1 1. aquí un amigo la liebre del cazador - Biblioteca de Tuejar

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1. AQUÍ UN AMIGO
El hombre de gafas oscuras entró en el bar. Se sentó en una
mesa y pidió el menú del día.
Su situación económica era insostenible. Entre las alubias
cocidas y la merluza a la plancha, se levantó, se subió a la silla y recitó
un poema de Machado.
Gustó tanto que recibió unas monedas de los que le atendían. A
continuación, acabó su menú, sacó su pistola, atracó el bar y se
marchó.
Autor: AULA DE RESPIRO DE TUÉJAR. ROMÁN, INMA, ANA,
MANOLO, LOURDES, JOAQUÍN, CARLOS.
TUEJAR
LA LIEBRE DEL CAZADOR
Aquella liebre sólo tenía una oreja porque el cazador se la había
quitado de un disparo.
Desde aquel momento, con su única oreja, muy maja, se convirtió
en la estrella del bosque. Un día, un grupo de liebres corrió a por el
cazador que llevaba la escopeta. Saltaron sobre él y le comieron una
oreja.
Desde aquel momento, con su única oreja, muy maja, el cazador
se convirtió en la estrella del pueblo.
Autor: AULA DE RESPIRO DE TUÉJAR. ROMÁN, INMA, ANA,
MANOLO, LOURDES, JOAQUÍN, CARLOS.

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2. ESTREMECER LA PIEL
Ven amigo mío y mírame, mírame de cerca...
Y se le acercó tanto, que se introdujo dentro de su corazón, y
navegó surcando milímetro a milímetro las venas de todo el cuerpo.
Dime, ¿qué has visto?...
El cuerpo de un hombre atormentado.
No soy yo, vuelve a mirarme.
Y se metió por su iris, y vio a través de sus ojos las desgracias
ajenas y su propio sufrimiento.
Dime, ¿qué has visto esta vez?...
El mundo que rodea al hombre atormentado.
Regresa y mírame de nuevo, pero esta vez no salgas de mi
cuerpo, hasta que no halles un motivo de júbilo, que me haga sentir la
dicha de continuar viviendo.
Se introdujo entre la piel, y allí permaneció un largo periodo de
tiempo, hasta que llegó un día, en que las caricias tibias de unas
sedosas manos, y los besos del rock) de una húmeda boca, hicieron
estremecer la piel.
Entonces salió del cuerpo y ya no hizo falta respuesta, porque los
dos sabían que el amor, había llegado.
Autora: Mª ÁNGELA DEL CASTILLO ALARCOS
TITAGUAS

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3. TRANSFUSIÓN DE AMOR
Con el viento propulsor del sueño como remo, emprende
náufraga esta mujer, su lucha desigual contra el destino.
Recuperar la voz perdida con los años pretende, las cosas
que no dijo durante su fatigoso viaje tras la rutina en los
quehaceres cotidianos.
El manso transcurrir de la memoria aletargó su alma bajo
las sufridas olas de la vida. El cansino ritmo de la monotonía
engendró su sumisión.
Su palabra, hoy, expresa duelo, alcanza su plenitud en la
amplitud máxima de los ecos del dolor y libera, mientras habla,
una exhalación de pena retenida que hiere de impotencia los
sentidos.
Esta mujer necesita, urgentemente, una transfusión de
amor, de amor a la igualdad, ¡sin condiciones!
EL COLMO DE UN TORTURADOR
Persona encontrada muerta. Junto al cadáver, una nota:
Vacié hasta la quiebra moral, con todos los utensilios y
prácticas de tortura a mi alcance, el cuerpo y el alma de cualquier
sospechoso de pensamiento ideológico contrario al poder
establecido.
Ahora sucede aquí, aquí donde la memoria corta, aquí
donde el recuerdo se abre para llamarme, para decirme que la
crueldad de mis actos determinan el dolor que se expande en mis
adentros corroyéndome: la sombra perpetua del torturado, el
respiro de su agonía, la tensión de su verdad, la ansiedad de su
miedo, la agotada respuesta de su cuerpo, su sumisión
permanente, la mirada vacía en su confesión, su perplejidad ante
mi misión, la amarga fatalidad de su sentencia...
La mala conciencia atraviesa de un tajo mis entrañas y,
agonizante, en la cima del arrepentimiento, intento aplacar mi
culpa con el suicidio. Sé que no me redime, pero algo es algo.
Autor: ANTONIO REGODÓN JIMENEZ
TUÉJAR

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4. LA PAREJA
La pareja de enamorados corría por el campo. Estaban asustados
porque les perseguía una liebre. Les llamó la atención un enorme peral
en el centro del bancal. Cogieron una pera y se la comieron. Llegó la
liebre y se comió otra pera. Los tres se dieron un beso y comieron
perdices... v peras.
HISTORIA DE UN PERDIDO
Erase una vez una casa muy grande. Más que una casa parecía un
castillo. Un día entró un labrador y se perdió. Su mujer y sus hijas le
buscaron. Incluso publicaron un anuncio en los periódicos. Todavía hoy
esperan noticias.
LA NOCHE
Aquella noche no pegué ojo. Estuve en la huerta regando. Me di un
porrazo porque tropecé en el calicanto. Como me hice bastante daño
empecé a gritar "socorro"!!! Estaba solo. De repente apareció Chimo.
Me ayudó a levantar y lloré de alegría.
LAS FLORES
Me regalaron un ramo de flores. Eran tan bonicas que casi estoy seguro
que no hay otras igual en la huerta. Había sido Graciela porque me
quería mucho. Las dos nos fuimos de viaje a Paraguay para ver a
Genara, su mamá. Le llevamos las flores, y tanto le gustaron que dijo
que no había visto otras igual en la huerta.
EL DÍA DE MAÑANA
Hace mucho tiempo vivía un Aula de Respiro. Y vivían en ella unos
alumnos que trabajaban mucho con el afán de algo el día de mañana.
Un día, el día de mañana llegó. Le saludaron, conversaron como
amigos y lo celebraron tomando un poleo, con la satisfacción de ver que
su trabajo había dado su fruto. Quedaron en volverse a ver...el día de
mañana.
FDO.: GERÓNIMO STILTON
AULA DE RESPIRO DE TUÉJAR. ROMÁN, INMA, ANA, MANOLO,
LOURDES, JOAQUÍN, CARLOS

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5. UN HOMBRE SIN LUZ PROPIA
Era aquella persona que se pega a la barra de un bar esperando que le
aporten vida, bien sea el camarero, bien sea la gente que acudía por allí.
Cuando aparecía un ser vulnerable, con algún tipo de problema, era lo
mejor, sobre todo si era mujer.
Cuánta vida le daba aquella tarde o aquel día o aquella semana.
Aquel día en concreto fue una chica guapa, forastera, perdida y drogadicta.
Él la abordó, se presentó de la forma galante como solía ser y vio una
misión de la que ocuparse.
Se convirtió en su amigo, amante y guía espiritual.
Cuánto se preocupo y cuántas horas le llenó.
El vacío de la chica era el suyo. Era como si al proyectarse hacia otras
personas, surgiese una luz que le permitiese dar sentido a su vida. Y todo se
acababa cuando por el azar de la vida, estas personas desaparecían y él, el
hombre sin luz propia, volvía a la barra del bar, a su oscuridad, a su
mediocridad y a su falta de valentía para afrontar la difícil tarea pero a la vez
emocionante e inquieta que es la vida.
AQUELLA ESQUINA
Aquella chica pasaba todos los días por aquella calle y por aquella
esquina y todos los días le surgía en su mente las mismas dudas.
Ella era una ser muy joven con toda una vida por delante y con
múltiples caminos donde elegir.
Pues aquella esquina era y sigue siendo tras muchos años, un punto
de encuentro para personas que han decidido poner punto muerto a sus
decisiones, obligaciones, planes de futuro y responsabilidades de todo tipo.
No trabajan, no estudian, no tienen que comer pero que importa.
Era una opción de vida, solo se dejaban fluir.
Ninguna hora del día o de la noche era importante.
Mientras pasaba la chica diariamente por su lado y esto era tal vez diez
pasos lo que coincidía con ellos Este corto espacio de tiempo le provocaba
largos espacios de planteamientos, dudas y decisiones Ella sabía que se iba
a su piso compartido por sus compañeros estudiantes como ella que cenaría
austeramente y que lo siguiente era estudiar,
Mientras, los de la esquina seguían jugando, riendo, saltando y
divirtiéndose hasta que el hambre les apretara o la droga le hubiese vencido
su efecto.
Autora: GELES ÁLVAREZ
CHELVA

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6.TARIK, EL PINTOR.
Desde muy pequeño Tarik, garabateaba las paredes de la cueva.
Su cojera le impedía cazar. Con paciencia, sus rayas ocres se tornaban
en formas de animales; una cabra con exagerados cuernos, algún
jabalí, ciervos, caballos...
El jefe de la tribu, Ulan, que hacía las veces de chamán, apenas le
daba importancia, con agua y comida en abundancia disponían de
mucho tiempo libre. El conjunto de covachuelas servían de refugio para
un reducido grupo de clanes, apenas media docena de fuegos.
Aquel día, sin saber por qué, Tarik cogió su trocito de rama a
modo de pincel, lo embadurnó en pintura negruzca a base tierra molida,
carbón en polvo y grasa animal, empezó a dibujar unas figuras
humanas con lo que parecía ser utensilios de caza hasta entonces
desconocidos. Una línea curva atravesada por una recta. Tanto
gustaron aquellos dibujos que Ulan le indicó que pintara todas las
cuevas con esos guerreros; sin duda, le fue revelado, que eran
talismanes y protegerían a la tribu de los enemigos y de los malos
espíritus.
Hubo de pasar miles de años, para que unos niños descubrieran
las pinturas del joven Tarik, en las oquedades de los Corrales de Silla,
aquí, en Tuéjar.
Autor: BALTASAR TORRALBA RULL.
CHELVA

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7. “LOS SUEÑOS”
Miraba fijamente el reloj de la sala de espera. Su “tic-tac” me
hacía pensar en la subjetividad del tiempo. A veces se te escapa de las
manos y a veces es eterno. Se oían las voces en la sala
contigua,...lamentos, lágrimas y suspiros. Quedaba poco para la hora.
Se hizo un silencio e inmediatamente se abrió la puerta. No había
recepcionista, según decían por el tema de la crisis, así que la señora
se dirigió hacia la puerta todavía con el pañuelo blanco entre las manos.
Al oír mi nombre me dirigí a la sala. -¿Qué tal estas?- En esta
ocasión no era una pregunta retórica; era necesario desnudarse de
verdad, no valía con un “Muy bien, gracias” o un “Vamos tirando”. Había
encontrado unos ojos escuchadores y por ese motivo seguía viniendo a
mi cita religiosamente. Seguía eligiendo las últimas horas de la tarde,
cuando la oscuridad y el silencio te protegen. Utilizaba una pequeña
agenda para recordar los pensamientos, las ideas y los sueños.
Ha vuelto a repetirse- le dije. Estaba en la entrada, en una de
esas casas antiguas llenas de recuerdos. Las fotos en blanco y negro
inundaban la mesa y en la alacena dormían telarañas. No me atrevía a
subir por la robusta escalera hacia la “cambra”.Tampoco podía
quedarme allí porque un montón de avispas revoloteaban por mi
cabeza.
Justo en ese momento,…la melodía de siempre.
Autora: Mª PILAR TARÍN ANDRÉS

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8. NUBES CLARAS
Sus ojos, nubes claras. Nubes cargadas de experiencia, de esas
que han atravesado toda una vida intensa, repleta de cambios y
vivencias, de sensaciones, sentimientos y aprendizaje.
Nubes dispuestas a bañar con su sabiduría a todo aquel que
quisiese impregnarse de ellas. A través de sus palabras, siempre
precisas, justas, adecuadas y acompañadas con la luz de su mirada,
aquella capaz de leer las intenciones aún antes de tenerlas, cualquier
conversación aparentemente banal acababa transmitiendo una
enseñanza nacida de sus propias vivencias, con el único fin de abrirnos
paso en el camino de la vida.
Decisión de cada cual fue escuchar y entender. Cada uno de
nosotros pudimos elegir entre el inmenso legado que nos dejó.
Ella no era vidente, ella había VIVIDO y APRENDIDO.
Vivir no significa alcanzar todas las metas, ni que todos los días
salga el sol. Vivir es caminar, sin prisa, sin parar, observando y sobre
todo aprendiendo, porque sólo aprendiendo a vivir se puede entender la
felicidad.
De toda la herencia que nos dejó, ésta es una de las partes que
me quedé, junto con su recuerdo, paradójico, de mujer frágil que
envolvía a una persona fuerte y luminosa.
Autora: CRISTINA TORRES GÓMEZ
BURJASSOT

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9. EL NÉCTAR DE MERMELADA DEL AMOR.
Decidió ser feliz y enamorarse de la persona que había puesto
cordura en su vida. No era fácil enamorarse de otro hombre, puesto
que siendo hombre podría resultar extraño a los ojos de su madre.
Treinta y siete años habían pasado dentro de un armario frío,
tenebroso, con olor a naftalina.
Encontró la llave del armario y no se lo pensó dos veces. Se lo
dijo a su madre y se lo dijo al mundo.
Ahora busca cómo cerrar ese armario con llave desde fuera para
que el néctar de mermelada del amor sincero se desparrame en su
memoria.
Autor: JOSÉ APARICIO

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10. UN NUEVO COMIENZO
El cielo iba perdiendo su tono azulón, comenzaban a brillar las
estrellas. Oía a la gente a mí alrededor, pero no la veía, no podía
detener la velocidad a la que daba vueltas mi imaginación, ¿Será
verdad?
Corrí hacia casa, corría ansioso sin perder un segundo. Abrí la
puerta de la casa y en el rellano estaba ella, tan guapa como siempre,
una lágrima resbalaba por su hermosa mejilla y su sonrisa hizo una vez
más que me olvidara de mi horroroso día de trabajo.
Me quedé perplejo, sin respiración… ¡ahí estaba! era igual que
ella, nuestro primer hijo había nacido. Cerré la puerta y abracé por
primera vez al nuevo hijo, la familia se había consolidado.
Autor: JAVIER DE ALBA FERNANDEZ
TORRELODONES (MADRID)

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11. TEXTO:
"Ella se ahogaba: su vida, el trabajo, los sentimientos
tibios... Como el agua, adaptaba su forma al recipiente, pero no quería
olvidar que era. Añoraba derramarse en la tierra fértil despertando
semillas, ser un torrente, languidecer en una charca hasta
transformarse en barro, evaporarse sobre un cuerpo al sol dejando un
rastro de sal, licuarse…
Cuando él despertó, ella no estaba. Un fino reguero de agua salía
desde su cama hasta la puerta de la calle.
Estará enfadada, pensó. Habían tenido uno de sus absurdos
desencuentros que acababan en un sonoro silencio. Pero luego…
había sido tan cariñosa, tan dulce. Se sintió tan bien; aunque a ella no le
dijo nada, como siempre.
Salió a la calle siguiendo el rastro del agua. Una gota estalló
sobre su frente. Miró al cielo mientras la gota se deslizaba por su nariz,
hasta la comisura de sus labios. Le inundó una sensación de calidez y
paz. Pensó en ella. Sonrió recordando su ternura y su amor. Solía
hacer como que no se daba cuenta; le daba demasiado miedo amar.
De repente, lo comprendió. No la vería más. A fuerza de no
querer quererla había colmado el vaso con una gota, la última."
Autora: MARÍA IBÁÑEZ

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12. PERDÓN
En la parte más nueva del cementerio las 14 víctimas de aquel
fatídico viaje descansaban para siempre.
Año tras año y siempre por las mismas fechas se volvían a ver. Él
llorando a su mujer; ella, a su marido.
Cada año, y siempre de reojo, se vieron, poco a poco envejecer.
Nunca se atrevieron a decirse “¿te acompaño de vuelta a casa? o un
simple “¿qué tal estás?” La mala conciencia se interpuso entre los dos
y pesaba más que el mármol que les rodeaba.
Una tarde de abril ella tropezó con alguna grieta del suelo,
andaba mirando, de reojo, hacia otro lado. Derramó todas las flores
sobre el suelo. Él se acercó corriendo a ayudarla, cuando se miraron él
comenzó a balbucear como el niño que aprende a hablar…- mi mujer
viajaba, ese día, a la ciudad a trabajar- …Ella contestó – mi marido, a
una reunión.
Desde aquel día dejaron de ir solos al cementerio, ya nunca se
volvieron a mirar de reojo. Se miraban a la cara y caminaban cogidos de
la mano. Ella depositaba sus flores en la lápida de la mujer, él… en la
del hombre. Lloraban y pedían perdón. Ese inútil pero valioso perdón.
Autor: JOSÉ SANCHEZ UREÑA

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13. LAS SOLTERONAS DEL CEMENTERIO
De niña mi vida transcurrió allá lejos y hace tiempo; en América del Sur,
en las estribaciones de la Cordillera de los Andes.
Un barrio sencillo, de gente humilde, excepto algún ricachón que exhibía sus
posibles con cierto aire de grandeza...como "las de Umenjo". Las
llamaban así por su apellido, dos hermanas solteronas rodeadas de un
atractivo misterio. Clotilde y Emiliana eran las protagonistas de algo
insólito ocurrido por entonces.
Además del caserón "LAS GEMELAS", poseían un mausoleo
en el cementerio. Eran sociables hasta el delirio : al traspasar la puerta de
aquél; no sólo parloteaban con sus difuntos durante las visitas ; sino que , no
conformes con los suyos, recorrían la zona y hablaban a viva voz con
los "vecinos" .Se hizo costumbre en ellas y así sucedió durante años en los
paseos. Semejante actitud, llegó a oídos del barrio y los comentarios corrieron
como reguero de pólvora. Fue en una noche de verano en que villa LAS
GEMELAS tenían los ventanales abiertos de par en par .Oíanse voces alegres y
sonidos de un clavicordio, herencia de sus antepasados. La melodía llegó a oídos
de las marujas del barrio. Con sigilo, una, acercóse al jardín , asomó su
larga nariz ; miró largo rato...el rozar de las cortinas , impedían apreciar lo
que sucedía .En uno de los vaivenes de éstas , vio algo espantoso: su cara se
transformó y cayó desmayada sobre el césped.. Mientras, una veintena de
cadáveres con sus galos raídas y sentadas en altas sillas, levantaban las copas de
cristal de Bacará de burbujeante champaña y chocando las mismas con ruidos
semejantes a campanas que llaman a muerto, brindaban con una sonrisa a
mandíbula batiente con las solteronas.
EL CASERÓN DE MI INFANCIA
“De chiquilín te miraba de afuera, como a esas cosas que nunca se alcanzan”...
(Tango).Alcancé el deseo a mis diez años.
Vivía en Argentina, en un barrio tranquilo. De la mano de Antonia (bordadora de
trabajos por encargo), luego de un par de aldabonazos, la puerta se abrió. Era un
inmueble de comienzos del XX... miraba aquella estancia de muebles antiguos
y cuadros monumentales de marcos "dorados a la hoja". Quedé sola un rato
contemplando las pinturas. Por un momento, creí que sus
personajes me observaban y me seguían con sus ojos .Tuve miedo,
pero felizmente finalizaba la conversación de las mujeres acercándose. Al cruzar
el sendero de árboles centenarios; doy vuelta la cara y observo que desde
las ventanas me espiaban... ¡.eran los personajes de las pinturas! ¡Habían bajado!
Percibí movimiento de cortinas que se levantaban y el saludo de las manos
huesosas del viejo del cuadro.
Autora: MARI CARMEN GARCÍA DIÉGUEZ
-CHELVA-

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14. LA SABIDURIA DE LA VIDA
Mi abuelo fue hombre del campo, una vez de pequeño me dijo
-Por un clavo se pierde una herradura-. Entonces, no acabé de
entender lo que me quiso decir, quizás por mi corta edad.
Ya de adolescente, mi abuela que bajó de Los Serranos y fue
mujer de pocas palabras, me sorprendió un domingo recién levantado
después de una resaca del sábado noche con -Quien no es dueño de
sí, no es dueño de nada-.
En cambio no me extrañó que un día, mi padre me largase -Si no
se pisa el barro, no se hace el jarro- siempre buscaba la ocasión para
darme una lanzadita en pro al esfuerzo. Mi hermana que lo oyó me
aconsejo - Quien no sabe fingir, no sabe vivir-.
Mi sufrida madre siempre pendiente de mí, en repetidas
ocasiones me recordó -No bebas agua que no veas, ni firmes carta que
no leas-.
Cuánta razón tenía mi primer maestro cuando nos gritaba -¡Para
aprender, es menester padecer!-.
A esta sabiduría que me transmitieron los míos, he incluido la
que me ha enseñado la vida, como -No hay anverso sin reverso- y -Si
no puedes lo que quieres, quiere lo que puedes-.
Autor: LEOPOLDO OLTRA SANTA OLALLA
VALENCIA

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15. EL VIEJO CIRCO DE HUMAHUACA
Concluida la función como todas las noches, Pascual agotado por
el trabajo, se saca la pierna ortopédica y abandona su cuerpo sobre el
viejo camastro cerca a uno de los camiones.
Pascual estaba triste. Clara, su mujer, había descubierto su
infidelidad con una compañera de espectáculo y las relaciones era
violenta. No se dirigían la palabra, y su situación era insostenible.
Pensando esto, logra conciliar el sueño.
Despierta algo confuso, la noche estaba cerrada envolviéndole
en un ámbito de tinieblas .Se incorpora trabajosamente, busca su
pierna ortopédica y le pareció ver una pequeña cortadura en un
costado pero no le dio importancia.
Quería levantarse e irse a su carromato. Trastabillando, camina
con dificultad y cree que puede ser un mareo, sus preocupaciones o el
cansancio de tantas horas. Tropieza con algo, se cae la pierna y se
golpea fuertemente con los barrotes de la jaula de los leones. Muere al
instante. Clara, su mujer se acerca saliendo de la penumbra y con una
sonrisa siniestra, se aleja lentamente de entre las carpas del circo.
Autora: MARI CARMEN GARCÍA DIÉGUEZ
-CHELVA-

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16. EL ENFADO DEL MICRORRELATO
Siendo ya de dimensiones reducidas me llaman micro relato, yo
sin embargo me encuentro más cómodo si me llaman “relato-corto”
pues el término micro empequeñece y las palabras no entienden de
medidas sino de la grandeza del lenguaje.
Así comenzó una discusión acalorada entre el “relato-corto” y su
autor por la manía por parte de este en definir, en ponerle un nombre,
título a todo y a todos...incluso a las palabras.
El “relato-corto” se definía a sí mismo como un conjunto de
palabras que contaban una historia y el autor lo definía como una
pequeña historia que se tendría que contar con un número limitado de
palabras...
Tras tres intensas horas de intercambio de opiniones y juicios de
valor el relato y su autor llegaron a un acuerdo; el autor no definiría
nunca más sus relatos como microrrelatos y el “relato-corto” dejaría
trabajar al escritor y confiaría en él como en un creador de historias,
malabarista de palabras y artesano de la imaginación.
Autor: CARLOS MOLINA HERNÁNDEZ

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17. CARTA ABIERTA
Fue un lunes cuando recibí la noticia. Había ganado el primer
premio del concurso, nada de uno de los premios ni ya se enterará. Era
una pasta, uno de los grandes. Cambié mi turno de trabajo en el
negocio familiar, saqué el mapa por la impresora y planeé el viaje.
Algunos de los amigos dijeron que si no me planteaba cambiar de
oficio, que podía renovar el coche, amortizar la hipoteca y darnos todos
el capricho de una cena guay. A nadie se le pasó por la cabeza que
fuera una tomadura de pelo, que mi nombre era poco importante y en el
último instante, decidieron invertir el orden. Regresé a casa con un
billete de cincuenta, el agravio comparativo recorriéndome las venas y
la seguridad de que meterme en abogados no serviría para limpiar mi
honra. Intenté escribir una carta abierta y se le fueron cayendo las
letras. Ahora ya estoy mucho más tranquilo.
PAGINA DOSCIENTOS SEIS
Intenté explicar que la novela que acababa de ganar el Cervantes
era mía, que en el disco duro del ordenador estaban los borradores e
incluso, había llegado a mandármela a mí mismo por si ocurría algo así.
Pero nadie creyó que un tipo como yo pudiera inventar una trama tan
perfecta y nadie hubiera reparado en mi talento. Menos aún que
denunciara precisamente a la editorial a la que decía, había llevado mi
manuscrito. Supe que tenía el caso perdido y que patalear no me iba a
servir de nada.
Ojeé mi novela y reconocí que había superado mis expectativas.
Estaba publicada y los lectores se emocionarían con mis palabras.
Aunque en la tapa no pusiera mi nombre. Lo de la página doscientos
seis tendría que asumirlo el ladrón que había robado mi trabajo. A
los negros no se les puede achacar errores así. Por lo demás, estaba
contentísimo.
Autora: LOURDES ASO TORRALBA
JACA (HUESCA)

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18. EL PARADO
13.30, Pedro cansado de caminar y presentar su curriculum
en empresas, hurgó en sus bolsillos alguna moneda para
tomar café antes de reiniciar su búsqueda de empleo. Era un parado
más.
-No tenemos trabajo, lo sentimos- la misma frase siempre.
Entre un sabor amargo y seco, reinicia su andar en calles y llama y
espera y...Llega a la última y con el último hálito de vida, empuja
trabajosamente las puertas y espera a un ademán de la secretaria.
Lee el empresario su curriculum, vuelve otra vez y en un gesto
adusto le dice que es demasiado alto e importante para lo que ellos
necesitaban. Imposible...De pronto, una sonrisa se dibujó en Pedro:
excelente historial, qué importante se sentía, qué poca valía tenían las
empresas comparadas con él
Excitado, comprendió el por qué de tantas
negativas. Corriendo sin mirar por las calles , agitando su
papel y gritando:-!Soy excelente¡!El mejor¡ Ronco de vociferar llega
hasta el parque y tirándose entre las flores y el césped, duerme al rato,
el sueño eterno de los triunfadores.
Autora: MARICARMEN GARCÍA DIÉGUEZ
-CHELVA-

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19. ME SECUESTRO A MÍ
Últimamente he empezado a sentir una presencia amenazadora
en las cercanías a mi persona, y esa presencia soy yo; no dejo de
controlar todos mis movimientos, tengo controladas las horas de mis
entradas y mis salidas, me estoy enviando cosas, cosas a casa, cosas
al coche, anónimos a mi mismo donde me digo que me voy a secuestrar
y voy a pedir un rescate por mí, también digo que más me vale tener el
dinero preparado o puedo acabar en el fondo de un río, no sé cuál, no lo
especifico en los mensajes; luego me sorprendo a mí mismo, ya que el
rescate que pido es un barrita de chocolate, la compro y me la doy
antes de secuestrarme, con lo que me evito todas las molestias que eso
conllevaría, a saber: llamadas anunciando mi secuestro y pidiendo
rescate, buscar un escondite donde no pueda encontrarme, liberarme
en una carretera solitaria en medio de ninguna parte.
A PESAR DE…
“Llama ahora, llama ahora”, le insistían una y otra vez, pero él no
estaba por la labor, y más si tenemos en cuenta que uno de sus colores
preferidos era el verde y lo demostraba cada dos minutos vistiendo de
forma muy extravagante con chalecos de florecitas y aviones. Y así fue
como las personas más próximas a él se hicieron una liposucción y lo
cargaron a la cuenta de un hombre adinerado y algo moreno.
EL MEDIO LUNÁTICO
Si a fin de cuentas todo resultará infructuoso, dijo la hija de la
lechera, sí infructuoso pero ¿a qué tú no te vistes igual que yo?, ¡Ah qué
no!, y en efecto no se vistió igual que ella, estuvo a punto, pero por un
pequeño detalle no llegó a tiempo a la puesta de largo de su vecina…
no tenía vecina. Y de ese modo vivió el resto de su vida, pensando en la
vecina que nunca tuvo y haciendo juegos malabares de esos en que
tiras tres naranjas y luego intentas cogerlas.

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TIRAS DE FIELTRO
Ya no quedaba nada que celebrar y seguían celebrándolo, a la
ciudad llegaban autobuses de toda la comarca con personas ávidas de
celebraciones, el motivo no importaba, al parecer al hijo del lechero lo
habían admitido en la escuela de arte y todos estaban contentísimos,
menos el hijo del lechero que lo que le gustaba era vender leche, pero
leche caducada. Y sin motivo aparente al octavo día aparecieron todos
con zapatillas deportivas de esas que llevan tiras de fieltro, todos
menos el máximo exponente, que tenía urticaria.
LOS CAMPESINOS
Lo recuerdo como si fuera mañana, estaba sentado al lado de
la carretera cuando él cruzó, miró hacia donde estaba yo y allí
estaba yo, entonces vino hacia mí y antes de llegar volvió, luego
vino otra vez, otra vez volvió, así cuarenta y tres veces, nunca
llegaba a mi lado. Pero la vez que hacía cuarenta y cuatro sí que
llegó y entonces me miró fijamente y… una mariposa lo distrajo y
se fue tras ella, desde ese día en toda la comarca los campesinos
recogen la cosecha una semana antes de la semana que en
realidad tienen que recogerla, “así ganamos una semana”, dicen.
PARECE SER QUE EL CURA
Y así fue como consiguió hacerse a la mar y a la vez permanecer
en tierra. A pesar de tantos trozos nuca se tuvieron en cuenta los
trozos, y de este modo fue como se averiguó, sólo unos pocos en la
aldea conocían el secreto del agua sin gas, pero parece ser que el cura
no sabía nada, era un gran amante de las damas, pero debido a su
condición estaba mal visto… me refiero al juego. Y de nuevo los peores
augurios se cumplieron y nunca más llovió los miércoles por la tarde,
excepto aquel día, que luego resultó ser jueves.
Autor: EDUARDO JESÚS GÓMEZ GEA
VALENCIA

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21. LO QUE PODRÍA NO HABER SIDO
Ella podría no haber emigrado a Caracas –pero emigró (1950).
Él podría no haber cruzado el vasto Atlántico –pero lo cruzó (1954).
Podrían no haberme concebido –pero lo hicieron (1969).
Ella (2006), él (2007) podrían aún estar vivos –pero no lo están.
Podría no extrañarlos, pero sí, los extraño.
Autor: CARMELO URSO
CARACAS, VENEZUELA.

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22. EPITAFIO
Dedicó su vida al microrrelato. Al morir, colocaron sobre su tumba el
siguiente epitafio: “Quizás no fue un hombre prudente, pero siempre midió sus
palabras.”
NUNCA MÁS
Sería imposible precisar cuánto tiempo llevo aquí abajo. Casi todos los
recuerdos se han desprendido de mi memoria, así como la carne se ha desprendido
de mis huesos. Debo continuar, antes que el olvido cubra por completo los restos
de mi conciencia. Invoco nombres y recito plegarias de una oscura ciencia,
capaces de descorrer cerrojos y romper cadenas en profundas prisiones. Puedo
sentirlo, esta vez las palabras alcanzaron la entonación correcta, la cadencia
adecuada. Comienzo a ascender, a acercarme a la superficie. Ahora podré
encontrar el lugar, donde ella descansa…
… De entre la tierra de una antigua tumba surge un gusano. Se arrastra sin
percatarse de la sombra, que gira a su alrededor en círculos cada vez más
ansiosos, que se agranda en proporción a la cercanía, que lo levanta del suelo, sin
que pueda preguntarse qué sucede.
Tras engullir su presa, el cuervo se posa sobre una lápida y, antes de
convertirse nuevamente en piedra, dice graznando: “Nunca más.”
SUEÑOS POSTERGADOS
Ella aguarda, mientras contempla la luna que levita triste sobre la superficie
del agua, derramando gotas de luz gris, luz que es imposible olvidar, que es
imposible no amar.
Ella anhela, junto a ese mar oscuro, tan lleno de malos recuerdos, que ya
no tiene cabida para los reflejos de las estrellas; tan lleno de sueños postergados,
que el rumor de sus olas se asemeja al sonido de un adiós.
Ella llora, mientras él se detiene a su lado e intenta consolarla acariciándole el
cabello. Se acerca a su oído y le dice quedamente que ya no está sola. Ella calla y
sonríe, a pesar de que quisiera responderle, que no basta con saberlo
para perder la soledad.
GREEN MAN
Autor: KALTON BRUHL
COMAYAGUELA, HONDURAS
33 AÑOS

23
23. Welcome to
Llevamos varios días caminando por lo que queda de la carretera,
como por un río desecado de asfalto. Tenemos los labios igual de
cuarteados que la tierra abrasada y resquebrajada. Creo que si
seguimos así acabaremos formando parte de este desierto, igual que
los esqueletos que parece que escupiera la tierra.
Confiamos llegar pronto a algún lugar donde refugiarnos. Vemos
que algo vuela hacia nosotros arrastrado por el aire de poniente.
Parecía una hoja de árbol seca, pero eso habría sido increíble. Es un
trozo de papel de periódico, igual de quebradizo que una hoja seca.
Está fechado unos meses antes de que empezara todo, cuando aún
pasaban coches.
La carretera por la que caminamos desde hace días atraviesa en
dos un pueblo abandonado. Las farolas sin bombillas y oxidadas están
aún perfectamente alineadas, como costillas de un gran dinosaurio
muerto, con la carne o los escombros amontonados en la base.
reza:
Al acercarnos vemos un cartel tostado por el sol asfixiante que
Bienvenido a
Casinos
Autor: MATEO A. MARTÍNEZ MONFORT
VILLAR DEL ARZOBISPO

24
24. VISITA AL MUSEU.
Va tard o d’hora als museus amb providència que romanguen els
menys assistents; els tria de tot tipus sense distinció de contingut o
temàtica, tant li valen; busca fer un tomb, estar-hi una estona.
Quan s’endinsa en les sales buides els guardes s’alcen de les cadires
on descansen quan ningú hi és,; llavors, fan feina: el segueixen a
distància respectuosa i l’observen amb prudència.
Mentre bamba amb un ull dona un cop als objectes exposats i
amb l’altre enregistra atent les anades i les vingudes, les arrancades i
les parades, els gestos i els sorolls... que fan els vigilants en la ronda de
guaita al darrere seu.
Se sent algú en aquet moment; el centre de l’univers si més no.
“Un moviment i tots els essers vius de l’estança giravolten al meu abast
–diu-, és la meua obra d’art”; l’anomena: “Performance gravitacional al
voltant del meu ser”.
Cada dia ve a prendre un cafè i em comenta emocionat
actuacions passades, després escorcolla el diari per elegir el seu
proper escenari.
Ell es titla d’artista del moviment, tot hi que sembla i dona quimera de
ser un home sense aca ni barraca, avorrit i solitari a qui ningú fa cas.
Autor: IGNACIO FAYOS PÉREZ
GANDIA
38 ANYS

25
25. LA ETERNIDAD ARTIFICIAL
Eternidades tardó el Universo en concebir Vida.
Tres siglos de industrialización –y la Humanidad generó una cultura basada en la
Vida artificial.
Pero las máquinas evolucionaron más rápido que sus creadores; así,
aconteció lo inevitable: acabaron rebelándose; en apenas dos siglos extinguieron a
la raza humana.
De un modo brutal, impusieron su cultura de pensamiento binario y eficiente
fisiología robótica al resto de los seres del Cosmos –endebles, efímeras criaturas
basadas en el carbono.
Libres de restricciones orgánicas –respirar, comer, defecar, copular- a las
maquinas les ha resultado muy fácil colonizar el Universo.
Así, la llamada Vida artificial devino natural.
PEQUEÑOS DETALLES MARCAN GRANDES
DIFERENCIAS
Con sobrada anticipación, fue predicha la colisión entre la Vía Láctea y
Andrómeda.
Las civilizaciones tecnológicamente más avanzadas huyeron.
La mayoría se quedaron: unas, por carecer de medios de escape; otras, por
su amor a la Madre Tierra.
“Confíen en Gaia”, auguraban los chamanes. “Durante millardos de años ha
sabido sobrevivir a contingencias extremas: ésta no será la excepción”.
En todo el planeta, sacerdotisas, gurúes y hierofantes –junto a millones de devotos-
efectuamos ritos –poderosos ejercicios energéticos (espirituales) para auxiliar a
Gaia en aquella dura transición.
Paradójicamente, fue tiempo de Paz. Hermanada la Humanidad en el
propósito superior de salvarse, fueron abolidas las naciones, los ejércitos, las
religiones, las monedas; toda diferencia intercultural quedó superada. Cesaron las
guerras.
Por fin, sobrevino el anunciado colapso intergaláctico.
El cielo brilló como día durante seis largos siglos. Atónitos, contemplamos ristras de
astros colisionar, interminables fuegos cósmicos fulgir.
Milagrosamente, Gaia y sus habitantes sobrevivimos.
Incrédulos… ¡celebramos!
Volaron –eso sí- rocas y especímenes entre los astros.
Una mañana de abril, un pequeño aerolito surcó la atmósfera: cayó en el Atlántico.
Una mínima espora alienígena anidaba en él: voraz, se multiplicó en nuestros
mares y ríos –envenenándolos sin antídoto, sin remedio…
Pequeños detalles marcan grandes diferencias.
Autor: CARMELO URSO
CARACAS, VENEZUELA.

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26. RECUERDOS
Un día cualquiera en una calle sombría. Allí, en el banco donde yo
solía pasear y relajarme de mis dolencias habituales de la edad,
encontré un libro. Lo abrí, tenía una foto y, en ella, una dedicatoria:
“Lolita a su adorado Antonio. Junio 1949”.
Me llevé el libro a casa. No paraba de pensar en la foto, me
resultaba familiar. Seguí hojeando el libro y encontré también una
estampa y pétalos de rosas secas, dejé el libro y seguí con mi trabajo
en la portería donde también vivo.
¿Quién podía dejarse olvidado un libro con una dedicatoria que lo
convierte en algo tan íntimo y personal? ¿Quién sería esa mujer?
Dejé el libro en la estantería del comedor y seguí con mi trabajo y mis
paseos.
Al poco tiempo vino a visitarme mi prima. ¡Qué tal!, ¿cómo estás
Lolita? Seguimos hablando y me comentó que echaba de menos a
Antonio.
Algo se iluminó y recordé que yo era Lolita, que Antonio fue mi
esposo ya fallecido y que el libro era mío.
Al instante me volví a preguntar quién era esa mujer de la foto, y
quién esa mujer que decía ser mi prima.
Autora: FRANCISCA MONFORT CONTELL
VILLAR DEL ARZOBISPO

27
27. CONSELLS DE MARE
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Quan jo era menuda sempre que em disposava a eixir al carrer,
ma mare em donava un d’eixos consells de mare, que realment no sé si
era un consell, una advertència o un desafiament perquè m’enrabiara i
fera el contrari del que ella em deia.
“
Vés espaiet”, em deia, ni que jo fóra un cotxe i poguera canviar de
marxa segons el tipus de via pel qual circulava!
“Vés per l’ombra”, si clar, com diuen els obrers quan tiren floretes,
per que pel sol els bombons es fonen.
“No vages amb eixa gentola”; gentola? Són els meus amics. Si
ells són gentola, els seus pares també em consideraran a mi gentola,
així és que estem en pau.
“No vingues tard”; no et preocupes, jo promptet. Tots es queden
fins una hora determinada, i jo vindré promptet, per a contentar-te.
Eixos i moltíssimsssssssss consells més que em pareixien inútils,
i que jo em preguntava quin sentit tenien.
Ara, amb el pas dels anys ho comprenc: cap. Però jo també li’ls
done als meus fills quan ixen.
Autora: MARÍA TERESA DURÁ JUAN
ONIL

Mi princesa querida:
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28. ADIÓS A LA INFANCIA
Estamos en un momento muy importante de nuestra vida, te
haces mayor y además de sentir que te pierdo un poco, es cuando más
me preocupa tu vida futura. Vas a tener que aprender a no depender de
mí y, a la vez, vas a necesitar formarte para afrontar esta nueva fase de
tu vida. Por todo esto quiero decirte una cosa: lo más importante para
tus relaciones futuras es que tu prioridad sea ante todo el AMOR;
si basas tus actos en el amor, todo funcionará mejor. Piensa que tu
felicidad va a depender de la que tú des a los que tengas a tu alrededor;
cada vez que veas que un acto tuyo hace feliz a otro, vas a sentir una
satisfacción que ninguna otra cosa te va a proporcionar en la vida.
Sé honesta contigo misma y ten siempre en tu linda carita una
sonrisa (esa que tan preciosa te hace) para hacer feliz a los demás.
Te quiero, princesa, te quiero como no te quiere nadie, tú lo sabes
y así será para siempre; por eso deseo que seas feliz.
Mami
Autora: Mª REMEDIOS ZAPATER MARTÍNEZ
CHELVA
Mi amor, mi vida, mi princesa.

29
29. PROFUNDIDAD
No era pequeño, sino profundo. Crecía hacia abajo.
A los ocho años ya había echado raíces y sus pies se habían
hundido en la tierra por encima de los tobillos.
Con diez años, la línea del suelo le llegaba hasta las rodillas.
A los quince dio el estirón más grande de su vida y se enterró
hasta la cintura.
A partir de esa edad, el resto del crecimiento fue uniforme. Dos
dedos por año. Hasta el ombligo, a nivel del corazón, a ras de las
tetillas, en línea con los hombros.
Hubo en momento en que estaba todo bajo tierra excepto la
cabeza. Entonces dejó de crecer.
No sólo estaba convencido de que no tenía la cabeza llena de
pájaros, sino de que era un hombre realista, con los pies en el suelo.
Desde la gran altura que había alcanzado su profundidad veía al resto
como enanos, que por una extraña razón no habían crecido hacia abajo
como él. Y no había sido porque no lo intentasen. En verano las playas
se llenaban de gente, pero todo lo más que lograba el resto de pobres
humanos era hundir los pies tres dedos bajo la arena.
Autor: PACO TEJEDO TORRENT
LA CAÑADA

30
30. UNA LIBERTAD ENCARCELADA
Blanca se despertó. Estaba tirada en el suelo, le dolía mucho la
espalda y sentía dolores en la nuca.
Era el día de su cumpleaños.
Su marido se acercó a ella, pero no dijo nada. Ambos
desayunaron y no se sabe si la mujer no se atrevió a hablar o no podía
hacerlo… Su marido se marchó sin dar explicaciones y le encerró en
la casa.
Blanca lloraba con unas lágrimas que se mezclaban con la sangre
húmeda de sus inocentes mejillas.
Su marido no tardaría en llegar. Miró la ventana abierta y sintió un
poco de libertad. Caminó hacia ella sin tener claro si escapar de allí o
suicidarse.
Al final decidió escaparse y cuando tocó suelo firme corrió hasta
casa de su madre, que le regaló un collar junto a la mejor de sus
sonrisas, que consiguieron cerrar un poco las heridas del corazón de la
chica. No le dijo que denunciara, esta vez le obligó.
Blanca al principio creía que no, pero hizo lo correcto.
Así, defendió sus propios derechos y dio un paso muy importante
en su vida.
De no haber sido así, hubiera tenido un regalo más de
cumpleaños: un puño cerrado.
Autora: ANA BLASCO ROMERO
VILLAR DEL ARZOBISPO

31
31. UN MOMENTO DE NOSTALGIA
Llueve y llueve. Y las gotas de lluvia se aceleran según
descienden pegadas al cristal de mi ventana, dibujando caminos curvos
por senderos verticales...
Tras de mí, el abuelo, acurrucado en la lumbre, recita fábulas y
quimeras. Mientras, el puchero una hora más, hierve y burbujea, al
amor de la lumbre.
Escucho, veo y siento, la madre que me alimenta, entonando
canciones de amor. Amor de madre que nunca descansa. Entre tanto,
el padre, que regresa a casa cansado, me eleva a su altura y recibo en
su abrazo el sudor de su esfuerzo. La sal, que endulza mis sentidos.
Un instante de placeres gloriosos en el entorno más sencillo del
hogar.
Un escalofrío… y de repente, la mente, que es errante me retorna
a la ventana, donde observo, cuarenta años después, como las gotas
de lluvia se buscan para crecer, para fundirse una y otra vez. Momentos
entrañables que guarda la virgen memoria de la juventud del ser
humano de un día como el de hoy de un mes de primavera.
Imagino que todo es del cielo y aquí donde me hallo la felicidad
brota de las cosas más pequeñas, simples y cercanas.
Autor: JOSÉ RAMÓN ALBARRACÍN VAREA,
TUÉJAR

32
32. ROMA AL REVÉS
Ella le acompañó a París, a la ciudad del amor, para, durante
aquellas noches entre reunión y reunión, intentar arreglarlo. Por
supuesto, no lo consiguieron. El frío no fue suficientemente fuerte como
para acercarlos más. Las luces no eran lo bastante bonitas como para
encandilarlos. Y volvieron a casa sin haber alcanzado su objetivo.
Pero volvieron a intentarlo. Ella, perspicaz como nadie en el
mundo de las letras, propuso a su pareja un fin de semana en Roma.
Tardaron solo dos horas en reencontrarse entre la multitud que se
agolpaba a la entrada del Panteon. Necesitaron únicamente tres
minutos para situarse ante una de las fuentes de Piazza Navona. No
emplearon más de diez segundos en oponerse a lanzar moneda alguna
a la Fontana di Trevi.
Y, para no olvidar tal aventura, compraron una placa de cerámica
que leía ROMA con letras bien grandes. Por desgracia, el frenesí
bajando del tranvía hizo que el objeto cayera a pedazos, que sus letras
se separaran y que la capital romana adoptara un nombre algo
diferente.
― Roma me ha dejado del revés ―espetó él entre risas.
― Pues yo vuelvo con Roma del revés ―suspiró ella contemplando las
letras en el suelo.
Autor: JON LANDA
VALÈNCIA

33
33. PALINGENESIA
Recogió una “o “minúscula del suelo.
La primera vez que reparó en el fenómeno creyó ver hormigas
debajo de la estantería pero eran siete letras desprendidas de una
vieja enciclopedia cuyos tomos parecían no haber sido abiertos en
lustros.
Intentó devolverlas a su lugar. Después de varios intentos y
de pasar cientos de páginas buscando huecos en blanco desistió y optó
por guardarlas en una caja.
Cuando encontró tres letras más, abrió la caja y halló las
anteriores perfectamente alineadas formando la palabra “Recogió”.
Al parecer tenían vida propia.
Pensó lanzarlas por la ventana o enterrarlas en una maceta, pero
añadió las tres nuevas letras halladas y cerró la caja.
Días más tarde, cuando encontró la solitaria “o” la puso en la
caja sin mirar.
Al día siguiente fueron nueve las letras encontradas y las
introdujo por una rendija, una a una, sin quitar del todo la tapa.
Y sucesivamente halló tres, cinco, dos…
Así nací.
Autora: PEPA BLANES

34
34. Luz de vida
Era Míguela una anciana muy vieja que con sus manos curaba a
todo enfermo que se acercaba.
Sus arrugadas manos, oscuras y llenas de motas anunciaban
horas de trabajo pasadas en el campo. Cuando con ellas te tocaba
sentías calor o frío, alegría o ganas de llorar, pero siempre alivio.
Tomaba con la punta de sus dedos gotas de aceite crudo y lo
frotaba sobre tu vientre hinchado como una pelota.
Un día llegó a casa de Míguela una joven desesperada, pues no
podía tener hijos, del embarazo nunca pasaban. La anciana la recibió
sonriente y escuchó con atención su historia. Cuando la joven acabó de
hablar ella anunció: “Los médicos no saben lo que te pasa, pero yo sí”.
Hizo a la joven recostarse en una vieja hamaca de playa junto a la
lumbre, se calentó las manos sin decir palabra y tomando aceite con
sus dedos deslizó su mano sobre el vientre de la muchacha.
Permaneció inmóvil junto a ella mientras la energía fluía por sus
manos llenando de vida las entrañas de aquella chica. Hizo esto
semana tras semana y al cabo de treinta y seis semanas la joven
alumbró. Y la pequeña Luz Míguela vio al fin la luz del día.
Autora: SOFÍA ARGILÉS MARTÍNEZ
TITAGUAS

35
35. LA ESTACIÓN DE LYON
Aquella tarde en París, la estación de Lyon lucía luminosa y más
calmada que de costumbre, como si la prisa no existiera.
Pese al flujo incesante de gente, procedente de todos los rincones
del mundo, gente que llega, gente que va, maletas que se cruzan,
miradas que se pierden en la inmensidad de los carteles luminosos que
pronto anunciarán su tren.
Gente que mendiga, pidiendo dinero, reclamando amor…
-“Tengan cuidado, ¡caen cagadas de pájaro!”- advierte
repentinamente un pasajero ante el “peligro”.
Sonrisas repetidas, sonrisa contagiosa, sonrisas de colores, olas
de risa, humor en la estación.
¡Qué vivan los pájaros que cagan sobre los hombres rompiendo la
austeridad!
Porque cualquier motivo es bueno para sonreír y hacernos sentir
humanos al margen de nuestras procedencias o destinos.
Autora: SOFÍA ARGILÉS MARTÍNEZ
TITAGUAS
Hekima Yadunia

36
36. EQUINOCCIO
Tres duros meses de trabajo, arduo trabajo el del invierno, pues
Don Invierno tiene que soplar, llover, nevar y enfriar casi sin cesar para
que la naturaleza siga su ciclo.
Muchos le temen y se esconden invernando durante los meses
más duros del año. Otros, como los vegetales de hoja caduca,
permanecen aletargados tal que puros esqueletos de madera. Y los
más temerosos, como las aves migratorias, se marchan a países más
cálidos.
Ese año Don Invierno había trabajado muy duro y estaba
agotado. Al llegar el mes de marzo, como cada año escribió a su prima
para pedirle que viniese a ocuparse de la naturaleza, pues él estaba
exhausto.
Los habitantes del valle sabían que pronto llegaría la prima.
Sabían que en cuanto Lorenzo calentaba más horas al día y los
valientes almendros se ataviaban de hermosas flores había que
prepararse para recibirla.
Puntual, como cada año, el 21 de marzo Don Invierno recibió a su
Prima-Vera, dejándola a cargo del clima y marchándose él a descansar
el resto del año.
Pero antes hicieron una gran fiesta de bienvenida en el valle.
Pues sabían que mientras la Prima-Vera estuviera con ellos cada día
sería un festival de color y de vida.
Luz Míguela
Autora: SOFÍA ARGILÉS MARTÍNEZ
TITAGUAS

37
37. EL PIANO
Solo, frío y olvidado, ¡tlin! Sí, solo, frío y olvidado está el piano.
Aquella hora festivo, aquella hora llamativo, alegre y melancólico,
sosegado y nervioso, ahora tapado, tapado y sin corazón, ¡tlan!
¿Dónde esas manos que golpeaban su rostro, que movían su
cuerpo estirando sus tendones, profiriendo cálidos y bellos sonidos,
dulces armonías al espíritu? ¡Tlin, tlan, tlan!
Esas manos no están, su corazón, paralizado, no sabe ya de
ansiedad, ni se vanagloria, ¡oh, sí!, como en aquellos años, felices y
gratos recuerdos, imborrables e innumerables a su memoria, ¡tlan, tlan,
tlan!, o a otra memoria, pero ¿qué memoria?, la de nadie ya, y nadie no
está y es quien está, porque está solo, frío y olvidado. ¡Tlooon!
Una sábana blanquecina, pesada de polvo, da forma a su silueta,
ocultando los brillos de un pasado glorioso y los reflejos de las almas
que lo tocaban, ¡tlin, tlon, tlan!, sí, sus almas, ¡tlin, tlon, tlan!
Silencio en la casa y quietud en la sala, sólo una inconmovible
sábana santa oculta su muerta ánima, porque no articula sonidos.
Voz velada, exánime.
Y sin un por qué ni un cómo de tu ominoso olvido tampoco hay
quién para ti. ¡Tlin, tlan tlon…, tlooon!
Autor: RAMIRO L. GÓMEZ GIMÉNEZ
VALENCIA.

38
38. BREVE MAULLIDO EN PARIS
París amanecía lluvioso, con octubre asomando la nariz, yo iba
dispuesta a mostrar una bella ciudad a una serena y luminosa
mirada felina.
Puede parecer ingenuo querer recorrer la ciudad con un gato,
más aún confiar en que París muestre sus mejores galas a la peculiar
visita.
La capital ocultó su rostro tras un velo de disculpas y polvo de
obra, prometiendo sorprender en el próximo retorno.
Los ojos felinos, que me acompañaban, no perdían detalle, ante
ellos, hasta las gárgolas de Nôtre Dame cobraban vida.
Fue una visita fugaz para intentar ver muchas cosas y no conocer
ninguna.
Mi felino acompañante no tuvo tiempo de explorar la ciudad a
sus anchas, encontrar lugares mágicos ni maullarle a una luna desde
los tejados de buhardillas centenarias.
Cansados, regresábamos a Madrid.
A mil kilómetros París ronroneaba a un pequeño gato extranjero,
para recordarle, que sí regresaba, esta vez sí, le mostraría sus
mejores galas.
Autora: NURIA ÁLVAREZ PEREZ
GIJÓN (ASTURIAS)

39
Llovía afuera y yo sin paraguas. Salí corriendo porque llegaba
tarde al trabajo y me esperaba una bronca del jefe. Me detuve, no sabía
donde había dejado las dichosas llaves del coche.
Las llaves aparecieron en un bolsillo de la americana, pero
¿Dónde estaba el coche? En su lugar había una pegatina en el suelo.
Había sido la maldita grúa.
Tardé cinco minutos en coger un taxi. Le di la dirección al taxista y
le dije que tenía mucha prisa.
Llegamos a mi destino. Solamente eran quince euros, pero se me
había olvidado la cartera. Sólo pensé: ¡si lo sé, no me levanto de la
cama!
Autor: ALFREDO RUBIO RUBIO.
BURJASSOT.

40
40. EL LADRÓN DE PALOMAS
Mientras el agente tecleaba con dos dedos en la pesada máquina
de escribir el nombre y apellidos del detenido: Joaquín Miguel Cosín
Villanueva; nacido en: Chelva; la edad: 34 años; su profesión:
escribiente; domicilio actual: pensión Recaredo, en la calle Murillo
número 17 primer piso, de Valencia...
Él iba pensando en la manera de que la cabeza de la paloma no
sobresaliese del bolsillo izquierdo de su raída chaqueta; pensaba que
por la paloma que le habían requisado le podía caer una multa de cinco
pesetas, por dos palomas ascendería a dos duros, y no podría pagar
porque no tenía trabajo desde navidades; debía cuatro meses de
pensión y no tenía para comer. Y el hambre era tanto que no sabía si
llegaría a morirse, como ya le llamaban las putas del barrio chino
cuando salía de la pensión: “¡Ahí va ese muerto de hambre”. Por eso,
con las migas que recogía del suelo cuando todos se acostaban, iba a
la Gran Vía a dar de comer a las palomas para engañarlas y en un
descuido, porque las palomas son muy desconfiadas, llevárselas a
casa, cocinarlas en la madrugada sin hacer ningún ruido y llevarse algo
a la boca.
Autor: CÉSAR SALVO GARCIA
VILLAR DEL ARZOBISPO