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Por qué las empresas sí deben preocuparse de gestionar su ...

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<strong>Por</strong> <strong>qué</strong> <strong>las</strong> <strong>empresas</strong> <strong>sí</strong> <strong><strong>de</strong>ben</strong> <strong>preocuparse</strong> <strong>de</strong> <strong>gestionar</strong> <strong>su</strong> reputación (o por<br />

<strong>qué</strong> Schumpeter tiene una limitada visión <strong>de</strong> la reputación <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>empresas</strong>)<br />

Alberto Andreu Pinillos, Director Global <strong>de</strong> A<strong>su</strong>ntos Públicos <strong>de</strong> Telefónica<br />

En estos últimos días se ha levantado un <strong>de</strong>bate sobre la importancia <strong>de</strong> la Reputación<br />

Corporativa para <strong>las</strong> <strong>empresas</strong>. El padre <strong>de</strong> la polémica ha sido Schumpeter, que ha publicado<br />

un artículo en The Economist titulado “Las <strong>empresas</strong> no <strong>de</strong>berían <strong>preocuparse</strong> tanto <strong>de</strong> <strong>su</strong><br />

reputación”. La tesis fundamental <strong>de</strong> Schumpeter es que “la mejor estrategia es pensar menos<br />

en <strong>gestionar</strong> tu reputación y concentrarte más en proporcionar a tus clientes los mejores<br />

productos y servicios que puedas”, porque “si se hacen bien <strong>las</strong> cosas, los clientes dirán cosas<br />

estupendas <strong>de</strong> tus productos”. Y, ya puestos, Schumpeter aprovecha para criticar el hecho <strong>de</strong><br />

que la gestión <strong>de</strong> la reputación parece repartirse “entre los especialistas <strong>de</strong> comunicación y <strong>las</strong><br />

relaciones públicas (que buscan los mejores titulares) y los gestores <strong>de</strong> la responsabilidad<br />

social corporativa (que tienen como objetivo mejorar el mundo y que a<strong>de</strong>más se les<br />

agra<strong>de</strong>zca)”.<br />

Leído a<strong>sí</strong>, estoy <strong>de</strong> acuerdo con Schumpeter. La reputación <strong>de</strong> una compañía, como la <strong>de</strong> una<br />

persona, se construye sobre todo con hechos, no solo con palabras. Y, por regla general, lo que<br />

mejor habla <strong>de</strong> una empresa es <strong>su</strong> oferta <strong>de</strong> productos y servicios. A<strong>sí</strong> se ha construido la<br />

reputación <strong>de</strong> <strong>las</strong> gran<strong>de</strong>s marcas en el tiempo: con <strong>su</strong> oferta <strong>de</strong> productos y servicios.<br />

Sin embargo no puedo estar <strong>de</strong> acuerdo con línea argumental que hay <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l artículo. Para<br />

Schumpeter la reputación sólo se construye poniendo énfasis en los productos y servicios. Y<br />

eso siendo verdad… no es toda la verdad. Nos guste o no, <strong>las</strong> <strong>empresas</strong> tienen que <strong>gestionar</strong><br />

<strong>su</strong> reputación porque, sencillamente, tienen que diferenciarse en el mercado. Tienen que<br />

conseguir ocupar un espacio en la mente <strong>de</strong>l con<strong>su</strong>midor “único y propio”, mucho más en un<br />

mundo global e interconectado. Tienen que buscar palancas que conecten con <strong>las</strong> emociones,<br />

no solo con <strong>las</strong> razones (¿cuántas compras <strong>de</strong> hacen por impulso, al margen <strong>de</strong>l dictado <strong>de</strong> la<br />

razón?). Tienen que ganarse la confianza y la admiración <strong>de</strong> <strong>su</strong>s clientes. Sencillamente, tienen<br />

que tener una personalidad propia y diferenciada para existir.<br />

Solo poniendo énfasis en los productos y servicios, hay un riesgo brutal: competir sólo, y por<br />

encima <strong>de</strong> todo, por precio. Y no lo olvi<strong>de</strong>mos que hoy por hoy, Occi<strong>de</strong>nte no pue<strong>de</strong> competir<br />

por precio. Occi<strong>de</strong>nte (EE.UU y Europa) tienen que competir por valor añadido. Y para eso hay<br />

que saber <strong>qué</strong> otras palancas son percibidas por los con<strong>su</strong>midores como generadoras <strong>de</strong> valor.<br />

<strong>Por</strong> eso <strong>las</strong> <strong>empresas</strong> tienen que <strong>preocuparse</strong> <strong>de</strong> <strong>gestionar</strong> <strong>su</strong> reputación. Para sobrevivir.<br />

Si esto es a<strong>sí</strong>… ¿<strong>Por</strong> <strong>qué</strong> ese ataque <strong>de</strong> Schumpeter contra la gestión <strong>de</strong> la reputación por<br />

parte <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>empresas</strong>? En mi opinión porque equipara Reputación a “Fancy Marketing” a<br />

Comunicación y a Relaciones Públicas. No será la primera, ni la última vez, que autores y<br />

gestores <strong>de</strong> empresa piensan que la “verda<strong>de</strong>ra” gestión <strong>de</strong> la empresa y el manejo <strong>de</strong> la<br />

comunicación son dos mundos paralelos. Sencillamente, no se dan cuenta que la reputación <strong>de</strong><br />

una empresa (y la <strong>de</strong> una persona) es la <strong>su</strong>ma <strong>de</strong> lo que hace, <strong>de</strong> <strong>su</strong>s hechos, (la gestión) y <strong>de</strong>


lo que dice (la comunicación). Sencillamente, no se dan cuenta <strong>de</strong> que no hay política <strong>de</strong><br />

comunicación que pueda soportar una mala gestión. Y al contrario: es complicado poner en<br />

valor una buena gestión sin una comunicación cuidada. Recuerdo un día que, comentando un<br />

patrocinio vinculado a la cultura, un alto cargo <strong>de</strong> una empresa me dijo: “Eso está bien para la<br />

reputación, pero lo que importa es la calidad <strong>de</strong>l servicio”. Para esta persona, como para<br />

Schumpeter, reputación y gestión son dos mundos paralelos, no conectados entre <strong>sí</strong>.<br />

¿<strong>Por</strong> <strong>qué</strong> Schumpeter, i<strong>de</strong>ntifica reputación con comunicación y “fancy marketing”? <strong>Por</strong>que,<br />

como tantos, autores y gestores, minimiza el impacto <strong>de</strong> la percepción. Me explico<br />

Schumpeter simplifica y no compren<strong>de</strong> que todos nosotros nos formamos la opinión sobre<br />

algo o alguien por la <strong>su</strong>ma <strong>de</strong> dos factores: <strong>las</strong> realida<strong>de</strong>s (hechos) y percepciones<br />

(interpretaciones <strong>su</strong>bjetivas <strong>de</strong> esos hechos). <strong>Por</strong> eso, y como se <strong>de</strong>scribe en el Gráfico 1, la<br />

reputación <strong>de</strong> una compañía (igual que la <strong>de</strong> una persona) es re<strong>su</strong>ltado <strong>de</strong> un “mix” <strong>de</strong> estos<br />

dos factores: realidad y percepción. Ni hechos aislados (aunque tienen un impacto <strong>de</strong>cisivo) ni<br />

percepciones so<strong>las</strong>: todo junto. Y todavía más: estamos en zona <strong>de</strong> riesgo cuando lo que se<br />

percibe <strong>de</strong> nosotros es mejor <strong>de</strong> lo que indican nuestros hechos, nuestros datos; y, al<br />

contrario: estamos en zona <strong>de</strong> oportunidad cuando lo que se percibe <strong>de</strong> nosotros es peor <strong>de</strong> lo<br />

que realmente somos.<br />

<strong>Por</strong> eso, para <strong>gestionar</strong> la reputación <strong>de</strong> una compañía hay que tener en cuenta estas dos<br />

variables: el hacer (incluyendo mejorar lo que no hacemos bien) y el <strong>de</strong>cir (buscar “joyas<br />

ocultas” <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la empresa que aún no hemos dado a conocer).<br />

¿<strong>Por</strong> <strong>qué</strong> funcionamos a<strong>sí</strong>? Quizá porque los seres humanos somos complejos y simples a la<br />

vez. Quizá porque, aunque no lo comprendamos, es frecuente que, ante un mismo hecho, dos<br />

personas puedan dar interpretaciones radicalmente distintas. Quizá porque el mundo no es<br />

binario (0,1) y está lleno <strong>de</strong> grises, claros, oscuros y <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> tonalida<strong>de</strong>s. O quizá… vaya<br />

Ud. a saber!


Una buena explicación a la “confusión” que causa la percepción po<strong>de</strong>mos encontrarla en los<br />

profesores Carl R. Rogers and F. J. Roethlisberger quienes, en <strong>su</strong> artículo “Barriers and<br />

Gateways to Communication” (Harvard Business Review, Diciembre 1991) entien<strong>de</strong>n que <strong>las</strong><br />

<strong>su</strong>posiciones y <strong>las</strong> percepciones son una <strong>de</strong> <strong>las</strong> principales barreras para la comunicación ( a <strong>las</strong><br />

que hay que añadir otras como <strong>las</strong> diferentes posiciones psicológicas entre emisor y receptor,<br />

la comunicación <strong>de</strong>fensiva, la ten<strong>de</strong>ncia a enjuiciar y <strong>las</strong> implicaciones personales).<br />

Para estos profesores, la percepción es el mecanismo a través <strong>de</strong>l cual <strong>las</strong> personas completan<br />

datos incompletos <strong>de</strong> la realidad para po<strong>de</strong>r enten<strong>de</strong>r y codificar los mensajes que reciben. En<br />

otras palabras: para enten<strong>de</strong>r mensajes complejos <strong>las</strong> personas necesitamos tirar <strong>de</strong>l “disco<br />

duro” <strong>de</strong> nuestro cerebro, don<strong>de</strong> almacenamos recuerdos, vivencias, experiencias, datos,<br />

hechos, comentarios, etc. Solo a<strong>sí</strong> po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>scodificar la realidad, enten<strong>de</strong>rla y hacerla<br />

aprehensible para nuestro propio criterio.<br />

La percepción, por tanto, es un mecanismo complejo, que viene condicionada, entre otros,<br />

por el impacto <strong>de</strong> figuras psicológicas entre <strong>las</strong> que <strong>de</strong>stacan <strong>las</strong> siguientes: los estereotipos<br />

(“mol<strong>de</strong>s” en los que encasillar individualida<strong>de</strong>s); el efecto expectatibilidad (la generación <strong>de</strong><br />

expectativas sobre otros); el efecto “proyección” (atribución <strong>de</strong> sentimientos propios a otros);<br />

y, sobre todo, el “efecto halo”. Este último efecto, <strong>de</strong>scrito por el psicólogo Edward Lee<br />

Thorndike (1874-1949), se refiere a la ten<strong>de</strong>ncia natural que tenemos todos los seres<br />

humanos <strong>de</strong> formarnos una opinión sobre una persona (en este caso, sobre un concepto) en<br />

función <strong>de</strong> un rasgo <strong>de</strong> <strong>su</strong> personalidad que sobresalga o <strong>de</strong>staque especialmente sobre todos<br />

los <strong>de</strong>más.<br />

<strong>Por</strong> tanto, para <strong>gestionar</strong> la reputación, es necesario enten<strong>de</strong>r que la percepción es el<br />

re<strong>su</strong>ltado <strong>de</strong> dos vectores: los hechos (lo que se hace) y la comunicación (lo que se dice). Ni<br />

sólo hechos, ni sólo comunicación: ambas cosas juntas. Para po<strong>de</strong>r <strong>gestionar</strong> este mix,<br />

Charles Fombrum, profesor emérito <strong>de</strong> la NYU Stern y Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Reputation Institute,<br />

creó, junto con Naomí Gardberg y Joy Sever, en noviembre <strong>de</strong> 1999 la herramienta Reputation<br />

Quotient, el primer instrumento <strong>de</strong> medida <strong>de</strong> la reputación. En esta primera herramienta,<br />

Fombrum i<strong>de</strong>ntificó siete palancas en torno a <strong>las</strong> se construía la reputación (y en torno a <strong>las</strong><br />

cuales había que “Hacer” y “Decir”: la oferta <strong>de</strong> productos o servicios; ser un buen lugar para<br />

trabajar; la integridad <strong>de</strong> <strong>su</strong> comportamiento; la calidad <strong>de</strong> <strong>su</strong> gestión; la capacidad<br />

innovadora; <strong>su</strong> impacto positivo en la sociedad; y <strong>su</strong>s re<strong>su</strong>ltados financieros.<br />

Años más tar<strong>de</strong>, <strong>las</strong> <strong>empresas</strong> que formaban parte <strong>de</strong>l Foro <strong>de</strong> Reputación Corporativa (Agbar,<br />

BBVA, Repsol, Telefónica, Abertis, Adif, Ferrovial, Gas Natural, Iberdrola, Metro <strong>de</strong> Madrid,<br />

Renfe y Sol Meliá) junto con el Reputation Institute realizaron en 2005 una adaptación <strong>de</strong>l<br />

Reputation Quotient para intentar compren<strong>de</strong>r que no todas <strong>su</strong>s dimensiones tenían la misma<br />

importancia para los con<strong>su</strong>midores. Fruto <strong>de</strong> ese trabajo conjunto entre el <strong>de</strong>saparecido FRC y<br />

el Reputation Institute Spain, el mo<strong>de</strong>lo actual <strong>de</strong> RepTrak incluye diferentes pesos por<br />

atributo, como figura en el gráfico 2.


Seis años <strong>de</strong>spués, el mo<strong>de</strong>lo se está utilizando no solo por <strong>las</strong> compañías citadas<br />

anteriormente, sino también por multinacionales <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> todo el mundo.<br />

Y, también, seis años <strong>de</strong>spués, y con un bagaje <strong>de</strong> más <strong>de</strong> 3 millones <strong>de</strong> entrevistas directas<br />

entre público general <strong>de</strong> más <strong>de</strong> ocho países sobre la base <strong>de</strong> un cuestionario constante,<br />

incluso po<strong>de</strong>mos afinar algunas cosas más:<br />

En primer lugar, po<strong>de</strong>mos afinar que, los ocho países <strong>de</strong> los que en Telefónica tenemos<br />

información exhaustiva, <strong>las</strong> variables más importantes siguen siendo la oferta <strong>de</strong><br />

servicios y ser un buen lugar para trabajar (en línea con <strong>las</strong> afirmaciones <strong>de</strong> Schumpeter),<br />

si bien hay pequeñas variaciones en el peso cada variable. El gráfico 3 muestra la<br />

distribución <strong>de</strong> pesos por categoría y país.


En segundo lugar, también po<strong>de</strong>mos afirmar que estos siete factores, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> tener<br />

diferentes pon<strong>de</strong>raciones, se comportan <strong>de</strong> forma piramidal: la base <strong>de</strong> todo es la oferta<br />

<strong>de</strong> productos o servicios; el segundo nivel es la integridad <strong>de</strong> la empresa (el cumplimiento<br />

<strong>de</strong> <strong>su</strong>s promesas y el comportamiento ético); y para terminar, todos los <strong>de</strong>más atributos<br />

van en un tercer escalón. En otras palabras: lo más relevante es la oferta <strong>de</strong> productos y<br />

servicios… pero sólo con variables comerciales no se consigue una buena reputación<br />

empresarial (cerca <strong>de</strong>l 70% <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> otras variables, aunque sometidas y <strong>su</strong>bordinadas<br />

al factor principal). El Gráfico 4 muestra la forma en la que se comportan <strong>las</strong> variables <strong>de</strong><br />

reputación en la mente <strong>de</strong>l con<strong>su</strong>midor.<br />

Siendo éste un análisis basado en hechos y realida<strong>de</strong>s (avalado por más <strong>de</strong> 3 millones <strong>de</strong><br />

entrevistas en 8 países durante 6 años), ¿por <strong>qué</strong> todavía nos planteamos esa connotación<br />

negativa hacia la gestión <strong>de</strong> la reputación? ¿<strong>Por</strong> <strong>qué</strong> vincularla a la manipulación <strong>de</strong> los<br />

con<strong>su</strong>midores? ¿<strong>Por</strong><strong>qué</strong> reducirla a la categoría <strong>de</strong> “Fancy Marketing? No entiendo por<strong>qué</strong> no<br />

hay problema en <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> forma natural que tal o cual persona tiene buena (o mala<br />

reputación), y <strong>sí</strong> caiga un halo negativo sobre aquel<strong>las</strong> <strong>empresas</strong> que quieren <strong>gestionar</strong> <strong>su</strong><br />

reputación y se <strong>las</strong> acuse por ello <strong>de</strong> “manipuladoras”.<br />

Bueno, en realidad <strong>sí</strong> lo entiendo. La respuesta no es unívoca y merece otro post. Pero <strong>sí</strong> me<br />

gustaría avanzar una i<strong>de</strong>a: “me temo que los responsables <strong>de</strong> “<strong>gestionar</strong> el negocio” y los <strong>de</strong><br />

“<strong>gestionar</strong> la comunicación / reputación” normalmente han (hemos) vivido en dos mundos<br />

paralelos. <strong>Por</strong> regla general, unos y otros hablan (hablamos) lenguajes distintos. <strong>Por</strong> una parte,<br />

los primeros (el negocio) viven bajo la presión <strong>de</strong> los re<strong>su</strong>ltados a corto plazo y <strong>su</strong> obsesión<br />

<strong>su</strong>ele ser la venta a corto, y no consi<strong>de</strong>ran en <strong>su</strong> ecuación mental aquello que no impacte<br />

directamente en la cuenta <strong>de</strong> re<strong>su</strong>ltados. <strong>Por</strong> otra, los segundos, (los <strong>de</strong> los intangibles)<br />

ponemos foco en el medio/largo para mantener abiertos puentes <strong>de</strong> relación con los “otros”<br />

stakehol<strong>de</strong>rs, los que no son clientes (empleados, accionistas, medios, sociedad civil, etc) y en


torno a ellos construimos “el discurso público” <strong>de</strong> la compañía más allá <strong>de</strong> <strong>su</strong>s re<strong>su</strong>ltados<br />

comerciales y financieros<br />

¿Cuál es la conclusión? Pues que, al final, con el objetivo <strong>de</strong> “cada uno hacer <strong>su</strong> trabajo”, o<br />

<strong>de</strong> “mantener el statu quo, <strong>las</strong> dos partes (gestores y comunicadores) viven (vivimos) “<strong>de</strong><br />

facto” en mundos paralelos y no conectados. El reto está en <strong>su</strong>perar esta situación, en<br />

compren<strong>de</strong>r que el con<strong>su</strong>midor no tiene más que un único cerebro y que en él solo cabe una<br />

cosa: la empresa como un todo, no trocitos <strong>de</strong> ella que funcionan <strong>de</strong> forma in<strong>de</strong>pendiente.<br />

Quizá ahora nos toque a los gestores tener en la cabeza la empresa como un todo, no cada<br />

uno ocupándose se <strong>su</strong> parcela. El cómo hacerlo y <strong>su</strong>perarlo… en un próximo post.<br />

Mayo 2012

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