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AL FILO DE LA REALIDAD - Wuala

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Revista Al Filo de la Realidad Nº 189<br />

otros puntos de sabiduría, centros de poder que he conocido en México, las energías de esos<br />

lugares eran, intuitivamente, telúricas. Es decir, uno se siente en conexión con la Madre<br />

Tierra, percibe en el aire un foco de profundidad espiritual pero hermanado con el espíritu<br />

humano. En Tula es, decididamente, cósmico. Al caminar hacia el templo que en la lejanía<br />

insinuaba las colosales estatuas de esos "atlantes" (que, por cierto, son llamadas así hasta por<br />

los mismos arqueólogos oficiales sin que nadie sepa por qué se les da esa denominación) y<br />

dejar perder mi mirada en el desierto y los gigantescos cactus, la propia mirada es arrastrada<br />

hacia el límpido firmamento donde no extrañaría ver descender un OVNI rutilante. Y al mirar<br />

con detenimiento las imágenes, allí, sí, tuve que darle la razón a Däniken: en sus diestras<br />

empuñan "algo". La arqueología de salón los supone "instrumentos de culto" pero por cierto,<br />

la Arqueología etiqueta como "de culto" cualquier cosa que no comprende o que su obvio<br />

aspecto lo haga irreconciliable con el momento histórico que le atañe. Para mí, ya lo dije, es,<br />

en el mejor de los casos, un taladro eléctrico. En el extremo, un arma futurista.<br />

El hecho es que era inevitable referirme a lo extraterrestre en esta serie. Más allá<br />

de lo que yo mismo he reflexionado sobre el particular a través de los años, y siendo<br />

un convencido de la presencia no humana en nuestras culturas antiguas, me era<br />

necesario chequear "in situ" esa sensación. Y la respuesta más sincera la tuve en un<br />

almuerzo con el amigo Marco Hernández (ya les hablé de él y el kalpulli "Koakalko")<br />

cuando, con una sonrisa, me dijo: "Muchos de estos conocimientos provienen de<br />

nuestros hermanos de las estrellas". ¡Bingo!, me dije.<br />

No hace a este artículo fundamentar mi convicción en lo que se ha dado en llamar<br />

"neoarqueología", la disciplina que supone esa presencia exocogitante (no se asusten<br />

por el término; etimológicamente, significa "inteligencia procedente de otro<br />

planeta"). Sólo señalar algunas ideas que sobre el particular se me cruzaron en este<br />

deambular, y que se agolparon irremediablemente cuando caminaba por Tula.<br />

Recuerdo haberme sentado al pie de una de las pilastras del "Palacio de las Mil<br />

Columnas" a meditar sobre el punto. Y recopilando:<br />

- Las "armas" de estos atlantes. Recordemos que Tula fue centro del Segundo<br />

Imperio Tolteca que aún tantas respuestas nos debe, entre ellas, el<br />

significado primero de la genealogía de los "quetzalcoatl" y su origen<br />

¿venusino?. Porque a un Quetzalcoatl (no sé si a Ce Acatl Topitzin<br />

Quetzalcoatl, es decir, "el" quetzalcoatl histórico que habría nacido en el<br />

barrio Amatlán de Tepoztlán) se le asocia con ese planeta y, cuando es así, se<br />

le representa con el cráneo exageradamente alargado, un "conehead" de olor<br />

sospechosamente extraterrestre.<br />

- Por otra parte, las reiteradas representaciones de "indígenas" más que<br />

montando pájaros, conduciéndolos, es decir, reposando en sus vientres con<br />

las manos apoyadas en una especie de caja de instrumentos. O emergiendo<br />

del interior de círculos concéntricos.<br />

- Y el inefable Pacal, el rey-sacerdote de Palenque, ya saben, el silencioso<br />

habitante del templo que es representado en la losa sepulcral como en el<br />

interior de un cohete, la mano apoyada en una especie de palanca y un<br />

"respirador" conectado a su nariz. Pacal fue histórico y conocido pero,<br />

¿alguien sabe que se haya realizado un estudio genético de sus restos? Y, de<br />

todas formas, el enigma de la representación de su lápida le sobrevive.<br />

- Seres evidentemente no nativos. Cráneos gigantescos, o negroides con<br />

casco de piloto. Por cierto, es un hecho que el Anahuac fue en épocas<br />

pretéritas nudo de comunicaciones e intercambio de africanos, seguramente<br />

egipcios y orientales así como de americanos del sur (de la presencia aymara<br />

en esas tierras, escribiré en otra oportunidad).<br />

- Los secretos aún no revelados de las grandes construcciones. Teotihuacan,<br />

"lugar de los hombres con esencia divina" (ya aclaré lo equivocado de la<br />

traducción popularizada de "lugar donde los hombres se convierten en<br />

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