Moda elegante, La (Cádiz) 19230101 - Asociación de Baile Glamour

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li i p- c g I' I E .z a st ^^^^^^Pg^lJgilj^SltfElljl^^ I N T E R í O R E S M O D E R N O S CaiUt i!ia se \'a refiíKuido m;is el guslo, y, sin diu-nus cuenta, ionios todo» en general más cxijicntcs en el decorado y mobiljai'io de Uiy habitacionos: el deyco de ]ioder enseñar una casa "bien |)iiestu", unido a las exigencias del raiifiirt y también de la higiene, hacen que en el decorado, muebics y detalles lie un interior se gasten siini:is fabulosas, siijuiera sean al rom- ]>ai-ai'!as con el dinero que hace veinte años costaba amucbUir un cuarto, autique fuei'a con gian lujo. En el grabaiio adjunto se ve un ('uarto de confianza, según :~'¿ d.o'.luce de los muebles, confortables, i)ero no lujosos, y del ])ijamu de toda confianza con t;iie se viste Ui
»1K\T- (!e ur, (ÍÍ'-'leíT,b"ie cruel y Li'íste cubríii los camifiOfí. Llegaron ios cómicoy azotíidos por la nevisca, y cle;^do líi e-;tíici(jn tlel ferrocLircil jiüwta hi phiza dejaron en'el lodazal de la carretera, ü lo lai'go de la costa, el hondo surco de la.s ca:-;'.vanas humildes: señales de zapatos hombrunos, huellas menudas de mujeres y r.iños junto a las pisadas triviales de un cordero; i>oiHiue en a(|uella tribu, amasada por tres generaciones de ur.a sola familia, había también un animal bahidoi', mimado y suave, un poco (lesiiambrido. Fué el director de la comjiañía en sus vei'des años un "apreciablc artista" tjue rodó en tcatrilios de segiindo y tercer oi-den, liasta ii' perdiendo lentamente íûs facultades escénicas, mientras loa hijos, secundándole en lo ijosible, acompañándole siempre con aur,'¡eiito de i'.'T.cunda descendencia, se iban rezagando en el camino del arte, sin conseguii- los laureles de su antecesor. Esta supremacía íiuo ios suyos le reconocieron, aun en ])!ena declinación dol triunfo, granjeóle al patriarca el sonoro epíteto de "ei maestro". Y así lo llamaron jiomposamente, cortejándole con una ingenuidad en c¡ue había mucho do veneración y de ternura. A escote pagaban entre todos el café del maestro al medio día y las pastillas tle malvavisco para calmarla un poco la cavernosa tos; suyo era el mejor camastro en las mísei'as posadas rurales; .'ûyos una especie de i>araguas que alienas tornaba la lluvia \ uiui rara jírenda de vestir, entre anguariiia y paleto, de fecha i'emota y origen colectivo. El buen anciano recompensaba la .'íolieitud de su prole haciendo esfuerzos beroicos por sostener en la escena el prestigio de la antigua fama. Sin bríos ni fâkid, helado y temblón durante aquellas noches invernales, se presentaba al público arrasti'ando penosamente las zajjatiilas rotas en la representación de su pie7,;i favoi-ita La CcilüiHlrin, una zarzíiela que a! través de Io.s años y los |íueblos esjiañoles so había ¡lecho él aplaudir muchísimas veces. Hoy lii boca de! viejo, estirada sobi'e las encías desimdas, en los números Cantables adquij'ía una jjrofundidad trágica, y la voz dolorosa, emitida desde tan 'idusta cueva, desgranábase en el salón con acentos tle sollozo, hasta que, rondido el artista, daba en tcser y en escupir. Entonces la propia Cahniiiria, nieta del cómico, alarmándose bajo el i'aido mantón de Manila, auxiliaba al enfei'nio, presentándole un taburete "con mucha "aturalidati", mientr;is le echaba aire con ei abaivco, "liguiando" que todo atjue- J'o pei'tenecía a la zarzuela. Y el recurso era de un verismo tan descollante, que le ajjiaudían siempi'e Íes espectadores, en tanto que el pobre galán, sin camisa ni dientes, daba las gracias inclinándose hacia las fementidas babuchas... E.stá diluviando; ini tapiz de obscuridad ennegrece las calles; se oye el ronqu.do fie las olas, y el viento afda su g-uadaña en las nubes. El vecindaiio, regiandose en los hogaies calientes, olvida que el maestro y sus discípulos no tienen qué cenar en esta Nochebuena. Los comico.s, (¡ue actúan en el bai-racón de la plaza, ya fueron en su mayoría ' ar los \'illancicos en la parroquia al anochecer y a oír la plática del cura. Son fieles cristianos, ó ti-atan de congraciarse con los devotos del lugar. eio han salido muy tristes de la iglesia, poi-que e! sacerdote leyó una nieacion que exhortaba al recogimiento y la santidad de la Pascua. Dijo que era s ei llenarse de inocencia alrededor de la iumbj-e entre niños y iilegarias, que los ángeles se durmiesen y acudieran los niayores a la misa del gallo; lendd la sinijdiciiUul y la quietud para que hallase cada uno en su corazón orta a la nena aiite la muerte gi'ave (¡ue ha visto ]ior priniei'a vez. 1*]! abuelo, mudo, caido en la inlinita postilación, es una imagen horrible y que la estimula a huir abi'azada al corderillo, oi'reciendo la existencia blanca dei animal como un rescate de la íieri'a obscura tlonde el anciano esconda su enorme ]ialidez y mitigue el frío espantoso de los huesos. Mientras los cómicos se rebullen en la ])osa
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