falsificación de trilobites del norte de africa - elfosil.com

fósiles marinos que fueron recogidos probablemente por algún hombre de Neandertal hace unos
80.000 años (Liñán 1992)
Se han encontrado también fósiles de procedencia lejana en yacimientos Paleolíticos de Alemania,
Francia, Suiza, etc., a veces trabajados para su utilización en collares y cinturones. Confirmaría la
pronta existencia de un cierto tipo de comercio tribal de fósiles en el centro y sur de Europa (Liñán
1992). También en el N. de África, en el Neolítico, utilizaron las cáscaras de huevos fósiles de
avestruz para la realización de collares. Fig.14
Ya en tiempos más cercanos a nuestros días, se produjo el caso de las famosas piedras falaces de
Beringer. Aparecen ampliamente citadas en la bibliografía; Gould (2001) ha querido ver un cierto
paralelismo entre estos “fósiles” del primer cuarto del siglo XVIII y las falsficaciones procedentes de
ciertas zonas de Marruecos. El protagonista de la historia es J.B.A. Beringer (1667-1740), profesor de
medicina en Wurzburg (Alemania).Unos colegas maliciosos, movidos por el carácter pedante de
Beringer, realizaron las falsificaciones y encargaron a unos alumnos o mozos suyos que los enterrasen
(a su vez, uno de aquellos trabajaba para Beringer desenterrándolos). Beringer escribió un libro sobre
aquellos “fósiles”. Cuando se descubrió la superchería, los falsificadores fueron condenados en juicio.
Beringer no pudo soportar el ridículo y compró casi todos los libros a la venta para destruirlos.
Los fósiles humanos tampoco han escapado a la falsificación. Tal es el famoso fraude del hombre de
Piltdown, de sobra conocido. La prueba del flúor en las piezas dentarias permitió distinguir que la
mandíbula inferior procedía de un simio actual (Oakley, 1964).
Hemos observado falsificaciones actuales de fósiles, realizadas en yeso o arcilla, con su molde
correspondiente, procedentes de Bolivia. También en Perú se falsifican los dientes de Megalodon con
resina.
De China proceden los huevos de dinosaurio que se confeccionan con cemento y son recubiertos con
fragmentos de cáscaras auténticas.
Diversos “fósiles” de crustáceos decápodos del Líbano son en realidad burdas falsificaciones, sobre
todo los ejemplares reconstruidos con partes procedentes de varios especimenes (mosaico). En algunos
llama la atención las extremidades pintadas, sobre todo en ejemplares de Carpopenacus (Fig.7).
Otro tipo de falsificación muy común es la de insectos fosilizados en ámbar. En realidad son insectos
actuales incrustados en resina. Este tipo de falsificación tiene mayoritariamente su origen en Polonia y
Turquía.
En los “peces” de Wyoming (USA) existen algunos ejemplares muy retocados, tanto en el molde
como en el contramolde.
FALSIFICACIONES DE TRILOBITES
En sentido estricto, las primeras falsificaciones de trilobites que se conocen (y también realizadas con
intención de engañar con algún provecho) se remontan al siglo XIX, procedentes de la República
Checa. Se han atribuido a los ayudantes de Barrande. Estos buscadores de trilobites vieron en ello un
importante ingreso pecuniario, sobre todo inventando nuevas especies: montaban sobre una misma
matriz un cefalón, distintos segmentos y un pigidio, de especies diferentes. Estos especimenes se
repartieron por distintos museos y entre coleccionistas de toda Europa. (Burkhard & Bode, 2003).
Otras falsificaciones de trilobites se distribuyeron desde San Petersburgo (Rusia). Suelen ser trilobites
auténticos, aunque tengan algo de reparación con resina; a menudo están montados sobre una matriz
que despista al contemplarlos, ya que en la mayoría de los casos no corresponde a la litología de la
cual procede el ejemplar (Fig.1).
También se conocen trilobites falsos de China, aunque son una minoría dentro del conjunto de
falsificaciones de aquella procedencia.
En cuanto a los trilobites provenientes de EE UU, Australia, Canadá y Europa, no se han observado
falsificaciones.
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