El planeta de los parásitos - Fieras, alimañas y sabandijas
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Suspiró otra vez al <strong>de</strong>scubrir que sólo le quedaba un cañón; se había<br />
visto obligado a prescindir <strong>de</strong> todo cuando emprendió la marcha.<br />
Ham llegó finalmente a la meseta. La vegetación terrible y voraz <strong>de</strong> las<br />
Tierras Calientes era allí más escasa; empezaron a aparecer plantas auténticas,<br />
no semovientes, y el viento frío refrescó su rostro.<br />
Se hallaba en una especie <strong>de</strong> valle alto; a su <strong>de</strong>recha aparecían las<br />
cumbres grises <strong>de</strong> las Eternida<strong>de</strong>s Menores, al otro lado <strong>de</strong> las cuales quedaba<br />
Erotia, y a su izquierda, como una muralla po<strong>de</strong>rosa y resplan<strong>de</strong>ciente, se<br />
alzaban las vastas cumbres <strong>de</strong> la Sierra Gran<strong>de</strong>, que se ocultaban entre nubes<br />
a veinticuatro kilómetros <strong>de</strong> altura.<br />
Miró el acceso <strong>de</strong>l difícil Paso <strong>de</strong>l Loco, que se abría entre dos cimas<br />
co<strong>los</strong>ales; el paso tenía siete mil quinientos metros <strong>de</strong> altura, pero las<br />
montañas aún se alzaban a quince kilómetros más. Sólo un hombre, Patrick<br />
Burlingame, había atravesado a pie aquella garganta escabrosa, y tal era el<br />
camino que pensaba seguir su hija.<br />
Enfrente, como una cortina <strong>de</strong> sombras, se alzaba el límite nocturno <strong>de</strong><br />
la zona <strong>de</strong> penumbra. Ham vio <strong>los</strong> relámpagos incesantes que centelleaban en<br />
aquella región <strong>de</strong> tormentas eternas. Allí la banquisa cruzaba la cordillera <strong>de</strong><br />
las Montañas <strong>de</strong> Eternidad y el frío viento raso, en aquellas alturas<br />
gigantescas, se reunía con <strong>los</strong> cálidos vientos superiores en una lucha que<br />
constituía una tempestad interminable como sólo Venus pue<strong>de</strong> producir. <strong>El</strong> río<br />
Phlengethon nacía por allí.<br />
Ham paseó la mirada por aquel panorama salvaje y magnífico. Al día<br />
siguiente o, mejor dicho, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar, se dirigiría al norte. Patricia<br />
iría hacia el sur y, sin duda, moriría en algún punto <strong>de</strong>l Paso <strong>de</strong>l Loco. Por un<br />
instante experimentó una sensación extrañamente dolorosa, y luego frunció el<br />
ceño con amargura.<br />
¡Que muriera, si era tan tonta como para querer pasar sola porque tenía<br />
<strong>de</strong>masiado orgullo para tomar un cohete en una población norteamericana! Se<br />
lo merecía, y a él no le importaba. Así fue repitiéndoselo mientras se preparaba<br />
para dormir, no en un Amistoso, sino en un ejemplar <strong>de</strong> vegetación verda<strong>de</strong>ra y<br />
con la comodidad <strong>de</strong>l visor abierto.<br />
Despertó al oír su nombre. Miró hacia la meseta y vio que Patricia iba a<br />
alcanzar la montaña. Le sorprendió que ella hubiera logrado seguir sus pasos,<br />
hazaña bastante difícil en un lugar don<strong>de</strong> la vegetación vuelve a entrelazarle<br />
tan pronto como uno ha pasado. Entonces recordó que había disparado el<br />
lanzallamas. <strong>El</strong> fogonazo y el estampido <strong>de</strong>bieron oírse a varios kilómetros a la<br />
redonda.<br />
Ham observó que la muchacha miraba a su alre<strong>de</strong>dor, angustiada.<br />
—¡Ham! —volvió a gritar. No yanqui ni intruso, sino su nombre.<br />
Guardó un rencoroso silencio; ella volvió a llamarle. Lograba distinguir<br />
su rostro pícaro y bronceado, ya que Patricia se había quitado la capucha <strong>de</strong><br />
transpiel. Después <strong>de</strong> llamar por última vez, se encogió <strong>de</strong> hombros y echó a<br />
andar hacia el sur, a lo largo <strong>de</strong> la divisoria. Ham la miró en obstinado silencio.<br />
Cuando <strong>de</strong>sapareció en el bosque, él bajó y se encaminó poco a poco hacia el<br />
norte.