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DESDE EL ANDÉN DEL LLANTO. ILDEFONSO MANUEL GIL Y FEDERICO GARCÍA LORCA_<strong>75</strong><br />

En La voz cálida se notan esas lecturas, especialmente la de Salinas, pero ya<br />

encontramos un perfil más acusado y personal, con momentos muy felices (…) 12 .<br />

Gil ha asimilado la obra poética y dramatúrgica de Lorca, y especialmente Llanto<br />

a Ignacio Sánchez Mejías, Romancero gitano y Poeta en Nueva York, como se<br />

puede observar en toda su producción artística. Las imágenes y combinaciones léxicas<br />

por ejemplo de los ruiseñores de la vida, la sangre derramada, el llanto como el<br />

agua, los sienes helados del poema «A un soldado desconocido» evocan claramente<br />

el Llanto al torero y amigo de Lorca. Los vaivenes de cal y canto, la soledad<br />

que hería los balcones y los juegos léxicos como el de «juegan a la rueda rueda»<br />

también apuntan a la dirección del Romancero gitano. «Las graveras» y Elegía total<br />

recuerdan a la crítica social y las imágenes apocalípticas del Poeta en Nueva York.<br />

También en la narrativa de Gil podemos notar elementos lorquianos y, además, de<br />

la obra dramática de Lorca. La novela Pedro el dallador, que se desarrolla en el<br />

campo aragonés, se podría considerar como una tragedia rural, una especie de<br />

Bodas de sangre de corte aragonés.<br />

Como hemos visto, Lorca es una constante en la obra de Gil, un faro poético y<br />

ético, de compromiso político y moral. La guerra civil, que marcará indeleblemente<br />

la vida de todos los españoles y muy personalmente la de Gil y Lorca, será el pretexto<br />

para que se bifurquen para siempre, desde el andén del llanto, sus caminos en solidaridad<br />

y complicidad, junto con los de Ignacio Sánchez Mejías, Antonio Machado,<br />

Miguel Hernández y Pablo Neruda, entre otros. Tanto la poesía y el teatro de Lorca<br />

como su vida y muerte serán una fuente inagotable para el escritor aragonés. Gil, uno<br />

de los miembros más ilustres de su generación, emprenderá un papel clave como<br />

vínculo entre las generaciones anteriores y posteriores. Y Lorca será un medio<br />

imprescindible para asegurar esta continuidad cultural y artística que Gil desarrollará<br />

mediante su obra didáctica y literaria pero también a través de toda su actividad intelectual.<br />

En estos años de penuria de la postguerra y a pesar de la situación del<br />

exilio interior que Gil experimentará como como muchos otros, y desde el exilio<br />

voluntario a EE.UU. y su posterior regreso a España, Lorca le acompañará siempre y<br />

cantará junto con él la vida, denunciará la injusticia y llorará la ausencia, la pérdida<br />

y la muerte con esa honda tristeza sin par de zumo de limón y eternidad.<br />

12. José Manuel BLECUA (1982), «La obra poética de Ildefonso Manuel Gil», en Luciano GRACIA, Guillermo<br />

GÚDEL, Benedicto LORENZO DE BLANCAS y Miguel LUESMA CASTÁN (eds.), Homenaje a Ildefonso Manuel Gil,<br />

Zaragoza, Ayuntamiento, p. 14.

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