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Autor: Néstor S. Corsi
particular: Vasodilatación. Estas sustancias antes mencionadas,
también vencen el espasmo arterial y aumentan el flujo de
sangre. También disminuyen la tendencia de las plaquetas de la
sangre a formar trombos o coágulos, con lo cual se minimiza el
riesgo de oclusión arterial que se produce como consecuencia de
la arteriosclerosis. El alcohol etílico también produce este efecto,
pero sólo cuando alcanza niveles altos en sangre, incompatibles
con la buena salud.
En resumen, las investigaciones realizadas con la uva y su jugo
muestran que ambos son capaces de dilatar las arterias, hacer
que la sangre circule más fluida sin que se formen coágulos e
impedir que el colesterol se deposite en las paredes de las
arterias.
De un alimento protector al corazón y del sistema circulatorio, no
se pueden esperar más resultados que en esta extraordinaria
fruta que es la uva.
Con la licuadora, triturando los granos enteros con la piel, se puede
alcanzar a aprovechar al máximo las propiedades medicinales
sobre el corazón y las arterias y para cuando se busque un efecto
anticancerígeno, ya que el resveratrol se encuentra sobre todo en
la piel de la uva.
El jugo (zumo) de uva sin fermentar, contiene las mismas
sustancias cardioprotectoras que se encuentran en el vino, pero
en mayor concentración y sin el inconveniente del alcohol etílico.
Además, la uva y su jugo aportan azúcares y vitaminas muy
energéticos, de lo que el vino carece.
El vino tinto (no el blanco), también ejerce estas mismas acciones
debido a que conserva parte de las sustancias activas presentes
en la uva. Sin embargo, tiene inconvenientes respecto a la uva o
su jugo, porque apenas contiene azúcares y vitaminas y posee