10.05.2013 Views

4 - Ejército de tierra

4 - Ejército de tierra

4 - Ejército de tierra

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Chascarrillos<br />

EL PEDO<br />

En cierta ocasión, cierto Teniente, en la Escuela Militar<br />

<strong>de</strong> Montaña, no recuerdo con motivo <strong>de</strong> qué visita, inspección<br />

o solemnidad, tuvo que asistir formando como ofi cial<br />

en una Compañía a la preparación <strong>de</strong> una gran parada en<br />

el patio <strong>de</strong> armas <strong>de</strong>l acuartelamiento <strong>de</strong> San Bernardo. En<br />

lo más solemne <strong>de</strong> la parada y justo en el momento en que<br />

el Director <strong>de</strong> la Escuela pasaba revista a una compañía, un<br />

soldado componente <strong>de</strong> la misma, no pudo evitar dar suelta<br />

a una ventosidad que amenazaba con reventar su integridad<br />

física. Pero el “Diablo <strong>de</strong> las revistas” quiso que lo que<br />

él pensaba sería un escape suave y silencioso, se transformó<br />

en un horrísono pedo capaz <strong>de</strong> estremecer los cimientos<br />

<strong>de</strong> la Peña Oroel. Algunas veces los “boliches” <strong>de</strong> Embún<br />

juegan estas malas pasadas.<br />

El asombro primero y el estupor <strong>de</strong>spués, se refl ejó<br />

en la cara <strong>de</strong>l Director que, lanzando improperios sobre la<br />

educación y la disciplina, se retiró sin querer saber más <strong>de</strong><br />

aquella formación.<br />

Los mandos <strong>de</strong> la compañía comenzando por su capitán,<br />

atónitos y perplejos, no sabían cómo actuar ante aquel<br />

<strong>de</strong>saguisado. Pero aquello no podía quedarse así, había que<br />

corregir y repren<strong>de</strong>r, pero … ¿Cómo? Hasta que Don Roberto,<br />

ofi cial experimentado, <strong>de</strong> una gran profesionalidad<br />

y gran conocedor <strong>de</strong> la psicología <strong>de</strong>l soldado, haciéndose<br />

cargo <strong>de</strong> la situación, tomó el mando <strong>de</strong> la compañía y con<br />

gran energía y sin pérdida <strong>de</strong> tiempo, inició una tanda <strong>de</strong><br />

movimientos <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n cerrado. La compañía entera se movía<br />

como un solo hombre, los soldados no eran dueños <strong>de</strong><br />

sus actos y se movían como verda<strong>de</strong>ros autómatas. Al fi nal<br />

<strong>de</strong> una <strong>de</strong> las series, colocándose al frente <strong>de</strong> la formación,<br />

con voz enérgica mandó:<br />

-¡A cubrirse! Ar! ¡Tú, más a la <strong>de</strong>recha! ¡Aquel, más a la<br />

izquierda!<br />

Y mientras con la cabeza levantada miraba las hileras,<br />

con su mano <strong>de</strong>recha hacía señales para que se cubrieran<br />

los hombres, y en medio <strong>de</strong> aquel silencio sepulcral atronó<br />

la voz <strong>de</strong>l Teniente:<br />

-¡El <strong>de</strong>l pedo! ¡Un paso a la izquierda!<br />

El autor <strong>de</strong>l estropicio, que en el fondo era un buen<br />

soldado, al sentirse aludido no se lo pensó dos veces, y ejecutó<br />

el movimiento or<strong>de</strong>nado dando el paso fatídico.<br />

No cabe duda <strong>de</strong> que Don Roberto era un psicólogo.<br />

51

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!