Historia y Sociabilidad - Servicio de Publicaciones de la ...

Historia y Sociabilidad

JUAN B. VILAR
ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
(Coords.)
Historia y Sociabilidad
Homenaje a la Profesora
MARÍA DEL CARMEN MELENDRERAS GIMENO

Historia y sociabilidad : homenaje a la profesora María del Carmen Melendreras
Gimeno / Juan B. Vilar, Antonio Peñafiel Ramón, Antonio Irigoyen López (coords.).–
Murcia: Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2007
642 p.
ISBN: 978-84-8371-654-0
1. Melendreras Gimeno, María del Carmen – Homenajes. – 2. Historia – Colecciones
de escritos.– 3. Interacción social – Colecciones de escritos.– I. Vilar, Juan Bautista.–
II. Peñafi el Ramón, Antonio.– III. Irigoyen López, Antonio.
929 Melendreras Gimeno, María del Carmen
9(082.2)
316.47(082.2)
1ª Edición, 2007
Reservados todos los derechos. De acuerdo con la le gis la ción vigente, y bajo las sanciones en ella
previstas, queda to tal men te prohibida la re pro duc ción y/o trasmisión par cial o total de este libro,
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cua les quie ra otros pro ce di mien tos que la técnica permita o pueda per mi tir en el fu tu ro, sin la ex pre sa
autorización por escrito de los pro pie ta rios del co pyrig ht.
© Universidad de Murcia, Servicio de Publicaciones, 2007
ISBN: 978-84-8371-659-5
Depósito Legal: MU-306-2007
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SUMARIO
PRESENTACIÓN ............................................................................................ 15
José Antonio Cobacho Gómez
Rector Magnífico de la Universidad de Murcia
PRESENTACIÓN ............................................................................................ 17
Francisco Javier Guillamón Álvarez
Presidente del Consejo Territorial de la CAM en Murcia
DEDICATORIA ............................................................................................... 19
Estanislao Ramón Trives
PENSAMIENTO, FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y MARCO JURÍDICO
Notas sobre el lenguaje de la historia ............................................................. 23
Mariano Hurtado Bautista
Historias no es el plural de Historia ............................................................... 29
Ramón Almela Pérez
Creatividad y canon pictórico ......................................................................... 45
Ricardo Escavy Marsilla
Neomarxismo y uso alternativo del Derecho .................................................. 61
Alberto Montoro Ballesteros
9

10 ÍNDICE
La elección de los jueces durante la Revolución Francesa: un intento fallido
de ruptura institucional .................................................................................... 77
María Magnolia Pardo López
Antecedentes históricos del delito solidario de omisión de los deberes de los
particulares de reprimir los delitos .................................................................. 95
Pedro Ángel Rubio Lara
Formas históricas y actuales de nombramiento de Autoridades públicas ...... 109
Francisco M. García Costa
EL ÁMBITO GEOGRÁFICO
El desarrollo local en España. Su reflejo en la comunidad de Murcia .......... 129
Aurelio Cebrián Abellán
Interés de noticias y datos históricos para la interpretación geomorfológica
del paisaje en Baños de Mula ......................................................................... 149
Martín J. Lillo Carpio y Juan M. Hernández Huéscar
DE LA PREHISTORIA AL MEDIEVO
Útiles de esparto en la prehistoria reciente: evidencias arqueológicas .......... 171
María Manuela Ayala Juan y Sacramento Jiménez Lorente
Las inversiones suntuarias de la nobleza a fines de la Edad Media .............. 197
María Martínez Martínez y Gloria Lora Serrano
EL MUNDO MODERNO
Reflexiones sobre la figura del padre en la Edad Moderna ........................... 223
Juan Hernández Franco
Nicolás de Bussy reflejado en la pintura. Una posible fuente para el conocimiento
de su obra ............................................................................................ 231
Germán Ramallo Asensio
Aproximación a la metodología sobre los bienes patrimoniales de los jurados 245
María Trinidad López García

ÍNDICE 11
Su Majestad quiere gobernar: la Administración española en Indias durante
los siglos XVI y XVII ..................................................................................... 259
Juan Andreo García
El Leviatán en Castilla o la práctica de la soberanía monárquica en la transición
de los siglos XVII y XVIII ..................................................................... 285
Francisco J. Guillamón Álvarez y Julio D. Muñoz Rodríguez
El proyecto para la fachada de la ermita de la Fuensanta, de Toribio Martínez
de la Vega ........................................................................................................ 301
Virginia de Mergelina Cano-Manuel y Mª del Carmen Sánchez-Rojas Fenoll
Vidas paralelas: el Cardenal Belluga y el Papa Juan Pablo II ....................... 313
José Jesús García Hourcade y Antonio Irigoyen López
Ópera de Corte y presencia mitológica en la España de los primeros Borbones. 329
María Teresa Beltrán Noguer y Antonio Peñafiel Ramón
La Real Academia de la Historia y las Memorias de 1796: los godos en la
idea de la identidad nacional española ............................................................ 347
Rafael González Fernández y Miguel P. Sánchez Gómez
París: encrucijada de historia y cultura a través de calles y plazas ............... 365
María Teresa Muñoz Zielinski
ENTRE LA CONTEMPORANEIDAD Y NUESTRO TIEMPO
La Real Sociedad Patriótica de La Havana y la primera biblioteca pública
de la isla ........................................................................................................... 377
Juan José Sánchez Baena y Celia Chaín Navarro
El Cuerpo de Ingenieros de Marina: historia y evolución a lo largo de los
siglos XVIII y XIX ......................................................................................... 395
Cristina Roda Alcantud
La Cofradía de Jesús: nobleza y clero de Murcia en la Guerra de la Independencia
............................................................................................................... 409
Vicente Montojo Montojo

12 ÍNDICE
El largo exilio en Alemania y Suiza (1814-1848) del bibliófilo y crítico
literario Álvaro Agustín de Liaño, emigrado liberal y disidente religioso .... 423
Juan B. Vilar
Selgas, periodista, cronista de guerra e historiador. La guerra franco-prusiana 433
Joaquín Hernández Serna y María Dolores Fernández Polo
Esperanza, realidad y tragedia: el municipio de Archena durante la II República
y la Guerra civil ............................................................................................... 457
Carmen González Martínez
Alcohol y política: otras formas de resistencia y oposición al régimen franquista
(Cartagena, 1939-1956) ........................................................................ 473
Pedro Mª Egea Bruno
La percepción política de las mujeres a través de las historias de vida ........ 487
Encarna Nicolás Marín
Madres e hijaas. Apuntes para una historia cultural del feminismo .............. 499
Isabel Marín Gómez
PASADO Y PRESENTE DESDE LA LENGUA Y LA LITERATURA
¿Atracción modal o subjuntivo como modo? ................................................. 515
Ángela Sánchez-Lafuente Andrés
El renacimiento de la literatura provenzal en España, discurso de entrada de
D. Juan Navarro Reverter en la Real Academia de la Lengua Española ....... 525
Juana Castaño Ruiz
Los destinatarios de La despedida en los Congés de Jean Bodel, de Baude
Fastoul y de Adam de la Halle ........................................................................ 541
Antonia Martínez Pérez
Ambrosio de Salazar, lexicógrafo ................................................................... 555
María Isabel López Martínez y Eulalia Hernández Sánchez
Fama y declive de Ramón de Campoamor...................................................... 571
Francisco Javier Díez de Revenga

ÍNDICE 13
La mujer y otros aspectos sociopolíticos de la poesía de posguerra .............. 583
Francisca Franco Carrilero
Una lectura de “La Casa de Asterión” de Jorge Luis Borges ........................ 595
Francisca Moya del Baño
Todos los sueños del mundo. El mundo animal en la obra de Javier Reverte 609
Josefa López Alcaraz
Obabakoak o el viejo arte de contar historias ................................................ 625
Ana L. Baquero Escudero
TABULA GRATULATORIA ....................................................................... 639

PRESENTACIÓN
Nos dejó nuestra querida y recordada compañera y amiga María del Carmen
Melendreras Gimeno, Profesora Titular en la Facultad de Letras y claustral de
nuestra Universidad durante varias etapas académicas.
María del Carmen, nacida en Murcia en 8 de junio de 1940, y formada en
nuestra Universidad, se incorporó al cuadro docente de la misma en 1969 como
Profesora contratada, pasando a ser en 1976 Adjunta interina, y en 1988 Profesora
Titular, siempre a tiempo completo. En esta situación permanecería hasta su prematura
e infortunada desaparición en 31 de mayo de 2005, al término de enfermedad
larga y penosa que sobrellevó con entereza admirable.
La doctora Melendreras compatibilizó su labor docente a todas luces ejemplar
durantes esos treinta y seis años, con la función investigadora, teniendo en su haber
la participación en seis proyectos de investigación, cuatro libros y un conjunto
de artículos científicos aparecidos en diferentes revistas especializadas y en otras
publicaciones de prestigio. Sus líneas de investigación, centradas en el siglo XVIII
y en el tránsito del mundo moderno a la contemporaneidad, han fluctuado entre la
demografía histórica, las transformaciones socioeconómicas y administrativas, y
la proyección internacional de España. A saber, sus libros El municipio de Murcia
en el censo de Floridablanca (1987), Las campañas de Italia durante los años 1743-
1748 (1988), Economía murciana durante la Guerra de la Independencia (2000) y La
base naval en el puerto de Cartagena en el siglo XVIII. También diferentes estudios
sobre cuestiones más concretas, especialmente los incidentes sobre la repoblación
en Murcia, la administración concejil murciana, las rentas del Cabildo catedral de
Murcia, pleitos por cuestiones de dinero entre el Concejo murciano y algún instituto
religioso de esta localidad, y en particular dos novedosas y excelentes investigaciones
sobre los gitanos como minoría marginada en el siglo XVIII.
15

16 PRESENTACIÓN
A todo ello cabe sumar siete memorias de licenciatura dirigidas sobre temas
de su especialidad, ya leídas, y una tesis doctoral próxima a serlo; comunicaciones
presentadas en varios congresos y jornadas; cinco cursos de doctorado impartidos;
la coordinación de otros siete cursos y seminarios organizados por diferentes grupos
de investigación del Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y de
América en colaboración con entidades diversas, y finalmente su especial dedicación
al expresado Departamento, cuya secretaría desempeñó durante trece años en la
difícil andadura inicial del mismo.
Cuanto llevo referido justifica sobradamente el homenaje que compañeros y
amigos han querido rendir muy merecidamente a la memoria de la Dra. Melendreras
Gimeno. Pero yo quisiera resaltar, aparte las excelentes cualidades profesionales que
concurrían en María del Carmen, las propiamente personales. Muy en especial su
talante generoso, afectivo y próximo, no sólo con amigos y compañeros, sino también
y sobre todo con los alumnos, la hacen acreedora de nuestro afecto y respeto. Por
todo ello María del Carmen Melendreras vivirá siempre en la memoria de cuantos
tuvimos la suerte y el honor de conocerla y de tratarla.
José Antonio Cobacho Gómez
Rector de la Universidad de Murcia

PRESENTACIÓN
María del Carmen Melendreras Gimeno fue durante muchos años una persona
muy querida y muy ligada a nuestra Facultad, primero cuando era Facultad de
Filosofía y Letras, y a partir de 1980 como Facultad de Letras.
Las aulas, el patio con la escalera y las palmeras haciendo guiños al sol,
los pasillos, los compañeros y alumnos han dejado de escuchar su peculiar voz
especialmente dotada para la docencia. Los años pasan y el tiempo parece que
lo puede todo. Maricarmen como historiadora lo sabía y precisamente por eso,
gustaba marcarlo indefectiblemente, señalando lo que ella creía eran los hitos más
importantes de la vida universitaria: preparar las clases, ayudar cariñosamente a
los alumnos como si fueran criaturas desvalidas, cuidar a los amigos, defender sus
ideas, sobrevivir honestamente a los cambios que se producían y sobre todo querer
con toda la fuerza a su familia.
Alternó momentos muy felices con otros muy amargos. Encontró en el dolor una
manera de aferrarse con toda la dignidad del mundo a la vida, mientras que con
energía y braveza se mantenía pendiente de los suyos: su madre, sus hermanos, sus
familiares y amigos, con un extraordinario sentido de la lealtad. Su carácter fuerte
y alegre hace que resulte muy fácil a los que la conocieron imaginar y reconocer
el gesto de asumir una fortaleza sin fisuras ante las contrariedades, dejando muy
pocas veces lugar a que se le vieran las lágrimas.
Esta universidad murciana, siempre de frontera, de varios nacimientos y tan
acostumbrada a desaires burocráticos, no puede ni debe olvidar a quien dedicó tantos
días y trabajos al alma mater. Este homenaje de tus amigos quiere demostrarlo.
Adiós y hasta siempre Melen.
F. Javier Guillamón Álvarez
Presidente del Consejo Territorial de la CAM en Murcia
17

Para Mari Carmen Melendreras, que fue gran amiga
Me he enterado ya muy tarde de este homenaje postrero,
Y sólo al despiste debo haberte creído viva
Cuando ya te habías muerto. Hoy pido a tus compañeros
Que me dejen despedirme, sea sólo en un momento:
Nunca supe que estuvieras con tanto daño en el cuerpo,
Me ocultaste ese disgusto y los hados se encargaron
De ocultarme todo el resto, mientras tú ya te me ibas
Con la procesión por dentro. Déjame decirte adiós:
Que a tí te viene perfecto, pues que de Dios ya saliste
Y a Dios auguro que has vuelto. Déjame decirte adiós,
Pues para mí no te has muerto, mi compañera del alma,
La de la amable sonrisa, con tanta nobleza dentro.
Estanislao Ramón Trives
Universidad de Murcia, promoción 1959-64
19

Pensamiento, fundamentos
teóricos y marco jurídico

NOTAS SOBRE EL LENGUAJE DE LA HISTORIA
MARIANO HURTADO BAUTISTA 1
Universidad de Murcia
Lenguaje e historia se inscriben originariamente en lo que representa un
“universo retórico”. La retórica antigua se articula en la reflexión del lenguaje,
capaz de orientar el pensamiento, no sólo hacia la significación del presente, sino
también del sentido del pasado, tanto como del futuro. Unido a su aplicación a la
argumentación jurídica y al enjuiciamiento de los hechos sucedidos, era el sentido
de hechos medidos no solamente con significación jurídica, sino el lenguaje y la
razón en el empeño de la conservación y la reivindicación racional de un orden
social y cultural; de todo un horizonte abierto a la institucionalización, según la
línea de la razón y de su expresión lingüística: lo que F. Wieaecker anuncia como
“unidad de humanismo filológico”, cuya “común raíz es la pretensión de ‘verdad
filológica’; es decir, la constreñida típicamente en la palabra tradicionalmente
transmitida” 2 . De ahí, la capacidad de la historia para mostrar la vocación genuina
de la escritura –vocación “logocéntrica”, en el debate moderno– que penetró con
urgencia esencial la primera y más antigua retórica. El testimonio articulado en
el discurso, y aun escrito, de hechos sucedidos que ya no pueden ser olvidados.
Se trata así de prolongar, de hacer pervivir, la dimensión universal del orden del
obrar humano, la razón constante, incluso como ratio scripta, de la praxis. Es
la capacidad peculiar de la historia para describir la medida del sujeto humano,
incluso en dimensión empírica, tanto individual como colectiva. Tal vez de ese
1 Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Murcia.
2 Franz Wieacker, Historía del Derecho Privado en la Edad Moderna, trad. esp., Madrid, Aguilar,
1957, p. 8, en especial.
23

24 MARIANO HURTADO BAUTISTA
modo la historia representa el significante –en términos semióticos– del metalenguaje
que gravita sobre el lenguaje que tiene el contenido de la cultura y el
obrar y las empresas del sujeto humano: lo que antes repetíamos como “unidad
del humanismo filológico” (F. Wieacker). En tiempo más tardío, el humanismo,
aparecería como empeño de penetrar con más profunda conciencia la estructura y
las funciones del lenguaje, sugeridas por la retórica primera. Una transición, por
tanto, como tensión que predominará sobre códigos lingüísticos, figuras y reglas
conseguidas para la construcción del lenguaje, así como la estructura y la lógica
de las opciones formales del conocimiento.
Ejemplar para la futura trayectoria de la retórica, la doctrina de Cicerón, al sumar
al ars inveniendi: el hallazgo del tópico como proyecto y orientación en función
del contenido material de la cuestión planteada, un nuevo ars iudicandi, resultado
de un proceso lógico, y aplicable al problema con mayor alcance ideal y abstracto
y con la sugerencia de un alcance que resulte de las formas lógicas y de la inicial
intuición de la metonimia, hasta las reglas formales de la analogía.
La línea que define la trayectoria del universo retórico en cuanto dimensión
de la “racionalidad antigua”, continuará desarrollando su interna energía, que
surge del espíritu del humanismo. Una primera articulación en el esquema del
trivium; el esquema revelador del mos italicus, que reincorporaba todavía las
llamadas artes sermotionales descendientes de las primitivas tecnikai logikai
griegas, encontrará profundas limitaciones a medida que se insinúan los precedentes
de los sistemas de una racionalidad más próxima a los supuestos de la
racionalidad actual. En todo caso, Hegel significará un hito para la plural y diversa
orientación, tanto de la teoría del lenguaje, como de las teorías historiográficas,
en el constante cambio de los marcos epistemológicos y metodológicos de las
ciencias de la historia.
En fases tardías, el humanismo logra penetrar con más profunda conciencia el
sentido de la estructura y la función del lenguaje, ya descubiertos por la retórica primera.
El oficio originario y constante para el filólogo había consistido en la constante
operación práctica sobre el caso o problema, en su significado material concreto.
La descripción, la caracterización del hecho, exige que la historia someta a
revisión constante su lenguaje propio, sus códigos lingüísticos, ya que el área de
la realidad objetiva y de la conciencia de la cultura –episteme–, es algo siempre
cambiante. Se trata del cambio del hecho en virtud de sus relaciones con el contexto
histórico-cultural en que se produce. Del mismo modo, el saber de la historia
aparece sujeto al cambio de su propia e inmanente estructura científica. Si bien el
principio de la historia, en Hegel incluso, se caracteriza, en un plano más profundo,
como una selección, más bien que como una totalización. Ambos aspectos se limitan

NOTAS SOBRE EL LENGUAJE DE LA HISTORIA 25
recíprocamente3 , con lo cual se produce un equilibrio y la continuidad, en un núcleo
profundo, de aquel principio histórico inherente a la historia como proceso.
Ante todo, la presencia del lenguaje, el cual, presente en toda ciencia, aunque
concierne de manera particularmente directa a las ciencias humanas, en un plano
subordinado respecto al de la filosofía del lenguaje, en cuanto ésta alcanza un grado
adecuado de desarrollo. A ello es preciso añadir la significación para la reflexión
semiótica del influjo orientador y crítico de diversas corrientes de pensamiento, que
proyectan el grado de su vigencia y actualidad sobre la teoría del lenguaje.
Tales exigencias epistemológicas explican, en cuanto “dinámica de la historia”,
su articulación constante especialmente con las formas o estructuras semióticas, y
ello, con el sentido constante de la tendencia, desde un lenguaje de connotación,
hacia un lenguaje de denotación, progresivamente construído y definido. El proceso
dinámico de la comunicación radica en la articulación de “subcódigos connotativos”
que consigue “connotar cosas diferentes a la luz de subcódigos distintos” y, así,
la comunicación basada en convenciones histórico-culturales, el área de toda una
episteme, como sistema ideológico concreto, episteme que permite ser traducido,
no sólo como sistema, sino como proceso y discurso, lo que cabe definir como un
cambio entre el propio nivel retórico y un nuevo, renovado, cambio constante, en
el nivel terminológico, destinado a su utilización con “fines siempre transitivos”.
Así, la dinámica de la historia, en su articulación con las formas o estructuras semióticas,
mantiene la tendencia a la denotación, lo que opera en el plano o nivel
terminológico, con una real actividad de transformación y reconstrucción orientada
a la interpretación.
Todos los efectos y consecuencias anteriores han de valorarse en relación con
la profundidad de un sitema que subyace a la manifestación del sentido alterado,
patente en uno o varios sistemas en el nivel superficial, en donde ha de encontrar
su medida crítica el cambio constante de formas en la estructura lingüística de
connotación presente en el “saber de un grupo y de una época determinada, incluso
de un ámbito ideológico”. Una afirmación extrema fundamentará la relación entre
significantes respecto de significados como “hecho social”; la separación de ambos
términos aparece como consecuente con la descomposición de la práctica social mis-
ma. De ese modo, se muestran significantes con significados adecuados producidos
por una interacción entre contextos diversos, que superan constantes dificultades
de oscuridad o de interpretaciones posibles que utilizar, a pesar de las diferencias
entre sus códigos lingüísticos, aun denotativos, a los que el destinatario humano de
mensajes siempre añade uno o varios significados connotativos.
3 Nöel Mouloud, Langage et Structures. Essais de logique et de séméiologie, París, Petite Bibliothèque
Payot, 1969, pp. 212 ; 230,231.

26 MARIANO HURTADO BAUTISTA
Ante la constante histórica de la connotación, la tradición retórica había representado
un firme potencial correctivo, sobre todo con la taxonomía que clasificaba
las figuras retóricas, entre sí conjugadas, hasta el episodio final de la síntesis que
lograba la figura de la elocutio.
Un recurso a favor de la objetividad de la estructura histórica, había consistido,
sobre todo a partir de los autores del Renacimiento, en la interpretación de
los subcódigos históricos de un relato en función del estilo literario, así como el
testimonio imparcial, en cuanto rasgos de conciencia apreciables en el autor. De ese
modo, en lugar de la aplicación casi exclusiva de operaciones propias de una lógica
lingüística, de origen retórico, “conjunto de formas adquiridas”, derivada de modelos
lingüísticos conforme a esquemas de metonimia y de analogía. Era el momento
de la atención explícita a la historia nutrix, historia portadora de la comunicación
constante de “protocolos de interpretación”. Era el firme intento de comprender
y criticar los “rasgos pertinentes del discurso”, con sentido superior y de posible
autonomía respecto de la visión adoptada del ordo historicus, interesado, acuciante:
ahora con la finalidad de lograr su “neutralización”.
La regla constante según la cual son violadas las reglas de construcción de los
niveles del mensaje, que impone relaciones homólogas, haciéndola ambigua, representa
un ejemplo de “idiolecto estético” que puede ser definido como “el código
privado e individual del parlante” 4 . Es así como se originan imitaciones, maneras,
modos estilísticos, e incluso, normas nuevas para la construcción de la apertura con
niveles homólogos.
Sin embargo, la dificultad constitutiva del idiolecto estético aparece como ejemplo
de la dificultad de conseguir una síntesis. Se trataría, en el fondo , de lograr una
interpretación positiva con esenciales limitaciones (Sartre). La difícil hondura de su
lectura, y un dicho: “el lenguaje poético surge de las ruinas de la prosa”. O bien, el
esfuerzo de interpretación impuesto al lector del texto poético descrito como “mensaje
presente”, implica la readaptación de los códigos lingüísticos hasta ser definida
como “idiolecto-código”. De ese modo, la dialéctica código-mensaje impide que la
semiótica se constituya como sistema; es decir, en estructura cerrada y denotativa.
El carácter de un vector fundamental en la construcción de la estructura del
lenguaje, obliga al examen crítico del término de ideología que responda a la idea
de estructura semiótica. Un punto de partida lo ofrece una definición de sistema
semántico global. Una acepción suficientemente amplia de “ideología” la entiende
como “una visión del mundo convivida entre muchos parlantes y en el límite de la
4 Umberto Eco, La estructura ausente. Introducción a la semiótica, trad. esp., Barcelona, Editorial
Lumen, 1978, pp. 166,167.

NOTAS SOBRE EL LENGUAJE DE LA HISTORIA 27
sociedad”. Se trata de un segmento –en el marco sociocultural–, segmentado en un
vector del “sistema semántico global”. Desde este punto de vista, la codificación de
un contenido de cultura aparece como expresión de una semiótica connotativa. Es así
como los elementos de la ideología como cultura pueden ser descritos por el sistema
del lenguaje5 . La sinergia socializadora de la cultura hará que su contenido pueda
ser descrito por el sistema del lenguaje. Los sistemas de significantes constituyen
entonces el plano denotativo de expresión de una semiótica connotativa. Habrá que
alcanzar el momento en que la ideología no será ya un residuo extrasemiótico, reducible
a hechos de experiencia o “condiciones materiales de vida”, sino la “estructura
misma del código” lingüístico. Y, en conclusión, “A la semiótica no le interesa saber
cómo nace el mensaje, ni cuáles son sus razones políticas o económicas, sino la forma
natural de un sistema semántico desprovisto de leyes sintácticas”. La incorporación
del nuevo elemento del código exige definir su título “ideológico” 6 . Un desarrollo
ulterior, por parte de las ciencias cognitivas, supera la oscuridad en la materialidad
de los fenómenos socioculturales descritos a partir de representaciones públicas; una
nueva perspectiva epistemológica que abren las ciencias cognitivas y de la que se
originan la aplicación de modelos cognitivos.
La resuelta orientación haría relativizar, superando la rigidez de la frontera
entre las ciencias de la naturaleza y, de otra parte, las ciencias del hombre y de la
sociedad7 . Es la misma orientación epistemológica que destaca cómo en un nivel
donde ha de realizarse la intención, se manifiesta con toda claridad el lugar, en el
análisis de la comunicación, que corresponde a la teoría de los actos de lenguaje, y,
en especial, los actos performativos al reducir la dualidad del decir y el hacer y sus
consecuencias pragmáticas. Así, el proceso ejemplar que conduce, desde los actos
de habla, “rasgos pertinentes” de la situación de discurso a las “reglas de empleo
constitutivas” o “normativas” (Searle), que han de regir la construcción temporal de
la propia situación del discurso, inscrito en un área socio-cultural. Ello representa
la dualidad paralela entre los códigos denotativos, a diferencia de elementos connotativos,
de carácter técnico, en cuanto subcódigos originarios de la experiencia
política, programática, económica y física, y, por tanto, inicialmente exteriores al
sistema semiótico; si bien pertenecientes al área cognoscitiva de los rasgos pertinentes
en el contenido material de la total pertinencia del discurso. Se trata del
desarrollo del proceso que ha de ser regido por la función de metalenguajes que, a
su vez, informan el lenguaje científico, articulado por subcódigos especiales, para
5 Umberto Eco, op. cit., p.185.
6 Ibid, Ibid p. 183.
7 Dan Sperber, “Les sciencies cognitives, les sciences sociales et le materialisme”, en Introduction
aux sciences cognitives, Sous la direction de Daniel Andler, París, Gallimard, 1992, p. 399.

28 MARIANO HURTADO BAUTISTA
constituir los sistemas de las ciencias históricas, políticas, jurídicas, sociológicas,
en el amplio sector de las ciencias humanas, dentro del cual radica el conocimiento
científico de la historia y de su marco historiográfico. Un saber primigenio, en su
atracción y vocación para la conciencia humana y su inherente reclamación del saber
filosófico y científico.
Sin embargo, a lo largo de su trayectoria, los límites y la articulación interna,
de la estructura epistemológica y lingüística, incluído el plano de la retórica y la
semiótica, habían de presentar en términos diferenciados una temática y un programa
de fines propuestos al científico. Es el ejemplo del marco, diferenciado en un
pluralismo, de la historiografía, y sobre todo, la diversa orientación de su contenido
científico, en virtud de la unidad y la síntesis de su conocimiento propio y adecuado
en términos más amplios.
La denominación historia (del griego historein), en la larga etapa, hasta el siglo
XIII, había sido expresión de una atención y de un tratamiento empírico. Desde los
comienzos de la Edad Moderna, la historia debe comprender la unidad, el empeño
de síntesis, entre el sentido subjetivo (historia rerum gestarum) y la atención más
explícita y detenida al sentido objetivo (res gestas), que debía penetrar el relato o
la narración históricos, y, con ello, la caracterización de un objeto de conocimiento
y de su expresión en el lenguaje definido de la teoría filosófica y científica. Lo cual
para Hegel resulta de “lo dado en lo interior del fundamento común” de ambas
dimensiones (Filosofía ( de la Historia Universal Universal,
I, 144 f).
Más allá del relato de datos y sucesos, la ciencia de la historia consiste en la
consciente investigación y planteamiento de lo sucedido así como de la relación
entre hechos y sucesos que forman su objeto. Con ello, la ciencia de la historia ha
de consistir en la investigación y la crítica de sus fuentes de estudio; así como en su
descripción y la del sentido que las informa; para todo lo cual el enjuiciamiento y
la afirmación de autenticidad no pueden ya resultar de un criterio empírico. Resulta
significativo cómo la lengua alemana ha reflejado las anteriores tensiones epistemológicas
y metodológicas: así, Historik corresponde a la ciencia de la historia;
mientras Geschichte, implica, en su raíz, la dimensión científica centrada en la línea
de desarrollo de un proceso histórico.

HISTORIAS NO ES EL PLURAL DE HISTORIA
1. PLANTEAMIENTO
RAMÓN ALMELA PÉREZ
Universidad de Murcia
A simple vista, la afirmación que figura en el título puede parecer una boutade,
pues contradice, a todas luces, no sólo una idea difundida y aceptada, sino también
una evidencia empírica. ¿Cómo vamos a negar que si el singular “es” uno y el plural
“es” más de uno, mesas es el plural de mesa, Antonios es el plural de Antonio, etc., e
historias es el plural de historia? La afirmación puede parecer, en efecto, un disparate
no sólo para el hablante “naif”, sino incluso para muchos lingüistas. El hablante
“naif” normalmente retiene la síntesis de la enseñanza primaria, lo cual no tiene nada
de particular; el lingüista podrá verla o como un error o como un acierto o como
una cuestión matizable. He de añadir que lo único que pretendo en este trabajo es
mostrar que no es un error afirmar que historias no es el plural de historia…, según
cómo se argumente. Luego si no es un error y hay que argumentar la afirmación,
es que se trata de una cuestión que admite matices. ¿Cuál es el fundamento de esos
matices? Lo que hace que el título no sea un error es el hecho de que la oposición
singular/plural, o sea, el morfema de número, contiene valores de diversa índole.
Me referiré a sus valores formales, semánticos y designativos 1 .
1 El presente estudio forma parte de las investigaciones que se realizan dentro del Proyecto
HUM2004-00080/FILO del Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica,
del Ministerio de Educación y Ciencia: Análisis, tipificación y formalización de las acepciones
de términos léxicos polivalentes a partir del contexto, en inglés y en español, y desarrollo de
un prototipo de desambiguación automática.
29

30 RAMÓN ALMELA PÉREZ
2. VALORES DEL NÚMERO GRAMATICAL
2.1. Valores formales
El sustantivo, en cuanto categoría primaria, atrae hacia sí la mayor parte de
los estudios que se han llevado a cabo sobre el número. Las cuestiones principales
que suscita el morfema número se plantean, casi con exclusividad, a propósito del
sustantivo. Ello está justificado, en parte, porque el sustantivo es la categoría rectora
de la concordancia que establece con el adjetivo y con el verbo, esto es, porque su
flexión condiciona la flexión de las unidades adjetivales o verbales; no obstante,
ello implica también dos riesgos; uno es el olvido de la configuración numérica de
las otras categorías que también poseen este morfema, y otro es el reduccionismo
consistente en extender el análisis morfémico del número en el sustantivo al análisis
del número en el verbo, en el adjetivo, etc., como si el número tuviese iguales
características formales en todas las categorías.
Para evitar tales riesgos, y puesto que la pareja historia/historias es sustantivo,
me limitaré a las formas que adopta el número en los sustantivos.
a) El singular ofrece dos morfos:
· el morfo Ø, que es el predominante: tapa, bambú, azúcar...
· el morfo -s, que es el menos numeroso: análisis, caries, chotis...
b) Los morfos del plural son cuatro:
· el morfo Ø, que es el menos numeroso: hipótesis/hipótesis, martes/martes,
crisis/crisis...
· el morfo -s: mesa/mesas, alambre/alambres, fuego/fuegos...
· el morfo -es: vendaval/vendavales, transistor/transistores, árbol/
árboles...
· el morfo –os: patrón/patronos...
Por lo que se refiere a nuestra pareja (historia/historias), es obvio que los morfos
que le afectan son el de morfo Ø para el singular y el morfo -s para el plural. Para la
formación del plural el morfo -s se añade a los singulares acabados en vocal (como
filme, carné...), agrupados según los siguientes rasgos formales:
a) Todos los que terminan en vocal átona: mapas, días, mesas, ventanas, tiques,
filmes, chances, muebles, claques, metrópolis, álcalis, sangüis, estadios, semanarios,
simposios, esnobismos, ímpetus, espíritus, tribus, esprais, referendos, etc.
b) Todos los que terminan en -é (tónica): canapés, clichés, fes, pies, tes, bidés,
chalés, bistés, parqués, chaqués, carnés, cabarés, cafés, bufés, purés, comités, quinqués,
suflés, consomés, patés, corsés, pagarés, res (de la nota musical re), bes (de la letra
be; y, además, los nombres de las otras letras, como ces, des, es, ges, pes y tes), etc.

HISTORIAS NO ES EL PLURAL DE HISTORIA 31
c) Algunos sustantivos terminados en diptongo decreciente: jerséis, convóis,
guirigáis, paipáis, miaus, guaus, etc.
Aceptando estos grupos, está claro que la forma historias, como plural de historia,
se incluye en el grupo a). Pero el número gramatical goza también de otras
dos clases de valores que están algo velados por el imperio sensitivo de lo formal.
2.2. Valores semánticos
El plural no significa “más” cantidad que el singular, como éste tampoco significa
un solo elemento, lo que contradice el parecer de muchos gramáticos (por
ejemplo: Amado Alonso, Andrés Bello, Roca Pons, etc.), que identifican número
con cantidad.
A. Alonso y P. Henríquez Ureña2 afirman que el número sirve «para significar
uno o más ejemplares de la especie». Andrés Bello3 , por su parte, asimila singular
a unidad, y plural a multitud, y confunde significar con denotar; tal confusión en
aquella época era justificable, pero no lo es hoy, pues ahora sabemos que significar
(vertiente lingüística interna) es distinto de denotar o designar (información acerca
de lo que está fuera de la lengua). Para la gramática de J. Alcina y J. M. Blecua4 «el
número matiza el aumento en cantidad sobre la que aporta el lexema». En parecidos
términos se expresa Roca Pons5 : «El número, como morfema, expresa cantidad y,
por lo tanto, debe ponerse en relación con los adjetivos cuantitativos y, de un modo
especial, con los numerales». Para estos autores, pues, y otros muchos, el número
gramatical significa un individuo/varios individuos de una determinada realidad.
Yo discrepo de esta concepción, como discrepo también de la ‘idea plural’ que
expone Jespersen6 , y que viene a ser equivalente a ‘repetición’, pues dice que expresiones
como de vez en cuando o aquí y allí «contienen una idea plural, pues significan
lo mismo que [...] en varios momentos, [...] en diferentes lugares [...]». Jespersen da
a entender con esas palabras que el plural ha de concebirse en una perspectiva muy
amplia, como un referente variado o múltiple en cualquier sentido.
2 A. ALONSO y P. HENRÍQUEZ UREÑA, Gramática castellana (2 t.), Buenos Aires, Losada,
II, 196923, 67.
3 A. BELLO, Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (Edición
crítica de Ramón Trujillo), Cabildo Insular de Tenerife, Instituto Universitario de Lingüística Andrés
Bello, 1981, 183.
4 J. ALCINA y J. M. BLECUA, Gramática española, Barcelona, Ariel, 19802, 530.
5 J. ROCA PONS, Introducción a la gramática (2 vols.), Barcelona, Vergara, I, 1967, 215.
6 O. JESPERSEN, La filosofía de la gramática (trad. C. Manzano), Barcelona, Anagrama, 1975,
250.

32 RAMÓN ALMELA PÉREZ
En las citas precedentes recojo por igual los vocablos significar, denotar, matizar
o expresar porque hasta ahora se han utilizado indistintamente dichos términos y se
han confundido sus conceptos respectivos. Sin embargo, hay que distinguir entre
el significado del número –su valor semántico– y sus campos de designación –su
valor apofántico–.
Como la opinión de que el número significa cantidad, es una idea muy repetida
y confusa, es necesario aclararla; para ello, además de distinguir entre significado y
designación del número, excluyo el concepto “cantidad” del ámbito significativo del
número, pero no lo excluyo de su ámbito informativo; no afirmo que la cantidad no
tenga nada que ver con el número gramatical, sino que me limito a disociar entre sí
los conceptos “cantidad” y “significado” del número.
Y si el número no significa cantidad, ¿qué significa? M. Morreale7 insinúa
el significado del número cuando dice que «la oposición entre singular y plural
depende de una capacidad más o menos objetiva de deslindar individuos». Se ha
de entender ‘capacidad’ como valor gramatical, y ‘objetiva’ como relación con el
referente; ‘deslindar individuos’ puede ser interpretado como agrupar/no agrupar
individuos. Para Morreale el número significa el modo de concebir determinados
elementos o como sueltos o como agrupados, y ello con independencia de la situación
real de lo designado.
H. Sten8 sostiene una idea parecida, aunque con más claridad. Opone a la
concepción “natural” del número la concepción lingüística, según la cual «el plural
expresa exactamente una pluralidad, pluralidad lo que no implica necesariamente una cantidad
más grande (‘plures (‘ ’, no ‘plus ‘ ’)». El número prescinde de la cantidad de elementos
referidos; el número aporta una visión plural/no plural del objeto, no una perspectiva
de adición/no adición cuantitativa de objetos. Por eso, en opinión de H. Sten, un
singular puede convertirse en plural de dos modos: o añadiendo nuevas unidades –en
cuyo caso coinciden pluralidad y más cantidad– cantidad o descomponiendo la unidad en
diversas partes; y, a la inversa, un plural se puede convertir en singular también de
dos maneras: o disminuyéndolo hasta una unidad o englobando los diversos elementos
en uno solo visto como una masa compacta. Los conceptos singularidad/pluralidad
corresponden al morfema número, pero equivalen no a los significados respectivos
de uno/más de uno, sino a los de compacticidad/descomposición.
Según Alarcos, en el número la “pluralidad” se opone a la “no pluralidad”. El
plural, para Alarcos, marca «un número más o menos impreciso de ejemplares o
variedades», mientras que el singular «es indiferente a cualquier posible segmentación
del campo semántico». Analiza Alarcos el número en relación con el carácter conti-
7 M. MORREALE, «Aspectos gramaticales y estilísticos del número» (segunda parte), Boletín
de la Real Academia Española, tomo LIII, cuaderno CXCVIII (1973), 120.

HISTORIAS NO ES EL PLURAL DE HISTORIA 33
nuo o discontinuo de los nombres: «con los nombres continuos, pues, el singular no
cuantifica en absoluto, y el plural [...] puede en ocasiones desmembrar ese continuo
en aspectos más o menos diversos»; «con los nombres discontinuos [...] el “plural”
indica una cantidad variable de individuos. [...] En singular, el nombre discontinuo no
singulariza, no individualiza». Alarcos no sostiene que la cantidad sea consustancial
al número, pero tampoco afirma que le sea ajena, pues, si, por un lado, desliga al
singular, como tal, de la cuantificación, por otro relaciona el plural con un conjunto
impreciso de elementos. Para Alarcos el singular es la “no pluralidad”, mientras que
la pluralidad es un grupo de individuos no cuantificado con precisión 9 .
Una manera clara y concisa de expresar el significado del morfema de número
la encontramos en Tomás de Erfurt 10 : «Número singular es el modo de significar la
cosa en cuanto indivisa [...] Número plural es el modo de significar la casa en cuanto
divisa...». Es una definición que se atiene a la realidad gramatical del significado,
sin mezclarla con la información extralingüística. Cualquiera que sea la cuantificación
expresada, el punto de vista del singular es la unificación, la compacticidad,
la indivisión del objeto, y el punto de vista del plural es la división, la dispersión,
la descomposición del objeto.
Para Rosa Vila «la forma de plural [...] es resultado de la imagen plural o
compleja del referente» 11 . Dicha complejidad del plural se desarrolla en tres direcciones:
1) como marca de pluralidad/no pluralidad; 2) como marca de discontinuidad/
continuidad; 3) como plural lexicalizado.
1) Pluralidad/no pluralidad. «La marca de plural significa ‘pluralidad’ cuando
el significado de la unidad léxica concreta refiere pluralidad de actos distintos, bien
diferenciados, resultado de una sola acción; o pluralidad de objetos o fenómenos
distintos a los que se vincula una sola cualidad» 12 . Es el valor más frecuente: error/
errores, vino/vinos, caramelo/caramelos...
2) Discontinuidad/continuidad. «No siempre que una unidad léxica presenta la
marca de plural se trata de la manifestación del morfema de número en su sentido
de ‘pluralidad’». Cuando «la oposición singular/plural no se corresponde con la
8 H. STEN, «Le nombre grammatical», Travaux du Cercle Linguistique de Copenhague, IV
(1949), 55.
9 E. ALARCOS, Estudios de gramática funcional del español, Madrid, Gredos, 19803, cap.
XVII.
10 T. DE ERFURT, Gramática especulativa (trad. y estudio de Luis Farré), Buenos Aires, Losada,
1947, 72.
11 R. VILA, «Cuestiones de lexicalización del plural en la lengua española», en M. Ariza, A.
Salvador y A. Viudas (eds.), Actas del I Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española
(Cáceres, 1987), 1988, I, 621-631.
12 R. VILA, o. cit., 624.

34 RAMÓN ALMELA PÉREZ
oposición significativa ‘no pluralidad/pluralidad’, puede establecerse otra oposición
semántica que describimos en términos de ‘continuidad/discontinuidad’». Tal
oposición funciona cuando no exista «en el referente fragmentación de la sustancia
en clases independientes», o cuando un concepto abstracto se vincule a actos, no
bien diferenciados, procedentes de una única acción, o a fenómenos u objetos únicos
que se diversifican en el tiempo o en el espacio. Algunos ejemplos: risa/risas,
calor/calores, valor/valores, rumor/rumores, actividad/actividades, aptitud/aptitudes,
ilusión/ilusiones, reverencia/reverencias, avenencia/avenencias, fidelidad/fidelidades,
dicha/dichas, piedad/piedades, confianza/confianzas, certidumbre/certidumbres... El
rasgo de discontinuidad del significado se corresponde o con la repetición de actos
(risas, rumores, actividades), o con la sucesión de etapas (calores), o con las diferentes
estimaciones que hagan unos u otros (valores), o con las diversas manifestaciones
de un fenómeno interior (ilusiones)... 13 .
3) Plural lexicalizado. Este concepto se analiza con más coherencia dentro de
los campos de designación del número (que vemos a continuación), pues es «en el
análisis del referente donde hallamos explicación de la forma de plural de los sustantivos
con plural lexicalizado y con sentido de ‘no pluralidad’» 14 .
2.3. Valores designativos
Decíamos más arriba que no pretendía disociar la cantidad del número gramatical.
El número no significa cantidad, pero sí la designa; la relación que existe entre
número y cantidad es una relación de designación. Que hay relación entre significado
y designación es una afirmación compartida por la mayoría de los lingüistas, pero no
entendida de la misma forma por todos ellos; por nuestra parte, la entendemos así: el
significado es el valor interno de la lengua, mientras que la designación es el valor
informativo de la lengua. «Si bien el contenido de número, sea singular o sea plural,
es correlato casi fiel de las delimitaciones cuantitativas correspondientes en el mundo
extralingüístico, sin embargo ello no es generalizable a todos los casos» 15 . ¿Qué campos
de designación corresponden al morfema número?
El principal, como queda dicho, es el de la cantidad. No cabe duda de que la
mayoría de los singulares se oponen a sus respectivos plurales como uno/más de
uno: mesa/mesas, ciudad/ciudades, pájaro/pájaros... Pero la existencia de otros
campos de designación, aunque contengan menos casos, constituye argumento
13 R. VILA, o. cit., 625.
14 R. VILA, o. cit., 626.
15 M. FERNÁNDEZ PÉREZ, Las categorías gramaticales (morfológicas) en español, Universidade
de Santiago de Compostela, 1993 (Verba, Anuario Galego de Filoloxía, Anexo 35), 58.

HISTORIAS NO ES EL PLURAL DE HISTORIA 35
suficiente para no igualar, simplistamente, ni en su significado ni en su referente,
los conceptos de número y de cantidad. (Los datos que siguen están tomados,
en gran parte, de R. Vila 16 .) Los ejemplos que aporto son válidos si se tiene en
cuenta, al menos, una de las diversas acepciones que corresponden a cada uno de
tales vocablos; así, p. ej., una de las acepciones de puños es “más de un puño”,
pero otra es “fuerza”, “energía”. En el plural de la mayoría de los casos que
aduzco seguidamente «la pluralidad de individuos, objetos, agentes o medios
que intervienen en la realización de una actividad prevalece sobre el sentido no
plural que ésta tiene» 17 .
a) El singular designa cualidad o modo, y el plural, entidades concretas:
· bondad (cualidad de bueno)/ bondades (actos de amabilidad);
· antigüedad (cualidad de antiguo)/ antigüedades (objetos antiguos);
· variedad (modo vario de ser algo)/ variedades (espectáculo teatral de
atracciones diferentes).
· disciplina (comportamiento ordenado)/disciplinas (azotes).
· existencia (hecho de existir)/existencias (mercancía).
b) En otras ocasiones ocurre lo contrario, es decir, que el singular se refiere
a un objeto concreto, y el plural alude a una cualidad de dicho objeto:
· pulmón (órgano del cuerpo)/pulmones
cuerpo)/ (potencia de voz);
· carne (parte blanda y muscular del cuerpo de los animales)/carnes (gordura);
· puño (mano cerrada)/puños
cerrada)/ (fuerza, energía).
c) El singular expresa relación, sentimiento, capacidad o proceso para el
desarrollo de una acción, y el plural los medios necesarios para realizar
tal acción o el resultado de la misma:
· amistad (afecto personal)/ amistades (personas unidas por amistad);
· ruina (estado desastroso)/ruinas (restos de construcción);
· limadura (acción y efecto de limar)/limaduras (partículas que se desprenden
al limar algún objeto).
16 R. VILA, «Reflexiones acerca del morfema de plural y su significado», Revista Española de
Lingüística, 15, 2 (1985), 309-320, y o. cit. («Cuestiones...»), 626.
17 R. VILA, o. cit. («Cuestiones...»), 626.

36 RAMÓN ALMELA PÉREZ
d) Sin embargo en otros casos el singular denota objeto y el plural acción,
técnica o arte:
· toro (animal rumiante)/toros (a corrida de toros);
· galera (embarcación antigua en la que se hacía remar a los condenados
por algún delito)/galeras
delito)/ (el castigo de remar en una galera);
· palma (parte inferior de la mano)/palmas
mano)/ (aplauso);
· efeméride (acontecimiento notable)/efemérides (comentario de algún
acontecimiento notable).
e) El singular se opone al plural como lo genérico a lo específico:
· anilla (anillo para colgar)/anillas (instrumento usado en gimnasia);
· seña (signo)/señas
(signo)/ (domicilio);
· pesa (pieza que sirve para medir el peso de otras cosas)/ cosas)/pesas cosas)/ pesas (instrumento
usado en gimnasia).
f) El singular denota lo individual, mientras que el plural denota lo colectivo
e institucional:
· correo (servicio de envío y entrega de correspondencia)/correos (organismo
que dirige tal servicio público);
· teléfono (aparato de telecomunicación)/teléfonos (organismo que se ocupa
del servicio público de la telecomunicación). La denominación teléfonos
para referirnos al servicio telefónico no es la más apropiada, incluso va
dejando de ser utilizada para dar paso al término telefónica; se decía y se
sigue diciendo en los lugares en que hay un espacio de servicio telefónico
público, en similares condiciones en que se dice correos.
g) El singular indica actividad, y el plural, actitud: -celo (dedicación a algo
o alguien)/celos (envidia, sospecha).
h) Finalmente hay casos en los que los referentes del singular y del plural
están asociados por cualquier tipo de relación; por ejemplo:
· la función: tentáculo (apéndice de muchos animales)/tentáculos (medios
disponibles para influir socialmente);
· la localización: entrepierna (cara interior del muslo)/entrepiernas (piezas
de refuerzo del pantalón);
· la forma: barba (pelo que crece en la cara del hombre)/barbas (filamentos
de algunos animales).
Igualmente podrían incluirse en las agrupaciones anteriores parejas tales como
las siguientes: bien/bienes, propiedad/propiedades, vacación/vacaciones, gala/galas,
credencial/credenciales, amor/amores, víspera/vísperas, voz/voces, atraso/atrasos,
saludo/saludos, etc.

HISTORIAS NO ES EL PLURAL DE HISTORIA 37
Como se puede advertir al observar los matices conceptuales y de uso del plural,
«la pluralización semántica entraña una serie de rasgos mucho más complicados que
lo que sugiere la simple adición de un morfema a la forma singular» 18 .
2.4. ¿Es historias el plural de historia?
Teniendo en cuenta los tres tipos de valores del número gramatical, hay que
decir que formalmente historias es el plural de historia, pero por lo que respecta a
los otros dos tipos, hay que distinguir. Si el significado del singular es el de “compacticidad”
y el significado del plural es el de “descomposición”, diremos que no
todos los usos del singular historia significan “compacticidad”, aunque sí todos
los usos del plural historias significan “descomposición”; por lo tanto, los valores
semánticos de uno y otro no se corresponden en todos los casos: a veces historia
significa descomposición. En cuanto al valor designativo, historias es siempre específico,
pero historia unas veces es genérico y otras veces es específico. Es decir, que
historias no siempre es el plural de historia si se tienen en cuenta los tres valores
del número gramatical.
3. Continuidad/discontinuidad
3.1. SUSTANTIVOS CONTINUOS Y DISCONTINUOS
Una de las direcciones en las que se desarrolla la oposición singular/plural tiene
algún tipo de paralelismo con la oposición continuidad/discontinuidad. La clasificación
de los sustantivos en continuos y discontinuos goza de una larga tradición y de una
general aceptación entre los lingüistas; pero al mismo tiempo son muy variadas las
denominaciones con que uno y otro grupo son conocidos; así, por ejemplo, se llaman
también masivos/numerativos, compactos/discretos, incontables/contables, mensurables/
numerables, de magnitudes/seriables, nombres de masa/nombres de cosa, de referente
disperso/de referente múltiple, de materia/genéricos, ilimitados/limitados...
Para Alarcos los continuos gozan de un campo semántico «homogéneo y continuo,
sin que se distingan ejemplares diversos» 19 , mientras que los discontinuos «poseen
un lexema cuyo campo semántico [...] está formado por un número indefinido
de ejemplares iguales» 20 , o sea, que está «segmentado en multitud de ejemplares» 21 .
18 M. PRADO, «Aspectos semánticos de la pluralización», Hispanic Linguistics, 3:1-2 (1989),
181.
19 E. ALARCOS, o. cit, 279.
20 E. ALARCOS, o. cit, 231.
21 E. ALARCOS, o. cit, 280.

38 RAMÓN ALMELA PÉREZ
En opinión de J. Alcina y J. M. Blecua: el sustantivo continuo representa «la parte
de un “continuum” sin límites precisos. El nombre sonido representa una realidad
que aparece íntegramente cada vez que se necesita evocarla mediante la palabra. Los
nombres bondad, pena, color, visibilidad identifican un referente que no se puede
individualizar sino recurriendo a realidades distintas al referente, como el sujeto
en que se da, la causa que lo produce» 22 . En el sustantivo discontinuo el referente
que representa el nombre es múltiple, y este puede aplicarse en el mismo sentido a
cualquier miembro de una serie indefinida de cosas. «Cada aparición de la realidad
evocada por el nombre y del nombre mismo significa una individuación particular
que se identifica como igual a la conocida». 23
Según Bosque24 , los continuos «representan sustancias, materias o magnitudes
cuantificables o medibles (vino, frío, hierro)», y los discontinuos «representan entidades
aisladas, independientes y enumerables (casa, caballo, río)».
El paralelismo conceptual de este grupo de sustantivos se halla en la pareja
de nociones pluralidad/magnitud; todo ente divisible es o mensurable o numerable;
el ente mensurable es una magnitud, y el ente numerable es una pluralidad.
La magnitud puede dividirse en partes continuas; la pluralidad puede dividirse
en partes no continuas. Para distinguir entre magnitudes y pluralidades el latín
emplea, respectivamente, plus más genitivo (plus ( panis = más de pan) y plures
(plures ( panes = más panes); el español usa, para unas y otras, la forma más (más
agua y más libros).
Tanto los continuos como los discontinuos pueden subclasificarse en materiales
e inmateriales. Los continuos agua, mantequilla, hierro..., son materiales, y música,
hambre, fidelidad..., fidelidad son inmateriales. Los discontinuos flor, casa, muchacho..., son
materiales, y hora, sistema, decreto..., son inmateriales.
Dentro de los sustantivos continuos se suelen distinguir varios grupos, atendiendo
al referente:
1) Nombres de materia, natural o artificial: leche, miel, lana, agua...
2) Sustancias informes: aire, humo, niebla...
3) Nombres de color: verde, rojo, azul...
4) Estados y fenómenos síquicos o físicos: alegría, transparencia, tedio...
5) Cualidades y hábitos: humildad, lealtad, estupidez, decrepitud, bondad...
22 J. ALCINA y J. M. BLECUA, o. cit., 506.
23 J. ALCINA y J. M. BLECUA, o. cit., 500.
24 I. BOSQUE, «Clases de nombres comunes», en Varios: Serta Philologica F. Lázaro Carreter,
I, Madrid, Cátedra, 1983, 76.

HISTORIAS NO ES EL PLURAL DE HISTORIA 39
¿Qué rasgos formales son propios de estas dos clases de sustantivos?
1) Los continuos, a diferencia de los discontinuos, no admiten ni plural ni
numerales ni otros determinantes: cuatro mesas, pero no *cuatro arenas.
2) Los continuos rechazan los adjetivos de magnitud todo, entero y medio:
*hierro entero.
3) Es continuo el actante 1º del verbo haber si va en singular y no lleva ni
determinante ni cuantificador:
(30) Hay hambre para todo el año.
4) Los continuos, a diferencia de los discontinuos, no presentan artículo
cuando funcionan como actante 1º en singular: sale agua, cae arena, etc.,
pero sale el coche, cae el avión, etc.
5) Los continuos admiten en singular los cuantificadores mucho, poco, demasiado,
tanto, más y menos: poca maldad; maldad los discontinuos los rechazan:
*poco * libro libro.
3.2. Deslizamiento entre continuos y discontinuos
Hay que decir que estos rasgos no siempre se dan tal como los acabo de enunciar,
o sea, que hay muchas excepciones; por ejemplo el agua se sale, quiere mucho
libro, etc. ¿Cómo se explica esto? Pues porque el sustantivo continuo o discontinuo
no lo es per se, sino “por tendencia”, es decir, que si un sustantivo habitualmente
continuo, como, p., ej., libro, va precedido en singular del cuantificador mucho, queda
convertido ipso facto en continuo. Este fenómeno puede denominarse deslizamiento.
Y es que las características que acabo de señalar son propias de las categorías, no de
las formas; por eso no es extraño que los continuos se recategoricen como discontinuos,
y viceversa. Un discontinuo se recategoriza como continuo si se construye
en singular sin artículo con alguno de los cuantificadores mucho, poco, demasiado,
tanto, más y menos; al mismo tiempo tales formas, al recategorizarse como continuos,
adquieren un sentido o de cantidad -(1)- o de tamaño -(2)- o de valoración -(3)-.
«Los nombres de animales se emplean como continuos para designar su carne como
alimento, y los de árboles, para designar la madera como material» 25 .
(1) Tiene mucho dinero.
(2) Es demasiado casa para ellos dos.
(3) Ella es más mujer que su cuñada.
25 J. GARRIDO, Elementos de análisis lingüístico, Madrid, Fundamentos, 1991, 121.

40 RAMÓN ALMELA PÉREZ
Un continuo se recategoriza como discontinuo si se da alguna de las siguientes
condiciones:
1) Que se ponga en plural: vinos, aceites, amistades...
2) Que vaya acompañado de un numeral u otro determinante: este agua, los
aires...
3) Que vaya determinado por una de los adjetivos de magnitud todo, entero o
medio: toda el agua, el corcho entero, medio gas...
4) Que vaya precedido de un grupo formado por un elemento lexémico contador
y la preposición de; entre los principales elementos lexémicos contadores están
los siguientes (los enumero integrados en los ejemplos): pedazo de carbón, trozo
de vidrio, taco de jamón, loncha de queso, tira de tela, terrón de azúcar, rodaja
de salchicha, pastilla de jabón, ración de sobrasada, rebanada de pan, tajada de
melón, pizca de sal, gota de aceite, grano de trigo, copo de nieve, hebra de hilo,
resma de papel, bocado de bizcocho, bocanada de humo, lote de turrón, lingote
de oro, chorro de agua, ráfaga de aire, brizna de paja, ristra de ajos, partícula
de polvo, etc.
La recategorización de sustantivos continuos como discontinuos no se hace
tampoco sin alterar su sentido. Si el referente es material, el continuo recategorizado
como discontinuo, pasa a designar, en lugar de materia, cualquiera de los siguientes
referentes:
a) Un objeto: tiza/una tiza, cristal/un cristal, pescado/un pescado, agua/gota
de agua, trigo/grano de trigo, chocolate/pas tilla de chocolate...
b) Una clase o una medida: cerveza/una cerveza (un tipo de cerveza o una
botella de tal líquido); lo mismo es aplicable a aceite, champán, güisqui...
Si el referente del sustantivo continuo recategorizado como discontinuo es
inmaterial, se refiere no a cualidades, sino a alguno de los siguientes referentes:
a) Un objeto: maravilla/una maravilla, horror/un horror, amor/un amor...
b) Una persona: belleza/una belleza, eminencia/una eminencia, amistad/una
amistad... amistad
c) Un acto o hecho: inquietud/una inquietud, osadía/una osadía, imprudencia/
una imprudencia...
d) Una clase: violencia/dos violencias (= dos clases de violencia); lo mismo
vale para obediencias, justicias, cariños...
e) Cualesquiera otros muy difíciles de sistematizar: consideración/tres consideraciones,
suerte/diferentes suertes, interés/intereses...

HISTORIAS NO ES EL PLURAL DE HISTORIA 41
A modo de ejemplos, sirvan los siguientes sustantivos como representantes
(tendenciales) de los sustantivos continuos y discontinuos:
a) Continuos: consejo, impaciencia, importancia, música, rencor, afecto, aire,
educación, atavío, legislación, generosidad, humildad, indiferencia, modernidad,
negligencia, pobreza, valor, habilidad, profundidad, coraje, ayuda,
obediencia, relajación, paz, ocio, gas, plata, éxito, inquietud, justicia...
b) Discontinuos: álbum, apartamento, niño, banco, libro, hermano, tarjeta,
cocina, flecha, marido, minuto, monstruo, asesino, nombre, loro, periodo,
pieza, tijeras, soldado, año, caballo, piedra, perro, árbol, casa, estrella,
bar, pelota, canasta...
3.3. El lexema historia ¿es continuo o discontinuo?
La respuesta a esta pregunta no es ni sí ni no; además, hay que distinguir entre
el singular (historia) y el plural (historias). Los sustantivos no “son” entitativamente
continuos o discontinuos: el type “continuidad” existe, pero el token no es,
por naturaleza, continuo o discontinuo. Entre las dos formas numéricas del lexema
historia, como en el resto de los sustantivos, se produce un deslizamiento entre
continuidad/discontinuidad. El análisis (fino, por otra parte) de Joaquín Garrido26 se queda constreñido por la clase lexemática; distingue tres valores semánticos del
número (no contable, contable singular y contable plural) y asigna el carácter continuo
o discontinuo (a éste le llama contable) al sustantivo, no a la flexión. Yo creo que
hay que ir más allá del lexema, incluso de la flexión, para calificar un sustantivo de
continuo o de discontinuo. Hay que llegar al contexto. La continuidad/discontinuidad
puede estar producida, en teoría, por un presentador, un complemento nominal,
forma plural, etc.; pero de hecho el criterio decisivo es el contexto. Para verificar
si se da el continuo o el discontinuo hay que acudir al contexto; los otros factores
son coadyuvantes.
Para comprobar la presencia o la ausencia de “continuidad” en historia e historias,
tomé 1.000 contextos de cada una de esas formas. 27 En todos los contextos
la forma historias es discontinuo; entre los 1.000 contextos de historia, el 11% es
discontinuo. (Véase cuadro siguiente y unas muestras de contrextos.)
26 J. GARRIDO, «Sintagmas nominales escuetos», en I. Bosque (ed.): El sustantivo sin determinación,
Madrid, Visor, 1996, 269-338.
27 Los 2.000 contextos de referencia los he extraído del corpus Cumbre, de la editorial SGEL,
de 40 millones de palabras.

42 RAMÓN ALMELA PÉREZ
a) Historias (con sentido discontinuo):
· Hay {HISTORIAS} conmovedoras e increíbles sobre la forma cómo
los militares de entonces se ensañaron con sus víctimas.
· En el caso mío, yo pienso que es de las {HISTORIAS} musicales más
bonitas que hay, porque, en la gran mayoría de veces, sobre una letra
o encima de una música muy hermosa, existe una letra muy bella.
· Dos tremendos romances, dos tremendas {HISTORIAS}.
· A través de la danza se cuentan 22 pequeñas {HISTORIAS}, todo ello,
como tú dices, con el humor que les caracteriza.
· Traemos esas {HISTORIAS} humanas, que interesan de verdad a todos
y a todas, porque son historias de verdad.
b) Historia con sentido continuo
· Las razones que puede tener un hombre para abominar de otro o para
quererlo son infinitas: Moon reducía la {HISTORIA} universal a un
sórdido conflicto económico.
· A pesar de su profundo conocimiento de la {HISTORIA} antigua y
de sus notables estudios bizantinos, el triunfo no había coronado sus
esfuerzos.
· Los jóvenes en la Universidad se reunían constantemente, había plenarios,
había sentadas, había protestas, querían cambiar la {HISTORIA}.
· Anita no se decepcionó porque amaba la {HISTORIA}, la literatura y
el conocimiento; y cuando le llegó el turno de enseñar, convirtió sus
clases en verdaderas obras de teatro.
· Pero aclaró que “ya a partir de la dolorosa y cruda experiencia de la
guerra de las Malvinas se empezó a hablar de que el servicio militar
obligatorio había cumplido un ciclo en la {HISTORIA} institucional”.

HISTORIAS NO ES EL PLURAL DE HISTORIA 43
c) Historia con sentido discontinuo:
· Y ahora, el recuerdo de una {HISTORIA} de cotidiano horror ocurrida
hace un tiempo de Nor
· Después la hizo desnudar y le pidió que repitiera la {HISTORIA}, ahora
de pie, moviéndose descalza sobre la alfombra y casi sin desplazarse, de
frente y de perfil, dándole la espalda y balanceando el cuerpo mientras
lo apoyaba en una pierna y otra.
· Conté una {HISTORIA} inaudita, febril, en la que yo era - como él
quiso - uno que no entraría aunque un escuadrón de camellos se paseara
por el ojo de la aguja.
· Siempre venía a mi lado, yo la rodeaba con mi brazo y ella, poniéndole
voz a sus muñecos, me contaba su {HISTORIA}.
· Al oír esta {HISTORIA}, en lugar de caer presa de una crisis nerviosa,
como le habría ocurrido a cualquier mortal, Anita sintió una enorme
alegría y un gran alivio.

INTRODUCCIÓN
CREATIVIDAD Y CANON PICTÓRICO
RICARDO ESCAVY MARSILLA
Facultad de Bellas Artes de Valencia
Frecuentemente se han valorado de manera demasiado romántica, en el sentido
más generalizado del término, los conceptos relativos a arte y en particular
a arte pictórico o pintura simplemente. Pero Arte, pintura, creatividad, etc. son
términos demasiado vagos o genéricos que no dicen demasiado sobre la realidad
que quieren definir y al mismo tiempo esto servirá para que tales conceptos no
adquieran precisión. En este artículo, muy atinadamente, se aborda el estudio de
uno de ellos, la creatividad, que a través de las diferentes reflexiones podremos
entenderlo de manera más precisa.
En nuestra opinión es mejor hablar del hecho artístico, del hecho pictórico,
o del hecho creativo, para poner de manifiesto que la acción creativa, en especial
la acción creativa pictórica, tiene lugar en un momento concreto y en un contexto
sociocultural específico que contribuyen a la singularidad de tales hechos y a su
diferenciación como tales hechos, frente a otros de distinta naturaleza que quedan
claramente delimitados. Esto supone que la creatividad, que es el objeto de nuestro
trabajo y del resto de trabajos que aquí se presentan, como acto concreto, no depende
de unas determinadas categorías sutiles o demasiado abstractas o generales,
sino de categorías propias de cada época y por lo tanto derivadas de la naturaleza
cambiante de los valores de referencia en relación con el contexto de la época.
Por ello el hecho creativo no se ha de analizar dependiendo exclusivamente de los
caracteres constitutivos del mismo, los que nos parecen caracterizarlo de manera
45

46 RICARDO ESCAVY MARSILLA
aséptica o no contaminante, desvinculado del conjunto de factores con los que se
relaciona y le sirven de marco dentro del que queda integrado. Se ha de estudiar
como resultado de una actividad enmarcable dentro de todo lo que significa el
proceso histórico. Cada época pone énfasis en unos valores y destaca unas propiedades
como fundamentales, las cuales en otra época o en otro momento cultural
dejan de tener tal consideración para pasar a ser vistas, no como transcendentales,
sino como meramente accesorias o marginales.
En cuanto a la relación que pretendemos analizar en este trabajo, entre canon
y creatividad, aunque el hecho creativo quede justificado, no sólo por sus componentes
genuinos, entre los que sin duda existen los de naturaleza psicológica, sino
por los de índole contextual, histórica o sociocultural, tal relación la entendemos
plasmada en un constante movimiento del centro a la periferia y en otro aspecto,
de la periferia al centro, como un giro helicoidal que proporcione el carácter
de movimiento funcional en un sentido, en cuanto que de la relación entre el
canon y la tensión creativa externa se genera un movimiento de alejamiento de
los modelos canónicos, pero originado necesariamente, a partir de manera más
o menos mediata, de los elementos artísticos o creativos recogidos en el canon
históricamente constituido, y en otro sentido, de permanencia, pues con la imagen
helicoidal queremos reflejar el giro en torno al centro del que en principio pretende
alejarse y del que el giro en espiral quiere ser reflejo como aproximación
al centro, en que nosotros situamos el canon. Ese movimiento de alejamientoaproximación
puede ser contemplado como un proceso histórico canónico, donde
todo el esquema helicoidal representa el proceso histórico temporal, en el centro
del cual se sitúa la canonicidad, y el movimiento de giro, de huída y tensión con
el centro, y al mismo tiempo de retorno aproximativo al mismo, daría cuenta de
las fuerzas creativas.
Es para nosotros la creatividad en relación con el canon una lucha por dejar
los valores artísticos, en nuestro caso mirando a los pictóricos, para ofrecer a los
nuevos destinatarios otras propuestas estéticas, según el criterio del artista, del
pintor, sorprendentes u originales, más acordes con el nuevo marco de la época;
mas, por otro lado, el artista, que se rebela contra los modelos consolidados como
canónicos o academicistas, quiere que sus propuestas novedosas sean tenidas en
cuenta, en definitiva que pasen a sustituir las viejas o tradicionales consolidadas
como canónicas, y sólo el tiempo, la crítica y las instituciones, como factores
externos, serán los agentes que decidan su conveniente inclusión en el canon, o
por el contrario, su marginación probablemente definitiva, o en el mejor de los
casos recuperable en alguna época bastante alejada, gracias a la convergencia de
valores contextuales y estéticos acontecida con el paso del tiempo. Pongamos como

CREATIVIDAD Y CANON PICTÓRICO 47
ejemplo la revalorización de Góngora a partir de la “Generación del 27”, en el
campo de la creación literaria. En el de la creación pictórica, Botticelli se incluyó
en el canon a partir de los estudios de Warburg y Horne en época relativamente
reciente. Sin embargo, un acto estético no puede ser transformado o reducido a
otro acto situado en otro ámbito o nivel, por lo que la serie tiende a la unicidad
e irreversibilidad. Kandinsky y Kupka hacen su propuesta de abstracción, y esta
propuesta permanece en ella misma, luego treinta y cinco años después, vuelve
a aparecer en el expresionismo abstracto americano, mas ya no es la misma propuesta
estética exactamente, aunque se le dé nuevo aliento a la abstracción, más
que como constituida por los mismos valores, como elemento de rechazo de otros
que se pretenden consolidar. A pesar de esto, en todas las alternativas pictóricas
siempre se pueden descubrir huellas silenciosas de cuadros precedentes. 1 Es en
suma un fenómeno que justificaría del algún modo la concepción del Nietszche
hacia los universales cargada de descreimiento, para el cual todos los esfuerzos
por escapar a la historia están históricamente determinados. 2
Si tratamos de precisar el carácter de la relación entre creatividad y canon,
juzgo necesario exponer el concepto de canon, puesto que tampoco tal concepto
significa lo mismo para los autores dedicados a su estudio.
EL CONCEPTO DE CANON
El término “canon” tiene su origen en el griego Kanon, y en su acepción
primera significa o designa una vara recta o de madera, y en una segunda, una
regla pautada que los carpinteros utilizaban como instrumento para efectuar medidas
propias de su oficio. De estas acepciones toma el término “canon” el sentido
figurado con el que es utilizado en nuestra lengua actualmente, cuyo sentido es el
de ley o norma de conducta, o lo que es posiblemente más preciso norma ética. 3
Es en el campo de la Religión donde el término se ha aplicado y consolidado en
el sentido último, restringido a las Sagradas Escrituras, utilizado a tal efecto a
partir del siglo III, aunque con anterioridad se había utilizado referido a reglas de
vida, diferentes de las que podríamos entender como leyes humanas. En el campo
de la Filología fue utilizado por los alejandrinos para designar una lista de obras
1 P. Bourdieu: Les règles de l’arte. Genèse et structure du champ littéraire, Ed. Seuil, Paris,
1992, p. 227-228.
2 J. Mª Pozuelo: El canon en la teoría literaria contemporánea, Episteme, vol 108, Valencia,
1995, p. 16.
3 W. V. Harris: La canonicidad, en E. Sullá (ed.): El canon literario, Arco-Libros, Madrid,
1998, pp. 37-60

48 RICARDO ESCAVY MARSILLA
escogidas, buscando en ellas sus excelencias en la utilización de la lengua y en
cuanto que estas obras eran dignas de imitación. Tras un largo periodo dentro
del cual el término queda restringido al ámbito religioso, en su versión adjetiva,
“canónico”, por ejemplo “derecho canónico”, y en categorización verbal “canonizar”,
que como también es conocido significa subir a los altares a una persona de
vida ajustada de manera rigurosa a las normas propias de la religión. De nuevo
en el siglo XVIII, Ruhnken pone el término en circulación recordando las listas
de autores de los alejandrinos.
En el campo al que nosotros prestamos atención, preferentemente el de la
pintura, un canon pictórico se correspondería con un catálogo o conjunto de obras
que por su calidad ha ido superando el paso de los años y han sido merecedoras
del reconocimiento por parte de los agentes que determinan la composición
de cualquier canon, a los que nos referiremos a continuación, y cuyos valores
estéticos son merecedores de estudio, de imitación, o como mínimo, dignos de
ser tenidos en cuenta por los futuros artistas, por los futuros pintores. El canon
pictórico será la propuesta histórica general que se presenta como modélica más
allá de los valores arqueológicos que no pocas veces inciden exageradamente en
la valoración de las obras, por encima de las cualidades exclusivamente estéticas
que el cuadro pueda contener, indefectiblemente, siempre situado en las coordenadas
socioculturales.
El canon pictórico es en definitiva la respuesta oficial a lo largo del tiempo,
la propuesta academicista, lo que no quiere decir que las obras contenidas en el
canon en su momento no llevaran a cabo entonces la tensión agónica contra el
canon ofrecido, a través del movimiento antedicho de alejamiento aproximación
por el que la posterioridad permitió a su vez la inclusión de ciertas obras en él
recogidas. Tal retorno no supone, siguiendo el esquema helicoidal propuesto, la
asunción de los modelos incluidos en el canon y una renuncia a las propuestas
innovadoras, sino más bien una ampliación del mismo de acuerdo con el aumento
de giros, trazado en la huída-retorno y una absorción por la estructura canónica.
AGON CANÓNICO
Esta lucha que pretende el establecimiento de otros universos pictóricos claramente
diferenciados tiene lugar en dos fases. Una primera que pretende liberar
a la pintura de la obligación de llevar a efecto una función social, de seguir las
pautas para satisfacer las demandas de unas determinadas prioridades impuestas
por unas más o menos apreciables causas, en general socialmente defendidas por
la literatura contemporánea. En una segunda fase la pintura pugna por liberarse

CREATIVIDAD Y CANON PICTÓRICO 49
de la institución académica. Las nuevas propuestas estéticas quieren convertirse
ellas mismas en referencia, por encima incluso de los gustos imperantes, para
hacer de la obra de arte una obra cuyo valor se encuentre en sí misma a juicio
del artista que la ofrece. 4
Es una lucha que se puede ver esquematizada entre el genio o los genios
anteriores y los sucesores, aspirantes ellos mismos a situarse en el altar de la
supervivencia. Por esto, como venimos defendiendo, el arte es autotélico, o para
seguir con la metáfora utilizada, helicoidal, en un giro sin fin que nunca puede
escapar de la fuerza centrípeta del eje sustentador del giro: toda obra artística, o
pictórica en particular, depende de las anteriores o se inspira en ellas por una parte
y de las interpretaciones posteriores por otra. La oposición entre los detentadores
de la canonicidad y los aspirantes a la misma es agónica, puesto que el esfuerzo
porque las propuestas novedosas sean aceptadas tiene que competir con las ya
consolidadas, que contrarrestan tal esfuerzo por prevalecer.
El conflicto hay que situarlo en dos niveles. En un primer nivel la tensión
hay que situarla en la mera supervivencia del cuadro, de la inclusión en la lista
de cuadros, digamos, sacralizados, para aproximarnos a rasgos contenidos en el
significado de “canon”, para pasar a formar parte del acervo cultural dentro del
cual, a partir de la inclusión, será conservado y admirado. En un segundo nivel,
más importante que el primero, lo que se pretende que prevalezca es el principio
productivo de los valores canónicos a través del conjunto de elementos contextuales
y culturales que influyen en los valores del cuadro. Es lo que podríamos llamar
canonicidad estática en el primer caso, y canonicidad dinámica o generadora de
valores canónicos, en el segundo. 5 En este movimiento paradójico, emancipador
para la supervivencia artística, los creadores tienen que arrastrar la “angustia de las
influencias”, como subraya E. Sulla citando a H. Bloom; tienen que “arrastrar la
carga de las influencias si se desea alcanzar la originalidad significativa dentro de
la riqueza de la tradición”, en él referida a la tradición occidental, pues toda obra
interpreta de manera errónea desde el punto de vista creativo las obras pictóricas
precedentes. 6 En muchos casos lo normal es que obras que se incorporan al canon,
en su época no fueran tenidas por canónicas, como ocurriera en la literatura
con Cervantes o Shakespeare, o en la pintura con el Greco o los manieristas en
su tiempo. Manet en su época lleva a efecto una revolución eliminando la posi-
4 P. Bourdieu, op. cit. pp. 195-96
5 J. Mª. Pozuelo, op. cit. p. 27
6 E. Sullá, op. cit., en la introducción, toma la cita de H. Bloom: The western canon. The
books and school of ages, Nueva York, Harcourt Brace. Trad. esp. El canon occidental, Anagrama,
Barcelona, 1995, incluido en parte en esta compilación.

50 RICARDO ESCAVY MARSILLA
bilidad de remisión a una autoridad última que expida el certificado o pronuncie
el veredicto sobre la calidad estética de las propuestas y sentencie en última
instancia en los litigios pictóricos. La autoridad de la Academia, dejará paso a
otros jueces polivalentes. Es una ruptura con el absolutismo ilustrado para abrir
la posibilidad de valoración proveniente de una pluralidad de puntos de vista. Se
sale del sendero único amojonado por los designios de la autoridad académica
para desbrozar numerosas trochas, poco transitadas en el espeso bosque de la
canonicidad. Es un ejemplo de lucha con la Academia en busca de autonomía.
Es un proceso que acabará cuando el universo del artista se desvincule del orden
jerárquico controlado por la institución académica. Un proceso que busca una meta
en donde se cuestione el monopolio de la validación o legitimación artística. Un
camino que conduce a la institucionalización de la “anomia”, con lo cual nadie
puede proponerse como maestro o poseedor de la verdad estética. Si se lleva a
cabo un cambio revolucionario, este cambio suele ir acompañado, no sólo de los
esfuerzos estéticos diferenciales, sino por agentes externos que hacen posible la
ampliación de la propuesta estética. 7
En esta lucha antiacademicista los pintores, y muy en particular los que permanecen
rechazados por el canon, se suelen apoyar en todo un conjunto de trabajos
de invención colectiva, a partir de los cuales, el artista, sobre todo el que se siente
rechazado por el academicismo, nutrirá su oferta en pos de su originalidad con dosis
de la incomprensión de que es víctima o con ingredientes surgidos del escándalo
que su propuesta estética suscita. La cultura precisa cruzar la frontera que se erige
como un muro que exige ser derribado para que el proceso cultural continúe.
En definitiva, haciéndonos eco de un principio elemental de la Física, también
en el arte tiene lugar la reacción como consecuencia de la acción. No hay
acción estética que no sea reacción a todas las demás acciones precedentes, más
o menos distantes en el tiempo y en las preferencias.
PRECISIONES SOBRE EL CANON
Hasta aquí nos hemos referido al canon como si este fuera una entidad
establecida, aceptada unánimemente en su configuración material. El concepto
generalizado que venimos manejando es un concepto al que acudir, válido en
una primera aproximación teórica, mas tal concepto precisa matizaciones que
comentamos a continuación.
El canon queda constituido por autores u obras consagradas que dominan
el campo de la proyección artística. Pero este campo es susceptible de variación
7 En nuestro planteamiento seguimos muy de cerca el análisis de P. Bourdieu

CREATIVIDAD Y CANON PICTÓRICO 51
estructural, siempre que en la estructura jerárquica de los gustos estéticos se produzca
un cambio de manera paralela. Hoy que ha tenido lugar una uniformidad
en el campo del arte y en general en casi todos los campos y en la historia de
los mismos, cada acto creativo que ocupa un lugar dentro del contexto provoca
un desplazamiento en la serie de actos artísticos anteriores. Es decir, el canon no
es una estructura esclerotizada, sino abierta a modificaciones que inciden en ella
desde diferentes puntos y que los reordenan en diferentes sentidos, conectados
a gusto del momento. Así pues, dentro de la cultura podemos hablar de estratos
más o menos canonizados, incluso no canonizados, susceptibles de desplazamiento
hacia dentro y hacia fuera de los límites canónicos. “Toda cultura crea no solo
su propia organización interna, sino también su propio tipo de desorganización
externa”, según las ideas de Lotman. 8
El canon no es sólo un conjunto de obras más o menos amplio, mejor o peor
seleccionado, más general o más particular, sino un modelo que le concede, por
tanto, un lugar relevante dentro del ámbito de la cultura, del arte, de la pintura,
de modo que la pintura, que es el espacio que particularmente nos interesa, quede
definido por la relación entre los cuadros y los códigos utilizados a lo largo del
devenir histórico. El arte y la pintura, incluidos en el mismo, no pueden explicarse
teniendo en cuenta solamente los cuadros, como si se tratara de una suma de
los mismos, como una colección más o menos selecta, o como inmenso museo,
ni tampoco si sólo se tienen en cuenta los códigos utilizados, sin que se preste
interés al producto resultante de la utilización de dichos códigos. Hay que definir
la pintura como consecuencia de una confluencia de diferentes sistemas semióticos,
el cuadro por un lado y los otros sistemas convergentes con el cuadro son
las manifestaciones parciales del conjunto de sistemas que se entrecruzan en la
elaboración pictórica, es un resultado polisistemático.
La producción histórico pictórica está íntimamente ligada a otras series,
como inicialmente propusieron Tynianov y R. Jakobson: Novyi Lef. Lef Cada una de
estas series se caracteriza por sus propias leyes estructurales. Fuera del estudio
de las leyes estructurales que rigen en la serie pictórica, en el sistema pictórico
es imposible establecer conexiones entre lo pictórico y los demás conjuntos de
fenómenos culturales, aunque las relaciones existan, al margen de que puedan
establecerse las relaciones, si no se opera determinando las leyes estructurales de
lo pictórico, como acabamos de decir. 9
8 I. Lotman: Acerca de la semiosfera, Criterios, 30,1984, pp. 3-22
9 J. Laude: Sobre el análisis de poemas y cuadros, en A. Monegal (ed.): Literatura y pintura,
Arco-Libros; Madrid, 2000, pp. 89-108

52 RICARDO ESCAVY MARSILLA
Estas otras series o sistemas convergentes presentan una triplicidad de niveles.
Uno constituido por elementos individuales que en el campo de la pintura
pueden ser concretados en los colores utilizados o en la calidad de los trazos y
pinceladas. Un segundo nivel de construcción sintáctica, es decir, relativo a la
composición y unidades de composición. Un tercer nivel, donde se sitúan los
modelos utilizados, el cual es el más relevante para la determinación de cánones,
y, al mismo tiempo, es el que permite que el cuadro pueda tener una interpretación
o pueda ser descodificado, gracias al conocimiento previo de los modelos o
de los códigos que hayan intervenido o se hayan utilizado en la realización del
acto pictórico, del cuadro. En estos conocimientos previos quedan comprendidos
el conocimiento de géneros y estilos, los prejuicios culturales, sociales y estéticos,
acuerdos, presuposiciones, etc. Es lo que P. Bourdieu llama habitus, en él
exactamente esquemas y disposiciones adquiridos a través de la experiencia, que
dependen de unas coordenadas espacio-temporales. Son esquemas interiorizados,
tanto por un individuo, como por un grupo, que posibilitan la interrelación artística
entre el pintor y los receptores o analistas de la obra.
Por estos motivos el canon no es un canon asumido de forma general, por
lo que no han faltado propuestas que reclaman el consenso para establecer los
criterios básicos, para formular objetivamente los criterios para la determinación
del canon, lo que siempre entrará en fricción con la incidencia de diferentes sistemas
que hagan resentirse tales criterios, a la luz de los cuales se pretende hacer
un canon objetivo, de validez universal. Para resolver estos inconvenientes hay
que rechazar en principio la oposición siempre presente entre criterios estéticos y
criterios de poder, sin que debamos olvidar que los criterios de poder no dimanan
exclusivamente de los centros que defienden el canon tradicional, sino también
de otros centros no tan claramente definidos que ejercen su fuerza entrando en
colisión o convergencia con las fuerzas tradicionales. Existen nuevos criterios y
nuevas fuerzas que tienen su origen y fundamento en razones raciales, en razones
sexuales, en razones geográficas, que operan como generadores de energía canónica
y que de una postura que busca su reconocimiento, ante el enfrentamiento acaba
por convertirse en una nueva ortodoxia.
A este respecto es muy elocuente E. Said: 10
Estos rechazos clamorosos y afirmaciones tajantes son de hecho reducciones
caricaturescas de aquello que pretendieron ser en sus orígenes los
grandes gestos revisionistas del feminismo, los estudios negros alternativos
10 Tomamos la cita de J. Mª. Pozuelo, op. cit., p. 17

CREATIVIDAD Y CANON PICTÓRICO 53
y la resistencia antiimperialista. Para ellos nunca fue cuestión de cambiar
un sistema de autoridades y dogmas por otro ni de sustituir un centro por
otro. Siempre fue una cuestión de apertura y participación.
No obstante, no hay que dejar de vislumbrar el riesgo de segregación que
conlleva el multiculturalismo, y la ruptura de la cultura común en obras que
atiendan a tradiciones culturales regionales o locales, con fronteras insalvables
entre sí, cuando la permeabilidad entre todas las zonas a través del diálogo fluido
es lo que da al multiculturalismo una dimensión enriquecedora por medio
del reconocimiento del “otro”, como dotado de la misma dignidad y valores que
se defienden dentro de la cultura occidental. 11 En la determinación del canon es
muy difícil sustraerse a la reafirmación de valores esenciales válidos para todos
aquellos que acudan a él; sin embargo, no por ello hemos de ignorar el derecho
del “otro” a que sus valores sean tenidos en cuenta, el derecho al reconocimiento
de la “alteridad” artística.
H. Bloom 12 frente a estas, llamémoslas concesiones democráticas o reconocimiento
de derechos, defiende la necesidad de un canon cuyo fundamento se
base exclusivamente en criterios estéticos, en el que lo artístico prime sobre lo
ideológico, lo individual sobre la institución, el esfuerzo estético, la originalidad,
la extrañeza de propuestas, lo novedoso y deslumbrante, que en suma constituyen
la esencia de lo artístico.
Es verdad, insistimos, que por razones por todos conocidas, los diferentes
cánones artísticos, entre ellos el pictórico están orientados por un profundo eurocentrismo,
por lo que en todo proceso histórico cultural las ofertas artísticas están
investidas de sentido occidental, y los valores estéticos que se han manejado como
válidos han sido sin duda los nacidos y desarrollados en Occidente.
Una última precisión sobre el canon la tomamos W. Mignolo. 13 Este autor
sostiene que una cosa es el canon epistémico y otra el canon vocacional, diferencia
que la mayoría de las veces no se considera y provoca muchas confusiones. El
canon vocacional es de índole subjetiva en la que prima el criterio y la autoridad
11 Véase E. Sullá, op. cit., p. 17. Para desarrollar estas ideas nos remite a R. Hughes: Cultura
of complaint. The fraying of América, Nueva York, Oxford, UP. Trad. esp.: La cultura de la queja,
Anagrama, Barcelona, 1994, pp. 115-6. También Ch. Taylor: The politics of recognition, 1992, pp.
75-107 en D. T. Goldberg (ed.) Multiculturalism. A critical reader, Oxford, B. Blackwell, 1994
12 Op. cit. Todo su trabajo es, en definitiva, un manifiesto en defensa de la Estética, y de su
supremacía. Exige la supresión de toda idea instrumental y de la propia idea inicial que hizo surgir
el canon referido a los textos bíblicos.
13 W. Mignolo: Canons A(nd) Cross–cultural boundaries (or whose canon are we talking about?,
Poetics Today, 12: 1, pp. 1-28, recogido en E. Sullá, op. cit. pp.2376-70.

54 RICARDO ESCAVY MARSILLA
o singularidad del que lleva a cabo la selección. El epistémico debe precisamente
alejarse de todo condicionamiento subjetivo, para que el resultado obedezca a
criterios científicos nítidamente establecidos, donde sean estos criterios y no la
autoridad u originalidad del autor de la selección los que primen. La selección de
los cuadros del Escorial la realizó Felipe II, no incluye desafortunadamente entre
ellos los de El Greco. En algún canon vocacional actual con criterios tradicionales
Polloc probablemente quedaría excluido.
CANON, CÓDIGOS Y CREATIVIDAD
En los apartados anteriores nos hemos referido de pasada a la incidencia de
diferentes códigos en la constitución del canon, según determinadas concepciones
teóricas sobre la estructura del mismo. La creatividad pictórica, como cualquier
tipo de creatividad artística, no puede concretarse si no es con la utilización de
un código que entrará en confluencia con otros cuando el cuadro se sitúe en el
contexto correspondiente, como acto pictórico realizado. La obra de arte provoca
la conversación, reclama la atención y precisa de la interrelación entre el pintor
y sus receptores. En otro sentido, será a partir de estas interrelaciones previas
como pueda incorporarse al canon y no quede relegada a objeto arqueológico. El
código es un instrumento compartido por emisor y receptor, por medio del cual
uno codifica el mensaje que otro descodifica, transmitido a través de una canal,
dentro de un contexto. Es el esquema de R. Jakobson. 14 Los mensajes transmiten
contenidos del pensamiento en correspondencia con el mundo al que se refieren.
Ahora bien, este esquema elaborado para los mensajes lingüísticos no pueden trasladarse
por completo al ámbito de la pintura, no sólo por los elementos materiales
diferentes utilizados, sino porque como dice P. Francastel 15 el pensamiento que
convierte estos elementos en obras es distinto. En la pintura el pensamiento que
opera es el pensamiento figurativo, que es diferente del literario o del matemático.
Para Cézanne los que piensan son los ojos en atinada metáfora, por eso consideraba
la pintura sobre todo como un arte óptico. La materia de nuestro arte está
contenida en lo que nuestros ojos piensan. 16 Ni se elabora el cuadro igual que un
texto lingüístico, ni se lee el cuadro como se lee un texto lingüístico; sin embargo,
el ojo recorre el cuadro, no de manera desordenada, sino siguiendo zonas y
haciendo pausas; por decirlo con un símil lingüístico, puntuando y acentuando el
cuadro. Lo que es problemático es decidir si el ojo sigue movimientos universales
14 R. Jakobson: Ensayos de lingüística general, Seix Barral, Barcelona, 1975
15 P. Francastel: La figure et le lieu, Paris,1969
16 J. Laude toma la cita de J. Gasquet: Paul Cézanne, Paris, 1921 y aporta el subrayado

CREATIVIDAD Y CANON PICTÓRICO 55
a la hora de leer un texto pictórico, o está condicionado por agentes culturales
externos. 17 Podríamos decir con P. Bourdieu18 que “de la forma nace la idea”. La
pintura no consiste simplemente en codificar un cuadro de acuerdo con un pensamiento
preexistente, como ha sido sostenido por la doctrina clásica y defienden
las Academias, sino que es un proceso de búsqueda, un proceso en cierto modo
iniciático, destinado a la evocación de una realidad que es esencialmente pictórica.
A través del trabajo pictórico en lucha con la materia y forma pictóricas como
se consigue la evocación encantadora de lo real, donde los colores y las formas
piensan por él. Es la búsqueda formal de composición y articulación la que da
el carácter real a los cuadros, en un sentido bien distinto del que tradicionalmente
se ha concedido a los términos “real”, “realista”, o “realidad”. Para Picasso,
cuando escribía poemas en francés, las palabras apenas significaban. Eran como
objetos con los que organizaba sentidos. Descargadas de su contenido semántico
primigenio, por no ser hablante nativo del francés, se alejaba del espíritu de las
palabras y se aproximaba a la materialidad de las mismas, a su “sabor”, a su
“peso”, a su “color”. Podríamos decir que pintaba con palabras, utilizadas como
equivalentes de las formas y de los colores19 . Así pues, los elementos materiales
con los que se construyen los mensajes pictóricos, los cuadros, no pueden hacerse
corresponder con los lingüísticos. No obstante ¿cómo podemos decir que la
pintura es un lenguaje y manejar, por tanto, algún sistema de signos sin remitir
a la realidad y expresar el mundo que expresa a través de la forma y el color
que a su vez no puede ser significado con la palabra? R. Passeron sustituye la
dicotomía saussereana significante/significado por exprimant/exprimé (los signos
que expresan/lo expresado). 20
El pintor descubre su materia en la naturaleza. Los colores antes de ser
usados por él los ve en la naturaleza, así como antes de utilizarlas ya conoce las
figuras geométricas, pero el color que utiliza no es nunca igual al que ha conocido
previamente, en composición química, brillo, aplicación, grosor, colores limítrofes,
etc. Todas las cualidades del color son cualidades que el color posee, cualidades
sensibles en relación directa con nuestra capacidad perceptiva. 21 El color no está
ligado prerracionalmente con la realidad, sin embargo, los colores están codificados
en las diferentes culturas, y se asimilan a determinadas representaciones afectivas
17 Ibid.
18 Op. cit., pp. 157-58
19 J. Laude, op. cit., p.99
20 Ibid.
21 Seguimos los razonamientos de J. Laude, op. cit. y tenemos en cuenta las ideas de autores
por él citados

56 RICARDO ESCAVY MARSILLA
que se dejan notar en la pintura, en nuestro caso, occidental. También se utiliza
como signo diferencial en la composición, como ocurre con Matisse o Picasso,
lo que podemos ver en la codificación del color vinculada a representaciones semánticas
pertenecientes a un ámbito diferente del estrictamente pictórico. Ahora
bien, el orden plástico se conecta con otros órdenes. En le Quattrocento el azul
se utilizaba para expresar distancias, mientras que a partir de Gauguin y Matisse
esa capacidad expresiva la asume el rojo.
En la pintura y en el resto de artes el artista se mueve en el terreno de la
sensibilidad estética, y es ahí donde hay que buscar la realidad de la pintura, no
en posibles sensualismos o sentimentalismos adyacentes. Esto es lo que se debe
buscar, por ejemplo en Manet, en La femme aux seins nus. No le interesan las
diferencias que no se basen en calidades estéticas, aunque para desestimarlas sea
necesario conocerlas. 22
El creador para alejarse del canon más consolidado, sometido a la fuerza de
los distintos sistemas codificados en mayor o menor grado que inciden en él, puede
hacerlo a partir del conocimiento de la estructura sistémica del mismo.
Aparte de las precisiones que hemos hecho del código pictórico, a pesar de
que estas hayan sido aproximativas y hayan dicho que no es asimilable al código
lingüístico, el esquema que utiliza I. Event-Zohar para el hecho literario, inspirado
en el de R. Jakobson, nos puede ilustrar de algunos matices del pictórico. Su
esquema es el siguiente: 23
INSTITUCIÓN (contexto)
REPERTORIO (código)
PRODUCTOR (emisor) → MENSAJE → CONSUMIDOR (destinatario)
(cuadro)
PRODUCTO
MERCADO (contacto-canal)
Probablemente lo que necesita alguna aclaración sea el contexto, la institución,
integrada por los factores que coadyuvan a que la pintura sea una actividad
sociocultural en donde se implican, además del pintor y del consumidor, otros
elementos como galerías, críticos de arte, medios de cultura de masas, diferentes
niveles educativos, etc. La pintura no es sólo cuadros y códigos, sino un conjunto
de sistemas que confluyen con ella y la habilitan para la selección canónica.
22 P. Bourdieu, op. cit.
23 Véase J. Mª. Pozuelo, op. cit. pp. 27-8

CREATIVIDAD Y CANON PICTÓRICO 57
JUSTIFICACIÓN DE LA CREATIVIDAD
Aunque ninguna actividad comunicativa del tipo que sea, en este caso pictórica,
pueda prescindir de recursos codificadores, es cierto que la creación podemos
entenderla como una huida también de los códigos y por tanto de los cánones en
donde la codificación se presenta estabilizada. La creación supone una desviación
del rigor normativo. Sabemos que hay una creatividad consistente en utilizar reglas
recogidas en el código para realizar los textos pictóricos, que estando bien
construidos estructuralmente, académicamente, carecerían de los elementos que le
confieren la calidad estética. Esta calidad se consigue eludiendo o transgrediendo la
norma para dar como resultado un cuadro no previsto, un cuadro no esquemático en
su consideración artística. Por ello un cuadro innovador, como dice Lotman: 24
Una obra innovadora del arte, al igual que los descubrimientos arqueológicos
arrancados de sus contextos históricos (en esencia, cualquier personalidad
del otro) nos son dados primero como textos en ninguna lengua.
Sabemos que son textos, aunque el código para su lectura ha de ser descrito
por nosotros mismos.
Esto que dice sobre el texto literario es aplicable al texto pictórico, en relación
con los elementos sorprendentes o casuales que en la praxis pictórica aparecen ante
el pintor, sin duda como resultado no rotundamente fortuito, sino entrelazado con
la huida de los cánones y la búsqueda de nuevas propuestas. En esta actuación
de distanciamiento, no basta, para crear belleza, utilizar lo que excluye la estética
oficial, o la belleza canonizada, sino que es necesario afirmar el poder de la
propia naturaleza estética a través de la forma y los colores, capaces de elevar a
calidad artística categorías que transvasadas a otros órdenes sólo serían mediocres.
Frente a la ciencia que necesita reducir lo casual a invariantes, el arte siempre será
imprevisible y hará resentirse al código, en principio en conflicto con el canon en
el momento de su propuesta, puesto que el cuadro crea su propio lenguaje.
La cultura en esta tensión creativa ante el canon actúa como agente en la
confrontación e interviene en la sustitución de cánones. Los metatextos en este
proceso de cambio, la crítica, juegan un papel de suma importancia a través de
la constitución de lo conocemos como semiosfera. Entre el centro canónico y
lo periférico existe una tensión dialéctica, de presión y desplazamiento entre los
estratos canonizados. Lo periférico tiende progresivamente a ocupar el centro del
24 I. Lotman: Sobre el papel de los factores casuales en la evolución artística literaria, Discurso,
8, 1993, pp. 91-102.

58 RICARDO ESCAVY MARSILLA
canon y a canonizar su propio código, pero esa tensión que a su vez configura
sistema entre centro y periferia, de forma que no existe uno sin la otra. La imagen
de la espiral y el movimiento helicoidal nos pueden aproximar a ese movimiento
dialéctico que se genera en la relación agónica entre el sistema canónico y la
desorganización externa que pugna por integrarse en el mismo. Todo este movimiento
podemos ponerlo en conexión con la oposición que establece Lotman entre
estética de la identidad y estética de la diferencia, que nos ilustran de dos fuerzas,
la conservadora o academicista y la innovadora, movida por la creatividad, 25 que
se delimita y cristaliza si consideramos largos periodos de tiempo.
Estudiar todo el funcionamiento del sistema canónico ignorando todo el aparato
a que nos venimos refiriendo es un error. No es cuestión de seleccionar un
elemento de un complejo cultural y fijarnos en él como motor de la innovación
creativa. Esto solamente puede venir derivado de leyes pertinentes que gobiernan
el complejo cultural, en tanto que estas leyes pueden tener un desarrollo posterior
que permita la inclusión en el canon. La pintura debe entenderse primero en su
propio desarrollo interno, como dice al respecto J. Laude: 26
Las opciones que eligen en orden de la transformación de sus lenguajes,
los puntos de vista que intentan definir, las utopías cuyo éxito esperan
garantizar estos factores se evidencian en términos más o menos duraderos
y con mayor o menor efectividad mientras modifican de alguna manera el
patrón que abarca a toda la esfera social.
Es decir, entre lo canónico y lo innovador es fácil en principio ver las diferencias,
incluso descubrir redes de conexión entre ambos, como por ejemplo, el
surrealismo conecta con el simbolismo y con el arte en general del 1900, pero en
una segundad fase es en las nuevas propuestas formales donde se deben descubrir
los principios innovadores, e incluso la necesidad creativa, poniendo en relación su
sistematicidad con el resto de sistemas que en el universo cultural participan. No
podemos ver el arte determinado radicalmente por lo social, sino que la relación
sociedad-arte hay que analizarla a partir de de la consideración de la confluencia
de códigos semióticos, frente a postura exclusivamente esteticistas, que metafísicamente
pretendan aislar el hecho artístico del contexto. El canon es norma estética,
pero depende de factores intrínsecos y de factores extrínsecos y ambos participan
en el movimiento al que constantemente nos venimos refiriendo. Es un sistema
en evolución donde la historicidad interviene como constituyente relevante. No
25 Véase J. Mª. Pozuelo para un resumen de las teorías de I. Lotman, pp. 28- ss.
26 J. Laude, op. cit. pp. 107-108.

CREATIVIDAD Y CANON PICTÓRICO 59
podemos aislar lo estético como único elemento que se deba tener en consideración
en la tensión entre creatividad y canon, pues es muy difícil decir en qué consiste
lo artístico, y lo pictórico en particular, ya que ni en qué consiste el concepto de
belleza está admitido de forma generalizada, y en algún caso incluso combatido.
Podemos por último decir que el “proyecto creador” puede surgir del encuentro
entre las disposiciones particulares del pintor o grupo de artistas que las
hacen suyas e integran en su “campo”, en palabras de Bourdieu, 27 a partir de su
trayectoria, y el espacio con posibilidades de inscripción dentro del campo, dentro
de lo que con el término vago se conoce como tradición artística, que nosotros
interesadamente hacemos sinónimo de canon.
Para no olvidar uno de los factores del esquema comunicativo debemos atender,
aunque sea brevemente al receptor-consumidor, sobre el que actúa el mensaje-producto
artístico produciéndole sorpresa, provocándole desautomatización
en la recepción pictórica, mayor cuanto mayor es la densidad innovadora. Esta
capacidad sorpresiva podemos ponerla en conexión con le carácter dinámico del
canon, o sea con la capacidad de desplazamiento de unos elementos integrantes en
beneficio de la inclusión de otros. Ante la obra el espectador se mueve atraído por
la curiosidad y la inteligibilidad de la misma, mucho más que por la que pudiera
producirle la pertenencia a un grupo nacional, regional, social, cultural, etc. No
obstante, el juicio estético no surge exclusivamente a partir de la competencia que
una formación académica haya podido suministrar en un campo concreto, como
pueda ser el de la pintura, sino en el seno de un “enclasamiento” o “ubicación”.
La cultura se consume y distingue. El buen gusto es un valor de mercado. En
este aspecto, un determinado estilo de vida puede ponerse en relación con la
posibilidad de consumir un determinado arte canónico, pero al mismo tiempo los
estratos sociales de rango elevado van legitimando una obra o autor que en reciprocidad
los distingue con tal elección. Una, digamos, titulación académica es una
condición que distingue y habilita especialmente para la frecuentación de obras
artísticas, reconocidas en el canon, pero a la vez queda autorizado a consumir,
admirar y comentar otras obras no reconocidas, que podemos reconocerlas como
vanguardias, a partir de lo cual se constituyen en opositoras en el conflicto canónico.
Con estas reflexiones hemos de aceptar que también del receptor-consumidor
de cuadros, de la presión del mercado, parte una de las fuerzas que actúan en la
configuración del canon. 28
27 Op. cit., p. 185
28 J. Mª. Pozuelo y R. Mª. Aranda Sánchez: Teoría del canon y Literatura Española, Cátedra,
Madrid, 2000

60 RICARDO ESCAVY MARSILLA
En el proceso de interpretación de un texto como nos dice H. G. Gadamer
en sus reflexiones sobre Heidegger, no sólo se proyecta uno en el esfuerzo de
comprensión hacia un significado, aquí estético, sino que adquiere la comprensión
en una libertad de espíritu inédita. Supone interpretar un cuadro ver relaciones
ocultas, sacar conclusiones estéticas, etc. Uno se reconoce en el cuadro, se comprende
a sí mismo en relación a algo otro. 29 A partir de este reconocimiento y
creación en algún modo incidirá como fuerza integradora-desintegradora del canon.
Permítaseme cerrar el artículo con una cita de este autor, con la mirada puesta
en Dilthey: 30
El arte, en efecto, constituye el órgano privilegiado por el cual se comprende
la vida, porque situado “en los confines del saber y de la acción” permite
a la vida revelarse ella misma en una profundidad donde la observación,
la reflexión y la teoría no tienen acceso
BIBLIOGRAFÍA
Bloom, H.: The western canon. The books and school of ages, Nueva York, Harcourt
Brace. Trad. esp. El canon occidental, Anagrama, Barcelona, 1995.
Bourdieu, P.: Les règles de l’arte. Genèse et structure du champ littéraire, Ed. Seuil,
Paris, 1992.
Francastel, P.: La figure et le lieu, Paris, 1969.
Gadamer, H-G.: El problema de la conciencia histórica, Tecnos, Madrid, 1993.
Harris, W.V.: La canonicidad,
canonicidad en E. Sullá (ed.): El canon literario, Arco-Libros,
Madrid, 1998.
Jakobson, R.: Ensayos de lingüística general, Seix Barral, Barcelona, 1975.
Laude, J.: Sobre el análisis de poemas y cuadros, en A. Monegal (ed.).
Lotman, I.: Acerca de la semiosfera, Criterios, 30, 1984.
Mignolo, G.: Canons A(nd) Cross–cultural boundaries (or whose canon are we talking
about?, Poetics Today, 12: 1, pp. 1-28, recogido en E. Sullá, op. cit. pp. 237-70.
Monegal, A. (ed.): Literatura y pintura, Arco-Libros; Madrid, 2000.
Pozuelo, J. Mª.: El canon en la teoría literaria contemporánea, Episteme, vol 108,
Valencia, 1995.
Pozuelo J. Mª. y R. Mª. Aranda: Teoría del canon y Literatura Española, Cátedra,
Madrid, 2000.
Sullá, E.: El canon literario, Arco-Libros, Madrid, 1998.
29 H.G. Gadamer: El problema de la conciencia histórica, Tecnos, Madrid, 1993, p. 74.
30 H-G. Gadamer, op. cit., p. 61.

NEOMARXISMO Y USO ALTERNATIVO DEL DERECHO
ALBERTO MONTORO BALLESTEROS
Catedrático de Filosofía del Derecho
Universidad de Murcia
A. INTRODUCCIÓN. ¿QUÉ ES EL USO ALTERNATIVO DEL DERECHO?
LA DOCTRINA
La actitud crítica y militante del pensamiento marxista, bajo la apariencia de
una renovación doctrinal y metodológica, se ha plasmado en el último tercio del siglo
XX en su preocupación e interés por la reforma y nueva orientación de la teoría y
la praxis jurídicas. Este neomarxismo ha cristalizado en las llamadas teorías críticas
del Derecho, empeñadas en depurar la teoría y la práctica del Derecho de sus raíces
y adherencias burguesas, y en hacer del Derecho un instrumento de lucha orientado
a la construcción –desde una perspectiva siempre socialista, neomarxista– de una
sociedad más libre, igualitaria y progresista 1 . Uno de los ejemplos más característicos
de esta corriente de pensamiento quizá sea el conocido bajo la denominación de
“uso alternativo del Derecho”.
Bajo la bandera del “uso alternativo del Derecho” se aglutinan un grupo de
personas definido por dos claros rasgos: el ideológico y el profesional.
Desde el punto de vista ideológico se trata de personas con un claro compromiso
con el socialismo y el marxismo más o menos renovado que, en cualquier caso, se
trasluce de inmediato en su lenguaje.
1 PÉREZ LUÑO, A.E. Trayectorias contemporáneas de la Filosofía y la Teoría del Derecho,
Innovación Editorial Lagares, Sevilla, 2003, págs. 73 y 74.
61

62 ALBERTO MONTORO BALLESTEROS
Desde la perspectiva profesional destaca la condición de juristas de los miembros
de dicho movimiento. Se trata de un nuevo tipo de revolucionario, dedicado
profesionalmente al Derecho, y que ha encontrado su campo de actuación en las
Facultades de Derecho, en los Tribunales de Justicia, en la Administración Pública y
determinados bufetes de abogados. El aura con que se envuelve y nimba su actuación
social como profesor, juez o abogado, es la del “progresismo
“ ”. Dicho “progresismo”,
consciente de la importancia del Derecho en la vida social y política, pretende, para
sus fines, modificar la vida jurídica cambiando la enseñanza del Derecho, la práctica
ordinaria de los profesionales del mismo (jueces, abogados, etc.), haciendo del
Derecho un arma para la lucha al servicio de su ideología revolucionaria.
El movimiento de “uso alternativo del Derecho” ha de entenderse lógicamente
en función del contexto histórico, político y social en que aparece. Dicho movimiento
nace en Italia, en los años setenta del siglo XX, en una situación política de crisis, con
un mundo escindido en dos bloques por la “guerra fría”. De un lado, el bloque occidental,
integrado básicamente por países dotados de un régimen liberal y democrático
o en vías de alcanzarlo. De otro lado, el bloque oriental o soviético integrado por los
países donde regía el denominado “socialismo real”, dotados de regímenes políticos
totalitarios vertebrados e impulsados por la dictadura del Partido Comunista.
En esta situación, fresco aún el recuerdo de la guerra mundial y vivas las
tensiones políticas entre bloques, los partidos comunistas de la Europa occidental
moderaron su lenguaje y sus tácticas (las palabras guerra, revolución, etc. no sonaban
bien en aquel contexto) y se presentaron como luchadores por la democracia,
si bien hicieron ojos ciegos y oídos sordos a la situación dramática de los países
del este de Europa, situación que, lejos de condenar, se esforzaron en ocultar y, en
cualquier caso, en justificar. Para el “progresismo” el “socialismo real” constituía un
momento cualitativo superior al representado por la sociedad burguesa, capitalista,
liberal y democrática.
Ese es el momento en que en la vida política aparece el Eurocomunismo (Francia,
Italia, España) y en el ámbito del pensamiento jurídico surge, en Italia, como ya
se ha indicado, la doctrina del uso alternativo del Derecho. Dicha doctrina pretende
impulsar, desde el mundo jurídico, una praxis revolucionaria, pero silenciosa y poco
comprometida2 , que sin embargo no renuncia a la consecución de los objetivos del
marxismo pero que, por el momento, se ve obligada a continuar la “lucha de clases”
por otros medios; esto es, mediante el “uso alternativo del Derecho” 3 .
2 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. Uso alternativo del Derecho y práctica judicial, en el vol. “Sobre el
uso alternativo del Derecho”, Fernando Torres-Editor, Valencia, 1978, págs. 82 a 84.
3 LÓPEZ CALERA, N.Mª. Sobre el alcance teórico del uso alternativo del Derecho, en el vol.
cit. “Sobre el uso alternativo del Derecho”, págs. 25, 26 y 29.

NEOMARXISMO Y USO ALTERNATIVO DEL DERECHO 63
La doctrina del “uso alternativo del Derecho”, surgida en Italia, experimentó
una entusiasta acogida en España, por parte de los sectores autodenominados
“progresistas”, pertenecientes al mundo universitario y a la carrera judicial y fiscal.
Entre las principales figuras de dicho movimiento debe destacarse a los italianos
P. Barcellona, G. Cotturi, L. Ferrajoli, S. Senese, V. Accattasis, G. Tarello, L. de
Marco y F. Mesiani, entre otros.
La obra más significativa de esta corriente doctrinal son los libros colectivos
L’uso alternativo del Diritto, (2 vols. Ed. al cuidado de P. Barcellona, Ed. Laterza,
Roma-Bari, 1973, y El Estado y los juristas, (trad. esp. de J.R. Capella, Ed. Fontanella,
Barcelona, 1976) 4 .
El mejor conocimiento de la significación y alcance de este movimiento exige
la consideración de sus fines y de sus medios.
B. LOS FINES
El “uso alternativo del Derecho” constituye un fruto característico del pensamiento
neomarxista que hace suyos y se nutre de la doctrina y del método del
materialismo histórico 5 .
Coherentemente con ello dicho movimiento se propone fundamentalmente dos
cosas:
a) La erosión y derrocamiento de la sociedad burguesa capitalista cuyas
contradicciones internas en el sistema de producción han sumido a sus
instituciones en una crisis profunda, incapacitándola para resolver esas
contradicciones así como para satisfacer las necesidades y demandas
que una nueva sociedad emergente exige. Las contradicciones internas
de la sociedad capitalista (se teoriza) la condenan irremisiblemente a su
extinción, postulándose a este respecto que las demandas y el empuje de
las masas populares sea aprovechado, guiado e impulsado por las fuerzas
“progresistas”, para llevar a cabo, de forma definitiva, la transformación
estructural que permita el tránsito de la sociedad burguesa actual hacia
un sistema social cualitativamente superior; esto es, hacia una sociedad
sin clases, democrática y socialista 6 .
4 Ibid. págs. 11 y 16; ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 67 y 68 y SAAVEDRA LÓPEZ,
M. Interpretación jurídica y uso alternativo del Derecho, en el vol. cit. “Sobre el uso alternativo del
Derecho”, pág. 39.
5 Ibid. SAAVEDRA LÓPEZ, M. pág. 42.
6 Ibid. págs. 35 a 37.

64 ALBERTO MONTORO BALLESTEROS
b) La segunda tarea que se proponen los defensores del uso alternativo del
Derecho es la de alcanzar, a través del mencionado cambio social, la
“emancipación” de las “clases trabajadoras”, oprimidas por el capitalismo.
En este sentido ha subrayado L. Ferrajoli que el “uso alternativo
del Derecho”, en su esencia, no es más que la continuación de la “lucha
de clases” por otros medios 7 .
Reitera en este sentido López Calera, resumiendo la filosofía y la estrategia
del movimiento que estudiamos, que, en la sociedad actual, “la lucha de clases no
pasa sólo por la conquista inmediata e incluso violenta de los aparatos de poder del
Estado, ni por el asalto a los palacios de invierno, sino que pasa ante todo por el
aprovechamiento de todos los resquicios que dejan los sistemas políticos y jurídicos
de las democracias burguesas” 8 .
Resumiendo: La situación histórica presente y las condiciones en que se gestó
el movimiento del “uso alternativo del Derecho” –a las cuales ya nos hemos referido-
hacen que, a “medio plazo”, los seguidores de dicha teoría, para alcanzar sus
fines últimos, no preconicen la praxis revolucionaria (la Revolución) –praxis difícil
o inviable en el seno de una sociedad capitalista avanzada, de una sociedad burguesa
satisfecha de sí misma que se autocalifica de sociedad desarrollada, de consumo y
de bienestar– sino el aprovechamiento de los medios que brinda la propia sociedad
burguesa (su sistema político y jurídico) para continuar la “lucha de clases” por
otros procedimientos subrepticios, silenciosos y que guardan toda la apariencia de
la legalidad. Se trata de erosionar la estructura social y política del denominado
orden burgués, y de quebrantarla e incluso subvertirla, invocando los pertinentes
principios constitucionales (las famosas contradicciones internas del sistema) del
propio orden que se pretende destruir 9 .
A través de esa praxis jurídica de “ruptura” se pretende abrir nuevas vías de
participación y actuación políticas y jurídicas y de crear las condiciones adecuadas
para que, a medio o largo plazo, se haga posible dar el “salto cualitativo” que lleve
al establecimiento de una sociedad sin clases (sin explotadores y explotados); de
una sociedad socialista, libre, igualitaria y democrática 10 .
7 LÓPEZ CALERA, N.Mª. op.cit. págs. 18, 29 y 30; ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. pág. 72.
8 Op.cit. pág. 29.
9 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 64 y 65.
10 LÓPEZ CALERA, N.Mª. op.cit. págs. 16, 17, 18, 28 y 29; SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit.
págs. 55 y 57 a 59.

NEOMARXISMO Y USO ALTERNATIVO DEL DERECHO 65
C. EL MÉTODO
Los teóricos del “uso alternativo del Derecho” se han cuidado de aclarar y
precisar dos cosas:
Primera: Que no se trata de un uso evolutivo del Derecho, orientado a la adaptación
del Derecho burgués a las necesidades de una sociedad capitalista en transformación,
neutralizando sus contradicciones y disfunciones.
Segunda: De lo que se trata es de un efectivo uso alternativo del Derecho que implica
“un cambio en la orientación básica de la regulación jurídica” 11 . Ello no
supone desplazar al legislador ni liberar al poder judicial de su deber de
sumisión y obediencia al Derecho, sino de promover una política judicial
permitida por las posibilidades que ofrece el mismo ordenamiento jurídico
(incluidas por supuesto sus antinomias y lagunas jurídicas) que provoque
en la vida de las sociedades capitalistas en crisis efectos progresivos en
el plano de la superestructura jurídica, superando las tensiones y contradicciones
de dichas sociedades y favoreciendo los intereses de los grupos
no dominantes en las mismas, haciendo así posible la liberación de las
clases oprimidas 12 .
La puesta en práctica del uso alternativo del Derecho exige, según sus teóricos
y defensores, un riguroso proceso metódico que, reduciendo la complejidad del
mismo, puede simplificarse en dos momentos: El primero, de naturaleza intelectual
y crítica y, el segundo, de carácter puramente metodológico y práctico.
a) Momento intelectual: Conocimiento y crítica del Derecho burgués
Consiste dicho momento en el estudio y análisis crítico del orden jurídico-político
burgués para desvelar y poner de relieve sus insuficiencias y contradicciones,
así como la falsedad de sus concepciones teóricas y prácticas. En este sentido el
“uso alternativo del Derecho” comprende las siguientes tareas:
1º. Crítica del Estado liberal de Derecho
Ante los cambios experimentados por la sociedad en el último siglo se subraya
y se somete a crítica las carencias y limitaciones del Estado liberal de Derecho,
11 SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. pág. 53.
12 Ibid. págs. 35 y 40 a 43.

66 ALBERTO MONTORO BALLESTEROS
incapaz de resolver las tensiones y contradicciones de la sociedad capitalista y de
satisfacer las demandas de justicia, las exigencias contenidas en los derechos de las
masas populares y trabajadoras13 .
Se denuncia asimismo la quiebra del principio liberal de la distinción entre Estado
y sociedad civil y del principio de división de poderes, ante la invasión, por parte del
Estado de ámbitos y competencias pertenecientes a la sociedad civil, y la conversión
de la judicatura en un instrumento ideológico del poder político y de los intereses de
la clase dominante para llevar a cabo y legitimar la represión14 (S. Senese).
2º. Crítica de la concepción burguesa del Derecho
Piensan también los partidarios del “uso alternativo del Derecho” que el Derecho
vigente en las democracias burguesas, fruto de los procesos de codificación impulsados
fundamentalmente por el movimiento liberal, no constituye un instrumento
puramente racional e ideológicamente neutro sino un resultado de la “lucha de clases”
(L. Basso) 15 y, en cuanto tal, la expresión de los intereses de la clase dominante 16 .
Por esta razón el Derecho de la sociedad burguesa no es un instrumento ético al
servicio de la justicia y de la liberación humana sino un aparato técnico-político de
la dominación de clase 17 (P. Barcellona).
Frente a la ingenua creencia de los ideólogos liberales el Derecho resultante
de la codificación no constituyó un sistema de normas unitario, coherente y pleno, 18
sino un corpus de normas aquejado de imperfecciones técnicas (ambigüedades del
lenguaje, antinomias, lagunas jurídicas, etc.) 19 y materiales. Materiales en la medida
en que sus contenidos normativos no fueron más que la consagración de las exigencias
e intereses de las clases burguesas.
3º. Crítica de la Ciencia jurídica dogmática
Igual que el Derecho de la sociedad burguesa la Ciencia jurídica dogmática
construida sobre el mismo está muy lejos de reunir las notas de racionalidad,
13 LÓPEZ CALERA, N.Mª. op.cit. pág. 12.
14 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 69 a 71.
15 Ibid. págs. 63 y 64; SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. pág. 55.
16 LÓPEZ CALERA, N.Mª. op.cit. pág. 12.
17 Ibid. págs. 16 y 20.
18 BOBBIO, N. Il positivismo giuridico, (Lezioni di Filosofia del Diritto raccolte dal Dr. Nello
Morra. Anno Accademico 1960-1961. Cooperativa Libraria Universitaria Torinese - Editrice, Torino,
s/a. págs. 253 a 275; Teoría dell’ordinamento giuridico, G. Giappichelli, Editore, Torino, 1960, págs.
25 y ss, 69 y ss, 125 y ss.
19 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 78 a 81; LÓPEZ CALERA, N.Mª. op.cit. pág. 28.

NEOMARXISMO Y USO ALTERNATIVO DEL DERECHO 67
objetividad y apoliticidad exigidas por el saber científico. Las tareas metódicas a
través de las cuales se articula la Ciencia jurídica (sistematización, interpretación
y construcción de conceptos) no son, como pretende hacérsenos creer, asépticas,
políticamente neutras, sino que están ideológicamente contaminadas. Por ello la
Ciencia jurídica tiene un carácter radicalmente político 20 .
Se trata de un instrumento encaminado al conocimiento y a la aplicación del
Derecho, en el que ve un dogma social, y que induce a la rutina y al afianzamiento
del sistema, a la protección de la clase dominante. El estudio dogmático del Derecho
y su praxis rutinaria conducen a una esclerosis del pensamiento jurídico que dificulta
el acceso a la reflexión crítica y bloquea todo proceso de renovación de las ideas y
de los juicios de valor en el jurista 21 .
4º. Crítica del método y de la praxis judicial tradicional
La doctrina del “uso alternativo del Derecho” denuncia ante todo, por ideológico
y utópico, el principio de la condición independiente y apolítica de la judicatura
en el Estado burgués. En dicho Estado, radicada la Administración de justicia en
un ministerio (Ministerio de Justicia), la magistratura aparece vinculada al poder
ejecutivo, haciendo posible y legítima la represión del Estado, de acuerdo con los
intereses de la clase dominante 22 .
A este respecto los teóricos del “uso alternativo del Derecho” denuncian y
critican, como construcciones puramente ideológicos que falsean y ocultan la realidad
de las cosas, una serie de principios o dogmas de la doctrina tradicional y
burguesa del Derecho.
Entre ellos destacan:
1. La idea o principio de la independencia, imparcialidad y apoliticidad de
la actividad judicial 23 (L. Ferrajoli).
2. La consideración de la interpretación y aplicación del Derecho como una
tarea puramente científica. Dicha idea es el resultado de la visión ideológica
que los juristas burgueses tuvieron del Derecho resultante de la codificación.
Se trata de la idea positivista de que el Derecho constituye un sistema
normativo caracterizado por las notas de unidad, coherencia y plenitud, y
20 LÓPEZ CALERA, N.Mª. op.cit. pág. 16; SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. págs. 49 y ss.
21 SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. págs. 49, 50y 51; ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 86 a
88.
22 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 71, 73 y 74.
23 LÓPEZ CALERA, N.Mª. op.cit. pág. 17; ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. pág. 71.

68 ALBERTO MONTORO BALLESTEROS
que la tarea de su aplicación se resuelve en un proceso puramente técnico,
neutro, constituido por la interpretación de la norma y la subsunción
mecánica de los hechos en el supuesto de hecho de la misma. La solución
se obtiene así de forma puramente lógica mediante un razonamiento claro
y seguro de estructura silogística 24 .
La consideración de la interpretación y aplicación del Derecho como una
actividad puramente lógica, científica, “constituye –explica M. Saavedra– la
base de sustentación de la ideología de la independencia judicial, de la
autonomía de la Ciencia jurídica (y) de la separación entre el Derecho y
la política o entre legalidad y justicia” 25 .
3. La interpretación y la aplicación del Derecho, tal como se han venido desarrollando
en el seno de la sociedad y del Estado liberal burgués, supone
–según la teoría del “uso alternativo del Derecho”– una indudable tarea
política encubierta por el velo ideológico de la cientificidad, la neutralidad
y la independencia de la judicatura.
La administración de justicia en el Estado liberal de Derecho ha constituido
una específica actividad política orientada a la defensa, mantenimiento
y consolidación del sistema político-social. Con ello la magistratura ha
contribuido decisivamente a asegurar y a perpetuar la hegemonía de la
clase dominante y la injusticia 26 .
b) Momento práctico: Legitimidad y posibilidad de una praxis jurídica alternativa
1º. Justificación del “uso alternativo del Derecho”
Esta corriente doctrinal surge como consecuencia de la nueva situación creada
en el “mundo del trabajo” como consecuencia del desarrollo y expansión de la
sociedad capitalista que ha generado tensiones, conflictos y nuevas necesidades en
las clases trabajadoras que el viejo Estado de Derecho, de cuño liberal, prisionero
de sus propios principios y dogmas, no puede resolver. Y ello –se dice– aunque
ha invadido, abusando de sus competencias, ámbitos de la vida social que no le
corresponden, conculcando así principios y dogmas fundamentales sobre los que se
asienta y fundamenta su propia legitimidad 27 .
24 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 78 y 79.
25 Op.cit. pág. 45.
26 LÓPEZ CALERA, N.Mª. op.cit. pág. 12 a 15, 17, 18 y 28; SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit.
págs. 37, 38, 43 y 44 a 46.
27 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 70.

NEOMARXISMO Y USO ALTERNATIVO DEL DERECHO 69
Otra razón que impulsa y legitima el “uso alternativo del Derecho” es, indica P.
Andrés Ibáñez, la penosa y contradictoria imagen que ofrece un Poder judicial, que
se presenta como “independiente y apolítico”, y que aparece articulado como una
pieza más de la maquinaria del Estado, implicada en la dinámica del poder político,
prestando cobertura y legitimación a sus practicas represivas 28 .
2º. Posibilidad de una praxis jurídica alternativa
Ante todo debe recordarse que el “uso alternativo del Derecho” hizo su presentación
como un movimiento de “juristas comprometidos”, “progresistas”, cuyo
objetivo inmediato no era hacer la “revolución” sino sólo impulsar la erosión y el
resquebrajamiento del orden jurídico-político de la sociedad capitalista. Mediante
ese proceso de desgaste y fractura del orden jurídico-político se busca –indican sus
teóricos– una ampliación de los espacios de libertad real de las clases oprimidas y, al
mismo tiempo, ir creando las condiciones adecuadas para que, en su momento, pueda
darse el “salto cualitativo” que va desde un orden social burgués y represivo hasta una
sociedad socialista, auténticamente libre, igualitaria y realmente democrática 29 .
Los teóricos del “uso alternativo del Derecho” –que como se ha indicado es
un movimiento silencioso, cauteloso, precavido– entienden que de inmediato, para
alcanzar la mencionada meta, no es necesario modificar las normas jurídicas sino
que basta, manteniendo el texto de las mismas, con alterar su alcance y significación
mediante una “interpretación alternativa” de carácter “progresista” 30 .
¿Qué significa ello? Ante todo, según los teóricos del movimiento, reconocer
el carácter creativo y voluntarista (no meramente lógico-mecanicista) del proceso
de aplicación del Derecho. Dicho proceso supone, según la doctrina que estamos
describiendo, poner de relieve tanto los defectos y limitaciones del Derecho positivo
(ambigüo, contradictorio, incompleto, inseguro...) como la insuficiencia y parcialidad
de la jurisprudencia tradicional plegada a los intereses del poder y de las clases
dominantes, y carente de espíritu y reflexión crítica e innovadora 31 .
28 Ibid. págs. 70, 71, 72 y ss.
29 SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. pág. 59.
30 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 82 a 84.
31 Ibid. págs. 85 a 88. A este respecto escribe P. ANDRÉS IBÁÑEZ: “El mundo de los jueces ha
permanecido durante decenios, pudiera decirse, ensimismado e inmerso en la dócil aplicación de todo
lo que le llegaba formalmente sancionado como Derecho. Y, aparte trabajos de valor eminentemente
práctico, casi siempre centrados en comentarios, exposiciones o estudios de jurisprudencia en una
línea normalmente inalterada de fidelidad a los criterios del vértice, en la proyección doctrinal de los
profesionales de la justicia ha estado ausente toda referencia crítica -que no fuera de matiz puramente
técnico- a la legalidad vigente o a la actual estructuración y planteamiento de la función. Por el contrario,
no han faltado publicaciones como las de Ríos Sarmiento, Fernández Nicolás, Rull Villar, exponentes

70 ALBERTO MONTORO BALLESTEROS
El contraste con la jurisprudencia tradicional permite destacar con más nitidez
y precisión el carácter creativo y voluntarista de la función de aplicar el Derecho
según la doctrina que estamos exponiendo. El carácter creativo y voluntarista de
dicha función se pone de manifiesto básicamente en dos momentos: De un lado, en
la construcción y fijación definitiva de los hechos sobre los que hay que decidir; de
otro lado, en la selección e interpretación de las normas en las que aquéllos se han de
subsumir, de manera que el proceso conduzca al resultado previsto y deseado 32 .
Ese proceso creativo y voluntarista en la aplicación del Derecho es posible
y necesario –explica la doctrina del uso alternativo del Derecho– por dos motivos
fundamentales:
Primero: Por la necesidad (mandato legal) de tener en cuenta, en la aplicación del Derecho,
los principios generales del Derecho, la equidad y la analogía 33 .
Segundo: Por la existencia en el Derecho positivo de cláusulas y términos generales
y ambiguos que precisan de concreción y la existencia de antinomias y
lagunas jurídicas. Las tareas de concreción de los términos generales y
ambiguos, de solución de las antinomias (en especial las “antinomias de
principio”) y de integración de las lagunas jurídicas que han de ser llevadas
a cabo por el intérprete abren ante el mismo una pluralidad de opciones.
Estas van desde la posibilidad de plegarse a los intereses del poder
y de la clase dominante hasta la de separarse de esa línea promoviendo
una interpretación del Derecho innovadora, progresista y democrática
–orientada e impulsada por las convicciones ideológicas y políticas del
de una suerte de literatura apologética, laudatoria y autocomplaciente, que asimismo puede rastrearse
en un sinnúmero de discursos”. Op.cit. págs. 87 y 88.
32 SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. págs. 46 a 48. Nuestro D. Francisco de Quevedo y Villegas,
ingenio agudo donde los haya, ya se había percatado de este modo de proceder de determinados juristas
que prescinden, en la interpretación de la ley, de los criterios histórico-genético y teleológico, entre
otros, y que la doctrina del “uso alternativo del Derecho” parece elevar a paradigma. Escribe Quevedo:
“Habrá más pleitos, no porque habrá más razón, sino porque habrá más leyes. Con nuestro estilo tenemos
la paz que habemos menester, y los demás, la guerra que nosotros queremos que tengan; las leyes por sí
buenas son y justificadas; más habiendo legistas todas son tontas y sin entendimiento. Esto no se puede
negar, pues los mismos jurisprudentes lo confiesan todas las veces que dan a la ley el entendimiento que
quieren, presuponiendo que ella por sí no lo tiene. No hay juez que no afirme que el entendimiento de
la ley es el suyo, y con decir que se le dan, supone que no le tiene. Yo, renegado soy, cristiano fui, y
depongo de vista que no hay ley civil ni criminal que no tenga tantos entendimientos como letrados, y
jueces como glosadores y comentadores, y a falta de entendimiento que la achacan, le falta el que tiene y
queda mentecata”. Francisco de QUEVEDO, La hora de todos y la fortuna con seso, en “Los Sueños”,
Círculo de Amigos de la Historia, Impreso y encuadernado por “Amigos do Livro”, Editores, Camarate
(Portugal), s/a. pág. 263. Véanse también las págs. 65, 160 a 162, 224 y ss, 262 y ss.
33 SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. pág. 49.

NEOMARXISMO Y USO ALTERNATIVO DEL DERECHO 71
intérprete, que así penetran en el Derecho–, en contra de los intereses de
las clases dominantes y a favor de las clases oprimidas 34 .
D. Hacia una nueva concepción del mundo jurídico
Los postulados tanto teóricos como prácticos del uso alternativo del Derecho
apuntan, como consecuencia de su desarrollo, hacia una nueva concepción del mundo
jurídico en la que cabe resaltar la reducción del Derecho a un instrumento puramente
técnico al servicio de la praxis ideológica. Los temas más relevantes de esta teoría
jurídica son los siguientes:
a) Una nueva concepción del Derecho
Se trata, indican los seguidores y expositores del nuevo movimiento doctrinal,
de “una concepción no mecanicista, no determinista del Derecho, inscrita en una
adecuada relación base-superestructura”. Se trata, se dice, de conferir al Derecho
un status de autonomía y a la práctica jurídica un lugar adecuado en el conjunto de
relaciones estructurales. (De) una concepción del Derecho y del Estado, en el interior
de la teoría marxista del Estado, que se distancie definitivamente de la concepción
del Derecho como engaño de las clases dominadas y del Estado como instrumento
de represión en manos de las clases dominantes” 35 .
b) Una nueva concepción de la Ciencia jurídica
Partiendo del reconocimiento y la denuncia del carácter ideológico-político de
la Ciencia jurídica (dogmática) tradicional, 36 la tarea consiste en buscar y construir
otro “modelo” de Ciencia jurídica, lo cual resulta posible partiendo de otros supuestos.
Entre esos supuestos se encuentran:
a) La imposibilidad de desligar la teoría de la práctica. En este sentido advierte
M. Saavedra: “No se puede perder de vista que normas e institutos
jurídicos tienen unos determinados efectos prácticos, que cumplen una
determinada función económica, social y política. Hay que analizar, por
tanto, esa conexión orgánica y establecer a partir de ahí las necesidades,
la dirección y los límites de la alternativa” 37 .
34 Ibid. págs. 49, 58 y 59; ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 66 y 80 a 84.
35 SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. pág. 43.
36 Ibid. pág. 49.
37 Ibid. pág. 53.

72 ALBERTO MONTORO BALLESTEROS
b) La existencia de valores e instancias extrínsecas al sistema jurídico pero
integradas en el contexto social, histórico, en el que vive, piensa y trabaja el
jurista. A este respecto, escribe M. Saavedra, que la referencia a “instancias
extrínsecas al sistema, es decir, (a) juicios de valor ligados al contexto del
agente jurídico permiten una orientación divergente de la dogmática y de
la interpretación del caso concreto” 38 .
Se trataría, entonces, continúa diciendo M. Saavedra, de construir “una Ciencia
del Derecho que no se resuelva en abstracciones intrasistemáticas o análisis formales,
sino que recupere la relación existente entre normas jurídicas y estructuras sociales.
Una Ciencia del Derecho que, en lugar de reducirse a efectuar síntesis generalizadoras
del material jurídico, tienda a elaborar críticamente categorías que permitan una
explicación adecuada de los vínculos genéticos y funcionales que unen la superestructura
de los códigos y de los conceptos jurídicos a la totalidad social; que analice
la función de las distintas instituciones jurídicas “en relación con la distribución
real de poderes de la sociedad”. sociedad Sería –concluye diciendo– una Ciencia jurídica
‘alternativa’ al servicio de una también ‘alternativa’ práctica emancipadora” 39 .
La elaboración de esa nueva Ciencia jurídica viene posibilitada y exigida por
una conjunción o pinza integrada, en referencia al ordenamiento jurídico, por factores
intrasistemáticos y extrasistemáticos. Se trata de las posibilidades y exigencias
constituidas tanto por los defectos técnicos ya indicados del propio sistema jurídico
(ambigüedad, antinomias, lagunas jurídicas) (factores ( intrasistemáticos
intrasistemáticos),
como por
la acción, por la presión política y social, de las fuerzas populares y democráticas,
cuyos intereses y derechos habían sido olvidados y excluidos por parte del Derecho
y de la Ciencia jurídica burguesas40 (factores ( extrínsecos extrínsecos).
38 Ibid. pág. 50.
39 Ibid. págs. 53 y 54. Véanse también las págs. 55 y 56.
40 En este sentido escribe M. Saavedra López en relación con la posibilidad y necesidad de la
nueva Ciencia jurídica: “Las medidas de posibilidad vendrán dadas por el mismo sistema, que ya no
puede ser visto como un conjunto coherente, sino contradictorio, lleno de fracturas, con puntos de
apoyo suficientes para elaborar construcciones jurídicas que promuevan la realización de intereses
excluidos. (factores ( intrasistemáticos
intrasistemáticos)
(....)Habrá que efectuar, por tanto -añade Saavedra-, un estudio
de las posibilidades teóricas que ofrece cada sistema jurídico en orden a su utilización alternativa.
Debemos recordar, sin embargo, que las medidas de posibilidad no vienen dadas solamente por el
mismo sistema ni tampoco por la disponibilidad de operadores dispuestos a utilizarlo alternativamente.
Antes que eso están los hechos: de las fuerzas empeñadas en una
democratización real del derecho y de la práctica jurídica; y su propia práctica, es decir, el grado
de desarrollo alcanzado por una acción divergente que intenta abrirse paso a través de los frenos
institucionales y que impone su presencia al margen y aun en contra de la legalidad reconocida. Se
trata, pues, de un de la práctica efectiva de las fuerzas democráticas

NEOMARXISMO Y USO ALTERNATIVO DEL DERECHO 73
c) Una nueva concepción del método jurídico.
La nueva concepción del Derecho y de la Ciencia del mismo implican una
nueva concepción del método jurídico: Un método jurídico alternativo.
Junto con la negación, desde el punto de vista ideológico, del carácter científico
y neutro de la Ciencia y de la praxis jurídicas, 41 el jurista se encuentra, por otro lado,
como ya se ha indicado, con la naturaleza ambigüa, contradictoria, incompleta... de
los textos legales. Ello supone, como apunta S. Senese, que “la mayor parte de las
normas consienten más de una interpretación, jurídicamente correcta, por lo que es
preciso hacer siempre una elección que no puede ser operada con criterios jurídicos
tan sólo” 42 .
Esta circunstancia coloca al jurista, a la hora de interpretar y aplicar el Derecho,
ante un dilema, en especial en el supuesto de las antinomias de principio o ideológicas.
Básicamente, ante esta situación, el jurista puede hacer dos cosas:
Primera: Seguir el punto de vista de la jurisprudencia tradicional interpretando y
aplicando la ley de acuerdo con los valores políticos o ideológicos dominantes,
lo cual equivale, según la doctrina del “uso alternativo del Derecho”,
a inscribirse y adherirse a la misma lógica del poder establecido,
contribuyendo a legitimar su función represiva.
Segunda: Intentar, por el contrario, una jurisprudencia alternativa que, dentro de
los cauces acotados por la legalidad vigente, le lleve al jurista a elegirdentro
de las interpretaciones posibles y de acuerdo con sus propias ideas
y creencias (el proceso interpretativo es constitutivamente subjetivo)– una
interpretación distinta e incluso opuesta a la tradicional, de carácter innovador
y progresista; 43 una interpretación “que pueda presentar la promoción
de intereses más justos o más ampliamente compartidos” 44 .
y de los puntos de apoyo jurídicos ofrecidos por el mismo sistema, aunque sea de forma larvada o
poco institucionalizada”. (factores ( extrasistemáticos
extrasistemáticos).
Op.cit. págs. 54 y 55.
41 Ibid. pág. 51.
42 ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. pág. 68.
43 Ibid. págs. 81 y 82.
44 SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. pág. 55. Véanse las págs. 66 y 67. A este respecto, y en relación
con el ordenamiento jurídico italiano, escribe P. Andrés Ibáñez: “La antinomia que hemos visto se da
entre la Constitución italiana y las leyes fascistas (Código Penal, Ley de Procedimiento Penal, Ley de
Seguridad Pública, Reglamento Penitenciario...), no es tanto de carácter técnico-jurídico como específicamente
política, a nivel de principios informadores, en cuanto lo que verdaderamente se enfrenta son dos
modos diversos de concebir la organización política de la sociedad, que se hacen explícitos en el nivel
jurídico. Así, en el marco de un mismo ordenamiento conviven dos instancias axiológicas claramente
antagónicas que constituyen sin duda puntos de referencia alternativos para la concreta actividad del

74 ALBERTO MONTORO BALLESTEROS
La interpretación alternativa del Derecho supone así, por su carácter progresista,
escribe P. Andrés ibáñez, “una actitud decididamente orientada por vía interpretativa
a la ampliación de los posibles espacios democráticos del ordenamiento
jurídico, que se proyecta críticamente sobre el actual modo de inserción del Poder
judicial en el aparato de Estado y se articula en una serie abierta de proposiciones
para la reforma orgánica y la actuación concreta”. Y añade Andrés Ibáñez:
“El ‘uso alternativo del Derecho’ aparece conectado, en suma, a una propuesta
alternativa de organización de la justicia y ha sido asumido como planteamiento
y actitud por un sector de la magistratura italiana, al que se debe en gran medida
el interés público y la difusión que el tema ha tenido en Italia y fuera de Italia” 45
(especialmente en España).
El “uso alternativo del Derecho”, explica P. Andrés Ibáñez, debe elegir siempre,
en la interpretación de la norma, la opción más progresista y democrática. Para
ello, añade dicho autor, debe convertir los valores y principios de signo igualitario
y democrático, que con frecuencia –y con fines puramente retóricos e incluso
demagógicos– se incorporan a los preámbulos y exposiciones de motivos de las
normas que integran los modernos ordenamientos jurídicos”, “en una plataforma
desde la que (sea exigido) entender e interpretar el resto de las normas” del sistema
jurídico 46 .
El “uso alternativo del Derecho” implica también, por su propia dinámica, un
cambio en la imagen y en la función del juez tradicional. El juez debe abandonar
la falsa pretensión de “neutralidad e independencia en un contexto plagado de
contradicciones inherentes al sistema”, 47 lo cual, como ha denunciado Ferrajoli,
supone ya una opción política a favor del “statu quo” existente y de los intereses
del grupo o grupos dominantes 48 . El “uso alternativo del Derecho” exige, por parte
del juez, indica M. Saavedra, el abandono del estatuto de neutralidad política y “el
compromiso y la toma de partido: la integración social de la función judicial y su
puesta al servicio de la liberación humana” 49 .
intérprete. Éste deberá ahora reconocerse inexcusablemente como portador de una determinada de entre
las varias posibles políticas del Derecho. Derecho que podrá -dentro de ciertos límites, desde luego, pero
no sin operatividad- por su mediación dirigirse tendencialmente hacia la modificación o simplemente
(como era lo habitual) la conservación tal cual de lo que existe”. Op.cit. pág. 66.
45 Ibid. pág. 67.
46 Ibid. pág. 84. Véanse también las págs. 81 y 82.
47 SAAVEDRA LÓPEZ, M. op.cit. pág. 38.
48 Ibid. pág. 52.
49 Ibid. pág. 38. Véase también ANDRÉS IBÁÑEZ, P. op.cit. págs. 81 a 83.

NEOMARXISMO Y USO ALTERNATIVO DEL DERECHO 75
E. RESULTADO
La teoría marxista del Derecho se ha desarrollado, a lo largo del tiempo, de
forma zigzageante ajustándose a las circunstancias y exigencias de cada momento.
Desde la perspectiva de nuestro estudio cabe afirmar que el pensamiento marxista
ha visto siempre en el Derecho –y junto con él, en la Ciencia y en el método
jurídicos– un instrumento técnico de organización, dominación y control social.
Y ello es válido –hay que aclarar– para cualquier tipo de sociedad: Tanto para la
sociedad burguesa –como denuncia expresamente el marxismo– como para las sociedades
donde ha triunfado la Revolución y se ha instaurado el “socialismo real”.
En las sociedades burguesas, y mediante el Derecho burgués, la clase dominante es
la clase capitalista; en las sociedades de “socialismo real”, dotadas de una “legalidad
socialista”, no gobierna en realidad el pueblo sino una “nueva clase dominante”
constituida por las élites del Partido comunista.
Lo que ha preocupado obsesivamente al pensamiento neomarxista no ha sido
la dictadura impuesta y evidente en los países del “socialismo real” –que nunca o
casi nunca ha sido reconocida y siempre justificada– sino la opresión (supuesta en
muchos casos) de que son objeto las clases trabajadoras en el seno de la sociedad
burguesa y capitalista, en donde el Derecho (el Derecho burgués), continúa siendo
un instrumento técnico de sumisión y opresión, desprovisto de toda dignidad ética,
en manos de las clases burguesas y explotadoras.
Desde estos supuestos, y favorecida por clima creado por el positivismo jurídico
y el relativismo imperantes, la doctrina del “uso alternativo del Derecho”, muy en
boga en los años setenta y ochenta del S. XX, debe conceptuarse como una corriente
de pensamiento puramente “ideológica” –no científica– que pretende llevar a cabo la
transformación del Derecho, de la Ciencia y la metodología jurídicas en un instrumento
técnico de lucha al servicio de la ideología marxista, denominada ahora con
terminología más suave y presentable como ideario o ideología “progresista”.
Se trata, en definitiva, de la conversión del Derecho y del pensamiento jurídico
en un arma política, eficaz, silenciosa y con visos de respetabilidad, para la
consecución de los fines del marxismo. Dichos fines no han sido ni son otros que la
desarticulación y erradicación de la sociedad liberal burguesa y la construcción en
su mismo solar, mediante la contribución técnica del Derecho y los juristas, de una
nueva sociedad socialista que se presenta –sin ningún fuste, sin una fundamentación
seria, coherente, rigurosa y viable– como el modelo de la única sociedad auténticamente
libre, igualitaria, justa y democrática.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE
LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO FALLIDO
DE RUPTURA INSTITUCIONAL
MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ 1
Universidad de Murcia
I. Introducción. II. La Asamblea Nacional Constituyente. III. Aspectos, implicaciones
y problemas de un sistema judicial electivo. IV. Valoración del resultado
y posterior devenir de la institución judicial. V. Epílogo.
I. Introducción. Las modernas teorías francesas sobre el papel que corresponde
a los jueces y su posición en el Estado –teorías que el Continente hará suyas– no
son reflejo de la tradición romanista o de las ideas de Montesquieu, sino una reacción
contra el poder excesivo y las pretensiones desmesuradas de la Magistratura
francesa del Antiguo Régimen. La reacción se produjo con la Revolución.
Los Parlements, desde un primer momento, actuaron de antimodelo para el
trazado de la nueva Judicatura. El recuerdo y la desconfianza sentida hacia los antiguos
Parlamentos, cuyas intromisiones en las funciones de gobierno no se habían
olvidado ni perdonado, sirvieron para que los distintos regímenes y poderes que
habrían de sucederse en los nuevos tiempos pusieran especial cuidado en impedir
posibles injerencias de la Judicatura en el terreno político y no a la inversa. La
verdadera preocupación de los revolucionarios franceses no era tanto proteger al
Poder Judicial como protegerse de él.
Desde que en el artículo 16 de la Declaración de Derechos del hombre y el
ciudadano de 26 de agosto de 1789 se afirmase rotundamente que toda sociedad
1 Profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Murcia
77

78 MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ
en la que la separación de poderes no esté establecida carece de Constitución,
dicho principio se ha convertido en uno de los dogmas sagrados de la democracia.
Judicial a un lado, Legislativo y Ejecutivo a otro, sin excepciones, al menos en
principio. La regla será llevada a sus extremas consecuencias, intentando evitar
escrupulosamente que los jueces rebasen los límites de su poder.
Pero esto no era suficiente por sí solo. El recuerdo de la actividad del Parlamento
de París y sus hermanos provinciales durante el Absolutismo también
hacía recomendable estrechar los límites de ese poder que antaño utilizaran con
fines políticos 2 . Todo sugiere la aparición de un juez de nueva extracción, de una
Judicatura de nuevo trazado.
Durante más de doscientos años, en Francia se había practicado un sistema
basado en la venalidad para designar a los jueces. Las insistentes críticas de políticos
e intelectuales, el clima revolucionario y las decisiones de la Asamblea
Nacional –autodenominada “constituyente”– arrojaron como resultado una total
reestructuración de la Administración de Justicia. Una parte destacada de la nueva
organización judicial nacida de los debates de la Asamblea consistió en experimentar,
durante un breve período de tiempo, con la elección popular de los jueces,
sistema de designación del personal juzgador ajeno a la tradición francesa.
2 No es exagerado hablar de “obsesión” de los revolucionarios por impedir al Poder Judicial
participar o interferir en otras funciones, especialmente las de naturaleza legislativa, al realizar la
plasmación jurídica de la separación de poderes. El recuerdo de las exorbitantes prerrogativas de los
Parlamentos y el uso de ellas hecho sin duda debió inspirar los art. 10 y 12 del título II de la ley
de 16-24 de agosto de 1790, que impedían a jueces y magistrados dictar disposiciones de carácter
general, como eran los antiguos arrêts de règlement. También el art. 5 del Código promulgado por
ley de 30 de ventoso del año XII (esto es, el Código civil de Napoleón, de 21 de marzo de 1804)
prohibía a los jueces pronunciarse sobre los casos a ellos sometidos por vía de disposición general
o reglamentaria. Debían limitarse a juzgar el caso presente, nunca dictar normas que comprometiesen
casos futuros. En el mismo sentido, el art. 3, capítulo V, título III de la Constitución de 3
de septiembre de 1791 y el art. 203, título VIII de la Constitución de 5 de fructidor del año III,
por citar algunos ejemplos. La misma preocupación se detecta a la hora de deslindar las funciones
propiamente judiciales de las administrativas. Son distintas y deben siempre permanecer separadas,
reza el art. 13 del título II de la ley de 16-24 de agosto de 1790; el art. 3, capítulo V, título III
de la Constitución de 3 de septiembre de 1791; el art. 189, título VII y art. 203, título VIII de la
Constitución de 5 de fructidor del año III... Esta realización rígida de la separación de poderes es la
explicación de que los actos de la Administración Pública, en Francia, no puedan ser revisados por
la autoridad jurisdiccional y ha dado lugar a su peculiar “jurisdicción contencioso-administrativa”.
Para que esos principios no quedasen convertidos en una mera declaración de intenciones, el art.
127 del Código penal promulgado en 1810 sancionaba la forfaiture y la dégradation civique de
aquellos jueces y procuradores que se inmiscuyeran en el ejercicio del poder legislativo o en las
materias atribuidas a la autoridad administrativa. Un significativo residuo histórico merece nuestra
atención: el art. 126 de ese Código penal, en su redacción inicial, sancionaba las dimisiones en masa
de jueces y magistrados, tan frecuentes, como bien sabemos, en el curso del siglo XVIII.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO ... 79
El artículo 3 de la Declaración de derechos del hombre y el ciudadano afirmaba
que toda la soberanía residía en la Nación y que ningún cuerpo podía ejercer
autoridad o poder que no emanase expresamente de ella. Esto implicaba tácitamente
que la venalidad de los cargos, propiedad de los oficiales de justicia, debía dar
paso a la elección de los jueces, cauce de expresión de dicha soberanía.
Como todos los oficios, los de la Magistratura fueron suprimidos la noche de
4 de agosto de 1789 3 . Los hasta entonces propietarios de una mercancía durante
mucho tiempo pagada y bien pagada vieron como sus títulos se convertían en
papel sin valor. Suspendidas el 3 de noviembre de 1789 4 , las Cortes soberanas
fueron definitivamente suprimidas por Decreto de 4 de octubre de 1790. Las jurisdicciones
subalternas se mantenían provisionalmente. Era la fractura que precede
a toda reconstrucción.
3 La tarde del 4 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional despertó bruscamente a la realidad
de un país sumido en la anarquía. Urgía encontrar un remedio para poner freno a los crímenes y
desmanes que se estaban cometiendo en las provincias. Para evitar el desencanto que declaraciones
más moderadas y precavidas habrían producido en los electores y los municipios que ansiosos esperaban
la supresión de los impuestos injustos y la disminución de los derechos señoriales, la Asamblea
– guiada por el vizconde de Noailles y el duque d´Aiguillon - resolvió abolir todo vestigio del bárbaro
régimen feudal que todavía subsistía en Francia. Los impuestos, en lo sucesivo, serían iguales
y generales. Desaparecían las jurisdicciones señoriales. Los parlamentarios propusieron administrar
justicia gratuitamente y abolir la venalidad de los oficios... No debemos exagerar el mérito de estas
declaraciones, pues los acuerdos del 4 de agosto se limitaban a sancionar una realidad consumada
sin la intervención de la Asamblea Nacional. Los privilegios esa noche renunciados solemnemente
ya habían dejado de existir. La renuncia llegaba tarde, no servía para regenerar a Francia ni para
impedir el estallido de violencia. Contenía, eso sí, la esencia jurídica de la nueva organización social
del país, que serviría de punto de partida al debate constitucional. EGRET, La Révolution des
notables. Mounier et les Monarchiens (1789), 2e édition, Paris, 1989, pág. 105-110.
4 Tras la propuesta de Alexandre de Lameth, la Asamblea Nacional había decretado “en attendant
l´époque peu éloignée où elle s´occupera de la nouvelle organisation du pouvoir judiciaire:
1º que tous les Parlements du Royaume continueront de rester en vacance, et que tous ceux qui
y seraient rentrés reprendront l´état de vacance; que les Chambres des vacations continueront ou
reprendront leurs fonctions et connaîtront de toutes causes, instances et procès, nonobstant toutes
lois et règlements à ce contraires, jusqu´à ce qu´il ait été autrement statué à cet égard et que tous
autres tribunaux contribueront à rendre la justice en matière accoutumée; 2º que M. le Président se
retirera par-devers le Roi, pour lui demander la sanction sur ce décret et le supplier de faire expédier
toutes lettres et ordres à ce nécessaires”. La sanción real por cartas patentes se otorgó ese mismo
día. El registro de estas cartas se produjo sin dificultades en el Parlamento de París. No así en los
de Metz y Rouen, donde fueron necesarios sendos acuerdos del Conseil du Roi casando y anulando
las negativas parlamentarias al registro (texto y dato transcrito por BENOIST, J. “Les derniers jours
du Conseil d´État du Roi”, en Le Conseil d´État (Livre jubilaire publié pour commémorer son cent
cinquantieme anniversaire), Paris, 1952, pág. 48-49). Los Parlamentos eran, así, enterrados vivos,
parafraseando a Lameth.

80 MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ
II. La Asamblea Nacional Constituyente. Los antiguos Parlamentos estaban
desprestigiados por sus propios abusos. Suprimirlos era más fácil que reformarlos.
Todas las voces reclamaban una profunda reorganización judicial. Sólo una
condición de aquellos odiosos tribunales resultaba indispensable para la buena
administración de justicia: su independencia. Asegurarla en los nuevos tribunales
que surgieran de la Asamblea Nacional para sustituir a los obsoletos Parlamentos
parecía ser la única idea clara y no cuestionada de la reforma judicial que Francia
estaba a punto de abordar, aunque no existiese unanimidad en el cómo. No obstante,
para abordar una reforma de la Administración de Justicia en esa dirección habría
sido requisito sine qua non la previa existencia de un fuerte poder que comenzase
él mismo por ser independiente de los cambios de opinión, de las ideologías
enfrentadas y de las pasiones de los partidos, algo que, obviamente, no existía en
Francia en ese momento. Reinaba la anarquía social y jurídica.
La Asamblea Nacional no partía de la nada al acometer la deseada reforma
de la justicia. Estaba integrada en más de un cincuenta por ciento por gentes de
leyes de distinta procedencia (abogados, parlamentarios, notarios, procuradores del
rey...), muchos de ellos, además, finos juristas con inquietudes políticas y buenos
conocedores de las reflexiones y propuestas que intelectuales de altura y profesionales
habían venido planteando en los últimos tiempos, tal como reflejan los
cahiers de doléances 5 . Resulta fácil reconocer en estos hombres la influencia de
la Filosofía de las Luces, del ejemplo británico, de la experiencia constitucional
norteamericana y de una cultura clásica fuertemente anclada en Roma, pero desconocedora
de los entresijos y detalles de la Grecia antigua, a la que únicamente
conocían a través de traducciones de Plutarco 6 .
5 AUBIN, R. L´Organisation judiciaire d´après les Cahiers de 1789, Paris, 1928, pág. 14-30
y 120-165. Centrados en reformas concretas y no en conceptos abstractos, más del gusto de los
filósofos, pretendían reformar las instituciones, no dar pie a una revolución. Sus propuestas iban
orientadas a suprimir la venalidad y el sistema tradicional de remuneración de los jueces. Para ello
ofrecieron varios sistemas alternativos de Magistratura, haciendo hincapié en los siguientes aspectos:
nombramiento del personal juzgador; cualificación y requisitos exigidos para desempeñar la función;
y naturaleza y extensión de la misma. La inamovilidad judicial era en todas las propuestas un
principio esencial. Concretos y razonables, perseguían una Magistratura fundada sobre el mérito, el
talento y la virtud, sin los defectos y vicios del Antiguo Régimen.
6 ROYER, J. P. “L´Assemblée au travail”, en P. Boucher (dir.) La Révolution de la Justice.
Des lois du roi au droit moderne, Paris, 1989, pág. 142-143; AAVV. La Révolution française et
l´antiquité, Tours, 1991. De haber conocido con mayor profundidad la experiencia griega, quizás,
sólo quizás, habrían sido más conscientes y más cuidadosos a la hora de acercar la justicia al Pueblo
del modo concreto en que lo hicieron, modo que, dicho sea de paso, no es el único posible. Sobre
la Asamblea Constituyente existe una excelente monografía bastante reciente: FITZSIMMONS, M.
The remaking of France: the National Assembly and the Constitution of 1791, Cambridge, 1994.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO ... 81
La Constituyente se distinguió en todo momento por un ritmo de trabajo
intenso y una producción jurídica inmensa7 . Antes de dar a luz apresuradamente a
la Constitución de 3 de septiembre de 1791, numerosas leyes nacidas del mismo
cuerpo legislador regularon por parcelas los distintos aspectos de la nueva organización
judicial y del nuevo proceso que no podían esperar. El contenido del
Título III, capítulo V (Du ( pouvoir judiciaire judiciaire)
de la primera Constitución francesa8 respeta, por remisión, el contenido esencial de dicha legislación previa9 en la que
encuentra su complemento natural.
7 Sobre la suerte corrida por las instituciones judiciales en los debates de la Constituyente:
LEPOINTE, G. Histoire des Institutions du Droit Public Français au XIX siécle, 1789-1914, Paris,
1953, pág. 39-51 y 359-385; GODECHOT, J. Les Institutions de la France sous la Révolution
et l´Empire, deuxième edition, revue et augmentée, Paris, 1968, pág. 139-159; DUVERGER, M.
Institutions Politiques et Droit Constitutionnel, 11e édition entièrement refondue, Paris, 1970, pág.
513-517 (apenas menciona las instituciones judiciales); SAUTEL, G. Histoire des Institutions Publiques
depuis la Revolution Française. Administration-Justice, deuxième édition, Paris, 1970, pág.
152-173; CHEVALLIER, J. J. Histoire des Institutions et des Régimes Politiques de la France de
1789 à nos jours, 5e édition revue et augmentée, Paris, 1977, pág. 31-50 (este autor se detiene en
el debate de fondo, pero no trata de las instituciones judiciales en concreto); VILLARD, P. Histoire
des Institutiones Publiques de la France (de 1789 à nos jours), deuxième édition, Paris, 1980, pág.
36-42. En general, los publicistas han prestado poca o nula atención a la Administración de Justicia
durante la Revolución, pese a ser éste uno de los períodos más ricos y fructíferos de la institución
judicial, al menos desde el punto de vista del debate teórico-doctrinal. Útil, pero incompleto:
ROUSSELET, M. Histoire de la Magistrature Française des origines a nos jours, Paris, 1957, tom.
I, pág. 115-144. ROYER, J. P. La société judiciaire depuis le XVIIIe siècle, Paris, 1979, ofrece una
visión de conjunto más extensa sobre la materia. El contenido de esta obra aparece, muy extractado
y centrado en la labor de la Constituyente, en ROYER, “L´Assemblée...”, óp. cit., pág. 129-159
y, más amplio, en ROYER, J. P. Histoire de la Justice en France de la monarchie absolue à la
République, 2e édition mise à jour, Paris, 1996 , pág. 259-330.
8 La Constitución de 3 de septiembre de 1791 tuvo un nacimiento apresurado, por lo que los
constituyentes se vieron obligados a remitir parte de su contenido a lo aprobado durante los años
anteriores en “leyes constitucionales”. A la hora de votar el cap. V de la misma, un 2 de septiembre,
dedicado al Poder Judicial, esto se hace muy evidente. DUGUIT, L. et MONNIER, H. Les Constitutions
et les principales lois politiques de la France depuis 1789 (collationnées sur les textes officiels, précé-
dées des notices historiques et suivies d´une table analytique détaillée), Paris, 1915, pág. 26-31.
9 LL. de 21 enero 1790 (sobre la igualdad de las penas para todos los ciudadanos y el principio
de personalidad de las mismas); de 16-14 agosto 1790 (sobre organización judicial, su contenido
pasó sin modificaciones notables a la Constitución de 1791); de 25 agosto-29 septiembre 1790; de
2-11 septiembre 1790; de 7-11 septiembre 1790; de 22 septiembre-5 octubre 1790; de 12-19 octubre
1790; de 14 y 18-26 octubre 1790; de 20 enero-25 febrero 1791; de 28 febrero-17 abril 1791; de
6-27 marzo 1791 (sobre los jueces de paz); de 19-22 julio 1791 (sobre organización de la policia
municipal y la policía correccional); de 16-29 septiembre 1791 (sobre el jurado criminal); de 25
septiembre-4 octubre 1791 (bajo el título de Código Penal, establece el sistema de incriminación
y de penas aplicables sólo a los hechos más graves). El Tribunal de casación aparecía regulado en
las LL. de 24 mayo 1790; de 26 mayo 1790; 13 agosto 1790; 27 noviembre-1 diciembre 1790 (de
creación del tribunal de casación); 14-17 abril 1791. La Cour Nationale se estableció por L. de 10-
15 mayo 1791 (y fue posteriormente completada su regulación por L. de 25-26 septiembre 1792).

82 MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ
En el seno de la Asamblea Constituyente los diputados oscilaban entre una
actitud meramente reformista y una totalmente revolucionaria. Rousseau y Montesquieu
respiraban en el trasfondo de la discusión: el primero, cuando se abordaba
la capacidad requerida para administrar justicia; el segundo, cuando afloraba la
espinosa cuestión de si el judicial era poder esencial o simple función.
Se distinguían diversas corrientes. Una, puramente teórica y basada exclusivamente
en la razón y la lógica, aspiraba a jueces ideales y a la utopía legal.
Debatía sobre los principios que debían inspirar la nueva organización judicial
y el nuevo concepto de juez. Insertos en esa corriente, Sieyès y Chabroud consideraban
una necesidad imperiosa la simplificación de la pirámide judicial y
postulaban la reducción de los grados de la jurisdicción a dos 10 . Al hilo de esta
cuestión surgía otra también trascendental: la apelación era altamente impopular,
pues sustentada enteramente por la jerarquía, recordaba demasiado el poder de
las antiguas Compañías judiciales y el uso hecho del mismo, pero prescindir de
ella implicaba desventajas prácticas de difícil asunción, de modo que “la razón”
hizo a los constituyentes decantarse por el sistema de “apelación circular”, totalmente
original.
La otra gran corriente, seducida por las instituciones inglesas, tan del gusto
del siglo XVIII, era partidaria de instaurar en Francia una Administración de
Justicia semejante a la británica, aunque sin incurrir en mimetismos automáticos.
Nostálgica de las instituciones del otro lado del Canal de la Mancha y encabezada
por Duport, añoraba el reducido número de jurisdicciones allí existente, sus jueces
ambulantes y, por encima de todo, el jurado (civil y penal), por el que los eruditos
de la época habían sabido despertar auténtica reverencia apelando a la vanidad
nacional de considerar aquél como el residuo de una institución francesa de antaño:
10 DONTENWILLE, H. “Magistrats et Révolution”, en R. Badinter (dir.) Une autre justice.
Contributions à l´histoire de la justice sous la Révolution française, Saint-Amand-Montrond (Cher),
1989, pág. 350-353. La verdadera innovación en materia de organización judicial fue la lucha, esta
vez victoriosa, contra la complejidad y el mosaico de jurisdicciones del Antiguo Régimen. La reforma
revolucionaria descansaba sobre una trilogía: jueces de paz, tribunales de distrito y tribunal de
casación (no será hasta la Constitución del año VIII cuando reaparezca la jurisdicción de apelación,
asociada mentalmente a las poderosas Compañías judiciales de tiempos pasados). Los primeros eran
una creación revolucionaria a imitación de los jueces de paz ingleses y holandeses; los segundos,
una reconversión en la que se aprecia con toda nitidez la porción de perennidad del sistema; el
tercero, una novación del Conseil du roi.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO ... 83
el juicio de los pares medieval 11 . El jurado popular se introdujo finalmente, pero
sólo en el ámbito criminal 12 .
III. Aspectos, implicaciones y problemas de un sistema judicial electivo. Con
todo, la cuestión con diferencia más difícil de resolver para los Constituyentes,
dadas sus implicaciones y consecuencias, era la referente al modo en que los jueces
serían designados. En esta materia concreta la innovación fue grande 13 , pues se
optó por la elección popular, criterio que se había convertido en el dogma sagrado
de la nueva religión política de la Constituante.
La Asamblea aplicó el principio del sufragio al nombramiento de todos los
funcionarios y decretó, en mayo de 1790, que los jueces fuesen también designados
por elección popular para el plazo legalmente señalado según los casos, con
derecho a ser indefinidamente reelegidos.
Ninguna decisión sobre la Administración de Justicia era “políticamente”
neutra, las sombras del Antiguo Régimen siempre estaban presentes en el
11 DONTENWILLE, H. “Magistrats et Révolution”... óp. cit., pág. 348. Invita al debate la
doble cara que ofrece la institución del jurado: mito democrático o vestigio atávico. Debates a un
lado, lo que sí parece cierto es que los eruditos franceses no andaban tan desencaminados, pues se
trataría efectivamente de una institución de origen francés pero distinta a la por ellos señalada. En
este sentido, RADBRUCH, G. El Espíritu del Derecho Inglés, Madrid, 2001, pág. 85 y ss.
12 ROYER, La Société judiciaire... óp. cit., pág. 210-211. Quienes rechazaban la importación
de la institución del jurado no lo hacían gratuitamente, sino por razones prácticas: las rules of evidence
anglosajonas descansaban principalmente en la prueba testimonial, pero en Francia la prueba
era predominantemente escrita y el jurado planteaba no pocos problemas de orden procesal para su
incorporación.
13 No sólo el criterio de selección de los jueces fue novedoso, también lo fueron los hábitos
con que los nuevos jueces fueron revestidos, sin conexión alguna con la tradición francesa, como
tampoco tenía conexión el sistema de la elección popular. Uno y otros fueron un breve paréntesis
en la historia judicial. Los magistrados del Antiguo Régimen eran tremendamente impopulares,
como todo lo que recordaba a ellos. En tiempos de hostilidad hacia la profesión y sus símbolos,
la vestimenta fue uno de los primeros emblemas suprimidos. Por decreto de 13 de agosto de 1790
se prohibió todo hábito distintivo contrario a la igualdad y la libertad. Las nuevas teorías sobre
una autoridad judicial emanada del Pueblo justificaban tal supresión. El ejemplo procedente de los
Estados Unidos, que habían abandonado la tradición inglesa impuesta en las Colonias, fue decisivo.
Las vestimentas serían las del nuevo soberano popular, el Tercer Estado, sin distintivos vinculados
al nacimiento. Color negro, medalla con las palabras la loi grabadas, escarapelas con los colores de
la Nación francesa. El antiguo triunfalismo de los palacios de justicia da paso a una austeridad al
límite de la indigencia. La vestimenta judicial de la Revolución no sobrevivirá al Imperio. Napoleón
restaura la Magistratura profesional y con ella recupera las togas rojas de regímenes precedentes.
Hasta el presente. Sobre la vestimenta de las gentes de justicia durante la Revolución: ROUSSELET,
Histoire de la Magistrature... óp. cit., tom. I, pág. 336-339; BOEDELS, J. “Le costume des gens de
justice pendant la Révolution de 1789 à 1793”, en R. Badinter (dir.) Une autre justice. Contributions
à l´histoire de la justice sous la Révolution française, Saint-Amand-Montrond (Cher), 1989, pág.
334-344.

84 MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ
debate. El término vitalicio del mandato electivo de los jueces habría garantizado
la inamovilidad y, con ello, la deseable independencia, pero recordaba
demasiado a la situación existente con anterioridad, era cuestionable desde un
punto de vista teórico y no estaba exento de riesgos. Los jueces podrían asumir
su posición, identificarla con una profesión y deslizarse insensiblemente
en la rutina, con el consiguiente riesgo de perder interés por actualizar su
conocimiento de la legislación vigente y, lo que sería incluso peor, de crear
su propia jurisprudencia.
Fueron los antiguos parlamentarios quienes desaconsejaron esa solución 14 .
Los abogados presentes en la Asamblea, sin embargo, destacaron la conveniencia
de que el término fuese lo suficientemente prolongado como para permitir a los
jueces adquirir una sana experiencia, imprescindible para la buena administración
de justicia. La solución fue aquí, como en tantos otros asuntos, “razonada” en la
lógica del nuevo sistema. El mandato de los jueces de paz sería de dos años;
el de los de distrito, de seis años, el más largo; y el mandato de los jueces de
casación, de cuatro 15 .
Quedaba pendiente, pese a la aceptación del criterio de la elección popular
y del término del mandato, un extremo que fue objeto de acalorado debate: la
intervención de la Corona en el nombramiento del personal judicial. La cuestión
no era en absoluto superflua, pues el verdadero mar de fondo era la relación
entre Ejecutivo y Judicial o, dicho de otro modo, la consideración y consiguiente
configuración del Judicial como auténtico poder o, por el contrario, como mera
función perfectamente individualizada pero perteneciente al Poder Ejecutivo.
14 Según Duport, la elección popular abriría las puertas de la Judicatura, que dejaría con ello
de ser profesión de un reducido número de hombres, así como un estado ejercido de por vida, en
el que es grande la tentación de convertir una ocupación cotidiana en ciencia importante, mediante
el oscurecimiento y complicación de la ley. ROYER, “L´Assemblée...”, óp. cit., pág. 149.
15 Los jueces de paz, legos en Derecho y sin práctica previa requerida ante los tribunales,
eran concebidos como jueces a quienes bastaba el sentido común para desempeñar su función
adecuadamente, por lo que no precisaban acumular experiencia. Por otro lado, la no exigencia de
requisitos los hacía más numerosos o fáciles de encontrar. Los jueces de distrito, quienes soportaban
realmente el peso de la administración de justicia y necesitaban una experiencia práctica ante los
tribunales de cinco años mínimo, veían prolongado, y con ello reforzado, su mandato. Los jueces
de casación, de tareas más reducidas pero supuestamente más difíciles, necesitaban acreditar una
experiencia ante los tribunales de diez años mínimo. Teóricamente más costosos de reclutar por una
simple cuestión numérica, su mandato era más reducido que el de los jueces de distrito, pues dada la
posición preeminente de ese concreto tribunal no convenía mantener demasiado tiempo en el puesto
a sus integrantes. VOLCANSEK, M. L. and LAFON, J. L. Judicial Selection. The Cross-Evolution
of French and American Practices, Westport, Connecticut, 1988, pág. 58.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO ... 85
Frente a quienes como Cazalès proponían que el rey tuviese derecho a designar
uno entre los propuestos en terna por elección popular16 , triunfaron finalmente
aquéllos que negaban al monarca el poder de rechazar el nombramiento de un
juez elegido por el Pueblo17 . La intervención del “soberano” quedaba reducida
a mera formalidad, hecho éste que, bien pensado, formaba parte de la más pura
tradición francesa, si tenemos en cuenta la realidad práctica de la venta de oficios
en el Antiguo Régimen.
Establecidos el criterio de elección popular y la intervención formal de la
Corona, sólo restaba precisar qué ciudadanos integrarían el cuerpo electoral y cómo
serían elegidos los encargados de juzgar a sus conciudadanos.
Siempre mediante sufragio censitario, los integrantes del primer grado o
escalón de la jurisdicción (justices ( de paix paix)
eran elegidos directamente por las
asambleas primarias de ciudadanos activos en cada cantón, mientras que electores
de segundo grado designados por las asambleas primarias –quienes formaban la
asamblea del distrito– se encargaban de elegir a los integrantes del segundo escalón
judicial (tribunaux tribunaux de district). district Para evitar que la cúpula de la jurisdicción ( Tribunal
de cassation) quedase constituida como una jurisdicción demasiado numerosa y, con
ello, poco operativa o potencialmente poderosa en exceso, los departamentos fueron
divididos por la mitad en dos series, que concurrían alternativamente en la elección
de un juez titular y un suplente del denominado gardien suprême de la loi.
El sistema para elegir a los jueces, tal como fue legalmente diseñado, diluía
considerablemente la participación de la “Nación francesa” en la selección de los
mismos, pues aquéllos eran realmente elegidos por un grupo bastante reducido
de privilegiados, cada vez más reducido y más privilegiado conforme se elevaba
el “rango judicial” del elegible. Pero éste es un dato comprensible si reparamos
en que el término democracia tenía para aquellos hombres un significado muy
diferente al que tiene hoy día para nosotros.
También sobre los requisitos y cualidades exigibles a los jueces las posiciones
estaban divididas. Los Cahiers de Doléances no pretendieron acabar con
la profesionalidad en sí misma, sino tan sólo con las barreras sociales que a ella
aparecían vinculadas18 , pero pronto el debate en el seno de la Asamblea fue más
16 RIBA GARCÍA, C. Historia de la Edad Contemporánea I: La Revolución Francesa. El
Imperio Napoleónico, Barcelona, 1929, pág. 123; ROUSSELET, Histoire de la Magistrature... óp.
cit., tom. I, pág. 123.
17 Art. 6, tit. XI de la ley 16-24 de agosto de 1790: “Les juges recevront du Roi des lettres
patentes scellées du sceau de l´État, lesquelles ne pourront être refusées et seront expédiées sans
retard et sans frais, sur la seule présentation du procès-verbal d´élection”.
18 Barreras unas veces ligadas a la cuna, otras a la religión. Abogaban por una mayor movilidad
del personal de las jurisdicciones inferiores atendiendo siempre a su capacitación.

86 MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ
allá. Nuevamente la cuestión de fondo era fundamental: dichos requisitos y cualidades
dejaban traslucir la concepción que cada delegado tenía de la “función
judicial”, entendiendo aquí la expresión “función” no como referida a la dicotomía
poder-simple función, sino empleada como sinónimo de “actividad”; permitían
entrever la concepción que se tenía en el seno de la Asamblea del margen de
actuación que debía ser reconocido a los jueces o la discrecionalidad de juicio
permisible. Voltaire y Rousseau habían ejercido mucha influencia en este punto
concreto del debate.
Voltaire 19 , cándido, había sugerido como únicos requisitos o, más correctamente,
cualidades necesarias en un juez la firmeza de ánimo, para ser capaz de
resistir las influencias externas; la ausencia de ambición personal y económica,
que podrían terminar por destruir sus escrúpulos; la actitud imparcial ante el caso
sometido a su juicio; y la capacidad de reconocer sus propias errores y prejuicios
para, si no corregirlos, sí al menos tener conciencia de su alcance e intentar
ponerles freno antes de que contaminasen su decisión. Rousseau 20 , confiando en
la bondad innata del hombre como siempre, estaba convencido de que el único
requisito necesario para ser un buen juez era el sentido común. Pero nada se decía
sobre el conocimiento del Derecho en un debate que tenía como telón de fondo,
precisamente, la relación entre el juez y la norma. Dicho conocimiento incluso se
presentaba como contraproducente o, cuando menos, indiferente e innecesario.
Una función que había requerido especial habilitación como pocas desde la
Baja Edad Media podía, de repente, ser desempeñada por “cualquiera” que tuviese
treinta años cumplidos y pagase la contribución señalada. Juzgar era únicamente
19 Voltaire estaba principalmente interesado por la justicia criminal y fue en ese terreno donde
contempló las cualidades deseables en un juez. Sus conclusiones, formuladas en Traité sur la
tolérance à l´occasion de la mort de Jean Calas y en Commentaire sur le livre des délits et des
peines par un avocat de province, podrían, con todo, ser extensibles a la justicia civil. BARRUÉ,
J. M. Voltaire et le droit pénal, Paris, 1966, pág. 356-357 y 363.
20 Rousseau mostró siempre cierta indiferencia hacia las cuestiones relacionadas con la independencia
judicial, aunque de su teoría de la supremacía de la ley parece desprenderse que, para este
autor, los jueces están sometidos a ella de forma estricta, sin márgenes amplios de discrecionalidad,
y, por lo tanto, no resultan necesarios conocimientos jurídicos especializados que permitan indagar en
su significado oculto, sino que éste se manifiesta de forma sencilla, casi evidente, al sentido común.
LIMANN, H. Le Contrat social de Jean-Jacques Rousseau et son influence sur les constitutions de
1791 et 1793, Paris, 1965, pág. 76.
21 Esta ley introdujo numerosas novedades: el procedimiento gratuito, el juicio oral y público,
la libre valoración de la prueba, la obligatoria motivación de las sentencias, el jurado para las causas
criminales, la supresión de los tribunales especiales, los jueces de paz con asesores en todos los
cantones, los tribunales de distrito... Otro acierto de la Asamblea fue reconstruir el edificio judicial
sobre los mismos cuadros del edificio administrativo.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO ... 87
una cuestión de sentido común. En esta aparente incongruencia del debate mucho
tenía que ver la situación concreta de la Francia del Antiguo Régimen. Para terminar
con los vicios del anterior sistema decidieron erradicar a los jueces profesionales
que tan pésimos recuerdos hacían aflorar, pasando por alto algo tan obvio
como que lo contrario de un mal juez profesional no es un buen juez lego, sino
un buen juez profesional. Su visión estaba desenfocada por los acontecimientos
históricos y el ejemplo conocido, pues la profesionalidad era el menor de los
males de la antigua Magistratura francesa, que podía se acusada de entrometerse
en los asuntos de Estado a costa del abandono de los propiamente judiciales, de
excederse en el recurso al arbitrio judicial y la conciencia en detrimento de la
observancia del Derecho, de corrupción... y, si acaso, podía finalmente ser acusada
de falta de profesionalidad, por la burla sistemática de los controles establecidos
para garantizarla.
Los conocimientos jurídicos no fueron requeridos a los jueces de paz, concebidos
como jueces de equidad, aunque no se cayó en la imprudencia de prescindir
de la experiencia práctica ante los tribunales para los jueces de distrito y los de
casación. Esto reducía y preseleccionaba en cierto modo a los elegibles.
Sobre esta base descansa la reforma de la institución judicial llevada a cabo
por la ley de 16-24 de agosto de 1790 y posteriormente asumida por la Constitución
de 1791. Contenía innovaciones de diversa naturaleza 21 , algunas de las cuales
representaban además un positivo progreso en la Administración de Justicia, pero
muchas de ellas corrían el riesgo de ser ilusorias a causa de la dependencia de
los juzgadores. Dependencia no deseada en absoluto, pero efectivamente existente
respecto de los electores, dado que no se garantizaba de forma suficiente o por
tiempo indefinido la inamovilidad judicial, por ser considerada ésta una indeseable
reminiscencia del Antiguo Régimen, además de incompatible con la legitimidad
democrática requerida a los nuevos jueces, siempre sujeta a revisión y renovación,
por la propia naturaleza de las cosas 22 .
22 El tema de la elección popular de los jueces no deja indiferente a ningún jurista ni a ningún
político, suscitando las opiniones más encontradas. Ajeno totalmente a nuestra tradición - la tradición
europea, incluida la británica – o a lo sumo, con incursiones meramente anecdóticas en una visión
de conjunto, la elección de los jueces presenta no pocas dificultades de índole teórica y práctica:
amenaza la independencia judicial, podría desestabilizar el delicado equilibrio de la democracia,
traslada al ámbito de la Administración de Justicia sin contención alguna las luchas políticas... En
Europa resulta difícil abordar la reflexión sobre la elección de jueces con calma ideológica. Francia
acudió a ese criterio para seleccionar al personal juzgador en época de crisis y de agitación
manifiesta. En los momentos convulsos, Europa siempre ha esperado de sus jueces una actuación
políticamente comprometida más que estrictamente judicial y, por tanto, la experiencia histórica está
viciada. AAVV. L´élection des juges. Étude historique française et contemporaine (sous la direction

88 MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ
IV. Valoración del resultado y posterior devenir de la institución judicial.
A modo de balance, y contrariamente a lo que pudiera pensarse, la organización
judicial nacida de las deliberaciones de la Asamblea constituyente, levantada sobre
un criterio enteramente nuevo de selección, parece haber dado buenos resultados,
al menos al principio. Todos los autores leídos coinciden en ello, aunque poniendo
de manifiesto, también, el desigual juicio de valor que merece París en comparación
con las provincias 23 .
De esos primeros resultados electorales y esos primeros años de justicia popular
nada permite inferir que de la elección judicial se desprendan perjuicios para
la administración de justicia imposibles de asumir, pero tampoco puede afirmarse
lo contrario. Los peligros de politización parecen no haber existido en el punto
de Jacques Krynen), Paris, 1999 es un aceptable punto de partida para acercarse al estado de la cuestión
en Francia, pero sin perder de vista la favorable inclinación sentida por algunos de los autores
participantes hacia el que, en ocasiones, es aludido como “único principio legitimador en pura lógica
democrática”. No se trata de un debate puramente doctrinal y mucho menos muerto, como demuestra
la batería de argumentos a favor y, sobre todo, en contra surgida a raíz del intento de introducir la
elección popular como método para la designación del personal juzgador en Alberta, Canadá (puede
accederse a textos y proyectos legislativos – especialmente al Bill 218, Judicial Elections Act – o
artículos de opinión y de prensa en http://www.acjnet.org/capcj/en/law/publications/election.html
http://www.acjnet.org/capcj/en/law/publications/election.html,
página web de la Canadian Association of Provincial Court Judges). El ejemplo que más puede
ilustrar en este tema es, sin duda, el caso americano. Observándolo detenidamente se aprecia que
las elecciones judiciales pueden llegar a convertirse en una potente motivación para que los jueces
adapten sus decisiones a la percepción que tengan de la opinión pública dominante y se alejen de
posibles sentencias impopulares por estar adecuadas a los designios del Legislativo, esto es, a la
ley. Las retention elections acentúan ese peligro. El electorado tiene en cuenta un amplio espectro
de circunstancias para conceder el voto a un candidato u otro: comportamiento personal público y
privado del juez, mérito profesional, las líneas decisorias del juez, una decisión impopular, ideas
políticas o cualquier otra circunstancia, incluso relativa a la raza, sexo, apariencia, personalidad...
El caso americano posiblemente no resista el análisis político. El giro “populista” por el que algunos
estados abandonan el sistema tradicional anglosajón de designación tiene su explicación en la
democracia popular de Andrew Jackson y su aparente frustración por la imposibilidad de remover
de sus puestos a algunos miembros de la Corte Suprema de Estados Unidos partidarios de una
interpretación amplia de los poderes constitucionales del Congreso, su deseo de asestar un golpe a
la clase política dominante, el aumento de judicial review contra la legislación gubernamental y la
conocida desconfianza heredada de Jefferson hacia dicho método de control, la insatisfacción con
una judicatura cuasi-inamovible ocupada por terratenientes en numerosos estados, la tendencia de
muchos legislativos estatales a conferir los puestos de juez a sus partidarios políticos, la ola de creciente
hostilidad contra la “abogacía” y en general la clase jurista por haber sido Loyalists durante
la Revolución... VOLCANSEK and LAFON, Judicial Selection… óp. cit., pág. 15-41 y 75-98.
23 ROUSSELET, Histoire de la Magisrature... óp. cit., tom. I, pág. 129-132; DONTENWILLE,
“Magistrats et révolution”... óp. cit., pág. 356-359; MÉTAIRIE, G. “L´électivité des magistrars judiciaires
en France, entre Révolution et monarchies (1789-1814)”, en J. Krynen (dir.) L´élection des
juges. Étude historique française et contemporaine, Paris, 1999, pág. 21-65.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO ... 89
de partida. Electores y candidatos actuaron de forma racional y razonable. Los
miembros de la Constituyente tenían dos intereses primordiales en el resultado de
las elecciones: estaban ansiosos por saber si el sistema por ellos creado podría
perdurar y expectantes ante la calidad y la seriedad con que los jueces designados
conforme a ese nuevo sistema desempeñarían su función.
Lo cierto es que la muestra no es representativa y está viciada por múltiples
razones. En primer lugar y ante todo, la experiencia revolucionaria es insuficiente
dada su breve duración temporal. Las circunstancias impidieron que el nuevo
sistema pudiese alcanzar la madurez necesaria para ser valorado sosegadamente.
No perduró, como habrían deseado los constituyentes, mas bien es cierto que si
no lo hizo fue por causas externas.
En segundo lugar, aunque no menos importante para la cuestión que ahora
comentamos, los elegidos popularmente en las primeras elecciones en París eran,
en un número más que considerable, expertos profesionales de los tribunales del
Antiguo Régimen, muchos de ellos, a mayor abundamiento, consejeros del Parlamento:
la elección popular de jueces hizo recaer la toga en jueces profesionales
y en otros profesionales del Derecho, en personas experimentadas. Cabría pensar
que el buen resultado de aquellos primeros años en la capital francesa fuese directamente
imputable a la calidad de las personas elegidas y no a la calidad del
método de elección en sí.
Este último hecho, además, podría estar íntimamente relacionado con las
causas del fracaso del sistema y el devenir ulterior de la institución judicial en
las últimas fases de la Revolución –Convención y Directorio– o, por lo menos,
fue alegado como tal por los políticos.
En mayo de 1792, Thouret defendió ante la Asamblea que el nuevo sistema,
en cuyo diseño había participado activamente, funcionaba sin dificultades serias.
Algunos jueces, en efecto, se habían excedido en sus funciones y habían adoptado
decisiones con pretendido carácter normativo, pero se justificaba diciendo que,
después de todo, los hábitos pasados son difíciles de romper. Optimista, confiaba
en que los errores no volvieran a cometerse.
Chasset, juez del Tribunal de Casación y diputado de la Convención, ya no
mantenía ese tono tan entusiasta cuando se dirigió a la Tercera Asamblea Nacional
en septiembre de 1792. Esgrimiendo como alegato su experiencia personal, denunciaba
que todos los días llegaban al Tribunal de Casación juicios carentes del más
elemental sentido común, ése que, según Rousseau, poseían todos los hombres.
Achacaba este problema a la dispersión del reclutamiento de los jueces.
La opinión que de sí mismos se iban formando los jueces, siendo importante,
no es tan reveladora como la de los políticos.

90 MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ
Dos Ministros de Justicia, con un intervalo de un mes, presentaron su valoración.
Joly, en julio de 1792, proclamaba su indignación por la falta de rigor
y de seriedad con que desempeñaban el cargo personas que, obviamente, habían
aceptado esa posición sin tener el más mínimo interés en la institución ni en el
beneficio que ésta debía reportar a la población. No criticaba el sistema en sí,
sino la actitud poco profesional mantenida por los encargados de juzgar día a día,
especialmente los jueces de paz.
El 19 de agosto de 1792, Danton afirmaba que los hombres elegidos para
juzgar eran hombres del pasado adaptados al nuevo sistema, pero sin compromiso
sincero con los postulados de la Revolución. Como conclusión, sugería, en términos
de exigencia, la renovación de los jueces.
La coyuntura política era crítica. Ese 10 de agosto, Luis XVI había sido derrocado
por un tumulto revolucionario. El establecimiento provisional de un Comité
Ejecutivo y el ascenso al poder de hombres como Danton y Robespierre alteró el
curso de los acontecimientos y las expectativas. La organización judicial recién
estrenada había sido cuestionada y los políticos estaban dispuestos a desplegar su
agenda. El punto político de retorno había sido alcanzado.
El dilema del nuevo poder era cambiar la organización judicial o cambiar a
los jueces. Danton sabía, como antiguo avocat del Conseil du Roi, que el sentido
común no era suficiente para resolver ciertos asuntos jurídicos complejos, pero
tampoco olvidaba, como político astuto, la conveniencia de colocar al mayor
número de adeptos a la Revolución allí donde fuere posible. Ese objetivo no
era sencillo de alcanzar. De las dos vías alternativas para enfrentar el problema,
la Convención24 se decantó por aprobar legislación que facilitase el acceso a la
24 Sobre la Administración de Justicia durante la Convención: LEPOINTE, Histoire des Ins-
titutions du Droit Public Français au XIX... XIX óp. cit., pág. 387-397; GODECHOT, Les Institutions
de la France sous la Révolution et l´Empire... óp. cit., pág. 375-388; DUVERGER, Institutions
Politiques... óp. cit., pág. 521-524 (apenas menciona las instituciones judiciales); SAUTEL, Histoire
des Institutions Publiques depuis la Revolution Française. Administration-Justice... óp. cit., pág. 173-
187; CHEVALLIER, Histoire des Institutions et des Régimes Politiques de la France de 1789 à nos
jours... óp. cit., pág. 55-89; VILLARD, Histoire des Institutiones Publiques de la France (de 1789
à nos jours)... óp. cit., pág. 42-43. En general, los publicistas han prestado poca o nula atención a
la Administración de Justicia durante la Revolución y, si lo han hecho, ha sido para detenerse en el
Tribunal revolucionario y el Comité de Salud Pública, justicia política que ofrece una perspectiva
parcial de la institución judicial en este período. Útil, pero en ocasiones impreciso: ROUSSELET,
Histoire de la Magistrature... óp. cit., tom. I, pág. 145-154. Imprescindible ROYER, La société
judiciaire depuis le XVIIIe siècle... óp. cit., que ofrece una visión de conjunto muy completa. También
MONNIER, R. “Le peuple juge”, en P. Boucher (dir.) La Révolution de la Justice. Des lois
du roi au droit moderne, Paris, 1989, pág. 161-190 y bibliografía citada en pág. 269-270; ROYER,
Histoire de la Justice... óp. cit., pág. 331-403.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO ... 91
Judicatura, mientras que bajo el Directorio25 se recurrió fundamentalmente al
nombramiento de jueces por el Ejecutivo.
Es la época oscura, todavía más oscurecida por los estudiosos, de la Justicia
Revolucionaria26 , una justicia que, no sin razón, no goza de buena reputación. La
historia judicial está íntimamente ligada a la historia general del período27 : la caída
de la Monarquía; la era de la Terreur y del Terror Blanco nacido de la Convención
Termidoriana; la imagen sangrante de una guillotina alimentada por el Comité de
salut public creado el 6 de abril de 1793; la entrada en vigor de leyes de excep-
25 Sobre la Administración de Justicia durante el Directorio: LEPOINTE, Histoire des Institutions
du Droit Public...óp. cit., pág. 397-398; GODECHOT, Les Institutions de la France sous la
Révolution et l´Empire... óp. cit., pág. 476-481; DUVERGER, Institutions Politiques... óp. cit., pág.
524-529 (apenas menciona las instituciones judiciales); SAUTEL, Histoire des Institutions Publiques
depuis la Revolution Française. Administration-Justice... óp. cit., pág. 278-281; CHEVALLIER,
Histoire des Institutions et des Régimes Politiques de la France de 1789... óp. cit., pág. 90-99;
VILLARD, Histoire des Institutiones Publiques de la France (de 1789 à nos jours)... óp. cit., pág.
43-44. Ante la poca atención prestada a la Administración de Justicia durante el Directorio, resultan
imprescindibles: ROUSSELET, Histoire de la Magistrature... óp. cit., tom. I, pág. 154-155; ROYER,
La société judiciaire... óp. cit.; SCHNAPPER, B. “De Thermidor à Bonaparte”, en P. Boucher (dir.)
La Révolution de la Justice. Des lois du roi au droit moderne, Paris, 1989, pág. 191-219 y bibliografía
citada en pág.270-271; ROYER, Histoire de la Justice... óp. cit., bibliografía citada en las
pág. 412-414.
26 Como punto de partida: FAYARD, J. F. La justice révolutionnaire: chronique de la Terreur
(préface de Pierre Chaunu), Paris, 1987.
27 El principio de soberanía absoluta de la Convención justifica las atribuciones judiciales
a dicha asamblea, ignorando el postulado de separación de poderes, nunca plenamente respetado.
La Constitución de 1791 ya reconocía al cuerpo legislativo el derecho de acusar y perseguir los
crímenes contra la seguridad del Estado. De una manera similar, aunque general, las atribuciones
de la Convención permanecen, circunscritas ahora al terreno de la justicia revolucionaria: puede
poner en marcha los procesos ante el Tribunal révolutionnaire, pronunciar mises hors la loi, acordar
detenciones y arrestos, su prórroga o la puesta en libertad (decreto de 14 de frimario, secc. II,
art. XII). La Convención, elegida por sufragio universal, encarna la voluntad general, hace leyes
y gobierna por mediación de sus comités. Del férreo ejercicio de esa soberanía absoluta deriva la
subordinación de los tribunales a la Convención, que, como cualquier otro cuerpo, se hallan bajo
la inspección inmediata de los Comités de salud pública y seguridad general (L´application des lois
civiles et criminelles appartient aux tribunaux, à la charge expresse d´en rendre compte tous les dix
jours au conseil exécutif, sect. II, art. VII décret de 14 frimaire). Durante la Convención, Justicia y
Salud Pública pugnan por conjugar sus necesidades contradictorias. En el transcurso del verano de
1793, el terror se vuelve inclemente contra los enemigos de la Revolución, hasta que en la primavera
de 1794 se produce la inquietante aceleración de un fenómeno que nunca estuvo completamente
dominado. No nos corresponde juzgar si tanta violencia era o no necesaria, únicamente constatar la
imposiblidad para los seguidores de Robespierre de abrir un camino a la reconciliación y el fracaso
de los Termidorianos para hacerlo mejor. Incapaces de olvidar y hacer olvidar, intentan exorcizar sus
demonios en un baño de sangre que nuevamente tiene su origen en procesos infamantes. MONNIER,
“Le peuple juge”... óp. cit., pág. 164-166.

92 MARÍA MAGNOLIA PARDO LÓPEZ
ción y la creación de jurisdicciones revolucionarias que funcionan paralelamente
a la jurisdicción ordinaria; la aplicación de las leyes civiles y criminales inscrita
en la política de salud pública y coaccionada por el gobierno revolucionario. La
vigilancia de los tribunales ordinarios, como la de las restantes autoridades, se
ejerce en un clima general de desconfianza hacia las gentes de ley y de sospecha
visceral hacia los magistrados profesionales y los tribunales ordinarios, acusados
de ser los garantes de la aristocracia. La desconfianza de la Convención apenas
tarda en traducirse en un nuevo sistema de elección y designación de los jueces
que perdura hasta Termidor. Después de esa fecha, los tribunales son acusados de
favorecer el espíritu de revancha y el Terror Blanco.
El Directorio es heredero directo del Terror Blanco, pues resulta prácticamente
imposible separar a aquél de la Convención Termidoriana. Los mismos hombres
con los mismos proyectos. Considerado por muchos historiadores franceses como
la era de los golpes de Estado, el Directorio consigue poner a su servicio a los
tribunales de justicia 28 . La Administración de Justicia se somete y reproduce los
principios de la Administración general: concentración de fuerzas y control de la
actividad por agentes del Directorio Ejecutivo; reducción del número de jueces y
alejamiento de la justicia respecto de los justiciables 29 .
V. Epílogo. El péndulo de la Historia volvía a oscilar, una vez más, hacia la
concepción de la justicia como una manifestación del poder público y un soldado
de la Revolución con aspiraciones imperiales estaba a punto de hacer resurgir una
institución monárquica de origen bajomedieval para convertirla en el guardián de
las promesas republicanas. Consulado, Imperio, Restauración, República... durante
el siglo XIX, en fases sucesivas, se perfilarán las instituciones judiciales que todavía
hoy perviven en Francia plenamente consolidadas 30 y que han sido imitadas
con bastante fidelidad por otros países, entre ellos el nuestro, en un deseo de
incorporar los logros y avances políticos e ideológicos de la Revolución. El vigor
ideológico inicial que inspirara al legislador revolucionario desde la Asamblea
Constituyente hasta la caída del Directorio se mitigará progresivamente durante
Consulado, Imperio y Restauración; aquella adhesión estricta a los postulados y
28 En ausencia de un trabajo detallado de la Administración de Justicia durante el Directorio,
existe un excelente capítulo de BOURDON, J. La Réforme judiciaire de l´an VIII I: Les Institutions,
Rodez, 1942, pág. 193-203.
29 SCHNAPPER, “De Thermidor à Bonaparte”... óp. cit., pág. 198.
30 Según PERROT, R. Institutions judiciaires, 9e édition, Paris, 2000, pág. 7-14, se distinguen
tres períodos: primero (1790-1810), en él tiene lugar la creación de la instituciones; segundo
(1810-1956), período de consolidación, marcado por la estabilidad; tercero (desde 1958), en el que
se aborda la renovación de las instituciones judiciales, aún pendiente.

LA ELECCIÓN DE LOS JUECES DURANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA: UN INTENTO ... 93
doctrinas revolucionarios sobre la Administración de Justicia será traicionada en
algunos aspectos, en concreto, en todo lo relativo a la selección y estatuto del
personal juzgador y, tras una breve experiencia de “jueces populares legos”, volverá
a abrirse camino –apoyada desde el poder público– la figura del juez “agente”
público instruido en Derecho, el juez profesional. Una institución antigua, la Magistratura
tradicional francesa, renacerá parcialmente renovada.
Del sombrío Directorio emergerá el general Bonaparte (18 de brumario del
año VIII, 9 de noviembre de 1799). Con él se cierra formalmente un capítulo
decisivo de la Historia Universal, la Revolución Francesa (1789-1799), y se abre
una nueva era. Francia necesitaba, según Napoleón, una nueva Constitución y la
Administración de Justicia no iba a quedar exenta de la reforma napoleónica. La
nueva Constitución fue ratificada el 22 de frimario del año VIII (13 de diciembre
de 1799). Doctrinas filosóficas a un lado, los redactores eran hombres prácticos
deseosos de aprovechar la rica experiencia de los diez años anteriores.
La reforma judicial introducida por la Constitución del año VIII 31 fue completada,
principalmente, por la ley de 27 de ventoso de ese mismo año (18 de
marzo de 1800). Bonaparte tenía un interés personal en la Magistratura, a la que
concebía fuerte, formada y consciente de sus deberes. Quería ser recordado como
un conciliador para su Pueblo, dividido por la Revolución, y optó por ser un
hombre de síntesis. Para ello, mantuvo los grandes aciertos de la Constituyente,
recuperó una buena dosis de aportación técnica e institucional del Antiguo Régimen
y añadió algunas pinceladas innovadoras aquí y allá. De la Constituyente,
conservó el acercamiento de la justicia al Pueblo mediante el arbitraje, la conciliación,
los jueces de paz y el jurado criminal, así como la nueva pirámide judicial,
más simple y más lógica. Del Antiguo Régimen, la decisiva aportación técnica
que representaban la apelación jerárquica civil y la casación, así como las líneas
maestras de la Magistratura tradicional.
La Magistratura profesional de corte napoleónico, como tantas veces hemos
oído aludir a ella, aparecía perfilada de forma casi definitiva para convertirse en la
base de la Judicatura francesa contemporánea. A lo largo de los siglos XIX y XX,
obviamente, ha experimentado modificaciones, pero ninguna de ellas fundamental.
La perdurabilidad del sistema debería constituir la mejor prueba de su valor.
31 DUGUIT et MONNIER, Les Constitutions… óp. cit., pág. 118 y ss. La justicia aperece
regulada en Tit. V, art. 60-68 (pág. 125-126), bajo la rúbrica Des Tribunaux. Las prescripciones de
la Constitución fueron posteriormente desarrolladas y completadas por las leyes de 27 de ventoso
del año VIII, de 18 de marzo de 1806 y de 10 de abril de 1810, así como por los decretos de 6
de julio y 18 de agosto de 1810. Sobre el contenido de dicha legislación de desarrollo en todo lo
relativo a organización, planta y demarcación, ROUSSELET, Histoire de la Magistrature... óp. cit.,
tom. I, pág. 157-183.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL DELITO SOLIDARIO
DE OMISIÓN DE LOS DEBERES DE LOS PARTICULARES
DE REPRIMIR LOS DELITOS
1. INTRODUCCIÓN
PEDRO ÁNGEL RUBIO LARA
Profesor de Derecho Penal y Criminología
Facultad de Derecho
Universidad de Murcia
El artículo 450, párrafo primero y párrafo segundo del Código Penal de
1995 señala:
450.1. “El que, pudiendo hacerlo con su intervención inmediata y sin
riesgo propio o ajeno, no impidiere la comisión de un delito que afecte
a las personas en su vida, integridad o salud, libertad o libertad sexual,
será castigado con la pena de prisión de seis a dos años si el delito fuera
contra la vida, y la de multa de seis a veinticuatro meses en los demás
casos, salvo que al delito no impedido le correspondiera igual o menor
pena, en cuyo caso se impondrá la pena inferior en grado a la de aquél.
2. En las mismas penas incurrirá quien, pudiendo hacerlo, no acuda a la
autoridad o a sus agentes para que impidan un delito de los previstos en el
apartado anterior y de cuya próxima o actual comisión tenga noticia”.
La fuente de inspiración para la inicial redacción del precepto que nos ocupa
puede contribuir a esclarecer la naturaleza y la razón de ser de la incriminación
95

96 PEDRO ÁNGEL RUBIO LARA
de la conducta y ayudar a resolver el problema de su ubicación sistemática, amén
de los problemas que surgieron con su nacimiento y que, para algunos elementos
del tipo, todavía permanecen en la actualidad 1 .
Hay que precisar que el actual artículo 450 C.P. se compone de dos párrafos
que, al mismo tiempo, contienen dos tipos delictivos diferentes, autónomos e independientes.
Así las cosas, a la hora de hablar de los antecedentes del artículo 450,
hemos de hacerlo individualizando el tipo delictivo contenido en el primer párrafo
del mencionado artículo, del segundo párrafo; ya que ambos comportamientos
exigen un análisis diferenciado, pues una cosa es impedir que ciertos delitos se
cometan, y otra muy diferente omitir la denuncia de una próxima o actual comisión
de determinados delitos, ya desde la sede de su origen.
2. ANTECEDENTES DE LA OMISIÓN DEL DEBER DE IMPEDIR DETER-
MINADOS DELITOS
El párrafo primero, esto es, el que contiene el delito de omisión del deber
de impedir ciertos delitos del vigente artículo 450, tiene su precedente inmediato
en el artículo 338 bis, redactado al iniciarse la mitad del siglo XX a través de la
Ley de 17 de julio de 1.951 2 .
Por su parte, el artículo 338 bis del Código Penal de 1973 encontró su inspiración,
dentro de la codificación española, básicamente en el artículo 122 del
Código Penal de 1822; y, dentro del derecho comparado, en el artículo 63 del
Código Penal francés de 1954.
La procedencia francesa del precepto se muestra en la literalidad textual
absolutamente coincidente y la colocación de la omisión del deber de socorro en
1 El estudio doctrinal sobre los antecedentes del actual artículo 450 del Código Penal ha sido
escaso, limitándose a apuntar que el antiguo artículo 338 bis del Código anterior fue introducido
por la Ley de 17 de julio de 1951, sin detenerse en estudiar sus antecedentes más remotos. Ver F.
ALAMILLO CANILLAS, La solidaridad humana en la Ley Penal. (Ley de 17 de julio de 1.951),
Madrid, 1962, p. 39-58; A. ARROYO DE LAS HERAS/J. MUÑOZ CUESTA, Código Penal, Navarra,
1991, p. 695; M. DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, “La configuración del dolo en una omisión
del artículo 338 bis del C.P.”, (ed.), Comentario a la STS (Sala 2ª), de 8 de octubre de 1991, La
Ley, 1991, p. 205; S. HUERTA TOCILDO, P., Problemas fundamentales de los delitos de omisión,
Madrid, 1987, p. 201-202; T.S. VIVES ANTÓN, Comentarios al Código penal de 1995, Vol. II.,
Valencia,1996, p. 1889.
2 B.O.E. de 19 de julio de 1.951. Ley que, por otra parte, va a servir de referencia para la
doctrina mayoritaria a la hora de determinar el bien jurídico protegido, aludiendo, de esta forma, al
bien jurídico “solidaridad humana”.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL DELITO SOLIDARIO DE OMISIÓN DE LOS DEBERES ... 97
el mismo precepto que se introdujo en España al mismo tiempo. Dentro del Code
pénal (ordenanzas 25 de junio de 1.945 y Ley de 13 de abril de 1.954) encontra-
mos el antecedente en su artículo 63, cuyo párrafo primero reza así:
“Sans préjudice de I´application, le cas échéant, des peines plus fortes
préues par le présent code et les lois spéciales, sera puni d´un emprisonnenment
de trois mois á cinq ans et d´un ammende de 360 F. á 15.000 F.,
on de I´une de ces deux peines seulement, quiconque, pouvant empêcher
par son action immédiate, sans risque pour Lui ou pour les tiers, soit un
fait cualifié crime, soit un délit contre I´intégrité corporelle de la persone,
s´abstient volontairement de le faire.” 3
En el nuevo Código Penal francés (1.992) se ha mantenido literalmente el
precepto, pero ahora constituye un tipo especial, que se sitúa entre los delitos de
peligro para la persona, definido en el artículo 223.6.
2.1. La Ley de 17 de julio de 1951: inclusión del artículo 338 bis en el Código
Penal de 1973
La Ley de 17 de julio de 1.951 recogió por primera vez lo que sería el
artículo 338 bis 4 , que señalaba textualmente:
“Artículo 11.-Al título cuarto del libro segundo del Código Penal se añade
el capítulo y el artículo siguientes:
“Capítulo 51.-De la omisión del deber de impedir determinados delitos.-Artículo
338 bis. El que pudiendo, con su intervención inmediata y
sin riesgo propio o ajeno, impedir un delito contra la vida o que cause
grave daño a la integridad, la honestidad o la seguridad de las perso-
3 Sin perjuicio de la aplicación, en su caso, de las penas más graves previstas por el presente
Código y las Leyes especiales, será castigado con pena de prisión de tres meses a cinco años y de
una multa de 360 F a 15.000 F, aplicándose sólo una de estas dos penas, al que pudiendo impedir
por su acción inmediata, sin riesgo para él o para los terceros, sea un hecho calificado como delito,
sea contra la integridad física de la persona, se abstenga voluntariamente de hacerlo. (Traducción
propia del precepto apuntado).
4 Art. 338 bis del C.P. de 1973 incluido también entre los “delitos contra la Administración
de justicia”, del Título IV del Libro II, encabezado con la rúbrica “De la omisión de impedir
determinados delitos o de ponerlos en conocimiento de la autoridad”.

98 PEDRO ÁNGEL RUBIO LARA
nas, se abstuviere voluntariamente de hacerlo, será castigado con la
pena de arresto mayor o multa de 1.000 a 5.000 pesetas o con ambas
penas.” 5
Por otra parte, en el preámbulo de la Ley de 17 de julio de 1.951 se declara
que ya “el Código de 9 junio 1.822 habría previsto la obligación que tienen todos
los ciudadanos de impedir la comisión de determinados delitos, y tal hecho,
considerado como falta a partir del Código de 1.848, se encuentra actualmente
regulado con igual carácter en nuestra ley punitiva general, en oposición con el
criterio mantenido por determinadas leyes especiales, como el Código de Justicia
Militar y la Ley Penal de la Marina Mercante, y aun por el propio Código
Penal ordinario al tipificar como figura delictiva al que atacare o acometiere a
las personas que acudieren en auxilio de la victima, así como la denegación de
auxilio cometida por funcionarios públicos”.
La Ley del 51 recoge una serie de figuras diversas atendiendo al contenido
del deber de asistencia y a la amplitud de la propia exigibilidad. De esta forma
contempla las siguientes figuras delictivas:
11. El incumplimiento del deber de auxiliar de una manera directa y personal
a quien, directa y personalmente, encontramos en peligro 6 .
21. El incumplimiento del deber de solicitar de una tercera persona ayuda
para otra que está en peligro, para el caso en que el que encontró a otro
en peligro no pueda prestarle auxilio de forma directa y personal 7 . Como
podemos observar, la Ley del 51 contiene, respecto del primero de los
deberes, lo que el actual 450.1 del C.P. recoge y exige.
5 El párrafo primero fue todo el contenido del artículo 338 bis cuando se añadió al articulado
del Código Penal de 1944, por Ley de 17 de julio de 1951. Ver S. HUERTA TOCILDO, Problemas
fundamentales de los delitos de omisión, Madrid,1987, p. 201-202; M. TARDON OLMOS, “Omisión
del deber de impedir determinados delitos o de promover su persecución. Nueva regulación. Análisis
comparativo respecto del texto anterior”, en Cuadernos de Derecho Judicial, Madrid, 1997, p. 48;
J. LÓPEZ MORENO/ E.M. FERNÁNDEZ GARCÍA, “La omisión del deber de impedir delitos y
de promover su persecución”, AP, 1998, p. 692.
6 El incumplimiento de este deber dio lugar a tres figuras distintas: como figura genérica,
la del artículo 489 bis, párrafo primero, del antiguo Código Penal, referido al delito de omisión de
socorro; y como figuras específicas, una agravada correspondiente al artículo 338 bis, y otra atenuada
a través del artículo 584, núm. 1 y 4, ambas referidas a la especial situación de peligro en que se
encuentra el sujeto pasivo.
7 Por su parte, el incumplimiento de este deber dio lugar a la creación de la figura delictiva consistente
en la omisión de petición de socorro del artículo 489 bis, párrafo segundo del C.P. del 73.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL DELITO SOLIDARIO DE OMISIÓN DE LOS DEBERES ... 99
Sin embargo, el artículo 450.1 C.P. no contempla taxativamente el segundo
de los deberes mencionados, si bien, como comprobaremos, nada impide que nos
encontremos ante un supuesto perfectamente incluido en el citado artículo.
La Ley de 17 de julio de 1.951 ha preferido incluir el delito que nos ocupa
dentro del epígrafe “Delitos contra la Administración de Justicia.” 8 El hecho de
que la Ley del 51 ubique al delito de omisión del deber de impedir delitos dentro
de los delitos contra la Administración de Justicia, parece evidenciar la falta de
claridad existente a la hora de delimitar el bien jurídico protegido. La finalidad
de la Ley del 51, tal como el legislador se ha cuidado de expresar, es la de “salvaguardar
el bien jurídico de la solidaridad humana.” 9
No obstante, como tendremos oportunidad de ver, la interpretación del bien
jurídico protegido por este delito ha sido ampliamente discutida por la doctrina,
encontrándose tesis diferentes al considerarse otros bienes jurídicos como objeto
de protección de los preceptos en estudio distintos al de la solidaridad humana,
así como la concepción de diversos significados del propio concepto de “solidaridad
humana” y en la diferencia entre lo que ha de entenderse por bien jurídico
y por deber jurídico.
2.2. Aportación del Código Penal de 21 de abril de 1822 a la formación del
actual artículo 450 del Código Penal de 1995
Del preámbulo del Código Penal de 21 de abril de 1.822, se deduce el empeño
sobre ciertas reflexiones filosóficas respecto de la solidaridad: son básicos,
explica, los deberes y mutuas relaciones humanas fundadas en el orden público
y en la justicia universal, y hay que dirigirlos a un solo centro, esto es, hacia la
tranquilidad y prosperidad del Estado, para conseguir que el ciudadano desarrolle
pacíficamente sus derechos y en las ventajas de la libertad civil y de la seguridad
individual 10 .
8 Situación ésta que permanecerá hasta el actual Código Penal de 1995, donde se sigue insertando
dentro de los delitos contra la Administración de Justicia.
9 Así se expresa con literalidad en el Preámbulo de la Ley de 17 de julio de 1.951, por lo
que, conforme a la propia Ley, no cabe duda alguna en contemplar a la “solidaridad humana” como
el bien jurídico protegido, a pesar de haber sido incluido este delito dentro de los delitos contra la
Administración de Justicia. Sin embargo, como veremos en el capítulo II de esta tesis, éste será el
único argumento con el que contará el sector doctrinal que apoya la argumentación consistente en
que la solidaridad humana es el bien jurídico protegido en los delitos en estudio, no constituyendo
éste el criterio mayoritario.
10 Así es recogido en el Diario de las Discusiones y Actas de las Cortes extraordinarias de
1.821. Discusión del Proyecto de Código penal. T.I Imp. Nacional, 1.822,15 y 17.

100 PEDRO ÁNGEL RUBIO LARA
En mi opinión, la idea constitucional de 1.822 “ciudadanos justos y benéficos”,
atribuida al pensamiento roussoniano, no explica bastante la solidaridad
humana del Código de 1.822. Como vemos, y así lo manifiesta claramente Alamillo
Canillas, el Código de 1822 está no sólo inspirado, sino plagado del concepto de
solidaridad imperante en la Fe Católica 11 .
En su Título Preliminar, el Cap. VI, dedica doce artículos a la obligación
que todos tienen de impedir los delitos y denunciarlos a la autoridad, así como
la persecución, entrega y remisión de los delincuentes.
El artículo 122 del C.P. de 1822 estaba recogido en el Capítulo VI, que
llevaba por rúbrica “de la obligación que todos tienen de impedir los delitos y
de noticiarlos a la autoridad; y de la persecución, entrega o remisión de los delincuentes”
y señalaba textualmente, “Toda persona que vea cometer o que sepa
que se va a cometer un delito está obligada a impedirlo, siempre que pudiere
hacerlo sin perjuicio ni riesgo suyo, o a dar aviso inmediatamente para que lo
impida a la autoridad, ministerio de Justicia o fuerza armada más inmediata,
bajo la pena de reprensión y un arresto de uno a seis días o una multa de diez
reales vellón a tres duros”.
Sin embargo, para autores como Alamillo no puede invocarse el mencionado
artículo como claro antecedente del artículo 338 bis del C.P. del 73. 12
Pero sí que constituye para este autor un antecedente del 338 bis, el artículo
123 del señalado cuerpo legal, que señala textualmente: “Todos están asimismo
obligados, bajo igual pena, a auxiliar, siempre que puedan, sin perjuicio
ni riesgo suyo, para detener a un delincuente o para socorrer a una persona
acometida por un agresor injusto o reducida por éste a estado que requiera
pronto socorro”, por cuanto en el artículo 123 “se habla de rehusar el auxilio
para socorrer”. Es decir, que ya hay una persona distinta del omitente que está
prestando su auxilio 13 .
11 F. Alamillo Canillas, La solidaridad humana en la Ley penal (Ley de 17 de julio de 1.951),
Madrid, 1.962, p. 23 a 29 y 39 a 58.
12 Ibídem, 51. En contra, S. Huerta Tocildo, Problemas fundamentales de los delitos de omisión,
Madrid, 1987, p. 201 y 202, n. 1, que entiende como único antecedente de los delitos de omisión
de impedir determinados delitos al artículo 122 y también, aunque sí reconocido por Alamillo, al
artículo 123 del C.P. de 1.822; en igual sentido, M. Tardón Olmos, “Omisión del deber de impedir
determinados delitos o promover su persecución. Nueva regulación. Análisis comparativo respecto
del texto anterior”, Cuadernos de Derecho Judicial, Madrid, 1.997, p. 48; así como, J., López
Moreno, ./ E.M., Fernández García,, “La omisión del deber de impedir delitos y de promover su
persecución”, en A.P., 1.998, p. 692.
13 En este sentido, ver F. Alamillo Canillas, La solidaridad humana en la Ley penal (Ley de
17 de julio de 1951), Madrid, 1962, p. 51 y 52.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL DELITO SOLIDARIO DE OMISIÓN DE LOS DEBERES ... 101
Por otra parte, los artículos 125 a 130 sancionan las omisiones de los particulares.
Su sistemática es compleja y combina la sanción penal con el derecho
premial establecido en los artículos 131 y 132. El artículo 125 castiga al que
viendo que se comete o va a cometerse cualquier delito bien no lo impida, bien no
dé aviso inmediato a la autoridad, justicia o fuerza armada más próxima. El 126
a quien no auxilie o no socorra al acometido por agresor injusto. El 127 castiga
no auxiliar a la Justicia 14 . El artículo 128 castiga la falta de aviso a la autoridad
más próxima si el delito es grave y público y el 129 si atenta a la Constitución,
al Rey, a la seguridad y tranquilidad del Estado, y a la salud pública 15 . El artículo
130, por su parte, recoge una excusa absolutoria de la omisión de denuncia para
supuestos de parentesco y amistad 16 . Además, existía una Disposición Común a los
seis Capítulos de que constaban los “delitos contra las personas”. Así, el artículo
698, a mi entender, el que inspiró ciento veintinueve años después el artículo 338
bis del Código Penal, señalaba textualmente lo siguiente: “todo el que pudiendo
hacerlo sin perjuicio ni riesgo suyo, no prestara el socorro que está en su arbitrio
a cualquiera persona que halle herida, maltratada, acometida por un agresor injusto
o constituida en otro conflicto que requiera el auxilio de la humanidad.”
Por último, cabe señalar que el artículo 338 bis del Código Penal mantuvo
inalterable su redacción hasta la Ley orgánica 8/1.983, de 25 de junio 17 , que supuso
una modificación en la determinación de las cuantías de las multas, pasando de
la multa de 30.000 a 300.000 pesetas a la de multa de 100.000 a 1.000.000 de
pesetas, quedando como sigue: “338 bis. El que, pudiendo con su intervención
inmediata y sin riesgo propio o ajeno impedir un delito contra la vida o que cause
grave daño a la integridad, la libertad sexual, la libertad o la seguridad de las
personas, se abstuviere voluntariamente de hacerlo, será castigado con la pena de
arresto mayor o multa de 100.000 a 1.000.000 de pesetas, o con ambas penas.
14 El artículo 125 señala que “todo español que vea cometer o que sepa que acaba de cometerse
o que está tramado un delito grave de los que por la Ley merezcan pena corporal o de
infamia, y que pertenezcan además, a la clase de delitos públicos, cuya acusación esté permitida
por medio de acción popular, está obligado a dar noticia de ello a la autoridad más inmediata, lo
más pronto que sea posible sin perjuicio suyo, bajo la pena prescrita en el artículo 122...”. Por
otra parte lo que regula el artículo 126 es la misma situación que para el artículo 125, si bien lo
restringe a un determinado tipo de delitos que el propio artículo relaciona, y que , además, crea una
excepción para el caso en que el omitente esté ligado por una relación de parentesco o amistad con
el delincuente.
15 Si bien se ha de tener en cuenta que el artículo 128 lo único que hace es imponer deberes
de orden cívico más que penal, teniendo su fundamento en la existencia de una necesidad social de
luchar contra el delito.
16 Situación ésta parecida a lo establecido en el artículo 126 del Código penal de 1822.
17 B.O.E., núm. 152, de 27 de junio.

102 PEDRO ÁNGEL RUBIO LARA
El que se abstuviere de poner en conocimiento de la autoridad o de sus
agentes, en el plazo más breve posible, los hechos delictivos a que se refiere el
párrafo anterior, será castigado con las penas previstas en él” 18 .
3. ÚLTIMAS APORTACIONES LEGISLATIVAS, Y, EN ESPECIAL, LA IN-
CLUSIÓN DEL PÁRRAFO SEGUNDO DEL PRECEPTO: EL DELITO
DE OMISIÓN DEL DEBER DE ACUDIR A LA AUTORIDAD O A SUS
AGENTES PARA QUE ÉSTOS IMPIDAN LA COMISIÓN DE DETER-
MINADOS DELITOS
Vistos los antecedentes que consideramos del artículo 338 bis, respecto de
la omisión del deber de impedir determinados delitos, corresponde ahora abordar
los antecedentes del párrafo segundo del artículo 450 del nuevo Código Penal.
Al Capítulo V (del Tít. IV, Libro II C.P. 73 “De los delitos contra la Administración
de Justicia”), bajo la rúbrica “De la omisión del deber de impedir
determinados delitos o de ponerlos en conocimiento de la Autoridad”, fue
agregado el párrafo segundo por Ley 82/78, de 28 de diciembre 19 y reformado
por Ley Orgánica 3/1989, de 21 de junio, hasta configurarse el actual artículo
450.2 del Código Penal del 95 20 . La reforma aludida (Ley Orgánica de 21 de
junio de 1989) introdujo en el artículo 338 bis el término “delitos contra la
libertad sexual”, como delitos a impedir y denunciar, sustituyendo el término
“honestidad”.
Por su parte, la Ley Orgánica 8/1983, de 25 de julio, modificó las cuantías
de las multas, elevándolas, al igual que se produjo para el párrafo primero del
anterior artículo 338 bis del Código Penal del 73.
18 Artículo 338 bis del Código Penal de 1973 que se asemeja bastante al actual artículo 450
del Código penal de 1995, si bien existen diferencias importantes que han sido analizadas a lo largo
de esta tesis, tales como la desaparición del “grave” daño, en el apartado primero y la expresión “en
el plazo más breve posible” en el segundo, así como la pena a imponer al autor de tales delitos.
19 Esta Ley (B.O.E. de 12 de enero de 1.979) operó una reforma más amplia del Código penal
en materia de terrorismo, de lo que se puede deducir que, a los efectos que nos ocupan, se otorga
al ciudadano una mayor implicación para la evitación de delitos que sean especialmente graves
(delitos contra la vida, salud, integridad física, libertad y libertad sexual); incluso estableciendo la
obligación de denunciar delitos ya cometidos.
20 B.O.E. núm. 148, de 22 de junio. A través de esta última modificación se procede a la
actualización de la cuantía de la multa prevista en el párrafo primero y sustituyendo el término
“honestidad” por el de “libertad sexual”. Ver E., Orts Berenguer, “Omisión del deber de impedir
determinados delitos”, en Cobo del Rosal/Bajo Fernández, Comentarios a la legislación penal, XIV,
1º, Valencia, 1992, p. 101.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL DELITO SOLIDARIO DE OMISIÓN DE LOS DEBERES ... 103
Para terminar la cuestión de los antecedentes de los actuales preceptos,
conviene mencionar lo recogido tanto en el Anteproyecto de Código Penal de
1992 21 , como en el Proyecto de Código Penal de 1994 22 , que sirvieron de punto
de partida hasta la configuración actual de estos artículos. Este Anteproyecto,
además de elevar la pena privativa de libertad de seis meses a dos años para la
abstención de intervenir y denunciar delitos contra la vida, trata de forma diferente
la abstención de intervenir y denunciar en los delitos contra la integridad o
salud, libertad y libertad sexual, cuya pena pasa a ser solamente de multa de seis
a veinticuatro meses, por lo que –en consecuencia– el deber de solidaridad en la
evitación de los delitos no se corresponde de igual forma en los delitos contra la
vida que en los demás casos.
Igualmente, mantiene los mismos inconvenientes que presentan los actuales
preceptos, sobre todo los referidos a la intervención inmediata y a la ausencia
de riesgo, al igual que la limitación del deber de actuar sólo en determinados
delitos.
Por otra parte, mantiene la misma pena para la omisión de dar aviso a la
autoridad que respecto de la falta de intervención in situ 23 .
Por último, llegamos a la redacción actual de estos artículos, el 450.1 y el
450.2, siendo ésta idéntica a la del Proyecto de Código penal de 1.994, artículo
442, texto aprobado por el Pleno del Congreso de los Diputados, en sesión ya
celebrada en el mismo año de la entrada en vigor del nuevo Código Penal.
21 La redacción del Anteproyecto de 1992 es prácticamente la misma que la recogida en el
actual artículo 450 del C.P. de 1995, si bien las diferencias son solamente de redacción no afectando,
por tanto, a la estructura típica del delito. El Anteproyecto de 1992 señalaba en su artículo 429
lo que sigue: “ Art. 429.11. El que, pudiendo hacerlo con su intervención inmediata y sin riesgo
propio o ajeno, no impidiere la comisión de un delito que afecte a las personas en su vida, o en
su integridad o salud, libertad o libertad sexual, será castigado con la pena de prisión de seis
meses a dos años si el delito fuera contra la vida, y la de multa de seis a veinticuatro meses en
los demás casos, salvo que al delito no impedido le correspondiere igual o menor pena, en cuyo
caso se impondrá la pena inferior en grado a la de aquél.
En las mismas penas incurrirá quien, pudiendo, no acuda a la autoridad o a sus agentes para
que impidan un delito de los previstos en el apartado anterior y de cuya próxima o actual comisión
tenga noticia”.
22 El Proyecto de Código Penal de 1994 recoge a través de su artículo 442 lo que actualmente
es el artículo 450, en lo referente a sus elementos típicos, teniendo igualmente una redacción similar
que no introduce ningún elemento diferenciador con éste.
23 Lógicamente, aquélla debería ser mayor pues comporta menor peligro.

104 PEDRO ÁNGEL RUBIO LARA
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FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO
DE AUTORIDADES PÚBLICAS
FRANCISCO M. GARCÍA COSTA 1
Universidad de Murcia
I. INTRODUCCIÓN. II. TIPOLOGÍA DE LAS FORMAS DE NOMBRAMIENTO
DE AUTORIDADES PÚBLICAS. III. LAS FORMAS DE NOMBRAMIENTO.
1. Compra del cargo. 2. Herencia. 3. Sorteo. 4. Elección popular. 5. Elección
parlamentaria. 6. Designación real. IV. LA SELECCIÓN DE LOS SERVIDORES
REALES EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO MODERNO.
I. INTRODUCCIÓN
Las presentes líneas tienen el objetivo fundamental de presentar las distintas
formas de designación de Magistraturas conocidas por la Historia. Algunas
de ellas tan sólo gozaron en momentos pretéritos de una estimable presencia e
importancia, hoy periclitada; en cambio, otras son, a la vez, históricas y actuales.
Tanto unas como otras serán analizadas mediante la aproximación a las claves
de su despliegue histórico. Asimismo, conviene advertir al lector no avisado que
nuestra intención no es la de abordar exhaustivamente cada una de las formas
de nombramiento de Autoridades públicas, misión que precisaría de un aparato
histórico, político y sociológico que excede sobremanera nuestras posibilidades,
sino tan sólo la de realizar una somera descripción de ellas. Concluiremos con
1 Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Murcia. Actualmente, es Secretario
de la Facultad de Derecho de dicha Universidad.
109

110 FRANCISCO M. GARCÍA COSTA
una referencia a algunos de los más acertados consejos dirigidos al Rey por los
más insignes escritores políticos de la Edad Moderna acerca de cómo había de
proceder en la selección de sus servidores.
II. TIPOLOGÍA DE LAS FORMAS DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDA-
DES PÚBLICAS
La actividad de nombramiento 2 de Autoridades públicas se encuentra presente
desde las más elementales estructuras sociales. Su práctica ha engendrado, desde
el primer momento, una paralela reflexión doctrinal centrada, básicamente, en tres
problemas fundamentales: quién debe realizar los nombramientos, cómo ha de
hacerlos y cuáles han de ser los requisitos exigidos a los candidatos propuestos
para ocupar los distintos cargos públicos. La segunda de las cuestiones, la de las
formas o modos de nombrar las distintas Magistraturas, ha constituido uno de los
temas clásicos del pensamiento político y jurídico, que ha merecido la atención de
tratadistas de diversas épocas y lugares. De entre las variadas propuestas de clasificación
de las modalidades de elección de Autoridades públicas, nos gustaría llamar
la atención sobre las que, a nuestro juicio, constituyen las más significativas.
Salvado el precedente que pudiera constituir la investigación emprendida
sobre este tema por PLATÓN en Las Leyes 3 , el primer gran expositor de los
2 Según el Diccionario de la Real Academia Española, el término “nombrar” significa en su
tercera acepción “elegir o señalar a uno para un cargo, empleo u otra cosa”. Para este mismo Diccionario,
“nombramiento” significa en su primera acepción “acción y efecto de nombrar”, mientras que en su
segunda, más específica, es definido como “cédula o despacho en que se designa a uno para un cargo u
oficio”, Diccionario Real Academia Española, Madrid, 1970, pág. 922. Descendiendo a las definiciones
contenidas en los Diccionarios jurídicos, cabe destacar la de los Profesores DUHAMEL y MÉNY
recogida en su Dictionnaire constitutionnel, según la cual “nomination” es “l’acte administratif par
lequel l’autorité competente désigne l’agent appelé à occuper un emploi déterminé”, O. DUHAMEL,
Y. MÉNY, Dictionnaire constitutionnel, Presse Universitaires de France, 1992, pág. 660. Por su parte,
PAGANETTO distingue entre “nomina-investitura” y “nomina-scelta”. La primera es “l‘atto di esercizio
della competenza ad emanare il provvedimento formale con cui un soggetto viene assunto ad un
determinato ufficio pubblico”; la segunda es “l’ atto d’ esercizio del potere sostanziale di scegliere
quel soggetto”, G. PAGANETTO, Il potere governativo di nomina, Pubblicazioni della Facoltà di
Giurisprudenza Università di Cagliari, Casa Editrice Dott. Eugenio Jovene, 1994, pág. 1. El jurista
austríaco KELSEN, en cambio, asimila el nombramiento a la creación del órgano, pues considera que “el
acto de designación individualizada para adscribir una persona determinada a cierta función constituye
la creación del órgano”, añadiendo que esta creación o designación “tiene lugar por nombramiento,
por elección o por sorteo”, H. KELSEN, Compendio de Teoría General del Estado, Traducción de
Luis Recasens Siches y Justino de Azcárate Flórez, Blume, Barcelona, 1979, pág. 207.
3 Como es sabido, el ilustre griego se refiere en varios pasajes de esta obra a la necesidad y
conveniencia de la existencia de los guardianes y del consejo nocturno, en particular, en los libros
V, VI, X, XI y XII.

FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES PÚBLICAS 111
distintos sistemas de nombramiento de Autoridades públicas fue ARISTÓTELES,
quien en dos de sus obras, La Constitución de los Atenienses y la Política, examina
las Magistraturas y, en particular, las formas de designación de las mismas.
Su inquisición sobre esta cuestión no sólo tenía por finalidad analizar los distintos
tipos de designación de Autoridades materializados por el propio decurso histórico,
sino “conocer todas las soluciones posibles [...], y aplicarlas enseguida según el
principio y la utilidad de los diferentes gobiernos” 4 . Como respuesta a ello, el
Estagirita expone en La Constitución de los Atenienses la evolución de las formas
de designación desde un momento anterior a Solón hasta su época; por su parte,
en el Capítulo V del Libro VI de la Política se contiene la descripción de hasta
doce formas de designación de cargos, cada una de las cuales confiere, según el
profundo pensador griego, un carácter propio al gobierno de la ciudad.
Otro hito de la reflexión en torno a las formas de elección de cargos públicos
viene constituido por la aportación de CAMPANELLA, que aparece contenida
en su obra Aforismi politici. En ella nos encontramos con un CAMPANELLA
convertido ahora en sobresaliente observador empírico de la realidad política de
su época 5 . Pues bien, uno de los aforismos del egregio monje calabrés se destina
a pergeñar una propuesta de taxonomía de las formas de designación, que es la
siguiente:
“los señores se dan por elección, por suerte, por sucesión o por riquezas;
o por suerte y elección unidas, como el Dux de Venecia; o por riqueza y
4 Este elemento era para ARISTÓTELES el segundo de los tres que formaban la ciudad:
“Todo régimen tiene tres elementos [...]. De estos tres elementos, una cuestión se refiere a cuál
debe deliberar acerca de los asuntos de la comunidad, la segunda, a las magistraturas y la tercera
a la administración de justicia”, ARISTÓTELES, Política, Versión española, notas e Introducción
de A. Gómez Robledo, UNAM, Ciudad de México, 1963, pág. 127. El Estagirita también se plantea
a propósito de las Magistraturas la cuestión del número de miembros que ha de integrar los
órganos colegiados. Su importancia ha sido destacada, entre otros, por Cesare Bonesana, Marqués
de BECCARIA, quien señala, con respecto a los Tribunales competentes en los procedimientos
criminales, que “quanto maggiore è il numero che lo compone, tanto è meno pericolosa l’usurpazione
sulle leggi, perché la venalità è più difficile tra membri che si osservano tra di loro”, BECCARIA,
Dei delitti e delle pene, Newton, Roma, 1993, pág. 68.
5 La publicación en 1602 de La Città del Sole decidiría el ingreso de CAMPANELLA en
el Parnaso utopista. Sin embargo, ello no nos debe hacer olvidar su faceta señalada en el texto
principal, que le llevará a escribir los Aforismos en la línea, como comentará SOLARI, “de quelle
opere di precettistica che erano così comune in quest’epoca e chi rispondevano al bisogno di dare
ai governanti norme utili, direttive nella loro azione di governo traendole dall´esperienza storia
e sociologica”, G. SOLARI, “Filosofia Politica del Campanella” en Studi Storici di Filosofia del
Diritto, Giappicheli, Torino, 1949, pág. 3. En efecto, “Realismo e idealismo politico in Campanella
sono inscindibili”, G. SOLARI, “Filosofia...”, ob. cit., pág. 4.

112 FRANCISCO M. GARCÍA COSTA
sucesión, como los nobles de Génova; o por elección, suerte y sucesión,
como los Gobernantes de los Grisones; o por todos los modos, cual los
raguseos” 6
La investigación en torno a las formas de nombramiento, conforme nos vamos
acercando a la actualidad, se enriquece con la presencia de múltiples datos
pormenorizados de los modelos de designación de autoridades en cada país, que
permiten introducir, así, el enfoque comparado. Al respecto destaca la aportación
del alemán BLUNTSCHLI, quien en su Théorie Générale de l'État de 1881 construye
su clasificación de las diversas formas de designación, a partir del examen
exhaustivo del estado de la cuestión en Inglaterra, Alemania, Francia, Suiza y
Estados Unidos7 .
Más modernamente, el tema de las formas de designación de Autoridades, a
pesar de su importancia, no puede ser reputado como uno de los contenidos clásicos
de los manuales de Derecho público. Ello no obstante, algunos autores han
dedicado destacadas partes de sus tratados a analizar esta materia, aportando así
nuevas propuestas de clasificación. En este sentido, destacamos las aportaciones
de los italianos SANTI ROMANO y la de G. FERRARA y la del portugués J.
MIRANDA.
En su obra Il Diritto Pubblico italiano, SANTI ROMANO considera como
principales modalidades de designación las siguientes:
“Anzi “ tutto, varia il titolo per cui una persona può essere chiamata a far
parte dell’organizzazione statuale: un dovere o un diritto politico della
generalità dei cittadini che si trovino in date condizioni o un rapporto
speziale, come, pel Re, l’ appertenenza ad una determinata famiglia, o la
designazione di un corpo elettorale, o la nomina ad un impiego” 8
El aventajado constitucionalista G. FERRARA realiza una clasificación de
las formas de nombramiento de Autoridades distinguiendo entre:
“(a) per concorso; (b) su deliberazione-designazione (previa rispetto a lla
nomina) da parte di organo diverso da quello che emette l’atto di nomina;
6 T. CAMPANELLA, Aforismos Políticos, Traducción al español de Mariano Hurtado Bautista,
Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1956, pág. 34.
7 M. BLUNTSCHLI, Théorie Générale de l’ État Paris, Librairie Guillaumis, 1881, págs. 470
y ss.
8 SANTI ROMANO, Il Diritto Pubblico italiano, Giuffrè, Milano, 1998, págs. 106 y 107.

FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES PÚBLICAS 113
(c) per aver ricoperto una carga pubblica o (d) per esame ancora titolare;
(e) per sorteggio, oltre che (f) per scelta del tutto autonoma da parte dal
titolare del potere di nomina” 9
El catedrático de Coimbra, J. MIRANDA, tras apreciar que “os modos de
designaçao dos titulares dos órgaos de Estado sao variadísimos, quer no passado
que no presente”, señala los siguientes:
“a.) formas de designaçao por mero efeito do Dereito: a sucessao hereditaria
(própria de sistemas monárquicos o aristocráticos), o sorteio, a
rotaçao, a antiguidade e a inherencia; b.) formas de designaçao por efeito
do Directo e da vontade: a cooptaçao (simultânea e sucesiva),a adopçao,
a nomeaçao, a aclamaçao,a acquisiçao revoluciónaria” 10
Tras examinar estas distintas propuestas de clasificación, podemos concluir
afirmando que las principales formas de designación de Magistraturas presentes
en las distintas formas de organización política han sido las siguientes: la compra
del cargo, la herencia, la designación por sorteo, la elección popular, la elección
parlamentaria y la designación por el Monarca. Las dos primeras han desaparecido,
mientras que las otras cuatro, que cuentan con una larga tradición, se mantienen
en la actualidad con diverso grado de presencia y afectando a distintos tipos de
Autoridades.
III. LAS FORMAS DE NOMBRAMIENTO
1. Compra del cargo
Se trata de uno de los sistemas de designación de oficiales hoy desaparecido,
pero de gran importancia en el Ancien Régime. Los cargos públicos eran concebidos
como bienes que los particulares adquirían al Rey y que, en consecuencia, entraban
en el patrimonio de éstos últimos. Con la venalidad de los oficios públicos se conseguía
no sólo el establecimiento de una fuente de ingresos extraordinaria para el
Monarca, sino también la garantía de que las personas que los ocupasen poseyeran
un determinado grado de instrucción y formación, precisamente el que proporcionaba
su riqueza, base socioeconómica en aquella época de la clase alta.
9 G. FERRARA, Gli atti costituzionali, Giappichelli, Torino, 2000, págs. 61 y ss.
10 J. MIRANDA, Manual de Directo Constitucional, Tomo V, Actividade Constitucional do
Estado, Coimbra Editora, Coimbra, 1997, pág. 62.

114 FRANCISCO M. GARCÍA COSTA
La venta de cargos, con precedentes en las formas de organización política
medievales, se desarrolló sobremanera en la Prusia y en la Francia de la Edad
Moderna. En Prusia “bajo Federico I, los cargos judiciales y municipales se hicieron
prácticamente adquiribles por compra, en virtud del sistema de ofertas para la
caja de reclutamiento” 11 y en Francia la práctica de que los “puestos [...] de los
organismos colegiados judiciales y financieros y también del Consejo de Estado
[fueran] adquiribles por compra, según la antigua usanza, formada sistemáticamente
en el siglo XVI” 12 propició, incluso, la aparición en los parlements de la
noblesse de robe, una “auténtica nobleza del cargo” 13 .
2. Herencia
Muy vinculada a la venalidad de los oficios aparece otra de las formas de
designación de magistraturas: la adquisición hereditaria de los mismos. Si bien
esta última forma de nombramiento no siempre estuvo relacionada con aquélla,
alcanzaron conjuntamente una gran relevancia en el Estado Moderno. En la Corona
de Francia la venalidad de los cargos judiciales, reconocida a partir de 1522,
y la transmisión hereditaria de los mismos, establecida en 1604, aparecieron tan
estrechamente unidas que ambas fueron suprimidas simultáneamente con el estallido
revolucionario 14 .
Esta modalidad de designación también experimentó un gran desarrollo en
la Alta Edad Media, apareciendo entonces vinculada a la posesión de la tierra,
base en aquella época del poder político. En efecto, en la Alta Edad Media surgieron
una serie de “oficios hereditarios vinculados a la tierra [que] constituían
el medio más idóneo para dotar en zonas extensas, dotadas de modos primitivos
de comunicación, una cierta medida de justicia y orden” 15 . Hoy esta forma de
designación subsiste marginalmente, siendo utilizada para la designación del Jefe
del Estado en las Monarquías.
11 O. HINTZE, “El comisario en la Historia de la Administración” en Historia de las formas
políticas, Traducción al español de José Díaz García, Ediciones de la Revista de Occidente, Madrid,
1968, pág. 163.
12 O. HINTZE, “El comisario...”, ob. cit., pág. 164.
13 K. LOEWENSTEIN, Teoría de la Constitución, Traducción al español de Alfredo Gallego
Anabitarte, Ariel, Barcelona, 1964, pág. 298.
14 Un magnífico estudio de la venalidad y la transmisión hereditaria de los cargos judiciales
se contiene en M. PARDO LÓPEZ, “Magistratura profesional, independencia y responsabilidad.
Las claves francesas de la modernidad”, tesis doctoral leída en la Universidad de Murcia el 9 de
septiembre de 2005, pendiente de publicación en el momento de redactar estas páginas.
15 C.J. FRIEDRICH, Gobierno Constitucional y Democracia, Vol. I, I Traducción al español de
Agustín Gil Lasierra, Instituto de Estudios Políticos, 1975, Vol. I, pág. 96.

FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES PÚBLICAS 115
3. Sorteo
La designación a través de sorteo alcanzó su perfección singular en el sistema
constitucional de las ciudades-estado griegas. Según FUSTEL de COULANGES,
la razón de ello estribaba en que para los atenienses “la suerte no era el azar; era
la revelación de la voluntad divina [...]. Se estaba persuadido de que los dioses
designaban al más digno al hacer que saliese su nombre de la urna [...]. En el
fondo, y bajo diferentes apariencias, ocurrió lo mismo en Roma” 16 . Sin embargo,
M. HUMBERT considera contrariamente que la elección por sorteo es propiamente
“une invention de la démocratie et non le vestige d’une tradition arcaïque qui,
primitivement, aurait confié aux dieux le choix des magistrats » 17 .
Aunque el sorteo no volvería a presentar una importancia como la que tuvo
en la antigua Grecia, no fue en modo alguno desconocido en la práctica y en la
teoría política posterior. Circunscribiendo nuestro análisis a la España de la Edad
Moderna, la insaculación se utilizó para la designación de los “síndicos” populares
de la Corona de Aragón, tal y como recoge VALDEAVELLANO, para quien ésta
se realizó “según las épocas y los estados, por elección o por suerte con arreglo
al procedimiento de la insaculación” 18 .
La eventual utilidad y conveniencia del empleo del sorteo como sistema de
designación volverá a presentarse en la obra de distintos autores. Muchos de ellos
abominarían de la posibilidad de su utilización, como JUAN GINÉS DE SEPÚL-
VEDA, quien consideraba que “el otorgar por suerte las magistraturas, salvo si
se hace entre los ya elegidos por sufragio o entre quienes no haya duda de sus
virtudes, pertenece a la forma depravada de gobierno llamada estado popular (o
democracia) y en muchos aspectos es perjudicial al bien público” 19 .
Otros ilustres pensadores, sin embargo, estimarán adecuada su utilización, destacando
entre ellos MONTESQUIEU y ROUSSEAU. Para el barón de La Brède,
“le suffrage par le sort est de la nature de la démocratie; le suffrage per choix est
de celle de l’ aristrocratie. Le sort est une façon d’élire qui n’afflige personne ;
16 FUSTEL de COULANGES, La Ciudad Antigua, Edición de J.F.Yvars, Península, Barcelona,
1994, págs. 195-196.
17 M. HUMBERT, Institutions politiques et sociales de l’ antiquité, Dalloz, 1986, pág. 118.
18 L.G. de VALDEAVELLANO, Curso de Historia de las Instituciones españolas. De los orígenes
al final de la Edad Media, Ediciones de la Revista de Occidente, Madrid, 1968, pág. 478.
19 J. G. de SEPÚLVEDA, “Sobre el reino y los deberes del Rey”, en Tratados Políticos de
Juan Ginés de Sepúlveda, Traducción castellana del texto original latino, Introducción, notas e índices
por Ángel Losada, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1963, pág. 99.

116 FRANCISCO M. GARCÍA COSTA
il laisse à chaque citoyen une espérance raisonnable de servir sa patrie ” 20 . Por
su parte, ROUSSEAU insistirá en esta idea al afirmar que “les élections par sort
auraient peu d’inconvénient dans une véritable démocratie où tout étant égal, aussi
bien par les moeurs et par les talents que par les maximes et par la fortune, le
choix deviendroit presque indifférent”, pero como “j’ai déjà dit qu’ il n’y avait
point de véritable Démocratie [...], la sort [...] convient à celles ou suffisent le
bon sens, la justice, la intégrité, telles que les charges de la judicature” 21 .
En la actualidad, el sorteo es utilizado en España como forma de designación
del Presidente y los vocales de las Mesas electorales y como criterio de desempate
en la elección de Diputados, Concejales y Alcaldes 22 .
4. Elección popular
La elección popular de las Magistraturas constituye el núcleo del principio
político-representativo sobre el que se asienta el Estado Constitucional. Dejando a
un lado la elección popular de los componentes del Parlamento, hemos de señalar
que esta forma de designación presentó una gran importancia en la organización
institucional de las trece Colonias norteamericanas con anterioridad a 1789 y ello
decidiría que en este país se siguiera utilizando para la designación del personal
judicial y de otros tipos de oficiales públicos.
5. Elección parlamentaria
La designación parlamentaria de cargos públicos también es una de las
principales formas históricas de nombramiento de Autoridades, cuya presencia
no sólo se ha encontrado siempre en el Parlamento del Estado Constitucional,
sino también en las corporaciones parlamentarias de las organizaciones políticas
previas al Estado Constitucional 23 .
20 MONTESQUIEU, L’Esprit des lois. Livre Deuxième, Librairie Garnier Frères, Paris, 1922,
pág. 9.
21 J. J. ROUSSEAU, “Du contract social ou Principes du Droit Publique”, en J.J.ROUSSEAU,
Oeuvres Completes, Vol III, III Édition publiée sous la direction de B. Gagnebin et M. Raymon,
Gallimard, Paris, 1964, pág. 442. Hemos de añadir que esta valoración de ROUSSEAU sobre la
suerte aparece en la segunda versión del Contrato Social, sin que aparezca referencia a ella en la
primera Du contract social ou essai sur la forme de la République.
22 En este sentido, véanse, respectivamente, los artículos 26, 163, 184 y 196 de la Ley Orgánica
5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General.
23 La existencia de Corporaciones parlamentarias no es un proprium del Estado Constitucional,
sino del Occidente europeo: como afirmara WEBER “lo peculiar de Occidente no es la representación
en sí, sino la representación libre y su reunión en las corporaciones parlamentarias; en la

FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES PÚBLICAS 117
En efecto, las asambleas parlamentarias de las principales organizaciones
políticas históricas tenían encomendado el nombramiento de Autoridades, tal como
acreditan numerosos testimonios. Si bien la designación de Magistraturas nunca
fue la principal de las funciones desempeñadas por estas asambleas parlamentarias
pre-constitucionales y su importancia fue menor en muchas de ellas, ello no nos
puede llevar a desconocer su condición de forma histórica de nombramiento de
Autoridades. El número y las características de las concretas Magistraturas elegidas
y los sistemas de designación variaron, lógicamente, en cada una de estas
corporaciones parlamentarias y en la evolución particular de cada una de ellas.
En efecto, el nombramiento de Magistraturas públicas fue una de las competencias
atribuidas a la Gerusía, a la Boulè y al Senado Romano. Los distintos
Preparlamentos tuvieron encomendado el nombramiento de una serie de Autoridades,
entre las que no sólo se encontraba el Rey en el caso de las Monarquías
electivas o los miembros de la Regencia y los tutores del Rey menor en el caso
de las Monarquías hereditarias, sino también diversas Autoridades dependientes
de los mismos, como la “Diputació del General de Catalunya”, vinculada a las
Cortes catalanas, o el Tribunal que por delegación de las Cortes de Aragón se
encargaba de enjuiciar las posibles irregularidades que el Justicia Mayor de Aragón,
de nombramiento real, pudiera eventualmente haber cometido durante el ejercicio
de sus funciones 24 .
A partir del siglo XVII se gesta, por otra parte, la tradición norteamericana
de que las distintas corporaciones representativas de las Trece Colonias (“Council”,
“Legislature”,...) eligieran cargos públicos. Así, el nombramiento de jueces se encomendaba
en aquella época a las Asambleas representativas de Conéctica, Delaware,
Georgia, Nueva Jersey, Virginia, Carolina del Norte y Carolina del Sur.
Actualmente, la designación de Autoridades se ha convertido en una de las
principales formas de nombramiento de Autoridades públicas, como avalan los
siguientes datos: la totalidad de los Parlamentos nacionales de Europa, la gran
mayoría de los Parlamentos territoriales de los Estados Compuestos y el Parlamento
europeo tienen encomendada esta atribución tradicionalmente ajena a su acervo
competencial; el número de Autoridades designadas se ha incrementado constan-
Antigüedad y en otros tiempos sólo se encuentra en germen”, M. WEBER, Economía y Sociedad,
Vol I. Teoría de la organización social, Traducción al español de J. Medina Echavarría, Fondo de
Cultura Económica, México, D.F., 1944, pág. 311.
24 Conviene destacar que la elección parlamentaria de Autoridades constituyó uno de los
temas centrales del pensamiento utópico de la Edad Moderna, apareciendo como forma ideal de
nombramiento de Magistraturas en la Utopía de MORO, en la Città del Sole de CAMPANELLA,
en la República Perfecta de HUME y en la Oceana de HARRINGTON.

118 FRANCISCO M. GARCÍA COSTA
temente en cada uno de estos Parlamentos; y, por último, los procedimientos de
nombramiento de Autoridades han experimentado un desarrollo destacado, como
así ocurre en las Cortes Generales.
6. Designación real
Se trata de la principal formas de designación de Autoridades públicas,
tanto por su antigüedad como por su importancia. Así, en el texto jurídico más
anciano de los que han llegado a nuestros días, el Código de HAMMURABI, los
distintos cargos y oficiales públicos dependían directamente del Monarca, quien,
en consecuencia, los designaba 25 . Asimismo, podemos afirmar sin ambages que
prácticamente toda organización política se ha caracterizado por la existencia de
un aparato administrativo dirigido por oficiales nombrados por el Monarca. La
burocracia real, el conjunto de servidores del Príncipe, ha sido tan determinante
de la estructura de las principales organizaciones políticas históricas que éstas
han sido calificadas como sociedades burocráticas. Así lo fueron los Imperios de
la Antigüedad, tal y como pone destaca N.S. EISENSTADT 26 , y así lo sería el
Estado Moderno.
25 En este Código se contienen una serie de normas que disciplinan el comportamiento de los
oficiales reales, entre las que destacan aquéllas que regulaban la responsabilidad del oficial regio por
abandono de destino o por negligencia en el desarrollo de sus funciones, y que aquí transcribimos en
la traducción al inglés realizada por R.F. HARPER “If “ an officer or a constable from the beginning
of (his) business neglect his field, his garden and his house and leave them uncared for another after
him take his field, his garden and his house, and conduct his business for three years; if the former
return and desire his field, his garden and his house, they shall not give them to him, he, who was
taken them) and conducted the business shall continue (to do so)”, The Code of Hammurabi, King
of Babylon, Translation by R.F. HARPER, The University of Chicago Press, Callaghan & Company,
Chicago, 1904, pág. 21.
26 Para N.S. EISENSTADT la mayor parte de los Imperios de la Antigüedad son “Imperios
o Estados burocráticos centralizados históricos” siendo “los ejemplos más importantes de éstos los
siguientes: -los Imperios antiguos, especialmente el Egipcio, Babilónico y, posiblemente, también el
Inca y el Azteca; - el Imperio Chino, desde el período de los Han hasta el de los Ch’ing; -los diversos
Imperios persas, especialmente el sasánida y, en menor extensión, el Parto y el Aqueménida; -los
Imperios Romano y Helénico; -el Imperio Bizantino; -varios Estados Hindúes antiguos, especialmente
los Gupta, Maurya y el Imperio Mongol; -el Califato árabe, especialmente desde el reinado de los
abbasíes y fatimíes, los Estados musulmanes árabes del Mediterráneo, Irán y, finalmente, el Imperio
Otomano; -los Imperios de conquista [...]; -los Estado de Europa occidental, central y oriental, desde
la caída de los sistemas feudales hasta el fin de la Era del Absolutismo”, N.S. EISENSTADT, Los
sistemas políticos de los Imperios, Traducción al español de José Díaz García, Editorial Revista de
Occidente, Madrid, 1966, págs. 28 y 29.

FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES PÚBLICAS 119
En efecto, el Estado Moderno es el resultado de la política de superación y
absorción de los distintos centros de poder medievales ejecutada por la Monarquía,
precisamente gracias a la labor de un formidable aparato de poder a cuyo frente
se situaban oficiales designados por el Monarca. Desaparecidos en el proceso
de creación del Estado Moderno las distintas instancias administrativas de esos
centros de poder e inexistentes los propios de una corporación parlamentaria,
el aparato administrativo del Rey se convertirá en el del Estado Moderno y, en
consecuencia, los oficiales públicos serán los del Rey, quien monopolizará la
potestad de su nombramiento. Las burocracias reales terminarán convirtiéndose
en un eficaz resorte y un imponente tentáculo del Poder Real que constituirá, en
palabras de FRIEDRICH, “la médula del Estado” y el “elemento sustancial del
Gobierno moderno” 27 .
Interesa aquí analizar, siquiera brevemente, cómo el surgimiento del Estado
Moderno influye en la evolución de las formas de designación de Autoridades.
Dado que el nombramiento real se convierte en el Estado Moderno en la forma
tendencialmente monopolística de designación de oficiales públicos, el resto de
ellas subsistirán entonces bien para la designación de Magistraturas especiales que
no pertenecían propiamente al aparato administrativo del Rey, bien como vestigios
de instituciones del pasado 28 . Los ejemplos históricos de estas otras formas
27 C.J. FRIEDRICH, Gobierno…, ob. cit, págs. 65 y 93. De hecho, el Capítulo II del I Volumen
de la obra de FRIEDRICH que citamos se intitula de esta manera. Como señalamos en el texto
principal, el sistema burocrático –en opinión de EISENSTADT recogida por A. NIETO en su obra
La Burocracia- es “un eslabón que enlaza sistemas primitivos con modernos”. Sin embargo, y esta
precisión nos interesa sobremanera para comprender el carácter burocrático del Estado Moderno,
“Barante y Marx, Le Play, Minghetti, Santangelo Spotto y tantos otros [...] conciben a la Burocracia
como una forma concreta de organización y de poder que surge con el Estado moderno para arruinar
al Estado feudal y entrar al fin en tensión con la democracia parlamentaria. El fenómeno se encuentra
muy específicamente localizado”, A. NIETO, La Burocracia, Vol I. El pensamiento burocrático,
Instituto de Estudios Administrativos, Madrid, 1976, págs. 900 y 905. En resumen, todos estos
autores piensan con WEBER que en las organizaciones políticas previas al Estado Moderno nos
encontramos con organizaciones administrativas de tipo funcionarial, pero no con una verdadera
burocracia.
28 Dejamos a un lado el examen de las regalías del Príncipe consistentes en la presentación
de obispos. Según MENÉNDEZ Y PELAYO, las regalías son “los derechos que el Estado tiene,
o se arroga, de intervenir en cosas eclesiásticas”, siendo el regalismo “en su acepción peor y más
general, siquiera no sea técnicamente la más exacta [...] toda intrusión del Poder civil en negocios
eclesiásticos”, MENÉNDEZ Y PELAYO, Historia de los heterodoxos españoles, Volumen VI, Librería
General de Victoriano Suárez, Madrid, 1930, pág. 40. Don Marcelino nos explica, asimismo,
cómo la “presentación de obispos” se convirtió en una regalía : “un paso más dieron las regalías en
tiempos de Carlos V, merced a la buena voluntad de su ayo el Papa Adriano, que en 1523 concedió
a los Reyes de España, como patronos de todas las Iglesias de su Corona, el derecho universal de
presentación de obispos”, MENÉNDEZ Y PELAYO, Historia, ob.cit., pág. 43.

120 FRANCISCO M. GARCÍA COSTA
de designación, como veremos, así lo evidenciarán. En cualquier caso, sí cabe
afirmar que con el Estado Moderno la función de nombramiento se residenciará
definitivamente en el acervo de las potestades reales tanto en la Europa continental
como en Inglaterra 29 . Esta situación se mantendrá en el tiempo del Estado
Constitucional y llegará hasta la hora actual.
También cabe reseñar que con el Estado Moderno cobra mayor importancia
los consejos sobre cómo el Príncipe ha de proceder en la selección de sus oficiales,
temática para cuyo estudio nos remitimos al siguiente punto de este trabajo.
IV. LA SELECCIÓN DE LOS SERVIDORES REALES EN EL PENSAMIEN-
TO POLÍTICO MODERNO
Como hemos consignado en el anterior punto de este trabajo con ocasión
del examen de la designación real, tal forma de nombramiento encontrará en el
Estado Moderno una mayor relevancia de la que había tenido anteriormente. La
Administración real ya no sólo deberá encargarse de competencias tradicionales
como la Justicia, la Milicia y la Hacienda, sino de otras nuevas como la Beneficencia,
la Enseñanza y el Correo. Junto con las imágenes del Rey-Juez y del
Rey-Legislador aparecerá la del Rey-Gobernante, cifrándose su prestigio también
en esta última faceta. El Rey se ha de encargar de dar órdenes a sus oficiales y
de velar para que éstas se cumplan mediante el establecimiento de sistemas para
la vigilancia de su ejecución y, sobre todo, a través de la correcta elección de sus
servidores 30 . Por ello, la teoría del cargo público y, específicamente, la selección
de oficiales, cultivadas ya por los canonistas en la Edad Media 31 , se convertirán
en una de las principales fuentes de reflexión doctrinal y no faltarán mentes pre-
29 CORWIN señala con respecto a la situación de la isla que “it was formely, and within limits
is still, an element of the royal prerrogative in England the create offices as well as to appoint to
them”, E. CORWIN, The President Office and Power, 1787-1948, History and Analysis of Practice
Opinion, New York University Press, New York, 1948, pág. 83.
30 Francia constituye ejemplo paradigmático de cómo en la creación y consolidación de
los Estados Modernos presenta una importancia destacada la selección de oficiales por parte del
Rey, ya que su Poder depende en buena medida de aquéllos. “Desde la Alta Edad Media, escribe
BONNAUD-DELAMARE, los Reyes de Francia comprendieron que, para ejercer su poder, era necesario
rodearse de consejeros, aparte de los príncipes y de los señores de su Corte. Su mérito radicó
en saber escoger hombres de eminentes cualidades que contribuyeron ampliamente a asegurar los
todavía vacilantes cimientos de un poder real cuya autoridad no se extendía más allá de los límites
de la Îlle de France”, R. BONNAUD-DELAMARE, El reclutamiento de los altos funcionarios en
Francia, CFYPF, Madrid, 1966, pág.1.
31 Recordemos aquí, como nos transmite GARCÍA DE ENTERRÍA, que “la Iglesia romana
aprende del Imperio la técnica organizativa basada en los officia impersonales [...] [siendo] el

FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES PÚBLICAS 121
claras que aconsejasen al Rey sobre cómo había de elegir a sus servidores. Las
siguientes líneas contienen una selección de algunos de tales consejos, contenidos
en la literatura político-constitucional de la Edad Moderna.
La egregia nómina de preceptistas la iniciamos con MAQUIAVELO, quien
considera en Il Príncipe que
“non è di scarsa importanza, per un principe, la scelta dei ministri, i
quali risultano buoni o cattivi secondo la saggeza dimostrata dallo stesso
principe. La prima cosa che si fa per giudicare l’ intelligenza di un signore
è osservare gli uomini di cui egli si circonda 32 [...]. C’ è un modo infallibile
perché un principe riconosca le qualità di un ministro. Quando tu vedi
che un ministro pensa più a sé che a te, e che da ogni azione cerca di
ricavare un utile per sé, questo tale non será mai un buen ministro e mai
te ne potrai fidare.” 33
ERASMO de ROTTERDAM, por su parte, deja escrito en su Educación del
Príncipe Cristiano que
“no le pase al Príncipe por las mientes que ya hizo bastante con nombrar
los Magistrados, sino que importa mucho reparar cómo los nombra y a
quienes nombra y luego vigilar si desempeñan con insobornable honradez
las funciones que les señaló” 34
resultado de esto la recepción que, casi en bloque, va a experimentar el derecho secular del Derecho
canónico de los Oficios”, E. GARCÍA DE ENTERRÍA, “La organización y sus agentes: revisión de
estructuras”, en La Administración Pública y el Estado Contemporáneo, Madrid, Instituto de Estudios
Políticos, Madrid, 1961, ob. cit., pág. 170. A la importancia de la doctrina canónica de los oficios
públicos también se referirá GIANNINI: “L’idea “ di attribuire la soggettività giuridica ad un’entità
astratta appare nella tarda esperienza romana; con i perfezionamenti che riceve nell’evo medio,
soprattutto per opera dei canonisti, entra nel circolo degli strumenti giuridici di uso comune”, M.
S. GIANNINI, Diritto Amministrativo, Vol. I. Giuffrè. Milano, 1970, pág. 12.
32 N. MACHIAVELO, Il Principe, Bur, 2003, pág. 207. NAPOLEÓN en sus anotaciones a esta
obra comenta sobre este extremo que “esta prudencia debe acomodarse a las circunstancias, pues
las hay tales que el más difamado resulta el más recomendable”, N. MACHIAVELO, El Príncipe,
con Anotaciones de Napoleón, Traducción y estudio crítico de O. Mazzini Ruiz, Edicomunicación,
Barcelona, 1994, pág.139.
33 N. MACHIAVELO, Il Principe, ob. cit., pág. 209.
34 ERASMO de ROTTERDAM, “Educación del Príncipe Cristiano”, en Erasmo. Obras escogidas,
Traslación castellana directa, comentarios, notas y un ensayo biobibliográfico de Lorenzo
Riber, Aguilar, Madrid, 1964, pág. 333. No debemos descuidar la importancia de estos consejos,
máxime si tenemos en cuenta que esta obra estaba dedicada al futuro César Carlos.

122 FRANCISCO M. GARCÍA COSTA
La problemática de la selección de los oficiales públicos por el Rey y de
cómo proceder acertadamente en esta materia también es sentida en la España de
los Austrias. Así durante el siglo XVI reflexionarán sobre ella MARIANA, JUAN
GINÉS DE SEPÚLVEDA e –incluso– el propio ANTONIO PÉREZ.
El padre MARIANA recuerda que “en elegir a los ministros y en nombrar a
los magistrados debe ponerse todo el cuidado que exige la importancia del asunto”
y realiza una serie de recomendaciones para llevar a buen puerto esta selección:
“no se han de confiar los cargos públicos sólo a los que lo solicitan [...] sino
a los más idóneos y a los que se distinguen por sus sencillas costumbres
y su mucha experiencia”; “creo que no debiera confiarse ningún cargo
sin hacer una proclamación ante el pueblo para que puedan denunciar las
faltas del propuesto [...]. Pero si no puede apelarse a esas proclamaciones
para que no surjan fraudes y calumnias en medio de tal aluvión de vicios
y de desenfrenadas envidias, indáguese por lo menos con celo cuál es la
conducta, las costumbres y el carácter de los que van a ser nombrados” 35
En esta misma línea se sitúan los consejos brindados por el ilustre bolonio
JUAN GINÉS DE SEPÚLVEDA, para quien el Rey ha de confiar los cargos:
“a quien sea prudente, grave, íntegro, cumplidor de la justicia y perito en
leyes” 36
Por su parte, ANTONIO PÉREZ nos deja también un testimonio de gran
importancia para esta materia. Tras constatar que a pesar de que “el príncipe, en
las provisiones de los oficios y mercedes, de ordinario se inclina a los que le son
semejantes en condiciones y costumbres” señala que:
“ninguna cosa ha de procurar más [...] que entienda su pueblo que los
oficios y mercedes y cosas de justicia se han de dar por merecimiento y
razón y no por favores y sobornos, siendo esto lo que más amables los
puede hacer”; “el Príncipe Nuevo, y más en competencia del poseedor,
que quiera granjear el ánimo de su gente, y ponerles valor y hacerlos de
35 J. de MARIANA, La dignidad real y la Educación del Rey, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1981, págs. 272-273.
36 J. G. de SEPÚLVEDA, “Sobre el reino y los deberes del Rey”, en Tratados Políticos de
Juan Ginés de Sepúlveda, Traducción castellana del texto original latino, Introducción, notas e índices
por Ángel Losada, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1963, pág. 102.

FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES PÚBLICAS 123
buenas costumbres, honre y de oficios a varones ilustres y esclarecidos,
para que en esta esperanza se muevan todos a la virtud” 37
Ya en el siglo XVII nos encontramos también consejos situados en la misma
línea de los señalados anteriormente a cargo de fray JUAN DE SALAZAR, nuestro
SAAVEDRA FAJARDO y el propio QUEVEDO.
JUAN DE SALAZAR reflexiona en la Proposición sexta de su Política española
sobre la orientación seguida por los Reyes Católicos en la selección de los
que “han de ser jueces, oidores y consejeros en sus Reinos y han de administrar
justicia en su nombre a sus vasallos”, señalando al respecto que:
“muy grande es la solicitud con la que los Reyes Católicos procuran la
buena elección de los Jueces de sus Estados, y mayor la vigilancia que
ponen en que después de nombrados hagan lo que deben y cumplan con
sus obligaciones” 38
Luminosos son, asimismo, los consejos que hace al Príncipe Don Diego
SAAVEDRA FAJARDO en sus Empresas Políticas sobre quién ha de ser juez.
Como las leyes, escribe el brillante pensador murciano, “son cuerpos que reciben
el alma y el entendimiento de los Jueces, por cuya boca hablan y por cuya pluma
se declaran y aplican los casos”, SAAVEDRA aconseja que:
“adviertan bien los príncipes a quienes las encomiendan [las leyes], pues no
les fían menos que su mismo ser y los instrumentos principales de reinar
[…] pero hecha la elección como conviene, no les impidan el ejercicio y
curso ordinario de la Justicia y déjenla correr por el magistrado” 39
37 A. PÉREZ, Aforismos sacados de la Historia de Publio Cornelio Tácito para la conservación
y aumento de las Monarquías, Introducción y Notas de Modesto Santos, Antrophos, Madrid, 1991,
Aforismos 245, 440 y 449, págs. 103, 141 y 143. La polémica en torno a la atribución de la autoría
de esta obra al secretario de Felipe II o a Álamos de Barrientos sigue hoy en día. Sobre ella, tan
sólo nos limitamos a testimoniar con Modesto Santos, el anotador de la edición que utilizamos, que
“no es contradictorio seguir presentando este trabajo bajo el nombre de A. Pérez, pues no sabemos
hasta qué punto las ideas aquí manifestadas no son fruto de la colaboración de ambos (Antonio
Pérez y Álamos de Barrientos). Según testimonio de Bustamente “D. Baltasar muy de ordinario se
escribía con él [Pérez] aunque secretamente” y “le tiene tan asido a sí A. Pérez que el uno es alma
del otro”, A.PÉREZ, Aforismos..., ob.cit., pág. VIII.
38 J. DE SALAZAR, Política española, Edición, Estudio preliminar y notas de Miguel Herrero
García, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1945, pág. 105.
39 D. SAAVEDRA FAJARDO, Empresas políticas, Edición de Sagrario López Poza, Cátedra,
Madrid, 1999, pág 564.

124 FRANCISCO M. GARCÍA COSTA
Por su parte, el ilustre escritor QUEVEDO dedica parte de su Política de
Dios a examinar cuáles han de ser los allegados y los ministros del Rey y a este
respecto termina aconsejando al príncipe que:
“quien viniere a V.M., si no amare su real seruicio, y el bien de sus vasallos,
y la conservación de la fè y de la Religión, mas que a sus padres,
muger, e hijos, hermanos, y hermanas, no sea Discípulo, no acompañe,
no asista” 40
Sin embargo, el gran legado de este periodo viene determinado por la aparición
de la que BENEYTO denomina “teoría española del cargo público” 41 en
la que los consejos al Rey sobre el reclutamiento de su personal abandonan su
dimensión preceptística y se integran como uno de los temas particulares de esta
teoría, junto con las cuestiones referentes a la retribución de los oficiales, el régimen
de incompatibilidades o el carácter perpetuo del mismo. La exposición más
acabada y perfecta de la teoría española del cargo publico se encuentra en las obras
De officialibus reipublicae 42 , de FERNÁNDEZ DE OTERO y De magistratibus 43 ,
de GARCÍA MASTRILLO.
También la Francia del siglo XVII asiste a la aparición de su propia teoría
del cargo público, entre cuyos cultivadores destaca DOMAT, quien se encarga
del estudio “de los oficiales o ministros, y otras personas que participan en las
funciones públicas” en el Libro II del Tomo III de su Derecho Público. Sobre
“la aptitud que deben tener todos los oficiales” señala que “llámese aptitud de
un oficial las cualidades proporcionadas a sus funciones; por esto esta aptitud es
diferente según las funciones de los que tienen algún oficio o empleo en la sociedad”
y, en consecuencia, distingue entre la aptitud “de los oficiales de policía”, la
de los “oficiales de la Real Hacienda”, la de los “oficiales de guerra”, la de los
“ministros de justicia” y la de “todo [otro] género de oficiales” 44
40 F. de QUEVEDO y VILLEGAS, Política de Dios, Edición de J.O. Crosby, Castalia, Madrid,
1966, pág. 84. Para un análisis en profundidad de esta obra, así como la de Juan de Salazar,
remitimos al espléndido libro de J.A. MARAVALL, La Teoría española del Estado en el siglo XVII, XVII
Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1944.
41 J. BENEYTO, Historia de la Administración Española e Iberoamericana, Aguilar, Madrid,
1958, pág. 340.
42 FERNÁNDEZ DE OTERO, De officialibus reipublicae, Lyon, 1682.
43 GARCÍA MASTRILLO, De Magistratibus, Palermo, 1611.
44 M. DOMAT, Derecho Público, traducido al castellano por J.A. Trespalacios, Edición del
Instituto de Estudios de Administración Local, Madrid, 1985, págs. 665 y 673.

FORMAS HISTÓRICAS Y ACTUALES DE NOMBRAMIENTO DE AUTORIDADES PÚBLICAS 125
En la España de los Borbones nuevos tratadistas continuarán ocupándose
de la teoría del cargo público y, como uno de sus temas, de la selección de los
empleados públicos. Entre ellos destaca DE LA RENTERÍA Y ORDEÑANA con
su Discurso sobre el Gobierno municipal, en el que leemos lo que sigue
“la elección de los oficios de Ayuntamiento en un pueblo que logra la
ventaja de conservar el derecho a su nombramiento, es el instante más
crítico de la felicidad de su gobierno; del acierto de esta operación pende
el buen estado de la República y, al contrario, su mayor desgracia si,
fiando el precioso depósito de su administración a los sujetos de que se
compone el cuerpo gubernativo, queda esta confianza en sujetos indignos
de tenerla” 45
Para terminar, refirámonos al último gran tratadista del Derecho público del
Antiguo Régimen, Ramón DE DOU Y BASSOLS, quien elabora la por él denominada
“Teoría del empleo público en el Derecho público interno” en el libro I
del segundo Tomo de su Instituciones de Derecho Público General de España,
dedicado al examen de los Magistrados. Éstos son clasificados en Magistrados
ordinarios y Magistrados privilegiados que, a su vez, pueden serlo por razón de
las personas, por razón de las cosas, por razón de los delitos y por razón de las
causas, señalando DE DOU los requisitos que han de reunir los candidatos que
quieran ocupar cada uno de estos tipos de Magistraturas 46 .
45 J.A. IBÁÑEZ DE LA RENTERÍA, Discurso sobre el Gobierno Municipal, Apéndice recogido
en M. BAENA DEL ALCÁZAR, Los Estudios sobre Administración en la España del siglo
XVIII, XVIII Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1978, pág.125.
46 R. de DOU y BASSOLS, Instituciones de Derecho Público General de España con noticia
del particular de Cataluña y de las principales reglas de Gobierno en cualquier Estado, Oficina de
Benito Madrid y Compañía, Madrid, 1800.

El Ámbito Geográfico

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA.
SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA
AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN 1
Departamento de Geografía
Universidad de Murcia
Resumen
La economía rural tiende a diversificarse a partir de la actividad agraria, y
a ello han contribuido unas políticas comunitarias que han permitido mantener a
una Europa rural viva. Y si la política rural y la agrícola son complementarias
(Agenda ( 2000 2000),
la Iniciativa LEADER ha contribuido menos de lo esperado a la
diversificación de los territorios rurales desde su objetivo de enriquecer el tejido
económico de estas áreas desde la multifuncionalidad de la agricultura (que ya no
es negociable para la UE). En España se ha apostado por una importación de la
modernidad presentada en forma de programas de desarrollo para las actividades
terciarias (turismo, patrimonio cultural, tecnologías de la información) o primarias
(agricultura, agroindustria, pesca), mejora de la calidad y comercialización de las
producciones agrícolas y artesanales, desde la fórmula LEADER, que actúa en las
regiones sumamente agrarias, pero con resultados dispares a los que no escapa la
Comunidad de Murcia.
Palabras clave: desarrollo rural, desarrollo local, iniciativa comunitaria,
acción territorial, unidad comarcal, medidas de acción.
1 Correo electrónico: aurelio@um.es
129

130 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
Abstract
Rural economy tends to diversify from the agricultural activity, which has
contributed to design a series of Community policies in order to maintain the rural
Europe. Even though rural policy and agricultural policy are complementary, the
Community Initiative LEADER has not contributed to the rural territories diversification
as much as it was expected: its objective is to use agriculture multifunctionality
(nowadays non negotiable for the EU). Spain has put its faith in development
programmes (from LEADER) concerning to tertiary activities (tourism, cultural
heritage, information technologies) or primary activities (agriculture, agribusiness,
fishing), and to agricultural and craft industry quality and commerzialitation improvement
in extremely agricultural regions. However, Murcia and other regions
do not escape from its different results.
Keywords: rural development, local development, Community initiative,
territorial action, regional unity, action measures.
INTRODUCCIÓN
Las áreas rurales europeas se definen por la fragilidad, con descenso demográfico,
crecimiento del desempleo, un PIB/habitante inferior a las medias
nacionales (entre un 8 y un 30%), etc. Y en España el 60% del territorio está
condicionado (por la topografía, clima o suelos), circunstancia que obligó a definir
las Zonas de Agricultura de Montaña (el 41% de la superficie nacional y
casi la cuarta parte de la agrícola utilizada) (Martín Lou, Mª. A. y Martínez Vega,
J. 2002), y a las Zonas Desfavorecidas (el 80,5% de la agrícola y tres cuartas
partes de los municipios). Complementariamente se aprovecharon políticas generales
destinadas a solucionar los problemas del campo europeo, los principios
de la nueva política de Desarrollo Rural: sostenibilidad, multifuncionalidad de la
agricultura, enfoque multisectorial e integrado 2 , y flexibilización de las ayudas
al desarrollo rural 3 . Y que las Regiones Objetivo 1 mantuvieran su posición,
aunque fuera de Objetivo las Medidas de Modernización y Diversificación dejaran
de cofinanciarse y entraran en el esquema de los Organismos Pagadores
Autonómicos, establecido para las ayudas financiadas por el FEOGA-Garantía,
sustituyendo las medidas de apoyo a los precios por otras directas y aplicando
2 Pluriactividad de la economía rural con el objeto de diversificar las actividades, crear nuevas
fuentes de ingresos y empleo y proteger el patrimonio rural.
3 Basado en el principio de subsidiariedad.

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA. SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA 131
acciones innovado ras (apoyo técnico al desarrollo rural, formación profesional
y ayu das a la contratación, turismo rural, apoyo a las PYMEs y a los servicios
locales, y revalorización y comercializa ción in situ de la producción agraria,
forestal y pesquera local), así como los nuevos pasos contenidos en el Tercer
Informe sobre la Cohesión Económica y Social.
La aplicación de la política de desarrollo rural corresponde a LEADER, cuya
función es activar el potencial de riqueza del medio rural y sus ventajas comparativas
con el urbano, plasmado en un compromiso de las regiones con LEADER,
creciente entre 1994 y 1999 (Houen, M. 2000-2001), como los PRODER y los
Pactos Locales por el Empleo (Llobera Serra, F. 2001). Además, con la reforma de
1999 la política de Desarrollo Rural establece un marco coherente para las áreas
rurales, aún contando con el hecho de que en 2004 la propuesta de perspectivas
financieras 2007-2013 por la Comisión Europea4 , y las propuestas legislativas
para una rúbrica o capítulo específico, “Gestión y protección de recursos naturales”,
que desarrollarán las pautas de la revisión intermedia de la PAC aprobada
en junio de 2003 (abriendo un nuevo enfoque a la gestión del campo europeo).
Pero resta comprobar si dispondrá de medios para lograr que la agricultura sea
garante de una cohesión territorial, término que ya se incluye junto a cohesión
económica y social5 económica y social5 económica y social .
1. El Desarrollo Local y la acción territorial
El Desarrollo Local es un proceso de reactivación económica que aprovecha
recursos endógenos, con gobiernos locales conectando al sector privado y a los
agentes socioeconómicos en proyectos conjuntos, una dinámica de cambio que
conduce a la mejora del nivel de vida de la población local (Pérez Ramírez, B.
y Carrillo Benito, E. 2000), y que contempla políticas económicas sectoriales6 ,
territoriales7 y ambientales8 . La Estrategia de Desarrollo Local está participada
4 COM(2004)101, de 10 de febrero de 2004.
5 Andúgar Miñarro, A. y Cebrián Abellán, A. (2005) “Agricultura y ruralidad europeas frente
a la neutralidad presupuestaria y el nuevo marco financiero”. Papeles de Geografía, Nº 39. Universidad
de Murcia.
6 Para la mejora de la eficiencia y productividad de los tres sectores económicos básicos; los
empresarios locales usan su capacidad para organizar los factores productivos locales con niveles
de productividad lo suficientemente notables como para ser competitivos en los mercados.
7 Para facilitar el uso y el modo de administrar y gestionar los recursos endógenos; el objetivo
es crear un entorno económico local favorable.
8 Para fijar el marco de actuación a las políticas precedentes, pero el medio constituye un
factor estratégico del desarrollo local desde el momento en que la calidad del entorno pasa a configurar
una ventaja competitiva para la ubicación de actividades.

132 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
por agentes locales (públicos o privados) y ejecutada por corporaciones también
locales, el escalón territorial idóneo en actuaciones microeconómicas. Es, pues,
un modelo con características definidas (Pérez Ramírez, B. y Carrillo Benito, E.
2000): recursos endógenos 9 , PYMEs 10 , factor ecológico (como económico), y competencias
administrativas y medios técnicos y financieros. Exige un pac to territorial
(Rodríguez Gutiérrez, F. 1996), de corporatismo local 11 , para lo que es preciso
un tejido humano dinámico, una identidad social, y centros sociales (donde se
materialice la cohesión y articulación entre las iniciativas locales y otros niveles).
Se combinan factores, y los más favorables caracterizarán a las potencialidades
locales: recursos locales, capacidad de organización local, y relaciones económicas
en el espacio local 12 . En suma, que el Desarrollo Local conjuga dimensiones
económicas, culturales, ambientales y políticas (Rodríguez Gutiérrez, F. 1996),
con implicación de los actores territoriales.
El aplicado en España utiliza recursos locales, se apoya y potencia a la
concertación entre agen tes y poderes locales, y le resultan más útiles las ayudas
blandas (ase soramiento, información, mejoras gerenciales), con un protagonismo
de las PYMEs vinculadas al capital local, que actúan en sectores industriales ligeros
(Cobo Mayoral, R. 1993). Sus fundamentos se condensan en: descentralización
administrativa, avance de entidades intermedias, territorio como eje, cambio en
la política regional, etc., con una Iniciativa LEADER que ha intentado validar al
Desarrollo Local Integrado, y con LEADER II traducido en una diversificación de
la actividad rural. Pero se dado una parca implicación de agentes privados, hecho
grave porque aquí está buena par te de las regiones pobres de la Unión (Vázquez
Barquero, A. 1996), aunque los problemas no han sido mayores por el apoyo de
la OCDE y Comisión Europea 13 .
El enfoque territorial ha sido manifiesto con la comarcalización, más acorde
con los sistemas de clasificación destinados a la planificación y ordenación del
territorio (Bielza de Ory, V. 1980), con la comarca considerada como un ente real
(Riudor, L. 1986), con elementos simbólicos (Albet i Más, A.1993) y mentalida-
9 El objetivo es optimizar las ventajas comparativas del territorio, en torno a los cuales debe
de girar la Planificación Económica del Territorio, y recursos exógenos (complementarios a los
endógenos).
10 Generadoras de puestos de trabajo y escasamente demandadoras de muchos recursos.
11 Particularmente en lo concerniente a la economía de los recur sos naturales y a la gestión
del medio.
12 Poner en marcha una organización común para ciertas funciones como la capacitación de
la mano de obra o para el tratamiento de desechos, etc.
13 La reforma de los Fondos Estructurales integra al desarrollo local en el cuadro de las
políticas regionales, y el FEDER participa en la finan ciación del desarrollo del poten cial endógeno
de las regiones a través de medidas de apoyo a las iniciativas de de sarrollo local.

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA. SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA 133
des colectivas (Boira Maiques, J. y Souto González, X. M. 1995), que aportan la
esencia de los espacios (Foucher, D. 1981). Y también como elemento que engloba
a la particularidad (Grillotti, M.G. 1991), el lugar del reflejo de lo local (Gómez
Mendoza, J. 1990), sobre el que se ha vuelto al territorio concreto (Stoddart, D.
R. 1987). El Desarrollo Local ha sido entendido por LEADER como con certación
y planificación de un conjunto (gubernamental, privado, sindical y comunitario)
destinado a desarrollar la economía de un microterritorio. Con esta base la UE transformaba
al territorio en una nueva dimensión del sistema productivo, regido por
las Iniciativas LEADER, y en España por los Programas Operativos PRODER. Son
básicamente lo mismo (Pillet Capdepón, F. 2001), porque resaltan el pro tagonismo
de la comuni dad14 , la movilización de los elementos es condidos o dispersos (Beltrán
Fernández, C. 1994), y abren oportunidades a las áreas rurales desde actuaciones
enmarcadas, en parte, en la Ordenación del Territorio (vvaa 1986).
La gran comarca es la uni dad que se va imponiendo para intervenir en nuevas
estrategias (Panadero Moya, M., 1999; Panadero Moya, M. y Pillet Capdepón, F.
1999), porque cumple condiciones de homogeneidad (Plaza Tabasco, J. 2001).
Sobre ella se ha mostrado precisa una nueva concepción de la acción territorial,
entendida como: planificación física (con finalidad coordinadora), económica y
social15 , y desarrollo territorial16 . Y es en el marco autonómico donde se pueden
encontrar las aproximaciones a la Planificación Integral, con el binomio planificación
territorial-conservación del medio. Con el final de LEADER II e inicio de
LEADER + cada área elabora su proyecto de territorio, concentrando objetivos:
mantener un nivel demográfico adecuado garantizando la actividad rural e igualando
el nivel de renta y la calidad de los servicios con las poblaciones urbanas;
potenciar recursos endógenos; diversificar la actividad económica y pluriactividad
de los trabajadores del campo; conservar el patrimonio (cultural, ambiental,
histórico...); y fomentar el uso de nuevas tecnologías mediante el apoyo a las
iniciativas empresariales que complementen a las agrarias. Los programas se han
articulado en líneas: formación e inserción en el medio rural (la meta ha sido la
cualificación), innovación (mejora de la competitividad agraria, asociacionismo,
nuevos productos, diversificación de actividades, y complementación de las rentas
agrarias), turismo rural (con el protagonismo cedido a los habitantes locales), y
servicios de proximidad (aprovechando que pudieran estar compartidos).
14 El desarrollo endógeno apunta esencialmente a la movilización de los recursos disponibles
por la comunidad.
15 Que incorpora las preocupaciones de las políticas de desarrollo regional, y corregir los
desequilibrios se convierte en uno de sus objetivos prioritarios.
16 Que busca una superación de las dos visiones precedentes incorporando nuevas dimensiones
sociales y ambientales.

134 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
Estas Iniciativas, surgidas de la reforma de los Fondos Estructurales (1989-
93), se caracterizan por: amplia cobertura geográfica, carácter experimental sobre
áreas en declive, y creación de redes y transferencia de conocimientos. Y han
recorrido fases: LEADER I (nuevo enfoque de desarrollo, de 1991 a 1994, con
Meuros
25
20
15
10
5
0
Asturias
Canarias
Cantabria
FIGURA 1
REPARTO FINANCIERO (Meuros) CC.AA OBJETIVO 1
Andalucía
Castilla y León
Castilla-Mancha
Extremadura
Galicia
Murcia
C. Valenciana
CC.AA
Fuente: LEADER II y LEADER +. Elaboración propia.
14
12
10
8
Meuros
6
4
2
0
FIGURA 2
REPARTO FINANCIERO (Meuros) CC.AA OBJETIVO 5b
Aragón
Baleares
Cataluña
Madrid
Navarra
La Rioja
País Vasco
CC.AA
Fuente: LEADER II y LEADER +. Elaboración propia.
LEADER II
LEADER +
LEADER II
LEADER +

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA. SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA 135
las regiones elegibles del Objetivo 1 y las zonas del Objetivo 5b); LEADER II
(generalización del enfoque, de 1994 a 1999, con las mismas regiones y zonas
elegibles de los Objetivos 1 y 5b, más las zonas del Objetivo 6); y LEADER +
(profundización del método, estrategias piloto y unificación temática, de 2000 a
2006, con todas las zonas elegibles). Sus principios son: creación de los Grupos
de Acción Local, aplicación de Planes de Acción Local, intersectorialidad y ligazón
de acciones (de ahí el nombre LEADER), cofinanciación, e integración en
redes territoriales. Pero en el Objetivo 1 en LEADER II sólo han ganado Galicia
y la Comunidad Valenciana (Figura 1), y fuera de Objetivo (5b) Cataluña y País
Vasco (Figura 2).
LEADER ha concedido al territorio un carácter competitivo para garantizar
la viabilidad ambiental, eco nómica, social y cultural, entendido como toma de
conciencia de los recursos, implicación de agentes e instituciones, integración de
actividades en una lógica de innovación, y cooperación con otros territorios y políticas
regionales, nacionales, europeas y con el contexto global. Y esa competi tividad
ha dispuesto de dimensiones (social 17 , ambiental 18 , económica 19 , y localización
en el contexto global 20 ), combinadas en cada territorio mediante una estrategia a
medio y largo plazo (Cáceres Mora, A. 2000), aunque no se han cubierto todas
las expectativas ni ha habido control de todos los fondos y efectividad de las
acciones (Duarte, R. 2000).
El mejor ejemplo de lo antedicho es la dedicación preferente a la línea de
actuación del turismo rural 21 , que implica un desarrollo respetuoso con el medio
(Mesa Vila, M. 2000), y que viene cobrando una relevancia y capacidad dinamizadora
creciente (Cebrián Abellán, A. 2001). El modelo presenta características idóneas
para el desarrollo local, lo que explica que ya en LEADER I más de la mitad de
los proyectos se relacionaban con ella (Mesa Vila, M. 2000), porque: es cada vez
más representativa como fuente de ingresos para los ayuntamientos; las estrategias
económicas artesanales caracterizan cada vez más al desarrollo local; conlleva un
mayor reparto de beneficios; las inversiones exigidas son de poca magnitud; puede
generar empleos con poca inversión; la estacionalidad le hace compatible; etc.
17 Para actuar conjuntamente sobre un proyecto consensuado y fomentado por una concertación
entre los distintos niveles institucionales.
18 Para valorizar su entorno garantizando la conservación y la renovación de los recursos
naturales y patrimoniales.
19 Para producir y mantener el máximo de valor añadido en el territorio mediante los vín culos
entre sectores y la combinación de recursos.
20 Para situarse con relación a los otros terri torios y garan tizar su viabilidad.
21 Consideramos precisa dicha precisión por la cantidad de figuras afines que se confunden
con esta actividad: turismo alternativo, turismo verde o natural, ecoturismo, agroturismo, etc.

136 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
2. EL DESARROLLO RURAL-LOCAL EN LA COMUNIDAD DE MURCIA
Los programas LEADER han coexistido con planes, políticas y normas dirigidas
al desarrollo local del medio rural, y entre ellos:
– La política ambiental. La Ley 1/1995 de Protección del Medio Ambiente de
la Región de Murcia contempla planes que tienen la consideración de Directrices
Sectoriales de Ordenación Territorial (arrastrados de la Ley 4/1992, de Ordenación
y Protección del Territorio de la Región de Murcia). Como resultado hay Espacios
Naturales Protegidos que pueden incluirse en territorios LEADER II: Parque
Regional de Sierra Espuña (17.804 hectáreas); Parque Regional de Carrascoy y
El Valle (16.907); Parque Regional Sierra de la Pila (7.858); Paisaje Protegido
del Humedal del Ajauque y Rambla Salada (104); Paisaje Protegido Barrancos de
Gébas (1.875); ENPs de Sierra del Carche, Sierra Salinas y Saladares del Guadalentín;
y ZEPAS, como Derramadores. Adicionalmente, la Orden de 13-11-95 de
la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Agua, estableció ayudas derivadas
del Programa de Mejora Agroambiental de los Espacios Naturales Protegidos
de la Región de Murcia (1995-1999), dirigidas a la retirada de tierras de cultivo
con fines de conservación y protección, a reconversión de cultivos intensivos a
extensivos, etc. La Orden de 13-11-95, de la misma Consejería, aportó otras en el
mismo quinquenio, para la reconversión de explotaciones agrarias a la agricultura
ecológica, y cuyo objeto era la obtención de productos reconocidos por el Consejo
Regulador. Pero también hay que señalar el Acuerdo del Consejo de Gobierno de
la Comunidad Autónoma de 5-12-1996 que inició la elaboración de las Directrices
de Ordenación del Espacio Rural de la Región de Murcia (21-5-1997). (21-5-1997 La Orden
de 27-7-1998, que estableció las bases para el fomento de inversiones forestales
en explotaciones agrarias. Y la Orden de 9-8-1999, de la ya citada Consejería que
aprobó las bases reguladoras para el control integrado de los cítricos, frutales,
almendro, olivo y hortalizas en cumplimiento de un programa biotecnológico de
restricción de plaguicidas y fertilizantes.
– El Programa Operativo de Agricultura y Desarrollo Rural del Eje 4 de
la Región de Murcia (1994-1999), que invirtió 17.238 millones de pesetas en
modernización de sistemas de riego, inserción de productos agrarios en mercados
nacional y europeo desde la comercialización en régimen asociativo, y control de
calidad de producciones y manipulados. Entre los resultados aparecieron: la mejora
de regadíos que actuó sobre 16.790 hectáreas, con aumento de la superficie
de riego de 32.000 (1990) a 52.000 (1998), y de renta de los agricultores de un
25,5% (de 1993 a 1998); la mejora del medio natural y lucha contra la erosión
(obras de hidrotecnia, recuperación de cubierta vegetal en áreas erosionadas –534

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA. SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA 137
ha–, tratamientos silvícolas y contra plagas –80.418 ha–, mejora de infraestructura
rural y forestal –390 kilómetros–, conservación de suelos, y adecuación de áreas
recreativas –26 de acampada– y vías pecuarias –1.164 kilómetros–, que generaron
550 puestos de trabajo anuales); la protección y conservación de los recursos
naturales (se establecieron 126.000 hectáreas de protección de la fauna y 46.000
de mejora agro-silvocinegética); la optimización del uso del agua y fertilizantes
(con la mejora de instalaciones de riego en 146 explotaciones agrarias); la reestructuración
del sector hortofrutícola (que consiguió la utilización en viveros de
plantas certificadas como libres de virus); la mejora de la sanidad vegetal (con
ayudas a las Agrupaciones de Tratamientos Integrados se aumentó la superficie
de cultivo y el número de explotaciones agrarias supervisadas –126 nuevas con
4.297 agricultores afectados y 31.051 ha–); la mejora de la sanidad animal (con
aumento de explotaciones incluidas en las Agrupaciones de Tratamiento Sanitario,
hasta alcanzar el 56% de la cabaña ganadera); el fomento de la comercialización
y transformación de productos agrarios en régimen asociativo (que facilitó la incorporación
de 4.375 productores y el auxilio a 246 entidades); la mejora de la
calidad agroalimentaria (potenciando los consejos reguladores de denominación
de origen en Bullas, Jumilla, Yecla y Calasparra); y el apoyo a las PYMEs del
sector agroalimentario (que aportaban más del 40% del VAB regional, con 78
empresas modernizadas).
– El Programa Operativo de Desarrollo y Diversificación Económica de
Zonas Rurales en las Regiones Objetivo 1 (PRODER). Mediante la cofinanciación
de FEDER y FEOGA-Orientación, el MAPA y las regiones del Objetivo 1,
pusieron en marcha un programa paralelo a LEADER (con los mismos objetivos
y enfoque, pero sin coexistir en los territorios) para financiar acciones no obligadamente
innovadoras (una exigencia en LEADER). Ejecutado por la Federación
de Municipios de Murcia contó con 2.437 millones de pesetas, que entre 1998 y
1999 cubrieron 113 acciones. La aportación de los Fondos Estructurales representó
el 29,2%, la Administración Central aportó el 0,9%, la regional el 13,2%, la local
el 8,0%, y la privada el 48,8%. Se desarrolló a través de las medidas: valorización
del patrimonio local (con una inversión de 923 millones de pesetas, el 37,9% del
programa, y una privada de 243 millones, el 26% de la final en esta medida);
agroturismo (alcanzó 836 millones, el 34% del programa, con una privada de
528 millones, el 83% de la medida); turismo rural (se llegó a los 666 millones
de pesetas, el 27% del programa, y la inversión privada subió a 417 millones,
el 63% de lo invertido en esta medida); servicios a empresas en el medio rural
(con sólo el 0,5% del programa, y sin inversión privada); y resto de medidas, que
no se desarrollaron (valorización del patrimonio, pequeñas empresas, artesanía y

138 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
servicios, revalorización del potencial productivo agrario y forestal, y mejora de la
extensión agraria y forestal). Predominaron los beneficiarios privados, y se crearon
unos cien puestos de trabajo directos y una oferta de trescientos cincuenta nuevos
alojamientos. Luego el MAPA gestó la promoción de PRODER-2 en zonas no
objeto de LEADER+, con programas integrados en los de desarrollo regional.
– Planes y políticas de apoyo a la actividad turística y a las PYMEs. El Plan
de Reactivación Económica de la Región de Murcia (1997-1999) contempló el
turismo rural, con las potencialidades en el Noroeste-Sierra Espuña, y Altiplano,
Vega del Segura y Puerto Lumbreras. Y el Programa de Apoyo a la Empresa
Turística y el de Comercialización y Promoción y Nuevos Productos incluyeron
planes conjuntos de la Dirección General de Turismo y del Instituto de Fomento
para el desarrollo de actividades de promoción y comercialización de la oferta
turística, unido a las ayudas del Plan FUTURES. Luego, el Plan Estratégico de
Desarrollo Regional de la Región de Murcia (2000-2006) se ha centrado en el
desarrollo comarcal desde un turismo de calidad, con acciones dirigidas a la oferta
cultural y a la puesta en valor del patrimonio (en 1998 este programa representó
una inversión de 1.841 millones de pesetas, y un apoyo al crédito sobre los 1.188
millones). Complementariamente, el Instituto de Fomento actúa como apoyo a las
empresas, y el Centro Europeo de Información Empresarial y la EUROVENTANI-
LLA proporcionan la información comunitaria. Y se han aprovechado instrumentos
previos: la Ley 11/1988 de Artesanía de la Región de Murcia; PROTUR, programa
de ayuda para establecimientos turísticos, que proporciona ayuda a las empresas;
la Ley 11/1997 de Turismo de la Región de Murcia (que elabora anualmente el
Plan de Promoción y Comercialización de la Oferta Turística, y crea los Proyectos
Empresariales de Interés Turístico Regional, y de Municipio Turístico); y los Decretos
11/1999 (que regula el Consejo Asesor Regional de Turismo de la Región
de Murcia) y 6/1998 (que creó la Comisión lnterdepartamental de Turismo de la
Región de Murcia).
– LEADER. La Comisión Europea (Decisión de 27-7-1995 relativa a la Concesión
de ayuda de la Sección de Orientación del FEOGA, FEDER y FSE para
una subvención global al amparo de la Iniciativa Comunitaria LEADER II de la
Comunidad Autónoma de Murcia) dotó al programa regional con 10, 9 millones
de euros (la Sección Orientación 5,4, el FEDER 4, 9 y el FSE 0,6), en cuya
distribución por medidas adquirió mayor peso la Innovación Rural. En cuanto a
los agentes cofinanciadores se dio, respecto a LEADER I, un incremento de la
participación de los Fondos Estructurales y, en menor medida, de las entidades
locales, aunque el resto de copartícipes disminuyó su contribución, especialmente la
Administración Central (pasó del 4,78% al 2,39%), y en menor cuantía la regional

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA. SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA 139
(del 7,26% al 6,81 %) y la inversión privada (del 45,54% al 44,70%). Pero al
comparar las inversiones de los agentes cofinanciadores no se dieron diferencias
en cada grupo (Figura 3).
FIGURA 3
INVERSORES Y AGENTES COFINANCIADORES (% POR LEADER)
% de inversión
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Fondos Europeos
Administraciones Públicas
Capital privado
Privado/Público
Inversores y cofinanciadores
Fuente: ECOTONO (2000). Elaboración propia.
Noroeste
Nordeste
Vega del Segura
En esta Comunidad casi tres cuartas partes de la población viven en un
tercio del territorio, limítrofe con el mar, desequilibrio que arrastra una concentración
de renta per cápita, inferior a la media española, y que explica su catalogación
como zona Objetivo 1. En este contexto entró LEADER I (tres programas), con
resultantes recogidas en un LEADER II integrado por tres Zonas que abarcaron
6.338 km 2 (el 56% de la región), distribuidas en 27 municipios, con 204.335
habitantes (el 19,5% regional):
1. Asociación para el Desarrollo de la Comarca Noroeste, Río Mula, Pedanías
Altas de Lorca y Sierra Espuña. Este ámbito de montaña disponía en LEADER I
de 24 ha./Km 2 y una superficie de 3.300 Km 2 , con el 82,4% de la renta familiar
disponible de la Región y el 53,5% equivalente del PIB comunitario, y donde desde
1950 se había producido un descenso del 12,6% en el número de habitantes. En 1990
su población era de 191.521 personas, con una tasa de paro superior a la regional,
que se había movido entre valores muy altos (31 % de Moratalla a 13% de Mula)
(Figura 4), y un sector agrícola que absorbía a más del 20% de los empleos, en
cultivos de secano y régimen de minifundio. En LEADER II ya eran una docena de
municipios (Aledo, Albudeite, Alhama de Murcia, Bullas, Calasparra, Campos del

140 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
Río, Caravaca de la Cruz, Ceheguín, Lorca, Moratalla, Mula, Pliego, Totana), más el
área de influencia del Parque Natural de Sierra Espuña, con 3.924 km 2 , integrando
a la Cuenca de Mula, y a reservas forestales (Sierra Espuña y Moratalla).
60
50
40
% Empleo 30
20
10
0
Agricultura
Industria
FIGURA 4
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DEL EMPLEO COMARCA NOROESTE
Y MURCIA
Sectores Económicos
Servicios
Fuente: (Alarcón Pomares, H. 1993). Elaboración propia.
Noroeste
Región de Murcia
2. Asociación para el Desarrollo Comarca del Nordeste de la Región de
Murcia, integrada por Abanilla, Fortuna, Jumilla y Yecla, con 1.959 km 2 , diferenciada
en la extensa planicie formada por Jumilla y Yecla (que incluía a los
espacios naturales de las Sierras de Carche y Sierra Salinas), y la sureste (que
incorporaba al espacio protegido de la Sierra de La Pila). Su población había pasado
de los 61.673 habitantes en 1990 a 61.279 en 1996, y en continuo descenso
desde entonces. El municipio más poblado era Yecla (más de 28.000 habitantes),
y los que menos Abanilla y Fortuna (con algo más de 6.000 cada uno). La tasa
de paro había oscilado entre el 23% de Fortuna y el 11 % de Yecla. La agricultura
dominaba en Fortuna y Abanilla, la industria en Yecla, y Jumilla era y es el
centro comarcal de servicios (compartido con Yecla).
3. Asociación para el Desarrollo Rural Integrado de los Municipios de la
Vega del Segura, integrada por Abarán, Alguazas, Archena, Blanca, Ceutí, Lorquí,
Ojós, Ulea, Villanueva y Ricote, con una extensión de 454 km 2 , y 55.420 personas,
en descenso desde 1990. El más poblado era Archena (más de 14.000 habitantes)
y el menos Ojós (apenas 600). La tasa de paro en 1991 osciló entre el 31% de
Ceutí y el 2% de Ojós, aunque en la mayoría superó el 15%. Los agrícolas son

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA. SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA 141
Ricote y Ojós, situación compartida con los servicios en Abarán, Blanca y Villanueva.
Alguazas, Lorquí y Ulea resaltan por el significado de la industria. Y Ceutí
y Archena gozan de servicios relevantes en la comarca. Pero la crisis conservera
y la escasez de agua han favorecido otra comarcal.
Con los programas LEADER II se tenía previsto invertir en Murcia 4.364
millones de pesetas (el 2,35% de LEADER II en España), pero con escasa contribución
de las Administraciones Nacionales (14,11%), y fondos repartidos entre la
central (2,39%), autonómica (6,80%) y local (4,92%). La inversión de las administraciones
nacionales y la privada ha sido inferior a la estatal, pero compensada
con mayor aportación de los Fondos Estructurales (Figura 5).
FIGURA 5
PORCENTAJE POR AGENTES INVERSORES
50
40
30
% inversión
20
10
0
Fondos Europeos
Administración nacional
Inversión privada
Agentes inversores
Fuente: ECOTONO (2000). Elaboración propia.
MURCIA
ESPAÑA
Por grupos el Noroeste invirtió el 55,3% del montante regional (2.368 millones),
el Nordeste el 23,5% (1.006 millones) y Vega del Segura el 21,1% (906
millones). Pero en Murcia la distribución por medidas difiere de la nacional,
pues en tres es inferior, y en una muy superior (Figura 6). Y los montantes por
programa de innovación rural (medida B) indican un fuerte desequilibrio a favor
del Noroeste. Los grupos destinaron tres cuartas partes de la inversión a medidas
productivas (B3, B4 y B5). Como dominante, la B3 ha supuesto la realización
de 445 proyectos, con una inversión de 4.829 millones de pesetas, especialmente
en el Noroeste, donde han primado las actividades formativas en nuevas tecnologías,
el acondicionamiento de viviendas, habitaciones y edificios singulares. En
B4 la inversión ha ido al apoyo a PYMEs no agrarias (63%), que en el Nordeste
ha llegado a representar el 79% del total de compromisos; en el Noroeste ha

142 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
resaltado el apoyo a empresas de servicios (aula de teletrabajo), y en la Vega del
Segura a las artesanales no agrarias. En B5 a las actividades relacionadas con la
producción agraria, sobre todo en el Noroeste (bodegas en Bullas y producción
caprina); el Nordeste ha diversificado acciones en la manipulación de frutos, apoyo
a producciones agrarias y a otras industrias agrarias; y la Vega del Segura ha
apostado por la manipulación de frutos (el 87% de los compromisos en B5). En
B6 los grupos han optado por la renovación de pueblos, patrimonio arquitectónico,
y valorización de recursos naturales.
45
40
35
30
25
% inversión
20
15
10
5
0
FIGURA 6
DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE INVERSIÓN POR MEDIDAS
B1 B2 B3 B4 B5 B6
Medidas
Fuente: ECOTONO, 2000. Elaboración propia.
MURCIA
ESPAÑA
Los proyectos de menor potencial inversor han resultado más favorecidos (el
81% de apoyo público medio regional a los de menos de un millón de pesetas, y
el 71 % en los de entre uno y cinco), sobre todo en la medida B3 (promoción y
comercialización de productos y comarcas, puesta en valor de recursos naturales,
patrimoniales y culturales, y productivos como alojamiento, restauración, oferta
complementaria...). La iniciativa privada ha movilizado a la mitad de los fondos,
con escaso aporte del tejido asociativo comarcal. En B2 casi la totalidad de la
inversión en el Nordeste (98%) ha sido promovida por asociaciones, con porcentajes
muy elevados en el Noroeste (el 72%) y Vega del Segura (el 72%). Para B3
resalta el elevado volumen de compromisos movilizados por autónomos (el 35%)
y ayuntamientos (32%), si bien en el Nordeste fueron las cooperativas/comunidad
de bienes las que emplearon el 42% de la inversión. En B4 fueron las empresas
quienes mayor número de compromisos efectuaron (casi el 40% a nivel regional).
En B5 el 84% de los compromisos regionales fueron emprendidos por cooperativas

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA. SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA 143
(44%) y empresas (40%), aunque se observan diferencias en Vega del Segura y
Nordeste. Se comprueba también que los ayuntamientos se transformaron en impulsores
de B6 (el 91).
En lo que afecta a la distribución territorial de proyectos e inversiones la
coincidencia en el reparto per cápita global para cada comarca es rasgo distintivo:
en el Noroeste el medio por habitante fue de 27.320 pesetas, de 20.432 en el
Nordeste y de 19.893 en Vega de Segura. Resaltó Campos del Río (el municipio
menos poblado) con 58.503 pesetas, y Moratalla (41.670). En el bloque de los
municipios con menor nivel por habitante se encontraron Calasparra (7.216 pesetas),
Albudeite (6.945) y Pliego (6.908). Existió heterogeneidad municipal entre
los compromisos, con más inversión en Caravaca (378 millones), Moratalla (359)
y Mula (303). A resaltar también que los proyectos no ligados a ningún municipio
alcanzaron compromisos superiores a los 401 millones. La distribución por medidas
vuelve a poner de manifiesto la especialización en B3 de Alhama de Murcia
y Lorca, y Caravaca (casi 300 millones para actividades turísticas), Calasparra,
Cehegín, Moratalla y Mula. Pero en Bullas y Campos del Río fueron más importantes
las acciones en B4 y B5. Totana resaltó en B6. En el Nordeste la situación
era heterogénea, con Fortuna (41.957 pesetas/habitante) frente a Yecla (5.766).
Tanto Jumilla como Abanilla (con 29.530 y 17.684, respectivamente) quedaron
en posición intermedia. En Vega del Segura se dio mayor homogeneidad, si bien
en Ojós hubo mayor inversión per cápita (93.626), y a más distancia se encontró
Ulea (46.042 pesetas), Ricote (34.503) y Blanca (31.214). Por su parte, Lorquí
(18.091 pesetas/habitante), Abarán (12.619), Ceutí (12.521) y Archena (11.618)
formaron un tercer escalón. La mayoría de municipios se volcó en acciones de
turismo (Archena, Blanca, Ojós, Ricote y Ulea).
En el apartado de empleos creados y consolidados y empresas nuevas LEA-
DER II permitió gestar 325 puestos de trabajo, con el 73% de a tiempo completo,
y con una distribución por sexos en relativo equilibrio (Tabla 1). El programa que
más puestos generó fue Vega del Segura (185, el 57% del total), que destacó por
los ocupados a tiempo parcial por mujeres (43). Despuntó el número de creados en
B4 (156, el 48% del total), mientras en B3 fueron 75 y en acciones de B5 otros
65. En todas las medidas Vega del Segura auspició mayor número de empleos,
con 74 en B4 y 58 en B3.

144 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
Tipo empleo
creado
Sin definir
tipo
Tabla 1. Empleos en nuevas empresas
Varones
a tiempo
completo
Varones
a tiempo
parcial
Total
varones
Mujeres
a tiempo
completo
Mujeres
a tiempo
parcial
Total
mujeres
NOROESTE 0 45 12 57 24 6 30 87
NORDESTE 46 3 0 3 4 0 4 53
VEGA DEL SE-
GURA
Total
general
0 68 14 82 60 43 103 185
Total general 46 116 26 142 88 49 137 325
Fuente: ECOTONO. Elaboración propia.
La creación de un puesto de trabajo supuso una inversión de 6,4 millones
de pesetas. Y por medidas no se observan importantes diferencias entre los costes,
que varían entre los 8,7 millones en B3 y los 5,9 en B4. A nivel general el
9,44% de los proyectos fueron generadores de empresa nueva, con la mayor parte
de beneficiarios autónomos. No obstante, más de la mitad (54%) de los proyectos
del Noroeste promovidos por autónomos acabaron en empresa nueva, pero no
en el Nordeste. Es la medida B4 la que incluyó proyectos de nueva empresa, el
32%, frente al 9% de los proyectos en B5 y el 5% en B3. Los resultados menos
satisfactorios se dieron en B5 en el Noroeste, y en B6 en todos los programas
(Tabla 2. Figura 7).
Tipo empleo
consolidado
Tabla 2. Consolidación de empleos por sexo y comarca
Sin definir tipo Varones Mujeres Total general
Noroeste 9 113 22 144
Nordeste 79 6 4 89
Vega del Segura 7 18 287 312
Total general 95 137 313 545
Fuente: ECOTONO, 2000. Elaboración propia.

EL DESARROLLO LOCAL EN ESPAÑA. SU REFLEJO EN LA COMUNIDAD DE MURCIA 145
60
50
40
% inversión 30
20
10
0
B1
B2
B3
FIGURA 7
PROYECTOS CON NUEVA EMPRESA SEGÚN MEDIDA Y COMARCA
B4
B5
Medidas
Fuente: ECOTONO, 2000. Elaboración propia.
B6
Total General
Noroeste
Nordeste
Vega del Segura
Fueron los municipios grandes y medianos los generadores de esta dinámica,
pues sólo el 4,62% de los proyectos pequeños crearon nueva empresa, mientras
en grandes fue más notable en Vega del Segura (16% de las acciones desarrolladas
en este tipo de poblaciones), aunque también fue superior el porcentaje de
proyectos ubicados en municipios pequeños que derivaron en la creación de una
nueva empresa (6,67%) (Figura 8).
30
25
20
% inversión 15
10
5
0
FIGURA 8
PROYECTOS CON NUEVA EMPRESA SEGÚN TIPO DE MUNICIPIO Y
COMARCA
Grandes Medianos Pequeños Total General
Tipo de municipio
Total
Noroeste
Nordeste
Vega del Segura
Fuente: ECOTONO, 2000. Elaboración propia.
Municipios grandes + 10.000 habitantes, medianos entre 10.000 y 4.000, y pequeños - 4.000. Los
proyectos que afectan a la mayoría de los municipios de cada comarca se han encuadrado como
comarca.
Total

146 AURELIO CEBRIÁN ABELLÁN
Luego, un proyecto de una nueva empresa costó 16,5 millones de pesetas
de media (oscilando entre los 14,7 millones de Noroeste y los 19,7 de Vega del
Segura), si bien los desarrollados por las privadas alcanzaron los 38 (31 en el
Noroeste y 41 en Vega del Segura). Más modestos fueron para los autónomos (11
millones a escala regional) y asociaciones (1,1). Por medidas resaltó el elevado
coste medio en B5 (casi 28 millones a nivel regional, con un máximo de 32 en
Vega del Segura). Más moderados fueron en B4 (16,8 de media, variando entre
los 19,6 de Vega del Segura y los 15,3 del Noroeste), o en B3 (11,7). Y en lo
que afecta a otros resultados, en la medida B3, la más significativa, se crearon
960 camas (541 en el Noroeste, 361 en Vega del Segura y 58 en el Nordeste), en
viviendas y habitaciones rurales (672, el 70%), por encima de las 88 en hoteles,
y otras tantas en edificios singulares, y muy lejos de las 60 en camping (todas
en Vega del Segura). La oferta regional se completó con 36 camas nuevas en
proyectos de otros alojamientos colectivos, y 16 en restaurantes. El coste medio
de cada cama nueva subió del millón de pesetas (el doble en el Nordeste). Pero
en hotel alcanzó 1,3 millones (2,1 en el Noroeste y 1,0 en Vega del Segura), que
contrasta con el más de medio millón para crear esa plaza en un camping (Vega
del Segura). El precio medio de una cama en vivienda rural alcanzó el millón de
pesetas a nivel regional (0,9 en el Noroeste y 1,3 en el Nordeste y Vega del Segura).
Señalar que el grupo del Nordeste generó 140 nuevas camas más en camping,
lo que conforma una oferta total de nuevas con LEADER II de 198.
A MODO DE SÍNTESIS
Desarrollo Rural y Local están fundidos en LEADER como Desarrollo Rural
con Enfoque Local, con actuaciones hasta ahora desequilibradas territorialmente
y por medidas, y con una proliferación de programas y políticas de intervención
territorial en la mayoría de las ocasiones descoordinadas, posiblemente por la
notable prolijidad de agentes de intervención. Con todo, es preciso reconocer las
aportaciones de LEADER, especialmente desde su segunda faceta, continuadas con
los intentos de corrección y agrupamiento de objetivos y medidas en la última
fase y en la reciente (LEADER +).
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INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS
PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA
DEL PAISAJE EN BAÑOS DE MULA
1. INTRODUCCIÓN
MARTÍN J. LILLO CARPIO*
JUAN M. HERNÁNDEZ HUÉSCAR**
Universidad de Murcia
Sin menoscabo de la importancia de factores externos especialmente climáticos
en la morfogénesis del denudado paisaje de la Región de Murcia, tampoco el
tema de la sismicidad resulta ajeno en modo alguno a este territorio y menos aún
en la denominada Cuenca de Mula (fig.1), tal como se tuvo ocasión de comprobar
con motivo de los terremotos del día 2-2/1999: el primero a las 14 h 22´ 50´´ a 1
kilómetro al N de Yéchar (magnitud de 3,6 e intensidad III-IV) y el segundo y más
importante a las 14 h 45´ 15´´ a 7 kilómetros de la ciudad de Mula (magnitud de 5
e intensidad VI-VII); a los que durante diez días sucedieron réplicas cuya magnitud
alcanzó en dos ocasiones 3´8 y 3´5 respectivamente. Alarmante evento que vino a
suscitar el interés de algunos investigadores (RODRIGUEZ ESTRELLA y NAVA-
RRO HERVÁS, 2001) por el tema de los “desprendimientos 1 y vuelcos 2 en laderas
* Departamento de Geografía. Universidad de Murcia.
** Departamento de Química Agrícola, Geología y Edafología. Universidad de Murcia.
1 Según los autores de referencia, “Movimientos de bloques de material de un talud, individualizados
por planos de rotura, con caída libre, sin manifestar movimientos rotacionales en su
recorrido por el aire”.
2 Según los autores de referencia, “Movimientos de rotación hacia el exterior que efectúan
los bloques antes de llegar al suelo”.
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150 MARTÍN J. LILLO CARPIO Y JUAN M. HERNÁNDEZ HUÉSCAR
desencadenados por sismicidad”, ya que si la importancia de estos fenómenos había
sido puesta de manifiesto en la Región de Murcia (ITGE, 1995), especialmente de
los originados por factores externos: climáticos, erosivos e hidrogeológicos; estos
autores atienden a los de origen sísmico a partir sobre todo de los efectos observados
con motivo del citado terremoto. Cabe recordar además que en esta ocasión
todos los seismos se localizaron dentro de la cuenca neógena de Mula, ocupada
fundamentalmente por materiales margosos del Mioceno, en la que se encuentra
el famoso Pozo de Los Baños (“Pozo del nacimiento”), respecto al que dijeran
en 1955 los técnicos del Instituto Geológico de España 3 que las aguas brotaban
en las margas miocenas horizontales (75 litros por segundo a 32º C) sin que se
hubiese visto accidente que explique su aparición. Pues no sería hasta años más
tarde cuando se dio la más convincente razón de que el agua surge de las margas
miocenas, sobremontadas en dicho punto por un travertino, de acuerdo con la traza
de una falla profunda (“falla de los Baños”) donde se alinean además de los de
Mula, los Baños de Archena y los Baños de Fortuna 4 .
Por otro lado, atendiendo al estudio sobre Los efectos en España del terremoto
de Lisboa del que utilizamos además la documentación histórica (MARTÍNEZ
SOLARES, 2001), se pone de manifiesto como de acuerdo con las recomendaciones
de la escala EMS-1998 los efectos sísmicos se pueden considerar divididos
en: hidrológicos, rotura de laderas, procesos horizontales en el terreno y procesos
convergentes (licuefacción y deslizamiento de laderas). De los cuales los hidrológicos
son los más frecuentes, subdividiéndose a su vez en: cambios de nivel en
el agua de los pozos, aumento y/o disminución –o interrupción temporal– de los
manantiales y alteración de la superficie del agua en calma. Por lo que el mayor
interés en el caso que nos ocupa estará en interpretar los cambios de nivel que
se observaron en el Pozo del nacimiento de Los Baños.
El citado pozo atraviesa la formación travertínica y niveles margosos infrayacentes
en parte visibles en el escarpe de 30 metros que flanquea por la
derecha el inmediato cauce del Río Mula, para dar salida a las aguas que antes
vertirían al río por la margen en retroceso en la que el pozo se localiza hacia el
mismo borde (fíg. 2). Circunstancia que remite en este caso a factores externos
e internos para explicar ciertas variaciones en el trazado del Río Mula debidas a
desprendimientos y/o vuelcos, posiblemente relacionados también con el cambio
de emplazamiento del pozo de Los Baños que defiende la tradición de las gentes,
3 I.G.M.E. (1955): Memoria del Mapa Geológico de España. Explicación de la hoja nº 912
(Mula).
4 VV. AA. (1992): Lugares de Interés geológico de la Región de Murcia. Serie Técnica I.
Agencia para el Medio Ambiente y la Naturaleza. Murcia.

INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA ... 151
Fig. nº 1. Croquis del sector en que se localizan los Baños de Mula, del M.T.N. a escala 1: 25.000.

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así como de variaciones de nivel y enturbiamientos del agua en alguna ocasión
como veremos más adelante. Para lo cual habremos de valernos de las noticias y
datos seleccionados al respecto.
2. CONSIDERACIONES DE FR. PABLO MANUEL ORTEGA
En el paisaje de tan expresiva evolución geomorfológica de la Cuenca de
Mula, existe la opinión bastante generalizada de que el pozo manantial de Los
Baños situado en la margen derecha del río estuvo siglos atrás en la margen
izquierda 5 y que el cambio hasta su actual emplazamiento debió obedecer quizá
a un fuerte terremoto. Por lo que se recurre con frecuencia para sostener dicho
argumento al criterio de autoridad de Fr. Pablo Manuel Ortega 6 quien a mediados
del siglo XVIII se pronunció de la siguiente forma:
“Estos baños son más dignos de publicarse prescindiendo de las grandes
virtudes de sus aguas, por el prodigio asombroso que obró en ellos la
Naturaleza, hará cosa de un siglo. Los he visto repetidas veces y usado
algunas, y recibí la noticia del extraño caso que voy a referir, de muchos
testigos de vista que alcanzaron el maravilloso suceso, el cual fue en la
siguiente forma:
En el paraje insinuado se forma un valle que tendrá de ancho unas
30 varas, por donde pasan ya unidos los dos arroyos de Pliego y Mula, y
por aquel sitio corre dicho valle casi del Austro al Norte. Tiene a sus dos
lados dos montes que le forman de una mediana elevación y muy peñascosos;
en la eminencia del que cae al Occidente había un pozo de mucha
profundidad, que derramaba una gran porción de estas aguas termales y
salutíferas y, por estar cercano el valle, se vertía en él, y luego se mezclaba
con la de dichos arroyos, pero antes tenían dispuesta una balsa en que
usaban del baño.
Conocí a muchos sujetos ancianos de dichas villas de Mula y Albudeite,
que decían haberse bañado en dichos baños, y habiéndoles hecho varias
preguntas –por causa de lo que después sucedió y ya paso a referir– si tenían
noticias o habían oído a sus mayores del sitio de estos baños, respondían
5 En el Cerro de la Almagra, lugar donde se encuentran los importantes restos de la ciudad
tardorromana, precursora de la Mula actual a la que ya se refiere el pacto de Teodomiro (GONZÁ-
LEZ CASTAÑO, J. y GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, R. 1996).
6 Ortega, Fr. P. M.: Descripción Chorográphica del sitio que ocupa la Provincia Regular de
Cartagena. Edición crítica de José Ortega Lorca. Murcia, 1994.

INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA ... 153
Fig. nº 2. “Brocal del pozo, ángulo Noroeste, del Balneario Los Baños de
Mula”. I.G.M.E., 1955.
no haber oído jamás, ni dudado acerca de este punto, estando persuadidos
de que dicho pozo quedaría allí en el Diluvio Universal.
Pues óigase ahora uno de los mayores esfuerzos y conatos, y más
digno de aplaudirse en la Naturaleza: Una noche se empezaron a conmover
todos aquellos montes con tan fieros y pavorosos bramidos, que
se alcanzaron a oír por espacios de algunas leguas, ya fuese la causa de
algún terremoto o alguna otra que ignoramos, y luego se advirtió esta tan
singular maravilla. Aquella porción de agua que arrojaba el pozo en la
montaña de Occidente, se había pasado a la del Oriente, rompiendo para
eso el risco, que es de una calidad de piedra tan firme como el diamante,
y haciendo otro pozo, cuyo circuito o círculo tendrá como unos cuarenta
palmos por la superficie.
En señal de la violencia que habían padecido aquellos fuertes peñascos,
quedaron ciertas puntas como agudos cuchillos o puñales, y muy peligrosos
para los que se precian de nadadores y entran al baño en dicho lugar.
La porción de agua que ahora arroja será como de cinco hilas reales,
la que se conduce por medio de una acequia que se le ha proporcionado
a una especie de cubo y de allí desciende a mover un batán y la piedra de

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un molino, que pocos años hace se han trabajado y dispuesto a expensas
de don Ginés de Salazar, hallándose de alcalde mayor de dicha villa de
Mula, y después sirve para el riego de una porción de la tierra.
Después que esta agua sale del pozo y antes de entrar en la dicha
acequia, hay una mansión en el mismo peñasco cubierta como alcobita,
en donde se han acomodado para poderse bañar ocho a un tiempo o más
personas, y habrá allí cosa de tres palmos de agua. Regularmente se bañan
allí las señoras mujeres, por estar cubierta, como se ha dicho, para guarda
de la honestidad, y a distintas horas los hombres, que no se determinan a
entrar en el pozo, aunque dicen no ser grande el peligro; lo uno, porque
ordinariamente hay atravesado un madero a la superficie del agua, y lo
otro, que como brota hacia arriba tanta porción de agua, dicen que se
mantienen los cuerpos sin hacer diligencia alguna; al fin, yo nunca quise
hacer en el pozo la experiencia”.
Por lo que a la vista de tan fabulosa descripción, conocer lo sucedido aún
basándose en el análisis de factores internos y externos constituye un auténtico
reto para el estudio geomorfológico. Habida cuenta además de que en los espacios
surgidos, o agrandados, entre volúmenes de relieve (“espacios vacios”), caso de
la formación de un cauce o ensanchamiento del mismo, se hace difícil localizar
tridimensionalmente el lugar que pudieron ocupar algunas construcciones, como
pueda ser un simple pozo en este caso.
3. INFORMACIÓN SOBRE EL TERREMOTO DE 1755: VARIACIONES
OBSERVADAS EN FUENTES Y POZOS
Para el presente trabajo, además de la noticia sobre el cambio de emplazamiento
del Pozo del nacimiento de Los Baños de Mula transmitida por Fray
Ortega, también resultan muy interesantes los datos obtenidos de las encuestas
que el Rey Fernando VI ordenó llevar a cabo para conocer los efectos del terremoto
de primero de noviembre de 1755, conocido como de Lisboa por causar allí
grandes estragos 7 . En todas ellas además de hora, duración, ruinas o perjuicios
7 Martínez Solares, J. M. (2001): Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre
de 1755). Monografía nº 19, Dirección General del IGME. Madrid. Las respuestas correspondientes
a la Región de Murcia en que la incidencia del movimiento sísmico fue escasa, dirigidas
al Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, por entonces Obispo de Cartagena, conservadas
hasta hoy en el Archivo Histórico Nacional, son de las siguientes ciudades, pueblos o entidades de
población: Abarán, Baños de Mula, Blanca, Caravaca de la Cruz, Cartagena, Cieza, Lorca, Lorquí,
Moratalla, Mula, Pliego, Ricote, Totana, Ulea, Villanueva y Yecla.

INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA ... 155
ocasionados, muertes o heridas de personas y animales, movimientos en suelos,
paredes y edificios, se interrogaba sobre lo observado en ríos, pozos y fuentes,
por lo que se han seleccionado las correspondientes a Cieza, Moratalla, Ricote y
Baños de Mula, por indicarse en ellas que sí hubo con tal evento alguna circunstancia
destacable.
Zieza, 26 de noviembre de 1755.
El Gobernador
Ilustrísimo Señor:
El día 1º del corriente, entre diez y once de la mañana, se advirtió
en esta villa el temblor de tierra, con suspensión de cuatro minutos, que
después repitió, continuando hasta quince, en todo des(de) el principio al
fin.
Temblaron los edificios pero sin ruina, y fue tal la felicidad que
persona alguna, ni en sus animales ni demás bienes experimentó el menor
detrimento.
El río (Segura) no tuvo novedad.
Sólo una fuente enturbió sus aguas, y otra las acrecentó en alguna
parte aunque corta, y a su distancia de cien pasos rebosó, en posesión de
Don Matías María y Melgares, presbítero de esta villa, al parecer bastante
porción de agua; y siendo su terreno secano, humedeció más de cien varas
cuadradas con manifestación de alguna poca agua en la superficie y por su
parte inferior corre como cosa de un dedo, que se percibe del mismo gusto
que la que da la contigua fuente. Esta extrañeza que jamás se ha visto, aún
en los años más lluviosos en el expresado terreno, ha puesto a su dueño
en la curiosidad de descubrir su nacimiento y origen, para reducirlo a su
primer estado o beneficiarlo como mejor tenga por conveniente.
Y no habiéndose previsto en el cielo señales para la conjetura del
expresado temblor, bien informado de todo, lo pongo en consideración
de de V. I. y lo haré de las demás villas del partido, según me vengan los
informes que les he pedido.
Nuestro Señor guarde a V. I. muchos años.
Zieza (=Cieza), y noviembre 26 de 1755.
Besa la mano de V. S. I. su mayor servidor,

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Doctor Don Miguel Munio
Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena.
Moratalla, y noviembre 26 del 755 (=1755).
Como a las diez de la mañana del día 1º de este mes se oyó un ruido
muy confuso, y que ningún otro se puede comparar, porque no hay cosa
con que pueda tener semejanza, y a los dos minutos de haberse notado
dicho ruido se advirtió el temblor de tierra, que duró como de seis a siete
minutos, y advirtió que es el mayor por su duración que he oído jamás,
sin embargo de haber oído y sentido los que hubo en la ciudad de Murcia
en el año de 1732, por tiempo de cuatro meses.
También se notó con mucha claridad que así el ruido como el temblor
principiaron a el Oriente de esta villa y terminaron a el Occidente de ella,
dentro de cuya población sólo se ha advertido una abertura o resentimiento
en una muralla gruesa, y alta, que cerca la plaza.
En la Iglesia parroquial, algunas hendiduras de corta consideración
en una de sus capillas.
Y en el campo que llaman de las Cañadas, en una heredad perteneciente
a la Encomienda de esta villa, que goza el Serenísimo Señor Infante
Don Luis, en el sitio que llaman Ulea, había una fuente de bastante
agua, que mana desde el suelo hacia arriba con alguna elevación, y por la
circunferencia de ella, que es terreno llano todo, después del temblor hay
muchos más manantiales, y muy húmedo todo el dicho terreno, y parte
del terreno que cruza por dicha fuente, de modo que el más aumento que
tiene la dicha fuente serán como el grueso de tres dedos.
Es lo que, puntualmente, ha pasado en este asunto,
Licenciado Don Francisco Ruiz Amoragay
Ricote
En la villa de Ricote, en veinte y ocho días del mes de noviembre
de mil setecientos cincuenta y cinco años, los Señores Gonzalo Saorín y
Joseph Garrido, Alcaldes ordinarios de ella por S. M., en cumplimiento de
la carta Orden del Señor Alcalde mayor de la villa de Zieza (= Cieza), con
que Sus Mercedes han sido requeridos para que Sus Mercedes informen
si en esta villa, y su jurisdicción, ha causado algún daño el temblor de
tierra que hubo el día primero de este presente mes, y en observancia de
lo que se les manda, se han informado de personas de autoridad, quienes
han expresado:

INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA ... 157
Haber oído dicho temblor de tierra la mañana de dicho día primero
de este mes, a hora de las diez y cuarto de la mañana, y que duró como
dos minutos, sin haber causado daño ninguno que sea de notar en edificios,
personas, ni animales, antes sí algún beneficio en la fuente del agua con
que se riega la huerta de esta villa, aunque de corta consideración.
Que es cuanto pueden decir, según los informes con que se hallan y
han procurado sobre este asunto, y lo firmaron.
Gonzalo Saorín, Joseph Garrido
Mula
Mula, 24 de noviembre de 1755
Los Alcaldes.
Ilustrísimo Señor:
Señor:
Entendido con mi Gobernador general de esta villa y demás Estados
de los Vélez, de la venerada carta Orden de V. S. I., de 8 que sigue, se
puso en ejecución todo su contexto, preguntando a los sujetos de mayor
ciencia e inteligencia de dicha villa, por el terremoto que en el día primero
se sintió, siendo como a hora de las diez y cuarto de la mañana, el
que tuvo su duración como unos siete minutos casi bastante estruendo y
rigor, tremolando las casas, calles y templos, tocándose la campana del
reloj, quedando sus vecinos muy atemorizados, porque los muy ancianos
contestan no haberse experimentado otro de igual rigor.
El que se despidió sin advertirse el menor daño en dichas casas, templos,
calles, racionales e irracionales, y acredita este pensamiento las tres
certificaciones que incluimos y pasamos a los pies de V. S. I.:
* ………………………………………………………………………
……………………………………..
* Juan López Romero, a cuyo cargo corre el molino de pan moler,
y batán que gobiernan las copiosas aguas que un pozo natural vierten a
media legua de distancia de esta dicha villa, bien examinado, refiere que
a primeros del mes de agosto pasado de este presente año, vio que las
referidas aguas, sin causa exterior, prebirtieron el color poniéndose turbias
y blancas, las que duraron en esta conformidad como unas 8 horas, disminuyéndose
más de una pierna, siguiendo las naturales hasta el referido día
primero y hora, que quedó atemorizado de ver que las aguas de dicho pozo
bajaron la mitad de sus corrientes, parándose dicho batán, en cuyo estado
estuvieron como un cuarto de hora y a el final del río que convirtieron

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muy negras y abundantes que los gorgoritos tomaban más de diez varas
de elevación, lo que duró como otro cuarto de hora permaneciendo dichas
aguas, negras, como una hora natural, y al final de ésta las registró doradas,
que permanecieron como unas 8 horas; pasadas estas quedarían dichas
aguas claras y naturales de dicho pozo aumentadas en más de una pierna
de agua, de forma que reemplazó y un poco más las que había perdido
en el referido mes de agosto, y continuando la tarea de su ejercicio trabajando
con dicho molino y batán, en la tarde del día 8 de este mismo mes
(noviembre de 1775), advirtió que las aguas del referido pozo se pusieron
blancas del color de leche, quedando muy claras; y, en esta conformidad,
permanecieron toda la tarde hasta más de una hora de la noche siguiente,
que volvieron a ser de color natural, pero con todas estas novedades que
advirtió en dicho pozo por entonces, dice que no presumió que pudiese
ser terremoto, hasta mucho después, que hablando con diferentes vecinos
de esta villa le dieron a entender el que había sucedido.
No podemos por menos dejar de poner en la consideración de V.
S. I. cómo el referido pozo se halla sito en el oripié de una sierra que
crió la naturaleza o Dios fijó por su infinita misericordia, porque su
profundidad no se ha podido penetrar. Es abundante de manera que con
las aguas que vierte muele el referido molino y trabaja dicho batán por
servidumbres distintas que cada uno lleva su arroyo de agua, es muy
dulce y de lindo paladar, más que tibia en invierno y verano, de forma
que los naturales de los pueblos comarcanos se bañan en ellas, y han
experimentado maravillosos efectos y el más milagroso es que no han
hecho daño a nadie.
* Igualmente refieren algunos vecinos de esta dicha villa haber sentido
el terremoto que en su certificación cita el Reverendo Padre Guardián.
Sucedió entre las once y doce de la noche, y otro entre dos y tres de la
madrugada del día once de este dicho presente mes, pero que uno y otro
fueron tan sumamente benignos que no alcanzaron a la tercera parte de actividad
que experimentaron en el que sucedió en el referido día primero.
Y otros contestan que, en la madrugada del día 28 de octubre próximo
pasado, siendo como a hora de entre tres y cuatro de ella, sintieron otro
de igual suavidad a los dos referidos.
Lo cierto es que, con el rigor del que sucedió en el día primero repetición
de los otros, todos generalmente estamos tan sumamente amedrentados
que continuamente no pensamos ni hacemos otra cosa más que pedir a
Dios misericordia ...

INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA ... 159
En cuanto a las causas y efectos de dichos terremotos, no se ha podido
penetrar más que lo que consta de dichas certificaciones.....
Dios Nuestro Señor prospere la vida de V. S. I. muchos años…
Mula, y noviembre 24 de 1755 años.
Besan la mano de V. S. I. sus mayores servidores y afectos,
Licenciado Don Peº. de Casanova, Doctor Thomás Galiana y Mira
Ilustrísimo Señor Obispo de Cartaxena.”
(Se acompañan tres documentos de los cuales reproducimos el primero).
“Don Gonzalo Antonio de Castilla, beneficiado y cura párroco de la
Parroquial del Señor Santo Domingo, de la villa de Mula, vicario en ella
y su partido, y en virtud de la Orden de el Ilustrísimo Señor Obispo de
Cartagena, Gobernador de el Supremo Real Consejo de Castilla, comunicada
al Caballero Alcalde mayor de esta villa, para saber con puntualidad
lo sucedido con el temblor de tierra que parece ha sido universal,
Digo y certifico en mi nombre y todo el clero de esta villa:
Cómo el día primero de este presente mes de noviembre, como a
cosa de las diez de la mañana, poco más o menos, hubo un temblor de
tierra que duraría medio cuarto de hora, poco más o menos, en esta forma:
empezando con algún rigor y, en el medio no tanto, y concluye dicho tiempo
algo más fuerte que empezó, experimentándose movimiento continuo en
templos, casas, y tierras, de modo que si conforme fue la duración (que
ninguno de los que aquí viven han visto cosa semejante) hubiera sido de
rigor, hacemos juicio hubieran habido notables ruinas.
No hemos sabido señales antecedentes que, de positivo, con inteligencia,
pudiera inferirse estos efectos de el temblor de tierra, el que
gracias a Dios, no ha hecho en este pueblo ruina alguna, ni notable daño
y sentimiento en la Iglesia, casas y edificios, y solo me han informado que
en los baños cerca de la Puebla (= La Puebla de Mula), y media legua de
esta villa, jurisdicción de ella, hay un pozo de piedra bastante profundo
que echa una buena porción de agua con que mueve un molino y se surte
un batán, y asegura el molinero que en el tiempo del temblor faltó parte de
agua, con que se suspendió el batan y no el molino, y que sólo advirtió que
se puso el agua negra tirando a algo encarnada, que duró algún tiempo. Y
después, algo dorada, con cuyo color amarillo dejó teñidos los conductos
y con este suceso hace juicio se ha aumentado más el agua y que se ha
quedado clara como estaba antes, que es todo lo que en esta villa podemos
decir, a cuyo sentir es verídico y cierto.

160 MARTÍN J. LILLO CARPIO Y JUAN M. HERNÁNDEZ HUÉSCAR
Y, como tal, lo firmo en la villa de Mula en veinte y dos días de
noviembre de mil setecientos cincuenta y cinco años.
Doctor Gonzalo Antonio de Castilla
A la vista de la vista de la información utilizada para poner de manifiesto
las variaciones que presentaron las fuentes y pozos, cabe añadir que todo ello tan
solo supone una aproximación al contexto hidrológico en que situar el interesante
caso del Pozo de Los Baños. Debiéndose distinguir al respecto, los contenidos
del informe de Los Alcaldes de Mula, de lo dicho y firmado por el Doctor Don
Gonzalo Antonio de Castilla, tal como se verá más adelante.
4. CONCLUSIONES
De las noticias transmitidas por fray Pablo M. Ortega y de las respuestas a
la encuesta del terremoto de 1 de noviembre de 1755 utilizadas en el presente
trabajo, unas puede que recojan imprecisiones y errores de bulto, otras mezclen
en un solo argumento diversas cuestiones. De manera incluso que lo más inverosímil,
como el aludido cambio de ubicación del pozo de Los Baños de Mula,
quizá obedezca a fantasía inspirada en alguna realidad. Pero en cualquier caso
la descripción del río está bien hecha y se indican aspectos importantes como la
angostura del cauce en aquel lugar que vendría a ser de unas 30 varas (25 metros
aproximadamente), en una garganta o cañón por donde discurría tras recibir los
aportes del Río Pliego y donde a diferencia de lo que sucede en la actualidad no
existía camino paralelo al cauce. De manera que el acceso a Los Baños de Mula
desde la carretera habría de hacerse por el camino de arriba, pasada la actual
Venta de La Magdalena (fíg. 1) y no por el practicado después mediante relleno y
desmonte por la margen derecha del río hacia el ferrocarril, “Apeadero de Baños
de Mula”, ahora desaparecido.
No obstante, la sugerente idea recogida por el Padre Ortega sobre instalaciones
de baños más antiguas (“una balsa en que usaban del baño”) asociadas a un anterior
pozo-manantial, que estuvieran al otro lado del río, frente a las actuales 8 , parece
incompatible con el hecho de que las piletas de baño más antiguas encontradas 9 ,
8 “… en la eminencia del que cae al Occidente había un pozo de mucha profundidad, que
derramaba una gran porción de estas aguas termales y salutíferas y, por estar cercano el valle, se
vertía en él, y luego se mezclaba con la de dichos arroyos, pero antes tenían dispuesta una balsa
en que usaban del baño”.
9 Lillo Carpio, M. (2005): De viajeros a turistas: consideraciones sobre los tradicionales desplazamientos
a los baños naturales murcianos. En, F. Carmona Fernández y J. M. García Cano (Eds.), Libros
de viaje y viajeros en la literatura y en la historia. In memoriam del Prof. Pedro Lillo Carpio.

INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA ... 161
Fig. nº 3. Vuelcos pertenecientes al sector hundido de la era cauce abajo del
Río Mula. (A) y detalle de uno de los bloques (B).
A
B

162 MARTÍN J. LILLO CARPIO Y JUAN M. HERNÁNDEZ HUÉSCAR
posiblemente romanas o prerromanas, aparezcan excavadas ya a la margen derecha
al igual que las actuales en funcionamiento 10 . Por lo que llegados a este extremo,
lo más difícil de creer es, sin duda, que el pozo pasase de una margen (parte
occidental) a otra (parte oriental), aún debido como sugiere el autor a terremoto
u otra causa desconocida: “Aquella porción de agua que arrojaba el pozo en la
montaña de Occidente, se había pasado a la del Oriente” Por lo que habremos de
reinterpretar con nuevos elementos basados en el estudio geomorfológico el texto
de Fray Pablo Manuel Ortega, quien al fin y al cabo intentó solamente transmitir
de manera fidedigna aquello que le contaron.
Así, un análisis detallado de las formas de relieve permite considerar: a)
Que el saliente escarpado donde se sitúa el pozo actual se presenta en ligero voladizo
hacia el río, apuntalado además en cierto modo por la obra de una fuente
pública, b) Resulta inimaginable que alguien propusiese realizar una perforación
de tales características en este promontorio al mismo borde del escarpe (fíg.
2), con las consiguientes pérdidas de agua y el alto riesgo por desprendimiento
y/o vuelco que supone. Por lo que dicho pozo debe haber quedado al borde del
escarpe precisamente tras el desprendimiento de una buena parte del susodicho
promontorio, con caída de materiales al cauce del río que serían arrastrados por
sucesivas avenidas. Lo que dio lugar, a la vera del río, a una cierta anchura en
lo que había sido el punto más ceñido al escarpe, la cual se aprovecharía para el
paso del camino a Los Baños que aguas arriba y abajo se construyera mediante
desmonte y relleno.
Desde luego el asunto de los desprendimientos y vuelcos, no resulta novedoso
en este lugar, pues se conocen otros más recientes como el que se produjo
en 1952 a la margen izquierda del Río, frente a los actuales Baños (fig. 3), e
hizo desaparecer la era para la trilla existente junto al pajar todavía en ruinas,
tradicional lugar de reunión y baile cada año en la noche de San Juan. Lo que
demuestra una vez más la vulnerabilidad frente a los factores internos y externos
de un estrecho cauce con cornisas y viseras provocadas por erosión diferencial
en materiales de desigual resistencia y marcada horizontalidad (fig. 4).
De manera que aquello que nos llega de forma fantástica y confusa a través
del relato de Fray Pablo Manuel Ortega, pudo suceder de esta o parecida manera:
en lo alto de un saliente escarpado a la margen derecha en este caso (parte
oriental) del Río Mula, estuvo el antiguo pozo de aguas termales que abastecía
unos baños. Pero cierto día, súbitamente, una parte de la prominencia donde estaba
enclavado el pozo se desprendió hacia el río haciéndolo desaparecer, por lo que
10 En el lugar donde estuvo después el viejo molino de cubo, construido para aprovechar la
fuerza motriz del agua.

INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA ... 163
Fig. nº 4. Panorámica y croquis del sector considerado, con indicación de
desprendimientos a ambos lados del cauce y bloques provocados por vuelcos.
(Fotografía de ESINUR, S.L., Estudio Informativo de los Baños de Mula y
Propuestas para su Promoción y Desarrollo Turístico, 1994).
con la mayor presteza hubo de perforarse otro nuevo, a escasa distancia hacia
el E del anterior desaparecido, para que siguiese cumpliendo su misma función.
Existió pues un pozo antiguo a cierta distancia al W del actual, o dicho de otra
manera, el pozo actual está situado a cierta distancia hacia el E del antiguo que
desapareció debido a un desprendimiento; pero en cualquier caso ambos situados
en la margen derecha (a la parte oriental) del Río Mula. La dificultad de precisar

164 MARTÍN J. LILLO CARPIO Y JUAN M. HERNÁNDEZ HUÉSCAR
en el espacio vacío del cauce (entre sendos volúmenes de relieve) la vertical del
pozo desaparecido, derivó en el error de considerarlo en la orilla de enfrente (a
la parte occidental) por quienes informaron a Pablo Manuel Ortega. Y se llegó a
confundir por asimilación el enunciado “pozo antiguo a occidente del pozo nuevo”,
con el de “pozo antiguo a occidente del río”.
En otro orden de cosas también resulta importante, como se expresa en el
estudio de la documentación contenida en la obra: Los efectos en España del terremoto
de Lisboa (1 de noviembre de 1755) ya citado 11 , la alteración de las aguas
observada en ríos, fuentes, pozos, etc. Originada por las vibraciones producidas
durante la propagación de las ondas sísmicas, de volumen o superficiales y que
se deja sentir a los pocos minutos del terremoto, dependiendo del tipo de ondas
y de la distancia al epicentro. Si bien, de acuerdo con las recomendaciones de
la Escala Macrosísmica, la documentación sobre los fenómenos hidrológicos tan
solo debe servir para confirmar la intensidad sísmica ya valorada a partir de otro
tipo de información.
De los datos de las encuestas de 1755, sobre el terremoto de Lisboa, queda
por añadir que parecen objetivas en cuanto a las variaciones observadas en pozos
y fuentes, aunque ello dependa también en cada caso de las expectativas de ayuda
económica y sobre todo del nivel cultural de quienes las cumplimentan. Incluso
en alguna ocasión aparecen como informadores personas de la mayor solvencia
científica, como sucede en el ejemplo correspondiente a Cartagena: “Siendo las
personas que lo acreditan: el Comandante General de este Departamento de Marina,
en su casa; el Ingeniero director Don Sebastián Feringán en la suya, estando
delineando, por lo que afirma sería el movimiento de la parte de Poniente, según
el vaivén de la mesa, que por dos veces observó, creyendo le ocasionaba arrimarse
a ella un subalterno suyo, que le estaba mirando, y salió de su cuarto para
observar en el agua del pozo, si continuaba, o cesaba, el terremoto, que, como
más advertido explica los motivos y antecedentes que anuncian y ocasionan estos
subterráneos movimientos”.
En el caso de Mula hay que distinguir claramente entre lo más enrevesado
que afirman Los Alcaldes y la más objetiva información del Doctor Don Gonzalo
Antonio de Castilla, Cura párroco de Santo Domingo, en el primero de los tres
documentos que se adjuntan a dicho informe y en el que abreviado se indica: “…
No hemos sabido señales antecedentes que, de positivo, con inteligencia, pudiera
inferirse estos efectos de el temblor de tierra… y, solo me han informado que en
los baños… en el tiempo del temblor faltó parte del agua, con que se suspendió
el batán y no el molino, y que (el molinero) solo advirtió que se puso el agua
11 Martínez Solares, J. M. (2001): opus cit.

INTERÉS DE NOTICIAS Y DATOS HISTÓRICOS PARA LA INTERPRETACIÓN GEOMORFOLÓGICA ... 165
Fig. nº 5. Localidades afectadas en España por la alteración del nivel de agua en los pozos
(Según Martínez Solares, 2001).

166 MARTÍN J. LILLO CARPIO Y JUAN M. HERNÁNDEZ HUÉSCAR
negra tirando a algo encarnada… algún tiempo. Y después algo dorada… y con
este suceso… se ha aumentado más el agua y… se ha quedado clara como antes,
que es todo lo que en esta villa podemos decir… verídico y cierto”.
Según Martínez Solares, en España el fenómeno de los cambios de nivel
de agua en los pozos (fig. 5), entre los que se encuentra el de Baños de Mula,
consistió en el 81% de los casos en una elevación, en el 4% en una disminución,
en el resto se produjeron ambos movimientos y en muy pocos casos se observó
también turbidez. En esta ocasión los cambios de temperatura no aparecen reflejados,
pero también resultan de interés en estos casos de termalismo regional
alineado en la falla antes citada (“falla de los baños”), siendo muy significativo
lo indicado por Botella y Hornos 12 años después, respecto a que el 21 de marzo
de 1829 coincidiendo con los temblores de tierra percibidos, las aguas de Fortuna
y Mula variaron de temperatura mientras las de Archena se mantuvieron igual.
Pero en cualquier caso baste un buen ejemplo tomado de Madoz 13 , para poner
de manifiesto la característica evolución morfogenética del sector considerado,
al indicar que “generalmente este pequeño río (= Río Mula) llevaba muy poca
agua, aunque en tiempo de lluvias se veían aumentadas considerablemente con
las muchas ramblas”; y a propósito de ello se relata lo sucedido el 9 de octubre
de 1834 cuando estas subieron a un nivel jamás conocido en el país, ocasionando
varios desastres, el principal de los cuales fue arrancar en el caserío de Los Baños
una posada en la que había varias personas dentro, arrastrándola en su corriente
algunos pasos hasta que chocó con un peñón haciéndose pedazos.
Parece pues, que precisamente la interacción de factores internos y externos
en la morfogénesis de la Región de Murcia, presenta uno de sus más claros exponentes
en este denudado paisaje de Baños de Mula, al que podemos también
acceder para su mejor conocimiento a través de noticias y datos históricos tan
interesantes como los utilizados en este estudio.
BIBLIOGRAFÍA
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Geológico y Minero de España. V. 90-1. Madrid.
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De la Prehistoria al Medievo

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTE:
EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS
* MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y ** SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE.
Universidad de Murcia
Escogimos este vegetal para recordarte Mari Carmen, es duro, resistente, casi
imperecedero… y que ha pervivido a través de años; siglos y culturas permaneciendo
como siempre. Como tu recuerdo.
INTRODUCCIÓN
La utilización de las fibras vegetales en la vida cotidiana se remonta a los
primeros momentos de la Prehistoria, su uso se ha mantenido a lo largo de la
historia de la humanidad e incluso con semejanzas funcionales y morfológicas.
Entre ellas el esparto del latín spartum (stipa tenacsísima L.) es una planta
perteneciente a la familia de las gramíneas, el sueco Linneo en el siglo XVIII la
incluyó dentro del género stipa y en la especie tenacissima. Posteriormente también
se clasificó como (macrochloa tenacísima Kunt), se la conoce con el término de
atocha aunque tan sólo cuando se hace referencia a la planta y no a la fibra que
se obtiene de ella.
La planta se caracteriza, desde el punto de vista botánico, por tener un crecimiento
muy lento, siendo muy sensible a los fríos extremos durante los dos o tres
primeros años de su vida y, es a partir del cuarto año, hasta los doce o quince años
* Departamento de Arqueología, Prehistoria, Historia Antigua e Historia Medieval. Universidad
de Murcia.
** I.E.S. Luis Manzanares. Molina de Segura, Murcia (sjimenezlorente @ yahoo.es).
171

172 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
en los que ya está lista para su recogida, su crecimiento es progresivamente más
rápido. Florece de abril a mayo, madura en junio y se disemina en julio, germinando
la semilla en el otoño (Fig. 1). Su reproducción también es posible mediante la
plantación o quemando las atochas viejas. En su madurez las hojas que tienen una
anchura de dos o tres milímetros se cierran adquiriendo una forma cilíndrica de
aproximadamente un milímetro de diámetro, es en este momento de plena madurez
de la planta cuando se recoge (Buxó 1997: 126). La hoja de la planta recibe distintos
nombres según hablemos de uno u otro extremo así, se le denomina cabeza a la
parte que penetra en la tierra y que es además, la más gruesa y, el extremo opuesto
es la punta que es afilada y punzante (Espasa Calpe, XXII, 31).
Su utilización data desde tiempos prehistóricos constatándose abundantes
restos arqueológicos carbonizados y momificados.
En nuestra Región de Murcia, donde todavía es muy abundante, existían
verdaderos espartales, matorrales abiertos que cubrían extensas zonas.
EL ESPARTO EN LA PREHISTORIA
Arqueológicamente se han documentado restos de sus hojas o sus improntas
en barro o en cerámica. También son numerosos los restos del trabajo artesanal
de sus hojas para la cestería, cordelería y elementos de uso personal.
El esparto se ha localizado carbonizado y momificado en poblados de la
Edad del Cobre tales como en Los Millares y Campos (Almería); en El Cerro de
la Virgen de Orce, La Cueva de los Murciélagos de Albuñol (Granada) (Góngora
y Martínez 1868: 29, 31, 34-36, 54; Alfaro Giner 1980: 109-162 y 1984: 62 y
Molina et al. 1986); en La Cueva Sagrada de la Virgen de la Salud, Lorca (Murcia)
(Ayala Juan 1987: 9-24; Eiroa 1987: 53-77; Rivera y Obón 1987: 31-37 y Rivera,
Obón y Asensio 1988: 317-334); en los de la Edad del Bronce de El Castellón
Alto y Fuente Amarga (Granada), Fuente Álamo (Cuevas de Almanzora, Almería),
La Ciñuela, Zapata, Ifre, El Argar, (Siret 1890), Cobatillas la Vieja de Santomera,
El Cerro de las Viñas, El Barranco de la Viuda y El Rincón de Almendricos de
Lorca (Murcia) (Ayala Juan 1991); en El Cabezo Redondo de Villena (Alicante)
(Soler García 2001: 41, (Fig.1), etc.
LAS IMPRONTAS
Las improntas de stipa tenacísima se han documentado desde el Neolítico en
el interior y exterior de las paredes de las vasijas cerámicas. En muchas ocasiones,
se ha podido comprobar que el manguito alisador de las vasijas era de esparto por
lo que quedaban las marcas de sus características hojas tal y como constatamos

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 173
Figura 1. Esparto en flor en el acceso a un abrigo de la Virgen de la Salud en
la Sierra de la Tercia (Lorca) (Foto: Ayala Juan).
en varios yacimientos neolíticos entre los que destacamos las procedentes del
Cabezo Blanco de Fortuna (Jiménez y Ayala 2005: 260). Todo ello se constata
en cerámicas de Cieza, sitas en su Museo Arqueológico (Marín Marín, 2002),
en El Cabezo de Mula, El Cabezo del Ciervo de Archena, El Cabezo Blanco de
Fortuna, El Rincón de Almendricos y El Cerro de la Viñas de Coy, Lorca (Ayala

174 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
Juan 1987: 85-92). En El Cabezo Redondo de Villena (Alicante) se documentó
la impronta del fondo de un capazo de esparto, se puede observar en una vitrina
central de su Museo (Alfaro Giner 1984: 164).
La huella de cordelería de esparto se ha encontrado sobre la tierra endurecida
que colmaba el enterramiento infantil número cinco, en urna, sito en el exterior
Este de la casa “Z” del yacimiento argárico de llanura El Rincón de Almendricos
(Lorca, Murcia) (Ayala Juan 1991). Se documentaron improntas de cuerdas de
esparto, en numerosas pellas de barro endurecidas procedentes de los tejados de
las casas en este mismo poblado, en El Cerro de las Viñas (Coy, Lorca) (Fig. 3),
en El Cabezo Gordo o de la Cruz de Totana donde además de utilizarlo para sujetar
los troncos que lo conformaban colocaron haces de esparto esparcidos sobre
ellos y los afianzaron con recinchos para aislar la casa, se pueden observar las
improntas de sus hojas (Fig. 2) (Ayala Juan 1991: 478). Siret las documentó en
Ifre (Mazarrón) (Siret 1890: 111), en El Cabezo Blanco de Fortuna se constató
en el exterior del fragmento cerámico cuyo número de inventario es Cab. Bl. 857
(Jiménez Lorente y Ayala Juan 2005: 260) y en varios de El Cabezo del Ciervo
de Archena (Ayala Juan y Jiménez Lorente 2005: 266).
Gussi y Olaria documentaron fondos cerámicos con improntas de cestería de
esparto, en las que se pueden identificar claramente sus hojas bilabiadas, en el
poblado Neoeneolítico de Terrera-Ventura de Tabernas (Almería) (Gussi y Olaria
1991: 163, lám. XX).
Está comprobada la utilización de moldes de cestería de esparto para levantar
las vasijas cerámicas y el uso del manguito para alisarlas tras su levantamiento,
son muy frecuentes en los poblados neolíticos de la Región, como las procedentes
del Cabezo del Ciervo de Archena (Murcia) (Ayala Juan y Jiménez Lorente
2005: 266).
Pericot y Ponsell localizaron en Más de Menente (Alcoy, Alicante) la impronta
sobre barro de una estera circular (Pericot y Ponsell 1928; Alfaro Giner
1984: 170).
EL ESPARTO Y SUS HACES
Siret localizó restos de esparto carbonizado o momificado en Lugarico Viejo
“…una buena partida de cebada en grano que se hallaba cubierta con esparto; todo
ello se aparecía dispuesto sobre los restos carbonizados de una tabla…” (Siret
1890: 100 y 104 lám. 16: 70-71; Alfaro Giner 1984: 62; Ayala 1979-80: 166) y
Fletcher y Plá documentaron fragmentos de esparto carbonizado en el interior de
un cuenco cerámico en el poblado La Muntanyeta de Cabrera (Valencia) (Fletcher
y Plá 1956: 32 y ss.; Alfaro Giner 1984: 63).

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 175
Figura 2. Impronta de recincho de esparto y de hojas de esparto esparcidas procedentes
de la zona inferior del remate de un adorno del tejado de una casa del
poblado argárico El Cabezo Gordo o de La Cruz (Totana) (Foto: Ayala Juan).
En los años ochenta se encontró en La Cueva II de La Virgen de la Salud en
la Sierra de la Tercia (Lorca, Murcia) esparto momificado como posible ajuar del
enterramiento individual masculino Neoeneolítico que fue asesinado y sufría una
agenesia de peroné derecho, estaba colocado en la posición de decúbito supino,
sus manos cruzadas sobre el abdomen y cubierto por una pleita enrollada sobre

176 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
Figura 3. Impronta del trenzado del espato procedente de una pella del tejado
de una casa del poblado argárico de El Cerro de las Viñas de Coy, Lorca
(Foto: Ayala Juan).
su cabeza, otra semejante sobre su hombro derecho y el tronco, el abdomen y
los brazos los tapaban las hojas bilabiadas de mi manojo de esparto. (Fig. 4, 5 y
11) (Ayala Juan 1987: 24).
Pequeños haces de esparto fueron documentados por Siret en Lugarico Viejo
sito en la margen derecha del Antas (Almería) (Siret 1890); también se localizó

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 177
Figura 4. Pleitas y manojo de esparto procedentes del poblado La Cueva II de
la Virgen de la Salud de la Sierra de la Tercia (Lorca) (Foto: Ayala Juan).
en el yacimiento calcolítico de la Calle Cava 16-17 de Lorca (Precioso 2004: 14);
en El Cabezo de la Cruz (Precioso y Rivera, 2004); en El Cerro de los Conejos
(Precioso y Rivera 2004); y en El Puntaron Chico de Beniaján, (Aragoneses
1962; Ayala 1987 y Precioso 2004) y en Los Gorgociles del Escabezado (Jumilla)
(Precioso 2004).
COLLARES
Manuel de Góngora y Martínez publica en 1868 los extraordinarios hallazgos
fortuitos realizados por unos mineros que se preocuparon en describir

178 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
Figura 5. Inhumado “in situ” con los rollos de pleita y un manojo de esparto
cruzado sobre el pecho de La Cueva II de la Virgen de la Salud, Lorca
(Foto: J. F. Martínez).

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 179
pormenorizadamente su descubrimiento de La Cueva de los Murciélagos de
Albuñol (Granada) y, tras conocerlo Góngora, los publicó diez años más tarde:
“se encontraron doce cadáveres en semicírculo alrededor de un esqueleto de
mujer admirablemente conservado, vestido con túnica de piel abierta por el
costado izquierdo y sujeta por medio de correas enlazadas, mostrando el collar
de esparto de cuyos anillos pendían sendas caracolas de mar…” (Góngora y
Martínez 1868: 29, 31, 34-36, 54; Alfaro Giner 1980: 109-162 y 1984: 62 y
Molina et al. 1986).
CESTERÍA
Englobamos bajo este epígrafe los distintos tipos de contenedores, de mediano
y gran tamaño, utilizados tanto para el almacenamiento, transporte, siembra
como para la recolección. Para su confección se selecciona el esparto más grueso,
resistente y duro.
La cestería lógicamente debía de ser habitual en los poblados prehistóricos
desde el Neolítico. Se constatan numerosas muestras y cestos cilíndricos en La
Cueva de los Murciélagos de Albuñol (Granada) sitos en el Museo Arqueológico
Nacional y en el Museo de Granada (Góngora y Martínez 1868: 29, 31, 34-36,
54; Alfaro Giner 1980: 109-162 y 1984: 62 y Molina et al. 1986).
Restos de cestería de esparto se hallaron en los poblados de Ifre (Murcia),
Almizaraque, Los Millares y El Oficio (Almería) conservándose en los fondos
del Museo Arqueológico Nacional en la colección Siret (Alfaro Giner 1984: 62,
169 y ss.).
CUERDAS DE ESPARTO:
Se trenzan los hilos de esparto crudo o macerado/picado ya que de este
último resultan las cuerdas mucho más flexibles y resistentes. Normalmente se
documentan cuerdas trenzadas de esparto con tres, cinco o más hojas en cada
ramal.
Fragmentos de cuerdas de esparto carbonizadas fueron hallados por los hermanos
E. y L. Siret en los poblados almerienses de Campos (Siret 1890: 79; Alfaro
Giner 1984: 62; Ayala 1979-80: 166), Fuente Vermeja (Siret 1890: 93, lám. 14: d;
Alfaro Giner 1984: 62; Ayala 1979-80: 166), Zapata (Siret 1890: 130; Alfaro Giner
1984: 62; Ayala Juan: 1979-80: 156); en El Argar hallaron restos de “…labores de
esparto” (Siret 1890: lám. 24: 91, 92 y 93; Alfaro Giner 1984: 62; Ayala 1979-
80: 166) y dos en Lugarico Viejo además de “…una buena partida de cebada en

180 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
Figura 6. Fragmento de cuerda de esparto La Cueva I de la Virgen de la Salud
(Lorca) (Foto: Ayala Juan).
Figura 7. Fragmento de estera carbonizada “in situ” en la estratigrafía del yacimiento
La Ciñuela (Mazarrón) (Foto: Ayala Juan).

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 181
grano que se hallaba cubierta con esparto; todo ello se aparecía dispuesto sobre
los restos carbonizados de una tabla…” (Siret 1890: 100 y 104 lám. 16: 70-71;
Alfaro Giner 1984: 62; Ayala 1979-80: 166).
Un fragmento de cuerda trenzada, con una longitud aproximada de veinticinco
centímetros, se documentó en el interior del enterramiento colectivo La Cueva
Sagrada de la Virgen de la Salud sito en la Sierra de la Tercia de Lorca (Murcia)
(Fig. 6) (Eiroa García 1987; Ayala Juan 1987: 21-24, lám. 4 B).
Durante una prospección arqueológica realizada con los alumnos de la especialidad
al poblado La Ciñuela o Ceñuela de Mazarrón, pudimos comprobar la
existencia de cuerdas de esparto trenzadas, pleita o una estera (Fig. 7).
Documentamos un fragmento de unos diez centímetros de cuerda carbonizada
de esparto en el interior de la urna de enterramiento infantil número seis
del poblado argárico de llanura El Rincón de Almendricos (Lorca), posiblemente
fuese un resto de la utilizada para atar al niño inhumado en posición fetal.
Probablemente algunos fragmentos de cuerdas de esparto pudieran proceder
de ondas.
ESPARTEÑAS, ALPARGATAS, SANDALIAS, ABARCAS:
Todas estas acepciones han sido utilizadas para denominar el mismo tipo de
calzado realizado en esparto y que ha pervivido desde el Neolítico hasta nuestros
días (Fig. 8).
Manuel de Góngora y Martínez describe el hallazgo realizado por los mineros
en La Cueva de los Murciélagos de Albuñol (Granada): el esqueleto que llevaba
la diadema de oro “… y el calzado también de esparto, alguno primorosamente
labrado…” (Góngora y Martínez 1868: 29, 31, 34-36, 54; Alfaro Giner 1980: 109-
162 y 1984: 62 y Molina et al. 1986). En La Cueva II de la Sierra de la Tercia
de Lorca (Murcia) se documentó al inhumado citado anteriormente con restos de
sandalias de esparto (Ayala Juan 1987: 24, fig. 4).
En El Cabezo Redondo, excavado por D. José María Soler García en los años
cuarenta y posteriormente retomadas las campañas de excavaciones arqueológicas
por Dr. D. Mauro Hernández, D. José María, halló la suela de una abarca en una
de esas primeras campañas, sus resultados fueron publicados en el programa oficial
editado por la Comisión de Fiestas de 1949 del Ayuntamiento de Villena que
citamos textualmente: “Se extrajo también la suela de una abarca de esparto, de
confección muy semejante a las actuales. Su cosido se efectuaría por medio de las
agujas y punzones de hueso de los que hay varias muestras (Soler García 1952:
38-41 y 2001: 41, fig. 1: núm. 9, 11, 13 y 15); Alfaro Giner 1984: 63).

182 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
Figura 8. El oficio de la cordelería. Artesano confeccionando una esparteña
similar a las romanas que se pueden contemplar en el Museo de Cartagena
(Foto: Ayala Juan).
ESTERAS
En los años ochenta un grupo de aficionados a la arqueología localizaron
fragmentos de estera “de recincho” en la Sierra de la Tercia, concretamente en La
Cueva Sagrada de la Virgen de la Salud (Lorca, Murcia). La estera poseía ciento
setenta centímetros de longitud y sesenta centímetros de anchura, sus hojas fueron

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 183
Figura 9. Fragmento de estera de esparto La Cueva I de la Virgen de la Salud
(Lorca) (Foto: Ayala Juan).
maceradas y trabajadas delicadamente para aislar perfectamente del frío suelo y
tan sólo maceraron la mitad de las hojas de esparto a las correspondientes a los
flecos de la misma para que permanecieran sin macerar. Sobre ella se encontraron
una túnica y una toquilla de lino, ambas plegadas y sitas a la derecha del cráneo
de un niño, sobre las prendas colocaron un plato de roble que contenía restos de
comida, una semilla de uva y una bellota mordida por una ardilla (Fig. 9) (Ayala
Juan 1987: 11 y 1990).
En el poblado de la Edad del Bronce de Cobatillas la Vieja, excavado por
la Dra. Dña. Ana María Muñoz Amilibia, se localizó en la casa A una estera carbonizada
de esparto sobre el suelo de la estancia adyacente a la pared occidental
(Ayala Juan 1982: 156).

184 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
Javier Medina Precioso y María Jesús Sánchez hallaron restos de una estera
carbonizada durante el curso de la campaña de excavación efectuada en El Barranco
de la Viuda en Lorca.
En La Ciñuela o Ceñuela de Mazarrón se documentó la existencia de una
estera quemada en el perfil de un derrumbe (Fig. 7) (Ayala Juan 1979-80: 156).
GORROS
Góngora y Martínez narra el acontecimiento que sufrieron unos mineros en
La Cueva de los Murciélagos de Albuñol: “…se hallaron tres esqueletos, puesto
el cráneo de uno de ellos entre dos peñones y al lado un gorro de esparto con
manchas de sangre”… Uno de los cadáveres hallado por los mineros en La Cueva
de los Murciélagos llevaba una diadema de oro “…así como los otros, aunque algo
más toscos, sendos gorros de la propia materia, cuales doblado su cono, cuales
de forma semiesférica…” (Góngora y Martínez 1868: 29, 31, 34-36, 54; Alfaro
Giner 1980: 109-162 y 1984: 62 y Molina et al. 1986),
PALITOS O PALILLOS DE HUESO
Para el arrancado del esparto son necesarios unos útiles denominados palitos
de madera o hueso (Balsalobre Martínez: 2002: 192) desde épocas prehistóricas
y actualmente también se podrían utilizar de acero. Ha sido constatado un palito
en la Cueva II de la Virgen de la Salud, se lo colocaron al inhumado sobre el
antebrazo derecho (Fig: 5) (Ayala Juan 1987: 24).
Del mismo modo podrían ser palitos o palillos algunos de los útiles óseos
hallados por los hermanos Siret procedentes del yacimiento El Argar de Almería
y que poseen una perforación en su cabeza para sujetarlos a la muñeca del arrancador
(Siret 1890: lám. 25: 47-56; Balsalobre Martínez: 2002: 192).
PLEITA
El trenzado de la pleita puede tener hasta diecisiete cabos, en función de su
finalidad, ya que es la pieza base de los futuros útiles. Las más estrechas son de
tres cabos que se emplean para coser o reforzar y las más anchas se utilizaban
para la confección de serones, aguaderas, cestos, etc.
Se han constatado pleitas de esparto momificadas en el enterramiento individual
masculino, Neoeneolítico descrito anteriormente. La pleita estaba realizada
de cinco a ocho hojas en cada uno de los ramales, como actualmente se efectúa

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 185
Figura 10. Detalle de la pleita procedente de La Cueva II de la Virgen de la
Salud (Lorca) (Foto: Ayala Juan).
en su fabricación para evitar que el trenzado se deshaga, y se dobla la cabeza en
el borde del trenzado de la pleita. Posiblemente todo este esparto fuera su ajuar,
como ya comentamos, los rollos de pleita posiblemente estuvieron atados con una
cuerda o hilos de esparto para evitar que se abriesen. Los miembros inferiores
quedaron exentos. Este enterramiento, hasta ahora, es único en la Región pues el
inhumado, que fue asesinado a cuchilladas poseía una larga cabellera, restos de
sandalias de esparto y un palito óseo para arrancar el esparto sobre el antebrazo
derecho (Fig: 5 y 10) (Ayala Juan 1987: 24).
Las queseras que se han utilizado para la fabricación del queso hasta la
actualidad eran de pleita de esparto ya que permite la salida del suero entre sus
hojas trenzadas e impide la del cuajo. La pleita era más corta pero similar a la
de los rollos del inhumado asesinado en la Cueva II de La Virgen de la Salud
y su diámetro se adecua a la cantidad de leche utilizada para la fabricación del
queso. Se colocaba sobre una madera tapándolo con otra y con la fermentación y
endurecimiento quedaban impresas, en el perímetro de su corteza, las huellas de la
pleita de esparto e incluso se podía contabilizar el número de hilos con los que se

186 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
había efectuado la pleita y así desde la Prehistoria Reciente.Las cerámicas troncocónicas
y denominadas tradicionalmente “queseras”, sus orificios oscilan desde medio
hasta un centímetro de diámetro permitiendo perfectamente la salida tanto del suero
como del cuajo por lo que son simplemente las pantallas de las lámparas de luz y
cuya función era simplemente impedir que saltaran las chispas, brasas o el fuego e
incendiaran el hogar. En la actualidad imprimen artificialmente la pleita en algunos
quesos para demostrar su artesanía y “mantener la tradición” en su fabricación.
TEJIDO:
Uno de los cadáveres hallado por los mineros en La Cueva de los Murciélagos
que llevaba una diadema de oro, Góngora describe su indumentaria: “vestía corta
túnica de tela finísima de esparto; así como los otros, aunque algo más toscos,
sendos gorros de la propia materia, cuales doblado su cono, cuales de forma semiesférica;
y el calzado también de esparto, alguno primorosamente labrado…”
Juan Cuadrado halló restos de tejido de esparto en el poblado eneolítico de Los
Blanquizares de Lébor (Cuadrado Ruiz 1930: 51 y ss.; Alfaro Giner 1984: 63).
EL ESPARTO EN LA HISTORIA ANTIGUA
Ya los escritores grecolatinos señalaron la importancia que el esparto tiene
en Carthago Nova, particularmente Cayo Plinio la denominó como Cartago
Spartaria y Campus Spartarius, en su obra Naturae historiarum (libro XIX, cap.
2, 26-31) y Strabon (III, 4, 9), estos calificativos nos puede dar una idea tanto
de su abundancia como de la importancia económica de las zonas del interior y
del litoral alicantino, murciano y almeriense. También Pomponio Mela hace una
sucinta descripción geográfica de los países relacionados con el Mar Mediterráneo.
Según Vilá Valentí no se puede ver el espartizal del Sudeste como una formación
continuada pues cubriría algunas llanuras y fondos de valle, al igual que extensas
áreas de las vertientes montañosas y, desde la antigüedad, existirían las tierras
de cultivo, los eriales cubiertos por matorral y las zonas altas de montaña con
formaciones forestales (Vilá Valentí 1961-62: 840).
Cayo Plinio Segundo afirmó que: “El uso del esparto, en efecto, empezó muchos
siglos antes que el del lino y, desde luego, no antes de que los cartagineses
llevaron a cabo su primera incursión militar en Hispania. El esparto es una hierba
espontánea y que no puede sembrarse: propiamente es un junco de terreno seco
dado como castigo a una sola región de la tierra, porque el esparto es una plaga
del suelo y allí no puede sembrarse ni nacer ningún otro vegetal. En África el
esparto crece bajo y es inaprovechable. Lo produce la parte Cartaginense de la

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 187
Hispania Citerior, aunque no toda ella; pero donde se cría el esparto cubre también
las montañas. (27) De esparto son las camas de los campesinos, de esparto las
lumbres y las antorchas, de esparto los zapatos y los vestidos de los pastores. Resulta
nocivo a los animales, con excepción de las puntas tiernas de la planta. Para
los demás usos el esparto se arranca a mano trabajosamente, cubiertas las piernas
con unas polainas y las manos con unos guantes de tela, retorciéndolo alrededor
de unos bastones de encina; ahora se recolecta ya hasta cerca del invierno, pero
resulta mucho más fácil hacerlo desde las idus de mayo a las de junio: esta es la
temporada de su maduración. (28) Una vez arrancado el esparto, se ata en haces
y durante dos días se amontona en hacinas huecas con una especie de chimenea;
al tercer día se deslían los haces y se esparce el esparto por el suelo para que se
seque y, atado otra vez en haces, se lleva bajo tejado. Después se macera en agua
marina con mucho mejor resultado, pero también en agua dulce, si no la hay de
mar, y se seca al sol y se riega de nuevo. Si de pronto es necesario disponer de
esparto, se mete en una tina de agua caliente, pero cuando está curado se notan
las prisas de la preparación. (29) En todo caso, el esparto hay que tundirlo para
que sea utilizable y resulte indestructible sobre todo dentro del agua y en el mar.
Para usos en seco prefieren las sogas de cáñamo, pero el esparto se fortalece
incluso sumergido, como para compensar la sed de la tierra en que se crió. Su
naturaleza permite que sea fácil de reparar y el esparto usado se puede mezclar
con el nuevo en la proporción que se quiera. (30) Pero, en verdad, quien desee
valorar debidamente este portento de planta tiene que imaginarse cuán amplio
uso se hace del esparto en todos los países en las arboladuras de los navíos, en
los andamiajes de los edificios en construcción y en otras necesidades de la vida.
Se encontrará que para todos estos usos basta el esparto que se recoge en una
franja de la costa de Cartago la Nueva de menos de treinta mil pasos de anchura
y menos de cien mil pasos de longitud. Los gastos impiden que se le pueda llevar
demasiado lejos” (Cayo Plinio Segundo, Naturalis Historia, XIX, 26-31, traducción
de Virgilio Bejarano 1987: 156-157).
Traducción de A. Schulten (1952, 110-111): “Corre por allí cerca también
un río que viene del Pirineo y cuya boca sirve de puerto a los Emporitanos.
Los Emporitanos son hábiles en la fabricación del lino. Como territorio tienen el
interior, y éste en parte es fértil, en parte cría sólo junco de la especie palúdica
que es de poca utilidad. De esto recibe su nombre el “Campo Juncario”. Algunos
(de los Indiketes) habitan también los altos de la Pyrene hasta el monumento de
Pompeyo, por donde se va de Italia a la Hispania Ulterior y ante todo a la Bética.
Esta vía en parte se acerca al mar, en parte se aleja de él y esto sobre todo
en su parte occidental. La vía va desde el monumento de Pompeyo a Tarraco
por el Campo Juncario y Seterrae y el “Campo del marathon”, que se llama así

188 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
en latín por criarse en él mucho hinojo. De Tarraco (la vía va) al paso del Ebro
en Tortosa. De allí la vía después de haber pasado por Saguntum y Saitabis se
aparta algo del mar y entra en el Campo Espartario, lo que significa “Campo
de Juncos”. Este campo es grande y sin agua, y cría el esparto que sirve para
tejer cuerdas y se exporta a todas partes y sobre todo a Italia. Antes la vía iba
por medio del campo y por Egelasta, siendo molesta y larga, pero ahora la han
trazado por el litoral, de manera que ya sólo toca el Campo Espartario y sigue
en la misma dirección que el trozo anterior, hasta Cástulo y Obulco y de allí a
Córdoba y Gades, los emporios más grandes del país. Obulco dista de Córdoba
unos 300 estadios. Los historiadores dicen que César llegó de Roma a Obulco y
su campamento que estaba por allí en 27 días, cuando quiso empezar la guerra
que se desarrolló alrededor de Munda”.
En la Edad Antigua el empleo del esparto ha sido suficientemente documentado
en actividades como: La confección de redes, escalafones o calamentos,
sujeción de pedrales, flotadores así como las defensas de embarcaciones y muelle.
Para embargar las anclas y para sujetar los señuelos en la pesca de melva y en
la de jábega (Más García 1986: 220).
En las tareas mineras era utilizado para la confección de gorros cónicos largos
que cubrían la espalda para la carga de sacos. Espuertas recubiertas de resina y
reforzados por unas costillas de madera que utilizaban para achicar el agua de las
minas y otras carentes de los costillares con sus fondos cónicos expuestas en el
Museo Arqueológico de Murcia; esportones para el transporte del mineral provistos
de una tira para llevarla sobre la frente. También para la elaboración de rodilleras
(García del Toro 1977: 108 y ss.; Alfaro Giner 1984: 59-68: láms. LV-LXII).
Para la confección de los útiles domésticos y agrícolas como capazos, esteras,
las cantimploras halladas en las galerías romanas de las minas de la Unión expuestas
en el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena (Alfaro Giner 1984: 59-68,
lám. LXIII y LIV: 3). Vestimenta, esparteñas (Alfaro Giner 1984: 59-68: lám.
LXX y LXXI: 3), expuestas en el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena.
ÚTILES DE ESPARTO DE LA REGIÓN DE MURCIA
Algunos autores describen el uso del esparto desde la Edad Media de forma
similar hasta mediados del siglo XX, momento en el que se iniciará la utilización
generalizada de las fibras sintéticas y de los plásticos. En una región como
la de Murcia, con una economía fundamentalmente agrícola, el uso de fibras de
origen vegetal estaba muy extendido. El esparto ha estado presente en gran parte
de las actividades humanas, formando parte de la vida cotidiana. Es difícil hacer
un inventario completo de útiles elaborados con esta fibra, por ello seguimos la

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 189
selección realizada por los investigadores Jorge Aragoneses y Castellote, ya que
sería excesivamente extenso y siempre omitiríamos algunos (Jorge Aragoneses
1967: 76 y ss.; Castellote Herrero 1982: 122 y ss.).
Aguaderas. Pieza realizada en esparto crudo utilizada para el transporte de líquidos
–generalmente agua– embasados en cántaros, a lomos de mulas o burros.
Bozal. Se emplea para su confección tanto el esparto crudo como el cocido,
el tamaño dependía del animal al que fuera destinado.
Cebero. Contenedor de grano con sección rectangular que se colgaba junto
al pesebre para que la caballería pudiese comer levantando la cabeza. Era muy
sencillo de confeccionar, se cosían dos vueltas de pleita de esparto crudo.
Capazos. Empleados para las más diversas tareas, fundamentalmente agrícolas,
tanto de transporte como contenedores. Se realizan con esparto crudo, cosiendo
la pleita en espiral hasta formar el círculo del culo. Están provistos de dos asas
y refuerzos laterales. Dentro de este grupo y caracterizado por su gran tamaño
está la sera, el serón y el ruedo con rebordes empleado para depositar el grano
(baleos), en las almazaras era donde se colocaba la aceituna para la prensa y se
les denominaba cofines.
Caracoleras. Es una red de esparto que puede ser crudo, con forma oblonga
y cierre lateral donde se colocaban los caracoles comestibles hasta que expulsaban
la baba.
Cestos. Como en el caso de los capazos, los cestos eran de la más diversa
tipología aunque todos ellos caracterizados -al igual que actualmente- por tener
un tamaño que podemos considerar como mediano. Destacamos los cestos de
recoba, que era donde se transportaban las aves al mercado; los cachumbos, para
transportar comida o la herramienta pequeña. La pollera, cesto con forma oblonga
donde se sacaban al sol los polluelos recién nacidos; la cauza, eran cestillos donde
se incubaba la simiente del gusano de seda.
Cuerdas. Dentro de este grupo distinguimos el atillo y la soga, ambos realizados
en esparto cocido y retorcido, no trenzado. El atillo es una cuerda fina
empleada para atar los haces de la cosecha, aún se conserva este término en el
ámbito rural para referirse a recoger algo o atarlo, “hazle un atillo”, el término
se ha extendido tanto a cuerdas de fibra sintética como vegetal. La soga era más
gruesa y tenía multitud de aplicaciones, arreos para el ganado, para sujetar los
cangilones de las norias, trabajos de albañilería, pesca etc. El niñuelo, trenza de
tres ramales de esparto crudo se utilizaba para la costura, refuerzo y remate de
las piezas elaboradas en crudo.
La manufactura de estos útiles constituye, al menos desde la Edad Media,
un oficio específico, la cordelería y lo realizaba o vendía los objetos de esparto
el cordelero (Fig. 8).

190 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
Cunas. Cestos oblongos que se colgaban del techo donde dormía el niño
hasta que cumplía la edad de pasar a la cama.
Esteras. Piezas de esparto crudo circulares u ovales empleadas para aislar
del suelo.
Esparteñas. Para su confección se utiliza el esparto crudo o picado (cocido),
resultando mucho más finas las segundas. Hay que diferenciar entre las esparteñas
que como su mismo nombre indica está realizada totalmente de esparto, de los
alpargates que su suela es de fibra vegetal como, cáñamo, yute, esparto o pita y
cubiertas de lona.
Frentiles. Amortiguadores de esparto y cuero que se colocaba en la testuz de
los bueyes para amortiguar el tiro.
Funda de chirigaita. Es la calabaza de cuello largo que una vez vaciada y
seca se empleaba como contenedor de vino, dada la fragilidad de la pieza y para
evitar desperfectos en su transporte se forraba con esparto provista de una tira
larga para colgar al hombro.
Funda de hoz. Pieza en forma de semicírculo confeccionada con pleita de
esparto crudo doblada y cosida, la hoz se introducía por el hueco; posteriormente
se le hacía una presilla en cada extremo para introducir una cuerda larga para
colgar al hombro.
Magual. También conocido como soplillo, pequeño útil presente en todos los
hogares cuya función era la de avivar el fuego del hogar. Pieza de esparto crudo
y manufactura muy sencilla, se cortaba generalmente en forma circular un trozo
de pleita y se remataba con cuerda dejando dos extremos que a su vez se rodeaba
con niñuelo formando así el mango.
Redes. Según su función encontramos dos tipos, las empleadas para las faenas
de pesca y otras para atrapar pájaros.
Lías. Trenza de tres cabos de esparto cocido y trenzado donde se ataban y colgaban
los melones y morcones para su curación evitando también a los roedores.
Otros ejemplos también muy comunes eran, los lechos de las camas plegables
de tijera, los asientos de las sillas, los rodetes que se colocaba en la cabeza para
protegerla de la vasija o capazo que se transportara sobre ella; las cribas para
limpiar el trigo de las eras, los nidos de pájaros, la pleita de esparto que daba la
forma al queso etc.
Actualmente los principales espartizales españoles se encuentran en las zonas
áridas y secas, hasta los 800 m. de altitud disminuyendo paulatinamente hasta
superar los 1.800 m. donde ya desaparece (Buxó 1997: 126). Estas zonas se concretan
en Almería, Murcia, Albacete, Granada, Toledo, Alicante, Jaén y Cuenca
siempre en las zonas donde no llega el cultivo (Figs: 1 y 11).

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 191
Figura 11. Tendía de esparto en el campo de Cieza (Murcia) para que se seque
pues tarda normalmente de veinte a treinta días, cambia de color y pierde peso.
Antiguamente tenían guardas diurnos y nocturnos para evitar los robos
(Foto: Ayala Juan).
Según el proceso estructurado por Castellote Herrero para la elaboración
de la materia prima es una vez arrancada la planta, y según sea su destino final,
hablamos de esparto crudo, esparto cocido o esparto común.
Esparto crudo. El esparto se extiende al sol durante uno o dos meses, cambiándole
la cara una o dos veces por semana, hasta que se seque, siendo conveniente
humedecerlo por las mañanas para evitar acelerar el secado. El cambio de color
del verde al amarillo indica que esta fase ha finalizado (Fig: 11).
Esparto cocido. Supone un trabajo más laborioso, ya que en primer lugar,
exige unas instalaciones complejas como lo son balsas de medio metro de profundidad,
normalmente ubicadas próximas a alguna corriente natural de agua y
comunicadas mediante canalizaciones consiguiendo así abastecerse de agua todas
ellas con facilidad. El esparto, una vez arrancado, se introduce en estas balsas,
donde debe de estar cubierto de agua y permanecer en ellas, entre treinta y sesenta
días, según sea la estación verano o invierno. Una vez pasado este tiempo, se lava
y se extiende al sol iniciándose de esta manera el proceso de secado.

192 MARÍA MANUELA AYALA JUAN Y SACRAMENTO JIMÉNEZ LORENTE
Una vez seco, hay que majarlo y para ello se extiende sobre una piedra caliza
de superficie plana y repiqueteada -machacadera- realizando esta tarea con
una maza de madera. Se maja de un extremo a otro cambiando constantemente
la posición hasta que salgan todas las fibras y pierda su dureza.
Esparto común. Su uso es industrial y se emplea tal y como se recoge del
monte, aunque si bien es cierto, debe permanecer unos días al sol para evitar que
se pudra durante su almacenaje (Castellote Herrero 1982: 117) (Fig. 11).
CONCLUSIONES
Desde fines del siglo XIX está constatado que desde la Prehistoria reciente
se utilizaba el esparto en Valencia, Alicante, Murcia, Almería y Granada tal
y como lo demostraron los hermanos Siret cuando al excavar los yacimientos
peninsulares de Campos, Lugarico Viejo, Fuente Vermeja, Ifre, El Argar lo documentaron
como hemos podido comprobar (Siret, 1890: 69-207; Alfaro Giner
1984: 59-68; Ayala 1979-80: 166; Buxó 1997) y como muy bien afirman Alfaro
Giner y Buxó esta ha sido y es la zona óptima para su cultivo (Alfaro Giner
1984: 63 y Buxó 1997).
Más García afirma que ya al menos en el s. V a. C., puede asegurarse que
grandes cantidades de esparto del Levante y Sureste peninsular eran exportadas
por comerciantes fenicios y posteriormente por los púnicos (Más García 1986:
219). Por todo lo anteriormente descrito estamos de acuerdo con Javier García
del Toro en que Plinio se pudo referir a su empleo a gran escala comercial pues
es sabido que se exportaba fuera de Hispania (García del Toro 1980: 24-25). Vilá
Valentí considera el esparto como uno de los recursos económicos más importantes
explotado por los púnicos en el litoral suroriental junto con minerales metálicos
y la sal, de tal forma que los romanos sólo continuaron las actividades iniciadas
y desarrolladas por los cartagineses (Vilá Valentí 1966: 133).
La explotación de los recursos marinos, tanto los procedentes de agua salada,
como la de los cursos fluviales, está constatada desde los primeros momentos de
la Prehistoria. La obra publicada por J. J. Cleyet en 1990, donde lleva a cabo una
recogida de todos los restos documentados de la actividad pesquera a lo largo de
la Prehistoria Europea, se constata, la existencia de diversos sistemas de captura,
desde el simple anzuelo de hueso de madera, pasando por el arpón, así como la
utilización de redes. Es evidente, tal y como está documentado el esparto desde
los primeros momentos históricos, que allí donde se diera de forma natural y dada
su resistencia ante la acción erosiva del agua, esta fibra vegetal es la idónea para
su uso en estas tareas.

ÚTILES DE ESPARTO EN LA PREHISTORIA RECIENTES: EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS 193
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LAS INVERSIONES SUNTUARIAS
DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA
INTRODUCCIÓN
MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ
Universidad de Murcia
GLORIA LORA SERRANO
Universidad de Sevilla
Pese a los avances en el conocimiento de la nobleza, su mentalidad y formas
de vida, las investigaciones apenas si se han centrado, siquiera de forma tangencial,
en el análisis de las realidades cotidianas configuradas por los elementos
materiales que diferenciaban la vida de la elite nobiliaria de la del resto de los
grupos sociales. Tan sólo una minoría de linajes, entre los que se encuentran los
López de Mendoza, Manrique, Pimentel, Luna, Enríquez, Estúñiga y Álvarez de
Toledo 1 para Castilla, configuraron, dentro del amplio entramado de categorías
nobiliarias en la España del siglo XV, la cúspide social, cuyo poder económico
era equiparable en algunos casos al de los reyes, al lado o enfrente de los cuales
participaron en la actividad política de cada momento.
Según se ha estudiado en diversas monografías dedicadas a la nobleza 2 , las
estrategias familiares de este grupo social tuvieron como objetivo una serie de
1 Hay que agradecer a la actual duquesa de Medina Sidonia, doña Isabel Álvarez de Toledo,
que haya permitido digitalizar parte del Archivo de la Casa Condal pues ese contenido será trascendental
en las investigaciones futuras de la región de Murcia, ya que algunas de sus poblaciones
estuvieron integradas en el Marquesado de los Vélez, título que también ostentó este linaje.
2 M.C. QUINTANILLA RASO, “El protagonismo nobiliario en la Castilla bajomedieval.
Una revisión historiográfica.”, Medievalismo, 7, (1997), pp. 187-233. M. SANZ CUESTA, M.C.
197

198 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
alianzas de diverso carácter, fundamentalmente de corte político y matrimonial,
tendentes a reforzar su posición social y poderío económico. En este trabajo queremos
hacer notar cómo las inversiones suntuarias efectuadas por los nobles de
Castilla, más allá del valor estético y económico que tuvieron los muchos objetos
materiales que les permitieron la distinción de una particular manera de vivir
“a lo noble”, explican una buena planificación de la riqueza, puesto que junto
al patrimonio señorial los bienes muebles se utilizaron de forma efectiva para
expresar, mantener y potenciar el status quo del linaje. Por otro lado, tal como
exponemos en la segunda parte de este trabajo, la distinción mediante los bienes
suntuarios, entre los que prevalece la indumentaria 3 como representación externa
de las diferencias ético-religiosas y socioeconómicas, nos muestra la ideología
y la estructura de la sociedad feudal bajomedieval. El ornato, el lujo, las vestimentas
y objetos valiosos, sólo estuvieron permitidos, si bien con las convenidas
limitaciones, al conjunto de la nobleza. Ahora bien, las diferencias internas de
este grupo se perfilaban por medio de la imagen, regulada mediante el acceso al
tipo y cantidad de indumentos y elementos vestimentarios que en función de sus
respectivos niveles de riqueza y categorías sociales estaban legitimados a utilizar.
Las leyes suntuarias establecidas desde Alfonso X hasta llegar a las pragmáticas
de los monarcas Católicos regulando el uso de las ropas de lujo, son el exponente
de la evolución y diversificación de la nobleza bajomedieval, cuya visibilidad se
realzó con el vestuario empleado en sus actividades públicas y privadas. El poder
tanto de la monarquía como el de las familias más poderosas de la Corona se
arropó con la exaltación de la imagen, vista también desde esta perspectiva como
un legítimo medio de propaganda políticosocial.
Así pues, cabe subrayar que las inversiones en bienes suntuarios respondieron
al doble objetivo de identificación-distinción-reforzamiento sociales como a la
consecución de inversiones económicas seguras, realizadas con objetos artísticos,
libros, joyas de metales nobles y gemas, ropajes militares y armamento, ropas
y telas lujosos que en circunstancias de crisis pudieron sustituirse por moneda,
entonces insuficiente o de valor menos seguro. Inversiones en el sentido moderno
del término, ya que estos gastos desmesurados en este tipo de equipamientos
de consumo lejos de considerarse superfluos se erigían como estables valores de
cambio e intercambio en las estrategias familiares y financieras de las familias
RUBIO LINARES, D. GARCÍA HERNÁN, La Nobleza en España, n. 11 de la serie Bibliografías
de Historia de España, CSIC, Madrid, 2001, 2 vols.
3 Definida como “el conjunto de ropajes y adornos que configuran la apariencia y la identidad
de las personas, tanto a través del cuerpo físico como del social” M. MARTÍNEZ MARTÍNEZ,
“Indumentaria y sociedad medievales (ss. XIII-XV)”, en En la España Medieval,26, (2003), p. 39.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 199
poderosas, en el primer caso como dote y ajuar y en el segundo como bienes de
cambio e intercambio en préstamos, deudas y operaciones mercantiles o negocios
varios que requiriesen algún tipo de aval, garantía o liquidez o como sustitutivo
de la moneda 4 , especialmente en coyunturas de escasez monetaria o inflación y de
necesidad acuciante para financiar asuntos privados y gastos públicos, ordinarios
o extraordinarios, como los dedicados a sufragar el mantenimiento de las casas
reales o nobiliarias y las empresas militares –granadinas o civiles–, entre otros
posibles.
Estos bienes muebles de tipo suntuario característicos de la nobleza castellana
se pueden valorar a través de una serie de detallados registros que se han conservado
en los archivos señoriales y, en menor medida, en los catedralicios. Son
aquellos de varios tipos: en primer lugar, los testimonios de reconocimiento de
deudas o de empeño; en segundo término, los testamentos, donde el testador suele
hacer una relación bastante exacta del alcance de sus deudas. La documentación
generada en torno a los conciertos matrimoniales –fundamentalmente cartas de
dote y arras– es también altamente ilustrativa del tema que nos interesa y, por
último, los inventarios que por las más diversas razones se redactan. Ahora bien,
por razones de espacio, sirvan de muestra representativa los ejemplos seleccionados
referidos a dos grandes linajes –Estúñiga y Mendoza– que se expondrán
a continuación, obtenidos de la documentación conservada en distintos archivos
y corpus documentales a los que hemos añadido algunos documentos de otros
archivos que contienen información bastante interesante acerca del tema que
exponemos 5 .
I. EL PODER FINANCIERO DE LOS BIENES SUNTUARIOS
La capacidad financiera de la nobleza se manifestó en las posibilidades que
los bienes suntuarios ofrecían como instrumento para la intervención en la vida
4 Así lo expresaba, contundentemente, Diego López de Estúñiga, I señor de Béjar y Justicia
Mayor de Castilla a comienzos del siglo XV: los quales dose mill florynes del cuño de Aragón
mando e ruego a mis testamentarios que ge los den e paguen en dineros e en plata e en paños
françeses, e paramentos e alhombras e guadameçiles de los que yo tengo. AHN, Nobleza, Osuna,
Leg. 217 (I).
5 Los documentos referidos al marqués de Santillana proceden de la Academia de la Historia,
Col. Salazar y fueron publicados por L. RUBIO GARCÍA Documentos sobre el Marqués de Santillana,
Universidad de Murcia, 1983. Los de la Casa de Estúñiga a los que nos referimos algunos
están inéditos y otros han sido publicados íntegramente por G. LORA SERRANO “La organización
de la defensa militar de un estado señorial y el potencial bélico de un noble a mediados del siglo
XV”, HID, 18 (1991), pp. 321-338.

200 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
pública. La escasez monetaria, la falta de liquidez, la pérdida de valor de la
moneda, fueron motivos más que suficientes para que los bienes suntuarios se
erigiesen en valiosos sustitutos de la masa monetaria. Las inversiones suntuarias
se realizaron con diversos fines. En el campo de la actividad pública debemos
recordar cómo muchas de ellas se hicieron con el fin de legitimar y exaltar la
estirpe, caso de la entronización de Alfonso XI y Juan I 6 , claros ejemplos de la
mentalidad imperante, según la cual cada uno debía mostrarse como le correspondía
por nacimiento y posición 7 , ya fuere en espacios domésticos y privados o en
escenarios públicos, pues las ceremonias y ritos eran adoptados por las dinastías
regias como conducta y actuación propias y exclusivas 8 . Pero también los bienes
suntuarios se utilizaron para llevar a cabo la intervención constante en la vida
pública, especialmente en las guerras civiles de diversa índole que ensangrentaron
Castilla a fines de la Edad Media.
Queremos señalar entre otros ejemplos aducibles cómo Enrique IV al comenzar
la guerra civil en 1465 utilizó parte del tesoro real acumulado y conservado
en la cámara del alcázar de Segovia 9 para acuñar moneda de oro y plata con que
afrontar una serie de dispendios; así mismo, el citado monarca, el 20 de septiembre
de 1469 en medio de unas circunstancias políticas bien difíciles empeñó a Álvaro
de Estúñiga, II conde de Plasencia, parte de sus valiosísimas joyas como prenda
de que en el plazo de un año le entregaría la villa extremeña de Trujillo; alhajas
que finalmente quedaron en poder del conde 10 .
De igual modo que la realeza, ciertos miembros de la alta nobleza castellana
empeñaron algunas de sus costosas joyas con el fin de obtener numerario con el
6 J.A. GARCÍA DE CORTÁZAR, “El vestido de protector del cuerpo a signo externo socialmente
diferenciador”, en Historia de España de R. Menéndez Pidal, dirigida por J.M. Jover, 1994,
p. 38. M. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, “La imagen del rey a través de la indumentaria: el ejemplo de
Juan I de Castilla”, en Bulletin Hispanique, 96/2, p. 286: En 1380 se compraban en Granada sedas
musulmanas para arropar la entronización del monarca, con el que se completaba el armario del
rey, tasado en 176.144 mrs.
7 Vid. al respecto los comentarios iconográficos realizados a la indumentaria de los diversos
estamentos sociales en la España del siglo XV por M. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, “La creación de
una moda propia en la España de los Reyes Católicos”, en Homenaje a la profesora Isabel Falcón
(en prensa).
8 Vid. A. FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA MILLARES, La Corte de Isabel I: ritos y ceremonias
de una reina, Madrid, 2004. M.C. GONZÁLEZ MARRERO, La Casa de Isabel La Católica.
Espacios domésticos y vida cotidiana, Ávila, 2005.
9 M.A. LADERO QUESADA, “Capilla, joyas y armas, tapices y libros de Enrique IV de
Castilla”, Acta Historica Medievalia, (2005).
10 G. LORA SERRANO, “El ducado de Arévalo (1469-1480). Un conflicto señorial en tierras
abulenses a fines de la Edad Media”, HID, 25, (1998), pp. 371 y 387. La concesión de las joyas
en AGS, Patronato Real, Leg. 11-fols. 1v.-2v.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 201
que hacer frente a los gastos que su participación en las contiendas civiles del
siglo XV le ocasionaban. De esta forma el citado conde, pero especialmente su
segunda mujer, Leonor Pimentel, acudieron en diversas ocasiones a este expediente
que de forma momentánea podía resolver una difícil coyuntura 11 . Los testamentos
de los condes de Plasencia, caso del de Leonor Pimentel, son una muestra de lo
que decimos ya que según se expresa en los mismos, los condes hubieron de empeñar
a su hija Elvira de Estúñiga, condesa de Belalcázar, entre otras alhajas, un
espectacular salero de oro cuajado de perlas y piedras preciosas, a su hijo Álvaro,
prior de San Juan, una celada guarnecida de perlas y otras gemas, entre las que
destacaban los brillantes, al conde de Osorno don Gabriel Manrique un joyel de
oro que fue tasado en 85.000 mrs., a su prima la condesa de Santa Marta una
cadena de oro que pesaba más de 21 marcos y diversas piezas de plata (fuentes,
cántaros, tinajas....) y a la catedral de Plasencia ciertas piezas de plata valoradas
en más de 300.000 mrs. 12 .
Otro ejemplo, en este caso referente a un miembro de la nobleza de inferior
categoría, nos ilustra también sobre estas prácticas. En el testamento de Juan
Martínez de Argote, alcalde mayor de Córdoba y señor de la villa de Lucena,
fechado en 1375, encontramos reseñado cómo este caballero había entregado
en prenda diversos bienes suntuarios entre los que se citan una cinta de plata,
así como una espada y unas espuelas jinetas, también de plata, más la silla de
plata de su mujer 13 . Incluso miembros de la oligarquía caballeresca acuden al
mismo expediente para tratar de hacer frente a cualquier imprevisto: en 1394,
María Rodríguez de Torres, dama de la oligarquía jiennese empeñó a su sobrino
Juan Ruiz de Berrio, señor de Carcabuey, una sortija de camafeo por diez
doblas de oro 14 .
II. LA MODA COMO DISTINTIVO E INVERSIÓN
La elite nobiliaria tenía sus propios códigos y pautas en sus formas de vida
distinguida, rodeada de objetos de lujo y boato en las manifestaciones cotidianas
poco diferenciadas, en lo estrictamente material, de las de la realeza. Los distintos
grados nobiliarios –aunque equiparados en su conjunto por la situación de
11 G. LORA SERRANO, “La Casa de Estúñiga durante el reinado de Enrique IV: orto político
de un linaje nobiliario”, La Península Ibérica en la era de los Descubrimientos. Actas de las III
Jornadas Hispano-Portuguesas de Historia Medieval. vol. II, pp. 1.219-1.221.
12 Estas extraordinarias piezas están en proceso de estudio.
13 AGA, (Archivo General de Andalucía) Comares, Microfilm, 294/217-222.
14 Citado por E. TORAL PAÑARANDA, Los Berrios y sus enlaces. Diputación Provincial de
Jaén, Jaén, 2000, pp. 126-127.

202 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
privilegio frente a la mayoría o común– mantuvieron entre sí visibles diferencias
reproducidas por la indumentaria y mantenidas, desde Alfonso X, por los monarcas
castellanos en la respectiva legislación suntuaria emitida en Ordenamientos de
Cortes y Pragmáticas 15 . Un ejemplo, entre tantos, lo avala. En el Ordenamiento
promulgado en las Cortes de Burgos de 1379, Juan I señalaba la indumentaria
adecuada a las categorías nobiliarias existentes, que se correspondía: con la aristocracia
de sangre, alta nobleza o caballería propiamente dicha; la nobleza media,
profesional o administrativa, los escuderos o aprendices de caballero que portaban
el escudo y las armas del señor y los ciudadanos o patriciado urbano, que eran
considerados una baja nobleza que ejerció gran poder en el gobierno local, cuyas
inversiones en propiedades rústicas y urbanas o su actividad militar permitieron
su ennoblecimiento. En cualquiera de esos niveles nobiliarios del bajomedievo, la
condición de privilegio del varón se hacía extensible a las mujeres de su linaje y
familia, y en esa situación la indumentaria ratificaba los rangos entre las féminas
de la nobleza que eran consideradas como pieza clave para la pertenencia, el
fortalecimiento y la reproducción social del status 16 . Desde esta visión, el acceso
a exclusivos bienes suntuarios, entre los que se encuentran joyas, libros, obras de
15 J.D. GONZÁLEZ ARCE, Apariencia y poder. La legislación suntuaria castellana en los
siglos XIII-XV, Jaén, 1998
16 “Los cavalleros deven ser mucho onrrados por tres razones: la una, por la nobleza de su
linage; la segunda, por su bondat; la terçera, por la pro que dellos viene. E por ende, los reyes lo
deven mucho onrrar, e por esto los reyes onde nos venismos estableçieron e ordenaron en sus leyes
commo fueron onrrados entre los otros de sus regnos en traher de sus paños e de sus armas e de
sus cavalgaduras. Por ende, ordenamos e mandamos que todos los cavalleros armados que puedan
traher paños de oro e adobes de oro e dorados en las vestiduras e en las devisas e en las vandas
e en las siellas e frenos e en las armas. E eso mesmo mandamos e ordenamos que se guarden en
los dottores e en los oydores de la nuestra audiençia, e porque los cavalleros deven ser esmerados
entre los escuderos en sus traheres, por ende, ordenamos e mandamos que ningund escudero non
traygan paños de oro, nin adobes de oro, en los paños, nin en las vandas, nin en las siellas, nin
en las devisas, nin en las armas, salvo en la orladura de los baçinetes e de los quexotes e en los
frenos e petrales que puedan traher dorados. Pero tenemos por bien que los de la gineta del Andaluzía
que puedan traher dorado en las espadas e en las siellas e las espuelas e los frenos e las
aljubas ginetas; e que non trayan oro en las vandas, nin en los paños, nin en otra cosa alguna.
Otrosí, tenemos por bien que los çibdadanos de las çibdades e villas e lugares de nuestros
regnos que puedan traher paños de lana con armiños e con peñas veras e grises e blancas e çintas
e estoques dorados e siellas e frenos, pero que no sean de los que andan en abito de escuderos o
sierven al rey o a otros qualesquier señores.
Otrosí, que todas las mugeres, asi de cavalleros commo de escuderos o de otros qualesquier de
qualquier estado, que trayan dorado o commo se quisieren. E qualquier o qualesquier que troxieren
dorado, salvo los sobredichos, que pierdan todos los paños e otra cosa qualquier en que lo truxieren.”.
Documentos de Juan I (Ed. de J.M. Díez Martínez, A. Bejarano Rubio y A.L. Molina Molina),
Murcia, 2001, p. 8. Anteriormente, Alfonso XI establecía los contenidos sobre los que se inspirará la
legislación suntuaria bajomedieval. Vid. J. TORRES FONTES, “Ordenanza suntuaria murciana en el

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 203
arte, indumentos, mobiliario, armamento y objetos cotidianos valiosos, muestra
la exteriorización de sentimientos de identidad propios y de pertenencia al grupo,
interiorizados por la conciencia del origen, el linaje, el rango y el estatus adquirido
en la jerarquía de una sociedad que, pese a su permeabilidad, restringía el
acceso a la cota superior.
Las contravenciones a las normas suntuarias fueron frecuentes y no sólo entre
los distintos escalafones de la nobleza, sino incluso entre los grupos inferiores del
común y las minorías marginadas (judíos, mudéjares, prostitutas y mancebas de
clérigos) que hacían de la emulación y vulgarización indumentarias un instrumento
para ocultar orígenes humildes, espúreos o vergonzantes. Las reconvenciones morales
ante los abusos suntuarios y las modas indumentarias, que atentaban contra
el rígido inmovilismo de la primigenia ideología feudal, no fueron suficientes para
restringir el lujo y las conductas basadas en la apariencia. La clave explicativa
de la conculcación de la normativa suntuaria, y en parte de la propia legislación
en sí misma, estriba en que la suntuosidad en el vestir se equiparaba a poder (a
mejor apariencia mayor posición), pero sin olvidar que igualmente el exceso y las
excentricidades de la indumentaria se asociaron a pecado, especialmente ligado
al uso de las ropas femeninas. Constituciones sinodales, legislación suntuaria,
textos de aplicación de las normativas jurídicas y tratados morales convergieron
por distintas causas en establecer límites a los gastos desmedidos y la suntuosidad
en el vestir, porque sin duda éste fue el medio que más rápidamente facilitaba a
los otros la identidad del individuo y a través de ella la pertenencia al grupo o
categoría en el que estructuralmente se integraba.
Se han seleccionado algunos textos de los siglos XIV y XV que manifiestan
las diferenciaciones suntuarias, especialmente aplicadas a la condición femenina,
cuya identidad social, como acabamos de señalar, la adquirían a través del padre
o marido. En una sociedad y mentalidad feudocaballeresca la función militar era
considerada la actividad por antonomasia y, en consecuencia, el equipamiento del
caballero debía estar en consonancia funcional y estética al rango y condición.
Consecuentemente, también se distinguían en los distintos niveles nobiliarios los
equipamientos militares de cada categoría, como testimonia el perteneciente a
Álvaro de Estúñiga, I duque de Arévalo y II conde de Plasencia 17 .
reinado de Alfonso XI”, MMM, VI, (1980), pp. 101-131. M. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, La industria
del vestido en Murcia (siglos XIII-XV), Murcia, 1988, pp. 426-427. Desde mediados del siglo XV
la documentación murciana legisla al respecto. L. RUBIO GARCÍA y L. RUBIO HERNANSÁEZ,
La mujer murciana en la Baja Edad Media, Murcia, 2000, pp. 101-102.
17 G. LORA SERRANO “La organización de la defensa militar de un estado señorial y el
potencial bélico de un noble a mediados del siglo XV”, HID, 18 (1991), pp. 330-332.

204 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
Por su parte, la caballería villana o de cuantía se erigía desde el siglo XIV
como una fuerza sociomilitar significativa en los territorios de frontera con el reino
de Granada, caso de Andalucía y Murcia. Se trataba de una nobleza de segunda
fila, que adquirió la condición nobiliaria y los inherentes privilegios fiscales y
sociales por la obligación de mantener caballo y armas y la subsiguiente capacidad
económico-militar derivada. Su necesidad en la frontera castellano-granadina la
convertiría en una influyente fuerza sociopolítica de las ciudades y villas fronterizas;
de ahí el privilegio de Juan I a los de la gineta del Andaluzía concediéndole
la facultad de usar el mismo equipamiento lujoso que la caballería nobiliaria de
sangre 18 . Por tanto, el acceso a la utilización de textiles e indumentos hasta entonces
reservados en exclusiva a la nobleza de sangre constituyó un acicate para
promocionar a este nuevo grupo nobiliario integrado en la baja nobleza. Es mucha
la información documental resultante del ascenso nobiliario de nuevos linajes y
de hombres de frontera que por su valentía e inversión en el mantenimiento de
caballos y armas pudieron diferenciarse del conjunto por la apariencia externa, al
igual que también son muchas las noticias acerca de las restricciones impuestas
a quienes quedaban fuera del amplio círculo nobiliario como de la ortodoxia y
moral católicas.
La relajación de las obligaciones caballerescas -evidentes en el incumplimiento
de alardes, o en el no mantenimiento de caballos y armas- sobre todo
después de finalizada la guerra de Granada, hizo que los monarcas promulgaran
una pragmática con la que se intentaba restaurar el mito del honor ligado a la
nobleza militar. Por ello, en aras del cumplimiento de la función militar otorgada,
se le exigía la monta exclusiva de caballo, animal identificativo del grupo, al cual
quedaba vinculada la prestación militar y el modo de vida noble, aunque también
una onerosa inversión económica menos eficaz desde el fin de las campañas granadinas.
La gran fractura sociomilitar existente entre privilegiados o caballeros y
no privilegiados o peonaje igualmente se refrenda con el uso distintivo de prendas
indumentarias, al prohibir a la mujer y a los hijos de quienes no mantuviesen
caballo poder llevar determinados adornos, telas, pieles o joyas que sí estaban
permitidos a los caballeros y los miembros de su familia, caso de esposas e hijas
solteras, a las que en 1499 un documento murciano les reconocía legalmente el
uso de gonetes, corpiños y fajas de seda y la plena libertad para vestirlos cuando
y cómo quisieran 19 .
18 Recuérdese que Juan I por la necesidad de establecer una buena milicia fronteriza, privilegiaba
a “los de la gineta del Andaluzia”, es decir a los caballeros villanos que formaban una
caballería ligera y eficaz por su forma de montar al estilo musulmán o “a la gineta” (montura sobre
estribos cortos), con el uso del mismo equipamiento lujoso que la caballería nobiliaria de sangre.
Vid. Nota 16.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 205
La legislación castellana que discriminaba a las minorías sociorreligiosas con
distintivos infamantes, intentó aplicarse en algunas coyunturas puntuales, como
cuando en 1419 el concejo de Murcia reiteraba que los judíos y judías se pusiesen
encima de la ropa la señal o rodela roja por la que se identificaba su condición,
y con igual fin se instaba a los moros y moras murcianos a colocar sobre sus
capuces la luna azul que los señalaba como tales 20 . También el rechazo sociomoral
hacia prostitutas y amancebadas fue objeto de reglamentación suntuaria durante
el bajomedievo, como reflejan algunos acuerdos de Cortes 21 .
La originaria organización social tripartita del sistema feudal, los oratores,
bellatores y laboratores, reservaba a cada estamento una función, y aunque en la
baja edad media la posición o estatus había modificado la simplicidad del esquema
ideológico de la Cristiandad, la elite eclesiástica, equiparada a la alta nobleza en
su acceso al lujo y la suntuosidad de sus formas de vida, también fue objeto de
recomendaciones vestimentarias, sobre todo de carácter moral y funcional, como
prueban para Murcia las tempranas constituciones de la iglesia de Cartagena en
el siglo XIV y otras más tardías de finales del medievo 22 .
Desde la reforma gregoriana se anhelaba alcanzar un modelo de vida ejemplarizante
dentro de la Eclessia. El desarrollo espiritual e intelectual así como una
conducta adecuada a los principios doctrinales y morales del cristianismo propugnados
en el IV Concilio de Letrán fueron los objetivos que trataron de conseguir
las autoridades eclesiásticas. Se quisieron corregir costumbres indecorosas y, por
19 Vid. ejemplos seleccionados por M. MARTÍNEZ, “Fuentes escritas para la historia de las
mujeres: algunos ejemplos documentados en la Murcia bajomedieval”, Contrastes, Revista de Historia
Moderna, 11 (1998-2000). L. RUBIO GARCÍA, L. RUBIO HERNANSÁEZ, La mujer murciana en
la Baja Edad Media, Universidad de Murcia, p. 103: “Hordenamos e mandamos que desde el primero
día del mes de abril del anno primero que verna de mill e quinientos annos adelante, ninguno
de qualquier hedad e estado e condiçión que sea aunque sea ynfante o duque o marques o conde
o de otro mayor o menor estado o dignidad no ande ni cavalgue en mula ni macho ni trotón ni
haca ensillado ni alvardado con freno sy no que todos los que quisyeren andar cavalgando anden
a cavallo a brida o a la gineta e quel cavallo o yegua de silla sea de arriba de doce annos e tal
que aquel pueda andar un onbre armado o pelear en él quando fuese menester”.
20 M. MARTINEZ, La industria del vestido…, p. 436.
21 En las Cortes de Valladolid de 1351 se prohibía a las barraganas de los clérigos a vestir
determinadas telas y se las obligaba a colocar sobre los tocados un prendedor de lienzo bermejo de
tres dedos de ancho como signo infamante de su condición; medida discriminatoria que ratificaban
después las Cortes de Toro de 1371 y Juan II en 1433: A. L. MOLINA MOLINA, Prostitución,
violencia y otras conductas sexuales transgresoras en la Murcia de los siglos XIV al XVI. Murcia,
2005, p. 67.
22 Consúltense las Constituciones sinodales de la Diócesis de Cartagena de 1329 a 1409
(Edición y estudio de I. Sanz Sancho), Universidad de Murcia, 2002. Sínodo de la Diócesis de
Cartagena (1475) (Edición y estudio de J. Ortuño Molina), Universidad de Murcia, 2002.

206 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
el contrario, extender unas formas de vida honesta, de la que formaba parte el
atuendo clerical. La laicización de la indumentaria, emulando los gustos ostentosos
y las modas al uso de la nobleza, fue objeto de reconvención episcopal, por la que
se prohibía vestir ropas de vistoso colorido, verde o bermejo, sayas encordadas,
calzas verdes y calzados lujosos y llamativos, tales como los borceguíes y los
zapatos rojos y pintados 23 . La fastuosidad se reflejaba tanto en la forma de vivir
como en la de morir, ésta última objeto de una constitución sinodal promulgada
para el obispado de Cartagena en 1380 que obligaba a usar mortajas de lienzo y
prohibir el enterramiento con vestidos suntuosos y caras descubiertas, pues de lo
contrario “paresçe judeysar” 24 . La clerecía, que tampoco escapaba a la vanidad
estética imperante, era reconvenida a ejercer sus funciones litúrgicas de acuerdo
con el decoro y las exigencias indumentarias tradicionales 25 . Un siglo después la
normativa eclesiástica cartaginense corroboraba el uso obligatorio de la sobrepelliz
dentro del espacio religioso y desterraba el lujo para la vestimenta clerical con
que se oficiaban los servicios 26 . En otra diócesis bien alejada –la de Plasencia– el
obispo don Gutierre Vargas y Carvajal, intentaba también, mediante la oportuna
normativa, atajar la creciente vanidad de los clérigos en el vestir dando unas
prescripciones sinodales donde detallaba minuciosamente la indumentaria de los
clérigos atendiendo a sus categorías 27 .
23 El sínodo murciano de 1323, correspondiente al episcopado de Juan Muñoz Gómez de
Hinojosa (1311-1326), fue significativo porque, paralelamente a la consolidación del poder económico
de la Iglesia de Cartagena, se organizaban las costumbres para llevar una vida piadosa y los
usos litúrgicos en las diócesis. Entre ellas se promulgaba la constituçión de onestate clericorum:
“Así como los derechos mandan en las vestidos guardar onestad, asy en el calçar e en todo el otro
portamiento de que fuera aparesçe. Mas, porque muchos clérigos de nuestro obispado sobrepuyan
e pasan contra la onestad sobredicha, non queriendo contra estos sobrepujamientos proveer por
aponimiento de pena, que qualesquier clérigo que vestiduras mucho apresçiosamente verdes o bermejas,
o saya cordada o borseguines, çapatos bermejos e mucho pintados, e calças verdes truxieren,
e que mas en la yglesia, que sy tales vestidos o tales calçamientos troxieren, segund dicho es, que
desde a tres días los aya vendidos, so pena de descomunión. E el preçio de aquellos sea dado para
la fabricación de Santa María la Mayor de Murçia. I. SANZ SANCHO, Ob. Cit. p. 74.
24 I. SANZ SANCHO, Constituciones Sinodales..., p. 120.
25 Ibídem, p. 157 “....ninguno non trayga las mangas de las ropas anchas nin luengas, nin
las gorgeras altas...., pero es entendido que la gorguera non sea mucho más alta e la manga que
non sea más ancha de un palmo...Que ningún clérigo, benefiçiado o capellán o servidor que sea,
que non ose començar las Oras nin estar en ellas sin tener sobrepellis quando dixiere las Oras e
el Divinal Ofiçio”.
26 Sínodo de la Diócesis de Cartagena (1475), (Edición y estudio de J. Ortuño Molina), Murcia,
2002, pp. 89,91 y 97-100.
27 C. PÉREZ-COCA SÁNCHEZ-MATA, Derecho, Vida y Costumbres de Plasencia y su diócesis
en los siglos XV y XVI. Vol. I, Cáceres, 1994, pp. 141-147.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 207
Sin embargo, nuestro interés se centra ahora en manifestar las motivaciones
que indujeron a los grandes a invertir en vestimentas, textiles y joyas como elementos
suntuarios de gran valor estético, económico y social, y, sobre todo, en
precisar cuáles y cómo fueron los bienes materiales cuya apreciación cuantitativa
y cualitativa caracterizaron la manera de vivir de una exigua minoría castellana
portadora de títulos nobiliarios, cargos y dignidades. Ante todo importa recordar
que las grandes inversiones en objetos materiales de consumo suntuario completaban
y ampliaban el rico patrimonio territorial y la explotación de rentas diversas
a éste vinculadas. Si, como se ha repetido, la expresión visual del poder regio
fue la indumentaria, convertida en un hábil instrumento de propaganda para la
exaltación del linaje de la casa reinante, la grandeza castellana, consciente de
su abolengo y posición, utilizó similares recursos para arropar su poder político,
reforzar su situación social, incrementar su patrimonio y subrayar la alcurnia del
apellido. El cuidado de la imagen, a veces rayana en el exceso y la ostentación
de sus galas, cuando no en la rivalidad por sobresalir entre los grandes, la recreación
de espacios domésticos lujosos y el acopio de mobiliario, objetos de valor,
joyas y metales diferenciaban la vida de unos pocos centenares de personas de la
de los nuevos grupos sociales en ascenso, como la nueva nobleza y la burguesía
castellanas. La cultura material y la escenografía cotidiana de la nobleza de sangre
–detallada en las representaciones iconográficas y en los descriptivos testimonios
de su patrimonio mobiliar– constituyen elementos directos y visibles donde se
plasma la realidad de la vida de esta minoría social.
La expansión europea, cuyo resultado fue la ampliación y consolidación de
las redes comerciales, difundió en los mercados hispanos tejidos, paños, vestidos
y otros objetos suntuarios asociados con el campo del consumo de la sociedad
nobiliaria. La renovación y el perfeccionamiento tecnológico hay que vincularlos
con el incremento de la producción y los cambios sociales. Pero la mayor demanda
de materias y manufacturas, a su vez conectadas con el incremento poblacional,
pudo acometerse mediante una organizada distribución de productos que se intercambiaban
por los circuitos interiores, extrarregionales e internacionales. Serían
estas rutas y sus operadores comerciales –que convergían en ferias y mercados
flamencos, franceses, ingleses, italianos e hispanos– los que satisficieron el gusto
por los ricos paños de lana europeos y las sedas y prendas de vestir musulmanas
que la monarquía castellana bajomedieval compartía con el exclusivo sector de
la elite nobiliaria, como registran los testimonios conservados. La documentación
interpretada en este trabajo sólo es una muestra, aunque valiosa, que permite
aproximarnos a los mecanismos inversores y al patrimonio mueble de ciertos
grandes de Castilla, que en este caso recorre en conjunto desde fines del siglo
XIV hasta finales del siglo XV.

208 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
Como señalamos con anterioridad, es la documentación generada con ocasión
de un concierto matrimonial la que nos suministra preciosos datos en torno
al tema; la información que poseemos de las Casas de Mendoza y Estúñiga son
una muestra excepcional. Las capitulaciones matrimoniales establecidas en 1408
entre el menor Íñigo López de Mendoza, hijo del almirante don Diego Hurtado de
Mendoza, y Catalina de Figueroa, hija del maestre de Santiago don Lorenzo Suárez
de Figueroa, fijaban en concepto de dote femenina la suma de 15.000 florines de
oro, de los que unos 4.000 se invertirían en bienes suntuarios, compuestos por las
siguientes joyas, plata y paños que se detallan en el documento 28 :
.- 800 florines sumaban el alfófar y el oro, parte de los cuales se utilizarían para un
“chapilote”, es decir un chapelete o sombrero, que se colocaría sobre el capirote
de un manto o prenda de viaje.
.- hasta 1.400 florines se emplearon en la plata de la vajilla, el freno y la silla de
montar esmaltados y dorados y otras joyas.
.- 800 florines se estipularon para el mobiliario de la alcoba nupcial:“camas con
sus paramentos”.
.- 450 florines en el mobiliario, revestimiento y tapices del dormitorio conyugal:
“en dos estados conplidos con un paño frances e mantas de pared de las de
damasco”.
.- 300 florines valía la lujosa ropa de cama de seda y oro, forrada en ricas pieles
para combatir los rigores invernales: “en dos pares de paños, uno de tapete de
lauores e otro de damasco blanco con oro con sus forraduras de grises e ueros
e hermiños”.
.- 85 florines se invertían en ropa de mesa y servicio de alcoba: “en manteles e
fazalejas para su mesa e bazines e aguamanil de laton”.
.- Y 80 florines en una mula para cabalgar la futura esposa con motivo de sus
desplazamientos.
La endogamia caracterizadora de las estrategias matrimoniales de la alta
nobleza se lograba mediante la dispensa pontificia que autorizaba la unión entre
parientes hasta séptimo grado. Tal era el caso de los futuros contrayentes con cuya
alianza matrimonial se emparentaban aún más dos de las grandes casas nobiliarias
aupadas en la cúspide, como demuestran además de los títulos nobiliarios los
cargos puntales obtenidos por los respectivos cabezas de linaje, el almirantazgo
y el maestrazgo santiaguista. En 1412 se lograba la correspondiente licencia ecle-
28 L. RUBIO, Documentos…., pp. 19-20.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 209
siástica para celebrar los esponsales entre los citados Íñigo López de Mendoza y
Catalina de Figueroa 29 ; en consecuencia, el marido, en concepto de arras, otorgaba
a la desposada 5.000 florines de oro que simbolizaban el precio “por honra de
su cuerpo y de su linage y de su uirginidat”, más un conjunto de telas y ropas
de gala que con motivo de la boda debería entregar a la novia 10 días antes de
la celebración de dicha ceremonia. Entre aquéllas se citan:
.- Un par de paños de tapete colorado con oro de Grecia, forrado con pieles de
marta cibelina y ribeteados en armiño.
.- Un marco de aljófar mediano para la abotonadura de una prenda de vestir.
.- Un par de paños de oro y seda de damasco verde, adornados con pieles de ardilla
siberiana o “gris”.
.- Paño de tapete negro, posiblemente tornasolado, para confeccionar un manto de
camino con capirote y forro de piel de ardilla.
.- 20 varas de escarlata para paños y otro manto de viaje.
.- Una pieza de cendal adornada con barras de hilo de oro para forrar unas sayas,
que se ribetearían con estrechas cintas de oro. Con esa tela de fino lienzo y
entretejida con oro se forrarían también los antedichos dos paños de escarlata y
el manto de viaje, éste cerrado con un broche de ámbar. Se especificaba que los
paños fuesen “gruesos y recios, de los que se facen en Seuilla”, que la abotonadura
llevase 80 lazos y que se utilizaran 10 varas de pasamanería tipicamente
sevillana, o sea cintas anchas de oro para ribetear los paños.
.- Un paño de seda morisco para confeccionar con él un brial o vestido de lujo
femenino muy del gusto de las damas.
.- Una pieza de paño de “Mosteuiller” (correponde a la localidad francesa de
Montivilliers, cantón Seine-Mairne) ornamentado con las típicas cintas de oro
sevillanas cuya anchura se señalaba en “medio dedo”.
.- Una pieza de “tafellano” o tipo de tejido de seda similar al tafetán.
.- Un freno y una silla de montar forrada de paño bordado.
.- 4 onzas de “brochaduras de Seuilla, foresinas, menudas, para estos paños, que
sean de 30 en la onza”. Se refiere a un tipo de pasamanería lujosa compuesta
de broches o abotonaduras metálicas con motivos florales que se utilizaría para
ribetear los paños o cerrar las prendas de vestir, especialmente los mantos confeccionados
con los textiles indicados. Las calidades de los tejidos y colores junto al
recamado y el adorno de las telas e indumentos daban esplendor y magnificencia
a la imagen personal, más que la propia hechura o modelo de las prendas de
vestir que con aquellos se confeccionaban.
29 Ibidem, p. 29.

210 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
Fruto de esta linajuda unión nacería doña Mencía de Mendoza, a quien su
padre el marqués de Santillana y conde del Real, don Íñigo López de Mendoza,
desposaría con don Pedro Velasco, hijo de Pedro Fernández de Velasco, conde
de Haro y camarero del rey. La dote que el marqués daba a su hija en 1449 se
estipulaba en 20.000 florines de oro aragoneses, que equivalían a 1.600.000 mrs.,
invertidos y diversificados en ajuar y menaje (300.000 mrs.), juros de heredad
(150.000 mrs.), plata y al contado (conjuntamente por valor de 450.000 mrs.),
mientras que los 700.000 mrs. restantes quedaban pendientes de pagar al futuro
marido en el plazo de dos años 30 .
Los ejemplos que podemos señalar del otro clan familiar –el de los Estúñiga–
son igualmente sustanciosos. El autor de la grandeza del linaje de los
Estúñiga, Diego López, I señor de Béjar, Justicia Mayor del reino y prohombre
durante los reinados de Enrique III y la minoría de Juan II 31 , concertó para su
numerosa descendencia una serie de afortunados matrimonios que lo emparentaron
con las principales familias de los reinos de Castilla y Navarra. El primero, suscrito
en 1391, unió a su segundogénito, Sancho, con María Sarmiento, hermana
del adelantado mayor de Galicia, Diego Pérez Sarmiento, cabeza de una antigua
familia que desde hacía tiempo tenía vinculada al linaje la citada dignidad. En
las capitulaciones matrimoniales, se acordó que aparte de unas sustanciosas arras,
Diego López entregaría a su futura nuera, cuando se casase, una serie de objetos
preciosos entre los que se citan en el documento cuatro pares de paños de oro y
seda, tres pares de paños de lana, un marco de aljófar y una silla con el freno de
plata 32 . Pero, además de hacer un importante desembolso en regalos, los padres
de los novios debían mostrar la fuerza y el poder económico del linaje por medio
de la organización de unas suntuosas fiestas donde la indumentaria se cuidaba
especialmente y no sólo la de los contrayentes sino también la del resto de la
familia incluidos criados y servidores. Ciertos testimonios documentales del siglo
XV son bien expresivos de lo que señalamos: por ejemplo, en 1439 Pedro López
de Estúñiga, II señor de Béjar, y I conde de Ledesma, gastó sólo en los paños
de seda y otros tejidos nobles que su familia más cercana utilizó en la boda de
su segundo hijo –Diego– con Aldonza de Avellaneda, la suma de 300.000 mrs. 33 ,
una elevada cifra que nos muestra el gusto por el bien vestir de la familia condal,
30 Ibidem, p. 104.
31 G. LORA SERRANO, “Nobleza y monarquía bajo los primeros Trastámaras: el ascenso de
Diego López de Estúñiga”, Ifigea, III-IV, (1986-1987), pp. 73-108.
32 AHN, Nobleza, Osuna, Leg. 213 (I)-9-3. G. LORA SERRANO, “Nobleza y monarquía…”,
p. 87.
33 Ibídem, Leg. 215 (I)-64-2.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 211
cuyo cabeza, don Pedro, poseía una importante colección de alhajas de oro que en
un codicilo otorgado poco antes de morir legó a sus hijos varones 34 . Era también
la forma de expresar el poder de la Casa de Estúñiga ante el linaje de la novia,
señora, entre otras villas, de Yscar, Montejo, Peñaranda, Casas de Avellaneda,
Fuente Almexir y Aza 35 .
Mas es la documentación que se generó con motivo de la celebración de la
boda de una nieta de Pedro I llamada Isabel de Estúñiga y Pimentel la que nos
ha permitido conocer con profundidad aspectos esenciales y bastantes desconocidos
del tema que estamos tratando. Estudiado en otro lugar y además con otra
perspectiva 36 , ahora nos interesa señalar otras cuestiones, aunque para entenderlas
hace falta recordar que la dama en cuestión era la hija primogénita del segundo
matrimonio de Álvaro de Estúñiga, justicia mayor de Castilla, I duque de Arévalo,
II conde de Plasencia, y III señor de Béjar además de otras importantes villas
repartidas por la geografía del reino, celebrado con su sobrina Leonor Pimentel 37 ;
por otra parte, Isabel era una rica heredera ya que podía suceder a su madre en la
titularidad de los señoríos de Burguillos y Capilla, situados en la actual provincia
de Badajoz pero, sobre todo, podía obtener el señorío de Arévalo con su título
ducal, puesto que cuando Enrique IV lo concedió a sus padres lo hizo con la
condición de que a la muerte de los duques lo heredara algún vástago de Leonor
Pimentel 38 ; el novio, Fadrique, era el primogénito de García Álvarez de Toledo,
primer duque de Alba, heredero por tanto no sólo de un importantísimo patrimonio
localizado en el suroeste del obispado de Ávila, en tierras de Salamanca y en la
Alta Extremadura sino que también era primo de los futuros Reyes Católicos 39 ,
lo que permitiría a Isabel de Estúñiga ascender considerablemente en el panorama
social del reino.
La dote de Isabel ascendió a 2.500.000 mrs., además de un privilegio de 1.000
doblas de oro que la duquesa tenía sobre ciertas rentas en Sevilla por merced de
Enrique IV y que prometió entregar a la pareja cuando se casaran 40 . Como era
34 Ibídem.
35 L. SALAZAR Y CASTRO, Casa de Lara, T. I, Lb. Y, p. 384.
36 G. LORA SERRANO, “Estrategia matrimonial y fiscalidad señorial: las bodas de Isabel de
Estúñiga y Fadrique Álvarez de Toledo”, HID, 29, (2002), pp. 187-215.
37 G. LORA SERRANO: “La Casa de Estúñiga durante el reinado...”, “El ducado de Arévalo…”.
38 AHN, Nobleza, Osuna, Leg. 279-4. Ibídem, Carpeta 41-5.
39 J.M. MONSALVO ANTÓN, El sistema político concejil. El ejemplo del señorío medieval
de Alba de Tormes y su concejo de Villa y Tierra. Salamanca, 52-56.
40 Merced en AGS, M y P (Mercedes y Privilegios), Leg. 57, fol. 88. Noticias del regalo a
sus hijos en AHN, Nobleza, Osuna, Leg.217 (I)-1-2.

212 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
usual, dicha dote se compuso de una cantidad de dinero, plata y joyas más un
suntuoso ajuar encargado por la duquesa, en los primeros días del mes de mayo
de 1479, a distintos mercaderes foráneos entre los que destaca especialmente un
italiano llamado Polo de Ondegardo, estante en Valladolid, y otros comerciantes
hispanos entre los que la documentación nombra a Diego de Soria, Juan de Covarrubias,
García Haneque y Juan Cocón. El coste del ajuar ascendió a 1.529.328
mrs. (una suma muy similar a la expuesta para la dote de la hija del marqués de
Santillana, doña Mencía de Mendoza) y en el mismo encontramos una amplia y
cara selección de paños flamencos, franceses e ingleses, lencería fina de Flandes,
Holanda y Bretaña y diversos tipos de sedas orientales e italianas (terciopelo,
raso, damasco, brocado, tafetán, sarga, sirgo y grana), pasamanería (cintas) para
vestidos (briales) y ropa de casa y cama (manteles, almohadas, servilletas, cojines,
pañuelos, colchas, alfombras), prendas militares (hojas), tocados masculinos
(bonetes) más peletería (martas), mobiliario (cofres y antepuertas), joyas, objetos
de arte (tapices) y diversos textiles (algodón y sedas) como los comprados para
elaborar los pendones de la orden de Alcántara de cuya dignidad maestral, Juan
de Estúñiga, hermano de la novia, estaba investido 41 .
En el ajuar de esta noble dama se relacionaba la compra de:
- 16, 8 varas de brocado carmesí de pelo (22 dineros/vara).
- 1 pieza de 26 varas de raso negro (600 mrs./vara).
- 28 varas de carmesí de labores (1.000 mrs./vara).
- 25, 8 varas de carmesí raso (1.600 mrs./vara).
- 119,5 varas de terciopelo de diversos colores (950 mrs./vara): 1 pieza (33,3 varas)
de terciopelo negro; otra pieza (36 varas) de terciopelo negro; 23,8 varas de
terciopelo leonado; 13 varas de terciopelo verde oscuro y 13 varas de terciopelo
morado.
- Paños de Londres de colores: 1 pedazo de londres (19,4 varas) de color pardillo;
otro pedazo pardillo (9,8 varas); 1 pedazo de color leonado (8,4 varas) y otro de
este mismo color con 14 varas.
- 68, 5 varas de “dinanes” (paños de Dinant) de colores (320 mrs./vara): 1 pieza
(23, 5 varas) de color pardillo; otra igual pero de 22,3 varas; 1 pieza (22,5 varas)
de color leonado; 1 pieza (11,5 varas) de color verdegay.
- 2 piezas de “contrai” (paños de Courtrai) mayor negro (18.000 mrs./pieza).
- 1,6 varas de grana de Florencia (1.400 mrs./vara).
.- 2,8 varas de terciopelo negro (900 mrs./vara).
41 G. LORA SERRANO, “Estrategia matrimonial...”.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 213
.- 2,8 varas de raso negro (600 mrs./vara).
.- 2,5 varas de “contray” negro (620 mrs./vara).
.- 246 varas de lienzo de Flandes (60 mrs./vara).
.- 1 pieza de chamelote (tela de lana y seda, inicialmente tejida en Oriente con pelo
de camello) negro para el duque (2.500 mrs.).
.- 12 piezas (528 varas) de (lienzo de) Holanda (130 mrs./vara).
.- 1 fardel (900 varas) de bretañas (33,5 mrs./vara).
.- 11,5 varas de manteles finos (370 mrs./vara).
.- 4 antepuertas (16.000 mrs.).
.- 1 pieza de sarga (tela de seda caracterizada por líneas diagonales) (1.600 mrs.).
.- Ciertos paños (46.320 mrs.).
.- 8 piezas de sarga (1.800 mrs./pieza).
.- 1 pieza de sarga blanca (1.800 mrs.).
.- 4 piezas de sarga y “ciertos sirgos” (tela de seda) 12.177 mrs.
.- 2 sargas y cierta seda (3.760 mrs.).
.- 2,5 varas de tafetán blanco para los pendones del señor maestre (370 mrs./vara)
(925 mrs.).
.- 2,5 varas de raso verde para los dichos pendones (1.300 mrs.).
.- Un cofre grande de 11 barras (9,5 doblas=3.515 mrs.).
.- 8 cofres de 7 y 9 barras, ricos (10.555 mrs.).
.- 15 varas de terciopelo fino (800 mrs./vara) (12.750 mrs.).
.- 2,5 varas de terciopelo verde oscuro (900 mrs./vara) (2.250 mrs.).
.- 2,3 varas de terciopelo morado (900 mrs./vara) (2.100 mrs.).
.- 2 varas de raso negro (600 mrs./vara) (1.200 mrs.).
.- 2 bonetes (600 mrs.).
.- 6 varas de terciopelo azul para almohadas (900 mrs./vara) (5.400 mrs.).
.- 6 varas de terciopelo verde oscuro (900 mrs./vara) (5.400 mrs.).
.- Un “varal en que vino las olandas” (1.000 mrs.).
.- 117 libras de algodón (3.525 mrs.).
.- 2,8 varas de raso verde que faltaron para acabar los pendones (1.225 mrs.).
.- 4 tapices, 2 entresuelos, 2 antepuertas y 12 cojines (210.000 mrs.).
.- 2 tapices (43.000 mrs.).
.- 3 piezas de cintas (2.625 mrs.).
.- 3 portapaz (720 mrs.).
.- 2,5 varas de raso negro para el duque (1.875 mrs.).
.- 4 bonetes (2 doblados y dos sencillos) (900 mrs.).
.- 4 varas de “ruan del sello” (paños de Rouen) pardillo (650 mrs./vara) (2.600
mrs.).

214 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
.- 8,6 varas de limistre (límiste, paño fino de lana fabricado en Segovia) negro
(1.200 mrs./vara) (9.800 mrs.).
.- 3,6 docenas de pañizuelos de mesa (390 mrs./docena) (1.600 mrs.).
.- 5 docenas de pañesuelos (320 mrs./docena) (1.600 mrs.).
.- 12 varas de grana moradas de Milán (1.400 mrs./vara) (16.800 mrs.)
.- Por la tundidura (50 mrs.).
.- Por ciertas cosas (450 mrs.).
.- 20 varas de estopa para liar los paños, 2 lías, 2 arpilleras y 4 varas de buriel
(paño de lana de baja calidad).
.- 18 varas de buriel (3.240 mrs.).
.- 60 “fojas” (hoja, coraza formada por peto y espaldar) de Flandes (11 mrs./ hoja)
(660 mrs.).
.- 6.000 tachuelas (posiblemente para clavetearlas en las hojas) (180 mrs.).
.- 6.000 tachuelas (35 mrs./millar) (205 mrs.).
.- 12 docenas de mantas de hilo (30 mrs./docena) (360 mrs.).
.- 8 varas de manteles (30 mrs./vara) (640 mrs.).
.- Por la confección de los pendones y otras cosas (3.365 mrs.).
.- Por la confección de 11 colchas (14.350 mrs.).
.- 11,6 varas de terciopelo morado-carmesí, doble (2.200 mrs/vara) (24.558
mrs.).
.- 12 varas de damasco pardillo (700 mrs./vara) (8.400 mrs.).
.- 1 pieza (27 varas) de “astamin” carmesí de labores (2.500 mrs./vara) (67.500
mrs.).
.- 2 timbres (80 pieles) de martas (3 doblas/marta) (88.800 mrs.).
.- 1,5 varas de raso azul para un brial (600 mrs./vara) (900 mrs.).
.- 31,5 varas de raso negro (600 mrs./vara) (19.900 mrs.).
.- 10,4 de terciopelo verde (950 mrs./vara) (9.750 mrs.).
.- 14 varas de terciopelo carmesí fino, doble (2.800 mrs./vara) (39.200 mrs.).
.- 12,3 varas de brocado verde, rico de pelo (16 doblas=370 mrs/vara) (118.646, 3
mrs.).
.- De las tundiduras de los paños (510 mrs.).
.- Ciertas sedas y paño (23.000 mrs.).
.- Una cadena de oro, cuyo peso fue de 16 doblas y su calidad 19 quilates (6.400
mrs.) más su elaboración (1.320 mrs.).
Como se ha indicado, algunas de las alhajas (“joyas, plata y cosas”) de los
condes fueron empeñadas en octubre de 1479 al duque de Alba para terminar de
pagar las inversiones realizadas para la citada boda. El endeudamiento y la falta
de liquidez de la alta nobleza castellana eran una realidad. Del joyero de la novia

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 215
deslumbra el gran collar de oro, empeñado por 5.000 mrs., que pesaba 2,5 kgs.,
engarzado con 7 esmeraldas, 1 gran rubí “balaje” (de color rojo morado) “que
se dize del rey Salomon”, 11 rubíes medianos , 1 diamante ochavado, 12 perlas
gruesas y 143 más pequeñas, que en nada envidiaba a las joyas de la Corona 42 .
Además de importantes cantidades de dinero, se incluían estos objetos:
.- 2 barriles de plata dorados, con motivos de follaje y cadenas blancas (que pesaron
104 marcos, 12 reales).
.- Unas tablas de cabalgar de plata doradas también con motivos de hojas (23
marcos, 7 reales de peso).
La compra del ajuar y el pago de la dote fue garantizado por Leonor Pimentel
por medio de unos reconocimientos de deuda y unas valiosísimas alhajas. Las
joyas eran, entre otras, un preciado collar de oro que pesó IX marcos, III onzas
y IV ochavas, el qual tyene syete esmeraldas, tres grandes y las quatro medianas
y un robí balaxo grande, que se dise del rey Salamón y IX robíes medianos y un
diamante ochavado y dose perlas gruesas y otras CXLIII perlas minores.
Esta excepcional joya perteneció a Enrique IV, quien se la empeñó a los
duques de Arévalo junto a otras que poseían igualmente muy alto valor 43 . Además,
el novio recibió en empeño otros objetos de bastante cuantía, entre los que citamos
dos barriles con sus cadenas y unas tablas de cabalgar, todo de plata sobredorada
y decorada con hojas 44 .
Los 1.528. 382 mrs. que costaron todos los objetos que compusieron el ajuar
fueron pagados por Leonor Pimentel con los ingresos devengados por diversos
derechos y rentas, de forma que todos los vasallos de los señoríos de los Estúñiga
colaboraron indirectamente en la elaboración del ajuar de la futura duquesa de
Alba. Rico patrimonio suntuario de la grandeza de España cuya inversión avalaba
los gastos extraordinarios a los que estaba obligado este restringido sector en las
insoslayables ceremonias nupciales que fortalecían la identidad y cohesión del
grupo y en concreto la de los respectivos linajes que expresaban con magnificencia
el nuevo vínculo que ampliaba los lazos familiares, políticos y socioeconómicos.
Pero esta ingente cantidad no sirvió en exclusiva para vestir a los Estúñiga du-
42 Las diferencias estarían en la cantidad y no en la calidad. Vid. la relación de joyas que en
1480 Isabel I traspasaba desde el Alcázar de Segovia a sus aposentos: LADERO, “Capilla, joyas…”,
p. 864. MARTÍNEZ, “La creación de una moda…”: la mencionada reina dispuso además de “joyas
de Estado” asociadas a la simbología del poder monárquico, como el joyel de la cruz de Jerusalén
o la Corona de tipo stáufico.
43 G. LORA SERRANO: “La Casa de Estúñiga durante el reinado…”, p. 1.235
44 AHN, Nobleza, Osuna, Leg. 217 (I)-1-2.

216 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
rante las fiestas nupciales ni para suministrar al nuevo hogar de objetos de uso
común en la vida cotidiana de la nobleza. Es preciso resaltar que la posesión de
un importante stock de tejidos pudo venir también determinada por la costumbre
de muchas damas, incluso de la más alta consideración social, de dedicar parte
de su tiempo a hilar, bordar o incluso a confeccionar ropas de uso doméstico y
algunos vestidos personales, aunque obviamente estos serían los más sencillos.
Este hecho podemos ponerlo en relación con una importante actividad textil en
el ámbito doméstico 45 , de la cual tenemos ciertos testimonios pues sabemos que
la primera condesa de Plasencia, Isabel de Guzmán, poseía unas esclavas especializadas
en tejer hilos de oro y cintillas de colores, y que su nieta, la condesa
Leonor Pimentel conservaba en su palacio una enorme cantidad de tejidos de distinta
calidad cuyo fin era fabricar algunas ropas para los miembros de su familia
y ciertos personajes de la corte señorial 46 .
Por otra parte, queremos insistir en la idea de que paños y tejidos no eran
exclusivamente objetos de comercio o bienes destinados a uso particular y doméstico,
sino que, según se ha indicado en las páginas anteriores, podían ser empleados
para otros fines: hay ocasiones en los que se pueden emplear como parte del pago
por servicios domésticos prestados, así lo hizo en 1375 Juan Martínez de Argote,
alcalde mayor de Córdoba y señor de Lucena 47 , o para solventar ciertas deudas,
como fue el caso del caballero Ruy Díaz de Berrio, señor de Carcabuey 48 , y también
para hacer regalos 49 y dar limosnas, 50 o utilizarlos como préstamos, como
hizo una antepasada de los condes de Plasencia 51 , e incluso en algunas ocasiones
se reconvirtieron en sustitutos de la moneda, como ya expusimos. Precisamente,
por esta consideración, años después de su boda, Isabel de Estúñiga y Pimentel,
45 C.I. LÓPEZ BENITO: La nobleza salmantina ante la vida y la muerte (1476-1535) Diputación
de Salamanca, 1991, 74.
46 AHN, Nobleza, Osuna, Leg. 381 (I)-5-2. y Leg. 217 (II)-7-2.
47 A uno de sus criados además de cierta cantidad de dinero ordenó que el entregaran su
tabardo azulado. AGA, Comares, Microfilm, 294/217-222.
48 Que pagó con la entrega de paños de Úbeda de retinto. Ibídem, Marquesado de Priego,
Microfilm, 1000/523-542. Copia en RAH Colección Salazar y Castro, M-48.
49 El día de su boda el Condestable Miguel Lucas de Iranzo ofrendó a la iglesia mayor de
Jaén la rica casulla que de brocado traya para ornamento de la dicha yglesia, la qual se estimaua
en trescientas doblas de la vanda. Hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo (Crónica
del siglo XV). Est. y ed. de J.M. Carriazo, Espasa Calpe, Madrid, 1940, 45.
50 Es bien frecuente encontrar en los testamentos de damas nobles la petición de que se
entreguen ciertos tejidos, bien ricos, a determinas instituciones eclesiásticas. Por ejemplo, Juana
Pacheco, hija del marqués de Villena, ordenó que se diera al monasterio jerónimo de Santa María
de Montamarta ropas de terciopelo carmesí. AGA, Comares, Microfilm, 294/481-483.
51 Fue doña Toda Íñiguez, hija de Íñigo Ortíz de Estúñiga. Ibídem, Leg. 213-6.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 217
ya duquesa de Alba, reclamó las 26 varas de brocado carmesí y verde que tenía
el dosel que se puso sobre la sepultura de su madre 52 . En conclusión, la posesión
de una buena cantidad de paños por la joven dama podría ser considerada como
un seguro de riqueza y contra la pobreza.
Irrenunciable en el atavío de la nobleza eran las prendas representativas que
identificaban su condición y función caballeresca y militar, fundidas en una. El
boato que se ha visto en la indumentaria civil se trasladaba al guardarropa masculino
en actividades propias de su sexo y condición, cuales eran las juegos de
cañas y torneos y las cacerías y monterías u otras diversiones al margen de sus
deberes militares cuando eran requeridos o necesarios, aunque también se especifica
el deterioro que el paso del tiempo producía en algunas prendas. Significativo
resulta al respecto las pertenencias acumuladas por Álvaro de Estúñiga en guardarropa,
armas, cueros para zahones y zapatos, prendas de montar, complementos,
joyas y ámbar 53 , libros y objetos de plata, mobiliario y enseres domésticos, cuya
descripción pormenorizada da muestra del espacio material y la variedad de los
objetos inventariados 54 . Por razones editoriales estos se sintetizarán: gran número
de bridas, estribos, frenos y espuelas de diversos tamaños para caballos y mulas,
generalmente de plata, estaño o dorados, cabezadas, poyales, riendas y guarniciones
y arreos; petrales, almártigas (cabezadas que se ponía a los caballos), adargas
(escudos), instrumental diverso, herraduras, 1 sobrecojín de zarzahán o fina
seda para una silla gineta, almaizares, albanegas, peinadores, pañuelos, terciados
(espadas de hoja ancha), espadas y vainas, estoques, cuchillos, dagas, pomos de
espada, cruces y cintas de plata, navajones y puñales, lanzas y azagayas (dardo o
lanza), bocinas, traíllas y collares para perros; botas, alforjas, cebaderas (frascos
donde se guardaba la pólvora para cebar las armas de fuego), barjoletas o macutos,
“linjaveras” y herramientas varias.
52 Ibídem, Leg. 217 (I)-1-14.
53 Hay resaltar el significativo registro de cuentas de ámbar, que además de adorno para botones
o collares se debe relacionar con la devoción religiosa, que introdujo los rosarios en el atuendo.
54 Publicado por G. LORA “La organización de la defensa militar de un estado señorial y el
potencial bélico de un noble a mediados del siglo XV”, en Historia. Instituciones. Documentos, 18
(1991). No es el objetivo especificar el significado del rico vocabulario que contienen los documentos
analizados, si bien parte del mismo, especialmente referido al textil e indumentario puede
consultarse en C. BERNIS, Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos, 2 vols., Madrid,
1979; M. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, La industria del vestido en Murcia (ss. XIII-XV), Universidad
de Murcia, 1988 y M.C. MARTÍNEZ MELÉNDEZ, Los nombres de tejidos en castellano medieval,
Universidad de Granada, 1989; también algunos artículos contenidos en los respectivos volúmenes
de Moda y sociedad (Ed. M.I. MONTOYA RAMÍREZ), 1998 y 2002.

218 MARÍA MARTÍNEZ MARTÍNEZ Y GLORIA LORA SERRANO
Entre las prendas de vestir se inventarían un variado muestrario masculino
propio para actividades bélicas y cinegéticas; en éstas primaba el color verde en
correspondencia con el paisaje serrano: un jubón de aceituní negro de labores de
armar con brafoneras, un falso peto de fustán con las mangas azules; medio falso
peto de fustán; 5 medios jubones de fustán; 1 jubón de fustán; 2 pares de calzas,
unas pardillas y otras verdes; 2 gabanes de monte, de lienzo, uno de colores; 2
pares de medias calzas pardillas y verdes; varios sayos de monte, alguno negro y
otros verdes o forrados con lienzo de este color; 1 gabán de monte verde; medias
mangas negras de paño; una “carmallera” negra “comida de polilla”; varias caperuzas
de monte, verdes y pardillas; varios capirotes, uno forrado de chamelote
y “comido de polilla”; dos quixotes de lienzo, uno verde y otro blanco; media
huca (o prenda blasonada que a modo de escapulario se llevaba sobre la armadura)
de damasco blanco con una cruz negra; una ropa o prenda de lujo, de damasco
leonada; un caparazón de terciopelo negro y morado; 1 capirote de vestir negro; 1
jubón de seda rasa negro; 4 bonetes largos morados “un poco comidos de polilla”
y algunos negros con igual deterioro; 1 “carmellona” colorada; 3 faldas de jubones
de fustán; 1 tabardo de damasco negro, sin capilla; un manto de berví colorado;
gran numero y tipos de cintos, correas y cintas, guantes para la caza con halcón y
otros muy llamativos de color amarillo y bordados con unos corazones de seda.
De entre la prolija relación del vestuario de Álvaro de Estúñiga destaca otra
vez más el gusto por los modelos musulmanes, tales como las espadas ginetas,
las espuelas, camisas con bandas de oro y seda y tocados moriscos, como por
ejemplo el almaizar “rico con oro, las orillas negras”. Algunas de las prendas que
se relacionan, caso de la “albanega con barbas postizas”, interpretamos que se
utilizaban a modo de disfraz en los juegos de cañas y en las recreaciones bélicas
o torneos entre “moros y cristianos” que formaban parte de espectáculos, fiestas y
diversiones. La peletería, además de las sedas y joyas, resulta un certero indicador
de los ricos ajuares nobiliarios, como el acopio de 100 pieles de martas enteras,
los 66 lomos de esta piel y las 50 martas cibelinas que Garci de Sotomayor donaba
a su futura nuera 55 .
Las inversiones suntuarias de los grandes servían para identificar la imagen de
la cúpula social, que se rodeaba de una cultura material en la que las joyas y el uso
exclusivo de sedas y ricas pieles con que se adornaban y forraban algunas prendas
de vestir distinguía internamente las distintas categorías de los privilegiados, y
mediante la promulgación de leyes suntuarias que prohibían su uso los grandes
55 M. CABRERA SÁNCHEZ, Nobleza, oligarquía y poder en Córdoba al final de la Edad
Media, Córdoba, 1988, p. 412.

LAS INVERSIONES SUNTUARIAS DE LA NOBLEZA A FINES DE LA EDAD MEDIA 219
se distanciaban aún más de otros sectores y estamentos 56 . Ahora bien, en dichas
inversiones suntuarias hay que contemplar una forma de organización financiera
de tipo precapitalista porque posibilitaba una serie de alianzas político-sociales
y operaciones económico-crediticias que ponían en circulación metales, dinero y
bienes muebles valiosos, lo que resultaba más eficaz para afrontar la endeudada
economía nobiliaria que las rentas inmovilizadas en bienes inmuebles y tradicionalmente
ligadas a la explotación agraria y territorial del patrimonio señorial.
Hay que matizar que la capacidad financiera y el ornato en el vestir de la
nobleza como forma de distinguirse y de inversión no impedían que las deudas
por tales conceptos se demorasen y acumulasen, como consta en las cuentas que
quedaban si saldar por los nobles a sastres y borceguineros. Dos ejemplos, bien
claros, de lo que señalamos: en el testamento del citado Juan Martínez de Argote
se registra que le debe a su maestro borceguinero, 200 mrs. y al mercader micer
Gandal 9 doblas y media de oro de media pieza de paño que de él compró. Pedro
I de Estúñiga, por su parte, no había pagado a su sastre, en el verano de 1453,
los 300.000 mrs. que habían costado los ropajes de la boda de su hijo celebrada
casi veinte años antes 57 .
56 Vid. M. MARTÍNEZ MARTÍNEZ: “Oficios, artesanía y usos de la piel en la indumentaria
(Murcia, ss.XIII-XV)”, en Historia. Instituciones y Documentos, 29, 2002, pp. 271.
57 AGA, Comares, Microfilm, 294/217-222. AHN, Nobleza, Osuna, Leg. 215-10-3.

El Mundo Moderno

REFLEXIONES SOBRE LA FIGURA
DEL PADRE EN LA EDAD MODERNA
JUAN HERNÁNDEZ FRANCO*
Universidad de Murcia
Aunque biológicamente el padre, como señaló Alex de Tocqueville, es el lazo
natural y necesario entre el pasado y el presente, la imagen que tenemos de él,
viene a ser la de la persona con mayor grado de autoridad dentro de la familia
tradicional. Dicha imagen es cierta, puesto que principios de carácter doctrinal y
jurídico y la propia práctica así lo demuestran; a ello debemos añadir que, incluso,
otras instituciones de poder (por ejemplo la Monarquía) llegan a utilizar a los
padres como instrumentos de disciplina social.
Pero no por ello deben quedar velados otros aspectos del cabeza de familia,
como las obligaciones y “cuidados” que conlleva el gobierno del cuerpo familiar y
la responsabilidad sobre estrategias y medidas a través de las cuales la familia entra
en relación con la sociedad en general y otras familias en particular. Igualmente,
también es conveniente recuperar la parte afectiva y benefactora que concurre en
la paternidad, demasiado eclipsada por el paternalismo autoritario con el que se
reviste la figura del padre.
AUTORIDAD, OBEDIENCIA Y RESPETO
Aristóteles, tras presentar en su primer libro de Política a la familia como
una “asociación natural y permanente” dedica el capítulo V al poder doméstico.
Al comenzar la Edad Moderna y debido a la permanencia del pensamiento del
* Profesor titular de Historia Moderna. Universidad de Murcia.
223

224 JUAN HERNÁNDEZ FRANCO
Estagírita en la cultura cristiana de occidente, hay que tener muy presente lo que
escribió respecto al papel del padre. Sintetiza mediante una palabra su función, que
es la de mandar –aunque desempeñando el mando con virtud–. Dentro de la familia,
el padre “es el llamado a mandar” y lo hace porque dispone de autoridad sobre
el resto de los componentes. Por lo que respecta a los hijos esa autoridad reside
en las facultades naturales que le otorga la edad, pues es un ser “completo” por
contraposición al ser “incompleto” que es el hijo. A la postre autoridad, causante
de superioridad, es el principio que regula la relación entre padre e hijos.
Y si influyente fue el criterio del filosofo heleno, en un periodo –como es
la Edad Moderna– en el que las Iglesias demuestran un continuo interés por la
vida familiar, notabililisima influencia tiene el cuarto mandamiento de la Católica
y el quinto de la Protestante, concerniente a los “Deberes de los hijos con los
padres”. Se cumple honrando a los padres y esto solamente ocurre cuando los
aman, reverencian y obedecen.
De todos modos no es este el único principio religioso que indica el respeto
al padre. Igualmente se contiene en algunos textos del Antiguo Testamento (Éxodo,
Proverbios y Tobías) y sobre todo en las Epístolas de San Pablo a los Efesos
(6, 1) y a los Colosenses (3, 20). En la primera de las Epístola expone de forma
taxativa “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor”.
Esta forma de entender, respetar y obedecer la autoridad paterna entra de
lleno en el caudal ideológico de la Europa Cristiana. Y de forma sistemática los
tratadistas que se ocupan del tema la reproducen. Por ejemplo, el año 1325 tal
propuesta la recoge Pedro de Cuellar en su Catecismo. Y en similares términos
lo hará el erasmista Juan de Valdés en su Dialogo de Doctrina Cristiana (1529);
explica de manera renovada cómo un cristiano debe ser instruido en la doctrina,
pero cuando llega al cuarto mandamiento, entiende por honrar al padre darle una
“voluntaria obediencia y un digno acatamiento”. Otro humanista castellano, Pedro
de Luxán, autor de Coloquios matrimoniales (1550), señala (en la relación esposo-esposa)
al jefe de familia como “señor de todo”, y enfatiza en la obediencia y
reverencia que los hijos deben a los padres.
Esta forma subordinada de entender la relaciones entre padres e hijos no es
exclusiva de los tratadistas castellanos. En términos similares se pronuncian los
italianos Francesco Tommasi (Reggimento del padre di famiglia, 1580), Torquato
Tasso (Il padre di Famiglia, 1583) y Nicolo Vitto di Gozze (Governo della famiglia,
1589). Cuando abordan la organización doméstica y las relaciones entre los
componentes de la casa, en la cúspide de la misma, repleta de autoridad, aparece
la figura del padre, a quien los hijos le deben “ubbidiere”.
Bajo el determinante peso de esta doctrina, en modo alguno puede parecer

REFLEXIONES SOBRE LA FIGURA DEL PADRE EN LA EDAD MODERNA 225
extraño la representación simbólica que se hace de la autoridad (autoritaria) paterna.
El padre es el árbol, bajo cuya custodia y jefatura imperecedera están todas
las ramas que componen la familia, es decir la esposa, los hijos , otros parientes
residentes en la casa y los criados. A la postre, y hasta que el padre muera, es
el responsable de todos ellos, y ellos deben dar muestras de acatamiento como
lo prueba que los hijos, incluso más allá de su edad o estado civil, se arrodillen
para solicitar la bendición de su progenitor o en señal de respeto no se sienten y
permanezcan en píe si se encuentran en presencia de él.
Sin embargo la obediencia de los hijos respecto a los padres en la vida diaria
fue revisada por los tratadistas a lo largo de la Edad Moderna. Buena prueba de
ello es la permitida desobediencia de los primeros hacia los segundos en caso de
inducirlos a actitudes pecaminosas (abandono de la religión, coacción a un hija
para que pierda su castidad, casamiento con un idolatra...) y en ello coincidirán
tanto autores católicos –por ejemplo el español Francisco de Toledo, el portugués
Fernandes de Moure o el francés Jean Benedecti– como puritanos.
De todos modos la norma de la obediencia del hijo al padre se prolonga
a lo largo de buena parte de la Edad Moderna, aunque dulcificada. En la Península
Ibérica, Fray António Natividade un tratadista del mediados del siglo
XVII (Stromata oeconomiaca....de regimene domus) es un adelantado de esta
tendencia; contrapone el gobierno doméstico regido por la caridad al impetuoso
autoritarismo del progenitor. Y ya en el siglo XVIII, en La familia regulada
del franciscano Antonio de Arbiol, aunque señala que “A los padres de familia
se les debe atención, veneración, respeto y obediencia”, pone condiciones a la
obediencia paterna
A la postre, y a pesar de esta dulcificación en las relaciones domésticas, lo
que resulta evidente es que la autoridad paterna y el corolario de obediencia que
conlleva se mantiene a lo largo del tiempo y descansa en sólidas bases. En primer
lugar y como no podía ser de otra forma, reposa sobre principios de carácter
sagrado, tan directamente relacionados con el Supremo, dándose el caso de tratadistas
(como por ejemplo el italiano Tommasi) que mantienen que el padre es un
“ministro de Dios”. En segundo lugar en la ordenación jurídica, que le otorga de
forma exclusiva (los demás parientes tienen una función tutelar) la patria potestad,
con facultades concretas sobre las personas de los hijos (corrección y autorización
del matrimonio) y de su patrimonio (peculios). Y, en tercer lugar, en la autoridad
real, que transfiere al padre autoridad política sobre la familia. Hecho, sin duda,
que debe atribuirse al interés que tenía la Monarquía en sostener la autoridad de
los padres sobre la comunidad familiar como un complemento para reforzar su
propia autoridad.

226 JUAN HERNÁNDEZ FRANCO
Dios
Rey Padre
Padre Madre
Familia Hijos Domésticos
Con algunas variaciones, este esquema de valores está aún vigente a finales
del siglo XVIII. Angel Rodríguez Sánchez en un excelente trabajo sobre la patria
potestad en el Antiguo Régimen nos dio a conocer el Cathecismo de Doctrina
Christiana de un párroco extremeño, Francisco Antonio Galavís. El recién citado
sacerdote presenta a sus feligreses al padre como el superior y considera al resto
de los miembros de la familia como súbditos, que deben respetarlo, obedecerlo
y amarlo.
AUTORIDAD PATERNAL CONJUGADA CON LIBERTAD
La obediencia a los padres por parte de los hijos en un tema tan importante
en el ciclo de la vida familiar como es el matrimonio no queda fijado o regulado
en España hasta 1776. Ese año, Carlos III refuerza el patriarcado al promulgar
una real pragmática que impone la obligatoriedad del consentimiento paterno a
los menores de 25 años a la hora de elegir cónyuge; no basta, pues, el principio
eclesiástico del libre matrimonio entre contrayente como hasta entonces. Se señala
por parte de quienes han estudiado esta pragmática que, entre otras causas, se
intentaba evitar los conflictos familiares derivados de matrimonios no deseados
por los padres.
Sea o no esta la razón, lo que al menos nos transmite la literatura del Siglo
de Oro (Las ferias de Madrid, El acero de Madrid, La dama boba, La verdad
sospechosa....) es que las mujeres de la ciudad fueron muy poco respetuosas con
el principio de autoridad paterna. Según los textos literarios las mujeres son en
estos temas “veletas”, “trompos” o “cristal frágil”.
Sin embargo esa respuesta de rechazo a la dirección paterna, según las mismas
comedias –detalladamente estudiadas desde el punto de vista que nos interesa por

REFLEXIONES SOBRE LA FIGURA DEL PADRE EN LA EDAD MODERNA 227
Noel Salomon– no ocurre en el mundo rural. En el campo, dentro de un estado
natural puro y virginal, el amor entre novios y, en consecuencia, futuros esposos
es sentido como un valor espiritual y las mujeres villanas supieron compaginar
la libertad con el respeto a la autoridad paterna. Bien plasmado queda esta idea
en Ya anda la de Mazagatos
“Tus cariños ya he escuchado:
la libertad aún es mía,
es razón que con el gusto
de mi padre la dirija”
Así pues, las comedias del Siglo de Oro –y también Fray Luis de León
en la Perfecta Casada– presentan a la pareja campesina como ejemplo de amor
auténtico. Y ese amor que simbolizan el labrador Isidro –San Isidro– y su mujer
María de la Cabeza, y que igualmente es característico de un amplio número de
parejas campesinas, tiene su raíz en los padres. Se repite la conocida justificación
escolástica de la influencia de la sangre.
De todos modos el género literario posiblemente nos ofrezca una visón idílica
de la realidad. Algo similar se puede decir con la tratadística que también afirma,
como hace Juan Maldonado en uno de sus Sueños, que cuando una pareja se quiere
inmediatamente piden al sacerdote que los case, con el consentimiento de los
padres. Y decimos que la realidad es diferente, ya que la documentación judicial,
ya sea en el mundo urbano o en el rural, deja rastros inequívocos de violencia y
mando por parte del progenitor. No es infrecuente encontrar procesos en los que los
padres maltratan –es decir pegan, encierran y amenazan (incluso con ahorcarlas) a
sus hijas– para que en unos casos acepten el matrimonio que ellos han concertado,
y en otros no se realice el que sus hijos desean. Estamos, pues, ante un exponente
claro del “dirigismo” paterno como han señalado Angel Rodríguez y Francisco J.
Lorenzo Piñar. Uno y otro nos presentan ejemplos donde los padres, sin distinción
de status (posiblemente más cuando más alto es el estamento al que se pertenece)
mediatizan el matrimonio de sus hijos. Valga como ejemplo el Conde de Revilla
y la duquesa de Frías; forzaron a sus respectivos hijos Manuel e Isabel a casarse.
Por el contrario otros padres no vieron con buenos ojos el desposorio de sus hijos
y usaron su influencia para que incluso casados, la pareja no pudiera vivir juntos.
Es el caso del mercader zamorano Cardoso, que el año 1639, después de casar su
hija (aunque no llega a producirse la velación) y haber mantenido copula carnal
con su esposo, consiguió que el corregidor encerrase a su yerno y depositara a
su hija en un convento de monjas.

228 JUAN HERNÁNDEZ FRANCO
DEBERES DE LOS PADRES
El deber primero y fundamental de cualquier padre es gobernar bien la casa y
para ello ha de ajustarse a la ley de Dios y a las leyes del Reino. En una palabra,
la obligación del padre es llevar a cabo la dirección de la casa como si se tratase
de una comunidad social perfecta y virtuosa.
Si nos centramos en los deberes respecto a los hijos, encontramos que los
más importantes son los siguientes: alimentarlos, darles habitación, vestirlos y
cuidarlos en caso de enfermedad; formarlos espiritual y moralmente –especialmente
a las hijas, para que no se “críen libertadas, sino modestas y muy atentas”; darles
estudios; enseñarles un oficio, cuestión en la que llevan delantera los tratadistas
puritanos y a la que no se incorporan los autores católicos hasta finales del siglo
XVII y sobre todo en el XVII; finalmente, y antes de abandonar el hogar, que no
es lo mismo que desligarse de la relación con la casa, dotarlos para el matrimonio
o bien para tomar estado religioso. Está última cuestión, nos referimos a la dote,
es uno de los deberes paternos que más riesgo pueden conllevar para la familia
en general y para el economía de la casa en particular, especialmente en el caso
de familias pudientes. Señalamos esto pues era tan excesiva la dote de 42.500.000
reales que se comprometió a entregar a su hija el Duque de Medinasidonia el año
1549 cuando casa con el primogénito de la casa de Osuna, que necesitó permiso
real para poder entregársela. Es un ejemplo claro que explica los motivos de la
Monarquía para legislar sobre la dote (en cuatro ocasiones a lo largo de los siglos
modernos) con el fin de evitar que los padres se endeudaran.
Sin embargo cumplir con el deber de padre y criar a los hijos no es fácil. Y
no por el carácter o actitudes de los hijos, sino como señalan los propios tratadistas
porque los progenitores son negligentes en sus obligaciones, porque carecen
de las virtudes que deben tener para cumplir su compromiso. Un ejemplo de ello
lo encontramos en los Coloquios Matrimoniales de Pedro de Luxán. Hay padres
que se extralimitan en los obsequios y regalos a sus hijos; hay quienes les consienten
desviaciones en el comportamiento y además no les castigan, como ocurre
cuando los hijos mienten o perjuran; hay quienes les permiten juegos deshonestos
y compañías no apropiadas; hay quienes les escogen maestros “viciosos”. Pero
quizás los peores de todos sean los padres “con pereza”, es decir los que descuidan
totalmente su deber, lo que influye en que los hijos “salgan tan escandalosos
en las repúblicas, tan infames a sus parientes, tan inobedientes a sus padres, tan
malignos en sus condiciones, tan aviesos en sus costumbres, tan inhábiles para la
ciencia, tan incorregibles con disciplina, tan amigos de la mentira....”. A la postre,
son padres que se han alejado de sus compromisos y no siguen como modelos

REFLEXIONES SOBRE LA FIGURA DEL PADRE EN LA EDAD MODERNA 229
–en aquella sociedad teocrática y monárquica– a Dios y al Rey.
Los deberes de los padres respecto a sus hijos (siempre que estos sean menores
de edad) en caso de producirse su muerte son asumidos por las madres, a las que
los tratadistas aconsejan que se hagan de inmediato con la autoridad que hasta
esos momentos ha estado en manos del padre y lo reemplacen en su patriarcado.
Es muy llamativo, por ejemplo, lo que comenta el jesuita Artete, a comienzos del
siglo XVII, con el fin de la madre desempeñe los deberes que le corresponden.
Aconseja que la viuda debe esforzarse por ser “mujer varonil”, haciéndose acompañar
para los menesteres en que sea necesario por sus parientes masculinos
PADRES BENEFACTORES
La idea más frecuente respecto al comportamiento de los padres es que en
el ejercicio de su función fueron rigurosos, con frecuencia demasiado severos. De
forma muy acertada, fray Antonio de Arbiol los describe como “Leones en sus
casas; oprimiendo y aterrando a sus familiares”
Pero la verdad es que las instrucciones sobre cómo un padre debe dirigir su casa,
su familia, y en particular cuidar de sus hijos se asienta en el modelo de “casa feliz”,
es decir, aquella dónde el que tiene autoridad la ejerce con virtud y ama y estima
a los que están bajo su gobierno. Y no fueron pocos los padres que se ajustaron a
este modo de comportamiento, ya fuesen miembros de la elite, de la burguesía o del
campesinado. Por ejemplo villanos castellanos del siglo de oro, muy probablemente
idealizados por Lope de Vega en El villano en su rincón y en El cuerdo en su casa,
nos son mostrados con un encomiable comportamiento hogareño, aplicados en la educación
y atención de los hijos, a los que transmiten valores morales una vez acabada
su jornada laboral. No se trata de un caso excepcional. Conocemos igualmente como
procedían los campesinos ingleses del siglo XVIII mientras sus mujeres trabajaban.
En concreto “en las largas tardes de invierno el marido remienda zapatos, zurce la
ropa de la familia y se ocupa de los niños mientras la esposa hila”.
Y no le fueron a la zaga a estos campesinos, como ha recogido J. Casey
en su libro sobre la familia europea, los miembros de los otros grupos sociales
citados. Movidos por un amor superior a cualquier otro, que es el que el padre
debe tener hacia sus hijos –como señaló Santo Tomas de Aquino en su Summa
Theologica– encontramos al caballero vasco Esteban de Garibay muy preocupado
por la enfermedad de su hijo, o al padre de Luís de Requesens, futuro gobernador
de los Países Bajos, embaucado por las gracias y actos del pequeño Luís.
De todos modos, la existencia de padres benefactores, afectuosos y suaves,
que insinuaban más que mandaban, no pueden hacernos olvidar que toda la arquitectura
del gobierno de la familia tiene su piedra angular en la obediencia, respeto

y veneración que todos los miembros de la casa han de profesar al padre.

NICOLÁS DE BUSSY REFLEJADO EN LA PINTURA.
UNA POSIBLE FUENTE PARA EL CONOCIMIENTO
DE SU OBRA*
GERMÁN RAMALLO ASENSIO
Universidad de Murcia
Nicolás de Bussy fue, sin duda, uno de los mejores y más interesantes artistas
que tuvimos en España en el último tercio del siglo XVII 1 . Sin embargo las noticias
que de él han quedado son escasas, confusas y, a veces, hasta contradictorias,
como sucedía hasta hace poco con la edad y por ende, la fecha de nacimiento que
se venía aceptando desde la publicación de un dato mal leído o intencionadamente
* Este artículo se ha llevado a cabo dentro del proyecto I+D: HUM 2005-07472-C05-01,
titulado: Transformaciones morfológicas y de significado en las Catedrales españolas del Barroco a
los Historicismos.
1 La investigación de su figura y obra se han reactivado desde hace unos años, lo que ha
procurado muy importantes nuevas aportaciones para el conocimiento de una, antes oscura, etapa
valenciana; sin embargo, lo que debía haber aclarado, aun hace más confusa la interpretación de su
actividad y personalidad, de manera que continúa apareciendo como uno de nuestros más enigmáticos
artistas del Barroco. El estudio primero y más completo en cuanto a lo que se refiere a su etapa
murciana fue el de J. SÁNCHEZ MORENO, “D. Nicolás de Bussy, escultor. Nuevos datos sobre su
personalidad humana y artística”, Anales de la Universidad de Murcia, 1944, pp. 121-149. Añadió
luego datos, matices y sugerencias en diversas publicaciones J. C. LÓPEZ JIMÉNEZ. Décadas más
tarde retomó la figura, ampliando datos y obra M. C. SÁNCHEZ ROJAS FENOLL, El escultor Nicolás
de Bussy, Murcia, 1982. Y más recientemente, A. BUCHÓN CUEVAS y Mª J. LÓPEZ AZORÍN han
aportado las noticias que aclaran la fecha de su llegada a España y su edad: “Escultores extranjeros
maestros del gremio de carpinteros de Valencia: Nicolás de Bussy, Julio Capuz y Francisco Stolf”,
Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, T. LXXV, Castellón, 2000, pp. 162-164. A esto se
ha de sumar la exposición que tuvo lugar en Murcia en 2003: Nicolás de Bussy, comisariada por M.
231

232 GERMÁN RAMALLO ASENSIO
falseado por el mismo escultor 2 . Antonio Palomino es quien nos habló primero de
él y en unos términos muy laudatorios 3 . Últimamente, según acabamos de explicar
en la nota anterior ha cobrado valor todo lo que del artista nos contó y ello lo sitúa
a un nivel muy por encima de los otros muchos artistas españoles que trabajaban
en la Corte o en otros centros. Destaca como lo más importante el hecho de haber
sido traído a España por D. Juan José de Austria para que se ocupase de las más
trascendentes obras reales, como lo era el diseño y dirección de las fachadas de
Palacio 4 y asimismo que llegase a hacer las estatuas del rey Felipe IV y la Reina
madre. Por ello se haría merecedor del título de Escultor del Rey y también por
esto, será por lo que su biógrafo antepone a su nombre el tratamiento de Don,
como sólo lo hace con los más destacados artistas de que trata.
Como acabo de decir estos datos se cuestionaban, pero ahora han cobrado
fuerza. De todas formas para quien esto escribe el testimonio de Palomino en
todos los artistas que trata siempre ha sido muy de fiar, más aun tratándose de
un coetáneo. Por ello ya en otro artículo y antes de que se conociera el documento
que ha aclarado la fecha de nacimiento y su edad, propuse una teoría que
pudiera justificar la realización de esos retratos reales, pues me parecía un error
excesivo para ser cometido por el erudito biógrafo que esas obras nunca hubieran
FERNÁNDEZ DELGADO con la selección de obra y fichas de catálogo debidas a M. C. SÁNCHEZ
ROJAS FENOLL, y textos de: E. GÓMEZ PIÑOL, F. J. DE LA PLAZA SANTIAGO, G, RAMA-
LLO ASENSIO y la misma SÁNCHEZ ROJAS FENOLL. Por fin, los últimos artículos sobre el
artista han sido: uno de quien esto escribe en el que se proponen paralelos de su iconografía con las
centroeuropeas: G. RAMALLO ASENSIO, “Nicolás de Bussy. Iconografías de la Pasión importadas
desde el centro de Europa”, El arte foráneo en España. Presencia e influencia, coordinador Miguel
Cabañas Bravo, CSIC, Biblioteca de Historia del Arte, 9, Madrid, 2005, pp. 85-99. Y el otro de M.
J. LÓPEZ AZORÍN y M. C. SÁNCHEZ ROJAS FENOL en que se ponen en orden todos los datos
que hasta ahora se han aportado: “Notas para una biografía del escultor D. Nicolás de Bussy”, Boletín
del Museo Nacional de Escultura, nº 8, Valladolid, 2004, pp. 29-36.
2 Según su primer biógrafo y el de tantos otros artistas españoles, Palomino de Castro y Velasco,
había llegado a España en el séquito de D. Juan José de Austria y aun en tiempos de Felipe
IV. Sin embargo, estos datos tan precisos se pusieron en duda por los investigadores recientes ya
que, la edad de 52 años que el mismo artista declaró tener en 1703, hacia prácticamente imposible
aceptarlos. Sin embargo ese desajuste ha sido despejado con un último hallazgo documental que
confirma con toda seguridad su estancia en Valencia en 1662 y con edad superior a los 20 años
(Buchón Cuevas y López Azorin, 2000), lo que nos lo hace, al menos, diez años más viejo y por
ello, podemos volver a dar credibilidad a todo lo que dice Palomino que, por otra parte, aunque
algo más joven que el artista, fue coetáneo de él, amigo de sus amigos e incluso, por sus contactos
con Valencia, lo llegaría a conocer personalmente.
3 A. PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO, El Museo pictórico y escala óptica. T III: El
parnaso español pintoresco laureado, Madrid, Aguilar, 1988, pp. 539-541.
4 Debemos pensar que en realidad serían las portadas del palacio del Buen Retiro que a la
sazón, para la década de los sesenta en que debemos movernos ya estaba concluido y en proceso

NICOLÁS DE BUSSY REFLEJADO EN LA PINTURA. UNA POSIBLE FUENTE PARA EL CONOCIMIENTO ... 233
existido 5 . Por último, otro dato muy importante que nos proporciona, es el de la
concesión del Habito de Santiago por Carlos II “y caudal, con lo que lo pasase
decentemente toda su vida”; era esta una magnánima forma de hacerlo salir de la
órbita cortesana ya que su relación con D. Juan José de Austria no sería muy bien
vista en los nuevos tiempos que se vivían y además, se habían aplacado los aires
de grandeza que habían soplado en los años centrales del reinado anterior.
Pero otra cosa de que también nos da información Palomino y que tiene todos
los visos de realidad exigibles, es de la amistad que tuvo el escultor y proyectista
con los pintores valencianos Juan Conchillos y Senén y Vila, ambos de edad muy
aproximada a la de Nicolás. Con el primero se ha llegado a documentar una amistad
que iría más allá de la pura relación profesional y que llegó hasta hacerles, a
él y a su esposa, padrinos de dos de los hijos del pintor (1682-84) 6 . Quizás esa
amistad se iniciara en Madrid al momento en que el pintor valenciano residía
allí y ocupado en obras de envergadura, y se reforzara, al reencontrarse los dos
en Valencia y Alicante. Aun en 1698 y tras diez años de estancia en Murcia del
escultor, volverían a coincidir en obra común de esta ciudad: el retablo mayor de
la iglesia de San Bartolomé 7 .
Respecto al segundo 8 , es el mismo Antonio Palomino el que nos habla de la
mutua admiración que había entrambos y la deja recogida y muy bien sintetizada
en una breve pero expresiva frase: “...de ordinario estaba modelando (Senén) de
cera y barro con singular aprobación del gran Don Nicolás de Bussi” 9 . Asimismo,
por igual fuente, conocemos que esa admiración y aprecio se trasladó a Lorenzo
Vila, hijo del primero y lo que dice es lo que ahora más nos interesa como apoyo
de lo que aquí pretendemos demostrar; dice así: “Fue este caballero (Bussy) tan
apasionado a la habilidad de Don Lorenzo que cualquier hechura de su estimación,
de decoración interior. J. BROWN y J. H. ELIOT, Un palacio para el Rey. El Buen Retiro y la
Corte de Felipe IV, Alianza Forma, Madrid, 1988.
5 G. RAMALLO ASENSIO, “Singularidad de la escultura barroca en el Reino de Murcia”,
en El legado de la escultura, Murcia, 1996, pp. 41 a 50.
6 L. HERNÁNDEZ GUARDIOLA, “Noticias sobre Bussy y Conchillos en la ciudad de Alicante”,
en AEA, Madrid, 1966, pp. 467-468. – “Pintores en la ciudad de Alicante durante el siglo
XVII”, Idealidad, 2, Alicante, 1976, s.p.
7 M. C. SÁNCHEZ ROJAS FENOL, El escultor Nicolás de Bussy, Departamento de Historia
del Arte de la Universidad de Murcia, 1982, p. 119.
8 Escogemos tres buenos estudios escalonados en el tiempo de entre los que pueden consultarse
sobre este pintor: J. SÁNCHEZ MORENO, “El pintor Senén Vila (1640? – 1707)”, Anales de la
Universidad, Murcia, 1948-49. pp. 59 a 96. - M. R. CABALLERO CARRILLO, Pintura barroca
murciana: Senén y Lorenzo Vila, Academia Alfonso X el Sabio, Murcia, 1985.- J. C. AGÜERA ROS,
Pintores y pintura del Barroco en Murcia, Fundación Alfonso Martín Escudero, Murcia, 2002.
9 A. PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO, Op. Cit., p. 540.

234 GERMÁN RAMALLO ASENSIO
en concluyendo solía copiarla Don Lorenzo a el óleo, y dábasela a el autor del
modelo, quien la estimaba y decía, que sólo él pudiera imitar sus obras” 10 .
El principio de la amistad tendría lugar en Valencia pues allí coincidieron al
tiempo que con Conchillos y juntos compartirían inquietudes estéticas y jornadas
de Academia. También los volvemos a encontrar por la mitad de los años 70 en
Alicante. Allí ambos contraen matrimonio, Senén unos años antes (1671-2) 11 que
Nicolás de Bussy (1676) 12 . Tras ello se les ve coincidir en diferentes localidades
de la provincia y acaban por establecerse en Murcia, el pintor en 1678 13 y diez
años después, el escultor, tras haber intervenido en las importantes obras de Elche
y Aspe. Ya en Murcia la relación siguió siendo intensa, incluso en el ámbito
laboral. Así, sabemos de la asistencia de Bussy a la Academia que Senén Vila
abrió en la ciudad, al igual de lo que había hecho Juan Conchillos en Valencia 14 .
Abundando en esto, se ha llegado a proponer 15 que fuese Senén Villa, o su hijo
Lorenzo, quienes policromaran las obras de Bussy, al menos tras ese año 1688
de su llegada a Murcia 16
Basándonos en esa estrecha relación de amistad y mutua admiración profesional
que existió entre pintor y escultor que nos confirman las palabras de
Palomino, vamos a intentar proponer unos paralelismos estéticos que nos pueden
reforzar unas últimas atribuciones de obra que se han propuesto a Nicolás de Bussy,
no basadas en documento, sino en análisis de la forma que, para el historiador
del arte, debe ser un documento tan fiable como el escrito. Esos paralelos ya se
han propuesto de pasada en alguna ocasión; concretamente E. Tormo o Baquero
Almansan señala la influencia de Bussy en el Cristo atado a la columna de la
catedral 17 , y lo mismo se ha dicho de la Dolorosa que le hacía pendant, obras
ambas firmadas por Lorenzo Vila, algo que también ratifica A. E. Pérez Sánchez
al hablar del pintor: “A veces (Cristo Flagelado Murcia, catedral), consigue un
10 Ibíd.., p. 541.
11 J. C. AGÜERA ROS, Op. Cit., p. 401. Este autor retrasa en unos años la fecha de 1676 que,
desde Sánchez Moreno se venía aceptando, y lo hace apoyándose para ello en unas declaraciones
de edad de su hija Ana María.
12 J. C. LÓPEZ JIMÉNEZ, “Nicolás de Busi y su origen”, AEA, nº 105, Madrid, 1954.
13 J. A. CEÁN BERMÚDEZ, Diccionario Histórico de los más ilustres Profesores de las
Bellas Artes en España, Madrid, 1800, Edic. de 1965, T. V., p. 234.
14 A. BAQUERO ALMANSA, Los profesores de las Bellas Artes murcianos, Murcia, 1913
(1980), p. 136-137 y 148-149 (en la voz correspondiente a Lorenzo Vila).
15 J. SÁNCHEZ MORENO, 1948-49, p. 68 y M. R. CABALLERO CARRILLO, Op. Cit., p. 40.
16 Aunque es bien cierto que de quien únicamente tenemos referencia documental como policromador
de escultura de Bussy es de Villacis, y en concreto de la escultura de San Fernando de
la catedral de Murcia.
17 Levante y Op. Cit., p. 149.

NICOLÁS DE BUSSY REFLEJADO EN LA PINTURA. UNA POSIBLE FUENTE PARA EL CONOCIMIENTO ... 235
Lámina 1. Lorenzo Vila. Cristo atado a la columna. Catedral de Murcia.
evidente patetismo, inspirándose en la obras escultóricas de Nicolás de Bussi, muy
amigo de su padre” 18 . Aun va más allá Paul Lafond que llega a tribuir a Lorenzo
esculturas, basándose en los conocimientos de modelado en barro y cera que le
18 A. E. PÉREZ SÁNCHEZ, Pintura Barroca en España 1600-1750, Manuales de Arte Cátedra,
Madrid, 1992, p. 396.

236 GERMÁN RAMALLO ASENSIO
enseñaría el escultor en sus veladas de academia 19 . Desde luego el paralelo es
muy notorio, como también sucede con el Ecce Homo del convento de Agustinas,
de Murcia, de flaca anatomía y mirada intensa, o el Cristo de la Paciencia,
de las Claras. Estos lienzos nos dan que pensar en esas esculturas desaparecidas
de Bussy que tanto habían de influir en las obras de los escultores posteriores,
incluido el mismo Francisco Salzillo (Cristo a la Columna de Jumilla y Cristo
Flagelado de Hellín).
Pero esta posible relación estilística no todos la admiten y así leemos en
Agüera Ros que “ni siquiera conjeturas pueden apuntarse de la mutua interacción
y de las consecuencias artísticas resultantes, si es que las hubo, del trinomio Villa-
Conchillos-Bussy desde su coincidencia cierta en Alicante, pues nada de la bravura
técnica y dinamismo barrocos de su colega valenciano ni del buscado patetismo
del escultor estrasburgués se detectan en Senén” 20 .
Esta afirmación tan rotunda no la compartimos ni en el caso de interinfluencia
entre los dos pintores, ni menos en el del pintor y el escultor. Quizás empañe la
visión el buscar siempre el patetismo como principal y casi única cualidad estilística
definitoria de Bussy, ya que si bien es cierto que no se puede negar que lo haya
y sobre todo en sus obras religiosas murcianas, también lo es que encontramos
en algunas otras obras la gracia cortesana que, sin duda, desarrollaría en sus trabajos
para la Corte. Miremos, si no a la portada de Santa María de Elche, a su
incuestionable San Agatángelo, de afectada pose corporal, o también la ternura
que desprenden San José y el Niño, así como el clasicismo barroco de la Virgen
Asunta, o por fin, la gracia mórbida de las cariátides y niños que completan
el conjunto. Ya en otro lugar apunté como esta faceta elegante y cortesana nos
acercaba a las obras de los Duquesnoy, Francisco y Jerónimo, y sus seguidores
inmediatos y por ello, pese a aceptar que el escultor pudiese haber venido desde
Italia lo hice depender de la estética que podemos ver en la escultura flamenca,
aunque esta, sin duda, tenga también mucha deuda con la italiana del último
manierismo, teñida por el naturalismo que es ingrediente común a cualquier obra
artística de la época barroca 21 .
19 La noticia dice así: “il modela en terre cuite (Lorenzo Vila) et exécuta ensuite ensuite
en ronde-bosse de nombreux bustes; - n’était-ce pas alors le siècle de ces portaits palpitant sous
le pouce des sculpteurs, devenus en ce genre d’ouvrages d’une habilité et d’un brio sans pareils?
– Parmi ces bustes, signalons celui de la reine – mère et celui de Nicolás de Busi ou Bussi, mort
en 1706... Nicolas Busi se fit moine et modela de nombreux ouvrages en terre cuite, fort apreciés
de ses contemporains; la plupart se trouvent à Murcie, à Séville et à Valence”. No entramos ahora
a analizar y enjuiciar estar líneas que, como poco, resultan interesantes y nuevas; P. LAFOND, La
Sculpture espagnole, París, 1908, pp. 237 y 238.
20 J. C. AGÜERA ROS, Op. Cit., p. 388.
21 G. RAMALLO ASENSIO, 1996, pp. 43 a 45.

NICOLÁS DE BUSSY REFLEJADO EN LA PINTURA. UNA POSIBLE FUENTE PARA EL CONOCIMIENTO ... 237
Lámina 2. Nicolás de Bussy. San Fernando. Catedral de Murcia.
Concretamente las esculturas a las que aquí nos vamos a referir no entran
dentro de su producción más dramática, aunque es bien cierto que están cargadas
de expresión y dinamismo, como sólo este excepcional escultor podía hacerlo
en los años en que deben situarse. Me quiero referir solamente a algunas de las
que han figurado en la última exposición: Nicolás de Bussy que, comisariada
por Manuel Fernández Delgado, tuvo lugar en el Palacio Almudí de Murcia, en

238 GERMÁN RAMALLO ASENSIO
el año 2003, siendo redactado el catálogo por la Dra. Sánchez Rojas Fenoll 22 y
singularmente, hablaremos de San Fernando, de la catedral, San Isidro Labrador,
de San Juan Bautista y además de los dos bustos de San Pedro y San Pablo
que se conservan en la misma catedral de Murcia. De estas cuatro obras, las dos
primeras ya han estado atribuidas históricamente a la mano de Nicolás de Bussy,
para más recientemente no considerarlas como tal y quedar anónimas o asignadas
a otros escultores hasta llegar a últimos estudios en que se les ha devuelto a la
mano primera 23 .
Efectivamente, en el catálogo de la exposición citada se han devuelto al
estrasburgués, aunque no sin las dudas y cautelas que aconsejan la carencia de
documentos escritos. Por nuestra parte ya las admitíamos en el artículo de 1996
citado, donde las valorábamos como obras capitales de la escultura murciana. Sin
embargo los dos bustos ha sido la primera vez que se han considerado como de su
autoría y esto, aprovechando una reciente restauración que así lo ha aconsejado.
Para el caso de San Fernando se han barajado las fechas en que se encargó la
imagen, 1675 y se pagó, 1676, para dar con ello cumplimiento al deseo de la reina
viuda doña Mariana que, dos años antes, había pedido al Cabildo de Murcia (como
lo había hecho a todas las iglesias mayores del Reino) levantara un altar en honor
del Santo Rey, canonizado en 1671. Estos años citados coincidían con la estancia
22 Véase nota nº 1.
23 La escultura de San Fernando, pese a estar relativamente bien documentada, se ha reseñado
pocas veces y quizás haya sido por no vérsele con la suficiente calidad para ser atribuida a alguno
de los grandes escultores murcianos. Sin embargo tras una reciente restauración se ha podido ver
que su calidad es muy notable aunque quizás haya estado algo retocado el rostro en época posterior
a su factura. La dio como de Bussy A. Roldán Prieto en su Guía Histórico Artística de la catedral
y su museo (1973, p. 43); Sánchez Rojas Fenoll (1982) no la incorpora al catálogo del artista. Yo si
la traté como del escultor y de lo mejor por su movimiento en 1996 y últimamente, y tras la citada
restauración que ha recuperado la policromía primitiva, ha entrado en el Catálogo del escultor y ha
sido expuesta en la Exposición de 2003. Respecto a la del Santo labrador ha sido atribuida y luego
desatribuida a todos los escultores que trabajaron en Murcia desde la última década del siglo XVII
y la primera mitad del XVIII. Lo dio como seguro de Bussy Fuentes y Ponte, y Baquero Almansa
continuó con esa atribución. Ibáñez, en cambio, lo vio como de Nicolás Salzillo. Tras ellos, López
Jiménez y López García, después de estudios comparativos con obras francesas y genovesas, lo asignaron
a Antonio Dupar. Y por fin, Gómez Piñol, en la exposición celebrada en 1973, tras apreciar su
soberbia calidad, pensó en Francisco Salzillo como único escultor posible capaz de obtenerla. Tras
él Belda Navarro ha seguido manteniendo esa atribución y así ha figurado en los últimos catálogos
de exposiciones celebradas del escultor. Últimamente se ha vuelto a devolver al primero, a Nicolás
de Bussy, en la citada Exposición celebrada en 2003. Y, por mi parte, lo considero la opción más
acertada ya que por el análisis estilístico es a quien mejor responde, tanto en composición, partes
anatómicas, movimiento y detalle de vestiduras y además, la fecha de fundación de la cofradía de
labradores y la dedicación de la capilla al Santo en 1695, refuerzan lo que se deriva del estudio
estético.

NICOLÁS DE BUSSY REFLEJADO EN LA PINTURA. UNA POSIBLE FUENTE PARA EL CONOCIMIENTO ... 239
Lámina 3. Senén Vila. San Jorge. Iglesia de Justinianas. Murcia.
de Nicolás de Bussy en Elche y con el encargo de las fachadas de su colegiata
y por ello, el ajuste para la obra se suscribiría allí, o en la vecina Alicante 24 . No
debemos olvidar que a la merecida fama que ya tendría se unía el hecho de ser
Escultor del Rey y, por ende el más adecuado para hacer la escultura.
Mas confusa es la fecha de realización de San Isidro Labrador, pero el
análisis estilístico, más aún que en el caso de San Fernando, aconseja devolverlo
a Bussy, como ya antes había sido considerado 25 : La singularidad de su rostro,
24 M. C. SÁNCHEZ ROJAS, Nicolás de Bussy, Catálogo, 2003, pp. 104 a 106.
25 Ibid., pp. 146 a 148.

240 GERMÁN RAMALLO ASENSIO
tratado con afán de individualizar, aunque con los rasgos típicos del artista, el
minucioso estudio de la anatomía en brazos, manos y pies, y el sabio tratamiento
de plegados de sus ropas que el brusco movimiento corporal genera. Pero sobre
todo, es esa sacudida que recorre la figura desde el dedo gordo del pie derecho
hasta las inclinadas cervicales, bien compensada por los musculosos brazos de
labrador que a su vez, produce los esperados arqueamientos de columna vertebral,
naturales por el sobresalto de quien inesperadamente ve manar el agua y se
aparta para no ser salpicado por ella, la que nos hable de un escultor muy sabio
en composición y movimiento como era Nicolás de Bussy.
Para reforzar la atribución de estas imágenes citadas y una vez resaltados
su composición y movimiento, habríamos de destacar el movimiento con que
componen sus cuerpos, tan similar entre ambas y a su vez, al de San Francisco
de Borja, y San Agatángelo, de Elche, obras segura del autor. En todos los casos
son figuras erguidas sobre las piernas separadas y, adelantada la una o retrasada
la otra, respecto del plano vertical que marca el tronco, mientras, la columna
vertebral también está afectada por el movimiento general, ondulándose con gran
flexibilidad a derecha o izquierda y curvándose hacia atrás, guiada siempre por
la actitud que pida la acción, aunque buscando la elegancia del movimiento sin
perder por ello el naturalismo. Esta elegante flexibilidad fue uno de los ingredientes
en que nos fijamos para la atribución al escultor del Cristo Maniatado de la
parroquia de San Miguel, de Caravaca que siempre se había vinculado al hacer
del mediocre escultor local Marcos Laborda, pero que vista su excelencia se ha
de asignar a un gran maestro como lo fue Bussy 26 .
Pues bien, esta postura y, sobre todo, esta actitud anímica que se trasluce en
esos movimientos flexibles de que hemos hablado, es lo que se ve en una de las
más conseguidas pinturas de Senén Vila: San Jorge, del monasterio de Justinianas
de Madre de Dios, de Murcia. El lienzo es de gran tamaño, de manera que la
figura representada en él alcanza casi el tamaño natural y además, al ocupar el
primer plano, con el dragón a sus pies y distanciado de los demás elementos que
completan la escena, adquiere un carácter monumental y muy escultórico 27 , como
correspondería a un Santo de la máxima devoción en el monasterio. Está firmado
por el pintor y se encontraba en su iglesia antes de 1679 28 , por tanto se debió realizar
en fecha muy próxima a la llegada de Senén a Murcia (1678) y aquella en la
que Nicolás de Bussy estaba realizando la portada de la Asunción de Elche y los
26 G. RAMALLO ASENSIO, “Fuentes tipológicas e iconográficas de Nicolás de Bussy”, en
Nicolás de Bussy, AAVV, Murcia, 2003, pp. 64 a 66.
27 M. R. CABALLERO CARRILLO, Op. cit., p. 108.
28 J. C. AGÜERA ROS, Op. cit., p. 388 y 401.

NICOLÁS DE BUSSY REFLEJADO EN LA PINTURA. UNA POSIBLE FUENTE PARA EL CONOCIMIENTO ... 241
Lámina 4. Nicolás de Bussy, atr. San Pedro. Museo de la catedral Murcia.
santos de sus hornacinas, así como el San Fernando, encargado por el Cabildo de
Murcia. Por tanto no debe parecernos casual el gran parecido que hay entre ambas
figuras: San Jorge, de justinianas y San Fernando, de la catedral. Esta similitud
sería fruto de esa plasmación en pintura por parte de Senén de las esculturas que
ideaba y tallaba Nicolás: una muestra de lo que nos habla Palomino y Velasco,
que siempre se ha tomado sólo y exclusivamente bajo la óptica de los modelos
dramáticos. Al comparar las dos imágenes, la esculpida y la pintada, podemos
comprobar que tan sólo el basculado de los antebrazos varía, siendo todo lo demás
igual, tanto en postura, como en rostro y hasta en atuendo. La leve serpentinata

242 GERMÁN RAMALLO ASENSIO
que traza la columna vertebral del rey es la misma que estiliza por incurvación el
cuerpo del soldado romano. A los pies del joven está el dragón, a los del Santo Rey
la cabeza del infiel. Con la mano derecha sujeta éste la empuñadura de la espada
y aquel, la lanza con la que ha vencido al monstruo. Ambos dirigen la mirada al
cielo en señal de gratitud por la ayuda recibida y de ofrecimiento de un mundo
cristiano y sin demoníacas amenazas. Incluso el rostro es muy parecido, delgado
y varonil. Y los elementos de vestimenta y tocado, salvando las diferenciad de
época histórica, pueden también considerarse gemelos.
Las otras dos obras que hemos mencionado antes: los excelentes bustos de
San Pedro y San Pablo, de la catedral de Murcia, también han sido atribuidos
recientemente al escultor, en el mismo Catálogo de la Exposición citada y por
la misma Dra. Sánchez Rojas Fenoll. Antes de esto no se les había prestado el
interés que ellos merecen, o se habían tomado como obra de Sánchez Cordobés,
un seguidor de Alonso de Mena que hubiera sido incapaz de conseguir una tal
maestría 29 . Luego y tras analizar su estética, se retrasó la fecha de realización,
simplemente situándolos en la órbita de la escultura murciana dieciochesca y,
alguna otra vez, relacionándolos con Francisco Salzillo, algo esto último que, a
todas luces, resulta fuera de lugar.
El análisis estilístico realizado por la citada profesora es muy convincente para
que ambas obras puedan pasar a ser consideradas como de la mano de Bussy; no
vamos a entrar de nuevo en ello, sino a ratificar. Pero también podemos reforzar
esa asignación si consideramos los dos cuatros de San Pedro y San Pablo, aceptados
como de Senán Vila 30 que, junto a otros dos de la Virgen de la Paz y de
San José con el Niño, estaban colocados, antes de su demolición, en las pechinas
de la iglesia de madres Justinianas, de Murcia. Según Agüera Ros los cuadros
estarían pintados hacia 1688-89 31 , momento en que se amplió la iglesia por la
cabecera, pero recordemos que también esos años son los de inicio de la estancia
del escultor en la ciudad y momento por tanto en que podía haberse ocupado en
la realización de los bustos, tras haber quedado el Cabildo satisfecho por la escultura
de San Fernando que tan generosamente pagó. Si comparamos cuadros y
esculturas veremos que hay mucha coincidencia en ellas, tanta que superaría los
lógicos paralelismos iconográficos de uno y otro. La caracterización de San Pedro
y la intencionalidad de la mirada, con su gesto adusto y hasta represor está muy
29 Roldán Prieto aporta la documentación que se precisa para la atribución a tan escultor, pero
está claro que esos bustos serían otros ya que los presentes ostentan otra estética más avanzada y
una calidad extraordinaria. A. ROLDAN PRIETO, Op. cit., p. 25.
30 J. C. AGÜERA ROS, Op. cit., p. 393
31 Ibídem.

NICOLÁS DE BUSSY REFLEJADO EN LA PINTURA. UNA POSIBLE FUENTE PARA EL CONOCIMIENTO ... 243
Lámina 5. Senén Vila. San Pedro. Monasterio de Justinianas. Murcia.
Lámina 6. Senén Vila. San Pablo. Monasterio de Justinianas. Murcia.
próxima a la de la escultura, y lo mismo sucede con el Apóstol de los Gentiles,
más idealizado y afable en su expresión. Los tonos con que han sido pintados
son idénticos, tanto que también podríamos aventurar que las esculturas serían
policromadas en el taller de los Vila, bajo la estricta observación del escultor.
Ya el citado Agüera Ros apunta el carácter escultórico que tienen ambas
figuras en el lienzo 32 , al igual que sucedía con el San Jorge antes citado.
32 Ibédem.

244 GERMÁN RAMALLO ASENSIO
Lámina 7. Nicolás de Bussy, atr. S. Pablo. Museo de la Catedral. Murcia.

APROXIMACIÓN A LA METODOLOGÍA SOBRE LOS BIENES
PATRIMONIALES DE LOS JURADOS
MARÍA TRINIDAD LÓPEZ GARCÍA
Investigadora. Murcia
Este trabajo constituye un apartado de otro más extenso que estamos realizando
sobre la figura del jurado.
Cuando realizamos nuestra tesis doctoral, referida al oficio de regidor: “El
oficio de regidor y su ejercicio en Murcia en el último tercio del siglo XVII
(1665-1700)” percibimos el importante rol que los jurados desempeñaban, junto a
los regidores, en la gestión y administración del concejo murciano en la segunda
mitad del siglo XVII. Entre las diversas actividades que desarrollaron en la vida
concejil resaltamos el apoyo o “asistencia” a los regidores en las comisiones puntuales
que se les encargaban en su actuación del quehacer diario, entre otros, pero
sobre todo, despertó nuestro interés el peso específico que ejercieron en la gestión
de los fondos concejiles, las “bolsas” o depósitos con que el concejo hacía frente
a las distintas cuestiones pecuniarias que se les presentaban. No era raro encontrarlos
como Mayordomo de Propios, Contador del Pósito o en la administración
de cualquier otro depósito donde se ventilaba la economía. Tampoco resultaba
extraño que los jurados que ejercían esta actividad, permanecieran durante varios
lustros al frente de ella. 1 Su asistencia a las reuniones de los cabildos ordinarios o
extraordinarios, 2 aunque no ejercían el voto, nos delata el seguimiento, compromiso
o intervención que desempañaron en el seno del concejo.
1 Como hemos referido en nuestra comunicación a la IX Reunión Científica de la FEHM.
Málaga 2006.
2 Al hacer constar las asistencias de los regidores a las asambleas concejiles observamos su
constante presencia en las cuestiones que se dirimían en ellas, y aunque no la reflejamos en nuestra
tesis, sí consideramos que era relevantes.
245

246 MARÍA TRINIDAD LÓPEZ GARCÍA
Así pues, en base a ello, nos propusimos averiguar quiénes eran, cuáles eran
sus bienes patrimoniales, en relación con los regidores, cuál era su estatus social,
cómo estaban relacionados con el resto de la élite concejil o la sociedad murciana, 3
en definitiva, averiguar cómo habían accedido al oficio de jurados, 4 si aparte de ser
vecinos de Murcia eran naturales de otro lugar, 5 si llegaron a asimilarse al estatus
de los regidores, 6 si llegaron a tener “don”, o si llegaron a tener títulos de nobleza.
En resumen, quiénes eran los jurados y hasta dónde llegaron socialmente.
Las fuentes utilizadas en la presente investigación son: las Cartas Reales,
las Actas Capitulares, los Protocolos Notariales, y posteriormente, el Libro de
Cabildos de Jurados y cualquier otro documento o legajo que nos ayude a su
identificación.
Para averiguar algunos de los aspectos que circundaban o confluían en el
oficio de jurado, hemos usado la misma metodología que empleamos en nuestra
tesis doctoral sobre la transmisión del oficio de regidor. Para ello, hemos usado
básicamente los otorgamientos de sus oficios, reflejados en las Cartas Reales, que
nos permiten: en primer lugar, saber sus nombres; la fecha del otorgamiento del
título y su renuncia, y por tanto el período del desempeño de su cargo u oficio; si
el oficio era renunciable, perpetuo o acrecentado; cuándo adquiere la perpetuidad,
en cuyo caso, al igual que ocurría con los regidores, la posesión definitiva del
oficio, lo que ofrecía al jurado en cuestión, enormes posibilidades (patrimonialización),
y sobre todo, en nuestra opinión, la posesión del oficio se convertía en “un
seguro de vida” y la verdadera pieza angular para la conservación y perpetuación
de una familia en los engranajes de la élite murciana. Decimos como “seguro de
vida” porque la viuda del jurado, en base a la adquisición de la “merced de perpetuidad
del oficio”, no podía ejercerlo (tanto de regidor como de jurado), pero
podía nombrar (en nuestra opinión, arrendar, y por ello percibir una renta), a otra
persona mientras no “tomaba estado”, 7 o como pieza angular para la conservación
3 Mª. T. LÓPEZ GARCÍA. El oficio de regidor y su ejercicio en Murcia en el último tercio
del siglo XVII (1665-1700). (Tesis doctoral leída en 1997). Publicada en CD-ROM. I.S.B.N. nº 84-
7684-873-0. Ed. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia. 1999.
4 Sobre esta cuestión hemos avanzado algunos datos en una reciente comunicación: Mª T.
LÓPEZ GARCÍA. “Aproximación al oficio de jurado en el concejo de Murcia en el siglo XVII:
metodología para su estudio”. IX Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna.
Málaga 7-9 de Junio de 2006. (En prensa).
5 Algunos tienen “naturaleza”
6 Algunos otros eran miembros del Santo Oficio
7 No hay que olvidar que muchos regidores vinieron a Murcia oara ostentar el oficio de regidor
“en cabeza” y por ende con la oportunidad de ser elegido Procurador en Cortes por Murcia,
representarla en las Cortes y establecer relaciones con otras personas que a la larga consolidaban
su estatus.

APROXIMACIÓN A LA METODOLOGÍA SOBRE LOS BIENES PATRIMONIALES DE LOS JURADOS 247
del estatus social, porque si al morir un jurado, cuyo oficio era perpetuo, el hijo
mayor que debía heredar el oficio, en base a las leyes de la perpetuidad, seguía
manteniendo la titularidad o propiedad del oficio (regidor o jurado), y mientras,
su madre como tutora y curadora del menor o el procurador de los menores, podía
nombrar “en cabeza” a otra persona que desempeñara el oficio, con lo cual, aparte
de percibir posiblemente una renta, el oficio volvía a recuperarlo cuando el menor
alcanzaba la mayoría de edad, en cuyo caso, “automáticamente”, el que lo poseía,
cesaba inmediatamente en el ejercicio de su cargo, y por ende, el engranaje de
la pertenencia a la élite concejil se retroalimentaba y consolidaba, a diferencia de
cuando la mujer es la titular del oficio. 8
Así pues, utilizando la misma metodología que empleamos en las Cartas
Reales, y en base a todo lo referido, observamos que el otorgamiento del oficio
de jurado es similar al que se concedía a los regidores, y por tanto, podía ser
renunciable, perpetuo o acrecentado, y por ende, sujeto a todas las fluctuaciones
que pudieran producirse en la sucesión de una regiduría.
Básicamente, la diferencia que marca la permanencia del oficio de jurado
(o de regidor) en una familia durante varias generaciones, y su inclusión en los
bienes patrimoniales de ella, estriba y depende de que el oficio sea renunciable o
perpetuo. Si es renunciable o vitalicio, el jurado debía permanecer vivo 20 días
(atestiguado por un escribano), después de renunciar a él en otra persona, y el
que obtenía nuevamente el oficio tenía un plazo de 30 días a partir de esta fecha
para presentarse ante el Consejo de la Cámara con el documento de la renuncia
en su persona, y 60 días para presentarse en el Ayuntamiento con la carta del
otorgamiento real. 9
Si el oficio era perpetuo, al fallecer el titular, no era necesario atestiguar que
había vivido los 20 días marcados en la ley (como en los renunciables), antes de
renunciar en uno o varios miembros de su familia, mediante testamento. Tampoco
estaba sujeto al plazo de 30 días para presentarse ante el Consejo de la Cámara
con la documentación de la renuncia en su persona. Ni tampoco estaba sujeto al
plazo de 60 días para atestiguar ante el Ayuntamiento las credenciales de su otorgamiento
real, sino que tras la defunción del titular, y mediante el testamento, se
8 En el caso de que la mujer fuera la titular del oficio, el nombramiento o el nombramiento
y cese de otras personas que desempeñaran su oficio, dependía de su voluntad o hasta el momento
en que “tomaba estado”, en cuyo caso era el marido el que lo ejercía, aunque la propiedad del
oficio seguía perteneciéndole a ella, y en caso de descendencia constituía una parte de su legítima
materna.
9 F.J. ARANDA PÉREZ, “Transmisión del ejercicio del oficio de jurado: las renuncias”, en
F.J. Aranda Pérez. Poder municipal y cabildo de jurados en Toledo en la Edad Moderna (siglos
XV-XVIII). Toledo, 1992. p. 104 y ss.

248 MARÍA TRINIDAD LÓPEZ GARCÍA
conocía cuál era la voluntad del difunto en cuanto a quién le sucedería en el oficio
(generalmente designaba como sucesor a su hijo mayor). Al hacer la renuncia por
testamento, como un bien más de su patrimonio, el documento refleja ante qué
escribano se hace la renuncia, la fecha de la misma, y en numerosos casos hasta
la partición o reparto de sus bienes entre el resto de sus hijos.
De esta forma, la renuncia por testamento del (regidor) o jurado de que se
trate, se convierte en una fuente de gran valor para averiguar numerosos datos
de todo su patrimonio, tales como los bienes que posee en ese momento, cómo
ha sido la acumulación de su capital, índole de sus ingresos, así como la diferencia
entre lo que recibió de su familia y lo que transmite a sus hijos, máxime
cuando el escribano, para atestiguar jurídicamente el acto, hace alusión a otros
documentos (inventarios, dotes, testamentos) aportados por los antecesores del
jurado en cuestión.
Por otra parte, las Cartas Reales, y en concreto el otorgamiento real, en
donde se especifican diversas cláusulas de interés, indica: a quién se sucede; cuál
ha sido el anterior al que se ha sucedido en el oficio; fecha y jurado al que se
le dio la perpetuidad del oficio; y, ocasionalmente, el primer jurado que ostentó
este título; si alguna otra persona lo ejerció en cabeza; si el oficio tiene carácter
de acrecentado y a quién se le acrecentó (cabildo de jurados). Todos estos datos
nos ayudan a establecer una genealogía de los sucesivos titulares de un mismo
oficio; cuándo se ha ejercido en cabeza debido a que la persona que hereda el
título de jurado es mujer o menor, en cuyo caso, por las leyes de la perpetuidad,
según hemos referido, ha de nombrar (en cabeza) a otra persona que lo ejerza en
su nombre, y establecer cuántas líneas de sucesión existían en un período determinado;
si permanece en la misma familia de un jurado (o regidor) y por cuántas
generaciones. En definitiva, la permanencia o inclusión de una familia de jurados
en la élite concejil.
Las Actas Capitulares 10 así mismo, nos resultan válidas para indagar cuál
ha sido la trayectoria de un jurado en cuestión, durante el ejercicio de su oficio:
cargos que se le han otorgado en la gestión del concejo. Es decir, su actuación,
10 El jurado Gaspar de Orozcos obtiene el otorgamiento el 9 de Febrero de 1659. [C.R. 1659.
Fol 128 vto.- 129 vto]. En 1665 fue nombrado depositario de lo recaudado por el repartimiento de
dos reales para la reconstrucción de la Contraparada o Azud, y en 1675 para la reparación de la
pared del Arenal. [Mª T. LÓPEZ GARCÍA. La gestión de gobierno de los regidores en el concejo de
Murcia en el último tercio del siglo XVII. Ayuntamiento de Murcia, 1999. p. 108] El jurado Pedro
Villanueva fue Depositario de las Rentas Reales en el encabezamiento realizado por la Ciudad para
obtener fondos para el desvío del río Segura a su paso por la Condomina, en 1685. [Mª T. LÓPEZ
GARCÍA. La gestión de gobierno de los regidores en el concejo de Murcia en el último tercio
del siglo XVII. Ayuntamiento de Murcia, 1999. p. 57. Cita 136]. Ambos fueron mayordomos de la

APROXIMACIÓN A LA METODOLOGÍA SOBRE LOS BIENES PATRIMONIALES DE LOS JURADOS 249
compromiso y participación en la dinámica municipal, y en resumen, en los intereses
que de forma directa o indirecta, se ha visto involucrado por el ejercicio
de su profesión.
El Libro de Jurados, al igual que a Francisco José Aranda, 11 nos puede permitir
saber su sistema organizativo y dinámica interna y cotejar los datos obtenidos a
través de las Cartas Reales y Actas Capitulares, con los que se contienen en la
referida fuente.
El período que hasta el momento hemos abarcado comprende desde 1603 a
1706. De los 278 contabilizados 248 de ellos se agrupan en XV genealogías, 12
que hemos enumerado arbitrariamente. En cada una de ellas se suceden entre 4,
6 ó 10 jurados. De estos 248 títulos, los que se agrupan en la genealogía I son
todos renunciables, y en la VI y en la IX, hay algún otro título renunciable. En
la genealogía X, un jurado, Pedro Martínez de Luna, adquiere el título de nobleza
en 1678. Otros 30 se agrupan en XI genealogías, pertenecientes a 8 colaciones, de
las que 3 de ellas tienen dos líneas de sucesión de jurados distintas entre sí. En la
colación de San Bartolomé sólo un título es renunciable y el resto son perpetuos.
Respecto al otorgamiento del título de jurado, que se otorga específicamente con
la denominación “de la ciudad”, o los que pertenecen a una parroquia, son de
las mismas características, excepto que en este caso se indica en qué parroquia
ejercerá el oficio. Así mismo, tanto si es renunciable como perpetuo, ambos son
iguales y con las mismas características, y semejantes al que se le otorga a un
regidor, excepto cuando se especifica la parroquia donde el jurado ejercerá su
cometido.
En general, el ciclo de renuncia-cese, otorgamiento y ejercicio del oficio es
el mismo en el título de jurado que en el de regidor. Una vez recibida la cédula
del otorgamiento real, el jurado presenta sus credenciales, juraba su cargo y lo
cofradía de Nuestra Sra. del Rosario entre 1665 y 1667. [Mª T. LÓPEZ GARCÍA. “Consideraciones
sobre los inventarios de bienes de la Ilustre Cofradía de Nuestra Sra. del Rosario de Murcia”. En
J. Aranda Doncel. Las advocaciones marianas de gloria. (Actas del I Congreso Nacional). Tomo
II. Córdoba, 2003. p. 432.]
11 F.J. ARANDA PÉREZ: Poder municipal y cabildo de jurados en Toledo en la Edad Moderna
(siglos XV-XVIII).Toledo, 1992.
12 En el período estudiado en nuestra tesis doctoral (1665-1700) se constata que los regidores
se agrupan en 63 genealogías o líneas de sucesión, distintas entre sí. Además, se comprueba otra
genealogía que pertenece al título de Alguacil Mayor de Campo y Huerta (con voz y voto de regidor
en el Ayuntamiento), pero que sin embargo, sus titulares no ostentan el otorgamiento de regidor
de la ciudad de Murcia. En el citado período, los que componen esta genealogía son: D. Francisco
Tomás y Montijo, D. Juan Tomás Montijo, D. José Felices Ladrón de Guevara Tomás Montijo y,
ya fuera del período, D. José Francisco Tomás Montijo Herrera. Ib. (3). p. 212 y ss..

250 MARÍA TRINIDAD LÓPEZ GARCÍA
ejercería durante un indeterminado período de tiempo. Pasados unos años, bien
por voluntad propia o porque el titular del oficio decide que lo deje, cesa en sus
funciones como jurado. Renuncia el oficio, de forma individual o conjuntamente
con el titular del oficio, quien nombra a otra persona (renuncia y nombramiento)
para que lo desempeñe, si el rey da su aprobación, (generalmente siempre la da,
previo pago de la media annata). Con este nombramiento y otros “papeles” el
nuevo aspirante se presenta en el Consejo de la Cámara en un plazo no superior
a 30 días, contados a partir de la fecha de la renuncia en su favor, si el título
que solicita es de carácter renunciable, y sin limitación de tiempo, cuando se
trata de un oficio perpetuo. Tras haber investigado cada expediente en el Consejo
de Hacienda y en el Real Consejo de la Cámara, el rey otorga al nuevo
aspirante el título solicitado... y el ciclo se repite cada vez que se quería optar
a un nuevo otorgamiento para obtener el título de jurado. 13
Poseer la perpetuidad de un oficio, reportaba al que la obtenía cualitativos
privilegios que no vamos a enumerar en el presente trabajo. Sólo haremos referencia
a aquellos sobre los que se asienta esta investigación. Uno de ellos era que
al morir un jurado (o regidor) que ostentaba un oficio de carácter perpetuo, (y
a nuestro juicio era lo que hacía más apetecible la obtención de la perpetuidad),
la transmisión del título de su juraduría no estaba sujeta a los mismos plazos
que el renunciable o vitalicio para hacer la renuncia (vivir 20 días después de la
renuncia; 30 días de plazo para presentarse ente el Consejo de la Cámara con la
renuncia a su persona, ni 60 días para jurar su cargo, ni quedaba vacante por el
incumplimiento de ellos), sino que lo poseía hasta su defunción, y la propiedad
del oficio seguía permaneciendo en la misma familia.
Tras el fallecimiento de un jurado (o regidor), generalmente se produce su
sucesión en el desempaño de su oficio en el concejo. El nuevo aspirante a ejercer
el referido oficio, eleva al rey una súplica solicitando que dé su aprobación a la
renuncia que sobre él ha efectuado quien representa al verdadero titular o titulares
para ejercer dicho oficio. El nuevo documento donde se contempla su aceptación
y otorgamiento real, constituye en nuestra opinión, una fuente de gran valor ya
que además de reflejar los anteriores antecesores en la juraduría en cuestión, como
hemos explicado hasta ahora, señala el nombre del escribano ante quien se hizo
el testamento y la fecha de la renuncia del oficio en el candidato que aspira a
ejercerlo, si el rey lo acepta.
Como muestra de todo lo expuesto extractamos lo más significativo del
otorgamiento real del jurado Eugenio de Yepes Saavedra:
13 Ib. (3). Para el caso del título de regidor.

APROXIMACIÓN A LA METODOLOGÍA SOBRE LOS BIENES PATRIMONIALES DE LOS JURADOS 251
“... Por cuanto por una mi carta y provision de 30 de septiembre de 1639
hice merced a Eugenio de Yepes Saavedra de darle un oficio de jurado
de la ciudad de Murcia en lugar y por renunciacion de Juan Carreño de
la Fuente, perpetuo por juro de heredad y con las demas calidades y condiciones
contenidas y declaradas en la dicha provision, según mas largo
en ella a que me refiero se contiene y ahora por parte de vos Pedro Pablo
Torremoña nos a sido echa rrelacion que el dicho Eugenio de Yepes
Saavedra es fallecido y Dª Juana de Rrojas su mujer, tutora y curadora de
las personas y bienes de D. Francisco de Yepes Saavedra, Dª Juana y Dª
Jussepa y Dª Mariana de Yepes sus hijos y del dicho Eugenio de Yepes
su marido y Martin de Zarandona y Dª Mariana de Yepes su mujer hijos
y erederos del dicho Eugenio de Yepes, usando de una de las clausulas de
la perpetuidad de este oficio que dispone que perteneciendo a menor de
edad o muxer que no la puede administrar ni executar, tenga facultad de
nombrar otra persona que en el entretanto que es de edad o la hixa o muxer
se casa, la sirva por escritura que otorgaron en la dicha ziudad a diecinueve
de agosto de este año [1642] ante Melchor de Oviedo nuestro escribano,
os a nombrado para que sirvais el dicho oficio durante la menoria de edad
de los dichos menores, suplicandonos que en su conformidad fuesemos
servido de daros cedula nuestra para ello, e como la nuestra merced fuese
y nos abemos tenido por bien y por la presente es nuestra voluntad que
durante la menor eredad de los dichos menores, vos el dicho Pedro Pablo
Torremoña sirvais y useis y exerzais el dicho oficio y mandamos al concexo
Justicia rexidores caballeros jurados escuderos ... y ombres buenos
de la dicha ciudad que luego que con esta nuestra Carta fueren requeridos
juntos en su ayuntamiento rrecibieran de vos en persona el juramento y
solemnidad acostumbrada el cual asi hecho y no de otra manera os rreziban
ayan y tengan por nuestro jurado de la dicha ciudad... en Zaragoza a 15
de septiembre de 1642 años... yo el rey”. 14
Ambos datos: nombre del escribano y fecha de la renuncia nos permite
consultar el protocolo del escribano en cuestión, según el año en el que se ha
efectuado el testamento de la referida renuncia, y haciendo un seguimiento de las
fechas en las que el escribano 15 anota las escrituras en su protocolo (generalmente
14 A.M.M. Carta Real 1642. Rollo 12. Signatura 816. Fol. 102 rto. a 102 vto.
15 La fuente, a veces, no explicita el nombre completo del escribano. En este caso, el otorgamiento
real indica que la documentación testamentaria se hace ante el escribano Melchor de Oviedo. Gracias
a la ingente labor de vaciado de protocolos realizada en el Archivo Histórico Provincial de Murcia,
nos ha permitido saber que el verdadero nombre del escribano es Melchor Sánchez de Oviedo

252 MARÍA TRINIDAD LÓPEZ GARCÍA
son consecutivas), encontramos por la fecha de la renuncia, el documento que la
contiene; anteriormente a la fecha de la renuncia, el testamento y generalmente
a continuación, el inventario de los bienes del difunto. 16 Ambos documentos nos
aportan aún más datos para seguir indagando en la biografía del jurado.
En base a todos los prolegómenos metodológicos referidos nos encontramos
que la esposa del jurado Eugenio de Yepes Saavedra es Dª Juana de Rojas Espinosa,
tras su fallecimiento renuncia el 19 de Agosto de 1642. 17
De su testamento, realizado el 7 de Agosto de 1642, 18 destacamos los siguientes
datos: fue jurado de Murcia y familiar del Santo Oficio de la Inquisición
y nombra por albacea testamentaria a su esposa Dª Juana de Rojas y a su yerno
Martín de Zarandona, que será posteriormente regidor de la ciudad de Murcia, 19
para que dispongan de sus bienes, según lo estipulado en su testamento. Es enterrado
en el Colegio de la Compañía de Jesús de Murcia, en la capilla de San
Pedro, con el hábito de San Francisco. “Manda”, es decir, deja estipulado, que
los conventos de San Francisco, el Carmen, Santísima Trinidad, La Merced, Santo
Domingo y San Agustín de Murcia absuelvan su cuerpo en su casa antes de ser
enterrado; su cuerpo debía ser acompañado por los hermanos de San Juan de Dios.
Por su alma se rezarán unas 4.500 misas aproximadamente. Sus suegros fueron
Juan Espinosa y Dª Francisca de Rojas. Deja a sus padres Pablo de Yepes y Juana
Díaz Izquierdo y a su hermana doncella 6.000 reales de vellón, con la condición
de que tras su muerte se haga cargo de esta cantidad su primo Manuel de Yepes,
vecino de la villa de Alcaraz, donde también residen todos ellos, y la ponga a
“ganancia” y con las “ganancias” que se obtengan de la referida cantidad ayude a
sus padres y hermana de tal forma que “el principal siempre esté en pie”. Según
fuere falleciendo cada uno de ellos, la renta se acumularía en los que permanecieran
con vida. Además tiene otra hermana, Maria de Yepes, casada con Lucas
Moreno y dos hermanos, Pedro y Francisco de Yepes, a los que les perdona las
deudas contraídas con él.
En cuanto a su oficio de jurado que posee en Murcia, ordena que se venda,
y en el interín que obtiene comprador, se ponga en cabeza de su yerno Martín
de Zarandona. Indica que compró la vara de Alguacil Mayor del Santo Oficio de
la Inquisición de la villa de Alcantarilla, y aún le queda por pagar de ella 700
reales. Ordena que se paguen y le suceda en ella su hijo D. Francisco de Yepes,
y si éste no puede ejercerlo, su yerno Martín de Zarandona.
16 A.H.P.M. Protocolo 1796. Escribano Melchor Sánchez de Oviedo. Fol. 157 rto. a 157 vto.
17 A.H.P.M. Protocolo 1796. Escribano Melchor Sánchez de Oviedo. Fol. 1155 rto. a 1155 vto.
18 A.H.P.M. Protocolo 1796. Escribano Melchor Sánchez de Oviedo. Fol. 1055 rto. a 1067 rto.
19 Ib.(3). Genealogías XXXVII/2 y XLVIII/1.

APROXIMACIÓN A LA METODOLOGÍA SOBRE LOS BIENES PATRIMONIALES DE LOS JURADOS 253
Con el remanente que quede, una vez cumplidas las citadas cláusulas testamentarias,
deja por universales herederos a sus 6 hijos, entre los que se repartirán
sus bienes a partes iguales, pero teniendo en cuenta que antes de hacer la
distribución o partición de bienes, se ha de apartar del cuerpo de bienes 4.000
ducados, y se les entregará a su hijo D. Francisco de Yepes, por vía de mejora
en el tercio y remanente del quinto de sus bienes de su padre, el jurado Eugenio
de Yepes. Esta cantidad está en: las casas principales y heredad del “pago” de
Beniaján “huerta y jurisdicción de Murcia” y D. Francisco de Yepes, los poseerá
como “bienes vinculados, sujetos a vínculo y mayorazgo perpetuo” que funda
Eugenio de Yepes mediante la cláusula de su testamento. En dicho vínculo y
mayorazgo, se sucederían sus restantes hijas de mayor a menor si su hijo, D.
Francisco, no dejara línea de sucesión y, por último, si ninguno de sus hijos deja
línea sucesoria, el vínculo iría a parar al deudo más cercano de su mujer, Dª
Juana de Rojas Espinosa, con la condición de que los bienes vinculados siempre
debían permanecer “en pie” y con un mismo poseedor, sin que se pudiera
“dividir, trocar o cambiar”, sino todos ellos sujetos a “vínculo y mayorazgo a
uso y fuero de España”.
El jurado Eugenio de Yepes, en una de las cláusulas de su testamento, en la
que se funda el mayorazgo, deja como condición imprescindible para que lo posea
su hijo, que se obligue a “agregar y juntar” a los bienes del recién fundado vínculo
y mayorazgo, las dos legítimas que le pertenecieran, cuando las heredara de sus
padres, que serían incorporadas en los referidos 4.000 ducados. Esta cláusula se
hace extensiva a cualquiera del resto de las hijas que lo ostentaran, si su hermano
D. Francisco moría sin dejar línea sucesoria y con las mismas condiciones con
que fue fundado.
Las dos legítimas referidas que se adjudicaran al heredero del mayorazgo,
procederían: del resto de las tierras de la hacienda de Beniaján, que no habían
sido vinculadas y, una vez separado el equivalente de ellas a los 4.000 ducados
referidos. Si estas tierras no alcanzaran a equivaler las dos legítimas, se le agragarían
las tierras y heredades que el jurado Eugenio de Yepes había poseído en
el “pago de Benicoto”, junto a la acequia mayor la Alquibla, y el resto de tierras
que poseyó en la Huerta de Murcia. Otra cláusula del testamento indica que si
su hijo se negara agregar las 2 legítimas mencionadas al vínculo, la voluntad
manifiesta del difunto es que la mejora que le hace mediante testamento de los
4000 ducados, pasarán al resto de sus hijas, prefiriendo la mayor a la menor de
cualquiera de ellas, que aceptara esta cláusula. Si ninguna de ellas, la acepta, su
voluntad es, que tampoco ninguna de ellas posea los 4000 ducados y esta cantidad,
se reparta entre todas sus hijas, junto al resto de bienes.

254 MARÍA TRINIDAD LÓPEZ GARCÍA
En otra de sus cláusulas, el testamento indica que se nombra a su esposa,
D.ª Juana de Rojas como “madretutriz” curadora y administradora de las personas
y bienes de sus hijos cuidándoles los bienes hasta que estos tomen estado, sin
ninguna obligación de dar fianza porque la releva de ello “en forma”.
En virtud de otra cláusula de testamento, su esposa D.ª Juana, podía “usar”
el oficio de jurado, (se lo ceden “en cabeza” a Pedro Pablo Torremoña) en virtud
de ella, y “sin licencia de juez” debido a que así era su voluntad.
En cuanto al concepto de dotes, en el testamento se reflejan: los 4000 ducados
con que se favoreció a D.ª Mariana de Yepes, casada con Martín de Zarandona
a cuenta de ambas legítimas según escritura realizada ante el escribano Juan Tirado
y respecto a la aportada por su esposa, el jurado Eugenio de Yepes indica
que tanto la de ella, como la que él aportó al matrimonio, están contempladas en
las escrituras que se realizaron ante el escribano de Murcia Francisco Muñoz de
Pareja, las cuales ordena que pasen a sus hijos y herederos.
En el testamento, Eugenio de Yepes hace constar que se apoya en las “leyes
de su favor”, Ley General, “renunciacion de leyes de Toro, Las Partidas, y la del
“releyano senattus consulto” y la Nueva Constitución.
Concluye, manifestando que “el contrato” lo otorga voluntariamente. Está
fechado en Murcia, el 7 de Agosto de 1642.
En nuestra tesis doctoral 20 se constata que: el hijo del jurado Eugenio de
Yepes Saavedra, D. Francisco de Yepes y Rojas, obtiene el otorgamiento real
de un oficio de regidor de la ciudad de Murcia, (genealogía XXX) acrecentado
por Felipe IV por haberle ofrecido “servirle” con 24.000 reales. Está fechado en
Madrid, el 29 de Octubre de 1646. 21 Paga en concepto de media annata 30.600
maravedis. Fallece el 11 de Noviembre de 1700. Su testamento tiene la fecha de
24 de Abril de 1702. A través de él, se percibe aún más, toda la trayectoria que ha
seguido la familia del jurado Eugenio de Yepes: cuál fue la legítima de su madre,
D.ª Juana de Rojas Espinosa; 22 que su cuñado, Martín de Zarandona, es regidor
de la ciudad de Murcia; las dotes que reciben sus hermanas y sobrinos; el pleito
que sostienen los hijos del regidor Don Francisco (Don Francisco Antonio y Don
20 Ib. (3). Testamento de D. Francisco de Yepes y Rojas, ante el escribano Miguel de la Peña
Torralba. Protocolo 3.660.
21 A.M.M. Carta Real presentada en el Ayuntamiento el 24 de Diciembre de 1646.
22 Mª T. LÓPEZ GARCÍA. “La influencia de la mujer en la transmisión del patrimonio familiar
de los regidores en la Murcia del XVII”. Comunicación presentada al Symposium “Historia
y Género: imágenes y vivencias de mujeres en España y América (siglos XIII-XVIII”. Asociación
de Estudios Históricos sobre la mujer. Universidad de Málaga, 5-6 de Abril de 2006. (En prensa).

APROXIMACIÓN A LA METODOLOGÍA SOBRE LOS BIENES PATRIMONIALES DE LOS JURADOS 255
Francisco Cayetano de Yepes); los bienes acumulados a lo largo de toda su vida;
e incluso, la trayectoria de toda su descendencia (títulos nobiliarios conseguidos,
estatus social de las familias con quienes emparenta) y un largo etcétera dificil
de resumir en este trabajo.
Más que llegar a una conclusión, lo que hemos pretendido, ha sido aportar
las enormes posibilidades que se abren a partir de tan sólo dos datos contenidos
en los otorgamientos reales de los oficios de jurado y regidor: nombre del escribano
ante quien se hace el testamento y fecha de la renuncia del oficio en otra
persona que lo puede ejercer “en cabeza” según las “leyes de la perpetuidad”, para
averiguar los bienes patrimoniales que una familia acumula a lo largo de varias
generaciones; cómo se perpetúan en la oligarquía de la ciudad y cómo asciende
en la consideración social, que en algunos casos, llega hasta la obtención de un
título de nobleza.
En cuanto a las conclusiones de la investigación que estamos realizando sobre
el oficio del jurado, nos resulta imposible plantearlas hasta no haber cotejado, al
menos, todas las fuentes mencionadas: Cartas Reales, Actas Capitulares, documentos
sobre jurados y la actas del Cabildo de Jurados, entre otros.
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LÓPEZ GARCÍA, Mª.T.: La Gestión de Gobierno de los Regidores en el Concejo
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APROXIMACIÓN A LA METODOLOGÍA SOBRE LOS BIENES PATRIMONIALES DE LOS JURADOS 257
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SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN
ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE LOS SIGLOS XVI Y XVII
JUAN ANDREO GARCÍA*
Universidad de Murcia
1. PLANTEAMIENTO E INTRODUCCIÓN
Las vicisitudes y acontecimientos de la vida diaria imponen a los historiadores,
de manera más o menos perceptible la emergencia y reaparición de temas y
problemas historiográficos que parecían hacerse hundido en el olvido. Con motivo
de la llegada de los “Centenarios” y su conmemoración vuelve a la paleta del
historiador el tema de los orígenes de las nacionalidades Hispanoamericanas y se
plantea de nuevo el debate y la revisión de viejos y nuevos puntos de vista. Estos
vaivenes historiográficos, a pesar de lo que pudiera parecer, tienen consecuencias
positivas. Una de ellas es la multiplicación de los enfoques para el análisis de la
problemática.
Uno de esos enfoques, bastante generalizado en la historiografía latinoamericana
y ahora bastante discutido, es que los proyectos de nuevos estados nacionales
que surgen con la independencia suponían la existencia previa de una comunidad
con personalidad nacional o en avanzado proceso de gestación de ésta; ya se ha
comprobado y se está confirmando que ésto no fue del todo así 1 . No obstante,
no se puede rechazar totalmente la idea de que “los estados actuales se estuvieron
incubando largo tiempo, mediante procesos históricos complejos en los que
* Catedrático de Historia de América. Universidad de Murcia.
1 CHIARAMONTE, J.C. El mito de los orígenes en la historiografía latinoamericana. Cuadernos
del Instituto Ravignani, nº 2, Buenos Aires, 1993, pág.5
259

260 JUAN ANDREO GARCÍA
surgieron fuerzas suficientemente fuertes como para que finalmente acabaran por
constituirse en tal o cual país independiente. Esas fuerzas no surgieron de manera
autónoma, sino en interacción permanente con las estructuras administrativas
imperiales, ya que los nuevos estados se constituyen en el marco de divisiones
administrativas coloniales” 2 .
No es mi intención en este trabajo ocuparme del tema de los orígenes y
formación de los estados independientes ni tan siquiera entrar en ese debate.
Lo que pretendo es abordar la organización administrativa colonial desde sus
orígenes con el fin de plantear en toda su complejidad, algo sobre lo que se ha
escrito mucho pero que genera , en los no iniciados, una enorme confusión; tal
y como he podido comprobar en los alumnos de nuestras asignaturas. Considero
que aclarar sintetizando lo más posible este tema, puede permitir abordar con más
profundidad el debate actual sobre el nacimiento y conformación de las naciones
hispanoamericanas.
Cuando se habla de las estructuras del régimen español en Hispanoamérica,
se piensa en un sistema coherente, homogéneo, dentro de ese inmenso universo
extendido por todos los mares y tierras, regido por un conjunto de ideas, más
o menos simples, en torno de las cuales los funcionarios de la Corona habrían
tendido los hilos que mantuvieron sujetos los virreinatos y las gobernaciones de
tan amplios territorios allende el océano. Se supone que a ese sistema duro e
inflexible, no le afectaron los cambios que imponen el tiempo y la evolución de
las costumbres y de la sociedad, y que permaneció así, durante siglos, idéntico
en sus múltiples costados.
Pero trescientos años es un tiempo demasiado largo para ser concebido como
un solo período, sin cortes ni variaciones, gobernado por un mismo pensamiento
y un sistema inmutables. Lo que ocurrió fue todo lo contrario, pues fueron numerosas
las reformas que se produjeron sucesivamente en el curso de esos años,
algunas de ellas con tanta profundidad que es difícil, a veces, reconocer el cuadro
original. No se puede hablar de una política española para la América, como si
hubiese sido la misma desde los primeros días de los Reyes Católicos, cuando se
inició la empresa colombina, hasta el advenimiento de Fernando VII.
El profesor Zorraquín Becú, ya dijo en 1959 que: “las alternativas históricas
impiden considerar al sistema político indiano como un régimen permanente e invariable.
Al contrario, pueden señalarse tres etapas fundamentales y con diferentes
características durante el largo período de la dominación hispánica. En la primera
2 PIETSCHMANN H. “Los principios rectores de organización estatal en las Indias”. En:
Annino A. y Guerra F-X. (comp..). Inventando la Nación. Iberoamérica. Siglo XIX. F.C.E. México,
2003, p.59.

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 261
hasta 1524, las indias son meras dependencias de Castilla. Al crearse el Consejo
de Indias se origina un nuevo estado, a la vez distinto y unido a los demás de la
Corona. Y con la llegada de los Borbones, se construye un estado unitario con
una progresiva tendencia hacia la centralización política y administrativa” 3 .
Ese accidentado proceso que parte poco menos que de la nada y avanza paulatinamente
por las realidades encontradas sobre el terreno, no se ve representado
en esos esquemas que muestran instituciones gubernativas de una estructura legal
y administrativa bien diseñada y una sociedad perfectamente estratificada y, menos
aún, en aquellos otros esquemas que pretenden darle una sustentación teórica tal
como si una fina urdimbre ideológica hubiera comenzado a tejerse antes de que
aparecieran en el horizonte las primeras tierras americanas. Es muy difícil encontrar
ideas centrales y ni siquiera ciertas metas claras, en aquella década inicial tan llena
de asombros y de fantasías; y en las siguientes, serán los hechos consumados y
los requerimientos de las conquistas y de los descubrimientos, los que impondrán
una conducta a la Corona, cuyas primeras leyes y decretos no harán otra cosa que
seguir el curso de los acontecimientos. Sólo después, mucho más tarde, tratará de
sujetar los múltiples sucesos y reconducirlos con mano segura, aunque a menudo
el carro arrastrará al conductor por veredas peligrosas.
Si por una “política imperial” se entiende un conjunto de medidas de orden
económico y social en torno a una idea central con objetivos determinados y bien
definidos, habría que concluir que España no tuvo al comienzo ninguna y luego,
transcurridos los años, tendría no “una” sino muchas y muy diversas políticas.
Eran éstas diferentes no solo en relación con el discurrir del tiempo y con los
cambios operados en el campo internacional por el equilibrio o desequilibrio de
las potencias, y por el propio desarrollo dentro de las fronteras peninsulares, sino
también en relación con el vasto espacio geográfico dominado por el imperio
español, que comprendía no sólo tierras de llanuras cálidas o de extremas y frías
alturas, sino culturas distintas. Esta profunda diferencia de horizontes culturales
de los aborígenes y de los grupos sociales que resultarían de la fusión de pueblos
de tan diferente origen, no permitió una legislación común y aun las instituciones
de más rancio abolengo hispánico, cobraron perfiles esencialmente distintos en un
sitio u otro, o no alcanzaron jamás un carácter general sino local o circunstancial.
Fueron diferentes los señoríos y la mesta; la mita, el cuatequil y otras formas
de repartimiento indígena; la propiedad privada, con limitaciones o con los más
absolutos poderes; o las Misiones, tan importantes en unos sitios y desconocidas
en otros.
3 ZORRAQUIN BECU, Ricardo.: La organización política argentina en el período hispánico.
Buenos Aires, 1959. 2 a ed. 1962. págs, 17-18.

262 JUAN ANDREO GARCÍA
Son distintos también los Consulados del XVI y los que se crearon en el
XVIII. Por razón de contemporaneidad resultan similares los de México y Lima,
no obstante la gran distancia que separa ambas ciudades; y por el contrario, muy
diferentes los de México y Veracruz, prácticamente vecinos y además unidos por
una estrecha relación económica y política, pero separados por casi dos siglos.
Mientras la Encomienda comienza a declinar en los grandes virreinatos y las leyes
decretan su extinción, es justamente cuando florece en las regiones de colonización
más atrasada como las de Venezuela, Río de la Plata, Paraguay. En tanto
que en algunas zonas populosas las comunidades indígenas se sostuvieron como
base de la estructura social, en otras languidecieron y finalmente quedaron como
recuerdo remoto.
La recopilación de Leyes de Indias, ordenada por Carlos II en la última década
del S.XVII, ha inducido a muchos autores a la falsa idea de que en este cuerpo
documental está contenida toda la legislación dictada en el tiempo comprendido
entre finales del XV y principios del XIX, y no falta quien piensa que rigieron
tanto para el año 1500 como para el 1800. En cambio, en esa recopilación solo
se recoge una pequeña parte del inmenso caudal de leyes y decretos emitidos por
la Corona en más de tres siglos de prolija reglamentación. Para Arcila Farías 4 las
fuentes para la legislación Indiana son muchas y muy variadas.
Por lo tanto es evidente que la organización administrativa española de las
Indias, va a pasar por diferentes etapas y va a ser un continuo adaptarse desde la
bases de las instituciones administrativas penínsulares.
Atendiendo a esas circunstancias y como fruto de la enorme cantidad de variables
que se pondrán de manifiesto a continuación, es por lo que repetidamente
hemos echado de menos un trabajo de síntesis que, teniendo en cuenta aquellas,
plantee un esquema válido para la compresión global de esa compleja organización
administrativa. Como veremos, los esquemas que se han dado, a veces son
demasiado simplistas (por unilaterales) y otras están dirigidos a especialistas en el
tema, olvidando al “no especialista” que se encuentra con tal cantidad de árboles
(complejidades) que no le dejan ver el bosque. La experiencia me ha dictado que
éste no puede acceder fácilmente a tan enorme cantidad de bibliografía, como para
tener a la mano todos los datos para la comprensión del organigrama.
Es por eso que hemos pretendido, en la medida de lo posible, afrontar una
síntesis que de un vistazo , no exento de dificultades, por las numerosas aristas
del problema, explique la evolución secular del sistema administrativo colonial
español que, como veremos, no responderá del todo, a las acusaciones de “lento,
obsoleto y burócrata” que la historiografía tradicional ha vertido sobre él; al contrario
concluiremos sobre su versatilidad y adaptabilidad a lo largo de los siglos,
en función de los intereses de las élites coloniales y de la Corona española.

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 263
2. CONDICIONANTES DEL SISTEMA
2.1. Antecedentes y caracteres
En la época del descubrimiento de América, España había afirmado considerablemente
su unidad política y religiosa y había dado un gran avance en su
organización política nacional. A pesar de ello, los dos reinos penínsulares, unidos
por lazos dinásticos, conservaban su personalidad jurídica, política y administrativa,
aunque en lo referente a la guerra y la diplomacia, actuaron a partir de aquella
unión, como uno solo 5 . Las condiciones históricas de cada uno eran diferentes.
Aragón tenía un gobierno estable, unas instituciones ordenadas bajo una monarquía
limitada En Castilla todo era diferente. El poder real estaba desprestigiado, las
ciudades gozaban de una autonomía exagerada, las rentas reales estaban totalmente
enajenadas, la justicia estaba corrompida y las rencillas de la nobleza eran continuas:
Todo ello sumía al reino en una anarquía e inseguridad total. Los Reyes
Católicos dejaron a Aragón a su aire, sintieron miedo o no pudieron interferir en
sus instituciones; pero combinaron todo tipo de esfuerzos para restablecer la paz y
la seguridad en Castilla. Esto sólo era posible restableciendo la supremacía incuestionable
de la monarquía, por medio de unas instituciones que la convirtieron en
el poder militar y político más fuerte de la península y, gracias a sus posesiones
costeras, en una importante potencia marítima. Aquellas instituciones, trasladadas
y adaptadas en América perdurarían, trescientos años.
El pueblo conquistador pronto ensayó la implantación en ultramar de un
esquema de gobierno inspirado en ese modelo metropolitano. Es lógico nos dice
Zorraquín Becú, que el modelo de organización indiana deba buscarse principalmente
en el Derecho de Castilla, aunque las instituciones sufrieron cambios substanciales,
destinados a adaptarlas a las nuevas necesidades o a las circunstancias de
un medio tan distinto y tan lejano 6 . Las leyes e instituciones de Hispanoamérica
se modelaron sobre las de Castilla, a menudo modificadas en su forma y funcionamiento
para satisfacer las necesidades locales, pero siempre emanadas de la
corona y mantenidas bajo el control real. Por eso aunque el reino oriental, dice
Merriman, era el que tenía mayor experiencia imperial, en materia de gobierno
y administración se vio excluido casi totalmente de las Indias, ya que las insti-
4 ARCILA FARÍAS, E.: Fundamentos económicos del imperio español en América. Caracas,
1985, pág. 16.
5 HARING, Clarence H.: El imperio hispánico en América, Buenos Aires, 1966, pág, 14.
6 ZORRAQUIN BECU.: “La organizaciónde las Indias en la época de Los Austrias”. En:
Descubrimiento y fundación de los reinos ultramarinos. Coor.M.Lucena. Vol,VII. Historia General
de España y América. Madrid, 1982. pág. 621.

264 JUAN ANDREO GARCÍA
tuciones aragonesas, unidas a la distancia que separaba a las nuevas tierras de la
metrópoli les permitirían eludir el control real; algo que los soberanos no querían
bajo ningún concepto 7 .
El descubrimiento y la conquista se realizan en el tránsito de la Edad Media
a la Moderna. Ello explica la utilización de sistemas de clara ascendencia medieval:
Capitulaciones, Adelantados.... e incluso el incipiente traslado de un sistema
señorial. Esto último era indispensable para mantener una dominación hispánica,
aunque, como ya hemos dicho, no era del agrado de la monarquía que, al tiempo
que intentaba limitar esas aspiraciones señoriales, debía hacerlo planteando las
soluciones más idóneas para hacer efectivo su control sobre las Indias.
En apenas unos treinta años quedó diseñado un modelo administrativo
indiano; logro éste que no merecería especial atención si no fuera porque, en
líneas generales, salvo algunas modificaciones en las siguientes centurias que no
afectaron a su estructura fundamental, iba a perdurar durante más de tres siglos.
La experiencia, sin precedentes en el mundo medieval, resulta de extraordinario
interés por varias circunstancias: la inmensidad espacial del continente; la lejanía
de la nuevas tierras, comunicadas con la Metrópoli únicamente por vía marítima;
la diversidad regional del territorio en latitudes, suelos y climas y la existencia
previa en dicha tierra de formaciones político-administrativas complejas en el
mundo indígena, muy diferentes a las del pueblo conquistador. A pesar de estas
cuatro variables, Castilla pudo y supo moldear una estructura imperial que, a pesar
de sus desajustes internos, funcionó; mejor o peor, pero funcionó.
Dos caracteristicas convienen destacar 8 en esta etapa fundacional que llega
hasta la década de los setenta. Primero la simultaneidad del proceso conquistador
con el vertebrador de instituciones y segundo la ausencia de sincronía entre los
distintos territorios del nuevo mundo, fue rasgo distintivo de la historia americana:
mientras se descubre en una zona, se conquista en otra y se está poblando en
otra distinta. Hay , pues, una especie de frontera temporal móvil que obliga a ir
ensayando fórmulas y soluciones de gobierno que pueden resultar válidas en un
momento, pero que se muestran caducas años más tarde.
Estos desajustes cronológicos temporales y el carácter de transitoriedad que define
este período fundacional, reflejan una idea que con frecuencia se olvida: El modelo
político administrativo Indiano no nació perfilado, se fue delineando y fraguando
conforme se desarrollaban los acontecimientos y se incorporaban nuevas tierras.
7 MERRIMAN, R.B.:The rise of the Spanish Empire in the Old World and in the new .4,
vols. New York, 1918-34, t.II. págs, 221-222.
8 SERRERA CONTRERAS, R.M.: “La organización de la Indias”. En Descubrimiento, colonización
y emancipación de América. Dir. Por Dominguez Ortiz. pág, 264-265.

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 265
Hasta 1520 la Corona pudo gobernar el reducido imperio (ámbito antillano)
con algunos funcionarios del Consejo de Castilla, la Casa de Contratación de Sevilla
y un Gobernador y una Audiencia en Santo Domingo. Pero a partir de 1519-21,
cuando se calibra la plena e inmensa realidad continental americana, se admite
la necesidad de la creación de unos órganos específicos que canalicen el poder
real en el nuevo escenario. La creación del Consejo de Indias (1524) desglosado
ya definitivamente del de Castilla y el ensayo de nuevas fórmulas colegiadas o
unipersonales de gobierno que son la respuesta institucional a la conquista de un
área como la novo hispana.
A lo largo de todo el período colonial, el desarrollo institucional marchó a
remolque de la actividad conquistadora y explotadora del territorio. Según este
proceso, cuando una zona se consideraba “pacificada” se desgajaba del núcleo de
origen para ser elevada a unidad de gobierno autónoma con autoridades propias,
generándose una separaciones regionales que, incluso a veces, tuvieron que ser
suprimidas; es por lo que se hizo necesario el conocimiento geográfico. Y en
consecuencia, el modelo político-administrativo sólo podemos considerarlo consolidado
en las décadas finales del siglo, cuando América ya no es un concepto
difuso sino una realidad poblada y conocida. A ésto se llega en la década de los
setenta con Juan de Ovando en el Consejo de Indias y la figura de Juan López
de Velasco y su Geografía y descripción de la Indias (1574).
La plena dimensión continental de las Indias fue conocida apenas un lustro
después de la entronización de los Habsburgo. El emperador Carlos hubo de
arbitrar un sistema para administrar reinos tan alejados geográficamente, como
diversos en personalidad histórica. Se ofrecían dos posible modelos 9 : intentar la
homogeneización jurídico-administrativa de los territorios de acuerdo con la tradición
unitaria castellana, o mantener peculiaridades de los reinos integrantes del
imperio siguiendo el principio de pluralismo administrativo aragonés que durante
siglos había demostrado su validez para regir tierras tan diversas. La solución
adoptada fue la segunda. España sería un estado plural, no unitario, formado por
una serie de unidades patrimoniales regidas por sus propias leyes y tradiciones.
El Rey sería el único elemento integrador de la monarquía.
La conquista de México y la posterior penetración en el continente, tienen
lugar precisamente en el momento en que este sistema se estaba vertebrando. ¿
Cómo pues, habida cuenta de que las Indias eran patrimonio exclusivo de la Corona
y con peculiaridades propias, se integrarían éstas dentro del sistema?.
La primera medida fue la creación del Real y Supremo Consejo de Indias,
inspirado en los de Castilla (1480) y Aragón (1494). Por ella se desgajan las
9 SERRERA, R.M.: Op.cit, pág, 268.

266 JUAN ANDREO GARCÍA
indias de la matriz castellana. Su éxito originaría la posterior creación de los de
Italia (1555), Portugal (1582) y el de Flandes (1588). Era la plasmación del viejo
principio aragonés: Diversidad dentro de la unidad.
El Consejo de Indias junto a la casa de Contratación (1503), que seguía
entendiendo de los asuntos concernientes al tráfico americano, fueron los dos
organismos ubicados en la Metrópoli para atender todos los asuntos del ámbito
Americano.
Ahora bien, en las Indias hubo que diseñar un sistema institucional que se
adaptara a la nueva situación. Ocho siglos de Reconquista y de la consiguiente organización
de territorios arrebatados a los musulmanes, habían permitido acumular
una experiencia que sirvió de mucho. No es de extrañar por tanto, que se recurriera
a instituciones peninsulares muy conocidas, algunas como Los Adelantamientos,
solo sirvieron para los primeros años, otras como los Virreinatos perdurarían hasta
principios del XIX. Al igual que ocurriera en el proceso de la Reconquista, a la
hora de establecer las dos sedes virreinales se siguió el principio de superposición
y concentricidad 10 , con respecto a las dos grandes realidades culturales y políticas
indígenas preexistentes. No es una casualidad sino una respuesta coherente con el
principio de que toda conquista supone la preeminencia de una sociedad dominante
sobre otra dominada, al tiempo que permite el mejor aprovechamiento de una
estructura estatal preexistente, de cara a canalizar vertical y unidireccionalmente
el nuevo concepto de autoridad.
Aparte de los Virreinatos, otras instituciones de larga tradición peninsular fueron
igualmente trasplantadas al Nuevo mundo. Entre ellas las Audiencias , órganos
colegiados para impartir justicia y que en las Indias tuvieron algunas competencias
más que en Castilla, sobre todo en materia gubernativa (aunque esto último habría
que puntualizarlo, como después veremos). Estas amplias circunscripciones judiciales
estaban divididas en Gobernaciones de distinto rango: unas tenían la Capital
en la sede de la Audiencia, por lo cual el gobernador (si era letrado) presidía la
misma, Presidencias-Gobernaciones. Otras comprendían territorios fronterizos de
gran importancia militar, y tenían al frente a un gobernador que prefería hacer
uso de Capitán General, Gobernación-Capitanía General. Y por último existían
otras Gobernaciones muy reducidas en extensión pero de suma importancia estratégica
(Santa Marta, Cartagena, Veracruz ). A veces éstas eran más pequeñas
que otras unidades de escalafón administrativo inferior como los Corregimientos o
Alcaldías mayores que, si en su origen tenían manifiestas diferencias, en América
se asimilaron desempeñando, al parece, las mismas funciones. Al frente de ellas
10 SERRERA, R.M.: Op.cit, pág, 271.

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 267
estuvieron los Corregidores y alcaldes mayores. Los funcionarios del rey que más
cerca estaban de los súbditos americanos, velaban por la seguridad y el orden, eran
jueces mayores en sus distritos, supervisaban la labor evangelizadora, aseguraban
la recaudación de impuestos y, en definitiva, de todos los asuntos de gobierno
que afectaban a los intereses reales. Y finalmente en la base de toda esta organización
se encontraban los Cabildos municipales o Ayuntamientos, cuya estructura
y funciones eran muy parecidas a sus homónimos castellanos.
En líneas generales pues, se puede afirmar que, desde mediados del siglo
XVI España había diseñado en el Nuevo Mundo una compleja maquinaria político-administrativa
centralizada y piramidal bajo los principios de verticalidad y
jerarquización. Hubo, como es natural, muchos desajustes funcionales entre autoridades
y organismos, interferencias, injerencias, umbrales de competencias poco
definidos, a veces por nimias cuestiones de preeminencia social. Se solucionaban
con alguna normativa legal o con la selección de funcionarios y a veces incluso,
la Corona permitía tales fricciones afin de que mutuamente aquellas instituciones
se vigilaran dado que, debido a la lejanía, la propia Corona no podía hacerlo.
Para ello se aprestaron métodos contrastados ya en la Península: La visita, La
residencia, y la promoción funcionarial.
Así pues, en estos territorios tan diversos y con peculiaridades regionales tan
acentuadas, el funcionario de la Corona se convirtió en agente uniformante que
modeló en el Nuevo Mundo una experiencia administrativa e institucional.
2.2. La definición política de las Indias: Patrimonio de Castilla
Uno de los problemas más importantes que se le ha presentado al derecho
indiano y por ende a la Historia de América, ha sido definir con exactitud la situación
constitucional e institucional del Nuevo mundo dentro del conglomerado
político formado por los distintos reinos que integraban la monarquía Hispánica.
En cambio han sido pocos los autores que se han ocupado del tema.
Ya en 1924, Ricardo Levene, iniciador de los estudios sobre esta problemática,
planteaba que las Indias habían sido anexadas a Castilla, y que el principio de
anexión implicaba el de la igualdad jurídica entre Castilla y las Indias (Igualdad
de los Consejos de Indias y Castilla, igualdad de sus naturales...). Sin embargo
admitía una “desigualdad de hecho” en cuanto al desempeño de los cargos públicos,
gestionados en su totalidad por españoles europeos 11 . Esta idea le llevó
11 LEVENE, Ricardo.: Introducción a la historia del Derecho Indiano. Buenos Aires, 1924.
Del mismo autor, Las Indias no eran colonias, Buenos Aires, 1951.

268 JUAN ANDREO GARCÍA
a concluir que las Indias no eran colonias. Para Levene pues, el Nuevo mundo
formaba una unidad igual a Castilla; por lo tanto ambos reinos tenían idéntica
jerarquía política.
Años más tarde, Clarence H. Haring coincidía con Levene destacando además
la idea de la igualdad, aunque introduciendo una novedad. Para este autor,
el Rey no era sólo soberano sino también propietario absoluto, y como tal, las
indias fueron tratadas como posesiones directas y exclusivas de la corona. No
eran parte integrante del reino castellano. México o Perú eran reinos unidos con
los de España sólo por el lazo dinástico. 12
En este mismo sentido, el profesor García Gallo 13 , aún antes que Haring. rechazó
igualmente el calificativo de colonias aplicado al Nuevo Mundo, y sostiene
que jurídicamente las Indias constituyen una entidad política con personalidad independiente,
sin menoscabo de la existencia de una especial unión con Castilla,unión
que no existía con el resto de los reinos de la monarquía.
Más recientemente Richard Konetke 14 aborda el tema y concluye que la
monarquía española era un conglomerado de reinos y señoríos heredados o conquistados,
cuya unidad sólo estaba garantizada por la persona del Monarca. Desde
el principio, las Indias fueron parte constitutiva e inenajenable de la monarquía
española. No eran patrimonio personal de los Reyes, sino que como Reino, gozaban
de los mismos derechos que los demás dominios de la corona y agrega
que: “El imperio español en América no se convirtió en una colonia. Al reino de
las Indias no le tocó en suerte un status jurídicamente inferior al de los reinos
europeos pertenecientes a la monarquía”.
En resumen, tanto Konetke cómo Levene, a pesar del tiempo que les separa,
destacan la condición de la Indias dentro del Imperio hispánico, elevándolas a
una situación de igualdad jurídica con Castilla, afirmación que al profesor Zorraquín
Becú le parece algo exagerada. Haring, por otro lado, trata de buscar un
equilibrio análogo entre ambas porciones de la monarquía, sosteniendo que sólo
tenían un soberano en Común. En cambio, García Gallo procura matizar esa
unión destacando la superioridad indiscutible de Castilla. Además el acierto del
viejo profesor está en que plantea el problema en sus justos términos al decir que
era necesario “buscar en los hechos y en las leyes la naturaleza jurídico política
de las instituciones indianas, y no tanto en las teorías de quienes participaron
en las controversias del S.XVI, ni en las opiniones modernas influidas por las
12 HARING, C.H.:”El origen del gobierno real en la Indias Españolas”, en Boletín del Instituto
de Investigaciones históricas, Buenos Aires, III, 1924-25.
13 GARCÍA GALLO,A. : La constitución política de las Indias españolas, Madrid 1945.
14 KONETKE,R.: América Latina. Epoca colonial. de la Historia Universal siglo XXI…….

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 269
ideas actuales”. Para ello, siguiendo a este último autor, es necesario averiguar y
establecer no sólo el status político de las Indias en el conjunto de la Monarquía
sino también, su evolución.
En un primer momento de corta duración, las indias fueron islas y tierras
sometidas al señorío de los Reyes Católicos y gobernadas directamente por
las autoridades de castilla. Zorraquín Becú ha demostrado 15 que el régimen de
señorío fue la fórmula utilizada por las Bulas Pontificias para atribuir el “dominio”
de aquellas tierras a los príncipes descubridores. Pero ésto, no de forma
privada como opina Manzano, según el que las Indias son bienes patrimoniales
de los Reyes no de sus reinos y los Reyes Católicos son “dóminos”, titulares de
bienes privados 16 , sino como demuestra, Zorraquín: al comportar ese dominio el
ejercicio de actividades políticas (jurisdicción y gobierno que incluye facultad
de legislar), más importantes que el manejo privado de bienes particulares, es
evidente que Fernando e Isabel no sólo gobernaron, sino que lo hicieron con
organismos y autoridades del reino de Castilla y su dominio por tanto, tiene
un carácter público. Por otra parte las Indias eran señorío, porque en esa época
eran territorios ganados. En esos momentos el derecho establecía una diferencia
entre territorios ganados y “heredados”. Estos últimos, adquiridos por vía
de sucesión, formaban un conjunto indivisible y no eran de libre disposición,
mientras que los primeros pertenecían a título personal al adquiriente. Es por eso
que individualmente, los Reyes católicos disponen en testamento de las Indias.
El Condominio de Isabel y Fernando concluye en 1516 cuando sube al trono
Juana. Así, los territorios ganados en las Indias se convierten definitivamente
en hereditarios, como se preveía en las bulas Alejandrinas, siendo pues parte
integrante de la Corona de Castilla.
2.3. Centralismo y autonomía
En principio pues, cabe coincidir con la opinión de los autores que confieren
a las Indias una cierta personalidad y autonomía, que el derecho castellano les
había dado. Formaban parte integrante de la Corona por derecho de sucesión; y
se encontraron siempre es un estado de acentuada dependencia con respecto de
Castilla, como ocurría con otros reinos peninsulares.
15 ZORRAQUIN BECU, Ricardo.: “La condición política de las Indias”. En Memoria del II
Congreso Venezolano de Historia, T.III. Caracas, 1975.
16 MANZANO, Juan.: “La adquisición de las Indias por los Reyes Católicos y su incorporación
a los reinos castellanos”. Anuario Derecho Español, XXI-XXII, 105-108.Madrid, 1951-52.

270 JUAN ANDREO GARCÍA
Baste, en síntesis, enumerar los siguientes hechos:
1º. Aquellas no podían decidir nada sobre la elección, reconocimiento o
aceptación de su propio Rey.
2º. A pesar de titularse reinos, nunca tuvieron Cortes como las tenían otros
Estados de la monarquía.
3º. No intervinieron en el gobierno del conjunto del cual formaban parte,
ni integraron los organismos comunes a todo el Imperio.
4º. Las guerras y los tratados internacionales que les afectaban, siempre se
trataron en Europa.
5º. Las decisiones más importantes del derecho indiano se tomaron sin dar
una participación efectiva a los pobladores de América ni a las autoridades
locales, y aún en ocasiones sin intervención del propio Consejo
de Indias.
6º. El Rey y los organismos más importantes del gobierno Indiano residían
en castilla y estaban sometidos a las influencias predominantes en ese
reino.
7º. Los más altos funcionarios, tanto en España como en América, fueron
en su inmensa mayoría oriundos de la península 17 .
8º. Las indias sólo podían comerciar y comunicarse con Castilla.
A pesar de esta dependencia, las Indias fueron adquiriendo una fuerte personalidad
que les hizo alcanzar un situación intermedia entre su absoluta igualdad
con Castilla (lo que ya hemos aludido) y su total subordinación. No es correcto,
al menos política y jurídicamente, calificar a las indias de colonias; y ello no sólo
por la distancia, condicionante básico de la historia de América, sino también por
el derecho especial que se fue dictando para ellas y, sobre todo, por haberlas dotado
de órganos de gobierno descentralizados en gran manera 18 . Estos organismos
tuvieron amplia competencia para entender de los asuntos de Indias. Eran estas
de Castilla, pero parece que no estaban gobernadas por Castilla. Ahora bien, si
ésto es lo que se puede decir desde España, desde América no fue lo mismo. El
gobierno ejercido por el Consejo siempre fue rígido y de creciente centralismo;
la dependencia de los funcionarios indianos se fue acentuando respecto a las decisiones
emanadas desde España; aunque también es cierto que cada provincia
17 De 166 virreyes, cuatro fueron americanos . De 588 presidentes y capitanes generales, 14
fueron americanos. Y de 702 obispos, 278 fueron de aquellos reinos. (Sucre reyes
18 Se crea un organismo dedicado exclusivamente a regir las relaciones con la península -Casa
de Contratación- y un gobierno que no se confunde con el de Castilla- el consejo de Indias-

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 271
americana constituyó una unidad separada, con escasos vínculos con las demás y
con gran autonomía respecto a las demás autoridades instaladas en América. or
ello se puede decir que hubo autarquía del conjunto frente a Castilla, centralismo
impuesto por el Consejo respecto al Nuevo mundo y descentralización de cada
una de las grandes regiones en que se dividieron las Indias.
3. LA CONSOLIDACIÓN DEL PODER REAL EN LAS INDIAS
El gobierno Indiano se caracterizará cada vez más por una carrera ascendente
hacia el control, por parte de la Corona, de aquellos territorios. ello por medio
del logro de un vigoroso centralismo impuesto desde España. Después por una
jerarquía muy organizada; por la implantación de sistemas de control y también
por un cierto localismo base de las diferencias regionales posteriores.
A consecuencia de todo ésto los defectos del gobierno Americano serían según
Morales Padrón 19 : El exagerado centralismo, la rutina burocrática, la lentitud administrativa
y la disminución creciente de la responsabilidad de los funcionarios.
Eso de rutina y lentitud tiene bastante de tópico . En ese instante, el estado
español era un estado moderno; los Reyes no tenían que moverse para gobernar.
De una corte itinerante pasan a un gobierno efectivo a través de un enorme océano.
Además como hemos dicho, la organización administrativa española muestra una
gran ductilidad y flexibilidad para crear nuevas instituciones y adaptar las existentes
según las necesidades que fueron surgiendo. Por otro lado los representantes
españoles en América no fueron gobernantes absolutos (salvo excepciones) pues
tenían estrictas normas que cumplir y ciertas limitaciones impuestas por los mismo
órganos, por cabildos o pesquisidores (residencia).
En líneas generales el gobierno indiano pasará por varias etapas:
1. El gobierno personal de Colón durante el cual todo es nuevo.
2. Implantación de Instituciones jurídicas especiales. Etapa inestable, formas
personalistas y matices feudales. No termina al mismo tiempo según
los lugares, México, 1527-35. Perú 1542. Río de la Plata 1596.......
3. Organización definitiva hasta 1680.Implantación del estado Institucional,
se dividen en provincias menores y mayores.
4. Por último, las transformaciones Borbónicas.
Desde el primer instante de la presencia española en Indias y, como fruto
de lo inesperado del descubrimiento y de los privilegios concedidos a Colón, se
establece una sorda lucha, a veces menos sorda, por el control del Nuevo Mundo,
19 MORALES PADRÓN, Francisco, Teoría y leyes de la conquista, Madrid, 1979.

272 JUAN ANDREO GARCÍA
entre los derechos de los particulares y los de la Corona, o lo que es igual, entre
el de Señorío Civil y el de Realengo. Veámoslo:
En las Capitulaciones de Santa Fe, se establece el primitivo régimen de
Gobierno territorial, en una solo circunscripción: Un Virreinato y Gobernación.
Sometido a una única autoridad, Colón (Virrey y Gobernador), sin que ninguna
otra autoridad superior, individual o colegiada, participe en lo más mínimo en su
gestión.
En 1501, y aún antes en 1497, sin que el anterior sistema haya desaparecido,
se establecen nuevas premisas. Desaparece la unidad de gobierno, se da permiso
para crear otras provincias independientes del virreinato (Capitulaciones), con
gobernadores directamente sometidos a la autoridad real. Estas nuevas provincias
aumentan conforme se descubren más tierras, y a su frente ya no está un virrey
gobernador, sino una autoridad de menor categoría: Un Gobernador o un Adelantado.
Estas circunscripciones seránlas básicas del gobierno territorial en el primer
tercio del S.XVI.
Entre 1508 y 1515, se sucede una etapa de alternancia. es la época del primer
gobierno de Diego Colón, que sufre un grave revés en sus privilegios a partir de
1511. En esa fecha, se nombran tres jueces de apelación que actúan como Audiencia
en Santo Domingo para las causas en todas las Indias. Entre 1515 y 1517,
el gobierno de Cisneros vuelve a conseguir el pleno control de las Indias para
la Corona, pero inmediatamente, en ese último año, llega un rey inexperto, que
desconoce los asuntos del nuevo mundo y aparecen en este entorno unas fuerzas
exógenas (Flamencos) que reivindican una parcela de poder en aquellas tierras.
Entre 1520 y 1524, D. Diego Colón vuelve a obtener una serie de privilegios que
le permiten de nuevo una cierta fuerza en el control de las Islas descubiertas, hasta
que por fin en ese último año, y ya de forma continuada, al erigirse el Consejo de
Indias, el control real de la empresa americana se hace cada vez más exclusivo e
inmerso de lleno en esa problemática ascendente por el control político del que
hemos hablado.
Veamos sucintamente los primeros momentos del proceso: El primer régimen
de gobierno territorial de las Indias, se establece antes de conocerse su existencia y
durará aproximadamente seis años. Según las Capitulaciones de Santa Fe, realizado
el descubrimiento del Nuevo Mundo, Colón entra en posesión de los títulos de
Almirante , Virrey y Gobernador de las tierras descubiertas; estos cargos, hacen de
aquellas tierras una sola circunscripción, un virreinato y gobernación. Por tanto, la
primera organización territorial y administrativa no fue planeada por los Monarcas
españoles, sino por Colón y aceptada por aquellos no sin cierta repugnancia, según
García Gallo. La conjunción de los dos títulos, aparte del problema de sus oríge-

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 273
nes y significado (que en otro momento se tratará) plantea dos ámbitos distintos
de poder; en el privilegio Real de 28-5-1493, los Reyes confirman los títulos de
Colón tratando por separado los dos oficios: uno de Almirante del mar Océana
–advirtiendo que en el mar obrará como los almirantes de Castilla y León– y el
de Visorey e gobernador para las dichas islas y tierra firme. Aparte, Colón actuará
como Capitán General de la Armada.
Así pues, en cuanto a la división territorial de las Nuevas tierras, existe –hemos
dicho– una sola circunscripción en la que Colón actúa como única autoridad,
sin que ninguna otra superior, individual o colectiva participe en su gestión. El
Virrey Colón tiene el gobierno de las islas y tierra firme, con facultad de nombrar
funcionarios. Puede, en caso de ausencia, nombrar un Lugarteniente que entiende
en asuntos de gobernación y justicia. En este campo las atribuciones del Virrey
gobernador son plenas. Esas mismas funciones tendrán Bobadilla y Ovando (Gobernación
y Justicia). En algunos momentos los Reyes intentan limitar el gobierno
personal del virrey poniendo a su lado gentes de confianza con poderes especiales;
es el caso de los oficiales reales que aparecen en el segundo viaje: El Contador,
El tesorero y el veedor cuyas tareas se refieren a la gestión de la Real hacienda,
sin intervenir en los asuntos del Virrey. En el aspecto religioso Colón es coartado
por el Padre Boyl en algunos momentos.
Otros cargos instituidos en esos momentos son: El Lugarteniente, en caso
de ausencia del Virrey. El Adelantado de Indias, cargo ciertamente nebuloso que,
para Colón, tiene funciones militares y que está por definir mejor en sus funciones
(para algunos tiene un carácter honorífico, para otros ejerce vigilancia y para otros
tiene poderes judiciales). Finalmente a partir de 1493, existen Alcaldes Ordinarios y
Alguaciles mayores y en 1496 un alcalde Mayor, aunque no parece que el régimen
municipal, durante el período colombino, se extendiese de manera eficaz.
CUADRO Nº 1

274 JUAN ANDREO GARCÍA
Con la conquista de la Nueva España, no es que se implantaran novedades
hasta ese momento desconocidas en América; pero a partir de ella, se da una transformación
evidente en el campo de las instituciones administrativas territoriales.
Cuatro son los elementos de esa transformación: En primer lugar, la implantación
del Municipio indiano. 20 Después, la extensión del régimen de Señorío
como parte esencial del sistema socio-político diseñado por Cortés, y cuya base
fundamental fue la remodelación de la Encomienda, institución que, tal como había
sido aplicada en la Española, había generado un desastre poblacional. 21
En tercer lugar la extensión, ahora ya en el continente , del régimen de Audiencias.
Y por último la implantación del Virreinato como máxima y culminante
figura de la administración colonial.
4. EL SISTEMA ADMINISTRATIVO INDIANO
4.1. La división administrativa: elementos del sistema
Cuando se trata de explicar el sistema de gobierno implantado por España
en los territorios americanos, con frecuencia los historiadores hemos acudido a
presentarlo, en aras de una mejor comprensión, conforme a un esquema de aparente
sencillez y claridad mediante una estructura jerarquizada.
20 La Nueva España se conquistó en buena parte a consecuencia de un golpe dado por Cortés
y apoyado en un Cabildo o Municipio Indiano. Los levantamientos contra la autoridad legal Indiana
no eran ya novedosos; lo que ocurre es que hasta este momento no se apoyaron en un cabildo. esta
circunstancia y la habilidad de Cortés permitieron que el golpe triunfara, hasta tal punto que el Consejo
de Indias el 12 de Octubre de 1522 absolvió a Cortés de lo que Velázquez le acusaba. Tres días después,
el 15 de Oct. de 1522, Carlos de España confiere a Cortés el título de “ Nuestro gobernador e Capitán
General de la Nueva España llamada Uloa, por el tiempo que nuestra magestad permita”. GIMÉNEZ
FERNÁNDEZ, M.: Hernán Cortés y su revolución comunera en Nueva España, Sevilla, 1948.
El golpe de la Veracruz pone en marcha un proceso de estructuración firme de los cabildos en
hispanoamérica. Su estructura y su tradición subyacerá y recorrerá toda la historia de América. El
gran momento de auge será el primer y segundo tercio del S.XVI, su época de decadencia en el
s.XVII, cuando la venta de cargos públicos hace que el proceso de elección se olvide en beneficio
de unas élites que van a ocupar los resortes del poder municipal. Con todo, en algunos momentos
aflorará, tal en el S. XVIII contra las reformas y posteriormente ante el vacío de poder penínsular.
Podemos decir que el cabildo fue una institución muy arraigada en América, en donde, pervivirán
más que en la propia península, donde tras la derrota de Villalar comienzó a decrecer su influencia.
Desde luego la lejanía fue causa de esa pervivencia, y por ello la Corona incluso lo fomentó: era
necesario mantener unas autoridades estables en América, más allá de los avatares de los nombramientos
de cargos superiores, que producían numerosas vacantes. TAPIA, F.. Javier.: Cabildo abierto
colonial. Edic. Cultura Hispánica. Madrid,1966. BAYLE, Constantino.: Los cabildos seculares en
la América española, Madrid, 1952.
21 ZAVALA Silvio.: La encomienda Indiana, México, 1945

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 275
Al frente de todo, el Consejo de Indias, radicado en la península y directamente
vinculado con el rey. En América, debajo de éste los Virreinatos, divididos
en Audiencias, éstas en Gobernaciones y éstas, a su vez, en Corregimientos o
alcaldías Mayores:
CUADRO Nª2
Hace ya algunos años el maestro García Gallo 22 llamó la atención sobre este
esquema, acusándolo de simplista. Igualmente denunciaba la generalización de
dos ideas que corrían parejas y apostillaban este cuadro. La primera es, que las
Audiencias indianas, a diferencia de las castellanas, desempeñaban funciones de
gobierno: “La audiencia en América rige y gobierna”. Y la segunda que la monarquía,
fomentando el celo y la rivalidad entre las instituciones, logró que países
tan alejados de su acción pudiesen escaparse de su dominio absoluto. 23
Es evidente que el cuadro anterior, al querer aplicarlo como un molde en
el estudio de las instituciones de la América Española, no encaja y puede producir
una cierta confusión más, si como es el caso, no somos juristas. El ejemplo
más evidente es que muchos territorios españoles en América quedan fuera de la
jurisdicción de los virreinatos. Y es que el tema no es tan simple como pudiera
parecer; y no sólo en la etapa constitutiva, ya que Virreinatos, Audiencias y Gobernaciones
se crean por razones distintas a un ritmo muy diferente, sino incluso
cuando el sistema aparece ya consolidado. El territorio español en las Indias no
se distribuye entre los dos virreinatos que existen en ese momento. Hay algunos
territorios que están fuera de ellos (La Española, Venezuela...). La subdivisión
del Virreinato en Audiencias no aparece clara en el Perú, por ejemplo. Por otro
22 GARCIA GALLO, A.: “Los principios rectores de la organización territorial de las Indias
en el S.XVI”., en Estudios de Historia del derecho indiano, Madrid, 1972.
23 Para las distintas opiniones sobre el tema, vid. PEREZ HERRERO, Pedro.: América colonial
(1492-1763). Política y sociedad, Madrid, 2002.

276 JUAN ANDREO GARCÍA
lado para García Gallo, en la lectura de las ordenanzas de las Audiencias, nada
permite concluir que tenían actividades políticas como se les atribuye 24 . Y las
instrucciones, igualmente, traslucen que la principal preocupación de los monarcas
fue conseguir un perfecto ajuste de aquellas instituciones ultramarinas, evitando
todo recelo o rivalidad. 25
Tal cuadro tiene una contradicción aparente. A pesar de aparecer como un
sistema claro, jerarquizado y fácilmente inteligible, por su estructura elemental,
en el fondo es confuso a la par que complejo, por las inevitables interferencias
de autoridades que conllevaba, al no aparecer muy claros los umbrales de las
respectivas competencias.
El maestro García Gallo, al intentar explica la aparente contradicción de la
que hablamos, dice que el cuadro administrativo e institucional de la Indias era
tan claro para los contemporáneos que no sentían necesidad de explicarlo
En espera de futuras investigaciones, tenemos que poner un interrogante a
dicha aseveración. Particularmente hemos visto y comprobado gran cantidad de
consultas que autoridades americanas hacían al Consejo de Indias a fin de resolver
conflictos de competencias y jurisdicciones que me hacen sospechar que no
todo estaba tan claro para los contemporáneos. Por otra parte, ya lo dijimos, ese
juego entre centralismo y autonomía, logró establecer un cierto grado de recelo y
rivalidad entre los funcionarios de la corona que, aunque no se pretendiese conscientemente,
logró esa subordinación al control absoluto de las tierras americanas
a la Administración Real.
Estamos pues con Haring cuando afirma: “....era un gobierno, como alguien
ha dicho, no rotundamente malo, pero tampoco nunca rotundamente bueno; aunque
después de ponderar el entorno de la época es evidente que era el único tipo
imaginable de gobierno capaz de atender equitativamente a todas las circunstancias
que se presentaban, y al mismo tiempo poseyera los elementos de permanencia
y seguridad necesarios. Sin embargo como sistema resulta engorroso y caro” 26
. Además somos de la opinión, de que la monarquía española supo establecer,
no cabe duda que, sobre la marcha, un sistema de gobierno moderno, práctico y
avanzado con respecto a su época.
Ya vimos cómo en las Capitulaciones de Santa Fe, se estableció el primitivo
régimen del Gobierno territorial, sometido a una única autoridad en una sola cir-
24 GARCIA GALLO, A.: “Principios rectores......”. pág, 663.
25 CÉSPEDES DEL CASTILLO, Guillermo, “La organización institucional”. En: Castillero
Calvo (dir.), Consolidación del orden colonial. UNESCO, 2000, pp.29-46.
26 HARING.: El Imperio hispánico…. P.130.

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 277
cunscripción (Colón). Todos los funcionarios de las Indias, en cuanto nombrados
por Colón, serían meros instrumentos de su autoridad 27 .
En 1501, sin que el anterior sistema hubiera desaparecido, se establecen nuevas
premisas. Desaparece la unidad de gobierno y se da permiso para crear otras
provincias independientes del virreinato con gobernadores directamente sometidos
a la autoridad real. Estas nuevas provincias aumentan conforme se descubren más
tierras, y a su frente ya no está un virrey gobernador, sino una autoridad de menor
categoría: Un Gobernador o un Adelantado. Independientemente del cargo de
Gobernador, las mismas personas reciben el cargo de Capitán o Capitán general,
a fin de poder reclutar gentes para la conquista y sumisión de la provincia.
Sin relación con el establecimiento de las provincias, que afecta al gobierno
de los territorios, se encuentran las Audiencias. En 1511, se nombran tres jueces
de apelación que actúan como Audiencia en Santo Domingo. Ello en menoscabo
del poder de Diego Colón ya que, hasta ese mismo año, se insistía por parte de
la Corona, en que las apelaciones se hicieran, primero, ante el gobernador o sus
tenientes y, sólo en segundo grado, ante el Rey y sus Audiencias peninsulares. Así
pues en contraste con la pluralidad de provincias y gobernaciones, durante casi dos
decenios se mantiene una única Audiencia. 28 La creación de Audiencias se lleva
a cabo con independencia de la creación y organización de nuevas provincias.
Estas se establecen en función de la colonización y el gobierno; aquellas de la
administración de justicia y tramitación de pleitos y causas criminales.
Por exigencia de la conquista y sumisión del territorio, pero con independencia
del gobierno del mismo, se desarrolla un sistema militar y se tiene que nombrar
a un Capitán general que encauce y dirija la defensa. A veces su ámbito excede
con mucho a una o varias provincias (Adelantado).
Al margen, tanto en la época colombina como en los siglos siguientes, el
manejo de los asuntos de Hacienda queda a cargo de oficiales Reales que dependen
exclusivamente y de forma directa del Rey, como lo demuestra el profesor
Sánchez Bella 29 .
27 GARCÍA GALLO, Alfonso.: “Los Virreinatos americanos bajo los Reyes Católicos. Planteamiento
para su estudio”, en Estudios de Historia del derecho Indiano , Madrid, 1972 y VICENS
VIVES, J. : .”Precedentes mediterráneos del Virreinato colombino”, en Anuario de Estudios Americanos,
t.V, 1948, pp. 571-614.
28 La Audiencia de México se instala en 1530 , en 1535 la de Guatemala, en 1542 la de
Confines de Guatemala y Lima... Vid. GARCÍA GALLO, A.: “La Audiencia en Indias. Su origen
y caracteres,” Memoria del II Congreso Venezolano de Historia, I. Caracas, 1975.
29 SANCHEZ BELLA.: La organización financiera de las Indias. S.XVI. Sevilla, 1968. Esta
separación del control de la Hacienda por parte de la autoridades virreinales, se manifiesta definitivamente
con la creación del sistema de Intendencias ya en el Siglo XVIII. ANDREO GARCÍA,

278 JUAN ANDREO GARCÍA
En consecuencia, Gobierno, justicia, guerra y hacienda, son las cuatro competencias
de la administración colonial española que se dan en cualquiera de
las regiones o territorios y que exigen cada uno un tratamiento y organización
diferente; por lo que las circunscripciones gubernativas o fiscales, los distritos de
las Audiencias y los de las Capitanías Generales no coinciden necesariamente, ya
que su delimitación responde a necesidades distintas.
Al margen de todas estas circunscripciones, surgió otra de carácter esencialmente
político: el virreinato . Dicha institución tuvo poco que ver con la existencia
del virreinato de Colón, y los monarcas posteriores a los Reyes Católicos se
esforzaron en hacerla desaparecer. Se parecía más a la lugartenencia de Pedrarias
y bajo cuya dirección quedaban dos gobernaciones cuyas atribuciones eran menores
que las otorgadas a Colón. El virreinato nació no tanto con el fin de agrupar
y coordinar varias provincias bajo un mismo poder, cuanto de afirmar la plena
autoridad del rey en un determinado territorio. La implantación del cargo en la
Nueva España parece que vino determinada ,un tanto, por las caracteristicas del
imperio azteca. La amplia y desarrollada organización social y política contrastaba
con la tribal encontrada hasta ahora en las Antillas. Ello hizo que a esta nueva
provincia se le diera rango de reino, igual que ocurriría en el Perú. Parece que en
un principio no se pensaba en establecer una gran circunscripción que abarcara
diversas provincias, sino en un órgano de gobierno al frente de un reino. Se debió
en parte también a la escasez de conocimientos geográficos sobre el Nuevo
Mundo que llevó a designar grandes partes de este territorio con el nombre de
algunas de sus regiones más destacadas. En esa confusión tuvo mucho que ver
Juan López de Velasco, oficial del Consejo de Indias y cosmógrafo-cronista, que
estableció un esquema geográfico que los miembros del Consejo aceptaron como
esquema administrativo.
El resultado fue un cuadro del gobierno de las Indias que en su simplicidad
aparente, encerraba una enorme complejidad, falta de unidad y uniformidad, y
la configuración de unos tipos de virreyes, capitanes generales, gobernadores o
presidentes que, en cada momento y en cada lugar, tuvieron competencias y atribuciones
distintas. Todo lo cual ha desorientado y continua desorientando a los
estudiosos.
Veámoslo más claramente. Como ya dijimos, a partir de 1501, el gobierno
del Nuevo mundo se estableció sobre bases diferentes: Desapareció la unidad de
J.: “Notas para el análisis y replanteamiento del protagonismo de una institución Borbónica: La
Intendencia en Indias”, En VV.AA. Las transformaciones hacia la sociedad Moderna en América
Latina. Leipzig-Köln, 1996, pp.771-800. Vid también, “La Intendencia Indiana. Análisis historiográfico
y perspectivas”, en Contrastes. Vol. 9-10, 1998, pp. 237-258.

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 279
gobierno y aparecieron provincias independientes del Virreinato y gobernación
colombinos. a su frente tuvieron gobernadores sometidos a la autoridad real. estas
provincias o gobernaciones constituyeron durante el primer tercio del S.XVI, las
circunscripciones básicas del gobierno territorial de las Indias. Independientemente
del cargo de Gobernador, la mayoría de las veces, las mismas personas que
ostentaban tal cargo eran nombrados Capitanes Generales a efectos de recluta de
gente y de conquista y pacificación del territorio.
Sin relación con el establecimiento de las provincias, estaban las Audiencias.
Si aquellas surgen en razón de la colonización y el gobierno, éstas lo hacen en
función de la administración de justicia y tramitación de pleitos y causas criminales.
En 1511, se establecen en la Española tres jueces de Apelación que actúan como
Audiencia de Santo Domingo. Este hecho supone un grave revés a los derechos
de los Colón. En contraste con la proliferación de provincias y gobernaciones, en
el Nuevo Mundo y durante casi dos decenios, se mantiene una única Audiencia
que entiende de las causas judiciales en todas las tierras descubiertas.
Al margen de todo esto, como en la época colombina, el manejo de los asuntos
meramente económicos queda en manos de los Oficiales Reales de Hacienda
que dependen exclusivamente del Rey.
Por tanto Gobierno, Justicia, guerra y Hacienda, son las cuatro materias
diferenciadas que se dan en cualquiera de los territorios y regiones americanas.
Ahora bien, las cicunscripciones gubernativas o fiscales, los distritos audienciales
y los de las capitanías generales no coinciden necesariamente, pues su delimitación
responde a necesidades diferentes.
Además de las circunscripciones citadas, surgirán otras de índole estrictamente
Político. Me refiero a los Virreinatos, que no nacen según García Gallo, tanto con
el fin de agrupar y coordinar varias provincias bajo un mismo poder como para
afirmar la autoridad del rey en un territorio determinado.
Esta es pues la división territorial que, a raíz del año 1501, comienza a
gestarse y que se confirma con la creación del Consejo de Indias . Cada una de
las materias es competencia de un funcionario que la ejerce en un territorio concreto,
sin que aquellas tengan que coincidir en las mismas personas ni tampoco
los territorios. Por todo ello un cuadro administrativo tan elemental y jerárquico
no nos sirve. (vid.cuadro nº 1).
4.2. Las instituciones territoriales: sus competencias
Las Indias españolas en el XVI no se dividen en dos virreinatos, éstos en
Audiencias y éstas a su vez en Gobernaciones o Capitanías. En lo tocante al

280 JUAN ANDREO GARCÍA
gobierno, se dividen en provincias regidas por un Gobernador. En lo que se refiere
a lo judicial, en Audiencias o distritos de éstas. En lo militar, en Capitanías.
Unas y otras divisiones son completamente independientes y nada tienen que ver
entre sí. En un momento posterior –en 1534 en América central y en 1542 en
la del sur– se superpone a las anteriores y sólo en algunas provincias, una nueva
institución de carácter político: el Virreinato. Las restantes provincias quedan al
margen. A partir del plan que bosqueja Ovando en 1568, el esquema cambia. La
esfera de influencia del virrey tiende a ser ampliada más allá de los reinos con
que hasta entonces se había identificado, abarcando provincias antes no incluídas.
Así se recoge en las ordenanzas de Nuevos descubrimientos y poblaciones de
1573, en las que la autoridad del Virrey llega por cercanía a todas las provincias,
aunque se hallen distantes y tengan su propio Gobernador. A pesar de todo, la
imprecisión es manifiesta. Los gobernadores se siguen nombrando como antes.
No se aclara el campo de competencias del virrey fuera de las provincias en que
no son gobernadores. a la aclaración del tema se llegará más tarde a través de la
distinción de lo que es el “Superior gobierno” y el “Gobierno ordinario”.
El resultado es un cuadro institucional que se puede ver desde diferentes
puntos de vista.
1.-Atendiendo a los Cargos o instituciones y al espacio en que cada uno de
ellos actúa tendríamos el siguiente esquema:
CUADRO Nª 3
2.- Si, por el contrario, ponemos nuestra atención en un determinado territorio,
como por ejemplo una provincia o departamento concreto, el cuadro administrativo
quedaría así:

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 281
CUADRO Nª 4
En un determinado territorio (provincia) tendría competencias, en lo estrictamente
político, el Virrey (ya que esa provincia estaría en el territorio de unos
de los virreinatos). En lo gubernativo, un Gobernador. En el campo de lo militar
–Guerra– un Capitán General, –cargo casi siempre adosado al de Gobernador–.
Por último en lo tocante a materia judicial, una Audiencia, que podría tener competencias
en otras provincias o territorios.
Este doble esquema nos acerca más a la compleja realidad de la administración
indiana que el esquema realizado por López de Velasco, según el cual se saca
una idea excesivamente elemental de una administración colonial excesivamente
piramidal y jerarquizada (vid. cuadro nº 1).
La Corona española para evitar, en lo posible, los roces y recelos entre las
diferentes autoridades que intervenían en un territorio, frecuentemente acumulaba
en una misma persona los distintos ramos de la administración: el de Gobierno,
Justicia, Guerra y en su caso el Político, sólo los asuntos de hacienda se mantendrían
fuera de ese esquema. 30
30 Desde el primer instante, La Corona separó el control económico, para lo cual, siempre lo
mantuvo bajo la supervisión estricta de los Oficiales Reales, directamente dependientes de su control.
Después, en el siglo XVIII crearía los Intendentes Vid ANDREO GARCÍA, J.: La Intendencia en
Venezuela. Don Esteban Fernández de León Intendente de Caracas, 1791-1802, Murcia, 1990.

282 JUAN ANDREO GARCÍA
Como consecuencia de esa política de acumulación, en los Reinos de Indias o
virreinatos, a la persona que se nombra Virrey, se le otorga, por otro despacho, y
no al cargo sino repito, a la persona, el título de Gobernador, en la provincia que
reside (o se le acumulan otras); Presidente de la Audiencia que radica en dicha
provincia, y Capitán General del distrito a cuya cabeza se halla la misma, pero
nunca el de Gobernador de otras provincias, ni presidente de otras audiencias, ni
Capitán general de otros distritos que pueda haber en su virreinato. La confusión
viene al nombrar al actuante no con su nombre, sino con el más importante de
sus títulos. La acumulación de cargos puede variar en el tiempo y en el espacio:
En las provincias donde no reside un virrey, una misma persona recibe el oficio
de Gobernación, justicia y guerra; donde no reside la audiencia solamente los de
Gobernador y capitán general. Así unas provincias se consideran gobernaciones,
otras presidencias o Audiencias y otras capitanías generales; según el primer título
de la persona que acumula dichos cargos ejerza de Gobernador, sea sólo eso, o
Presidente de la Audiencia o Capitán General. 31 El oficio de gobernador se acumula
a los restantes, a un Virrey, a un Capitán General o al Presidente de la Audiencia.
Cuando la Audiencia gobierna, es que no tiene presidente y ese oficio de gobierno
se da a los oidores conjuntamente: a las personas de los oidores, a la Audiencia
nunca. Esta sólo tiene competencias en justicia; lo cual es fácil de entender para
juristas, no para historiadores que atienden más a la actuación de las personas, que
al cuadro institucional. Sea por lo que fuere, el caso es que la Audiencia o mejor
sus magistrados, los señores que la componen, acumulan en algunos casos oficio
de gobierno. Lo que no ocurre en la Audiencia española. Por lo tanto parece que
la Audiencia (o sus miembros) 32 en Indias Rige y Gobierna.
Parece pues que los umbrales de competencias están claros, pero según hemos
dicho, nuestra opinión no es esa. El profesor García Gallo no tiene más remedio
que constatar repetidas interferencias, y nosotros mismos, hemos podido consultar
enorme documentación a propósito de consultas al Consejo para aclarar dichas
competencias, al menos durante el siglo XVIII. Pero el mismo citado profesor lo
constata en el XVI. Así, por ejemplo, el distinto carácter gubernativo o judicial
de un asunto hace que las competencias se mezclen y sean recabados por distintas
autoridades, hasta el punto de que repetidamente la Corona recuerda que cada uno
entienda y provea los asuntos de su estricta competencia 33 .
El oficio de Virrey es esencialmente político. Entraña una representación
personal del monarca. Es un “Alter ego”, y la encarnación del monarca en el reino
31 GARCÍA GALLO, A. “Los principios rectores… p. 686.
32 PÉREZ HERRERO. P. op.cit. p. 164.
33 Vid. ejemplos concretos en GARCÍA GALLO, A. “Los principios rectores…..p.,691.

SU MAJESTAD QUIERE GOBERNAR: LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA EN INDIAS DURANTE ... 283
al que se le envía. Hace las veces del soberano y recibe los mismos honores. Sus
poderes son los mismos del rey, aunque como recibidos de éste, supeditados a
sus órdenes y dictados. Tiene incluso potestad de legislar en nombre del Rey y la
facultad suprema de Gracia. La restricción más importante es la prohibición de librar,
sin autorización expresa del monarca, sobre las Cajas de la Real Hacienda.
En este tiempo el Rey no interviene directamente en la tramitación y despacho
de los asuntos de la esfera territorial ni local, ni en la administración de justicia, ni
en la toma del mando efectivo de las tropas. Todo se hace en su nombre, por las
personas que él nombra. el Rey ejerce la “alta dirección” de todo. De igual modo
el virrey recibe la delegación de ese “poder general” o “supremo gobierno”. Cuando
conviene que el virrey se ocupe de ello personalmente se le otorga el nombramiento
de Gobernador, Presidente de la Audiencia o Capitán General. Corresponde al
virrey como tal el derecho de Patronato (Vicepatrono de la Iglesia).
En Consecuencia de todo lo dicho, resulta que el cuadro Administrativo
Indiano, delimitando en lo posible las competencia de cada institución, quedaría
de la siguiente manera.
CUADRO Nª 5
Por supuesto en la cúspide de todo el entramado la Corona y sus Consejos.
En Indias, el Virrey mantiene sus competencias en el ámbito político. en el
estrictamente gubernativo lo hace en los dos ámbitos: el religioso o espiritual
–es Vicepatrono de la iglesia– y en el civil. En justicia por ser Presidente de la
Audiencia Virreinal. En el de Guerra, será el máximo responsable. En cuestiones
de hacienda, sólo será supervisor.

284 JUAN ANDREO GARCÍA
El Gobernador tendrá responsabilidades, dentro de su demarcación territorial
en el ámbito de Gobierno civil. Si existe audiencia pretorial o sufragánea será
presidente y, casi siempre, se le adosará el cargo de Capitán General para que
entendiera en los asuntos de guerra.
En el caso de la Audiencia, su competencia directa es en temas de justicia;
aunque se dan casos en los que, ante el vacío de poder debido a la defunción o cese
del Virrey o del gobernador, tendría temporalmente atribuciones en Gobierno civil.
Finalmente los asuntos de guerra serán competencia del Capitán General, cargo
que como dijimos, en la mayoría de los casos estaba adscrito al de gobernador.
Este esquema perdurará mas de dos siglos y vino a modificarse en la segunda
mitad del XVIII al crearse las intendencias que se encargarán de los asuntos
de la hacienda Real y de hacienda militar; pero eso será objeto de posteriores
estudios.

EL LEVIATÁN EN CASTILLA O LA PRÁCTICA
DE LA SOBERANÍA MONÁRQUICA EN LA TRANSICIÓN
DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII 1
FRANCISCO JAVIER GUILLAMÓN ÁLVAREZ
JULIO D. MUÑOZ RODRÍGUEZ
Universidad de Murcia
«[...] ese gran Leviatán que llamamos república o Estado,
que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez
que el natural,
para cuya protección y defensa fue instituido,
y en el cual la soberanía es un alma artificial que da vida y movimiento
al cuerpo entero [...]» 2
I. EL ABSOLUTISMO MONÁRQUICO Y LA CASTILLA DE LOS SIGLOS
XVII Y XVIII
La relación existente entre la autoridad de los monarcas y los órganos que
representaban en primera instancia a la población de los reinos condicionó, en
gran parte, la evolución político-administrativa de las sociedades antiguorregimen-
1 Este texto es una versión abreviada de otro que aparecerá próximamente en la revista Estudis
de la Universidad de Valencia con el título “Guerra, lealtad y poder: el origen del municipio
castellano de la Ilustración”, en donde se desarrolla más extensamente su contenido y aparato crítico.
Ambos se incluyen dentro de los proyectos HUM2005-06310 y 03057/PHCS/05, financiados
por el Ministerio de Educación y Ciencia y la Fundación Séneca-Agencia Regional de Ciencia y
Tecnología, respectivamente.
2 Hobbes, Th., Leviatán o la Materia, Forma y Poder de una República Eclesiástica y Civil,
Madrid, 2001 [1ª ed. 1651], p. 46.
285

286 FRANCISCO J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ Y JULIO D. MUÑOZ RODRÍGUEZ
tales. La tolerancia y/o resistencia de quienes encarnaban estos poderes locales
determinaba no sólo la asimilación de la carga fiscal fijada por el soberano –con
intervención o no de las cortes–, sino también la implantación de una administración
monárquica compuesta por unos mecanismos comisariales cada vez más
numerosos y coercitivos. La construcción de las monarquías europeas de los siglos
modernos dependía de esta continua negociación de los espacios y las capacidades
políticas entre el centro y las periferias; negociación en la que estaban en juego
los intereses y expectativas de los agentes –Corona, elites locales– que actuaban
en cada uno de estos ámbitos de decisión. Aunque ambos parecían defender una
concepción estática del sistema político, amparados casi siempre en los principios
de la teología política o en los privilegios de las ciudades de origen medieval, en
realidad la dependencia mutua era grande a la hora de influir en el conjunto de la
sociedad, y el movimiento era lo que mejor definía el longue durée del sistema.
Es sabido que esta relación entre soberano y poderes locales ha estado tradicionalmente
unida al desarrollo de lo que se llamó absolutismo monárquico; un concepto
que, surgido con las primeras reformas liberales, alcanzó amplia resonancia
en la historiografía europea de las décadas 60 y 70 del siglo pasado, y que desde
hace años está siendo sometido a una profunda revisión. De los planteamientos
iniciales que tendían a describir en una dialéctica centralización/modernización un
poder real omnipotente, desencadenante de fuerzas centrípetas y casi propulsor
del estado liberal, en la actualidad las percepciones más extendidas coinciden en
resaltar los elementos consensuales que habitualmente intervenían en la práctica
del poder soberano. En el caso de la historiografía francesa, la visión más preponderante
de la Francia de Luis XIV –principalmente debida a R. Mousnier y
su escuela 3 – ha derivado desde hace un par de décadas a planteamientos menos
absolutistas y más eclécticos en cuanto a los fundamentos y las manifestaciones
de su ordenamiento político. Tal es el caso, entre otros, de Descimon, Cosandey,
Lignereux, Legay, Chaline o el mismo Schaub, al hacer éste último evidentes las
raíces hispánicas del absolutismo francés en su conocido La France Espagnole.
Les racines hispaniques de l´absolutisme français (París, 2003 [Madrid, 2004]).
El fantasma de Versalles también ha sido objeto de atención en la historiografía
en inglés, en muchas ocasiones anticipando resultados que influirían en las
renovadas percepciones sobre el dominio efectivo que ejercieron los monarcas
franceses. De este modo, hoy se conoce mejor la «colaboración» establecida entre
3 Mousnier, R., La Vénalité des offices sous Henri IV et Louis XIII, París, 1971, The Institutions
of France under the Absolute Monarchy, 1598-1789, Chicago, 1979-1984, 2 vols., y “Les
concepts d´«ordres», d´«états», de «fidélité» et de «monarchie absolue» en France de la fin de XVe
siècle à la fin du XVIIIe”, Revue Historique, CCXLVII/2 (1972) pp. 289-312.

EL LEVIATÁN EN CASTILLA O LA PRÁCTICA DE LA SOBERANÍA MONÁRQUICA EN LA ... 287
las elites locales y la monarquía francesa (es de recordar los diferentes trabajos
de Beik), las redes clientelares que intervenían en la recaudación fiscal (Potter,
Swann, Kettering), o la formación y funcionamiento de ese gèant du Gran Siècle
que fue el ejército de Luis XIV 4 . No obstante, a diferencia del poder absoluto
con que décadas atrás se imaginaba a los soberanos franceses, en esta revisión
del concepto de absolutismo que se ha efectuado sobre todo a partir del modelo
francés las propuestas más radicales han tendido a anular la carga coercitiva que
dispondría por sí misma la figura real 5 . Superando estos extremos historiográficos
un tanto pendulares, cada vez parece más evidente la existencia en las sociedades
europeas del Barroco de un absolutismo menos personal –del rey– y en gran
medida sustentado o compartido con el resto de poderes sociales, especialmente
los situados en un ámbito más cercano a la población.
Por lo que respecta a la producción científica española, los trabajos que
más han abundado se han centrado en los grupos que monopolizaban el poder
municipal. Entre las décadas de 1980 y 1990 se multiplicaron las investigaciones
sobre oligarquías y elites de poder de buen número de localidades que componían
los reinos hispánicos: su acceso a los oficios municipales –compra, matrimonio–,
los mecanismos empleados en su preeminencia social –ennoblecimiento– y los
instrumentos que perpetuaban su capital económico –mayorazgos–, caracterizaron
un modelo metodológico, en muchas ocasiones excesivamente preso del propio
marco local, que sigue prolongándose hasta hoy. Es imposible hacer aquí una
referencia de todos estos estudios sin caer, aunque no se pretenda, en omisiones
flagrantes, por lo que remitimos a algunos balances efectuados de esta temática
historiográfica. Especialmente, los realizados por Passola i Tejedor (1997), Hernández
Franco (1998), Soria Mesa (2000) o, más recientemente, en el volumen
colectivo coordinado por R. López y D. González Lopo titulado Balance de la
Historiografía modernista, 1973-2001 (Santiago de Compostela, 2003).
Sin embargo, a pesar de lo andado en términos historiográficos en los últimos
veinticinco años, las posibilidades de análisis siguen siendo inmensas, ya que las
conexiones del soberano con sus súbditos, y especialmente con las elites locales que
4 La expresión está tomada de Lynn, J. A., Giant of the Grand Siècle. The French Army,
1610-1715, Cambridge, 1997; también, Rowlands, G., The Dynastic State and the Army under Louis
XIV: Royal Service and Private Interest, 1661-1701, Cambridge, 2002.
5 Henshall, N., The Myth of Absolutism: Change and Continuity in Early Modern European
History, Londres, 1992. Posteriormente se celebraría el congreso Der Absolutismus –ein Mythos?:
Strukturwandel monarchischer Herrschaft in West und Mitteleuropa (ca. 1550-1700), cuyos resultados
se publicaron en 1996; algún texto presentado puede verse en edición española en Asch, R.
G. y Duchardt, H. (Eds.), El Absolutismo ¿Un mito? Revisión de un concepto historiográfico clave,
Barcelona, 2000.

288 FRANCISCO J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ Y JULIO D. MUÑOZ RODRÍGUEZ
los dirigían, estaban condicionadas por factores tales como las crecientes necesidades
fiscales y militares, las no menos numerosas demandas de capital simbólico de estas
elites –ejecutorias de hidalguía, hábitos de órdenes militares o títulos nobiliarios–, y
la progresiva desactivación de intermediarios tradicionales, caso de la mayor parte de
las cortes peninsulares 6 . A pesar de la distancia de la corte, a pesar del hermetismo
de los Habsburgos madrileños, a lo largo del siglo XVII los vínculos de la población
con los monarcas hispánicos se volvieron cada vez más próximos, frecuentes
e imprescindibles para el ascenso social y político en la España moderna.
Durante este proceso, lógicamente largo, con crisis y adaptaciones, propio de
un sistema político que se estaba construyendo a partir de necesidades coyunturales,
la Corona logró hacerse con una posición preeminente en la vida local, empleando
ciertamente cuantos medios políticos tenía a su alcance, seguidos también de no
pocos institucionales que la población fue gradualmente asimilando. El rey se hizo
más presente ante sus súbditos especialmente en asuntos hacendísticos a través
de toda una gama de jueces ejecutores, audiencias, comisarios y superintendentes
que en la segunda mitad del Seiscientos fiscalizaban –con mayor o menor éxito–
los derechos tributarios en Castilla. El monarca era también quien sancionaba
la cesión o venta de los oficios municipales y el único que tenía legitimidad para
reconocer o enajenar un estatus nobiliario a través de las tan demandadas ejecutorias
de hidalguía. El margen de autonomía de los gobiernos locales disminuyó
considerablemente, incluso, con respecto a los bienes que integraban su hacienda
local, controlados por el consejo de Castilla y dedicados reiteradamente a las urgencias
militares del soberano 7 . La «complicidad» de las elites locales tomó forma
en aquellos momentos de mayor gravedad para la conservación de la Monarquía
en una generalizada lealtad que aportaba cuantiosos recursos para la guerra 8 . En
este sentido, compartimos la percepción expresada por el profesor Marcos Martín
6 Sobre esta última cuestión remitimos a Jago, Ch., “Habsburg Absolutism and the Cortes of
Castile”, The American Historical Review, 86-2 (1981) pp. 307-326; Thompson, I. A. A., “El final
de las Cortes de Castilla”, Revista de las Cortes Generales, 8 (1986) pp. 43-60; Castellano, J. L.,
Las Cortes de Castilla y su Diputación (1621-1789). Entre pactismo y absolutismo, Madrid, 1990.
Una perspectiva general en Kléber Monod, P., El Poder de los Reyes. Monarquía y Religión en
Europa, 1589-1715, Madrid, 2001.
7 Bernardo Ares, J. M., Corrupción política y centralización administrativa. La Hacienda de
Propios en la Córdoba de Carlos II, Córdoba, 1993, y Sánchez Belén, J. A., La política fiscal en
Castilla durante el reinado de Carlos II, Madrid, 1996.
8 Fortea Pérez, J. I., “Corona de Castilla-Corona de Aragón. Convergencias y divergencias de
dos modelos de organización municipal en los siglos XVI y XVII”, Melànges de la Casa Velázquez,
34-2 (2004) pp. 17-57, esp. 46, donde habla de esta «complicidad»; también, Ruiz Ibáñez, J. J. y
García Hourcade, J. J., “Un poder simbiótico: la articulación de los lazos de dependencia entre la
Corona y los mediadores, Murcia ss. XVI y XVII” en Guillamón Álvarez, F. J. y Ruiz Ibáñez, J. J.

EL LEVIATÁN EN CASTILLA O LA PRÁCTICA DE LA SOBERANÍA MONÁRQUICA EN LA ... 289
cuando señala que «más que una dialéctica de oposición frontal y permanente
lo que hubo en las relaciones entre el rey y las ciudades fue una dialéctica de
compromiso, coincidencia y coordinación de intereses antes que enfrentamiento,
consenso tácito o expreso en lugar de ruptura»; una opinión coincidente a la que
con anterioridad había señalado el profesor Thompson cuando subrayó el «consenso
esencial en cuanto a la naturaleza de la necesidad [provocada por la guerra] a
la que se enfrentaba el país» 9 . De nuevo el «consenso» viene a matizar el poder
no tan absoluto de los reyes, además de auspiciar la integración de los súbditos
en el servicio real.
Castilla, o mejor dicho, los reinos que conformaban la Corona castellana,
son un claro ejemplo de este proceso. La evolución de la relación entre monarca
y poderes locales en los primeros siglos modernos dependió de factores como la
venalidad regia, el acrecentamiento y patrimonialización de oficios, o la aristocratización
por la que transitaron los concejos castellanos a lo largo del Seiscientos.
Todos estos factores son indispensables para comprender no sólo las bases políticas
que regulaban la Castilla de los últimos Austrias, sino también su trayectoria
posterior, ya que será en la centuria ilustrada cuando los efectos de estas prácticas
de gobierno alcanzaron mayor intensidad y visibilidad. No hay que olvidar que
las reformas municipales promovidas por Carlos III trataban de paliar consecuencias
como el absentismo de los regidores, la escasa permeabilidad social de los
concejos o la mala gestión de las haciendas locales, cuyas raíces más remotas se
encontraban en aquellos factores impulsados por los monarcas de los siglos XVI
y XVII en los ayuntamientos castellanos 10 .
(Eds.): Lo conflictivo y lo consensual en Castilla. Sociedad y poder político, 1521-1715. Homenaje
a Francisco Tomás y Valiente. Cuaderno del Seminario Floridablanca, nº 4, Murcia, 2001, pp.
401-437, y del segundo también “Tiempo de guerra, tiempo de cambio. Resistencias, realidades
y representaciones en los comienzos de la transición al pleno absolutismo en el Reino de Murcia
(1642-1669)” en Rizzo, M., Ruiz Ibáñez, J. J. y Sabatini, G. (Eds.): Le Forze del Principe. Recursos,
Instrumentos y límites en la práctica del poder soberano en los territorios de la Monarquía
hispanica, Cuadernos del Seminario Floridablanca, nº 5, Murcia, 2003, T. I, pp. 633-695.
9 Marcos Marín, A., “Poder real, poderes locales y oligarquías urbanas en Castilla durante los
siglos XVI y XVII”, Cheiron, 41 (2004) pp. 23-46, esp. 43; Thompson, I. A. A., “La movilización
de los recursos nacionales y la tesis de Downing. La guerra y el Estado en España a mediados del
siglo XVII” en Martínez Ruiz, E. y Pi Corrales, M. de P. (Dirs.): España y Suecia en la época del
Barroco (1600-1660), Madrid, 1998, pp. 279-306, esp. 299.
10 Guillamón Álvarez, F. J., Las reformas de la administración local durante el reinado de
Carlos III. (Un estudio sobre dos reformas administrativas de Carlos III), Madrid, 1980; también,
Castro, C. de, La Revolución liberal y los municipios españoles, Madrid, 1979; entre los trabajos
más recientes sobre éstas, Cózar Gutiérrez, R., Gobierno municipal y Oligarquías. Los oficios
públicos de la villa de Albacete en el siglo XVIII, Tesis doctoral inédita, Universidad de Castilla
La Mancha, 2004, y Campese Gallego, F. J., La representación del Común en el Ayuntamiento de
Sevilla (1766-1808), Sevilla, 2005.

290 FRANCISCO J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ Y JULIO D. MUÑOZ RODRÍGUEZ
Por nuestra parte, en las siguientes páginas nos centraremos en la última
centuria del Antiguo Régimen, cuando el sistema político castellano alcanza todo
su apogeo y comienza a producirse su quiebra final, debido principalmente a las
propias contradicciones internas que arrastraba. Pero, sin embargo, en vez de partir
de las reformas locales carlosterceristas, quizás los cambios más notorios en esta
esfera de poder durante el siglo XVIII, aquí nos ocuparemos del origen de ese
modelo municipal castellano que se prolongará a lo largo de la centuria ilustrada
y, en algunos de sus aspectos fundamentales, en buena parte de la siguiente. Lo
cierto es que las fuerzas ordenadoras que configuraban ese modelo municipal claramente
subordinado al poder monárquico terminan por eclosionar, en gran medida,
en la transición del siglo XVII y XVIII; una transición que tiene como elementos
estructurantes la defensa de las fronteras de la Monarquía, el problema sucesorio y
el consiguiente conflicto civil que movilizó a la población y contribuyó a adaptar
las estructuras político-administrativas castellanas a las urgencias de la guerra.
A diferencia de los territorios de la Corona de Aragón, en los reinos castellanos
no hubo, como tal, una legislación específica que supusiera transformaciones
radicales en el gobierno de la población; nos referimos, obviamente, a los decretos
de Nueva Planta (1707-1716) 11 . No obstante, la necesidad del primer monarca
borbónico de atraer recursos económicos y personales conllevaría importantes
modificaciones en el modo de concretarse el poder en el espacio local castellano.
Durante las dos primeras décadas que ocupan la Guerra de Sucesión y su casi
desconocida etapa posterior –postguerra–, los mecanismos ejecutivos dependientes
de la Corona se expandieron de forma considerable, amparándose en el estado de
opinión mayoritario a favor de Felipe V. El carácter religioso que envolvió esta
guerra –las tropas aliadas fueron identificadas como herejes por la participación
de soldados ingleses, holandeses y franceses hugonotes 12 –, así como la lealtad
generada entre una importante base social castellana que identificaba la causa
11 Remitimos al caso valenciano expuesto por Giménez López, E., Militares en Valencia (1707-
1808). Los instrumentos del poder borbónico entre la Nueva Planta y la crisis del Antiguo Régimen,
Alicante, 1990, y Gobernar con una misma ley. Sobre la Nueva Planta borbónica en Valencia,
Alicante, 1999; Pérez Aparicio, C., “El conflicte successori: guerra i pau al País Valencià” en Enfrontaments
civils: postguerres i reconstruccions, Lérida, 2005, pp. 55-74; y al ejemplo catalán que
ha mostrado Torras i Ribé, J. M., Los mecanismos del poder. Los ayuntamientos catalanes durante
el siglo XVIII, Barcelona, 2003.
12 Distintos planos de este discurso religioso en García Cárcel, R., Felipe V y los españoles.
Una visión periférica del problema de España, Barcelona, 2002; González Cruz, D., Guerra de religión
entre príncipes católicos. El discurso del cambio dinástico en España y América (1700-1714),
Madrid, 2002; y Amalric, J. P., “La elección de un bando: hugonotes y jacobitas en la Guerra de
Sucesión de España”, Manuscrits, 19 (2001) pp. 59-79.

EL LEVIATÁN EN CASTILLA O LA PRÁCTICA DE LA SOBERANÍA MONÁRQUICA EN LA ... 291
borbónica como la legítima para la «Religión verdadera», permitieron al nieto de
Luis XIV disponer de un considerable margen de maniobra en la aplicación de
medidas conducentes a obtener una mayor eficacia política y militar.
II. LOS ANTECEDENTES AUSTRÍACOS DEL ORDENAMIENTO POLÍTI-
CO BORBÓNICO
En la generación de esta eficacia, Felipe V contó, sin duda, con la experiencia
que en Francia había supuesto levantar el ejército permanente más numeroso
y poderoso de la época. Una experiencia que llegaba al conocimiento del
nuevo monarca hispánico por medio de la pléyade de consejeros franceses que
le rodeaban en el Alcázar madrileño –embajadores, tutores, confesores y, por
supuesto, la princesa de los Ursinos–, así como a través de la correspondencia
que mantuvo frecuentemente con su abuelo en estos difíciles años de la guerra.
A principios de 1703, poco más de un año después de la entrada en Madrid de
Felipe V, y cuando empezaban a producirse las primeras operaciones militares a
gran escala de una guerra que se prolongaría hasta 1714 con la rendición de la
Mallorca austracista, el propio Luis XIV conminaba a su nieto a que «hablase
como dueño y señor», se «mostrase a sus súbditos, escuchase sus demandas,
hiciese impartir justicia [y] pusiese orden por seguridad de su reino» 13 . Unas
recomendaciones que podían reducirse a gobernar personalmente la Monarquía,
como había hecho él mismo desde 1661, y a dejarse asesorar por los consejeros
enviados desde Versalles.
Si bien era evidente esa influencia francesa que se estaba dando en el nuevo
ordenamiento político castellano, no constituía, sin embargo, el único surtidor de
prácticas administrativas que se empleó para movilizar, organizar y controlar a la
población castellana. Felipe V también se sirvió de los recursos que ya habían
sido ensayados y acumulados por los últimos monarcas de la casa de Austria para
tratar de conseguir, en un esfuerzo verdaderamente agónico, la conservación de
la Monarquía. Los resultados en este proceso de afirmación monárquica deberían
matizar la tesis tan extendida del «respeto» Habsburgués a los usos constitucionales
de los diferentes reinos hispánicos; máxime cuando, al menos en la Castilla del
siglo XVII, se llevó a cabo una especie de absolutismo, inocente y suave ciertamente
en las formas, pero absolutismo al fin y al cabo.
13 Guillamón Álvarez, F. J. y Muñoz Rodríguez, J. D., La formación de un príncipe de la
Ilustración. Correspondencia privada de Luis XIV a Felipe V durante la Guerra de Sucesión, Murcia,
2006, carta I; A. Braudillart (Philipe V et la Cour de France, París, 1890) ya manejó en su día esta
interesantísima correspondencia entre ambas cortes borbónicas.

292 FRANCISCO J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ Y JULIO D. MUÑOZ RODRÍGUEZ
Desde la década de 1660, las urgencias de la Monarquía en cada uno de sus
frentes –contra Francia en Flandes, en Cataluña y en el litoral; contra el berberisco
en el Mediterráneo–, trasladaron al súbdito castellano la obligación de hacer cada
vez más efectivos sus vínculos fiscales con el monarca. En ese entorno geopolítico
extraordinariamente adverso por el que transcurrió la Monarquía Hispánica a lo
largo del siglo XVII, a los castellanos les correspondió un esfuerzo contributivo de
cierta intensidad. Esto, que subyacía en las discusiones para prorrogar el servicio
de Millones, el tributo económico más importante como se sabe de Castilla (Fortea
Pérez, Andrés Ucendo), también se encontraba en la difusión que alcanzarían
otras figuras fiscales, como eran los donativos, levas a cargo de las ciudades o el
desarrollo de medios de autodefensa del territorio con el levantamiento de cuerpos
de milicias locales. Todas estas contribuciones fiscales venían a reforzar el uso de
la vía servicial para satisfacer las demandas de la Corona, lo que a largo plazo
generaría un fortalecimiento de la posición política del monarca a partir de formas
inicialmente consensuadas con la población. El historiador francés D. Richet lo
sintetizó extraordinariamente cuando en La France moderne: l’esprit des institutions
(Paris, 1980) señaló aquello de que el «absolutismo fue, en gran parte, hijo
del impuesto» (“l´Absolutisme fut, en grande partie, l´enfant de l´impot”).
Efectivamente, la reiteración de estas necesidades de la Monarquía fueron
derivando en una reordenación de las prioridades de los grupos dirigentes locales
y, en definitiva, en una mayor integración de las ciudades castellanas en la
política imperial sostenida por la Corona, tal como ha explicado, entre otros, el
profesor Thompson en algunos de sus últimos trabajos 14 . Integración que durante
el reinado de Carlos II, a diferencia de periodos anteriores, se haría al margen de
la reunión del Reino en Cortes y mediante el desarrollo de canales directos de
negociación con los órganos de representación de las ciudades, principalmente de
la veintena que poseían voto en Cortes. En este sentido, es sabido que si hubo un
nexo común entre los distintos procesos de concentración del poder monárquico
en Europa ése fue, en cualquier caso, la progresiva desactivación de los cuerpos
intermediarios existentes entre la población y el soberano, como eran toda clase
de asambleas parlamentarias. En la Corona de Castilla, esta creciente negociación
directa con el monarca facilitaría a muchos miembros de los concejos locales
consolidar estrategias de acumulación de capital simbólico, hasta el punto que
durante esta segunda mitad del siglo XVII se dio, como ya detectó en su día don
14 Thompson, I. A. A., op. cit., 1998, pp. 279-306; y “La Monarquía de España: La invención
de un concepto” en Guillamón Álvarez, F. J., Muñoz Rodríguez, J. D. y Centenero de Arce, D.
(Eds.): Entre Clío y Casandra. Política y Sociedad en la Monarquía hispánica durante la Edad
Moderna. Cuadernos del Seminario Floridablanca, Nº 6, Murcia, 2005, pp. 31-56.

EL LEVIATÁN EN CASTILLA O LA PRÁCTICA DE LA SOBERANÍA MONÁRQUICA EN LA ... 293
Antonio Domínguez Ortiz, una auténtica carrera por el ennoblecimiento en forma
de hábitos, encomiendas de órdenes militares, señoríos y títulos nobiliarios, tan
preciados por el hombre del Barroco.
A este respecto, los regidores de la ciudad de Murcia, capital de uno de
los reinos castellanos cuya población más frecuentemente se movilizó durante
el siglo XVII para la defensa de su costa o los numerosos socorros a la plaza
de Orán, fueron ampliamente recompensados por el monarca; sólo por aprobar
las prorrogaciones de los servicios de Millones de 1685 y 1697 obtuvieron 24
hábitos de órdenes militares, 4 nombramientos para corregidores, 1 encomienda
y 1 perpetuación de oficio municipal. Un considerable número de mercedes que,
junto a los dos títulos nobiliarios concedidos en 1685 y 1692, venía a apoyar la
competencia desarrollada entre los principales linajes de la ciudad por adquirir
mayor propiedad simbólica 15 . Algo parecido ocurrió en el caso de la ciudad de
Lorca durante el socorro a Orán de 1688; este socorro contó con la colaboración
de tres importantes linajes lorquinos que obtendrían a su vuelta diversos hábitos
de órdenes militares, precisamente unas distinciones de elevada importancia en
una ciudad donde no existían suficientes elementos diferenciadores entre su emergente
elite local 16 . Por último, también en la zona manchega del reino de Murcia,
sus principales linajes trataron de participar activamente en cuantas ocasiones se
presentaban –por ejemplo, el socorro de la ciudad de Alicante de 1691– para
incrementar su relación con la Corona 17 .
15 Los títulos serían el marquesado de Corvera, otorgado a una rama del linaje Molina de
Junterón, y el marquesado de Torre Pacheco, concedido a otra de los Fontes de Albornoz; sobre
ambos, Muñoz Rodríguez, J. D., Damus ut Des. Los servicios de la ciudad de Murcia a la Corona
a finales del siglo XVII, Murcia, 2003, pp. 213-226. Acerca de esta fiebre por ennoblecerse entre
los castellanos del Barroco, Domínguez Ortiz, A., “Valoración social de los hábitos de las Órdenes
Militares” y Aranda Pérez, F. J., “Caballeros de hábito y oligarquías urbanas”, ambos en Las Órdenes
Militares en la Península Ibérica, Vol. II: Edad Moderna, Cuenca, 2000, pp. 1157-1176 y 2049-
2088, respectivamente; Soria Mesa, E., El cambio inmóvil. Transformaciones y permanencias en una
élite de poder (Córdoba, siglos XVI-XIX), Córdoba, 2000; Hernández Benítez, M., “Ayuntamientos
urbanos, trampolines sociales. Reflexiones sobre las oligarquías locales en la Castilla moderna”,
Melánges de la Casa de Velázquez, 34-2 (2004) pp. 91-114.
16 Más extensamente en Muñoz Rodríguez, J. D., “Con plausible ejemplo y finísima actividad.
La movilización de una ciudad castellana en socorro de la Monarquía: Lorca, 1688”, Clavis, 3 (2003)
pp. 189-198.
17 La organización y consecuencias de este socorro se ha tratado en Cózar Gutiérrez, R. y
Muñoz Rodríguez, J. D., “El reino en armas. Movilización social y «conservación» de la Monarquía
a finales del siglo XVII” en Congreso de Historia Militar, Madrid, 9 al 12 de marzo de 2005 (en
prensa). Para este sector del reino de Murcia han aparecido recientemente dos importantes estudios
que recogen la evolución de estas elites locales desde la Baja Edad Media hasta el siglo XVII: Ortuño
Molina, J., La incorporación del marquesado de Villena a la Corona de Castilla en el reinado de

294 FRANCISCO J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ Y JULIO D. MUÑOZ RODRÍGUEZ
La concreción de esta liberalidad regia constituía una parte fundamental de
las nuevas bases que regulaban las relaciones entre el monarca y sus súbditos,
cada vez más dependientes de las decisiones tomadas desde las distintas instancias
de la Corona. El anverso de esta moneda vendría dado en el conjunto castellano
por el aumento, entre otros elementos de afirmación monárquica, de agentes del
soberano especializados, como en el caso del superintendente de rentas reales,
en el gobierno económico provincial. La consolidación de esta figura en Castilla
implicaba una pérdida de autonomía de los antiguos administradores locales, así
como un claro antecedente hispánico –en ocasiones no suficientemente resaltado–
de los intendentes borbónicos introducidos años después.
La reformulación que se fue experimentando en la práctica del poder local
durante el último tercio del siglo XVII no sólo conllevó cambios en el modo de
establecerse y gestionarse la fiscalidad de los súbditos castellanos, así como en
las vías de negociación y beneficio que utilizaron y aprovecharon masivamente
sus elites locales. La percepción de un poder monárquico más cercano y tangible
entre los castellanos también contribuiría a transformar elementos esenciales hasta
entonces de su imaginario político. Por ejemplo, a lo largo del siglo XVII se puede
observar en Castilla una evolución en el pensamiento político de los miembros
de las elites locales; la tradición republicana del Quinientos estaba dejando paso
a posiciones más proclives, en general, a una mayor colaboración con la Corona,
a pesar de la conflictividad interna que, en algunos momentos, esta colaboración
pudiese desencadenar. Tensiones que, al finalizar el siglo XVII, habían terminado
en un notorio triunfo de las posiciones más inclinadas al servicio del soberano,
sostenido como una «causa pública» para la defensa de la Religión y la Monarquía.
Asimismo, la consolidación de esta cultura de servicio que calmaba las urgencias
de la Monarquía reforzó los vínculos que unían a la población castellana con el
rey Católico, lo que, además de constituir una de las razones en la proliferación
de elogios a Carlos II, se demostraría de gran valor instrumental escasos años
después.
III. LA GUERRA DE SUCESIÓN: CRISIS POLÍTICA Y ORGANIZACIÓN
SOCIAL
El contexto castellano en el que se inicia la Guerra de Sucesión dista de ser,
por consiguiente, un espacio político ajeno a las modificaciones y adaptaciones
los Reyes Católicos, Murcia, 2005; y Molina Puche, S., La construcción de una elite local. Poder,
familia y redes sociales en la Yecla del siglo XVII, Murcia, 2003.

EL LEVIATÁN EN CASTILLA O LA PRÁCTICA DE LA SOBERANÍA MONÁRQUICA EN LA ... 295
político-administrativas logradas con mayor o menor éxito en la etapa anterior.
Ciertamente, la mejor herencia que pudo recibir el nieto de Luis XIV consistió en
ese campo abonado que era Castilla para intensificar los mecanismos coercitivos
de movilización social 18 . Los lazos que ya unían a la población con la Corona
fueron la base de una lealtad castellana a la causa borbónica que proporcionaría
a Felipe V inmensos recursos económicos –fiscalidad de guerra– y personales
–reclutamiento militar– para la guerra. Una lealtad, por otro lado, que en parte
sería fomentada y gestionada por las elites locales, en muchos casos también a
la cabeza de las numerosas compañías de milicias y de los nuevos regimientos
del ejército filipista.
No obstante, ha de señalarse aquí que, a pesar del discurso que se ha mantenido
en la historiografía de identificar en términos absolutos Castilla con la causa
borbónica, no todos los vecinos de estos reinos enarbolaron la bandera de las
lises. La división que se produjo en el interior de los concejos es, aún hoy, muy
desconocida; aunque, por la información que empezamos a conocer, no debió ser
escasa ni poco cualificada. Sobre este punto les indicaré, a modo solamente orientativo,
que en los principales cabildos del reino de Murcia la adhesión al partido
del Archiduque superó ampliamente el 50% de sus regidores, caso de Cartagena
y, en grado menor, de la capital; mientras que en otros la presencia de seguidores
del segundo hijo del Emperador fue también significativa. Es verdad que este
reino castellano se convirtió en una frontera activa durante la guerra, y que esta
mayor cercanía a los focos austracistas podría desvirtuar la posible extrapolación
de los datos. Pero no es menos cierto que, si analizamos los listados que se han
publicado de exiliados austracistas en los territorios imperiales –por ejemplo, los
ofrecidos por A. Alcoberro 19 –, la cantidad de castellanos que compartió militancia
con catalanes, valencianos, aragoneses o mallorquines es bastante más elevada de
lo que hasta ahora podía imaginarse. En todo caso, esta división social reflejaba
la variedad de percepciones que el cambio dinástico originó dentro de Castilla,
especialmente entre aquellos individuos que más se habían destacado en los foros
municipales al servicio de la casa de Austria.
18 Guillamón Álvarez, F. J., “La Guerra de Sucesión y el comienzo de las reformas borbónicas”
en Fernández García, J., Bel Bravo, M. A. y Delgado Barrado, J. M. (Eds.): El cambio dinástico
y sus repercusiones en la España del siglo XVIII. Homenaje al doctor Luis Coronas Tejada, Jaén,
2000, pp. 529-542.
19 L´exili austracista (1713-1747), 2 vols., Barcelona, 2002. Para el caso murciano, Muñoz
Rodríguez, J. D., “La Castilla del Archiduque Carlos. Movilización social y discurso político en
torno al austracismo castellano en la Guerra de Sucesión” en Congreso La apuesta catalana en la
Guerra de Sucesión (1705-1707), Barcelona, 3, 4 y 5 de noviembre de 2005 (en prensa).

296 FRANCISCO J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ Y JULIO D. MUÑOZ RODRÍGUEZ
A pesar de esa notable Castilla austracista, los castellanos se convirtieron
en un instrumento fundamental en el proyecto de consolidación de Felipe V en
la corona española. El propio Luis XIV, obligado a reducir a partir de 1708-9
su ayuda militar por el agotamiento de la sociedad francesa, lo reconocería en
numerosas ocasiones a lo largo de la correspondencia enviada a su nieto durante
estos años. Sin embargo, en el logro de esta movilización social también fueron
empleados nuevos medios coactivos, junto a esas prácticas organizativas asumidas
ya por la población castellana 20 .
La administración municipal fue uno de los ámbitos políticos donde más
se pudo advertir este incremento de la autoridad de la Corona. Como señalaba
anteriormente, no procedió de una ruptura formal con el sistema de regimiento
castellano, sino que, por el contrario, la expansión de este poder monárquico se
debió, principalmente, a la obediencia de gran parte de las elites locales a las demandas
serviciales realizadas por el soberano. En la base de este comportamiento
estaba la cultura de servicio desarrollada con anterioridad, si bien esta disciplina
social se intensificó extraordinariamente durante la guerra a través de vías que
profundizaban tanto en los métodos coactivos, como en los más consensuados. De
este modo, a la presión política ejercida sobre los grupos de poder local por medio
de los agentes de la Corona, los representantes eclesiásticos o las composiciones
publicísticas, se unieron las propias expectativas de beneficio que poseían estas
mismas elites locales; unos y otros factores actuarían conjuntamente para alterar el
funcionamiento y la naturaleza de los concejos castellanos. Aunque no me detendré
aquí en la liberalidad practicada por Felipe V para premiar a los regidores más
proborbónicos, lo que desarrollaré en la versión escrita que se publique de esta
ponencia, sí les indicaré que, en una crisis política de la magnitud de la Guerra de
Sucesión, las compensaciones económicas, políticas o simbólicas contribuyeron a
dar legitimidad al nuevo orden político que se estaba configurando. Al igual que,
en sentido opuesto, el destierro, la represión y la incautación de bienes acordados
por una justicia extraordinaria actuaron como catarsis de la sociedad borbónica
de postguerra.
Entre los mecanismos encargados de trasladar esa creciente coerción, me
acabo de referir al papel de los agentes del monarca. A lo largo de la guerra se
20 Los medios para la generación de esta lealtad castellana los hemos analizado en “La lealtad
castellana en la Guerra de Sucesión. Movilización social y representación del poder en una sociedad
en guerra”, Revista de Historia Moderna, 24 (2006) pp. 513-536. Desde la teoría política esta
lealtad ha sido abordada por Vicent López, I., “La cultura política castellana durante la Guerra de
Sucesión: el discurso de la fidelidad” en Fernández Albaladejo, P. (Ed.): Los Borbones. Dinastía y
memoria de nación en la España del siglo XVIII, Madrid, 2001, pp. 217-243.

EL LEVIATÁN EN CASTILLA O LA PRÁCTICA DE LA SOBERANÍA MONÁRQUICA EN LA ... 297
multiplicaron y difundieron por todo el territorio castellano, en muchas ocasiones
con un manifiesto carácter militar que también estaría presente en el gobierno de
los reinos aragoneses tras los decretos de Nueva Planta 21 . Esta nueva administración
militar, integrada principalmente por cargos de gobernador y comandante,
desplazaría a los concejos como ejes principales de la organización local castellana,
en especial en aquellas ciudades y villas más próximas a los frentes de guerra.
Las juntas de guerra, que únicamente conocemos por ahora para los casos de los
reinos andaluces y Murcia, igualmente permitieron a la Corona disponer de unos
instrumentos más sólidos en la ejecución de sus órdenes y en la organización de
la defensa local.
Al finalizar la guerra, Felipe V había conseguido conquistar un relevante espacio
político a la sociedad castellana. Un espacio caótico por la forma agregativa
e imprecisa en que se había efectuado la implantación de las nuevas terminales
administrativas borbónicas, pero de una trascendencia capital para la consolidación
de la Monarquía borbónica durante el siglo XVIII. En este sentido, la confusión
política fue aprovechada por la Corona para reordenar su poder territorial a través,
por ejemplo, de los intendentes, que ampliarían, bajo premisas más centralistas,
las competencias de los antiguos superintendentes castellanos.
La Guerra de Sucesión conllevó, por consiguiente, un profundo cambio político
en los territorios castellanos. Su concreción en el gobierno local apenas significaría
modificaciones de calado en sus aspectos formales, una vez que la Junta
de Incorporación quedó reducida a un mero supervisor de la lealtad dinástica de
los poseedores de oficios municipales 22 . En cambio, el proceso de desnaturalización
de los órganos de representación vecinal se traduciría en fechas posteriores
a la conclusión de la guerra en un fortalecimiento del poder monárquico y en
un progresivo absentismo de los principales linajes de tradición municipal. La
pérdida de peso político de los concejos fue paralela a la integración de muchos
antiguos regidores castellanos en la administración monárquica. Este trasvase fue
posible, no sólo por el mayor número de plazas disponibles en alcaldías mayores,
corregimientos y audiencias de dependencia real –con la supresión de los fueros
aragoneses y la exportación del modelo administrativo castellano–, sino también
a los servicios que habían prestado a la causa de Felipe V durante los años de
21 Giménez López, E.: Gobernar con una misma ley. Sobre la Nueva Planta borbónica en
Valencia, Alicante, 1999; y Torras Ribé, J. M.: Los mecanismos del poder. Los ayuntamientos catalanes
durante el siglo XVIII, Barcelona, 2003.
22 Vicent López, I., “La Junta de Incorporación: lealtad y propiedad en la Monarquía borbónica”
en Fernández Albaladejo, P. y Ortega López, M. (Eds.): Antiguo Régimen y Liberalismo. Homenaje
a Miguel Artola, Madrid, 1995, pp. 365-377; sobre esta Junta, Gil Ayuso, F., Catálogo de la Junta
de Incorporaciones, Madrid, 1934.

298 FRANCISCO J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ Y JULIO D. MUÑOZ RODRÍGUEZ
guerra. Los méritos acumulados frente a los austracistas pasaron a ser una vía
fundamental de promoción social durante y tras el conflicto sucesorio, hasta el
punto que una lealtad borbónica contrastada supuso el requisito más veces esgrimido
por la Cámara de Castilla en la provisión de plazas y en el ascenso dentro
de la carrera burocrática 23 .
IV. CONCLUSIONES: EL DESPOTISMO ILUSTRADO Y LA CONSOLI-
DACIÓN DEL MODELO MUNICIPAL
Sin necesidad de transformaciones radicales, sin romper con el sistema
heredado, Felipe V consiguió modelar en la Corona de Castilla un poder local
completamente subordinado a su autoridad. El juego de complicidades, tensiones
y satisfacciones que se dio en el gobierno municipal durante el siglo XVIII fue,
de alguna manera, la plasmación de un absolutismo ilustrado que se fusionaba con
las viejas estructuras sociales castellanas, conocedoras desde tiempo atrás de los
beneficios que entrañaba la colaboración con el soberano. Los concejos castellanos,
carentes ya de su potencial político y de su estatus social, sólo les quedó seguir
perdiendo influencia en sus competencias defensivas y hacendísticas. Las antiguas
milicias locales, los bienes municipales o la posibilidad de reglamentar el precio
de un producto tan esencial como el grano, irían pasando paulatinamente a ser
controlados por la propia Corona.
A la altura de la segunda mitad del siglo XVIII, los propios ilustrados eran
conscientes de las causas profundas a las que se debía la pérdida de capacidad
de decisión de las instituciones municipales. Por poner un par de ejemplos, nos
remitiremos a dos opiniones distantes algo en el tiempo y formuladas desde puntos
de vista y situaciones personales diferentes: la primera es la del austracista conde
Juan Amor de Soria, quien en un escrito fechado en su exilio de Viena en 1741
titulado Enfermedad chrónica y peligrosa de los Reynos de España y de Indias,
y publicado hace escasos años por el recordado profesor Ernest Lluch, señalaba
el inicio de la «servidumbre de las ciudades y la esclavitud de los pueblos» en la
derrota de Villalar frente a las tropas del César Carlos. A su crítica al «despotismo»
de los monarcas Habsburgos, que habría continuado hasta el último rey de esta casa
que dispuso de los destinos de la Monarquía sin atender el parecer de las cortes,
añadía, cómo no, el avance que había tenido esta enfermedad absolutista con la
23 Esta cuestión aparece desarrollada en la tercera parte de la Tesis doctoral de Muñoz Rodríguez,
J. D., Felipe V y cien mil murcianos. Movilización social y cambio político en la Corona de
Castilla durante la Guerra de Sucesión.

EL LEVIATÁN EN CASTILLA O LA PRÁCTICA DE LA SOBERANÍA MONÁRQUICA EN LA ... 299
instauración de la nueva dinastía. No deja de ser reseñable ese calificativo de «despótico»
que utiliza para definir el gobierno habsburgués, sobre todo, por venir de
un austracista exiliado como Amor de Soria. La segunda opinión no difiere mucho
de esta apreciación, y procede de uno de los ilustrados más críticos del reinado
de Carlos III, León de Arroyal, quien en sus Cartas al conde de Lerena (1787-9)
señalaba lo «viciado» que se hallaba el sistema político desde su base 24 .
En ambos casos, la conclusión a la que llegaban del mal por ambos denunciado
residía en el modo como habían evolucionado las relaciones políticas desde los
siglos precedentes, contrario a la «libertad» y la «felicidad» de los «ciudadanos».
Sin embargo, su recuperación no correspondería a los ilustrados dieciochistas,
preocupados por pensar y explicar las reformas que se revelaban necesarias para
volver a la viejas esencias políticas; sino a los primeros liberales españoles que,
reformulando profundamente estos conceptos políticos, se plantearon decididamente
hacerlos realidad.
24 Las referencias proceden de Maravall, J. A., “Las tendencias de reforma política en el siglo
XVIII español”, Revista de Occidente, 52 (julio 1967) pp. 53-82. El texto del conde Juan Amor de
Soria en Aragonesismo austracista (1734-1742). Edición y estudio introductorio de Ernest Lluch,
Zaragoza, 2000.

EL PROYECTO PARA LA FACHADA DE LA ERMITA DE LA
FUENSANTA DE TORIBIO MARTÍNEZ DE LA VEGA
INTRODUCCIÓN
VIRGINIA DE MERGELINA CANO-MANUEL
MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ-ROJAS FENOLL
Universidad de Murcia
Los siglos XVII y XVIII suponen para la ciudad de Murcia, una etapa de
gran transformación, a pesar de circunstancias adversas de toda índole, políticas
o naturales. Entre las primeras, unas de alto alcance como la Guerra de Sucesión
española, otras de carácter local, la simple rivalidad dentro del plano eclesial entre
el Obispo y el Cabildo de la Catedral, en la que, curiosamente, actuó como mediador
el Ayuntamiento. Dentro de las segundas señalaremos, en esta larga etapa,
catástrofes diversas, desde una terrible peste, en 1648, a una enorme riada, en
1651, y, como contrapunto obligado en estas tierras, una gran sequía en la ùltima
década del siglo XVII, o, movimientos sísmicos que, lógicamente afectaron, en
gran manera, a las construcciones de la ciudad.
Y, sin embargo, a pesar de estos sucesos negativos Murcia se convierte, en
el tránsito entre los dos siglos, en un gran polo de atracción, tanto desde el punto
de vista económico –importancia del comercio– como artístico, por la presencia
de artistas foráneos: el estrasburgués Nicolás de Bussy, el italiano Nicolás Salzillo
y, más tarde, ya en 1718, el marsellés Antonio Dupar, y la llegada de otros
más cercanos, nacionales, como el montañés Toribio Martínez de la Vega. Todos,
apenas establecidos en Murcia, tendrán la ocasión de desempeñar una intensa
y diversa actividad que contribuirá, decisivamente, al esplendor que cobrará la
ciudad en este periodo.
301

302 VIRGINIA DE MERGELINA CANO-MANUEL Y MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ-ROJAS FENOLL
Ya, de una manera concreta, abordamos, en el presente trabajo, la construcción
de la portada de un edificio tan emblemático como es la, entonces, ermita de Nuestra
Señora de la Fuensanta, obra del, ya citado, Toribio Martínez de la Vega,
ARQUITECTOS Y MAESTROS DE CANTERÍA EN MURCIA. PRIMEROS
AÑOS DEL SIGLO XVIII
Al comienzo de este trabajo nos es indispensable volver a señalar, como
tantas veces se ha hecho, que los panoramas políticos y económicos murcianos,
sufren un giro radical conforme se va afianzando el triunfo de la causa borbónica
que, asumida entusiasticamente por el obispo de la ciudad, Luis de Belluga,
proporciona una paz, un poder y una prosperidad económica a estas tierras, que
propiciaran el florecimiento del llamado “Barroco Murciano”, de tan conocidas
manifestaciones artísticas.
Los primeros años del siglo no fueron tan deslumbrantes, pero por la cantidad
y calidad de artistas que trabajaron aquí, así como por la cantidad de obras que
se hicieron se van presagiando los logros futuros.
Los arquitectos y maestros de cantería que llenan los últimos años del siglo
XVII y primeros del XVIII fueron maestros expertos, con una sólida formación
y hábiles conocedores del oficio, sin llegar a ser grandes figuras, a juzgar por las
obras que de ellos nos han quedado. Su gran cliente fue la Iglesia, que inicia un
vasto plan de reconstrucciones y obras de nueva planta propiciado por la bonanza
económica y por la necesidad de reparar un patrimonio mueble muy dañado por
las riadas de 1651, aunque también, originadas por la misma causa, se hicieron
notables obras de carácter civil, como luego comentaremos al referirnos, concretamente,
a la figura de Toribio M. de la Vega 1 .
Los arquitectos son los siguientes: El hermano Francisco de Jesús María, José
Vallés, Toribio Martínez de la Vega, Fray Antonio de San José, Juan Fernández
García y Salvador de Mora, entre otros. Como maestros alarifes al servicio de la
Catedral o el Ayuntamiento aparecen las siguientes figuras: Juan Matías Marfil,
Jaime Marco, Jerónimo Álvarez, Mateo Bolarín, Pedro Escalante y José Alcamí.
Unos y otros aparecen profusamente citados en la documentación de la época,
tanto en protocolos notariales como en los archivos catedralicio y municipal 2 .
Como ejemplo de todo ello recordemos lo siguiente:
1 Entre otra bibliografía vid., al respecto: Sánchez-Rojas Fenoll, Mª del Carmen: “Noticias
sobre artistas murcianos del siglo XVIII. (Años de 1700 a 1730). MURGETANA. nº 71. Murcia
1987. pp. 91-125.
2 Vid las referencias documentales en el artículo antes citado.

EL PROYECTO PARA LA FACHADA DE LA ERMITA DE LA FUENSANTA DE TORIBIO ... 303
El hermano Francisco de Jesús María fue, alrededor del año de 1694,
director ocasional de la obra de la nueva ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta.
José Vallés, en el año de 1683 está dirigiendo las labores de enlosado de
las naves de la Catedral murciana. Se le relaciona, también, con la traza de la
fachada principal de la Colegiata de San Patricio de Lorca 3 . Fray Antonio de
San José es el autor de la planta de la nueva escalera que se hizo en el claustro
de la Catedral, en el año de 1712, y dos años más tarde comienza a dirigir las
obras que se efectúan en la iglesia y convento de San Pedro de la Ñora. Juan
Fernández García se titula a partir de 1705 “Maestro Mayor de obras de Arquitectura”,
y, en calidad de tal aparece tanto en obras del patrimonio del Cabildo
murciano como “atendiendo en las fortificaciones militares para la defensa de
la población con motivo de la guerra” 4 . Para finalizar el apartado de los arquitectos
señalaremos que Salvador de Mora está dirigiendo, en el año de 1712,
la obra de la portada del Convento de la Merced, sobre la que posteriormente
insistiremos, y en la que trabaja el escultor José Balaguer.
El maestro alarife Juan Matías Marfil presenta, en 1701, un proyecto para
un puente provisional de madera, para la ciudad de Murcia. El Ayuntamiento
lo escoge y se lleva a la práctica rápidamente. Concurrirá, también, al posterior
concurso para el nuevo puente de piedra, concurso que ganará Martínez de la
Vega. Jaime Marco trabaja, estos años, para el Cabildo murciano y muere en
1705. A Jerónimo Álvarez le nombra el Cabildo “Maestro Mayor de Albañilería
de la Catedral”, a la muerte del citado Jaime Marco. Como tal aparece reseñado
en diferentes documentos catedralicios. Baquero Almansa, en su famoso
“Catálogo”, le atribuye el tercer cuerpo de la antigua fachada de la Catedral,
obra que no concluyó a causa de haberse notado un desplome alarmante. Desde
1700 Pero Escalante aparece citado en Actas del Ayuntamiento de Murcia
trabajando para esa entidad, acudiendo, también, al concurso para el puente
de madera, ya recordado. En 1704 el Cabildo Catedralicio lo nombra, como
maestro de cantería, para que reconozca y tase la obra que ha realizado en la
Colegiata lorquina el ya citado José Vallés. Finalmente, como “maestro alarife”
al servicio de la Catedral, José Alcamí aparece trabajando, en diversas obras,
para dicha entidad.
3 Pedro Segado Bravo es autor de trabajos sobre este arquitecto
4 Archivo Municipal de Murcia. Libro Capitular. Año de 1707. Sesión del 12 de julio.

304 VIRGINIA DE MERGELINA CANO-MANUEL Y MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ-ROJAS FENOLL
TORIBIO MARTÍNEZ DE LA VEGA
Arquitecto de origen montañés, nacido posiblemente en Liébana, y ampliamente
recordado por numerosos autores 5 , lo encontramos citado, por primera vez,
en relación con nuestra ciudad, a donde viene desde Lorca, dando un informe
sobre los daños que había sufrido la Sacristía de la Catedral, tras el incendio de
agosto de 1689. Posteriormente se le paga por la obra en piedra que realizó en
dichas restauraciones 6 .
Pronto se hará popular al ser aceptado su proyecto para el nuevo puente de
piedra, sobre el río Segura, por el Ayuntamiento, en el año de 1703, proyecto que
llevará posteriormente a término 7 . A partir de esa fecha se titula “Maestro Mayor
en obras de Arquitectura”. Pronto la Catedral lo tomará a su servicio y, en calidad
de tal, realizará la tasación de los materiales de la iglesia de Cieza, en el mismo
año de 1703. Entre sus distintas obras destacaremos las siguientes: En el año
de 1708 realiza reparaciones en la Capilla del Rosario de la iglesia murciana de
Santo Domingo. Colindante a esta iglesia realiza el popular arco con dovelas en
cavalgadura. Más tarde, asesorará a Don Luis Belluga cuando éste decide provocar
la inundación de la huerta, en un intento de frenar a los austriacos. En 1712, ante
la tardanza en comenzar las obras del puente, pasa a Lorca, ciudad en la que era
ya conocido, y donde en la Colegiata de San Patricio se le encarga la realización
del trascoro, obra en la que también intervendrá Nicolás Salzillo 8 . Desde esa fecha,
y, durante varios años, dirige las reparaciones que se van haciendo en la iglesia
murciana de San Lorenzo. Como experto en obras hidráulicas ejecuta las conducciones
de agua para el Convento de religiosas de Santa Isabel, trabajando junto
a José Donate. Para la Catedral trabaja continuamente; como dato significativo
señalaremos que en septiembre del año de 1716, el Cabildo, en Sesión Capitular,
5 Entre otros: Baquero Almansa, Amador de los Ríos, Díaz Cassou, González Simancas,
Fuentes y Ponte, Ceán Bermúdez y Pérez Sánchez.
6 Archivo Catedral Murcia. Legajo “Fábrica mayor, cuentas años 1685-93”, Sig. 465, y legajo
“Cuentas Fábrica. 1664-1693”, Sig. 506.
7 Sobre los proyectos y obras para el “Puente Viejo”y otras intervenciones consultar la siguiente
bibliografía: Hernández Albaladejo, E. :”Puente Viejo de Murcia”. Anales de la Universidad
de Murcia. Vol. XXXIV,nº 1-2-3-4. Curso 1975-76. (Edición 1978). De la Peña Velasco Velaco, C.:
El Puente Viejo de Murcia. Murcia. 2.001.
Sánchez-Rojas Fenoll, M. C.: op. cit.
8 Segado Bravo, P.: El escultor Nicolás Salzillo y el Trascoro de la Colegial de San Patricio
de Lorca, Murcia 1984.

EL PROYECTO PARA LA FACHADA DE LA ERMITA DE LA FUENSANTA DE TORIBIO ... 305
PORTADA
El proyecto para la portada de la ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta.

306 VIRGINIA DE MERGELINA CANO-MANUEL Y MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ-ROJAS FENOLL
acuerda escribir a la villa de Totana, donde nuestro arquitecto está trabajando,
para que pueda desplazarse a Murcia, a fin de que dictamine sobre los reparos
precisos que hay que hacer en la Catedral, después del temblor de tierra ocurrido
el tres de mayo. El 22 de Octubre consta que da el informe, encargado por el
Racionero D. Rafael Guerrero. Las últimas referencias que tenemos de él, en este
campo, son del año de 1725, en el que informa al Cabildo sobre la composición
de la Sala Capitular y su posible reparación.
Finalmente pasa a Málaga, donde es reclamado para que realice diversas
obras hidráulicas en el río Guadaljofe. La fama que le dio el puente murciano
decide al ayuntamiento andaluz a encargarle el proyecto de conducir el agua a la
ciudad, desde la Fuente del Rey, que está cerca de Churriana. Toribio M. de la
Vega demostró que el plan era viable, porque ya había tenido uso en tiempo de
los romanos. Comenzó las obras en 1726 y las siguió hasta su muerte, ocurrida en
abril de 1733. Las continuaron sus hijos Antonio y Andrés, finalizándolas Domingo
Tomás, después de estar suspendidas varios años, en 1792 9 .
Dentro de la producción de Toribio M. de la Vega, una de las obras más
especialmente interesante, que llevará a cabo, será la realización de la portada
de la, entonces ermita, más tarde Santuario de la Virgen de la Fuensanta, al que
recientemente se le ha concedido la “afinidad” con la Basílica de Santa María la
Mayor de Roma. Ermita, santuario, a través del tiempo, siempre situada en un
lugar admirable, dominando la vega murciana, enfrentándose en la distancia con
la torre de la Catedral.
Todavía, cuando el Cabildo encarga, en 1705, a M. de la Vega la realización
de la portada, no se había, apenas, planteado –sólo una decena de años antes– el
gran pleito entre el obispo Medina Cachón y el Cabildo a propósito del patronato
de la Virgen sobre la ciudad de Murcia, según dos de sus advocaciones: Virgen
de la Arrixaca y Virgen de la Fuensanta. La primera considerada como Patrona
desde el siglo XVI, y, defendida como tal por el citado Obispo; la segunda por el
Cabildo, en razón a la especial protección de la Fuensanta con motivo de la gran
sequía que sufrió la huerta en los años 1693-94. La situación atravesó momentos
muy tensos –los canónigos llegaron a ser excomulgados– pero en otros más distendidos,
la Virgen, en sus dos advocaciones, llegó a compartir el Patronato y no
será hasta 1731 cuando la imagen de la Fuensanta será considerada como única
Patrona de la ciudad, mientras que la de la Arrixaca volverá al convento de los
Agustinos, donde ya recibía culto como tal, desde principios del siglo XVI.
9 Vid al respecto: Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración,
de Eugenio Llaguno y Amirola. “Ilustradas y acrecentadas con notas, adiciones y documentos” por
Juan Agustín Cean-Bermudez, Madrid, 1977. T. IV.

EL PROYECTO PARA LA FACHADA DE LA ERMITA DE LA FUENSANTA DE TORIBIO ... 307
El investigador hispanista Guy Leumenier viene, acertadamente, a resumir
las razones de cambio del Patronato: primero las catástrofes, peste, inundaciones,
sequía, seísmos, situación bélica –que exigían la convocatoria de rogativas; segundo,
la situación de desencuentro entre el obispo Medina Cachón y el Cabildo; y
la tercera, de carácter estético, en pleno florecimiento del Barroco, en la siempre
barroca ciudad de Murcia, se prefiere la suntuosidad y riqueza de una imagen de
este estilo a la austeridad y sobriedad de la románica Virgen de la Arrixaca.
COMENTARIO ARTÍSTICO
El explícito contrato para la realización de esta obra, suscrito entre Francisco
Lucas Marín y Roda, chantre de la Catedral y comisario para la obra de la ermita
de la Fuensanta, y el maestro de cantería Toribio M. de la Vega, nos permite estudiar
el proyecto y las condiciones de su realización conociendo tanto el periodo
cronológico fijado como los materiales a emplear, el programa iconográfico, el
repertorio formal y, para finalizar, el precio y condiciones económicas inherentes
a todo ello.
La poca estimación de la condición de artista es, tal vez, la deducción más
interesante que se aprecia al analizar el contrato de 1705.Cuando se firmó no había
transcurrido apenas un siglo desde el famoso pleito de las alcabalas que mantuvo el
pintor Domenicos Theotocópulos, “el Greco”, para eludir impuestos por considerar
que como pintor, no debía pagarlos, por ser la pintura una actividad superior que
él ejercía, lo que le suponía una categoría más elevada en la sociedad. Hoy, que
llamamos “Artes Mayores” a la arquitectura, escultura y pintura, y que admiramos
y hasta envidiamos a los artistas nos resulta un auténtico contrapunto diversos
aspectos del referido documento. Es un contrato extremadamente minucioso,
donde se observa la más absoluta falta de libertad del artista en la realización de
su trabajo, que, obligadamente –se reitera una y otra vez– ha de ejecutar según
“la Planta aceptada”; ha de utilizar piedra de determinadas canteras, “la del río
y la de San Francisco”; ha de ajustar las medidas a la escala del “pitipié”, y
se especifica como han de ser los adornos de molduras y columnas. La obra se
ha de finalizar en la fecha acordada, y, una vez terminada se ha de revisar por
determinados peritos, y, en caso de no ser aceptada, se obliga a Toribio M. de
la Vega a rehacer la “no considerada apta a su costa”, y todo ello sin acordar,
todavía, el costo del trabajo que sólo se estipula muy avanzada la redacción del
contrato, 5.500 reales de vellón, cantidad que se le abonará en determinados plazos
“una vez fenecida la obra reconocida a satisfacción del otorgante”. Es esta serie
de normas impuestas la que, desde nuestra perspectiva nos sorprende y nos hace
admirar más la obra realizada por nuestro artista.

308 VIRGINIA DE MERGELINA CANO-MANUEL Y MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ-ROJAS FENOLL
El conjunto de la fachada está formada por un hastial con dos torrescampanario,
que fueron modificadas por Pedro Muguruza a mediados del siglo
XX. Entre las dos torres se articula un paño coronado por un frontón flotante
que alberga la verdadera portada, estructurada en forma de arco de triunfo,
con arco de medio punto, flanqueado por pilastras y retropilastras cajeadas,
sobre las que corre una quebrada cornisa. Bajo ella, y sobre el arco, aparece
esculpido el escudo del Cabildo, con el consabido jarro de azucenas, con dos
asas, como se especifica en el contrato, flanqueado por dos ángeles trompeteros
en las enjutas y unos niños en el arco inferior. El segundo cuerpo está
formado por sendos antepechos sobre los que se instalan las efigies de dos de
los “Santos Hermanos” de Cartagena, San Fulgencio y Santa Florentina. En el
centro, una edícula flanqueada por volutas que encierra la imagen de la Virgen
titular del recinto.
El conjunto de la portada, tanto por el propio esquema compositivo, como por
su realización nos evidencia, con toda claridad las ideas expuestas anteriormente
de que los maestros de arquitectura y cantería que trabajaron en estas fechas
conocían bien el oficio, pero, carecían de genialidad a la hora de plasmar sus
obras. Martínez de la Vega, sobre el papel, emplea un repertorio formal, quizá,
obligado: un esquema en forma casi de arco de triunfo, una iconografía ligada
al el patronato del Cabildo, un santoral local…, sin embargo el resultado final
peca de provincianismo, sin duda obligado por el corto plazo de ejecución que
se estableció en el contrato. Se inauguran en estas tierras, con esta portada, una
serie de similares realizaciones, extremadamente planas, que olvidan los esquemas
más movidos del Barroco, ligados a la utilización de la columna salomónica
-recordemos la portada del palacio de los Guevara, en Lorca, del año de 1694,
cuyo diseño se atribuye, con toda probabilidad, a Nicolás de Bussy, quien ya había
ensayado estos diseños en Santa María de Elche. Pero el estrasburgués en el año
de 1705 ya está en Valencia, y parece que su huella, en el diseño arquitectónico,
no tiene seguidores en estas tierras.
El que a esta portada del santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta la
consideremos como ejemplo que se sigue en otras de similar cronología viene
basado en las similitudes formales que ofrece con la del Convento de la Merced,
de Murcia, obra de alrededor del año de 1712, en la que trabajan, como ya hemos
señalado, el arquitecto Salvador de Mora y el escultor José Balaguer, entre otros.
Ambas presentan un esquema, esencial, en arco de triunfo, decoración en rombos
de los pedestales altos, cornisa quebrada sobre el arco, “ángeles trompeteros” y
frontón de coronación del hastial sin apeos, entre otros detalles como las volutas
flanqueando el nicho principal que alberga a la imagen titular.

EL PROYECTO PARA LA FACHADA DE LA ERMITA DE LA FUENSANTA DE TORIBIO ... 309
DETALLE
Oficio y laboriosidad en la ejecución y discrecionalidad en los resultados
serían las características generales aplicables, pues, a las obras arquitectónicas
del momento y por lo tanto a la que hemos comentado. Tendrá que venir, años
después, Jaime Bort, a devolver a la arquitectura de la Murcia Barroca, un carácter
internacional.

310 VIRGINIA DE MERGELINA CANO-MANUEL Y MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ-ROJAS FENOLL
APENDICE DOCUMENTAL 10
Archivo Histórico de Murcia
Protocolo notarial
Notario José Granados
Años 1704-1708
Sig. 3025, fol. 20 y sigs.
Francisco Lucas Marín chantre de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad.
Obligación de Fábrica de obra contra Toribio Martínez vecino de esta ciudad
y maestro de cantería en ella.
En la muy Noble y muy Leal ciudad de Murcia a tres días del mes de abril
de mil setecientos y cinco años, ante mí, el escribano público y testigos Don
Francisco Lucas Marín y Roda, chantre, dignidad y canónigo de la Santa Iglesia
Catedral de este ciudad, comisario de la obra y ermita de Nuestra Señora de la
Fuensanta. Dijo que por cuanto el otorgante Toribio Martínez, maestro de cantería
y vecino de esta ciudad, tienen tratado que el susodicho haga la portada de
dicha ermita que se ha fabricado nuevamente 11 ; según y en la forma que la tienen
planteada o la que a este fin tiene ejecutada, con ciertas calidades y condiciones
y cantidad de maravedíes que irá declarado, y para que tenga efecto lo tratado
y resuelto, que por esta escritura ha de ser obligado el dicho Toribio Martínez a
guardar las expresiones siguientes:
Que la dicha portada la ha de ejecutar en la misma forma que muestra la
planta que está firmada del otorgante y de dicho Toribio Martínez con los perfiles
de su montea y los perfiles, molduras, gruesos y por la parte de dentro con sus
tranqueros y capialzado, agujeros y mangas para las puertas de quicio.
Que en dicha portada se ha de ejecutar toda la escultura y talla que está
en su planta que diseñó con la magnitud que demuestra, tomándole las medidas
con el pitipié y se advierte que el bocel grande que corona el arco […] se ha
de labrar de talla de hojas de laurel aunque en la planta no lo demuestra; y
el jarro de las azucenas ha de tener dos asas y el nicho de Nuestra Señora se
10 Para una mejor comprensión del documento se ha actualizado la ortografía.
11 De la lectura del texto se desprende que la ermita, arquitectónicamente estaba recién concluida.
La ornamentación se va añadiendo sucesivamente, siendo dos fases importantes de ella, le
realización de la portada de Toribio Martínez de la Vega y la posterior ornamentación del camarín
debida al marsellés Antonio Dupar.

EL PROYECTO PARA LA FACHADA DE LA ERMITA DE LA FUENSANTA DE TORIBIO ... 311
ha de labrar en él una pechina 12 con la moldura de la imposta que juegue por
dentro que tampoco no lo muestra el perfil de la montea de su planta según la
composición del dicho nicho en media del arco y remate de la pechina.
Se ha de formar una tarjeta en forma de nubes de talla con tres cabezas
de serafines y en medio el Espíritu Santo; y toda la escultura de los relieves de
ángeles, tarjetas y demás, ha de tener de relieve una tercia.
Es condición que los dos santos e imagen de Nuestra Señora han de ser de
cuerpo entero 13 y en el remate de las dos contrapilastras se han de hacer una
pirámide en cada lado de dicha portada en proporción, según lo pide la altura;
con condición que en las espaldas de los dos santos se ha de acompañar de
piedra labrada de sillería aunque no está en la planta.
Que la fábrica de dicha portada ha de ser de piedra de la cantera del río,
todo lo alto y ancho del pedestal con su basa y cornisa y las basas de las pilastras
y que a la pilastra y desde allí hasta su remate ha de ser de piedra de la
cantera de San Francisco de la mejor de ésta.
Que dicha portada ha de estar acabada con toda la perfección según las calidades
referidas el día ocho de septiembre que vendrá e este presente año 14 .
Que fenecida dicha obra se ha de reconocer por artífices peritos que se
nombrasen por el otorgante. Y los mismo en la intervisión del tiempo durante su
fábrica; y siempre que no estuviese de satisfacción cualquiera cosa o parte de
dicha portada se ha de volver a satisfacer, digo a fabricar, sin que por ello se
le de maravedí alguno.
Que si para el dicho día ocho de septiembre no estuviese acabada dicha
obra ha de perder el dicho Toribio Martínez quinientos reales de vellón del precio
en que se ha ajustado con condición que todos los gastos de dicha obra han de
quedar de cuenta del dicho Toribio Martínez hasta su perfecta finalización.
Y que por el trabajo de dicha portada y toda la costa e su fábrica se le han
de dar al dicho Toribio Martínez cinco mil y quinientos reales de vellón en esta
forma: doscientos reales casa semana que trabajase, y de cada una de ésta porciones
ha de dar recibo, y la demás cantidad cumplida a la de los dichos cinco
mil quinientos reales se ha de dar fenecida dicha obra, reconocida a satisfacción
del otorgante.
Con cuyas condiciones se obliga el dicho Don Francisco Lucas Marín y
Roda como tal comisario de dicha Santa Ermita a la paga y satisfacción de los
dichos cinco mil y quinientos reales de vellón, en la forma que queda expresado;
12 Pechina con el significado de venera (chapina).
13 En bulto redondo.
14 El tiempo concedido fue, por tanto, de cinco meses.

312 VIRGINIA DE MERGELINA CANO-MANUEL Y MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ-ROJAS FENOLL
cumpliendo en el todo con las calidades relacionadas el dicho Toribio Martínez,
pena de ejecución y costas de su cobranza a su firmeza y cumplimiento obligó sus
bienes propios y rentas, muebles y raíces habidos y por haber en todo lugar.
Y estando presente a la celebración de este instrumento el dicho Toribio
Martínez, vecino de esta ciudad, habiendo oído y entendido sus expresiones, calidades
y condiciones, otorga la aceptación en el todo como se contiene en [éste].
Con [esta acción] se obliga a ejecutar dicha portada en la conformidad que en
el diseño de planta ejecutada a este fin consta y con las demás particularidades
que demás de ella quedan relacionadas. Cuya obra ha de quedar hecha el día
ocho de septiembre que vendrá de dicho año que vendrá, todo a su costa, y por el
trabajo de dicha fábrica se le han de pagar y entregar por el dicho Don Francisco
Lucas Marín y Roda, como tal comisario de la dicha Santa Ermita, cinco mil y
quinientos reales de vellón, doscientos reales que cada semana que trabajase hasta
el fenecimiento de dicha obra, que ha de dar recibo como lo fuese recibiendo, y
la restante cantidad, cumplimiento a la referida luego que esté acabada, vista y
aprobada en conformidad de lo resuelto que para que le [de]pare perjuicio a […]
por repetidas las dichas condiciones de verbo ad verbum, como se contiene. Y del
resto de esta escritura se dio por contento a su voluntad y renunció toda excepción
de dolo y engaño numerata pecunia y demás del caso, como se contiene.
Y a la firmeza y cumplimiento de lo contenido en ella obligó su persona
y bienes muebles y raíces habidos y por haber en todo lugar y ambas partes
cada uno por lo que le toca para la ejecución de esta escritura dieron poder
a las Justicias y Jueces de Su Majestad. Y que de las causas que [fuera] cada
uno competente puedan y deban conocer para que a lo que dicho es les competan,
condenen y apremien como si esta escritura y su contenido fuese sentencia
definitiva dada por juez competente por los otorgantes, consentida y basada en
autoridad de cosa juzgada de que no hay ni puede haber apelación. Y obre que
renunciaron todas las leyes, fueros y derechos de su favor con lo que prohibe
la general renunciación de ellas en forma; en cuyo testimonio así lo dijeron y
otorgaron ante mí, el escribano; siendo testigos Don Pedro Fernández Hidalgo,
presbítero y racionero en la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, Asienio Fernández
y Domingo González, vecino de ella, y lo firmaron los otorgantes, a todos
los cuales yo, el escribano, doy fe, conozco.
Firman entre otros:
Don Francisco Lucas Marín y Roda, Toribio Martínez de la Vega y José
Granados.

“VIDAS PARALELAS: EL CARDENAL BELLUGA Y EL PAPA
JUAN PABLO II” 1
JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE
Universidad Católica de Murcia
ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
Universidad de Murcia
Quien quiera que leyera o escuchara todo lo que los medios de comunicación
escribieron a la muerte del Papa Juan Pablo II, seguro que se topó con la afirmación
de que “estamos asistiendo a un momento histórico”, en alusión a todo que
rodeó la muerte del pontífice. En realidad, la sentencia no deja de ser un tópico
recurrente en el lenguaje periodístico. Seguro que no ha sido el primer momento
histórico que se ha vivido. Por otro lado, no deja de ser una perogrullada porque
todos los momentos que vivimos, todos los acontecimientos a los que asistimos,
son históricos, son Historia.
Con todo, los medios no dejaban de tener razón porque siempre han existido
en la Historia figuras que han marcado una época, que han influido, por los motivos
que sean, en la secuencia de los acontecimientos. A este respecto, son numerosos
los historiadores que han reflexionado sobre el papel de las individualidades en la
Historia 2 . En fin, nadie podría dudar que el papa Juan Pablo II se ha convertido,
1 El presente trabajo forma parte del proyecto de investigación: “Transformaciones morfologicas
y de significado en las catedrales españolas del barroco a los historicismos. Arquitectura, arte
y devoción”, financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia (Código: HUM2005-07472-C05-
01)
2 Por citar sólo algunas obras con interesantes reflexiones: J. PLEJANOV, El papel del individuo
en la Historia, Barcelona, 1974; K. KOSIK, El individuo y la Historia, Buenos Aires, 1991.
313

314 JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE Y ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
sin duda, en uno de esos referentes individuales. Pues, bien, mucho de lo que se
escribió o dijo sobre Juan Pablo II, en cierto sentido, recuerda a varios aspectos
de la vida y obra del cardenal don Luis Belluga. Por esta razón, salvando siempre
las distancias, se pueden establecer ciertos paralelismos entre Juan Pablo II
y el cardenal Belluga. A fin de cuentas, las biografías comparadas tomaron carta
de naturaleza en las ya lejanas, pero no menos interesantes, Vidas paralelas del
griego Plutarco en el primer siglo de nuestra era. Sin embargo, no ha sido éste
un género muy cultivado por los historiadores. En cualquier caso, hay algunas
excepciones en ese cultivo de biografías comparadas 3 .
Lo que se pretende, por tanto, es indagar en varios aspectos de la vida y
obra del cardenal Belluga a partir de los hechos vitales de Juan Pablo II porque,
en este trabajo, es aquél el verdadero centro de interés.
1. ÚLTIMOS DÍAS Y MUERTE
La idea de establecer este análisis comparativo surgió tras asistir a la innumerable
serie de homenajes y elogios que se hicieron a Juan Pablo II en los días
inmediatos a su muerte, así como a sus exequias y funeral. Algo parecido ocurrió
con el cardenal Belluga. Pero incluso sus condiciones de dejar la vida, en cierto
sentido, se asemejan porque ambos murieron octogenarios y tras una larga y dolorosa
enfermedad. Belluga hasta que pudo, tal y como también hizo Juan Pablo
II, no dejó de acudir a sus obligaciones en la ciudad eterna. Pero su enfermedad,
el mal de orina, le atacó con gran dolor la vejiga y la próstata. A pesar de la
gravedad, el cardenal estuvo postrado hasta siete semanas sin perder nunca sus
facultades mentales. El día 19 de febrero de 1743 la situación empeoró tanto que
le fue administrado el sacramento de los enfermos con una bendición particular
del Papa. Pasarían tres largos días hasta que llegara la hora de la muerte; durante
todos ellos el comportamiento de Belluga fue ejemplar:
“Iluminó hasta el último momento con su proverbial lucidez a cuantos le
rodeaban y les edificó con su cristiana resignación y por la entereza con
que soportó los sufrimientos propio de una larga agonía” 4 .
3 En este sentido no se puede dejar de recomendar la lectura de la magnífica obra de J. H.
ELLIOT, Richelieu y Olivares, Barcelona, 1984.
4 J. B. VILAR, EL cardenal Luis Belluga, Granada, 2001 [existe 2ª edición revisada y aumentada:
Granada, 2005], p. 324.

VIDAS PARALELAS: EL CARDENAL BELLUGA Y EL PAPA JUAN PABLO II 315
Seguro que si se dice que esta cita ha sido sacada del Corriere della Sera en
su edición del lunes 4 de abril de 2005 nadie se hubiera extrañado. De igual modo
que tampoco lo haría si se dijera que toda la serie de elogios que a continuación
se van a relatar se referían al Papa. Pero no, estos panegíricos fueron escritos en
los años centrales del siglo XVIII. Y como hoy provinieron de numerosos y muy
distintos ámbitos sociales y eclesiásticos.
Sin duda, el de mayor calado y trascendencia es el epitafio que el Papa Benedicto
XIV mandó grabar en la lápida del cardenal Belluga en su tumba situada
en la iglesia romana de Santa María in Vallicella, perteneciente a la Congregación
del Oratorio de San Felipe Neri, al que Belluga estuvo siempre tan vinculado:
“Dios Omnipotente Misericordioso. A luis Belluga español que, de Obispo
de Cartagena, contra su voluntad y renuncia, por Clemente XI Pontífice
Máximo al Colegio de Cardenal de la Santa Romana Iglesia fue elevado,
como protector de las Españas, ante la Santa Sede. Defensor de los derechos
de la Iglesia Romana, sólo de una cosa se preocupó, agradar a Dios
y no a los hombres: varón ardentísimo en el celo de la propagación de
la fe, sustentador de la disciplina eclesiástica, solícito de la alimentación
de los pobres y de la educación de la juventud, fundó a sus expensas Colegios,
Casas, Escuelas Piadosas y Seminarios. Benedicto XIV, Pontífice
Máximo, este perenne monumento de su amor públicamente le consagra.
Vivió ochenta años, dos meses y veintitrés días. Murió el 22 de febrero
del año 1743. Aquí, por su testamento, y con los hijos de San Felipe Neri
del que era también hijo y propagador de su Congregación, espera la resurrección
final” 5 .
Es más, se dice que el papa dijo que había fallecido “su íntimo amigo, decoro
y soporte del Colegio Sacro”. Y su pena era sincera tal y como se desprende de
lo que escribió al obispo de Cartagena:
“Ha muerto como vivió, es a saber pobre y santo. Tenía sus defectos como
lo tienen todos los hombres, pero eran pequeños lunares en un bellísimo
cuerpo. La intención ha sido siempre santa, la fatiga continuada hasta los
últimos momentos, la mano siempre abierta para los pobres. En una palabra,
era el honor del Sacro Colegio” 6 .
5 A. SOBEJANO, EL cardenal Belluga, Murcia, 1962, p. 70.
6 J. B. VILAR, El cardenal, p. 329.

316 JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE Y ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
Por consiguiente, la muerte de Belluga, como la de Juan Pablo II, causó
mucha conmoción en los ambientes oficiales. El cardenal decano declaró que
Belluga valía él solo tanto como los otros 23 miembros del colegio cardenalicio.
El cardenal Polignac le llamó “Espejo de prelados”, mientras que el prefecto del
Colegio Romano, se refería a Belluga como “luz de la Española Nación, honra
del Apostólico Senado, apoyo de la República Cristiana, vindicador de la Libertad
de la Iglesia y defensor de la Ortodoxia Católica” 7 .
En España, tampoco se escatimaron las alabanzas. El propio monarca, Felipe
V, sintió la muerte de quien decía que era “mi Padre, nuestro Amigo”. Por
expreso deseo del rey, el título que ostentase Belluga de “Protector de España”,
quedó vacante durante el resto de su reinado. Era su particular forma de rendirle
homenaje. Por su parte, Martín Barcia, obispo de Ceuta, dijo de Belluga:
“Poseyó las virtudes teologales en el grado más eminente y en el más
relevante las cardinales. Vivió siempre tan humilde como el más pobre,
y aun murió tan pobre como el más humilde. Despreció con arrogante
denuedo todos los honores del mundo, y no hubiera tenido el capelo ni el
obispado a no haberle obligado superior precepto, pero colocado en tan
alto candelero, y establecido en la primera Corte del Cristianismo, hizo
una vida tan rígida y tan austera como pudiera en el desierto más solitario.
Con su ejemplo predicaba tanto, y era tan eficaz y poderoso, que llegó a
tener dominio sobre los ánimos más relegados. Cuando se entierran las
alabanzas de los mundanos resucitan y se aumentan las de los justos; y
como lo fue nuestro Eminentísimo parecía su palacio el día de su fallecimiento
el Vaticano el día de Canonización de santos o proclamación del
vicario de Jesucristo” 8 .
Para terminar nada más adecuado que acudir a los medios de comunicación.
Así, se puede leer la noticia que sobre su muerte dio la Gazeta de Madrid el día
16 de abril de 1743:
“Hizo en Roma tan patente su literatura y virtud, que mereció la especial
estimación de los Sumos Pontífices y la veneración de toda la Corte, consultándole
las cosas más graves. El Pueblo se conmovió con su muerte, de
7 Ibid, Ibid p. 328.
8 A. LINAGE CONDE, “Una biografía inédita del cardenal Belluga, por el obispo de Ceuta
Martín Barcia (1746)”, Murgetana, 52 (1978), pp. 131-132.

VIDAS PARALELAS: EL CARDENAL BELLUGA Y EL PAPA JUAN PABLO II 317
manera que no le dejaron ropa alguna, ni alhaja de su pobre uso que no
la recogieran como reliquia. Murió pobre como vivió, pues todo lo gastó
en los pobres” 9 .
Al igual que ocurrió por el papa Juan Pablo II, en el año de 1743 se celebraban
funerales por el alma del cardenal por toda la geografía. Y tal como era la
costumbre de la época se encargaba el sermón o la oración fúnebre a un religioso
de reconocido prestigio para que glosará las virtudes del difunto; sermones que,
por suerte para nosotros, se mandaban a la imprenta para que pudieran perdurar
y llegar hasta hoy. De este modo, acontenció un primer funeral en Roma, siendo
el jesuita Galleoti el encargado de proclamar la oración fúnebre. Ya en España,
un primer funeral se celebró en la ciudad de Murcia ordenado por su cabildo catedralicio
quien recordó con gran pena a quien había sido su prelado y además,
su compañero prebendado porque el cardenal Belluga accedió a la dignidad de
chantre para así conseguir más ingresos para sus pías fundaciones.
Un segundo funeral se celebró en la capital del Segura, esta vez a cargo
de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri que el propio cardenal había
fundado en los primeros años de la centuria. El encargado de dar el sermón
fue el padre José Molero Albacete, miembro del citado Oratorio. Por último, se
celebraron exequias en su ciudad natal, aquí en Motril, en las que el padre Luis
López Guijarro, miembro del orden de los Mínimos de San Francisco de Paula,
dictó el sermón funerario, y cuyo texto sería impreso gracias a los sobrinos del
cardenal.
Paralelismos de Karol Woijtila y de Luis Belluga en sus últimos días y en
sus muertes, paralelismos también en varios aspectos de su vida.
2. ORFANDAD
Ambos pasaron por un suceso trágico en su niñez, mucho más tremendo en
el caso del motrileño. Aludimos a su orfandad. El papa polaco asistió a los 9 años
a la muerte de su madre. Las circunstancias fueron más adversas para Belluga
puesto que con 4 años quedó huérfano de padre y madre. Este hecho, por supuesto,
habría de influir en el desarrollo de todo su periplo vital 10 .
En el Antiguo Régimen, ante la situación de orfandad, se movilizaban todos
los mecanismos de solidaridad en el seno del grupo familiar. De esta forma, que-
9 J. B. VILAR, El cardenal, pp. 326-328.
10 Toda la información sobre los datos personales, salvo indicación contraria, ha sido extraída
de: J. B. VILAR, El cardenal, pp. 1-38.

318 JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE Y ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
daron los niños al cuidado de su abuela y de un tío que era clérigo beneficiado
en la parroquial de Motril, Luis Belluga Mortara. Es más que probable que esta
familia fuera muy religiosa y que de este ambiente el niño fuera creándose un
profundo sentimiento religioso. Pero, al mismo tiempo, la presencia de un tío
clérigo perfilaba el futuro del huérfano. Conviene no olvidar que ante situaciones
adversas como éstas, las familias solían elaborar toda una serie de estrategias que
perseguían lograr su reproducción social, esto es, mantener o mejorar su posición
social de partida 11 . La opción de destinar al huérfano al mundo eclesiástico se
contemplaba como la más lógica y la más accesible para el grupo familiar. Así,
según Martín Barcia, el obispo de Ceuta que hizo una biografía de Belluega en
1746, recibió la primera tonsura a los siete años 12 y se le procuró tanto los estudios
como los recursos económicos necesarios, que permitieran su ordenación.
Así, su abuela le fundará un patronato, al que se añadiría, aunque no se sabe en
qué momento exacto, el disfrute de un vínculo y mayorazgo que fundara un tío
suyo, Luis de Paredes 13 .
3. PERIPLO VIAJERO
Si hay un aspecto definidor del pontificado de Juan Pablo II, ése ha sido,
sin que quepa discusión alguna, sus viajes apostólicos. Ni de lejos, el cardenal
Belluga se acerca a esta actividad viajera. No obstante, sí que se puede decir que
visitó bastantes lugares, lugares que no fueron sino escalas dentro de su carrera
eclesiástica. De tal modo, que llegó un momento en que debía abandonar su localidad
natal si quería progresar. Dicho y hecho.
A los catorce años fue ordenado de menores y a los dieciséis fue admitido
en el colegio de Santiago en Granada. Allí completaría su formación en Teología,
Filosofía y Derecho. En 1686, ordenado ya de diácono, obtuvo una beca en el
Colegio Mayor de Santa María de Jesús de Sevilla. Allí, con gran celeridad, revalidó
sus estudios como licenciado en Humanidades, Filosofía, Derecho Canónico
y Derecho Civil. Después, obtuvo el grado de doctor en Teología.
11 Se sigue aquí la definición que da Llorenç Ferrer de estrategias: “las variables que la familia
tiene a su alcance para actuar de cara a su reproducción social; se usan en todos los grupos sociales
de una u otra forma, pues las estrategias son, en definitiva, resultado de una experimentación
histórica con las variables que se tienen a mano (familiares y no familiares)”: L. FERRER ALÓS,
“Notas sobre el uso de la familia y la reproducción social”, Boletín de la Asociación de Demografía
Histórica, 12 (1995), pp. 16-17.
12 A. LINAGE CONDE, “Una biografía”, p. 119.
13 Archivo Histórico Provincial de Murcia, Prot. nº 3670, fols. 94-9v, 8-1-1711.

VIDAS PARALELAS: EL CARDENAL BELLUGA Y EL PAPA JUAN PABLO II 319
Como tantos colegiales, Luis se embarcó en la tarea de conseguir una plaza
de canónigo de oficio. Tras presentarse a sendas oposiciones en Córdoba y Coria,
obtuvo en 1687 la canonjía magistral de la catedral de Zamora. Al poco de tomar
posesión de su prebenda, se ordenó de presbítero. Durante tres años permaneció
en Zamora. Atendió con diligencia su canonicato y fue nombrado por el obispo
visitador diocesano.
Intentó, sin éxito, la fundación de una Congregación del Oratorio de San
Felipe Neri, por lo que se tuvo que contentar con establecer una Hermandad de
Jesús, María y José.
A finales de 1689, se trasladó a Córdoba, donde ganó la oposición de la
canonjía lectoral, ciudad en la que estuvo durante quince años, llevando una vida
muy austera y religiosa. Colaboró de forma estrecha en el gobierno de la diócesis
con su prelado, el mercedario fray Pedro de Salazar, entronizado ya cardenal en
1686, y logró fama de buen predicador. En 1696, cumplió su sueño de fundar una
congregación del Oratorio de San Felipe Neri, hipotecando para ello los frutos de
su prebenda. Nombrado prepósito, vivió como un congregante más asistiendo a
los ejercicios, pero sin descuidar su servicio en la catedral.
Pero, en el otoño de 1704, el rey Felipe V le propone a la Santa Sede como
obispo de la diócesis de Cartagena, vacante por muerte de Francisco Fernández
Angulo. Tomó posesión de su sede por poderes el 31 de marzo de 1705, e hizo su
entrada en la ciudad de Murcia el 5 de mayo. Su nombramiento se debió, sobre
todo, a sus virtudes y carácter 14 ; constituyó, para él, una verdadera sorpresa. Como
también lo fue la decisión del papa Clemente XI de nombrarle cardenal con el
título de Santa María Transpontina en 29 de noviembre de 1719 y que habría de
llevarle a Roma, la última escala de un periplo viajero que empezó 43 años antes
cuando abandonó su Motril natal. Sin embargo, su salida definitiva de la diócesis
de Cartagena no se produjo hasta 1724 cuando, por fin, pudo dejar solucionadas
todos sus asuntos. De tal suerte que en la ciudad eterna permanecería por espacio
de veinte años hasta el momento de su muerte.
Pero si la actividad viajera de Belluga se asemeja a la de Juan Pablo II se debe
a que su celo pastoral le impuso la obligación de cumplir con uno de los requisitos
que el Concilio de Trento reservaba a los obispos: el cumplimiento y realización
de las visitas pastorales, las cuales debían convertirse en uno de los principales instrumentos
de la reforma y control de la vida de los católicos, tanto de los aspectos
espirituales como de los materiales. Por lo tanto, Belluga, al igual que Juan Pablo II,
14 J. F. ALCARAZ GÓMEZ, “Documentos. Felipe V y sus confesores jesuitas. El “cursus”
episcopal de algunos personajes ilustres del reinado”, Revista de Historia Moderna. Anales de la
Universidad de Alicante, 15 (1996), pp. 13-45. La cita se encuentra en las pp. 22-23.

320 JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE Y ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
tenía un alto sentido del deber y de su obligación como eclesiástico. Como prelado
se esforzó en visitar una diócesis, la de Cartagena, que se encontraba entre las más
vastas de España 15 . Él mismo proporciona la extensión diocesana: “más de 54 leguas
castellanas de largo (las que son dilatadissimas) y más de 40 de ancho”. Por tanto,
al obispado “se le señaló tierra que era capaz para muchas Diócesis” 16 .
Belluga, ya personalmente, ya a través de sus visitadores, cumplía con su
deber de inspeccionar la diócesis, realizando una labor que fue muy exhaustiva.
Andreu señala que uno de los grandes méritos de Belluga fue el de potenciar y
organizar los mecanismos de las visitas pastorales. Asimismo, indica que Belluga
realizó personalmente tres visitas generales, además de las que hacía para confirmar
a la mayor parte de las parroquias, e incluso en algunas, como en Lorca, Albacete,
Chinchilla y Murcia, llevó a cabo hasta cuatro o cinco. Belluga se entregó con
toda dedicación a este cometido y desde su llegada ya estaba haciendo visitas. Si
entró en Murcia como obispo en mayo de 1705, en octubre ya estaba en Cieza
para esta finalidad.
4. LA CARGA DE LA RESPONSABILIDAD PASTORAL
Es más que seguro que una de las imágenes más impactantes de los últimos
días de la vida del Papa Juan Pablo II fue cuando se aferraba con todas sus fuerzas
a su cruz. En verdad, una imagen vale más que mil palabras. Ese apoyo que el
papa busca para resistir de las embestidas del viento, ese sustentarse en la cruz es
la metáfora perfecta: la cruz es el refugio al que acude para sobrellevar la misión
evangélica que llevaba a cabo, para intentar cumplir con toda la responsabilidad
que tenía encomendada.
Luis Belluga sintió muy a menudo el peso de su misión. Al igual que Juan
Pablo II, tenía un alto sentido de la responsabilidad y pensaba que su labor pastoral
era el centro de su actuación como hombre de la Iglesia 17 . Pero este convencimiento
15 A. ANDREU ANDREU, “La diócesis de Cartagena en los comienzos del siglo XVIII: el
episcopado del Cardenal Belluga”, Scripta Fulgentina 15-16 (1990), pp. 309-324; A. IRIGOYEN
y J. J. GARCÍA HOURCADE, Visitas ad limina de la diócesis de Cartagena, 1589-1901, Murcia,
2001, pp. 31-37.
16 Archivo Secreto Vaticano (ASV), Sagrada Congregación del Concilio (SCC), Leg. 193 A,
fols. 301r-301v: relatio ad limina de 1717. La transcripción en: A. IRIGOYEN y J. J. GARCÍA
HOURCADE, Visitas, pp. 243-252.
17 Un buen resumen de estos asuntos se puede encontrar en: A. ANDREU ANDREU, “Luis
Belluga y Moncada: un pastor y reformador en la Murcia del siglo XVIII”, en Murcia y el cardenal
Belluga, Murcia, 2005, pp. 19-39; M. PÉREZ GARCÍA, “El culto regenerado”, en Luis Belluga y
Moncada. La dignidad de la púrpura, Murcia, 2006, pp. 49-67.

VIDAS PARALELAS: EL CARDENAL BELLUGA Y EL PAPA JUAN PABLO II 321
no le impidió proclamar en no pocas ocasiones que su oficio episcopal le suponía,
más que nada, desgaste. Por esta razón, siempre se quejaba de que él no tenía ni
la fuerza ni la preparación para estos tan altos cometidos dado que pensaba que
la comunión del obispo con su diócesis había de ser perfecta ya que
“nos hallamos desposados con esta nuestra amada Iglesia, sin quedarnos
otro consuelo, que fiarnos de la Divina misericordia, que assi nos quiso
desposar […], servirla por toda nuestra vida, hasta dar nuestra sangre por
ella, con la fidelidad, lealtad y amor que la sirvieron [...] otros Varones
Ilustrisimos, y Santos, que en todos tiempos la han governado, ilustrado
y servido” 18 .
Se explicaría así el especial voto que hizo en 1706 de renunciar a cambiar
de diócesis o admitir cargo eclesiástico que supusiera abandonar la residencia del
obispado, faltar a su fidelidad, lo que le hizo rechazar la mitra de Córdoba que
el Rey le había reservado. Sin embargo, el cansancio de la labor episcopal hizo
que pensara en abandonar su puesto y retirarse a un monasterio:
“mi animo es no morir en actual exercicio de Obispo, en teniendo yo
compuestas mis Obras Pias y hecho mi Synodo, aviendome de retirar y
dimitir el Obispado” 19 .
Como es bien sabido, al final Belluga aceptará ser nombrado cardenal porque
el Papa le dispensó de su voto y le impuso el de santa obediencia 20 . Con todo, su
traslado a Roma le permitiría liberarse de su trabajo episcopal, algo que le pesaba
mucho. Sus quejas eran sinceras pues, muchas veces, tuvos problemas de salud:
frecuentes jaquecas y dolores de cabeza. En 1716 tuvo tan grave empeoramiento
que se temió por su vida: el propio obispo se vio en la necesidad de redactar su
testamento. Además, tuvo graves repercusiones anímicas:
“siempre hemos estado gimiendo con esta carga, y deseando vernos libre
de ella, por la mayor quenta, que el señor nos avia de pedir de una tan
18 Carta pastoral que el Ilustrisimo Señor Doctor Don Luis Belluga y Moncada, por la gracia
de Dios, y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Cartagena, del Consejo de su Magestad, a Nuestro
muy amado Cabildo de nuestra Santa Iglesia, y el Clero de esta nuestra Diocesi, Murcia, por Vicente
Llofríu, año 1705. Se puede consultar en el Archivo Municipal de Murcia, Sig: 11-B-8, pp. 3-4.
19 J. TORRES FONTES y R. BOSQUE CARCELLER, Epistolario del cardenal Belluga,
Murcia, 1960, p. 97.

322 JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE Y ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
dilatada Grey, fiada a nuestra cura; no obstante por no resistir a los secretos
juicios de su providencia a Nos escondidos, hemos continuado, engañando
nuestra repugnancia con las esperanças de morir libre de este cargo, como
repetidissimas vezes, desde el primer dia de nuestro ingresso, toda nuestra
Diocesi nos lo ha oido” 21 .
Por eso, cuando se repasa el informe de su visita ad limina de 1717 22 , se
detecta que pesa más el agotamiento y la desazón. Por eso expresa su deseo de
terminar y verse
“libre de carga que para mi siempre ha sido tan pesada como es el oficio
pastoral, viendo nunca podia satisfacer como devia a las infinitas obligaciones
que trae consigo, pues aunque mis deseos han sido siempre de
satisfacer a ellas, mas las obras nunca han podido corresponder” 23 .
A pesar de todo lo anterior, lo cierto es que Belluga, como también Juan
Pablo II 24 , desarrolló una importante labor de atención a los fieles, en especial a
los más necesitados. Pues la caridad fue en Belluga una obligación natural. Allí
por donde viviera dio buenas pruebas de esa generosidad. Desde sus biógrafos
Zelada y Barcia, pasando por Pietro Donino hasta llegar al propio Papa Benedicto
XIV ponderaron este desprendimiento que le llevó a vivir de una forma tan austera,
rayana a la pobreza. Pero, sobre todo, como bien indica Antonio Martínez
Ripoll, hay que admirar el que su caridad buscara la ayuda solidaria al prójimo,
huyendo de la intrascendente limosnería y procurando la acción regeneradora y
la asistencia educativa 25 .
20 J. B. VILAR, El cardenal, pp. 277-279.
21 A. PÉREZ y GÓMEZ, El cardenal Belluga. Pastorales y documentos de su época, Murcia,
1963, p. 134.
22 ASV SCC Leg. 193 A, fol. 294-303v: relatio ad limina de 1713. La transcripción en: A.
IRIGOYEN y J. J. GARCÍA HOURCADE, Visitas, pp. 241-242.
23 J. TORRES FONTES y R. BOSQUE CARCELLER, Epistolario, p. 119.
24 J. ESCRIVÁ IVARS,”La formación fundamental de los derechos del fiel”, Anuario de
Historia de la Iglesia, 15 (2006), pp. 143-181.
25 A. MARTÍNEZ RIPOLL, “Regalismo borbónico, reformismo eclesiástico y relaciones con
Roma: el cardenal Belluga”, en A. ALVAR, J. CONTRERAS y J. I. RUIZ (eds.), Política y cultura
en la época moderna (Cambios dinásticos. Milenarismos, mesianismos y utopías), Alcalá de Henares,
2004, p. 45. Sobre su labor educativa: Mª GRIÑÁN MONTEALEGRE y C. BELDA NAVARRO,
“De educatione juventutis sollicitus”, en Luis Belluga y Moncada. La dignidad de la púrpura, pp.
141-155.

VIDAS PARALELAS: EL CARDENAL BELLUGA Y EL PAPA JUAN PABLO II 323
Pues su mejor y mayor testimonio es el que ha llegado hasta hoy a través de
sus fundaciones pías. Carmen Cremades cataloga el pensamiento social de Belluga
como precursor de las reformas de los siglos XIX y XX 26 , mientras que Juan
Bautista Vilar señala que su filantropía no es sino consecuencia de su fidelidad
al mensaje evangélico y de su entrega como prelado 27 . Por todo ello, reformará el
Hospital General de San Juan de Dios de Murcia y el Hospital de la Caridad de
Cartagena y fundará en Murcia una Casa de niños y niñas expósitos y huérfanos,
una Casa de mujeres recogidas y un Albergue para pobres, “fundaciones que para
beneficio de ese público y de la Diócesis toda quedan fundadas”, tal y como el
propio prelado expresaba en las escrituras fundacionales 28 .
5. ECUMENISMO Y DIÁLOGO CON LAS RELIGIONES
Uno de los aspectos más ensalzados del pontificado de Karol Woijtila ha sido
su especial interés en establecer el diálogo con las otras iglesias cristianas y también
con las distintas religiones existentes, intentando trazar puentes y buscando puntos
de encuentro. El ecumenismo ha sido, por tanto, uno de sus grandes objetivos.
Por su parte, Luis Belluga, siendo ya cardenal en Roma, trabajó como miembro
y asesor en diferentes comisiones para las Iglesias de Oriente, intentando el
regreso de éstas a Roma. Aunque, a veces, se contentaba con ayudar, como hizo
con los maronitas del Líbano o los melquitas de Siria. Fueron dignos de mención
sus esfuerzos de aproximación a los armenios y coptos. Pese a que no se logró el
objetivo final de su unión con Roma, se salvaron algunos obstáculos importantes.
De hecho, Belluga escribió un tratado en el que insistía en los puntos que unían
a Roma y ambas iglesias; obra de la que se hizo una doble edición en árabe y
latín.
Belluga también contactó con las iglesias cristianas de Mesopotamia, Persia,
India, Sureste asiático y Extremo Oriente, si bien aquí los progresos fueron modestos.
De todos modos, es importante señalar que Belluga estimuló una misión
a Lasha, la capital del reino del Tíbet, compuesta por doce capuchinos y que fue
bien recibida por el Dalai Lama.
26 C. M. CREMADES, “Introducción”, en C. M. CREMADES (ed.), Estudios sobre el cardenal
Belluga, Murcia, 1985, p. 14.
27 J. B. VILAR, El cardenal, p. 171.
28 M. J. VILAR GARCÍA, “El Albergue y Hospicio de pobres de Murcia, fundación del
cardenal Belluga. Una institución benéfica entre la Ilustración y el liberalismo, siglos XVIII-XIX”,
en La Iglesia española y las instituciones de caridad, caridad San Lorenzo de El Escorial, 2006, pp. 455-
471; J. J. GARCÍA HOURCADE y A. IRIGOYEN LÓPEZ, “El legado del cardenal Belluga en el
terreno de la acción social”, en Murcia y el cardenal Belluga, Murcia, 2005, pp. 41-55

324 JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE Y ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
De igual forma, dedicó una especial atención a las misiones en países no
cristianos, concluyendo algunas tareas de especial relevancia, como fue un extenso
catecismo para misioneros, editado primero en italiano y que, debido a su gran éxito,
se tradujo luego a castellano, latín y árabe. Como bien señala María José Vilar,
Belluga puede considerarse un precursor del actual movimiento ecuménico 29 .
6. CULTO MARIANO
En la lápida de Juan Pablo II reza el lema de su pontificado, el Totus Tuus,
que el Papa dirigió a la Virgen, para hacer gala de su especial devoción. En este
punto, la concordancia con Belluga es especialmente significativa. El culto a la
Virgen María fue esencial para él. Como hicieran otros prelados cartageneros, luchó
por que en la Iglesia universal se reconociera el dogma de la Inmaculada Concepción,
creencia muy arraigada entre los fieles de la Monarquía Hispánica. Estando
en Roma como cardenal, la defendió y desde 1732, sabiendo las simpatías que
despertaba en el mismo papa Clemente XII, relanzó la causa de forma importante,
tal y como ha estudiado a la perfección el padre Víctor Sánchez Gil 30 .
Belluga estimaba que María era el símbolo de la Iglesia, la madre y protectora
de la Humanidad. Por esta razón, siempre procuró el esplendor de su culto.
Así, por ejemplo, en 1715 recibió con gran pompa y solemnidad junto al cabildo
catedralicio, la reliquia de la leche de la Virgen, donada por la Marquesa de Los
Vélez.
Por otro lado, ha sido bien conocida la especial devoción que sintió por la
advocación mariana de la Virgen de los Dolores 31 , algo que todavía se incrementaría
más con el milagro de la Virgen de las Lágrimas que tendría lugar al año siguiente.
Sucedió que una zona de huerta en 1706, en plena Guerra de Sucesión, una imagen
de la virgen empezó a sudar y llorar durante 48 horas. Informado el prelado, éste
se acercó y certificó la autenticidad del milagro. Belluga lo interpretó como una
señal del cielo porque el tiempo en que la imagen lloraba se estaba produciendo
el saqueo de la ciudad de Alicante, a manos de tropas austracistas (la mayoría de
ellas, protestantes) 32 . Además, estuvo muy presente en momentos importantes de su
29 Mª J. VILAR GARCÍA, “El cardenal Belluga en Italia”, en Luis Belluga y Moncada. La
dignidad de la púrpura, pp. 320-325; J. B. VILAR, El cardenal, pp. 309-320.
30 V. SÁNCHEZ GIL, “Sobre título y autoría de un Libellus de Inmaculata Conceptione BM
Virginis atribuido al Cardenal Belluga”, Carthaginensia, 36 (2003), pp. 425-445.
31 A. SOBEJANO, El cardenal, pp. 32-34.
32 A. PEÑAFIEL RAMÓN, Mentalidad y religiosidad popular murciana en la primera mitad
del siglo XVIII, XVIII
Murcia, 1988, pp. 115-120.

VIDAS PARALELAS: EL CARDENAL BELLUGA Y EL PAPA JUAN PABLO II 325
vida: el día de su celebración en 1713 se instaló de forma oficial la Congregación
del Oratorio en la iglesia de San José y, en fin, el cardenal fallecería treinta años
después también el día de Nuestra Señora de los Dolores.
En fin, el papa Juan Pablo II, hará tres o cuatro años, añadió el misterio
luminoso al rosario, a ese rezo que Luis Belluga hizo durante todos los días de
su vida, a eso de las nueve de la noche, en honor de la Virgen María.
7. INDEPENDENCIA
Algo muy comentado fue que el Papa Juan Pablo II recriminara, a propósito
de la Guerra de Irak, a quién pasaba por ser, y lo sigue siendo en la actualidad, el
hombre más poderoso del mundo: el presidente de Estado Unidos George Bush.
Se ha remarcado la independencia del Papa para oponerse a las posiciones políticas
que consideraba que no estaban de acuerdo con el credo cristiano. Hasta la
saciedad se ha repetido su papel fundamental en la caída del muro de Berlín y
de los regímenes comunistas. Lo que pasó es que se cayó en el error de creer de
que, como el papa era anticomunista, entonces era procapitalista. Y nada más lejos
de la realidad porque su independencia, su libertad, sus convicciones, le permitían
criticar con la misma contundencia el capitalismo salvaje y el feroz consumismo
de las sociedades actuales.
Por semejante situación hubo de pasar Belluga y, al igual que Juan Pablo II,
dio muestras de su independencia. Como se acaba de ver, Belluga fue tan firme
defensor de la causa borbónica que no dudó incluso en recurrir a las armas para
defenderla. Se pensó que como Belluga era proborbónico, también había de ser
prorregalista. Y nada más lejos de la realidad porque su independencia, su libertad,
sus convicciones le permitían estar en desacuerdo con las decisiones de su rey que
consideraba erróneas. El caso es que en 1709, a raíz del reconocimiento por parte
del Papa del archiduque Carlos, el gobierno de Felipe V rompió relaciones diplomáticas
con la Santa Sede. Se expulsó al nuncio, se cerró la nunciatura, se prohibió
la circulación de bulas y breves pontificios, el envío de dinero a Roma y cualquier
tipo de comunicación, salvo en urgentes asuntos espirituales. Ante esta actuación
Belluga se rebeló y envió a Felipe V el célebre Memorial antirregalista, en el que
defiende y argumenta la superioridad de la Iglesia. Se trata, en palabras de Isidoro
Martín, de un verdadero tratado de Derecho público eclesiástico, una verdadera
muralla de erudición eclesiástica levantada por Belluga en defensa de las libertades
de la Iglesia”. Así, pues, Belluga también echó su propia pequeña bronca.
Y con la misma libertad, quizás más de la debida y de la que el rey pudiera
aguantar, Belluga se enfrentó y contradijo algunas decisiones que el rey y sus oficiales
tomaron en detrimento de lo que él creía eran los derechos de la Iglesia.

326 JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE Y ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
8. OBRA PROLÍFICA
Juan Pablo II a lo largo de su pontificado ha redactado numerosas obras:
desde tratados y obras de reflexión, hasta toda clase de documentos apostólicos
como son cartas, encíclicas o constituciones 33 . Mas, a pesar de que ha sido una
obra extensa, no puede compararse con el autor tan prolífico que fue Luis Belluga.
En efecto, el granadino no tenía pereza en plasmar por escrito sus posiciones, fruto
de unas profundas convicciones, las cuales, además, argumentaban sólidamente
y recurriendo a todo tipo de fuentes y autoridades. De tal forma que fueron numerosas
sus obras, que van desde edictos y cartas pastorales hasta memoriales
dirigidos al rey. Alguno de estos trabajos se acercaban a los casi novecientos
folios. Su producción literaria (siempre escrita persiguiendo fines pastorales) es
un testimonio más de la gran laboriosidad y de la entrega con que se enfrentó a
las obligaciones de su ministerio 34 .
9. CONSERVADURISMO
Uno de los reproches que se hicieron a Juan Pablo II es que fue un pontífice
conservador en cuestiones tales como las relaciones sexuales, la investigación con
células madre, etc 35 . Se ha acusado a la Iglesia de ir muy por detrás de la sociedad
en la que se inserta. En líneas generales, se puede decir que esto siempre ha
sido así. Belluga se vio enfrentado a una querella semejante cuando emprendió
toda una campaña, casi mejor habría que decir cruzada, contra los excesos de la
moda. Se ha escrito mucho sobre esta insistencia de Belluga, que se convirtió
en verdadera obsesión, contra los trajes. En realidad, este asunto no fue sino la
punta de lanza de un programa que pretendía la moralización y la reforma de las
costumbres como medio de acercarse a Dios. Ya en los Mandatos generales de
1705 ordenaba a los curas
“que cada uno en su Feligresía, cele mucho las ofensas de Dios, principalmente
los escándalos, y los corrijan y amonesten” 36 .
33 A. RAMOS, “Los libros de Juan Pablo II”, Anuario de Historia de la Iglesia, 15 (2006), pp.
127-142; R. PELLITERO, “El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica y las cuestiones planteadas
desde el debate de Parvo Cathecismo”, Anuario de Historia de la Iglesia, 15 (2006), pp. 89-110.
34 Un buen repertorio de sus obras se puede consultar en: J. B. VILAR, El cardenal, cardenal pp. 336-348.
35 Sobre este asunto, puede verse: J. VERGARA, “Sapientia Christiana: tradición y modernidad
en la pedagogía teológica”, Anuario de Historia de la Iglesia, 15 (2006), pp. 69-88.
36 A. ANDREU ANDREU, El cardenal Belluga y la reforma del clero secular. Diócesis de
Cartagena (1704-1750), Tesis de Licenciatura Inédita, Madrid, Facultad de Teología de la Univer-

VIDAS PARALELAS: EL CARDENAL BELLUGA Y EL PAPA JUAN PABLO II 327
Lo que sucedía es que, según el obispo, la moda, en particular la importada
de Francia, estimulaba la concupiscencia y generaba vicio y pecado. Podía incluso
arruinar familias. En la base estaba la concepción, muy extendida entre los eclesiásticos,
de concebir a la mujer como fuente de mal. Por esa misma razón, Belluga
luchará también contra los bailes, los juegos de naipes, en fin, contra cualquier
tipo de acto que propiciara el encuentro entre hombres y mujeres. A pesar de la
contundencia de la condena, de la insistencia episcopal a través de sus numerosos
escritos, lo cierto es que no parece que su plan tuviera mucho éxito, además de
ser cuestionado y criticado desde muchas instancias 37 .
10. AÑORANZA
El último paralelismo que nos gustaría tratar tiene que ver con los sentimientos
de añoranza que tanto Juan Pablo II como el cardenal Belluga experimentaron
respecto a sus lugares de origen. El papa siempre tuvo presente a su Polonia, a
su Cracovia. Belluga no dejó nunca de acordarse de su Granada, de su Motril.
En el caso de Belluga se puede detectar varias facetas de esa querencia por su
tierra y por sus gentes.
En primer lugar, como eclesiástico que era, procuró el engrandecimiento y
la mejora de la parroquia donde se bautizó. Edificó una suntuosa capilla dedicada
a la Virgen de los Dolores, dotada con dos capellanías. Fueron frecuentes sus
donaciones de objetos, ropas y ornamentos litúrgicos que servirían para realzar
la solemnidad del culto divino 38 . Sin embargo, su mayor empeño lo puso en las
gestiones que emprendió ya estando en Roma para conseguir que la iglesia de
Motril se convirtiera en colegiata.
sidad Pontificia de Comillas, 1997, Apéndice documental (Agradecemos al autor su gentileza por
habernos permitido utilizar su manuscrito).
37 Sobre estos temas: A. PEÑAFIEL RAMÓN, Mentalidad, Mentalidad pp. 155-201; A. PEÑAFIEL
RAMÓN, “Costumbres, moral, fieles y clero en la Murcia del obispo Belluga”, Anales de Historia
Contemporánea, 21 (2005), pp. 201-219; I. GÓMEZ DE RUEDA, “La espada que mata las almas”,
en Luis Belluga y Moncada. La dignidad de la púrpura, pp. 105-123; A. GIORGI, “Artísticamente
Moda”, Tonos Digital. Revista Electrónica de Estudios Filológicos, 12 (2006), en www.un.es/
tonosdigital/znum12/index.htm
38 L. GILA MEDINA, “El cardenal Belluga, el arquitecto José de Bada y la capilla de la
Virgen de los Dolores de la iglesia parroquial de Motril”, Cuadernos de Arte de la Universidad de
Granada, 31 (2000), pp. 109-118; J. J. López-Guadalupe Muñoz, “La capilla de la Virgen de los
Dolores de la Iglesia Mayor de Motril”, Gaudalfeo. Revista de estudios de la Costa y Alpujarras
granadinas, 1 (1998), pp. 205-223; M. DOMÍNGUEZ GARCÍA, Arquitectura religiosa en Motril
en la Edad Moderna, Motril, 2002; M. DOMÍNGUEZ GARCÍA, La Iglesia Mayor de Motril. Cinco
siglos de evolución histórica de su fábrica, Motril, 1982.

328 JOSÉ JESÚS GARCÍA HOURCADE Y ANTONIO IRIGOYEN LÓPEZ
Tampoco se olvidó de las gentes de Motril. Socorrió con limosnas a los más
desfavorecidos. Reservó cinco porciones de las cuarenta en que dividió el producto
anual de las fundaciones pías a su ciudad natal, convirtiéndose en la segunda
mayor beneficiada en la adjudicación de estos recursos, sólo superada por la Casa
de Niños y Niñas Expósitos y Huérfanos de Murcia. Y cuatro años antes de morir
dispuso la creación colegio seminario para gramáticos, filósofos y teólogos, cuya
dirección encomendó a los jesuitas de la ciudad 39 .
39 A. IRIGOYEN LÓPEZ y J. J. GARCÍA HOURCADE, “Los legados del cardenal Belluga
en la ciudad de Motril: el Colegio de la Compañía de Jesús”, Qalat, 5 (2006), pp. 181-198.

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA
EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES
Mª TERESA BELTRÁN NOGUER
ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
Universidad de Murcia
Cambio de Dinastía, cambio de siglo. ¿Cambio, quizá, de conceptos o parámetros
musicales, teatrales, temáticos o escenográficos? Así, la nueva concepción
de los Borbones, recién llegados de Francia, con sus distintas referencias de
sensibilidad en determinadas cuestiones de vida cotidiana, se muestra, también,
en la posibilidad o no de aceptación y continuación de argumentos y temáticas
consideradas imperantes en el barroco, si bien la caracterización de una nueva
forma de ser, como fehaciente precursora del nuevo orden que acabará siendo
denominado Ilustración, hará que aspectos como los referidos puedan pasar a
constituir otra apreciación a la hora de ver y entender las cosas. Esto es, una
nueva consideración en el punto que ahora nos interesa, de cuanto se refiera a
teatro y artes escénicas en general.
Sin embargo, la llegada a España de los Borbones supone en sus primeros
momentos, y dentro del aspecto objeto del presente estudio, una etapa de continuidad.
Un seguir o mantener el pasado, debido a cierto temor a la innovación sin
más, un ir pasando, pues, lentamente, una evolución sin demasiadas brusquedades,
que marca la aceptación y adaptación del ritmo Austriaco al Borbónico. Teniendo
en cuenta, además, el –al menos aparente– escaso interés por parte del pueblo
español por cuanto pueda significar cambio de orientación o sentido en tales aspectos.
Es decir, el deseo de continuar con cuanto hay y existe en esos momentos,
con un sentir y una conceptualización característica de España y los españoles.
329

330 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
Aun cuando, una vez llegadas las nuevas ideas, los haya deseosos de imitarlas y
ponerse al día. Como una perfecta simbiosis, al tiempo que contradictoria forma
de ver y entender las cosas, en lo referente al paso de los siglos XVII y XVIII.
Pero ¿cuáles son las líneas argumentales que interesan a la Dinastía? ¿Cuáles
las preferencias que mueven los nuevos campos temáticos? ¿Cuáles los que se les
ofrecen y cuáles los que realmente les interesan? ¿Cómo saber realmente a qué
tipo de espectáculos o composiciones acuden motivados o a qué otros se limitan
a asistir pasivamente, llevados por cuanto pueda suponer su presencia en el trono
y el tener que aceptar las ideas y formas de ser y actuar de un país al que, en
cierto modo, aún son ajenos? Cuestión, por supuesto, difícil de definir con auténtica
certeza, aun cuando nos refiramos exclusivamente a lo que constituyen las
representaciones del llamado Teatro de corte o cortesano, una de cuyas principales
manifestaciones a lo largo de la época señalada sea, precisamente, la Ópera.
Teniendo siempre presente, eso sí, que a lo largo de este estudio pretendemos
únicamente esbozar y, en la medida de lo posible, estructurar, las principales líneas
o cometidos de cara a un trabajo mucho más preciso, extenso y denso en profundidad
y contenidos, sobre cuestión tal como lo que pudo suponer el panorama
escenográfico y argumental de ese teatro cortesano de la España de los primeros
Borbones. Intentando mostrar un momento, una situación, unos parámetros culturales
y, por supuesto, mentales que nos permitan entender y asimilar de la mejor
forma posible cuestiones tan interesantes y representativas como, por ejemplo, la
presencia mitológica dentro de la temática que nos ocupa. Puesto que si bien la
influencia de la Mitología en la Música es a todas luces indudable, resulta aún
difícil hallar un amplio campo bibliográfico que permita analizar esta presencia.
Resultando apropiada al respecto la consulta, a modo de eficaz y significativa
guía de la época citada, de la serie o conjunto de noticias aparecidas en la llamada
Gaceta de Madrid 1 entre los años 1700-1759, es decir entre los reinados de Felipe
1 Cfr. a este respecto M. TORRIONE (ed.): Crónica festiva de dos reinados en la Gaceta de
Madrid (1700-1759), París, 1998 (Resultando una ayuda a nuestros propósitos el Índice de obras
teatrales contenido en dicha crónica).
En cuanto a la historia de la Gaceta de Madrid se pierde por aquellos días en que D. Juan de
Austria, hijo de la Calderona y de Felipe IV, luchaba contra Portugal. Así, en 1660, a la vuelta
del Rey de reforzar la Paz de los Pirineos a través de los desposorios de su hija María Teresa con
Luis XIV en las fronteras de Guipúzcoa, rechazó, al menos en un principio, la idea sugerida por
su Secretario de Estado para España en torno a fundar en Madrid una Gaceta a imagen de las
ya existentes en París y otras ciudades europeas (Venecia, Roma, Amberes, Ámsterdam, Colonia,
Rótterdam, Lisboa…). Sin embargo, poco más tarde accedería a ello ante las sugerencias de su
bastardo, colocando a su frente y dirección al políglota borgoñón D. Francisco Fabro Bremundan
(M. Torrione, Introducción a Crónica festiva …p.11)

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES 331
V (1700-1746) y Fernando VI (1746-1759), con el curioso paréntesis (1724) de
los escasos siete meses que comporta la duración del reinado de Luis I.
La Gaceta de Madrid nos muestra, así, las principales representaciones festivas
y festejantes de la época. En lo tocante al siglo XVIII, y al tiempo que nos
indica otras tantas manifestaciones de carácter lúdico y distendido, nos habla –y
es lo que ahora fundamentalmente nos interesa– de cuanto supone teatro, ópera
y representaciones líricas, presentándonos –a veces con verdadera magnificencia
de epítetos –las principales obras teatrales a las que acuden los Reyes, en buena
parte, como más tarde veremos, por haberlas patrocinado o encargado.
Ya que la fiesta o acto festivo en sí, viene a constituir uno de los destacados
elementos que sirven para definirnos todo un mundo de relaciones, interdependencia
y sociabilidad en el Antiguo Régimen, como algo ofrecido –y por supuesto
controlado- por los poderes públicos, para permitir la huida de lo cotidiano, la
búsqueda de la evasión a través del espectáculo, esto es, de la simulación y el
artificio 2 .
A ello se unen, sin duda alguna, la personalidad y deseos de los nuevos reyes,
plasmados ya desde el momento de la llegada al poder de Felipe V, el Animoso
sumido en el desánimo, que utilizará la vida de corte para huir de la melancolía,
buscando el entretenimiento a través de la caza o del canto, circunstancias
que reproducirán sus hijos, aunque, eso sí, por medio de diferentes actuaciones
y gustos. Así, si el primer Borbón utilizó en gran número monterías y música,
contratando al famoso Farinelli en 1737, Fernando VI, sin llegar a abandonar la
De este modo, en 1661 aparecía el “Número I. relación o Gazeta de algunos casos particulares,
assí Políticos como Militares, sucedidos en la mayor parte del mundo, hasta fin de Diciembre de
1660” (Ibidem, p. 13). Hasta que en 1690, con la muerte de Bremundan, el periódico perdió fuerza,
quedando bajo dirección del Dr. D. Juan de las Hebas, Canónigo Magistral de Tarazona, y vinculado
a las rentas del Hospital General. Posteriormente, un personaje de noble linaje navarro, D. Juan de
Goyoneche, propuso a la Junta Regente de los Hospitales la cesión de 400 ducados de renta perpetua
para obtener el privilegio de imprimir Gacetas. Pasando a titularse, desde su segundo número en
1697, Gaceta de Madrid (Ibid. p. 19).
Así la encontramos, precisamente, en el momento que ahora nos ocupa, y así seguirá, entre
distintos avatares, hasta que en Enero de 1762 pase a imprimirse por cuenta de Carlos III, dejando
de ser un periódico general, dirigido por manos privadas durante más de un siglo, para pasar a
constituir una publicación oficializada, como portavoz de las opiniones del gobierno. Conociendo
distintas Reglamentaciones hasta que, en 1836, todos los decretos, instrucciones y órdenes publicados
en él (que sería diario desde 1834) tendrían carácter de obligatoriedad desde la fecha de su
publicación, en tanto que en 1936, ya iniciada la guerra civil, se denominará Boletín Oficial de la
Junta de Defensa Nacional y, más tarde, Boletín Oficial del Estado (Ibid. p.23).
2 E. SERRANO MARTIN, “La lealtad triunfante. Fiesta, política y sociedad en España en
la primera mitad del siglo XVIII”, en M. Torrione (ed), España festejante. El siglo XVIII, Málaga,
2000, p. 30.

332 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
caza, dedicó su mayor atención al canto, en tanto que Carlos III, que detestaría
la música, prestó casi toda su atención a la caza 3 .
Junto a ello, por supuesto, la actuación de las reinas, como el caso, en primer
lugar, de la propia Isabel de Farnesio, que supo ver en la ópera un instrumento
cultural de primer orden de cara a mostrar el destacado papel del partido italiano
en la corte, al tiempo que se mostraba enormemente interesada en la producción
de semejantes espectáculos, siguiendo incluso el desarrollo y evolución de sus
montajes 4 .
Por otra parte, y en el caso concreto de España, los espectáculos teatrales
cortesanos se caracterizaban por mostrar una destacada tradición autóctona, lo
que vendría a ayudar a entender la débil recepción del melodrama italiano con
respecto a la corte de los Austrias. Tradición, por otra parte, que se continuaría
en las primeras décadas del siglo XVIII bajo reinado Borbónico, ocupando aún
un interesante lugar la zarzuela mitológica 5 .
La relación de obras representadas ante los Reyes, siguiendo siempre las
descripciones de la Gaceta de Madrid, nos ilustran de modo bastante claro con
respecto al panorama presentado:
PRINCIPALES REPRESENTACIONES TEATRALES CON ASISTENCIA DE LOS REYES HASTA LA LLEGADA DE FARINELLI
Título Género ó Autor Fecha
El orden de Melquisedec Auto Sacramental de Calderón 1703
La cura y la enfermedad Auto Sacramental de Calderón 1703
Los alimentos del hombre Auto Sacramental de Calderón 1705
El tesoro escondido Auto Sacramental de Calderón 1705
Todo lo vence el Amor Comedia (Antonio de Zamora) 1707
Sémele abrasada 6 Comedia-zarzuela en música 1721
3 J. L. SANCHO GASPAR, “Los sitios Reales, escenarios para la fiesta: de Farinelli a Bocherini”,
en España…p. 176.
4 J. J. CARRERAS, “En torno a la introducción de la ópera de corte en España: Alessandro
nell´Indie (1738)”, en España…p. 328.
5 Ibidem, p.326.
6 Aunque nos ha sido imposible poder encontrar el libreto de esta obra para saber el grado de
conocimiento de la mitología clásica que tenía el libretista y que reflejaría en la obra, solamente el
título nos da indicaciones claras de que el argumento sigue, con más o menos fidelidad, la versión
clásica.
Conocemos la ópera de G. F. Haendel, titulada Júpiter y Sémele, con libreto de Antonio de
Literes, (1673-1747) y creemos que esta obra tendría un argumento parecido.

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES 333
La hazaña mayor de Alcides Comedia española (José de Cañizares) 1723
D. Juan de Espina en Milán Comedia española (José de Cañizares) 1724
Fieras afemina Amor Comedia en música (Calderón) 1724
Triunfo y error de los Celos Zarzuela o comedia armónica 1726
y el Amor
(Fuente: Elaboración propia a partir de Crónica…op.cit.)
De este modo, hasta la llegada de Carlo Broschi Farinelli a la corte de
Madrid, en verano de 1737, las diversiones de ópera italiana en Palacio fueron
bastante escasas, pese a los intentos del llamado Juez Protector “de Cómicos”, el
parmesano Scotti di Castelbosco 7 .
Será, por tanto, en 1738 cuando, con motivo de la celebración de las bodas
reales entre Carlos de Borbón y Amalia de Sajonia, una compañía de cantantes
italianos profesionales llegue a interpretar la primera ópera cortesana. Situación
que pasará a repetirse en 1739 con la ópera Farnace, para conmemorar el enlace
del Infante Felipe con la princesa francesa Luisa Isabel 8 , y en 1744, con motivo
del matrimonio de la infanta María Teresa y el Delfín de Francia, con la no menos
El mito es el siguiente: Júpiter se enamora de Sémele, una muchacha muy bella, hija del rey
tebano Cadmo y de Harmonía. Del rey del Olimpo va a dar a luz nada menos que a Baco, el dios
del vino. Cuando está encinta, Juno, la esposa de Júpiter, se entera del adulterio y decide vengarse
de ambos, como ha hecho en otras ocasiones.
Disfrazada de su nodriza se gana a Sémele a fin de que, para estar segura de que es realmente
el dios del rayo y no un amante cualquiera, se presente ante ella con toda la manifestación de su
poder. Júpiter, que no puede negarse pues le ha dado su palabra, aparece ante ella rodeado de rayos
y truenos y la tebana muere abrasada. En la versión más extendida, Júpiter salva a su hijo y se lo
introduce en el muslo para acabar su gestación.
Higino nos lo transmite claramente en su obra: “Júpiter quiso yacer con Sémele y, cuando Juno
se enteró, tomando la figura de su nodriza Béroe, se presentó ante ella y le convenció para que
pidiese a Júpiter que viniera a ella del mismo modo que hacía con Juno; dijo: “ Para que conozcas
el placer de acostarse con un dios”.
Así pues, Sémele pidió a Júpiter que se presentara de ese modo y, al ser complacida, Júpiter
apareció entre rayos y truenos y abrasó a Sémele. De su vientre nació Líber, al que Mercurio rescató
del fuego. Se lo entregó a Niso para que lo criara y en griego se llamó Dioniso”, (Fábulas 179,
traducción de S. Rubio Fernaz, Madrid, 1997).
(Las fuentes clásicas para este mito son: Eurípides, Bacantes; Diodoro, IV-V; Schol. Píndaro,
Olymp. II, Luciano, Dial. Deor. IX; Ovidio, Metamorfosis, III, 273 y ss; Higino, Fábulas, 167 y
179; Nonno, VII, 180 y ss; Lactancia Plácido, Theb. I, 12).
7 M. TORRIONE, “El Real Coliseo del Buen Retiro: memoria de una arquitectura desaparecida”,
en España… p. 304.
8 Gaceta nº 45, Madrid 10 de Noviembre de 1739. En Crónica festiva… p. 205. Cfr. igualmente
J. J. CARRERAS, op.cit. p. 326.

334 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
destacada ópera Achille in Sciro 9 . Representativa esta última, precisamente, de la
clara presencia mitológica en el teatro musical del momento.
Además, como el propio título indica, el argumento de la ópera no se basa en
los años de la vida de Aquiles que nos son más conocidos. ¿Quién no conoce al
héroe de la guerra de Troya, cuyo solo nombre hacía temblar a los habitantes de
la ciudad? ¿Quién no conoce su cólera porque Agamenón le arrebató a Briseida?,
pero sobre todo ¿quién no recuerda al verdugo del honrado Héctor, el valiente y
abnegado hijo de Príamo?
La obra, que sigue con gran fidelidad el mito clásico 10 , se basa en otro momento
de su vida que, aunque no es tan conocido, sí tiene una relativa frecuencia
en los libretos de las óperas 11 . El momento en que Tetis lleva a su hijo a la corte
del rey Licomedes para ocultarlo, al saber que el adivino Calcante ha anunciado
a los griegos, cuando hacen los preparativos para tomar Troya, que esta ciudad no
podrá ser destruida sin la presencia del Pélida. Así lo vemos en Apolodoro, III,
174: “Cuando Aquiles tuvo nueve años, Calcante declaró que Troya no podría ser
tomada sin él. Tetis, sabiendo que perecería si participaba en la guerra, lo vistió
de mujer y se lo confió a Licomedes como una muchacha” 12 .
El rey de Esciros no tiene ningún hijo, solamente cincuenta hijas, por lo que
la diosa Tetis confía en que nadie pueda encontrarlo en esta corte.
Durante su estancia en la isla, Aquiles y Deidamia, la hija mayor del soberano,
se enamoran, sin que llegue a conocimiento del rey, que busca como esposo
para su hija a Teagenes. Cuando llega la expedición griega y, entre ellos, Ulises,
a pedir ayuda para la guerra de Troya con la secreta esperanza de descubrir a
Aquiles, no encuentran más que muchachas.
9 Gaceta nº 50, Madrid 15 de Diciembre de 1744. En Crónica festiva… p. 221 y J. J. CA-
RRERAS, op.cit. p.326.
10 Las fuentes clásicas para el mito son: Apolodoro, Bibl. III, 13, 8 y ss.; Ovidio, Metamorfosis,
XIII, 162 y ss; Higino, Fábulas, 96; Estacio, Aquileida, I, 207 y ss; Bión, Idyll. II; Schol. Iliada,
XIX, 326, Schol. Lyc. 277.
11 Aparte de las distintas composiciones sobre el texto de Metastasio, como el melodrama de
Niccolo Jommelli, tenemos otras óperas del mismo argumento. Entre ellas, una ópera con idéntico
título, en tres actos de Giovanni Legrenzi (1626-1690) sobre libreto de I. Bentivoglio, estrenada en
1663, y otra de André Campra, titulada Achille e Deidamia, sobre libreto de A. Danchet, estrenada
en 1735, o un baile en tres actos con música de Luigi Cherubini, estrenado en 1804.
12 Biblioteca mitológica, traducción, introducción y notas de J. García Moreno, Madrid,
2004.
w`j de. evge,neto evnnaeth.j VAcilleu,Új Ka,lcantoj le,gontoj ouv dÚu,nasqai cwri.j auvtou/ Troi,an ai`reqh/
nai( Qe,tij proeidui/a o[ti dei/ strateuo,menon auvto.n avpole,sqai kru,yasa evsqh/ti gunaikei,a| w`j
parqe,non Lukomh,dei pare,qetoÅ

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES 335
Ha de ser gracias a los ardides del astuto Ulises como descubren al joven.
El de Ítaca organiza una reyerta entre los soldados, y Aquiles, que ya no puede
resistir más su espíritu varonil inflamado por los aires de guerra, toma las armas
y es descubierto.
Más tarde se irá con Ulises. El rey rechaza a Teagenes y anuncia que le
entregará a su hija como esposa. La obra termina con la aparición de la Gloria,
del Amor y del Tiempo que cantan la virtud de los esposos.
El mito clásico difiere sólo en algunos detalles; la forma de descubrir a
Aquiles por ejemplo. Ulises ofrece a las hijas del rey presentes femeninos mezclados
con armas y un escudo, a la vez que suena una trompeta y el estrépito
y el fragor de una contienda. De esta forma nos lo relata Higino en la Fábula
96: “Pero cuando los aqueos se enteraron de que estaba allí escondido, enviaron
embajadores al rey Licomedes para pedirle que lo enviara a ayudar a los Dánaos.
El rey negaba que estuviese allí y les permitió buscar en el palacio.
Como no podían averiguar quién era, Ulises colocó en la entrada del palacio
regalos adecuados para las mujeres y entre ellos un escudo y una lanza. Ordenó
que sonara la trompeta de guerra de repente y ordenó que se hiciera ruido de
armas y griterío.
Aquiles, creyendo que se encontraba ante el enemigo, desgarró sus vestiduras
de mujer y se abalanzó sobre el escudo y la lanza. De este modo se dio
a conocer y prometió ayudar a los argivos con su esfuerzo y con sus soldados
mirmidones.” 13
Por otra parte, la Gaceta no nos aporta el título de la primera ópera interpretada
por italianos a la que hacemos referencia en esa época. Nos habla, eso sí,
de cómo el Rey habría mandado celebrar el feliz suceso del casamiento del Rey
de las dos Sicilias con tres días de Gala y tres noches de luminarias, a que se
habría dado comienzo el 5 de Julio, con Besamanos en Palacio. De la presencia de
Grandes, ministros extranjeros “y otras muchas personas de distinción” junto a los
Reyes, Príncipes e Infantes. De los primorosos fuegos de artificio realizados con
tan faustos motivos, para señalarnos finalmente cómo “esta noche se iluminará la
Plazuela interior del Retiro, y después se representará en el Coliseo de aquel Real
13 Fábulas, op. cit.
Achiui autem cum rescissent ibi eum occultari, ad regem Lycomeden oratores miserunt qui
rogarent ut eum adiutorium Danais mitteret. rex cum negaret apud se esse, potestatem eis fecit ut
in regia quaererent. qui cum intellegere non possent quis esset eorum, Vlixes in regio uestibulo
munera feminea posuit, in quibus clipeum et hastam, et subito tubicinm iussit canere armorumque
crepitum et clamorem fieri iussit. Achilles hostem arbitrans adesse uestem muliebrem dilaniauit
atque clipeum et hastam arripuit. ex hoc est cognitus suasque operas Argiuis promisit et milites
Mrmdones.

336 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
sitio, y en presencia de los Reyes y Príncipes, nuestros Señores, y de los Señores
Infantes, la Ópera italiana que se ha compuesto a este fin… 14 . Se trataría, en efecto,
de la titulada Alessandro nell´Indie, con libreto del muy prolífico Metastasio y
cuya partitura, por otra parte, al parecer no se habría conservado 15 .
PRINCIPALES OBRAS CORTESANAS REPRESENTADAS A PARTIR DE LA LLEGADA A ESPAÑA DE FARINELLI EN EL REINADO DE
FELIPE V:
Título Género ó Autor texto o libreto Fecha estreno
Alessandro nell´Indie Ópera – Metastasio 1738
Farnace Ópera – Luchini 1739
La protección manifestada Función teatral. Caballeros del R.
en una Deidad oculta Seminario de Nobles 1741
Achille in Sciro Ópera – Metastasio 1744
Ciro reconocido Ópera – Metastasio 1746
(Fuente: Elaboración propia a partir de Crónica…op.cit.)
La Ópera pasa a ocupar, pues, qué duda cabe, todo un papel central en ceremonias
y fiestas cortesanas. Acompañada de un argumento –generalmente un
drama– se desarrolla en un escenario, lo que la aproxima y relaciona con el drama
griego 16 . Citándose el año 1600 para el comienzo de la Ópera en Italia, de modo
que, como indican las palabras de G. Dyson, “la ópera y el oratorio no fueron
14 Gaceta nº 50, Madrid 15 de Diciembre de 1744. En Crónica festiva… p. 221
15 J. J. CARRERAS, op.cit. p.326.
Teniendo en cuenta, por supuesto, que son variadas las ocasiones en que la Gaceta no menciona
título o, sobre todo, autor de las obras, limitándose a señalar la presencia de los Reyes y, eso sí, su
complacencia al respecto: “Por la tarde, en el Coliseo del Buen Retiro se vio una fiesta, de vistoso
Teatro y Música primorosa, al estilo y metro italiano, con que se festejó el año y día de nuestro
Príncipe, el señor conde de las Torres: asistieron los Reyes, y quedaron muy satisfechos de esta
noble demonstración” (Gaceta nº 35, Madrid, 28 de Agosto de 1708. En Crónica festiva… p. 68).
“El día 27, por la noche, se representó en un salón de su casa (que estava vistosamente adornada)
una Zarçuela, con una discretíssima Loa…” Gaceta nº 22, Madrid, 2 de Junio de 1716. En
Crónica festiva… p. 91.
“Se continuan en Palacio las diversiones de Bayles, Operas y Comedias que se ejecutan alternativamente
en presencia de Sus Majestades y Altezas y concurrencia de toda la Grandeza y personas
de distinción que ay en la Corte”, Gaceta nº 7, Madrid, 13 de Febrero de 1748. En Crónica
festiva… p. 253.
16 Cfr. M. T. BELTRÁN NOGUER, “Mitología y música”, Actas del IX Congreso Español de
Estudios Clásicos. Humanismo y tradición clásica, Madrid, 1999, p. 61.

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES 337
inventados de la noche a la mañana, derivan los dos de un vivo deseo de hacer
revivir el pasado, hay pocos rasgos que no se hayan fundado en las que sus autores
creían las tradiciones clásicas. Lo que distingue a los innovadores italianos
es el haber querido remontar a sus fuentes más antiguas” 17 .
Presenta, así, enfoques tan significativos como el de la representación del
poder 18 , los de carácter administrativo, económicos, políticos o sociales. Y ello
en tanto que la corte es el lugar donde viven y, lógicamente, se relacionan los
cortesanos.
Así, la Ópera de corte asume un papel realmente destacado como manifestación
de la fiesta cortesana. Hasta tal punto que, a través de sus expectativas de
calidad y profesionalidad de carácter técnico, llegará a suponer la primera referencia
moderna “de un espectáculo audiovisual internacional, antecesor directo del
cine y de los modernos medios audiovisuales que caracterizan nuestra época” 19 .
Son, pues, aspectos característicos de ella la suntuosidad y el poder, como ya lo
habrían sido de la fiesta cortesana del Renacimiento. La ópera de corte pasa a
identificarse, en suma, con la representación festiva del poder 20 .
De ahí, además, su papel de choque entre la nobleza, “que administra celosamente
su tradicional privilegio de regular el acceso al monarca”, y la cada
vez más ascendente oligarquía ciudadana, “representada por los regidores de la
Comisión de festejos, que recuerdan que es la ciudad quien ejecutaba las fiestas”.
Puesto que la circulación de libretos, las descripciones en la ya mencionada Gaceta,
la presencia y actuaciones de los cantantes italianos en Madrid, constituyen
otras muchas facetas relacionadas con la llegada de la ópera italiana, que suponen
interesantes perspectivas al respecto 21 .
De este modo, el reinado de Felipe V, influenciado por la actitud de su segunda
esposa, Isabel de Farnesio, vino a suponer toda una etapa de renovación en
lo tocante al teatro cortesano, aumentándose y multiplicándose las representaciones
del Buen Retiro con el desarrollo de la ópera italiana, así como de otras mani-
17 Ibid
18 J. J. CARRERAS, op.cit. p.325.
19 Ibid
20 Ibid
21 E, incluso, la mención, por parte del Corregidor Montealto, para 1738, de la espontánea
aglomeración de curiosos que se concentraban en los salones del Ayuntamiento a fin de escuchar
los ensayos de la mencionada ópera Alessandro nell´Indie, constituiría una clara muestra de la
expectación suscitada también “entre los que no figuraban como destinatarios directos de la fiesta”
(Ibid, p. 337).

338 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
festaciones de carácter musical, tales como serenatas o intermedios, atendiendo
además al máximo los montajes 22 .
Pero será, sin embargo, a lo largo del siguiente reinado cuando se producirá el
momento de mayor auge o esplendor al respecto. Así, una vez muerto Felipe V y
producido el destierro de Isabel Farnesio a La Granja en Febrero de 1747 (Fernando
VI había subido al trono en Octubre de 1746), la nueva situación constituirá “el
punto de arranque perfecto para desarrollar el gran proyecto Farinelli” 23 .
Combinándose la pasión de Bárbara de Braganza por la música con el interés
y dedicación del rey, primero hacia su esposa y, después, hacia el canto 24 . Lo que,
unido al hecho de que Farinelli ya era un favorito de Fernando y Bárbara siendo
príncipes, hará que sus funciones, a partir de estos momentos, pasen a estar, de
modo casi exclusivo, en la dirección de espectáculos teatrales 25 .
La finalidad del mencionado proyecto sería el deseo de convertir a la Corte
española en uno de los más importantes teatros de Europa. En su intento, Farinelli
contaría con el mejor y más prolífico libretista de época, Metastasio, con
cuya amistad se honraba 26 , así como con la música de compositores de evidente
prestigio, como podrían ser, por ejemplo, Jomelli, Galuppi o Conforto 27 .
Así, óperas y serenatas pasarán a constituir partes integrantes de la vida musical
de la corte. Esto es, lo que hoy llamaríamos temporadas líricas, que empezaban
habitualmente el 23 de Septiembre, fecha de cumpleaños del monarca, con un
cierto descanso en Noviembre, jornadas por lo general de los Reyes en El Escorial,
para retomar una gran actividad en Diciembre, en tanto que se producía el regreso
de los monarcas para pasar las Navidades en Madrid. Un segundo paréntesis se
22 J. L. MORALES y MARIN: “La Escenografía durante el reinado de Felipe V”, en España…
p. 293.
23 B. LOLO: “Las Temporadas líricas durante el reinado de Fernando VI. Conforto y Farinelli,
una fructífera colaboración teatral (1751-1758)”, en España… p. 265.
24 Ibid Y ello en tanto que la reina era una aficionada entusiasta de la música, destacando
como intérprete de clave, lo que explica que con ella viniera de Portugal el famoso Scarlatti, que
seguiría hasta su muerte a su servicio” (J. L. SANCHO GASPAR, op.cit. p. 178.
25 “Para los que no existiría límite ni en el caudal de gastos de la Corona (B. Lolo: op.cit. p.
365).
Si bien, a la muerte de Fernando VI, uno de los primeros actos de Carlos III sería desterrar a
Farinelli, acabando así la colaboración entre “los gemelos” Carlo Broschi y Metastasio (A. SOMMER-
MATHIS: “Entre Viena y Madrid, el tandem Metastasio-Farinelli: dirección escénica y dirección
artística”, en España… p. 295).
26 A raíz del estreno en Nápoles de la obra Angélica y Medoro (1720) que pasará a ser para
Farinelli una “pieza fetiche”, por haberle permitido conocer al autor del libreto, Pietro Metastasio.
Surgiendo, así, una importante cooperación entre ambos, manifestada por medio de una correspondencia
de más de once años (M. TORRIONE, “El Real Coliseo…” p. 318).
27 B. LOLO: op.cit. p. 366.

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES 339
daba entre Febrero y Marzo (los reyes estaban cazando en El Pardo), que luego
se recuperaba para continuarse hasta fines del mes de Junio. Interrumpiéndose la
temporada en los meses de Julio y Agosto por vacaciones 28 .
Lo cierto, pues, sería que Farinelli supo difundir, aprovechando además para
ello la etapa de paz que en general vendría a representar el reinado de Fernando
VI, una imagen idílica de España, es decir, un país dedicado al cultivo del arte
más refinado. De modo que, como llegó a escribir el propio cantante: “sin exageración
alguna, se puede mui bien asegurar que en Europa no ay teatro que iguale
al de la Corte de España” 29 .
Sin embargo, tal situación no quiere decir en modo alguno que se produzca
la total desaparición de representar Comedias españolas. Pese a su descenso,
se produce una cierta alternancia entre unas y otras, aunque, repetimos, con el
aumento claro y significativo de óperas italianas, en función precisamente de lo
hasta ahora expuesto 30 .
Óperas, además, y como en parte ya hemos indicado, recogidas en general
bajo ese epígrafe, pero que suponen realmente distintas manifestaciones musicales
como, entre otras, melodrama, ópera-oratorio, concierto escénico, drama o fábula
musical, etc. Con claras representaciones, en ocasiones, del interés existente dentro
del campo de la Música hacia el no menos sugerente ámbito de la Mitología.
PRINCIPALES OBRAS DE CORTE REPRESENTADAS DURANTE EL REINADO DE FERNANDO VI
Título Género Texto o libreto Fecha estreno
Glorias del Parnaso Función teatral Caballeros 1747
R. Seminario de Nobles
La clemencia de Tito Ópera Metastasio 1747
Polifemo y Galatea Ópera basado en Góngora 1748
Angélica y Medoro Ópera Metastasio 1748
28 Ibidem, p. 375.
29 Ibidem, p. 376.
Teatro, por otra parte, perfectamente puesto al día, e informado de las novedades musicales. Ya
que, en afirmación de Farinelli (1749): “Aquí nos llegan cotidianamente las composiciones musicales
de Italia” (F. BORIS: “Vado al teatro per disporre Festa. Farinelli: cartas desde España al conde
Licinio Pépoli”, en España… p. 359).
30 “La Corte continua en tener por las noches la diversión de ver representar las óperas italianas
y comedias españolas, que alternativamente se ejecutan en los theatros del Real Palacio, todo
con el acierto, habilidad y magnificencia que corresponde; y estas funciones merecen siempre la
satisfacción de Sus majestades y Altezas” (Gaceta nº 7, Madrid, 3 de Febrero de 1750. En Crónica
festiva… p. 261).

340 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
El vellón de oro conquistado Ópera Pico de la Mirándola 1748
El secreto a voces Comedia española Calderón de la Barca 1749
Artajerjes Ópera Metastasio 1749
El Demofoonte Ópera Metastasio 1749
L´asilo d´amore Serenata Metastasio 1750
L´Armida placata Ópera Metastasio 1750
El pastor Fido Comedia Guarini 1750
El Demetrio Ópera Metastasio 1751
Festa Cinese Drama en música Metastasio 1752
Dido abandonada Ópera Metastasio 1752
El nacimiento de Júpiter Ópera Metastasio 1753
Semiramis reconocida Ópera Metastasio 1753
El Siroe Ópera Metastasio 1754
El héroe de la China Ópera Metastasio 1755
Las Modas Serenata Pico de la Mirándola 1755
La Niteti Ópera Metastasio 1756
La ninfa smarrita Ópera Bonechi 1756
El Pastor rey Ópera Metastasio 1757
Triunfos de Jasón Drama alegórico Caballeros 1757
R. Seminario de Nobles
Adriano en Siria Ópera Metastasio 1757
La forza del genio ó Ópera Bonechi 1758
il pastor guerriero
(Fuente: Elaboración propia a partir de Crónica…op.cit. y B. LOLO: op.cit.)
Mitología que se halla presente, pues, de muchas y muy variadas formas
y maneras. Bien a través de lo que en algunas obras constituye en sí argumento,
texto o libreto, aunque, por supuesto, puedan –y de hecho así sea– existir
divergencias o interpretaciones, dejando volar el amplio cauce de la imaginación,
de lo que vendría a suponer el tema clásico, o bien por medio de, en
ocasiones, meras pero significativas alusiones o referencias –materializadas en
la obra y su escenificación– de héroes y divinidades que presiden los actos de
los mortales.
Así ocurre, por ejemplo en el caso de l´Armida placata, con motivo de las
bodas de la hija de Felipe V, María Teresa, con Víctor Amadeo de Saboya, con
un final solicitado por Farinelli y la interesante aparición del palacio de Apolo.
Con una solución o licencia escénica destinada a rendir homenaje a Apolo, las

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES 341
Musas y los Genios 31 . Representándose el templo del Sol, “pudiéndose decir que
no se ha visto cosa igual en los Theatros”:
“En el lugar que correspondía por la parte superior estaban los 12 signos
del Zodíaco, con varias deidades celestes, todo transparente, y en medio la casa
del Sol en figura octogonal, con columnas de cristal blanco y verdoso, que se
diferenciaba y desprendía mucho del primer cuerpo de la Scena. En el centro de
la misma Casa estaba el carro del Sol, todo de oro y cristales, con sus cavallos
en movimiento sobre globos de nubes, gobernados de Apolo, que venía cortejado
por las Ciencias… Toda esta máquina fue elevándose poco a poco, hasta que dexó
descubierta la puerta de cristales que da vista al parque del Retiro, y en él se
admiró otra iluminación, figurada con luces de varios colores, y al fin un fuego
de artificio, que fue quemándose mientras cantó Apolo la Harenga, con que tuvo
fin la representación” 32 .
Aparición, referencia y presencia de Apolo que será nuevamente utilizada
por Farinelli en 1753, con motivo de la ópera Semíramis reconocida, estrenada
en Madrid con motivo del cumpleaños de Fernando VI. Y así, aunque Metastasio
hubiera preferido como protagonista a la diosa Iris, tuvo finalmente que ceder y
enviar una versión del texto de Apolo, mostrando de nuevo de manera plástica el
palacio del Sol y al dios sentado en su correspondiente carro dorado 33 .
En tanto que, un año antes, se mostraban similares licencias para la ópera
Didone abbandonata, representándose ahora el palacio de Neptuno y el dios del
mar sobre una concha llevada por monstruos marinos. Con una profunda elaboración
y complicación escenográfica para la escena final. Cuando, tras el fuego, las
ruinas de Cartago se transformaban en el palacio del soberano del mar:
“Diciendo las últimas palabras, corre Dido a precipitarse furiosa ente las ruinas
ardientes del Palacio, y se oculta entre las llamas, chispas y humo que al caer
se levanta. Al mismo tiempo empieza a entumecerse el mar por la parte del último
Horizonte, y va poco a poco estendiéndose, acercándose al Palacio, cubierto todo
de nubes y seguido de estrepitoso ruido de sinfonía. Al acercarse el incendio se
aumenta la violencia de las aguas, a proporción de la mayor resistencia del fuego.
El furioso alternar de las ondas, el romperse y convertirse en espumas, tropezando
contra las opuestas ruinas, el continuo ruido de las truenos, las frequentes luces de
rayos y loas incessantes bramidos del mar, que acostrumbra oírse en las tormentas,
representa la obstinada oposición de los dos contrarios elementos.
31 A. SOMMER-MATHIS, op.cit. p. 386.
32 Gaceta nº 16, Madrid 21 de Abril 1750. En Crónica … p. 264.
33 A. SOMMER-MATHIS, op.cit. p. 386.

342 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
Finalmente, triunfando del fuego, qua apagan totalmente las victoriosas aguas,
se serena el Cielo repentinamente; desaparecen las nubes; se convierte la hórrida
en alegre Sinfonía, y se ve el rico y luminoso palacio de Neptuno, en cuyo medio
sentado sobre su lucida Concha, tirada de Monstruos marinos, y rodeada de alegre
festiva tropa de Nereydes, Syrenas y Tritones, aparece el Numen, que assido de
su tridente, dice…” 34 .
Precisamente, serán obras como la ya mencionada de Dido abandonada, El
Demofonte o La Niteti las que obtendrán, sin duda, mayor número de representaciones
en el momento tratado, tal y como nos muestra y repite, incansable, la
mencionada Gaceta.
De este modo, por ejemplo, el Demofonte nos mostrará la presencia de “un
aplauso general, así por la composición de la música, que es de D. Baltasar Galuppi,
llamado vulgarmente El Buranelo, Maestro del Pío Hospital de los Mendigantes
en Venecia, como por su buena ejecución, lo selecto de sus voces y instrumentos,
lo numeroso y vistoso de las comparsas y vestuario, y de lo sumptuoso de las
escenas, hechas a propósito para esta función, todas de nueva invención y obras
del famoso Pintor y Arquitecto D. Andrés Yoli, modenés, cuyo festejo se repitió
el sábado por la noche” 35 .
Al tiempo que La Niteti nos indica cómo “por la noche tuvieron los Reyes
Nuestros Señores, y el Señor Infante la satisfacción de ver representar en su real
presencia la Ópera intitulada La Niteti, que mereció su Real agrado y general
aplauso a todo el lucido concurso de la corte..” 36 .
O, en el caso de Dido abandonada se nos habla de cómo “lo exquisito y
armonioso de las Áreas, la hábil execución de los actores, el lucido desempeño
de la señora Regina Mingoti, que ha venido últimamente de Dresde, lo estraño y
magnífico de las decoraciones, lo lucido de la Cavallería y comparsas que aparecieron
en el Primer Acto, y el sumptuoso Adorno del Teatro fueron partes todas
tan esenciales de esta fiesta, que la hicieron en el todo magnífica, y de general
aplauso” 37 .
34 Ibid.
35 Gaceta nº 51, Madrid 23 de Diciembre 1749. En Crónica … p. 260.
O similares alusiones, como: “se representó en el R. Coliseo y de cuya ejecución quedaron Sus
Magestades muy gustosos. El domingo siguiente se repitió esta Ópera y ayer por la noche tuvieron
Sus Magestades la misma diversión” (Gaceta nº 4, Madrid 4 de Enero 1752. En Crónica … p. 277).
“Por la noche se representó en su Real Presencia, y de toda la Corte, en el Real Coliseo del Buen
Retiro, la célebre ópera intitulada El Demofonte, fiesta que mereció un general aplauso” Gaceta nº
39, Madrid 30 de Septiembre 1755. En Crónica… p. 307).
36 Gaceta nº 52, Madrid 7 de Diciembre 1756. En Crónica … p. 316.
37 Gaceta nº 39, Madrid 26 de Septiembre 1752. En Crónica … p. 286.

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES 343
Sirviendo precisamente esta última obra 38 , a modo de conclusión en el breve
panorama planteado, y dentro de la existencia, como puede verse, de otros temas
de carácter mitológico incluidos en la etapa objeto de nuestro estudio, como nuevo
caso de adaptación del mito a la ópera.
Por otra parte, en el plano político, comprobamos que la elección de los
personajes mitológicos: Aquiles y Eneas, en las dos óperas cuyos argumentos
hemos considerado oportuno comentar, ha sido hecha con una finalidad y es la
exaltación de los soberanos; tanto el Eácida como el troyano parten de un refugio
seguro, junto a una mujer, que simboliza el hogar, los descendientes y un futuro
tranquilo, para llevar a cabo un destino excepcional, para cumplir una misión que
hará que su nombre sea recordado a través de los siglos. Este futuro es el que le
desean a los soberanos.
Lo cierto es que la figura mitológica de la fenicia Dido constituye un recurso
utilizado en la literatura española de todos los tiempos 39 , y de ahí salta a la música
en el libreto de óperas y ballets, a la pintura, a la porcelana, al cine y a cualquier
faceta de las bellas artes.
Resultando preciso aclarar, antes de comentar la obra que nos ocupa, que
sobre esta reina fenicia tenemos dos versiones mitológicas, la llamada historicista
y que defiende que Dido fue una viuda casta, fiel a la memoria de su difunto
marido, inteligente y astuta que se suicida para no manchar el nombre de Siqueo,
desposándose por segunda vez, ante la insistencia de un rey vecino, Yarbas, pero
sin ningún amor hacia Eneas. Entre los distintos autores es ésta la versión llamada
de Justino. Frente a la versión “inventada” por Virgilio en su Eneida, que narra
una leyenda fabulada de los amores de Dido y Eneas. Ruiz de Elvira en su obra
Silva de Temas Clásicos y Humanísticos 40 nos demuestra que Virgilio recoge la
leyenda de los amores de Dido y Eneas, atestiguada poco antes: “no sólo consta
que Timeo no menciona a Eneas en relación con Dido (ni de ninguna otra manera),
sino que, puesto que su versión de la historia de Dido es la fielmente seguida
después por Tertuliano, San Jerónimo, San Agustín, Orosio, Servio, dos epigramas
adéspotos, y Prisciano, y en parte por Apiano, Justino y Eustacio, y calla, o incluso
niega, esa relación, podemos estar prácticamente seguros de que no fue de Timeo,
38 “Ópera dramática para representarse en el Real Coliseo del Buen Retiro. Festejándose el
gloriossísimo día natalicio de Su Magestad Cathólica el Rey Nuestro Señor Don Fernando VI. Por
orden de Su Magestad Cathólica la Reyna Nuestra Señora. Año de MDCCLII” (Cfr. B. LOLO:
op.cit. p. 369).
39 Cfr. LIDA DE MALKIEL, M.R., Dido en la Literatura española. Su retrato y defensa,
Londres, 1974.
40 Murcia, 1999, p. 173.

344 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
sino de la cronología de Filisto y Eudoxo para la fundación de Cartago, de donde
surgió, no sabemos cuándo ni dónde, pero atestiguada con seguridad, fuera de
Virgilio, sólo unos pocos años antes de la Eneida, o incluso en los mismos años
29 al 19 a. C. (en Ateyo Pretextato y en Varrón, no constando en absoluto que
estuviese en Nevio), la leyenda de los amores de Dido y Eneas”.
La ópera Didone abbandonata, la más representada 41 , sin duda, y la de mayor
éxito, coincide en lo esencial con el argumento mitológico que podemos leer en
la Eneida.
Eneas debe salir de Cartago para cumplir su destino, fundar una ciudad
nueva y perpetuar su estirpe. Dido, profundamente enamorada del héroe, rechaza
a los pretendientes y al ver que Eneas con sus compañeros salen del puerto y
es abandonada, se arroja sobre una pira ardiendo y muere. Vemos los versos
inigualables de Virgilio, narrando los últimos momentos de la reina abandonada
por Eneas, vv. 584 y ss. 42 :
“Y ya la Aurora comenzaba a bañar las tierras con una luz nueva abandonando
el lecho purpúreo de Titono. La reina en cuanto ve alborear el
día desde lo alto de su palacio y que las naves avanzaban con las velas al
unísono y que la ribera y el puerto habían sido abandonadas por los remeros,
golpeando con sus manos tres y cuatro veces su hermoso pecho y mesán-
41 Desde su estreno en Roma, el 28 de Enero de 1747, con libreto de Pietro Metastasio y
música de N. Jommelli. Siendo la primera representación en España el 23 de Septiembre de 1752,
de nuevo sobre libreto de Metastasio y música de B. Galupi.
42 Et iam prima nouo spargebat lumine terras
Tithoni croceum linquens Aurora cubile.
regina e speculis ut primam albescere lucem
uidit et aequatis classem procedere uelis,
litoraque et uacuos sensit sine remige portus,
terque quaterque manu pectus percussa decorum
flauentisque abscissa comas ‘pro Iuppiter! ibit
hic,’ ait ‘et nostris inluserit aduena regnis?
...
si tangere portus
infandum caput ac terris adnare necesse est,
et sic fata Iouis poscunt, hic terminus haeret,
at bello audacis populi uexatus et armis,
finibus extorris...
atque illam media inter talia ferro
conlapsam aspiciunt comites, ensemque cruore
spumantem sparsasque manus.

ÓPERA DE CORTE Y PRESENCIA MITOLÓGICA EN LA ESPAÑA DE LOS PRIMEROS BORBONES 345
dose sus rubios cabellos dice: “¡por Júpiter, ¿él se marchará?, ¿y se habrá
burlado el extranjero de mi reino?... Si es preciso que este hombre maldito
toque puerto y llegue a tierra y si así lo requieren los destinos fijados por
Júpiter y este final es inmutable, que sea atormentado al menos en la
guerra por las armas de un pueblo audaz y arrojado de sus fronteras …
mientras se hacía tales reflexiones sus esclavas la ven desplomarse bajo el
hierro, ven la espada espumante de sangre y sus manos manchadas.” 43
Pero todo el transcurrir de la ópera se desarrolla en una lucha personal entre
Eneas y el rey del país vecino, Yarbas, que pretende la mano de la reina, entre
engaños y celos; en un compendio de malentendidos y sobre todo de sentimientos
desbocados. Así podemos apreciarlo en estrofas tales como aquellas que reflejan
la actitud de la reina:
Vedi quanto adoro ancora ingrato.
Con un tuo squardo solo
Mi togli ogni difesa, e mi disarmi.
Ed hai cor di tradirmi? E puoi lasciarmi?
Ah! non lasciarmi, no, bell’ idol mio
Di chi mi fiderò se tu m’inganni?
Di vita mancherei nel dirti addio;
Che viver non potrei fra tanti affanni.
¡Mira cuanto te amo todavía, ingrato!
Con una sola mirada
me quitas toda defensa y me desarmas.
¿Y mi corazón traicionarás para luego abandonarme?
¡Ah! No me dejes, no, hermoso ídolo mío:
¿en quién yo confiaré, si tú me engañas?
Sin vida quedaría si te dijese adiós;
porque vivir no podría con tal dolor.
Además de la ópera tratada, y a fin de mostrar en este caso ejemplos de las
distintas repercusiones existentes, fuera ya del caso de España, se conserva un
ballet heroico con el mismo título: La partida de Eneas o Dido abandonada, en
tres actos, con coreografía, música y libreto de Gaspari Angiolini, del año 1766.
Angiolini se basa en Metastasio y, por tanto, en Virgilio, con gran acierto y
notorio éxito. Este ballet también fue muy imitado en su género y representa uno
de los primeros y más notables en la dirección del “ballet d´action” 44 .
Existiendo, anterior a ambas Didos, una ópera sobre libreto de G. F. Busenello
y música de F. Cavalli, representada por primera vez en 1641 con una gran
43 La Eneida, Introducción, traducción y notas de D. N. Estefanía Álvarez, 1974.
44 Y cuya estela de representaciones podemos seguir hasta nuestros días con la puesta en
escena efectuada en la actualidad por Alicia Alonso.

346 MARÍA TERESA BELTRÁN NOGUER Y ANTONIO PEÑAFIEL RAMÓN
aceptación entre el público. La obra sigue el mito clásico a excepción de un final
insólito: Cuando la reina fenicia decide suicidarse al ser abandonada, el rey Yarbas
la detiene y logra consolarla, concluyendo con un dueto de amor de ambos.
Por último, debemos mencionar la obra Dido and Aeneas, con libreto de
Nahum Tate y música de Henry Purcell que, aunque muy breve, (su duración sería
inferior a una hora), momentos tales como la canción de despedida de Dido, así
como, en general, su intensa fuerza emotiva, la habrían convertido en una auténtica
pieza clásica, siendo su primera representación en el año 1689.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS
DE 1796: LOS GODOS EN LA IDEA DE LA IDENTIDAD
NACIONAL ESPAÑOLA*
RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ**
MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
Universidad de Murcia
1. IDEA DE LO “ESPAÑOL” ANTES DEL SIGLO XVIII
Como ocurrió en otras naciones europeas (Francia o Inglaterra, por ejemplo),
en España el proceso de formación de una “identidad española” nació en torno a
la monarquía. Serían los reyes, quienes a partir del siglo XV, se impusieron sobre
el fraccionamiento feudal y crearon un espacio político de grandes dimensiones,
con lo que añadieron una dimensión política al inicial significado geográfico y
cultural de la palabra España 1 .
Aunque evidentemente no hay un acuerdo total, sin embargo por nuestra
parte pensamos que con los visigodos comenzó Hispania a añadir a su significado
geográfico otro étnico, como muestran las expresiones de orgullo alrededor de
las tierras y sus gentes contenidas en el “Laus Hispaniae” de Isidoro de Sevilla,
* A María del Carmen Melendreras, compañera del alma.
** Este artículo ha sido realizado en el marco del proyecto de investigación financiado por la
Fundación Séneca de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (Proyecto 01294/CV/00):
“El mundo antiguo en la Región de Murcia a la luz de la historiografía regional y sus relaciones
con las historiografías nacionales”.
1 J. ALVÁREZ JUNCO, Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, Madrid, 2001,
p. 63.
347

348 RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Y MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
obra en la que el obispo cantaba a una tierra de incomparable belleza y fecundidad,
que se había hecho digna del violento rapto amoroso del invencible pueblo
godo, sucesor en su posesión de la gloriosa Roma. En este momento comienza
el denominado “mito gótico” utilizado ampliamente desde los mismos inicios de
la llamada Reconquista, ya plasmado por escrito en las crónicas de Alfonso III y
que los ideólogos nacionalistas de los siglos XIX y XX exaltarían esta situación
hasta hacer de los visigodos los creadores de una unidad política que ya llamaban
“española”, no sólo porque se ajustaba al territorio peninsular y era independiente
de poderes extranjeros sino porque, después de la conversión de Recaredo se
identificaba colectivamente con la religión católica 2 . Muchos historiadores de su
época se dejaron llevar por esta interpretación “española” del pueblo visigodo. Y
prueba de que esto no cayó en saco roto es que hoy en la Plaza de Oriente de la
capital de España se yergue una estatua de Ataúlfo como primer rey español.
Este sentimiento goticista siguió su devenir hasta la conquista de Granada
a partir de la cual otros elementos deberían ser importantes para las necesidades
internacionales de la corte española en su salida, sobre todo a Europa. Como se
ha dicho “ser sucesor de los godos era bien poca cosa ante los descendientes del
Imperio romano”. Por eso empieza a dominar una obsesión por destacar la antigüedad
milenaria de la monarquía española, superior –se insistía mucho ello– incluso
a los romanos.
En la historiografía medieval de la península no hay ningún siglo que pueda
competir con el XV por la variedad de las formas y en las diversas maneras de
abordar los temas históricos y supuso un gran avance en el campo historiográfico.
La historia deja de ser prerrogativa de las gentes cercanas a la curia real
y es cultivada en círculos sociales más amplios. Los historiadores cada vez más
muestran más su interés por los orígenes más remotos. Se remontan a los godos
(el mito gótico), a los romanos (las menos veces) y también a los prisci hispani,
es decir, los “españoles” oriundos que habitaban la península desde tiempos
inmemoriales. La nueva situación política a partir sobre todo de los Reyes Católicos
hace que, como dijo Américo Castro: “La tensión imperial desde el siglo
2 Véase sobre el tema R. GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, “El mito gótico desde San Isidoro de
Sevilla hasta el siglo XIII, Verdolay, 2, 1990, pp. 261-266; Idem, “El mito gótico en la historiografía
del siglo XV”, Antigüedad y Cristianismo, III, 1986, pp. 289-300; Idem, “Los godos en la
historiografía del siglo XVIII. La función del mito gótico en la renovación del siglo: Juan Francisco
de Masdeu y el regalismo”, Litera Scripta, in honorem Prf. Lope Pascual Martínez, Tomo I, Murcia,
2002, pp. 455-476; Idem, “Los godos y la teoría política en el Barroco español. Diego de Saavedra
Fajardo y la Corona Gótica”, Historia y Humanismo, Homenaje al profesor Pedro Rojas Ferrer, Murcia,
2000, pp. 137-158. Idem, El mito gótico como configurador de la nación española”, Europa y sus
mitos, J.M. GARCÍA CANO y D.F. CARMONA FERNÁNDEZ (Eds.), Murcia, 2004, pp. 128-141.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS DE 1796: LOS GODOS EN LA ... 349
XV incitaba y exigía crearse gloriososos ascendientes, cimas de prestigio político
y cultura humanística.” 3 La ascensión política de España irá acompañada de una
eflorescencia histórica creada para servir a determinado proyecto ideológico. Así
esta España es saludada por Margarit, Nebrija y otros como una restauración
hispano-romano-visigoda.
Sin embargo esta concepción mesiánica de la historia de España fue prontamente
adoptada y reformulada por los humanistas de España y Portugal en el
tránsito del XV al XVI. Colocan en segundo plano el mito gótico y usaron los
estudios filológicos, para reforzar el mito de los prisci hispani: en palabras de A.
Asensio: “...los españoles que encontró Hércules a su llegada a la Península, los
que, más tarde, resistieron a Roma, los que echaron a los moros...” 4
En 1498 Annio de Viterbo halagando a los nuevos dominadores situaba la
fundación de la monarquía española 600 años antes de la fundación de Troya. Lo
mismo: Marineo Sículo, otro humanista italiano; los castellanos Rodrigo Sánchez
de Arévalo o Antonio de Nebrija; el catalán Joan Margarit...Todos ellos cantaban
las hazañas de los guerreros que después de conquistar Granada, ahora triunfaban
en Italia como continuadores de aquella raza de héroes que se habían iniciado con
Hércules y Tubal, que habían resistido a Roma y más tarde se habían rebelado
contra los musulmanes, se trataba de los “prisci hispani”. A la vez el mismo Nebrija
publicaba la primera gramática castellana y extraordinariamente sensible al desdén
que mostraban los eruditos italianos por las tradiciones culturales de España, en su
prólogo establecía el famoso paralelismo entre la expansión del dominio político
y la del idioma (“siempre la lengua fue compañera del Imperio”).
Entre mediados del XVI y del XVII se desarrolló en la península una etapa
de intensa creatividad cultural, sobre todo terrenos literarios y pictóricos: Siglo de
Oro. Fue surgiendo un género literario bajo el rótulo de Historia de España. El
iniciador, Florián de Ocampo con el que en palabras de Robert Tate “la historia
mitológica de España ... alcanzó su punto culminante” 5 .
Así en estas historias ya se define a los españoles como una entidad, con
una personalidad histórica milenaria con un origen preciso y concreto en Tubal.
Lo que se defiende es que hay un origen prístino de los españoles y su continuidad
esencial a lo largo del tiempo, sin que los invasores consigan cambiarlo
sustancialmente.
Este esquema lo siguieron, ya con Felipe II, Esteban de Garibay y Ambrosio
de Morales. Este último reivindicaba asimismo esta interpretación esencialista e
3 A. CASTRO, La realidad histórica de España, México, 1954, p. 115.
4 A. ASENSIO, “La lengua compañera del Imperio”, RFE, 43, 1960, pp. 399-413.
5 R. B. TATE, Ensayos sobre la historia peninsular del siglo XV, Madrid, 1970, p. 68.

350 RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Y MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
invasionista que le llevó de forma natural a la idea de la culminación de la historia
de España con la unidad de los Reyes Católicos. Los romanos aparecían como
invasores, pero con matices.
Pero ninguno rivalizó en importancia con el jesuita Juan de Mariana, quien
en 1592 inició la publicación de su Historia de rebus Hispaniae, traducida al
castellano a partir de 1601 como Historia general de España. Aunque abandonó
numerosas creaciones mitológicas mantuvo otras, entre ellas que Tubal fue el
primer hombre que vino a España y el creador de la gente española y de su
valeroso imperio. Así convertía a los españoles en uno de los linajes creadores
del mundo. Más que el romano, por el que tanta reverencia, y a la vez rivalidad,
sentían Mariana y todos los intelectuales educados en Italia pero que estaban
comprometidos a su vez con la tarea de la construcción del sentimiento patriótico.
La toma de partido por los visigodos y sus reyes es también evidente y se
manifiesta sin ambigüedad cuando se produce su conversión al catolicismo con
Recaredo. Su obra fue reeditada en múltiples ocasiones a lo largo de los siglos
siguientes y complementada con los correspondientes apéndices y se convirtió
en la referencia fundamental para la historia patria durante 250 años. Su huella
se extendió a lo largo de la dinastía de los Austrias y así Hércules se convirtió
en el fundador de la Monarquía española. Su escultura complementaba a las
de los llamados emperadores romanos llamados “españoles” que se hallaban en
el “jardín de los emperadores” del alcázar de los Austrias, situado sobre el río
Manzanares.
2. LA NUEVA SITUACIÓN A PARTIR DEL “SIGLO ILUSTRADO”: LA
ACADEMIA DE LA HISTORIA
Así se planteaba a grandes rasgos la identidad nacional hasta que llegamos
al siglo XVIII. Con este siglo llegó una nueva dinastía, la borbónica, y con ellos
se introdujeron pocos cambios, aunque sustanciales, en los planteamientos. Y aquí
jugó un papel fundamental la Academia de la Historia.
La vida cultural del siglo XVIII estuvo caracterizada por una serie de instituciones
que le dieron un perfil muy particular y definieron en múltiples aspectos
los rasgos esenciales de la época. Todas ellas podría decirse que coinciden con la
tendencia de “cultura dirigida”: una minoría se considera poseedora de una ilustración
superior y trata desde la plataforma en que se instala –academia, tertulia,
periódico o sociedad–, de regir o encauzar las corrientes de opinión. Así pues
dentro de la corriente cultural de la Ilustración europea del siglo XVIII, surgieron
las Academias como centros de investigación y progreso.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS DE 1796: LOS GODOS EN LA ... 351
La fundación de la Real Academia de la Historia se entronca con la tertulia
literaria de D. Julián Hermosilla, abogado de los Reales Consejos. Tempranamente
algunas de las personas que formaban parte de estas reuniones de eruditos desearon
abandonar el carácter privado de las mismas y buscaron un lugar público para
tales reuniones. Tras obtener los permisos correspondientes, se celebró la primera
sesión en la Biblioteca Real el 14 de mayo de 1736. Su consolidación definitiva
como tal Real Academia de la Historia se produce por Real Orden de Felipe V
de 18 de abril de 1738, elaborando la Junta fundacional los Estatutos por los que
habría de regirse la nueva corporación. El mencionado monarca dictó tres decretos
en 1744 para consolidar la situación de la Academia, fijó la asignación económica
anual que recibiría para su manutención y le concedió a la institución los oficios
de Cronista general y de Cronista de Indias 6 .
Desde 1738 la Real Academia de la Historia persiguió un objetivo principal:
“purificar y limpiar la Historia de España de las fábulas que la deslucen e ilustrarla
de las noticias que parezcan más provechosas”. Aún en este tiempo yacían
nuestras antigüedades en la más nefasta influencia de las más peregrinas fábulas.
6 V. BARRANTES, Bosquejo histórico de la Real Academia de la Historia y noticia de sus
publicaciones, Discurso leído ante la Academia de la Historia en su pública instalación en la Casa
del Nuevo Rezado, Madrid, 1874; A. de ALTOLAGUIRRE, “Título de cronista general de Indias a
favor de la Real Academia de la Historia”, BRAH, Madrid, 1920, T. XXVII, cuad. V, pp. 449-452;
V. CASTAÑEDA Y ALCOVER, “La Real Academia de la Historia”, BRAH, Madrid, 1930, T. XCVI
, pp. 525-544. Índices del BRAH: tomos I al CXV (1877-1944), Madrid, 1945-1947. Suplemento a
los índices anteriores: tomos CXVI al CXXXVII (1945-1955), Madrid, 1956; P. ZABALA LERA,
El fundador y la fundación de nuestra Real Academia de la Historia, discurso pronunciado en la
sesión conmemorativa de centenario del rey don Felipe V celebrada por el Instituto de España,
Publicaciones del Instituto de España, Madrid, 1947; M. FALCAO ESPALTER, “La Real Academia
de la Historia. Bosquejo de su carácter y labor”, BRAH, Madrid, 1919, T. LXXIV, pp. 169-175; J.
LÓPEZ DE AYALA ALVÁREZ DE TOLEDO Y DEL HIERRO, Conde de Cedillo, “Las grandes
colecciones publicadas por la Real Academia de la Historia”, BRAH, Madrid, 1928, T. XCII, pp.
334-401; M. LÓPEZ OTERO, “La casa de la Academia de la Historia. El Nuevo Rezado”, BRAH,
Madrid, T. C, 1932, pp. 780-800; INSTITUTO DE ESPAÑA Y REALES ACADEMIAS, Bibliografía
general, Madrid, Instituto de España, 1985, pp. 64-148; A., VARGAS ZUÑIGA Y MONTERO DE
ESPINOSA, Marqués de Siete Iglesias, Real Academia de la Historia. Catálogo de sus individuos:
noticias sacadas de su archivo, Madrid, Real Academia de la Historia, 1981; P R. CONTRERAS
MIGUEL, “Archivo y Biblioteca de la Real Academia de la Historia”, BRAH, Madrid, 1982, T.
CLXXIX, pp. 365-381; F. AGUILAR PIÑAL, “Las Academias del siglo XVIII como centros de
investigación”, I Borbone de Napoli e i Borbone di Spagna. Un bilancio storiografico. Convegno
Internazionale organizzato dal Centro di Studi italo-spagnoli. Napoli: Universitá degli Studi di Napoli
[Guida Editori], 1985, pp. 391-404; A. RUMEU DE ARMAS, “Real Academia de la Historia”,
Las Reales Academias del Instituto de España, Madrid, Alianza Editorial, 1992, pp. 105-169; M.
ALMAGRO-GORBEA, (ed.), El Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia,
Madrid, 1999; E. VELASCO MORENO, La Real Academia de la Historia en el siglo XVIII. Una
Institución de sociabilidad, Madrid, 2000.

352 RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Y MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
Por eso la Real Academia de la Historia puso mucho empeño desde el comienzo
de sus actividades en recoger noticias de primera mano de nuestras antigüedades
e intentar además que se adoptasen las medidas necesarias por la corona para su
protección y conservación.
Los primeros pasos de la Academia fueron bastantes inciertos, porque sus
miembros no tenían una idea clara de las tareas que se proponían llevar a cabo 7 .
Al principio decidieron llamarse “Academia Universal de la Historia”, pero pronto
convinieron en limitar su campo de acción a la sola historia de su país -tarea ya de
por sí bastante ardua- y cambiaron su nombre por el de “Academia Española de la
Historia”. Al relatar su fundación dice Sempere y Guarinos que aquellos literatos
e investigadores “se habían propuesto por objeto de sus estudios el expurgar la
Historia de nuestra Nación con las fábulas con que la habían manchado, por una
parte la credulidad, y por otra la malicia de ciertos impostores” 8 .
Como decimos la historia se había ido convirtiendo en el tema principal y
fundamental de las discusiones académicas y como primera empresa se propusieron
la redacción de unos Anales de cuyo índice se formaría un “Diccionario histórico-crítico
universal de España”, de acuerdo con un plan previamente concebido
por Agustín de Montiano 9 . En 1738 Felipe V aprobó oficialmente la constitución
del nuevo instituto, elevándolo al honor de Academia Real y concediendo a sus
miembros las prerrogativas y exenciones y privilegios que tenían los “criados” de la
Casa Real. Su primer director fue don Agustín de Montiano y Luyando, secretario
del rey que había presentado a éste el Memorial para solicitar su aprobación.
Como plan de trabajo los académicos establecieron distintos campos de investigación,
que se distribuyeron según sus especiales aficiones: de la Historia en
general y sus utilidades; Geografía antigua; Geografía moderna; Historia Natural;
primeros pobladores; lengua primitiva; religión y costumbres; cronología; genealogía;
medallas, inscripciones, privilegios y demás monumentos de la Historia.
La proyectada edición de los Anales y del Diccionario se acreditó enseguida
como una tarea muy difícil, pues exigía el estudio previo de los escritores de la
Antigüedad y de las fuentes medievales; para la historia moderna, a su vez, era
urgente explorar los principales archivos del reino y sacar a la luz los instrumen-
7 Sobre los orígenes de la Real Academia de la Historia véase M.T. NAVA RODRÍGUEZ,
“La Real Academia de la Historia como modelo de unión formal entre el Estado y la cultura (1735-
1792)”, Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, nº 8, 1987, pp. 127-155, especialmente
pp. 131 y ss.
8 J. SEMPERE Y GUARINOS, Ensayo de una biblioteca española de los mejores escritores
del reynado de Carlos III, Vol. I, Madrid 1785, pág. 63.
9 Idea del Diccionario Crítico-Histórico español, escrita por Agustín de Montiano, 1735,
ARAH, 11/8035, ff. 1r-1v.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS DE 1796: LOS GODOS EN LA ... 353
tos más necesarios para aquel objeto. Como la Academia carecía de posibilidades
para tal empresa el rey, a petición de su director comisionó a varios sabios y les
concedió su protección y auxilio económico. El padre Ándrés Marcos Burrie, don
Francisco Pérez Bayer y don Luis José Velázquez, con la ayuda de varios colaboradores
emprendieron la exploración de diversos archivos y como fruto de sus viajes
ofrecieron a la Academia su primera gran colección: más de 13500 documentos
originales para la historia de España, 7000 diplomas, más de 4000 inscripciones,
2000 medallas y 62 monumentos de pintura, escultura y arquitectura.
En 1752 publicó la Academia el “Ensayo sobre los Alfabetos de las letras
desconocidas, que se encuentran en las más antiguas Medallas y Monumentos
de España”, que por encargo suyo había escrito Velázquez. En 1755, por consejo
de su director Campomanes, emprendió la Academia la confección de un “índice
diplomático” que había de componer tratados de paz, alianza, tregua y neutralidad,
declaraciones de guerra, casamientos, capitulaciones y testamentos, y todo
instrumento notable referente a Cortes, Concilios, fueros de ciudades, estatutos
de ordenes militares 10 , etc.
La Academia de la Historia comenzó enseguida a formar su propia biblioteca
cuya fundación oficial data de 1751. Se inició con fondos muy modestos, ya que
en 1767 todavía no excedían de mil catorce volúmenes: novecientos cuarenta y
seis impresos y sesenta y ocho manuscritos; pero su acrecentamiento fue constante,
hasta llegar a poseer, con fondos de distintas procedencias, una riqueza documental
de primer orden. También reunió la Academia un Gabinete de Antigüedades, al
cual regaló Felipe V un importante monetario, acrecentado por otras donaciones
particulares. La Academia fue publicando sucesivamente ediciones de textos fundamentales
para la historia de España, como las Siete Partidas y las Colecciones
de las Cortes de varios de los antiguos reinos, si bien muchas de estas publicaciones
corresponden ya, en parte, o en su totalidad al siglo XIX 11 . Mención especial
requiere la España Sagrada del padre Flórez.
Desde los mismos comienzos tuvo la Academia el deseo de dar al público
periódico conocimiento de sus tareas mediante una revista, que recogiera artículos
de corta extensión y noticias de actualidad. A este fin obedecieron los Fastos,
que sólo duraron tres años y se extinguieron en 1741. El propósito de editar una
revista periódica de la institución no tuvo realidad hasta la fundación del Boletín
de la Real Academia de la Historia, en 1877. También desde el principio resol-
10 M. MORENO ALONSO, Historiografía romántica española. Introducción al estudio de la
Historia en el siglo XIX, Sevilla, 1979, p. 300.
11 Véase CONDE DE CEDILLO: “Las grandes colecciones publicadas por la Real Academia
de la Historia”, Boletín de la Real Academia de la Historia XCII, 1928, pp. 334-401.

354 RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Y MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
vieron los académicos, para estudiar determinados puntos controvertidos, redactar
disertaciones históricas, que se leían en las sesiones de la Academia y que acordaron
luego reunir en una colección impresa que se tituló Memorias de la Real
Academia de la Historia. Estos volúmenes han ido apareciendo sin plazo fijo, a
veces con largos intervalos. Al siglo XVIII corresponden tan sólo los tres primeros
volúmenes, publicados en 1796, los dos primeros, de los cuáles nos interesa uno,
y en 1799 el tercero.
La Academia de la Historia conoció en el siglo XVIII seis directores: después
de Montiano lo fueron el conde de Torrepalma, Campomanes, el duque de
Almodóvar, Llaguno y Amírola, que renunció a los pocos días, y don Vicente
María de Vera Ladrón de Guevara, duque de la Roca.
Con la llegada de los Borbones evidentemente hubo cambios. Con su advenimiento
el nombre de monarquía española se impuso por entonces sobre el de
hispánica y ya se empezó a hablar del reino de España 12 . La nueva mentalidad
centralizadora no sólo fue concebida desde un punto de vista administrativo, sino
también se implicó en una nueva concepción de la cultura basada en la homogeneidad.
Se favoreció desde la Corte toda una cultura que comenzó a ser considerada
–aunque oficialmente no llegó a ser bautizada– la oficial del Estado. Uno de los
principales incentivos consistió en la creación de las Reales Academias, y “reales”
no porque fueran fundadas por el poder regio sino porque el rey aceptó patrocinarlas.
Entre ellas destacó la de la Historia como otro intento de afirmación de
independencia: se trataba de delimitar “lo español” y convertir al sujeto nacional
en protagonista del pasado 13 . Y esta fue la función que le fue asignada a la Real
Academia de la Historia.
Fue la Academia una institución indiscutiblemente moderna para su época,
se inspiró, además, en las nuevas perspectivas históricas nacidas de la revolución
intelectual del siglo anterior. Realizó también una tarea de depuración de los innumerables
elementos mitológicos todavía presentes en la Historia del padre Mariana
y el resto de historiadores de los siglos XVI y XVII. Sus miembros eran, sin lugar
a dudas, los mejores historiadores españoles del siglo XVIII
12 Aunque de forma oficial no se empezó a utilizar, curiosamente, hasta José Bonaparte. Véase
J. ALVÁREZ JUNCO, Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, Madrid, 2001, pp. 78
y ss.
13 J. ALVÁREZ JUNCO, Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, Madrid, 2001,
p. 79.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS DE 1796: LOS GODOS EN LA ... 355
3. LAS MEMORIAS DE 1796. SU RELACIÓN CON LOS TEMAS DEL
TEATRO. SU FUNCIÓN COMO ELEMENTOS RENOVADORES DEL
“NACIONALISMO ESPAÑOL
Como hemos visto más arriba en el año 1796 se empiezan a publicar las Memorias
de la Academia, obras sin periodicidad programada, y que en sus primeros
trabajos siguieron la tónica emanada de la corte borbónica ante la necesidad de
“delimitar lo español” 14 . Y la Academia intentó cumplir su parte con la publicación
de las Memorias de 1796. Precisamente con el objetivo de establecer el canon
histórico nacional patrocinó trabajos sobre la época goda o sobre los orígenes del
castellano; ambos temas precisamente reforzaban el eje centralista castellano y el
mito gótico (o mitología goticista, como lo llama Álvarez Junco 15 ) como bases
de la identidad española nacida en los siglos medievales. La cultura homogénea
y oficialista potenciada desde la Real Academia de la Historia, entre otras, quería
ser la representación de la entidad colectiva de “España”, una nación cuya realidad
justificaba la existencia del Estado.
Precisamente los dictámenes elaborados a partir de la redacción de estas memorias
y destinados por ejemplo a dilucidar “cuál de los reyes godos fue y debe
contarse primero de los de su nación en España”, va mucho más allá de su mera
importancia simbólica y como se ha dicho va a servir incluso para decidir qué
estatuas deberán ser colocadas en el nuevo palacio real en la Plaza de Oriente que
la dinastía borbónica construyó a partir de 1740 tras el incendio del viejo alcázar
de los Austrias en el que se adoptó un programa escultórico que exaltaba las virtudes
de la familia real con añadidos de personajes de la historia sagrada y de la
Antigüedad Clásica, entre otros. Los grandes personajes de la Historia de España
que serían representados son: Aníbal, Escipión, Pompeyo, Trajano, Teodosio, El
Cid, Gonzalo de Córdoba, Cisneros, Colón, Cortés y Alejandro Farnesio. Podría
pensarse que coronar el edificio con las estatuas de “todos los reyes españoles”,
como se había previsto en un principio, podría suponer solamente un problema
técnico o económico, sin embargo va mucho más allá, tal situación implicaba
decisiones conceptuales: en primer lugar había que definir qué era un “rey español”,
es decir, delimitar el concepto en el tiempo y en el espacio y en definitiva
era lo que trataba de dilucidar la Real Academia con sus Memorias. Muchas de
las figura míticas fueron eliminadas: Tubal, Hércules, etc., otros fueron incluidos:
Pelayo, pero no como el primer rey. La “docta” institución dictaminó que el “pri-
14 Ibidem, pp. 80-81.
15 Ibidem, p. 80.

356 RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Y MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
mer monarca español” habría sido Ataúlfo, del que Pelayo no sería más que un
continuador. Don Pelayo fue incluido, aunque no fue considerado el primero. Y
de este modo Ataúlfo fue representado en una escultura que inicia el conjunto de
monarcas españoles homenajeados en la plaza de Oriente de Madrid 16 .
Por tanto, los primeros “reyes españoles” eran los godos y después de ellos,
los de Asturias de los que no se discutía su legitimidad recibida de los visigodos
y en ningún caso se incluía a los musulmanes, “invasores extranjeros”, puesto que
a partir de los reyes de Asturias la legitimación del cuerpo social y de la unidad
política se basaba en la lucha antimusulmana, interpretada como la recuperación
de la monarquía goda.
Este apartado se podría poner en relación con lo que podríamos denominar
“el papel de los godos en la literatura española del siglo XVIII” y concretamente
en el campo de la tragedia neoclásica. Este género buscó siempre sus temas en
la propia historia. Un estudioso francés ha subrayado esta condición estudiando
precisamente un tema que nos toca muy de cerca: la resistencia asturiana 17 .
En la primera mitad del siglo la influencia francesa, con temas de adaptaciones
francesas, asuntos clásicos e incluso orientales, es clara; pero a partir de una
tragedia, escrita precisamente por el primer presidente de la Real Academia de
la Historia, don Agustín de Montiano y Luyando, y con un título muy sugestivo:
Ataúlfo, con la que se inicia una nueva dirección en palabras de Boussagol 18 . Es
en 1753 cuando Montiano publica su Ataúlfo, que llevaba a escena el conflicto
entre el primer rey godo de España (en opinión del propio Montiano), partidario
de una forma de gobierno que no deja de recordar el absolutismo borbónico y la
ambición de una aristocracia que finalmente consigue dar muerte al rey 19 . Esta
16 J. ALVÁREZ JUNCO, Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, Madrid, 2001,
p. 81.
17 D.H. PAGEAUX, “Le thème de la résistance asturienne dans la tragédie néo-classique
espagnole”, Mélanges à la mémoire de Jean Sarrailh, II, París 1966, pp. 235-242.
18 G. BOUSSAGOL: Montiano et son Ataúlfo”, Bulletin Hispanique, LXIV, bis, 1962, pp.
235-242.
19 J.J. BERBEL RODRÍGUEZ, “La tragedia Ataúlfo de Montiano y el concordato de 1753”,
Revista de Literatura, tomo LXIII, nº 125, 2001, pp. 115-128. G. BOUSSAGNOL, “Montiano
et son Athaulfo”, Bulletin Hispanique, LXIV, 1962, pp. 336-346. R. FERNÁNDEZ CABEZÓN,
“Ataúlfo visto por dos trágicos D. Agustín de Montiano y el Duque de Rivas”, Castilla, nº
8, 1984, pp. 95-100. D.L. SHAW, “Montiano’s Athaulpho”, Bulletin of Hispanic Studies, 68,
1991, pp. 153-162. “Ataúlfo: Rivas’ first drama”, Hispanic Review, 56, 1988, pp. 231-242.
LAURENCÍN, Marqués de, Don Agustín de Montiano y Luyando, primer director de la Real
Academia de la Historia. Noticias y Documentos, Madrid, Revista de Archivos, Bibliotecas y
Museos, 1926.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS DE 1796: LOS GODOS EN LA ... 357
afirmación de temas se continúa con la Hormesinda de Moratín el Viejo, este
personaje femenino sería una supuesta hermana de Pelayo 20 .
René Andioc ha estudiado la significación de estos nuevos personajes trágicos
españoles 21 . Éstos, en realidad, componen una galería de personajes, héroes
nacionales, que son enaltecidos por el ejemplo que ofrecen de energía y patriotismo.
La nueva galería de personajes 22 está compuesta, entre otros, por Pelayo
(también llamado Munuza); Aluro, el numantino; Guzmán el Bueno; Ataúlfo, el
primer rey godo, etc.
Todos los héroes que simbolizaban España “tal como ésta debía ser” los
encontramos en las tragedias que por estímulo del conde de Aranda escribieron los
dramaturgos de esta época; semejante floración de tragedias clásicas, dedicadas a
héroes nacionales, está relacionada estrechamente con los esfuerzos del gobierno
de Carlos III por regenerar el país.
Menéndez Pidal, según nos recuerda Andioc 23 , señaló al estudiar El rey Rodrigo
en la literatura, que el tema de la pérdida de España, contenido sobre todo en
la leyenda de don Rodrigo y de la Cava, es sustituido a partir del siglo XVIII, por
el tema de la restauración, según convenía al concepto de una nación renaciente
por el impulso de los ilustrados y a una imagen del absolutismo y dignidad del
rey con la cual no era compatible la del último rey godo, responsable de la pérdida
de España. Ésta era, en efecto, poco compatible con la idea de monarca que
trataba de acreditar el absolutismo borbónico. Citemos como ejemplo que la obra
La pérdida de España, de Eusebio de Vela fue representada por primera vez en
Murcia en 1768 y dos años más tarde fue prohibida por el vicario eclesiástico de
Madrid “...por indecorosa al rey (...) pues aunque se hallan en algunos libros y
en la Historia noticias de esta pérdida, no es justo renovarlas en el theatro” 24 .
Las Memorias de la Real Academia de la Historia de 1796 recogen dos temas
de tres eruditos del siglo XVIII y que giran en torno a los godos. Estos dos temas
son, en primer lugar, el origen y patria primitiva de los godos y, en segundo lugar,
establecer quién fue el primer rey godo de España.
20 Nicolás de Moratín consiguió “actualizar” en su obra la leyenda de Rodrigo presentando la
invasión de la península como consecuencia de una infracción al principio de responsabilidad regia.
Cfr. R. ANDIOC, Teatro y sociedad en el Madrid del siglo XVIII, Fundación Juan March-Castalia,
Valencia, 1976, p. 388
21 Véase R. ANDIOC, Teatro y sociedad en el Madrid del siglo XVIII, Fundación Juan March-
Castalia, Valencia, 1976, pp. 384 y ss.
22 La tragedia española neoclásica trata de encumbrar a sus personajes asimilándolos a los
héroes de la Antigüedad: el “feroz Pelayo” es, para Nicolás F. de Moratín, el Eneas español; Guzmán
es un segundo Bruto, etc.
23 R. ANDIOC, Teatro y sociedad..., op. cit., p. 386.
24 Ibídem, p. 386.

358 RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Y MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
El primer discurso corresponde a Ignacio de Luzán, quizás el menos historiador
de los tres autores. Su título es Disertación sobre el origen y patria primitiva
de los Godos 25 . El segundo discurso, del mismo tema, corresponde a don Martín
de Ulloa y le titula Investigaciones sobre el origen y patria de los godos 26 .
Para Luzán los más importante es que “...desde éste (Ataúlfo) sin interrupción
se siguieron los reyes godos en España, cuya Monarquía, reducida a cortos
límites, restauró don Pelayo, príncipe de la misma sangre 27 .”
Para Ulloa el hecho de que su disertación sea tan amplia debe ser excusado
y pide “se supla esta prolixidad por ser hija del deseo de conocer el origen de
unas gentes que fundaron nuestra monarquía 28 ”.
Las tres restantes disertaciones están referidas a quien fue el primer rey
godo en España. De los tres autores sólo hay uno nuevo, Francisco Manuel de la
Huerta 29 , conocido por su “simpatía” hacia los falsos cronicones y las polémicas
con Mayáns a raíz de la publicación de su Historia de la España Primitiva; los
otros dos autores son Luzán y Ulloa que vuelven a tener puntos de vista diferentes
sobre el tema que tratan.
La disertación de Francisco Manuel de la Huerta trata “Sobre qual de los
Reyes Godos fue y debe contarse primero de los de su nación en España”. En su
trabajo sigue a Idacio, Orosio y Olimpiodoro y llega a la conclusión de que “el
dicho de estos autores sirve también para deducir que Ataúlfo no debe contarse
entre los monarcas de España”. Huertas nos expone su postura:
“...habiendo sido la entrada de Ataúlfo en España por el motivo y en
los términos que quedan insinuados, de venir fugitivo de las armas de
Constancio y oprimido de la necesidad y de la hambre, buscando el modo
de seguir alimentando a sus tropas, estando en declarada guerra con el
romano imperio a quien pertenecían entonces las Españas, y habiendo
sobrevenido su muerte à tan corto espacio de tiempo de su llegada á Barcelona;
no parece hay bastante fundamento para contarle por monarca de
ellas, como lo han hecho nuestros historiadores sin la precisa atención a
estas tan notables circunstancias” 30 .
25 Memorias de la Real Academia de la Historia, Tomo I, Madrid, 99-140.
26 Memorias...op. cit., pp. 99-140.
27 Op. cit., p. 106.
28 Op. cit., p. 142.
29 F. M. DE LA HUERTA, “Sobre qual de los Reyes Godos fue y debe contarse primero de
los de su nación en España”, Memorias, op. cit., pp. 225-242.
30 Op. cit.., p. 230.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS DE 1796: LOS GODOS EN LA ... 359
Siguiendo a Olimpiodoro y a Orosio ve dos intenciones contrarias de Ataúlfo;
por una parte, la lucha constante con Roma hasta casarse con Gala Placidia
y, en segundo lugar, la paz con el Imperio Romano aun sin conseguir la amistad
del emperador. Así en esta situación, Huerta se pregunta: “¿Cómo se podrá entender
que la entrada de Ataúlfo en las Españas fuese con ánimo de fundar allí
su monarquía, ni de fizar en ella su asiento y el de su nación, desmembrando
del Imperio una tan ilustre porción de él, quando todos sus actos, según hemos
notado, se dirigían a excusar motivos de rompimiento, y quando esta precisa
atención fue el principal impulsivo de su retirada a España? ¿ Ni cómo será
fácil de conciliar, que quien tanto anhelaba por el fin de reintegrar al imperio
lo que le tenían usurpado las naciones bárbaras invasoras de sus provincias,
empleándose con sus godos en tan generosa como plausible empresa, hubiese
de ser el mismo que las tomase para sí, quando debía considerar, que la contrariedad
de esta conducta, había de ser un poderoso obstáculo para el logro
de las paces y alianza con Honorio, que tanto le importaba proporcionar para
el complemento de sus ideas ? Es pues más verosímil que las de Ataúlfo en este
tránsito y retirada de las Galias, estuvieran reducidas a esperar por la vía de
la negociación algún cómodo establecimiento para sí y para los de su nación
goda, el qual hubiese de recibir esta de mano y por expreso consentimiento de
Honorio, como en premio y justa recompensa de la defensa del romano imperio
que pensaba tomar a su cargo...” 31 .
Desde este rey hasta Eurico ninguno se puede considerar rey de España por
diversas razones 32 . Pero Eurico “...seguramente fue monarca de los godos en España.”
Aunque realmente no se define, ya que duda entre Teodorico II, aduciendo la
autoridad de Morales y Eurico aduciendo la de Juan de Ferreras (no olvidemos que
tanto para Ferreras como para Masdeu el primer rey godo en España es Eurico 33 ).
Huerta no reconoce el testimonio de Jordanes referente a que Honorio había cedido
a Alarico en una paz, las Galias y España ya que a estos argumentos él le opone,
en primer lugar, que “el tener derecho a un reino no es bastante para haberse de
computar entre sus monarcas”, y en segundo lugar alega “la grandísima dificultad
de que sea cierta la paz que afirma Jordanes haber celebrado el emperador
31 Op. cit.., p. 233.
32 No considera a Sigerico ya que sólo reinó 7 días; a Walia tampoco lo considera rey ya que
según él no poseyó tierras de España (p. 237).
33 Véase nuestro trabajo: R. GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, “ Los Godos en la historiografía
del siglo XVIII. La función del mito gótico en la renovación del siglo : Juan Francisco de Masdeu
y el regalismo”, Littera scripta in honorem prof. Lope Pascual Martínez, Vol. 1, Murcia, 2002, pp.
455-476.

360 RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Y MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
Honorio con Alarico... Quatro veces, según acuerdan las historias, trató Alarico
de la paz con Honorio y en ninguna de ellas llegó al caso de efectuarse” 34 .
Comparte la misma opinión que Huerta, don Martín de Ulloa cuya disertación
titula “Sobre el principio de la Monarquía goda en España”; su disputa
se centra en torno a dos puntos: uno, saber cual de los reyes godos empieza
su dominación en España; dos, determinar si la paz, que menciona Jordanes,
entre Honorio y Alarico, por la cual le son cedidas a éste las Galias y España,
es o no cierta.
Ulloa llega a la conclusión de que Ataúlfo es el primer rey godo de España,
dando por válida la paz, aunque dice que cuando Ataúlfo entra en España no
está en paz con Honorio pero “es cosa común y que se ve freqüentemente en el
derecho de la guerra, que muchas veces introduciéndose en un país sin ánimo
à los principios de dominarlo, sobreviniendo después accidentes que hacen
durable la posesión viene a regularse esta como coincidente con la primera
ocupación: y fortaleciendo el primer derecho con la prescripción y los tratados,
queda más firme y de mayor solidez. Así pudo suceder en Ataúlfo, y mucho más
concurriendo para dar principio a su derecho, la tácita aprobación del imperio
en la permuta de unas provincias con otras que queda insinuada” 35 .
Para Ulloa la dificultad no está en aclarar los dos puntos a los que nos
hemos referido, sino que está en saber si sus sucesores conservaron algo de lo
que Ataúlfo adquirió en España “porque constatándose esto, no creo se ofrecerá
reparo en reconocerle por primer monarca de los godos en ella” 36 .
Y habiendo demostrado que los godos no abandonaron en ningún momento
lo adquirido por Ataúlfo concluye en que “no nos es lícito a nosotros seguir otro
partido que el de conservar en su pacífica posesión la sentencia que establece el
principio de la monarquía goda en España desde Ataúlfo” 37 .
Don Ignacio de Luzán es el autor del tercer discurso sobre este tema: “Disertación
en que se demuestra que Ataúlfo fue el primer rey godo de España y
se satisface a las objeciones de la opinión contraria”. A Luzán el hecho de que
Ataúlfo sea el primer rey de España le merece la siguiente opinión:
“Si algún suceso se lee en las historias que merezca tenerse por demostrado,
es uno a mi ver el de haber sido Ataúlfo el primero entre los reyes
34 Op. cit., pp. 241-242.
35 M. de ULLOA, “Disertación sobre el principio de la monarquía goda en España”, Memorias,
op. cit., pp. 265-344; vid. p. 302.
36 Op. cit., pp. 302.
37 Op. cit., pp. 344.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS DE 1796: LOS GODOS EN LA ... 361
godos que empezó la monarquía en España con dominio y principio cierto,
y desde el qual se debe contar la serie de nuestros reyes” 38 .
Conoce las opiniones contrarias del marqués de Mondéjar, de Juan de Ferreras
y, por supuesto, la de Francisco M. de la Huerta. Su método de trabajo será
el siguiente: “para proceder con distinción en las pruebas que intento dar de lo
que fue Ataúlfo, haré un resumen de la historia de este rey, comprobando con
los mismos autores que se citan por la opinión contraria (de la Huerta), y luego
satisfaré a los reparos que se ponen sacados de algunas leves conjeturas, o de
interpretaciones que a mi ver no son bastante legítimas ni fundadas” 39 .
Para Luzán está claro que Honorio hizo donación a Alarico y a sus godos de
las Galias y de España, como lo encuentra atestiguado en Jordanes y en la Historia
Miscela 40 , ya que después de violada la primera paz, Alarico vuelve a saquear
Roma, haciendo después su sucesor, Ataúlfo, casado con Placidia, la paz y pasa
a Francia, que había sido cedida, junto con España por Honorio, estableciendo su
sede en la Aquitania, Tolosa y Narbona y respecto a este hecho Luzán aduce que
“mucho menos se puede decir que porque puso su silla en la Aquitania, no se debe
ni puede contar entre los monarcas de España: que es como decir que Felipe II,
porque tenía su corte en Madrid, no se puede contar por rey de Portugal” 41 .
Lo que él sí encuentra en las fuentes, sobre todo Jordanes, es que tanto
Ataúlfo como Sigerico y Walia no fueron reyes de toda España, pero esto no es
lo que se disputa. Así afirma que según San Isidoro, Suintila, doscientos años
después de Walia, fue el primer rey godo de toda España. Entonces, según Luzán,
el derecho a toda España les provino desde Alarico, prosiguió en Ataúlfo por su
paz con Honorio y casamiento con Placidia y se continuó en Walia por la segunda
paz con Constantino 42 .
Por lo tanto, concluye Luzán que “de modo que por todas partes queda
refutada la opinión contraria, y demostrada con evidentes razones y testimonios
de autores coetáneos e inmediatos...se debe contar Ataúlfo por el primero de los
reyes godos de España, que tuvo legítimo derecho y empezó a poseer parte de
ella...” 43
38 I. DE LUZAN, “Disertación en que se demuestra que Ataúlfo fue el primer rey godo de
España, y se satisface a las objeciones de la opinión contraria”, Memorias, op. cit., pp. 243-264;
vid. p. 243.
39 Op. cit., p. 244.
40 Ibidem, p. 249.
41 Op. cit., p. 250.
42 Op. cit., p. 256.
43 Ibidem, p. 264.

362 RAFAEL GONZÁLEZ FERNÁNDEZ Y MIGUEL P. SANCHO GÓMEZ
En el siglo XVIII encontramos cambios sustanciales con respecto a siglos
anteriores en el tratamiento de los godos dentro de la configuración de la identidad
nacional 44 . Varios son los asuntos fundamentales relacionados con los godos y su
recuerdo en este siglo. Siglo que se ha definido como un siglo de renovación, de
restauración, de defensa de lo español, es un siglo, además, en donde las polémicas
están a la orden del día. Y concretamente los godos ocupan un lugar relevante
en la historiografía española del XVIII, y llegan a tener una preeminencia de la
que no habían gozado desde finales del XV e inicios del XVI. A este siglo al que
tantos nombres se le han dado, quizás el que más éxito haya tenido sea “Siglo de
las luces” o “Ilustración”, pero igualmente desde nuestra perspectiva de estudio
podría llamarse “siglo de la defensa del rey Witiza”. A partir de las publicaciones
de uno de los mejores investigadores que España ha tenido, Gregorio Mayáns, se
revisó la figura de este rey que llevará a otros autores, como Masdeu y Flórez, a
aceptar las teorías de don Gregorio. Aunque tradicionalmente se ha considerado
que la nueva visión, positiva en este caso, de este rey se debe, sobre todo, a la
aplicación del método histórico de Mayáns, hemos de ver aquí también la influencia
de la idea de la defensa de lo español, tan marcada durante estos años.
Decíamos antes siglo de polémicas, y es así porque nuestros godos o temas
relacionados con ellos forman parte de estas discusiones. Por ejemplo la defensa
de Witiza será admitida por una y rechazada por otros; también habrá opiniones
encontradas respecto a temas tan variados como el parentesco entre Recaredo y
San Leandro, la Hitación de Wamba, etc., que llenarán las páginas de los historiadores
más insignes del siglo. Otra de las posturas más originales de esta
centuria, en el sentido de que se remonta a los godos en un intento de defender
la integridad de la iglesia nacional española frente a la de Roma: es la llamada
postura regalista de Masdeu 45 . Que, por otra parte no es sino una nueva defensa
de lo español frente al exterior.
El XVIII significó renovación, restauración. Además aumenta la importancia
de este hecho el que el siglo sea inaugurado en España por una nueva dinastía,
que por lo demás se seguirá considerando descendiente y heredera de los reyes
44 R. GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, “El mito gótico como configurador de la nación española”,
J. M. GARCÍA CANO y D. F. CARMONA FERNÁNDEZ, (eds.), Europa y sus mitos, Murcia,
2004, pp. 128-141.
45 Historia Crítica de España y de la Cultura Española, obra compuesta en las dos lenguas
italiana y castellana por don Juan Francisco Masdeu, Madrid 1783-1805. Para el estudio de todos
estos problemas –sobre el regalismo de nuestros gobernantes, la corrupción de la Curia y su actitud
respecto a España, las relaciones económicas entre ambos poderes, etc.; véase el libro fundamental
del jesuíta Padre R. OLAECHEA, Las relaciones hispano-romanas en la segunda mitad del siglo
XVIII, 2 vols., Zaragoza, 1965.

LA REAL ACADEMIA DE HISTORIA Y LAS MEMORIAS DE 1796: LOS GODOS EN LA ... 363
godos: los borbones. Y es curioso que no sólo en la historiografía, sino también
en el drama neoclásico se produzca una coincidencia de temas específicamente
nacionales. Los mejores literatos ilustrados dedicarán varias de sus obras precisamente
a la exaltación de grandes hechos heróicos “españoles”. Y el género preferido
para esta finalidad , sin duda, por ser el de máximo impacto sobre la opinión
pública, fue el teatro. No menos de un centenar de obras dramáticas sobre temas
de historia de España se estrenaron en la segunda mitad de siglo, y con mucha
frecuencia firmados por los más renombrados autores del momento. La tragedia,
en palabras de Guillermo Carnero, “ se orientó hacia los temas de historia nacional[...]
desde l Numancia destruidad de Ignacio López de Ayala a Doña María
Pacheco, de Ignacio García Malo, pasando por el Ataúlfo de Montiano, Florinda,
de Rosa María Gálvez y otros temas medievales, como el Guzmán el Bueno, de
Nicolás Moratín, Don Sancho García de Cadalso o los Pelayos de Jovellanos y
Quintana” 46 . Y por concretar más desde el punto de vista cronológico, la mayor
parte de estas obras fueron representadas en el último tercio del siglo, por lo que
más que hablar del siglo XVIII, en su conjunto, habría que precisar y hablar de
la segunda parte del reinado de Carlos III y todo el de Carlos IV.
A una España vista bajo el prisma de la restauración le corresponden temas
nuevos, originales, personajes heroicos con una participación activa en la Historia,
a veces real, a veces imaginaria. Los nuevos personajes del teatro son Aluro, un
héroe numantino, Guzmán el Bueno, pero los que más nos interesan ahora son
Pelayo, el cual protagoniza una serie de dramas o el rey Ataúlfo, personaje protagonista,
como ya hemos visto, de un drama escrito en 1753 por Agustín Montiano.
Esto último nos interesa doblemente, en primer lugar por la importancia que toma
en este siglo Ataúlfo considerado por algunos como el primer rey de los visigodos
en España, y en segundo lugar, y esto es un hecho de importancia capital,
porque el autor del drama no es otro que el primer director de la Real Academia
de la Historia, que funcionará bajo los auspicios reales y es muy sintomático que
los temas publicados por la Academia en las Memorias de 1796 (antecedente del
Boletín de la Real Academia de la Historia) dediquen gran parte de sus páginas a
tratar la figura de Ataúlfo y los orígenes de los godos. Así es posible considerar
que, en cierto modo, este tratamiento preferencial a los godos y, en concreto, a
Ataúlfo estuviese bastante bien visto por los ideólogos de la dinastía borbónica.
46 G. CARNERO, “Introducción”, G. CARNERO (coord.), Historia de la Literatura española.
Siglo XVIII, Madrid, 1995, Tomo I, p. XLVII.

PARÍS: ENCRUCIJADA DE HISTORIA Y CULTURA A TRAVÉS
DE CALLES Y PLAZAS
MARÍA TERESA MUÑOZ ZIELINSKI
Universidad de Murcia
De todos es sabido que la historia de la ciudad de París comienza en la Île
de la Cité donde un grupo galo de marineros y pescadores llamados los Parisi
establecen su capital ocupando un lugar pantanoso entre Chantilly y Fontainebleau
bautizándola con el nombre de Lucoticia.
Durante la ocupación romana la ciudad se fue extendiendo hacia la colina
de Sainte Geneviève en la margen izquierda del Sena debido a que la margen
derecha resultaba en aquel momento de todo punto inhabitable debido a su terreno
pantanoso arriba indicado.
Bajo Felipe Augusto se construirá una muralla rodeando la ciudad como defensa
para sus habitantes de futuras invasiones y englobando en su interior la mayor
parte de la misma albergando en su interior sus primeros barrios y varias puertas
de acceso se construyeron posteriormente como la Porte de Saint Martin,Temple,
Saint Antoine ,etc.
El primer adoquinado de la ciudad también se llevó a cabo en esa misma
época para evitar el olor pestilente producido por el barro sucio y por los continuos
excrementos de los animales a su paso por calles cenagosas y tan estrechas
que hasta la llegada al trono de Luís XIV no permitirían su acceso a carruajes y
cuyo trazado se llevará a cabo en la época de Luís XV.
Las calles de S.Jacques, S.Martin, S.Honoré y Saint Antoine formaron lo
que se denominó “la encrucijada de Paris” junto con el Petit Pont y el Pont-au-
Change pero sólo fue a partir de 1729 cuando sus nombres empezaron a figurar
grabados en la fachada desde la primera y la última de las casas de dichas calles
365

366 MARÍA TERESA MUÑOZ ZIELINSKI
añadiéndosele en la inscripción el número de distrito al que pertenecían. Hoy en
día aún se pueden ver estas inscripciones de manera más particular en las calles
del barrio del Marais, barrio parisino por el que todavía se percibe el ambiente
de épocas pasadas.
Estos nombres estaban ligados bien a algún personaje conocido, a algún
monumento o edificio de importancia (rue Saint Germain –l’Auxerrois, rue du
Temple etc.,) o bien a un conjunto de oficios (rue de la Ferronerie, rue de la
Verrerie etc.).
En cuanto al alumbrado de calles y plazas de París hay que señalar que durante
el reinado de Philippe le Bel sólo existían tres iluminaciones en la ciudad:
una bajo la bóveda del Grand Châtelet, otra en la torre de Nesle y la última en el
Cementerio de los Inocentes. Diferentes decretos promulgados bajo los reinados
de Luís XII, François I y Henri II exigían la colocación de lámparas en cada una
de las ventanas de cada casa.
Estos decretos quedaron sin efecto de tal manera que, a merced de la oscuridad
reinante en las calles, los asesinatos y atracos proliferaron en la ciudad.
En 1662 el Abad Caraffe ideó un alumbrado “manual” cuyos “porteadores”
se encontraban en ciertas calles de la ciudad y que acompañaban a los viandantes
con la ayuda de cirios que iban marcados en 10 partes, hasta la misma puerta
de la casa, previo pago del consumo de cera utilizada.Más adelante los cirios se
sustituyeron por linternas cobrando entonces 3 maravedíes por cuarto de hora de
iluminación.
La evolución del alumbrado de la ciudad pasó por tres fases y a partir de
1769 las farolas fueron colocadas las calles a 5 metros de altura guardando 60
metros de distancia entre ambas.
En 1791 Lebon inventará el gas para el alumbrado pero no será hasta 1829
cuando París podrá ver en sus calles las farolas a gas para el disfrute y seguridad
de sus habitantes.
A partir de la Île de la Cité con la Catedral de Nôtre Dame, la ciudad de
París diverge debido a las márgenes del Sena considerándose la margen derecha
la más emblemática en un principio aunque la margen izquierda con el tiempo
adquirirá su particular relevancia.
Alrededor de la catedral se agolpan pequeñas calles como la rue du Chat–qui-
Pèche junto a iglesia de Saint Severin que curiosamente es la calle más antigua
de París llamada así en alusión a una leyenda que se remonta al siglo XV y que
cuenta la historia del gato de un alquimista que tenia la facultad de atrapar con
sus patas los peces del Sena hasta después de haber muerto en manos de unos
estudiantes que veían en el animal al mismo diablo.

PARÍS: ENCRUCIJADA DE HISTORIA Y CULTURA A TRAVÉS DE CALLES Y PLAZAS 367
Entre la rue de la Mortellerie y la rue de la Truanderie se encontraba la
denominada “cour des miracles”, una corrala en la que la población más mísera
de la ciudad malvivía en contraste con el ambiente refinado que encontraremos
unos metros más adelante y que corresponde a la zona del Palacio de Justicia y
en su día Palacio del rey Luís X situado en el Boulevard du Palais.
No se puede pasar por delante de la plaza de la catedral sin que se nos venga a
la mente el recuerdo de Esmeralda y Quasimodo, personajes a los que Víctor Hugo
dio vida en su obra “Nôtre Dame de Paris”. Sin embargo bastantes años antes de la
publicación de esta obra la expansión del barrio de Nôtre Dame estará unida a la
enseñanza universitaria y sus calles y plazas adyacentes se convertirán en un continuo
ir y venir de estudiantes y profesores adquiriendo el barrio una personalidad
propia en la que escuelas públicas y privadas van a empezar su andadura mezcladas
con la enseñanza religiosa impartida todavía en latín vulgar por los monjes de la
Île de la Cité y de las abadías de la margen izquierda del Sena.
Es también el momento en el que en la enseñanza de centros privados junto
al Petit Pont en la rue du Fouarre va a comenzar a utilizar el francés antiguo para
las clases dando paso así a la posibilidad para los alumnos de conocer la literatura
cortés ò los fabliaux al igual que los cantares de gesta.
La plaza de Saint Michel marca el comienzo de un barrio de estudiantes y
ambiente cosmopolita en el que se entremezclan hoy en día diferentes culturas y
lenguas.En su comienzo fue lugar elegido igualmente por estudiantes y maestros
donde se entremezclaba el latín vulgar y el francés junto con lenguas empleadas
por estudiantes extranjeros que venían a estudiar a las abadías de Saint Germain
y Sainte-Geneviève.
Lo que le va a dar definitivamente su carácter intelectual al barrio de Saint
Michel será el asentamiento de las escuelas tránsfugas de la Cité en la rue des
Ecoles, deseosas de un cambio en el aprendizaje de lenguas nuevas dejando como
lengua paralela al latín vulgar.
Este movimiento dio paso en los comienzos del siglo XII al nacimiento de
la Universidad formado por el gremio de profesores de escuelas que quisieron dar
a sus enseñanzas un carácter de mayor nivel de conocimientos. En el barrio en
la calle Coupe Gueule que más adelante recibiría el nombre de la Sorbonne, un
maestro de teología llamado Robert de Sorbon poseía tres casas regaladas por el
rey .En una de ellas fundó en 1237 un colegio destinado a los pobres estudiante
de teología convirtiéndose este edificio en la primera facultad de teología aunque
en su sede se impartirían otras ciencias.
En la rue de l’Huchette en el número 14 un grabado un tanto enigmático:” A
l’Y”. Esta especie de jeroglífico grabado en piedra data de finales del siglo XVIII

368 MARÍA TERESA MUÑOZ ZIELINSKI
y era un anuncio de “lie-grègues” que servían de lazos para atar una especie de
bombachos al estilo giego.Hoy en día esta calle está absolutamente invadida de
pequeños restaurantes cuyos empleados se esfuerzan continuamente en invitar a
los viandantes a entrar a sus establecimientos donde se puede degustar excelentes
platos de la cocina griega
En la misma calle, en el numero 23 se encuentra todavía el Teatro de
l’Huchette, edificio antiquísimo en el que desde 1957 se representa La cantante
calva y La lección de Ionesco.
Durante el Renacimiento, la rue Saint-Jacques se convierte en cuartel general
de ediciones y publicaciones.En dicha calle se instalarán las impresoras en 1473
llegadas a París a petición del rector de la Universidad Guillaume Fichet.El primer
libro parisino se imprimirá en la Universidad de la Sorbona en 1470.
Muy cerca de esta calle nos encontramos con la rue Moufetard.Su nombre
procede de la palabra “mouffettes” que se aplicaba al olor putrefacto del Bievre
junto al olor que despedían las diversas industrias de los alrededores. Su aspecto
pintoresco le valdrá el apodo popular y afectuoso de “la Mouffe” entre los estudiantes
que frecuentaban las escuelas existentes en el barrio.
En 1530 François Ier fundará “Le Collège des trois langues”, el actual College
de France que se instalará en tiempos de Luís XII en el número 11 de la
Place Marcelin-Berthélot. En dicha institución se enseñaban hebreo, griego y latín
recurriendo a los métodos de la recién nacida filología continuación se fueron
incorporando otras lenguas como el árabe utilizando los profesores por primera
vez la lengua francesa para impartir estos conocimientos.
Durante los siglos XII y XIII, la gran concentración escolar en la margen
izquierda del Sena puso en peligro el orden público.Como consecuencia de numerosos
incidentes se acordó ceder una zona del barrio para que en ella los denominados
“clercs” o enseñantes pudieran protestar a su libre albedrío.Esta calle
recibió así el nombre de rue du Pré-aux -Clercs.
En el centro de la plaza del Panteón se erige el magnífico monumento cuya
base pertenecía a una antigua abadía dedicada a Sainte Geneviève patrona de París
y que fue reconstruida por Luís XV en cumplimiento de una promesa en el año
1744.En 1791 la Asamblea Constituyente decretó que en su interior de construyera
una necrópolis para hombres ilustres de Francia rebautizando el monumento como
Panteón.El arquitecto Soufflot eligió en proyecto un estilo en el que se entremezclaría
la noble decoración griega con la plasticidad del movimiento gótico. Voltaire
y Rousseau fueron de los primeros personajes de relevancia en ocupar su lugar.
Tras varias reformas y al cabo de los años y con Napoleón en 1808 se decidió
albergar en el Panteón igualmente los restos de los grandes servidores del
estado.

PARÍS: ENCRUCIJADA DE HISTORIA Y CULTURA A TRAVÉS DE CALLES Y PLAZAS 369
En tiempos de Luís XVIII, el día 3 de Enero, festividad de Santa Genoveva
se reinauguró la iglesia sustituyéndose la placa conmemorativa de Napoleón por
la de Luís XVIII que decía: “D.O.M.sub invocat S.Genovevatoe, Lud.XV consegravit,
Lud.XVIII restituit”
Hoy en día en esta plaza emblemática permanece el Panteón acogiendo en
su sede a los hombres ilustres de las ciencias y letras de Francia y esta iglesia
dedicada a Santa Genoveva, patrona de París continúa en el mismo lugar en consonancia
con el resto de la plaza.
Dentro del barrio latino se sitúa la plaza del Odeón en la cual en 1782 el
rey compró el terreno de los jardines de Condé y, regalándolo a la Villa de París
hizo construir el que sería el mayor teatro de París para acoger en el mismo a
los actores y actrices de la Comedie Française. Bautizado como Théatre de la
Nation en 1789, Théatre de l’Egalité en 1794, recibe finalmente el nombre de
Théatre de l’Odéon.
La rue Monsieur le Prince desemboca en esta plaza. Esta calle era el antiguo
camino entre la puerta de Saint Michel y la de Saint Germain y desde el siglo
XVI lleva el nombre del Príncipe de Condé dueño de un palacete sita en dicha
calle junto con los jardines arriba mencionados,
Cerca de esta zona se sitúa la plaza de Saint Germain-Des-Prés. la cual,
aunque su remodelación definitiva data de 1866 ya en el año 52 antes de Cristo,
Camulogène reunió en este lugar a los defensores de Lutecia cuando se preparaba
para enfrentarse a las legiones de Labienus situadas al oto lado del Sena en la
plaza del Louvre.
En 1514, Guillaume Briçonnet, Abad de Saint-Germain, hizo retirar una estatua
de Isis al observar el gran número de mujeres que venían a postrarse ante
ella a modo de plegarias. En su lugar colocará una cruz pintada de rojo para atraer
en mayor medida la atención de los viandantes, recibiendo la plaza el nombre de
carrefour de la Croix-Rouge.
Hoy en día y sobre todo en los comienzos del siglo XX la plaza de Saint-
Germain y sus alrededores tomaron gran auge ya que desde la primera guerra
mundial el barrio se convertirá en un ir y venir de la clase intelectual francesa y
los cafés cercanos a la plaza reciben la continua visita de artistas y escritores que
expresan libremente sus ideas avanzadas al resto de los intelectuales del momento.
Célebres son los cafés “Aux Deux Magots” y “Café de Flore” a los que acude
todo artista que se precie dando un ambiente cultural y albergando las primeras
manifestaciones de las nuevas tendencias culturales del momento.
Ya alejándonos de este barrio al hacer un recorrido por el Quai d’Orsay
se puede apreciar la dimensión intelectual de la zona. Así en el siglo XVIII se

370 MARÍA TERESA MUÑOZ ZIELINSKI
encontraban los salones de Madame du Deffand en los que se presentó a los Enciclopedistas,
a Fontenelle, Marivaux y Montesquieu a los conocidos de la vida
cultural y política. De igual manera Madame Lespinasse recibía a sus amigos en
la rue Bellechasse, donde acudían personajes de la categoría de D’Alembert ó
Condorcet.
Hoy en día el barrio alberga en sus calles gran cantidad de imprentas dedicadas
a publicaciones y reediciones.
En la rue de l’Université se encuentra el Palais Bourbon mandado construir
por Madame de Montespan.Este palacio, requisado en tiempos de la Revolución,
fue más tarde destinado a albergar el Conseil de Cinq.Cents .Hoy en día ha pasado
a ser la Cámara de los Diputados y su hemiciclo se reserva para las sesiones
de la Asamblea Nacional en las que el Presidente de la Nación ocupa un lugar
preferente.
En el número 23 del Quai Conti se encuentra la Biblioteca de Mazarin, llamada
“la mazarinne”.Como curiosidad hay que señalar que en esta época van a
aparecer las “mazarinades”.Se trata de textos satíricos publicados por aquellos que
no estaban satisfechos con la Fronda parlamentaria, incluso en contra del mismo
Mazarin que había multiplicado en ese momento los impuestos. Las“mazarinades”
despertarán un gran interés lingüístico por se testimonio vivo de lenguaje parisino
del siglo XVII.
Hoy en día este lugar es la sede de la “Académie de la Langue Française”.
Ya, adentrándonos con el París de la margen derecha del Sena nos encontramos
con la plaza del ayuntamiento que antiguamente se la conocía como Place
de la Grève. Hasta el siglo XVIII esta plaza era únicamente un lugar formado
por un arenal que se extendía hasta el Sena.En ese momento Paris sólo contaba
en esta margen del río con dos series de casas, una alrededor del Grand Châtelet
y la otra alrededor del montículo de Saint-Gervais.
En 1141 Louis VII le Jeune vendió una parte de este arenal a los transportistas
que tenían el monopolio del tráfico fluvial para establecer un puerto
que beneficiaría a toda la ciudad. Desde ese puerto se fueron construyendo uno
pequeños embarcaderos a lo largo del río recibiendo el nombre de puertos cada
cual correspondiendo a una carga y descarga diferente. Así se estableció el muelle
del heno, del vino, del trigo, de la madera, del carbón ó de sal.
En 1246 Luís XII creará en esta plaza la primera institución municipal. El
lugar elegido para las reuniones fue un edificio que existía en la explanada en su
parte oriental y que se denominaba la Maison des Piliers. Para su constitución se
eligieron representantes tanto de la parte de la burguesía como de los transportistas
fluviales resultando elegida mayoría de representantes de estos últimos y

PARÍS: ENCRUCIJADA DE HISTORIA Y CULTURA A TRAVÉS DE CALLES Y PLAZAS 371
cuyo emblema consistente en una nave sirvió de sello para esta institución y más
adelante se convirtió en el emblema de la ciudad.
La parte sur de la plaza se reconstruyó en época de François I y Henri II y
la parte norte con Henri IV y Louis XIII.
En 1853 el Barón Haussman eliminó una serie de callejuelas que rodeaban
la plaza cuadriplicar su capacidad que a partir de 1830 ya se la conoció como
Place de l’Hôtel de Ville.
Plaza emblemática y con su propia historia es la de Les Halles.En ella se
concentraba toda la población de Paris dedicada a la venta de frutas, verduras y
flores centralizada en un mercado denominado por Zola como “le ventre de París”
y que se hizo célebre a finales del siglo XIX gracias a una sopa de cebolla, la
famosa “soupe à l’oignon” que se servía en los aledaños de la plaza a la hora de
la salida de los teatros de París, cuyo público que había asistido a espectáculos
o a la vecina Opera Garnier, se reconfortaba con esta sopa caliente antes de regresar
a casa.
Muy cerca, en la confluencia de la rue Saint Denis y la rue Berger se encuentra
la Fontaine des Innocents, instalada en 1549 en el lugar donde antiguamente
París enteraba a sus difuntos desde la época de Meroveo y hoy en día refugio de
los típicos vagabundos parisinos llamados “clochards” con sus largos parlamentos
que jamás serán recogidos para una futura difusión.
También la estampa de la plaza ha experimentado un gran cambio .El mercado
fue destruido por orden del gobierno y en su lugar el arquitecto Ricardo
Bofill ha creado una hermosa plaza con centros comerciales en el subsuelo pero
que en nada recuerda a otra plaza emblemática en la que se podía contemplar el
auténtico ambiente del “vientre de París” relatado por Zola.
Desplazándonos hacia la place du Palais Royal encontramos la rue de Rivoli
con su peculiar forma de arcadas y cuya primera fase de construcción data del
Primer Imperio. Llamada primeramente rue impériale ,cambiaron su nombre por
el de una batalla ganada por Napoleón en Italia contra Austria en su recorrido se
encuentra la Tour Saint Jacques, lugar de cita de peregrinos para la iniciación del
camino de Santiago y un poco más adelante el Palacio del Louvre surge esplendido
como complemento del resto de la arquitectura reinante en toda la calle que
desemboca en la Place de la Revolution, lugar destinado a ejecutar, en tiempos
de la Revolución Francesa a la nobleza y a familia real y que hoy en día se la
conoce como Place de la Concorde.
Paralela a esta calle nos encontramos con la rue de Saint-Honoré la cual junto
con la rue du Faubourg Saint Honoré forman un perfecto tandem en relación con
la moda de vestir y complementos.Pero en épocas pasadas y durante mucho tiempo

372 MARÍA TERESA MUÑOZ ZIELINSKI
esta calle fue itinerario obligado para quienes acudían al Palacio del Louvre y al
Palais Royal.En la época de la Revolución era el camino de la siniestra carreta
que conducía a los condenados a morir en la guillotina desde la Conciergerie hasta
la place de la Revolution arriba citada.
En el número 40 de esta calle nacería en 1622 Jean Baptiste Pocquelin conocido
universalmente como Molière y en el número 113 en la época de Luís
XVI existió una farmacia en la que Hans Axel, conde de Fersen, leal servidor de
la familia real, compraba la tinta “simpática” para su correspondencia secreta con
la reina María Antonieta en la época en la que ésta junto con su familia estaba
prisionera en la Conciergerie.
En el conjunto de la Place du Palais Royal está situado un palacio construido
por Richelieu. Heredado por Philippe de Orleáns apodado como “Philippe
Egalité” hizo construir alrededor del jardín una serie de pequeños pabellones con
la idea de alquilarlos para así saldar deudas. Rápidamente esta plaza se llenó de
pequeños comercios y de cafés en sus galerías siendo tan visitado que en poco
tiempo se la conoció como “la foire du peuple de Paris”
En el número 68 de la plaza, la compañía de teatro del hijo menor de Philippe
de Orleans “Les Petits Comediens de S.A.S, le Comte de Beaujolais,”inaugurará
el Théatre des Beaujolais que en 1790 será cedido a Marguerite de Montansier,
actriz y directora de teatro cambiando inmediatamente la imagen conservadora
del teatro por espectáculos de varietés que permanecerán hasta la época del terror
en la que fue clausurado. Allí Camilla Desmoulins pronunció los discursos más
encendidos en la víspera de la toma de la Bastilla
En el número 103 en la planta baja estaba situado “Le Café des Aveugles”. La
orquesta la formaban cuatro ciegos que tocaban el violín, clarinete, flauta y bajo y
en el número 177 se encontraba la tienda de Coutelier Badin en la que Charlotte
Corday compró el cuchillo con el que asesinó a Marat el 17 de Julio de 1793.
Muy cerca de esta plaza se encuentra la rue Richelieu que fue abierta cuando
el Cardenal Richelieu acometió la ampliación del Palais Cardinal.
En esta calle se encontraba el almacén del armero de Napoleón y de Luís
XVIII.
En Julio de 1830, en tiempos de la Revolución de Julio el pueblo de París
tomó este almacén haciéndose con todas las armas.
En el número 40 vivirá Molière desde 1672 hasta su muerte acaecida el 17
de Febrero de 1673 tras haber representado “Le Malade Imaginaire”
En el número 50 vivió el Marqués de Marigny y su hermana Antoinette que
sustituirá a la duquesa de Châteaurouge en el corazón de Luís XV y ser presentada
en la Corte con el título de Marquesa de Pompadour.

PARÍS: ENCRUCIJADA DE HISTORIA Y CULTURA A TRAVÉS DE CALLES Y PLAZAS 373
La Place des Vosges es la plaza más antigua de París y fue mandada construir
por Henri IV quien decidió transformar un mercado de caballos en una plaza que
resultara punto de encuentro de los parisinos celebrar así eventos al aire libre.
Anteriormente este espacio había estado ocupado por un palacete llamado Hôtel
des Tournelles
Alrededor de esta plaza se construyeron unos pabellones, el primero de los
cuales fue para la familia real. Henri IV fue asesinado el 4 de Mayo de 1610 y
no pudo ver su terminación.
La inauguración de la plaza y del pabellón real tuvo lugar el 5 de abril de
1612 con ocasión de la celebración de un doble matrimonio en la familia real: el
del futuro Luis XIII con Ana de Austria y el de su hermana la princesa Elisabeth
de Francia con un Infante de España que con los años sería el Rey de España
Felipe IV. En ese momento se colocó la definitiva reja en hierro forjado (anteriormente
la plaza contaba con una simple verja de cañizo) y pagada por suscripción
popular por el pueblo de París. En el centro del jardín de la plaza se colocó una
figura ecuestre de Luís XIII en bronce sustituida más tarde por Richelieu por otra
igualmente a caballo de Henri II encargada por Catalina De Médicis a un alumno
de Miguel Ángel.
Alrededor de la plaza se fueron construyendo una serie de pabellones que
se podían adquirir o alquilar por cualquier ciudadano de Paris. Así en el número
11, Beaumarchais inauguró el Théâtre du Marais construido con materiales procedentes
de la demolición de la Bastilla. Este teatro junto con otros fue clausurado
por Napoleón en 1808.
En el número 23 de la plaza se encuentra el famoso Hôtel Carnavalet el cual
fue alquilado por Madame de Sevigné entre 1677 y 1696 y cuyo nombre es la
alteración del apellido de su propietaria Madame de Kernevoy. Unos pasos más
adelante se sitúa el Hôtel Salé, hoy en día ocupado por el Museo Picasso.
Fue rebautizada con el nombre de Place des Vosges en 1848 como homenaje
al departamento francés de los Vosgos por ser los primeros en satisfacer los
impuestos en tiempos de la Revolución Francesa.
La rue des Francs Bourgeois se encuentra entre la rue Veille du Temple y Payenne
en el corazón del barrio del Marais y llega hasta la plaza de los Vosgos.
En el siglo XVIII se instaló en esta calle una institución benéfica para
albergar en ella a 48 personas provenientes de la burguesía francesa llamados
francs bourgeois que se encontraban en situación precaria y que estaban exentos
de impuestos. Con el tiempo este lugar se convirtió en centro de prositución
y fue clausurado.No obstante su nombre ha permanecido para la calle para
siempre.

374 MARÍA TERESA MUÑOZ ZIELINSKI
En esta misma calle en 1808 Napoleón instalará en el Palacio Soubise los
Archivos Nacionales, institución que se había creado por la Asamblea constituida
para centralizar en ella todos los documentos relativos a la historia de Francia.
Finalmente, y a modo de conclusión, me gustaría señalar que París cuenta
con muchísimas calles y plazas dignas de ser comentadas por sus circunstancias
y disfrutadas y que aquí sólo aparece un número limitado y que formarían esa
encrucijada de historia y cultura de la ciudad de París a la que Pierre Grasnet en
la época de François I definió como
BIBLIOGRAFÍA
Paisible domaine
Amoureux verger
Repos sans danger
Justice certaine
Science haltaine
C’est Paris entier.
B. STÉFANE; F. O. GIESBERT. Petite et Grande Histoire des rues de Paris. París.
Albin Michel. 2000.
F. y L. LAZARE. Dictionnaire historique des rues et monuments de Paris. París.
Servedit. 2003.

Entre la contemporaneidad
y nuestro tiempo

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA
Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA
1. INTRODUCCIÓN
JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA
CELIA CHAÍN NAVARRO
Universidad de Murcia
“¿Murió? ... Solo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma”.
Elogios. Antonio Machado
En la última década del siglo XVIII fue nombrado gobernador y capitán
general de la Isla Luis de las Casas y Aragorri (1790-1796), época que coincidió
con un período de auge de la cultura en Cuba. A pesar de la rigidez y el atraso
del sistema colonial, que se manifestaba en el poco interés hacia la educación
del pueblo, en las trabas al establecimiento de las imprentas, en la férrea censura
impuesta a toda obra impresa, y en la limitación de las posibilidades editoriales
–siempre costeadas por los autores–; de 1790 a 1799 se imprimen en Cuba, entre
libros y folletos, casi tanto como lo que se publicó desde el primer impreso
377

378 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA Y CELIA CHAÍN NAVARRO
conocido (1723) 1 hasta 1790. Al aplicar la nueva política iniciada con el reinado
de Carlos III, Las Casas se atrajo la colaboración de la naciente burguesía criolla,
cada vez más interesada en los asuntos públicos, deseosa de participar en la
dirección económica y administrativa de la Isla.
Fue Las Casas quién, entre otras iniciativas, respaldó y creó la Sociedad Económica
de Amigos del País o Sociedad Patriótica, autorizada por Real Orden el 15
de diciembre de 1792, y de la que formaron parte las más destacadas personalidades
de la capital cubana 2 . La entidad comenzó por publicar sus estatutos 3 , según éstos,
la Sociedad Patriótica debía “promover la Agricultura, y Comercio, la crianza de
Ganados, é industria popular, y oportunamente la educación é instrucción de la
Juventud”. Cada socio, al ingresar, pagaba ocho pesos “é igual cantidad cada año,
cuyas sumas, y las demás que ingrese la Sociedad, se han de invertir en publicaciones,
premios y otros gastos útiles que acuerde”. De esta manera, se convertiría
en el principal foro de las inquietudes culturales del “poder” cubano 4 .
Creada la Sociedad Patriótica, a ella pasó la dirección del Papel Periódico,
que circulaba en La Habana desde octubre de 1790 5 . Para llevar a cabo esta tarea
se designó una diputación para que trazara las líneas de actuación del mismo. Sus
miembros eran: Agustín de Ibarra, Joaquín de Santa Cruz, Antonio Robredo y Tomás
Romay. Redactores del Papel junto a Las Casas fueron: Francisco de Arango,
José de Arango, Nicolás Calvo, J.B. Galainena, Fray Juan González, Agustín Ibarra,
Juan Manuel O’Farrill, José María Peñalver, Antonio Robredo, Antonio del Valle
Hernández, Pbro. Félix Veranes, Manuel de Zequeira, entre otros.
Tampoco debemos olvidar que desde finales del siglo XVIII, Estados Unidos
mantenía una estrecha relación comercial con Cuba 6 , convirtiéndose en uno de
1 J.J. SANCHEZ BAENA, “Noticias sobre el mundo del libro en Cuba antes del desarrollo
de la imprenta (1525-1763)”, Contrastes, 9-10, 1994-97, pp. 181-205.
2 Ilustres personajes como Arango y Parreño, rico sacarócrata, el padre José Agustín Caballero,
Tomás Romay, Luis Peñalver, el poeta Zequeira o José Manuel O’Farrill entre otros.
3 ESTATUTOS de la Sociedad Patriótica de la Havana Aprobados por S.M. Año de 1793
Imprenta de la Capitanía General. 27 pp.
4 Casi dos años después, el propio establecimiento del Real Consulado de Agricultura y Comercio,
en 1794, fue también una conquista de la oligarquía habanera. Por otra parte, estos hacendados
lograron además que las principales autoridades de la isla compartieran sus fines económicos,
convirtiéndolas en poseedoras de ingenios o esclavos, caso del propio gobernador Las Casas o el
intendente José Pablo Valiente. Los hacendados participaban del juego político activamente, sobre
todo en el apartado municipal donde ocuparon los principales cargos concejiles.
5 Sobre este periódico vid. J.J. SANCHEZ BAENA, y C. CHAIN NAVARRO, “Prensa e
Ilustración. Las élites cubanas y el control de la información a finales del siglo XVIII”, en Familia,
tradición y grupos sociales en América Latina, Murcia, 1994, pp. 163 y ss.
6 P. TORNERO TINAJERO, “Los Estados Unidos en la economía cubana del siglo XVIII”,
en La América Española en la Época de las Luces, Madrid, 1988, pp. 201-218.

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA 379
los impulsores más importantes del crecimiento económico de la Isla, sobre todo
desde el comienzo del “boom” azucarero 7 , determinante en el devenir histórico de
la Isla. Y será en los años treinta y cuarenta del siglo XIX, coincidiendo además
con dos de los temas más polémicos del momento, esclavismo y anexionismo,
cuando asistamos al comienzo en la adquisición del material técnico más avanzado
en diferentes sectores de la economía cubana 8 . También, desde muy temprano,
la Isla representó un mercado de venta de su propia maquinaria y técnica en el
contexto de la imprenta. Incluso en la década de los cuarenta asistimos a una
expansión en la introducción de libros y periódicos estadounidenses que llegaban
a distintos puntos de la Isla.
2. CONFIGURACIÓN DE LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA CUBANA 9
La primera biblioteca pública de la Isla la funda la Real Sociedad Patriótica
de La Habana en 1793 con los beneficios del Papel Periódico. Es, precisamente,
en un plan que explica los objetivos de este periódico, dirigido al Presidente de
la Sociedad, y redactado por los socios Ibarra, Santa Cruz, Robredo y Romay,
donde se decía que:
“...con el dinero existente, y el que se fuere acumulando se harán venir
de España los libros que se juzguen conducentes a formar una Biblioteca
selecta como lo tiene determinado la Sociedad, para que pueda servir a los
fines que se propone en este establecimiento. Para el aseo de esta pieza y
cuidar de los libros será necesario emplear un hombre con título de Portero
que se encargue de todo esto, mediante el estipendio que se considere
bastante; cuyo gasto, como el de los estantes para los libros, el del adorno
y composición de la referida pieza, se harán del fondo del Periódico” 10 .
7 M. MORENO FRAGINALS, El Ingenio, La Habana, 1978. 3 tomos. Obra fundamental
para el conocimiento del tema.
8 En la primera mitad del siglo, una de las mayores fábricas de maquinaria, la “Novelty Iron
Works”, y la “West Point Foundry” se especializaron muy pronto en maquinaria azucarera, desplazando
y haciéndose con el mercado cubano en poco tiempo. Ambas se localizaban en Nueva York.
Con la instalación del tramo de ferrocarril Habana-Bejucal la empresa norteamericana “Baldwin
Locomotive Works” exportó las dos primeras máquinas construidas en Estados Unidos fuera de sus
fronteras. M. MORENO FRAGINALS, El Ingenio, La Habana, 1978, t. II, pp. 153 y 155.
9 Durante el siglo XIX a las bibliotecas públicas se les denominaba también bibliotecas
populares.
10 Biblioteca Nacional José Martí (BNJM). Memorias de la Real Sociedad Patriótica de la
Havana, La Habana, 1793, p. 65.

380 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA Y CELIA CHAÍN NAVARRO
Entre los entusiastas fundadores se destaca Antonio Robredo, quien, ante las
dificultades en hallar un local destinado a este propósito, ofrece gratuitamente una
sala de su casa. En el mes de julio de 1793 se abrió la Biblioteca bajo la dirección
del citado Robredo y contando con Mariano Aljovin como portero, cuyo sueldo,
así como mesas, sillas, estantes, y 77 volúmenes 11 iniciales fueron pagados del
fondo del Periódico. A pesar de que algunos autores como De la Torre, Millares
Carlo y Roig de Leuchsenring coinciden en que el fundador fue Robredo, según
Peraza Sarausa “...el fundador y primer bibliotecario de la Biblioteca de la Sociedad
Económica de Amigos del País, lo fue José Arango y no Antonio Robredo como
aparece en las Memorias de la Sociedad Económica de Amigos del País” 12 . Por
otra parte, el ilustre Bachiller en 1865 afirmaba que fue en la casa de Seguí donde
se estableció por primera vez, pasando posteriormente a Robredo, que según el
mismo autor, la mejoró notablemente 13 .
La Biblioteca se incrementó además con las incontables donaciones recibidas
de manos de diferentes socios, entre ellos del propio Gobernador Luis de las Casas
14 , Presidente de la Sociedad, del Director, del Censor, así como de las posibles
bibliotecas particulares de notables pertenecientes a la misma, a los que se añaden
los libros que otros socios dejaban en depósito con derecho a posterior reclamación,
contándose un mes más tarde de su inauguración con unos 1.400 volúmenes 15 .
En su comienzo, el horario de apertura era de nueve a una y de tres a cinco
de la tarde, y tan sólo se permitía la entrada a los socios a quienes había sido
destinada. Pero al poco tiempo de su apertura, y con su aumento y enriquecimiento,
se facilitó su uso a sacerdotes seculares y regulares, oficiales militares
o de marina (de los que se pensaba pudieran comportarse debidamente), además
de otras personas que, con el conocimiento de Robredo y previa autorización del
Director de la Sociedad, teniendo en cuenta la utilidad de la concesión, gozasen
de este derecho.
A finales del año 1794, el Censor Nicolás Calvo donó una pequeña imprenta
de mano para marcar y numerar los libros y “...para otros usos a que pueda
aplicarse” 16 . Según la memoria de la Sociedad, Robredo continuó por varios años
11 Ibidem, p. 28.
12 F. PERAZA SARAUSA, “La primera biblioteca pública de Cuba fue fundada el 15 de julio
de 1793; y fue su fundador y primer bibliotecario Don José Arango”, en Primer Congreso Nacional
de Historia, La Habana, 1943, pp. 324 y ss.
13 A. BACHILLER, Y MORALES, “Las bibliotecas públicas en la Habana”, La Idea. Revista
General de Instrucción Pública, 10, 1866, p. 204.
14 T. ROMAY. Elogio del señor don Luis de las Casas y Aragorri, La Habana, 1802. 31 pp.
15 BNJM, Memorias de la Real Sociedad..., op. cit, p. 69.
16 BNJM, Memorias de la Real Sociedad..., año 1794, p. 225.

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA 381
desempeñando la plaza de Bibliotecario, entre cuyos deberes se incluía la administración
y compra de obras. Bachiller nos dice que ese año contaba ya con 1330
volúmenes, de los cuales sólo 349 eran propios de la Sociedad. Igualmente nos
relata que se había conseguido reunir un fondo de unos 2.000 pesos para adquisiciones,
pero curiosamente los libreros de La Habana no disponían de suficientes
libros, era complicado encargarlos a Europa por la guerra que allí había, y el nuevo
suministrador, Estados Unidos, no disponía de los que la biblioteca necesitaba 17 .
Al concluir el siglo XVIII el aumento de los libros y usuarios precisaba buscar
otro local con más capacidad, para lo cual se propone al Gobernador ocupar
uno de los salones del Convento de los Padres Predicadores (Convento de Santo
Domingo fundado en 1578 18 ). Tales motivos se expresan en la resolución de quince
cláusulas firmadas por la Sociedad el 9 de diciembre de 1800, que señalan
los deberes y funciones del bibliotecario que se nombre al efecto, el horario, el
reglamento, etc. En este último se aclaraba que la biblioteca “...abría sus puertas
no sólo a los socios del Cuerpo Patriótico sino a todos los que desearán instruirse”
19 . A partir de este momento es cuando podemos afirmar que su actividad es
realmente pública. Trelles cita un Reglamento de la Biblioteca Pública de La
Habana, manuscrito aprobado en enero de 1794, escrito por Alfonso Viana, del
que no hemos obtenido más noticia 20 .
Finalmente, la biblioteca queda instalada en una sala del Convento de Santo
Domingo con el beneplácito de Fr. Juan González Rector de la Universidad que allí
residía, donde desde 1728 se impartían las clases de cánones. La Biblioteca quedó
a partir de entonces bajo la dirección de los Padres Predicadores, quienes tenían
bastante influencia en los asuntos de la Sociedad Patriótica. Así, Fr. Manuel de
Quesada es nombrado Bibliotecario, ya “...que reúne a la calidad de socio, todas
las demás circunstancias necesarias para su buen desempeño” 21 . y de Secretario
al Presbítero Juan de O’Gavan. En su nueva ubicación se enriqueció con valiosas
donaciones, como las de Francisco Arango. Bachiller enumera algunas de las obras
más importantes con las que contaba: “...la espléndida edición de las antigüedades
de Herculano, la Antigüedad de Montfaucon, los grandes diccionarios de Moreri,
Bayle, etc. Muchas de las publicaciones de los benedictinos, la hermosa edición
17 A. BACHILLER Y MORALES, “Las bibliotecas públicas... , op. cit., p. 204.
18 J.M. de la TORRE, Lo que fuimos y lo que somos o La Habana antigua y moderna, Habana,
1857.
19 J. de J. MÁRQUEZ, “La Biblioteca Pública. Su Historia”, en Memorias de la Sociedad
Económica de Amigos del País, La Habana, 1894, t. 1, p. 91.
20 C.M. TRELLES Y GOVIN, Introducción a la Bibliografía cubana de los siglos XVII y
XVIII, La Habana, 1927, p. 241.
21 Ibidem, p. 97.

382 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA Y CELIA CHAÍN NAVARRO
de láminas de Picard sobre Religiones, ritos y preocupaciones (15 tomos en folio),
algunos manuscritos como los de Urrutia” 22 .
Por acuerdo de la Junta celebrada en 1800 se aprobó “...que a ejemplo de
lo que se práctica en otros países, se suplicará al Gobernador y Capitán General
estableciese que todo aquel que imprima cualquier libro, papel o discurso, dé dos
ejemplares a la Biblioteca Pública para que por este medio se facilite la común
utilidad, sin conocido gravamen de los autores” 23 . El Gobernador respondió afirmativamente,
corroborando su utilidad pública, y a la vez institucionalizando lo
que hoy conocemos como Depósito Legal. Sin embargo, aunque inicialmente el
acuerdo fue cumplido por los impresores, más tarde hubo necesidad de hacer el
reclamo, pues éstos olvidaban o no efectuaban la entrega alegando haberse agotado
la edición del libro. A pesar de que no tuviera un cumplimiento totalmente
efectivo, puede considerarse uno de los primeros antecedentes de “depósito legal
provincial” en Hispanoamérica 24 . Existen diversos testimonios de los sucesivos
intentos de imponer la entrega de un ejemplar de cualquier obra publicada en los
talleres tipográficos de la Isla 25 .
Dentro de las reformas que la metrópoli se vio obligada a adoptar por la
pujanza y riqueza del criollismo, se acuerdan una serie de “generosas medidas
que aparentemente responden a una política ilustrada” que también afecta al tema
cultural, en favor de una mejor gestión de la Biblioteca.
No siendo suficientes las rentas asignadas para la subsistencia de la Biblioteca
de la Real Sociedad, el Rey Carlos IV por Real Orden de 31 de marzo de
1802 concede aumentar su dotación asignando 6.000 pesos fuertes cobrables en
la Tesorería General del Ejército 26 . Por ello, Andrés de Jaúregui, Apoderado de
la Biblioteca, reclama las cantidades correspondientes a los años 1802 al 1806,
durante los cuales no se han podido cobrar las asignaciones correspondientes,
22 A. BACHILLER Y MORALES, “Las bibliotecas públicas..., op. cit., p. 204-205.
23 J. de J. MÁRQUEZ, “La Biblioteca pública…, op. cit., p. 99
24 La implantación del Deposito Legal Nacional en la España peninsular se remonta a 1712,
en tiempos de Felipe V, cuando se fundó la Biblioteca Nacional (llamada entonces Librería Real).
Se pretendía (igual que ahora) que este centro bibliotecario, mantuviese al menos un ejemplar de
cualquier publicación que se editase en el país. Las primeras noticias que tenemos sobre la idea de
un “depósito legal” provincial como sería este caso, están recogidas por el famoso bibliotecario Bartolomé
José Gallardo, que planeó una organización bibliotecaria basada en la creación de bibliotecas
provinciales, responsables de un prematuro “depósito legal”. B.J. GALLARDO, Adiciones y refundición
de algunos títulos y artículos del “Proyecto para el gobierno interior del Congreso”, propuestas y
motivadas por el Diputado D. B.J. Gallardo, Bibliotecario de las Cortes, Madrid, 1838.
25 Archivo Nacional de Cuba (ANC), Gobierno Superior Civil (GSC), legajo (leg.) 1601,
expediente (exp.) 81718.
26 ANC, Reales Cédulas y Ordenes, leg. 38, exp. 21.

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA 383
deficiencia que el Rey corrige ordenando su rápido cumplimiento tanto en el
pasado como para los sucesivos años 27 .
No es difícil comprender que con el paso del tiempo el incumplimiento persista,
al extremo de que expedientes de 1815 28 –acerca de las pensiones del 1809
al 1813– y de 1840 expresen el reclamo por la informalidad de los pagos. Durante
estos años continua Fr. Manuel de Quesada realizando las tareas de bibliotecario.
En la inspección realizada para conocer el desenvolvimiento de su trabajo,
y el estado de la Biblioteca, se informó que después de su traslado no se habían
completado los datos de la colección. “Reducíase el catálogo a designar el título
del libro, y el estante, olvidándose de la clasificación, y hasta de consignar el
número de volúmenes...” 29 , los cuales aumentaban cada vez más por las numerosas
donaciones 30 , sobre todo las de los socios. Además la Biblioteca se suscribió
a diversas revistas y periódicos como la Revista de Medicina, Ciencia e Historia
Natural, el Papel Periódico, El Aviso, La Aurora, etc.
En 1806 el bibliotecario interino Fr. Agustín Royé, –Fr. Manuel de Quesada
fue nombrado Prior del Convento de Predicadores de Puerto Rico–, concluye el
catálogo o índice de las obras de la Biblioteca, calculándose que el número de
volúmenes era de unos 1.000, con un total de 568 obras sin especificar la cantidad
de tomos, “Seguíase el método alfabético anotando el título de la obra, excluyendo
el nombre del autor, el año y el lugar de la impresión” 31 . Es decir, que en la
biblioteca sólo existía un catálogo de títulos, por lo que su organización era aún
bastante deficiente.
En 1808 según notifica Royé visitaban la Biblioteca unas 20 personas al
día, cuantificándose unas 600 al mes. En los informes sobre el estado de la Biblioteca
se habla de la desaparición de libros, entre otras causas debido a que no
se devolvían los préstamos autorizados a los socios, y a que algunos libros eran
destruidos por las polillas.
Con la presencia eclesiástica en el gobierno de la biblioteca la prohibición
de lectura de ciertos libros y su consecuente eliminación, por ser objeto de
censura, era llevado a efecto con el máximo rigor. Se prohíbe la lectura de la
obra en dos tomos del autor anónimo francés titulada Les Arabeques pelínages
á la fontaine de jouvence, obra que según Royé “era perjudicial por sus rasgos
27 ANC, ibidem, leg. 40, exps. 30 y 95.
28 ANC, ibidem, leg. 52, exp. 48.
29 Biblioteca de Instituto de Literatura y Lengua (En adelante BILL) y BNJM, Memorias de
la Sociedad Económica de Amigos del País, La Habana, 1894, t. 1, p. 101.
30 ANC, GSC, leg. 852, exp. 28806.
31 Ibidem, p. 103.

384 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA Y CELIA CHAÍN NAVARRO
licenciosos: porque inducía al verdadero libertinaje, bajo el especioso título de
una libertad bien arreglada: porque atacaba la subordinación debida a las autoridades,
y a los establecimientos Escolares y Religiosos” 32 . Además, al hacerse
la consulta sobre la opinión de ciertos libros, y a pesar de las luchas sostenidas
por el Cuerpo Patriótico contra las prohibiciones dictadas por la Inquisición, es
quemada la obra titulada Eusebio, cumpliendo orientaciones del Tribunal de la
Inquisición de Cartagena de Indias. Pero a la censura eclesiástica se añadía la
política ejercida por el gobierno colonial “...permitiéndose solamente la circulación
de libros y periódicos puramente literarios o aquellos en que no se falseaba
la verdad histórica” 33 .
Al no efectuarse las concesiones decretadas por la Corona, el fondo del que
disponía la Sociedad era insuficiente, lo que se materializaba en la escasez de
libros tanto en materia científica como humanística, sobre todo porque más de
la mitad estaban escritos en otros idiomas; lo cual prueba el desigual desarrollo
en materia cultural entre España y otros países europeos. También tiene relación
con el hecho de que muchos de los que podían estudiar en el exterior –las clases
dominantes– optaban por hacerlo fuera de España, sin que ésto suponga un
rechazo a la cultura española, sino más bien a las limitaciones prevalecientes en
la península por la supervivencia del absolutismo, y el apoyo que éste seguía
prestando a la censura inquisitorial.
A fines de 1813 contaba la Biblioteca con doce estantes y 1.133 obras que
componían un total de 2.862 volúmenes. La Biblioteca aumentó sus fondos a pesar de
la falta de presupuesto y del restringido permiso de adquisición que sólo le permitía
comprar libros que fuesen del agrado de los censores eclesiásticos y políticos.
En 1814 se acuerda, que para el mejor control de la colección, se forme el
índice por orden de materias, que complementen el alfabético de títulos. En el
informe de 1817 se señala “...el buen orden que se observaba y la asidua concurrencia
de lectores...” 34 . Y en las Memorias de la Sociedad publicadas posteriormente,
se añade que:
“En la época a que nos referimos el periodismo se encontraba consagrado
a la literatura y a la crítica, puesto que la política estaba sujeta
al capricho de un censor nombrado por el Gobierno, quien era a la vez
fiscal de las obras que se introducían de la península y del extrangero
32 Ibidem, p. 135.
33 Ibidem.
34 BNJM, Memorias..., op. cit., año 1895, t. 2, p. 82.

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA 385
(sic), a fin de evitar la lectura de libros políticos, sociológicos. Pero, a
pesar de las prevenciones dictadas por las autoridades tanto civil como
eclesiástica, se introducían obras sociales que eran leídas con avidez
por el pueblo” 35 .
Durante la década de 1820 a 1830, la colección aumentará no sólo con las
acostumbradas donaciones, y en 1820 tenemos conocimiento que la Biblioteca
realizó una serie de intercambios internacionales, de cuya fecha sabemos que
existe una lista de las obras adquiridas, aunque no nos fue posible su localización.
Parece ser, aunque es una hipótesis no confirmada, que los pedidos de
la Biblioteca debían hacerse a Francia. Además se compran mayor número de
libros que en décadas anteriores, provenientes de las distintas partes del mundo
y de la propia producción cubana incluyendo interesantes obras de carácter científico,
donaciones como las realizadas por los propios autores como el tratado
de Prosodia de la lengua castellana escrito por Bruno González de la Portilla,
o los estatutos de la Universidad cedidos por el impresor Boloña 36 . Por último,
favorecida por una serie de circunstancias ajenas a su gestión, en 1824 se adquieren
1.848 tomos que formaban parte de los bienes expropiados a los conventos,
por orden del Gobierno Constitucional en España. Con el retorno de Fernando
VII al trono, se restablecen las órdenes religiosas reintegrándoseles entonces la
mayor parte de los libros.
En los años siguientes la Biblioteca continúa incrementando su colección, de
la cual forman parte verdaderas joyas bibliográficas e incunables del siglo XV,
hasta contar de unos 6.000 a 7.000 volúmenes según se consigna en expedientes
originales 37 de la época y en el testimonio que nos brinda la Condesa de Merlín
en su libro titulado La Habane 38 . Las Memorias de la Sociedad de 1832/33 dejan
constancia de que el presbítero José María Berdier era el bibliotecario, y estaba
ayudado por José Muñoz, con una dotación económica de 40 pesos. Pero también
advierte del “estado de atraso” en que se hallaba según el “acta pública de las
juntas generales” 39 .
35 Ibidem, p. 83.
36 Archivo Histórico Nacional (AHN), Ultramar, leg. 12, exp. 1, folio (fol.) 106.
37 F. ORTIZ FERNANDEZ, Recopilación para la Historia de la Sociedad Económica Habanera,
La Habana, 1930, t. 1, p. 41; y en ANC. Junta de Fomento, leg. 100, exp. 4252-A. Año 1840.
38 Comtesse de MERLIN, La Habane, Paris, 1844.
39 AHN, Ultramar, Leg. 2, exp. 6. (Ejemplar manuscrito de los Estatutos), y AHN, Ultramar,
Leg. 12, exp. 1 (impreso).

386 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA Y CELIA CHAÍN NAVARRO
3. TRASLADO Y SUPERVIVENCIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO
XIX
Al comenzar el decenio de 1840 la Real Sociedad se propone emprender
reformas en la Biblioteca para dar mejor cabida “a tan espléndidos como numerosos
huéspedes” 40 . Este empeño lo manifiesta el Director de la Sociedad en carta
dirigida al Presidente de la Junta de Fomento, expresándole la necesidad de realizar
ciertas reparaciones para “preservar el lucimiento y decencia de la institución a
la cual personas ilustradas han cedido importantes obras” 41 , a las que se agregan
algunos centenares de la Biblioteca del Convento de los Padres Predicadores, que
fueron ofrecidos para incrementar sus fondos.
En los documentos de este expediente se enuncia además la necesidad de
que la Biblioteca se traslade a un local independiente, pues como explicamos anteriormente
ésta residía en el edificio de la Universidad, ubicado en el Convento
de Santo Domingo. En 1844, y tras sucesivas peticiones, el Gobierno Supremo
concede a la Real Sociedad el Convento de San Felipe Neri para reunir en él
todas sus dependencias, ya que éstas se encontraban diseminadas casi desde el
momento de su fundación.
Bachiller también nos relata las ventajas e inconvenientes del cambio de local.
El antiguo espacio “no era apropósito: oscuro y húmedo, los insectos y la localidad
destruían los libros, unidos a la incuria. Había sin embargo siempre lectores que hoy
escasean”. La nueva ubicación contaba con un salón principal amplio y ventilado
donde “se colocó una estantería color caoba, que hoy tienen un alambrado en lugar
de las vidrieras que antes cubrían los escaparates de cedro, pintados de azul, siendo
varios descubiertos. El número de libros en buen estado ascendía a 6.000 volúmenes,
sin contar la gran cantidad de folletos que no estaban inventariados” 42 .
Las Memorias no nos ofrecen ningún dato adicional acerca de los inicios
de la biblioteca en su nuevo local, sin embargo, la salida del Convento de Santo
Domingo tuvo la ventaja de que permitía “liberarse” de la censura eclesiástica
continua a la que hasta ese momento se había visto sometida.
Al contar la Corporación con edificio propio y en condiciones de albergar
sus diferentes secciones, el Director de la Sociedad reclama al entonces Rector
de la Universidad, Domingo S. Somoza, los fondos de esta Biblioteca que desde
el siglo pasado ocupaba provisionalmente uno de los salones de esa institución
en el Convento de Santo Domingo.
40 Ibidem.
41 Ibidem.
42 A. BACHILLER Y MORALES, “Las bibliotecas públicas... , op. cit, p. 205.

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA 387
El traslado de la Biblioteca significó una gran pérdida para la Universidad,
pues si bien era conocido el estatus provisional o transitorio de la misma, hasta
ese momento los estudiantes universitarios habían utilizado ampliamente esta colección.
El Rector, consciente de la importancia que los fondos bibliográficos tenían
para el desarrollo de los estudios universitarios que allí se estaban impartiendo pide
“...que la Biblioteca debe permanecer por el momento en la Universidad ya que sus
fondos proporcionan las obras más necesarias a la instrucción de la juventud y que
de acuerdo a ello interceda con la Sociedad para que al menos si no todo parte de
la Biblioteca permanezca allí” 43 . El catálogo de parte de los libros reclamados por
el Rector, algunos en mal estado, pero de gran interés para la Universidad, como
los clásicos de la filosofía griega y antiguas obras de teología, lo confeccionó el
mismo Bachiller junto a sus discípulos universitarios 44 .
La Real Sociedad recuerda, una vez más, que la presencia de la Biblioteca
en sus locales era interina y que los servicios que ella brinda son públicos, no
para el uso particular del Cuerpo, por lo que los estudiantes pueden acudir y hacer
uso de ella sin ninguna dificultad, más aún hallándose el edificio en un punto
céntrico de la ciudad; y agrega su pesar por haber entregado a la Diputación
de Puerto Príncipe las obras duplicadas que poseía. Tomás Romay, en nombre
de la Sociedad enfatiza, que la cesión de la Biblioteca a la Universidad, lo cual
lógicamente no aprueba, debe entenderse de competencia de la propia Sociedad y
no de las autoridades, pues “...la existente se formó en su mayor parte con obras
regaladas por los Socios o compradas con dinero que destinaron de su pecunio a
este fín” 45 , y que la misma fue la promotora de su fundación, y muy difícilmente
se desprendería de tan importante logro.
El Cónsul francés en la Isla, en correspondencia dirigida al Capitán General
con fecha 14 de octubre de 1847, le anuncia que en dicho año su gobierno
ha elegido a la Ciudad de La Habana como la destinataria de libros franceses,
enviándole la lista 46 . El Capitán General recibe las obras que expresa la lista,
las que por orden de S.M. el Rey de los franceses se destinarán a la Biblioteca
Pública de esta ciudad, manifestándole en posterior misiva, en su nombre y el de
la Sociedad Económica, “...el distinguido aprecio con que fue recibida y aceptada
la donación” 47 .
43 ANC, Instrucción pública, leg. 30, exp. 1528.
44 A. BACHILLER Y MORALES, “Las bibliotecas públicas..., op. cit, p. 205.
45 Ibidem.
46 Lista que faltaba en el cuerpo del legajo.
47 ANC, GSC, leg. 852, exp. 28806, año 1847.

388 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA Y CELIA CHAÍN NAVARRO
A pesar de estas ofertas, no parece que éstas fuesen suficientes para aliviar
el estado general de la Biblioteca. En 1855 siendo notoria la pobreza y abandono
a que había llegado, ya sea porque las soluciones propuestas para su mejora no
fueron efectivas, o porque los fondos económicos no eran ya suficientes, la Directiva
de la Sociedad decide pedir auxilio a la Secretaría de Fomento, dando a
conocer los esfuerzos infructuosos realizados para su progreso.
Para remediar su situación, varios años antes a la fecha, se había acordado que
de los fondos sociales “...se retirase una cuota mensual exclusivamente destinada
a la Biblioteca” 48 . En su comienzo dio algunos resultados, pero los fondos fueron
decayendo hasta no reportar ningún beneficio. Inclusive, el entonces gobernador
de la Isla José Gutiérrez de la Concha, tras visitar la Biblioteca, manifestó su
descontento con respecto al estado de tan importante fondo bibliográfico, alegando
que más adelante se ocuparía de ella. La promesa nunca llegó a materializarse.
La Sociedad, aprovechando la buena disposición del Gobernador, acordó solicitar
cierta cantidad de los fondos de donde éste le fuera posible disponer, o una
consignación mensual extraída de la Tesorería dedicada únicamente al fomento de
la Biblioteca, o del fondo para el sostenimiento de Escuelas Especiales. En Junta
ordinaria se aprobó que la suma pedida fuese 1.000 pesos anuales. El negociado
no pudo satisfacer la solicitud, ya que no fue posible conseguir tal cantidad de
ninguna parte.
Al comenzar el año 1858 la Biblioteca de la Sociedad Económica publica
un segundo Reglamento, más completo y exigente que el presentado en 1841. El
primero fue redactado por Manuel Martínez Serrano y Felipe Poey, y de él se
dice:
“...que encerraba particularidades muy útiles que no siempre se han puesto
en práctica; y de allí el trastorno y las pérdidas que se han sufrido (...) De
las obras antiguas que existen en el Convento de Santo Domingo, antes
que el Dr. José de la Luz improvisase con estantes y libros la nueva Biblioteca
que se instaló en el aula del segundo piso, ninguna ha pasado al
salón principal, ni al San Felipe; sino a los cuartos y almacenes húmedos
de este edificio, donde se han perdido para la sociedad, a pesar de haber
sido inventariados y expurgados de toda polilla primero por Don Felipe
Poey y más tarde por Don Antonio Bachiller y Morales” 49 .
48 ANC, Instrucción pública, leg. 109, exp. 7050.
49 Reglamento que forma parte de los fondos de la Biblioteca de la Sociedad Económica de
Amigos del País. Colección Figarola Caneda. 1858. 32 pp.; ANC, Academia de la Historia, leg.
195, exp. 600, y también en BNJM, folleto C.384, nº 1.

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA 389
El nuevo Reglamento respondía a dos necesidades fundamentales: primera,
argumentar todo un código de conducta y obligaciones del Bibliotecario y del
usuario para evitar futuras pérdidas o hallazgos de obras expoliadas; y en segundo
lugar para regularizar el método de organización y distribución de las colecciones.
Era también mucho más extenso y completo que el anterior, por ejemplo, en las
Disposiciones Generales se señalaba que la Biblioteca y sus empleados estaban bajo
la dirección del Censor del Cuerpo Económico y, éste según los últimos estatutos
tiene el título de Bibliotecario, siendo el Inspector nato del establecimiento. Para
el cuidado de la colección se establecía que:
A. Los libros no saldrán de la Biblioteca sin permiso expreso de la Real
Sociedad Económica de Amigos del País. Para el préstamo se dirigirá
un oficio al Bibliotecario, que lo pasará al “Estacionario” 50 (lo que hoy
denominaríamos auxiliar) poniendo al margen “cúmplase”.
B. El Bibliotecario podrá extraer los libros que se hayan de encuadernar o
empastar.
C. “Cada obra que entre en la Biblioteca se inscribirá en el Catálogo numérico,
en el Alfabético, en el Metódico, y solamente con la indicación
del número en el Diario. Las obras que se supriman, vendan o salgan de
la Biblioteca por cualquier motivo, se anotarán de salida en el Diario, y
se suprimirán en los tres catálogos nombrados, tildando los títulos en los
catálogos numéricos y metódico, y poniendo en la última columna un
número que remita al Diario, para saber la causa de la supresión” 51 .
Mas adelante agrega que “serán muy raros los casos de préstamo, y por lo
que antes se enuncia se hará necesario llevar un libro o cuaderno aparte, donde
se trazará una columna para los meses y otra para los días; el año irá de encabezamiento.
En un diario se escriben toda suerte de operaciones y ocurrencias
acompañando copia del acuerdo de la Junta”. 52
50 Estacionario: palabra proveniente del latín stationarius. Ya en la Edad Media se usaba para
designar al librero que tenía un puesto o tienda de libros para venderlos, dejarlos copiar o para
que estudiasen en ellos. En la Universidad de Salamanca empezó a designarse así a la persona que
daba los libros. Los estacionarios regentaban las estaciones (sitio o tienda pública donde se ponían
los libros para su copia, venta o estudio) prescritas por los estatutos universitarios. Existían ya en
tiempos de Alfonso X el Sabio. También se denominan estacioneros, aunque este término estaba
asociado más comúnmente al de librero. J. MARTINEZ DE SOUSA, Diccionario de tipografía y
del libro, 2ª ed., Madrid, 1981, p. 305.
51 ANC, Academia de la Historia, leg. 195, exp. 600.
52 Ibidem.

390 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA Y CELIA CHAÍN NAVARRO
Respecto al público asistente señalaba, que todo el que visite la Biblioteca
debe hacerlo “con el mayor decoro, por consideración al lugar y por lo que deben
guardarse recíprocamente los hombres en sociedad” 53 . Por otra parte, el horario
al público era de 10 de la mañana a 3 de la tarde. Extrañamente disminuye el
número de horas diarias de apertura, sin embargo a la hora del almuerzo permanece
abierta; no sabemos si por comodidad del encargado o por conciencia de la
necesidad de un horario flexible.
En cuanto a la organización de la colección era la siguiente:
1. Un catálogo numérico (o “topográfico”) que servía de Inventario. Catálogo
que ordena los asientos bibliográficos de acuerdo con la signatura
topográfica, es decir, según el orden de colocación que los libros tienen
en los estantes.
2. Un catálogo alfabético en fichas por orden de autores. Catálogo en el
que se ordenan alfabéticamente los asientos bibliográficos (o los documentos
de un archivo). Este puede ser de autores, materias y títulos.
3. Un catálogo “metódico” o “clasificado” (o sistemático) Catálogo que
ordena los asientos bibliográficos jerárquicamente teniendo en cuenta su
contenido. En el caso que nos ocupa y según el Reglamento, “arreglado
a una buena clasificación de los conocimientos humanos”.
4. Un diario. “Registro día a día de acontecimientos, reflexiones, operaciones
financieras o actos de una persona física o moral” 54 . Parte de los
datos utilizados ente epígrafe han sido extraídos del citado diario. En
donde entre otras cuestiones, se recogen las consultas que se hacían en
sala día a día.
5. Un legajo. “Conjunto de papeles referentes a un mismo asunto o materia,
generalmente sujetos con una cinta o cordel” 55 . En el caso que nos
ocupa y tras ser analizado, podemos definirlo como un cuerpo documental
compuesto de documentos de diversa índole todos ellos referidos
a la Sociedad Económica (cartas, facturas, documentación del edificio,
donaciones, etc.).
6. Varios inventarios: para mapas, láminas, música, libros duplicados,
obras incompletas que no se hayan inventariado en el catálogo numérico,
las máquinas presentadas para obtener privilegios, medallas y otros
objetos.
53 Ibidem.
54 J. MARTINEZ DE SOUSA, op. cit, p. 211.
55 Ibidem, p. 404.

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA 391
7. Varios Cuadernos de operaciones corrientes para: encuadernaciones,
periódicos y préstamos.
El catálogo metódico se basaba en la clasificación de los conocimientos
humanos. Para proceder a la formación de los catálogos se tuvo presente la tabla
enciclopédica. En estos tiempos casi la totalidad de los catálogos eran clasificaciones
de tipo jerárquico, que van de los conocimientos más genéricos a los más
específicos. Algunos ejemplos pueden verse en el cuadro siguiente:
M Matemáticas-Agrimensura
C Ciencias Físicas
a Astronomía
f Física
q Química
m Mineralogía
g Geografía Física. Meteorología
i Industria, Aplicación a las Artes
Se procuró que la letra recordase la ciencia. Habiendo empleado la “M” y
la “a” para otras materias, se dio la “E” a la Medicina en honor de Esculapio y
la “C” a la Historia de América en honor de Colón. La Biblioteca contaba con
una asignación de 1.000 pesos al año para la compra de libros y demás gastos,
pagándose por separado el sueldo del “Estacionario”. Como vemos, la dotación era
bastante pequeña de acuerdo a los gastos a los que debía hacer frente, de ahí su
continua situación de precariedad en el tiempo, como constatamos en este capítulo.
Cada dos años, después de las elecciones, nombraba la Sociedad Económica una
comisión compuesta de tres socios con objeto de visitar la Biblioteca, y asegurarse
del cumplimiento de las disposiciones reglamentarias 56 .
Como observamos, la organización era aún rudimentaria. El catálogo numérico,
que correspondería a un primitivo topográfico, carecía de números cla-
56 AHN, Ultramar, leg 12, exp. 1, fol. 82.

392 JUAN JOSÉ SÁNCHEZ BAENA Y CELIA CHAÍN NAVARRO
sificatorios para darle un orden. Éste se basaba en la numeración del inventario.
El Catálogo por orden alfabético tal como lo conocemos hoy dividido en autor,
título y materia, sólo relacionaba en aquel tiempo a los autores y sin clasificación
decimal. Por último, el catálogo metódico, estructurado mediante la clasificación
de los conocimientos humanos, correspondería a las materias organizadas por
epígrafes mediante la designación de letras para su registro.
Años más tarde, la Sociedad reitera la necesidad de auxilios económicos,
al no ser suficientes los recursos con que cuenta para cubrir el presupuesto de
gastos de la Biblioteca. Explicando dichos motivos, la Sociedad en instancia
fechada el 13 de noviembre de 1865 dirigida al Gobierno solicita que el Estado
la subvencione a fin de cubrir el déficit de 3.400 escudos que resultan del
presupuesto.
“Las razones en que se funda la exposición se apoyan fuertemente con la
previsión del artículo 226 del Plan de Estudios (...) a que por el Gobierno
se fomenten las bibliotecas públicas cuidando que no deje de haber una
en las poblaciones de importancia” 57 .
El subsidio pedido ascendía a $ 1.700 anuales, algo más de los prescrito
oficialmente en el Reglamento. Desconocemos si la entrega llegó a verificarse.
En los años posteriores a 1879 hasta 1930 la Sociedad Económica se desprende
de varias de sus dependencias. Durante estos decenios dejan de pertenecer
a la Sociedad el Jardín Botánico, la Escuela San Alejandro, la Escuela Profesional
y las Escuelas Especiales, encargándose de unas la Diputación Provincial, y de
otras, entidades particulares. Esto contribuyó a que la Sociedad pudiese concentrar
su atención, y ocuparse con un mayor interés y detenimiento de los asuntos de su
Biblioteca Pública 58 , la que exigía con el tiempo una ampliación de sus recursos
económicos.
Al final de la guerra de independencia contaba con más de 40.000 volúmenes
59 . Sin embargo, el destino de la Biblioteca de la Sociedad Económica y de
sus fondos ha sido un tanto complicado. Setien comenta que la “designación de
ésta como Biblioteca Nacional hubiese constituido un paso de avance para la justa
valoración de nuestra cultura nacional; pero esto, decididamente no interesaba
57 ANC, Instrucción Pública, leg. 174, exp. 11071.
58 F. ORTIZ FERNANDEZ, Recopilación para la Historia de la Sociedad Económica Habanera,
La Habana, 1930, t. 1, p. 41.
59 F. PERAZA Y SARAUSA, Historia de la biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos
del País, La Habana, 1939, p. 26.

LA REAL SOCIEDAD PATRIÓTICA DE LA HAVANA Y LA PRIMERA BIBLIOTECA PÚBLICA DE LA ISLA 393
a la intervención imperialista” 60 . La Nacional inicia sus servicios con un fondo
realmente pobre, 3151 volúmenes aportados por su primer director, Domingo
Figarola-Caneda 61 .
4. CONCLUSIÓN
En la segunda mitad del siglo XVIII, las Reales Sociedades de Amigos del
País o Patrióticas contribuyeron a difundir las ideas de la Ilustración, ya que
instalaron bibliotecas adecuadas a sus propios fines: el fomento de la educación,
pero sobre todo la ordenación económica. La de La Habana fue la más antigua
de las Hispanoamericanas.
El Papel Periódico probablemente fue la única publicación periódica de la
América española que, además de poder sobrevivir de la venta de sus ejemplares,
pudo obtener los suficientes beneficios como para que a partir de ellos se fundara
una biblioteca. Así, la primera biblioteca que se creó en Cuba fue de titularidad
privada; y la primera privada abierta al público. Sobrevivió con altibajos, pero siempre
fue un referente durante todo el siglo XIX, incluso después de la colonia.
60 E. SETIEN, “El desarrollo de la Biblioteca Nacional durante 75 años y su influencia en el
movimiento bibliotecario del país”, Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, 1, 1977, p. 62.
61 D. FIGAROLA-CANEDA, “Informe de los trabajos efectuados en la Biblioteca Nacional
durante el año de 1910, presentado al Sr. Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Sección
Oficial”, Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba, 5 (1-6), enero-diciembre 1911, pp. 5-8. Cit.
por E. Setien, p. 62.

EL CUERPO DE INGENIEROS DE MARINA: HISTORIA Y
EVOLUCIÓN A LO LARGO DE LOS SIGLOS XVIII Y XIX
CRISTINA RODA ALCANTUD 1
Universidad de Murcia
La creación del Cuerpo de Ingenieros de Marina no tuvo lugar hasta bien
avanzado el siglo XVIII, por consiguiente su participación en la construcción de
los tres arsenales del Estado, así como en la construcción naval, a lo largo de
dicho siglo, fue prácticamente inexistente. Antes de su aparición, las funciones
se distribuían entre los Constructores Navales, que atendían a la fabricación de
buques; los Capitanes de Maestranza, que supervisaban la dirección de las obras y
el reconocimiento escrupuloso de los pertrechos, para aprobar su calidad y llevar
la exacta cuenta y razón de lo que se consumía y de lo que se necesitaba; y los
Ingenieros Militares que se ocupaban de las obras hidráulicas.
Los Constructores, integrados en un principio por selectos carpinteros
denominados a mediados del siglo XVIII ayudantes de construcción, habían
ido formando poco a poco una clase aparte, en un proceso paralelo al de la
Marina de Guerra, pero más lento, pues mientras el Cuerpo General estaba ya
estructurado, los constructores aparecían según las necesidades. Por su parte, los
Capitanes de Maestranza serían una pieza clave hasta la aparición de los ingenieros,
y frecuentemente ocupaban esta plaza las mismas personas que dirigían
1 Profesora Asociada de Historia Contemporánea. Departamento de Historia Moderna, Contemporánea
y de América. Con el cariño que repartía a cuantos la trataban, quiero dedicar este
trabajo a la Profesora Maricarmen Melendreras. Primero como profesora, luego como compañera,
no tengo de ella sino recuerdos entrañables. Siempre tenía una sonrisa en los labios y una palabra
amable o de aliento, que tanto ayudan algunas veces.
395

396 CRISTINA RODA ALCANTUD
la construcción 2 . Hasta 1749 el aprendizaje lo hacían de forma autodidacta, pero
desde 1750 quedaron absolutamente supeditados a las directrices marcadas por
Jorge Juan y su sistema de construcción naval “a la inglesa”; así como a las
marcadas por Gautier “ a la francesa”, desde 1765.
La primera Ordenanza relativa a la creación del Cuerpo de Ingenieros del
Ejército fue promulgada el 4 de julio de 1718. Desde esta fecha, el Cuerpo creció
y se perfeccionó progresivamente a lo largo del siglo XVIII. Durante este tiempo
eran por tanto ingenieros militares quienes atendían, tanto a los proyectos y obras
de Marina, como a los del Ejército, incluidos los arsenales y la construcción de
su defensa militar o fortificaciones, así como todos los edificios e instalaciones
auxiliares. A ellos correspondían de igual modo las obras públicas civiles, en tanto
no se creó el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos (1799). A
finales del siglo, con la creación del Cuerpo de Ingenieros de Marina (1770), se
comenzaron a traspasar a éste las obras de los arsenales y sus dependencias 3 .
Mientras esto no se produce, es bien sabido que a todos los arsenales españoles
dedicaron su energía y capacitación profesional un buen número de excelentes
ingenieros militares. Por otra parte, como señala Merino Navarro, existían, dentro
de la Marina, un grupo de personas dedicadas a temas de ingeniería con acentuada
especialización: Jorge Juan, Ulloa, Sánchez Bort... Incluso dentro de los Constructores
había constancia de la necesidad de una formación más profunda. Poco a poco
iba perfilándose la idea de creación de un Cuerpo de Ingenieros específico de la
Marina, y de una Escuela en donde prepararlos. De ahí la publicación en 1770 de
la Real Ordenanza para el establecimiento del Cuerpo de Ingenieros de Marina, a
cuyo cargo “se construyan, carenen, recorran, y cuiden los vageles de mi Armada,
y practiquen las demás operaciones correspondientes a este cuerpo facultativo” 4 .
Esta Ordenanza fue sustituida dos años más tarde por otra más extensa y
completa, a la que se hará referencia de ahora en adelante, y que se vería adaptada
a las directrices establecidas en las Ordenanzas de Arsenales de 1776. La nueva
Ordenanza de 1772 constaba de 19 títulos. En ellos se abordaba la composición,
2 J.P. MERINO, La Armada española en el siglo XVIII, Madrid, F.U.E., 1981, pp. 47-48.
3 Cfr. H. CAPEL, H.[y otros], Los ingenieros militares en España, siglo XVIII. Repertorio
biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Universidad, Cátedra de Geografía
Humana, 1980/ 83. CAPEL, SÁNCHEZ y MONCADA, De Palas a Minerva. La formación
científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVII, Barcelona, CSIC,
1988. J.Mª RUBIO PAREDES y A. PIÑERA RIVAS, Los ingenieros militares en la construcción
de la Base Naval de Cartagena (SigloXVIII), Madrid, Servicio de Publicaciones del EME, 1988.
4 Ordenanza de S.M. para el establecimiento del Cuerpo de Ingenieros de Marina. Madrid,
Imp. de P. Marín, 1770. Estas Ordenanzas así como toda la legislación consultada para la realización
de este artículo procede del A.H.A.C.

EL CUERPO DE INGENIEROS DE MARINA: HISTORIA Y EVOLUCIÓN A LO LARGO DE LOS ... 397
los sueldos, la incorporación, los estudios y las competencias del recién creado
Cuerpo. Estaba dividido en seis clases: ingenieros directores, ingenieros en jefe,
ingenieros segundos, ingenieros ordinarios, ingenieros extraordinarios y ayudantes
de ingenieros. Cada una de ellas se correspondía con las diferentes graduaciones
de la escala militar de la Marina y percibían un sueldo proporcional al grado que
ocupaban en el escalafón (vid. tabla 1)
Tabla 1
DIFERENTES CATEGORÍAS DEL ESCALAFÓN
DEL CUERPO DE INGENIEROS (1772)
Fuente: Elaboración propia a partir de Ordenanza de S.M. para el servicio del Cuerpo de Ingenieros
de Marina en los Departamentos y a bordo de los navíos de guerra. Madrid, Imp. P. Marín, 1772.
Títulos I y II.
El sistema de incorporación se establecía en el título III, y daba preferencia a los
marinos del Cuerpo General y a los militares en general. Se creaba una Academia
para la instrucción de los ingenieros situada en Ferrol, en la que se impartirían
tanto clases prácticas como teóricas. Las disciplinas principales eran las matemáticas,
la arquitectura y el dibujo; disponiéndose para su estudio del material
didáctico preciso: planos, libros diversos, modelos de navíos de todas clases, y de
las obras de arquitectura hidráulica o civil. También estaba prevista la utilización
de un navío con toda su arboladura, aparejo y pertrechos. Todo ello debería estar
ubicado en las salas donde se llevaran a cabo las distintas enseñanzas 5 .
Por lo que respecta a las competencias, se establecían primero las del ingeniero
general. A su cargo estaría la inspección de las obras de todos los buques,
5 Ordenanza de S.M. para el servicio del Cuerpo de Ingenieros de Marina en los Departamentos
y a bordo de los navíos de guerra. Madrid, Impta. P. Marín, 1772, título IV, artículos 36-45.

398 CRISTINA RODA ALCANTUD
embarcaciones y máquinas de los Departamentos, así como el proyectar construcciones,
carenas y edificios, y efectuar sus reparaciones y las de las máquinas que
considerara necesarias 6 . En segundo lugar, se abordaban las del ingeniero director
o comandante, que tendría a sus órdenes a todos los ingenieros que se hallaran
en la extensión del Departamento al que pertenecía 7 .
Quedaban fijados también en la Ordenanza los pasos a seguir para la puesta
en marcha de las obras de construcción, tanto de navíos como civiles e hidráulicas.
En el caso de que la obra a emprender fuera la construcción de cualquier
tipo de embarcación de guerra, era únicamente el ingeniero general el encargado
de la realización de los planos y de cualquier modificación posterior que
hubiera de hacerse. Tras su aprobación, pasarían a las manos del ingeniero que
se hiciera cargo de la construcción. Hasta principios del siglo XIX, el ingeniero
general que ejercía dicho cargo, era un personaje de extraordinaria relevancia,
que gozaba de potestad absoluta hasta el punto de imponer su particular sistema
de construcción, al que además se conocía por su propio nombre: Gautier,
Romero Landa y Retamosa.
Si la obra que se debía proyectar era de arquitectura (almacenes, tinglados,
muelles, diques...), el encargado de formar el plano, el proyecto y el presupuesto,
era el ingeniero director del Departamento 8 en el que ésta se fuere a realizar. Una
vez ejecutados, los remitiría para su aprobación al ingeniero general, de quien
habría recibido la oportuna orden para elaborarlos 9 . El siguiente paso era establecer
el método a seguir para iniciar las obras y exponer como se llevaría a cabo
la dirección de las mismas. Para ello, nombraba el comandante de ingenieros al
ingeniero cuyo talento le pareciese más propio, en función de que el ramo de la
arquitectura fuese civil o hidráulica; y con él, un ayudante y los aparejadores y
capataces que precisara la obra, según su naturaleza y extensión 10 .
El resto de las competencias que se consideraban propias de los ingenieros
también se continuaban detallando a lo largo del texto de la Ordenanza, como
el reconocimiento de montes y la corta, labra y conducción de maderas. Para
estas tareas, el ingeniero comandante nombraría a los ingenieros ayudantes de
construcción, contra-maestres y capataces correspondientes. Debía ser supervisado
directamente por los ingenieros de Marina el envío de materiales tales como
6 Ibidem, título V, artículos 46-63.
7 Ibidem, título VI, artículos 64-74.
8 A nivel de cada Departamento el ingeniero director del mismo era conocido también como
comandante de ingenieros del Arsenal.
9 Ibidem, título VIII, artículos 82-90.
10 Ibidem, título IX, artículos 147-156.

EL CUERPO DE INGENIEROS DE MARINA: HISTORIA Y EVOLUCIÓN A LO LARGO DE LOS ... 399
madera, hierro, cáñamo, y demás géneros que se precisaran para la fabricación y
habilitación de los navíos, así como el reconocimiento de los mismos al entregarse
en los Departamentos 11 .
También incumbían a los ingenieros las diferentes gestiones a realizar al
dirigir las obras, según se llevaran a cabo éstas por asiento o por administración.
De igual modo, se establecía el servicio a desempeñar por los ingenieros embarcados
y por los que estaban en los Departamentos 12 . El título XIX y último de la
Ordenanza estaba dedicado a la Junta del Departamento y a sus competencias en
la contrata de materiales.
El Cuerpo de Ingenieros de Marina no era muy numeroso. Las Ordenanzas,
como se ha visto fijaban la cifra de marinos que debían componerlo. En 1789, y
pese a lo establecido en el artículo 395 de las Ordenanzas de Arsenales, publicadas
en 1776, y que habían adaptado a su vez las de 1772 del Cuerpo de Ingenieros de
Marina, se establecía: “Conste el cuerpo de Ingenieros de Marina de un ingeniero
general, cuatro directores, cuatro jefes, ocho segundos, 12 ordinarios, 14 extraordinarios
y 18 ayudantes” 13 . Esto suponía una ampliación del Cuerpo respecto a las
composiciones establecidas anteriormente, tanto en la Ordenanza de 1770, como
en la de 1772 (vid. tabla 2).
Merino Navarro ha estudiado la evolución del Cuerpo de Ingenieros entre
1786 y 1822, a partir de los datos aportados por los Estados Generales de la
Armada, y llega a la conclusión de que éstos alcanzan la estabilidad antes que el
Cuerpo General, lo que demostraba la necesidad que tenía la Armada de un Cuerpo
de estas características. No obstante, su suerte estuvo unida desde su creación a
la marcha de la construcción naval, y así las adversas circunstancias por las que
atravesó la Marina a principios del siglo XIX, provocaron que la realidad fuera
otra bien distinta. Hasta tal punto que en 1825 fue suprimido.
En efecto, la Marina reducida en aquellos tristes años a su mínima expresión,
no precisaba de un cuerpo técnico de estas características, que desempeñaba tantas
funciones y bien dispares a la vez. Se hacía necesaria una reconversión urgente
del mismo y así se expresaba oficialmente:
“La serie no interrumpida de calamidades de todas especies que de muchos
años a esta parte agobian a la España y la consiguiente falta de
ingresos capaces de cubrir todas las atenciones del Real servicio como
11 Ibidem, título XI, artículos 166-178. Sobre este tema podemos consultar J.P. MERINO
NAVARRO, La Armada..., pp. 181- 298.
12 Ibidem, títulos XII y XIII y XV.
13 C.L.A.: R.O. 9 de septiembre 1789.

400 CRISTINA RODA ALCANTUD
anteriormente, obligaron al Rey Nuestro Señor a disponer una reforma
general en todos los ramos del Estado. El de la Marina cuya carencia trae
un origen de fecha muy anterior (...), exige en concepto de S.M. no sólo
reforma sino arreglo interior en los cuerpos y ramos de que se componen
(...) Ingenieros de Marina. Este cuerpo se denominará en lo sucesivo de
Constructores Hidráulicos. No tendrá la consideración de militar, respecto
a que la ocupación de sus individuos no es otra que la de construir, carenar
buques y dirigir obras civiles e hidráulicas sin salir nunca a campaña (...).
Los actuales Ingenieros continuarán en el servicio que hacen y con ellos
se formará el cuerpo de constructores e hidráulicos para cuantas obras de
ambas especies hayan de hacerse en los arsenales” 14 .
Tabla 2
EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE MIEMBROS DEL CUERPO
DE DEINGENIEROS DE MARINA EN LAS DISTINTAS ORDENANZAS
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las Ordenanzas de 1770, 1772, 1776 y 1789.
De esta manera por Real orden de 31 de agosto de 1825 se suprimía la
existencia del Cuerpo de Ingenieros de Marina y se establecía el de Constructores
e Hidráulicos, cuyo reglamento provisional se publicó dos años después, el 9 de
marzo de 1827, siendo ministro de Marina Luís María de Salazar, estableciendo
la composición de cada uno de ellos (vid. tablas 3 y 4). Su enfoque sería a nivel
puramente práctico, desechando todo el aparato científico del anterior. A partir de
esa fecha y durante 20 años, todo lo relativo a las obras de construcción naval y
a las civiles e hidráulicas correría a su cargo. Por tanto el reparto de atribuciones
volvía a ser el mismo del siglo XVIII; la construcción naval para los Constructores
y las obras en las instalaciones y dependencias para los Hidráulicos. Se establecían
las subordinaciones de los jefes de ambos Cuerpos a las órdenes del comandante
14 C.L.A.: R.O. 31 de agosto1825.

EL CUERPO DE INGENIEROS DE MARINA: HISTORIA Y EVOLUCIÓN A LO LARGO DE LOS ... 401
general del Departamento o Apostadero y del Arsenal en el que prestaran sus
servicios. La distribución en los tres astilleros de la Península (vid. tablas 5 y 6),
situaban en Cádiz a los máximos responsables de ambos Cuerpos, al encontrarse
ubicada allí la Escuela de formación.
Lo relativo al ingreso en el Cuerpo de Constructores se trataba en el título
segundo del Reglamento, que se ocupaba de los requisitos necesarios para ingresar
en la carrera de la construcción naval y la forma de ascender. En este sentido se
daba preferencia a los aspirantes procedentes del extinguido Cuerpo de Ingenieros
de Marina, aunque sólo para la primera convocatoria. En adelante los aspirantes
serían jóvenes entre 18 y 30 años, de conducta y familia intachables. Las asignaturas
sobre las que versarían los exámenes serían las siguientes: aritmética,
álgebra-hasta las ecuaciones de segundo grado, geometría y trigonometría. Una
vez admitidos los alumnos, lo serían en calidad de agregados durante un año, en
el que adquirirían los principios teóricos y prácticos de la arquitectura naval, para
así poder entrar en posesión de la plaza de ayudante.
Tabla 3
COMPOSICIÓN DEL CUERPO DE CONSTRUCTORES (1827)
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Reglamento provisional para el establecimiento
y gobierno del Cuerpo de Constructores e Hidráulicos de la Real Armada. Madrid, Imp. Real,
1827.
Tabla 4
COMPOSICIÓN DEL CUERPO DE HIDRÁULICOS (1827)
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Reglamento...

402 CRISTINA RODA ALCANTUD
Tabla 5
DISTRIBUCIÓN DE LOS CARGOS PARA LOS CONSTRUCTORES
(1827)
Fuente: Elaboración propia a partir del Reglamento...
Tabla 6
DISTRIBUCIÓN DE LOS CARGOS PARA LOS HIDRÁULICOS (1827)
Fuente: Elaboración propia a partir del Reglamento...
Por su parte, las condiciones para aspirar a ocupar las plazas de Hidráulicos se
contemplaban en el título quinto del Reglamento. Debía de ser el director general
de la Armada quien propusiera los sujetos que considerara más idóneos y beneméritos
para ingresar. Los aspirantes serían sometidos a un examen público en el
Arsenal de La Carraca, en el que se evaluaría sus conocimientos en las disciplinas
estipuladas (anteriormente citadas), y principios de dibujo natural.
Superado este primer examen, permanecerían en calidad de agregados durante
un año, trascurrido el cual, repetirían un segundo examen en el que las asignaturas
serían: álgebra, hasta las ecuaciones superiores, con los demás principios matemáticos
y sus aplicaciones a la arquitectura civil e hidráulica de obras de mar; y
el dibujo y delineación de planos relativos a esta facultad. Tanto las atribuciones
como las obligaciones de los cargos de director general de construcción y de
profesor jefe de hidráulicos estaban detalladas, así como la forma de ejecutarse
las obras y la elaboración de los planos 15 .
15 Reglamento provisional para el establecimiento y gobierno del Cuerpo de Constructores e
Hidráulicos de la Real Armada. Madrid, Imp. Real, 1827, títulos III y IV, arts. 32-76.

EL CUERPO DE INGENIEROS DE MARINA: HISTORIA Y EVOLUCIÓN A LO LARGO DE LOS ... 403
En suma, el establecimiento de este doble Cuerpo de Constructores e Hidráulicos
separaba claramente las funciones de construir y reparar los buques de
la de acometer obras hidráulicas, cuando antes ambas se englobaban en la figura
del ingeniero de Marina. El Cuerpo de Ingenieros sería nuevamente restablecido
en 1847, pero durante años subsistirían también miembros del de Constructores e
Hidráulicos, que aunque extinguido, había pasado a formar parte del restablecido
Cuerpo de Ingenieros, con la denominación de Ingenieros Prácticos. Hubo por
tanto largos años de convivencia, que no de coexistencia, de ambos cuerpos: El
de Ingenieros de la Armada y el de Constructores e Hidráulicos (entonces Ingenieros
Prácticos).
Transcurridas las primeras décadas del siglo XIX, la Armada empieza a salir
de su postración, y comienza la vuelta a la vida de los arsenales y la reorganización
de la construcción naval. Se hacía preciso acometer por tanto proyectos que
reacondicionarán las maltrechas instalaciones, y otra vez era necesaria la presencia
de un cuerpo técnico, suficientemente especializado y preparado para llevar a cabo
dignamente las direcciones de las obras y la responsabilidad de los proyectos que se
acometerían. El Cuerpo de Ingenieros de Marina era la pieza que faltaba en el engranaje
de esta nueva proyección naval puesta en marcha. Diversos informes oficiales
del momento aludían a la necesidad de su restauración para remediar la decadencia
que la Marina padecía, y dar impulso a la construcción en los arsenales 16 .
El suceso no se haría esperar, el primero de diciembre de 1847 una Real
orden dispuso, ante su inminente reorganización, lo siguiente:
“Interim no se reorganiza el extinguido cuerpo de ingenieros con todas
las mejoras que dictan los adelantos de la época, los comandantes de los
Arsenales, Departamentos y Apostaderos ejerzan las funciones de Jefes de
constructores en los suyos respectivos, con toda las facultades que para
los Comandantes de Ingenieros señala la ordenanza en el título correspondiente”
17 .
En 1834 se habían hecho ya los primeros intentos de reorganización del
antiguo Cuerpo de Ingenieros de Armada, intentos que no llegaron a cuajar hasta
1848 por insalvables dificultades. Una de las más graves, sin duda, era la falta de
hombres capaces de constituir por su formación el núcleo del nuevo Cuerpo, lo
que había llevado inevitablemente a la única solución viable: traer constructores
del extranjero.
16 AMNm. Ms. 2307.Doc. 3, fol. 30-43.
17 C.L.A.: R.O. 1 de diciembre 1847.

404 CRISTINA RODA ALCANTUD
Seis meses después, un Real decreto restablecía el Cuerpo de Ingenieros de
la Armada 18 . El ministro de Marina había propuesto a la Reina el proyecto para
su aprobación argumentando “el vacío tan grande que su supresión dejó en 1827
y la conveniencia de restablecer aquella misma organización y también la escuela
especial prescrita” 19 . Estaría integrado esta vez por un ingeniero general, cuya
graduación sería la de jefe de escuadra o teniente general, y 40 oficiales divididos
entre las clases de: brigadieres, capitanes de navío, capitanes de fragata, tenientes
de navío y alfereces de navío (vid. tabla7). Composición que se mantendrían hasta
la consolidación definitiva del Cuerpo en 1869.
Los sueldos que se establecían para estos ingenieros eran los prefijados para
los de sus clases correspondientes en la Armada, más las asignaciones y comisiones
extraordinarias que les pudieran corresponder según su cometido. La Escuela se
ubicaba en el Arsenal de La Carraca, y el ingreso en ella sería de acuerdo a las
siguientes normas: “siempre por oposición (...) se admitirán a concurso todos los
individuos que no bajando de los 17 años de edad, ni pasando de los 22, sean
naturales de los dominios de la monarquía española, de familias honradas (...) y
sean aprobados en el examen” 20 . La principal innovación frente a las normas que
aparecían en la Ordenanza de 1772, era la ampliación de las materias a exigir para
el examen de ingreso, que se habían adaptado a los avances técnicos de la época;
aunque aún no se detallaban con claridad ni su contenido ni su distribución por
cursos, que serán recogidos posteriormente en los Reglamentos de la Escuela.
Tabla 7
COMPOSICIÓN DEL CUERPO DE INGENIEROS DE LA ARMADA (1848)
Fuente: Elaboración propia a partir de C.L.A.: R.D. 7 de julio 1848 por el que se restablecía el
Cuerpo de ingenieros de la Armada.
18 Ibidem: R.D. 7 de julio 1848.
19 AMNm. Ms. 2307. Doc. 25. Fol. 134 - 150.
20 C.L.A.: R.D. 19 de diciembre 1848, art. 15. Creación de la Escuela de Ingenieros de Marina.

EL CUERPO DE INGENIEROS DE MARINA: HISTORIA Y EVOLUCIÓN A LO LARGO DE LOS ... 405
La jornada de trabajo se estableció como sigue:
1) Dos horas de academia –todos los días de labor– para repasar las teorías
aplicadas a la práctica de las materias que fueron el asunto del examen
de ingreso.
2) Dos horas dedicadas al dibujo y delineación de buques, arboladuras y
cálculo de sus desplazamientos y demás materias propias de la arquitectura
naval, dibujo de máquinas de vapor –tanto para los buques como para los
arsenales– y dibujo de arquitecturas civiles e hidráulicas.
3) Estudio del francés y el inglés, que debían cuidar muy especialmente, ya que
era indispensable saber traducir las obras facultativas de estas lenguas.
4) Asistencia a todas las faenas del arsenal que tuvieran relación directa o
indirecta con su profesión, bien en los buques o en los edificios civiles e
hidráulicos, fábricas, talleres, y obradores.
La Escuela existía, creada a tenor de la demanda de técnicos que generaba
la renovación de infraestructuras de las instalaciones navales, pero no funcionaba
por causa de la falta de profesorado. Por ello el gobierno tomará la decisión de
enviar a la primera promoción salida de ella a la Escuela de Construcción Naval
de la Marina francesa. En octubre de 1852 los alumnos de esta primera promoción
completaban sus estudios en los Arsenales de Tolón y Brest. En 1854 dos de
ellos estaban ya destinados, eran: Miguel Pardiñas en Cartagena, e Hilario Nava
en Ferrol 21 . Simultáneamente a la creación de la Escuela, se vivía la necesidad
inmediata de formar unas nueva Ordenanza para el Cuerpo de Ingenieros de Marina
“que esté en todas sus partes en completa armonía con los adelantos del siglo” 22 .
El planteamiento era por tanto no sólo restablecer el Cuerpo, sino modernizarlo
y adaptarlo a los nuevos tiempos.
En cuanto al Cuerpo de Constructores e Hidráulicos, de momento se preveía
su continuación tal y como se encontraba. Pero era evidente que estaba llamado
a desaparecer ante el nuevo impulso que recibían los estudios de ingeniería en
la Marina. En 1851 se decidió definitivamente suprimirlo 23 y buscar solución al
futuro de todos aquellos que pertenecían y prestaban servicio en él. Pasarían a
ingresar en el Cuerpo de Ingenieros de la Armada, en la clase de Prácticos, formando
un escalafón aparte. No obstante, podían ingresar en la Escuela facultativa,
21 L. HIGUERAS: “ La Primera Escuela especial de Ingenieros de la Armada”, R.G.M, (1982),
pp.109-117.
22 C.L.A: R.O. 9 de junio 1848.
23 Ibidem: R.D. 7 de mayo 1851.

406 CRISTINA RODA ALCANTUD
siempre que acreditaran por un examen que poseían los conocimientos necesarios.
A partir de entonces las denominaciones en la escala práctica quedarían por tanto
modificadas (Vid. Tabla 8).
Tabla 8
DENOMINACIONES DE LA ESCALA PRÁCTICA DE INGENIEROS
(1851)
Fuente: Elaboración propia a partir de C.L.A.: R.O. 7 de mayo 1851. Artículos 1º-6º.
De esta manera el Cuerpo de Constructores e Hidráulicos fue poco a poco
absorbido por el recién restablecido de Ingenieros de Marina, hasta su total extinción
con la progresiva jubilación de sus miembros. Teniendo presente que esta
situación se vivirá a partir de 1851, los años en los que se construyen el varadero y
el dique, lo serán de convivencia de ambos escalafones: el Facultativo, restablecido
en 1848, y el de Ingenieros Prácticos, constituido por los antiguos Constructores
e Hidráulicos. Así lo podemos constatar al observar la relación de los distintos
miembros de estos Cuerpos, que participarán en las obras del varadero 24 .
Volviendo al tema de la preparación de que debían ser objeto los futuros
ingenieros de la Marina, en 1860, es decir 12 años después de haberse restablecido
este Cuerpo, se trasladaba su Escuela especial al Arsenal de Ferrol 25 , y de
ella saldría ya la sexta promoción. Declaraba como su objetivo principal dar la
instrucción necesaria a los aspirantes a ingresar en el Cuerpo de Ingenieros de
la Armada, y la enseñanza que en ella se impartiría consistiría en lo siguiente:
“1º- Las lecciones orales dadas por los profesores y las prácticas de cada curso.
2º- Los ensayos de materiales de construcción. 3º- Las visitas a los talleres y obras
que se ejecuten en los Arsenales. 4º- Las materias que habrían de estudiarse en
los tres años que durara la enseñanza” 26 .
De los tres años establecidos para cursar los estudios en la Escuela, el primero
se dedicaba al estudio de la construcción naval, el segundo al de la maquinaria,
24 E.G.A.: (1850- 1867).
25 C.L.A.:, R.D. 8 de febrero de 1860.
26 Reglamento para la Escuela de Ingenieros de la Armada, creada por R.D.de 8 de febrero
de 1860, capítulo primero.

EL CUERPO DE INGENIEROS DE MARINA: HISTORIA Y EVOLUCIÓN A LO LARGO DE LOS ... 407
y el tercero a la arquitectura naval. La publicación de su propio Reglamento supuso,
sin duda, el afianzamiento de los estudios de Ingenieros de Marina. Será
por tanto a partir de 1860, cuando recibió verdadero impulso la preparación de
los técnicos que habían de dedicarse tanto a la construcción naval, como a la de
las instalaciones que la hicieran posible, es decir: diques, varaderos, gradas... en
suma, obras hidráulicas.
No es de extrañar que al acometerse construcciones hidráulicas de gran envergadura
para aquella época, como sería el caso del varadero de Santa Rosalía
que se construyó en el Arsenal de Cartagena entre 1858 y 1867, se tuviera que
acudir a los Ingenieros de Caminos. Dadas las circunstancias vividas en aquellos
años por el Cuerpo y la Escuela de ingenieros de la Armada, el Gobierno consideró
que en aquellos momentos la preparación de dichos técnicos era superior a los
de la Marina, habida cuenta de que sus estudios llevaban más años consolidados.
Si bien esta decisión no estaría exenta de polémica y se vería acompañada de la
correspondiente disputa de competencias entre ambos cuerpos 27 .
Iniciado ya el Sexenio, se daría la consolidación definitiva al Cuerpo de
Ingenieros de Marina, con la aprobación del Reglamento del Cuerpo Militar de
Ingenieros de la Armada, en el que se reconocían los esfuerzos de estos técnicos
para lograr el progreso de la Armada: “dedicados los individuos del expresado
cuerpo a un incesante estudio, para que sus trabajos lleven a la Marina española
al estado de adelanto a que han llegado otras extranjeras” 28 , y cuya composición
se preveía mucho más numerosa que la de 1848 (vid. tabla 9).
Tabla 9
COMPOSICIÓN DEL CUERPO DE INGENIEROS DE MARINA (1869)
Fuente: C.L.A.: R.D. 1 de noviembre de 1869.
27 Vid. C. RODA, La modernización del Arsenal de Cartagena durante el gobierno de la Unión
Liberal, Murcia, Universidad de Murcia, 2003.
28 C.L.A.: R.D. 1 de noviembre 1869.

408 CRISTINA RODA ALCANTUD
ABREVIATURAS
A.H.A.C.: Archivo Histórico de la Armada de Cartagena, actualmente incluido en
el denominado Archivo general intermedio de la Armada de Cartagena.
C.L.A: Colección Legislativa de la Armada.
R.O.: Real orden.
AMNm: Archivo Museo Naval de Madrid.
R.D.: Real decreto.
R.G.M.: Revista General de Marina
E.G.A.: Estados Generales de la Armada.

LA COFRADÍA DE JESÚS: NOBLEZA Y CLERO DE MURCIA
EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
VICENTE MONTOJO MONTOJO
Archivo General de la Región de Murcia
La profesora Mari Carmen Melendreras Gimeno estudió los aspectos económicos
murcianos de la Guerra de la Independencia 1 , por lo que queremos dedicarle
este tema afín en este su homenaje.
La Guerra de la Independencia generó, además de enormes pérdidas humanas
y materiales, no una nueva sociedad, pues ésta no cambió de forma tan rápida 2 ,
pero sí un obligado posicionamiento por parte de individuos y grupos sociales ante
el levantamiento de la nación española frente al ejército francés. Hubo de darse
un alineamiento “patriota” en todos los grupos sociales, salvo que se apostara por
una postura afrancesada. De esta forma, la población sufrió un fraccionamiento
político más, que se unió al social, una división que no era totalmente nueva,
pues las reformas borbónicas del siglo XVIII ya habían sembrado unos primeros
conflictos políticos (los motines de Esquilache y Aranjuez en 1766 y 1808), aunque
no tan profundos como el de la Guerra de la Independencia.
1 MELENDRERAS GIMENO, Mª del Carmen: “Economía murciana durante la Guerra de la
Independencia”, en Anales de la Universidad de Murcia (Filosofía y Letras), XXIX/3-4 (1970-71),
133-153. MELENDRERAS GIMENO, Mª del Carmen: La Economía en Murcia durante la Guerra
de la Independencia. Murcia: Universidad. 2001.
2 PRO RUIZ, Juan: “Las élites de la España liberal: Clases y redes en la definición del
espacio social”, Historia Social, 21 (1995), 47-69.
409

410 VICENTE MONTOJO MONTOJO
1. LA VINCULACIÓN DE LA NOBLEZA A LA COFRADÍA Y SUS PRO-
BLEMAS
La Cofradía de Jesús de Murcia había experimentado en los años anteriores a
la mencionada guerra frecuentes donaciones y limosnas de don Francisco de Avellaneda,
Bailío de Lora, como también de algunos otros nobles murcianos. Pero la
desaparición del primero como uno de los mayordomos de la Cofradía (en 1802),
la de otros nobles y las propias dificultades que la guerra conllevó, hicieron que
se diera en ella un periodo de empobrecimiento económico, aunque no social, de
sumo interés, pues fue precisamente en la 2ª mitad del XVIII cuando la Cofradía
de Jesús atrajo a la nobleza murciana y en la de la guerra cuando esta situación
dio lugar a una pequeña crisis.
Las aportaciones de la nobleza murciana a la Cofradía de Nuestro Padre
Jesús Nazareno fueron características de su mayor periodo de esplendor, la segunda
mitad del siglo XVIII, en dos fases diferentes. Durante la primera tuvo un
gran protagonismo don Joaquín Riquelme y Togores, regidor del Ayuntamiento de
Murcia, quien obtuvo grandes limosnas, y en la que Francisco Salzillo hizo siete
pasos para la Cofradía y su procesión del Viernes Santo por la mañana: la Caída
(1752), la Oración en el Huerto (1754), la Dolorosa (1755), San Juan (1756), la
Verónica (1756), la Cena (1761) y el Prendimiento (1763) 3 . Todo ello se hizo
cuando aún la Cofradía estaba pleiteando con los religiosos agustinos del Convento
de la Arrixaca, para obtener la separación de su ermita privativa (1747-1765) 4 . La
consecución de su independencia debió constituir un atractivo para la nobleza y el
alto clero, hasta el punto de que los cargos de mayordomos, que antes se elegían
cada año, pasaron a ser desempeñados por miembros de estos grupos sociales de
forma permanente en el periodo 1775-1814: eran reelegidos hasta que dimitían o
morían. A ello hay que añadir el aliciente de los pasos de Salzillo.
En el último tercio del siglo XVIII, una gran parte del mecenazgo artístico
de la Cofradía fue protagonizado por el mencionado don Francisco de Avellaneda,
Bailío de Lora, que dejó su impronta en el último encargo realizado al escultor
Francisco Salzillo (los Azotes, 1777) 5 , para el que se ofreció a pagar la tercera
3 MOLINA SERRANO, F. Entrevista retrospectiva con Salzillo. Murcia, 1983, p. 30-36.
4 TORRES FONTES, Juan: “La Cofradía de Jesús y su autonomía”, en Murgetana. Revista
de la Real Academia Alfonso X el Sabio, 108 (2003), 119-136.
5 MAESTRE DE SAN JUAN PELEGRÍN, Federico/MONTOJO MONTOJO, Vicente: “Cofradías
y capillas penitenciales de Cartagena y Murcia: Corporativismo, liderazgo e integración a
través de la religiosidad”, en Murgetana. Revista de la Real Academia Alfonso X el Sabio, 111
(2004), 47-67.

LA COFRADÍA DE JESÚS: NOBLEZA Y CLERO DE MURCIA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 411
parte de su costo 6 , y en la pintura interior de la Ermita o Iglesia de Jesús, encargada
a Pablo Sistori (1792) 7 , de tipo arquitectónico fingido. Pero la labor del
bailío de Lora se multiplicó en otras actividades, como la reparación del daño que
había hecho una entrada de agua (1796), o las iniciativas de hacer un campanario,
retejar la ermita y hacer obras en el camarín (1800-1801), dejando además
varias propiedades en donación y entregando 40.000 reales de limosnas recogidas
(1802) 8 . No obstante, aunque protagonista principal de la decoración y mejora de
la Ermita de Jesús, a diferencia del periodo anterior en éste se advierte la entrada
de un gran número de nobles murcianos, tales como títulos y prebendados, que
asumieron los gastos en que se metió la Cofradía 9 y sus cónyuges hicieron también
donaciones 10 , pues normalmente pedían que se les nombrase mayordomos, grupo
reducido entre quienes se asignaban dichos gastos 11 . Las imágenes de Salzillo se
convirtieron entonces en una atracción para el público 12 .
Un hecho sintomático es que la sombra del bailío se proyectó aún en el inicio
de la Guerra de la Independencia, cuando él ya había fallecido, pues en 1809 la
autoridad política (la Junta Superior de la Provincia) ordenó suspender la proce-
6 Archivo de la Cofradía de Jesús-Murcia (ACJ), Actas Capitulares (Cabildos) 1775-1788,
12-5-1776.
7 MOYA GARCÍA, Mª Luisa: Pablo Sistori. Un pintor italiano en la Murcia del siglo XVIII.
Murcia: Academia Alfonso X el Sabio, 1983, p. 166-167.
8 ACJ, Juntas particulares (Jtas.Part.) 1796-1831, 19 y 26-3-1802. El marqués del Campillo
presentó un plan de camarín de Nuestro Padre Jesús Nazareno en 1803 (ACJ, Jtas.Part. 25-2-1803).
9 En 1776 Antonio Fontes Paz, Jesualdo Riquelme Fontes, Borja Fontes Riquelme, Ignacio
Borja prebendado, Manuel de Arce presbítero y Francisco Avellaneda, mayordomos, hicieron suelta
o remisión de lo que les debía la Cofradía en las cuentas que habían dado, argumentando que lo
hacían así “por haberse convertido en culto de Nuestro Padre Jesús” (ACJ, Cabildos 12-5-1776).
10 Doña Concepción Molina regaló un terno encarnado de tela de seda con galones de oro, un
paño de púlpito, un facistol y 3 albas; y doña Mª Irene Martínez Galtero la túnica para el Jesús de la
Caída, con guarnición de plata dada por doña Antonia Fontes y Paz (ACJ, Cabildos 20-5-1778).
11 En 1781 pidieron ser mayordomos Salvador Vinader Corvari y Antonio José Salinas Moñino,
canónigo maestre escuela de la Catedral de Murcia y sobrino de Floridablanca (ACJ, Cabildos
23-6-1781). Desde 1775 eran mayordomos además de los mencionados: García Barrionuevo Tizón,
José Fernández de la Portilla prebendado, el marqués de Beniel y Antonio Lucas Carrillo Celdrán,
marqués del Campillo (14-8-1775). A ellos se añadieron Francisco Diego Melgarejo y Tadeo Avellaneda,
retirándose Francisco Tuero, presbítero, por enfermedad (24-8-1775). Ver además: CANDEL
CRESPO, Francisco: La Murcia eclesiástica durante la Guerra de la Independencia (1808-1814).
Prólogo de Juan B. Vilar. Murcia: Ed. propia, 2003, p. 37-38. Y sobre los Vinader: GUILLAMÓN
ÁLVAREZ, Francisco Javier: “Absolutismo ilustrado y respuestas oligárquicas: el ascenso social de
la familia Vinader”, en Casey, James/Hernández Franco, Juan (eds.): Familia, parentesco y linaje.
Murcia: Universidad de Murcia. 1997, 323-334.
12 El bailío de Lora propuso que en los 3 días de Pascua de Resurrección se descubriesen e iluminasen
las imágenes, pues iba gente a verlas, a lo que accedió la Cofradía (ACJ, Cabildos 4-6-1780).

412 VICENTE MONTOJO MONTOJO
sión del Viernes Santo (téngase en cuenta que en la Semana Santa de 1808 aún
no había guerra) y los mayordomos pidieron que esta decisión no afectara a la
condición que había puesto Francisco de Avellaneda de que se había de celebrar
la procesión para percibir la renta de las propiedades donadas 13 , que consiguieron
mediante alegación de la circunstancia.
Fue también en 1809 cuando se hizo el reparto de los gastos entre los mayordomos
con la forma de ruleta o tabla que aún hoy se conserva en la Iglesia de
Jesús 14 :
Al año siguiente (1810), los mayordomos de Jesús consiguieron que saliera
la procesión, pero muy reducida, con sólo las imágenes de Nuestro Padre Jesús
Nazareno y la Dolorosa más el paso de las cruces y la convocatoria, disponiendo
hacer cumplir las órdenes de la Junta Superior Provincial y convidar a los eclesiásticos
para luces con que acompañaran a la Dolorosa, a pesar de la discrepancia
de Joaquín Fontes Riquelme 15 .
Nada sabemos de qué pasó en 1811, pues no se hizo acta de junta particular
alguna, pero en 1812 la primera decisión que se tomó fue la de dar amplia comisión
al marqués de Pinares, “para que intervenga arbitrariamente en todos los
asuntos” 16 , y menos de dos meses después se hacía constar en acta la comunicación
de despedida del marqués de Campillo, mayordomo decano, a quien se pidió que
la reconsiderase 17 , pero que se confirmó al cabo de unos días, junto con la del
13 ACJ, Jtas.Part., 25-3-1809. En 1778 la procesión fue suspendida, pero por causa de la
lluvia.
14 “Gastos que están a cargo de los Sres. Mayordomos de Nuestro Padre Jesús Nazareno en
esta Hermita: 1. Los cuatro reales y medio de cada misa cantada de los viernes de todo el año (Sr.
Vizconde de Huertas). 2. La cera de todo el año, vino y ostias (D. Antonio Riquelme Fontes). 3.
Dulces de los nazarenitos de Jesús, salario de armados y licencia de procesión (D. Joseph Zarandona).
4. La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y lizencia para abrir la Puerta de los Perdones
para que entren los Pasos de la Cena y Columna (D. Luis Valcárcel). 5. Los 30 reales por mes
para el sacristán (D. Francisco Antonio Sandoval). 6. Las 9 arrobas de aceite para las lámparas de
Jesús (D. Antonio Riquelme Fontes). 7. Los 240 reales al padre predicador de Quaresma, darla y
los refrescos al dicho (El Marqués del Campillo). Los demás gastos de procesión y Semana Santa
quedan a cargo de los demás mayordomos que no están comprendidos en esta tabla, para lo que
se les hecha repartimiento de 300 reales, los que se entregan al sacristán mayor D. Joseph María
Carmona, que está encargado de la distribución de ellos para la procesión. Año de 1809”. Grabado
en madera.
15 ACJ, Jtas.Part., 16-4-1810.
16 ACJ, Jtas.Part., 15-3-1812.
17 ACJ, Jtas.Part., 4-5-1812: “también se acordó se le escribiese al señor marqués del Campillo
para saber la última resolución sobre su despedida”. Había sufrido especialmente las peticiones de
dinero por el Ayuntamiento de Murcia en 1810 (SÁNCHEZ JARA, Diego: Intervención de Murcia
en la Guerra por la Independencia. Murcia: Diputación Provincial de Murcia. 1960, p. 159).

LA COFRADÍA DE JESÚS: NOBLEZA Y CLERO DE MURCIA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 413
canónigo Antonio José Salinas Moñino, por lo que se nombró mayordomo decano
a Antonio Riquelme Fontes 18 .
Los mayordomos de la Cofradía de Jesús se hubieron de enfrentar a un
grave problema de reducción de gastos, pues todos ellos se encontraban con gran
estrechez, lo que condujo a la determinación de simplificar los compromisos
económicos 19 . Nuevamente se pudo recurrir, al menos en parte, a las actuaciones
económicas del bailío de Lora 20 . Por otra parte, no cesaron las peticiones de
admisión de cofrades y se recargó la contribución de los comisarios de cruces y
gallardetes 21 , así como muy pronto se volvió a gastos de tipo suntuario.
En cierto modo, la Cofradía de Jesús había experimentado en la segunda
mitad del siglo XVIII un proceso de ennoblecimiento del grupo de sus dirigentes,
los mayordomos, entre quienes habían pasado a predominar los miembros de la
nobleza urbana de Murcia y del alto clero secular. La primera era un grupo de
hombres entre quienes se daban las características de terratenientes, títulos nobiliarios,
ostentadores de regidurías perpetuas del Ayuntamiento 22 , mientras que en el
clero se daba también la presencia de quienes tenían cargos en la curia episcopal,
el cabildo catedralicio y los curatos parroquiales. Puede decirse que estaba bien
presente la élite de poder murciana, que se caracterizó por la mayor composición
de sus hogares 23 , su endogamia y su capacidad de vinculación y perpetuación 24 .
18 ACJ, Jtas.Part., 10-5-1812: “que en atención a haberse practicado cuantas gestiones políticas
exige el honor de la Cofradía con los señores [citados] y éstos contestado que sus accidentes no les
permiten continuar en esta Cofradía, se les admita la despedida ...”.
19 ACJ, Jtas.Part., 9-6-1812: la función cultual de la Exaltación se limitó a una misa cantada
con sacerdote, diáconos, sacristán y 8 velas; el salario del sacristán se aminoró a una pensión de
240 reales anuales, las misas se limitaron a una dominical, el pago al predicador de cuaresma a 100
reales y la aportación anual de cada mayordomo a 100 reales.
20 Fue admitida la petición de unos cuartos por Antonio Donate, antes denegados, “en atención
a que la cantidad que entregó el señor bailío frey Francisco Avellaneda para el alquiler de los
referidos cuartos está ya más que reintegrados” (ACJ, Jtas.Part., 9-6-1812).
21 Los mencionados comisarios hubieron de contribuir con 300 y 100 reales anuales respectivamente
(ACJ, Jtas.Part., 9-4-1813). Fueron admitidos Diego Pareja y Joaquín Melgarejo Mergelina
en 1813 y Manuel Melgarejo, arcediano de Lorca, y un nuevo marqués de San Mamés de Arás en
1814 (ACJ, Jtas.Part. 12-3-1814).
22 PÉREZ PICAZO, Mª Teresa: “La pequeña nobleza urbana en la transición del antiguo al
nuevo régimen, 1750-1850. El caso de Murcia”, en Les noblesses européennes au XIXe siècle, Milán:
Universidad de Milán, Escuela Francesa de Roma. 1988, p. 473-528.
23 CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco: “Notas para el estudio de la familia en la región de Murcia
durante el Antiguo Régimen”, en Chacón Jiménez, Francisco (ed.). Historia social de la familia en
España. Alicante: Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1990, p. 101-136.
24 CHACÓN JIMÉNEZ, Francisco: “Hacia una nueva definición de la estructura social en
la España del Antiguo Régimen a través de la familia y las relaciones de parentesco”, en Historia
Social, 21 (1995), 75-104, y “Propuestas teóricas y organización social desde la historia de la familia
en la España Moderna”, en Studia Historica (Historia Moderna), 18 (1998), p. 17-26.

414 VICENTE MONTOJO MONTOJO
Esta nobleza partió de comitente de las imágenes pasionarias de Salzillo y
derivó hacia el patronazgo o tutela de la Cofradía, por medio de los mecanismos
puestos en práctica (mayordomías, comisarios de pasos, camareras de las imágenes
en el caso de las mujeres de los nobles). Fue una práctica familiar. En primer
lugar porque la pertenencia a la Cofradía se transmitía de padre a hijo, pero en
especial se conseguía perpetuar en determinados cargos vinculados al cuidado o
a la dirección de las imágenes y la procesión 25 . Y aún más porque resaltaba el
predominio de 3 o 4 linajes de la nobleza murciana: los Riquelme, los Fontes, los
González de Avellaneda y los Sandoval, todos ellos muy ligados por relaciones
de parentesco 26 .
Si en un tiempo anterior no muy lejano, eran escribanos, letrados y miembros
del clero quienes desempeñaban los cargos de mayordomos, a mediados del siglo
XVIII se dio este proceso de cambio, que encabezado por los Riquelme, fue pronto
continuado por otros linajes, todos ellos titulados: Borja (Huertas), González de
Avellaneda-Roda (Valle de San Juan), Lucas-Celdrán (Campillo), Molina-Carrillo
(Corvera), Molina-Rodríguez de Junterón (Beniel), Uribe (San Mamés de Arás),
Vera (Espinardo) Vinader-Corvari (Torre Octavio), Salafranca (Pinares), etc. 27 Es
25 A Patricio Salzillo le sucedió su sobrino Francisco Comendador, también presbítero, como
comisario de cruces y Francisco Flores obtuvo que su hijo Francisco Alejo Flores fuera nombrado
mayordomo (ACJ, Jtas.Part. 14-3-1800 y 26-3-1802).
26 HERNÁNDEZ FRANCO, Juan/PEÑAFIEL RAMÓN, Antonio: “Parentesco, linaje y mayorazgo
en una ciudad mediterránea: Murcia (siglos XV-XVIII)”, en Hispania, 198 (1998), 157-
183. MUÑOZ RODRÍGUEZ, Julio D.: “Subir para no bajar Adaptación política y representación
social de la nobleza urbana castellana (Murcia, 1665-1724)”, en Obradoiro de Historia Moderna,
12 (2003), 79-103. PÉREZ GARCÍA, Manuel: “Estrategias, alianzas y redes sociales: la familia
Riquelme en el s. XVIII”, en Murgetana. Revista de la Real Academia Alfonso X el Sabio, 113
(2005), 77-98.
27 MUÑOZ RODRÍGUEZ, Julio D.: Damus ut des. Los servicios de la ciudad de Murcia a
la Corona a finales del siglo XVII. Murcia: Real Academia Alfonso X el Sabio. 2003, p. 187-226
(Fundamental para conocer el origen de los primeros títulos nobiliarios concedidos a regidores murcianos).
También importantes: ALARCÓN PEDREÑO, Antonio Amalio: “Estrategias familiares en
el proceso de transición entre señorío jurisdiccional y nobleza titulada en la Murcia del setecientos”,
en Casey, James/Hernández Franco, Juan (eds.): Familia, parentesco y linaje. Murcia: Universidad
de Murcia. 1997, 293-300. RUIZ GARCÍA, P.: El marquesado de Beniel y el Mayorazgo de Vélez-
Málaga. Murcia: Ayuntamiento de Beniel, 1994. GARRO DE TOLEDO, Diego I.: Discurso historial
genealógico de la noble familia de los Fontes de Albornoz, naturales de la Ciudad y Reyno
de Murcia. Madrid, 1637 [edición facsimilar de Juan Torres Fontes. Murcia, 1990]. GUILLAMÓN
ÁLVAREZ, Francisco Javier: Regidores de la ciudad de Murcia (1750-1834). Murcia: Universidad
de Murcia. 1988. FONTES FUSTER, Enrique: Nuestra heráldica (Historia de la familia Fontes y
otras enlazadas con ella). Murcia, 1936. VALGOMA Y VARELA, Dalmiro de la: Los Saavedra y
los Fajardo en Murcia. Nobiliario. Vigo, 1957.

LA COFRADÍA DE JESÚS: NOBLEZA Y CLERO DE MURCIA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 415
posible que las desavenencias que se notan en 1812 tuvieran motivos ya de rivalidad
familiar, del afán de protagonismo 28 , o de actitud política diversificada.
2. PERSISTENCIA DEL CLERO Y DIFERENCIACIÓN DE FUNCIONES
Dentro de los evidentes límites de toda fuente documental, la información
que nos ofrecen los libros de actas de sesiones de esta cofradía resulta útil, sin
embargo, para poder apreciar la vinculación tan estrecha de la nobleza de la ciudad
de Murcia a la Cofradía de Jesús, y algo parecido se puede decir del alto clero
secular, cuya presencia se había dado antes, desde principios del siglo XVIII,
arropando la larga persistencia de la Cofradía por emanciparse de la tutela de los
agustinos, quienes habían suscitado su fundación 29 .
Este alto clero secular, que había suscitado la animadversión de los agustinos
cuando vieron que empezaba a intervenir en la procesión y organización de la
Cofradía, tuvo asimismo un gran protagonismo en su gobierno, sobre todo en la
primera mitad del siglo XVIII. Pero aún a finales del siglo XVIII y principios
del XIX persistía su presencia: de forma minoritaria entre los mayordomos 30 , pero
destacada entre los comisarios de convocatoria, cruces y gallardetes.
Los mayordomos de la Cofradía de Jesús constituían aún un grupo minoritario,
encargado de la gestión de las actividades de la Cofradía, tales como
conseguir túnicas para los gremios que sacaban los pasos, velar por que se
celebrasen las misas previstas por los cofrades de número, percibir las rentas
que habían sido donadas a la Cofradía, etc. Para el control de estas gestiones
se reunían en juntas particulares a las que asistían los mayordomos (podían ser
varias al año) y se daba cuenta de ellas en los cabildos generales, a los que
asistían también los cofrades que querían. También los comisarios mencionados,
que generalmente eran presbíteros, asistían a juntas y cabildos, dando cuenta
de su gestión.
28 Quizá el protagonismo dado al marqués de Pinares a principios de 1812 fuera del desagrado
del marqués del Campillo, mayordomo decano desde 1794 hasta 1812.
29 MONTOJO MONTOJO, Vicente: “La Cofradía de Jesús de Murcia bajo el episcopado de
Belluga”, en Murgetana. Revista de la Real Academia Alfonso X el Sabio, 113 (2005), 47-75, y “El
pleito de la Cofradía de Jesús con el convento agustino de Murcia”, en Murgetana. Revista de la
Real Academia Alfonso X el Sabio, 115 (2006), 50-82.
30 En 1781 Antonio José Salinas Moñino, canónigo maestrescuela, solicitó ser hermano mayor
(ACJ, Cabildos 23-6-1781). José Fernández de la Portilla, Ignacio Borja, Luis Valcárcel, Manuel
Gutiérrez y Ramón de la Rubia, prebendados y curialista, Manuel de Arce Tomás, José Escrich,
Patricio Salzillo, Isidro Campos y Juan Mariano Ponce, presbíteros, fueron mayordomos y comisarios
en 1775-1814 (ACJ, Cabildos 14-8-1775, 25-3-1776, 12-5-1776, 23-6-1781 y 31-5-1784, y Jtas.Part.
26-3-1802, 25-2-1803 y 23-2-1804, 28-2-1806).

416 VICENTE MONTOJO MONTOJO
Las reformas realizadas a partir del informe general de cofradías solicitado
por el conde de Aranda (1770) 31 , impidieron que éstas continuasen recogiendo
limosnas, tal como se constata en el propio devenir de la Cofradía de Jesús, a
lo que se añadió más tarde la desamortización de Godoy (1798), que afectó a
los bienes de las cofradías. Una de las funciones más importantes de los mayordomos
de la Cofradía de Jesús fue asumir los gastos que ésta realizase, no sólo
mediante la remisión de deudas, sino también por medio de la adjudicación de
gastos concretos a cada mayordomo. Era normal que los que solicitaban plaza
de mayordomo se ofrecieran enseguida a costear estos gastos y que también
algunos de los que dimitían consintiesen en continuar sosteniéndolos. De aquí
el gran papel jugado por la nobleza de Murcia en sostener económicamente la
Cofradía. Pero también ocurrió, sobre todo al acabar la Guerra de la Independencia
por razón de su repercusión empobrecedora, que algunos mayordomos
dimitieron por no poder seguir manteniendo las obligaciones económicas que
habían contraído. Algunos incluso fueron requeridos varias o muchas veces para
que diesen cuenta de su gestión económica, sin que esto se consiguiera 32 , en
perjuicio de la Cofradía. En este caso, cuando alguno de ellos quiso volver a ser
mayordomo no se le permitió 33 , pero sí se hizo si no se daba esta circunstancia
negativa. En cambio, los comisarios no asumían estas obligaciones económicas,
pues las suyas eran de trabajo personal, de hacer gestiones determinadas en
relación a la procesión.
Algunos mayordomos se distinguieron por sus especiales desvelos y donaciones.
Así Jesualdo Riquelme Fontes, señor de Guadalupe, hijo del mencionado
Joaquín Riquelme y Togores, y su viuda (Concepción Fontes) e hijo (Antonio
Riquelme Fontes) asumieron continuar con su encargo de las túnicas, que donaron
a la Cofradía 34 . Y de forma especial Francisco González de Avellaneda, bailío de
Lora, quien tuvo además del de mayordomo el cargo de obrero o encargado de
las obras de la Ermita de Jesús hasta 1801 y al año siguiente donó 4 casas con
sus rentas, con el fin de allegar dinero a la Cofradía con el que pagar sufragios
por los mayordomos difuntos, aumentar el salario del sacristán e impulsar la salida
31 ARIAS DE SAAVEDRA, Inmaculada/LÓPEZ MUÑOZ, Miguel Luis: “Debate político y
control estatal de las cofradías españolas en el siglo XVIII”, en Bulletin Hispanique, 99/2 (1997),
423-435, y “Cofradías y ciudad en la España del siglo XVIII”, en Studia Histórica (Hª Moderna),
19 (1998), 197-228
32 En especial con José Zarandona (ACJ, Jtas.Part. 6 y 13-2-1818).
33 Con el marqués de Pinares y Juan de la Cruz del Villar (ACJ, Jtas.Part. 2-5-1824).
34 ACJ, Cabildos 31-5-1784. El señorío de Guadalupe era solariego, no jurisdiccional y estaba
ligado al mayorazgo de Macías Coque.

LA COFRADÍA DE JESÚS: NOBLEZA Y CLERO DE MURCIA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 417
de la procesión del viernes santo 35 . Sin embargo, también alguna otra vez mostró
resistencia a seguir asumiendo gastos que con frecuencia se le adjudicaban 36 .
Este ennoblecimiento se dio en el grupo dirigente, el de mayordomos (una
decena) y comisarios (media decena), pues entre los cofrades de número (casi un
centenar) 37 la procedencia social era mucho más variada: comerciantes franceses 38 ,
escribanos, etc.
35 Archivo Histórico Provincial de Murcia, Prot. 4225, fs. 126-131, 25-3-1802. A esta donación
concurrieron las que le hizo su hermana Nicolasa González de Avellaneda, viuda de Francisco de
Verástegui señor de Alpera, en 1785 y 1794: INIESTA MAGÁN, José: “Referencias históricas”, en
Nazarenos (Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno), 9 (2006), 63-65.
36 “respondió excusándose con respuestas frívolas”, por lo que se comisionó a Jesualdo Riquelme
(ACJ, Jtas.Part. 17-12-1796).
37 Casi todos los cofrades eran de número, condición que les daba derecho a sufragios. En
1781 eran 89 y en 1783 eran 84, pero podía haber 100 según Antonio Fontes Paz (ACJ, Cabildos
12-5-1782 y 9-6-1783).
38 Sobre éstos: PÉREZ HERVÁS, Jesús/PÉREZ ORTIZ, Antonio Luis: “Estructura familiar y
condición social de la población francesa en Murcia (siglo XVIII)”, en Chacón Jiménez, Francisco/
Ferrer i Alós, Llorenc (eds.): Familia, casa y trabajo. Murcia: Universidad de Murcia, 1997, 297-
311.

418 VICENTE MONTOJO MONTOJO
Pero lo característico de la Cofradía de Jesús fue precisamente este aglutinamiento
de miembros de la nobleza y del alto clero entre sus dirigentes, en
un ámbito de sociabilidad al que hacía muy atractivo la escultura de Francisco
Salzillo, como parte de un proyecto cultural en ciernes, el de su exhibición, y la
independencia de la Cofradía, con lo que suponía de autonomía en la gestión de
la Ermita de Jesús como espacio que hizo propio, susceptible de iniciativas. Sin
embargo, estos grupos sociales no han de entenderse en el sentido de clases, sino
de redes sociales, donde la afinidad y el parentesco eran elementos importantísimos.
En este caso, la afinidad vendría dada por un programa de culto (a la imagen de
Nuestro Padre Jesús) y un proyecto cultural aún en sus inicios, que giró en torno
a la escultura de Francisco Salzillo y la decoración de la Ermita de Jesús, de la
que la nobleza murciana fue comitente o mecenas. La Guerra de la Independencia
supuso una interrupción en el desarrollo de esta faceta nobiliaria, indicativa de la
crisis económica del propio grupo social, aquejado de endeudamiento y además
de agotamiento biológico.

LA COFRADÍA DE JESÚS: NOBLEZA Y CLERO DE MURCIA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 419
ANEXO. LISTA DE MAYORDOMOS
Y COMISARIOS DE LA COFRADÍA DE JESÚS (1796-1814)
Ángel, Ventura, presbítero, comisario cruces 1813-
Campos, Isidro, presbítero, comisario gallardetes 1804-1816
Carmona, Rafael, sacristán mayor 1813-1816
Carmona Toribio, José, sacristán mayor 1796-1812
Carmona Rosique, Juan Mª, sacristán mayor y comisario gallardetes 1812-1813
Comendador, Francisco, presbítero, comisario cruces 1805-1813
Fontes Abad, Antonio, mayordomo 1796-1802
Fontes Riquelme, Joaquín, mayordomo 1796
Flores, Francisco Alejo, mayordomo 1802
González de Avellaneda, Francisco, mayordomo 1796-1802
Gutiérrez, Manuel, prebendado, mayordomo 1803-
Lucas Celdrán, Antonio, marques del Campillo mayordomo decano 1796-1812
Melgarejo, Francisco Diego, mayordomo 1796
Melgarejo, Manuel, Brigadier Ejército mayordomo 1814-
Melgarejo Mergelina, Joaquín, mayordomo 1813-
Merano, Francisco de Borja, mayordomo 1802-
Molina Borja, Diego, vizconde de Huertas, mayordomo 1796
Pareja Ruiz, Diego, mayordomo 1813-1816
Ponce, Juan Mariano, presbítero, comisario cruces 1805-1806
Portilla, José de la, mayordomo 1796
Reguera, Juan, mayordomo 1796
Riquelme Fontes, Jesualdo, mayordomo 1796-1799
Riquelme Fontes, Antonio, mayordomo 1805-
Salafranca, José marqués de Pinares, mayordomo 1806-
Salinas Moñino, Antonio José, mayordomo 1796-1812
Sandoval Togores, Francisco Antonio, mayordomo 1806-
Uribe, Diego marqués de San Mamés, mayordomo 1796-1810/ 1814-
Vigueras, Juan, mayordomo 1796
Villar, Juan de la Cruz, mayordomo 1812-
Zarandona Prieto, José, mayordomo 1796-1818

420 VICENTE MONTOJO MONTOJO
ANEXO 2. LISTA DE COFRADES Y MAYORDOMOS DE 1775-1788
Aguado Martínez, Mariano, nuevo cofrade 1776
Álvarez, Francisco Javier, nuevo cofrade 1776
Arce Tomás, Manuel de, presbítero, nuevo cofrade número y mayordomo 1775-
1776
Arteaga, Fulgencio, cofrade 1776
Avellaneda Fontes, Nicolás, nuevo cofrade 1776
Avilés, José, comisario gallardetes –1780
Barrera, Antonio, nuevo cofrade 1782
Barrionuevo Tizón, García, mayordomo 1775
Beniel, marqués de, mayordomo 1775
Benítez, Félix, presbítero, cofrade 1776
Benzal, Cosme, cofrade + 1779
Blanes, José, cofrade 1776
Borja, Ignacio, prebendado nuevo cofrade número y mayordomo 1775-1776
Caballero, José, presbítero, nuevo cofrade 1776
Campo Melgarejo, Francisco, cofrade 1776 + 1781
Cano, Joaquín, cofrade 1775
Cañabate, José, presbítero y cofrade capellán -1784
Carmona, José, cofrade 1775-1776
Carmona Béjar, Pedro, cofrade 1775-1776
Celdrán, Joaquín, nuevo cofrade 1776
Cevallos, Mateo, nuevo cofrade 1776
Clares, Salvador, cofrade 1775
Cuesta Velarde, Antonio José, (canónigo doctoral) cofrade número 1775
Elgueta Hernández, Cándido, nuevo cofrade 1776
Escrich, Ángel, presbítero, nuevo cofrade 1776
Escrich, José, presbítero, cofrade 1775-1776 y comisario estandarte y gallardetes
1781
Fajardo, Ignacio, presbítero, cofrade 1776
Fernández de la Portilla, José, prebendado mayordomo 1775
Fernández Sánchez, Pedro, cofrade 1776
Fontes Ortega, Antonio, nuevo cofrade 1776
Fontes Paz, Antonio, mayordomo decano 1775-1776
Fontes Riquelme, Borja, mayordomo 1775-1776
Fontes Riquelme, Joaquín, nuevo cofrade 1776 y comisario estandarte 1781
García, Nicolás, presbítero, cofrade 1775-1776 y comisario cruces -1784

LA COFRADÍA DE JESÚS: NOBLEZA Y CLERO DE MURCIA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 421
García Ventura, Eusebio, cofrade 1776
Gironda, Antonio, presbítero, cofrade 1776
González de Avellaneda, Francisco, (bailío de Lora) mayordomo 1775-1802
González de Avellaneda, Tadeo, nuevo cofrade número y mayordomo 1775
Isnel, Juan, comerciante nuevo cofrade 1776
López Martínez, Antonio, nuevo cofrade 1776, +1779
López Navarro, Manuel, nuevo cofrade 1776
López Reyes, José, presbítero nuevo cofrade 1776
Lucas Carrillo Celdrán, Antonio, (marqués del Campillo), mayordomo 1775-1812
decano 1794-
Martín, Marcos, presbítero, cofrade 1775-1776
Mediavilla, Pedro, comerciante, nuevo cofrade 1776
Melgarejo, Francisco Diego, nuevo cofrade número y mayordomo 1775
Miñano, Ginés, capellán y nuevo cofrade 1775
Navarro, Bernardino José, cofrade 1776
Olivares, Francisco Antonio, nuevo cofrade 1776
Palacios, Fernando, nuevo cofrade 1776
Palacios, José, presbítero, cofrade 1776
Pérez Quesada, Nicolás, nuevo cofrade 1780 y comisario gallardetes 1781
Prieto, Joaquín, cofrade 1776
Prieto Moncada, Andrés Avelino, nuevo cofrade 1776
Ramos, José, nuevo cofrade 1775
Reguera Sancho, Juan José, nuevo cofrade 1776
Riquelme Fontes, Jesualdo, mayordomo 1775-1776
Rocamora, Antonio, cofrade + 1784
Rocamora, Félix, cofrade 1776
Rodríguez Blanes, Basilio, cofrade + 1779
Rubia, Ramón de la, presbítero relator audiencia, nuevo cofrade 1781 y comisario
cruces 1784
Salafranca, Bernardo marqués de Pinares, nuevo cofrade 1781
Salinas Moñino, Antonio José, nuevo cofrade y mayordomo 1781
Salván, José, presbítero cofrade + 1780
Salzillo, Patricio, presbítero, cofrade 1776
Sandoval Espejo, Ignacio, nuevo cofrade 1776
Sandoval Tudela, Javier, presbítero cofrade + 1779
Serrano, Nicolás, cofrade 1776
Soria, Carlos, nuevo cofrade 1782
Toribio, Juan, cofrade 1775-1776

422 VICENTE MONTOJO MONTOJO
Tornel Ramón, Juan, nuevo cofrade 1776 y comisario gallardetes 1780-
Tuero Jordán, Francisco, presbítero, mayordomo 1775, + 1779
Tuero, Joaquín, presbítero, cofrade 1776 y comisario gallardetes 1781
Villalta, Marcos, nuevo cofrade 1776 + 1779
Villar, José Ceferino del, nuevo cofrade 1775-1776
Vinader Corvari, Salvador, nuevo cofrade 1776 y comisario estandarte y mayordomo1781-

EL LARGO EXILIO EN ALEMANIA Y SUIZA (1814-1848) DEL
BIBLIÓFILO Y CRÍTICO LITERARIO ÁLVARO AGUSTÍN DE
LIAÑO, EMIGRADO LIBERAL Y DISIDENTE RELIGIOSO
PLANTEAMIENTO
JUAN B. VILAR
Catedrático de Historia Contemporánea
Universidad de Murcia
Es sabido que el exilio viene a ser la alternativa final a una situación de
intolerancia extrema al objeto de ponerse a cubierto de una situación opresiva
insoportable. Ello acontece sobre todo en tiempos de cambios rápidos y profundos,
de vaivenes y drásticas alternancias ideológicas, o si se prefiere, de aceleración
de la historia. Así sucedió en España durante su traumática transición del Antiguo
régimen al liberalismo en las décadas iniciales del siglo XIX.
Aunque el exilio suele venir determinado por motivaciones netamente políticas,
también puede deberse a otras causas. En primer lugar las ético-religiosas,
cuando se cuestiona, obstruye o imposibilita la libertad de conciencia. Pero su
etiología es mucho más variada y compleja, hasta el punto de resultar muy difícil
hacer una tipificación exacta de los exiliados. Un caso es diferente a otro, o como
viene a decir J.F. Fuentes 1 , existen tantas categorías como individuos. Eso sí, las
motivaciones más frecuentes son las de tipo político y religioso, o una combina-
1 FUENTES, Juan Francisco: “Imagen del exilio y del exiliado en la España del siglo XIX”,
Ayer, nº 47 (2002), 35-56. (Monográfico sobre Los exilios en la España contemporánea coordinado
por Encarnación Lemus).
423

424 JUAN B. VILAR
ción de ambas. Tal fue el caso del bibliófilo y crítico literario Álvaro Agustín de
Liaño, seguidor entusiasta del entonces naciente liberalismo hispano, el vinculado
a las dos primeras experiencias constitucionalistas de la historia española, las de
1812-1814 y 1820-1823, precedidas y seguidas de sendas etapas de absolutismo
reaccionario. A su condición de liberal Liaño sumaba la menos común, al menos
entre españoles de la época, de disidente del catolicismo (su caso hasta cierto
punto recuerda el de su contemporáneo el también ex-sacerdote y literato José Mª.
Blanco White), otra razón añadida para optar por la emigración y el exilio.
Pero si la andadura de Blanco es bien conocida 2 , no sucede así con la de
Liaño. En parte por haber atraído éste en menor medida la atención de los estudiosos
de la literatura, al no tener en su haber obra importante de creación (a
diferencia de Blanco) sino más bien de ensayo erudito y crítica literaria, campos
en los cuales alcanzaría sin embargo merecida notoriedad, y en parte también
porque en su exilio no eligió como país de destino el Reino Unido, Francia o la
no menos inmediata Argelia francesa, los preferidos por los emigrados liberales
españoles, y por ello los más estudiados y mejor conocidos en relación con esas
emigraciones políticas, sobre todo a partir de las monografías de V. Lloréns 3 , R.
Sánchez Mantero 4 y de quien suscribe 5 . Por el contrario Liaño, en su emigración,
optó por un destino menos frecuentado por los transterrados españoles entonces
como después: Prusia, estado hasta 1848 sujeto a un régimen autoritario, y en
lo que al exilio español se refiere, ubicable en la que pudiéramos llamar Europa
periférica.
Por sorprendente que parezca, dada la marcada frialdad religiosa de no pocos
de los primeros liberales españoles, en ocasiones rayana en el agnosticismo,
los hubo que en su indagación de las raíces cristianas terminaron recalando en el
campo protestante para abrazar la Reforma bajo alguna de sus diferentes deno-
2 Véase MORENO ALONSO, Manuel: Blanco White. La obsesión de España. Sevilla: Eds.
Alfar. 1998; DURÁN LÓPEZ, Fernando: José María Blanco White o la conciencia errante. Sevilla:
Fundación: J.M. Lara. 2005, y SUBIRATS, Eduardo (ed.): José María Blanco White: crítica y
exilio. Barcelona: Anthropos Ed. 2005, quienes remiten, además, a la amplia bibliografía disponible,
comenzando por la generada por el propio Blanco.
3 LLORÉNS, Vicente: Liberales y románticos. Una emigración española en Inglaterra, 1823-
1834. Madrid: Ed. Castalia. 1968 [1ª ed.: México: Colegio de México. 1954 –hay eds. posteriores
a partir de 1979-].
4 SÁNCHEZ MANTERO, Rafael: Liberales en el exilio. (La emigración política en Francia
en la crisis del Antiguo régimen). Madrid: Eds. Rialp. 1975.
5 VILAR, Juan B.: Emigración española a Argelia (1830-1900). Madrid: CSIC. 1975; VILAR,
J.B.: Los españoles en la Argelia francesa (1830-1914). Prólogo de J.Mª. Jover. Murcia-Madrid:
Universidad de Murcia-CSIC. 1989; VILAR, J.B. y VILAR, Mª. José: Las emigraciones españolas
al norte de África. 1830-1994. Madrid: Arco-Libros. 1999.

EL LARGO EXILIO EN ALEMANIA Y SUIZA (1814-1848) DEL BIBLIÓFILO Y CRÍTICO ... 425
minaciones. Una vez más el ejemplo de Blanco White es el más conocido, pero
en esa búsqueda no estuvo solo.
Tal es el caso de Álvaro Agustín de Liaño, expatriado durante la primera
restauración fernandina de 1814, y que bien situado en Berlín como bibliotecario
del rey de Prusia, no se acogió ni a la amnistía de 1820 ni a las que vinieron
después, optando, según parece, por permanecer en el extranjero el resto de su
vida. En realidad es poco lo que sabemos de tan interesante personaje, de quien por
cierto no hace mención Menéndez Pelayo en su muy amplio, detallado y erudito
repertorio de heterodoxos 6 , como tampoco, salvo alguna mención muy marginal,
los contados tratadistas que después se han ocupado de la disidencia religiosa en
la España contemporánea 7 , y ello no obstante tratarse de un bibliófilo muy valorado
en su tiempo y crítico literario de renombre internacional, que contribuyó
como pocos a difundir los mejores valores de la literatura española del Siglo de
Oro en la Europa germánica y hacer de los mismos, y de la temática hispana en
general, una de las fuentes de inspiración más socorridas del movimiento romántico
alemán.
LIAÑO, BIBLIOTECARIO DEL REY DE PRUSIA Y CRÍTICO LITERARIO
Extremeño como su coetáneo el también bibliófilo y crítico Bartolomé José
Gallardo, era oriundo del pueblecito de Barcarrota e individuo de no vulgar instrucción
y conocimientos. Habiendo estudiado filosofía en la Universidad de Osuna, y
contando entre sus maestros al afamado doctor Antonio García –que era además
reputado médico–, profesó como carmelita descalzo en la isla de León (actual San
Fernando), para secularizarse más tarde y salir de España.
Su unilateral ruptura con la Iglesia católica, que fue más allá del mero abandono
de los hábitos, le suscitaron problemas en Italia, donde conoció al luego
célebre duque de Osuna, primera fortuna española en su tiempo, de quien referiría
que “… no ha desdeñado formarse como hombre de un gusto perfecto en las
bellas artes y de una gran erudición” 8 . Por cierto que Osuna le protegió, sacando
6 MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino: Historia de los heterodoxos españoles. Madrid: BAC.
1956.
7 Véase VILAR, Juan B.: Intolerancia y libertad en la España contemporánea. Los orígenes
del Protestantismo español actual. Prólogo de R. Carr. Madrid: Istmo. 1994.
8 LIAGNO, Alvar-Augustin de: Rèpertoire portatif de l’Histoire et de la Littérature des Nations
Espagnole et Portugaise. Par le Chevalier (…), (Liaño) espagnol, auyourd’hui bibliothécaire
de S.M. le Roi de Prusse, et de S.A.R. Monseigneur le Prince Henri, frere du Roi. Berlín: Chez
Navek (1818?), t. I, p. 76n [Noticia autobiográfica en un pie de página].

426 JUAN B. VILAR
al excarmelita de algún que otro apuro: “… me socorrió en Italia sin conocerme
–recordaría agradecido años más tarde 9 – en un momento en que, lejos de mi
familia, me hallé en el estado de embarazo y aflicción en que quería ponerme el
Poder de sacerdotes grandes del Mundo”.
Al término de un azaroso peregrinar por media Europa, logró en la capital
prusiana el destacado puesto ya apuntado, que desempeñó durante varios años.
Como director agregado de la Biblioteca Real de Berlín realizó una labor estimable
en cuanto a la catalogación de sus fondos ya existentes y la adquisición de otros
nuevos. Por cierto que en esa época intentó, aunque infructuosamente, adquirir
los documentos y manuscritos de la Inquisición española en poder de su amigo
Juan Antonio Llorente, valioso material que tan útil resultaría a éste para redactar
su célebre libro sobre el abolido Tribunal 10 , material que fue sacado a subasta
en Madrid al sorprender la muerte a Llorente repentinamente en esta ciudad en
febrero de 1823.
Liaño distó de disfrutar en Alemania de un retiro apacible, y no obstante contar
con la protección de los príncipes Enrique de Prusia y Carlos Teodoro de Baviera,
ambos de ideología pro-liberal, de quienes el español se dice bibliotecario, y a
quienes dedica su Répertoire portaif de l’Histoire et de la Littérature des Nations
Espagnole et Portugaise 11 , publicada en Berlín en 1819. Por cierto que este Enrique
de Hohenzollern era uno de los personajes más prominentes de la engolada,
ultraconservadora y casi reaccionaria corte prusiana en su calidad de hermano
de Federico Guillermo III, pero su apoyo no alcanzó a contrarrestar eficazmente
la inquina y envidia que el liberal y eficiente Liaño hubo de sufrir por parte de
sus enemigos ideológicos y émulos profesionales desde que pusiera sus pies en
la corte berlinesa con tan buen éxito, no cejando éstos hasta que le malquistaron
con el monarca, individuo de firmes convicciones contrarrevolucionarias, a quien
fue presentado el español como exfraile descreído y activista peligroso escapado
de su país. Ya en 1818 el bibliófilo se sentía bastante incómodo y desamparado
en Berlín, hasta el punto de echar de menos el decisivo apoyo que en su día le
prestara Osuna en Italia, ahora, según decía, “… que soy mucho más desgraciado
que entonces” 12 .
9 Ibídem.
10 LLORENTE, Juan Antonio: Anales de la Inquisición de España. Autor D. (…), Consejero de
Estado, Comisario General de Cruzada, Comendador de la Orden Real de España. Madrid: Imp. de
Ibarra. 1812-1813, 2 vols. [Reeditado varias veces con el título de Historia crítica de la Inquisición
de España a partir de la revisada por el autor: París: Imp. M. Plassan. 1817-1818, 2 vols.].
11 Berlín. 1819, t. I: XVI + 508 pp. (en 8º) [único publicado].
12 Ibídem, t. I, p. 76n.

EL LARGO EXILIO EN ALEMANIA Y SUIZA (1814-1848) DEL BIBLIÓFILO Y CRÍTICO ... 427
Acaso en la intriga entrasen también los agentes diplomáticos destacados en
Berlín por Fernando VII durante su primer mandato absolutista (1814-1820), que
así como sus restantes colegas de las Legaciones de España en el extranjero, entre
las obligaciones prioritarias que tenían asignadas, se hallaba la de vigilar de cerca
a los emigrados e informar sobre ellos puntualmente a Madrid. Individuos como
el hierático y distante José García de León y Pizarro, ministro plenipotenciario de
España en Prusia entre 1813 y 1815, en momentos decisivos de la reordenación
de Europa al término de la etapa napoleónica, y que por lo mismo en Berlín paró
poco, al tener que asumir misiones diplomáticas diversas en París, Praga y Viena
13 . Sin duda tuvo noticias de la presencia de Liaño, al ser uno de los contados
españoles residentes en la capital prusiana, aunque acaso no llegara a conocerle
personalmente, y consta 14 que le llegaron informaciones sobre el mismo cuando
entre 1816 y 1820 se hizo cargo en Madrid de la Secretaría de Estado, si bien
no le menciona en sus Memorias cuando se refiere a su estancia prusiana y a los
asuntos alemanes en general 15 .
No fue el caso de su sucesor al frente de la Legación de España en Prusia,
cierto don Pascual Vallejo, antiliberal militante, afanoso de hacer méritos para poder
regresar a Madrid con un buen cargo en el Ministerio, y próximo a la camarilla
del entorno del rey Fernando, hasta el punto de que el propio ministro de quien
dependía, es decir el mencionado Pizarro, no dudaría en reputarle de “intrigante” 16 .
Aunque Vallejo nunca perdió de vista a Liaño en tanto permaneció en Berlín, es
decir hasta su relevo en 1820 bajo los efectos del triunfo de la revolución liberal
española de ese año, hay que decir, empero, que la máxima preocupación de este
oscuro diplomático durante su estancia en Prusia fue su propia supervivencia, y
la de los restantes miembros de la Legación, por cierto instalada en un modesto
inmueble alquilado, dada la irregular percepción de sus parcos emolumentos, varias
veces recortados por causa de las dificultades por las que atravesó la Hacienda
española durante y después de la guerra de la Independencia, no obstante los
esfuerzos del ministro Martín de Garay para introducir (con escaso éxito, hay
que decirlo) una cierta racionalidad y orden en la misma 17 . De forma que Vallejo,
como representante de un estado arruinado y endeudado, de igual forma que
13 Véase GARCÍA DE LEÓN Y PIZARRO, José: Memorias. Edición, prólogo, apéndices y
notas de A. Alonso-Castrillo. Madrid: Ed. Revista de Occidente.
14 Archivo Histórico Nacional [abreviamos: AHN], Estado, leg. 5946 (Prusia): Correspondencia
diplomática de la Legación de España en Berlín con el ministro de Estado, 1813-1820.
15 GARCÍA DE LEÓN Y PIZARRO, Memorias…, op. cit., pp. 170-179.
16 Ibídem.
17 SUÁREZ VERDAGUER, Federico: Martín de Garay y la reforma de la Hacienda. Pamplona:
Universidad de Navarra, 1967, 2 vols.

428 JUAN B. VILAR
otros colegas suyos españoles acreditados en diferentes destinos 18 , frecuentemente
hubo de adelantar dinero de su bolsillo para mantener con un mínimo decoro la
representación diplomática que le estaba confiada y posibilitar, según él mismo
refería, “… la subsistencia y el mejor servicio de la Legación” 19 .
Su sustituto, Joaquín Zamorano, que por afinidades ideológicas se llevó
mejor con Liaño, hubo de afrontar parecidas dificultades, no obstante la drástica
reducción del gasto que introdujo apenas tomó posesión, incluido el corte de la
subvención que se pasaba al clero católico de Berlín en retribución de sus servicios
por carecer la Legación de capilla propia 20 . Tal era la mísera situación a
que se veía reducida la representación diplomática de la que se presentaba a sí
misma contra toda evidencia como una de las primeras potencias europeas, y de
sus infortunados agentes, que se decían representantes del “potentíssimo” rey de
España, como hiperbólicamente (y quien sabe si con un punto de ironía) designaba
el monarca prusiano a Fernando VII en su correspondencia 21 con Madrid.
La caída del régimen constitucional en España en 1823, a cuya liquidación
desde luego no fue extraño el rey Federico Guillermo, uno de los más fervientes
partidarios de la intervención militar en la Península de las potencias de la Santa
Alianza para restablecer al monarca español en sus atribuciones de soberano
absoluto, y los progresos de la reacción antiliberal en Prusia desde 1818, y singularmente
en la siguiente década, coadyuvaron a que los detractores de Liaño
obtuvieran finalmente la destitución de éste y su expulsión del país.
LIAÑO EN SUIZA. PROSIGUE SU LABOR PUBLICÍSTICA
En 1825 hallamos al emigrado extremeño ya instalado en Lausana. En esta
ciudad y año daría a las prensas su Projet d’une association religieuse contre le
deisme et le papisme 22 , raro folleto que no he podido hallar, pero cuyo título parece
indicar haber asumido el excarmelita un cristianismo reformado, posiblemente
18 Véase ARTOLA GALLEGO, Miguel: La España de Fernando VII, en Historia de España,
fundada por R. Menéndez Pidal y dirigida por J.Mª. Jover. Madrid: Espasa-Calpe. 1968, pp. 595-600;
FONTANA LÁZARO, Josep: La quiebra de la Monarquía absoluta, 1814-1820. Barcelona: Ariel,
pp. 104-129; BELTRÁN, Miguel: Ideologías y gasto público en España (1814-1860). Madrid: Inst.
de Estudios Fiscales. Madrid. 1977, pp. 179-180.
19 AHN, Estado, leg. 5946 (Prusia): P. Vallejo al ministro de Estado, Berlín 2 junio 1820.
20 Meses después de tomar posesión de su cargo, en vista de que no le llegaba dinero de España,
hubo de informar a su superior en Madrid lo que sigue: “… me he visto en la dura necesidad
de pedir un préstamo particular de mil escudos, bajo mi responsabilidad y crédito”. AHN, Estado,
leg. 5946 (Prusia): Joaquín Zamorano al ministro de Estado, Berlín 2 enero 1821.
21 AHN, legs. 5946-5948 (Prusia): Cartas Reales, 1808-1833.
22 Citado por V. LLORÉNS, Liberales y románticos…, op. cit., p. 18n.

EL LARGO EXILIO EN ALEMANIA Y SUIZA (1814-1848) DEL BIBLIÓFILO Y CRÍTICO ... 429
calvinista, en consonancia con las creencias religiosas de sus antiguos protectores
el rey de Prusia y su hermano 23 , y con la fe dominante en su refugio helvético.
Ya en su Répertoire de 1819 Liaño había ensalzado la Reforma y a sus principales
protagonistas, en tanto se manifestaba como detractor severo de Carlos V, y
en particular de Felipe II y de sus inmediatos sucesores, al tiempo que formulaba
los más severos juicios sobre el Pontificado, y muy singularmente sobre León X,
tachado de “calamidad para la Iglesia cristiana” 24 . Pero también aporta notables y
curiosas noticias sobre los hermanos Alfonso y Juan de Valdés, ilustres literatos
y maestros de la lengua castellana, y sobre otros antiguos reformistas españoles.
Esta obra, que fue muy leída en Alemania, al tiempo que atrajo la atención sobre
España, su historia y su cultura, confirmó viejos tópicos de la llamada Leyenda
negra antiespañola forjada en el siglo XVI, que ahora emergerá con nueva fuerza
en obras tan señeras como Don Carlos y otros dramas de Schiller.
Pero el Répertoire es, ante todo, un excelente y perspicaz tratado de crítica
literaria, digno de ser situado en la vanguardia de cuanto hasta el momento había
sido aportado, dentro o fuera de España, en tan novedoso campo. Liaño construye
con buena técnica esta obra, que es un auténtico alarde de erudición, en razón
de los profundos conocimientos de las fuentes inéditas e impresas, antiguas y
modernas, que demuestra el autor.
Tan notable ensayo sobre las literaturas peninsulares tuvo su continuación
diez años más tarde en otro libro, publicado por el impresor J.A. Mayer, con
doble establecimiento en Aquisgrán y Leipzig, obrita de ochenta y tres páginas y
texto bilingüe alemán-castellano, con pretensiones más bien divulgadoras 25 . Aporta
noticias curiosísimas sobre el creciente interés en Alemania y Suiza por los clásicos
castellanos, de los que por entonces se publicaban algunas de las primeras
traducciones al alemán, realizadas por el mayor británico Charles Richard y por
cierto capitán Ludwig. Este último, presentado por el erudito extremeño como “…
mi amigo íntimo muchos años ha” 26 . En cuanto a Richard, que parece haberse
guiado también con los criterios selectivos del emigrado español, inició sus trabajos
vertiendo al alemán La Dorotea de Lope de Vega.
Liaño, por su parte, tenía dedicadas penetrantes páginas a Lope en la monografía
de referencia. Interpreta su obra con acierto, al tiempo que enjuicia al autor con
23 Curiosamente los Hohenzollern, familia real prusiana, eran de confesión calvinista en un
país oficialmente luterano.
24 LIAGNO, Répertoire…, op. cit., t. I, p. 323n.
25 LIAGNO, Alvaro Augustinus von: Cristische bermerfungen über castilische und portugiesische
literatur, so wiei über Spanische und Portugiesische schristseller. Von (…). Aechen und
Leipzig: Berlag von J.A. Mayer. 1829.
26 Ibídem, p. 32.

430 JUAN B. VILAR
simpatía, no obstante el “papismo hediondo” que atribuye al genial comediógrafo.
Expresiones como esa delatan sus opiniones anticatólicas y aversión a Roma y
cuanto representaba y representa, por más que finja afligirse “… de los males de
la santa iglesia romana y de la ceguera del primero de sus obispos”.
Los últimos años del reinado de Fernando VII transcurrieron para Liaño
entre Suiza y Alemania, país este último donde siempre tuvo que afrontar cerrada
oposición de alguno de sus colegas. Refiere el emigrado que tal encono no se
había extinguido con la pérdida de sus apoyos en la corte, como parecía probarlo
el hecho de que el erudito escocés Bouterweck, autor de una Historia de la
Literatura Castellana en lengua inglesa, que no tardó en ser traducida al francés
y español, y a quien había conocido en Berlín, eludiera la propuesta de colaboración
de Liaño para revisar y mejorar el texto en una segunda edición que aquel
preparaba. “Yo he deseado darle materiales con muchas importantes adiciones y
correcciones –escribirá en 1828 27 –, pero acaso alemanes con quienes corresponde,
la han aconsejado el que ni responda a mis cartas, las más desinteresadas que él
haya podido recibir en su vida. Tengo en Alemania algunos adversarios de este
jaez”. En cualquier caso tal colaboración, aun en el caso de producirse no hubiera
sido duradera, dado que Bouterweck falleció por esas fechas.
Sus conexiones con otros intelectuales españoles exiliados nos son poco conocidas.
Desde luego existieron, y de ello hay varios testimonios documentales,
no obstante ser Liaño personalidad fundamentalmente aislada en el mundo de la
emigración 28 . Entre aquellos con quienes mantuvo correspondencia figuraba, cómo
no, J.Mª. Blanco White, afín a él en tantas cosas, aunque discrepasen en otras.
Conociendo Liaño la estrecha relación del exiliado hispalense con Rudolph Ackermann,
el conocido e influyente editor alemán establecido en Londres, escribirá
en 1826 a Blanco desde Neuwier (Prusia renana), donde pasaba una temporada,
recabando su mediación cerca de Ackermann para que éste le hiciera traducir y
publicara el original que, con el título Proyecto de una sociedad antideista y antipapista,
le tenía remitido desde el año anterior. Por cierto que no desaprovecharía
la ocasión para disparar una andanada contra la restablecida Compañía de Jesús,
para él objeto de particular inquina por considerarla el más firme y eficaz baluarte
del catolicismo militante; “… en Francia –previene a Blanco 29 – la familia jesuita
va sin remedio a reproducir todos los males de la Edad Media”.
27 Ibídem, p. 64n.
28 Véase el marco general del primer exilio liberal español (1814-1833), con referencias específicas
a los amigos y correligionarios de Liaño en mi recién aparecida monografía: VILAR, J.B.:
La España del exilio. Las emigraciones políticas españolas en los siglos XIX y XX. Madrid: Ed.
Síntesis. 2006, pp. 123-96. 395-403. 415-72.
29 Cfr. MORENO ALONSO, Blanco White…, op. cit., pp. 108-509.

EL LARGO EXILIO EN ALEMANIA Y SUIZA (1814-1848) DEL BIBLIÓFILO Y CRÍTICO ... 431
Mantuvo también alguna relación con hispanistas extranjeros, comenzando
por lord Holland, admirador de Lope y buen conocedor de nuestros clásicos. Estos
contactos, aunque por lo general esporádicos 30 , en ocasiones trascendieron a Ultramar,
como lo prueba su conexión con Lucas Alamán, el escritor, mecenas y orientador
cultural mexicano más notorio en su tiempo, de quien se decía amigo.
EPÍLOGO
Apenas sabemos nada de los últimos años del crítico extremeño. Cuando
a partir de 1833 fue restablecido en España, ahora definitivamente, el sistema
constitucional, con el consiguiente retorno masivo de los liberales emigrados,
Álvaro Agustín de Liaño, lo mismo que José Mª. Blanco, figuró en el reducido
grupo que optó por no regresar y permanecer en el exilio hasta que les llegase
la muerte. Uno y otro eran conscientes de que un régimen liberal-conservador,
controlado por conversos de última hora al liberalismo, y en el que los liberales
progresistas eran descalificados como peligrosos radicales, no ofrecía para ellos
garantía alguna. Eran conscientes de que aun en el caso de ser rehabilitados por
su incuestionable condición de liberales, e incluso recompensados por sus padecimientos
y sus servicios a la patria durante tan largo exilio, no hubieran tardado
en ser postergados e incluso perseguidos por su condición de sacerdotes autosecularizados
sin consentimiento de Roma, y con el agravante de ser disidentes de
la religión oficialmente establecida como del Estado español en el marco constitucional.
Dicho en lenguaje llano, rechazados al ser tildados de curas apóstatas,
herejes y concubinarios, estuvieran o no probados esos tres cargos.
Blanco, enfermo y acabado, tuvo la suerte (valga la expresión) de fallecer el
primero, en mayo de 1841 en las inmediaciones de Liverpool, en la finca campestre
de unos amigos que le tenían allí acogido. En cuanto a Liaño, su penoso
exilio se prolongaría unos años más. Vivió ese tiempo entre Suiza y Alemania,
siempre acuciado por estrecheces económicas y dificultades sin cuento. Eso sí,
aferrado más que nunca a sus ideas religiosas y políticas de siempre, ahora hasta
límites casi obsesivos, hasta el punto de abandonar casi por completo sus trabajos
literarios, afanado en escribir tratados de corte antirromanista y opúsculos contra
30 Aunque se dan, no abundan especialmente las referencias a los mismos en los escritos autobiográficos
de Liaño ni en los de hispanistas coetáneos. Manuel Moreno Alonso, por ejemplo no
incluye a Liaño entre los “amigos españoles” de Henry Richard Vasall Fox, tercer lord Holland, el
ilustre hispanista inglés, lo cual no quiere decir que no existieran esporádicos contactos epistolares
entre ambos. Véase MORENO ALONSO, M.: La forja del liberalismo en España. Los amigos
españoles de Lord Holland, 1793-1840. Madrid: Congreso de los Diputados. 1997.

432 JUAN B. VILAR
los para él seudoliberales que gobernaban en Madrid, a quienes invariablemente
tachaba de liberticidas. Según V. Lloréns, todavía vivía en 1848, a juzgar por cierta
noticia aportada en ese año por el también extremeño, paisano y colega de Liaño,
el mordaz y vitriólico Bartolomé José Gallardo: “Últimamente –anota 31 – parece
que se le han tocado los cascos de la mistiquería, y está medio turulato”.
31 Cfr. por V. LLORÉNS –Liberales y románticos…, op. cit., p. 18n.–, quien dice tomar la
referencia de una nota manuscrita de B.J. Gallardo en un ejemplar del libro de Liaño, Noticias
literarias e históricas (Aquisgrán, 1829-1830), que perteneciera al literato cubano Domingo del
Monte, hoy en la Biblioteca del Congreso, Washington.

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA
E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA
JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
Universidad de Murcia 1
Los niveles alcanzados por la investigación sobre la vida y la obra de José
Selgas y Carrasco, uno de los más conocidos escritores murcianos de todos los
tiempos, son exhaustivos y brillantes. Baste recordar, al margen de toda una serie
de artículos sobre él escritos, dos excelentes Tesis Doctorales: Selgas y su obra,
de don Eusebio Aranda, dirigida por don Ángel Valbuena Prat, y la de la Dra.
M. D. Fernández Polo, por el Dr. Hernández Serna dirigida, titulada Académicos
murcianos en la “Ilustración Española y Americana”. La Tesis del Dr. Aranda fue
publicada, refundida, en la colección Biografías populares de Murcianos ilustres
por la Academia “Alfonso X el Sabio de Murcia” 2 .
1 El que este artículo aparezca firmado por dos profesores se debe a que ambos fuimos
condiscípulos de una gran amiga: María del Carmen Melendreras Gimeno.
2 La Tesis del Dr. Aranda Muñoz fue un espléndido estudio sobre el escritor murciano dirigida,
creemos, por el ilustre don Ángel Valbuena Prat, y presentada en la Universidad de Madrid
alcanzando la calificación de Sobresaliente. No es éste, ni mucho menos, el único de los trabajos
sobre Selgas escrito por Aranda: sirvan de ejemplo el artículo “La poesía de Selgas”, Monteagudo,
2. págs. 4-10 y, sobre todo, en 1982 refundió su Tesis en la monografía José Selgas, publicada por
la Academia Alfonso X “El Sabio” de Murcia, en la colección de Biografías populares de Murcianos
ilustres.
Interesante aportación, por otra parte, es la de Francisco Javier Díez de Revenga, dentro de
su libro De Don Juan Manuel a Jorge Guillén. Estudios literarios relacionados con Murcia, en
Biblioteca Murciana de Bolsillo (Academia Alfonso X “El Sabio” de Murcia, Nogués, 1982), bajo
el epígrafe “Selgas y la variación del gusto literario”, págs. 279 y ss. en donde se ofrece una muy
interesante bibliografía sobre el centenario de Selgas.
433

434 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
Somos conscientes que intentar añadir algo nuevo sobre el ilustre escritor
murciano es sumamente atrevido. Pero nos mueve un propósito concreto: tras
catalogar cuantos artículos de La Ilustración Española y Americana manifiesten
de algún modo ideas sociales, políticas y militares, ofrecer aquellos que consideremos
útiles a los historiadores y que no estén presentes en las Obras de Selgas
publicadas póstumamente por la Academia de la Lengua 3 .
Hemos seleccionado La Ilustración por su larga vida. Apareció por primera
vez el 25 de diciembre de 1869 y desapareció en 1916. Su título completo era
La Ilustración Española y Americana / Museo Universal / Periódico de Ciencias,
Artes, Literatura, Industria y Conocimientos útiles.
Prueba evidente de su importancia son las firmas de algunos colaboradores:
Hartzenbusch, Patricio de la Escosura, Campoamor, Fernández de los Ríos, Amador
de los Ríos, Mesonero Romanos, Pi y Margall, A. López de Ayala, Emilio
Castelar, Pedro Antonio de Alarcón, José de Echegaray, Leopoldo Alas “Clarín”,
Ramón Valle-Inclán, Alejandro Sawa, etc.
Y, por supuesto, una serie de académicos y escritores de la lengua y de la
Historia murcianos como Leopoldo Augusto de Cueto, Marqués de Valmar, Juan
José Herránz, Antonio Arnao, Jiménez de la Espada y, claro está, nuestro José
Selgas y Carrasco.
Con una selección conocida de los escritos de Selgas, la Academia Española
de la Lengua hizo la edición de trece volúmenes que, como Pedro Antonio de
Alarcón precisó, se efectuó “por admiración popular y voto público” 4 . Edición
que resultó incompleta.
Conviene que actuemos ordenadamente y precisar primero unos datos aclarando
ciertos conceptos.
Respecto a Tesis de la Dra. María Dolores Fernández Polo, dirigida por el Dr. Hernández Serna,
con el título Académicos murcianos de la Lengua en “La Ilustración Española y Americana”, fue
presentada en 1983 en la Universidad de Murcia alcanzando la nota de Sobresaliente cum Laude.
El tomo II (de los tres que compone la obra) está dedicado íntegramente a publicaciones de Selgas.
Hay que indicar que la misma Profesora también ha escrito otros trabajos sobre el escritor
murciano: baste recordar “Selgas, periodista. Los caprichos textuales de un autor”, págs. 55-69 del
libro Homenaje al profesor Antonio Caparrós Cano, editado por el Instituto “Francisco Salzillo”
de Alcantarilla, Murcia, en 1990.
3 Los trece volúmenes de obras de Selgas, editados por la Academia Española de la Lengua a
partir de 1882, año de la muerte del escritor murciano, llevan una “Introducción” de Pedro Antonio
de Alarcón en donde se precisa que se hicieron las Obras por “admiración popular y voto público”
a través de una carta abierta para la suscripción firmada por los más destacados personajes de la
época. La carta fue igualmente reproducida por Emilio Díez de Revenga en Estudio de Selgas,
poeta, novelista, satírico (Nogués, Murcia, 1985, pág. 115) y E. Aranda, José Selgas, o.c., págs.
326-327.
4 “Introducción”, o.c., p. 99.

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 435
1. SELGAS, PERIODISTA
Con toda razón afirmaba Eusebio Aranda Muñoz que “Selgas fue un auténtico
periodista”. Lo fue en el más amplio sentido de la palabra; de una u otras maneras
casi toda su obra literaria estuvo al servicio de la prensa a la que entregó cientos de
poesías, centenas de artículos y un buen número de cuentos y novelas cortas.
En el número extraordinario que La Verdad le dedicó el 10 de junio de 1922
aparecieron las siguientes líneas, que consideramos muy acertadas sobre la clase
de periodismo que el escritor murciano practicó:
“En la defensa de la verdad revelada, en los donosos ataques contra los
manejos revolucionarios amparados por las sociedades secretas; al propugnar
los principios del derecho público cristiano; y atendiendo a los valores
sociales que constituyen una garantía de orden y de bases imprescindibles
de la convivencia humana, Selgas muestra unas condiciones periodísticas
sensacionales realizadas por la flexibilidad de su talento, que maneja con
igual dominio la ironía punzante y sentenciosa que la didáctica persuasiva
e irrefutable” 5 .
Sin oponernos al texto citado no seríamos sinceros si no indicásemos que
muchos de sus artículos fueron preparados espontánea y muy rápidamente añadiendo
a ello necesidades económicas del escritor, así como que otros muchos fueron
repetidos en diferentes periódicos españoles e hispanoamericanos, cambiando un
tanto el texto y sobre todo el título, añadiendo que bastantes pueden ser evidente
muestra de cierto fanatismo religioso, muy propio de parte de los españoles del
siglo XIX al margen de las concretas ideas religiosas y políticas de las que siempre
hizo gala nuestro escritor.
Que el escritor murciano fue incansable periodista queda sencillamente demostrado
citando una muy incompleta relación de periódicos y revistas, tanto
provinciales como nacionales y aún extranjeros, en los que colaboró; sirvan estos
pocos ejemplos:
. La Lira del Táder, de Murcia.
. La Palma, de Murcia.
. El Diario de Murcia.
5 La Verdad, Órgano de los Sindicatos que integran la Federación Católico Agraria; la cita
aparece en “Ofrenda maternal”, pág. 2, firmada por “La Redacción”.

436 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
. El Semanario Pintoresco Español.
. El Museo de las Familias, de Madrid.
. El criterio Murciano.
. El Album.
. El Segura.
. Revista de Ateneo Lorquino.
. El Heraldo, de Madrid.
. La Gaceta, de Madrid.
. El Padre Cobos, de Madrid.
. La España, de Madrid.
. La Gorda, de Madrid.
. El Belén, de Madrid.
. Revista de Madrid.
. Revista Hispanoamericana, de Madrid.
. La Diana, de Madrid.
. La Constancia, de Madrid.
. El Horizonte, de Madrid.
. La Ilustración Católica, de Madrid.
. La Gaceta Literaria, de Madrid.
. Los Sábados de El Comercio, de Manila.
. La Ilustración Artística, de Barcelona.
. El Diario de Barcelona.
. La España, de Madrid.
Etc., etc., etc.
Obviamente escribió para la Ilustración Española y Americana en la que
aparecieron sesenta y dos colaboraciones suyas. En justa correspondencia, este periódico
dedicó docenas de páginas resaltando sus triunfos, celebrando sus publicaciones,
ofreciendo reseñas de cuantos homenajes se le hicieron a Selgas, celebrando
con alborozo la aparición de su Obras, póstumamente, ofreciendo reproducciones
iconográficas del escritor y finalmente lamentando la muerte del murciano en un
precioso artículo firmado por el gran periodista José Fernández Bremón 6 .
6 No creemos necesario destacar, por conocida, la figura de José Fernández Bremón; sólo
indicar que relacionados con Selgas escribió muchos artículos siendo de destacar el que tituló,
irónicamente, “La cuba vacía”, de donde partió el estudio de M.D. Fernández Polo “De nuevo La
cuna vacía de Selgas”, Monteagudo, 72, 1981. “La cuba vacía” la escribió Fernández Bremón en
El Almanaque de la Filoxera. Es de recordar, igualmente de F. Bremón, el artículo necrológico que
escribió en La Ilustración Española y Americana, tras la muerte del poeta murciano.

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 437
Ante la lista de periódicos en que colaboró es lógico que Ossorio y Bernard,
en Ensayo de un catálogo de periódicos españoles del siglo XIX 7 afirmase que
Selgas “no dejó de escribir un solo día, y siempre apremiado por la necesidad, para
los periódicos” 8 , reproduciendo las palabras que anteriormente habían aparecido
en El Imparcial (Madrid, 7 de febrero de 1882) y de La paz De Murcia (19 de
febrero del mismo año).
2. MATERIAL DISPERSO
Por diversas publicaciones periódicas anda disperso un abundantísimo material,
no presente en las Obras, que sin embargo creemos imprescindible para
una cabal valoración del escritor y de su persona. El empeño de la Academia al
publicar las Obras fue importante y absolutamente loable pero insuficiente. Se
debe, pues, intentar recoger todo ese material disperso para evitar afirmaciones
inexactas. Eusebio Aranda, refiriéndose a las colaboraciones de Selgas en La
Ilustración Española y Americana, escribió:
“Quedan otros muchos por coleccionar, desperdigados por la prensa nacional
y extranjera”.
La afirmación de Aranda no es exacta:
“Solo en este periódico hemos contado una docena” 9 .
En La Ilustración el número de artículos es mayor y, afortunadamente, ya
están todos recogidos y transcritos para servicio del público 10 .
3. CATALOGACIÓN DE LOS ARTÍCULOS DE SELGAS PUBLICADOS EN
LA “ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA” 11
Creemos necesario dar a conocer esta catalogación para indicar en ella el material
social, político e histórico que contiene y llevar a cabo unas reflexiones.
7 Madrid, 1903-4; Aranda también recogió la cita en José Selgas, o.c., pág. 100.
8 Queda demostrado por el Tomo II de la Tesis de la Dra. Fernández Polo en el que aparecen
recogidas cuantas colaboraciones ofreció solo a este periódico.
9 José Selgas, o.c., pág. 100.
10 Todo el material está recogido, como se ha indicado, en el Tomo II de la Tesis de la Dra.
Fernández Polo, págs. 497-948.
11 Sólo se cita los artículos publicados en La Ilustración y transcritos y analizados por la Dra.
Fernández Polo, Académicos…, o.c.

438 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
José Selgas fue un escritor que manejaba la Historia y la leyenda en casi todos
sus escritos no poéticos, como veremos en los siguientes artículos catalogados:
. Animales justamente célebres. I. (1870, pág. 67).
Artículo de crítica política basándose en el antiguo tópico de “los animales
dan ejemplo”.
Ofrece Selgas, en estas páginas, datos históricos o legendarios para juzgar
el comportamiento de los humanos: hace alusión a la historia del elefante,
vencedor de Semíramis; el comportamiento del caballo de Darío; la leyenda
de las abejas de Aristóteles; la actuación del gallo de Platón, etc.
. Animales justamente célebres. II. (1870, número XI, pág. 90).
Aprovechando la historia o leyenda que la fama atribuye al caballo de Calígula,
Selgas manifiesta sus pensamientos políticos y sociales.
. Animales justamente célebres. III. (1870, núemro II, págs. 135-137).
Cuttenberg se inspira, para la creación de los caracteres móviles de la imprenta,
en la impronta que una mula que le precede en el camino va dejando
sobre el polvo.
. Caridad y filantropía. (1870, número X, pags. 250-251).
Con ironía, en la que Selgas fue maestro consumado, critica social y políticamente
a la filantropía, nacida en los tiempos modernos, deseando sustituir a
la virtud de la caridad. Selgas, cristiano, ataca abiertamente las nuevas ideas
que invaden a Europa.
. Los anuncios. (1870, número X, págs. 25-251).
Selgas pasa revista a una serie de anuncios “no racionales” claramente tendenciosos
de las nuevas ideas que recorren Europa.
. Francia y Prusia. (1870, número X, pág. 275)
Clara crónica militar plagada de reflexiones políticas sobre la “egoísta”, “estúpida”
e “injusta” Guerra Franco-Prusiana. A los acontecimientos militares y
políticos añade Selgas su personal y cristiana visión de los mismos.
. Los ejércitos beligerantes. (1870, número XX, págs. 290-291).
Segundo artículo sobre la Guerra Franco-Prusiana. Páginas de verdadero valor
para los historiadores ya que ofrece detalladísimos cuadros de mandos,
hombres, animales y armas de ambos ejércitos. Desconocemos cómo llegaron
a Selgas tales documentos: estamos convencidos que además del telégrafo
tendría a su disposición publicaciones, tal vez la Illustración francesa.
Los no presentes en la citada Obras ocupan las páginas siguientes en el citado Tomo: 569-575,
580-587, 623-631, 783-793, 612-618, 588-594, 595-603, 604-611.

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 439
. El sitio de París. (1870, número XX, págs. 305-306).
Último escrito de Selgas sobre la Guerra Franco-Prusiana.
Ofrece en él, con absoluta precisión, el asedio de la capital francesa, se
cita las ciudades y fuertes anteriormente tomados por los prusianos, se nos
indica los cuarteles y compañías incapaces de impedir la llegada a París.
Especial importancia tiene para Selgas el cobarde espíritu revolucionario de
los franceses de dentro de la capital: su población vivía envuelta en intrigas
y revoluciones republicanas llegando, incluso, a alegrarse de las derrotas de
su país.
. La Canción a las ruinas de Itálica. (1870, número XX, pág. 323).
Artículo de crítica literaria plagado de reflexiones históricas y sociales.
. La ambición. (1871, número XXI, págs. 554-555).
Crítica social y política sobre su época.
. Los pedantes. (1872, número XI, págs. 631-634).
Crítica de los políticos, “eternos aprovechados” que mueven y revuelven a
la sociedad en provecho propio.
. Apuntes para un libro. (1873, número XLIV, págs. 694-695).
Crítica social y política sobre la libertad o no de imprenta a gusto de los
gobernantes de turno.
. Las apariencias. (1873, número I, págs. 6-7).
Artículo político, social y de costumbres.
. Pensamientos anónimos. (1873, número XI, págs. 21-22).
Duras reflexiones sobre la condición social del obrero, sobre los “principios”,
“medios”, y “fin” de la “asociación”, sobre el “contrato”, sobre la Internacional,
etc. Es uno de los artículos en los que más se evidencia el pensamiento
cristiano de Selgas observándose cierto fanatismo.
. El fruto prohibido. (1873, número XXIV, págs. 550-551).
Artículo político, social y filosófico: en el fondo de la ambición que quiere
imponer la época (riquezas, saber, etc.) reside la tristeza y no la felicidad.
. La belleza y la fortuna. (1873, número XXXVIII, págs. 619-620).
Artículo sociológico.
. Un bosquejo. (1873, número XLIV, pág. 710).
Artículo social, político y muy misoginista.
. Discursos de cajón. (1873, número XLVII, págs. 754-755).
Contra el vicio de hablar y los excesos en el uso de la palabra de los políticos
pedantes.
. La celebridad. (1873, número XLVIII, págs. 779-782).
Artículo sobre el hedonismo pagano que propugna nuevas ideas anticristianas.

440 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
. La huerta de Murcia. (1874, número XXX, págs. 467-470).
Costumbres de la época, entre ellas algunas relacionadas con la política y
la historia murciana.
. Frases hechas. I. (1875, número XI, págs. 187-190).
Costumbrismo en el lenguaje particularmente político.
. Frases hechas. II. (1875, número XIII, págs. 219-222).
Idem.
. Frases hechas. III. (1875, número XIV, pág. 338).
. Frases hechas. IV. (1875, número XIV, pág. 338)
Idem.
. Una vuelta por la vida. (1876, número XXVI, págs. 23-26).
Artículo político sobre el insaciable deseo de poder y riquezas que impide
al hombre ser dichoso.
. El rincón de la casa. (1876, número XVIII, págs. 24-25).
Artículo de costumbres históricas de la época.
No se trata, pues, de una docena sino de exactamente veintisiete.
La mayor parte de estos artículos fueron coleccionados en diferentes volúmenes
de las citadas Obras, como hemos precisado. Pero algunos siguen perdidos y
dispersos por las amarillentas páginas de los periódicos del siglo XIX. La mayoría
de los reocogidos aparecieron en diferentes libros de las Obras: Cosas del día,
Hechos y dichos, Hojas sueltas, Luces y Sombras, Nuevas hojas sueltas, etc. Pero
ocho de estos artículos no tuvieron la suerte de ser recogidos y seleccionados por
los Sres. Académicos, más todos ellos están catalogados, como hemos podido
comprobar, y transcribir en el Vol. II de la citada Tesis de la Dra. Fernández
Polo 12 . Son los siguientes:
– Caridad y Filantropía.
– Los anuncios.
– La ambición.
– La celebridad.
– La Canción a las ruinas de Itálica.
– Francia y Prusia.
– Los ejércitos beligerantes.
– El sitio de París.
12 Mantenemos la ortografía de La Ilustración Española y Americana.

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 441
A los últimos dedicaremos las siguientes páginas, principal objetivo del artículo.
Pueden ser útiles a los historiadores.
4. CRÓNICAS MILITARES Y POLÍTICAS
Con suerte varia, debida unas veces a las circunstancias y calidades de los
autores y otras a la índole de los asuntos, La Ilustración procuró presentar a los
lectores las llamadas Crónicas y Revistas, secciones de acontecimientos militares
y políticos. La más importante fue la titulada Los Sucesos que, aunque vacilante
en su inicio, encontró finalmente a un redactor de La España y de La Época, el
citado José Fernández Bremón que por su cultura, recto juicio, gran escuela periodística,
ingenio y maestría en toda materia política, militar y social, imprimió
una gran categoría a la Sección.
Igualmente, y desde sus comienzos, La Ilustración buscó y ensayó unas excelentes
Revistas Políticas Europeas, sección entre cuyos firmantes llegó a figurar
Castelar. Y aún a esas Secciones se agregó, frecuentemente, una nueva bajo el
epígrafe Cartas desde París, que empezaron a ser firmadas, en 1874, por Ángel
Vallejo Miranda, Conde de Casa-Miranda; le sucedió en este encargo, en 1877,
Ángel Fernández de los Ríos que cambió el título Cartas desde París por el de
La Quincena Parisiense. A Fernández de los Ríos sucedió, en 1880, Octavio Picón
y otros, entre ellos José Selgas y Carrasco.
Las crónicas escritas por Selgas nos lo muestran como notable comentarista
político, gran conocedor de las armas y estrategias militares y muy afortunado en
sus juicios desde su punto de vista siempre cristiano.
En los tres artículos que vamos a presentar, Francia y Prusia, Los ejércitos
beligerantes y La caída de París ofrece opiniones y noticias muy precisas sobre la
contienda franco-prusiana. Lamenta, sobre todo, que dos naciones tan poderosas se
enfrenten por odio y puro egoísmo; lamenta que la contienda cogiera por sorpresa,
¡oh disimulo!, a Europa, ofrece cuadros extrañamente completísimos de mandos,
armas, carteles, batallas, jefes, etc., y lamentará la caída de París aunque es de
esperar por su situación revolucionaria interna; expone las debilidades del pueblo
francés debidas a las “nefastas” doctrinas que los políticos le han infundido. No
esconde en modo alguno Selgas en estas páginas su acendrado cristianismo y su
abierta oposición a las doctrinas socialistas a las que tacha de “demagógicas”.
No era, por supuesto, la primera vez que el murciano hacía estos deberes de
comentarista militar y político: en la Revista de Madrid tomó parte, repetidas veces,
en la confección de la Crónica Política del Interior y del Extranjero, publicando
en ella catorce crónicas mostrando en todas su militancia religiosa.

442 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
Gambetta en Francia, Garibaldi en Italia, la prisión de León XIII, el sacrilegio
con los restos de Pío IX, la democracia –la “demagogia”– en Europa, el nihilismo
ruso, los avances militares y el espíritu belicoso de los prusianos, la pérdida de
identidad de los franceses, los logros de la Internacional,… fueron analizados por
Selgas según su ideología ofreciendo un rico material a los historiadores.
Es de justicia indicar, como anteriormente hemos precisado, que los conocimientos
que muestra en sus artículos, las incidencias en las batallas, los detalles
geográficos, etc., hacen pensar en fuentes evidentes y externas de inspiración.
Los detalles que Selgas ofrece de la Guerra Franco-Prusiana abarcan desde
el inicio de las hostilidades entre ambas naciones provocando la contienda que
tuvo su principio el día 2 de agosto de 1870, acabando con la toma de París el
1 de febrero de 1871. En sus extensas páginas nos narra Selgas que, derribado el
Imperio por la revolución parisiense del 4 de septiembre, un gobierno republicano
de Defensa Nacional luchó cinco meses. Fue causa de la guerra la voluntad de
Bismarck de terminar la unidad alemana con la incorporación de los estados del
Sur a la Confederación del Norte; a tal objeto excitó el sentimiento patriótico
antifrancés de los alemanes. La ocasión del conflicto con Francia surgió por la
candidatura de un príncipe Hohezollernk, primo del rey de Prusia, al trono de
España. Al publicarse, alterado por Bismarck, un despacho durante las negociaciones,
Francia declaró la guerra a Prusia el día 19 de julio de 1870, con la cual
se aliaron los Estados de Alemania del Sur.
En inferioridad numérica y de mando, los franceses perdieron Alsacia con las
batallas de Weisenburg (4 de agosto) y Froeschwiller (6 de agosto). Estrasburgo
resistió cerca de dos meses.
En Lorena Bazaine mostró su falta de conocimientos de técnica militar. El
principal ejército francés quedó bloqueado en Metz y los franceses sufrieron las
derrotas de Rezonville (16 de agosto) y de Saint-Privat. Por último, Napoleón III
capituló en Sedan con 120.000 hombres ante el Príncipe Real de Prusia el 3 de
septiembre.
Prisionero el emperador y proclamada la República en París, Bazaine se
entregó en Metz el 27 de octubre. La caída de París, bloqueada desde el 19 de
septiembre, y el Armisticio de Versalles señalan el fin de la contienda.
La Asamblea Nacional se reunió en Burdeos. Thiers, elegido jefe del poder
ejecutivo, firmó con Bismarck, en Versalles, los preliminares de la paz, haciéndose
el tratado definitivo de Francfort el 10 de julio. Francia cedió toda Alsacia hasta
los Vosgos y parte de la Lorena incluida la bella ciudad de Metz.
Todos estos datos, más pormenorizados y unidos a una serie de reflexiones
muy personales, llenan las páginas de Selgas que indudablemente no fue corresponsal
de guerra.

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 443
APÉNDICE I
El tratamiento que vamos a efectuar de los tres artículos de Selgas sobre
la Guerra Franco-Prusiana va a ser de dos formas. El primero de los artículos,
Francia y Prusia, al ser sólo prácticamente reflexiones histórico-políticas muy
peculiares de Selgas, no lo vamos a transcribir íntegramente sino que ofreceremos
determinados fragmentos para mejor conocer la actitud del escritor ante la
contienda y el comportamiento de Europa y de determinadas naciones para con
ella. Los dos restante serán íntegramente ofrecidos para uso, si es acertado, por
los historiadores por los datos que ofrecen.
Veamos, pues, esos fragmentos elegidos de Francia y Prusia.
Selgas, ya lo hemos afirmado, fue ante todo periodista católico. Ningún
escritor fustigó como él lo que consideraba desvaríos sociales, indicando con
certero diagnóstico, según su pensamiento, las plagas que corroían la vida moral
en general y en particular las francesas. Su vida estuvo consagrada a la defensa
de lo que creía la verdad y al agudísimo ataque de lo que consideraba error. Y
siempre fue sincero.
Apenas inicia Francia y Prusia, y tras manifestar su sorpresa por la declaración
de guerra, sintiendo pavor por tan inesperado desastre aunque la contienda
era presumible por el estado caótico social y político de Francia y por
los afanes belicosos de los prusianos, dirige el escritor murciano sus andanadas
a Europa.
“Y la astuta diplomacia europea, tan sorprendida como nosotros, se ha
encontrado con la guerra encima sin acertar ni á impedir ni á aplazarla.
¿no ha podido o no ha querido hacerlo?”.
Sin embargo, tal Guerra debía haber sido evitada porque el motivo era el
mismo e inmoral en ambas naciones: el de siempre:
“El principio de las nacionalidades que oculta hipócritamente el hecho
de las anexiones”.
No duda el escritor en afirmar que el triunfo que va alcanzando Prusia se debe
a una persona, Bismarck, mientras que las derrotas de Francia y posiblemente su
final se debe a su situación política interna, a su estado social envuelto en cambios
sociológicos que Selgas considera extremadamente peligrosos.

444 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
Bismarck bastará para dirigir a Prusia y vencer a Francia:
“Un ministro de derecho divino, político audaz, que ha metido a los parlamentos
en un puño, dividiéndolos una vez, y otra vez; que ¡oh irrisión!
hace ayunar al pueblo en la víspera de la campaña, que hace empuñar
las armas en nombre de Dios, de la patria y del rey.
…el ministro de un estado protestante es el que conmueve á la Alemania y
levanta á la Prusia como un solo hombre y lo arroja contra el Imperio, que
lleva la bandera de la civilización moderna, el principio del libre examen,
el sufragio universal, la Marsellesa y los derechos del hombre”.
El pensamiento de Selgas es transparente analizando a una nación con unas
ideologías que la han llevado a la guerra:
“No se puede desconocer que Napoleón III ha favorecido los principios
modernos, siendo el primer revolucionario de Europa…ha sostenido el
desorden moral en todas partes. Si Luis Felipe corrompió á Francia,
Napoleón III ha corrompido á Europa… Por de pronto el triunfo de la
revolución en Italia solo á Napoleón se le debe. Lo mismo en Francia, que
en Italia, que en España, la revolución es su obra. Pues bien: el Imperio
revolucionario, por su origen, por su naturaleza y por su esencia, que invoca
los principios del 93 y canta la Marsellesa al entrar en campaña con
los prusianos, se encuentra solo; los abandona la Francia revolucionaria,
la España revolucionaria, la Italia revolucionaria; al abandonar á Roma,
parece que lo abandona el mundo, y con más o menos júbilo, con más o
menos indiferencia, vemos al ejército imperial acosado y retroceder…”.
No duda Selgas en afirmar que incluso los franceses, en gran parte, se alegran
del fracaso de su nación ya que lo consideran como un castigo divino: “quo Deus
vult perdere prius dementat”.
Por otra parte, la diplomacia europea no tiene interés alguno en detener los
estragos de la lucha por diversas y egoístas razones:
“Austria es la que tiene más interés en detener la carrera triunfal de
Prusia; pero sus clamores no encuentran eco ni en el egoísmo mercantil
de Inglaterra, ni en la sorda y tenaz política de Rusia. Además el Imperio
se ha hecho antipático. Rusia no puede perdonarle la guerra de Crimea.
Austria misma la detesta desde la guerra de Italia, y la Inglaterra tendrá
mucho en ofrecer a Napoleón una cordial hospitalidad, una hospitalidad
íntegramente inglesa”.

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 445
Selgas se nos presenta en ocasiones, en Francia y Prusia, mordaz e incluso
un tanto cruel pero sin duda realista:
“Todavía no se ha visto a una nación de luto por la muerte de otra, aunque
haya sido su más íntima amiga.
No hay, pues, un motivo urgente que obligue ni á Rusia ni á Inglaterra á
pedir la paz. Lamentan que dos naciones tan poderosas se destruyan en
una guerra sangrienta; pero, en realidad, ¿qué perjuicios les acarrea el
que una y otra se aniquilen?”.
Finalmente, expresa las últimas y tristes noticias que acaba de recibir y siente
cierto temor ante el futuro:
“Al llegar aquí nos encontramos con que el ejército francés ha sido
nuevamente derrotado y cortadas las comunicaciones con París; ya no
queda ni la esperanza de Chalons. ¿Qué va á ser de Francia, de Italia y
de España?
No tardaremos en saberlo”.
El artículo, pues, Francia y Prusia es una meridiana exposición del pensamiento
político y cristiano del periodista José Selgas, sin detalles especiales
históricos, militares o geográficos: es una manifestación teórica muy personal ante
una horrible contienda.
APÉNDICE II 12
LOS EJÉRCITOS BELIGERANTES
Nos causa asombro las enormes cifras de hombres que Francia y Prusia
han lanzado al feroz incendio de la guerra, y en verdad no debieran sorprendernos,
porque, dada la organización militar de una y otra potencia,
tratándose de una lucha á muerte entre ambas, y hallándose de antemano
preparadas, claro está que habían de oponerse desde el primer momento
las mayores fuerzas posibles.
El imperio francés, si todavía podemos darle este nombre, se estiende en
una superficie de 543.051 kilómetros, comprendiendo una población de 38

446 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
millones de habitantes. La ley de 1º de febrero de 1.868 establece nueve
años de servicio militar, repartiendo cinco en el ejército activo y cuatro
en la reserva. La suerte determina los que han de ingresar, y la edad es
de 20 años.
La guardia nacional móvil sirve como auxiliar del ejército activo en caso
de guerra, y se le confia la defensa de las plazas, costas y fronteras y el
órden interior del reino.
La infantería del ejército activo se compone, incluso la guardia imperial, de
251.423 hombres. La fuerza total de la caballería es de 61.583. La fuerza de
la artillería asciende a 37.959 hombres. La fuerza de ingenieros arroja un
total de 7.845 hombres, el tren de equipajes suma 8.954, la sanidad militar
4.700, la administración 3.600 y la gendarmería 24.584 hombres.
La cifra total del ejército activo en tiempo de paz, asciende a 401.891
hombres y 91.484 caballos, en esta forma:
Hombres Caballos
Estado Mayor .................... 1.802 946
Gendarmería ...................... 24.548 14.655
Infantería ........................... 250.900 1.239
Caballería .......................... 61.583 46.378
Artillería ............................ 37.959 19.257
Ingenieros .......................... 7.845 1.004
Equipajes Militares ............ 8.954 7.715
Sanidad y Administración . 8.300 290
Suma ........... 401.891 91.484
La reserva equivale al número del ejército activo, y en números redondos
puede calcularse en un ejército de 400.000 hombres, y el efectivo de la guardia
nacional móvil es por lo menos de 500.000 hombres. De manera que el ejército
de tierra que Francia puede presentar en una guerra asciende:
Ejercito en tiempo de paz ........... 401.891
Reservas ..................................... 400.000
Guardia móvil ............................. 500.000
Total.................. 1.301.891

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 447
La marina de guerra no es menos formidable. Hé aquí su estado:
A Flote En Construcción
BUQUES ACORAZADOS número cañones caballos número cañones caballos
Navíos de espolon .................... 3 116 2.750 4 48 3.800
Fragatas .................................... 14 542 12.000 “ “ “
Corbetas de espolon ................ 8 112 3.600 1 14 450
Guarda-costas espolon ............ 4 28 1.885 3 6 1.590
Baterías flotantes ..................... 15 230 2.625 “ “ “
Pequeñas baterías flotantes .... 11 22 460 “ “ “
Total ......................................... 55 1050 23.320 8 68 5.840
BUQUES NO ACORAZADOS
Návios de línea ........................ 15 1.350 11.00 “ “ “
Fragatas ................................... 17 614 8.440 1 30 380
Corbetas ................................... 14 140 8.570 7 70 3.150
Avisos ....................................... 49 196 6.530 11 44 2.435
Cañoneras ................................ 70 186 2.316 “ “ “
Transportes .............................. 66 132 16.780 4 “ 600
Buques especiales .................... 2 “ 12 “ “ “
Total ......................................... 233 2.618 50.648 23 144 6.565
A Flote En Construcción
VAPORES DE RUEDAS número cañones caballos número cañones caballos
Corbetas ..................................... 7 28 2.400 “ “ “
Avisos .......................................... 34 68 3.395 “ “ “
Transportes ................................. 10 20 4.500 “ “ “
Total ............................................ 51 116 10.295 “ “ “
BUQUES DE VELA
Navíos de línea .......................... 2 180 “ “ “ “
Fragatas ..................................... 10 400 “ “ “ “
Corbetas ..................................... 6 120 “ “ “ “
Brigbarcas .................................. 5 60 “ “ “ “
Goletas ....................................... 12 24 “ “ “ “
Cañoneras .................................. 50 50 “ “ “ “
Transportes ................................. 25 40 “ “ “ “
Total ............................................ 100 914
“ “ “ “

448 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
La fuerza destinada á este servicio puede elevarse en tiempo de guerra á
170.000 hombres. Anádanse á esto 200 baterías, y se verá lo formidable
de las fuerzas que el imperio ha podido presentar á los prusianos.
Por una superficie de 414.924 kilómetros cuadrados se extiende la Confederación
Alemana del Norte con una población próximadamente de 30
millones de habitantes. Todo aleman de la Confederación está obligado al
servicio de las armas desde la edad de veinte años, sirviendo siete años
en el ejército permanente, tres bajo banderas y cuatro en las reservas, y
además cinco en la Landwejr. Los Estados de la Confederación concurren
á la formación de este ejercito de la forma siguiente:
Infantería
de línea
Infantería
Lijera
Caballería
Artillería de
campaña
Artillería
de plaza
Ingenieros Tren
Prusia ........................ 97 R. 13 Bts 64 Rg. 12 Reg. 9 1⁄2 Reg 12 Bats 12 Bat
Oldembourg .............. 1 “ 1 2 Batr “ “ “
Saxe Weimar ............ 1 “ “ “ “ “ “
Saxe Cobourg Gotha
Saxe Meiningen ........
S. Altembourg ..........
1 “ “ “ “ “ “
Sehw Rüdolstadt .......
Beuss ........................
1 “ “ “ “ “ “
Anhalt ....................... 1 “ “ “ “ “ “
Sajonia ......................
Mexklembourg .........
9 2 6 1 Reg. 1 Reg. 1 1
Scheverin ..................
Strelitz ......................
2 1 2 4 Batr. “ “ “
Brunswick ................. 1 “ 1 1 “ “ “ “
Hesse......................... 4 2 2 6 “ “ 1/4 1/2
Total ................... 118 18 76 13 1/3 10 1/2 13 1/4 13 1/2
El ejercito prusiano en tiempo de paz asciende á 300.645 hombres, y en
tiempo de guerra á 957.580 con 1.272 piezas de artillería.
En la presente guerra lo aumenta Baviera con 264.958 hombres y 136 cañones,
el Gran Ducado de Baden con 43.703 hombres y Wurtemberg con 34.953.
De manera que por su organización, y no contando con los que puedan tomar

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 449
las armas de 17 á 42 años que aun no han pertenecido o ya no pertenecen al
ejército, Prusia y sus aliados presentan contra el ejército francés 1.301.194 combatientes.
La marina de guerra prusiana no puede competir con la francesa, pero hé
ahí su estado:
TOTAL DE
VAPORES DE HÉLICE Caballos. Cañones.
3 Fragatas blindadas ........................... 2.900 55
1 Corbeta blindada .............................. 500 8
2 Buques acorazados ........................... 700 7
5 Corbetas de puente cubierto ............. 1.950 140
5 id. id. raso ................ 1.476 68
8 Chalupas cañoneras de 1ª clase ....... 640 24
14 id. id de 2ª clase ........ 840 28
1 Hatch .................................................
39 .......................................................... 9.166 330
VAPORES DE RUEDA TOTAL DE
Caballos. Cañones.
2 Avisos ................................................ 420 7
2 Remolcadores .................................... 50 “
1 Trasporte ........................................... 100 “
44 .......................................................... 570 7
BUQUES DE VELA
3 Fragatas ............................................. “ 112
3 Bricks ................................................ “ 38
2 Barcos de pequeñas dimensiones ...... “ “
8 ............................................................ “ 150
A REMO
32 Chalupas cañoneras ......................... “ 64
4 Cañoneras .......................................... “ 4
36 “ 68
1 Navío cuartel ..................................... “ 9

450 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
De la comparación de estos dos ejércitos que se despedazan horriblemente
desde Metz á Chalons, no resulta una diferencia bastante para atribuir el triunfo
definitivo ni á una ni á otra en razon del número, y en todo caso no se puede
negar la superioridad de la marina francesa. La organización militar de ambas
naciones es análoga, la perfeccion de sus armas y sus medios de guerra son
iguales; nadie hace un mes se hubiera atrevido á poner en duda la pericia de los
generales franceses, ni se hubiera atrevido á sospechar que la gloria de los zuavos
iba á quedar oscurecida ante la gloria fantástica de los hulanos. Los franceses
hablan mucho, pero suelen hacer lo que dicen; los alemanes hablan menos, pero
suelen hacer más de lo que prometen.
Medidas las fuerzas de una y otra parte, pesados los incovenientes y las
ventajas de unos y otros, parecia antes de comenzarse la guerra que ambos ejércitos,
en virtud de sus respectivas fuerzas, iban á contenerse mutuamente en las
orillas del Rhin. Pero hé aquí que á los veinte días de campaña, el ejército francés
destrozado, dividido, intenta en vano rehacerse y busca heróica, pero inútilmente,
el camino de París, abandona é incendia á Chalons, mientras el ejército prusiano
se adelanta sobre París. Estaba fuera de todos los cálculos un hecho semejante
y los mismo prusianos deben hallarse sorprendidos de sus propios triunfos. Los
menos dispuestos á creer en la omnipotencia militar de Francia y en el heróico
patriotismo de los modernos franceses, pensamos que la victoria fluctuaría antes
de decidirse y si veíamos muy difícil la llegada del ejército imperial á Berlin, nos
parecia más difícil todavía la aproximacion de los prusianos á París.
No debe buscarse en una causa puramente militar, en un accidente imprevisto,
en una órden mal entendida, en un movimiento mal ejecutado, ni en una operacion
estratégica inesperada el desastre tremendo porque está pasando Francia.
Fuera de los ocultos caminos por donde la Providencia dirije los sucesos
humanos para sus altos fines, se ofrece á nuestros ojos una causa patente que
debió anunciarnos antes de que se disparara el primer cañonazo la catástrofe
del imperio. Militarmente, Francia estaba dispuesta á la guerra, moralmente no
podia sostenerla. La fuerza moral que el general Trecho pide en estos momentos
á la Francia desgarrada por los partidos, prueba que eso es precisamente lo
que le falta. Mientras los prusianos pueden llevar todos sus ejércitos al campo
de batalla, Francia necesita en París un ejército que le asegure el orden interior
del reino, porque al mismo tiempo que tiene que luchar con Prusia, necesita
contener á la demagogia que la amenaza. Se encuentra empeñada en una guerra

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 451
extranjera y en una guerra intestina: tiene delante á los prusianos y detrás el
socialismo, y vencedora o vencida se ve al borde del abismo de que en 1.850 la
salvó el imperio.
Francia cae como cayó Babilonia, como cayó Jerusalem deicida, como
cayó el bajo imperio envilecido: cae más por la fuerza disolvente de su propia
corrupción, que por la fuerza de los prusianos. La culpa ha sido grande, pero
el castigo es tremendo.

452 JOAQUÍN HERNÁNDEZ SERNA Y MARÍA DOLORES FERNÁNDEZ POLO
APÉNDICE III
EL SITIO DE PARÍS
El día 1º de septiembre de 1870 es una fecha bien funesta para la Francia,
porque ha sido el día destinado por la Providencia á la gran catástrofe del pueblo
francés y del imperio. Mac-Mahon, quizá á pesar suyo, buscando inútilmente
la manera de ponerse en comunicación con Bazaine, viene á las manos con el
ejército del príncipe real de Prusia, formado en grandes masas sobre la orilla
zquierda del Rhin, y el principio de esta horrible batalla es el fin del desastre.
El combate dura todo el día y se suspende para comenzarlo de nuevo al dia
siguiente. Mac-Mahon conserva todavía algunas posiciones, pero la victoria se
ve claramente inclinada a favor de los prusianos. Las poblaciones de Baceilles,
Bullaco Donay Francheval y Viliees son testigos de este supremo esfuerzo de las
causas francesas: la carnicería es horrible.
Al día siguiente, el ejército desmoralizado por tan adversa fortuna, se ve
rechazado contra Sedan, horriblemente diezmado, tenazmente perseguido y acorralado.
La mayor parte de los generales han desaparecido bajo el fuego del
enemigo, y la noble figura de Mac-Mahon desaparece también del combate, porque
retiran su cuerpo mortalmente herido.
Al mismo tiempo Bazaine intenta romper el cerco tenaz que lo sujeta, pretendiendo
forzar el paso de Metz hácia el norte, y se ve una y otra vez rechazado
por los cuerpos de ejército que mandan el príncipe Federico Cárlos y el general
Monteuffel. Esta batalla, que puede llamarse la batalla de Noisseville, tan horrible
como la de Sedan, no es menos desastrosa. A la vez son derrotados Mac-Mahon
y Bazaine, el emperador de los franceses se entrega prisionero al rey de Prusia,
y 80.000 soldados, resto del ejército de Mac-Mahon, capitulan, entregándose á
discrecion, mientras los restos ya impotentes del ejército de Bazaine se refugian
de nuevo al amparo de Metz á esperar una capitulación no más honrosa.
De manera que en estos dias de sangrienta memoria la victoria pone en
manos de los prusianos un triunfo definitivo, que los hace dueños de la Francia.
Desde el Rhin á París no hay obstáculo que se les oponga; el ejército francés
ha desaparecido, el número de prisioneros es incalculable, el número de muertos
espantoso; los campos-teatros de tan sangrientas batallas están llenos de cadáveres
franceses, Bélgica llena de franceses fugitivos, Prusia llena de franceses

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 453
prisioneros. Todo el material ha caido en poder de los prusianos; en fin, la derrota
ha sido tremenda, rápida y completa; no tiene ejemplo en la historia.
Entre tanto la noticia de tan tristes sucesos llega á París y la demagogia se
anima, las turbas invaden las calles, se echa abajo el imperio vencido, se proclama
la república, y en vez de gritar “viva Francia”, se grita “muera la emperatriz”,
y en vez de salir á buscar á los prusianos o disponerse heróicamente á recibirlos,
asaltan las Tullerías e invaden el Hotel de Ville.
El telégrafo nos anuncia que allí es mayor la alegría por la caida del imperio,
que la tristeza por los triunfos de Prusia.
Esto es el complemento de la catástrofe. Gambetta lo ha dicho sin querer
decirlo en su alocución al pueblo francés. “Se ha proclamado la república, dice,
la pátria está en peligro”. Y es verdad.
Hablando en otra ocasión de esta guerra, indicamos que tal vez los prusianos
no llegaran á sitiar á París, creyendo nosotros que la paz se haria antes de que
pudiera sobrevenir este suceso, pero ya el sitio de París es inevitable, y la toma
de París por los prusianos es mas que probable.
París es sin duda ninguna la plaza militar mas fuerte de Europa. En 1841 se
empezaron las forticaciones, que en los años sucesivos se continuaron, ampliándose
y mejorándose hasta hacerla inespugnable, teniendo por objeto que fuera
imposible tomarla, como sucedió en 1814 y 1815, y á la vez estas gigantescas
fortificaciones tenian un objeto político: eran al mismo tiempo para defender la
ciudad y para sujetarla.
Este dato que descubre el doble aspecto de las fortificaciones de París, es
muy importante en los momentos presentes, en que se halla á punto de verse sitiada
por los prusianos, á la vez que acaba de ser tomada por los demagogos; es
decir, á la vez que se ve estrechada por dos terribles enemigos: Prusia triunfante
fuera, la demagogia victoriosa dentro.
Delante del formidable muro que circuye la ciudad, se adelantan por toda
la circunferencia hasta diez y nueve fuertes que pueden considerarse encadenados
entre sí por trincheras y reductos que los ponen en comunicación. Por la parte
del Norte ofrece Saint-Danis tres grandes fortificaciones, el fuerte de la Briche,

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el de Rosaillon y el de L’Est, los que hacen de Saint-Denis una gran fortaleza
rodeada á su vez de foso y muralla y defendible además por una fácil inundación.
Siguen los fuertes de Aubervilliers, Romanvitte. Después de una série de trincheras
se encuentran los fuertes de Noisi, Rosni y Nogent con sus correspondientes
reductos, quedando dentro de este semicírculo de fortalezas, trincheras y reductos
el castillo de Vincennes.
Por la parte del Sur se encuentran el fuerte de Ibri después del de Charenton,
que encierra un campo atrincherado, donde puede acampar un ejército de 20.000
hombres. Además se hallan los fuertes de Bicetre, Montrouge, Vauves é Issy.
La línea occidental la defiende naturalmente el Sena, pasando por los cuarteles
de Mendou, Sevres, Saint Clud, Boulogne, Suresnes, Puteaux y Courbevole,
Neuilly, Amieres, Clichy y Saint-Quen, que se levantan sobre la derecha y la
izquierda del rio, ofreciendo por esta parte una gran defensa; y sobre todos estos
puntos de poderosa resistencia se destaca Mont-Saint-Valevieu, que es el fuerte
mas formidable.
Detrás de esta corona de fortificaciones, de estas avanzadas de fuertes reductos
y trincheras está la muralla con su camino militar, su ancho y profundo
foso y su glasis, y sobre la muralla los fuertes, los reductos y las trincheras, en
los que hay colocados más de mil doscientos cañones. Sin embargo, París, tan
formidablemente defendido, está próximo á caer en poder de los prusianos.
Teniendo Francia fuera de París un ejército que hostigara al sitiador en
las largas operaciones de un asedio, París seria invencible; sin ese ejército que
moleste á los sitiadores y haga más difíciles y más peligrosos sus ataques, París
no podrá defenderse mucho tiempo; pues sin ese ejército fuera y con 100.000 demagogos
armados dentro de la población, París caerá en poder de los prusianos,
y caerá inmediatamente.
El populacho que París suele ofrecer á la indignada expectación del mundo,
esto es, el populacho que en estos momentos domina en la capital de Francia, no es
ciertamente un ejército á propósito para oponer á las legiones triunfantes de Prusia
una defensa digna y heróica. Estas turbas desencadenadas recorren ya frenéticas
las calles de París, anunciando en los desórdenes de hoy los terribles escesos de
mañana. ¿Quién podrá contenerlas el dia en que las baterías prusianas rompan el
fuego sobre París? La palabra traicion, que los franceses pronuncian con excesiva

SELGAS, PERIODISTA, CRONISTA DE GUERRA E HISTORIADOR. LA GUERRA FRANCO-PRUSIANA 455
facilidad cuando la fortuna les es adversa, resonará bien pronto, y la ciudad del lujo
y de los placeres se verá á la vez acometida por el pillaje de las hordas socialistas
que ha engendrado en su seno, y el fuego de la artillería prusiana. Bien triste es el
destino de esta ciudad, que hace un mes era la envidia de los pueblos.
París, pues, es el punto á donde convergen las miradas atónitas de todos los
que seguimos con espanto el curso rápido y sangriento de tan formidable catástrofe.
Sobre París marchan los ejércitos de Prusia con ese órden silencioso y tremendo
con que han conseguido tantas victorias: el día 8 los prusianos estaban en Soissons,
y hay quien asegura que el 15 estarán dentro de París. La noticia que al trazar
estas líneas nos trae el telégrafo, es que se hallan las avanzadas á 40 kilómetros
de la capital. Entretanto, la ciudad que va á ser sitiada se revuelve en tumultuosas
agitaciones, como si quisiera huir del espanto que la domina. Rochefort, segun
vemos en varias correspondencias, es una especie de divinidad, que el populacho
adora, hasta el punto de arrodillarse en su presencia y besarle la mano. Victor
Hugo llega, y la muchedumbre lo lleva en triunfo. Perora, y les asegura bajo su
palabra que París es invencible, porque “París es la ciudad sagrada”, porque
“quien ataca París, ataca en mása á todo el género humano”. Ya se comprende
que semejantes chocheces no ha de detener ni un momento la marcha triunfante
del invasor; pero el pueblo que lo escucha lo cree sin más averiguaciones, y se
entrega á la frenética esperanza de un triunfo seguro. Si, como parece inevitable,
cae París bajo el poder de las armas prusianas, se acabó el genero humano.
¡Qué irrision en medio de tan espantoso desastre!.
Lo confesamos con pena: no vemos en esa ciudad sagrada, en ese centro
de todas las sensualidades y de todas las corrupciones, rasgo ninguno que nos
revele la existencia de un pueblo varonil que se dispone á una defensa heróica.
Julio César, hablando de los galos, decia, que victoriosos eran más que hombres,
y vencidos menos que mujeres. Despues de la batalla de San Quintin, decia Francisco
I: “Todo se ha perdido menos el honor”. Dudamos mucho que la república
pueda decir lo mismo tras que los prusianos ocupen á París.
Y la situacion del directorio es doblemente comprometida: no puede hacer
la guerra, porque no tiene ejercitos ni puede improvisarlos, y no puede hacer la
paz, porque el rey Guillermo no accedería probablemente á tratar con un gobierno
que en rigor no representa á la Francia, y no renunciará probablemente al fácil
triunfo de vencer á la república, despues de haber vencido al imperio.

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- ¿Puede admitirse que el rey Guillermo, alentado por una fortuna loca,
victorioso y dueño de Francia, vaya á detenerse delante de París para tratar
con Gambetta y Rochefort una paz que las naciones neutrales de Europa no se
atreven o no quieran proponer? El que ha hecho prisionero al imperio, destruido
el ejército francés y arrollado á la Francia en poco más de veinte días, ¿vendrá
á hacer la paz con la república, que ha surgido de las turbas de París, que no
es la Francia, y que no tiene mas legitimidad ni mas representación que la que
puede darle la demagogia de París? No parece posible.
Se ve claramente que el directorio desea la paz y que á vuelta de muchos
alardes de energía la pide y hasta la suplica; pero si el rey Guillermo entrara en
negociaciones, ¿qué paz firmaría la república? Una paz ignominiosa. No hay que
pensar en la paz antes que los prusianos entren en Paris, y entonces, por lo que
estamos viendo, la paz será la ley del vencedor, la república, por consiguiente,
no puede sobrevivir á la paz ni á la guerra. Tal es su triste destino.
El pánico reina en París, la emigracion en todas direcciones es espantosa,
es la ciudad que huye de los prusianos y de la república.
¿Qué va a suceder? Lo más probable, lo que todo el mundo espera, no es por
cierto, un hecho que recuerde á Numancia y oscurezca á Zaragoza, lo que espera
es que haga París lo que ha hecho Napoleón III en Sedan, ni más ni menos.
Estrechado el sitio, á los primeros horrores del bombardeo, á la primera
escasez de víveres, que ha empezado, las turbas que dominan en la ciudad se
lanzarán á los mayores escesos: el peligro les servirá de pretexto, en todas partes
verán traidores, y el asesinato, la rapiña y el incendio asolarán la ciudad, y París
acabaré por entregarse á los prusianos huyendo de los franceses.
Por las noticias que al terminar los presentes renglones nos llegan del estado
de confusion, de espanto, y de desórden en que se halla París, lo que hemos
indicado más arriba puede suceder antes de que los ejércitos prusianos cerquen
la ciudad. Francia está perdida.
El ejército francés ha luchado sin fortuna, pero con gloria; mas el pueblo
de París ni siquiera va á tener la dignidad de la desgracia.
. . . . . . . . . . . . . . . . . .

ESPERANZA, REALIDAD Y TRAGEDIA: EL MUNICIPIO DE
ARCHENA DURANTE LA II REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL
CARMEN GONZÁLEZ MARTÍNEZ*
Universidad de Murcia
A Mª Carmen Melendreras
‘Pero los buenos viven para siempre ...’
(Libro de la Sabiduría, 5, 15).
‘¿Por qué sentir pudor ante la añoranza
de una cabeza tan querida?’
(Horacio, Odas, I)
1. CUANDO ARCHENA VOTÓ POR LA REPÚBLICA: HISTORIA DE UNA
ESPERANZA FRUSTRADA
Elevados y desnudos montículos en los que la acción del tiempo trazó hondos
surcos, acompañados de una síntesis de verdores tiernos en la huerta y de ásperos
montículos agudamente encrestados, de riscos, palmerales, arboledas y agua
ruidosa del Segura, caracterizaban el paisaje archenero 1 y enmarcaban la villa de
Archena en vísperas de la II República, unas vísperas que se vieron alegremente
* Profesora Titular de Historia Contemporánea. Universidad de Murcia.
1 Archena, municipio del Valle del Ricote, posee grandes y frondosos campos arbolados con
frutales. A pesar de que sólo tiene una población de 14.054 habitantes, el ambiente de la localidad
es más urbano que rural, por la huella del pasado turístico que dejó el Balneario Termal. Archena
está situada en la Vega del Segura y su paisaje se configura por lomas peladas que contrastan con
las fértiles huertas del valle. En CD-R: ‘La Región: Municipio a municipio; 16: Abarán, Blanca y
Archena’. La Opinión/Asamblea Regional de Murcia, 2004.
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458 CARMEN GONZÁLEZ MARTÍNEZ
alteradas por el regreso a su tierra natal del poeta Vicente Medina: El martes 10 de
marzo de 1931, el diario de prensa La Verdad 2 recogía en primera plana la noticia
de su regreso, a quien el pueblo de Archena ofreció un ‘emocionante cuadro de
espiritualidad en el recibimiento’. El domingo 8 de mazo, día de su llegada, tras
una visita a la iglesia parroquial, desde el balcón del Ayuntamiento, el poeta de
la ‘Cansera’ y de ‘Aires murcianos’, Vicente Medina, con 64 años, se dirigió a
su pueblo congregado a quien saludó después de medio siglo de ausencia: ‘He
conseguido seguir mi sendica, esa que me unió siempre con mi tierra’, proclamó.
Un banquete en honor al gran poeta celebrado en los salones del Balneario de
Archena, y una velada literaria nocturna en el Salón Iniesta, rebosado de público
entusiasta, exteriorizaron el cariño de vecinos y murcianos a quien ese día el
Ayuntamiento archenero nombró alcalde honorario 3 .
La coyuntura política que se vivía en esas mismas fechas, tanto en la región
de Murcia como en todo el territorio nacional, no presagiaba tan idílicos momentos
como los vividos en Archena: mientras la prensa regional seguía haciéndose eco
de la llegada a su pueblo del poeta Vicente Medina 4 , continuaba sus sesiones el
Consejo de Guerra Militar celebrado en Jaca para juzgar a militares encartados
en los sucesos de diciembre de 1930, y otro Consejo de Guerra actuaba contra
los presos políticos firmantes del manifiesto revolucionario de los sucesos de
Jaca: Largo Caballero, Maura, Alcalá Zamora, Albornoz, Fernando de los Ríos,
Casares...
Convocadas elecciones municipales para el día 12 de abril de 1931, la lucha
electoral de esta histórica jornada, que implicaría el cambio de sistema político
en España, de Monarquía a República, significó en Archena el triunfo de las izquierdas
antidinásticas: ciervistas y upetistas formaron una candidatura única, y
frente a ella, las izquierdas, bajo el liderazgo del prestigioso médico Mario Spreáfico,
obtuvieron el triunfo en tres de las cuatro secciones electorales, resultando
elegidos los 11 candidatos antidinásticos frente a los 4 puestos obtenidos por los
monárquicos. El periódico El Liberal recogía así la noticia 5 :
2 En Archivo Municipal de Murcia (en adelante, AMM), La Verdad, órgano de los Sindicatos
que integran la Federación Católica Agraria.
3 AMM, El Liberal, órgano republicano independiente, 17 marzo de 1931: Homenaje a Vicente
Medina.
4 AMM, La Verdad, 21 de marzo de 1931: Notas gráficas de la llegada a Archena del poeta
Vicente Medina.
5 AMM, El Liberal, 14-4-1931. Los candidatos antidinásticos elegidos fueron: Mario Spreáfico
García, José Sánchez Hernández, José Almela Laval, Juan José Carretero Moreno, Juan José Arraez
Maestre, Alfredo Sánchez Asensio, Joaquín Gómez Yelo, Manuel Ayala, Salvador Moreno Luna,
Santiago Guillén Martínez y Andrés Banegas Crevillén.

ESPERANZA, REALIDAD Y TRAGEDIA: EL MUNICIPIO DE ARCHENA DURANTE LA II REPÚBLICA ... 459
‘Reina gran entusiasmo entre el elemento izquierdista por la tremenda derrota
infligida al caciquismo reinante en este pueblo desde hace veinticinco
años. Se trata de uno de los pueblos más importantes del distrito de Mula.
Por eso la victoria republicana tiene una importancia cuya trascendencia
no puede desconocerse’.
La prensa denunció las coacciones de la derecha monárquica durante la campaña
electoral, especialmente sobre el pueblo trabajador, al que amenazaba con
quitarle el pan si no votaba la candidatura monárquico-caciquista: ‘Pero nada se
puede cuando un pueblo se propone arrollar a los caciques’ 6 .
La República, tantas veces ‘soñada’ por muchos como instrumento de esperanza
para la redención del país, fue proclamada el 14 de abril de 1931 y,
convertida en ‘una realidad’ política-institucional, comenzaba su andadura como
primer ensayo de democracia en el siglo XX intentando acometer los graves y
fundamentales problemas que tenía planteados la sociedad española: En Archena,
el día 20 de abril de 1931, se reunió en el Salón de Actos del Ayuntamiento la
primera corporación municipal republicana constituida por los concejales electos
el 12 de abril y, el republicanismo local 7 , que giraba alrededor del médico masón
Mario Spreáfico García (el concejal electo por el partido radical más votado en
las candidaturas municipales del 31 en Archena), prefirió elegir como primer alcalde
republicano a su compañero de partido, Juan José Carretero Moreno, cuyo
programa de gobierno resumió en la frase ‘Instrucción, Sanidad y Justicia’ 8 . No
es de extrañar la primacía otorgada a la Instrucción, a la Educación, por la gestora
municipal republicana archenera: el proyecto reformista educativo republicano ve-
6 Ibidem. Relacionado con el tema electoral, en Archena se produjo un incidente a los 5 días
de efectuarse las elecciones municipales: la Junta republicana declaraba cesante al Juez municipal y
nombró a otro en su lugar, pero el Gobernador Civil de la provincia, Niño de Balmaceda, lo repuso
inmediatamente, pues las autoridades judiciales ‘no pueden ser depuestas de esta forma’, en AMM,
La Verdad, 17-4-1931, p. 4.
7 Representantes de la pequeña y mediana burguesía ilustrada y reformista de la localidad, con
trayectoria masónica en muchos casos, viene significada por personajes como Juan José Carretero
Moreno (pequeño propietario); Mario Spreáfico (médico); José Sánchez Hernández (farmacéutico);
Joaquín Gómez Yelo (exportados de productos agrícolas frescos); José Alcolea Lacal (maestro), y
Francisco Gallego Sánchez (inspector jefe de la policía de Archena), entre otros. Esta elite política
local republicana será desplazada por nuevas fuerzas políticas de izquierda (PSOE, PCE, UGT,
CNT...) en las labores del Ayuntamiento de Archena tras las elecciones de Febrero de 1936, aunque
mantendrán su lealtad y compromiso con la República en el periodo de Guerra civil, por lo
que todos, sin excepción, serán duramente represaliados por la dictadura franquista en la inmediata
posguerra.
8 Acta Municipal del Ayuntamiento de Archena del día 20 de abril de 1931, cedida por D.
Joaquín Palazón Ferrer, a quien agradezco su colaboración en esta investigación.

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nía auspiciado en Archena por la dedicación profesional a la docencia de más de
uno de sus concejales, caso de José Alcolea Lacal 9 ; por el extraordinario interés
en la mejora de las infraestructuras de las escuelas municipales que manifestará,
ante las autoridades políticas regionales, el concejal republicano Spreáfico, y por el
ideal de reducir el elevado índice de analfabetismo existente en la localidad pues
Archena, en vísperas de la proclamación republicana, contaba con una población 10
de 6.983 habitantes, 3.344 varones y 3.639 mujeres, de los que no sabían leer ni
escribir 1.782 hombres y 2.517 mujeres. Y junto a la Educación, la mejora de la
Sanidad en el municipio será otra constante en la labor republicana:
‘Velar por la salud pública fue objetivo prioritario de Mario Spreáfico y
sus compañeros republicanos en el Ayuntamiento de Archena, con proyectos
como llevar las aguas potables al pueblo, higienizar calles y viviendas con
recogida nocturna de basuras domésticas; además de proyectar construir
un lavadero público para que las mujeres no tuvieran que realizar esta
faena en el río’ 11 .
La mayoría de la población activa de Archena se dedicaba a la agricultura 12 ,
y ciertos propietarios daban trabajo a obreros agrícolas (la mayoría afiliados a la
UGT) que se reunían en la plaza de la localidad para ser requeridos por los patronos
o capataces, y aunque ‘la vida era mísera, y no todos usaban zapatos (...),
las diferencias acusadas de clase no se dieron en Archena’ 13 , la propiedad agraria
estaba muy repartida, habiéndose pasado de la aparcería a la pequeña propiedad en
multitud de ocasiones 14 . Otro grupo de trabajadores se empleaba en la conservera
y almacenes de fruta para la exportación, situados en el Arbor, destacando por su
tamaño la fábrica de Gómez Yelo.
9 José Alcolea sufrió, en la inmediata posguerra, cárcel y expulsión del magisterio nacional por
la represión franquista, y colaboró como docente en el centro privado de este municipio denominado
‘Padre Manjón’. Se le recuerda en el pueblo por su gran labor pedagógica. Véase su breve reseña
biográfica en www.aytoarchena.es/apunteshistoria/personajes. Información histórica sobre ‘Perfiles
Archeneros’ a cargo de Francisca Amorós Vidal.
10 En Archivo del Instituto Nacional de Estadística (Murcia), Censo de Población de 1930,
Provincia de Murcia.
11 Testimonio: JA Campuzano.
12 En la localidad, en pocos años, se había triplicado la superficie destinada a cultivo intensivo
en su huerta, problematizándose con los riegos de la Vega alta.
13 Testimonio: JA Campuzano.
14 Testimonio: J. Palazón: ‘Archena tuvo la gran suerte de contar con D. Alfonso de Bustos y
Ruiz de Arana (Duque de Huete), querido en el pueblo él y sus hermanos, que no sólo modernizó
los regadíos, sino que, de sus propias propiedades, se fue desprendiendo, a sus mismos aparceros

ESPERANZA, REALIDAD Y TRAGEDIA: EL MUNICIPIO DE ARCHENA DURANTE LA II REPÚBLICA ... 461
Durante el primer año republicano, las referencias en la prensa regional sobre
Archena remiten a noticias relacionadas con Vicente Medina –que gozaba de un
gran reconocimiento local y provincial–, a pequeñas notas de sociedad relativas a
bodas y entierros y, sobre todo, a los baños termales de la localidad y las personalidades
que los visitaban: una de estas visitas más aireadas por la prensa 15 hace
referencia a la llegada a Archena del general Sanjurjo (el mismo que en agosto
del 32 se sublevaría contra la República) a su ‘acostumbrada cura de aguas’:
“Procedente de Madrid ha llegado a este balneario el ilustre caudillo de
África y director general de la Guardia Civil, Excmo. Sr. Don José Sanjurjo.
Al enviarle nuestro saludo de bienvenida le deseamos que su estancia en
ésta le sea grata y beneficiosa a su salud.”
Efectivamente, durante estos años republicanos, el Balneario de Archena va
a funcionar como elemento dinamizador de la economía local, al que habría que
añadir el Hospital Militar 16 , lugar donde venían a hacer uso de sus ‘salutíferas
aguas’ jefes, oficiales y destacamentos, como el de Sanidad, durante la temporada
de recuperación de enfermos militares 17 .
En mayo de 1931, al compás de la realidad laica impuesta por la II República,
la primera corporación republicana en Archena, reunida en Pleno, acordó suprimir
las subvenciones a entidades religiosas, y en 1932 prohibió la exteriorización del
culto fuera de los edificios religiosos; no obstante, en mayo de 1934, las tradicionales
fiestas religiosas del Corpus se preparaban en Archena a instancias, como
otros años, del Ayuntamiento, encargado de concretar los festejos con turroneros,
ruedas de caballitos, novilladas y charlotada.
les fue cediendo sus tierras (...) sin cobrarles nada en muchos casos. Así, desde principios del siglo
XX en Archena estaba muy repartida la propiedad, y la gente podía subsistir con su trozo de tierra,
con su pequeña propiedad’. Otra fuente oral coincide en esta considerada caracterización del Duque
de Huete, Testimonio: F. Gallego: ‘Archena tiene una gran deuda con esta persona, el Duque de
Huete, por su categoría moral y humana, pues la Reforma agraria republicana la hizo aquí él en
Archena, entregando tierras suyas en propiedad a sus aparceros, dándoles muchos años para su
pago, e incluso de muchos ni las llegó a cobrar’.
15 AMM, La Verdad, 16 y 19-6-1931.
16 AMM, La Verdad, 8-4-1933.
17 En más de una ocasión la prensa se hará eco del deseo de potenciar la viabilidad de este
Hospital Militar mediante su habilitación como Sanatorio permanente, lo que redundaría en beneficios
al pueblo. Un ejemplo en La Verdad, 13-7-1935: ‘Júbilo en Archena por la consignación para
el Hospital Militar’, p. 7, donde se especifica que, si este objetivo todavía no se ha conseguido, se
debe ‘a los vaivenes de la política y a los pocos hombres veladores de este pueblo’.

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Un año más tarde, en 1935, durante el segundo bienio republicano, la vida
local en Archena estuvo marcada, entre otras problemáticas, por la del agua de
riego: desde enero de ese año está abierto el pleito por los motores de agua instalados
en la localidad, lo que provocó la reunión de asambleas de agricultores,
como la efectuada el 23 de mayo de ese año sobre el tema del riego. Un mes
antes había sido nombrado Delegado del Gobierno en la Confederación Hidrográfica
del Segura el médico archenero Mario Spreáfico, de quien se esperaba ‘ha de
hacer algo por esta hermosa vega’ 18 , ya que heladas y sequía estaban provocando
graves daños en los cultivos. Mientras, en el ámbito social, la Junta de Señoras
de Archena, presidida por Dolores Medina de Pérez, organizaba un festival 19 los
días 15 y 16 de febrero de 1935, en beneficio de los pobres de Archena, en el
que los alumnos del colegio de S. Luis Gonzaga, dirigido por Alejandro Medina
Alcaraz, representaban las zarzuelas ‘El crimen misterioso’ y ‘Los aparecidos’, con
gran éxito de público; y sucesos extraordinarios, como el choque de un autobús
que trasladaba unas comparsas de Mula o la mordedura por un perro rabioso a
cuatro niños 20 , rompían el normal desenvolvimiento de la cotidianidad del lugar. Y
paralelamente, otros acontecimientos sucedidos en la localidad en ese mismo año,
1935, reflejaban el avance educativo que se estaba experimentando: el Colegio de
‘San Luis Gonzaga’ introducía la reforma como Academia de Segunda Enseñanza,
siendo cumplimentada la misma por la visita de inspección encabezada por el rector
de la Universidad, José Lostau, Cayetano Alcázar Molina, profesor de Historia
y José María Payá, secretario de la Universidad de Murcia 21 . Y dos meses más
tarde, actos político-sindicales y de carácter religioso tenían lugar en Archena de
forma armónica: la celebración del 1º de mayo en la población transcurría con
cohetes, tracas, música por las calles y mitin de afirmación socialista en el ‘Cine
Iniesta’, coincidiendo con el inicio del mes de ‘las flores a María Santísima’ en
la parroquia de Archena, donde tenía su camarín la Purísima Concepción. No
obstante, esta cotidianidad fue alterada, abruptamente, con sucesos que remiten
al tradicional anticlericalismo de la historia contemporánea de España: el 14 de
junio de 1935 se producía un atentado contra la Cruz del Monte Ope del Duque
de Huete; dos meses antes, en abril, las procesiones de Semana Santa en Archena
habían transcurrido ‘con esplendor, aún sin la ayuda del Ayuntamiento y sin el
menor incidente’.
18 AMM, La Verdad, 11-4-1935.
19 En AMM, La Verdad, 20-02-1935.
20 AMM, La Verdad, 1935.
21 El itinerario de los principales acontecimientos registrados en el año 1935 en Anchena en
AMM, La Verdad, 7-3-1935; La Verdad, 25-4-1935; La Verdad, 4-5-1935, La Verdad, 14-6-1935.

ESPERANZA, REALIDAD Y TRAGEDIA: EL MUNICIPIO DE ARCHENA DURANTE LA II REPÚBLICA ... 463
En el mismo mes de junio de 1935, los trabajadores agrícolas de Archena
ultimaban la temporada del albaricoque, quedando en paro forzoso muchos obreros
de la localidad, si bien no se recuerda en la zona conflictividad laboral durante el
periodo de ‘República en paz’, y en el terreno político destacaron dos acontecimientos:
el primero, la visita a Archena del Ministro de Trabajo-Justicia y Sanidad,
Sr. Salmerón, diputado a Cortes por la provincia de Murcia, que inauguraba en
el mes de noviembre el Centro de Acción Popular de Archena, con gran acogida
popular, según la prensa 22 ; y el segundo, el Gobernador civil de Murcia, Ruíz
Alonso, suspendía un mitin de la juventud socialista en Archena 23 previsto para
el día 29 de diciembre de 1935, argumentando que en la convocatoria se señalaba
que sería ‘un gran acto de afirmación revolucionaria (...). Todos los trabajadores
deberán confirmar con su presencia el entusiasmo revolucionario del pueblo’. Al
día siguiente el Gobernador presentaba la dimisión ante la crisis de gobierno, y
por esas mismas fechas los partidos republicanos de izquierda iban preparando a
sus afiliados y simpatizantes para la próxima convocatoria electoral en la que, a
juicio de algunas de estas organizaciones 24 : ‘(...) se ha de ventilar o el retroceso
de España, con la consolidación del pasado, o el abrir el camino del porvenir,
con la construcción de un nuevo país, por la libertad, la justicia, la democracia
y la construcción de una nueva vida’.
Ese intento de reconstrucción de una nueva vida se tradujo en lograr mejoras
para Archena una vez efectuadas las elecciones de Febrero de 1936 que dieron el
triunfo al Frente Popular. Así, en abril de 1936, se reclamaba para Archena una
biblioteca municipal, y se denunciaba 25 :
‘(...) Aunque inconcebible, no ha tenido ni tiene la más pequeña biblioteca
donde el pueblo recree y deleite su espíritu y amplíe y profundice
sus conocimientos. Esto resultaba lógico cuando en España reinaba la
monarquía, régimen enemigo de la cultura popular, régimen que se fortalecía
exclusivamente, al contrario que la República, con el analfabetismo
22 AMM, La Verdad, 19-11-1935. Acción Popular de Archena se había encargado en el mes
de agosto de 1935 de liderar la campaña de recogida de donativos en la localidad para contribuir
al homenaje provincial a la Guardia Civil en recuerdo de su actuación en Octubre de 1934. La
prensa católica, La Verdad, aplaudirá la iniciativa de este grupo político frente a la omisión sobre
el tema que mostró el Ayuntamiento local, pues Acción Popular se hacía ‘eco de los deseos del
pueblo (...) para dejar a estos vecinos, siempre identificados con la Guardia Civil, en el lugar que
les corresponde entre los pueblos de orden’. En La Verdad, 4-9-1935.
23 AMM, El Liberal, 31-12-1935.
24 Ibidem: El partido de Unión Republicana celebra un Congreso provincial: Un discurso del
Sr. Moreno Galvache.
25 AMM, El Liberal, órgano republicano independiente, 1-4-1936.

464 CARMEN GONZÁLEZ MARTÍNEZ
de sus ciudadanos (...). Pero las cosas han cambiado: estamos en plena
República, cuya consistencia residirá en la cultura de sus ciudadanos’,
–y ante estas nuevas circunstancias políticas, la biblioteca municipal–, ‘si
en los anteriores Ayuntamientos ha sido una falta grande, en el actual
sería imperdonable’.
José Marín Alcolea, del partido Unión Republicana, fue elegido primer alcalde
durante el Frente Popular, ‘buena persona y honrado’ 26 , quien también sería
elegido alcalde –décadas más tarde, finalizada la dictadura franquista–, en las
primeras elecciones municipales democráticas (1979-1981) de la Transición. Pero
a partir de julio del 36, nuevas fuerzas políticas y sindicales desplazaron, en el
liderazgo del gobierno del Consistorio municipal, a la antigua elite política local
republicana de Archena, si bien ésta seguiría apoyando a la causa democrática y
republicana una vez estalló la Guerra civil y la II República devino, definitivamente,
en esperanza frustrada 27 .
2. GUERRA CIVIL EN ARCHENA: REALIDAD Y TRAGEDIA DEL CON-
FLICTO BÉLICO
La movilización antifascista y la ayuda solidaria y humanitaria del pueblo
de Archena para con la causa republicana fue muy temprana, una vez se constató
el fracaso del golpe militar y su conversión en un conflicto civil de duración
imprevisible, y tuvo un amplio eco en la prensa regional: Socorro Rojo Internacional
organizaba el domingo 27 de septiembre de 1936 un acto 28 en el ‘Cinema
Iniesta’ de la localidad (mitin, representación teatral de la comedia ‘Morena Clara’,
homenaje a los pioneros y milicias voluntarias) para recaudar fondos con los que
comprar ropas de abrigo para las milicias cuando estaba ya próximo el primer
invierno de guerra. Las calles de Archena contemplaron, al finalizar el acto, un
desfile de pioneros y milicias que, sin duda, sirvió para elevar la moral de retaguardia
archenera. Y en octubre del 36 Archena acogía a los primeros contingentes
de refugiados llegados a la localidad, y hacían de este gesto humanitario, causa
política en ayuda a la República asediada por los rebeldes:
26 Testimonio: JA Campuzano.
27 Esta interpretación es deudora del ya clásico texto de J. FONTANA, et al., La Segunda
República: una esperanza frustrada, Valencia, 1987.
28 AMM, Nuestra Lucha, órgano de expresión socialista, 30-9-1936.

ESPERANZA, REALIDAD Y TRAGEDIA: EL MUNICIPIO DE ARCHENA DURANTE LA II REPÚBLICA ... 465
‘El Comité Local del Socorro Rojo Internacional de Archena, pone en
conocimiento de todo el pueblo murciano, que se encuentran en este
Balneario (Balneario de Archena), doscientos compañeros evacuados de
Toledo y otros pueblos donde la bestia fascista ha querido introducirse,
siento en su totalidad niños, mujeres y ancianos. Este Comité llama la
atención a todo antifascista y humanitario, para que nos preste su ayuda
material en lo que posible le sea’ 29 .
Mientras tanto, en esa misma fecha (10 de octubre de 1936) y en el mismo órgano
de prensa, se daba a conocer que en el Alto Aragón, bajo el terror fascista:
‘(...) primero fusilan a los hombres y después pelan a las mujeres’ (...).
‘Se conocen detalles de la barbarie desencadena por los requetés y los
fascistas en los pueblos del Alto Aragón. A la llegada de los facciosos a
los pueblos, se fusila inmediatamente a cuantos elementos de izquierda y
obreros encuentran a su paso. A las mujeres, como primera providencia,
las pelan, para conocerlas en una segunda ‘razzia’ en la que también son
fusiladas’.
El conocimiento de este tipo de barbaries practicadas por el bando sublevado
promovió en la retaguardia republicana archenera una amplia respuesta civil antifascista
que se tradujo en la inmediata creación y movilización de milicias: El 17
de noviembre de 1936, las organizaciones socialistas y marxistas de Archena se
reunieron en la Asamblea General de la Casa del Pueblo 30 , en el ‘Cinema Iniesta’
de la localidad, con motivo de la movilización y militarización de los afiliados a la
UGT, Partido Socialista, Partido Comunista y Juventudes Socialistas Unificadas. En
el acto, abierto por el presidente de la Casa del Pueblo, Rufino Torrano Gallego,
se dio cuenta de la actuación de las citadas organizaciones ‘con anterioridad y
desde que principió el actual y criminal movimiento fascista’; se expuso la necesidad
de defender Madrid, ‘pues en Madrid no sólo se ventila una guerra civil,
sino que, al igual que en el resto de España, se ventila una guerra internacional
entre el fascismo mundial y el proletariado. (...) Hay que defender Madrid y al
gobierno legítimo del pueblo’, y se terminó con vivas a Rusia, a la UGT, al 5º
Regimiento y a todos los partidos y organizaciones antifascistas, cantándose ‘La
Internacional’ y otros himnos proletarios.
29 AMM, El Liberal, 10-10-1936: Socorro Rojo Internacional de Archena: En ayuda de los
evadidos del dominio fascista.
30 En AMM, Nuestra Lucha, 18-11-1936.

466 CARMEN GONZÁLEZ MARTÍNEZ
La Sociedad Obreros Agrícolas de la UGT de Archena (con 890 afiliados en
octubre de 1937) 31 fue una de las primeras organizaciones que puso sus fuerzas
militantes al servicio de la República. Y otros colectivos, como el anarquista SIA
(Solidaridad Internacional Antifascista) y la Agrupación de Mujeres Antifascistas
(AMA) 32 , constituyeron sedes locales en Archena y movilizaron también sus esfuerzos
a favor de la causa republicana: contribuyeron a la recogida de víveres para
el Madrid asediado, colaboraron en las Campañas de Invierno para la recogida y
entrega de ropa de abrigo con destino a los soldados republicanos, etc. También
el Sindicato Único de la Tierra y de Oficios Varios de la CNT en Archena, junto
a otros tantos establecidos en 42 ciudades, pueblos y pedanías de la provincia de
Murcia, que en febrero de 1937 constituían en Murcia la Federación Provincial
Campesina de la CNT 33 , hacían patente el binomio Guerra-Revolución que el
movimiento libertario, en su conjunto, desplegó durante los años de guerra.
En el transcurso de la guerra, y conforme a la evolución del conjunto de los
consistorios de la región de Murcia, se constituyó en Archena el Consejo Municipal
en la Casa Consistorial, con representantes del PSOE, PCE y UGT, a los
que se unirían las organizaciones de antifascistas Unión e Izquierda Republicana,
CNT y Juventudes Libertarias, teniendo que arbitrar, como en tantos otros municipios
murcianos, medidas de excepción en la coyuntura bélica que se vivía: se
emitieron billetes locales para facilitar los intercambios ante la escasez de moneda
fraccionaria, y se impuso el racionamiento de elementos tan básicos en la dieta
alimenticia como el pan, si bien desde la Comisión de Abastecimiento, Beneficencia
y Sanidad, se intentaba primar en el reparto de leche, pan y otros productos a
enfermos y a la infancia más necesitada de la localidad. En pleno conflicto bélico
también Archena acogió un importante contingente de refugiados, especialmente
vecinos de Toledo y madrileños que huían de la destrucción de las bombas y de
la muerte. Pero también la destrucción y la muerte acechó y segó vidas en las
retaguardias republicanas durante la contienda bélica: la ‘esperanza republicana’ se
cubrió entonces de una cruel y trágica realidad, de imágenes de odio y desolación
como, en su día, y fruto de otra guerra, ejemplificara en sus estampas el genial
pintor Francisco José de Goya y Lucientes: recordemos que, en ‘Los desastres de
la Guerra’, nos presenta la visión más desalentadora del ser humano, que antepone
su brutalidad a la respuesta de la razón para solventar sus cuitas y diferencias. Y
31 Archivo de la Fundación Pablo Iglesias (Madrid), AH-57-30 y 58: organizaciones de la UGT
de Murcia que muestran adhesión a la Comisión Ejecutiva Nacional de Ramón González Peña.
32 En AMM: Unidad, órgano del PCE, 16-2-1938, donde el Comité Provincial de Mujeres Antifascistas
realiza continuos llamamientos en la prensa dirigidos a mujeres ‘anarquistas, socialistas, comunistas,
republicanas y sin partido...’ para que ingresen en esta organización femenina de lucha antifascista.
33 En AMM, Confederación, órgano del movimiento libertario, 17-2-1937.

ESPERANZA, REALIDAD Y TRAGEDIA: EL MUNICIPIO DE ARCHENA DURANTE LA II REPÚBLICA ... 467
como la realidad supera, con frecuencia, nuestras pesadillas, su capricho nº 43: ‘El
sueño de la razón engendra monstruos’, se vio ejemplificado entonces, durante la
guerra civil española, con los desastres, el daño y la barbarie característicos de la
violencia de una guerra fraticida 34 . En efecto, el primer semestre de la guerra, que
coincidió con el de mayor efervescencia revolucionaria - al igual que ocurriese en
el resto del país y en la capital del Estado leal a la República-, registra en la provincia
de Murcia la cifra de 622 fallecidos por muerte violenta de un total de 740
víctimas en todo el periodo de la guerra civil. El fracaso del movimiento rebelde,
que derivó en guerra civil, produjo en los primeros meses de este conflicto fraticida
la explosión incontrolada de eliminación física del contrario, crímenes políticos,
venganzas y muertes, algunas, como no, de carácter personal, como ocurre bajo las
coberturas que proporcionan los conflictos de este tipo. En Archena la brutalidad de
la guerra en retaguardia degeneró en la represión violenta, física, con el resultado
de muerte, sobre 5 vecinos del lugar 35 que, detenidos en la sede de la CNT (según
fuentes documentales), fueron asesinados el día 17 de octubre del 36. Este trágica
actuación causó un gran impacto en el pueblo que fue y sigue siendo condenada,
hoy día, como entonces, por los demócratas del lugar, porque las víctimas ‘eran
personas que no se habían distinguido en nada malo’, y porque consideran que se
cometió contra ellos, y contra sus familias, que los perdieron, ‘una atroz villanía’,
‘unos asesinatos que no debían de haberse producido nunca’ 36 : figuraban entre
34 Para Carlos Thiebaut, ‘La gran diferencia entre lo que llamamos mal y lo que hemos denominado
daño, y barbarie, estriba en que el segundo se refiere a acciones posibles de los seres
humanos, a las acciones que no tendrían que haber ocurrido de haber sido otros los agentes, otras
sus vidas, otros sus motivos; y se refiere también a que nos sentimos vinculados con ese otro orden
posible en el que no acontecerá el daño. Y, para comprometernos con ese otro curso posible del
mundo, acudimos a nombrarlo, a especificarlo, a diferenciarlo. No protestamos, así, contra todo
daño, sino que decimos que la guerra reiterada a la que Goya pone imagen, y nombre, no tendría
que haber acontecido, que las deportaciones masivas, con las que se abre nuestra modernidad –1492-
y que se perpetúan hasta hoy, no tendrían que haber acontecido. Por eso son daños innecesarios,
evitables e impulsan el compromiso con otro orden distinto del mundo’. Además de impulsar el
grito de ‘¡Nunca más!’. Véase C. THIEBAUT, De la tolerancia, Madrid, 1999, p. 19.
35 Sobre los ejecutores de esta represión cabe resaltar dos características: su mayoritario protagonismo
masculino y la movilidad represiva. En C. GONZÁLEZ MARTÍNEZ, Guerra civil en
Murcia. Un análisis sobre el poder y los comportamientos colectivos, Murcia, 1999, p. 157-158.
36 Testimonio: JA Campuzano, maestro y representante republicano en el Frente popular de la
localidad, dimitió en aquellos días de sus cargos por la actuación radical y criminal de determinados
miembros de organizaciones políticas y sindicales, como manifestación de repulsa a la violencia
incontrolada desatada en su municipio, y marchó entonces al frente, donde actuó como miliciano
de la cultura, desterrando el analfabetismo en su brigada. Sufrió cárcel, depuración y expulsión del
magisterio en la inmediata posguerra, siendo reincorporado al servicio activo docente en 1951. Una
vez jubilado como maestro nacional, recibió el nombramiento, de la mano del Rey Juan Carlos, de
la Orden de Alfonso X el Sabio al mérito docente.

468 CARMEN GONZÁLEZ MARTÍNEZ
las víctimas tres sacerdotes (José Sánchez Medina, de 36 años, Enrique Sánchez
Guillén de 60 años, y Pedro José Pérez Ruiz, de 25 años); el propietario José
Antonio Ramírez Castillo, de 45 años, quien fue concejal de Acción Popular hasta
el triunfo del Frente Popular; y el empleado, ya anciano, y padre de uno de los
sacerdotes asesinados, José Sánchez Martínez, de 67 años, encontrado su cadáver
en ‘Venta de Picolo’, término municipal de Lorquí 37 . El obrero, Jesús Guillamón
Tornero, de 44 años, que se encontraba en la localidad procedente de Barcelona,
donde trabajaba, fue hallado muerto en ‘Las Piteras’ (término de Molina de Segura),
siendo asesinado el 29 de octubre de 1936. Como personas sospechosas de
participación en estos crímenes fueron detenidas y represaliadas, en la inmediata
posguerra, 27 vecinos/as de Archena 38 .
La coincidencia cronológica de la violencia física republicana con otras
manifestaciones de violencia simbólica es clara: la mayoría de los asaltos y
destrucciones a la simbología eclesiástica se realizó en Murcia desde la segunda
quincena de julio del 36, inmediatamente después de fracasado el golpe militar y
su conversión en guerra civil. En agosto del 36 los edificios, esculturas y pinturas
religiosas de Abarán, Águilas, Alguazas, Archena, Beniel, Lorca y Mula experimentan
‘asaltos, saqueos y destrucción’. En diciembre de 1936 se producen los
últimos asaltos en Albudeite, Villanueva y Ojós. La Iglesia Parroquial de Archena
sufrió graves desperfectos, en agosto, en sus altares e imaginería religiosa, quedando
prácticamente destruida e inutilizada para el culto. También en ese mismo
mes fue ‘saqueado y robado, destruyéndose los objetos de culto’ el Convento de
las Hermanas de Ntra. Sr. de la Consolación; y en el mes de octubre la Iglesia
del Balneario de Archena fue ‘expoliada y saqueada, salvándose únicamente la
imagen de Ntra. Sra. de la Salud’, y también sufrió la misma destrucción la Ermita
del partido de La Algaida.
37 Archivo Histórico Nacional (Madrid), CGM: Pieza 1ª, Caja 1.065 (1): Pueblos de la A
a la C. De este mismo fondo extraemos la información referida a que, para frenar esta violencia
incontrolada, el Estado Republicano puso en marcha los Tribunales Populares de Justicia. En el de
Murcia, Juzgado Especial nº 2, estuvo encausado el vecino de Archena, Antonio G. M., bracero de
22 años de edad, en la Pieza nº 103 y Sentencia nº 119 formulada el 21 de junio de 1937, que lo
condenó, por el delito de Auxilio a la Rebelión, a la pena de reclusión de 14 años.
38 Declaraciones de testigos referidas a los asesinatos de familiares, en CGM. Fondo documental
microfilmado del Archivo Histórico Nacional, AHN- R83, depositado en el Archivo General de la
Región de Murcia. Las personas sospechosas de participación en estos crímenes fueron condenadas
a la última pena en Consejos de Guerra franquistas. También fue condenado a pena de muerte el
entonces presidente del Frente Popular y Jefe de Milicias, Rufino Torrano Gallego que, aunque no
estuvo implicado directamente en estos luctuosos sucesos, fue acusado y condenado, pues se le
consideró como principal responsable por el cargo político que desempeñaba, ‘toda vez que lo pudo
evitar y no lo hizo’, según indican las fuentes documentales franquistas.

ESPERANZA, REALIDAD Y TRAGEDIA: EL MUNICIPIO DE ARCHENA DURANTE LA II REPÚBLICA ... 469
La radicalización política, de carácter revolucionaria, en periodo de guerra,
se experimentó en Archena a través de otras manifestaciones, como la del movimiento
de expropiación de bienes y de fincas agrícolas a propietarios considerados
‘facciosos’ (sic): ‘Se creó una Junta local calificadora para las expropiaciones de
las fincas rústicas. Expropiaron de sus propiedades a la familia De La Cierva,
situadas en La Algaida’ 39 . Por lo que respecta al Balneario, ‘los cerca de sus 60
trabajadores afiliados a la UGT decidieron solicitar su incautación, en septiembre
de 1936, a través del Frente Popular de Archena y el de Murcia: se alegó
impago de jornales durante tres meses y que la propietaria, Marquesa de Campo
Real, estaba en Sevilla apoyando el bando rebelde’ 40 , y la casa principal de la
Marquesa de la Villa de San Román en esta localidad fue objeto de incautación
en octubre de 1936, instalándose en ella la CNT que, dispuso en sus subterráneos,
según fuentes franquistas, de una ‘Checa para fines siniestros’ 41 . Otra modalidad de
violencia política la constituyó la extorsión económica a vecinos económicamente
pudientes 42 : en Archena “personas destacadas de este pueblo y todas de orden” 43
se vieron obligadas a firmar, a instancias de la Delegación de la Comisión de
Economía y Socorro del FPI (“con amenaza de que perderían la vida caso de
no hacerlo”), letras de cambio constitutivas de un crédito de 58.425’80 pts. cuyo
importe iba a destinarse a adquirir semillas.
Y ya en el terreno estrictamente militar, la localidad de Archena destacó en
la defensa de la causa republicana durante la Guerra civil española por servir de
39 Carrillo Vera, Ana Dolores: De Ayer y de Hoy, manuscrito inédito en memoria de los que
se han ido, 22 de septiembre de 2005, p. 23. Agradezco a la autora la oportunidad que me brindó
de lectura de su manuscrito.
40 Testimonio: J Palazón Ferrer.
41 ‘Estado nº 3: Ayuntamiento de Archena’, Pieza 1ª, CGM. Fondo documental microfilmado
del Archivo Histórico Nacional, AHN- R83. Depositado en el Archivo General de la Región de
Murcia.
42 Con carácter general para toda la provincia, el Comité Provincial del FPI de Murcia creó la
Comisión de Economía y Socorro (Junta Recaudadora del Comité de Defensa de Murcia) encargada
de realizar efectivas las cantidades asignadas a la Banca y a particulares para sostenimiento de la
causa republicana. En agosto de 1936 ya estaba funcionando este organismo. La Delegación de
la Comisión de Economía y Socorro del FPI de Murcia, a través de Inspectores Delegados, podía
ordenar directamente a los Directores de Banco ( o a través de las Alcaldías republicanas), la intervención
directa en cuentas de ahorro y corrientes de vecinos de un pueblo con cantidades fijadas
para “mantenimiento de Hospitales de Sangre, material de guerra, y otras necesidades”. Este fue
el ejemplo experimentado en Caravaca y en Archena, Ulea, Ricote, Villanueva, pueblos de donde
se extrajeron de las cuentas de particulares cantidades que oscilaron de 3.500 a 500 pts., sumando
un total de 22.500 pts.
43 En C. GONZÁLEZ MARTÍNEZ, Guerra civil en Murcia, op. cit., p. 189. Reproducción
de la fuente en AHN, CGM: Pieza 9ª, Caja 1068, fol. 8: Informe del Banco Central, sucursal de
Archena, al Fiscal Instructor de la Causa General de Murcia, 24-10-1941.

470 CARMEN GONZÁLEZ MARTÍNEZ
ubicación a dos importantes centros militares: un aeródromo militar, el de ‘Campotéjar’,
y una base de tanques y blindados rusos:
‘La necesidad de contar con instalaciones adecuadas donde realizar pruebas
al material aéreo de origen soviético que entraba por el puerto de
Cartagena, obligarán en 1936 a la construcción de un campo de aviación
en las proximidades de la estación del ferrocarril de Archena-Fortuna, en
el término municipal de Molina de Segura, Campo Tejar Alta. A primeros
de 1937 entró en funcionamiento, siendo la sede del Grupo de Escuelas
de Caza. Estuvo dotada con aviones Fleet, Morane, Luciole y, sobre todo,
Natachas. Este campo de aviación denominado en los archivos ‘Archena-El
Tejar’, estaba situado en la pedanía de Campo Tejar Alta, perteneciente
al término municipal de Molina de Segura’ 44 .
Joaquín Palazón Ferrer ha puntualizado que el Aeródromo de Campotéjar 45 ,
perteneciente a la 2ª Región Aérea con cabecera en Los Alcázares, y que comprendía
las provincias de Murcia, Albacete, Almería y Jaén, contaba con una
dotación perteneciente a la 1ª Brigada de Aviación ‘Gilbel’, y ‘jugó un papel
importante durante la guerra civil. Los mandos militares, sobre todo soviéticos,
se desplazaban desde este aeródromo y con pequeños aviones a la Zona Centro
y a otros frentes’. Señala también, en su excepcional estudio, que el aeródromo
de Campotéjar contó con el avión inglés M·A Falcon (para transporte rápido de
mandos militares); con los cazas rusos ‘Polikarpov I-15 y I-16, popularmente
denominados ‘Chatos’ y ‘Moscas’, respectivamente, y con el bombardero ‘Polikarpov
RZ’, más conocido por ‘Natacha’. Los más numerosos fueron los ‘Chatos’,
que llegaron a Archena a fines de noviembre de 1936. En su testimonio oral,
Joaquín Palazón indica que la decisión de situar en esta localidad murciana un
complejo militar de la importancia y características como el que se montó, y en
breve espacio de tiempo, responde a cuatro circunstancias principales: Archena
estaba en la retaguardia; era una localidad relativamente próxima a un puerto de
mar desde donde debía desembarcarse el material militar (Puerto de Cartagena);
Archena constituía un objetivo no fácilmente alcanzable por la aviación fascista,
y geográficamente, las montañas de Archena ofrecían un resguardo de defensa
44 Información facilitada por Angel García García: ‘La Guerra civil española en el aire. Los
aeródromos murcianos durante la Guerra Civil’, conferencia impartida en el marco de las ‘Aulas
del Mar’ de la UMU, verano de 2005.
45 Información extraída de J. PALAZÓN FERRER, “Aeródromo Militar de Campotéjar. 1ª
Brigada de Aviación ‘Gilbel’, Vales en la Guerra Civil española”, Archena, diciembre 2005.

ESPERANZA, REALIDAD Y TRAGEDIA: EL MUNICIPIO DE ARCHENA DURANTE LA II REPÚBLICA ... 471
natural frente a posibles ataques. A la creación del complejo militar 46 contribuyeron
muchos hombres del municipio, pero también se tuvo que recurrir a gentes de
pueblos próximos, por la premura de su ejecución y porque muchos archeneros
habían marchado voluntarios a los frentes de batalla o estaban cumpliendo, fuera
de la localidad, con el Servicio militar. Concretamente, y para la construcción de
las pistas del aeródromo militar de CampoTéjar, se encargó al joven Carbonell,
de la UGT, la búsqueda de hombres que acometieran las obras de infraestructuras
militares en un tiempo récord 47 .
El Coronel Rafael Sánchez-Paredes y Pastor fue designado Comandante
Militar de Archena durante toda la guerra, y desde los primeros días de octubre
del 36 radicaba ya en la localidad (venía de la retirada de Málaga, después de
su caída en poder de las tropas rebeldes) para recibir y preparar el terreno a la
llegada de las fuerzas militares rusas: material militar (tanques y autos blindados,
BT-5 y B32) y aporte especializado de 51 jóvenes instructores rusos de la Escuela
de Oficiales de Fuerzas Blindadas de Bielorrusia. El primer envío de instructores
y armas procedentes de la URSS llegó a Cartagena el 12 de octubre de 1932 a
bordo del mercante ‘Komsomol’, en una expedición rusa mandaba por el Coronel
Semyon Moiseyevich Krivosheim. Los tanques rusos se enviaron desde el puerto
de Cartagena a Alguazas por ferrocarril, y desde aquí a Archena, por carretera, a
un Campo de oliveras de la localidad, donde cada tanque se resguardó debajo de
un árbol. El día 26 de octubre salieron de Archena, y en la localidad de la Seseña
entraron en combate por primera vez 15 de estos tanques rusos de la base archenera,
falleciendo algunos de sus tripulantes, entre ellos el paisano Eugenio Manresa
Hidalgo’ 48 . Durante su estancia en Archena, ‘...los rusos fueron muy respetuosos
46 Las fuerzas militares que constituyeron la ‘Base y Escuela de Fuerzas Blindadas’ en Archena,
distribuidas por la cartografía de la zona, estuvieron compuestas por: Comandancia Militar; Hospital
Militar (que estuvo dirigido por Mario Spreáfico, donde curaban sus heridas los voluntarios de las
Brigadas Internacionales); Refugios Antiaéreos; Cocheras-Talleres de Coches Blindados; Cocheras
de Tanques; Talleres de Tanques; Escuela de Tanques; Campo de Tiro de Tanques; Polvorín Militar
de Archena (Cabezo del Tío Pío); Polvorín Militar de La Algaida y Gasolinera Militar. Otras dependencias
militares fueron, como ya hemos señalado, el Aeródromo Militar de Campotéjar; también las
Defensas Antiaéreas; Intendencia; los Comedores y Cocheras de Blindados en Reparación (establecidos
en la fábrica de conservas de Antonio Gómez y Hnos.) y el Hogar del Tanquista (situado en
Palacete de Villa Rías). Información facilitada por Joaquín Palazón Ferrer (Archena, 2005), a quien
agradecemos la información, documentación y estudios que nos proporcionó para la realización de
esta investigación.
47 Testimonio, J. Carbonell Guillén.
48 Testimonio de J. Palazón, e información extraída de Palazón Ferrer, J. “La Guerra Civil
en Archena (1936-1939). Los polvorines militares de Archena y La Algaida”, Archena, diciembre
2005.

472 CARMEN GONZÁLEZ MARTÍNEZ
con todo el pueblo’, concluye en su testimonio el maestro republicano José Antonio
Campuzano. Además, esa presencia militar extranjera antifascista dotaba de
un cierto “espíritu revolucionario”, a los comunistas de la localidad, dirigidos por
su secretario general, Miguelón 49 . Se recuerda que ‘los rusos, cuando desfilaban
por las calles del pueblo a golpe de tambor, eran muy disciplinados, y eran el
asombro de la gente; y en su rato de ‘asueto’ se relacionaban especialmente con
los niños, a quienes ayudaban con alimentos, o les compraban zapatos’ 50 . No
obstante esta sensación de cotidianidad, la población en Archena vivió temerosa,
en esos días de guerra, ante un posible bombardeo de las fuerzas ‘nacionales’ a
las instalaciones militares concentradas en su pueblo. En la inmediata posguerra
también aquellos que se significaron a favor de la causa republicana en Archena,
los vencidos, vivirían temerosos en la, para ellos, trágica posguerra, tiempo de
victoria para los vencedores, pero esa es otra historia que desborda la cronología
de esta investigación.
49 Miguelón, líder comunista recluido en la cárcel de Cieza, sería fusilado en la inmediata
posguerra, como le ocurrió a la mayoría de anarquistas de Archena, tal fue el caso de dos hermanos
de la CNT, los Castillo.
50 Testimonio, F. Gallego Molina.

ALCOHOL Y POLÍTICA: OTRAS FORMAS DE RESISTENCIA
Y OPOSICIÓN AL RÉGIMEN FRANQUISTA
(CARTAGENA, 1939-1956)
PEDRO Mª EGEA BRUNO*
Universidad de Murcia
Entre las tradiciones populares de una población mediterránea figura, forzosamente,
el encuentro en la vía pública. Una forma de relación que, unida a al carácter
portuario y militar de Cartagena, acaba incidiendo en la proliferación de recintos
cuyo denominador común es el consumo de bebidas alcohólicas. A las alturas de
1942 existen 140 establecimientos de este tipo, predominando los de implantación
más coetánea –80 bares– frente a las tascas de entronque decimonónico.
Esa dualidad, de hondas raíces sociológicas, tiene también su trasunto urbano.
En tanto los primeros están enclavados en las calles principales, los bodegones
ocupan las de menor rango, como las de San Fernando, los aledaños del puerto,
Cuatro Santos, Lizana, Real, Villamartín, Carmen, Caridad, Roldán, Morería Baja
y Beatas. Esa divergencia también explica que la relación bares/tabernas fuese
mayor en la ciudad (61/39) que en los extramuros (22/18), donde suelen tener
un papel más amplio –estanco o colmado– dada la escasa intensidad de sus negocios.
Otras funciones sólo se dieron al final de la etapa, cuando se procedió a
la apertura de una bolera americana –plaza de San Agustín 1 – o se comenzaron a
introducir los futbolines 2 .
El centro de la población es, con mucho, el lugar de mayor emplazamiento,
contabilizándose un centenar de locales. Entre los barrios destaca Santa Lucía
* Profesor Titular de Historia Contemporánea. Universidad de Murcia.
1 Archivo Municipal de Cartagena [AMC], Caja 1.259. Espectáculos. Año 1953.
2 AMC, Caja 1.220. Espectáculos. Año 1956.
473

474 PEDRO Mª EGEA BRUNO
con 12, San Antón con ocho y Los Dolores con siete. Finalmente, aparecen los
de Peral (cuatro), Concepción (tres), Los Mateos (tres), Los Barreros (dos) y San
Félix (uno). En el casco se distribuyen a lo largo de 45 vías, siendo la más concurrida
la calle Mayor con 15. Tal concentración, argumentada por ser la arteria
principal y el lugar elegido para la reunión y el saludo, sólo se alcanza por la
zona del Molinete –el conocido barrio chino–, donde se ubican 13 3 .
Contra este hábito social se reacciona desde el primer momento en que las
tropas franquistas ponen pie en Cartagena. El 3 de abril de 1939, la Comandancia
Militar prohibirá el tránsito por las calles de la ciudad entre las 12 de la noche y
el amanecer: “... al objeto de establecer la debida disciplina en las costumbres...” 4 .
Se proseguirá después con la regulación del cierre de los lugares de esparcimiento.
El día 18, la autoridad castrense lo fijará en las 23 horas, con la excepción de los
enclavados en el Molinete, que debían hacerlo a las 21 5 .
El 26 de abril, una comunicación del Gobierno Civil dictaminará algo más
difícil de cumplir: “ Durante los domingos y demás días festivos queda prohibida
la venta en cafés, bares y tabernas, de vinos, aguardientes y licores de clases corrientes,
sea cualquiera la cantidad en que se vendan. Se procederá a sancionar con
penas que irán desde la multa al cierre del establecimiento, a los propietarios de
locales en que se produzca un solo caso de embriaguez, o permitan el menor escándalo
en dichos lugares; para cuyo fin los referidos dueños vigilarán las cantidades
consumidas por su clientes...” 6 . Esos escándalos incluían el dar voces o entonar
melodías. Por este motivo fue presentado en Comisaría José Vidal Molina: “... se
hallaba dentro del bar Futbolín cantando en voz alta, haciendo constar que dicho
individuo es reincidente varias veces en dichas faltas...” 7 . Las sanciones podían
contemplar los 30 días de prisión, como se impuso a José Palacios Jiménez: “...
por ser un habitual y embriagarse diariamente produciendo escándalo...” 8 .
3 P.Mª EGEA BRUNO, “Moralidad, orden público y prostitución. Cartagena (1939-1956)”,
II Jornadas Internacionales sobre Historia Contemporánea y Nuevas Fuentes, Alicante, 1997, pp.
161-173.
4 Vid. Cartagena Nueva, 3-IV-1939. La normativa creó los problemas consiguientes, llegando
a afectar incluso a los servicios públicos. Meses más tarde de su puesta en vigor, el 24 de agosto,
el alcalde hubo de dirigirse al gobernador militar en solicitud de una “... autorización para transitar
por la noche por las calles de esta población y barrios extramuros el capataz electricista de este
Ayuntamiento Francisco Martínez Cervantes y oficial Francisco Delgado Martínez, con el fin de que
puedan reparar las averías que se produzcan en la línea...”. Cfr. AMC. Caja 1.323. Orden Público.
Año 1939.
5 Vid. Cartagena Nueva, 18-IV-1939.
6 Boletín Oficial de la Provincia de Murcia [BOPM], 26-IV-1939.
7 Vid. AMC. Caja 1.375. Orden Público. Año 1950.
8 Vid. AMC. Caja 1.341. Orden Público. Año 1942.

ALCOHOL Y POLÍTICA: OTRAS FORMAS DE RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL RÉGIMEN ... 475
El Ayuntamiento terció por otras inspiraciones, gravando con cinco céntimos
cada servicio prestado, destinado a luchar contra la mendicidad y justificado con
los argumentos propios del momento: “... Se propone un nuevo ingreso de pesetas
300.000 [pesetas] por el concepto de arbitrio no fiscal sobre las consumiciones de
vinos y licores de todas clases, con fines de policía de costumbres y sanitarios,
evitando un consumo excesivo y vicioso que a la postre vendría traducido en la
depauperación de la raza...” 9 .
Las finanzas de Auxilio Social contemplaban, igualmente, estos ingresos. La
exacción no contó con el beneplácito del público y fue origen de algún que otro
altercado, como el protagonizado en el Bar Imperio de Los Dolores: “... Ayer [12
de octubre de 1942], a las dos y media aproximadamente de la tarde, entró en el
citado bar un individuo llamado Antonio Sánchez Calderas, cobrador del Tranvía,
pidiendo un vermohut [sic]. Un chico de 14 años de edad, Juan Solano Fernández,
que estaba despachando en el mostrador le dijo que tenía que adquirir el emblema
de Auxilio Social, a lo que el referido individuo manifestó que lo llevaba en el
bolsillo. El muchacho le rogó, cumpliendo lo ordenado, que se lo pusiera, y como
no lo hizo, de la peseta que le había dado para pagar el gasto que importaba setenta
y cinco céntimos, no le devolvió el dinero que sobraba, sino que le entregó
el emblema, diciéndole que la diferencia de cinco céntimos la pondría el dueño
del bar. En vista de esto, Antonio Sánchez quiso llevarse una cucharilla, y como
el pobre pequeño protestara, él le pegó un bofetón, obligándole a darle el real y
no poniéndose el emblema...” 10 . La denuncia, cursada por el delegado falangista
de aquel distrito, culminó con el ingreso en prisión del infractor para cumplir 30
días de arresto.
El alcohol y sus exteriorizaciones afectaba a todas las categorías sociales,
desde las clases populares, a la que pertenecía el empleado de la funeraria Garnero,
Pedro Sánchez Mateo –“... individuo al parecer embriagado, sentado en el suelo y
conduciendo un ataúd...” 11 – a la mesocracia en la se incluía el comerciante Ricardo
Foncuberta y el técnico de la Refinería de Escombreras Edward Ryan. Los grupos
9 La imposición, de título larguísimo, contenía referencias inequívocas a la ideología de su
autor: “Ordenanza municipal del arbitrio no fiscal para estimular la campaña social pro-extinción
de la mendicidad y vagancia; ayuda a Auxilio Social y a las Instituciones benéficas, sanitarias y
sociales, bajo los auspicios del vidente y malogrado José Antonio (presente) y de nuestro invicto
Caudillo, y muy amado Generalísimo Franco”. Vid. AYUNTAMIENTO DE CARTAGENA, Expediente
instruido para acumular todas las ordenanzas fiscales prorrogadas, nuevas y modificadas,
así como otros documentos relacionados con las mismas, que han de regir durante el 2º semestre
del Año de la Victoria, Cartagena. 1939, pp. 6 y 20.
10 Vid. AMC. Caja 1.341. Orden Público. Año 1942.
11 Vid. AMC. Caja 1.375. Orden Público. Año 1950.

476 PEDRO Mª EGEA BRUNO
El Molinete, barrio chino de Cartagena.
mejor situados, más o menos aficionados a la bebida, nunca pasaron por el amargo
trago de la detención. Una dimensión diferente alcanzaba en el caso de afectar a la
mujer. En esa tesitura se encontró Lucía Saura Sáez: “… se dedica a hacer falsas
rifas por la vía pública y a embriagarse con el producto de estas estafas que hace
al público; significándole que en cuanto adquiere dinero, que es en la dicha forma
, entra en las tabernas y se satura de alcohol…”. Lo peor, a juicio del informante
venía después: “… Dicha mujer no se insinúa con el público para nada, pero éste
sí al verla embriagada y por ello se producen espectáculos…” 12 .
Será la soldadesca quien contribuya, en mayor medida que la población civil,
a la alteración del orden público, como aquellos quintos que en agosto de 1939
subieron sus cabalgaduras a las aceras 13 . Nada que ver con los protagonizados por
los extranjeros, cuya procedencia variará al hilo de la coyuntura internacional. Primero
fueron los nazis, que se condujeron con escasa civilidad: “... algunas noches
12 P.Mª. EGEA BRUNO, “Que tu bordaste en rojo ayer: la condición de la mujer bajo el
nacional-sindicalismo. Cartagena (1939-1956)”, Cuadernos del Estero, 15 (2000), p. 79.

ALCOHOL Y POLÍTICA: OTRAS FORMAS DE RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL RÉGIMEN ... 477
La sagrada familia: el nuevo orden sociopolítico del franquismo. El almirante
Francisco Bastarreche en el centro de la imagen.
se viene observando que se producen escándalos en el bar que existe en la calle
del Aire nº 20, bajo, a causa del exceso de bebida, y que algunos individuos en
estado de embriaguez hacen aguas menores en la vía pública y en las entradas de
las casas cercanas. Los concurrentes son en su mayoría súbditos alemanes...” 14 .
Después llegaron los norteamericanos, que no dieron mejores muestras de respeto:
“... durante la celebración del Santo Rosario [en la iglesia del Carmen], habían
entrado tres marineros pertenecientes a los barcos de guerra americanos surtos en
el puerto, que estaban formando un gran alboroto y escándalo, tirando las sillas
por alto y que uno de ellos había asido del roquete a un sacerdote, cuando este
iba a subir al púlpito y que reinaba un gran desconcierto y temor entre los fieles
que allí se hallaban...” 15 .
No hubo tanta tolerancia para los nacionales. En la fiscalización menudearon
argumentos morales y, fundamentalmente, políticos. El desarrollo alcanzado por
el alcoholismo encontrará una parte de su explicación en el deseo de escapar a
una realidad que se percibe asfixiante. No serán pocos los dipsómanos que culminen
su particular huída –un viaje a ninguna parte– profiriendo frases a favor
del referente más inmediato. Ese fue el objeto de la denuncia presentada el 26
de noviembre de 1942 por el edil Juan Hernández contra Juan Vivancos Cervan-
13 Vid. AMC. Caja 1.323. Orden Público. Año 1939.
14 Vid. AMC. Caja 1.340. Orden Público. Año 1941.
15 Vid. AMC. Caja 1.378. Orden Público. Año 1953.

478 PEDRO Mª EGEA BRUNO
tes: “... por haberse permitido dar vivas a la República en estado de embriaguez;
cuyos gritos subversivos los repitió a presencia del citado concejal y delegado de
la Alcaldía...” 16 .
La cercanía al término de la guerra civil puede inducir a pensar que fueron
hechos puntuales. No fue así. El 26 de abril de 1950, Francisco Munuera Castaño
fue presentado en Comisaría “... por embriaguez y por proferir frases contra el
Caudillo y el Régimen y amenazar a los guardias que lo condujeron, manifestando
además que perteneció a la Brigada Durruti y cuando vinieran los suyos se vengarían...”
17 . Este tipo de manifestaciones, que raramente se ajustaban a la verdad,
resultaban habituales. Así Juan López López, arrestado -por ir “... escandalizando
con gritos de sentido subversivo izquierdista y profiriendo blasfemias...”- diría:
“... que el había sido comisario político rojo y que en su día se vengaría cumplidamente...”
18 .
Tales comportamientos parecen indicar decantaciones bien definidas. Hubo
excepciones. Es el caso de los capitanes del regimiento de infantería de Sevilla
Agustín Laso Corral, Luis López Peñalver Varela y Eduardo Casas Martínez,
sorprendidos a altas horas de la madrugada “... en estado de embriaguez, formando
escándalo y dando vivas al comunismo y a la libertad...” 19 . A ésta dinámica se
sumarán extranjeros que recalan en la ciudad, como el súbdito inglés Alexander
Poster, “... embarcado en el vapor de dicha nacionalidad Ravans Point, detenido
por dar gritos subversivos contra el Régimen Español...” 20 .
La rebeldía, azuzada por el alcohol, se manifestaba con insultos a los representantes
de la autoridad. Eso hizo Antonio Fernández Cortés (a) El Gallo, gitano
domiciliado en el barrio de San Antón, que al pasar por delante de un vigilante
nocturno “... se permitió decir que se cagaba en los muertos de todos los serenos.
Dicho individuo iba en estado de embriaguez...”. Parece ser que aquel colectivo
-sin duda por la función que cumplía- era el preferido a la hora de exteriorizar
sentimientos. Ricardo Foncuberta, uno de los asiduos a la bebida más escandalosos
de la ciudad, no tendría empacho en sostener en cierta ocasión “... que todo el
cuerpo de serenos podía irse a tomar por el c...” 21 .
16 Vid. AMC. Caja 1.341. Orden Público. Año 1942.
17 Vid. AMC. Caja 1.375. Orden Público. Año 1950.
18 Vid. AMC. Caja 1.378. Orden Público. Año 1952.
19 Ibídem.
20 Vid. AMC. Caja 1.375. Orden Público. Año 1950.
21 Ibídem.

ALCOHOL Y POLÍTICA: OTRAS FORMAS DE RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL RÉGIMEN ... 479
Licores cartageneros.

480 PEDRO Mª EGEA BRUNO
No sorprende que las actuaciones emprendidas contra la vinolencia se vieran
reforzadas por la circular de 17 de noviembre de la Dirección General de Seguridad
y la propia Ley de Seguridad del Estado de 29 de marzo de 1941, cuya aplicación
provocará la propuesta de clausura de toda una serie de establecimientos. Ourrió
con el bar Treinta: “... situado en la calle Mayor, propiedad de Domingo García
Ros, considerado como de buena conducta, no conociéndose su actuación en relación
con el Glorioso Movimiento Nacional. Durante la guerra fue un verdadero
centro sostenedor y propagador de los ideales rojos debido a un camarero que en
el mismo había. Al parecer sólo concurrían a él gentes consideradas como enemigos
del Régimen...” 22 . La misma suerte corrieron el bar Aseo de Los Molinos, la
taberna La Peña de Santa Lucía, el bar Único de Los Dolores y dos bodegones
ubicados en los barrios de La Concepción y Los Mateos 23 .
En idéntica dirección y aplicando aquellos preceptos, el entonces gobernador
civil de la provincia -Julio Iglesias Ussel Lizana- publicará en 9 de mayo de
1941 una circular resaltando el carácter poco recomendable de aquellos lugares:
“... sitios de reunión a los que acuden a veces personas que no merecen gran
confianza por su conducta y dudosa afección al Glorioso Movimiento Nacional,
o en los que los desocupados que los llenan malgastan su tiempo en conversaciones
poco edificantes y comentarios que constituyen censuras al prójimo, a las
autoridades y a las actuaciones de unos y otros...” 24 . La infrecuentación de estos
espacios era considerada signo inequívoco de rectitud. Así se dirá, por ejemplo,
de Serafín Marcos Iñíguez: “... es persona de intachable conducta, católico y en
sus costumbres no se le ve nada más que en su casa no encontrándosele nunca
en bares, tabernas ni otros lugares de esta clase...” 25 . Esas se ofrecieron, a veces,-
como fáciles negocios a los valedores del franquismo. Se benefició, al menos,
el falangista Bernardo Rizo Sánchez, que consiguió el traspaso del bar Máiquez,
emplazado en la plaza del Sevillano.
Algunos de esos locales se convirtieron en puntos de encuentro de la oposición,
como el bar Los Molinos, del barrio de Peral, propiedad de Juan Rosique
Marín –“en su establecimiento se reunen elementos de izquierdas”–; el de idéntico
nombre y ubicación, de Juan Hernández Clemente, cuyos clientes “son dudosos
políticamente”; el Único, de Los Dolores, donde los habituales eran “en su casi
totalidad gente peligrosa políticamente considerada”; la taberna El Tortazo, de
22 Vid. AMC. Caja 1.376. Orden Público. Año 1942. “Informe que rinde la Junta Municipal
de Saneamiento y Buenas Costumbres al Excelentísimo Señor Gobernador Civil de la Provincia,
30-VI-1942.
23 Ibídem.
24 Cfr.. BOPM, 9-V-1941.
25 Vid. AMC. Caja 1.316. Orden Público. Año 1943.

ALCOHOL Y POLÍTICA: OTRAS FORMAS DE RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL RÉGIMEN ... 481
Santa Lucía, donde concurrían “únicamente gentes enemigas del Régimen” o el
bodegón-taberna El Arco del Triunfo, en la plaza de San Agustín, 5 26 .
El control de aquellos establecimientos fue siempre una tarea vigente, ordenándose
a la fuerza pública y a las milicias falangistas el mantenimiento de una
constante vigilancia sobre los mismos y la realización de minuciosas averiguaciones
sobre el comportamiento político de dueños y personal empleado. Para
obtener la autorización de nuevas aperturas resultaba indispensable la presentación
de un informe favorable suscrito tanto por las autoridades civiles como por la
jerarquía de Falange. Parece que el deseo de las nuevas autoridades era convertirlos
en centros de espionaje. Tal se deduce del informe suscrito en 30 de junio
de 1942 por la Junta Municipal de Saneamiento y Buenas Costumbres. Resulta
sintomático que las notas sobre sus dueños siempre terminasen indicando la posibilidad
de contar o no con los mismos para fines no confesados. De este modo
a Isidoro Conesa Peran, propietario del bar Niágara “... se le considera elemento
aprovechable dentro del Régimen...”. A José Galindo García, al frente de La
Uva Jumillana “... se le considera asequible a servir a nuestra Causa...”. El caso
más claro es el de Julio González Albadalejo, camarero del bar Julio, aupado a
empresario en recompensa a su historial político: “... Ha militado en el Partido
Tradicionalista, es ex-cautivo y militante de Falange, habiendo estado toda la
guerra detenido por los rojos...” 27 .
La nómina de restauradores distaba, empero, de ajustarse a los patrones requeridos.
De los 135 propietarios sólo se contabilizaban siete incondicionales, 16
derechistas, 14 simpatizantes y 11 asequibles. Entre los primeros figuraba Francisco
Macián Zapata, dueño del bar Deportivo -Medieras, 4-: “... pertenece a Acción
Católica y a FET de las JONS, está sindicado en la CNS de la que es jefe del
Sindicato de la Vivienda y Hospedaje...”. Frente a ello aparecen 36 izquierdistas
como Cándido Delgado Nieto, en cuyo bodegón del barrio de La Concepción “...
se reunían los elementos revolucionarios y se dice, sin que se haya podido comprobar,
que en él se confeccionaron listas de personas asesinadas...”, o el más
conocido Luciano Fructuoso Heredia, elegido concejal en las elecciones del Frente
Popular. A ellos se sumaban 51 indiferentes que aspiraban a vivir contemporizando
con la nueva situación, como Lázaro Agüera Madrid, dueño de la bodega situada
en la calle de Lizana, 1: “... Ha vivido con todos los partidos no distinguiendo
ideas políticas...”.
26 Vid. AMC. Caja 1.376. Orden Público. Año 1942. “Informe que rinde...”.
27 Ibídem. El exceso de celo de aquel militante le llevó a la ruina. Se convirtió en proverbial
el hecho de que casi todos los clientes acabaron siendo denunciados por sus supuestas disidencias
ideológicas. Conversaciones con D. Eugenio Martínez Pastor. Cartagena, 30-III-1994.

482 PEDRO Mª EGEA BRUNO
La documentación citada fue remitida a la autoridad provincial, con una
indicación de los locales que deberían cerrarse. Las razones aducidas eran tanto
ideológicos como morales. Por la primera causa fue propuesta la clausura de 13
centros. Los argumentos se repetían casi textualmente: “Taberna, San Fernando
10, propiedad de Antonio García Fernández, se desconoce que haya militado en
ningún partido aunque es de ideología plenamente izquierdista, comunista y revolucionario.
Durante la guerra ocupó cargos en el Sindicato de Vendedores de La
Lonja, aunque no se le conocen actos delictivos de violencia, se trata de persona
sin religión e inasequible para el servicio de nuestra Causa”. Consideraciones
subjetivas, y en consecuencia arbitrarias, podían llevar a la referida junta a estimar
“que no había peligro en que continuase abierto”. De este modo pudieron sortear
aquel fielato nueve establecimientos, entre ellos el “... bar Columbus, calle Mayor
13, propiedad de Ricardo Díaz Manresa. Perteneció a la Masonería, elemento de
ideas izquierdistas, anterior al Movimiento militaba en el partido Radical y en el
Socialista, y durante la guerra en la UGT...”.
Una trayectoria concordante con el régimen siempre era garantía de supervivencia.
De ello se benefició, entre otros, Mariano Paterna Prior, dueño del bar
Germania, ubicado en la calle Mayor: “... De buena conducta, militante de Falange,
afecto a la Causa Nacional. Ha regresado hace poco de la División Azul donde
marchó voluntario...”. Esa identificación –sentida o no– conducirá a rotulaciones
inequívocas. De ese alarde hicieron gala, además del Germania, el bar Imperio de
Los Dolores, propiedad de Alvaro Rosique Nieto; el Nacional, en el mismo barrio
y a cargo de Félix Lázaro Pedreño; el Imperial, calle Mayor, 25, de Carmen Avellaneda
Mota, y el España, en San Antón, del falangista Ginés Vergara Madrid.
Sobrevivir exigió, a veces, cambios más rotundos. En esa tesitura se vio
Ginesa Romero Fernández, propietaria del bar Mi Casa, en la plaza del Risueño,
5: “... anteriormente era del marido de la misma, rojo y hombre de izquierdas,
fue miliciano marchando voluntario a la zona de Corvera, hace poco tiempo se
asoció la actual dueña con José Raja Mula considerado como incondicional de
nuestra Causa...”. Otra artimaña tuvo que hacer Gregorio Sánchez Mateo, titular
del bar San Diego, en la calle del mismo nombre: “... Izquierdista, voluntario
de las milicias navales en donde llegó a sargento, durante las elecciones mandó
quitar la propaganda de derechas, insultaba al ejército nacional y a sus generales,
llegando a decir que a los fascistas había que matarlos, en 1937 se afilió a los
comunistas. El bar lo traspasó a su suegra María Díaz Noguera, pero en realidad
el que lleva el negocio es él...”.
Las prevenciones morales condujeron a la propuesta de cierre de otros 15
locales. El motivo más recurrente fue la presencia de “prostitutas y gentes de mal

ALCOHOL Y POLÍTICA: OTRAS FORMAS DE RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL RÉGIMEN ... 483
vivir”. Casi todos –un total de 11– estaban enclavados en la zona del Molinete.
Los restantes son buchinches, como la taberna emplazada en el número 3 de la calle
de Cuatro Santos –“... sucia y sin higiene, concurriendo a ella personal de ínfima
calidad social y moral...” 28 – o en los que se ejercía la prostitución clandestina, como
en cierta bodega de Los Mateos o en la cantina de La Lonja. Dada la clientela y su
ubicación, algunos de ellos ampararon otros negocios, desde el estraperlo (bodega
San Fernando, 5 y bar Moderno de Balcones Azules, 26) a la compra de objetos
robados (taberna San Fernando 82 y café bar de Falsacapa, 1 y 3) 29 .
El juego a los prohibidos –julepe, tute y siete y media– llevarán también a
la clausura de algún establecimiento, como el de Pedro Ruiz Bernal del barrio de
Los Dolores. Se quería defender con ello la solidez de la sociedad conyugal: “…
se juega constantemente a los diversos juegos en los que se cruzan cantidades de
Los bares de camareras, un peligro añadido.
28 Ibídem.
29 P.Mª. EGEA BRUNO, “Los años del estraperlo (1939-1952)”, Cartagena Histórica, 14
(2006), pp. 4-16.

484 PEDRO Mª EGEA BRUNO
importancia, concurriendo a él obreros y modestos empleados que gastan en ellos
los ingresos de habrían de emplearse en sus necesidades familiares…” 30 . Como
era de esperar, también aquí, la identificación ideológica de los dueños con los
postulados imperantes podía salvarlos. Pasó con el mítico cabaret Trianon, -enmascarado
como bar Lechería-, en la calle Falsacapa, 6 y 8, en el corazón del
Molinete: “... propiedad de José Sánchez Carrasco, bien conceptuado políticamente,
de derechas y simpatizante de nuestra Causa...“ 31 .
El Trianon, en sus últimos tiempos.
30 AMC. Caja 1.326. Orden Público. Año 1943.
31 AMC. Caja 1.376. Orden Público. Año 1942. “información que rinde...”.

ALCOHOL Y POLÍTICA: OTRAS FORMAS DE RESISTENCIA Y OPOSICIÓN AL RÉGIMEN ... 485
RELACIÓN DE BARES Y TABERNAS PROPUESTAS PARA SU CLAUSURA POR LA JUNTA
MUNICIPAL DE SANEAMIENTO Y BUENAS COSTUMBRES (1942)
RAZÓN SOCIAL EMPLAZAMIENTO URBANO UBICACIÓN PROPIETARIO CAUSA
Bar Treinta Casco Mayor Domingo García Ros Ideológica
Taberna La Peña Bº. Santa Lucía - Lorenzo Álvaro Ramos Ideológica
Taberna Casco CCuatro Santos, 3 Ginés Garrido Cánovas Moral
Bar Los Molinos Bº. Peral Submarino, 45 Juan Rosique Marín Ideológica
Bar Aseo Bº. Peral Submarino, 28 Juan Gimeno Mira Ideológica
Bar Único Bº. Los Dolores Alfonso XIII, 51 Pedro García Jiménez Ideológica
Bodegón Bº. Concepción Mayor, 19 Cándido Delgado Nieto Ideológica
Bodega-Taberna Bº. Los Mateos Carretera, 64 Amalia Andrés Viciana Moral
Taberna Casco Aurora, 14 José Rodríguez Alarcón Moral
Bar La Mazurca Casco Aurora, 3 Ángeles Pérez Zaragoza Moral
Bodega-Taberna Casco San Fernando, 82 Pedro Sánchez Paredes Moral
Taberna El Tortazo Bº. Santa Lucía Placeta, 24 José Villegas Gutiérrez Ideológica
Cantina La Lonja Casco - Soledad Soto Cano Moral
Bar Casco Falsacapa, 2 Adolfina Sorroche Domenech Moral
Bar Concepción Bº Concepción Mayor, 22 María Sedeño Amate Ideológica
Bar Moderno Casco Balcones Azules, 26 José Sánchez Periago Moral
Bar La Asturiana Casco Aurora, 42 Amparo Pérez Costales Moral
Bar Café Casco Paraíso, 14 Antonio Paterna Rey Moral
Bar Café Casco Aurora, 6 Dolores Méndez Martínez Moral
Bodega-Taberna Casco San Fernando, 5 José Mena Menchón Moral
Bar Manolo Casco Aurora, 30 Antonia Martínez Semitiel Moral
Café Económico Bº. Santa Lucía Cuesta, 67 Francisco Martínez Ortíz Ideológica
Bar Central Bº. Santa Lucía Santiago, 42 Eugenio Martínez Ortíz Ideológica
Bar Maestre Casco Balcones Azules, 9 Francisco Maestre Muñoz Ideológica
Café-Bar Casco Falsacapa, 1 y 3 Dolores García García Moral
Taberna Casco San Fernando, 10 Antonio García Fernández Ideológica
Bodega-Taberna Casco Santa Florentina, 4 Eugenio Garcerán Inglés Ideológica
Bodega-Taberna Casco San Fernando, 86 Eugenio Garcerán Inglés Ideológica
Fuente: Elaboración propia a partir de AMC. Caja 1.376. Orden Público. “Informe que rinde...”.

LA PERCEPCIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES A TRAVÉS
DE LAS HISTORIAS DE VIDA
ENCARNA NICOLÁS*
Universidad de Murcia
El carácter contemporáneo de la política atañe a todos los aspectos de la
vida humana. Edgar Morin lo ha expresado así al definir la democracia: “La idea
de democracia no es otra cosa que el respeto a la complejidad humana (…) y la
complejidad social contiene numerosos desórdenes y antagonismos” 1 .
Se parte de la concepción de que “lo político” no constituye un territorio
autónomo, formado por el estudio del Estado, instituciones, regímenes políticos,
resultados electorales, etc., ya que los asuntos generales que constituyen su objeto
se refieren a la vida de los individuos, aunque apenas si aparecen en las
narraciones de la historia política. Las historias de vida se presentan como una
forma de rehabilitación del objeto político. A través de los testimonios orales el
historiador (también el sociólogo o el antropólogo) penetra en la complejidad social.
El método de la historia de vida no es un conocimiento independiente, pero,
según Thompson, “un paso esencial es aceptar, como parte de la estructura de la
interpretación, el papel del individuo”. Se trata de una visión de la historia en la
que la acción humana recupera su protagonismo.
En los últimos años se han producido muchas investigaciones sobre mujeres
y lo que se puede extraer de ellas es que las relaciones entre familia, economía
e ideología son inseparables. Se ha demostrado, por ejemplo, cómo la conciencia
de las mujeres trabajadoras estaba condicionada por su papel subordinado en la
* Catedrática de Historia Contemporánea. Universidad de Murcia.
1 E. MORIN, “Fronteras de lo político”, Revista de Occidente, 167 (1995)
487

488 ENCARNA NICOLÁS MARÍN
casa y en la fábrica. La familia y las relaciones familiares eran fundamentales para
encontrar trabajo, pero también para la formación política. El papel del padre en
relación a sus hijas trabajadoras era determinante: les decían si tenían o no que
unirse al sindicato, o participar en la actividad política 2 .
Sin testimonios orales en los que las mujeres expliquen, con sus propios
términos, la clave de sus avances en sus trayectorias profesionales, políticas, familiares,
no podremos construir una historia en la que sea posible valorar el peso
de las decisiones que las personas toman para mejorar o cambiar una casa, para
dejar una comunidad y emigrar a otra, para dejar un empleo y buscar otro mejor,
casarse, separarse, tener o no tener hijos. “Las miles de decisiones conscientes
de este tipo son tan importantes, si no más, que los actos de los políticos para
explicar los modelos del cambio social” 3 .
Son muchas las ventajas del testimonio oral: nos permite restablecer las contradicciones
y ambigüedades de las coyunturas históricas analizadas, y, en particular,
los deseos de los que participaron en los acontecimientos que nos relatan. El
historiador puede construir una trama argumental en torno a un relato polifónico,
con la convicción de que el sujeto último de la historia oral en cada paso del
proceso –búsqueda del testimonio, la entrevista, la trascripción, el análisis- es el
historiador. En cualquier caso, son trabajos que se forjan en las fronteras disciplinares
de la antropología, la sociología y la historia. La entrada de la memoria
en el ámbito historiográfico ha supuesto una nueva lectura de las relaciones entre
pasado y presente, entre subjetividad y objetividad, determinada por los contenidos
del mismo concepto de memoria y por sus mecanismos de actuación 4 .
He seleccionado los testimonios de cuatro mujeres de diversas ideologías
y desigual protagonismo político para ilustrar el papel tan esencial que jugó su
familia en sus trayectorias vitales. He elegido este tema porque estoy convencida
de que a Mari Carmen Melendreras le hubiera gustado, se hubiera identificado
con cualquiera de estas mujeres porque sus itinerarios públicos estuvieron determinados
por la relación familiar. Y es que para Mari Carmen su familia era el
eje esencial de su vida.
2 P. THOMPSON, “Historias de vida en el análisis de cambio social” en La Historia Oral:
métodos y experiencias, Madrid, Debate, 1993.
3 P. THOMPSON, ob. cit. p. 74.
4 J. M. RUIZ-VARGAS (comp.): Claves de la memoria, Madrid, Ed. Trotta, 1997. Los estudios
de los psicólogos cognitivos han advertido que la memoria no es un guardián neutral del pasado.
La memoria no es sólo el producto almacenado de lo que experimentamos, sentimos e imaginamos,
sino también, un poderoso sistema de adquisición y transmisión de conocimientos que nos permite
revivir el pasado, interpretar el presente y planificar el futuro; pp.10-11.

LA PERCEPCIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LAS HISTORIAS DE VIDA 489
La cuatro mujeres son: Clementa Molina, de ideología republicana; Elena
Martínez, niña de la guerra, refugiada en la Unión Soviética; Maravillas Marín,
falangista, y “A” (pseudónimo), superiora de una orden religiosa.
Clementa nació en 1913 en Lorca, en una familia de nueve hermanos. Su
padre, de ideología republicana y de creencias religiosas, había adquirido mucha
“mundología” en los siete años durante los cuales participó en la guerra de Filipinas.
Regentaba un pequeño negocio de compraventa de toda clase de productos,
en el que Clementa también colaboraba cuando no iba a la escuela. A los los trece
años empezó a trabajar en un taller de sastrería. En 1936 fue elegida concejal
por Izquierda Republicana. Fue la primera mujer que ocupó en Murcia un cargo
público. Tras la guerra fue detenida y encarcelada. Su marido pudo salir por el
puerto de Alicante y ya no lo volvió a ver. Cuando dio a luz a su hija, la enviaron
a la cárcel de Saturrarán (Santander), condenada a doce años y un día. Allí
estuvo con su pequeña hasta que en 1941 salió en libertad condicional y regresó
a Lorca, donde abrió un taller de sastrería.
Así recuerda cómo su padre la empujó a participar en política:
“En las elecciones del 36, mi padre nos recomendó a todos: ‘Hay que salir
a la calle a hacer propaganda, tiene que venir una democracia en bien de
todos’, entonces yo, con una compañera de trabajo, salía a hacer propaganda,
pero yo no pertenecía a nada …
[El día de las elecciones] el 16 de febrero del 36, había muchos “contracolegios”,
que pagaban un duro y un pan por el voto … pues íbamos
haciendo propaganda y subimos por la plaza nueva… en la misma esquina
salía una mujer con un duro: ‘¡Un duro y un pan, y he votado!’, y claro,
aquello estaba prohibido. Entonces llegué yo, llamé a la pareja de guardias
que había allí y les digo: ‘Oye, estos de aquí están comprando…’. Inmediatamente
lo cerraron… ¡Oh, cómo me pusieron!, me dijeron perrerías…
y yo, oídos sordos…
Bueno, pues a raíz de esto llamaron a mi padre a Unión Republicana porque
[allí] estaba el Alcalde y le dice: ‘Oye, Miguel, tu hija ha hecho una buena
propaganda y parece un poco espabilailla … (y yo no sabía lo que era
la política) y la hemos nombrado concejal’. Claro, para mi padre aquello
fue un mundo: ¡Vamos!, una hija concejal … en aquella época. Llegó a
mi casa y dice: ‘Nena, qué te han hecho concejal, de Unión Republicana’.
Entonces digo: ¿A mi? ¿concejal? … a mi, papá, déjame con mi trabajo
¡Yo ¿qué se de política?!’, dice: ‘Que si, que te han hecho concejal, que
tienes que ir, viene el Delegado de Murcia a constituir el Municipio y

490 ENCARNA NICOLÁS MARÍN
tienes que ir’ . Bueno, pues fui, pero empezaron a hablar y yo creí que
estaban hablando en extranjero… Me hicieron concejal de la sección de
quintas… y yo, ¿qué sabía de eso?, ni de eso, ni de parques, ni de jardines,
ni de nada. Entonces me [dijeron]: ‘ Tu no tienes que hacer nada, cuando
te llame a firmar el encargado de todo, firmas y ya está’. Pero un día, en
el municipio, ocurrió una hecatombe. Llamaron al Alcalde por teléfono y
salió a su despacho, el segundo Teniente-Alcalde no estaba tampoco y yo
era el tercer Teniente-Alcalde… me pusieron allí [en la Presidencia], y había
un concejal de la derecha, se levantó [y habló]… y todos los concejales
se embistieron para él y el pobre se dirigía a mí y decía: ‘Presidencia,
presidencia …’, -y [es que] yo no puedo ver que avasallan a nadie, ni de
izquierdas ni de derechas-; me levanté y di un puñetazo en la mesa, dije:
‘¡Silencio! ¡silencio! pero, ¿qué es esto?, te ha elegido el pueblo, y estamos
en democracia’, a todo esto entró el alcalde y dijo: ‘Os habéis aprovechado
de mi ausencia’ [En fin] yo les hice callar, yo lo defendí … Luego ya iba
comprendiendo la política”.
Cuando estalló la guerra, Clementa tuvo que dejar el Ayuntamiento para dirigir
un taller de sastrería para confeccionar ropa destinada al frente 5 .
La decisión de los padres de Elena de enviarla a la Unión Soviética condicionó
dramáticamente su vida como la del conjunto de los 3.000 niños acogidos por
el gobierno soviético a partir de 1937 6 . Cuando evoca ese momento, comprende
que fueron los contínuos bombardeos de los aviones enemigos los que hicieron
inevitable una decisión que le impediría regresar a España y volver a ver a sus
seres queridos. Elena nació en 1930 en Madrid. Su padre dirigía el Aeródromo de
Tablada, en Sevilla, en el momento del alzamiento rebelde contra la República, y fue
encarcelado por no apoyarlo. Recuerda a su padre como un héroe, un extraordinario
piloto que había participado en el célebre primer vuelo a Filipinas en 1926:
“Una noche mi padre ya no volvió del aeródromo y nos dijo nuestra
madre que a mi padre lo habían arrestado porque no quiso juntarse al Alzamiento,
desde ese momento ya nunca en la vida vi a mi padre, después
5 Para más información de Clementa véase el anexo incluído en el libro de Encarna Nicolás
y Alicia Alted: Disidencias en el franquismo (1939-1975), Murcia: Diego Marín, 1999, pp. 138-
145.
6 Para más información ver el libro del que soy coautora con Alicia Alted y Roger González,
Los Niños de la Guerra de España en la Unión Soviética: de la evacuación al retorno (1937-1999),
Madrid, Fundación Largo Caballero, 1999.

LA PERCEPCIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LAS HISTORIAS DE VIDA 491
nos comentó nuestra madre que a mi padre lo habían arrestado y le habían
condenado a cadena perpetua... Estuvo en la cárcel de Cádiz unos once
años y después ya le dejaron salir, eso fue en el cuarenta y dos o cuarenta
tres. En mil novecientos cuarenta y cinco murió mi madre, y mi padre se
quedó aquí en España solo. En ese tiempo estábamos nosotros en la Unión
Soviética, los cuatro hermanos, [tres fueron enviados antes que yo que me
quedé con mi madre en Barcelona, pero cuando los bombardeos empezaron
a ser tan frecuentes] mi madre me dijo que tenía que mandarme también
a la Unión Soviética para salvarme... claro que, en ese momento, cuando
ella me dijo que tenía que irme a un país desconocido, frío... donde yo no
tenía a nadie pues, claro, se me encogió el corazón y yo empecé a llorar.
Le pedía que me dejara, que yo iba a ser buena, pero ella decía que no
porque teníamos que salvarnos. Me dijo que ella vendría después a Rusia
con mi padre, cuando saliera de la cárcel, cosas así... me convenció, y una
mañana vinieron dos militares, nos acompañaron a un autobús... allí vi a
muchos niños que estaban llorando también, los padres que les despedían...
me acuerdo que mi madre me dio seis limones y me dijo que era para que
no me mareara, si me mareaba por el camino hasta la estación del tren a
Francia...”.
Elena cursó estudios universitarios y se licenció como bióloga en una universidad
pequeña, Rostov, que se diferenciaba mucho de la universidad de Moscú.
Se casó con un ruso, fiscal de una sección de la procuratura de Kuibhisev. Un
buen profesional que fue invitado a ingresar en el PCUS porque “elegían a los
mejores” y él aceptó porque daba mucho prestigio y era un requisito para ocupar
altos puestos de responsabilidad. En Kuibhisev, una ciudad con muchas fábricas,
Elena no encontró trabajo como bióloga por lo que prefirió dedicarse a atender
a su hijo, contrariando la opinión de su marido de que las mujeres tenían que
trabajar en lo que fuera y más siendo la esposa de un alto cargo. Por eso, cuando
se marchaba al trabajo le dejaba solo un rublo: “Con ese rublo me bastaba para
comprar dos litros de leche y el pan para el día…”. Era una “ciudad cerrada”, en
la que no podían vivir extranjeros (“una extranjera podía ser una espía”) y de la
que era difícil salir. Elena lo pasaba mal porque sus vecinos cuando se enteraban
de que era española se distanciaban de ella. Por eso tuvo miedo de enseñarle
español a sus hijos y les dio nombres rusos para que “no se distinguieran de los
otros niños”. Cuando se separó de su marido, comenzó una nueva vida para ella
y encontró trabajo como bióloga en un laboratorio. En los años noventa retornó a
España y vive con uno de sus hijos en el barrio marginal de La Coma, cerca de
Valencia. El recuerdo más importante para ella sigue siendo el de su padre.

492 ENCARNA NICOLÁS MARÍN
Maravillas Marín, nacida en Caravaca en 1916, fue la jefa de la Sección
Femenina de la Falange en esta localidad hasta la desaparición de la organización
durante la transición a la democracia 7 . El edificio en el que vive lleva el nombre
de su hermano, Felipe Marín, voluntario de la División Azul que luchó junto a
los alemanes en Rusia, y murió en Possad durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre 1960 a 1975, simultaneó su cargo de Delegada de Sección Femenina con
el de Concejal de Cultura.
En su testimonio destaca una gran admiración por su padre (comerciante de
esencias), que obligó a sus diez hijos, tanto hombres como mujeres, a que estudiaran
y tuvieran una carrera, ya que él no pudo hacerlo porque su padre lo sacó
de la escuela a los siete años para que le ayudara en el trabajo: “Al principio
estudiábamos tres mujeres de Caravaca y la hija del Secretario, cuatro, los demás
eran chicos…”. En efecto, Maravillas estudió para maestra con el Plan Profesional
aprobado por la Segunda República, “un plan extraordinario”, recuerda.
Por las referencias a su padre se puede deducir que heredó de él un cierto
talante liberal, poco compatible con la intransigencia de la dictadura plenamente
aceptada por ella. Por ejemplo, no le parecía bien la represión moral. “Tener que
echarse un echarpe para tapar el escote” le parecía exagerado, pues cuenta que su
padre, pese al escándalo que se pudo organizar, las había llevado al teatro, a ver una
“revista” de variedades, para que conocieran “los pros y los contras” de la vida.
Si la influencia de su padre y de su hermano es esencial en su vida, su percepción
política está determinada por una devoción por los hermanos Primo de
Rivera, José Antonio y Pilar. De ahí su opinión sobre la relación de la Falange
con el Movimiento:
“ Que la hundieron, la hundieron… completamente (…). No se entendieron
nunca. En eso fue muy cuco Franco. El necesitaba la Falange para
ganar la guerra, y necesitaba a los Requetés para ganar la guerra, y formó
aquello de Falange Española Tradicionalista de las JONS, que aquello no
era Falange… Por eso muchas veces me preguntan: ¿tú eres falangista?,
digo: No, yo soy joseantoniana”.
Maravillas respondió así a algunas de mis preguntas:
Encarna: ¿Qué sintió cuando murió Franco?
Maravillas: Sentí pena. Sentí pena. Porque no sé por qué presagiaba yo
que no iba a ser una democracia limpia, no sé por qué…
E. ¿Piensa que no es una democracia limpia?
7 La entrevista tuvo lugar en su domicilio, el 20 de septiembre de 2000. Agradezco a Isabel
Marín Gómez la transcripción de la grabación.

LA PERCEPCIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LAS HISTORIAS DE VIDA 493
M. Si.
E. ¿Por qué?
M. Muy sencillo, por tanto robo como hay, … tan poco dinero que va de
la gente al Estado…
E. ¿En las declaraciones de la renta o a qué se refiere…?
M. No me refiero yo a declaraciones de la renta, me refiero a los que nos
gobiernan…
E. ¿Al interior del gobierno? Piensa que hay corrupción…
M. Si, mucha. Y en la etapa de Franco, yo no digo que no hubiera corrupción,
pero para mi él no era corrupto…
E. A pesar de las diferencias con los verdaderos falangistas, ¿usted lo
valoró como Jefe de Estado?
M. Si. Para mi no era corrupto. La prueba es que no le han podido sacar
nada, le sacan que fusiló a este que si fusiló a otro, pero que tenía tal
sueldo y se quedó con tanto, eso no le han podido sacar nada…con tanto
que han hablado de él.
E. Y aquí, localmente ¿cómo se vivieron los últimos años del franquismo
y la etapa de la llamada transición?
M. Pues yo no puedo decir nada, porque verdaderamente yo no noté
nada.
E. ¿Usted estaba en el ayuntamiento?
M. Si. Estaba en el ayuntamiento. No, había salido del ayuntamiento el
año anterior.
E. ¿El año anterior a la muerte de Franco?
M. Si. Y yo no noté nada. De momento [hubo] un gran sentimiento en
general, pero después una frialdad muy grande. O sea, todo aquello, que le
voy a decir yo… estuve en el entierro de Franco, en el Valle de los Caídos,
yo no sé donde se ha podido meter aquella gente que estábamos allí.
E. ¿Usted fue?
M. Si fui. Porque me invitaron los ex combatientes, compañeros de mi
hermano Felipe, y me fui con los ex combatientes.
E. ¿ Y no había visto usted tanta gente?
M. Tanta gente. Aquello era pequeño y cuando el autogiro anunció que
entraba ya al terreno del Valle, todo aquél público no se oía ni una mosca
y no se oyó ni una mosca, imponía… imponía.
E. ¿Y usted piensa que dónde se ha metido toda aquella gente? ¿se ha
reconvertido?
M. Lo he pensado muchas veces.
E. ¿Cómo vivió la etapa de la transición?

494 ENCARNA NICOLÁS MARÍN
M. Con tristeza. Para qué voy a decir otra cosa.
E. ¿Fue a votar en las primeras elecciones?
M. Si, y voté a la democracia. Yo soy una persona …
E. ¿Votó en el referéndum a favor de la reforma?
M. Si. Yo es que tengo una manera de ser muy especial, si tienen remedio
las cosas, voy a ponérselo y si no tienen remedio, escoger lo menos malo.
Me parecía que de todo lo malo era lo menos malo. Después han querido
que me afilie a Alianza Popular. No estoy afiliada a ningún partido porque
no me convencen. No me convence ni Alianza Popular, ni los socialistas, ni
los otros. Yo creía que los socialistas iban a hacer algo. Me esperaba más,
por las ideas de José Antonio, veía más parecido, pero tampoco. Por eso
digo que la Constitución esta es la que a mi no me gusta. Y cuando llega
la votación, lo que en ese momento me parece menos malo, es lo que voto.
Era el consejo de José Antonio: “Votad lo que os parece menos malo”.
E. Aquí en el pueblo, durante la transición ¿hubo movilizaciones políticas?
¿observó usted si la gente estaba contenta?
M. Si. Si.
E. Los partidos que estaban en la ilegalidad, la gente que estaba en la
ilegalidad, que salió al público…
M. Aquí no había ilegalidad.
E. ¿Usted no conocía gente que fuera de otros partidos?
M. Si, si los conocía y los conozco, pero no se notaba que estuvieran
trabajando en la ilegalidad.
E. ¿No había movimiento?
M. Ellos vivían bien. En la época de Franco, muchos de los que dicen que
aquello [los martirizaba]. No, ellos vivían bien. En los primeros momentos
si hubo sus más y sus menos, por los juicios aquellos que hubo, pero
después no, después cada uno se afianzó y vivieron muy bien, muy bien.
Algunos vivieron mejor que con la República…
E. De alguna manera ¿usted añora esos tiempos?
M. Algunas cosas si y otras no.
E. ¿En cuáles no?
M. Pues, hoy la juventud, entonces tenía un ideal más grande que tiene
hoy la juventud, para mi gusto. Yo creo que sin ideales no se puede vivir.
Buenos o malos, socialistas, comunistas o falangistas, hay que vivir con un
ideal. Y añoro la moral (…) Y otra cosa que añoro es que en las escuelas
se aprendía más que se aprende ahora. Cuando empecé, mis alumnos salían
mejor preparados que cuando he terminado, y soy la misma. ¿Quién tiene
la culpa? Quizá el gobierno, quizá muchos padres, muchos de los padres,

LA PERCEPCIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LAS HISTORIAS DE VIDA 495
que envían a la escuela con que “echo al hijo porque me estorba”, y no
le puedes decir nada…
E. Y usted que es una mujer inteligente y crítica ¿qué cosas no le gustaron
del franquismo?
M. Del franquismo no me gustaba que habían muchas cacicadas también,
por ejemplo, yo fui vocal de la cosa de los obreros, en el Sindicato de los
obreros
E. ¿De qué sindicato?
M. Era representante de la Sección Femenina allí, en el Sindicato. Y yo
veía que las elecciones aquellas se hacían apañadas. O sea, que no eran
libres, que era el que el jefe del sindicato quería, y eso no me gustaba.
E. ¿Y lo decía usted?
M. Si.
E. ¿Y qué pasaba?
M. Que no me hacían caso. Yo era la escopeta. Luego, otras veces, se
hicieron unas casas de estas que llamaban baratas y no querían dárselas
a los que habían sido comunistas y ahí me planté y tuvieron que dárselas
a los comunistas, quisieran o no quisieran, porque vivían en una mala
situación: “como lo hagáis os denuncio a todos”.
E. ¿Estaban en un listado?
M. De necesidad. Y querían dársela a otros familiar de jefe de sindicatos.
Con todo y con eso dieron una, y ya no lo pude evitar, pero a todos los
que yo llevé se la dieron.
E. Aunque fueran de ideología de izquierdas.
M. Completamente. Santos, que era comunista perdido. Fue concejal en
la transición. Vivían en una habitación cuatro personas, ahí en el lado del
río y yo lo conocía. Otro que se puso enfermo con una peritonitis … y
no quisieron darle el volante en el ayuntamiento porque era “rojo”, como
decían. Vino la madre a buscarme a mi, que tenía a su hija yo en la escuela,
digo: ‘No se preocupe usted que su hija va al hospital de Murcia, si no ya
veremos lo que pasa’, ¡claro que fue al hospital!”
Según sus testimonios, las mujeres de Sección Femenina no se sienten frustradas
en su vida, tampoco políticamente a pesar de ser “sombras de destino en
lo universal” 8 . No suelen aceptar la existencia de la discriminación femenina.
8 Rosario SÁNCHEZ: Mujer española, una sombra de destino en lo universal. Trayectoria
histórica de Sección Femenina de Falange (1934-1977), Murcia: Servicio Publicaciones Universidad
de Murcia, 1990.

496 ENCARNA NICOLÁS MARÍN
Como afirma en su testimonio Carmen Verbo, Delegada provincial de Sección
Femenina en Murcia: “Todos éramos camaradas” 9 . Casi todas ellas, cuando evocan
el pasado, muestran una gran seguridad en sus convicciones que atribuyen a
la educación que recibieron. Se sienten satisfechas del activismo político llevado
a cabo durante la dictadura franquista, aunque suelen diferenciar la Falange del
Movimiento que creó Franco. Les gusta identificarse en su memoria más con José
Antonio que con Franco.
Finalmente, el cuarto testimonio ofrece un gran interés por su carácter excepcional.
Se trata de una monja que fue superiora de su orden religiosa, cuyo
nombre se mantiene en el anonimato, por deseo expreso en caso de que se hiciera
pública la información transmitida 10 . “A” nació en Córdoba en 1931, en
una familia de ocho hijos. Su padre fue alcalde del pueblo antes y después de la
guerra civil, aunque él “no hablaba nada de política, no creo que se entusiamara
con Franco ni con ninguno”. Hijo de maestra, era un comerciante que quiso dar
estudios superiores a sus hijos. En su casa “había sitio para todo el mundo”. Ese
ambiente familiar abierto influyó mucho en su vida, como muestra su talante
liberal y democrático:
“A mi me parece que los cambios importantes en la Iglesia y en la política
tienen que venir de la base, estoy convencida de eso. Pero es muy difícil
que la base se sensibilice, siempre hay un pequeño grupo y, como estamos
avanzadas, no nos hacen caso, nos temen, nos van marginando, pero yo
creo que es así. Como no tengo ambiciones (…) trato de abrir mentes.
Muy difícil está esto, ¿sabes? Aún en esta época cuesta mucho la apertura,
pero va por ahí, tiene que ir y las cosas tendrán que ir cambiando. En la
democracia España se va abriendo, y va costando, en la Congregación,
igual. Pero eso es ley de vida”.
El mismo día que profesó fue destinada en misión a Santo Domingo a donde
llegó tras dieciocho días en un barco de carga. Le asignaron en el colegio a las
niñas mayores, a pesar de que no tenía experiencia. Quiso adquirirla y preparse
bien; por la tarde iba a la universidad donde cursó la licenciatura en Ciencias de
la Educación. Hizo la tesis doctoral en filosofía durante los últimos años de la
9 Por las circunstancias de la guerra, además del encarcelamiento de su padre, unido a su
condición de ser hija única, tuvo que hacerse cargo de la familia a los dieciocho años. Se convirtió
en el “hombre de la casa”. Entrevista realizada por A. Rosique en 1997, alumna del curso de doctorado
bajo mi dirección.
10 La entrevista fue grabada en junio de 1996, por una alumna (que también pidió el anonimato)
del curso de doctorado bajo mi dirección.

LA PERCEPCIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES A TRAVÉS DE LAS HISTORIAS DE VIDA 497
dictadura de Trujillo, una etapa negra que recuerda sobrecogida: “La embajada
de Nicaragua la teníamos frente al colegio y veíamos por las ventanas y balcones
como la gente se exiliaba en las embajadas y como en los mismos jardines les
tiraban y los mataban dentro y los arrastraban fuera a la calle para no decir que
los habían matado dentro de la embajada. Fue algo terrible. Teníamos unos muchachos
refugiados, los guardamos en la capilla, entraron los sacaron de la capilla
delante de nosotras y se los llevaron. Fue muy fuerte”.
Tras nueve años en Santo Domingo y tres en Puerto Rico, todos ellos como
superiora de la Comunidad, regresó a España para ser nombrada Consejera General,
cargo en el que se mantuvo seis años. Fue entonces cuando decidió vestir
de seglar, a pesar de no tener las “bendiciones” de la congregación, pero nada
la disuadió. Su bautismo político lo tuvo en 1976 cuando asistió a un mitin de
Tierno Galván, en la plaza de toros de Madrid:
“El primer mitin, cuando ya estaban aprobados los partidos [se celebraba]
en la plaza de la Ventas y yo nunca haía vivido política ni nada, pero como
recién profesa me fui para América, de Franco y la dictadura no viví nada
en España. Tenía un profesor español, en Santo Domingo, que era republicano,
era muy buen profesor, como en todas partes donde estaban estos
españoles (…). Cuando se anunció el primer mitin, yo quise saber lo que
era eso… En la plaza de toros no podías ni entrar, te llevaban, y había un
ambiente [de fiesta], como si fuera la feria de mi pueblo… Pero cuando
llegó Tierno, era un orador que daba mucho gusto oirlo. Tu sabes lo que
es allí gritando ¡Viva el socialismo! Una allí se entusiasmaba, no lo había
vivido nunca. Es una experiencia muy bonita de vida política”.
Su permanente inquietud misionera contrastaba con la vida sedentaria del
despacho, no estaba acostumbrada, y quiso marchar a Africa. En Ruanda trabajó
hasta que estalló el conflicto que generó el genocidio tutsi. Regresó dos meses a
España y solicitó de nuevo estar con los refugiados en Goma, en Zaire, hasta que
sus rodillas aguantaron tan difícil tarea.
En esta trayectoria tan intensa hay una anécdota de la adolescencia que la
hace inteligible, cuando su padre le regaló una bicicleta:
“Me acuerdo que en una de las vacaciones, mi padre que fue a Córdoba
antes de venirnos, me preguntó que qué quería, yo dije que una bicicleta
y mi padre, que era muy abierto para esas cosas, me compró un bicicleta
de niña y, en Córdoba, en el paseo de la Victoria, los domingos todas las

498 ENCARNA NICOLÁS MARÍN
amigas nos íbamos a pasear en bicicleta. Se me ocurre en las vacaciones
de verano llevarme la bicicleta al pueblo. ¿Tu crees que mi madre me dejaba
que me vieran montada en bicicleta en el pueblo? ¡Ni mucho menos!
Teníamos un cortijo y me gustaba irme al campo para estar un poquito
sola, y allí me llevaba la bicicleta…”.
El presente trabajo es una propuesta análitica para seguir profundizando en
investigaciones más fértiles en la línea de la nueva historia política, ya que las
historias de vida indagan aspectos reveladores de las actuaciones de los individuos,
e ilustran otra dimensión de la complejidad social.

MADRES E HIJAS.
APUNTES PARA UNA HISTORIA CULTURAL DEL FEMINISMO
ISABEL MARÍN GÓMEZ 1
Universidad de Murcia
“Mujer arrinconada: mira que ya es de día.
(¡Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada!)
Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mía,
la noche continua cayendo desolada.”
A mi hijo. Miguel Hernández
Las Venus milenarias de la prehistoria mostraban ya una mitificación del
vientre femenino como recipiente sagrado depositario del origen de la vida y del
universo 2 . Su función natural, como órgano de gestación, ha consagrado el mito
a lo largo de los siglos, identificando feminidad y misterio de la vida en todas
las formas de expresión antropológica. De la antigüedad clásica a la ritualidad
religiosa, del romanticismo a la postmodernidad, en el modo de vida occidental
se han multiplicado las formas de mostrar su imagen, pero no ha variado su condición
sacramental y venerable. Así, por ejemplo, Miguel Hernández mitifica en
su poesía la cavidad femenina, y desde el ángulo más íntimo y lírico, el poeta
1 Becaria de investigación de Historia Contemporánea. Departamento de Historia Moderna,
Contemporánea y de América de la Universidad de Murcia. Me unía a Maricarmen Melendreras
una relación profesora-alumna, y compañera a lo largo de los últimos diez años; a sus muestras de
sincero afecto y respeto, a su peculiar carácter maternal y a la vehemencia con la que vivió su fe
en el mundo, están dedicadas estas páginas.
2 Una de las más conocidas, la Venus de Willendorf data circa 25000-20000 a.C. Está realizada
en piedra caliza, resaltando especialmente los pechos y el vientre de la figura femenina. Fue hallada
en Willendorf (Austria) en 1908, y se conserva en el Museo de Historia Natural de Viena.
499

500 ISABEL MARÍN GÓMEZ
llora la oscuridad de su vacío, quizá por la temprana pérdida de su primer hijo,
como se aprecia más arriba, o lo ensalza, iluminándolo a modo de plegaria, con
la esperanza en otro embarazo de su esposa, como expresa en otros de sus versos:
“Menos tu vientre, / todo es oscuro./ Menos tu vientre / claro y profundo”.
Otro elemento de la condición humana, el de la existencia de conflicto en
las relaciones intergeneracionales, ha sido igualmente mitificado desde el pasado
más remoto, aunque en este caso se ha atribuido siempre al género masculino,
probablemente por el permanente papel de sumisión y subordinación otorgado a
la mujer, que la exime, al menos en teoría, de una actitud disidente u opositora
frente al dominio masculino.
No obstante, en un primer momento, esa relación generacional conflictiva se
presentará desde una perspectiva preponderante del progenitor sobre su descendencia.
Entre los dioses de la mitología clásica, Júpiter –o Cronos– devoraba a sus
hijos ante el temor de que alguno de ellos ocupara su lugar, y en las narraciones
bíblicas judeocristianas era también Dios-padre-creador quien exigía a su hijo
Abraham el sacrificio de su vástago Isaac, como muestra de obediencia y sumisión.
En las sociedades feudales bipolares, el poder se convirtió en el principal
eje del conflicto intergeneracional e interparental, enfrentando en igual medida a
progenitores y descendientes: emperadores, reyes y príncipes herederos, papas y
cardenales, aristócratas o burgueses, se convertían indistintamente en víctimas y
verdugos de sus ambiciones por ostentar sobre sus cabezas la corona o la mitra
papal, y ocupar el trono, poseer los títulos nobiliarios o heredar mayores o menores
fortunas. Hubo, claro está, casos de mujeres que también lucharon en ese
mismo sentido, por obtener y mantener la herencia del poder, desde Cleopatra
en el Antiguo Egipto, a las Tudor y Estuardo británicas, o la rusa, Catalina la
Grande, por ejemplo.
A partir de la Revolución francesa de 1789, y la proliferación del modo
de vida burgués, en la Europa decimonónica se ampliará y extenderá el mito,
así como sus metáforas, símbolos o iconos, a la vez que las motivaciones y los
actores implicados en el conflicto generacional, abarcando a toda la sociedad;
si bien, ahora, se invertirán los papeles protagonistas y serán los hijos los que
empezarán a desmembrar la consistencia del vínculo familiar, rompiendo con los
valores tradicionales de obediencia debida a los mayores, y a los poderosos, para
enfrentarse abiertamente a ellos; y en este primer momento, desde un punto de vista
esencialmente ideológico y político. Goya retornaba al clasicismo para encuadrar
en sus pinturas negras la representación mitológica de Júpiter devorando a su hijo
(c. 1821-1823), pero mostrando de forma explícita el carácter monstruoso de la
paternidad –o poder unívoco del viejo orden– capaz de aniquilar a sus congéneres

MADRES E HIJAS. APUNTES PARA UNA HISTORIA CULTURAL DEL FEMINISMO 501
–súbditos o pueblo–; Iván Turguéniev (1818-1883) publicaba en 1862 su novela
Padres e hijos, provocando una considerable controversia pública, recibiendo elogios
y acusaciones de viejas y nuevas generaciones, opuestos y contradictorios,
al perfilar el modelo revolucionario como un hombre joven, adscrito a la filosofía
científica, y enfrentado a su generación precedente, y concretar el nihilismo
como forma de acción revolucionaria: negarlo todo para construirlo todo nuevo.
No obstante, premonitorio Turguéniev, no llegará a plantear un verdadero antagonismo,
y su particular protagonista, Bazárov, el recién licenciado médico rural,
revolucionario nihilista, acababa muriendo en la plenitud de su vida, y, en contra
de sus principios, patéticamente enamorado de una mujer aristocrática, abducido
por la tradición e incapaz de romper realmente los lazos del conservadurismo 3 .
Casi un siglo más tarde, en 1957, Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1956), en
su novela póstuma Il Gattopardo, ambientada en el momento revolucionario del
Risorgimento italiano (1860), y Luchino Visconti, con su puesta en escena a través
de la pantalla cinematográfica en 1963, darían y expondrían, respectivamente, la
idea precisa para explicar los resultados de ese conflicto, inmerso en los sucesivos
procesos revolucionarios, y las diferentes respuestas reaccionarias, incluidas ya las
guerras mundiales del siglo XX: “Si vogliamo che tutto rimanga com’è, bisogna
che tutto cambi” (Si deseamos que todo quede como está, necesitamos que todo
cambie), argüirá precisamente el joven protagonista don Tancredi a su viejo tío,
el príncipe de Salina, justificando así su alineación del lado revolucionario.
Los cambios políticos y sociales del siglo XVIII vinieron determinados por el
descubrimiento de las luces de la razón, y su proyección en la oscuridad heredada
del medievo, que se fundamentaron en valores ilustrados como la Naturaleza,
el Arte o la Educación, y que se resolvieron en los principios Liberté, Égalité,
Fraternité. Sus promotores masculinos no fueron, sin embargo, proclives a incluir
la condición femenina en los nuevos estatutos que inspiraban dichos principios,
como ejemplifica uno de los más representativos pensadores, J. J. Rousseau (1712-
1778), tanto en sus propuestas filosóficas sobre igualdad y educación, como en
su postura personal al respecto, pero, precisamente, aquél acto reflejo en medio
de la oscuridad dio también a la mujer la oportunidad de percibir las luces y las
sombras que conformaban su propia existencia, y más allá de un vientre depositario
de la perpetuidad humana, entendió que debía romper igualmente con el legado
de las mujeres que les precedían.
3 Seis años más tarde de la publicación de su novela Padres e hijos, y por el escándalo que
originó su lectura entre unas y otras generaciones, Turguéniev publicó un artículo explicando las
motivaciones que le habían llevado a escribirla y los objetivos que pretendía con ella. I. TURGUÉ-
NIEV, “A propósito de Padres e Hijos”, en I. Turguéniev, Páginas autobiográficas, Barcelona, Alba
Editorial, 2000, pp. 157-172.

502 ISABEL MARÍN GÓMEZ
El caos que el cambio estaba provocando en esos momentos, fielmente absorbido
por la intuición poética y la extraordinaria sensibilidad musical de Mozart
(1756-1791), se mostraba en el simbolismo francmasón, y ofrecía, en el mismo
año de su muerte, una metáfora paradigmática en La flauta mágica: la princesa
Pamina, hija de la reina de la Noche, después de pasar por las más duras pruebas,
enfrentándose a la duda y a la incertidumbre sobre el amor y la legitimidad de
los actos de su propia madre, reconoce al fin la profunda oscuridad en la que está
sumida su progenitora, y sus pretensiones de arrastrarla con ella, y comprende que
la verdad está en Sarastro, sacerdote de la Sabiduría, príncipe del Sol, él es, en
definitiva, la Luz, y a ella se acoge Pamina, rechazando a su madre y recibiendo
en recompensa el esperado amor de Tamino 4 .
No es, pues, casual ni gratuito el argumento mozartiano. Como se ha visto,
el conflicto generacional no era nuevo llegadas las revoluciones, pero, mientras el
debate masculino instaba a la igualdad entre los hombres, al contrato social, o sea,
al reconocimiento de una identidad colectiva, toda vez que el hombre había venido
construyendo y asumiendo la individualidad, a partir del pensamiento renacentista,
es ahora cuando la mujer empieza a percibirse de su existencia en el mundo como
ser humano, como sujeto individual y colectivo, al mismo tiempo, percatándose
de la relegación a la que estaba sometida hasta entonces y, más aún, tomando
conciencia de que había llegado a aceptar plenamente esa discriminación de la
que era objeto, adocenada en su encierro doméstico, en su vientre materno.
Se abre así un largo camino de búsqueda de la subjetividad femenina, y
hacia el feminismo –todavía inacabado–, cuyo desarrollo ha ido oscilando entre
grandes progresos y grandes atrasos, condicionados por los procesos históricos,
por un lado, y, por el otro, las peculiaridades pluridimensionales del conflicto en
sí, ya que mientras el hombre lucha desde fuera y hacia afuera, la mujer lo hace
desde dentro y desde fuera, para adentro y hacia afuera. Tanto con sus decisiones
individuales, como con su participación colectiva, encuentra momentos de avance
y retroceso en el orden social y en el ámbito colectivo. La educación y la posesión
del conocimiento y, por ende, la cultura, como base para la consecución de
la igualdad y la libertad femeninas, serán la piedra angular para alcanzar un statu
quo en el seno de una sociedad predeterminada y perdurablemente masculina.
Son numerosos los ejemplos conocidos, e infinitos los desconocidos, de mujeres
que desde los inicios revolucionarios tomaron conciencia de su condición
4 Starobinski ha recogido diversas interpretaciones sobre la ópera de Mozart, La flauta mágica,
y sus personajes, entre ellas el simbolismo de la Reina de la Noche como madre “malvada”, capaz
de poner en peligro la vida de su hija por alcanzar el poder, J. STAROBINSKI, 1789, los emblemas
de la razón, Madrid, Taurus, 1988, pp. 113-129.

MADRES E HIJAS. APUNTES PARA UNA HISTORIA CULTURAL DEL FEMINISMO 503
femenina, y de las circunstancias en las que se desenvolvía su relación con la
sociedad, implicándose, individual y colectivamente, en la lucha por la igualdad
y la libertad, pero, precisamente, por tratarse de un pensamiento en construcción,
de una causa social nueva, imbricada además en otra mucho más amplia, que
abarcaba a una gran parte de la sociedad occidental, conllevaba no pocas contradicciones,
y no menos conflictos sociales y generacionales, con procesos de
involución incluidos, en los que se encontraban y desencontraban las entidades
generacionales más cercanas entre sí, las madres e hijas, gestoras y gestadas en
medio de las convulsiones revolucionarias. De ellas, la historia contemporánea
ofrece tres ejemplos biográficos singulares, que reflejan y conectan la evolución
de la feminidad y el feminismo: el de Mary Wollstonecraft y su hija Mary Shelley;
el de Francisca de Larrea y Aherán, y su hija Cecilia Böhl -Fernán Caballero-,
y el de Aurora Rodríguez y su hija, Hildegart Rodríguez. Si la mitología clásica
ofrecía a Sigmund Freud y Jacques Lacan, entre otros, buenos ejemplos para la
explicación e interpretación del subconsciente, la realidad de las historias de vida
de estas mujeres, sus relaciones entre ellas y su entorno familiar, su implicación en
la sociedad, y su papel en la Historia, no serían menos interesantes para que los
investigadores del psicoanálisis pudieran profundizar en sus teorías, y desentrañar
algunos de los más importantes interrogantes sobre el comportamiento humano,
del mismo modo que ofrecen diversas claves para una interpretación histórica del
feminismo.
Apenas un año después de declararse la revolución en Francia, y bajo la
influencia de los principios que la sustentaban, una mujer, la británica Mary Wollstonecraft
(1759-1797), escribía la Vindicación de los derechos del hombre (1790),
y dos años más tarde, en 1792, probablemente apercibida de su propia omisión,
publicaba la Vindicación de los derechos de la mujer. En sus biografías 5 se describe
su nacimiento en un ambiente doméstico de familia numerosa –seis hermanos–, en
el que se destaca la violencia paterna, y una madre sumisa y maltratada, al igual
que los perros de la casa, por su marido. Mary mostró tempranamente un carácter
independiente y enérgico, enfrentándose a su padre en los momentos en que éste
ejercía su violencia, un carácter que irá tornándose dominante y autosuficiente.
Cuando muere su madre, en 1780, ella se ocupa en el cuidado y educación de sus
hermanos menores; se convierte en consejera, defensora y protectora de una de
sus hermanas, igualmente maltratada por el marido, consiguiéndole la separación
5 Al año siguiente de la muerte de Mary Wollstonecraft, su marido, William Godwin publicaba
la biografía de su esposa bajo el título: Memorias de la autora de Vindicación de los Derechos de
la Mujer. Sus creencias radicales sobre los principios de Verdad, le llevaron a destripar todas las
intimidades de su esposa, incluso las anímicas y las sexuales, destrozando su reputación.

504 ISABEL MARÍN GÓMEZ
matrimonial; en asesora y administradora en los negocios de su padre, y poco más
tarde, directora de una escuela, con otra de sus hermanas, e institutriz en Irlanda.
Su motivación para iniciarse en la escritura es la percepción de los problemas que
acarreaba la falta de educación, y sus repercusiones en la condición femenina.
Uno de los editores más influyentes del momento, Joseph Johnson, la invita
a trasladarse a Londres en 1787, accediendo a publicarle su primera novela: Mary,
a Fiction (1788), un drama romántico de escasa repercusión editorial, pero que
le da la oportunidad de iniciarse en el trabajo periodístico, escribiendo para The
Analytical Review, y de entrar a formar parte de un círculo de políticos, intelectuales
y artistas radicales, entre cuyos miembros se encontraban el poeta William
Blake, el pintor Henry Fuseli, el químico Joseph Priestley, o los filósofos políticos
Thomas Paine, y William Godwin. Así, se convierte en una mujer independiente,
que ejerce una profesión liberal y vive sola en una gran ciudad; peculiaridades con
las que llegará a identificarse plenamente, adoptando incluso una particular forma
de vestir: medias largas negras y estilo descuidado, alejada de toda imposición
de las modas, para adoptar y mantener una identidad diferente; como también
es diferente la relación platónica que mantiene con el pintor Fuseli, treinta años
mayor que ella, y casado, al parecer nunca consumada sexualmente.
En su obra, Vindicación de los derechos de la mujer, se muestra la “inspiración
liberal e ilustrada en la que cuestionaba las definiciones genéricas al uso sobre
el papel social de las mujeres y defendía los valores de la educación, el autocontrol
y el ejercicio de la Razón como medios para lograr su plena emancipación
moral y política” 6 , mantenía que el amor y la pasión eran emociones pasajeras,
y apoyaba decididamente el matrimonio y la maternidad, ya que la emancipación
e independencia de la mujer debía lograrse en el seno del núcleo familiar, como
única forma de que la mujer quedara planamente integrada en la sociedad.
Tras la publicación de esta obra, Mary se marcha a París para vivir personalmente
los acontecimientos revolucionarios, de los que obtiene dos experiencias
transcendentales: por una parte, conoce las consecuencias nefastas de la violencia
extrema, el Terror de la Francia jacobina, lo que le ayuda a alcanzar la madurez
intelectual, dando un giro a algunos de sus presupuestos políticos, y, por otra,
se enamora apasionadamente de un comerciante norteamericano, Gilbert Imlay,
contrariamente a sus convicciones y propuestas teóricas sobre el sentimentalismo
amoroso. No obstante, viven juntos y de él se queda embarazada. Da a luz a una
niña en un parto fácil. El acontecimiento supuso para Mary, según su emocionado
testimonio, lo más relevante y trascendental de su experiencia femenina.
6 I. BURDIEL, “Introducción” a la edición de Mary W. Shelley, Frankenstein o El moderno
Prometeo, Madrid, Cátedra, 1996, p. 18.

MADRES E HIJAS. APUNTES PARA UNA HISTORIA CULTURAL DEL FEMINISMO 505
Regresa a Londres con su hija, pero Imlay no cumple la promesa de reunirse
con ellas más tarde, poniendo al descubierto su infidelidad, y Mary intenta suicidarse
con una sobredosis de láudano. Para tratar de calmar la situación, Imlay le ofrece
responsabilidades, proponiéndole que se convierta en la representante comercial de
sus negocios por la península escandinava, a donde ella viaja con su pequeña. Pero
a su regreso, se encuentra con una nueva infidelidad de Imlay y vuelve a intentar
suicidarse arrojándose al Támesis, de cuyas aguas es rescatada 7 . Esto supone la separación
definitiva de la pareja, pero también su plenitud como mujer y escritora,
como se refleja en su libro de viajes por la península escandinava 8 , que la consagró
ante la crítica y el público, y la superación de la crisis emocional, a lo que contribuye
la fuerte amistad que entabla con el filósofo inglés más influyente de la época,
precursor del anarquismo, William Godwin, convirtiéndose primero en amantes, y
en 1797, tras conocer el embarazo de Mary, en matrimonio.
La labor política y social de la pareja se convirtió en un referente de la
época, pues se complementaba perfectamente y ejemplificaba la vanguardia en el
pensamiento sobre la libertad y la justicia social.
A finales de agosto de ese año, Mary dio a luz a su segunda hija, pero el
parto no fue tan sencillo como el primero, a la partera no le fue posible extraer
la placenta, y el médico que la atendió se la extrajo con las manos y sin anestesia,
provocándole una septicemia que ocasionó a Mary una muerte terriblemente
dolorosa a causa de la infección, a los once días de producirse el parto 9 .
Así nacía Mary Wollstonecraft Godwin, huérfana de madre, pero con una
fuerte herencia intelectual, política y social, a pesar de la cual, frente a las convicciones
de sus progenitores, fue paradójicamente relegada a la educación más
convencional y marginal para las mujeres de la época, desde las clases de piano
a unas cuantas lecturas dirigidas y ordenadas por su propio padre, desentendido
de cualquier relación afectiva con su hija 10 . Sin embargo, sus inquietudes iban
7 Su hija, Fanny Wollstonecraft Imlay, llevaría a cabo el suicidio con éxito; murió en agosto
de 1816, por una sobredosis de láudano; tenía poco más de veinte años.
8 El libro recogía la correspondencia epistolar que Mary había dirigido a Imlay a lo largo de
su viaje; fue publicado en 1792 bajo el título Letters. Written during a Short Residence in Sweden,
Norway, and Denmark.
9 E. SHOWALTER, Mujeres rebeldes. Una reivindicación de la herencia intelectual feminista,
Madrid, Espasa, 2002, pp. 23-45. Mary dio a luz el 30 de agosto y falleció el día 10 de septiembre.
La causa de la septicemia fue la falta de medidas higiénicas con las que se llevaban a cabo
las atenciones sanitarias. La fiebre puerperal era la mayor causa de mortalidad femenina, y no fue
controlada hasta bien entrado el siglo XX.
10 Godwin volvió a casarse cuatro años después de la muerte de su esposa, con Jane Clairmont,
madre de dos hijos; el matrimonio tuvo otro hijo, William, pero las relaciones entre Mary W.
Godwin y su madrastra fueron siempre difíciles. I. BURDIEL, “Introducción”, ob. cit., pp. 19-21.

506 ISABEL MARÍN GÓMEZ
mucho más allá de las imposiciones y desaires paternos, y Mary leyó y aprehendió
cuantas lecturas apeteció de la amplia biblioteca de sus padres, incluidas las
suyas, y siguiendo los preceptos que ellos habían propuesto sobre el amor libre,
a los 16 años, Mary se marchó de casa para unirse sentimentalmente a uno de
los más grandes poetas románticos, Percy B. Shelley, admirador devoto e incondicional
del pensamiento de la pareja Godwin-Wollstonecraft. Mary dejaba atrás a
un padre ofendido –que se negaría a verla durante años– y Shelley a una esposa
embarazada. A finales de julio de 1814 huyeron a Francia, no sin antes jurarse
amor eterno ante la tumba de Mary Wollstonecraft, el lugar de refugio de Mary,
al que solía ir desde niña para leer y soñar, en busca de consuelo. Dos años más
tarde contrajeron matrimonio 11 .
Ninguna otra persona, ninguna otra mujer, como Mary Wollstonecraft-Godwin-Shelley
habría podido reunir las condiciones necesarias para concebir una
creación literaria con categoría inmediata de mito, que además revistiera características
universales, como las que representa Frankenstein, mostrando claramente,
tal vez por vez primera, la íntima relación existente entre lo particular y lo
social, lo individual y lo colectivo, lo consciente y lo inconsciente, el pasado y
el presente, lo viejo y lo nuevo, y también la razón y la emoción, propia de la
época romántica, así como el proceso simbólico de la procreación y del conflicto
intergeneracional.
El legado cultural recibido por Mary Shelley era revolucionario y contradictorio,
sin duda. Para cuando ella nació y creció, el sueño de la Razón había dado
ya bastantes y diferentes resultados, y, como toda metamorfosis, arrostraba grandes
sacrificios, y generaba numerosos monstruos de la más diversa condición. Su madre
le había dejado las claves para interiorizar y exteriorizar una identidad femenina,
y capacidad para el pensamiento autónomo y la independencia intelectual, sin
embargo, pese a sus anhelos, no logró nunca de su padre el reconocimiento a
su inteligencia y a su labor, ni su aceptación y afecto personal, lo que le llevó
a albergar dudas también respecto al reconocimiento de su marido, algo que le
impidió alcanzar en toda su vida la emancipación emocional.
Quizá por ello, sólo Mary, a sus 19 años, pudo imaginar la gestación de una
“criatura” por un hombre, el doctor Víctor Frankenstein, concebida como el mayor
experimento para alcanzar el ideal de belleza humana, pero cuyos resultados
fatídicos dieron lugar a un ser desprovisto de toda hermosura y, aunque superaba
en bondad e inteligencia a su creador, se tornará “monstruoso”, no por tener el
11 Percy y Mary se casaron el 30 de diciembre de 1816, el día 10 de ese mismo mes había
aparecido el cuerpo de su primera esposa, Harriet, ahogada en el río Serpentine, Ibidem, pp. 26 y
30.

MADRES E HIJAS. APUNTES PARA UNA HISTORIA CULTURAL DEL FEMINISMO 507
mal en sí mismo, sino por ser consciente del rechazo y desprecio que la fealdad
de su apariencia causaba en sus semejantes y, especialmente, en su propio creador,
su propio padre, que le priva incluso de identidad, no dándole un nombre con el
que identificarse y ser identificado 12 .
Naturalmente, como todo mito, Frankenstein tiene otras muchas lecturas, que
se acomodan a cada época. Incluso durante la vida de su autora, sufrió cambios
interpretativos que ella misma aceptó, porque también cambiaron sus condiciones
de vida. De los cinco hijos que tuvo, sólo uno sobrevivió; su esposo, el poeta, heredero
de una gran fortuna familiar, murió en 1822, ahogado en el golfo de Spezia
(Italia), al zozobrar su barca en medio de una tormenta; y Mary optó desde ese
momento por preservar su reputación por encima de todo, a fin de salvaguardar
la herencia material de su único hijo vivo, honrando igualmente la memoria y la
obra de su venerado esposo 13 . Por ello, quizá, le importó poco que la interpretación
de una locuaz crítica social que había querido mostrar en su obra, fuese girando
hacia una interpretación más conservadora, tornándose en una crítica a los peligros
del progreso social y la revolución científica.
El ambiente doméstico en el que nació y se desenvolvió Francisca de Larrea
y Aherán fue muy diferente al de Mary Wollstonecraft. Frasquita nació en Cádiz,
en 1775, era hija única; su padre, un comerciante alavés instalado en Cádiz, ya
había cumplido los 48 años cuando se casó con su madre, una joven de familia de
origen irlandés. Pese a la muerte de su padre cuando todavía era niña, Frasquita
tuvo una notable educación, en la que se incluyó, además de las tradicionales
disciplinas femeninas, el aprendizaje de los idiomas inglés y francés. Las consecuencias
económicas que ocasionó la temprana muerte de su padre, la llevaron
a concertar matrimonio, por conveniencia de ambas partes, con un comerciante
hamburgués afincado en Cádiz, Juan Nicolás Böhl de Faber. La boda se celebró
en febrero de 1796.
12 Como ha señalado Isabel Burdiel: “Mary Shelley creó un monstruo que es un híbrido de
formas y de contenidos procedentes de dos tradiciones. La fealdad monstruosa y dañina de los productos
de la revolución tal y como los veía la tradición conservadora y el monstruo como producto
de la injusticia tal y como lo definían los liberales. El resultado de ese híbrido fue un tercer ser
que se diferenciaba de los dos anteriores en que, por primera vez, pensaba y hablaba por sí mismo.
Mary Shelley fue capaz de mirar desde dentro y desde abajo”, I. BURDIEL, “Introducción”, ob.
cit., p. 81.
13 Tal vez, Mary Shelley quiso enmendar así el grave error que había cometido su padre al
publicar la biografía de su esposa tras su muerte, contando incluso los intentos de suicidio o la
ilegitimidad de su primera hija, causando así un gran desprestigio a su memoria, que permitió, entre
otras cosas, decir a un sacerdote que la dolorosa muerte que había tenido Mary era el merecido
castigo a la vida que había llevado.

508 ISABEL MARÍN GÓMEZ
Las ambiciones intelectuales de Frasquita superaban en mucho la mentalidad
conservadora y machista de su marido. Frasquita poseía un amplio bagaje cultural,
en el que la literatura, el teatro y la ópera constituían la forma de pensar y estar
individual y socialmente; ella fue la primera traductora al español del Manfredo
de Lord Byron, como también de las Cartas del viaje de Mary Wollstonecraft,
que, junto con la Vindicación de los derechos de la mujer, pasaron a ser sus
libros de consulta, determinando su actitud y sus pautas de conducta 14 . La vida
matrimonial se inicia con un largo viaje por Europa, que si bien para Juan Nicolás
tiene finalidad comercial, para Frasquita, como lo fue para Mary, se trata del
viaje iniciático, del experimento existencial. Juan Nicolás emprendió una lucha
tenaz por “educar”, someter y subordinar a su mujer a la disciplina de la “Razón”
masculina, cosa que nunca logró. De ella llegó a escribir a unos amigos que, pese
a sus buenas cualidades, no tenía fuerza de voluntad para la sumisión, por lo que
“no llega –decía– a mi ideal de mujer”, y continuaba:
“El contacto con los grandes espíritus de la historia y el arte, la ha persuadido
de que sus virtudes heroicas fueron posibles porque, en vez de seguir
las convenciones de la vida ordinaria, supieron ser fieles a las exigencias
superiores de su corazón, encontrando en la espontaneidad y rectitud de
sus obras la única regla de conducta” 15 .
Entre 1798 y 1805 nacieron los cuatro hijos del matrimonio, y en 1806 viajan
a Alemania con la mayor y el único varón; allí pactan de mutuo acuerdo la
separación matrimonial. Juan Nicolás se queda en Alemania con esos dos hijos, y
Frasquita regresa a Cádiz, donde estaban las otras dos hijas. La correspondencia
es continua, pero, frente a las referencias familiares y domésticas, prima un debate
permanente en el que el marido sigue intentando doblegar a la esposa, y, mientras
ésta le rebate argumentando con firmeza sus convicciones, el marido insiste en afirmar
que “la esfera intelectual” no estaba hecha para las mujeres, pues toda mujer
sabia era detestada y ridiculizada: “No he encontrado todavía una mujer a quien la
más pequeña superioridad intelectual no produzca alguna deficiencia moral. El día
que quemes tus “Rights of women” será para mi un gran día”. Frasquita le replicó
que quemaría los “Derechos de la mujer” si realmente se lo aconsejaba después de
haberlos leído, y aclaraba a su marido: “El objeto de Mrs Wollstonecraft es hacer
14 Precisamente, los ideales románticos y las circunstancias familiares, harán que la escritura
epistolar constituya la base de las relaciones entre Frasquita y Juan Nicolás.
15 M. FERNÁNDEZ POZA, Frasquita Larrea y “Fernán Caballero”. Mujer, revolución y
romanticismo en España, 1775-1870, El Puerto de Santa María, Ayuntamiento, 2001, pp. 119 y ss.

MADRES E HIJAS. APUNTES PARA UNA HISTORIA CULTURAL DEL FEMINISMO 509
a la mujer tan perfecta en su esfera como el hombre en la suya, no es desquiciar
ni confundir estas dos esferas, sino afirmarlas” 16 . No obstante, la relación entre
los esposos se mantendrá siempre. Juan Nicolás regresará a España en 1813, ya
que los avatares políticos y económicos habían llevado a la ruina la empresa comercial,
y tuvo que pasar de propietario a asalariado. Por su parte, Frasquita, al
igual que las británicas, irá permutando su actitud “revolucionaria” por otra más
conservadora, amoldándola a los cambios revolucionarios-reaccionarios que se iban
produciendo. La experiencia vivida en las guerras en España y Francia, además
de la necesidad de consolidar el mejor futuro posible para sus hijas, contribuirán
probablemente a dicho cambio. Francisca de Larrea muere en 1838.
La primera hija del matrimonio Böhl-Larrea, Cecilia Böhl de Faber, fue Fernán
Caballero en la historia de la Literatura española. Nació en 1796, en Suiza,
durante aquél viaje iniciático de Frasquita. Cecilia tenía 9 años cuando se quedó
con su padre en Alemania, tras la separación matrimonial 17 . Al igual que con la
esposa, Juan Nicolás, escribía sobre la niña que era “buena en el fondo”, pero
perezosa para el aprendizaje y la disciplina que su padre pretendía imponerle,
no mostraba ningún interés por la música, ni por el baile, ni por la costura ni el
francés, sólo los animales y la Naturaleza ocupaban su atención. Impotente para la
educación de su hija, Juan Nicolás buscó primero una aya, y después un internado
francés para jovencitas, con un sistema pedagógico bastante tradicional. Cuando
Cecilia regresó junto a su madre, en 1813, era una adolescente. La historia de
las relaciones entre ambas mujeres se contradice, por un lado, los hagiógrafos de
Cecilia, partidarios del conservadurismo de su obra y contrarios a una madre díscola,
insisten en un conflicto continuo entre ellas, basado en el silencio de Cecilia
respecto a su infancia y adolescencia, y en su evocación entrañable de la imagen
de su padre, y la omisión de la de la madre; además de los numerosos personajes
que en sus novelas representan a madres malvadas que abandonan a sus hijos 18 ,
16 Ibidem, pp. 170-175. La cartas estaban fechadas en 1807.
17 La educación de los hijos fue uno de los principales motivos de disputa entre el matrimonio.
Frasquita pretendía educar a sus hijos con arreglo a la nueva pedagogía y a las propuestas de Mary
Wollstonecraft, y su marido pretendía, al igual que con ella, una educación tradicional. Tal vez por
ello, el matrimonio acordó el reparto de responsabilidades respecto a los hijos, y Juan Nicolás se
quedó con Cecilia, de 9 años, y el único hijo varón, de 5 años. M. FERNÁNDEZ, Frasquita Larrea
y Fernán Caballero… ob. cit., pp. 198-225
18 En esto coincide con Turguéniev; en todas sus obras aparece el personaje de una mujer
malvada, madre, tía, o madrastra, aunque en él se constata la experiencia traumática real que tuvo
con su madre, y que marcó su vida y su obra. Conforme a las tradiciones educativas, la madre de
Turguéniev llevó a cabo con sus hijos una disciplina severa, violenta y coercitiva, que incluyeron
malos tratos físicos y psicológicos, J.E. ZUÑIGA, Las inciertas pasiones de Iván Turguéniev, Madrid,
Alfaguara, 1996.

510 ISABEL MARÍN GÓMEZ
por otra parte, otras fuentes hablan, por ejemplo, del apoyo incondicional de la
madre a la hija en su tarea de escritora, y que incluso era ella la que pasaba a
limpio los manuscritos de su hija 19 .
Cecilia asumió finalmente la educación paterna. Se casó y enviudó cuatro
veces, contradictoriamente viajera impenitente y celosa hogareña, trabajó bajo el
seudónimo masculino de Fernán Caballero porque aceptaba, y estaba convencida,
tal como se planteaba desde el pensamiento masculino, que la mujer no estaba
hecha para la literatura, pues la escritura era una actividad que en su lógica se
contradecía la condición femenina, y por tanto sólo podía ser una “compiladora”,
simple “recolectora” de los materiales que ofrecía la realidad; siendo el ideal
femenino para ella, como planteaba en su novela Elia 20 , la representación del
candor y la pureza, la abnegación y la belleza, en suma el “ángel del hogar”, tan
bien integrado en el perfil conservador, tradicional, costumbrista y reaccionario
de los siglos XIX-XX.
Cecilia Bölh muere en 1877, en plena reposición de la monarquía española,
tras un sexenio democrático y la primera experiencia republicana. Durante la
ausencia de su hija en Alemania, Frasquita había escrito un breve relato titulado
Ela -quizá la imagen añorada de su hija-, sobre una hermosa niña, que creció rodeada
de la Naturaleza y del inmenso amor de sus padres, que le dan una perfecta
educación, encontrando el equilibrio entre la sensibilidad y la razón, formándola
para dar continuidad a esa perfección familiar; pero el romanticismo apasionado
de Frasquita, muy diferente al costumbrista de su hija, llevará a un final en el que
la fatalidad del destino matará de un rayo a la bella joven, sus padres morirán de
pena, y su gentil y desgraciado enamorado recluido en la Cartuja 21 .
Las complejidades y contradicciones culturales que auspiciaron el desarrollo
del feminismo en el mundo occidental, y la construcción de diferentes formas de
identidad femenina, así como los conflictos generacionales entre las mujeres, a
19 M. FERNÁNDEZ, Frasquita Larrea y Fernán Caballero… ob. cit.
20 D. FUENTES, “Elia (Cecilia Böhl de Faber) y Luisa (María de León): ¿Dos ángeles rebeldes?
Hacia la elaboración de un yo romántico femenino”, en Mª J. de la Pascua y G. Espigado,
Frasquita Larrea y Aherán: Europeas y españolas entre la ilustración y el romanticismo, Cádiz,
Universidad de Cádiz, 2003, p. 122. El personaje Elia representa el ideal femenino de abnegación
y pureza. Elia había sido recogida en un convento, de donde sale, y se enamora, pero al descubrir
que es hija de un bandolero, “comprende” que no merece ni puede ser la esposa de un “hombre de
bien”, y renuncia al amor para retornar al encierro del convento.
21 M. FERNÁNDEZ, Frasquita Larrea y Fernán Caballero… ob. cit., pp. 198 y ss. Es curiosa
la coincidencia en los nombres de las respectivas protagonistas de la novela de Cecilia y el relato
corto de Frasquita, Elia y Ela; coinciden fonéticamente con el de Cecilia, y son, probablemente,
señas de su identidad femenina.

MADRES E HIJAS. APUNTES PARA UNA HISTORIA CULTURAL DEL FEMINISMO 511
lo largo del siglo XIX, confluyen en un caso paradigmático de relación madre e
hija, pendiente de un estudio más completo y profundo 22 , pero que contiene un
simbolismo extraordinario.
Aurora Rodríguez Carballeira nació en el Ferrol del último cuarto de siglo,
de una España cuyo imaginario imperial alcanzaba la decadencia en un álgido
’98, y donde emergían con fuerza las ideologías y los movimientos sociales de
izquierdas. Entre ellos, el socialismo utópico al que se adscribió Aurora, quien
además suscribió la necesidad de la renovación pedagógica, y la puso en práctica
con un hijo de su hermana, madre soltera, del que se hizo cargo durante un
tiempo, logrando desarrollar en él una exhaustiva formación musical. Cuando su
sobrino le fue reclamado por su hermana, Aurora gestó un proyecto verdaderamente
prometeico.
Como hiciera el doctor Frankenstein de Mary Shelley, Aurora se dispuso a
procrear una criatura perfecta, “capaz de liderar una transformación radical de la
sociedad a partir de la actividad política, pero sobre todo a partir de la formación
de las masas en torno a la sexualidad y la paternidad consciente” 23 . Recurriendo a
las teorías eugenésicas, buscó al hombre que creyó adecuado para llevar a efecto
la gestación, sin más compromiso posterior. Es difícil saber el desenlace de la
historia de haber nacido un niño, pero, a finales de 1914, en Madrid, Aurora dio
a luz a una niña a la que, conforme a su germanofilia, llamó Hildegart –jardín
de sabiduría– 24 . Llevó a cabo su plan, y bajo su férrea disciplina y la aplicación
de sus métodos pedagógicos, logró que la niña supiese leer y escribir a los 3
años, dominase varios idiomas a los 9, y a los 17 acabara la carrera de derecho e
iniciara la de medicina. A los 14, Hildegart había iniciado ya una carrera política
fulminante. Militó en las organizaciones socialistas; como teórica y activista, escritora
y oradora vehemente, desarrolló una intensa campaña en pro de la reforma
sexual, del socialismo revolucionario, el marxismo, el anarquismo y la eugenesia.
Decepcionada por la postura del partido socialista tras proclamarse la II República,
se pasó al federalismo.
Pero, ocurrió que, como Mary Wollstonecraft, Mary Shelley y su criatura sin
nombre, o Frasquita Larrea, Hildegart empezó a pensar por sí misma y a tomar
22 Existen algunas biografías sobre Aurora, y una película dirigida por Fernando Fernán Gómez
en 1977, Mi hija Hildegart, basada en la novela de Eduardo de Guzmán, Aurora de sangre, una
dramatización literaria sobre los hechos que rodearon el caso criminal, y algunos estudios sobre el
feminismo y el pensamiento político en la obra de Hildegart Rodríguez.
23 M. LOSADA, “El pensamiento político de Hildegart Rodríguez: entre socialismo y revolución”,
en www.acracia.org/mlosada.html.
24 El nombre oficial de Hildegart era Carmen Rodríguez Carballeira, los mismos apellidos de
su madre, como se disponía en la ley para los hijos de madre soltera.

512 ISABEL MARÍN GÓMEZ
decisiones sobre sus ideas, su trabajo, y sus relaciones personales o sus deseos,
y como Júpiter o el doctor Frankenstein, o, a su manera, Juan Nicolás de Bölh,
Aurora Rodríguez decidió, y logró plenamente, en este caso, poner fin a la obra
que ella misma (estaba convencida) había creado, y el 10 de junio de 1933 acabó
con la vida de su hija a balazos.
Evidentemente, hay muchas más complejidades que desentrañar sobre lo
expuesto tan brevemente a lo largo de estas páginas, y desde los más diversos
puntos de vista, pues, incluso con la truculencia criminal, los aspectos psicológicos
y las pasiones amorosas, las historias de vida de estas mujeres, y sus relaciones,
así como su labor intelectual, constituyen una buena propuesta de estudio sobre
la feminidad y la condición femenina, sin olvidar que ofrecen una consolidación
mítica y simbólica del desarrollo cultural del feminismo, del conflicto generacional,
de los procesos de involución individual y colectiva, que le afectaron y afectan,
y las repercusiones sociales que comportan.

Pasado y presente
desde la lengua
y la literatura

¿ATRACCIÓN MODAL O SUBJUNTIVO COMO MODO?
ÁNGELA SÁNCHEZ-LAFUENTE ANDRÉS
Universidad de Murcia
La doctrina tradicional sobre la atracción modal, que aparece en todos los
manuales al uso en cualquier lengua actual, y que también ha sido objeto de
numerosos artículos y estudios, se refiere a un grupo de tres oraciones en donde
la llamada “a tercer nivel”, la subordinada de la subordinada, se dice que está en
subjuntivo por atracción. Los autores que defienden esta teoría llegan más allá,
estableciendo que según la posición que ocupe esta tercera oración así tendrá más
o menos posibilidades de sufrir dicha atracción.
Así, si la oración está insertada en la suya regente, tendrá máximas posibilidades
de éxito; si está detrás de la suya regente tendrá también posibilidades, aunque
menos; si está colocada entre la principal y la suya regente las posibilidades de ser
atraída por la subordinada son menores; y si está al principio de todo el período
presentará mínimas posibilidades de ser atraída. Veremos si esto se cumple.
Algunos gramáticos hablan incluso de atracción modal a dos niveles, es
decir, el subjuntivo de subordinación estaría atraído por otra oración también en
subjuntivo pero que esta fuera la principal de las dos, sin depender de otra. Así lo
defienden Thulin 1 , con respecto a Plauto, y F. Antoine 2 , con respecto a Cicerón.
Lo que voy a tratar de demostrar es que no existe una verdadera atracción
modal, puramente mecánica, por el hecho de que haya una oración en subjuntivo
dependiente de otra principal o subordinada que también esté en subjuntivo. Esto
1 F. THULIN, De coniunctiuo Plautino, Londres, 1899.
2 Las teorías de Thulin fueron aplicadas por Antoine en sus estudios sobre la lengua de
Cicerón.
515

516 ÁNGELA SÁNCHEZ-LAFUENTE ANDRÉS
se puede negar tanto cuando se trata del tercer nivel y, más todavía, cuando se
habla de segundo nivel. Es demostrable que el subjuntivo está plenamente justificado
como tal modo, y no como tiempo atraído por otro subjuntivo. En todos
ellos estaría un valor de posibilidad o de irrealidad que conlleva el subjuntivo
como tal modo. A estos valores se unirían las actitudes del hablante, por lo cual
el subjuntivo podría ser, a la vez que posible o irreal, impresivo o expresivo, o
en muchos casos, ambos matices.
Desde luego, otros autores no son tan tajantes a la hora de tratar esta cuestión,
concediendo que no hay tantas atracciones modales como predica la sintaxis
tradicional: véase A. Ernout y F. Thomas 3 , L. Rubio 4 sobre todo.
Si niego la atracción a tercer nivel, mucho más cuando se trata de oraciones
a segundo nivel. En unas y en otras sí que hay que hacer un gran esfuerzo para
ver que no hay modo, sino tiempo en el subjuntivo. Se pueden negar numeroso
textos con oraciones a tercer nivel y a segundo nivel en donde está plenamente
justificado el subjuntivo como tal modo.
Por otra parte, los pocos autores que traen a colación ejemplos de subjuntivo
en donde se niega la atracción modal tampoco ven exactamente la equivalencia
de los tiempos-modos. En casi todas las sintaxis, tanto las tradicionales (las de
Riemann, Löfstedt, Hofmann, Kroll, Bassols) como las menos tradicionales (como
pueda ser la del profesor Rubio y Ernout y Thomas) muestran la equivalencia de
los tiempos con un período oracional en donde el subjuntivo posiblemente atraído
recorre todas las posiciones antedichas. Se trata de oraciones a tercer nivel:
1) Volo ut quae fecerim scias.
2) Volo ut scias quae fecerim.
3) Volo quae feci/fecerim ut scias.
4) Quae feci volo ut scias.
La traducción de las dos primeras frases sería en español “quiero que sepas
lo que yo podría hacer”, excepto en la última en que la traducción sería “lo que
yo hice quiero que sepas”, mientras que en la tercera, si el modo elegido es el
indicativo, la traducción será la misma que la anterior, pero si el modo elegido
es el subjuntivo, la traducción será igual a las dos primeras.
Aquí se muestran todas las posibilidades de atracción, considerando que en
el tercer y cuarto ejemplo el pretérito perfecto de subjuntivo podría sustituirse por
3 A. ERNOUT y F. THOMAS, Syntaxe Latine, Paris, 1989.
4 L. RUBIO, Introducción a la sintaxis estructural del Latín, Barcelona, 1984.

¿ATRACCIÓN MODAL O SUBJUNTIVO COMO MODO? 517
el pretérito perfecto de indicativo, dada su posición dentro del período oracional.
Pero me atrevo a decir que esto es absolutamente falso, puesto que el pretérito
perfecto de subjuntivo no tendría su equivalencia en el pretérito perfecto de indicativo,
puesto que, al no existir la atracción, sería sustituido no por un pretérito
perfecto de indicativo, sino por un futuro imperfecto, puesto que en estos ejemplos
reseñados en las gramáticas no servirían, al ser el pretérito perfecto de subjuntivo
modo y no atraído como tiempo por otro subjuntivo. Se trata en realidad del perfecto
aorístico, que nada tiene de pasado ni de acción terminada, sino que es un
futuro hipotético, potentialis; y si se trata del estadio de lengua de Plauto, incluso
irrealis, ya que en la época arcaica los valores del presente y del pretérito perfecto
de subjuntivo no están delimitados, sin negar que, incluso, pueda en latín clásico
tener valor de irrealidad.
La diferencia sustancial es que se cambiaría el tiempo que supuestamente
resulta atraído por el modo, no habría pues ninguna atracción, sino una irrealidad
o una posibilidad en aquello que se dice. El esquema del consabido ejemplo de
las gramáticas, por lo tanto, quedaría así:
1) Volo ut quae faciam scias.
2) Volo ut scias quae faciam.
3) Volo quae faciam ut scias.
4) Quae faciam volo ut scias.
Por supuesto, se trata en faciam de la primera persona del futuro imperfecto,
y no de la primera persona del presente de subjuntivo. Se trataría en todos los
casos de un futuro, y no en modo alguno de un pasado en la oración subordinada
supuestamente atraída.
Acerca de este pretérito perfecto con valor aorístico es evidente que alterna
con el presente de subjuntivo en todos los períodos de lengua, con mucha más
frecuencia de lo que le reconocen las sintaxis tradicionales. Éstas se empeñan en
relegar dicho tiempo a la lengua coloquial y a los períodos condicionales. Su uso
en latín literario, por ejemplo, en Cicerón, lo justifican por la imitación que este
autor hace en sus obras filosóficas de las de Platón, pues en la lengua griega y
en este género de obras se reconoce sobradamente su utilización.
Sucede que el hecho de que se considere que depende este subjuntivo de
otra oración en subjuntivo y que se justifique no como verdadero modo sino
como tiempo, hace que su recuento como modo dentro de la literatura latina se
considere escaso; si los ejemplos de atracción modal con este tiempo se sustraen
a ella, podremos comprobar que es mucho más frecuente de lo que le concede
la sintaxis tradicional.

518 ÁNGELA SÁNCHEZ-LAFUENTE ANDRÉS
Algunos autores, entre ellos Löfstedt, prefieren el término de asimilación al
de atracción modal, porque el subjuntivo de la oración secundaria es de la misma
naturaleza que el de la oración inductora, aunque estos mismos autores conceden
que esa asimilación de modos no es puramente formal y externa, sino que también
se rige por las leyes de la lógica, y que la oración inducida completa, de alguna
manera, el sentido de la principal.
El período en el que más éxito tiene la teoría de la atracción o de la asimilación
modal es el final del siglo XIX y la primera mitad del XX. En la actualidad
esta teoría no se predica con tanto ahínco, a pesar de que algunos estudiosos de
la lengua latina aún la mantienen. Los autores que más trabajaron por defenderla
fueron los citados Riemann, Löfstedt, Hofmann y Kroll. Es curioso que dos
autores como Ernout y Thomas 5 , discípulos de Riemann, no sigan la teoría de
éste, sino que se muestren muy escépticos al hablar de la atracción modal: “Une
analyse plus rigoureuse et une conception plus large des fonctions du subjonctif
latin permettent de reprendre à l’attraction modale bon nombre des exemples qui
lui avaient été concédés.”
También la sintaxis de Blatt 6 menciona la atracción modal de forma muy
breve, sin apenas concederle unas cuantas líneas, insertadas dentro del capítulo
dedicado a la oración de relativo y a los modos con los que se construye. Para
un autor como L. Rubio, autor de la sintaxis latina más novedosa en su momento,
la atracción modal no sería tal en muchos de los casos, sino que “con mayor
frecuencia en el uso de un subjuntivo, lo que se deja traslucir es una noción de
eventualidad o de indeterminación. En no pocas oraciones subordinas, un indicativo
y un subjuntivo, sin ser sinónimos ciertamente son intercambiables, prácticamente
como si lo fueran. Es lo que ocurre en oraciones subordinadas de contenido
indefinido y general, es decir, cuando no se trata de cosas ni personas precisas,
ni de hechos particulares y bien determinados. Entonces no hay inconveniente en
usar el subjuntivo, en lugar del indicativo, pues el subjuntivo, como modo de lo
virtual y no-actualizado, de lo simplemente posible, sea o no sea real, se prestaba
a la sustitución.” En sus conclusiones observa que “sería un abuso exagerar los
efectos de la atracción modal, como se ha hecho en el pasado, pero deben admitirse
algunas atracciones modales, ya que la elección entre el indicativo y el subjuntivo
resulta intrascendente en algunas oraciones para el contenido del mensaje.”
Con ser el profesor Rubio el autor con el que estoy más de acuerdo en este
tema, no me satisface del todo su opinión acerca de la atracción entre los modos.
Me atrevería a ir un paso más allá y exponer mi escepticismo acerca de que en
5 A. ERNOUT y F. THOMAS, opus cit., pp. 403, 404.
6 F. BLATT, Précis de syntaxe latine, Paris, 1952.

¿ATRACCIÓN MODAL O SUBJUNTIVO COMO MODO? 519
alguna ocasión pueda hablarse con seguridad de atracción modal. En mi opinión,
todos los subjuntivos estarían justificados como modo en oraciones de tercer nivel
y de segundo nivel. A continuación, veremos algunos ejemplos en donde esta
afirmación se justifica claramente:
César, Bellum Gal. 5, 39,2; Accidit ut nonnulli milites qui lignationis causa
in siluas discessissent, repentino equitum aduentu interciperentur: “Sucedió que
algunos soldados que posiblemente se habían alejado hacia el bosque para cortar
leña, fueron interceptados por la repentina llegada de la caballería.”
No se trata de ninguna atracción modal, aunque el lugar que ocupa (insertada
en la suya regente) presentaría para la sintaxis tradicional las máximas posibilidades
de ser atraída, pero se trata aquí de que la oración encabezada por qui denota
una circunstancia de causa: el hecho de que algunos soldados se alejen es por la
posible necesidad de cortar leña.
Otro ejemplo es el de Cicerón, Brut., 34: Memoria erat tanta ut quae secum
commentatus esset, ea sine scripto verbis eisdem redderet quipus cogitauisset: “Su
memoria era tal que lo que él mentalmente había pensado lo exponía, sin traerlo
escrito, en los mismos términos en que lo habría podido pensar.”
Como se ve, no hay tampoco aquí ninguna atracción modal, sino que el
subjuntivo está como tal modo. La siguiente frase pertenece también a Cicerón,
Verr., 2, 5: Imperat, dum res adiudicetur, hominem ut adservent: “Manda que,
mientras no se decidiera judicialmente el asunto, tuvieran al hombre bajo vigilancia.”
Igualmente, puede negarse en estas frases la atracción modal, cuestión que
creo refleja la traducción.
Esta vez, el ejemplo vuelve a ser de César, Bellum Civ., 3,73 3: Hortatus
est ne grauiter ferrent ea quae accidissent: “Exhortó a que no soportaran de mal
humor lo que hubiera ocurrido.”
Pero es en el siguiente ejemplo, también de César, Bellum Civ., 3 87, 1,
aducido en prácticamente todos los manuales al uso, en donde se habla también
de atracción modal con infinitivo: Noli existimare hunc esse exercitum qui Galliam
deuicerit. En primer lugar, no se trata de un infinitivo “per se”, sino formando
con noli una expresión lexicalizada, y por tanto se trataría de un imperativo. En
todas las traducciones que he podido tener a mi alcance de las diferentes sintaxis
al uso, el pretérito perfecto deuicerit está mal traducido. En su mayoría, traducen
como sigue: “no te imagines que ése es el ejército que derrotó a la Galia. La
forma deuicerit no equivale en absoluto a un pretérito perfecto de indicativo con
valor de pasado, sino a un perfecto aorístico, equivalente en nuestra lengua a un
condicional simple, y por lo tanto con matiz de futuro posible o eventual, es decir,
la traducción correcta sería: “no te imagines que ése es el ejército que podría
derrotar, que quizás derrotaría, que llegaría a derrotar a la Galia.”

520 ÁNGELA SÁNCHEZ-LAFUENTE ANDRÉS
Hasta ahora se han visto oraciones de las llamadas a tercer nivel, en donde,
por supuesto, no había ninguna atracción modal y se expresaban con el subjuntivo
las circunstancias inherentes a este modo. En cuanto a las oraciones a dos niveles,
la cuestión es aún más clara: en absoluto hay atracción modal nunca. Lo que
se expresa con el subjuntivo también son circunstancias inherentes a este modo.
Veamos algunos ejemplos, citados por Thulin en su mencionada obra, todos ellos
correspondientes a Plauto, Asin., 44: Di tibi dent quaecumque optes: “que los
dioses te concedan todo cuanto pudieres desear”; Amph., 961: Tristis seruus sit,
si eri sint tristis!: “¡Que esté triste el esclavo si sus amos llegan a estar tristes!”;
Mil., 426: Quin ego hoc rogem quod nesciam?: “¿Por qué no preguntaría yo lo
que puedo ignorar?”; Capt., 237: Quod tibi suadeam, suadeam patri meo: “lo
que te aconsejaría a ti se lo aconsejaría a mi padre, se lo podría aconsejar a mi
padre.” Este ejemplo, también de Plauto, es con oraciones a tercer nivel: Mil., 370:
Nunquam hercle deterrebor quin uiderim id quod uiderim: “nunca, por Hércules,
estaré aterrorizado de tal manera que no viera lo que sí que viera”. En la misma
obra, en el verso 345: Volo scire utrum ego id quod uidi uiderim: “quiero saber
si yo vi lo que tal vez pude ver.” También aquí las traducciones en los manuales
de gramática son en uiderim las del pretérito perfecto de indicativo.
Como se ve, hay una visible incomprensión de este tiempo para verlo no
como pasado, sino como futuro hipotético. Si bien como dijimos al principio de
este artículo este pretérito perfecto aorístico ha funcionado en todas las etapas
de la lengua latina. En latín arcaico podemos verlo con bastante profusión en
las inscripciones y, por supuesto, en Plauto y Terencio. En el latín clásico, en el
literario y en el vulgar lo vemos no sólo en los historiadores, sino profusamente
en Cicerón, tanto en sus obras filosóficas y discursos como en su correspondencia.
En la época de Augusto también los poetas Virgilio y Horacio lo utilizan con el
valor de futuro hipotético.
El funcionamiento de este tiempo-modo en las oraciones condicionales con
valor de posible o de irreal, al mismo nivel que el presente, está patente en todas
las épocas de la historia de la lengua latina. Veamos algunos de los textos en
donde aparece con este valor.
Se trata de una inscripción perteneciente a las tabellae defixionum, en donde
su valor de futuro hipotético con el valor de posible o de eventual es evidente:
et si forte te contempserit patiatur febris
frigus, tortionis, palloris, sudores, obbripilationis,
meridianas, interdianas, serutinas,
nocturnas, ab hac ora, ab hac die, ab hac (nocte)

¿ATRACCIÓN MODAL O SUBJUNTIVO COMO MODO? 521
“y si por casualidad te despreciara, que sufra fiebres,
escalofríos, temblores, palideces, sudores, convulsiones,
fiebres a mediodía, durante el día, por la tarde,
por la noche, desde esta hora, desde este día, desde esta (noche)”
Contempserit es la prótasis de un período condicional en el que la apódosis
está en presente de subjuntivo con valor yusivo y al mismo nivel los dos tiempos,
es decir, con valor de futuro. En español hemos traducido con el esquema
correspondiente las condicionales: con imperfecto de subjuntivo en la prótasis, y
en este caso, por ser una orden o un mandato, con presente de subjuntivo en la
apódosis.
La inscripción puede datarse en el siglo I y en ella se expresa la maldición
de un rival, no sabemos si de carreras o de un amante no correspondido. Es un
ruego de quien hace la inscripción a los dioses mediadores entre los dioses mayores
y los hombres.
La siguiente inscripción pertenece al período arcaico y se puede fechar en el
siglo II a.C. Es una orden para que no se cace en el bosque sagrado de la diosa
Diana, a no ser durante la fiesta anual a ella dedicada.
… seiquis
violasit, Iove bovid piaclum datod, seiquis scies
violasit, dolo malo Iovei bovid piaclum…
“si alguien la violara dará a Júpiter la ofrenda de un buey, si alguien a
sabiendas
la violara con dolo, dará a Júpiter la ofrenda de un buey”
Aquí también se trata de un período condicional en el que la prótasis aparece
con perfecto de subjuntivo sigmático, es decir, el más arcaico (que desaparece
de la lengua en los períodos posteriores por ser poco productivo), y la apódosis
con imperativo en tercera persona, puesto que se trata de un sujeto a quien no
se conoce, y que debe cumplir la orden no sólo en ese momento, sino también
posteriormente. Se ve lo reiterativo de la orden, precisamente con la intención de
que se cumpla.
Igualmente este perfecto, también sigmático, se encuentra en el período arcaico
en Plauto en oraciones independientes: Amph., 632 utinam di faxint: “ojalá
los dioses lo hagan”; Most., 398: ita ille faxit Iuppiter: “así lo haga aquel Júpiter”;
Asin., 654: di te servasint semper: “que los dioses te conserven siempre”; Pseud.,
13: id te Iuppiter prohivesit: “que Júpiter te prohíba esto”; Curc., 578: at ita me

522 ÁNGELA SÁNCHEZ-LAFUENTE ANDRÉS
volsellae pectem, speculum, calamistrum deum bene me amasint, meaque axicia
lintemque extersui: “a mí también me protegerían mis pinzas, mi peine, mi espejo,
mi rizador, mis pinceles y mi toalla”. En donde el perfecto, también sigmático,
conlleva una parodia de invocaciones a los dioses pidiendo protección.
En la época siguiente se sigue utilizando este pretérito perfecto aorístico en
los períodos condicionales y aún también en oración independiente. Ya el perfecto
sigmático ha salido de la estructura de la lengua, pero el asigmático permanece
con el mismo valor.
Por ejemplo es utilizado por Cicerón en las siguientes citas de sus obras: De
off., 15, 7: Quis enim celaverit ignem?: “¿Quién podría ocultar el fuego?”; De
leg., 3, 29: pace tua dixerim: “yo lo diría con tu beneplácito”; Rep., 4, 8: utinam
bene auguraverim: “ojalá yo interpretara bien los augurios”; De vit., 2, 99: riserit
aliquis fortasse: “alguno tal vez se reiría”; Brut., 6, 25: hoc vero sine ulla dubitatione
confirmaverim: “yo confirmaría esto sin ninguna duda”; Phil., 3, 35: Quod
di omen avertaverint: “que los dioses me libren de este presagio”.
A lo ya dicho habría que añadir que en Plauto este tiempo-modo aparece en
la función de la lengua conativa exclusivamente, mientras que en Cicerón realiza
tanto la función conativa como la referencial.
No aparece sin embargo dentro del mismo período de la República en César, y
muy esporádicamente en Salustio, puesto que son más propias de la lengua coloquial
empleada en el teatro, o en los géneros literarios de la Oratoria o de la Filosofía (se
ha querido ver en las obras filosóficas de Cicerón una imitación de Platón 7 , pero si
esto fuera cierto se limitaría a este único género, y desde luego no es así.
Igualmente se encuentra este tiempo-modo en Cicerón en los períodos condicionales.
Por ejemplo, De senect., 1, 6: Atqui, Cato, gratissimum nobis, ut etiam pro
Scipione pollicear, feceris, si, quoniam speramus, volumus quidem certe senes fieri,
multo ante a te didicerimus, quibus facillime rationibus ingravescentem aetatem
ferre possimus: “Pues bien, Catón, nos harías algo muy grato, como también en
nombre de Escipión, si puesto que esperamos, o por lo menos queremos, hacernos
viejos, nos enseñaras mucho antes con qué medios podríamos hacer menos pesada
la edad que nos está llegando.” Es la intervención de Lelio en el diálogo mantenido
entre él, Catón como principal protagonista y Escipión; Ad Att., 5, 8, 2: Tu, si modo
es Romae (vix enim puto), sin es, hoc vehementer animadvertas voluerim: “Tú,
si vas a estar pronto en Roma (apenas lo considero), pero si no estás yo quisiera
con mucha gana que me lo advirtieras”. En este período hipotético se combinan
presente y perfecto de subjuntivo con el mismo valor de posible.
7 M. BASSOLS, Sintaxis Latina, Madrid, 1973, p. 317.

¿ATRACCIÓN MODAL O SUBJUNTIVO COMO MODO? 523
De amic., 3, 10: Ego, si Scipionis desiderio me moveri negem, quam id recte
faciam, viderint sapientes; sed certe mentiar: “Si yo negara que no me conmuevo
con el recuerdo de Escipión, los sabios podrían verlo; ciertamente mentiría.” Como
se ve, aquí este tiempo-modo funciona insertado dentro de la prótasis, que está en
presente de subjuntivo, como también la apódosis con valor de posibilidad.
En el período arcaico este tiempo-modo expresa en oraciones independientes
e interdependientes (condicionales) los valores de posibilidad, eventualidad e
irrealidad, al mismo nivel que el presente. En el período clásico expresa mayor
número de veces en el mismo tipo de oraciones los valores de posibilidad y eventualidad
con mayor frecuencia, sin descartar el valor de irrealidad, equiparable
también al presente.
Su productividad en la lengua latina está patente en todos los períodos de
su historia, de la que estas citas de autores han pretendido ser una fiable aunque
escasa muestra, dados los límites que todos conocemos en este tipo de trabajos.
Si bien he comenzado basándome en la experiencia que aporta el estudio de
los autores latinos para refutar las teorías acerca de la atracción modal en latín,
he querido también hablar de la importancia del perfecto aorístico (el llamado
pretérito perfecto de subjuntivo) que se toma como ejemplo en las frases de las
sintaxis tradicionales para demostrar que existe la atracción modal a tercer nivel
e incluso para algunos autores a segundo nivel, negando cualquier tipo de atracción
modal al demostrar que dicho tiempo ejerce como modo, y así habría que
considerarlo.

EL RENACIMIENTO DE LA LITERATURA
PROVENZAL EN ESPAÑA, DISCURSO DE ENTRADA
DE D. JUAN NAVARRO REVERTER
EN LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA
I. INTRODUCCIÓN
JUANA CASTAÑO RUIZ
Facultad de Letras
Universidad de Murcia
D. Juan Navarro Reverter (Valencia, 1844-Madrid, 1924), ingeniero de montes
de formación, se dedicó muchos años a la actividad docente y al mundo de
la empresa hasta que entró en política. A ella dedicó gran parte de su vida, en
cargos de alta responsabilidad. Le tocó vivir una época de cambios continuos de
gobiernos y sucesivas elecciones, durante la cual tuvo una muy larga carrera como
político, siendo ministro en diferentes gobiernos 1 primero durante la regencia de
Mª Cristina de Habsburgo y después durante el reinado de Alfonso XIII, diputado
1 Durante la regencia de Dña. María Cristina: Ministro de Hacienda desde el 23/03/1895
al 04/10/1897 con D. Antonio Cánovas del Castillo como Presidente; Reinado de Alfonso XIII:
Ministro de Hacienda desde el 06/07/1906 al 30/11/1906 con D. José López Domínguez; Ministro
de Hacienda del 04/12/1906 al 25/01/1907 con D. Antonio Aguilar y Correa; Ministro de Hacienda
del 12/03/1912 al 31/12/1912 y Ministro de Gobernación Interino durante la ausencia del titular del
02/08/1912 al 20/08/1912 con D. José Canalejas; Ministro de Hacienda del 14/11 al 31/12/1912 con
D. Álvaro de Figueroa y Torres; Ministro de Estado del 31/12/1912 al 13/06/1913 con D. Álvaro
de Figueroa y Torres; Presidente del Consejo interino durante la ausencia del titular del 05/05/1913
al 12/05/1913. Cf. Base documental d´Història contemporània de Catalunya: http://www.xtec.es/
~jrovira6/governs.htm
525

526 JUANA CASTAÑO RUIZ
y senador vitalicio en distintas legislaturas 2 . Tras esa larga y prolífica carrera y
gracias a sus méritos, incluidos los literarios, fue admitido en la Real Academia de
la Lengua en la que leyó su discurso de entrada el día 6 de diciembre de 1914 3 .
El nuevo académico ingresaba con la edad de setenta años y accedía al sillón P
mayúscula.
Tituló su discurso “El Renacimiento de la poesía provenzal en España” 4 y
lo pronunció el mismo año de la muerte del escritor Federico Mistral 5 , fallecido
el 25 de marzo anterior. Navarro Reverter, valenciano de origen, muestra con la
elección de este tema su interés por la recuperación de ciertas lenguas minoritarias
desde mediados del siglo XIX. Movimientos literarios como el Félibrige en el
sur de Francia, la Renaixença catalana con extensiones a Valencia y Baleares y
el Rexurdimento gallego coinciden en el tiempo y en los objetivos que persiguen.
Veamos ese reencuentro decimonónico en palabras de Philippe Martel:
2 Fue diputado a Cortes por la circunscripción de Castellón, distrito de Segorbe. Su intensa
vida parlamentaria puede consultarse en la página web del Congreso de Diputados (http://
www.congreso.es/), en la que figuran sus intervenciones, discursos, interpelaciones, informes, etc.
El diario de sesiones del Senado recoge de forma detallada su labor en esa Cámara (http:
//www.senado.es/historia/senadores/index.html). También se encuentra su expediente personal como
Senador vitalicio, que recoge documentos como el nombramiento de Senador, la certificación de
haber sido elegido Diputado y otros relativos a la organización de su funeral, acontecido en abril
de 1924 en Madrid.
3 A su condición de senador vitalicio se une en ese momento el honor de ser acogido en la
Real Academia Española. Su nombre figura en el censo de 71, pertenecientes a altos cargos con un
papel fundamental en la política española del período 1890-1914, establecido por O. J. SÁNCHEZ
SANZ en su artículo “La formación del diplomático 1890-1914: ¿elitismo o profesionalismo?”,
Cuadernos de Historia Contemporánea, 23 (2001), pp. 241-270.
4 Emplea Navarro Reverter la denominación “provenzal” para referirse a la lengua del sur de
Francia. Muchas son las denominaciones que ha recibido y recibe esta lengua a lo largo de su historia.
Desde lengua de oc, como la llamó Dante Alighieri en su De Vulgari eloquentia, la denominación
“provenzal” fue la más usada tradicionalmente para designar la lengua de los trovadores de la Edad
Media. Sin embargo esa denominación puede considerarse parcial o restringida a una zona del Sur,
concretamente la zona de Arles y Avignon, en la que se habla una determinada variedad lingüística.
La parte daría el nombre al todo. Por ello, la denominación más adecuada en la actualidad podría
ser occitano al ser más genérica y recoger mejor las distintas variedades lingüísticas meridionales.
La cuestión de la denominación no es baladí y ha sido y sigue siendo discutida. Tras ella, junto a
ella, hay problemas no resueltos como es el de la codificación escrita de la lengua.
5 Federico Mistral (1830-1914) es la figura más representativa del Félibrige, movimiento
de recuperación de la lengua del Sur de Francia en el siglo XIX. En mayo de 1854 tiene lugar la
reunión de siete poetas en el castillo de Font-Ségugne que da fecha de creación oficial al Félibrige.
La producción literaria de Mistral fue extensa, siendo reconocida por grandes escritores franceses
de la época como Lamartine. Desde el punto de vista filológico escribió Lou Tresor dóu Felibrige,
diccionario provenzal-francés. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1904, compartido con el
español José Echegaray.

EL RENACIMIENTO DE LA LITERATURA PROVENZAL EN ESPAÑA, DISCURSO DE ... 527
“Renaixença i respelido: el mot català i el mot “provençal”, com es deia
en aquella època, simbolitzen el fet que a mitjan segle XIX els intel-lectuals
catalans i occitans redescobrissin el passat gloriós de la seva llengua
i de la seva cultura. És clar que no van ser els únics de fer aleshores un
redescobriment semblant. Precisamente era l´època en la qual els “pobles”,
especialment els “pobles” sense Estat, començaven a reivindicar, segons
models diversos, una identitat pròpia per mitjà d´un treball de reconstrucció
basat en la llengua, la literatura, popular o no, i la història” 6
Por razones históricas y culturales, la estrecha relación de Cataluña y el sur
de Francia se remonta muchos siglos atrás 7 y la amistad catalano-occitana establecida
a partir del siglo XIX ha sido larga y fecunda y se ha mantenido hasta
la actualidad 8 . Así se refiere Celestino Barallat, autor de la primera traducción al
castellano de Mirèio de F. Mistral, al interés por dar a conocer esta literatura tan
cercana a Cataluña:
“Nuestras ediciones de ensayo, por un conjunto de circunstancias especiales,
no han salido apenas del círculo de los aficionados á las bellas letras.
6 Philippe MARTEL, “Els Jocs Florals, el Felibritge i la Renaixença”, en Càtars i trobadors.
Occitània i Catalunya: renaixença i futur, Barcelona, Generalitat de Catalunya, Departament de
Cultura, 2003, pp. 194-201.
7 No olvidemos que la primera lengua poética empleada en Cataluña fue el provenzal, mientras
que para la prosa pronto se utilizó el catalán. En opinión de F. FERNÁNDEZ CAMPOS sobre
los travadores catalanes, “La adscripción de estos trovadores a la escuela occitana de Tolosa no
ofrece dudas: la demostración más clara de ello es la utilización del occitano en su obra. Bien es
verdad –esa es al menos la opinión más generalizada– que utilizan un occitano en el que abundan
los catalanismos, debidos unos a los propios autores, debidos otros (la mayoría) al hecho de estar
conservados en manuscritos catalanes”. “Interferencias lingüísticas occitano-catalanas en la poesía
trovadoresca catalana de los siglos XIV y XV”, en Actes du IVe Congrès International de l´AIEO,
Vitoria, 22-28 août, 1993, Tome I, pp. 93-99.
8 Aunque son muy numerosas las referencias bibliográficas que dan cuenta de la relación entre
los escritores occitanos y los catalanes desde mediados del siglo XIX, mencionamos aquí por su actualidad
y su interés un documento que nos parece fundamental, fruto del Eurocongrés 2000. Una aposta
de futur per als països de llengua catalana i occitana, l´Eurospai Llatí Central i la Unió Europea
(http://www.eurocongres2000.org/multiconclusions/) y la exposición Càtars i trobadors. Occitania i
Catalunya: renaixença i futur (Museu d´Història de Catalunya, 5 abril-27 juliol 2003). Se trata de
la publicación Càtars i trobadors. Occitania i Catalunya: renaixença i futur, Barcelona, Generalitat
de Catalunya, Departament de Cultura, 2003, que recoge las aportaciones de los participantes en los
actos culturales que en fechas recientes acercaron a los vecinos separados por los Pirineos.
No obstante, esa relación no se restringe al ámbito catalán sino que va más allá. La figura de
Mistral concitó simpatías entre escritores como Manuel Machado, Rubén Darío o Ramón Pérez
de Ayala tal como recuerda Mª Ángeles Ciprés Palacín en su artículo “L´hommage des poètes
espagnols à Frédéric Mistral en 1909”, La France latine. À la mèmoire de Charles Rostaing, 128
(1999), pp. 71-85.

528 JUANA CASTAÑO RUIZ
Hay más: la literatura catalana-provenzal en todas sus manifestaciones,
extendida en Valencia, extendida en Mallorca, es poco conocida en el
centro de España.
La edición que hoy ofrecemos al público, convenientemente ilustrada, puede
llenar en parte ese vacío, fomentando con el conocimiento de MIREYA
el deseo de conocer en conjunto la escuela poética de Aviñón y de San
Remigio, tan relacionada con la escuela catalana, restaurada ya desde la
Oda de Aribau y poseedora de cualidades de primer orden, según opinión
de los críticos más respetables” 9
Navarro Reverter fue contemporáneo de los grandes escritores valencianos
que participaron en esa recuperación lingüística y cultural 10 y contribuye con su
discurso de entrada a la Real Academia a apoyar e impulsar sus ideas.
El discurso fue contestado por D. Daniel de Cortázar, académico entre 1899
y 1927 y ocupante del sillón c minúscula, que, como veremos más adelante no
comparte las ideas de Reverter, que considera excesivamente liberales.
II. EL DISCURSO 11
El nuevo académico estructuró su discurso en cinco partes:
1. Agradecimientos
Comienza recordando sus tiempos de estudiante, en los que conjugaba sus
estudios de ingeniería y su amor por las letras: “Luchaban las arideces del al-
9 Mireya, poema provenzal de Federico Mistral puesto en prosa por Celestino Barallat y Falguera
de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, Barcelona, Montaner y Simón Editores,
1904. Prólogo, p. XVII.
10 Sobre la Renaixença en Valencia, cf. Vicent SIMBOR ROIG, Els origens de la Renaixença
Valenciana, Valencia, Universitat de Valencia, Facultad de Filología, Institut de Filología Valenciana,
1980.
11 Manejamos la edición siguiente: Discursos leídos ante la Real Academia Española en la
recepción pública del Excmo. Sr. D. Juan Navarro Reverter el día 6 de diciembre de 1914, Madrid,
Imp. de la Suc. de M. Minuesa de los Ríos, Miguel Servet, 13, 1914. El opúsculo contiene el discurso
del nuevo académico, distintos apéndices correspondientes a documentos utilizados por él en
el discurso y la contestación de D. Daniel de Cortázar. A partir de ahora, cada vez que citemos el
Discurso, acompañaremos la cita de la página correspondiente a esta edición.
La bibliografía que utiliza Navarro Reverter es amplia y muy completa. En la edición que manejamos
del Discurso figuran numerosas notas a pie de página y también apéndices finales con los
siguientes contenidos: Apéndice nº 1. Sobre lengua de oc. Variedad galo-meridional. Citas: Milá y

EL RENACIMIENTO DE LA LITERATURA PROVENZAL EN ESPAÑA, DISCURSO DE ... 529
goritmo con las amenidades de la literatura clásica o las fantasías de la escuela
romántica” (p.1). Sin embargo ni en aquellos momentos ni muchos años después
hubiera pensado merecer el honor de entrar en la Academia, con lo que expresa
su máximo agradecimiento a sus nuevos compañeros: “Comprenderéis ahora cómo,
al verme tan pródigamente honrado por vuestro indulgente y unánime voto, me
siento perplejo y confundido al medir el dilatado espacio que media entre vuestra
magnánima generosidad y la pobreza de mis recursos para corresponderla” (p.2).
A cambio de tan gran honor ofrece su voluntad de trabajo.
2. Recuerdo a sus predecesores en el sillón P
Tras los obligados agradecimientos se refiere a los que, antes que él, ocuparon
el mismo sillón 12 , especialmente al Padre Mir, académico que al morir dejó
vacante el sitio del que va a tomar posesión Navarro: “Ocupaba, pocos meses hace,
en esta Academia, la silla que honraron, entre otros, los famosos preceptistas y
poetas Hermosilla, Gil y Zárate y García Gutiérrez, el Reverendo Padre Miguel
Mir” (p.2-3).
3. Sobre la elección del tema
A continuación habla de la difícil tarea de elegir un tema, descartando los
“exclusivamente filológicos, literarios o metafísicos” y recurriendo a su tierra natal
y a sus orígenes: “Por esto busqué piadoso refugio en los gloriosos recuerdos
de mi tierra natal, para ofreceros, incorrecto y mal trazado, claro está un boceto
acerca DEL RENACIMIENTO DE LA POESIA PROVENZAL EN ESPAÑA” (p. 4). Y anuncia de
forma sucinta los contenidos que va a exponer: “Como todo renacer envuelve la
Fontanals, Menéndez Pelayo, Eugenio Barte, Gambert y Veran, Víctor Balaguer. Apéndice nº 2. Sobre
la Gaya Ciencia y el arte de trovar. Apéndice nº 3. Sobre trovadores y juglares. Denominaciones.
Apéndice nº 4. Cortes de Amor. Apéndice nº 5. Nostradamus - Vidas y poetas provenzales. Apéndice
nº 6. Cortes de amor. Castillos. Galantería. Apéndice nº 7. Sobre la Gaya Ciencia. Apéndice nº 8.
Sobre el amor. Apéndice nº 9. Castillos y fiestas. Apéndice nº 10. Minnesingers. Apéndice nº 11.
Poesías y autores premiados con la flor natural en los Juegos Florales de Valencia.
12 Hasta ese momento, el sillón P había sido ocupado por los siguientes académicos: D.
Jerónimo Pardo, 1714-1740; D. Alonso Verdugo de Castilla, conde de Torrepalma, 1740-1767; D.
Ignacio de Hermosilla, 1767-1802; D. Casimiro Flórez Canseco, 1802-1816; D. Agustín José Mestre,
1817-1836; D. Antonio Gil y Zárate, 1841-1861; D. Antonio García Gutiérrez, 1862-1884; D. Miguel
Mir, 1886-1912. A D. Juan Navarro Reverter, que fue académico desde 1914 a 1924, lo siguieron
D. José Martínez Ruiz (1924-1967), D. Guillermo Díaz-Plaja Contestí (1967-1984); D. Julio Caro
Baroja (1986-1995), siendo ocupado en la actualidad por D. Ángel González Muñiz. Véase la página
web de la Real Academia Española de la Lengua Española: http://www.rae.es

530 JUANA CASTAÑO RUIZ
idea de una existencia anterior, cuyo conocimiento es indispensable para formar
concepto cardinal del ser redivido, se impone para nuestro caso el estudio de la
poesía provenzal en su nacimiento, la noción de la época en que se desarrolló, el
valor literario e influencia social que ejercía tan famosa poesía” (p. 4).
Puede observarse que emplea Navarro Reverter como sinónimos “provenzal”
y “lemosina” al referirse a la poesía medieval. No será la única vez, sino que
lo hará varias veces a lo largo del discurso. La relación entre ambos términos
ha sido estrecha a lo largo de los siglos y ha sido un tema muy debatido de la
romanística. Desde el momento de mayor esplendor de la literatura trovadoresca
hasta nuestros días el término “lemosín” ha sido utilizado con frecuencia para
designar la lengua utilizada por los trovadores en la Edad Media. La razón pudo
estar en que la zona de Limoges fue la región de procedencia de algunos de los
trovadores más famosos 13 . En Cataluña, Valencia y Baleares ha gozado de amplia
tradición, amplificada en la Renaixença a partir de la publicación en 1833 en la
revista El Vapor del poema “La Pàtria” de Bonaventura Carles Aribau 14 .
13 Citamos dos ejemplos del uso del término “lemosín”. Raymond Vidal de Besalú en su tratado
del siglo XIII Las rasós de trobar habla de “parladura Francesca” frente a “cella de Lemosin”. Cf.
Gramaires Provençales de Hugues Faidit et de Raymond Vidal de Besaudun (XIIIe siècles), deuxième
édition revue, corrigée et considérablement augmentée par F. GUESSARD, Slatikne Reprints,
Génève, 1973.
También Juan de Valdés hace referencia al término “lemosín” al referirse a la lengua catalana:
“La lengua catalana diz que era antiguamente lemosina, que es agora lenguadoc; hase apurado
tomando mucho del latín, sino que no le toma los vocablos enteros, y tomando algo del francés
puro y también del castellano y del italiano. La valenciana es tan conforme a la catalana, que es el
que entiende la una entiende casi la otra (...)”. Juan de Valdés, Diálogo de la Lengua, Barcelona,
Ediciones Orbis, S.A., 1983, pp. 33-4. Para conocer el estado de la cuestión cf. August RAFANELL
VALL-LLOSERA, Un nom per a la llengua: el concepte de llemosí en la historia del català, Vic,
Eumo Eitorial, 1991.
14 El poema, escrito en honor del banquero Gaspar de Remisa, se convirtió en emblema y
marca el inicio de la Renaixença. Aribau emplea la expresión “llemosí” para designar la lengua
materna catalana. Recordamos las dos estrofas de “La Pàtria” en las que figuran las referencias al
“llemosí”:
En llemosí sonà lo meu primer vagit,
Quan del mugró matern la dolça llet bevia;
En llemosí al Senyor pregava cada dia,
E càntics llemosins somiava cada nit.
Si quan me trobo sol, parl amb mon esperit,
En llemosí li parl, que llengua altra no sent,
E ma boca llavors no sap mentir ni ment,
Puix surten més raons del centre de mon pit.

EL RENACIMIENTO DE LA LITERATURA PROVENZAL EN ESPAÑA, DISCURSO DE ... 531
4. Desarrollo del discurso
En primer lugar sitúa a sus oyentes en plena Edad Media describiendo el
régimen feudal, tras referirse a la barbarie germánica que había sucedido en Europa
al Imperio Romano. Para Navarro Reverter el régimen feudal anuncia los
nuevos tiempos que se avecinan: “Era la aurora inicial de un progreso. Estas
sucesivas evoluciones suavizaron el salvajismo primitivo de los conquistadores, y
el régimen feudal, engendrado por la fuerza, mantenido por la tiranía, la violencia
y la arbitrariedad, llegó a ser una institución política, militar, social y religiosa,
característica de la Edad Media, que, a pesar de la brutalidad de sus orígenes,
creó el embrión de las libertades municipales” (p. 6-7).
El castillo es el centro unificador de la vida de las gentes, de los pueblos, lo
que no significa que no hubiera incomunicación entre los vecinos. Debía surgir
un elemento catalizador que diera otro aliento a esa vida cotidiana: “Aldeas y
pueblos sufrían la misma incomunicación, igual aislamiento, y esta atrofia general
del entendimiento, fomentadora de rencores y odios, contribuía poderosamente al
embrutecimiento del hombre. El vacío producido por este desamparo en el alma
de aquella sociedad medieval era tan profundo, que la propia naturaleza acudió
a su remedio.
La comunicación de los espíritus necesitaba dos elementos: ideas para alimentarlos
y medio para transmitirlas. Exigía la densa cerrazón de los entendimientos,
sencillez en las ideas, amenidad en sus conceptos y transmisión oral. Lo primero
se halló en la forma poética; para lo segundo surgió el trovador” (p. 11-2).
A partir de ese momento, Navarro Reverter narra el nacimiento de lo que
él llama poesía provenzal o lemosina. Traza los límites geográficos de la Galia
meridional que se rompen para extenderse más allá a medida que la poesía va
perfeccionando temas y estilos. Para completar la visión sobre la sociedad de la
época se refiere a la caballería, al papel de la mujer, a la relación con su esposo
e hijos, además de convertirse en el objeto amoroso de los trovadores.
Navarro glosa enseguida la figura del trovador y de su acompañante habitual,
el juglar: “Las crónicas maliciosas y los romances picarescos de la época pintan
con exagerado realismo el reverso de tan simpática visión. El trovador era un tipo
común, vulgar, ambicioso, tan huérfano de instrucción como sobrado de audacia.
Suplía la escasez de cultura con la facilidad nativa de versificar; la falta de nobleza
con la procacidad y el atrevimiento. Su vanidad era increíble. Adulador y cobarde
con el poderoso, altivo y orgulloso con el humilde, desvergonzado aspirante a
favorito de altas damas, errabundo perseguidor de una buena cama y una suculenta
mesa (...) Frecuentemente acompañaba al trovador, en calidad de escudero,

532 JUANA CASTAÑO RUIZ
un juglar. Eran los juglares una clase de vagabundos que, solos o acompañados
de las juglaresas, entretenían al pueblo en la plaza pública, ejecutando juegos de
destreza y de gimnasia, de escamoteo y de prestidigitación, farsas y pantomimas
propias de los histriones” (p. 20).
Describe las leyes de urbanidad y de cortesía, las leyes de la galantería y
las cortes de amor: “Celebraban sesiones públicas, o, mejor, fiestas brillantes,
anunciadas por mensajeros y pregonadas por heraldos, imitando las justas y los
torneos de la caballería. La concurrencia era selecta; el fausto y el esplendor,
deslumbradores; la elegancia y la riqueza, incomparables Las damas o jueces del
tribunal eran de elevada alcurnia, afamadas por su hermosura o celebradas por
su agudeza. En las Cortes de amor se rendía culto a la Gaya ciencia, se lidiaba
con el ingenio, se ofrecían pruebas públicas de inspiración poética. Un “código
de amor”, formado con las sentencias de los tribunales de las damas, informaba
sus decisiones” (p. 25)
Pero pronto, tras el esplendor, llega la decadencia. La degeneración de las
costumbres contagia a la poesía provenzal, que comienza su época de declive.
Navarro es tajante al definir las causas: “La austera virtud de los primitivos trovadores,
inspiradora de románticos ideales, cedió a las tentaciones de la ambición,
atropelladora de la flaqueza humana, y la codicia prostituyó la poesía. Se prodigó
la alabanza con descaro; se exageró sin pudor la lisonja, y se envileció el verso
hasta servir de instrumento a las torpes pasiones de los celos, las envidas, al rencor
y al despecho”. (p. 26-7)
Además de esas razones que podríamos considerar internas, el nuevo académico
apunta también un acontecimiento fundamental para el sur de Francia: la
extensión de la herejía albigense, combatida desde el punto de vista religioso y
militar de forma contundente 15 : “Mientras Europa enviaba a Oriente lucidos ejércitos
de cruzados para contener el avance triunfador de la Media Luna, alteraban
la paz interior del cristianismo herejías con mano fuerte sofocadas. Una de ellas,
15 La herejía cátara o albigense (uno de sus centros fue la ciudad de Albi), basada en el
dualismo, se extendió a partir del siglo XII por el Sur de Francia y desde allí hacia la Península
Ibérica. Véase, Emilio MITRE y Cristina GRANDA, Las grandes herejías de la Europa cristiana,
Madrid, Istmo, 1983.
Se conserva una crónica de la Cruzada contra los Albigenses escrita en lengua de oc y en forma
de cantar de gesta. Como señala Michel Zink en la Introducción de la edición que manejamos, a
pesar del tiempo transcurrido, la dura época de represión dejó profunda huella en la sociedad meridional:
“Huit siècles auront bientôt passé et le souvenir de la croisade contre les Albigeois ne s´est
effacé. Il éveille encore le chagrin et la pitié. Chacun sait que cette croisade sanglante, officiellement
destinée à combattre l´hérésie cathare dans le Midi de la France actuelle, a porté un coup sévère à
la civilisation originale qui y avait fleuri au XIIIe siècle”. La Chanson de la Croisade albigeoise,
Paris, Librairie Générale Française, 1992, p. 11.

EL RENACIMIENTO DE LA LITERATURA PROVENZAL EN ESPAÑA, DISCURSO DE ... 533
predicaba en Albi con los entusiasmos del fervor religioso, se extendió por el Mediodía
de Francia a mediados del siglo XII (…) La Galia del Norte arrojó sobre
la del Sur el peso abrumador de sus ejércitos, de sus guerreros, de sus odios y
de sus codicias (…) Con la independencia de la Galia meridional pereció aquella
civilización próspera y artística, poética y literaria, caballeresca y mercantil del
Languedoc, que iluminó con vivísimos fulgores las tinieblas intelectuales de la
barbarie medioeval. La lengua de Oc y su brillante literatura fueron prohibidas;
todo signo de vida regional fue sin piedad exterminado” (p. 28-9).
La destrucción de las cortes meridionales y la prohibición de la lengua, considerada
vehículo de la herejía por parte de la Iglesia, provocó una desbandada de
los trovadores que se dispersaron por Europa, incluida España. Llegaron nuevas
épocas. El Renacimiento llevó hacia el progreso de los siglos XIV, XV y XVI. Las
ciudades se amplían, las comunicaciones son más fáciles y seguras y la imprenta
contribuye al progreso pues “al estampar la palabra puso alas al pensamiento” (p.
33). Popularizada la imprenta, ya no es necesario el trovador que cubría el papel
de propagador de lo escrito en los manuscritos. Pero Navarro Reverter habla de
ciertos hitos conseguidos en posteriores recuperaciones de la lengua. Como el
“Consistori del Gay saber” en el siglo XV en Toulouse. O los folletos, libros,
periódicos publicados en Languedoc, Gascuña y Provenza entre los siglos XVI y
XIX. Hasta llegar a la restauración de la poesía provenzal en Aviñón en el siglo
XIX: “Un noble y vivo anhelo de restaurar la poesía provenzal en los esplendores
de su belleza lírica y las cadencias de la lengua patria se desbordó al mediar el
último siglo en la región de la antigua Galia meridional (…) Era profesor y director
de estudios en uno de sus colegios José Roumanille, literato, poeta y provenzal.
Figuraba entre sus discípulos un joven llamado Federico Mistral” (p. 35-6).
Describe con minuciosidad los inicios del Félibrige, la creación como órgano
de difusión de las ideas del grupo de l´Armana Prouvençau, la publicación de
Mirèio y su recepción en Francia y el resto de Europa, y la concesión del Premio
Nobel de Literatura a Mistral en 1904, compartido con D. José Echegaray 16 . Reconoce
el papel de autoridad de los félibres y anuncia la posterior repercusión de sus
ideas en España: “Mistral, Roumanille y sus compañeros los felibres pasarán a la
Historia como los restauradores de la poesía provenzal en la Galia del Mediodía.
Su vigoroso impulso repercutió bien pronto en España” (p. 38).
Aunque Navarro alude a la “poesía provenzal” recuperada por Mistral y
Roumanille, unos instantes después, al hablar de Cataluña se refiere a ella como
16 En la página web de la Fundación Nobel puede consultarse el discurso de presentación
de los Premios de Literatura de ese año: http://nobelprize.org/nobel_prizes/literature/laureates/1904/
press.html

534 JUANA CASTAÑO RUIZ
“literatura lemosina”: “Aquella literatura lemosina, que alcanzó su esplendor en
España durante los siglos XII al XV no había muerto: sufría una catalepsia” (p.
38-9). Describe la Renaixença catalana, haciendo especial hincapié en el apoyo
recibido de sus colegas franceses: “El renacimiento de la literatura regional se inició
en el ardiente canto “A la Patria”, del bardo D. Buenaventura Carlos de Aribau.
La enseñanza de los felibres de Aviñón dobló el Pirineo. En Cataluña, en Valencia,
en Mallorca, se proclamó la fraternidad con aquellos modernos trovadores, y una
lucida juventud, ansiosa de renombre y de laureles, se alistó en las banderas de la
poesía rediviva. Barcelona inició el movimiento literario, restableciendo en 1859
el antiguo Consistorio de los Juegos Florales” (p. 39). Relata también la visita de
Mistral y otros felibres a Barcelona en 1868 17 : “Para solemnizar los Juegos Florales
de 1868, reuniéronse en la próspera urbe del Llobregat bardos y poetas del uno
y del otro lado del Pirineo. El glorioso Mistral, el Homero de Provenza, acudió
con buen golpe de sus ardorosos felibres, entre los cuales figuraban el Príncipe
Bonaparte Wyse y Louis Roumieux; bajaron de Castilla poetas tan egregios como
D. José Zorrilla, don Ventura Ruiz Aguilera y D. Gaspar Núñez de Arce; llegan
desde las orillas del Turia los trovadores valencianos, capitaneados por sus insignes
maestros Teodoro Llorente y Vicente W. Querol; representaron con brillantez el
grupo de las Baleares esclarecidos literatos mallorquines, ibicencos y menorquines”
(p. 39-40). Además, habla del papel primordial de Víctor Balaguer 18 , de la
instauración de los Juegos Florales, de los principales temas objeto de esta nueva
poesía recuperada: Patria, Fe y Amor.
A continuación detalla Navarro Reverter el renacimiento literario en Cataluña,
que explica junto con el progreso de la industria, el comercio y la agricultura.
Incluye el censo de los escritores pertenecientes a este renacimiento decimonónico,
repasando poesía, teatro y narrativa.
17 La relación fue tan estrecha que entre los pocos invitados a la boda de Mistral hay un poeta
catalán, según la carta de invitación dirigida por el escritor a Alphonse Daudet el 25 de agosto
de 1876: “Noun n´i aura à mi noço que quauqui bons ami, entr´autri Emmanuel des Essarts, ma
neço et moun nebout, ma fiholo Mireio, lou Catalan Albert de Quintana, l´anglès Bonaparte-Wyse,
etc.”, Daudet-Mistral. Histoire d´une amitié. Correspondance inédite 1860-1897, présentée par J. H.
Bornecque, Paris, Juillard, 1979. F. Mistral dedicó algunos poemas de su obra Lis Isclo d´Or a temas
catalanes: I troubaire Catalan, La Coupo, A dono Blanco, A-n-un prouscri d´Espagno, Au meme.
También, en honor de esa amistad escribe su poema La Coupo, para agradecer el regalo de una copa
por parte de los catalanes tras haber recibido a Víctor Balaguer durante su exilio en Francia. La Copa
se conserva en el despacho de la casa-museo de Mistral en Maillane. El poema, cuya adaptación
musical no tardó en realizarse, se ha convertido en uno de los himnos preferidos de las celebraciones
provenzales. Véase el artículo de Louis Bayle “La Coupo”, L´Astrado, 14 (1977), pp. 128-135.
18 Víctor Balaguer (1824-1901), citado profusamente en el discurso de Navarro Reverter, fue
diputado en Cortes y se exilió en 1866 en el Sur de Francia, por lo que tuvo ocasión de coincidir
en numerosas ocasiones con los félibres y participar en muchas de sus actividades.

EL RENACIMIENTO DE LA LITERATURA PROVENZAL EN ESPAÑA, DISCURSO DE ... 535
En la parte final del discurso, Navarro Reverter se refiere a la Renaixença en
Valencia y en Baleares. Para ello se basa en la clasificación de Víctor Balaguer:
“En tres épocas clasifica el historiador y literato catalán D. Víctor Balaguer la
poesía de los trovadores. En la primera época, Provenza es la corte literaria, y
la lengua de Oc prevalece. En la segunda es Barcelona, y domina la influencia
catalana. La tercera es la época valentina; la corte de la poesía es Valencia, y el
idioma, el lemosín.” (p. 48). De nuevo recupera aquí la denominación “lemosín”.
Parte de Ausias March, repasa los autos sacramentales representados en Valencia,
la publicación en Valencia del primer libro impreso para llegar al siglo XIX,
con la creación de la sociedad de Lo Rat Penat y la instauración de los Juegos
Florales: “El renacimiento de la poesía lemosina, al mediar el siglo XIX, halló
la lengua valenciana corrompida y adulterada por el uso vulgar, impropia para
una culta literatura. Teodoro Llorente, el Mistral valenciano, con su fraternal
amigo, el inspirado poeta Vicente W. Querol, y el erudito Mariano Aguiló, por
entonces bibliotecario de la Universidad, ferviente apóstol de la poesía lemosina,
acometieron la empresa de purificar el dialecto” (p. 51).
La última parte la dedica a lo que él llama “el florecimiento de la literatura
lemosina en las Baleares” 19 . Realiza también el censo de los escritores
que contribuyeron a esta nueva época de oro: “Dificultaba la difusión de este
movimiento el medio de expresión, el idioma mallorquín, corrompido por
abandonos y desmayos de la cultura, viciado por el uso del vulgar, adulterado
por viciosas locuciones. Como Aubanel y Mistral en Provenza, como Balaguer
y Bofarull en Cataluña, como Aguiló y Llorente en Valencia, depuraron de
sus escorias los diversos dialectos de lengua lemosina y los acomodaron a la
técnica lingüística” (p. 56).
5. Epílogo de la lección y saludo final
Llega al final de su trabajo sin olvidar señalar la importancia de la poesía
para el desarrollo del espíritu: “Increíble parece la influencia que la poesía
ejerce sobre el alma popular. La invade, la subyuga, la domina, la arrastra. Y
es natural, porque en sus sentidas estrofas halla el espíritu humano consuelo en
19 Según Guillem Colom, traductor al catalán de algunas obras de Mistral, señala el interés
con el que se acogió en las Islas su literatura: “Majorque, par sa mer, par son ciel, par certaines
similitudes de langage, d´ambiance et de physionomie est, entre les pays de langue catalane, le plus
semblable à Provence. C´est pourquoi elle a aspiré les essences de la poésie mistralienne, et a eu
l´honneur de faire un peu de cette poésie la sienne”. G. COLOM, “La Provence et ses relations
avec Majorque et la Catalogne”, L´Astrado, 12 (1975), p. 170.

536 JUANA CASTAÑO RUIZ
sus aflicciones, aliento en sus desmayos, lenitivo para sus penas, regocijo en
sus alegrías, luz para el entendimiento” (p. 61). Realiza un repaso de la historia
de la Humanidad y de la importancia de obras como la Ilíada, la Odisea, las
obras de Dante o de Goethe, pues “cada civilización tiene su romance y su
epopeya; cada pueblo, su poeta” (p. 63).
Termina recordando los descubrimientos y progresos de la Humanidad en los
últimos tiempos para relacionarlos con la poesía: “¿Se atreverán a sostener ahora
los escépticos que la poesía es una fantástica exageración de la realidad? ¿Habrá
existido nunca imaginación tan ardiente que llegara a presumir la existencia del
torio o del radio? No. Pero una vez revelados al hombre estos prodigios de la
Naturaleza, el bardo de los tiempos futuros ensalzará sus magnificencias, cantará
sus beneficios, difundirá la noticia de sus excelsas propiedades, por todos los
pueblos del Universo Mundo.
A nueva ciencia, nueva poesía” (p. 65-6)
III. LA RESPUESTA DE D. DANIEL DE CORTÁZAR
Corresponde la contestación a D. Daniel García de Cortázar que le da la
bienvenida a la Academia y hace un elogio de su fallecido antecesor: “(…) me
limitaré a recordar algo, casi nada de lo mucho que en loa de nuestro camarada
se ha publicado en muy distintas épocas, y entre otros muchos autores españoles
y extranjeros, por los competentísimos Patricio de la Escosura, Miguel y Badía,
Tubito, San Martín, Teodoro Llorente, Valero Martín, Gaston Routier, y Lavelaye,
y últimamente por el maestro de todos, D. José Echegaray” (p.100-1).
Alaba a Navarro Reverter, “que si es un verdadero hombre de ciencia, es
mucho mayor literato” (p. 101) y pone de relevancia los méritos que lo han hecho
entrar en la Academia: “Quiéralo o no éste, poeta, y poeta de primer orden, es
quien como orador y como escritor es artista que cincela el castellano en admirables
párrafos, tan profundos como poéticos” (p.101-2)
En apoyo de sus elogios decide leer unos párrafos del “Discurso de clausura
del Congreso Internacional de Ingeniería, reunido en Barcelona en 1888”
que redactó D. Juan con motivo de la Exposición Universal y leyó ante 300
ingenieros de todos los países y especialidades. Después, traza la trayectoria de
Navarro Reverter en ámbito privado y público, glosando su figura desde que
salió como número uno de su promoción de la Escuela de Ingeniero de Montes,
en la que poco después ocupó distintas cátedras hasta llegar a la Academia de
Ciencias para convertirse en Presidente de la sección de Exactas. Más tarde
dirigió las grandes empresas del Marqués del Campo antes de comenzar su

EL RENACIMIENTO DE LA LITERATURA PROVENZAL EN ESPAÑA, DISCURSO DE ... 537
carrera política: diputado, Director General, Subsecretario de Hacienda antes
de ser nombrado ministro por Canovas del Castillo: “Para todo ello han tenido
que pasar los años, mas esto no importa, pues Navarro Reverter puede, como
un Gayangos, un Valera, un Leopoldo Cano, un Echegaray y algunos otros
ilustres contemporáneos, alcanzar larga vida y ninguno de ellos ser viejo, ni en
sus obras, ni en su talento, ni en su saber, ni en sus enseñanzas, y aunque se
diera el caso de que algún Ministro, más o menos analfabeto, forzando la ley,
llegase a jubilarlos, seguirían siendo siempre gala del país en el que nacieron
y altos faros de luz brillante para guiar al puerto prometido de la cultura y de
la gloria humanas” (p. 107).
Siguiendo la tradición de la Academia, D. Daniel de Cortázar hace explícito
su propósito de dar réplica al discurso del recién llegado. Los temas que repasa
en el resto del discurso se centran en cuestiones como el origen y la vida de las
lenguas y la posibilidad de que un idioma medio extinguido florezca de nuevo.
Recuerda la diversificación del latín en las lenguas románicas, rechazando la
teoría de Raynouard sobre la langue romane, especie de lengua intermedia de la
que procederían las lenguas neolatinas. Se refiere también a las posibles denominaciones
de la lengua del sur de Francia, considerando “provenzal” inadecuada
por restringirse a una de las zonas meridionales 20 . Encuentra dificultades para
el restablecimiento o unificación de ciertas variedades en una sola lengua, pues
siempre resultará artificial para la mayoría de los hablantes.
Reafirma la independencia del catalán con respecto al provenzal y es bastante
más escéptico que Navarro Reverter en lo pude suponer la restauración de
una lengua. Rechaza la figura de Mistral por las razones siguientes: “Aunque
marche contra la corriente, no he de ocultar que mi devoción por Mistral no es
muy reverente, pues si cedo ante los que, conociendo bien la eufonía y la métrica
regionales, para mí rebeldes, aplaude al vate provenzal, me causa profundo
dolor su espíritu separatista, bien manifiesto, sin citar más de un caso, en el
último serventesio, intitulado Espouscado, de la composición Lis Isclo d´or (...)”
(p. 120). Por las mismas razones reprueba a Víctor Balaguer y a otros poetas
catalanes de la época que aprovechan, según Cortázar, para expresar rechazo
hacia la nación española.
No se muestra muy partidario de lo que él llama las “lenguas chicas” a
las que augura un pronto final y, sobre todo, se atreve a profetizar sobre lo que
ocurrirá en el futuro: “Por esto creo seguro que, en no muy remotos tiempos
bastarán sólo dos hablas para recorrer el mundo entero: el inglés y el castellano,
20 Cortázar parece coincidir más con la denominación actual que Navarro Reverter.

538 JUANA CASTAÑO RUIZ
y habrá en el mar una lengua franca, producto de los dos dichos idiomas, con
la cual se entenderán todos los hombres” (p. 125)
Aunque su discurso acaba con una ironía que puede sorprender pues va en
contra de su profecía anterior, según la cual español e inglés serían las lenguas
del futuro: “Por ello, mi voto estará en contra de restauraciones, que, de ser
fecundas, nos llevarían a la Babel que se cuenta ocurrió entre los constructores
de la famosa torre, y cuando son evidentes las ventajas en refundir todas las lenguas
en una, siquiera sea aquella con que Dios se dió a entender en el Paraíso
con Adán, Eva y la serpiente, y que, al decir de Astarloa y Larramendi, fue el
vascuence” (p. 126)
IV. CONSIDERACIONES FINALES
Deseamos cerrar este artículo con unas reflexiones finales que nos sugieren
la lectura del discurso de D. Juan Navarro Reverter y de la respuesta de D. Daniel
de Cortázar:
1. El estado de la cuestión de la recepción de la literatura occitana en la
España de principios del siglo XX. Puesto que el Sr. Navarro Reverter
es contemporáneo de muchos de los escritores a los que cita, conocemos
casi en el momento en que se producen los contactos entre los representantes
de la Renaixença y los del Félibrige, la reacción de los sectores
sociales cercanos a las ideas de dichos movimientos. Igualmente, en el
caso del Sr. de Cortázar, su opinión totalmente opuesta.
2. La actualidad del tema tratado. Las lenguas representan siempre un
tema de interés, que afecta a un público universal que son los hablantes.
A pesar de haber transcurrido un siglo desde que se pronunció el
discurso, las cuestiones que en él se exponen resultan de extraordinaria
actualidad. Desde los planteamientos más generales acerca de la
posibilidad de recuperación lenguas semi-extinguidas, hasta el de la
conservación de las lenguas minoritarias, pasando por los problemas
que acarrea la normalización de ciertas lenguas casi desaparecidas.
3. Dos visiones distintas acerca de las lenguas: una más abierta, de respeto
por las lenguas minoritarias, la del nuevo académico; otra más tradicional,
más centralista, contraria a la “nueva Babel”, la de su compañero
veterano. Transcurridos muchos años desde entonces se argumenta y
contraargumenta con similares ideas.

EL RENACIMIENTO DE LA LITERATURA PROVENZAL EN ESPAÑA, DISCURSO DE ... 539
Acabamos con un deseo, expresado con palabras de Georg Kremnitz, que
pensamos que podrían estar en el espíritu de las ideas expresadas por D. Juan
Navarro Reverter en su discurso:
“Seria desijtable que tots els parlants tinguessin el dret de mantenir la seva
llengua i d´utilitzar-la en qualsevol situació, com també el dret d´adquirirne
una altra qualsevol, en l´un i l´altre cas sense coaccions” 21
21 Georg KREMNITZ, Multilingüisme Social. Aspectes institucionals, socials i individuals,
Barcelona, Edicions 62, 1993, p. 184.

LOS DESTINATARIOS DE LA DESPEDIDA
EN LOS CONGÉS DE JEAN BODEL,
DE BAUDE FASTOUL Y DE ADAM DE LA HALLE
ANTONIA MARTÍNEZ PÉREZ
Universidad de Murcia
I. Con el denominador común de despedirse de amigos y conocidos, vieron la luz
a lo largo del siglo XIII tres poemas, adscritos a la región de Arras –de ahí que
P. Ruelle los editase conjuntamente con el título de Les Congés d’Arras 1 –, pertenecientes
a Baude Fastoul y a dos de los autores más importantes de este siglo,
de principios y finales del mismo, Jean Bodel y Adam de la Halle. Hacia 1202
Jean Bodel, enfermo de lepra y obligado a recluirse en una leprosería, inicia la
andadura de este género diciendo adiós a amigos y conocidos, agradeciendo sus
favores y lamentándose de su penosa enfermedad. Unos setenta años más tarde,
Baude Fastoul, con la misma enfermedad, sigue su herencia e imitándolo redacta
sus Congés (1272). Finalmente otro gran autor del siglo XIII francés, Adam de
la Halle (1276), adopta este mismo género para dar las gracias y despedirse de
amigos y conocidos aunque con motivos y fines distintos.
Con ellos se abría una etapa trascendental en la nueva expresión del lirismo,
puesto que suponía una alternativa al encorsetamiento trovadoresco y dejaba atrás
el recinto cerrado de las cortes feudales, en las que el poeta interpretaba los rituales
de un círculo aristocrático, con un lenguaje fijo y un código estricto cuyo
desciframiento provocaba el placer literario. Por el contrario los Congés, los Vers
1 Les Congés d’Arras (Jean Bodel, Baude Fastoul, Adam de la Halle), Paris, PUF, 1965.
Todos los textos citados están tomados de esta edición.
541

542 ANTONIA MARTÍNEZ PÉREZ
de la Mort y determinados dits proporcionaban las primeras notas de otro tipo
de poesía 2 , cuya apertura formal la hacía más permeable a las influencias de lo
cotidiano, a sentimientos y reflexiones reservados hasta ahora a la poesía moral
y satírica y la liberaba de la excesiva abstracción a la que parecía abocado el
lirismo. El sentimiento amoroso pierde su exclusivismo y pueden ser tratados los
aspectos concretos y contingentes del mundo que los rodea y otras relaciones, como
la evocación de la amistad en estos Congés o el sentimiento de dolor, miseria y
humillación que en ellos se expresa.
Pero, si este hecho es importante, tanto o más lo serán los sujetos-destinatarios
de los poemas, en los que la dama ya no ocupará lugar principal, sino que
desfilarán, como los hemos catalogado, todo el conjunto de una “municipalidad”.
Nos encontraremos, pues, en los Congés, tal vez como actores-espectadores, a
los señores, grandes burgueses, de Arras, al mismo gobernador de la ciudad (el
“castelain”), así como al alcalde y sus regidores municipales, y sobre todo a sus
ciudadanos. A borbotones, verso tras verso, el poeta se despedirá de una numerosa
tropa de ciudadanos, a la que, con amistad y afección le dirá adiós, en su
conjunto, y a cada uno de ellos individualmente, transmitiéndoles su dolor y la
penosa situación que le obliga a marcharse.
II. Estos nuevos destinatarios, si queremos ya vinculados a “estamentos administrativos”,
o nuevos “ciudadanos de la municipalidad”, o “mecenas burgueses” surgen
del particular estado socio-cultural de Arras a lo largo del siglo XIII. Recordemos
que, con una situación estratégica excepcional, a mitad de camino entre los vinos
de Borgoña y las lanas de Inglaterra, Arras se convirtió muy pronto en centro de
banqueros, actividades comerciales –especialmente la industria textil– y ferias.
Arras contaba con dos partes bien diferenciadas, la cité, de dominio eclesiástico y,
por lo tanto, sometida a la jurisdicción del obispo; y la vile, con una gran actividad
industrial y comercial, que estuvo en principio bajo la dependencia del conde de
Flandes 3 , con la representación de un Châtelain, pero en realidad gobernada por
una aristocracia de mercaderes y banqueros. Posteriormente se independizaría de
los Condes de Flandes y de Artois. En 1180 Felipe de Artois reconoce sus derechos
2 Como nos recuerda P. Zumthor: “Une poésie de représentation apparaît vers la fin du XIIè
siècle, et émerge d’abord dans des ouvrages comme les Vers de la mort de Hélinand et le Congé
(sic) de Jean Bodel”. “Entre deux esthétiques: Adam de la Halle”, Mélanges offerts à Jean Frappier,
Genève, Droz, 1979, T.II, pp. 1170-1171.
3 La región de Artois, que estaba bajo la jurisdicción del Conde de Flandes (862-1191), pasó
a depender directamente de la corona de Francia de 1191 a 1237; posteriormente tuvo por condes
a Roberto I y Roberto II (1237-1302).

LOS DESTINATARIOS DE LA DESPEDIDA EN LOS CONGÉS DE JEAN BODEL, DE BAUDE FASTOUL ... 543
y se constituye el échevinage, una especie de Consejo Municipal. El gobierno de
la vile permanece así en manos de familias patricias que amontonan riqueza y
poder y se abre un antagonismo entre el patriciado 4 , que termina apropiándose del
échevinage, y el commun formado por grupos de pequeños comerciantes, artesanos
y otros 5 . Dentro de esta estructuración social adquiere un especial protagonismo el
puy, especie de cofradía literaria, que intentaba propulsar y recompensar el talento
de los escritores, y cuyas sesiones públicas hacen sentarse juntos a burgueses,
clérigos y caballeros.
En torno a él gravitaron muchos de estos poetas, transformando la condición
habitualmente errante del juglar, asentándose en la ciudad y mezclándose con la
vida de sus habitantes. El puy estaba presidio por un Príncipe a quien con frecuencia
iban dedicadas las composiciones que participaban en el concurso poético.
Era una especie de mecenas puesto que costeaba los importantes gastos y gozaba
de un cierto prestigio económico y social. Las mejores composiciones recibían el
premio, los burgueses participaban activamente y con sus colaboraciones contribuían
a los problemas materiales de los trouvères. Pues bien, en estas excepcionales
relaciones socio-culturales entre juglares y burgueses 6 la producción poética se vio
enormemente favorecida. Los primeros dependían de su mecenazgo y los burgueses
necesitaban de su escritura para culminar su ascensión social, coyuntura que propició,
como señala Rossi, “una ocasión única de crecimiento: limosneros errantes,
los juglares se convierten en operadores de cultura, mientras que los ‘burgueses’
adquieren una ‘voz’ que confiere a los nuevos ricos una nueva dignidad social” 7 .
Frente a la nobleza, la nueva clase en ascensión interviene activa y directamente
en la creación literaria, como nos recuerda R. Berger:
“Riches ou gens du ‘moyen état’, les bourgeois d’Arras ont été les témoins,
les acteurs ou les initiateurs d’une extraordinaire vie littéraire. Assurément
4 El patriciado, formado por burgueses, grandes propietarios y mercaderes, al principio al
servicio del conde de Flandes, participan en la Administración de la vile, ocupan las primeras
magistraturas y terminan adueñándose del échevinage. En 1194 Felipe Augusto les concede una
carta que consagra su poder absoluto sobre la ciudad de Arras, al considerar que los échevins son
infalibles durante su mandato, que se renovaba cada 14 meses pero de forma hereditaria.
5 Vid. J. Lestocquoy, Vie sociale et économique à Arras du XIIè au XVè siècle, Arras, Imprimerie
de la nouvelle société anonyme du Pas-du-Calais, 1941.
6 Justamente una de las cofradías más importantes es la de los Juglares y burgueses de Arras.
Vid. R. Berger, Le Nécrologe de la Confrérie des jongleurs et des bourgeois d’Arras (1194-1361),
Arras, Mémoires de la commission départamentale des monuments historiques du Pas-du-Calais,
1963, 9/2 vols.
7 “L’Oeuvre de Jean Bodel et le renouveau des littératures romanes”, Romania, T. 112, 1991,
p. 317.

544 ANTONIA MARTÍNEZ PÉREZ
la plus abondante et la plus originale qu’ont ait vue dans les centres urbains
du XIIIème siècle. Ils ont écrit, ou on a composé pour eux des chansons, et
des jeux-partis par dizaines, des fabliaux, des dits moraux, les plus anciens
congés connus... 8 ”.
Esta mancomunidad tuvo, pues, su correspondencia en el ámbito literario con
una brillante actividad poética, ya alejada de la preceptiva cortés, e iniciadora de
lo que se ha denominado el “lirismo aburguesado” 9 . Como nos recuerda Bédier,
“los burgueses tenían sus poetas: ellos mismos eran poetas, y se organizaban en
cofradías” 10 . Estos poetas pueden ser comerciantes, clérigos casados o simplemente
escritores profesionales, pero bajo el mecenazgo de la burguesía. Será, pues,
muy frecuente encontrar en los poemas artesianos de esta época a los más ricos
burgueses, los Nazart, los Pouchin, los Amion, los Estourion, los Louchard, etc.,
es decir, todos aquellos cuya generosidad llega a los escritores, y que son continuamente
alabados y celebrados en sus obras, como aparecen en los Congés. Del
mismo modo que estarán los representantes de los distintos estamentos de poder
y administrativos, como el mismo gobernador de la ciudad (el “castelain”), así
como el alcalde y sus regidores municipales. Con ellos no pueden faltar amigos
y conocidos en general. A borbotones, verso tras verso encontraremos la apelación
a una numerosa tropa de ciudadanos de los que, con amistad y gratitud se
irá despidiendo. Lo hará formalmente, estrofa a estrofa, hasta un total de 45 en
Bodel, 58 en Fastoul y 13 en Adam de la Halle, siguiendo la estructura de la
llamada “estrofa de Hélinand”. Ésta, compuesta de doce octosílabos aab aab bba
bba, constituía uno de los modelos más fuertemente rítmicos de la versificación
medieval y es utilizada hasta el siglo XV para composiciones de carácter grave o
moralizante, lo que explica su elección por parte de sus autores. A su vez, cada
estrofa, sin variar mucho el esquema sintáctico, se dirige a un destinatario nuevo,
y todo el poema teje sobre la trama de una situación personal una posterior
meditación de alcance general.
III. En Bodel y Fastoul, la extensísima convocatoria de casi doscientos personajes
en apenas cien estrofas, estará unificada y justificada por el hilo temático de la
Despedida, ese adiós personalizado, a todos aquellos y cada uno en particular de
8 “Bourgeois et littérature bourgeoise dans les anciens Pays-Bas au XIIIème siècle”, Revue
de L’Université de Bruxelles, 1978, nº 4, p.434.
9 Vid. J. Frappier, La poésie lyrique en France aux XIIème et XIIIème siècles. Les auteurs
et les genres, Paris, C.D.U., 1966, pp.208-211.
10 J. Bédier, Les Fabliaux, Paris, Champion, 1964, p.374.

LOS DESTINATARIOS DE LA DESPEDIDA EN LOS CONGÉS DE JEAN BODEL, DE BAUDE FASTOUL ... 545
los amigos, protectores y conciudadanos, que antes y ahora les han ayudado, protegido
y con los que han compartido momentos de felicidad. La habilidad poética
y el extremo carácter personal que le confieren sus autores transforma, en estos
versos, lo que podría parecernos una extensa numeración prosaica de personajes
a los que se les dice adiós, en uno de los modelos más intimistas y emotivos de
poesía personal. Se alza la voz patética de un poeta dolorido, repudiado a causa
del contagio, que tan sólo siente alivio con la evocación de todas aquellas personas
de las que considera necesario despedirse y el sentimiento religioso de estar
ganándose el cielo con su dolor. En principio, por tanto, tan sólo ese Adiós sentido,
cercano, de amigos, vecinos, benefactores, de lo cotidiano, parece importar.
En estos momentos de enfermedad, miseria, dolor y muerte no hay lugar para el
resentimiento o la burla, como sí lo encontraremos en Villon. Todo ello expresado
con un estilo directo, con gran vivacidad y una caracterización individualizada y
afectiva de aquello y aquellos que le rodean.
Evidentemente una de las primeras diferencias entre los Congés de Bodel y
Fastoul es la cantidad numérica de personajes que aparecen en ambos poemas.
Baude Fastoul en la larga lista de su adiós incluye más de 120 nombres propios,
mientras que Jean Bodel no pasa de la cincuentena y, aunque sea un poco más
corto su poema, trece estrofas, la diferencia es notable. Bodel intenta individualizar
a cada uno de los personajes que cita, con sus atribuciones, las relaciones particulares
con él mantenidas, alguna anécdota, vivencias o puesto que desempeña en
su ciudad. Salvo escasas excepciones, en las que aparecen dos o tres personajes,
suele dedicar una estrofa entera a la persona de la que se despide. Él hace de la
evocación de cada nombre una caracterización sentimental e individualizada del
mismo, de modo que la despedida es ante todo emotiva y personal, sin generalidades
vanas. Señala de cada uno su actuación individual: su generosidad (v.29),
en ocasiones, casi infinita (vv.377-378); cómo le han ayudado y alimentado (v.50);
el coraje de verle, pese al peligro de contagio (vv. 60, 285), y mostrarse siempre
complacientes con él (v.52). Con ellos ha pasado los momentos más alegres de
su existencia que ahora evoca con infinita nostalgia (v.290-294), pues su corazón
necesita un contacto humano que su aislamiento le imposibilita, sumiéndolo en
la soledad.
Sus protectores son identificados igualmente de manera individualizada, con
sinceridad y con un sentido carácter personal. Explica los motivos de afección
que lo unen a cada uno. Dirá de Gilberto de la Sale que es un gran caballero,
expresando su belleza y elegancia (92-93). La cortesía es la característica primordial
del “gobernador de Beaumetz” (vv.127-128). Son de resaltar las cualidades
más humanas de Bauduin Sotemont, así como su capacidad para amar a todo el

546 ANTONIA MARTÍNEZ PÉREZ
mundo (v.56); etc. Evidentemente tampoco faltarán las observaciones generales,
como cuando expresa la gran generosidad de los que siempre socorren a los más
desgraciados, así lo hace Simón de Izel (vv.40-42). Recuerda entrañablemente a sus
conciudadanos más cercanos, a su médico de cabecera, “maestro Jofroi” (v.302),
que tan bien ha sabido cuidar la cabeza de un pobre leproso, o sus compañeros de
la Cofradía que le atendieron en los inicios de su enfermedad (vv.520-522), esos
“leales cofrades” (v.519), y sus queridos compañeros (v.517). Y no falta un adiós
para sus contemporáneos y gentes de la comunidad de Arras (vv. 458-459).
El relato en primera persona deja con frecuencia paso a la invocación de
segundos personajes a los que se les encomienda la misión que él no puede
cumplir. Así el autor apelará a Pitié (Miseria) y Ennui (Pena, Dolor) para que se
despidan en su nombre de sus amigos. E incluso los hará intervenir en su propia
existencia, dirigen la nave de su vida (XVII). Abstracciones que aparecerán personificadas
y que emprenderán incluso viajes para llevar a cabo el mandato del
autor, cuando éste se vea forzado a no desplazarse de su entorno (XI,XIX, etc.).
Se consigue así una gran variedad en los incipit de cada estrofa y un paso casi
inmediato del realismo a la imagen. Asimismo, a través de estos apóstrofes puede
el autor plasmar el dramatismo de una enfermedad que lo atormenta y destruye,
uniendo a su desmoralización espiritual su deterioro físico que lo corrompe hasta
la putrefacción, con una visión un tanto grotesca y macabra de la enfermedad. Con
ella pierde toda esperanza de felicidad, Joie (Alegría) lo abandona, en él tan sólo
habitarán Anui y Pitié (Pena y Miseria), términos que transmiten el doble dolor
de este mal, puesto que se trata de un sentimiento tanto físico como moral, por
el repudio que el miedo al contagio suscita. Y qué mayor tragedia que confesar
que se encuentra “medio sano medio podrido” (v.60). A él se une el moral, el
de la propia vergüenza que implica la enfermedad, que le lleva a esconderse, a
apartarse y esquivar a amigos y conocidos (373-375). Como él mismo confiesa,
Honte (Vergüenza) le humilla y lo corroe, le tiene temor y le causa preocupación
(vv. 152-154), puesto que es una enfermedad que produce el repudio de todo el
mundo y la afrenta verbal (vv. 245-246). Esta situación es finalmente más dolorosa
y cruel cuando se compara con la felicidad extrema de otros momentos que ya no
puede disfrutar (v.246). Cesa toda actividad de tipo social, toda diversión, y esta
despedida de amigos y conocidos constituirá una de las experiencias más dolorosas
(vv. 46-48), y tal vez sea el único consuelo posible, el único de los deseos que
pueda cumplir. Es pues necesario mencionarlos a todos, con sus nombres y sus
actuaciones concretas. Materializarlos en el poema con la escritura es una forma
de poder mantenerse próximo a ellos, vivo. Cada nombre evoca un recuerdo,
una experiencia vivida que adquiere forma y se materializa, puesto que a partir

LOS DESTINATARIOS DE LA DESPEDIDA EN LOS CONGÉS DE JEAN BODEL, DE BAUDE FASTOUL ... 547
de la entrada en la leprosería todo deja de existir, la vida en ella será como una
especie de muerte en vida (v.390). Hay, pues, una perfecta concordancia entre la
concreción “materialista” y real de los individuos de los que se despide y las personificaciones
de las abstracciones sentimentales. Del mundo de lo real al mundo
de las imágenes poéticas.
Estrofa a estrofa se sistematiza la despedida. Cada una suele desarrollar
dos bloques temáticos, uno concerniente al poeta con el lamento de su penosa
situación, y otro en torno al sujeto de la despedida –que en Bodel suele ser uno
por estrofa–, con la valoración y exaltación de sus cualidades o los favores de
él recibidos. Del primero que la efectuará será de Jean Bosquet (II), el lugar de
prelación será puesto a conciencia, y con la entrega de lo mejor del autor: su corazón,
que, por otra parte, es lo único que le queda sano. Se despedirá de Simón
de Izel (IV), una persona que es capaz de ayudar y levantar a los más abatidos;
de Bauduin Sotemont (V), bondadoso e inclinado a hacer el bien; de Teobaldo
de la Pierre (VI), ante el que se lamenta de su desesperada situación; de Bretel
(VII), a quien le comunica la necesidad de abandonar esta sociedad. Esta misma
estructura de una estrofa por personaje continúa con la introducción de los
apóstrofes, serán Miseria, Pena, Corazón, Dolor, Alegría, los invocados para que
transmitan o ejecuten los mensajes que él no podrá llevar a cabo. Así mandará a
Pena (VIII) para que lleve a Gilberto de la Sale su despedida; a Roberto Louchard
que le comunique su tristeza; a Wibert y Ansel de Beaumont y al señor Mahiu
(XIV) cómo lo reclaman los leprosos de Méaulens y Beaurains. También Pena
será la encargada de despedirse de su médico de cabecera, de Jofroi (XXVI) que
tan sólo su habilidad es la que le hace posible actuar en una cabeza prácticamente
podrida. A Alegría (XI) para que vaya cabalgando hasta Beaumetz y salude al
gobernador. A Miseria (XVII) le encargará la misión de explicar al gobernador
de Arras y a su hijo Baudouin su estado de deterioro; pues su valor es el del
“despojo de un diezmo” y tan trastocado que “en invierno florezco / me cubro
de escarcha cuando es verano, Yo reverdezco a destiempo. (vv. 197-199)”. Este
mismo tono de conmiseración lo utiliza cuando recurre al alcalde de Arras y a
los recaudadores de impuestos, pidiendo que se apiaden de su situación y pueda
conseguir la plaza en la leprosería (XL).
En algunas estrofas, muy pocas, se despide de dos o tres personajes como
máximo, Roberto Cosset y Mahiu (X); Pieron Wasquet y Simón Durand (XIX);
Marin Verdiere, Beltrán, Mahiu el For. Y, en la mayor parte de los casos, se
trata de miembros de una misma familia. A Roberto del Dent y a Bernardo
(XVIII), etc. Pero, excepto en estas pocas ocasiones, no aparece más de un
personaje en cada estrofa, con lo que queda el espacio para el esparcimiento

548 ANTONIA MARTÍNEZ PÉREZ
de la pena del poeta y la alabanza de las cualidades del personaje del que se
despide. Bodel en una expresión de amistad sin límites siempre tiene en cuenta
a los amigos evocados muy por encima de su sufrimiento personal. Hasta tal
punto que la limosna de sus amigos se convertirá en recompensas divinas (vv.
32; 394-395, 397). Incluso en el momento más agudo de su enfermedad, sus
fuerzas se encaminan a expresar el ruego de salvación para ellos (vv. 256-59),
con una emotividad realzada por la generosidad de sentimientos. Igualmente
él, que no se ha podido ir de cruzado por la enfermedad, pide para éstos la
protección divina (vv. 429-430).
Frente a Fastoul, en Jean Bodel no se encuentraban personajes literarios de
renombre ni tan explícitamente evocados como en aquél. No obstante, Ch. Jacob-
Hugon ha intentado ver en la onomástica bodeliana de los Congés toda una serie
de nombres que han formado parte de sus obras literarias: Berart (v.265), uno de
los héroes de la Chanson de Saisnes, Caignet (v.421), personaje del Jeu de Saint
Nicolas, etc.; o que pertenecen al ámbito literario, como Garin (v.241), identificable
con Warins li joglere, Renaut de Biauvais, conectado con Jean Renart, entre
otros, etc. 11 . Finalmente en una sociedad sumamente religiosa, Dios no puede ser
olvidado. Se evocación es continua. Ante tanto dolor, sólo Él podrá proporcionarle
consuelo y hacerle concebir alguna esperanza. En principio se produce una revuelta
contra el dolor, ante este castigo, pero después evoluciona hacia un sentimiento
de aceptación para el bien del alma, y llega a una especie de “heroísmo cristiano”
12 , al pedirle a Dios que apacigüe su dolor para que el alma sea liberada de
toda deuda (v.187-192). No se olvida de la Virgen, la gran mediadora (v. 493).
La Cofradía está bajo su protección, saluda también a la Santa Candela, santuario
de la Cofradía (505-507). No pudiendo besar la Candela de los Ardientes, se
contentará con besar la torre.
Sus evidentes aciertos expresivos con un vocabulario concretizador y
realista, con alusión a oficios y sus materiales, con gran cantidad de términos
e imágenes tomados del juego, de la vida y de actividades cotidianas 13 , viene
realzado por la evocación de nombres concretos. No es una despedida generalizada.
Son personas individualizadas y materializadas de las que él quiere
11 L’Oeuvre jongleresque de Jean Bodel. L’art de séduire un public, Paris-Bruxelles, De Boeck-
Larcier, 1998, pp.304-306.
12 Ch. Foulon, L’Oeuvre de Jehan Bodel, Rennes, Imprimeries Réunies, 1958, p.742.
13 Señala Ch. Jacob-Hugon que lo pone todo en práctica para conseguir este impresión de
lo real: “apostrophes à des personnalités identifiables, références au contexte social et économique
de l’Arras de la fin du XIIème siècle, métaphores jouant sur le registre du vocabulaire quotidien
de la ville et de la campagne, omniprésence de l’argent qui ne peut manquer de séduire un public
bourgeois tout en rappelant la condition matérielle précaire du jongleur”.Op. cit. p.327.

LOS DESTINATARIOS DE LA DESPEDIDA EN LOS CONGÉS DE JEAN BODEL, DE BAUDE FASTOUL ... 549
despedirse. Nombre a nombre, familia a familia, amigo tras amigo, conciudadanos
de Arras, representantes, altos cargos, todos tienen que ser evocados, con
nombre y apellido, para poder tejer la extensa red social burguesa y literaria de
la comunidad de Arras a la que pertenece y de la que tanto le costará alejarse.
Con ello se adhiere a la frecuencia con la que los poetas artesianos del siglo
XIII se citan 14 . En casi todas las obras mencionan a sus amigos y enemigos.
Raramente los autores nos dan informaciones sobre ellos mismos, puesto que su
existencia toma relieve en sus relaciones recíprocas, en su participación en la
colectividad. Esta tendencia llega a su punto álgido en los Congés, que parecen
concebidos para este propósito, constituyendo la más amplia evocación nominal
literaria de la época.
IV. El número de personajes cambia sustancialmente en los Congés de Baude Fastoul.
La proporción numérica habla por sí sola. Jean Bodel, con cuarenta y cinco
estrofas, presenta unos cincuenta nombres, mientras que Baude, con cincuenta y
ocho estrofas, introduce a más de ciento veinte. Su sociabilidad es muy evidente
en el poema, así como la intensidad de sus relaciones públicas, mayor e inclinada
de manera más notoria que en Bodel hacia cargos públicos y ricos mecenas
burgueses. Fastoul mantiene en general temática y procedimientos similares a los
de Bodel, aunque difieran un poco en sensibilidad y arte literario. En el relato
de la enfermedad, Fastoul, que estaba en un estado más avanzado de deterioro
físico, emplea descripciones más fuertes, haciendo casi evidente su monstruosidad
física, con una imaginación un tanto macabra y no ausente de un cierto humor
negro. Pero en líneas generales, como Bodel, manifiesta su dolor y el repudio de
los demás, escribirá sobre su tormento, y, como consuelo, los méritos ante Dios.
Sigue, como Bodel, la lógica de que los suplicios corporales se transforman en
donativos para el alma. Del mismo modo considera que la lepra ha sido enviada
por Dios para la expiación de sus pecados. Fastoul no hace ninguna petición a la
Virgen ni a su protección, como lo hiciera Bodel (vv.493-504 y 523-528), pero
sí expresa su pena por no poder llevar la Candela, evidentemente de la Cofradía
de los Ardientes y hay otra alusión a la Caridad de todos los santos, que podría
tratarse de otra cofradía a la que perteneciese.
Hay un punto de diferenciación entre Bodel y Fastoul importante en este
apartado de los personajes evocados, y en relación con la mayor “manifestación
social” en Fastoul, y es la percepción de la enfermedad por ambos. Indica a este
14 Vid. Chansons et dits artésiens du XIIIème siècle, Ed. de A. Jeanroy y H. Guy, Genève,
Slatkine Reprints, 1976 (reed. de 1898).

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respecto M. Zink 15 que Baude Fastoul quiere mostrar a las miradas de sus contemporáneos
su monstruosidad física como signo de su sufrimiento y causa de su
vergüenza, mientras que Bodel expresa el sufrimiento de la vergüenza que hace
nacer en él la mirada de sus contemporáneos. Bodel presentaría una postura más
resentida, de menor resignación ante esta enfermedad. Fastoul podría buscar un
alivio de su mal exhibiéndolo a los ojos de los demás, mientras que para Bodel
son factores que contribuyen a su propio mal. En este sentido serían ellos personajes
del poema antes que reales destinatarios.
Frente a Bodel, la media de personajes evocados es de unos tres por estrofa,
aunque evidentemente no se realiza de manera invariable. No duda en dedicar
incluso dos estrofas a los miembros de una misma familia, si ésta es muy importante
como ocurre con los Poucinois (III, IV). Y al principio del poema se
suceden varias estrofas con la despedida de un solo personaje, Pedro el Anstier
(V), Nicolon de Castel (VI), Señor Audefroi (VII). Después lo hará de dos o tres
miembros de una misma familia, de Cabot y Enrique Amion (IX); de los tres Fastoul,
posiblemente sus parientes, Colart, Baude y Josin (X). Pero lo más frecuente
es que al menos aparezcan dos personajes por estrofa y aumente el número en
otras tantas. Se despedirá, pues, de Pierron Cosset y de Boine Hane, de Jacob y
de Juan el Ver (XV), aún a riesgo de que la despedida sea más impersonal. De
hecho en la estrofa XVI, al despedirse de Reinaldo de Baudimont, indica que con
él serán mencionados, Enrique Reviaus y Gras de Biaumont, puesto que tiene
que cumplir con ellos. Vemos pues cómo del saludo emotivo se pasa al saludo
de cumplimiento. Evidentemente, el aumento masivo de nombres aludidos hace
que la evocación pormenorizada sea más difícil. Se reduce, pues, el número de
versos dedicados a la descripción de atributos, relaciones o amistad. A veces se
suceden de manera vertiginosa los nombres propios de los que desea despedirse.
Lo hará, en la estrofa LVII, además de todos los “ballesteros”, de Juan de Castel,
el comandante; de Enrique Derekin, de Pedro Revelar, de Renier, de Habar, de
Hane el Mercier y de Bauduïn el Candelier. Siete nombres en una misma estrofa,
produciendo la inevitable pesadez enumerativa. Es la penúltima estrofa de sus
Congés y parece que le preocupa dejarse a alguien en el tintero.
Como hemos señalado anteriormente, se intensifica la despedida de nombres
importantes de los que ha podido recibir todo tipo de ayuda y protección,
de forma correlativa como si hubiese una cierta unificación por el rango social.
En la estrofa XXXI recuerda al señor Gilles el viejo (XXXI), identificado por P.
15 “Le ladre, de l’exil au Royaume. Comparaison entre les Congés de Jean Bodel et ceux de
Baude Fastoul ”, Senefiance, 5, 1978, p.80.

LOS DESTINATARIOS DE LA DESPEDIDA EN LOS CONGÉS DE JEAN BODEL, DE BAUDE FASTOUL ... 551
Ruelle 16 como Gilles de Neuville-Wistasse, señor del Pré-dessous-Lens e hijo de
Gilles I 17 . En la siguiente mencionará a sus dos hermanos (XXXII), dejando bien
evidenciada su superioridad social, pero, aun siendo consciente de ella, no quiere
dejar de despedirse, aunque jamás se aproximará a ellos. A continuación (XXXIII)
lo hará del señor de La Thieuloye, “al que solía servir”; y de un caballero que
posee los feudos de Hacecourt y de Vimy y continúa (XXXV) con el gobernador
(“castelain”) de Arras. Y en la próxima lo hará del señor de Renenges, bajo cuya
protección estuvo el poeta. En la XXXVIII, se despedirá de los Nasart, familia
de banqueros de los más importantes de Arras, que solían ser bastante generosos
con los poetas. No faltarán otros ricos burgueses y mecenas importantes, como
los Poucinois –la misma familia presente en Jean Bodel, y de la que uno de sus
miembros sufragaría los gastos del viaje de Adam de la Halle–, o el banquero
Audefroi Louchard. De manera mucho más evidente que Bodel, Fastoul menciona
a conocidos hombres de letras, trouvères de la época como Jean Bretel (abuelo),
Lambert Ferri o, posiblemente, Adam de la Halle y la heredad literaria de Jean
Bodel, pues, aunque confiesa que quiere heredar la plaza que Bodel tenía en la
leprosería, en realidad se trata del manifiesto de su tributo literario:
“ Eskievin ont trouvé un brief
Ke je doi recevoi le fief
Ki vient de part Jehan Bodel (vv.226-228) ”.
[Los regidores han encontrado un escrito / de que yo debo recibir el feudo
/ que viene de parte de Jean Bodel].
Incluye algún personaje literario como “el rey de la Tabla Redonda” (v.86), “el
rey de Escavalón” (v.72) o Aliori (del linaje de Ganelón) (v. 129). Todo un círculo literario
y burgués que es el más acertado retrato social de este siglo XIII artesiano.
V. En Adam de la Halle la evocación de los personajes de los que se despide en
su Congé va muy en consonancia con el proyecto en él enunciado de ir a cursar
estudios a París, como también lo haría en el Jeu de la Feuillée 18 . Ha dedicado
16 Op. cit. p.198.
17 Tuvo un hijo único Ridel (sobrino del Ridel del v.373), que a su vez tuvo otro que se
llamó también Gilles, pero éste sería un niño cuando se escribieron los Congés, ello explicaría el
calificativo de el Viejo aplicado a su abuelo. Gilles de Neuville, tenía un hermano mayor y dos
menores, Ridel de Neuville y Jean Brisegaux. Estos dos hermanos son los que aparecen citados en
el verso 373 y el bacheler del verso 379 tiene que ser su padre, Gilles I.
18 Proyecto que constituirá el hilo conductor del Jeu de la Feuillée. Adam nos dice que se
enamoró de María, su mujer, pero su enamoramiento es en realidad una enfermedad de amor y

552 ANTONIA MARTÍNEZ PÉREZ
demasiado tiempo a amores vanos y es el momento de reiniciar sus estudios, a pesar
de las risas y escepticismo de sus camaradas. En una situación menos dolorosa que
sus antecesores, pero con la misma estructura estrófica, lleva a cabo su despedida,
de protectores, a los que adula, de su esposa, y de las gentes de Arras.
En los inicios del poema serán pues el Amor y la ciudad de Arras los destinatarios
de su despedida. Deja atrás su vida dedicada a amores vanos y le dice
adiós a María, “tesorera de su corazón”, en un guiño tal vez a la separación del
amor cortés. Y la otra gran protagonista de la primera parte de su poema lo será
la ciudad de Arras, tantas veces aludida en las canciones y los dits artesianos de
esta época 19 . Su evocación va unida al sentimiento de amor-odio que la misma
le produce, manifestando la influencia negativa que esta ciudad, y sobre todo su
sociedad tendrá en su vida personal. La ama pero al mismo tiempo la critica, por
su decadencia y la degradación a la que la han llevado algunos de sus conciudadanos:
“Arras, Arras, Vile de plait
Et de haïne et de detrait,
Qui soliés estre si nobile, (vv.13-15)”
[Arras, Arras, ciudad de intriga, / De odio y de injuria / Que tan noble
solíais ser].
Parte de estos conciudadanos, sus protectores de los que espera ayuda para
cumplir su proyecto de cursar estudios en Paris, serán, sin embargo, agasajados y
adulados de manera desmesurada. Al despedirse de ellos, de los que espera gran
generosidad, en realidad lo que emite es un elogio exacerbado de los mismos.
De un total de trece, dedica seis estrofas a cantar la gloria de los ricos burgueses
(Simón Esturion:VII; los hermanos Normant:VIII; los Poucinois: IX y X; los dos
Nazart: XI y XII). No escatima elogios para Jacques Poucin, en su mesa no tiene
aspecto de burgués, sino de un emperador, “ne sanle mie bourgeois as sa taule mais
emperee. (vv.101-102) 20 ”. Se despide de sus compañeros –grandes burgueses– con
emoción y agradecimiento por lo que le han dado y desafía a los falsos profetas
que han dudado de su resolución. En esta evidente vanagloria, los signos de
manifiesta el deseo de rehacer su vida e ir a estudiar a París. Vid. El Teatro de Adam de la Halle:
Le Jeu de la Feuillée, Le Jeu de Robin et Marion. Introducción, Traducción y Notas de A. Martínez
y C. Palacios, Universidad de Murcia, 1989.
19 Guy-Langlois, Chansons et dits, op. cit.
20 Estos mismos burgueses de Arras son los que en el Jeu, avaros y miserables, llevan la
avaricia y la usura a la ciudad.

LOS DESTINATARIOS DE LA DESPEDIDA EN LOS CONGÉS DE JEAN BODEL, DE BAUDE FASTOUL ... 553
amistad son menores en Adam que en Bodel o Fastoul, menos tiernos, y aumenta
la brillantez de sus alabanzas. Entre otras circunstancias, por la misma extensión
de los poemas, no se teje en Adam la extensa red social burguesa y literaria de
la comunidad de Arras presente en Bodel y Fastoul. Ausente la marginación y el
dramatismo de la enfermedad, tampoco se evoca la exclusión social, la muerte
en vida y el dolor de sus antecesores en los Congés, cuya experiencia personal
se dramatizaba más en la particularización de la vida social.
VI. A modo de conclusión, es de destacar en los Congés la extensísima convocatoria
de más de doscienta personas en unas cien estrofas. Es toda una avalancha
de personajes concretos, con nombres, apellidos, situación social y todo tipo de
referencias “domésticas”. Pero esta enumeración, lejos de resultar prosaica, da
paso, por la habilidad poética de sus autores, a una de las primeras manifestaciones
de poesía personal y emotiva, engarzada a través del hilo temático de la
Despedida, ese adiós personalizado a todos aquellos y cada uno en particular de
los amigos, protectores y conciudadanos, que antes y ahora les han ayudado, protegido
y con los que han compartido momentos de felicidad. Pues, tras el adiós
de cada uno de los personajes, se va alzando la voz patética de un poeta dolorido,
repudiado a causa del contagio, que tan sólo siente alivio con la esperanza de la
salvación cristiana y la evocación de todas aquellas personas de las que considera
necesario despedirse y de las que se siente más próximo con la materialización
en la escritura de los momentos compartidos. En principio, por tanto, tan sólo ese
Adiós sentido, cercano, de amigos, vecinos, benefactores, de lo cotidiano, parece
importar, el del amigo que vive en la calle Chevremont o Doucet, con el que ha
compartido momentos de necesidad y alegría, el del protector generoso que en
tantas ocasiones le ha socorrido, el del médico que procura su curación, el del
guardia municipal que controla el almacenamiento de mercancías… Ante ellos
se siente la necesidad de expresar los sentimientos más íntimos de dolor físico
y espiritual, por un cuerpo putrefacto y la humillación del repudio, que, con su
arte, se transforma en la expresión universal del poeta dolorido. Pero este impulso
también responde a un contexto socio-literario específico de Arras en este siglo
XIII, contribuyendo a tejer toda una red literario-burguesa de estos momentos.
Los poetas artesianos no dan informaciones sobre ellos mismos, pero se citan,
alaban sus virtudes, critican los problemas monetarios, de usura, la situación moral
de la ciudad que tanto aman, pero que en ocasiones vituperan por la decadencia
en la que la han sumido. Esta tendencia llega a su punto álgido en los Congés,
que parecen concebidos para este propósito, constituyendo tal vez la más amplia
evocación nominal literaria de la época medieval.

AMBROSIO DE SALAZAR, LEXICÓGRAFO 1
Mª ISABEL LÓPEZ MARTÍNEZ Y EULALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
Universidad de Murcia
Ambrosio de Salazar, en la Historia de la Lingüística, es uno de los tratadistas
menos conocidos e incluso peor tratados por la crítica; sin embargo, su
obra Espexo General de Gramática en dialogos, para saber la natvral y perfecta
pronunciacion de la lengua Castellana, publicada en Rouen a principios del siglo
XVII (la primera edición data de 1614), ha sido sin duda la que más ha trascendido,
no tanto por sus conocimientos teóricos respecto a cuestiones gramaticales
sino por tratarse de un manual de enseñanza y aprendizaje de nuestra lengua a
extranjeros, concretamente a franceses. El Espexo supone una contribución de gran
valor para el estudio diacrónico del español así como para el del francés porque
el autor presenta la obra en formato bilingüe. Ambrosio de Salazar imparte su
doctrina recurriendo a la técnica del diálogo entre el maestro Alonso (Salazar)
y el discípulo Guillermo (un francés); profesor y alumno intercambian historias,
comentarios, anécdotas sobre nuestra lengua a lo largo de los siete días de la
semana que le servirán de marco expositivo.
La faceta de este tratadista como lexicógrafo ha sido ignorada por los estudiosos
de la historiografía lingüística, a pesar de que Salazar dedica parte de la
jornada VI y toda la jornada VII al estudio del vocabulario; en total podemos decir
que en estas más de 150 páginas y, siguiendo en su línea pedagógica, pretende enseñarnos,
contextualizando las palabras escogidas, cómo se usaba el léxico español.
1 Este artículo forma parte del Proyecto de Investigación Historia de las ideas lingüísticas
en la comunidad de Murcia.
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556 MARÍA ISABEL LÓPEZ MARTÍNEZ Y EULALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
Desde esta perspectiva podemos afirmar que, por la abundancia de expresiones
que aporta, esta sección constituye, sin duda, la más original e interesante desde
el punto de vista lingüístico.
Toda la jornada VI la destina a la conjugación de los verbos de acuerdo
con su tipología en español. Ambrosio de Salazar nos ofrece una extensa lista
de formas verbales en infinitivo porque considera que “… son el cimiento desta
plàtica… llaues de los verbos” (1614, 245, 280). Estos infinitivos aparecen acompañados
de las correspondientes primeras personas del singular del presente de
indicativo 2 y siguiendo, según el mismo testifica, “la orden del ABC, por que se
hallen con mas facilidad” (1614, 246); propósito que sólo lleva en parte debido
a que ordena las palabras por la letra inicial sin atender al resto de letras que las
configuran, olvidándose en otras ocasiones hasta de dar la entrada correspondiente.
Este corpus de infinitivos no es demasiado valioso desde el punto de vista de
la lexicología ya que no nos presenta su significado, excepto en algunos verbos
escogidos al azar y definidos dentro del ámbito de una frase. No encontramos la
razón científica que justifique el por qué de su elección, ya que si bien algunos
de los que define tienen dificultad para su comprensión, especialmente los que
expresan acciones muy especializadas o técnicas como forragear 3 , guindar 4 o
manear 5 , por el contrario, quedan sin definir orlar, barbechar o broslar, cuyo
significado echamos en falta y, sin embargo, se explican otros como florecer 6 ,
madrugar 7 , o lloviznar 8 que no ofrecen dificultad alguna para su entendimiento.
Esto es una muestra más de cómo Salazar huye de toda sistematización a la
hora de ofrecer su teoría, únicamente será su propia experiencia la que le guíe
en sus explicaciones.
En concreto, las formas seleccionadas por Salazar son: aguar (249), amargar
(250), amaynar (251), aposentar (252), caber (256), estancar (263), estrellar
(263), encarecer (264), empreñar (264), florecer (265), fundar (265), forragear
(265), fregar (265), frisar (265), guiñar (266), graznar (266), guindar (266),
2 De los verbos que él considera defectivos obviamente no ofrece la primera persona del
singular.
3 “…forragéo, esto se dize por los criados de los soldados que van à la pecorea”, (1614,
265).
4 “…guindo, esto se dize quando se sube alguna cosa en alto con vna guindaleta” (1614,
266).
5 “… maneo, se dize por manear vn caballo” (1614, 269).
6 “… esto se dize por los arboles ò plantas” (1614, 265).
7 “…madrugo, por la mañana” (1614, 270).
8 “…esto se dize quando comienza à llover poco à poco, por que quando llueve mucho se
dize llover” (1614, 269).

AMBROSIO DE SALAZAR, LEXICÓGRAFO 557
hoçar (267), jaspear (267), inmolar (267), imponer (267), instigar (267), labrar
(268), ladrar (268), luzir (268), lloviznar (269), macerar (269), manchar (269),
manear (269), manosear (269), marcar (269), madurar (270), madrugar (270),
ondear (271), olear (271), pechar (272), quartear (273), rebañar (274), surcar
(275), zelar (278).
Tras la lectura minuciosa de las explicaciones que presenta de algunos de
estos infinitivos, salta a la vista la falta de uniformidad en el criterio en el que se
basa, ya que mientras que a veces el autor del Espexo nos da el significado de la
palabra, como por ejemplo en graznar 9 (“esto se dize por el grito del cuervo”),
otras, verbigracia en empreñar (“empreño, esto se dize por las mugeres”), la
palabra queda sin definir; en ocasiones, como en rebañar (“rebaño, es tambien
el de ouejas”) se sirve del criterio de la vinculación entre “rebañar” y “rebaño”,
siendo en este caso la homonimia la que recuerda a Salazar que “rebaño” tiene
algo que ver con las ovejas 10 . Por otro lado, en casos como manchar (“mancho,
esto es equiuoco, manchar la honrra”), en vez de presentar su primera acepción,
alude a la que se utiliza por asociación con ella. De estas reflexiones se deduce
que nuestro autor no era maestro en el arte de la definición y, por ello, suplía
esta deficiencia recurriendo a los diferentes usos que él conocía de cada entrada,
de ahí la fórmula introductoria: “esto se dice por”.
No obstante, no podemos valorar a Salazar como lexicógrafo hasta que no
leamos la jornada séptima dedicada, según su propio testimonio, a “palabras que
hazen equiuocos 11 (que siruen à muchos entenderes) y otras phrasis y maneras
de hablar muy curiosas y que ayudan al estudio desta lengua Castellana” (1614,
372). En sus 143 páginas presenta alrededor de 210 entradas, la mayoría polisémicas,
entre sustantivos, verbos, frases hechas, etc., siguiendo en todas ellas “la
orden del A,B,C, para que vea mejor el nacimiento de cada vna” (1614, 373).
A pesar de las observaciones que se le pueden imputar al leer algunas de estas
entradas, como vamos a comentar, no debemos olvidarnos de la riqueza informativa
que nos aportan los distintos matices semánticos en los que apoya algunas de sus
definiciones, siempre preocupado en facilitar el uso del castellano (hay que tener
presente el carácter pedagógico que le impulsó a escribir esta obra).
9 A propósito de este verbo Covarrubias habla de las aves en general, no del cuervo; esta es
su definición: “Formar la voz en el gaznate, como lo haze el ánsar, cuya voz se llama graznido”
(1611, 657). Por consiguiente Ambrosio de Salazar, en este caso concreto, se muestra mucho más
preciso.
10 Cf. Covarrubias (1611:897) coincide también con nuestro autor en la relación rebaño/
rebañar.
11 Lo que Ambrosio de Salazar entiende por ‘equiuoco’ es lo que nosotros hoy denominamos
acepciones de una palabra o sus distintos significados.

558 MARÍA ISABEL LÓPEZ MARTÍNEZ Y EULALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
Nuestro autor, en esta jornada, al igual que en la sexta, se atiene al orden
del ABC e, igualmente, se limita a la letra inicial; así, por ejemplo y con relación
a la letra “a”: asma, aldabadas, aullar, a pie juntillas, apañar, a la par, antojos,
aguileño, alegre, adrede, ademanes, etc”. No solamente sigue este desorden respecto
a la presentación de los vocablos, sino que también es fácil detectar otros
errores formales en los que incurre, tales como incluir términos fuera de su grupo,
por ejemplo, reuentar en el grupo de la “a”, componer en la “d” y, por último,
ojos en la “n”; o bien, en el apartado dedicado a la letra “g”, cambiar su táctica
formal ya que no fija la separación entre las diferentes entradas, excepto en: guiñar,
guiar y grangear (456); así como, a partir de la letra “p” y, suponemos que para
agilizar la exposición, introducir varios lemas a la vez: peso, pesar (493); pecho,
pechar (495); picar, pìcaro, picarear (498) y papo, papar, sopapo (499); la misma
técnica encontramos con relación a la letra “s” (saber, sábia, sábio, sabìa [509])
y a la letra “t” (toldo, toldar [511]; texer, texedor [511]).
Manteniéndose en la misma línea que en la jornada anterior son muchas las
entradas que quedan sin definir; entre otras, y como muestra escueta: axuar (377),
comer (418), coger (420), carecer (421), castigar (424), acabar (379), acarrear
(380), afear (389), adereçar (385)…. Toda la información que obtenemos sobre
ellas es válida sí lo que pretendemos es aprender su uso comunicativo; es decir,
su pragmatismo dentro de una lingüística aplicada, pero en ningún caso si aspiramos
a encontrar un verdadero diccionario. Como ilustración traemos a colación
la explicación de axuar:
“Quando vno es tahúr se le dize es tal que iugarà todo el axuar.
Es vn boltàrio, juega los ojos no dexa alhaja en casa que no juegue.
Iuega lo suyo y lo ageno, no dexa roxo ny velloso que no juegue” (1614,
377).
Igualmente, hay que resaltar toda una serie de hechos que nos ponen de
manifiesto la inexperiencia de Salazar como lexicógrafo:
-Definiciones tautológicas:
“acordar: Acuerdese del acuerdo que hicimos los dos (385);
“ceuar: Se ha ceuado con el ceuo del regosto (407);
“florecer: Funda es vna funda para lo que se quiere guardar (448)”.

AMBROSIO DE SALAZAR, LEXICÓGRAFO 559
-Tratar verbos como sustantivos y adjetivos:
“Acercar: La cerca de la ciudad es fuerte” (393);
“oydo: Oye todo lo que quiere y no mas “ (492);
“cercar: Yo soy cercano de su casa” (406);
“durar: …La buena fortuna me dura poco y despues me fue dura… Ventura
ven y dura y no me seas dura… Es duro como azero se dize al que
es escasso” (430);
“ halagar: Es vn halagueño…” (469);
-Definiciones por asociación sinonímica:
llevar/traer: “Yo lleuo comigo à su hermana. Lléuose con el el dinero…Yo
traigo comigo à su hermana. Yo traigo el dinero… El verbo de traer ya
lo auemos declinado, mas à causa que traer y lleuar es casy vna mesma
cosa, y el lleuar tiene diversas significaciones en Frances, à sido necesario
ponerlos aquí por ejemplos de praxis, porque poniendolos à parte vuiera
sido menester dar mayor significación” (474-475);
Nadie/ninguno: “Nadie me quiere tanto como vos. No hago nunca mal
à nadie. No ay nadie en casa no se donde han ydo. Ninguno sera tan
atrevido como vos” (491).
-Definiciones por derivación:
“engolfar de golfo: (452), agarrada de garras (453), desollinar de hollín
(457), hazendado de hazienda (465), lançadera de lançar” (472).
-Digresiones en mayor o menor medida, muy numerosas en esta jornada; a
título de ejemplo y con el fin de ilustrar esta técnica definitoria de Salazar, traemos
a colación dos entradas: dessear y damas:
“dessear: Lo que los ojos veen, los oydos oyen, las narizes huelen, y el
coraçon dessea, se viene todo a rematar à pedir gullorias. Donde no ay de
que, muestran rostros de carátulas, arrugadas,llorosas, mudas, ahulladoras,
apelmazadas, y el enamorado viene à verse aguazado, hambriento, y
muerto de frio, y despues hazemil tropelías haziendosse gente de entiuion
y la valentona dados à dar vaya à cada vno y al cabo vienen à dar el
bacque en la pobreza, porque se acostumbran al vicio como Mithridates

560 MARÍA ISABEL LÓPEZ MARTÍNEZ Y EULALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
se acostumbró à beber tósigo, lleuolo poco à poco y hìzolo vezo cobrò el
àuito dello de tal manera que quando quiso salir del no pudo, porque siendo
vencido por los Romanos en la vegez, se quiso matar con el Tòsigo y no
pudo ny le valio: y si tomassen endereçados principios podriam alcanzar
buenos fines, porque el vso de las cosas en que los hombres se ensayaron
desde su juventud no pueden desasirse ny tienen maña para ello, y esto es
por no caer en la cuenta y viuir quietos en el buen asiento con cordura:
viene pobre y todos se burlan del como de mona, todos huyen del como
perro rabioso, y a todos huele mal como perro podrido, y quando vee que le
aprieta el inuierno busca ropa y leña. Quando carga la noche busca siquiera
vn pajar para albergarse. Quando le mata el hambre, mendiga, quando le
aflige el calor se va alas heras. Quando se siente enfermo acógesse alos
hospitales, y siempre va deaca para aculla como balcon. (442)
“damas: Quien dà mas tiene Dàmas. No ay puerta de hierro que no rompa
vn martillo de plata. No ay montaña tan alta que no la suba vn asno
cargado de oro. Las mugeres no buscan Mediros ny Adonis, antes buscan
à medir el amor con la vara del interes, Tienen las manos mas eficacia
que la boca. Son frias las razones sin dones. G. Señor Alonso, hazeme
reir viendo lo que me dize de las mugeres, pues yo digo que ay muchas
virtuosas y que viuen y han viuido santamente, que no ay paraque dezir que
miden el amor y la voluntad con la vara del interes. A. Oyga aun V.M. y
verà que lo que digo es verdad. Ellas son tan estrañas que si quiere mirar
à la fabula que se dize delos Egipcios que estimauan que el nacimiento
de la primera muger fue quando el Nilo salio de madre regando la tierra
que daron ciertos montones de tierra y como vino el calor se engendraron
muchas bestias estrañas entre las quales fue hallada la primera muger,
Mas según nuestra verdadera fé, ya se sabe como Adam fue el hombre
mas cumplido de gracias y perfecciones…” (432- 441).
A continuación, nos limitamos simplemente, para no extendernos demasiado, a
enumerar el resto de lemas en el que hemos detectado disgresiones semejantes:
“Assentar (387), atalayar (389), alçar (386), arrebatar (394), acomodar
(395), beherria[embriagado, borracho], ( 401),baxar (403),bancal (405,
introduce una canción popular), cortar (409), castrar (417, introduce un
enigma), cuajar (418),comer (418), curtir (422), dessollar (428), fantastico
(447),habla (459), hez (462), hato (464), hazienda (465), morir (476),
manchar (479), parir (496), rebuelta (502)”.

AMBROSIO DE SALAZAR, LEXICÓGRAFO 561
En otras ocasiones, para definir una palabra parte de frases de uso coloquial
y cotidiano, no válidas para caracterizar ningún tipo concreto de lengua por mas
que algunas parezcan inclinarse hacia lo estrictamente popular; así, la primera
acepción de amontonar: “Quando vno es escasso se le dize muere por amontonar”
(375).
Otras veces, la definición se basa en una enumeración de supuestos sinónimos,
v.gr. ahito: “Resfriàdo, poluoròso, sudàdo, cansàdo, enfadàdo, melancólico,
doloroso, triste, descolorìdo, desarropado y desalentado llegué en fin tal, fuera
de las manos de los corchetes, porquerones, velleguines que nos auian lleuado
como galgos en trailla…” (390)”.
A todas estas desviaciones del hacer estricto lexicográfico, tendríamos que
incorporar otras que, igualmente, suponen una ampliación desmesurada ajena al
arte de la definición pero que, no obstante, su valoración reside en el hecho de
que suponen un valioso aporte para el conocimiento sincrónico de la lengua en
su uso discursivo.
Entre otros, traemos a colación la aparición de:
-Cuentos ingeniosos:
“ mano: “ Ivan Latino fue un negro atezado que traxeron de Guinea de
edad de doze años, y fue comprado por Don Francisco de Cisneros Oydor
en la Chancillería de Granada, este negro era tan gracioso y de tan buen
ingenio… etc. (482- 487), salar: yo fuy por un saledizo de vna casa por
guardarme de la lluvia, y llegué por ver las mugeres de la Corte, de buenos
talles en la hermosura de sus años floridos y tocadas desta oruga y vicio
de la carne, en pocos dias marchitas… (506- 509)”.
-Refranes:
“andar: Andando los años anda la rueda como la lleuan anda el relox
según lo manean (380), arrimar: Arrìmate à los buenos y sera vno dellos
(388), acuchillar: El hombre acuchillado medio escarmentado…El hombre
apercibido: medio combatido…La madrastra, el nombre le basta…La
madrastra es el cuchillo de los hijos de su marido (396), arrendar: abarca
mucho y coge poco (398), b: Bendito sea quien sus cosas asea…Bien aya
quien à los suyos parece… Busca tres pies al gato y el tiene quatro (398),
boluer: Al enemigo que buelue la espalda, hazerle el puente de plata (399),
chapar: Caldelero vendeis barato? Echadle vna chapa en el culo à mi gato

562 MARÍA ISABEL LÓPEZ MARTÍNEZ Y EULALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
(407), calar: El melon y la muger, son malos de conocer (413), cantar:
Canta quien sus males espanta (415), curtir: No ay paraque curtir con su
amo el criado, por que dize el refran: que burlando ny de veras con su
amo no se han de partir peras (422), desnudar: Mas se saca del duro que
del desnudo (431), componer: Dormir no es profecia ny pensar sabiduria
(432), morir: Muera Marta y muera harta (476), navegar: Çùfrase quien
penas tiene que vn tiempo tras otro viene (488), quemar: El hombre se
quema de su amor por su loca aficion…Porque el hombre es el fuego.La
muger es la estopa. Viene el diablo y sopla (501)”.
-Juego de palabras:
Damas: “ Quien dà mas tiene Dàmas”(432), pelo: “ Cuando tuuieres vn
pelo mas quel pelo, à pelo te pela con el, dize las cosas muy à pelo, es tan
melindrosa que prende en vn pelo para enojarse la muy pelona” (494),
pecho: “Yo lo haré venir pecho por tierra, lo tomò apechos y assi se le
quedò en el pecho” (495), passar: “Yo la vide passar y entonces se me
passaron por el pensamiento mis passados amores” (498), callos: “Yo le
hize callear y auiendole mostrado el càllo, callò porque se espantó como
podia dar passo” (421).
- Frases y modismos coloquiales:
A pie juntillas:”Quando vno es Christiano viejo se le dize cree apie juntillas.
Puédeme creer à pie juntillas y en realidad de verdad” (374), trapala
trapa: “Que por vos la mi Señora cara de plata: correré yo mi caballo
ala trapala trapa” (416).
-Riqueza de matices semánticos: Antojos:
“Haze por el hilo de sus antojos. Quando alguno haze à su gusto, se le dize
haze como se le antoja haze à sus antojos. Es antojadizo. Engañamundos
terreno de necios. Antòjaseme de quererla bien. No puedo ver nada sin
antojos. Tòme los antojos y leigamos esto” (375), assentar: “Es vn hombre
muy assentado de maduro juicio. Assentò la piedra: esto se dize quando
vno habla alguna cosa bien dicha. Asiéntese en lo que dize mi e por si.
Haze assentadamente sus cosas. Assentéle vn sopàpo que vale quatro.
Assentélo de manera que no tuuo lugar de entonarse. Assenté los platos

AMBROSIO DE SALAZAR, LEXICÓGRAFO 563
en la mésa muy à propòsito. Assentéme junto del y hize tanto que en fin
le assenté la còlera. Va siempre assentadamente por la calle. Le assienta
muy bien lo que se pone encima. Le assentaron los dizientos hamapolos
y se vistìo mas presto el jubon que la camisa”(386).
Finalmente, a título de ejemplo y como dato curioso desde el punto de vista
diacrónico de la lengua, habría que resaltar el hecho de que términos como carecer
y encarecer eran usados de manera sinonímica: “Carece de hazienda. Carece
de todo bien. Carece de buen juicio. Encarece tanto lo que vende que en la fin
vendrà à encarecer la venta. No tiene para que ser tan altiuo por no carecer de
amigos” (421). En este mismo sentido lo encontramos en Covarrubias: “Carecer.
Faltar alguna cosa de lo necesario congruente, careo, res. La necesidad carece
de ley, principio sabido y trivial. Carestía, la falta de la cosa, o el subido precio
della por su penuria. Encarecer, subir de precio las mercadurías. Encarecer una
cosa, exageralla y alaballa por estremo. Encarecimiento, la exageración. Cosa
encarecida, exagerada por estremo”(1611, 306).
La consecuencia primera que hemos obtenido de este acercamiento a Ambrosio
de Salazar, como lexicógrafo, es que el autor del Espexo no sigue a ningún
tratadista en particular ni de modo exclusivo por lo que difícilmente conoceremos
las fuentes donde ha bebido, si las hubiera; posiblemente tuviera presente a Nebrija,
Covarrubias o al propio Oudin, aunque lo que sí queda muy claro es que
nos encontramos ante tipos muy diferentes de diccionarios, tanto en su concepción
tipológica como en sus resultados. Si Salazar, en algún momento se fijó en sus
obras a la hora de introducir alguna entrada, definición o, incluso, frases, no por ello
podemos hablar de influencia de una en otra; sin embargo, con el fin de testificar
lo que acabamos de señalar vamos a reproducir el texto de tres entradas, elegidas
al azar, de la obra de Salazar contrastándola con las de Covarrubias y Oudin:
Alcançar
Salazar:
Me ha alcançado en mucho dinero. No lo púde alcanzar porque huya mucho. No
puedo ganar nada antes estoy muy alcançado. No alcanço vn Real para poder
viuir. No lo puedo alcançar porque està muy alto. Yo lo alcançaré en el estudio
sabiendo mas cuestiones que el. No se pudieron dar alcance vnos à otros. Yo haré
todo mi poder para alcançar su gracia. Si yo puedo venir al cabo yo alcançaré
lo que pretendo. Yo vendré al cabo con ellos para alcançar la amistad de vno
con el otro, porque seria nunca acabar con estas reyertas”.

564 MARÍA ISABEL LÓPEZ MARTÍNEZ Y EULALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
Covarrubias:
“Es lo mesmo que conseguir, alcançar uno lo que pretende, latine consequor.
Tomada la metáfora del que va siguiendo a otro, quando empareja con él dezimos
averle alcançado, y quando está cerca que le va en los alcançes. No le alcança
un huelgo a otro, estar demasiadamente cansado y fatigado. Alcansarçe la bestia,
es toparse con pie y mano. Alcançar a uno de cuenta, es concluirle sin que
tenga réplica. Alcançar, por llegar y ajustar, como: No me alcança esta petrina,
no alcanço a la techumbre; no se os alcança, no teneis capacidad para entenderlo.
Alcançe de cuentas, el que se haze de gasto y recibo, quando no sale al
justo. Vivir uno alcançado, o estarlo, es no tener hazienda que pueda ajustar con
lo que ha menester, conforme a su *estado. Dar alcançe a uno es, andándole a
buscar, topar con él, tomada la semejanza del galgo, quando corretras la liebre,
que algunas vezes llega a ella y se le buelve a alargar, sin que la aya asido. No
le alcança la sal al agua, vale tanto como está tan pobre, que si tiene para sal,
no tiene para agua, siendo las dos cosas más comunes y necesarias juntamente.
Ir en los alcançes, ir en seguimiento del enemigo que huye o se retira. De caçar
o al-cançar ay diferencia en la N interpuesta, y parecen de una raíz. Juan López
de Velasco dize que alcançe se dixo de calce, y alcançar. Por manera que, según
esto, sería llegar siguiendo a otro poniendo el pie o calcañal en la mesma huella;
y no me descontenta la etimología”.
Oudin:
“atteindre, acquerir, parvenir, obtenir, impetrer, suivre, gaigner, venir à ses attentes,
comprendre.
-Alcançar lo que huye: Poursuivre & atteindre ce que s’enfuit, attraper.
-Alcançar los enemigos: R’atteindre & pour chasser les enemas qui fuyent.
-Alcançar rogando: Impetrer, obtenir ce que l’on demande par prieres.
-Alcançar en la cuenta: Rebattre du compte, rendre redevable &reliquataire.
-Alcançado: Attaint, obtenu, impetré, parvenu, acquis, gaigné.
-Alcançado en la cuenta: Arrieré, reliquataire, necessiteux, redevable.
-Alcançarse la bestia: Quand le chaval, ou autre, beste se donne des atteintes.
-Alcançadura de cavallo: f. Attainte que se donne le chaval en marchant.
-vivir uno Alcançado: N’avoir pas assez peur vivre selon sa qualité.
-dar Alcançe à uno: Attaindre quelqu’un, l’attraper.
-no le Alcança la sal al agua: Il est si pauvre, que s’il a pou avoir du sel, il n’a
pas pour avoir de l’eau.
-Alcançe: m. Poursuitte, obtenement: + Atteinte, prise.
-Alcançe de cañon: m. La portée du canon.

AMBROSIO DE SALAZAR, LEXICÓGRAFO 565
-andar a los Alcançes: Tallonner, subiré de prés, pousuivre un qui suit, & qui
se retire.
-no me Alcança un huelgo à otro: Ie suis hors d’haleine.”
Mojar
Salazar:
“- Hallouio, (sic), sobre mojado se dice quando viene vn mal sobre otro.
-Quando los niños quieren desafiarse mojan el vno al otro la oreja con saliua.
-No ha cogido vuas de su majuelo, se dice por vno que no puede auer amistad
de otro.
-Tiene siempre los ojos mojados.
-No se cogen truchas à bragas enjutas.
-No me mojé el pié, porque vide que para passar el vado tenia aun mucho por
desbastar, y aun el rabo por desollar.
-Por que en lo que yo hago siempre agaçapo mis émulos por que tomo las cosas
a repelo.
-Y me veya tal que se me rebentaron las lagrimas en los ojos por que se me
rasaron de agua.
-Marañan mil marañas, son marañeros.
-Marañan sus redes para con todo el mundo.”
Covarrubias:
“ Humedecer alguna cosa con agua o con otro licor, quasi molliar, de mollis et
molle, porque mojándola se ablanda. Mojarse, calarse del agua. Mojar en la salsa
o otra cosa”.
Oudin:
“-una Mojada: f. Vne trempe.
-Mojado:m. Moüillé, trempé, baigné, salsé.
-Mojador: m. Qui Moüille & trempe.
-Mojadura: f. Moüillement, moüilleure, trempement, sausse.
-Mojar: Moüiller, tremper, baigner.
-Mojarse: Se moüiller.
-Moje: m. Vne sausse à sausser le pain.”

566 MARÍA ISABEL LÓPEZ MARTÍNEZ Y EULALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
Vaziar
Salazar
“-Es de cabeça vazìa medio loco, dize vna vana y dos vazias.
-Vazìeme essa basura à fuera.
-Es vazio de toda caridad.
-Ha vaziado sus arcas al juego.
-Habla vacilando no sabe lo que dize, va vacilando parece que ha comido caçuela.”
Covarrubias
“Del verbo latino vacuare, es propiamente derramar el licor de algún vaso.
También decimos vaciar la bolsa y vaciar el costal. Vaciar el vientre. Vaciar los
metales, en quanto son fusiles, vaciar figuras dellos y hazer pieças vaciadas en
moldes. Vacío, lo mesmo que vacuo. Algunas vezes sinifica el lugar que no está
aún ocupado con gente. Henchir el vacío de algún personage que ha faltado, es
entrar en su lugar persona de sus mesmas calidades y *prendas. Ser uno vacío,
vale ser arrogante, vano y presuntuoso. Dezir vaciedades es dezir arrogancias.
Vaciadero, el conduto o lugar a donde se vacia”.
Oudin:
“-Vaziar: Vuider, evacüer, desemplir, espuiser.
-Vaziar en bronce u otro metal: Setter en bronze ou autre metal; c’est fondre &
setter en moule des figures & pieces de quelquemetal que ce sois, mouler.
-pieças vaziadas en moldes: Pieces jettées en moules, moulées.
-vaziadizo: m. Creux, vuïde, comme une image qui est creuse & moulées, jetté
en moule, sablé.
-vaziadero de cozina:m. Esvier ou esgout de cuisine.
-vaziado: m. Vuidé, evacué, espuisé.
-vaziador: m. Vuideur, qui vuide.
-vaziadura: f. vuidure, vuidange.
-vaziamente: vuidement.
-vaziamiento: m. Le vuidement, l’evacuation.
-vaziedad: f. vacuité, inanition.
-vazio: m. vuide.
-henchir el vazio de alguna persona que ha faltado: remplir la place de quelque
personne qui a manqué.
-se uno vazio: estre vain, arrogant & presomptueux.
-dezir vaziedades: dire des paroles arrogantes.

AMBROSIO DE SALAZAR, LEXICÓGRAFO 567
Sin embargo, y gracias al trabajo realizado por González Ollé (1997, 743
y ss.), ha quedado suficientemente explícita la procedencia de algunos pasajes
introducidos por nuestro autor en estas dos jornadas; González Ollé ha llegado a
establecer el paralelismo entre algunos textos de Salazar y otros del Guzmán de
Alfarache, tanto del primero de Mateo Alemán (1599) como del apócrifo de Mateo
Luján de Sayavedra (1602); a título de ejemplo y para dar fe de esta afirmación
escogemos al azar algunas frases:
Espexo
“Estuue sin poder cuajar sueño dando
buelcos recostado en vn poyo vn canto
por cabecera donde me çabully” (418)
“Y embiàron me gastado, robado, hambriento,
deshechas las quixadas à puro
puñete, empellon, torniscón, desencasados
los huessos, bañado en sangre de
tantos pellizcos y moxicones” (393).
Guzmán
Púseme en la cama y di muchos vuelcos
en ella, que no podia cuajar sueño,
que era para mi cosa bien nueva; pues
apenas me allanaba en un poyo con
un canto por cabecera, cuando me
zambullia” (G. II, 748).
“Gastado, robado, hambriento y
deshechas las quijadas a puñetes,
desencasado el pescuezo a pescozadas,
bañados en sangre los dientes a
mojicones” (G. I, 193).
En definitiva, sostenemos que Ambrosio de Salazar como lexicógrafo tiene
una técnica muy deficiente, ello se deduce tras el estudio de estas alrededor de 150
páginas dedicadas al vocabulario y en las que nos va presentando toda una serie
de entradas mal ordenadas alfabéticamente pero de gran interés porque contienen
frases, a través de las cuales, se puede ir comprendiendo y matizando los diversos
contenidos del término en cuestión. Son frases de uso cotidiano, coloquiales, que,
en Salazar se convierten en el mejor instrumento para aprender la lengua española
de una manera estrictamente activa.
Pero, además de esto, creemos necesario reincidir, puesto que aquí reside
otro gran mérito suyo como lexicógrafo, en el hecho de que al parecer Salazar
no pretendía en ningún momento legarnos un diccionario sino algo más: enseñar
cómo se usaba el léxico español y, con esta finalidad, nos ofrece el repertorio de
términos contextualizados en forma bilingüe (español y francés) y que podemos
sostener que supuso el primer texto de uso del español, mérito que ha pasado
desapercibido para los estudiosos de su obra y que no queremos que se olvide en
el ámbito de la historiografía lingüística española.

568 MARÍA ISABEL LÓPEZ MARTÍNEZ Y EULALIA HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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105-123.
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Wartburg. Madrid. (Revista de Filología Española. Anejo 52).
Corominas, Joan (1905-): Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico;
con la colaboración de José A. Pascual. Madrid, Gredos, 1980-1991.
Covarrubias, S. (1611): Tesoro de la lengua Castellana, ò española. En Madrid.,
por Luis Sánchez.
Gili Gaya, S. (1947-1957): Tesoro lexicográfico: 1492-1726. Patronato Menéndez
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González Ollé, F. (1997): “Difusión de la literatura española en Europa: los dos
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Universidad.
Hernández Sánchez, E. y Mª I. López Martínez (2004): “Planteamientos lingüísticos
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a la Historiografía Lingüística. Arco/Libros, Madrid. Vol I., pp. 795-808.
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Mortureux, Marie-Françoise (2004): La lexicologie entre langue et discours. París.
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Muñoz Garrigós, J. (1974): Contribución al estudio del léxico de la Celestina. Dpto.
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(1992): “Presencia de Fray Luis de Granada en Ambrosio de Salazar: consideraciones
en torno a un plagio”. Documentos A, 4, pp. 46-53.
RAE (1960): Diccionario histórico de la lengua española. Seminario de Lexicografía;
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Lapesa Melgar; director Manuel Seco Reymundo. Madrid.
(2001): Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española. [Recurso electrónico]
Madrid. Espasa Calpe. 2 discos (DVD-ROM).
Oudin, C.: (1606): Grammaire espagnolle expliquee en françois. París. Chez Marc
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AMBROSIO DE SALAZAR, LEXICÓGRAFO 569
Rey-Debove, J. (1970): “Le domaine du dictionnaire”. Langages, 19, pp.3-34.
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Seco, M.(1978): “Problemas formales de la definición lexicográfica”. Estudios
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Viñaza, Conde de la (1978 [1893]): Biblioteca histórica de la Filología Castellana.
Imprenta y Fundición de Manuel Tello. Madrid, 3 volúmenes.

FAMA Y DECLIVE DE RAMÓN DE CAMPOAMOR
FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA*
Universidad de Murcia
Ramón de Campoamor gozó a lo largo de su dilatada vida de constante fama
y del respeto de sus contemporáneos. Admirado por sus numerosos lectores, editado
y reeditado, supo ganarse a un público fiel que valoró en él su ingenio, su gracia
e incluso su malicia, pero también su aparente realismo, su rechazo constante de
los excesos del romanticismo, del que fue absoluto contemporáneo. Su trayectoria
biográfica, transcurrida entre 1817, el año del nacimiento de Zorrilla, y 1901, con
el advenimiento del nuevo siglo, le permitió asistir a todos los avatares no sólo
de la política de la época, en la que participó activamente, sino también en los
vaivenes estéticos de su siglo, frente a los cuales se mantuvo firme en su poética,
fiel a sus teorías en torno al realismo en poesía, en busca de una expresión
innovadora que quiso ser singular, y que los lectores contemporáneos apreciaron
por su proximidad, por sus ideas sencillas y también por la gracia y desenvoltura
de su verso siempre dominado con elegancia y buen gusto, en general mantenido
a lo largo del tiempo hasta sus humoradas finales.
Inventó géneros poéticos, o por lo menos intentó crear nuevos esquemas capaces
de sustentar una poesía filosófica y moral, en la que las experiencias de la
vida cotidiana lo eran todo. Y tal poesía caló entre sus sencillos lectores contemporáneos,
mientras creaba la división de opiniones de los intelectuales, entre los
elogios no siempre mantenidos de Leopoldo Alas Clarín 1 y la aversión declarada
* Catedrático de Literatura Española. Universidad de Murcia.
1 Ver L. BONET, “Campoamor en Clarín: la estrategia de la araña”, Ínsula, 575 (1994), pp.
20-23.
571

572 FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA
de don Juan Valera 2 . Un crítico actual, José Luis García Martín ha resumido la
situación de la fama póstuma de Campoamor con afirmaciones contundentes pero
certeras y ha elaborado un diagnóstico preciso y claro: “Quizá no haya en toda
la literatura española un caso comparable al de Campoamor. Su fortuna literaria
se resume en dos palabras: cima y sima. De ser el gran poeta español del XIX,
el más leído, admirado y discutido, pasó, no al olvido, sino a algo peor: a convertirse
en el hazmerreír de los aficionados, en el santo patrón de la cursilería y
del ripio” 3 .
Porque, una vez muerto el poeta, su poesía fue despreciada y denostada, hasta
el extremo de ser el caso más singular de toda la literatura en que un poeta sea
menos valorado por la posteridad, tras haber alcanzado fama tan extraordinaria y
sonada, aunque hay opiniones para todos los gustos, como la del Padre Blanco
García que consideraba los poemas extensos de Campoamor, como El drama universal
comparables a la Divina comedia de Dante, mientras que elevaba su obra
a la categoría de Byron, Heine o Víctor Hugo. “Es también, por su genialidad
personalísima, el más inimitable de cuantos [poetas] ha producido España en el
presente siglo” 4 .
Y ha habido incluso juicios contradictorios, como los de Azorín, que, de
considerar al poeta en 1902, en La Voluntad, “con su vulgaridad, con su total
ausencia de arranques generosos y de espasmos de idealidad, un símbolo perdurable
de toda una época de trivialidad, de chabacanería en la Historia de España” 5 ,
en 1929 diría que “Campoamor no es sólo un gran poeta, uno de los grandes
poetas de la literatura española” 6 y posteriormente le dedicaría varios artículos
generalmente elogiosos, como en 1951, cuando señala que, frente a la retórica
dominante en su época, “Campoamor se presenta sencillo, natural, sin galas” 7 .
Juicios elogiosos de Rubén Darío, que admiró tanto al poeta asturiano, contrastan
con opiniones de Ortega y Gasset y Unamuno, camino ya del desprecio de las
generaciones siguientes, que representan muy bien unas palabras de Pedro Salinas,
2 Ver J. M. MARTÍNEZ CACHERO, “Celebrando la gloria de Campoamor”, Ínsula, 575
(1994), pp. 16-18.
3 J. L. GARCÍA MARTÍN, “Campoamor y la última poesía española”, Ínsula, 575 (1994),
p. 29.
4 F. BLANCO GARCÍA, La literatura española en el siglo XIX, Madrid, Sáenz de Jubera
Hermanos, 1899-1912, p. 116.
5 AZORÍN, La Voluntad, edición de E. INMAN FOX, Madrid, Castalia, 1968, p. 112.
6 AZORÍN, “Filosofía”, Leyendo a los poetas, Zaragoza, Librería General, 1929, pp. 125-
130.
7 AZORÍN, “Doloras”, ABC, 15 agosto 1951. Recogido en Varios hombres y alguna mujer,
edición de J. GARCÍA MERCADAL, Barcelona, Aedos, 1952, p. 147.

FAMA Y DECLIVE DE RAMÓN DE CAMPOAMOR 573
en su estudio sobre Jorge Manrique: “Cuando Campoamor coge una idea, la mete
en dos versos malos y se la brinda al lector, acaso dice algo, acaso mucho, pero
hace poco o nada, el poema no es. Da en muchos casos –y muy convencido de
que no es así, y de que él está en lo cierto (véase su Poética)– gato por liebre,
aforismos morales por poesía” 8 . Quizá quien lo vio con más claridad fue Dámaso
Alonso, que nos muestra certero la situación de la fama póstuma de Campoamor:
“No estamos aún preparados para hacer justicia a Campoamor. La reacción, primero
violenta, después despectiva y al fin de mera ignorancia, contraria a él, alcanza ya
a tres generaciones. Espero que llegará un día en que se reconozca cuán original
fue su posición dentro del siglo XIX español, cuán desigual fue la lucha entre su
propósito (el poema filosófico en tres dimensiones) y los medios estilísticos que
supo o pudo allegar para ello.” 9
Y a Campoamor le cupo, sin embargo, la fortuna de que dos poetas de
prestigio se ocupasen de él y lo estudiasen y analizasen con objetividad mostrando
sus cualidades y todo aquello que más se debe apreciar en su obra: Luis
Cernuda y Vicente Gaos. Para Carnuda, en Campoamor hay una gran disonancia
entre sus propósitos, expresados en su Poética, y su ejecución. El fracaso de
Campoamor reside en su incapacidad para dar expresión poética a su proyecto
de poesía. En relación con la realidad, le interesa especialmente la posición del
poeta ante las “impresiones subjetivas”: “Campoamor, al introducir lo subjetivo
en la lírica da un paso decisivo, descubriendo una senda que ni los neoclásicos
ni los románticos (y que nuestros románticos apenas descubrieran lo subjetivo
es algo paradójico) pudieron dar.” 10 . Y el otro logro, para el poeta sevillano, es
su proyecto de crear un lenguaje poético nuevo, distinto del neoclásico y del
romántico, un lenguaje que no fuese previamente poético, sino que representase
la expresión natural: “En eso consiste el valor histórico de Campoamor, en haber
desterrado de nuestra poesía el lenguaje supuestamente poético que utilizaron
neoclásicos y románticos” 11 . Para afirmar con rotundidad que digamos lo que
queramos de nuestro poeta, hay que reconocerle su capacidad de renovación de
la poesía de su tiempo ya que consiguió, en opinión de Cernuda, desnudar el
lenguaje de todos aquellos elementos que más lo avejentaban 12 . Un caso parecido
8 P. SALINAS, Jorge Manrique o tradición y originalidad, Buenos Aires, Sudamericana,
1952, p. 222.
9 D. ALONSO, Poetas españoles contemporáneos, Madrid, Gredos, 1952, p. 84.
10 L. CERNUDA, Estudios sobre poesía española contemporánea, Obra completa, Prosa I,
edición de D. HARRIS y L. MARISTANY, Madrid, Siruela, 1994.p. 84.
11 L. CERNUDA, Estudios sobre poesía española contemporánea, p. 85.
12 L. CERNUDA, Estudios sobre poesía española contemporánea, p. 87.

574 FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA
a lo que Wordsworth había conseguido hacer en la poesía inglesa romántica respecto
al lenguaje de los neoclásicos. Y, si Cernuda compara a Campoamor con
Wordsworth, Vicente Gaos, tras realizar un espléndido estudio sobre la poética
de Campoamor y la evidente distancia que existe entre su teoría y su práctica
de la poesía, lo compara con T. S. Eliot, en lo avanzado de su especulación
teórica en relación con el hecho poético 13 .
Y, posteriormente, Campoamor ha sido objeto de reflexiones y de recuperaciones
por parte de poetas contemporáneos, especialmente por Luis García Montero,
aunque no sólo él. José Luis García Martín ya demostró (respecto a la posición
de Campoamor como autor del programa lingüístico que decide “no levantar
demasiado el tono y escribir como el Romancero en el lenguaje del pueblo”, tal
como señala en su Poética) que “Antonio y Manuel Machado, Moreno Villa, Luis
Cernuda, Jaime Gil de Biedma, Ángel González, Luis Alberto de Cuenca o Jon
Juaristi seguirán, consciente o inconscientemente, el camino por él trazado” 14 . Y
cita textos teóricos y poéticos de todos ellos, en los que la intención de no separar
el lenguaje hablado del poético se convierten en programa de actuación. Así, “La
mal casada” de Luis Alberto de Cuenca recurrirá a un realismo expresivo similar,
sin duda, al de Campoamor. Y junto a estos nombres, otros más recientes como
Javier Salvago o Carlos Marzal, pero sobre todos Luis García Montero, que ha
dedicado diversas reflexiones a Campoamor, desde la confesión de que su padre
les leía en voz alta “El tren expreso”, a la actitud ante la realidad de Diario
cómplice, recogidas por García Martín.
Respecto a la importancia de Campoamor en su formación como poeta, ironías
aparte, García Montero así lo confiesa con meridiana claridad: “Yo creo que
soy poeta porque en una tarde lluviosa de domingo, envuelto en las palabras de
don Ramón, no resistí que al final muriera ella, la mujer alta, rubia, delgada, muy
graciosa y francesa, presentada con un rasgo de orgullo patriótico como ‘digna de
ser morena y sevillana’” 15 . En efecto, el poeta granadino ha puesto de manifiesto
en diversos lugares recientemente su interés por Campoamor. En el prólogo a la
biografía de Manuel Lombardero, ha asegurado que hay un Campoamor que salvar:
“su personalísimo mundo poético de escepticismos, consejos, ironías, versos
cotidianos, dramatizaciones amables y fábulas sociales, mundo protagonizado por
un personaje lírico de marcada madurez, curtido por la experiencia, que ya conoce
13 V. GAOS, “Campoamor, precursor de T. S. Eliot”, Temas y problemas de la literatura
española, Madrid, Guadarrama, 1959.
14 JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN, “Campoamor y la última poesía española”, Ínsula, 575
(1994), p. 29.
15 L. GARCÍA MONTERO, “Las primeras palabras”, en Poemas, Visor, Madrid, 2004, p. 27.

FAMA Y DECLIVE DE RAMÓN DE CAMPOAMOR 575
las vueltas y las revueltas de las grandes verdades y no pude evitar una sonrisa
ante las declaraciones solemnes de los credos y los amores eternos” 16 .
Y, por encima de sus argumentos y moralizaciones, sobrevive el proyecto de
un lenguaje innovador, en el que la crítica ha visto una relación con la realidad
y el realismo, un intento de representar en poesía el mundo tal como es. Pero sin
lograrlo, como García Montero, con toda razón, señala: “Si el lenguaje del poeta
quería ser el de la sociedad, la intención moralista de la estética campoamoriana
impidió una verdadera reflexión literaria sobre el asunto, porque no basta con
ofrecer lecciones fáciles y con buscar ante los lectores un ámbito de comunión
lingüística. La naturalidad, el tono coloquial, la apariencia sencilla de una palabra
cotidiana sólo puede conseguirse en poesía tras un esfuerzo retórico, buscando los
recursos de la lírica, las posibilidades del estilo, es decir, en la conciencia clara de
que el espacio del poema, del arte, necesita trabajarse como un ámbito independiente.
Sólo se consigue que la poesía no sea un dialecto diferenciado después de
un cuidado proceso de escritura. Los ripios y las caídas prosaicas suelen estallar
en el texto como variantes dialectales. A Campoamor le faltó moral poética para
conseguir que sus palabras se acercaran del todo a la lengua social.” 17 .
Es Campoamor, desde luego, un poeta de su tiempo, representante genuino
de una actitud ante la creación poética singular que él supo poner en práctica a su
manera y crear, en sus doloras, en sus humoradas y sobre todo en sus pequeños
poemas (subgéneros líricos por él inventados), una nueva versión de la realidad
que se alejaba de cualquier actitud estética de su época. Si bien es cierto que,
como ya hemos advertido, buscó un lenguaje poético nuevo para representar una
realidad, que le alejase de la grandilocuencia y las exageraciones de neoclásicos y
románticos, no es menos cierto que su versión de la realidad fue subjetiva, como
demostró fehacientemente Russel P. Sebold con ocasión del homenaje que en 1994
le dedicó la revista Ínsula, en uno de los pocos intentos recientes de realizar una
valoración objetiva y actual de Campoamor.
En efecto, como afirma el hispanista norteamericano, Campoamor “no es realista”,
ya que en él confluyen, y sobre todo en la historias de sus pequeños poemas,
elementos cotidianistas de la vida burguesa pero con argumentos de origen romántico
y melodramático, alejados en numerosos aspectos de la estética realista de la novela
contemporánea con la que Campoamor ha sido muchas veces comparado o asimilado:
“Por la asimilación entre poesía y medio prosaico, éste se ablanda prestando
16 L. GARCÍA MONTERO, “Las dudas de don Ramón”, en M. LOMBARDERO, Campoamor
y su mundo, Barcelona, Planeta, 2000, p. 18.
17 L. GARCÍA MONTERO, “Las dudas de don Ramón”, en M. LOMBARDERO, Campoamor
y su mundo, p. 24.

576 FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA
un cariz risible en medio de su dureza, y las flores de aquella se ponen al alcance
del hombre de la calle, con el resultado de que la ejemplaridad de los personajes
se reviste de una suavidad cursi que conforta más que espanta.” 18 .
Campoamor nos legó una obra extensa y variada. Junto a su poesía dejó
escritos y publicados tratados diversos, de poética y de filosofía. En poesía partió
de tanteos diversos vinculados a la estética romántica imperante en el momento.
Cultivó géneros nuevos, por el inventados, doloras, pequeños poemas, humoradas,
de los que esta antología da cumplida cuenta. También cultivó el poema extenso,
épico-lírico, de dimensiones prodigiosas, con el que pretendió alcanzar la altura, y
la hondura, de los grandes poemas de Víctor Hugo e incluso de Dante o de Goethe:
Colón (1853), El drama universal (1869) y El licenciado Torralba (1887) son los
títulos de tales poemas que quedan, por razones obvias, fuera de los propósitos
de esta antología poética, pero que en la personalidad conjunta de Campoamor
constituyen una muestra más de su veta aventurera en la recuperación de géneros
poéticos y de su facilidad y fecundidad versificatoria.
Podría afirmarse que la biografía de Campoamor ocupa todo el siglo XIX y, de
hecho, por su participación tanto en los aconteceres políticos de la centuria como
por sus ideas literarias y filosóficas, llega a convertirse en una de las figuras más
respetadas y conocidas de la vida española. Ramón de Campoamor y Campoosorio
nace en Navia (Asturias), el 24 de septiembre de 1817, el mismo año exactamente
que los poetas románticos José Zorrilla o Gabriel García Tassara. Perteneciente a
una familia acomodada, su madre procedía de la hidalguía asturiana y su padre,
que morirá siendo Campoamor niño, del campesinado. Su infancia transcurre en
Piñera, aldea muy próxima a Navia. En 1826 comienza sus estudios en Puerto
de Vega, en donde aprende latín y griego, junto a las más elementales disciplinas
humanísticas, que combinará con estancias, hasta los diecinueve años, en Santiago
de Compostela, donde estudia filosofía.
Tras una crisis espiritual, en 1835 intenta ingresar en la Compañía de Jesús,
sufre los exámenes de ingreso, las durísimas “vistas”, que no logra superar o no le
convencen, por lo que renuncia a los estudios eclesiásticos y se traslada a Madrid
para estudiar Medicina en San Carlos, entre 1836 y 1838, época en la que comienza
a escribir sus primeros versos, al tiempo que inicia sus colaboraciones en revistas
de la época, como Las Musas, El Correo Nacional y No Me Olvides, donde publica
su primer estudio de critica literaria: “Acerca del estado actual de nuestra poesía”.
También colabora en Siglo XIX, El Alba y El Panorama y publica su primera obra,
la comedia en verso Una mujer generosa (1838), que no se representó.
18 R. P. SEBOLD, “Sobre Campoamor y sus lecciones de realidad”, Ínsula, 575 (1994), p.
32.

FAMA Y DECLIVE DE RAMÓN DE CAMPOAMOR 577
En 1840 abandona los estudios de Medicina e intenta los de Derecho que
tampoco llegará a terminar. Es el año de la publicación de su primer libro poético,
Ternezas y flores, por el Liceo Artístico y Literario de Madrid. Escribe una
comedia en tres actos, La fuerza del querer, que tampoco es llevada a la escena.
Al año siguiente, 1841, sí logrará estrenar, pero sin éxito alguno, El hijo de todos,
y en 1842 lleva a la imprenta dos nuevos libros poéticos: Fábulas, que aparece en
primavera, con el título de Fábulas orijinales, y Ayes del alma, que se edita en
otoño. También publica la primera parte de una curiosa novela, Los manuscritos
de un padre y el cuento Acasos y providencias. En Ayes del alma incluye dos
poemas dedicados a la reina gobernadora María Cristina, que le abren las puertas
de la política y facilitan su afiliación al Partido Moderado, por lo que se puede
decir que este año, 1842, es muy importante para Campoamor ya que supone el
inicio de su dedicación definitiva a la literatura y a la política.
En 1845 publica la Historia crítica de las Cortes Reformadoras de 1837,
con la que gana enemigos irreconciliables como Francisco Martínez de la Rosa y
amigos muy provechosos como José Luis Sartorius, luego conde de San Luis, que
le consigue el puesto de redactor político de El Español, mientras que ya figura
como diputado suplente por Asturias. En 1846 trabaja como auxiliar en el Consejo
Real y edita su Filosofía de las Leyes y la primera de las treinta ediciones que
conocerá en vida de su obra de mayor éxito: Doloras.
En 1847 el conde de San Luis le nombra Jefe Político de Castellón, cargo
que posteriormente se convertiría en Gobernador de la Provincia. Y ya con ese
título es trasladado por el Marqués de Molíns a Alicante, en donde conoce a una
joven de ascendencia irlandesa, Guillermina O’Gorman, católica y acaudalada, con
la que se casa al año siguiente. La familia adquirirá al Sur de la provincia una
inmensa finca junto al Mediterráneo, la Dehesa de Matamoros, que con el tiempo
se conocería por Dehesa de Campoamor, en la que el poeta con su familia pasaría
largas temporadas veraniegas a lo largo de su vida. Por ello, no es de extrañar
que numerosos topónimos de las provincias de Alicante y Murcia aparezcan en
sus doloras y cantares, como Elda (que tenía que atravesar en el tren de Madrid
a Alicante) Torrevieja, San Miguel de Salinas, San Pedro del Pinatar (próximos a
la Dehesa de Matamoros), o como el pueblo que figura en los versos siguientes,
pertenecientes al inicio de su “pequeño poema”, “Los grandes problemas”:
El cura del Pilar de la Horadada,
como todo lo da, no tiene nada.
Para él no hay más grandeza
que el amor que se tiene a la pobreza.

578 FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA
Diputado por Lucena (Córdoba) por el Partido Conservador en 1850, inicia
una carrera parlamentaria de unos treinta y cinco años, a lo largo de los cuales
será elegido por los más diversos distritos. Nombrado Gobernador de Valencia
en 1851, allí escribe su poema Colón en 1853, “poema del Atlántico que ha sido
escrito en el Mediterráneo” como señalara Azorín, que alabó en él “una luz, una
fluidez, una etereidad que no tienen otros” 19 . En Valencia, en 1854, se ve obligado a
reprimir una insurrección contra Isabel II. Su cese llegará pronto: en 1855. Regresa
a Madrid y se dedica a la actividad periodística y literaria, y también política,
participando en diferentes polémicas. Dirige el periódico El Estado, trabaja como
oficial primero de la Subsecretaría del Ministerio de Hacienda y publica El personalismo.
Apuntes para una filosofía. En el Congreso de los Diputados pronuncia
un sonado discurso defendiendo la libertad de imprenta. Se bate en duelo con el
capitán de navío Topete y colabora en diversos periódicos nacionales.
En 1861 es nombrado Académico de la Real Academia Española, en la que
no podrá ingresar hasta después de la muerte de su director, Martínez de la Rosa,
ya en 1862 y con el discurso titulado La Metafísica limpia, fija y da esplendor al
lenguaje. El discurso de contestación lo pronuncia su amigo el marqués de Molíns.
De ese mismo año son sus Polémicas con la democracia, serie de artículos
aparecidos en El Estado que recogen un levantado debate con Castelar acerca de
la entonces llamada “Fórmula de progreso”.
En 1865 publica Lo absoluto y en 1866 su edición de Doloras y cantares
con prólogo de Ventura de la Vega y notas de Menéndez Rayón. Destronada en
1868 Isabel II, acude a rendirle fidelidad a la reina a su exilio de Pau, se retira
de la política, abandona Madrid y alterna estancias en sus casas de la Dehesa
de Matamoros y de San Pedro del Pinatar (Murcia). En 1869 escribe su poema
alegórico simbólico El drama universal y en 1870 intenta de nuevo la fortuna en
el teatro con obras como Guerra a la guerra, El palacio de la verdad, Cuerdos y
locos, sin éxito alguno 20 . En 1872 comienza a editar “pequeños poemas”, los once
primeros: los restantes hasta treinta y uno se publicarían en sucesivas ediciones.
Con la Restauración monárquica, Cánovas del Castillo lo nombra en 1874
Director General de Beneficencia y Sanidad. Volverá a ser en los años siguientes
diputado, consejero de estado, senador del reino, mientras que su carrera literaria
conoce constantes nuevos y sonados éxitos, con numerosas ediciones de las
Doloras y de los Pequeños poemas, colaboraciones poéticas y prosísticas en los
19 AZORÍN, “Un verso de Campoamor”, ABC, 28 de septiembre de 1951, en Varios hombres
y alguna mujer, p. 151.
20 Ver R. DE LA FUENTE BALLESTEROS, “Aproximación al teatro de Campoamor”, Ínsula,
575 (1994), pp. 24-25.

FAMA Y DECLIVE DE RAMÓN DE CAMPOAMOR 579
más importantes periódicos y revistas españoles (La España Moderna, Revista
Contemporánea, La Ilustración Española y Americana, etc.), así como extranjeros
(La Época de Santiago de Chile le nombra su corresponsal en 1880) y nuevos
libros: Poética en 1883, Estudio y semblanza de D. Antonio Cánovas del Castillo
en 1884 y Humoradas en 1886, con segunda edición en 1888, fecha de otro
poema extenso: El Licenciado Torralba. En este mismo año inicia una polémica
con Juan Valera sobre la poesía, que el autor de Pepita Jiménez recogería con
los artículos de ambos en La metafísica y la poesía. Polémica por don Ramón
de Campoamor y don Juan Valera (1891) 21 . Campoamor incluiría sus textos con
el título de “¿La forma poética está llamada a desaparecer?”, como capítulo XII
de su Poética, en la edición de 1890.
Pero no fue esta la única polémica en la que participó. En 1875, al prologar
el libro de Manuel de la Revilla Dudas y tristezas atacó a los krausistas y desató
una polémica en la que participaron el propio de la Revilla y Francisco de Paula
Canalejas. Y en 1875, tras el estreno de su drama Así se escribe la historia, sobre
la originalidad y el plagio con Vázquez y Muñoz, Fernández Bremón y José
Nákens. La Época había elogiado la originalidad de su obra, pero El Globo. Diario
Ilustrado aseguró, comparando textos, que había sido copiada de Víctor Hugo.
El 20 de noviembre de 1890 muere su esposa, con la que no había tenido
descendencia, por lo que entra en períodos de postración y melancolía, agravados
por sus propias dolencias físicas, y, aunque va reduciendo su actividad pública,
todavía escribe su último pequeño poema, El confesor confesado, en 1894, y una
crónica de la guerra del 98, titulada España y Estados Unidos, en 1898. Tras
varios intentos de coronarlo poeta nacional (como Quintana, Zorrilla o Núñez de
Arce), a lo que el poeta se niega rotundamente, muere en Madrid el 12 de febrero
de 1901, a los ochenta y tres años. En su testamento dispone: “Es su voluntad
renunciar, como renuncia, para después de su muerte, la propiedad de sus obra
literarias, las cuales podrán ser impresas libremente después de su fallecimiento”.
Justamente, en 1901 se inicia la publicación de sus obras completas que se culminará
dos años más tarde.
Respetado e, incluso, admirado por sus contemporáneos, Campoamor fue
en su tiempo todo un personaje, valorado, como señalaba de la Revilla 22 en un
diccionario enciclopédico de la época por su “alma bondadosa y dulce”, por su
21 Ver J. MARCO, “Al filo de una polémica: Campoamor y Valera”, Ínsula, 575 (1994), pp.
11-12. Y E. RUBIO CREMADES, “Campoamor y Valera: una polémica literaria”, Ínsula, 575 (1994),
pp. 13-15.
22 M. DE LA REVILLA, Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (De Literatura,
Ciencias y Artes), Barcelona, Montaner y Simón, 1887-1889, volumen V, p. 380.

580 FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA
“carácter franco y jovial”, por “su corazón sencillo” y por “su poderosa inteligencia”.
Quizá, el mejor retrato suyo de deba a la propia pluma del poeta que en
su Poética de 1883 aseguraba, entre irónico y escéptico: “El mejor retrato mío
será el siguiente: Leyó por entretenerse; escribió para divertirse; vivió haciendo
al prójimo todo el bien que pudo y se morirá con gusto por olvidar el mal que
muchos prójimos le hicieron. Mi biografía es muy sencilla. La de algunos de mis
detractores será un poco más complicada” 23 .
Recordemos, para cerrar esta revisión del escritor y su fama y declive algunas
opiniones sobre literatura y poesía de Ramón de Campoamor. En primer lugar
sobre el escritor y su obra: “Los libros deben irradiar todo lo expansivo, todo lo
personal, todo lo espiritual del autor. Comprendo la gravedad en un artículo de
periódico, escrito las más veces en el paréntesis de un entrecejo; mas un libro,
que se tarda meses en escribirlo, es menester que revele realmente todas las oscilaciones
de nuestra alma: la gravedad y la ligereza, la sencillez y la ironía, la
flojedad y la inspiración. Dice un autor que “el estilo es el hombre”, y esto no
es verdad, porque la mayor parte de la veces es un comediante” 24 .
O en otro lugar: “Yo confieso que en materias de estilo soy demasiado efusivo,
que no me expreso, sino que me vacío, y que mis escritos suelen ser, según
el modo común de juzgar, algo sanfasionanos, y que participan acaso con exceso
del buen humor que me es característico; pero […] ¿qué culpa tengo yo de que
mis obras, como dice la Escritura, descubran por todas partes al hombre de bien,
cuyo corazón es una fiesta continua?” 25 .
Respecto al género poético que inventó, también es muy interesante su
opinión: “¿Qué es humorada? Un rasgo intencionado. ¿Y dolora? Una humorada
convertida en drama. ¿Y pequeño poema? Una dolora amplificada. De todos esto
se deduce que mi modo de pensar será malo, pero no se me podrá negar que, por
lo menos, es lógico.” 26
O contra el Romanticismo: “Aunque impugno aquí el Romanticismo, no se
crea que impugno el Romanticismo verdaderamente tal, sino ese Romanticismo
degradado cuyo fondo consiste en presentar a la especie humana sus más sangrientas
escenas, sueños horrorosos, crímenes atroces, execraciones, delirios y cuanto el
hombre puede imaginar de más bárbaro y antisocial; esto no es Romanticismo, y
23 R. DE CAMPOAMOR, Poética, Obras completas, revisadas y compulsadas con los originales
autógrafos bajo la dirección de U. GONZÁLEZ SERRANO, V. COLORADO y M. ORDÓÑEZ,
Madrid, González Rojas 1901-1903, III, p. 370.
24 R. DE CAMPOAMOR, El personalismo, Obras completas, I, p. 281.
25 R. DE CAMPOAMOR, El personalismo, Obras completas, I, p. 281.
26 R. DE CAMPOAMOR, Poética, Obras completas, III, p. 234.

FAMA Y DECLIVE DE RAMÓN DE CAMPOAMOR 581
el que lo cree, está en un error; el Romanticismo verdadero tiende a conmover las
pasiones del hombre para hacerle virtuoso; el Romanticismo falso que usurpó este
nombre y es el que he expuesto anteriormente, sólo tiende a pervertir la sociedad,
y éste es justamente el que yo trato de impugnar. La introducción de este género
no sólo ha adulterado el corazón de algunos jóvenes con buenas disposiciones
naturales para haber sido poetas, sino que hasta les ha inspirado horror hacia
nuestros clásicos, en donde están depositadas, como en un sagrario, la pureza de
la dicción, la elevación de las ideas, y la perfección de la lengua.” 27 .
Y no son menos interesantes sus ideas sobre la poesía: “Una poesía debe ser
una cosa animada, pintoresca, que hable, si es posible, a los ojos y a la fantasía.
No debe ser materia de versos lo que no sea contable. La poesía debe tener la
plasticidad de todas las artes, el dibujo y el color de la pintura, lo rítmico de la
música, lo escultural de la estatuaria y la unidad en la variedad de la arquitectura.
El arte, que es la representación en la tierra de las bellezas del cielo, debe hablar
a un tiempo a la inteligencia, al alma y a los sentidos.” 28 . Y en otro lugar, con no
menos ingenio afirma: “La poesía es la representación rítmica de un pensamiento
por medio de una imagen y expresado en un lenguaje que no se pueda decir en
prosa ni con más naturalidad ni con menos palabras.” 29 .
Quizá se hace aún más preciso en sus ideas sobre el lenguaje poético: “El
lenguaje hablado pude no separarse casi en nada del lenguaje poético escrito. Sin
más que colocar las mismas palabras de la prosa de modo que tengan ritmo y
rima, resulta lo que se llama el verdadero lenguaje poético. ¡El ritmo y la rima!
Qué encanto tan delicioso añaden estos elementos intangibles cuando enlazan con
su melodía las armonías de la prosa.” 30 .
O, como afirma, en otro lugar de sus obras completas. “En poesía no importa
tanto lo que se dice como que se quiere decir. El que no sepa escribir versos en
que no palpitan más ideas y sentimientos que los que se expresan, que arroje la
pluma. Y el que no sepa leer lo escrito entre renglones, que arroje el libro, porque
está incapacitado para entenderlo.” 31 .
Su preocupación primordial se fundamentaba en que la poesía llegase a todo
el mundo, la poesía y la prosa, es decir, la literatura: “Democratizar mucho la
poesía y aristocratizar un poco más la prosa es un trabajo digno de alguno de
27 R. DE CAMPOAMOR, “Acerca del estado actual de nuestra poesía”, No Me Olvides,
número 32 (10 de diciembre de 1837).
28 R. DE CAMPOAMOR, Poética, Obras completas, III, p. 275.
29 R. DE CAMPOAMOR, Poética, Obras completas, III, p. 319.
30 R. DE CAMPOAMOR, Poética, Obras completas, p. 325.
31 R. DE CAMPOAMOR, Poética, Obras completas, p. 329.

582 FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA
los escritores que nos sucedan y que tengan bastante fuerza para palanquear el
idioma, volviendo lo de arriba abajo, haciendo que la poesía no se desdeñe de
descender hasta el pueblo, y que la prosa se vista de limpio para poderse elevar
a la inteligencia de las clases altas. Echemos por la ventana las flores de trapo
con que se adorna la poesía, y cerremos para siempre los oídos a esas prosas
vulgares, sin olor, color ni sabor.” 32 .
Como se ha podido advertir, genio y figura, en su fama y en su declive, este
don Ramón de Campoamor y Campoosorio.
32 R. DE CAMPOAMOR, Poética, Obras completas, p. 326.

LA MUJER Y OTROS ASPECTOS SOCIOPOLÍTICOS DE LA
POESÍA DE POSGUERRA
FRANCISCA FRANCO CARRILERO
Universidad de Murcia
Tal vez el título debería ser “Las inmensas dificultades de la mujer para su
integración en la sociedad”, o, quizá: “para su total integración a todos los niveles,
incluidos el literario, poético, universitario…”; Y todo ello hacerlo extensivo a
aspectos como la libertad: libertad de prensa, de expresión, de culto, ideológica,
o algunos otros tan elementales como justicia social, homosexualidad y un largo
etcétera.
Porque difícil ha sido, sigue y seguirá siendo la integración de todos estos
aspectos en nuestra sociedad y por ende, en nuestra literatura. Mucho más en
sectores tan quintaesenciados como el poético donde, normalmente, sólo suele
perdurar lo esencial, lo relevante, a ser posible concretado en temas o aspectos
estéticos. La belleza, la falta de servidumbre de la poesía a otra cosa que no sea
el arte es lugar común. Y no discutido, a no ser en épocas conflictivas como, por
ejemplo, nuestra posguerra 1 .
1 Épocas como la Edad Media, donde mediante la poesía épica se incitaba al combate, o era
el dulce que recubría la “medicina” de la enseñanza docere et delectare; O, más próximamente, el
convulso siglo XIX, plagado de cambios de toda índole, en el que también hallamos composiciones
donde se exalta, por ejemplo, la revolución francesa y se disculpan sus excesos. Y más concretamente,
los precedentes de la poesía social que encontramos en Espronceda, o la llamada “poesía
revolucionaria” (hoy totalmente desconocida, por su escasa calidad).
Parece que en épocas difíciles, en tiempos revueltos, es cuando, excepcionalmente se utiliza la
poesía como instrumento, como arma, se le da una finalidad práctica de la que comúnmente está
exenta.
583

584 FRANCISCA FRANCO CARRILERO
Nuestros poetas sociales rompieron esa norma. Volvieron a darle a la poesía el
aire popular y de comunicación que tuvo en sus orígenes donde servía para cantar,
denunciar, amar o llorar. La devolvieron al pueblo. Trataron de borrar esa suerte
de elitismo que había caracterizado al mester poético, borrar la imagen del poeta
encerrado en su torre de marfil, aislado de la sociedad y sus problemas. Entre otras
razones porque tenían que comunicar: conmover para mover, era su lema. Mover
a la revolución, una revolución que cambiara los cimientos, tan injustos para el
pobre, de la sociedad. Y difícilmente podían lograrlo sin hacerse entender.
Ni tan siquiera nuestros “justos” poetas sociales (al menos los más señalados:
Otero, Hierro, Celaya) se ocuparon del tema de la mujer. Y tuvo que haberlas
valiosas en sus filas, dignas de protagonizar algunos poemas que quedasen en
nuestro recuerdo. Se complicaron, eso sí, con autocríticas o autocensuras preguntándose
si era justo que se dedicasen a poetizar mientras algunos otros trabajaban
para ellos: el panadero que madrugaba, el barrendero, el agricultor… Pero del
tema femenino muy poquita cosa: las madres, las hermanas… y poco más. Tal
vez por esa especie de “complejo de inutilidad” de no hacer algo inmediatamente
práctico, los poetas sociales se dedican a escribir y escribir cantidades inusuales
de obras. Piénsese, por ejemplo, en las más de 40 obras de un Neruda, o Celaya,
que exceden en mucho la media normal.
Reflexionando, muy a vuela pluma, sobre el papel de la mujer en la poesía,
hemos de reconocer que se la ha relegado, en general, al papel de “inspiradora”,
de objeto bello, digno de admiración, bien por su belleza o por sus cualidades
morales. Una mujer que, ya desde sus orígenes 2 (cuando la poesía empezó en Europa
a destacar como género) era más que mujer de carne y hueso, un prototipo,
una madonna : su belleza inspiraba a los pintores, su moral había de servir de
ejemplo a las demás: una “virgen” es el modelo que nos legó el dolce stil nuevo.
Y, vía italiana, (Garcilaso, Boscán) se nos implantó en nuestro Renacimiento. El
Siglo de Oro la vistió con ropajes preciosos, retorció la expresión, plagó la poesía
de figuras retóricas, y seguimos sin ver a la mujer real, a no ser como objeto de
burlas o vejaciones: sátiras, epigramas. 3 Y ni tan siquiera para criticarla la particularizan.
Encontramos lugares comunes tales como: la maldad de las mujeres,
su falsedad, su liviandad…
2 Excepción hecha de la poesía popular, que merecería un estudio aparte. O de la cultura
clásica cuyo esplendor estaba muy lejos de poder ser asumido por las subsiguientes civilizaciones.
3 Es característica la misoginia en nuestra literatura. Más evidente en los cuentos o la narrativa,
pero muy presente en gran parte de nuestros escritores en general y de los poetas (de todas
las épocas) en particular (Don Juan Manuel y sus “enxiemplos”, Quevedo, Espronceda, y un largo
etcétera).

LA MUJER Y OTROS ASPECTOS SOCIOPOLÍTICOS DE LA POESÍA DE POSGUERRA 585
Un mínimo ejemplo, si pensamos en el más inmediato precedente literario de
la poesía social de posguerra como fue parte de la poesía decimonónica, encontramos
que el famosísimo “Canto a Teresa” esproncediano, que pasa por ser uno
de los más bellos poemas de amor de nuestra literatura (hay quien dice que el
más bello), no está exento de la más violenta sátira a la protagonista poemática.
Teresa, al comienzo del poema es “manantial de purísima limpieza” –cuando el
poeta rememora sus momentos felices– y, finalmente, “estanque en fin de aguas
corrompidas, entre fétido fango detenidas” sirviendo, eso sí, para, mediante su
rabia, dar entrada a los elementos románticos. Aquí sí personaliza, llevado por
el dolor y el despecho, imaginando toda suerte de desventuras para su amada:
su agonía llamando a sus hijos, que la negaban como madre e imaginando en
sus delirios postreros a otra mujer que ya la sustituía en ese papel. Y, tras el
tremendo desahogo, el cinismo cruel: “Que haya un cadáver más / ¿qué importa
al mundo?” 4
Se podría pensar en el “amor cortés”, donde el amado se convierte en vasallo
de la dama. Pero, si bien recordamos, para poder servirla, tenía que “masculinizarla”,
convertirla en “su señor”. Sólo así era digna de algo. Porque la mujer en
esa época no podía tener propiedades, no podía ser “señor”, carecía de entidad
jurídica.
Y… llegamos a nuestra posguerra. Han pasado ocho siglos, pero la mujer,
hasta nuestra constitución de 1978 tenía muy limitados sus derechos. En las primeras
elecciones de la época sólo los cabezas de familia podían votar, la mayoría
de edad de la mujer era más tarde que la del varón, estaba al amparo o la tutela
de su padre o marido, se veía con recelo el acceso de la mujer a la cultura,
cuando no se prohibía directamente, o lo que es peor, ni siquiera se contemplaba
esa posibilidad.
Yendo únicamente a los autores más significativos de la época, aquellos a los
que el tiempo (juez inapelable) ha salvado del olvido, examinaremos qué presencia
o entidad tiene la mujer en la poesía de Gabriel Celaya. Celaya es, de las voces
de la poesía de posguerra, una de las que aún se sigue citando 5 . Representante
de la llamada poesía social (junto con Otero o Hierro), escribe con dolor sobre
la realidad de España, sus hombres, la pobreza, la falta de justicia social e invita
a la acción revolucionaria como único método para cambiar el sistema: la poesía
como arma o instrumento (“La poesía es un arma cargada de futuro” es su poe-
4 W. A. DOBRIAN: Poesía española, Madrid, 1988.
5 Lo citan políticos, de uno y otro signo en época de elecciones. Tal vez por la fuerza que
se desprende de su poesía, por el grueso ritmo que invita a la acción.

586 FRANCISCA FRANCO CARRILERO
ma más conocido y reiterado). Un arma para transformar el mundo –pretensión
no leve, como ironizaba Carlos Bousoño–. Pues bien, Celaya, consciente de que
la poesía de circunstancias (como es la poesía política, escrita con ocasión de o
para algo en concreto), pasado ese momento, esa circunstancialidad, caduca, realizó
una selección de sus poemas, los más afines a Cantos Iberos, y los añadió a
la mencionada obra para salvarlos del olvido, bajo el título de “Otros poemas” 6 .
Únicamente aquí, en esos otros poemas aparece la figura femenina: madres, hermanas:
LAS MADRES
Madres y hermanas mías,
humildes, pequeñitas,
cansadas, renegridas,
……………………..
Doloridas, encogidas
en el martirio del día,
trabajadas, sucesivas,
laboriosas y sumisas.
……………………….
¡Madres que sois como niñas,
y en mis brazos, hijas mías! 7
Si nos fijamos en los calificativos que el poeta otorga a estas mujeres (humildes,
cansadas, doloridas, trabajadas, laboriosas, sumisas … ), tenemos un buen
retrato de la sacrificada vida que llevaban: trabajo y sumisión, y, como recompensa
ese cariño, esa necesidad de protección, como seres indefensos, como niñitas.
Estamos de acuerdo que Celaya lo hace todo con mucho cariño, pero la realidad
que nos muestra habla por sí misma.
No menos frustrantes son los otros aspectos que destaca: el analfabetismo:
“–Me tiene usted que ayudar / a rellenar este impreso”, o la discriminación sufrida
por los vencidos: “Soy viuda de un Capitán del Batallón Gorki-Dos,/ que
murió con dignidad,/ –Perdón, señora, perdón, /tiene usted aún que esperar.” Esta
exclusión de todo beneficio económico, que debió causar bastante molestar, se
refleja en más de una ocasión en distintos poetas. Para tener lugar en las escasas
obras poéticas que perduran de la posguerra debió ser notorio, aunque según la
6 G. CELAYA: Cantos Iberos, Madrid, 1975.
7 Op. cit. p.85

LA MUJER Y OTROS ASPECTOS SOCIOPOLÍTICOS DE LA POESÍA DE POSGUERRA 587
política expresa del régimen franquista todos eran hermanos y españoles y no
había represión –solo orden– ni exclusiones.
También nos muestra Celaya otro de los tópicos sobre la mujer: la intuición,
ese sexto sentido con el que se supone que suplen la falta de inteligencia, esa
(últimamente lo he oído o leído en algún lado) inteligencia-emocional. En fin…
veamos el ejemplo:
Cuando fue a la cárcel después de cien Domingos,
Le dijeron: Su hijo murió el Viernes pasado.
Domingo tras Domingo lo estaba presintiendo.
Sabía. No lloró. Y en el primer ribazo
Sacó unas medias negras de su bolsa…. 8
Intuía, sabía lo que le esperaba. Por eso no lloró, tal vez ya habría llorado
bastante de impotencia, Domingo tras Domingo, sin poder ir a visitarlo. Tal vez por
falta de medios, o de permiso para visitarle. Miseria e injusticia, revanchismo político.
Y todo cayendo siempre sobre los más débiles, sobre el llamado sexo débil.
En la misma línea: madre que intuye, que presagia está el poema “5” de la
misma serie:
Mi chico no era malo,
dice.
Tenía muchas novias,
claro.
Tocaba la guitarra
y algo
le bailaba en los dedos,
malo.
Yo no digo que no fuera
raro,
pero explíqueme, Señor,
por que le fusilaron. 9
“Algo le bailaba en los dedos, / malo”, era “raro”, no entiende –en una
época de represión, de guerra o posguerra– por qué fusilan a su hijo. Emotividad,
intuición, el poeta quiere “conmover” mover a la acción. La lógica está excluida.
8 Op. cit. p. 88
9 Op. cit. p. 89

588 FRANCISCA FRANCO CARRILERO
¿Qué mejor protagonista poemático que una anciana madre incapaz de comprender?
Queriendo hacer un elogio (amén de su propósito fundamental, fomentar la
lucha contra el sistema) de las sufridas madres nos presenta un triste panorama de
la vida de las mujeres de la época, ni tan siquiera consideradas por sus propios
compañeros.
Sí hallamos referencias de un tal Juancho Berridi, y de algún que otro camarada
(aunque para evitar que los poemas pierdan con el tiempo su valor, procura
eliminar nombres de pueblos o personas en las últimas ediciones que preparó),
se exalta el valor, la amistad, la camaradería, el heroísmo, pero siempre se citan
ejemplos varoniles. Al menos son los únicos que nos llegan, los que el tiempo
ha dejado indemnes.
No menos significativo es el testimonio de otro de los denominados poetas
sociales, José Hierro. Se le suele asociar, automáticamente con Blas de Otero, y
Celaya e identificar su poesía como una poesía comprometida, social (es decir,
política, que en estas décadas son sinónimos ambos adjetivos). Si analizamos su
poesía con detenimiento hallamos con sorpresa que, de poesía social, de ese tipo
de poesía que intenta “conmover para mover”, nada de nada. Hallamos, eso sí,
temas sociales, en el sentido que actualmente damos al término.
Hemos hablado al comienzo de los escrúpulos que los poetas sociales tenían
respecto a la utilidad o inutilidad de su mester, de la necesidad de fijarse metas,
objetivos, de concretar. Lo más opuesto a la esencia poética que es, por definición,
abstracta. Juegos malabares tienen que hacer los poetas sociales para lograr
sus propósitos. Y los hacen. Así José Hierro, intentando ser sencillo, claro, utiliza
mucho en gran parte de su obra conceptos simples, muchas veces rescatados de
la filosofía, pues coinciden con lo que se denominaba “primeros principios”: el
fuego, el aire, la tierra, el agua. Hay asimismo muchas referencias a la naturaleza:
árboles, hojas, ríos, mar, olas. Pero, sobre todo, hay una constante contradicción
consigo mismo. Por un lado trata de ser sencillo, por otro hace lo contrario. Veamos
un brevísimo ejemplo que ilustra lo que queremos expresar:
EL LIBRO
Irás naciendo poco
a poco, día a día.
Como todas las cosas
que hablan hondo, será
tu palabra sencilla.

LA MUJER Y OTROS ASPECTOS SOCIOPOLÍTICOS DE LA POESÍA DE POSGUERRA 589
A veces no sabrán
qué dices. No te pidan
luz. Mejor en la sombra
amor se comunica.
Así, incansablemente,
hila que te hila. 10
El tema es, claramente metapoético, Hierro nos habla de la creación de la
obra, del libro, de la dificultad del poeta para lograrlo. Postula una palabra sencilla
para un contenido “hondo”, “difícil”. Y, ante la posible dificultad del lector para
desentrañar el contenido acaba de desbaratar todo atisbo de coherencia exclamando:
No te pidan luz (claridad), mejor en la sombra (dificultad, procedimientos retóricos,
simbolicos) amor se comunica. Las contradicciones son evidentes.
Podríamos preguntarnos ¿Qué sucede con Hierro? ¿Por qué tantas, al menos
en apariencia, contradicciones? La respuesta está, otra vez, en los prejuicios que los
poetas sociales sentían por no ser considerados lo bastante solidarios, o comprensibles.
Pretendieron, en loable intento, devolver al pueblo lo que era del pueblo. Dar a
la poesía una utilidad que, en sus orígenes, sí que tenía. La poesía, en los primeros
siglos de nuestra historia, servía para amar, para llorar (plantos), para elogiar, denostar,
festejar la cosecha, informar, mover al combate, a la piedad, etc. Los potas sociales
querían que la poesía fuese un instrumento para transformar el mundo, para lograr un
futuro mejor. La polémica sobre si la poesía debía o no instrumentalizarse fue agria.
No tuvo que ser fácil sustentar una opinión distinta de la de los poetas sociales sin
parecer insolidario. Y los propios poetas sociales, los buenos poetas como Hierro
estuvieron en constantes conflictos, fundamentalmente, con ellos mismos.
De ese modo José Hierro, sin querer caer en los extremos del resto de poetas
sociales, y para no parecer insolidario, tuvo que reinventar una propia y particular
clasificación de la poesía de posguerra, añadiendo a la poesía existencial, religiosa
y social, la de “poesía de reportaje”. Que no es otra cosa que una poesía descriptiva,
del corte de la serie “Las madres” (inserta en “Otros poemas”), que ya hemos
visto en Celaya. Evidentemente es una poesía “aparentemente”, sencilla. El poeta
reelabora cuidadosamente los materiales que toma, por ejemplo, según nos dice,
de un periódico; Concretamente de la sección necrólógica: modifica una esquela,
trayendo a colación el tema del emigrante un tal Manuel del Río que muere en un
entorno hostil, lejos de su pueblo y de su gente, convirtiendo al protagonista en
10 J. HIERRO: Antología, Madrid, 1980. p.131.

590 FRANCISCA FRANCO CARRILERO
símbolo de todos aquellos que tienen, para sobrevivir, que abandonar su patria y
mueren lejos de ella. El tema es, evidentemente, un tema social (que no político),
pero no difiere de los vistos en Celaya. Como Hierro es consciente de que no está
haciendo poesía política, se inventa esa clasificación para colocarse, cómodamente,
en ella. No será poesía social, pero tampoco es exactamente existencial, si toda su
poesía lo fuera estaría aliado con otros poetas como Bousoño, Dámaso Alonso, o el
Aleixandre de Historia del corazón. Vano intento, pues salvo algún poema como el
mencionado (titulado “Réquiem”) o algún otro dedicado a algún compañero preso,
lo único que vemos más relevante es su, insistente y acerada crítica contra los
llamados “teóricos de la literatura”, contra los críticos. Y, si alguna clasificación
le va como anillo al dedo a su poesía es la de poesía existencial.
Con respecto a la mujer, casi ni merece la pena traer a colación el tema: una
referencia a las “novias de ojos grises como la escama de los peces” o las típicas
amorosas. Nada que encaje con el tema social. Ninguna alusión a la discriminación
femenina, ni otras referencias que nos ilustren sobre el tema de la mujer en esas
décadas de posguerra.
Hemos de llegar a Gil de Biedma para hallar nuevos matices, nuevos aires.
Es muy esclarecedora su visión de la guerra, contemplada desde la niñez, con una
mirada limpia e ingenua, también muy reconfortante ver cómo se hace eco de las
nuevas circunstancias de la mujer: el divorcio, hoy casi un trámite, en esos años
toda una tragedia. Las divorciadas eran presa fácil de las críticas y la incomprensión
social, que, si bien no podía oponerse a la legislación vigente, solía hacer
uso del demoledor proceso de acoso y derribo psicológico, social: críticas, veladas
o directas, relegación, y toda una suerte de refinadas crueldades. Al aire de los
populares “discos dedicados” de la época construye Gil de Biedma un poema,
que dedica –al fondo una popular melodía– 11 (un verdadero “churro” de canción)
a una ingenua joven, recién separada:
A UNA DAMA MUY JOVEN, SEPARADA
En un año que has estado
casada, pechos hermosos,
amargas encontraste
las flores del matrimonio.
11 Era una canción, de muy escasa calidad, con moraleja o moralina que decía algo así como:
“Niña Isabel ten cuidado, donde hay pasión hay pecado”, también hacía referencia a “un galán que
la seguía, le dijo que la quería”, y el coro (con un aire totalmente desfasado) vociferaba: “Isabel se
lo ha creído”.

LA MUJER Y OTROS ASPECTOS SOCIOPOLÍTICOS DE LA POESÍA DE POSGUERRA 591
Y una buena mañana
la dulce libertad
elegiste impaciente,
como un escolar.
Hoy vestida de corsario
en los bares se te ve
con seis amantes por banda
–Isabel, niña Isabel–
sobre un taburete erguida,
radiante, despeinada
por un viento sólo tuyo,
presidiendo la farra.
De quien al fin de una noche
no te habrás enamorado
por quererte enamorar
Y todo de lo han contado.
¿No has aprendido, inocente,
que en tercera persona
los bellos sentimientos
son historias peligrosas?
Que la sinceridad
con que te has entregado
no la comprenden ellos,
niña Isabel. Ten cuidado.
Porque estamos en España.
Porque son uno y lo mismo
los memos de tus amantes,
el bestia de tu marido. 12
12 J. GIL DE BIEDMA: Antología, Madrid, 1981, pp. 73-74.

592 FRANCISCA FRANCO CARRILERO
El poema, que hemos reproducido completo, no posee ningún elemento superfluo
o gratuito. Comienza destacando la juventud de la mujer, irónicamente,
destaca “pechos hermosos”, la función a la que había estado relegada: madre y
esposa. Insiste en la ingenuidad de la chica, que se lanza a vivir la vida a tope,
la libertad que supuestamente la ley le otorga. Pero una cosa es la justicia y otra
la realidad social. Estamos en unos años de cambio: La Constitución de 1978,
y, desarrollándola las sucesivas leyes, entre ellas la del divorcio. Pero hasta noviembre
del mismo año España era un estado confesional, quien cometía pecado
de adulterio, cometía “delito” de adulterio. El matrimonio estaba pensado para
toda la vida: iglesia, familia, sociedad, los fundamentos del antiguo régimen no
se iban a borrar de un plumazo, aunque el “plumazo” fueran nada menos que una
Constitución y un conjunto de legislación complementaria. El clásico machismo
estaba (está) muy arraigado.
Nos muestra el autor, con mucha habilidad, las varias perspectivas que se
dan: la de la joven que, desengañada por el trato recibido (“bestia” de tu marido),
se lanza a vivir la libertad de la que había sido privada. Intenta buscar el amor y
sólo encuentra hombres dispuestos a aprovecharse de la situación, a burlarla. Y,
cuando cuenta o cuentan su historia, lo que para ella es una bella historia amorosa,
“en terceras personas, son historias peligrosas”, historias de una joven que,
por haber osado divorciarse y vivir libremente, “no acabaría bien” , presumimos,
según sentencia de la sociedad, y moraleja de la mencionada canción sobre la que
Biedma construye el poema.
No excluye tampoco las dificultades de las mujeres (esposas, hijas) de los
vencidos en las grandes ciudades, cuya única denigrante salida era la prostitución.
En su poema “Años triunfales” nos muestra la situación en que quedan las grandes
ciudades vencidas, las que más se resistieron al Alzamiento:
………………………………
Barcelona y Madrid eran algo humillado.
Como una casa sucia, donde la gente es vieja,
la ciudad parecía más oscura
y los metros olían a miseria.
………………………………………………...
Y pasaban figuras mal vestidas
de mujeres, cruzando como sombras,
solitarias mujeres adiestradas
–viudas, hijas o esposas–

LA MUJER Y OTROS ASPECTOS SOCIOPOLÍTICOS DE LA POESÍA DE POSGUERRA 593
en los modos peores de ganar la vida
y suplir a sus hombres…..
Castigo, revancha política, represión, que Gil de Biedma denuncia y fija en
su poesía. Nos queda uno de los pocos testimonios fidedignos y significativos, que
va a durar, por su calidad, que ya ha ganado la batalla al tiempo, que a su vez se
la ha ganado a la machacona propaganda del régimen, según la cual en España
no había fracturas, solo paz y hermandad entre pueblos y españoles.
También en uno de los poemas donde trata de recordar (era apenas un niño)
su experiencia de la guerra, tras mostrarnos el marco idílico que supuso para él la
huida de la ciudad y el encuentro con la naturaleza, el tener a un paso el frente,
ver los heroicos soldados con brazo en cabestrillo, oír las gloriosas (y bellas)
canciones, saltarse las clases, buscar los muertos (fusilados) medio enterrados, que
el río arrastraba y sobre lo que murmuraban con miedo los mayores. Un, como
él lo define, “billete devuelta al siglo diez y seis. / ¿Qué niño no lo acepta?” Su
amor por la naturaleza, por los inviernos mesetarios dice “es una consecuencia /
de que hubiera en España casi un millón de muertos.
Destaca, según vemos, y sobre todo fija, una denuncia que se hacía de los
devastadores resultados de la guerra civil: que en España hubiese habido tal
masacre, cifra que se intentaba minimizar o negar. Finalmente, tras la vuelta al
pasado nos muestra su presente:
………………………………………….
Quien me conoce ahora
dirá que mi experiencia
nada tiene que ver con mis ideas,
y es verdad. Mis ideas de la guerra cambiaron
después, mucho después
de que hubiera empezado la posguerra. 13
Esa insistencia en el “mucho después” es muy decidora. Se insistía, una y otra vez,
en que tal periodo (con sus censuras, represiones,) no existía. Que todo estaba ya
cerrado y olvidado. El poeta, como sucedió a más de uno, precisó tiempo, mucho
tiempo para poder opinar con libertad, para poder denunciar lo que, realmente,
sucedió. ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar para que la libertad o la simple
13 Op, cit, p. 96.

594 FRANCISCA FRANCO CARRILERO
justicia sean la regla y no la excepción? Interrogación retórica, por supuesto.
Quizá optar por la misma solución que propone Gil de Biedma en su poema De
vita beata,
14 Op. cit. p. 128.
En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia 14
---------------------------

UNA LECTURA DE “LA CASA DE ASTERIÓN”
DE JORGE LUIS BORGES*
FRANCISCA MOYA DEL BAÑO**
Universidad de Murcia
La lectura de este relato, cuyo contenido comprendemos –aunque solo de
modo aproximado o incompleto– cuando llegamos al final, nos enfrenta a un texto
riquísimo y complejo, susceptible de múltiples interpretaciones, porque abunda en
hondos pensamientos. Este “cuento” ha sido objeto de un buen número de trabajos,
algunos de ellos, excelentes, pero “mi lectura” no va a ser sino una mirada
personal no mediatizada por juicios de otros.
Advertimos en él una estructura ascendente, que nos permite, al llegar a la
cumbre, dirigir la mirada a los diversos escalones por los que llegamos a ella,
y, así, poder ver, iluminada de modo diferente, la historia narrada. Esos grandes
“escalones” vienen representados por las distintas partes en que, a nuestro juicio,
se puede dividir la narración 1 .
Abre el relato, tras una “cita erudita” situada inmediatamente después del
título, el propio Asterión, personaje protagonista, que habla de sí mismo, en primera
persona, del que sabemos desde el principio que es o puede parecer soberbio,
misántropo y con un cierto grado de locura (“Sé que me acusan de soberbia, y
tal vez de misantropía”, etc.; cf. 1A); también sabemos que es “vengativo”, pues
castigará las acusaciones de que es objeto, aunque, por otra parte, estas a juicio
de Asterión, son irrisorias.
* Agradezco a la Profesora Pérez Vega la lectura de este trabajo y sus valiosas sugerencias.
** Catedrática de Filología Latina. Universidad de Murcia.
1 Al final reproduzco el texto de la edición Jorge Luis Borges, El Aleph, Madrid, Alianza
Editorial, 2002, pp. 77-81. Me he permitido dividirlo en párrafos y destacar algunas palabras que
son objeto de mi comentario.
595

596 FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
Son las primeras pinceladas de su retrato espiritual; así lo ven los demás, y,
pese a que el protagonista no está de acuerdo, él mismo considera que hay razones
para ello, pues no sale de casa (“es verdad que no salgo de casa”, cf. 1b), aunque
esta, recuerda, tiene muchas puertas y puede entrar quienquiera (“¡que entre el
que quiera!” cf. 1b).
La casa en la que vive nuestro personaje es descrita (cf. 1c) por elementos
negativos: No hay rastro de la mano de mujer (“pompas mujeriles”); no hay muebles.
Y también por positivos: hay quietud y soledad. El tercer carácter es mucho
más importante: Es única (“no hay otra en la faz de la tierra”). En apenas unas
líneas se han ofrecido ya las primeras pinceladas de la casa y su habitante.
Pasamos al segundo párrafo, en el que vemos otra nota de la personalidad de
Asterión; le creen un prisionero (“Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy
un prisionero”, cf. 2a). Hasta aquí sabemos que se le juzga soberbio, misántropo o
loco, pero ahora conocemos otro dato, que también es o puede ser un prisionero.
Este juicio le molesta mucho; lo niega enfáticamente con palabras (“¿repetiré que
no hay una puerta cerrada?”, cf. 2b), pero también con hechos; no sólo su casa
tiene muchas puertas abiertas, sino que él ha salido de ella; y si volvió pronto,
no lo hizo porque fuera prisionero, sino porque no le gustó lo que vio. Esta plebe
tiene un aspecto raro (“caras descoloridas y aplanadas”, cf. 2b); todo ello, así lo
dice, le produjo temor.
Hallamos otro rasgo en el retrato; físicamente, debe de ser diferente a la
plebe; eso quizá haga que, como dice, le asuste la gente. Este rasgo parece real;
también los demás lo ven diferente; es la razón por la que lo rechazan, lloran,
huyen de su presencia; Asterión comprende que le vean distinto, pues lo es; es
hijo de una reina y de ello presume; aunque quisiera, dice, “no puedo confundirme
con el vulgo”, (cf. 2c).
Seguirá reconociéndose –estamos en la tercera parte del cuento– (3a) “único”,
distinto, lo cual concreta en que “no le interesa lo que un hombre pueda
transmitir a otros hombres”; piensa que “nada es comunicable por el arte de la
escritura”; así lo decía el filósofo (“como piensa el filósofo”), y está de acuerdo
con el aserto; no le interesan esas minucias, pues está capacitado para lo grande,
aunque a veces le gustaría saber leer; deplora no tener esta capacidad porque,
como ha podido experimentar, son largos los días y las noches; dicho de otro
modo, siente el aburrimiento.
De todas maneras, en vez de la lectura, tiene otras diversiones: juega (3b)
en su casa, corriendo y tirándose de lo alto, o escondiéndose, fingiendo, y sobre
todo fingiendo que viene a visitarle un amigo, alter Asterión, al que le muestra
sus dominios, y con el que se ríe.

UNA LECTURA DE “LA CASA DE ASTERIÓN” DE JORGE LUIS BORGES 597
En ese clímax ascendente descubrimos ahora (cf. 4) que ha meditado sobre la
casa (4a), en que todas las partes están muchas veces, y sabe por una visión que
también el mar –que ha visto– y el templo de las Hachas, que también ha visto,
no son únicos, sino que son igualmente infinitos los mares y los templos.
Y, a partir de esta contemplación de la casa, llega a una importante –diríamos,
trascendente– conclusión: solo dos cosas están una sola vez, el Sol y Asterión, y
le asalta una duda, un “quizá”; quizá –dice– yo haya creado las estrellas, el sol
y la casa, pero no se puede acordar (cf. 4b).
Tras alcanzar el fruto de su meditación, vuelve a su circunstancia, que narra
como a sí mismo, uniéndose narrador y oyente (cf. 5). Cada nueve años, dice,
vienen aquí unos hombres a ser liberados por mí, y mueren, “sin que yo me ensangriente
las manos”, y el lugar en que caen sirve para distinguir las galerías de
la casa; uno de esos nueve que una vez vinieron profetizó que algún día llegaría
quien redimiese a Asterión.
De ahí procede su esperanza; ya no le duele la soledad (cf. 6); ahora comprendemos
lo que presentíamos: Asterión está absolutamente solo; él hablaba de
quietud, fingía un visitante. Vemos que confía en que se cumpla la profecía, sabe
“que vive su redentor” y desea que le lleve a otro lugar con menos galerías y
menos puertas; sabe que existe pero no sabe cómo es. De sus dudas, de las posibilidades
que ofrece, deducimos por fin cómo es Asterión. No sabe si su redentor
será un toro o un hombre, si tal vez será un toro con cara de hombre, o si será
como él (“¿o será como yo?”). Es evidente que Asterión no es un toro, tampoco
un hombre, ni tampoco un toro con cara de hombre; el “como yo” no puede ser
aquí otra cosa que un hombre con cara de toro 2 .
Es entonces, en este “párrafo sexto”, cuando viene a la mente del lector del
relato que Asterión es el Minotauro; descubrimiento que será confirmado en el
siguiente y último párrafo. Tras el silencio del protagonista (a él corresponde desde
el principio hasta, prácticamente, el final, la voz del narrador), aparece otro, el
omnisciente, que ha contemplado la historia completa y que, tras el silencio del
Minotauro, tras su pregunta “o será como yo”, conoce cómo se han desenvuelto
los acontecimientos, y los resume en un breve pero elocuente broche final.
Todo se ha cumplido, el sol brilla, a la mañana siguiente, en una espada de
bronce, y no quedaban vestigios de sangre. El Minotauro había muerto; había
llegado su redentor y la profecía se cumplió (cf. 7). Este narrador ve más todavía,
contempla a Teseo y Ariadna –a ellos nombra– e informa de un hecho sorprendente
para ambos: “El Minotauro apenas se defendió”, menos sorprendente, sin
embargo, para los lectores del relato.
2 Esta es la versión común, aunque existe la del toro con cara de hombre.

598 FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
Hasta aquí la primera lectura del relato, el cual nos iba proporcionando -gracias
a la magnífica técnica narrativa- una rica información, pero no la suficiente
para despejar incógnitas; el lector, intentando descubrir, entra en el juego, pero
no es fácil, se van dando “pistas” como en un relato policiaco, pero la clave no
llega hasta el final. Así ocurre aquí.
Ahora, una vez llegados a lo alto de esa colina de la que hablábamos, la
luz ilumina no pocos extremos, lo que reporta en la segunda lectura una especie
de gozo intelectual, que lleva a decir, casi en exclamación ¡ah, sí!, ¡claro!, ¡ya
lo entiendo!, ¡por eso lo decía!, etc. Ahora nos cercioramos de que hablaba el
Minotauro, hombre con cabeza de toro, hijo de Pasífae, reina de Creta; nació de
la unión con un toro; con él yació introducida en una fidelísima vaca de madera
que le construyó el arquitecto de Creta Dédalo. Observamos la estructura bipartita
del cuento y la desproporción entre la extensísima primera parte, y la segunda,
que ocupa apenas dos líneas.
Se nos iban dando notas del personaje, que ahora tenemos identificado. No
era extraño que le vieran soberbio, misántropo y loco; es un ser monstruoso, aunque
él ni lo sabe ni lo percibe así; solo se siente distinto, en su opinión, “regio”,
pero su cara es de toro y poco tiene ni quiere tener que ver con los demás; puede
decirse de él que es vengativo; se le puede aplicar el calificativo, anticipando su
actuación posterior, pues en el mito es responsable de las muertes de los jóvenes
atenienses que a él se le ofrendan; prisionero le dicen y, ciertamente lo fue, aunque
a su casa pueden entrar hombres y “animales”, aserto fidelísimo.
Su aspecto, su cara, ahora comprobamos, había sido descrita por Asterión
implícitamente como la de un toro; cuando dice sorprenderse y asustarse de los
rasgos que definen a los hombres, indica que la cara del Minotauro no es como
la de ellos, de color pálido, sino morena o negra; que no es plana (así él ve a los
humanos), sino de gran hocico o morro, etc. Y no hay que explicar que su aspecto
provoque el llanto y el miedo. Un ser así no puede confundirse con la plebe; no
es igual a ella, ni se puede relacionar con ella.
Entendemos mejor qué es la impaciencia generosa que le impide aprender
a leer; pues “impaciencia”, casi un latinismo, impatientia 3 , es la no aptitud, la
imposibilidad o impotencia, y generosa indica que es “propia, perteneciente a su
raza”, -imposibilidad propia de su raza, genus, porque su raza no está facultada
para la lectura; los toros no leen, aunque esto no obsta para que la doble naturaleza
–animal y humana– le haya permitido conocer a los filósofos. En cuanto a su
respiración, decía que, cuando duerme o juega a dormir, es “poderosa”; una nota
3 El verbo patior significa “sufrir”, “soportar”, pero también “permitir”.

UNA LECTURA DE “LA CASA DE ASTERIÓN” DE JORGE LUIS BORGES 599
tópica en la pintura de los toros es precisamente su respiración. Y ahora, después
de haber identificado al personaje, vemos lógico que jugase como un carnero y
que embistiera y se tirara de la azotea.
Pero también es evidente que no era solo un toro; hay elementos -diríamos-
humanos en su ser; siente, deplora; juega, parece que de modo distinto a como
pueden juguetear los animales, y, sobre todo, piensa, y busca un semejante; este
ser “único” está solo, pero desea compañía; es capaz igualmente de reír y meditar.
Mucho más allá de lo normal es sabio a la vez que “bruto”.
Su casa –ya sabemos cuál es– es un Laberinto, el de Creta; es único, aunque
dicen, y lo sabe Asterión, que en Egipto hay un desierto y otra casa igual,
otro laberinto. Hay en ella quietud y soledad. Su casa tiene las puertas abiertas
y pueden entrar todos. Eso es cierto, pero nada decía de que también pudiesen
salir, porque nadie, que se sepa, había salido nunca de allí vivo (lo haría Teseo,
tras matar al Minotauro). Ahora comprobamos que no se le olvida decirlo, sino
que lo omite voluntariamente.
El laberinto es aludido por galerías, corredores, azoteas, encrucijadas; por
allí corre Asterión; las “enseña” a su visitante (cf. 3b y 3c); también sabemos
que el laberinto sale al templo de las Hachas y al mar, es decir se comunica o es
una parte del palacio de Gnosos; el mar no es fácil que lo pudiese ver, aunque
la ficción lo permite y exige, pues el mar es elemento fundamental en la vida
misma del Minotauro.
Después de conocida la identidad del personaje, se deduce que el relato se
sitúa cuando está cercana la muerte de Asterión; está a punto de llegar la embajada
ateniense, es decir, los jóvenes que deben servir de pasto al Minotauro. Cada nueve
años vienen nueve jóvenes 4 ; en esta embajada es Teseo, el hijo del rey, uno de
esos nueve hombres; él le dará muerte y saldrá victorioso. Está a punto de llegar,
pues, el que, según Asterión, lo va a redimir, como anunciaba la profecía. Que
ha sido así queda de manifiesto cuando lo escuchamos hablar con Ariadna, que,
como no es necesario recordar, es la que ha ayudado a Teseo a salir del laberinto,
pese a ser hermana del Minotauro. El relato, pues, “se entiende”.
Sin embargo, no habría sido objeto de tanto interés si fuera un “cuento” de
fácil lectura; a las muchas interpretaciones habidas y por haber, voy a sumar una
nueva, aunque no esté libre de alguna u otra lógica coincidencia.
Borges ha contado la historia –un cuento– del Minotauro, pero de modo muy
distinto; la mitología clásica se limitaba a situar al Minotauro, fruto de los amores
4 El número de jóvenes o el de la periodicidad de la embajada no es coincidente en todos
los textos antiguos; nueve, siete o tres es el número de jóvenes; en cuanto a la periodicidad es, por
lo común, anual, aunque está atestiguada la que Borges elige.

600 FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
de Pasífae y un toro, al que se encierra en su laberinto nada más nacer; así lo
ordena el esposo de Pasífae, el rey Minos; allí se mantiene siempre, alimentado de
seres humanos, hasta que el héroe ateniense –el grande y pérfido Teseo– lo mata
con la ayuda de Ariadna, hermana del Minotauro. Nada sabemos más de este ser,
como tal 5 . No protagoniza historia alguna, no escuchamos su voz.
No podemos, sin embargo, pasar por alto que Borges no habla del Minotauro,
sino de Asterión (Asterio); este es su nombre, en verdad, pero no suele ser
conocido por él, sino por el de Minotauro 6 . Borges sabe muy bien que el nombre
Asterión, Asterio, adjetivo o diminutivo de aster, no es ajeno al significado de
“estrella” o “astro”, y desde el principio, desde el mismo nombre, ha querido
sugerir -al menos a lectores iniciados- que es un ser celeste, emparentado con
otro astro, el Sol; Pasífae, madre de Asterión, es hija del Sol, y el Minotauro, por
tanto, su nieto; y si es un ser celeste, un dios que ha venido del cielo, al cielo
–naturalmente– habrá de volver.
La tercera lectura del relato, la nuestra, va en esa dirección. Borges ofrece
datos elocuentes que apoyan mi hipótesis. La cita de Apolodoro, que encabeza
el relato, no es exacta; más bien es, a mi juicio, “deliberadamente inexacta”. Es
verdad que allí (en III 1), al hablar Apolodoro de la casa de Agénor –padre de
Europa– se mencionan, entre otros personajes, dos con el nombre de Asterión, el
primero, el que se casó con Europa y adoptó a los hijos que esta había tenido de
Zeus (que –no debe olvidarse– la raptó en forma de toro); el segundo, el nuestro,
hijo de Pasífae, esposa de Minos, rey de Creta e hijo de Europa y Zeus. Pasífae
–no hace falta decirlo– es una reina, pero, insisto, la cita “Y la reina dio a luz un
hijo que se llamó Asterión” dista de ser literal.
Decía Apolodoro: “Cuando el toro llegó yació con ella tomándola por una
vaca de verdad. Pasífae parió a Asterio, denominado Minotauro, que tenía el rostro
de toro y el resto humano”.
Ciertamente, nada de extraño tiene que la cita no sea literal; “y la reina dio a
luz…” tiene ese aire de cuento, que encontramos en cierta clase de relatos (“había
una vez…”; “en un país…”); como en el cuento de “Cupido y Psique” del Asno
de oro de Apuleyo, donde leemos: Erant in quadam ciuitate rex et regina…(4, 28).
Pero aquí –a mi parecer– hay mucho más; se está evocando un texto evangélico,
del evangelista Mateo 1, 20 (Pariet autem filium et vocabis nomen eius Iesum,
5 Sí existen variantes en cuanto a las causas de la unión de la reina con un toro, es decir, de
la pasión de la reina hacia el toro, considerada fruto de la venganza de una u otra divinidad, que
castigan hechos injustos, así como del origen e identidad de dicho toro. Sobre las distintas versiones
cf. Ruiz de Elvira, A., Mitología clásica, Madrid, Gredos, 1975, 368-370).
6 No aparece el nombre en la literatura latina, no en la griega a no ser en la prosa -histórica-
de Diodoro, Pausanias, Apolodoro o Plutarco.

UNA LECTURA DE “LA CASA DE ASTERIÓN” DE JORGE LUIS BORGES 601
“Dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Jesús”). Esta evocación de Jesús,
Dios, pero con la doble naturaleza humana y divina, refuerza la idea de Asterión
como divinidad; no es ya la doble toro-hombre, sino dios/ hombre-toro.
Otra importante novedad en la “recreación” del mito reside en que Borges da
la palabra al Minotauro, lo que permite presentar elementos nuevos o distintos. El
Minotauro no es el ser terrible; él no mata a nadie (no hay sangre en sus manos).
Los que entran en el laberinto –solo mención de hombres hallamos– mueren, o
mucho mejor, hallan la liberación y curación que buscan (cf. 5). Asterión “los
libera de todo mal”.
Asterión –que no acepta que le consideren un prisionero– se siente, sin embargo,
así, y también quiere morir, o mejor, “ser liberado por un redentor” que le está
prometido; no le duele la soledad “porque”, dice, “sé que vive mi redentor y al fin
se levantará sobre el polvo”. Y en estas palabras de nuevo encontramos un texto
bíblico, concretamente de Job cap. 19, vers. 25: Scio enim quod redemptor meus
vivit, et in novissimo die de terra surrecturus est. La cita bíblica induce a pensar
aquí en un dios –quizá menor– cuya naturaleza ha sido disminuida, de celeste a
la terrestre y animal 7 , pero que no ha perdido la esperanza de volver a su estado
primigenio, porque tiene conciencia de la venida de su redentor; la pérdida de la
memoria no extraña en cambios de estados de esa envergadura.
Esa naturaleza divina que se oculta tras la apariencia terrenal se percibe
cuando vemos que nada queda de la sangre derramada a “espada” al día siguiente
de haber sido redimido por la muerte.
Su muerte le trae la liberación, pues deja la manifestación -la apariencia- terrenal
–con cadenas incluidas– en este caso las del cuerpo de un “hombre-toro”. Los
dioses que vienen a la tierra son, lógicamente, esclavos, prisioneros –Apolo– Sol,
Dioniso (prisioneros de ese mismo cuerpo), pero siempre vuelven al cielo; lo
hacen también quienes participan de la naturaleza divina, vienen de las estrellas
–cielo–, asumen las “cadenas del cuerpo” –la cárcel del cuerpo– pero libres por
la muerte, que es la vida, allí volverán, como muestra Cicerón, por ejemplo, en
el “Sueño de Escipión” al final de su Republica, y suele ser tópico en la poesía
latina para hablar de Augusto 8 .
Asterión es, por tanto, un dios, y si hay que identificarlo con alguno, debe
ser –lógicamente– con el Sol. Recordamos ahora que decía que había dos seres
únicos: el Sol y él, y no sabe –añade– si él ha creado el sol, el “intrincado Sol”
7 No debe olvidarse que en las culturas antiguas, y no solo en la egipcia, los dioses tenían
naturaleza animal. Como animales se representaban los dioses de la naturaleza y la fecundidad;
como toro se representa Dioniso, y el mismo Zeus.
8 Valgan de ejemplo VERG. georg. 1, 24-42, HOR. carm. 1, 3, 40-52, o GERM. 544-560.

602 FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
(4b), expresión en la que cabe destacar que el adjetivo “intrincado”, casi un epíteto
del laberinto, ha sido aplicado, y no debe ser por casualidad, al Sol, dios que,
precisamente, sintetiza o sincretiza en la religión astrológica en Grecia y Roma
a todas las divinidades antropomórficas (a Júpiter, Apolo, Osiris=Nilo), y luego
también al mismo Jesucristo; el Sol es el dios de la religión.
Asterión, el Minotauro, ha sido –es– el dios Sol, es el gran dios, el dios por
excelencia, el que ha creado el sol, la luna y las estrellas (aunque en el estado
provisional en que se encuentra, asumida una nueva figura, que sufre la cárcel y
ataduras del cuerpo (carcer corporis, vincula corporis), no pueda acordarse). El
Minotauro es, sin duda, como el nombre de Asterión indica, una divinidad, sometida
y liberada (como le profetizaron), que tiene que regresar a otro lugar sin
puertas ni galerías, es decir a la libertad, a la luz, al cielo de nuevo. Porque la
casa es, ahora es evidente, el mundo que lo tiene prisionero, y a la vez el cuerpo
que ha tenido que tomar para vivir en él.
Si Borges, como es más que posible, dada su formación clásica, conocía una
versión aislada, que transmite en su comentario a las Bucólicas Servio (cf. SERV.
ecl. 6, 46), según la cual el toro con el que se unió Pasífae era el mismo Júpiter,
el Minotauro Asterión es nada menos que hijo del dios Júpiter, el dios hijo de
dios, y se nos aparece, salvadas todas las distancias, como un nuevo o “anterior”
Jesucristo, parido por una mujer, “prisionero” en una naturaleza humana, aunque
también divina, redentor él mismo, y que espera su redención por la muerte para
regresar al cielo de donde procede.
Es cierto que el cúmulo de lecturas asumidas y recreadas por Borges es inmenso,
que los textos e ideas clásicas o de la Biblia son fundamentales en su obra,
que él, al recrear las leyendas, actúa como un clásico. Con la palabra del mito,
con apenas un nombre cargado de historia, Minotauro, nos traslada su pensamiento
rico, múltiple, enigmático, pero profundo siempre. En este breve relato vemos
unidos varios mundos; la importancia del judeocristiano es clara, comienza con la
leve pero intencionada “manipulación” de la cita de Apolodoro; mayor importancia
tiene la utilización del esperanzador texto de Job; podría añadirse la expresión “en
la faz de la tierra” (1c), que evoca un versículo del psalmo 103, que se utiliza
en las invocaciones al Espíritu Santo, que en la traducción castellana acaba con
“y renovarás la faz de la tierra”. “Liberar de todo mal” podría evocar igualmente
la oración del Padrenuestro, y el “juntaban piedras”, que también leemos (2c) no
parece que fuese para otra cosa que para tirárselas, como –quizá evoque– querían
los judíos apedrear a Jesús (cf. VVLG. Iohan. 10, 31). Pero las relaciones no son
evidentes a primera vista; hay que adivinarlas a partir de la lectura del texto y
del recuerdo del universo literario borgiano, en el que el realismo no tiene apenas

UNA LECTURA DE “LA CASA DE ASTERIÓN” DE JORGE LUIS BORGES 603
cabida, en el que sueño y realidad se identifican, en el que animales y dioses
pueden ser una misma cosa, lo que es lo mismo que decir que no se sabe si es
animal o dios el que ha venido de la secreta región de la astronomía.
Este cuento, como ejemplo eximio de la obra de Borges, muestra su libertad
de pensamiento, su posición frente y en contra de los estereotipos, y de modo
especial su eclepticismo, que surge de esa mezcla antes aludida y, desde luego,
del inmenso caudal de lecturas –porque como se reconoce– la creación poética
es olvido y recuerdo de lo leído.
Borges había leído a Heródoto y sabía del otro laberinto, de la otra casa,
similar a la del Minotauro, que existía o había existido en Egipto (cf. HEROD.
1, 148), como dice Asterión. Y la presencia de lecturas clásicas recordadas las
contemplamos, aparte de en la misma elección del tema del cuento, Asterión el
Minotauro, en los ecos que se perciben del principio del Fedón de Platón, que
quizá fuese el impulso primero que lo llevó a escribir este relato. Allí recordaba
Platón esta leyenda que formaba parte de la historia de Atenas, porque la celebración
de la victoria de Teseo sobre el Minotauro había impedido, por causa de
los vientos, que la sentencia de muerte de Sócrates se ejecutase inmediatamente,
lo que permitió que el filósofo dialogase con sus discípulos sobre la muerte y la
inmortalidad del alma, y que Platón recogiese este diálogo en su Fedón.
Platón está, sin duda, tras otras palabras de Borges. Su ataque a la escritura
(“como el filósofo pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura”,
3a) es otro guiño al lector que recuerda inmediatamente el hermoso pasaje plátonico
del Fedro (274c-276a), que se hace eco del menosprecio de la escritura
–típicamente griego. Sócrates, en efecto, refiere que el dios Teuth (Thot– Hermes,
Mercurio), descubridor del arte de la escritura, propuso su invento –entre otros:
dados, ajedrez– al rey Thamús, asegurando que haría a los egipcios más sabios
y más capaces del recuerdo; pero que el rey lo rechazó, diciendo que ese descubrimiento
traería olvido a las almas de quienes lo conocieran, porque dejarán de
practicar el recuerdo, y que de la sabiduría, solo ofrecía “la apariencia”, no “la
realidad”. Para Sócrates igualmente los apuntes escritos no son sino un auxiliar
de la memoria; de ellos deben servirse quienes ya sepan de qué tratan. Nunca
podrán los escritos transmitir la sabiduría; sólo –se afirma allí– lo puede hacer
el lenguaje hablado “que se escribe con ciencia en el alma del que aprende”. No
era, pues, un buen invento la escritura; no ayuda a la sabiduría; solo apariencia
de sabiduría.
Asterión está sólo “capacitado para lo grande” (3a); ¿es para la sabiduría?;
parece que sí, la verdadera sabiduría, como corresponde a su naturaleza divina.
Borges atribuye al Minotauro las ideas de Sócrates; ese es el filósofo de que habla;

604 FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
pero también Borges ha podido -aparentemente- con la evocación erudita “manipular”
la idea, pues en Fedro se defiende el poder de la palabra; y para Sócrates
y Platón sí era importante lo que un hombre puede transmitir a otro hombre. Esta
diferencia podría tener a nuestro juicio una respuesta: Asterión no es un hombre y
no tiene iguales con quien comunicar; está por encima del hombre, porque tiene
naturaleza “divina”, y por debajo, porque el elemento animal es muy evidente.
Y no debemos concluir en esta última lectura sin destacar de nuevo el dominio
de la palabra de que hace gala Borges, “la palabra”, que él supo valorar
en Quevedo hasta identificarla con él. La palabra en Borges es el don de dones;
es preciso caminar despacio por ella, intentando extraer los múltiples y recónditos
mensajes de su autor; es tarea imposible, pero a veces podemos disfrutar, como
en este caso, por ejemplo, con la ambiguitas en verbos como “confundir”: el
Minotauro no se puede confundir, y es evidente que parece indicar que no puede
relacionarse con la plebe, no se puede “mezclar” (eso significa aquí confundir)
con ella, aunque evoca otro significado (“equivocar”, tomar una cosa por otra”);
es, ciertamente distinto, y nadie, al verlo, lo tomaría por uno de ellos; nadie “lo
tomaría por uno de los suyos”; no lo confundiría. De destacar, como hemos hecho
antes, es la riqueza y plurisignificación de “generosa impaciencia”, y se puede
añadir la utilización del verbo “castigar”, que, en principio, parece aludir a que
“castigará” en el sentido de “ejecutar castigo”, “afligir”, pero el significado antiguo
de advertir o “enseñar”, corrigiendo si se quiere, pero sin quedarse en el castigo
en sí, puede estar aquí. Él va a “enseñar” a quienes están equivocados; les va
a mostrar la verdad. En otro orden de cosas, merece atención la utilización de
términos cultos, que enseñan, como “estilóbato”, que es un macizo corrido sobre
el que se apoya una columnata, que alude claramente al palacio de Cnosos, o
del término “especie” donde –me parece importante reparar en ello– mantiene el
significado prístino de species (es la apariencia frente a la realidad, es la falsedad,
la no verdad auténtica).
En este breve relato, en que, dejando de lado otros aspectos, me he centrado
en la naturaleza de Asterión, partiendo del texto y textos que subyacen en él, se
pueden observar muchas de las notas características de la obra de Borges; algunas
de ellas las hemos ido mencionando al hilo de la lectura, pero mi lectura es que
Borges hace aquí esa síntesis de culturas –clásica y judeocristiana, y que ese dios,
el astro, el sol, Asterión, viene a la tierra –es prisionero– pero viene a salvar, a
curar, y eso tiene que hacerlo por la muerte, con la que él cura a todos los que
a él acuden; hay que pasar por la muerte, para nacer de nuevo; él también, para
librarse de su condición terrenal y volver a su anterior y auténtico estado, tiene
que hacerlo por medio de la muerte liberadora; es la muerte y redención; por eso,
leemos, “apenas se defendió”, que es semejante a “la aceptó”, pese a que la muerte

UNA LECTURA DE “LA CASA DE ASTERIÓN” DE JORGE LUIS BORGES 605
siempre lleva su parte de dolor. Cristo, en quien, a nuestro juicio, pensaba Borges
al trazar la figura de Asterión, con el que establece relaciones de semejanza, como
ha podido verse en esas sutiles evocaciones de textos bíblicos, también aceptó
su muerte. La muerte liberadora está en este relato y es propia, mejor, elemento
fundamental del cristianismo, pero igualmente de otras creencias y religiones, del
fenómeno religioso de casi todos los tiempos.
Borges veía dolor, sólo dolor en este mestizaje del Minotauro, también en
nuestro mestizaje de naturaleza “humana” y “divina”, y en la muerte el final del
sufrimiento del mestizaje del hombre.
Borges parte del mito para ofrecer con él sus ideas y su visión del mundo
y de la vida. Lo utiliza, lo modifica, invierte y transciende. Su Asterión también
ha redimido al Minotauro, elevándolo a la categoría divina.
Esta ha sido la lectura que nos habíamos propuesto, una sencilla y parcial
lectura de un texto, pese a su brevedad, inabarcable. Nos hemos centrado en el
protagonista; nada apenas hemos dicho de la “casa”, del laberinto, que podría
iluminar otras facetas del personaje, como “nuestro personaje” puede dar alguna
pequeña luz a la casa. Cualquier lectura es complementaria, ninguna excluyente;
unas, desde luego, más ricas y acertadas que otras. Con la que aquí ofrecemos
hemos querido modestamente mostrar nuestro cariño a Mª del Carmen Melendreras,
que, como Asterión, ha vuelto, por la muerte, a su verdadera casa.

606 FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
JORGE LUIS BORGES, “LA CASA DE ASTERIÓN”
“Y la reina dio a luz un hijo que se llamó Asterión”.
APOLODORO, Biblioteca, III, 1
1. 1a. “Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de
locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias.
1b. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus
puertas (cuyo número es infinito 9 ) están abiertas día y noche a los hombres y
también a los animales. Que entre el que quiera.
1c. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios,
pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en
la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.)
Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa.
2.2a. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero.
2b. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que ho hay una cerradura?
Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví,
lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas
y aplanadas, como la mano abierta.
2c. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las
toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba,
huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las
Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en
vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi
modestia lo quiera.
3.3a. El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda
trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por
el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi
espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre
una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera
a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
9 El original dice catorce, pero sobran motivos para inferir que, en boca de Asterión, ese
adjetivo vale por infinitos. [Nota del editor]

UNA LECTURA DE “LA CASA DE ASTERIÓN” DE JORGE LUIS BORGES 607
3b. Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a
embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo
a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan.
Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora
puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa.
(A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he
abierto los ojos.)
3c. Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que
viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo:
Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio
o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se
llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos
reímos buenamente los dos..
4. 4a. No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa.
Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No
hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los
pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor
dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas
galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las
Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló
que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos.
4b Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo
que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá
yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
5. Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere
de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro
alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen
sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres
ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno
de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor.
6. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y
al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo,
yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos
puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre?
¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?”.

608 FRANCISCA MOYA DEL BAÑO
7. El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni
un vestigio de sangre. –¿Lo creerás, Ariadna? –dijo Teseo–. El minotauro apenas
se defendio.
A Marta Mosquera Eastman

TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO.
EL MUNDO ANIMAL EN LA OBRA DE JAVIER REVERTE
JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
Universidad de Murcia
“El hombre es y será siempre un animal salvaje”
Charles Darwin 1
Desde los antiguos egipcios a las tradiciones chamánicas, los animales se
consideraban fuente de sabiduría y de poder. Los dioses se representaban como
animales en el arte hindú y budista, y en la iconografía cristiana, Cristo y los
cuatro evangelistas se representan con forma animal. Sin embargo, actualmente
es más habitual que los animales simbolicen los elementos más bajos de la naturaleza
humana 2 .
El mundo animal ofrece, pues, un espejo del hombre, mostrando como una
caricatura de sus pasiones, virtudes y vicios. 3
Todos los sueños del mundo es una novela que habla, entre otras cosas, pero
sobre todo, de la soledad 4 , de la tristeza, de la desolación y la miseria humana.
Pero a la vez nos muestra la ternura, la humanidad, la fragilidad y el amor. Todo
este contraste de emociones y sentimientos está magistralmente representado, de
principio a fin de la obra, por una constante presencia en la misma del mundo
1 En J. Reverte, Todos los sueños del mundo, Pág. 325.
2 Fontana, David, 1993: pág. 78.
3 Réau, L, 2000: pág. 97.
4 “Nuestro hombre marchaba herido por el más imprevisible y vehemente de los dioses: la
soledad”, pág. 239.
609

610 JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
animal. Es algo que llama poderosamente la atención desde la primera línea del
primer capítulo hasta el final. Y a medida que nos vamos adentrando en el relato,
descubrimos hasta qué punto es importante en el desarrollo de la novela el mundo
de los animales en comparación con el mundo de los hombres, haciéndolos a todos
vivir en un lugar común, la ciudad, la cual considera una especie de selva en la
que pueden habitar todo tipo de animales salvajes:
“Los animales, asnos, cabras y camellos en su mayoría, algún que otro
perro famélico y unos pocos gatos de cuerpo escuálido, transitan por la
ciudad... Aquí, a todos los seres, hombres o animales, parece hermanarles
la dura tarea del existir.”(Pág. 343).
“Cuando no sabe por dónde salir: –He visto lobos en las calles de
Madrid...(pág.64).
“–¿Estás seguro de que hay lobos en las calles de Madrid?
–Desde luego.
–Es un buen tema para una historia.
–También hay lechuzas y ranas.
–Necesito un tema para la historia de verano de La Nación. Eso de los
animales me parece bueno.(pág. 68).
Se escuchaban los “aullidos de un vehículo policial”... Olía a selvas
perdidas, a vendavales rotos de desierto, junglas derrotadas y tigres rendidos.
(pág. 69)
En nuestro análisis de la novela entresacaremos los aspectos retóricos, literarios
y gramaticales en los que el autor ha utilizado este campo léxico:
Comparaciones genéricas
La aparición y representación de los animales en la novela coincide con
la presentación y definición del hombre, al que compara en primer lugar con el
caracol:
Dios y el caracol no viven tan alejados como podrían suponer las
mentes poco observadoras. Existe un ser en la Tierra que hace de puente
entre ellos, a medio camino entre el uno y el otro. Le llaman hombre y es
una especie ambigua que, al igual que los caracoles, se arrastra sobre
su propia baba con fatiga, y a imitación de Dios, cree ser eterno. (Cap.
I, pág. 11)

TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO. EL MUNDO ANIMAL EN LA OBRA DE JAVIER REVERTE 611
Más adelante lo compara con la hormiga y la abeja:
Desde siglos, le asombró al hombre la laboriosa inteligencia de especies
como la hormiga y la abeja. Vio en ellas disciplina e ingenio, talento y brío,
jerarquía y sentido comunal. Siempre admiró hormiguero y colmena, arduas
obras de ingeniería zoológica que evocaban una cultura superior a la de otras
tribus de la fauna terrícola. Y decidió emular a tan estúpidos animales.
Tal vez no fuera otro el origen del invento de la civitas, de la altiva
ciudad humana. (Cap. II, pág. 20)
Y con el cerdo:
... no ha intentado cavilar aún sobre una cuestión tan importante como
es saber si el cerdo, al que se supone el más inteligente de los animales, es
más ignorante o más docto que el hombre. Cierto es que, a primera vista,
parece un mentecato, puesto que se deja engordar y matar por el hombre.
Pero en su favor vale decir que sus grandes prioridades en la vida son comer
y fornicar, nobles y placenteras artes, y que no se conoce un solo guarro que
se ocupe en devanarse los sesos sobre lo irresoluble.(Cap. III, pág. 37)
Con el pez:
–Ahora bien podría ser un pez en lugar de un hombre. Después de todo,
los peces constituyen la raza de seres más absurda y estulta de cuantas
pueblan la tierra, más aún que hormigas y abejas. (Cap. IV, pág. 55)
Con los caballos:
Los hombres y los caballos son viejos compañeros. La historia ha
unido a las dos razas en innumerables aventuras, juntas han escrito
grandes hazañas y, montado el uno sobre el otro, han sufrido no pocos
desastres.... Tal vez las cosas habrían sido mucho mejor para el mundo
si el caballo hubiese sido jinete y el hombre montura... Por lo pronto hay
que convenir en que la diferencia fundamental entre las dos razas es que,
mientras la equina progresa sin cesar, la humana se encuentra en vías de
degeneración irreversible.... ahí va una evidencia: cuando un caballo es
hermoso y veloz, se le destina al más noble de los oficios.... En cambio,
si un hombre nace agraciado, inteligente y honesto, se intenta destruirle
a toda cosa. (Cap. V, pág. 76)

612 JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
Con el animal como raza genérica:
“El animal conoce lo que le es necesario y cuánto; por el contrario
el hombre no conoce lo que le es necesario” (Demócrito) ¿Cómo puede
haber una especie animal tan necia como para idear la organización del
tiempo en una sucesión de angustias que se inician en lunes? Excepción
hecha del hombre, nada parecido le sucede a bicho alguno en esta puñetera
tierra. No hay ningún otro animal que sepa cuánto vale un día.... De
la medusa al delfín, del ratón al elefante, de la mosca al aguilucho, sea
oceánico, telúrico o aéreo, el animal vive sin lunes y no gasta un duro en
psicoanálisis. (Cap. VI, pág. 93)
Con el mono:
Siempre se ha dado por supuesto que los monos pertenecen a una raza
menos evolucionada que la humana, que son nuestros lejanos parientes,
mucho más brutos y torpes, y dueños de un cerebro incapacitado para el
raciocinio. Cierto es que el simio memoriza enseñanzas, aprende a ayudarse
de instrumentos y utiliza formas primitivas de lenguaje, y que en
algunos aspectos de su actividad mejora al hombre, como en el rascado y la
masturbación, artes placenteras en las que destaca sobre cuantas especies
pueblan la Tierra por su aplicado esmero y depurada técnica. No obstante,
los humanos insistimos en considerarlo nuestro primo pobre y solemos
tratarlo con desdén y cierta mala uva..... Concedámosle, sin embargo, el
beneficio de la duda. ¿No reflexiona o es que no quiere reflexionar? No
posee un pensamiento lógico o es que lo considera inútil? ¿No alberga
una conciencia moral o acaso la moral lo asusta? (Cap. VII, pág. 111).
–Es que los monos son inferiores, no tienen idea del tiempo y carecen
de pensamiento lógico –concluyó el taxista. (Pág. 112)
Con aves y felinos:
Vive el hombre obsesionado con aves y felinos. Admira en los primeros
la altanería y en los segundos el valor, la elegancia de los unos y el
majestuoso desdén de los otros. Dibujó el humano desde antiguo rostros
de águilas y leones en sus escudos y pabellones de guerra, y con frecuencia
se ha ufanado de ser discreto como una pantera, de haber alcanzado
las honduras más lejanas de los cielos a semejanza del cóndor, y de ser

TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO. EL MUNDO ANIMAL EN LA OBRA DE JAVIER REVERTE 613
noctámbulo como las lechuzas, fiero como los leopardos, bello como un
tigre, cantarín cual jilguero y más astuto que un lince.
Pero adornado por tanta polvareda de vanidades, el hombre no ha
logrado todavía volar como la más humilde de las moscas ni saltar de
tejado en tejado con la majestuosidad de un piojoso zapirón de barrio. Le
cagan las palomas y le bufan los mininos. ¿En verdad es la humana una
raza tan portentosa como su vanagloria afirma? (Cap. VIII, pág. 126)
Deberíamos imitar a las aves más altivas, volar como felices alcatraces
sobre los océanos libres, tal que pájaros cazadores elevándose a los cielos
y navegando con sus alas mayestáticas para avistar los más umbríos
rincones de la Tierra. Tendríamos que ser cóndores, cigüeñas, alimoches,
aguiluchos, milanos, halcones y gaviotas.
Vagabundos eternos de corazones ligeros, alma de pájaro que vuela
por volar, viajeros que marchan por el placer de ir en busca de aventuras
y de hazañas, olvidados de dioses y desdeñosos de la fea vulgaridad del
caracol, y nunca más soñando con ser lo que no eres, ni jamás anhelando
vivir como vives. (Cap. XVIII, pág. 290)
Un grupo de gaviotas sobrevolaban el pringoso mar. Jaime fijó en ellas
su atención.... Sintió una envidia honda. ¿Por qué no ser como ellas, por
qué no estar al margen, por qué no escapar, como su corazón le demandaba
ahora, en busca de los océanos infinitos. (Cap. XXVII, pág. 435)
Con la rana:
Animal extraordinario es la rana, digno de todo elogio y de merecida
admiración. Carente de vanaglorias y dotado de gallarda discreción,
demuestra que se puede vivir en este mundo sin necesidad de tener pelo
como los mamíferos, plumas como las aves, escamas tal que los reptiles
y ni siquiera pelusilla de mosca. Luce la rana una piel tersa, escurridiza
y acuosa; no se despeina al fornicar, no precisa del afeitado matinal que
esclaviza al hombre ni gasta las horas en modelar sus cabellos a semejanza
de la coqueta hembra humana. Brinca con la gracia de los saltamontes
y nada entre dos aguas con los dos ojillos mirando al cielo. Elegante y
pelona, concilia como nadie lo bello con lo útil.
Pero su más alta cualidad es de rango moral. La rana jamás intenta
establecer con sus semejantes otra relación que no sea cumplir funciones
de apareamiento. Ni pide amor ni da amistad, desdeña ese pertinaz
esfuerzo humano por acercarse al otro y, en consecuencia, se ahorra la

614 JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
amargura de comprender que, por lo general, no somos más que extraños
para el vecino, extranjeros ante el hermano.... Si el hombre aprendiera de
la rana.... (Cap. IX, pág. 137)
Con el león:
El león es una máquina perfecta de matar, ha sido diseñado para asesinar
y no siente ningún género de piedad al hacerlo. Provoca la muerte
sin vacilaciones, inexorable y riguroso en su tarea. Es todo lo contrario
del hombre, que mata en ocasiones en contra de su propia moral.... nunca
porque en su naturaleza palpite ese impulso atávico que conduce a los
animales depredadores... El hombre es un animal extraño en la Naturaleza
y, a la postre, el mundo es para él un lugar inhóspito. (págs. 149–150)
Con el ornitorrinco:
Hay otro animal mucho más parecido al humano, aunque a primera
vista aparente estar tan alejado del hombre como el caracol de Dios. Se
trata del ornitorrinco australiano, un presuntuoso y feo bicho que pretende
hacer posible todo cuanto la lógica niega. Es un mamífero y, sin embargo
pone huevos. Tiene pelo sobre el cuerpo, pero gasta pico y pies de pato.
¿Hay algo más humano que intentar ser lo que no se puede ser? (Cap.
X, pág. 151)
Con las ratas:
Los humildes, sin embargo, vivimos como ratas por más que nos veamos
como dioses cuando levantamos vuelo. Por muy perfectas criaturas
que nos creamos, nos aguarda una suerte perruna. (Cap. XXI, pág. 345)
Y del primer capítulo llegamos al último, donde a modo de colofón nos dice
el autor:
...cuánta palabrería se escribió aquí a propósito de la felicidad animal y
de la estulticia humana. El hombre ha aprendido a despreciarse a sí mismo
y a desdeñar sus obras, en tanto ensalza al buen salvaje y considera al
animal mejor dotado para organizarse y para vivir una existencia menos
expuesta al azar y la tristeza. (Cap. XXVIII, pág. 440)

TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO. EL MUNDO ANIMAL EN LA OBRA DE JAVIER REVERTE 615
Comparaciones personales
Además de las comparaciones de tipo genérico, encontramos en la novela
comparaciones personales e interpersonales:
–Mi mujer y yo nos llevamos como los cocodrilos australianos con las
ocas malayas.(Cap. II, pág. 30)
Se escurrió en la cama como una sardina moribunda (Cap. IV, pág. 55)
Se imaginó a sí mismo como una hormiga cuando la coges con los dedos
y la tiras... ( Pág. 65)
... Su padre parecía, ante él, un gigantesco animal dañino que gritaba con
voz poderosa produciéndole un terror abisal.(Cap. V, pág. 83)
...Le miró con gesto bovino y un atisbo de sonrisa. (Pág. 88)
Salió con pasos de pavo envanecido. (Cap. VI, pág. 95)
Cuando recorría las calles de la ciudad, sus ojos escrutaban el cielo y
admiraban el vuelo de las aves, y su andar decidido imitaba el acolchado
caminar de los felinos. (Cap. VIII, pág. 127)
Después, paseó como un felino agonizante de una habitación a otra... Se
vio a sí mismo como aquellos viejos leones de la antigua Casa de Fieras
del parque del Retiro. (Cap. XI, pág. 176)
Los otros se acomodaron en el sofá y en los sillones, acurrucados cual
pájaros tras la tormenta.... Y Jennifer, con la urgencia de un conejillo
nervioso... (Cap. XXII, pág. 357)
Jaime se pensaba a sí mismo como un insecto cutre enloquecido por los
sueños de varios poetas. (Cap. XXIII, pág. 371) 5
5 Pueden encontrarse más comparaciones de este tipo en págs. 106, 112 120, 131, 133,134,136,
138, 140, 146, 148, 151, 153, 155, 158, 161, 163, 164, 166, 169, 195, 197, 257, 316, 323, 331,
332, 339, 347, 348, 360,422.

616 JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
En todas estas comparaciones con el mundo animal se hace, como vemos,
una descripción del hombre donde la prosopografía y la etopeya van unidas,
entremezcladas, consiguiendo de esta manera presentar un retrato lo más exacto
posible de la humanidad.
Hipérboles olfativas:
Olor de camello putrefacto (pág. 33)
Olía a madriguera de mofetas (pág. 38)
Aroma de bueyes en celo (pág. 42)
Los rodeaba una peste de jauría, pedos de jabalí y sobaco de cazadores
(pág.45)
...Y la cama se inundó de un templado olor a confitura de gusanos y a
mercado de pescado en el trópico africano(pág. 53)
En el interior de aquella mansión quedaba flotando un olor a tortilla
de chinches y pisto de polillas (pág. 68)
Olía a establos de primavera y a rosas de alcantarilla (pág. 87)
En el aire de la noche flotaba un olor a cagarrutas de palomar castellano.
(pág. 88)
Creyó sentir un acerbo olor a rabo de rata frito en aceite de soja y a
cucaracha agridulce vuelta y vuelta en salsa de bambú (pág. 94)
Y donde olía a escabeche de axilas ibéricas (pág. 105)
Debía ser aroma de mono, pensó Jaime... (pág. 106)
Olía a caballerizas celestiales, a cuadras saturninas y boñigas atómicas
(pág.122)
El Renault se pobló de un infame olor a morgue de mamíferos (pág. 123)
A su alrededor olía a cuernos de bisonte americano... bilis de ciervo
viejo engañado por su hembra... y un rastro de perfume de morlaco entre
las sábanas (pág. 138)
Pero no olía a tormenta próxima, sino a violines atacados por la carcoma,
rosas muertas y cagarrutas de ruiseñor (pág. 144)
Olía a gambas asesinadas, a pulpos descuartizados, anchoas ahogadas
bajo montañas de sal, cangrejos sorprendidos por una muerte prematura
y calamares que gritaban su agonía en las sartenes (pág. 154)
Olía a sobacos de búfalo y entrepiernas de burra (pág. 163)
Olía a tetas de vaca ramoneando en montañas suizas (pág. 188)
Jaime percibía un olor a mar pringoso, .... A cadáveres de ostras pasadas
de fecha, a plagas de cangrejos sin caparazón... (pág. 195)

TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO. EL MUNDO ANIMAL EN LA OBRA DE JAVIER REVERTE 617
Tipos que desprendían aromas a verga de caballería (pág. 201)
Olía a cazuela inquisidora repleta de pescados y mariscos, a hoquera
de tostar judíos travestís en sepias, a musulmanes abiertos en canal como
caballas para asar vuelta y vuelta en la plancha justiciera al rojo vivo, a
brujas rebozadas cual gambas con gabardina hirviendo en el aceite de la
sartén de la penitencia (pág. 250)
Salía olor a fritanga de pulpo achicharrado y aceitazo de sardinas
viejas desde una tasca próxima (pág. 372)
Olía a.... quisquillas en salazón y sangre seca de toro degollado (pág.
408)
Sensaciones auditivas:
Recuerdo el olor de los pinos y el griterío de las chicharras. Las chicharras
me excitan desde entonces.
Le llegó a los oídos un ruido semejante a un croar de ranas (pág. 50)
Le pareció escuchar el aullido del lobo solitario, como un lamento
patético y desolado. Se sintió hermanado con él (pág. 52)
El sonoro bramido.... Una ventosidad estalló entre las sábanas, del
lado de su esposa...(pág. 53)
Insultos como relinchos desabridos (pág. 68)
Se escuchaban los aullidos de un vehículo policial (pág. 69)
...cabreos con el vecino de al lado porque ladra el perro (pág. 79)
...sobre todo para que no se mosqueen los leones que hay en otro cercado
y se líen a rugir (pág. 121)
Hubo ruido de cascos, algún relincho asqueado y la manada, bajo
la luz de la luna, se acercó hasta la alambrada... Sonó el golpe seco y
apagado del disparo y uno de los equinos cayó... no tuvo tiempo para el
último rebuzno. Comenzaron a oírse los rugidos de un león en la noche
castellana...(pág. 122)
El son de la música y el griterío de las conversaciones convertían el
salón en una especie de palomar histerizado... (pág. 131)
...en el instante en que un desaforado guitarrazo y un berrido de bestia
ponían punto final a la canción(pág. 158)
Sintió miedo de que el equino le reconociera y le saludase con un
relincho burlón (pág. 190)
Le relajaban el sonido de la fuente y el canto de los pájaros (pág.
211)

618 JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
Berreó el ave en la amanecida del sábado... Escuchó los gruñidos
coléricos de Abigail (pág. 238)
No se veía con fuerzas para consolar a un transexual, escuchar los
gritos de un loro desquiciado..(pág. 248)
... y el loro lanzando desde la jaula berridos desaforados.(pág. 264)
Un perro los ladró al pasar junto a un contenedor de basuras (pág.
314)
...tardes de pájaros que cantaban sin tregua a horas intempestivas,
grillos de media siesta y luces africanas (pág. 315)
Dejó de escuchar el canto del jilguero (pág. 449)
Cuestiones gramaticales:
I. Adjetivaciones:
la mujer caballo (págs. 75, 113); felicidad animal (pág. 79); tiburoniles
abogados (pág. 133); impudor animal (pág. 134); ojos ratoniles (pág.
161); perra vida (pág. 165); lengua lagartijera (pág. 166); vampírico
portero (pág. 267); insectil y desgarbada ciudad (pág. 346); alma perra
(pág. 348); cabellos leoninos (pág. 406)
II. Complementos del nombre:
Cuello de nutria (pág. 59); la cabeza de toro (pág. 96); cuadro de caballos
(pág. 102); estampida de cebras africanas (pág. 106); bolsos de cebra,
cocodrilo, ciervo... (pág. 119); cercado de los leones (pág121); rostros
sorprendidos de las cebras, una decena larga de animales (pág. 122);
cacería de bisontes (pág. 123); esa historia del lobo (pág. 132); la mordedura
del mono (pág. 141); un grupo de ratas (pág. 144); el vuelo sutil
de los murciélagos (pág. 149); cantos de pájaros (pág.150); el cuerpo casi
putrefacto de un perro (pág. 154); la cabeza amenazadora de una cobra
(pág. 155); cabeza de gallo (pág. 195); el terror de un animal, corridas de
toros (pág. 198); cagarrutas secas de palomas, letrina de palomar (pág.
249); uña de caballo (pág. 263); manadas de leones, huesos de ñúes,
familias de hienas, vísceras de gacelas, bandos tumultuosos de buitres,
pellejos de búfalo, pieles de cebra (pág. 267); un bando de moscos (pág.
279); ojos de chucho mil leches(pág. 319);voz de tigre en ayunas (pág.
322) mirada de halcón, hombros de cuervo, sonrisa de ave carroñera

TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO. EL MUNDO ANIMAL EN LA OBRA DE JAVIER REVERTE 619
(pág. 325); polvo de perro (pág. 340): el espinazo de un gigantesco pez
(pág. 343);manada de elefantes (pág. 391); ojos de leopardo(pág. 407) ;
merienda de cebras, crías de gorrión (415)
Descripciones de animales:
De la cabra:
Era un macho cabrío próximo a la jubilación, de pelaje negro y panza
gris, ruda cuerna, rala barba puntiaguda y un donoso paquete testicular
colgando bajo el garboso rabo (pág. 239)
De la mosca:
Guarra es la mosca y no por ello menos admirable. Es cierto que gusta
de la mierda y la basura, mas la adornan numerosos méritos. El humano
común desdeña su nimiedad, y por ello es preciso salir de cuando en
cuando en su defensa. La mosca es pesada, desde luego, pero late en su
pecho un ánimo gentil…. Por todas estas vejaciones y muchas otras, la
mosca es de natural vengativo. Chapotea en los vasos de leche, se ahoga
en mieles y mantequillas, se caga en los jamones, hace ridícula la calva
de los más insignes talentos….y hace mofa de los ilustres ejerciendo de
mosca cojonera (pág. 271).
Del murciélago:
Animal extraordinario entre cuantos pueblan la Tierra es el murciélago.
Sobre todas las cualidades que atesora, que son muchas y diversas, asombra
su agudo realismo. Pues ¿qué otra virtud puede empujarlo a volar
siendo mamífero, abandonar su escondrijo tan sólo en horas de anochecida,
poseer enormes orejas, y holgazanear durante el día colgando bocabajo?
El murciélago debe conocer que no hay ley superior en esta perra vida que
aquella que la crueldad impone, dicta el asesinato, determina la maldad
y alimenta la mentira. Por todo ello sale de noche para no ser visto y
evitar peligros, y ha aprendido a volar para huir con presteza y garantías
de éxito a la menor señal de peligro. Tiene orejas que oyen desde lejos
al criminal que se aproxima y un sistema de alerta, una especie de radar
natural, que le advierte la cercanía de quienquiera que aceche en procura
de su ruina. (pág. 165).

620 JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
Personificaciones:
Además de toda esta exuberancia léxica, encontramos en la novela tres animales
que aparecen con nombre propio: Abigail, César y Alfredo. Abigail es una
cría de orangután, César es un loro, y Alfredo un camaleón. Los dos primeros
juegan un papel significativo en el desarrollo del relato.
Abigail:
Es un personaje casi tan importante como el principal, Javier, lo que puede
comprobarse por su constante aparición en el relato, de principio a fin 6 : se trata
de una cría de orangután, un mono malayo que encarna la inocencia, la bondad,
la ternura, la sensibilidad, de pelo rojizo, brazos largos que llegaban casi hasta
el suelo y patas corvadas (107)
Abigail es muy sumiso... es como un niño, aunque mira como un adulto
y a veces me parece que es más inteligente que yo, cosa por otra parte
nada difícil, (189–90)... Era pulcro y calmo (206)
No habla, sólo ronronea, pero con un ronroneo meloso (265 y 307) y feliz
(387) Sin embargo sabe mirar siempre de una manera especial:
Abigail lo contemplaba con gesto cálido y sumiso (206)
Abigail le miraba con ternura... Y en ese momento el primate alargó la
mano y la posó sobre la del hombre....El pequeño orangután continuaba
sentado en la mesa, mirándole, y su presencia cálida confortaba el ánimo
de Jaime (216)
...El transexual Pamela lloraba desmadejado ante la mirada caritativa de
Abigail....Desde la mesa, Abigail contemplaba conmiserativo la luctuosa
escena (234)
Abigail contemplaba desde la mesa a los ardorosos humanos...Jaime miró
al mono, que lo contemplaba con dulzura... El primate le miraba con
atención (265)
Abigail, tendido en el sofá, levantó la cabeza y le dirigió una mirada
cansina y civilizada (270)
6 Págs. 48. 104, 107, 108, 112, 120,166, 167, 189, 190, 206, 214, 215, 216, 221, 222,
228, 234, 236, 238, 248, 264, 265, 266, 270, 307,318, 334, 339, 384, 387, 406, 416, 417,
418,420,422,423,424,430, 438, 443.

TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO. EL MUNDO ANIMAL EN LA OBRA DE JAVIER REVERTE 621
Y además, sabe escuchar con cariño y atención:
Abigail asomó al poco, trepó a la mesa y se acomodó frente a él, mirándole
a los ojos, como si esperase el inicio de una conversación.
Abigail –comenzó a hablarle al mono–,... (215)
–Hoy no es mal día, amigo –dijo al mono, que contemplaba al hombre
con delicada atención–(228)
.... y sacó del trastero a Abigail, que se unió de buena gana a la tertulia
trepando a la mesa (264)
Buenas noches, Abigail –dijo Pamela con voz melosa (318)
Saber mirar con afecto y escuchar con atención son dos cualidades importantísimas
para las relaciones humanas. De ahí que Abigail despierte en los otros
personajes sentimientos de fraternidad y amistad:
–La verdad –siguió Jaime– es que Fernando ha hecho una buena inversión
contigo. Eres la persona más agradable que he encontrado en los últimos
meses..., quién sabe si en años. (265)
Permanecieron así un rato, hombre y mono hermanados como jamás lo
estuvieron desde que se perdió el famoso eslabón (pág. 266)
–¿Le conoces? –exclamó Fernando.
–Es como un hermano para mí –contestó el transexual (318)
–Este tío es un colega. Le hablo y me parece que me entiende (334)
Y que su dueño no acepte que lo nombren como un bicho:
–¡No es un bicho, es un orangután! ¡Y es mío!(423)
César:
Es el contrapunto de Abigail. Se trata de un loro cuya aparición en la novela
también es significativa 7 pero su actitud despierta sentimientos totalmente opuestos
a los del mono. César es también muy inteligente (299) y aplicado (338); a
diferencia de Abigail habla, gracias al empeño que pone su dueño en que así sea
ya que aprende rápido(116) y consigue decir “café (168) con churros” (232) y
canta (el himno nacional alemán, 338). Pero sólo despierta sentimientos positivos
en Esteban, su dueño:
7 Págs.116, 166, 168, 194, 196, 232, 234, 236, 238, 253, 254, 255, 256, 257, 258, 263, 264,
265, 278, 279, 283, 294, 298, 299, 300, 301, 307, 318, 338, 389, 396, 397, 398, 399, 430.

622 JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
–César es mi alegría, me salva, me recuerda la única aventura de mi vida.
Lo de decir café ya lo borda. Y el otro día dijo “chu..., chu...”, dos veces.
Está a punto de arrancarse, en cuanto consiga el “rros” lo traigo para
que los pida aquí (194)
Y en la Hoffmann, una alemana más sensible con los animales que con las
personas:
–Decía usted que tiene que acomodar al loro. Pues no lo dude: tráigamelo,
yo me ocuparé de él (299).
Con el resto de personajes, sobre todo con Javier, el trato no es muy cordial,
hasta el punto que éste maldijo la hora en que aceptó llevarse consigo aquel
animal humanizado al que se califica de loro desquiciado (238) pajarraco (254,
258), estúpido pajarraco (278), jodío loro (263, 396), loro desquiciado (248)
Además de hablar, César también mira, pero de una forma bien distinta a
la de Abigail:
El loro.... observó a Jaime con mirada de neurótico asesino (257)
Incapaz siquiera de mirarle con su ojo asesino (259)
César se despidió mirándole con su ojo asesino (301)
El ojo de César le miraba frío y criminal (398)
Por lo que los sentimientos que despierta en los demás son bien diferentes
de los que suscitaba el simio:
“¿Qué, ya no quieres desayunar, imbécil?” (259)
–Que le den por culo al loro –dijo el otro (260)
Pero como toda esta maldad y perversidad está dedicada a un animal, el
autor intenta de alguna manera justificarla, mostrándonoslo como un paranoico:
César recomenzó su paranoico revoloteo (258), debido, seguramente, a una profunda
sensibilidad. César en concreto, creo que padece una carencia afectiva, un
síndrome de orfandad (397).
Alfredo:
Mucho menos importante que los dos anteriores, ya que sólo aparece en una
ocasión, es el tercer animal personificado con nombre propio:

TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO. EL MUNDO ANIMAL EN LA OBRA DE JAVIER REVERTE 623
.¿Qué bicho es ese? –preguntó al camarero.
–¿Está ciego? –dijo el otro molesto–. Un camaleón. Y no le llame bicho,
su nombre es Alfredo (379)
Otra figura retórica que utiliza el autor con léxico de animales es la hipotiposis,
de la que tenemos buena muestra en las páginas 326–331. Veamos unas
líneas a modo de ejemplo:
–¿Un aperitivo, señor presidente? –cantó el cuervo….
–¿Algo más para el señor? –agregó el pajarraco posando su mirada sobre
Jaime.
Trajo la corneja las bebidas y dos cartas de menú que abrió ante los
comensales… Después de ordenar la comida a la urraca, el ilustre político
posó la mano sobre el brazo de Jaime…. A nadie le gusta almorzar
sentado al lado de una serpiente, porque es bicho imprevisible, y Jaime
se sentía incómodo.
Decíamos al principio que la novela se desarrolla en una ciudad, Madrid,
considerada como una selva en la que pueden encontrarse toda clase de animales,
urbanos y domésticos unos: ratas (51, 144, 239), perros (52, 157) gatos (57, 144,
157, 213 ) rocines (77), etc..., y del extrarradio, selváticos y salvajes otros: lobos
(52, 268, 270, 373, 378) urracas, mirlos, buitres (78), cocodrilos, gamo (98) leones
(121), cebras (122), culebras, jabalíes (132), cuervos (144), murciélagos (149, 240)
serpientes (156, 368) liebres (373)
No nos puede extrañar por tanto que en el capítulo XIX recuerde el arca de
Noé y manifieste que “Llegados a puerto, aquí estamos, juntos y revueltos, humanos
y peces y reptiles y pájaros e, incluso, insectos, unidos en el sucio destino
de la muerte (310)
A MODO DE CONCLUSIÓN:
Nos encontramos ante una novela urbana plena de disfemismos, con los que
sugiere sentimientos cercanos y construye metáforas que traducen visualmente
sensaciones auditivas, olfativas, realizadas a través del campo léxico descrito, con
el que el autor consigue crear la atmósfera que desea para transmitir la visión de
la humanidad.
El tono de la novela es ora irónico, ora humorístico, ora afable, ora burlesco,
ora tierno, ora triste. Capaz de pasar, de un párrafo al siguiente, de provocar la
risa y la broma a suscitar el pensamiento más serio, emocionante y triste.

624 JOSEFA LÓPEZ ALCARAZ
Obra, pues, en la que el autor consigue que el lector se divierta haciendo,
a la vez, una seria reflexión sobre el mundo urbano y la vida del hombre actual,
fiel a su idea de que la literatura debe “mostrar un trasfondo ético o moral, que
intente hacernos mejores” 8 . Y al hacerlo en esta ocasión basándose en el mundo
animal, nos recuerda la frase de Fernando Arrabal: “Yo soy como Aristóteles, me
interesan los animales, por lo tanto los hombres” 9 .
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Fontana, David (1993): El lenguaje secreto de los símbolos. Una clave visual para
los símbolos y sus significados. Barcelona, Ed. Debate, S.A.
Marchese, Angelo – Forradellas, Joaquín (1994): Diccionario de retórica, crítica y
terminología literaria. Barcelona, Editorial Ariel, S. A.
Moral, Rafael del (1995): Diccionario práctico del comentario de textos literarios.
Madrid, Ed. Verbum.
Réau, L (2000): Iconografía del arte cristiano. Barcelona, Ed. Del Serbal.
Reverte, Javier (1999): Todos los sueños del mundo. Madrid, Grupo Santillana de
Ediciones, S.A.
8 Javier Reverte: la ficción es necesaria para explicar la realidad, en http://www.elcastellano.org/
noticia 22-8-2005.
9 Entrevistado en el programa “El Loco de la Colina”.

OBABAKOAK O EL VIEJO ARTE DE CONTAR HISTORIAS
LA CONFIGURACIÓN FORMAL
ANA L. BAQUERO ESCUDERO
Universidad de Murcia
Al referirse a los procedimientos presentes en las colecciones de relatos breves,
Gonzalo Sobejano señalaba tres: yuxtaposición, coordinación y subordinación
1 . Mientras en el primero las narraciones se colocan sin más, una tras otra, en
el segundo se ordenan conforme a un principio de armonía –ya sea tonal, temática,
social, ambiental o temporal–, y en el tercero se disponen de forma que integren
un conjunto con principio, medio y fin 2 . Si analizamos desde esta perspectiva la
obra de Atxaga que nos ocupa, ciertamente resultara difícil identificarla con uno
de tales principios de construcción. Desde luego aquél al que está más próxima
Obabakoak es al de coordinación; en un primer momento el título incluso, parece
subrayar la unidad de la obra articulada y organizada en torno al que sería eje
conductor, en este caso espacial. Sin embargo una vez el lector se adentra en ella
descubre que Obaba no aparece como el hilo central que unifica todos los relatos,
al modo de ejemplos como el de la famosa Misteriosa Buenos Aires de Mujica
Lainez, o mucho más próxima a nosotros, Las elipsis del cronista de Escapa.
Desde luego este espacio aparece como un lugar privilegiado en la colección de
1 Estudio preliminar a su edición de La mortaja de Miguel Delibes. Madrid, Cátedra, 4ª ed.
1992, p.13 y ss.
2 Un procedimiento este que como indica Sobejano, suele dar como resultado más que colecciones
de cuentos, ciertas formas de novela.
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626 ANA L. BAQUERO ESCUDERO
relatos pero no es el único. Es más me atrevería a decir que junto a él compite
aun con menor intensidad, otro espacio narrativo como Hamburgo que aparece
singularmente vinculado a Obaba, desde el primer cuento.
Repartida la colección en tres grandes apartados, existen claras vinculaciones
entre el primero y tercero, a través de ese espacio común que es Obaba.
En la Parte I, Infancias, se incluyen cuatro historias, la última dividida a su
vez en dos. De éstas las tres primeras aparecen relacionadas con Obaba, mientras
la última hemos de suponer que transcurre en Alemania. Resulta especialmente
significativo que el primer relato que abre la colección sea precisamente el de
“Esteban Werfel” 3 , en tanto en él aparece Obaba asociada por un lado al tradicional
motivo de la ciudad muerta –desde luego lo es para el padre del protagonista 4 –,
y por otro con ese espacio mítico que irá configurándose más adelante, en el que
las creencias y supersticiones permanecen tenazmente arraigadas.
En la Parte II, Nueve palabras en honor del pueblo de Villamediana, encontramos
también el viejo motivo del viajero que llega a un pequeño lugar
cuya realidad irá poco a poco descubriendo a través de esa perspectiva de quien
contempla algo que no conoce y que lleva aneja pues, una visión novedosa 5 . En
esta ocasión nos encontramos con esa articulación narrativa de relatos ensartados;
aunque más bien habría que hablar por la extrema condensación de algunos de
ellos, de anécdotas en sarta. Unas anécdotas evocadas desde el recuerdo, de muy
distinta tonalidad.
La Parte III, la más compleja y ambiciosa –En busca de la última palabra–,
vuelve a enlazar con el espacio de Obaba, ya que a él se dirigen el narrador y
su amigo con un doble propósito que desde un punto de vista funcional, podría
vincularse con el marco en el que se integrarán distintos relatos. Dicho marco
quedaría así justificado por un lado, por ese objetivo de descifrar la enigmática
historia del lagarto que pudo enloquecer a un personaje al introducírsele en la
cabeza, y por otro por esa cita concertada en Obaba con el tío del protagonista
para leer y hablar de cuentos. Un viaje en el que por necesidades claras, el
3 Y en un escritor que da tantas muestras de su preocupación por el tradicional aspecto de la
dispositio a la hora de organizar su materia narrativa, dicha elección sin duda no se debe al azar.
4 Este término será utilizado por el narrador personaje de la Parte II, al referirse a sus primeras
impresiones sobre Villamediana. Evidentemente en esta ocasión el topos de la ciudad muerta dista
mucho de ser manejado como lo hizo el decadentismo finisecular y adquiere aquí muy diferentes
connotaciones. Véase el excelente estudio de M.A. LOZANO MARCO, “La ciudad muerta como
espacio literario y pictórico”, Montearabí, 21, 1995, pp.53-63.
5 Podría decirse que Atxaga utiliza aquí en tono menor ese artificio clásico presente en conocidos
textos como las famosas Cartas de Voltaire o Cadalso, por no citar ejemplos de literatura
fantástica como la obra de Swift.

OBABAKOAK O EL VIEJO ARTE DE CONTAR HISTORIAS 627
personaje debería ir acompañado ya que sólo de esta forma puede integrarse ese
continuo diálogo entre ambos, y la inserción de distintos relatos que darán pie a
toda una serie de reflexiones críticas y teóricas sobre el género cuento. Si en la
parte anterior hablamos del personaje del viajero, no es el propio desplazamiento
del mismo lo que allí interesaba, sino su permanencia en ese lugar para él extraño;
algo diferente a lo que encontramos aquí pues ahora es el mismo viaje, con sus
interrupciones y los episodios que genera lo que en principio destaca. Aunque una
vez llegados a Obaba podría decirse que el también tradicional motivo del viaje
para insertar narraciones 6 , es sustituido por el no menos clásico de la reunión o
tertulia de personajes en que se cuentan historias 7 .
Repartida la materia narrativa en estas partes y dentro de ellas, en las distintas
secuencias que en la mayoría de los casos coinciden con el género cuentístico, cabe
advertir desde el principio hasta el final del libro, toda una serie de recurrencias
que van estableciendo una íntima ligazón entre las mismas. Conexiones que serán
de índole muy diversa. Como vínculos por ejemplo, propiamente temáticos recordemos
el importante papel que la memoria desempeñará en muchos de estos textos,
de manera que los personajes aparecen evocando desde un presente determinado
aquello que se convierte en definitiva, en materia literaria. Una memoria a la que
se le exige precisión y que filtra y selecciona, tal como se desprende de esa Parte
II y de esas nueve palabras –nueve recuerdos repartidos en los distintos apartados–
que el narrador debe elegir. Unas palabras que en la parte final se reducen a
una, esa palabra última que obsesiona al narrador personaje y que asimismo dará
título a este apartado. Y junto al tema de la memoria, recordemos el de la locura,
o aunque anecdótica, esa común afición de algunos personajes como Marie o el
narrador de la Parte II, por dar nombres a los animales.
También puede citarse el manejo reiterado de alguna técnica narrativa, como
la singular afición a la frase repetida al modo de singular leit motiv que reaparece
constantemente. Recordemos esa curiosa manía del narrador de “Post tenebras
spero lucem” por medir las distancias, el mismo inicio repetido de “Saldría a
pasear todas las noches”, o esa singular insistencia del narrador al mencionar a
Laura “de soltera, Laura Sligo” que hará que el protagonista y su amigo elijan
esta frase como título de la historia 8 .
O finalmente recordemos en cuanto a técnicas narrativas y a la propia configuración
formal de los textos, la abundante intercalación de cartas, fragmentos
de memorias o cuentos, y esa singular predilección a la hora de desarrollar la
6 Y recuérdense los viejos Cuentos de Canterbury.
7 El otro ejemplo clásico será, claro está, el del Decamerón.
8 De manera similar a lo que ocurre en Sostiene Pereira.

628 ANA L. BAQUERO ESCUDERO
historia, por situar un preámbulo antes de la misma. Pensemos en esas reflexiones
iniciales del canónigo Lizardi sobre la necesidad de una introducción, aun cuando
pueda parecer digresiva 9 , en el prólogo que antepone el narrador antes de evocar
su estancia en Villamediana, o en esa introducción considerada como tal por el
mismo narrador personaje en la Parte III –“Y acabado el prólogo, vayamos con
la historia” (p.189)–.
Son tan sólo algunos de los engarces que pueden ir detectándose a lo largo
de la lectura de la obra, y que ponen de manifiesto que estamos ante el texto de
un autor especialmente cuidadoso a la hora de su elaboración, y que es capaz en
definitiva, de conciliar el principio de integración con el contrario de variedad y
heterogeneidad. A ello precisamente, voy a referirme con mayor detención.
LA VARIEDAD Y COHESIÓN NARRATIVAS
Sin duda uno de los mayores logros conseguidos por Atxaga al escribir su
texto, reside en esa capacidad para crear una obra tan heterogénea y rica en matices
y tonos diversos, y al mismo tiempo tan compacta. La revisión de cada una de las
partes que constituyen la obra, creo que pondrá de relieve tal aserción.
Como quedó indicado atrás, no resulta gratuito que el relato introductor de la
colección sea “Esteban Werfel”. En él aparece Obaba evocada desde el recuerdo,
como espacio opresor para el personaje por sus circunstancias familiares, y como
lugar en el que la creencia en lo extraordinario era del ámbito común –“La gente
de Obaba aceptaba cualquier hecho extraño con una facilidad asombrosa” (p.46)–.
El narrador al evocar sus años en Obaba, elige precisamente un día decisivo en
su vida, ya que en él se produjo un fenómeno aparentemente extraordinario que
escapa a toda explicación racional. Se trata de esa singular alucinación que se
produjo durante su primera entrada en una iglesia, al presentársele una aparición
con forma de joven que declara su identidad y sus circunstancias presentes al comunicarle
la dirección alemana en la que vive. Se produce así una insólita relación
epistolar originada en dicho lance sobrenatural que provoca sin duda alguna, un
vuelco en la vida del joven. Al final del relato –y éste es uno de esos textos con
un contundente final cerrado–, la experiencia fantástica aparece no obstante, desmontada,
al revelarse dicha correspondencia como fruto del engaño que a su padre
le interesó mantener para lograr que su hijo cambiara. Una explicación racional
que no encontramos sin embargo, en el cuento siguiente, “Exposición de la carta
9 Escribe en esa larga carta a su destinatario que imagina impaciente por las digresiones retardatorias:
“Mas acuérdate tú de la querencia que yo tenía por la retórica”. B. ATXAGA, Obabakoak,
Barcelona, Ediciones B, 2005, p.61.

OBABAKOAK O EL VIEJO ARTE DE CONTAR HISTORIAS 629
del canónigo Lizardi”, en el que de nuevo aparece el motivo epistolar como generador
además, del texto. Si en el anterior hablamos de una falsa relación epistolar,
aquí habrá que señalar el carácter de correspondencia epistolar truncada, ya que la
extensa carta del canónigo jamás llegó a su destinatario. Y si en el relato anterior
destacamos la presencia de lo prodigioso finalmente desechado, ahora habrá que
anotar nuevas variaciones pues nos encontramos ante lo prodigioso ambiguo, al
depender en todo momento el lector de la información de un único testigo –quien
escribe la carta–; éste confirmará el fenómeno sobrenatural aceptado en Obaba
de que un joven se había transformado en jabalí, al declarar haberlo oído hablar
cuando agonizaba. Como analizara Todorov en sus estudios sobre la literatura fantástica,
esa incertidumbre última producida en el lector acerca de una explicación
racional o sobrenatural de los hechos, es conseguida aquí por el manejo de ese
yo narrativo de cuya única perspectiva dependemos 10 .
Una nueva variación sobre el motivo de la relación epistolar se producirá en
el tercer relato, “Post tenebras”. Esta vez el escritor nos aleja de ese ambiente fantástico
para desarrollar en el mismo espacio de Obaba una historia real, de carácter
intimista, centrada en los anhelos y sentimientos de una joven maestra venida de
fuera, y recluida en desolada soledad. Su único escape reside en la posibilidad de
mantener una relación epistolar con quien ella llama Su Mejor Amigo 11 que sin
embargo, no llega a producirse a lo largo de la historia. Precisamente el final de
la misma con la aparición de unas cartas de éste, extraviadas por falta de señas,
da un vuelco a la narración y justifica el título 12 . Un final abierto frente a los dos
anteriores, que imprime una nota optimista y amable a la historia 13 .
Singularmente engarzada con ésta por la situación de la narradora, se presenta
la historia siguiente: “Saldría a pasear todas las noches” I “Declaración de Katharina”.
Como el relato comentado, también aquí es una maestra la protagonista,
dominada en este caso por su obsesión por el tren que nuevamente se relaciona
con una situación amorosa. Como singular coda de este relato, se presenta II “Declaración
de Marie” ya que la historia de la maestra se continúa desde la óptica
10 T. TODOROV, Introducción a la literatura fantástica, Barcelona, Ediciones Buenos Aires,
1982.
11 Y no deja de resultar significativa la ausencia del nombre de la protagonista. Una omisión
que afecta a otros personajes de la colección.
12 Resulta difícil de entender a este respecto, los cambios introducidos en el guión cinematográfico
que inciden sin embargo, en los tintes sombríos únicos que dominan el mismo.
13 Ese final que supone un vuelco en el rumbo mantenido y el que la misma se centre en un
caso amoroso, me recuerda a algunos relatos de grandes cuentistas como “La lección de canto” de
Mansfield, o “El hombre que ríe” de Salinger. Un comentario este que no sugiere en ningún caso,
la probable influencia de tales textos en Atxaga, por lo demás bastante diferentes.

630 ANA L. BAQUERO ESCUDERO
de una de sus alumnas, quien a la vez da entrada a la suya propia. Un delicado
y conmovedor relato que salvadas las distancias, recuerda al famoso cuento clariniano
“¡Adiós Cordera!”, y que supone un tono distinto, en los que hasta el
momento ha ido pulsando Atxaga.
Tal como comenté anteriormente, la Parte II se presenta como unidad autónoma,
con clara estructura circular marcada por la estación invernal en que el
personaje llega y se marcha, y organizada a través de ese principio de anécdotas
ensartadas en torno a un protagonista. Recordando su estancia en Villamediana,
éste elegirá nueve instantes de su vida allí, que presentan sin duda, matices y enfoques
muy variados sobre el lugar. La conexión entre unas secuencias y otras es
obvia –piénsese en la presencia de unos mismos personajes en éstas como Daniel
u Onofre–, como también lo es el deseo del escritor por imprimir tonos distintos a
éstas que reflejen en suma, la variedad de experiencias allí desarrolladas. Frente a
la amable evocación de su amistad con esos curiosos jubilados con los que solía
conversar, encontramos así el lance que acabará trágicamente, del poeta enano
que sufre un trastorno de identidad. Un motivo este, el de la enajenación de un
personaje, que se convierte en singular leit motiv en la Parte III. Por otro lado,
si los sucesos evocados por el personaje parece que están anclados en el ámbito
de la más cotidiana y doméstica realidad, no deja de surgir aun fugazmente, lo
prodigioso, al margen de lo natural. Recordemos así esa extraña historia relativa
a la inundación acaecida a principios de siglo en la que se había visto a un
jinete vestido de rojo que “se había dedicado a azotar las aguas con el látigo,
haciéndolas retroceder” (p.167). Como en el caso del segundo de los relatos de
la colección, “no sabía si aquello había sucedido realmente, o si era fruto de la
imaginación de la gente atemorizada” (ibíd.). En cualquier caso, la presencia de
lo fantástico arraigado en viejas tradiciones populares, se deja ver también en esta
parte de la obra.
La interrelación de lo real y lo irreal se constituye finalmente, como la base
sobre la que se asienta la Parte III. En este caso por otro lado, lo extraordinario
parece atenuarse y aun aceptarse, a partir de una cierta explicación científica.
En este sentido puede interpretarse la presencia del amigo literato pero también
médico, cuyas informaciones contribuyen a la aceptación de la creencia de que
un lagarto puede introducirse a través del oído del ser humano, haciendo que éste
no sólo se vuelva sordo, sino que incluso llegue a enloquecer. Una nueva variante
más por tanto, en esas singulares asociaciones llevadas a cabo por el escritor, en
las relaciones entre ambos planos.
Por lo demás si en la Parte II destacábamos la variedad de matices y registros
de las anécdotas allí insertas, algo similar deberá repetirse respecto a esta parte
final del libro. Junto a episodios amables y aun triviales como la presencia de

OBABAKOAK O EL VIEJO ARTE DE CONTAR HISTORIAS 631
los dos amigos en la fiesta de un pueblo, o la inclusión de relatos de tonalidad
claramente tradicional, nos encontramos con la propia intriga principal sin duda,
enigmática y sombría, de la historia del lagarto e Ismael, y con toda una serie de
cuentos muchos de ellos caracterizados por su truculencia. De nuevo lo prodigioso
emerge en algunos de ellos, como en el de “Hans Menscher”, singular variante
del cuento inicial del libro, que presenta una fantástica relación en la distancia
entre dos amantes. Una relación que podría trazarse también, pese a la muy diferente
configuración de ambos, entre el relato de esa maestra pendiente en todo
momento del paso del tren, y esa obsesión enfermiza por el tren que concluye
– probablemente – de forma trágica, en el relato “Margarete y Heinrich, gemelos”.
Una historia cuyo título anuncia ese protagonismo doble y que se relaciona por
consiguiente, con la inmediatamente anterior, que tiene como centro la conflictiva
relación entre dos hermanos.
En cualquier caso lo que parece obvio es que también en esta parte como en
las anteriores, destaca la rica paleta de Atxaga capaz de imprimir a sus textos una
amplia variedad de tonos diversos pero a la vez, singularmente armonizados.
LA NECESIDAD DE CONTAR Y ESCUCHAR HISTORIAS
La “pasión por las historias” a que hace mención el amigo del protagonista de
la Parte III de Obabakoak, parece extenderse e invadir a casi todos los personajes
de la obra. A lo largo de la misma encontraremos una larga galería de narradores
que sienten la necesidad de contar, ya sean sus propias vivencias, ya sean relatos
de ficción. Contar para ellos mismos o para uno o varios destinatarios quienes
de atentos oyentes de historias, pueden transformarse a la vez en consumados
narradores. Historias que se cuentan y escuchan, pero que también se comentan,
y que además de ser oídas o encontradas, se transcriben o traducen abriéndose
así las mismas, a una más amplia recepción.
Ya desde el cuento inicial asistimos a esa situación del personaje que siente
la imperiosa necesidad de plasmar por escrito, en una larga serie de cuadernos,
sus “historias o reflexiones” (p.26). En “Esteban Werfel” Atxaga nos introduce
en un relato sujeto a la variedad de voces narrativas, pues la inicial en tercera
persona y centrada en el personaje protagonista, suele ceder a éste directamente la
palabra, cuando transcribe esas páginas de su diario en que evoca las circunstancias
pasadas que constituyen el tema del relato. En este sentido se puede hablar
de un curioso relato enmarcado, identificado aquí con las páginas del diario que
Esteban escribe. Un artificio que provoca ese continuo desplazamiento de voces
narrativas correspondiente a los distintos planos, y que permite el desarrollo de

632 ANA L. BAQUERO ESCUDERO
toda una serie de reflexiones metaliterarias, de las que Obabakoak en general, no
está exenta. El narrador recoge así, las continuas preocupaciones y reflexiones
del personaje acerca de su propia escritura impropias, como éste reconoce, en
ese género concreto que es el diario. Como admite Esteban, resulta absurda la
obsesión por el cuidado formal en un escrito que nadie leerá. Una afirmación que
no obstante, y a tenor del desarrollo de la historia hay que poner en entredicho,
en tanto no parece que el personaje escriba pensando únicamente en sí mismo
como destinatario 14 .
En la revisión de su pasado que se dispone a afrontar tras su viaje a Hamburgo,
el personaje selecciona esa historia concreta del portentoso caso de la aparición en
su vida de María Vockel, y sólo ésta. En tal sentido no deja de ser significativo
que en esas reflexiones que el propio personaje se hace, aluda a la omisión de
“otra historia” que no tendrá aquí cabida, relacionada con la figura de su madre.
Desde un presente sumamente borroso para el lector –nada sabemos por ejemplo,
de su situación matrimonial mencionada de pasada–, el protagonista evoca esos
recuerdos infantiles. Unos recuerdos que a su vez debieron de constituirse en su
momento, en objeto también de escritura pues el personaje alude al diario personal
de “aquella época” en que éstos quedarían reflejados. A tal respecto puede
señalarse la compleja situación creada en el texto, en tanto si aquellas vivencias
fueron enfocadas en su momento, desde un presente reciente en las páginas del
diario, ahora las mismas vuelven a ser contempladas en un escrito que comparte a
la vez el carácter de memoria y de diario, pues ha sido ese epílogo de la historia,
en Hamburgo, lo que justifica que vuelva a recordar los hechos. A los lectores
nos surge así el deseo de imaginar una probable comparación entre el tomo de
sus cuadernos correspondiente a esos años infantiles, con ese punto de vista condicionado
tanto por la edad como por la instantaneidad, y esta otra visión desde
la madurez y la distancia temporal.
Si señalé la presencia de dos voces narrativas centrales en el presente relato,
no puede olvidarse que a través de la inserción de cartas otros puntos de vista
tienen también cabida. Así esa falsa voz de María, tras la que se oculta la del
amigo participante en el engaño y la del propio padre en la carta final que revela
toda la verdad a Esteban 15 . Una variedad polifónica que aun más reducida, puede
percibirse en el cuento siguiente: “Exposición de la carta del canónigo Lizardi”.
14 Situación diferente se plantea en la escritura epistolar. Como el antiguo tratado sobre el
arte epistolar de Demetrio cuestiona, la carta es algo más que un diálogo en ausencia, y en ella sí
cabe advertir la presión del tú a la hora de la propia elaboración formal de tales textos.
15 Una carta cuidadosamente filtrada y seleccionada: “Las palabras con que su padre cerraba
su explicación eran tan íntimas, tan cariñosas, que su mano se negaba a transcribirlas” (p.57).

OBABAKOAK O EL VIEJO ARTE DE CONTAR HISTORIAS 633
También aquí encontramos a un primer narrador que cede la palabra a un segundo.
El primero es el descubridor de una vieja y extensa carta que encuentra abandonada
y en muy mal estado y que al parecer, fue escrita por el canónigo que da título
al relato. Si Esteban Werfel parecía sentir la imperiosa necesidad de plasmar sus
vivencias a través de su fijación escrita en un diario, ahora también este nuevo
personaje necesitará contar unos sucesos pero esta vez en confidencia íntima a
un tú concreto: ese buen amigo de la infancia. Un destinatario específico cuya
voz incluso se infiltra en la carta, a través de las reacciones que hipotéticamente
le atribuye el emisor 16 .
En el presente caso como comenté, nos movemos en el terreno de esa ficción
fantástica que provoca ese último final ambiguo, acerca de la verdadera identidad
del misterioso jabalí. Un relato que encaja bien en el ambiente mítico de una
Obaba en la que las supersticiones y creencias populares afloran sin esfuerzo. No
resulta pues, insólita la inserción dentro de la carta, de un cuentecillo tradicional
sobre el demonio y la muerte (p.68). La fascinación que la lectura de esta epístola
ha provocado en ese narrador-lector es tal –pese a su fragmentario estado
de conservación–, que decide transcribirla. De nuevo volvemos a encontrar por
tanto, esa disposición de un sui generis marco constituido por los comentarios y
reflexiones de ese narrador descubridor del texto, y dentro del mismo de la epístola
correspondiente a ese otro personaje con quien el primero no tendrá ocasión
de contactar nunca 17 .
Si carta y diario implican ese deseo de un emisor por volcar sus íntimas
vivencias o pensamientos en las hojas de un papel –bien destinado a alguien o
a sí mismo–, ambos estarán presentes de manera muy especial, en el tercero de
los cuentos, “Post tenebras spero lucem”. La única fórmula para escapar de esa
asfixiante y sombría Obaba, para la maestra, consiste en desahogar sus sentimientos
en las páginas de su diario, o bien en esas cartas que ansiosamente escribe a la
espera de respuesta. Un punto de vista el de esta innominada maestra, al que el
narrador permanece siempre apegado, de forma que en este cuento encontramos
la técnica tan empleada por H. James, de la elección de un personaje reflector 18 .
O lo que vendría a ser lo mismo, una primera persona narrativa encubierta tras
la tercera.
16 “Mal hecho, dirás” (p.70); “pura ilusión, dirás tú” (p.74).
17 Una dualidad que salvadas las distancias, podría recordarnos a la que Francisco Ayala creara
en ese impresionante relato que es “El hechizado”.
18 Si bien es cierto, en ocasiones el narrador se desplaza hacia el otro personaje destacado de
la narración, aquél a quien siempre llama “el pequeño criado de Mugats”

634 ANA L. BAQUERO ESCUDERO
Esta separación ya no se dará en los dos relatos siguientes, dependientes de
dos narradoras muy distintas: la maestra Katharina y la alumna Marie. Como suele
ser bastante frecuente en la cuentística actual, Atxaga elige aquí la primera persona
narrativa 19 . Una voz que frente a lo que ocurría en la tradición decimonónica no
suele aparecer en ningún caso, justificada 20 . En ambos relatos encontramos así, las
reflexiones y pensamientos íntimos de dos personajes femeninos, cuyas respectivas
historias como anoté, aparecen cuidadosamente conectadas.
En la sección siguiente, no deja asimismo de resultar significativo que ese
breve preámbulo antepuesto a la evocación de la estancia del personaje en Villamediana,
esté constituido por dos breves historias. Unas historias que el narrador
presenta también como evocaciones y que aparecen engarzadas por el motivo de
la memoria, de manera que una y otra vienen a ser algo así como la cara y cruz
de una misma moneda.
El recuerdo de ese viaje con un amigo a Obaba, constituye finalmente la
parte última de la obra. Frente al cuento primero de la colección y a toda esta
Parte II anterior en los que el presente desde el que escribe el personaje aparece
prácticamente velado, Atxaga dispone las cosas de muy distinta manera en esta
parte última. De esta forma la consecución de ese final “fuerte y decisivo” al que
tan aficionado es, se logra precisamente por la revelación en la conclusión del
libro, de dicha situación presente.
Surgido nuevamente Obaba como el espacio central que organiza toda esta
parte, la historia del lagarto se convierte en el hilo conductor central que obsesiona
al personaje, en busca de esa última palabra que la explique. Una historia que
nuevamente aparece enraizada en el terreno de las creencias tradicionales, tal como
explicará a los dos amigos ese pintoresco tío de saberes y formación decimonónicos.
Éste relacionará esta siniestra historia con la de esos viejos relatos contados
especialmente a los niños, para prevenirles contra posibles peligros. Concretamente
la asociará él a la tradicional figura de ese terrorífico personaje popular que es el
Sacamantecas. Singular variante del viejo motivo folklórico de la bruja o del ogro
que roba a los niños, resulta curioso percibir su presencia en otras manifestaciones
artísticas. Evoca en este sentido un escritor como Michel Tournier en su novela
El rey de los alisos tanto la célebre balada de Goethe acerca de dicho personaje,
19 Sobre el manejo de dicho narrador en la cuentística de uno de los grandes escritores del
XX en el género, como Julio Cortázar, vid. sus propias reflexiones, en “Del cuento breve y sus
alrededores”. Recogido en la antología de este mismo título llevada a cabo por C. Pacheco y L.
Barrera Linares, Caracas, Monte Ávila Latinoamericana, 1993, pp.400-401.
20 En la cuentística del Realismo y Naturalismo encontramos con bastante frecuencia el tradicional
artificio del marco, para motivar el relato de un narrador personaje.

OBABAKOAK O EL VIEJO ARTE DE CONTAR HISTORIAS 635
como el lied de Schubert. Un texto novelesco el de Tournier que precisamente
surge como singular variación sobre este viejo tema. En un libro en que se refiere
a la configuración y génesis de distintas obras suyas, como El viento paráclito,
este autor francés rastrea el origen de dicha leyenda y pone de relieve cómo la
misma se originó en un error de traducción de Herder que en su afición por el
folclore danés convirtió el término Eller, elfos, en Erler, alisos. Sería por tanto,
la leyenda no del rey de los elfos, sino del rey de los alisos la que inspiraría el
hermoso texto de Goethe, singular variación, insisto de ese viejo motivo folclórico
del ogro raptor de los niños 21 . La tercera sección de Obabakoak vendría pues, a
engrosar este listado de títulos relacionados con esa vieja creencia tradicional, que
en el presente caso aparece vinculada no a un ser humano o fantástico, sino a un
pequeño animal como el lagarto.
Lejos de erigirse como el único objeto del relato del narrador 22 , la historia
del mismo se ve no obstante, continuamente interrumpida. Unas paradas que vienen
precisamente propiciadas por esa fascinación hacia la narración o recepción
de historias tanto ficticias como auténticas. Antes del relato de “El criado del
rico mercader”, comenta el narrador: “La historia del lagarto y su última palabra
pueden esperar” (p.198); antes asimismo de la narración que ha inventado sobre
dicho relato: “El viaje hacia la última palabra proseguirá después” (p.212); antes de
transcribir la historia “De soltera, Laura Sligo”: “El camino hacia la última palabra
es largo. Me detendré de nuevo y dejaré escrita la historia” (p.219)... etc.
Además y como ya anoté, la situación reiteradamente creada en esta parte de
un personaje cuenta algo a otro u otros, suele venir acompañada de comentarios
y reflexiones tanto sobre dichos relatos, como sobre el propio género cuentístico.
A tal respecto casi podría hablarse de una poética implícita en Obabakoak relacionada
con esta especie literaria. Como ideas esenciales que podemos entresacar,
destacarían la del plagio como principio relacionado con el arte de componer
historias –y que podemos asociar con el viejo precepto literario de la imitación–,
o la de esa significativa comparación que hace uno de los personajes, a propósito
de la naturaleza del cuento, entre éste y el poema 23 . También se hace un especial
hincapié, hablando los personajes de los rasgos definidores de un buen cuento,
21 M. TOURNIER, El viento paráclito, Madrid, Alfaguara, 1994, pp.118-119.
22 Un narrador que se presenta como creador literario pero que manifiesta a sus lectores que
en este caso no inventará sino referirá hechos reales.
23 Sobre la relación cuento-poesía puede verse el estudio de M. BAQUERO GOYANES, Qué
es la novela. Qué es el cuento, Universidad de Murcia, 1988, pp.133-139. Sobre las distintas formas
de comparación relativas al cuento, vid. el interesante estudio de J. JURADO MORALES, “Las mil
y una metáforas del cuento literario en la Crítica Hispánica”, Draco, 7, 1995, pp. 101-122.

636 ANA L. BAQUERO ESCUDERO
en esos finales fuertes y decisivos –“No basta con la mirada que sabe captar lo
esencial. Un buen cuento también necesita un final fuerte” (p.209)–. Desde luego
los cuentos que recuerdan de autores como Chejov, Maupassant o Waugh, presentan
todos estas características. Un rasgo que en principio, parece asociarse más a
una estética decimonónica –y los nombres de los dos primeros mencionados, son
relevantes–, que a una manera de concebir el cuento propia del XX. En muchos
de esos grandes renovadores del género como Mansfield o en el ámbito hispánico,
en esos grandes cuentistas de mitad de siglo como Aldecoa o Fraile, no se detecta
esa preocupación por un final efectista. Aunque por otro lado el nombre evocado
en Obabokoak de Waugh, o de otros autores del XX –y recordemos tan sólo los
impactantes finales de muchos de los cuentos de una F. O’Connor o un Salinger–,
hacen tambalear el estricto mantenimiento de tal generalización. Finalmente y
como nota también en la que se insiste relacionada con los rasgos de un buen
cuento, hay que destacar la de su significación, su validez universal.
La clave está en la mirada del autor, en su manera de ver las cosas. Si
realmente es bueno, tomará como materia su propia experiencia, y captará
en ella algo que sea esencial; extraerá de ella algo que tenga validez para
cualquiera (p.208).
Desde luego validez universal tienen esos viejos relatos folclóricos de los que
en general, Obabakoak aparece impregnada; recordemos el mencionado del mercader
y su singular coda, relacionable con el tradicional motivo de la muerte burlada.
Aunque no necesariamente un relato debe presentar connotaciones folclóricas para
poseer un significado universal. Algo tan prosaico y cotidiano como la anécdota
del ciclista Hilario erigido en ídolo por los niños de Obaba, es considerado por el
amigo del narrador como tema de un buen cuento porque “Cualquier lector podrá
verse a sí mismo en aquel espejo lleno de niños y bicicletas” (p.250).
En general tanto en el viaje como en la estancia en Obaba, se repite ese
esquema de un narrador que desea contar y un, o unos receptores ansiosos por
escuchar. Si en un principio son el protagonista y su amigo quienes cuentan o
recuerdan cuentos, un enigmático hombre mayor, también curioso e interesado en
la narración de historias, los interrumpe y les dice que tiene que contar un cuento
muchísimo mejor que el de “El criado del rico mercader” que se acaba de relatar.
Anunciado su título como “El mono de Montevideo”, únicamente conoceremos en
un principio del mismo, sólo esto, ya que el anciano se marcha precipitadamente
sin poder contarlo. Un relato omitido que curiosamente aparecerá posteriormente
filtrado a través de un narrador distinto, como es el tío del protagonista quien dice

OBABAKOAK O EL VIEJO ARTE DE CONTAR HISTORIAS 637
haberlo oído contar a un amigo. Un cuento que dará pie pues, a la tradicional
anagnórisis ya que sirve para identificar a ese extraño anciano quien de forma
bastante efectista, reaparece por tercera vez en la propia casa del tío, acompañado
además por el tenebroso Ismael. Y he señalado por vez tercera, porque se produce
una segunda intervención de éste en la acción principal cuando al encontrar de
nuevo a los dos amigos, insiste en sus deseos de convertirse en narrador ante ellos.
Como indica el innominado amigo “también él está dispuesto a hacer lo que sea
con tal de poder contar su historia” (p.217). En esta ocasión este personaje les
relatará hechos reales que el narrador transcribe y a los que él y su amigo pondrán
el título “De soltera, Laura Sligo” 24 . Una historia, la narrada por el señor Smith, a
la que seguirá al final, otra completamente distinta –esta vez es “un cuento suyo”–,
que el narrador intenta traducir del inglés lo mejor posible (“We Lie Deshang.
Fantasia on The Marco Polo’Theme”).
Es sin duda en esta parte última del libro, reunidos diversos personajes en
Obaba, en la casa del tío, donde la tradicional situación del marco en que se insertan
relatos se hace más evidente. Además del mencionado señor Smith que se incorpora
tardíamente a la tertulia, tres son los personajes narradores de historias: el narrador,
su amigo y el propio tío 25 . Como narrador de historias parece singularmente destacado
el primero, no sólo por ser el personaje que más cuentos relata, sino también
por la singular naturaleza de los mismos. Recordemos que con anterioridad él se
ha presentado como escritor, de manera que las distintas historias que cuenta a sus
interesados oyentes son obra de su propia creación. Unas historias que tienen en
común, su carácter trágico y hasta truculento y que suelen presentar a unos protagonistas
enajenados u obsesionados hasta límites verdaderamente asombrosos. Sin
duda este rasgo vincula a tales personajes a su creador quien en un momento de
su relato, se refiere abiertamente a su carácter obsesivo.
He de confesar que la mayor parte de mi vida ha ido acompañada de
obsesiones (...) Cualquier idea, por muy peregrina que ésta sea, puede
afincarse en mi mente y tener allí vida propia; y por todo el tiempo que
se le antoje, además (p.372).
El cuento funciona por tanto en esta ocasión, también como rasgo caracterizador
del personaje. O al menos esto puede parecerle al lector en una segunda
24 También en esta historia encontramos cartas de expresiva significación.
25 Quien por lo demás refiere a sus oyentes un al parecer, profético sueño que podría entroncarse
con esas fantásticas y a la vez críticas interpretaciones de la realidad, propias del relato
lucianesco.

638 ANA L. BAQUERO ESCUDERO
lectura de la obra, conocido ya ese fuerte e impactante final que supone la revelación
de ese presente en el que ha escrito el relato de su viaje. Un presente en el
que se manifiesta con claridad la enajenación mental del narrador –¿quizá por un
lagarto?–, e incluso su fin próximo. Y no deja desde luego, de resultar significativo
que haya sido este personaje y no su mucho más sereno y desapasionado amigo,
el elegido como narrador. La última palabra de la historia que a través de todo su
relato ha ido persiguiendo se revela a la postre pues, como la de su propio final.
Una conclusión contundente e inesperada que proyecta una nueva luz sobre todo
lo referido anteriormente y que como otras historias del mismo libro, plantea no
pocos interrogantes al curioso e interesado lector. Porque sin duda, esto es lo que
en definitiva parece haber buscado Atxaga a través de Obabokoak: la presencia
de un lector ávido y deseoso de conocer historias. Y es que, en suma, el viejo
placer de contar y escuchar –o contar y leer 26 –, desarrollado a lo largo del tiempo,
pervive y se mantiene, incluso en los inicios de nuestro siglo XXI. Obabokoak es
una buena muestra de ello.
26 Y la fijación escrita del relato es algo recurrente como he señalado, en Obabakoak.

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