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Curese a si mismo - Flor Esser

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CAPÍTULO VIII<br />

Así pues, vemos que nuestra victoria sobre la enfermedad<br />

dependerá principalmente de lo <strong>si</strong>guiente: primero, hay que tener<br />

conciencia de la Divinidad que hay dentro de nosotros y de nuestro<br />

con<strong>si</strong>guiente poder de superar las adver<strong>si</strong>dades; segundo, hay que saber<br />

que la causa bá<strong>si</strong>ca de la enfermedad obedece a la falta de armonía<br />

entre la personalidad y el alma; tercero, hay que tener la voluntad y<br />

la capacidad de descubrir el defecto que causa semejante conflicto; y<br />

en cuarto lugar, hay que suprimir ese defecto desarrollando la virtud<br />

contraria.<br />

El deber del arte de la curación con<strong>si</strong>stirá en ayudarnos a<br />

alcanzar el necesario conocimiento y en proporcionarnos los medios para<br />

superar nuestras enfermedades, y además, en administrarnos los remedios<br />

que fortalezcan nuestros cuerpos fí<strong>si</strong>cos y mentales y nos den mayores<br />

probabilidades de victoria. Entonces sí estaremos en dispo<strong>si</strong>ción de<br />

atacar la enfermedad en su base con esperanza de éxito. La escuela<br />

médica del futuro no se interesará particularmente por los resultados<br />

finales y productos de la enfermedad, ni les dará tanta importancia a<br />

las actuales lecciones fí<strong>si</strong>cas, ni administrará drogas y productos<br />

químicos para paliar los síntomas, <strong>si</strong>no que, conocedora de la verdadera<br />

causa de la enfermedad y consciente de que los resultados fí<strong>si</strong>cos<br />

obvios son meramente secundarios, concentrará sus esfuerzos en aportar<br />

esa armonía entre cuerpo, mente y alma que conlleva el alivio y<br />

curación de la enfermedad. Y en los casos en que se emprenda lo<br />

bastante pronto la corrección de la mente, se evitará la enfermedad<br />

inminente.<br />

Entre los tipos de remedios que se utilizarán, estarán los que se<br />

obtienen de las plantas y las hierbas más bonitas que se encuentran en<br />

la botica de la naturaleza, plantas enriquecidas divinamente con<br />

poderes curativos para el cuerpo y la mente del hombre.<br />

Por nuestra parte, debemos practicar la paz, la armonía, la<br />

individualidad y la firmeza de propó<strong>si</strong>to y desarrollar progre<strong>si</strong>vamente<br />

el conocimiento de que en esencia somos de origen divino, hijos del<br />

Creador, y por tanto tenemos dentro de nosotros, esperando a que los<br />

desarrollemos, como haremos con toda seguridad en tiempos venideros, el<br />

poder de alcanzar la perfección. Y esta realidad crecerá en nosotros<br />

hasta que se convierta en el rasgo más destacado de nuestra existencia.<br />

Debemos practicar firmemente la paz, imaginando que nuestras mentes son<br />

como lagos que <strong>si</strong>empre hay que mantener mansos, <strong>si</strong>n olas, <strong>si</strong>n <strong>si</strong>quiera<br />

arrugas que perturben su tranquilidad, y gradualmente desarrollar ese<br />

estado de paz hasta que ningún avatar de la vida, ninguna<br />

circunstancia, ninguna otra personalidad pueda bajo ningún pretexto<br />

estremecer la superficie del lago o fomentar en nosotros sentimientos<br />

de irritabilidad, depre<strong>si</strong>ón o duda. Nos ayudará materialmente el<br />

aislarnos unos momentos todos los días para pensar tranquilamente en la<br />

belleza de la paz y en los beneficios de la calma, y darnos cuenta de<br />

que no será con prisas ni preocupaciones como más realizaremos, <strong>si</strong>no<br />

con calma, tranquilidad y so<strong>si</strong>ego en la acción: así seremos más<br />

eficientes en todo cuanto emprendamos. Armonizar nuestra conducta en<br />

esta vida de acuerdo con los deseos de nuestra propia alma, y<br />

permanecer en un estado de paz tal que las tribulaciones y<br />

preocupaciones del mundo nos dejen impa<strong>si</strong>bles es algo muy importante, y<br />

lograrlo nos da esa paz que trasciende la compren<strong>si</strong>ón; y aunque al<br />

principio nos parezca ser un sueño fuera de nuestro alcance, con

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