TÍTULOS - Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable

municipal, para efectuar el relevamiento.
Clara Castany y Florencia Drucker explicaron la tarea que realizan.La primera etapa del
trabajo de la organización Un techo para mi país consiste en la detección y registro de la
realidad de las familias.
Cómo viven, el tipo de casa que habitan, las condiciones ?piso, estructuras, habitaciones,
cantidad de moradores-, el número de hijos y si hay miembros con alguna enfermedad
?generalmente asociada a la pobreza- son algunos de los aspectos que anotaron en los
voluntarios. Fueron encuestadas 120 familias, entre ambos barrios, y se dispuso la
construcción de 51 viviendas.
"Las casas no son seleccionadas ni sorteadas, sino que analizamos cada caso: si el techo
les puede solucionar algún problema y si le sirve para mejorar su situación", contaron a
EL DIARIO Clara Castany y Florencia Drucker integrantes bonaereneses de la organización
Un Techo para mi país. De esa forma ?explicaron- que se encuestaron más de un
centenar de familias de las que surgió la necesidad de una casa en 51 casos.
En cuanto a la modalidad del trabajo de campo, detallaron que los voluntarios van casa
por casa y cuentan de qué se trata el proyecto, por más que la vivienda sea de material.
Amontonados. Entre las situaciones más comunes registradas por los voluntarios,
Castany y Drucker repararon en el hacinamiento (muchas personas viviendo en una
misma habitación), las viviendas con piso de tierra y la cercanía de las casas con la
basura.
"Una familia que tiene piso de tierra vive en malas condiciones, con posibilidad de
contraer enfermedades", acotaron. En realidad, añadieron que las viviendas precarias,
que son vulnerables al frío, la lluvia y a la humedad, trae "muchas enfermedades
vinculadas a la pobreza". Otro aspecto, remarcado por las jóvenes, es la cantidad de
adolescentes embarazadas o con niños pequeños y las el lugar donde están asentados
ambos barrios.
Cuestión de salud. "Es sorprendente y alarmante que los dos barrios estén asentados al
lado de un Volcadero, que a la vez es lo que les da sustento a las familias y también los
enferma, que es una amenaza constante en sus vidas". Esa fue la impresión que le
generó a Florencia Drucker el panorama dado por la conformación de los vecindarios a la
par del crecimiento del Volcadero municipal. Según los datos reunidos por los miembros
de la organización, hace unos 70 años que empezaron a formarse los barrios. En tanto, el
depósito de residuos ya casi toca el siglo de permanencia en ese sector del oeste de la
ciudad, en la costa del río Paraná.
Las jóvenes hicieron hincapié en el hecho de que al Volcadero llega basura sin
tratamiento previo ?se tratan de entre 250 y 300 toneladas diarias- y "la gente, que es
muy humilde, cuando va al basural no usa guantes ni barbijo ni ningún elemento de que
pudiera protegerlos de los peligro de los desechos. Esto es lo alarmante y preocupante
por el tema de la salud", remarcaron, tras comentar que de las encuesta surge el dato de
que hay "muchos chicos y adultos" que sufren de enfermedades relacionadas con la
basura y el humo. Hay que recordar, que uno de los aspectos crónicos del histórico
depósito de basura consiste en el humo, producto de las quemas de reiteradas de
residuos.
Por último, las jóvenes explicaron que la construcción de las casas es la primera etapa de