El fusilamiento horas La masacre de Ramallo - Diario Hoy

12 POLITICA
El fusilamiento
La Plata, sábado 18 de septiembre de 1999
Los ladrones mantenían a sus rehenes como garantía para escapar. Rodeados, agotados; después de veinte horas, a las 4.00, trataron de
salir a cualquier precio. Utilizaron a los prisioneros como escudos humanos. Los francotiradores estaban parapetados, esperándolos
Ubicación Los 130 metros de la muerte
Datos
Rehenes
En los medios
El copamiento
al Banco duró
20
horas
200policías
participaron en el hecho
Gerente Contador Esposa
del Gerente
Empleado
del Banco
San
Nicolás
BUENOS
AIRES
La masacre de Ramallo
Empleado
del cable
VillaRamallo
Capital
muertos herida
Cartero
son los que liberaron
Las imágenes de la masacre;
según Crónica TV, TN y CVN.
Los canales le dieron prioridad
al tema, con cobertura en vivo
Una camioneta
Saveiro embestida
por el coche
queda en medio
de la calle
La policía descarga
una balacera sobre el
rodado en movimiento
Cómo iban en el auto
Ladrón ileso
y luego
atrapado
Ladrón que
fue herido
Contador
A las 4.10 el VW Polo del
gerente sale del garage de
la casa de Chávez con 6
personas abordo
Hipótesis sobre los prófugos:
Ladrón muerto
Esposa
del Gerente
Gerente
Se revienta el neumático
delantero derecho.
Chávez muere al volante
del automóvil
1 Dos delincuentes se habrían fugado horas antes
de la masacre. Junto con otros dos que habrían
operado desde afuera sin entrar al banco sumarían
cuatro prófugos
En un primer momento se supuso que los asaltantes
2
eran 6, y luego uno que operaba desde afuera
mediante un celular
Sin control, el rodado choca
contra una hilera de
árboles y cruza toda la calle.
La policía no cesa en los
disparos
Qué armas usaron
chalecos antibalas
fusil automático FAL
pistolas 11,25mm
pistolas 9mm
Datos y víctimas
l Hay tres muertos: dos
rehenes y un delincuente
l El gerente, el contador y
uno de los asaltantes
están muertos; la esposa
de Chávez y un
delincuente, heridos; y
otro, resultó ileso
l Varios patrulleros y
camionetas del Grupo
Especial de Operaciones
(GEO) cortan todas las
salidas a los fugitivos
Segundos después de la
balacera se voló una puerta
lateral de un cajero para revisar
el edificio: no había nadie
Sube a la vereda y
embiste contra una
planta
Explosivos, dinamita
y granadas
TAFFAREL • DIARIO HOY

La Plata, sábado 18 de septiembre de 1999 POLITICA 13
La masacre de Ramallo
LA INSEGURIDAD NO ES UNA PALABRA
Los avales para la matanza
El desprecio por la vida mostrado por la policía es cotidiano en la provincia. Se convive entre robos, crímenes a metros
de la Gobernación y comerciantes armados. La política oficial de mano dura y la crisis económica sustentan esta actitud
El jueves al mediodía, al llegar al Banco Nación
de Villa Ramallo, el juez federal Carlos Villafuerte
Russo vio el despliegue de patrulleros
y cámaras de televisión. Lo primero que dijo fue
que no le iba a pasar lo mismo que a la jueza
María Cristina Piva de Argüelles, criticada por
liberar a los adolescentes que mantenían a una
familia como rehén en Victoria. El juez afirmó
que no cedería ni un milímetro: los prisioneros
debían ser liberados y los ladrones entregarse
sin condiciones. Tuvo todo el día la llave y la
clave del Tesoro, exigidas por los asaltantes, pero
se mostró inflexible.
La matanza cometida por la policía fue parte de
ese lineamiento: la consigna era mostrar poder.
Por eso los encargados de apretar el gatillo no tuvieron
miramientos para disparar en la primera
oportunidad que tuvieron. Enceguecidos, los
francotiradores terminaron matando a quienes
debían rescatar.
Las actitudes del juez y la policía tienen un
sustento: la política de mano dura encarada por
el gobernador Eduardo Duhalde en la provincia.
Según este criterio, los gestos de debilidad o piedad
no sirven. Existe un aval político para “meterle
bala a los delincuentes”. Y eso genera muerte.
Es que cuando se combate contra un monstruo,
las armas utilizadas pueden ser tan monstruosas
como el enemigo.
El gerente y el contador de Villa Ramallo no
son los primeros inocentes que caen en este
horror cotidiano. Durante 1999 varias personas
recibieron balazos al quedar en medio
de un enfrentamiento armado. Y todos los
días alguien muere en forma violenta en el
Gran Buenos Aires.
La inseguridad no es una palabra. El miedo no
es únicamente a ser asaltado, a perder dinero; es
a perder la vida. En pleno centro de La Plata, un
hombre fue asesinado a las cuatro de la tarde y
una adolescente fue violada al mediodía.
Las pistolas están en los mostradores de barrio.
Las colocan los chicos que salen a robar en pareja.
También son cada vez más los comerciantes
que las tienen listas para disparar. El que la usa
sabe que puede matar o morir. Y eso tampoco parece
importar. Lo que vale es gatillar primero,
Sin discernir. La policía disparó a mansalva contra el auto, sin saber quiénes iban adentro
por una cuestión instintiva. La vida, en estos casos,
se juega todos los días.
Ayer, un delincuente asaltó el Banco Provincia
de Garín. Llevó una bolsa de arena y un
control remoto. Dijo que en la bolsa había
trotyl y con el control lo haría explotar si no le
daban el dinero de la bóveda. Cuando se distrajo,
un custodio le pegó un tiro en la cabeza, dejándolo
gravemente herido.
Como promedio, en el país se produce un robo
a un banco cada dos días hábiles: 104 fueron
asaltados en lo que va del año. Las bandas
se alzaron con 13.056.000 de pesos, más del
doble que en 1998. En la provincia de Buenos
Aires robaron en 41 bancos.
Hubo menos golpes cuando Héctor Lufrano
asumió como secretario de Seguridad provincial,
en agosto. Lufrano tuvo que irse sin haber cumplido
un mes en el cargo, después que se descubriera
que -como abogado- había defendido al
“Gordo” Valor, jefe de una superbanda especializada
en asaltos comando. Después de su renuncia,
volvieron los robos a bancos.
Todavía no queda muy claro qué fueron a hacer
los asaltantes al Banco Nación de Villa Ramallo.
Es muy raro que una banda lleve trotyl para
dar un golpe en un pueblo de 7000 habitantes,
en donde apenas hay un par de patrulleros.
Como sea, el operativo que se montó para liberar
a los rehenes fue desastroso. La Policía mostró
deseos de matar: eran 300 hombres disparándole,
desde todos los ángulos posibles, a un auto
en el que iban seis personas. Y lo peor de todo:
no sabían a quiénes les estaban tirando.
Ese desprecio por la vida exhibido por las
fuerzas de seguridad no es una actitud aislada.
De hecho, las promesas de mano dura, las
armas en los mostradores y el crecimiento de la
pobreza generan un clima de violencia cotidiana.
Y no hay una propuesta pacífica para terminarla.
Ayer quedó demostrado que combatirla
con más violencia sólo lleva al desastre.