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Curese a si mismo - Flor Esser

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timón del barco en manos ajenas. Tenemos que conquistar nuestra<br />

libertad absoluta y completamente, de forma que cuanto hagamos, todas y<br />

cada una de nuestras acciones -incluso todos y cada uno de nuestros<br />

pensamientos-, tenga su origen en nosotros <strong>mismo</strong>s, permitiéndonos de<br />

ese modo vivir y darnos libremente por deci<strong>si</strong>ón nuestra, y sólo<br />

nuestra.<br />

Nuestra mayor dificultad en este sentido estriba seguramente en<br />

nuestros allegados en esta época en la que el miedo a la convención y a<br />

los falsos modelos de vida y de deber se nos presentan de modo tan<br />

atractivo. Pero debemos enaltecer nuestro ánimo, que a muchos puede<br />

bastarnos para enfrentarnos con las cosas aparentemente más importantes<br />

de la vida, pero que nos fallará con las pruebas más íntima. Tenemos<br />

que poder determinar impersonalmente lo bueno y lo malo y actuar <strong>si</strong>n<br />

miedo en presencia de un familiar o de un amigo. ¡Cuántos de nosotros<br />

son héroes en el mundo externo y cobardes en casa! Por sutiles que sean<br />

los medios que tratan de apartarnos de cumplir nuestro destino, el<br />

pretexto del amor y del efecto, o un equivocado sentido del deber,<br />

métodos que nos esclavizan y nos mantienen pri<strong>si</strong>oneros de los deseos y<br />

exigencias de los demás, debemos rechazarlos suavemente. La voz de<br />

nuestra alma, y sólo esa voz, habrá e indicarnos cuál es nuestro deber,<br />

<strong>si</strong>n que nos absorban los demás. Hay que desarrollar el máximo la<br />

individualidad, y tenemos que aprender a andar por la vida <strong>si</strong>n fiarnos<br />

más que de nuestra alma como consejera y auxiliadora, aprender a coger<br />

nuestra libertad con las dos manos y sumergirnos en el mundo para<br />

adquirir todas las partículas po<strong>si</strong>bles de conocimiento y de<br />

experiencia.<br />

Al <strong>mismo</strong> tiempo tenemos que estar en guardia para permitir que<br />

cada uno ejerza su liberad, <strong>si</strong>n esperar nada de los demás, <strong>si</strong>no, al<br />

contrario, estando <strong>si</strong>empre dispuestos a tender una mano para ayudarles<br />

en los momentos de nece<strong>si</strong>dad y de dificultad. Así, toda personalidad<br />

con que nos encontremos en esta vida, ya sea madre, marido, hijo,<br />

desconocido o amigo, se convierte en compañero de viaje, y cualquiera<br />

de ellos puede ser más grande o más pequeño que nosotros en cuanto a<br />

desarrollo espiritual; pero todos somos miembros de una gran comunidad<br />

embarcados en el <strong>mismo</strong> viaje y con la misma meta gloriosa al final.<br />

Debemos ser firmes en la determinación de vencer, resueltos en<br />

nuestra voluntad para alcanzar la cima de la montaña; no nos detengamos<br />

a mirar con pesar las caidas del caminar. Ninguna gran ascen<strong>si</strong>ón se ha<br />

hecho nunca <strong>si</strong>n tropiezos ni caidas, y hay que con<strong>si</strong>derarlos como<br />

experiencia que nos ayudarán a tropezar menos en el futuro. Ningún<br />

pensamiento sobre errores pasados debe deprimirnos; ya han pasado y<br />

terminaron, y el conocimiento así adquirido nos ayudará a evitar<br />

repetirlos. Debemos apresurar firmemente el paso avanzado, <strong>si</strong>n pensar y<br />

<strong>si</strong>n volver la vista atrás, pues el pasado de incluso hace una hora ya<br />

está atrás, y el glorioso futuro con su resplandeciente luz <strong>si</strong>empre<br />

está delante de nosotros. Hay que desechar cualquier miedo; no debería<br />

existir nunca en la mente humana, y sólo es po<strong>si</strong>ble cuando perdemos de<br />

vista a la Divinidad. Es algo extraño a nosotros porque, como Hijos del<br />

Creador, Chispas de la Vida Divina, somos invencibles, indestructibles,<br />

inconquistables. La enfermedad es aparentemente cruel porque es el<br />

castigo de los malos pensamientos y de las malas acciones que fueron<br />

crueldad para otros. De ahí la nece<strong>si</strong>dad de desarrollar el amor y la<br />

hermandad en nuestras naturalezas hasta el máximo, ya que así la<br />

crueldad será impo<strong>si</strong>ble en el futuro.<br />

El desarrollo del Amor nos lleva a darnos cuenta de la Unidad, de

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