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<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong>
Coordinación editorial:<br />
Mario Eduardo Ángeles.<br />
Consejo Editorial: Miguel Escamilla, Salvador Huerta,<br />
Pedro M. Serrot, Erich Tang, Mo. Eduardo Ángeles,<br />
Jesús Reyes.<br />
Agradecimientos especiales a Roxana Jaramillo, Diana<br />
Isabel Enríquez, Cristian Padilla, Tzolquín Montiel,<br />
Enrique Ibarra y David Morales.<br />
Contacto:<br />
latestaduraliteraria@gmail.com<br />
latestadurliteraria@hotmail.com<br />
México, Febrero 2013.<br />
Los derechos de los textos publicados pertenecen<br />
a sus autores. Cuida el planeta, no desperdicies<br />
papel.<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 2
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 3
Diego Abraham<br />
Olvera Luna<br />
“DiEx”<br />
(Querétaro, 1992)<br />
<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 4
CONTENIDO<br />
DIEX<br />
Hermano<br />
Carta a un amor terminado y<br />
jamás enterado<br />
Cipactli (I.H.R)<br />
Polyommatus Nivescens<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 5
HERMANO<br />
DIEX<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 6
Hermano<br />
Y allí estaba nuevamente Daniel,<br />
sentado en el sofá, frente a la ventana,<br />
con su pelota entre sus manos. Miraba<br />
fijamente a la calle.<br />
Era un hermoso día soleado, en<br />
pleno verano, una clase de día que todo<br />
niño desea para poder jugar, fuera de<br />
casa, con su pelota nueva.<br />
Pero Daniel sólo mantenía la mirada<br />
fija, como si estuviera ciego a todo lo que<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 7
se desarrolla enfrente y al alrededor de<br />
él. Su madre, que se encontraba en la<br />
cocina, le miraba con un aura de tristeza.<br />
Le rompía el corazón que su "bebé",<br />
de apenas 6 años, llevara así un mes,<br />
sin sonreír, sin platicar, parecía que vivía<br />
únicamente para mirar por la ventana,<br />
ya que era todo lo que hacía.<br />
Mamá, finalmente, se "armó de valor"<br />
y se dirigió a él, le acarició la cabeza,<br />
como sólo una madre sabe hacerlo.<br />
-Dani, ya casi llega Papá, la hora de<br />
cenar se acerca, ven, ayúdame a poner<br />
la mesa, hice sopa de letras, tu favorita-<br />
Le dijo Mamá en voz baja, mientras ha-<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 8
cía ademanes con sus manos, tratando<br />
de incitar a que Daniel le acompañara.<br />
No hubo respuesta hacia Mamá,<br />
quien tenía una expresión triste en el<br />
rostro, caminó nuevamente hacia la<br />
cocina a terminar los preparativos de la<br />
cena.<br />
Daniel abrazó fuertemente su pelota,<br />
recordando aquel día que la tuvo por<br />
primera vez en sus manos. El clima era<br />
idéntico al de hoy, soleado y alegre.<br />
Mamá, Papá, Daniel y Héctor estaban<br />
en el parque, disfrutando del día en familia;<br />
como cualquier sábado en la tarde.<br />
Dani sonrió un poco al recordar que<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 9
él y Héctor tuvieron que rogarle a Papá<br />
para que le comprase la pelota más<br />
bonita que vio en la tienda y jugar con<br />
ella en el parque.<br />
Mamá y Papá estaban preparando la<br />
manta y todas las cosas para el<br />
"picnic". Mientras Daniel y Héctor se<br />
fueron a jugar con la pelota nueva. "No<br />
se alejen mucho y no jueguen cerca de<br />
la calle" les dijo Mamá.<br />
Pero eso no era justo, la "portería<br />
perfecta" estaba en un lugar donde<br />
aquellas reglas se tendrían que romper.<br />
El juego estaba muy reñido, Héctor iba<br />
ganando por un sólo gol, era el turno de<br />
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Dani, para empatar las cosas y que el<br />
partido continuara.<br />
Tomó vuelo, corrió y le pegó a la pelota<br />
con el alma y corazón, pero la pelota<br />
se fue elevando más y más. Acababa<br />
de fallar el penal, había perdido el partido.<br />
Se hincó sobre el pasto con sus manos<br />
en su rostro, esperando que Héctor<br />
llegase a él festejando en un ligero tono<br />
de burla, como siempre lo hacía. Héctor<br />
no llegaba, entonces Dani alzó su rostro<br />
y pudo ver cómo la pelota caía en la calle.<br />
-No te preocupes, ahorita la traigo,<br />
Papá no se dará cuenta y no te regañará-<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 12
Le dijo Héctor, con una sonrisa en su<br />
rostro<br />
Daniel vio como su hermano corría<br />
hacia la calle, directamente hacia la<br />
pelota que botaba sobre el asfalto. Héctor<br />
llegó hasta ella, la tomó cuando recién<br />
había botado, y la estrechó tan<br />
fuerte como pudo. Un corto rechinar de<br />
llantas y un golpe seco fueron suficientes<br />
para que la pelota botara libremente<br />
otra vez.<br />
Aquellos botes resuenan con eco en<br />
la memoria de Dani, quien aún abrazaba<br />
fuertemente su pelota, con grandes lágrimas<br />
desbordándose de sus ojos se al-<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 13
canzaron a distinguir algunas palabras<br />
entre sollozos...<br />
-Dios, toma mi pelota nueva, pero;<br />
por favor, devuélveme a mi hermano.<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 14
CARTA A UN AMOR TERMINADO Y<br />
JAMÁS ENTERADO<br />
DIEX<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 15
Carta a un amor terminado y<br />
jamás enterado<br />
Lo único que atina a hacer, para mitigar<br />
su dolor, es tomar una hoja, una<br />
pluma y una botella de vidrio. Sale a<br />
caminar, deseando clarificar sus ideas y<br />
poder encontrar la mejor manera de<br />
expresar su malestar. El invierno está<br />
por terminar, pero el frío pareciera que<br />
va a continuar. Sigue caminando…<br />
“Total, no hay lugar definido, no hay me-<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 16
ta fija; al menos no por ahora, si es necesario<br />
llegar al fin del mundo, que así<br />
sea”, piensa. <strong>La</strong> marca del paso de la<br />
humanidad empieza a desvanecerse<br />
lentamente, ahora sólo queda un simple<br />
camino de asfalto, dónde sólo pueden<br />
transitar dos automóviles; uno de ida y<br />
el otro de regreso, y donde la naturaleza<br />
se mostraba con mayor fuerza y frecuencia.<br />
Árboles ligeramente cubiertos de<br />
nieve, no se podía esperar menos de<br />
aquellos terrenos.<br />
<strong>La</strong> misma nieve estaba amontonada<br />
a los costados del asfalto, huellas marcaban<br />
su lento y largo caminar. El sol ya<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 17
estaba a la mitad del cielo, y él había<br />
salido antes de que el mismo asomara<br />
si quiera un solo rayo, volteando a su<br />
derecha pudo ver un camino sencillo de<br />
tierra mojada, la nieve no estaba claramente<br />
separada del camino “Al parecer<br />
lo único que "lo salva" es el frecuente<br />
paso de automóviles, bueno, creo que<br />
éste es el punto de referencia”.<br />
Tomó aquel camino, va observando<br />
todo lo que hay a su alrededor, hermosos<br />
y grandes árboles. Se detiene enfrente<br />
de uno, colocando la palma de su<br />
mano derecha y mira hacia arriba, dónde<br />
los rayos del sol apenas alcanzan a<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 18
colarse. Sonríe, y vuelve a caminar hacia<br />
su destino.<br />
No mucho después ve varios troncos<br />
en el suelo y, justo en medio de ellos, un<br />
círculo de piedras, indicando que es allí<br />
donde la fogata se tiene que hacer.<br />
No hay nadie, parece ser que ha llegado<br />
antes, bueno, eso era lo que él<br />
buscaba. Se sentó en uno de los troncos,<br />
no sin antes retirar la nieve que<br />
estaba colocada encima, mirando directamente<br />
al bosque, empezó a escribir,<br />
escribir y escribir, sacando todo lo que<br />
le lastimaba, no sin derramar lágrimas<br />
que, tímidamente difuminaban algunas<br />
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<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 20
letras haciéndolas parecer meros garabatos.<br />
[Carta:]<br />
{En la parte de enfrente:}<br />
Remitente: El fondo de mi corazón<br />
Destinatario: (¿)Al fondo del tuyo(?)<br />
{Contenido:}<br />
¿Qué está pasando? ¿Qué hice mal?<br />
Vamos, no me digas que nada, es bastante<br />
claro que aquellas sonrisas que te<br />
robaba alguien más las ha estado hurtando.<br />
No, no lo niegues. ¿Crees que no<br />
me he percatado; que tu corazón, ante<br />
mí, ya no es acelerado? Excusas, excusas.<br />
¡Deja ya de ocultarlo! Que el cora-<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 21
zón al amor jamás estará acostumbrado.<br />
¿Es que acaso las virtudes que en ti<br />
he encontrado (Sin parar de mencionarlo)<br />
te han abrumado? ¿De verdad crees<br />
que perfección, de ti, sólo he esperado?<br />
¿Por quién me tomas? Que si todo éste<br />
tiempo te he amado no es por lo que te<br />
he encontrado, y mencionado; es más<br />
bien, por lo que me has mostrado. Virtudes,<br />
defectos, aptitudes, complejos.<br />
Características puras de tu persona.<br />
¿Aún no comprendes? Es que…<br />
¿Dónde te pierdes? Que yo jamás te he<br />
visto como mi todo, como mi vida misma.<br />
No eres otra cosa sino una simple<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 22
existencia que circula a mí alrededor.<br />
Tan simple, que ha sido, para mí, abrumador.<br />
Que no quiero reír contigo, no<br />
quiero gozar contigo. No, no es así. Lo<br />
que busco es llorar a tu lado, sufrir a tu<br />
lado. ¡El amor no es cuestión de felicidad,<br />
es de duplicidad! ¿Tan difícil es de<br />
entender? ¡De tu lado no me quiero mover!<br />
Pero sucedió lo que tenía que suceder.<br />
Alguien más ha llegado, y mi lugar en<br />
tu corazón ha ocupado. ¿Ha esto has<br />
esperado? Si desde hacía ya tiempo lo<br />
habías encontrado. ¿No me lo habías<br />
dicho por temor a verme lastimado? ¡No<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 23
me engañas, si desde siempre te ha<br />
gustado tener algo seguro! Y aun cuando<br />
a gritos mi alma y razón me lo habían<br />
advertido, sus voces callé y las dejé en<br />
el olvido. A ti que con fe ciega había<br />
creído. Mi corazón herido te di a guardar.<br />
Confiando en que lo sabrías proteger<br />
y amar.<br />
No, no te preocupes, ahora que todo<br />
me ha quedado totalmente aclarado, sin<br />
poner resistencia, me haré a un lado. Te<br />
pido disculpas por haber estado, todo<br />
éste tiempo, entre tú y tu amado. Para<br />
cuando leas esto ya me habré marchado<br />
(O tal vez éstas líneas jamás las has<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 24
encontrado; que, finalmente, ese es el<br />
objetivo deseado).<br />
Adiós amor, adiós, como hubiera<br />
deseado que lo nuestro jamás se haya<br />
terminado. Pero las circunstancias de la<br />
vida nos han separado, y no tengo de<br />
otra que no sea vivir, de ti, alejado. <strong>La</strong>mento<br />
no haberme despedido como es<br />
debido. Pero mucho me temo que las<br />
lágrimas no las hubiera contenido…<br />
Así es como nuestra historia ha terminado,<br />
con un solo enamorado.<br />
Por fin terminó, tomó la hoja, la releyó,<br />
mientras con su mano izquierda<br />
limpiaba, calmosamente, sus lágrimas;<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 25
la dobló con cuatro pliegues y la metió<br />
en la botella. Se hincó, limpió la nieve<br />
de una zona pequeña, para posteriormente<br />
dedicarse a excavar. Varias veces<br />
intentó colocar la botella en ese hoyo,<br />
en tres ocasiones las dimensiones no<br />
eran las suficientes para que quedara<br />
totalmente cubierta, hasta la cuarta<br />
encajó perfectamente. Colocó el montón<br />
de tierra que sacó encima de la botella,<br />
lo mismo con la nieve. Se paró y miró<br />
hacia atrás.<br />
Allí estaba, Karen, su cómplice. Estaba<br />
sentada, justo donde estaba él, hacía<br />
no mucho tiempo. Con sus piernas y<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 26
azos cruzados, le miraba con un suave<br />
toque de ternura, tristeza y profunda<br />
comprensión. Andrés permaneció estático,<br />
bajó la mirada.<br />
Karen colocó las palmas de sus manos<br />
en sus muslos y se levantó, extendiendo<br />
sus brazos mientras se dirigía<br />
directamente a Andrés, un cálido abrazo.<br />
No hubo palabras por un corto momento,<br />
sólo suaves caricias en las espaldas<br />
de ambos.<br />
-¿Y así terminará?-Preguntó Karen,<br />
queriendo no alargar más el tiempo de<br />
silencio.<br />
-Lo sé, es ridículo ¿No?-Respondió<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 27
Andrés entre sollozos.<br />
-Vamos- Le golpeó suavemente la<br />
espalda-Sabes muy bien lo que pienso<br />
acerca de las decisiones que toman los<br />
demás.<br />
-Pero eso no le quita la “ridiculez”.<br />
-Bueno, si eso es lo que piensas de<br />
tu propia elección ¿Por qué la tomaste?.<br />
-Porque… porque…-Suspiró suavemente,<br />
con el típico vapor que pareciera<br />
emanar directamente de la boca en época<br />
de frío-Soy débil Karen, soy muy débil<br />
-No, no lo eres-Contestó rápidamente<br />
Karen-Tú mejor que nadie deberías<br />
argumentar lo contrario, tanto tiempo el<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 28
andar en tales condiciones…<br />
-Pero, no soy capaz de decírselo cara<br />
a cara.<br />
-Aun así, es lo mejor, tu anterior idea<br />
no me agradó mucho, el que yo imitara<br />
ser ella y tú des-ahogarte simplemente<br />
enfrente de alguien más… No Andrés,<br />
no. Es mejor así, porque ahora sólo tú<br />
sabes lo que querías decir, lo que pensabas,<br />
lo que sentías, sin la necesidad<br />
de que terceros se enteren de ello.<br />
-Karen, gracias… de verdad… no sé<br />
qué haría sin ti.<br />
Finalmente se soltaron, limitándose<br />
a sonreírse el uno al otro. Tomando<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 29
ambos la dirección de regreso. Caminando<br />
dándole la espalda al sol. Andrés<br />
trató de no voltear hacia atrás; a partir<br />
de ese momento su vida cambiaría totalmente.<br />
-Borrón y cuenta nueva ¿Eh?<br />
-Es la “Idea General”… pero no del<br />
todo.<br />
-¿Cómo?-Karen volteó a verle con<br />
una ligera mueca de extrañeza, que por<br />
cierto no es nada común en ella.<br />
-Sí, la Idea era el “Borrón y cuenta<br />
nueva” pero no seré capaz de olvidar…<br />
al menos no todo…<br />
-¡No empieces! Que mucho te ha<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 30
lastimado hacer esto…<br />
-No Karen, lo que quiero decir, no<br />
podré olvidar a aquellos que me han<br />
apoyado sin dudarlo en éstos momentos.<br />
Karen ya no dijo nada, simplemente<br />
ocultó su rostro lo más que pudo en la<br />
bufanda café, tratando de no mostrar su<br />
rubor. Andrés no le prestó atención, estaba<br />
mirando hacia el horizonte, buscando<br />
pensar en cómo sería su vida de<br />
ahora en adelante.<br />
Ella, Julie, que se encontraba escondida,<br />
salió. Con suaves lágrimas en sus<br />
ojos pudo ver cómo su mejor amiga y<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 31
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 32
aquel hombre que juraba amarla hasta<br />
el fin de los tiempos se alejaban lentamente.<br />
No entendía cómo fue que las<br />
cosas terminaron así. Pero había algo<br />
que si tenía claro, la respuesta estaría<br />
en esa botella que él enterró. Se dirigió<br />
hacia aquel punto, retiro la nieve con<br />
una clara desesperación, la tierra con<br />
ira. Habiendo encontrada la botella, la<br />
sacó. Tomó el papel que estaba doblado<br />
y…<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 33
Cipactli (I.H.R)<br />
Querétaro, 1986<br />
Instrucciones: Rellene los espacios en<br />
blanco.<br />
Lic en_______ gusta de_______.<br />
Da clases de______.<br />
Quiere______ y planea________.<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 34
POLYOMMATUS NIVESCENS<br />
CIPACTLI (I.H.R)<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 35
POLYOMMATUS NIVESCENS<br />
Amaneció con ellas. Se quedaron<br />
estancadas, todas revoloteando; chocaban<br />
unas contra otras, algunas se atoraban<br />
en sus dientes, entre ellas mismas,<br />
y unas cuantas se quedaron pegadas en<br />
las amígdalas. Tenía un tumulto invadiendo<br />
su boca. Extraño tráfico aéreo en<br />
su garganta. Podía sentirlas desgarrando<br />
su lengua con uñas aladas.<br />
Intentó gritar pero sólo vio salir a<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 36
unas pocas amarillas, pequeñas y desconcertadas.<br />
Tosió repetidas veces con<br />
la esperanza de vomitar algunas. Ni el<br />
más grande impulso del vientre logró<br />
sacarlas. Abrió y cerró la boca, intentó<br />
asesinarlas con los molares pero… desgraciadas.<br />
Seguramente no era la primera<br />
vez que se entrometían en un cuerpo<br />
ajeno.<br />
Temerosa, corrió al baño. No podían<br />
quedarse en ella, en algún punto no la<br />
dejarían respirar. No, no podían habituarse<br />
a su cuerpo. Ante el espejo, abrió<br />
la boca. <strong>La</strong>s vio revoloteando, ninguna<br />
con intención de huir. Al sentirse obser-<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 37
vadas cada una de ellas se postró quieta<br />
en alguna muela, en la lengua, en el<br />
paladar… ninguna se movió. <strong>La</strong>s observo<br />
detenidamente. Una movió su pata<br />
sigilosamente, y otra tuvo la osadía de<br />
sacudir el ala con frenesí. Se estaban<br />
burlando de ella. Metió los dedos a su<br />
boca y todas se agitaron. Dio tirones a<br />
varias alas, con suerte a algunas patas.<br />
Pero ellas, tan rígidas, testaduras e insolentes<br />
sólo lograron lastimarla. Intentó<br />
gritar. Nada. Su voz había huido. Todo<br />
alrededor: silencio. Cerró la boca y ellas,<br />
agitadas.<br />
Fue con doctores. En cada consulto-<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 38
io entregaba una pequeña nota, intentando<br />
explicar lo sucedido. Algunos al<br />
leerlo, sólo rieron y la sacaron; otros la<br />
miraron arqueando la ceja y la empujaron<br />
bruscamente hasta la puerta. Ella<br />
por más que se resistía, por más que<br />
abría la boca para mostrarles, por más<br />
que hacía ademanes... nada.<br />
Fue a buscarlo. Ella estaba segura<br />
de que había sido él. Él ignoró las señas,<br />
ignoró las notas debajo de la puerta.<br />
Sucedió que fue la incertidumbre y el<br />
ruidoso batir de alas su única compañía.<br />
Pudo sentir cómo volaban de una<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 39
mejilla a otra, levantando su lengua,<br />
haciendo fila india para atravesar su<br />
esófago y no perderse. Ella en silencio,<br />
ellas siempre, siempre ajetreadas.<br />
No supo cuántas horas, días o semanas<br />
pasaron para permitirse jugar con<br />
ellas. Saltaba por todos lados, subía a<br />
los sillones, bajaba, brincaba, daba<br />
vueltas sobre su propio eje. Aquellas se<br />
mareaban. Le tocó burlarse de su ir y<br />
venir, de sus choques constantes contra<br />
sus vísceras, contra sus dientes, contra<br />
ellas mismas como aquel día que llegaron.<br />
Otras ocasiones, las amedrentaba<br />
con su lengua, que iba de un lado a otro.<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 40
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 41
Para reír sólo abría la boca, sus dientes<br />
sobresalían silenciosamente mientras<br />
aquéllas curiosas, se asomaban y<br />
regresaban. Aprendió a reír con y a costa<br />
de ellas. Mientras tanto su cuerpo empequeñecía.<br />
Una tarde la tomaron por sorpresa y<br />
sintió cómo se iban formando, integrándose<br />
con su cuerpo para empezar a mover<br />
sus alas rítmicamente, todas en sincronía:<br />
hacia arriba, hacia abajo, hacia<br />
arriba, hacia abajo. Le causó placer y<br />
cerró los ojos. Sintió la levedad de su<br />
propio cuerpo. Al abrir los ojos, sus pies<br />
estaban flotando muy por encima del<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 42
suelo. <strong>La</strong> delgadez les permitió llevarla a<br />
la cocina, al cuarto, a la sala y de la<br />
sala al baño… El sórdido aleteo se convirtió<br />
en melodía. Fue dichosa con ellas.<br />
Por la noche el vértigo de la caída le<br />
hizo abrir los ojos tempestivamente. El<br />
azulejo se clavó en sus costillas y su<br />
nariz sangró con el azotar. Adolorida,<br />
con una mano tapando su nariz y en<br />
completa confusión se levantó cuidadosamente.<br />
No escuchó el batir de alas.<br />
Con todo derecho comenzó a reclamarles…enmudeció.<br />
Su voz había vuelto.<br />
Corrió al espejo del baño. Ninguna ala<br />
se burló, ni saludo. Fue testigo de la<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 43
quietud y de su nuevo silencio. Metió el<br />
dedo. Tocó dientes, amígdalas, muelas,<br />
lengua y paladar. Escupió repetidas<br />
veces con la esperanza de verlas salir.<br />
Buscó por toda la casa. Encendió cada<br />
foco y abrió puertas. Temió que hubieran<br />
escapado, o aún peor, que ella las hubiera<br />
matado mientras dormía. Golpeó<br />
su estómago estrepitosamente y ellas<br />
no salieron. Se sentó. Miró cómo los<br />
cinco minutos reglamentarios de toda<br />
espera se cumplían. Después diez, veinte<br />
y treinta cinco; una, dos o cuatro noches,<br />
tal vez.<br />
Llegaron los escalofríos y tos. Con la<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 44
tos, pizcas de sangre se dibujaban en la<br />
pared. Por último, el vómito nacarado<br />
sobre el piso. Tuvo horror. No podía permitir<br />
que murieran dentro de ella, o que<br />
estuvieran perdidas en el esófago o quizá<br />
en el intestino.<br />
El pánico se apoderó de ella cuando<br />
se percató de un olor fétido. Aún limpiándolo<br />
todo, la casa comenzó a tener<br />
un sabor maloliente.<br />
<strong>La</strong> piel comenzó a arder. Sus uñas se<br />
restregaban en cada poro. El salpullido<br />
apareció en las piernas, brazos, vientre,<br />
y entre sus pechos, diminutas llagas.<br />
Descubrió la procedencia de la peste.<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 45
Era ella ¿o ellas?<br />
Comenzó a bañarse en frecuentes<br />
ocasiones durante el día, pero el escurrir<br />
del agua hacía caer descomunales pedazos<br />
de piel, todos provenientes de las<br />
llagas. Entonces decidió limpiarlas con<br />
trapos húmedos y movimientos suaves<br />
pero la escoriación secretaba un extraño<br />
líquido color tornasolado. <strong>La</strong> pestilencia<br />
invadió los rincones, impregnándose en<br />
las telas, en la madera, en el azulejo, en<br />
los vidrios.<br />
<strong>La</strong> llaga creció. Se hizo grande y densa<br />
entre sus insignificantes pechos. Esa<br />
noche comenzó a sentir pellizcos entre<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 46
la mucosidad flotando entre sus senos.<br />
Advirtió diminutos pero forzados movimientos.<br />
Tocó la herida blanda con sus<br />
dedos y la examinó. Un nido de minúsculos<br />
parásitos se arrastraban entre<br />
el tejido necrosado, haciéndose paso,<br />
enroscándose entre la carne suelta.<br />
Se desnudó y entró a la regadera.<br />
Extasiada tomó un paño. Restregó entre<br />
los pechos; la sangre se deslizaba sobre<br />
el ombligo. Mientras tanto, un pedazo<br />
de piel, enrojecido, caminaba por el<br />
abdomen. Vio cómo aquellos pequeños<br />
gusanos caían sin ton ni son en la coladera.<br />
Aprisionó uno con sus huesudos<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 47
dedos. Éste se retorció delicadamente<br />
entre sus yemas.<br />
Sí ¡eran ellas!<br />
Sus uñas tallaron con más ahínco los<br />
bordes de la llaga. No fue suficiente.<br />
Corrió desnuda a la cocina. Un grito crispado<br />
estalló en las paredes.<br />
<strong>La</strong> delató el olor. Se horrorizaron al<br />
ver la escena en la cocina. Parásitos<br />
encima del cuerpo descarnado. Se la<br />
comían y se comían unas a otras. Fragmentos<br />
de piel y carne putrefacta sobre<br />
el suelo. Sangre seca, nacarada, mirada<br />
hacia el techo y el ceño fruncido. Se<br />
encontraron ante un cadáver con rostro<br />
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 48
<strong>La</strong> <strong>Testadura</strong> 49
iracundo.<br />
Antes de morir, antes de darle el<br />
último tirón de su piel, supo el porqué<br />
de su llegada. Lo entendió a la par del<br />
último grito desaforado.<br />
Fue aquella noche. Él las capturó y<br />
las embutió en su boca justo después de<br />
besarla.<br />
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