10.05.2013 Views

PardoBazan_Emilia-Insolacion

PardoBazan_Emilia-Insolacion

PardoBazan_Emilia-Insolacion

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

32<br />

que se lió con los húsares no recuerdo con qué motivo. Volvió a nublarse el sol que entraba<br />

por la abertura y apareció un pordiosero de lo más remendado y haraposo. No contento con<br />

aflojar buena limosna, Pacheco le dio palique largo, y el mendigo nos contó aventuras de su<br />

vida: una sarta de embustes, por supuesto. Oyole el gaditano muy atentamente, y luego<br />

empezó a exigirle que trajese un guitarrillo y se cantase por lo más jondo. El pobre juraba y<br />

perjuraba que no sabía sino unas coplillas, pero sin música, y al fin le soltamos, bajo<br />

palabra de que nos traería un buen cantaor y tocador de bandurria para que nos echase polos<br />

y peteneras hasta morir. Por fortuna hizo la del humo.<br />

Yo, a todo esto, más divertida que en un sainete, y dispuesta a entenderme con las<br />

chuletas y el Champagne. Comprendía, sí, que mis pupilas destellaban lumbre y en mis<br />

mejillas se podía encender un fósforo; pero lejos de percibir el atolondramiento que suponía<br />

precursor de la embriaguez, sólo experimentaba una animación agradabilísima, con la<br />

lengua suelta, los sentidos excitados, el espíritu en volandas y gozoso el corazón. Lo que<br />

más me probaba que aquello no era cosa alarmante, era que comprendía la necesidad de<br />

guardar en mis dichos y modales cierta reserva de buen gusto; y en efecto la guardaba,<br />

evitando toda palabra o movimiento que siendo inocente pudiese parecer equívoco, sin<br />

dejar por eso de reír, de elogiar los guisos, de mostrarme jovial, en armonía con la<br />

situación... Porque allí, vamos, convengan ustedes en ello, también sería muy raro estar<br />

como si me hubiese tragado el molinillo.<br />

-VI -<br />

Pacheco, por su parte, me llevaba la corriente; cuidaba de que nunca estuviesen vacíos<br />

mi vaso ni mi plato, y ajustaba su humor al mío con tal esmero, cual si fuese un director de<br />

escena encargado de entretener y hacer pasar el mejor rato posible a un príncipe. ¡Ay!<br />

Porque eso sí: tengo que rendirle justicia al grandísimo truhán, y una vez que me encuentro<br />

a solas con mi conciencia, reconocer que, animado, oportuno, bromista y (admitamos la<br />

terrible palabra) en juerga redonda conmigo, como se encontraba al fin y al cabo Pacheco,<br />

ni un dicho libre, ni una acción descompuesta o siquiera familiar llegó a permitirse. En<br />

ocasión tan singular y crítica, hubiera sido descortesía y atrevimiento lo que en otra mero<br />

galanteo o flirtación (como dicen los ingleses). Esto lo entendía yo muy bien, aun entonces,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!