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Cosecha mecanizada de cebolla
Ings. Agrs. Pedro Bondía, Verónica Caracotche. INTA Hilario Ascasubi
La recolección de cebolla para consumo fresco en nuestro país, se realiza tradicionalmente a mano. Pero
en los últimos años y en particular en la zona cebollera del Valle Bonaerense del Río Colorado, se
advierte una tendencia creciente a la cosecha mecanizada del cultivo.
La eficacia de toda buena cosecha tiene que ver con el momento adecuado, el menor tiempo empleado,
evitando el daño físico del producto y a un costo mínimo. El grado de mecanización es muy variable. En
general se pueden distinguir 3 pasos u operaciones:
- Destallado o “topping”: Consiste en el corte del follaje
cuando el cultivo se ha entregado o volcado. Se efectúa
aproximadamente a 4 cm del cuello de las plantas, con la
finalidad de acelerar el curado de los bulbos y eliminar el
follaje a campo. Las máquinas empleadas se denominan
“toppers”. Esta primera operación no siempre se realiza.
Solo se efectúa cuando los bulbos se retiran del lote o se
almacenan en bolsones o bins; es decir en sistemas distintos
al tradicional de pilas o cordones en el campo.
- Desenterrado e hilerado: este proceso constituye la
cosecha propiamente dicha. Consiste en el “arrancado” de
los bulbos que luego son levantados y reunidos en un cordón
o hilera a nivel de superficie.
- Levantado: una máquina (“lifter”) eleva los bulbos por
medio de acarreadores que los depositarán en cordones a lo
largo de todo el lote o bien pueden volcarlos en carros ó
tener algún sistema para llenar bins o bolsones.
Existen en el mercado argentino diferentes modelos
de cosechadoras que pueden realizar estas
operaciones de manera integral o bien equipos
diferentes para cada etapa que se complementan.
Generalmente, son de arrastre aunque también
existen autopropulsadas.

Varios son los factores que toma en cuenta el productor a la hora de decidir con qué método cosechará.
Entre ellos se pueden mencionar la disponibilidad de mano de obra, los costos en general y el tiempo que
ocupará, entre otros. Cada productor tiene sus propias motivaciones o justificaciones y evalúa los diversos
aspectos según sus posibilidades. La cosecha es parte del proceso de producción, por lo tanto se debe
tener presente que luego de varios meses de esfuerzos por obtener buenos rendimientos y calidad de
bulbos, la decisión del método no es una cuestión trivial.
Las máquinas de mayor difusión en la zona
mencionada son cosechadoras integradas de arrastre,
que pueden arrancar la cebolla y apilarla. Poseen un
acarreador extensible que permite formar una pila
cada 9 tablones o 18 surcos (de acuerdo al sistema de
siembra) aunque esto es modificable según el
rendimiento del cultivo. El principio de esta máquina
es muy simple. Posee una barra cuadrada giratoria
que se desplaza por debajo de los bulbos,
descalzándolos del terreno. Un molinete de goma
acompaña el avance de los bulbos hacia el conjunto
de cadenas transportadoras o acarreadores que los
elevan, favoreciendo a su vez la separación de los
bulbos de la tierra y cascotes. Finalmente los bulbos
son volcados, conformando la pila. Los primeros bulbos caen sobre el mismo recorrido de la máquina y a
medida que esta se desplaza hacia los surcos o tablones siguientes, el brazo extensible se ubica de modo
que los nuevos bulbos cosechados se depositen
sobre el cordón ya realizado.
Algunos productores, generalmente de gran
escala, realizan una doble labor usando una
arrancadora hileradora (barra) antes de pasar
esta cosechadora, dando mayor rendimiento de
trabajo a la misma. Además obtienen la ventaja
de dar tiempo a la cebolla arrancada que se
seque un poco antes de ser apilada. Se puede
encontrar también, en menor medida, otro tipo
de cosechadora que recolecta la cebolla en
carros, permitiendo formar la pila o almacenar en
otro lugar.
En términos generales, este grado de mecanización logrado no se encuentra al alcance de todos los
productores, principalmente los pequeños. Pero la aparición progresiva de máquinas en la zona, ha
permitido el desarrollo de prestadores de este servicio.
El INTA a través su Proyecto Nacional “Desarrollo de tecnología para aumentar la competitividad y la
sustentabilidad de la producción de cebolla”, inició en esta campaña una serie de seguimientos y

evaluaciones de los diferentes equipos y sistemas de cosecha. Si bien la cosecha mecanizada permite una
reducción del costo por hectárea, entre otros aspectos, posee la desventaja de aumentar los daños en los
bulbos si no se realiza una regulación apropiada, principalmente en la barra cuadrada por ser la que genera
mayores roturas si no está adecuadamente regulada. Como este, existen otros factores que determinan la
calidad del trabajo realizado y que deben ser analizados y evaluados, como la humedad y el tipo de suelo,
aspectos propios de la máquina y del sistema de producción del cultivo.
Los cultivos hortícolas manejados de manera extensiva exigen una mecanización
avanzada. Como todo proceso debe asegurar eficiencia y rentabilidad de las
operaciones, sin que esto llegue a afectar la calidad del producto.