PASTORA - A NEGRO

PASTORA GALVÁN. SALA LA
COMPAÑÍA
Pastora Galván, lejos de ser
“hermana de…”, es un milagro. Una
gran bailaora de muchos recursos,
alternativamente clásica y
convencional, vanguardista y
surrealista, guapa entre las
guapas… no recuerdo ninguna
actuación suya que no me haya
impresionado. De alguna manera,
es el mismo tipo de genio de Israel,
domado y masticado para su
consumo por las personas que
sospechan de cualquier obra
anunciada como “arriesgada”.
El primer número es una delicia. Se
representa una reunión familiar:
Pastora, vestida de ama de casa
corriente, se levanta y baila ese
baile de las casas de vecinos, con
movimientos sugestivos incluidos,
buen humor y conocimientos de un
pasado medio intuido medio vivido.
Lejos queda el baile flamenco del
café cantante y el tablao. De hecho,
ves cierto proceso de destilación
que sigue desde aquel baile
autóctono andaluz hasta el
galvanismo actual.
David Lagos es espléndido por
soleá de Triana. Sigue la siguiriya,
fandangos a nudillos, bulerías… La
Tobala por malagueña y abandolao,
y Pastora vuelve en bata de cola
para las alegrías. Realiza otro baile
completo por tangos, con cantes de
la Repompa y de Triana, con mucho
sabor, pero la obra nunca retoma el
nivel de la primera escena que
prometía algo más que buen baile.
Para el inevitable bis, Pastora,
sentada y de perfil, canta sin
acompañamiento para el baile,
nuevamente oliendo a entornos
caseros, del palmero Bobote.
Estela Zatania,
DEFLAMENCO.COM
09/03/2009
PASTORA SALE DEL NIDO
El clasicismo entendido por
Pastora se alejó de sus anteriores
espectáculos
La sevillana presentó en Jerez una
nueva propuesta en la que se
separa del precepto paterno y
fraterno para sobrevolar un nuevo
modelo de baile. Pastora es
diferente, y al menos hoy, se hace
clásica.
Con la fuerza de un tornado se
arranca en bulerías. Se convierte en
un ama de casa que baila en la
alfombra de su casa. Con jugosos
contoneos de cintura, escuetos
desplantes y guiños a la burla,
además de con gracia incentiva. Un
ritual emblemático con el que
Pastora quiso destapar su lado más
intimista, su sentir a través del baile.
El cante tuvo en la voz de La Tobala
el referente vocal, y David Lagos,
que no para este año en el festival,
apoyó el duplo cantaor. Fue éste el
que reanudó el cante por soleá con
un metal de voz flamenquísimo. La
sevillana se inmoló en unas
seguiriyas de culto. Sólo en sus
brazos apreciamos a Israel, en el
resto, es más Pastora que nunca.
Posee un dramatismo emocional