10.05.2013 Views

Mito del Reyno de Chile - Eleo

Mito del Reyno de Chile - Eleo

Mito del Reyno de Chile - Eleo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Mito</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Reyno</strong> <strong>de</strong> <strong>Chile</strong><br />

A tiempo <strong>de</strong> conocerse <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> don Javier <strong>de</strong> la Rosa, comenzaron los acosos para<br />

<strong>de</strong>finir la eventual contienda. Se les provocaba a ambos para que midiesen sus fuerzas. Cada<br />

uno sabía <strong><strong>de</strong>l</strong> otro por la comidilla popular, pero aún no coincidían en un lugar y ninguno <strong>de</strong><br />

los dos quería exponerse ante la presión <strong>de</strong> un duelo que mediría sus capacida<strong>de</strong>s,<br />

incuestionables para ambos, pero que sabían terminaría con uno <strong>de</strong> los dos vencidos y el<br />

corte <strong><strong>de</strong>l</strong> ala <strong><strong>de</strong>l</strong> sombrero. Costumbre que se hacía como signo <strong>de</strong> humillación para el<br />

vencido.<br />

“Soy poeta que improviso”, dijo el Mulato Taguada, “y no le bajo el poncho a nai<strong>de</strong>n”.<br />

“Dón<strong>de</strong> dicen está el mentao, que agora mesmo le atrinco”, dijo dirigiendo, sus pasos al<br />

encuentro <strong>de</strong> Javier <strong>de</strong> la Rosa.<br />

Llegando a la ramada <strong>de</strong> Arancibia, se trincó un vaso <strong>de</strong> chicha <strong>de</strong> un sorbo y ahí mismo le<br />

plantó el verso:<br />

Mi don Javier <strong>de</strong> la Rosa,<br />

tiempo que lo ando buscando;<br />

al cabo lo vine a hallar<br />

en dicha villa cantando.<br />

Mi don Javier <strong>de</strong> la Rosa,<br />

observe, le estoy hablando,<br />

aquí traigo unos cien pesos,<br />

si gusta vamos payando.<br />

Don Javier:<br />

¿Quién es ese payador<br />

que paya tan a lo obscuro?<br />

Tráiganmelo para acá<br />

y lo pondré en lugar seguro.<br />

Taguada:<br />

Y ese payador, ¿quién es,<br />

que paya tan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos?<br />

Si se allega pa’ acá<br />

le plantaré el aparejo.<br />

El pueblo entero se abocó a la ramada y entre gritos y aplausos, el ambiente se fue tornando<br />

can<strong>de</strong>nte y alborozado. La ramada <strong>de</strong> Arancibia se llenó <strong>de</strong> curiosos exaltados y bebidos que<br />

comenzaron a tomar partido por uno u otro luchador. Algunos vecinos que llegaban al lugar<br />

para las esperadas carreras a la chilena, se encontraron que ya no se harían, pues el centro<br />

<strong>de</strong> la contienda se había trasladado <strong>de</strong> lugar. Dos fuertes caballos, uno fina sangre, el otro<br />

mestizo corralero, ya estaban en plena carrera y nada por ese momento parecía augurar el<br />

triunfo <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los dos. Las apuestas empezaron a cruzarse: ¡Voy al mulato! ¡Voy a su<br />

mercé!<br />

Don Merejo, <strong>de</strong>signado como juez improvisado, dio la or<strong>de</strong>n a Taguada <strong>de</strong> iniciar el<br />

Extracto 2 <strong>de</strong> 2 6

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!