stark y Iannaccone 1993: 255).<br />

La visión de estos autores, entonces, es contraria<br />

a la del <strong>paradigma</strong> tradicional sustentado<br />

por Berger, para quien<br />

“…la situación pluralista h<strong>un</strong>de ipso facto a<br />

la religión en <strong>un</strong>a crisis de credibilidad. …la situación<br />

pluralista hace cada vez más difícil mantener<br />

o construir nuevas maneras de plausibilidad viables<br />

para la religión (…) multiplica el número de<br />

estructuras de plausibilidad que compiten entre sí.<br />

Por su propia naturaleza, relativiza sus contenidos<br />

religiosos (…) La religión ya no legitima el m<strong>un</strong>do.<br />

En cambio, diferentes grupos religiosos tratan, por<br />

diferentes medios, de mantener sus subm<strong>un</strong>dos<br />

particulares frente a <strong>un</strong>a pluralidad de subm<strong>un</strong>dos<br />

rivales." (Berger 1971: 183 – 185).<br />

Las religiones monopólicas son ineficientes<br />

En efecto, lejos de la idea de que la quiebra<br />

del “dosel sagrado" pone en duda la credibilidad<br />

de la religión, los autores aquí considerados encuentran<br />

que, por el contrario, <strong>un</strong>a religión monopólica<br />

apoyada y subsidiada por el estado tenderá<br />

a ser ineficiente, ya que, sin competencia, los<br />

agentes religiosos tendrán poco incentivo para<br />

ofrecer su fe con vigor y eficientemente. Por este<br />

motivo, la participación o la movilización religiosa<br />

disminuirán.<br />

“Inversamente, en la medida en que <strong>un</strong>a<br />

economía religiosa esté regulada, y tienda a ser<br />

monopolizada por <strong>un</strong>a o dos firmas, los niveles generales<br />

de participación serán bajos.“ (Stark y Iannaccone<br />

1993: 253).<br />

No hay religiones efectivamente monopólicas,<br />

sino mercados regulados<br />

Para apoyar su visión de la tendencia del mercado<br />

<strong>hacia</strong> la diversidad religiosa, los autores dudan<br />

de la capacidad de <strong>un</strong>a sola firma religiosa de lograr<br />

<strong>un</strong> efectivo o real monopolio del mercado religioso.<br />

La segmentación del mercado (en términos


BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34 UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA<br />

de preferencias religiosas) hace difícil que alg<strong>un</strong>a<br />

religión pueda, como vimos, imponer <strong>un</strong> monopolio<br />

religioso.<br />

“Como <strong>un</strong>a única firma religiosa no puede<br />

moldear su atractivo para atender las necesidades<br />

de <strong>un</strong> segmento del mercado sin sacrificar su<br />

atractivo para otro, la oferta y la diversidad de la<br />

religión aumentan en la medida en que las regulaciones<br />

son levantadas (…) Debido a la diferenciación<br />

subyacente a las preferencias de los consumidores,<br />

la competencia religiosa y el pluralismo crecerán,<br />

salvo que exista <strong>un</strong>a regulación del Estado".<br />

(Finke 1997: 51).<br />

“Una única firma religiosa puede monopolizar<br />

la economía religiosa sólo en la medida en que<br />

puede emplear la fuerza coercitiva del estado para<br />

regular y restringir a sus competidores." (Stark y<br />

Iannaccone 1993: 252).<br />

Los autores desconfían incluso, de que alg<strong>un</strong>a<br />

vez haya existido <strong>un</strong> monopolio católico efectivo 1:<br />

“Porque estas preferencias de los consumidores<br />

son fuertes, las economías religiosas n<strong>un</strong>ca<br />

pueden ser plenamente monopolizadas, ni siquiera<br />

cuando están respaldadas por el poder coercitivo<br />

total del estado. De esta manera, aún cuando se<br />

hallaba en la cúspide de su poder temporal, la<br />

iglesia medieval estaba rodeada de herejías y afectada<br />

por divergencias internas." (Stark y McCann<br />

1993: 113)<br />

“Las imágenes de la fe (piety) <strong>un</strong>iversal de la<br />

Europa medieval, de aldeas campesinas donde todos<br />

afirmaban incuestionablemente lo que el sacerdote<br />

local decía, sustentan (están en la base de)<br />

el <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong>. Desafort<strong>un</strong>adamente, esto es<br />

historia inexacta: la indiferencia religiosa, y no la<br />

fe (piety) dominaba en la Europa medieval." (Stark<br />

y McCann 1993: 112)<br />

Según estos autores, cuando las fuerzas represivas<br />

son fuertes, todas aquellas religiones que<br />

compiten con la religión monopólica apoyada por<br />

el estado deberán operar de manera oculta. Cuando<br />

la represión disminuya, <strong>un</strong> pluralismo vigoroso<br />

renacerá (Stark y McCann 1993: 113).<br />

Lo más importante son las variaciones en la<br />

oferta religiosa<br />

Estos autores enfatizan principalmente las<br />

variaciones en el comportamiento de las firmas religiosas,<br />

más que las variaciones en las necesidades<br />

religiosas de los individuos. El énfasis analítico<br />

se ha desplazado, por lo tanto, del lado de la<br />

demanda <strong>hacia</strong> el lado de la oferta. (Stark y Mc-<br />

Cann 1993: 114)<br />

b) Religión y rational choice<br />

Por detrás de esta visión del f<strong>un</strong>cionamiento<br />

de los mercados religiosos, existen ciertas pres<strong>un</strong>ciones<br />

básicas acerca de qué constituye <strong>un</strong>a religión,<br />

y cuáles son las relaciones que los individuos<br />

establecen con estas religiones.<br />

Los bienes religiosos son riesgosos<br />

Los bienes religiosos consisten, principalmente,<br />

de compensadores ofrecidos como promesas<br />

de bienes (rewards) que son escasos o no pueden<br />

ser conseguidos por medios naturales. Los<br />

compensadores religiosos se basan en la existencia<br />

de poderes sobrenaturales y por lo tanto no<br />

son susceptibles de ser evaluados fehacientemente<br />

(Stark y Bainbridge 1996). Ofrecen la posibilidad<br />

de importantes recompensas (la salvación eterna,<br />

<strong>un</strong>a vida feliz) pero como su veracidad es difícil de<br />

establecer, son inherentemente riesgosos (Stark y<br />

Iannaccone 1993: 244).<br />

Los bienes religiosos son producidos colectivamente<br />

Según Stark y Iannaccone, el valor de <strong>un</strong><br />

compensador religioso se establece a través de la<br />

interacción y los intercambios sociales (1993:<br />

245). Como los compensadores religiosos (por ser<br />

promesas) son riesgosos, su validez se verá aumentada<br />

si es legitimada dentro del o de <strong>un</strong> grupo<br />

con el cual el individuo interactúa. La religión<br />

es siempre <strong>un</strong> fenómeno social, <strong>un</strong>a mercancía<br />

producida y mantenida colectivamente. Muchas<br />

actividades religiosas requieren la participación<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS 37<br />

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BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34<br />

grupal: liturgias, sermones, himnos o testimonios,<br />

por ejemplo. Estos últimos son especialmente importantes,<br />

ya que es frecuente que a través de ellos<br />

se genere la fe en los compensadores y se enumeran<br />

los beneficios que el compromiso religioso<br />

conlleva. De esta manera, se presenta evidencia de<br />

que la religión f<strong>un</strong>ciona, y que por lo tanto sus<br />

premisas deben ser verdaderas (Stark y Iannaccone<br />

1993: 246).<br />

“…la religión es <strong>un</strong> bien inherentemente<br />

riesgoso. Por lo tanto, los individuos dependen de<br />

su interacción con otros para determinar si el valor<br />

de las recompensas o bienes religiosos es mayor<br />

que los riesgos –esto es, para evaluar si el costo<br />

de calificar para la recompensa es menor que el<br />

riesgo de que la recompensa no se materialice. En<br />

la medida en que otros individuos con los cuales la<br />

persona interactúa muestren confianza en el valor<br />

de las recompensas religiosas futuras, el individuo<br />

también tendrá <strong>un</strong>a confianza mayor." (Finke y<br />

Stark 1992: 252)<br />

Los individuos evalúan los bienes religiosos,<br />

de la misma manera que evalúan otros bienes<br />

Siendo la teoría del rational choice <strong>un</strong>o de<br />

los principales sustentos del <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong><br />

–por lo menos en la versión de Stark, Iannaccone<br />

y Finke– se afirma que los individuos evalúan los<br />

costos y beneficios que presumen resultarán de su<br />

participación religiosa y actúan con miras a maximizar<br />

los beneficios anticipados.<br />

"Suponemos que los individuos evalúan las<br />

mercancías religiosas de la misma manera que evalúan<br />

todos los otros objetos que eligen. Evalúan sus<br />

costos y beneficios (incluyendo los ‘costos de oport<strong>un</strong>idad’<br />

que surgen cuando <strong>un</strong>a acción se lleva a<br />

cabo desplazando a otras) y consumen las mercancías<br />

que brindan los mayores beneficios anticipados.<br />

Evaluarán, especialmente, las recompensas<br />

propuestas por los compensadores religiosos contra<br />

los costos de las condiciones postuladas para acceder<br />

a los compensadores y el riesgo de que las recompensas<br />

prometidas no se materialicen." (Stark<br />

y Iannaccone 1993: 244 – 245, mi énfasis).<br />

38<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS<br />

Los productos religiosos deben ser vigorosamente<br />

ofrecidos en el mercado<br />

"Porque gran parte del ‘producto’ religioso<br />

necesariamente es intangible y tiene que ver con el<br />

futuro, <strong>un</strong>a vigorosa actividad de marketing es necesaria<br />

para mantener niveles elevados de consumo."<br />

(Stark y McCanna 1993: 113)<br />

Los productos religiosos no sólo se ofrecen<br />

en el mercado, sino que esta oferta debe ser vigorosa.<br />

Dado que, como vimos, la religión es <strong>un</strong> bien<br />

que se produce colectivamente dentro de <strong>un</strong> grupo<br />

religioso –y el individuo elige entre alternativas<br />

evaluando los posibles beneficios que obtendrá–<br />

es necesario lograr <strong>un</strong> importante nivel de<br />

compromiso entre los miembros para lograr <strong>un</strong>a<br />

satisfactoria producción del bien "religión" 2.<br />

Según el análisis de Iannaccone (1994) en<br />

toda producción colectiva de bienes existe el peligro<br />

de que haya individuos que participen de estos<br />

bienes colectivos sin contribuir a su producción.<br />

El dilema de los free-riders como bien mostró<br />

Olson (1965) afecta a toda acción colectiva –no<br />

sólo religiosa. En la medida en que <strong>un</strong> grupo atrae<br />

a gente que no colabora pero si participa de los<br />

bienes colectivos, éste se debilita.<br />

Los grupos religiosos estrictos eliminan el<br />

problema de los free-riders aumentando el compromiso<br />

requerido de los miembros<br />

Según Iannaccone, los grupos religiosos que<br />

logran contornar este dilema son los que imponen<br />

<strong>un</strong> costo importante a la participación grupal: de<br />

esta manera logran que quienes participan lo hagan<br />

plenamente, contribuyendo así a la producción<br />

del bien colectivo 3.<br />

"Las exigencias costosas mitigan así, los<br />

problemas que enfrentan los grupos religiosos.<br />

Vestimentas, dietas, costumbres sociales distintivas<br />

(de las de la población en general) limitan y<br />

frecuentemente estigmatizan a los miembros, haciendo<br />

la participación en actividades no grupales<br />

más costosa. Los miembros potenciales deben elegir<br />

entre participar plenamente o no hacerlo en<br />

absoluto. El término medio es eliminado y paradójicamente,<br />

quienes permanecen encuentran que su


BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34 UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA<br />

bienestar ha aumentado. De esta manera, gente<br />

perfectamente racional puede decidir pertenecer a<br />

grupos decididamente poco convencionales." (Iannaccone<br />

1994: 1188)<br />

"Puede parecer paradójico que cuando los<br />

costos de ser miembro aumentan, las ganancias<br />

netas de serlo también lo hacen. Esto ocurre, sin<br />

embargo, cuando el bien es colectivamente producido,<br />

y cuando los costos mayores hacen que se incrementen<br />

los niveles de participación en la acción<br />

colectiva, ya que esto resulta en <strong>un</strong>a mayor producción<br />

de bienes colectivos. (…) Cuando cada<br />

miembro individual paga los costos de altos niveles<br />

de compromiso, cada <strong>un</strong>o se beneficia a su vez<br />

con nivel más alto de participación generado por<br />

el grupo. (…) Para mucha gente, la participación<br />

en religiones estrictas constituye <strong>un</strong> ‘buen negocio’<br />

en términos de <strong>un</strong> análisis convencional de costobeneficio."<br />

(Finke y Stark 1992: 255)<br />

La strictness aumenta el compromiso, incrementa<br />

los niveles de participación y permite que<br />

<strong>un</strong> grupo ofrezca mayores beneficios a sus miembros<br />

actuales y potenciales. Los grupos estrictos,<br />

con miembros comprometidos, logran a su vez<br />

<strong>un</strong>a mayor movilización de recursos de sus fieles<br />

–especialmente sus contribuciones en tiempo y dinero–<br />

lo que lleva a su mayor crecimiento (Iannaccone,<br />

Olson y Stark 1995) 4.<br />

Existe, sin embargo, <strong>un</strong> nivel óptimo de<br />

strictness, más allá del cual se produce <strong>un</strong>a disminución<br />

de los retornos, en la medida en que la posibilidad<br />

de aumentar los beneficios no es infinita.<br />

La strictness aumenta el atractivo de <strong>un</strong> grupo religioso<br />

para <strong>un</strong> individuo sólo en la medida en que<br />

los beneficios que recibe de la participación son<br />

mayores que los costos de entrar o permanecer en<br />

el grupo. Los grupos que exceden el nivel óptimo<br />

del strictness tenderán a rechazar o expulsar a sus<br />

miembros potenciales o efectivos, mientras que los<br />

que estén por debajo de este nivel sufrirán de problemas<br />

de free-riders (Iannaccone 1994: 1202) 5.<br />

La mayor parte de los grupos religiosos, sin<br />

embargo, no aumentan progresivamente su strictness,<br />

sino que por el contrario, la van reduciendo<br />

progresivamente.<br />

El proceso de transformación de "secta" en<br />

"iglesia" es el principal motor de la economía religiosa<br />

Según Iannaccone y Stark (1993), los estigmas<br />

y los sacrificios que conlleva la participación<br />

en grupos estrictos genera y refleja la tensión que<br />

existe entre estos grupos y la sociedad. En la medida<br />

en que <strong>un</strong> grupo se diferencia y se separa de<br />

su entorno (y debe hacerlo, como vimos, para admitir<br />

sólo miembros dedicados y aumentar su producción<br />

de bienes religiosos) se genera <strong>un</strong>a tensión<br />

creciente con la sociedad en la que existe.<br />

El grado de tensión con la sociedad es el criterio<br />

principal que estos autores utilizan para diferenciar<br />

entre iglesia y sectas.<br />

"Las firmas religiosas que se encuentran en<br />

<strong>un</strong> estado relativamente bajo de tensión (religiones<br />

de ‘bajo costo’) pueden ser identificadas como iglesias.<br />

Las firmas religiosas en <strong>un</strong> estado relativamente<br />

alto de tensión (religiones de ‘alto costo’)<br />

pueden ser identificadas como sectas y cultos."<br />

(Stark y Iannaccone 1993: 250) 6<br />

Los grupos religiosos exitosos tienden, con<br />

el tiempo, a reducir su tensión con la sociedad circ<strong>un</strong>dante.<br />

En la medida en que logran atraer<br />

miembros de estratos más afluentes, habrá presiones<br />

para disminuir sus demandas estrictas y costosas<br />

de membrecía. La disminución de los requisitos<br />

de los miembros lleva por lo general a <strong>un</strong> aumento<br />

en la cantidad de free-riders, y a <strong>un</strong>a consecuente<br />

disminución de la generación de bienes<br />

colectivos y del compromiso grupal. Cada vez que<br />

esto suceda, habrá divisiones cismáticas de grupos<br />

que intentarán restaurar altos niveles de compromiso<br />

religioso y por lo tanto de tensión con el<br />

m<strong>un</strong>do. Como han mostrado Finke y Stark (1992)<br />

en su análisis del desarrollo de los grupos religiosos<br />

en Norteamérica, son siempre las nuevas sectas<br />

que demandan altos niveles de compromiso y<br />

generan mayores bienes religiosos las que crecen<br />

y dinamizan, por lo tanto, la economía religiosa.<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS 39<br />

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"En la medida en que las firmas religiosas<br />

mayores se acomodan a la cultura secular (se secularizan)<br />

el crecimiento se concentrará entre las<br />

firmas menos acomodadas. En términos económicos,<br />

el crecimiento ocurre en áreas con aberturas<br />

en el mercado (areas with market opening)". (Finke<br />

1997: 54)<br />

c) Secularización y movilización religiosa<br />

Hasta ahora hemos visto que el <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong><br />

se caracteriza por –entre otros aportes– enfatizar<br />

el libre mercado como el estado natural de<br />

la economía religiosa; por pensar que el pluralismo<br />

fortalece las economías religiosas; por concebir<br />

a la actividad religiosa como fruto de la elección<br />

racional del individuo. Se distingue también<br />

del <strong>paradigma</strong> antiguo por su diferente visualización<br />

del proceso de secularización, sobre todo<br />

cuando ésta es considerada como <strong>un</strong> proceso creciente<br />

de pérdida de importancia de la religión para<br />

los individuos.<br />

País<br />

Islandia<br />

Dinamarca<br />

Noruega<br />

Suecia<br />

Francia<br />

Inglaterra<br />

Alemania Occid.<br />

40<br />

% Misa Semanal<br />

2<br />

3<br />

5<br />

6<br />

11<br />

14<br />

20<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS<br />

Religiosidad personal y movilización religiosa<br />

Por pensar que los efectos de <strong>un</strong> mercado<br />

regulado y de <strong>un</strong>a firma monopólica subsidiada<br />

por el estado son negativos para la dinámica de la<br />

economía religiosa, los proponentes del <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong><br />

descreen de –por lo menos– alg<strong>un</strong>os postulados<br />

del <strong>paradigma</strong> tradicional de la secularización.<br />

Especialmente, como mencioné, los que se<br />

refieren a la necesaria disminución de la religiosidad<br />

subjetiva en <strong>un</strong>a sociedad moderna.<br />

Para ellos, los altos índices de creencia en<br />

Dios que aún muestran los países europeos considerados<br />

más secularizados reflejan que existe <strong>un</strong>a<br />

demanda potencial de religión, y lo que faltan son<br />

firmas religiosas vigorosas capaces de canalizar<br />

esta demanda <strong>hacia</strong> la movilización religiosa<br />

(Stark y Iannaccone 1994).<br />

Como muestra el siguiente cuadro, los niveles<br />

de religiosidad personal en estas sociedades<br />

son bastante altos, sobre todo si se los compara<br />

con la participación activa en grupos religiosos. El<br />

número de ateos, a su vez, continúa siendo muy<br />

bajo:<br />

% Creen en Dios<br />

Fuente: World Values Survey, realizado en 1981 – 1983 (Stark y Iannaccone 1994: 245).<br />

75<br />

55<br />

68<br />

52<br />

60<br />

74<br />

70<br />

% Ateos<br />

2<br />

5<br />

3<br />

6<br />

10<br />

4<br />

3


BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34 UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA<br />

Otros datos aportados por Iannaccone y<br />

Stark (1994) muestran que, pese a que las economías<br />

religiosas europeas aún están bastante reguladas<br />

(Stark y Finke, en prensa) el crecimiento reciente<br />

de <strong>nuevo</strong>s movimientos religiosos dentro de<br />

ellas es muy importante. Los Testigos de Jehová,<br />

por ejemplo, crecieron <strong>un</strong> 72% en Europa entre<br />

1980 y 1992 (comparado con <strong>un</strong> 59% en EEUU) y<br />

ahora tienen más miembros en números absolutos<br />

en Europa que en Estados Unidos. Los grupos<br />

evangélicos y pentecostales también se desarrollaron<br />

mucho: las Asambleas de Dios, por ejemplo,<br />

crecieron en Francia <strong>un</strong> 333% entre 1980 y 1990.<br />

Considerando la cantidad de <strong>nuevo</strong>s movimientos<br />

religiosos presentes en cada país (exceptuando los<br />

cristianos y los musulmanes), las naciones europeas<br />

tienen <strong>un</strong>a tasa de movimientos por habitante<br />

que duplica a la de Estados Unidos (Stark 1993:<br />

392 – 393).<br />

Para ellos, estos datos darían la pauta de<br />

que, enfrentados con firmas vigorosas dispuestas a<br />

ofrecer activamente sus productos y en la medida<br />

en que los mercados religiosos europeos se vayan<br />

desregulando, es esperable que los individuos de<br />

estos países aumenten su participación religiosa.<br />

Secularización / desacralización<br />

Los autores afirman que el proceso que caracteriza<br />

a la sociedad moderna no es el de secularización,<br />

sino el de desacralización de la sociedad.<br />

Según Stark y Iannaccone:<br />

"En la medida en que <strong>un</strong>a firma religiosa logra<br />

el monopolio, intentará ejercer su influencia<br />

sobre otras instituciones y de esta manera, la sociedad<br />

se verá sacralizada. Por sacralizada, entendemos<br />

que los aspectos principales de la vida, desde<br />

la familia a la política, estarán imbuidos de<br />

símbolos, retórica y rituales religiosos. (…) La sacralización<br />

de la esfera política es el quid pro quo<br />

mediante el cual <strong>un</strong>a determinada firma religiosa<br />

recluta los poderes coercitivos del estado contra<br />

firmas con las cuales compite. (…) Cuando el estado,<br />

por el motivo que sea, ya no reconoce las exigencias<br />

de <strong>un</strong>a firma monopólica a la legitimidad<br />

exclusiva, deviene la desacralización. Cuando exis-<br />

te <strong>un</strong>a pluralidad de firmas religiosas, ning<strong>un</strong>a<br />

tiene suficiente poder como para mantener la sacralización."<br />

(Stark y Iannaccone 1993: 354)<br />

De esta manera, los autores se suman a otros<br />

estudiosos que en trabajos recientes señalan que<br />

es necesario precisar qué se entiende por secularización,<br />

qué características asumiría este proceso y<br />

cómo operaría de manera diversa en las distintas<br />

esferas y niveles de análisis de la actividad social<br />

(Dobbelaere 1981; Tschannen 1991, 1994; Chaves<br />

1994, 1997; Frigerio 1995; Pierucci 1997 y 1998;<br />

Yamane 1997).<br />

Para Stark, Iannaccone y Finke, a<strong>un</strong>que se<br />

puede apreciar <strong>un</strong>a declinación de la influencia de<br />

la religión en la esfera pública de la vida moderna<br />

(desacralización), ésta no necesariamente se corresponde<br />

con la disminución de la importancia de<br />

la religión en la vida de los individuos. El compromiso<br />

religioso individual, por el contrario, en la<br />

medida en que haya <strong>un</strong>a oferta religiosa más vigorosa,<br />

debería aumentar en condiciones de libre<br />

mercado 7.<br />

De cualquier manera, es necesario remarcar<br />

que el <strong>paradigma</strong> no pronostica ni la declinación ni<br />

el aumento necesario de la religión, sino que más<br />

bien, intenta explicar las variaciones en la actividad<br />

religiosa en determinadas economías religiosas,<br />

considerando a la competencia como <strong>un</strong> factor f<strong>un</strong>damental<br />

(Stark y Iannaccone 1996: 265).<br />

Afirman Stark y Finke, en <strong>un</strong> libro de próxima<br />

aparición:<br />

"…varios de nuestros críticos han intentado<br />

defender el <strong>paradigma</strong> antiguo malinterpretando<br />

nuestra teoría como incompatible con cualquier<br />

disminución importante de la participación religiosa,<br />

dejando así a la secularización como la única<br />

explicación posible de estas situaciones. Esto no<br />

es así. Lo que intentamos hacer es explicar las variaciones<br />

en la religiosidad y entonces debemos<br />

poder explicar tanto los aumentos como las disminuciones<br />

(así como los períodos de estabilidad)."<br />

(Stark y Finke, en prensa: 369)<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS 41<br />

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BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34<br />

Alcances del Nuevo Paradigma<br />

Como afirman Stark y Finke (1993), gran<br />

parte de los estudios sobre religión parten de la<br />

pres<strong>un</strong>ción de la implícita irracionalidad del comportamiento<br />

religioso. A <strong>un</strong> nivel micro de análisis,<br />

estas teorías van desde la sicología, que considera<br />

a la religión como síntoma de <strong>un</strong>a patología<br />

o como <strong>un</strong>a ilusión, a la concepción marxista de<br />

la religión como falsa conciencia o a los trabajos<br />

que ven la supervivencia de la religión como producto<br />

de la ignorancia y la poca cultura de los individuos<br />

que la practican. Estas posiciones no parecen<br />

ser apoyadas por estudios empíricos, en la<br />

medida en que la mayor parte de los trabajos publicados<br />

muestran <strong>un</strong>a relación positiva entre religión<br />

y salud mental; que la religión puede apoyar<br />

tanto causas conservadoras como progresistas<br />

o que parece haber <strong>un</strong>a asociación positiva entre<br />

compromiso religioso y clase social (Stark y Finke<br />

1993: 111 – 112). Tampoco concuerdan con lo que<br />

llaman "teorías irracionalistas macro"; la idea de<br />

que "la religión aumenta y disminuye como respuesta<br />

a periódicas intensificaciones de condiciones<br />

favorables –cuando la miseria y el miedo empujan<br />

a la gente <strong>hacia</strong> la fe" (Stark y Finke 1993:<br />

113). Por ello muestran cómo varias de las "explosiones"<br />

religiosas recientes (la de <strong>nuevo</strong>s movimientos<br />

religiosos; de cultos de origen oriental y<br />

de iglesias evangélicas durante los 60s, y parte de<br />

los 70s) son el resultado en realidad de procesos<br />

que ya llevaban <strong>un</strong> cierto tiempo, catalizados luego<br />

por ciertas desregulaciones estratégicas en<br />

áreas de la economía religiosas.<br />

La explicación de que la religión aumenta<br />

en épocas de crisis (económicas, sociales, culturales,<br />

de la modernidad, etc.) es a menudo aceptada<br />

acríticamente en nuestro medio, pero sin <strong>un</strong>a clara<br />

explicitación de en qué consistiría la crisis, cómo<br />

mediríamos su intensidad o de cuáles serían<br />

los mecanismos mediante los cuales tal situación<br />

produciría actividad religiosa. Este argumento, sobre<br />

todo, no resulta mínimamente adecuado para<br />

explicar por qué alg<strong>un</strong>os grupos crecen más que<br />

otros, por qué son siempre las religiones introducidas<br />

o desarrolladas recientemente las que más<br />

42<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS<br />

crecen, y por qué los grupos exitosos tienen ciertas<br />

características y no otras.<br />

El <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong>, a<strong>un</strong>que ciertamente no<br />

tiene todas las respuestas a nuestras preg<strong>un</strong>tas,<br />

permite al menos considerar los hechos desde <strong>un</strong>a<br />

perspectiva distinta, ofreciendo <strong>un</strong>a serie de herramientas<br />

conceptuales particularmente apropiadas<br />

para analizar el éxito diferencial de los grupos y<br />

también la elección diferencial que los individuos<br />

realizan de éstos. Desde el lado de la demanda,<br />

considera a la actividad religiosa como fruto de la<br />

elección racional de los individuos –quienes evalúan<br />

costos y beneficios e intentan maximizar sus<br />

beneficios netos– y ayuda portando a enfatizar<br />

más el rol de la agencia humana en los procesos<br />

religiosos 8. La misma perspectiva aplicada ahora<br />

al lado de la oferta religiosa, permite apreciar también<br />

cuáles serían los comportamientos maximizantes<br />

(maximizing behaviors) de las firmas –que<br />

serían beneficiados por las fuerzas evolutivas aún<br />

si los agentes religiosos no los realizaran con esta<br />

intención (Iannaccone 1997: 27). Por último, la<br />

teoría toma en especial consideración al contexto,<br />

especialmente el mercado religioso, examinando<br />

cómo su grado de regulación "restringe la competencia,<br />

cambiando los incentivos y oport<strong>un</strong>idades<br />

para los productores religiosos (iglesias, predicadores,<br />

etc.) así como las opciones viables para los<br />

consumidores religiosos (miembros de los grupos)"<br />

(Finke 1990:49). En suma, la perspectiva trabaja<br />

principalmente con tres niveles: el nivel individual<br />

(cómo los individuos realizan comportamientos<br />

religiosos maximizantes de sus beneficios), el grupal<br />

(cómo las instituciones crean <strong>un</strong>a demanda o<br />

se adaptan a <strong>un</strong> determinado nicho del mercado)<br />

y el contextual (el grado de regulación del mercado<br />

religioso). Los estudios particulares pueden privilegiar<br />

<strong>un</strong>o u otro nivel de análisis.<br />

El <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> trae alg<strong>un</strong>os beneficios<br />

para la sociología de la religión. Por <strong>un</strong> lado, permite<br />

ligar los estudios sobre religión a los realizados<br />

en otras áreas de la vida humana, donde los<br />

trabajos sobre rational choice han sido particularmente<br />

fructíferos (Hechter y Kanazawa 1997). Por<br />

otro lado, porque como bien explica Stark (1997)


BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34 UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA<br />

en su historia del desarrollo de la perspectiva, ésta<br />

resulta de <strong>un</strong> esfuerzo deliberado de traer la teoría<br />

de <strong>nuevo</strong> dentro de la sociología de la religión –el<br />

título de su artículo es precisamente "Bringing theory<br />

back in". A la vez, como afirma Iannaccone,<br />

"presupone <strong>un</strong> compromiso con los objetivos y los<br />

métodos de la ciencia en general (…) <strong>un</strong>a búsqueda<br />

de las leyes del comportamiento que satisfaga<br />

los criterios de objetividad, reproductibilidad y refutabilidad"<br />

(Iannaccone 1997: 27).<br />

El <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> tiene <strong>un</strong>a ventaja respecto<br />

del viejo, y es que toma a la situación actual<br />

de la religión como <strong>un</strong>a realidad en sí misma, y no<br />

la compara (explícita o implícitamente) con <strong>un</strong>a<br />

supuesta situación privilegiada anterior –respecto<br />

de la cual la forma actual sería <strong>un</strong>a degeneración.<br />

Rompe con el presupuesto Durkheimiano –sustentado<br />

también por Berger– de que la religión tenía<br />

–y por lo tanto, debe tener– como f<strong>un</strong>ción integrar<br />

moralmente la sociedad y que si no lo hace es <strong>un</strong>a<br />

versión degenerada o poco importante de la "verdadera"<br />

religión 9.<br />

El <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> empieza con la situación<br />

de mercado, y analiza las consecuencias de la<br />

competencia y la desregulación para la economía<br />

religiosa –sin comparar implícitamente con <strong>un</strong>a situación<br />

anterior de no-mercado. De la misma manera,<br />

utiliza la teoría de la elección racional y el<br />

modelo del mercado como modelo teórico. Llamar<br />

a la religión “producto" (commodity) y a las iglesias<br />

“firmas religiosas" no implica <strong>un</strong> juicio de valor sobre<br />

la naturaleza de la actividad religiosa así calificada,<br />

sino solamente aplicar alg<strong>un</strong>as de las percepciones<br />

(insights) de la teoría económica a la explicación<br />

de comportamientos religiosos (Stark 1997:<br />

17) 10. El <strong>paradigma</strong> anterior (como expresado por<br />

Berger), por el contrario, sí realiza <strong>un</strong> juicio de valor<br />

al considerar que toda <strong>un</strong>a serie de consecuencias<br />

negativas advienen del hecho de que la actividad<br />

religiosa sea dominada por al “lógica" de la<br />

economía de mercados –entre ellos burocratización,<br />

ecumenización, posibilidad de cambio, modas religiosas,<br />

etc. (Berger 1971: 169 – 186) 11.<br />

Por último, el <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> no sólo pone<br />

<strong>un</strong> énfasis inédito en la oferta –en el compor-<br />

tamiento de firmas religiosas no subsidiadas que<br />

deben crear <strong>un</strong>a demanda, y movilizar a sus potenciales<br />

y actuales miembros– sino que, sobre todo,<br />

postula mecanismos predecibles por la teoría,<br />

y pasibles de ser refutados empíricamente. Los<br />

análisis que enfatizan principalmente variaciones<br />

en la demanda (características socio-económicas o<br />

sociológicas de los consumidores; ciclos culturales;<br />

crisis económicas) rara vez presentan datos<br />

empíricos que demuestren las variaciones que presuponen<br />

ni tampoco especifican cuáles son los<br />

mecanismos que llevan de determinadas características<br />

personales a <strong>un</strong>a elección religiosa.<br />

El énfasis en el grado de desregulación del<br />

mercado religioso (en términos operacionalizables)<br />

y en la presencia de firmas vigorosas no subsidiadas,<br />

permite explicar variaciones en la actividad<br />

religiosa, sin postular necesariamente la desaparición<br />

o el crecimiento de la religión. Más allá del<br />

status que finalmente adquiera el <strong>paradigma</strong> dentro<br />

del estudio de la religión (si realmente se consolidará<br />

como el <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> o será <strong>un</strong>a de<br />

las tantas perspectivas teóricas posibles) lo cierto<br />

es que se ha convertido en el centro de la discusión<br />

académica en las revistas y congresos de sociología<br />

de la religión en Estados Unidos 12.<br />

Como he mostrado en otro trabajo a través<br />

del análisis de alg<strong>un</strong>os desarrollos recientes de la<br />

economía religiosa argentina (Frigerio 1998), el<br />

<strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> también puede ser utilizado con<br />

provecho para comprender la realidad latinoamericana.<br />

Sin embargo, tanto alg<strong>un</strong>os datos de nuestra<br />

realidad religiosa como otros estudios que se<br />

vienen realizando en la sociología de la religión y<br />

en la de los movimientos sociales, muestran alg<strong>un</strong>as<br />

falencias del mismo que deberían ser tomadas<br />

en cuenta.<br />

Las mayores críticas que el modelo ha recibido<br />

a nivel conceptual se refieren a sus presuposiciones<br />

sobre el comportamiento de los individuos,<br />

especialmente a cómo y por qué éstos realizan<br />

<strong>un</strong>a determinada elección religiosa. Aún autores<br />

que simpatizan con el modelo consideran que<br />

su tratamiento de las elecciones individuales es insuficiente,<br />

ya que no tomaría en cuenta los valores<br />

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de los individuos (Hechter 1997), las influencias<br />

sociales (Sherkat 1997) y tampoco consideraciones<br />

de status, movilidad social y normas grupales<br />

(Sherkat y Wilson 1995) –críticas que son aplicables<br />

a la teoría de rational choice en general<br />

(Hechter y Kanazawa 1997).<br />

Aún cuando todavía no fue mencionado en<br />

la literatura, sería necesario ajustar la idea propuesta<br />

por el <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> del individuo que<br />

escoge su grupo intentando maximizar sus beneficios,<br />

a la que surge de los estudios de conversión<br />

y de la afiliación a movimientos sociales que<br />

muestra a <strong>un</strong> individuo realizando varias opciones<br />

(por entrar y luego por permanecer) a lo largo de<br />

su carrera religiosa o de compromiso con <strong>un</strong> grupo<br />

(Carozzi y Frigerio 1994). A<strong>un</strong>que la noción de<br />

que el individuo intenta maximizar su beneficio<br />

con la participación religiosa no es incompatible<br />

con esta última, sí hay que considerar que no hay<br />

<strong>un</strong>a opción en <strong>un</strong> momento determinado, sino varias<br />

a lo largo del tiempo, con incentivos que se<br />

van modificando de acuerdo a cómo evoluciona la<br />

relación del individuo con el grupo (Zurcher y<br />

Snow 1981, Mauss 1993, Frigerio 1997, 1998).<br />

Warner, quien como vimos fue el primero en<br />

an<strong>un</strong>ciar el desarrollo de <strong>un</strong> <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong><br />

(1993), a su vez considera que es algo <strong>un</strong>idimensional<br />

considerar a la strictness como la llave de<br />

la vitalidad de los grupos religiosos y que quizás<br />

otros factores (como la adecuación del mensaje religioso<br />

a las masas y no a la élite) pueden ser aún<br />

más influyentes (1997) 13. Esta observación resulta<br />

particularmente relevante para nuestro medio,<br />

donde podemos apreciar que el crecimiento de los<br />

grupos (neo) pentecostales se da cuando reducen<br />

su strictness –tal como definida por Iannaccone. O<br />

quizás haya que considerar que los pentecostales<br />

clásicos habían sobrepasado el nivel óptimo de<br />

strictness y la versión neo-pentecostal la volvió a<br />

acercar a ese nivel.<br />

Mi propia experiencia también muestra que<br />

es necesario tomar en cuenta otras características<br />

que van más allá de la strictness y la eliminación de<br />

los free-riders. Como argumenté en otros trabajos,<br />

los grupos que crecen en nuestra área geográfica<br />

44<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS<br />

parecen tener ciertas características en común: 1)<br />

la oferta de compensadores específicos (servicios<br />

mágicos) y la capacidad de encauzar la demanda<br />

de éstos a la de compensadores más generales (Frigerio<br />

1998); 2) logran <strong>un</strong>a exitosa alineación de<br />

los marcos interpretativos del grupo con los de sus<br />

potenciales miembros (Frigerio 1997) y 3) alientan<br />

la participación de sus miembros en la medida de<br />

sus posibilidades en las actividades grupales (Frigerio<br />

1995). Considerar estas características implica<br />

avanzar en el análisis desde la oferta religiosa<br />

y prof<strong>un</strong>dizar nuestro conocimiento de los mecanismos<br />

de creación de compromiso con los grupos<br />

religiosos<br />

NOTAS<br />

1. Apoyándose en trabajos de varios historiadores,<br />

cuestionan la supuesta religiosidad homogénea<br />

que habría caracterizado a la Edad Media –el p<strong>un</strong>to<br />

álgido a partir del cual la religión habría comenzado<br />

a declinar. La participación religiosa en<br />

la época era probablemente menor que la actual,<br />

dada la escasez de sacerdotes, más aún en zonas<br />

rurales, donde vivía la mayor parte de la población.<br />

Según el historiador Delumeau (1977) y la<br />

antropóloga Schneider (1990), la religión de la Europa<br />

medieval estaba en realidad más cerca del<br />

animismo y los santos católicos eran tan sólo <strong>un</strong>a<br />

parte de los seres espirituales a los cuales los campesinos<br />

recurrían en busca de protección y ayuda.<br />

2. Aquí reside otra diferencia importante entre el<br />

<strong>paradigma</strong> de Stark, Iannacccone y Finke y el antiguo,<br />

personificado por Berger. Para éste, la religión<br />

se legitimaba –social, pero también individualmente–<br />

en la medida en que era practicada<br />

por todos los miembros de la sociedad –cuanto<br />

más amplia su estructura de plausibilidad, mayor<br />

la legitimidad de la religión, tanto objetiva, como<br />

subjetivamente. Para quienes sostienen el <strong>nuevo</strong><br />

<strong>paradigma</strong>, la legitimación subjetiva –o sea para el<br />

individuo– de <strong>un</strong>a religión se da a través de la<br />

participación en <strong>un</strong> grupo religioso determinado.<br />

El grado de legitimación social de <strong>un</strong>a determinada<br />

religión no afecta su credibilidad para sus


BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34 UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA<br />

miembros. Este énfasis mayor en el carácter grupal<br />

e interactivo de la legitimación religiosa encuentra<br />

su apoyo en la bibliografía actual sobre<br />

conversión religiosa (Carozzi y Frigerio 1994).<br />

3. Los autores no se refieren aquí a costos monetarios.<br />

Según Iannaccone y Stark, los costos serían<br />

principalmente de dos tipos: estigmas y sacrificios.<br />

Los estigmas abarcarían todos los aspectos desviantes<br />

socialmente de los cuales <strong>un</strong> individuo<br />

participaría por formar parte de <strong>un</strong> grupo (no beber,<br />

no bailar, utilizar determinada vestimenta,<br />

afeitarse la cabeza, etc.). Los sacrificios serían las<br />

inversiones (materiales y humanas) y las oport<strong>un</strong>idades<br />

perdidas afrontadas por los individuos por<br />

formar parte de <strong>un</strong> grupo.<br />

4. A través del análisis de datos del General Social<br />

Survey y del Yearbook of the American and Canadian<br />

Churches, Iannaccone, Stark y Olson (1995)<br />

muestran que las denominaciones establecidas tienen<br />

poco éxito en la movilización de recursos y<br />

<strong>un</strong> crecimiento nulo, mientras que grupos sectarios<br />

(estrictos, según su definición de secta) como<br />

los Mormones y los Testigos de Jehová muestran<br />

altos niveles de movilización de recursos y de crecimiento.<br />

En este trabajo realizan también <strong>un</strong>a<br />

comparación interesante: miden la “participación<br />

en el mercado" (market share) religioso de cuatro<br />

maneras diferentes: 1- cantidad de miembros; 2cantidad<br />

que va a misa los domingos; 3- cantidad<br />

que asiste durante la semana y 4- contribuciones<br />

monetarias. Para tomar <strong>un</strong> solo ejemplo de los varios<br />

que dan: según el criterio 1, las "sectas" (f<strong>un</strong>damentalistas,<br />

pentecostales, Mormones, Testigos<br />

y otros) tienen <strong>un</strong> 12% del mercado; según el criterio<br />

2 (presencia en misa dominical), suben a<br />

16%; según el criterio 4 (contribuciones monetarias)<br />

tienen algo más del 20%, y según el criterio<br />

3 (asistencia varias veces por semana) tienen más<br />

de <strong>un</strong> tercio del mercado, más que los católicos y<br />

los protestantes históricos j<strong>un</strong>tos.<br />

5. Para Iannaccone, “<strong>un</strong>a strictness exitosa debe<br />

involucrar el sacrificio de recursos y oport<strong>un</strong>idades<br />

externas que el grupo puede reemplazar (…) <strong>un</strong><br />

grupo puede prohibir o desechar sólo aquellas<br />

‘mercancías’ para las cuales ofrece <strong>un</strong> substituto<br />

parecido. Una strictness arbitraria fracasará tanto<br />

como <strong>un</strong>a excesiva, ya que ser estricto acerca de<br />

los objetos equivocados será percibido como ser<br />

excesivamente estricto". (1994: 1204) Para este<br />

autor, la Iglesia Católica luego del Vaticano II, ha<br />

incurrido en este error, llegando a <strong>un</strong>a situación<br />

en que ha dejado de lado elementos que la distinguían<br />

en las áreas de liturgia, teología y formas de<br />

vida y manteniendo, a la vez, las demandas que<br />

sus miembros y potenciales sacerdotes y monjas<br />

parecen estar menos dispuestos a aceptar –el celibato<br />

y el control de la reproducción.<br />

6. La diferencia entre estos dos últimos grupos, residiría<br />

en que las sectas compartirían la misma<br />

tradición religiosa que las iglesias de <strong>un</strong>a determinada<br />

sociedad –de hecho constituirían grupos cismáticos<br />

de alg<strong>un</strong>a iglesia. Los cultos, por el contrario,<br />

no comparten la tradición religiosa de las<br />

iglesias de <strong>un</strong>a sociedad por haberse originado en<br />

otra sociedad, o por ser <strong>un</strong> producto de la innovación<br />

cultural (Stark y Iannaccone 1993: 251; Stark<br />

y Bainbridge 1996: 124).<br />

7. La posición exacta de los tres principales exponentes<br />

del <strong>nuevo</strong> <strong>paradigma</strong> (Stark, Finke y Iannaccone)<br />

respecto del <strong>paradigma</strong> tradicional de la<br />

secularización resulta todavía algo difícil de precisar,<br />

ya que exhibe alg<strong>un</strong>os cambios y matices a lo<br />

largo de sus numerosos artículos. En el trabajo<br />

clásico de Stark y Bainbridge (1985) se consideraba<br />

que era <strong>un</strong> proceso autolimitante, en la medida<br />

en que los grupos religiosos secularizados (iglesias)<br />

daban origen a sectas cismáticas no secularizadas.<br />

En <strong>un</strong> trabajo en 1993, Stark afirma "one of<br />

our earliest results was the thesis that secularization<br />

is a self-limiting process that, among other<br />

things, stimulates new religious movements. Subsequently,<br />

I have modified this formulation, dispensing<br />

with the notion of secularization and<br />

simply postulating that deviant religious organizations<br />

will prosper to the extent that conventional<br />

religious organizations are weak" (1993: 389) …".<br />

En otro trabajo con Iannaccone en ese año distingue,<br />

como vimos, entre desacralización y secularización,<br />

afirmando "many scholars mistakenly refer<br />

to the process of desacralization as secularization,<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS 45<br />

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BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34<br />

thus linking a decline in the influence of the<br />

erstwhile monopoly firm to a loss of religious influence<br />

in general (…) We would agree to apply the<br />

term secularization to an overall pattern of religious<br />

decline, a genuine rejection of supernaturalism<br />

and otherworldliness (…) We do not detect<br />

any consistent pattern of overall religious decline<br />

in the modern world" (Stark y Iannaccone 1993:<br />

254). En <strong>un</strong> libro de próxima aparición (así como<br />

en Stark y Iannaccone 1996), Stark y Finke señalan<br />

que están interesados en estudiar las variaciones,<br />

tanto la disminución como el aumento. De todas<br />

estas citas parece desprenderse que los autores<br />

se muestran especialmente críticos de alg<strong>un</strong>os de<br />

los conceptos del <strong>paradigma</strong> tradicional de la secularización.<br />

No parecen estar en desacuerdo con<br />

que existe diferenciación, racionalización y m<strong>un</strong>danización<br />

(aparentemente contemplados en su<br />

concepto de "desacralización de la sociedad"). Sin<br />

embargo no parecen creer que estos procesos lleven<br />

al "desencantamiento del m<strong>un</strong>do" ni al "colapso<br />

de la cosmovisión" y la "no-creencia" (Tschannen<br />

1991). La diferencia más importante entre<br />

los distintos autores que tratan el tema de la<br />

secularización parece estar en el nivel de análisis<br />

(social o individual) que se priorice para detectar<br />

el grado de influencia o presencia de la religión.<br />

8. Iannaccone señala que la hipótesis de que el<br />

comportamiento intenta maximizar los beneficios<br />

es <strong>un</strong>a pres<strong>un</strong>ción simplificadora, empleada y evaluada<br />

dentro del contexto de modelos predictivos<br />

que son ellos mismos representaciones simplificadas<br />

de la realidad. En sus palabras, "se puede afirmar<br />

la utilidad de esta pres<strong>un</strong>ción sin creer por <strong>un</strong><br />

momento que la gente siempre actúa lógicamente,<br />

eficientemente o de acuerdo con su interés propio.<br />

No pretendo saber que las personas son realmente<br />

racionales. Solamente sé que las pres<strong>un</strong>ciones de<br />

la teoría de rational choice han sido particularmente<br />

fructíferas para las ciencias sociales (especialmente<br />

en economía); que la teoría de rational<br />

choice es apropiada para la tarea de construir y<br />

testear modelos formales de comportamiento humano,<br />

y que esta teoría no ha sido utilizada casi<br />

en el área de la religión." (Iannaccone 1997: 26)<br />

46<br />

BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS<br />

9. Ver Collins (1997) para <strong>un</strong>a detallada comparación<br />

de las teorías de Durkheim, Weber y Stark y<br />

Bainbridge.<br />

10. Ver la intervención de Negrão (1994) en el debate<br />

"As falacias religiosas do mercado" para <strong>un</strong>a<br />

excelente discusión de este p<strong>un</strong>to.<br />

11. Aquí valen dos observaciones. La primera, la<br />

de Warner, quien señala la inadecuación de la afirmación<br />

de Berger para la economía religiosa americana.<br />

En efecto, dada la antigüedad del mercado<br />

religioso en aquel país, son pocas las organizaciones<br />

religiosas que debieron adaptarse a esta nueva<br />

situación, ya que la mayor parte de ellas ya nació<br />

dentro de <strong>un</strong> mercado (Warner 1993: 1054). Por<br />

otro lado, Lie (1997: 342) señala que, pese a que el<br />

"mercado" es <strong>un</strong>a categoría central de la economía,<br />

la mayor parte de los trabajos de teoría o historia<br />

de la economía no discuten el concepto en<br />

prof<strong>un</strong>didad. De hecho, según este autor "la propia<br />

abstracción del mercado –su indeterminación<br />

ontológica permite su aplicabilidad <strong>un</strong>iversal. La<br />

estructura analítica desarrollada para el mercado<br />

abstracto, en otras palabras, puede ser usada para<br />

esferas distintas del mercado precisamente porque<br />

no hay nada particular sobre la institución o la estructura<br />

del mercado abstracto" (Lie 1997: 342). La<br />

"lógica" del mercado, por lo tanto, no existe independientemente<br />

de la teoría (económica o social)<br />

que se adopte (implícita o explícitamente) para<br />

analizarlo.<br />

12. A<strong>un</strong>que ha cosechado adhesiones (Hamberg y<br />

Petterson 1994, 1997; Petterson y Hamberg 1997)<br />

y críticas en Europa (Bruce 1992, 1995), esta polémica<br />

se ha dado principalmente a través de revistas<br />

americanas.<br />

13. Iannaccone, en realidad, quiere ser <strong>un</strong>idimensional,<br />

ya que para realizar <strong>un</strong> análisis formal desea<br />

reducir los rasgos de las iglesias estrictas a <strong>un</strong>o<br />

sólo: "el grado en que <strong>un</strong> grupo limita y por lo<br />

tanto incrementa el costo de actividades fuera del<br />

grupo, como socializar con miembros de otras denominaciones<br />

o disfrutar pasatiempos seculares".<br />

(Iannaccone 1994: 1182)


BOLETÍN DE LECTURAS SOCIALES Y ECONÓMICAS - UCA - FCSE - AÑO 7 - Nº 34 UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA<br />

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