Ofrenda de muertos - Centro Católico Multimedial

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ARTÍCULO PRINCIPAL
Flor de
cempoalxochitl
Pan de
muerto
Velas
Cruz de
cempoalxochitl
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Directorio
Imagenes
No. 661 del 25 al 31 de octubre de 2009
Presidente del Consejo Editorial: P. Hugo Valdemar Romero • Editor: Roberto Demian Alcántara Flores • Colaboradores en este número: • Alejandra M. Sosa Elízaga • P. Salvador Martínez
• P. José de Jesús Aguilar • P. Sergio Román • Reporteros: Felipe Monroy • Mauricio Carmona • Asesora: Alejandra Sosa • Jefe de información: Miriam Jessica Apolinar Sánchez •
Portada:Manuel Medina • Diseño: Manuel Medina Parra y Cynthia Martínez de la Vega Monroy • Publicidad y Relaciones Públicas: Alex Pérez Cevallos • Venta y distribución: Alan Ortega 5594-1125
Año XIII. Número 661 • 25 de octubre de 2009 • “Desde la fe” es una publicación semanal editada por la Arquidiócesis Primada de México, A.R. San Juan de Dios No 222, Col. Lázaro Cárdenas, Del. Tlalpan, C.P. 14370, México, D.F. Teléfono: 5518-4099.
Correo electrónico: periodicodesdelafe@gmail.com
• Distribuido por: Unión de Expendedores y Voceadores de México, A.C. • Guerrero No 50, Col. Guerrero, México, D.F. • Impresión: Editorial de Periódicos La Prensa, Basilio Vadillo No 40, 3er piso, • Col. Tabacalera, 06030 México, D.F.
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Plato
con sal
Vaso con
agua
Copal
Comida

ARTÍCULO PRINCIPAL
No. 661 del 25 al 31 de octubre de 2009 03
ORGANIZACIÓN
EDITORIAL MEXICANA
P. SERGIO ROMÁN
La ofrenda de muertos es una costumbre muy mexicana. Comenzó
antes de que vinieran los españoles y ha logrado permanecer
hasta nuestros días. Descubrimos su origen entre los
pueblos prehispánicos. Los aztecas, en particular, tenían dos
fiestas para sus difuntos, cada una de ellas duraba un mes de
veinte días, que corresponderían a nuestros meses de agosto y
septiembre. La fiesta de los difuntos niños se llamaba ‘Miccailhuitontli’
y la de los adultos ‘Xocohuetzin’. Puede ser que éste
sea el origen de celebrar el 1 de noviembre a los difuntos niños
y al día siguiente a los adultos.
La cruz florida sobre el altar
significa que todos los caminos,
los cuatro puntos
cardinales, los brazos de la
cruz, llevan a Dios, el centro donde
se cruzan los brazos. Nos habla
también de la redención de Cristo,
vencedor de la muerte.
Representa al sol, símbolo de
Dios que hace florecer la vida
de las almas. Proclama la vida
eterna como don de Dios.
Significan la iluminación del camino
para que las almas lleguen
a disfrutar de la luz divina. En un
cirio encendido la Iglesia simboliza
la resurrección de Cristo en
la Pascua.
Es signo del agua viva para nunca tener
sed. La gracia, participación de la
vida divina, también se simboliza con
el agua, de la cual tenemos sed.
Se pone porque creemos que nuestros
muertos viven. Los invitamos
a comer porque los amamos. Es
un signo de comunión , lo cual no
significa que nuestros difuntos bajen
a comer.
La fiesta cristiana
Llegaron los españoles y con ellos su sangre, su idioma y sus
costumbres. Llegaron los misioneros y con ellos el Evangelio.
La costumbre de festejar a los muertos prevaleció
mezclada con la doctrina cristiana. ¿Cómo sucedió que los
misioneros no la quitaron?
Sería absurdo decir que esta fiesta pasó desapercibida
para ellos, pues de ellos recibimos noticias de cómo se celebraba.
Debemos pensar, más bien, que reconocieron en ese
rito pagano algunos valores que valía la pena conservar y
cristianizar. No se trataba de un sincretismo (mezcla de dos
religiones), sino de una cultura respetada y evangelizada.
La ofrenda a los difuntos y todos los ritos que la rodean
encierran una gran riqueza simbólica que constituye un verdadero
canto a la vida. No amamos la muerte, amamos la
vida y al Dador de ella.
Nos recuerda el pan de maíz y amaranto, semilla de
la alegría, hecho en forma de huesos, que comían
nuestros antepasados para significar que los que
morían daban vida a los que quedaban. Hoy comemos
el Pan de Vida, la Eucaristía, presencia real de
Cristo, que murió para que tuviéramos vida.
Referencia al Bautismo en el que se daba a los
niños un poco de sal para saborear a Cristo.
Los retratos de los seres queridos a quienes se
dedica la ofrenda y las imágenes religiosas manifiestan,
una vez más, la comunión de los santos.
Une la tierra con el cielo.
Con el incienso, la Iglesia
simboliza la oración, la alabanza
grata a Dios que llega
a su presencia.
Conclusión
La ofrenda es un rito que
se repite año con año y que
Mario Vázquez Raña
Presidente y Director General
Jorge Viart Ordóñez
Subdirector General
Francisco Torres Cano
Director Nacional de Ventas y Estudios Tepeyac
Jesús Sánchez Villarreal
Director Nacional de Administración
Pilar Ferreira García
Directora Nacional de Información
Antonio Rodríguez Demeneghi
Director Nacional División Papel
Javier Medina Gutiérrez
Director Nacional de Tecnología
Jesús Mijares Vázquez
Subdirector Nacional División Papel
Jimena Saldaña de Aja
Directora Adjunta a la Presidencia
Rosa María Carrera de Kanafany
Directora Adjunta de Finanzas
Everardo Moreno Cruz
Director Adjunto Jurídico
Salvador Zúñiga Soberanes
Director Adjunto de FAM
Mario León Leyva
Coordinador Nacional de Información
Reynaldo Arias Villavicencio
Director Adjunto de Auditoría
Alberto Mena Mallén
Coordinador Nacional de
OEMINFORMEX y OEMENLINEA
Raymundo Vázquez Jiménez
Coordinador Nacional de Campañas y Sorteos
Víctor Pimentel González
Director Adjunto de Recursos Humanos
Francisco Xavier Toledo Moreno
Coordinador Nacional de
Espectaculares Televisivos
Luis Vargas Aguilar
Director Adjunto de Compras
ESTA EDICIÓN ES PROPIEDAD DE O.E.M.
Periódico de formación e
información católica
Responsable de la línea editorial y del
contenido de todos los artículos
del presente ejemplar, es la Oficina
de Comunicación Social de la
Arquidiócesis Primada de México
Hugo Valdemar Romero Ascensión
Presidente del Consejo Editorial
se aprende desde niño. No se cuestiona, se hace. Los jóvenes se avergüenzan
de las costumbres de sus padres y, en el fondo, de su sangre y
de su raza. Prefieren disfrazarse de Drácula o de Morticia. Se desarraigan.
Algunos padres de familia dejan de poner su ofrenda ante la incomprensión
y burla de sus hijos, mientras que algunos ancianos continúan
poniéndola a escondida en algún rincón de su habitación.
¡Que esta bella tradición jamás se pierda!

04
AÑO SACERDOTAL
P. SERGIO G. ROMÁN
Para iniciar el diálogo
¿Sabes quiénes son los ortodoxos?
¿Sabes quiénes son los protestantes o evangélicos?
No. 661 del 25 al 31 de octubre de 2009
Para reflexionar juntos
Cuando un hermano protestante regresa al catolicismo, normalmente no se le
- vuelve a bautizar porque algunos de ellos conservan un Bautismo válido, pero
mento peculiar que, mediante la unción del Espíritu Santo, marca a los sacer-
hacen católicos, si lo piden, se les ordena sacerdotes porque no se reconoce como
de tal manera que puedan actuar como representantes de Cristo Cabeza”. (Ca- verdadera su ordenación sacerdotal.
tecismo de la Iglesia Católica 1563).
La imposición de manos
¿La Iglesia del Pueblo?
No basta decir: “Yo soy sacerdote u obispo” y comenzar a ejercer ese ministe-
América Latina, pobre y oprimida, ha producido muy comprensibles tendencias a rio: es necesario haberlo recibido de Cristo a través de los apóstoles y de sus
la libertad en la política, economía ¡y religión!
sucesores: los obispos. Éstos, por la imposición de sus manos, trasmiten y dan
En ese ambiente de búsqueda de una mayor dignidad de vida, se produjo un el Espíritu Santo que consagra al candidato como diácono, presbítero u obispo.
movimiento religioso al que se llamó la Iglesia del
Sin esta imposición de manos no hay sacerdo-
Pueblo, que se caracterizó por una independencia de
cio sacramental o potestativo.
la jerarquía católica a la que consideraban como imposición.
Se reunieron en grupos, como los primeros El gusto de
Es diferente al
cristianos, y nombraron sus propios sacerdotes, se
sacerdocio laical
sintieron con el poder de celebrar Misa para el grupo ser sacerdote
Todo bautizado participa del sacerdocio de
que los había nombrado. “Un sacerdocio del pueblo
P. Juan Alberto Carmona
Cristo quien ha querido constituirnos como
y para el pueblo”, decían.
México D. F.
un pueblo sacerdotal. Pero también Cristo ha
Para alguien que no es católico, esta idea le puede
parecer buena y hasta legítima, pero para un católi- Es mi vida, es la alegría de sen-
querido instituir un sacramento por el cual altirme
instrumento al llamado por
gunos elegidos por Él sean consagrados como
co este hecho le parece el inicio de una nueva secta,
la misericordia de Dios, es el
sacerdotes al servicio del pueblo de Dios. Esta
como tantas otras que ha habido en la historia del darme y entregarme como sa-
elección y consagración, desde los primeros
cristianismo, en la que el sacerdocio dado por el puecramento de Él.
blo es inválido, porque no ha sido dado por Cristo.
manos del obispo.
Lo mismo sucedió en las iglesias protestantes se-
Por este sacramento, el diácono sirve a la
paradas de la Católica hace algunos siglos: no tienen
comunidad en el ministerio de la caridad; el presbítero preside la Santa Misa,
un sacerdocio ministerial porque renunciaron a éste, como sacramento, y se limitan
consagra el pan y el vino, perdona los pecados y unge a los enfermos; el
al sacerdocio laical dado por el Bautismo. Estos hermanos niegan la presencia real
de Cristo en la Eucaristía y, tratándose del memorial de la cena que ellos celebran,
favor del pueblo mediante el sacramento del Orden.
tienen toda la razón, porque ellos no tienen sacerdotes válidamente ordenados que
No es el pueblo de Dios el que ordena a sus sacerdotes, es Cristo por me-
consagren el pan y el vino.
dio de sus apóstoles y obispos.
No es el caso de la Iglesia Ortodoxa que, aunque separada del Papa, ha mantenido
Puede una comunidad proponer al obispo a un candidato para que sea
con cuidado el tesoro de los siete sacramentos y conservan un sacerdocio válido.
ordenado y, debidamente preparado, ser aceptado por el obispo par servir a
su pueblo, pero, desde el momento de su ordenación, queda al servicio de la
Iglesia Universal y no sólo de una comunidad en especial.
Esta experiencia la tenemos ya en el caso de los diáconos, sobre todo entre
los indígenas, que son propuestos por su parroquia o su comunidad y que
regresan, ya ordenados, a servir a aquellos que los propusieron como colaboradores
del obispo, quien es el pastor legítimo de su pueblo.
Oración en familia
La Iglesia Católica se preocupa mucho
por acercarse a las iglesias ortodoxas
y protestantes en busca de la unidad;
unámonos a ella pidiendo a Dios por
la unidad de los cristianos.
Sugerencias
Cuando necesites un sacerdote o
algún servicio sacramental, recurre
a tu parroquia o algún otro templo
católico, apostólico, romano, para
evitar a los falsos sacerdotes.

No. 661 del 25 al 31 de octubre de 2009 SECCIÓN PARA NIÑOS
05
Los ojos que no ven
Al salir de la Misa con su familia, Jorgito
observó en la puerta del templo a
un hombre ciego que pedía limosna. Se
compadeció y compartió con él parte
del dinero que le daba su papá todos
los domingos. Luego le preguntó a su
papá: “Seguramente ese hombre hizo
algo muy malo para estar ciego, ¿por
qué lo habrá castigado Dios?”. Su papá
le comentó: “Este hombre no perdió la
vista, nació ciego”. Jorgito comentó:
“Si fue así, entonces debieron ser sus
padres o sus abuelos quienes hicieron
algo malo para que Dios lo castigara
de esa forma”. Ante el comentario, el
papá del niño decidió explicarle: “Estás
pensando como pensaban los judíos
en tiempo de Cristo. Ellos creían
que las limitaciones, la pobreza, las
enfermedades y la muerte eran un castigo
de Dios para las personas malas,
y también pensaban que el
éxito, el dinero, la salud y
una larga vida eran el premio
de Dios para las personas
buenas”. El niño interrumpió:
“Yo creo que los judíos
del tiempo de Cristo estaba
en lo correcto”. El papá continuó
explicando: “No se trata
de un castigo. Reflexiona
un poco: ¿de verdad crees
que todas las personas enfermas,
las que se accidentan o los pobres
están siendo castigados porque se portaron
mal?”. El niño no supo qué contestar,
por lo que su papá decidió ponerle
algunos ejemplos: “Acuérdate del día en
que te tropezaste y te rompiste una pierna.
Ese día te habías portado muy bien,
sacaste 10 en el examen de la escuela y
le ayudaste a tu mamá. ¿Crees que Dios
te castigó?” Luego le puso otro ejemplo:
“Piensa en tu abuelita, que es muy bondadosa;
sin embargo, padece diabetes y
está perdiendo la vista. ¿Crees que Dios
la esté castigando? O piensa en el Papa
Juan Pablo II a quien le dispararon para
matarlo ¿Crees que Dios lo estaba cas-
tigando?”. Jorgito pensaba las cosas y
guardaba silencio
mientras su papá
continuaba con la
reflexión: “Ahora
piensa en las personas
que venden droga
o que asesinan y
tienen mucho dinero
para comprar lo que
quieren. ¿Crees que
Dios los esté premian- premian-
do? Piensa también en los malos políticos
que roban ¿Crees que Dios los está
premiando?”. Con esa reflexión el niño
reconoció: “Estaba equivocado. Ahora
me doy cuenta que hay mucha gente
buena que se enferma, que se accidenta o
que tiene problemas económicos, pero no
es por un castigo divino. También descubro
que hay personas malas y pecadoras
a las que les va muy bien en la vida, pero
eso no es un premio de Dios”. Su papá
le explicó: “No es en esta vida cuando
Dios da a cada uno lo que merece. Eso
será después de la muerte. Por eso, hay
personas malas que se confían y creen
tenerlo todo, pero Dios les advierte que
perderán todo. A diferencia de ellas,
las personas bondadosas luchan cotidianamente
para conseguir los bienes
materiales, pero nunca se olvidan de
buscar los bienes espirituales”. Jorgito
se acordó del ciego y dijo: “Ese hombre
no recibió ningún castigo de Dios, pero
me dio la oportunidad de compartir con
él mi domingo. Me dio la oportunidad
de ayudarle”. Su papá comentó: “Jesús
dijo que los ciegos no estaban ciegos
como un castigo divino, sino para que
se viera la gloria de Dios. Cuando te
compadeciste del ciego y le ayudaste,
se vio en ti la gloria de Dios. Por eso
los cristianos tenemos que esforzarnos
en ayudar a los necesitados. En nuestra
misericordia y solidaridad hacia ellos el
mundo verá la gloria de Dios. Además,
el evangelio nos enseña que aquel ciego
veía más que los que decían ver, porque
él no veía con los ojos de la carne sino
con los del corazón.

06
DESDE EL LECTOR
a) El hijo de Timeo
b) El que está al timón en el barco.
c) El diminutivo de Bartolomé.
¿Está mal creer
que nos visitan
los difuntos?
No. 661 del 25 al 31 de octubre de 2009
El acetre es un recipiente metálico
que se usa cuando se va a hacer
aspersión de agua bendita con
el hisopo.
San Frutos de Segovia nació
en el año 642, en España, en una
familia adinerada. Cuando sus pa-
a) Un recipiente para mezclar tres aceites de óleo bendito.
dres murieron, él y sus hermanos
b) Un recipiente para agua bendita.
Valentín y Engracia decidieron
c) Un recipiente para la cera que se derrite del cirio pascual.
vender todos sus bienes, dieron el
dinero a los pobres y levantaron
tres ermitas en las rocas al pie del
a) De los fruticultores.
río Duratón, lejos de la ciudad, en
b) De los ermitaños.
las que se fueron a vivir como er-
c) De los hermanos huérfanos.
mitaños, en silencio, oración y penitencia.
Durante la invasión mu-
Respuestas:
sulmana, San Frutos logró muchas
1a.
conversiones, y defendió a muchos
se proclama este domingo en Misa se llamaba Bartimeo, es decir, era hijo de
cristianos. Murió en santa paz en
Timeo.
el año 715. La Iglesia lo celebra
cada 25 de octubre. Sus hermanos
murieron mártires y también son
santos.
San Frutos de Segovia
Respuesta:
Gracias por tu felicitación, nos da mucho gusto que jóvenes como tú lean ‘Desde
la Fe’ y que nos escriban. Para responder lo que planteas podemos usar esta
comparación. Al leer el Evangelio según San Mateo (ver Mt 5, 17-48) vemos
tiempo y les da un nuevo sentido, aclarando que no vino a abolirlas sino a darles
plenitud. Lo mismo podría decir la Iglesia Católica: su intención es darle nuevo
sentido, nueva plenitud a una antigua costumbre. Considera esto, con relación a
lo que mencionas del duelo: ¿qué ayudará más a superar el duelo por la pérdida
de un ser querido, la dudosa creencia en que regresará un solo día al año y ni
siquiera lo veremos ni nos daremos cuenta, o saber que su alma vive y, si está
en el cielo, desde ahí nos mira, nos escucha e intercede por nosotros ante Dios
todos los días? Sin duda esto resulta mucho más consolador. Como ves, lo que
la Iglesia busca no es destruir sino encauzar nuestras tradiciones, para poder
celebrarlas y disfrutarlas sin contradecir nuestra fe cristiana.

LA PALABRA ILUMINA TU VIDA
No. 661 del 25 al 31 de octubre de 2009 07
Era ciego, pero veía claramente. Sí,
con los ojos del alma supo ver lo que
podía significar el paso de Jesús en su
vida, y gracias a esta claridad suya, reaccionó
como nos lo cuenta el Evangelio
que se proclama este domingo en
Misa (ver Mc 10, 46-52), de un modo
tan certero y oportuno, que bien puede
convertirse en ejemplo del cual imitemos
siete actitudes: 1. Este ciego,
llamado Bartimeo, se hallaba sentado
pidiendo limosna cuando pasó por ahí
Jesús con Sus discípulos y mucha gente;
entonces “comenzó a gritar: “¡Jesús,
hijo de David, ten compasión de mí!”
(Mc 10,47). Solicita misericordia a
Aquel que es Misericordioso. Sabe que
si Jesús pone Su mirada en él, verá su
miseria, su necesidad, y se compadecerá,
que no es sentir lástima, sino hacer
propios los sufrimientos ajenos. Tiene
toda su fe y su esperanza puesta en Él
y no quedará defraudado. 2. “Muchos
lo reprendían para que se callara, pero
él seguía gritando todavía más fuerte”
(Mc 10,48). Quizá algunos despreciaban
a este hombre (recordemos que se
pensaba que la enfermedad era causada
por el pecado, así que quien padecía
una discapacidad era tachado de pecador)
y no lo creían digno de dirigirse
al Maestro, o quizá les molestaban sus
gritos. El caso es que pretenden callarlo
pero él no se deja. Hoy en día también
hay unos que desprecian y quieren callar
al que demuestra públicamente su
fe (¡guárdate tus creencias en privado,
si se sabe serás criticado, ridiculizado,
te llamarán mocho, retrógrada, ¡no te
la vas a acabar!), y hay otros a los que
incomoda y molesta lo que enseña la
Iglesia y también quieren acallarla.
Hay que aprender del ciego a no dejarse
silenciar. 3. Jesús se detuvo y pidió
que llamaran al ciego. Obedecieron
diciéndole: “¡Ánimo! Levántate,
porque Él te llama.”(Mc 10,49). Tan
animadoras palabras contrastan con
los ‘¡¡ya cállate!!’ que le acababan de
endilgar. Tal vez las dijeron otros o
los mismos se arrepintieron de haber
querido silenciarlo, al ver que el propio
Jesús lo consideraba digno de Su
atención. En todo caso le hacen una
invitación que sigue vigente para nosotros
que a veces nos dejamos caer
en el pesimismo, en la desesperanza
Claridad *ALEJANDRA MARÍA SOSA ELÍZAGA
ante situaciones que nos agobian y parecen
imposibles de resolverse.¡Ánimo,
levántate, Él te llama!, te llama a recuperar
la paz, te llama a aprovechar Su
gracia para sobreponerte a tus miserias,
¡ánimo, levántate! 4. El ciego “de un
salto se puso en pie y se acercó a Jesús”
(Mc 10,50). Su respuesta no sólo es inmediata
sino entusiasta. Se levanta de un
brinco, con toda la fuerza que le da percibir
que está a punto de tener el encuentro
más significativo de toda su vida. No
duda, no pone pretextos, no se toma su
tiempo, no quiere perder ni un minuto.
Qué bello responder así al llamado
a Misa, a orar ante el Santísimo, a toda
oportunidad de tener un encuentro personal
con el Señor. 5. Cuando el ciego se le
acerca, Jesús le pregunta: “¿Qué quieres
que haga por ti?”(Mc 10,51). Era obvio
lo que este hombre necesitaba, ¿por qué
la pregunta de Jesús? Porque Él nunca
impone nada, ni siquiera una curación;
se nota Su gran respeto por la libertad
humana. Y también cabe pensar que desea
que el ciego se cuestione y diga qué
es lo que realmente quiere, porque qué
tal si Jesús lo cura y el ex-ciego le sale
con un reclamo: ‘¡ay, Señor!, ¿por qué
me curaste?, yo estaba muy a gusto, sentado
todo el día pidiendo limosna, no tenía
que trabajar, todos me socorrían; ¡ya
me amolaste!, ahora voy a tener que buscar
chamba y además ver la cara de mi
suegra todos los días!!’. La pregunta del
Señor invita al ciego y a cada uno de
nosotros a plantearse: ¿qué quiero que
haga por mí?, ¿realmente quiero salir
de esta situación?, ¿realmente quiero
que me sane ese rencor o estoy muy a
gusto con mi odio, echándole la culpa
de mis males a esa persona?, ¿de veras
quiero superar ese defecto, ese hábito,
ese pecado o quiero conservarlo porque
creo que me sirve, me conviene o
ya me acostumbré a él? Jesús lo puede
todo, pero ¿quiero permitírselo? 6. El
ciego responde: “Maestro, que pueda
ver” (Mc 10,51). Y estas palabras,
pronunciadas por quien no tenía buena
la vista de los ojos pero sí la del alma,
nos animan, a quienes quizá estamos
en el caso opuesto, a pedir lo mismo
pero en sentido espiritual. Que pueda
ver, Maestro, Tu presencia amorosa en
mi vida. Que pueda ver en los demás
no a enemigos sino a hermanos. Que
pueda ver, Maestro, por dónde quieres
que camine. 7. Dice San Marcos que
Jesús le dijo al ciego: “Vete, tu fe te ha
salvado”, y el ciego recuperó la vista
pero no se fue, sino se puso a seguir a
Jesús por el camino. Es que la claridad
que ya tenía en el corazón se le subió a
los ojos, y logró ver lo que intuía y no
quedó decepcionado. ¿Te imaginas?
Después de tanto tiempo a oscuras, lo
primero que pudo contemplar fue la
luz del rostro amoroso del Señor, y ya
no quiso perderlo de vista nunca más.
*Autora de “Para orar el Padrenuestro”;
“Por los Caminos del Perdón”; “Si Dios
quiere”; “Camino de la cruz a la vida”; “Viacrucis
del Perdón”; “Vida desde la fe” e “Ir
a Misa ¿para qué? Guía práctica para disfrutar
la Misa”; Informes: 56 65 12 61;
Conoce sus libros y lee sus artículos
en: www.ediciones72.com

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