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2007 El bartolo: día 26 - En Cieza Digital

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Aquí, aquí, concejo puto,<br />

que se ahoga el Santo<br />

Diario deslenguado de la feria imaginaria de la muy Borde y Letal Villa de Zieza<br />

Cualquier parecido con la realidad - otro año más - es producto de mentes calenturientas<br />

Domingo <strong>26</strong> de agosto'07 Año IV - Nº IV<br />

Fiesta del Rocío: “Presiosa demostrasión rosiera en la orilla del Río”<br />

Esta mañana ha tenido lugar en el paraje del Arenal del río, una preciosa y hermosa demostración rociera,<br />

con mucha presencia de público participante disfrazado con distintas prendas andaluzas, no faltando el<br />

típico sombrero cordobés y el traje de sevillana, o de gitana, de lunares y flecos y los caballos y carros<br />

ricamente engalanados para la ocasión.<br />

A destacar, “la misa rociera”, a la orilla del río, celebrada bajo una gran carpa de circo, a imitación de la<br />

caseta ferial sevillana, montada a tal fin, y presidida por la pequeña imagen aceitunada y coronada de la<br />

Virgen del Rocío del pueblo, imagen similar a la original, a excepción del vestido huertano de nuestra<br />

virgen, que la distingue claramente de la otra, andaluza.<br />

Terminada la santa misa mañanera y rociera, se procedió a cambiar de tercio: rápidamente se desmontó<br />

el escenario sagrado para sustituirlo por otro pagano, y el altar portátil con virgen incluida, hostias sobrantes,<br />

velas y demás apechusques religiosos fueron a parar a un carro (excepto el vino consagrado sobrante que<br />

se aprovechó para la sangría con melocotones), al tiempo que se proce<strong>día</strong> a instalar una barra portátil con<br />

grifo y barril de cerveza para convertir el recinto, como por arte de magia, en un gran sarao donde imperaron<br />

los bailes sevillano y las guitarras flamencas.<br />

La fiesta ha contado con la participación de la emperatriz de la copla española, la archiconocida y bien pagá<br />

tonadillera, “la Pantoja”, que en acto de solidaridad con los imputados y encarcelados por supuestos delitos<br />

de prevaricación, cohecho y robos diversos a mano armada (entre ellos su querido esposo), cantó varias<br />

emotivas y sentidas canciones, con lágrimas en los ojos, muy celebradas, coreadas y aplaudidad por el<br />

público asistente. Aunque también se esperaba la presencia de Manolo Escobar, este excusó su ausencia<br />

por encontrarse todavía buscando su carro robado cuando dormía, estando de romería.<br />

Los únicos incidente a lamentar los protagonizaron por un lado, la Pantoja (cuyos lloriqueos en el escenario<br />

“por lo mucho que le estaban haciendo pasar y sufrir”, según expresó textualmente en un momento dado,<br />

provocó la división de opiniones entre el numerosísimo público asistente, pues mientras unos clamaban<br />

al cielo improperios contra los jueces traidores y el gobierno rojo de Zapatero, otros en cambio la llamaban<br />

sinverguenza y aprovechá) y, por otro lado, la presencia de un tal Bartolo Cagacienos, con sombrero cordobés<br />

y montado en burro, cuyo animal no paró de rebuznar en todo el tiempo que duró la santa misa, ante las<br />

protestas airadas de los devotos feligreses rocieros.<br />

Insólita rueda de prensa de Woody Allen<br />

Mi cerebro es mi<br />

segundo órgano favorito<br />

.<br />

Las Lecturas del Santo<br />

“<strong>El</strong> eslabón, buscado<br />

desde hace tiempo, entre<br />

el animal y el hombre<br />

verdaderamente<br />

humano somos<br />

nosotros” (Konrad<br />

Lorentz)<br />

“A cada disparo recula<br />

el cañón como asustado<br />

por lo que acaba de<br />

hacer” (Ramón Gómez<br />

de la Serna)<br />

-¿Aonde vas,<br />

Bartolo, con ese<br />

sombrero<br />

cordobés que te<br />

has gobernao?<br />

-Pos voy a la orilla<br />

del río, pa<br />

participar en el<br />

rocío ese ciezano<br />

que se han<br />

inventao ahora…<br />

Hasta he alquilao y to una burra pa montar.<br />

-Pos anda que no te gustan a ti las fiestas ni na… Lleva<br />

cudiaíco que la orilla del río está llenetica de vidrios<br />

y butanos de esos…, no vaya a ser la tentación de<br />

que se rescuye la burra y te caigas un porrazo a tu<br />

edad.<br />

-Pos no me faltaba otra cosa ahora, que me cayera<br />

un trastalazo y me desancara.


AVENTURAS Y DESVENTURAS DE BARTOLO EL CAGACIENOS<br />

EPISODIO V “DONDE SE CUENTA LA SABROSA TERTULIA EN LA TABERNA EN TORNO A UNA MESA BIEN<br />

ABASTECIDA DE TÍPICOS MANJARES Y JARRAS FRESCAS DE CERVEZA” (Primera parte)<br />

Atardecer en la taberna de La Bodeguilla de los Egíos, con vistas a la huerta del Fatego y a La Atalaya.<br />

Junto a la ventana enrejada y en torno a una mesa rectangular de formica -bien abastecida de minchirones,<br />

caracoles chupaeros, olivas mollares autóctonas, patatas asadas con ajo y jarras bien frescas de cerveza<br />

espumeante- se sientan cuatro personajes, más o menos conocidos del pueblo, en amena tertulia: el<br />

profesor don Galo Pasodoble, escritor y poeta esporádico en sus ratos libres, cuyo trabajo de investigación<br />

sobre la vida y costumbres de los frailes franciscanos que habitaron en el Convento de San Joaquín se<br />

considera de obligada referencia; don Frasquito Oliva, cronista extraoficial de la Villa y biógrafo de<br />

remotos y devotos antepasados ilustres; el muy nombrado e intrépido reportero octogenario Bartolo el<br />

Cagacienos, al servicio de un periódico digital de poca monta y de un panfleto ferial y satírico de poco<br />

fuste, y, por último, Pascualón el Cagamatas, inseparable compañero de aventuras y desventuras de<br />

Bartolo.<br />

<strong>El</strong> profesor don Galo Pasodoble diserta sobre lo divino y lo humano, dentro del género novelesco, al<br />

tiempo que da debida cuenta de los manjares de la mesa y de su copa, constantemente renovada de<br />

espumosa cerveza fresca.<br />

-No hay nada como la cerveza bien fresca en verano… Es un verdadero placer de los dioses… Pues lo<br />

que estaba diciendo antes, a propósito de los fantasmas: la emoción más antigua y más intensa de la<br />

humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido ¡Ahí<br />

queda eso! -para un momento de hablar para remojarse la boca- Hay que ver que bien entra la cerveza…<br />

¡Camarero, por favor, otra jarrica fresca! Yo quizás por deformación profesional, todo esto me lo imagino<br />

y explico en el marco de la literatura dedicada al cuento de miedo o novela gótica.<br />

¿Cree usted en los fantasmas, Bartolo?<br />

-Pos mire, le voy a decir, yo no creo en los fantasmas, pero me dan miedo, la verdad sea dicha,<br />

-Pues bien, Bartolo es un claro ejemplo, sin saberlo, de una clase de lectores que se aficionan a vivir la<br />

emoción de lo tremendo desde el distanciamiento de su propia incredulidad. Para disfrutar del miedo<br />

sólo hace falta poner la incredulidad entre paréntesis. Tal fue la astucia de la sinrazón para emerger de<br />

nuevo de la tupida malla de la razón: “<strong>El</strong> sueño de la razón produce monstruos”, dijo Goya, el gran pintor…<br />

-No entiendo na –interrumpe Bartolo el ameno discurso del profesor Galo Pasodoble.<br />

-¿Cómo que no entiende nada, Bartolo?<br />

-Lo único que he sacao en claro de entre to lo que ha charrao, que paece que le dan cuerda, ha sío que<br />

antes usted me ha puesto como ejemplo de persona a la que le gusta leer novelas de miedo, y yo le digo<br />

a usted que nunca he leido esa clase de novelas. To lo más que he leido son novelas de esas del oeste<br />

de Estefanía Lafuente, o angunas policiacas, que luego cuando las leía acostumbraba a cambiarlas por<br />

otras en las caseticas de pipas…, pero eso era antes de venir la tele…Ahora ya casi no leo na, también<br />

por la vista que no la tengo muy católica.<br />

-Pos yo leía tebeos de Roberto Alcázar y Pedrín, don Pelayo, el capitán Trueno, el Jabato…-dice Pascualón-<br />

A mí los cuentos de miedo me los contaban las personas mayores, sobre to las viejas de antes, cuando<br />

yo era un crío… Luego también en el cine he visto películas de drácula, el hombre lobo, la momia…<br />

-No importa que no hayan leído novelas de miedo, pero lo importante es que su contenido se lo han<br />

transmitido a través de la tradición oral o cinematográfica. Miren desde finales del siglo XVIII hasta casi<br />

todo el siglo XIX, nace y se desarrolla, en Gran Bretaña, la primera forma histórica del cuento de terror:<br />

la novela gótica. Con ella aparece en el ámbito literario un elemento nuevo: la ruina medieval perfumada<br />

por la nostalgia, poblada de los espectros y fantasmas de una época pasada donde todavía ocurrían los<br />

prodigios. <strong>En</strong> el castillo medieval, en la torre, en la aba<strong>día</strong> del bosque, en el pasadizo secreto, en el<br />

laberinto subterráneo, en la cripta, en el viejo convento… se mueven personajes terribles y candorosos,<br />

entre aullidos de ultratumba, rechinar de cadenas, tormentas centelleantes, luces sobrenaturales, fúnebres<br />

tañidos de campanas movidas por manos invisibles, extrañas melo<strong>día</strong>s en el crepúsculo… Hay una obra<br />

que precisamente se llama <strong>El</strong> Monje, escrita por Gregory Lewis a finales del siglo XVIII, que se considera<br />

culminante de este género de novela gótica. La historia trata de un monje español, Ambrosio enamorado<br />

de la joven Matilde, que resulta ser un demonio que adopta la forma de mujer. La novela contiene<br />

descripciones sobrecogedoras como los conjuros en la cripta bajo el cementerio, el convento, la quema<br />

del convento y por último el final trágico del desdichado monje…, y el resultado es una obra maestra<br />

en su género.<br />

-Pos no se preocupe que voy a leer esa novela de miedo del fraile ese del convento enamorao de una<br />

demonia -interrumpe Bartolo la disertación del profesor Galo, que se le antoja algo palicero.<br />

-A mí toas estas cosas me dan mucho respeto. Como me de por pensar, esta noche la voy a pasar a<br />

dormivela… -dice Pascualón, asustado.<br />

-Sobre to antes de acostarte mira por debajo de la cama, que dicen que allí se acobijan los fantasmas<br />

pa no pasar frío y no les de el relente de la noche.<br />

-Si Bartolo, tú encima echando más leña al fuego, con lo cagao y asustaízo que soy.<br />

-Tampoco es la cosa pa tanto.Y a propósito de los cuentos de miedo que nos contaban de crío, ¿te<br />

arrecuerdas Pascualón del cuento aquel del borrego que se apareció a un hombre una noche…?<br />

-¡No me lo arrecuerdes! Que paece que disfrutas asustándome. Te voy a arrear un garrotazo esta noche<br />

en esa molondra que tienes de melón que te se van a quitar las ganas de meterme miedo.<br />

-¡Cuente, cuente!, Bartolo, que me interesa mucho los cuentos antiguos de tradición oral –dice don Galo,<br />

muy interesado.<br />

-Pascualón, tápate las orejas si no quieres oír… Pos resulta que un hombre que venía de noche de trebajar<br />

en el campo, se encontró a un borreguico abandonao en medio del camino: “¡Atiende usted que borreguico<br />

más bonico! Se conoce que se le habrá perdío a algún pastor. Pos me lo llevo a mi casa antes de que lo<br />

enganche la zorra”. <strong>En</strong>tonces se lo echa a cuestas y sigue su camino, tan contento, pero va sintiendo que<br />

conforme va andando cada vez le pesa más y más el borreguico. “Pos pijo lo que pesa el dichoso borrego,<br />

¿cómo puede ser esto?” Y entonces se da cuenta el hombre de que las patas del cordero han crecío tanto<br />

que ya le arrastran por el suelo. Claro, la reacción del pobre hombre a lo primero fue de respeto “¿Pero<br />

qué es esto que llevo encima?” Y ya asustao perdío y casi sin poder ya dar un paso, por el peso que<br />

llevaba, acierta a decirle al borrego, o a lo que fuera aquello: “<strong>En</strong> el nombre de dios te pido que me digas<br />

si eres de este mundo o eres del otro. A lo que contesta el borrego, o la cosa aquella, con una voz que<br />

no parecía de este mundo: “¡Cuéntame los dientes que tengo!” Al oír esto el pobre hombre ya no pudo<br />

más, dio una rabotá, se soltó como pudo de lo que llevaba a la espalda y salió corriendo como un descosío,<br />

sin volver la cabeza patrás hasta que llegó a su casa carleando y muertecico de miedo, y pudo contar<br />

lo que le había pasao…<br />

Aquello debió de ser una aparición o un fantasma con figura de corderico a lo primero, que luego se<br />

convirtió en un demonio de esos, o dios sabe qué. <strong>En</strong>tonces se contaban munchas historias de miedo…<br />

También me arrecuerdo que me contaba mi agüela que en la noche del <strong>día</strong> de Toos los Difuntos (después<br />

del <strong>día</strong> de Toos los Santos), los difuntos se acostaban en la cama donde se habían muerto…, y me<br />

arrecuerdo que como yo dormía con mi hermano en una cama antigua de cuerpo y medio, que decían<br />

que allí se había muerto uno de mis agüelos, pos yo cuando llegaba aquella noche, entre las mariposas<br />

y las velas que encen<strong>día</strong>n por la casa pa las ánimas benditas del purgatorio ese y los muertos que dicen<br />

que salían de sus sepulturas pa dormir en sus camas, no po<strong>día</strong> conciliar el sueño, pensando que en<br />

cualquier momento me se iba a presentar mi difunto agüelo pidiéndome que le hiciera sitio en la cama.<br />

Y como ese, munchos cuentos… ¿Te arrecuerdas, Pascualón, de aquello que contaban sobre una mujer,<br />

una tal María, que se comió la asaura de otra mujer ya muerta y enterrá?..., y que luego le salió pa<br />

reclamarle la asaura que se había zampao, diciéndole esta mismas palabras: “Mariaaa, dame la asauuura,<br />

que me robastes de la sepultuuura…”<br />

-Lo que acaba de contar es un caso claro de canibalismo ritual, o bien por necesidad… A lo largo de la<br />

historia se producen, por diversos motivos, períodos de hambruna que terminan en canibalismo… -<br />

explica el profesor don Galo Pasodoble.<br />

-Anda, no sigas contando más, Bartolo, que ya has contao bastante…-dice Pascualón, cada vez más<br />

asustado- ¡Pijo!, es que entonces les contaban cada cosa a las criaturas…, pero el caso es que, aunque a<br />

mi me daban mucho miedo, conticoneso me gustaban que me las contaran, una y otra vez, no sé por<br />

qué…<br />

-Eso explica lo que yo decía antes: la atracción hacia lo inexplicable, la emoción de lo tremendum desde<br />

el distanciamiento de la propia incredulidad. Por eso surge la novela gótica, a partir de las antiguas<br />

creencias y tradiciones orales, y que luego con el tiempo, pasará al cine, que desarrollará sus propios<br />

mitos…<br />

-¡Y dale Perico al torno! ¡Ya estamos otra vez con lo mismo! Pos anda que no es usted cansaíco con las<br />

novelas “gotas” esas…, pos no le he dicho ya que no se preocupara, que voy a leer esa del fraile Ambrosio<br />

que me ha recomendao, que por cierto se llamaba igual que un tío mío, mi chache Ambrosio que en<br />

gloria esté, pero este era camarero y no fraile…Se murió muy joven… Hay que ver lo que lo quería yo<br />

de muchacho…<br />

-Antiguamente también se decía que se aparecían muchos fantasmas por la noche por el pueblo…Muchos<br />

de esos casos eran personas que se disfrazaban de fantasmas para que nadie les reconociera y luego<br />

iban a acostarse con la novia o la querida -dice don Galo.<br />

-<strong>En</strong> este pueblo siempre ha habío munchos fantasmas…, y fantasmones, fantoches, fanfoscas y fanfosqueros,<br />

fantasiosos, fanfarrones, farfulleros…la lista sería larga. –dice Bartolo con sorna.<br />

-Y follacorros, follahigos, follabrevas, follapavas… -sigue con la lista Pascualón-, aquí en este pueblo hay<br />

de toíco del mundo.<br />

-<strong>En</strong> relación con las apariciones fantasmagóricas, ya desde la época de los romanos se cuenta de la<br />

aparición de ninfas, que luego los cristianos convertirían en Vírgenes, en grutas o cuevas, muchas veces<br />

asociadas a la presencia de agua o manantiales en dichas cuevas.<br />

-Por ejemplo la Virgen de Lourdes, la Virgen de Fátima…, que se les apareció a tres pastorcicas, la Virgen<br />

de…-enumera Frasquito Oliva con devoción mariana.<br />

- Y la Virgen del Pompillo…Ya vale Frasquito –da por terminada la enumeración don Galo, interrumpiendo<br />

bruscamente el listado de vírgenes de Frasquito- Aquí ahora estamos hablando de apariciones fantasmales,<br />

no de vírgenes ni de santos…<br />

Pascualón se pone nervioso con los sonoros sorbidos que produce Bartolo cuando chupa los caracoles<br />

y le llama la atención.<br />

-Pos pijo, Bartolo, no des esos sorbitones pa chupar los caracoles, que en uno de esos te se van a salir<br />

pa fuera los dientes postizos…, y si no al tiempo.<br />

-Que delicao te has vuelto ahora a la vejez, Pascualón, pa haberte criao en la orilla de la cieca. Si es que,<br />

capullos, tienen la molla escon<strong>día</strong>…<br />

-Pos pa eso están los palillos, Bartolo.<br />

-Con tal de que no se caigan los dientes esos postizos en mi vaso… -dice don galo, poniendo precavido<br />

la mano sobre su copa de cerveza- Bueno, y siguiendo con el tema de las apariciones en cuevas…, en<br />

el pueblo tenemos, por ejemplo, la Cueva de Los <strong>En</strong>cantaos, en la sierra del Picarcho, asociada a la<br />

leyenda del caballero medieval Bernardo del Carpio. Resulta que, según la leyenda, Bernardo del Carpio,<br />

que por cierto ya lo cita Cervantes por boca de don Quijote y…<br />

-Maestro, no se vaya por los Cerros de Úbeda otra vez, y vaya al grano –le apremia, impaciente, Bartolo.<br />

-Intentaré sintetizar. Aunque seguramente la leyenda ya la conocerán ustedes…, pero ya que estamos<br />

con los temas de fantasmas y aparecidos no me resisto a contarla: pues resulta que el tal Bernardo del<br />

Carpio, caballero medieval que luchó victoriosamente contra los musulmanes, vive encantado por una<br />

maldición en una cueva que hay por el Picarcho, segú n dice la leyenda, y sólo una vez al año…<br />

-No hace daño –bromea Bartolo.<br />

-Prosigamos…, y solamente una vez al año, por la noche mágica de San Juan, sale de la cueva con su<br />

caballo blanco al galope…, y se d , ya fallecido, Antonio de Hoyos para escribir en los años cincuenta,<br />

un bello relato sobre este asunto.<br />

-¡Joder, con la tía bruja y putona esa! –exclama, asustado y sentencioso, Pascualón.<br />

-¡Todo eso es mentira! –salta airado y sofocado Frasquito Oliva. <strong>En</strong> la venta esa vivió una bellísima persona,<br />

una gran señora, una santa mujer…, tan santa y devota que incluso se le aparecía Nuestro Señor en la<br />

Cruz, todo llagado y echando sangre… Yo no me explico como estuvo don Antonio de Hoyos para escribir<br />

ese disparate, y acusar a la pobre ventera de asesina. <strong>El</strong>la, que vivía sólo para dios y murió en olor de<br />

santidad… Que dios le perdone a don Antonio.<br />

Y tú cómo sabes que era una santa mujer… Eso pasó ya hace muchísimo tiempo, siglos…<br />

-Pero yo he conocido a sus descendientes que me han informado bien, y esa señora del Puerto provenía<br />

de una familia muy respetable y devota.<br />

<strong>En</strong> fin… si tú dices que fue una santa, y la defiendes con tanta pasión, será así –dice con resignación don<br />

Galo, juzgando a Frasquito Oliva como un caso perdido.<br />

¡La santa muerte! –exclama Bartolo irónico.<br />

-Pues no crea usted, Bartolo, que también se venera la Santa Muerte, representada por una virgen en<br />

forma de esqueleto macabro. <strong>En</strong> Méjico le tienen mucha devoción, sobre todo entre los bandidos, mafiosos<br />

y criminales –explica el profesor don Galo pasodoble, y posando su mirada en la bebida que está<br />

tomando Frasquito Oliva le comunica su extrañeza.<br />

-No me explico. Frasquito, cómo estas bebiendo coca-cola … ¡Anda y tómate una copa de cerveza fresca,<br />

pijo, que te animes!<br />

-Es que no estoy acostumbrao a beber cerveza, que enseguida se me sube a la cabeza…, y además tengo<br />

úlcera de estómago.<br />

-A este me paece a mí que lo que le debe gustar es el vino consagrao, como es medio beato.<br />

-Por Dios, Bartolo, no diga usted esos disparates…; pos bueno, ya que se empeñan, me voy a tomar una<br />

copica de cerveza … pa no desagradar.<br />

-Y volviendo al tema que nos importa ahora, el del fantasma del Convento, tengo entendido Bartolo que<br />

visitó usted el otro <strong>día</strong> el Convento de las Monjas Claras. Una visita muy interesante que ilumina, al parecer,<br />

el enigma del fraile fantasma –dice don Galo, sonriendo con picar<strong>día</strong>.<br />

-¿Y cómo se ha enterao usted?<br />

-Me lo ha dicho un pajarico…Las noticias vuelan , Bartolo, y más teniendo ahora un periódico digital<br />

como el que tenemos, que se entera de todo lo habido y por haber, y si no se lo inventa, para desgracia<br />

del gobierno municipal.<br />

-Y dices Bartolo que un fraile artillero merodea por el convento de las claras, como Pedro por su casa<br />

–pregunta Pascualón, curioso.<br />

-¿Cómo artillero?-Pregunta, sorprendido, Frasquito Oliva, luego de beberse su copa de un tirón.<br />

-Si, follaor, quiero decir -aclara Bartolo- <strong>El</strong> caso es que el fantasma ese salió de la habitación de una de<br />

las monjas, y en el pasillo se topó con otra monja, que es la que se ha ido de la lengua, a pesar de la madre<br />

superiora que quiere tapar el caso, como es natural…Ahora esto quiero que quede entre nosotros y no<br />

salga de aquí, porque le he prometío a la madre superiora ¡menúa sota! de no hacer leña del árbol<br />

caído…, y además al final me ha regalao y to una bandeja de torticas de cabello de angel buenísimas,<br />

que por cierto las he traído aquí, pa luego pa el postre.<br />

-No me lo puedo creer…, si esas monjicas son unas santas…-No sale de su asombro Frasquito, mientras<br />

sigue dando debida cuenta de la cerveza, para quitarse la pena.<br />

-Bueno tampoco es que follen toas. Que yo sepa de momento hay una sospechosa, que dice la madre<br />

superiora que no puede hablar con naide porque está con unas calenturas…, y luego hay otra monjica,<br />

joven y hablanchina, que por cierto está de buen ver, y que es la que precisamente ha destapao la olla,<br />

que a lo mejor tampoco le amargaría un dulce, llegao el caso.<br />

-Un grano no hace granero, Frasquito -trata de consolarlo don Galo- Anda y sigue bebiendo cerveza, que<br />

ayuda a quitar las penas.<br />

-Pero es una mancha imborrable que ha caído como una losa sobre esas pobres y castas esclavas del<br />

señor-se lamenta Frasquito Oliva, mientras se sirve de la jarra de cerveza.<br />

-Eso de castas, sobra en este caso –puntualiza don Galo. Los encuentros amorosos entre monjas y monjes,<br />

o curas, son muy viejos…Ya en la alta edad media…<br />

-<strong>En</strong>tonces el fantasma parece ser de carne y güeso, y encima artillero… -salta Pascualón, cortando en<br />

seco el discurso medieval del profesor don Galo-¿Y cómo se podrá colar por el convento de las claras<br />

esas y llegar hasta las habitaciones donde duermen las monjas, como Perico por su casa, sin que naide<br />

lo vea?<br />

-Buena pregunta… -dice don Galo- , porque se supone que por las noches están las puertas carradas,<br />

con cerrojos, al cal y canto… Al respecto de eso, está la leyenda que dice que desde el convento de los<br />

frailes hasta el convento de las monjas claras hay un pasadizo secreto, ahora el porqué se hizo, si es que<br />

se hizo, y dónde está, si es que existe,… es un enigma.<br />

-Yo sobre eso que se dice del pasadizo secreto tengo una teoría, pues estoy convencido de que realmente<br />

existe…-dice Frasquito Oliva, enigmático.<br />

-Cuenta, cuenta… ¡Camarero, otra jarra y un platico de alcagüetes! –pide Bartolo.<br />

-Para mí que se construyó a raíz de la invasión de los franceses, a principios del siglo XIX. Como todos<br />

saben, cuando llega el ejército francés al pueblo, hizo muchas perrerías y calamidades…, aparte de matar<br />

a algunos frailes y deshonrar a las monjas, al resto los sometió a esclavitud, e incluso cuando se fueron<br />

huyendo se llevaron a frailes, en calidad de rehenes, que luego ya jamás volvieron, de lo que se deduce<br />

que también los mataron… La iglesia fue profanada y robaron los objetos de más valor, luego fue<br />

convertida en cuadra para los caballos del ejército francés.<br />

-Ya será menos, Frasquito, ¿de dónde te sacas tu esas historias tan fantásticas? Son cuentos que te inventas,<br />

que te sacas de la manga… -le reprocha don galo, visiblemente enfadado con las historias inventadas<br />

por el beato Frasquito Oliva.<br />

-Porque él es también un fantasioso de esos, otro fantasma…-dice Bartolo.<br />

-De cuentos nada, y a las pruebas me remito.<br />

-¿Qué pruebas?<br />

(Continuará en el próximo número)<br />

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