Vista al Sur02down
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Foto de Ernesto Vid<strong>al</strong> Prada<br />
"El límite no es soñar".<br />
Barrio de La Candelaria.<br />
Bogotá 2009.<br />
http://www.flickr.com/photos/<br />
vtooto/<br />
“¿Nuestra frontera es marcar un<br />
territorio?<br />
¿Las fronteras marcan el inicio de<br />
nuestros sueños?<br />
¿El cielo es una frontera?<br />
¿Acaso la luz y/o la oscuridad no<br />
son nuestras fronteras más<br />
cercanas?<br />
Para mi una frontera no es mirar<br />
para abajo.”<br />
Contacto<br />
revista@vist<strong>al</strong>sur.com<br />
Colaboran::<br />
Carlos Mario Pineda<br />
Carlos Reyes LeP<strong>al</strong>iscot<br />
Daniel Alfonso León<br />
Ernesto Vid<strong>al</strong> Prada<br />
Iván Darío Hernandez<br />
Jeffrey Aaranson<br />
Iván G<strong>al</strong>lo<br />
Jack Casablanca<br />
León Darío Peláez<br />
Mario Niño Villamizar<br />
Miguel Castillo Fuentes<br />
Nelson Cárdenas<br />
Pedro Adrian Zulúaga<br />
Sheila Castellanos<br />
Víctor Gaviria<br />
Viviana Bohórquez Mons<strong>al</strong>ve,<br />
Paola Esteban<br />
Alejandro Riaño<br />
Sebastián Friedman<br />
Distribución gratuita<br />
Sur América, 2010<br />
VISTALSUR<br />
editori<strong>al</strong><br />
El recuerdo que tenía en la cabeza del mapa de eso que<br />
llamo mi patria se desdibujó fin<strong>al</strong>mente un día en que en que<br />
llegando a uno de sus puntos más llamativos, la punta de la<br />
Amazonía, lo único que vi desde el aire fue un tapete verde,<br />
verde, surcado por una culebra marrón perezosa llamada río<br />
Amazonas. No existía la t<strong>al</strong> patita que tanto dibujamos en la<br />
escuela. Ya en tierra la cosa se acentuó más. Sin darse<br />
cuenta, podía uno estar en Perú, Colombia o Brasil. Las<br />
lenguas, las razas, la música fluyendo, como el mismo río que<br />
sube y baja modificándose cada día. La frontera era<br />
imaginaria. Era <strong>al</strong>guien que nos había enseñado a decir y a<br />
actuar en función de ella. Un mero acuerdo forjado en<br />
guerras, acuerdos comerci<strong>al</strong>es y cercas de <strong>al</strong>ambre. Y dentro<br />
de esos construidos ment<strong>al</strong>es que creemos tan norm<strong>al</strong>es y<br />
tan para siempre es que nos movemos.<br />
Hasta aquí puedes pasar. De esta raya hacia aquí es mío y de<br />
ahí para <strong>al</strong>lá mira a ver. Lo mío, lo tuyo, como una<br />
proyección de nuestra primera frontera: nuestra propia piel.<br />
Y de ahí para <strong>al</strong>lá, la ropa, los gestos, las paredes de nuestro<br />
cuarto, o la máquina que nos transporta. Hoy la<br />
hipercomunicación está re definiendo las fronteras. Ya los<br />
países comienzan a ser entidades caducas y las líneas que hay<br />
que s<strong>al</strong>tar son más bien interruptores con forma de claves y<br />
nombres de usuario, o de una llamada que pasa a buzón<br />
siempre o un prohibidas las mascotas.<br />
Pero sin importar cú<strong>al</strong>es formas adopten las fronteras que<br />
nos impongan o que aceptemos, la vida, ese paseo extraño<br />
en el que habitamos, las superará, aun por encima de<br />
nuestro querer.<br />
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