09.05.2013 Views

El joven pastor anunciando al lobo - Literatura Bastarda

El joven pastor anunciando al lobo - Literatura Bastarda

El joven pastor anunciando al lobo - Literatura Bastarda

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

BY—NC—SA<br />

<strong>El</strong> <strong>joven</strong> <strong>pastor</strong><br />

<strong>anunciando</strong> <strong>al</strong> <strong>lobo</strong><br />

Basado en el homónimo<br />

(http://es.wikisource.org/wiki/<strong>El</strong>_<strong>joven</strong>_<strong>pastor</strong>_<strong>anunciando</strong>_<strong>al</strong>_<strong>lobo</strong>)<br />

de Esopo.<br />

Se encontraron por primera vez una tarde de abril. Pedro observaba<br />

la trayectoria de la sombra de la encina bajo la que cuidaba a las ovejas.<br />

<strong>El</strong> <strong>lobo</strong> apareció de repente s<strong>al</strong>tando sobre una roca cercana y miró<br />

sonriente <strong>al</strong> <strong>joven</strong> <strong>pastor</strong>.<br />

–¿Sabes quién soy?<br />

–Sí, el <strong>lobo</strong> –asintió sin mucho interés.<br />

–¿Y no te da miedo de que me coma tus ovejas?<br />

–Pues, la verdad, teniendo en cuenta que no son mías y que el<br />

sueldo que me dan por cuidarlas apenas me llega para mis gastos… No,<br />

no me importa demasiado.<br />

–Vaya –dijo el <strong>lobo</strong> sorprendido –. Te veo un tanto desmor<strong>al</strong>izado<br />

–añadió mientras se acercaba <strong>al</strong> chico.<br />

–Ya ves, yo quería estudiar herboristería, ahí sí que ganaría dinero,<br />

y estoy aquí con estas ovejas m<strong>al</strong>olientes pasando c<strong>al</strong>or en verano y frío<br />

en invierno –suspiró −. Un asco.<br />

–Bien, ya veo… Perdona, ¿te llamabas?<br />

–Pedro.<br />

1


BY—NC—SA <strong>El</strong> <strong>joven</strong> <strong>pastor</strong> <strong>anunciando</strong> <strong>al</strong> <strong>lobo</strong><br />

–Bien, bien, Pedro. Veo que eres un chico listo, que sabe lo que<br />

quiere, con ambiciones, con sueños. –<strong>El</strong> <strong>lobo</strong> frotaba su lomo contra las<br />

piernas del chico <strong>al</strong> decir esto −. T<strong>al</strong> vez juntos podríamos encontrar la<br />

manera de que yo no tuviera que jugarme la vida por un poco de carne<br />

de oveja descarriada y tú pudieras ganar bastante dinero.<br />

–¿Tú crees?–Pedro se sentó, apoyado en el tronco de la encina<br />

acariciando el lomo del <strong>lobo</strong> como si fuera un simple perro.<br />

– Por supuesto –dijo el <strong>lobo</strong>–. Y rasca un poco más arriba, ahí entre<br />

las orejillas sino te importa. Gracias<br />

Y mientras Pedro rascaba las orejas del taimado <strong>lobo</strong>, éste le contó<br />

su plan. Era sencillo. <strong>El</strong> niño correría azorado <strong>al</strong> pueblo gritando: “¡que<br />

viene el <strong>lobo</strong>, que viene el <strong>lobo</strong>!” Y mientras los <strong>al</strong>deanos s<strong>al</strong>ieran a su<br />

encuentro y le siguieran hasta el monte, el <strong>lobo</strong> aprovecharía para robar<br />

en las casas vacías y los descuidados g<strong>al</strong>lineros. Así conseguiría carne<br />

fresca y objetos de cierto v<strong>al</strong>or que podrían vender. Luego, cuando los<br />

vecinos se cansaran de buscar volverían a sus casas como si nada, e incluso<br />

<strong>al</strong>guno se encargaría de quitarle <strong>al</strong> pobre Pedro e susto del cuerpo.<br />

<strong>El</strong> negocio tenía buena pinta. Al día siguiente el <strong>pastor</strong>cillo lo puso<br />

en marcha. Bajó corriendo <strong>al</strong> pueblo mientras gritaba: “¡que viene el<br />

<strong>lobo</strong>, que viene el <strong>lobo</strong>!” Y t<strong>al</strong> y como el <strong>lobo</strong> predijo, todo el pueblo<br />

s<strong>al</strong>ió a su encuentro. Cogieron horcas y azadas, guadañas y cepos, y durante<br />

todoel día buscaron a la <strong>al</strong>imaña que, mientras tanto, re<strong>al</strong>izó sus<br />

hurtos sin miedo a ser descubierto.<br />

Fue un éxito que repitieron pasado un tiempo prudenci<strong>al</strong>. Volvió a<br />

funcionar y volvieron a disfrutar del botín y de unas risas juntos a costa<br />

de los estúpidos <strong>al</strong>deanos. Pero la gente del pueblo comenzó a sospe-<br />

2


BY—NC—SA <strong>El</strong> <strong>joven</strong> <strong>pastor</strong> <strong>anunciando</strong> <strong>al</strong> <strong>lobo</strong><br />

char, ya que nunca encontraban <strong>lobo</strong> <strong>al</strong>guno y comenzaron a notar que<br />

les f<strong>al</strong>taban cosas, <strong>al</strong> crecer la importancia de lo robado.<br />

Así pues, cuando de nuevo volvió a bajar Pedro <strong>al</strong>armado no le<br />

hicieron caso y hasta ironizaron con un “ya estamos yendo, corre tú delante”<br />

o se reían sin más de él .<strong>El</strong> <strong>lobo</strong>, desde su escondrijo, pudo darse<br />

cuenta de que nadie iba a s<strong>al</strong>ir y tomó cartas en el asunto: se puso los<br />

pelos de punta, sacó su cara más feroz y se cargó a medio rebaño de las<br />

ovejas que cuidaba Pedro, antes de aullar como un poseso para que<br />

todos le escucharan desde el pueblo.<br />

Los <strong>al</strong>deanos s<strong>al</strong>ieron por fin corriendo. Hasta el mismo <strong>pastor</strong> lo<br />

hizo asustado, pensando que podría tratarse de otro <strong>lobo</strong>. Al llegar <strong>al</strong><br />

lugar, los dueños de las ovejas mostraban caras de angustia o de enfado<br />

según miraran a los anim<strong>al</strong>es despedazados o <strong>al</strong> chico. Fin<strong>al</strong>mente, tuvo<br />

que soportar la reprimenda pública. Aunque no pudieron acusarlo de<br />

robo todos tenían la certeza de que sus primeras <strong>al</strong>armas fueron mentira<br />

y que por ellas hubo luego tanto destrozo. Obviamente perdió el empleo<br />

de <strong>pastor</strong>, pero lo que Pedro no esperaba es que lo expulsaran del<br />

pueblo.<br />

<strong>El</strong> chico se fue cabizbajo con sus pocas pertenencias en su zurrón,<br />

y cuando ya estaba lejosde la vista de todos, le s<strong>al</strong>ió el <strong>lobo</strong> <strong>al</strong> paso.<br />

–¿Por qué has tenido que hacer eso?<br />

–Bueno, Pedro, soy un <strong>lobo</strong>, está en mi natur<strong>al</strong>eza el matar <strong>al</strong> ganado.<br />

Y tot<strong>al</strong> ya note hacían caso –dijo mientras se relamía los restos de<br />

sangre que aún tenía en el hocico.<br />

–Eso sí, pero se nos acabó el negocio.<br />

–¡Chico, no estés triste! – Se frotó contra él haciéndole cosquillas<br />

con el rabo. Pedro sonrió.<br />

3


BY—NC—SA <strong>El</strong> <strong>joven</strong> <strong>pastor</strong> <strong>anunciando</strong> <strong>al</strong> <strong>lobo</strong><br />

–¿Y qué haremos ahora, <strong>lobo</strong>? No hemos reunido bastante como<br />

para que vaya a estudiar.<br />

–Tranquilo: mientras en el mundo haya <strong>al</strong>deanos ignorantes existirán<br />

oportunidades para un chico listo y un <strong>lobo</strong> dispuesto.<br />

–Sí, eso es cierto, podremos repetir el truco en <strong>al</strong>gún otro pueblo.<br />

–Incluso mejorarlo. Tengo yo un primo que lo mismo nos podría<br />

echar una mano en esto del latrocinio, incluso podría enseñarnos mucho<br />

sobre la intimidación –dijo pensativo el <strong>lobo</strong>.<br />

–¡Geni<strong>al</strong>!, y así podre ser un gran herborista.<br />

–Por cierto, ¿por qué quieres ser herborista Pedro?<br />

–Porque lo que nunca f<strong>al</strong>tará en este mundo son <strong>al</strong>deanos temerosos<br />

dispuestos a pagar lo que sea con t<strong>al</strong> de no caer enfermos.<br />

–Vaya, me sorprendes Pedro, eres más listo de lo que pensaba,<br />

eso sí que es pensar a lo grande.<br />

–Pues claro <strong>lobo</strong>: soy un humano, está en mi natur<strong>al</strong>eza.<br />

–Sí, no me olvidaré de eso. Por cierto, ¿te importaría rascarme<br />

detrás de las orejas?<br />

–¿Por aquí?<br />

–Oh, sí gracias. ¿Te he contado cuando conocí a una chica que<br />

vestía de rojo?<br />

–Y, ¿estaba buena?<br />

–No estaba m<strong>al</strong>, un poco seca para mi gusto.<br />

–¡Lobo!, cómo eres.<br />

Y se fueron caminando siguiendo el púrpura atardecer de un mundo<br />

que creían, sabían, en sus astutas manos.<br />

4

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!