11.05.2013 Views

Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

COMENTARIO BÍBLICO<br />

DE<br />

WILLIAM MacDONALD<br />

Editorial CLIE<br />

NUEVO TESTAMENTO<br />

William MacDonald<br />

Título original en inglés: Believer’s Bible Commentary<br />

Algunos <strong>de</strong> los materiales <strong>de</strong> esta obra fueron editados previamente por Harold Shaw<br />

Publishers y Walterick Publishers, y han sido empleados con su permiso. No obstante, han<br />

sido revisados, expandidos y editados consi<strong>de</strong>rablemente.<br />

Publicado originalmente en dos tomos, Antiguo y <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>.<br />

Traductores <strong>de</strong> la versión española <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>:<br />

Neria Díez, Donald Harris, Carlos Tomás Knott, José Antonio Septién.<br />

Editor y revisor <strong>de</strong> traducciones: Carlos Tomás Knott.<br />

Traductor <strong>de</strong> la versión española <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>:<br />

Santiago Escuain.<br />

Copyright © 2004 por CLIE para esta edición completa en español.<br />

Este comentario se basa en la traducción Reina Valera, revisión <strong>de</strong> 1960.<br />

Copyright © 1960 Socieda<strong>de</strong>s Bíblicas Unidas.<br />

Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas <strong>de</strong> esta versión.<br />

«BAS » indica que la cita es <strong>de</strong> la versión Biblia <strong>de</strong> las Américas,<br />

Copyright © 1986 The Lockman Foundation.<br />

Los esquemas y otros gráficos son propiedad <strong>de</strong> William MacDonald.<br />

Depósito Legal:<br />

ISBN: 978-84-8267-410-0<br />

Clasifíquese:<br />

98 HERMENÉUTICA:<br />

Comentarios completos <strong>de</strong> toda la Biblia<br />

C.T.C. 01-02-0098-04<br />

Referencia: 22.45.73


EL PERIODO INTERTESTAMENTARIO<br />

Cuando Dios pronunció Su mensaje final por medio <strong>de</strong> Malaquías, cesó en Sus<br />

comunicaciones a través <strong>de</strong>l hombre durante casi 400 años, lo cual resultó en un silencio<br />

abrumador en la revelación divina.<br />

Sin duda, el silencio <strong>de</strong> Dios dio pie a muchas teorías en cuanto a Su carácter. Pue<strong>de</strong><br />

que algunos <strong>de</strong>mandaron que Él actuara como siempre lo ha hecho. Otros <strong>de</strong>dujeron que el<br />

hombre era <strong>de</strong>masiado pecador para que Dios le hablase (lo cual es a la vez correcto y<br />

absurdo, ya que cualquier pecado es una afrenta a Dios. Así que, si no fuese por Su gracia,<br />

Él no se hubiese relacionado con ninguna persona o generación antes <strong>de</strong> la época <strong>de</strong><br />

Malaquías, ni <strong>de</strong>spués). Y pue<strong>de</strong> que otros hayan sugerido que la falta <strong>de</strong> fe <strong>de</strong>l hombre fue<br />

la causa <strong>de</strong>l silencio y aparente inactividad <strong>de</strong> Dios.<br />

Ninguna <strong>de</strong> estas teorías tiene en cuenta la omnisciencia y soberanía <strong>de</strong> JEHOVÁ Dios.<br />

Su amor <strong>de</strong>terminado y pactado (hebreo hesed) ya se había puesto en marcha. Este largo<br />

silencio formaba parte <strong>de</strong> Su plan eterno. Había hablado en numerosas ocasiones y a través<br />

<strong>de</strong> distintas personas, pero ahora estaba preparando a la raza humana para pronunciar Su<br />

Palabra más sublime y po<strong>de</strong>rosa: Jesús. Una pausa —larga y marcada— añadiría énfasis a<br />

tan monumental revelación.<br />

Ciertamente, los caminos <strong>de</strong> Dios están totalmente fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong>l hombre.<br />

«Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros<br />

caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos» (Is. 55:9). Pero el Arquitecto<br />

<strong>de</strong>l universo no lleva a cabo Su obra sin or<strong>de</strong>n y simetría, aun en Su trato con los finitos e<br />

inconstantes seres humanos. Ocasionalmente, se pue<strong>de</strong> discernir ese or<strong>de</strong>n.<br />

Nos resultará muy instructivo repasar brevemente la manera en que Dios ministró al<br />

hombre durante los años que recoge el Antiguo <strong>Testamento</strong>. De los acontecimientos<br />

recopilados a través <strong>de</strong> la inspiración <strong>de</strong>l Espíritu Santo emerge un patrón <strong>de</strong> acción<br />

consistente. Dicha consistencia en el pasado ilumina los movimientos <strong>de</strong> Dios durante lo<br />

que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>nominarse el Periodo Intertestamentario.<br />

Sobresalen dos cosas. Primero Dios, antes <strong>de</strong> presentar Su mensaje o proveer<br />

liberación, generalmente <strong>de</strong>signaba o permitía que surgiese una situación <strong>de</strong>sesperada.<br />

Segundo, Él siempre llamaba a un siervo fiel para que se pusiese en la brecha,<br />

intercediendo ante Él a favor <strong>de</strong>l pueblo (Ez. 22:30), y para ser Su agente, a través <strong>de</strong>l cual<br />

Él efectuaba Su obra.<br />

Consi<strong>de</strong>remos las terribles condiciones que predominaban en la sociedad antediluviana.<br />

Dios llegó a expresar pesar por haber creado al hombre (Gn. 6:6). Contra el fondo <strong>de</strong> esta<br />

escena oscura y <strong>de</strong>primente, la Biblia <strong>de</strong>clara: «Pero Noé halló gracia ante los ojos <strong>de</strong><br />

JEHOVÁ» (Gn. 6:8). Así que tenemos una situación <strong>de</strong>sesperada, y el siervo fiel <strong>de</strong> Dios.<br />

Esto mismo se repitió con Abraham, en el hecho <strong>de</strong> que Dios sacase un pueblo escogido<br />

<strong>de</strong> entre una raza humana enzarzada en soberbia e idolatría. Se presentó <strong>de</strong> nuevo con José,<br />

librando a Israel <strong>de</strong>l hambre. Moisés fue otro libertador, que llegó justo a tiempo para<br />

rescatar al pueblo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> circunstancias aparentemente imposibles. La misma i<strong>de</strong>a<br />

prevalece en el libro <strong>de</strong> los Jueces, y sigue apareciendo en vidas como la <strong>de</strong> Ester y<br />

Nehemías.<br />

En cada uno <strong>de</strong> estos ejemplos, y otros similares, tuvieron que verse frustrados los<br />

esfuerzos humanos antes <strong>de</strong> que se manifestase la intervención divina. La historia<br />

registrada <strong>de</strong>l periodo intertestamentario refleja una experiencia similar. Al parecer, Dios


permitió que Su pueblo agotase sus recursos hasta quedar reducidos a otra situación<br />

<strong>de</strong>sesperada, antes <strong>de</strong> sacar a la luz Su más fiel y único Siervo perfecto, Su Hijo Jesucristo.<br />

EL PERIODO EN CUESTIÓN<br />

Calculando que el libro <strong>de</strong> Malaquías se completase en el 397 a.C., el periodo que<br />

estamos consi<strong>de</strong>rando comienza en ese punto y continúa hasta que el ángel anuncia el<br />

nacimiento <strong>de</strong> Juan el Bautista (Lc. 1:11–17). Durante este espacio <strong>de</strong> tiempo <strong>de</strong> 400 años<br />

no hubo profetas ni escritores inspirados <strong>de</strong> revelación divina.<br />

Observamos seis divisiones históricas:<br />

La Edad Persa, que realmente data hasta el 536 a.C., pero coinci<strong>de</strong> con el periodo<br />

intertestamentario <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 397 hasta el 336 a.C.; la Edad Griega (336–323 a.C.); la<br />

Edad Egipcia (323–198 a.C.); la Edad Siria (198–165 a.C.); la Edad Macabea (165–63<br />

a.C.); y la Edad Romana (63–4 a.C.).<br />

Presentaremos el estudio cronológicamente <strong>de</strong> acuerdo a estas seis divisiones, prestando<br />

atención tanto a la situación histórica como al <strong>de</strong>sarrollo religioso <strong>de</strong> cada apartado.<br />

LA EDAD PERSA (397–336 A.C.)<br />

Situación Histórica<br />

Como hemos observado anteriormente, los persas eran la potencia dominante en el<br />

Medio Oriente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 536 a.C. Dios había utilizado a los persas para librar a Israel <strong>de</strong> la<br />

cautividad babilónica (Dn. 5:30, 31).<br />

La actitud persa hacia el remanente judío en Palestina era tolerante, hasta que la<br />

rivalidad interna por conseguir el oficio políticamente po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong> sumo sacerdote resultó<br />

en la <strong>de</strong>strucción parcial <strong>de</strong> Jerusalén a manos <strong>de</strong>l gobernador persa. A excepción <strong>de</strong> esto,<br />

el pueblo judío no sufrió disturbios durante ese periodo.<br />

Desarrollos Religiosos<br />

Dios usó la cautividad babilónica para purgar la idolatría <strong>de</strong> Su pueblo. Ellos volvieron<br />

a Jerusalén con una nueva reverencia hacia las Escrituras, especialmente la ley <strong>de</strong> Moisés.<br />

También se asieron con firmeza al concepto teológico <strong>de</strong>l monoteísmo. Estas dos<br />

influencias continuaron durante el Periodo Intertestamentario.<br />

Pue<strong>de</strong> atribuírsele a este periodo el surgimiento <strong>de</strong> la sinagoga como centro local <strong>de</strong><br />

adoración. Los escribas llegaron a ser muy importantes para la interpretación <strong>de</strong> las<br />

Escrituras en los cultos <strong>de</strong> la sinagoga. En la época <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Jesús, la sinagoga se<br />

había <strong>de</strong>sarrollado hasta estar bien organizada, extendiéndose por todas las comunida<strong>de</strong>s<br />

judías <strong>de</strong>l mundo.<br />

Otro <strong>de</strong>sarrollo que afectó a la extensión <strong>de</strong>l evangelio durante el tiempo <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong> se originó hacia el final <strong>de</strong>l gobierno persa.<br />

En Samaria se fundó un templo estableciendo un modo <strong>de</strong> culto que rivalizaba con el<br />

judaísmo. Este evento facilitó la separación <strong>de</strong>cisiva social y religiosa entre los judíos y los<br />

samaritanos.<br />

LA EDAD GRIEGA (336–323 A.C.)<br />

Situación Histórica<br />

Alejandro Magno, en muchos aspectos el mayor conquistador que jamás haya existido,<br />

fue la figura central <strong>de</strong> este breve periodo. Conquistó Persia, Babilonia, Palestina, Siria,


Egipto, y la India occi<strong>de</strong>ntal. Aunque murió a la edad <strong>de</strong> treinta y tres, habiendo reinado<br />

sobre Grecia por sólo trece años, su influencia perduró hasta mucho <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte.<br />

Desarrollos Religiosos<br />

La ambición <strong>de</strong> Alejandro era lograr un imperio mundial unido en lengua, costumbres y<br />

civilización. Fue bajo esta influencia que el mundo empezó a hablar y estudiar la lengua<br />

griega. Este proceso, llamado helenización, incluía la adopción <strong>de</strong> la cultura y religión<br />

griega en todo el mundo. El helenismo llegó a ser tan popular que persistió hasta los<br />

tiempos <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, siendo fomentado por los mismos romanos.<br />

La lucha que se <strong>de</strong>sarrolló entre los judíos y la influencia <strong>de</strong>l helenismo sobre su cultura<br />

y religión fue larga y amarga. Aunque el griego alcanzó tan amplia extensión alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l<br />

270 a.C. como para resultar en una traducción <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> al griego (la<br />

Septuaginta), los judíos fieles se resistían con firmeza contra el politeísmo pagano.<br />

LA EDAD EGIPCIA (323–198 A.C.)<br />

Situación Histórica<br />

A raíz <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Alejandro en el 323 a.C., el imperio griego se dividió en cuatro<br />

secciones bajo ese mismo número <strong>de</strong> generales: Ptolomeo, Lisímaco, Casando y Seleuco.<br />

Éstos fueron los «cuatro reinos» <strong>de</strong> Daniel que ocuparon el lugar <strong>de</strong>l «cuerno gran<strong>de</strong>» (Dn.<br />

8:21, 22).<br />

Ptolomeo Sóter, precursor <strong>de</strong> la dinastía ptolomea, recibió Egipto y pronto dominó los<br />

alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Israel. Al principio trató con dureza a los judíos, pero al final <strong>de</strong> su reinado y<br />

durante el gobierno <strong>de</strong> Ptolomeo Fila<strong>de</strong>lfo, su sucesor, los judíos recibieron un trato<br />

favorable. La Septuaginta se autorizó durante esta época.<br />

Los judíos prosperaron hasta casi finales <strong>de</strong> la dinastía ptolomea, cuando aumentaron<br />

los conflictos entre Egipto y Siria. De nuevo, Israel se vio pillada en medio. Cuando los<br />

sirios <strong>de</strong>rrotaron a Egipto en la batalla <strong>de</strong> Panión en el año 198 a.C., Ju<strong>de</strong>a quedó anexada a<br />

Siria.<br />

Desarrollos Religiosos<br />

La política <strong>de</strong> tolerancia que los ptolomeos siguieron, por la cual el judaísmo y el<br />

helenismo coexistieron pacíficamente, resultó muy peligrosa para la fe judía.<br />

Paulatinamente se infiltró la influencia griega y, casi <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>sapercibida, comenzó la<br />

asimilación <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> vida griego.<br />

El énfasis <strong>de</strong>l helenismo en la belleza, forma y movimiento hicieron que los judíos<br />

<strong>de</strong>scuidasen sus rituales religiosos, los cuales eran ascéticamente sin atractivo. Así, el culto<br />

se vio influenciado, llegando a ser más algo externo que interno, noción que tuvo un<br />

impacto dura<strong>de</strong>ro sobre el judaísmo.<br />

Emergieron dos grupos religiosos: el grupo helenizado, que era pro-sirio, y los judíos<br />

ortodoxos, en particular los Hasidim o «piadosos» (precursores <strong>de</strong> los fariseos). La lucha<br />

por el po<strong>de</strong>r entre estos dos grupos dio como resultado la polarización <strong>de</strong> los judíos en<br />

líneas políticas, culturales y religiosas. Fue este mismo conflicto lo que causó el ataque <strong>de</strong><br />

Antíoco Epífanes en el 168 a.C.<br />

Situación Histórica<br />

LA EDAD SIRIA (198–165 A.C.)


Bajo el gobierno <strong>de</strong> Antíoco el Gran<strong>de</strong> y su sucesor Seleuco Filopáter, los judíos fueron<br />

tratados con más dureza, pero se les permitió conservar el gobierno local bajo su sumo<br />

sacerdote. Todo fue bien hasta que el partido helenizado <strong>de</strong>cidió poner a su favorito, Jasón,<br />

en lugar <strong>de</strong> Onías III, el sumo sacerdote favorecido por los judíos ortodoxos; su manera <strong>de</strong><br />

conseguirlo fue sobornando al sucesor <strong>de</strong> Seleuco, Antíoco Epífanes. Esto causó un<br />

conflicto político que finalmente llevó a Antíoco a Jerusalén en un arranque <strong>de</strong> ira.<br />

En el 168 a.C. Antíoco se propuso <strong>de</strong>struir toda característica distintiva <strong>de</strong> la fe judía.<br />

Prohibió todos los sacrificios, proscribió el ritual <strong>de</strong> la circuncisión, y canceló la<br />

observancia <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> reposo y los días festivos. Las Escrituras fueron mutiladas o<br />

<strong>de</strong>struidas. A los judíos se les forzaba a comer cerdo y cosas sacrificadas a los ídolos. Su<br />

acto final <strong>de</strong> sacrilegio, que fue el que selló su ruina <strong>de</strong>finitiva, consistió en profanar el<br />

lugar santísimo, haciendo un altar y ofreciendo un sacrificio al dios Zeus. Muchos judíos<br />

perdieron la vida en las persecuciones que siguieron.<br />

Tal vez al llegar a este punto sea necesario recordar la manera en la que Dios obra con<br />

el hombre. Crea o permite una situación <strong>de</strong>sesperada, y entonces llama a un siervo fiel y<br />

especial. Aun así, al hombre suele intentar rescatarse a sí mismo, y cuando le parece que<br />

está cerca <strong>de</strong>l éxito vuelve a caer para quedar en peor estado que el anterior. Esto es lo que<br />

estaba a punto <strong>de</strong> acontecer en la vida <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios, los judíos. Dios sencillamente<br />

estaba preparando la escena para la llegada <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Libertador.<br />

Desarrollos Religiosos<br />

Como pue<strong>de</strong> observarse por el <strong>de</strong>sarrollo histórico <strong>de</strong> este periodo, la religión judía<br />

quedó dividida por el helenismo. Se echaron cimientos para un grupo ortodoxo,<br />

generalmente dirigido por los escribas, más tar<strong>de</strong> llamados fariseos, y para una facción <strong>de</strong><br />

judíos más «pragmáticos» que llegó a asociarse con el oficio <strong>de</strong>l sumo sacerdote. El mo<strong>de</strong>lo<br />

<strong>de</strong> forma <strong>de</strong> pensar sobre el cual éstos se basaron dio pie al surgimiento <strong>de</strong> los saduceos<br />

más tar<strong>de</strong>.<br />

LA EDAD MACABEA (165–63 A.C.)<br />

Situación Histórica<br />

Un sacerdote entrado en años y llamado Matatías, <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Hasmón, vivía con sus<br />

cinco hijos en la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Modín, al noroeste <strong>de</strong> Jerusalén. Matatías se rebeló cuando un<br />

oficial sirio intentó forzar un sacrificio pagano en Modín; mató a un judío renegado que<br />

llegó a efectuar el sacrificio, y también al oficial, huyendo posteriormente a las montañas<br />

junto con su familia. Miles <strong>de</strong> judíos fieles se les unieron, y aquí la historia registra una <strong>de</strong><br />

las <strong>de</strong>mostraciones más nobles <strong>de</strong> santo celo por el honor <strong>de</strong> Dios.<br />

Tras la muerte <strong>de</strong> Matatías, tres <strong>de</strong> sus hijos dirigieron las revueltas en sucesión: Judas,<br />

llamado Macabeo (166–160 a.C.), Jonatán (160–142 a.C.), y Simón (143–134 a.C.). Estos<br />

hombres lograron tal éxito que, el 25 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong>l 165 a.C., habían retomado Jerusalén,<br />

purificado el templo y restaurado el culto. Este evento todavía se conmemora como la<br />

Fiesta <strong>de</strong> Hanukkah (Dedicación).<br />

La lucha continuó en las áreas alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a con varios intentos fútiles <strong>de</strong> parte <strong>de</strong><br />

Siria para <strong>de</strong>rrotar a los macabeos. Finalmente, bajo la dirección <strong>de</strong> Simón, los judíos<br />

recibieron la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (142 a.C.). Experimentaron casi setenta años <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

bajo el reinado <strong>de</strong> la dinastía hasmonea, los gobernantes más sobresalientes <strong>de</strong> los cuales<br />

eran Juan Hircano (134–104 a.C.) y Alejandro Janeo (102–76 a.C.).


Desarrollos Religiosos<br />

El <strong>de</strong>sarrollo religioso más significativo <strong>de</strong> este periodo resultó <strong>de</strong> una fuerte<br />

discrepancia <strong>de</strong> opinión respecto al reinado y sumo sacerdocio <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a. Durante siglos, la<br />

posición <strong>de</strong> sumo sacerdote había tenido connotaciones obviamente políticas. El énfasis no<br />

era tanto en el linaje <strong>de</strong> Aarón sino en fuerza política. Los judíos ortodoxos se resintieron y<br />

resistieron ese <strong>de</strong>sarrollo. Cuando Juan Hircano ascendió a gobernador y sumo sacerdote <strong>de</strong><br />

Israel, conquistó Transjordania e Idumea y <strong>de</strong>struyó el templo samaritano. Su po<strong>de</strong>r y<br />

popularidad le llevaron a referirse a sí mismo como rey. Esto fue como una bofetada para<br />

los judíos ortodoxos, entonces llamados fariseos. Ellos no reconocían rey a menos que éste<br />

fuese <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> David, y los hasmoneos no lo eran.<br />

Aquellos que se oponían a los fariseos y apoyaban a los hasmoneos fueron llamados<br />

saduceos. Estos nombres aparecieron por primera vez durante el reinado <strong>de</strong> Juan Hircano,<br />

llegando él mismo a formar parte <strong>de</strong> los saduceos.<br />

LA EDAD ROMANA (63–4 A.C.)<br />

Situación Histórica<br />

La in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los judíos llegó a su fin en el 63 a.C., cuando Pompeyo <strong>de</strong> Roma<br />

tomó Siria y entró en Israel. Aristóbulo II, diciendo ser rey <strong>de</strong> Israel, no <strong>de</strong>jó que Pompeyo<br />

entrase Jerusalén. El lí<strong>de</strong>r romano, furioso, tomó la ciudad por la fuerza y redujo el tamaño<br />

<strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a. El intento <strong>de</strong> Israel para librarse <strong>de</strong> la opresión se había visto recompensado por<br />

un tiempo, pero ahora toda esperanza parecía <strong>de</strong>svanecerse.<br />

En el año 47 a.C. Julio César nombró procurador <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a a Antipáter el idumeo.<br />

Hero<strong>de</strong>s, hijo <strong>de</strong> Antipáter, finalmente llegó a ser rey <strong>de</strong> los judíos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 40 a.C.<br />

Aunque Hero<strong>de</strong>s el Gran<strong>de</strong>, pues así le llamaban, planeó y efectuó la construcción <strong>de</strong>l<br />

nuevo templo en Jerusalén, era un <strong>de</strong>voto helenista y odiaba a la familia hasmonea. Mató a<br />

todos los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> los hasmoneos, aun a su propia esposa, Mariamne, nieta <strong>de</strong> Juan<br />

Hircano. Después <strong>de</strong> lo cual asesinó también a sus dos propios hijos que tuvo con<br />

Mariamne, Aristóbulo y Alejandro. Éste es el hombre que ocupaba el trono cuando Jesús<br />

nació en Belén. ¡Qué situación tan oscura y <strong>de</strong>sesperada para el pueblo <strong>de</strong> Dios!<br />

Desarrollos Religiosos<br />

Ya se ha mencionado el surgimiento <strong>de</strong> los fariseos y saduceos. Antes <strong>de</strong> proseguir con<br />

una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> otros tres grupos importantes, es necesario que prestemos atención a<br />

estos dos grupos mayoritarios.<br />

(1) Los fariseos recibieron este nombre, que significa «separatistas», a principios <strong>de</strong>l<br />

reinado <strong>de</strong> Juan Hircano. Dependían casi absolutamente <strong>de</strong> los escribas y eran leales a la<br />

ley y religión <strong>de</strong> JEHOVÁ. Sus énfasis en la adherencia estricta a las Escrituras condujo a un<br />

fuerte apego a la «ley oral» o Misná, cuya intención era aplicar la ley escrita a la vida<br />

cotidiana.<br />

Durante el ministerio terrenal <strong>de</strong>l Señor Jesús, la «ley oral» era tan rígida con<br />

expansiones legalistas que a menudo no tenía nada que ver con el propósito original <strong>de</strong> las<br />

Escrituras. Lo que comenzó como completa y necesaria <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios,<br />

se <strong>de</strong>terioró hasta llegar a ser un formalismo y legalismo que negaba el espíritu <strong>de</strong> la<br />

Palabra.<br />

(2) Los saduceos obtuvieron este nombre <strong>de</strong> una <strong>de</strong>rivación <strong>de</strong> la palabra zadokites o tal<br />

vez <strong>de</strong> la palabra hebrea tsaddik, que significa «justo». Mientras los fariseos estaban


fuertemente unidos con los escribas, los saduceos estaban más relacionados con el sumo<br />

sacerdote. Parece ser que los sacerdotes siempre se han inclinado más hacia los aspectos<br />

sociales, políticos y terrenales <strong>de</strong> su posición. Esta manera <strong>de</strong> pensar era atractiva para<br />

muchos <strong>de</strong> los dirigentes judíos cuya orientación era más bien social.<br />

Numéricamente este grupo era mucho más reducido que el <strong>de</strong> los fariseos, siendo los<br />

saduceos en su mayor parte pertenecientes a familias sacerdotales muy influyentes<br />

económicamente, las cuales formaban la aristocracia social <strong>de</strong> la nación judía. Creían que la<br />

ley <strong>de</strong> Dios y la política <strong>de</strong> una nación eran cosas totalmente distintas y separadas. En otra<br />

palabras, no veían relación entre la necesidad <strong>de</strong> santidad y el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> su nación. La<br />

religión era religión; la política era política. Por eso, se mostraban muy escépticos acerca <strong>de</strong><br />

los fariseos y aparentemente llegaron a la conclusión <strong>de</strong> que estos últimos eran anticuados,<br />

irrelevantes y fanáticos.<br />

(3) Los herodianos surgieron durante la era romana (Mt. 22:16). Era un partido político<br />

cuyo propósito principal era avanzar la causa <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s. Tal vez lo que les<br />

motivaba era temor al gobierno romano y a la posibilidad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción total que<br />

pudiese resultar <strong>de</strong> algún acto <strong>de</strong> rebelión por parte <strong>de</strong> los judíos. Se inclinaban<br />

vigorosamente hacia el helenismo y se oponían a los fariseos y a su énfasis constante en la<br />

separación.<br />

(4) Los celotes (o «cananeos», <strong>de</strong>l arameo, kanna´ah, «celoso»— «cananitas» en<br />

algunas versiones <strong>de</strong>l NT) también eran un partido político, pero que se oponían<br />

directamente a los herodianos.<br />

No estaban dispuestos a conformarse al gobierno romano, y no creían como los fariseos<br />

en esperar sumisamente hasta que viniese el Mesías para <strong>de</strong>rrotar a los romanos. En su<br />

opinión, Dios sólo ayudaba a aquellos que se ayudaban a sí mismos, como solemos <strong>de</strong>cir:<br />

«a Dios rogando y con el mazo dando». Los judíos <strong>de</strong>bían estar dispuestos a luchar por su<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />

Al fanatismo farisaico por la letra <strong>de</strong> la ley, los celotes añadían un ardiente espíritu<br />

nacionalista. Las enseñanzas <strong>de</strong> este grupo reflejaban más bien una liberación militar y<br />

humana que una intervención divina.<br />

(5) Los esenios también fueron fruto <strong>de</strong> la era romana. No son citados en el <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong>, pero han captado la atención consi<strong>de</strong>rablemente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong><br />

los Rollos <strong>de</strong>l Mar Muerto.<br />

Este grupo era religioso, no político. Formaban una especie <strong>de</strong> secta pseudo espiritual,<br />

pensando que <strong>de</strong>bían apartarse <strong>de</strong> la sociedad humana corriente para practicar un estilo <strong>de</strong><br />

vida monástico y una clase <strong>de</strong> judaísmo místico.<br />

En su pasión por el espíritu <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong> ser apartados para Dios, los esenios perdieron<br />

toda noción <strong>de</strong> la misión evangelística <strong>de</strong> Israel. Se contentaron con <strong>de</strong>jar al mundo fuera,<br />

ignorando sus problemas y <strong>de</strong>jando que muriese sin esperanza.<br />

CONCLUSIÓN<br />

El escenario estaba listo. Los intentos inútiles <strong>de</strong>l hombre en su trato con los flujos <strong>de</strong> la<br />

marea <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r político y <strong>de</strong> la religión apenas habían dado algún resultado. Israel se<br />

encontraba en una esclavitud espiritual todavía peor que su esclavitud política. El<br />

surgimiento <strong>de</strong> los diferentes grupos y movimientos antes <strong>de</strong>scritos evi<strong>de</strong>ncian que existía<br />

una búsqueda sincera <strong>de</strong> alguna solución final para su problema. Todo parecía haber


fracasado. La escena <strong>de</strong> la historia estaba en tinieblas. La situación era realmente<br />

<strong>de</strong>sesperada.<br />

En medio <strong>de</strong> este escenario Dios rompió cuatrocientos años <strong>de</strong> silencio con el anuncio<br />

<strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo, el fiel Siervo <strong>de</strong>l Señor, y el periodo Intertestamentario llegó a su<br />

fin.<br />

INTRODUCCIÓN AL NUEVO TESTAMENTO<br />

«El valor <strong>de</strong> estos Escritos, históricos y espirituales, está fuera <strong>de</strong> toda proporción con<br />

su número y extensión, y su influencia sobre la vida y la historia es incalculable. Aquí<br />

tenemos el mediodía <strong>de</strong> la jornada que comenzó con el amanecer <strong>de</strong>l Edén. El Cristo <strong>de</strong> la<br />

Profecía en el Antiguo <strong>Testamento</strong> <strong>de</strong>viene el Cristo <strong>de</strong> la Historia en los Evangelios; el<br />

Cristo <strong>de</strong> la Experiencia en las Epístolas; y el Cristo <strong>de</strong> la Gloria en Apocalipsis.»<br />

W. Graham Scroggie<br />

I. El nombre «<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>»<br />

Antes <strong>de</strong> zarpar rumbo a los profundos mares <strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong>l NT, o incluso al área<br />

relativamente pequeña <strong>de</strong> estudiar un libro en particular, resultará útil bosquejar algunos<br />

hechos generales acerca <strong>de</strong>l Libro Sagrado que llamamos «El <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>».<br />

«<strong>Testamento</strong>» y «Pacto» son dos palabras que traducen el mismo término griego<br />

(diathëkë), y en uno o dos pasajes <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Hebreos es discutible cuál sea la mejor<br />

traducción. En el título <strong>de</strong> las Escrituras Cristianas parece <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego preferible el<br />

significado <strong>de</strong> «pacto», porque el Libro constituye una alianza o un pacto entre Dios y Su<br />

pueblo.<br />

Se llama el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> (o Pacto) para contrastarlo con el Viejo (o Antiguo).<br />

Ambos <strong>Testamento</strong>s están inspirados por Dios y por ello son provechosos para todos<br />

los cristianos. Pero naturalmente el creyente en Cristo ten<strong>de</strong>rá más a menudo a dirigirse a<br />

aquella parte <strong>de</strong> la Biblia que habla <strong>de</strong> manera específica <strong>de</strong> nuestro Señor y <strong>de</strong> Su <strong>iglesia</strong>, y<br />

<strong>de</strong> cómo Él quiere que vivan Sus discípulos.<br />

La relación entre el Antiguo y el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> queda bien expresada por Agustín<br />

<strong>de</strong> Hipona:<br />

El <strong>Nuevo</strong> está en el Antiguo escondido.<br />

El Antiguo está en el <strong>Nuevo</strong> revelado.<br />

II. El Canon <strong>de</strong>l NT<br />

La palabra canon (Gr. kanön) se refiere a una «regla» mediante la que se mi<strong>de</strong> o evalúa<br />

algo. El canon <strong>de</strong>l NT es la colección <strong>de</strong> libros inspirados. ¿Cómo sabemos que éstos son<br />

los únicos libros que <strong>de</strong>berían estar en el canon o que todos estos veintisiete escritos<br />

<strong>de</strong>berían estar ahí? Por cuanto había otras epístolas y escritos cristianos (y también obras<br />

heréticas) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los primeros tiempos, ¿cómo po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que éstos son los<br />

correctos?


Se dice con frecuencia que un concilio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> estableció la lista canónica a finales<br />

<strong>de</strong>l siglo cuarto <strong>de</strong> nuestra era. En realidad, los libros eran ya canónicos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento<br />

en que fueron escritos. Discípulos piadosos y con discernimiento reconocieron las<br />

Escrituras inspiradas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo, como Pedro reconoció los escritos <strong>de</strong> Pablo (2 P.<br />

3:15, 16). Sin embargo, hubo disputas en algunos durante algún tiempo acerca <strong>de</strong> algunos<br />

<strong>de</strong> los libros (p.ej., Jud., 2 y 3 Jn.).<br />

Por lo general, si un libro era <strong>de</strong> un apóstol, como Mateo, Pedro, Juan o Pablo, o <strong>de</strong><br />

alguien <strong>de</strong>l círculo apostólico, como Marcos o Lucas, no había dudas acerca <strong>de</strong> la<br />

canonicidad <strong>de</strong>l libro.<br />

El concilio que reconoció oficialmente nuestro canon, lo que realmente hizo fue<br />

confirmar lo que había sido generalmente aceptado durante muchos, muchos años. El<br />

concilio no redactó una lista inspirada <strong>de</strong> libros, sino una lista <strong>de</strong> libros inspirados.<br />

III. Paternidad<br />

El Autor Divino <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> es el Espíritu Santo. Él inspiró a Mateo,<br />

Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Jacobo [Santiago], Pedro, Judas y al autor anónimo <strong>de</strong> Hebreos<br />

(véase Introducción a Hebreos) para escribir. La mejor y más correcta comprensión <strong>de</strong> esta<br />

cuestión <strong>de</strong> cómo fueron redactados los libros <strong>de</strong>l NT es la <strong>de</strong> la «paternidad dual». El NT<br />

no es en parte humano y en parte divino, sino al mismo tiempo totalmente humano y<br />

totalmente divino. El elemento divino ha guardado al elemento humano <strong>de</strong> cometer ningún<br />

error. El resultado es un libro inerrante, sin error alguno, en los manuscritos originales.<br />

Una útil analogía <strong>de</strong> la Palabra escrita es la naturaleza dual <strong>de</strong> la Palabra Viviente,<br />

nuestro Señor Jesucristo. Él no es en parte humano y en parte divino (como un mito<br />

griego), sino completamente humano y completamente divino al mismo tiempo. La<br />

naturaleza divina hizo imposible que la humana errara o pecase en manera alguna.<br />

IV. Fechas<br />

A diferencia <strong>de</strong>l AT, que precisó <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un milenio para ser finalizado (c.<br />

1400–400 a.C.), el NT precisó sólo <strong>de</strong> medio siglo para ser escrito (c. 50–100 d.C.).<br />

El or<strong>de</strong>n actual <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong>l NT es el más apropiado para la <strong>iglesia</strong> en todas las<br />

épocas. Comienza con la vida <strong>de</strong> Cristo, luego habla <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, <strong>de</strong>spués da instrucciones<br />

a esta <strong>iglesia</strong>, y finalmente revela el futuro <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y <strong>de</strong>l mundo. Sin embargo, los<br />

libros no aparecen en el or<strong>de</strong>n en que fueron escritos. Fueron escritos según surgió la<br />

necesidad <strong>de</strong> los mismos.<br />

Los primeros libros fueron «Cartas a las <strong>iglesia</strong>s jóvenes», como Phillips llama a las<br />

Epístolas. Probablemente Santiago, Gálatas y Tesalonicenses fueron las primeras escritas,<br />

hacia mediados <strong>de</strong> nuestro primer siglo cristiano.<br />

Los Evangelios siguen en or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> redacción, siendo primero Mateo o Marcos, Lucas a<br />

continuación, y Juan el último. Finalmente viene Apocalipsis, probablemente a finales <strong>de</strong>l<br />

primer siglo d.C.<br />

V. Contenido


El contenido <strong>de</strong>l NT pue<strong>de</strong> ser recapitulado <strong>de</strong> manera concisa como sigue:<br />

Históricos<br />

Los Evangelios<br />

Hechos<br />

Epistolarios<br />

Epístolas <strong>de</strong> Pablo<br />

Epístolas Generales<br />

Apocalípticos<br />

Apocalipsis<br />

Un cristiano que llegue a conocer bien estos libros estará «bien equipado para toda<br />

buena obra».<br />

Es nuestra oración que este comentario bíblico sea <strong>de</strong> gran ayuda a muchos creyentes<br />

para que lleguen precisamente a este punto.<br />

VI. Lenguaje<br />

El NT fue escrito en lenguaje cotidiano (llamado koinë, o «griego común»). Era un<br />

segundo lenguaje casi universal en el primer siglo <strong>de</strong> la Fe, tan bien conocido y tan<br />

ampliamente empleado como lo es en la actualidad el inglés.<br />

Así como el cálido y colorido estilo <strong>de</strong>l lenguaje hebreo se acomoda perfectamente a la<br />

profecía, poesía y narración <strong>de</strong>l AT, así el griego fue provi<strong>de</strong>ncialmente preparado como un<br />

maravilloso vehículo para el NT. La lengua griega se extendió enormemente por medio <strong>de</strong><br />

las conquistas <strong>de</strong> Alejandro Magno, simplificando y popularizando sus soldados el lenguaje<br />

para las masas.<br />

La precisión <strong>de</strong> los tiempos verbales, <strong>de</strong> los casos, <strong>de</strong>l vocabulario y otros <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la<br />

lengua griega la hace un vehículo i<strong>de</strong>al para comunicar las importantes verda<strong>de</strong>s doctrinales<br />

que se encuentran en las Epístolas —en especial en un libro como Romanos.<br />

Aunque no era un lenguaje <strong>de</strong> élite, el griego koinë no era un «lenguaje callejero» ni<br />

tampoco un griego <strong>de</strong>ficiente. Unas cuantas porciones <strong>de</strong>l NT —Hebreos, Santiago, 2<br />

Pedro— se aproximan al nivel literario. También Lucas en ocasiones alcanza alturas casi<br />

clásicas, e incluso Pablo escribe ocasionalmente con una gran belleza (p.ej., 1 Co. 13, 14).<br />

VII. Traducciones<br />

En inglés hay una diversidad <strong>de</strong> traducciones, lo mismo que en castellano, y se<br />

clasifican en cuatro tipos generales.<br />

1. Muy literales


La Versión Mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> H. B. Pratt (1893, revisada en 1929) es una traducción<br />

sumamente ajustada a los textos originales. Esto la hace útil para el estudio, pero no muy<br />

a<strong>de</strong>cuada para el culto, la lectura pública y la memorización. La gran masa <strong>de</strong> cristianos<br />

hispanos siempre han preferido la majestad y belleza <strong>de</strong> Reina-Valera a esta versión. En<br />

inglés merecen una mención la «Nueva» (en 1871) traducción <strong>de</strong> J. N. Darby y la Versión<br />

Revisada Inglesa (1881) y su variante en los Estados Unidos, la Versión Revisada<br />

Americana (1901). También en francés hay una traducción <strong>de</strong> la Biblia sumamente apegada<br />

a las lenguas originales, y también <strong>de</strong>bida a J. N. Darby.<br />

2. Equivalencia completa<br />

Versiones que son bastante literales y siguen <strong>de</strong> cerca el texto hebreo y griego cuando el<br />

castellano lo admite, pero que permiten una traducción más libre don<strong>de</strong> el buen estilo y el<br />

idioma lo <strong>de</strong>mandan; incluyen Reina-Valera, en sus revisiones <strong>de</strong> 1909, 1960 y 1977 y la<br />

Biblia <strong>de</strong> las Américas. El CBC está editado para conformarse a la versión Reina-Valera en<br />

su revisión <strong>de</strong> 1977, que retiene versículos y palabras que han <strong>de</strong>saparecido <strong>de</strong> la mayoría<br />

<strong>de</strong> las mo<strong>de</strong>rnas Biblias.<br />

3. Equivalencia dinámica<br />

Este tipo <strong>de</strong> traducción es mucho más libre que el tipo <strong>de</strong> equivalencia completa, y a<br />

veces recurre a la paráfrasis, una técnica válida siempre y cuando se haga sabedor <strong>de</strong> ello al<br />

lector. La Nueva Versión Internacional y la Biblia <strong>de</strong> Jerusalén se encuentran en esta<br />

categoría. Se hace el intento <strong>de</strong> poner conceptos íntegros en la estructura que Juan y Pablo<br />

pudieran haber empleado si estuviesen escribiendo en la actualidad —y en castellano—.<br />

Cuando se hace con pru<strong>de</strong>ncia, esta metodología pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> utilidad.<br />

4. Paráfrasis<br />

Una paráfrasis intenta transmitir el texto pensamiento por pensamiento, pero a menudo<br />

se toma gran<strong>de</strong>s liberta<strong>de</strong>s en la adición <strong>de</strong> material. Por cuanto queda muy alejada <strong>de</strong>l<br />

texto original en lo que se refiere a las palabras, hay siempre el peligro <strong>de</strong> <strong>de</strong>masiada<br />

interpretación. Por ejemplo, La Biblia al Día, aunque evangélica, da muchas <strong>de</strong>cisiones<br />

interpretativas que, en el mejor <strong>de</strong> los casos, son discutibles.<br />

La paráfrasis llamada Dios habla al hombre (que es presentada como traducción) está<br />

muy bien hecha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista literario. En ella los traductores presentan con sus<br />

palabras lo que creen que Pedro y Pablo significaban con las suyas.<br />

Es bueno tener una Biblia <strong>de</strong> al menos tres <strong>de</strong> estas categorías para fines <strong>de</strong><br />

comparación. Sin embargo, creemos que la traducción <strong>de</strong> equivalencia completa es la más<br />

segura para un estudio bíblico <strong>de</strong>tallado, como el que se presenta en el CBC.


INTRODUCCIÓN A LOS EVANGELIOS<br />

«Los evangelios son las primicias <strong>de</strong> todos los escritos.»<br />

I. Nuestros gloriosos Evangelios<br />

Orígenes<br />

Todo el que haya estudiado literatura está familiarizado con el cuento, la novela, la obra<br />

teatral, el poema y la biografía, así como con otras formas literarias. Pero cuando nuestro<br />

Señor Jesucristo vino a la tierra, se necesitó una categoría <strong>de</strong> literatura totalmente nueva —<br />

el Evangelio—. Los Evangelios no son biografías, aunque tienen un fuerte componente<br />

biográfico. No son historias, aunque contienen parábolas como el Hijo Pródigo y el Buen<br />

Samaritano, que son interesantes como cualquier cuento en literatura. Algunas parábolas<br />

han sido aun adaptadas en novelas o cuentos. Los Evangelios no son informes<br />

documentales, aunque contienen relatos precisos, por mucho que evi<strong>de</strong>ntemente<br />

con<strong>de</strong>nsados, <strong>de</strong> muchas conversaciones y discursos <strong>de</strong> nuestro Señor.<br />

No sólo el «Evangelio» es una categoría literaria singular, sino que <strong>de</strong>spués que los<br />

cuatro evangelistas escribiesen: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, se rompió el mol<strong>de</strong><br />

canónico. Cuatro Evangelios, y sólo estos cuatro, han sido reconocidos por los cristianos<br />

ortodoxos durante cerca <strong>de</strong> dos mil años. Varios herejes escribieron libros que ellos<br />

llamaron evangelios, pero éstos eran torpes vehículos para promover alguna herejía, como<br />

el gnosticismo.<br />

¿Pero por qué cuatro Evangelios? ¿Por qué no cinco, para hacer un paralelo con los<br />

cinco libros <strong>de</strong> Moisés, y constituir un Pentateuco cristiano? ¿O por qué no sólo un largo y<br />

único Evangelio, omitiendo todas las repeticiones y dando lugar a más milagros y<br />

parábolas? En realidad, todos los intentos por «armonizar» o poner los cuatro juntos se<br />

remontan al Diatessaron (término griego para «a través <strong>de</strong> cuatro») <strong>de</strong> Taciano en el siglo<br />

segundo.<br />

Ireneo teorizó que había cuatro Evangelios para ajustarse a los cuatro puntos cardinales<br />

<strong>de</strong> la tierra y a los cuatro vientos, siendo cuatro el número <strong>de</strong> la universalidad.<br />

II. Los Cuatro Símbolos<br />

Muchos, especialmente las personas con ten<strong>de</strong>ncia artística, aprecian el paralelo<br />

propuesto entre los cuatro Evangelios y los cuatro símbolos <strong>de</strong> Ezequiel y Apocalipsis: el<br />

león, el buey, el hombre y el águila. Sin embargo, han sido compaginados <strong>de</strong> forma muy<br />

distinta con los Evangelios por diferentes cristianos. Si hay vali<strong>de</strong>z en estos atributos, como<br />

se les llama en historia <strong>de</strong>l arte, el león concuerda mejor con Mateo, el regio Evangelio <strong>de</strong>l<br />

León <strong>de</strong> Judá. El buey, como animal <strong>de</strong> carga, concuerda mejor con Marcos, el Evangelio<br />

<strong>de</strong>l Siervo. El hombre es evi<strong>de</strong>ntemente la figura clave <strong>de</strong> Lucas, el Evangelio <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre. Incluso el Standard Handbook of Synonyms, Antonyms and Prepositions [Manual<br />

Estándar <strong>de</strong> Sinónimos, Antónimos y Preposiciones] dice que «el águila es el atributo <strong>de</strong><br />

San Juan como emblema <strong>de</strong> una sublime visión espiritual.»


III. Los cuatro grupos <strong>de</strong>stinatarios<br />

Probablemente, la mejor explicación <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que haya cuatro evangelios es que el<br />

Espíritu Santo quiera alcanzar a cuatro grupos diferentes <strong>de</strong> personas —cuatro tipos<br />

antiguos que siguen teniendo claras correspon<strong>de</strong>ncias mo<strong>de</strong>rnas.<br />

Todos están <strong>de</strong> acuerdo en que Mateo es el más judaico. Las citas <strong>de</strong>l Antiguo<br />

<strong>Testamento</strong>, los discursos <strong>de</strong>tallados, la genealogía <strong>de</strong> nuestro Señor, y el tono semítico<br />

general son observados por incluso un lector primerizo.<br />

Marcos, que quizá escribía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la misma capital imperial, se dirige a romanos, y<br />

también a los millones <strong>de</strong> personas similares, más centrados en la acción que en el<br />

pensamiento. Su Evangelio, así, se extien<strong>de</strong> mucho acerca <strong>de</strong> los milagros y poco en las<br />

parábolas. Este Evangelio no precisa <strong>de</strong> genealogías, porque, ¿qué romano iba a<br />

preocuparse <strong>de</strong> genealogías judaicas <strong>de</strong> un Siervo activo?<br />

Lucas es evi<strong>de</strong>ntemente el Evangelio para los griegos y los muchos romanos que<br />

amaban y emulaban la literatura y el arte griegos. Estas personas aman la belleza, la<br />

humanidad, el estilo cultural y la excelencia literaria. El doctor Lucas suple todos estos<br />

rasgos. Junto a los mo<strong>de</strong>rnos griegos, los que más se correspon<strong>de</strong>n a ello en el mundo<br />

mo<strong>de</strong>rno son los franceses. No es sorpren<strong>de</strong>nte que fuese un francés quien dijese que Lucas<br />

es «el libro más hermoso <strong>de</strong>l mundo» (véase Introducción a Lucas).<br />

¿Quién queda para Juan? Juan es el Evangelio universal, con algo para cada uno. Es<br />

evangelístico (20:30, 31) pero también es amado por profundos pensadores cristianos.<br />

Quizá sea ésta la clave: Juan es para la «tercera raza» —un nombre dado por los paganos a<br />

los cristianos primitivos, como no siendo ni judíos ni gentiles.<br />

IV. Otros rasgos cuádruples<br />

Hay también algunos otros rasgos cuádruples en el AT que concuerdan <strong>de</strong> forma<br />

hermosa con los énfasis <strong>de</strong> los cuatro Evangelios.<br />

«El Renuevo», o «retoño» como título <strong>de</strong> nuestro Señor, aparece en los siguientes<br />

contextos:<br />

«Levantaré a David un renuevo … como Rey» (Jer. 23:5, 6).<br />

«Mi siervo el Retoño» (Zac. 3:8).<br />

«El varón … el Retoño» (Zac. 6:12).<br />

«El renuevo <strong>de</strong> Jehová» (Is. 4:2).<br />

Hay también cuatro usos <strong>de</strong> «He aquí» en el AT que concuerdan <strong>de</strong> manera exacta con<br />

los principales rasgos <strong>de</strong> los Evangelios:<br />

«He aquí que tu rey …» (Zac. 9:9).<br />

«He aquí mi Siervo» (Is. 42:1).<br />

«He aquí el varón …» (Zac. 6:12).<br />

«Ved aquí [he aquí] a vuestro Dios» (Is. 40:9).<br />

Un último paralelo es algo menos evi<strong>de</strong>nte, pero ha resultado ser una bendición para<br />

muchos. Los cuatro colores <strong>de</strong> los materiales en el tabernáculo con sus significados<br />

simbólicos también parecen ajustarse a la cuádruple presentación que hacen los<br />

evangelistas <strong>de</strong> los atributos <strong>de</strong> nuestro Señor:<br />

El púrpura es una elección evi<strong>de</strong>nte para Mateo, el Evangelio <strong>de</strong>l Rey. Jueces 8:26<br />

pone en evi<strong>de</strong>ncia la naturaleza regia <strong>de</strong> este color.


El tinte escarlata se <strong>de</strong>rivaba en tiempos antiguos <strong>de</strong> moler un gusano, la cochinilla.<br />

Esto sugiere Marcos, el Evangelio <strong>de</strong>l Siervo, «gusano y no hombre» (Sal. 22:6).<br />

El blanco habla <strong>de</strong> las acciones rectas <strong>de</strong> los santos (Ap. 19:8). Lucas <strong>de</strong>staca la<br />

perfecta humanidad <strong>de</strong> Cristo.<br />

El azul representa la cúpula <strong>de</strong> zafiro que llamamos los cielos (Éx. 24:10), una atrayente<br />

representación <strong>de</strong> la Deidad <strong>de</strong> Cristo, una nota sostenida en Juan.<br />

V. Or<strong>de</strong>n y Énfasis<br />

En los Evangelios encontramos que los acontecimientos no están siempre relacionados<br />

en el or<strong>de</strong>n en que sucedieron. Es bueno saber <strong>de</strong> entrada que el Espíritu <strong>de</strong> Dios agrupa a<br />

menudo los acontecimientos conforme a su enseñanza moral. Dice Kelly:<br />

Iremos <strong>de</strong>mostrando, según avancemos, que el or<strong>de</strong>n en Lucas es esencialmente <strong>de</strong><br />

carácter moral, y que clasifica las acciones, conversaciones, preguntas, respuestas y<br />

discursos <strong>de</strong> nuestro Señor según su relación interna, y no en base <strong>de</strong> la mera sucesión<br />

externa <strong>de</strong> los acontecimientos, lo que en realidad es la forma más burda e infantil <strong>de</strong><br />

registro. Pero agrupar acontecimientos junto con sus causas y consecuencias es una tarea<br />

mucho más difícil para el historiador, en contraste al mero cronista. Dios pue<strong>de</strong> emplear a<br />

Lucas para hacerlo a la perfección.<br />

Estos diferentes énfasis y enfoques ayudan a explicar las variaciones en los Evangelios.<br />

Mientras que los tres primeros Evangelios, los conocidos como «Sinópticos» (cuyo<br />

significado es «adoptando una común perspectiva») son similares en su aproximación a la<br />

vida <strong>de</strong> Cristo, Juan es diferente. Escribió más tar<strong>de</strong> y no quiso repetir lo que ya había<br />

quedado bien cubierto. La suya es una presentación más reflexiva y teológica <strong>de</strong> la vida y<br />

<strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> nuestro Señor.<br />

VI. La Cuestión Sinóptica<br />

El hecho <strong>de</strong> que haya tantas similitu<strong>de</strong>s —incluso hasta el punto <strong>de</strong> un uso casi idéntico<br />

<strong>de</strong> palabras para pasajes relativamente largos— y sin embargo tantas diferencias entre los<br />

tres primeros Evangelios se <strong>de</strong>signa generalmente como el «Problema Sinóptico».<br />

Constituye mucho más un problema para los que niegan la inspiración que para el cristiano<br />

conservador. Se han formulado muchas y complejas teorías, implicando a menudo teóricos<br />

documentos perdidos que no han <strong>de</strong>jado traza alguna en forma manuscrita. Algunas <strong>de</strong><br />

estas i<strong>de</strong>as concuerdan bien con Lucas 1:1 y son al menos posibles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva<br />

ortodoxa. Sin embargo, algunas <strong>de</strong> estas teorías han llegado al extremo en que proponen<br />

que la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l primer siglo recogió y reunió «mitos» acerca <strong>de</strong> Jesucristo. Aparte <strong>de</strong> la<br />

incredulidad respecto a todas las Escrituras cristianas y a la historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> que<br />

manifiestan todas estas pretendidas teorías <strong>de</strong> «crítica <strong>de</strong> las formas», se <strong>de</strong>bería observar<br />

que no hay prueba documental para ninguna <strong>de</strong> ellas. A<strong>de</strong>más, no hay dos académicos que<br />

concuer<strong>de</strong>n acerca <strong>de</strong> cómo clasificar y fragmentar los Evangelios Sinópticos.


Una mejor solución a esta cuestión resi<strong>de</strong> en las palabras <strong>de</strong> nuestro Señor en Juan<br />

14:26: «Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os<br />

enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho».<br />

Esto explica las reminiscencias como testigos oculares <strong>de</strong> Mateo y Juan, y<br />

probablemente que<strong>de</strong> incluido Marcos también, dando por supuesto que registre los<br />

recuerdos <strong>de</strong> Pedro, como afirma la historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Añádanse a esta ayuda directa <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo los documentos escritos citados en Lucas 1:1, la tradición oral sumamente<br />

precisa en lo verbal <strong>de</strong> los pueblos semíticos, y queda solucionada la cuestión sinóptica.<br />

Todas las verda<strong>de</strong>s necesarias, <strong>de</strong>talles o interpretaciones aparte <strong>de</strong> estas fuentes pue<strong>de</strong>n<br />

haber sido directamente reveladas «[con palabras] que enseña el Espíritu» (1 Co. 2:13).<br />

Así, cuando encontremos una aparente contradicción o diferencias en <strong>de</strong>talles, haremos<br />

bien en preguntar: «¿por qué este Evangelio <strong>de</strong>ja fuera, incluye o <strong>de</strong>staca este<br />

acontecimiento o discurso?» Por ejemplo, dos veces registra Mateo la curación <strong>de</strong> dos<br />

personas (<strong>de</strong> ceguera y <strong>de</strong> un <strong>de</strong>monio), mientras que Marcos y Lucas mencionan sólo una.<br />

Algunos consi<strong>de</strong>ran esto como una contradicción. Mejor ver que Mateo, el evangelio judío,<br />

menciona a ambos hombres porque la ley <strong>de</strong>mandaba «dos o tres testigos», mientras que<br />

los otros dos mencionan a la persona prominente, que es nombrada (el ciego Bartimeo).<br />

Las siguientes secciones ilustran que algunas <strong>de</strong> las aparentes duplicaciones en los<br />

Evangelios lo que hacen en realidad es <strong>de</strong>stacar unas diferencias significativas:<br />

Lucas 6:20–23 parece duplicar el Sermón <strong>de</strong>l Monte, pero en realidad lo que da es un<br />

Sermón en el llano (Lc. 6:17). Las Bienaventuranzas <strong>de</strong>scriben el carácter <strong>de</strong>l ciudadano<br />

i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l reino, mientras que Lucas expone el estilo <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> los que son discípulos <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

Lucas 6:40 parece ser lo mismo que Mateo 10:24. Pero en Mateo, Jesús es el Maestro y<br />

nosotros somos Sus discípulos. En Lucas, el discipulador es el maestro, y la persona a la<br />

que él enseña es el discípulo. Mateo 7:22 enfatiza un servicio para el Rey, mientras que<br />

Lucas 13:25–27 <strong>de</strong>scribe la comunión con el Maestro.<br />

En tanto que Lucas 15:4–7 es una acerada <strong>de</strong>nuncia contra los fariseos, Mateo 18:12, 13<br />

se centra en los niños y en el amor <strong>de</strong> Dios para con ellos.<br />

Cuando sólo había creyentes presentes, Juan dijo: «Él os bautizará con Espíritu Santo»<br />

(Mr. 1:8; Jn. 1:33). Cuando estaba presente una multitud mezclada, especialmente<br />

incluyendo fariseos, dijo: «Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego» (un bautismo <strong>de</strong><br />

juicio) (Mt. 3:11; Lc. 3:16).<br />

La expresión «la medida con que medís…» se aplica a nuestra actitud crítica contra<br />

otros en Mateo 7:2, a nuestra apropiación <strong>de</strong> la Palabra en Marcos 4:24 y a nuestra<br />

liberalidad en Lucas 6:38.<br />

Así, estas diferencias no constituyen contradicciones, sino que están llenas <strong>de</strong> propósito,<br />

sugiriendo alimento espiritual para el pensamiento <strong>de</strong>l creyente reflexivo.<br />

VII. La paternidad <strong>de</strong> los libros<br />

Es un procedimiento normativo, al tratar acerca <strong>de</strong> quién escribió los Evangelios —y,<br />

<strong>de</strong> hecho, todos los libros <strong>de</strong> la Biblia—, clasificar los testimonios como evi<strong>de</strong>ncia externa<br />

e interna. Y esto es lo que nos proponemos hacer con los veintisiete libros <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong>. Bajo evi<strong>de</strong>ncia externa se hace referencia a escritores que vivieron más cerca


<strong>de</strong> la época <strong>de</strong> los libros —generalmente se trata <strong>de</strong> «padres <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>» <strong>de</strong> los siglos<br />

segundo y tercero, y <strong>de</strong> algunos herejes o falsos maestros.<br />

Estos hombres citan, alu<strong>de</strong>n y a veces hablan específicamente <strong>de</strong> los libros y autores<br />

que nos interesan. Por ejemplo, si Clemente <strong>de</strong> Roma cita 1 Corintios cerca <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l<br />

primer siglo, es evi<strong>de</strong>nte que no pue<strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> una falsificación <strong>de</strong>l siglo segundo,<br />

escrita bajo el nombre <strong>de</strong> Pablo. Bajo evi<strong>de</strong>ncia interna observamos el estilo, vocabulario,<br />

historia y contenido <strong>de</strong> un libro para ver si apoya o contradice lo que afirman los<br />

documentos y autores externos. Por ejemplo, el estilo <strong>de</strong> Lucas y Hechos apoya la postura<br />

<strong>de</strong> que el autor era un culto médico gentil.<br />

En muchos libros se cita el «canon» o lista <strong>de</strong> libros aprobados <strong>de</strong>l hereje Marción, <strong>de</strong>l<br />

siglo segundo. Él sólo aceptaba una edición recortada <strong>de</strong> Lucas y diez <strong>de</strong> las Epístolas <strong>de</strong><br />

Pablo, pero con todo es un útil testigo acerca <strong>de</strong> qué libros eran normativos en su tiempo. El<br />

Canon <strong>de</strong> Muratori (llamado así por el Car<strong>de</strong>nal italiano Muratori, que <strong>de</strong>scubrió el<br />

documento), es una lista ortodoxa, aunque a veces algo fragmentaria, <strong>de</strong> los libros<br />

canónicos cristianos.<br />

EL EVANGELIO SEGÚN MATEO<br />

Introducción<br />

«En cuanto a gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> concepción y al po<strong>de</strong>r con el que se subordina una masa <strong>de</strong><br />

materiales a unas gran<strong>de</strong>s i<strong>de</strong>as, ningún escrito <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> los dos <strong>Testamento</strong>s que<br />

trate <strong>de</strong> algún tema histórico pue<strong>de</strong> compararse con Mateo.»<br />

Theodor Zahn<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

El Evangelio <strong>de</strong> Mateo es el puente perfecto entre el Antiguo y el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>.<br />

Sus mismas primeras palabras nos conducen al antecesor <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>l AT, a<br />

Abraham, y al primer gran rey <strong>de</strong> Israel, David. Por su énfasis, su fuerte sabor judaico, sus<br />

muchas citas <strong>de</strong> las Escrituras Hebreas y su posición encabezando los libros <strong>de</strong>l NT, Mateo<br />

es el lugar lógico don<strong>de</strong> comenzar el mensaje cristiano al mundo.<br />

Mateo ha mantenido durante largo tiempo su primera posición en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los cuatro<br />

Evangelios. Esto se <strong>de</strong>be a que hasta épocas muy recientes se creía <strong>de</strong> manera universal que<br />

había sido el primer Evangelio escrito. A<strong>de</strong>más, el estilo claro y or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> Mateo es muy<br />

apropiado para la lectura congregacional. Por ello, vino a ser el Evangelio más popular,<br />

compitiendo a veces por esta posición con Juan.<br />

No es necesario para ser ortodoxo creer que Mateo fuese el primer Evangelio escrito.<br />

Sin embargo, los más antiguos cristianos eran casi todos <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia judía, y había<br />

muchos miles <strong>de</strong> ellos. Y parece bastante lógico que se proveyera para las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

los primeros cristianos primero.


II. Paternidad<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa es antigua y universal en el sentido <strong>de</strong> que Mateo, el publicano,<br />

también llamado Leví, escribió el Primer Evangelio. Debido a que no era un miembro<br />

<strong>de</strong>stacado <strong>de</strong>l grupo apostólico, sería extraño que se le atribuyese el Primer Evangelio si en<br />

realidad no hubiese tenido que ver nada con él.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l antiguo documento conocido como la «Didaché» (o Enseñanza <strong>de</strong> los Doce<br />

Apóstoles), Justino Mártir, Dionisio <strong>de</strong> Corinto, Teófilo <strong>de</strong> Antioquía y Atenágoras <strong>de</strong><br />

Atenas citan el evangelio como auténtico. Eusebio, el historiador <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, cita a Papías<br />

como diciendo que «Mateo redactó los Logia en lengua hebrea, y todos los interpretaban tal<br />

como podían». Ireneo, Panteno y Orígenes concuerdan básicamente con esto. Por «hebreo»<br />

se piensa que se significa el dialecto arameo empleado por los hebreos en tiempos <strong>de</strong><br />

nuestro Señor, tal como se usa la palabra en el NT. Pero ¿qué eran los «Logia»? Por lo<br />

general, esta palabra griega significa «oráculos», así como el AT contiene los oráculos <strong>de</strong><br />

Dios. No pue<strong>de</strong> significar esto en la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Papías. Hay tres opiniones principales<br />

acerca <strong>de</strong> su <strong>de</strong>claración: (1) Que se refiere al Evangelio <strong>de</strong> Mateo como tal. Esto es, que<br />

Mateo escribió una edición aramea <strong>de</strong> su Evangelio con el especial propósito <strong>de</strong> ganar a los<br />

judíos a Cristo y <strong>de</strong> edificar a los hebreos cristianos, y que la edición griega apareció sólo<br />

un tiempo <strong>de</strong>spués. (2) Que se refiere sólo a dichos <strong>de</strong> Jesús, que más a<strong>de</strong>lante fueron<br />

incluidos en su Evangelio. (3) Que se refiere a testimonios, esto es, a citas <strong>de</strong> las Escrituras<br />

<strong>de</strong>l AT para <strong>de</strong>mostrar que Jesús es el Mesías. Las opiniones 1 y 2 son más probables que<br />

la 3.<br />

El griego <strong>de</strong> Mateo no tiene la apariencia <strong>de</strong> una mera traducción, pero una tradición tan<br />

extendida (sin disensiones tempranas) <strong>de</strong>be tener alguna base <strong>de</strong> hecho. La tradición afirma<br />

que Mateo predicó durante quince años en Palestina y que luego partió para evangelizar en<br />

otros países. Es posible que alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 45 d.C. preparase un primer esbozo <strong>de</strong> su<br />

Evangelio en arameo para los judíos que habían aceptado a Jesús como su Mesías (o sólo<br />

los discursos <strong>de</strong> Cristo), y que más a<strong>de</strong>lante hiciese una edición en griego para su uso<br />

universal. Algo similar hizo el contemporáneo <strong>de</strong> Mateo, Josefo. Este historiador judío<br />

preparó un primer esbozo <strong>de</strong> sus Guerras <strong>de</strong> los Judíos en arameo, y luego redactó el libro<br />

en su forma final en griego.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna <strong>de</strong>l Primer Evangelio concuerda bien con un judío <strong>de</strong>voto que<br />

amaba el AT y que estaba dotado como cuidadoso escritor y editor. Como funcionario civil<br />

<strong>de</strong> Roma, Mateo <strong>de</strong>bería ser buen conocedor tanto <strong>de</strong>l lenguaje <strong>de</strong> su pueblo (el arameo)<br />

como <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s gubernamentales (los romanos empleaban el griego en Oriente, no<br />

el latín). Los <strong>de</strong>talles numéricos, las parábolas acerca <strong>de</strong>l dinero, y los términos monetarios<br />

concuerdan bien con un publicano, un recaudador <strong>de</strong> impuestos. Lo mismo el estilo conciso<br />

y or<strong>de</strong>nado. Goodspeed, un académico no conservador, aceptó la paternidad Mateana <strong>de</strong><br />

este Evangelio en parte <strong>de</strong>bido a esta evi<strong>de</strong>ncia interna corroboradora.<br />

A pesar <strong>de</strong> una evi<strong>de</strong>ncia externa tan universal y <strong>de</strong> una evi<strong>de</strong>ncia interna tan favorable,<br />

la mayoría <strong>de</strong> los académicos no conservadores rechazan la postura tradicional <strong>de</strong> que<br />

Mateo, el publicano, escribió este libro. Y apoyan su rechazo en dos razones principales.<br />

En primer lugar, suponiendo que Marcos fue el primer Evangelio escrito (lo que se<br />

enseña como «verdad revelada» en muchos círculos en la actualidad), ¿cómo podría un<br />

apóstol y testigo ocular emplear tanto material <strong>de</strong> Marcos? (El 93% <strong>de</strong>l material <strong>de</strong> Marcos<br />

aparece también en otros Evangelios.) Para respon<strong>de</strong>r a esto, en primer lugar no está


<strong>de</strong>mostrado que Marcos fuese primero. El antiguo testimonio afirma que Mateo fue<br />

primero, y por cuanto los cristianos primitivos eran casi todos judíos, esto tiene una enorme<br />

lógica. Pero incluso si aceptamos la llamada prioridad Marcana (y muchos conservadores la<br />

aceptan), Mateo habría reconocido que la obra <strong>de</strong> Marcos estaba constituida<br />

primordialmente por las reminiscencias <strong>de</strong>l enérgico Simón Pedro, el compañero <strong>de</strong><br />

apostolado <strong>de</strong> Mateo, cosa que mantiene la antigua tradición <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> (ver Introducción<br />

a Marcos).<br />

El segundo argumento que se presenta contra la paternidad <strong>de</strong> este libro por parte <strong>de</strong><br />

Mateo (o por parte <strong>de</strong> cualquier testigo ocular) es que carece <strong>de</strong> vívidos <strong>de</strong>talles. Marcos,<br />

que nadie afirma que fuese testigo <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Cristo, tiene <strong>de</strong>talles llenos <strong>de</strong> colorido<br />

que sugieren que estuvo allí. ¿Cómo podría un testigo ocular escribir <strong>de</strong> manera tan<br />

escueta? Quizá la personalidad <strong>de</strong> un recaudador <strong>de</strong> impuestos lo explique bien. A fin <strong>de</strong><br />

dar lugar a más <strong>de</strong> los discursos <strong>de</strong> nuestro Señor, Leví podría haber recortado <strong>de</strong>talles no<br />

necesarios. Este sería especialmente el caso si Marcos escribió primero y Mateo vio que las<br />

reminiscencias directas <strong>de</strong> Pedro estaban bien representadas.<br />

III. Fecha<br />

Si la extendida creencia <strong>de</strong> que Mateo escribió una primera edición aramea <strong>de</strong> su<br />

Evangelio (o al menos <strong>de</strong> los dichos <strong>de</strong> Jesús) es genuina, una fecha <strong>de</strong>l 45 d.C., quince<br />

años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Ascensión, concordaría con la antigua tradición. Podría haber escrito el<br />

Evangelio canónico, más extenso, en griego, entre los años 50–55, o incluso más tar<strong>de</strong>.<br />

La opinión <strong>de</strong> que el Evangelio fue necesariamente escrito <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong><br />

Jerusalén (70 d.C.) reposa mayormente sobre la incredulidad en la capacidad <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong><br />

pre<strong>de</strong>cir <strong>de</strong>talladamente aquel acontecimiento futuro, y sobre otras teorías racionalistas que<br />

ignoran o niegan la inspiración divina.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Mateo era un hombre joven cuando Jesús le llamó. Judío <strong>de</strong> nacimiento y recaudador <strong>de</strong><br />

impuestos por educación y práctica, lo abandonó todo para seguir a Cristo. Una <strong>de</strong> sus<br />

principales compensaciones fue que llegó a ser uno <strong>de</strong> los doce apóstoles. Otra fue ser<br />

escogido para escribir lo que conocemos como el Primer Evangelio. Se cree generalmente<br />

que Mateo es el mismo Leví (Mr. 2:14; Lc. 5:27).<br />

En su Evangelio, Mateo preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que Jesús es el largamente esperado Mesías<br />

<strong>de</strong> Israel, el único legítimo pretendiente <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> David.<br />

El libro no preten<strong>de</strong> ser una narración completa <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Cristo. Comienza con Su<br />

genealogía y años tempranos, y luego salta al comienzo <strong>de</strong> Su ministerio público cuando<br />

tenía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> treinta años. Conducido por el Espíritu Santo, Mateo selecciona aquellos<br />

aspectos <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong>l Salvador que testifican <strong>de</strong> Él como el Ungido <strong>de</strong><br />

Dios (esto significan Mesías y Cristo). El libro se dirige hacia un punto culminante: el<br />

juicio, muerte, sepultura, resurrección y ascensión <strong>de</strong>l Señor Jesús. Y en este punto<br />

culminante, naturalmente, se echa el fundamento <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong>l hombre. Es por esta<br />

razón que el libro recibe el nombre <strong>de</strong> Evangelio —no tanto porque establezca el camino


por el que los pecadores pue<strong>de</strong>n recibir la salvación, sino porque <strong>de</strong>scribe la obra sacrificial<br />

<strong>de</strong> Cristo mediante la que se hizo posible la salvación.<br />

Este Comentario Bíblico no tiene la intención <strong>de</strong> ser exhaustivo ni técnico, sino más<br />

bien estimular el estudio y la meditación individuales. Y más que nada tiene el objetivo <strong>de</strong><br />

crear en el corazón <strong>de</strong>l lector un intenso anhelo por el regreso <strong>de</strong>l Rey.<br />

Y así aun yo, con más ferviente corazón,<br />

Y así aun yo, con una más dulce esperanza,<br />

Gimo por la hora ¡oh Cristo! <strong>de</strong> tu regreso,<br />

Desfallezco por el flamear <strong>de</strong> Tus pies en Tu venida.<br />

De St. Paul, por F. W. H. Myers<br />

BOSQUEJO<br />

I. GENEALOGÍA Y NACIMIENTO DEL MESÍAS-REY (Cap. 1)<br />

II. PRIMEROS AÑOS DEL MESÍAS-REY (Cap. 2)<br />

III. PREPARATIVOS PARA EL MINISTERIO DEL MESÍAS Y SU<br />

INAUGURACIÓN (Caps. 3, 4)<br />

IV. LA CONSTITUCIÓN DEL REINO (Caps. 5–7)<br />

V. LOS MILAGROS DE PODER Y GRACIA DEL MESÍAS, Y VARIAS<br />

REACCIONES ANTE LOS MISMOS (Caps. 8:1–9:34)<br />

VI. LOS APÓSTOLES DEL MESÍAS-REY ENVIADOS A ISRAEL (Caps. 9:35–<br />

10:42)<br />

VII. UNA OPOSICIÓN Y RECHAZO EN AUMENTO (Caps. 11, 12)<br />

VIII. EL REY ANUNCIA UNA NUEVA FORMA PROVISIONAL DEL REINO<br />

DEBIDO AL RECHAZO DE ISRAEL (Cap. 13)<br />

IX. LA GRACIA INFATIGABLE DEL MESÍAS HACE FRENTE A UNA<br />

HOSTILIDAD CRECIENTE (Caps. 14:1–16:12)<br />

X. EL REY PREPARA A SUS DISCÍPULOS (Caps. 16:13–17:27)<br />

XI. EL REY INSTRUYE A SUS DISCÍPULOS (Caps. 18–20)<br />

XII. PRESENTACIÓN Y RECHAZO DEL REY (Caps. 21–23)<br />

XIII. EL DISCURSO DEL REY EN EL OLIVETE (Caps. 24, 25)<br />

XIV. LA PASIÓN Y MUERTE DEL REY (Caps. 26, 27)<br />

XV. EL TRIUNFO DEL REY (Cap. 28)<br />

Comentario<br />

I. GENEALOGÍA Y NACIMIENTO DEL MESÍAS-REY<br />

(Cap. 1)<br />

A. La Genealogía <strong>de</strong> Jesucristo (1:1–17)<br />

Una lectura por encima <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> pue<strong>de</strong> hacer que el lector se pregunte por<br />

qué empieza con algo tan tedioso como un árbol genealógico. Se podría llegar a la


conclusión <strong>de</strong> que hay poca significancia que sacar <strong>de</strong> este catálogo <strong>de</strong> nombres, y por ello<br />

saltarlo para pasar don<strong>de</strong> comienza la acción.<br />

Sin embargo, la genealogía es indispensable. Establece el fundamento para todo lo que<br />

sigue. A no ser que se pueda <strong>de</strong>mostrar que Jesús es un <strong>de</strong>scendiente legal <strong>de</strong> David a<br />

través <strong>de</strong> la línea regia, es imposible <strong>de</strong>mostrar que sea el Mesías-Rey <strong>de</strong> Israel. Mateo<br />

comienza su relato don<strong>de</strong> <strong>de</strong>be empezarlo: con la evi<strong>de</strong>ncia documental <strong>de</strong> que Jesús<br />

heredó el <strong>de</strong>recho legal al trono <strong>de</strong> David a través <strong>de</strong> su padre putativo, José.<br />

Esta genealogía traza el linaje legal <strong>de</strong> Jesús como Rey <strong>de</strong> Israel; la genealogía en el<br />

Evangelio <strong>de</strong> Lucas traza Su linaje directo como Hijo <strong>de</strong> David. La genealogía <strong>de</strong> Mateo<br />

sigue la línea regia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> David a través <strong>de</strong> su hijo Salomón, el rey siguiente; la genealogía<br />

<strong>de</strong> Lucas sigue la línea <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> David a través <strong>de</strong> otro hijo, Natán. Esta genealogía<br />

termina con José, <strong>de</strong> quién Jesús era el hijo adoptado; la genealogía en Lucas 3<br />

probablemente presenta el linaje <strong>de</strong> María, <strong>de</strong> quien Jesús era Hijo verda<strong>de</strong>ro.<br />

Un milenio antes, Dios había hecho un acuerdo incondicional con David, prometiéndole<br />

un reino que permanecería para siempre y un linaje que gobernaría para siempre (Sal. 89:4,<br />

36, 37). Este pacto está ahora cumplido en Cristo: Él es el here<strong>de</strong>ro legal al trono <strong>de</strong> David<br />

a través <strong>de</strong> José y la simiente real <strong>de</strong> David a través <strong>de</strong> María. Por cuanto Él vive para<br />

siempre, Su reino permanecerá para siempre y reinará eternamente como el mayor Hijo <strong>de</strong><br />

David. Jesús unió en Su persona las únicas bases para la pretensión al trono <strong>de</strong> Israel (la<br />

legal y la lineal); por cuanto Él sigue viviendo, no pue<strong>de</strong> haber otro pretendiente.<br />

1:1–5 La fórmula Libro <strong>de</strong> la genealogía <strong>de</strong> Jesucristo, hijo <strong>de</strong> David, hijo <strong>de</strong><br />

Abraham es similar a la expresión en Génesis 5:1: «Éste es el libro <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong><br />

Adán». Génesis introduce al primer Adán; Mateo, al postrer Adán. El primer Adán fue<br />

cabeza <strong>de</strong> la primera creación, la física. Cristo, como el postrer Adán, es Cabeza <strong>de</strong> la<br />

nueva creación, la espiritual.<br />

El tema <strong>de</strong> este Evangelio es Jesucristo. El nombre Jesús lo presenta como Jehová-<br />

Salvador; el título Cristo («Ungido»), como el largamente esperado Mesías <strong>de</strong> Israel. El<br />

título Hijo <strong>de</strong> David está asociado en el AT con los papeles a la vez <strong>de</strong> Mesías y Rey. El<br />

título Hijo <strong>de</strong> Abraham presenta a nuestro Señor como Aquel que es el cumplimiento<br />

<strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> las promesas hechas al progenitor <strong>de</strong>l pueblo hebreo.<br />

La genealogía se divi<strong>de</strong> en tres secciones históricas: <strong>de</strong> Abraham a Isaí, <strong>de</strong> David a<br />

Josías, y <strong>de</strong> Jeconías a José. La primera sección lleva a David; la segunda cubre el periodo<br />

<strong>de</strong>l reino; la tercera preserva el registro <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia regia durante el exilio (586 a.C.<br />

y <strong>de</strong>spués).<br />

Hay muchos rasgos interesantes en este registro. Por ejemplo, en este párrafo se<br />

mencionan cuatro mujeres: Tamar, Rahab, Rut y Betsabé (la que fue mujer <strong>de</strong> Urías). Por<br />

cuanto las mujeres son pocas veces mencionadas en las tablas genealógicas orientales, la<br />

inclusión <strong>de</strong> estas mujeres es tanto más asombrosa por cuanto dos <strong>de</strong> ellas habían sido<br />

prostitutas (Tamar y Rahab), una había cometido adulterio (Betsabé), y dos <strong>de</strong> ellas eran<br />

gentiles (Rahab y Rut). Su inclusión en la introducción <strong>de</strong> Mateo es quizá una sutil<br />

sugerencia <strong>de</strong> que la venida <strong>de</strong> Cristo traería salvación a los pecadores, gracia a los gentiles,<br />

y que en Él se <strong>de</strong>rrumbarían las barreras <strong>de</strong> la raza y <strong>de</strong>l sexo.<br />

También es interesante la mención <strong>de</strong> un rey llamado Jeconías. En Jeremías 22:30 Dios<br />

pronunció una maldición sobre este hombre:<br />

«Así dice Jehová:


Escribid lo que suce<strong>de</strong>rá a este hombre privado <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia, hombre a quien nada<br />

próspero suce<strong>de</strong>rá en todos los días <strong>de</strong> su vida; porque ninguno <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia logrará<br />

sentarse sobre el trono <strong>de</strong> David, ni reinar sobre Judá».<br />

Si Jesús hubiese sido el verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> José, habría caído bajo esta maldición. Pero<br />

tenía que ser el hijo legal <strong>de</strong> José para heredar los <strong>de</strong>rechos al trono <strong>de</strong> David. El problema<br />

quedó resuelto mediante el milagro <strong>de</strong>l nacimiento virginal: Jesús era el here<strong>de</strong>ro legal al<br />

trono por medio <strong>de</strong> José. Él era el verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> David a través <strong>de</strong> María. La maldición<br />

<strong>de</strong> Jeconías no recaía sobre María ni sobre los hijos <strong>de</strong> ella, porque ella no <strong>de</strong>scendía <strong>de</strong><br />

Jeconías.<br />

1:16 De la cual: así es como el texto, también en el griego original en singular y<br />

femenino, nos indica que Jesús nació <strong>de</strong> María, pero no <strong>de</strong> José. Pero a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estos<br />

interesantes rasgos <strong>de</strong> la genealogía, se <strong>de</strong>be hacer mención también <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s que<br />

presenta.<br />

1:17 Mateo atrae una especial atención al hecho <strong>de</strong> que hay tres secciones <strong>de</strong> catorce<br />

generaciones cada una. Sin embargo, por el AT sabemos que hay algunos nombres<br />

ausentes <strong>de</strong> su lista. Por ejemplo, entre Joram y Uzías (v. 8) reinaron Ocozías, Joás y<br />

Amasías (véase 2 R. 8–14; 2 Cr. 21–25).<br />

Las genealogías <strong>de</strong> Mateo y Lucas parecen solaparse al mencionar dos nombres:<br />

Salatiel y Zorobabel (Mt. 1:12, 13; Lc. 3:27). Es extraño que el linaje <strong>de</strong> José y María se<br />

uniese en estos dos hombres y se volviese a separar. La dificultad aumenta cuando<br />

observamos que ambos Evangelios siguen a Esdras 3:2 al relacionar a Zorobabel como hijo<br />

<strong>de</strong> Salatiel, mientras que en 1 Crónicas 3:19 es <strong>de</strong>signado como hijo <strong>de</strong> Pedaías.<br />

Una tercera dificultad es que Mateo cuenta 27 generaciones <strong>de</strong> David a Jesús, mientras<br />

que Lucas da 42. Aunque los evangelistas presentan diferentes árboles genealógicos, parece<br />

sin embargo extraño que haya tal diferencia en el número <strong>de</strong> generaciones.<br />

¿Qué actitud <strong>de</strong>bería tomar el estudioso <strong>de</strong> la Biblia hacia estas dificulta<strong>de</strong>s y aparentes<br />

discrepancias? En primer lugar, nuestra premisa fundamental es que la Biblia es la Palabra<br />

inspirada <strong>de</strong> Dios. Por tanto, no pue<strong>de</strong> contener errores. Segundo, es infinita porque refleja<br />

la infinitud <strong>de</strong> la Deidad. Po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r las verda<strong>de</strong>s fundamentales <strong>de</strong> la Palabra,<br />

pero nunca po<strong>de</strong>mos abarcar totalmente todo lo que hay en ella.<br />

De modo que nuestra aproximación a estas dificulta<strong>de</strong>s nos lleva a la conclusión <strong>de</strong> que<br />

el problema resi<strong>de</strong> en nuestra falta <strong>de</strong> conocimiento más que en la falibilidad <strong>de</strong> la Biblia.<br />

Los problemas bíblicos <strong>de</strong>berían servir como un reto para estudiar e investigar las<br />

respuestas. «Gloria <strong>de</strong> Dios es encubrir el asunto; pero honra <strong>de</strong>l rey es escudriñarlo» (Pr.<br />

25:2).<br />

Las cuidadosas investigaciones <strong>de</strong> los historiadores y las excavaciones <strong>de</strong> los<br />

arqueólogos no han podido <strong>de</strong>mostrar que las <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> la Biblia sean falsas. Lo que<br />

nos parecen dificulta<strong>de</strong>s y contradicciones tienen todas explicaciones razonables, y estas<br />

explicaciones están llenas <strong>de</strong> significación y provecho espirituales.<br />

B. Jesucristo nace <strong>de</strong> María (1:18–25)<br />

1:18 El nacimiento <strong>de</strong> Jesucristo fue diferente <strong>de</strong>l <strong>de</strong> cualquiera <strong>de</strong> los nacimientos<br />

mencionados antes en la genealogía. Allí encontramos la fórmula repetida una vez tras otra:<br />

«A engendró a B». Pero ahora tenemos el registro <strong>de</strong> un nacimiento sin padre humano. Los<br />

hechos que ro<strong>de</strong>an esta milagrosa concepción son expresados con dignidad y simplicidad.


María había sido prometida en matrimonio a José, pero todavía no había tenido lugar la<br />

boda. En los tiempos <strong>de</strong>l NT el <strong>de</strong>sposorio eran una especie <strong>de</strong> ceremonia <strong>de</strong> pedida (pero<br />

más vinculante que el compromiso <strong>de</strong> matrimonio actual) y podía ser disuelto sólo<br />

mediante divorcio. Aunque una pareja prometida no vivían juntos hasta la ceremonia <strong>de</strong> la<br />

boda, la infi<strong>de</strong>lidad por parte <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sposados era consi<strong>de</strong>rada como adulterio y punible<br />

con la muerte.<br />

Durante la época <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sposorio, la Virgen María quedó embarazada por un milagro<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo. Un ángel había anunciado antes este misterioso acontecimiento a<br />

María: «El Espíritu Santo vendrá con po<strong>de</strong>r sobre ti, y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Altísimo te cubrirá con<br />

su sombra» (Lc. 1:35). Una nube <strong>de</strong> sospechas y escándalo flotó sobre María. En toda la<br />

historia humana jamás había habido un nacimiento virginal. Cuando la gente veía una<br />

mujer no casada y embarazada, sólo tenían una posible explicación.<br />

1:19 Ni José sabía aún la verda<strong>de</strong>ra explicación <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> María. Podría<br />

haberse indignado contra su prometida por dos causas: Primero, su evi<strong>de</strong>nte infi<strong>de</strong>lidad<br />

contra él; segundo, aunque inocente, casi inevitablemente sería acusado <strong>de</strong> complicidad. Su<br />

amor por María y su <strong>de</strong>seo por la justicia le llevaron a la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> disolver el <strong>de</strong>sposorio<br />

mediante un divorcio discreto. Quería evitar el oprobio público que normalmente<br />

acompañaba a una acción así.<br />

1:20 Mientras este hombre amable y reflexivo estaba preparando su estrategia para<br />

proteger a María, un ángel <strong>de</strong>l Señor se le apareció en sueños. La salutación «José, hijo<br />

<strong>de</strong> David» estaba evi<strong>de</strong>ntemente pensada para <strong>de</strong>spertar en él la conciencia <strong>de</strong> su linaje<br />

regio y para prepararle para el insólito advenimiento <strong>de</strong>l Mesías-Rey <strong>de</strong> Israel. No <strong>de</strong>bía<br />

tener reparos acerca <strong>de</strong> casarse con María. Cualquier suspicacia tocante a la pureza <strong>de</strong> ella<br />

carecía <strong>de</strong> toda base. Su embarazo era un milagro <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

1:21 El ángel reveló luego el sexo <strong>de</strong>l Bebé aún no nacido, su nombre y su misión.<br />

María daría a luz un hijo. Sería llamado JESÚS (lo cual significa «Jehová es salvación» o<br />

«Jehová, el Salvador»). Fiel a Su Nombre, él salvará a su pueblo <strong>de</strong> sus pecados. Este<br />

Niño <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino era el mismo Jehová, visitando la tierra para salvar al pueblo <strong>de</strong> la pena<br />

<strong>de</strong>l pecado, <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado, y finalmente <strong>de</strong> la misma presencia <strong>de</strong>l pecado.<br />

1:22 Al registrar Mateo estos acontecimientos, se dio cuenta <strong>de</strong> que había amanecido<br />

una nueva era en la historia <strong>de</strong> los tratos <strong>de</strong> Dios con la raza humana. Las palabras <strong>de</strong> una<br />

profecía mesiánica, largamente latentes, habían ahora brotado a la vida. La críptica profecía<br />

<strong>de</strong> Isaías quedaba ahora cumplida en el Niño <strong>de</strong> María: Todo esto aconteció para que se<br />

cumpliese lo dicho por el Señor por medio <strong>de</strong>l profeta. Mateo afirma la divina<br />

inspiración para las palabras <strong>de</strong> Isaías —el Señor había hablado por medio <strong>de</strong>l profeta al<br />

menos 700 años antes <strong>de</strong> Cristo.<br />

1:23 La profecía <strong>de</strong> Isaías 7:14 incluía la predicción <strong>de</strong> un nacimiento singular («He<br />

aquí que la virgen concebirá»), el sexo <strong>de</strong>l Niño («y dará a luz un hijo»), y el nombre <strong>de</strong>l<br />

Niño («y llamarán su nombre Emanuel»). Mateo aña<strong>de</strong> la explicación <strong>de</strong> que Emanuel<br />

significa Dios con nosotros. Emanuel podría también ser una <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> Cristo que se<br />

empleará primariamente en Su Segunda Venida.<br />

1:24 Como resultado <strong>de</strong> la intervención <strong>de</strong>l ángel, José abandonó su plan <strong>de</strong> divorciarse<br />

<strong>de</strong> María. Siguió reconociendo su compromiso hasta el nacimiento <strong>de</strong> Jesús, tras lo cual se<br />

unió a ella.<br />

1:25 La enseñanza <strong>de</strong> que María continuó virgen toda su vida queda refutada por la<br />

consumación <strong>de</strong> su matrimonio, mencionada en este versículo. Otras referencias que


indican que María tuvo hijos con José son Mateo 12:46; 13:55, 56; Marcos 6:3; Juan 7:3, 5;<br />

Hechos 1:14; 1 Corintios 9:5 y Gálatas 1:19.<br />

Al tomar a María como esposa, José tomó a su Niño como su Hijo adoptivo. Así es<br />

como Jesús vino a ser here<strong>de</strong>ro legal <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> David. Y en obediencia al visitante<br />

angélico, José le puso por nombre Jesús.<br />

Así nació el Mesías-Rey. El Eterno irrumpió en el tiempo. El Omnipotente vino a ser un<br />

pequeño Bebé. El Señor <strong>de</strong> la gloria veló aquella gloria en un cuerpo humano, y «en él<br />

habita corporalmente toda la plenitud <strong>de</strong> la Deidad» (Col. 2:9).<br />

II. LOS AÑOS TEMPRANOS DEL MESÍAS-REY (Cap. 2)<br />

A. Los magos acu<strong>de</strong>n a adorar al Rey (2:1–12)<br />

2:1–2 Es fácil confundirse sobre la cronología <strong>de</strong> los acontecimientos que ro<strong>de</strong>aron el<br />

nacimiento <strong>de</strong> Cristo. En tanto que el v. 1 pue<strong>de</strong> parecer que indica que Hero<strong>de</strong>s intentó dar<br />

muerte a Jesús durante la estancia <strong>de</strong> María y José en el establo en Belén, la evi<strong>de</strong>ncia<br />

combinada señala a un tiempo <strong>de</strong> uno o dos años <strong>de</strong>spués. Mateo dice en el versículo 11<br />

que los magos vieron a Jesús en una casa. La or<strong>de</strong>n dada por Hero<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ejecutar a todos<br />

los niños varones menores <strong>de</strong> dos años (v. 16) constituye también una indicación <strong>de</strong> que<br />

había pasado un cierto tiempo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el regio nacimiento.<br />

Hero<strong>de</strong>s el Gran<strong>de</strong> era <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> Esaú, y por ello mismo un enemigo tradicional<br />

<strong>de</strong> los judíos. Era convertido al judaísmo, pero su conversión había sido posiblemente<br />

motivada por ambiciones políticas. Fue hacia el final <strong>de</strong> su reinado que unos magos<br />

proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l oriente llegaron buscando al rey <strong>de</strong> los judíos. Estos hombres podrían<br />

haber sido sacerdotes paganos cuyos ritos se centrasen en elementos naturales. Por su<br />

conocimiento y po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> predicción eran con frecuencia escogidos como consejeros <strong>de</strong><br />

reyes. No sabemos dón<strong>de</strong> vivían en Oriente, cuántos eran ni cuánto tiempo duró su viaje.<br />

Fue la estrella en el oriente la que, <strong>de</strong> una u otra manera, les hizo sabedores <strong>de</strong>l<br />

nacimiento <strong>de</strong> un rey, y habían venido a adorarle. Posiblemente estuviesen familiarizados<br />

con las profecías <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> tocantes a la llegada <strong>de</strong>l Mesías. Quizá conocían<br />

la predicción <strong>de</strong> Balaam <strong>de</strong> que una Estrella saldría <strong>de</strong> Jacob (Nm. 24:17) y relacionaron<br />

esto con la profecía <strong>de</strong> las setenta semanas que pre<strong>de</strong>cía la época <strong>de</strong> la primera venida <strong>de</strong><br />

Cristo (Dn. 9:24, 25). Pero parece más probable que el conocimiento les fuese comunicado<br />

<strong>de</strong> manera sobrenatural.<br />

Se han ofrecido varias explicaciones científicas para tratar <strong>de</strong> explicar la estrella.<br />

Algunos, por ejemplo, dicen que se trataba <strong>de</strong> una conjunción <strong>de</strong> planetas. Pero el curso <strong>de</strong><br />

esta estrella era muy irregular; fue <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los magos, llevándolos <strong>de</strong> Jerusalén a la casa<br />

don<strong>de</strong> Jesús estaba (v. 9). Luego se <strong>de</strong>tuvo. De hecho, fue algo tan insólito que sólo se<br />

pue<strong>de</strong> explicar como un milagro.<br />

2:3 Al oír que había nacido un Bebé que había <strong>de</strong> ser rey <strong>de</strong> los judíos, el rey Hero<strong>de</strong>s<br />

se turbó. Cualquier Niño así era una amenaza para su agitado dominio. Toda Jerusalén se<br />

turbó con él. Aquella ciudad, que <strong>de</strong>bería haber recibido las nuevas con gozo, se sentía<br />

perturbada por todo lo que pudiese trastornar su status quo o que pudiese atraer el<br />

<strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> los aborrecidos gobernantes romanos.<br />

2:4–6 Hero<strong>de</strong>s reunió a los lí<strong>de</strong>res judíos para enterarse acerca <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> había <strong>de</strong><br />

nacer el Cristo. Los principales sacerdotes eran el sumo sacerdote y sus hijos (y quizá<br />

otros miembros <strong>de</strong> su familia). Los escribas <strong>de</strong>l pueblo eran expertos laicos en la Ley <strong>de</strong>


Moisés. Preservaban y enseñaban la ley y servían como jueces en el Sanedrín. Estos<br />

sacerdotes y escribas le citaron inmediatamente Miqueas 5:2, que i<strong>de</strong>ntificaba a Belén <strong>de</strong><br />

Ju<strong>de</strong>a como el lugar <strong>de</strong> nacimiento <strong>de</strong>l Rey. El texto <strong>de</strong> la profecía en Miqueas llama a la<br />

ciudad «Belén Efrata». Por cuanto había en Palestina más <strong>de</strong> una ciudad llamada Belén,<br />

ésta i<strong>de</strong>ntifica a la <strong>de</strong>l distrito <strong>de</strong> Efrata, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites tribales <strong>de</strong> Judá.<br />

2:7–8 Hero<strong>de</strong>s, llamando en secreto a los magos, indagó <strong>de</strong> ellos cuándo había<br />

aparecido la estrella por primera vez. Esta reserva traicionaba su sanguinario motivo;<br />

necesitaba esta información si no podía localizar al Niño con certeza. Para encubrir sus<br />

verda<strong>de</strong>ras intenciones, envió a los magos en sus averiguaciones y les pidió que le diesen<br />

cuenta <strong>de</strong> sus hallazgos.<br />

2:9 Al empren<strong>de</strong>r el camino los magos, la estrella que habían visto en el oriente<br />

volvió a aparecer. Esto indica que la estrella no los había conducido todo el camino <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Oriente. Pero ahora sí que los condujo hasta la casa don<strong>de</strong> estaba el Niño.<br />

2:10 Se hace una mención especial <strong>de</strong> que al ver la estrella los magos se regocijaron<br />

con enorme gozo. Estos gentiles buscaron diligentemente a Cristo; Hero<strong>de</strong>s planeaba darle<br />

muerte; los sacerdotes y escribas estaban (todavía) indiferentes; el pueblo <strong>de</strong> Jerusalén<br />

estaba turbado. Estas actitu<strong>de</strong>s eran premoniciones <strong>de</strong> la manera en que el Mesías iba a ser<br />

recibido.<br />

2:11 Y al entrar en la casa, los magos vieron al niño con su madre María.<br />

Postrándose, lo adoraron, ofreciéndole costosos dones <strong>de</strong> oro, incienso y mirra.<br />

Observemos que vieron a Jesús con Su madre. Normalmente, se habría hecho mención<br />

primero <strong>de</strong> la madre y luego <strong>de</strong> su niño, pero este Niño es singular y <strong>de</strong>be recibir el primer<br />

puesto (véase a<strong>de</strong>más vv. 13, 14, 20 y 21). Los magos adoraron a Jesús, no a María ni a<br />

José. (José ni siquiera es mencionado en este relato; pronto <strong>de</strong>saparecerá totalmente <strong>de</strong>l<br />

registro <strong>de</strong>l Evangelio.) Es Jesús quien merece nuestra alabanza y adoración, y no María ni<br />

José.<br />

Los tesoros que trajeron hablaban elocuentemente. El oro es un símbolo <strong>de</strong> <strong>de</strong>idad y<br />

gloria; habla <strong>de</strong> la perfección resplan<strong>de</strong>ciente <strong>de</strong> Su divina Persona. El incienso es un<br />

ungüento o perfume; sugiere la fragancia <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> perfección sin pecado. La mirra es<br />

una hierba amarga; presagia los sufrimientos que Él iba a pa<strong>de</strong>cer al llevar los pecados <strong>de</strong>l<br />

mundo. Esta presentación <strong>de</strong> dones <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los gentiles es reminiscente <strong>de</strong>l lenguaje <strong>de</strong><br />

Isaías 60:6. Isaías predijo que los gentiles acudirían al Mesías con dones, pero mencionó<br />

sólo oro e incienso: «Traerán oro e incienso, y proclamarán las alabanzas a Jehová». ¿Por<br />

qué omite el profeta la mirra? Porque Isaías se está refiriendo a la segunda venida <strong>de</strong> Cristo<br />

—a Su venida en po<strong>de</strong>r y gran gloria—. No habrá pues mirra porque entonces no habrá <strong>de</strong><br />

pa<strong>de</strong>cer. Pero en Mateo se incluye la mirra porque está a la vista Su primera venida. En<br />

Mateo tenemos los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo; en este pasaje <strong>de</strong> Isaías tenemos las glorias que<br />

vendrán <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ellos.<br />

2:12 Los magos fueron avisados en sueños <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios que no volviesen a<br />

Hero<strong>de</strong>s, y ellos, obedientes, regresaron a su tierra por otro camino. Nadie que se<br />

encuentre con Cristo con corazón sincero vuelve por el mismo camino. Un verda<strong>de</strong>ro<br />

encuentro con Él transforma la vida entera.<br />

B. José, María y Jesús huyen a Egipto (2:13–15)<br />

2:13–14 Des<strong>de</strong> su infancia, la amenaza <strong>de</strong> la muerte pendió sobre nuestro Señor. Es<br />

evi<strong>de</strong>nte que había nacido para morir, pero sólo en el tiempo señalado. Todo aquel que


anda en la voluntad <strong>de</strong> Dios es inmortal hasta que ha acabado su trabajo. Un ángel <strong>de</strong>l<br />

Señor advirtió en sueños a José para que huyese a Egipto con su familia. Hero<strong>de</strong>s estaba<br />

listo para empren<strong>de</strong>r su misión <strong>de</strong> «búsqueda y <strong>de</strong>strucción». La familia se exilió a causa <strong>de</strong><br />

la ira <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s. No sabemos cuánto tiempo estuvieron allí, pero al morir Hero<strong>de</strong>s quedó<br />

todo <strong>de</strong>spejado para su repatriación.<br />

2:15 De esta manera otra profecía <strong>de</strong>l AT se revistió <strong>de</strong> un nuevo significado. Dios<br />

había dicho por medio <strong>de</strong>l profeta Oseas: «De Egipto llamé a mi hijo» (Os. 11:1). En su<br />

contexto original se refería a la liberación <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong> Egipto en la época <strong>de</strong>l Éxodo. Pero<br />

esta <strong>de</strong>claración es susceptible <strong>de</strong> un doble significado —la historia <strong>de</strong>l Mesías tendría un<br />

estrecho paralelismo con la <strong>de</strong> Israel—. La profecía se cumplió en la vida <strong>de</strong> Cristo con Su<br />

regreso a Israel <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Egipto.<br />

Cuando el Señor vuelva para reinar en justicia, Egipto será uno <strong>de</strong> los países que<br />

compartirá en las bendiciones <strong>de</strong>l Milenio (Is. 19:21–25; Sof. 3:9, 10; Sal. 68:31). ¿Por qué<br />

<strong>de</strong>bería ser tan favorecida esta nación, enemiga tradicional <strong>de</strong> Israel? ¿Podría ser en prenda<br />

<strong>de</strong> la gratitud divina por dar refugio al Señor Jesús?<br />

C. Hero<strong>de</strong>s hace una matanza con los pequeñuelos <strong>de</strong> Belén (2:16–18)<br />

2:16 Al no volver los magos, Hero<strong>de</strong>s se dio cuenta <strong>de</strong> que había sido burlado en su<br />

plan <strong>de</strong> localizar al pequeño Rey. En su furor insensato, or<strong>de</strong>nó la muerte <strong>de</strong> todos los<br />

niños varones <strong>de</strong> dos años para abajo que había en Belén y en todos sus alre<strong>de</strong>dores.<br />

Las estimaciones varían acerca <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> los muertos; un escritor sugiere unos<br />

veintiséis. No es probable que estuviesen envueltos cientos <strong>de</strong> niños en ello.<br />

2:17, 18 El llanto que siguió a la matanza <strong>de</strong> los niños fue un cumplimiento <strong>de</strong> las<br />

palabras <strong>de</strong>l profeta Jeremías:<br />

Así dice Jehová:<br />

«Se oye una voz en Ramá, lamento y llanto amargo;<br />

Raquel llora por sus hijos,<br />

Y rehusa ser consolada por sus hijos,<br />

Porque perecieron» (31:15).<br />

En la profecía, Raquel representa a la nación <strong>de</strong> Israel. El dolor <strong>de</strong> la nación se atribuye<br />

a Raquel, que fue sepultada en Ramá (cerca <strong>de</strong> Belén, don<strong>de</strong> tuvo lugar la matanza). Al<br />

pasar los dolidos padres su tumba, se la representa como que lloraba con ellos. En su<br />

esfuerzo por eliminar a su joven Rival, Hero<strong>de</strong>s no consiguió más que una <strong>de</strong>shonrosa<br />

mención en los anales <strong>de</strong> la infamia.<br />

D. José, María y Jesús se establecen en Nazaret (2:19–23)<br />

Después <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s, un ángel <strong>de</strong>l Señor aseguró a José que ahora podía<br />

volver sobre seguro. Pero al llegar a tierra <strong>de</strong> Israel supo que el hijo <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s,<br />

Arquelao, había sucedido a su padre como rey en Ju<strong>de</strong>a. José tuvo aprensión sobre<br />

aventurarse en esta región, y por ello, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que sus temores le fuesen confirmados<br />

por Dios en sueños, se dirigió al norte a la región <strong>de</strong> Galilea y se estableció en Nazaret.<br />

Por cuarta vez en este capítulo, Mateo nos recuerda que se estaba cumpliendo la<br />

profecía. No menciona por nombre a ninguno <strong>de</strong> los profetas, pero dice que los profetas<br />

habían predicho que el Mesías habría <strong>de</strong> ser llamado nazareno. Ningún versículo <strong>de</strong>l AT


lo dice directamente. Muchos académicos sugieren que Mateo se está refiriendo a Isaías<br />

11:1: «Saldrá una vara <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Isaí, y un retoño brotará <strong>de</strong> sus raíces». El término<br />

hebreo traducido «vara» es netzer, pero la conexión parece remota. Una explicación más<br />

probable es que «nazareno» se emplea para <strong>de</strong>scribir a cualquiera que viviese en Nazaret,<br />

población menospreciada por el resto <strong>de</strong> la gente. Natanael lo expresa con una pregunta<br />

proverbial: «¿De Nazaret pue<strong>de</strong> salir algo bueno?» (Jn. 1:46). El escarnio amontonado<br />

sobre esta «insignificante» población caía también sobre sus habitantes. De modo que<br />

cuando el versículo 23 dice que habría <strong>de</strong> ser llamado nazareno, significa que sería<br />

tratado con menosprecio. Aunque no po<strong>de</strong>mos encontrar profecía alguna <strong>de</strong> que Jesús sería<br />

llamado nazareno, encontramos una que dice que sería «<strong>de</strong>spreciado y <strong>de</strong>sechado <strong>de</strong> los<br />

hombres» (Is. 53:3). Otra dice que sería gusano y no hombre, oprobio <strong>de</strong> los hombres, y<br />

<strong>de</strong>spreciado <strong>de</strong>l pueblo (Sal. 22:6). De modo que aunque los profetas no emplearon estas<br />

mismas palabras, éste era innegablemente el espíritu <strong>de</strong> varias profecías.<br />

Es asombroso que cuando el po<strong>de</strong>roso Dios vino a la tierra, recibiese un sobrenombre<br />

oprobioso. Los que le siguen tienen el privilegio <strong>de</strong> compartir Su vituperio (He. 13:13).<br />

III. PREPARATIVOS PARA EL MINISTERIO DEL<br />

MESÍAS Y SU INAUGURACIÓN (Caps. 3, 4)<br />

A. Juan el Bautista prepara el camino (3:1–12)<br />

Entre los capítulos 2 y 3 hay un intervalo <strong>de</strong> veintiocho o veintinueve años que Mateo<br />

no menciona. Durante este tiempo, Jesús estuvo en Nazaret, preparándose para la obra que<br />

tenía por <strong>de</strong>lante. Fueron años en los que no llevó a cabo milagros, pero en los que gozó <strong>de</strong><br />

un perfecto <strong>de</strong>leite a los ojos <strong>de</strong> Dios (Mt. 3:16). Con este capítulo llegamos al umbral <strong>de</strong><br />

Su ministerio público.<br />

3:1–2 Juan el Bautista era seis meses mayor que su primo Jesús (véase Lucas 1:26, 36).<br />

Entró en el escenario <strong>de</strong> la historia para servir como precursor <strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong> Israel. Su<br />

improbable parroquia fue el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, una árida región que se extendía <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Jerusalén hasta el Jordán. El mensaje <strong>de</strong> Juan era: «Arrepentíos, porque el reino <strong>de</strong> los<br />

cielos se ha acercado». El Rey estaba a punto <strong>de</strong> aparecer, pero Él no podía reinar y no<br />

reinaría sobre una gente que seguía aferrada a sus pecados. Habían <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> dirección,<br />

<strong>de</strong>bían confesar y abandonar sus pecados. Dios estaba llamándoles <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> las tinieblas<br />

al reino <strong>de</strong> los cielos.<br />

EL REINO DE LOS CIELOS<br />

En el versículo 2 tenemos la primera aparición <strong>de</strong> la frase el reino <strong>de</strong> los cielos, que se<br />

utiliza treinta y dos veces en este Evangelio. Ya que nadie pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r<br />

correctamente a Mateo sin compren<strong>de</strong>r este concepto, es oportuno aquí <strong>de</strong>finir y <strong>de</strong>scribir<br />

este término.<br />

El reino <strong>de</strong> los cielos es la esfera en la que se reconoce el gobierno <strong>de</strong> Dios. La<br />

palabra «cielos» se usa para <strong>de</strong>notar a Dios. Esto se muestra en Daniel 4:25, don<strong>de</strong><br />

Daniel dice que «el Altísimo» tiene el dominio sobre el reino <strong>de</strong> los hombres. En el<br />

siguiente versículo dice que «el cielo» gobierna. Allí don<strong>de</strong> los hombres se someten al<br />

gobierno <strong>de</strong> Dios, allí existe el reino <strong>de</strong> los cielos.


Hay dos aspectos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos. En su sentido más amplio incluye a los que<br />

profesan reconocer a Dios como Supremo Gobernante. En su aspecto más estricto<br />

incluye sólo a quienes han sido genuinamente convertidos. Po<strong>de</strong>mos representar esto<br />

mediante dos círculos concéntricos.<br />

El círculo gran<strong>de</strong> es la esfera <strong>de</strong> la profesión; incluye a todos los que son súbditos<br />

genuinos <strong>de</strong>l rey y también a los que sólo profesan adhesión a Él. Esto se ve en las<br />

parábolas <strong>de</strong>l sembrador (Mt. 13:3–9), la semilla <strong>de</strong> mostaza (Mt. 13:31, 32) y la levadura<br />

(Mt. 13:33). El círculo pequeño incluye solamente a quienes han nacido <strong>de</strong> nuevo por la fe<br />

en el Señor Jesucristo. Sólo los convertidos pue<strong>de</strong>n entrar en el reino <strong>de</strong> los cielos en su<br />

aspecto interior (Mt. 18:3).<br />

Reuniendo todas las referencias que hay en la Biblia acerca <strong>de</strong>l reino, po<strong>de</strong>mos seguir<br />

su <strong>de</strong>sarrollo histórico en estas cinco fases distintas:<br />

Primero, el reino fue profetizado en el AT. Daniel predijo que Dios establecería un<br />

reino que nunca sería <strong>de</strong>struido ni ce<strong>de</strong>ría su soberanía a otro pueblo (Dn. 2:44). También<br />

previó la venida <strong>de</strong> Cristo para ejercer un dominio universal y eterno (Dn. 7:13, 14; ver<br />

también Jer. 23:5, 6).<br />

Segundo, el reino fue <strong>de</strong>scrito por Juan el Bautista, Jesús y los doce discípulos como<br />

cercano o presente (Mt. 3:2; 4:17; 10:7). En Mateo 12:28, Jesús dijo: «… si yo echo fuera<br />

los <strong>de</strong>monios en virtud <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios, entonces es que ha llegado a vosotros el<br />

reino <strong>de</strong> Dios». En Lucas 17:21 dijo: «Porque el reino <strong>de</strong> Dios está en medio <strong>de</strong><br />

vosotros». El reino estaba presente en la Persona <strong>de</strong>l Rey. Como veremos más a<strong>de</strong>lante,<br />

los términos reino <strong>de</strong> Dios y reino <strong>de</strong> los cielos se usan <strong>de</strong> forma intercambiable.<br />

Tercero, el reino se <strong>de</strong>scribe en una forma interina. Después <strong>de</strong> ser rechazado por la<br />

nación <strong>de</strong> Israel, el Rey volvió al cielo. Actualmente, mientras el Rey está ausente, el reino<br />

existe en los corazones <strong>de</strong> todos los que reconocen Su regia autoridad y sus principios<br />

morales y éticos, incluyendo el Sermón <strong>de</strong>l Monte, siguen rigiendo en la actualidad para<br />

nosotros. Esta fase interina <strong>de</strong>l reino se <strong>de</strong>scribe en las parábolas <strong>de</strong> Mateo 13.<br />

La cuarta fase <strong>de</strong>l reino es la que podría ser <strong>de</strong>signada como su manifestación. Es el<br />

reinado <strong>de</strong> mil años <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra, que fue prefigurado por la Transfiguración <strong>de</strong><br />

Cristo, cuando fue visto en la gloria <strong>de</strong> Su reino veni<strong>de</strong>ro (Mt. 17:1–8). Jesús se refirió a<br />

esta fase en Mateo 8:11 al <strong>de</strong>cir: «… vendrán muchos <strong>de</strong>l oriente y <strong>de</strong>l occi<strong>de</strong>nte, y se<br />

sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino <strong>de</strong> los cielos».<br />

La forma final será el reino eterno. Se <strong>de</strong>scribe en 2 Pedro 1:11 como «el reino eterno<br />

<strong>de</strong> nuestro Señor y Salvador Jesucristo».<br />

La frase «el reino <strong>de</strong> los cielos» se encuentra sólo en el Evangelio <strong>de</strong> Mateo, pero<br />

«reino <strong>de</strong> Dios» se halla en los cuatro evangelios. Para todos los propósitos prácticos no<br />

hay diferencia. Se dicen las cosas acerca <strong>de</strong> ambos. Por ejemplo, en Mateo 19:23 Jesús<br />

dijo que le sería difícil a un rico entrar en el reino <strong>de</strong> los cielos. Tanto en Marcos (10:23)<br />

como en Lucas (18:24) se registra que Jesús dijo esto acerca <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios (véase<br />

también Mt. 19:24 que tiene una máxima similar empleando «el reino <strong>de</strong> Dios»).<br />

Antes se ha mencionado que el reino <strong>de</strong> los cielos tiene un aspecto exterior y una<br />

realidad interior. El hecho <strong>de</strong> que lo mismo sea cierto <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios es prueba<br />

adicional <strong>de</strong> que ambos términos indican lo mismo. El reino <strong>de</strong> Dios también incluye lo<br />

real y lo falso. Esto se ve en las parábolas <strong>de</strong>l sembrador (Lc. 8:4–10), <strong>de</strong> la semilla <strong>de</strong><br />

mostaza (Lc. 13:18, 19) y <strong>de</strong> la levadura (Lc. 13:20, 21). Respecto a su realidad verda<strong>de</strong>ra<br />

e interior, en el reino <strong>de</strong> Dios sólo pue<strong>de</strong>n entrar los que nacen <strong>de</strong> nuevo (Jn. 3:3, 5).<br />

Una última cuestión a consi<strong>de</strong>rar es que el reino no es lo mismo que la <strong>iglesia</strong>. El reino<br />

empezó cuando Cristo emprendió Su ministerio público; la <strong>iglesia</strong> comenzó el día <strong>de</strong><br />

Pentecostés (Hch. 2). El reino continuará en la tierra hasta que la tierra sea <strong>de</strong>struida; la<br />

<strong>iglesia</strong> continúa en la tierra hasta el Arrebatamiento (cuando Cristo tomará para Sí <strong>de</strong> la<br />

tierra a la <strong>iglesia</strong> cuando <strong>de</strong>scienda <strong>de</strong>l cielo y se lleve a todos los creyentes consigo (1


Ts. 4:13–18). La <strong>iglesia</strong> volverá con Cristo en Su Segunda Venida para reinar con Él como<br />

Su esposa. En la actualidad, las personas que están en el reino en su realidad verda<strong>de</strong>ra<br />

e interior están también en la <strong>iglesia</strong>.‡<br />

3:3 Volviendo a la exposición <strong>de</strong> Mateo 3, observemos que el ministerio preparatorio<br />

<strong>de</strong> Juan había sido profetizado por Isaías a lo largo <strong>de</strong> setecientos años antes <strong>de</strong> su tiempo:<br />

«Voz que clama:<br />

En el <strong>de</strong>sierto, preparad el camino a Jehová;<br />

En<strong>de</strong>rezad calzada en la soledad a nuestro Dios» (40:3).<br />

Juan era la voz. La nación <strong>de</strong> Israel, hablando espiritualmente, era el <strong>de</strong>sierto, seco y<br />

estéril. Juan llamó al pueblo a preparar el camino <strong>de</strong>l Señor arrepintiéndose <strong>de</strong> sus<br />

pecados y <strong>de</strong>jándolos, y en<strong>de</strong>rezando Sus sendas eliminando <strong>de</strong> sus vidas todo aquello<br />

que pudiese estorbar Su total autoridad.<br />

3:4 El atavío <strong>de</strong>l Bautista estaba hecho <strong>de</strong> pelo <strong>de</strong> camello, pero no <strong>de</strong>l suave y lujoso<br />

tejido <strong>de</strong> pelo <strong>de</strong> camello <strong>de</strong> nuestros tiempos, sino <strong>de</strong>l burdo paño <strong>de</strong> un eremita. También<br />

llevaba un cinto <strong>de</strong> cuero. Era el mismo atavío que llevaba Elías (2 R. 1:8) y tal vez servía<br />

para llamar la atención a la similitud entre la misión <strong>de</strong> Juan y la <strong>de</strong> Elías (Mal. 4:5; Lc.<br />

1:17; Mt. 11:14; 17:10–12).<br />

Juan comía langostas y miel silvestre, la dieta <strong>de</strong> subsistencia <strong>de</strong> alguien tan entregado<br />

a su misión que las comodida<strong>de</strong>s y placeres normales <strong>de</strong> la vida quedaban relegados al<br />

olvido.<br />

Debía ser una experiencia profundamente avergonzante encontrarse con Juan, un<br />

hombre que no se cuidaba <strong>de</strong> ninguna <strong>de</strong> las cosas para las que generalmente vive la gente.<br />

Su entrega a las realida<strong>de</strong>s espirituales tiene que haber hecho conscientes a otros lo pobres<br />

que eran. Su propia renuncia constituía un punzante reproche al espíritu mundano <strong>de</strong> su<br />

época.<br />

3:5–6 Las personas acudían en masa a oírle <strong>de</strong> Jerusalén, <strong>de</strong> toda la Ju<strong>de</strong>a y <strong>de</strong> toda<br />

la región <strong>de</strong> Transjordania. Algunos <strong>de</strong> sus oyentes respondían a su mensaje y eran<br />

bautizados por él en el Jordán, con lo que venían a <strong>de</strong>cir que estaban listos para dar toda<br />

su lealtad y obediencia al Rey veni<strong>de</strong>ro.<br />

3:7 En el caso <strong>de</strong> los fariseos y saduceos la cosa cambiaba. Cuando fueron a<br />

escucharle, Juan supo que no eran sinceros. Reconoció su verda<strong>de</strong>ra naturaleza: los fariseos<br />

profesaban gran <strong>de</strong>voción a la ley, pero interiormente eran corrompidos, sectarios,<br />

hipócritas y pretendían una justicia que no tenían; los saduceos eran aristócratas sociales y<br />

escépticos religiosos que negaban doctrinas básicas como la resurrección <strong>de</strong>l cuerpo, la<br />

existencia <strong>de</strong> los ángeles, la inmortalidad <strong>de</strong>l alma y el castigo eterno. Por ello, <strong>de</strong>nunció<br />

ambas sectas como engendros <strong>de</strong> víboras, que pretendían <strong>de</strong>sear huir <strong>de</strong> la ira veni<strong>de</strong>ra,<br />

pero sin exhibir señales <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento.<br />

3:8 Les exhortó a que <strong>de</strong>mostrasen su sinceridad dando frutos dignos <strong>de</strong><br />

arrepentimiento. El verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento, como escribió J. R. Miller, «<strong>de</strong> nada sirve<br />

si produce sólo unas pocas lágrimas, un espasmo <strong>de</strong> sentimiento y un poco <strong>de</strong> temor.<br />

Hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar los pecados <strong>de</strong> los que nos arrepentimos y andar en los caminos nuevos y<br />

limpios <strong>de</strong> la santidad».<br />

3:9 Los judíos <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> presumir <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Abraham como<br />

pasaporte para el cielo. La gracia <strong>de</strong> la salvación no se transmite en el nacimiento natural.


Dios podía transformar las piedras <strong>de</strong>l Jordán en hijos <strong>de</strong> Abraham mediante un proceso<br />

menos radical que la conversión <strong>de</strong> los fariseos y saduceos.<br />

3:10 Al <strong>de</strong>cir que está puesta el hacha a la raíz <strong>de</strong> los árboles, Juan estaba <strong>de</strong>clarando<br />

que estaba a punto <strong>de</strong> comenzar una obra <strong>de</strong> juicio divino. La llegada y presencia <strong>de</strong> Cristo<br />

pondría a prueba a todos los hombres. Los hallados sin fruto serían <strong>de</strong>struidos igual que<br />

todo árbol que no produce buen fruto es cortado y arrojado al fuego.<br />

3:11–12 En los versículos 7–10 Juan se había estado dirigiendo exclusivamente a los<br />

fariseos y a los saduceos (véase v. 7), pero ahora aparentemente se dirige a todos sus<br />

oyentes, incluyendo a verda<strong>de</strong>ros y falsos profesantes. Les explicó que habría una<br />

significativa diferencia entre su ministerio y el <strong>de</strong>l Mesías que estaba a punto <strong>de</strong> llegar.<br />

Juan bautizaba en agua para arrepentimiento: el agua era ceremonial y no tenía po<strong>de</strong>r<br />

para limpiar; el arrepentimiento, aunque fuese real, no llevaba a la persona a una plena<br />

salvación. Juan contemplaba este ministerio como preparatorio y parcial. El Mesías<br />

eclipsaría totalmente a Juan. Él iba a ser más po<strong>de</strong>roso, más digno, Su obra alcanzaría más<br />

allá, porque Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.<br />

El bautismo en Espíritu Santo es distinto <strong>de</strong>l bautismo con fuego. Lo primero es un<br />

bautismo <strong>de</strong> bendición, lo segundo, <strong>de</strong> juicio. El primero tuvo lugar en Pentecostés; el<br />

segundo es aún futuro. El primero lo disfrutan los verda<strong>de</strong>ros creyentes en el Señor Jesús;<br />

el segundo será la parte <strong>de</strong> todos los incrédulos. El primero sería para aquellos israelitas<br />

cuyo bautismo era una señal externa <strong>de</strong> un arrepentimiento interno; el segundo para los<br />

fariseos, saduceos y todos aquellos que no diesen evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro<br />

arrepentimiento.<br />

Algunos enseñan que el bautismo con Espíritu Santo y el bautismo con fuego son el<br />

mismo acontecimiento, esto es, ¿no podría referirse el bautismo con fuego a las lenguas <strong>de</strong><br />

fuego que aparecieron cuando fue <strong>de</strong>rramado el Espíritu en Pentecostés? A la luz <strong>de</strong>l v. 12,<br />

que i<strong>de</strong>ntifica el fuego con juicio, probablemente no es así.<br />

Inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su referencia al bautismo <strong>de</strong> fuego, Juan habla <strong>de</strong> juicio. Se<br />

<strong>de</strong>scribe al Señor como utilizando un bieldo para echar el grano trillado al viento. El trigo<br />

(los verda<strong>de</strong>ros creyentes) cae directamente al suelo y es guardado en el granero. En<br />

cambio, la paja (los incrédulos) es arrastrada a una corta distancia por el viento y luego es<br />

recogida y quemada con fuego inextinguible. El fuego, en el v. 12, significa juicio, y por<br />

cuanto este versículo es una amplificación <strong>de</strong>l versículo 11, es razonable llegar a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que el bautismo con fuego es un bautismo <strong>de</strong> juicio.<br />

B. Juan bautiza a Jesús (3:13–17)<br />

3:13 Jesús anduvo aproximadamente cien kilómetros <strong>de</strong> Galilea al curso inferior <strong>de</strong>l río<br />

Jordán, presentándose a Juan para ser bautizado por él. Esto indica la importancia que<br />

Él atribuía a esta ceremonia y <strong>de</strong>bería indicar la significación <strong>de</strong>l bautismo para Sus<br />

seguidores hoy.<br />

3:14–15 Consciente <strong>de</strong> que Jesús no tenía pecados <strong>de</strong> los que arrepentirse, Juan<br />

protestó que no <strong>de</strong>bía bautizarle. Era un instinto certero el que le llevó a sugerir que el<br />

or<strong>de</strong>n apropiado sería más bien que Jesús le bautizase a él. Jesús no negó esto;<br />

sencillamente insistió en Su petición <strong>de</strong>l bautismo como aquello que conviene a fin <strong>de</strong><br />

cumplir toda justicia. Consi<strong>de</strong>ró apropiado i<strong>de</strong>ntificarse en el bautismo con aquellos<br />

piadosos israelitas que acudían para ser bautizados para arrepentimiento.


Pero había un sentido más profundo todavía. Para Él, el bautismo era un ritual que<br />

simbolizaba la manera en que cumpliría todas las justas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios contra el pecado<br />

<strong>de</strong>l hombre. Su inmersión tipificaba Su bautismo en las aguas <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios en el<br />

Calvario. Su salida <strong>de</strong>l agua prefiguraba Su resurrección. Con la muerte, sepultura y<br />

resurrección, Él iba a satisfacer las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la justicia divina y proveer una base justa<br />

sobre la que podrían ser justificados los pecadores.<br />

3:16–17 Tan pronto como subió <strong>de</strong>l agua, Jesús vio al Espíritu <strong>de</strong> Dios que <strong>de</strong>scendía<br />

<strong>de</strong>l cielo como paloma, y venía sobre él. Así como en el AT las personas y los objetos se<br />

consagraban para propósitos sagrados mediante «el aceite <strong>de</strong> la santa unción» (Éx. 30:25–<br />

30), así Él fue ungido como Mesías por el Espíritu Santo.<br />

Fue una ocasión sagrada, en la que los tres miembros <strong>de</strong> la Trinidad se manifestaron. El<br />

Hijo, el amado estaba allí. El Espíritu Santo estaba, en forma <strong>de</strong> paloma. La voz <strong>de</strong>l<br />

Padre se oyó <strong>de</strong> los cielos citando la Escritura: «Éste es mi Hijo, el amado (<strong>de</strong>l Sal, 2:7),<br />

en quien he puesto mi complacencia» (<strong>de</strong> Is. 42:1). Ésta es una <strong>de</strong> las tres ocasiones en<br />

las que el Padre habló <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo con un reconocimiento, lleno <strong>de</strong> <strong>de</strong>leite, <strong>de</strong> Su Hijo<br />

unigénito (los otros pasajes son Mt. 17:5 y Jn. 12:28).<br />

C. Satanás tienta a Jesús (4:1–11)<br />

4:1 Pue<strong>de</strong> parecer extraño que Jesús fuese llevado por el Espíritu para ser tentado.<br />

¿Por qué iba el Espíritu a llevarle a tal situación? La respuesta es que la tentación era<br />

necesaria para <strong>de</strong>mostrar Su idoneidad moral para la obra para la que había venido al<br />

mundo. El primer Adán <strong>de</strong>mostró su incapacidad para el dominio cuando se encontró con el<br />

adversario en el Huerto <strong>de</strong>l Edén. Aquí el postrer Adán hace frente al diablo en una<br />

confrontación directa, y sale sin un rasguño.<br />

La palabra griega traducida «tentar» o «poner a prueba» tiene dos significados: (1)<br />

ensayar o probar (Jn. 6:6; 2 Co. 13:5; He. 11:17); y (2) inducir al mal. El Espíritu Santo<br />

ensayó o puso a prueba a Cristo. El diablo trató <strong>de</strong> seducirlo a hacer el mal.<br />

Hay un profundo misterio relacionado con la tentación <strong>de</strong> nuestro Señor.<br />

Inevitablemente, surge la pregunta: «¿Podría Él haber pecado?» Si respon<strong>de</strong>mos «No»,<br />

entonces hemos <strong>de</strong> hacer frente a la otra pregunta: «¿Cómo podía tratarse <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra<br />

tentación si Él no podía ce<strong>de</strong>r?». Si respon<strong>de</strong>mos «Sí», hacemos frente al problema <strong>de</strong><br />

cómo el Dios encarnado podía pecar.<br />

Es <strong>de</strong> capital importancia recordar que Jesucristo es Dios y que Dios no pue<strong>de</strong> pecar. Es<br />

cierto que es también humano; sin embargo, <strong>de</strong>cir que podría pecar como hombre pero no<br />

como Dios es edificar un argumento sin base escrituraria. Los escritores <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong> escribieron en diversas ocasiones acerca <strong>de</strong> la impecabilidad <strong>de</strong> Cristo. Pablo<br />

escribió que «no conoció pecado» (2 Co. 5:21); Pedro dice que «no hizo pecado» (1 P.<br />

2:22); y Juan dice: «No hay pecado en él» (1 Jn. 3:5).<br />

Al igual que nosotros, Jesús podía ser tentado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera: Satanás vino a Él con<br />

sugerencias contrarias a la voluntad <strong>de</strong> Dios. Pero a diferencia <strong>de</strong> nosotros Él no podía ser<br />

tentado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro —en Él no podían originarse concupiscencias o pasiones<br />

pecaminosas—. A<strong>de</strong>más, nada había en Él que respondiera a las seducciones <strong>de</strong>l diablo (Jn.<br />

14:30).<br />

A pesar <strong>de</strong> la incapacidad <strong>de</strong> Jesús para pecar, la tentación fue muy real. Era posible<br />

para Él verse frente a seducciones a pecar, pero le era moralmente imposible ce<strong>de</strong>r. Sólo<br />

podía hacer lo que veía hacer al Padre (Jn. 5:19), y es inconcebible que jamás viese pecar al


Padre. No podía hacer nada por Sí mismo (Jn. 5:30) y el Padre nunca le iba a guiar a ce<strong>de</strong>r<br />

a la tentación.<br />

El propósito <strong>de</strong> la tentación no era ver si Él podía pecar, sino manifestar que incluso<br />

bajo una intensa presión no podía hacer nada, sino obe<strong>de</strong>cer la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Si Jesús hubiese podido pecar como ser humano, haríamos frente al problema <strong>de</strong> que Él<br />

es todavía un ser humano en el cielo. ¿Podría aún pecar? Es evi<strong>de</strong>nte que no.<br />

4:2–3 Después <strong>de</strong> haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, Jesús tuvo<br />

hambre. (En la Escritura, el número cuarenta se emplea frecuentemente en contextos <strong>de</strong><br />

prueba.) Este apetito natural hizo que el tentador tuviese una ventaja que podía explotar en<br />

mucha gente. Sugirió que Jesús podía usar Su po<strong>de</strong>r milagroso para convertir las piedras<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto en panes. Las palabras introductorias «Si eres Hijo <strong>de</strong> Dios», no implican<br />

duda. En realidad significan, «ya que eres el Hijo <strong>de</strong> Dios». El diablo está aludiendo a las<br />

palabras <strong>de</strong>l Padre a Jesús en el bautismo: «Éste es mi Hijo, el amado». Emplea una<br />

construcción griega que supone que la <strong>de</strong>claración es cierta, y con ello invita a Jesús a<br />

ejercitar Su po<strong>de</strong>r para saciar Su hambre.<br />

Saciar un apetito natural empleando po<strong>de</strong>r divino en respuesta a la indicación <strong>de</strong><br />

Satanás es una <strong>de</strong>sobediencia directa a Dios. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la sugerencia <strong>de</strong> Satanás es<br />

un eco <strong>de</strong> Génesis 3:6 («bueno para comer»). Juan clasifica esta tentación como «la<br />

concupiscencia <strong>de</strong> la carne» (1 Jn. 2:16, V.M.). En nuestro caso, la tentación que se<br />

correspon<strong>de</strong> a ésta es vivir para gratificar nuestros <strong>de</strong>seos naturales, escoger un camino <strong>de</strong><br />

comodidad en lugar <strong>de</strong> buscar el reino <strong>de</strong> Dios y Su justicia. El diablo dice: «Has <strong>de</strong> vivir,<br />

¿no?»<br />

4:4 Jesús respondió a la tentación citando la Palabra <strong>de</strong> Dios. ¡El ejemplo <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor enseña que no tenemos que vivir, pero que sí <strong>de</strong>bemos obe<strong>de</strong>cer a Dios! Conseguir<br />

pan no es lo más importante en la vida. Lo más importante es la obediencia a toda palabra<br />

que sale <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> Dios. Debido a que Jesús no había recibido instrucciones <strong>de</strong>l Padre<br />

<strong>de</strong> tornar las piedras en panes, Él no iba a actuar por Su propia cuenta y obe<strong>de</strong>cer <strong>de</strong> esta<br />

manera a Satanás, por muy intensa que fuese Su hambre.<br />

4:5, 6 La segunda tentación tuvo lugar en Jerusalén en el alero <strong>de</strong>l templo. El diablo<br />

<strong>de</strong>safió a Jesús a echarse abajo como una exhibición espectacular <strong>de</strong> Su Filiación divina.<br />

De nuevo la palabra inicial si no implica duda, como se ve en la referencia <strong>de</strong> Satanás a la<br />

protección prometida por Dios al Mesías en el Salmo 91:11, 12.<br />

La tentación fue que Jesús <strong>de</strong>mostrase que Él era el Mesías mediante una señal<br />

espectacular. Podría conseguir la gloria sin sufrimientos. Podría pasar la cruz por alto y<br />

llegar sin embargo al trono. Pero esta acción estaría fuera <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios. Juan<br />

<strong>de</strong>scribe esta tentación como «la vanagloria <strong>de</strong> la vida» (1 Jn. 2:16, V.M.). Se parece al<br />

«árbol codiciable para alcanzar la sabiduría» (Gn. 3:6) en el Huerto <strong>de</strong>l Edén, por cuanto<br />

ambas cosas eran medios <strong>de</strong> conseguir gloria personal echando a un lado la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios. Esta tentación nos viene en el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> llegar a un renombre religioso aparte <strong>de</strong> la<br />

comunión <strong>de</strong> Sus pa<strong>de</strong>cimientos. Buscamos gran<strong>de</strong>s cosas para nosotros mismos, y luego<br />

corremos y nos ocultamos cuando hacemos frente a dificulta<strong>de</strong>s. Cuando ignoramos la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios y nos exaltamos a nosotros mismos, tentamos a Dios.<br />

4:7 Una vez más, Jesús resistió el ataque citando la Escritura: «También está escrito:<br />

No tentarás al Señor tu Dios» (véase Dt. 6:16). Dios había prometido preservar al Mesías,<br />

pero esta garantía presuponía vivir la vida en la voluntad <strong>de</strong> Dios. Reclamar aquella<br />

promesa con un acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobediencia sería tentar a Dios. Llegaría el momento en que<br />

Jesús sería manifestado como Mesías, pero la cruz había <strong>de</strong> venir primero. El altar <strong>de</strong>l


sacrificio había <strong>de</strong> prece<strong>de</strong>r al trono. La corona <strong>de</strong> espinas había <strong>de</strong> prece<strong>de</strong>r a la corona <strong>de</strong><br />

gloria. Jesús esperaría al tiempo <strong>de</strong> Dios y cumpliría la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

4:8, 9 En la tercera tentación llevó el diablo a Jesús a un monte muy alto, y le mostró<br />

todos los reinos <strong>de</strong>l mundo. Los ofreció a Jesús a cambio que él le adorase. Aunque esta<br />

tentación tenía que ver con la adoración, una actividad <strong>de</strong>l espíritu, era un esfuerzo para<br />

inducir a nuestro Señor a que tomase el po<strong>de</strong>r imperial sobre el mundo adorando a Satanás.<br />

La recompensa ofrecida, todos los reinos <strong>de</strong>l mundo con toda su gran<strong>de</strong>za, apelaba a «la<br />

concupiscencia <strong>de</strong> los ojos» (1 Jn. 2:16, V.M.).<br />

En cierto sentido, los reinos <strong>de</strong>l mundo sí que pertenecen hoy al diablo. Se hace<br />

referencia a él como «el dios <strong>de</strong> este siglo» (2 Co. 4:4), y Juan nos dice: «el mundo entero<br />

yace en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l maligno» (1 Jn. 5:19). Cuando Jesús aparezca en la Segunda Venida<br />

como Rey <strong>de</strong> reyes (Ap. 19:16), entonces vendrán a ser Suyos «los reinos <strong>de</strong> este mundo»<br />

(Ap. 11:15). Jesús no estaba dispuesto a violar el programa divino, y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, ¡nunca<br />

hubiera adorado a Satanás!<br />

En nuestro caso, la tentación es doble: entregar nuestra primogenitura espiritual por la<br />

gloria pasajera <strong>de</strong> este mundo, y adorar y servir a la criatura antes que al Creador.<br />

4:10 Por tercera vez, Jesús resistió a la tentación empleando el AT: «Al Señor tu Dios<br />

adorarás, y a él sólo servirás.» La adoración y el servicio que fluyen <strong>de</strong> ella son sólo para<br />

Dios. Adorar a Satanás sería equivalente a reconocerle como Dios.<br />

El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las tentaciones que se registra en Mateo es distinto <strong>de</strong>l que aparece en<br />

Lucas (4:1–13). Algunos han sugerido que el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Mateo está en paralelo al <strong>de</strong> las<br />

tentaciones que Israel sufrió en el <strong>de</strong>sierto (Éx 16; 17; 32). Jesús se manifestó en perfecto<br />

contraste a la respuesta dada por Israel frente a las dificulta<strong>de</strong>s.<br />

4:11 Cuando Jesús hubo rechazado con éxito las tentaciones <strong>de</strong> Satanás, le <strong>de</strong>jó el<br />

diablo. Las tentaciones vienen en oleadas, no en un fluir continuado. «Cuando viniere el<br />

adversario cual avenida <strong>de</strong> aguas, el Espíritu <strong>de</strong> Jehová alzará ban<strong>de</strong>ra contra él» (Is 59:19,<br />

V.M.). ¡Qué aliento para los santos <strong>de</strong> Dios sometidos a prueba!<br />

Se nos dice que se le acercaron unos ángeles y le servían, pero no se nos da<br />

explicación alguna acerca <strong>de</strong> esta asistencia sobrenatural. Probablemente significa que le<br />

proveyeron <strong>de</strong> alimentos físicos siendo que había rehusado proveerse por sugerencia <strong>de</strong><br />

Satanás.<br />

Por medio <strong>de</strong> la tentación <strong>de</strong> Jesús apren<strong>de</strong>mos que el diablo pue<strong>de</strong> atacar a los que<br />

están controlados por el Espíritu Santo, pero que es impotente contra los que le resisten con<br />

la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

D. Jesús inicia su ministerio en Galilea (4:12–17)<br />

El ministerio ju<strong>de</strong>ano <strong>de</strong> Jesús, que duró casi un año, no es tratado por Mateo. Este<br />

periodo <strong>de</strong> un año es cubierto en Juan 1–4 y concuerda entre Mateo 4:11 y 4:12. Mateo nos<br />

lleva directamente <strong>de</strong> la tentación al ministerio en Galilea.<br />

4:12 Cuando Jesús oyó que Juan el Bautista estaba preso, vio que esto era una<br />

premonición <strong>de</strong> Su propio rechazo. Al rechazar al heraldo <strong>de</strong>l Rey, la gente estaba, para<br />

todos los propósitos prácticos, rechazando asimismo al Rey. Pero no fue ningún temor lo<br />

que le llevó al norte, a Galilea. En realidad, se dirigió al centro mismo <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong><br />

Hero<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>l mismo rey que había hecho encarcelar a Juan. Al dirigirse a Galilea <strong>de</strong> los<br />

Gentiles, mostraba que Su rechazamiento <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los judíos resultaría en que el<br />

evangelio sería proclamado a los gentiles.


4:13 Jesús permaneció en Nazaret hasta que el populacho intentó matarle por<br />

proclamar la salvación para los gentiles (véase Lc. 4:16–30). Luego se dirigió a<br />

Capernaúm junto al Mar <strong>de</strong> Galilea, un área originalmente poblada por las tribus <strong>de</strong><br />

Zabulón y Neftalí. Des<strong>de</strong> aquella época, Capernaúm vino a ser Su centro.<br />

4:14–16 El traslado <strong>de</strong> Jesús a Galilea fue un cumplimiento <strong>de</strong> Isaías 9:1, 2. Los<br />

ignorantes y supersticiosos gentiles que vivían en Galilea vieron una gran luz, la <strong>de</strong><br />

Cristo, que es la Luz <strong>de</strong>l mundo.<br />

4:17 Des<strong>de</strong> aquel entonces Jesús asumió el mensaje que Juan había predicado:<br />

«Arrepentíos, porque el reino <strong>de</strong> los cielos se ha acercado». Era un llamamiento<br />

adicional <strong>de</strong> renovación moral en preparación <strong>de</strong> Su reino. El reino estaba cercano en el<br />

sentido <strong>de</strong> que el Rey estaba presente.<br />

E. Jesús llama a cuatro pescadores (4:18–22)<br />

4:18–19 Ésta es en realidad la segunda vez que Jesús llamó a Pedro y Andrés. En Juan<br />

1:35–42 fueron llamados a la salvación; aquí son llamados al servicio. Lo primero tuvo<br />

lugar en Ju<strong>de</strong>a; esto, en Galilea. Pedro y Andrés eran pescadores, pero Jesús los llamó a<br />

ser pescadores <strong>de</strong> hombres. Su responsabilidad era seguir a Cristo. La <strong>de</strong> Cristo sería<br />

hacer <strong>de</strong> ellos pescadores <strong>de</strong> éxito. Seguir a Cristo involucraba algo más que estar cerca <strong>de</strong><br />

él en un sentido físico. Incluía su imitación <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> Cristo. El ministerio <strong>de</strong> ellos<br />

<strong>de</strong>bía ser un ministerio <strong>de</strong> carácter. Lo que ellos eran era más importante que lo que dijesen<br />

o hiciesen. Lo mismo que en el caso <strong>de</strong> Pedro y Andrés, hemos <strong>de</strong> evitar la tentación <strong>de</strong><br />

poner la elocuencia, personalidad y argumentos inteligentes en lugar <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra<br />

espiritualidad. Al seguir a Cristo, el discípulo apren<strong>de</strong> a ir don<strong>de</strong> están los peces, a emplear<br />

el cebo a<strong>de</strong>cuado, a soportar las incomodida<strong>de</strong>s e inclemencias <strong>de</strong>l tiempo, a ser pacientes y<br />

a mantenerse fuera <strong>de</strong> la vista.<br />

4:20 Pedro y Andrés oyeron el llamamiento y respondieron al instante. Con una<br />

verda<strong>de</strong>ra fe, lo hicieron <strong>de</strong>jando las re<strong>de</strong>s. En verda<strong>de</strong>ra entrega y <strong>de</strong>voción, siguieron a<br />

Jesús.<br />

4:21–22 El llamamiento vino a continuación a Jacobo y Juan. También ellos llegaron<br />

a ser discípulos en el acto. Dejando no sólo sus medios <strong>de</strong> vida, sino también a su padre,<br />

reconocieron la prioridad <strong>de</strong> Jesús sobre todos los vínculos terrenales.<br />

Al respon<strong>de</strong>r al llamamiento <strong>de</strong> Cristo, estos pescadores vinieron a ser unas figuras<br />

clave en la evangelización <strong>de</strong>l mundo. Si se hubiesen quedado junto a sus re<strong>de</strong>s, jamás<br />

habríamos oído <strong>de</strong> ellos. El reconocimiento <strong>de</strong>l señorío <strong>de</strong> Cristo tiene consecuencias<br />

incalculables.<br />

F. Jesús sana a una gran multitud (4:23–25)<br />

El Señor Jesús ejerció un triple ministerio: Enseñaba la Palabra <strong>de</strong> Dios en las<br />

sinagogas; predicaba el evangelio <strong>de</strong>l reino y sanaba a los enfermos. Uno <strong>de</strong> los propósitos<br />

<strong>de</strong> los milagros <strong>de</strong> sanidad era autenticar Su persona y ministerio (He. 2:3, 4). Los capítulos<br />

5–7 constituyen un ejemplo <strong>de</strong> Su ministerio <strong>de</strong> enseñanza y los capítulos 8–9 <strong>de</strong>scriben<br />

Sus milagros.<br />

4:23 El versículo 23 contiene el primer uso <strong>de</strong> la palabra evangelio en el NT. El término<br />

significa «buenas nuevas <strong>de</strong> salvación». En todas las eras <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l mundo ha<br />

habido sólo un evangelio, sólo un camino <strong>de</strong> salvación.


EL EVANGELIO<br />

El evangelio se origina en la gracia <strong>de</strong> Dios (Ef. 2:8). Esto significa que Dios da la vida<br />

eterna gratuitamente a personas pecaminosas que no se lo merecen.<br />

La base <strong>de</strong>l evangelio es la obra <strong>de</strong> Cristo en la cruz (1 Co. 15:1–4). Nuestro Salvador<br />

cumplió todas las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la justicia divina, posibilitando que Dios justifique a los<br />

pecadores que creen. Los creyentes <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> eran salvados mediante la<br />

obra <strong>de</strong> Cristo, aunque fuese aún futura. Ellos probablemente no sabían mucho acerca<br />

<strong>de</strong>l Mesías, pero Dios sí lo sabía, e imputó el valor <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo a la cuenta <strong>de</strong><br />

ellos. En un sentido, fueron salvados «a crédito». También nosotros somos salvados por<br />

medio <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo, pero en nuestro caso la obra ya ha sido consumada.<br />

El evangelio es recibido por la sola fe (Ef. 2:8). En el AT las personas eran salvadas al<br />

creer aquello que Dios les hubiese anunciado. En esta época las personas son salvadas<br />

al creer el testimonio <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong> Su Hijo como el único camino <strong>de</strong> salvación (1 Jn.<br />

5:11, 12). La meta última <strong>de</strong>l evangelio es el cielo. Tenemos la esperanza <strong>de</strong> la eternidad<br />

en el cielo (2 Co. 5:6–10), al igual que sucedía con los santos <strong>de</strong>l AT (He. 11:10, 14–16).<br />

Aunque hay un solo evangelio, hay diferentes rasgos <strong>de</strong>l evangelio en diferentes<br />

épocas. Por ejemplo, hay un énfasis diferente entre el evangelio <strong>de</strong>l reino y el evangelio<br />

<strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios. El evangelio <strong>de</strong>l reino dice: «Arrepentíos y recibid al Mesías;<br />

entonces entraréis en Su reino cuando sea establecido sobre la tierra». Y el evangelio <strong>de</strong><br />

la gracia: «Arrepentíos y recibid a Cristo; entonces seréis tomados arriba para encontraros<br />

con Él y estar con Él para siempre». Fundamentalmente, son el mismo evangelio —<br />

salvación por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe— pero muestran que hay diferentes<br />

administraciones <strong>de</strong>l evangelio en conformidad a los propósitos dispensacionales <strong>de</strong> Dios.<br />

Cuando Jesús predicaba el evangelio <strong>de</strong>l reino, estaba anunciando Su venida como<br />

Rey <strong>de</strong> los judíos, y explicando los términos <strong>de</strong> admisión a Su reino. Sus milagros<br />

exhibían la naturaleza sana <strong>de</strong>l reino.<br />

IV. LA CONSTITUCIÓN DEL REINO (Caps. 5–7)<br />

No es acci<strong>de</strong>nte que el Sermón <strong>de</strong>l Monte esté situado casi al comienzo <strong>de</strong>l NT. Su<br />

posición indica su importancia. En él, el Rey sumariza el carácter y la conducta que se<br />

espera <strong>de</strong> Sus súbditos.<br />

Este sermón no es una presentación <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong> la salvación, ni su enseñanza se dirige a<br />

personas inconversas. Fue dirigido a los discípulos (5:1, 2) y su intención era ser la<br />

constitución, o sistema <strong>de</strong> leyes y principios, que <strong>de</strong>bía gobernar a los súbditos <strong>de</strong>l Rey<br />

durante Su reinado. Se dirigía a todos —entonces, en nuestro presente y en el futuro— que<br />

reconocen a Cristo como Rey. Cuando Cristo estaba en la tierra, era <strong>de</strong> aplicación directa a<br />

Sus discípulos. Ahora, mientras nuestro Señor reina en el cielo, es <strong>de</strong> aplicación a todos los<br />

que le coronan Rey en sus corazones. Finalmente, será el código <strong>de</strong> conducta <strong>de</strong> los<br />

seguidores <strong>de</strong> Cristo durante la Tribulación y durante Su reinado sobre la tierra.<br />

El Sermón tiene un sabor distintivamente judío, como se ve en alusiones al sanedrín en<br />

5:22, al altar (5:23, 24) y a Jerusalén (5:35). Pero sería erróneo <strong>de</strong>cir que su enseñanza es<br />

exclusivamente para los israelitas creyentes en el pasado o en el futuro. Es para todos los<br />

que en cualquier época reconocen a Jesucristo como Rey.<br />

A. Las Bienaventuranzas


5:1–2 El sermón comienza con las bienaventuranzas o bendiciones. Las<br />

bienaventuranzas exponen al ciudadano i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Cristo. Las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scritas y<br />

aprobadas son las contrarias a las que el mundo aprecia. A. W. Tozer las <strong>de</strong>scribe así: «Se<br />

conseguiría dar una <strong>de</strong>scripción bastante precisa <strong>de</strong> la raza humana a quien no la conociese<br />

bien tomando las Bienaventuranzas, poniéndolas <strong>de</strong>l revés, y diciendo: ―Así es vuestra raza<br />

humana‖».<br />

5:3 Su primera bendición la pronuncia sobre los pobres en el espíritu. Esto no se<br />

refiere a una disposición natural, sino a la propia elección y disciplina <strong>de</strong> uno. Los pobres<br />

en el espíritu son los que reconocen su propia impotencia y recurren a la omnipotencia <strong>de</strong><br />

Dios. Sienten su necesidad espiritual y encuentran que el Señor la satisface. El reino <strong>de</strong> los<br />

cielos, don<strong>de</strong> <strong>de</strong> nada vale la propia suficiencia y don<strong>de</strong> la propia exaltación es un vicio,<br />

pertenece a tales personas.<br />

5:4 Los afligidos son bienaventurados; les espera un día <strong>de</strong> consolación. Esto no se<br />

refiere a la aflicción <strong>de</strong>bido a las vicisitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida. Es la aflicción que uno experimenta<br />

<strong>de</strong>bido a la comunión con el Señor Jesús. Es un compartir activo <strong>de</strong>l dolor <strong>de</strong>l mundo<br />

<strong>de</strong>bido al pecado con Jesús. Por tanto, incluye no sólo el dolor por el propio pecado, sino<br />

también dolor <strong>de</strong>bido a la espantosa condición <strong>de</strong>l mundo, a su rechazo <strong>de</strong>l Salvador, y a la<br />

suerte <strong>de</strong> los que rehúsan su misericordia. Estos afligidos recibirán consolación en el día<br />

veni<strong>de</strong>ro cuando «enjugará Dios toda lágrima <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> ellos» (Ap. 21:4). Los<br />

creyentes tienen toda su aflicción en esta vida; para los incrédulos, el dolor <strong>de</strong> ahora es sólo<br />

un anticipo <strong>de</strong> un dolor eterno.<br />

5:5 Una tercera bendición se pronuncia sobre los apacibles, porque ellos recibirán la<br />

tierra por heredad. De natural, estas personas podrían ser impulsivas, temperamentales y<br />

gruñonas. Pero al asumir <strong>de</strong> voluntad el espíritu <strong>de</strong> Cristo, se tornan apacibles o gentiles<br />

(comp. Mt. 11:29). La apacibilidad implica la aceptación <strong>de</strong> la humil<strong>de</strong> posición que uno<br />

tenga. El apacible es gentil y apacible en su propia causa, aunque pueda ser un león en la<br />

causa <strong>de</strong> Dios o en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la <strong>de</strong> otro.<br />

Los apacibles no reciben ahora la tierra como heredad. Más bien lo que heredan es<br />

oprobio y <strong>de</strong>sposesión. Pero un día, y <strong>de</strong> manera literal, recibirán la tierra cuando Cristo,<br />

el Rey, reine durante mil años en paz y prosperidad.<br />

5:6 A continuación se pronuncia una bendición sobre los que tienen hambre y sed <strong>de</strong><br />

justicia: se les promete que serán saciados. Estas personas tienen una pasión <strong>de</strong> justicia<br />

en sus propias vidas; anhelan ver honra<strong>de</strong>z, integridad y rectitud en la sociedad; esperan<br />

una santidad práctica en la <strong>iglesia</strong>. Igual que aquellos <strong>de</strong> los que hablaba Gamaliel<br />

Bradford, tienen «una sed que ningún arroyo terrenal pue<strong>de</strong> satisfacer, un hambre que ha <strong>de</strong><br />

alimentarse con Cristo o morir». Estas personas quedarán abundantemente satisfechas en el<br />

reino veni<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Cristo: serán saciados, porque la justicia reinará y la corrupción dará<br />

paso a las normas morales más elevadas.<br />

5:7 En el reino <strong>de</strong> nuestro Señor, los misericordiosos son bienaventurados… porque<br />

ellos alcanzarán misericordia. Ser misericordioso significa ser activamente compasivo.<br />

En cierto sentido, significa refrenarse <strong>de</strong> castigar a los ofensores que lo merecen. En un<br />

sentido más amplio significa ayudar a otros necesitados que no pue<strong>de</strong>n valerse por sí<br />

mismos. Dios mostró misericordia al eximirnos <strong>de</strong>l juicio que merecían nuestros castigos y<br />

al exhibir bondad para con nosotros por medio <strong>de</strong> la obra salvadora <strong>de</strong> Cristo. Imitamos a<br />

Dios cuando mostramos compasión.<br />

Los misericordiosos alcanzarán misericordia. Aquí Jesús no se está refiriendo a la<br />

misericordia <strong>de</strong> la salvación que Dios da al pecador que cree; aquella misericordia no


<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> que uno sea misericordioso: es un don gratuito, incondicional. Más bien, el<br />

Señor se refiere a la misericordia necesaria para la vida cristiana y a la misericordia en el<br />

día futuro en que las obras <strong>de</strong> cada uno serán revisadas (1 Co. 3:12–15). Si alguien no ha<br />

sido misericordioso, no recibirá misericordia. Es <strong>de</strong>cir, sus recompensas disminuirán en<br />

consecuencia.<br />

5:8 Los <strong>de</strong> corazón limpio reciben la certidumbre <strong>de</strong> que verán a Dios. El <strong>de</strong> corazón<br />

limpio es aquél cuyos motivos no son mezclados, que tiene pensamientos santos y la<br />

conciencia limpia. La expresión verán a Dios se pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> varias maneras.<br />

Primero, los <strong>de</strong> corazón limpio ven a Dios ahora por medio <strong>de</strong> la comunión en la Palabra y<br />

el Espíritu. Segundo, a veces tienen una aparición o visión sobrenatural <strong>de</strong>l Señor. Tercero,<br />

verán a Dios en la persona <strong>de</strong> Jesús cuando Él vuelva. Cuarto, verán a Dios en la<br />

eternidad.<br />

5:9 Hay una bendición sobre los pacificadores, … ellos serán llamados hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

Observemos que el Señor no está refiriéndose a personas con una disposición pacífica o que<br />

les gusta la paz. Se refiere a aquellos que intervienen activamente para hacer paz. Lo<br />

natural es contemplar los conflictos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un lugar seguro. La aproximación divina es<br />

tomar una acción positiva para alcanzar paz, incluso si esto significa recibir injurias y<br />

<strong>de</strong>scalificaciones.<br />

Los pacificadores son llamados hijos <strong>de</strong> Dios. No es así que llegan a ser hijos <strong>de</strong> Dios:<br />

esto sólo pue<strong>de</strong> ser recibiendo a Jesucristo como Salvador (Jn. 1:12). Al hacer la paz, los<br />

creyentes se manifiestan como hijos <strong>de</strong> Dios, y Dios un día los reconocerá como personas<br />

que reflejan el parecido familiar.<br />

5:10 La siguiente bienaventuranza trata <strong>de</strong> aquellos que pa<strong>de</strong>cen persecución no por<br />

sus propias malas acciones, sino por causa <strong>de</strong> la justicia. A estos creyentes que sufren por<br />

hacer lo recto se les promete el reino <strong>de</strong> los cielos. Su integridad con<strong>de</strong>na a un mundo<br />

impío y <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>na su hostilidad. La gente odia una vida recta porque <strong>de</strong>nuncia su propia<br />

injusticia.<br />

5:11 La última bienaventuranza parece ser una repetición <strong>de</strong> la prece<strong>de</strong>nte. Hay, sin<br />

embargo, una diferencia. En el versículo anterior, el tema era la persecución por causa <strong>de</strong> la<br />

justicia; aquí es persecución por causa <strong>de</strong> Cristo. El Señor sabía que sus discípulos serían<br />

maltratados por su asociación con y lealtad hacia Él. La historia lo ha confirmado. Des<strong>de</strong> el<br />

comienzo, el mundo ha perseguido, encarcelado y dado muerte a seguidores <strong>de</strong> Jesús.<br />

5:12 Sufrir por causa <strong>de</strong> Cristo es un privilegio que <strong>de</strong>bería ser causa <strong>de</strong> gozo. Gran<strong>de</strong><br />

es el galardón que espera a los que así vienen a ser compañeros <strong>de</strong> los profetas en la<br />

tribulación. Aquellos portavoces <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>l AT se mantuvieron fieles a pesar <strong>de</strong> la<br />

persecución. Todos los que imitan su leal valor compartirán su presente entusiasmo y futura<br />

exaltación.<br />

Las Bienaventuranzas presentan un retrato <strong>de</strong>l ciudadano i<strong>de</strong>al en el reino <strong>de</strong> Cristo.<br />

Observemos el énfasis en la rectitud o justicia (v. 6), la paz (v. 9) y el gozo (v. 12). Es<br />

probable que Pablo tuviese este pasaje en mente cuando escribió: «Porque el reino <strong>de</strong> Dios<br />

no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Ro. 14:17).<br />

B. Los creyentes son sal y luz (5:13–16)<br />

5:13 Jesús asemejó a Sus discípulos a la sal. Eran para el mundo lo que la sal es en la<br />

vida diaria: la sal sazona los alimentos; impi<strong>de</strong> que se extienda la corrupción; da sed;<br />

potencia el sabor. De modo que Sus seguidores dan el picante <strong>de</strong> la sociedad humana,


sirven como conservantes y hacen que otros adquieran la sed <strong>de</strong> justicia <strong>de</strong>scrita en los<br />

versículos anteriores.<br />

Si la sal se vuelve insípida, ¿cómo se pue<strong>de</strong> restaurar su salinidad? No hay forma<br />

alguna <strong>de</strong> restaurar el sabor verda<strong>de</strong>ro, natural. Cuando ha perdido su sabor, la sal no sirve<br />

ya para nada. Es echada fuera para ser pisoteada. El comentario <strong>de</strong> Albert Barnes acerca<br />

<strong>de</strong> este pasaje es iluminador:<br />

La sal empleada en este país es un compuesto químico, y si se perdiese su salinidad o<br />

perdiese su sabor, no quedaría nada. Pero en los países orientales, la sal que se empleaba<br />

era impura, mezclada con sustancias vegetales y térreas, <strong>de</strong> modo que podía per<strong>de</strong>r toda su<br />

salinidad y quedar una cantidad consi<strong>de</strong>rable [<strong>de</strong> sal sin el sabor]. Esto no servía para nada,<br />

excepto un uso, como se menciona, <strong>de</strong> utilizarla en caminos o sen<strong>de</strong>ros, como nosotros<br />

usamos grava.<br />

El discípulo tiene una gran función, ser la sal <strong>de</strong> la tierra viviendo las condiciones <strong>de</strong>l<br />

discipulado que se relacionan en las Bienaventuranzas y en todo el resto <strong>de</strong>l Sermón. Si<br />

<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> exhibir esta realidad espiritual, los hombres pisotearán su testimonio con sus pies.<br />

El mundo sólo menosprecia hacia el creyente no consagrado.<br />

5:14 Jesús también llama a los cristianos la luz <strong>de</strong>l mundo. Habló <strong>de</strong> sí mismo como<br />

«la luz <strong>de</strong>l mundo» (Jn. 8:12; 12:35, 36, 46). La relación entre estas dos <strong>de</strong>claraciones es<br />

que Jesús es la fuente <strong>de</strong> luz; los cristianos son el reflejo <strong>de</strong> Su luz. Su función es brillar<br />

para Él, así como la luna refleja la gloria <strong>de</strong>l sol.<br />

El cristiano es como una ciudad asentada sobre un monte; está elevado por encima<br />

<strong>de</strong> sus alre<strong>de</strong>dores y resplan<strong>de</strong>ce en medio <strong>de</strong> las tinieblas. Aquella persona cuya vida<br />

exhibe los rasgos <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> Cristo no se pue<strong>de</strong> escon<strong>de</strong>r.<br />

5:15, 16 Nadie encien<strong>de</strong> una lámpara para ponerla <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> un almud. En lugar <strong>de</strong><br />

ello, la ponen sobre el can<strong>de</strong>lero para que alumbre a todos los que están en la casa. No<br />

es Su intención que acaparemos la luz <strong>de</strong> Su enseñanza para nosotros, sino que tenemos que<br />

enseñarla a otros. Deberíamos hacer que alumbre nuestra luz <strong>de</strong> modo que cuando los<br />

<strong>de</strong>más vean nuestras buenas obras,… glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos.<br />

El énfasis recae sobre el ministerio <strong>de</strong>l carácter cristiano. El atractivo <strong>de</strong> unas vidas en las<br />

que vive Cristo habla más alto que la persuasión <strong>de</strong> las palabras.<br />

C. Cristo cumple la ley (5:17–20)<br />

5:17–18 La mayoría <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res revolucionarios rompen todos los vínculos con el<br />

pasado y repudian el or<strong>de</strong>n tradicional existente. No así con el Señor Jesús. Él reafirmó la<br />

Ley <strong>de</strong> Moisés e insistió en que <strong>de</strong>bía ser cumplida. Jesús no había venido a abrogar la ley<br />

o los profetas … sino para cumplir(los). Insistió con claridad que ni una jota ni una<br />

til<strong>de</strong> pasarían <strong>de</strong> la ley hasta que todo se hubiese cumplido totalmente. La jota, o yod, es la<br />

letra más pequeña <strong>de</strong>l alfabeto hebreo; la til<strong>de</strong> es un pequeño trazo o proyección que sirve<br />

para distinguir una letra <strong>de</strong> otra, <strong>de</strong> una manera semejante a como el trazo inferior <strong>de</strong> la E<br />

mayúscula la distingue <strong>de</strong> la F mayúscula. Jesús creía en la inspiración literal <strong>de</strong> la Biblia,<br />

incluso en lo que pudiesen parecer pequeños <strong>de</strong>talles carentes <strong>de</strong> importancia. Nada en la<br />

Escritura, ni el más pequeño trazo, carece <strong>de</strong> importancia.<br />

Es importante observar que Jesús no dijo que la ley jamás pasaría. Dijo que no pasaría<br />

hasta que todo fuese realizado. Esta distinción tiene consecuencias para el creyente hoy, y<br />

por cuanto la relación <strong>de</strong>l creyente con la ley es algo compleja, necesitaremos <strong>de</strong>dicar un<br />

cierto tiempo a sumarizar la enseñanza <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong> este tema.


LA RELACIÓN DEL CREYENTE CON LA LEY<br />

La ley es el sistema legislativo que fue dado por Dios por medio <strong>de</strong> Moisés a la nación<br />

<strong>de</strong> Israel. Todo el cuerpo <strong>de</strong> la ley se encuentra en Éxodo 20–31, Levítico y<br />

Deuteronomio, aunque su esencia está incorporada en los Diez Mandamientos.<br />

La ley no fue dada como medio <strong>de</strong> salvación (Hch. 13:39; Ro. 3:20a; Gá. 2:16, 21;<br />

3:11); tenía el propósito <strong>de</strong> hacer patente a la gente su pecaminosidad (Ro. 3:20b; 5:20;<br />

7:7; 1 Co. 15:56; Gá. 3:19) y luego conducirlos a Dios para Su salvación en gracia. Fue<br />

dada a la nación <strong>de</strong> Israel, aunque contiene principios morales que son válidos para los<br />

hombres en toda época (Ro. 2:14, 15). Dios puso a prueba a Israel bajo la ley como<br />

muestra <strong>de</strong> la raza humana, y la culpa <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong>mostró la culpa <strong>de</strong>l mundo (Ro. 3:19).<br />

La ley conllevaba la pena <strong>de</strong> muerte (Gá. 3:10), y quebrantar un sólo mandamiento<br />

era hacerse culpable <strong>de</strong> toda ella (Stg. 2:10). Por cuanto el pueblo había quebrantado la<br />

ley, se encontraban bajo la maldición <strong>de</strong> la muerte. La justicia y santidad <strong>de</strong> Dios<br />

<strong>de</strong>mandaba que la sentencia fuese cumplida. Y es por esta razón que vino Jesús al<br />

mundo: para pagar la pena por Su muerte. Murió como Sustituto en lugar <strong>de</strong> los culpables<br />

transgresores <strong>de</strong> la ley, aunque Él mismo era sin pecado. No echó la ley a un lado, sino<br />

que cumplió todas las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley cumpliendo sus estrictas <strong>de</strong>mandas en Su vida<br />

y en Su muerte. De esta manera, el evangelio no <strong>de</strong>scarta la ley; respalda la ley y muestra<br />

cómo las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley han sido totalmente satisfechas por la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

Por ello, la persona que confía en Jesús ya no está bajo la ley; está bajo la gracia (Ro.<br />

6:14). Está muerta a la ley mediante la obra <strong>de</strong> Cristo. La pena <strong>de</strong> la ley ha <strong>de</strong> ser pagada<br />

sólo una vez; por cuanto Cristo ha pagado la pena, el creyente mismo no ha <strong>de</strong> pagarla.<br />

Es en este sentido que la ley se ha <strong>de</strong>svanecido para el cristiano (2 Co. 3:7–11). La ley<br />

fue un tutor hasta que vino Cristo, pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la salvación, este tutor ya no es<br />

necesario (Gá. 3:24, 25).<br />

Sin embargo, aunque el cristiano no está bajo la ley, no significa que está sin ley. Está<br />

ligado por un vínculo más fuerte que el <strong>de</strong> la ley porque está bajo la ley <strong>de</strong> Cristo (1 Co.<br />

9:21). Su conducta está mol<strong>de</strong>ada no por el temor <strong>de</strong>l castigo, sino por un amante <strong>de</strong>seo<br />

<strong>de</strong> agradar a su Salvador. Cristo ha venido a ser su norma <strong>de</strong> vida (Jn. 13:15; 15:12; Ef.<br />

5:1, 2; 1 Jn. 2:6; 3:16).<br />

Una pregunta frecuente en una discusión sobre la relación <strong>de</strong>l creyente con la ley es:<br />

«¿He <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer los Diez Mandamientos?». La respuesta es que ciertos principios<br />

contenidos en la ley son <strong>de</strong> un valor permanente. Es siempre malo hurtar, codiciar o<br />

cometer asesinato. Nueve <strong>de</strong> los Diez Mandamientos se repiten en el NT, con una<br />

distinción importante: y es que no se dan como ley (esto es, con una pena<br />

correspondiente), sino como instrucción en justicia para el pueblo <strong>de</strong> Dios (2 Ti. 3:16b). El<br />

mandamiento que no se repite es el <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong>l Sábado: a los cristianos jamás se les<br />

instruye a que guar<strong>de</strong>n el Sábado (esto es, el séptimo día <strong>de</strong> la semana).<br />

El ministerio <strong>de</strong> la ley a las personas no salvadas no ha acabado: «Pero sabemos que<br />

la ley es buena, si uno la usa legítimamente» (1 Ti. 1:8). Su uso legítimo es producir el<br />

conocimiento <strong>de</strong> pecado, y llevar <strong>de</strong> esta manera al arrepentimiento. Pero la ley no es<br />

para los que ya son salvos: «La ley no fue puesta para el justo» (1 Ti. 1:9).<br />

La justicia <strong>de</strong>mandada por la ley es cumplida en aquellos que «no andamos conforme<br />

a la carne, sino conforme al Espíritu» (Ro. 8:4). De hecho, las enseñanzas <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor en el Sermón <strong>de</strong>l Monte establecen una norma más elevada que la que establece<br />

la ley. Por ejemplo, la ley dice: «No matarás». Jesús dijo: «Ni aun odies». De modo que el<br />

Sermón <strong>de</strong>l Monte no sólo mantiene la Ley y los Profetas, sino que los amplifica y<br />

<strong>de</strong>sarrolla sus más profundas implicaciones.


5:19 Volviendo al Sermón, observamos que Jesús se enfrenta anticipadamente a una<br />

ten<strong>de</strong>ncia natural a relajar los mandamientos <strong>de</strong> Dios. Debido a que son <strong>de</strong> una naturaleza<br />

tan sobrenatural, existe una ten<strong>de</strong>ncia a invalidarlos con explicaciones, a racionalizar su<br />

significado. Pero cualquiera que suprima una parte <strong>de</strong> la ley, y enseñe a otros a hacer lo<br />

mismo, será llamado el menor en el reino <strong>de</strong> los cielos. Lo maravilloso es que tales<br />

personas sean admitidas en absoluto en el reino —pero <strong>de</strong>bemos recordar que la entrada en<br />

el reino es por la fe en Cristo—. La posición <strong>de</strong> cada uno en el reino queda <strong>de</strong>terminada por<br />

su obediencia y fi<strong>de</strong>lidad mientras está en la tierra. La persona que obe<strong>de</strong>ce la ley <strong>de</strong>l reino,<br />

éste será llamado gran<strong>de</strong> en el reino <strong>de</strong> los cielos.<br />

5:20 Para conseguir la entrada en el reino, nuestra justicia ha <strong>de</strong> superar a la <strong>de</strong> los<br />

escribas y fariseos (los cuales se contentaban con ceremonias religiosas que les daban una<br />

pureza externa y ritual, pero que nunca cambiaban sus corazones). Jesús emplea la<br />

hipérbole (exageración) para llevar a la convicción <strong>de</strong> que la justicia externa sin realidad<br />

interna no logrará la entrada en el reino. La única justicia que Dios aceptará es la <strong>de</strong> la<br />

perfección que Él imputa a aquellos que aceptan a Su Hijo como Salvador (2 Co. 5:21).<br />

Naturalmente, allí don<strong>de</strong> hay verda<strong>de</strong>ra fe en Cristo, allí habrá también la justicia práctica<br />

que Jesús <strong>de</strong>scribe en el resto <strong>de</strong>l Sermón.<br />

D. Jesús advierte contra la ira (5:21–26)<br />

5:21 Los judíos en tiempos <strong>de</strong> Jesús sabían que el asesinato estaba prohibido por Dios y<br />

que el asesino <strong>de</strong>bía ser castigado. Eso era cierto antes <strong>de</strong> la promulgación <strong>de</strong> la ley (Gn.<br />

9:6) y más tar<strong>de</strong> fue incorporado en la ley (Éx. 20:13; Dt. 5:17). Con las palabras «Pero yo<br />

os digo», Jesús da una enmienda a la enseñanza sobre el asesinato. Ya nadie podría<br />

enorgullecerse <strong>de</strong> no haber cometido nunca asesinato. Jesús dice ahora: «En Mi reino, no<br />

<strong>de</strong>béis siquiera tener pensamientos homicidas». Él remonta el acto <strong>de</strong> asesinato a su fuente<br />

y advierte contra tres formas <strong>de</strong> ira injusta.<br />

5:22 El primer caso es el <strong>de</strong> una persona que se aíra sin causa contra su hermano<br />

(V.M.). Quien fuere acusado <strong>de</strong> este crimen sería reo <strong>de</strong> juicio. Esto <strong>de</strong>cir, podrá ser<br />

llevado a juicio. La mayor parte <strong>de</strong> las personas pue<strong>de</strong>n encontrar lo que creen causa<br />

justificada para su ira, pero la ira está justificada sólo cuando el honor <strong>de</strong> Dios está en juego<br />

o cuando alguna otra persona está sufriendo una injusticia. Nunca es justa cuando se<br />

expresa en represalias por un mal sufrido.<br />

Aún más grave es el pecado <strong>de</strong> insultar a un hermano. En tiempos <strong>de</strong> Jesús se empleaba<br />

la palabra Raca (un término arameo que significa «vacío», y traducido Imbécil en la RV77)<br />

como palabra injuriosa <strong>de</strong> menosprecio. Cualquiera que usase este epíteto será responsable<br />

ante el sanedrín, o sea, <strong>de</strong>berían comparecer ante el sanedrín, el más alto tribunal en el<br />

país.<br />

Finalmente, llamar a alguien Insensato es la tercera forma <strong>de</strong> ira injusta que Jesús<br />

con<strong>de</strong>na. Aquí, la palabra insensato quiere <strong>de</strong>cir más que un zoquete. Significa alguien que<br />

es moralmente insensato y que <strong>de</strong>bería estar muerto y expresa el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que lo estuviese.<br />

Actualmente, en los países <strong>de</strong> habla inglesa es cosa común oír a alguien maldiciendo a otra<br />

persona con estas palabras: «¡Dios te maldiga!». Está pidiendo que Dios man<strong>de</strong> a la víctima<br />

<strong>de</strong> la maldición hasta el infierno. Jesús dice que todo aquel que pronuncie dicha maldición<br />

está expuesto a la gehenna <strong>de</strong>l fuego (Gr. literal, RV77 margen). Los cuerpos <strong>de</strong> los<br />

criminales ejecutados eran frecuentemente echados a un verte<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> basuras fuera <strong>de</strong>


Jerusalén conocido como Valle <strong>de</strong> Hinom, o Gehenna. Se trataba <strong>de</strong> una figura <strong>de</strong> los<br />

fuegos <strong>de</strong>l infierno que jamás se apagarán.<br />

No hay error en la severidad <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Salvador. Enseña que la ira contiene la<br />

semilla <strong>de</strong>l homicidio, que las palabras insultantes contienen el espíritu <strong>de</strong>l homicidio, y<br />

que el lenguaje <strong>de</strong> maldición implica el mismo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> mal<strong>de</strong>cir. La progresiva<br />

intensificación <strong>de</strong> los crímenes exigen tres grados <strong>de</strong> castigo: el juicio, el sanedrín y el<br />

fuego <strong>de</strong>l infierno. En el reino, Jesús tratará los pecados según su gravedad.<br />

5:23–24 Si una persona ofen<strong>de</strong> a otra, sea por ira o por cualquier otra causa, <strong>de</strong> nada<br />

sirve que traiga su don a Dios. El Señor no se complacerá con su presente. El ofensor <strong>de</strong>be<br />

ir primero y rectificar el mal. Sólo entonces será aceptable el don.<br />

Aunque estas palabras están escritas en un contexto judío, no significa que no sean<br />

aplicables hoy. Pablo interpreta este concepto en relación con la Cena <strong>de</strong>l Señor (véase 1<br />

Co. 11). Dios no recibe adoración <strong>de</strong> un creyente que no está en buena relación con otro.<br />

5:25–26 Aquí Jesús advierte en contra <strong>de</strong> un espíritu contencioso y <strong>de</strong> una <strong>de</strong>sgana a<br />

admitir la culpa. Es mejor conciliarse con un acusador antes que incurrir en el riesgo <strong>de</strong> un<br />

juicio. Si esto suce<strong>de</strong>, seguramente per<strong>de</strong>remos. Mientras que hay un cierto <strong>de</strong>sacuerdo<br />

entre los eruditos acerca <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> las personas en esta parábola, el punto está<br />

claro: si estás equivocado, admítelo en el acto y corrige las cosas. Si permaneces sin<br />

arrepentimiento, tu pecado llegará finalmente a alcanzarte, y no sólo tendrás que hacer total<br />

restitución, sino que a<strong>de</strong>más sufrirás penas adicionales. Y no te apresures a ir a juicio. Si<br />

vas, la ley te <strong>de</strong>scubrirá y pagarás hasta el último cuarto.<br />

E. Jesús con<strong>de</strong>na el adulterio (5:27–30)<br />

5:27–28 La ley <strong>de</strong> Moisés prohibía el adulterio con toda claridad (Éx. 20:14; Dt. 5:18).<br />

Uno podría estar orgulloso <strong>de</strong> nunca haber quebrantado este mandamiento, y sin embargo<br />

tener sus «ojos llenos <strong>de</strong> adulterio» (2 P. 2:14). Externamente respetable, sin embargo su<br />

mente podría estar vagando constantemente por laberintos <strong>de</strong> impureza. De modo que Jesús<br />

recordó a Sus discípulos que no era suficiente con la mera abstinencia <strong>de</strong>l acto físico: que<br />

ha <strong>de</strong> haber pureza interior. La ley prohibía el acto <strong>de</strong>l adulterio; Jesús prohíbe el <strong>de</strong>seo:<br />

Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.<br />

E. Stanley Jones comprendió el sentido <strong>de</strong> este versículo al escribir: «Si piensas o actúas<br />

adulterio, no das satisfacción al impulso sexual; echas aceite en un fuego para apagarlo». El<br />

pecado comienza en la mente, y si lo atesoramos, llegamos finalmente a cometer el acto.<br />

5:29–30 El mantenimiento <strong>de</strong> una vida mental incontaminada exige una estricta<br />

autodisciplina. Por eso, Jesús enseñó que si alguna parte <strong>de</strong> nuestro cuerpo nos hace pecar,<br />

sería mejor per<strong>de</strong>r nuestro miembro durante la vida que per<strong>de</strong>r el alma por toda la<br />

eternidad. ¿Hemos <strong>de</strong> tomar las palabras <strong>de</strong> Jesús en sentido literal? ¿Estaba proponiendo la<br />

automutilación? Las palabras son literales hasta este punto: si fuere necesario per<strong>de</strong>r un<br />

miembro antes que el alma, entonces <strong>de</strong>beríamos sentirnos satisfechos con per<strong>de</strong>r aquel<br />

miembro. Por fortuna, nunca es necesario, por cuanto el Espíritu Santo capacita al creyente<br />

para vivir una vida <strong>de</strong> santidad. Sin embargo, <strong>de</strong>be haber cooperación y una rígida<br />

disciplina <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l creyente.<br />

F. Jesús censura el divorcio (5:31–32)


5:31 Bajo la ley <strong>de</strong>l AT, el divorcio era permitido en base a Deuteronomio 24:1–4. Este<br />

pasaje no tocaba el caso <strong>de</strong> una mujer adúltera (la pena por adulterio era la muerte, Dt.<br />

22:22). De lo que trata es <strong>de</strong>l divorcio por <strong>de</strong>sagrado o «incompatibilidad».<br />

5:32 Sin embargo, en el reino <strong>de</strong> Cristo, todo el que repudia a su mujer, a no ser por<br />

causa <strong>de</strong> fornicación, hace que ella adultere. Esto no significa que automáticamente se<br />

convierta en adúltera; presupone que, al no tener medios <strong>de</strong> vida, se ve obligada a convivir<br />

con otro hombre. Al hacerlo, se convierte en adúltera. No sólo está la primera esposa<br />

viviendo en adulterio, sino que el que se casa con la repudiada, comete adulterio.<br />

El tema <strong>de</strong> divorcio y nuevo matrimonio es uno <strong>de</strong> los temas más complejos <strong>de</strong> la<br />

Biblia. Es prácticamente imposible dar respuesta a todas las cuestiones que se suscitan,<br />

pero servirá <strong>de</strong> ayuda explorar y recapitular lo que creemos que enseñan las Escrituras.<br />

DIVORCIO Y NUEVO MATRIMONIO<br />

El divorcio nunca fue el propósito <strong>de</strong> Dios para el hombre. Su i<strong>de</strong>al es que un hombre<br />

y una mujer permanezcan casados hasta que su unión sea rota por la muerte (Ro. 7:2, 3).<br />

Jesús puso esto en claro a los fariseos apelando al or<strong>de</strong>n divino <strong>de</strong> la creación (Mt. 19:4–<br />

6).<br />

Dios odia el divorcio (Mal. 2:16), esto es, el divorcio no escriturario. No odia todo<br />

divorcio, porque Él se <strong>de</strong>scribe a sí mismo como habiéndose divorciado <strong>de</strong> Israel (Jer.<br />

3:8). Esto se <strong>de</strong>bía a que la nación le abandonó para adorar ídolos. Israel le había sido<br />

infiel.<br />

En Mateo 5:31, 32 y 19:9, Jesús enseñó que el divorcio estaba prohibido excepto<br />

cuando una <strong>de</strong> las partes había sido culpable <strong>de</strong> inmoralidad sexual. En Marcos 10:11, 12<br />

y en Lucas 16:18 se omite la cláusula <strong>de</strong> excepción.<br />

La discrepancia tiene probablemente su mejor explicación en que ni Marcos ni Lucas<br />

citaron todo lo que dijo. Por tanto, aunque el divorcio no es lo i<strong>de</strong>al, se permite en el caso<br />

en que una parte ha sido infiel. Jesús permite el divorcio en tal caso, pero no lo or<strong>de</strong>na.<br />

Algunos eruditos contemplan 1 Corintios 7:12–16 mostrando que el divorcio es<br />

aceptable cuando un creyente es abandonado por la parte no creyente. Pablo dice que el<br />

que queda en esta situación «no está sujeto a servidumbre en semejante caso», es <strong>de</strong>cir,<br />

él o ella tienen la libertad <strong>de</strong> obtener un divorcio (por abandono). La opinión <strong>de</strong> este<br />

escritor es que este caso es la misma excepción que se otorga en Mateo 5 y 19, o sea,<br />

que el incrédulo se va a vivir con otra persona. Por ello, el creyente pue<strong>de</strong> recibir el<br />

divorcio sobre una base escritural sólo si la otra parte comete adulterio.<br />

Se mantiene con frecuencia que aunque en el NT se permite el divorcio, nunca se<br />

contempla el nuevo matrimonio. Sin embargo, este argumento es una petición <strong>de</strong><br />

principio. El nuevo matrimonio no es con<strong>de</strong>nado en el NT para la parte inocente, sólo para<br />

la parte ofensora. A<strong>de</strong>más, una <strong>de</strong> las principales razones <strong>de</strong> un divorcio escriturario es<br />

permitir el nuevo matrimonio; si no fuese así, la separación serviría igual.<br />

En cualquier discusión <strong>de</strong> este tema, surge inevitablemente la pregunta: «¿Y qué <strong>de</strong><br />

las personas que se divorciaron antes <strong>de</strong> ser salvas?». No <strong>de</strong>bería haber duda alguna <strong>de</strong><br />

que los divorcios ilegítimos y nuevos matrimonios contraídos antes <strong>de</strong> la conversión son<br />

pecados que han sido plenamente perdonados (véase, p.ej., 1 Co. 6:11, don<strong>de</strong> Pablo<br />

incluye el adulterio en la lista <strong>de</strong> pecados en los que los creyentes corintios habían<br />

participado en el pasado). Los pecados anteriores a la conversión no impi<strong>de</strong>n a los<br />

creyentes una plena participación en la <strong>iglesia</strong> local.<br />

Una cuestión más difícil atañe a los cristianos que se han divorciado por razones no<br />

escriturarias y que luego vuelven a casarse. ¿Pue<strong>de</strong>n volver a ser recibidos a la comunión<br />

<strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local? La respuesta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> si el adulterio es el acto inicial <strong>de</strong> la unión


física o un estado continuado. Si estas personas están viviendo en estado <strong>de</strong> adulterio,<br />

entonces no sólo <strong>de</strong>berían confesar su pecado, sino también abandonar a su actual<br />

pareja. Pero la solución <strong>de</strong> Dios para un problema no es aquella que origine problemas<br />

peores. Si para <strong>de</strong>senredar un <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n marital, se empuja al pecado a hombres o<br />

mujeres, o mujeres y niños quedan sin hogar y medios <strong>de</strong> vida, el remedio es peor que la<br />

enfermedad.<br />

En opinión <strong>de</strong>l escritor, los cristianos que se han divorciado <strong>de</strong> una manera<br />

antiescrituraria y que se han vuelto a casar pue<strong>de</strong>n arrepentirse verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong> su<br />

pecado y ser restaurados al Señor y a la comunión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. En la cuestión <strong>de</strong>l<br />

divorcio, parece que cada caso es diferente. Por eso, los ancianos <strong>de</strong> una <strong>iglesia</strong> local<br />

han <strong>de</strong> investigar cada caso <strong>de</strong> manera individual y juzgar en conformidad a la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios. Si en alguna ocasión se ha <strong>de</strong> tomar alguna acción <strong>de</strong> disciplina, todos los<br />

involucrados <strong>de</strong>berían someterse a la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> los ancianos.<br />

G. Jesús con<strong>de</strong>na los juramentos (5:33–37)<br />

5:33–36 La Ley <strong>de</strong> Moisés contenía varias prohibiciones contra jurar en falso por el<br />

nombre <strong>de</strong> Dios (Lv. 19:12; Nm. 30:2; Dt. 23:21). Jurar en el nombre <strong>de</strong> Dios significaba<br />

que Él era tu testigo <strong>de</strong> que estabas diciendo la verdad. Los judíos intentaban evitar lo<br />

inapropiado <strong>de</strong> jurar en falso por el nombre <strong>de</strong> Dios dando nombres como cielo, tierra,<br />

Jerusalén o su cabeza como eso por lo cual juraban.<br />

Jesús con<strong>de</strong>na esta manera <strong>de</strong> esquivar la ley como una absoluta hipocresía, y prohíbe<br />

toda forma <strong>de</strong> juramento en la conversación ordinaria. No sólo era algo hipócrita, sino que<br />

era inútil intentar evitar jurar por el nombre <strong>de</strong> Dios con la mera sustitución <strong>de</strong> otro nombre<br />

por el Suyo. Jurar por el cielo es jurar por el trono <strong>de</strong> Dios. Jurar por la tierra es jurar por<br />

el estrado <strong>de</strong> sus pies. Jurar por Jerusalén es jurar por la capital real. Incluso jurar por la<br />

propia cabeza involucra a Dios, porque Él es el Creador <strong>de</strong> todo.<br />

5:37 Para el cristiano son innecesarios los juramentos. Su Sí <strong>de</strong>bería significar Sí, y su<br />

No <strong>de</strong>bería significar No. Emplear un lenguaje más fuerte es admitir que Satanás —el<br />

maligno— gobierna nuestras vidas. No hay circunstancias bajo las que sea apropiado para<br />

un cristiano mentir.<br />

Este pasaje prohíbe también todo coloreamiento <strong>de</strong> la verdad o engaño. No obstante, no<br />

prohíbe tomar juramento en un tribunal <strong>de</strong> justicia. Jesús mismo testificó bajo juramento<br />

ante el Sumo Sacerdote (Mt. 26:63ss). Pablo empleó también un juramento al tomar a Dios<br />

como testigo <strong>de</strong> que lo que estaba escribiendo era cierto (2 Co. 1:23; Gá. 1:20).<br />

H. Andando la segunda milla (5:38–42)<br />

5:38 La ley <strong>de</strong>cía: «Ojo por ojo, diente por diente» (Éx. 21:24; Lv. 24:20; Dt. 19:21).<br />

Esto era a la vez un mandamiento a castigar y una limitación al castigo —la pena no <strong>de</strong>bía<br />

ser superior al crimen—. Sin embargo, según el AT, la autoridad para el castigo residía en<br />

el gobierno, no en la persona individual.<br />

5:39–41 Jesús fue más allá <strong>de</strong> la ley a una mayor justicia al abolir totalmente la<br />

venganza. Mostró a Sus discípulos que mientras que la venganza era antes legalmente<br />

permisible, ahora era posible la no resistencia. Jesús instruyó a Sus seguidores a no<br />

presentar resistencia al malvado. Si recibían un golpe en una mejilla, <strong>de</strong>bían volverle<br />

también la otra. Si les querían poner a pleito por su túnica (prenda interior), <strong>de</strong>bían<br />

entregar también su capa (prenda exterior que se empleaba para cubrirse <strong>de</strong> noche). Si un


oficial les obligaba a llevar su carga por una milla, <strong>de</strong>bían llevarla voluntariamente dos<br />

millas.<br />

5:42 El último mandamiento <strong>de</strong> Jesús en este párrafo parece ser el más poco realista<br />

para nosotros en la actualidad. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar <strong>de</strong> ti prestado,<br />

no lo <strong>de</strong>satiendas. Nuestra obsesión con los bienes y posesiones materiales nos hace<br />

retroce<strong>de</strong>r ante el pensamiento <strong>de</strong> dar lo que hemos adquirido. Sin embargo, si<br />

estuviésemos dispuestos a concentrarnos en los tesoros <strong>de</strong>l cielo y a contentarnos sólo con<br />

el alimento y vestido necesarios, aceptaríamos estas palabras más literalmente y mejor<br />

dispuestos. La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Jesús presupone que la persona que pi<strong>de</strong> ayuda tiene una<br />

necesidad genuina. Por cuanto es imposible saber en todos los casos si una necesidad es<br />

legítima, es mejor (como ha dicho alguien) «ayudar a una docena <strong>de</strong> mendigos fraudulentos<br />

que arriesgar pasar por alto a alguien verda<strong>de</strong>ramente necesitado».<br />

Hablando <strong>de</strong> manera humana, la conducta que el Señor <strong>de</strong>manda aquí es imposible.<br />

Solamente al ser el creyente controlado por el Espíritu Santo pue<strong>de</strong> vivir una vida <strong>de</strong><br />

abnegación. Sólo en tanto que el Señor pueda vivir Su vida en el creyente podrá<br />

respon<strong>de</strong>rse con amor a los insultos (v. 39), a las injusticias (v. 40) y a las incomodida<strong>de</strong>s<br />

(v. 41). Éste es «el evangelio <strong>de</strong> la segunda milla».<br />

I. Amad a vuestros enemigos (5:43–48)<br />

5:43 El ejemplo final que da nuestro Señor <strong>de</strong> la más alta justicia que <strong>de</strong>manda Su reino<br />

tiene que ver con el trato administrado a los propios enemigos, tema que surge <strong>de</strong> forma<br />

natural <strong>de</strong>l prece<strong>de</strong>nte párrafo. La ley había enseñado a los israelitas a amar a su prójimo<br />

(Lv. 19:18). Aunque nunca se les había enseñado a odiar a sus enemigos, este espíritu<br />

subyacía a mucho <strong>de</strong> su adoctrinamiento. Esta actitud era un sumario <strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l<br />

AT hacia aquellos que perseguían al pueblo <strong>de</strong> Dios (véase Sal. 139:21, 22). Era una<br />

hostilidad justa dirigida contra los enemigos <strong>de</strong> Dios.<br />

5:44–47 Pero ahora Jesús anuncia que <strong>de</strong>bemos amar a nuestros enemigos y orar por<br />

los que nos ultrajan y persiguen. El hecho <strong>de</strong> que se nos manda amar muestra que se<br />

trata <strong>de</strong> algo que tiene que ver con la voluntad, no principalmente con las emociones. No es<br />

lo mismo que un afecto natural, porque no es natural amar a aquellos que nos aborrecen y<br />

nos hacen daño. Es una gracia sobrenatural y pue<strong>de</strong> ser manifestada sólo por los que tienen<br />

vida divina.<br />

No hay recompensa si amáis a los que os aman; ¡Jesús dijo que incluso los publicanos<br />

hacen esto! Este tipo <strong>de</strong> amor no precisa <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r divino. Ni hay tampoco virtud alguna en<br />

saludar a vuestros hermanos solamente, esto es, a nuestros parientes y amigos. Los<br />

inconversos pue<strong>de</strong>n hacer esto. No hay nada distintivamente cristiano acerca <strong>de</strong> esto. Si<br />

nuestras normas no son más elevadas que las <strong>de</strong>l mundo, es cosa segura que nunca haremos<br />

impacto en el mundo.<br />

Jesús dijo que Sus seguidores <strong>de</strong>berían volver bien por mal, <strong>de</strong> modo que seamos hijos<br />

<strong>de</strong> su Padre que está en los cielos (cf. traducción <strong>de</strong> la V.M.). No <strong>de</strong>cía con esto que éste<br />

sea el camino para llegar a ser hijos <strong>de</strong> Dios; más bien, es como mostramos que somos<br />

hijos <strong>de</strong> Dios. Por cuanto Dios no muestra parcialidad ni hacia los malos ni hacia los<br />

buenos (ambos se benefician <strong>de</strong>l sol y <strong>de</strong> la lluvia), igualmente nosotros <strong>de</strong>beríamos<br />

comportarnos <strong>de</strong> manera llena <strong>de</strong> gracia y con rectitud para con todos.<br />

5:48 Jesús cierra esta sección con esta amonestación: Sed, pues, vosotros perfectos,<br />

como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. La palabra perfecto ha <strong>de</strong> ser


comprendida a la luz <strong>de</strong>l contexto. No significa sin pecado ni tacha. Los versículos<br />

anteriores explican que ser perfecto significa amar a los que nos aborrecen, orar por los que<br />

nos persiguen, y mostrar bondad tanto a los amigos como a los enemigos. La perfección es<br />

aquí aquella madurez espiritual que capacita a un cristiano a imitar a Dios en la<br />

dispensación <strong>de</strong> bendición a todos sin parcialidad.<br />

J. Dar con sinceridad (6:1–4)<br />

6:1 En la primera mitad <strong>de</strong> este capítulo, Jesús hace frente a tres áreas específicas <strong>de</strong><br />

justicia en la vida <strong>de</strong> la persona: acciones caritativas (vv. 1–4), oración (vv. 5–15) y ayuno<br />

(vv. 16–18). El nombre Padre está diez veces en estos dieciocho versículos y es la clave<br />

para compren<strong>de</strong>rlos. Las acciones prácticas <strong>de</strong> rectitud <strong>de</strong>berían llevarse a cabo para Su<br />

aprobación, no para la aprobación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />

Comienza Él esta porción <strong>de</strong> Su sermón con una advertencia en contra <strong>de</strong> exhibir<br />

nuestra piedad dando limosna con el propósito <strong>de</strong> ser vistos por los <strong>de</strong>más. No es el acto<br />

lo que Él con<strong>de</strong>na, sino el motivo. Si el factor motivador es la notoriedad, entonces ésta es<br />

la única recompensa, porque Dios no recompensará nunca la hipocresía.<br />

6:2 Parece increíble que los hipócritas atrajesen ruidosamente la atención hacia sí<br />

mismos al dar ofrendas en las sinagogas o limosnas a los mendigos en las calles. El Señor<br />

echa a un lado tal conducta con un terso comentario: «Ya están recibiendo su<br />

recompensa» (esto es, su única recompensa es la reputación que alcanzan en la tierra).<br />

6:3–4 Cuando un seguidor <strong>de</strong> Cristo da limosna, <strong>de</strong>be hacerlo en secreto. Debería ser<br />

tan en secreto que Jesús lo dijo a Sus discípulos: «Que no sepa tu mano izquierda lo que<br />

hace tu <strong>de</strong>recha». Jesús usa esta gráfica figura <strong>de</strong> lenguaje para mostrarnos que nuestra<br />

limosna <strong>de</strong>bería ser por el Padre, y no para conseguir notoriedad.<br />

El pasaje no <strong>de</strong>bería ser comprendido como prohibiendo cualquier don que pudiese ser<br />

visto por otros, ya que es virtualmente imposible hacer que las propias contribuciones sean<br />

estrictamente anónimas. Simplemente, con<strong>de</strong>na la abierta exhibición en el acto <strong>de</strong> dar.<br />

K. Orar con sinceridad (6:5–8)<br />

6:5 Acto seguido, Jesús advierte a Sus discípulos en contra <strong>de</strong> la hipocresía en la<br />

oración. No <strong>de</strong>berían posicionarse a propósito en áreas públicas <strong>de</strong> modo que otros les vean<br />

orando y que<strong>de</strong>n impresionados por su piedad. Si el único motivo para la oración es el<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacarse, entonces, dice Jesús, la prominencia conseguida es la única<br />

recompensa.<br />

6:6 En los versículos 5 y 7, la exhortación está en segunda persona <strong>de</strong>l plural, «cuando<br />

oréis» (cf. V.M.), no singular. Pero en el versículo 6, con el fin <strong>de</strong> enfatizar la comunión<br />

privada con Dios, se pasa a segunda persona <strong>de</strong>l singular, tú. La clave a la respuesta a la<br />

oración resi<strong>de</strong> en hacerla en secreto (entra en tu aposento, y a puerta cerrada, ora). Si<br />

nuestro verda<strong>de</strong>ro motivo es llegar a Dios, Él oirá y respon<strong>de</strong>rá.<br />

Se fuerza el pasaje cuando se emplea para prohibir la oración pública. La <strong>iglesia</strong><br />

primitiva se reunía para la oración colectiva (Hch. 2:42; 12:12; 13:3; 14:23; 20:36). La<br />

cuestión aquí no es dón<strong>de</strong> oramos, sino por qué oramos: si para ser vistos por los <strong>de</strong>más o<br />

para ser oídos por Dios.<br />

6:7 La oración no <strong>de</strong>bería consistir en vanas repeticiones, esto es, oraciones<br />

formularias o frases vacías. Las personas inconversas oran así, pero Dios no se impresiona


por la mera multiplicación <strong>de</strong> mucha palabrería. Lo que quiere es oír las sinceras<br />

expresiones <strong>de</strong>l corazón.<br />

6:8 Por cuanto nuestro Padre sabe <strong>de</strong> qué cosas tenemos necesidad, incluso antes que<br />

le pidamos, entonces es razonable preguntar: «¿Para qué, pues, orar?» La razón es que en la<br />

oración reconocemos nuestra necesidad y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Él. Es la base <strong>de</strong> nuestra<br />

comunicación con Dios. También Dios hace cosas en respuesta a la oración que Él no<br />

habría hecho <strong>de</strong> otra manera (Stg 4:2d).<br />

L. Jesús enseña la oración mo<strong>de</strong>lo (6:9–15)<br />

6:9 En los versículos 9–13 tenemos lo que es conocida comúnmente como «La Oración<br />

<strong>de</strong>l Señor». Pero al emplear este título <strong>de</strong>beríamos recordar que Jesús mismo nunca oró esta<br />

oración. Fue dada a Sus discípulos como mo<strong>de</strong>lo según el que podrían mo<strong>de</strong>lar sus<br />

oraciones. No fue dada como las palabras exactas que <strong>de</strong>bían ser empleadas (el v. 7 parece<br />

impedirlo), porque muchas palabras repetidas <strong>de</strong> memoria pue<strong>de</strong>n llegar a ser frases vacías.<br />

Padre nuestro que estás en los cielos. La oración <strong>de</strong>bería ser dirigida a Dios Padre en<br />

reconocimiento <strong>de</strong> Su soberanía sobre el universo.<br />

Santificado sea tu nombre. Deberíamos comenzar nuestras oraciones con adoración,<br />

adscribiendo alabanza y honra a Aquel que es tan digno <strong>de</strong> ello.<br />

6:10 Venga tu reino. Después <strong>de</strong> la adoración, <strong>de</strong>beríamos orar por la impulsión <strong>de</strong> la<br />

causa <strong>de</strong> Dios, poniendo en primer lugar Sus intereses. De manera específica, <strong>de</strong>beríamos<br />

orar por el día en que nuestro Salvador y Dios, el Señor Jesucristo, establecerá Su reinado<br />

sobre la tierra y reinará en justicia.<br />

Hágase tu voluntad. En esta petición reconocemos que Dios sabe qué es lo mejor y<br />

que rendimos nuestra voluntad <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él. También expresa el anhelo <strong>de</strong> ver Su voluntad<br />

reconocida por todo el mundo.<br />

Como en el cielo, así también en la tierra. Esta frase modifica las tres anteriores<br />

peticiones. La adoración a Dios, el gobierno soberano <strong>de</strong> Dios y la ejecución <strong>de</strong> Su<br />

voluntad son ya una realidad en el cielo. La oración es que estas condiciones puedan existir<br />

sobre la tierra así como ya suce<strong>de</strong> en el cielo.<br />

6:11 El pan nuestro <strong>de</strong> cada día, dánoslo hoy. Después <strong>de</strong> poner primero los intereses<br />

<strong>de</strong> Dios, se nos permite presentar nuestras propias necesida<strong>de</strong>s. Esta petición reconoce<br />

nuestra <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios para el alimento diario, tanto espiritual como físico.<br />

6:12 Y perdónanos nuestras <strong>de</strong>udas, como también nosotros perdonamos a<br />

nuestros <strong>de</strong>udores. Esto no se refiere al perdón judicial <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado (este perdón<br />

se obtiene por la fe en el Hijo <strong>de</strong> Dios). Más bien, esto hace referencia al perdón paterno<br />

necesario si queremos mantener la comunión con nuestro Padre. Si los creyentes no están<br />

dispuestos a perdonar a los que les ofen<strong>de</strong>n, ¿cómo pue<strong>de</strong>n esperar tener comunión con su<br />

Padre, que les ha perdonado libremente sus ofensas?<br />

6:13 Y no nos metas en tentación. Esta petición pue<strong>de</strong> parecer contradictoria con<br />

Santiago 1:13, que <strong>de</strong>clara que Dios nunca tienta a nadie. Sin embargo, Dios sí permite que<br />

Su pueblo sea puesto a prueba. Esta petición expresa una sana <strong>de</strong>sconfianza <strong>de</strong> la propia<br />

capacidad <strong>de</strong> resistir a las tentaciones o <strong>de</strong> pasar las pruebas. Reconoce la total <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

en el Señor para la preservación.<br />

Mas líbranos <strong>de</strong>l mal. Ésta es la oración <strong>de</strong> todos los que <strong>de</strong>sean <strong>de</strong>sesperadamente ser<br />

guardados <strong>de</strong>l pecado por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Es el clamor <strong>de</strong>l corazón para la diaria<br />

salvación en la propia vida <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> Satanás.


Porque tuyo es el reino, el po<strong>de</strong>r y la gloria, por todos los siglos. Amén. La última<br />

sentencia <strong>de</strong> la oración es omitida en las versiones católicorromanas y en la mayoría <strong>de</strong> las<br />

versiones protestantes mo<strong>de</strong>rnas. Sin embargo, esta doxología es el perfecto final <strong>de</strong> la<br />

oración y se encuentra en la mayoría <strong>de</strong> los manuscritos. Como escribe Juan Calvino,<br />

<strong>de</strong>bería «no sólo dar calor a nuestros corazones para proseguir hacia la gloria <strong>de</strong> Dios…<br />

sino también <strong>de</strong>cirnos que todas nuestras oraciones… no tienen más fundamento que Dios<br />

solo».<br />

6:14–15 Esto sirve como explicación al versículo 12. No forma parte <strong>de</strong> la oración, sino<br />

que el Señor lo añadió para enfatizar que el perdón paterno mencionado en el versículo 12<br />

es condicional.<br />

M. Jesús enseña cómo ayunar (6:16–18)<br />

6:16 La tercera forma <strong>de</strong> hipocresía religiosa que Jesús <strong>de</strong>nunció fue el intento<br />

<strong>de</strong>liberado <strong>de</strong> crear una apariencia <strong>de</strong> ayuno. Los hipócritas <strong>de</strong>sfiguraban sus rostros<br />

cuando ayunaban para parecer <strong>de</strong>saliñados, pálidos y dolidos. Pero Jesús dice que es<br />

ridículo intentar parecer santo.<br />

6:17–18 Los verda<strong>de</strong>ros creyentes <strong>de</strong>berían ayunar en secreto, sin dar ninguna<br />

apariencia <strong>de</strong> ello. Unge tu cabeza y lava tu rostro es una exhortación a actuar para<br />

aparecer ante los <strong>de</strong>más <strong>de</strong> una manera normal. Es suficiente con que el Padre lo sepa. Su<br />

recompensa será mejor que la aprobación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />

EL AYUNO<br />

Ayunar es abstenerse <strong>de</strong> gratificar cualquier apetito físico. Pue<strong>de</strong> ser voluntario, como<br />

en este pasaje, o involuntario (como en Hch. 27:33 o 2 Co. 11:27). En el <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong> se asocia con el duelo (Mt. 9:14, 15) y la oración (Lc. 2:37; Hch. 14:23). En<br />

estos pasajes el ayuno acompañó a la oración como reconocimiento <strong>de</strong>l intenso <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

discernir la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

El ayuno no tiene valor alguno por lo que respecta a la salvación. Tampoco le da a un<br />

cristiano una posición especial <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Un fariseo se jactó en una ocasión <strong>de</strong> que<br />

ayunaba dos veces por semana; pero esto no le dio la justificación que buscaba (Lc.<br />

18:12, 14). Pero cuando un cristiano ayuna en secreto como ejercicio espiritual, Dios lo<br />

contempla y da Su recompensa. Aunque no está or<strong>de</strong>nado en el NT, se alienta a ello por<br />

la promesa <strong>de</strong> la recompensa. Pue<strong>de</strong> ayudar en la vida <strong>de</strong> oración al quitar el<br />

embotamiento y la somnolencia. Es valioso en tiempos <strong>de</strong> crisis cuando se quiere<br />

discernir la voluntad <strong>de</strong> Dios. Y es <strong>de</strong> valor para impulsar la autodisciplina. El ayuno es<br />

algo entre la persona y Dios y <strong>de</strong>bería hacerse sólo con el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> agradarle a Él. Pier<strong>de</strong><br />

todo valor si se impone <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera o se exhibe con un motivo erróneo.<br />

N. Guardando tesoros en el cielo (6:19–21)<br />

Este pasaje contiene algunas <strong>de</strong> las enseñanzas más revolucionarias <strong>de</strong> nuestro Señor, y<br />

también <strong>de</strong> las más <strong>de</strong>scuidadas. El tema <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l capítulo es cómo encontrar seguridad<br />

para el futuro.<br />

6:19–20 En los versículos 19–21 Jesús contraviene todos los consejos humanos <strong>de</strong><br />

proveer para un futuro financieramente seguro. Cuando dice: «No alleguéis tesoros en la<br />

tierra», está con ello indicando que no hay seguridad en las cosas materiales. Cualquier<br />

tipo <strong>de</strong> tesoro material sobre la tierra pue<strong>de</strong> o bien ser <strong>de</strong>struido por los elementos <strong>de</strong> la


naturaleza (polilla u orín) o robadas por ladrones. Jesús dice que las únicas inversiones no<br />

sujetas a pérdida son los tesoros en el cielo.<br />

6:21 Esta política financiera tan radical se basa en el principio subyacente <strong>de</strong> que don<strong>de</strong><br />

está tu tesoro, allí estará también tu corazón. Si tu dinero está en una caja <strong>de</strong> caudales,<br />

entonces tu corazón y <strong>de</strong>seo está también allí. Si tus tesoros están en el cielo, tus intereses<br />

estarán centrados allí. Esta enseñanza nos fuerza a <strong>de</strong>cidir si Jesús quiso realmente <strong>de</strong>cir<br />

esto. Si es así, entonces nos encontramos con esta cuestión: «¿Qué vamos a hacer con<br />

nuestros tesoros terrenales?». Si realmente no quiso <strong>de</strong>cir esto, entonces haríamos frente a<br />

esta pregunta: «¿Qué vamos a hacer con nuestra Biblia?»<br />

Ñ. La Lámpara <strong>de</strong>l cuerpo (6:22, 23)<br />

Jesús veía que sería difícil para Sus seguidores ver cómo podría funcionar Su nada<br />

convencional enseñanza sobre la seguridad para el futuro. De modo que usó una analogía<br />

<strong>de</strong>l ojo humano para enseñar una lección acerca <strong>de</strong> la percepción espiritual. Dijo que el ojo<br />

es la lámpara <strong>de</strong>l cuerpo. Es por medio <strong>de</strong>l ojo que el cuerpo recibe iluminación y pue<strong>de</strong><br />

ver. Si tu ojo es sano (RVR77 margen), todo tu cuerpo queda inundado <strong>de</strong> luz; pero si tu<br />

ojo es maligno, entonces la visión queda dañada. En lugar <strong>de</strong> luz, lo que hay es tinieblas.<br />

La aplicación es como sigue: El ojo sano pertenece a la persona que tiene motivos<br />

puros, que tiene un <strong>de</strong>seo sencillo por los intereses <strong>de</strong> Dios, y que está dispuesto a aceptar<br />

literalmente las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo. Toda su vida está llena <strong>de</strong> luz. Cree las palabras <strong>de</strong><br />

Jesús, abandona las riquezas terrenales, guarda sus tesoros en el cielo y sabe que ésta es su<br />

única y verda<strong>de</strong>ra seguridad. Por otra parte, el ojo maligno pertenece a la persona que está<br />

tratando <strong>de</strong> vivir para dos mundos. No quiere soltar sus tesoros terrenales, pero quiere<br />

también tesoros en el cielo. Las enseñanzas <strong>de</strong> Jesús le parecen imprácticas e imposibles.<br />

Carece <strong>de</strong> una guía clara, porque está lleno <strong>de</strong> tinieblas.<br />

Jesús aña<strong>de</strong> la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuán gran<strong>de</strong> no<br />

serán las tinieblas mismas? En otras palabras, si tú sabes que Cristo te prohíbe confiar en<br />

tesoros terrenales para tu seguridad, y sin embargo confías en ellos, entonces la enseñanza<br />

que has <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer se transforma en tinieblas: una forma muy intensa <strong>de</strong> ceguera<br />

espiritual. No pue<strong>de</strong>s ver las riquezas en su verda<strong>de</strong>ra perspectiva.<br />

O. No podéis servir a Dios y a Mamón (6:24)<br />

La imposibilidad <strong>de</strong> vivir para Dios y el dinero se expresa aquí en términos <strong>de</strong> señores<br />

y esclavos. Nadie pue<strong>de</strong> servir a dos señores. Inevitablemente, uno tendrá la prece<strong>de</strong>ncia<br />

en su lealtad y obediencia. Así es con Dios y… las riquezas. Presentan unas <strong>de</strong>mandas<br />

rivales y se tiene que tomar una <strong>de</strong>cisión. O bien ponemos a Dios en primer lugar y<br />

rechazamos el gobierno <strong>de</strong>l materialismo, o hemos <strong>de</strong> vivir para cosas temporales y<br />

rechazamos la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> Dios sobre nuestras vidas.<br />

P. No os preocupéis (6:25–34)<br />

6:25 En este pasaje Jesús ataca la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> centrar nuestras vidas en torno a los<br />

alimentos y al vestido, perdiendo así <strong>de</strong> vista el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> la vida. El problema<br />

no es tanto qué comemos y vestimos hoy, sino qué comeremos y vestiremos <strong>de</strong> aquí a diez,<br />

veinte o treinta años. Una preocupación así acerca <strong>de</strong>l futuro es pecado, porque niega el<br />

amor, la sabiduría y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Niega el amor <strong>de</strong> Dios al implicar que Él no se cuida


<strong>de</strong> nosotros. Niega Su sabiduría al implicar que no sabe lo que está haciendo. Y niega Su<br />

po<strong>de</strong>r al implicar que Él no es capaz <strong>de</strong> proveer a nuestras necesida<strong>de</strong>s.<br />

Esta clase <strong>de</strong> preocupación ansiosa nos hace <strong>de</strong>dicar nuestras mejores energías a<br />

asegurar que tendremos suficiente con qué vivir. Luego, y antes <strong>de</strong> que nos enteremos,<br />

hemos malgastado nuestras vidas, y hemos perdido el propósito central para el que fuimos<br />

creados. Dios no nos creó a Su imagen con el único <strong>de</strong>stino que el <strong>de</strong> consumir alimentos.<br />

Estamos aquí para amarle, adorarle y servirle y para representar Sus intereses en la tierra.<br />

Nuestros cuerpos nos han sido dados para ser nuestros siervos, no nuestros dueños.<br />

6:26 Las aves <strong>de</strong>l cielo ilustran el cuidado que Dios tiene <strong>de</strong> Sus criaturas. Ellas nos<br />

predican cuán innecesario nos es tener ansiedad. Ellas no siembran, ni siegan, y sin<br />

embargo Dios las alimenta. Por cuanto, en la jerarquía <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> Dios, valemos<br />

mucho más que las aves, po<strong>de</strong>mos esperar con seguridad que Dios tendrá cuidado <strong>de</strong><br />

nuestras necesida<strong>de</strong>s.<br />

Pero <strong>de</strong> esto no <strong>de</strong>beríamos inferir que no hemos <strong>de</strong> trabajar para suplir nuestras<br />

necesida<strong>de</strong>s presentes. Pablo recuerda que «si alguno no quiere trabajar, tampoco coma» (2<br />

Ts. 3:10). Tampoco <strong>de</strong>beríamos llegar a la conclusión <strong>de</strong> que está mal que un granjero<br />

siembre, coseche y almacene. Estas activida<strong>de</strong>s son una parte necesaria <strong>de</strong> su provisión<br />

para sus necesida<strong>de</strong>s presentes. Lo que Jesús prohíbe aquí es la multiplicación <strong>de</strong> los<br />

graneros con el intento <strong>de</strong> proveer a la seguridad futura con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios<br />

(práctica ésta que con<strong>de</strong>na en Su historia <strong>de</strong>l granjero rico en Lucas 12:16–21). Notas<br />

Diarias <strong>de</strong> la Unión Bíblica sumariza <strong>de</strong> forma sucinta el versículo 26:<br />

El argumento es que si Dios sustenta, sin su participación consciente, a las criaturas <strong>de</strong><br />

un or<strong>de</strong>n inferior, tanto más sustentará, con su activa participación, a esos para los que tuvo<br />

lugar la creación.<br />

6:27 La ansiosa preocupación acerca <strong>de</strong>l futuro no es sólo una <strong>de</strong>shonra a Dios, sino<br />

que a<strong>de</strong>más es inútil. El Señor <strong>de</strong>muestra esto con una pregunta: «Y quién <strong>de</strong> vosotros<br />

podrá, a fuerza <strong>de</strong> afanarse, añadir a su estatura un solo codo?». Una persona baja no<br />

pue<strong>de</strong>, mediante su afán, crecer otros cuarenta y cinco centímetros. Sin embargo, hablando<br />

en sentido figurado sería mucho más fácil llevar a cabo esta hazaña que mediante la<br />

ansiedad traer a la existencia todas las provisiones para las necesida<strong>de</strong>s futuras <strong>de</strong> uno.<br />

6:28–30 A continuación, el Señor trata acerca <strong>de</strong> lo irrazonable que es preocuparse <strong>de</strong> si<br />

uno tendrá en el futuro suficiente vestido. Los lirios <strong>de</strong>l campo (probablemente anémonas<br />

silvestres) no se fatigan ni hilan, y sin embargo su hermosura sobrepasa a la <strong>de</strong> las<br />

vestimentas regias <strong>de</strong> Salomón. Si Dios pue<strong>de</strong> dar un ropaje tan elegante a las flores<br />

silvestres, que tienen una breve existencia y son luego usadas como combustible en el<br />

horno doméstico, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego se cuidará <strong>de</strong> Su pueblo, los que le adoran y le sirven.<br />

6:31–32 La conclusión es que no <strong>de</strong>beríamos pasar nuestras vidas en una afanosa<br />

búsqueda <strong>de</strong> alimento, bebida y vestido para el futuro. Los gentiles inconversos viven para<br />

la alocada acumulación <strong>de</strong> cosas materiales, como si el alimento y el vestido fuesen el todo<br />

<strong>de</strong> la vida. Pero no <strong>de</strong>bería ser así con los cristianos, que tienen un Padre celestial que sabe<br />

cuáles son sus necesida<strong>de</strong>s básicas.<br />

Si los cristianos se planteasen como su objetivo proveer por a<strong>de</strong>lantado todas sus<br />

necesida<strong>de</strong>s futuras, entonces tendrían que <strong>de</strong>dicar su tiempo y sus energías a la<br />

acumulación <strong>de</strong> reservas financieras. Nunca podrían estar seguros <strong>de</strong> que han ahorrado lo<br />

suficiente, puesto que siempre hay el peligro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>rrumbamiento <strong>de</strong>l mercado, <strong>de</strong> la<br />

inflación, <strong>de</strong> cataclismos, <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s prolongadas, <strong>de</strong> acci<strong>de</strong>ntes incapacitadores. Y<br />

esto significa que Dios se quedaría privado <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> Su pueblo. Quedaría <strong>de</strong>rrotado el


verda<strong>de</strong>ro propósito para el cual fueron creados y convertidos. Tanto hombres como<br />

mujeres portadores <strong>de</strong> la divina imagen vivirían en esta tierra esperando un futuro incierto,<br />

cuando <strong>de</strong>berían estar viviendo con los valores <strong>de</strong> la eternidad a la vista.<br />

6:33 Por tanto, el Señor hace un pacto con Sus seguidores. Les viene a <strong>de</strong>cir: «Si ponéis<br />

los intereses <strong>de</strong> Dios en primer lugar en vuestra vida, os garantizo vuestras necesida<strong>de</strong>s<br />

futuras. Buscad primeramente el reino <strong>de</strong> Dios y su justicia, y yo me cuidaré <strong>de</strong> que<br />

nunca carezcáis <strong>de</strong> las cosas necesarias <strong>de</strong> la vida».<br />

6:34 Éste es el programa <strong>de</strong> «seguridad social» divino. La responsabilidad <strong>de</strong>l creyente<br />

es vivir para el Señor, confiando en Dios para el futuro con una confianza inamovible <strong>de</strong><br />

que Él proveerá. La ocupación que uno tenga es sencillamente un medio para proveer para<br />

las necesida<strong>de</strong>s actuales; todo lo que va más allá <strong>de</strong> esto es invertido en la obra <strong>de</strong>l Señor.<br />

Somos llamados a vivir <strong>de</strong> día en día: el día <strong>de</strong> mañana traerá su propia inquietud.<br />

Q. No juzguéis (7:1–6)<br />

Esta sección acerca <strong>de</strong> no juzgar sigue <strong>de</strong> inmediato a la provocativa enseñanza <strong>de</strong><br />

nuestro Señor acerca <strong>de</strong> las riquezas terrenales. La relación entre estos dos temas es<br />

importante. Es fácil para el cristiano que ha abandonado todo criticar a cristianos ricos. A la<br />

inversa, los cristianos que se toman en serio su <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> proveer a las necesida<strong>de</strong>s futuras<br />

<strong>de</strong> sus familias tien<strong>de</strong>n a minimizar la literalidad que algunos ven en las palabras <strong>de</strong> Jesús<br />

en el último capítulo. Por cuanto nadie vive totalmente por fe, las críticas están fuera <strong>de</strong><br />

lugar.<br />

Este mandamiento a no juzgar a otros involucra las siguientes áreas: no <strong>de</strong>beríamos<br />

juzgar motivos, pues sólo Dios pue<strong>de</strong> examinarlos; no <strong>de</strong>beríamos juzgar por las<br />

apariencias (Jn. 7:24; Stg. 2:1–4); no <strong>de</strong>beríamos juzgar a los que tienen escrúpulos<br />

conscientes en cuestiones que en sí mismas no son ni buenas ni malas (Ro. 14:1–5); no<br />

<strong>de</strong>beríamos juzgar el servicio <strong>de</strong> otro cristiano (1 Co. 4:1–5); y no <strong>de</strong>beríamos juzgar a un<br />

hermano cristiano hablando mal <strong>de</strong> él (Stg. 4:11, 12).<br />

7:1 A veces estas palabras <strong>de</strong> nuestro Señor son malinterpretadas por algunos con el fin<br />

<strong>de</strong> prohibir toda forma <strong>de</strong> juicio. No importa lo que suce<strong>de</strong>, dicen con un tono piadoso: «No<br />

juzguéis, para que no seáis juzgados».<br />

Pero Jesús no está enseñando que <strong>de</strong>bemos ser cristianos sin discernimiento. Él nunca<br />

tuvo la intención <strong>de</strong> que abandonásemos nuestra facultad <strong>de</strong> crítica o discernimiento. El NT<br />

contiene muchas ilustraciones <strong>de</strong> legítimo juicio <strong>de</strong> la condición, conducta o enseñanza <strong>de</strong><br />

otros. A<strong>de</strong>más, hay varias áreas en las que se le or<strong>de</strong>na al cristiano que tome una <strong>de</strong>cisión,<br />

que discrimine entre lo bueno y lo malo o entre lo bueno y lo mejor. Algunas <strong>de</strong> ellas son:<br />

1. Cuando surgen disputas entre creyentes, <strong>de</strong>berían ser solucionadas en la <strong>iglesia</strong> ante<br />

miembros que puedan <strong>de</strong>cidir acerca <strong>de</strong> la cuestión (1 Co. 6:1–8).<br />

2. La <strong>iglesia</strong> local <strong>de</strong>be juzgar los pecados graves <strong>de</strong> sus miembros y tomar una acción<br />

a<strong>de</strong>cuada (Mt. 18:17; 1 Co. 5:9–13).<br />

3. Los creyentes <strong>de</strong>ben juzgar por la Palabra <strong>de</strong> Dios la enseñanza doctrinal <strong>de</strong> los<br />

maestros y predicadores (Mt. 7:15–20; 1 Co. 14:29; 1 Jn. 4:1).


4. Los cristianos han <strong>de</strong> discernir si otros son creyentes a fin <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer el mandamiento<br />

<strong>de</strong> Pablo en 2 Corintios 6:14.<br />

5. Los que pertenecen a la <strong>iglesia</strong> han <strong>de</strong> juzgar qué hombres tienen los rasgos necesarios<br />

para ancianos y diáconos (1 Ti. 3:1–13).<br />

6. Debemos discernir qué personas son ociosas, y cuáles <strong>de</strong> poco ánimo, débiles, etc.,<br />

para tratarlos conforme a las instrucciones en la Biblia (p.ej., 1 Ts. 5:14).<br />

7:2 Jesús advirtió que el juicio injusto sería retribuido en especie: «Porque con el<br />

juicio con que juzguéis, seréis juzgados». Este principio <strong>de</strong> segar lo que sembramos<br />

forma parte estructural <strong>de</strong> toda la vida y asuntos humanos. Marcos aplica este principio a<br />

nuestra apropiación <strong>de</strong> la Palabra (4:24) y Lucas lo aplica a nuestra liberalidad en cuanto a<br />

dar.<br />

7:3–5 Jesús <strong>de</strong>nuncia nuestra ten<strong>de</strong>ncia a ver una pequeña falta en alguien mientras<br />

ignoramos la misma falta en nosotros mismos. Exagera a propósito la situación (empleando<br />

una figura <strong>de</strong> lenguaje conocida como hipérbole) para remachar el argumento. Alguien que<br />

tenga una viga en el ojo encuentra a menudo falta en la paja en el ojo <strong>de</strong> otro, sin siquiera<br />

darse cuenta <strong>de</strong> su propia condición. Es hipocresía creer que po<strong>de</strong>mos ayudar a alguien en<br />

una falta cuando nosotros mismos tenemos una mayor falta. Hemos <strong>de</strong> remediar nuestras<br />

propias faltas antes <strong>de</strong> criticarlas en otros.<br />

7:6 Este versículo <strong>de</strong>muestra que Jesús no prohibió toda clase <strong>de</strong> argumento. Advirtió a<br />

Sus discípulos con estas palabras: «No déis lo santo a los perros, ni echéis vuestras<br />

perlas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los cerdos». Bajo la Ley <strong>de</strong> Moisés, los perros y cerdos eran animales<br />

inmundos y aquí se emplean estos términos para <strong>de</strong>scribir a personas malvadas. Cuando nos<br />

encontramos con personas malignas que tratan las verda<strong>de</strong>s divinas con un absoluto<br />

menosprecio y que respon<strong>de</strong>n a nuestra predicación <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Cristo con insultos<br />

y violencia, no estamos obligados a seguir compartiéndoles el evangelio. Apremiar esta<br />

cuestión sólo atrae mayor con<strong>de</strong>nación a los injuriadores.<br />

Es innecesario <strong>de</strong>cir que se precisa <strong>de</strong> percepción espiritual para discernir a estas<br />

personas. Tal vez por esto los siguientes versículos tratan <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong> la oración, mediante<br />

la que po<strong>de</strong>mos pedir sabiduría.<br />

R. Continuad pidiendo, buscando, llamando (7:7–12)<br />

7:7–8 Si creemos que po<strong>de</strong>mos vivir según las enseñanzas <strong>de</strong>l Sermón <strong>de</strong>l Monte en<br />

base <strong>de</strong> nuestras propias fuerzas, hemos fallado en darnos cuenta <strong>de</strong>l carácter sobrenatural<br />

<strong>de</strong> la vida a la que nos llama el Salvador. La sabiduría o po<strong>de</strong>r para una vida así nos ha <strong>de</strong><br />

ser dada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba. De forma que aquí tenemos una invitación a pedir y a seguir<br />

pidiendo; a buscar y seguir buscando; a llamar y a seguir llamando. La sabiduría y el<br />

po<strong>de</strong>r para la vida cristiana se darán a todos los que oren por ambas cosas <strong>de</strong> manera<br />

ferviente y persistente.<br />

Tomados fuera <strong>de</strong> contexto, los versículos 7 y 8 podrían parecer un cheque en blanco<br />

para los creyentes, esto es, que po<strong>de</strong>mos recibir todo aquello que pedimos. Pero esto,<br />

sencillamente, no es cierto. Estos versículos han <strong>de</strong> ser comprendidos en su contexto<br />

inmediato y a la luz <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> toda la Biblia acerca <strong>de</strong> la oración. Por lo tanto, lo<br />

que parecen unas promesas sin límites están en realidad restringidas por otros pasajes. Por


ejemplo, a través edl Salmo 66:18 vemos que la persona que ora no <strong>de</strong>be tener pecados sin<br />

confesar en su vida. El cristiano ha <strong>de</strong> orar con fe (Stg. 1:6–8) y <strong>de</strong> modo acor<strong>de</strong> a la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios (1 Jn. 5:14). La oración ha <strong>de</strong> ser ofrecida con persistencia (Lc. 18:1–8) y<br />

sinceridad (He. 10:22a).<br />

7:9–10 Cuando se cumplen las condiciones para la oración, el cristiano pue<strong>de</strong> tener una<br />

confianza absoluta <strong>de</strong> que Dios oirá y respon<strong>de</strong>rá. Esta certidumbre se basa en el carácter<br />

<strong>de</strong> Dios, nuestro Padre. A nivel humano, sabemos que si un hijo … pi<strong>de</strong> pan su padre no le<br />

dará una piedra. Tampoco le dará una serpiente si le pi<strong>de</strong> un pescado. Un padre<br />

terrenal no engañaría a su hijo hambriento ni le daría nada que pudiera causarle dolor.<br />

7:11 El Señor argumenta <strong>de</strong> lo menor a lo mayor. Si los padres humanos respon<strong>de</strong>n a<br />

las peticiones <strong>de</strong> sus hijos con lo que es mejor para ellos, cuánto más vuestro Padre que<br />

está en los cielos lo hará así.<br />

7:12 La relación inmediata <strong>de</strong>l versículo 12 con lo que prece<strong>de</strong> parece ser ésta: por<br />

cuanto nuestro Padre nos es dador <strong>de</strong> cosas buenas, <strong>de</strong>beríamos imitarle mostrando<br />

benignidad hacia otros. La manera <strong>de</strong> ver si una acción es beneficiosa para otros es si<br />

querríamos recibirla nosotros mismos. La «Regla <strong>de</strong> Oro» había sido expresada en términos<br />

negativos al menos cien años antes <strong>de</strong> este tiempo por el Rabí Hillel. Sin embargo, al<br />

enunciar la regla con una terminología positiva, Jesús va más allá <strong>de</strong> los frenos restrictivos<br />

a una benignidad activa. El cristianismo no es simplemente cuestión <strong>de</strong> abstinencia <strong>de</strong><br />

pecado: es bondad positiva.<br />

Esto dicho por Jesús es la ley y los profetas, es <strong>de</strong>cir, recapitula las enseñanzas<br />

morales <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Moisés y <strong>de</strong> los escritos <strong>de</strong> los profetas <strong>de</strong> Israel. La justicia exigida<br />

por el AT se cumple en los creyentes convertidos que <strong>de</strong> esta manera andan conforme al<br />

Espíritu (Ro. 8:4). Si este versículo fuese obe<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> manera universal, transformaría<br />

todas las áreas <strong>de</strong> relaciones internacionales, <strong>de</strong> la política nacional, <strong>de</strong> la vida familiar y <strong>de</strong><br />

la vida <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

S. El camino estrecho (7:13–14)<br />

El Señor advierte ahora que la puerta <strong>de</strong>l discipulado cristiano es estrecha y que<br />

angosto es el camino. Pero aquellos que siguen fielmente Sus enseñanzas encuentran la<br />

vida abundante. Por otra parte, hay la puerta ancha —la vida muelle y regalada—. El fin<br />

<strong>de</strong> una vida así es perdición. Aquí no se está tratando <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong>l alma, sino <strong>de</strong><br />

per<strong>de</strong>rse el vivir el propósito <strong>de</strong> la propia existencia.<br />

Estos versículos son también <strong>de</strong> aplicación al evangelio al presentar los dos caminos y<br />

<strong>de</strong>stinos <strong>de</strong> la raza humana. La puerta ancha y el camino espacioso conducen a perdición<br />

(Pr. 16:25). La puerta estrecha y el camino angosto conducen a la vida. Jesús es a la vez la<br />

puerta (Jn. 10:9) y el camino (Jn. 14:6). Pero aunque ésta es una aplicación válida <strong>de</strong>l<br />

pasaje, la interpretación es tocante a los creyentes. Jesús está diciendo que seguirle exigirá<br />

fe, disciplina y paciencia. Pero esta vida difícil es la única que vale la pena vivir. Si escoges<br />

el camino fácil, tendrás mucha compañía, pero te per<strong>de</strong>rás lo mejor <strong>de</strong> Dios para ti.<br />

T. Por sus frutos los conoceréis (7:15–20)<br />

7:15 Allí don<strong>de</strong> se enseñen las estrictas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro discipulado, allí<br />

aparecen falsos profetas que abogan por la puerta ancha y el camino fácil. Diluyen la<br />

verdad hasta que, como dijo C. H. Spurgeon, «no queda suficiente para hacer sopa para un<br />

saltamontes hambriento». Estos hombres que profesan hablar <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios vienen con


vestidos <strong>de</strong> ovejas, dando la apariencia <strong>de</strong> ser verda<strong>de</strong>ros creyentes. Pero por <strong>de</strong>ntro son<br />

lobos rapaces, es <strong>de</strong>cir, son incrédulos malignos que <strong>de</strong>predan sobre los inmaduros, los<br />

inestables y los crédulos.<br />

7:16–18 Los versículos 16–18 tratan acerca <strong>de</strong> la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> los falsos profetas: por<br />

sus frutos los conoceréis. Sus vidas licenciosas y enseñanzas <strong>de</strong>structivas los traicionan.<br />

Un árbol o planta producen fruto según su carácter. Los espinos no pue<strong>de</strong>n producir uvas;<br />

los abrojos no producen higos. Todo buen árbol produce buenos frutos y el árbol malo<br />

produce frutos malos. Este principio es cierto en el mundo natural y en el espiritual. La<br />

vida y enseñanza <strong>de</strong> los que preten<strong>de</strong>n hablar <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>berían ser puestas a prueba<br />

por la Palabra <strong>de</strong> Dios: «Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido» (Is.<br />

8:20).<br />

7:19–20 El <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los falsos profetas es ser echado(s) al fuego. La sentencia sobre<br />

los falsos maestros y profetas es «<strong>de</strong>strucción repentina» (2 P. 2:1). Pue<strong>de</strong>n ser conocidos<br />

por sus frutos.<br />

U. Nunca os conocí (7:21–23)<br />

7:21 El Señor Jesús advierte a continuación en contra <strong>de</strong> aquellos que profesan<br />

falsamente reconocerle como Salvador, pero que nuna han sido convertidos. No todo el que<br />

llame a Jesús Señor, Señor, entrará en el reino <strong>de</strong> los cielos. Solamente aquellos que<br />

hagan la voluntad <strong>de</strong> Dios entrarán en el reino. El primer paso para hacer la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios es creer en el Señor Jesús (Jn. 6:29).<br />

7:22–23 En el día <strong>de</strong>l juicio, cuando los incrédulos comparezcan ante Cristo (Ap.<br />

20:11–15), muchos le recordarán que profetizaron, que echaron fuera <strong>de</strong>monios, o que<br />

hicieron muchos milagros, y todo ello en Su nombre. Pero estas <strong>de</strong>claraciones serán en<br />

vano. Jesús les dirá claramente que nunca los conoció o reconoció como Suyos.<br />

V. Edificando sobre la Roca (7:24–29)<br />

7:24–25 Jesús concluye Su sermón con una parábola que <strong>de</strong>staca la importancia <strong>de</strong> la<br />

obediencia. No es suficiente con oír estas palabras; hemos <strong>de</strong> ponerlas por obra. El<br />

discípulo que oye y pone por obra los mandamientos <strong>de</strong> Jesús es como un hombre<br />

pru<strong>de</strong>nte, que edificó su casa sobre la roca. Su casa (su vida) tiene un sólido fundamento,<br />

y cuando es golpeada por la lluvia y los vientos, no cae.<br />

7:26–27 La persona que oye estas palabras <strong>de</strong> Jesús y no las pone por obra es como<br />

un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Este hombre no podrá resistir<br />

frente a las tormentas <strong>de</strong> la adversidad: cuando <strong>de</strong>scendió la lluvia y soplaron los vientos,<br />

la casa cayó porque no tenía una base sólida.<br />

Si una persona vive según los principios <strong>de</strong>l Sermón <strong>de</strong>l Monte, el mundo le llama un<br />

insensato; Jesús le llama pru<strong>de</strong>nte. El mundo consi<strong>de</strong>ra que un hombre pru<strong>de</strong>nte es alguien<br />

que vive por vista, que vive para el presente y que vive para sí mismo; a tal persona Jesús lo<br />

califica <strong>de</strong> insensato. Es legítimo emplear a los edificadores pru<strong>de</strong>nte e insensato para<br />

ilustrar el evangelio. El pru<strong>de</strong>nte pone toda su confianza en la Roca, Jesucristo, como Señor<br />

y Salvador. El insensato rehúsa arrepentirse y rechaza a Jesús como su única esperanza <strong>de</strong><br />

salvación. Pero la interpretación <strong>de</strong> la parábola nos lleva en realidad más allá <strong>de</strong> la<br />

salvación a sus resultados prácticos en la vida cristiana.


7:28–29 Cuando nuestro Señor terminó Su mensaje, la gente se quedó atónita. Si<br />

leemos el Sermón <strong>de</strong>l Monte y no nos quedamos atónitos ante lo revolucionario <strong>de</strong> su<br />

carácter, entonces no hemos llegado a compren<strong>de</strong>r su significado.<br />

La gente reconoció una diferencia entre la enseñanza <strong>de</strong> Jesús y la <strong>de</strong> los escribas. Él<br />

hablaba con autoridad; las palabras <strong>de</strong> ellos carecían <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. La Suya era una voz; las <strong>de</strong><br />

ellos un mero eco. Jamieson, Fausset y Brown comentan:<br />

La conciencia <strong>de</strong> autoridad divina, como Legislador, Expositor y Juez, era tan<br />

transparente en Su enseñanza, que las enseñanzas <strong>de</strong> los escribas no podían más que<br />

parecer marchitas bajo tal luz.<br />

V. LOS MILAGROS DE PODER Y GRACIA DEL MESÍAS,<br />

Y VARIAS REACCIONES FRENTE A LOS MISMOS (8:1–<br />

9:34)<br />

En los capítulos 8–12 el Señor Jesús presenta evi<strong>de</strong>ncia concluyente a la nación <strong>de</strong><br />

Israel <strong>de</strong> que Él era ciertamente el Mesías acerca <strong>de</strong> quien habían escrito los profetas.<br />

Isaías, por ejemplo, había profetizado que el Mesías abriría los ojos <strong>de</strong> los ciegos,<br />

<strong>de</strong>staparía los oídos <strong>de</strong> los sordos, sanaría a los cojos y haría cantar a los mudos (35:5, 6).<br />

Jesús, al cumplir todas estas profecías, <strong>de</strong>mostró que era el Mesías. Israel, al examinar sus<br />

Escrituras, no <strong>de</strong>bería tener dificultad alguna para i<strong>de</strong>ntificarle como el Cristo. Pero<br />

ningunos son tan ciegos como los que no quieren ver.<br />

Los acontecimientos registrados en estos capítulos se presentan según un esquema<br />

temático, en lugar <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n estrictamente cronológico. No es un registro completo <strong>de</strong>l<br />

ministerio <strong>de</strong>l Señor, sino una presentación <strong>de</strong> acontecimientos seleccionados por el<br />

Espíritu Santo para presentar ciertos temas en la vida <strong>de</strong>l Salvador. En esta presentación se<br />

incluye lo siguiente:<br />

1. La autoridad absoluta <strong>de</strong> Cristo sobre las enfermeda<strong>de</strong>s, los <strong>de</strong>monios, la muerte y los<br />

elementos <strong>de</strong> la naturaleza.<br />

2. Su <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> señorío absoluto sobre las vidas <strong>de</strong> los que le quieran seguir.<br />

3. El creciente rechazo contra Jesús por parte <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel, y particularmente<br />

por parte <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res religiosos.<br />

4. La bien dispuesta recepción <strong>de</strong>l Salvador <strong>de</strong> forma individual por parte <strong>de</strong> gentiles.<br />

A. Po<strong>de</strong>r sobre la lepra (8:1–4)<br />

8:1 Aunque la enseñanza <strong>de</strong> Jesús era radical y extrema, tenía po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> atracción, y ello<br />

hasta el punto que le seguían gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s. La verdad es autoverificante, y aunque a<br />

la gente le pueda no gustar, nunca la pue<strong>de</strong>n olvidar.<br />

8:2 Un leproso se arrodilló ante Jesús en un llamamiento <strong>de</strong>sesperado para ser sanado.<br />

Este leproso tenía fe <strong>de</strong> que el Señor podría sanarle, y la verda<strong>de</strong>ra fe jamás queda


frustrada. La lepra es una figura apropiada <strong>de</strong>l pecado porque es abominable, <strong>de</strong>structiva,<br />

contagiosa y, en algunas <strong>de</strong> sus formas, humanamente incurable.<br />

8:3 Los leprosos eran intocables. El contacto físico con ellos podía exponer a la<br />

infección al que lo hiciese. En el caso <strong>de</strong> los judíos, tal contacto hacía ceremonialmente<br />

impura a la persona, esto es, incapacitada para adorar con la congregación <strong>de</strong> Israel. Pero<br />

cuando Jesús tocó al leproso y pronunció las palabras sanadoras, la lepra se <strong>de</strong>svaneció al<br />

instante. Nuestro Salvador tiene po<strong>de</strong>r para purificar <strong>de</strong>l pecado y hacer apta a la persona<br />

purificada para ser adorador.<br />

8:4 Éste es el primer caso en el Evangelio <strong>de</strong> Mateo en que se registra que Jesús mandó<br />

a alguien que no dijese nada a nadie acerca <strong>de</strong>l milagro obrado por él o lo que había visto<br />

(véase también 9:30; 12:16; 17:9; Mr. 5:43; 7:36; 8:26). Esto se <strong>de</strong>be probablemente a que<br />

Él estaba consciente <strong>de</strong> que muchos, interesados sólo en liberarse <strong>de</strong>l yugo romano, querían<br />

hacerle Rey. Pero Él sabía que Israel seguía aún no arrepentido, que la nación rechazaría Su<br />

li<strong>de</strong>razgo espiritual y que primero <strong>de</strong>bía ir a la cruz.<br />

Bajo la Ley <strong>de</strong> Moisés, el sacerdote servía también como médico. Cuando un leproso<br />

quedaba sanado, estaba obligado a llevar una ofrenda y a comparecer ante el sacerdote a fin<br />

<strong>de</strong> ser pronunciado limpio (Lv. 14:4–6). Es indudable que era un acontecimiento<br />

infrecuente que un leproso quedase limpio, y, <strong>de</strong> hecho, esto <strong>de</strong>bería haber alertado a este<br />

sacerdote a investigar si el Mesías ya había aparecido. Pero no leemos <strong>de</strong> tal reacción. Jesús<br />

mandó al leproso que obe<strong>de</strong>ciese a la ley en esta cuestión.<br />

Las implicaciones espirituales <strong>de</strong>l milagro son claras: El Mesías había venido a Israel<br />

con po<strong>de</strong>r para sanar a la nación <strong>de</strong> su dolencia. Presentó este milagro como una <strong>de</strong> Sus<br />

cre<strong>de</strong>nciales. Pero la nación no estaba aún dispuesta para su Libertador.<br />

B. Po<strong>de</strong>r sobre la parálisis (8:5–13)<br />

8:5–6 Se presenta la fe <strong>de</strong> un centurión gentil en acusado contraste con la nula<br />

receptividad <strong>de</strong> los judíos. Si Israel no está dispuesta a reconocer a su Rey, los<br />

menospreciados paganos lo harán. El centurión era un oficial militar romano al mando <strong>de</strong><br />

unos cien hombres, y estaba <strong>de</strong>stacado en o cerca <strong>de</strong> Capernaúm. Se le acercó a Jesús<br />

buscando la curación <strong>de</strong> su criado que sufría una violenta y dolorosa parálisis. Se trataba <strong>de</strong><br />

una exhibición inusual <strong>de</strong> compasión; la mayoría <strong>de</strong> oficiales no habrían mostrado tal<br />

interés por un siervo.<br />

8:7–9 Cuando el Señor Jesús se ofreció a visitar al siervo enfermo, el centurión mostró<br />

la realidad y profundidad <strong>de</strong> su fe. Le vino a <strong>de</strong>cir: «No soy digno <strong>de</strong> que entres en mi<br />

casa. De todos modos, no es necesario, porque tú le pue<strong>de</strong>s sanar fácilmente dando la<br />

palabra. Yo sé acerca <strong>de</strong> la autoridad. Tomo ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> mis superiores y las doy a mis<br />

subordinados. Mis mandamientos son obe<strong>de</strong>cidos en el acto. ¡Cuánto más tendrán po<strong>de</strong>r tus<br />

palabras sobre la enfermedad <strong>de</strong> mi siervo!»<br />

8:10–12 Jesús se maravilló ante la fe <strong>de</strong> este gentil. Ésta es una <strong>de</strong> las dos ocasiones en<br />

las que se habla <strong>de</strong> que Jesús se maravillase; la otra vez fue ante la incredulidad <strong>de</strong> los<br />

judíos (Mr. 6:6). No había hallado tanta fe entre el pueblo escogido <strong>de</strong> Dios, Israel. Esto<br />

le llevó a señalar que en Su reino veni<strong>de</strong>ro vendrían gentiles <strong>de</strong> todas partes <strong>de</strong>l mundo a<br />

gozar <strong>de</strong> la comunión con los patriarcas judíos, mientras que los hijos <strong>de</strong>l reino serían<br />

echados a las tinieblas <strong>de</strong> afuera don<strong>de</strong> llorarán y crujirán los dientes. Los hijos <strong>de</strong>l<br />

reino son los judíos <strong>de</strong> nacimiento que profesan reconocer a Dios como Rey pero que<br />

nunca se han convertido <strong>de</strong> manera genuina. De todos modos, es un principio aplicable en


la actualidad. Muchos hijos privilegiados por haber nacido y ser criados en familias<br />

cristianas perecerán en el infierno por rechazar a Cristo, mientras que salvajes <strong>de</strong> las selvas<br />

gozarán <strong>de</strong> las glorias eternas <strong>de</strong>l cielo porque creyeron el mensaje <strong>de</strong>l evangelio.<br />

8:13 Jesús dijo al centurión: Vete, y como creíste, te sea hecho. Y fue sanado su<br />

criado en aquella misma hora. La fe es recompensada en proporción a su confianza en el<br />

carácter <strong>de</strong> Dios. El criado fue sanado en aquella misma hora, aunque Jesús estaba a una<br />

cierta distancia. Po<strong>de</strong>mos ver en esto una imagen <strong>de</strong>l actual ministerio <strong>de</strong> Cristo: sanando a<br />

los no privilegiados gentiles <strong>de</strong> la parálisis <strong>de</strong>l pecado, aunque Él mismo no está<br />

corporalmente presente.<br />

C. Po<strong>de</strong>r sobre la fiebre (8:14–15)<br />

Entrando en casa <strong>de</strong> Pedro, Jesús encontró a la suegra <strong>de</strong> Pedro postrada en cama,<br />

con fiebre. Le tocó la mano, y la <strong>de</strong>jó la fiebre. Ordinariamente, la fiebre <strong>de</strong>ja al paciente<br />

sumamente <strong>de</strong>bilitado, pero esta curación fue tan instantánea y completa que pudo salir <strong>de</strong><br />

la cama y le servía, como a<strong>de</strong>cuada expresión <strong>de</strong> gratitud por lo que el Salvador había<br />

hecho por ella. Deberíamos imitarla, siempre que seamos sanados, sirviéndole con una<br />

renovada consagración y energía.<br />

D. Po<strong>de</strong>r sobre los <strong>de</strong>monios y varias enfermeda<strong>de</strong>s (8:16–17)<br />

Caída la tar<strong>de</strong>, al terminar el sábado (ver Mr. 1:21–34), el pueblo acudió a Él con<br />

muchos en<strong>de</strong>moniados. Estas patéticas personas estaban poseídas y controladas por malos<br />

espíritus. A menudo exhibían un conocimiento y po<strong>de</strong>r sobrehumanos; en otras ocasiones<br />

eran atormentadas. Su conducta se parecía a veces a la <strong>de</strong> personas enloquecidas, pero la<br />

causa era <strong>de</strong>moniaca más que física o mental. Jesús con su palabra echó fuera a los<br />

<strong>de</strong>monios.<br />

También sanó a todos los enfermos, cumpliendo la profecía <strong>de</strong> Isaías 53:4: «Tomó él<br />

mismo nuestras enfermeda<strong>de</strong>s, y cargó con nuestras dolencias». El versículo 17 es<br />

empleado a menudo por los sanadores <strong>de</strong> fe para mostrar que la sanidad está en la<br />

expiación, y que por ello la curación física es algo que el creyente pue<strong>de</strong> reclamar por la fe.<br />

Pero aquí el Espíritu <strong>de</strong> Dios aplica la profecía al ministerio terrenal <strong>de</strong> sanida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

nuestro Salvador, y no a Su obra en la cruz.<br />

Hasta ahora, en este capítulo hemos visto cuatro milagros, tal como sigue:<br />

1. La curación <strong>de</strong>l leproso judío, con Cristo presente.<br />

2. La curación <strong>de</strong>l siervo <strong>de</strong>l centurión, con Cristo a distancia.<br />

3. La curación <strong>de</strong> la suegra <strong>de</strong> Pedro, con Jesús en la casa.<br />

4. La curación <strong>de</strong> todos los en<strong>de</strong>moniados y enfermos, con Jesús presente.<br />

Gaebelein sugiere que éstas tipifican cuatro etapas <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> nuestro Señor:<br />

1. Cristo en Su Primera Venida, ministrando a Su pueblo Israel.<br />

2. La dispensación gentil, con Jesús ausente.


3. Su Segunda Venida, cuando entrará en la casa, restaurando Sus relaciones con Israel y<br />

sanando a la enferma hija <strong>de</strong> Sión.<br />

4. El Milenio, cuando todos los en<strong>de</strong>moniados y enfermos serán sanados.<br />

Éste es un análisis intrigante <strong>de</strong>l progreso <strong>de</strong> la enseñanza en los milagros, y <strong>de</strong>bería<br />

ponernos alertas acerca <strong>de</strong> las profundida<strong>de</strong>s ocultas <strong>de</strong> significado en las Sagradas<br />

Escrituras. Deberíamos, sin embargo, quedar advertidos <strong>de</strong> no llevar este método a<br />

extremos forzando significados hasta el punto en que sean ridículos.<br />

E. El milagro <strong>de</strong>l rechazo humano (8:18–22)<br />

Hemos visto a Cristo ejercitando autoridad sobre enfermeda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>monios. Es sólo<br />

cuando entra en contacto con hombres y mujeres que se encuentra con resistencia —el<br />

milagro <strong>de</strong>l rechazo humano.<br />

8:18–20 Preparándose Jesús para cruzar el Mar <strong>de</strong> Galilea <strong>de</strong> Capernaúm a la otra<br />

orilla, un confiado escriba se a<strong>de</strong>lantó y se comprometió a seguirle «todo el camino». El<br />

Señor le respondió retándole a que contara el costo —una vida <strong>de</strong> negación propia—. «Las<br />

raposas tienen guaridas, y las aves <strong>de</strong>l cielo nidos; pero el Hijo <strong>de</strong>l Hombre no tiene<br />

don<strong>de</strong> recostar su cabeza.» En Su ministerio público no tenía un hogar propio; sin<br />

embargo, había hogares en los que se le acogía con agrado y generalmente tenía lugar para<br />

dormir. El verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> Sus palabras parece espiritual: este mundo no podía darle<br />

un reposo verda<strong>de</strong>ro ni permanente. Tenía una obra que hacer y no podría reposar hasta que<br />

la hubiese llevado a cabo. Lo mismo es cierto <strong>de</strong> Sus seguidores; este mundo no es su lugar<br />

<strong>de</strong> reposo —¡o al menos no <strong>de</strong>biera serlo!<br />

8:21 Otro bienintencionado seguidor expresó su disposición a seguirle, pero tenía una<br />

prioridad superior: «Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre». Poca<br />

diferencia hay en que el padre hubiese muerto ya o no. El problema básico se expresa en las<br />

palabras contradictorias: «Señor … permíteme primero». Puso el yo antes que Cristo.<br />

Aunque es perfectamente apropiado dar una <strong>de</strong>cente sepultura al padre <strong>de</strong> uno, llega a ser<br />

un mal cuando un acto tan digno toma prece<strong>de</strong>ncia sobre el llamamiento <strong>de</strong>l Salvador.<br />

8:22 Jesús le respondió en este sentido: «Tu primer <strong>de</strong>ber es éste: Sígueme, y <strong>de</strong>ja que<br />

los muertos espirituales entierren a sus muertos físicos. Un inconverso pue<strong>de</strong> hacer esta<br />

clase <strong>de</strong> trabajo. Pero hay una obra que sólo tú pue<strong>de</strong>s hacer. Da lo mejor <strong>de</strong> tu vida a lo<br />

que realmente permanece. No lo malgastes en trivialida<strong>de</strong>s». No se nos dice cómo<br />

respondieron estos dos discípulos. Pero la intensa implicación es que abandonaron a Cristo<br />

para hacerse un cómodo puesto para ellos mismos en el mundo y pasar sus vidas abrazando<br />

lo secundario. Antes <strong>de</strong> con<strong>de</strong>narlos, <strong>de</strong>beríamos ponernos a prueba nosotros mismos<br />

acerca <strong>de</strong> los dos términos <strong>de</strong> discipulado enunciados por Jesús en este pasaje.<br />

F. Po<strong>de</strong>r sobre los elementos (8:23–27)<br />

El Mar <strong>de</strong> Galilea es conocido por sus tormentas repentinas y violentas que lo azotan y<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nan un furioso y espumoso oleaje. Los vientos barren el valle <strong>de</strong>l Jordán <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

norte, y adquieren velocidad en la estrecha garganta. Cuando se abaten sobre el mar, la<br />

navegación se vuelve extremadamente peligrosa.<br />

En esta ocasión, Jesús estaba cruzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la orilla occi<strong>de</strong>ntal hacia la oriental.<br />

Cuando se <strong>de</strong>sató la tempestad, él dormía en el bote. Los aterrorizados discípulos lo


<strong>de</strong>spertaron con sus frenéticos gritos pidiendo ayuda. Habla bien <strong>de</strong> ellos que acudieron a la<br />

Persona a<strong>de</strong>cuada. Después <strong>de</strong> repren<strong>de</strong>rlos por su poca fe, reprendió a los vientos y al<br />

mar. Entonces sobrevino una gran calma, y ellos se maravillaron <strong>de</strong> que incluso los<br />

elementos obe<strong>de</strong>ciesen a su humil<strong>de</strong> Pasajero. ¡Qué poco comprendían que el Creador y<br />

Sustentador <strong>de</strong>l universo estaba aquel día en la barca!<br />

Todos los discípulos se encuentran con tempesta<strong>de</strong>s, más tar<strong>de</strong> o más temprano. En<br />

ocasiones parece que vamos a ser tragados por las olas. ¡Qué consuelo saber que Jesús está<br />

con nosotros en la barca! «Ninguna agua pue<strong>de</strong> hacer zozobrar la nave don<strong>de</strong> yace el Amo<br />

<strong>de</strong> los océanos, <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong> los cielos.» Nadie pue<strong>de</strong> aquietar las tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida<br />

como el Señor Jesús.<br />

G. Jesús sana a dos en<strong>de</strong>moniados (8:28–34)<br />

8:28 En la orilla oriental <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea estaba el país <strong>de</strong> los gergesenos (RV).<br />

Cuando Jesús llegó, se encontró con dos casos inusitadamente violentos <strong>de</strong> posesión<br />

<strong>de</strong>moniaca. Estos en<strong>de</strong>moniados vivían en sepulcros como cuevas y eran tan feroces que<br />

habían hecho peligroso viajar por aquella zona.<br />

8:29–31 Al acercarse Jesús, los <strong>de</strong>monios clamaron diciendo: ¿Qué tenemos contigo,<br />

Jesús, Hijo <strong>de</strong> Dios? ¿Has venido acá a molestarnos antes <strong>de</strong> tiempo? (RV) Sabían<br />

quién era Jesús y que al final los <strong>de</strong>struiría. A este respecto, la teología <strong>de</strong> ellos era más<br />

exacta que la <strong>de</strong> muchos liberales mo<strong>de</strong>rnos. Dándose cuenta <strong>de</strong> que Jesús iba a echarlos <strong>de</strong><br />

los hombres, pidieron ser transferidos a una piara <strong>de</strong> muchos cerdos que estaba paciendo<br />

no lejos <strong>de</strong> allí.<br />

8:32 Cosa extraña, Jesús accedió a su petición. Pero, ¿por qué accedió el Señor<br />

Soberano a la petición <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios? Para compren<strong>de</strong>r Su acción, hay que recordar dos<br />

hechos. Primero, los <strong>de</strong>monios rehúyen un estado incorpóreo; quieren morar en seres<br />

humanos o, si no es posible, animales u otras criaturas. Segundo, el propósito <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>monios es, sin excepciones, <strong>de</strong>struir. Si Jesús simplemente los hubiese echado <strong>de</strong> los<br />

maníacos, los <strong>de</strong>monios habrían constituido una amenaza a los otros habitantes <strong>de</strong> aquella<br />

zona. Al permitirles entrar en los cerdos, impidió que entrasen en hombres y mujeres y<br />

limitó su po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>structor a los animales. No era aún el momento <strong>de</strong> su <strong>de</strong>strucción<br />

<strong>de</strong>finitiva por parte <strong>de</strong>l Señor. Tan pronto como tuvo lugar la transferencia, toda la piara se<br />

precipitó en el mar por un <strong>de</strong>speña<strong>de</strong>ro y se ahogaron.<br />

Este inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>muestra que el propósito último <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios es <strong>de</strong>struir, y <strong>de</strong>staca<br />

la terrible posibilidad <strong>de</strong> que dos hombres puedan ser habitados por el número <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios<br />

que son necesarios para <strong>de</strong>struir dos mil cerdos (Mr. 5:13).<br />

8:33–34 Los porqueros se fueron corriendo a comunicar lo que había sucedido. El<br />

resultado fue que los ciudadanos, alarmados, salieron a don<strong>de</strong> estaba Jesús y le rogaron<br />

que se retirara <strong>de</strong>l lugar. Des<strong>de</strong> aquel entonces se ha criticado a Jesús por la innecesaria<br />

matanza <strong>de</strong> cerdos y se le ha pedido que se fuese porque valora la vida humana por encima<br />

<strong>de</strong> los animales. Si estos gergesenos eran judíos, les era ilícito criar cerdos. Pero tanto si lo<br />

eran como si no, su con<strong>de</strong>nación es que valoraban más una piara <strong>de</strong> cerdos que la curación<br />

<strong>de</strong> dos en<strong>de</strong>moniados.<br />

H. Po<strong>de</strong>r para perdonar pecados (9:1–8)<br />

9:1 Rechazado por los gergesenos, el Salvador volvió a cruzar el Mar <strong>de</strong> Galilea y vino<br />

a Capernaúm, que ahora había venido a ser su ciudad <strong>de</strong>spués que la gente <strong>de</strong> Nazaret


intentase acabar con Él (Lc. 4:29–31). Fue en Capernaúm don<strong>de</strong> efectuó algunos <strong>de</strong> Sus<br />

más po<strong>de</strong>rosos milagros.<br />

9:2 Llegaron cuatro hombres a Él, llevando un paralítico sobre una camilla. El relato<br />

<strong>de</strong> Marcos dice que <strong>de</strong>bido a la multitud tuvieron que abrir el techo y bajar el hombre<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Jesús (2:1–12). Cuando Jesús vio la fe <strong>de</strong> ellos, le dijo al paralítico: Ten<br />

ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. Observemos que vio la fe <strong>de</strong> ellos. La fe<br />

llevó a aquellos hombres a llevar el inválido a Jesús, y la fe <strong>de</strong>l inválido fue a Jesús para<br />

curación. Nuestro Señor recompensó primero esta fe pronunciando que sus pecados le eran<br />

perdonados. El Gran Sanador eliminó la causa antes <strong>de</strong> tratar los síntomas; dio la<br />

bendición más gran<strong>de</strong> en primer lugar. Esto suscita la cuestión <strong>de</strong> si Cristo jamás sanó a<br />

alguna persona sin también impartir la salvación.<br />

9:3–5 Cuando algunos <strong>de</strong> los escribas oyeron a Jesús <strong>de</strong>clarar el perdón <strong>de</strong> los pecados<br />

<strong>de</strong> aquel hombre, le acusaron <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí <strong>de</strong> blasfemia. A fin <strong>de</strong> cuentas, solamente Dios<br />

pue<strong>de</strong> perdonar pecados, ¡y no estaban dispuestos a recibirle como Dios! El omnisciente<br />

Señor Jesús leyó sus pensamientos, los reprendió por las malda<strong>de</strong>s que cavilaban en sus<br />

corazones <strong>de</strong> incredulidad, y luego les preguntó qué sería más fácil, <strong>de</strong>cir: Los pecados te<br />

son perdonados, o <strong>de</strong>cir: Levántate y anda. En realidad, es tan fácil <strong>de</strong>cir una cosa como<br />

la otra, pero, ¿cuál es más fácil <strong>de</strong> hacer? Ambas son humanamente imposibles, pero los<br />

resultados <strong>de</strong>l primer mandamiento no son visibles, mientras que los efectos <strong>de</strong>l segundo<br />

son inmediatamente patentes.<br />

9:6–7 A fin <strong>de</strong> mostrar a los escribas que tenía autoridad o potestad en la tierra para<br />

perdonar pecados (y que por ello le <strong>de</strong>berían honrar como Dios), Jesús con<strong>de</strong>scendió a<br />

darles un milagro que pudiesen ver. Volviéndose al paralítico, le dijo: Levántate, toma tu<br />

camilla, y vete a tu casa.<br />

9:8 Cuando las multitu<strong>de</strong>s le vieron dirigiéndose a su casa cargando su camilla, se<br />

sintieron embargados <strong>de</strong> unos sentimientos encontrados: temor y maravilla. Sintieron<br />

miedo ante la presencia <strong>de</strong> una visitación evi<strong>de</strong>ntemente sobrenatural. Glorificaron a Dios,<br />

que había dado tal potestad a los hombres. Pero perdieron completamente <strong>de</strong> vista la<br />

significación <strong>de</strong>l milagro. La curación visible <strong>de</strong>l paralítico tenía el propósito <strong>de</strong> confirmar<br />

que los pecados <strong>de</strong> aquel hombre habían sido perdonados, un milagro invisible. Por medio<br />

<strong>de</strong> esto habrían podido darse cuenta <strong>de</strong> que no habían sido testigos <strong>de</strong> una <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong><br />

Dios dando potestad a hombres, sino <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Dios entre ellos en la Persona <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo. Pero no comprendieron.<br />

En cuanto a los escribas, sabemos por acontecimientos posteriores que quedaron más<br />

endurecidos en su incredulidad y odio.<br />

I. Jesús llama a Mateo, el recaudador <strong>de</strong> impuestos (9:9–13)<br />

9:9 La tensa atmósfera que se está formando alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l Salvador queda<br />

temporalmente aliviada por el sencillo y humil<strong>de</strong> relato <strong>de</strong> su propio llamamiento.<br />

Recaudador <strong>de</strong> impuestos u oficial <strong>de</strong> aduanas, él y sus colegas eran aborrecidos<br />

mortalmente por los judíos porque eran malignos, por los opresivos tributos que imponían<br />

y, principalmente, porque servían a los intereses <strong>de</strong>l Imperio Romano, el dominador sobre<br />

Israel. Al pasar Jesús junto a la oficina <strong>de</strong> los tributos públicos, llamó a Mateo,<br />

diciéndole: Sígueme. Su respuesta fue inmediata: Se levantó y le siguió. Dejó un trabajo<br />

tradicionalmente falto <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z para convertirse en el acto en discípulo <strong>de</strong> Jesús. Como<br />

alguien ha dicho: «Abandonó un trabajo cómodo, pero encontró un <strong>de</strong>stino. Perdió unos


uenos ingresos, pero encontró honra. Perdió una cómoda seguridad pero encontró una<br />

aventura como nunca había ni soñado». Y no fue la menor <strong>de</strong> sus recompensas que vino a<br />

ser uno <strong>de</strong> los doce y que tuvo el honor <strong>de</strong> escribir el Evangelio que lleva su nombre.<br />

9:10 La comida aquí <strong>de</strong>scrita fue dispuesta por Mateo en honor <strong>de</strong> Jesús (Lc. 5:29). Fue<br />

su manera <strong>de</strong> confesar públicamente a Cristo y <strong>de</strong> presentar el Salvador a sus colegas. ¡Por<br />

tanto, y necesariamente, los invitados eran publicanos y otros generalmente conocidos<br />

como pecadores!<br />

9:11 En aquellos tiempos era costumbre comer reclinados en divanes y <strong>de</strong> cara a la<br />

mesa. Cuando vieron… los fariseos a Jesús asociándose <strong>de</strong> aquella manera con los<br />

proscritos sociales, se dirigieron a Sus discípulos y lo acusaron <strong>de</strong> «culpabilidad por<br />

asociación»; ¡ningún verda<strong>de</strong>ro profeta iba a comer con pecadores!<br />

9:12 Jesús los oyó y les respondió: Los sanos no tienen necesidad <strong>de</strong> médico, sino los<br />

enfermos. Los fariseos se consi<strong>de</strong>raban sanos y estaban mal dispuestos a confesar que<br />

necesitaban a Jesús. (En realidad, estaban extremadamente enfermos en lo espiritual y en<br />

<strong>de</strong>sesperada necesidad <strong>de</strong> curación.) En contraste, los recaudadores <strong>de</strong> impuestos y los<br />

pecadores estaban más dispuestos a reconocer su verda<strong>de</strong>ra condición y a buscar la gracia<br />

salvadora <strong>de</strong> Cristo. ¡De modo que la acusación era cierta! Jesús sí que comía con<br />

pecadores. Si hubiese comido con los fariseos, la acusación hubiese seguido siendo<br />

verda<strong>de</strong>ra, ¡y quizá aún más! Si Jesús no hubiese comido con pecadores en un mundo como<br />

el nuestro, habría comido siempre a solas. Pero es importante recordar que cuando comía<br />

con pecadores, nunca cedía a sus malos caminos ni contemporizaba Su testimonio.<br />

Empleaba la ocasión para llamar a los hombres a la verdad y a la santidad.<br />

9:13 El problema <strong>de</strong> los fariseos era que aunque seguían los rituales <strong>de</strong>l judaísmo con<br />

gran precisión, sus corazones eran duros, fríos e implacables. De modo que Jesús los<br />

<strong>de</strong>spidió con un <strong>de</strong>safío a que aprendiesen las palabras <strong>de</strong> Jehová: Misericordia quiero, y<br />

no sacrificio (citadas <strong>de</strong> Oseas 6:6). Aunque Dios había instituido el sistema sacrificial, no<br />

quería que aquellos rituales viniesen a tomar el lugar <strong>de</strong> la justicia interior. Dios no es un<br />

Ritualista, y no se complace con los rituales divorciados <strong>de</strong> la piedad personal: y era<br />

precisamente en esto en lo que habían caído los fariseos. Observaban la letra <strong>de</strong> la ley pero<br />

no sentían compasión por los que necesitaban ayuda espiritual. Se asociaban sólo con<br />

personas externamente justas como ellos.<br />

En contraste, el Señor Jesús les dijo, con toda la intención: No he venido a llamar a<br />

justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Él cumplió <strong>de</strong> una manera perfecta el <strong>de</strong>seo<br />

<strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> misericordia a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> sacrificio. En un sentido, no hay justos en el mundo, <strong>de</strong><br />

modo que vino a llamar a todos los hombres al arrepentimiento. Pero aquí el pensamiento<br />

es que Su llamamiento es sólo eficaz para aquellos que se reconocen pecadores. Él no<br />

pue<strong>de</strong> dispensar sanidad alguna a los soberbios, a los que mantienen su pretensión <strong>de</strong><br />

justicia propia ni a los no arrepentidos —como los fariseos.<br />

J. Pregunta a Jesús sobre el ayuno (9:14–17)<br />

9:14 Probablemente Juan el Bautista estaba entonces encarcelado. Sus discípulos se<br />

acercaron a Jesús con un problema. Ellos ayunaban muchas veces, pero los discípulos <strong>de</strong><br />

Jesús no. ¿Por qué no?<br />

9:15 El Señor respondió con una ilustración. Él era el novio y Sus discípulos los<br />

invitados a la boda. Entretanto que Él estuviese con ellos, no había razón para ayunar en<br />

señal <strong>de</strong> dolor. Pero Él sería quitado <strong>de</strong> ellos, y entonces ayunarán. Y fue arrebatado <strong>de</strong>


ellos —en muerte y sepultura, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Su ascensión ha estado corporalmente ausente <strong>de</strong><br />

Sus discípulos. Y aunque las palabras <strong>de</strong> Jesús no or<strong>de</strong>nan el ayuno, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego lo<br />

aprueban como un ejercicio apropiado para los que esperan el regreso <strong>de</strong>l Esposo.<br />

9:16 La pregunta suscitada por los discípulos <strong>de</strong> Juan animó todavía más a Jesús a<br />

señalar que Juan señaló el fin <strong>de</strong> una dispensación, anunciando la nueva Era <strong>de</strong> la Gracia, y<br />

muestra que sus respectivos principios no pue<strong>de</strong>n mezclarse. Intentar mezclar ley y gracia<br />

sería como usar un remiendo <strong>de</strong> paño nuevo (lit., sin encoger) para arreglar un vestido<br />

viejo. Al lavarlo, el remiendo se encogería, <strong>de</strong>sgarrando el vestido viejo. Y el estropicio<br />

sería peor que antes.<br />

Gaebelein se queja con razón:<br />

Un cristianismo judaizante que junto con una profesión <strong>de</strong> Gracia y <strong>de</strong>l Evangelio<br />

intenta guardar la ley e impulsa una justicia legal es una mayor abominación a los ojos <strong>de</strong><br />

Dios que el profesante Israel <strong>de</strong>l pasado cuando adoraba a los ídolos.<br />

9:17 O la mezcla sería como poner vino nuevo en odres viejos. La presión causada por<br />

la fermentación <strong>de</strong>l vino nuevo haría estallar los viejos cueros porque habrían perdido su<br />

elasticidad. La vida y la libertad <strong>de</strong>l evangelio arruinan los cueros <strong>de</strong>l ritualismo.<br />

La introducción <strong>de</strong> la nueva era cristiana resultaría inevitablemente en tensión. El gozo<br />

introducido por Cristo no podría quedar contenido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las formas y rituales <strong>de</strong>l<br />

Antiguo <strong>Testamento</strong>. Había <strong>de</strong> establecerse un or<strong>de</strong>n totalmente nuevo <strong>de</strong> cosas.<br />

Pettingill lo <strong>de</strong>ja claro:<br />

Así advierte el Rey a Sus discípulos contra la mezcla <strong>de</strong> lo antiguo… y lo nuevo. … Y<br />

sin embargo esto es lo que se ha hecho por toda la Cristiandad. El judaísmo ha sido<br />

remendado y adaptado en todos los lugares en las <strong>iglesia</strong>s, y al viejo vestido se le llama<br />

«Cristianismo». El resultado es una mezcla conducente a la confusión, que no es ni<br />

judaísmo ni cristianismo, sino una sustitución ritualista <strong>de</strong> obras muertas en lugar <strong>de</strong> una<br />

confianza en el Dios viviente. El nuevo vino <strong>de</strong> la salvación ha sido <strong>de</strong>rramado en los<br />

viejos odres <strong>de</strong>l legalismo, ¿y con qué resultado? El resultado ha sido que los odres se han<br />

roto y han quedado inútiles y que el vino se ha <strong>de</strong>rramado, y se ha perdido la mayor parte<br />

<strong>de</strong> este precioso líquido vivificador. La ley ha perdido su terror porque ha sido mezclada<br />

con la gracia, y la gracia ha perdido su hermosura y carácter como gracia por haber<br />

quedado mezclada con obras legalistas.<br />

K. Po<strong>de</strong>r para Sanar a los Incurables y Resucitar a los Muertos (9:18–<br />

26)<br />

9:18–19 El discurso <strong>de</strong> Jesús acerca <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> dispensaciones fue interrumpido por<br />

un afligido dirigente <strong>de</strong> la sinagoga cuya hija acababa <strong>de</strong> morir. Se arrodilló ante el<br />

Señor, rogándole que acudiese y le restaurase la vida. Era excepcional que este dirigente<br />

buscase ayuda <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Jesús. La mayoría <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res judíos habrían temido el<br />

escarnio y menosprecio <strong>de</strong> sus asociados por actuar así. Jesús honró su fe dirigiéndose con<br />

sus discípulos hacia la casa <strong>de</strong> este dirigente.<br />

9:20 ¡Otra interrupción! Esta vez <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> una mujer que había sufrido <strong>de</strong> una<br />

hemorragia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía doce años. Jesús nunca se sentía molesto por estas interrupciones;<br />

siempre estaba sereno, accesible y disponible.


9:21–22 La ciencia médica se había mostrado incapaz para ayudar a esta mujer; <strong>de</strong><br />

hecho, estaba empeorando (Mr. 5:26). En lo más extremo <strong>de</strong> su necesidad se encontró con<br />

Jesús —o al menos lo vio ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una multitud—. Creyendo que Él podía sanarla y<br />

estaba dispuesto a hacerlo, pasó por entre la multitud y tocó el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> su manto. Él<br />

nunca <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> observar la verda<strong>de</strong>ra fe. Se volvió y la pronunció sanada; en el acto la<br />

mujer quedó sanada por vez primera en doce años.<br />

9:23–24 La narración vuelve ahora al gobernante cuya hija había muerto. Al entrar<br />

Jesús en la casa, los en<strong>de</strong>chadores profesionales la estaban lamentando con lo que alguien<br />

ha llamado «dolor sintético». El Señor or<strong>de</strong>nó que <strong>de</strong>spejasen la estancia <strong>de</strong> los visitantes y<br />

al mismo tiempo anunció que la niña no estaba muerta, sino durmiendo. La mayoría <strong>de</strong><br />

los estudiosos <strong>de</strong> la Biblia creen que el Señor emplea aquí dormir en sentido figurado. Pero<br />

algunos creen que la muchacha estaba en un coma profundo. Esta interpretación no niega<br />

que Jesús hubiese podido resucitarla si hubiese estado muerta, pero sí enfatiza que Jesús era<br />

estrictamente sincero y no iba a aceptar el crédito <strong>de</strong> resucitar a los muertos cuando en<br />

realidad la muchacha no había muerto. Sir Robert An<strong>de</strong>rson mantenía esta postura. Observa<br />

él que el padre y todos los <strong>de</strong>más pensaban que la muchacha estaba muerta, pero que Jesús<br />

dijo que no era así.<br />

9:25–26 En todo caso, el Señor tomó <strong>de</strong> la mano a la niña y ocurrió el milagro: se<br />

levantó. No pasó mucho tiempo antes que las noticias <strong>de</strong>l milagro se extendieran por todo<br />

el distrito.<br />

L. Po<strong>de</strong>r para Dar la Vista (9:27–31)<br />

9:27–28 Apartándose Jesús <strong>de</strong> don<strong>de</strong> vivía el dirigente, le siguieron dos ciegos,<br />

rogándole que les <strong>de</strong>volviese la vista. Aunque no poseían la visión natural, estos hombres<br />

tenían un profundo discernimiento espiritual. Al dirigirse a Jesús como Hijo <strong>de</strong> David, lo<br />

reconocieron como el Mesías largamente esperado, y como el que era <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho Rey <strong>de</strong><br />

Israel. Y sabían que cuando viniese el Mesías, una <strong>de</strong> sus cre<strong>de</strong>nciales sería que daría la<br />

vista a los ciegos (Is. 61:1, RVR77 margen). Cuando Jesús puso a prueba la fe <strong>de</strong> ellos<br />

preguntándoles si creían que Él podía hacer esto (darles la vista), ellos respondieron sin<br />

vacilar: «Sí, Señor».<br />

9:29–30 Entonces el Gran Sanador les tocó los ojos y les aseguró que <strong>de</strong>bido a que<br />

creían, verían. De inmediato sus ojos se volvieron completamente normales.<br />

Los hombres dicen: «Si no lo veo, no lo creo». Dios dice: «Si crees, verás». Jesús le<br />

dijo a Marta: «¿No te he dicho que si crees, verás?» (Jn. 11:40). El escritor a los Hebreos<br />

observó esto: «Por la fe enten<strong>de</strong>mos…» (11:3). El apóstol Juan escribió: «Estas cosas os he<br />

escrito a vosotros que creéis… para que sepáis…» (1 Jn. 5:13). Dios no se complace con la<br />

clase <strong>de</strong> fe que exige un milagro previo. Quiere que le creamos sencillamente porque Él es<br />

Dios.<br />

¿Por qué Jesús les advirtió rigurosamente a los hombres que habían sido sanados que<br />

no lo dijesen a nadie?<br />

En las notas sobre 8:4 sugerimos que probablemente Él no quería fomentar un<br />

movimiento prematuro para ser entronizado como Rey. El pueblo todavía no estaba<br />

arrepentido; Él no podría reinar sobre ellos hasta que fuesen nacidos <strong>de</strong> nuevo. A<strong>de</strong>más, un<br />

movimiento revolucionario en favor <strong>de</strong> Jesús atraería terribles represalias <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l<br />

gobierno romano contra los judíos. Y a<strong>de</strong>más el Señor Jesús había <strong>de</strong> ir a la cruz antes <strong>de</strong>


po<strong>de</strong>r reinar como Rey; todo lo que cerrase Su camino al Calvario se enfrentaba con el plan<br />

pre<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> Dios.<br />

9:31 En su gratitud <strong>de</strong>lirante por haber recibido la vista, los dos hombres divulgaron<br />

las noticias <strong>de</strong> su milagrosa curación. Aunque podríamos sentirnos tentados a simpatizar<br />

con su exuberante testimonio, e incluso a admirarlo, la realidad pura y estricta es que<br />

fueron <strong>de</strong>sobedientes y que inevitablemente causaron más mal que bien, probablemente<br />

excitando una superficial curiosidad más que un interés conducido por el Espíritu. Ni la<br />

gratitud es una excusa válida para la <strong>de</strong>sobediencia.<br />

M. Po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dar Habla (9:32–34)<br />

9:32 Primero Jesús dio vida a los muertos; luego vista a los ciegos; ahora habla a los<br />

mudos. Parece haber una secuencia espiritual aquí en los milagros —primero vida, luego<br />

percepción y finalmente testimonio.<br />

Un espíritu malo había azotado a este hombre con mu<strong>de</strong>z. Alguien mostró la suficiente<br />

solicitud para llevar este en<strong>de</strong>moniado a Jesús. ¡Dios bendiga la noble compañía <strong>de</strong> los<br />

anónimos que han sido Sus instrumentos para llevar a otros a Jesús!<br />

9:33 Y una vez echado el <strong>de</strong>monio, el mudo habló. Ciertamente, po<strong>de</strong>mos suponer<br />

que usó su po<strong>de</strong>r restaurado <strong>de</strong> habla para adorar y dar testimonio <strong>de</strong> Aquel que en gracia le<br />

había sanado así. El común <strong>de</strong>l pueblo reconoció que Israel estaba siendo testigo <strong>de</strong><br />

milagros sin prece<strong>de</strong>ntes.<br />

9:34 Pero los fariseos respondieron diciendo que Jesús echaba los <strong>de</strong>monios por el<br />

príncipe <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. Es esto lo que calificó Jesús más a<strong>de</strong>lante como el pecado<br />

imperdonable (12:32). Atribuir los milagros que él efectuaba por el Espíritu Santo al po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> Satanás era blasfemia contra el Espíritu Santo. Mientras que otros estaban siendo<br />

ben<strong>de</strong>cidos por el toque sanador <strong>de</strong> Cristo, los fariseos permanecían espiritualmente<br />

muertos, ciegos y mudos.<br />

VI. LOS APÓSTOLES DEL REY-MESÍAS ENVIADOS A<br />

ISRAEL (9:35–10:42)<br />

A. La necesidad <strong>de</strong> Obreros para la Mies (9:35–38)<br />

9:35 Este versículo comienza con lo que se conoce como el Tercer Circuito <strong>de</strong> Galilea.<br />

Jesús emprendió viaje a todas las ciuda<strong>de</strong>s y al<strong>de</strong>as, predicando las buenas nuevas <strong>de</strong>l<br />

reino, esto es, que Él era el Rey <strong>de</strong> Israel, y que si la nación se arrepentía y le reconocía,<br />

reinaría sobre ellos. En este tiempo fue hecha a Israel una oferta genuina <strong>de</strong>l reino. ¿Qué<br />

habría sucedido si Israel hubiese respondido a<strong>de</strong>cuadamente? La Biblia no respon<strong>de</strong> a esta<br />

pregunta. Sí sabemos que Cristo, <strong>de</strong> todos modos, habría tenido que morir para dar una base<br />

justa sobre la que Dios pudiese justificar a los pecadores <strong>de</strong> todas las épocas.<br />

Al enseñar y predicar, Cristo también sanaba toda clase <strong>de</strong> dolencias. Así como la<br />

Primera Venida <strong>de</strong>l Mesías en humil<strong>de</strong> gracia fue caracterizada por milagros, así también<br />

marcarán Su Segunda Venida, en po<strong>de</strong>r y gran gloria (cf. He. 6:5: «los po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l siglo<br />

veni<strong>de</strong>ro»).<br />

9:36 Al contemplar las multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Israel, extenuadas y abatidas, las vio como<br />

ovejas sin pastor. Su gran corazón se compa<strong>de</strong>ció <strong>de</strong> ellas. ¡Ah, si conociésemos más <strong>de</strong>


este anhelo por el bien espiritual <strong>de</strong> los perdidos y moribundos! ¡Qué gran necesidad<br />

tenemos <strong>de</strong> orar constantemente!:<br />

Mire yo a la multitud cual mi Salvador,<br />

Y que mis ojos con lágrimas <strong>de</strong> dolor<br />

Compa<strong>de</strong>cidos <strong>de</strong> las ovejas en su error<br />

Las amen siguiendo Su gran amor.<br />

9:37 Se precisaba efectuar una gran obra <strong>de</strong> cosecha espiritual, mas los obreros eran<br />

pocos. Por lo que se ve, el problema ha persistido hasta nuestros días; la necesidad es<br />

siempre mayor que la mano <strong>de</strong> obra.<br />

9:38 El Señor Jesús dijo a los discípulos que pidiesen al Señor <strong>de</strong> la mies, que envíe<br />

obreros a su mies. Observemos aquí que la necesidad no constituye un llamamiento. Los<br />

obreros no <strong>de</strong>berían ir hasta que sean enviados.<br />

Cristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios, me ha enviado<br />

A las tierras <strong>de</strong>l sur;<br />

La or<strong>de</strong>nación he recibido<br />

De Sus traspasadas manos.<br />

Frances Bevan<br />

Jesús no i<strong>de</strong>ntificó al Señor <strong>de</strong> la mies. Algunos piensan que es el Espíritu Santo. En el<br />

versículo 5 <strong>de</strong>l capítulo 10, el mismo Jesús envía a los discípulos, por lo que parece<br />

evi<strong>de</strong>nte que es Él mismo a quien <strong>de</strong>beríamos orar en esta cuestión <strong>de</strong> la evangelización <strong>de</strong>l<br />

mundo.<br />

B. Llamamiento <strong>de</strong> doce discípulos (10:1–4)<br />

10:1 En el último versículo <strong>de</strong>l capítulo 9, el Señor instruyó a Sus discípulos a que<br />

orasen por más obreros. Para hacer esta petición con sinceridad, los creyentes <strong>de</strong>ben estar<br />

dispuestos a ir ellos mismos. Y aquí encontramos al Señor llamando a Sus doce discípulos.<br />

Él los había escogido con anterioridad, pero ahora los llama a una misión evangelística<br />

especial para la nación <strong>de</strong> Israel. Con el llamamiento iba la autoridad para echar espíritus<br />

inmundos y para sanar toda clase <strong>de</strong> dolencias. Aquí vemos la singularidad <strong>de</strong> Jesús. Otros<br />

hombres habían efectuado milagros, pero ningún otro hombre había conferido este po<strong>de</strong>r a<br />

otros.<br />

10:2–4 Los doce apóstoles eran:<br />

1. Simón, el llamado Pedro. Un hombre impetuoso, <strong>de</strong> gran corazón y afectuoso, era un<br />

lí<strong>de</strong>r nato.<br />

2. Andrés su hermano. Fue presentado a Jesús por Juan el Bautista (Jn. 1:36, 40), y<br />

luego llevó a Él a su hermano Pedro. Hizo su actividad <strong>de</strong>spués llevar a otros a Jesús.<br />

3. Jacobo hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o, que fue más a<strong>de</strong>lante muerto por Hero<strong>de</strong>s (Hch. 12:2) —el<br />

primero <strong>de</strong> los doce en morir como mártir.


4. Juan su hermano. También hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o, era el discípulo a quien Jesús amaba.<br />

Mediante él nos fueron dados el Cuarto Evangelio, tres Epístolas y Apocalipsis.<br />

5. Felipe. Ciudadano <strong>de</strong> Betsaida, llevó a Natanael a Jesús. No <strong>de</strong>be ser confundido con<br />

Felipe el Evangelista, en el libro <strong>de</strong> los Hechos.<br />

6. Bartolomé. Se cree que es el mismo que Natanael, el israelita en quien Jesús no<br />

encontró engaño (Jn. 1:47).<br />

7. Tomás, también llamado el Dídimo, lo que significa «mellizo». Comúnmente<br />

conocido como el «escéptico Tomás», sus dudas dieron paso a una magnífica confesión<br />

tocante a Cristo (Jn. 20:28).<br />

8. Mateo. El ex recaudador <strong>de</strong> impuestos que escribió este Evangelio.<br />

9. Jacobo hijo <strong>de</strong> Alfeo. Poco más es lo que se sabe <strong>de</strong> él.<br />

10. Lebeo, por sobrenombre Ta<strong>de</strong>o. Se le conoce también como Judas hijo <strong>de</strong> Jacobo<br />

(Lc. 6:16). Sus únicas palabras registradas se encuentran en Juan 14:22.<br />

11. Simón el cananita, a quien Lucas llama el Zelote (6:15).<br />

12. Judas Iscariote, que traicionó a nuestro Señor.<br />

Los discípulos estaban probablemente en los veinte y tantos años <strong>de</strong> edad para este<br />

tiempo. Extraídos <strong>de</strong> diversos orígenes sociales y probablemente jóvenes <strong>de</strong> una capacidad<br />

media, su verda<strong>de</strong>ra gran<strong>de</strong>za residía en su asociación con Jesús.<br />

C. La misión a Israel (10:5–33)<br />

10:5–6 El resto <strong>de</strong>l capítulo contiene las instrucciones <strong>de</strong> Jesús acerca <strong>de</strong> una gira<br />

especial <strong>de</strong> predicación a la casa <strong>de</strong> Israel. Esto no <strong>de</strong>be confundirse con el posterior envío<br />

<strong>de</strong> los setenta (Lc. 10:1) ni con la Gran Comisión (Mt. 28:19, 20). Ésta fue una misión<br />

temporal con el propósito específico <strong>de</strong> anunciar que el reino <strong>de</strong> los cielos se había<br />

acercado. Aunque algunos <strong>de</strong> los principios son <strong>de</strong> valor permanente para el pueblo <strong>de</strong> Dios<br />

en todas las eda<strong>de</strong>s, el hecho <strong>de</strong> que algunos fueron posteriormente revocados por el Señor<br />

Jesús <strong>de</strong>muestra que no tenían la intención <strong>de</strong> ser permanentes (Lc. 22:35, 36).<br />

Primero se da la ruta. No <strong>de</strong>bían ir a los gentiles ni a los samaritanos, una raza<br />

mezclada <strong>de</strong>testada por los judíos. Su ministerio quedó limitado en este tiempo a las ovejas<br />

perdidas <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Israel.<br />

10:7 El mensaje era la proclamación <strong>de</strong> que el reino <strong>de</strong> los cielos se había acercado. Si<br />

Israel rehusaba, no habría excusa, porque se les hacía exclusivamente a ellos un anuncio<br />

oficial. El reino se había acercado en la Persona <strong>de</strong>l Rey. Israel había <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir si aceptarle<br />

o rechazarle.<br />

10:8 Los discípulos recibieron cre<strong>de</strong>nciales para confirmar su mensaje. Debían sanar a<br />

los enfermos, limpiar a los leprosos, resucitar a los muertos y echar fuera <strong>de</strong>monios. Los<br />

judíos <strong>de</strong>mandaban señales (1 Co. 1:22) y Dios en Su gracia con<strong>de</strong>scendió a darles señales.


En cuanto a remuneración, los representantes <strong>de</strong>l Señor no <strong>de</strong>bían cobrar por sus<br />

servicios. Habían recibido sus bendiciones sin costo y <strong>de</strong>bían dispensarlas sobre la misma<br />

base.<br />

10:9–10 No <strong>de</strong>berían hacer ninguna provisión para el viaje. A fin <strong>de</strong> cuentas, eran<br />

israelitas predicando a israelitas, y era un principio reconocido entre los judíos que el<br />

obrero es digno <strong>de</strong> su alimento. De modo que no sería necesario para ellos tomar oro, ni<br />

plata, ni cobre, ni tampoco alforjas, ni dos túnicas, o calzado, ni bastón. Probablemente,<br />

el significado es sandalias <strong>de</strong> más o un bastón extra; si ya tenían un bastón, podían llevarlo<br />

(Mr. 6:8). La i<strong>de</strong>a es que su necesidad sería suministrada sobre una base diaria.<br />

10:11 ¿Qué disposiciones <strong>de</strong>bían tomar para su alojamiento? Cuando entrasen en una<br />

ciudad, <strong>de</strong>bían buscar un anfitrión digno, que les recibiese como discípulos <strong>de</strong>l Señor y<br />

que estuviese abierto al mensaje <strong>de</strong> ellos. Cuando encontrasen un anfitrión así, <strong>de</strong>bían<br />

quedarse con él mientras estuviesen en la ciudad, en lugar <strong>de</strong> irse si encontraban unas<br />

condiciones más favorables <strong>de</strong> alojamiento.<br />

10:12–14 Si eran recibidos en una casa, los discípulos <strong>de</strong>bían saludar a la familia,<br />

mostrando cortesía y gratitud al aceptar su hospitalidad. Si en cambio una casa rehusaba<br />

alojar a los mensajeros <strong>de</strong>l Señor, no estaban obligados a orar por la paz <strong>de</strong> Dios sobre ella,<br />

esto es, no pronunciarían una bendición sobre la familia. No sólo esto, sino que <strong>de</strong>bían<br />

dramatizar el <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios sacudiendo el polvo <strong>de</strong> sus pies. Al rechazar a los<br />

discípulos <strong>de</strong> Cristo, aquella familia le rechazaba a Él.<br />

10:15 Advirtió que un rechazo así traería un castigo más severo en el día <strong>de</strong>l juicio que<br />

la perversión <strong>de</strong> Sodoma y Gomorra. Esto <strong>de</strong>muestra que habrá grados <strong>de</strong> castigo en el<br />

infierno; si no fuese así, ¿cómo podría ser más tolerable para unos que para otros?<br />

10:16 En esta sección Jesús aconseja a los doce tocante a su conducta frente a la<br />

persecución. Iban a ser como ovejas en medio <strong>de</strong> lobos, ro<strong>de</strong>ados por hombres malignos<br />

obsesionados por <strong>de</strong>struirlos. Ellos <strong>de</strong>bían ser pru<strong>de</strong>ntes como las serpientes, evitando<br />

ofen<strong>de</strong>r innecesariamente o ser atrapados en situaciones comprometedoras. Y <strong>de</strong>bían ser<br />

sencillos como las palomas, protegidos por la armadura <strong>de</strong> un carácter recto y <strong>de</strong> una fe no<br />

fingida.<br />

10:17 Debían estar en guarda frente a los judíos incrédulos que los arrastrarían a los<br />

tribunales y que los azotarían en sus sinagogas. El ataque contra ellos sería a la vez civil y<br />

religioso.<br />

10:18 Serían llevados ante gobernadores y reyes por causa <strong>de</strong> Cristo. Pero la causa <strong>de</strong><br />

Dios triunfaría sobre el mal <strong>de</strong>l hombre. «El hombre tiene su maldad pero Dios tiene Su<br />

camino.» En su hora <strong>de</strong> aparente <strong>de</strong>rrota los discípulos tendrían el incomparable privilegio<br />

<strong>de</strong> testificar <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> gobernantes y gentiles. Dios estaría obrando todas las cosas para<br />

bien. El cristianismo ha sufrido mucho <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s civiles, pero «ninguna doctrina<br />

fue jamás tan útil para los <strong>de</strong>signados para gobernar».<br />

10:19–20 No tenían que ensayar lo que habían <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir cuando fuesen llevados a juicio.<br />

Cuando llegase el momento, el Espíritu <strong>de</strong> Dios les daría sabiduría divina para respon<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> tal manera que glorificaría a Cristo y que confundiría y frustraría <strong>de</strong> manera absoluta a<br />

sus acusadores. Se <strong>de</strong>berían evitar dos extremos al interpretar el versículo 19. Lo primero es<br />

la superficial suposición <strong>de</strong> que un cristiano nunca tiene que preparar un mensaje por<br />

a<strong>de</strong>lantado. La segunda es la postura <strong>de</strong> que este versículo no tiene relevancia para nosotros<br />

en la actualidad. Es apropiado y <strong>de</strong>seoso que un predicador aguar<strong>de</strong> en oración <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios para encontrar la palabra apropiada para una ocasión específica. Pero también es<br />

cierto que en las crisis todos los creyentes pue<strong>de</strong>n recurrir a la promesa <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> darles


sabiduría para hablar con intuición divina. Vienen a ser portavoces <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong><br />

ellos.<br />

10:21 Jesús advirtió a Sus discípulos que tendrían que hacer frente a la perfidia y a la<br />

traición. Hermano acusaría a hermano. El padre entregaría al hijo. Los hijos vendrían a<br />

ser informadores contra sus padres, resultando en la ejecución <strong>de</strong> los padres.<br />

J. C. Macaulay lo expresó bien:<br />

Estamos en buena compañía al soportar el odio <strong>de</strong>l mundo. … El siervo no pue<strong>de</strong><br />

esperar mejor trato <strong>de</strong> manos <strong>de</strong>l enemigo que el que recibió el Señor mismo. Si el mundo<br />

no tuvo nada mejor para Jesús que una cruz, no tendrá una carroza regia para sus<br />

seguidores; si Él sólo tuvo espinas, no tendrá guirnaldas para nosotros. … Sólo que<br />

<strong>de</strong>bemos cerciorarnos <strong>de</strong> que el aborrecimiento <strong>de</strong>l mundo contra nosotros es<br />

verda<strong>de</strong>ramente «por causa <strong>de</strong> Cristo», no <strong>de</strong>bido a nada odioso en nosotros o indigno <strong>de</strong>l<br />

Señor <strong>de</strong> gracia a quien representamos.<br />

10:22–23 Los discípulos serían aborrecidos <strong>de</strong> todos —no por todos sin excepción,<br />

pero sí por todas las culturas, nacionalida<strong>de</strong>s, clases, etc., <strong>de</strong> los hombres—. «El que<br />

persevere hasta el fin, éste será salvo.» Tomado aisladamente, esto podría parecer que<br />

implica que la salvación pue<strong>de</strong> ser ganada por una paciente perseverancia. Sabemos que no<br />

pue<strong>de</strong> significar esto, porque en todas las Escrituras se presenta la salvación como un don<br />

<strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> la fe (Ef. 2:8, 9). Tampoco pue<strong>de</strong> significar este versículo<br />

que los que permanezcan fieles a Cristo serán salvados <strong>de</strong> la muerte física: el versículo<br />

anterior predice la muerte <strong>de</strong> algunos fieles discípulos. La explicación más simple es que la<br />

perseverancia es la marca distintiva <strong>de</strong> los genuinamente salvos. Los que perseveran hasta<br />

el fin en tiempos <strong>de</strong> persecución muestran por su perseverancia que son los verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes. Esta misma <strong>de</strong>claración la encontramos en Mateo 24:13, don<strong>de</strong> se refiere a un<br />

fiel remanente <strong>de</strong> judíos durante la Tribulación que rehusa comprometer su lealtad al Señor<br />

Jesús. Su perseverancia los manifiesta como discípulos genuinos.<br />

En los pasajes bíblicos que tratan <strong>de</strong>l futuro, el Espíritu <strong>de</strong> Dios pasa a menudo <strong>de</strong>l<br />

futuro inmediato al futuro distante. Una profecía pue<strong>de</strong> tener una significación inmediata y<br />

también un cumplimiento completo y más distante. Por ejemplo, los dos Advenimientos <strong>de</strong><br />

Cristo pue<strong>de</strong>n ser reunidos en un solo pasaje sin explicación <strong>de</strong> ello (Is. 52:14, 15; Mi. 5:2–<br />

4). En los versículos 22 y 23, el Señor Jesús hace esta clase <strong>de</strong> transición profética.<br />

Advierte a los doce discípulos acerca <strong>de</strong> los sufrimientos que pa<strong>de</strong>cerán por causa <strong>de</strong> Él, y<br />

luego parece verlos como tipo <strong>de</strong> Sus consagrados seguidores judíos durante la Gran<br />

Tribulación. Salta a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las pruebas <strong>de</strong> los primeros cristianos hasta la <strong>de</strong> los<br />

creyentes antes <strong>de</strong> Su Segunda Venida.<br />

La primera parte <strong>de</strong>l versículo 23 podría referirse a los doce discípulos: «Cuando os<br />

persigan en esta ciudad, huid a la otra…» No estaban obligados a permanecer bajo la<br />

tiranía <strong>de</strong> sus enemigos si había una forma honrosa <strong>de</strong> escapar. «No está mal escapar <strong>de</strong>l<br />

peligro —sólo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber.»<br />

La última parte <strong>de</strong>l versículo 23 nos lleva más a<strong>de</strong>lante a los días precediendo a la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo a reinar: «… no acabaréis <strong>de</strong> recorrer todas las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Israel,<br />

antes que venga el Hijo <strong>de</strong>l Hombre». Esto no podría referirse a la misión <strong>de</strong> los doce,<br />

porque el Hijo <strong>de</strong>l Hombre ya había venido. Algunos maestros bíblicos lo compren<strong>de</strong>n<br />

como una referencia a la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén en el 70 d.C. Sin embargo, es difícil ver<br />

cómo este holocausto pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado como «la venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre». Parece


mucho más plausible encontrar aquí una referencia a Su Segunda Venida. Durante la Gran<br />

Tribulación, los fieles hermanos judíos <strong>de</strong> Cristo saldrán con el evangelio <strong>de</strong>l reino. Serán<br />

perseguidos y acosados. Antes <strong>de</strong> que puedan alcanzar todas las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Israel, el Señor<br />

Jesús vendrá para juzgar a Sus enemigos y establecer Su reino.<br />

Podría parecer que hay una contradicción entre el versículo 23 y Mateo 24:14. Aquí se<br />

<strong>de</strong>clara que no se llegará a todas las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Israel antes que venga el Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre. Allí dice que el evangelio <strong>de</strong>l reino será predicado en todo el mundo antes <strong>de</strong> Su<br />

Segunda Venida. Pero esto no constituye contradicción alguna. El evangelio será predicado<br />

en todas las naciones, aunque no necesariamente a cada persona individual. Pero este<br />

mensaje se encontrará con una firme resistencia, y los mensajeros serán severamente<br />

perseguidos y refrenados en Israel. Así, no se llegará a todas las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Israel.<br />

10:24–25 Los discípulos <strong>de</strong>l Señor tendrían a menudo ocasión para preguntarse por qué<br />

<strong>de</strong>bían soportar malos tratos. Si Jesús era el Mesías, ¿por qué estaban sufriendo Sus<br />

seguidores, en lugar <strong>de</strong> reinar? En los versículos 24 y 25 Él anticipa la perplejidad <strong>de</strong> ellos<br />

y respon<strong>de</strong> a la misma recordándoles su relación con Él. Ellos eran los discípulos; Él era su<br />

Maestro. Ellos eran miembros <strong>de</strong> la familia. Él era el padre <strong>de</strong> familia. Discipulado<br />

significa seguir al Maestro, no ser superior a Él. El siervo no <strong>de</strong>bería esperar ser tratado<br />

mejor que su Maestro. Si los hombres llaman al digno Padre <strong>de</strong> la familia «Beelzebub»<br />

(«señor <strong>de</strong> las moscas», un dios ecronita cuyo nombre era empleado por los judíos para<br />

<strong>de</strong>signar a Satanás), lanzarán insultos aún más graves a los miembros <strong>de</strong> Su casa. El<br />

discipulado involucra compartir el rechazo <strong>de</strong>l Maestro.<br />

10:26–27 Tres veces dijo el Señor a Sus seguidores que no temiesen (vv. 26, 28, 31).<br />

Primero, no <strong>de</strong>bían temer ante la aparente victoria <strong>de</strong> sus enemigos; Su causa será<br />

gloriosamente vindicada en un día veni<strong>de</strong>ro. Hasta ahora el evangelio había estado<br />

relativamente oculto y Sus enseñanzas habían sido dadas relativamente en secreto. Pero<br />

pronto los discípulos habrían <strong>de</strong> proclamar <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>nodada el mensaje cristiano que<br />

hasta este punto les había sido comunicado secretamente, esto es, en privado.<br />

10:28 Segundo, los discípulos no habían <strong>de</strong> temer el furor asesino <strong>de</strong> los hombres. Lo<br />

peor que pue<strong>de</strong>n hacer los hombres es matar el cuerpo. La muerte física no es la tragedia<br />

suprema para el cristiano. Morir es estar con Cristo, y es por tanto mucho mejor. Es la<br />

liberación <strong>de</strong>l pecado, <strong>de</strong>l dolor, <strong>de</strong> la enfermedad, <strong>de</strong>l sufrimiento y <strong>de</strong> la muerte; es el<br />

traslado a la gloria eterna. De modo que lo peor que los hombres pue<strong>de</strong>n hacer es, en un<br />

sentido real, lo mejor que pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>rle al hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Los discípulos no <strong>de</strong>berían temer a los hombres, sino que <strong>de</strong>berían tener un temor<br />

reverente hacia aquel que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir alma y cuerpo en el infierno. Ésta es la pérdida<br />

mayor —la separación eterna <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> toda esperanza—. La muerte<br />

espiritual es aquella pérdida que no pue<strong>de</strong> ser medida y la suerte que <strong>de</strong>be ser evitada a toda<br />

costa.<br />

Las palabras <strong>de</strong> Jesús en el versículo 28 evocan memorias <strong>de</strong>l santo John Knox, cuyo<br />

epitafio dice: «Aquí yace uno que temió a Dios tanto que nunca tuvo temor ante ningún<br />

hombre».<br />

10:29 En medio <strong>de</strong> las más ardientes pruebas, los discípulos podrían estar confiados en<br />

el cuidado <strong>de</strong> Dios. El Señor Jesús enseña esto por medio <strong>de</strong>l ubicuo gorrión. Dos <strong>de</strong> estos<br />

insignificantes pájaros eran vendidos por un cuarto. Sin embargo ni uno <strong>de</strong> ellos muere<br />

sin consentirlo vuestro Padre, sin Su conocimiento o Su presencia. Como alguien ha<br />

dicho: «Dios asiste al funeral <strong>de</strong> cada gorrión».


10:30–31 El mismo Dios que se toma un interés personal en el diminuto gorrión<br />

mantiene un contaje exacto <strong>de</strong> los cabellos <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> Sus hijos. Un<br />

cabello es <strong>de</strong> muchísimo menos valor que un gorrión. Esto muestra que para Él Su pueblo<br />

vale más que muchos pajarillos; entonces, ¿por qué temer?<br />

10:32 A la vista <strong>de</strong> las anteriores consi<strong>de</strong>raciones, ¿qué es más razonable sino que el<br />

discípulo <strong>de</strong> Cristo le confiese sin temor <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres? La confesión <strong>de</strong> Cristo<br />

aquí involucra la consagración a Él como Señor y Salvador y el resultante reconocimiento<br />

<strong>de</strong> Él por la vida y los labios. En el caso <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los doce, esto condujo a la<br />

confesión final <strong>de</strong>l Señor en el martirio.<br />

10:33 La negación <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra será retribuida con la negación <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios en los cielos. Negar a Cristo en este sentido significa rehusar reconocer Sus <strong>de</strong>rechos<br />

sobre la vida <strong>de</strong> uno. Aquellos cuyas vidas vienen a <strong>de</strong>cir: «Nunca te conocí» le oirán <strong>de</strong>cir<br />

al final: «Nunca te conocí». El Señor no se refiere a una negación temporal <strong>de</strong> Él bajo<br />

presión, como en el caso <strong>de</strong> Pedro, sino aquella clase <strong>de</strong> negación que es habitual y<br />

<strong>de</strong>finitiva.<br />

D. No Paz, sino Espada (10:34–39)<br />

10:34 Las palabras <strong>de</strong> nuestro Señor <strong>de</strong>ben ser comprendidas como una figura <strong>de</strong><br />

lenguaje en la que los resultados visibles <strong>de</strong> Su venida son enunciados como el propósito<br />

aparente <strong>de</strong> Su venida. Dice Él que no vino para traer paz a la tierra, sino espada. En<br />

realidad sí que vino para hacer la paz (Ef. 2:14–17); vino para que el mundo fuese salvado<br />

por Él (Jn. 3:17).<br />

10:35–37 Pero el punto aquí es que siempre que alguien se hace Su seguidor, sus<br />

familias se revolverán en contra <strong>de</strong> ellos. Un padre convertido se encontrará con la<br />

oposición <strong>de</strong> su hijo incrédulo; una madre cristiana, con la <strong>de</strong> su hija inconversa. Una<br />

suegra nacida <strong>de</strong> nuevo será aborrecida por su nuera no regenerada. De modo que a menudo<br />

se ha <strong>de</strong> hacer una elección entre Cristo y la familia. No pue<strong>de</strong> permitirse que los vínculos<br />

<strong>de</strong> la naturaleza aparten a un discípulo <strong>de</strong> una absoluta adhesión al Señor. El Salvador ha <strong>de</strong><br />

tener una absoluta prece<strong>de</strong>ncia sobre el padre o la madre, el hijo o la hija. Uno <strong>de</strong> los costos<br />

<strong>de</strong>l discipulado es experimentar tensión, luchas y alienación con la propia familia. Esta<br />

hostilidad es a menudo más acerba que la que se encuentra en otras áreas <strong>de</strong> la vida.<br />

10:38 Pero hay algo que es incluso más eficaz para privar a Cristo <strong>de</strong>l puesto que le<br />

correspon<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho que la misma familia: el amor a la propia vida. Por lo que Jesús<br />

añadió: «Y el que no toma su cruz y sigue en pos <strong>de</strong> mí, no es digno <strong>de</strong> mí». La cruz,<br />

naturalmente, era un medio <strong>de</strong> ejecución. Tomar la cruz y seguir a Cristo significa vivir con<br />

tal consagrado abandono a Él que incluso la muerte misma no sea un precio <strong>de</strong>masiado<br />

elevado. No se <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> todos los discípulos que pongan sus vidas por el Señor, pero<br />

todos están llamados a valorarlo a Él hasta tal punto que no consi<strong>de</strong>ren sus vidas preciosas<br />

para sí mismos.<br />

10:39 El amor <strong>de</strong> Cristo ha <strong>de</strong> dominar el instinto <strong>de</strong> autoconservación. El que halla su<br />

vida, la per<strong>de</strong>rá; y el que pier<strong>de</strong> su vida por causa <strong>de</strong> Cristo, la hallará. La tentación es<br />

a aferrarse a la propia vida intentando evitar el dolor y la pérdida <strong>de</strong> una vida <strong>de</strong> entrega<br />

total. Pero éste es el peor <strong>de</strong>sperdicio <strong>de</strong> la vida —malgastarla en la gratificación <strong>de</strong>l yo—.<br />

El mayor uso <strong>de</strong> una vida es gastarla en el servicio <strong>de</strong> Cristo. Quien pier<strong>de</strong> su vida en<br />

consagración a Él la hallará en su verda<strong>de</strong>ra plenitud.


E. Un Vaso <strong>de</strong> Agua Fría (10:40–42)<br />

10:40 No todos iban a rehusar el mensaje <strong>de</strong> los discípulos. Algunos los reconocerían<br />

como representantes <strong>de</strong>l Mesías y los recibirían con gentileza. Los discípulos tendrían poca<br />

posibilidad <strong>de</strong> compensar tal gentileza, pero no tenían por qué preocuparse. Lo que fuera<br />

hecho por ellos sería consi<strong>de</strong>rado como hecho al Señor mismo y sería consiguientemente<br />

recompensado.<br />

Recibir a un discípulo <strong>de</strong> Cristo sería equivalente a recibir al mismo Cristo, y recibirle a<br />

Él era lo mismo que recibir al Padre que le envió, por cuanto el enviado representa a Aquel<br />

que lo envía. Recibir a un embajador, que representa el gobierno que le comisiona, es<br />

disfrutar <strong>de</strong> relaciones diplomáticas con su país.<br />

10:41 Todo aquel que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recibirá<br />

recompensa <strong>de</strong> profeta.<br />

A. T. Pierson comenta:<br />

Los judíos consi<strong>de</strong>raban la recompensa <strong>de</strong> un profeta como la mayor posible, porque,<br />

mientras que los reyes gobernaban en nombre <strong>de</strong>l Señor y los sacerdotes ministraban en<br />

nombre <strong>de</strong>l Señor, el profeta venía <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor para instruir tanto al sacerdote como<br />

al rey. Cristo dice que si uno no hace otra cosa más que recibir a un profeta como tal,<br />

recibirá la misma recompensa que la dada al profeta si le ayuda. ¡Piensa en ello cuando te<br />

sientas inclinado a criticar a un orador! Si le ayudas a hablar <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios y le alientas,<br />

recibirás parte <strong>de</strong> su recompensa; pero si le dificultas llevar a cabo su oficio, per<strong>de</strong>rás tu<br />

recompensa. Es una gran cosa ayudar a alguien que trata <strong>de</strong> hacer lo bueno. No <strong>de</strong>berías<br />

consi<strong>de</strong>rar su vestido, su actitud, su manera <strong>de</strong> actuar o su voz, sino que <strong>de</strong>berías mirar más<br />

allá <strong>de</strong> estas cosas y <strong>de</strong>cir: «¿Es éste un mensaje <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios para mí?». ¿Es este<br />

hombre un profeta <strong>de</strong> Dios para mi alma?». Si lo es, recíbele, magnifica su palabra y obra y<br />

consigue parte <strong>de</strong> su recompensa.<br />

Aquel que recibe a un justo por cuanto es justo, recibirá recompensa <strong>de</strong> justo. Los<br />

que juzgan a los <strong>de</strong>más por su atractivo físico o riquezas materiales no llegan a darse cuenta<br />

<strong>de</strong> que la verda<strong>de</strong>ra valía moral está a menudo revestida <strong>de</strong> una gran humildad. La manera<br />

en que alguien trata al discípulo más <strong>de</strong> a pie es la manera en que trata al Señor mismo.<br />

10:42 No quedará inadvertida ninguna bondad hecha a un seguidor <strong>de</strong> Jesús. Hasta un<br />

vaso <strong>de</strong> agua fresca será ricamente recompensado si se da a un discípulo por el hecho <strong>de</strong><br />

ser seguidor <strong>de</strong>l Señor.<br />

Así, el Señor concluye Su encargo especial invistiéndoles con una regia dignidad. Es<br />

cierto que sufrirían oposición, rechazo, arrestos, juicios, prisiones y quizá incluso la muerte.<br />

Pero jamás <strong>de</strong>bían olvidar que eran representantes <strong>de</strong>l Rey y que su glorioso privilegio era<br />

hablar y actuar en Su nombre.<br />

VII. UNA CRECIENTE OPOSICIÓN Y RECHAZO (Caps.<br />

11, 12)<br />

A. Juan el Bautista, encarcelado (11:1–19)


11:1 Habiendo enviado a los doce en la misión temporal especial a la casa <strong>de</strong> Israel,<br />

Jesús se fue <strong>de</strong> allí a enseñar y a predicar en las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Galilea don<strong>de</strong> los discípulos<br />

habían vivido con anterioridad.<br />

11:2–3 Por ahora, Juan había estado encarcelado por Hero<strong>de</strong>s. Desalentado y solitario,<br />

comenzó a hacerse preguntas. Si Jesús era <strong>de</strong> verdad el Mesías, ¿por qué permitía que Su<br />

precursor langui<strong>de</strong>ciese en la cárcel? Igual que muchos gran<strong>de</strong>s hombres <strong>de</strong> Dios, Juan<br />

sufrió un lapso momentáneo <strong>de</strong> fe. De modo que envió a dos <strong>de</strong> sus discípulos para<br />

preguntar si Jesús era realmente Aquel que habían prometido los profetas, o si <strong>de</strong>berían<br />

seguir esperando al Ungido.<br />

11:4–5 Respondiendo Jesús recordándole a Juan que estaba llevando a cabo los<br />

milagros predichos por el Mesías: Los ciegos ven (Is. 35:6); los cojos andan (Is. 35:6); los<br />

leprosos son limpiados (Is. 53:4, cf. Mt. 8:16, 17); los sordos oyen (Is. 35:5); los muertos<br />

son resucitados (no profetizado acerca <strong>de</strong>l Mesías; era algo más magno que los milagros<br />

predichos). Jesús también le recordó a Juan que el evangelio estaba siendo predicado a los<br />

pobres en cumplimiento <strong>de</strong> la profecía mesiánica en Isaías 61:1. Los lí<strong>de</strong>res religiosos<br />

ordinarios concentran a menudo su atención en los ricos y aristócratas. El Mesías trajo<br />

buenas nuevas a los pobres.<br />

11:6 Luego el Salvador añadió: Y bienaventurado es el que no tropieza en mí. En<br />

labios <strong>de</strong> otra persona esto habría sido la jactancia <strong>de</strong> un supremo egotista. En labios <strong>de</strong><br />

Jesús, es la expresión válida <strong>de</strong> Su perfección personal. En lugar <strong>de</strong> aparecer como un<br />

marcial general <strong>de</strong> un ejército, el Mesías había llegado como un humil<strong>de</strong> Carpintero. Su<br />

gentileza, humildad y humillación no concordaban con la imagen que prevalecía acerca <strong>de</strong>l<br />

Mesías militante. Los hombres conducidos por <strong>de</strong>seos carnales podrían dudar <strong>de</strong> Su<br />

pretensión al trono. Pero la bendición <strong>de</strong> Dios reposaría sobre aquellos que con percepción<br />

espiritual reconociesen a Jesús <strong>de</strong> Nazaret como el Mesías prometido.<br />

El versículo 6 no <strong>de</strong>bería ser interpretado como una reprensión a Juan el Bautista. La fe<br />

<strong>de</strong> cada uno tiene que ser en ocasiones confirmada y fortalecida. Una cosa es sufrir un lapso<br />

temporal <strong>de</strong> la fe, y otra muy diferente es tener un tropiezo <strong>de</strong> carácter permanente en<br />

cuanto a la verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l Señor Jesús. No se pue<strong>de</strong> tomar un solo capítulo y<br />

convertirlo en la historia entera <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> alguien. Si tomamos la vida <strong>de</strong> Juan en su<br />

totalidad, po<strong>de</strong>mos ver un registro <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad y <strong>de</strong> perseverancia.<br />

11:7–8 Tan pronto como se fueron los discípulos <strong>de</strong> Juan con las palabras<br />

tranquilizadoras <strong>de</strong> Jesús, el Señor se volvió a la gente con palabras <strong>de</strong> encendido elogio<br />

por el Bautista. Esta misma muchedumbre había acudido al <strong>de</strong>sierto cuando Juan estaba<br />

predicando. ¿Para qué? ¿Para ver un hombre débil y vacilante como una caña sacudida<br />

por el viento <strong>de</strong> las opiniones humanas cambiantes? ¡Des<strong>de</strong> luego que no! Juan era un<br />

predicador sin temor, la encarnación <strong>de</strong> una conciencia, que antes preferiría sufrir que estar<br />

callado, y antes morir que mentir. ¿Habían acaso salido a ver a un cortesano palaciego bien<br />

vestido, en lujosa molicie? ¡Des<strong>de</strong> luego que no! Juan era un sencillo hombre <strong>de</strong> Dios cuya<br />

austera vida era una reprensión a la gran mundanería <strong>de</strong>l pueblo.<br />

11:9 ¿Habían salido a ver a un profeta? Pues bien, Juan era un profeta, y, <strong>de</strong> hecho, el<br />

más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los profetas. El Señor no implica aquí que fuese el más gran<strong>de</strong> en cuanto a<br />

carácter personal, elocuencia o po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> persuasión; era el más gran<strong>de</strong> a causa <strong>de</strong> su<br />

posición como precursor <strong>de</strong>l Rey Mesías.<br />

11:10 Esto queda claro en el versículo 10; Juan fue el cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong><br />

Malaquías (3:1) —el mensajero que prece<strong>de</strong>ría al Señor para preparar el pueblo para Su<br />

venida—. Otros hombres habían profetizado la Venida <strong>de</strong> Cristo, pero Juan fue el escogido


para anunciar Su llegada efectiva. Se ha dicho con razón: «Juan abrió el camino para Cristo<br />

y luego se quitó <strong>de</strong> en medio por Cristo».<br />

11:11 La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que «el que sea menor en el reino <strong>de</strong> los cielos, es mayor<br />

que él» <strong>de</strong>muestra que Jesús estaba refiriéndose al privilegio <strong>de</strong> Juan, no a su carácter. Una<br />

persona que es la menor en el reino <strong>de</strong> los cielos no tiene necesariamente un mejor<br />

carácter que Juan, pero sí que tiene un mayor privilegio. Ser ciudadano <strong>de</strong>l reino es más<br />

que anunciar su llegada. El privilegio <strong>de</strong> Juan fue enorme al preparar el camino <strong>de</strong>l Señor,<br />

pero no vivió para gozar <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong>l reino.<br />

11:12 Des<strong>de</strong> el comienzo <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Juan hasta su actual encarcelamiento el<br />

reino <strong>de</strong> los cielos había sufrido violencia. Los fariseos y escribas se habían opuesto al<br />

mismo <strong>de</strong> manera vigorosa. El rey Hero<strong>de</strong>s había hecho su parte para golpear el reino,<br />

encarcelando a su heraldo.<br />

«… y los violentos lo arrebatan.» Esta <strong>de</strong>claración es susceptible <strong>de</strong> dos<br />

interpretaciones. Primera, que los enemigos <strong>de</strong>l reino hicieron todo lo que pudieron para<br />

tomar el reino a fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>struirlo. Su rechazamiento <strong>de</strong> Juan fue una premonición <strong>de</strong>l<br />

rechazamiento <strong>de</strong>l Rey mismo y por ello <strong>de</strong>l reino. Pero pue<strong>de</strong> también significar que<br />

aquellos que estaban listos para la venida <strong>de</strong>l Rey respondieron con fuerza al anuncio y<br />

forzaron cada uno <strong>de</strong> sus músculos para entrar en él. Éste es el significado en Lucas 16:16:<br />

«La ley y los profetas eran hasta Juan; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces se predica la Buena Nueva <strong>de</strong>l reino<br />

<strong>de</strong> Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él». Aquí el reino es presentado como una<br />

ciudad asediada, con todo tipo <strong>de</strong> personas golpeando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> afuera, intentando entrar. Es<br />

necesaria una cierta violencia espiritual.<br />

Sea cual sea el significado que uno adopte, el pensamiento es que la predicación <strong>de</strong><br />

Juan <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó una violenta reacción, con unos efectos extensos y profundos.<br />

11:13 «Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.» Todo el<br />

volumen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Génesis hasta Malaquías pre<strong>de</strong>cía la llegada <strong>de</strong>l Mesías. Cuando Juan salió<br />

al escenario <strong>de</strong> la historia, su singular papel no fue simplemente profético; estaba<br />

anunciando el cumplimiento <strong>de</strong> todas las profecías respecto a la Primera Venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

11:14 Malaquías había predicho que antes <strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong>l Mesías vendría Elías<br />

como precursor (Mal. 4:5, 6). Si cuando Jesús fue presentado como Mesías el pueblo<br />

hubiese querido recibirlo, Juan habría cumplido el papel <strong>de</strong> Elías. Juan no era la<br />

reencarnación <strong>de</strong> Elías: en Juan 1:21 niega ser Elías. Pero fue <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Cristo en el<br />

espíritu y po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Elías (Lc. 1:17).<br />

11:15 No todos apreciaron a Juan el Bautista ni comprendieron la profunda necesidad<br />

<strong>de</strong> su ministerio. Por ello, el Señor añadió: «El que tiene oídos para oír, oiga». En otras<br />

palabras, que preste atención. No os perdáis el significado <strong>de</strong> lo que estáis oyendo. Si Juan<br />

cumplió la profecía tocante a Elías, ¡entonces Jesús era el Mesías prometido! Al acreditar<br />

así a Juan el Bautista, Jesús estaba reafirmando su <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que era el Cristo <strong>de</strong> Dios.<br />

Aceptar lo primero llevaría a la aceptación <strong>de</strong> lo segundo.<br />

11:16–17 Pero la generación a la que Jesús estaba dirigiéndose no estaba dispuesta en<br />

aceptar ni lo uno ni lo otro. Los judíos que tuvieron el privilegio <strong>de</strong> ver el Advenimiento <strong>de</strong><br />

su Mesías-Rey no tenían <strong>de</strong>seo hacia Él ni se agradaron <strong>de</strong> Su precursor. Constituían un<br />

enigma. Jesús los comparó con niños (V.M.) temperamentales que se sientan en las plazas<br />

rehusando darse por satisfechos con ningún tipo <strong>de</strong> iniciativas. Si sus amigos querían tocar<br />

la flauta para que pudiesen bailar, se negaban. Si sus amigos querían jugar a funerales,<br />

rehusaban también lamentarse.


11:18–19 Juan vino como ascético, y los judíos le acusaron <strong>de</strong> estar poseído por el<br />

<strong>de</strong>monio. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre, en cambio, comía y bebía <strong>de</strong> manera normal. Si el<br />

ascetismo <strong>de</strong> Juan los había hecho sentir incómodos, entonces tendrían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que<br />

sentirse más complacidos por los hábitos más normales <strong>de</strong> Jesús. ¡Pero no! Le llamaron<br />

comilón y bebedor… amigo <strong>de</strong> publicanos y <strong>de</strong> pecadores. Naturalmente, Jesús nunca<br />

comió ni bebió con exceso. Su acusación era totalmente infundada. Es cierto que era amigo<br />

<strong>de</strong> publicanos y <strong>de</strong> pecadores, pero no en el sentido en que ellos querían presentarlo. Hizo<br />

amistad con los pecadores para salvarlos <strong>de</strong> sus pecados, pero nunca compartió los pecados<br />

<strong>de</strong> ellos ni los aprobó.<br />

«Pero la sabiduría queda justificada por sus hijos.» El Señor Jesús, naturalmente, es<br />

la Sabiduría personificada (1 Co. 1:30). Aunque hombres incrédulos le calumnien, Él queda<br />

vindicado en Sus obras y en las vidas <strong>de</strong> Sus seguidores. Aunque la masa <strong>de</strong> los judíos<br />

rehúsen reconocerle como el Mesías-Rey, Sus afirmaciones quedaron totalmente<br />

verificadas por Sus milagros y por la transformación espiritual <strong>de</strong> Sus consagrados<br />

discípulos.<br />

B. Ayes sobre las ciuda<strong>de</strong>s no arrepentidas <strong>de</strong> Galilea (11:20–24)<br />

11:20 Un gran privilegio conlleva una gran responsabilidad. No ha habido jamás<br />

ciuda<strong>de</strong>s más privilegiadas que Corazín, Betsaida y Capernaúm. El encarnado Hijo <strong>de</strong> Dios<br />

había caminado por sus polvorientas calles, había enseñado a sus favorecidas poblaciones y<br />

llevó a cabo la mayor parte <strong>de</strong> Sus milagros <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus murallas. Frente a esta evi<strong>de</strong>ncia<br />

abrumadora, habían rehusado tercamente arrepentirse. No es <strong>de</strong> extrañarse, por tanto, que el<br />

Señor pronunciase la más solemne con<strong>de</strong>nación sobre ellas.<br />

11:21 Comenzó con Corazín y Betsaida. Estas ciuda<strong>de</strong>s habían oído los amantes<br />

llamamientos <strong>de</strong> su Salvador y Dios, pero obcecadamente lo rechazaron. Su mente pasó a<br />

las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Tiro y Sidón, que habían caído bajo el juicio <strong>de</strong> Dios por su idolatría y<br />

maldad. Si hubiesen tenido el privilegio <strong>de</strong> ver los milagros <strong>de</strong> Jesús, se habrían humillado<br />

en el más profundo arrepentimiento. En el día <strong>de</strong>l juicio, por tanto, Tiro y Sidón serán<br />

tratadas con menos rigor que Corazín y Betsaida.<br />

11:22 Las palabras «habrá más tolerancia en el día <strong>de</strong>l juicio» indica que habrá<br />

grados <strong>de</strong> castigo en el infierno, lo mismo que habrá grados <strong>de</strong> recompensa en el cielo (1<br />

Co. 3:12–15). El pecado que realmente lanza a los hombres al infierno es su rechazo a<br />

sujetarse a Jesucristo (Jn. 3:36b). Pero la hondura <strong>de</strong> los sufrimientos en el infierno está<br />

relacionada con los privilegios menospreciados y con los pecados practicados.<br />

11:23–24 Pocas ciuda<strong>de</strong>s habían sido tan favorecidas como Capernaúm. Vino a ser el<br />

hogar <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido rechazado en Nazaret (9:1; cf. Mr. 2:1–12), y algunos<br />

<strong>de</strong> Sus milagros más extraordinarios, que constituían evi<strong>de</strong>ncias irrefutables <strong>de</strong> Su<br />

condición <strong>de</strong> Mesías, fueron efectuados allí. Si la vil Sodoma, la capital <strong>de</strong> la<br />

homosexualidad, hubiese tenido este privilegio, se habría arrepentido y habría sido<br />

perdonada. Pero el privilegio <strong>de</strong> Capernaúm era mayor. Su población <strong>de</strong>bería haberse<br />

arrepentido y haber reconocido estar bien dispuesta al Señor. Pero Capernaúm <strong>de</strong>jó pasar el<br />

día <strong>de</strong> su oportunidad. El pecado <strong>de</strong> perversión <strong>de</strong> Sodoma era gran<strong>de</strong>. Pero no hay pecado<br />

mayor que el que cometió Capernaúm <strong>de</strong> rechazar al Hijo <strong>de</strong> Dios. Por ello, Sodoma no<br />

será castigada tan severamente como Capernaúm en el día <strong>de</strong>l juicio. Levantada hasta el<br />

cielo en cuanto a su privilegio, Capernaúm será abatida hasta el Ha<strong>de</strong>s en juicio. Si así es


con Capernaúm, ¿cuánto más cierto no será <strong>de</strong> aquellos lugares don<strong>de</strong> abundan las Biblias,<br />

don<strong>de</strong> se difun<strong>de</strong> el Evangelio, y don<strong>de</strong> bien pocos, por no <strong>de</strong>cir ninguno, tienen excusa?<br />

En los días <strong>de</strong> nuestro Señor había en Galilea cuatro ciuda<strong>de</strong>s importantes: Corazín,<br />

Betsaida, Capernaúm y Tibería<strong>de</strong>s. ¿Cuál ha sido el resultado?<br />

La <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Corazín y Betsaida ha sido tan completa que se <strong>de</strong>sconocen sus<br />

emplazamientos exactos.<br />

El <strong>de</strong> Capernaúm no es seguro. Tibería<strong>de</strong>s sigue en pie. Este notable cumplimiento <strong>de</strong> la<br />

profecía es una evi<strong>de</strong>ncia adicional <strong>de</strong> la omnisciencia <strong>de</strong>l Salvador y <strong>de</strong> la inspiración <strong>de</strong> la<br />

Biblia.<br />

C. La reacción <strong>de</strong>l Salvador ante el rechazo (11:25–30)<br />

11:25, 26 Las tres ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Galilea no tenían ni ojos para ver ni corazón para amar al<br />

Cristo <strong>de</strong> Dios. Él sabía que la actitud <strong>de</strong> ellos era solamente un anticipo <strong>de</strong>l rechazo que<br />

iba a sufrir a mayor escala. ¿Cómo reaccionó ante la dureza <strong>de</strong> ellos? No con amargura, ni<br />

con cinismo ni rencor. Lo que hizo fue elevar Su voz en acción <strong>de</strong> gracias a Dios por<br />

cuanto nada podía frustrar Sus propósitos soberanos. «Te alabo, Padre, Señor <strong>de</strong>l cielo y<br />

<strong>de</strong> la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las revelaste<br />

a los niños.»<br />

Deberíamos evitar dos posibles malos entendidos. En primer lugar, Jesús no estaba aquí<br />

expresando agrado en el inevitable juicio que se cernía sobre las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Galilea. En<br />

segundo lugar, no implicaba que Dios hubiese privado arbitrariamente <strong>de</strong> la luz a los sabios<br />

y a los entendidos.<br />

Estas ciuda<strong>de</strong>s habían tenido todas las oportunida<strong>de</strong>s posibles para aceptar al Señor<br />

Jesús. Rehusaron <strong>de</strong>liberadamente someterse a Él. Cuando rehusaron la luz, Dios les privó<br />

<strong>de</strong> la misma. Pero los planes <strong>de</strong> Dios no fracasarán. Si la intelectualidad no cree, entonces<br />

Dios revelará a Su Hijo a corazones humil<strong>de</strong>s. Él colma <strong>de</strong> bienes a los hambrientos y a los<br />

ricos <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> con las manos vacías (Lc. 1:53).<br />

Los que se consi<strong>de</strong>ran <strong>de</strong>masiado sabios y entendidos para necesitar a Cristo caen en<br />

una ceguera judicial. Pero aquellos que admiten su falta <strong>de</strong> sabiduría reciben una revelación<br />

<strong>de</strong> Aquel «en quien están escondidos todos los tesoros <strong>de</strong> la sabiduría y <strong>de</strong>l conocimiento»<br />

(Col. 2:3). Jesús agra<strong>de</strong>ció al Padre por or<strong>de</strong>nar que si algunos no lo querían aceptar, otros<br />

lo harían. Frente a una titánica incredulidad encontró consolación en el plan y propósito <strong>de</strong><br />

Dios, que nada ni nadie podría <strong>de</strong>rrotar.<br />

11:27 Todas las cosas le habían sido entregadas por Su Padre. Ésta sería una<br />

pretensión llena <strong>de</strong> presunción por parte <strong>de</strong> cualquier otra persona, pero en boca <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús es una sencilla <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> la verdad. En aquel momento, y frente a una creciente<br />

oposición, no parecía que estuviese Él al control; sin embargo, así era. El programa <strong>de</strong> Su<br />

vida estaba moviéndose <strong>de</strong> manera irresistible hacia un eventual triunfo lleno <strong>de</strong> gloria.<br />

Nadie conoce perfectamente al Hijo, sino el Padre. Hay un incomprensible misterio<br />

acerca <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong> Cristo. La unión <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad y <strong>de</strong> la humanidad en una sola<br />

Persona suscita problemas que <strong>de</strong>jan perpleja a la mente humana. Por ejemplo, hay el<br />

problema <strong>de</strong> la muerte. Dios no pue<strong>de</strong> morir. Sin embargo, Jesús es Dios y Jesús murió. Y<br />

sin embargo Sus naturalezas divina y humana son inseparables. De modo que aunque le<br />

po<strong>de</strong>mos conocer, amar y confiar en Él, hay un sentido en el que sólo el Padre pue<strong>de</strong> en<br />

verdad compren<strong>de</strong>rle.


Misterio gran<strong>de</strong> para todos es<br />

Lo que siempre eres en tu propio ser;<br />

Tu nombre, que es EL HIJO, sólo Dios,<br />

El Padre tuyo pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r.<br />

¡Digno, oh Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios, eres Tú!<br />

¡Doblaos rodillas al Señor Jesús!<br />

Josiah Con<strong>de</strong>r<br />

«Y ninguno conoce perfectamente al Padre, sino el Hijo.» También el Padre es<br />

inescrutable. En último término, sólo Dios es suficientemente gran<strong>de</strong> para compren<strong>de</strong>r a<br />

Dios. El hombre no le pue<strong>de</strong> conocer mediante su propia fuerza o intelecto. Pero el Señor<br />

Jesús pue<strong>de</strong> revelar y revela al Padre a aquellos a quien Él quiere. Todo el que viene a<br />

conocer al Hijo viene también a conocer al Padre (Jn. 14:7).<br />

Sin embargo, tras haber dicho todo esto, hemos <strong>de</strong> confesar que al tratar <strong>de</strong> explicar el<br />

versículo 27 nos encontramos con verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>masiado altas para nosotros. Vemos como en<br />

un espejo, oscuramente. Ni siquiera en la eternidad podrán nuestras mentes finitas apreciar<br />

plenamente la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Dios ni compren<strong>de</strong>r el misterio <strong>de</strong> la Encarnación. Cuando<br />

leemos que el Padre es revelado sólo a quienes el Hijo ha querido hacerlo, podríamos<br />

sentirnos tentados a pensar en una selección arbitraria <strong>de</strong> unos pocos favorecidos. El<br />

siguiente versículo nos guarda <strong>de</strong> una interpretación así. El Señor Jesús hace una invitación<br />

universal a todos los fatigados y cargados a que acudan a Él para hallar el reposo.<br />

En otras palabras, aquellos a los que Él escoge revelar al Padre son aquellos que confían<br />

en Él como Señor y Salvador. Al examinar esta invitación <strong>de</strong> ternura infinita, recor<strong>de</strong>mos<br />

que fue hecha <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l craso rechazo <strong>de</strong> Jesús por parte <strong>de</strong> las favorecidas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

Galilea. El odio y la terquedad humana no podían apagar Su amor y gracia.<br />

Como ha dicho A. J. McClain:<br />

Aunque la nación <strong>de</strong> Israel está moviéndose hacia la tragedia <strong>de</strong>l juicio divino, el Rey,<br />

en Su palabra final, abre <strong>de</strong> par en par la puerta <strong>de</strong> la salvación personal. Y <strong>de</strong> esta manera<br />

<strong>de</strong>muestra que es un Dios <strong>de</strong> gracia, incluso en el umbral <strong>de</strong>l juicio.<br />

11:28 Venid. Venir significa creer (Hch. 16:31); recibir (Jn. 1:12); comer (Jn. 6:35);<br />

beber (Jn. 7:37); mirar (Is. 45:22); confesar (1 Jn. 4:2); oír (Jn. 5:24, 25); entrar por una<br />

puerta (Jn. 10:9); abrir una puerta (Ap. 3:20); tocar el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> su manto (Mt. 9:20, 21); y<br />

aceptar el don <strong>de</strong> la vida eterna por medio <strong>de</strong> Cristo nuestro Señor (Ro. 6:23).<br />

a mí. El objeto <strong>de</strong> la fe no es una <strong>iglesia</strong>, ni un credo, ni un clérigo, sino el Cristo<br />

viviente. La salvación está en una Persona. Aquellos que tienen a Jesús son tan salvos como<br />

Dios los pueda salvar.<br />

todos los que estáis fatigados y cargados. A fin <strong>de</strong> acudir <strong>de</strong> veras a Jesús la persona<br />

tiene que admitir que está cargada con el peso <strong>de</strong>l pecado. Sólo los que reconocen que están<br />

perdidos pue<strong>de</strong>n ser salvados. La fe en el Señor Jesucristo es precedida por arrepentimiento<br />

para con Dios.<br />

y yo os haré <strong>de</strong>scansar. Observemos que el <strong>de</strong>scanso aquí es un don; es inmerecido, <strong>de</strong><br />

bal<strong>de</strong>. Se trata <strong>de</strong>l reposo <strong>de</strong> la salvación que viene <strong>de</strong> llegar a ser consciente <strong>de</strong> que Cristo<br />

consumó la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción en la cruz <strong>de</strong>l Calvario. Es el <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> la conciencia<br />

que sigue al darse cuenta <strong>de</strong> que la pena por los propios pecados ha sido satisfecha una vez<br />

por todas y que Dios no volverá a <strong>de</strong>mandar su pago.


11:29 En los versículos 29 y 30 la invitación cambia <strong>de</strong> la salvación al servicio.<br />

Llevad mi yugo sobre vosotros. Esto implica someterse a Su voluntad, entregarle el<br />

control <strong>de</strong> la vida (Ro. 12:1, 2).<br />

y apren<strong>de</strong>d <strong>de</strong> mí. Al reconocer Su señorío sobre todas las áreas <strong>de</strong> nuestras vidas, Él<br />

nos instruye en Sus caminos.<br />

que soy manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón. En contraste a los fariseos, que eran duros y<br />

orgullosos, el verda<strong>de</strong>ro Maestro es gentil y humil<strong>de</strong>. Todos los que llevan Su yugo<br />

apren<strong>de</strong>rán a tomar el puesto más humil<strong>de</strong>.<br />

y hallaréis <strong>de</strong>scanso para vuestras almas. Aquí no se trata <strong>de</strong>l reposo <strong>de</strong> la conciencia<br />

sino <strong>de</strong>l reposo <strong>de</strong>l corazón que se encuentra al tomar el puesto más humil<strong>de</strong> <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios y <strong>de</strong>l hombre. También es el reposo que uno experimenta en el servicio <strong>de</strong> Cristo<br />

cuando <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> ser gran<strong>de</strong>.<br />

11:30 porque mi yugo es cómodo, y mi carga ligera. Aquí tenemos <strong>de</strong> nuevo un<br />

acusado contraste con los fariseos. Jesús dijo <strong>de</strong> ellos: «Porque atan cargas pesadas y<br />

difíciles <strong>de</strong> llevar, y las ponen sobre los hombros <strong>de</strong> los hombres; pero ellos ni con un <strong>de</strong>do<br />

quieren moverlas» (Mt. 23:4). El yugo <strong>de</strong> Jesús es fácil; no causa rozaduras. Alguien ha<br />

sugerido que si Jesús hubiese tenido un anuncio fuera <strong>de</strong> Su taller <strong>de</strong> carpintería, habría<br />

podido <strong>de</strong>cir: «Yugos bien ajustados».<br />

Su carga es ligera. Esto no significa que no vaya a haber problemas, pruebas o dolores<br />

en la vida cristiana. Pero sí que significa que no habremos <strong>de</strong> sobrellevarlos en solitario.<br />

Estamos enyugados con Uno que da la suficiente gracia para cada tiempo <strong>de</strong> necesidad.<br />

Servirle no es esclavitud, sino una libertad perfecta.<br />

Dice J. H. Jowett:<br />

El error fatal para el creyente es tratar <strong>de</strong> llevar la carga <strong>de</strong> la vida en un solo collar.<br />

Dios nunca tuvo el propósito <strong>de</strong> que el hombre llevase su carga a solas. Por ello, ¡Cristo<br />

sólo trata en yugos! Un yugo es un arreo para dos cuellos, y el Señor mismo pi<strong>de</strong> ser Uno<br />

<strong>de</strong> los dos. Quiere compartir las labores <strong>de</strong> cualquier amargante tarea. El secreto <strong>de</strong> la paz y<br />

<strong>de</strong> la victoria en la vida cristiana se encuentra en quitarse el agotador collar <strong>de</strong>l «yo» y<br />

aceptar el relajante «yugo» <strong>de</strong>l Maestro.<br />

D. Jesús es Señor <strong>de</strong>l Sábado (12:1–8)<br />

12:1 Este capítulo registra la creciente crisis <strong>de</strong> rechazo. La malicia y animosidad en<br />

aumento <strong>de</strong> los fariseos está ahora a punto <strong>de</strong> rebosar. Lo que abre las compuertas es la<br />

cuestión <strong>de</strong>l Sábado.<br />

En este sábado en particular, Jesús y sus discípulos estaban pasando por entre los<br />

sembrados… y sus discípulos … comenzaron a arrancar espigas, y a comer. La ley<br />

permitía que comiesen <strong>de</strong> los campos <strong>de</strong> un propietario siempre y cuando no usasen una<br />

hoz (Dt. 23:25).<br />

12:2 Pero los fariseos, legalistas puntillosos, los acusaron por haber quebrantado el<br />

sábado. Aunque no se enuncian sus acusaciones <strong>de</strong> una manera específica, es probable <strong>de</strong><br />

que acusasen a los discípulos <strong>de</strong> lo siguiente: (1) <strong>de</strong> cosechar (recoger el grano); (2) trillar<br />

(frotándolo en sus manos); (3) aventar (separar el grano <strong>de</strong> la paja).<br />

12:3–4 Jesús respondió a sus ridículas quejas recordándoles un inci<strong>de</strong>nte en la vida <strong>de</strong><br />

David. Una vez, mientras estaba en el exilio, él y sus hombres habían ido al <strong>de</strong>sierto y<br />

comieron el pan <strong>de</strong> la proposición, doce panes memoriales prohibidos como alimento a


cualquiera que no fuesen los sacerdotes. Ni David ni sus hombres eran sacerdotes, pero<br />

Dios nunca los consi<strong>de</strong>ró en falta por hacer esto. ¿Por qué no?<br />

La razón es que la ley <strong>de</strong> Dios nunca fue dada para causar dificulta<strong>de</strong>s a Sus fieles. No<br />

era culpa <strong>de</strong> David que era un fugitivo. Una nación pecaminosa lo había rechazado. Si le<br />

hubiese sido dado el lugar que <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho le correspondía, él y sus seguidores no hubiesen<br />

tenido que comer el pan <strong>de</strong> la proposición. Debido a que había pecado en Israel, Dios<br />

permitió un acto que en otro caso estaba prohibido.<br />

La analogía está clara. El Señor Jesús era el Rey <strong>de</strong> Israel por <strong>de</strong>recho, pero la nación<br />

no lo quería reconocer como soberano. Si se le hubiese reconocido Su puesto <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho,<br />

Sus seguidores no se hubiesen visto reducidos a comer así en sábado ni en ningún otro día<br />

<strong>de</strong> la semana. La historia se repetía. El Señor no reprendió a Sus discípulos, porque no<br />

habían hecho nada malo.<br />

12:5 Jesús recordó a los fariseos que los sacerdotes… quebrantan el día <strong>de</strong> reposo al<br />

matar y sacrificar animales y llevar a cabo muchos otros <strong>de</strong>beres serviles (Nm. 28:9, 10) y<br />

que sin embargo no son culpables porque están <strong>de</strong>dicados al servicio <strong>de</strong> Dios.<br />

12:6 Los fariseos sabían que los sacerdotes trabajaban en el templo cada sábado sin por<br />

ello profanarlo. ¿Por qué iban entonces a criticar a los discípulos por actuar como lo hacían<br />

en presencia <strong>de</strong> Alguien mayor que el templo? La palabra en itálicas Alguien pue<strong>de</strong> quizá<br />

ser leída mejor como «aquí hay algo mayor que el templo». Este «algo» es el reino <strong>de</strong> Dios,<br />

presente en la Persona <strong>de</strong>l Rey.<br />

12:7 Los fariseos nunca habían comprendido el corazón <strong>de</strong> Dios. En Oseas 6:6 había<br />

dicho: Misericordia quiero, y no sacrificio. Dios pone la compasión por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l ritual.<br />

Él preferiría antes ver a Su pueblo recogiendo grano en día <strong>de</strong> Sábado para satisfacer su<br />

hambre que observar el día <strong>de</strong> forma que se inflija sufrimiento físico. Si los fariseos se<br />

hubiesen dado cuenta <strong>de</strong> este sencillo hecho, no habrían con<strong>de</strong>nado a los discípulos. Pero<br />

ellos valoraban la inflexibilidad externa por encima <strong>de</strong>l bienestar <strong>de</strong>l prójimo.<br />

12:8 Luego el Salvador añadió: Porque el Hijo <strong>de</strong>l Hombre es Señor <strong>de</strong>l Sábado. Él<br />

había sido en primer lugar quien había instituido la ley, y quien por ello mismo era el más<br />

capacitado para interpretar su verda<strong>de</strong>ro significado.<br />

Dice E. W. Rogers:<br />

Parece como si Mateo, enseñado por el Espíritu, pasa revista aquí los muchos nombres<br />

y oficios <strong>de</strong>l Señor Jesús: Él es el Hijo <strong>de</strong>l Hombre; Señor <strong>de</strong>l Sábado; Mi siervo; Mi<br />

amado; Hijo <strong>de</strong> David; mayor que el templo; mayor que Jonás; mayor que Salomón. Lo<br />

hace a fin <strong>de</strong> mostrar la enormidad <strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong> rehusar aceptarlo a Él y Sus <strong>de</strong>rechos.<br />

Antes <strong>de</strong> pasar al siguiente inci<strong>de</strong>nte, la curación <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> la mano seca en día <strong>de</strong><br />

sábado, pasemos a examinar brevemente la enseñanza escrituraria tocante al sábado.<br />

NOTA SOBRE EL SÁBADO<br />

El día <strong>de</strong>l sábado era y siempre será el séptimo día <strong>de</strong> la semana.<br />

Dios reposó en el día séptimo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l sexto día <strong>de</strong> la creación (Gn. 2:2). Él no<br />

mandó al hombre que guardase el sábado entonces, aunque pue<strong>de</strong> que tuviese la<br />

intención que se siguiese el principio —un día <strong>de</strong> reposo <strong>de</strong> cada siete.<br />

La nación <strong>de</strong> Israel recibió el mandamiento <strong>de</strong> guardar el sábado cuando se<br />

promulgaron los Diez Mandamientos (Éx. 20:8–11). La Ley <strong>de</strong>l Sábado era diferente <strong>de</strong><br />

los otros nueve mandamientos: se trataba <strong>de</strong> una ley ceremonial, mientras que las otras<br />

eran morales. La única razón <strong>de</strong> que estaba mal trabajar en sábado era porque Dios lo


había prohibido. Los otros mandamientos tenían que ver con cosas que eran<br />

intrínsecamente malas.<br />

La prohibición contra el trabajo en sábado nunca fue dada para ser aplicada a: el<br />

servicio para Dios (Mt. 12:5), acciones <strong>de</strong> necesidad (Mt. 12:3, 4) o acciones <strong>de</strong><br />

misericordia (Mt. 12:11, 12). Nueve <strong>de</strong> los Diez Mandamientos se repiten en el <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong>, no como ley, sino como instrucciones para cristianos viviendo según la<br />

gracia. El único mandamiento que a los cristianos nunca se les or<strong>de</strong>na que guar<strong>de</strong>n es el<br />

<strong>de</strong>l sábado. Más bien, Pablo nos enseña que el cristiano no pue<strong>de</strong> ser con<strong>de</strong>nado por<br />

<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> guardarlo (Col. 2:16).<br />

El día distintivo <strong>de</strong>l cristianismo es el primer día <strong>de</strong> la semana. El Señor Jesús resucitó<br />

<strong>de</strong> entre los muertos aquel día (Jn. 20:1), prueba ésta <strong>de</strong> que la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción<br />

había sido completada y divinamente aprobada. Durante los dos siguientes domingos<br />

[término que se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l Señor], se encontró con Sus discípulos (Jn. 20:19, 26).<br />

El Espíritu Santo fue dado en el primer día <strong>de</strong> la semana (Hch. 2:1; cf. Lv. 23:15, 16). Los<br />

primeros discípulos se encontraban aquel día para partir el pan, anunciando la muerte <strong>de</strong>l<br />

Señor (Hch. 20:7). Es el día señalado por Dios en el que los cristianos <strong>de</strong>berían poner<br />

dinero aparte para la obra <strong>de</strong>l Señor (1 Co. 16:1, 2).<br />

El sábado o séptimo día venía al final <strong>de</strong> una semana <strong>de</strong> afán; el Día <strong>de</strong>l Señor, o<br />

domingo, comienza una semana con el conocimiento gozoso <strong>de</strong> que la obra <strong>de</strong> la<br />

re<strong>de</strong>nción ha sido consumada. El sábado conmemoraba la primera creación; el Día <strong>de</strong>l<br />

Señor está unido con la nueva creación. El día <strong>de</strong>l sábado era un día <strong>de</strong> responsabilidad;<br />

el Día <strong>de</strong>l Señor es un día <strong>de</strong> privilegio.<br />

Los cristianos no «guardan» el Día <strong>de</strong>l Señor como medio <strong>de</strong> alcanzar la salvación o<br />

<strong>de</strong> lograr la santidad, ni por temor al castigo. Lo ponen aparte por amante <strong>de</strong>voción a<br />

Aquel que se entregó a Sí mismo por ellos. Debido a que este día quedamos liberados <strong>de</strong><br />

los asuntos rutinarios y seculares, po<strong>de</strong>mos apartarlo <strong>de</strong> una manera especial para el<br />

culto y servicio <strong>de</strong> Cristo.<br />

No es correcto afirmar que el sábado fue transferido al domingo. El sábado es el<br />

séptimo día <strong>de</strong> la semana, y el Día <strong>de</strong>l Señor es el domingo. El sábado era una sombra; el<br />

cuerpo es Cristo (Col. 2:16, 17). La resurrección <strong>de</strong> Cristo marcó un nuevo comienzo, y el<br />

día <strong>de</strong>l Señor significa este comienzo.<br />

Como judío piadoso viviendo bajo la ley, Jesús guardó el sábado (a pesar <strong>de</strong> las<br />

acusaciones <strong>de</strong> los fariseos en contrario). Como Señor <strong>de</strong>l sábado, Él lo liberó <strong>de</strong> las<br />

falsas reglas y normas con que había sido recubierto.<br />

E. Jesús Sana en día <strong>de</strong> Sábado (12:9–14)<br />

12:9 Des<strong>de</strong> los sembrados, Jesús entró en la sinagoga. Lucas nos dice que los escribas<br />

y fariseos se encontraban allí para vigilarlo, a fin <strong>de</strong> encontrar algo <strong>de</strong> que acusarle (Lc. 6:6,<br />

7).<br />

12:10 Dentro <strong>de</strong> la sinagoga había… uno que tenía la mano seca, un mudo testimonio<br />

<strong>de</strong> la impotencia <strong>de</strong> los fariseos para ayudarle. Hasta ahora le habían tratado con fría<br />

indiferencia. Pero <strong>de</strong> repente les vino a ser <strong>de</strong> gran valor como medio para atrapar a Jesús.<br />

Sabían que el Salvador estaba siempre bien dispuesto a dar alivio a la miseria humana. Si<br />

sanaba en sábado, le atraparían en un <strong>de</strong>lito punible, según creían. De modo que<br />

comenzaron suscitando una cuestión legal: «¿Es lícito sanar en sábado?».<br />

12:11 El Señor respondió preguntando si sacarían una <strong>de</strong> sus ovejas <strong>de</strong> un hoyo en<br />

sábado. ¡Claro que sí! Pero ¿por qué? Quizá su pretexto era que se trataba <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong><br />

misericordia —pero otra consi<strong>de</strong>ración podría ser que la oveja valía dinero y no estaban<br />

dispuestos a sufrir una pérdida económica, ni siquiera en sábado.


12:12 ¿Acaso no vale más un hombre que una oveja? Por lo tanto, es lícito hacer el<br />

bien en el día <strong>de</strong> reposo.<br />

12:13–14 Habiendo atrapado a los lí<strong>de</strong>res judíos en el hoyo <strong>de</strong> su propia codicia, Jesús<br />

sanó la mano seca <strong>de</strong> aquel hombre. Al <strong>de</strong>cirle al hombre que extendiera la mano, la fe y<br />

la voluntad humana fueron llamadas a la acción. Y la obediencia fue recompensada con<br />

sanidad. La mano le fue restaurada, sana como la otra por el maravilloso Creador. Uno<br />

pensaría que los fariseos <strong>de</strong>bieran sentirse felices que este hombre, a quienes ellos no<br />

habían tenido ni la capacidad ni el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ayudar, estaba sanado. En lugar <strong>de</strong> ello, se<br />

quedaron lívidos <strong>de</strong> ira, y celebraron una reunión contra él para tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>struirle. Si<br />

ellos hubiesen tenido la mano seca, hubieran sentido gratitud por quedar sanados en<br />

cualquier día <strong>de</strong> la semana.<br />

F. Sanidad para todos (12:15–21)<br />

12:15–16 Sabiéndolo Jesús [lo que tramaban sus enemigos], se apartó <strong>de</strong> allí. Pero a<br />

todas partes don<strong>de</strong> iba se amontonaban las multitu<strong>de</strong>s; y allí don<strong>de</strong> se reunían los enfermos,<br />

sanaba a todos. Pero les encargaba rigurosamente que no publicaran Sus milagrosas<br />

curaciones, no para escudarse <strong>de</strong> ningún peligro, sino para evitar todo movimiento<br />

veleidoso para hacer <strong>de</strong> Él un Héroe revolucionario popular. Se <strong>de</strong>bía mantener el programa<br />

divino. Su revolución llegaría no con el <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre romana, sino con el <strong>de</strong> Su<br />

propia sangre.<br />

12:17–18 Su ministerio <strong>de</strong> gracia fue en cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Isaías 41:9;<br />

42:1–4. El profeta vio anticipadamente al Mesías como un gentil Conquistador. Presenta a<br />

Jesús como el Siervo a quien Jehová ha escogido, el Amado, en quien se agrada el alma<br />

<strong>de</strong> Dios. Dios pondría Su Espíritu sobre él, profecía ésta que fue cumplida en el bautismo<br />

<strong>de</strong> Jesús. Y Su ministerio llegaría más allá <strong>de</strong> los confines <strong>de</strong> Israel; Él a los gentiles<br />

<strong>de</strong>clarará juicio. Esta última nota se hace tanto más dominante al ir haciéndose más<br />

estri<strong>de</strong>nte el «NO» <strong>de</strong> Israel.<br />

12:19 Isaías predijo a<strong>de</strong>más que el Mesías no disputaría ni gritaría y Su voz no sería<br />

oída en las calles. En otras palabras, no sería un político soliviantador <strong>de</strong> las multitu<strong>de</strong>s, ni<br />

un agitador <strong>de</strong>l populacho. Escribe McClain:<br />

Este Rey que es «siervo» <strong>de</strong> Dios no llegará al puesto eminente que le correspon<strong>de</strong> por<br />

<strong>de</strong>recho mediante ninguno <strong>de</strong> los medios usuales <strong>de</strong> fuerza carnal ni <strong>de</strong> <strong>de</strong>magogia política;<br />

tampoco por medio <strong>de</strong> las fuerzas sobrenaturales a Su disposición.<br />

12:20 No iba a quebrar una caña cascada ni apagaría el pábilo que humea. No iba a<br />

hollar a los <strong>de</strong>sposeídos ni a los no privilegiados a fin <strong>de</strong> llegar a conseguir Sus metas.<br />

Alentaría y fortalecería a los quebrantados <strong>de</strong> corazón, a la persona oprimida. Soplaría<br />

incluso una chispa <strong>de</strong> fe hasta que llegase a ser una llama. Su ministerio proseguiría hasta<br />

hacer triunfar la justicia. Su humil<strong>de</strong> y amante solicitud para con otros no se extinguiría<br />

por el odio e ingratitud <strong>de</strong> los hombres.<br />

12:21 Y en su nombre pondrán los gentiles su esperanza. En Isaías esta expresión se<br />

da con esta fraseología: «Y las islas esperarán sus enseñanzas», pero el significado es el<br />

mismo. Las costas se refieren a las naciones gentiles. Éstas son presentadas como<br />

esperando Su reinado para po<strong>de</strong>r ser Sus leales súbditos.<br />

Kleist y Lilly alaban esta cita <strong>de</strong> Isaías como:


… una <strong>de</strong> las gemas <strong>de</strong>l Evangelio, una imagen <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> gran belleza. … Isaías da<br />

una imagen <strong>de</strong> la unión <strong>de</strong> Cristo con el Padre, <strong>de</strong> Su misión <strong>de</strong> instruir a las naciones, <strong>de</strong><br />

Su benignidad en Sus tratos con la humanidad sufriente y Su victoria final: No hay<br />

esperanza para el mundo aparte <strong>de</strong> en Su Nombre. Cristo —el Salvador <strong>de</strong>l mundo— no<br />

expresado en términos secos escolásticos, sino revestido <strong>de</strong> una rica imaginería oriental.<br />

G. El Pecado Imperdonable (12:22–32)<br />

12:22–24 Cuando Jesús sanó al en<strong>de</strong>moniado ciego y mudo, el común <strong>de</strong> la gente<br />

comenzó a pensar <strong>de</strong> manera seria que podría ser el Hijo <strong>de</strong> David, el Mesías <strong>de</strong> Israel.<br />

Esto encolerizó a los fariseos. Incapaces <strong>de</strong> tolerar cualquier indicación <strong>de</strong> simpatía para<br />

con Jesús, estallaron con la acusación <strong>de</strong> que el milagro había sido llevado a cabo en virtud<br />

<strong>de</strong> Beelzebú, el príncipe <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. Esta siniestra acusación era la primera<br />

imputación abierta <strong>de</strong> que el Señor Jesús estuviese movido por el diablo.<br />

12:25–26 Cuando hubo leído los pensamientos <strong>de</strong> ellos, Jesús pasó a exponer su<br />

insensatez. Observó que ningún reino, toda ciudad o casa dividida contra sí misma<br />

podrán subsistir con éxito. Si Él estaba echando <strong>de</strong>monios <strong>de</strong> Satanás mediante el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Satanás, entonces Satanás estaba obrando contra sí mismo. Esto sería absurdo.<br />

12:27 Nuestro Señor tenía una segunda respuesta <strong>de</strong>vastadora para los fariseos.<br />

Algunos <strong>de</strong> sus correligionarios judíos, conocidos como exorcistas, pretendían tener po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> echar <strong>de</strong>monios. Jesús ni admitió ni negó su pretensión, pero la empleó para observarles<br />

que si Él echaba fuera los <strong>de</strong>monios en virtud <strong>de</strong> Beelzebú, entonces los hijos <strong>de</strong> los<br />

fariseos (o sea, estos exorcistas) también se encontraban en este caso. Los fariseos no iban<br />

nunca a admitir tal cosa, pero no podían escapar a la lógica <strong>de</strong> este argumento. Sus propios<br />

asociados los con<strong>de</strong>narían por implicar que exorcizaban como agentes <strong>de</strong> Satanás.<br />

Dice Scofield:<br />

Los fariseos se resentían en el acto ante cualquier implicación <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r satánico por lo<br />

que respectaba a sus propios hijos, pero <strong>de</strong>bido al terreno en que se situaban, esto es, que<br />

Cristo echaba los <strong>de</strong>monios por Beelzebú, sus propios hijos les juzgarían como<br />

inconsecuentes; porque si el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> echar fuera <strong>de</strong>monios es satánico, entonces todo el<br />

que ejerza este po<strong>de</strong>r está coligado con la fuente <strong>de</strong> este po<strong>de</strong>r.<br />

No estaban actuando con lógica, al atribuir efectos similares a causas diferentes.<br />

12:28 La verdad, naturalmente, era que Jesús echaba fuera los <strong>de</strong>monios en virtud <strong>de</strong>l<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios. Toda Su vida como Hombre sobre la tierra fue vivida mediante el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo. Él era el Mesías lleno <strong>de</strong>l Espíritu que había sido preanunciado por<br />

Isaías (Is. 11:2; 42:1; 61:1–3). Es por eso que dijo a los fariseos: «… si yo echo fuera los<br />

<strong>de</strong>monios en virtud <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios, entonces es que ha llegado a vosotros el reino<br />

<strong>de</strong> Dios». Este anuncio <strong>de</strong>bió haber sido un golpe aplastante. Ellos se envanecían <strong>de</strong> su<br />

conocimiento teológico, pero el reino <strong>de</strong> Dios había llegado a ellos porque el Rey estaba<br />

entre ellos, ¡y ellos ni se habían dado cuenta <strong>de</strong> que Él estaba ahí!<br />

12:29 Bien lejos <strong>de</strong> estar coligado con Satanás, el Señor Jesús era el Vencedor <strong>de</strong><br />

Satanás. Esto lo ilustra Él con la historia <strong>de</strong>l forzudo. El forzudo es Satanás. Su casa es la<br />

esfera en la que Él tiene influencia. Sus bienes son sus <strong>de</strong>monios. Jesús es Aquel que ata al<br />

forzudo, entra en su casa y saquea sus bienes. En realidad la atadura <strong>de</strong> Satanás tiene lugar<br />

en etapas. Comenzó en el ministerio público <strong>de</strong> Cristo. Quedó <strong>de</strong>cisivamente garantizado


por la muerte y resurrección <strong>de</strong> Cristo. Será cierto en mayor grado durante el reinado<br />

milenial <strong>de</strong>l Rey (Ap. 20:2). Al fin, será eternamente cierto cuando sea echado al lago <strong>de</strong><br />

fuego (Ap. 20:10). Actualmente el diablo no parece atado; sigue ejerciendo un po<strong>de</strong>r<br />

consi<strong>de</strong>rable. Pero su sentencia está <strong>de</strong>cidida y su tiempo es corto.<br />

12:30 Luego Jesús dijo: «El que no está conmigo, está contra mí; y el que conmigo<br />

no recoge, <strong>de</strong>sparrama.» Esta blasfema actitud mostraba que los fariseos no estaban con<br />

el Señor; por tanto, estaban contra Él. Al rehusar recoger con Él, estaban <strong>de</strong>sparramando el<br />

grano. Habían acusado a Jesús <strong>de</strong> echar <strong>de</strong>monios por medio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Satanás mientras<br />

que eran ellos mismos los servidores <strong>de</strong> Satanás, intentando frustrar la obra <strong>de</strong> Dios.<br />

En Marcos 9:40 Jesús dijo: «… el que no está en contra <strong>de</strong> nosotros, está a favor <strong>de</strong><br />

nosotros». Ésta parece una llana contradicción <strong>de</strong> Sus palabras aquí en Mateo 12:30. La<br />

dificultad queda resuelta cuando vemos que en Mateo se trata <strong>de</strong> una cuestión <strong>de</strong> salvación.<br />

Un hombre o está con Cristo o contra Él; no hay neutralidad posible. En Marcos, el tema es<br />

el servicio. Hay amplias diferencias entre los discípulos <strong>de</strong> Jesús —diferencias en cuanto a<br />

la comunión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local, métodos e interpretación <strong>de</strong> doctrinas—. Pero aquí la regla<br />

es que si alguien no está en contra <strong>de</strong>l Señor, está a favor <strong>de</strong> Él, y <strong>de</strong>bería ser por ello<br />

mismo respetado.<br />

12:31–32 Estos versículos marcan una crisis en los tratos <strong>de</strong> Cristo con los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong><br />

Israel. Los acusa <strong>de</strong> la comisión <strong>de</strong>l pecado imperdonable por blasfemar contra el Espíritu<br />

Santo, esto es, por acusar que Jesús hacía Sus milagros por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Satanás en lugar <strong>de</strong><br />

por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo. En efecto, esto era llamar Beelzebú, el príncipe <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>monios, al Espíritu Santo.<br />

Hay perdón para otras formas <strong>de</strong> pecado y blasfemia. Uno pue<strong>de</strong> incluso hablar contra<br />

el Hijo <strong>de</strong>l Hombre y recibir perdón. Pero blasfemar contra el Espíritu Santo es un pecado<br />

para el que no hay perdón en esta época ni en la era milenial veni<strong>de</strong>ra. Cuando Jesús dijo<br />

en esta época se estaba refiriendo a los días <strong>de</strong> Su ministerio público en la tierra. Hay<br />

razones para dudar <strong>de</strong> que el pecado imperdonable se pueda cometer en nuestros días,<br />

porque Él no está presente corporalmente haciendo milagros.<br />

El pecado imperdonable no es lo mismo que rechazar el evangelio; un hombre pue<strong>de</strong><br />

escarnecer durante años al Salvador, luego arrepentirse, creer y ser salvo. (Naturalmente, si<br />

muere en incredulidad queda sin perdón.) Tampoco es el pecado imperdonable lo mismo<br />

que una recaída; un creyente pue<strong>de</strong> alejarse mucho <strong>de</strong>l Señor, y sin embargo ser <strong>de</strong>spués<br />

restaurado a la comunión en la familia <strong>de</strong> Dios.<br />

Muchas personas tienen el temor <strong>de</strong> haber cometido el pecado imperdonable. Incluso en<br />

el caso <strong>de</strong> que este pecado se pudiese cometer en nuestra época, el hecho <strong>de</strong> que una<br />

persona esté inquieta es evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que no es culpable <strong>de</strong> ello. Los que lo cometieron<br />

estaban endurecidos y eran implacables en su oposición a Cristo. No tenían escrúpulos<br />

acerca <strong>de</strong> insultar al Espíritu ni vacilación alguna al tramar la muerte <strong>de</strong>l Hijo. No<br />

mostraron remordimiento ni arrepentimiento.<br />

H. Un árbol se conoce por su fruto (12:33–37)<br />

12:33 Hasta los fariseos <strong>de</strong>berían haber admitido que el Señor había hecho un bien al<br />

echar <strong>de</strong>monios. Pero le acusaron a Él <strong>de</strong> ser malo. Aquí Él expone la inconsecuencia <strong>de</strong><br />

ellos y les viene a <strong>de</strong>cir: «Pensadlo bien. Si un árbol es bueno, su fruto es bueno y<br />

viceversa». El fruto es una muestra <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong>l árbol que lo ha producido. El fruto <strong>de</strong><br />

Su ministerio había sido bueno. Había sanado a los enfermos, a los ciegos, sordos y mudos,


había echado fuera <strong>de</strong>monios y resucitado a los muertos. ¿Podría un árbol corrompido<br />

haber producido un fruto tan bueno? ¡Absolutamente imposible! Entonces, ¿por qué se<br />

obcecaban tan tercamente a reconocerle?<br />

12:34–35 La razón estaba en que eran engendros <strong>de</strong> víboras. Su malicia contra el Hijo<br />

<strong>de</strong>l Hombre, puesta en evi<strong>de</strong>ncia por sus palabras llenas <strong>de</strong> veneno, era lo que brotaba <strong>de</strong><br />

sus malignos corazones. Un corazón lleno <strong>de</strong> bondad se hará evi<strong>de</strong>nte con palabras <strong>de</strong><br />

gracia y rectitud. Un corazón malvado se expresa en blasfemia, amargura e injurias.<br />

12:36 Jesús les advirtió solemnemente (con una advertencia también aplicable a<br />

nosotros) que todos darán cuenta por toda palabra ociosa que pronuncien. Por cuanto las<br />

palabras que las personas hayan pronunciado son un medidor preciso <strong>de</strong> sus vidas,<br />

constituirán una base apropiada para la con<strong>de</strong>nación o absolución.<br />

¡Cuán gran<strong>de</strong> será la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los fariseos por las palabras viles y<br />

menospreciadoras que pronunciaron contra el Santo Hijo <strong>de</strong> Dios!<br />

12:37 «Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás<br />

con<strong>de</strong>nado.» En el caso <strong>de</strong> los creyentes, la pena por el habla ociosa ha sido pagada<br />

mediante la muerte <strong>de</strong> Cristo; pero, nuestras palabras ociosas no confesadas y no<br />

perdonadas resultarán en una pérdida <strong>de</strong> recompensa ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo.<br />

I. La señal <strong>de</strong>l profeta Jonás (12:38–42)<br />

12:38 A pesar <strong>de</strong> todos los milagros llevados a cabo por Jesús, los escribas y…<br />

fariseos tuvieron la temeridad <strong>de</strong> pedirle una señal, ¡implicando que creerían si Él<br />

<strong>de</strong>mostraba que era el Mesías! Pero su hipocresía era evi<strong>de</strong>nte. Si no habían creído como<br />

resultado <strong>de</strong> tantas maravillas, ¿cómo iban a quedar convencidos por otra? La actitud que<br />

<strong>de</strong>manda señales milagrosas como condición para creer que no agrada a Dios. Como dijo<br />

Jesús a Tomás: «Bienaventurados los que no vieron, y creyeron» (Jn. 20:29). En la<br />

economía divina, ver sigue a creer.<br />

12:39 El Señor se dirigió a ellos como generación mala y adúltera; mala porque<br />

estaban voluntariosamente ciegos a su propio Mesías; adúltera porque eran espiritualmente<br />

infieles a su Dios. Su Dios-Creador, una singular Persona combinando la <strong>de</strong>idad absoluta y<br />

la perfecta humanidad, estaba en medio <strong>de</strong> ellos hablándoles, y sin embargo ellos osaban<br />

pedirle una señal.<br />

12:40 Les dijo sumariamente que no les sería dada otra señal que la señal <strong>de</strong>l profeta<br />

Jonás, refiriéndose a Su propia muerte, sepultura y resurrección. La experiencia <strong>de</strong> Jonás<br />

<strong>de</strong> ser tragado por el pez y luego vomitado (Jon. 1:17; 2:10) prefiguró la pasión y<br />

resurrección <strong>de</strong>l Señor. Su resurrección <strong>de</strong> entre los muertos sería la señal final y<br />

culminante <strong>de</strong> Su ministerio a la nación <strong>de</strong> Israel.<br />

Así como estuvo Jonás en el vientre <strong>de</strong>l gran pez tres días y tres noches, así predijo<br />

nuestro Señor que Él estaría en el corazón <strong>de</strong> la tierra tres días y tres noches. Esto<br />

suscita un problema. Si, como se cree generalmente, Jesús fue sepultado una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

viernes y resucitó en la madrugada <strong>de</strong>l siguiente domingo, ¿cómo se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que estuvo<br />

tres días y tres noches en el sepulcro? La respuesta es que en la manera <strong>de</strong> contar judía<br />

cualquier parte <strong>de</strong>l día y <strong>de</strong> la noche cuentan como un periodo completo. «Un día y una<br />

noche hacen una onah, y una parte <strong>de</strong> una onah es como el todo» (dicho judío).<br />

12:41 Jesús <strong>de</strong>scribió la culpa <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res judíos mediante dos contrastes. Primero,<br />

los gentiles <strong>de</strong> Nínive fueron mucho menos privilegiados, no obstante, cuando oyeron la<br />

predicación <strong>de</strong>l errante profeta Jonás, se arrepintieron con profundo dolor. Ellos se


levantarán en el juicio para con<strong>de</strong>nar a los hombres <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Jesús por no haber<br />

recibido a Alguien que era más que Jonás: el encarnado Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

12:42 Segundo, la reina <strong>de</strong> Saba, una mujer gentil fuera <strong>de</strong>l entorno <strong>de</strong>l privilegio<br />

judío, viajó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Sur, con gran esfuerzo y gasto, para tener un encuentro con Salomón.<br />

Los judíos <strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> Jesús no tenían que viajar para verle; Él había venido <strong>de</strong>l cielo<br />

a su pequeño vecindario para ser su Mesías-Rey. Pero ellos no tenían cabida en sus vidas<br />

para Él —Aquel que era infinitamente más que Salomón—. Una reina gentil los con<strong>de</strong>nará<br />

en el juicio por una negligencia tan obcecada.<br />

En el presente capítulo, nuestro Señor es presentado como mayor que el templo (v. 6);<br />

mayor que Jonás (v. 41) y también mayor que Salomón (v. 42). Él es «mayor que los más<br />

gran<strong>de</strong>s y mucho mejor que los mejores».<br />

J. Vuelve un espíritu inmundo (12:43–45)<br />

12:43–44 Ahora Jesús da, en forma parabólica, un sumario <strong>de</strong>l pasado, presente y<br />

futuro <strong>de</strong>l Israel incrédulo. El hombre representa a la nación judía, el espíritu inmundo la<br />

idolatría que había sido característica <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> su servidumbre en<br />

Egipto hasta la cautividad babilónica (que curó temporalmente a Israel <strong>de</strong> su idolatría). Era<br />

como si el espíritu inmundo hubiese salido <strong>de</strong>l hombre. Des<strong>de</strong> el final <strong>de</strong> la cautividad y<br />

hasta el día <strong>de</strong> hoy, el pueblo judío no ha sido idólatra. Son como una casa <strong>de</strong>socupada,<br />

barrida y adornada.<br />

Hace unos mil novecientos años el Salvador trató <strong>de</strong> ser admitido en aquella casa<br />

<strong>de</strong>socupada. Él era el Ocupante <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho, el Amo <strong>de</strong> la casa, pero el pueblo rehusó<br />

firmemente <strong>de</strong>jarle pasar. Aunque ya no adoraban ídolos, tampoco estaban dispuestos a<br />

adorar al verda<strong>de</strong>ro Dios.<br />

La casa <strong>de</strong>socupada habla <strong>de</strong> un vacío espiritual —una peligrosa condición, como lo<br />

muestra la secuela—. Una reforma moral no es suficiente. Ha <strong>de</strong> haber una aceptación<br />

positiva <strong>de</strong>l Salvador.<br />

12:45 En un día veni<strong>de</strong>ro, el espíritu <strong>de</strong> idolatría <strong>de</strong>cidirá volver a la casa, acompañado<br />

por siete espíritus peores que él. Por cuanto el siete es el número <strong>de</strong> perfección o totalidad,<br />

esto se refiere con toda probabilidad a la idolatría en su forma plenamente <strong>de</strong>sarrollada. El<br />

cumplimiento <strong>de</strong> esto tendrá lugar durante la Tribulación, cuando la nación apóstata<br />

adorará al Anticristo. Inclinarse ante el hombre <strong>de</strong> pecado y adorarle como Dios es un<br />

modo más terrible <strong>de</strong> idolatría que cualquiera otra <strong>de</strong> la que la nación haya sido jamás<br />

culpable en el pasado. Y <strong>de</strong> esta forma el estado final <strong>de</strong> aquel hombre viene a ser peor<br />

que el primero. El Israel incrédulo sufrirá los terribles juicios <strong>de</strong> la Gran Tribulación, y su<br />

sufrimiento exce<strong>de</strong>rá con mucho al <strong>de</strong> la Cautividad Babilónica. La parte idolátrica <strong>de</strong> la<br />

nación será totalmente <strong>de</strong>struida en la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

«Así acontecerá también a esta generación malvada.» La misma raza apóstata,<br />

rechazadora <strong>de</strong> Cristo, que menospreció al Hijo <strong>de</strong> Dios en Su Primera Venida, sufrirá un<br />

severo juicio en Su Segunda Venida.<br />

K. La Madre y los Hermanos <strong>de</strong> Jesús (12:46–50)<br />

Estos versículos <strong>de</strong>scriben un inci<strong>de</strong>nte aparentemente normal en el que la familia <strong>de</strong><br />

Jesús llega queriendo hablar con Él. ¿Por qué causa habían venido? Marcos pue<strong>de</strong> darnos<br />

una clave. Algunos <strong>de</strong> los amigos <strong>de</strong> Jesús pensaban que estaba fuera <strong>de</strong> Sí (Mr. 3:21, 31–<br />

35) y quizá Su familia había venido a llevárselo discretamente (véase también Jn. 7:5).


Cuando le dijeron que Su madre y sus hermanos estaban esperando afuera y querían<br />

hablar con él, el Señor respondió preguntando: «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis<br />

hermanos?». Luego, señalando hacia Sus discípulos, dijo: «Todo el que hace la voluntad<br />

<strong>de</strong> mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana, y mi madre».<br />

Este sorpren<strong>de</strong>nte anuncio lleva implícita una enorme carga <strong>de</strong> significación espiritual;<br />

marca un claro punto <strong>de</strong> inflexión en los tratos <strong>de</strong> Jesús con Israel. María y sus hijos<br />

representaban a la nación <strong>de</strong> Israel, los parientes <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong> Jesús. Hasta entonces Él<br />

había limitado Su ministerio mayormente a las ovejas perdidas <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Israel. Pero se<br />

estaba haciendo evi<strong>de</strong>nte que Su propio pueblo no quería recibirlo. En lugar <strong>de</strong> inclinarse<br />

ante su Mesías, los fariseos le habían acusado <strong>de</strong> estar dominado por Satanás.<br />

De modo que Jesús anuncia ahora un nuevo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas. En a<strong>de</strong>lante, Sus vínculos<br />

con Israel no serían el factor que controlaría Su misión. Aunque Su compasivo corazón<br />

seguiría yendo en pos <strong>de</strong> Sus compatriotas según la carne, el capítulo 12 señala una<br />

evi<strong>de</strong>nte rotura con Israel. El resultado es claro. Israel no quiere recibirlo, por lo que Él se<br />

volverá a los que quieran recibirlo. Las relaciones <strong>de</strong> sangre serán reemplazadas por<br />

consi<strong>de</strong>raciones espirituales. La obediencia hacia Dios llevará a hombres y mujeres, tanto<br />

judíos como gentiles, a una relación vital con Él.<br />

Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar este inci<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong>beríamos citar dos puntos acerca <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> Jesús.<br />

Primero, es evi<strong>de</strong>nte que María no ocupaba ningún puesto <strong>de</strong> privilegio especial por lo que<br />

respecta al acceso a Su presencia. Segundo, la mención <strong>de</strong> los hermanos <strong>de</strong> Jesús constituye<br />

un golpe para la enseñanza <strong>de</strong> que María fuese virgen perpetuamente. Es clara la<br />

implicación <strong>de</strong> que estos eran verda<strong>de</strong>ros hijos <strong>de</strong> María y por ello mismo medio hermanos<br />

<strong>de</strong> nuestro Señor. Este punto <strong>de</strong> vista está fortalecido por otras Escrituras, como Salmos<br />

69:8; Mateo 13:55; Marcos 3:31, 32; 6:3; Juan 7:3, 5; Hechos 1:14; 1 Corintios 9:5; Gálatas<br />

1:19.<br />

VIII. EL REY ANUNCIA UNA NUEVA FORMA INTERINA<br />

DEL REINO DEBIDO AL RECHAZO DE PARTE DE ISRAEL<br />

(Cap. 13)<br />

Parábolas <strong>de</strong>l Reino<br />

Hemos llegado a un punto <strong>de</strong> crisis en el Evangelio <strong>de</strong> Mateo. El Señor indica aquí que<br />

las relaciones terrenales serán reemplazadas por vínculos espirituales, que ya no se trata<br />

más <strong>de</strong> una cuestión <strong>de</strong> nacimiento judaico, sino <strong>de</strong> obediencia a Dios, el Padre. Al rechazar<br />

al Rey, los escribas y los fariseos han rechazado necesa-riamente el reino. Ahora, mediante<br />

una serie <strong>de</strong> parábolas, el Señor Jesús da una visión anticipada <strong>de</strong> la nueva forma que iba a<br />

adoptar el reino durante el periodo entre Su rechazamiento y Su final manifestación como<br />

Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores. Seis <strong>de</strong> estas pará-bolas comienzan así: «El reino <strong>de</strong> los<br />

cielos es semejante a…» .<br />

Para po<strong>de</strong>r ver estas parábolas en su perspectiva apropiada, repasemos el reino tal como<br />

ha sido tratado en el capítulo 3. El reino <strong>de</strong> los cielos es la esfera en la que se reconoce el<br />

reino <strong>de</strong> Dios. Tiene dos aspectos: (1) La profesión externa, incluyendo a todos los que<br />

afirman reconocer el gobierno <strong>de</strong> Dios; y (2) la realidad interna, lo cual incluye solamente<br />

a aquellos que entran en el reino por la conversión. El reino aparece en cinco etapas: (1) la


etapa <strong>de</strong>l AT en la que fue profetizado; (2) la etapa en la que estaba «cerca» o presente en<br />

la Persona <strong>de</strong>l Rey; (3) la etapa interina, componiéndose <strong>de</strong> aquellos en la tierra que<br />

profesan ser Sus súbditos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l rechazo <strong>de</strong>l Rey y Su regreso al cielo; (4) la<br />

manifestación <strong>de</strong>l reino durante el Milenio; y (5) el reino final, eterno. Cada referencia<br />

bíblica al reino concuerda con una <strong>de</strong> estas etapas. Es la tercera etapa, la interina, la que<br />

discute el capítulo 13. Durante esta fase el reino en su realidad interna (los verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes) se compone, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Pentecostés hasta el arrebatamiento, <strong>de</strong> las mismas personas<br />

que la <strong>iglesia</strong>. Ésta es la única i<strong>de</strong>ntidad entre el reino y la <strong>iglesia</strong>; aparte <strong>de</strong> esto no tienen<br />

una i<strong>de</strong>ntidad única y total.<br />

Con estos antece<strong>de</strong>ntes en mente, contemplemos las parábolas.<br />

A. La parábola <strong>de</strong>l sembrador (13:1–9)<br />

13:1 Salió Jesús <strong>de</strong> la casa don<strong>de</strong> había sanado al en<strong>de</strong>moniado y se sentó junto al<br />

mar <strong>de</strong> Galilea. Muchos estudiosos <strong>de</strong> la Biblia ven la casa como símbolo <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong><br />

Israel, y el mar <strong>de</strong> los gentiles. Así, el movimiento <strong>de</strong>l Señor simboliza una rotura con<br />

Israel; durante su forma <strong>de</strong> interinidad, el reino será predicado a las naciones.<br />

13:2 Entonces mucha gente se reunió en la playa, y Él subió a sentarse en una barca<br />

y comenzó a enseñar a la gente mediante parábolas. Una parábola es una historia con una<br />

enseñanza subyacente espiritual o moral que no es siempre inmediatamente evi<strong>de</strong>nte. Las<br />

siete parábolas que siguen nos dicen cómo será el reino durante el tiempo que transcurre<br />

entre Su Primera Venida y la Segunda.<br />

Las cuatro primeras parábolas fueron dichas a la multitud; las últimas tres fueron dadas<br />

sólo a los discípulos. El Señor explicó las dos primeras y la séptima a los discípulos,<br />

<strong>de</strong>jándoles (y <strong>de</strong>jándonos a nosotros) que interpretásemos las otras mediante las claves que<br />

Él ya había dado.<br />

13:3 La primera parábola trata <strong>de</strong> un sembrador que plantó sus semillas en cuatro<br />

clases distintas <strong>de</strong> tierra. Como sería <strong>de</strong> esperar, los resultados fueron diferentes en cada<br />

caso.<br />

13:4–8<br />

TIERRA RESULTADOS<br />

1. Camino endurecido por<br />

las pisadas.<br />

2. Delgada capa <strong>de</strong> tierra<br />

sobre una formación<br />

rocosa.<br />

3. Terreno infestado <strong>de</strong><br />

espinos.<br />

4. Buena tierra.<br />

1. La semilla, comida por las aves.<br />

2. La semilla brotó rápidamente, pero no arraigó; el sol la<br />

quemó y se secó.<br />

3. La semilla brotó pero fue imposible el crecimiento <strong>de</strong>bido a<br />

los espinos.<br />

4. La semilla brotó, creció y dio una cosecha: algunas espigas<br />

rindieron al ciento por uno, otras sesenta por uno y otras al<br />

treinta por uno.<br />

13:9 Jesús concluyó la parábola con esta crítica amonestación: «El que tiene oídos<br />

para oír, oiga». En la parábola estaba comunicando un importante mensaje a la multitud, y


un mensaje diferente a los discípulos. Nadie <strong>de</strong>bería per<strong>de</strong>rse el significado <strong>de</strong> Sus<br />

palabras.<br />

Por cuanto el mismo Señor interpreta la parábola en los vv. 18–23, refrenaremos<br />

nuestra curiosidad hasta llegar a aquel párrafo.<br />

B. El Propósito <strong>de</strong> las Parábolas (13:10–17)<br />

13:10 Los discípulos se sentían perplejos porque el Señor hablase al pueblo con el<br />

lenguaje velado <strong>de</strong> las parábolas. De modo que le pidieron que les explicase Su método.<br />

13:11 En Su contestación, Jesús distinguió entre la multitud incrédula y los discípulos<br />

creyentes. La multitud, que constituía una muestra representativa <strong>de</strong> la nación, estaba<br />

evi<strong>de</strong>ntemente rechazándole, aunque este rechazo no quedaría consumado hasta la cruz. No<br />

se les permitiría a ellos que conociesen los misterios (secretos) <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos,<br />

mientras que Sus verda<strong>de</strong>ros seguidores recibirían ayuda para que comprendiesen.<br />

En el NT un misterio es una realidad nunca antes conocida por el hombre, y que el<br />

hombre nunca podría llegar a saber excepto por revelación divina, pero que ahora le ha sido<br />

revelado. Los misterios <strong>de</strong>l reino son verda<strong>de</strong>s que hasta entonces no habían sido<br />

conocidas, acerca <strong>de</strong>l reino en su forma interina. El hecho mismo <strong>de</strong> que el reino fuese a<br />

tener una forma interina había sido un secreto hasta entonces. Las parábolas <strong>de</strong>scriben<br />

algunas <strong>de</strong> las características <strong>de</strong>l reino durante el tiempo en que el Rey iba a estar ausente.<br />

Algunas personas, por tanto, llaman a esto «el reino en su forma <strong>de</strong> misterio» —no que<br />

haya nada misterioso acerca <strong>de</strong>l mismo, sino sencillamente que nunca había sido dado a<br />

conocer así hasta aquel momento.<br />

13:12 Pue<strong>de</strong> parecer arbitrario que estos secretos fuesen escondidos a la multitud y<br />

revelados a los discípulos. Pero el Señor da la razón: «Porque a cualquiera que tiene, se<br />

le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado».<br />

Los discípulos tenían fe en el Señor Jesús; por tanto, recibirían capacidad para más. Habían<br />

aceptado la luz; por tanto, recibirían más luz. En cambio, la nación judía había rechazado la<br />

Luz <strong>de</strong>l mundo; por ello, no solamente se les impediría recibir más luz sino que per<strong>de</strong>rían<br />

a<strong>de</strong>más la poca que tenían. El rechazo <strong>de</strong> la luz conlleva la negación <strong>de</strong> luz.<br />

13:13 Matthew Henry compara las parábolas con la columna <strong>de</strong> nube y <strong>de</strong> fuego que<br />

iluminaba a Israel mientras que confundía a los egipcios. Las parábolas serían reveladas a<br />

los que estuviesen sinceramente interesados, pero resultarían ser «sólo una irritación para<br />

los que fuesen hostiles a Jesús».<br />

De modo que no era cosa <strong>de</strong> capricho <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor, sino sencillamente la<br />

aplicación <strong>de</strong> un principio que se manifiesta en todos los aspectos <strong>de</strong> la vida: la ceguera<br />

voluntaria va seguida <strong>de</strong> ceguera judicial. A esto se <strong>de</strong>be que hablase a los judíos en<br />

parábolas. H. C. Woodring lo expresó <strong>de</strong> esta manera: «Por cuanto no tenían el amor <strong>de</strong> la<br />

verdad, no recibirían la luz <strong>de</strong> la verdad». Ellos profesaban ver, es <strong>de</strong>cir, estar<br />

familiarizados con la verdad divina, pero la Verdad encarnada estaba en medio <strong>de</strong> ellos y<br />

ellos rehusaron rotundamente verla. Profesaban oír la Palabra <strong>de</strong> Dios, pero la Palabra<br />

viviente <strong>de</strong> Dios estaba en medio <strong>de</strong> ellos y no estaban dispuestos a obe<strong>de</strong>cerle. No estaban<br />

dispuestos a compren<strong>de</strong>r el maravilloso hecho <strong>de</strong> la Encarnación; por ello, les fue quitada la<br />

capacidad <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r.<br />

13:14–15 Eran un cumplimiento viviente <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Isaías 6:9, 10. El corazón <strong>de</strong><br />

Israel se había engrosado y sus oídos eran insensibles a la voz <strong>de</strong> Dios. Rehusaron<br />

<strong>de</strong>liberadamente ver nada con sus ojos. Sabían que si veían, oían, comprendían y se


arrepentían, Dios les sanaría; pero en su dolencia y necesidad rechazaron Su ayuda. Por<br />

ello, su castigo sería que oirían pero no enten<strong>de</strong>rían; mirarían, pero no verían en absoluto.<br />

13:16–17 Los discípulos gozaban <strong>de</strong> un enorme privilegio, por cuanto estaban viendo lo<br />

que nadie antes había visto. Los profetas y los justos <strong>de</strong>l AT habían anhelado po<strong>de</strong>r vivir<br />

cuando llegase el Mesías, pero no se había cumplido su <strong>de</strong>seo. Los discípulos habían sido<br />

favorecidos con po<strong>de</strong>r vivir en el momento <strong>de</strong> crisis en la historia, ver al Mesías, ser<br />

testigos <strong>de</strong> Sus milagros y oír la enseñanza incomparable que procedía <strong>de</strong> Sus labios.<br />

C. Explicación <strong>de</strong> la Parábola <strong>de</strong>l Sembrador (13:18–23)<br />

13:18 Habiendo explicado por qué empleaba parábolas, el Señor pasa ahora a exponer<br />

la parábola <strong>de</strong> las cuatro clases <strong>de</strong> tierra. No i<strong>de</strong>ntifica al sembrador pero po<strong>de</strong>mos estar<br />

seguros <strong>de</strong> que se refiere o bien a Él mismo (v. 37) o a aquellos que predican el mensaje <strong>de</strong>l<br />

reino. Define la semilla como la palabra <strong>de</strong>l reino (v. 19). La tierra representa a aquellos<br />

que oyen el mensaje.<br />

13:19 El camino duro habla <strong>de</strong> aquella persona que rehúsa recibir el mensaje. Oye el<br />

evangelio pero no lo entien<strong>de</strong> —y no porque no pueda, sino porque no quiere—. Las aves<br />

son una imagen <strong>de</strong> Satanás; él arrebata la semilla <strong>de</strong> los corazones <strong>de</strong> estos oidores.<br />

Coopera con ellos en su escogida esterilidad. Los fariseos eran oyentes <strong>de</strong> tierra dura.<br />

13:20–21 Cuando Jesús se refirió a los pedregales, tenía en mente una <strong>de</strong>lgada capa <strong>de</strong><br />

tierra cubriendo una formación rocosa. Esto representa a aquellas personas que oyen la<br />

palabra y respon<strong>de</strong>n con gozo. Al principio el sembrador podría sentirse entusiasmado <strong>de</strong><br />

que su predicación tiene tanto éxito. Pero pronto apren<strong>de</strong> una lección más profunda: que no<br />

es bueno cuando el mensaje es recibido con sonrisas y vítores. Primero ha <strong>de</strong> haber<br />

convicción <strong>de</strong> pecado, contrición y arrepentimiento. Es cosa mucho más prometedora ver a<br />

un indagador dirigirse llorando al Calvario que verle subiendo pasillo arriba con un corazón<br />

ligero y entusiasmado. La tierra sin profundidad da una profesión superficial. Pero cuando<br />

esta profesión es puesta a prueba por el sol abrasador <strong>de</strong> la aflicción o la persecución,<br />

<strong>de</strong>ci<strong>de</strong> que no vale la pena y abandona toda profesión <strong>de</strong> lealtad a Cristo.<br />

13:22 La tierra infestada <strong>de</strong> espinos representa otra clase que escucha la palabra <strong>de</strong> una<br />

manera superficial. Exteriormente parecen ser genuinos súbditos <strong>de</strong>l reino, pero llega el<br />

tiempo en que su interés queda ahogado por el afán <strong>de</strong> este siglo y por su <strong>de</strong>leite en las<br />

riquezas. En sus vidas no hay fruto para Dios. Lang ilustra esto mediante el caso <strong>de</strong> un hijo<br />

<strong>de</strong> un padre amante <strong>de</strong>l dinero y con un enorme negocio. Este hijo oyó la Palabra en su<br />

juventud, pero se enredó en el negocio.<br />

Pronto se encontró con que tenía que escoger entre complacer a su Señor o a su padre.<br />

Así, había espinos en la tierra cuando se sembró la semilla y germinó; el afán <strong>de</strong> este siglo<br />

y el engaño <strong>de</strong> las riquezas estaban ya ahí. Cedió a los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> su padre, se entregó<br />

totalmente al negocio, llegó a ser el gerente <strong>de</strong> la compañía y cuando estaba bien avanzado<br />

en años tuvo que reconocer que había <strong>de</strong>scuidado las cosas celestiales. Estaba a punto <strong>de</strong><br />

retirarse y expresó su intención <strong>de</strong> ser más diligente en las cuestiones espirituales. Pero <strong>de</strong><br />

Dios nadie se burla. Este hombre se retiró y murió repentinamente al cabo <strong>de</strong> muy pocos<br />

meses. Dejó 90.000 libras esterlinas [una enorme fortuna para la época <strong>de</strong> aquel inci<strong>de</strong>nte<br />

—N. <strong>de</strong>l T.] y una vida espiritualmente estéril. Los espinos habían ahogado la palabra y fue<br />

sin fruto.<br />

13:23 La buena tierra representa a un verda<strong>de</strong>ro creyente. Éste… oye la palabra con<br />

receptividad y la entien<strong>de</strong> al obe<strong>de</strong>cer lo que oye. Aunque no todos estos creyentes


producen la misma cantidad <strong>de</strong> fruto, todos muestran por su fruto que tienen vida divina. El<br />

fruto aquí es probablemente la manifestación <strong>de</strong>l carácter cristiano y no almas ganadas<br />

para Cristo. Cuando se usa la palabra fruto en el NT, se suele hacer mención al fruto <strong>de</strong>l<br />

Espíritu (Gá. 5:22, 23).<br />

¿Qué quería comunicar esta parábola a las multitu<strong>de</strong>s? Evi<strong>de</strong>ntemente, les advertía<br />

frente al peligro <strong>de</strong> escuchar sin obe<strong>de</strong>cer. Estaba calculada asimismo para alentar a las<br />

personas a recibir la Palabra con sinceridad, y luego probar su genuinidad dando fruto para<br />

Dios. En cuanto a los discípulos, esta parábola los preparó a ellos y a futuros seguidores <strong>de</strong><br />

Jesús para el hecho por otra parte <strong>de</strong>salentador <strong>de</strong> que relativamente pocos <strong>de</strong> los que oyen<br />

el mensaje son genuinamente salvados. Libera a los leales súbditos <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>l engaño <strong>de</strong><br />

que todo el mundo se haya <strong>de</strong> convertir mediante la difusión <strong>de</strong>l evangelio. Los discípulos<br />

quedan igualmente advertidos en esta parábola contra tres gran<strong>de</strong>s antagonistas <strong>de</strong>l<br />

evangelio: (1) el diablo (las aves —el Maligno—); (2) la carne (el sol abrasador —la<br />

aflicción o las persecuciones—); y (3) el mundo (los espinos, el afán <strong>de</strong> este mundo y el<br />

<strong>de</strong>leite en las riquezas).<br />

Finalmente, los discípulos reciben una visión respecto a los enormes beneficios<br />

resultantes <strong>de</strong> invertir en la personalidad humana. Un treinta por uno equivale a un<br />

beneficio <strong>de</strong> un 3.000 por ciento, un sesenta por uno a un beneficio <strong>de</strong>l 6.000 por ciento, y<br />

ciento por uno es un beneficio <strong>de</strong>l 10.000 por ciento sobre lo invertido. En realidad, no hay<br />

forma <strong>de</strong> medir los resultados <strong>de</strong> un solo caso <strong>de</strong> conversión genuino. Un ignorado maestro<br />

<strong>de</strong> Escuela Dominical invirtió en Dwight L. Moody. Moody ganó a otros. Éstos a su vez<br />

ganaron a otros. El maestro <strong>de</strong> E. D. inició una reacción en ca<strong>de</strong>na que nunca se <strong>de</strong>tendrá.<br />

D. La Parábola <strong>de</strong>l Trigo y la Cizaña (13:24–30)<br />

La parábola prece<strong>de</strong>nte daba una vívida ilustración <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que el reino <strong>de</strong> los<br />

cielos incluye a aquellos que sólo en apariencia sirven al Rey a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> aquellos que son<br />

Sus verda<strong>de</strong>ros discípulos. Los primeros tres tipos <strong>de</strong> tierra tipifican el reino en su círculo<br />

más amplio, la profesión externa. El cuarto representa al reino como un círculo más<br />

pequeño: los que han sido verda<strong>de</strong>ramente convertidos.<br />

13:24–26 La segunda parábola —el trigo y la cizaña— expone también el reino en<br />

estos dos aspectos. El trigo representa a los verda<strong>de</strong>ros creyentes, y la cizaña a los meros<br />

profesantes. Jesús compara el reino a un hombre que sembró buena semilla en su<br />

campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el<br />

trigo. Unger dice que la cizaña más común que se encuentra en los campos <strong>de</strong> Tierra Santa<br />

es el joyo, «una hierba venenosa casi indistinguible <strong>de</strong>l trigo mientras ambos están<br />

creciendo antes <strong>de</strong> dar la espiga. Pero cuando llegan a dar la espiga, pue<strong>de</strong>n ser separadas<br />

sin dificultad alguna».<br />

13:27–28 Cuando los criados vieron la cizaña mezclada con el trigo, preguntaron al<br />

amo cómo había sucedido esto. En el acto él reconoció en esto el trabajo <strong>de</strong> un enemigo.<br />

Los siervos estaban dispuestos a arrancar las hierbas malas <strong>de</strong> inmediato.<br />

13:29–30 Pero el granjero les mandó que esperasen hasta la siega. Entonces los<br />

segadores harían separación entre ambas. El trigo sería recogido en los graneros, y la cizaña<br />

sería quemada.<br />

¿Por qué or<strong>de</strong>nó el granjero este retraso en la separación? En la naturaleza, las raíces<br />

<strong>de</strong>l trigo y <strong>de</strong> la cizaña están tan entrelazadas que es casi imposible arrancar la una sin el<br />

otro.


Esta parábola es explicada por nuestro Señor en los versículos 37–43, <strong>de</strong> modo que<br />

esperaremos a tratar aquel pasaje para hacer su comentario.<br />

E. La Parábola <strong>de</strong> la Semilla <strong>de</strong> Mostaza (13:31–32)<br />

A continuación, el Salvador asemeja el reino a una semilla <strong>de</strong> mostaza a la que Él<br />

llamó la más pequeña <strong>de</strong> las semillas, esto es, la más pequeña en la experiencia <strong>de</strong> los que<br />

le escuchaban. Cuando un hombre plantó una <strong>de</strong> aquellas semillas, creció hasta llegar a ser<br />

un árbol, un crecimiento fuera <strong>de</strong> lo normal. La planta normal <strong>de</strong> la mostaza es más como<br />

un matorral que un árbol. El árbol era suficientemente gran<strong>de</strong> para que las aves hicieran<br />

nido en sus ramas.<br />

La semilla representa el humil<strong>de</strong> comienzo <strong>de</strong>l reino. Al principio el reino fue<br />

mantenido relativamente pequeño y puro como resultado <strong>de</strong> la persecución. Pero con el<br />

patrocinio y la protección <strong>de</strong>l estado, adoleció <strong>de</strong> un crecimiento anormal. Luego llegaron<br />

las aves y anidaron en él. Aquí se emplea para las aves la misma palabra que en el versículo<br />

4; Jesús había explicado las aves como significando el Maligno (v. 19). El reino llegó a ser<br />

un lugar don<strong>de</strong> hacerse el nido Satanás y sus agentes. Hoy, el paraguas <strong>de</strong> la cristiandad<br />

cubre sistemas negadores <strong>de</strong> Cristo como el Unitarianismo, la Ciencia Cristiana, el<br />

Mormonismo, los Testigos <strong>de</strong> Jehová y la Iglesia <strong>de</strong> la Unificación (los «moonies»).<br />

De modo que aquí el Señor advirtió a los discípulos acerca <strong>de</strong> que durante Su ausencia<br />

el reino experimentaría un crecimiento fenomenal. No <strong>de</strong>berían <strong>de</strong>jarse engañar ni<br />

i<strong>de</strong>ntificar el crecimiento con éxito. Se trataría <strong>de</strong> un crecimiento malsano. Aunque la<br />

pequeña semilla llegaría a ser un árbol anormal, su gran tamaño llegaría a ser «habitación<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>monios y guarida <strong>de</strong> todo espíritu inmundo, y albergue <strong>de</strong> toda ave inmunda y<br />

aborrecible» (Ap. 18:2).<br />

F. La Parábola <strong>de</strong> la Levadura (13:33)<br />

A continuación, el Señor Jesús comparó el reino a la levadura que una mujer tomó y<br />

la escondió en tres medidas <strong>de</strong> harina. Al final todo quedó fermentado. Una<br />

interpretación común es que la harina es el mundo y que la levadura es el evangelio que<br />

será predicado por todo el mundo hasta que todos sean salvos. Esta perspectiva, sin<br />

embargo, queda contradicha por la Escritura, la historia y los actuales acontecimientos.<br />

En las Escrituras, la levadura es siempre un tipo <strong>de</strong> maldad. Cuando Dios mandó a Su<br />

pueblo que eliminasen toda la levadura <strong>de</strong> sus casas (Éx. 12:15), ellos así lo entendieron. Si<br />

alguien comía algo leudado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer día hasta el séptimo <strong>de</strong> esta Fiesta <strong>de</strong> los Panes<br />

sin Levadura, había <strong>de</strong> ser cortado <strong>de</strong> Israel. Jesús advirtió contra la levadura <strong>de</strong> los fariseos<br />

y <strong>de</strong> los saduceos (Mt. 16:6, 12) y contra la levadura <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s (Mr. 8:15). En 1 Corintios<br />

5:6–8 la levadura es <strong>de</strong>finida como malicia y maldad, y el contexto <strong>de</strong> Gálatas 5:9 muestra<br />

que allí significa falsa enseñanza. En general, la levadura significa o bien mala doctrina o<br />

mala conducta.<br />

De modo que en esta parábola el Señor advierte contra el po<strong>de</strong>r impregnador <strong>de</strong>l mal<br />

obrando en el reino <strong>de</strong> los cielos. La parábola <strong>de</strong> la semilla <strong>de</strong> mostaza muestra el mal en el<br />

carácter externo <strong>de</strong>l reino; esta parábola muestra la corrupción interior que tendría lugar.<br />

Creemos que en esta parábola la harina representa el alimento <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios tal<br />

como se encuentra en la Biblia. La levadura es la mala doctrina. La mujer es una falsa<br />

profetisa que enseña y seduce (Ap. 2:20). ¿No es significativo que las mujeres han sido las<br />

fundadoras <strong>de</strong> varias falsas sectas? Teniendo prohibido por la Biblia enseñar en la <strong>iglesia</strong> (1


Co. 14:34; 1 Ti. 2:12), algunas han tomado <strong>de</strong>safiantemente el puesto <strong>de</strong> autorida<strong>de</strong>s<br />

doctrinales y han adulterado el alimento <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios con herejías <strong>de</strong>structoras.<br />

Dice J. H. Brookes:<br />

Si se suscita la objeción <strong>de</strong> que Cristo no iba a asemejar el reino <strong>de</strong> los cielos con<br />

aquello que es malo, será suficiente la respuesta <strong>de</strong> que Él asemeja el reino con aquello que<br />

incluye a la vez cizaña y trigo, que incluye peces buenos y malos, que incluye a un mal<br />

siervo (Mt. 18:23–32), que admite en su seno a un hombre que no tenía el vestido <strong>de</strong> boda y<br />

que estaba perdido (Mt. 22:1–13).<br />

G. El uso <strong>de</strong> las Parábolas cumple la Profecía (13:34–35)<br />

Jesús dijo las primeras cuatro parábolas a la gente. El empleo por parte <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong><br />

este sistema <strong>de</strong> enseñanza cumplió la profecía <strong>de</strong> Asaf en el Salmo 78:2 acerca <strong>de</strong> que el<br />

Mesías hablaría en parábolas, <strong>de</strong>clarando cosas escondidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l<br />

mundo. En este momento se estaban dando a conocer estos rasgos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos en<br />

su forma interina, escondidos hasta aquel entonces.<br />

H. Explicación <strong>de</strong> la Parábola <strong>de</strong> la Cizaña (13:36–43)<br />

13:36 El resto <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong>l Señor fue pronunciado ante los discípulos, en la casa.<br />

Allí, los discípulos pue<strong>de</strong>n representar el remanente creyente <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel. La<br />

nueva mención <strong>de</strong> la casa nos recuerda que Dios no ha rechazado para siempre a Su pueblo<br />

al cual conoció <strong>de</strong> antemano (Ro. 11:2).<br />

13:37 En Su interpretación <strong>de</strong> la parábola <strong>de</strong>l trigo y la cizaña, Jesús se i<strong>de</strong>ntifica a Sí<br />

mismo como el sembrador. Él sembró directamente durante Su ministerio terrenal, y ha<br />

estado sembrando por medio <strong>de</strong> Sus siervos en las eda<strong>de</strong>s sucesivas.<br />

13:38 El campo es el mundo. Es muy importante enfatizar que el campo es el mundo,<br />

no la <strong>iglesia</strong>. La buena semilla significa los hijos <strong>de</strong>l reino. Podría parecer extraño e<br />

incongruente pensar en seres humanos plantados en la tierra. Pero lo que se está diciendo es<br />

que estos hijos <strong>de</strong>l reino son sembrados en el mundo. Durante todos Sus años <strong>de</strong> ministerio<br />

público, Jesús sembró el mundo con discípulos que eran leales súbditos <strong>de</strong>l reino. La<br />

cizaña representa los hijos <strong>de</strong>l Maligno. Satanás tiene una falsificación para cada realidad<br />

divina. Siembra el mundo con aquellos que tienen una apariencia semejante, una manera <strong>de</strong><br />

hablar semejante y hasta cierto punto una vida semejante a la <strong>de</strong> los discípulos. Pero no son<br />

seguidores genuinos <strong>de</strong>l Rey.<br />

13:39 El enemigo es Satanás. Es el enemigo <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> todo el pueblo <strong>de</strong> Dios. La<br />

siega es la consumación <strong>de</strong>l siglo (V.M.), el fin <strong>de</strong> la era <strong>de</strong>l reino en su forma interina,<br />

que tendrá lugar cuando Jesucristo vuelva en po<strong>de</strong>r y gloria para reinar como Rey. El Señor<br />

no hace referencia aquí al final <strong>de</strong> la era <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>; introducir aquí la <strong>iglesia</strong> sólo lleva a<br />

confusión.<br />

13:40–42 Los segadores son ángeles (véase Ap. 14:14–20). Durante la actual fase <strong>de</strong>l<br />

reino no se lleva a cabo ninguna separación forzosa <strong>de</strong>l trigo y la cizaña. Se permite que<br />

crezcan juntos. Pero en la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo los ángeles recogerán todas las causas<br />

<strong>de</strong> pecado y a todos los que hacen el mal, y los echarán en el horno <strong>de</strong> fuego, don<strong>de</strong><br />

llorarán y crujirán <strong>de</strong> dientes.<br />

13:43 Los súbditos justos <strong>de</strong>l reino que estén en la tierra durante la Tribulación entrarán<br />

en el reino <strong>de</strong> su Padre para gozar <strong>de</strong>l Reinado Milenial <strong>de</strong> Cristo. Allá resplan<strong>de</strong>cerán


como el sol; esto es, resplan<strong>de</strong>cerán en gloria. Otra vez Jesús repite la críptica<br />

amonestación: «El que tiene oídos para oír, oiga».<br />

Esta palabra no justifica, según algunos suponen, la tolerancia <strong>de</strong> personas impías en<br />

una <strong>iglesia</strong> cristiana local. Recor<strong>de</strong>mos que el campo es el mundo, no la <strong>iglesia</strong>. Las <strong>iglesia</strong>s<br />

locales reciben la or<strong>de</strong>n explícita <strong>de</strong> excluir <strong>de</strong> su comunión a los que se hagan culpables <strong>de</strong><br />

ciertas formas <strong>de</strong> maldad (1 Co. 5:9–13). La parábola enseña sencillamente que en su forma<br />

<strong>de</strong> misterio el reino <strong>de</strong> los cielos incluirá lo real, las imitaciones, lo genuino y lo falso, y<br />

que esta condición proseguirá hasta el fin <strong>de</strong> esta era. Entonces los mensajeros <strong>de</strong> Dios<br />

separarán a los falsos, que serán arrebatados en juicio, <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros, que gozarán <strong>de</strong>l<br />

reinado glorioso <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra.<br />

I. La Parábola <strong>de</strong>l Tesoro Escondido (13:44)<br />

Hasta ahora, todas las parábolas han estado enseñando que habrá bien y mal en el reino,<br />

súbditos justos e injustos. Las siguientes dos parábolas muestran que habrá dos clases <strong>de</strong><br />

los súbditos justos: (1) los judíos creyentes durante los periodos anterior y posterior a la Era<br />

<strong>de</strong> la Iglesia; (2) los judíos y gentiles creyentes durante esta era actual.<br />

En la parábola <strong>de</strong>l tesoro, Jesús compara el reino a un tesoro escondido en un campo.<br />

Un hombre, al encontrarlo, lo vuelve a enterrar, y luego, gozoso, ven<strong>de</strong> todo lo que tiene,<br />

y compra aquel campo.<br />

Sugerimos que el hombre es el mismo Señor Jesús (Él es el hombre en la parábola <strong>de</strong>l<br />

trigo y la cizaña, v. 37). El tesoro representa un remanente piadoso <strong>de</strong> judíos creyentes<br />

como el que existió durante el ministerio terrenal <strong>de</strong> Jesús y que volverá a existir <strong>de</strong>spués<br />

que la <strong>iglesia</strong> sea arrebatada (véase Salmo 135:4, don<strong>de</strong> Israel es llamado tesoro especial <strong>de</strong><br />

Dios —V.M.—). Quedan escondidos en el campo en cuanto a que son dispersados por todo<br />

el mundo y en un sentido real <strong>de</strong>sconocidos por todos excepto Dios. Jesús es presentado<br />

como <strong>de</strong>scubriendo este tesoro, y luego yendo a la cruz y dando todo lo que tenía a fin <strong>de</strong><br />

comprar el mundo (2 Co. 5:19; 1 Jn. 2:2) don<strong>de</strong> estaba escondido el tesoro. El Israel<br />

redimido será sacado <strong>de</strong> su ocultamiento cuando su Libertador venga <strong>de</strong> Sión y establezca<br />

el largamente esperado Reino Mesiánico.<br />

La parábola se aplica algunas veces a un pecador que da todo lo que tiene a fin <strong>de</strong><br />

encontrar a Cristo, el Tesoro más gran<strong>de</strong>. Pero esta interpretación viola la doctrina <strong>de</strong> la<br />

gracia, que insiste en que la salvación es sin precio (Is. 55:1; Ef. 2:8, 9).<br />

J. La Parábola <strong>de</strong> la Perla <strong>de</strong> Gran Precio (13:45–46)<br />

El reino es también asemejado a un merca<strong>de</strong>r que busca perlas finas. Cuando<br />

encuentra una perla <strong>de</strong> un gran valor, sacrifica todo lo que tiene para comprarla.<br />

En un himno que dice «La Perla <strong>de</strong>l mayor valor hallé», el <strong>de</strong>scubridor es el pecador y<br />

la Perla es el Salvador. Pero <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>claramos que el pecador nada tiene que ven<strong>de</strong>r y<br />

no tiene que comprar a Cristo.<br />

Más bien creemos que el merca<strong>de</strong>r es el Señor Jesús. La perla <strong>de</strong> gran precio es la<br />

<strong>iglesia</strong>. En el Calvario Él vendió todo lo que tenía para comprar esta perla. Así como una<br />

perla se forma en el interior <strong>de</strong> una ostra por un sufrimiento provocado por una irritación,<br />

así la <strong>iglesia</strong> fue formada por el traspasamiento y herida <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong>l Salvador.<br />

Es interesante que en la parábola <strong>de</strong>l tesoro, el reino es asemejado al tesoro mismo.<br />

Aquí el reino no es asemejado a la perla, sino al merca<strong>de</strong>r. ¿A qué se <strong>de</strong>be esta diferencia?


En la parábola prece<strong>de</strong>nte, el énfasis recae en el tesoro —el Israel redimido—. El reino<br />

está estrechamente ligado a la nación <strong>de</strong> Israel. Fue originalmente ofrecido a esa nación y,<br />

en su forma futura, el pueblo judío serán sus súbditos principales.<br />

Como hemos mencionado, la <strong>iglesia</strong> no es lo mismo que el reino. Todos los que están<br />

en la <strong>iglesia</strong> forman el reino en su forma interina, pero no todos los que están en el reino<br />

forman parte <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. La <strong>iglesia</strong> no estará en el reino en su forma futura, sino que<br />

reinará con Cristo sobre la tierra renovada. El énfasis en la segunda parábola recae sobre<br />

el Rey mismo y sobre el inmenso precio que pagó para enamorar y ganar a una esposa que<br />

compartiría Su gloria en el día <strong>de</strong> Su manifestación.<br />

Así como la perla sale <strong>de</strong>l mar, así la <strong>iglesia</strong>, a veces llamada la esposa gentil <strong>de</strong> Cristo,<br />

sale principalmente <strong>de</strong> las naciones. Esto no pasa por alto el hecho <strong>de</strong> que en ella hay<br />

israelitas convertidos, sino que sencillamente <strong>de</strong>clara que el rasgo dominante <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

es que se trata <strong>de</strong> un pueblo sacado <strong>de</strong> entre las naciones para Su Nombre. En Hechos 15:14<br />

Jacobo confirmó esto como el gran propósito <strong>de</strong> Dios para el tiempo presente.<br />

K. La Parábola <strong>de</strong> la Red (13:47–50)<br />

13:47–48 La parábola final en la serie asemeja el reino a una red que se echa al mar y<br />

recoge peces <strong>de</strong> toda clase. Los pescadores clasificaron los peces, guardando los buenos<br />

en cestas y echando los malos.<br />

13:49–50 Nuestro Señor interpreta la parábola. El tiempo es la consumación <strong>de</strong>l siglo;<br />

esto es, al final <strong>de</strong>l periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Es el momento <strong>de</strong> la Segunda Venida <strong>de</strong><br />

Cristo. Los pescadores son los ángeles. Los peces buenos son los justos, esto es, los salvos,<br />

tanto <strong>de</strong> los judíos como <strong>de</strong> los gentiles. Los peces malos son los injustos, esto es, los<br />

incrédulos <strong>de</strong> todas las razas. Tiene lugar una separación, como también vimos en la<br />

parábola <strong>de</strong>l trigo y <strong>de</strong> la cizaña (vv. 30, 39–43). Los justos entran en el reino <strong>de</strong> su Padre,<br />

mientras que los injustos son consignados a un horno <strong>de</strong> fuego don<strong>de</strong> será el llanto y el<br />

crujir <strong>de</strong> dientes. Pero aún no es el juicio final: esto suce<strong>de</strong> al principio <strong>de</strong>l Milenio; el<br />

juicio final ocurre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> acabar los mil años (Ap. 20:7–15).<br />

Gaebelein lo comenta así:<br />

La red es echada al mar, el cual, como hemos visto antes, representa a las naciones. La<br />

parábola se refiere a la predicación <strong>de</strong>l evangelio eterno tal como tendrá lugar durante la<br />

gran tribulación (Ap. 14:6, 7). La separación <strong>de</strong> los buenos y <strong>de</strong> los malos la hacen los<br />

ángeles. Todo esto no pue<strong>de</strong> referirse al tiempo presente ni a la <strong>iglesia</strong>, sino al tiempo en<br />

que el reino está a punto <strong>de</strong> ser establecido. Se emplearán ángeles, como se ve con tanta<br />

claridad en el libro <strong>de</strong> Apocalipsis. Los malvados serán echados al horno <strong>de</strong> fuego y los<br />

justos permanecerán en la tierra para el reino milenial.<br />

L. El tesoro <strong>de</strong> la verdad (13:51–52)<br />

13:51 Cuando hubo terminado las parábolas, el Supremo Maestro preguntó a Sus<br />

discípulos si habían entendido. Ellos contestaron que «sí». Esto podría sorpren<strong>de</strong>rnos, o<br />

incluso hacernos sentir ligeramente celosos. Quizá nosotros no podamos contestar que «sí»<br />

con tanta confianza.<br />

13:52 Por cuanto lo entendían, estaban obligados a compartirlo con otros. Los<br />

discípulos han <strong>de</strong> ser canales, no terminales <strong>de</strong> bendición. Los doce eran ahora escribas<br />

instruidos en el reino <strong>de</strong> los cielos; esto es, maestros e intérpretes <strong>de</strong> la verdad. Cada uno


<strong>de</strong> ellos era semejante a un amo <strong>de</strong> casa, que saca <strong>de</strong> su tesoro cosas nuevas y cosas<br />

viejas. En el AT tenían un rico <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> lo que podríamos llamar viejas verda<strong>de</strong>s. En la<br />

enseñanza parabólica <strong>de</strong> Cristo, acababan <strong>de</strong> recibir lo que era totalmente nuevo. Y ellos<br />

ahora <strong>de</strong>bían impartir a otros la gloriosa verdad extraída <strong>de</strong> esta inmensa tesorería <strong>de</strong><br />

conocimiento.<br />

M. Jesús, rechazado en Nazaret (13:53–58)<br />

13:53–56 Habiendo terminado estas parábolas, Jesús <strong>de</strong>jó las costas <strong>de</strong> Galilea y se<br />

dirigió a Nazaret para su última visita allí. Al enseñarles en la sinagoga <strong>de</strong> ellos, todos se<br />

quedaban asombrados ante Su sabiduría y ante los milagros que se les contaba. ¡Para<br />

ellos se trataba sólo <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong>l carpintero. Conocían a su madre María y que sus<br />

hermanos eran Jacobo, José, Simón y Judas, y que sus hermanas vivían aún allí en<br />

Nazaret! ¿Cómo podía uno <strong>de</strong> los chicos <strong>de</strong> su propia población <strong>de</strong>cir y hacer las cosas por<br />

las que había llegado a ser tan bien conocido? Esto los aturdía, y encontraron más fácil<br />

aferrarse a su ignorancia que reconocer la verdad.<br />

13:57–58 Se escandalizaban <strong>de</strong> él. Esto llevó a Jesús a señalar que un profeta<br />

genuino es generalmente más bien apreciado fuera <strong>de</strong> su hogar. Su propio distrito y Sus<br />

propios parientes permitieron que la familiaridad engendrase menosprecio. La incredulidad<br />

fue un gran obstáculo para la obra <strong>de</strong>l Salvador en Nazaret. Allí sólo sanó a unos pocos<br />

enfermos (cf. Mr. 6:5). No se trataba <strong>de</strong> que no pudiese hacer las obras; la maldad <strong>de</strong>l<br />

hombre no pue<strong>de</strong> refrenar el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Pero habría estado dando bendición don<strong>de</strong> no<br />

había <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> bendición, llenando necesida<strong>de</strong>s don<strong>de</strong> no había conciencia <strong>de</strong> necesidad,<br />

sanando a personas que se habrían resentido <strong>de</strong> que les dijesen que estaban enfermas.<br />

IX. LA GRACIA INFATIGABLE DEL MESÍAS SE<br />

ENFRENTA A UNA CRECIENTE HOSTILIDAD (14:1–16:12)<br />

A. Decapitación <strong>de</strong> Juan el Bautista (14:1–12)<br />

14:1–2 Las noticias <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Jesús llegaron a Hero<strong>de</strong>s el tetrarca. Este infame<br />

hijo <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s el Gran<strong>de</strong> era también conocido como Hero<strong>de</strong>s Antipas. Fue él quien había<br />

or<strong>de</strong>nado la <strong>de</strong>capitación <strong>de</strong> Juan el Bautista. Cuando oyó acerca <strong>de</strong> los milagros <strong>de</strong> Cristo,<br />

su conciencia comenzó a agitarle. El recuerdo <strong>de</strong>l profeta a quien había hecho <strong>de</strong>capitar le<br />

acosaba constantemente. Le dijo a sus siervos: «Es Juan. Ha vuelto <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

Esto explica estos milagros».<br />

14:3 En los versículos 3–12 tenemos lo que se conoce como una regresión literaria.<br />

Mateo interrumpe la narración para pasar revista a las circunstancias que ro<strong>de</strong>aron la<br />

muerte <strong>de</strong> Juan.<br />

14:4–5 Hero<strong>de</strong>s había <strong>de</strong>jado a su mujer y vivía en una relación adúltera e incestuosa<br />

con Herodías, mujer <strong>de</strong> su hermano Felipe. Como profeta <strong>de</strong> Dios, Juan no podía <strong>de</strong>jar<br />

pasar esto sin reprensión. Indignado y sin temor, señaló con el <strong>de</strong>do a Hero<strong>de</strong>s y lo<br />

<strong>de</strong>nunció por su inmoralidad.<br />

El rey se enfureció hasta el punto <strong>de</strong> querer matar a Juan, pero no convenía<br />

políticamente. El pueblo aclamaba a Juan como profeta, y habría reaccionado, quizá con<br />

violencia, ante la ejecución <strong>de</strong> Juan. De modo que momentáneamente el tirano satisfizo su<br />

ira haciendo encarcelar a Juan. «A los impíos les gusta la religión lo mismo que les gustan


los leones, o muertos o tras las rejas; temen la religión cuando se libera y comienza a<br />

<strong>de</strong>safiar sus conciencias.»<br />

14:6–11 Al llegar el cumpleaños <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s, la hija <strong>de</strong> Herodías complació tanto al<br />

rey con sus danzas que impetuosamente le ofreció cualquier cosa que quisiese. Impulsada<br />

por su licenciosa madre, pidió <strong>de</strong>scaradamente la cabeza <strong>de</strong> Juan el Bautista, y ¡en un<br />

plato! Para este entonces la ira <strong>de</strong>l rey contra Juan se había <strong>de</strong>svanecido en cierto grado.<br />

Quizá incluso admiraba al profeta por su valor e integridad. Pero aunque lo lamentó,<br />

<strong>de</strong>cidió que tenía que cumplir su promesa, y dio entonces la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> <strong>de</strong>capitar a Juan,<br />

dando satisfacción así a la horripilante petición <strong>de</strong> la joven danzarina.<br />

14:12 Los discípulos <strong>de</strong> Juan dieron respetuosa sepultura al cuerpo <strong>de</strong> su maestro, y<br />

luego fueron a comunicárselo a Jesús. No podrían haber ido a nadie mejor para <strong>de</strong>rramar<br />

su dolor e indignación. Ni podrían habernos <strong>de</strong>jado un mejor ejemplo. En tiempos <strong>de</strong><br />

persecución, opresión, sufrimiento y dolor, nosotros <strong>de</strong>beríamos también ir y<br />

comunicárselo a Jesús.<br />

En cuanto a Hero<strong>de</strong>s, su crimen quedó consumado, pero el recuerdo persistía. Cuando<br />

oyó sobre las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Jesús, todo aquel episodio revivió obsesionándolo.<br />

B. La alimentación <strong>de</strong> los cinco mil (14:13–21)<br />

14:13–14 Cuando Jesús oyó que Hero<strong>de</strong>s estaba agitado por las nuevas <strong>de</strong> Sus<br />

milagros, se retiró <strong>de</strong> allí en una barca, dirigiéndose a un lugar <strong>de</strong>sierto junto al Mar <strong>de</strong><br />

Galilea. Po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que no fue impulsado por ningún temor; sabía que nada<br />

podía suce<strong>de</strong>rle antes que hubiese llegado Su tiempo. No sabemos cuál fue la principal<br />

razón <strong>de</strong> esta acción, pero una razón mejor era que Sus discípulos acababan <strong>de</strong> llegar <strong>de</strong> su<br />

misión <strong>de</strong> predicación (Mr. 6:30; Lc. 9:10) y que necesitaban <strong>de</strong> un tiempo <strong>de</strong> reposo y<br />

quietud.<br />

Sin embargo, las multitu<strong>de</strong>s salieron <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s y le siguieron a pie. Al<br />

<strong>de</strong>sembarcar, la muchedumbre ya le esperaba. En lugar <strong>de</strong> mostrar irritación por esta<br />

intrusión, nuestro compasivo Señor emprendió la obra <strong>de</strong> inmediato y sanó a los que <strong>de</strong><br />

ellos estaban enfermos.<br />

14:15 Al caer la tar<strong>de</strong>, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las tres, sus discípulos pensaron que<br />

estaba avecinándose una crisis. ¡Tanta gente allí, y no había nada para comer! Le pidieron a<br />

Jesús que enviase la gente a las al<strong>de</strong>as don<strong>de</strong> podrían comprar <strong>de</strong> comer. ¡Cuán poco<br />

comprendían el corazón <strong>de</strong> Cristo ni discernían Su po<strong>de</strong>r!<br />

14:16–18 El Señor les aseguró <strong>de</strong> que no había ninguna necesidad <strong>de</strong> ello. ¿Por qué<br />

<strong>de</strong>bía la gente <strong>de</strong>jar a Aquel que abre Su mano y da satisfacción a los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> todos los<br />

seres vivos? Luego cogió <strong>de</strong>sprevenidos a los discípulos al <strong>de</strong>cirles: «Dadles vosotros <strong>de</strong><br />

comer». Ellos se sintieron abrumados: «¿Que nosotros les <strong>de</strong>mos <strong>de</strong> comer? No tenemos<br />

nada sino cinco panes y dos peces». Se habían olvidado que también tenían a Jesús. Con<br />

paciencia el Salvador les dijo: «Traédmelos acá». Ésta era la parte <strong>de</strong> ellos.<br />

14:19–21 Po<strong>de</strong>mos imaginarnos al Señor mandando a la gente recostarse sobre la<br />

hierba. Tomando los cinco panes y los dos peces, dio gracias, partió los panes, y los dio<br />

a los discípulos para que los distribuyesen. Hubo suficiente para todos. Cuando todos<br />

quedaron satisfechos, los discípulos recogieron doce cestas llenas <strong>de</strong> pedazos sobrantes.<br />

Quedó más cuando Jesús hubo terminado que al comenzar. Cosa irónica, hubo un cesto<br />

sobrante para cada uno <strong>de</strong> los escépticos discípulos. Y se había dado alimento a una<br />

multitud <strong>de</strong> quizá 10.000 a 15.000 personas (5.000 hombres aparte <strong>de</strong> mujeres y niños).


Este milagro constituye una lección espiritual para los discípulos <strong>de</strong> cada generación.<br />

La muchedumbre hambrienta está siempre presente. Hay siempre un pequeño grupo <strong>de</strong><br />

discípulos con unos recursos aparentemente lastimosos. Y el compasivo Salvador está<br />

siempre ahí. Cuando los discípulos están dispuestos a darle toda su pequeñez, Él la<br />

multiplica para alimentar a miles. La notable diferencia es que los cinco mil hombres que<br />

fueron alimentados en Galilea quedaron satisfechos por sólo un breve espacio <strong>de</strong> tiempo;<br />

los que en la actualidad se alimentan <strong>de</strong>l Cristo viviente quedan satisfechos para siempre<br />

(véase Juan 6:35).<br />

C. Jesús anda sobre el Mar (14:22–33)<br />

El milagro anterior aseguró a los discípulos que estaban siguiendo a Uno que podría dar<br />

abundante satisfacción a sus necesida<strong>de</strong>s. Ahora <strong>de</strong>scubren que es Aquel que también<br />

pue<strong>de</strong> protegerles y darles fuerzas.<br />

14:22–23 Mientras <strong>de</strong>spedía a la multitud, Jesús mandó a los discípulos que entrasen<br />

en la barca y emprendiesen la travesía a la otra orilla <strong>de</strong>l lago. Luego subió a un monte a<br />

orar. Cuando llegó la noche (la «tar<strong>de</strong>», esto es, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la puesta <strong>de</strong>l sol), estaba allí<br />

solo. (En la manera <strong>de</strong> contar judía había dos «tar<strong>de</strong>s», véase Éx. 12:6, RVR77 y V.M.<br />

margen. La primera, mencionada aquí en el v. 15, comenzaba a media tar<strong>de</strong>, y la otra, a la<br />

que se hace referencia aquí, a la puesta <strong>de</strong>l sol.)<br />

14:24–27 Mientras, la barca estaba ya lejos <strong>de</strong> tierra y azotada por un viento<br />

contrario. Al batir las olas la barca, Jesús vio el apuro en que se encontraban los<br />

discípulos. A la cuarta vigilia <strong>de</strong> la noche (entre las 3 y las 6 <strong>de</strong> la mañana), Jesús vino a<br />

ellos andando sobre el mar. Pensando que era un fantasma, los discípulos quedaron<br />

<strong>de</strong>spavoridos. Pero en el acto oyeron la voz tranquilizadora <strong>de</strong> su Maestro y Amigo:<br />

«¡Tened ánimo; soy Yo, no temáis!».<br />

¡Cuán cierto es esto en nuestra propia experiencia! A menudo nos vemos azotados por<br />

la tormenta, llenos <strong>de</strong> perplejidad, <strong>de</strong>sesperados. El Salvador parece muy alejado. Pero en<br />

todo momento Él está orando por nosotros. Cuando la noche parece más oscura, Él está<br />

cercano. A menudo nos confundimos ante Su presencia y nos llenamos <strong>de</strong> pavor. Luego<br />

oímos Su voz tranquilizadora y recordamos que las olas que nos han hecho temer están bajo<br />

Sus pies.<br />

14:28 Cuando Pedro oyó la voz bien conocida y bien amada, rebosaron su afecto y<br />

entusiasmo. «Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas.» En lugar <strong>de</strong> exagerar el<br />

«si» <strong>de</strong> Pedro como señal <strong>de</strong> una pequeña fe, <strong>de</strong>beríamos ver su atrevida petición como una<br />

marca <strong>de</strong> gran confianza. Pedro se dio cuenta <strong>de</strong> que los mandamientos <strong>de</strong> Jesús significan<br />

Sus equipamientos, que Él da fuerza para todo aquello que Él manda.<br />

14:29–33 Tan pronto como Jesús dijo: Ven… Pedro <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong> la barca y comenzó<br />

a andar hacia Él. Mientras mantenía la mirada fija en Jesús, podía hacer lo imposible; pero<br />

en el momento en que empezó a fijarse en el fuerte viento, comenzó a hundirse.<br />

Frenéticamente clamó: ¡Señor, sálvame! El Señor le tomó <strong>de</strong> la mano, reprendió con<br />

benignidad su poca fe y lo llevó a la barca. Tan pronto como Jesús subió a la barca, se<br />

calmó el viento. Entonces tuvo lugar una reunión <strong>de</strong> adoración en la barca, con los<br />

discípulos diciéndole a Jesús: Verda<strong>de</strong>ramente eres el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

La vida cristiana, lo mismo que andar sobre el agua, es humanamente imposible. Sólo<br />

pue<strong>de</strong> vivirse mediante el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo. En tanto que apartemos la mirada <strong>de</strong><br />

cualquier objeto, fijándola sólo en Jesús (He. 12:2), podremos experimentar una vida


sobrenatural. Pero en el momento en que nos ocupemos <strong>de</strong> nosotros mismos o <strong>de</strong> nuestras<br />

circunstancias, comenzamos a hundirnos. Entonces hemos <strong>de</strong> clamar a Cristo pidiendo la<br />

restauración y la capacitación divina.<br />

D. Jesús sana en Genesaret (14:34–36)<br />

La barca amarró en Genesaret, en la orilla septentrional <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea. Tan pronto<br />

como los hombres <strong>de</strong> aquel lugar reconocieron a Jesús, rebuscaron por todos aquellos<br />

lugares a todos los que se hallaban mal, y los trajeron a Él para que los enfermos pudiesen<br />

siquiera tocar el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> su manto; todos los que lo tocaron, quedaron completamente<br />

curados. De este modo los médicos <strong>de</strong> aquella área se encontraron con unas vacaciones<br />

forzosas. Durante un tiempo, al menos, no hubo enfermos. El distrito experimentó salud y<br />

sanidad por una visita <strong>de</strong>l Gran Sanador.<br />

E. La Contaminación viene <strong>de</strong> Dentro (15:1–20)<br />

Se observa con frecuencia que Mateo no sigue un or<strong>de</strong>n cronológico durante los<br />

capítulos anteriores. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo <strong>de</strong>l capítulo 14 hasta el fin, los<br />

acontecimientos se dan mayormente en la secuencia en que tuvieron lugar.<br />

En el capítulo 15 emerge también un or<strong>de</strong>n dispensacional. Primero, las continuas<br />

disputas y altercados <strong>de</strong> los fariseos y escribas (vv. 1–20) constituyen una premonición <strong>de</strong>l<br />

rechazamiento <strong>de</strong>l Mesías por parte <strong>de</strong> Israel. Segundo, la fe <strong>de</strong> la mujer cananea (vv. 21–<br />

28) prefigura la proclamación <strong>de</strong>l evangelio a los gentiles en esta era presente. Y finalmente<br />

la curación <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s (vv. 29–31) y la alimentación <strong>de</strong> los cuatro mil (vv. 32–<br />

39) señalan a la futura edad milenial con su salud y prosperidad universales.<br />

15:1–2 Los escribas y fariseos eran implacables en sus esfuerzos por atrapar al<br />

Salvador. Una <strong>de</strong>legación <strong>de</strong> los mismos vino <strong>de</strong> Jerusalén acusando a Sus discípulos <strong>de</strong><br />

impureza por comer con las manos sin lavar, violando con ello la tradición <strong>de</strong> los<br />

ancianos.<br />

Para po<strong>de</strong>r apreciar este inci<strong>de</strong>nte, hemos <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r las referencias a lo que es<br />

limpio e impuro, y qué significaban los fariseos por lavarse. Todo el concepto <strong>de</strong> limpio e<br />

impuro se retrotrae al AT. La impureza <strong>de</strong> la que se acusaba a los discípulos era una<br />

cuestión totalmente ceremonial. Por ejemplo, si una persona tocaba un cadáver, o si comía<br />

ciertas cosas, contraía una contaminación ceremonial —no era ritualmente apto para adorar<br />

a Dios—. Antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r acercarse a Dios, la ley <strong>de</strong> Dios le <strong>de</strong>mandaba que pasase por un<br />

ritual <strong>de</strong> purificación.<br />

Pero los ancianos habían añadido la tradición a los rituales <strong>de</strong> purificación. Insistían,<br />

por ejemplo, en que un judío, antes <strong>de</strong> comer, <strong>de</strong>bía hacer pasar sus manos por un <strong>de</strong>tallado<br />

ritual <strong>de</strong> purificación, lavándose no simplemente las manos, sino también los brazos hasta<br />

los codos. Si había estado en el mercado, <strong>de</strong>bía tomar un baño ceremonial. De modo que<br />

los fariseos criticaban a los discípulos por <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> observar los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> los lavamientos<br />

prescritos por la tradición judía.<br />

15:3–6 El Señor Jesús recordó a Sus críticos que ellos transgredían el mandamiento <strong>de</strong><br />

Dios, y no simplemente la tradición <strong>de</strong> los ancianos. La ley mandaba a los hombres honrar<br />

a los padres, incluyendo en esto, si era necesario, el apoyo financiero. Pero los escribas y<br />

fariseos (y muchos otros) no querían gastar dinero para ayudar a sus ancianos padres. De<br />

modo que inventaron una manera mediante la que evitar tal responsabilidad. Cuando padre<br />

o madre pidiesen ayuda, todo lo que habían <strong>de</strong> hacer era recitar: «Todo el dinero que tengo


y con el que pudiera darte sustento ha sido <strong>de</strong>dicado a Dios, y por tanto no te lo puedo dar».<br />

Habiendo recitado esta fórmula, quedaban liberados <strong>de</strong> toda responsabilidad financiera para<br />

con sus padres. Siguiendo esta taimada tradición invalidaban por tanto la Palabra <strong>de</strong> Dio<br />

que les mandaba cuidar <strong>de</strong> sus padres.<br />

15:7–9 Con su hábil retorcimiento <strong>de</strong> las palabras, cumplían la profecía <strong>de</strong> Isaías 29:13.<br />

Profesaban dar honra a Dios con los labios, pero su corazón estaba muy lejos <strong>de</strong> Él. Su<br />

culto era sin valor porque estaban dando mayor prioridad a las tradiciones <strong>de</strong> los hombres<br />

que a la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

15:10–11 Volviéndose a la multitud, Jesús hizo una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> enorme<br />

importancia. Declaró que no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre,<br />

sino lo que sale <strong>de</strong> la boca. Difícilmente po<strong>de</strong>mos apreciar el carácter revolucionario <strong>de</strong><br />

esta <strong>de</strong>claración. Bajo el código levítico, lo que entraba en la boca sí que contaminaba al<br />

hombre. A los judíos se les había prohibido comer la carne <strong>de</strong> cualquier animal no rumiante<br />

y que tuviese pezuñas hendidas. No podían comer seres marinos que no tuviesen escamas y<br />

aletas. Dios había dado <strong>de</strong>talladas instrucciones acerca <strong>de</strong> cuáles alimentos eran limpios o<br />

impuros.<br />

Ahora, el Legislador abría el camino para la abrogación <strong>de</strong> todo el sistema <strong>de</strong><br />

contaminación ceremonial. Dijo que el alimento que Sus discípulos comían con manos sin<br />

lavar no los contaminaba. En cambio, lo que realmente contaminaba era la hipocresía <strong>de</strong> los<br />

escribas y fariseos.<br />

15:12–14 Cuando sus discípulos le comunicaron que los fariseos se habían ofendido al<br />

oír esas palabras, Jesús respondió comparándolos con plantas que no habían sido<br />

plantadas por Dios. Eran cizaña y no trigo. Ellos y sus enseñanzas serían un día<br />

<strong>de</strong>sarraigados, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>struidos. Luego añadió: Dejadlos, son ciegos guías <strong>de</strong> ciegos.<br />

Aunque pretendían ser autorida<strong>de</strong>s en cuestiones espirituales, eran ciegos acerca <strong>de</strong> las<br />

realida<strong>de</strong>s espirituales, como aquellos a los que estaban guiando. Era inevitable que ambos,<br />

conductores y conducidos, cayesen en un hoyo.<br />

15:15 Indudablemente, los discípulos se sintieron sacudidos por esta total inversión <strong>de</strong><br />

lo que se les había enseñado acerca <strong>de</strong> alimentos limpios e impuros. Para ellos era como<br />

una parábola, esto es, una narración oscura y velada. Pedro verbalizó la agitación que<br />

sentían cuando pidió una explicación.<br />

15:16–17 El Señor expresó primero asombro porque fuesen tan lentos en compren<strong>de</strong>r, y<br />

luego les explicó que la verda<strong>de</strong>ra contaminación es moral, no física. Los alimentos<br />

comestibles no son intrínsecamente limpios o impuros. De hecho, ninguna cosa material es<br />

mala en sí misma; lo malo es el abuso <strong>de</strong> algo. El alimento que ingiere el hombre entra en<br />

la boca, pasa al vientre para ser digerido, y luego el residuo no asimilado es echado fuera.<br />

El ser moral no queda afectado —únicamente su cuerpo—. Hoy conocemos que «todo lo<br />

que Dios creó es bueno, y nada es <strong>de</strong> <strong>de</strong>secharse, si se toma con acción <strong>de</strong> gracias; porque<br />

es santificado mediante la palabra <strong>de</strong> Dios y la oración» (1 Ti. 4:4–5). Naturalmente, el<br />

pasaje no se refiere a plantas venenosas, sino a alimentos dados por Dios para el consumo<br />

humano. Todos ellos son buenos y <strong>de</strong>berían ser tomados con agra<strong>de</strong>cimiento. Si una<br />

persona es alérgica a unos o no pue<strong>de</strong> tolerar otros, no <strong>de</strong>bería comerlos, pero en general<br />

po<strong>de</strong>mos comer con la seguridad <strong>de</strong> que Dios emplea la comida para nutrirnos físicamente.<br />

15:18 Si los alimentos no contaminan, ¿entonces qué es lo que sí contamina? Jesús<br />

respondió: «… lo que sale <strong>de</strong> la boca, sale <strong>de</strong>l corazón; y eso es lo que contamina al<br />

hombre». En este punto, el corazón no es el órgano que bombea sangre, sino la fuente<br />

corrompida <strong>de</strong> los motivos y <strong>de</strong>seos humanos. Esta parte <strong>de</strong> la naturaleza moral <strong>de</strong>l hombre


se manifiesta mediante pensamientos impuros, luego mediante palabras <strong>de</strong>pravadas, y<br />

finalmente por acciones malvadas.<br />

15:19–20 Algunas <strong>de</strong> las cosas que contaminan al hombre son los malos<br />

pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos<br />

testimonios y las blasfemias (este término griego incluye la maledicencia contra otros).<br />

Los fariseos y los escribas eran extremadamente cuidadosos acerca <strong>de</strong> la observancia<br />

ostentosa y puntillosa <strong>de</strong> las ceremonias <strong>de</strong> lavamiento <strong>de</strong> las manos. Pero sus vidas<br />

interiores estaban contaminadas. Daban una enorme importancia a los puntos menores y<br />

pasaban por alto las cuestiones <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra importancia. Podían criticar a los discípulos<br />

por su <strong>de</strong>scuido en mantener unas tradiciones no inspiradas y en cambio planeaban matar al<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios y eran culpables <strong>de</strong> toda la lista <strong>de</strong> pecados que aparece en el versículo 19.<br />

F. Una gentil es ben<strong>de</strong>cida por su fe (15:21–28)<br />

15:21–22 Jesús se retiró a la región <strong>de</strong> Tiro y <strong>de</strong> Sidón, en la costa <strong>de</strong>l Mediterráneo.<br />

Por lo que sabemos, fue la única vez durante Su ministerio público que salió <strong>de</strong> territorio<br />

judío. Y aquí en Fenicia una mujer cananea le pidió que sanase a su hija que estaba<br />

en<strong>de</strong>moniada (RVR77 margen).<br />

Es importante darse cuenta <strong>de</strong> que esta mujer no era judía, sino gentil. Descendía <strong>de</strong> los<br />

cananeos, una raza inmoral que Dios había marcado para el exterminio. Por <strong>de</strong>sobediencia<br />

<strong>de</strong> Israel, algunos habían sobrevivido a la invasión <strong>de</strong> Canaán en tiempos <strong>de</strong> Josué y esta<br />

mujer era <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> los supervivientes. Como gentil, no gozaba <strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong>l<br />

pueblo terrenal escogido <strong>de</strong> Dios. Era ajena a todo, sin esperanza. Posicionalmente, no tenía<br />

<strong>de</strong>recho alguno sobre Dios ni sobre el Mesías.<br />

Dirigiéndose a Jesús, lo <strong>de</strong>signó como Señor, e Hijo <strong>de</strong> David, un título que los judíos<br />

empleaban para referirse al Mesías. Aunque Jesús era el Hijo <strong>de</strong> David, una persona gentil<br />

no tenía <strong>de</strong>recho a acercarse a Él sobre esta base. Por esta razón, al principio no le dio<br />

respuesta alguna.<br />

15:23 Sus discípulos acudieron y le rogaban que la <strong>de</strong>spidiese; para ellos era una<br />

molestia. Para Él era un grato ejemplo <strong>de</strong> fe y un vaso en el que Su gracia resplan<strong>de</strong>cería.<br />

¡Pero primero Él había <strong>de</strong> poner a prueba y educar su fe!<br />

15:24 Él recordó a la mujer que Su misión era a las ovejas perdidas <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong><br />

Israel, no a los gentiles, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no a los cananeos. Ella no se <strong>de</strong>jó abatir por este<br />

aparente rechazo. Dejando el título <strong>de</strong> Hijo <strong>de</strong> David, le adoró diciendo: «¡Señor,<br />

socórreme!». Si no podía acudir a Él como un judío a su Mesías, podría acudir como una<br />

criatura a su Creador.<br />

15:26 Para son<strong>de</strong>ar más profundamente la realidad <strong>de</strong> su fe, Jesús le dijo que no estaba<br />

bien <strong>de</strong> su parte tomar <strong>de</strong> la comida <strong>de</strong> los hijos judíos para echarlo a perrillos gentiles. Si<br />

esto nos suena duro a nosotros, <strong>de</strong>beríamos recordar que esto, lo mismo que el bisturí <strong>de</strong>l<br />

cirujano, no tenía la intención <strong>de</strong> dañar, sino <strong>de</strong> curar. Ella era gentil. Los judíos<br />

consi<strong>de</strong>raban a los gentiles como perros basureros, vagando por las calles buscando<br />

residuos <strong>de</strong> comida. Sin embargo, Jesús empleó aquí la palabra que se empleaba para<br />

perrillos domésticos. La cuestión estribaba en «si ella iba a reconocer su indignidad para<br />

recibir la más mínima <strong>de</strong> Sus misericordias».<br />

15:27 Su contestación fue magnífica. Ella se mostró plenamente <strong>de</strong> acuerdo con Su<br />

<strong>de</strong>scripción. Tomando el puesto <strong>de</strong> un gentil indigno, se acogió a Su misericordia, amor y<br />

gracia. Vino a <strong>de</strong>cirle: «¡Tienes razón! Soy sólo uno <strong>de</strong> los perrillos bajo la mesa. Pero me


doy cuenta <strong>de</strong> que a veces caen migajas <strong>de</strong> la mesa al suelo. ¿No me <strong>de</strong>jarás tener alguna<br />

migaja? No soy digna <strong>de</strong> que sanes a mi hija, pero te ruego que lo hagas por una <strong>de</strong> tus<br />

inmerecedoras criaturas».<br />

15:28 Jesús la encomió por lo gran<strong>de</strong> que era su fe. Mientras que los hijos incrédulos<br />

no tenían hambre <strong>de</strong> aquel pan, aquí había un «perrillo» que reconocía su condición y que<br />

clamaba por este pan. La fe fue recompensada; su hija quedó sana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel mismo<br />

momento. El hecho <strong>de</strong> que nuestro Señor sanase a esta hija gentil a distancia sugiere Su<br />

actual ministerio a la diestra <strong>de</strong> Dios, otorgando sanidad espiritual a los gentiles durante<br />

esta era en que Su antiguo pueblo está nacionalmente rechazado.<br />

G. Jesús sana a Gran<strong>de</strong>s Multitu<strong>de</strong>s (15:29–31)<br />

En Marcos 7:31 vemos que el Señor <strong>de</strong>jó Tiro, se dirigió hacia el norte, a Sidón, y<br />

luego al este atravesando el Jordán, y hacia el sur por la región <strong>de</strong> Decápolis. Allí, cerca <strong>de</strong>l<br />

Mar <strong>de</strong> Galilea, sanó a cojos, ciegos, mudos, mancos y muchos otros. La multitud, atónita,<br />

glorificaba al Dios <strong>de</strong> Israel. Son fuertes los indicios <strong>de</strong> que se trataba <strong>de</strong> una población<br />

gentil. La gente, al asociar a Jesús y Sus discípulos con Israel, <strong>de</strong>dujeron correctamente que<br />

el Dios <strong>de</strong> Israel estaba obrando en medio <strong>de</strong> ellos.<br />

H. La alimentación <strong>de</strong> los cuatro mil (15:32–39)<br />

15:32 Los lectores <strong>de</strong>scuidados (o críticos) han confundido este inci<strong>de</strong>nte con la<br />

alimentación <strong>de</strong> los cinco mil, y han acusado a la Biblia <strong>de</strong> duplicación, contradicción y<br />

error <strong>de</strong> cálculo. En realidad, estos inci<strong>de</strong>ntes son totalmente distintos y se suplementan en<br />

lugar <strong>de</strong> contra<strong>de</strong>cirse.<br />

Después <strong>de</strong> tres días <strong>de</strong> acompañar al Señor, la gente había terminado la comida. Él no<br />

quería <strong>de</strong>jarlos partir hambrientos: podrían <strong>de</strong>sfallecer en el camino.<br />

15:33–34 Otra vez sus discípulos se sintieron frustrados ante la imposible tarea <strong>de</strong><br />

alimentar a tal muchedumbre. Esta vez tenían sólo siete panes y unos pocos pececillos.<br />

15:35–36 Como en el caso <strong>de</strong> los cinco mil, Jesús hizo recostar a la gente, dio gracias,<br />

luego partió los panes y el pescado y los dio a sus discípulos para que éstos los<br />

distribuyesen. Él espera que Sus discípulos hagan lo que puedan; luego Él interviene y hace<br />

lo que ellos no pue<strong>de</strong>n hacer.<br />

15:37–39 Después <strong>de</strong> que todos se saciaron quedaron siete canastas llenas <strong>de</strong><br />

alimento sobrante. El número <strong>de</strong> los alimentados fue cuatro mil hombres, sin contar<br />

mujeres y niños.<br />

En el siguiente capítulo veremos que las estadísticas relacionadas con los dos milagros<br />

<strong>de</strong> alimentación tienen significado (16:8–12). Cada <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> la narración bíblica está<br />

repleto <strong>de</strong> significado. Tras <strong>de</strong>spedir a la multitud, nuestro Señor fue en la barca a<br />

Magdala, en la orilla occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l mar <strong>de</strong> Galilea.<br />

I. La Levadura <strong>de</strong> los Fariseos y <strong>de</strong> los Saduceos (16:1–12)<br />

16:1 Los fariseos y los saduceos, tradicionales antagonistas en cuestiones teológicas,<br />

representaban dos extremos doctrinales. Pero su hostilidad mutua cedió para cooperar en un<br />

objetivo común <strong>de</strong> atrapar al Salvador. Para ponerlo a prueba le pidieron que exhibiese<br />

una señal <strong>de</strong>l cielo. En cierto modo que nosotros no tenemos claro, estaban tratando <strong>de</strong><br />

involucrarlo en una posición contemporizadora. Al pedirle una señal <strong>de</strong>l cielo, quizá<br />

estuviesen implicando que sus anteriores milagros se <strong>de</strong>bían a una fuente contraria. O quizá


querían alguna señal sobrenatural vista en el cielo. Todos los milagros <strong>de</strong> Jesús habían sido<br />

efectuados en la tierra. ¿Podría hacer también milagros en la esfera celeste?<br />

16:2–3 Él, respondiendo, prosiguió con el tema <strong>de</strong>l cielo. Cuando ellos veían un cielo<br />

<strong>de</strong> color rojizo al atar<strong>de</strong>cer, pre<strong>de</strong>cían que al día siguiente haría buen tiempo. Y sabían que<br />

por la mañana un cielo rojo sombrío significaba que aquel día tendrían tempestad. Eran<br />

expertos en interpretar la apariencia <strong>de</strong>l cielo, pero no podían interpretar las señales <strong>de</strong> los<br />

tiempos.<br />

¿Cuáles eran estas señales? El profeta que proclamó como heraldo la llegada <strong>de</strong>l<br />

Mesías había aparecido en la persona <strong>de</strong> Juan el Bautista. Los milagros profetizados acerca<br />

<strong>de</strong>l Mesías —cosas que ningún otro hombre había hecho jamás— habían sido llevados a<br />

cabo en presencia <strong>de</strong> ellos. Otra señal <strong>de</strong> los tiempos era el evi<strong>de</strong>nte rechazo <strong>de</strong>l Mesías por<br />

los judíos y el anuncio <strong>de</strong>l evangelio a los gentiles, todo ello en cumplimiento <strong>de</strong> la<br />

profecía. Pero, a pesar <strong>de</strong> esta evi<strong>de</strong>ncia indiscutible, ellos no eran conscientes <strong>de</strong>l <strong>de</strong>curso<br />

<strong>de</strong> la historia ni <strong>de</strong>l cumplimiento que estaba teniendo la profecía.<br />

16:4 Al buscar una señal cuando Él mismo estaba en medio <strong>de</strong> ellos, los fariseos y<br />

saduceos se expusieron a sí mismos como una generación mala y adúltera. Por ello, no<br />

les sería dada señal, sino la señal <strong>de</strong>l profeta Jonás. Como se explica en las notas sobre<br />

12:39, esto tendría lugar en la resurrección <strong>de</strong> Cristo al tercer día. Una generación mala y<br />

adúltera crucificaría a su Mesías, pero Dios le resucitaría <strong>de</strong> entre los muertos. Esto sería<br />

una señal <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> todos los que rehusasen inclinarse ante Él como el<br />

Gobernante <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho.<br />

El párrafo termina con las ominosas palabras: Y <strong>de</strong>jándolos, se fue. Las implicaciones<br />

espirituales <strong>de</strong> estas palabras <strong>de</strong>berían ser evi<strong>de</strong>ntes para todos.<br />

16:5–6 Cuando sus discípulos se reunieron con el Señor al otro lado <strong>de</strong>l lago, el<br />

oriental, se habían olvidado <strong>de</strong> traer el pan. Por ello, cuando Jesús los recibió con una<br />

advertencia para que se guardasen <strong>de</strong> la levadura <strong>de</strong> los fariseos y <strong>de</strong> los saduceos, ellos<br />

creían que se estaba refiriendo: «¡No vayáis a estos lí<strong>de</strong>res judíos para comprarles<br />

alimentos!». Su inquietud por la comida les hizo pensar en una explicación literal y natural<br />

allí don<strong>de</strong> se estaba dando una lección espiritual.<br />

16:7–10 Ellos estaban todavía preocupados acerca <strong>de</strong> que les pudiesen faltar los<br />

alimentos, a pesar <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Aquel que había alimentado a los cinco mil y a los<br />

cuatro mil seguía junto a ellos. De modo que les recordó las dos alimentaciones milagrosas.<br />

Las lecciones que surgieron tenían que ver con la aritmética divina y con los recursos<br />

divinos, porque cuanto menos tuvo Jesús con que trabajar, tantos más alimentó, y tantos<br />

más alimentos sobraron. Cuando había solamente cinco panes y dos peces, alimentó a más<br />

<strong>de</strong> 5.000, y quedaron doce cestas. Con más panes y más peces, alimentó sólo a más <strong>de</strong><br />

4.000 y quedaron únicamente siete canastas llenas. Si ponemos a Su disposición nuestros<br />

limitados recursos, Él pue<strong>de</strong> multiplicarlos en proporción inversa a su cantidad. «Poco es<br />

mucho, cuando Dios está ahí.»<br />

Se emplea aquí una palabra diferente para cestas que en la alimentación <strong>de</strong> los 5.000.<br />

Las siete canastas en este inci<strong>de</strong>nte se consi<strong>de</strong>ran como <strong>de</strong> mayor tamaño que las doce<br />

cestas <strong>de</strong> la ocasión anterior. Pero se mantiene la lección subyacente. ¿Por qué preocuparse<br />

por el hambre y las carencias cuando estamos unidos a Aquel que tiene po<strong>de</strong>r y recursos<br />

infinitos?<br />

16:11–12 Al referirse a la levadura <strong>de</strong> los fariseos y <strong>de</strong> los saduceos, el Señor no se<br />

refería al pan, sino a la mala doctrina y conducta. En Lucas 12:1 se <strong>de</strong>fine la levadura <strong>de</strong> los<br />

fariseos como hipocresía. Profesaban adherirse a la Palabra <strong>de</strong> Dios en sus más precisos


<strong>de</strong>talles, pero era una obediencia externa y superficial. Interiormente, eran malos y estaban<br />

corrompidos.<br />

La levadura <strong>de</strong> los saduceos era el racionalismo. Eran los librepensadores <strong>de</strong> su tiempo,<br />

y, a semejanza <strong>de</strong> los liberales actuales, habían erigido un sistema <strong>de</strong> dudas y negaciones.<br />

Negaban la existencia tanto <strong>de</strong> ángeles como <strong>de</strong> espíritus, la resurrección <strong>de</strong>l cuerpo, la<br />

inmortalidad <strong>de</strong>l alma y el castigo eterno. Esta levadura <strong>de</strong> escepticismo, si se tolera, se<br />

exten<strong>de</strong>rá e impregnará como la harina en los alimentos.<br />

X. EL REY PREPARA A SUS DISCÍPULOS (16:13–17:27)<br />

A. La gran confesión <strong>de</strong> Pedro (16:13–17:27)<br />

16:13–14 Cesarea <strong>de</strong> Filipos estaba a unos cuarenta kilómetros al norte <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong><br />

Galilea, y a unos ocho kilómetros al este <strong>de</strong>l Jordán. Cuando Jesús llegó a los pueblos <strong>de</strong><br />

alre<strong>de</strong>dor (Mr. 8:27), tuvo lugar un inci<strong>de</strong>nte generalmente reconocido como el punto<br />

culminante <strong>de</strong> Su ministerio <strong>de</strong> enseñanza. Hasta este momento había estado conduciendo a<br />

Sus discípulos a un verda<strong>de</strong>ro entendimiento <strong>de</strong> Su Persona. Habiendo conseguido esto,<br />

dirigió Su rostro resueltamente hacia la cruz.<br />

Comenzó preguntando a sus discípulos qué <strong>de</strong>cían los hombres acerca <strong>de</strong> Su i<strong>de</strong>ntidad.<br />

Las contestaciones cubrieron la gama <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Juan el Bautista a Elías, <strong>de</strong> Jeremías a<br />

alguno <strong>de</strong> los otros profetas. Para el común <strong>de</strong> la gente, él era uno más entre tantos. Era<br />

Bueno, pero no el Mejor. Gran<strong>de</strong>, pero no el Supremo. Un profeta, pero no el Profeta. Esta<br />

perspectiva nunca podría prosperar. Lo con<strong>de</strong>naba con una alabanza a medias. Si Él fuese<br />

sólo otro hombre, era un falsario, porque afirmaba ser igual con Dios Padre.<br />

16:15–16 Luego Él preguntó a los discípulos quién creían ellos que Él era. Esto<br />

ocasionó la histórica confesión <strong>de</strong> Simón Pedro, que dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo <strong>de</strong>l<br />

Dios viviente. En otras palabras, Él era el Mesías <strong>de</strong> Israel y Dios Hijo.<br />

16:17–18 Nuestro Señor pronunció una bendición sobre Simón, hijo <strong>de</strong> Jonás. Aquel<br />

pescador no llegó a este concepto acerca <strong>de</strong>l Señor Jesús mediante el intelecto o su<br />

sabiduría innata; le había sido revelado sobrenaturalmente por Dios el Padre. Pero el Hijo<br />

tenía algo importante que <strong>de</strong>cir también a Pedro. Así que Jesús añadió: Y yo también te<br />

digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi <strong>iglesia</strong>; y las puertas <strong>de</strong>l Ha<strong>de</strong>s<br />

no prevalecerán contra ella. Todos conocemos que ha habido más controversia en torno a<br />

este versículo que acerca <strong>de</strong> casi cualquier otro versículo en el Evangelio. La cuestión es:<br />

¿Quién o qué es la roca? Parte <strong>de</strong>l problema surge <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que las palabras griegas<br />

para Pedro y roca son similares, pero que los significados son diferentes. El primer término,<br />

petros, significa piedra o canto suelto; el segundo, petra, significa peña, como una base<br />

rocosa. De modo que lo que Jesús dijo realmente aquí fue: … tú eres Pedro (piedra), y<br />

sobre esta roca edificaré mi <strong>iglesia</strong>. No dijo que edificaría Su <strong>iglesia</strong> sobre una piedra,<br />

sino sobre una roca.<br />

Si Pedro no es la roca, entonces, ¿qué es la roca? Si nos mantenemos en el contexto, la<br />

evi<strong>de</strong>nte respuesta es que la roca es la confesión hecha por Pedro <strong>de</strong> que Cristo es el Hijo<br />

<strong>de</strong>l Dios viviente, la verdad sobre la que está fundada la <strong>iglesia</strong>. Efesios 2:20 enseña que la<br />

<strong>iglesia</strong> está edificada sobre Jesucristo, piedra principal <strong>de</strong>l ángulo. Su <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que<br />

estamos edificados sobre el fundamento <strong>de</strong> los apóstoles y profetas no se refiere a ellos<br />

mismos, sino al fundamento establecido en sus enseñanzas acerca <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.


Cristo es <strong>de</strong>signado Roca en 1 Corintios 10:4. En relación con esto, Morgan nos<br />

recuerda lo siguiente:<br />

Recor<strong>de</strong>mos, estaba hablando con judíos. Si seguimos el uso figurado <strong>de</strong> la palabra roca<br />

a través <strong>de</strong> las Escrituras hebreas, vemos que nunca se emplea simbólicamente <strong>de</strong> ningún<br />

hombre, sino siempre <strong>de</strong> Dios. Lo mismo aquí en Cesarea <strong>de</strong> Filipos, no es sobre Pedro que<br />

se edifica la <strong>iglesia</strong>. Jesús no frivolizaba con figuras <strong>de</strong> lenguaje. Él tomó la antigua<br />

ilustración hebrea <strong>de</strong> ellos —la roca, siempre el símbolo <strong>de</strong> la Deidad— y dijo: «Sobre el<br />

mismo Dios, sobre Cristo el Hijo <strong>de</strong>l Dios viviente, edificaré yo mi <strong>iglesia</strong>».<br />

Pedro nunca se refirió a sí mismo como el fundamento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Dos veces se refirió<br />

a Cristo como Piedra (Hch. 4:11, 12; 1 P. 2:4–8), pero en estos casos la figura es distinta; la<br />

piedra es cabecera <strong>de</strong> ángulo, no el fundamento.<br />

Edificaré mi <strong>iglesia</strong>. Aquí tenemos la primera mención <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en la Biblia. No<br />

existía en el AT. La <strong>iglesia</strong>, todavía futura cuando Jesús dijo estas palabras, fue constituida<br />

el Día <strong>de</strong> Pentecostés, y se compone <strong>de</strong> todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes en Cristo, tanto<br />

judíos como gentiles. Es una sociedad distinta, conocida como el cuerpo y la esposa <strong>de</strong><br />

Cristo, y posee un llamamiento y <strong>de</strong>stino singular y celestial.<br />

Difícilmente esperaríamos ver la <strong>iglesia</strong> introducida en el Evangelio <strong>de</strong> Mateo, don<strong>de</strong><br />

los temas <strong>de</strong>stacados son Israel y el reino. Sin embargo, como consecuencia <strong>de</strong>l<br />

rechazamiento <strong>de</strong> Cristo sigue un periodo parentético —la era <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>— que<br />

continuará hasta el Arrebatamiento. Entonces Dios reanudará Sus tratos nacionales con<br />

Israel. De modo que es a<strong>de</strong>cuado que Dios introduzca aquí la <strong>iglesia</strong> como el siguiente paso<br />

en Su programa dispensacional <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l rechazamiento <strong>de</strong> Israel.<br />

Las puertas <strong>de</strong>l Ha<strong>de</strong>s no prevalecerán contra ella pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> dos formas.<br />

Primero, las puertas <strong>de</strong>l Ha<strong>de</strong>s se presentan en una fracasada ofensiva contra la <strong>iglesia</strong>: la<br />

<strong>iglesia</strong> sobrevivirá a todos los ataques que se le hagan. O la <strong>iglesia</strong> misma pue<strong>de</strong> ser<br />

presentada como tomando la ofensiva y saliendo victoriosa. En cada caso, los po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> la<br />

muerte serán <strong>de</strong>rrotados por el traslado <strong>de</strong> los creyentes vivos y la resurrección <strong>de</strong> los<br />

muertos en Cristo.<br />

16:19 Y a ti te daré las llaves <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos no significa que Pedro recibiese<br />

la autoridad <strong>de</strong> admitir a las personas en el cielo. Esto tiene que ver con el reino <strong>de</strong> los<br />

cielos sobre la tierra, esto es, aquella esfera que contiene a todos los que profesan adhesión<br />

al Rey, a todos los que profesan ser cristianos. Llaves se refiere al acceso o entrada. Las<br />

llaves que abren la puerta a la esfera <strong>de</strong> la profesión se sugieren en la Gran Comisión (Mt.<br />

28:19): el discipulado, el bautismo y la enseñanza. (El bautismo no es necesario para la<br />

salvación, pero es el rito <strong>de</strong> iniciación mediante el que se profesa públicamente la adhesión<br />

al rey.) Pedro empleó por primera vez las llaves en el Día <strong>de</strong> Pentecostés. No le fueron<br />

dadas <strong>de</strong> manera exclusiva, sino como representante <strong>de</strong> todos los discípulos. (Véase Mateo<br />

18:18, don<strong>de</strong> se les da la misma promesa a todos ellos.)<br />

Todo lo que ates en la tierra, estará atado en los cielos; y todo lo que <strong>de</strong>sates en la<br />

tierra, estará <strong>de</strong>satado en los cielos. Este pasaje y otro paralelo en Juan 20:23 se emplea a<br />

veces para enseñar que Pedro y sus supuestos sucesores recibieron la autoridad <strong>de</strong> perdonar<br />

pecados. Sabemos que no pue<strong>de</strong> ser así, porque sólo Dios pue<strong>de</strong> perdonar los pecados.<br />

Hay dos maneras <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r este versículo. Primero, pue<strong>de</strong> significar que los<br />

apóstoles tenían un po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> atar y <strong>de</strong>satar que no poseemos en la actualidad. Por ejemplo,<br />

Pedro ató los pecados <strong>de</strong> Ananías y Safira <strong>de</strong> forma que fueron castigados con una muerte


instantánea (Hch. 5:1–10), mientras que Pablo <strong>de</strong>sató al hombre disciplinado en Corinto <strong>de</strong><br />

las consecuencias <strong>de</strong> sus pecados, porque aquel hombre se había arrepentido (2 Co. 2:10).<br />

O bien el versículo pue<strong>de</strong> significar que todo lo que los apóstoles ataban o <strong>de</strong>sataban en<br />

la tierra tiene que haber sido ya atado o <strong>de</strong>satado en el cielo (véase RVR77 margen). Así es<br />

que Ryrie dice: «El cielo, no los apóstoles, inicia todo acto <strong>de</strong> atar y <strong>de</strong>satar, mientras que<br />

los apóstoles anuncian estas cosas».<br />

La única forma en que este versículo es cierto hoy es en un sentido <strong>de</strong>clarativo. Cuando<br />

un pecador se arrepiente <strong>de</strong> sus pecados y recibe a Jesucristo como Señor y Salvador, un<br />

cristiano pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar que los pecados <strong>de</strong> aquella persona han sido perdonados. Cuando<br />

un pecador rechaza al Salvador, el obrero cristiano pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar que sus pecados están<br />

retenidos. William Kelly escribe: «Siempre que la Iglesia actúa en nombre <strong>de</strong>l Señor y hace<br />

verda<strong>de</strong>ramente Su voluntad, Dios pone su sello sobre las acciones <strong>de</strong> ellos».<br />

16:20 Otra vez hallamos al Señor Jesús mandando a sus discípulos que a nadie dijesen<br />

que Él era el Mesías. Debido a la incredulidad <strong>de</strong> Israel, no se lograría ningún bien con tal<br />

revelación. Y podría darse un perjuicio positivo <strong>de</strong> un movimiento popular para coronarle<br />

Rey; una acción tan inoportuna sería implacablemente aplastada por los romanos.<br />

Stewart, que <strong>de</strong>signa a esta sección como el punto <strong>de</strong> inflexión <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Jesús,<br />

escribe:<br />

Aquel día en Cesarea <strong>de</strong> Filipos marca el punto culminante <strong>de</strong> los Evangelios. Des<strong>de</strong><br />

este punto en a<strong>de</strong>lante la corriente comienza a manar en otra dirección. La corriente <strong>de</strong> la<br />

popularidad que parecía en los primeros días <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Jesús como que podría<br />

llevarle al trono había ahora quedado atrás. La marea crece hacia la Cruz. … En Cesarea,<br />

Jesús estuvo, por así <strong>de</strong>cirlo, en la línea divisoria. Fue como una cumbre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que él<br />

podía ver tras <strong>de</strong> sí todo el camino que había andado, y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él el camino oscuro y<br />

lúgubre. Echó una mirada allá don<strong>de</strong> aún resplan<strong>de</strong>cía la memoria <strong>de</strong> unos días felices y<br />

emprendió el camino hacia las sombras. Su camino se dirigía ahora al Calvario.<br />

B. Preparación <strong>de</strong> los discípulos para Su Muerte y Resurrección (16:21–<br />

23)<br />

16:21 Ahora que los discípulos se apercibían <strong>de</strong> que Jesús es el Mesías, el Hijo <strong>de</strong>l Dios<br />

viviente, estaban listos para oír Su primera predicción directa <strong>de</strong> Su muerte y resurrección.<br />

Ahora sabían que Su causa nunca podría fallar; que estaban <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong>l vencedor; que el<br />

triunfo estaba asegurado, pasase lo que pasase. De modo que el Señor comunicó las nuevas<br />

a unos corazones preparados. Debía ir a Jerusalén, <strong>de</strong>bía pa<strong>de</strong>cer mucho <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los<br />

conductores religiosos, <strong>de</strong>bía ser muerto, y resucitar al tercer día. Las nuevas eran<br />

suficientes para aniquilar cualquier movimiento —por todo excepto el último imperativo:<br />

<strong>de</strong>bía … resucitar al tercer día. ¡Ahí radicaba la gran diferencia!<br />

16:22 Pedro se sintió indignado al pensar que el Maestro hubiera <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer tal<br />

tratamiento. Tomándolo como para cerrarle el paso, protestó: Señor, no lo permita Dios;<br />

en ninguna manera te suceda esto.<br />

16:23 Esto atrajo una reprensión <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor Jesús. Había venido al mundo a<br />

morir por los pecadores. Todo aquello o todos aquellos que le obstaculizaran <strong>de</strong> este<br />

propósito estaba fuera <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios. De modo que le dijo a Pedro: ¡Quítate <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque tus sentimientos no son los <strong>de</strong> Dios,<br />

sino los <strong>de</strong> los hombres. Al llamar Satanás a Pedro, Jesús no implicaba ni que Pedro


estuviese poseído por el <strong>de</strong>monio ni que estuviese controlado por Satanás. Sencillamente,<br />

quería <strong>de</strong>cir que las acciones y palabras <strong>de</strong> Pedro eran las que podrían esperarse <strong>de</strong> Satanás<br />

(nombre que significa adversario). Al protestar contra el Calvario, Pedro venía a ser un<br />

estorbo para el Señor.<br />

Cada cristiano es llamado a tomar su cruz y a seguir al Señor Jesús, pero cuando la cruz<br />

aparece en el camino <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros, una voz en nuestro interior dice: «¡No lo quiera<br />

Dios! ¡Sálvate!». O bien las voces <strong>de</strong> seres queridos tratan <strong>de</strong> apartarnos <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la<br />

obediencia. En estas ocasiones, también nosotros hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir: «¡Apártate <strong>de</strong> mí,<br />

Satanás! Me eres un estorbo».<br />

C. La preparación para el Verda<strong>de</strong>ro Discipulado (16:24–28)<br />

16:24 Ahora el Señor expresa llanamente lo que está involucrado en ser Su discípulo: la<br />

negación <strong>de</strong>l yo, llevar la cruz y seguirle. Negar el yo no es lo mismo que la abnegación.<br />

Significa entregarse <strong>de</strong> tal manera a Su control que el yo no tenga ningún <strong>de</strong>recho. Tomar<br />

la cruz significa estar dispuesto a sufrir oprobio, pa<strong>de</strong>cimientos y quizá el martirio por<br />

causa <strong>de</strong> Él; morir al pecado, al yo y al mundo. Seguirle significa vivir como Él vivió, con<br />

todo lo que ello implica <strong>de</strong> humildad, pobreza, compasión, amor, gracia y toda otra virtud<br />

piadosa.<br />

16:25 El Señor contempla dos obstáculos para el discipulado. El primero es la tentación<br />

natural a salvarse a uno mismo <strong>de</strong> incomodida<strong>de</strong>s, dolores, soledad o pérdida. El segundo<br />

es enriquecerse. En cuanto a lo primero, Jesús advirtió que aquellos que se abrazan a sus<br />

vidas por propósitos egoístas nunca encontrarán plenitud; los que le abandonan sus vidas a<br />

Él sin ninguna pru<strong>de</strong>ncia humana, sin contar el costo, encontrarán la razón <strong>de</strong> su existencia.<br />

16:26 La segunda tentación —la <strong>de</strong> enriquecerse— es irracional. «Supongamos» dice<br />

Jesús, «que un hombre llegase a tener tanto éxito en sus negocios que pudiese poseer el<br />

mundo entero. Esta loca empresa consumiría tanto <strong>de</strong> su tiempo y energía que se per<strong>de</strong>ría<br />

el propósito central <strong>de</strong> su vida. ¿De qué le serviría ganar todo aquel dinero, y luego morir,<br />

<strong>de</strong>jarlo todo atrás, y pasar la eternidad con las manos vacías?». El hombre está aquí para un<br />

negocio mucho más gran<strong>de</strong> que conseguir dinero. Está llamado a representar los intereses<br />

<strong>de</strong> su Rey. Si pier<strong>de</strong> esto, lo pier<strong>de</strong> todo.<br />

En el versículo 24 Jesús les dijo lo peor. Esto es característico <strong>de</strong>l cristianismo: conoces<br />

lo peor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio. Pero no <strong>de</strong>jas luego <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir los tesoros y las bendiciones.<br />

Barnhouse lo expresó bien:<br />

Cuando uno ha visto todo lo que es lúgubre en las Escrituras, no queda ya nada que<br />

pueda tomarnos <strong>de</strong> improviso. Cada cosa nueva que jamás vayamos a apren<strong>de</strong>r en esta vida<br />

o en la veni<strong>de</strong>ra vendrá como un <strong>de</strong>leite.<br />

16:27 Ahora el Señor recuerda a los Suyos la gloria que sigue al pa<strong>de</strong>cimiento. Señala<br />

a<strong>de</strong>lante a Su Segunda Venida, cuando volverá a la tierra con sus ángeles en la<br />

trascen<strong>de</strong>nte gloria <strong>de</strong> su Padre. Entonces pagará a cada uno que haya vivido para Él. La<br />

única manera <strong>de</strong> vivir una vida llena <strong>de</strong> éxito es proyectarse uno mismo hacia aquel tiempo<br />

glorioso, <strong>de</strong>cidir qué es lo que será realmente importante entonces, y entregarse a aquello<br />

con todas las fuerzas.<br />

16:28 A renglón seguido hizo la sorpren<strong>de</strong>nte afirmación <strong>de</strong> que había algunos <strong>de</strong> los<br />

que estaban ahí con Él que no gustarían la muerte hasta que le hubieran visto venir en su


eino. El problema, naturalmente, es que todos estos discípulos han muerto, pero Cristo no<br />

ha venido en po<strong>de</strong>r y gloria para establecer Su reino. Este problema queda resuelto si<br />

pasamos por alto el intervalo entre este capítulo y el siguiente y consi<strong>de</strong>ramos los primeros<br />

ocho versículos <strong>de</strong>l siguiente capítulo como explicación <strong>de</strong> Su enigmática <strong>de</strong>claración.<br />

Estos versículos <strong>de</strong>scriben el inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Monte <strong>de</strong> la Transfiguración. Allí Pedro, Jacobo<br />

y Juan vieron a Cristo transfigurado. Tuvieron en realidad el privilegio <strong>de</strong> tener una visión<br />

anticipada <strong>de</strong> Cristo en la gloria <strong>de</strong> Su reino.<br />

Estamos justificados al contemplar la transfiguración <strong>de</strong> Cristo como imagen anticipada<br />

<strong>de</strong> Su reino veni<strong>de</strong>ro. Pedro <strong>de</strong>scribe este acontecimiento como «el po<strong>de</strong>r y la venida <strong>de</strong><br />

nuestro Señor Jesucristo» (2 P. 1:16). El po<strong>de</strong>r y la venida <strong>de</strong>l Señor Jesús se refieren a Su<br />

Segunda Venida. Y Juan se refiere a la experiencia en el Monte como aquel tiempo cuando<br />

«… vimos su gloria, gloria como <strong>de</strong>l unigénito <strong>de</strong>l Padre» (Jn. 1:14). La Primera Venida <strong>de</strong><br />

Cristo fue en humillación; en Su Segunda Venida será en gloria. Así, la predicción <strong>de</strong>l<br />

versículo 28 se cumplió en el Monte; Pedro, Jacobo y Juan vieron al Hijo <strong>de</strong>l Hombre no ya<br />

más como el humil<strong>de</strong> Nazareno, sino como el Rey glorificado.<br />

D. Preparando a los discípulos para la Gloria: La Transfiguración<br />

(17:1–8)<br />

17:1–2 Seis días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l inci<strong>de</strong>nte en Cesarea <strong>de</strong> Filipos, Jesús tomó a Pedro, a<br />

Jacobo y a Juan arriba a un monte alto, en algún lugar <strong>de</strong> Galilea. Muchos comentaristas<br />

asignan significado a los seis días. Gaebelein por ejemplo, dice: «Seis es el número <strong>de</strong>l<br />

hombre, significando sus días <strong>de</strong> trabajo. Después <strong>de</strong> seis días —<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> transcurridos<br />

la obra y el día <strong>de</strong>l hombre, luego llega el día <strong>de</strong>l Señor, el Reino».<br />

Cuando Lucas dice que la Transfiguración tuvo lugar «como ocho días <strong>de</strong>spués» (9:28),<br />

evi<strong>de</strong>ntemente incluye los días terminales a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los días <strong>de</strong> entremedio. Por cuanto<br />

ocho es el número <strong>de</strong> la resurrección y <strong>de</strong> un nuevo comienzo, es apropiado que Lucas<br />

i<strong>de</strong>ntifique el reino con un nuevo comienzo.<br />

Pedro, Jacobo y Juan, que parecen haber ocupado un puesto <strong>de</strong> especial proximidad al<br />

Señor, tuvieron el privilegio <strong>de</strong> verlo transfigurado. Hasta ahora, Su gloria había estado<br />

velada en un cuerpo <strong>de</strong> carne. Pero ahora Su rostro y sus vestiduras se volvieron radiantes<br />

como el sol, con una luz resplan<strong>de</strong>ciente, una manifestación visible <strong>de</strong> Su <strong>de</strong>idad, así como<br />

la nube <strong>de</strong> la gloria, o SHEKINAH en el AT simbolizaba la presencia <strong>de</strong> Dios. La escena fue<br />

una visión anticipada <strong>de</strong> cómo será el Señor Jesús cuando regrese para establecer Su reino.<br />

No volverá a aparecer como el Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l sacrificio, sino como el León <strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong><br />

Judá. Todos los que le vean lo reconocerán inmediatamente como Dios Hijo, el Rey <strong>de</strong><br />

reyes y Señor <strong>de</strong> señores.<br />

17:3 Moisés y Elías aparecieron en el Monte y conversaron con Él acerca <strong>de</strong> la muerte<br />

que Él iba a pa<strong>de</strong>cer en Jerusalén (Lc. 9:30, 31). Moisés y Elías pue<strong>de</strong>n representar a los<br />

santos <strong>de</strong>l AT. O, si tomamos a Moisés como representante <strong>de</strong> la Ley y a Elías como<br />

representante <strong>de</strong> los Profetas, entonces vemos aquí a ambas secciones <strong>de</strong>l Antiguo<br />

<strong>Testamento</strong> señalando a los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo, y a las glorias que seguirían tras ellos.<br />

Una tercera posibilidad es que Moisés, que fue al cielo a través <strong>de</strong> la muerte, representa a<br />

todos los que serán resucitados <strong>de</strong> entre los muertos para entrar en el Milenio, mientras que<br />

Elías, que fue trasladado al cielo, representa a aquellos que alcanzarán el reino por la vía<br />

<strong>de</strong>l traslado.


Los discípulos Pedro, Jacobo y Juan pue<strong>de</strong>n estar aquí representando a los santos <strong>de</strong>l<br />

<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> en general. Podrían también estar representando el fiel remanente judío<br />

que estará vivo en la Segunda Venida y que entrará en el reino con Cristo.<br />

La multitud al pie <strong>de</strong>l monte (v. 14, cf. Lc. 9:37) ha sido asemejada a las naciones<br />

gentiles que compartirán también las bendiciones <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> mil años <strong>de</strong> Cristo.<br />

17:4–5 Pedro quedó profundamente conmovido; tenía un verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> historia.<br />

Queriendo atrapar aquel esplendor, sugirió precipitadamente erigir tres tabernáculos o<br />

cabañas memoriales: uno para Jesús, otro para Moisés y otro para Elías. Fue correcto<br />

poner a Jesús en primer lugar, pero erró al no darle la preeminencia. Jesús no es uno entre<br />

iguales, sino Señor sobre todo. Para enseñar esta lección, Dios Padre los cubrió con una<br />

nube fulgurante, y luego anunció: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia;<br />

a él oíd. En el Reino, Cristo será el Incomparable, el supremo Monarca cuya palabra tendrá<br />

la autoridad final. Así <strong>de</strong>bería ser en este tiempo en los corazones <strong>de</strong> Sus seguidores.<br />

17:6–8 Aturdidos por la nube <strong>de</strong> gloria y por la voz <strong>de</strong> Dios, los discípulos se<br />

postraron sobre sus rostros. Pero Jesús les dijo que se levantasen: No temáis. Y al<br />

levantarse, no vieron a nadie, sino a Jesús solo. Y así será en el Reino —El Señor Jesús<br />

será «toda la gloria en la tierra <strong>de</strong> Emanuel».<br />

E. Acerca <strong>de</strong>l Precursor (17:9–13)<br />

17:9 Mientras <strong>de</strong>scendían <strong>de</strong>l monte, Jesús mandó a Sus discípulos que callasen acerca<br />

<strong>de</strong> lo que habían visto hasta que Él hubiese resucitado <strong>de</strong> los muertos. Los judíos, bien<br />

dispuestos a recibir a cualquiera que les liberase <strong>de</strong>l yugo romano, le habrían dado la<br />

bienvenida para que les salvase <strong>de</strong> Roma, pero no le querían como Salvador <strong>de</strong>l pecado.<br />

Para todos los propósitos prácticos, Israel había rechazado a su Mesías, y sería inútil relatar<br />

a los judíos esta visión <strong>de</strong> la gloria mesiánica. Después <strong>de</strong> la resurrección, el mensaje sería<br />

proclamado por todo el mundo.<br />

17:10–13 Los discípulos acababan <strong>de</strong> ver un anticipo <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo en po<strong>de</strong>r y<br />

gloria. Pero Su precursor no había aparecido. Malaquías había profetizado que Elías <strong>de</strong>bía<br />

venir antes <strong>de</strong>l advenimiento <strong>de</strong>l Mesías (Mal. 4:5, 6), <strong>de</strong> modo que sus discípulos le<br />

preguntaron a Jesús acerca <strong>de</strong> ello. El Señor corroboró que a la verdad Elías tenía que<br />

venir primero como reformador, pero explicó que Elías ya vino.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, se estaba refiriendo a Juan el Bautista (véase v. 13). Juan no era Elías<br />

(Jn. 1:21) pero había venido «con el espíritu y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Elías» (Lc. 1:17). Si Israel<br />

hubiese aceptado a Juan y su mensaje, él habría cumplido el papel profetizado acerca <strong>de</strong><br />

Elías (Mt. 11:14). Pero la nación no reconoció el significado <strong>de</strong> la misión <strong>de</strong> Juan, y lo<br />

trataron como quisieron. La muerte <strong>de</strong> Juan fue una premonición <strong>de</strong> lo que harían con el<br />

Hijo <strong>de</strong>l Hombre. Rechazaron al precursor: también rechazarían al Rey. Cuando Jesús les<br />

explicó esto, los discípulos se dieron cuenta <strong>de</strong> que se estaba refiriendo a Juan el Bautista.<br />

Hay toda razón para creer que antes <strong>de</strong> la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo surgirá un profeta<br />

para preparar a Israel para el Rey que ha <strong>de</strong> venir. Es muy difícil <strong>de</strong>terminar si será Elías en<br />

persona o alguien con un ministerio similar.<br />

F. Preparación para el servicio por medio <strong>de</strong> Oración y Ayuno (17:14–<br />

21)


La vida no es, toda ella, una experiencia en la cumbre. Después <strong>de</strong> momentos <strong>de</strong><br />

entusiasmo espiritual vienen horas y días <strong>de</strong> trabajo duro y <strong>de</strong> fatiga. Viene el momento en<br />

que es necesario <strong>de</strong>jar el monte para ministrar en el valle <strong>de</strong> la necesidad humana.<br />

17:14–15 Al pie <strong>de</strong>l monte, un angustiado padre estaba esperando al Salvador. Se<br />

arrodilló ante él y prorrumpió en un ferviente ruego para que sanase a su hijo<br />

en<strong>de</strong>moniado. Su hijo era epiléptico (V.M.), y sufría violentas convulsiones que hacían que<br />

muchas veces cayese en el fuego, y muchas en el agua, por lo que su <strong>de</strong>sgracia quedaba<br />

aumentada con quemaduras y ocasiones en que casi se ahogaba. Era un ejemplo clásico <strong>de</strong>l<br />

sufrimiento causado por Satanás, el más cruel <strong>de</strong> los esclavizadores.<br />

17:16 El padre había ido a buscar a los discípulos para pedir ayuda, sólo para <strong>de</strong>scubrir<br />

que «vana es la ayuda <strong>de</strong>l hombre». Se habían visto impotentes para sanar.<br />

17:17 ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros?<br />

¿Hasta cuándo os he <strong>de</strong> soportar? Estas palabras se dirigen a los discípulos. No tenían fe<br />

para sanar a aquel epiléptico, pero a este respecto eran una muestra representativa <strong>de</strong>l<br />

pueblo judío <strong>de</strong> aquel tiempo: incrédulos y perversos.<br />

17:18 Tan pronto como el lunático fue llevado a Jesús, Jesús increpó al <strong>de</strong>monio, y el<br />

sufriente fue inmediatamente curado.<br />

17:19–20 Perplejos ante la impotencia que habían manifestado, los discípulos pidieron<br />

en privado una explicación a Jesús. Su respuesta fue directa: falta <strong>de</strong> fe. Si hubiesen tenido<br />

fe <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> un grano <strong>de</strong> mostaza (la más pequeña <strong>de</strong> las semillas), podrían mandar a<br />

un monte que se arrojase al mar, y suce<strong>de</strong>ría. Naturalmente, se <strong>de</strong>bería compren<strong>de</strong>r que la<br />

verda<strong>de</strong>ra fe ha <strong>de</strong> basarse en un mandamiento o promesa <strong>de</strong> Dios. Esperar llevar a cabo<br />

alguna hazaña espectacular para gratificar un capricho personal no es fe, sino que es<br />

presunción. Pero si Dios conduce a un creyente en una <strong>de</strong>terminada dirección o da un<br />

mandamiento, el cristiano pue<strong>de</strong> tener una total confianza en que las dificulta<strong>de</strong>s más<br />

enormes serán milagrosamente removidas. Nada es imposible para los que creen.<br />

17:21 «Esta clase [<strong>de</strong> <strong>de</strong>monios] no sale sino con oración y ayuno» está omitido en la<br />

mayoría <strong>de</strong> las Biblias mo<strong>de</strong>rnas (la RVR77 lo pone entre corchetes), porque está ausente<br />

en muchos antiguos manuscritos. Sin embargo, se encuentra en la mayoría <strong>de</strong> los<br />

manuscritos y concuerda con el contexto <strong>de</strong> un problema especialmente difícil.<br />

G. Los Discípulos quedan advertidos <strong>de</strong> que será Traicionado (17:22–<br />

23)<br />

Una vez más, sin dramatismo ni aspavientos, el Señor Jesús advirtió a Sus discípulos<br />

que sería muerto. Pero una vez más hay una palabra <strong>de</strong> vindicación y <strong>de</strong> victoria —<br />

resucitaría al tercer día. Si no les hubiese anunciado Su muerte por a<strong>de</strong>lantado, es<br />

indudable que habrían quedado <strong>de</strong>silusionados por tal suceso. Una muerte vergonzosa y<br />

cruel no era consecuente con sus expectativas tocante al Mesías.<br />

Tal como había <strong>de</strong> ser, se sintieron muy entristecidos al saber que los <strong>de</strong>jaría y que sería<br />

muerto. Oyeron la predicción <strong>de</strong> Su pasión, pero parece que no asimilaron la promesa <strong>de</strong> Su<br />

resurrección.<br />

H. Pedro y su Maestro pagan sus Impuestos (17:24–27)<br />

17:24–25 Ya en Capernaúm, los recaudadores <strong>de</strong>l impuesto <strong>de</strong> las dos dracmas para<br />

el sostenimiento <strong>de</strong>l Templo preguntaron a Pedro si su Maestro había pagado el medio


siclo que se usaba para financiar el costoso servicio <strong>de</strong>l templo. Pedro respondió: «Sí».<br />

Quizá el errado discípulo quería evitar un apuro a Cristo.<br />

En lo que sigue, vemos la omnisciencia <strong>de</strong>l Señor. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús<br />

le habló primero, antes que Pedro tuviese la posibilidad <strong>de</strong> contarle lo sucedido. ¿Qué te<br />

parece, Simón? Los reyes <strong>de</strong> la tierra, ¿<strong>de</strong> quién cobran tributos o impuestos? ¿De los<br />

hijos, o <strong>de</strong> los extraños?<br />

La pregunta se ha <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r a la luz <strong>de</strong> aquellos tiempos. Un gobernante hacía<br />

pagar tributo a sus súbditos para el sustento <strong>de</strong> su reino y <strong>de</strong> su propia familia, pero no<br />

hacía tributar a su propia familia. Generalmente, bajo las formas <strong>de</strong> gobierno <strong>de</strong> las<br />

<strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales, todos pagan tributos, incluyendo el gobernante y su familia.<br />

17:26 Pedro contestó correctamente que los gobernantes cobran tributos <strong>de</strong> los<br />

extraños. Jesús le respondió entonces que los hijos están exentos. La cuestión era que el<br />

templo era la casa <strong>de</strong> Dios. Que Jesús, el Hijo <strong>de</strong> Dios, pagase tributo para el sustento <strong>de</strong>l<br />

templo equivaldría a pagarse tributo a Sí mismo.<br />

17:27 Sin embargo, mejor que no ofen<strong>de</strong>r innecesariamente, el Señor accedió a pagar el<br />

impuesto. Pero, ¿qué iba a hacer para conseguir el dinero? No hay ningún registro <strong>de</strong> que<br />

Jesús llevase jamás dinero sobre Su persona. Envió a Pedro al mar <strong>de</strong> Galilea, diciéndole<br />

que tomase el primer pez que pescase. En la boca <strong>de</strong> aquel pez habría un estatero, moneda<br />

que Pedro emplearía para pagar el tributo; la mitad para el Señor Jesús y la otra mitad para<br />

él mismo.<br />

Este asombroso milagro, narrado <strong>de</strong> la manera más comedida, <strong>de</strong>muestra claramente la<br />

omnisciencia <strong>de</strong> Cristo. Él sabía que uno <strong>de</strong> todos los peces <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea tenía un<br />

estatero en la boca. Sabía dón<strong>de</strong> se encontraba aquel pez. Y sabía que sería el primer pez<br />

que Pedro atraparía.<br />

Si hubiese estado involucrado algún principio divino, Jesús no habría pagado. Pero le<br />

era cosa moralmente indiferente para Él, y estaba dispuesto a pagar antes que a ofen<strong>de</strong>r.<br />

Los creyentes estamos libres <strong>de</strong> la ley. Pero en cuestiones no morales <strong>de</strong>beríamos respetar<br />

las conciencias <strong>de</strong> los otros, y no hacer nada que cause ofensa.<br />

XI. EL REY INSTRUYE A SUS DISCÍPULOS (Caps. 18–20)<br />

A. Acerca <strong>de</strong> la Humildad (18:1–6)<br />

El capítulo 18 ha sido llamado el discurso sobre la gran<strong>de</strong>za y el perdón. Da un<br />

bosquejo <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> conducta apropiados para aquellos que <strong>de</strong>claran ser los súbditos<br />

<strong>de</strong> Cristo el Rey.<br />

18:1 Los discípulos habían pensado siempre en el reino <strong>de</strong> los cielos como la edad<br />

dorada <strong>de</strong> paz y prosperidad. Ahora comenzaban a codiciar posiciones privilegiadas en el<br />

mismo. Su espíritu egoísta encontraba expresión en esta pregunta: ¿Quién es, entonces,<br />

mayor en el reino <strong>de</strong> los cielos?<br />

18:2–3 Jesús contestó con una lección objetiva viviente. Poniendo en medio <strong>de</strong> ellos a<br />

un niño, les dijo que cualquiera que quiera entrar en el reino <strong>de</strong> los cielos ha <strong>de</strong> volverse y<br />

hacerse como los niños. Él estaba refiriéndose aquí al reino en su realidad interior; a fin <strong>de</strong><br />

ser un creyente genuino, cada uno ha <strong>de</strong> abandonar los pensamientos <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za personal<br />

y asumir la posición humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> un niño pequeño. Esto comienza cuando reconoce su<br />

pecaminosidad e indignidad, y recibe a Jesucristo como su única esperanza. Esta actitud<br />

<strong>de</strong>bería proseguir a lo largo <strong>de</strong> su vida cristiana. Jesús no estaba implicando que Sus


discípulos no estuviesen salvados. Todos menos Judas tenían una verda<strong>de</strong>ra fe en Él, y<br />

estaban por ello justificados. Pero no habían aún recibido el Espíritu Santo como Persona<br />

resi<strong>de</strong>nte, y por ello carecían <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r para una verda<strong>de</strong>ra humildad que nosotros sí<br />

tenemos hoy (aunque no lo empleamos como <strong>de</strong>biéramos). También necesitaban<br />

convertirse en el sentido <strong>de</strong> cambiar todos sus falsos pensamientos, para amoldarse al reino.<br />

18:4 La más gran<strong>de</strong> persona en el reino <strong>de</strong> los cielos es aquel que se humille como un<br />

niño. Evi<strong>de</strong>ntemente, las normas y valores en el reino son exactamente las opuestas a las<br />

<strong>de</strong>l mundo. Toda nuestra manera <strong>de</strong> pensar ha <strong>de</strong> quedar invertida; hemos <strong>de</strong> pensar los<br />

pensamientos <strong>de</strong> Cristo en pos <strong>de</strong> Él (véase Fil. 2:5–8).<br />

18:5 Aquí el Señor Jesús pasa casi imperceptiblemente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tema <strong>de</strong> un niño natural<br />

a un niño espiritual. Todo aquel que en Su nombre reciba a uno <strong>de</strong> Sus humil<strong>de</strong>s<br />

seguidores será recompensado como si hubiese recibido al Señor mismo. Lo que se hace<br />

para el discípulo es contado como si fuese hecho para el Maestro.<br />

18:6 En cambio, todo aquel que seduzca al creyente a pecar incurre en gran<br />

con<strong>de</strong>nación; más le valdría que le colgasen al cuello una piedra <strong>de</strong> molino <strong>de</strong> asno, y<br />

que se ahogase en el fondo <strong>de</strong>l mar (el texto hace referencia a una piedra <strong>de</strong> molino <strong>de</strong><br />

gran tamaño; había otras que podían volverse a mano en el hogar). Ya es cosa mala pecar<br />

contra uno mismo, pero hacer pecar a un creyente es <strong>de</strong>struir su inocencia, corromper su<br />

mente y manchar su reputación. ¡Mejor morir violentamente que frivolizar con la pureza <strong>de</strong><br />

otro!<br />

B. Acerca <strong>de</strong> los Tropiezos (18:7–14)<br />

18:7 Jesús prosiguió explicando que es inevitable que vengan tropiezos. El mundo, la<br />

carne y el diablo están coaligados para seducir y pervertir. Pero si una persona viene a<br />

hacerse agente <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong>l mal, su culpa será gran<strong>de</strong>. De modo que el Salvador<br />

advirtió a los hombres que tomen una drástica acción para disciplinarse a sí mismos antes<br />

que tentar a un hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

18:8–9 Tanto si el miembro pecador es la mano como si es el pie o el ojo, mejor<br />

entregarlo al bisturí <strong>de</strong>l cirujano antes que <strong>de</strong>jar que <strong>de</strong>struya la obra <strong>de</strong> Dios en la vida <strong>de</strong><br />

otra persona. Es mejor entrar en la vida sin miembros o vista, que ser lanzado al infierno<br />

con todos los miembros intactos. Nuestro Señor no implica con ello que en el cielo algunos<br />

cuerpos vayan a carecer <strong>de</strong> miembros, sino que sencillamente <strong>de</strong>scribe la condición física<br />

en el tiempo en que un creyente abandona esta vida para entrar en la otra. No pue<strong>de</strong> haber<br />

duda que el cuerpo <strong>de</strong> la resurrección será completo y perfecto.<br />

18:10 A continuación, el Hijo <strong>de</strong> Dios advirtió en contra <strong>de</strong> menospreciar a uno <strong>de</strong><br />

estos pequeños Suyos, sean niños, sea cualquiera que pertenece al reino. Para enfatizar la<br />

importancia <strong>de</strong> ellos, añadió que sus ángeles están constantemente en presencia <strong>de</strong> Dios,<br />

contemplando Su rostro. Aquí, probablemente, ángeles se refiere a ángeles guardianes<br />

(véase He. 1:14).<br />

18:11 Aunque se omite en la RSV y en muchas otras Biblias mo<strong>de</strong>rnas, este versículo<br />

acerca <strong>de</strong> la misión <strong>de</strong> nuestro Señor es un apropiado punto culminante <strong>de</strong> esta sección, y<br />

tiene un amplio apoyo en los manuscritos.<br />

18:12–13 Estos pequeños son también objeto <strong>de</strong>l ministerio salvador <strong>de</strong>l tierno Pastor.<br />

Incluso si una sola <strong>de</strong> cien ovejas se <strong>de</strong>scarría, Él <strong>de</strong>ja las noventa y nueve y busca la<br />

perdida hasta que la encuentra. El gozo <strong>de</strong>l Pastor al encontrar una oveja extraviada <strong>de</strong>bería<br />

enseñarnos a valorar y respetar a Sus pequeños.


18:14 Son importante no sólo para los ángeles y para el Pastor, sino también para Dios<br />

el Padre. No es la voluntad <strong>de</strong>l Padre que se pierda uno solo <strong>de</strong> ellos. Si son lo<br />

suficientemente importantes para que se ocupen <strong>de</strong> ellos los ángeles, el Señor Jesús y Dios<br />

Padre, entonces es evi<strong>de</strong>nte que nunca <strong>de</strong>beríamos menospreciarlos, por muy poco<br />

agradables o por muy humil<strong>de</strong>s que puedan parecer.<br />

C. Acerca <strong>de</strong> la Disciplina <strong>de</strong> los Ofensores (18:15–20)<br />

El resto <strong>de</strong>l capítulo trata <strong>de</strong>l ajuste <strong>de</strong> diferencias entre miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y <strong>de</strong> la<br />

necesidad <strong>de</strong> ejercitar un perdón sin límites.<br />

18:15 Se dan instrucciones explícitas acerca <strong>de</strong> la responsabilidad <strong>de</strong>l cristiano cuando<br />

sea perjudicado por otro creyente. En primer lugar, el asunto <strong>de</strong>bería ser tratado en privado<br />

entre las dos partes. Si el ofensor reconoce su culpa, se ha conseguido la reconciliación. El<br />

problema es que no hacemos esto. Esparcimos rumores con todos los <strong>de</strong>más acerca <strong>de</strong> ello.<br />

De esta manera, la cuestión se esparce como un fuego y se multiplican las pen<strong>de</strong>ncias.<br />

Recor<strong>de</strong>mos que el primer paso es ve y reprén<strong>de</strong>le a solas tú con él.<br />

18:16 Si el hermano culpable no escucha, entonces el ofendido <strong>de</strong>bería tomar consigo a<br />

uno o dos, buscando su restauración. Esto enfatiza la creciente gravedad <strong>de</strong> la persistencia<br />

en la contumacia, y a<strong>de</strong>más provee un testimonio competente, tal como lo <strong>de</strong>manda la<br />

Escritura: Por el testimonio <strong>de</strong> dos testigos, o por el testimonio <strong>de</strong> tres testigos, ha <strong>de</strong><br />

constar el asunto (Dt. 19:15, V.M.). Nadie pue<strong>de</strong> valorar la enormidad <strong>de</strong> los problemas<br />

que se ha causado en la <strong>iglesia</strong> por el fallo en obe<strong>de</strong>cer la sencilla regla <strong>de</strong> que una<br />

acusación contra otra persona ha <strong>de</strong> ir apoyada por el testimonio <strong>de</strong> otros dos o tres. A este<br />

respecto, los tribunales <strong>de</strong>l mundo actúan a menudo con más justicia que las <strong>iglesia</strong>s o<br />

asambleas cristianas.<br />

18:17 Si el acusado rehusa todavía confesar y pedir perdón, el asunto <strong>de</strong>bería pasar<br />

ante la <strong>iglesia</strong> local. Es importante notar que el cuerpo responsable para tratar el caso es la<br />

<strong>iglesia</strong> local, no un tribunal civil. El cristiano tiene prohibido ir a tribunales contra otro<br />

creyente (1 Co. 6:1–8).<br />

Si el acusado rehusa admitir su pecado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, entonces ha <strong>de</strong> ser<br />

consi<strong>de</strong>rado como el gentil y el publicano. El significado más evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> esta expresión<br />

es que <strong>de</strong>bería ser consi<strong>de</strong>rado como fuera <strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Aunque pue<strong>de</strong> que sea<br />

un verda<strong>de</strong>ro creyente, no está viviendo como tal y no <strong>de</strong>bería ser tratado como uno.<br />

Aunque siga perteneciendo a la <strong>iglesia</strong> universal, <strong>de</strong>bería ser privado <strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> local. Una disciplina así es una acción grave; entrega temporalmente al creyente al<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Satanás «para <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la carne, para que el espíritu sea salvado en el día <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús» (1 Co. 5:5, V.M.). El propósito <strong>de</strong> esto es hacerlo consciente y llevarlo a<br />

confesar su pecado. Mientras no se consiga este objetivo, los creyentes <strong>de</strong>berían tratarle con<br />

cortesía pero también <strong>de</strong>berían mostrarle, con su actitud, que no aprueban su pecado y que<br />

no pue<strong>de</strong>n tener comunión con él como hermano en la fe. La asamblea <strong>de</strong>bería estar bien<br />

dispuesta a recibirlo <strong>de</strong> nuevo en cuanto haya evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> un arrepentimiento genuino.<br />

18:18 El versículo 18 está vinculado con lo que prece<strong>de</strong>. Cuando una asamblea, en<br />

oración y obediencia a la Palabra, liga una acción disciplinaria sobre una persona, esta<br />

acción queda admitida en el cielo. Cuando la persona disciplinada se ha arrepentido y ha<br />

confesado su pecado, y la asamblea la restaura a la comunión, esta acción <strong>de</strong> <strong>de</strong>satar queda<br />

también ratificada por Dios (véase Jn. 20:23).


18:19 Luego surge esta pregunta: «¿Qué tamaño ha <strong>de</strong> tener una asamblea antes que<br />

pueda atar y <strong>de</strong>satar, tal como se <strong>de</strong>scribe más atrás?» La respuesta es que dos creyentes<br />

pue<strong>de</strong>n llevar estas cuestiones a Dios en oración con la seguridad <strong>de</strong> que serán oídos.<br />

Mientras que el versículo 19 se pue<strong>de</strong> usar como una promesa general <strong>de</strong> respuestas a la<br />

oración, en contexto se refiere a oración tocante a la disciplina <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Cuando se<br />

emplea en relación con la oración colectiva en general, ha <strong>de</strong> tomarse bajo la luz <strong>de</strong> todas<br />

las otras enseñanzas acerca <strong>de</strong> la oración.<br />

Por ejemplo, nuestras oraciones han <strong>de</strong> ser:<br />

1. Conformes a la voluntad revelada <strong>de</strong> Dios (1 Jn. 5:14–15).<br />

2. Con fe (Stg. 1:6–8).<br />

3. Sinceras (He. 10:22a), etc.<br />

18:20 El versículo 20 <strong>de</strong>bería ser interpretado a la luz <strong>de</strong> su contexto. No se refiere<br />

primariamente a la composición <strong>de</strong> una <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l NT en su forma más sencilla, ni a una<br />

reunión general <strong>de</strong> oración, sino a una reunión en la que la <strong>iglesia</strong> busca la reconciliación<br />

<strong>de</strong> dos cristianos separados por algún pecado. Se pue<strong>de</strong> aplicar legítimamente a todas las<br />

reuniones <strong>de</strong> cristianos en las que el centro es Cristo, pero lo que está aquí a la vista es un<br />

tipo específico <strong>de</strong> reunión.<br />

Reunirse «en Su nombre» significa por Su autoridad, en reconocimiento <strong>de</strong> todo lo que<br />

Él es, y en obediencia a Su Palabra. Ningún grupo pue<strong>de</strong> preten<strong>de</strong>r ser los únicos que se<br />

reúnen en Su nombre. Si así fuese, Su presencia quedaría limitada a un pequeño segmento<br />

<strong>de</strong> Su cuerpo sobre la tierra. Allí don<strong>de</strong> están dos o tres congregados en reconocimiento<br />

<strong>de</strong> Él como Señor y Salvador, él está allí… en medio <strong>de</strong> ellos.<br />

D. Tocante al Perdón sin Límite (18:21–35)<br />

18:21–22 En este punto, Pedro suscitó la cuestión <strong>de</strong> cuántas veces <strong>de</strong>bía perdonar a<br />

un hermano que pecase contra él. Es muy probable que pensase que estaba mostrando una<br />

gran gracia al sugerir siete como máximo. Jesús le respondió: No te digo hasta siete veces,<br />

sino aun hasta setenta veces siete. Con esto no quería dar a enten<strong>de</strong>r literalmente 490<br />

veces; sino que era una forma figurada <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir «in<strong>de</strong>finidamente».<br />

Alguien podría preguntar, entonces: «¿Para qué preocuparse para ir por los pasos<br />

<strong>de</strong>lineados antes? ¿Para qué ir a solas a un ofensor, luego con uno o dos más, y luego<br />

llevarle a la <strong>iglesia</strong>? ¿Por qué no sencillamente perdonar, y <strong>de</strong>jar que todo acabe así?».<br />

La respuesta es que hay etapas en la administración <strong>de</strong>l perdón, tal como vemos<br />

seguidamente:<br />

1. Cuando un hermano me perjudica o peca contra mí, <strong>de</strong>bería perdonarlo<br />

inmediatamente en mi corazón (Ef. 4:32). Esto me libera <strong>de</strong> un espíritu amargo e<br />

implacable, y <strong>de</strong>ja la cuestión bajo su responsabilidad.<br />

2. En tanto que le he perdonado en mi corazón, no le digo todavía que está perdonado.<br />

No sería recto administrar un perdón público hasta que se haya arrepentido. De modo que<br />

tengo la obligación <strong>de</strong> ir a él y repren<strong>de</strong>rle con amor, esperando llevarlo a la confesión (Lc.<br />

17:3).<br />

3. En cuanto reconoce que ha hecho mal y confiesa su pecado, le digo que está<br />

perdonado (Lc. 17:4).


18:23 Jesús da luego una parábola <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos para advertir en contra <strong>de</strong> las<br />

consecuencias <strong>de</strong> un espíritu implacable por parte <strong>de</strong> personas que han sido libremente<br />

perdonadas.<br />

18:24–27 La historia se refiere a un rey que quiso resolver una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>udas que<br />

algunos tenían con él. Un siervo, que le <strong>de</strong>bía diez mil talentos, era insolvente, por lo que<br />

su señor or<strong>de</strong>nó que él y su familia fuesen vendidos como esclavos en pago <strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda. El<br />

aturdido siervo le rogó que le diese tiempo, prometiendo que si le daba oportunidad le<br />

pagaría todo.<br />

Lo mismo que suce<strong>de</strong> con muchos <strong>de</strong>udores, era increíblemente optimista acerca <strong>de</strong> lo<br />

que podría hacer si le daban tiempo (v. 26). El ingreso bruto <strong>de</strong> toda Galilea sólo ascendía a<br />

300 talentos, ¡y este hombre <strong>de</strong>bía 10.000! El <strong>de</strong>talle acerca <strong>de</strong> lo enorme <strong>de</strong> la cantidad es<br />

intencionado. Es para sacudir a los oyentes y <strong>de</strong> esta manera atraer su atención, y también<br />

para enfatizar la enormidad <strong>de</strong> nuestra <strong>de</strong>uda para con Dios. Martín Lutero solía <strong>de</strong>cir que<br />

todos somos mendigos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él. No tenemos esperanza <strong>de</strong> pagar (Notas Diarias <strong>de</strong> la<br />

Unión Bíblica).<br />

Cuando el señor vio la contrita actitud <strong>de</strong> su siervo, le perdonó todos los diez mil<br />

talentos. Fue una magnífica exhibición <strong>de</strong> gracia, no <strong>de</strong> justicia.<br />

18:28–30 Ahora bien, aquel siervo tenía un compañero que le <strong>de</strong>bía cien <strong>de</strong>narios<br />

(equivalente a unos cuantos centenares <strong>de</strong> dólares). En lugar <strong>de</strong> perdonarlo, agarrándolo,<br />

le ahogaba exigiéndole que le pagase todo lo que le <strong>de</strong>bía. Este pobre <strong>de</strong>udor le rogaba que<br />

le diese un plazo, pero <strong>de</strong> nada servía. Le echó en la cárcel, hasta que pagase la <strong>de</strong>uda —<br />

cosa difícil en el mejor <strong>de</strong> los casos, porque no tenía posibilidad <strong>de</strong> ganar dinero mientras<br />

estuviese encarcelado.<br />

18:31–34 Los consiervos <strong>de</strong> ambos, indignados por aquella conducta tan<br />

inconsecuente, refirieron a su señor lo sucedido. Él se enfureció con aquel implacable<br />

prestamista. Le había sido perdonada una gran <strong>de</strong>uda, y él estaba mal dispuesto a perdonar<br />

una insignificancia. Por ello, fue entregado a la custodia <strong>de</strong>l carcelero hasta que pagase toda<br />

su <strong>de</strong>uda.<br />

18:35 La aplicación es clara. Dios es el Rey. Todos Sus siervos habían contraído una<br />

enorme <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> pecado que no podían pagar. Con gracia y compasión maravillosas, el<br />

Señor pagó la <strong>de</strong>uda y concedió un perdón pleno y libre. Supongamos ahora que un<br />

cristiano daña a otro. Cuando es reprendido, reconoce el mal y pi<strong>de</strong> perdón. Pero el<br />

creyente ofendido rehusa. A él se le han perdonado millones <strong>de</strong> dólares, pero no quiere<br />

perdonar unos pocos cientos. ¿Permitirá el Rey que tal conducta que<strong>de</strong> sin castigo? ¡Des<strong>de</strong><br />

luego que no! El culpable será castigado en esta vida y sufrirá pérdida ante el Tribunal <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

E. Acerca <strong>de</strong>l Matrimonio, <strong>de</strong>l Divorcio y <strong>de</strong>l Celibato (19:1–12)<br />

19:1–2 Después <strong>de</strong> completar Su ministerio en Galilea, el Señor se dirigió al sur, hacia<br />

Jerusalén. Aunque se <strong>de</strong>sconoce Su ruta exacta, parece claro que se dirigió por Perea, al<br />

este <strong>de</strong>l Jordán. Mateo se refiere a esta área <strong>de</strong> manera general como la comarca <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a,<br />

al otro lado <strong>de</strong>l Jordán. El ministerio en Perea se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 19:1 hasta 20:16 o 20:28;<br />

no se dice <strong>de</strong> forma inequívoca cuándo atravesó el Jordán y entró en Ju<strong>de</strong>a propia.<br />

19:3 Probablemente fueron las multitu<strong>de</strong>s que le seguían para ser sanadas las que<br />

alertaron a los fariseos acerca <strong>de</strong>l para<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l Señor. Comenzaron a acecharle como una<br />

jauría <strong>de</strong> perros salvajes, esperando atraparle en Sus palabras. Le preguntaron si era lícito


epudiar por cualquier causa. Contestase como contestase, seguro que enfurecería a algún<br />

sector <strong>de</strong> los judíos. Una escuela adoptaba una actitud muy liberal acerca <strong>de</strong>l divorcio; otra<br />

era extremadamente estricta.<br />

19:4–6 Nuestro Señor explicó que la intención original <strong>de</strong> Dios era que un hombre<br />

tuviese sólo una esposa viva. El Dios que creó ambos varón y hembra <strong>de</strong>cretó que la<br />

relación matrimonial suplantaba a la relación paterno-filial. También había dicho que el<br />

matrimonio es una unión <strong>de</strong> personas. El i<strong>de</strong>al divino es que esta unión divinamente<br />

establecida no sea quebrantada por ningún acto o <strong>de</strong>creto humano.<br />

19:7 Los fariseos creyeron haber atrapado al Señor en flagrante contradicción al AT.<br />

¿Acaso Moisés no dio provisión para el divorcio? Un hombre podía sencillamente dar a su<br />

mujer una <strong>de</strong>claración escrita, y echarla <strong>de</strong> la casa (Dt. 24:1–4).<br />

19:8 Jesús reconoció que Moisés había permitido el divorcio, no como lo mejor <strong>de</strong><br />

Dios para la humanidad, sino <strong>de</strong>bido a la condición recaída <strong>de</strong> Israel. Por la dureza <strong>de</strong><br />

vuestro corazón, Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero no fue así<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio. El i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> Dios era que no hubiese divorcio. Pero Dios tolera a<br />

menudo condiciones que no son Su voluntad directiva.<br />

19:9 Luego el Señor <strong>de</strong>claró con total autoridad que la anterior indulgencia respecto <strong>de</strong>l<br />

divorcio quedaba a partir <strong>de</strong> aquel momento abrogada. A partir <strong>de</strong> entonces sólo habría una<br />

causa <strong>de</strong> divorcio: la falta <strong>de</strong> castidad. Si alguien se divorciaba por alguna otra razón y<br />

volvía a casarse, era culpable <strong>de</strong> adulterio.<br />

Aunque no se <strong>de</strong>clara <strong>de</strong> forma expresa, parece <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor que allí don<strong>de</strong> se ha obtenido un divorcio por causa <strong>de</strong> adulterio, la parte inocente<br />

queda libre para volverse a casar. En caso contrario, el divorcio no serviría para nada que<br />

no sirviese la simple separación.<br />

Fornicación, o inmoralidad sexual, es generalmente tomado como <strong>de</strong>notando adulterio.<br />

Sin embargo, muchos estudiosos bíblicos instruidos creen que se refiere sólo a inmoralidad<br />

prematrimonial <strong>de</strong>scubierta tras el matrimonio (véase Dt. 22:13–21). Otros creen que hace<br />

referencia sólo a las costumbres matrimoniales judías y que es por esta razón que la<br />

«cláusula <strong>de</strong> excepción» se encuentra sólo aquí en Mateo, el evangelio judaico.<br />

Para una discusión más completa sobre al divorcio, véanse notas sobre 5:31, 32.<br />

19:10 Cuando los discípulos oyeron la enseñanza <strong>de</strong>l Señor acerca <strong>de</strong>l divorcio,<br />

<strong>de</strong>mostraron ser personas extremistas, al adoptar la absurda posición <strong>de</strong> que si el divorcio<br />

sólo se pue<strong>de</strong> obtener por una razón, entonces, para evitar pecar en el estado matrimonial<br />

no conviene casarse en absoluto. Pero esto no les salvaría <strong>de</strong> pecar en el estado <strong>de</strong> soltería.<br />

19:11 De modo que el Señor les recordó que la capacidad <strong>de</strong> permanecer célibes no era<br />

la norma general: sólo aquellos a los que se les diese una gracia especial podrían <strong>de</strong>jar a un<br />

lado el matrimonio. La sentencia, No todos pue<strong>de</strong>n recibir esto, sino aquellos a quienes<br />

es dado (V.M.), no significa que no todos pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>r lo que sigue, sino que no<br />

pue<strong>de</strong>n vivir una vida <strong>de</strong> continencia excepto si son llamados a ella.<br />

19:12 El Señor Jesús explicó que hay tres tipos <strong>de</strong> eunucos. Algunos hombres son<br />

eunucos porque nacieron sin la capacidad <strong>de</strong> reproducirse. Otros lo son porque fueron<br />

castrados por los hombres; los gobernantes orientales a menudo castraban a los criados <strong>de</strong>l<br />

harén para hacerlos eunucos. Pero Jesús tenía especialmente en mente a aquellos que se<br />

hicieron eunucos a sí mismos por causa <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos. Estos hombres podrían<br />

haberse casado, y no tienen ningún problema físico. Pero en su <strong>de</strong>dicación al Rey y Su<br />

reino <strong>de</strong>jan voluntariamente el matrimonio para <strong>de</strong>dicarse a la causa <strong>de</strong> Cristo sin<br />

distracción alguna. Como Pablo escribió más a<strong>de</strong>lante: «El soltero se preocupa por las


cosas <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong> cómo agradar al Señor» (1 Co. 7:32). Su celibato no es físico, sino<br />

cuestión <strong>de</strong> una abstinencia voluntaria.<br />

No todos los hombres pue<strong>de</strong>n vivir una vida así: sólo los que reciben esta capacidad <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> Dios. «Pero cada uno tiene su propio don <strong>de</strong> Dios, uno <strong>de</strong> un modo, y otro <strong>de</strong> otro»<br />

(1 Co. 7:7).<br />

F. Acerca <strong>de</strong> los Niños (19:13–15)<br />

Es interesante ver cómo se introduce el tema <strong>de</strong> los niños poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l discurso<br />

acerca <strong>de</strong>l divorcio (véase también Mr. 10:1–16); a menudo son los que sufren más<br />

duramente <strong>de</strong>bido a la rotura <strong>de</strong> un hogar.<br />

Los padres llevaban sus niños pequeños a Jesús para que el Maestro-Pastor los<br />

bendijese; los discípulos vieron esto como una intrusión y una ocasión enojosa, y<br />

reprendieron a los padres. Pero Jesús intervino con aquellas palabras que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel<br />

entonces le han hecho ser querido por niños <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s: Dejad a los niños, y no<br />

les impidáis que vengan a mí, porque <strong>de</strong> los tales es el reino <strong>de</strong> los cielos.<br />

De estas palabras emergen varias lecciones importantes. Primero, <strong>de</strong>berían hacer<br />

consciente al siervo <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> alcanzar a los niños, cuya mente es<br />

sumamente receptiva, con la Palabra <strong>de</strong> Dios. Segundo, los niños que <strong>de</strong>sean confesar su fe<br />

en el Señor Jesús <strong>de</strong>berían ser alentados, no refrenados. Nadie conoce la edad <strong>de</strong> la persona<br />

más joven en el infierno. Si un niño <strong>de</strong>sea verda<strong>de</strong>ramente ser salvado, no se le <strong>de</strong>bería<br />

<strong>de</strong>cir que es <strong>de</strong>masiado pequeño. Al mismo tiempo, los niños no <strong>de</strong>berían ser presionados a<br />

hacer una falsa profesión. Por lo susceptibles que son a los llamamientos emocionales,<br />

<strong>de</strong>berían ser protegidos <strong>de</strong> métodos evangelísticos <strong>de</strong> presión. Los niños no tienen que<br />

volverse adultos para ser salvos, sino que los adultos tienen que volverse como niños<br />

(18:3–4; Mr. 10:15).<br />

Tercero, estas palabras <strong>de</strong> nuestro Señor respon<strong>de</strong>n a la pregunta: «¿Qué suce<strong>de</strong> con los<br />

niños que mueren antes que lleguen a la edad <strong>de</strong> la responsabilidad?». Jesús dijo: De los<br />

tales es el reino <strong>de</strong> los cielos.<br />

A veces se emplea este pasaje para apoyar el bautismo <strong>de</strong> los niños para hacerlos<br />

miembros <strong>de</strong> Cristo y here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>l reino. Una lectura cuidadosa mostrará que los padres<br />

llevaron los hijos a Jesús, no al bautisterio. Mostrará que los niños eran ya poseedores <strong>de</strong>l<br />

reino. Y mostrará que no hay en este pasaje ni una gota <strong>de</strong> agua.<br />

G. Acerca <strong>de</strong> las riquezas: El joven rico (19:16–26)<br />

19:16 Este inci<strong>de</strong>nte constituye un estudio en contrastes. Habiendo visto que el reino <strong>de</strong><br />

los cielos pertenece a los niñitos, veremos ahora lo difícil que es para los adultos entrar en<br />

él.<br />

Un rico irrumpió ante el Señor con una indagación aparentemente sincera. Dirigiéndose<br />

a Jesús como Maestro bueno, le preguntó qué cosa buena <strong>de</strong>bía hacer para tener la vida<br />

eterna. La pregunta revelaba su ignorancia <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> Jesús y <strong>de</strong>l camino<br />

<strong>de</strong> la salvación. Llamó a Jesús Maestro, poniéndole al mismo nivel que otros gran<strong>de</strong>s<br />

hombres. Y habló <strong>de</strong> conseguir la vida eterna como algo que le fuese <strong>de</strong>bido y no como un<br />

don.<br />

19:17 Nuestro Señor lo son<strong>de</strong>ó acerca <strong>de</strong> estas dos cuestiones. Al preguntarle, ¿Por<br />

qué me dices bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios, Jesús no estaba negando Su


propia <strong>de</strong>idad, estaba dándole a aquel hombre la oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir: «Por eso te llamo<br />

bueno: Tú eres Dios».<br />

Para probarle acerca <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la salvación, Jesús dijo: Mas si quieres entrar en la<br />

vida, guarda los mandamientos. El Salvador no estaba implicando que el hombre se<br />

pueda salvar guardando los mandamientos. No, sino que estaba empleando la ley para<br />

producir convicción <strong>de</strong> pecado en el corazón <strong>de</strong> aquel hombre, que estaba todavía bajo el<br />

engaño <strong>de</strong> que podría heredar el reino sobre el principio <strong>de</strong> hacer. Por ello, que obe<strong>de</strong>ciese<br />

la ley que le <strong>de</strong>cía lo que <strong>de</strong>bía hacer.<br />

19:18–20 Nuestro Señor le citó los cinco mandamientos que trataban principalmente<br />

acerca <strong>de</strong> nuestro prójimo, culminándolos con estas palabras: Amarás a tu prójimo como<br />

a ti mismo. Ciego acerca <strong>de</strong> su propio egoísmo, aquel hombre se jactó <strong>de</strong> que siempre<br />

había guardado estos mandamientos.<br />

19:21 Nuestro Señor expuso entonces el fracaso <strong>de</strong> este hombre acerca <strong>de</strong> amar a su<br />

prójimo como a sí mismo al <strong>de</strong>cirle: Ven<strong>de</strong> tus posesiones y dalo a los pobres. A renglón<br />

seguido <strong>de</strong>bía venir a Jesús y seguirle.<br />

El Señor no significaba con ello que este hombre habría podido ser salvo vendiendo sus<br />

posesiones y dando su precio a obras <strong>de</strong> caridad. Sólo hay un camino para ser salvo: la fe<br />

en el Señor.<br />

Pero para ser salvo, el hombre ha <strong>de</strong> reconocer que ha pecado y que no ha alcanzado a<br />

cumplir las santas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios. La mala disposición <strong>de</strong>l rico para compartir sus<br />

posesiones mostraba que no amaba a su prójimo como a sí mismo. Debería haber dicho:<br />

«Señor, si esto es lo necesario, entonces soy pecador. No me puedo salvar por mis propios<br />

esfuerzos. Por ello, te pido que me salves por tu gracia». Si hubiese respondido a la<br />

instrucción <strong>de</strong>l Salvador, le habría sido presentado el camino <strong>de</strong> la salvación.<br />

19:22 En lugar <strong>de</strong> ello, se fue triste.<br />

19:23–24 La respuesta <strong>de</strong>l rico impulsó a Jesús a observar que difícilmente entrará<br />

un rico en el reino <strong>de</strong> los cielos. Las riquezas tien<strong>de</strong>n a transformarse en ídolos. Es difícil<br />

poseerlas sin confiar en ellas. Nuestro Señor <strong>de</strong>claró que es más fácil que un camello pase<br />

por el ojo <strong>de</strong> una aguja, que el que un rico entre en el reino <strong>de</strong> Dios. Con ello emplea la<br />

figura <strong>de</strong> lenguaje conocida como hipérbole —una <strong>de</strong>claración dada en una forma<br />

intensificada para producir un efecto vívido, inolvidable.<br />

Es evi<strong>de</strong>ntemente imposible que un camello pase ¡por el ojo <strong>de</strong> una aguja! El «ojo <strong>de</strong> la<br />

aguja» ha sido frecuentemente explicado como una pequeña puerta en el portal <strong>de</strong> una<br />

ciudad. Un camello podía pasar por ella arrodillándose, pero sólo con una gran dificultad.<br />

Sin embargo, la palabra empleada para «aguja» aquí es la misma palabra empleada para<br />

<strong>de</strong>scribir la aguja empleada por los cirujanos. Por el contexto, parece claro que el Señor no<br />

estaba hablando <strong>de</strong> una cosa difícil, sino imposible. Humanamente hablando, un rico,<br />

simplemente, no pue<strong>de</strong> ser salvo.<br />

19:25 Los discípulos, ante estas <strong>de</strong>claraciones, se asombraban en gran manera.<br />

Como judíos que vivían bajo la ley <strong>de</strong> Moisés, por la que Dios prometía prosperidad a los<br />

que le obe<strong>de</strong>cían, consi<strong>de</strong>raban con razón las riquezas como indicación <strong>de</strong> la bendición <strong>de</strong><br />

Dios. Si los que gozaban así <strong>de</strong> la bendición <strong>de</strong> Dios no podían ser salvos, ¿quién podría?<br />

19:26 El Señor contestó: Para los hombres, esto es imposible; mas para Dios todo es<br />

posible. Hablando humanamente, es imposible que nadie sea salvo: sólo Dios pue<strong>de</strong> salvar<br />

un alma. Pero es más difícil para un rico rendir su voluntad a Cristo que para un pobre,<br />

como se hace evi<strong>de</strong>nte por el hecho <strong>de</strong> que pocos ricos se convierten. Encuentran casi


imposible pasar <strong>de</strong> confiar en medios visibles <strong>de</strong> sustento a tener fe en un Salvador<br />

invisible. Sólo Dios pue<strong>de</strong> llevar a cabo un cambio así.<br />

Los comentaristas y predicadores incluyen aquí, invariablemente, que es correcto que<br />

un cristiano sea rico. Es extraño que empleen un pasaje en el que el Señor <strong>de</strong>nuncia la<br />

riqueza como obstáculo para el bien eterno <strong>de</strong>l hombre para justificar la acumulación <strong>de</strong><br />

bienes terrenales. Y es difícil ver cómo un cristiano pue<strong>de</strong> aferrarse a las riquezas ante las<br />

abrumadoras necesida<strong>de</strong>s en todas partes, ante la inminencia <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> la<br />

clara prohibición <strong>de</strong>l Señor contra hacerse tesoros en la tierra. La acumulación <strong>de</strong> riquezas<br />

nos con<strong>de</strong>na como no amadores <strong>de</strong> nuestro prójimo como a nosotros mismos.<br />

H. Acerca <strong>de</strong> las Recompensas por vivir <strong>de</strong> Manera Sacrificada (19:27–<br />

30)<br />

19:27 Pedro comprendió la línea <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong>l Salvador. Dándose cuenta <strong>de</strong> que<br />

Jesús estaba diciendo: «Déjalo todo, y sígueme», Pedro se jactó <strong>de</strong> que él y los otros<br />

discípulos habían actuado exactamente <strong>de</strong> aquella manera; y luego añadió: ¿Qué, pues,<br />

tendremos? Se estaba poniendo en evi<strong>de</strong>ncia el yo <strong>de</strong> Pedro, y su vieja naturaleza estaba<br />

reafirmándose. Era un espíritu <strong>de</strong>l que cada uno <strong>de</strong> nosotros hemos <strong>de</strong> guardarnos. Estaba<br />

regateando con el Señor.<br />

19:28–29 El Señor aseguró a Pedro que lo que fuese hecho por Él tendría una rica<br />

recompensa. En cuanto a los doce, <strong>de</strong> manera específica, tendrían puestos <strong>de</strong> autoridad en<br />

el Milenio. La regeneración hace referencia al reinado futuro <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra; es<br />

explicado por la expresión cuando el Hijo <strong>de</strong>l Hombre se siente en el trono <strong>de</strong> su gloria.<br />

Ya nos hemos referido antes a esta fase <strong>de</strong>l reino como el reino en manifestación. En aquel<br />

tiempo, los doce se sentarán sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus <strong>de</strong> Israel.<br />

En el NT, las recompensas están estrechamente relacionadas con posiciones <strong>de</strong><br />

administración durante el Milenio (véase Lc. 19:17, 19). Son concedidas en el Tribunal <strong>de</strong><br />

Cristo, pero manifestadas cuando el Señor vuelva a la tierra para reinar.<br />

Por lo que respecta a los creyentes en general, Jesús añadió que todos aquellos que<br />

hayan <strong>de</strong>jado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o<br />

tierras, por Su nombre, recibirán cien veces más, y heredarán la vida eterna. En esta<br />

vida, gozan <strong>de</strong> una comunión mundial <strong>de</strong> creyentes que les compensa en mucho la rotura <strong>de</strong><br />

los lazos terrenales. Por cada casa que <strong>de</strong>jan, reciben cien hogares cristianos don<strong>de</strong> tienen<br />

una cálida acogida. Por las tierras u otras formas <strong>de</strong> riqueza que hayan abandonado, reciben<br />

unas riquezas espirituales más allá <strong>de</strong> toda valoración.<br />

La recompensa futura para todos los creyentes es la vida eterna. Esto no significa que<br />

ganemos la vida eterna al abandonarlo y sacrificarlo todo. La vida eterna es un don y no<br />

pue<strong>de</strong> ser ni ganada ni merecida. Aquí, el pensamiento es que aquellos que lo abandonan<br />

todo reciben la recompensa <strong>de</strong> una mayor capacidad para gozar <strong>de</strong> la vida eterna en el cielo.<br />

Todos los creyentes tendrán aquella vida, pero no todos la gozarán al mismo nivel.<br />

19:30 El Señor concluyó Sus observaciones con una advertencia en contra <strong>de</strong> un<br />

espíritu <strong>de</strong> regateo. Le vino a <strong>de</strong>cir a Pedro: «Todo lo que hagas por mi causa será<br />

recompensado, pero cuídate <strong>de</strong> no hacerlo guiado por consi<strong>de</strong>raciones egoístas, porque en<br />

este caso muchos primeros serán últimos; y últimos, primeros». Esto es ilustrado por<br />

una parábola en el siguiente capítulo. Esta <strong>de</strong>claración pue<strong>de</strong> también haber constituido una<br />

advertencia <strong>de</strong> que no es suficiente con comenzar bien en el camino <strong>de</strong>l discipulado. Lo que<br />

cuenta es cómo acabamos.


Antes <strong>de</strong> finalizar esta sección, <strong>de</strong>beríamos observar que las expresiones «reino <strong>de</strong> los<br />

cielos» y «reino <strong>de</strong> Dios» se usan <strong>de</strong> forma sinónima en los versículos 23 y 24. Por ello,<br />

ambos términos son sinónimos.<br />

I. Acerca <strong>de</strong> las Recompensas por la Labor en la Viña (20:1–16)<br />

20:1–2 Esta parábola, continuación <strong>de</strong>l discurso acerca <strong>de</strong> las recompensas que termina<br />

en el capítulo 19, ilustra la verdad <strong>de</strong> que aunque todos los verda<strong>de</strong>ros discípulos recibirán<br />

recompensa, el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las recompensas será <strong>de</strong>terminado por el espíritu con el que sirvió<br />

el discípulo.<br />

La parábola <strong>de</strong>scribe a un hacendado (BAS) que salió <strong>de</strong> madrugada a contratar<br />

obreros para trabajar en su viña. Estos hombres fueron contratados para trabajar por un<br />

<strong>de</strong>nario al día, lo que era una paga razonable para aquellos tiempos. Digamos que<br />

comenzaron a trabajar a las seis <strong>de</strong> la mañana.<br />

20:3–4 A las nueve <strong>de</strong> la mañana, el hacendado encontró otros obreros <strong>de</strong>socupados en<br />

la plaza. En este caso no hubo ningún acuerdo entre los trabajadores y el patrón. Fueron a<br />

trabajar sólo con su palabra <strong>de</strong> que les daría lo que sea justo.<br />

20:5–7 Al mediodía y a las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, el hacendado contrató a más hombres sobre<br />

la base <strong>de</strong> que les daría un pago equitativo. A las cinco <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> encontró más hombres<br />

sin trabajo. No eran holgazanes; querían trabajo, pero no lo habían podido encontrar. De<br />

modo que los envió a la viña sin hablar para nada <strong>de</strong> la cantidad que les pagaría.<br />

Es importante notar que los primeros fueron contratados en base <strong>de</strong> un acuerdo mutuo;<br />

todos los <strong>de</strong>más <strong>de</strong>jaron la cuestión <strong>de</strong> la paga en manos <strong>de</strong>l hacendado.<br />

20:8 Al final <strong>de</strong>l día, el hacendado or<strong>de</strong>nó a su administrador que pagase a aquellos<br />

hombres, comenzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los últimos contratados y acabando con los primeros. (De<br />

esta manera, los primeros que habían sido contratados vieron lo que recibían los otros.)<br />

20:9–12 Todos recibieron la misma cantidad, un <strong>de</strong>nario. Los hombres que habían<br />

comenzado a trabajar a las seis pensaban que iban a recibir más, pero no, ellos también<br />

recibieron un <strong>de</strong>nario. Se sintieron amargados y resentidos; a fin <strong>de</strong> cuentas, habían<br />

trabajado más tiempo y sufrido el calor abrasador y el peso <strong>de</strong>l día.<br />

20:13–14 En la contestación <strong>de</strong>l hacendado a uno <strong>de</strong> ellos encontramos las lecciones<br />

permanentes <strong>de</strong> esta parábola. Primero, le dijo: Amigo, no te hago injusticia; ¿no te<br />

concertaste conmigo en un <strong>de</strong>nario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a<br />

este último como a ti. Los primeros se ajustaron por un <strong>de</strong>nario al día y recibieron la paga<br />

acordada. Los otros se acogieron a la gracia <strong>de</strong>l hacendado, y gracia fue lo que recibieron.<br />

La gracia es mejor que la justicia. Es mejor <strong>de</strong>jar nuestras recompensas en manos <strong>de</strong>l Señor<br />

que regatear para llegar a un compromiso con Él.<br />

20:15 Luego el hacendado dijo: ¿No me es lícito hacer con lo mío lo que quiera? La<br />

lección, naturalmente, es que Dios es soberano. Él pue<strong>de</strong> hacer como le plazca. Y aquello<br />

que le place será siempre recto, justo y equitativo. El hacendado añadió más: ¿O tienes tú<br />

envidia, porque yo soy bueno? Esta pregunta expone el rasgo <strong>de</strong> egoísmo en la naturaleza<br />

humana. Los hombres <strong>de</strong> las seis <strong>de</strong> la mañana recibieron exactamente lo que habían<br />

merecido, pero tenían celos porque los otros habían recibido la misma paga por trabajar<br />

menos horas. Muchos <strong>de</strong> nosotros habremos <strong>de</strong> admitir que nos parece poco justo. Esto<br />

sólo <strong>de</strong>muestra que en el reino <strong>de</strong> los cielos hemos <strong>de</strong> adoptar una forma totalmente distinta<br />

<strong>de</strong> pensar. Hemos <strong>de</strong> abandonar nuestro espíritu codicioso y competitivo, y pensar como el<br />

Señor.


El hacendado sabía que todos estos hombres necesitaban dinero, por lo que les pagó<br />

conforme a la necesidad y no conforme a la codicia. Nadie recibió menos <strong>de</strong> lo que<br />

merecía, pero todos recibieron lo que necesitaban para sí mismos y para sus familias. La<br />

lección, según James Stewart, es que la persona «que piensa regatear tocante a la<br />

recompensa final siempre estará en un error, y la misericordia fiel <strong>de</strong> Dios siempre tendrá la<br />

última e incuestionable palabra». Cuanto más estudiamos la parábola bajo esta luz, tanto<br />

más nos damos cuenta <strong>de</strong> que no es sólo equitativa, sino sumamente hermosa. Los que<br />

fueron contratados a las seis <strong>de</strong>berían haber consi<strong>de</strong>rado una recompensa adicional po<strong>de</strong>r<br />

servir todo el día un amo tan maravilloso.<br />

20:16 Jesús terminó esta parábola con estas palabras: Así, los últimos serán primeros,<br />

y los primeros, últimos (véase 19:30). Habrá sorpresas en la cuestión <strong>de</strong> las recompensas.<br />

Algunos que creían que serían primeros serán últimos, porque su servicio fue inspirado por<br />

el orgullo y la ambición egoístas. Otros que han servido por amor y gratitud recibirán gran<br />

honra.<br />

Lo que acciones <strong>de</strong> mérito creímos<br />

Él <strong>de</strong>mostrará que pecado era;<br />

Pequeños actos olvidados<br />

Mostrará que para Él fueron.<br />

Anónimo<br />

J. Acerca <strong>de</strong> Su muerte y Resurrección (20:17–19)<br />

Está claro que el Señor partía <strong>de</strong> Perea para el viaje a Jerusalén pasando por Jericó<br />

(véase v. 29). Una vez más tomó a sus discípulos aparte para explicarles lo que le<br />

suce<strong>de</strong>ría cuando llegasen a la Santa Ciudad. Sería entregado a los principales sacerdotes<br />

y a los escribas, lo que es evi<strong>de</strong>ntemente una referencia a la perfidia <strong>de</strong> Judas. Sería<br />

con<strong>de</strong>nado a muerte por los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l judaísmo. Carentes <strong>de</strong> autoridad para aplicar la<br />

pena capital, le entregarían a los gentiles (los romanos). Sería escarnecido, azotado y<br />

crucificado. Pero la muerte no podría retener a su presa: Al tercer día iba a resucitar.<br />

K. Acerca <strong>de</strong> la posición en el reino (20:20–28)<br />

Es un triste comentario acerca <strong>de</strong> la naturaleza humana que inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

la tercera predicción <strong>de</strong> Su pasión, Sus seguidores estaban pensando más en su propia<br />

gloria que en los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> su Señor.<br />

La primera predicción que hizo Cristo <strong>de</strong> Sus pa<strong>de</strong>cimientos suscitó las objeciones <strong>de</strong><br />

Pedro (16:22); la segunda fue pronto seguida por la pregunta <strong>de</strong> los discípulos: «¿Quién es<br />

el más gran<strong>de</strong> …?». Y aquí encontramos la tercera coronada con la más ambiciosa petición<br />

<strong>de</strong> Jacobo y Juan. Ellos cerraron persistentemente sus ojos a las advertencias <strong>de</strong> tribulación<br />

y los abrieron sólo a la promesa <strong>de</strong> la gloria, con lo que adquirieron una perspectiva<br />

errónea, materialista, <strong>de</strong>l Reino (Notas Diarias <strong>de</strong> la Unión Bíblica).<br />

20:20–21 La madre <strong>de</strong> Jacobo y <strong>de</strong> Juan acudió ante el Señor pidiéndole que sus hijos<br />

se sentasen a ambos lados <strong>de</strong> Él en Su reino. Es para crédito <strong>de</strong> ella que quería a sus hijos<br />

cerca <strong>de</strong> Jesús, y que no <strong>de</strong>sesperaba <strong>de</strong> Su reino veni<strong>de</strong>ro. Pero no comprendía los<br />

principios en base <strong>de</strong> los que se otorgarían honores en el reino.


Dice Marcos que los hijos hicieron la petición personalmente (Mr. 10:35); quizá lo<br />

hicieron por inducción <strong>de</strong> ella, o tal vez los tres acudieron juntos al Señor. No hay aquí<br />

contradicción alguna.<br />

20:22 Jesús, respondiendo, les dijo con franqueza que no comprendían lo que pedían.<br />

Querían una corona sin una cruz, un trono sin el altar <strong>de</strong>l sacrificio, la gloria sin el<br />

pa<strong>de</strong>cimiento que lleva a ella. Por lo que les preguntó enfáticamente: ¿Podéis beber <strong>de</strong> la<br />

copa que yo he <strong>de</strong> beber? No nos quedamos sin saber qué significaba por la copa; la<br />

acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir en los versículos 18 y 19. Había <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer y morir.<br />

Jacobo y Juan expresaron su disponibilidad a participar en Sus pa<strong>de</strong>cimientos, aunque<br />

quizá su confianza se basaba más en el celo que en el conocimiento.<br />

20:23 Jesús les aseguró que a la verdad beberían <strong>de</strong> Su copa. Jacobo sería martirizado<br />

y Juan perseguido y exiliado a la isla <strong>de</strong> Patmos. Dijo Robert Little: «Jacobo murió una<br />

muerte <strong>de</strong> mártir; Juan vivió una vida <strong>de</strong> mártir».<br />

Entonces Jesús les explicó que Él no podía asignar puestos <strong>de</strong> honor en el reino <strong>de</strong><br />

manera arbitraria; el Padre había establecido una base especial sobre la que se asignarían<br />

estas posiciones. Ellos pensaban que era una cuestión <strong>de</strong> patronazgo político, que <strong>de</strong>bido a<br />

que ellos eran tan próximos a Cristo tenían un especial <strong>de</strong>recho a los puestos preferentes.<br />

Pero no se trataba <strong>de</strong> ningún favoritismo personal. En los consejos <strong>de</strong> Dios, los puestos a<br />

Su diestra y a Su izquierda serían dados sobre la base <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer por Él. Esto significa que<br />

los principales honores en el reino no se limitan a los cristianos <strong>de</strong>l siglo I: algunos que<br />

viven hoy podrían lograrlos —mediante el sufrimiento.<br />

20:24 Los otros diez discípulos se enojaron enormemente ante la petición hecha por<br />

los hijos <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o. Probablemente, su indignación se <strong>de</strong>bía a que ellos mismos querían<br />

ser los más gran<strong>de</strong>s y se resentían ante cualquier pretensión <strong>de</strong> prioridad por parte <strong>de</strong><br />

Jacobo y Juan.<br />

20:25–27 Esto dio a nuestro Señor la oportunidad para hacer una revolucionaria<br />

<strong>de</strong>claración acerca <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za en Su reino. Los gentiles piensan en la gran<strong>de</strong>za en<br />

términos <strong>de</strong> gobierno y dominio. En el reino <strong>de</strong> Cristo, la gran<strong>de</strong>za se manifiesta en el<br />

servicio. Todo el que aspira a la gran<strong>de</strong>za ha <strong>de</strong> llegar primero a ser un servidor, y el que<br />

quiera ser el primero ha <strong>de</strong> llegar a ser un esclavo.<br />

20:28 El Hijo <strong>de</strong>l Hombre es el perfecto ejemplo <strong>de</strong> la humildad en el servicio. Él vino<br />

al mundo no para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por<br />

muchos. Todo el propósito <strong>de</strong> la Encarnación pue<strong>de</strong> ser sumarizado en dos palabras: servir<br />

y dar. Es asombroso pensar que el sublime Señor se humillase a Sí mismo al pesebre y a la<br />

cruz. Su gran<strong>de</strong>za se manifestó en la hondura <strong>de</strong> Su humillación. Y así ha <strong>de</strong> ser para<br />

nosotros.<br />

Él dio Su vida en rescate por muchos. Su muerte dio satisfacción a todas las justas<br />

<strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios contra el pecado. Fue suficiente para quitar todos los pecados <strong>de</strong>l<br />

mundo. Pero es eficaz solo para aquellos que le aceptan como Señor y Salvador. ¿Lo has<br />

hecho tú ya?<br />

L. Restauración <strong>de</strong> la Vista a dos Ciegos (20:29–34)<br />

20:29–30 Ahora Jesús había cruzado el Jordán <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Perea, y había llegado a Jericó.<br />

Saliendo <strong>de</strong> la ciudad, dos ciegos le gritaban: ¡Señor, Hijo <strong>de</strong> David, ten misericordia <strong>de</strong><br />

nosotros! Su uso <strong>de</strong>l título «Hijo <strong>de</strong> David» significaba que aunque físicamente ciegos, su<br />

visión espiritual era tan aguda que reconocían a Jesús como el Mesías. Pue<strong>de</strong>n haber


epresentado el remanente creyente <strong>de</strong>l Israel cegado que le reconocerá como el Cristo<br />

cuando regrese para reinar (Is. 35:5; 42:7; Ro. 11:25, 26; 2 Co. 3:16; Ap. 1:7).<br />

20:31–34 La multitud intentó hacerlos callar, pero ellos gritaban más todavía. Cuando<br />

Jesús les preguntó qué querían, ellos no comenzaron con generalida<strong>de</strong>s, como tantas veces<br />

suce<strong>de</strong> con nosotros cuando oramos. Fueron al punto preciso: Señor, que sean abiertos<br />

nuestros ojos. Su petición específica recibió una respuesta específica. Jesús, movido a<br />

compasión, les tocó los ojos, y en seguida recobraron la vista; y le siguieron.<br />

Acerca <strong>de</strong> que los tocó, Gaebelein hace una útil observación:<br />

Hemos aprendido antes el significado típico en este Evangelio <strong>de</strong> sanar por un toque.<br />

Siempre que el Señor sana mediante un toque tiene referencia, en lo dispensacional, a Su<br />

presencia personal en la tierra y Su trato misericordioso con Israel. Cuando Él sana<br />

mediante Su Palabra, no personalmente presente, hace referencia a la época cuando está<br />

ausente <strong>de</strong> la tierra, y los gentiles que se allegan a Él en fe son sanados por Él.<br />

Hay dificulta<strong>de</strong>s para conciliar el relato <strong>de</strong> Mateo en este inci<strong>de</strong>nte con Marcos 10:46–<br />

52 y Lucas 18:35–43; 19:1. Aquí tenemos dos ciegos; en Marcos y Lucas sólo se menciona<br />

uno. Se ha sugerido que Marcos y Lucas mencionan al ciego bien conocido, Bartimeo, y<br />

que Mateo, al escribir su Evangelio para los judíos, menciona dos como el número mínimo<br />

para un testimonio válido (2 Co. 13:1). En Mateo y Marcos se dice que el suceso tuvo lugar<br />

al salir Jesús <strong>de</strong> Jericó; en Lucas se dice que tuvo lugar cuando se acercaba a la ciudad. De<br />

hecho, había dos Jericós, una vieja Jericó y otra nueva, y este milagro tuvo lugar<br />

probablemente cuando Jesús estaba saliendo <strong>de</strong> una y entrando en la otra.<br />

XII. PRESENTACIÓN Y RECHAZAMIENTO DEL REY<br />

(Caps. 21–23)<br />

A. La Entrada Triunfal (21:1–11)<br />

21:1–3 Subiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jericó, Jesús llegó a la la<strong>de</strong>ra oriental <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong> los Olivos,<br />

don<strong>de</strong> estaban Betania y Betfagé. Des<strong>de</strong> allí, el camino ro<strong>de</strong>aba el extremo sur <strong>de</strong>l monte,<br />

<strong>de</strong>scendía al valle <strong>de</strong> Josafat, atravesaba el torrente <strong>de</strong>l Cedrón y ascendía a Jerusalén.<br />

El Señor envió dos discípulos a Betania, con el conocimiento anticipado <strong>de</strong> que<br />

hallarían un asna atada, y un pollino con ella. Debían <strong>de</strong>satar los animales y traerlos a<br />

Jesús. Si alguien les <strong>de</strong>cía algo, <strong>de</strong>bían explicar que el Señor necesitaba los animales. El<br />

propietario acce<strong>de</strong>ría. Quizá el propietario conocía a Jesús y se había ofrecido antes para<br />

ayudarle. O quizá este inci<strong>de</strong>nte es una muestra <strong>de</strong> la omnisciencia y autoridad suprema <strong>de</strong>l<br />

Señor. Todo sucedió tal y como Jesús había predicho.<br />

21:4–5 La requisa <strong>de</strong> los animales cumplió unas predicciones <strong>de</strong> Isaías y Zacarías:<br />

Decid a la hija <strong>de</strong> Sion:<br />

He aquí que tu Rey viene a ti,<br />

Apacible, y sentado sobre un asna,<br />

Sobre pollino, hijo <strong>de</strong> animal <strong>de</strong> yugo.


21:6 Después <strong>de</strong> que los discípulos hubiesen extendido sus mantos sobre los animales,<br />

Jesús montó sobre el pollino (Mr. 11:7) y cabalgó hacia Jerusalén. Fue un momento<br />

histórico. Se habían cumplido las sesenta y nueve semanas <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Daniel, según<br />

Sir Robert An<strong>de</strong>rson (ver sus cálculos en el libro El Príncipe que ha <strong>de</strong> venir). A<br />

continuación el Mesías sería cortado (Dn. 9:26).<br />

Al entrar en Jerusalén montado <strong>de</strong> esta manera, el Señor Jesús <strong>de</strong>claró <strong>de</strong> una manera<br />

<strong>de</strong>liberada y expresa que era el Mesías.<br />

Lange observa:<br />

Él cumple intencionadamente una profecía que en Su tiempo se interpretaba<br />

unánimemente como mesiánica. Si antes Él consi<strong>de</strong>raba peligrosa la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Su<br />

dignidad, ahora consi<strong>de</strong>ra inconcebible el silencio. … A partir <strong>de</strong> aquí nunca sería posible<br />

<strong>de</strong>cir que Él nunca se había <strong>de</strong>clarado <strong>de</strong> una forma totalmente inequívoca. Cuando<br />

Jerusalén fuese posteriormente acusada <strong>de</strong>l asesinato <strong>de</strong>l Mesías, no podría <strong>de</strong>cir que el<br />

Mesías había omitido dar una señal que todos pudiesen compren<strong>de</strong>r.<br />

21:7–8 El Señor cabalgó a la ciudad sobre una alfombra <strong>de</strong> mantos y <strong>de</strong> ramas <strong>de</strong><br />

palmeras, y con la aclamación <strong>de</strong>l pueblo resonando en sus oídos. Por un momento, al<br />

menos, fue reconocido como Rey.<br />

21:9 La gente gritaba: ¡Hosanná al Hijo <strong>de</strong> David! ¡Bendito el que viene en el<br />

nombre <strong>de</strong>l Señor! Esta cita <strong>de</strong>l Salmo 118:25, 26 se aplica evi<strong>de</strong>ntemente a la venida <strong>de</strong>l<br />

Mesías. Hosanná significaba originalmente «salva ahora»; tal vez la multitud quería <strong>de</strong>cir:<br />

«Sálvanos <strong>de</strong> los opresores romanos». Más a<strong>de</strong>lante el término vino a ser una exclamación<br />

<strong>de</strong> alabanza. Las frases que coreaban, «Hijo <strong>de</strong> David» y «Bendito el que viene en el<br />

nombre <strong>de</strong>l Señor», indican claramente que Jesús estaba siendo reconocido como el<br />

Mesías. Él es el Bendito que viene por autoridad <strong>de</strong> Jehová para hacer Su voluntad.<br />

El relato <strong>de</strong> Marcos registra como parte <strong>de</strong> los clamores <strong>de</strong> la multitud la frase<br />

«¡Bendito el reino veni<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> nuestro padre David!» (Mr. 11:10). Esto indica que el<br />

pueblo pensaba que el reino estaba a punto <strong>de</strong> quedar establecido, con Cristo sentado en el<br />

trono <strong>de</strong> David. Al clamar Hosanná en las alturas, la muchedumbre clamaba al cielo para<br />

que se uniese a la tierra en la alabanza al Mesías, y quizá llamándole a que salvase <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

los más altos cielos.<br />

Marcos 11:11 registra que cuando llegó a Jerusalén, Jesús entró en el templo —no<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l santuario, sino en el atrio. Se suponía que era la casa <strong>de</strong> Dios, pero Él no se<br />

sentía cómodo en este templo, porque los sacerdotes y el pueblo rehusaban reconocerle Su<br />

verda<strong>de</strong>ro puesto. Después <strong>de</strong> dar una mirada rápida, el Salvador se retiró a Betania con los<br />

doce. Era el atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong>l domingo.<br />

21:10–11 Mientras tanto, en la ciudad había aturdimiento acerca <strong>de</strong> Su i<strong>de</strong>ntidad. Los<br />

que preguntaban recibían como respuesta sólo que era Jesús, el profeta <strong>de</strong> Nazaret <strong>de</strong><br />

Galilea. En base <strong>de</strong> esto, parece que bien pocos comprendieron realmente que Él era el<br />

Mesías. En menos <strong>de</strong> una semana, aquella veleidosa multitud estaría chillando:<br />

«¡Crucifícale!, ¡Crucifícale!»<br />

B. La Purificación <strong>de</strong>l Templo (21:12–13)<br />

21:12 Ya en el comienzo <strong>de</strong> Su ministerio público, Jesús había expulsado el<br />

comercialismo fuera <strong>de</strong> los recintos <strong>de</strong>l templo (Jn. 2:13–16). Pero <strong>de</strong> nuevo había surgido


el abuso <strong>de</strong> aplicar márgenes excesivos en el atrio exterior <strong>de</strong>l templo. Los animales y aves<br />

sacrificiales se estaban comprando y vendiendo a unos precios exorbitantes. Los cambistas<br />

cambiaban otras monedas a los estateros que los judíos habían <strong>de</strong> pagar como tributo <strong>de</strong>l<br />

templo (impuesto), y ello por una tasa excesiva. Ahora, al llegar al final <strong>de</strong> Su ministerio,<br />

<strong>de</strong> nuevo Jesús expulsó a los que estaban sacando beneficio <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s sagradas.<br />

21:13 Combinando citas <strong>de</strong> Isaías y Jeremías, con<strong>de</strong>nó la profanación, el comercialismo<br />

y el exclusivismo. Citando <strong>de</strong> Isaías 56:7, les recordó que Dios quería que el templo fuese<br />

casa <strong>de</strong> oración. Ellos la habían transformado en una guarida <strong>de</strong> ladrones (Jer. 7:11).<br />

Esta purificación <strong>de</strong>l templo fue Su primer acto oficial <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> entrar en Jerusalén.<br />

Con ello <strong>de</strong>claró <strong>de</strong> una forma inequívoca Su autoridad sobre el templo.<br />

Este inci<strong>de</strong>nte tiene para nosotros hoy un doble mensaje. En nuestra vida eclesial<br />

necesitamos Su po<strong>de</strong>r purificador para echar fuera los bazares, cenas y una multitud <strong>de</strong><br />

otros mecanismos para conseguir dinero. En nuestras vidas personales hay una constante<br />

necesidad <strong>de</strong>l ministerio purificador <strong>de</strong>l Señor en nuestros cuerpos, los templos <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo.<br />

C. Indignación <strong>de</strong> los Sacerdotes y <strong>de</strong> los Escribas (21:14–17)<br />

21:14 La siguiente escena encuentra a nuestro Señor sanando a ciegos y cojos en el<br />

atrio <strong>de</strong>l templo. Allí adon<strong>de</strong> fuese Él atraía a los necesitados, y nunca los mandaba sin<br />

suplir sus necesida<strong>de</strong>s.<br />

21:15–16 Pero había ojos hostiles acechando. Y cuando estos principales sacerdotes y<br />

ancianos oyeron a los muchachos que aclamaban a Jesús como el Hijo <strong>de</strong> David, se<br />

enfurecieron.<br />

Le preguntaron: ¿Oyes lo que éstos dicen? —¡como esperando que Él iba a prohibir a<br />

los muchachos que se dirigiesen a Él como el Mesías!—. Si Jesús no hubiese sido el<br />

Mesías, éste habría sido el momento oportuno para <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong> una vez por todas. Pero Su<br />

respuesta indicó que los muchachos estaban en lo cierto. Citó el Salmo 8:2 <strong>de</strong> la<br />

Septuaginta: De la boca <strong>de</strong> los pequeños y <strong>de</strong> los niños <strong>de</strong> pecho, te preparaste perfecta<br />

alabanza. Si los sacerdotes y escribas, con todo su pretendido conocimiento, no estaban<br />

dispuestos a darle alabanza a Él como el Ungido, entonces el Señor sería adorado por<br />

jovencitos. Los niños tienen frecuentemente una perspicacia espiritual que supera a su edad,<br />

y sus palabras <strong>de</strong> fe y <strong>de</strong> amor traen una gloria singular al nombre <strong>de</strong>l Señor.<br />

21:17 Dejando a los lí<strong>de</strong>res religiosos que pon<strong>de</strong>rasen esta verdad, Jesús se volvió a<br />

Betania, don<strong>de</strong> pasó la noche.<br />

D. La higuera estéril (21:18–22)<br />

21:18–19 Mientras regresaba a Jerusalén a la madrugada <strong>de</strong>l día siguiente, el Señor<br />

vio una higuera cerca <strong>de</strong>l camino, y se dirigió a ella esperando hallar fruto para aplacar Su<br />

hambre. Al no hallar nada en ella, sino hojas solamente, dijo: Nunca jamás nazca <strong>de</strong> ti<br />

fruto. Y al instante se secó la higuera.<br />

En el relato <strong>de</strong> Marcos (11:12–14) se hace el comentario <strong>de</strong> que no era tiempo <strong>de</strong> higos.<br />

Por ello, Su acto <strong>de</strong> con<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l árbol por no dar higos podría parecer que da una imagen<br />

<strong>de</strong>l Salvador que es irrazonable e irritable. Pero sabiendo que esto no es así, ¿cómo se<br />

explica esta dificultad?<br />

Los higos, en las tierras <strong>de</strong> la Biblia, producen un fruto temprano, comestible, llamado<br />

brevas, antes que aparezcan las hojas. Esto es un heraldo <strong>de</strong> la cosecha regular. Si no


aparecían brevas, como en el caso <strong>de</strong> la higuera, ello indicaba que no habría verda<strong>de</strong>ros<br />

higos a su tiempo.<br />

Éste es el único milagro en el que Cristo maldijo en vez <strong>de</strong> ben<strong>de</strong>cir, en el que <strong>de</strong>struyó<br />

en lugar <strong>de</strong> restaurar a la vida. Y esto ha sido presentado como una dificultad. Este tipo <strong>de</strong><br />

críticas hace patente el <strong>de</strong>sconocimiento acerca <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong> Cristo. Él es Dios, el<br />

Soberano <strong>de</strong>l universo. Algunos <strong>de</strong> Sus tratos son misteriosos para nosotros, pero hemos <strong>de</strong><br />

comenzar con la premisa <strong>de</strong> que son siempre rectos. En este caso, el Señor sabía que la<br />

higuera nunca daría higos, y actuó como lo haría un labrador al eliminar un árbol estéril <strong>de</strong><br />

su plantación.<br />

Incluso aquellos que critican a nuestro Señor por mal<strong>de</strong>cir la higuera admiten que se<br />

trataba <strong>de</strong> una acción simbólica. Este inci<strong>de</strong>nte es la interpretación que da el Señor <strong>de</strong> la<br />

tumultuosa bienvenida que le acababan <strong>de</strong> dar en Jerusalén. Lo mismo que la vid y que el<br />

olivo, la higuera representa a la nación <strong>de</strong> Israel. Cuando Jesús vino a la nación, había<br />

hojas, lo que habla <strong>de</strong> profesión, pero no había fruto para Dios. Jesús estaba hambriento por<br />

el fruto <strong>de</strong> la nación.<br />

Debido a que no había fruto temprano, supo que no habría tampoco fruto tardío <strong>de</strong><br />

aquel pueblo incrédulo, y por ello maldijo la higuera. Esto era una premonición <strong>de</strong>l juicio<br />

que se iba a abatir sobre la nación en el 70 d.C.<br />

Hemos <strong>de</strong> recordar que mientras el Israel incrédulo permanecerá sin fruto para siempre,<br />

un remanente <strong>de</strong> la nación se volverá al Mesías tras el Arrebatamiento. Ellos darán fruto<br />

para Él durante la Tribulación y durante Su Reinado Milenial.<br />

Aunque la interpretación primaria <strong>de</strong> este pasaje tiene que ver con la nación <strong>de</strong> Israel, es<br />

<strong>de</strong> aplicación a aquellas personas en todas las eda<strong>de</strong>s que combinan un hablar excelso con<br />

un andar bajo.<br />

21:20–22 Cuando los discípulos expresaron asombro ante el secamiento repentino <strong>de</strong>l<br />

árbol, el Señor le dijo que ellos podrían hacer mayores milagros si tan solo tenían fe. Por<br />

ejemplo, podrían <strong>de</strong>cir a un monte: Quítate <strong>de</strong> ahí y échate en el mar, y suce<strong>de</strong>ría. Y todo<br />

lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.<br />

Una vez más hemos <strong>de</strong> explicar que estas promesas aparentemente incondicionales<br />

tocantes a la oración han <strong>de</strong> ser comprendidas a la luz <strong>de</strong> todo lo que la Biblia enseña<br />

acerca <strong>de</strong> esta cuestión. El versículo 22 no significa que un cristiano pue<strong>de</strong> pedir todo lo<br />

que se le antoje y esperar recibirlo. Ha <strong>de</strong> orar en conformidad con las condiciones<br />

establecidas en la Biblia.<br />

E. La autoridad <strong>de</strong> Jesús es cuestionada (21:23–27)<br />

21:23 Cuando Jesús vino al atrio adyacente al templo, los principales sacerdotes y los<br />

ancianos interrumpieron Su enseñanza para preguntarle quién le daba a Él la autoridad<br />

para enseñar, hacer milagros y purificar el templo. Ellos esperaban atraparle en Sus<br />

palabras, contestase como contestase. Si afirmaba tener autoridad en Sí mismo como el<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios, le acusarían <strong>de</strong> blasfemia. Si afirmaba tener autoridad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> hombres, lo<br />

<strong>de</strong>sacreditarían. Si pretendía autoridad <strong>de</strong> Dios, lo <strong>de</strong>safiarían. Se consi<strong>de</strong>raban los<br />

guardianes <strong>de</strong> la fe, profesionales que por su instrucción formal y <strong>de</strong>signación humana<br />

estaban autorizados para dirigir la vida religiosa <strong>de</strong> la gente. Jesús no tenía una instrucción<br />

formal y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego ningunas cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> los gobernantes <strong>de</strong> Israel. Su <strong>de</strong>safío<br />

reflejaba el secular resentimiento que sentían los religionistas profesionales contra aquellos<br />

hombres que tenían el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la unción divina.


21:24–25 El Señor accedió a explicar Su autoridad si ellos primero daban respuesta a<br />

una pregunta: El bautismo <strong>de</strong> Juan, ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> era? ¿Del cielo, o <strong>de</strong> los hombres? Por el<br />

bautismo <strong>de</strong> Juan se <strong>de</strong>be compren<strong>de</strong>r el significado <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Juan. Por tanto, la<br />

pregunta venía a ser: «¿Quién autorizó a Juan a llevar a cabo Su ministerio? ¿Qué<br />

cre<strong>de</strong>nciales tenía él <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los conductores <strong>de</strong> Israel?». La respuesta era evi<strong>de</strong>nte:<br />

Juan era un hombre enviado por Dios. Su po<strong>de</strong>r procedía <strong>de</strong> una dotación divina, no <strong>de</strong> una<br />

comisión humana.<br />

Los sacerdotes y ancianos se vieron en un dilema. Si admitían que Juan había sido<br />

enviado por Dios, quedaban atrapados. Juan había dado testimonio a los hombres <strong>de</strong> que<br />

Jesús era el Mesías. Si la autoridad <strong>de</strong> Juan era divina, ¿por qué no se habían arrepentido y<br />

creído en Cristo?<br />

21:26 Por otra parte, si ellos <strong>de</strong>cían que Juan no había sido enviado por Dios, adoptaban<br />

con ello una postura que sería ridiculizada por el pueblo, la mayoría <strong>de</strong>l cual reconocía que<br />

Juan era profeta <strong>de</strong> Dios. Si ellos hubiesen contestado correctamente que Juan había sido<br />

enviado por Dios, habrían tenido la respuesta a su propia pregunta: Jesús era el Mesías, <strong>de</strong>l<br />

que Juan había sido el precursor.<br />

21:27 Pero rehusaron hacer frente a los hechos, con lo que alegaron <strong>de</strong>sconocimiento.<br />

Ellos no podían <strong>de</strong>cir cuál era la fuente <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Juan. Entonces Jesús les dijo:<br />

Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas. ¿Para qué iba a <strong>de</strong>cirles lo que<br />

ya sabían pero no estaban dispuestos a admitir?<br />

F. La Parábola <strong>de</strong> los dos Hijos (21:28–32)<br />

21:28–30 Esta parábola es una hiriente reprensión a los principales sacerdotes y a los<br />

ancianos por no haber obe<strong>de</strong>cido el llamamiento <strong>de</strong> Juan al arrepentimiento y a la fe. Tiene<br />

que ver con un hombre que pidió a sus dos hijos que fuesen a trabajar en su viña. Uno<br />

rehusó, pero luego cambió <strong>de</strong> parecer, y fue. El otro accedió a ir, pero nunca lo hizo.<br />

21:31–32 Cuando les preguntó cuál <strong>de</strong> los dos hizo la voluntad <strong>de</strong> su padre, los guías<br />

religiosos se con<strong>de</strong>naron involuntariamente al <strong>de</strong>cir: El primero.<br />

El Señor interpretó entonces la parábola: Los publicanos y las rameras eran como el<br />

primer hijo. No presentaron ninguna pretensión inmediata <strong>de</strong> obediencia a Juan el Bautista,<br />

pero finalmente muchos <strong>de</strong> ellos se arrepintieron y creyeron en Jesús. Los lí<strong>de</strong>res religiosos<br />

eran como el segundo hijo. Profesaron aprobar la predicación <strong>de</strong> Juan, pero nunca<br />

confesaron sus pecados ni confiaron en el Salvador. Por ello, los pecadores abiertos<br />

entraron en el reino <strong>de</strong> Dios, mientras que los autosatisfechos guías religiosos se quedaron<br />

fuera. Así es en la actualidad. Los pecadores reconocidos reciben el evangelio con mejor<br />

disposición que los que tienen un barniz <strong>de</strong> falsa piedad.<br />

La expresión «vino a vosotros Juan en camino <strong>de</strong> justicia» significa que llegó<br />

predicando la necesidad <strong>de</strong> la justicia por el arrepentimiento y la fe.<br />

G. La Parábola <strong>de</strong> los Labradores Malvados (21:33–46)<br />

21:33–39 Respondiendo adicionalmente a la cuestión tocante a la autoridad, Jesús<br />

refirió la parábola acerca <strong>de</strong> un cierto padre <strong>de</strong> familia, o hacendado, el cual plantó una<br />

viña, la cercó <strong>de</strong> vallado, instaló en ella un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos<br />

labradores, y se ausentó <strong>de</strong>l país. Finalmente, cuando se acercó el tiempo <strong>de</strong> la<br />

vendimia, envió a sus siervos a los labradores para recibir su parte <strong>de</strong> la cosecha, pero los<br />

labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro


apedrearon. Cuando envió … otros siervos, recibieron el mismo tratamiento. La tercera<br />

vez <strong>de</strong>cidió enviarles su hijo, pensando que tendrían respeto <strong>de</strong> él. Ellos, sabiendo muy<br />

bien que era el here<strong>de</strong>ro, le mataron con la intención <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> su heredad.<br />

21:40–41 Al llegar a este punto, el Señor preguntó a los sacerdotes y a los ancianos:<br />

¿Qué hará a aquellos labradores? Ellos respondieron: A esos malvados les dará un fin<br />

miserable, y arrendará la viña a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo.<br />

No hay dificultad en la interpretación <strong>de</strong> esta parábola. Dios es el hacendado, e Israel la<br />

viña (Sal. 80:8; Is. 5:1–7; Jer. 2:21). El vallado es la ley <strong>de</strong> Moisés, la cual separaba a Israel<br />

<strong>de</strong> los gentiles y los preservaba como pueblo peculiar para el Señor. El lagar, por<br />

metonimia, significa el fruto que Israel <strong>de</strong>biera haber producido para Dios. La torre sugiere<br />

la cuidadosa solicitud <strong>de</strong> Jehová para con Su pueblo. Los labradores son los principales<br />

sacerdotes y los escribas.<br />

Una y otra vez, Dios envió Sus siervos, los profetas, al pueblo <strong>de</strong> Israel, buscando <strong>de</strong> la<br />

viña los frutos <strong>de</strong> comunión, santidad y amor. Pero el pueblo persiguió a los profetas y dio<br />

muerte a algunos <strong>de</strong> ellos. Finalmente, Dios envió a Su Hijo, diciendo: «Respetarán a mi<br />

Hijo» (v. 37). Los principales sacerdotes y escribas dijeron: «Éste es el here<strong>de</strong>ro» —una<br />

fatal admisión—. Estaban en privado <strong>de</strong> acuerdo en que Jesús era el Hijo <strong>de</strong> Dios (aunque<br />

lo negaban en público) y <strong>de</strong> este modo respondieron a su propia pregunta tocante a Su<br />

autoridad. Su autoridad provenía <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Él era Dios Hijo.<br />

En la parábola se les cita como diciendo: Éste es el here<strong>de</strong>ro; venid, matémosle, y<br />

apo<strong>de</strong>rémonos <strong>de</strong> su heredad (v. 38). En la vida real dijeron: «Si le <strong>de</strong>jamos así, todos<br />

creerán en él; y vendrán los romanos, y <strong>de</strong>struirán nuestro lugar santo y nuestra nación»<br />

(Jn. 11:48). Y así le rechazaron, le echaron fuera y lo crucificaron.<br />

21:42 Cuando el Salvador preguntó qué haría el dueño <strong>de</strong> la viña, su respuesta los<br />

con<strong>de</strong>nó, como lo <strong>de</strong>ja Él evi<strong>de</strong>nte en los versículos 42 y 43. Citó las palabras <strong>de</strong>l Salmo<br />

118:22: La piedra que los constructores rechazaron, se ha convertido en piedra<br />

angular. El Señor es quien ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos.<br />

Cuando Cristo, la Piedra, se presentó ante los constructores, ante los guías <strong>de</strong> Israel, ellos<br />

no tenían ningún plan <strong>de</strong> incluirle en sus planes <strong>de</strong> edificación. Le echaron a un lado como<br />

inútil. Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su muerte, fue resucitado <strong>de</strong> entre los muertos y recibió el puesto <strong>de</strong><br />

preeminencia que Dios le dio. Él ha sido constituido como la piedra cimera en el edificio <strong>de</strong><br />

Dios: «Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le otorgó un nombre que es sobre todo<br />

nombre,…» (Fil. 2:9).<br />

21:43 Entonces Jesús les anunció con total llaneza que el reino <strong>de</strong> Dios sería quitado<br />

<strong>de</strong> Israel y dado a una nación que produzca los frutos <strong>de</strong> él. Y así sucedió. Israel ha sido<br />

echado a un lado como pueblo escogido <strong>de</strong> Dios y ha sido cegado judicialmente. Ha<br />

sobrevenido un endurecimiento sobre la raza que rechazó a su Mesías. La profecía <strong>de</strong> que el<br />

reino <strong>de</strong> Dios sería dado a una nación que produzca los frutos <strong>de</strong> él ha sido<br />

comprendida como referida: (1) a la <strong>iglesia</strong>, compuesta <strong>de</strong> creyentes judíos y gentiles,<br />

«nación santa, pueblo adquirido» (1 P. 2:9); o (2) la porción redimida <strong>de</strong> Israel que vivirá<br />

durante la Segunda Venida. El Israel redimido dará fruto para Dios.<br />

21:44 El que caiga sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella caiga, le<br />

<strong>de</strong>smenuzará. En la primera parte <strong>de</strong>l versículo, la piedra está sobre el suelo; en la<br />

segunda parte <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto. Esto sugiere las dos venidas <strong>de</strong> Cristo. Cuando Él<br />

vino por primera vez, los guías judíos tropezaron sobre Él y fueron <strong>de</strong>smenuzados. Cuando<br />

Él venga, <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá en juicio, dispersando a Sus enemigos como al polvo.


21:45–46 Los principales sacerdotes y los fariseos se dieron cuenta <strong>de</strong> que estas<br />

parábolas se referían directamente a ellos, como respuesta a la pregunta que habían hecho<br />

acerca <strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong> Cristo. Hubiesen querido arrestarlo allí mismo, en aquel<br />

momento, pero temían al pueblo, porque éste todavía le tenía por profeta.<br />

H. La Parábola <strong>de</strong>l Banquete <strong>de</strong> Bodas (22:1–14)<br />

22:1–6 Jesús no había terminado aún con los principales sacerdotes y con los fariseos.<br />

En una parábola acerca <strong>de</strong> un banquete <strong>de</strong> bodas volvió a presentar la favorecida nación <strong>de</strong><br />

Israel como excluida y a los menospreciados gentiles como invitados a la mesa. Asemejó el<br />

reino <strong>de</strong> los cielos a un rey que preparó un banquete <strong>de</strong> bodas para su hijo. La<br />

invitación se hacía en dos etapas. Primero había una invitación por a<strong>de</strong>lantado, comunicada<br />

<strong>de</strong> manera personal por unos siervos, los cuales se encontraron con un rotundo rechazo. La<br />

segunda invitación les anunciaba que el banquete estaba ya preparado, y fue tratada con<br />

menosprecio por algunos, <strong>de</strong>masiado ocupados con sus granjas y negocios, y <strong>de</strong> manera<br />

violenta por otros, que, echando mano a los siervos, los maltrataron y los mataron.<br />

22:7–10 El rey se enojó tanto que <strong>de</strong>struyó a aquellos homicidas, y quemó su<br />

ciudad. Desechando la primera lista <strong>de</strong> invitados, emitió una invitación general a todos los<br />

que quisieran venir. Esta vez no hubo un solo asiento vacío en el salón <strong>de</strong> bodas.<br />

22:11–13 Sin embargo, entre los convidados había uno que no estaba vestido con<br />

traje <strong>de</strong> boda. Cuando fue interrogado acerca <strong>de</strong> lo ina<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> su atuendo, él<br />

enmu<strong>de</strong>ció. El rey or<strong>de</strong>nó que fuese echado fuera, en la noche, don<strong>de</strong> habría el llanto y el<br />

rechinar <strong>de</strong> dientes. Los sirvientes <strong>de</strong>l versículo 13 no son los mismos que los siervos <strong>de</strong>l<br />

versículo 3.<br />

22:14 Nuestro Señor concluía la parábola con estas palabras: Porque muchos son<br />

llamados, y pocos escogidos.<br />

En cuanto al sentido <strong>de</strong> esta parábola, el rey es Dios y Su Hijo es el Señor Jesús. El<br />

banquete <strong>de</strong> bodas es una <strong>de</strong>scripción apropiada <strong>de</strong>l gozo festivo que caracteriza al reino <strong>de</strong><br />

los cielos. La introducción en esta parábola <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> como esposa <strong>de</strong> Cristo complica<br />

innecesariamente la imagen. Aquí, el pensamiento central es la exclusión <strong>de</strong> Israel, no el<br />

llamamiento distintivo y el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

La primera etapa <strong>de</strong> la invitación presenta a Juan el Bautista y a los doce discípulos<br />

llamando en gracia a Israel al banquete <strong>de</strong> bodas. Pero la nación rehusó aceptar. Las<br />

palabras «no quisieron venir» (v. 3) quedaron dramatizadas <strong>de</strong> una manera culminante con<br />

la crucifixión.<br />

La segunda etapa <strong>de</strong> la invitación sugiere la proclamación <strong>de</strong>l evangelio a los judíos en<br />

el libro <strong>de</strong> los Hechos. Algunos trataron el mensaje con <strong>de</strong>sprecio. Otros trataron a los<br />

mensajeros <strong>de</strong> manera violenta. La mayoría <strong>de</strong> los apóstoles murieron mártires.<br />

El Rey, justificadamente airado contra Israel, envió «sus ejércitos», esto es, a Tito y sus<br />

legiones romanas, para <strong>de</strong>struir Jerusalén y la mayor parte <strong>de</strong> sus habitantes en el 70 d.C.<br />

Fueron «sus ejércitos» en el sentido <strong>de</strong> que los empleó como Sus instrumentos para castigar<br />

a Israel. Eran Suyos oficialmente aunque ellos no lo conocieran a Él personalmente.<br />

Ahora, Israel está <strong>de</strong>sechado en lo nacional, y el evangelio se dirige a los gentiles, tanto<br />

malos como buenos, esto es, <strong>de</strong> todos los grados <strong>de</strong> respetabilidad (Hch. 13:45, 46; 28:28).<br />

Pero la realidad <strong>de</strong> cada persona que acu<strong>de</strong> es sometida a prueba. Aquel que carece <strong>de</strong><br />

vestido <strong>de</strong> boda es quien profesa estar listo para el reino pero que nunca se ha revestido <strong>de</strong><br />

la justicia <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong>l Señor Jesucristo (2 Co. 5:21). En realidad, no había (ni


hay) excusa alguna para que nadie carezca <strong>de</strong>l vestido <strong>de</strong> boda. Como lo observa Ryrie, era<br />

costumbre en aquellos días proveer <strong>de</strong> vestido al convidado si éste no lo tenía.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, aquel hombre no había aprovechado la provisión que se le ofrecía. Sin<br />

Cristo, se queda sin habla cuando se le interroga acerca <strong>de</strong> su <strong>de</strong>recho a entrar en el reino<br />

(Ro. 3:19). Su suerte es las tinieblas <strong>de</strong> afuera, don<strong>de</strong> hay el lloro y el crujir <strong>de</strong> dientes. El<br />

lloro sugiere el sufrimiento en el infierno. Algunos sugieren que el crujir <strong>de</strong> dientes indica<br />

un continuado aborrecimiento <strong>de</strong> Dios y rebelión contra Él. Si es así, ello refuta el concepto<br />

<strong>de</strong> que los fuegos <strong>de</strong>l infierno tengan un efecto purificador.<br />

El versículo 14 tiene que ver con toda la parábola y no justo al inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l hombre<br />

atrapado sin el vestido <strong>de</strong> boda. Muchos son llamados, esto es, la invitación <strong>de</strong>l evangelio<br />

se dirige a muchos. Pero pocos son escogidos. Algunos rehúsan la invitación, e incluso<br />

entre aquellos que respon<strong>de</strong>n favorablemente, algunos quedan expuestos como falsos<br />

profesantes. Todos los que respon<strong>de</strong>n a las buenas nuevas son escogidos. La única manera<br />

en que una persona pue<strong>de</strong> saber si está escogida es por medio <strong>de</strong> lo que hace <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. Tal como lo expresa Jennings: «Todos son llamados a gozar <strong>de</strong> la fiesta, pero no<br />

todos están dispuestos a confiar en el Dador para recibir <strong>de</strong> Él el ropaje apropiado para la<br />

misma».<br />

I. Dando a César y a Dios (22:15–22)<br />

El capítulo 22 es <strong>de</strong> preguntas, registrando intentos <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> tres diferentes<br />

<strong>de</strong>legaciones <strong>de</strong> atrapar al Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

22:15–16 Aquí tenemos un intento <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los fariseos y <strong>de</strong> los herodianos. Estos<br />

dos partidos eran acerbos enemigos entre sí, y se unieron por un común odio contra el<br />

Salvador. La meta <strong>de</strong> ellos era inducir a Cristo a hacer una <strong>de</strong>claración política con<br />

peligrosas implicaciones. Se aprovechaban <strong>de</strong> la división que había entre los judíos acerca<br />

<strong>de</strong> la lealtad al César. Algunos se oponían apasionadamente a someterse al emperador<br />

gentil. Otros, lo mismo que los herodianos, adoptaban una perspectiva más tolerante.<br />

22:17 Primero, elogiaron hipócritamente Su carácter sin tacha, Su veracidad y Su<br />

<strong>de</strong>nuedo. Luego <strong>de</strong>jaron caer aquella pregunta tan cargada <strong>de</strong> implicaciones: ¿Es lícito dar<br />

tributo a César, o no?<br />

Si Jesús respondía, «No», no sólo se enemistaba con los herodianos, sino que podía ser<br />

acusado <strong>de</strong> rebelión contra el gobierno <strong>de</strong> Roma. Los fariseos le habrían hecho pren<strong>de</strong>r y<br />

habrían presentado cargos contra Él. Si <strong>de</strong>cía «Sí», se enfrentaría con el intenso sentimiento<br />

nacionalista judío. Per<strong>de</strong>ría una gran parte <strong>de</strong>l apoyo que tenía entre el común <strong>de</strong> la gente<br />

—un apoyo que <strong>de</strong> momento estorbaba el intento <strong>de</strong> los guías <strong>de</strong> librarse <strong>de</strong> Él.<br />

22:18–19 Jesús los <strong>de</strong>nunció llanamente como hipócritas, y <strong>de</strong> querer atraparle. Luego<br />

les pidió que le mostrasen un <strong>de</strong>nario, la moneda usada para pagar impuestos al gobierno<br />

romano. Cada vez que los judíos veían la imagen y el título <strong>de</strong>l César en esas monedas, les<br />

servía <strong>de</strong> enojoso recordatorio <strong>de</strong> que estaban bajo la autoridad y tributo <strong>de</strong> los gentiles.<br />

Aquel <strong>de</strong>nario <strong>de</strong>bería haberles recordado que su esclavitud a Roma era resultado <strong>de</strong> su<br />

pecado. Si hubiesen sido fieles a Jehová, nunca se habría suscitado la cuestión <strong>de</strong> pagar<br />

tributo.<br />

22:20–21 Jesús les preguntó: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Ellos se<br />

vieron obligados a contestar: De César. Entonces el Señor les dijo: Dad, pues, a César lo<br />

que es <strong>de</strong> César, y a Dios lo que es <strong>de</strong> Dios.


Su pregunta se había vuelto contra ellos. Ellos habían intentado atrapar a Jesús con la<br />

pregunta <strong>de</strong>l tributo a César. Él <strong>de</strong>nunció su incumplimiento <strong>de</strong> dar tributo a Dios. Por<br />

amargo que fuese, ellos daban al César el tributo <strong>de</strong>bido, pero habían <strong>de</strong>scuidado las<br />

<strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios sobre sus vidas. Y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos estaba Aquel que era la misma<br />

imagen <strong>de</strong> la Sustancia <strong>de</strong> Dios (He. 1:3), y rechazaban darle el puesto que <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho le<br />

correspondía.<br />

La contestación <strong>de</strong> Jesús muestra que el creyente tiene una doble condición <strong>de</strong> súbdito.<br />

Es responsable <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer y apoyar financieramente el gobierno humano. No <strong>de</strong>be hablar<br />

mal <strong>de</strong> sus gobernantes ni trabajar para <strong>de</strong>rribar el gobierno. Debe orar por los que están en<br />

autoridad. Como ciudadano <strong>de</strong>l cielo, es responsable <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Dios. Si hay conflicto<br />

alguno entre ambos, su primera lealtad es para con Dios (Hch. 5:29). Al citar el versículo<br />

21, la mayoría <strong>de</strong> nosotros enfatizamos la parte acerca <strong>de</strong>l César, y pasamos <strong>de</strong> puntillas<br />

sobre la parte acerca <strong>de</strong> Dios, ¡exactamente la actitud fracasada por la que Jesús reprendió a<br />

los fariseos!<br />

22:22 Cuando los fariseos oyeron esto, se dieron cuenta <strong>de</strong> que su plan se había<br />

frustrado. Todo lo que podían hacer era callar maravillados, e irse.<br />

J. Los Saduceos y su Enigma acerca <strong>de</strong> la Resurrección (22:23–33)<br />

22:23–24 Como ya se ha mencionado, los saduceos eran los teólogos liberales <strong>de</strong> aquel<br />

tiempo, y negaban la resurrección <strong>de</strong>l cuerpo, la existencia <strong>de</strong> ángeles, y los milagros. De<br />

hecho, sus negaciones eran más numerosas que sus afirmaciones.<br />

Un grupo <strong>de</strong> ellos se acercaron a Jesús con una historia inventada para ridiculizar la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la resurrección. Le recordaron la ley <strong>de</strong>l matrimonio <strong>de</strong> levirato (Dt. 25:5). Bajo<br />

aquella ley, si un israelita moría sin <strong>de</strong>jar hijos, su hermano <strong>de</strong>bía casarse con la viuda<br />

para preservar el nombre <strong>de</strong> la familia en Israel y guardar la heredad <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familia.<br />

22:25–28 El enigma propuesto tenía que ver con una mujer que había perdido a su<br />

marido. El segundo hermano murió, por lo que se casó con el tercero, y así, hasta casarse<br />

con todos siete. Finalmente, murió también la mujer. Luego venía la pregunta, con la<br />

intención <strong>de</strong> humillar a Aquel que es la Resurrección (Jn. 11:25): En la resurrección,<br />

pues, ¿<strong>de</strong> cuál <strong>de</strong> los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?<br />

22:29 Básicamente, argüían ellos que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la resurrección presentaba dificulta<strong>de</strong>s<br />

insuperables, y que por ello mismo no era razonable, y por tanto que no era cierta. Jesús les<br />

contestó que la dificultad no residía en la doctrina, sino en sus mentes: eran ignorantes <strong>de</strong><br />

las Escrituras y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />

En primer lugar, ignoraban las Escrituras. La Biblia nunca dice que la relación<br />

matrimonial vaya a proseguir en el cielo. Aunque los hombres serán reconocibles como<br />

hombres, y las mujeres como mujeres, todos serán como ángeles en el sentido <strong>de</strong> que nunca<br />

se casan ni se dan en casamiento.<br />

En segundo lugar, ignoraban el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Si Él podía crear hombres <strong>de</strong>l polvo,<br />

¿no podría levantar con la misma facilidad <strong>de</strong>l polvo los cuerpos <strong>de</strong> aquellos que habían<br />

muerto y transformarlos en cuerpos <strong>de</strong> gloria?<br />

22:30–32 Luego el Señor Jesús sacó un argumento <strong>de</strong> la Escritura para mostrar que la<br />

resurrección es una necesidad absoluta. En Éxodo 3:6 Dios se <strong>de</strong>signó a Sí mismo como el<br />

Dios <strong>de</strong> Abraham, … Isaac, y … Jacob. Pero, como lo dice Jesús, Dios no es un Dios <strong>de</strong><br />

muertos, sino <strong>de</strong> vivos. Dios hizo pactos con estos hombres, mas ellos murieron antes <strong>de</strong><br />

que los pactos quedasen totalmente cumplidos. ¿Cómo pue<strong>de</strong> Dios referirse a Sí mismo


como el Dios <strong>de</strong> tres hombres cuyos cuerpos están en el sepulcro? ¿Cómo podrá cumplir<br />

Sus promesas a aquellos ya muertos Aquel que no pue<strong>de</strong> fallar en mantenerlas? Sólo hay<br />

una respuesta: la resurrección.<br />

22:33 No es sorpren<strong>de</strong>nte que la gente, al oír esto, se admiraba <strong>de</strong> su doctrina.<br />

¡Nosotros también la hallamos admirable!<br />

K. El Gran Mandamiento (22:34–40)<br />

22:34–36 Entonces los fariseos, oyendo que Jesús había hecho callar a sus<br />

antagonistas, que eran los saduceos, acudieron a Él para una entrevista. Su portavoz, un<br />

intérprete <strong>de</strong> la ley, pidió a Jesús que i<strong>de</strong>ntificase el gran mandamiento en la ley.<br />

22:37–38 De una manera magistral, el Señor Jesús recapituló la obligación <strong>de</strong>l hombre<br />

para con Dios como el primero y gran mandamiento, citando: Amarás al Señor tu Dios<br />

con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. El relato <strong>de</strong> Marcos aña<strong>de</strong><br />

la frase: «Y con toda tu fuerza» (Mr. 12:30). Esto significa que la primera obligación <strong>de</strong>l<br />

hombre es amar a Dios con toda la totalidad <strong>de</strong> su ser. Como se ha observado ya: el corazón<br />

se refiere a la naturaleza emocional, el alma a la naturaleza volitiva, la mente a la naturaleza<br />

intelectual, y la fuerza a la naturaleza física.<br />

22:39–40 A continuación, Jesús añadió que la segunda responsabilidad <strong>de</strong>l hombre es<br />

amar a su prójimo como a sí mismo. Dice Barnes: «El amor a Dios y al hombre<br />

compren<strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong> la religión: y producir esto ha sido el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> Moisés, <strong>de</strong> los<br />

profetas, <strong>de</strong>l Salvador y <strong>de</strong> los apóstoles». Deberíamos pon<strong>de</strong>rar frecuentemente las<br />

palabras amarás a tu prójimo como a ti mismo. Deberíamos pensar en cuánto nos<br />

amamos a nosotros mismos, cuánta <strong>de</strong> nuestra actividad se centra en el cuidado y<br />

comodidad <strong>de</strong>l yo. Luego <strong>de</strong>beríamos tratar <strong>de</strong> imaginar lo que sería si <strong>de</strong>rramásemos este<br />

amor a nuestros vecinos. Y luego <strong>de</strong>beríamos llevarlo a cabo. Esta conducta no es natural:<br />

es sobrenatural. Sólo pue<strong>de</strong>n actuar así los que han nacido <strong>de</strong> nuevo, e incluso en su caso<br />

sólo cuando <strong>de</strong>jan que Cristo lo haga por medio <strong>de</strong> ellos.<br />

L. El Hijo <strong>de</strong> David es el Señor <strong>de</strong> David (22:41–46)<br />

22:41–42 Reunidos los fariseos, que estaban todavía maravillados por la respuesta <strong>de</strong><br />

Jesús, Él los confrontó entonces con un problema provocativo. ¿Qué opinaban ellos <strong>de</strong>l<br />

Cristo? ¿De quién es hijo?<br />

La mayoría <strong>de</strong> los fariseos no creían que Jesús fuese el Cristo; sin embargo, estaban aún<br />

esperando al Mesías. Por eso Jesús no les preguntó, «¿Qué opináis <strong>de</strong> Mí?» (aunque,<br />

naturalmente, esto estaba implicado en la pregunta). Les estaba preguntando en líneas<br />

generales <strong>de</strong> quién iba a ser Hijo el Mesías cuando se manifestase.<br />

Ellos respondieron correctamente que el Mesías sería un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> David.<br />

22:43–44 Luego el Señor Jesús les citó el Salmo 110:1, don<strong>de</strong> David dice: Dijo el<br />

Señor a mi Señor: Siéntate a mi <strong>de</strong>recha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado<br />

<strong>de</strong> tus pies. El primer uso <strong>de</strong> la palabra «Señor» hace referencia a Dios Padre, y el segundo<br />

al Mesías. De modo que David se refirió al Mesías como su Señor.<br />

22:45 Ahora Jesús les hizo esta pregunta: Si David le llama Señor, ¿cómo es hijo<br />

suyo? La respuesta es que el Mesías es a la vez Señor <strong>de</strong> David e hijo <strong>de</strong> David: a la vez<br />

Dios y Hombre. Como Dios, Él es Señor <strong>de</strong> David; como Hombre, es Hijo <strong>de</strong> David.


Si tan sólo los fariseos hubiesen tenido disposición para apren<strong>de</strong>r, se habrían dado<br />

cuenta <strong>de</strong> que Jesús era el Mesías, el Hijo <strong>de</strong> David a través <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> María, y el Hijo <strong>de</strong><br />

Dios tal como se manifestaba con Sus palabras, obras y caminos.<br />

22:46 Pero rehusaron ver. Totalmente confundidos ante Su sabiduría, cesaron en sus<br />

intentos <strong>de</strong> atraparle con preguntas. A partir <strong>de</strong> entonces iban a empren<strong>de</strong>r otro método: la<br />

violencia.<br />

M. Advertencia en contra <strong>de</strong> una Profesión Elevada sin un Andar<br />

correspondiente (23:1–12)<br />

23:1–4 En los primeros versículos <strong>de</strong> este capítulo, el Salvador advierte a las multitu<strong>de</strong>s<br />

y a sus discípulos contra los escribas y los fariseos. Estos guías estaban sentados en la<br />

cátedra <strong>de</strong> Moisés, o sea, enseñaban la ley <strong>de</strong> Moisés. Por lo general, su enseñanza era<br />

fiable, pero no su práctica. Su credo era mejor que su conducta. Era un caso <strong>de</strong> una elevada<br />

profesión y un andar bajo. De modo que Jesús dijo: Todo lo que os digan que guardéis,<br />

guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.<br />

Ellos imponían pesadas <strong>de</strong>mandas (probablemente interpretaciones extremadas <strong>de</strong> la<br />

letra <strong>de</strong> la ley) sobre el pueblo, pero no ayudaban a nadie a levantar aquellas cargas<br />

intolerables.<br />

23:5 Cumplían las observancias religiosas para ser vistos por los <strong>de</strong>más, no por una<br />

sinceridad interior. El empleo que hacían <strong>de</strong> las filacterias era un ejemplo <strong>de</strong> ello. Al<br />

mandar a Israel que ataran Sus palabras como señal sobre sus manos y como frontales<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sus ojos (Éx. 13:9, 16; Dt. 6:8; 11:18), Dios significaba con ello que la ley<br />

<strong>de</strong>bería estar constantemente <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos, conduciendo sus activida<strong>de</strong>s. Ellos redujeron<br />

este mandamiento espiritual a un sentido literal, físico. Encerraban secciones <strong>de</strong> la Escritura<br />

en cápsulas <strong>de</strong> cuero y las ataban a sus frentes o brazos. No se preocupaban por obe<strong>de</strong>cer la<br />

ley mientras que pareciesen superespirituales llevando unas filacterias ridículamente<br />

gran<strong>de</strong>s. La ley mandaba también a los judíos llevar flecos con cordones azules en las<br />

esquinas <strong>de</strong> sus mantos (Nm. 15:37–41; Dt. 22:12). Estos distintivos bor<strong>de</strong>s tenían como<br />

objeto recordarles que eran un pueblo peculiar, y que <strong>de</strong>bían andar separados <strong>de</strong> las<br />

naciones. Los fariseos pasaron por alto la lección espiritual y se contentaban con hacer<br />

flecos más gran<strong>de</strong>s.<br />

23:6–8 Exhibían su propia importancia buscando los puestos <strong>de</strong> honor en los<br />

banquetes y en las sinagogas. Alimentaban su ego con saludos en las plazas y disfrutaban<br />

especialmente siendo llamados Rabí (lo que significa «mi gran<strong>de</strong>» o «maestro»).<br />

23:9–10 Aquí el Señor advirtió a Sus discípulos en contra <strong>de</strong> emplear títulos distintivos,<br />

que <strong>de</strong>berían ser reservados para la Deidad. No hemos <strong>de</strong> ser llamados rabí como título<br />

distintivo, porque hay un Maestro, el Cristo. A nadie <strong>de</strong>beríamos llamar padre … porque<br />

uno solo es nuestro Padre, Dios.<br />

Weston escribe con perspicacia:<br />

Es una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> las relaciones esenciales <strong>de</strong>l hombre con Dios. Tres cosas<br />

constituyen a uno en cristiano: lo que es, lo que cree, lo que hace; doctrina, experiencia,<br />

práctica. El hombre necesita tres cosas para su ser espiritual: vida, instrucción y guía:<br />

precisamente lo que <strong>de</strong>clara nuestro Señor en las diez palabras <strong>de</strong>l Evangelio —«Yo soy el<br />

camino, y la verdad, y la vida» … No reconozcáis a nadie como Padre, porque nadie pue<strong>de</strong><br />

ni impartir ni sustentar la vida espiritual; no constituyáis a nadie como maestro infalible; no


permitáis que nadie <strong>de</strong>tente el oficio <strong>de</strong> director espiritual; vuestra relación con Dios y con<br />

Cristo es tan estrecha como con cualquier otra persona.<br />

El sentido evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Salvador es que en el reino <strong>de</strong> los cielos todos<br />

los creyentes forman una hermandad sin lugar para títulos distintivos que pongan a uno<br />

sobre el otro. Pero pensemos en los pomposos títulos que se encuentran actualmente en la<br />

cristiandad: Reverendo, Reverendísimo, Padre y multitud <strong>de</strong> otros similares. Incluso el<br />

aparentemente inocuo «Doctor» significa maestro en latín. (Esta advertencia se aplica<br />

claramente a las relaciones espirituales, en contraste a las naturales, profesionales o<br />

académicas. Por ejemplo, no prohíbe a un niño que llame «padre» a quien lo es, ni a un<br />

paciente que se dirija a su médico como «doctor».) Por lo que a las relaciones terrenales<br />

respecta, la norma es «Al que respeto, respeto; al que honor, honor» (Ro. 13:7).<br />

23:11–12 Una vez más se ve el carácter revolucionario <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos en el<br />

hecho <strong>de</strong> que la verda<strong>de</strong>ra gran<strong>de</strong>za es lo precisamente opuesto a lo que la gente supone.<br />

Jesús dijo: El mayor <strong>de</strong> vosotros, será vuestro servidor. Mas cualquiera que se ensalce a sí<br />

mismo, será humillado; y cualquiera que se humille a sí mismo, será ensalzado. La<br />

verda<strong>de</strong>ra gran<strong>de</strong>za se humilla para servir. Los fariseos que se exaltan a sí mismos serán<br />

abatidos. Los verda<strong>de</strong>ros discípulos que se humillan serán exaltados a su <strong>de</strong>bido tiempo.<br />

N. Ayes contra los Escribas y Fariseos (23:13–36)<br />

El Señor pronuncia a continuación ocho ayes contra los soberbios e hipócritas religiosos<br />

<strong>de</strong> Su época. No se trata <strong>de</strong> «maldiciones», sino más bien <strong>de</strong> expresiones <strong>de</strong> dolor ante la<br />

suerte <strong>de</strong> los mismos, no diferente <strong>de</strong> la expresión «¡Qué lástima!».<br />

23:13 El primer ay se dirige contra su obstinación y obstruccionismo. Ellos mismos<br />

rehusaban entrar en el reino, y estorbaban agresivamente a otros para no <strong>de</strong>jarlos entrar.<br />

Cosa extraña, los guías religiosos son frecuentemente los oponentes más activos <strong>de</strong>l<br />

evangelio <strong>de</strong> la gracia. Pue<strong>de</strong>n ser dulces y tolerantes con cualquier cosa menos con las<br />

buenas nuevas <strong>de</strong> la salvación. El hombre natural no quiere ser el objeto <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong><br />

Dios y no quiere que Dios muestre gracia a otros.<br />

23:14 El segundo ay censura que se apropiasen <strong>de</strong> las casas <strong>de</strong> las viudas y que lo<br />

encubriesen haciendo largas oraciones. Algunas sectas actuales emplean una técnica<br />

similar consiguiendo que viudas ancianas, a veces creyentes con poco discernimiento,<br />

firmen la cesión <strong>de</strong> su propiedad a la «<strong>iglesia</strong>». Estos pretendientes <strong>de</strong> piedad recibirán<br />

mayor con<strong>de</strong>nación.<br />

23:15 La tercera acusación contra ellos es su celo mal dirigido. Ellos llegaban a<br />

extremos inimaginables para conseguir un convertido, pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> llegar a serlo le<br />

hacían dos veces más malvado que ellos mismos. Una analogía mo<strong>de</strong>rna es el celo <strong>de</strong> las<br />

falsas sectas. Un grupo está dispuesto a llamar a setecientas puertas para alcanzar una<br />

persona para su causa, pero el resultado final es malo. Como alguien ha dicho: «El más<br />

convertido llega frecuentemente a ser el más pervertido».<br />

23:16–22 En cuarto lugar, el Señor los <strong>de</strong>nuncia por su casuismo o razonamiento<br />

<strong>de</strong>liberadamente <strong>de</strong>shonesto. Ellos habían edificado un falso sistema <strong>de</strong> razonamiento para<br />

evadir el pago <strong>de</strong> los votos. Por ejemplo, ellos creían que si uno juraba por el templo, no se<br />

estaba obligado a pagar, pero que si se juraba por el oro <strong>de</strong>l templo, que entonces se <strong>de</strong>bía<br />

cumplir el juramento. Decían que el juramento por el don sobre el altar era vinculante,<br />

mientras que jurar por el altar vacío no lo era. De esta manera, ellos valoraban el oro por


encima <strong>de</strong> Dios (el templo era la casa <strong>de</strong> Dios), y el don sobre el altar (riqueza en una u otra<br />

forma) por encima <strong>de</strong>l altar mismo. Estaban más interesados en lo material que en lo<br />

espiritual. Estaban más interesados en recibir (el don) que en dar (el altar era el lugar don<strong>de</strong><br />

se daba).<br />

Dirigiéndose a ellos como guías ciegos, Jesús <strong>de</strong>nunció su sofistería. El oro <strong>de</strong>l templo<br />

tenía un valor especial sólo porque estaba asociado con la morada <strong>de</strong> Dios. Era el altar lo<br />

que daba un gran valor al don que estaba sobre el mismo. Las personas que creen que el oro<br />

tiene un valor intrínseco son ciegas: sólo es valioso en tanto que se emplea para la gloria <strong>de</strong><br />

Dios. Los dones dados por motivos carnales carecen <strong>de</strong> valor; los dados al Señor o en<br />

Nombre <strong>de</strong>l Señor tienen un valor eterno.<br />

El hecho es que fuese por lo que fuese que juraban aquellos fariseos, Dios estaba<br />

involucrado y ellos estaban obligados a cumplir el voto. El hombre no pue<strong>de</strong> rehuir sus<br />

obligaciones con razonamientos falaces. Los votos son vinculantes, y las promesas se han<br />

<strong>de</strong> guardar. Es inútil apelar a tecnicismos para evadir obligaciones.<br />

23:23–24 El quinto ay es contra el ritualismo sin realidad. Los escribas y fariseos eran<br />

meticulosos en dar un diezmo al Señor <strong>de</strong> las plantas más insignificantes que cultivaban.<br />

Jesús no los con<strong>de</strong>nó por este cuidado acerca <strong>de</strong> los pequeños <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la obediencia,<br />

pero les reprochó duramente que fuesen totalmente carentes <strong>de</strong> escrúpulos para lo que se<br />

refería a mostrar justicia, misericordia y fi<strong>de</strong>lidad a otros. Empleando una figura <strong>de</strong><br />

lenguaje insuperada por su expresividad, Jesús los <strong>de</strong>scribió colando el mosquito y<br />

tragando un camello. El mosquito era un diminuto insecto que a menudo caía en una copa<br />

<strong>de</strong> vino dulce, y que era colado sorbiendo el vino a través <strong>de</strong> los dientes. ¡Qué ridiculez<br />

cuidarse tanto <strong>de</strong> lo insignificante, y luego tragarse el animal inmundo más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

Palestina! Los fariseos estaban infinitamente preocupados por las minucias, pero<br />

burdamente ciegos a enormes pecados, como la hipocresía, falta <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z, crueldad y<br />

codicia. Habían perdido el sentido <strong>de</strong> la proporción.<br />

23:25–26 El sexto ay tiene que ver con el externalismo. Los fariseos, cuidadosos por<br />

mantener una exhibición externa <strong>de</strong> religiosidad y moralidad, tenían los corazones llenos <strong>de</strong><br />

rapiña y <strong>de</strong> injusticia. Tenían que limpiar primero lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l vaso y <strong>de</strong>l plato, esto<br />

es, asegurar que sus corazones estaban limpios por el arrepentimiento y la fe. Entonces, y<br />

sólo entonces, sería aceptable su conducta exterior. Hay una diferencia entre nuestra<br />

persona y nuestra personalidad. Tenemos la ten<strong>de</strong>ncia a enfatizar la personalidad, esto es,<br />

aquello que queremos que los otros crean que somos. Dios enfatiza la persona, lo que<br />

realmente somos. Él <strong>de</strong>sea verdad en lo íntimo (Sal. 51:6).<br />

23:27–28 El séptimo ay es también un golpe contra el externalismo. La diferencia es<br />

que el sexto ay ataca la ocultación <strong>de</strong> la avaricia, mientras que el séptimo con<strong>de</strong>na el<br />

ocultamiento <strong>de</strong> la hipocresía e iniquidad.<br />

Los sepulcros eran blanqueados para que los judíos no los tocaran sin querer y quedasen<br />

así ceremonialmente contaminados. Jesús asemejó los escribas y fariseos a sepulcros<br />

blanqueados, que parecían limpios por fuera, pero que estaban llenos <strong>de</strong> corrupción por<br />

<strong>de</strong>ntro. Los hombres creían que el contacto con estos guías religiosos sería santificador,<br />

pero en realidad era una experiencia contaminante, porque estaban llenos <strong>de</strong> hipocresía y <strong>de</strong><br />

iniquidad.<br />

23:29–30 El ay final fue en contra <strong>de</strong> lo que podríamos llamar un homenaje externo y<br />

un homicidio interior. Los escribas y fariseos pretendían honrar los profetas <strong>de</strong>l AT<br />

edificando y/o reparando sus sepulcros y poniendo guirnaldas en sus monumentos. En


discursos memoriales, <strong>de</strong>cían que ellos no habrían sido cómplices <strong>de</strong> sus antecesores en la<br />

muerte <strong>de</strong> los profetas.<br />

23:31 Jesús les dijo: Así que dais testimonios contra vosotros mismos, <strong>de</strong> que sois<br />

hijos <strong>de</strong> los que mataron a los profetas. ¿Pero cómo daban ellos testimonio <strong>de</strong> tal cosa?<br />

Casi parece <strong>de</strong>l versículo anterior que ellos se disociaban <strong>de</strong> sus padres que habían dado<br />

muerte a los profetas. Primero, admitían que sus padres, <strong>de</strong> los que eran hijos físicos,<br />

habían <strong>de</strong>rramado la sangre <strong>de</strong> los profetas. Pero Jesús emplea la palabra hijos en el sentido<br />

<strong>de</strong> personas con las mismas características. Sabía Él que en tanto que ellos estaban<br />

adornando los sepulcros <strong>de</strong> los profetas, estaban a<strong>de</strong>más planeando Su muerte. Segundo, al<br />

mostrar tal respeto para con los profetas muertos, estaban como diciendo: «Los únicos<br />

profetas que nos gustan son los muertos». En este sentido, también eran dignos hijos <strong>de</strong> sus<br />

padres.<br />

23:32 Luego, nuestro Señor añadió: Vosotros también colmad la medida <strong>de</strong> vuestros<br />

padres. Los padres habían llenado la copa parcialmente al asesinar a los profetas. Los<br />

escribas y fariseos pronto la llenarían hasta el bor<strong>de</strong> al dar muerte al Señor Jesús y a Sus<br />

seguidores, llevando así a una terrible culminación lo que sus padres habían comenzado.<br />

23:33 Al llegar a este punto, el Cristo <strong>de</strong> Dios prorrumpe en estas atronadoras palabras:<br />

¡Serpientes, engendros <strong>de</strong> víboras! ¿Cómo escaparéis <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l infierno?<br />

¿Pue<strong>de</strong> acaso el Amor encarnado pronunciar unas palabras tan hirientes? Sí, porque el<br />

verda<strong>de</strong>ro amor ha <strong>de</strong> ser también recto y santo. El concepto popular acerca <strong>de</strong> Jesús como<br />

reformador inocuo, incapaz <strong>de</strong> otra emoción que la <strong>de</strong>l amor, no es bíblico. El amor pue<strong>de</strong><br />

ser firme, y siempre ha <strong>de</strong> ser justo.<br />

Es solemne recordar que estas palabras con<strong>de</strong>natorias fueron lanzadas contra unos guías<br />

religiosos, no contra borrachos ni réprobos. En una era ecuménica en la que algunos<br />

cristianos evangélicos están uniendo sus fuerzas con enemigos reconocidos <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong><br />

Cristo, es bueno pon<strong>de</strong>rar el ejemplo <strong>de</strong> Jesús, y recordar las palabras <strong>de</strong>l profeta Jehú a<br />

Josafat: «Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová?» (2 Cr. 19:2).<br />

23:34–35 Jesús no sólo previó Su propia muerte, sino que les comunicó <strong>de</strong> forma<br />

expresa a los escribas y fariseos que ellos asesinarían a algunos <strong>de</strong> los mensajeros que Él<br />

les enviaría: profetas, sabios y escribas. Algunos que escapasen al martirio serían azotados<br />

en las sinagogas y perseguidos <strong>de</strong> ciudad en ciudad. De esta forma, los guías <strong>de</strong> Israel<br />

amontonarían sobre sí mismos la culpa acumulada <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l martirio. Sobre ellos<br />

vendría toda la sangre justa <strong>de</strong>rramada sobre la tierra, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>… Abel hasta Zacarías,<br />

cuyo asesinato es recogido en 2 Crónicas 24:20, 21, el último libro en la disposición hebrea<br />

<strong>de</strong> la Biblia. (No se trata <strong>de</strong>l Zacarías autor <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong>l AT.)<br />

23:36 La culpa <strong>de</strong> todo el pasado recaería sobre la generación o raza a la que estaba<br />

Jesús dirigiendo la palabra, como si todo el anterior <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre inocente se<br />

combinase y culminase en la muerte <strong>de</strong>l Salvador sin pecado. Se <strong>de</strong>rramaría un torrente <strong>de</strong><br />

castigo sobre la nación que odió sin causa a su Mesías y lo clavó en una cruz para<br />

criminales.<br />

O. Jesús se lamenta sobre Jerusalén (23:37–39)<br />

23:37 ¡Es sumamente significativo que el capítulo que, más que cualquier otro, contiene<br />

los ayes <strong>de</strong>l Señor Jesús, finalice con Sus lágrimas! Después <strong>de</strong> Su acerba <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong> los<br />

fariseos, Él se lamenta patéticamente por la ciudad <strong>de</strong> la oportunidad perdida. La repetición<br />

<strong>de</strong>l nombre, ¡Jerusalén, Jerusalén!, está cargada <strong>de</strong> una emoción inexpresable. Esa ciudad


había dado muerte a los profetas y había apedreado a los mensajeros <strong>de</strong> Dios, pero el Señor<br />

la amaba y muchas veces, protectora y amante, habría juntado a Sí a sus hijos —como la<br />

gallina junta sus polluelos <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las alas— pero no quiso.<br />

23:38 Al terminar Su lamento, el Señor Jesús dijo: He aquí que vuestra casa os es<br />

<strong>de</strong>jada <strong>de</strong>sierta. En primer término, la casa aquí es el templo, pero pue<strong>de</strong> incluir asimismo<br />

la ciudad <strong>de</strong> Jerusalén y la nación misma. Habría un intervalo entre Su muerte y la Segunda<br />

Venida, durante el cual la incrédula nación <strong>de</strong> Israel no le vería (<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su<br />

resurrección, Él fue visto sólo por creyentes).<br />

23:39 El versículo 39 mira a<strong>de</strong>lante a la Segunda Venida, cuando una porción creyente<br />

<strong>de</strong> Israel le aceptará como su Mesías-Rey. Esta aceptación está implícita en las palabras<br />

citadas, Bendito el que viene en el nombre <strong>de</strong>l Señor.<br />

No hay indicación alguna <strong>de</strong> que quienes asesinaron a Cristo tendrían una segunda<br />

oportunidad. Estaba refiriéndose a Jerusalén y por tanto, por metonimia, a sus moradores y<br />

a Israel en general. La siguiente vez que los habitantes <strong>de</strong> Jerusalén le vean tras Su muerte<br />

será cuando le miren a Él, a quien traspasaron, y se lamenten como quien se lamenta por un<br />

hijo único (Zac. 12:10). Para los judíos no hay llanto más amargo que el llanto por la<br />

muerte <strong>de</strong> un hijo único.<br />

XIII. EL DISCURSO DEL REY EN EL OLIVETE (Caps. 24,<br />

25)<br />

Los capítulos 24 y 25 forman lo que es llamado el Discurso <strong>de</strong>l Olivete, llamado así<br />

porque este importante mensaje fue dado en el Monte <strong>de</strong> los Olivos. El discurso es<br />

enteramente profético; señala hacia a<strong>de</strong>lante, al Periodo <strong>de</strong> la Tribulación y a la Segunda<br />

Venida <strong>de</strong>l Señor. <strong>de</strong> manera primaria, aunque no <strong>de</strong> forma exclusiva, tiene que ver con la<br />

nación <strong>de</strong> Israel. Su marco es evi<strong>de</strong>ntemente Palestina; por ejemplo: «Entonces los que<br />

estén en Ju<strong>de</strong>a, huyan a los montes» (24:16). Su entorno es distintivamente judaico; por<br />

ejemplo: «Orad para que vuestra huida no sea … en sábado» (24:20). La referencia a los<br />

escogidos (24:22) <strong>de</strong>bería ser comprendida como <strong>de</strong> los escogidos judíos <strong>de</strong> Dios, no la<br />

<strong>iglesia</strong>. Como veremos más a<strong>de</strong>lante, la <strong>iglesia</strong> no se encuentra en las profecías, ni en las<br />

parábolas <strong>de</strong> este discurso.<br />

A. Jesús predice la Destrucción <strong>de</strong>l Templo (24:1–2)<br />

El discurso comienza con la significativa <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que Saliendo Jesús, se iba <strong>de</strong>l<br />

templo (V.M.). Este movimiento es especialmente significativo a la luz <strong>de</strong> las palabras que<br />

acababa <strong>de</strong> pronunciar: «… vuestra casa os es <strong>de</strong>jada <strong>de</strong>sierta» (23:38). Nos recuerda la<br />

<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> Ezequiel <strong>de</strong> la gloria alejándose <strong>de</strong>l templo (Ez. 9:3; 10:4; 11:23).<br />

Los discípulos querían que el Señor admirase la hermosura arquitectónica <strong>de</strong>l templo<br />

con ellos. Estaban ocupados en lo efímero en lugar <strong>de</strong> en lo eterno, interesados en las<br />

sombras en lugar <strong>de</strong> en la sustancia. Jesús les advirtió que el edificio quedaría tan<br />

absolutamente <strong>de</strong>struido que no quedaría piedra sobre piedra. Tito intentó salvar el<br />

templo, pero fracasó, porque sus soldados lo incendiaron, cumpliéndose así la profecía <strong>de</strong><br />

Cristo. Cuando el fuego fundió los ornamentos <strong>de</strong> oro, el metal fundido corrió entre las<br />

grietas <strong>de</strong> las piedras. Para tomarlo, los soldados tuvieron que quitar las piedras una por<br />

una, tal como había predicho nuestro Señor. Este juicio fue ejecutado en el 70 d.C., cuando<br />

los romanos, dirigidos por Tito, saquearon Jerusalén.


B. La primera mitad <strong>de</strong> la Tribulación (24:3–14)<br />

24:3 Después que Jesús hubiese pasado al Monte <strong>de</strong> los Olivos, los discípulos se le<br />

acercaron aparte y le hicieron tres preguntas:<br />

1. ¿Cuándo suce<strong>de</strong>rían estas cosas? Esto es, ¿cuándo sería <strong>de</strong>struido el templo?<br />

2. ¿Cuál sería la señal <strong>de</strong> Su venida? Esto es, ¿qué acontecimiento sobrenatural<br />

prece<strong>de</strong>ría a Su regreso a la tierra para establecer Su reino?<br />

3. ¿Cuál sería la señal <strong>de</strong>l final <strong>de</strong> esta época?, esto es, ¿qué sería lo que anunciaría el<br />

fin <strong>de</strong> la edad <strong>de</strong> modo inmediato a Su glorioso reinado? (La segunda y tercera preguntas<br />

son esencialmente la misma.)<br />

Es preciso recordar que el pensamiento <strong>de</strong> estos discípulos judíos giraba en torno a la<br />

gloriosa era <strong>de</strong>l Mesías sobre la tierra. No estaban pensando en la venida <strong>de</strong>l Mesías a por<br />

la <strong>iglesia</strong>; poco sabían, por no <strong>de</strong>cir que nada, acerca <strong>de</strong> esta fase <strong>de</strong> Su venida. Su<br />

expectativa era Su venida en po<strong>de</strong>r y gloria para <strong>de</strong>struir Sus enemigos y reinar sobre el<br />

mundo.<br />

También <strong>de</strong>beríamos tener claro que no estaban hablando <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong>l mundo (como en<br />

RV y RVR) sino acerca <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> la era (Gr. aiön).<br />

Su primera pregunta no fue respondida <strong>de</strong> forma directa. Más bien, el Salvador parece<br />

unir el asedio <strong>de</strong> Jerusalén en el 70 d.C. (véase Lc. 21:20–24) con un asedio similar que<br />

tendrá lugar en los postreros tiempos. En el estudio <strong>de</strong> la profecía, vemos a menudo al<br />

Señor pasando casi imperceptiblemente <strong>de</strong> un cumplimiento temprano y parcial a otro<br />

cumplimiento posterior y <strong>de</strong>finitivo.<br />

Las preguntas segunda y tercera reciben respuesta en los versículos 4–44 <strong>de</strong>l capítulo<br />

24. Estos versículos <strong>de</strong>scriben el Periodo <strong>de</strong> Tribulación <strong>de</strong> siete años que prece<strong>de</strong>rá al<br />

glorioso Advenimiento <strong>de</strong> Cristo. Los primeros tres y medio años se <strong>de</strong>scriben en los vv. 4–<br />

14. Los últimos tres años y medio, conocidos como la Gran Tribulación y el Tiempo <strong>de</strong> la<br />

Angustia <strong>de</strong> Jacob (Jer. 30:7), serán un tiempo <strong>de</strong> sufrimiento sin prece<strong>de</strong>ntes para los que<br />

estén en la tierra.<br />

Muchas <strong>de</strong> las condiciones que caracterizan a la primera mitad <strong>de</strong> la Tribulación han<br />

existido en cierto grado a lo largo <strong>de</strong> la historia humana, pero aparecerán en forma muy<br />

intensificada durante el periodo <strong>de</strong>l que estamos tratando. A los que pertenecen a la <strong>iglesia</strong><br />

se les ha anunciado que tendrán tribulación (Jn. 16:33), pero es algo muy diferente <strong>de</strong> la<br />

Tribulación que será <strong>de</strong>rramada sobre un mundo que ha rechazado al Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Creemos que la <strong>iglesia</strong> será tomada fuera <strong>de</strong>l mundo (1 Ts. 4:13–18) antes que<br />

comience el día <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios (1 Ts. 1:10; 5:9; 2 Ts. 2:1–12; Ap. 3:10).<br />

24:4–5 Durante la primera mitad <strong>de</strong> la Tribulación aparecerán falsos mesías, que<br />

conseguirán engañar a gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s. El actual surgimiento <strong>de</strong> falsas sectas pue<strong>de</strong> ser<br />

un preludio <strong>de</strong> ello, pero no un cumplimiento. Estos falsos guías religiosos serán judíos<br />

pretendiendo ser el Cristo.<br />

24:6–7 Habrá guerras y… rumores <strong>de</strong> guerras. … se levantará nación contra<br />

nación, y reino contra reino. Sería fácil creer que estamos viendo esto cumplido en la<br />

actualidad, pero lo que vemos es suave en comparación con lo que será. En realidad, el<br />

siguiente acontecimiento en el calendario divino es el Arrebatamiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> (Jn.<br />

14:1–6; 1 Co. 15:51–57). No hay profecía que haya <strong>de</strong> quedar cumplida antes <strong>de</strong> esto.<br />

Después que la <strong>iglesia</strong> sea quitada, el reloj profético <strong>de</strong> Dios reanudará su marcha y estas


condiciones se manifestarán rápidamente. Hambres, epi<strong>de</strong>mias, y terremotos en<br />

diferentes lugares <strong>de</strong> la tierra. Incluso ya en la actualidad los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l mundo están<br />

alarmados por el espectro <strong>de</strong>l hambre <strong>de</strong>bido al estallido <strong>de</strong>mográfico. Pero esto quedará<br />

acentuado por las escaseces <strong>de</strong>bidas a las guerras.<br />

Los terremotos están atrayendo más y más la atención pública: no sólo los que están<br />

teniendo lugar ahora, sino aquellos que se esperan. Una vez más, esto es sólo una pequeñez,<br />

y no el cumplimiento final <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> nuestro Salvador.<br />

24:8 El versículo 8 i<strong>de</strong>ntifica claramente este periodo como principio <strong>de</strong> dolores: el<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>namiento <strong>de</strong> los dolores <strong>de</strong> parto que producirán un nuevo or<strong>de</strong>n bajo el Mesías-<br />

Rey <strong>de</strong> Israel.<br />

24:9–10 Los creyentes fieles experimentarán una gran prueba personal durante la<br />

Tribulación. Las naciones llevarán a cabo una acerba campaña <strong>de</strong> odio contra los que son<br />

fieles al Señor. No sólo serán juzgados en tribunales religiosos y civiles (Mr. 13:9), sino<br />

que muchos serán martirizados porque rehusarán abjurar. Aunque estas pruebas han<br />

sucedido durante todos los periodos <strong>de</strong>l testimonio cristiano, éste parece referirse <strong>de</strong><br />

manera particular a los 144.000 creyentes judíos que tendrán un especial ministerio durante<br />

este periodo.<br />

Muchos apostatarán para no sufrir y morir. Miembros <strong>de</strong> la propia familia informarán<br />

en contra <strong>de</strong> sus propios parientes y los entregarán a sus feroces perseguidores.<br />

24:11 Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> gente. No<br />

tienen que ser confundidos con los falsos mesías <strong>de</strong>l versículo 5. Los falsos profetas<br />

preten<strong>de</strong>n ser portavoces <strong>de</strong> Dios. Pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>tectados <strong>de</strong> dos maneras: Sus profecías no<br />

siempre se cumplen, y sus enseñanzas siempre apartan a los hombres <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Dios.<br />

La mención <strong>de</strong> falsos profetas aña<strong>de</strong> una confirmación a nuestra <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que la<br />

tribulación es primariamente <strong>de</strong> carácter judaico. Los falsos profetas están asociados con la<br />

nación <strong>de</strong> Israel; en la <strong>iglesia</strong>, el peligro proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> los falsos maestros (2 P. 2:1).<br />

24:12 Con el dominio <strong>de</strong> la maldad, los afectos humanos serán menos y menos<br />

evi<strong>de</strong>ntes. Los actos <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> amor serán comunes.<br />

24:13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Esto, es evi<strong>de</strong>nte, no<br />

significa que las almas <strong>de</strong> los hombres serán salvadas en aquel tiempo por su perseverancia;<br />

la salvación es siempre presentada en la Biblia como un don <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios, y su<br />

recepción por la fe en la muerte sustitutiva y resurrección <strong>de</strong> Cristo. Tampoco pue<strong>de</strong><br />

significar que todos los que perseveren escaparán al daño físico; ya hemos visto que<br />

muchos creyentes serán martirizados (v. 9). Se trata <strong>de</strong> una <strong>de</strong>claración general <strong>de</strong> que<br />

cuantos se mantengan firmes, soportando la persecución sin caer en la apostasía, serán<br />

liberados en la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo. Nadie <strong>de</strong>bería imaginarse que la apostasía pueda<br />

ser un medio <strong>de</strong> escape ni <strong>de</strong> seguridad. Sólo aquel que tenga verda<strong>de</strong>ra fe será salvo.<br />

Aunque la fe salvífica pueda tener altibajos, tiene siempre la cualidad <strong>de</strong> la permanencia.<br />

24:14 Durante este periodo se proclamará por todo el mundo el evangelio <strong>de</strong>l reino…<br />

para testimonio a todas las naciones. Como se explica en las notas sobre 4:23, el<br />

evangelio <strong>de</strong>l reino es las buenas nuevas <strong>de</strong> que Cristo viene a establecer su reino sobre la<br />

tierra, y que aquellos que le reciben por la fe durante la Tribulación gozarán <strong>de</strong> las<br />

bendiciones <strong>de</strong> Su Reinado Milenial.<br />

El versículo 14 se usa a menudo <strong>de</strong> forma errónea para <strong>de</strong>mostrar que Cristo no podría<br />

volver en cualquier momento a por la <strong>iglesia</strong>, pues muchísimas tribus no han oído aún el<br />

evangelio. La dificultad queda eliminada cuando nos damos cuenta <strong>de</strong> que se refiere a Su


venida con Sus santos y no a por Sus santos. Y esto se refiere al evangelio <strong>de</strong>l reino, no al<br />

evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios (ver notas sobre 4:23).<br />

Hay un notable paralelo entre los acontecimientos relacionados en los versículos 3–14 y<br />

los <strong>de</strong> Apocalipsis 6:1–11. El jinete sobre el caballo blanco —el falso mesías—; el jinete<br />

<strong>de</strong>l caballo rojo —guerra—; el jinete sobre el caballo negro —hambre—; el jinete sobre<br />

el caballo verdoso pálido —pestilencia o muerte—. Las almas <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l altar son<br />

mártires. Los acontecimientos <strong>de</strong>scritos en Apocalipsis 6:12–17 están vinculados con los <strong>de</strong><br />

Mateo 24:19–31.<br />

C. La Gran Tribulación (24:15–28)<br />

24:15 Al llegar a este punto, hemos llegado a la mitad <strong>de</strong> la Tribulación. Esto lo<br />

sabemos al comparar el versículo 15 con Daniel 9:27. Daniel predijo que en medio <strong>de</strong> la<br />

séptima semana, esto es, al fin <strong>de</strong> los tres años y medio, se levantaría una imagen idolátrica<br />

en el lugar santo, esto es, el templo en Jerusalén. Todos los hombres serán obligados a<br />

adorar este abominable ídolo. La resistencia a hacerlo será punible con la muerte (Ap.<br />

13:15).<br />

Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación <strong>de</strong> la <strong>de</strong>solación,<br />

anunciada por medio <strong>de</strong>l profeta Daniel (el que lea, entienda), … El levantamiento <strong>de</strong>l<br />

ídolo será la señal para los que conozcan la Palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> que ha comenzado la Gran<br />

Tribulación. Observemos que el Señor quiere que cada uno que lea la profecía la entienda.<br />

24:16 Los que estén en Ju<strong>de</strong>a, huyan a los montes; en las cercanías <strong>de</strong> Jerusalén<br />

podría <strong>de</strong>tectarse fácilmente su negativa a inclinarse ante la imagen.<br />

24:17–19 Será necesaria la mayor rapi<strong>de</strong>z para escapar. Si alguien está sentado en la<br />

azotea, ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar todas sus posesiones atrás. El tiempo perdido en recoger pertenencias<br />

podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. El que esté trabajando en el campo<br />

no <strong>de</strong>be volver a por su capa, o manto <strong>de</strong> abrigo, lo haya <strong>de</strong>jado don<strong>de</strong> lo haya <strong>de</strong>jado. Las<br />

mujeres que estén encinta y las que estén criando se encontrarán en aquel tiempo en clara<br />

<strong>de</strong>sventaja: les será difícil escapar con rapi<strong>de</strong>z.<br />

24:20 Los creyentes <strong>de</strong>berían orar que la crisis no sobrevenga en invierno con los<br />

adicionales peligros en los <strong>de</strong>splazamientos, y que no sea en sábado, cuando la distancia<br />

que podrían viajar quedaría limitada por la ley (Éx. 16:29). Un camino <strong>de</strong> sábado no sería<br />

suficiente para que pudiesen salir <strong>de</strong> la zona <strong>de</strong> peligro.<br />

24:21 Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

principio <strong>de</strong>l mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. Esta <strong>de</strong>scripción aísla este periodo<br />

<strong>de</strong> todas las inquisiciones, progroms, purgas, masacres y genocidios <strong>de</strong> la historia. Esta<br />

profecía no ha podido quedar cumplida por ninguna <strong>de</strong> las anteriores persecuciones, porque<br />

queda claramente afirmado que terminará con la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

24:22 La tribulación será tan intensa que si aquellos días no fuesen acortados nadie<br />

sobreviviría. Esto no pue<strong>de</strong> significar que la Gran Tribulación, que tantas veces se<br />

especifica con una duración <strong>de</strong> tres años y medio, vaya a ser acortada. Probablemente<br />

significa que Dios acortará milagrosamente las horas <strong>de</strong>l día, durante las que tienen lugar la<br />

mayor parte <strong>de</strong> las luchas y <strong>de</strong> las matanzas. Por causa <strong>de</strong> los escogidos (aquellos que han<br />

recibido a Jesús) el Señor conce<strong>de</strong>rá el alivio <strong>de</strong> una oscuridad más temprana.<br />

24:23–26 Los versículos 23 y 24 contienen advertencias renovadas en contra <strong>de</strong> falsos<br />

mesías y falsos profetas. En una atmósfera <strong>de</strong> crisis, circularán informes <strong>de</strong> que el Mesías<br />

se encuentra en algún lugar secreto. Estos informes podrían ser usados para atrapar a


aquellos que con sinceridad y amor esperan a Cristo. De modo que el Señor advierte a<br />

todos los discípulos a no creer informes <strong>de</strong> un Advenimiento secreto y local. Ni aquellos<br />

que hacen milagros provienen necesariamente <strong>de</strong> Dios: los milagros pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong> origen<br />

satánico. El Hombre <strong>de</strong> Pecado recibirá po<strong>de</strong>res satánicos para hacer milagros (2 Ts. 2:9,<br />

10).<br />

24:27 El advenimiento <strong>de</strong> Cristo será inequívoco —repentino, público, universal y<br />

glorioso—. Al igual que el relámpago, será visible en el acto y <strong>de</strong> manera evi<strong>de</strong>nte para<br />

todos.<br />

24:28 Y ninguna corrupción moral escapará a su ira y juicio. Don<strong>de</strong>quiera que esté el<br />

cadáver, allí se juntarán las águilas. El cadáver es figura <strong>de</strong>l judaísmo y <strong>de</strong> la cristiandad<br />

apóstatas y <strong>de</strong> todo el sistema <strong>de</strong>l mundo coligado contra Dios y Su Cristo. Las águilas o<br />

buitres tipifican los juicios <strong>de</strong> Dios que serán <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nados en conexión con la aparición<br />

<strong>de</strong>l Mesías.<br />

D. La Segunda Venida (24:29–31)<br />

24:29 Al finalizar la Gran Tribulación habrá terribles conmociones en el cielo. El sol se<br />

oscurecerá, y por cuanto la luz <strong>de</strong> la luna es sólo un reflejo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l sol, la luna no dará<br />

su resplandor. Las estrellas caerán <strong>de</strong>l cielo y los planetas se saldrán <strong>de</strong> sus órbitas. Es<br />

innecesario <strong>de</strong>cir que estas vastas convulsiones cósmicas afectarán al clima, las mareas y<br />

las estaciones <strong>de</strong> la tierra.<br />

Una pálida imagen <strong>de</strong> cómo será la da la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> Velikovsky <strong>de</strong> lo que suce<strong>de</strong>ría<br />

si un cuerpo celestial se aproximase a la tierra y provocase una <strong>de</strong>sviación en su eje.<br />

En aquel momento, un terremoto sacudiría toda la tierra. El aire y el agua seguirían<br />

moviéndose por inercia; unos huracanes barrerían la tierra y los mares se precipitarían<br />

sobre los continentes, llevando consigo gravas y arenas y animales marinos, y arrojándolos<br />

sobre la tierra. Subirían las temperaturas y las rocas se fundirían, entrarían los volcanes en<br />

erupción, la lava surgiría <strong>de</strong> grietas en la corteza quebrada y cubriría enormes extensiones.<br />

Surgirían montes <strong>de</strong> las llanuras y se <strong>de</strong>splazarían sobre las faldas <strong>de</strong> otros montes,<br />

causando fallas y hen<strong>de</strong>duras. Los lagos se la<strong>de</strong>arían y vaciarían, los ríos cambiarían sus<br />

cursos; enormes áreas con todos sus habitantes se <strong>de</strong>slizarían bajo la mar. Ar<strong>de</strong>rían bosques<br />

y el huracán y los mares <strong>de</strong>smadrados los arrancarían <strong>de</strong> la tierra sobre la que crecían y los<br />

apilarían, raíz y rama, en enormes amontonamientos. Los mares se tornarían en <strong>de</strong>siertos,<br />

yéndose sus aguas.<br />

24:30 Entonces aparecerá la señal <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre en el cielo. No se nos dice<br />

cuál será esta señal. Su Primera Venida fue acompañada por una señal en el cielo —la<br />

estrella—. Quizá una estrella milagrosa anunciará también Su Segunda Venida. Algunos<br />

creen que la señal es el Hijo <strong>de</strong>l Hombre por Sí mismo. Sea como fuere, será evi<strong>de</strong>nte<br />

para todos cuando aparezca. Harán duelo todas las tribus <strong>de</strong> la tierra —y ello<br />

indudablemente por haberlo rechazado—. Pero principalmente se lamentarán las tribus <strong>de</strong><br />

la tierra, esto es, las doce tribus <strong>de</strong> Israel. «… y mirarán a mí, a quien traspasaron, y<br />

llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el<br />

primogénito» (Zac. 12:10).<br />

Entonces verán al Hijo <strong>de</strong>l Hombre viniendo sobre las nubes <strong>de</strong>l cielo, con po<strong>de</strong>r y<br />

gran gloria. ¡Qué momento más maravilloso! Aquel que fue escupido y crucificado será<br />

vindicado como el Señor <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria. El gentil y humil<strong>de</strong> Jesús aparecerá como<br />

Jehová mismo. El Cor<strong>de</strong>ro sacrificial <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá como el León conquistador. El


menospreciado Carpintero <strong>de</strong> Nazaret vendrá como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores. Sus<br />

carros serán las nubes <strong>de</strong>l cielo. Vendrá en po<strong>de</strong>r y esplendor regios: será el momento por<br />

el que la creación ha estado gimiendo durante miles <strong>de</strong> años.<br />

24:31 Cuando <strong>de</strong>scienda, enviará sus ángeles por toda la tierra, los cuales reunirán a<br />

sus escogidos, al Israel creyente, a la tierra <strong>de</strong> Palestina. Se reunirán proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> toda la<br />

tierra para saludar a su Mesías y para gozar <strong>de</strong> Su glorioso reinado.<br />

E. La Parábola <strong>de</strong> la Higuera (24:32–35)<br />

24:32 «De la higuera apren<strong>de</strong>d la parábola.» Otra vez el Señor extrae una lección<br />

espiritual <strong>de</strong> la naturaleza. Cuando la rama <strong>de</strong> la higuera se vuelve ver<strong>de</strong> y tierna, sabéis<br />

que el verano está cerca. Hemos visto que la higuera representa a la nación <strong>de</strong> Israel<br />

(21:18–22). Durante cientos <strong>de</strong> años, Israel ha estado adormecida, sin su propio gobierno,<br />

ni tierra, ni templo, ni sacerdocio —sin señal alguna <strong>de</strong> vida nacional—. El pueblo ha<br />

estado esparcido por todo el mundo.<br />

Luego, en 1948, Israel vino a ser una nación con su propia tierra, gobierno, moneda,<br />

sellos, etc. Espiritualmente, la nación sigue siendo estéril y fría; no hay fruto para Dios.<br />

Pero nacionalmente, podríamos <strong>de</strong>cir que su rama está ver<strong>de</strong> y tierna.<br />

24:33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que él está<br />

cerca, a las puertas. La emergencia <strong>de</strong> Israel como nación significa no sólo que está cerca<br />

el comienzo <strong>de</strong> la Tribulación, sino que el Señor mismo está cerca, a las puertas.<br />

Si la venida <strong>de</strong> Cristo para reinar está tan cerca, ¡cuánto más inminente el<br />

Arrebatamiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>! Si ya vemos las sombras <strong>de</strong> los acontecimientos que han <strong>de</strong><br />

prece<strong>de</strong>r a Su manifestación en gloria, ¿cuánto más cercanos estamos a la primera fase <strong>de</strong><br />

Su Parusía, o Advenimiento? (1 Ts. 4:13–18).<br />

24:34 Después <strong>de</strong> referirse a la higuera, Jesús añadió: De cierto os digo, que no pasará<br />

esta generación hasta que todo esto acontezca. «Esta generación» no podría significar la<br />

gente viviendo cuando Cristo estaba en la tierra; todos ellos pasaron, pero no han tenido<br />

lugar los acontecimientos <strong>de</strong>l capítulo 24. ¿Qué quiso <strong>de</strong>cir nuestro Señor con «esta<br />

generación»? Hay dos explicaciones plausibles.<br />

F. W. Grant y otros creen que el pensamiento es: «La misma generación que ve el<br />

comienzo <strong>de</strong> estas cosas verá el fin». La misma gente que vea el surgimiento <strong>de</strong> Israel<br />

como nación (o que vea el comienzo <strong>de</strong> la Tribulación) verá al Señor Jesús viniendo en las<br />

nubes <strong>de</strong>l cielo para reinar.<br />

La otra explicación es que generación <strong>de</strong>bería ser comprendido como raza. Ésta es una<br />

traducción legítima <strong>de</strong>l término griego: significa gente <strong>de</strong> un mismo grupo, raza o familia<br />

(Mt. 12:45; 23:35, 36). De modo que Jesús estaba prediciendo que la raza judía sobreviviría<br />

para ver el cumplimiento <strong>de</strong> todas estas cosas. Su persistencia continuada a pesar <strong>de</strong> atroces<br />

persecuciones es un milagro <strong>de</strong> la historia.<br />

Pero creo que hay algo más ahí. En tiempos <strong>de</strong> Jesús, «esta generación» era una raza<br />

que rehusaba firmemente reconocerle como Mesías. Creo que estaba prediciendo que el<br />

Israel nacional proseguiría su condición <strong>de</strong> rechazamiento <strong>de</strong> Cristo hasta Su Segunda<br />

Venida. Entonces será aplastada toda rebelión, y sólo aquellos que se han sometido bien<br />

dispuestos a Su gobierno serán preservados para entrar en el Milenio.<br />

24:35 Para enfatizar el carácter inmutable <strong>de</strong> Sus predicciones, Jesús añadió que el cielo<br />

y la tierra pasarían pero que Sus palabras no pasarán. Al hablar <strong>de</strong>l cielo pasando, se<br />

estaba refiriendo a los cielos estelares y atmosféricos —al firmamento azul sobre nosotros,


no a aquel cielo que es la morada <strong>de</strong> Dios (2 Co. 12:2–4)—. La disolución <strong>de</strong> los cielos y<br />

<strong>de</strong> la tierra se <strong>de</strong>scribe en 2 Pedro 3:10–13 y vuelve a ser mencionada en Apocalipsis 20:11.<br />

F. El Día y la Hora no se conocen (24:36–44)<br />

24:36 En cuanto al día y… hora exactos <strong>de</strong> Su Segunda Venida, nadie sabe, ni aún<br />

los ángeles <strong>de</strong>l cielo, sino sólo mi Padre. Esto <strong>de</strong>bería ser una advertencia contra la<br />

tentación a establecer fechas o a creer a aquellos que las establecen. No nos sorpren<strong>de</strong> que<br />

los ángeles no lo sepan, ya que son criaturas finitas con un conocimiento limitado.<br />

Aunque a los que vivan antes <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Cristo no sabrán su día u hora, parece que<br />

los familiarizados con la profecía podrán saber el año. Sabrán, por ejemplo, que será<br />

aproximadamente tres años y medio <strong>de</strong>spués que sea levantada la imagen idolátrica en el<br />

templo (Dn. 9:27; ver también Dn. 7:25; 12:7, 11; Ap. 11:2, 3; 12:14; 13:5).<br />

24:37–39 Pero en aquellos tiempos la mayor parte <strong>de</strong> la gente será indiferente, lo<br />

mismo que en los días <strong>de</strong> Noé. Aunque en los días anteriores al diluvio fueron <strong>de</strong> una<br />

terrible maldad, no es éste el rasgo que aquí se enfatiza.<br />

La gente comía, bebía, se casaba, se daba en casamiento. En otras palabras, iban<br />

siguiendo las rutinas <strong>de</strong> la vida como si fuesen a vivir para siempre. Aunque advertidos <strong>de</strong><br />

que el diluvio se avecinaba, vivían como si estuviesen a pruebas <strong>de</strong> diluvio. Y cuando llegó,<br />

no estaban preparados, fuera <strong>de</strong>l único lugar seguro. Y así será cuando Cristo regrese. Sólo<br />

los que están en Cristo, el arca <strong>de</strong> seguridad, serán librados.<br />

24:40–41 Estarán dos en el campo; el uno será tomado fuera en juicio, y el otro será<br />

<strong>de</strong>jado para entrar en el Milenio. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; quedarán<br />

separadas al instante. Una será barrida por la inundación <strong>de</strong> juicio; la otra quedará para<br />

gozar <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> Cristo. (Los vv. 40 y 41 se usan a menudo como<br />

advertencia a los inconversos, con referencia al Arrebatamiento, que será la primera fase <strong>de</strong><br />

la venida <strong>de</strong> Cristo, cuando Él tome a todos los creyentes al cielo y <strong>de</strong>je atrás a todos los<br />

incrédulos para el juicio. Aunque ésta podría ser una válida aplicación <strong>de</strong>l pasaje, el<br />

contexto <strong>de</strong>ja claro que la interpretación <strong>de</strong>l mismo tiene que ver con la venida <strong>de</strong> Cristo a<br />

reinar.)<br />

24:42–44 A la vista <strong>de</strong> la incertidumbre en lo referente al día y a la hora, cada uno<br />

<strong>de</strong>bería velar. Si alguien es conocedor <strong>de</strong> que su casa ha <strong>de</strong> ser allanada, estará listo,<br />

aunque no sepa el momento exacto. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre vendrá cuando menos se lo esperen<br />

las masas. Por eso, Su pueblo <strong>de</strong>bería estar con una vívida expectativa.<br />

G. La parábola <strong>de</strong>l Siervo Fiel y <strong>de</strong>l Malvado (24:45–51)<br />

24:45–47 En la sección final <strong>de</strong> este capítulo, el Señor Jesús muestra que un siervo<br />

manifiesta su verda<strong>de</strong>ro carácter por cómo se comporta a la vista <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> su Señor.<br />

De los siervos se supone que <strong>de</strong>ben alimentar a la familia a su <strong>de</strong>bido tiempo. Pero no todos<br />

los que profesan ser siervos <strong>de</strong> Cristo son genuinos.<br />

El siervo fiel y pru<strong>de</strong>nte es aquel que es hallado cuidando <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios. Tal<br />

persona será honrada con una enorme responsabilidad en el reino. El maestro le pondrá al<br />

frente <strong>de</strong> toda su hacienda.<br />

24:48–51 El siervo malo representa al creyente nominal cuya conducta no es afectada<br />

por la perspectiva <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> su Señor. El tal comienza a golpear a sus consiervos, y a<br />

comer y beber con los borrachos. Esta conducta <strong>de</strong>muestra que no está listo para el reino.


Al llegar el Rey, lo castigará y pondrá su parte con los hipócritas, don<strong>de</strong> será el llanto y<br />

el crujir <strong>de</strong> dientes.<br />

Esta parábola se refiere al regreso visible <strong>de</strong> Cristo a la tierra como el Mesías-Rey. Pero<br />

el principio se aplica también al Arrebatamiento. Muchos que profesan ser cristianos<br />

muestran, por su hostilidad contra el pueblo <strong>de</strong> Dios y confraternización con los impíos,<br />

que no esperan el Regreso <strong>de</strong> Cristo. Para ellos significará juicio y no bendición.<br />

H. La Parábola <strong>de</strong> las Diez Vírgenes (25:1–13)<br />

25:1–5 La primera palabra, Entonces, que hace referencia al capítulo 24, sitúa<br />

claramente esta parábola en el tiempo anterior a y durante el regreso <strong>de</strong>l Rey a la tierra.<br />

Jesús asemeja el reino <strong>de</strong> los cielos en aquel tiempo a diez vírgenes que, tomando sus<br />

lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco <strong>de</strong> ellas eran pru<strong>de</strong>ntes, y tenían aceite<br />

para sus lámparas; las otras no tenían. Mientras esperaban, cabecearon todas y se<br />

durmieron.<br />

Las cinco vírgenes pru<strong>de</strong>ntes representan a los verda<strong>de</strong>ros discípulos <strong>de</strong> Cristo durante<br />

la profesión. Las lámparas <strong>de</strong>notan la profesión, y el aceite es el tipo generalmente<br />

reconocido <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Las vírgenes insensatas representan a aquellos que profesan<br />

mantener la esperanza mesiánica pero que nunca han sido convertidos y que por tanto no<br />

tienen al Espíritu Santo. El esposo es Cristo, el Rey; Su retardo simboliza el periodo entre<br />

los dos Advenimientos. El hecho <strong>de</strong> que las diez vírgenes se durmieron muestra que<br />

externamente no había <strong>de</strong>masiado que las diferenciase.<br />

25:6 A medianoche sonó el anuncio <strong>de</strong> que el esposo estaba ya llegando. En el capítulo<br />

anterior hemos visto que Su llegada será anunciada por señales portentosas.<br />

25:7–9 Las vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas —todas querían<br />

presentarse bien preparadas—. Las insensatas, que carecían <strong>de</strong> aceite, pidieron a las otras<br />

que les diesen algo, pero fueron enviadas a comprar. El rechazo <strong>de</strong> las pru<strong>de</strong>ntes parece<br />

egoísta, pero en el ámbito <strong>de</strong> lo espiritual nadie pue<strong>de</strong> transmitir el Espíritu a otra persona.<br />

Y naturalmente, el Espíritu Santo no pue<strong>de</strong> ser comprado, pero la Biblia utiliza la figura<br />

literaria <strong>de</strong> la compra <strong>de</strong> salvación sin dinero y sin precio.<br />

25:10–12 Mientras ellas estaban fuera vino el esposo. Las versiones Siríaca y Vulgata<br />

dicen que vino con su esposa. Esto concuerda perfectamente con la perspectiva profética.<br />

El Señor Jesús volverá <strong>de</strong> las bodas con Su esposa, la <strong>iglesia</strong> (1 Ts. 3:13). (La boda tiene<br />

lugar en el cielo [Ef. 5:27] <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Arrebatamiento.) El remanente fiel <strong>de</strong> los santos <strong>de</strong><br />

la Tribulación irán con Él al banquete <strong>de</strong> bodas. El banquete <strong>de</strong> bodas es una <strong>de</strong>signación<br />

apropiada <strong>de</strong>l gozo y bendición <strong>de</strong>l reino terrenal <strong>de</strong> Cristo. Las vírgenes pru<strong>de</strong>ntes<br />

entraron con él a las bodas [o a la fiesta <strong>de</strong> bodas, JND); y se cerró la puerta. Era ya<br />

<strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para que nadie más entrase en el reino. Cuando las otras vírgenes llegaron<br />

pidiendo ser admitidas, el esposo <strong>de</strong>claró no conocerlas —una clara prueba <strong>de</strong> que nunca<br />

habían nacido <strong>de</strong> nuevo.<br />

25:13 La lección, dijo Jesús, era: Velad. Nadie sabe el día ni la hora <strong>de</strong> Su venida. Los<br />

creyentes <strong>de</strong>berían vivir como si el Señor pudiese llegar en cualquier momento. ¿Están<br />

nuestras lámparas preparadas y llenadas con aceite?<br />

I. La Parábola <strong>de</strong> los Talentos (25:14–30)<br />

25:14–18 Esta parábola enseña también que cuando el Señor regrese habrá siervos<br />

verda<strong>de</strong>ros y falsos. La historia gira en torno a un hombre que, antes <strong>de</strong> partir a un largo


viaje, reunió a sus siervos y les encomendó diferentes cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> dinero, a cada uno<br />

conforme a su capacidad. A uno le confió cinco talentos, a otro dos, y al último le<br />

confió uno. Habían <strong>de</strong> emplear aquel dinero para conseguir ingresos para su señor. El<br />

siervo con cinco ganó otros cinco talentos. El siervo con dos dobló también su cantidad.<br />

Pero el siervo que tenía uno, fue y cavó un hoyo en la tierra y lo enterró.<br />

No es difícil ver que Cristo es el señor y que el largo viaje es el periodo entre los dos<br />

advenimientos. Los tres siervos son israelitas viviendo durante la Tribulación, responsables<br />

<strong>de</strong> representar los intereses <strong>de</strong>l Señor ausente, y reciben responsabilidad según sus<br />

capacida<strong>de</strong>s individuales.<br />

25:19–23 Después <strong>de</strong> mucho tiempo volvió el señor… y ajustó cuentas con ellos.<br />

Esto representa la Segunda Venida. Los primeros dos recibieron exactamente el mismo<br />

encomio: Bien, siervo bueno y fiel; sobre poco me has sido fiel, sobre mucho te pondré;<br />

entra en el gozo <strong>de</strong> tu señor. La prueba <strong>de</strong> su servicio no era cuánto habían ganado, sino lo<br />

mucho que se habían esforzado. Cada uno <strong>de</strong> ellos había empleado su capacidad <strong>de</strong> manera<br />

plena y había ganado un cien por ciento. Éstos representan a los verda<strong>de</strong>ros creyentes, cuya<br />

recompensa será gozar <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong>l reinado mesiánico.<br />

25:24–25 El tercer siervo no tuvo nada más que insultos y excusas para su señor. Le<br />

acusó <strong>de</strong> ser duro e irrazonable, que segaba don<strong>de</strong> no sembraba, y recogía don<strong>de</strong> no<br />

esparcía. Y se excusaba sobre la base <strong>de</strong> que, paralizado <strong>de</strong> miedo, había enterrado su<br />

talento. Este siervo era indudablemente un incrédulo; ningún verda<strong>de</strong>ro siervo entretendría<br />

tales pensamientos acerca <strong>de</strong> su señor.<br />

25:26–27 Su señor lo reprendió como malo y negligente. Si tenía tales pensamientos<br />

acerca <strong>de</strong> su señor, ¿por qué no había llevado su dinero a los banqueros para ganar<br />

interés? De pasada, en el versículo 26 no es que el señor esté mostrando su acuerdo con las<br />

acusaciones en contra <strong>de</strong> él. Más bien, viene a <strong>de</strong>cir: «Si ésta es la clase <strong>de</strong> señor que<br />

pensabas que soy, tanta más razón para poner tu talento en marcha. Tus palabras te<br />

con<strong>de</strong>nan, no te excusan».<br />

25:28–29 Si este hombre hubiese ganado un talento con el que tenía, habría recibido el<br />

mismo encomio que los <strong>de</strong>más. En lugar <strong>de</strong> ello, lo único que podía mostrar como fruto <strong>de</strong><br />

su vida era ¡un agujero en el suelo! Su talento le fue quitado y dado al hombre que tenía<br />

diez talentos. Esto sigue una ley fija en el reino espiritual: A todo el que tiene, le será<br />

dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.<br />

Aquellos que <strong>de</strong>sean ser usados para la gloria <strong>de</strong> Dios reciben los medios. Cuanto más<br />

hacen, tanto más son capacitados para hacer por Él. Y a la inversa, per<strong>de</strong>mos lo que no<br />

empleamos. La recompensa por la indolencia es la atrofia.<br />

La mención <strong>de</strong> los banqueros en el v. 27 sugiere que si no po<strong>de</strong>mos usar nuestras<br />

posesiones para el Señor, <strong>de</strong>beríamos darlas a otros que sí puedan. En este caso los<br />

banqueros pue<strong>de</strong>n ser los misioneros, socieda<strong>de</strong>s bíblicas, publicadoras cristianas,<br />

programas radiales evangélicos, etc. En un mundo como el nuestro, no hay excusas para<br />

<strong>de</strong>jar inactivo el dinero.<br />

Pierson recomienda <strong>de</strong> forma muy atinada:<br />

Las almas tímidas, incapaces <strong>de</strong> un servicio <strong>de</strong>nodado e in<strong>de</strong>pendiente en favor <strong>de</strong>l<br />

reino, pue<strong>de</strong>n vincular su incapacidad a la capacidad y sagacidad <strong>de</strong> otros que hacen útiles<br />

sus dones y posesiones para uso <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> Su Iglesia. … El mayordomo tiene dinero, o<br />

pue<strong>de</strong> que otros dones, que puedan ser puestos a buen uso, pero carece <strong>de</strong> fe y previsión, <strong>de</strong><br />

energía práctica y sabiduría. Los banqueros <strong>de</strong>l Señor le pue<strong>de</strong>n mostrar cómo conseguir


ganar para el Señor. … La <strong>iglesia</strong> existe en parte para que la fortaleza <strong>de</strong> un miembro pueda<br />

ayudar a la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> otro, y que por medio <strong>de</strong> la cooperación <strong>de</strong> todos pueda potenciarse<br />

la capacidad <strong>de</strong>l menor y más débil.<br />

25:30 El siervo inútil fue echado fuera —excluido <strong>de</strong>l reino—. Pasó a compartir la<br />

angustiosa suerte <strong>de</strong> los malvados. No fue con<strong>de</strong>nado por haber <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> invertir su<br />

talento: más bien, su falta <strong>de</strong> buenas obras mostró que carecía <strong>de</strong> fe salvadora.<br />

J. El Rey juzga a las naciones (25:31–46)<br />

25:31 Esta sección <strong>de</strong>scribe el Juicio <strong>de</strong> las Naciones, que ha <strong>de</strong> ser distinguido <strong>de</strong>l<br />

Tribunal <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong>l Juicio ante el Gran Trono Blanco.<br />

El Tribunal <strong>de</strong> Cristo, que es un tiempo <strong>de</strong> examen y recompensa sólo para los<br />

creyentes, tiene lugar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Arrebatamiento (Ro. 14:10; 1 Co. 3:11–15; 2 Co. 5:9,<br />

10). El Juicio ante el Gran Trono Blanco tiene lugar en la eternidad, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Milenio.<br />

Los malvados muertos serán juzgados y consignados al Lago <strong>de</strong> Fuego (Ap. 20:11–15).<br />

El Juicio <strong>de</strong> las Naciones, o gentiles (la palabra griega significa lo uno o lo otro), tiene<br />

lugar en la tierra <strong>de</strong>spués que Cristo viene a reinar, como lo enuncia claramente el versículo<br />

31: Cuando el Hijo <strong>de</strong>l Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él. Si<br />

es correcto i<strong>de</strong>ntificarlo con Joel 3, el emplazamiento es el Valle <strong>de</strong> Josafat, fuera <strong>de</strong><br />

Jerusalén (3:2). Las naciones serán juzgadas según el tratamiento que hayan aplicado a los<br />

hermanos judíos <strong>de</strong> Cristo durante la Tribulación (Jl. 3:1, 2, 12–14; Mt. 25:31–46).<br />

25:32 Es importante observar que se mencionan tres clases: ovejas, cabritos, y los<br />

hermanos <strong>de</strong> Cristo. Las dos primeras clases, sobre las que Cristo juzga, son gentiles que<br />

vivirán durante la Tribulación. La tercera clase son los fieles hermanos judíos <strong>de</strong> Jesús que<br />

rehúsan negar Su Nombre durante la Tribulación, a pesar <strong>de</strong> una abrumadora persecución.<br />

25:33–40 El Rey sitúa a las ovejas a su <strong>de</strong>recha, y a los cabritos a su izquierda.<br />

Luego invita a las ovejas a entrar en Su glorioso reino… preparado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong> la<br />

fundación <strong>de</strong>l mundo. La razón que da es que le alimentaron cuando tenía hambre, le<br />

dieron <strong>de</strong> beber cuando tuvo sed, lo acogieron cuando fue forastero, lo vistieron cuando<br />

estuvo <strong>de</strong>snudo, le visitaron en la enfermedad y acudieron a él cuando estaba en la cárcel.<br />

A esto los justos, las ovejas, profesan ignorancia <strong>de</strong> haber jamás mostrado tal bondad al<br />

Rey; ni siquiera había estado sobre la tierra en la generación <strong>de</strong> ellos. Él les explica que al<br />

actuar bondadosamente para con uno <strong>de</strong> estos mis hermanos más pequeños, habían<br />

actuado bondadosamente para con Él. Todo lo que se haga por uno <strong>de</strong> Sus discípulos es<br />

recompensado como si fuese hecho a Él mismo.<br />

25:41–45 A los cabritos injustos se les or<strong>de</strong>na que se aparten <strong>de</strong> Él al fuego eterno<br />

preparado para el diablo y sus ángeles, por cuanto <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> cuidarse <strong>de</strong> Él durante el<br />

terrible tiempo <strong>de</strong> la Angustia <strong>de</strong> Jacob. Cuando ellos se excusen diciendo que nunca le<br />

habían visto, les recordará que su falta <strong>de</strong> cuidado acerca <strong>de</strong> Sus seguidores constituía una<br />

falta <strong>de</strong> cuidado contra Él mismo.<br />

25:46 De esta forma, los cabritos van al castigo eterno, mas las ovejas a la vida<br />

eterna. Pero esto suscita dos problemas. Primero, este pasaje parece enseñar que las<br />

naciones se salvan o pier<strong>de</strong>n colectivamente. En segundo lugar, la narración da la impresión<br />

<strong>de</strong> que las ovejas son salvadas por buenas obras, y que los cabritos se pier<strong>de</strong>n por no haber<br />

hecho el bien. En cuanto a la primera dificultad, se <strong>de</strong>be recordar que Dios sí trata con las<br />

naciones como un todo. La historia <strong>de</strong>l AT abunda con ejemplos <strong>de</strong> naciones castigadas por


sus pecados (Is. 10:12–19; 47:5–15; Ez. 25:6, 7; Am. 1:3, 6, 9, 11, 13; 2:1, 4, 6; Abd. 10;<br />

Zac. 14:1–5). No es irrazonable creer que las naciones seguirán experimentando la divina<br />

retribución. Esto no significa que en el resultado vayan a estar involucradas todas las<br />

personas individuales <strong>de</strong> la nación, sino que los principios <strong>de</strong> la justicia divina se aplicarán<br />

sobre una base nacional a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> individual.<br />

La palabra ethnë, traducida «naciones» en este pasaje, pue<strong>de</strong> ser traducida igualmente<br />

bien como «gentiles». Algunos creen que este pasaje <strong>de</strong>scribe el juicio <strong>de</strong> gentiles<br />

individualmente. Sea que tengamos naciones o individuos, tenemos el problema <strong>de</strong> cómo<br />

podría ser reunida una tal muchedumbre <strong>de</strong> gentes ante el Señor en Palestina. Quizá sea<br />

mejor pensar en representantes <strong>de</strong> las naciones o clases individuales reunidas para el juicio.<br />

En cuanto al segundo problema, el pasaje no pue<strong>de</strong> ser usado para enseñar la salvación<br />

por obras. El testimonio uniforme <strong>de</strong> la Biblia es que la salvación es por la fe, y no por<br />

obras. (Ef. 2:8, 9). Pero la Biblia es igual <strong>de</strong> enfática en mantener que la verda<strong>de</strong>ra fe<br />

produce buenas obras. Si no hay buenas obras, ello constituye indicación <strong>de</strong> que aquella<br />

persona nunca fue salva. De modo que hemos <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r que los gentiles no son<br />

salvados por actuar bondadosamente con el remanente judío, sino que esta bondad refleja<br />

su amor para con el Señor.<br />

Se <strong>de</strong>bería hacer mención <strong>de</strong> otros tres puntos. Primero, que <strong>de</strong>l reino se dice que ha<br />

sido preparado para los justos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo (v. 34), mientras que<br />

el infierno fue preparado para el diablo y sus ángeles (v. 41). El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Dios es que los<br />

hombres reciban bendición; el infierno no fue originalmente dispuesto para la raza humana.<br />

Pero si los hombres rehúsan tercamente la vida, necesariamente escogen la muerte.<br />

El segundo punto es que el Señor Jesús se refirió al fuego eterno (v. 41), al castigo<br />

eterno (v. 46) y a la vida eterna (v. 46). La misma Persona que habló <strong>de</strong> la vida eterna<br />

enseñó acerca <strong>de</strong>l castigo eterno. Por cuanto se usa la misma palabra eterno para <strong>de</strong>scribir<br />

ambas cosas, es inconsecuente aceptar la una sin la otra. Si la palabra traducida eterno no<br />

significa que permanece para siempre, entonces no hay palabra en la lengua griega que<br />

pueda comunicar este significado. Ahora bien, sabemos que sí significa que permanece para<br />

siempre, porque se usa para <strong>de</strong>scribir la condición <strong>de</strong> eternidad <strong>de</strong> Dios (1 Ti. 1:17).<br />

Finalmente, el Juicio <strong>de</strong> los Gentiles nos recuerda <strong>de</strong> manera enérgica que Cristo y Su<br />

pueblo son uno; lo que les afecta a ellos le afecta a Él. Tenemos una gran posibilidad <strong>de</strong><br />

mostrar bondad para con Él mostrándola a aquellos que le aman.<br />

XIV. LA PASIÓN Y MUERTE DEL REY (Caps. 26–27)<br />

A. El complot para matar a Jesús (26:1–5)<br />

26:1–2 Por cuarta y última vez en este Evangelio, nuestro Señor advirtió a Sus<br />

discípulos acerca <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bía morir (16:21; 17:23; 20:18). Su anuncio implicaba una<br />

estrecha relación entre la Pascua y Su crucifixión: Sabéis que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> dos días se<br />

celebra la pascua, y el Hijo <strong>de</strong>l Hombre será entregado para ser crucificado. Este año,<br />

la Pascua iba a hallar su verda<strong>de</strong>ro significado. Por fin había llegado el Cor<strong>de</strong>ro Pascual y<br />

pronto iba a ser inmolado.<br />

26:3–5 Y en el mismo momento en que Él pronunciaba estas palabras, los principales<br />

sacerdotes, los escribas y los ancianos estaban reunidos en el palacio <strong>de</strong> Caifás, el sumo<br />

sacerdote, para planear su estrategia. Querían arrestar furtivamente al Señor y darle


muerte, pero no consi<strong>de</strong>raban pru<strong>de</strong>nte hacerlo durante la fiesta; temían que el pueblo<br />

reaccionase violentamente contra Su ejecución. Es increíble que los guías religiosos <strong>de</strong><br />

Israel tomasen la iniciativa <strong>de</strong> tramar la muerte <strong>de</strong> su Mesías. Debieran haber sido los<br />

primeros en reconocerlo y entronizarlo. En lugar <strong>de</strong> ello, constituyeron la vanguardia <strong>de</strong><br />

Sus enemigos.<br />

B. Jesús Ungido en Betania (26:6–13)<br />

26:6–7 Este inci<strong>de</strong>nte provee un bienvenido alivio, apareciendo como aparece en medio<br />

<strong>de</strong> la perfidia <strong>de</strong> los sacerdotes, <strong>de</strong> la mezquindad <strong>de</strong> los discípulos y <strong>de</strong> la traición <strong>de</strong><br />

Judas. Y estando Jesús en Betania, en casa <strong>de</strong> Simón el leproso, se acercó a él una<br />

mujer y <strong>de</strong>rramó un frasco <strong>de</strong> un perfume carísimo sobre la cabeza <strong>de</strong>l Señor Jesús, como<br />

diciendo que no había nada que fuese <strong>de</strong>masiado bueno para Él.<br />

26:8–9 Los discípulos, y Judas en particular (Jn. 12:4, 5), consi<strong>de</strong>raron aquello como<br />

un gran <strong>de</strong>spilfarro. Pensaban que mejor habría sido dar el dinero a los pobres.<br />

26:10–12 Jesús corrigió su distorsionada forma <strong>de</strong> pensar. Lo que ella había hecho no<br />

era un <strong>de</strong>spilfarro, sino una hermosa acción. Y no sólo eso, sino que había sido sumamente<br />

oportuno. Los pobres pue<strong>de</strong>n ser ayudados en cualquier momento. Pero sólo una vez en la<br />

historia <strong>de</strong>l mundo pudo el Señor ser ungido para su sepultura. Había llegado aquel<br />

momento, y sólo una mujer solitaria con discernimiento espiritual lo vio. Creyendo las<br />

predicciones <strong>de</strong>l Señor acerca <strong>de</strong> Su muerte, se <strong>de</strong>bió dar cuenta <strong>de</strong> que era ahora o nunca.<br />

Y resultó que estaba en lo cierto. Aquellas mujeres que planeaban ungir Su cuerpo <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> Su sepultura se encontraron frustradas por la resurrección (Mr. 16:1–6).<br />

26:13 El Señor Jesús inmortalizó su sencillo acto <strong>de</strong> amor: De cierto os digo que<br />

don<strong>de</strong>quiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo<br />

que ésta ha hecho, en recuerdo <strong>de</strong> ella. Cualquier acción <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra adoración llena los<br />

atrios <strong>de</strong>l cielo con fragancia y queda in<strong>de</strong>leblemente registrado en la memoria <strong>de</strong>l Señor.<br />

C. La traición <strong>de</strong> Judas (26:14–16)<br />

26:14–15 Entonces uno <strong>de</strong> los doce, esto es, uno <strong>de</strong> los discípulos que había vivido<br />

con el Señor Jesús, viajado con Él, visto Sus milagros, oído Su incomparable enseñanza y<br />

que había sido testigo <strong>de</strong>l milagro <strong>de</strong> una vida sin pecado —uno a quien Jesús podía llamar<br />

«Mi amigo íntimo… el que comía mi pan» (Sal. 41:9)— fue el que levantó su calcañar<br />

contra el Hijo <strong>de</strong> Dios. Judas Iscariote fue a los principales sacerdotes y se puso <strong>de</strong><br />

acuerdo en ven<strong>de</strong>r a su Maestro por treinta piezas <strong>de</strong> plata. Los sacerdotes le pagaron allí<br />

mismo, un menospreciable total <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un mes <strong>de</strong> salario <strong>de</strong> un humil<strong>de</strong> jornalero.<br />

Es notable observar el contraste entre la mujer que ungió a Jesús en casa <strong>de</strong> Simón, y<br />

Judas. Ella valoraba en mucho al Señor. Judas le valoraba en bien poco.<br />

26:16 Y <strong>de</strong> esta manera, uno que no había recibido más que bonda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Jesús<br />

emprendía cumplir su parte <strong>de</strong> aquel terrible acuerdo.<br />

D. La Última Pascua (26:17–25)<br />

26:17 Era el primer día <strong>de</strong> la fiesta <strong>de</strong> los panes sin levadura, la ocasión en que se<br />

eliminaba toda levadura <strong>de</strong> los hogares judíos. ¡Qué pensamientos <strong>de</strong>bían haber llenado la<br />

mente <strong>de</strong>l Señor, al enviar a los discípulos a Jerusalén para hacer los preparativos para…<br />

la Pascua! Cada <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> esta comida tendría un profundo significado.


26:18–20 Jesús envió a los discípulos a que buscasen a cierto hombre cuyo nombre no<br />

se da, que los llevaría a la casa <strong>de</strong>signada. Quizá la vaguedad <strong>de</strong> las instrucciones tenía el<br />

propósito <strong>de</strong> frustrar a los conspiradores. En todo caso, observamos el pleno conocimiento<br />

que tenía Jesús <strong>de</strong> las personas, <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> estaban, y <strong>de</strong> su buena disposición para cooperar.<br />

Observemos las palabras: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a<br />

celebrar la pascua con mis discípulos. Hacía frente a Su inminente muerte con serenidad.<br />

Con perfecta gracia, dispuso aquella comida. ¡Qué privilegio para este hombre innominado<br />

prestar su casa para esta última Pascua!<br />

26:21–24 Mientras comían, Jesús hizo el asombroso anuncio <strong>de</strong> que uno <strong>de</strong> los doce le<br />

iba a entregar. Los discípulos se llenaron <strong>de</strong> dolor, disgusto y propia <strong>de</strong>sconfianza. Uno<br />

por uno le preguntaron, ¿Acaso soy yo, Señor? Cuando todos menos Judas hubieron<br />

preguntado, Jesús les dijo que era aquel que mete la mano conmigo en el plato. El Señor<br />

tomó entonces un trozo <strong>de</strong> pan, lo mojó en la salsa <strong>de</strong> la carne, y lo dio a Judas (Jn. 13:26);<br />

esto constituía una prenda <strong>de</strong> especial afecto y amistad. Les recordó igualmente que había<br />

una cierta <strong>de</strong>terminación en lo que iba a suce<strong>de</strong>rle a Él; pero esto no eximía <strong>de</strong> su<br />

responsabilidad al traidor.<br />

¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido! Judas <strong>de</strong>cidió <strong>de</strong>liberadamente ven<strong>de</strong>r<br />

al Salvador, y por ello era personalmente responsable.<br />

26:25 Cuando Judas preguntó por fin si él era el que iba a hacerlo, Jesús le respondió<br />

llanamente con un «Sí».<br />

E. La Primera Cena <strong>de</strong>l Señor (26:26–29)<br />

En Juan 13:30 vemos que tan pronto como Judas recibió el trozo <strong>de</strong> pan, salió, y era <strong>de</strong><br />

noche. Por ello, concluimos que no estaba presente cuando fue instituida la Cena <strong>de</strong>l Señor<br />

(aunque hay un consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong>sacuerdo acerca <strong>de</strong> este punto).<br />

26:26 Después <strong>de</strong> observar Su última Pascua, el Salvador instituyó lo que conocemos<br />

como la Cena <strong>de</strong>l Señor. Los elementos esenciales —pan y vino— estaban ya en la mesa<br />

como parte <strong>de</strong> la comida pascual; Jesús los revistió <strong>de</strong> un nuevo significado. Primero<br />

tomó… el pan y, tras pronunciar la bendición, lo partió. Después, lo dio a sus<br />

discípulos, diciéndoles: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Por cuanto Su cuerpo no había<br />

sido aún dado en la cruz, es evi<strong>de</strong>nte que estaba hablando en sentido figurado, usando el<br />

pan para simbolizar Su cuerpo.<br />

26:27–28 Lo mismo suce<strong>de</strong> con la copa; se emplea el contenedor para <strong>de</strong>signar el<br />

contenido. La copa contenía el fruto <strong>de</strong> la vid, que a su vez era símbolo <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>l<br />

nuevo pacto. El nuevo e incondicional pacto <strong>de</strong> gracia sería ratificado por Su preciosa<br />

sangre <strong>de</strong>rramada por muchos para remisión <strong>de</strong> los pecados. Su sangre era suficiente para<br />

proveer el perdón para todos. Pero aquí fue <strong>de</strong>rramada por muchos, en cuanto a que fue<br />

sólo efectiva para quitar los pecados <strong>de</strong> los que creen.<br />

26:29 El Salvador recordó a continuación a Sus discípulos que Él no bebería más <strong>de</strong><br />

este fruto <strong>de</strong> la vid con ellos hasta que volviese a la tierra a reinar. Entonces el vino tendrá<br />

un nuevo sentido. Hablará <strong>de</strong>l gozo y bienaventuranza <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Su Padre.<br />

A menudo se suscita la cuestión <strong>de</strong> si <strong>de</strong>beríamos emplear pan sin levadura o pan<br />

leudado, o vino fermentado o vino sin fermentar, para la Cena <strong>de</strong>l Señor. Pocas dudas<br />

pue<strong>de</strong> haber <strong>de</strong> que el Señor empleó pan sin leudar y vino fermentado (todo el vino en<br />

aquellos tiempos era fermentado). Los que arguyen que el pan leudado estropea el tipo (la<br />

levadura es un tipo <strong>de</strong> pecado) <strong>de</strong>berían darse cuenta que lo mismo es cierto <strong>de</strong> la


fermentación. Es una tragedia comprobar que nos ocupamos tanto <strong>de</strong> los elementos que<br />

<strong>de</strong>jamos <strong>de</strong> ver al Señor mismo. Pablo <strong>de</strong>staca que lo que cuenta es el significado espiritual<br />

<strong>de</strong>l pan, no el pan mismo. «Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por<br />

nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura <strong>de</strong><br />

malicia y <strong>de</strong> maldad, sino con panes sin levadura, <strong>de</strong> sinceridad y <strong>de</strong> verdad» (1 Co. 5:7, 8).<br />

Lo que cuenta no es la levadura en el pan, ¡sino la levadura en nuestras vidas!<br />

F. La autoconfianza <strong>de</strong> los discípulos (26:30–35)<br />

26:30 Después <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor, el pequeño grupo cantó el himno, probablemente<br />

tomado <strong>de</strong> los Salmos 113–118, «el Gran Hallel». Después salieron <strong>de</strong> Jerusalén, cruzaron<br />

el torrente Cedrón y ascendieron por la la<strong>de</strong>ra occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Monte <strong>de</strong> los Olivos hacia el<br />

huerto <strong>de</strong> Getsemaní.<br />

26:31 A lo largo <strong>de</strong> todo Su ministerio terrenal, el Señor Jesús había advertido<br />

fielmente a Sus discípulos tocante al camino que tenía por <strong>de</strong>lante. Ahora les dijo que<br />

aquella noche todos le abandonarían. El temor se apo<strong>de</strong>raría <strong>de</strong> ellos cuando vieran<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>narse la furia <strong>de</strong> la tempestad. Dejarían a su Maestro para salvar sus vidas. Se<br />

cumpliría la profecía <strong>de</strong> Zacarías: «Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas» (13:7).<br />

26:32 Pero Él no los <strong>de</strong>jó sin esperanza. Aunque ellos se avergonzasen <strong>de</strong> su asociación<br />

con Él, por Su parte Él nunca los abandonaría. Después <strong>de</strong> resucitar <strong>de</strong> entre los muertos,<br />

los encontraría en Galilea. ¡Qué Amigo más maravilloso, siempre fiel!<br />

26:33–34 Pedro lo interrumpió atolondradamente para asegurar al Señor que aunque los<br />

otros pudiesen abandonarlo, que él nunca haría tal cosa. Jesús corrigió aquel «nunca» a<br />

esta noche… tres veces. Antes que el gallo cantase, el impetuoso discípulo negaría tres<br />

veces a su Maestro.<br />

26:35 Todavía haciendo protestas <strong>de</strong> lealtad, Pedro insistió que preferiría morir con<br />

Cristo antes que negarlo. Todos los discípulos se hicieron eco <strong>de</strong> ello. Eran sinceros;<br />

querían <strong>de</strong>cir lo que <strong>de</strong>cían. Sólo que no conocían sus propios corazones.<br />

G. La Agonía en Getsemaní (26:36–46)<br />

Nadie pue<strong>de</strong> aproximarse a este relato <strong>de</strong> lo sucedido en el huerto <strong>de</strong> Getsemaní sin<br />

darse cuenta <strong>de</strong> que está pisando tierra santa. Todo aquel que intenta comentarlo siente un<br />

profundo sentimiento <strong>de</strong> maravilla y reticencia.<br />

Como escribió Guy King: «El carácter sobrenatural <strong>de</strong> este acontecimiento causa temor<br />

<strong>de</strong> que uno pueda <strong>de</strong> alguna manera dañarlo al tocarlo».<br />

26:36–38 Después <strong>de</strong> entrar en Getsemaní (lo que significa «prensa <strong>de</strong> aceite»), Jesús<br />

dijo a ocho <strong>de</strong> los once discípulos que le acompañaban que se sentasen y esperasen, y<br />

luego tomó a Pedro, y a los dos hijos <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o más a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l huerto. ¿Podría esto<br />

sugerir que diferentes discípulos tienen diferentes capacida<strong>de</strong>s para empatizar con el<br />

Salvador en Su agonía?<br />

Comenzó a entristecerse y a sentir gran angustia. Le dijo con franqueza a Pedro,<br />

Jacobo y Juan que Su alma estaba abrumada <strong>de</strong> una tristeza mortal. Indudablemente, se<br />

trataba <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>cible angustia <strong>de</strong> Su santa alma al anticipar que iba a ser una ofrenda por<br />

el pecado <strong>de</strong> nosotros. Nosotros que somos pecaminosos no po<strong>de</strong>mos concebir lo que<br />

significó para Él, el Sin Pecado, ser hecho pecado por nosotros (2 Co. 5:21).<br />

26:39 No es sorpren<strong>de</strong>nte que <strong>de</strong>jase a los tres y a<strong>de</strong>lantándose un poco entrase más<br />

en el huerto. Nadie más podría compartir Su sufrimiento ni orar Su oración: Padre mío, si


es posible, pase <strong>de</strong> mí esta copa; sin embargo, no se haga como yo quiero, sino como<br />

tú.<br />

Para que no pensemos que esta oración expresaba vacilación o un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> volverse<br />

atrás, <strong>de</strong>beríamos recordar Sus palabras en Juan 12:27, 28: «Ahora está turbada mi alma; ¿y<br />

qué diré? ¿Padre, sálvame <strong>de</strong> esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre,<br />

glorifica tu nombre». Por ello, al orar que aquella copa pasase <strong>de</strong> Él, no pedía ser librado<br />

<strong>de</strong> ir a la cruz. ¡Aquel era el propósito preciso para el que había venido al mundo! Esta<br />

oración era retórica, o sea, no tenía el propósito <strong>de</strong> suscitar una respuesta, sino darnos una<br />

lección. Jesús venía a <strong>de</strong>cir con ello: «Padre mío, si hay alguna otra manera en la que los<br />

impíos pecadores puedan ser salvados y no mediante que yo vaya a la cruz, ¡revela esto<br />

ahora! Pero con todo esto, quiero que se sepa que no <strong>de</strong>seo nada contrario a tu voluntad».<br />

¿Cuál fue la respuesta? No hubo ninguna; el cielo se mantuvo en silencio. Por medio <strong>de</strong><br />

este elocuente silencio sabemos que no había otra forma en que Dios pudiese justificar a los<br />

culpables pecadores excepto que Cristo, el impecable Salvador, muriese como nuestro<br />

Sustituto.<br />

26:40–41 Volviendo a los discípulos,… los halló durmiendo. Su espíritu estaba<br />

animoso, pero su carne era débil. No nos atrevemos a con<strong>de</strong>narlos cuando pensamos en<br />

nuestras propias vidas <strong>de</strong> oración; dormimos mejor que oramos, y nuestras mentes vagan<br />

cuando <strong>de</strong>beríamos estar velando. ¡Cuántas veces no nos tiene que <strong>de</strong>cir el Señor a nosotros<br />

lo que le dijo a Pedro!: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y<br />

orad, para que no entréis en tentación.<br />

26:42 De nuevo se apartó, y oró por segunda vez, expresando sometimiento a la<br />

voluntad <strong>de</strong>l Padre. Bebería la copa <strong>de</strong> sufrimiento y muerte hasta las heces.<br />

En Su vida <strong>de</strong> oración estuvo necesariamente a solas. Enseñó a los discípulos a orar y<br />

oraba en presencia <strong>de</strong> ellos, pero nunca oró con ellos. La singularidad <strong>de</strong> Su Persona y obra<br />

impedía que otros compartiesen <strong>de</strong> Su vida <strong>de</strong> oración.<br />

26:43–45 Cuando vino a los discípulos por segunda vez, estaban durmiendo otra vez.<br />

Lo mismo sucedió la tercera vez: Él oraba, ellos dormían. Fue entonces que les dijo:<br />

Dormid, pues, y <strong>de</strong>scansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo <strong>de</strong>l Hombre es<br />

entregado en manos <strong>de</strong> pecadores.<br />

26:46 Se había acabado la oportunidad <strong>de</strong> velar con Él en Su vigilia. Ya se oían los<br />

pasos <strong>de</strong>l traidor. Jesús dijo: Levantaos, vamos: no en huida, sino para hacer frente al<br />

enemigo.<br />

Antes <strong>de</strong> que nos vayamos <strong>de</strong>l huerto, hagamos todavía una pausa para oír Sus sollozos,<br />

para pon<strong>de</strong>rar Su dolor, y para darle las gracias <strong>de</strong> todo corazón.<br />

H. Jesús, Traicionado y Arrestado en Getsemaní (26:47–56)<br />

Que el impecable Salvador fuese traicionado por una <strong>de</strong> Sus propias criaturas presenta<br />

una <strong>de</strong> las más asombrosas anomalías <strong>de</strong> la historia. Aparte <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pravación humana, no<br />

podríamos explicar la mezquina e inexcusable perfidia <strong>de</strong> Judas.<br />

26:47 Mientras Jesús todavía hablaba a los once, vino Judas con una banda armada<br />

con espadas y palos. Des<strong>de</strong> luego, las armas no <strong>de</strong>bían ser i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Judas: nunca había visto<br />

al Salvador resistirse ni luchar. Quizá las armas simbolizaban la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> los<br />

principales sacerdotes y ancianos <strong>de</strong> capturarlo sin <strong>de</strong>jarle posibilidad alguna <strong>de</strong> escape.


26:48 Judas iba a emplear un beso como señal para ayudar a la gente a distinguir a<br />

Jesús <strong>de</strong> Sus discípulos. Este símbolo universal <strong>de</strong> afecto iba a ser prostituido a su uso más<br />

bajo.<br />

26:49 Al llegar ante el Señor, Judas dijo: Salve, Maestro, y luego le besó<br />

efusivamente. En este pasaje se emplean dos palabras diferentes para besar. La primera, en<br />

el versículo 48, es el término usual para besar. Pero en el versículo 49 se emplea una<br />

palabra más intensa, que expresa un besar insistente o efusivo.<br />

26:50 Con serenidad y una penetrante convicción, Jesús le preguntó: Amigo, ¿a qué<br />

vienes? Es indudable que esta pregunta cayó sobre Judas con un po<strong>de</strong>r hiriente, pero ahora<br />

los acontecimientos se sucedían con rapi<strong>de</strong>z. La muchedumbre irrumpió y aprehendió al<br />

Señor Jesús sin más dilación.<br />

26:51 Uno <strong>de</strong> los discípulos —sabemos por Juan 18:10 que fue Pedro— sacó su<br />

espada y cortó una oreja a un siervo <strong>de</strong>l sumo sacerdote. Es poco probable que el objetivo<br />

<strong>de</strong> Pedro fuese la oreja; indudablemente, su intención había sido asestar un golpe mortal.<br />

Que su golpe fuese tan poco certero como su juicio <strong>de</strong>be atribuirse a la Provi<strong>de</strong>ncia divina.<br />

26:52 La gloria moral <strong>de</strong>l Señor Jesús resplan<strong>de</strong>ce aquí centelleante. Primero reprendió<br />

a Pedro: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que empuñen espada, a espada<br />

perecerán. En el reino <strong>de</strong> Cristo, las victorias no se logran por medios carnales. Recurrir a<br />

la fuerza armada en el conflicto espiritual es cortejar el <strong>de</strong>sastre. Que los enemigos <strong>de</strong>l<br />

reino empleen la espada; a su tiempo serán <strong>de</strong>rrotados. Que el soldado <strong>de</strong> Cristo recurra a la<br />

oración, la Palabra <strong>de</strong> Dios y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una vida llena <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

Sabemos por el doctor Lucas que Jesús sanó entonces el oído <strong>de</strong> Malco (éste era el<br />

nombre <strong>de</strong> la víctima, Lc. 22:51; Jn. 18:10). ¿No es ésta acaso una maravillosa exhibición<br />

<strong>de</strong> gracia? Él amaba a los que le odiaban y mostraba bondad para con los que buscaban Su<br />

vida.<br />

26:53–54 Si Jesús hubiese <strong>de</strong>seado resistir a aquella multitud, no se habría visto<br />

limitado a la pobre espada <strong>de</strong> Pedro. En un instante podría haber pedido y le habrían sido<br />

enviadas más <strong>de</strong> doce legiones <strong>de</strong> ángeles (entre treinta y seis mil y setenta y dos mil).<br />

Pero esto sólo hubiera servido para frustrar el programa divino. Las Escrituras, que<br />

pre<strong>de</strong>cían Su entrega, pa<strong>de</strong>cimientos, crucifixión y resurrección, habían <strong>de</strong> cumplirse.<br />

26:55 Luego, Jesús recordó a las multitu<strong>de</strong>s cuán incongruente era que viniesen contra<br />

Él con armas. Nunca le habían visto recurrir a la violencia ni <strong>de</strong>dicarse al bandidaje. Al<br />

contrario, había sido un tranquilo Maestro, que cada día se sentaba ante ellos en el<br />

templo. Entonces habrían podido capturarle fácilmente, pero no lo habían hecho. ¿Por qué<br />

venían ahora con espadas y palos? Humanamente hablando, aquella conducta era<br />

irracional.<br />

26:56 Pero el Salvador sabía que la maldad humana estaba sólo logrando cumplir el<br />

plan <strong>de</strong>signado <strong>de</strong> Dios. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras<br />

<strong>de</strong> los profetas. Dándose cuenta <strong>de</strong> que su Maestro no iba a ser librado, todos los<br />

discípulos le abandonaron y huyeron arrebatados por el pánico. Si la cobardía <strong>de</strong> ellos<br />

era inexcusable, la nuestra aún lo es más. Ellos todavía no tenían al Espíritu Santo morando<br />

en ellos; nosotros sí.<br />

I. Jesús ante Caifás (26:57–68)<br />

26:57 El Señor Jesús sufrió dos juicios principales: un juicio religioso ante los<br />

gobernantes judíos, y un juicio civil ante las autorida<strong>de</strong>s romanas. La combinación <strong>de</strong> los


elatos <strong>de</strong> los cuatro evangelios nos muestra que cada juicio tuvo tres etapas. El relato <strong>de</strong><br />

Juan <strong>de</strong>l juicio judío nos muestra que Jesús compareció primero ante el suegro <strong>de</strong> Caifás,<br />

Anás. El relato <strong>de</strong> Mateo comienza con la segunda etapa en casa <strong>de</strong>l sumo sacerdote<br />

Caifás. Los miembros <strong>de</strong>l Sanedrín estaban reunidos allí. Ordinariamente, a los acusados<br />

se les daba la oportunidad <strong>de</strong> preparar su <strong>de</strong>fensa. Sin embargo, aquellos <strong>de</strong>sesperados<br />

guías religiosos, en su precipitación, privaron a Jesús <strong>de</strong> cárcel y <strong>de</strong> justicia (Is. 53:8, cf.<br />

RV), negándole <strong>de</strong> todas las maneras un juicio justo.<br />

En esta noche particular, los fariseos, saduceos, escribas y ancianos miembros <strong>de</strong>l<br />

Sanedrín exhibieron un total <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> las normas bajo las que se suponía que tenían que<br />

actuar. No <strong>de</strong>bían reunirse <strong>de</strong> noche ni durante ninguna <strong>de</strong> las fiestas judías. No <strong>de</strong>bían<br />

sobornar a testigos para que cometiesen perjurio. No se <strong>de</strong>bía emitir una sentencia <strong>de</strong><br />

muerte hasta haber transcurrido una noche. Y sus veredictos no eran vinculantes excepto si<br />

se reunían en el Patio <strong>de</strong> Piedra Labrada, en el área <strong>de</strong>l templo. En su anhelo <strong>de</strong> librarse <strong>de</strong><br />

Jesús, las autorida<strong>de</strong>s judías no dudaron en quebrantar sus propias leyes.<br />

26:58 Caifás era el juez presi<strong>de</strong>nte. Aparentemente, el Sanedrín actuó a la vez como<br />

jurado y acusación, lo que era irregular, por <strong>de</strong>cir poco. Jesús era el Acusado. Y Pedro era<br />

un espectador —<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una distancia segura—; se sentó con los guardias, para ver el<br />

final.<br />

26:59–61 Los gobernantes judíos tuvieron graves dificulta<strong>de</strong>s para encontrar falso<br />

testimonio contra Él. Hubiesen tenido mayor éxito si hubiesen cumplido su obligación<br />

previa en el proceso judicial y hubieran buscado pruebas <strong>de</strong> Su inocencia. Finalmente, dos<br />

testigos falsos presentaron un embrollado relato <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Jesús: «Destruid este<br />

templo, y en tres días lo levantaré» (Jn. 2:19–21). Según los testigos, Él había amenazado<br />

con <strong>de</strong>struir el templo <strong>de</strong> Jerusalén y luego reconstruirlo. En realidad, había estado<br />

prediciendo Su propia muerte y subsiguiente resurrección. Los judíos empleaban ahora<br />

aquella predicción como excusa para matarlo.<br />

26:62–63 En medio <strong>de</strong> estas acusaciones, el Señor Jesús no habló: «Como una oveja<br />

que <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sus trasquiladores está muda, tampoco él abrió su boca» (Is. 53:7). El sumo<br />

sacerdote, irritado por Su silencio, le apremió a que diese respuesta; pero el Salvador se<br />

mantenía en silencio. Entonces, el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro (te impongo<br />

juramento) por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios. La<br />

Ley <strong>de</strong> Moisés exigía que un judío testificase cuando fuese puesto bajo juramento por el<br />

sumo sacerdote (Lv. 5:1).<br />

26:64 Como judío obediente bajo la ley, Jesús respondió: Así es, como acabas <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />

(RVR77 margen). Y luego afirmó Su condición <strong>de</strong> Mesías y Su <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> manera aún más<br />

explícita: Y a<strong>de</strong>más os digo, que a partir <strong>de</strong> ahora veréis al Hijo <strong>de</strong>l Hombre sentado a<br />

la diestra <strong>de</strong>l Po<strong>de</strong>r, y viniendo sobre las nubes <strong>de</strong>l cielo. Realmente, en esencia, estaba<br />

diciendo: «Soy el Cristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios, como lo has dicho. Mi gloria está ahora velada en<br />

un cuerpo humano; parezco ser sólo un hombre más. Me veis en los días <strong>de</strong> Mi<br />

humillación. Pero viene el día en que vosotros, los judíos, me veréis como el Glorificado,<br />

igual a Dios en todos los respectos, sentado a Su diestra y viniendo sobre las nubes <strong>de</strong>l<br />

cielo».<br />

«A veces se afirma», escribe Lenski, «que Jesús nunca se <strong>de</strong>signó a Sí mismo como ―el<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios‖. Aquí (concretamente en el v. 64) Él jura que no es nada menos que esto».<br />

26:65–67 Caifás no se perdió el significado <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Jesús, que había hecho<br />

alusión a una profecía mesiánica <strong>de</strong> Daniel: «Seguía yo mirando en la visión <strong>de</strong> la noche, y<br />

he aquí, con las nubes <strong>de</strong>l cielo venía uno como un hijo <strong>de</strong> hombre, que vino hasta el


Anciano <strong>de</strong> muchos días, y le hicieron acercarse <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él» (7:13). La reacción <strong>de</strong>l<br />

sumo sacerdote <strong>de</strong>muestra que comprendió que Jesús estaba afirmando igualdad con Dios<br />

(véase Jn. 5:18). Se rasgó las vestiduras sacerdotales, como señal <strong>de</strong> que el testigo había<br />

blasfemado. Sus inflamatorias palabras al Sanedrín daban por supuesto que Jesús era<br />

culpable. Cuando se pidió el veredicto, el Consejo respondió: ¡Es reo <strong>de</strong> muerte!<br />

26:68 La segunda etapa <strong>de</strong>l juicio terminó con los juristas golpeando y escupiendo al<br />

Acusado, y luego escarneciéndole para que emplease Su po<strong>de</strong>r como Cristo para i<strong>de</strong>ntificar<br />

a Sus asaltantes. No sólo fue todo el proceso antijurídico, sino a<strong>de</strong>más escandaloso.<br />

J. Pedro niega a Jesús y llora amargamente (26:69–75)<br />

26:69–72 Había llegado la más oscura hora <strong>de</strong> Pedro. Mientras estaba sentado fuera<br />

en el patio, una joven se le acercó y le acusó <strong>de</strong> ser seguidor <strong>de</strong> Jesús. Su negativa fue<br />

enérgica y rápida: No sé lo que dices. Salió al portal, quizá para rehuir que nadie más le<br />

reconociese. Pero allí otra muchacha le i<strong>de</strong>ntificó públicamente como uno que había estado<br />

con Jesús el nazareno. Esta vez juró: No conozco al hombre (RVR77 margen). «El<br />

hombre» era su Señor.<br />

26:73–74 Poco <strong>de</strong>spués llegaron varios que estaban allí, diciéndole: De seguro que tú<br />

también eres uno <strong>de</strong> ellos, porque hasta tu manera <strong>de</strong> hablar te <strong>de</strong>scubre. Ya no era<br />

suficiente con una simple negativa; esta vez la confirmó con juramentos y maldiciones. No<br />

conozco al hombre. Con una inquietante oportunidad, cantó el gallo.<br />

26:75 Este familiar sonido traspasó no sólo el silencio <strong>de</strong> aquellas tempranas horas,<br />

sino también el corazón <strong>de</strong> Pedro. El <strong>de</strong>primido discípulo se acordó <strong>de</strong> lo que el Señor le<br />

había dicho, y saliendo fuera, lloró amargamente.<br />

Hay una aparente contradicción en los Evangelios acerca <strong>de</strong>l número y ocasión <strong>de</strong> las<br />

negaciones. En Mateo, Lucas y Juan citan a Jesús diciendo: «Antes que el gallo cante, me<br />

negarás tres veces» (Mt. 26:34; véase también Lc. 22:34; Jn. 13:38). En Marcos, la<br />

predicción es: «… antes <strong>de</strong> que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces» (Mr.<br />

14:30).<br />

Es posible que hubiese más <strong>de</strong> un canto <strong>de</strong> gallo, uno durante la noche y otro al<br />

amanecer. También es posible que los evangelios registren al menos seis diferentes<br />

negaciones <strong>de</strong> Pedro. Negó a Cristo (1) ante una muchacha (Mt. 26:69, 70; Mr. 14:66–68);<br />

(2) otra muchacha (Mt. 26:71, 72; Mr. 14:69, 70); (3) la muchedumbre que estaba ahí (Mt.<br />

26:73, 74; Mr. 14:70, 71); (4) un hombre (Lc. 22:58); (5) otro hombre (Lc. 22:59, 60); (6)<br />

un siervo <strong>de</strong>l sumo sacerdote (Jn. 18:26, 27). Creemos que éste es diferente <strong>de</strong> los otros,<br />

porque dijo: «¿No te vi yo en el huerto con él?». De los otros no se cita que dijesen esto.<br />

K. El Juicio Matutino ante el Sanedrín (27:1–2)<br />

La tercera etapa <strong>de</strong>l juicio religioso tuvo lugar ante el Sanedrín por la mañana. No<br />

<strong>de</strong>bía completarse ninguna causa en el mismo día en que se había iniciado, excepto si el<br />

acusado quedaba absuelto. Estaba or<strong>de</strong>nado que pasase una noche antes <strong>de</strong> pronunciar el<br />

veredicto, «para que hubiese oportunidad para que surgiesen sentimientos <strong>de</strong> clemencia».<br />

En este caso, los guías religiosos parecían empeñados en ahogar todo sentimiento <strong>de</strong><br />

clemencia. Sin embargo, <strong>de</strong>bido a que los juicios nocturnos eran irregulares, convocaron<br />

una reunión por la mañana para dar vali<strong>de</strong>z legal a su veredicto.<br />

Bajo la autoridad romana, los gobernantes judíos no tenían autoridad para aplicar la<br />

pena capital. Por ello, ahora los vemos apresurando a Jesús ante Poncio Pilato, el


gobernador romano. Aunque sentían un profundo odio contra todo lo romano, estaban<br />

dispuestos a «usar» este po<strong>de</strong>r para dar satisfacción a un odio aún mayor. La oposición a<br />

Jesús une entre sí a los más acerbos enemigos.<br />

L. El Remordimiento y Muerte <strong>de</strong> Judas (27:3–10)<br />

27:3–4 Judas, dándose cuenta <strong>de</strong> que había pecado entregando sangre inocente,<br />

ofreció <strong>de</strong>volver el dinero a los principales sacerdotes y a los ancianos. Estos<br />

consumados conspiradores, que habían cooperado con él tan <strong>de</strong> buena gana hacía pocas<br />

horas, ya no querían saber nada más <strong>de</strong> aquello. Ésta es una <strong>de</strong> las consecuencias <strong>de</strong> la<br />

perfidia. Judas sentía remordimiento, pero no era un arrepentimiento según Dios que<br />

llevase a salvación. Entristecido por las consecuencias que su crimen tenía para él mismo,<br />

estaba mal dispuesto a reconocer a Jesucristo como Señor y Salvador.<br />

27:5 En su <strong>de</strong>sesperación, Judas arrojó las piezas <strong>de</strong> plata en el templo, don<strong>de</strong> sólo<br />

los sacerdotes podían ir, y luego se fue y se suicidó. Comparando esta narración con<br />

Hechos 1:18, llegamos a la conclusión <strong>de</strong> que se ahorcó en un árbol, que se rompió la<br />

cuerda o la rama, y que su cuerpo cayó por un precipicio, reventando y esparciéndose sus<br />

entrañas.<br />

27:6 Los principales sacerdotes, <strong>de</strong>masiado «espirituales» para poner el dinero en el<br />

tesoro <strong>de</strong>l templo, eran los que culpablemente habían pagado aquel dinero para que les<br />

fuese entregado el Mesías. Esto no parecía preocuparles. Como había dicho el Señor, ellos<br />

limpiaban el exterior <strong>de</strong>l vaso, pero por <strong>de</strong>ntro estaba todo lleno <strong>de</strong> engaño, traición y<br />

homicidio.<br />

27:7–10 Usaron el dinero para comprar el campo <strong>de</strong>l alfarero don<strong>de</strong> se pudiese<br />

enterrar a los extranjeros gentiles inmundos, sin darse cuenta para nada <strong>de</strong> cuántas hordas<br />

gentiles iban a invadir su tierra y manchar <strong>de</strong> sangre sus calles. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces ha sido un<br />

campo <strong>de</strong> sangre para aquella culpable nación.<br />

Sin darse cuenta, los principales sacerdotes cumplieron la profecía <strong>de</strong> Zacarías <strong>de</strong> que el<br />

dinero con el que había sido valorado Judas sería empleado para hacer una compra a un<br />

alfarero (Zac. 11:12, 13). Cosa extraña, el pasaje <strong>de</strong> Zacarías tiene una lectura alternativa<br />

—«tesoro» por «alfarero» (véase V.M. y cf. RVR77).<br />

Los sacerdotes sentían escrúpulos acerca <strong>de</strong> echar dinero <strong>de</strong> sangre en el tesoro, y <strong>de</strong><br />

este modo cumplieron la profecía <strong>de</strong> la otra lectura al darlo al alfarero a cambio <strong>de</strong> su<br />

campo. (Notas Diarias <strong>de</strong> la Unión Bíblica.)<br />

Mateo asigna esta profecía a Jeremías, aunque evi<strong>de</strong>ntemente proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong><br />

Zacarías. Probablemente asigna esta cita a Jeremías porque aquel profeta encabezaba el<br />

rollo profético que empleaba, según el antiguo or<strong>de</strong>n preservado en muchos manuscritos<br />

hebreos y conocido en la tradición talmúdica. En Lucas 24:44 aparece un pasaje similar<br />

don<strong>de</strong> el libro <strong>de</strong> los Salmos da su nombre a toda la tercera sección <strong>de</strong>l canon hebreo.<br />

M. La Primera Comparecencia <strong>de</strong> Jesús ante Pilato (27:11–14)<br />

27:11–14 Los verda<strong>de</strong>ros agravios <strong>de</strong> los judíos contra Jesús eran religiosos, y fue<br />

sobre esta base que lo juzgaron. Pero los cargos religiosos no tenían peso en el tribunal <strong>de</strong><br />

Roma. Sabiendo esto, al llevarlo ante Pilato presentaron acusaciones políticas contra Él<br />

(Lc. 23:2):<br />

1) Era un revolucionario y constituía una amenaza para el imperio.


2) Instaba a la gente a que no pagase impuestos, con lo que minaba la prosperidad <strong>de</strong>l<br />

imperio.<br />

3) Pretendía ser Rey, con lo que amenazaba el po<strong>de</strong>r y la posición <strong>de</strong>l emperador.<br />

En el Evangelio <strong>de</strong> Mateo oímos a Pilato interrogándolo acerca <strong>de</strong> la tercera acusación.<br />

Al preguntársele si era el rey <strong>de</strong> los judíos, Jesús respondió que lo era. Esto provocó un<br />

torrente <strong>de</strong> insultos y calumnias <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los gobernantes judíos. Pilato se maravillaba<br />

mucho ante el silencio <strong>de</strong>l Acusado; no iba a dignificar ni una sola <strong>de</strong> aquellas acusaciones<br />

con una respuesta. Probablemente, el gobernador nunca había visto a nadie callado ante tal<br />

ataque.<br />

N. ¿Jesús o Barrabás? (27:15–26)<br />

27:15–18 Era costumbre para las autorida<strong>de</strong>s romanas aplacar a los judíos con el acto<br />

<strong>de</strong> soltar a un preso judío en el tiempo <strong>de</strong> la Pascua. Uno <strong>de</strong> estos convictos que podían ser<br />

elegidos era Barrabás, judío culpable <strong>de</strong> sedición y asesinato (Mr. 15:7). Como rebel<strong>de</strong><br />

contra el gobierno <strong>de</strong> Roma, es probable que tuviese popularidad entre sus compatriotas.<br />

De modo que cuando Pilato les hizo escoger entre Jesús y Barrabás, clamaron por la<br />

libertad <strong>de</strong>l último. El gobernador no se sorprendió; sabía que la opinión pública había sido<br />

en parte formada por los principales sacerdotes, que tenían envidia <strong>de</strong> Jesús.<br />

27:19 El proceso quedó momentáneamente interrumpido por un mensajero enviado por<br />

la mujer <strong>de</strong> Pilato, apremiando a su marido a que adoptase una actitud <strong>de</strong> no hacer nada<br />

contra Jesús: había tenido un sueño muy perturbador acerca <strong>de</strong> Él.<br />

27:20–23 Detrás <strong>de</strong> todo esto, los principales sacerdotes y los ancianos estaban<br />

pasando la voz <strong>de</strong> que se pidiese la liberación <strong>de</strong> Barrabás y la muerte <strong>de</strong> Jesús. Así,<br />

cuando Pilato volvió a preguntar al pueblo a quién querían que liberase, clamaron por el<br />

asesino. Atrapado en la red <strong>de</strong> su propia in<strong>de</strong>cisión, Pilato preguntó: ¿Qué, pues, haré <strong>de</strong><br />

Jesús, llamado el Cristo? La multitud <strong>de</strong>mandó unánime que fuese crucificado, actitud<br />

ésta incomprensible para el gobernador. ¿Por qué había <strong>de</strong> crucificarlo? ¿Qué crimen había<br />

cometido? Pero era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para pedir una <strong>de</strong>liberación serena. Se había<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado una histeria masiva. Resonaba el clamor: ¡Sea crucificado!<br />

27:24 A Pilato se le hizo evi<strong>de</strong>nte que la gente era implacable y que comenzaba un<br />

motín. De modo que se lavó las manos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la multitud, <strong>de</strong>clarando su inocencia<br />

respecto a la sangre <strong>de</strong>l Acusado. Pero el agua nunca podrá absolver a Pilato <strong>de</strong> su culpa en<br />

la más grave prevaricación en la historia <strong>de</strong> la justicia.<br />

27:25 La muchedumbre, para entonces <strong>de</strong>masiado frenética para preocuparse por<br />

ninguna culpa, estaba dispuesta a sobrellevarla: ¡Su sangre sea sobre nosotros, y sobre<br />

nuestros hijos! Des<strong>de</strong> aquel entonces, el pueblo <strong>de</strong> Israel ha ido a tumbos <strong>de</strong> gueto a<br />

progrom, <strong>de</strong> campo <strong>de</strong> concentración a cámara <strong>de</strong> gas, sufriendo las consecuencias <strong>de</strong> la<br />

terrible culpa <strong>de</strong> haber rechazado a su Mesías. Aún les queda por <strong>de</strong>lante el terrible Tiempo<br />

<strong>de</strong> la Angustia <strong>de</strong> Jacob —los siete años <strong>de</strong> tribulación <strong>de</strong>scritos en Mateo 24 y Apocalipsis<br />

6–19. La maldición seguirá sobre ellos hasta que reconozcan al rechazado Jesús como su<br />

Mesías y Rey.<br />

27:26 Pilato les soltó a Barrabás, y el espíritu <strong>de</strong> Barrabás ha dominado el mundo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces. El asesino sigue en el trono; el justo Rey está rechazado. Entonces, como<br />

era costumbre, el Con<strong>de</strong>nado fue azotado. Le aplicaron a Sus espaldas un gran azote <strong>de</strong><br />

cuero con fragmentos <strong>de</strong> afilado metal, y cada golpe fue abriendo la carne y provocando un


gran <strong>de</strong>sangramiento. Ahora ya no le quedaba nada más que hacer a aquel gobernador sin<br />

carácter más que entregar a Jesús a los soldados para ser crucificado.<br />

O. Los soldados escarnecen a Jesús (27:27–31)<br />

27:27–28 Los soldados <strong>de</strong>l gobernador llevaron a Jesús al palacio <strong>de</strong>l gobernador, y<br />

reunieron alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> él a toda la compañía —probablemente varios cientos <strong>de</strong><br />

hombres—. ¡Lo que siguió es difícil <strong>de</strong> imaginar! El Creador y Sustentador <strong>de</strong>l universo<br />

sufrió unas in<strong>de</strong>scriptibles indignida<strong>de</strong>s a manos <strong>de</strong> unos crueles y vulgares soldados —<br />

aquellas indignas y pecaminosas criaturas Suyas—. Desnudándole, le echaron encima un<br />

manto <strong>de</strong> escarlata, una imitación <strong>de</strong> un manto real. Pero este manto tiene un mensaje para<br />

nosotros. Por cuanto el escarlata está asociado con el pecado (Is. 1:18), suelo pensar en que<br />

mi pecado fue echado sobre Jesús para que el manto <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> Dios pudiese ser<br />

echado sobre mí (2 Co. 5:21).<br />

27:29–30 Trenzando una corona <strong>de</strong> espinas, la pusieron sobre su cabeza. Pero más<br />

allá <strong>de</strong> este burdo escarnio, enten<strong>de</strong>mos que Él llevó una corona <strong>de</strong> espinas para que<br />

nosotros pudiésemos llevar una corona <strong>de</strong> gloria. Ellos se burlaron <strong>de</strong> Él como el Rey <strong>de</strong>l<br />

Pecado; nosotros le adoramos como el Salvador <strong>de</strong> los pecadores.<br />

También le pusieron una caña —un remedo burlón <strong>de</strong> cetro—. No sabían que la mano<br />

que sostenía aquella caña es la mano que rige el mundo. Aquella mano <strong>de</strong> Jesús, herida por<br />

el clavo <strong>de</strong> la cruz, sostiene ahora el cetro <strong>de</strong>l dominio universal.<br />

Se arrodillaron <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él y se dirigieron a él como Rey <strong>de</strong> los judíos. Y no<br />

contentos con esto, escupiendo sobre el rostro <strong>de</strong>l único Hombre perfecto que jamás haya<br />

existido, tomaron la caña y le golpeaban en la cabeza.<br />

Jesús soportó todo aquello con paciencia; no dijo una palabra. «Consi<strong>de</strong>rad, pues, a<br />

aquel que ha soportado tal contradicción <strong>de</strong> pecadores contra sí mismo, para que no<br />

<strong>de</strong>sfallezcáis faltos <strong>de</strong> ánimo» (He. 12:3).<br />

27:31 Finalmente, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.<br />

P. La Crucifixión <strong>de</strong>l Rey (27:32–44)<br />

27:32 Nuestro Señor llevó Su cruz parte <strong>de</strong>l camino (Jn. 19:17). Luego, los soldados<br />

obligaron a un hombre llamado Simón (<strong>de</strong> Cirene, en el norte <strong>de</strong> África) a que la llevase<br />

para Él. Algunos piensan que era un judío; otros, que era un negro. Lo importante es que<br />

tuvo el maravilloso privilegio <strong>de</strong> llevar la cruz.<br />

27:33 Gólgota es un término arameo que quiere <strong>de</strong>cir «calavera». Cal vario es la<br />

traducción latina castellanizada <strong>de</strong>l término griego kranion (cráneo). Quizá el área tuviese<br />

forma <strong>de</strong> cráneo, o recibió este nombre porque era un lugar <strong>de</strong> ejecuciones. El<br />

emplazamiento es incierto.<br />

27:34 Antes <strong>de</strong> ser clavado, los soldados ofrecieron a Jesús el vinagre y la hiel que se<br />

daban a los criminales con<strong>de</strong>nados como narcótico. Jesús rehusó tomarlo. Para Él era cosa<br />

necesaria cargar todo el peso <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong>l hombre sin disminución <strong>de</strong> Su sensibilidad,<br />

sin alivio <strong>de</strong> Su dolor.<br />

27:35 Mateo <strong>de</strong>scribe la crucifixión <strong>de</strong> una forma simple y no emocional. No se permite<br />

ninguna técnica dramática, no recurre a ningún periodismo sensacionalista, ni se entretiene<br />

en <strong>de</strong>talles sórdidos. Sencillamente enuncia el hecho: Le crucificaron. Pero la misma<br />

eternidad no agotará las profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estas palabras.


Tal como se había profetizado en el Salmo 22:18, los soldados repartieron entre sí sus<br />

vestidos, echando suertes para ver <strong>de</strong> quién iba a ser el manto sin costura. Estas eran todas<br />

Sus posesiones terrenales. Dice Denney: «La única vida perfecta que se ha vivido en el<br />

mundo es la vida <strong>de</strong> Aquel que no poseía nada, y que nada <strong>de</strong>jó más que las ropas que<br />

llevaba».<br />

27:36 Aquellos soldados eran representantes <strong>de</strong> un mundo <strong>de</strong> hombres mezquinos.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, no tenían ningún sentido <strong>de</strong> que se estaba haciendo historia. Si tan solo lo<br />

hubiesen sabido, no se habrían quedado sentados para guardarlo. Se habrían arrodillado y<br />

adorado.<br />

27:37 Sobre la cabeza <strong>de</strong> Cristo habían puesto este título: ÉSTE ES JESÚS, REY DE LOS<br />

JUDÍOS. La fraseología exacta <strong>de</strong>l título varía algo en los cuatro Evangelios. Marcos dice:<br />

«El Rey <strong>de</strong> los Judíos» (15:26). Lucas: «Éste es el Rey <strong>de</strong> los Judíos» (23:38); y Juan:<br />

«Jesús Nazareno, el Rey <strong>de</strong> los Judíos» (19:19). Los principales sacerdotes protestaron que<br />

el título no <strong>de</strong>bía dar una <strong>de</strong>claración factual, sino únicamente la pretensión <strong>de</strong>l Acusado.<br />

Sin embargo, Pilato impuso su criterio; y la verdad quedó allí para que todos pudiesen<br />

verla: en hebreo, latín y griego (Jn. 19:19–22).<br />

27:38 El impecable Hijo <strong>de</strong> Dios tenía dos ladrones, uno a cada lado. ¿No había<br />

predicho Isaías, hacía 700 años, que sería contado con los transgresores? (53:12). Al<br />

principio, ambos bandidos le lanzaban insultos e injurias (v. 44). Pero uno <strong>de</strong> ellos se<br />

arrepintió y fue salvado en sus últimos momentos; al cabo <strong>de</strong> pocas horas, estaba con Cristo<br />

en el Paraíso (Lc. 23:42, 43).<br />

27:39–40 Si la cruz revela el amor <strong>de</strong> Dios, también revela la <strong>de</strong>pravación <strong>de</strong>l hombre.<br />

Los que pasaban se <strong>de</strong>tenían el tiempo suficiente para escarnecer al Pastor mientras moría<br />

por las ovejas: Tú que <strong>de</strong>rribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti<br />

mismo; si eres Hijo <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cruz. Éste es el lenguaje <strong>de</strong> la incredulidad<br />

racionalista. «Primero ver, y <strong>de</strong>spués creer.» Es igualmente el lenguaje <strong>de</strong>l liberalismo<br />

teológico: «Baja <strong>de</strong> la cruz —en otras palabras, quita la ofensa <strong>de</strong> la cruz y creeremos—».<br />

Dijo William Booth: «Pretendían que habrían creído si hubiese <strong>de</strong>scendido; nosotros<br />

creemos porque permaneció arriba».<br />

27:41–44 Los principales sacerdotes, junto con los escribas… y los ancianos, se<br />

unieron a aquel coro. Con una perspicacia involuntaria gritaban: A otros salvó, a sí mismo<br />

no se pue<strong>de</strong> salvar. Ellos lo <strong>de</strong>cían en son <strong>de</strong> escarnio; nosotros lo adaptamos como himno<br />

<strong>de</strong> alabanza:<br />

Él no se pue<strong>de</strong> a sí mismo salvar,<br />

Ya que en la cruz Él tiene que morir,<br />

O a los pecadores «muertos» ya<br />

Misericordia no podrá venir;<br />

¡Ay!, Cristo, el HIJO, tiene que agotar<br />

La culpa para al reo perdonar.<br />

Albert Midlane<br />

Esto fue cierto en la vida <strong>de</strong>l Señor, y también lo es en la nuestra. No po<strong>de</strong>mos salvar a<br />

otros cuando tratamos <strong>de</strong> salvarnos a nosotros mismos.<br />

Los guías religiosos se burlaron <strong>de</strong> Su afirmación <strong>de</strong> ser el Salvador, <strong>de</strong> ser el Rey <strong>de</strong><br />

Israel, <strong>de</strong> ser el Hijo <strong>de</strong> Dios. Y también los ladrones se unieron a aquel coro <strong>de</strong><br />

maldiciones. Los guías religiosos se unieron a los criminales para vilipendiar a su Dios.


Q. Tres Horas <strong>de</strong> Tinieblas (27:45–50)<br />

27:45 Todos los pa<strong>de</strong>cimientos e indignida<strong>de</strong>s que soportó <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> los hombres<br />

fueron poca cosa en comparación a lo que ahora venía sobre Él. Des<strong>de</strong> la hora sexta<br />

(mediodía) hubo tinieblas no sólo sobre toda la tierra <strong>de</strong> Palestina sino también en Su<br />

santa alma, y ello hasta la hora novena (las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>). Fue en este tiempo que llevó<br />

la in<strong>de</strong>scriptible maldición <strong>de</strong> nuestros pecados. En aquellas tres horas se comprimió el<br />

infierno que nosotros merecíamos, la ira <strong>de</strong> Dios contra todas nuestras transgresiones.<br />

Nosotros lo vemos sólo oscuramente; sencillamente, no po<strong>de</strong>mos saber lo que significó<br />

para Él dar satisfacción a todas las santas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios contra el pecado. Sólo<br />

sabemos que durante aquellas tres horas pagó el precio, satisfizo la <strong>de</strong>uda y consumó la<br />

obra necesaria para la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l hombre.<br />

27:46 Hacia las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> clamó a gran voz, diciendo: … Dios mío, Dios mío,<br />

¿por qué me has <strong>de</strong>samparado? La respuesta se halla en el Salmo 22:3: «… Tú eres<br />

santo, tú que habitas entre las alabanzas <strong>de</strong> Israel». Por cuanto Dios es santo, no pue<strong>de</strong><br />

pasar por alto el pecado. Al contrario, ha <strong>de</strong> castigarlo. El Señor Jesús no tenía pecado en Sí<br />

mismo, pero tomó sobre Sí mismo la culpa <strong>de</strong> nuestros pecados. Cuando Dios, como Juez,<br />

miró y vio nuestros pecados sobre el Sustituto sin pecado, se apartó <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Su amor.<br />

Fue esta separación lo que hizo surgir <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> Jesús lo que la Sra. Browning llamó<br />

<strong>de</strong> forma tan hermosa «el clamor <strong>de</strong>l huérfano Emanuel»:<br />

¡Abandonado! Dios pudo separarse hasta <strong>de</strong> Su propia esencia;<br />

Y los pecados <strong>de</strong> Adán se han interpuesto entre el justo Hijo y Padre:<br />

Sí, una vez el clamor <strong>de</strong>l huérfano Emanuel Su universo ha sacudido<br />

Se levantó en solitario, sin dar eco, «¡Mi Dios, estoy abandonado!».<br />

Elizabeth Barrett Browning<br />

27:47–48 Cuando Jesús exclamó: Elí, Elí,…, algunos <strong>de</strong> los que estaban allí dijeron<br />

que llamaba a Elías. No está claro si confundieron los nombres o si simplemente estaban<br />

burlándose <strong>de</strong> Él. Uno <strong>de</strong> ellos empleó una larga caña para llegarle a Sus labios una<br />

esponja empapada <strong>de</strong> vinagre. A juzgar por el Salmo 69:21, esto no fue hecho como un<br />

acto <strong>de</strong> compasión, sino añadiendo a Sus pa<strong>de</strong>cimientos.<br />

27:49 La actitud general era esperar y ver si… Elías iba a cumplir el papel que le<br />

asignaba la tradición judía: acudir en ayuda <strong>de</strong> los rectos. Pero no era el momento para la<br />

venida <strong>de</strong> Elías (Mal. 4:5). Era el momento para que Jesús muriese.<br />

27:50 Cuando Jesús hubo clamado a gran voz, entregó el espíritu. La gran voz<br />

<strong>de</strong>muestra que murió en po<strong>de</strong>r, y no agotado. El hecho <strong>de</strong> que entregó el espíritu<br />

distinguió Su muerte <strong>de</strong> las <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Nosotros morimos porque hemos <strong>de</strong> morir; Él<br />

murió porque quiso morir. ¿Acaso no había dicho: «Yo pongo mi vida, para volverla a<br />

tomar. Nadie me la quita, sino que yo la pongo <strong>de</strong> mí mismo. Tengo potestad para ponerla,<br />

y tengo potestad para volverla a tomar?» (Jn. 10:17, 18).<br />

Del Universo el Hacedor,<br />

Como hombre por el hombre maldición fue hecho;<br />

Las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley que Él estableció,<br />

Hasta lo último pagó.<br />

Sus santos <strong>de</strong>dos la planta hicieron


Cuyas espinas Su frente ciñeron.<br />

Los clavos que Sus manos traspasaron sacados fueron<br />

De secretas minas que Él había formado;<br />

Él los bosques hizo <strong>de</strong> don<strong>de</strong> brotó<br />

El árbol en el que su cuerpo pendió.<br />

En una cruz <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra murió,<br />

Pero el monte don<strong>de</strong> fue plantada era Su obra.<br />

El cielo que sobre su cabeza negro tornóse<br />

Por Él había sido sobre la tierra extendido;<br />

El sol que su faz <strong>de</strong> Él ocultó<br />

Por Su <strong>de</strong>creto en el espacio colgaba;<br />

La lanza que Su preciosa sangre <strong>de</strong>rramó<br />

En los fuegos <strong>de</strong> Dios había sido templada.<br />

El sepulcro en el que Su cuerpo fue puesto<br />

Cavado fue en la roca que Sus manos hicieron;<br />

El trono en el que ahora sentado está<br />

Suyo era <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempos eternos;<br />

Mas nueva gloria le corona ahora,<br />

Y se doblarán ante Él las rodillas todas.<br />

F. W. Pitt<br />

R. El Velo Rasgado (27:51–54)<br />

27:51 Cuando expiró, el pesado velo <strong>de</strong> tejido que colgaba como separación <strong>de</strong> las dos<br />

principales estancias <strong>de</strong>l templo fue <strong>de</strong>sgarrado por una Mano Invisible, <strong>de</strong> arriba abajo.<br />

Hasta entonces aquel velo había impedido a todos, excepto el sumo sacerdote, la entrada al<br />

Lugar Santísimo don<strong>de</strong> moraba Dios. Sólo un hombre podía entrar en el santuario interior,<br />

y sólo podía hacerlo un día <strong>de</strong>l año.<br />

En el libro <strong>de</strong> Hebreos vemos que el velo representaba el cuerpo <strong>de</strong> Jesús. Su rasgadura<br />

fue imagen <strong>de</strong> la entrega <strong>de</strong> Su cuerpo en muerte. Por medio <strong>de</strong> Su muerte tenemos<br />

«libertad para entrar en el lugar santísimo, en virtud <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Jesús, por un camino<br />

nuevo y vivo, que él ha abierto para nosotros, a través <strong>de</strong>l velo, es <strong>de</strong>cir, la carne suya» (He.<br />

10:19, 20, V.M.). Ahora, el más humil<strong>de</strong> creyente pue<strong>de</strong> entrar en cualquier momento en la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios en oración y alabanza. Pero nunca olvi<strong>de</strong>mos que este privilegio nos fue<br />

adquirido a un enorme precio: la sangre <strong>de</strong> Jesús.<br />

La muerte <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios produjo asimismo unas enormes convulsiones en la<br />

naturaleza, como si hubiese una empatía entre la creación inanimada y su Creador. Surgió<br />

un terremoto por el que las rocas se partieron y se abrieron muchos sepulcros.<br />

27:52–53 Pero observemos que no fue sino hasta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Jesús<br />

que los ocupantes <strong>de</strong> aquellos sepulcros se levantaron y entraron en Jerusalén, don<strong>de</strong><br />

aparecieron a muchos. La Biblia no nos dice si estos santos resucitados volvieron a morir,<br />

o si subieron al cielo con el Señor Jesús.<br />

27:54 Aquellas extrañas convulsiones <strong>de</strong> la naturaleza convencieron al centurión<br />

romano y a sus hombres <strong>de</strong> que Jesús era el Hijo <strong>de</strong> Dios (aunque no hay un artículo<br />

<strong>de</strong>terminado en griego aquí antes <strong>de</strong> Hijo <strong>de</strong> Dios, el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las palabras lo hace<br />

<strong>de</strong>terminado)


¿Qué quería <strong>de</strong>cir con ello el centurión? ¿Fue ésta una confesión plena <strong>de</strong> Jesucristo<br />

como Señor y Salvador, o un simple reconocimiento <strong>de</strong> que Jesús era más que un simple<br />

hombre? No po<strong>de</strong>mos tener certeza alguna. Sí que indica un sentimiento <strong>de</strong> maravilla y la<br />

conciencia <strong>de</strong> que las perturbaciones <strong>de</strong> la naturaleza estaban <strong>de</strong> algún modo relacionadas<br />

con la muerte <strong>de</strong> Jesús, y no con la muerte <strong>de</strong> los que habían sido crucificados con Él.<br />

S. Las Mujeres Fieles (27:55, 56)<br />

Se hace una especial mención <strong>de</strong> las mujeres que habían ministrado fielmente al Señor,<br />

y que le habían seguido todo el camino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Galilea a Jerusalén. Allí estaban María<br />

Magdalena, María la madre <strong>de</strong> Jacobo y <strong>de</strong> José, y Salomé, mujer <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o. La<br />

impávida <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> estas mujeres se <strong>de</strong>staca <strong>de</strong> manera especial. ¡Permanecieron junto a<br />

Cristo cuando los discípulos varones huyeron para salvar sus vidas!<br />

T. La Sepultura en el Sepulcro <strong>de</strong> José (27:57–61)<br />

27:57–58 José <strong>de</strong> Arimatea, que era rico y miembro <strong>de</strong>l Sanedrín, no había consentido<br />

en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> entregar a Jesús a Pilato (Lc. 23:51). Si hasta este punto había<br />

sido un discípulo secreto, ahora echó la precaución por la ventana. Atrevidamente, se<br />

presentó a Pilato y pidió permiso para sepultar el cuerpo <strong>de</strong> Jesús. Hemos <strong>de</strong> intentar<br />

imaginar la sorpresa <strong>de</strong> Pilato y la provocación que esto era para los judíos, que un<br />

miembro <strong>de</strong>l Sanedrín tomase postura pública por el Crucificado. En un sentido muy real,<br />

José se enterró a sí mismo económica, social y religiosamente cuando sepultó el cuerpo <strong>de</strong><br />

Jesús. Este acto le separó para siempre <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n constituido que había dado muerte al<br />

Señor Jesús.<br />

27:59–60 Pilato le concedió el permiso, y José embalsamó con afecto el cuerpo,<br />

envolviéndolo en una sábana limpia, poniendo especias entre los envoltorios. Luego lo<br />

puso en su sepulcro nuevo, que había excavado en la peña sólida. La entrada <strong>de</strong>l<br />

sepulcro estaba cerrada por una gran piedra, con forma parecida a la <strong>de</strong> una muela y sobre<br />

su bor<strong>de</strong> en una ro<strong>de</strong>ra también tallada en la peña.<br />

Siglos antes, Isaías había predicho: «Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con<br />

los ricos fue en su muerte» (53:9). Indudablemente, Sus enemigos tenían la intención <strong>de</strong><br />

echar Su cuerpo al Valle <strong>de</strong> Hinom para que fuese consumido por los fuegos <strong>de</strong>l basurero o<br />

para que fuese comido por las zorras. Pero Dios predominó sobre los planes <strong>de</strong> ellos y usó a<br />

José para asegurar que fuese sepultado con los ricos.<br />

27:61 Después que José se hubiese ido, María Magdalena y la madre <strong>de</strong> Jacobo y José<br />

se quedaron a vigilar frente al sepulcro.<br />

U. La Vigilancia <strong>de</strong>l Sepulcro (27:62–66)<br />

27:62–64 El primer día <strong>de</strong> la Pascua, que era el día <strong>de</strong> la Preparación, fue el día <strong>de</strong> la<br />

crucifixión. Al día siguiente… los principales sacerdotes y los fariseos se sentían<br />

inquietos. Recordando lo que había dicho Jesús sobre Su resurrección, fueron a Pilato,<br />

pidiendo una guardia especial ante el sepulcro. Eso era para impedir que sus discípulos<br />

robasen el cuerpo, creando así la impresión <strong>de</strong> que había resucitado. Si esto sucedía, sentían<br />

miedo <strong>de</strong> que el último engaño fuese peor que el primero; esto es, las nuevas <strong>de</strong> Su<br />

resurrección serían cosa peor que Su pretensión <strong>de</strong> ser el Mesías y el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

27:65–66 Pilato respondió: Guardia tenéis; id, aseguradlo lo mejor que sabéis. Esto<br />

pue<strong>de</strong> significar que ya les hubiese sido asignada una guardia romana. O pue<strong>de</strong> significar:


«Os concedo lo que pedís». ¿Habría alguna ironía en la voz <strong>de</strong> Pilato al añadir: Aseguradlo<br />

lo mejor que sabéis? Hicieron lo mejor que pudieron. Sellaron la piedra y dispusieron los<br />

guardas, pero sus mejores medidas <strong>de</strong> seguridad no fueron suficientes. Dice Unger:<br />

Las precauciones que adoptaron Sus enemigos, «asegurando el sepulcro, sellando la<br />

piedra, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> poner la guardia», 62–64, sólo resultaron en el predominio <strong>de</strong> Dios sobre<br />

los planes <strong>de</strong> los malvados, y en dar una prueba indiscutible <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong>l Rey.<br />

XV. EL TRIUNFO DEL REY (Cap. 28)<br />

A. El Sepulcro Vacío y el Señor resucitado (28:1–10)<br />

28:1–4 Antes <strong>de</strong> amanecer la mañana <strong>de</strong>l domingo, las dos Marías vinieron… a ver el<br />

sepulcro. Mientras se acercaban hubo un gran terremoto;… un ángel… <strong>de</strong>scendiendo<br />

<strong>de</strong>l cielo y llegando, removió la piedra <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong>l sepulcro, y se sentó sobre ella.<br />

Los guardias romanos, aterrorizados por este radiante ser revestido <strong>de</strong> un blanco<br />

resplan<strong>de</strong>ciente, <strong>de</strong>smayaron.<br />

28:5–6 El ángel tranquilizó a las mujeres, porque nada tenían que temer. Aquel a quien<br />

ellas buscaban había resucitado, como Él había prometido. Venid, ved el lugar don<strong>de</strong><br />

yacía el Señor. La piedra había sido retirada, no para <strong>de</strong>jar salir al Señor, sino para que las<br />

mujeres pudiesen ver que había resucitado.<br />

28:7–10 A continuación, el ángel encargó a las mujeres que fuesen pronto a anunciar<br />

las gloriosas nuevas a Sus discípulos. El Señor volvía a estar vivo y se encontraría con<br />

ellos en Galilea. Mientras ellas iban <strong>de</strong> camino para <strong>de</strong>círselo a los discípulos, se les<br />

apareció Jesús, saludándolas con una sola palabra, ¡Regocijaos! Ellas respondieron<br />

cayendo a Sus pies y adorándole. Luego Él las comisionó personalmente para que<br />

notificasen a los discípulos que le verían en Galilea.<br />

B. Los Soldados, sobornados para que mintiesen (28:11–15)<br />

28:11 Tan pronto como volvieron en sí, algunos <strong>de</strong> los soldados fueron cabizbajos a la<br />

ciudad para informar a los principales sacerdotes. ¡Habían fracasado en su misión! ¡El<br />

sepulcro estaba vacío!<br />

28:12–13 Es fácil imaginar la consternación <strong>de</strong> los guías religiosos. Los sacerdotes<br />

celebraron una reunión con los ancianos para planear una estrategia. Desesperados,<br />

sobornaron a los soldados para que contasen la fábula <strong>de</strong> que mientras estaban dormidos,<br />

los discípulos… hurtaron el cuerpo <strong>de</strong> Jesús.<br />

Esta explicación suscita más interrogantes que los que respon<strong>de</strong>. ¿Por qué estaban<br />

dormidos los soldados si <strong>de</strong>bían estar <strong>de</strong> guardia? ¿Cómo movieron los discípulos la piedra<br />

sin <strong>de</strong>spertarlos? ¿Cómo podían todos los soldados haberse dormido a la vez? Si estaban<br />

dormidos, ¿cómo sabían que los discípulos habían hurtado el cuerpo? Si la historia era<br />

cierta, ¿por qué se tuvo que sobornar a los soldados para contarla? Si los discípulos habían<br />

hurtado el cuerpo, ¿por qué se tomaron el tiempo para quitar los lienzos sepulcrales y<br />

envolver el sudario? (Lc. 24:12; Jn. 20:6, 7).<br />

28:14 La verdad es que los soldados fueron sobornados para que contasen una historia<br />

que los incriminaba; dormir estando <strong>de</strong> guardia estaba castigado con pena <strong>de</strong> muerte bajo la


ley romana. De modo que los judíos tuvieron que prometer que interce<strong>de</strong>rían en favor <strong>de</strong><br />

ellos si la historia llegaba a oídos <strong>de</strong>l gobernador.<br />

El Sanedrín estaba <strong>de</strong>scubriendo que mientras que la verdad se verifica a sí misma, una<br />

mentira tiene que ser sustentada con otras incontables mentiras.<br />

28:15 Sin embargo, este mito persiste entre muchos judíos hasta hoy, y también entre<br />

los gentiles. Y hay otros mitos.<br />

Wilbur Smith sumariza dos <strong>de</strong> ellos.<br />

1. Se ha sugerido que las mujeres se equivocaron <strong>de</strong> sepulcro. Pensemos un momento<br />

acerca <strong>de</strong> esto. ¿Te equivocarías tú acerca <strong>de</strong>l sepulcro <strong>de</strong> la persona a quien más quieres <strong>de</strong><br />

un atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong> viernes a una mañana <strong>de</strong> domingo? A<strong>de</strong>más, no era un cementerio <strong>de</strong> José<br />

<strong>de</strong> Arimatea: se trataba <strong>de</strong> su huerto privado. No había otros sepulcros en aquel lugar.<br />

Digamos que había otros sepulcros, que no había, y supongamos que unas mujeres, con los<br />

ojos anegados <strong>de</strong> lágrimas, erraron y dieron con un sepulcro que no era. Bien, concedamos<br />

esto en las mujeres. Pero los crispados Pedro y Juan, dos pescadores que no lloraban,<br />

fueron también al sepulcro y lo encontraron vacío. ¿Crees que fueron a un sepulcro<br />

equivocado? Pero más aún, cuando llegaron al sepulcro y lo vieron vacío, había un ángel<br />

que les dijo: «No está aquí. Ha resucitado. Venid, ved el lugar don<strong>de</strong> yacía el Señor».<br />

¿Crees que el ángel también se equivocó <strong>de</strong> sepulcro? Pero no olvi<strong>de</strong>s esto, que hombres<br />

sesudos han propuesto estas teorías. ¡Y ésta es una teoría carente <strong>de</strong> todo sentido!<br />

2. Otros han sugerido que Jesús no murió, sino que se <strong>de</strong>svaneció, y que <strong>de</strong> alguna<br />

manera quedó reavivado en aquel húmedo sepulcro y que luego salió. Tenían una enorme<br />

piedra rodada que cerraba este sepulcro y que estaba sellada con sellos <strong>de</strong>l gobierno<br />

romano. Nadie <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el interior <strong>de</strong> aquel sepulcro podría nunca hacer rodar la piedra que<br />

había <strong>de</strong>scendido por una bajada y que se ajustaba en una muesca. Él no salió <strong>de</strong>l sepulcro<br />

como un pobre inválido anémico.<br />

La sencilla verdad es que la resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesús es un hecho bien atestiguado <strong>de</strong> la<br />

historia. Él se presentó vivo a Sus discípulos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su pasión mediante muchas<br />

pruebas irrefutables. Pensemos en aquellos casos específicos en los que se apareció a los<br />

Suyos:<br />

1. A María Magdalena (Mr. 16:9–11).<br />

2. A las mujeres (Mt. 28:8–10).<br />

3. A Pedro (Lc. 24:34).<br />

4. A los dos discípulos en el camino a Emaús (Lc. 24:13–32).<br />

5. A los discípulos, con Tomás ausente (Jn. 20:19–25).<br />

6. A los discípulos, con Tomás presente (Jn. 20:26–31).<br />

7. A los siete discípulos junto al Mar <strong>de</strong> Galilea (Jn. 21).<br />

8. A más <strong>de</strong> quinientos creyentes (1 Co. 15:7).<br />

9. A Jacobo (1 Co. 15:7).<br />

10. A los discípulos en el Monte <strong>de</strong> los Olivos (Hch. 1:3–12).<br />

Una <strong>de</strong> las piedras fundamentales <strong>de</strong> la fe cristiana, firme e inamovible, es la evi<strong>de</strong>ncia<br />

histórica <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Aquí, tú y yo po<strong>de</strong>mos mantenernos<br />

firmes y librar la batalla por la fe, porque tenemos una posición que no pue<strong>de</strong> ser<br />

contradicha. Pue<strong>de</strong> ser negada, pero no pue<strong>de</strong> ser refutada.


C. La Gran Comisión (28:16–20)<br />

28:16–17 El Señor resucitado se apareció a Sus discípulos en un monte no nombrado<br />

<strong>de</strong> Galilea. Es la misma aparición que se menciona en Marcos 16:15–18 y 1 Corintios 15:6.<br />

¡Qué maravillosa reunión! Sus pa<strong>de</strong>cimientos ya habían pasado para siempre. Por cuanto Él<br />

vivía, ellos también vivirían. Se presentó a ellos en Su cuerpo glorificado. Ellos adoraron al<br />

Señor viviente y amante, aunque aún había dudas en las mentes <strong>de</strong> algunos.<br />

28:18 Luego el Señor les explicó que le había sido dada toda autoridad… en el cielo y<br />

sobre la tierra. Naturalmente, en cierto sentido siempre había tenido toda autoridad. Pero<br />

ahora estaba hablando <strong>de</strong> autoridad como Cabeza <strong>de</strong> la nueva creación. Des<strong>de</strong> Su muerte y<br />

resurrección tenía autoridad para dar vida eterna a todos aquellos que Dios le había dado<br />

(Jn. 17:2). Él siempre había tenido po<strong>de</strong>r como el primogénito <strong>de</strong> toda creación. Pero ahora<br />

que había llevado a cabo la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción, tenía autoridad como el primogénito <strong>de</strong><br />

los muertos: «para que en todo tenga la preeminencia» (Col. 1:15, 18).<br />

28:19–20 Como Cabeza <strong>de</strong> la nueva creación, Él promulgó a continuación la Gran<br />

Comisión, con unas «ór<strong>de</strong>nes permanentes» para todos los creyentes durante la actual fase<br />

<strong>de</strong>l reino, el tiempo entre el rechazamiento <strong>de</strong>l Rey y Su Segunda Venida.<br />

Esta Comisión contiene tres mandamientos, no sugerencias:<br />

1. Por tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones. Esto no presupone la<br />

conversión <strong>de</strong>l mundo. Mediante la predicación <strong>de</strong>l evangelio, los discípulos <strong>de</strong>bían llevar a<br />

otros a ser aprendices o seguidores <strong>de</strong>l Salvador —y ello <strong>de</strong> toda nación, tribu, pueblo y<br />

lengua.<br />

2. Bautizándolos en el nombre <strong>de</strong>l Padre, y <strong>de</strong>l Hijo, y <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Los<br />

mensajeros <strong>de</strong> Cristo tienen la responsabilidad <strong>de</strong> enseñar el bautismo y apremiarlo como<br />

un mandamiento que <strong>de</strong>be ser obe<strong>de</strong>cido. En el bautismo <strong>de</strong> los creyentes, los cristianos se<br />

i<strong>de</strong>ntifican públicamente con la Deidad Trina y Una. Reconocen que Dios es su Padre, que<br />

Jesucristo es su Señor y Salvador, y que el Espíritu Santo es quien habita en ellos, los<br />

energiza y les enseña. Nombre en el versículo 19, está en singular. Un nombre o esencia,<br />

pero tres Personas —Padre, Hijo y Espíritu Santo.<br />

3. Enseñándoles a guardar todas las cosas que os he mandado. La comisión va más<br />

allá <strong>de</strong>l evangelismo; no hay suficiente con hacer conversos y <strong>de</strong>jar que se las arreglen por<br />

sí mismos. Se les ha <strong>de</strong> enseñar que guar<strong>de</strong>n los mandamientos <strong>de</strong> Cristo tal como se<br />

encuentran en el NT. La esencia <strong>de</strong>l discipulado está en llegar a ser como el Maestro, y a<br />

esto se llega por una enseñanza sistemática <strong>de</strong>, y sumisión a, la Palabra.<br />

Luego el Salvador añadió una promesa <strong>de</strong> Su presencia con Sus discípulos hasta el fin<br />

<strong>de</strong> la edad. No saldrían solos ni sin auxilio. En todo su servicio y viajes conocerían el<br />

compañerismo <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Observemos los cuatro «todos» relacionados con la Gran Comisión: toda autoridad;<br />

todas las naciones; todas las cosas; todos los días.<br />

El Evangelio termina con la comisión y consolación <strong>de</strong> nuestro glorioso Señor. Casi<br />

veinte siglos <strong>de</strong>spués, Sus palabras tienen la misma fuerza, la misma pertinencia, la misma<br />

aplicación. La tarea está aún por acabar.<br />

¿Qué estamos haciendo nosotros para llevar a cabo Su último mandamiento?


Bibliografía<br />

Gaebelein, A. C. The Gospel of Matthew. New York: Loizeaux Bros. 1910.<br />

Kelly, William. Lectures on Matthew. New York: Loizeaux Bros., 1911.<br />

Lenski, R. C. H. The Interpretation of Saint Matthew’s Gospel. Minneapolis: Augsburg<br />

Publishing House, 1933.<br />

Macaulay, J. C. Behold Your King. Chicago: The Moody Bible Institute, 1982.<br />

Morgan, G. Campbell. The Gospel According to Matthew. New York: Fleming H. Revell<br />

Company, 1929.<br />

Pettingill, W. L. Simple Studies in Matthew, Harrisburg: Fred Kelker, 1910.<br />

Tasker, R. V. G. The Gospel According to St. Matthew; TBC. Grand Rapids: Wm. B.<br />

Eerdmans Publishing Company, 1961.<br />

Thomas W. H. Griffith. Outline Studies in Matthew. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, 1961.<br />

Weston, H. G. Matthew, the Genesis of the New Testament. Phila<strong>de</strong>lphia: American Baptist<br />

Publication Society, s.f.<br />

Barclay, William. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 1 —Mateo I. CLIE, Terrassa.<br />

Burt, David F., Comentario ampliado <strong>de</strong>l NT—Mateo, vols. 1 y 2. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario bíblico Carroll. Evangelios I. Vol. 6. CLIE, Terrassa.<br />

——— Comentario bíblico Carroll. Evangelios II. Vol. 6. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 8 —Mateo. CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Estudios sobre Mateo. Vol. 13 —Mateo. CLIE, Terrassa.<br />

Martín, Lutero. Comentarios <strong>de</strong> Martin Lutero. Mateo: Sermón <strong>de</strong>l Monte y el Magnificat.<br />

Vol. 7. CLIE, Terrassa.<br />

Pettingill, W. L. Estudios sencillos sobre Mateo. CLIE, Terrassa.<br />

Ryle, J. C. Evangelios explicados. Vol. 1. Editorial CLIE, Terrassa.<br />

Sánchez, Bernardo. Biblia y su mensaje. Vol. 10 —Mateo. CLIE, Terrassa.<br />

Simpson, A. B., Comentario al Evangelio <strong>de</strong> Mateo. CLIE, Terrassa.<br />

Valdés, Juan <strong>de</strong>. El Evangelio según Mateo. CLIE, Terrassa.<br />

Publicaciones periódicas y material inédito<br />

Barnhouse, Donald Grey. Words Fitly Spoken. Wheaton: Tyndale House Publishers, 1969.<br />

Smith, Wilbur. «In the Study», Moody Monthly, abril <strong>de</strong> 1969.<br />

Woodring, H. Chester. Notas <strong>de</strong> clase sobre Mateo, 1961, Emmaus Bible School, Oak Park,<br />

Illinois (ahora Emmaus Bible College).


EL EVANGELIO SEGÚN MARCOS<br />

Introducción<br />

«Hay una lozanía y vigor en Marcos que atrae po<strong>de</strong>rosamente la atención <strong>de</strong>l lector<br />

cristiano, y le hace anhelar servir siguiendo en algo el ejemplo <strong>de</strong> su bendito Señor.»<br />

August Van Ryn<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Por cuanto Marcos es el Evangelio más breve y alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un noventa por ciento <strong>de</strong><br />

su material aparece también en Mateo, Lucas o ambos, ¿qué contribución da <strong>de</strong> la que no<br />

pudiésemos prescindir?<br />

En primer lugar, la brevedad y simplicidad periodística <strong>de</strong> Marcos hacen <strong>de</strong> su<br />

Evangelio una introducción i<strong>de</strong>al a la fe cristiana. En un nuevo campo misionero, Marcos<br />

es frecuentemente el primer libro traducido a un nuevo idioma.<br />

Pero no es sólo el estilo directo y activo lo que hace especial el Evangelio <strong>de</strong> Marcos —<br />

especialmente apropiado para los romanos y sus mo<strong>de</strong>rnos representantes— sino también<br />

su contenido.<br />

Mientras Marcos narra mayormente los mismos acontecimientos que Mateo y Lucas —<br />

y algunos en exclusiva—, da unos ilustrativos <strong>de</strong>talles que no aparecen en los otros. Por<br />

ejemplo, menciona la forma en que Jesús miraba a los discípulos, cómo se indignaba y<br />

cómo andaba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más en el camino a Jerusalén. Es indudable que conoció<br />

estas cosas por medio <strong>de</strong> Pedro, con quien estuvo asociado hacia el fin <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> este<br />

último. Dice la tradición, y es probable que sea cierto, que el Evangelio <strong>de</strong> Marcos es<br />

esencialmente las reminiscencias <strong>de</strong> Pedro, lo que explicaría los <strong>de</strong>talles personales, la<br />

acción y el efecto <strong>de</strong>l libro con su impacto <strong>de</strong> testimonio ocular.<br />

Es común la creencia <strong>de</strong> que Marcos es el joven que huyó <strong>de</strong>snudo (14:51), y que ésta<br />

es su mo<strong>de</strong>sta firma <strong>de</strong>l libro (los títulos <strong>de</strong> los evangelios no fueron originalmente parte <strong>de</strong><br />

los libros mismos). Por cuanto Juan Marcos vivía en Jerusalén y por supuesto no hay razón<br />

para contar este inci<strong>de</strong>nte si el joven no está relacionado <strong>de</strong> alguna manera con el<br />

Evangelio, esta tradición es probablemente correcta.<br />

II. Paternidad<br />

La mayoría <strong>de</strong> los autores aceptan la antigua y unánime opinión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> que el<br />

Segundo Evangelio fue escrito por Juan Marcos. Era hijo <strong>de</strong> María <strong>de</strong> Jerusalén, que tenía<br />

una casa que los cristianos empleaban como lugar <strong>de</strong> reunión.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa en favor <strong>de</strong> ello es temprana, fuerte y proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> diversos lugares<br />

<strong>de</strong>l imperio. Papías (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 110 d.C.) cita al Anciano Juan (probablemente el Apóstol<br />

Juan, aunque podría tratarse <strong>de</strong> otro primitivo discípulo) como diciendo que lo escribió<br />

Marcos, el compañero <strong>de</strong> Pedro. Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Clemente <strong>de</strong> Alejandría,<br />

Orígenes y el Prólogo Antimarcionita <strong>de</strong> Marcos concuerdan unánimes en ello.


La evi<strong>de</strong>ncia interna <strong>de</strong> paternidad marcana, aunque no es extensa, sí que concuerda<br />

con esta tradición universal <strong>de</strong>l cristianismo primitivo.<br />

El escritor evi<strong>de</strong>ntemente conocía bien Palestina, especialmente Jerusalén. (Los relatos<br />

tocantes al Aposento Alto son más <strong>de</strong>tallados que en los otros Evangelios: ¡y no sería<br />

sorpren<strong>de</strong>nte si se tratase <strong>de</strong>l hogar <strong>de</strong> su niñez!) Este evangelio muestra un cierto trasfondo<br />

arameo (el lenguaje <strong>de</strong> Palestina), se compren<strong>de</strong>n las costumbres judías, y la vívida<br />

narración sugiere un estrecho vínculo con un testigo ocular. El bosquejo <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong>l<br />

libro es paralelo al sermón <strong>de</strong> Pedro en Hechos 10.<br />

La tradición <strong>de</strong> que Marcos lo escribió en Roma queda ilustrada por el mayor número<br />

<strong>de</strong> términos latinos en su evangelio que en los otros (como centurion, census, <strong>de</strong>narius,<br />

legion y prætorium).<br />

Diez veces en el NT nuestro autor es mencionado por su nombre gentil (o latino),<br />

Marcos, y tres veces por su nombre combinado judío y gentil, Juan Marcos. Marcos, el<br />

«siervo» o ayudante primero <strong>de</strong> Pablo, luego <strong>de</strong> su tío Bernabé, y según una fiable<br />

tradición, <strong>de</strong> Pedro antes <strong>de</strong> su muerte, era una persona i<strong>de</strong>al para escribir el Evangelio <strong>de</strong>l<br />

Siervo Perfecto.<br />

III. Fecha<br />

La fecha <strong>de</strong> Marcos es <strong>de</strong>batida incluso por los académicos conservadores y creentes<br />

bíblicos. Aunque no se pue<strong>de</strong> fijar ninguna fecha con certidumbre, se indica una fecha<br />

anterior a la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén.<br />

La tradición está dividida acerca <strong>de</strong> si Marcos escribió la predicación <strong>de</strong> Pedro acerca<br />

<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> nuestro Señor antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l apóstol (antes <strong>de</strong>l 64–68) o <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

ella.<br />

De modo especial, si Marcos es el primer Evangelio escrito, como enseñan actualmente<br />

la mayoría, es necesaria una fecha temprana para que Lucas hubiese empleado su material.<br />

Algunos eruditos datan Marcos a principios <strong>de</strong> los 50, pero una fecha entre el 57 y 60<br />

parece bastante probable.<br />

IV. Trasfondo y tema<br />

En este evangelio tenemos la maravillosa historia <strong>de</strong>l perfecto Siervo <strong>de</strong> Dios, nuestro<br />

Señor Jesucristo. Es la historia <strong>de</strong> Aquel que <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> lado la exhibición externa <strong>de</strong> Su gloria<br />

en el cielo y asumió la forma <strong>de</strong> un Siervo en la tierra (Fil. 2:7). Es la incomparable historia<br />

<strong>de</strong> Aquel que «no vino a ser servido, sino a servir y a dar Su vida como rescate por<br />

muchos» (Mr. 10:45).<br />

Si recordamos que este Perfecto Siervo no era otro que Dios el Hijo, y que Él se ciñó<br />

bien dispuesto el <strong>de</strong>lantal <strong>de</strong> un esclavo, haciéndose Siervo <strong>de</strong> hombres, el Evangelio lucirá<br />

con un esplendor incesante. Aquí vemos al encarnado Hijo <strong>de</strong> Dios viviendo como un<br />

Hombre <strong>de</strong>pendiente en la tierra. Todo lo que hizo lo hizo con perfecta obediencia a la<br />

voluntad <strong>de</strong> Su Padre, y todas Sus po<strong>de</strong>rosas obras fueron llevadas a cabo en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo.<br />

El autor, Juan Marcos, fue un siervo <strong>de</strong>l Señor que comenzó bien, se eclipsó por un<br />

tiempo (Hch. 15:38) y fue finalmente restaurado a la utilidad (2 Ti. 4:11).


El estilo <strong>de</strong> Marcos es rápido, enérgico y conciso. Destaca los hechos <strong>de</strong>l Señor más<br />

que Sus palabras, lo que es evi<strong>de</strong>nciado por el hecho <strong>de</strong> que registra diecinueve milagros,<br />

pero solamente cuatro parábolas.<br />

Al estudiar este evangelio, trataremos <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir tres cosas: (1) ¿Qué es lo que nos<br />

dice? (2) ¿Qué significa? (3) ¿Qué lección encuentro ahí para mí? Este evangelio<br />

<strong>de</strong>mostrará ser un valioso manual <strong>de</strong> servicio para todos los que anhelan ser verda<strong>de</strong>ros y<br />

fieles siervos <strong>de</strong>l Señor.<br />

BOSQUEJO<br />

I. LA PREPARACIÓN DEL SIERVO (Cap. 1:1–13)<br />

II. EL MIMISTERIO TEMPRANO DEL SIERVO EN GALILEA (Caps. 1:14–3:12)<br />

III. EL LLAMAMIENTO E INSTRUCCIÓN DE LOS DISCÍPULOS POR PARTE<br />

DEL SIERVO (Caps.3:13–8:38)<br />

IV. EL VIAJE DEL SIERVO A JERUSALÉN (Caps. 9, 10)<br />

V. EL MINISTERIO DEL SIERVO EN JERUSALÉN (Caps. 11, 12)<br />

VI. EL SERMÓN DEL SIERVO EN EL OLIVETE (Cap. 13)<br />

VII. LA PASIÓN Y MUERTE DEL SIERVO (Caps. 14, 15)<br />

VIII. EL TRIUNFO DEL SIERVO (Cap. 16)<br />

Comentario<br />

I. LA PREPARACIÓN DEL SIERVO (Cap. 1:1–13)<br />

A. El precursor <strong>de</strong>l Siervo prepara el camino (1:1–8)<br />

1:1 El tema <strong>de</strong> Marcos es las buenas nuevas acerca <strong>de</strong> Jesucristo, Hijo <strong>de</strong> Dios. Por<br />

cuanto su propósito es enfatizar el papel <strong>de</strong> siervo <strong>de</strong>l Señor Jesús, comienza no con una<br />

genealogía, sino con el ministerio público <strong>de</strong>l Salvador. Y esto fue anunciado por Juan el<br />

Bautista, el heraldo <strong>de</strong> las buenas nuevas.<br />

1:2–3 Tanto Malaquías como Isaías predijeron que un mensajero prece<strong>de</strong>ría al Mesías,<br />

llamando al pueblo a quedar moral y espiritualmente preparado para Su venida (Mal. 3:1;<br />

Is. 40:3). Juan el Bautista cumplió estas profecías. Él era el «mensajero… Voz <strong>de</strong> uno que<br />

clama en el <strong>de</strong>sierto».<br />

1:4 Su mensaje era que el pueblo había <strong>de</strong> arrepentirse (cambiar su forma <strong>de</strong> pensar y<br />

<strong>de</strong>jar sus pecados) para recibir la remisión <strong>de</strong> pecados. En caso contrario no estarían en la<br />

posición <strong>de</strong> recibir al Señor. Sólo las personas santas pue<strong>de</strong>n apreciar al Santo Hijo <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

1:5 Cuando sus oyentes se arrepentían, Juan los bautizaba como una expresión eterna<br />

<strong>de</strong> su giro radical. El bautismo los separaba públicamente <strong>de</strong> la masa nacional <strong>de</strong> Israel que<br />

había <strong>de</strong>jado al Señor. Los unía a un remanente dispuesto a recibir al Cristo. Por el<br />

versículo 5 podría parecer que la respuesta a la predicación <strong>de</strong> Juan fue universal. No fue<br />

así. Pue<strong>de</strong> que hubiese un movimiento inicial <strong>de</strong> entusiasmo, con multitu<strong>de</strong>s saliendo al<br />

<strong>de</strong>sierto para escuchar al encendido predicador, pero la mayoría no confesaron


genuinamente sus pecados ni los <strong>de</strong>jaron. Esto se hará evi<strong>de</strong>nte al ir progresando la<br />

narración.<br />

1:6 ¿Qué clase <strong>de</strong> hombre era Juan? En la actualidad le llamarían un fanático y un<br />

asceta. Su hogar era el <strong>de</strong>sierto. Su vestimenta, como la <strong>de</strong> Elías, estaba hecha con el<br />

material más simple y burdo. Su alimento era el suficiente para mantener su vida y sus<br />

fuerzas, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no era nada <strong>de</strong> lujo. Era un hombre que subordinaba todas las<br />

cosas a la gloriosa tarea <strong>de</strong> dar a conocer a Cristo. Quizá hubiese podido ser rico, pero<br />

escogió ser pobre. De esta manera vino a ser el a<strong>de</strong>cuado heraldo <strong>de</strong> Aquel que no tuvo<br />

don<strong>de</strong> reposar Su cabeza. Aquí apren<strong>de</strong>mos que la simplicidad <strong>de</strong>bería ser una<br />

característica <strong>de</strong> todos los siervos <strong>de</strong>l Señor.<br />

1:7 Su mensaje era la superioridad <strong>de</strong>l Señor Jesús. Dijo que Jesús era mayor en po<strong>de</strong>r,<br />

excelencia persona y ministerio. Juan no se consi<strong>de</strong>raba digno <strong>de</strong> <strong>de</strong>satar… la correa <strong>de</strong><br />

las sandalias <strong>de</strong>l Salvador —una tarea servil <strong>de</strong> esclavo—. La predicación dirigida por el<br />

Espíritu siempre exalta al Señor Jesús y <strong>de</strong>strona el yo.<br />

1:8 El bautismo <strong>de</strong> Juan era con agua. Era un símbolo externo, y no producía ningún<br />

cambio en la vida <strong>de</strong> la persona. Jesús los bautizaría con Espíritu Santo; este bautismo<br />

produciría un gran influjo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r espiritual (Hch. 1:8). También incorporaría a todos los<br />

creyentes a la <strong>iglesia</strong>, el cuerpo <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 12:13).<br />

B. El Precursor bautiza al Siervo (1:9–11)<br />

1:9 Los <strong>de</strong>nominados treinta años <strong>de</strong> silencio en Nazaret habían llegado a su fin. El<br />

Señor Jesús estaba listo para entrar en Su ministerio público. Primero viajó los<br />

aproximadamente cien kilómetros <strong>de</strong> Nazaret al Jordán cerca <strong>de</strong> Jericó. Allí fue<br />

bautizado por Juan. En Su caso, naturalmente, no hubo arrepentimiento, porque no había<br />

pecados que confesar. Para el Señor, el bautismo fue un acto simbólico representando Su<br />

bautismo final en muerte en el Calvario y Su resurrección <strong>de</strong> los muertos. Así, ya al mismo<br />

inicio <strong>de</strong> Su ministerio público, se dio esta vívida prefiguración <strong>de</strong> una cruz y <strong>de</strong> un<br />

sepulcro vacío.<br />

1:10–11 Tan pronto como subió <strong>de</strong>l agua, vio que se rasgaban los cielos, y al<br />

Espíritu como paloma que <strong>de</strong>scendía sobre él. Se <strong>de</strong>jó oír la voz <strong>de</strong> Dios Padre,<br />

reconociendo a Jesús como Su Hijo amado.<br />

Nunca hubo un momento en la vida <strong>de</strong> nuestro Señor en la que no estuviese lleno <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo. Pero ahora el Espíritu Santo vino sobre él, ungiéndole para el servicio y<br />

dotándole <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Fue un ministerio especial <strong>de</strong>l Espíritu, <strong>de</strong> preparación para los tres<br />

años <strong>de</strong> servicio que tenía por <strong>de</strong>lante. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo es indispensable. Una<br />

persona pue<strong>de</strong> ser educada, tener talento y elocuencia, pero sin aquella misteriosa cualidad<br />

que llamamos «unción», su servicio carece <strong>de</strong> vida, es ineficaz. La pregunta es elemental:<br />

«¿He tenido una experiencia <strong>de</strong>l Espíritu Santo, dándome energía para el servicio <strong>de</strong>l<br />

Señor?<br />

C. El Siervo, tentado por Satanás (1:12–13)<br />

El Siervo <strong>de</strong> Jehová fue tentado por Satanás en el <strong>de</strong>sierto durante cuarenta días. El<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios lo condujo a este encuentro: no para ver si Él iba a pecar, sino para<br />

<strong>de</strong>mostrar que no podía pecar. Si Jesús hubiese podido pecar como Hombre en la tierra,


¿qué seguridad podíamos tener nosotros <strong>de</strong> que Él no pue<strong>de</strong> pecar ahora como Hombre en<br />

el cielo?<br />

¿Por qué dice Marcos que estuvo con las fieras? ¿Acaso estos animales estaban<br />

energizados por Satanás para tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir al Señor? ¿O eran dóciles en presencia <strong>de</strong> su<br />

Creador? Sólo po<strong>de</strong>mos hacer que preguntas.<br />

Los ángeles le sirvieron al final <strong>de</strong> los cuarenta días (cf. Mt. 4:11); no comió nada<br />

durante la tentación (Lc. 4:2).<br />

Las pruebas son cosa inevitable para el creyente. Cuanto más <strong>de</strong> cerca sigue uno al<br />

Señor, tanto más intensas serán. Satanás no malgasta su pólvora con los cristianos<br />

nominales, sino que <strong>de</strong>scarga sus cañones contra los que están ganando terreno en la guerra<br />

espiritual. No es pecado ser tentado. El pecado resi<strong>de</strong> en ce<strong>de</strong>r a la tentación. Con nuestras<br />

propias fuerzas, no po<strong>de</strong>mos resistir. Pero el Espíritu Santo, que mora en nosotros, es el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l creyente para someter las más tenebrosas pasiones.<br />

II. EL MINISTERIO TEMPRANO DEL SIERVO EN<br />

GALILEA (Caps. 1:14–3:12)<br />

A. El Siervo empren<strong>de</strong> Su ministerio (1:14–15)<br />

Marcos pasa por alto el ministerio ju<strong>de</strong>ano <strong>de</strong>l Señor (véase Jn. 1:1–4:54) y comienza<br />

con el gran ministerio galileo, un periodo <strong>de</strong> un año y nueve meses (1:14–9:50). Luego trata<br />

brevemente acerca <strong>de</strong> la última parte <strong>de</strong>l ministerio en Perea (10:1–10:45) antes <strong>de</strong> pasar a<br />

la última semana en Jerusalén.<br />

Jesús vino a Galilea predicando las buenas nuevas <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Su mensaje<br />

específico era que:<br />

1. El tiempo se había cumplido. Según el calendario profético, había fijada una fecha<br />

para la aparición pública <strong>de</strong>l rey. Había ya llegado.<br />

2. El reino <strong>de</strong> Dios se había acercado; el Rey estaba presente y estaba haciendo un<br />

ofrecimiento genuino <strong>de</strong>l reino a la nación <strong>de</strong> Israel. El reino se había acercado en el<br />

sentido <strong>de</strong> que el Rey había aparecido en escena.<br />

3. Se llamaba a los hombres a arrepentirse y a creer en el evangelio. Para po<strong>de</strong>r entrar<br />

en el reino, tenían que dar un giro acerca <strong>de</strong>l pecado, y creer las buenas nuevas acerca <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús.<br />

B. Cuatro Pescadores son llamados (1:16–20)<br />

1:16–18 Mientras pasaba junto a la orilla <strong>de</strong>l mar <strong>de</strong> Galilea, Jesús vio a Simón y a<br />

Andrés pescando. Ya antes se había encontrado con ellos; <strong>de</strong> hecho, habían llegado a ser<br />

Sus discípulos en el mismo inicio <strong>de</strong> Su ministerio (Jn. 1:40, 41). Ahora los llamó para que<br />

estuviesen con Él, prometiendo hacer <strong>de</strong> ellos pescadores <strong>de</strong> hombres. Inmediatamente,<br />

<strong>de</strong>jaron su lucrativo negocio <strong>de</strong> pesca para seguirlo. Su obediencia fue pronta, sacrificial y<br />

absoluta.


MILAGRO: LIBERACIÓN DE:<br />

1. Curación <strong>de</strong>l hombre con<br />

espíritu inmundo (1:23–26).<br />

2. Curación <strong>de</strong> la suegra <strong>de</strong> Simón<br />

(1:29–31).<br />

1. La impureza <strong>de</strong>l pecado.<br />

2. La febril agitación <strong>de</strong>l pecado.<br />

3. Curación <strong>de</strong>l leproso (1:40–45). 3. La inmundicia <strong>de</strong>l pecado.<br />

4. Curación <strong>de</strong>l paralítico (2:1–12). 4. La impotencia causada por el pecado.<br />

5. Curación <strong>de</strong>l hombre con una<br />

mano seca (3:1–5).<br />

6. Liberación <strong>de</strong>l en<strong>de</strong>moniado<br />

(5:1–20).<br />

7. La mujer con el flujo <strong>de</strong> sangre<br />

(5:25–34).<br />

8. La resurrección <strong>de</strong> la hija <strong>de</strong><br />

Jairo (5:21–24; 35–43).<br />

9. Curación <strong>de</strong> la hija <strong>de</strong> la mujer<br />

siro-fenicia (7:24–30).<br />

10. Curación <strong>de</strong>l sordomudo (7:31–<br />

37).<br />

5. La inutilidad causada por el pecado.<br />

6. La miseria, violencia y terror <strong>de</strong>l pecado.<br />

7. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado para eliminar la vitalidad<br />

<strong>de</strong> la vida.<br />

8. La muerte espiritual causada por el pecado.<br />

9. El dominio <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> Satanás.<br />

10. La incapacidad para oír la Palabra <strong>de</strong> Dios y<br />

<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> cosas espirituales.<br />

11. Curación <strong>de</strong>l ciego (8:22–26). 11. La ceguera a la luz <strong>de</strong>l evangelio.<br />

12. Curación <strong>de</strong>l muchacho<br />

en<strong>de</strong>moniado (9:14–29).<br />

13. Curación <strong>de</strong>l ciego Bartimeo<br />

(10:46–52).<br />

Pescar es un arte, e igual ganar almas.<br />

12. La crueldad <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> Satanás.<br />

13. El estado <strong>de</strong> ceguera y miseria al que reduce<br />

el pecado.<br />

1. Demanda paciencia. A menudo hay solitarias horas <strong>de</strong> espera.<br />

2. Demanda habilidad en el empleo <strong>de</strong>l cebo, artes o re<strong>de</strong>s.<br />

3. Demanda discernimiento y sentido común para ir adon<strong>de</strong> están los peces.<br />

4. Demanda persistencia. Un buen pescador no se <strong>de</strong>sanima tan fácilmente.<br />

5. Demanda discreción. La mejor política es evitar perturbaciones y mantener el yo en<br />

segundo término.


Nos hacemos pescadores <strong>de</strong> hombres siguiendo a Cristo. Cuanto más seamos<br />

semejantes a Él, tanto más éxito tendremos en ganar a otros para Él. Nuestra<br />

responsabilidad es seguirle: Él ya se cuidará <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>más.<br />

1:19–20 Un poco más a<strong>de</strong>lante, el Señor Jesús encontró a Jacobo y a Juan, hijos <strong>de</strong><br />

Zebe<strong>de</strong>o, que estaban remendando las re<strong>de</strong>s. Tan pronto como los llamó, ellos se<br />

<strong>de</strong>spidieron <strong>de</strong> su padre y se fueron en pos <strong>de</strong>l Señor.<br />

Cristo sigue llamando a los hombres a que lo <strong>de</strong>jen todo y le sigan (Lc. 14:33). No se<br />

les <strong>de</strong>be permitir ni las posesiones ni a los padres que impidan la obediencia.<br />

C. Un Espíritu Inmundo echado fuera (1:21–28)<br />

Los versículos 21–34 <strong>de</strong>scriben un día normal en la vida <strong>de</strong>l Señor. Un milagro seguía a<br />

otro al ir el Gran Médico sanando a los en<strong>de</strong>moniados y a los enfermos.<br />

Los milagros <strong>de</strong> sanidad <strong>de</strong>l Salvador ilustran cómo Él libera a los hombres <strong>de</strong> los<br />

temidos resultados <strong>de</strong>l pecado. Esto queda ilustrado en la tabla adjunta.<br />

Aunque el predicador <strong>de</strong>l evangelio no sea llamado en la actualidad a obrar estos actos<br />

<strong>de</strong> sanidad física, está llamado constantemente a hacer frente a sus correspondientes<br />

dolencias espirituales. ¿Acaso no son éstas las mayores obras que mencionó el Señor Jesús<br />

en Juan 14:12: «El que cree en mí, las obras que yo hago, también él las hará; y aún hará<br />

mayores que éstas»?<br />

1:21–22 Pero volvamos ahora a la narración <strong>de</strong> Marcos. En Capernaúm, Jesús entró en<br />

la sinagoga, y comenzó aquel sábado a enseñar. Los concurrentes se apercibieron <strong>de</strong> que<br />

no se trataba <strong>de</strong> un maestro ordinario. Había un verda<strong>de</strong>ro po<strong>de</strong>r en Sus palabras, a<br />

diferencia <strong>de</strong> los escribas, que iban recitando mecánicamente. Sus sentencias eran saetas<br />

<strong>de</strong>l Omnipotente; Sus lecciones impactaban, convencían y <strong>de</strong>safiaban. Los escribas eran<br />

dispensadores <strong>de</strong> una religión <strong>de</strong> segunda mano. No había irrealidad en la enseñanza <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús. Tenía <strong>de</strong>recho a <strong>de</strong>cir lo que <strong>de</strong>cía, porque vivía lo que enseñaba.<br />

Todo aquel que enseña la Palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bería hablar con autoridad o no hablar en<br />

absoluto. Dice el Salmista: «Yo creí, por tanto he hablado» (Sal. 116:10, V.M.). Pablo se<br />

hizo eco <strong>de</strong> estas palabras en 2 Corintios 4:13. Su mensaje nacía <strong>de</strong> una profunda<br />

convicción.<br />

1:23 En la sinagoga <strong>de</strong> ellos había un hombre en<strong>de</strong>moniado, en quien habitaba un<br />

<strong>de</strong>monio. Este <strong>de</strong>monio es <strong>de</strong>scrito como un espíritu inmundo. Esto significa<br />

probablemente que el espíritu manifestaba su presencia llevando al hombre a la impureza<br />

física o moral. Que nadie confunda la posesión <strong>de</strong>moniaca con varias formas <strong>de</strong> locura.<br />

Ambas cosas son separadas y distintas. Una persona poseída por un <strong>de</strong>monio es en realidad<br />

habitada y controlada por un mal espíritu. Esta persona pue<strong>de</strong> llevar a cabo frecuentemente<br />

actos sobrenaturales y a menudo se vuelve violenta o blasfema cuando se la confronta con<br />

la Persona y obra <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

1:24 Observemos que el mal espíritu reconoció a Jesús y habló <strong>de</strong> Él como el nazareno<br />

y el Santo <strong>de</strong> Dios. Observemos también el cambio <strong>de</strong> pronombre, <strong>de</strong>l plural al singular:<br />

«¿Qué tenemos que ver contigo …? ¿Has venido a <strong>de</strong>struirnos? Sé quien eres…» Al<br />

principio, el <strong>de</strong>monio habla como si fuese unido al hombre; luego habla por sí mismo.<br />

1:25–26 Jesús no estaba dispuesto a aceptar el testimonio <strong>de</strong> un <strong>de</strong>monio, ni siquiera si<br />

era verda<strong>de</strong>ro. Por esta causa, or<strong>de</strong>nó al espíritu malo, ¡Cállate!, y a renglón seguido que


saliese <strong>de</strong>l hombre. Tiene que haber sido un extraño espectáculo ver al hombre agitarse<br />

convulsivamente y oír el grito horripilante <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio al abandonar a su víctima.<br />

1:27–28 El milagro causó asombro. Para la gente era cosa nueva y asombrosa que con<br />

una mera or<strong>de</strong>n un hombre pudiese sacar un <strong>de</strong>monio.<br />

¿Era esto —se preguntaban— el comienzo <strong>de</strong> una nueva escuela <strong>de</strong> enseñanza<br />

religiosa? Las nuevas <strong>de</strong>l milagro se extendieron rápidamente por toda la comarca<br />

circunvecina <strong>de</strong> Galilea. Antes <strong>de</strong> abandonar esta porción, observemos tres cosas:<br />

1. Evi<strong>de</strong>ntemente, la Primera Venida <strong>de</strong> Cristo suscitó un gran estallido <strong>de</strong> actividad<br />

<strong>de</strong>moniaca en la tierra.<br />

2. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo sobre todos estos malos espíritus es la figura <strong>de</strong> Su final triunfo<br />

sobre Satanás y todos sus agentes.<br />

3. Allí don<strong>de</strong> Dios obra, Satanás se opone. Todos los que intenten servir al Señor pue<strong>de</strong>n<br />

esperar oposición a cada paso. «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra<br />

principados, contra potesta<strong>de</strong>s, contra dominadores <strong>de</strong> este mundo <strong>de</strong> tinieblas, contra<br />

huestes <strong>de</strong> maldad en las regiones celestes» (Ef. 6:12).<br />

D. La curación <strong>de</strong> la suegra <strong>de</strong> Pedro (1:29–31)<br />

«Inmediatamente», o términos sinónimos como «al instante», «en seguida», etc., son<br />

una <strong>de</strong> las palabras características <strong>de</strong> este Evangelio que pone el énfasis en el carácter <strong>de</strong><br />

siervo <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

1:29–30 Des<strong>de</strong> la sinagoga, nuestro Señor se dirigió a casa <strong>de</strong> Simón.<br />

Inmediatamente que hubo llegado, supo que la suegra <strong>de</strong> Simón estaba acostada con<br />

fiebre. El v. 30 dice que en seguida le hablaron <strong>de</strong> ella. No perdieron el tiempo para<br />

llevar su necesidad a la atención <strong>de</strong>l Médico.<br />

1:31 Sin <strong>de</strong>cir más, Jesús se acercó, y tomándola <strong>de</strong> la mano, la ayudó a ponerse en<br />

pie. Quedó sanada en el acto. Por regla general, una fiebre <strong>de</strong>ja a la persona <strong>de</strong>bilitada. En<br />

este caso, el Señor no solamente la sanó <strong>de</strong> la fiebre, sino que le dio fuerzas inmediatas para<br />

servir. Y ella comenzó a servirles.<br />

Dice J. R. Miller:<br />

Cada persona enferma que es restaurada, sea <strong>de</strong> una manera ordinaria o extraordinaria,<br />

<strong>de</strong>bería apresurarse a consagrar al servicio <strong>de</strong> Dios la vida que le ha sido <strong>de</strong>vuelta. …<br />

Muchas personas están siempre suspirando por oportunida<strong>de</strong>s para servir al Señor,<br />

imaginándose algún gran y espléndido servicio que les gustaría dar. Y mientras tanto <strong>de</strong>jan<br />

que se les escurran entre las manos aquellas mismas cosas que Cristo quiere que hagan para<br />

servirle. El verda<strong>de</strong>ro servicio a Cristo es hacer ante todo y a conciencia los <strong>de</strong>beres diarios.<br />

Es digno <strong>de</strong> tener en cuenta que en cada uno <strong>de</strong> los milagros <strong>de</strong> sanidad, el Salvador<br />

actúa <strong>de</strong> manera diferente. Esto nos recuerda que no hay dos conversiones exactamente<br />

iguales. Cada persona ha <strong>de</strong> ser tratada sobre una base individual.<br />

El hecho <strong>de</strong> que Pedro tuviese suegra muestra que la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un celibato sacerdotal era<br />

cosa ajena a aquellos tiempos. Es una tradición <strong>de</strong> los hombres que no encuentra respaldo<br />

en la Palabra <strong>de</strong> Dios y que suscita una multitud <strong>de</strong> males.


E. Sanando al ponerse el Sol (1:32–34)<br />

Durante el día se habían extendido las noticias <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Salvador. En tanto<br />

que fuese sábado, la gente no se atrevía a llevar los necesitados a Él. Pero cuando se puso<br />

el sol y había terminado el sábado, hubo un apiñamiento ante la puerta <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Pedro.<br />

Allí, los enfermos y en<strong>de</strong>moniados experimentaron el po<strong>de</strong>r que libera <strong>de</strong> toda clase y<br />

forma <strong>de</strong> pecado.<br />

F. Predicando por toda Galilea (1:35–39)<br />

1:35 Jesús se levanto cuando aún estaba muy oscuro, y salió a un lugar don<strong>de</strong> podría<br />

estar libre <strong>de</strong> distracciones y pasar el tiempo en oración. El Siervo <strong>de</strong> Jehová abría cada día<br />

Su oído para recibir instrucciones para el día <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios Padre (Is. 50:4, 5). Si el<br />

Señor Jesús sentía la necesidad <strong>de</strong> este tiempo a solas a primera hora <strong>de</strong> la mañana, ¡cuánto<br />

más nosotros! Observemos también que se puso a orar cuando le costaba algo; se había<br />

levantado <strong>de</strong> madrugada, cuando aún estaba muy oscuro. La oración no <strong>de</strong>bería ser cosa<br />

<strong>de</strong> conveniencia personal, sino <strong>de</strong> autodisciplina y sacrificio. ¿Sirve esto <strong>de</strong> explicación <strong>de</strong><br />

que tanto <strong>de</strong> nuestro servicio sea ineficaz?<br />

1:36–37 Para cuando se levantaron Simón y los <strong>de</strong>más, la multitud ya estaba reunida<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la casa. Los discípulos fueron a comunicarle al Señor Su creciente popularidad.<br />

1:38 Sorpren<strong>de</strong>ntemente, no volvió entonces a la ciudad, sino que tomó a los discípulos<br />

a los pueblos vecinos, explicando que <strong>de</strong>bía predicar también allí. ¿Por qué no volvió a<br />

Capernaúm?<br />

1. Ante todo, había estado en oración y había llegado a saber lo que Dios quería que<br />

hiciese aquel día.<br />

2. Segundo, se dio cuenta <strong>de</strong> que el movimiento popular en Capernaúm era superficial.<br />

El Salvador nunca fue atraído por gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s. Miraba más abajo <strong>de</strong> la superficie<br />

para ver lo que había en sus corazones.<br />

3. Conocía el peligro <strong>de</strong> la popularidad y enseñó a los discípulos, mediante Su ejemplo, a<br />

cuidarse cuando todos los hombres hablasen bien <strong>de</strong> ellos.<br />

4. Evitó constantemente toda <strong>de</strong>mostración superficial o emocional que hubiese puesto la<br />

corona por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la cruz.<br />

5. Su gran énfasis estaba en la predicación <strong>de</strong> la Palabra. Los milagros <strong>de</strong> sanidad,<br />

aunque tenían la intención <strong>de</strong> aliviar la miseria humana, tenían el propósito <strong>de</strong> centrar la<br />

atención en la predicación.<br />

1:39 Así que Jesús salió … a recorrer toda la Galilea, predicando en las sinagogas y<br />

expulsando los <strong>de</strong>monios. Combinaba la predicación y la práctica, el <strong>de</strong>cir y hacer. Es<br />

interesante ver con cuánta frecuencia echó <strong>de</strong>monios en las sinagogas. ¿Se correspon<strong>de</strong>rían<br />

las <strong>iglesia</strong>s liberales <strong>de</strong> la actualidad con las sinagogas?<br />

G. La Purificación <strong>de</strong> un Leproso (1:40–45)<br />

El relato acerca <strong>de</strong> un leproso nos da un ejemplo instructivo <strong>de</strong> la oración a la que Dios<br />

respon<strong>de</strong>:


1. Era ferviente y <strong>de</strong>sesperada —suplicándole.<br />

2. Era reverente —arrodillándose.<br />

3. Era humil<strong>de</strong> y sumisa —«Si quieres».<br />

4. Era creyente —«pue<strong>de</strong>s».<br />

5. Reconocía su necesidad —«limpiarme».<br />

6. Era específica —no «bendíceme», sino «límpiame» .<br />

7. Era personal —«límpiame».<br />

8. Era breve —cinco palabras en el original.<br />

¡Observemos lo que sucedió!<br />

Jesús fue movido a compasión. Nunca leamos estas palabras sin un sentimiento <strong>de</strong><br />

exultación y gratitud.<br />

Extendió la mano. ¡Piensa en esto! La mano <strong>de</strong> Dios extendida en respuesta a una<br />

oración humil<strong>de</strong> y creyente.<br />

Le tocó. Bajo la ley, una persona quedaba ceremonialmente impura si tocaba un<br />

leproso. A<strong>de</strong>más, había un cierto peligro <strong>de</strong> contraer la enfermedad. Pero el Santo Hijo <strong>de</strong><br />

Dios se i<strong>de</strong>ntificó con las miserias <strong>de</strong> la humanidad, eliminando las consecuencias <strong>de</strong>l<br />

pecado sin quedar contaminado por ellas.<br />

Le dijo: Quiero. Está más dispuesto Él a sanar que nosotros a ser sanados. Luego,<br />

¡queda limpio! En un instante la piel <strong>de</strong>l leproso quedó suave y sana.<br />

Prohibió publicar el milagro hasta que primero el hombre hubiera aparecido ante el<br />

sacerdote y hubiera efectuado el sacrificio requerido (Lv. 14:2ss). Esto era una prueba en<br />

primer lugar <strong>de</strong> la obediencia <strong>de</strong>l hombre. ¿Lo haría tal como le había sido mandado? No,<br />

no lo hizo. Publicó su caso, y el resultado fue que estorbó la obra <strong>de</strong>l Señor (v. 45). Era<br />

también una prueba <strong>de</strong>l discernimiento <strong>de</strong>l sacerdote. ¿Se daría cuenta <strong>de</strong> que había llegado<br />

el Mesías largamente esperado, obrando maravillosos milagros <strong>de</strong> sanidad? Si era un típico<br />

representante <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel, no se daría cuenta.<br />

Una vez más, vemos que Jesús se retiró <strong>de</strong> las multitu<strong>de</strong>s y que ministraba en los<br />

lugares <strong>de</strong>spoblados. No medía el éxito mediante los números.<br />

H. Curación <strong>de</strong> un Paralítico (2:1–12)<br />

2:1–4 Poco <strong>de</strong>spués, el Señor entró… en Capernaúm… y se reunieron muchos<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la casa don<strong>de</strong> Él estaba. Había corrido rápidamente la voz, y la gente estaba<br />

anhelante para ver al Obrador <strong>de</strong> Milagros en acción. Siempre que Dios se mueve con<br />

po<strong>de</strong>r, la gente se siente atraída. El Salvador les hablaba fielmente la palabra al agolparse<br />

ellos frente a la puerta. Detrás <strong>de</strong> aquella multitud había un paralítico, llevado por cuatro<br />

amigos suyos en una improvisada camilla. La muchedumbre impedía que pudiese llegar<br />

cerca <strong>de</strong>l Señor Jesús. Generalmente, hay estorbos para llevar a otros a Jesús. Pero la fe está<br />

llena <strong>de</strong> ingenio. Los cuatro camilleros subieron por las escaleras exteriores a la terraza,<br />

abrieron un boquete en el techo, y bajaron la camilla al piso <strong>de</strong> abajo —quizás a un<br />

patio central— llevándole cerca <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios. Alguien ha dado a estos cuatro amigos<br />

los sobrenombres <strong>de</strong> Simpatía, Cooperación, Originalidad y Persistencia. Cada uno <strong>de</strong><br />

nosotros <strong>de</strong>beríamos esforzarnos en ser un amigo que exhibiese estas cualida<strong>de</strong>s.


2:5 Jesús, impresionado ante la fe <strong>de</strong> ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te<br />

son perdonados. Éstas <strong>de</strong>bieron parecer unas palabras muy extrañas. Era una cuestión <strong>de</strong><br />

parálisis, y no <strong>de</strong> pecado, ¿no? Sí, pero Jesús fue más allá <strong>de</strong> los síntomas, a la causa. No<br />

podía sanar el cuerpo y <strong>de</strong>scuidar el alma. No iba a dar remedio a una dolencia temporal y<br />

<strong>de</strong>jar intocada una dolencia eterna. Por eso dijo: Tus pecados te son perdonados. Fue un<br />

anuncio maravilloso. Ahora bien, a este hombre le fueron perdonados sus pecados sobre<br />

esta tierra —en esta vida—. No tuvo que esperar hasta el Día <strong>de</strong>l Juicio. Tuvo la<br />

certidumbre actual <strong>de</strong>l perdón. Y así suce<strong>de</strong> con todos los que ponen su fe en el Señor<br />

Jesús.<br />

2:6–7 Los escribas se dieron cuenta en el acto <strong>de</strong> las implicaciones <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>claración.<br />

Estaban suficientemente instruidos en la doctrina <strong>de</strong> la Biblia como para saber que el único<br />

que pue<strong>de</strong> perdonar pecados es Dios. Todo aquel que profesase perdonar pecados, por<br />

tanto, estaba <strong>de</strong>clarando ser Dios. Hasta este punto, la lógica <strong>de</strong> ellos era correcta. Pero en<br />

lugar <strong>de</strong> reconocer al Señor Jesús como Dios, le acusaron en sus corazones <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />

blasfemias.<br />

2:8–9 Jesús leyó sus pensamientos, lo que por sí es prueba <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r sobrenatural.<br />

Les hizo esta provocativa pregunta: «¿Qué es más fácil, pronunciar perdonados los<br />

pecados <strong>de</strong> alguien, o curar su parálisis?» En realidad, es tan fácil <strong>de</strong>cir una cosa como la<br />

otra. Pero humanamente hablando es igual <strong>de</strong> imposible hacer tanto lo uno como lo otro.<br />

2:10–12 El Señor ya había pronunciado el perdón <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong> aquel hombre. Sí,<br />

pero, ¿había ya tenido lugar? Los escribas no podían ver perdonados los pecados <strong>de</strong> aquel<br />

hombre, y por ello no querían creer. Para <strong>de</strong>mostrar que los pecados <strong>de</strong> aquel hombre ya<br />

Nunca antes habían visto nada como aquello. Pero, a pesar <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia más<br />

abrumadora habían sido perdonados, el Salvador dio a los escribas algo que sí podrían ver.<br />

Le mandó al paralítico que se levantase, que tomase su camilla y que anduviese. Todos se<br />

asombraron., los escribas no creyeron. La creencia involucra la voluntad, y ellos no<br />

querían creer.<br />

I. El llamamiento <strong>de</strong> Leví (2:13–17)<br />

2:13, 14 Fue mientras estaba enseñando a la orilla <strong>de</strong>l mar que Jesús vio a Leví<br />

cobrando impuestos. Conocemos a Leví como Mateo, el que posteriormente escribió el<br />

primer Evangelio. Era judío, pero su ocupación era muy antijudía, ¡siendo que cobraba<br />

tributos para el aborrecido gobierno romano! Estos hombres no se <strong>de</strong>stacaban siempre por<br />

su honra<strong>de</strong>z: <strong>de</strong> hecho, eran menospreciados, lo mismo que las rameras, como lo peor <strong>de</strong> la<br />

sociedad. Pero es para el crédito eterno <strong>de</strong> Leví que cuando oyó el llamamiento <strong>de</strong> Cristo,<br />

lo <strong>de</strong>jó todo y le siguió. Que cada uno <strong>de</strong> nosotros seamos como él en esta obediencia<br />

instantánea e incondicional. En aquel momento pudo parecer un gran sacrificio, pero en la<br />

eternidad se verá que no fue en absoluto tal sacrificio. Como dijo el mártir misionero Jim<br />

Elliot: «No es un insensato aquel que da lo que no pue<strong>de</strong> guardar, para lograr lo que no<br />

pue<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r».<br />

2:15 Se celebró un banquete en casa <strong>de</strong> Leví, porque el nuevo discípulo quería<br />

presentar sus amigos al Señor Jesús. La mayoría <strong>de</strong> sus amigos eran como él —cobradores<br />

<strong>de</strong> impuestos y pecadores—. Jesús aceptó la invitación <strong>de</strong> estar con ellos.<br />

2:16 Los escribas y fariseos pensaron que le habían atrapado en una falta grave. En<br />

lugar <strong>de</strong> ir directamente a Él, fueron a sus discípulos, e intentaron minar la confianza y


lealtad <strong>de</strong> ellos. ¿Qué era esto, que su Maestro comía y bebía con los cobradores <strong>de</strong><br />

impuestos y pecadores?<br />

2:17 Al oír esto Jesús, les recordó que los sanos no precisan <strong>de</strong> médico, sino los<br />

enfermos. Los escribas pensaban que ellos estaban sanos, y por ello no reconocían la<br />

necesidad que tenían <strong>de</strong>l Gran Sanador. Los cobradores <strong>de</strong> impuestos y pecadores admitían<br />

su culpa y necesidad <strong>de</strong> ayuda. Jesús vino a llamar a los pecadores como ellos —no a los<br />

que pretendían ser justos.<br />

Aquí tenemos una lección. No <strong>de</strong>beríamos encerrarnos en comunida<strong>de</strong>s cristianizadas.<br />

Más bien, <strong>de</strong>beríamos intentar hacer amistad con los impíos para llevarlos a nuestro Señor<br />

y Salvador. Al hacer amistad con pecadores, no <strong>de</strong>beríamos hacer nada que pusiese en<br />

compromiso nuestro testimonio, ni <strong>de</strong>jar que los inconversos nos arrastrasen a su nivel.<br />

Deberíamos tomar la iniciativa para conducir la amistad por canales positivos <strong>de</strong> utilidad<br />

espiritual. Sería más fácil aislarnos <strong>de</strong> un mundo malvado, pero Jesús no lo hizo, y tampoco<br />

<strong>de</strong>beríamos hacerlo nosotros, Sus seguidores.<br />

Los escribas pensaron que <strong>de</strong>struirían la reputación <strong>de</strong>l Señor llamándolo amigo <strong>de</strong><br />

pecadores. Pero eso que ellos querían <strong>de</strong>signar como una injuria ha venido a ser un tributo<br />

<strong>de</strong> amor. Todos los redimidos lo reconocen dichosos como el amigo <strong>de</strong> los pecadores, y le<br />

amarán eternamente por ello.<br />

J. Controversia acerca <strong>de</strong>l ayuno (2:18–22)<br />

2:18 Los discípulos <strong>de</strong> Juan el Bautista y los <strong>de</strong> los fariseos practicaban el ayuno<br />

como rito religioso. En el AT había sido instituido como expresión <strong>de</strong> profundo dolor. Pero<br />

había perdido mucho <strong>de</strong> su significado y había llegado a ser un ritual rutinario. Se dieron<br />

cuenta <strong>de</strong> que los discípulos <strong>de</strong> Jesús no ayunaban, y quizá había un sentimiento <strong>de</strong><br />

envidia y <strong>de</strong> autocompasión en sus corazones cuando le pidieron explicación al Señor.<br />

2:19–20 En la contestación, el Señor comparó a Sus discípulos a compañeros <strong>de</strong> un<br />

novio. Él mismo era el Novio. Mientras él estuviese con ellos, no había causa para una<br />

exhibición externa <strong>de</strong> dolor. Pero vendrían días cuando el novio les sería quitado, y<br />

entonces tendrían ocasión <strong>de</strong> ayunar.<br />

2:21 Inmediatamente, el Señor añadió dos ilustraciones para anunciar la llegada <strong>de</strong> una<br />

Nueva Era incompatible con la anterior. La primera ilustración involucraba un remiendo<br />

nuevo hecho <strong>de</strong> un paño no encogido. Si se empleaba para arreglar un vestido viejo,<br />

inevitablemente encogería y alguna parte tendría que ce<strong>de</strong>r. El vestido, <strong>de</strong> una tela más<br />

vieja, será más débil que el remiendo, y se romperá en cuanto se le ponga el remiendo.<br />

Jesús estaba comparando la Antigua Dispensación con el vestido viejo. Dios nunca tuvo<br />

la intención <strong>de</strong> que el cristianismo fuese un remiendo <strong>de</strong>l judaísmo: era un nuevo punto <strong>de</strong><br />

partida. El dolor <strong>de</strong> la Vieja Era, expresado en el ayuno, había <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el paso al gozo <strong>de</strong> la<br />

Nueva.<br />

2:22 La segunda ilustración involucraba vino nuevo en odres viejos. Los odres <strong>de</strong><br />

cuero perdían su capacidad <strong>de</strong> expandirse. Si se ponía vino nuevo en ellos, la presión<br />

acumulada <strong>de</strong>bido a la fermentación reventaría los odres. El nuevo vino tipifica el gozo y<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la fe cristiana. Los odres viejos representan las formas y los ritos <strong>de</strong>l judaísmo. El<br />

vino nuevo precisa <strong>de</strong> odres nuevos. No serviría que los discípulos <strong>de</strong> Juan y <strong>de</strong> los fariseos<br />

pusiesen a los seguidores <strong>de</strong>l Señor bajo la esclavitud <strong>de</strong> un ayuno lleno <strong>de</strong> dolor, como se<br />

practicaba. Se <strong>de</strong>bía permitir la expresión <strong>de</strong>l gozo y <strong>de</strong> la efervescencia <strong>de</strong> la nueva vida.


El cristianismo siempre ha sufrido por el intento <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> mezclarlo con el<br />

legalismo. El Señor Jesús enseñaba que ambas cosas son incompatibles. La Ley y la Gracia<br />

son principios opuestos.<br />

K. Controversia acerca <strong>de</strong>l sábado (2:23–28)<br />

2:23–24 Este inci<strong>de</strong>nte ilustra el conflicto que Jesús acababa justo <strong>de</strong> enseñar entre las<br />

tradiciones <strong>de</strong>l judaísmo y la libertad <strong>de</strong>l evangelio.<br />

Sucedió que él pasaba por los sembrados en sábado, y sus discípulos recogieron<br />

algunas espigas para comer. Esto no violaba ninguna ley <strong>de</strong> Dios. ¡Pero según las<br />

tradiciones meticulosas <strong>de</strong> los ancianos, los discípulos habían quebrantado el Sábado al<br />

«segar» y quizá incluso al «trillar» (al frotar el grano con sus manos para eliminar la<br />

cáscara)!<br />

2:25–26 El Señor les respondió empleando un inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l AT. David, aunque había<br />

sido ungido como rey, había sido rechazado, y en lugar <strong>de</strong> reinar estaba siendo cazado<br />

como una perdiz. Un día, cuando se había quedado sin provisiones, fue a la casa <strong>de</strong> Dios y<br />

empleó los panes <strong>de</strong> la proposición para alimentar a sus hombres y a él mismo.<br />

De ordinario, el pan <strong>de</strong> la proposición estaba prohibido a todos, menos a los sacerdotes,<br />

y sin embargo David no fue reprendido por Dios por hacer esto. ¿Por qué? Porque las cosas<br />

no estaban bien en Israel. Mientras David no recibiese su lugar legítimo como rey, Dios le<br />

permitía hacer lo que <strong>de</strong> ordinario sería ilegal.<br />

Y así era con el Señor Jesús. Aunque ungido, no estaba reinando. El mismo hecho <strong>de</strong><br />

que Sus discípulos tuviesen que recoger espigas mientras andaban mostraba que las cosas<br />

no estaban bien en Israel. Los fariseos mismos <strong>de</strong>bieran haber estado dando hospitalidad a<br />

Jesús y a Sus discípulos, en lugar <strong>de</strong> criticarlos.<br />

Si David hubiese realmente quebrantado la ley al comer el pan <strong>de</strong> la proposición, y no<br />

fue reprendido por Dios, mucho más inocentes eran los discípulos que, bajo similares<br />

condiciones, no habían quebrantado nada más que las tradiciones <strong>de</strong> los ancianos.<br />

En el versículo 26 po<strong>de</strong>mos ver que David comió los panes <strong>de</strong> la proposición cuando<br />

Abiatar era sumo sacerdote. Según 1 Samuel 21:1, Ahimelec era sacerdote en aquel<br />

tiempo. Abiatar era su padre. Pue<strong>de</strong> ser que la lealtad <strong>de</strong>l sumo sacerdote para con David le<br />

influyese a permitir esta insólita <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> la ley.<br />

2:27–28 Nuestro Señor terminó Su discurso recordando a los fariseos que el sábado<br />

había sido instituido por Dios para beneficio <strong>de</strong>l hombre, y no para su servidumbre. Y<br />

añadió que el Hijo <strong>de</strong>l Hombre es también señor <strong>de</strong>l sábado: Él era quien al principio<br />

había promulgado el sábado. Por ello, tenía la autoridad para <strong>de</strong>cidir qué era permisible y<br />

qué no era permisible en aquel día. Des<strong>de</strong> luego, el sábado nunca fue dado con la intención<br />

<strong>de</strong> prohibir activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> necesidad o actos <strong>de</strong> misericordia. Los cristianos no están<br />

obligados a guardar el sábado. Este día fue dado a la nación <strong>de</strong> Israel. El día distintivo <strong>de</strong>l<br />

cristianismo es el Día <strong>de</strong>l Señor, el primer día <strong>de</strong> la semana. Sin embargo, no es un día que<br />

incorpore una lista legalista <strong>de</strong> harás y no harás. Más bien se trata <strong>de</strong> un día <strong>de</strong> privilegio,<br />

en el que, libres <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s seculares, los cristianos pue<strong>de</strong>n adorar, servir y cuidarse <strong>de</strong><br />

cultivar sus almas. Para nosotros no se trata <strong>de</strong>: «¿Está mal hacer esto en el Día <strong>de</strong>l<br />

Señor?», sino <strong>de</strong>: «¿cómo puedo emplear mejor este día para gloria <strong>de</strong> Dios, para bendición<br />

<strong>de</strong> mi prójimo, y para mi bien espiritual?».


L. El Siervo sana en Sábado (3:1–6)<br />

3:1–2 Otro caso <strong>de</strong> prueba surgió durante un sábado. Al entrar Jesús en la sinagoga, se<br />

encontró con un hombre que tenía seca una mano. Esto hizo que apareciese la pregunta:<br />

« ¿ Le sanaría Jesús en sábado?» Si lo hacía, los fariseos tendrían <strong>de</strong> qué acusarle —o esto<br />

se pensaban—. Imaginemos esta hipocresía e insinceridad <strong>de</strong> ellos. No podían hacer nada<br />

para ayudar a este hombre, y se resentían <strong>de</strong> que alguien pudiese. Buscaban alguna razón<br />

mediante la que con<strong>de</strong>nar al Señor <strong>de</strong> la vida. Si sanaba en sábado, se lanzarían sobre Él<br />

como una jauría <strong>de</strong> lobos.<br />

3:3–4 El Señor le dijo al hombre: Levántate y ponte en medio. El ambiente estaba<br />

cargado <strong>de</strong> expectación. Y les dijo a los fariseos: ¿Es lícito en sábado hacer bien, o hacer<br />

mal; salvar una vida, o matar? Su pregunta reveló la maldad <strong>de</strong> los fariseos. Ellos creían<br />

que estaba mal para Él hacer un milagro <strong>de</strong> sanidad en sábado, ¡pero que no estaba mal para<br />

ellos planear Su <strong>de</strong>strucción en día <strong>de</strong> sábado!<br />

3:5 ¡No es sorpren<strong>de</strong>nte que no respondiesen! Después <strong>de</strong> un apurado silencio, el<br />

Salvador mandó a aquel hombre que extendiese la mano. Al hacerlo, le volvió toda su<br />

fuerza, la carne se expandió hasta el tamaño normal, y <strong>de</strong>saparecieron las arrugas.<br />

3:6 Esto era más <strong>de</strong> lo que podían soportar los fariseos. Salieron y entraron en contacto<br />

con los herodianos, sus enemigos tradicionales, a tramar con ellos para ver cómo<br />

<strong>de</strong>struir a Jesús. Seguía siendo sábado. Hero<strong>de</strong>s había or<strong>de</strong>nado la muerte <strong>de</strong> Juan el<br />

Bautista. Quizá su partido tendría igual éxito en dar muerte a Jesús. Ésta era la esperanza <strong>de</strong><br />

los fariseos.<br />

M. Unas Gran<strong>de</strong>s Multitu<strong>de</strong>s se apiñan en torno al Siervo (3:7–12)<br />

3:7–10 Saliendo <strong>de</strong> la sinagoga, Jesús se retiró al mar <strong>de</strong> Galilea. En la Biblia, el mar<br />

simboliza a menudo a los gentiles. Por ello, Su acción podría representar Su alejamiento <strong>de</strong><br />

los judíos para ir a los gentiles. Le siguió una gran multitud, no sólo <strong>de</strong> Galilea, sino<br />

también <strong>de</strong> lugares distantes. La multitud era tan gran<strong>de</strong> que Jesús pidió una barca para<br />

po<strong>de</strong>r apartarse <strong>de</strong> la ribera, para evitar ser aplastado por los que acudían a Él para ser<br />

sanados.<br />

3:11–12 Cuando unos espíritus inmundos en la multitud gritaron que Él era el Hijo <strong>de</strong><br />

Dios, Él les advirtió seriamente que <strong>de</strong>jasen <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirlo. No quería recibir el testimonio <strong>de</strong><br />

malos espíritus. Él no negaba que era el Hijo <strong>de</strong> Dios, pero quería controlar el tiempo y la<br />

forma <strong>de</strong> ser revelado como tal. Jesús tenía po<strong>de</strong>r para sanar. Pero Sus milagros eran<br />

llevados a cabo sólo sobre aquellos que acudían en pos <strong>de</strong> ayuda. Así es con la salvación.<br />

Su po<strong>de</strong>r para salvar es suficiente para todos, pero eficiente sólo para aquellos que confían<br />

en Él.<br />

Del ministerio <strong>de</strong>l Salvador apren<strong>de</strong>mos que la necesidad no es un llamamiento.<br />

Necesidad había en todas partes. Jesús <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> las instrucciones <strong>de</strong> Dios Padre acerca<br />

<strong>de</strong> a dón<strong>de</strong> y cuándo servir. Y así <strong>de</strong>be ser con nosotros.<br />

III. LLAMAMIENTO E INSTRUCCIÓN DE LOS<br />

DISCÍPULOS POR PARTE DEL SIERVO (Caps. 3:13–8:38)


A. Elección <strong>de</strong> Doce Discípulos (3:13–19)<br />

3:13–18 Ante la tarea <strong>de</strong> la evangelización mundial, Jesús <strong>de</strong>signó a doce discípulos.<br />

No había nada maravilloso en los hombres mismos; fue su relación con Jesús lo que los<br />

hizo gran<strong>de</strong>s.<br />

Eran hombres jóvenes. James E. Stewart tiene un espléndido comentario acerca <strong>de</strong> la<br />

juventud <strong>de</strong> los discípulos:<br />

El cristianismo comenzó como un movimiento juvenil. … Desafortunadamente, se trata<br />

<strong>de</strong> un hecho que el arte cristiano y la predicación cristiana han oscurecido <strong>de</strong>masiadas<br />

veces. Pero es cosa bien cierta que el grupo original <strong>de</strong> discípulos eran jóvenes. No es<br />

sorpren<strong>de</strong>nte, entonces, que el cristianismo entrase en el mundo como un movimiento<br />

juvenil. La mayoría <strong>de</strong> los apóstoles <strong>de</strong>bían estar aún en sus veinte y tantos años cuando<br />

salieron en pos <strong>de</strong> Jesús. … El mismo Jesús, no <strong>de</strong>beríamos olvidarlo, salió a su ministerio<br />

terrenal con el «rocío <strong>de</strong> [su] juventud» sobre él (Sal. 110:3 —este salmo fue aplicado a<br />

Jesús primero por él mismo, y luego por la <strong>iglesia</strong> apostólica—). Fue un instinto verda<strong>de</strong>ro<br />

el que llevó a los cristianos <strong>de</strong> un tiempo posterior, cuando dibujaron la semejanza <strong>de</strong> su<br />

maestro en las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las Catacumbas, a representarlo no viejo, fatigado y roto <strong>de</strong> dolor,<br />

sino como un joven pastor en las colinas por la mañana. La versión original <strong>de</strong>l gran himno<br />

<strong>de</strong> Isaac Watts era fiel a este hecho:<br />

Al contemplar la maravillosa cruz<br />

En la que el joven Rey <strong>de</strong> la gloria murió…<br />

Y nadie jamás ha comprendido tanto y tan bien el corazón joven en su alegría, gallardía<br />

y generosidad y esperanza, su repentina soledad y sus sueños insistentes, conflictos ocultos<br />

e intensas tentaciones, como Jesús. Y nadie se ha dado cuenta con más claridad que Jesús<br />

que los años adolescentes <strong>de</strong> la vida, cuando se agitan unos extraños pensamientos<br />

dormidos y todo el ser comienza a <strong>de</strong>spertar, son la mejor ocasión <strong>de</strong> Dios con el alma. …<br />

Cuando estudiamos la historia <strong>de</strong> los primeros Doce, lo que estamos estudiando es una<br />

aventura <strong>de</strong> hombres jóvenes. Los vemos siguiendo a su guía a lo <strong>de</strong>sconocido, no sabiendo<br />

muy claramente quién es ni adón<strong>de</strong> podrá llevarlos; pero atraídos <strong>de</strong> una manera magnética<br />

por él, fascinados y adheridos y mantenidos por algo irresistible en el alma <strong>de</strong> su maestro,<br />

ridiculizados por amigos, con enemigos que tramaban contra ellos, con unas dudas<br />

surgiendo a veces <strong>de</strong> manera clamorosa en sus propios corazones, hasta que casi <strong>de</strong>seaban<br />

estar totalmente fuera <strong>de</strong> aquel asunto; pero a pesar <strong>de</strong> ello aferrándose a él, pasando a<br />

través <strong>de</strong> las ruinas <strong>de</strong> sus propias esperanzas a una mejor lealtad y a conseguir <strong>de</strong> manera<br />

triunfante el gran nombre que les da el Te Deum: «La gloriosa compañía <strong>de</strong> los apóstoles».<br />

Vale la pena contemplarles, porque también nosotros po<strong>de</strong>mos quedar contagiados <strong>de</strong> su<br />

espíritu y empren<strong>de</strong>r el camino en pos <strong>de</strong> Jesús.<br />

Detrás <strong>de</strong>l llamamiento <strong>de</strong> los doce subyacía un triple propósito: (1) para que<br />

estuviesen con él; (2) para enviarlos a predicar; y (3) para que tuviesen autoridad para<br />

sanar enfermeda<strong>de</strong>s y para expulsar <strong>de</strong>monios.


Primero <strong>de</strong>bían pasar un tiempo <strong>de</strong> instrucción —<strong>de</strong> preparación en privado antes <strong>de</strong><br />

predicar en público—. Aquí tenemos un principio básico <strong>de</strong>l servicio. Hemos <strong>de</strong> pasar<br />

tiempo con Él antes <strong>de</strong> salir como representantes <strong>de</strong> Dios.<br />

Segundo, fueron enviados a predicar. La proclamación <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios, su<br />

método básico <strong>de</strong> evangelismo, ha <strong>de</strong> ser siempre lo central. No se <strong>de</strong>be permitir que nada<br />

que<strong>de</strong> subordinado a ello.<br />

Finalmente, recibieron po<strong>de</strong>r sobrenatural. El acto <strong>de</strong> expulsar <strong>de</strong>monios daría<br />

testimonio ante los hombres <strong>de</strong> que Dios estaba hablando por medio <strong>de</strong> los apóstoles. La<br />

Biblia no había sido aún completada. Los milagros eran las cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> los mensajeros<br />

<strong>de</strong> Dios. En la actualidad, los hombres tienen acceso a la Palabra <strong>de</strong> Dios completa; son<br />

responsables <strong>de</strong> creerla sin la prueba <strong>de</strong> milagros.<br />

3:19 El nombre <strong>de</strong> Judas Iscariote <strong>de</strong>staca entre los apóstoles. Hay un misterio<br />

conectado con aquel que fue escogido como apóstol y que resultó ser entregador <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor. Uno <strong>de</strong> los mayores dolores en el servicio cristiano es ver a alguien que era brillante,<br />

ferviente y aparentemente <strong>de</strong>voto, darle la espalda <strong>de</strong>spués al Salvador y volver al mundo<br />

que le ha crucificado.<br />

Once <strong>de</strong> ellos resultaron fieles al Señor, y por medio <strong>de</strong> ellos volvió el mundo <strong>de</strong>l revés.<br />

Se reprodujeron en círculos <strong>de</strong> proyección cada vez más amplios, y, en un sentido, nosotros<br />

somos en la actualidad el fruto continuado <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> ellos. No hay manera <strong>de</strong> calcular<br />

el alcance que pueda tener nuestra influencia por Cristo.<br />

B. El Pecado Imperdonable (3:20–30)<br />

3:20–21 Jesús se volvió <strong>de</strong>l monte don<strong>de</strong> había llamado a Sus discípulos a un hogar <strong>de</strong><br />

Galilea. Se reunió tal multitud que Él y Sus apóstoles estaban <strong>de</strong>masiado ocupados para<br />

po<strong>de</strong>r comer. Al oír <strong>de</strong> Sus activida<strong>de</strong>s, sus parientes pensaron que estaba fuera <strong>de</strong> sí, y<br />

trataron <strong>de</strong> llevárselo. Indudablemente se sentían apurados por el celo <strong>de</strong> este fanático<br />

religioso <strong>de</strong> la familia.<br />

Comenta J. R. Miller:<br />

Sólo podían explicar Su invencible celo con el argumento <strong>de</strong> que estaba fuera <strong>de</strong> Sus<br />

cabales. Oímos mucha <strong>de</strong> esta manera <strong>de</strong> hablar en nuestros tiempos cuando algún<br />

consagrado seguidor <strong>de</strong> Cristo se olvida totalmente <strong>de</strong>l yo por amor a su Maestro. La gente<br />

dice: «¡Se habrá vuelto loco!». Creen que está loco todo aquel cuya religión se encien<strong>de</strong> en<br />

una especie <strong>de</strong> fervor no usual, o que se vuelve más fervoroso que el cristiano promedio en<br />

la obra para el Señor.<br />

Pues es una buena especie <strong>de</strong> locura. Es triste que sea tan infrecuente. Si hubiese más <strong>de</strong><br />

ello, no habría tantas almas perdidas muriendo a la misma sombra <strong>de</strong> nuestras <strong>iglesia</strong>s; no<br />

sería tan difícil conseguir misioneros y dinero para enviar el evangelio a los continentes<br />

entenebrecidos; no habría tantos bancos vacíos en nuestras <strong>iglesia</strong>s, ni tantas largas pausas<br />

en nuestras reuniones <strong>de</strong> oración; tan pocos para enseñar en nuestras Escuelas Dominicales.<br />

Sería algo glorioso si todos los cristianos estuviesen fuera <strong>de</strong> sí como lo estaba el Maestro,<br />

o como Pablo. Es una locura mucho peor aquella que en este mundo nunca piensa en el<br />

otro; que, moviéndose continuamente entre hombres perdidos, nunca los compa<strong>de</strong>ce, ni<br />

hace ningún esfuerzo por salvarlos. Es fácil mantener una cabeza fría y un corazón más<br />

frío, y no preocuparnos por almas que están pereciendo; pero somos los guardianes <strong>de</strong>


nuestros hermanos, y no pue<strong>de</strong> haber un peor incumplimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber que aquel que no se<br />

preocupa <strong>de</strong> la salvación eterna <strong>de</strong> ellos.<br />

Es siempre cosa cierta que un hombre que esté ardiendo por Dios parece fuera <strong>de</strong> sí<br />

para sus coetáneos. Cuanto más nos asemejemos a Cristo, tanto más experimentaremos el<br />

dolor <strong>de</strong> sentirnos mal comprendidos por parientes y amigos. Si empren<strong>de</strong>mos la tarea <strong>de</strong><br />

enriquecernos, los hombres nos alentarán. Si somos fanáticos <strong>de</strong> Jesucristo, nos<br />

escarnecerán.<br />

3:22 Los escribas no creían que estuviese fuera <strong>de</strong> Sí. Lo acusaron <strong>de</strong> echar <strong>de</strong>monios<br />

por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Beelzebú, el príncipe <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. El nombre Beelzebú significa<br />

«señor <strong>de</strong> las moscas <strong>de</strong>l muladar» o «señor <strong>de</strong> la suciedad». ¡Ésta era una acusación grave,<br />

vil y blasfema!<br />

3:23 Primero, Jesús la refutó, y luego pronunció sentencia <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación sobre<br />

aquellos que la habían emitido. Si Él estuviese echando <strong>de</strong>monios por Beelzebú, entonces<br />

Satanás estaría trabajando contra sí mismo, frustrando sus propios propósitos. Su objetivo<br />

es controlar a los hombres por medio <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios, no liberarlos <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios.<br />

3:24–26 Si un reino está dividido contra sí mismo, o una casa está dividida contra<br />

sí misma, no pue<strong>de</strong>n permanecer. La supervivencia continuada <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cooperación<br />

interna, no <strong>de</strong>l antagonismo.<br />

3:27 La acusación <strong>de</strong> los escribas era por ello mismo absurda. De hecho, el Señor Jesús<br />

estaba haciendo precisamente lo opuesto a lo que ellos <strong>de</strong>cían. Sus milagros significaban la<br />

caída <strong>de</strong> Satanás, no su potenciación. A esto se refería el Salvador cuando dijo: Nadie<br />

pue<strong>de</strong> entrar en la casa <strong>de</strong> un hombre forzudo y saquear sus bienes, si primero no ata<br />

al forzudo, y entonces podrá saquear su casa.<br />

Satanás es el hombre forzudo. La casa es su dominio: él es el dios <strong>de</strong> este siglo. Sus<br />

bienes son aquellas personas sobre las que tiene influencia. Jesús es Aquel que ata a<br />

Satanás y saquea su casa. A la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo, Satanás será atado y echado por<br />

mil años al abismo sin fondo. La expulsión <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios por parte <strong>de</strong>l Salvador durante Su<br />

ministerio sobre la tierra fue una premonición <strong>de</strong> Su final atamiento completo <strong>de</strong>l diablo.<br />

3:28–30 En los versículos 28–30, el Señor pronunció la sentencia <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación sobre<br />

los escribas que se habían hecho culpables <strong>de</strong> este pecado imperdonable. Al acusar a Jesús<br />

<strong>de</strong> echar <strong>de</strong>monios por po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>moniaco, cuando era en realidad por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo, llamaron en efecto <strong>de</strong>monio al Espíritu Santo. Esto es una blasfemia contra el<br />

Espíritu Santo. Y todo tipo <strong>de</strong> pecado pue<strong>de</strong> ser perdonado, pero este pecado en concreto<br />

no tiene perdón. Es un pecado eterno.<br />

¿Pue<strong>de</strong> la gente cometer este pecado en la actualidad? Probablemente no. Fue un<br />

pecado cometido cuando Jesús estaba en la tierra haciendo milagros. Ya que Él no está<br />

físicamente sobre la tierra en nuestros tiempos, echando <strong>de</strong>monios, no existe la misma<br />

posibilidad <strong>de</strong> blasfemar contra el Espíritu Santo. Las personas que se inquietan acerca <strong>de</strong><br />

haber cometido el pecado imperdonable no lo han cometido. El mismo hecho <strong>de</strong> estar<br />

inquietos indica que no son culpables <strong>de</strong> blasfemia contra el Espíritu Santo.<br />

C. La Verda<strong>de</strong>ra Madre y los Verda<strong>de</strong>ros Hermanos <strong>de</strong>l Siervo (3:31–<br />

35)


María, la madre <strong>de</strong> Jesús, vino con sus hermanos para hablar con Él. La multitud<br />

impedía que llegasen a don<strong>de</strong> Él estaba, <strong>de</strong> modo que le enviaron recado <strong>de</strong> que estaban<br />

esperándole afuera. Cuando el mensajero le dijo que Su madre y Sus hermanos querían<br />

verle, Él miró en torno y anunció que Su madre y Sus hermanos son cualquiera que<br />

hace la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

De este pasaje se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n varias lecciones para nosotros:<br />

1. Primero <strong>de</strong> todo, las palabras <strong>de</strong>l Señor Jesús fueron una reprensión a la mariolatría (el<br />

culto a María). No la <strong>de</strong>shonró como madre natural, pero sí que dijo que las relaciones<br />

espirituales toman prece<strong>de</strong>ncia sobre las naturales. Era para mayor crédito <strong>de</strong> María hacer<br />

la voluntad <strong>de</strong> Dios que ser Su madre.<br />

2. Segundo, refuta el dogma <strong>de</strong> que María fue virgen perpetuamente. Jesús tuvo<br />

hermanos. Era primogénito <strong>de</strong> María, pero <strong>de</strong>spués le nacieron otros hijos e hijas (véase<br />

Mt. 13:55; Mr. 6:3; Jn. 2:12; 7:3, 5, 6, 10; Hch. 1:14; 1 Co. 9:5; Gá. 1:19. Véase también<br />

Salmo 69:8).<br />

3. Jesús ponía los intereses <strong>de</strong> Dios por encima <strong>de</strong> los vínculos naturales. Y en la<br />

actualidad Él sigue diciéndole a Sus seguidores: «Si alguno viene a mí, y no aborrece a su<br />

padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no<br />

pue<strong>de</strong> ser mi discípulo» (Lc. 14:26).<br />

4. Este pasaje nos recuerda que los creyentes están unidos por vínculos más fuertes a sus<br />

compañeros cristianos que a los parientes carnales no convertidos.<br />

5. Finalmente, enfatiza la importancia que Jesús le da a hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

¿Cumplo yo este criterio? ¿Soy yo Su madre o hermano?<br />

D. La Parábola <strong>de</strong>l Sembrador (4:1–20)<br />

4:1–2 Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar. Otra vez la multitud le forzó a<br />

emplear una barca como púlpito, situada a poca distancia <strong>de</strong> la playa. Y <strong>de</strong> nuevo enseñó<br />

lecciones espirituales a partir <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> la naturaleza a Su alre<strong>de</strong>dor. Él podía ver<br />

verdad espiritual en el mundo natural. Y está ahí para que todos nosotros la veamos.<br />

4:3–4 Esta parábola tiene que ver con el sembrador, la semilla y la tierra. La tierra <strong>de</strong><br />

junto al camino era <strong>de</strong>masiado dura para que la semilla penetrase; vinieron las aves y se<br />

la comieron.<br />

4:5–6 Sobre los pedregales había una <strong>de</strong>lgada capa <strong>de</strong> tierra que cubría un fondo<br />

rocoso. La poca profundidad <strong>de</strong> la tierra impidió que la semilla arraigase profundamente.<br />

4:7 La tierra espinosa tenía unos matojos <strong>de</strong> espinos que impedían que la semilla<br />

recibiese nutrientes y luz <strong>de</strong>l sol, con lo que quedó ahogada.<br />

4:8–9 La buena tierra era profunda y fértil, con condiciones favorables para la semilla.<br />

La producción fue <strong>de</strong> treinta, sesenta y hasta ciento por uno.<br />

4:10–12 Cuando los discípulos estuvieron a solas con Él, le preguntaron por qué<br />

hablaba en parábolas. Les explicó que sólo a aquellos con corazones receptivos se les<br />

permitía conocer el misterio <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Un misterio en el NT es una verdad hasta<br />

ahora <strong>de</strong>sconocida y que sólo pue<strong>de</strong> ser sabida mediante una revelación especial. El<br />

misterio <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios es que:<br />

1. El Señor Jesús fue rechazado cuando se ofreció a Sí mismo como Rey a Israel.


2. Iba a transcurrir un periodo <strong>de</strong> tiempo antes <strong>de</strong> que el reino fuese literalmente<br />

establecido sobre la tierra.<br />

3. Durante este intervalo, iba a existir en forma espiritual. Todos los que reconociesen a<br />

Cristo como Rey estarían en el reino, aunque el Rey mismo estuviese ausente.<br />

4. La Palabra <strong>de</strong> Dios sería sembrada durante este intervalo con diversos grados <strong>de</strong> éxito.<br />

Algunas personas serían realmente convertidas, pero otras serían sólo creyentes nominales.<br />

Todos los cristianos profesantes formarían parte <strong>de</strong>l reino en su forma externa, pero sólo los<br />

genuinos entrarían en el reino en su realidad interna.<br />

Los versículos 11 y 12 explican por qué esta verdad era presentada en parábolas. Dios<br />

revela Sus secretos <strong>de</strong> familia a aquellos cuyos corazones están abiertos, y son receptivos y<br />

obedientes, mientras que <strong>de</strong>liberadamente oculta la verdad a aquellos que rechazan la luz<br />

que les ha sido dada. Éstas son las personas a las que se refiere Jesús como «los que están<br />

fuera». Las palabras <strong>de</strong>l versículo 12 podrían parecerle duras e injustas al lector superficial:<br />

Para que, por mucho que sigan mirando, vean, pero no perciban; y por mucho que<br />

sigan escuchando, oigan, pero no entiendan; no sea que se conviertan, y se les<br />

perdone.<br />

Pero hemos <strong>de</strong> recordar el enorme privilegio que estas personas habían tenido. El Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios había enseñado en medio <strong>de</strong> ellos y había llevado a cabo gran<strong>de</strong>s milagros <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> ellos. Y en lugar <strong>de</strong> reconocerle como el verda<strong>de</strong>ro Mesías, ahora estaban rechazándole.<br />

Debido a que habían menospreciado la Luz <strong>de</strong>l mundo, les sería negada la luz <strong>de</strong> Sus<br />

enseñanzas. A partir <strong>de</strong> entonces verían Sus milagros pero no compren<strong>de</strong>rían su sentido<br />

espiritual; oirían Sus palabras, pero no apreciarían las profundas lecciones que daban.<br />

Existe la realidad <strong>de</strong> que hay una vez que se oye el evangelio. Es posible per<strong>de</strong>r la<br />

oportunidad <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> la gracia por el pecado <strong>de</strong>l rechazamiento. Hay gente que rebasa el<br />

punto <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Hay hombres y mujeres que han rehusado al Salvador y que nunca<br />

jamás volverán a tener la oportunidad <strong>de</strong> arrepentirse y ser perdonados. Pue<strong>de</strong> que oigan el<br />

evangelio, pero cae sobre oídos endurecidos y corazones insensibles. Solemos <strong>de</strong>cir:<br />

«Mientras hay vida, hay esperanza», pero la Biblia nos habla <strong>de</strong> algunos que están vivos,<br />

pero más allá <strong>de</strong> toda esperanza <strong>de</strong> arrepentimiento (He. 6:4–6, por ejemplo).<br />

4:13 Volviendo a la parábola <strong>de</strong>l sembrador, el Señor Jesús preguntó a los discípulos<br />

cómo podían enten<strong>de</strong>r parábolas más complejas si no podían compren<strong>de</strong>r ésta tan sencilla.<br />

4:14 El Salvador no i<strong>de</strong>ntifica al sembrador. Podría tratarse <strong>de</strong> Él mismo o <strong>de</strong> aquellos<br />

que predican como Sus representantes. La semilla, dijo Él, es la Palabra.<br />

4:15–20 Los varios tipos <strong>de</strong> tierra representan corazones humanos y su receptividad a la<br />

Palabra, <strong>de</strong> esta manera:<br />

La tierra junto al camino (v. 15). Este corazón es duro. La persona, terca y no<br />

quebrantada, expresa un «no» rotundo al Salvador. Satanás, representado por las aves,<br />

arrebata la Palabra. El pecador queda intocado e inmovido por el mensaje. Es indiferente e<br />

insensible al mismo en a<strong>de</strong>lante.<br />

Los pedregales (vv. 16–17). Esta persona da una respuesta superficial a la Palabra.<br />

Quizá en la emoción <strong>de</strong> un llamamiento ferviente <strong>de</strong>l evangelio, haga una profesión <strong>de</strong> fe<br />

en Cristo. Pero se trata <strong>de</strong> un mero asentimiento mental. No hay una verda<strong>de</strong>ra entrega a la<br />

persona <strong>de</strong> Cristo. Recibe la palabra con gozo; sería mejor si la recibiese con profundo<br />

arrepentimiento y contrición. Parece ir a<strong>de</strong>lante por un tiempo con éxito, pero cuando<br />

viene la tribulación o la persecución por causa <strong>de</strong> su profesión <strong>de</strong> fe, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> que el costo


es <strong>de</strong>masiado elevado, y lo <strong>de</strong>ja todo. Preten<strong>de</strong> ser cristiano en tanto que sea popular serlo,<br />

pero la persecución hace patente su irrealidad.<br />

El terreno con espinos (vv. 18–19). Estas personas también comienzan <strong>de</strong> forma muy<br />

prometedora. Por toda la apariencia externa, parecen ser verda<strong>de</strong>ros creyentes. Pero luego<br />

se ensimisman en los negocios, con los afanes <strong>de</strong>l mundo, con la codicia <strong>de</strong> enriquecer.<br />

Pier<strong>de</strong>n el interés en las cosas espirituales, hasta que al final abandonan toda pretensión <strong>de</strong><br />

ser cristianos.<br />

La tierra buena (v. 20). Aquí tenemos una verda<strong>de</strong>ra aceptación <strong>de</strong> la Palabra, cueste<br />

lo que cueste. Estas personas han nacido verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong> nuevo. Son leales súbditos <strong>de</strong><br />

Cristo, el Rey. Ni el mundo, ni la carne ni el diablo pue<strong>de</strong>n sacudir la confianza que tienen<br />

en Él.<br />

Incluso entre los oyentes <strong>de</strong> tierra buena hay varios grados <strong>de</strong> feracidad. Algunos dan<br />

fruto al treinta, al sesenta, y al ciento por uno. ¿Qué <strong>de</strong>termina el grado <strong>de</strong><br />

productividad? La vida más productiva es aquella que obe<strong>de</strong>ce a la palabra con prontitud,<br />

<strong>de</strong> manera implícita, y con gozo.<br />

E. La Responsabilidad <strong>de</strong> los que oyen (4:21–25)<br />

4:21 La lámpara representa aquí las verda<strong>de</strong>s que el Señor impartió a Sus discípulos.<br />

Aquellas verda<strong>de</strong>s no <strong>de</strong>bían ser puestas <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l almud, o <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la cama. El cesto<br />

<strong>de</strong>l almud pue<strong>de</strong> representar los negocios, que si se les permite nos robarán tiempo que<br />

<strong>de</strong>bería darse a las cosas <strong>de</strong>l Señor. La cama pue<strong>de</strong> referirse a la comodidad o a la pereza,<br />

ambas cosas gran<strong>de</strong>s enemigos <strong>de</strong>l evangelismo.<br />

4:22 Jesús hablaba a las multitu<strong>de</strong>s en parábolas. La verdad subyacente quedaba en<br />

oculto. Pero la intención divina era que los discípulos explicasen aquellas verda<strong>de</strong>s ocultas<br />

a los corazones bien dispuestos. Pero el versículo 22 podía también significar que los<br />

discípulos habían <strong>de</strong> servir con el constante recuerdo <strong>de</strong>l veni<strong>de</strong>ro día <strong>de</strong> la manifestación,<br />

cuando se verá si se <strong>de</strong>jó que los negocios o la propia comodidad tomasen prece<strong>de</strong>ncia<br />

sobre el testimonio para el Salvador.<br />

4:23 La gravedad <strong>de</strong> estas palabras queda indicada por la amonestación <strong>de</strong> Jesús: El<br />

que tiene oídos para oír, que oiga.<br />

4:24 Luego el Salvador añadió otra grave advertencia: Aten<strong>de</strong>d a lo que oís. Si oigo<br />

algún mandamiento <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios, pero <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cerlo, no puedo transmitirlo a<br />

otros. Lo que da po<strong>de</strong>r y alcance a la enseñanza es cuando los oyentes ven la verdad en la<br />

vida <strong>de</strong>l predicador.<br />

Cuál sea nuestra medida en compartir la verdad con otros nos vuelve a nosotros con<br />

interés compuesto. Generalmente, al preparar una lección, el maestro apren<strong>de</strong> más que sus<br />

discípulos. Y la futura recompensa será mayor que nuestra pequeña inversión.<br />

4:25 Cada vez que adquirimos nueva verdad y permitimos que se manifieste en nuestras<br />

vidas, po<strong>de</strong>mos tener la seguridad <strong>de</strong> que se nos dará más verdad. En cambio, <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

respon<strong>de</strong>r a verda<strong>de</strong>s conocidas resulta en una pérdida <strong>de</strong> lo que se había adquirido con<br />

anterioridad.<br />

F. La Parábola <strong>de</strong> la Semilla en Crecimiento (4:26–29)


Esta parábola se encuentra solamente en Marcos. Pue<strong>de</strong> ser interpretada al menos <strong>de</strong><br />

dos maneras. El hombre pue<strong>de</strong> representar al Señor Jesús arrojando semilla a la tierra<br />

durante Su ministerio público, y luego volviendo al cielo. La semilla comienza a crecer —<br />

<strong>de</strong> forma misteriosa, imperceptible pero victoriosamente—. Des<strong>de</strong> pequeños comienzos se<br />

<strong>de</strong>sarrolla una cosecha <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ros creyentes. Cuando el fruto lo admite… la siega<br />

tendrá lugar y la cosecha será llevada al granero celestial.<br />

O bien, la parábola pue<strong>de</strong> tener la intención <strong>de</strong> alentar a los discípulos. Su<br />

responsabilidad es sembrar la semilla. El discípulo pue<strong>de</strong> que duerma,… se levante <strong>de</strong><br />

noche y <strong>de</strong> día, sabiendo que la Palabra <strong>de</strong> Dios no volverá a Él vacía, sino que cumplirá<br />

aquello para lo que fue enviada. Por un proceso misterioso y milagroso, bien aparte <strong>de</strong> la<br />

fuerza y capacidad humanas, la Palabra obra en los corazones humanos, produciendo fruto<br />

para Dios. El hombre planta y riega, pero Dios da el crecimiento. La dificultad con esta<br />

interpretación resi<strong>de</strong> en el versículo 29. Sólo Dios pue<strong>de</strong> meter la hoz en el tiempo <strong>de</strong> la<br />

siega. Pero en la parábola, el mismo que siembra la semilla es el que luego mete la hoz<br />

cuando el grano está maduro.<br />

G. La Parábola <strong>de</strong> la Semilla <strong>de</strong> Mostaza (4:30–34)<br />

4:30–32 Esta parábola exhibe el crecimiento <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un comienzo tan pequeño<br />

como un grano <strong>de</strong> mostaza hasta un árbol o arbusto suficientemente gran<strong>de</strong> para que las<br />

aves encuentren cobijo allí. El reino comenzó con una pequeña minoría perseguida. Luego<br />

se hizo más popular y fue abrazado por gobiernos como la religión <strong>de</strong>l estado. Este<br />

crecimiento fue espectacular pero no sano. Gran parte <strong>de</strong> la gente que daba culto al Rey <strong>de</strong><br />

labios, no estaban verda<strong>de</strong>ramente convertidos. Como dijo Vance Havner:<br />

Mientras la <strong>iglesia</strong> llevaba cicatrices, iba avanzando. Cuando comenzaron a llevar<br />

medallas, la causa langui<strong>de</strong>ció. Fue un día más glorioso para la <strong>iglesia</strong> cuando los cristianos<br />

eran lanzados a los leones que cuando ellos se compraban billetes para toda la temporada y<br />

se sentaban en la tribuna.<br />

El arbusto <strong>de</strong> mostaza representa por tanto a la Cristiandad profesante, que ha llegado a<br />

ser cobijo <strong>de</strong> toda clase <strong>de</strong> falsos maestros. Es la forma externa <strong>de</strong>l reino tal como subsiste<br />

en la actualidad.<br />

4:33–34 Los versículos 33 y 34 nos introducen a un importante principio en la<br />

enseñanza. Jesús enseñaba al pueblo conforme a lo que podían oír. Edificaba sobre su<br />

conocimiento anterior, dándoles tiempo para que asimilasen una lección antes <strong>de</strong> darles la<br />

siguiente. Consciente <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> Sus oyentes, no los atiborraba <strong>de</strong> más instrucción<br />

que la que podían absorber (véase también Jn. 16:12; 1 Co. 3:2; He. 5:12). El método<br />

empleado por algunos predicadores nos podría hacer pensar que Cristo había dicho:<br />

«Apacienta mis jirafas», en lugar <strong>de</strong> «apacienta mis ovejas».<br />

Aunque Su enseñanza general era en parábolas, a sus discípulos sí les explicaba todo<br />

en privado. Él da luz a aquellos que sinceramente la <strong>de</strong>sean.<br />

H. El Viento y las Olas sirven al Siervo (4:35–41)


4:35–37 Al atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong> aquel mismo día, Jesús y Sus discípulos emprendieron la<br />

travesía <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea y hacia la orilla oriental. No habían hecho ningún preparativo<br />

<strong>de</strong> antemano. Había otras barcas que les seguían. Entonces, y repentinamente, se levantó<br />

una violenta tempestad <strong>de</strong> viento. Unas enormes olas amenazaban con hacer zozobrar la<br />

barca.<br />

4:38–41 Jesús estaba durmiendo en la popa <strong>de</strong> la barca. Los aterrorizados discípulos le<br />

<strong>de</strong>spiertan, reprendiéndole por Su aparente falta <strong>de</strong> interés en la seguridad <strong>de</strong> ellos. El<br />

Señor se levantó e increpó al viento y a las olas. Se hizo <strong>de</strong> inmediato una completa<br />

calma. Entonces Jesús reprochó con pocas palabras a Sus discípulos por temer y no confiar.<br />

Ellos quedaron atónitos ante aquel milagro. Aunque sabían quién era Jesús, se sintieron <strong>de</strong><br />

nuevo impresionados por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Aquel que podía controlar los elementos.<br />

Este inci<strong>de</strong>nte revela la humanidad y <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Señor Jesús. Él dormía en la popa <strong>de</strong> la<br />

barca: esto es Su humanidad. Él habló, y el mar se calmó: esto es Su <strong>de</strong>idad.<br />

Se <strong>de</strong>muestra Su po<strong>de</strong>r sobre la naturaleza, como anteriores milagros mostraron Su<br />

po<strong>de</strong>r sobre enfermeda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>monios.<br />

Finalmente, esto nos alienta a acudir a Jesús en todas las tormentas <strong>de</strong> la vida, sabiendo<br />

que la barca nunca podría hundirse cuando Él esté en ella.<br />

Tú eres el Señor que sobre un cabezal dormía,<br />

Tú el Señor que calmó el furioso mar;<br />

¿Qué importan marejada y vendaval,<br />

Si tan sólo Tú en nuestra barca estás?<br />

Amy Carmichael<br />

I. La curación <strong>de</strong>l en<strong>de</strong>moniado gadareno (5:1–20)<br />

5:1–5 La región <strong>de</strong> los gadarenos estaba en la ribera oriental <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea. Allí<br />

Jesús se encontró con un hombre en<strong>de</strong>moniado inusitadamente violento, que tenía a toda la<br />

comarca aterrorizada. Todos los esfuerzos por reprimirle habían fracasado. Vivía entre los<br />

sepulcros y en los montes, chillando continuamente y cortándose con piedras aguzadas.<br />

5:6–13 Cuando el en<strong>de</strong>moniado vio <strong>de</strong> lejos a Jesús, acudió y primero actuó <strong>de</strong> manera<br />

respetuosa, y luego se quejó amargamente. «Cuán verda<strong>de</strong>ra y terrible es esta imagen —un<br />

hombre postrado en adoración, petición y fe, y sin embargo aborreciendo, <strong>de</strong>safiando y<br />

temiendo; una doble personalidad, anhelando la liberación, y sin embargo aferrándose a la<br />

pasión» (Notas <strong>de</strong> la Unión Bíblica).<br />

El or<strong>de</strong>n exacto <strong>de</strong> los acontecimientos no está claro, pero pue<strong>de</strong> haber sido así:<br />

1. El en<strong>de</strong>moniado efectuó un acto <strong>de</strong> reverencia ante el Señor Jesús (v. 6).<br />

2. Jesús or<strong>de</strong>nó al espíritu inmundo que saliese <strong>de</strong> él (v. 8).<br />

3. El espíritu, hablando a través <strong>de</strong>l hombre, reconoció quién era Jesús, pero <strong>de</strong>safió Su<br />

<strong>de</strong>recho a interferirse, y rogó a Jesús con juramento a que <strong>de</strong>jase <strong>de</strong> atormentarle (v. 7).<br />

4. Jesús le preguntó el nombre al hombre. Era legión, lo que significaba que estaba<br />

habitado por muchos <strong>de</strong>monios (v. 9). Esto aparentemente no contradice el versículo 2,<br />

don<strong>de</strong> dice que tenía un espíritu inmundo (en singular).<br />

5. Quizá fuese el portavoz <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios el que pidió permiso para entrar en una<br />

piara <strong>de</strong> cerdos (vv. 10–12).


6. Y recibieron permiso, con el resultado <strong>de</strong> que unos dos mil cerdos se precipitaron a la<br />

carrera por el acantilado al mar, y se ahogaron en el mar (v. 13).<br />

Jesús ha sido frecuentemente criticado por causar la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> estos cerdos. Se<br />

<strong>de</strong>berían hacer varias consi<strong>de</strong>raciones:<br />

1. Él no causó esta <strong>de</strong>strucción; la permitió. Fue el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>structor <strong>de</strong> Satanás el que<br />

<strong>de</strong>struyó a los cerdos.<br />

2. No hay registro alguno <strong>de</strong> que los propietarios encontrasen falta en ello. Quizá se<br />

trataba <strong>de</strong> judíos, a los que les estaba prohibida la crianza <strong>de</strong> cerdos.<br />

3. El alma <strong>de</strong> aquel hombre valía más que todos los cerdos <strong>de</strong>l mundo.<br />

4. Si nosotros supiésemos tanto como Jesús, habríamos actuado <strong>de</strong> la misma manera que<br />

Él.<br />

5:14–17 Los que vieron la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los cerdos volvieron a la carrera a la ciudad<br />

para dar las nuevas. Llegó <strong>de</strong> allí una multitud que se encontró con el que había estado<br />

en<strong>de</strong>moniado, sentado a los pies <strong>de</strong> Jesús, vestido, y en su sano juicio. Alguien ha dicho:<br />

«Tuvieron miedo cuando Él apaciguó la tempestad en el mar, y ahora en un alma humana.»<br />

Los testigos contaron toda la historia a los que acababan <strong>de</strong> llegar. Esto fue <strong>de</strong>masiado para<br />

la muchedumbre; le rogaron a Jesús que se alejara <strong>de</strong> los confines <strong>de</strong> ellos. Esto, no la<br />

<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los cerdos, es la parte sorpren<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l inci<strong>de</strong>nte. ¡Cristo era un huésped<br />

<strong>de</strong>masiado costoso!<br />

«Incontables multitu<strong>de</strong>s siguen prefiriendo a Cristo bien lejos <strong>de</strong> ellos, por temor <strong>de</strong> que<br />

Su comunión sea causa <strong>de</strong> alguna pérdida social, financiera o personal. Tratando <strong>de</strong> salvar<br />

sus posesiones, pier<strong>de</strong>n sus almas» (Seleccionado).<br />

5:18–20 Estando Jesús para partir en la barca, el hombre que había sido sanado le<br />

rogaba po<strong>de</strong>r irse con Él. Era una petición digna, evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la nueva vida que tenía;<br />

pero Jesús lo envió a su casa como testigo viviente <strong>de</strong>l gran po<strong>de</strong>r y misericordia <strong>de</strong> Dios.<br />

Este hombre obe<strong>de</strong>ció, y llevó las buenas nuevas a Decápolis, una región que incluía diez<br />

ciuda<strong>de</strong>s.<br />

Ésta es una or<strong>de</strong>n que sigue en pie para todos los que hemos experimentado la gracia<br />

salvadora <strong>de</strong> Dios: Vete a tu casa, adon<strong>de</strong> los tuyos, y cuéntales todo cuanto el Señor ha<br />

hecho por ti, y cómo tuvo compasión <strong>de</strong> ti. ¡El evangelismo comienza en casa!<br />

J. Curando a los incurables y resucitando a los muertos (5:21–43)<br />

5:21–23 De vuelta a la ribera occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> la azul Galilea, el Señor Jesús volvió a ser el<br />

centro <strong>de</strong> atención <strong>de</strong> una gran multitud. Un padre angustiado se le presentó<br />

apresuradamente. Era Jairo, uno <strong>de</strong> los dirigentes <strong>de</strong> la sinagoga. Su hijita estaba<br />

muriendo. ¿Querría Jesús acudir a poner las manos sobre ella para que se cure y viva?<br />

5:24 El Señor respondió afirmativamente y emprendió el camino hacia la casa. Le<br />

seguía una gran multitud, que le apretujaban. Es interesante que acto seguido que tenemos<br />

la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que la multitud le apretujaban, leemos el relato <strong>de</strong> la fe que le toca para<br />

sanidad.


5:25–29 Una angustiada mujer interceptó a Jesús <strong>de</strong> camino a la casa <strong>de</strong> Jairo. Nuestro<br />

Señor no se sintió ni enojado ni contrariado por esta aparente interrupción. ¿Cómo<br />

reaccionamos nosotros a las interrupciones?<br />

Creo que encuentro la mejor ayuda al intentar consi<strong>de</strong>rar todas las interrupciones y<br />

obstáculos en el trabajo que uno ha planificado por uno mismo como disciplina, como<br />

pruebas enviadas por Dios para ayudarnos a no volvernos egoístas acerca <strong>de</strong> nuestro<br />

trabajo. … No es una pérdida <strong>de</strong> tiempo, como alguien pue<strong>de</strong> sentirse tentado a pensar; es<br />

la parte más importante <strong>de</strong> la tarea <strong>de</strong> aquel día —la parte que uno pue<strong>de</strong> mejor ofrecer a<br />

Dios (Calendario Choice Gleanings).<br />

Esta mujer había sufrido <strong>de</strong> continuas hemorragias <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía doce años. Los<br />

muchos médicos a los que había recurrido habían aparentemente empleado formas<br />

drásticas <strong>de</strong> tratamiento, habían agotado sus medios económicos, y por la acción <strong>de</strong> ellos,<br />

no había ido a mejor, sino que había empeorado. Cuando había perdido toda esperanza <strong>de</strong><br />

mejora, alguien le habló acerca <strong>de</strong> Jesús. No perdió ella el tiempo para hallarle. Abriéndose<br />

camino en medio <strong>de</strong> la muchedumbre, tocó el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> su manto. Inmediatamente, cesó la<br />

hemorragia y se sintió totalmente curada.<br />

5:30 Su plan era irse calladamente, pero el Señor no iba a <strong>de</strong>jar que se perdiese la<br />

bendición <strong>de</strong> reconocer públicamente a su Salvador. Él se había dado cuenta <strong>de</strong> una salida<br />

<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r divino cuando ella le tocó; le costó algo sanarla. De modo que preguntó: ¿Quién<br />

ha tocado mis vestidos? Él ya sabía la respuesta, pero preguntaba a fin <strong>de</strong> sacarla <strong>de</strong> en<br />

medio <strong>de</strong> la multitud.<br />

5:31 Sus discípulos pensaron que era una pregunta sin sentido. Mucha gente estaba<br />

empujándole <strong>de</strong> continuo. ¿Para qué preguntar «¿Quién me ha tocado?». Pero hay una<br />

diferencia entre el contacto <strong>de</strong> la proximidad física y el toque <strong>de</strong> la fe anhelante. Es posible<br />

estar muy cerca <strong>de</strong> Él sin confiar en Él, pero es imposible tocarle con fe sin que Él lo sepa y<br />

sin que seamos sanados.<br />

5:32–33 La mujer se presentó entonces, temerosa y temblando; vino y, echándose a<br />

sus pies, hizo su primera confesión pública <strong>de</strong> Jesús.<br />

5:34 Luego Él le habló palabras tranquilizadoras para su alma. La confesión abierta <strong>de</strong><br />

Cristo es <strong>de</strong> gran importancia. Sin ella poco crecimiento pue<strong>de</strong> haber en la vida cristiana.<br />

Al tomar postura abiertamente por Él, el Señor inunda nuestras almas con una plena<br />

certidumbre <strong>de</strong> fe. Las palabras <strong>de</strong>l Señor Jesús no sólo confirmaron su curación física, sino<br />

que sin duda <strong>de</strong> ninguna clase incluyeron la gran bendición <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong>l alma.<br />

5:35–38 Para entonces, habían llegado mensajeros con las nuevas <strong>de</strong> que la hija <strong>de</strong><br />

Jairo había muerto. No había necesidad <strong>de</strong> llevar allí al Maestro. El Señor tranquilizó<br />

bondadosamente a Jairo, y luego tomó consigo a Pedro, Jacobo y Juan a la casa. Se<br />

encontraron con el irrefrenable lloro característico <strong>de</strong> los hogares orientales en tiempo <strong>de</strong><br />

duelo, parte <strong>de</strong>l cual es llevado a cabo por plañi<strong>de</strong>ras profesionales.<br />

5:39–42 Cuando Jesús les aseguró que la niña no estaba muerta, sino que dormía, las<br />

lágrimas <strong>de</strong> la gente se tornaron en burlas. Sin inmutarse, Él se hizo acompañar <strong>de</strong> los<br />

parientes más inmediatos hasta la niña, y, tomando su mano, le dice en arameo:<br />

Muchacha, a ti te digo, levántate. Inmediatamente, la muchacha, que tenía doce años, se<br />

levantó y se puso a caminar. Sus familiares se quedaron atónitos, e indudablemente<br />

transportados <strong>de</strong> gozo.<br />

5:43 El Señor prohibió que publicasen el milagro. No estaba interesado en la<br />

aclamación popular <strong>de</strong> las masas. Tenía que dirigirse resueltamente a la cruz.


Si la muchacha había muerto <strong>de</strong> verdad, entonces este capítulo ilustra el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Jesús<br />

sobre los <strong>de</strong>monios, la enfermedad y la muerte. No todos los eruditos bíblicos están <strong>de</strong><br />

acuerdo en que estuviese muerta. Jesús dijo que no estaba muerta, sino que dormía. Quizá<br />

estaba sumida en un coma profundo. Habría podido levantarla <strong>de</strong> los muertos con la misma<br />

facilidad, pero no iba a aceptar el crédito por ello si estaba sólo inconsciente.<br />

No <strong>de</strong>beríamos pasar por alto las palabras con las que concluye este capítulo: Dijo que le<br />

dieran a la niña algo <strong>de</strong> comer. En el ministerio espiritual, esto sería conocido como la<br />

«obra <strong>de</strong> seguimiento». Las almas que han conocido el pálpito <strong>de</strong> la nueva vida necesitan<br />

ser alimentadas. Una manera en la que un discípulo pue<strong>de</strong> manifestar su amor hacia el<br />

Salvador es apacentando Sus ovejas.<br />

K. El Siervo, rechazado en Nazaret (6:1–6)<br />

6:1–3 Jesús volvió a Nazaret con sus discípulos. Éste era su pueblo, don<strong>de</strong> había<br />

trabajado <strong>de</strong> carpintero. Al llegar el sábado, enseñó en la sinagoga. Los asistentes,<br />

asombrados, no podían negar la sabiduría <strong>de</strong> Sus enseñanzas ni la maravilla <strong>de</strong> Sus<br />

milagros. Pero había un profundo rechazo a reconocerlo como el Hijo <strong>de</strong> Dios. Pensaban en<br />

él como el carpintero, el hijo <strong>de</strong> María, cuyos hermanos y hermanas estaban aún con<br />

ellos. Si hubiese vuelto a Nazaret como un po<strong>de</strong>roso héroe conquistador, podrían haberle<br />

aceptado más bien dispuestos. Pero acudió en sencilla gracia y humildad. Y por esto se<br />

escandalizaban.<br />

6:4–6 Fue entonces que Jesús observó que un profeta recibe por lo general una mejor<br />

recepción fuera <strong>de</strong> su casa. Sus parientes y amigos le son <strong>de</strong>masiado próximos para apreciar<br />

su persona o ministerio. «No hay lugar más difícil para servir al Señor que en casa.» Los<br />

nazarenos mismos eran gente menospreciada. Una actitud popular se expresaba así:<br />

«¿Pue<strong>de</strong> algo bueno venir <strong>de</strong> Nazaret?». Y sin embargo, estos proscritos sociales tenían en<br />

menos al Señor Jesús. ¡Qué comentario es éste acerca <strong>de</strong> la soberbia e incredulidad <strong>de</strong>l<br />

corazón humano! La incredulidad fue el principal estorbo para la obra <strong>de</strong>l Salvador en<br />

Nazaret. Sanó allí a unos pocos enfermos, pero esto fue todo. La incredulidad <strong>de</strong> la gente<br />

le asombraba.<br />

Nos advierte J. G. Miller:<br />

Una incredulidad así tiene consecuencias inmensas para el mal. Cierra los canales <strong>de</strong> la<br />

gracia y <strong>de</strong> la misericordia, <strong>de</strong> modo que sólo llega un riachuelo a las vidas humanas<br />

necesitadas.<br />

Otra vez, Jesús pala<strong>de</strong>ó la soledad <strong>de</strong> la incomprensión y <strong>de</strong>l menospreció. Muchos <strong>de</strong><br />

Sus seguidores han compartido este dolor. A menudo, los siervos <strong>de</strong>l Señor se presentan<br />

con una apariencia muy humil<strong>de</strong>. ¿Po<strong>de</strong>mos ver más allá <strong>de</strong> las apariencias externas y<br />

reconocer la verda<strong>de</strong>ra valía espiritual? Sin <strong>de</strong>salentarse por Su rechazamiento en Nazaret,<br />

el Señor se <strong>de</strong>dicó a recorrer las al<strong>de</strong>as, enseñando la Palabra.<br />

L. El Siervo envía a Sus discípulos (6:7–13)<br />

6:7 Había llegado el momento para que los doce comenzaran su actividad. Habían<br />

estado bajo la incomparable instrucción <strong>de</strong>l Salvador; ahora iban a salir como heraldos <strong>de</strong>


un glorioso mensaje. Los envió <strong>de</strong> dos en dos. De esta manera, la predicación quedaría<br />

confirmada por boca <strong>de</strong> dos testigos. Habría también fuerza y ayuda mutua al viajar juntos.<br />

Finalmente, la presencia <strong>de</strong> dos podría ser <strong>de</strong> utilidad en culturas en las que las condiciones<br />

morales fuesen pobres. Luego les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Esto es<br />

necesario <strong>de</strong>stacarlo. Es una cosa echar <strong>de</strong>monios; sólo Dios pue<strong>de</strong> conferir este po<strong>de</strong>r a<br />

otros.<br />

6:8 Si el reino <strong>de</strong> nuestro Señor fuese <strong>de</strong> este mundo, Él nunca habría dado las<br />

instrucciones que aparecen en los versículos 8–11. Son precisamente lo contrario a lo que el<br />

lí<strong>de</strong>r mundano normal or<strong>de</strong>naría. Los discípulos habían <strong>de</strong> salir sin provisiones —ni pan,<br />

ni alforja, ni dinero en el cinto—. Habían <strong>de</strong> confiar en que Él supliría estas necesida<strong>de</strong>s.<br />

6:9 Podían tomar sandalias y un solo bastón, esto último quizá para protección en<br />

contra <strong>de</strong> los animales, y sólo una túnica. ¡Des<strong>de</strong> luego, nadie iba a envidiar las posesiones<br />

<strong>de</strong> los discípulos, ni se sentiría atraído al cristianismo por la perspectiva <strong>de</strong> enriquecerse! Y<br />

todo po<strong>de</strong>r que pudiesen tener los discípulos, habría <strong>de</strong> venir <strong>de</strong> Dios; tenían una total<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Él. Fueron enviados <strong>de</strong> la manera más frugal, pero como representantes <strong>de</strong>l<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios, investidos con Su po<strong>de</strong>r.<br />

6:10 Debían aceptar la hospitalidad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> quien se la ofreciese, y <strong>de</strong>bían quedarse<br />

allí hasta que saliesen <strong>de</strong> aquel lugar. Esta instrucción impedía que fuesen cambiando en<br />

busca <strong>de</strong> un alojamiento más cómodo. Su misión era predicar el mensaje <strong>de</strong> Aquel que no<br />

se agradó a Sí mismo, que no buscaba Su propio beneficio. No <strong>de</strong>bían comprometer el<br />

mensaje buscando lujos, comodidad o una vida fácil.<br />

6:11 Si un lugar rechazaba a los discípulos y su mensaje, no estaban obligados a<br />

quedarse. Esto sería echar perlas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los cerdos. Al irse, los discípulos <strong>de</strong>bían<br />

sacudir el polvo <strong>de</strong> la planta <strong>de</strong> sus pies, simbolizando el rechazamiento <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios<br />

<strong>de</strong> aquellos que rechazan a Su amado Hijo.<br />

Aunque algunas <strong>de</strong> las instrucciones eran <strong>de</strong> naturaleza temporal y fueron<br />

posteriormente retiradas por el Señor Jesús (Lc. 22:35, 36), sin embargo incorporan<br />

principios permanentes para el siervo <strong>de</strong> Cristo en todo tiempo.<br />

6:12–13 Los discípulos salieron entonces y predicaron el arrepentimiento. También<br />

expulsaban muchos <strong>de</strong>monios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.<br />

La unción con aceite, creemos, era un gesto simbólico, imagen <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r suavizador y<br />

sanador <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

M. El Precursor, <strong>de</strong>capitado (6:14–29)<br />

6:14–16 Cuando llegaron las nuevas al rey Hero<strong>de</strong>s <strong>de</strong> que había un obrador <strong>de</strong><br />

milagros viajando por el país, llegó <strong>de</strong> inmediato a la conclusión <strong>de</strong> que se trataba <strong>de</strong> Juan<br />

el Bautista… resucitado <strong>de</strong> entre los muertos. Otros <strong>de</strong>cían que era Elías o como uno <strong>de</strong><br />

los profetas, pero Hero<strong>de</strong>s estaba convencido <strong>de</strong> que el hombre al que él había <strong>de</strong>capitado<br />

había resucitado. Juan el Bautista había sido una voz <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios. Hero<strong>de</strong>s había<br />

silenciado aquella voz. Ahora, unos terribles remordimientos <strong>de</strong> conciencia acosaban a<br />

Hero<strong>de</strong>s por lo que había hecho. Iba a apren<strong>de</strong>r que el camino <strong>de</strong> los transgresores es duro.<br />

6:17–20 La narración pasa ahora a la época <strong>de</strong> la ejecución <strong>de</strong> Juan. El Bautizador<br />

había reprendido a Hero<strong>de</strong>s por entrar en un matrimonio ilegítimo con la mujer <strong>de</strong> Felipe<br />

su hermano. Herodías, ahora la mujer <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s, se enfureció y juró vengarse. Pero<br />

Hero<strong>de</strong>s respetaba a Juan como hombre justo y santo, y frustraba los esfuerzos <strong>de</strong> ella.


6:21–25 Finalmente, llegó la oportunidad que ella <strong>de</strong>seaba. Durante la fiesta <strong>de</strong><br />

cumpleaños <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s, con la asistencia <strong>de</strong> celebrida<strong>de</strong>s locales, Herodías dispuso que<br />

su hija bailase. Esto agradó tanto a Hero<strong>de</strong>s que prometió darle a la muchacha hasta la<br />

mitad <strong>de</strong> su reino. Movida por su madre, ella pidió en una ban<strong>de</strong>ja la cabeza <strong>de</strong> Juan el<br />

Bautista.<br />

6:26–28 El rey quedó atrapado. Entonces, contra sus propios <strong>de</strong>seos y mejor juicio,<br />

concedió la petición. El pecado había tejido su red a su alre<strong>de</strong>dor, y este rey vasallo cayó<br />

víctima <strong>de</strong> una mala mujer y <strong>de</strong> una danza sensual.<br />

6:29 Cuando los fieles discípulos <strong>de</strong> Juan se enteraron <strong>de</strong> lo sucedido, reclamaron su<br />

cadáver y lo sepultaron, y luego fueron y se lo dijeron a Jesús.<br />

N. La alimentación <strong>de</strong> los cinco mil (6:30–44)<br />

6:30 Este milagro, que se encuentra en los cuatro Evangelios, tuvo lugar al comienzo<br />

<strong>de</strong>l tercer año <strong>de</strong> Su ministerio público. Los apóstoles acababan <strong>de</strong> volver a Capernaúm <strong>de</strong><br />

su primera misión <strong>de</strong> predicación (véase vv. 7–13). Quizá se sentían entusiasmados por su<br />

éxito, quizá fatigados y molidos <strong>de</strong> los pies. Reconociendo su necesidad <strong>de</strong> reposo y<br />

quietud, el Señor los llevó en barca a una zona <strong>de</strong>spoblada en la orilla <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea.<br />

6:31–32 A menudo oímos las palabras «Venid vosotros mismos aparte a un lugar<br />

solitario y <strong>de</strong>scansad un poco» empleadas para justificar vacaciones lujosas para<br />

cristianos. Kelly escribió:<br />

Nos iría bien si necesitásemos <strong>de</strong>scansar más; es <strong>de</strong>cir, si nuestras labores fuesen tan<br />

abundantes, si nuestros esfuerzos abnegados por la bendición <strong>de</strong> otros fuesen tan continuos,<br />

que pudiésemos estar seguros <strong>de</strong> que ésta es la palabra <strong>de</strong>l Señor para nosotros.<br />

6:33–34 Una multitud siguió al Señor y a Sus discípulos emprendiendo la ruta por tierra<br />

a lo largo <strong>de</strong> la ribera <strong>de</strong>l lago. Jesús tuvo compasión <strong>de</strong> la gente. Iban errantes y sin<br />

conducción espiritual, hambrientos e in<strong>de</strong>fensos. Y comenzó a enseñarles.<br />

6:35–36 Al llegar a una hora muy avanzada <strong>de</strong>l día, sus discípulos se<br />

intranquilizaron por la multitud; tanta gente, y sin nada que comer. Le pidieron al Señor<br />

que los <strong>de</strong>jase marchar. La misma multitud que suscitó la compasión <strong>de</strong>l Salvador hacía<br />

enojar a los discípulos. ¿Son la gente una intrusión para nosotros, o son objeto <strong>de</strong> nuestro<br />

amor?<br />

6:37–38 Jesús se volvió a Sus discípulos, y les dijo: Dadles vosotros <strong>de</strong> comer. Todo<br />

aquello parecía absurdo —cinco mil hombres, aparte <strong>de</strong> mujeres y niños, y nada más que<br />

cinco panes y dos peces… y Dios.<br />

6:39–44 En el milagro que siguió, los discípulos vieron una imagen <strong>de</strong> cómo el<br />

Salvador se daría a Sí mismo para ser el pan <strong>de</strong> vida para un mundo famélico. Su cuerpo<br />

sería partido para que otros pudiesen tener vida eterna. De hecho, las palabras empleadas<br />

son muy sugerentes <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor que conmemora Su muerte: Tomó,… bendijo,…<br />

partió;… dio.<br />

Los discípulos aprendieron también unas preciosas lecciones acerca <strong>de</strong> su servicio para<br />

Él:


1. Los discípulos <strong>de</strong>l Señor Jesús no <strong>de</strong>berían jamás dudar <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r para suplir a las<br />

necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ellos. Si Él pue<strong>de</strong> alimentar a cinco mil hombres con cinco panes y dos<br />

peces, pue<strong>de</strong> proveer también para Sus confiados siervos bajo todas las circunstancias.<br />

Pue<strong>de</strong>n trabajar por Él sin preocupaciones en cuanto a <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> vendrá su comida. Si<br />

buscan primero el reino <strong>de</strong> Dios y Su justicia, toda necesidad quedará cubierta.<br />

2. ¿Cómo pue<strong>de</strong> jamás ser evangelizado este mundo que está pereciendo? Jesús dice:<br />

¡Dadles vosotros <strong>de</strong> comer! Si le damos a Él lo que tenemos, por trivial que parezca, Él<br />

pue<strong>de</strong> multiplicarlo en bendición para las multitu<strong>de</strong>s.<br />

3. Él llevó a cabo la tarea <strong>de</strong> una forma sistemática, sentando a la muchedumbre en<br />

grupos <strong>de</strong> cien y <strong>de</strong> cincuenta.<br />

4. Él bendijo y partió los panes y los peces. Sin Su bendición, jamás habrían podido<br />

cubrir aquella necesidad. Sin haber sido partidos, habrían sido totalmente insuficientes. «La<br />

razón <strong>de</strong> que no somos dados más libremente a los hombres es que aún no hemos sido<br />

apropiadamente quebrantados» (Seleccionado).<br />

5. Jesús no distribuyó el alimento por Sí mismo. Dejó que sus discípulos lo hicieran. Su<br />

plan es alimentar el mundo a través <strong>de</strong> Su pueblo.<br />

6. Hubo suficiente para todos. Si los creyentes <strong>de</strong> la actualidad pusieran todo lo que<br />

tienen aparte <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s actuales para la obra <strong>de</strong>l Señor, todo el mundo podría oír el<br />

evangelio en esta generación.<br />

7. Los trozos que quedaron (doce canastas llenas) eran mucho más que la provisión con<br />

la que había comenzado. Dios es un Dador generoso. Pero observemos que nada se<br />

<strong>de</strong>sperdició. El sobrante fue recogido. Desperdiciar es pecado.<br />

8. Uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s milagros nunca habría sucedido si los discípulos se hubiesen<br />

aferrado a su plan <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar. ¡Y cuán a menudo suce<strong>de</strong> así con nosotros!<br />

O. Jesús anda sobre la Mar (6:45–52)<br />

6:45–50 El Salvador pue<strong>de</strong> proveer no sólo para el sustento <strong>de</strong> Sus siervos, sino<br />

también para su protección.<br />

Después <strong>de</strong> enviar a los discípulos <strong>de</strong> vuelta a la ribera occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l lago por barca,<br />

Jesús subió al monte a orar. En la oscuridad <strong>de</strong> la noche, los vio que se fatigaban<br />

remando contra el viento contrario. Fue entonces en ayuda <strong>de</strong> ellos, caminando sobre el<br />

mar. Al principio, ellos se aterrorizaron, pensando que era un fantasma. Luego habló con<br />

ellos para tranquilizarlos, y abordó la barca. Y amainó el viento inmediatamente.<br />

6:51–52 El relato termina con este comentario: Y ellos quedaron sumamente<br />

asombrados, pues no habían comprendido lo <strong>de</strong> los panes, sino que su mente estaba<br />

embotada. El punto aquí parece ser que incluso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber visto el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señor<br />

en el milagro <strong>de</strong> los panes, seguían sin darse cuenta <strong>de</strong> que nada era imposible para Él. No<br />

<strong>de</strong>bieran haberse sentido sorprendidos por verle andar sobre el agua. No era éste un mayor<br />

milagro que el que acababan <strong>de</strong> experimentar. La falta <strong>de</strong> fe produjo dureza <strong>de</strong> corazón y<br />

embotamiento <strong>de</strong> la percepción espiritual.<br />

La <strong>iglesia</strong> ha visto en este milagro una imagen <strong>de</strong> la era actual y su fin. Jesús en el<br />

monte representa a Cristo en Su actual ministerio en el cielo, intercediendo por Su pueblo.<br />

Los discípulos representan a Sus siervos, azotados por las tempesta<strong>de</strong>s y pruebas <strong>de</strong> la vida.<br />

Pronto volverá el Salvador a por los Suyos, los librará <strong>de</strong>l peligro y angustia y los<br />

conducirá a salvo a la costa celestial.


P. La Curación <strong>de</strong>l Siervo en Genesaret (6:53–56)<br />

De vuelta a la ribera occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l lago, el Señor se vio ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> enfermos. Y<br />

don<strong>de</strong>quiera que iba, la gente llevaba ante Él, en camillas, a los necesitados. Las plazas <strong>de</strong><br />

mercado se convertían en improvisados hospitales. Tan sólo querían llegar a estar lo<br />

suficientemente cerca <strong>de</strong> Él para tocar siquiera el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> su manto. Todos los que lo<br />

tocaban quedaban sanos.<br />

Q. La Tradición contra la Palabra <strong>de</strong> Dios (7:1–23)<br />

7:1 Los fariseos y… escribas eran guías religiosos judíos que habían edificado un<br />

inmenso sistema <strong>de</strong> tradiciones rígidamente impuestas, y tan entretejidas con la ley <strong>de</strong> Dios<br />

que habían adquirido una autoridad casi igual a la <strong>de</strong> las Escrituras. En ciertos casos en<br />

realidad contra<strong>de</strong>cían a las Escrituras o <strong>de</strong>bilitaban la ley <strong>de</strong> Dios. Los lí<strong>de</strong>res religiosos se<br />

<strong>de</strong>leitaban en imponer las normas y la gente las aceptaba humil<strong>de</strong>mente, satisfechos con un<br />

sistema <strong>de</strong> rituales sin realidad.<br />

7:2–4 Aquí encontramos a los fariseos y escribas criticando a Jesús porque sus<br />

discípulos comían el pan con manos… sin lavar. Esto no significa que los discípulos no<br />

se lavasen las manos antes <strong>de</strong> comer, sino que no cumplían el <strong>de</strong>tallado ritual prescrito por<br />

la tradición. Por ejemplo, si no se las lavaban hasta los codos, se les consi<strong>de</strong>raba<br />

ceremonialmente impuros. Si habían estado en el mercado, se suponía que habían <strong>de</strong> tomar<br />

un baño ceremonial. Este complejo sistema <strong>de</strong> lavamientos se extendía incluso al<br />

lavamiento <strong>de</strong> copas y jarros. Tocante a los fariseos, escribe E. Stanley Jones:<br />

Vinieron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tan lejos como Jerusalén para encontrarse con Él, y sus actitu<strong>de</strong>s vitales<br />

eran tan negativas y criticonas que todo lo que vieron fueron manos no lavadas. No podían<br />

ver el mayor movimiento <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción que jamás haya tocado a nuestro planeta —un<br />

movimiento que estaba limpiando las mentes y almas y cuerpos <strong>de</strong> los hombres…—. Sus<br />

gran<strong>de</strong>s ojos estaban abiertos <strong>de</strong> par en par a lo pequeño y marginal, y ciegos a lo gran<strong>de</strong>.<br />

De modo que la historia los olvida a ellos, los negativos; los olvida, excepto como<br />

trasfondo para este impacto <strong>de</strong>l positivo Cristo. Ellos <strong>de</strong>jaron una crítica; Él <strong>de</strong>jó una<br />

conversión. Ellos buscaban faltas, Él buscaba seguidores.<br />

7:5–8 Jesús les observó rápidamente la hipocresía <strong>de</strong> tal conducta. El pueblo eran<br />

precisamente como Isaías había profetizado. Ellos profesaban una gran <strong>de</strong>voción hacia el<br />

Señor, pero interiormente estaban corrompidos. Ellos pretendían adorar a Dios mediante<br />

complicados rituales, pero habían impuesto sus tradiciones en lugar <strong>de</strong> las doctrinas <strong>de</strong> la<br />

Biblia. En lugar <strong>de</strong> reconocer la Palabra <strong>de</strong> Dios como su única autoridad en todas las<br />

cuestiones <strong>de</strong> fe y conducta, evadían o esquivaban las claras <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la Escritura por<br />

su tradición.<br />

7:9–10 Jesús particulariza un ejemplo <strong>de</strong> cómo esa tradición había invalidado la ley <strong>de</strong><br />

Dios. Uno <strong>de</strong> los Diez Mandamientos <strong>de</strong>mandaba <strong>de</strong> los hijos honrar a sus progenitores (lo<br />

cual incluía implícitamente el aten<strong>de</strong>rlos y cuidar <strong>de</strong> ellos en caso <strong>de</strong> necesidad). La pena<br />

aplicable a cualquiera que injuriara o hablara mal <strong>de</strong> su padre o <strong>de</strong> su madre era <strong>de</strong><br />

muerte.


7:11–13 Pero había surgido una tradición judía conocida como corbán, que<br />

significaba «dado» o «<strong>de</strong>dicado». Supongamos que unos ciertos padres judíos estuviesen en<br />

gran necesidad. Su hijo tenía dinero para cuidarlos, pero no quería hacerlo. Todo lo que<br />

tenía que hacer era <strong>de</strong>cir «corbán», implicando que su dinero estaba <strong>de</strong>dicado a Dios o al<br />

templo. Esto le liberaba <strong>de</strong> cualquier responsabilidad <strong>de</strong> cuidar en a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sus padres.<br />

Podría guardar el dinero in<strong>de</strong>finidamente y emplearlo en su negocio. El jamás ser entregado<br />

al templo carecía <strong>de</strong> importancia.<br />

Kelly observa:<br />

Los lí<strong>de</strong>res habían inventado esta táctica para asegurar propieda<strong>de</strong>s para propósitos<br />

religiosos y para apaciguar las conciencias <strong>de</strong> la gente acerca <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. … Era<br />

Dios quien había or<strong>de</strong>nado al hombre a que honrase a sus padres y el que <strong>de</strong>nunciaba todo<br />

menosprecio contra ellos. ¡Pero aquí había hombres que, bajo la cubierta <strong>de</strong> la religión,<br />

violaban estos dos mandamientos <strong>de</strong> Dios! Esta tradición <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir «corbán» la trata el Señor<br />

no como un mal hecho contra los padres, sino como un acto <strong>de</strong> rebelión contra el expreso<br />

mandamiento <strong>de</strong> Dios.<br />

7:14–16 Comenzando en el versículo 14, el Señor hizo el revolucionario<br />

pronunciamiento <strong>de</strong> que no es lo que entra en la boca <strong>de</strong>l hombre lo que le contamina<br />

(como la comida tomada con manos sin lavar) sino lo que sale <strong>de</strong>l hombre (como las<br />

tradiciones que invalidan la Palabra <strong>de</strong> Dios).<br />

7:17–19 Incluso los discípulos se sintieron confundidos ante esta <strong>de</strong>claración. Se<br />

habían criado bajo las enseñanzas <strong>de</strong>l AT, y siempre habían consi<strong>de</strong>rado que ciertos<br />

alimentos, como el cerdo, conejo y mariscos eran impuros y los contaminarían. Jesús <strong>de</strong>cía<br />

ahora llanamente que el hombre no quedaba contaminado por lo que entrase en él. En cierto<br />

sentido, esto marcaba el fin <strong>de</strong> la dispensación legal.<br />

7:20–23 Es lo que sale <strong>de</strong>l corazón lo que contamina a la persona: las maquinaciones<br />

perversas, las fornicaciones, hurtos, asesinatos, adulterios, avaricias, malda<strong>de</strong>s, el<br />

engaño, la <strong>de</strong>svergüenza, envidia, maledicencia, arrogancia, estupi<strong>de</strong>z. En el contexto,<br />

el pensamiento es que la tradición humana <strong>de</strong>bería encontrarse también aquí. La tradición<br />

<strong>de</strong>l corbán era equivalente al asesinato. Los padres podrían morir <strong>de</strong> hambre en tanto que<br />

este malvado voto no podía anularse.<br />

Una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s lecciones en este pasaje es que <strong>de</strong>bemos constantemente contrastar<br />

toda enseñanza y toda tradición por la Palabra <strong>de</strong> Dios, obe<strong>de</strong>ciendo lo que es <strong>de</strong> Dios y<br />

rechazando lo que es <strong>de</strong> los hombres. Al principio, un hombre pue<strong>de</strong> enseñar y predicar un<br />

claro mensaje escriturario, y conseguir una amplia aceptación entre los creyentes en la<br />

Biblia. Habiendo conseguido la aceptación, aña<strong>de</strong> alguna enseñanza humana. Sus<br />

<strong>de</strong>dicados seguidores, que han llegado a creer que no pue<strong>de</strong> hacer ningún mal, le siguen<br />

ciegamente, aún cuando su mensaje embota el acerado filo <strong>de</strong> la Palabra o diluye su claro<br />

sentido.<br />

Era así que los escribas y los fariseos habían conseguido autoridad como maestros <strong>de</strong> la<br />

Palabra. Pero ahora estaban invalidando la intención <strong>de</strong> la Palabra. El Señor Jesús tuvo que<br />

advertir a la gente que es la Palabra la que acredita a los hombres, no los hombres los que<br />

acreditan la Palabra. La gran piedra <strong>de</strong> toque ha <strong>de</strong> ser siempre: «¿Qué dice la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios?».


R. Una Gentil recibe Bendición por su Fe (7:24–30)<br />

7:24–25 En el anterior inci<strong>de</strong>nte Jesús mostró que todos los alimentos son limpios.<br />

Aquí <strong>de</strong>muestra que los gentiles ya no son más comunes o impuros. Jesús se dirigió ahora<br />

al noroeste, a las cercanías <strong>de</strong> Tiro y Sidón, también conocida como Sirofenicia. Intentó<br />

entrar en una casa <strong>de</strong> incógnito, pero Su fama le había precedido, y Su presencia fue pronto<br />

conocida. Una mujer gentil acudió ante Él, pidiéndole ayuda para su hija, que estaba<br />

en<strong>de</strong>moniada.<br />

7:26 Hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar que se trataba <strong>de</strong> una mujer griega, no judía. Los judíos, el<br />

pueblo escogido <strong>de</strong> Dios, ocupaban un puesto privilegiado ante Dios. Él había hecho unos<br />

maravillosos pactos con ellos, les había confiado las Escrituras, y vivió con ellos en el<br />

tabernáculo, y luego en el templo. Por contra, los gentiles eran ajenos a la ciudadanía <strong>de</strong><br />

Israel, extraños a los pactos y a las promesas, sin Cristo, sin esperanza y sin Dios en el<br />

mundo (Ef. 2:11, 12). Jesús había venido primariamente a la nación <strong>de</strong> Israel. Es importante<br />

saber esto a fin <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r Sus tratos con la mujer sirofenicia. Cuando ella le pidió que<br />

arrojase <strong>de</strong> su hija al <strong>de</strong>monio, Él pareció rechazarla.<br />

7:27 Jesús <strong>de</strong>cía que los hijos (los israelitas) <strong>de</strong>bían saciarse primero, ya que no era<br />

apropiado tomar el pan <strong>de</strong> los hijos y echarlo a los perrillos (los gentiles). Pue<strong>de</strong> parecer<br />

duro, pero era una prueba <strong>de</strong> su arrepentimiento y fe. Su ministerio, por entonces, se dirigía<br />

a los judíos. Como gentil, ella no tenía ningún <strong>de</strong>recho ni a Él ni a Sus beneficios.<br />

¿Reconocería ella esta verdad?<br />

7:28 Lo hizo, diciendo: «Cierto, Señor. Soy sólo una perrilla gentil. Pero veo que los<br />

cachorrillos comen migajas que los niños <strong>de</strong>jan caer <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la mesa. Esto es todo lo<br />

que pido, ¡algunas migajas que que<strong>de</strong>n <strong>de</strong> tu ministerio a los judíos!».<br />

7:29–30 Esta fe era notable. Jesús la recompensó en el acto sanando a la muchacha a<br />

distancia. Cuando llegó a su casa, su hija se había recuperado totalmente.<br />

S. Un Sordomudo sanado (7:31–37)<br />

7:31–32 Des<strong>de</strong> la costa <strong>de</strong>l Mediterráneo, nuestro Señor se dirigió a la costa oriental <strong>de</strong>l<br />

Mar <strong>de</strong> Galilea —la zona conocida como Decápolis—. Allí tuvo lugar un inci<strong>de</strong>nte que se<br />

registra sólo en el Evangelio <strong>de</strong> Marcos. Unos amigos preocupados le trajeron un sordo<br />

que, a<strong>de</strong>más, hablaba con dificultad. Quizá este impedimento estaba causado por una<br />

<strong>de</strong>formidad física o por el hecho <strong>de</strong> que al no haber oído nunca los sones con claridad, no<br />

los podía reproducir correctamente. En todo caso, es una figura <strong>de</strong>l pecador, sordo a la voz<br />

<strong>de</strong> Dios y por ello mismo incapaz <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r hablar a otros acerca <strong>de</strong> Él.<br />

7:33–34 Jesús tomó en primer lugar al hombre a solas, <strong>de</strong>spués metió sus <strong>de</strong>dos en los<br />

oídos <strong>de</strong> él, y escupiendo le tocó la lengua, diciéndole así, mediante una especie <strong>de</strong><br />

lenguaje por signos, que iba a abrirle los oídos y a <strong>de</strong>satarle la lengua. Acto seguido Jesús<br />

miró al cielo, indicando que Su po<strong>de</strong>r procedía <strong>de</strong> Dios. Su suspiro expresó Su dolor por el<br />

sufrimiento que el pecado ha atraído sobre la humanidad. Finalmente, dijo Efatá, la palabra<br />

aramea que significa ábrete.<br />

7:35–36 Este hombre obtuvo <strong>de</strong> inmediato el oído y habla normales. El Señor pidió a la<br />

gente que no difundiesen este milagro, pero ellos <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cieron Su or<strong>de</strong>n. La<br />

<strong>de</strong>sobediencia nunca se pue<strong>de</strong> justificar, por muy bienintencionadas que sean las personas.


7:37 Los espectadores estaban sumamente atónitos por Sus maravillosas obras.<br />

Dijeron: Todo lo ha hecho bien; lo mismo hace oír a los sordos que hablar a los<br />

mundos. No sabían la verdad <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>cían. Si hubiesen vivido a este lado <strong>de</strong>l Calvario,<br />

lo habrían dicho con una convicción y sentimiento aún mayores.<br />

Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que nuestras almas Su amor han sabido,<br />

Cuántas misericordias nos ha hecho gustar,<br />

Misericordias más allá <strong>de</strong> nuestro alabar;<br />

Todo lo ha hecho bien, nuestro Señor.<br />

Samuel Medley<br />

T. La Alimentación <strong>de</strong> los Cuatro Mil (8:1–10)<br />

8:1–9 Este milagro se parece al <strong>de</strong> la alimentación <strong>de</strong> los cinco mil, pero obsérvense las<br />

diferencias en la tabla adjunta:<br />

Cuanto menos tuvo Jesús con que trabajar, tanto más cumplió y tanto más quedó<br />

sobrante. En el capítulo 7 vemos migajas cayendo <strong>de</strong> la mesa a la mujer gentil. Aquí, una<br />

multitud <strong>de</strong> gentiles es abundantemente alimentada. Erdman comenta:<br />

El primer milagro en este periodo indicaba que podrían caer migajas <strong>de</strong> pan <strong>de</strong> la mesa<br />

para los necesitados gentiles; aquí pue<strong>de</strong> haber una indicación <strong>de</strong> que Jesús, rechazado por<br />

Su propio pueblo, va a dar Su vida por el mundo, y que va a ser el Pan <strong>de</strong> vida para todas<br />

las naciones.<br />

Hay el peligro <strong>de</strong> tratar inci<strong>de</strong>ntes como la alimentación <strong>de</strong> los cuatro mil como una<br />

insignificante repetición. Deberíamos aproximarnos al estudio bíblico con la convicción <strong>de</strong><br />

que cada palabra <strong>de</strong> la Escritura está repleta <strong>de</strong> verdad espiritual, aunque no podamos verlo<br />

en nuestro actual estado <strong>de</strong> conocimiento.<br />

8:10 Des<strong>de</strong> Decápolis, Jesús y sus discípulos atravesaron el Mar <strong>de</strong> Galilea hacia la<br />

costa occi<strong>de</strong>ntal, a un lugar llamado Dalmanuta (Magdalá en Mt. 15:39).<br />

LOS CINCO MIL LOS CUATRO MIL<br />

1. La gente eran judíos (véase Jn. 6:14,<br />

15).<br />

2. La multitud había estado con Jesús un<br />

día entero (6:35).<br />

3. Jesús empleó cinco panes y dos peces<br />

(Mt. 14:17).<br />

4. Fueron alimentados cinco mil<br />

hombres, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> mujeres y niños<br />

(Mt. 14:21).<br />

5. El sobrante llenó doce canastas <strong>de</strong><br />

mano (Mt. 14:20)<br />

1. La gente eran probablemente gentiles<br />

(vivían en Decápolis).<br />

2. Esta multitud había estado con Él tres<br />

días (8:2).<br />

3. Empleó siete panes y unos pocos<br />

pececillos (8:5, 7).<br />

4. Fueron alimentados cuatro mil<br />

hombres, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> mujeres y niños<br />

(Mr. 15:38).<br />

5. El sobrante llenó siete canastas <strong>de</strong><br />

mimbre o espuertas (8:8)


U. Los Fariseos buscan señal <strong>de</strong>l Cielo (8:11–13)<br />

8:11 Los fariseos le estaban esperando, para pedirle una señal <strong>de</strong>l cielo. La ceguera y<br />

<strong>de</strong>sfachatez eran enormes. Ante ellos tenían la mayor <strong>de</strong> todas las Señales —el mismo<br />

Señor Jesús—. Él era verda<strong>de</strong>ramente una Señal que había venido <strong>de</strong>l cielo, pero ellos no lo<br />

apreciaban. Habían oído Sus palabras incomparables, vieron Sus maravillosos milagros,<br />

entraron en contacto con un Hombre absolutamente sin pecado —Dios manifestado en<br />

carne— ¡y en su ceguera pedían señal <strong>de</strong>l cielo!<br />

8:12–13 ¡No es sorpren<strong>de</strong>nte que el Salvador gimiese en su espíritu! Si ninguna<br />

generación en la historia <strong>de</strong>l mundo había sido privilegiada, ésta era aquella generación<br />

judía <strong>de</strong> la que estos fariseos formaban parte. Pero, ciegos a la más clara evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que<br />

había aparecido el Mesías, pedían un milagro en el cielo en lugar <strong>de</strong> en la tierra. Jesús les<br />

vino a respon<strong>de</strong>r: «No habrá más señales. ¡Habéis tenido vuestra oportunidad!». Y<br />

embarcándose <strong>de</strong> nuevo, … se fue hacia la orilla oriental.<br />

V. La Levadura <strong>de</strong> los Fariseos y <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s (8:14–21)<br />

8:14–15 Durante el viaje, los discípulos se habían olvidado <strong>de</strong> proveerse <strong>de</strong> panes.<br />

Pero Jesús estaba todavía pensando en Su encuentro con los fariseos cuando les advirtió en<br />

contra <strong>de</strong> la levadura <strong>de</strong> los fariseos y <strong>de</strong> la levadura <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s. En la Biblia, la<br />

levadura es un tipo unívoco <strong>de</strong> mal, que se extien<strong>de</strong> lenta y silenciosamente y que afecta a<br />

todo lo que toca. La levadura <strong>de</strong> los fariseos incluye la hipocresía, el ritualismo, la<br />

pretensión <strong>de</strong> rectitud inherente y fanatismo. Los fariseos hacían gran<strong>de</strong>s pretensiones<br />

externas <strong>de</strong> santidad, pero por <strong>de</strong>ntro eran corrompidos e impíos. La levadura <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s<br />

pue<strong>de</strong> que incluya el escepticismo, la inmoralidad y la mundanalidad. Los herodianos se<br />

<strong>de</strong>stacaban por estos pecados.<br />

8:16–21 Los discípulos no captaron en absoluto el significado <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Señor.<br />

Sólo pensaban en la comida. De modo que les hizo nueve rápidas preguntas. Las primeras<br />

cinco eran una reprensión por ser tan obtusos. Las últimas cuatro les reprendían por<br />

preocuparse acerca <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s mientras Él estaba con ellos. ¿Acaso no había<br />

alimentado a cinco mil con cinco panes, y habían sobrado doce cestas? ¡Sí, así había sido!<br />

¿Acaso no había alimentado a cuatro mil con siete panes, quedando siete canastas llenas?<br />

Sí, así había sido. Entonces, ¿por qué no comprendían ellos que Él era abundantemente<br />

capaz para suplir las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un puñado <strong>de</strong> discípulos en una barca? ¿No se daban<br />

cuenta <strong>de</strong> que el Creador y Sustentador <strong>de</strong>l universo estaba con ellos en la barca?<br />

W. La Curación <strong>de</strong>l Ciego en Betsaida (8:22–26)<br />

Este milagro, que sólo se registra en Marcos, suscita varias e interesantes cuestiones.<br />

Primero, ¿por qué llevó Jesús al hombre fuera <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a antes <strong>de</strong> sanarlo? ¿Por qué no lo<br />

sanó simplemente tocándolo? ¿Por qué empleó un medio tan poco convencional como la<br />

saliva? ¿Por qué el hombre no recibió la sanidad perfecta en el acto? (Ésta es la única<br />

curación en los Evangelios que tuvo lugar por etapas.) Finalmente, ¿por qué le prohibió el<br />

Señor al hombre que contara acerca <strong>de</strong>l milagro en la al<strong>de</strong>a? Nuestro Señor es soberano y<br />

no está obligado a darnos cuenta <strong>de</strong> Sus acciones. Había una razón válida para todo lo que<br />

hacía, aunque nosotros podamos no percibirla. Cada caso <strong>de</strong> curación es diferente, como lo


es cada caso <strong>de</strong> conversión. Algunos obtienen una notable capacidad <strong>de</strong> percepción<br />

espiritual en el momento en que son convertidos. Otros ven oscuramente al principio, y<br />

luego entran en la plena certidumbre <strong>de</strong> la salvación.<br />

X. La Magna Confesión <strong>de</strong> Pedro (8:27–30)<br />

Los dos últimos párrafos <strong>de</strong> este capítulo nos llevan al punto culminante <strong>de</strong> la<br />

instrucción <strong>de</strong> los Doce. Los discípulos tenían necesidad <strong>de</strong> una profunda apreciación<br />

personal <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> Jesús antes que pudiese compartir con ellos acerca <strong>de</strong>l camino<br />

futuro y <strong>de</strong> invitarlos a seguirle en una vida <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción y <strong>de</strong> sacrificio. Este pasaje nos<br />

lleva al corazón <strong>de</strong>l discipulado. Es quizá el área más <strong>de</strong>scuidada en la actualidad en el<br />

pensamiento y práctica cristianos.<br />

8:27–28 Jesús salió con sus discípulos buscando la soledad en el lejano norte. De<br />

camino a Cesarea <strong>de</strong> Filipos, inició la conversación sobre el tema, preguntando cuál era la<br />

opinión pública acerca <strong>de</strong> Él. Por lo general, los hombres estaban reconociendo que Él era<br />

un gran hombre —igual a Juan el Bautista, Elías u otros profetas—. Pero la honra<br />

humana es en realidad <strong>de</strong>shonra. Si Jesús no es Dios, entonces es un engañador, un loco o<br />

una leyenda. No hay ninguna otra posibilidad.<br />

8:29–30 Luego, el Señor preguntó directamente a los discípulos acerca <strong>de</strong> qué pensaban<br />

<strong>de</strong> Él. En el acto, Pedro <strong>de</strong>claró que Él era el Cristo, es <strong>de</strong>cir, el Mesías o Ungido.<br />

Intelectualmente, Pedro ya lo sabía antes. Pero algo había sucedido en su vida, <strong>de</strong> modo que<br />

ahora había una profunda convicción personal. La vida nunca podría ser igual. Pedro nunca<br />

podría quedar satisfecho con una existencia centrada en sí mismo. Si Cristo era el Mesías,<br />

<strong>de</strong>bía vivir para Él con un total abandono.<br />

Y. El Siervo predice Su Muerte y Resurrección (8:31–38)<br />

Hasta aquí hemos contemplado al Siervo <strong>de</strong> Jehová en una vida <strong>de</strong> incesante servicio a<br />

los <strong>de</strong>más. Le hemos visto aborrecido por Sus enemigos y mal comprendido por Sus<br />

amigos. Hemos visto una vida <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r dinámico, <strong>de</strong> perfección moral, <strong>de</strong> amor totalmente<br />

entregado y humildad.<br />

8:31 Pero el camino <strong>de</strong> servicio a Dios conduce al pa<strong>de</strong>cimiento y a la muerte. De<br />

modo que el Salvador le dijo ahora llanamente a los discípulos que Él <strong>de</strong>bía (1) pa<strong>de</strong>cer;<br />

(2) ser rechazado; (3) ser con<strong>de</strong>nado a muerte; y (4) resucitar. Para Él, el camino a la<br />

gloria habría <strong>de</strong> conducir primero a la cruz y al sepulcro. «El corazón <strong>de</strong> servicio se<br />

revelaría en sacrificio», tal como lo expresó F. W. Grant.<br />

8:32–33 Pedro no podía aceptar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que Jesús habría <strong>de</strong> sufrir y morir; esto<br />

atentaba a su i<strong>de</strong>a acerca <strong>de</strong>l Mesías; tampoco quería pensar que su Señor y Maestro iba a<br />

ser muerto por Sus enemigos; reprendió entonces al Salvador por sugerir tal cosa, y fue<br />

entonces que Jesús le dijo a Pedro: ¡Quítate <strong>de</strong> mi vista, Satanás!, porque no tienes en<br />

mente las cosas <strong>de</strong> Dios, sino las <strong>de</strong> los hombres. No estaba aquí Jesús acusando a Pedro<br />

<strong>de</strong> ser Satanás, ni <strong>de</strong> que Satanás estuviese morando en él. Quería <strong>de</strong>cir: «Estás hablando<br />

como lo haría Satanás. Él siempre está intentando <strong>de</strong>salentarnos <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Dios <strong>de</strong><br />

manera total. Nos tienta a tomar el camino fácil al trono». Las palabras <strong>de</strong> Pedro eran<br />

satánicas en origen y contenido, y suscitaron la indignación <strong>de</strong>l Señor.<br />

Kelly comenta:


¿Qué fue lo que indignó así a nuestro Señor? La misma trampa a la que estamos todos<br />

tan expuestos: el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> salvar al yo; la preferencia <strong>de</strong> un camino fácil frente a la cruz.<br />

¿Acaso no es cierto que <strong>de</strong> natural preferimos escapar a las pruebas, al oprobio y al<br />

rechazamiento; que nos sentimos remisos ante el pa<strong>de</strong>cimiento que siempre ha <strong>de</strong> implicar<br />

hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios en un mundo como éste; que preferimos tener un camino<br />

tranquilo y respetable en la tierra —es <strong>de</strong>cir, lo mejor <strong>de</strong> ambos mundos—? ¡Qué<br />

fácilmente pue<strong>de</strong> uno quedar atrapado en esto? Pedro no podía compren<strong>de</strong>r por qué el<br />

Mesías iba a ir por este camino <strong>de</strong> dolor. Si hubiésemos estado nosotros ahí, podríamos<br />

haber dicho o pensado aún peor que él. La reprensión <strong>de</strong> Pedro al Señor no carecía <strong>de</strong> un<br />

intenso afecto humano. Él amaba también al Señor <strong>de</strong> todo corazón. Pero, sin saberlo él<br />

mismo, ahí estaba sin juzgar el espíritu <strong>de</strong> este mundo.<br />

Jesús primero miró a sus discípulos, y luego reprendió a Pedro, como para <strong>de</strong>cir: «Si<br />

no voy a la cruz, ¿cómo pue<strong>de</strong>n estos, mis discípulos, ser salvados?»<br />

8:34 Luego Jesús les dijo, en otras palabras: «Voy a sufrir y a morir para que muchos<br />

puedan ser salvos. Si <strong>de</strong>seáis venir en pos <strong>de</strong> mí, <strong>de</strong>béis negar todo impulso egoísta,<br />

escoged <strong>de</strong>liberadamente el camino <strong>de</strong>l oprobio, pa<strong>de</strong>cimiento y muerte; si alguno quiere<br />

pues seguirme, sígame. Pue<strong>de</strong> que tengáis que abandonar la comodidad personal, los goces<br />

sociales, vínculos terrenales, gran<strong>de</strong>s ambiciones, riquezas personales e incluso la vida<br />

misma». Palabras como éstas nos llevan a cuestionar cómo po<strong>de</strong>mos realmente creer que<br />

esté bien para nosotros vivir vidas <strong>de</strong> lujo y comodidad. ¿Cómo po<strong>de</strong>mos justificar el<br />

materialismo, egoísmo y la frialdad <strong>de</strong> nuestros corazones? Sus palabras nos llaman a vidas<br />

<strong>de</strong> abnegación, rendición y sacrificio.<br />

8:35 Hay siempre la tentación <strong>de</strong> salvar nuestra vida —<strong>de</strong> vivir cómodamente, <strong>de</strong><br />

proveer para el futuro, <strong>de</strong> tomar nuestras propias <strong>de</strong>cisiones, con el yo como el centro <strong>de</strong><br />

todo—. No hay una manera más segura <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la propia vida. Cristo nos llama a<br />

<strong>de</strong>rramar nuestras vidas por Su causa y la <strong>de</strong>l evangelio, a <strong>de</strong>dicarnos a nosotros mismos a<br />

Él en espíritu, alma y cuerpo. Nos pi<strong>de</strong> que nos gastemos y seamos gastados en Su santo<br />

servicio, poniendo nuestras vidas, si es necesario, para la evangelización <strong>de</strong>l mundo. Esto<br />

es lo que se significa por per<strong>de</strong>r nuestras vidas. No hay una manera más segura <strong>de</strong> salvarlas.<br />

8:36–37 Incluso si un creyente pudiese ganar todas las riquezas <strong>de</strong>l mundo durante su<br />

vida aquí, ¿<strong>de</strong> qué le serviría? Habría perdido la oportunidad <strong>de</strong> usar su vida para la gloria<br />

<strong>de</strong> Dios y la salvación <strong>de</strong> los perdidos. Sería un mal negocio. Nuestras vidas valen más que<br />

lo que el mundo pueda ofrecer. ¿Las emplearemos para Cristo o para el yo?<br />

8:38 Nuestro Señor era consciente <strong>de</strong> que algunos <strong>de</strong> Sus jóvenes discípulos podrían<br />

tropezar en el camino <strong>de</strong>l discipulado por temor al oprobio. Por esto, les recordó que<br />

aquellos que intenten evitar el oprobio por causa <strong>de</strong> Él sufrirán un mayor oprobio cuando Él<br />

venga a la tierra con po<strong>de</strong>r. ¡Qué pensamiento! Nuestro Señor pronto volverá a la tierra, y<br />

esta vez no en humillación, sino en Su propia gloria personal y en la gloria <strong>de</strong> Su Padre, con<br />

los santos ángeles. Será una escena <strong>de</strong> un esplendor <strong>de</strong>slumbrador. Él se avergonzará<br />

entonces <strong>de</strong> aquellos que se avergüenzan ahora <strong>de</strong> Él. Que estas palabras, quienquiera que<br />

se avergüence <strong>de</strong> mí… en medio <strong>de</strong> esta generación adúltera nos hablen a nuestro<br />

corazón. ¡Cuán incongruente estar avergonzados <strong>de</strong>l Salvador sin pecado en un mundo que<br />

está caracterizado por infi<strong>de</strong>lidad y pecaminosidad!<br />

IV. EL VIAJE DEL SIERVO A JERUSALÉN (Caps. 9, 10)


A. El Siervo, transfigurado (9:1–13)<br />

Habiendo puesto ante los discípulos el camino <strong>de</strong> vituperio, sufrimiento y muerte que<br />

estaba a punto <strong>de</strong> tomar, y habiéndoles invitado a seguirle en vidas <strong>de</strong> sacrificio y<br />

abnegación, el Señor les da ahora el otro costado <strong>de</strong> la imagen. Aunque el discipulado les<br />

costaría mucho en esta vida, sería recompensado con la gloria en el futuro.<br />

9:1–7 El Señor comenzó diciendo que algunos <strong>de</strong> los discípulos no probarían la<br />

muerte hasta ver el reino <strong>de</strong> Dios cuando haya venido con po<strong>de</strong>r. Estaba refiriéndose a<br />

Pedro, a Jacobo y a Juan. En el Monte <strong>de</strong> la Transfiguración vieron el reino <strong>de</strong> Dios con<br />

po<strong>de</strong>r. El argumento <strong>de</strong> este pasaje es que todo lo que pa<strong>de</strong>zcamos por causa <strong>de</strong> Cristo<br />

ahora será abundantemente recompensado cuando Él vuelva y Sus siervos aparezcan con Él<br />

en gloria. Las condiciones que prevalecían en el Monte son una premonición <strong>de</strong>l Reinado<br />

Milenial <strong>de</strong> Cristo.<br />

1. Jesús se transfiguró —un esplendor <strong>de</strong>slumbrante irradiaba <strong>de</strong> Su Persona—. Incluso<br />

sus vestiduras se volvieron resplan<strong>de</strong>cientes, más blancas que lo que pudiese hacerlas<br />

ningún batanador.<br />

Durante Su Primera venida, la gloria <strong>de</strong> Cristo estuvo velada. Vino en humillación, varón<br />

<strong>de</strong> dolores, experimentado en quebranto. Pero volverá con gloria. Nadie le confundirá<br />

entonces. Será <strong>de</strong> manera visible Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores.<br />

2. Elías y Moisés estuvieron allí. Ellos representan (1) santos <strong>de</strong>l AT, o (b) la ley<br />

(Moisés) y los profetas (Elías), o (c) los santos que han muerto y los que han sido<br />

trasladados.<br />

3. Pedro, Jacobo y Juan estuvieron allí. Ellos pue<strong>de</strong>n representar los santos <strong>de</strong>l NT en<br />

general, o aquellos que estarán vivos cuando el reino sea establecido.<br />

4. Jesús era la persona central. La sugerencia <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> hacer tres tabernáculos fue<br />

reprendida por la nube y la voz <strong>de</strong>l cielo. En todas las cosas, Cristo ha <strong>de</strong> tener toda<br />

preeminencia. Él será la gloria <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> Emanuel.<br />

5. La nube pue<strong>de</strong> haber sido la Shekinah o nube <strong>de</strong> gloria que estuvo en el Lugar<br />

Santísimo en el tabernáculo y templo en los tiempos <strong>de</strong>l AT. Era la expresión visible <strong>de</strong> la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

6. La voz fue la voz <strong>de</strong> Dios Padre, reconociendo a Cristo como Su Hijo amado.<br />

9:8 Cuando la nube se <strong>de</strong>svaneció, los discípulos no vieron a nadie, excepto a Jesús<br />

solo. Era una imagen <strong>de</strong>l puesto singular, glorioso y preeminente que tendrá cuando el reino<br />

venga con po<strong>de</strong>r, y que Él <strong>de</strong>bería tener en el tiempo presente en los corazones <strong>de</strong> Sus<br />

seguidores.<br />

9:9–10 Cuando iban bajando <strong>de</strong>l monte, les or<strong>de</strong>nó que no dijesen a nadie lo que<br />

habían visto, excepto cuando Él se levantara <strong>de</strong> los muertos. Esto último los <strong>de</strong>jó<br />

perplejos. Quizá todavía no comprendían que Él iba a ser muerto y que <strong>de</strong>spués resucitaría.<br />

Se interrogaban acerca <strong>de</strong> la expresión levantarse <strong>de</strong> los muertos. Como judíos, conocían<br />

la verdad <strong>de</strong> que todos serían resucitados. Pero Jesús se refería a una resurrección selectiva.<br />

Él sería levantado <strong>de</strong> entre los muertos —no todos resucitarían cuando Él se levantase—.<br />

Ésta es una verdad que se encuentra sólo en el NT.<br />

9:11 Los discípulos tenían otro problema. Acababan <strong>de</strong> tener una visión anticipada <strong>de</strong>l<br />

reino. Pero, ¿no había predicho Malaquías que Elías <strong>de</strong>be venir primero como precursor


<strong>de</strong>l Mesías, comenzando la restauración <strong>de</strong> todas las cosas, y abriendo el camino para el<br />

establecimiento <strong>de</strong> Su reinado universal? (Mal. 4:5) ¿Dón<strong>de</strong> estaba Elías? ¿Vendría él<br />

primero, tal como los escribas <strong>de</strong>cían que <strong>de</strong>bía hacerlo?<br />

9:12–13 Jesús les respondió en este sentido: «Es cierto que Elías viene primero. Pero<br />

una cuestión más importante e inmediata es ésta: ¿No predicen las Escrituras <strong>de</strong>l AT que el<br />

Hijo <strong>de</strong>l Hombre tiene que sufrir mucho y ser tenido en nada? Por lo que a Elías<br />

respecta, Elías ya ha venido (en la persona y ministerio <strong>de</strong> Juan el Bautista), pero hicieron<br />

con él lo que quisieron —como el trato que en el pasado sufrió Elías—. La muerte <strong>de</strong> Juan<br />

el Bautista era una muestra <strong>de</strong> lo que le harían al Hijo <strong>de</strong>l Hombre. Rechazaron al heraldo:<br />

rechazarán al Rey».<br />

B. Curación <strong>de</strong> un Muchacho En<strong>de</strong>moniado (9:14–29)<br />

9:14–16 A los discípulos no les fue permitido permanecer en la cima <strong>de</strong> la gloria. En el<br />

valle abajo <strong>de</strong> ellos estaba la gimiente y sollozante humanidad. A sus pies se extendía un<br />

mundo <strong>de</strong> necesidad. Cuando Jesús y los tres discípulos llegaron al pie <strong>de</strong>l monte, estaba en<br />

marcha una animada discusión entre los escribas, la multitud y los otros discípulos. Tan<br />

pronto apareció el Señor, se acalló la conversación y la multitud se dirigió a Él. «¿Qué<br />

estáis discutiendo con mis discípulos», preguntó Él a la gente.<br />

9:17–18 Un angustiado padre le habló agitadamente acerca <strong>de</strong> su hijo, poseído por un<br />

espíritu mudo (RVR77 margen). El <strong>de</strong>monio lanzaba al muchacho por tierra, le hacía<br />

crujir los dientes y echar espumarajos. Estas violentas convulsiones estaban haciendo que<br />

el muchacho se estuviese consumiendo (RVR77 margen). El padre había pedido la ayuda<br />

<strong>de</strong> los discípulos, pero no fueron capaces.<br />

9:19 Jesús riñó a los discípulos por su incredulidad. ¿Acaso Él no les había dado po<strong>de</strong>r<br />

para echar fuera <strong>de</strong>monios? ¿Hasta cuándo tendría que estar con ellos para que empleasen<br />

la autoridad que Él les había dado? ¿Hasta cuándo tendría que soportar vidas <strong>de</strong><br />

impotencia y <strong>de</strong>rrota?<br />

9:20–23 Trajeron el muchacho al Señor, y entonces el <strong>de</strong>monio indujo una convulsión<br />

particularmente grave. El Señor preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le viene<br />

sucediendo esto? Él le explicó que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la niñez. Estos espasmos le habían arrojado<br />

muchas veces al niño tanto al fuego como a las aguas. Había escapado varias veces por<br />

poco a la muerte. Luego el padre le pidió al Señor que hiciese algo si podía —un clamor<br />

patético éste, surgido <strong>de</strong> años <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperación—. Jesús le dijo que no se trataba <strong>de</strong> una<br />

cuestión <strong>de</strong> Su capacidad <strong>de</strong> sanar, sino <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong>l padre <strong>de</strong> creer. La fe en el Dios<br />

vivo siempre tiene recompensa. Ningún caso es <strong>de</strong>masiado difícil para Él.<br />

9:24 El padre expresó la paradoja <strong>de</strong> la fe e incredulidad experimentada por el pueblo<br />

<strong>de</strong> Dios en todas las eda<strong>de</strong>s: «Creo; ayuda mi incredulidad» (RV). Queremos creer, pero<br />

nos encontramos llenos <strong>de</strong> dudas. Aborrecemos esta contradicción interior e irrazonable,<br />

pero parece que luchamos en vano.<br />

9:25–27 Cuando Jesús or<strong>de</strong>nó al espíritu inmundo que <strong>de</strong>jase al niño, hubo otro<br />

terrible espasmo, y luego el pequeño cuerpo se relajó como muerto. El Salvador le levantó<br />

y lo restauró a su padre.<br />

9:28–29 Más tar<strong>de</strong>, cuando nuestro Señor estaba con sus discípulos en casa, ellos le<br />

preguntaron en privado por qué ellos no habían podido hacerlo. Él contestó que ciertos<br />

milagros <strong>de</strong>mandan oración y ayuno. ¿Quién entre nosotros no se encuentra con ocasiones


en nuestro servicio cristiano con una sensación <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrota y frustración? Hemos trabajado<br />

incansablemente y a conciencia y sin embargo no ha habido evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que el Espíritu<br />

Santo estuviese obrando con po<strong>de</strong>r. También nosotros oímos las palabras <strong>de</strong>l Salvador que<br />

nos recuerdan: Esta clase…, etc.<br />

C. Jesús vuelve a pre<strong>de</strong>cir Su muerte y Resurrección (9:30–32)<br />

9:30 Había llegado a su fin la visita <strong>de</strong> nuestro Señor a Cesarea <strong>de</strong> Filipos. Ahora iba<br />

pasando a través <strong>de</strong> Galilea —en un viaje que le iba a llevar a Jerusalén y a la cruz—. Él<br />

<strong>de</strong>seaba viajar <strong>de</strong> incógnito. Mayormente, Su ministerio público había terminado. Ahora<br />

quería pasar tiempo con los discípulos, instruyéndolos y preparándolos para lo que tenían<br />

por <strong>de</strong>lante.<br />

9:31–32 Les dijo con llaneza que iba a ser arrestado y muerto, y que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tres<br />

días resucitaría. Por la razón que fuere, no lo comprendieron, y tenían miedo <strong>de</strong><br />

preguntarle. También nosotros muchas veces tenemos miedo <strong>de</strong> preguntar, y por eso<br />

per<strong>de</strong>mos una bendición.<br />

D. La gran<strong>de</strong>za en el Reino (9:33–37)<br />

9:33–34 Cuando llegaron a la casa en Capernaúm don<strong>de</strong> iban a quedarse, Jesús les<br />

preguntó: ¿Qué discutíais por el camino? Ellos se sentían avergonzados <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r,<br />

porque habían estado discutiendo acerca <strong>de</strong> quién <strong>de</strong> ellos era mayor. Quizá la<br />

Transfiguración había reavivado sus esperanzas <strong>de</strong> un reino inminente, y se estaban<br />

disponiendo a recibir puestos <strong>de</strong> honor en el mismo. Es <strong>de</strong>scorazonador darse cuenta que en<br />

el mismo momento en que Jesús les había estado hablando <strong>de</strong> Su inminente muerte, ellos se<br />

consi<strong>de</strong>raban mejores que otros. Como dijo Jeremías, el corazón <strong>de</strong>l hombre es engañoso y<br />

<strong>de</strong>sesperadamente malvado por encima <strong>de</strong> todo.<br />

9:35–37 Jesús, sabiendo <strong>de</strong> qué habían estado discutiendo, les dio una lección <strong>de</strong><br />

humildad. Les dijo que la manera <strong>de</strong> ser primero era tomar voluntariamente el puesto más<br />

humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> servicio y vivir para otros y no para el yo. Puso <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos a un niño, y,<br />

tomándolo en sus brazos, les enfatizó que una bondad mostrada en Su nombre a los<br />

menos estimados, a los menos renombrados, era un acto <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za. Era como si la<br />

bondad fuese hecha al Señor mismo, sí, al mismo Dios Padre. «Oh bendito Señor Jesús, tus<br />

enseñanzas son<strong>de</strong>an y <strong>de</strong>nuncian este carnal corazón mío. Quebranta mi yo y que tu vida se<br />

manifieste en mí.»<br />

E. El Siervo prohíbe el Sectarismo (9:38–42)<br />

Este capítulo parece lleno <strong>de</strong> fracasos. Pedro habló torpemente en el Monte <strong>de</strong> la<br />

Transfiguración (vv. 5, 6). Los discípulos fracasaron en echar fuera al <strong>de</strong>monio mudo (v.<br />

18). Discutieron acerca <strong>de</strong> quién era el mayor entre ellos (v. 34). En los vv. 38–40 los<br />

vemos exhibiendo un espíritu sectario.<br />

9:38 Fue Juan el amado el que informó a Jesús que habían visto a uno que estaba<br />

expulsando <strong>de</strong>monios en Su nombre. Los discípulos le mandaron cesar porque no iba con<br />

ellos. Aquel hombre no estaba enseñando falsa doctrina ni vivía en pecado. Sencillamente,<br />

no se había unido a los discípulos.


Un círculo trazaron que fuera me <strong>de</strong>jaba;<br />

Rebel<strong>de</strong>, hereje, cosa a evitar;<br />

Pero el amor y yo los pudimos ganar;<br />

Un círculo trazamos que a ellos los incluyó.<br />

9:39 Jesús dijo: «No le <strong>de</strong>tengáis. Si tiene suficiente fe en mí para usar mi nombre para<br />

echar fuera <strong>de</strong>monios, está <strong>de</strong> mi lado y obrando contra Satanás. No va a volverse a la<br />

ligera para hablar mal <strong>de</strong> mí ni para tornarse enemigo mío».<br />

9:40 El versículo 40 parece contra<strong>de</strong>cir Mateo 12:30, don<strong>de</strong> Jesús dice: «El que no está<br />

conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, <strong>de</strong>sparrama». Pero no hay aquí un<br />

verda<strong>de</strong>ro conflicto. En Mateo, la cuestión es si Cristo era el Hijo <strong>de</strong> Dios o un<br />

en<strong>de</strong>moniado. Acerca <strong>de</strong> una cuestión tan fundamental, cualquiera que no esté con Él está<br />

trabajando contra Él.<br />

Aquí en Marcos, en cambio, no se trataba <strong>de</strong> la Persona ni <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo, sino <strong>de</strong><br />

la cuestión <strong>de</strong> los compañeros que se tengan en el servicio <strong>de</strong>l Señor. Aquí hemos <strong>de</strong><br />

mostrar tolerancia y amor. Todo aquel que no esté en contra <strong>de</strong> nosotros en Su servicio ha<br />

<strong>de</strong> estar en contra <strong>de</strong> Satanás, y por ello a favor <strong>de</strong> Cristo.<br />

9:41 Aun la más pequeña bondad hecha en nombre <strong>de</strong> Cristo (RVR77 margen) tendrá<br />

recompensa. Un vaso <strong>de</strong> agua dado a un discípulo por el hecho <strong>de</strong> que es <strong>de</strong> Cristo no<br />

pasará sin ser observado. Echar un <strong>de</strong>monio en Su nombre es espectacular. Dar un vaso <strong>de</strong><br />

agua es algo muy corriente. Pero ambas cosas son preciosas para Él cuando se hacen para<br />

Su gloria. Por el hecho <strong>de</strong> que sois <strong>de</strong> Cristo es el vínculo que <strong>de</strong>bería unir a los cristianos<br />

entre sí. Estas palabras, si las mantenemos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros, nos liberarían <strong>de</strong> espíritu <strong>de</strong><br />

partido, <strong>de</strong> ataques mezquinos y <strong>de</strong> los celos en el servicio <strong>de</strong> Cristo.<br />

9:42 El siervo <strong>de</strong>l Señor tiene que consi<strong>de</strong>rar constantemente qué efecto tendrán sobre<br />

los <strong>de</strong>más sus palabras y acciones. Es posible causar tropiezo a un compañero creyente, y<br />

provocarle así un daño espiritual para largo tiempo. Mejor le sería para el tal que le<br />

ataran al cuello una piedra <strong>de</strong> molino y morir así ahogado antes que hacer que uno <strong>de</strong><br />

estos pequeños se aparte <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la santidad y <strong>de</strong> la verdad.<br />

F. Una Autodisciplina implacable (9:43–50)<br />

9:43 Los versículos restantes <strong>de</strong> este capítulo enfatizan la necesidad <strong>de</strong> la propia<br />

disciplina y renuncia. Los que empren<strong>de</strong>n el camino <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro discipulado han <strong>de</strong><br />

batallar constantemente contra los <strong>de</strong>seos y apetitos naturales. Entregarse a ellos lleva a la<br />

ruina. Controlarlos asegura la victoria espiritual.<br />

El Señor se refiere a la mano, el pie y el ojo, explicando que sería mejor per<strong>de</strong>r uno <strong>de</strong><br />

estos miembros antes que tropezar a causa <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> ellos y caer en el infierno. Para llegar<br />

a la meta vale la pena cualquier sacrificio.<br />

La mano podría sugerir nuestras acciones, el pie nuestro andar, y el ojo las cosas que<br />

<strong>de</strong>seamos. Estos son unos puntos <strong>de</strong> peligro potencial. A no ser que sean tratados con rigor,<br />

pue<strong>de</strong>n conducir a la ruina eterna.<br />

¿Enseña este pasaje que los verda<strong>de</strong>ros creyentes pue<strong>de</strong>n finalmente per<strong>de</strong>rse y pasar la<br />

eternidad en el infierno? Si se toma aislado, podría sugerirlo. Pero si se toma en el contexto<br />

<strong>de</strong> la enseñanza constante <strong>de</strong>l NT, hemos <strong>de</strong> llegar a la conclusión <strong>de</strong> que cualquiera que<br />

vaya al infierno nunca fue un cristiano genuino. Una persona pue<strong>de</strong> profesar haber renacido


y pue<strong>de</strong> que parezca que va bien por un tiempo. Pero si esta persona da constantemente<br />

satisfacción a la carne, es evi<strong>de</strong>nte que nunca ha sido salvada.<br />

9:44–48 El Señor habla una y otra vez <strong>de</strong>l infierno como un lugar don<strong>de</strong> su gusano no<br />

se muere, y el fuego no se apaga. Es algo tremendamente solemne. Si lo creyésemos <strong>de</strong><br />

verdad, no viviríamos para las cosas, sino para las almas inmortales. «¡Dame, Señor, pasión<br />

por las almas!».<br />

Afortunadamente, nunca es moralmente necesario amputar una mano o pie ni cortar un<br />

ojo. Jesús no sugirió que <strong>de</strong>beríamos practicar tales extremos. Todo lo que dijo fue que<br />

sería mejor sacrificar el uso <strong>de</strong> estos órganos que ser arrastrado al infierno por su abuso.<br />

9:49 Los versículos 49 y 50 son especialmente difíciles. Por ello, los examinaremos<br />

cláusula por cláusula.<br />

Porque todos serán salados con fuego. Los tres principales problemas son: (1) ¿A qué<br />

fuego se hace referencia? (2) ¿Qué se significa por salado? (3) El término todos, ¿se refiere<br />

a los salvos, a los inconversos, o a ambos?<br />

El fuego pue<strong>de</strong> significar infierno (como en los vv. 44, 46, 48) o juicio <strong>de</strong> cualquier<br />

clase, incluyendo el juicio divino <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> un creyente, y el que uno hace <strong>de</strong> sí<br />

mismo.<br />

La sal tipifica aquello que preserva, purifica y sazona. En las tierras orientales es<br />

también una prenda <strong>de</strong> lealtad, amistad o fi<strong>de</strong>lidad a una promesa.<br />

Si todos se refiere a los inconversos, entonces el pensamiento es que serán preservados<br />

en los fuegos <strong>de</strong>l infierno, es <strong>de</strong>cir, que recibirán castigo eterno.<br />

Si todos se refiere a los creyentes, el pasaje significa que ellos <strong>de</strong>ben (1) ser purificados<br />

por los fuegos <strong>de</strong> la disciplina <strong>de</strong> Dios en esta vida; o (2) guardarse <strong>de</strong> la corrupción<br />

practicando la propia disciplina y la abnegación; o (3) ser puestos a prueba ante el Tribunal<br />

<strong>de</strong> Cristo.<br />

Y todo sacrificio será salado con sal. Esta cláusula es citada <strong>de</strong> Levítico 2:13 (véase<br />

también Nm. 18:19; 2 Cr. 13:5). La sal, emblema <strong>de</strong>l pacto entre Dios y Su pueblo, había<br />

sido dispuesta para recordar al pueblo que el pacto era un tratado solemne que <strong>de</strong>bía ser<br />

mantenido inviolado. Al presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo a Dios (Ro. 12:1,<br />

2), <strong>de</strong>beríamos sazonar el sacrificio con sal haciéndolo así un compromiso irrevocable.<br />

9:50 Buena es la sal. Los cristianos son la sal <strong>de</strong> la tierra (Mt. 5:13). Dios espera que<br />

ellos ejerzan una influencia sana y purificadora. Mientras cumplan su discipulado, son para<br />

bendición <strong>de</strong> todos.<br />

Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? La sal sin salinidad carece<br />

<strong>de</strong> todo valor. Un cristiano que no está cumpliendo su <strong>de</strong>ber como verda<strong>de</strong>ro discípulo es<br />

estéril e ineficaz. No es suficiente hacer un buen comienzo en la vida cristiana. Si no hay un<br />

juicio constante y radical <strong>de</strong> uno mismo, el hijo <strong>de</strong> Dios fracasa en conseguir el propósito<br />

para el que Dios le salvó.<br />

Tened sal en vosotros mismos. Sé un representante <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios en el mundo.<br />

Ejerce una influencia benéfica para la gloria <strong>de</strong> Cristo. Sé intolerante <strong>de</strong> cualquier cosa que<br />

en tu vida podría aminorar tu efectividad para Él.<br />

Y estad en paz los unos con los otros. Esto, aparentemente, se retrotrae a los<br />

versículos 33 y 34, don<strong>de</strong> los discípulos habían estado discutiendo acerca <strong>de</strong> quién <strong>de</strong> ellos<br />

era el mayor. Debemos quitar <strong>de</strong> nosotros la soberbia y poner en su lugar un servicio<br />

humil<strong>de</strong> para todos.<br />

Recapitulando, los versículos 49 y 50 parecen dar la imagen <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l creyente<br />

como sacrificio a Dios. Es salada con fuego, es <strong>de</strong>cir, mezclada con juicio <strong>de</strong> uno mismo y


abnegación. Es salada con sal, es <strong>de</strong>cir, ofrecida con una prenda <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción inalterable. Si<br />

el creyente se vuelve <strong>de</strong> sus votos, o fracasa no confrontando <strong>de</strong> manera drástica sus <strong>de</strong>seos<br />

pecaminosos, entonces su vida será sin sabor, carente <strong>de</strong> valor y sin objetivo. Por ello,<br />

<strong>de</strong>bería erradicar <strong>de</strong> su vida todo aquello que interfiera con su misión divinamente<br />

<strong>de</strong>signada, y mantener relaciones <strong>de</strong> paz con otros creyentes.<br />

G. Matrimonio y Divorcio (10:1–12)<br />

10:1 De Galilea, nuestro Señor se dirigió hacia el sur, a Perea, el distrito al lado oriental <strong>de</strong>l<br />

Jordán. Su ministerio en Perea se extien<strong>de</strong> hasta el final <strong>de</strong> 10:45.<br />

10:2 Pronto le <strong>de</strong>scubrieron los fariseos. Estaban cercándole cada vez más <strong>de</strong> cerca,<br />

como una jauría <strong>de</strong> lobos. En un esfuerzo por atraparle, le preguntaron si el divorcio era<br />

lícito. Él los remitió al Pentateuco. ¿Qué os or<strong>de</strong>nó Moisés?<br />

10:3–9 Ellos evitaron la pregunta <strong>de</strong>clarando que Moisés permitió. Él permitía que un<br />

hombre repudiase a su mujer, siempre y cuando le diese un certificado escrito <strong>de</strong> divorcio.<br />

Pero éste no era el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> Dios; fue permitido sólo por la dureza <strong>de</strong> los corazones <strong>de</strong> la<br />

gente. El plan divino unía a un hombre y una mujer en matrimonio mientras ellos viven.<br />

Esto se remonta a la creación <strong>de</strong> los sexos por Dios. El hombre <strong>de</strong>be <strong>de</strong>jar a su padre y a<br />

su madre y estar unido en matrimonio <strong>de</strong> tal manera que él y su mujer son una sola carne.<br />

Así unidos por Dios, no <strong>de</strong>berían ser separados por <strong>de</strong>creto humano.<br />

10:10 Aparentemente, esto fue difícil <strong>de</strong> aceptar incluso para sus discípulos. En aquel<br />

tiempo, las mujeres no tenían un puesto <strong>de</strong> honra ni <strong>de</strong> seguridad. Eran tratadas a menudo<br />

con poco más que menosprecio. Un hombre podía repudiar a su mujer si lo <strong>de</strong>sagradaba. Y<br />

ella no tenía recurso alguno. En muchos casos, era tratada como una propiedad.<br />

10:11–12 Cuando los discípulos preguntaron más al Señor, dijo llanamente que el<br />

nuevo matrimonio tras un divorcio era adulterio, fuese el hombre o la mujer quien<br />

obtuviese el divorcio. Tomado por sí mismo, este versículo indicaría que el divorcio queda<br />

prohibido bajo todas las circunstancias. Pero en Mateo 19:9 hizo una excepción. Allí don<strong>de</strong><br />

una parte se ha hecho culpable <strong>de</strong> inmoralidad, la otra pue<strong>de</strong> conseguir un divorcio y<br />

presumiblemente queda libre para volver a contraer matrimonio. También es posible que 1<br />

Corintios 7:15 permita el divorcio cuando un cónyuge incrédulo abandona a un cónyuge<br />

cristiano.<br />

Des<strong>de</strong> luego, hay dificulta<strong>de</strong>s relacionadas con toda la cuestión <strong>de</strong>l divorcio y nuevo<br />

matrimonio. La gente crea enredos matrimoniales tan complejos que se precisa <strong>de</strong> la<br />

sabiduría <strong>de</strong> Salomón para <strong>de</strong>senredarlos. El divorcio hace <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r una nube y un<br />

interrogante sobre las vidas <strong>de</strong> los implicados. Cuando personas divorciadas buscan la<br />

comunión <strong>de</strong> una <strong>iglesia</strong> local, los ancianos han <strong>de</strong> revisar el caso en el temor <strong>de</strong> Dios.<br />

Cada caso es diferente y ha <strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> manera individual.<br />

Este párrafo muestra el interés <strong>de</strong> Cristo no sólo por la santidad <strong>de</strong>l matrimonio, sino<br />

también por los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> las mujeres. El cristianismo le da a la mujer un puesto <strong>de</strong> honor<br />

que no se encuentra en otras religiones.<br />

H. La Bendición <strong>de</strong> los Niños Pequeños (10:13–16)


10:13 Ahora vemos la solicitud <strong>de</strong>l Señor Jesús para con los niños pequeños. Los<br />

padres que traían sus niños para ser ben<strong>de</strong>cidos por el Maestro Pastor estaban siendo<br />

rechazados por los discípulos.<br />

10:14–16 El Señor, al ver esto, se indignó y explicó que el reino <strong>de</strong> Dios pertenece a<br />

los niños, y a los que tienen fe como la <strong>de</strong> un niño y su humildad. Los adultos tienen que<br />

volverse como niñitos para entrar en el reino.<br />

George MacDonald solía <strong>de</strong>cir que no creía en el cristianismo <strong>de</strong> nadie si nunca se veía<br />

a niños y a niñas jugando cerca <strong>de</strong> su puerta. Des<strong>de</strong> luego, estos versículos <strong>de</strong>berían hacer<br />

consciente al siervo <strong>de</strong>l Señor acerca <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> alcanzar a los pequeños con la<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios. Las mentes <strong>de</strong> los niños son <strong>de</strong> lo más plásticas y receptivas. W. Graham<br />

Scroggie dijo: «Mostraos en vuestro mejor aspecto y dad lo mejor <strong>de</strong> vosotros a los niños».<br />

I. El Joven Rico (10:17–31)<br />

10:17 Un hombre rico interceptó al Señor con una pregunta aparentemente sincera.<br />

Dirigiéndose a Jesús como «Maestro bueno», le preguntó qué <strong>de</strong>bía hacer para heredar<br />

la vida eterna.<br />

10:18 Jesús puso el énfasis en las palabras «Maestro bueno». No rechazó el título, sino<br />

que lo empleó para poner a prueba la fe <strong>de</strong> aquel hombre. Sólo Dios es bueno. ¿Estaba<br />

dispuesto el rico a confesar al Señor Jesús como Dios. Aparentemente, no.<br />

10:19–20 A continuación, el Salvador empleó la ley para producir el conocimiento <strong>de</strong>l<br />

pecado. Aquel hombre seguía bajo el engaño <strong>de</strong> que podría heredar el reino en base <strong>de</strong>l<br />

principio <strong>de</strong> hacer. En tal caso, que obe<strong>de</strong>ciese la ley, que le <strong>de</strong>cía lo que <strong>de</strong>bía hacer.<br />

Nuestro Señor citó los cinco mandamientos, que tratan primariamente <strong>de</strong> nuestras<br />

relaciones con nuestros semejantes. Estos cinco mandamientos vienen a <strong>de</strong>cir: «Amarás a<br />

tu prójimo como a ti mismo». El hombre profesó haberlos guardado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su juventud.<br />

10:21–22 Pero, ¿<strong>de</strong> veras amaba él a su prójimo como a sí mismo? Si así fuere, que lo<br />

<strong>de</strong>mostrase vendiendo todas sus propieda<strong>de</strong>s y dando el dinero a los pobres. ¡Ah, ésta era<br />

otra historia! Y se marchó apesadumbrado, porque tenía muchas posesiones.<br />

El Señor Jesús no estaba diciendo que este hombre podría haberse salvado vendiendo<br />

sus posesiones y dando lo conseguido a la caridad. Hay sólo un camino a la salvación, la fe<br />

en el Señor. Pero para llegar a la salvación, el hombre ha <strong>de</strong> reconocer que es pecador, que<br />

está bien lejos <strong>de</strong> satisfacer las santas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios. El Señor tomó al hombre <strong>de</strong><br />

vuelta a los Diez Mandamientos para producir convicción <strong>de</strong> pecado. La mala disposición<br />

<strong>de</strong>l rico para compartir sus posesiones <strong>de</strong>mostraba que no amaba a su próximo como a sí<br />

mismo. Debería haber dicho: «Señor, si esto es lo que se precisa, entonces soy pecador. No<br />

puedo salvarme a mí mismo por mis propios esfuerzos. Por ello, te pido que me salves por<br />

tu gracia». Pero amaba <strong>de</strong>masiado a su propiedad. Estaba mal dispuesto a abandonarla.<br />

Rehusó el quebrantamiento.<br />

Cuando Jesús mandó al hombre que lo vendiese todo, no estaba presentando esto como<br />

el camino <strong>de</strong> la salvación. Estaba <strong>de</strong>mostrando a aquel hombre que había quebrantado la<br />

ley <strong>de</strong> Dios y que por ello mismo necesitaba ser salvo. Si hubiese respondido a la<br />

instrucción <strong>de</strong>l Salvador, habría llegado a conocer el camino <strong>de</strong> la salvación.<br />

Pero aquí hay un problema. ¿Debemos nosotros los creyentes amar a nuestro prójimo<br />

como a nosotros mismos? ¿Nos dice Jesús a nosotros: «Ven<strong>de</strong> cuanto tienes y dalo a los<br />

pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme tomando tu cruz»? Cada uno ha <strong>de</strong>


espon<strong>de</strong>r por sí, pero antes <strong>de</strong> hacerlo, <strong>de</strong>bería consi<strong>de</strong>rar los siguientes e irrefutables<br />

datos:<br />

1. Miles <strong>de</strong> personas mueren a diario por hambre.<br />

2. Más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong>l mundo nunca ha oído las buenas nuevas.<br />

3. Nuestras posesiones materiales pue<strong>de</strong>n ser empleadas ahora para aliviar las<br />

necesida<strong>de</strong>s espirituales y físicas <strong>de</strong> los hombres.<br />

4. El ejemplo <strong>de</strong> Cristo nos enseña que <strong>de</strong>beríamos hacernos pobres para que otros<br />

pudiesen ser hechos ricos (2 Co. 8:9).<br />

5. La brevedad <strong>de</strong> la vida y la inminencia <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Señor nos enseña a que<br />

pongamos nuestro dinero a trabajar ahora para Él. Después que Él venga, será <strong>de</strong>masiado<br />

tar<strong>de</strong>.<br />

10:23–25 Al ver cómo el rico <strong>de</strong>saparecía entre la multitud, Jesús hizo un comentario<br />

acerca <strong>de</strong> lo difícil que era para los ricos entrar en el reino <strong>de</strong> Dios. Los discípulos<br />

quedaron asombrados ante esta <strong>de</strong>claración; ellos vinculaban las riquezas con la bendición<br />

<strong>de</strong> Dios. De modo que Jesús repitió: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino <strong>de</strong> Dios a los<br />

que confían en las riquezas! De hecho, prosiguió, es más fácil que un camello pase a<br />

través <strong>de</strong>l ojo <strong>de</strong> la aguja, que el que un rico entre en el reino <strong>de</strong> Dios.<br />

10:26–27 Esto llevó a los discípulos a preguntarse: Entonces, ¿quién pue<strong>de</strong> ser salvo?<br />

Como judíos que vivían bajo la ley, consi<strong>de</strong>raban correctamente las riquezas como<br />

indicación <strong>de</strong> la bendición <strong>de</strong> Dios. Bajo el código mosaico, Dios prometía prosperidad a<br />

aquellos que le obe<strong>de</strong>ciesen. Los discípulos razonaban que si una persona rica no podía<br />

entrar en el reino, que entonces nadie podría. Jesús les respondió que lo que es imposible<br />

para los hombres es posible para Dios.<br />

¿Qué <strong>de</strong>bemos entonces concluir en base <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> este pasaje?<br />

Primero <strong>de</strong> todo, que salvarse es especialmente difícil para los ricos (v. 23), por cuanto<br />

estas personas tien<strong>de</strong>n a amar sus riquezas más que a Dios. Preferirían antes <strong>de</strong>jar a Dios<br />

que su dinero. Ponen la confianza en las riquezas antes que en el Señor. Mientras se <strong>de</strong>n<br />

estas condiciones, no pue<strong>de</strong>n ser salvos.<br />

Era cierto en el AT que las riquezas eran señal <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong> Dios. Esto ha cambiado<br />

ahora. En vez <strong>de</strong> ser una señal <strong>de</strong> la bendición <strong>de</strong>l Señor, las riquezas son una prueba <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>voción <strong>de</strong> una persona.<br />

Un camello pue<strong>de</strong> pasar con mayor facilidad a través <strong>de</strong>l ojo <strong>de</strong> una aguja que un rico<br />

pue<strong>de</strong> pasar por la puerta <strong>de</strong>l reino. Humanamente hablando, un rico, simplemente, no<br />

pue<strong>de</strong> ser salvo. Alguien pue<strong>de</strong> objetar aquí que humanamente hablando, nadie pue<strong>de</strong> ser<br />

salvo. Y es cierto. Pero es aún más cierto en el caso <strong>de</strong> un rico. Hace frente a obstáculos<br />

que un pobre no conoce. El dios Mamón ha <strong>de</strong> ser echado <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> su corazón y ha <strong>de</strong><br />

presentarse <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios como un hombre mísero. Efectuar este cambio es humanamente<br />

imposible, sólo Dios pue<strong>de</strong> hacerlo.<br />

Los cristianos que acumulan tesoros en la tierra generalmente pagan su <strong>de</strong>sobediencia<br />

en las vidas <strong>de</strong> sus hijos. Muy pocos hijos <strong>de</strong> tales familias siguen a<strong>de</strong>lante para el Señor.<br />

10:28–30 Pedro comprendió la corriente <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong>l Salvador. Él se dio cuenta<br />

<strong>de</strong> que Jesús estaba diciendo: «Déjalo todo, y sígueme». Jesús confirmó esto prometiendo<br />

una recompensa presente y eterna a aquellos que lo <strong>de</strong>jen todo por Su causa y por causa <strong>de</strong>l<br />

evangelio.


1. La recompensa actual es <strong>de</strong> un beneficio <strong>de</strong>l diez mil por ciento, no en dinero, sino en:<br />

a. casas —los hogares <strong>de</strong> otras personas don<strong>de</strong> recibe acomodamiento como siervo <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

b. hermanos, hermanas, madres, hijos —amigos cristianos cuya comunión enriquece<br />

toda la vida.<br />

c. campos —países <strong>de</strong>l mundo que ha reclamado para el Rey.<br />

d. persecuciones —forman parte <strong>de</strong> la actual recompensa. Es causa <strong>de</strong> regocijo ser<br />

hallado digno <strong>de</strong> sufrir por causa <strong>de</strong> Jesús.<br />

2. La recompensa futura es la vida eterna. Esto no quiere <strong>de</strong>cir que consigamos la vida<br />

eterna por <strong>de</strong>jarlo todo. La vida eterna es un don. Aquí, el pensamiento es que aquellos que<br />

lo <strong>de</strong>jan todo son recompensados con una mayor capacidad para gozar <strong>de</strong> la vida eterna en<br />

el cielo. Todos los creyentes tendrán aquella vida, pero no todos gozarán <strong>de</strong> ella en el<br />

mismo grado.<br />

10:31 A continuación, nuestro Señor añadió una palabra <strong>de</strong> advertencia: Muchos<br />

primeros serán últimos; y los últimos, primeros. No es suficiente con comenzar bien en<br />

el camino <strong>de</strong>l discipulado. Lo que cuenta es cómo acabamos. Dijo Ironsi<strong>de</strong>:<br />

No todo aquel que diese promesa <strong>de</strong> ser un fiel y <strong>de</strong>voto seguidor proseguiría en el<br />

camino <strong>de</strong> abnegación por causa <strong>de</strong>l Nombre <strong>de</strong> Cristo, y algunos <strong>de</strong> los que parecían<br />

remisos y cuya <strong>de</strong>voción era cuestionable resultarían genuinos y abnegados en la hora <strong>de</strong> la<br />

prueba.<br />

J. Tercera Predicción <strong>de</strong> la Pasión <strong>de</strong>l Siervo (10:32–34)<br />

10:32 Había llegado ya el momento <strong>de</strong> subir a Jerusalén. Para el Señor Jesús ello<br />

significaba el dolor y pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Getsemaní, el oprobio y la agonía <strong>de</strong> la cruz.<br />

¿Cuáles eran Sus emociones en aquel momento? ¿Acaso no po<strong>de</strong>mos leerlas en las<br />

palabras Jesús iba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos? Había la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios,<br />

sabiendo plenamente cuál iba a ser el coste. Había soledad —iba separado por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Sus discípulos, caminando a solas—. Y había gozo —un gozo profundo, posado, <strong>de</strong> estar<br />

en la voluntad <strong>de</strong>l Padre, la perspectiva gozosa <strong>de</strong> la gloria veni<strong>de</strong>ra, el gozo <strong>de</strong> redimir<br />

para Sí una esposa—. Por el gozo puesto <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él, soportó la cruz, menospreciando el<br />

oprobio.<br />

Al contemplarle andando a solas a la vanguardia, también nosotros nos sentimos<br />

atónitos. Nuestro intrépido Guía, el Autor y Consumador <strong>de</strong> nuestra fe, nuestro glorioso<br />

Señor y divino Príncipe. Erdman escribe:<br />

¡Detengámonos a contemplar aquel rostro y forma, el Hijo <strong>de</strong> Dios, dirigiéndose con<br />

pasos firmes hacia la Cruz! ¿No nos <strong>de</strong>spierta esto a un nuevo heroísmo, al seguirle a Él; no<br />

suscita en nosotros un nuevo amor al ver cuán voluntaria fue Su muerte por nosotros; y sin<br />

embargo, no nos interrogamos ante el significado y misterio <strong>de</strong> aquella muerte?<br />

Aquellos que seguían tenían miedo. Sabían que los guías religiosos en Jerusalén<br />

estaban <strong>de</strong>cididos a darle muerte.


10:33–34 Por tercera vez Jesús dio a Sus discípulos un relato <strong>de</strong>tallado <strong>de</strong> los<br />

acontecimientos veni<strong>de</strong>ros. Este bosquejo profético <strong>de</strong>muestra que era más que un mero<br />

hombre:<br />

1. Mirad que estamos subiendo a Jerusalén (11:1–13:37).<br />

2. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas<br />

(14:1, 2, 43–53).<br />

3. Lo con<strong>de</strong>narán a muerte (14:55–65).<br />

4. Y lo entregarán a traición a los gentiles (15:1).<br />

5. Se burlarán <strong>de</strong> él, le escupirán, le azotarán y matarán (15:2–38).<br />

6. Y a los tres días resucitará (16:1–11).<br />

K. La gran<strong>de</strong>za está en el servicio (10:35–45)<br />

10:35–37 Después <strong>de</strong> esta conmovedora predicción <strong>de</strong> Su inminente crucifixión,<br />

Jacobo y Juan se acercaron a él con una petición que era a la vez noble e inoportuna. Era<br />

noble en tanto que querían estar cerca <strong>de</strong> Cristo, pero era inoportuno estar buscando<br />

gran<strong>de</strong>s cosas para ellos mismos. Dieron evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> fe que Jesús iba a establecer Su<br />

reino, pero <strong>de</strong>berían haber estado pensando en Su inminente pasión.<br />

10:38–39 Jesús les preguntó si podrían beber Su copa, refiriéndose a Sus<br />

pa<strong>de</strong>cimientos, y a compartir Su bautismo, refiriéndose a Su muerte. Ellos afirmaron que<br />

podían, y Él les dijo que sí, que así sería. Pa<strong>de</strong>cerían por causa <strong>de</strong> su lealtad a Él, y Jacobo,<br />

al menos, murió mártir (Hch. 12:2).<br />

10:40 Pero luego les explicó que las posiciones <strong>de</strong> honra en el reino no eran concedidas<br />

arbitrariamente. Serían ganadas. Es bueno recordar aquí que la admisión al reino es por la<br />

gracia por medio <strong>de</strong> la fe, pero que la posición en el reino quedará <strong>de</strong>terminada por la<br />

fi<strong>de</strong>lidad a Cristo.<br />

10:41–44 Los otros diez discípulos se sintieron sumamente indignados por el hecho <strong>de</strong><br />

que Jacobo y Juan hubiesen intentado avanzarse a ellos. Pero su indignación fue<br />

manifestación <strong>de</strong> que estaban gobernados por el mismo espíritu. Esto dio pie a que el Señor<br />

Jesús diera una hermosa y revolucionaria lección acerca <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za. Entre los<br />

inconversos, los gran<strong>de</strong>s son aquellos que rigen <strong>de</strong> manera arbitraria, que son abrumadores<br />

y dominantes. Pero en el reino <strong>de</strong> Cristo la gran<strong>de</strong>za va marcada por el servicio.<br />

Cualquiera que <strong>de</strong>see… ser primero <strong>de</strong>bería llegar a ser esclavo <strong>de</strong> todos.<br />

10:45 El Ejemplo Supremo es el Hijo <strong>de</strong>l Hombre mismo. Él no vino a ser servido,<br />

sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos. ¡Pensemos en esto! Vino con Su<br />

nacimiento milagroso. Sirvió a lo largo <strong>de</strong> Su vida. Y con Su muerte vicaria dio Su vida.<br />

Como ya se ha mencionado antes, el versículo 45 es el versículo clave <strong>de</strong> todo el<br />

Evangelio. Es una teología en miniatura, una viñeta <strong>de</strong> la más gran<strong>de</strong> Vida que el mundo<br />

haya jamás conocido.<br />

L. La Curación <strong>de</strong>l ciego Bartimeo (10:46–52)<br />

10:46 La escena pasa ahora <strong>de</strong> Perea a Ju<strong>de</strong>a. El Señor y Sus discípulos habían pasado<br />

el Jordán y habían venido a Jericó. Allí se encontró con el ciego Bartimeo, un hombre con


una <strong>de</strong>sesperada necesidad, un conocimiento <strong>de</strong> su necesidad y la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> que<br />

fuese satisfecha.<br />

10:47 Bartimeo reconoció e interpeló a Jesús como el Hijo <strong>de</strong> David. ¡Era irónico que<br />

mientras que la nación <strong>de</strong> Israel estaba ciega a la presencia <strong>de</strong>l Mesías, un judío ciego<br />

tuviese verda<strong>de</strong>ra visión espiritual!<br />

10:48–52 Sus persistentes ruegos pidiendo compasión no quedaron sin respuesta. Su<br />

oración específica pidiendo la vista dio una respuesta específica. Su gratitud se expresó con<br />

un agra<strong>de</strong>cido discipulado, siguiendo a Jesús en Su último viaje a Jerusalén. Tiene que<br />

haber alentado el corazón <strong>de</strong>l Señor encontrar una fe así en Jericó, mientras seguía Su<br />

camino a la cruz. Fue bueno que Bartimeo buscase aquel día al Señor, porque el Salvador<br />

nunca volvió a pasar por aquel camino.<br />

V. EL MINISTERIO DEL SIERVO EN JERUSALÉN (Caps.<br />

11, 12)<br />

A. La entrada triunfal (11:1–11)<br />

11:1–3 El registro <strong>de</strong> la última semana comienza aquí. Jesús se había <strong>de</strong>tenido en la<br />

la<strong>de</strong>ra oriental <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong> los Olivos, cerca <strong>de</strong> Betfagé (la casa <strong>de</strong> los higos ver<strong>de</strong>s) y<br />

Betania (la casa <strong>de</strong> los pobres, humil<strong>de</strong>s, oprimidos).<br />

Había llegado el momento <strong>de</strong> presentarse abiertamente al pueblo judío como su Rey-<br />

Mesías. Y lo iba a hacer en cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Zacarías (9:9), montado en un<br />

pollino. De modo que envió a dos <strong>de</strong> sus discípulos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Betania a Betfagé. Con un<br />

perfecto conocimiento y una total autoridad, les dijo que trajesen un pollino no domado que<br />

encontrarían atado. Si alguien les interpelaba, <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>cir: El Señor lo necesita. La<br />

omnisciencia <strong>de</strong>l Señor, tal como se ve aquí, ha llevado a alguien a <strong>de</strong>cir: «Éste no es el<br />

Cristo <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rnismo, sino el <strong>de</strong> la historia y <strong>de</strong>l cielo».<br />

11:4–6 Todo sucedió como Jesús había predicho. Encontraron un pollino atado en<br />

una encrucijada principal <strong>de</strong>l pueblo. Cuando les interpelaron, los discípulos contestaron tal<br />

como Jesús les había mandado. Entonces les <strong>de</strong>jaron marchar.<br />

11:7–8 Aunque el pollino nunca había sido montado antes, no rehusó llevar a su<br />

Creador a Jerusalén. El Señor cabalgó a la ciudad sobre una alfombra <strong>de</strong> mantos y ramas<br />

<strong>de</strong> palmera, mientras resonaban en Sus oídos las aclamaciones <strong>de</strong> la muchedumbre. Por un<br />

momento, al menos, fue reconocido como Rey.<br />

11:9–10 La gente aclamaba:<br />

1. ¡Hosanná! —lo cual significaba originalmente «Salva, te rogamos», pero que más<br />

tar<strong>de</strong> vino a ser una exclamación <strong>de</strong> alabanza. Quizá la gente estuviese significando con<br />

ello: «¡Salva, te rogamos, <strong>de</strong> nuestros opresores romanos!»<br />

2. ¡Bendito el que viene en nombre <strong>de</strong>l Señor! —un claro reconocimiento <strong>de</strong> que Jesús<br />

era el prometido Mesías (Sal. 118:26).<br />

3. ¡Bendito el reino veni<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> nuestro padre David! —creían ellos que el reino<br />

estaba a punto <strong>de</strong> ser establecido, con Cristo sentándose en el trono <strong>de</strong> David.<br />

4. ¡Hosanná en las alturas! —un llamamiento a alabar al Señor en las alturas <strong>de</strong> los<br />

cielos, o petición a Él para que salvase <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las alturas <strong>de</strong> los cielos.


11:11 Una vez en Jerusalén, Jesús entró en el templo —no <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l santuario, sino<br />

en los atrios <strong>de</strong>l templo—. Se suponía que era la casa <strong>de</strong> Dios, pero no estaba cómodo en<br />

este templo, porque los sacerdotes y el pueblo rehusaban reconocerle Sus <strong>de</strong>rechos. Y<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mirar todo alre<strong>de</strong>dor brevemente, el Salvador salió para Betania con los<br />

doce discípulos. Era el domingo, atar<strong>de</strong>ciendo.<br />

B. La Higuera Estéril (11:12–14)<br />

Este inci<strong>de</strong>nte es la interpretación que da el Salvador <strong>de</strong> la bienvenida tumultuosa que<br />

acababa <strong>de</strong> experimentar en Jerusalén. Vio a la nación <strong>de</strong> Israel como una higuera estéril<br />

—tenía hojas <strong>de</strong> profesión pero sin fruto—. El clamor <strong>de</strong> Hosanna pronto se transformaría<br />

en el terrible clamor: «¡Crucifícalo!».<br />

Hay una aparente dificultad en el hecho que con<strong>de</strong>nó a la higuera porque no tenía fruto,<br />

aunque el registro dice <strong>de</strong> manera clara que no era tiempo <strong>de</strong> higos. Parece presentar al<br />

Salvador como irrazonable e irritable. Sabemos que no es así, pero, ¿cómo po<strong>de</strong>mos<br />

explicar esta curiosa circunstancia?<br />

Las higueras en las tierras bíblicas producen un fruto comestible antes que aparezcan<br />

las hojas, llamado breva. Se trataba <strong>de</strong> un heraldo <strong>de</strong> la cosecha normal, <strong>de</strong>scrita aquí como<br />

tiempo <strong>de</strong> higos. Si no aparecían brevas, era señal <strong>de</strong> que no habría cosecha <strong>de</strong> higos a su<br />

tiempo. Cuando Jesús llegó a la nación <strong>de</strong> Israel, había hojas, lo que habla <strong>de</strong> profesión,<br />

pero no había fruto para Dios. Había promesa sin cumplimiento, profesión sin realidad.<br />

Jesús tenía hambre <strong>de</strong> fruto <strong>de</strong> la nación. Debido a que no había fruto temprano, sabía que<br />

no habría fruto tardío <strong>de</strong> aquel pueblo incrédulo. Por eso maldijo la higuera. Esto era una<br />

premonición <strong>de</strong>l juicio que iba a caer sobre Israel en el 70 d.C.<br />

Sin embargo, este inci<strong>de</strong>nte no enseña que Israel fue mal<strong>de</strong>cida a una esterilidad<br />

perpetua. El pueblo judío ha sido echado a un lado temporalmente, pero cuando Cristo<br />

vuelva a reinar, la nación renacerá y será restaurada a una posición <strong>de</strong> favor con Dios.<br />

Éste es el único milagro en el que Cristo maldijo en lugar <strong>de</strong> ben<strong>de</strong>cir, en que <strong>de</strong>struyó<br />

vida en lugar <strong>de</strong> restaurarla. Esto ha sido suscitado como una dificultad. Pero es una<br />

objeción que no es válida. El Creador tiene el <strong>de</strong>recho soberano <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir un objeto<br />

inanimado para enseñar una importante lección espiritual y así salvar a los hombres <strong>de</strong> la<br />

con<strong>de</strong>nación eterna.<br />

Aunque la interpretación primaria <strong>de</strong> este pasaje tiene que ver con la nación <strong>de</strong> Israel,<br />

tiene aplicación para personas <strong>de</strong> todas las eras que combinan elevadas pretensiones <strong>de</strong><br />

palabra con un andar indigno.<br />

C. El Siervo limpia el Templo (11:15–19)<br />

11:15–16 Al comienzo <strong>de</strong> Su ministerio público, Jesús había expulsado el<br />

comercialismo <strong>de</strong> los aledaños <strong>de</strong>l templo (Jn. 2:13–22). Ahora volvió a entrar en el patio<br />

<strong>de</strong>l templo echando a aquellos que sacaban beneficio <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s sagradas. Incluso<br />

impidió el acarreo <strong>de</strong> mercancías ordinarias por el templo.<br />

11:17 Combinando citas <strong>de</strong> Isaías y <strong>de</strong> Jeremías, con<strong>de</strong>nó la profanación, el<br />

exclusivismo y el comercialismo. Dios había querido que el templo fuese casa <strong>de</strong> oración<br />

para todas las naciones (Is. 56:7), no sólo para Israel. Lo habían convertido en un<br />

mercado religioso, en un centro <strong>de</strong> reunión <strong>de</strong> tramposos y <strong>de</strong> <strong>de</strong>fraudadores (Jer. 7:11).


11:18 Los principales sacerdotes y los escribas se sintieron profundamente heridos<br />

por Sus acusaciones. Querían <strong>de</strong>struirle, pero no podían hacerlo abiertamente, porque el<br />

común <strong>de</strong>l pueblo seguía sintiéndose maravillado ante Su presencia.<br />

11:19 Al caer la tar<strong>de</strong>, salieron fuera <strong>de</strong> la ciudad. El tiempo <strong>de</strong>l verbo en el original<br />

sugiere que lo hicieron como solían, quizá por motivos <strong>de</strong> seguridad. Pero Él no tenía<br />

miedo por Sí mismo. Hemos <strong>de</strong> recordar que parte <strong>de</strong> Su ministerio era preservar a las<br />

ovejas, es <strong>de</strong>cir a Sus propios discípulos (Jn. 17:6–19). A<strong>de</strong>más, sería absurdo que Él se<br />

entregase a merced <strong>de</strong> Sus enemigos antes <strong>de</strong>l momento señalado.<br />

D. La Lección <strong>de</strong> la Higuera Estéril (11:20–26)<br />

11:20–23 A la mañana siguiente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber mal<strong>de</strong>cido la higuera, los discípulos<br />

volvieron a pasar junto a ella, camino <strong>de</strong> Jerusalén. Se había secado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las raíces.<br />

Cuando Pedro lo mencionó al Señor, Él dijo sencillamente: Tened fe en Dios. Pero, ¿qué<br />

tienen que ver estas palabras con la higuera? Los siguientes versículos muestran que Jesús<br />

estaba alentando la fe como medio para quitar dificulta<strong>de</strong>s. Si los discípulos tienen fe en<br />

Dios, pue<strong>de</strong>n afrontar los problemas <strong>de</strong> la ausencia <strong>de</strong> fruto, y eliminar barreras<br />

montañosas.<br />

Sin embargo, estos versículos no dan autoridad a nadie para orar pidiendo po<strong>de</strong>res<br />

milagrosos para su propia conveniencia o fama. Cada acto <strong>de</strong> fe ha <strong>de</strong> reposar en la<br />

promesa <strong>de</strong> Dios. Si sabemos que es la voluntad <strong>de</strong> Dios eliminar una <strong>de</strong>terminada<br />

dificultad, en tal caso po<strong>de</strong>mos orar con la absoluta confianza <strong>de</strong> que así se hará. De hecho,<br />

po<strong>de</strong>mos orar con confianza acerca <strong>de</strong> cualquier tema siempre que tengamos confianza en<br />

que es conforme a la voluntad <strong>de</strong> Dios revelada en la Biblia o por el testimonio interno <strong>de</strong>l<br />

Espíritu.<br />

11:24 Cuando estamos viviendo realmente en contacto con el Señor y orando en el<br />

Espíritu, po<strong>de</strong>mos tener la certidumbre <strong>de</strong> la respuesta a la oración antes que venga la<br />

respuesta en sí.<br />

11:25–26 Pero una <strong>de</strong> las exigencias prácticas para la respuesta a la oración es un<br />

espíritu perdonador. Si abrigamos una actitud dura y vengativa contra otros, no po<strong>de</strong>mos<br />

esperar que Dios nos oiga y responda. Hemos <strong>de</strong> perdonar, o Dios no perdonará nuestras<br />

transgresiones. Esto no se refiere al perdón judicial <strong>de</strong> los pecados en el momento <strong>de</strong> la<br />

conversión, lo cual es estrictamente una cuestión <strong>de</strong> gracia por medio <strong>de</strong> la fe. Se refiere<br />

más bien a los tratos paternos <strong>de</strong> Dios con Sus hijos. Un espíritu implacable en un creyente<br />

quebranta la comunión con el Padre en el cielo y obstaculiza el fluir <strong>de</strong> la bendición.<br />

E. La Autoridad <strong>de</strong>l Siervo, puesta en tela <strong>de</strong> juicio (11:27–33)<br />

11:27–28 Tan pronto como llegó Él al área <strong>de</strong>l templo, se le acercaron los guías<br />

religiosos y <strong>de</strong>safiaron Su autoridad haciendo dos preguntas: (1) ¿Con cuál autoridad<br />

estás haciendo estas cosas? y (2) ¿Quién te dio autoridad para hacer estas cosas? (Es<br />

<strong>de</strong>cir, para limpiar el templo, mal<strong>de</strong>cir la higuera, y entrar montado en triunfo en Jerusalén.)<br />

Tenían la esperanza <strong>de</strong> atraparle, contestase lo que contestase. Si afirmaba tener autoridad<br />

en Sí mismo como el Hijo <strong>de</strong> Dios, le acusarían <strong>de</strong> blasfemia. Si afirmaba tener autoridad<br />

<strong>de</strong> los hombres, le <strong>de</strong>sacreditarían. Si afirmaba haber recibido autoridad <strong>de</strong> Dios,


<strong>de</strong>safiarían su afirmación; ellos se consi<strong>de</strong>raban a sí mismos como los guías religiosos<br />

<strong>de</strong>signados por Dios para el pueblo.<br />

11:29–32 Pero Jesús les respondió con otra pregunta. Juan el Bautista, ¿había sido<br />

comisionado por Dios o no? (El bautismo <strong>de</strong> Juan hace referencia a todo su ministerio.)<br />

No podían respon<strong>de</strong>r a esto sin quedar en evi<strong>de</strong>ncia. Si el ministerio <strong>de</strong> Juan provenía <strong>de</strong><br />

Dios, hubiesen <strong>de</strong>bido aten<strong>de</strong>r su llamamiento al arrepentimiento. Si menospreciaban el<br />

ministerio <strong>de</strong> Juan, se arriesgaban a las iras <strong>de</strong>l común <strong>de</strong>l pueblo, que seguían todos<br />

consi<strong>de</strong>rando a Juan como portavoz <strong>de</strong> Dios.<br />

11:33 Cuando rehusaron respon<strong>de</strong>r, alegando ignorancia, el Señor rehusó tratar acerca<br />

<strong>de</strong> Su autoridad. Mientras no estuviesen dispuestos a reconocer las cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong>l<br />

Heraldo, ¡difícilmente estarían dispuestos a reconocer las más elevadas cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong>l<br />

Rey mismo!<br />

F. La Parábola <strong>de</strong> los Viñadores Malvados (12:1–12)<br />

12:1 El Señor Jesús no había terminado con las autorida<strong>de</strong>s judías, aun cuando había<br />

rehusado contestar a sus preguntas. Ahora, en forma <strong>de</strong> parábolas, pronunció contra ellos<br />

una hiriente acusación por su rechazo <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios. Jesús les contó en forma <strong>de</strong><br />

parábola la historia <strong>de</strong> un hombre que plantó una viña, la cercó <strong>de</strong> vallado, cavó un lagar,<br />

edificó una torre y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. El hombre que plantó una<br />

viña era el mismo Dios. La viña era el puesto <strong>de</strong> privilegio que entonces ocupaba Israel. La<br />

cerca era la Ley <strong>de</strong> Moisés, que separaba a Israel <strong>de</strong> los gentiles y los preservaba como<br />

pueblo peculiar para el Señor. Los viñadores, o labradores, eran los guías religiosos, como<br />

los fariseos, escribas y ancianos.<br />

12:2–5 Una y otra vez, Dios envió a Sus siervos, los profetas, al pueblo <strong>de</strong> Israel,<br />

buscando comunión, santidad y amor. Pero el pueblo persiguió a los profetas, y mataron a<br />

algunos <strong>de</strong> ellos.<br />

12:6–8 Finalmente, Dios envió a Su amado Hijo. De cierto, a él lo respetarían. Pero<br />

no fue así. Conspiraron contra Él y finalmente lo mataron. Así, el Señor predijo Su propia<br />

muerte y <strong>de</strong>nunció a Sus inicuos asesinos.<br />

12:9 ¿Qué iba a hacer Dios con aquellos malvados? Los <strong>de</strong>struirá y dará el puesto <strong>de</strong><br />

privilegio a otros. Los otros aquí pue<strong>de</strong> referirse a los gentiles, o al remanente arrepentido<br />

<strong>de</strong> Israel en los últimos días.<br />

12:10–11 Todo esto era para que se cumpliesen las Escrituras <strong>de</strong>l AT. En el Salmo<br />

118:22, 23, por ejemplo, estaba profetizado que el Mesías sería <strong>de</strong>sechado por los guías<br />

judíos en sus planes <strong>de</strong> edificación. No tenían lugar para esta Piedra. Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su<br />

muerte sería levantado <strong>de</strong> los muertos y recibiría <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios toda preeminencia. Sería<br />

constituido como la piedra angular <strong>de</strong>l edificio <strong>de</strong> Dios.<br />

12:12 Los guías judíos comprendieron aquello. Creían que el Salmo 118 hablaba <strong>de</strong>l<br />

Mesías. Ahora oyeron al Señor Jesús aplicándoselo a Sí mismo. Procuraban pren<strong>de</strong>rle,<br />

pero Su tiempo no había llegado todavía. La multitud se habría puesto <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Jesús.<br />

De modo que por el momento los guías religiosos le <strong>de</strong>jaron.<br />

G. Dando a César y a Dios (12:13–17)


El capítulo 12 contiene ataques contra el Señor <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los fariseos y herodianos, y<br />

<strong>de</strong> los saduceos. Es un capítulo <strong>de</strong> preguntas. (Véase vv. 9, 10, 14, 15, 16, 23, 24, 26, 28,<br />

35, 37.)<br />

12:13–14 Los fariseos y… los herodianos, acerbos enemigos, se unieron ahora en un<br />

odio común contra el Salvador. En su <strong>de</strong>sesperación intentaron inducirle a <strong>de</strong>cir algo que<br />

pudiesen emplear para acusarle. De modo que le preguntaron si era lícito dar tributo al<br />

gobierno romano.<br />

A ningún judío le gustaba <strong>de</strong> manera particular vivir bajo el gobierno romano. Los<br />

fariseos lo aborrecían apasionadamente, mientras que los herodianos adoptaban una postura<br />

más tolerante. Si Jesús aprobaba públicamente pagar tributo a César, se enajenaría a<br />

muchos <strong>de</strong> los judíos. Si hablaba contra César, sería arrastrado ante las autorida<strong>de</strong>s romanas<br />

para ser encarcelado y juzgado como traidor.<br />

12:15–16 Jesús pidió que alguien le trajese un <strong>de</strong>nario. (Evi<strong>de</strong>ntemente, Él mismo no<br />

tenía uno.) La moneda tenía la imagen <strong>de</strong> Tiberio César, lo que recordaba a todos los judíos<br />

su condición <strong>de</strong> pueblo conquistado, sometido. ¿Por qué estaban en tal condición? Por su<br />

propia infi<strong>de</strong>lidad y pecado. Debían haberse humillado al tener que admitir que las<br />

monedas que empleaban llevaban la imagen <strong>de</strong> un dictador gentil.<br />

12:17 Jesús les dijo: Lo <strong>de</strong> César, <strong>de</strong>volvédselo a César; y lo <strong>de</strong> Dios, a Dios. Su gran<br />

fracaso no residía en la primera cuestión, sino en la segunda. Habían pagado los tributos<br />

romanos, aunque a regañadientes, pero habían <strong>de</strong>scuidado las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios sobre sus<br />

propias vidas. La moneda tenía la imagen <strong>de</strong> César. El hombre tiene sobre sí la imagen <strong>de</strong><br />

Dios —Dios creó al hombre a Su propia imagen (Gn 1:26, 27)— y por ello pertenece a<br />

Dios.<br />

El creyente ha <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer y apoyar al gobierno bajo el que vive. No ha <strong>de</strong> hablar mal<br />

<strong>de</strong> sus gobernantes ni trabajar para <strong>de</strong>rribar el gobierno. Debe pagar los impuestos y orar<br />

por los que están en autoridad. Si es llamado a hacer cualquier cosa que viole su más<br />

elevada lealtad a Cristo, ha <strong>de</strong> rehusarlo y sobrellevar el castigo. Las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios han<br />

<strong>de</strong> tener prece<strong>de</strong>ncia sobre todo lo <strong>de</strong>más. Al mantener estas <strong>de</strong>mandas, el cristiano <strong>de</strong>bería<br />

siempre mantener un buen testimonio ante el mundo.<br />

H. Los Saduceos y su acertijo acerca <strong>de</strong> la Resurrección (12:18–27)<br />

12:18 Los saduceos eran los liberales o racionalistas <strong>de</strong> aquella época. Se burlaban <strong>de</strong><br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una resurrección corporal; <strong>de</strong> modo que se presentaron ante el Señor con una<br />

historia absurda, intentando ridiculizar el concepto <strong>de</strong> la resurrección en su totalidad.<br />

12:19 Le recordaron a Jesús que la Ley <strong>de</strong> Moisés daba una especial provisión para las<br />

viudas en Israel. A fin <strong>de</strong> preservar el nombre <strong>de</strong> la familia, la Ley estipulaba que si un<br />

hombre moría sin hijos, su hermano <strong>de</strong>bía casarse con la viuda (Dt. 25:5–10).<br />

12:20–23 Aquí presentan un caso imaginario en el que una mujer se casó con siete<br />

hermanos, uno tras otro. Por último, ella también murió. ¡Y ahora viene su astuta<br />

pregunta! ¿De quién <strong>de</strong> ellos será mujer en la resurrección?<br />

12:24 Ellos creían que eran inteligentes; el Salvador, en cambio, les dijo que tenían una<br />

crasa ignorancia tanto <strong>de</strong> las Escrituras que enseñan la resurrección como <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Dios que levanta a los muertos.<br />

12:25 Primero, habían <strong>de</strong> saber que la relación <strong>de</strong> casamiento no continúa en el cielo.<br />

Los creyentes se reconocerán entre sí en el cielo, y no per<strong>de</strong>rán sus distinciones como


hombres y mujeres, pero ni ellos se casan, ni ellas son dadas en casamiento. En cuanto a<br />

esto son como ángeles en los cielos.<br />

12:26–27 Luego nuestro Señor tomó a los saduceos, que valoraban los libros <strong>de</strong> Moisés<br />

por encima <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l AT, <strong>de</strong> vuelta a la narración <strong>de</strong> Moisés, en lo <strong>de</strong> la zarza (Éx.<br />

3:6). Allí Dios se <strong>de</strong>signó a Sí mismo como el Dios <strong>de</strong> Abraham, Dios <strong>de</strong> Isaac y Dios <strong>de</strong><br />

Jacob. El Salvador empleó esto para mostrar que Dios no era un Dios <strong>de</strong> muertos, sino <strong>de</strong><br />

vivos.<br />

Pero, ¿cómo podía ser esto? ¿Acaso no estaban ya muertos Abraham, Isaac y Jacob<br />

cuando Dios se apareció a Moisés? Sí, sus cuerpos estaban en la Cueva <strong>de</strong> Macpela en<br />

Hebrón. ¿Cómo es entonces Dios el Dios <strong>de</strong> los vivos?<br />

El argumento parece ser como sigue:<br />

1. Dios había hecho promesas a los patriarcas tocante a la tierra y tocante al Mesías.<br />

2. Estas promesas no fueron cumplidas durante sus vidas.<br />

3. Cuando Dios habló a Moisés <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la zarza ardiente, los cuerpos <strong>de</strong> estos patriarcas<br />

estaban en el sepulcro.<br />

4. Pero Dios se refirió a Sí mismo como el Dios <strong>de</strong> los vivientes.<br />

5. Él había <strong>de</strong> cumplir Sus promesas a Abraham, Isaac y Jacob.<br />

6. Por tanto, la resurrección es una necesidad absoluta por lo que conocemos acerca <strong>de</strong>l<br />

carácter <strong>de</strong> Dios.<br />

Y <strong>de</strong> esta manera, las palabras finales <strong>de</strong>l Señor a los saduceos fueron: Andáis muy<br />

equivocados.<br />

I. El Gran Mandamiento (12:28–34)<br />

12:28 Uno <strong>de</strong> los escribas, impresionado por la <strong>de</strong>streza <strong>de</strong> nuestro Señor para<br />

respon<strong>de</strong>r las preguntas <strong>de</strong> Sus críticos, preguntó a Jesús cuál mandamiento era el más<br />

importante <strong>de</strong> todos. Era una pregunta honrada, y, en ciertos aspectos, la pregunta más<br />

fundamental <strong>de</strong> la vida. Estaba <strong>de</strong> verdad pidiendo una <strong>de</strong>claración concisa <strong>de</strong>l principal<br />

objetivo <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong>l hombre.<br />

12:29 Jesús comenzó citando <strong>de</strong>l Shema, una <strong>de</strong>claración judía <strong>de</strong> fe tomada <strong>de</strong><br />

Deuteronomio 6:4: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es un solo Señor.<br />

12:30 Luego sumarizó la responsabilidad <strong>de</strong>l hombre para con Dios: Amarás al Señor<br />

con toda la integridad <strong>de</strong>l propio corazón, alma, mente y fuerza. Dios ha <strong>de</strong> tener el lugar<br />

supremo en la vida <strong>de</strong>l hombre. A ningún otro amor se le pue<strong>de</strong> permitir rivalizar con el<br />

amor a Dios.<br />

12:31 La otra mitad <strong>de</strong> los Diez Mandamientos nos enseña a amar a nuestro prójimo<br />

como a nosotros mismos. Debemos amar a Dios más que a nosotros mismos y a nuestro<br />

prójimo como a nosotros mismos. Así que la vida que realmente cuenta se dirige en primer<br />

lugar a Dios, y luego a los <strong>de</strong>más. Las cosas materiales no son citadas aquí. Dios es<br />

importante, y las personas son importantes.<br />

12:32–33 El escriba estuvo cordialmente <strong>de</strong> acuerdo, <strong>de</strong>clarando con una encomiable<br />

claridad que amar a Dios y al prójimo era muchísimo más importante que los rituales. Se<br />

daba cuenta <strong>de</strong> que la gente podía celebrar ceremonias religiosas y exhibir piedad en<br />

público sin una santidad interior, personal. Reconoció que Dios está interesado en lo que el<br />

hombre es en lo interior así como en lo exterior.


12:34 Cuando Jesús oyó esta notable observación, le dijo al escriba que no estaba lejos<br />

<strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Los verda<strong>de</strong>ros súbditos <strong>de</strong>l reino no intentan engañar a Dios, a sus<br />

semejantes ni a sí mismos con una religión externa. Dándose cuenta <strong>de</strong> que Dios mira al<br />

corazón, acu<strong>de</strong>n a Él para ser purificados <strong>de</strong>l pecado y para recibir po<strong>de</strong>r para vivir <strong>de</strong> una<br />

manera que le sea agradable.<br />

Después <strong>de</strong> esto, nadie se atrevía ya más a intentar atrapar al Señor Jesús con<br />

preguntas para incriminarle.<br />

J. El Hijo <strong>de</strong> David es el Señor <strong>de</strong> David (12:35–37)<br />

Los escribas siempre habían enseñado que el Mesías sería <strong>de</strong>scendiente directo <strong>de</strong><br />

David. Aunque eso era verdad, no era toda la verdad. De modo que el Señor Jesús planteó<br />

ahora un problema a los que le ro<strong>de</strong>aban en el patio <strong>de</strong>l templo. En el Salmo 110:1, David<br />

se refiere al Mesías como su Señor. ¿Cómo podía ser eso? ¿Cómo podía el Mesías ser a la<br />

vez Hijo <strong>de</strong> David y a la vez su Señor? Para nosotros, la respuesta es clara. El Mesías iba a<br />

ser a la vez Hombre y Dios. Como hijo <strong>de</strong> David, sería humano. Como Señor <strong>de</strong> David,<br />

sería divino.<br />

La gran multitud le escuchaba con gusto. Aparentemente estaban dispuestos a<br />

aceptar este hecho, aunque pudieran no compren<strong>de</strong>rlo <strong>de</strong> una manera plena. Pero no se dice<br />

nada <strong>de</strong> los escribas y fariseos. Y este silencio <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> ellos es ominoso.<br />

K. Advertencia contra los Escribas (12:38–40)<br />

12:38–39 Los escribas eran externamente religiosos. Les encantaba presentarse con<br />

amplio ropaje. Se distinguían <strong>de</strong>l común <strong>de</strong> los mortales y se daban una apariencia <strong>de</strong><br />

beatos. Les encantaba ser saludados con gran<strong>de</strong>s títulos en los lugares públicos. ¡Esto les<br />

ensanchaba el ego! Buscaban los puestos principales en las sinagogas, como si la situación<br />

física tuviese algo que ver con la piedad. No sólo querían <strong>de</strong>stacarse en lo religioso, sino<br />

también en lo social. Querían los lugares <strong>de</strong> honor en los banquetes.<br />

12:40 Interiormente, eran codiciosos e hipócritas. Robaban las propieda<strong>de</strong>s y medios <strong>de</strong><br />

subsistencia <strong>de</strong> las viudas para enriquecerse, ¡pretendiendo que el dinero era para el Señor!<br />

Recitaban largas oraciones —gran<strong>de</strong>s y altisonantes palabras <strong>de</strong> vanidad—; oraciones<br />

compuestas meramente <strong>de</strong> palabras. En resumen, les encantaba la peculiaridad (amplios<br />

ropajes), la popularidad (saludos), la importancia (lugares principales); la prioridad<br />

(puestos <strong>de</strong> honor), las posesiones (casas <strong>de</strong> las viudas) y la falsa piedad (largas oraciones).<br />

L. Las dos Blancas <strong>de</strong> la Viuda (12:41–44)<br />

En acusado contraste con la avaricia <strong>de</strong> los escribas, tenemos la <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> la viuda.<br />

Ellos <strong>de</strong>voraban las casas <strong>de</strong> las viudas; ella dio al Señor todo cuanto poseía. Este<br />

inci<strong>de</strong>nte muestra la omnisciencia <strong>de</strong>l Señor. Observando a los ricos cómo echaban<br />

cantida<strong>de</strong>s consi<strong>de</strong>rables en el arca <strong>de</strong>l tesoro, sabía que sus dones no representaban un<br />

sacrificio. Daban <strong>de</strong> lo que les sobra. Sabiendo también que las dos blancas que echó la<br />

viuda eran su sustento, anunció que ella había dado más que todos los <strong>de</strong>más juntos. Por<br />

lo que respecta al valor monetario, ella dio muy poco. Pero el Señor estima el don por


nuestros motivos, nuestros medios y por lo que nos queda. Éste es un gran aliento para los<br />

que tienen pocas posesiones materiales, pero un gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> darle.<br />

¡Es asombroso cómo po<strong>de</strong>mos aprobar la acción <strong>de</strong> la viuda y estar <strong>de</strong> acuerdo con el<br />

veredicto <strong>de</strong>l Salvador, pero sin imitar el ejemplo <strong>de</strong> ella! Si realmente creyésemos lo que<br />

<strong>de</strong>cimos que creemos, actuaríamos exactamente como ella. Su don expresó la convicción<br />

que tenía <strong>de</strong> que todo lo que poseía pertenecía al Señor; <strong>de</strong> que Él era digno <strong>de</strong> todo y que<br />

había <strong>de</strong> tenerlo todo. Muchos cristianos en la actualidad la criticarían por no guardar para<br />

el futuro. ¿Mostró esto una ausencia <strong>de</strong> previsión y pru<strong>de</strong>ncia? Así lo argumentarían los<br />

hombres. Pero esta es la vida <strong>de</strong> la fe —darlo ahora todo para la obra <strong>de</strong> Dios y confiando<br />

en Él para el futuro—. ¿Acaso no ha prometido Él proveer para los que buscan primero el<br />

reino <strong>de</strong> Dios y Su justicia (Mt. 6:33).<br />

¿Radical? ¿Revolucionario? Si no llegamos a darnos cuenta <strong>de</strong> que las enseñanzas <strong>de</strong><br />

Cristo son radicales y revolucionarias, nos habremos perdido el énfasis <strong>de</strong> Su ministerio.<br />

VI. EL SERMÓN DEL SIERVO EN EL OLIVETE (Cap. 13)<br />

A. Jesús predice la Destrucción <strong>de</strong>l Templo (13:1–2)<br />

13:1 Mientras el Señor Jesús salía <strong>de</strong>l área <strong>de</strong>l templo por última vez antes <strong>de</strong> Su<br />

muerte, uno <strong>de</strong> Sus discípulos intentó suscitar Su entusiasmo acerca <strong>de</strong> la magnificencia<br />

<strong>de</strong>l templo y <strong>de</strong> la arquitectura alre<strong>de</strong>dor. Los discípulos estaban ocupados con los triunfos<br />

arquitectónicos involucrados en levantar aquellas enormes piedras.<br />

13:2 El Salvador replicó que todo esto estaba a punto <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>struido. No iba a quedar<br />

una piedra sobre otra que no fuese totalmente <strong>de</strong>struida cuando los ejércitos romanos<br />

invadiesen Jerusalén en el 70 d.C. ¿Para qué preocuparse por cosas que sólo son efímeras<br />

sombras?<br />

B. El Comienzo <strong>de</strong> Dolores (13:3–8)<br />

En Su discurso en el monte <strong>de</strong> los Olivos, el Señor <strong>de</strong>svió la atención <strong>de</strong> los discípulos<br />

a acontecimientos <strong>de</strong> mayor importancia. Algunas <strong>de</strong> las profecías parecen presentar la<br />

<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén, el 70 d.C.; la mayor parte <strong>de</strong> ellos evi<strong>de</strong>ntemente van más allá <strong>de</strong><br />

esta fecha al Periodo <strong>de</strong> la Tribulación y al Regreso personal <strong>de</strong> Cristo en po<strong>de</strong>r y gloria.<br />

Las palabras clave <strong>de</strong>l discurso, que son <strong>de</strong> aplicación a los creyentes en cada dispensación,<br />

son: (1) Mirad o estad sobre aviso, estad atentos (vv. 5, 23, 33); (2) no os alarméis (v. 7);<br />

(3) perseverad (v. 13); (4) orad (vv. 18, 33); (5) velad (vv. 9, 33, 35, 37).<br />

13:3–4 El discurso fue suscitado por una pregunta <strong>de</strong> Pedro, Jacobo, Juan y Andrés.<br />

¿Cuándo iba a ser <strong>de</strong>struido el templo, y cuál iba a ser la señal que prece<strong>de</strong>ría al<br />

acontecimiento profetizado? La respuesta <strong>de</strong>l Señor incluyó la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> un templo<br />

posterior, que ha <strong>de</strong> tener lugar durante la Gran Tribulación, antes <strong>de</strong> Su Segunda Venida.<br />

13:5–6 Primero, <strong>de</strong>bían mirar que nadie les engañase pretendiendo ser el Mesías.<br />

Muchos falsos Cristos iban a surgir, como se ve en la aparición <strong>de</strong> tantas sectas, cada una<br />

<strong>de</strong> ellas claramente con su propio anticristo.<br />

13:7–8 En segundo lugar, no <strong>de</strong>berían interpretar las guerras y rumores <strong>de</strong> guerras<br />

como señal <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> los tiempos. A través <strong>de</strong> todo el periodo intermedio habría conflictos


internacionales. A<strong>de</strong>más, habría gran<strong>de</strong>s cataclismos <strong>de</strong> la naturaleza —terremotos,<br />

hambres y angustias—. Todo esto sería sólo el principio <strong>de</strong> los dolores <strong>de</strong><br />

alumbramiento, que introducirían un periodo <strong>de</strong> angustia sin prece<strong>de</strong>ntes.<br />

C. La Persecución <strong>de</strong> los Discípulos (13:9–13)<br />

13:9 En tercer lugar, el Señor predijo gran<strong>de</strong>s pruebas personales para aquellos que<br />

serían firmes en su testimonio por Él. Serían llevados a juicio ante tribunales religiosos y<br />

civiles.<br />

Aunque esta sección es aplicable a todos los periodos <strong>de</strong> testimonio cristiano, parece<br />

tener una especial referencia al ministerio <strong>de</strong> los 144.000 creyentes judíos que llevarán el<br />

evangelio <strong>de</strong>l reino a todas las naciones <strong>de</strong> la tierra antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar.<br />

13:10 El versículo 10 no <strong>de</strong>bería ser empleado para enseñar que <strong>de</strong>be ser proclamado<br />

el evangelio a todas las naciones antes <strong>de</strong>l arrebatamiento como condición para el mismo.<br />

Debería ser predicado a escala mundial, y quizá así será, pero imponer esta predicación<br />

como condición previa al arrebatamiento es <strong>de</strong>cir algo que la Biblia no afirma. ¡No hay<br />

necesidad <strong>de</strong>l cumplimiento <strong>de</strong> ninguna profecía antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo para recoger a<br />

Su <strong>iglesia</strong>: pue<strong>de</strong> venir en cualquier momento!<br />

13:11 El Señor prometió que los creyentes perseguidos y sometidos a juicio por causa<br />

<strong>de</strong> Él recibirían ayuda divina para presentar su <strong>de</strong>fensa. No necesitarían preparar su alegato<br />

por a<strong>de</strong>lantado; quizá no habrá ni tiempo para ello. El Espíritu Santo les dará las palabras<br />

precisas y necesarias. Esta promesa no <strong>de</strong>bería ser empleada como razón para no preparar<br />

en la actualidad los mensajes o sermones, pero sí es una garantía <strong>de</strong> ayuda sobrenatural en<br />

tiempos <strong>de</strong> crisis. ¡Es una promesa para los mártires, no para los ministros!<br />

13:12–13 Otro rasgo <strong>de</strong> los días <strong>de</strong> la tribulación será la extensión <strong>de</strong> la traición contra<br />

los que son leales al Salvador. Los miembros <strong>de</strong> la propia familia servirán <strong>de</strong> <strong>de</strong>latores<br />

contra los creyentes. Se abatirá sobre el mundo una gran oleada <strong>de</strong> sentimiento<br />

anticristiano. Se precisará <strong>de</strong> valor para mantenerse fiel al Señor Jesús, pero el que<br />

persevere hasta el final, ése será salvo. No pue<strong>de</strong> significar que recibirán la salvación<br />

eterna <strong>de</strong>bido a su perseverancia; sería un falso evangelio. Tampoco pue<strong>de</strong> significar que<br />

los creyentes fieles serán salvos <strong>de</strong> la muerte física durante la tribulación, porque leemos en<br />

otros pasajes que muchos certificarán su testimonio con su sangre. Lo que seguramente<br />

significa es que la perseverancia hasta el fin dará evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> realidad; es <strong>de</strong>cir, que<br />

caracterizará a aquellos que son genuinamente salvos.<br />

D. La Gran Tribulación (13:14–23)<br />

13:14–18 El versículo 14 marca la mitad <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación, el comienzo <strong>de</strong><br />

la Gran Tribulación. Sabemos esto por la comparación <strong>de</strong> este pasaje con Daniel 9:27. En<br />

aquel tiempo se establecerá un gran y abominable ídolo en el templo en Jerusalén. Los<br />

hombres se verán obligados a adorarlo o a ser muertos. Los verda<strong>de</strong>ros creyentes,<br />

naturalmente, se negarán.<br />

Esta idolátrica imagen señalará el principio <strong>de</strong> una gran persecución. Los que lean y<br />

crean la Biblia sabrán que ha llegado el momento <strong>de</strong> huir <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a. No habrá tiempo ni<br />

para recoger las pertenencias personales. Las mujeres encinta y las madres que estén


amamantando se encontrarán con clara <strong>de</strong>sventaja. Si suce<strong>de</strong> en invierno, esto complicará<br />

aún más las cosas.<br />

13:19 Será un tiempo <strong>de</strong> tribulación mayor que nada <strong>de</strong> lo sucedido en el pasado o en<br />

el futuro. Es la Gran Tribulación. El Señor Jesús no se está refiriendo aquí al tipo general<br />

<strong>de</strong> tribulación como la que han tenido que afrontar los creyentes <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s. Éste<br />

es un periodo <strong>de</strong> angustia único en su intensidad.<br />

Observemos que la tribulación es <strong>de</strong> un carácter primariamente judaico. Leemos acerca<br />

<strong>de</strong>l templo (v. 14; cf. Mt. 24:15) y <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a (v. 14). Es el tiempo <strong>de</strong> la angustia <strong>de</strong> Jacob<br />

(Jer. 30:7). La <strong>iglesia</strong> no está a la vista aquí. Ya habrá sido llevada al cielo antes <strong>de</strong>l<br />

comienzo <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l Señor (1 Ts. 4:13–18; cf. 1 Ts. 5:1–3).<br />

13:20 En aquellos días, las copas <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios serán <strong>de</strong>rramadas sobre el mundo.<br />

Será una época <strong>de</strong> calamida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> caos y <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre. De hecho, las<br />

matanzas serán <strong>de</strong> tal magnitud que Dios acortará sobrenaturalmente la duración <strong>de</strong> la luz<br />

diurna; en caso contrario, no sobreviviría ninguna vida.<br />

13:21–22 La Gran Tribulación dará <strong>de</strong> nuevo testimonio <strong>de</strong>l surgimiento <strong>de</strong> falsos<br />

mesías. La gente se encontrará tan <strong>de</strong>sesperada que se volverán a cualquiera que les<br />

prometa seguridad. Pero los creyentes sabrán que Cristo no aparecerá quietamente ni sin<br />

anuncio. Aunque estos falsos cristos lleven a cabo maravillas sobrenaturales (y las harán),<br />

los elegidos no serán engañados. Se darán cuenta <strong>de</strong> que estos milagros son <strong>de</strong> inspiración<br />

<strong>de</strong>moniaca.<br />

Los milagros no son necesariamente acciones divinas. Representan <strong>de</strong>sviaciones<br />

sobrehumanas <strong>de</strong> las leyes conocidas <strong>de</strong> la naturaleza, pero pue<strong>de</strong>n representar la obra <strong>de</strong><br />

Satanás, <strong>de</strong> ángeles o <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios. El Hombre <strong>de</strong> Pecado recibirá po<strong>de</strong>r satánico para<br />

efectuar milagros (2 Ts. 2:9).<br />

13:23 De modo que los creyentes <strong>de</strong>berían estar sobre aviso y prevenidos.<br />

E. La Segunda Venida (13:24–27)<br />

13:24–25 Después <strong>de</strong> aquella tribulación habrá sobrecogedoras perturbaciones en los<br />

cielos. La tierra se verá envuelta <strong>de</strong> tinieblas día y noche. Las estrellas caerán <strong>de</strong>l cielo, y<br />

los po<strong>de</strong>res que hay en los cielos (las fuerzas que mantienen en órbita los cuerpos<br />

estelares) serán sacudidos.<br />

13:26–27 Luego los moradores <strong>de</strong>l mundo, asombrados, verán al Hijo <strong>de</strong>l Hombre<br />

volviendo a la tierra, no ahora como el humil<strong>de</strong> nazareno, sino como el glorioso<br />

Conquistador. Vendrá en las nubes, escoltado por miríadas <strong>de</strong> seres angélicos y <strong>de</strong> santos<br />

glorificados. Será una escena <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r abrumador, <strong>de</strong> un resplandor centelleante. Entonces<br />

enviará a Sus ángeles a reunir a sus elegidos, es <strong>de</strong>cir, a los que le habrán reconocido como<br />

Señor y Salvador durante el periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Vendrán <strong>de</strong> un extremo <strong>de</strong> la tierra<br />

al otro —<strong>de</strong> la China a Colombia— para gozar <strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong> Su maravilloso reinado<br />

<strong>de</strong> mil años sobre la tierra. Pero al mismo tiempo, Sus enemigos serán <strong>de</strong>struidos.<br />

F. La Parábola <strong>de</strong> la Higuera (13:28–31)<br />

13:28 La higuera es un símbolo (o tipo) <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel. Jesús enseñó aquí que<br />

antes <strong>de</strong> Su Segunda Venida, <strong>de</strong> la higuera brotarán hojas. En 1948 se constituyó la nación<br />

in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> Israel. En la actualidad, esta nación ejerce una influencia en los asuntos


mundiales más allá <strong>de</strong> toda proporción con su tamaño. De Israel se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que «brotan<br />

las hojas». No hay fruto todavía; <strong>de</strong> hecho, no habrá fruto hasta que el Mesías vuelva a un<br />

pueblo dispuesto a recibirle.<br />

13:29 La formación y crecimiento <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel nos dice que el Rey está cerca,<br />

a las puertas. Si Su venida a reinar está tan cercana, ¡cuánto más cercana está Su venida<br />

para la <strong>iglesia</strong>!<br />

13:30 El versículo 30 se compren<strong>de</strong> frecuentemente como que significa que todas las<br />

cosas profetizadas en este capítulo tendrán lugar mientras los hombres <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Cristo<br />

vivían todavía. Pero no pue<strong>de</strong> significar tal cosa simplemente porque muchos <strong>de</strong> los<br />

acontecimientos, especialmente los versículos 24–27, no tuvieron lugar en aquel entonces.<br />

Otros lo compren<strong>de</strong>n como que significa que la generación que vivía cuando la higuera<br />

comenzó a brotar y comenzaron a salir hojas, esto es, cuando la nación <strong>de</strong> Israel fue<br />

formada en 1948, sería la generación que vería la Segunda Venida. Nosotros preferimos<br />

una tercera alternativa. Esta generación pue<strong>de</strong> significar «esta raza». Creemos que<br />

significa «esta raza judía caracterizada por incredulidad y rechazo <strong>de</strong>l Mesías». El<br />

testimonio <strong>de</strong> la historia es que «esta generación» no ha pasado. La nación como un todo no<br />

sólo ha sobrevivido como pueblo peculiar, sino que ha proseguido con su profunda y<br />

arraigada animosidad contra el Señor Jesús. Jesús predijo que la nación y este rasgo<br />

nacional iban a persistir hasta Su Segunda Venida.<br />

13:31 Jesús enfatizó la absoluta certidumbre <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> Sus predicciones. Los<br />

cielos atmosférico y estelar, así como la tierra misma, pasarán. Los elementos, siendo<br />

<strong>de</strong>shechos se fundirán. Pero cada palabra pronunciada por Él, permanecerá y se cumplirá.<br />

G. El Día y la Hora, <strong>de</strong>sconocidos (13:32–37)<br />

13:32 Jesús dijo: Pero <strong>de</strong> aquel día o <strong>de</strong> aquella hora, nadie sabe, ni los ángeles en<br />

el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. Es bien sabido que este versículo ha sido empleado<br />

por los enemigos <strong>de</strong>l evangelio para <strong>de</strong>mostrar que Jesús no era más que un hombre con un<br />

conocimiento limitado, como nosotros. También ha sido empleado por creyentes sinceros,<br />

pero <strong>de</strong>scaminados, para <strong>de</strong>mostrar que Jesús se vació <strong>de</strong> los atributos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad cuando<br />

vino al mundo como hombre.<br />

Ninguna <strong>de</strong> estas interpretaciones es cierta. Jesús era y es a la vez Dios y Hombre.<br />

Tenía todos los atributos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad y todas las características <strong>de</strong> la perfecta humanidad.<br />

Es cierto que Su <strong>de</strong>idad estaba velada en un cuerpo <strong>de</strong> carne, pero, con todo, estaba ahí.<br />

Nunca hubo un tiempo en que no fuese plenamente Dios.<br />

¿Cómo pues se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Él que no conoce el tiempo <strong>de</strong> Su Segunda Venida?<br />

Creemos que la clave a la respuesta se encuentra en Juan 15:15: «… el siervo no sabe lo<br />

que hace su señor…» Como Siervo perfecto, no le fue dado al Señor Jesús conocer el<br />

tiempo <strong>de</strong> Su Venida. Como Dios, naturalmente, lo conoce. Pero como Siervo no le fue<br />

dado conocerlo con el propósito <strong>de</strong> revelarlo a otros. James H. Brookes lo explica así:<br />

No se trata <strong>de</strong> una negación <strong>de</strong> la omnisciencia divina <strong>de</strong> nuestro Señor, sino que es<br />

sencillamente una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que en la economía <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción humana, no le tocaba<br />

a Él «conocer los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad», Hechos 1:7.<br />

Jesús sabía que Él ha <strong>de</strong> volver, y se refería frecuentemente a Su segunda venida, pero no<br />

tocaba a Su oficio como Hijo <strong>de</strong>terminar la fecha <strong>de</strong> Su regreso, y por ello podía


mantenerlo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Sus seguidores como el objeto <strong>de</strong> una constante expectativa y<br />

anhelo.<br />

13:33–37 Este capítulo termina con una exhortación a velar y orar, en vista <strong>de</strong>l regreso<br />

<strong>de</strong>l Señor. El hecho <strong>de</strong> que no sabemos el tiempo señalado <strong>de</strong>bería mantenernos alerta.<br />

Hay una situación similar que es común en la vida diaria. Un hombre se va <strong>de</strong> su casa<br />

para un largo viaje. Deja instrucciones a sus siervos y le dice también al portero que vigile<br />

y espere su regreso. Jesús se asemejó a este hombre viajero. Pue<strong>de</strong> volver a cualquier hora<br />

<strong>de</strong> la noche. Su pueblo, sirviendo como vigías nocturnos, no <strong>de</strong>berían ser hallados<br />

durmiendo. Por esto, él ha <strong>de</strong>jado esta palabra para todo Su pueblo: ¡Velad!<br />

VII. LA PASIÓN Y MUERTE DEL SIERVO (Caps. 14, 15)<br />

A. El Complot para dar Muerte a Jesús (14:1–2)<br />

Era ahora el miércoles <strong>de</strong> aquella <strong>de</strong>cisiva semana. Al cabo <strong>de</strong> dos días iba a ser la<br />

pascua, que introducía la Fiesta <strong>de</strong> los Panes sin Levadura, <strong>de</strong> siete días. Los guías<br />

religiosos estaban <strong>de</strong>cididos a acabar con el Señor Jesús, pero no querían hacerlo durante<br />

aquellos días <strong>de</strong> festivida<strong>de</strong>s religiosa, porque muchos <strong>de</strong>l pueblo seguían consi<strong>de</strong>rando a<br />

Jesús como profeta.<br />

Aunque los principales sacerdotes y los escribas habían <strong>de</strong>cidido no darle muerte<br />

durante la fiesta, la Provi<strong>de</strong>ncia divina predominó sobre ellos, y el Cor<strong>de</strong>ro Pascual <strong>de</strong><br />

Dios fue muerto precisamente en aquel tiempo (véase Mt. 26:2).<br />

B. Jesús, Ungido en Betania (14:3–9)<br />

Así como un joyero pone un diamante sobre un paño <strong>de</strong> terciopelo negro, así el Espíritu<br />

Santo y el autor humano por Él dirigido, Marcos, hacen <strong>de</strong>stacar <strong>de</strong> una manera diestra el<br />

resplan<strong>de</strong>ciente amor <strong>de</strong> una mujer hacia nuestro Señor en medio <strong>de</strong> las tenebrosas<br />

maquinaciones <strong>de</strong> la jerarquía religiosa y las <strong>de</strong> Judas.<br />

14:3 Simón el leproso celebró un banquete en honor <strong>de</strong>l Salvador, quizá como muestra<br />

<strong>de</strong> gratitud por haber sido sanado. Una mujer <strong>de</strong> la que no se da el nombre (probablemente<br />

María <strong>de</strong> Betania, Jn. 12:3) ungió abundantemente la cabeza <strong>de</strong> Jesús con un perfume <strong>de</strong><br />

mucho precio. Su amor para Él era gran<strong>de</strong>.<br />

14:4–5 Algunos <strong>de</strong> los invitados pensaron que se trataba <strong>de</strong> un enorme <strong>de</strong>sperdicio. La<br />

trataron <strong>de</strong> irreflexiva, <strong>de</strong> pródiga. ¿Por qué no había vendido el perfume y dado el dinero<br />

a los pobres? (trescientos <strong>de</strong>narios equivalía al salario <strong>de</strong> un año.) Muchos siguen<br />

consi<strong>de</strong>rando un <strong>de</strong>sperdicio dar un año <strong>de</strong> la propia vida al Señor. ¡Cuánto más<br />

<strong>de</strong>sperdicio consi<strong>de</strong>rarían dar toda la vida al Señor!<br />

14:6–8 Jesús los reprendió por sus murmuraciones. Ella había reconocido su<br />

oportunidad dorada para dar su tributo al Salvador. Si sentían tanta inquietud por los<br />

pobres, siempre podrían ayudarles, ya que los pobres siempre estarán presentes. Pero el<br />

Señor pronto moriría y sería sepultado. Esta mujer quería mostrar esta bondad mientras<br />

pudiese. Podría no po<strong>de</strong>r cuidar <strong>de</strong> Su cuerpo cuando muriese, por eso quería mostrarle su<br />

amor mientras aún vivía.


14:9 La fragancia <strong>de</strong> aquel perfume llega hasta nuestra propia generación. Jesús dijo<br />

que ella sería recordada por todo el mundo. Y así ha sido, por los registros evangélicos.<br />

C. La traición <strong>de</strong> Judas (14:10, 11)<br />

Esta mujer apreciaba en gran manera al Salvador. En cambio, Judas lo consi<strong>de</strong>raba<br />

muy en poco. Aunque había vivido con el Señor Jesús por al menos durante un año, y no<br />

había recibido más que bonda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Él, Judas se presentó ahora a escondidas a los<br />

principales sacerdotes con la oferta <strong>de</strong> entregar al Hijo <strong>de</strong> Dios a traición en manos <strong>de</strong><br />

ellos. Ellos aprovecharon su oferta bien dispuestos, y se ofrecieron a pagarle por su<br />

perfidia. Todo lo que tenía que hacer ahora era ajustar los <strong>de</strong>talles.<br />

D. Preparativos para la Pascua (14:12–16)<br />

Aunque la cronología exacta no es segura, probablemente se ha llegado al jueves <strong>de</strong> la<br />

Semana <strong>de</strong> la Pascua. Los discípulos no eran muy conscientes <strong>de</strong> que esta pascua sería el<br />

cumplimiento y culminación <strong>de</strong> todas las pascuas que jamás se habían celebrado. Se<br />

presentaron al Señor para pedirle instrucciones acerca <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> celebrar la pascua. Él<br />

entonces envió a dos <strong>de</strong> sus discípulos a Jerusalén con instrucciones para encontrar un<br />

hombre que llevaría un cántaro <strong>de</strong> agua —una rareza, por cuanto solían ser las mujeres<br />

las que iban a buscar agua—. Este hombre les conduciría a la casa a<strong>de</strong>cuada. Luego <strong>de</strong>bían<br />

pedir al dueño <strong>de</strong> la casa que les mostrase aquella estancia don<strong>de</strong> el Maestro podría comer<br />

la pascua con Sus discípulos.<br />

Es maravilloso ver al Señor escogiendo y mandando <strong>de</strong> esta manera. Actúa como<br />

Soberano Señor <strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s. Es también maravilloso ver a<br />

corazones prestos, que se ponen a sí mismos y sus posesiones a disposición <strong>de</strong> Él. ¡Es<br />

bueno para nosotros cuando Él tiene un acceso instantáneo y bien dispuesto a cada estancia<br />

<strong>de</strong> nuestras vidas!<br />

E. Jesús predice que será traicionado (14:17–21)<br />

Aquel mismo día, al atar<strong>de</strong>cer, llega con los doce al aposento alto que había sido<br />

preparado. Al reclinarse, y estando comiendo, dijo Jesús que uno <strong>de</strong> los discípulos le iba a<br />

traicionar. Todos reconocieron las malas propensiones <strong>de</strong> sus propias naturalezas. Con una<br />

sana <strong>de</strong>sconfianza <strong>de</strong> sí mismos, cada uno <strong>de</strong> ellos preguntó si era él el culpable. Jesús<br />

<strong>de</strong>sveló entonces que el traidor era el que mojaba el pan con Él en el plato, es <strong>de</strong>cir, aquel a<br />

quien Él le diese el bocado <strong>de</strong> pan. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre, dijo, iba a la muerte tal como<br />

estaba predicho, pero la sentencia sobre Su entregador sería dura. De hecho, más le valdría<br />

a ese hombre no haber nacido.<br />

F. La Primera Cena <strong>de</strong>l Señor (14:22–26)<br />

14:22–25 Después <strong>de</strong> tomar el bocado, Judas salió a la noche <strong>de</strong> fuera (Jn. 13:30). Jesús<br />

luego instituyó lo que nosotros conocemos como la Cena <strong>de</strong>l Señor. Su significado queda<br />

hermosamente <strong>de</strong>lineado en estas tres palabras: (1) tomó —la humanidad sobre Sí


mismo—; (2) partió —estaba a punto <strong>de</strong> ser Él entregado sobre la cruz; (3) dio —Él se dio<br />

a Sí mismo por nosotros.<br />

El pan significaba Su cuerpo entregado; la copa, Su sangre <strong>de</strong>rramada. Por Su sangre,<br />

Él ratificó el <strong>Nuevo</strong> Pacto. Para Él, no habría ya más festejos gozosos hasta que volviese a<br />

la tierra para establecer Su reino.<br />

14:26 Al llegar a este punto, cantaron un himno —probablemente una porción <strong>de</strong>l Gran<br />

Hallel—, los Salmos 113–118. Después salieron <strong>de</strong> Jerusalén, atravesaron el Cedrón, y<br />

fueron hacia el monte <strong>de</strong> los Olivos.<br />

G. La Confianza <strong>de</strong> Pedro en sí mismo (14:27–31)<br />

14:27–28 Por el camino, el Salvador advirtió a los discípulos que en las próximas horas<br />

todos ellos se sentirían avergonzados y atemorizados <strong>de</strong> ser conocidos como Sus<br />

seguidores. Sería como había predicho Zacarías: el Pastor sería herido, y Sus ovejas serían<br />

dispersadas (Zac. 13:7). Pero les aseguró en Su gracia que Él no las <strong>de</strong>secharía; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

resucitar <strong>de</strong> los muertos, los esperaría en Galilea.<br />

14:29–30 Pedro reaccionó indignado ante el pensamiento <strong>de</strong> negar al Señor. Los otros,<br />

quizá, ¿pero él? ¡Nunca! Jesús corrigió este «¡Nunca!» a un «Pronto». Antes <strong>de</strong> que el<br />

gallo cantase dos veces, Pedro habría negado tres veces al Salvador.<br />

14:31 «¡Es absurdo!», exclamó Pedro: «Moriré, pero no te negaré!» Pedro no fue el<br />

único en lanzarse a esta ruidosa jactancia. Todos emitieron estas precipitadas protestas<br />

llenas <strong>de</strong> confianza propia. Nunca olvi<strong>de</strong>mos esto, porque no somos diferentes. Hemos <strong>de</strong><br />

apren<strong>de</strong>r la cobardía y la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> nuestros corazones.<br />

H. La Agonía en Getsemaní (14:32–42)<br />

14:32 Las tinieblas se habían apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> la tierra. Era la noche <strong>de</strong>l jueves que<br />

terminaba con la mañana <strong>de</strong>l viernes. Entonces llegan a una finca vallada llamada<br />

Getsemaní, y el Señor Jesús <strong>de</strong>jó a ocho <strong>de</strong> los discípulos cerca <strong>de</strong> la entrada.<br />

14:33–34 Toma entonces consigo a Pedro, a Jacobo y Juan más a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l huerto.<br />

Allí experimentó una carga abrumadora sobre Su alma santa, al anticipar que iba a ser una<br />

ofrenda por el pecado por nosotros. No po<strong>de</strong>mos concebir lo que esto significaba para Él,<br />

ser hecho pecado por nosotros. Dejó a los tres discípulos con instrucciones para que<br />

permaneciesen allí y se mantuviesen <strong>de</strong>spiertos. Y él se fue un poco más a<strong>de</strong>lante en el<br />

huerto —solo—. Así iría a la cruz, solo, llevando sobre Sí el terrible juicio <strong>de</strong> Dios contra<br />

nuestros pecados.<br />

14:35 Llenos <strong>de</strong> maravilla y asombro, contemplamos al Señor Jesús postrado en tierra,<br />

orando a Dios. ¿Estaba acaso pidiendo que se le eximiese <strong>de</strong> ir a la cruz? No, en absoluto;<br />

para este propósito había venido Él al mundo. En primer lugar, comenzó a orar que, si era<br />

posible, pasara <strong>de</strong> él aquella hora. Si había alguna otra forma mediante la que los<br />

pecadores pudiesen ser salvados aparte <strong>de</strong> Su muerte, sepultura y resurrección, que Dios la<br />

revelase. Los cielos se mantuvieron en silencio. No había otra forma en la que pudiesen ser<br />

redimidos.<br />

14:36 Una vez más, oró: Abbá, Padre; todo es posible para ti; aparta <strong>de</strong> mí esta<br />

copa; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieras. Observemos que se<br />

dirigía a Dios como Su amado Padre para quien todo es posible. Aquí no se trataba tanto


<strong>de</strong> una posibilidad física como moral. ¿Podía el Padre Omnipotente encontrar ninguna otra<br />

base justa sobre la que salvar a impíos pecadores? Los callados cielos indicaban que no<br />

había otra manera. ¡El Santo Hijo <strong>de</strong> Dios había <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramar Su sangre para que los<br />

pecadores pudiesen ser liberados <strong>de</strong>l pecado!<br />

14:37–40 Volviendo a los tres discípulos, los encuentra dormidos —un triste<br />

comentario acerca <strong>de</strong> la naturaleza humana caída—. Jesús advirtió a Pedro en contra <strong>de</strong><br />

estar durmiendo en aquella hora crucial. Sólo poco antes, Pedro se había jactado <strong>de</strong> su<br />

firme lealtad. Ahora no podía ni mantenerse <strong>de</strong>spierto. Si alguien no pue<strong>de</strong> orar ni por una<br />

hora, es improbable que pueda resistir a la tentación en el momento <strong>de</strong> la más extremada<br />

presión. No importa cuánto entusiasmo pueda sentir su espíritu, ha <strong>de</strong> tener en cuenta la<br />

fragilidad <strong>de</strong> su carne.<br />

14:41–42 Tres veces regresó el Señor Jesús, sólo para encontrar dormidos a los<br />

discípulos. Luego les dijo: Dormid, pues, y <strong>de</strong>scansad. ¡Ya basta! Ha llegado la hora;<br />

mirad, el Hijo <strong>de</strong>l Hombre es entregado en manos <strong>de</strong> los pecadores. Con esto, se<br />

levantaron como para irse. Pero no tuvieron que andar mucho.<br />

I. Jesús, Traicionado y Arrestado (14:43–52)<br />

14:43 Judas había ya entrado en el huerto a la cabeza <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> gente, armados<br />

con espadas y palos, como si fuesen a capturar a un peligroso criminal.<br />

14:44–45 El que le entregaba había dispuesto una señal. Iba a besar a Aquel a quien<br />

habían <strong>de</strong> pren<strong>de</strong>r. De modo que se dirigió a Jesús, saludándolo como Rabí, y le besó<br />

efusivamente. (La forma enfática en el original sugiere besos repetidos y efusivos.) ¿Por<br />

qué traicionó Judas al Señor? ¿Estaba frustrado porque Jesús no hubiese tomado las riendas<br />

<strong>de</strong>l gobierno? ¿Se habían hundido sus esperanzas <strong>de</strong> tener un lugar importante en el reino?<br />

¿Fue vencido por la codicia? Todas estas razones y quizás algunas otras pue<strong>de</strong>n haber<br />

contribuido a su infame acción.<br />

14:46–50 Los esbirros armados <strong>de</strong>l traidor se a<strong>de</strong>lantaron y prendieron al Señor. Pedro,<br />

presto, sacó la espada, hirió al siervo <strong>de</strong>l sumo sacerdote, y le cortó la oreja. Ésta fue<br />

una reacción natural, no espiritual. Pedro estaba utilizando unas armas carnales para librar<br />

una batalla espiritual. El Señor reprendió a Pedro y le restauró milagrosamente la oreja, tal<br />

como leemos en Lucas 22:51 y Juan 18:11. Jesús recordó luego a sus captores cuán<br />

incongruente era que le prendiesen por la fuerza. Él había estado todos los días frente a<br />

ellos enseñando en el templo. ¿Por qué no le habían apresado entonces? Él conocía la<br />

respuesta. Fue para que se cumpliesen las Escrituras que profetizaban que iba a ser<br />

traicionado (Sal. 41:9), arrestado (Is. 53:7), maltratado (Sal. 22:12) y abandonado (Zac.<br />

13:7).<br />

14:51–52 Marcos es el único evangelista que registra este inci<strong>de</strong>nte. Está muy<br />

extendida la creencia <strong>de</strong> que el joven que, en su empuje por huir, <strong>de</strong>jó su cubierta en manos<br />

<strong>de</strong> los hombres armados, era el mismo Marcos. La sábana no era un vestido normal, sino<br />

una pieza <strong>de</strong> tela que había recogido al salir a modo <strong>de</strong> improvisada cubierta.<br />

Erdman comenta: «Probablemente, este pintoresco inci<strong>de</strong>nte se aña<strong>de</strong> para mostrar cuán<br />

totalmente fue abandonado Jesús en las horas <strong>de</strong> Su peligro y dolor. Verda<strong>de</strong>ramente, Él<br />

supo lo que era sufrir a solas».<br />

J. Jesús ante el Sumo Sacerdote (14:53–54)


El registro <strong>de</strong>l juicio eclesiástico ocupa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el versículo 53 al 15:1 y se divi<strong>de</strong> en tres<br />

partes: (1) El juicio ante el sumo sacerdote (vv. 53, 54); (2) la reunión <strong>de</strong>l Sanedrín a<br />

medianoche (vv. 55–65); (3) Reunión <strong>de</strong>l Sanedrín en la mañana (15:1).<br />

14:53 Generalmente, se está <strong>de</strong> acuerdo en que Marcos registra el juicio ante Caifás. El<br />

juicio ante Anás se encuentra en Juan 18:13, 19–24.<br />

14:54 Pedro siguió a Jesús hasta <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l palacio <strong>de</strong>l sumo sacerdote, manteniendo<br />

una distancia a su parecer pru<strong>de</strong>nte. Alguien ha bosquejado así su caída:<br />

1. Primero luchó —entusiasmo errado.<br />

2. Luego huyó —retirada cobar<strong>de</strong>.<br />

3. Finalmente siguió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos —un discipulado <strong>de</strong> medias tintas <strong>de</strong> noche.<br />

Estaba sentado con los guardias, calentándose con los enemigos <strong>de</strong> su Señor.<br />

K. Jesús ante el Sanedrín (14:55–65)<br />

14:55–59 Aunque no se dice <strong>de</strong> forma específica, el v. 55 parece comenzar el relato <strong>de</strong><br />

la reunión <strong>de</strong>l Sanedrín a medianoche. El cuerpo <strong>de</strong> setenta y un guías religiosos estaba<br />

presidido por el sumo sacerdote. En esta noche particular, los fariseos, saduceos, escribas y<br />

ancianos que componían el Sanedrín exhibieron un total menosprecio por las normas bajo<br />

las que operaban. Se suponía que no podían reunirse <strong>de</strong> noche ni durante ninguna <strong>de</strong> las<br />

fiestas judías. No podían sobornar testimonios para cometer perjurio. No podía cumplirse<br />

una sentencia <strong>de</strong> pena <strong>de</strong> muerte hasta que hubiese transcurrido una noche. Y si no se<br />

reunían en la Sala <strong>de</strong> Piedra Labrada, en el área <strong>de</strong>l templo, sus veredictos no eran<br />

vinculantes.<br />

En su ardor por <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong> Jesús, las autorida<strong>de</strong>s religiosas no dudaron en rebajarse<br />

a quebrantar sus propias leyes. Sus <strong>de</strong>cididos esfuerzos consiguieron reunir un grupo <strong>de</strong><br />

falsos testigos pero no pudieron producir un testimonio unido. Algunos citaron<br />

distorsionadamente al Señor como amenazando con <strong>de</strong>struir el templo hecho con mano,<br />

para edificar otro no hecho con mano. Lo que Jesús verda<strong>de</strong>ramente había dicho se<br />

encuentra en Juan 2:19. Ellos confundían voluntariosamente el templo en Jerusalén con el<br />

templo <strong>de</strong> Su Cuerpo.<br />

14:60–62 Cuando el sumo sacerdote le interrogó por primera vez, Jesús no respondió.<br />

Pero cuando fue interrogado bajo juramento (Mt. 26:63) si era Él el Mesías, el Hijo <strong>de</strong>l<br />

Bendito, el Salvador replicó que lo era, actuando así en obediencia a la ley <strong>de</strong> Levítico 5:1.<br />

Luego, como para eliminar toda duda en cuanto a quién afirmaba ser, el Señor Jesús le dijo<br />

al sumo sacerdote que aún habría <strong>de</strong> ver al Hijo <strong>de</strong>l Hombre sentado a la diestra <strong>de</strong>l<br />

Po<strong>de</strong>r, y viniendo <strong>de</strong> vuelta a la tierra en las nubes <strong>de</strong>l cielo. Con esto, quería <strong>de</strong>cir que el<br />

sumo sacerdote le vería un día abiertamente manifestado como Dios. Durante Su primera<br />

venida, la gloria <strong>de</strong> Su <strong>de</strong>idad estuvo velada en un cuerpo humano. Pero cuando vuelva en<br />

po<strong>de</strong>r y gran gloria, el velo habrá sido quitado y todo el mundo sabrá <strong>de</strong> manera exacta<br />

quién Él es.<br />

14:63–64 El sumo sacerdote comprendió lo que Jesús quería <strong>de</strong>cir. Y reaccionó<br />

rasgando sus vestidos como señal <strong>de</strong> su justa indignación contra esta supuesta blasfemia.<br />

El israelita que más dispuesto <strong>de</strong>biera haber estado a reconocer y recibir al Mesías fue el<br />

que más fuerte clamó para con<strong>de</strong>narle. Pero el sacerdote no estaba solo; todo el Sanedrín


expresó su acuerdo <strong>de</strong> que Jesús había blasfemado, y todos le con<strong>de</strong>naron, diciendo que<br />

era reo <strong>de</strong> muerte.<br />

14:65 La escena que siguió fue grotesca hasta el extremo. Algunos miembros <strong>de</strong>l<br />

Sanedrín comenzaron a escupir al Hijo <strong>de</strong> Dios, a cubrirle el rostro y a <strong>de</strong>safiarle a que<br />

diese el nombre <strong>de</strong> los que le golpeaban. Es casi increíble que el digno Salvador tuviese que<br />

soportar tal contradicción <strong>de</strong> pecadores contra Él. Los guardias (la policía <strong>de</strong>l templo) se<br />

unieron al escándalo dándole bofetadas.<br />

L. Pedro niega a Jesús, y llora amargamente (14:66–72)<br />

14:66–68 Pedro estaba esperando abajo en el patio <strong>de</strong>l palacio. Una <strong>de</strong> las criadas<br />

<strong>de</strong>l sumo sacerdote pasó junto a él. Lo miró atentamente, y luego lo acusó <strong>de</strong> ser uno <strong>de</strong><br />

los seguidores <strong>de</strong>l Nazareno, <strong>de</strong> Jesús. El pobre discípulo pretendió una total ignorancia <strong>de</strong><br />

lo que <strong>de</strong>cía ella, y luego se dirigió a la entrada, a tiempo para oír el canto <strong>de</strong> un gallo. Fue<br />

un momento turbador. El pecado estaba haciendo sus estragos.<br />

14:69–70 La criada lo vio otra vez y le señaló como discípulo <strong>de</strong> Jesús. Pedro<br />

pronunció otra fría negativa, y probablemente se preguntó por qué la gente no le <strong>de</strong>jaba en<br />

paz. Luego la muchedumbre le dijeron: De seguro que tú eres <strong>de</strong> ellos, pues <strong>de</strong> cierto<br />

eres galileo, y tu manera <strong>de</strong> hablar es semejante.<br />

14:71–72 Echando maldiciones y juramentos, Pedro afirmó <strong>de</strong>safiantemente que no<br />

conozco a ese hombre. Tan pronto como salieron las palabras <strong>de</strong> su boca, cantó un gallo.<br />

El mundo <strong>de</strong> la naturaleza parecía protestar <strong>de</strong> esta manera contra aquella cobar<strong>de</strong> mentira.<br />

En el acto, Pedro reconoció que se había cumplido la predicción <strong>de</strong>l Señor. Al darse<br />

cuenta, comenzó a llorar. Es significativo que los cuatro Evangelios registran la negación<br />

<strong>de</strong> Pedro. Todos hemos <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r la lección <strong>de</strong> que la confianza propia lleva a la<br />

humillación. Hemos <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r a <strong>de</strong>sconfiar <strong>de</strong>l yo y apoyarnos totalmente en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

M. El Juicio Matutino ante el Sanedrín (15:1)<br />

Este versículo <strong>de</strong>scribe una reunión matutina <strong>de</strong>l Sanedrín, quizá convocada para dar<br />

vali<strong>de</strong>z a la acción ilegal <strong>de</strong> la noche anterior. Como resultado, Jesús fue atado y entregado<br />

a Pilato el gobernador romano <strong>de</strong> Palestina.<br />

N. Jesús ante Pilato (15:2–5)<br />

15:2 Hasta este momento, Jesús había estado juzgado ante los guías religiosos bajo<br />

acusación <strong>de</strong> blasfemia. Ahora fue llevado ante el tribunal civil bajo una acusación <strong>de</strong><br />

traición. El juicio civil tuvo lugar en tres etapas: primero ante Pilato, luego ante Hero<strong>de</strong>s, y<br />

finalmente otra vez ante Pilato.<br />

Pilato le interrogó, preguntando al Señor Jesús si era el rey <strong>de</strong> los judíos. Si lo era,<br />

presumiblemente sus activida<strong>de</strong>s se dirigían a <strong>de</strong>stronar a César, y era por ello culpable <strong>de</strong><br />

traición.<br />

15:3–5 Los principales sacerdotes prorrumpieron en un torrente <strong>de</strong> acusaciones contra<br />

Jesús. Pilato no podía sobreponerse ante Su serenidad frente a unas acusaciones tan


abrumadoras. Le preguntó por qué no se <strong>de</strong>fendía, pero Jesús rehusó dar respuesta a Sus<br />

críticos.<br />

O. ¿Jesús o Barrabás? (15:6–15)<br />

15:6–8 Era costumbre <strong>de</strong>l gobernador romano soltar a un preso judío en este tiempo <strong>de</strong><br />

fiesta —una especie <strong>de</strong> concesión política para el pueblo <strong>de</strong>scontento—. Uno <strong>de</strong> estos<br />

presos que podían ser liberados era Barrabás, culpable <strong>de</strong> homicidio e insurrección.<br />

Cuando Pilato se ofreció a soltar a Jesús, burlándose así <strong>de</strong> los envidiosos principales<br />

sacerdotes, el pueblo fue inducido por ellos para que pidiesen a Barrabás. Aquellos mismos<br />

que estaban acusando a Jesús <strong>de</strong> traición contra César ¡estaban pidiendo la liberación <strong>de</strong> un<br />

hombre que era realmente culpable <strong>de</strong> este crimen! La posición <strong>de</strong> los principales<br />

sacerdotes era irracional y ridícula —pero el pecado es así. Básicamente, tenían envidia <strong>de</strong><br />

la popularidad <strong>de</strong> Jesús.<br />

15:9–14 Pilato preguntó qué <strong>de</strong>bía hacer entonces con Aquel a quien llamaban el Rey<br />

<strong>de</strong> los judíos. La gente comenzó a entonar <strong>de</strong> manera cruel: «¡Crucifícale!». Pilato<br />

<strong>de</strong>mandó una razón para ello, pero no se la daban. La multitud se estaba volviendo<br />

histérica. Todo lo que chillaban era, «¡Crucifícale!» .<br />

15:15 Y <strong>de</strong> esta manera este hombre sin nervio, Pilato, hizo lo que le pedían —les soltó<br />

a Barrabás, hizo azotar a Jesús, y le entregó para ser crucificado—. Fue un veredicto<br />

monstruoso en su injusticia. Sin embargo fue una parábola <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción: el<br />

Inocente entregado a la muerte a fin <strong>de</strong> que el culpable pudiese salir libre.<br />

P. Los Soldados se burlan <strong>de</strong>l Siervo <strong>de</strong> Dios (15:16–21)<br />

15:16–19 Los soldados… llevaron a Jesús a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l palacio, la resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l<br />

gobernador. Después <strong>de</strong> reunir a la cohorte entera, celebraron un burlón simulacro <strong>de</strong><br />

coronación para el Rey <strong>de</strong> los judíos. ¡Si sólo lo hubiesen sabido! Era el Hijo <strong>de</strong> Dios aquel<br />

a quien vistieron <strong>de</strong> púrpura. Era a su propio Creador a quien coronaron <strong>de</strong> espinas. Era el<br />

Sustentador <strong>de</strong>l universo aquel <strong>de</strong> quien se burlaban como Rey <strong>de</strong> los judíos. Era el Señor<br />

<strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria a quien golpeaban en la cabeza. Escupían en el rostro <strong>de</strong>l<br />

Príncipe <strong>de</strong> la paz. Doblaron sus rodillas en son <strong>de</strong> burla ante el Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong><br />

señores.<br />

15:20–21 Cuando terminaron sus burdos escarnios, le pusieron sus propios vestidos y<br />

lo sacaron para crucificarle. Marcos hace mención aquí <strong>de</strong> que los soldados or<strong>de</strong>naron a<br />

un transeúnte, Simón <strong>de</strong> Cirene (un territorio en el norte <strong>de</strong> África), que llevase Su cruz.<br />

Pue<strong>de</strong> que fuese negro, pero lo más probable es que fuese un judío helenista. Tenía dos<br />

hijos, Alejandro y Rufo, que probablemente eran creyentes (si Rufo es el mismo que se<br />

menciona en Ro. 16:13). Al llevar la cruz tras Jesús, nos dio una imagen <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bería<br />

caracterizarnos a nosotros como discípulos <strong>de</strong>l Salvador.<br />

Q. La Crucifixión (15:22–32)<br />

El Espíritu <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>scribe la crucifixión <strong>de</strong> una manera sencilla y nada emocional. No<br />

se entretiene en la terrible crueldad <strong>de</strong> esta forma <strong>de</strong> ejecución, ni en el terrible sufrimiento<br />

que involucraba.


El lugar exacto se <strong>de</strong>sconoce en la actualidad. Aunque el emplazamiento tradicional, en<br />

la Iglesia <strong>de</strong>l Santo Sepulcro, se encuentra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las murallas <strong>de</strong> la ciudad, sus<br />

<strong>de</strong>fensores mantienen que en época <strong>de</strong> Cristo estaba fuera <strong>de</strong> las murallas. Otro supuesto<br />

emplazamiento es el Calvario <strong>de</strong> Gordon, al norte <strong>de</strong> las murallas <strong>de</strong> la ciudad y cerca <strong>de</strong> un<br />

área <strong>de</strong> huertos.<br />

15:22 Gólgota es un término arameo que significa calavera. Su nombre en latín es<br />

Calvario. Quizá esta área tuviese una forma como <strong>de</strong> calavera, o recibió el nombre porque<br />

era un lugar <strong>de</strong> ejecución.<br />

15:23 Los soldados ofrecieron a Jesús vino mezclado con mirra. Habría actuado como<br />

soporífero, embotando sus sentidos. Decidido a llevar los pecados <strong>de</strong>l hombre con toda Su<br />

conciencia, no lo tomó.<br />

15:24 Los soldados echaron suertes sobre las ropas <strong>de</strong> los crucificados. Cuando<br />

tomaron las vestiduras <strong>de</strong> Jesús, se llevaron todas Sus posesiones materiales.<br />

15:25–28 Era a las nueve <strong>de</strong> la mañana que le crucificaron. Sobre Su cabeza habían<br />

puesto el título EL REY DE LOS JUDÍOS. (Marcos no da la inscripción total, sino que se<br />

contenta con dar la esencia <strong>de</strong> la acusación; véase Mt. 27:37; Lc. 23:38; Jn. 19:19.) Junto a<br />

Él fueron crucificados dos salteadores; uno a cada lado —tal como había predicho Isaías<br />

que sería asociado con criminales en Su muerte (Is. 53:12).<br />

15:29–30 Jesús fue escarnecido por los que pasaban por allí (vv. 29, 30), por los<br />

principales sacerdotes y los escribas (vv. 31, 32a), y por los dos salteadores (v. 32b).<br />

Los que pasaban eran seguramente judíos que estaban disponiéndose para celebrar la<br />

Pascua en la ciudad. Antes <strong>de</strong> entrar se <strong>de</strong>tenían lo suficiente para lanzar sus insultos contra<br />

el Cor<strong>de</strong>ro Pascual. Lo citaban falsamente por amenazar con <strong>de</strong>struir su amado templo y<br />

reconstruirlo en tres días. Si era Él tan gran<strong>de</strong>, que se salvase a sí mismo bajando <strong>de</strong> la<br />

cruz.<br />

15:31 Los principales sacerdotes y los escribas se burlaban <strong>de</strong> Su afirmación <strong>de</strong> haber<br />

venido a salvar a otros, diciendo: A otros salvó; a sí mismo no pue<strong>de</strong> salvarse. Era una<br />

burla malignamente cruel, pero sin quererlo <strong>de</strong>cían la verdad. Fue cierto en la vida <strong>de</strong>l<br />

Señor y también en la nuestra. No po<strong>de</strong>mos salvar a otros si queremos salvarnos a nosotros<br />

mismos.<br />

15:32 Los guías religiosos también le <strong>de</strong>safiaron a que <strong>de</strong>scendiera <strong>de</strong> la cruz si era el<br />

Mesías, el Rey <strong>de</strong> Israel. Entonces ellos creerían, y seguían diciendo: Para que veamos y<br />

creamos. Pero el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios es: «Cree, y verás».<br />

¡Hasta los criminales le injuriaban!<br />

R. Tres Horas <strong>de</strong> Tinieblas (15:33–41)<br />

15:33 Entre el mediodía y las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, toda la tierra quedó sumida en la<br />

oscuridad. Jesús estaba llevando sobre sí todo el juicio <strong>de</strong> Dios por nuestros pecados.<br />

Ninguna mente mortal podrá jamás compren<strong>de</strong>r la agonía que soportó Él cuando Su alma<br />

fue sacrificada por el pecado.<br />

15:34 Al terminar Su agonía, Jesús gritó… con fuerte voz (en arameo): ¡Dios mío,<br />

Dios mío!, ¿por qué me has <strong>de</strong>samparado? Dios le había <strong>de</strong>samparado porque en Su<br />

santidad había <strong>de</strong> mantenerse separado <strong>de</strong>l pecado. Jesús se había i<strong>de</strong>ntificado con nuestros<br />

pecados y estaba pagando la pena <strong>de</strong> una manera total.


15:35–36 Algunos <strong>de</strong>l cruel populacho sugirieron que estaba llamando a Elías, cuando<br />

le oyeron <strong>de</strong>cir «Eloí, Eloí». Como última indignidad, uno <strong>de</strong> ellos empapó una esponja en<br />

vinagre, y le dio <strong>de</strong> beber, habiéndola fijado al extremo <strong>de</strong> una caña.<br />

15:37 Jesús lanzó un gran grito con fortaleza y triunfo —y luego expiró—. Su muerte<br />

fue un acto <strong>de</strong> Su voluntad, no un <strong>de</strong>rrumbamiento involuntario.<br />

15:38 En aquel momento, el velo <strong>de</strong>l templo se rasgó en dos <strong>de</strong> arriba abajo. Fue un<br />

acto <strong>de</strong> Dios indicando que por la muerte <strong>de</strong> Cristo quedaba abierto el acceso al interior <strong>de</strong>l<br />

santuario <strong>de</strong> Dios como privilegio <strong>de</strong> todos los creyentes (véase He. 10:19–22). Se había<br />

iniciado una gran<strong>de</strong> y nueva era. Sería una era <strong>de</strong> proximidad a Dios, no <strong>de</strong> distancia <strong>de</strong> Él.<br />

15:39 La confesión <strong>de</strong>l centurión, aunque noble, no era necesariamente un<br />

reconocimiento <strong>de</strong> que Jesús era el mismo Dios. El centurión gentil le reconoció como el<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios. Es indudable que se dio cuenta <strong>de</strong> que se estaba haciendo historia. Pero no<br />

está claro si su fe era genuina o no.<br />

15:40, 41 Marcos menciona que ciertas mujeres estaban junto a la cruz. Merece citar<br />

que las mujeres brillan con intensidad en las narraciones <strong>de</strong>l Evangelio. Consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong><br />

seguridad personal llevaron a los hombres a escon<strong>de</strong>rse. La <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> las mujeres puso el<br />

amor a Cristo por encima <strong>de</strong> su propia seguridad. Fueron las últimas ante la cruz y las<br />

primeras ante el sepulcro.<br />

S. En el Sepulcro <strong>de</strong> José (15:42–47)<br />

15:42 El sábado comenzaba cuando se ponía el sol el viernes. La víspera <strong>de</strong>l sábado, o<br />

<strong>de</strong> otras fiestas, se conocía como la Preparación.<br />

15:43 La necesidad <strong>de</strong> actuar con rapi<strong>de</strong>z fue lo que probablemente dio valor a José <strong>de</strong><br />

Arimatea para pedir permiso a Pilato para sepultar el cuerpo <strong>de</strong> Jesús. José era un <strong>de</strong>voto<br />

judío y miembro <strong>de</strong>l Sanedrín (cf. Lc. 23:50; véase también Mt. 27:57; Jn. 19:38).<br />

15:44–45 Pilato apenas podía dar crédito a que Jesús ya hubiese muerto. Cuando el<br />

centurión confirmó aquel hecho, el gobernador concedió el cadáver a José. (Se emplean<br />

dos palabras diferentes en esta sección para <strong>de</strong>signar el cuerpo <strong>de</strong> Jesús. José pidió el<br />

cuerpo <strong>de</strong>l Señor Jesús, y Pilato le concedió el cadáver.)<br />

15:46 Con amante solicitud, José embalsamó (ayudado por Nico<strong>de</strong>mo —Juan 19:38,<br />

39)— el cuerpo, envolviéndolo en un lienzo, y luego lo colocó en un sepulcro nuevo <strong>de</strong> su<br />

propiedad. El sepulcro era un pequeño habitáculo excavado en la roca. La puerta estaba<br />

sellada con una piedra en forma <strong>de</strong> rueda que podía ser <strong>de</strong>splazada por una canal tallada en<br />

la piedra.<br />

15:47 De nuevo se menciona a las mujeres, es <strong>de</strong>cir, a las dos Marías, presentes allí.<br />

Las admiramos por su afecto constante y <strong>de</strong>nodado. Se nos dice que en la actualidad la<br />

mayoría <strong>de</strong> personas en las misiones son mujeres. ¿Dón<strong>de</strong> están los hombres?<br />

VIII. EL TRIUNFO DEL SIERVO (Cap. 16)<br />

A. Las Mujeres ante el Sepulcro Vacío (16:1–8)<br />

16:1–4 Puesto el sol el sábado, las dos Marías y Salomé compraron especias<br />

aromáticas para embalsamar el cuerpo <strong>de</strong> Jesús con las mismas. Sabían que no sería fácil,


porque se había puesto una enorme piedra para cerrar la entrada <strong>de</strong>l sepulcro. También<br />

sabían acerca <strong>de</strong>l sello romano y <strong>de</strong> la guardia <strong>de</strong> soldados. Pero el amor salta por encima<br />

<strong>de</strong> montañas <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s para alcanzar el objeto <strong>de</strong> su afecto.<br />

Muy <strong>de</strong> madrugada en la mañana <strong>de</strong>l domingo, se estaban preguntando en voz alta,<br />

¿quién podría hacer rodar la piedra <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong>l sepulcro? Pero alzando los ojos,<br />

¡vieron que ya estaba hecho! ¡Cuántas veces suce<strong>de</strong> cuando tenemos el anhelo <strong>de</strong> honrar al<br />

Salvador, que las dificulta<strong>de</strong>s quedan eliminadas antes que lleguemos a ellas!<br />

16:5–6 Entrando en el sepulcro, vieron a un ángel con la apariencia <strong>de</strong> un joven…<br />

vestido con una túnica blanca. Rápidamente, él trató <strong>de</strong> disipar los temores <strong>de</strong> ellas con el<br />

anuncio <strong>de</strong> que Jesús había resucitado. El sepulcro estaba vacío.<br />

16:7 El ángel las comisionó entonces como heraldos <strong>de</strong> la resurrección. Ellas <strong>de</strong>bían<br />

<strong>de</strong>cir a los discípulos y a Pedro que Jesús se encontraría con ellos en Galilea. Hemos <strong>de</strong><br />

notar que Pedro, el discípulo que había negado a su Señor, había sido señalado <strong>de</strong> manera<br />

individual. El Re<strong>de</strong>ntor resucitado no le había rechazado, sino que seguía amándole y<br />

quería volver a verle. Era necesaria una obra especial <strong>de</strong> restauración. La oveja errante tenía<br />

que ser <strong>de</strong>vuelta a la comunión con el Pastor. El extraviado había <strong>de</strong> volver a la casa <strong>de</strong>l<br />

Padre.<br />

16:8 Las mujeres huyeron <strong>de</strong>l sepulcro con una mezcla <strong>de</strong> temblor y espanto. Tenían<br />

<strong>de</strong>masiado miedo para <strong>de</strong>cir a nadie lo que había sucedido. No es sorpren<strong>de</strong>nte. Sí que los<br />

es que hubiesen sido tan valientes y <strong>de</strong>votas hasta ahora.<br />

Debido a que dos antiguos manuscritos principales <strong>de</strong> Marcos carecen <strong>de</strong> los versículos<br />

9–20, muchos mo<strong>de</strong>rnos académicos creen que no son genuinos. Sin embargo, hay<br />

po<strong>de</strong>rosos argumentos para su inclusión en el texto:<br />

1. Prácticamente todos los otros manuscritos griegos y a<strong>de</strong>más muchos padres <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> sí que contienen este pasaje.<br />

2. El versículo 8 es una conclusión muy extraña, especialmente en griego, don<strong>de</strong> la<br />

última palabra es gar (porque). Esta palabra difícilmente se encuentra al final <strong>de</strong> una<br />

oración, y mucho menos aún al final <strong>de</strong> un libro.<br />

3. Si, como algunos enseñan, el final original <strong>de</strong> Marcos se ha perdido, y este final actual<br />

es sólo una recapitulación, entonces las palabras <strong>de</strong> nuestro Señor acerca <strong>de</strong> la preservación<br />

(Mt. 24:35) aparentemente no se han cumplido.<br />

4. El contenido <strong>de</strong>l pasaje es ortodoxo.<br />

5. El estilo, y especialmente el vocabulario, están en estrecho paralelismo con el primer<br />

capítulo <strong>de</strong>l libro. Esto sería una ilustración <strong>de</strong> la estructura llamada quiástica, en la que el<br />

principio y fin <strong>de</strong> un libro son paralelos (abcd dcba).<br />

B. La Aparición a María Magdalena (16:9–11)<br />

16:9 La primera aparición <strong>de</strong>l Salvador fue para María Magdalena. La primera vez<br />

que ella se había encontrado con Jesús, Él había arrojado siete <strong>de</strong>monios <strong>de</strong> ella. Des<strong>de</strong><br />

aquel entonces, ella le había servido amantemente con sus posesiones. Estuvo presente en<br />

la crucifixión, y vio dón<strong>de</strong> era puesto Su cuerpo.<br />

Por los otros Evangelios sabemos que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> encontrar vacío el sepulcro, corrió y<br />

se lo dijo a Pedro y a Juan. Volviendo con ella, ellos vieron el sepulcro vacío, tal como ella


se lo había dicho. Ellos volvieron a casa, pero ella se quedó ante el sepulcro vacío. Allí fue<br />

que Jesús se le apareció.<br />

16:10–11 Una vez más, volvió a la ciudad para compartir las buenas nuevas con los<br />

entristecidos discípulos. Para ellos, era <strong>de</strong>masiado bueno para creerlo. Y no lo creyeron.<br />

C. La Aparición a dos discípulos (16:12, 13)<br />

16:12 El relato pleno <strong>de</strong> esta aparición se encuentra en Lucas 24:13–31. Aquí leemos<br />

que fue manifestado bajo diferente forma a dos <strong>de</strong> ellos en el camino a Emaús. A María<br />

se había aparecido como hortelano. Ahora parecía como un compañero <strong>de</strong> viaje. Pero era el<br />

mismo Jesús en Su cuerpo glorificado.<br />

16:13 Cuando los dos discípulos volvieron a Jerusalén y dieron cuenta <strong>de</strong> su comunión<br />

con el Salvador resucitado, se encontraron con el mismo escepticismo que había encontrado<br />

María.<br />

D. La Aparición a los Once (16:14–18)<br />

16:14 Esta aparición a los once tuvo lugar aquel mismo atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong> domingo (Lc.<br />

24:36; Jn. 20:19–24; 1 Co. 15:5). Aunque los discípulos son mencionados como los once,<br />

sólo había diez <strong>de</strong> ellos presentes. Tomás se encontraba ausente en esta ocasión. Jesús los<br />

reprendió porque rehusaban aceptar los informes <strong>de</strong> Su resurrección <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> María y <strong>de</strong><br />

los otros.<br />

16:15 El versículo 15 registra la comisión que fue dada por el Señor en la víspera <strong>de</strong> Su<br />

Ascensión. Hay así un intervalo entre los versículos 14 y 15. Los discípulos recibieron el<br />

mandamiento <strong>de</strong> proclamar el evangelio a toda la creación. La meta <strong>de</strong>l Salvador era la<br />

evangelización <strong>de</strong>l mundo. Se proponía llevarla a cabo con once discípulos que literalmente<br />

lo abandonarían todo para seguirle.<br />

16:16 Habría dos resultados <strong>de</strong> la predicación. Algunos creerían, serían bautizados y se<br />

salvarían; algunos no creerían, y serían con<strong>de</strong>nados.<br />

El versículo 16 es empleado por algunos para enseñar la necesidad <strong>de</strong>l bautismo <strong>de</strong><br />

agua para salvación. Sabemos que no pue<strong>de</strong> significar esto por las siguientes razones:<br />

1. El salteador en la cruz no estaba bautizado; sin embargo, se le aseguró que estaría en<br />

el Paraíso con Cristo (Lc. 23:43).<br />

2. Los gentiles en Cesarea fueron bautizados <strong>de</strong>spués que fueron salvados (Hch. 10:44–<br />

48).<br />

3. El mismo Jesús no bautizaba (Jn. 4:1, 2), lo que sería una extraña omisión si el<br />

bautismo fuese necesario para la salvación.<br />

4. Pablo daba gracias a Dios que había bautizado a bien pocos <strong>de</strong> los corintios (1 Co.<br />

1:14–16) —una acción <strong>de</strong> gracias imposible si el bautismo fuese esencial para la salvación.<br />

5. Aproximadamente 150 pasajes en el NT <strong>de</strong>claran que la salvación es sólo por la fe. No<br />

se pue<strong>de</strong> usar uno o unos pocos versículos en contradicción a este abrumador testimonio.<br />

6. El bautismo está conectado en el NT con muerte y sepultura, no con nacimiento<br />

espiritual.


Entonces, ¿cuál es el significado <strong>de</strong>l versículo 16? Creemos que menciona el bautismo<br />

como la expresión externa <strong>de</strong> creencia. El bautismo no es una condición para la salvación,<br />

sino una proclamación externa <strong>de</strong> que la persona ha sido salvada.<br />

16:17–18 Jesús <strong>de</strong>scribe aquí ciertos milagros que acompañarían a aquellos que creen el<br />

evangelio. Cuando leemos estos versículos, la pregunta obvia que surge es la siguiente:<br />

«¿Existen estas señales en la actualidad?». Creemos que estas señales fueron dispuestas<br />

primariamente para la era apostólica, antes que existiese la Biblia completa en forma<br />

escrita. La mayor parte <strong>de</strong> estas señales están en el libro <strong>de</strong> los Hechos:<br />

1. Echar fuera <strong>de</strong>monios (Hch. 8:7; 16:18; 19:11–16).<br />

2. Nuevas lenguas (Hch. 2:4–11; 10:46; 19:6).<br />

3. Tomar serpientes (Hch. 28:5).<br />

4. Beber veneno mortífero sin efectos dañinos —no lo registra Hechos, pero Eusebio,<br />

historiador <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, lo atribuye a Juan y a Bernabé.<br />

5. Imposición <strong>de</strong> las manos sobre los enfermos para sanar (Hch. 3:7; 19:11; 28:8, 9).<br />

¿Cuál fue el propósito <strong>de</strong> estos milagros? Creemos que la respuesta se encuentra en<br />

Hebreos 2:3, 4. Antes <strong>de</strong> que el NT estuviese disponible en su integridad, los hombres<br />

pedirían pruebas a los apóstoles y a otros <strong>de</strong> que el evangelio era divino. Para confirmar la<br />

predicación, Dios daba testimonio con señales, prodigios y diversos repartimientos <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo.<br />

La necesidad <strong>de</strong> estas señales ha <strong>de</strong>saparecido en la actualidad. Tenemos la Biblia<br />

completa. Si los hombres no quieren creerla, tampoco creerán ninguna otra cosa. Marcos no<br />

dice que los milagros continuarían. Las palabras «hasta el fin <strong>de</strong>l siglo» no aparecen aquí,<br />

en contraste a Mateo 28:18–20.<br />

Sin embargo, Martín Lutero sugirió que «las señales <strong>de</strong> que aquí se habla <strong>de</strong>ben ser<br />

empleadas según la necesidad. Cuando surja la necesidad, y el Evangelio esté muy<br />

apremiado, entonces <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego llevar a cabo estas señales, antes que permitir<br />

que el Evangelio sea calumniado y echado por tierra».<br />

E. La Ascensión <strong>de</strong>l Siervo a la diestra <strong>de</strong> Dios (16:19, 20)<br />

16:19 Cuarenta días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su resurrección, nuestro Señor Jesucristo fue recibido<br />

arriba en el cielo, y se sentó a la diestra <strong>de</strong> Dios. Éste es el puesto <strong>de</strong> honor y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.<br />

16:20 En obediencia a Su mandamiento, los discípulos salieron como ardientes llamas,<br />

predicando el evangelio y ganando hombres para el Salvador. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señor estaba<br />

con ellos. Las señales prometidas acompañaban su predicación, confirmando la palabra<br />

que ellos proclamaban.<br />

Aquí acaba la narración con Cristo en el cielo, con unos pocos discípulos consagrados<br />

en la tierra, con la carga <strong>de</strong> la evangelización <strong>de</strong>l mundo, y dándose totalmente a esta tarea,<br />

y con unos resultados con consecuencias eternas.<br />

A nosotros se nos ha confiado la Gran Comisión en nuestra generación. Nuestra tarea es<br />

alcanzar a cada persona con el evangelio. Una tercera parte <strong>de</strong> todas las personas que jamás<br />

hayan vivido viven hoy. Hacia el año 2000, la mitad <strong>de</strong> todas las personas que han vivido<br />

estarán viviendo entonces. Al crecer la población <strong>de</strong> manera vertiginosa, aumenta la tarea.


Pero el método es siempre el mismo: discípulos consagrados con un amor sin límites a<br />

Cristo, y que no consi<strong>de</strong>ran excesivo ningún sacrificio para Él.<br />

La voluntad <strong>de</strong> Dios es la evangelización <strong>de</strong>l mundo. ¿Qué estamos haciendo para ello?<br />

Bibliografía<br />

Alexan<strong>de</strong>r, Joseph Addison. The Gospel According to Mark. Edimburgo: The Banner of<br />

Truth Trust. 1960.<br />

Coates, C. A. An Outline of Mark’s Gospel and other Ministry. Kingstonon-Thames: Stow<br />

Hill Bible and Tract Depot, 1964.<br />

Cole, Alan. The Gospel According to St. Mark. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, 1961.<br />

Erdman, Charles R. The Gospel of Mark. Phila<strong>de</strong>lphia: The Westminster Press, 1917.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, Harry A. Expository Notes on the Gospel of Mark. Neptune, N.J.: Loizeaux<br />

Brothers Publishers, 1948.<br />

Kelly, William. An Exposition of the Gospel of Mark. Londres: C. A. Hammond, 1934.<br />

Lenski, R. C. H. The Interpretation of Saint Mark’s Gospel. Minneapolis: Augsburg<br />

Publishing House, 1946.<br />

Swete, Henry Barclay. The Gospel According to St. Mark. Londres: MacMillan and<br />

Company, Limited, 1902.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol-. 3. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico Carroll. Vol. 6: Evangelios I. CLIE, Terrassa.<br />

——— Comentario Bíblico Carroll. Vol. 6: Evangelios II. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M., Comentario Matthew Henry, vol. 9 —Marcos y Lucas. CLIE, Terrassa.<br />

Ryle, J. C. Evangelios Explicados. Vol. 2. CLIE, Terrassa.<br />

Sánchez, B. La Biblia y su Mensaje, vol. 11: Marcos. CLIE, Terrassa.


EL EVANGELIO SEGÚN LUCAS<br />

«Le plus beau livre qu’il y ait.»<br />

Introducción<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Ernest Renan<br />

«El libro más hermoso que existe»: esta frase es ciertamente una gran alabanza,<br />

especialmente cuando viene <strong>de</strong> un escéptico. Y ésta es la valoración que hace el crítico<br />

francés Renan <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> Lucas. ¿Y cuál creyente sensible que lea la inspirada obra<br />

maestra <strong>de</strong>l evangelista querría contra<strong>de</strong>cir estas palabras? Lucas es posiblemente el único<br />

lector gentil escogido por Dios para plasmar Sus Escrituras, y esto pue<strong>de</strong> en parte explicar<br />

su especial atracción sobre nosotros, los here<strong>de</strong>ros occi<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong> la cultura grecorromana.<br />

Espiritualmente, quedaríamos muy empobrecidos en nuestra apreciación <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús y Su ministerio sin el singular énfasis <strong>de</strong>l doctor Lucas. El amor <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

para con nosotros y Su ofrecimiento <strong>de</strong> salvación a todos, no solamente a los judíos, Se<br />

<strong>de</strong>stacan su especial interés por cada persona, sí, también por los pobres y marginados.<br />

Lucas da también un intenso énfasis a la alabanza (dándonos ejemplos <strong>de</strong> los más antiguos<br />

«himnos» en Lucas 1 y 2), a la oración y al Espíritu Santo.<br />

II. Paternidad<br />

Lucas, que era antioqueño <strong>de</strong> raza y médico <strong>de</strong> profesión, fue durante mucho tiempo<br />

compañero <strong>de</strong> Pablo, y tuvo una prolija comunicación con los otros apóstoles, y en dos<br />

libros nos <strong>de</strong>jó ejemplos <strong>de</strong> la medicina para almas que consiguió <strong>de</strong> ellos.<br />

Esta evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> Eusebio en su Historia Eclesiástica tocante a la paternidad<br />

<strong>de</strong>l Tercer Evangelio (III, 4) concuerda con la universal tradición cristiana. Ireneo cita<br />

extensamente el Tercer Evangelio como <strong>de</strong> Lucas. Otros antiguos apoyos a la paternidad<br />

lucana incluyen Justino Mártir, Hegesipo, Clemente <strong>de</strong> Alejandría y Tertuliano. En la<br />

edición cuidadosamente partidista y con<strong>de</strong>nsada <strong>de</strong> Marción, Lucas es el único evangelio<br />

aceptado por aquel notorio hereje. El fragmentario Canon <strong>de</strong> Muratori llama «Lucas» a este<br />

Tercer Evangelio.<br />

Lucas es el único evangelista que escribe una secuela a su Evangelio, y es en base <strong>de</strong><br />

este libro, Hechos, que aparece con la mayor claridad la paternidad lucana. Las secciones<br />

<strong>de</strong> Hechos en primera persona <strong>de</strong>l plural, «nosotros», son pasajes en los que el escritor<br />

estuvo personalmente involucrado (16:10; 20:5, 6; 21:15; 27:1; 28:16; cf. 2 Ti. 4:11).<br />

Mediante el proceso <strong>de</strong> eliminación, sólo Lucas concuerda con todos estos periodos. Queda<br />

bien claro por las <strong>de</strong>dicatorias a Teófilo y por el estilo <strong>de</strong> redacción que Lucas y Hechos<br />

son <strong>de</strong>l mismo autor.


Pablo llama a Lucas «el médico amado» y lo nombra por separado <strong>de</strong> los cristianos<br />

judíos (Col. 4:14), lo que haría <strong>de</strong> él el único escritor gentil <strong>de</strong>l NT. En cuanto a su tamaño,<br />

Lucas-Hechos es más extenso que todas las epístolas <strong>de</strong> Pablo reunidas.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna fortalece la documentación externa y la tradición <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. El<br />

vocabulario (a menudo más preciso en sus términos médicos que los otros escritores <strong>de</strong>l<br />

NT), junto con su <strong>de</strong>purado estilo griego, apoyan la paternidad <strong>de</strong> un doctor cristiano gentil,<br />

pero totalmente familiarizado con los temas judaicos. La repetida mención <strong>de</strong> fechas por<br />

parte <strong>de</strong> Lucas y su precisión en la investigación (p.ej., 1:1–4; 3:1), hacen <strong>de</strong> él el primer<br />

historiador <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

III. Fecha<br />

La fecha más probable <strong>de</strong> Lucas es en los primeros años <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los 60 <strong>de</strong>l<br />

primer siglo. Mientras que algunos ponen a Lucas entre el 75–85 (o incluso el siglo II), esto<br />

se <strong>de</strong>be generalmente, al menos en parte, a la negación <strong>de</strong> que Cristo pudiese pre<strong>de</strong>cir con<br />

exactitud la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén. La ciudad fue <strong>de</strong>struida en el año 70 d.C., <strong>de</strong> modo<br />

que la profecía <strong>de</strong>l Señor tuvo que quedar registrada antes <strong>de</strong> esta fecha.<br />

Por cuanto hay un acuerdo prácticamente total <strong>de</strong> que Lucas ha <strong>de</strong> prece<strong>de</strong>r a Hechos en<br />

el tiempo, y Hechos termina alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 63 d.C. con Pablo en Roma, la fecha ha <strong>de</strong> ser<br />

anterior. Difícilmente habría omitido el primer historiador <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> el gran fuego <strong>de</strong><br />

Roma y la persecución <strong>de</strong> los cristianos por Nerón como cabezas <strong>de</strong> turco, si estas cosas ya<br />

hubiesen acontecido. Por ello, lo más probable parece una fecha <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 61–62<br />

d.C.<br />

IV. Trasfondo y tema<br />

Los griegos buscaban un ser humano perfectamente divino —uno que tuviese las<br />

mejores características tanto <strong>de</strong>l hombre como <strong>de</strong> la mujer, pero sin ninguno <strong>de</strong> sus fallos—<br />

. Ésta es la presentación que hace Lucas <strong>de</strong> Cristo como Hijo <strong>de</strong>l Hombre —fuerte, pero<br />

compasivo—. Su humanidad aparece en primer plano.<br />

Su vida <strong>de</strong> oración, por ejemplo, es mencionada con mayor frecuencia que en<br />

cualquiera <strong>de</strong> los otros Evangelios. Su simpatía y compasión se mencionan una y otra vez.<br />

Quizá sea por eso que las mujeres y los niños ocupan un lugar tan <strong>de</strong>stacado. Al Evangelio<br />

<strong>de</strong> Lucas se lo conoce también como el Evangelio misionero. Aquí el evangelio sale a los<br />

gentiles, y Jesús es presentado como el Salvador <strong>de</strong>l mundo. Finalmente, este Evangelio es<br />

también un manual <strong>de</strong> discipulado. Seguimos el camino <strong>de</strong>l discipulado en la vida <strong>de</strong><br />

nuestro Señor, y lo oímos expuesto en Su instrucción <strong>de</strong> Sus seguidores. Es en este rasgo<br />

que seguiremos <strong>de</strong> manera particular nuestra exposición. En la vida <strong>de</strong>l Hombre Perfecto<br />

encontraremos los elementos que constituyen la vida i<strong>de</strong>al para todos los hombres. En Sus<br />

palabras incomparables encontraremos también el camino <strong>de</strong> la cruz al que nos llama.<br />

Que al pasar a estudiar el Evangelio <strong>de</strong> Lucas prestemos atención y <strong>de</strong>mos oído al<br />

llamamiento <strong>de</strong>l Salvador, abandonándolo todo para seguirle. La obediencia es el órgano<br />

<strong>de</strong>l conocimiento espiritual. El significado <strong>de</strong> las Escrituras se nos va haciendo cada vez<br />

más claro al entrar en las experiencias <strong>de</strong>scritas.


BOSQUEJO<br />

I. PREFACIO: EL PROPÓSITO DE LUCAS Y SU MÉTODO (Cap. 1:1–4)<br />

II. EL ADVENIMIENTO DEL HIJO DEL HOMBRE Y SU PRECURSOR (Caps.<br />

1:5–2:52)<br />

III. LA PREPARACIÓN DEL HIJO DEL HOMBRE PARA MINISTRAR (Caps. 3:1–<br />

4:30)<br />

IV. EL HIJO DEL HOMBRE DEMUESTRA SU PODER (Caps. 4:31–5:26)<br />

V. EL HIJO DEL HOMBRE EXPLICA SU MINISTERIO (Caps. 5:27–6:49)<br />

VI. EL HIJO DEL HOMBRE EXPANDE SU MINISTERIO (Caps. 7:1–9:50)<br />

VII. AUMENTA LA OPOSICIÓN CONTRA EL HIJO DEL HOMBRE (Caps. 9:51–<br />

11:54)<br />

VIII. ENSEÑANZA Y CURACIÓN CAMINO DE JERUSALÉN (Caps. 12–16)<br />

IX. EL HIJO DEL HOMBRE INSTRUYE A SUS DISCÍPULOS (Caps. 17:1–19:27)<br />

X. EL HIJO DEL HOMBRE EN JERUSALÉN (Caps. 19:28–21:38)<br />

XI. LA PASIÓN DEL HIJO DEL HOMBRE (Caps. 22, 23)<br />

XII. EL TRIUNFO DEL HIJO DEL HOMBRE (Cap. 24)<br />

Comentario<br />

I. PREFACIO: EL PROPÓSITO DE LUCAS Y SU MÉTODO<br />

(Cap. 1:1–4)<br />

En su prefacio, Lucas se revela como historiador. Describe los materiales fuente a los<br />

que ha tenido acceso y los métodos que sigue. Luego explica su propósito por escrito.<br />

Des<strong>de</strong> la perspectiva humana tenía ambos tipos <strong>de</strong> materiales fuente: relatos escritos <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong> Cristo e informes orales <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> aquellos que fueron testigos oculares <strong>de</strong> los<br />

acontecimientos <strong>de</strong> Su vida.<br />

1:1 Los relatos escritos se <strong>de</strong>scriben en el versículo 1: Puesto que muchos han<br />

tomado a su cargo el compilar un relato or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> las cosas que entre nosotros han<br />

sido ciertísimas, … No sabemos quiénes eran estos escritores. Pue<strong>de</strong> que Mateo y Marcos<br />

estuviesen entre ellos, pero los <strong>de</strong>más, evi<strong>de</strong>ntemente, no estaban inspirados. (Juan escribió<br />

con posterioridad.)<br />

1:2 Lucas también se apoyó en relatos orales <strong>de</strong> los que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio fueron<br />

testigos oculares y servidores <strong>de</strong> la Palabra, y que ellos nos la transmitieron. Lucas<br />

mismo no preten<strong>de</strong> ser testigo ocular, pero tuvo entrevistas con los que sí lo eran. Describe<br />

a estos asociados <strong>de</strong> Jesús como testigos oculares y servidores <strong>de</strong> la Palabra. Aquí<br />

emplea él la Palabra como nombre <strong>de</strong> Cristo, igual que Juan en su Evangelio. El<br />

«principio» significa aquí el principio <strong>de</strong> la era cristiana proclamada por Juan el Bautista.<br />

El hecho <strong>de</strong> que Lucas emplease relatos escritos y orales no constituye ninguna negación <strong>de</strong><br />

la inspiración verbal <strong>de</strong> lo que él escribió. Sencillamente significa que el Espíritu Santo lo<br />

condujo en la elección y disposición <strong>de</strong> sus materiales.<br />

Comenta James S. Stewart:<br />

Lucas <strong>de</strong>ja perfectamente en claro que los escritores inspirados no quedaron<br />

milagrosamente liberados <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> una prolija investigación histórica… La


inspiración no era que Dios trascendiese <strong>de</strong> manera mágica las mentes y faculta<strong>de</strong>s<br />

humanas; era Dios expresando Su voluntad por medio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>dicación <strong>de</strong> las mentes y<br />

faculta<strong>de</strong>s humanas. No sustituye la propia personalidad <strong>de</strong>l escritor sagrado, haciéndole<br />

una máquina <strong>de</strong> Dios; refuerza su personalidad y hace <strong>de</strong> él un testigo viviente <strong>de</strong> Dios.<br />

1:3 Lucas da una breve <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> su motivo y <strong>de</strong>l método que emplea: me ha<br />

parecido bien también a mí, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber investigado todo con esmero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

origen, escribirte or<strong>de</strong>nadamente, excelentísimo Teófilo. En cuanto a su motivación,<br />

dice sencillamente que me ha parecido bien también a mí. Al nivel humano, había la<br />

sosegada convicción <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bía escribir este Evangelio. Sabemos, naturalmente, que el<br />

constreñimiento divino estaba intrincadamente mezclado con esta <strong>de</strong>cisión humana.<br />

En cuanto a su método, él siguió primero el curso <strong>de</strong> todo con precisión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

origen, y luego lo escribió todo en or<strong>de</strong>n. Su tarea involucró una cuidadosa y científica<br />

investigación <strong>de</strong>l curso <strong>de</strong> los acontecimientos en la vida <strong>de</strong> nuestro Salvador. Lucas<br />

comprobó la precisión <strong>de</strong> sus fuentes, eliminó todo lo que no era históricamente cierto ni<br />

espiritualmente relevante, y luego recopiló sus materiales en or<strong>de</strong>n tal como los tenemos en<br />

la actualidad. Cuando dice Lucas que escribió or<strong>de</strong>nadamente no se refiere<br />

necesariamente a un or<strong>de</strong>n cronológico. Los acontecimientos en este Evangelio no están<br />

siempre dispuestos en el or<strong>de</strong>n en que tuvieron lugar. Están más bien en un or<strong>de</strong>n moral o<br />

espiritual, esto es, están vinculados <strong>de</strong> forma temática y con un criterio <strong>de</strong> instrucción moral<br />

más que por cronología. Aunque este Evangelio y el libro <strong>de</strong> Hechos fueron dirigidos a<br />

Teófilo, sabemos sorpren<strong>de</strong>ntemente poco acerca <strong>de</strong> él. Su título <strong>de</strong> excelentísimo sugiere<br />

que era un funcionario <strong>de</strong>l gobierno. Su nombre significa amigo <strong>de</strong> Dios. Es probable que<br />

fuese un cristiano que tenía un puesto <strong>de</strong> honor y responsabilidad en la administración<br />

exterior <strong>de</strong>l Imperio Romano.<br />

1:4 El propósito <strong>de</strong> Lucas era el <strong>de</strong> dar a Teófilo un relato escrito que confirmaría la<br />

valía <strong>de</strong> todo lo que le había sido enseñado acerca <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús. El mensaje escrito daría una fijeza que lo preservaría <strong>de</strong> las inexactitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />

transmisión oral continuada.<br />

De este modo, en los versículos <strong>de</strong>l uno al cuatro nos presentan un trasfondo breve pero<br />

iluminador acerca <strong>de</strong> las circunstancias humanas bajo las que fue escrito este libro <strong>de</strong> la<br />

Biblia. Nosotros sabemos que Lucas escribió por inspiración. Él no menciona aquí este<br />

extremo, aunque lo implica con las palabras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su origen (v. 3), que también pue<strong>de</strong><br />

traducirse como <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto.<br />

II. EL ADVENIMIENTO DEL HIJO DEL HOMBRE Y SU<br />

PRECURSOR (Caps. 1:5–2:52)<br />

A. Anuncio <strong>de</strong>l Nacimiento <strong>de</strong>l Precursor (1:5–25)<br />

1:5–6 Lucas comienza su narración presentándonos a los padres <strong>de</strong> Juan el Bautista.<br />

Vivían en la época en que el malvado Hero<strong>de</strong>s el Gran<strong>de</strong> era rey <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a. Este rey era<br />

idumeo, esto es, un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> Esaú.<br />

Zacarías (que significa Jehová recuerda) era un sacerdote perteneciente al turno <strong>de</strong><br />

Abías, uno <strong>de</strong> los veinticuatro turnos en el que David había dividido el sacerdocio judío (1<br />

Cr. 24:10). Cada turno era llamado a servir en el templo en Jerusalén dos veces al año <strong>de</strong><br />

sábado en sábado. Había tantos sacerdotes en esta época que el privilegio <strong>de</strong> quemar


incienso en el Lugar Santo venía una vez en toda la vida, si es que podía acce<strong>de</strong>rse al<br />

mismo.<br />

Elisabet (que significa el juramento <strong>de</strong> Dios) <strong>de</strong>scendía también <strong>de</strong> la familia<br />

sacerdotal <strong>de</strong> Aarón. Ella y su marido eran <strong>de</strong>votos judíos, solícitos en su observancia <strong>de</strong><br />

las Escrituras <strong>de</strong>l AT, tanto en lo moral como en lo ceremonial. Naturalmente, no eran sin<br />

pecado, pero cuando pecaban, se aseguraban <strong>de</strong> ofrecer un sacrificio u obe<strong>de</strong>cer en la forma<br />

apropiada la <strong>de</strong>manda ritual.<br />

1:7 Esta pareja no tenían hijo, lo que para cualquier judío era una condición oprobiosa.<br />

El doctor Lucas observa que la causa radicaba en la esterilidad <strong>de</strong> Elisabet. El problema<br />

estaba agravado por el hecho <strong>de</strong> que ambos eran <strong>de</strong> edad avanzada.<br />

1:8–10 Un día, Zacarías estaba cumpliendo sus <strong>de</strong>beres sacerdotales en el santuario.<br />

Éste era un día magno en su vida, porque había sido escogido por suertes para quemar<br />

incienso en el Lugar Santo. Toda la multitud <strong>de</strong>l pueblo estaba reunida afuera <strong>de</strong>l<br />

santuario, y estaban orando. Nadie parece saber <strong>de</strong> manera concreta qué hora era la<br />

llamada hora <strong>de</strong>l incienso.<br />

Es inspirador observar que este Evangelio comienza con el pueblo orando en el<br />

templo, y que termina con el pueblo alabando a Dios en el templo. Los capítulos en medio<br />

enseñan cómo hubo respuesta a las oraciones en la Persona y obra <strong>de</strong> Jesús.<br />

1:11–14 Con el sacerdote y el pueblo <strong>de</strong>dicados a la oración, era un momento y marco<br />

apropiados para una revelación divina. Se apareció un ángel <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong> pie, a la<br />

<strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l altar —el lugar <strong>de</strong> favor—. Al principio, Zacarías se sintió aterrado; ninguno<br />

<strong>de</strong> sus coetáneos había jamás visto un ángel. Pero el ángel le tranquilizó con nuevas<br />

maravillosas. Le nacería un hijo a Elisabet, que sería llamado Juan (el favor o la gracia <strong>de</strong><br />

Jehová). A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> traer gozo y júbilo a sus padres, sería para bendición <strong>de</strong> muchos.<br />

1:15 Este niño iba a ser gran<strong>de</strong> a los ojos <strong>de</strong>l Señor (la única clase <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za que<br />

realmente importa). Ante todo, sería gran<strong>de</strong> en su separación personal a Dios: no bebería<br />

jamás vino (hecho <strong>de</strong> uva) ni licor (hecho <strong>de</strong> grano).<br />

Segundo, sería gran<strong>de</strong> en sus dotes espirituales; sería lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo aun<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el vientre <strong>de</strong> su madre. (Esto no pue<strong>de</strong> significar que Juan fuese salvo o convertido<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su nacimiento, sino sólo que el Espíritu <strong>de</strong> Dios estaba en él <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio para<br />

prepararlo para su especial misión como precursor <strong>de</strong> Cristo.)<br />

1:16–17 En tercer lugar, sería gran<strong>de</strong> en su papel como heraldo <strong>de</strong>l Mesías. A muchos<br />

<strong>de</strong>l pueblo judío haría volver al Señor. Su ministerio sería como el <strong>de</strong>l profeta Elías,<br />

tratando <strong>de</strong> llevar al pueblo a una recta relación con Dios por medio <strong>de</strong>l arrepentimiento.<br />

Como observa G. Coleman Luck:<br />

Su predicación volvería el corazón <strong>de</strong> padres <strong>de</strong>scuidados a un verda<strong>de</strong>ro interés<br />

espiritual por sus hijos. También volvería los corazones <strong>de</strong> hijos <strong>de</strong>sobedientes y rebel<strong>de</strong>s a<br />

la «sabiduría <strong>de</strong> los justos».<br />

En otras palabras, él se esforzaría por reunir <strong>de</strong>l mundo una compañía <strong>de</strong> creyentes<br />

listos para encontrarse con el Señor cuando Él apareciese. Éste es un ministerio digno para<br />

cualquiera <strong>de</strong> nosotros.<br />

Observemos cómo queda implicada la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo en los versículos 16 y 17. En el<br />

versículo 16 se dice que Juan haría volver, con su ministerio, a muchos <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong><br />

Israel… al Señor su Dios. Luego, en el versículo 17 se dice que Juan irá <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él<br />

[Gr.; RV; cf. Besson]. ¿A quién se refiere este él? Evi<strong>de</strong>ntemente, al Señor su Dios en el


versículo prece<strong>de</strong>nte. Y, sin embargo, sabemos que Juan fue el precursor <strong>de</strong> Jesús. La<br />

inferencia es entonces clara. Jesús es Dios.<br />

1:18 El anciano Zacarías quedó abrumado ante la absoluta imposibilidad <strong>de</strong> la<br />

promesa. Tanto él como su mujer eran <strong>de</strong>masiado viejos para ser padres <strong>de</strong> un niño. Su<br />

quejosa pregunta expresaba todas las dudas que atesoraba en su corazón.<br />

1:19 El ángel le respondió primero presentándose como Gabriel (fuerte <strong>de</strong> Dios).<br />

Aunque comúnmente <strong>de</strong>scrito como arcángel, es mencionado en la Escritura sólo como uno<br />

que está <strong>de</strong> continuo en la presencia <strong>de</strong> Dios y que lleva mensajes <strong>de</strong> Dios al hombre (Dn.<br />

8:16; 9:21).<br />

1:20 Por cuanto Zacarías había dudado, per<strong>de</strong>ría el habla hasta el nacimiento <strong>de</strong>l niño.<br />

Siempre que un creyente abriga dudas acerca <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios, pier<strong>de</strong> su testimonio y<br />

su cántico. La incredulidad sella los labios y permanecen sellados hasta que vuelve la fe y<br />

prorrumpe en alabanza y testimonio.<br />

1:21–22 En el exterior, el pueblo estaba aguardando con impaciencia; generalmente, el<br />

sacerdote que quemaba el incienso salía mucho más pronto. Cuando ya por fin Zacarías se<br />

presentó fuera, tuvo que comunicarse con ellos haciéndoles señas. Entonces supieron que<br />

había visto una visión en el santuario.<br />

1:23 Después <strong>de</strong> haber cumplido su turno <strong>de</strong> servicio sacerdotal, Zacarías se volvió a<br />

su casa, todavía incapaz <strong>de</strong> hablar, tal como había predicho el ángel.<br />

1:24–25 Cuando Elisabet quedó encinta, se encerró en su casa durante cinco meses,<br />

regocijándose <strong>de</strong> que el Señor hubiese visto bueno liberarla <strong>de</strong>l oprobio <strong>de</strong> ser estéril.<br />

B. Anuncio <strong>de</strong>l Nacimiento <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (1:26–38)<br />

1:26–27 Al sexto mes <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber aparecido a Zacarías (o <strong>de</strong>spués que Elisabet<br />

quedase embarazada), Gabriel volvió a aparecerse —esta vez a una virgen llamada María<br />

que vivía en la ciudad <strong>de</strong> Nazaret, en el distrito <strong>de</strong> Galilea. María estaba <strong>de</strong>sposada con<br />

un hombre llamado José, un <strong>de</strong>scendiente directo <strong>de</strong> David, que era here<strong>de</strong>ro legal <strong>de</strong>l<br />

trono <strong>de</strong> David, aunque él mismo fuese un carpintero. El <strong>de</strong>sposorio era consi<strong>de</strong>rado<br />

entonces como un contrato mucho más vinculante que hoy día el compromiso. De hecho,<br />

sólo podía disolverse mediante un documento legal similar a un divorcio.<br />

1:28 El ángel se dirigió a María como una que era muy favorecida, una a la que el<br />

Señor estaba visitando con un privilegio especial. Aquí <strong>de</strong>berían observarse dos puntos: (1)<br />

El ángel no adoró a María ni oró a ella; sencillamente, la saludó. (2) No dijo que era «llena<br />

<strong>de</strong> gracia», sino muy favorecida.<br />

1:29–30 María quedó comprensiblemente turbada ante esta salutación; se preguntaba<br />

qué significaría. El ángel calmó sus temores, y luego le dijo que Dios la escogía a ella<br />

como madre <strong>de</strong>l tan esperado Mesías.<br />

1:31–33 Observemos las importantes verda<strong>de</strong>s incluidas en la anunciación:<br />

La verda<strong>de</strong>ra humanidad <strong>de</strong>l Mesías —concebirás en tu seno y darás a luz un hijo.<br />

Su <strong>de</strong>idad y Su misión como Salvador —y llamarás su nombre Jesús (lo que significa<br />

Jehová es el Salvador).<br />

Su intrínseca gran<strong>de</strong>za —será gran<strong>de</strong>, tanto en cuanto a Su Persona como a Su obra.<br />

Su i<strong>de</strong>ntidad como el Hijo <strong>de</strong> Dios —será llamado Hijo <strong>de</strong>l Altísimo.<br />

Su <strong>de</strong>recho al trono <strong>de</strong> David —El Señor Dios le dará el trono <strong>de</strong> su padre David.<br />

Esto le establece como el Mesías.


Su reino eterno y universal —Reinará sobre la casa <strong>de</strong> Jacob para siempre; y su<br />

reino no tendrá fin.<br />

Los versículos 31 y 32a hacen evi<strong>de</strong>ntemente referencia a la Primera Venida <strong>de</strong> Cristo,<br />

mientras que los versículos 32b y 33 <strong>de</strong>scriben Su Segunda Venida como Rey <strong>de</strong> reyes y<br />

Señor <strong>de</strong> señores.<br />

1:34–35 La pregunta <strong>de</strong> María, ¿Cómo será esto?, se <strong>de</strong>bía a la maravilla, no a ninguna<br />

duda. ¿Cómo podría tener un niño cuando no había tenido relaciones algunas con ningún<br />

varón? Aunque el ángel no lo dijo explícitamente, la respuesta era una concepción virginal.<br />

Sería un milagro <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Él iba a venir sobre ella, y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Altísimo la<br />

iba a cubrir. Para el problema que tenía María acerca <strong>de</strong> «¿cómo?» —parecía imposible<br />

humanamente hablando— la respuesta <strong>de</strong> Dios es «el Espíritu Santo».<br />

Por lo cual también lo santo que va a nacer será llamado Hijo <strong>de</strong> Dios. Aquí, pues,<br />

tenemos una sublime <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> la encarnación. El Hijo <strong>de</strong> María sería Dios<br />

manifestado en carne. El lenguaje no pue<strong>de</strong> agotar el misterio que está aquí envuelto.<br />

1:36–37 El ángel dio entonces las nuevas a María <strong>de</strong> que Elisabet, su parienta, estaba<br />

ya <strong>de</strong> seis meses <strong>de</strong> gestación —¡ella, la que había sido estéril!—. Este milagro <strong>de</strong>bería<br />

asegurar a María <strong>de</strong> que ninguna cosa será imposible para Dios.<br />

1:38 Con una hermosa sumisión, María se entregó al Señor para el cumplimiento <strong>de</strong><br />

Sus maravillosos propósitos. Luego el ángel se fue <strong>de</strong> su presencia.<br />

C. María visita a Elisabet (1:39–45)<br />

1:39–40 No se nos dice por qué María se fue a visitar a Elisabet esta vez. Pue<strong>de</strong> haber<br />

sido para evitar el escándalo que inevitablemente habría surgido en Nazaret cuando se<br />

conociese su estado. Si es así, entonces la bienvenida recibida <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Elisabet y la<br />

bondad que le era mostrada habría sido doblemente dulce.<br />

1:41 En el momento en que Elisabet oyó el saludo <strong>de</strong> María, saltó la criatura en su<br />

vientre —una respuesta misteriosa e involuntaria <strong>de</strong>l precursor no nacido aún a la llegada<br />

<strong>de</strong>l Mesías tampoco aún nacido—. Elisabet fue llena <strong>de</strong>l Espíritu Santo, es <strong>de</strong>cir, Él tomó<br />

control <strong>de</strong> ella, conduciendo su habla y acciones.<br />

En este capítulo primero se menciona a tres personas llenas con el Espíritu Santo: Juan<br />

el Bautista (v. 15); Elisabet (v. 41) y Zacarías (v. 67).<br />

Una <strong>de</strong> las marcas <strong>de</strong> una vida llena <strong>de</strong> Espíritu es hablar en salmos e himnos y cánticos<br />

espirituales (Ef. 5:18, 19). Por tanto, no nos sorpren<strong>de</strong> encontrar tres cánticos en este<br />

capítulo, así como dos en el siguiente. Cuatro <strong>de</strong> estos cánticos son conocidos generalmente<br />

por sus títulos latinos, que se toman <strong>de</strong> las primeras líneas: (1) La Salutación <strong>de</strong> Elisabet<br />

[1:42–45]; (2) el Magnificat (Engran<strong>de</strong>ce) [1:46–55]; (3) Benedictus (Bendito) [1:68–79];<br />

(4) Gloria in Excelsis Deo (Gloria a Dios en lo más alto) [2:14]; y (5) Nunc Dimittis<br />

(Pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jar que se vaya) [2:29–32].<br />

1:42–45 Hablando por inspiración especial, Elisabet saludó a María como la madre <strong>de</strong><br />

mi Señor. No había en su corazón ni una traza <strong>de</strong> celos: sólo gozo y <strong>de</strong>leite porque el bebé<br />

aún no nacido era su Señor. María fue bendita … entre las mujeres por cuanto recibió el<br />

privilegio <strong>de</strong> dar a luz al Mesías. El fruto <strong>de</strong> su vientre es bendito por cuanto es el Señor y<br />

Salvador.<br />

La Biblia nunca se refiere a María como «la madre <strong>de</strong> Dios». Aunque es cierto que fue<br />

la madre <strong>de</strong> Jesús y que Jesús es Dios, es sin embargo un absurdo doctrinal <strong>de</strong>cir que Dios


tiene madre. Jesús existía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad, mientras que María era una criatura finita<br />

con una fecha concreta <strong>de</strong> inicio <strong>de</strong> su existencia. Ella fue la madre <strong>de</strong> Jesús sólo en Su<br />

Encarnación.<br />

Elisabet refirió el aparente entusiasmo intuitivo <strong>de</strong> su hijo aún sin nacer cuando María<br />

<strong>de</strong>jó oír su voz. Luego aseguró a María que su fe sería abundantemente recompensada. Sus<br />

expectativas se cumplirían. Ella no había creído en vano. Su Bebé nacería tal como había<br />

sido prometido.<br />

D. María engran<strong>de</strong>ce al Señor (1:46–56)<br />

1:46–49 El Magnificat se parece al cántico <strong>de</strong> Ana (1 S. 2:1–10). En primer lugar,<br />

María alabó al Señor por lo que Él había hecho por ella (vv. 46b–49). Observemos que<br />

dijo (v. 48) me tendrán por dichosa todas las generaciones. No sería una que confiriese<br />

bendiciones, sino que sería bendita. Se refiere a Dios como su Salvador, refutando la i<strong>de</strong>a<br />

<strong>de</strong> que María era sin pecado.<br />

1:50–53 En segundo lugar, alabó al Señor por su misericordia, que alcanza <strong>de</strong><br />

generación en generación a los que le temen. Él abate a los arrogantes y a los<br />

potentados, y exalta a los <strong>de</strong> humil<strong>de</strong> condición y a los hambrientos.<br />

1:54–55 Finalmente, ella magnificó al Señor por Su fi<strong>de</strong>lidad a Israel al mantener las<br />

promesas que Él había hecho a favor <strong>de</strong> Abraham y <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia.<br />

1:56 Después <strong>de</strong> quedarse con Elisabet unos tres meses, María regresó a su propia<br />

casa en Nazaret. No estaba aún casada. Es indudable que vino a ser objeto <strong>de</strong> sospechas y<br />

calumnias por parte <strong>de</strong> la vecindad. Pero Dios la vindicaría; podía esperar.<br />

E. Nacimiento <strong>de</strong>l Precursor (1:57–66)<br />

1:57–61 Cuando se le cumplió a Elisabet el tiempo <strong>de</strong> dar a luz, dio a luz un hijo.<br />

Sus vecinos y amigos se regocijaron. Al octavo día, cuando vinieron a circuncidar al<br />

niño, pensaron que era evi<strong>de</strong>nte que tenía que llamarse Zacarías, como su padre. Cuando<br />

su madre les dijo que el nombre <strong>de</strong>l hijo sería Juan quedaron sorprendidos, porque<br />

ninguno <strong>de</strong> su parentela se llamaba así.<br />

1:62–63 Para tener la <strong>de</strong>cisión final, hicieron señas a Zacarías. (Esto indica que no sólo<br />

había enmu<strong>de</strong>cido, sino que también estaba sordo.) Pidiendo una tablilla para escribir<br />

<strong>de</strong>cidió la cuestión —el nombre <strong>de</strong>l pequeño era Juan—. Todos se asombraron.<br />

1:64–66 Pero fue aún más sorpren<strong>de</strong>nte darse cuenta <strong>de</strong> que Zacarías había vuelto a<br />

recibir la capacidad <strong>de</strong> hablar en el momento en que escribió «Juan». Las noticias se<br />

esparcieron rápidamente en toda la zona montañosa <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, y la gente se preguntaba<br />

acerca <strong>de</strong> la obra futura <strong>de</strong> este insólito bebé. Sabían que estaba con él el favor especial <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

F. La Profecía <strong>de</strong> Zacarías tocante a Juan (1:67–80)<br />

1:67 Liberado ahora <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> la incredulidad y lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo,<br />

Zacarías fue inspirado para pronunciar un elocuente himno <strong>de</strong> alabanza, rico en citas <strong>de</strong>l<br />

AT.


1:68–69 Alabanzas a Dios por lo que había hecho. Zacarías se daba cuenta <strong>de</strong> que el<br />

nacimiento <strong>de</strong> su hijo Juan indicaba la inminencia <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong>l Mesías. Se refirió al<br />

advenimiento <strong>de</strong> Cristo como hecho consumado antes que sucediese. La fe le capacitó para<br />

<strong>de</strong>cir que Dios había ya visitado y efectuado re<strong>de</strong>nción para su pueblo enviando al<br />

Re<strong>de</strong>ntor. Jehová había suscitado un cuerno (lit.) <strong>de</strong> salvación en la casa real <strong>de</strong> David.<br />

(Un cuerno se empleaba para contener el aceite para ungir reyes; por ello, aquí podría<br />

significar un Rey <strong>de</strong> salvación <strong>de</strong> la línea regia <strong>de</strong> David. O podría <strong>de</strong>notar un símbolo <strong>de</strong><br />

po<strong>de</strong>r, y significar así «un po<strong>de</strong>roso Salvador».)<br />

1:70–71 Alabanzas a Dios por cumplir la profecía. La venida <strong>de</strong>l Mesías había sido<br />

predicha por los santos profetas… <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antiguo. Esto significaba salvación <strong>de</strong> los<br />

enemigos y seguridad frente a los aborrecedores.<br />

1:72–75 Alabanzas a Dios por Su fi<strong>de</strong>lidad a Sus promesas. El Señor había hecho un<br />

pacto incondicional <strong>de</strong> salvación con Abraham. Esta promesa fue cumplida por la venida<br />

<strong>de</strong> la simiente <strong>de</strong> Abraham, esto es, el Señor Jesucristo. La salvación que Él trajo fue a la<br />

vez externa e interna. Externamente, significaba liberación <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> sus enemigos.<br />

Internamente, significaba po<strong>de</strong>rle servir sin temor en santidad <strong>de</strong> vida y rectitud <strong>de</strong><br />

conducta.<br />

G. Campbell Morgan expone dos pensamientos notables <strong>de</strong> este pasaje. Primero, señala<br />

la <strong>de</strong>stacada relación entre el nombre <strong>de</strong> Juan y el tema <strong>de</strong>l cántico —ambos son la gracia<br />

<strong>de</strong> Dios—. Luego encuentra alusiones a los nombres <strong>de</strong> Juan, Zacarías y Elisabet en los<br />

versículos 72 y 73.<br />

Juan —misericordia prometida (v. 72).<br />

Zacarías —recordar (v. 72).<br />

Elisabet —el juramento (v. 73).<br />

El favor <strong>de</strong> Dios, tal como lo anuncia Juan, resulta <strong>de</strong> que Él recuerda el juramento <strong>de</strong><br />

Su santo pacto.<br />

1:76–77 La misión <strong>de</strong> Juan, el heraldo <strong>de</strong>l Salvador. Juan sería el profeta <strong>de</strong>l Altísimo,<br />

y prepararía los corazones <strong>de</strong>l pueblo para la venida <strong>de</strong>l Señor, y proclamaría a su pueblo<br />

conocimiento <strong>de</strong> salvación, por el perdón <strong>de</strong> sus pecados. Una vez más vemos aquí que<br />

las referencias a Jehová en el AT se aplican a Jesús en el <strong>Nuevo</strong>. Malaquías predijo un<br />

mensajero que prepararía el camino <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Jehová (3:1). Zacarías i<strong>de</strong>ntifica a Juan<br />

como el mensajero. Sabemos que Juan vino para preparar el camino <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Jesús. La<br />

evi<strong>de</strong>nte conclusión es que Jesús es Jehová.<br />

1:78–79 La venida <strong>de</strong> Cristo es asemejada al amanecer. Durante siglos, el mundo había<br />

estado sumido en tinieblas. Ahora, por medio <strong>de</strong> las entrañas <strong>de</strong> misericordia <strong>de</strong><br />

nuestro Dios, estaba a punto <strong>de</strong> romper el alba. Vendría en la Persona <strong>de</strong> Cristo, que<br />

resplan<strong>de</strong>cería sobre los gentiles, que estaban sentados en tinieblas y en sombra <strong>de</strong><br />

muerte, y conduciendo los pies <strong>de</strong> Israel hacia un camino <strong>de</strong> paz (véase Mal. 4:2).<br />

1:80 El capítulo concluye con una sencilla <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que el niño crecía física y<br />

espiritualmente, permaneciendo en lugares <strong>de</strong>siertos hasta el día <strong>de</strong> su aparición pública<br />

ante la nación <strong>de</strong> Israel.<br />

G. El nacimiento <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (2:1–7)<br />

2:1–3 César Augusto promulgó un edicto or<strong>de</strong>nando que se hiciera un censo por todo<br />

el imperio. Este censo se hizo primeramente cuando Cirenio gobernaba Siria. Durante<br />

muchos años se puso en tela <strong>de</strong> juicio la exactitud <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> Lucas, a causa <strong>de</strong> esta


eferencia a Cirenio. Pero posteriores <strong>de</strong>scubrimientos arqueológicos tien<strong>de</strong>n a confirmar<br />

este registro. Des<strong>de</strong> su perspectiva, César Augusto estaba con ello <strong>de</strong>mostrando su<br />

dominio sobre el mundo grecorromano. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> Dios, el emperador<br />

gentil era simplemente una marioneta impulsando el programa divino (véase Pr. 21:1).<br />

2:4–7 El <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> Augusto llevó a José y a María a Belén precisamente en el tiempo<br />

oportuno para que el Mesías naciese allí en cumplimiento <strong>de</strong> la profecía (Mi. 5:2). Belén<br />

estaba abarrotada cuando llegaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Galilea. El único lugar que pudieron encontrar<br />

don<strong>de</strong> quedarse fue en un establo <strong>de</strong> un mesón. Esto era una premonición <strong>de</strong> cómo los<br />

hombres iban a recibir a su Salvador. Fue mientras que la pareja <strong>de</strong> Nazaret se encontraba<br />

allí que María dio a luz a su hijo primogénito. Entonces lo envolvió en pañales, y<br />

amantemente lo acostó en un pesebre.<br />

Así visitó Dios nuestro mundo en la Persona <strong>de</strong> un Bebé in<strong>de</strong>fenso, y en la pobreza <strong>de</strong><br />

un hediondo establo. ¡Qué maravilla! Darby lo expresó <strong>de</strong> una manera impactante:<br />

Comenzó en un pesebre, y acabó en una cruz, y a todo lo largo <strong>de</strong>l camino no encontró<br />

don<strong>de</strong> posar Su cabeza.<br />

H. Los Ángeles y los Pastores (2:8–20)<br />

2:8 La primera indicación <strong>de</strong> este singular nacimiento no fue dada a los guías religiosos<br />

<strong>de</strong> Jerusalén, sino a unos contemplativos pastores en los montes <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, hombres<br />

humil<strong>de</strong>s y fieles en sus tareas cotidianas. Observa James S. Stewart:<br />

¿No hay acaso todo un universo <strong>de</strong> significado en el hecho <strong>de</strong> que los que primero<br />

vieron la gloria <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Señor fueron gente ordinaria, ocupados en tareas muy<br />

ordinarias? Esto significa, primero, que el puesto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, por humil<strong>de</strong> que sea, es el lugar<br />

<strong>de</strong> la visión. Y en segundo lugar significa que es a aquellos que se han mantenido en las<br />

profundas y sencillas pieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida, y que no han perdido el corazón <strong>de</strong> niño, a los<br />

que se les abren más rápidamente las puertas <strong>de</strong>l Reino.<br />

2:9–11 Un ángel <strong>de</strong>l Señor se presentó a los pastores, y una brillante luz los ro<strong>de</strong>ó con<br />

su resplandor. Al llenarse ellos <strong>de</strong> pavor, el ángel los alentó y les comunicó las noticias.<br />

Eran buenas noticias <strong>de</strong> gran gozo para todo el pueblo. Aquel mismo día, en la cercana<br />

Belén, había nacido un Bebé. Y este Bebé era un Salvador, que es Cristo el Señor. Aquí<br />

tenemos una teología en miniatura. Primero <strong>de</strong> todo, Él es un Salvador, lo que se expresa<br />

con Su nombre, Jesús. Luego, Él es el Cristo, el Ungido <strong>de</strong> Dios, el Mesías <strong>de</strong> Israel.<br />

Finalmente, Él es el Señor, Dios manifestado en carne.<br />

2:12 ¿Cómo lo reconocerían los pastores? Los ángeles les dieron una doble señal.<br />

Primero, el Bebé estaría envuelto en pañales. Ellos ya habían visto antes a bebés en<br />

pañales. Pero los ángeles acababan <strong>de</strong> anunciar que este Bebé era el Señor. Nadie jamás<br />

había visto al Señor como un recién nacido envuelto en pañales. La segunda parte <strong>de</strong> la<br />

señal era que estaría acostado en un pesebre. Es dudoso que los pastores hubiesen visto<br />

jamás a un recién nacido acostado en un lugar tan poco propio. Esta indignidad estaba<br />

reservada para el Señor <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria cuando vino a nuestro mundo. Nos da<br />

vértigo pensar que el Creador y Sustentador <strong>de</strong>l universo entró en la historia humana no<br />

como un héroe militar conquistador, sino como un pequeño Bebé. Pero ésta es la verdad <strong>de</strong><br />

la Encarnación.<br />

2:13–14 De repente todo el entusiasmo hasta entonces contenido <strong>de</strong>l cielo estalló en<br />

alabanza. Una multitud <strong>de</strong>l ejército celestial apareció junto al ángel, que alababa a Dios.


Su cántico, conocido generalmente en la actualidad con el título Gloria in Excelsis Deo,<br />

captura el pleno significado <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> aquel Bebé. Su vida y ministerio traerían<br />

gloria a Dios en lo más alto <strong>de</strong> los cielos, y sobre la tierra paz, buena voluntad para<br />

con los hombres, o quizá a hombres en los que Él se agrada. Los hombres en los que Dios<br />

se agrada son los que se arrepienten <strong>de</strong> sus pecados y reciben a Jesucristo como Señor y<br />

Salvador.<br />

2:15–19 Tan pronto como los ángeles <strong>de</strong>saparecieron, los pastores se apresuraron a ir a<br />

Belén y encontraron juntamente a María, a José y a Jesús acostado en el pesebre. Ellos<br />

refirieron la visita <strong>de</strong>l ángel, causando enorme sorpresa entre los que se habían reunido en<br />

el establo. Pero María tenía un entendimiento más profundo <strong>de</strong> lo que estaba pasando; y<br />

atesoraba todas estas cosas, pon<strong>de</strong>rándolas en su corazón.<br />

2:20 Los pastores regresaron a sus rebaños, llenos <strong>de</strong> júbilo por todo lo que habían<br />

oído y visto, y rebosando en su adoración a Dios.<br />

I. La Circuncisión y Dedicación <strong>de</strong> Jesús (2:21–24)<br />

En este pasaje se <strong>de</strong>scriben al menos tres ritos distintos:<br />

1. Primero, hubo la circuncisión <strong>de</strong> Jesús. Esto tuvo lugar cuando tenía ocho días. Era<br />

una prenda <strong>de</strong>l pacto que Dios había hecho con Abraham. Este mismo día se impuso<br />

nombre al Niño, según la costumbre judía. El ángel había ya dado instrucciones a María y a<br />

José para que le llamasen JESÚS.<br />

2. La segunda ceremonia trataba <strong>de</strong> la purificación <strong>de</strong> María. Tuvo lugar cuarenta días<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Jesús (véase Lv. 12:1–4). De ordinario, los padres habían <strong>de</strong><br />

llevar un cor<strong>de</strong>ro para holocausto, y una tórtola o un palomino para ofrenda por el pecado.<br />

Pero en el caso <strong>de</strong> los pobres, se les permitía traer dos tórtolas o dos palominos (Lv. 12:6–<br />

8). El hecho <strong>de</strong> que María no trajese un cor<strong>de</strong>ro, sino sólo dos palominos, es una<br />

ilustración <strong>de</strong> la pobreza en la que nació Jesús.<br />

3. El tercer rito era la presentación <strong>de</strong> Jesús en el templo en Jerusalén. Originalmente,<br />

Dios había <strong>de</strong>cretado que el primogénito le pertenecía; habían sido <strong>de</strong>signados para<br />

constituir la clase sacerdotal (Éx. 13:2). Más tar<strong>de</strong>, separó a la tribu <strong>de</strong> Leví para que<br />

sirviesen como sacerdotes (Éx. 28:1, 2). Entonces se les permitió a los padres «rescatar» o<br />

«redimir» a sus primogénitos por la cantidad <strong>de</strong> cinco siclos. Esto lo hicieron cuando lo<br />

<strong>de</strong>dicaron al Señor.<br />

J. Simeón vive hasta ver al Mesías (2:25–35)<br />

2:25–26 Simeón era uno <strong>de</strong>l remanente fiel <strong>de</strong> los judíos que estaba aguardando la<br />

venida <strong>de</strong>l Mesías. El Espíritu Santo le había comunicado que no vería la muerte antes<br />

<strong>de</strong> haber visto al Cristo o Ungido <strong>de</strong>l Señor. «El secreto <strong>de</strong> Jehová es para los que le<br />

temen» (Sal. 25:14). Hay una misteriosa comunicación <strong>de</strong> conocimiento divino a aquellos<br />

que caminan en una sosegada y contemplativa comunión con Dios.<br />

2:27–28 Sucedió que entró en el área <strong>de</strong>l templo el mismo día que los padres <strong>de</strong> Jesús<br />

le presentaban a Dios. Simeón fue informado sobrenaturalmente <strong>de</strong> que este Niño era el


Mesías prometido. Tomando a Jesús en sus brazos, pronunció el memorable cántico ahora<br />

conocido como el Nunc Dimittis (Ahora… pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jar que tu siervo se vaya).<br />

2:29–32 La carga <strong>de</strong>l cántico es como sigue: Señor, ahora me vas a <strong>de</strong>jar que me<br />

vaya. He visto… tu salvación en la persona <strong>de</strong> este Bebé, el prometido Re<strong>de</strong>ntor, tal como<br />

me habías prometido. Tú lo has <strong>de</strong>signado para proveer salvación para toda clase <strong>de</strong> gente.<br />

Él será luz para revelación a los gentiles (Su Primera Venida) y para resplan<strong>de</strong>cer en<br />

gloria sobre tu pueblo Israel (en Su Segunda Venida). Simeón estaba preparado para<br />

morir tras haberse encontrado con el Señor Jesús. Había <strong>de</strong>saparecido el aguijón <strong>de</strong> la<br />

muerte.<br />

2:33 Lucas mantiene cuidadosamente la doctrina <strong>de</strong>l nacimiento virginal con su frase<br />

cuidadosamente escrita José y su madre, tal como se lee en la tradición <strong>de</strong> Reina-Valera<br />

(RV, RVR), siguiendo a la mayoría <strong>de</strong> manuscritos (M).<br />

2:34–35 Después <strong>de</strong> su inicial estallido <strong>de</strong> alabanza a Dios por el Mesías, Simeón se<br />

dirigió a los padres y los bendijo. Acto seguido, se dirigió proféticamente a María. La<br />

profecía que pronunció se componía <strong>de</strong> cuatro partes:<br />

1. Éste Niño estaba puesto para caída y levantamiento <strong>de</strong> muchos en Israel. Aquellos<br />

que fuesen arrogantes, no arrepentidos e incrédulos iban a experimentar caída y castigo.<br />

Los que se humillasen, se arrepintiesen <strong>de</strong> sus pecados y recibiesen al Señor Jesús<br />

experimentarían levantamiento y bendición.<br />

2. Este Niño estaba puesto… para señal que es objeto <strong>de</strong> disputa. Había una especial<br />

significación en la Persona <strong>de</strong> Cristo. Su misma presencia sobre la tierra resultó ser una<br />

intensa reprensión al pecado y a la impiedad, y por ello suscitó la acerba enemistad <strong>de</strong>l<br />

corazón humano.<br />

3. Y una espada traspasará tu misma alma. Simeón pre<strong>de</strong>cía con estas palabras el<br />

dolor que embargaría el alma <strong>de</strong> María cuando viese la crucifixión <strong>de</strong> su Hijo (Jn. 19:25).<br />

4. … <strong>de</strong> forma que que<strong>de</strong>n al <strong>de</strong>scubierto los pensamientos <strong>de</strong> muchos corazones. La<br />

manera en la que una persona reacciona ante el Salvador es una prueba <strong>de</strong> sus motivos y<br />

afectos internos.<br />

De esta manera, el cántico <strong>de</strong> Simeón incluye las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> piedra <strong>de</strong> toque, <strong>de</strong> piedra <strong>de</strong><br />

tropiezo, <strong>de</strong> piedra <strong>de</strong> subida y <strong>de</strong> espada.<br />

K. La Profetisa Ana (2:36–39)<br />

2:36–37 Lo mismo que Simeón, Ana, la profetisa, era miembro <strong>de</strong>l remanente fiel <strong>de</strong><br />

Israel que esperaba el advenimiento <strong>de</strong>l Mesías. Pertenecía a la tribu <strong>de</strong> Aser (que<br />

significa feliz, bienaventurado), una <strong>de</strong> las diez tribus que habían sido llevadas al cautiverio<br />

por los asirios en el 721 a.C. Ana <strong>de</strong>bía tener entonces más <strong>de</strong> cien años, porque había<br />

estado casada durante siete años y luego viuda durante ochenta y cuatro años. Como<br />

profetisa, es indudable que recibía revelaciones divinas y que servía como portavoz <strong>de</strong><br />

Dios. Era fiel en su asistencia a los servicios públicos en el templo, adorando con ayunos y<br />

súplicas <strong>de</strong> día y <strong>de</strong> noche. Su edad muy avanzada no le impedía servir al Señor.


2:38 Mientras Jesús estaba siendo presentado al Señor y Simeón estaba hablando con<br />

María, Ana se acercó a este pequeño corro <strong>de</strong> gente. Comenzó también a expresar su<br />

reconocimiento a Dios por el prometido Re<strong>de</strong>ntor, y luego empezó a hablar <strong>de</strong> Jesús a los<br />

fieles que aguardaban la re<strong>de</strong>nción en Jerusalén.<br />

2:39 Después que José y María acabaron <strong>de</strong> cumplir los ritos <strong>de</strong> la purificación y<br />

<strong>de</strong>dicación, regresaron a Galilea, a su ciudad <strong>de</strong> Nazaret. Lucas omite mencionar la<br />

visita <strong>de</strong> los sabios o la huida a Egipto.<br />

L. La Infancia <strong>de</strong> Jesús (2:40–52)<br />

2:40 El crecimiento normal <strong>de</strong>l Niño Jesús se expone <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

Físicamente, crecía, y se iba fortaleciendo en espíritu (V.M.). Pasó por las etapas usuales<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo físico, y aprendió a andar, a hablar, a jugar y a trabajar. Por esto, Él pue<strong>de</strong><br />

simpatizar con nosotros en cada etapa <strong>de</strong> nuestro crecimiento. Mentalmente, fue llenándose<br />

<strong>de</strong> sabiduría. No sólo aprendió el abecedario, los números y todo el conocimiento <strong>de</strong> aquel<br />

tiempo, sino que fue creciendo en sabiduría, esto es, en la aplicación práctica <strong>de</strong> este<br />

conocimiento a los problemas <strong>de</strong> la vida. Espiritualmente, el favor <strong>de</strong> Dios estaba sobre él.<br />

Anduvo en comunión con Dios y en <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Estudiaba la Biblia,<br />

pasaba tiempo en oración y se <strong>de</strong>leitaba en hacer la voluntad <strong>de</strong> Su Padre.<br />

2:41–44 Un muchacho judío llega a ser hijo <strong>de</strong> la ley a los doce años. Cuando cumplió<br />

doce años <strong>de</strong> edad, su familia emprendió su peregrinación anual subiendo a Jerusalén<br />

para la pascua. Pero cuando partieron para regresar a Galilea, no se dieron cuenta <strong>de</strong> que<br />

Jesús no se encontraba en la caravana. A nosotros pue<strong>de</strong> parecernos extraño, si no nos<br />

damos cuenta <strong>de</strong> que la familia probablemente viajaba con una caravana muy numerosa.<br />

Sin duda, pensaban que Jesús estaba andando con otros <strong>de</strong> Su propia edad.<br />

Antes <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nar a José y a María, <strong>de</strong>beríamos recordar lo fácil que es para nosotros<br />

viajar un día <strong>de</strong> camino y suponer que Jesús va en la caravana, cuando en realidad hemos<br />

perdido el contacto con Él por el pecado no confesado en nuestras vidas. Para restablecer el<br />

contacto con Él <strong>de</strong>bemos volver don<strong>de</strong> se interrumpió la comunión, y confesar y abandonar<br />

nuestro pecado.<br />

2:45–47 Los angustiados padres regresaron a Jerusalén, y encontraron a Jesús en el<br />

templo, sentado en medio <strong>de</strong> los maestros, no sólo escuchándoles, sino también<br />

haciéndoles preguntas. No hay sugerencia aquí <strong>de</strong> que actuase como un niño precoz,<br />

discutiendo con Sus mayores. Más bien, tomó el puesto <strong>de</strong> un niño normal, aprendiendo<br />

con humildad y quietud <strong>de</strong> Sus maestros. Y, sin embargo, en el curso <strong>de</strong> estas activida<strong>de</strong>s,<br />

<strong>de</strong>bieron hacerle algunas preguntas, porque los que le estaban oyendo, quedaban atónitos<br />

ante su inteligencia y sus respuestas.<br />

2:48 Incluso Sus padres se sorprendieron al ver a Jesús participando en forma tan<br />

inteligente en una conversación con los que eran mucho mayores en años que Él. Sin<br />

embargo, su madre expresó su ansiedad acumulada e irritación reprendiéndole. ¿Acaso no<br />

sabía que habían estado preocupados por Él?<br />

2:49 La respuesta <strong>de</strong>l Señor, las primeras palabras que se registran <strong>de</strong> Él, muestran que<br />

estaba plenamente consciente <strong>de</strong> Su i<strong>de</strong>ntidad como el Hijo <strong>de</strong> Dios, así como <strong>de</strong> Su misión<br />

divina. ¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que yo <strong>de</strong>bo estar en los asuntos <strong>de</strong><br />

mi Padre? Ella había dicho, «tu padre y yo». Él respondió: Los asuntos <strong>de</strong> mi Padre.


2:50 En aquel tiempo ellos no comprendieron lo que Él quería <strong>de</strong>cir con aquella<br />

críptica observación. ¡Era algo insólito en boca <strong>de</strong> un Muchacho <strong>de</strong> doce años!<br />

2:51 En todo caso, quedaron reunidos, y pudieron volver juntos a Nazaret. La<br />

excelencia moral <strong>de</strong> Jesús aparece en estas palabras: Y continuaba sumiso a ellos. Aunque<br />

era el Creador <strong>de</strong>l universo, tomó sin embargo Su puesto como Hijo obediente en esta<br />

humil<strong>de</strong> familia judía. Y, con todo, su madre conservaba cuidadosamente todas estas<br />

cosas en su corazón.<br />

2:52 Una vez más se nos <strong>de</strong>scribe la verda<strong>de</strong>ra humanidad y el crecimiento <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor:<br />

1. Su crecimiento mental —progresando en sabiduría.<br />

2. Su crecimiento físico —en vigor.<br />

3. Su crecimiento espiritual —en gracia ante Dios.<br />

4. Su crecimiento social —en gracia ante los hombres.<br />

Él fue absolutamente perfecto en cada aspecto <strong>de</strong> Su crecimiento. Aquí la narración <strong>de</strong><br />

Lucas pasa en silencio más <strong>de</strong> dieciocho años que el Señor Jesús pasó en Nazaret como el<br />

Hijo <strong>de</strong> un carpintero. Estos años nos enseñan la importancia <strong>de</strong> la preparación e<br />

instrucción, <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> paciencia y el valor <strong>de</strong>l trabajo cotidiano. Nos advierten en<br />

contra <strong>de</strong> la tentación <strong>de</strong> saltar <strong>de</strong>l nacimiento espiritual al ministerio espiritual. Los que no<br />

han tenido una infancia y adolescencia espirituales normales cortejan el <strong>de</strong>sastre en su vida<br />

y testimonio posteriores.<br />

III. LA PREPARACIÓN DEL HIJO DEL HOMBRE PARA<br />

MINISTRAR (Caps. 3:1–4:30)<br />

A. El Precursor prepara el camino (3:1–20)<br />

3:1–2 Como historiador, Lucas i<strong>de</strong>ntifica el año en que Juan comenzó a predicar<br />

nombrando a las autorida<strong>de</strong>s políticas y religiosas que entonces estaban en el po<strong>de</strong>r —un<br />

emperador (César), un gobernador, tres con el título <strong>de</strong> tetrarca y dos sumos<br />

sacerdotes—. Los gobernantes políticos mencionados implican el dogal <strong>de</strong> hierro que<br />

sujetaba a la nación <strong>de</strong> Israel. El hecho <strong>de</strong> que hubiese dos sumos sacerdotes indica que la<br />

nación estaba en <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n religioso, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> político. Aunque estos eran gran<strong>de</strong>s en la<br />

estima <strong>de</strong>l mundo, eran hombres malvados y carentes <strong>de</strong> escrúpulos en la estima <strong>de</strong> Dios.<br />

Así, cuando quiso hablar con los hombres, Él pasó por alto el palacio y la sinagoga y envió<br />

Su mensaje a Juan el hijo <strong>de</strong> Zacarías, que estaba en el <strong>de</strong>sierto.<br />

3:3 Inmediatamente, Juan viajó a toda la comarca <strong>de</strong>l río Jordán, probablemente<br />

cerca <strong>de</strong> Jericó. Allí llamó a la nación <strong>de</strong> Israel a arrepentirse <strong>de</strong> sus pecados para recibir<br />

perdón, y prepararse así para la venida <strong>de</strong>l Mesías. También llamó al pueblo a ser bautizado<br />

como señal externa <strong>de</strong> que se habían arrepentido en verdad. Juan era un verda<strong>de</strong>ro profeta,<br />

una conciencia encarnada, clamando contra el pecado y llamando a la renovación espiritual.<br />

3:4 Su ministerio dio <strong>de</strong> esta manera cumplimiento a la profecía en Isaías 40:3–5. Él<br />

era voz <strong>de</strong> uno que clama en el <strong>de</strong>sierto. Espiritualmente hablando, en este tiempo Israel


era un <strong>de</strong>sierto. Como nación, era árida e inhóspita, y no daba fruto para Dios. Para estar<br />

dispuestos para la venida <strong>de</strong>l Señor, el pueblo había <strong>de</strong> hacer un cambio moral. En aquellos<br />

tiempos, cuando un rey iba a hacer una visita regia, se hacían complejos preparativos para<br />

allanar los caminos y para hacer su llegada lo más fácil posible. Y esto es a lo que Juan<br />

llamó al pueblo; sólo que no se trataba <strong>de</strong> una reparación <strong>de</strong> caminos literales, sino <strong>de</strong><br />

preparar sus corazones para recibirle.<br />

3:5 Los efectos <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo se <strong>de</strong>scriben como sigue:<br />

Todo valle será rellenado — los que estén verda<strong>de</strong>ramente arrepentidos y son<br />

humil<strong>de</strong>s serían salvados y quedarían satisfechos.<br />

Todo monte y collado será rebajado —la gente como los escribas y fariseos, que eran<br />

orgullosos y arrogantes, serían humillados.<br />

Lo tortuoso se hará recto —los que eran faltos <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z, como los recaudadores <strong>de</strong><br />

impuestos, verían su carácter corregido.<br />

Lo áspero se convertirá en caminos suaves —los soldados y otros con temperamentos<br />

duros y crudos serían domados y afinados.<br />

3:6 El resultado final sería que toda carne —tanto judíos como gentiles— vería la<br />

salvación <strong>de</strong> Dios. En Su Primera Venida la oferta <strong>de</strong> salvación salió a todos los hombres,<br />

aunque no todos le recibieron. Cuando vuelva para reinar, este versículo tendrá su pleno<br />

cumplimiento. Entonces todo Israel será salvo, y los gentiles compartirán también <strong>de</strong> las<br />

bendiciones <strong>de</strong> Su glorioso reino.<br />

3:7 Cuando las multitu<strong>de</strong>s salieron para ser bautizadas por Juan, él se dio cuenta <strong>de</strong><br />

que no todos eran sinceros. Algunos eran meros profesantes, sin hambre ni sed <strong>de</strong> justicia.<br />

Es a éstos que se dirigió Juan como engendros <strong>de</strong> víboras. La pregunta, ¿quién os<br />

advirtió que huyeseis <strong>de</strong> la ira inminente? implica que no era Juan quien lo había hecho;<br />

su mensaje se dirigía a aquellos que estaban dispuestos a confesar sus pecados.<br />

3:8 Si realmente querían tener tratos con Dios, <strong>de</strong>berían mostrar que se habían<br />

arrepentido <strong>de</strong> verdad manifestando una vida transformada. El arrepentimiento genuino<br />

produce frutos. No <strong>de</strong>bían comenzar a pensar que el hecho <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Abraham era<br />

suficiente; la relación con personas piadosas no hace piadoso a nadie. Dios no estaba<br />

limitado a la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia física <strong>de</strong> Abraham para cumplir Sus propósitos; Él podía tomar<br />

las piedras junto al río Jordán y suscitar hijos a Abraham. Piedras aquí es probablemente<br />

una imagen <strong>de</strong> los gentiles, a los que Dios podría transformar, mediante un milagro <strong>de</strong> la<br />

gracia divina, en creyentes con una fe semejante a la <strong>de</strong> Abraham. Esto es precisamente lo<br />

que sucedió. La <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia física <strong>de</strong> Abraham, como nación, rechazó al Cristo <strong>de</strong> Dios.<br />

Pero muchos gentiles le recibieron como Señor y Salvador, y llegaron así a ser la<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia espiritual <strong>de</strong> Abraham.<br />

3:9 El hacha está puesta junto a la raíz <strong>de</strong> los árboles es una expresión figurada,<br />

significando que la venida <strong>de</strong> Cristo pondría a prueba la realidad <strong>de</strong>l arrepentimiento <strong>de</strong>l<br />

hombre. Aquellos individuos que no manifestasen los frutos <strong>de</strong>l arrepentimiento serían<br />

con<strong>de</strong>nados.<br />

Las palabras y frases <strong>de</strong> Juan salían <strong>de</strong> su boca como espadas: «generación <strong>de</strong> víboras»,<br />

«ira veni<strong>de</strong>ra», «hacha», «se corta», «se echa al fuego». Los profetas <strong>de</strong>l Señor nunca<br />

fueron <strong>de</strong> lengua blanda: eran gran<strong>de</strong>s moralistas, y con frecuencia sus palabras se abatían<br />

sobre la gente como las hachas <strong>de</strong> batalla <strong>de</strong> nuestros antepasados sobre los yelmos <strong>de</strong> sus<br />

enemigos (Notas Diarias <strong>de</strong> la Unión Bíblica).


3:10 Heridos por la convicción <strong>de</strong> pecado, las multitu<strong>de</strong>s pedían a Juan que les diese<br />

sugerencias prácticas acerca <strong>de</strong> cómo exhibir la realidad <strong>de</strong> su arrepentimiento.<br />

3:11–14 En los versículos 11–14, les muestra maneras específicas en las que podrían<br />

<strong>de</strong>mostrar su sinceridad. En general, <strong>de</strong>berían amar a su prójimo como a sí mismos<br />

compartiendo su vestido y lo que tuviesen que comer con los pobres.<br />

Respecto a los cobradores <strong>de</strong> impuestos, habían <strong>de</strong> ser estrictamente honrados en<br />

todos sus tratos. Ya que como clase eran notoriamente carentes <strong>de</strong> escrúpulos, esto<br />

constituiría una evi<strong>de</strong>ncia muy concreta <strong>de</strong> la genuinidad <strong>de</strong> su arrepentimiento.<br />

Finalmente, les dijo a los soldados en activo que evitasen tres pecados comunes a los<br />

militares: la extorsión, la calumnia y el <strong>de</strong>scontento. Es importante darse cuenta <strong>de</strong> que<br />

estos hombres no fueron salvados por hacer estas cosas; más bien, se trataba <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncias<br />

externas <strong>de</strong> que sus corazones eran verda<strong>de</strong>ramente rectos para con Dios.<br />

3:15–16a La mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong> Juan es <strong>de</strong>stacable. Por un tiempo, al menos, pudo haber<br />

asumido el papel <strong>de</strong> Mesías y haber atraído muchos seguidores. Cosa bien contraria a ello,<br />

se comparó a sí mismo <strong>de</strong> la manera más <strong>de</strong>sfavorable con el Cristo. Explicó que su<br />

bautismo era externo y físico, mientras que el <strong>de</strong> Cristo sería interior y espiritual. Dijo que<br />

no era apto para <strong>de</strong>satar al Mesías la correa <strong>de</strong> sus sandalias.<br />

3:16b–17 El bautismo <strong>de</strong> Cristo sería con Espíritu Santo y fuego. Su ministerio sería<br />

doble. Primero, bautizaría a los creyentes con Espíritu Santo —una promesa <strong>de</strong> lo que<br />

ocurriría en el Día <strong>de</strong> Pentecostés, cuando los creyentes fueron bautizados en el cuerpo <strong>de</strong><br />

Cristo—. Pero, en segundo lugar, Él bautizaría con fuego.<br />

Por el versículo 17 parece claro que el bautismo <strong>de</strong> fuego es un bautismo <strong>de</strong> juicio. Ahí,<br />

el Señor es presentado como un aventador <strong>de</strong> grano. Al echar las paladas <strong>de</strong> grano al aire, la<br />

paja es arrastrada a los lados <strong>de</strong> la era. Luego, es barrida y quemada.<br />

Cuando Juan estaba hablando con una multitud mezclada —creyentes e incrédulos—<br />

mencionó ambos bautismos, el <strong>de</strong>l Espíritu y el <strong>de</strong> fuego (Mt. 3:11 y aquí). En cambio,<br />

cuando se dirigía sólo a creyentes (Mr. 1:5), omitió el bautismo <strong>de</strong> fuego (Mr. 1:8). Ningún<br />

verda<strong>de</strong>ro creyente experimentará jamás el bautismo <strong>de</strong> fuego.<br />

3:18–20 Lucas está ahora listo para dirigir la atención <strong>de</strong> Juan a Jesús. Por esto, en estos<br />

versículos sumariza el resto <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Juan y nos lleva a<strong>de</strong>lante a la época <strong>de</strong> su<br />

encarcelamiento por parte <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s. El encarcelamiento <strong>de</strong> Juan tuvo realmente lugar<br />

unos dieciocho meses <strong>de</strong>spués. Él había reprendido a Hero<strong>de</strong>s por vivir en una relación <strong>de</strong><br />

adulterio con su cuñada. Hero<strong>de</strong>s culminó luego todas sus otras malda<strong>de</strong>s encerrando a<br />

Juan en la cárcel.<br />

B. Preparación por medio <strong>de</strong>l bautismo (3:21, 22)<br />

Al apartarse Juan <strong>de</strong> nuestra atención, el Señor Jesús pasa a la posición central. Y Él<br />

inaugura Su ministerio público, siendo <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> treinta años, siendo bautizado en el<br />

río Jordán.<br />

Hay varios puntos <strong>de</strong> interés en este relato <strong>de</strong> Su bautismo:<br />

1. En él aparecen las tres Personas <strong>de</strong> la Trinidad: Jesús (v. 21); el Espíritu Santo (v.<br />

22); el Padre (v. 22b).


2. Sólo Lucas registra el hecho <strong>de</strong> que Jesús oraba en Su bautismo (v. 21). Esto<br />

concuerda con la intención <strong>de</strong> Lucas <strong>de</strong> presentar a Cristo como el Hijo <strong>de</strong>l Hombre,<br />

siempre <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> Dios Padre. La vida <strong>de</strong> oración <strong>de</strong> nuestro Señor es un tema<br />

dominante en este Evangelio. Él oró aquí, al comienzo <strong>de</strong> Su ministerio público. Oró<br />

cuando estaba llegando a ser bien conocido y le seguían multitu<strong>de</strong>s (5:16). Pasó toda una<br />

noche orando antes <strong>de</strong> escoger a los doce discípulos (6:12). Oró antes <strong>de</strong>l acontecimiento<br />

<strong>de</strong> Cesarea <strong>de</strong> Filipos, el punto culminante <strong>de</strong> Su ministerio <strong>de</strong> enseñanza (9:18). Oró en el<br />

Monte <strong>de</strong> la Transfiguración (9:28). Oró en presencia <strong>de</strong> Sus discípulos, suscitando un<br />

discurso acerca <strong>de</strong> la oración (11:1). Oró por el recaído Pedro (22:32). Oró en el huerto <strong>de</strong><br />

Getsemaní (22:41, 44).<br />

3. El bautismo <strong>de</strong> Jesús es una <strong>de</strong> las tres ocasiones en las que Dios habló <strong>de</strong>l cielo en<br />

relación con el ministerio <strong>de</strong> Su amado Hijo. Durante treinta años, la mirada <strong>de</strong> Dios había<br />

examinado aquella intachable Vida en Nazaret; aquí, Su veredicto fue: En ti he puesto mi<br />

complacencia. Las otras dos veces en las que el Padre habló públicamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo<br />

fueron: Cuando Pedro sugirió levantar tres tabernáculos en el Monte <strong>de</strong> la Transfiguración<br />

(Lc. 9:35) y cuando los griegos acudieron a Felipe, que <strong>de</strong>seaban ver a Jesús (Jn. 12:20–<br />

28).<br />

C. Preparación por la participación <strong>de</strong> la humanidad (3:23–28)<br />

Antes <strong>de</strong> entrar en el ministerio público <strong>de</strong> nuestro Señor, Lucas se <strong>de</strong>tiene para dar su<br />

genealogía. Si Jesús es verda<strong>de</strong>ramente humano, entonces ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Adán. Esta<br />

genealogía <strong>de</strong>muestra que así fue. Está muy difundida la creencia <strong>de</strong> que aquí se da la<br />

genealogía <strong>de</strong> Jesús a través <strong>de</strong> la línea <strong>de</strong> María. Observemos que el versículo 23 no dice<br />

que Jesús fuese hijo <strong>de</strong> José sino, siendo hijo, según se suponía, <strong>de</strong> José. Si esta postura es<br />

correcta, entonces Elí (v. 23) era suegro <strong>de</strong> José y padre <strong>de</strong> María.<br />

Los eruditos creen mayoritariamente que ésta es la genealogía <strong>de</strong>l Señor a través <strong>de</strong><br />

María por las siguientes razones:<br />

1. La más evi<strong>de</strong>nte es que la línea familiar <strong>de</strong> José se da en el Evangelio <strong>de</strong> Mateo (1:2–<br />

16).<br />

2. En los primeros capítulos <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> Lucas, María se <strong>de</strong>staca más que José,<br />

mientras que en Mateo es al revés.<br />

3. Los nombres <strong>de</strong> las mujeres no solían emplearse entre los judíos como vínculos<br />

genealógicos. Esto explicaría la omisión <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> María.<br />

4. En Mateo 1:16 se expresa <strong>de</strong> manera clara que Jacob engendró a José. Aquí en Lucas<br />

no se dice que Elí engendró a José; dice que José era hijo <strong>de</strong> Elí. Hijo pue<strong>de</strong> significar hijo<br />

político o yerno.<br />

5. En el lenguaje original, el artículo <strong>de</strong>terminado (tou) en forma genitiva (<strong>de</strong>l) aparece<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> cada nombre en la genealogía, excepto en un caso. Este caso es el nombre <strong>de</strong>


José. Esta singular excepción sugiere enérgicamente que José fue incluido sólo por su<br />

matrimonio con María.<br />

Aunque no es necesario examinar la genealogía <strong>de</strong> una manera <strong>de</strong>tallada, es útil<br />

observar varios puntos importantes.<br />

1. Esta lista muestra que María <strong>de</strong>scendía <strong>de</strong> David a través <strong>de</strong> su hijo Natán (v. 31). En<br />

el Evangelio <strong>de</strong> Mateo, Jesús hereda el <strong>de</strong>recho legal al trono <strong>de</strong> David por medio <strong>de</strong><br />

Salomón. Como hijo legal <strong>de</strong> José, el Señor cumplía aquella parte <strong>de</strong>l pacto con David que<br />

le prometía que su trono permanecería para siempre. Pero Jesús no podía ser el verda<strong>de</strong>ro<br />

hijo <strong>de</strong> José sin caer bajo la maldición <strong>de</strong> Dios sobre Jeconías, que <strong>de</strong>cretaba que ningún<br />

<strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> aquel malvado rey prosperaría jamás (Jer. 22:30).<br />

Como verda<strong>de</strong>ro Hijo <strong>de</strong> María, Jesús cumplía aquella parte <strong>de</strong>l pacto <strong>de</strong> Dios con David<br />

que prometía que su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia se sentaría en su trono para siempre. Y al <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

David por medio <strong>de</strong> Natán, no estaba bajo la maldición que había sido pronunciada contra<br />

Jeconías.<br />

2. Adán es <strong>de</strong>scrito como el hijo <strong>de</strong> Dios (v. 38). Esto significa sencillamente que había<br />

sido creado por Dios.<br />

3. Parece evi<strong>de</strong>nte que la línea mesiánica terminó con el Señor Jesús. Nadie más pue<strong>de</strong><br />

jamás presentar una pretensión legal válida al trono <strong>de</strong> David.<br />

D. Preparación mediante la prueba (4:1–13)<br />

4:1 Nunca hubo un tiempo en la vida <strong>de</strong> nuestro Señor en que no estuviese lleno <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo, pero se menciona aquí <strong>de</strong> manera específica en relación con Su tentación.<br />

Estar lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo significa estar totalmente entregado a Él y ser totalmente<br />

obediente a cada palabra <strong>de</strong> Dios. Una persona llena <strong>de</strong>l Espíritu está vacía <strong>de</strong> pecado<br />

conocido y <strong>de</strong>l yo y en ella habita ricamente la Palabra <strong>de</strong> Dios. Cuando Jesús regresaba <strong>de</strong>l<br />

Jordán, don<strong>de</strong> había sido bautizado, fue conducido por el Espíritu al <strong>de</strong>sierto —<br />

probablemente el Desierto <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, junto a la costa occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Mar Muerto.<br />

4:2–3 Allí estuvo por cuarenta días, siendo tentado por el diablo —y en estos días el<br />

Señor no comió nada—. Al final <strong>de</strong> los cuarenta días sufrió la triple tentación con la que<br />

estamos más familiarizados. En realidad, esta triple tentación tuvo lugar en tres lugares<br />

diferentes —el <strong>de</strong>sierto, un monte y el templo en Jerusalén—. La verda<strong>de</strong>ra humanidad <strong>de</strong><br />

Jesús queda reflejada en las palabras tuvo hambre. Éste fue el blanco <strong>de</strong> la primera<br />

tentación. Satanás sugirió que el Señor emplease Su po<strong>de</strong>r divino para dar satisfacción a Su<br />

hambre física. La sutileza <strong>de</strong> la tentación residía en que el acto en sí mismo era<br />

perfectamente legítimo. Pero Jesús no habría hecho bien en hacerlo en obediencia a<br />

Satanás; <strong>de</strong>bía actuar conforme a la voluntad <strong>de</strong>l Padre.<br />

4:4 Jesús resistió a la tentación citando la Escritura (Dt. 8:3). Más importante aún que<br />

la satisfacción <strong>de</strong>l apetito físico lo es la obediencia a la palabra <strong>de</strong> Dios. Jesús no discutió.<br />

Dice Darby: «Un solo texto sirve para silenciar cuando se emplea con el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

Todo el secreto <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r en el conflicto es emplear la palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> forma recta».


4:5–7 En la segunda tentación, el diablo … mostró a Jesús en un momento todos los<br />

reinos <strong>de</strong> la tierra habitada. Satanás no precisa <strong>de</strong> mucho tiempo para mostrar todo lo que<br />

tiene que ofrecer. No era el mundo mismo lo que le ofreció, sino los reinos <strong>de</strong> este mundo.<br />

Hay un sentido en el que tiene po<strong>de</strong>río sobre los reinos <strong>de</strong> este mundo. Debido al pecado<br />

<strong>de</strong>l hombre, Satanás ha venido a ser «el príncipe <strong>de</strong> este mundo» (Jn. 12:31; 14:30; 16:11),<br />

«el dios <strong>de</strong> este siglo» (2 Co. 4:4) y «el príncipe <strong>de</strong> la potestad <strong>de</strong>l aire» (Ef. 2:2). Dios se<br />

ha propuesto que «los reinos <strong>de</strong> este mundo» vendrán a ser un día «los reinos <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor y <strong>de</strong> su Cristo» (Ap. 11:15). De modo que Satanás le estaba ofreciendo a Cristo lo<br />

que <strong>de</strong> todos modos un día iba a ser Suyo.<br />

Pero no podía haber atajos para el trono. La cruz tenía que venir en primer lugar. En los<br />

consejos <strong>de</strong> Dios, el Señor Jesús había <strong>de</strong> sufrir antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r entrar en Su gloria. No<br />

podía conseguir un fin legítimo con medios ilegítimos. Bajo ninguna circunstancia estaba<br />

dispuesto a postrarse ante el diablo, fuese cual fuese la recompensa.<br />

4:8 Por ello, el Señor citó Deuteronomio 6:13 para mostrar que como Hombre había <strong>de</strong><br />

adorar y servir sólo a Dios.<br />

4:9–11 En la tercera tentación, Satanás llevó a Jesús a Jerusalén, al alero <strong>de</strong>l templo,<br />

y le sugirió que se echase abajo. ¿No había prometido Dios en el Salmo 91:11–12 que Él<br />

guardaría al Mesías? Tal vez Satanás trataba <strong>de</strong> inducir a Jesús a presentarse como el<br />

Mesías a través <strong>de</strong> un prodigio sensacional. Malaquías había predicho que el Mesías se<br />

presentaría en Su templo <strong>de</strong> forma instantánea (Mal. 3:1). Aquí, pues, estaba la oportunidad<br />

<strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> conseguir fama y notoriedad como el Liberador prometido, sin tener que ir al<br />

Calvario.<br />

4:12 Por tercera vez resistió Jesús a la tentación con una cita <strong>de</strong> la Biblia.<br />

Deuteronomio 6:16 prohíbe poner a Dios a prueba.<br />

4:13 Repelido por la espada <strong>de</strong>l Espíritu, el diablo <strong>de</strong>jó a Jesús hasta un tiempo<br />

oportuno. Las tentaciones vienen en espasmos, no <strong>de</strong> forma continua.<br />

Se <strong>de</strong>berían mencionar varios puntos adicionales en relación con la tentación:<br />

1. El or<strong>de</strong>n en Lucas difiere <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Mateo. La segunda y tercera tentaciones aparecen en<br />

or<strong>de</strong>n inverso; la razón <strong>de</strong> ello no está clara.<br />

2. En los tres casos, el fin propuesto era perfectamente legítimo, pero el medio para<br />

obtenerlo era ilegítimo. Siempre está mal obe<strong>de</strong>cer a Satanás, darle culto, o a cualquier otro<br />

ser creado. Es malo tentar a Dios.<br />

3. La primera tentación tenía que ver con el cuerpo, la segunda con el alma y la tercera<br />

con el espíritu. Apelaban respectivamente a la concupiscencia <strong>de</strong> la carne, a la<br />

concupiscencia <strong>de</strong> los ojos y a la soberbia <strong>de</strong> la vida.<br />

4. Las tres tentaciones giran alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> tres <strong>de</strong> los más po<strong>de</strong>rosos impulsos <strong>de</strong> la<br />

existencia humana el apetito físico, el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y posesiones y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

reconocimiento público—. ¡Cuán a menudo los discípulos son tentados a escoger un<br />

camino <strong>de</strong> comodidad y molicie, a buscar un puesto <strong>de</strong> importancia en el mundo y a<br />

alcanzar una posición elevada en la <strong>iglesia</strong>!<br />

5. En las tres tentaciones, Satanás empleó un lenguaje religioso y así revistió las<br />

tentaciones con un ropaje <strong>de</strong> respetabilidad externa. Incluso citó la Escritura (vv. 10, 11).


Stewart observa apropiadamente:<br />

El estudio <strong>de</strong> la narración <strong>de</strong> la tentación ilumina dos puntos importantes. Por una parte<br />

<strong>de</strong>muestra que ser tentado no es necesariamente pecar. Por otra parte, la narración ilumina<br />

el gran dicho <strong>de</strong> un discípulo posterior: «Pues por lo mismo que él ha pa<strong>de</strong>cido, siendo<br />

tentado, pue<strong>de</strong> también socorrer a los que son tentados» (Hebreos 2:18, V.M.).<br />

Se sugiere a veces que la tentación habría carecido <strong>de</strong> significado si Jesús no hubiese<br />

sido capaz <strong>de</strong> pecar. El hecho es que Jesús es Dios, y que Dios no pue<strong>de</strong> pecar. El Señor<br />

Jesús nunca cedió ninguno <strong>de</strong> los atributos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad. Su <strong>de</strong>idad fue velada durante Su<br />

vida en la tierra, pero no podía ser <strong>de</strong>jada <strong>de</strong> lado y no lo fue. Algunos dicen que como<br />

Dios no podía pecar, pero que como Hombre sí podía. Pero Él sigue siendo aún Dios y<br />

Hombre, y es impensable que pudiese pecar hoy. El propósito <strong>de</strong> la tentación no era ver si<br />

Él iba a pecar o no, sino <strong>de</strong>mostrar que Él no podía pecar. Sólo un Hombre santo y sin<br />

pecado podía ser nuestro Re<strong>de</strong>ntor.<br />

E. Preparación por la enseñanza (4:14–30)<br />

4:14–15 Entre los versículos 13 y 14 hay un intervalo <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un año. Durante<br />

este tiempo, el Señor ministró en Ju<strong>de</strong>a. El único registro <strong>de</strong> este ministerio se encuentra en<br />

Juan 2–5.<br />

Cuando Jesús regresó a Galilea en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu para comenzar el segundo<br />

año <strong>de</strong> Su ministerio público, Su fama se extendió por toda la comarca circunvecina. Era<br />

ampliamente aclamado mientras enseñaba en las sinagogas judías.<br />

4:16–21 En Nazaret, la ciudad don<strong>de</strong> había transcurrido su infancia y juventud, Jesús<br />

iba regularmente a la sinagoga cada sábado. Había otras dos cosas que leemos que hacía<br />

con regularidad. Oraba con regularidad (Lc. 22:39) y era Su hábito enseñar a otros (Mr.<br />

10:1). En una visita a la sinagoga, … se levantó a leer <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l AT. El<br />

asistente le entregó el rollo sobre el que estaba escrita la profecía <strong>de</strong> Isaías. El Señor<br />

<strong>de</strong>senrolló el volumen abriéndolo por lo que conocemos ahora como Isaías 61, y leyó el<br />

versículo 1 y la primera mitad <strong>de</strong>l versículo 2. Este pasaje siempre había sido reconocido<br />

como una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong>l Mesías. Cuando Jesús dijo: Hoy se ha cumplido<br />

esta Escritura que acabáis <strong>de</strong> oír, estaba diciendo <strong>de</strong> la manera más clara posible que Él<br />

era el Mesías <strong>de</strong> Israel.<br />

Observemos las implicaciones revolucionarias <strong>de</strong> la misión <strong>de</strong>l Mesías. Él había venido<br />

para afrontar los enormes problemas que han afligido a la humanidad a lo largo <strong>de</strong> la<br />

historia:<br />

La pobreza. Para predicar el evangelio a los pobres.<br />

Dolor. A sanar a los quebrantados <strong>de</strong> corazón.<br />

Esclavitud. A proclamar liberación a los cautivos.<br />

Sufrimiento. Y recuperación <strong>de</strong> la vista a los ciegos.<br />

Opresión. A poner en libertad a los oprimidos.<br />

En suma, vino a proclamar un año favorable <strong>de</strong>l Señor —el amanecer <strong>de</strong> una nueva<br />

era para las multitu<strong>de</strong>s gimientes y sollozantes <strong>de</strong> este mundo—. Se presentó como la


espuesta a todos los males que nos atormentan. Y esto es cierto tanto si se piensa en estos<br />

males en un sentido físico o espiritual. Cristo es la respuesta.<br />

Es significativo que se <strong>de</strong>tuvo al leer estas palabras: … a proclamar un año favorable<br />

<strong>de</strong>l Señor. No añadió el resto <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Isaías: «… y el día <strong>de</strong> la venganza <strong>de</strong><br />

nuestro Dios». El propósito <strong>de</strong> Su Primera Venida era predicar el año favorable <strong>de</strong>l Señor.<br />

Esta actual era <strong>de</strong> la gracia es el tiempo aceptable y el día <strong>de</strong> la salvación. Cuando regrese a<br />

la tierra por segunda vez, será para proclamar el día <strong>de</strong> la venganza <strong>de</strong> nuestro Dios.<br />

Observemos que el tiempo favorable es <strong>de</strong>scrito como un año, y el tiempo <strong>de</strong> venganza<br />

como un día.<br />

4:22 La gente quedó evi<strong>de</strong>ntemente impresionada. Hablaban bien <strong>de</strong> Él, habiéndose<br />

sentidos atraídos a Él por Sus palabras <strong>de</strong> gracia. Para ellos era un misterio cómo el hijo<br />

<strong>de</strong> José, el Carpintero, se había <strong>de</strong>sarrollado tan bien.<br />

4:23 El Señor sabía que esta popularidad era superficial. No había una real apreciación<br />

<strong>de</strong> Su verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad o valía. Para ellos, se trataba <strong>de</strong> otro <strong>de</strong> sus muchachos <strong>de</strong>l<br />

pueblo que había prosperado en Capernaúm. Predijo que le iban a <strong>de</strong>cir este refrán:<br />

Médico, cúrate a ti mismo. Generalmente, este dicho significaba: «Haz por ti mismo lo<br />

que has hecho para otros. Cura tu propia condición, ya que afirmas curar la <strong>de</strong> otros». Pero<br />

aquí el significado es un poco diferente. Es explicado en las palabras que siguen: Todo<br />

cuanto hemos oído que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en tu pueblo,<br />

es <strong>de</strong>cir, en Nazaret. Era un burlón reto para que hiciese milagros en Nazaret, como lo<br />

había hecho en otras par-tes, y librarse así <strong>de</strong>l ridículo.<br />

4:24–27 El Señor contestó enunciando un principio profundamente arraigado en los<br />

asuntos humanos: los gran<strong>de</strong>s hombres no son apreciados en su propio vecindario. Luego<br />

citó dos inci<strong>de</strong>ntes apropiados <strong>de</strong>l AT en los que unos profetas <strong>de</strong> Dios no eran apreciados<br />

por el pueblo <strong>de</strong> Israel, y que por ello fueron enviados a los gentiles. Cuando una gran<br />

hambre se cernió sobre todo Israel, Elías no fue enviado a ninguna viuda judía —aunque<br />

había muchas <strong>de</strong> ellas— sino que fue enviado a Sidón, a una viuda gentil. Y aunque había<br />

muchos leprosos en la tierra <strong>de</strong> Israel cuando Eliseo estaba ministrando, no fue enviado a<br />

sanar a ninguno <strong>de</strong> ellos. En lugar <strong>de</strong> ello, fue el gentil Naamán, el general <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong><br />

Siria, quien fue limpiado. Imaginemos el impacto <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Jesús sobre las mentes<br />

<strong>de</strong> Jesús. Ellos ponían a las mujeres, a los gentiles y a los leprosos al fondo <strong>de</strong> la escala<br />

social. ¡Pero aquí el Señor puso con toda la intención a estos tres grupos por encima <strong>de</strong> los<br />

judíos incrédulos! Lo que estaba diciendo era que la historia <strong>de</strong>l AT estaba a punto <strong>de</strong><br />

volverse a repetir. Él iba a ser rechazado, a pesar <strong>de</strong> Sus milagros, no sólo por la ciudad <strong>de</strong><br />

Nazaret, sino también por toda la nación <strong>de</strong> Israel. Él se volvería entonces a los gentiles, tal<br />

como habían hecho Elías y Eliseo.<br />

4:28 La gente <strong>de</strong> Nazaret se dieron cuenta exactamente <strong>de</strong> lo que les quería <strong>de</strong>cir. Se<br />

sintieron soliviantados por la mera sugerencia <strong>de</strong> que se les fuese a mostrar favor a los<br />

gentiles.<br />

Comenta el Obispo Ryle:<br />

El hombre aborrece acerbamente la doctrina <strong>de</strong> la soberanía <strong>de</strong> Dios que Cristo acababa<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar. Dios no estaba obligado a obrar milagros en medio <strong>de</strong> ellos.<br />

4:29–30 Los que le escuchaban le echaron fuera <strong>de</strong> la ciudad… hasta un bor<strong>de</strong><br />

escarpado <strong>de</strong> la colina, con la intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>speñarle. Es indudable que esto era bajo la<br />

instigación <strong>de</strong> Satanás, en otro intento por <strong>de</strong>struir al Here<strong>de</strong>ro real. Pero Jesús,


milagrosamente, pasó por en medio <strong>de</strong> la multitud y abandonó la ciudad. Sus enemigos se<br />

vieron impotentes para <strong>de</strong>tenerle. Hasta allí don<strong>de</strong> podamos saber, nunca volvió a Nazaret.<br />

IV. EL HIJO DEL HOMBRE DEMUESTRA SU PODER<br />

(Caps. 4:31–5:26)<br />

A. Po<strong>de</strong>r sobre un espíritu inmundo (4:31–37)<br />

4:31–34 La pérdida <strong>de</strong> Nazaret fue la ganancia <strong>de</strong> Capernaúm. El pueblo en esta otra<br />

ciudad reconoció que Su enseñanza era con autoridad. Sus palabras eran convincentes y<br />

motivadoras. Los versículos 31–41 <strong>de</strong>scriben un sábado típico en la vida <strong>de</strong>l Señor. Le<br />

revelan como Amo sobre los <strong>de</strong>monios y las enfermeda<strong>de</strong>s. Primero fue a la sinagoga y allí<br />

se encontró con un hombre con un <strong>de</strong>monio inmundo. El adjetivo inmundo se emplea<br />

con frecuencia para <strong>de</strong>scribir a malos espíritus. Significa que ellos mismos son impuros y<br />

que producen impureza en las vidas <strong>de</strong> sus víctimas. La realidad <strong>de</strong> la posesión <strong>de</strong>moniaca<br />

se ve en este pasaje. Primero, hubo un grito <strong>de</strong> terror —¿Qué tenemos que ver contigo?<br />

Luego el espíritu mostró un claro conocimiento <strong>de</strong> que Jesús era el Santo <strong>de</strong> Dios que iba<br />

finalmente a <strong>de</strong>struir las huestes <strong>de</strong> Satanás.<br />

4:35 Jesús dio una doble or<strong>de</strong>n al <strong>de</strong>monio: Cállate y sal <strong>de</strong> él. Y el <strong>de</strong>monio<br />

obe<strong>de</strong>ció, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> echar al hombre al suelo, pero sin hacerle daño alguno.<br />

4:36–37 Los espectadores quedaron sobrecogidos <strong>de</strong> estupor. ¿Qué había en las<br />

palabras <strong>de</strong> Jesús para que los espíritus inmundos le obe<strong>de</strong>ciesen? ¿Cuál era aquella<br />

in<strong>de</strong>finible autoridad y aquel po<strong>de</strong>r con el que hablaba? ¡No es <strong>de</strong> extrañar que su fama<br />

se extendiese por todos los lugares <strong>de</strong> los contornos!<br />

Todos los milagros físicos <strong>de</strong> Jesús son imágenes <strong>de</strong> milagros similares que Él lleva a<br />

cabo en el reino espiritual. Por ejemplo, los siguientes milagros en Lucas comunican las<br />

lecciones espirituales que se <strong>de</strong>tallan:<br />

Arrojamiento <strong>de</strong> espíritus inmundos (4:31–37) —liberación <strong>de</strong> la impureza y<br />

contaminación <strong>de</strong>l pecado.<br />

Curación <strong>de</strong> la fiebre <strong>de</strong> la suegra <strong>de</strong> Pedro (4:38, 39) —alivio <strong>de</strong> la agitación y<br />

<strong>de</strong>bilidad causadas por el pecado.<br />

Curación <strong>de</strong>l leproso (5:12–16) —extracción <strong>de</strong> la abominación y <strong>de</strong>sesperanza <strong>de</strong>l<br />

pecado (véase también 17:11–19).<br />

El paralítico (5:17–26) —liberación <strong>de</strong> la parálisis <strong>de</strong>l pecado y equipamiento para<br />

servir a Dios.<br />

La resurrección <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> la viuda (17:11–17) —los pecadores están muertos en<br />

<strong>de</strong>litos y pecados y necesitan recibir vida (véase también 8:49–56).<br />

El acallamiento <strong>de</strong> la tempestad (8:22–25) —Cristo pue<strong>de</strong> controlar las tempesta<strong>de</strong>s que<br />

se abaten sobre las vidas <strong>de</strong> Sus discípulos.<br />

Legión, el en<strong>de</strong>moniado (8:26–39) —el pecado produce violencia y locura y aísla a las<br />

personas <strong>de</strong> la sociedad civilizada. El Señor <strong>de</strong>vuelve la <strong>de</strong>cencia, la cordura y la comunión<br />

consigo mismo.<br />

La mujer que tocó el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> Su manto (8:43–48) —el empobrecimiento y la <strong>de</strong>presión<br />

que causan el pecado.


La alimentación <strong>de</strong> los cinco mil (9:10–17) —un mundo <strong>de</strong> pecado hambriento <strong>de</strong>l pan<br />

<strong>de</strong> Dios. Cristo satisface la necesidad a través <strong>de</strong> Sus discípulos.<br />

El hijo en<strong>de</strong>moniado (9:37–43a) —la crueldad y violencia <strong>de</strong>l pecado, y el po<strong>de</strong>r<br />

sanador <strong>de</strong> Cristo.<br />

La mujer con el espíritu <strong>de</strong> enfermedad (13:10–17) —el pecado <strong>de</strong>forma y paraliza,<br />

pero el toque <strong>de</strong> Jesús da perfecta restauración.<br />

El hombre hidrópico (14:1–6) —el pecado produce incomodidad, angustia y peligro.<br />

El mendigo ciego (18:35–43) —el pecado ciega a los hombres a las realida<strong>de</strong>s eternas.<br />

El nuevo nacimiento proporciona ojos abiertos.<br />

B. Po<strong>de</strong>r sobre la fiebre (4:38, 39)<br />

A continuación, Jesús visitó la casa <strong>de</strong> Simón, don<strong>de</strong> estaba la suegra <strong>de</strong> Simón…<br />

aquejada <strong>de</strong> una fiebre muy alta. Tan pronto como el Señor increpó a la fiebre, ésta la<br />

<strong>de</strong>jó. La curación fue no sólo inmediata, sino también completa, por cuanto pudo levantarse<br />

y servir a la familia. Generalmente, una fiebre alta <strong>de</strong>ja a la persona débil y poco atenta.<br />

(Los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong>l celibato sacerdotal encuentran poco apoyo en este pasaje. ¡Pedro<br />

estaba casado!)<br />

C. Po<strong>de</strong>r sobre enfermeda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>monios (4:40, 41)<br />

4:40 Al llegar el sábado a su fin, la gente quedaba liberada <strong>de</strong> la inactividad obligatoria;<br />

trajeron a él una gran cantidad <strong>de</strong> inválidos y en<strong>de</strong>moniados. Ninguno <strong>de</strong> ellos acudió en<br />

vano. Sanaba a cada uno <strong>de</strong> los que estaban enfermos, y echaba los <strong>de</strong>monios. Muchos <strong>de</strong><br />

los que actualmente preten<strong>de</strong>n ser sanadores <strong>de</strong> fe limitan sus milagros a candidatos<br />

seleccionados <strong>de</strong> antemano. Jesús los sanaba a todos.<br />

4:41 Los <strong>de</strong>monios que habían sido expulsados sabían que Jesús era el Cristo, el Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios. Pero Él no quería aceptar el testimonio <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios. Habían <strong>de</strong> ser silenciados.<br />

Sabían que él era el Mesías, pero Dios tenía otros y mejores instrumentos para anunciar<br />

aquel hecho.<br />

D. Po<strong>de</strong>r por medio <strong>de</strong> la predicación itinerante (4:42–44)<br />

Al día siguiente, Jesús se retiró a un lugar solitario cerca <strong>de</strong> Capernaúm. Las<br />

multitu<strong>de</strong>s le buscaron hasta encontrarle. Trataron <strong>de</strong> retenerle, pero Él les recordó que<br />

había <strong>de</strong> obrar en las otras ciuda<strong>de</strong>s… <strong>de</strong> Galilea. Y así, <strong>de</strong> sinagoga en sinagoga, fue<br />

predicando las buenas nuevas tocantes al reino <strong>de</strong> Dios. Jesús mismo era el Rey. Él<br />

<strong>de</strong>seaba reinar sobre ellos, pero primero <strong>de</strong>bían arrepentirse. Él no iba a reinar sobre un<br />

pueblo que se aferrase a sus pecados. Éste era el obstáculo. Ellos querían ser salvados <strong>de</strong><br />

sus problemas políticos, pero no <strong>de</strong> sus pecados.<br />

E. Po<strong>de</strong>r por medio <strong>de</strong> la instrucción a otros: llamamiento <strong>de</strong> los<br />

discípulos (5:1–11)<br />

De este sencillo relato <strong>de</strong>l llamamiento <strong>de</strong> Pedro surgen importantes lecciones.


1. El Señor empleó la barca <strong>de</strong> Pedro como púlpito <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que enseñar a la multitud. Si<br />

entregamos todas nuestras propieda<strong>de</strong>s y posesiones al Salvador, es maravilloso cómo las<br />

emplea y también cómo nos recompensa.<br />

2. Le dijo a Pedro exactamente dón<strong>de</strong> encontrar abundancia <strong>de</strong> peces —<strong>de</strong>spués que<br />

Pedro y los otros hubiesen estado bregando a lo largo <strong>de</strong> toda la noche sin éxito—. El<br />

omnisciente Señor sabe dón<strong>de</strong> están los peces. El servicio llevado a cabo con nuestra propia<br />

sabiduría y fuerza no tendrá utilidad. El secreto <strong>de</strong>l éxito en la obra cristiana resi<strong>de</strong> en estar<br />

conducidos por Él.<br />

3. Aunque él mismo era un pescador con amplia experiencia, Pedro aceptó el consejo <strong>de</strong><br />

un Carpintero, y el resultado es que las re<strong>de</strong>s quedaron llenas. Sobre tu palabra, echaré la<br />

red. Esto muestra el valor <strong>de</strong> la humildad, <strong>de</strong> la susceptibilidad a la enseñanza y <strong>de</strong> la<br />

obediencia implícita.<br />

4. Fue en las aguas mar a<strong>de</strong>ntro que la red quedó llena hasta el punto <strong>de</strong> que se les<br />

rompía. Del mismo modo, <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> seguir cerca <strong>de</strong> la costa y lanzarnos a las<br />

aguas profundas <strong>de</strong> la total entrega. La fe tiene sus aguas profundas, lo mismo que el<br />

sufrimiento y el dolor y la pérdida. Es así que se llenarán las re<strong>de</strong>s con resultados.<br />

5. La red comenzó a romperse, y las barcas comenzaban a hundirse (vv. 6, 7). El<br />

servicio dirigido por Cristo produce problemas; ¡pero qué maravillosos problemas! Son la<br />

clase <strong>de</strong> problemas que entusiasman el corazón <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro pescador.<br />

6. Esta visión <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong>l Señor Jesús produjo en Pedro una sensación abrumadora<br />

<strong>de</strong> su propia indignidad. Así fue en el caso <strong>de</strong> Isaías (6:5); así es con todos los que ven al<br />

Rey en Su hermosura.<br />

7. Fue mientras Pedro estaba <strong>de</strong>dicado a su empleo ordinario que Cristo le llamó a que<br />

fuese pescador <strong>de</strong> hombres. Mientras esperes ser guiado, haz todo aquello que tus manos<br />

encuentren para hacer. Hazlo con toda tu fuerza. Hazlo <strong>de</strong> corazón como para el Señor. Así<br />

como un timón conduce a la nave sólo cuando hay movimiento, así Dios guía a los hombres<br />

cuando se mueven.<br />

8. Cristo llamó a Pedro <strong>de</strong> pescar peces a pescar hombres, o, más literalmente, a «tomar<br />

hombres vivos». ¿Qué son todos los peces en el océano en comparación con el privilegio<br />

incomparable <strong>de</strong> ver una alma ganada para Cristo y para la eternidad?<br />

9. Pedro, Jacobo y Juan <strong>de</strong>jaron las barcas en la playa y lo <strong>de</strong>jaron todo y …<br />

siguieron a Jesús en uno <strong>de</strong> los mejores días que habían tenido en su vida en su negocio <strong>de</strong><br />

pesca. ¡Y cuánto <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> aquella <strong>de</strong>cisión! Probablemente, nunca más habríamos oído<br />

hablar <strong>de</strong> ellos si hubiesen <strong>de</strong>cidido quedarse en sus barcas.<br />

F. Po<strong>de</strong>r sobre la lepra (5:12–16)


5:12 El doctor Lucas hace una especial mención <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que este hombre estaba<br />

lleno <strong>de</strong> lepra. Era un caso avanzado y, humanamente hablando, totalmente <strong>de</strong>sesperado.<br />

La fe <strong>de</strong>l leproso era notable. Dijo: Si quieres, pue<strong>de</strong>s limpiarme. No podría habérselo<br />

dicho a ninguna otra persona en el mundo. Pero tenía una completa confianza en el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l Señor. Cuando dijo Si quieres, no estaba con ello expresando duda alguna acerca <strong>de</strong> la<br />

disposición <strong>de</strong> Cristo. Más bien, acudía como suplicante, sin <strong>de</strong>recho inherente a ser<br />

sanado, sino acogiéndose a la misericordia y gracia <strong>de</strong>l Señor.<br />

5:13 Tocar un leproso era clínicamente peligroso, religiosamente contaminante y<br />

socialmente <strong>de</strong>gradante. Pero el Salvador no contrajo contaminación alguna. En lugar <strong>de</strong><br />

ello, penetró en el cuerpo <strong>de</strong>l leproso una tromba <strong>de</strong> sanidad y salud. No era una curación<br />

gradual: Al instante se marchó <strong>de</strong> él la lepra. ¡Pensemos qué <strong>de</strong>be haber significado para<br />

este <strong>de</strong>sesperado e impotente leproso el ser totalmente sanado en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos!<br />

5:14 Jesús le encargó que no contase a nadie la curación recibida. El Salvador no<br />

quería atraer una nube <strong>de</strong> curiosos ni agitar un movimiento popular para hacerle Rey. En<br />

lugar <strong>de</strong> esto, el Señor mandó al leproso que fuese a mostrarse al sacerdote y presentase la<br />

ofrenda prescrita por Moisés (Lv. 14:4). Cada <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> esta ofrenda hablaba <strong>de</strong> Cristo.<br />

Era función <strong>de</strong>l sacerdote examinar al leproso y <strong>de</strong>terminar si había sido realmente sanado.<br />

El sacerdote no podía sanar; todo lo que podía hacer era pronunciar sano a alguien. Este<br />

sacerdote nunca había visto antes a un leproso sanado. Era un acontecimiento único; y esto<br />

<strong>de</strong>bería hacer que se diese cuenta <strong>de</strong> que el Mesías había por fin aparecido. Debería ser un<br />

testimonio para todos los sacerdotes. Pero los corazones <strong>de</strong> ellos estaban cegados por la<br />

incredulidad.<br />

5:15–16 A pesar <strong>de</strong> las instrucciones <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> que no difundiese el milagro, las<br />

noticias se difundieron rápidamente, y gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s acudían a Él para ser sanadas.<br />

Jesús se retiraba con frecuencia a los lugares solitarios para dar tiempo a la oración.<br />

Nuestro Salvador era un hombre <strong>de</strong> oración. Es apropiado que este Evangelio, que lo<br />

presenta como el Hijo <strong>de</strong>l Hombre, tenga más que <strong>de</strong>cir acerca <strong>de</strong> Su vida <strong>de</strong> oración que<br />

cualquier otro.<br />

G. Po<strong>de</strong>r sobre la parálisis (5:17–26)<br />

5:17 Al exten<strong>de</strong>rse las noticias <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Jesús, los fariseos y maestros <strong>de</strong> la<br />

ley se iban volviendo más y más hostiles. Aquí los vemos reuniéndose en Galilea, con el<br />

evi<strong>de</strong>nte propósito <strong>de</strong> encontrar algo <strong>de</strong> qué acusarle. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Jesús estaba presente<br />

para sanar a los enfermos. En realidad, siempre tenía el po<strong>de</strong>r para sanar, pero las<br />

circunstancias no siempre le eran favorables. En Nazaret, por ejemplo, no pudo hacer<br />

muchas obras po<strong>de</strong>rosas a causa <strong>de</strong> la incredulidad <strong>de</strong> la gente (Mt. 13:58).<br />

5:18–19 Cuatro hombres trajeron a la casa don<strong>de</strong> Jesús estaba enseñando a un<br />

paralítico en una camilla. No podían introducirle, a causa <strong>de</strong> la multitud, por lo que<br />

subieron al tejado por las escaleras exteriores. Luego bajaron al hombre por medio <strong>de</strong> una<br />

abertura que hicieron quitando algunas tejas <strong>de</strong>l tejado.<br />

5:20–21 Jesús observó la fe que iba hasta tales extremos para llevar a un caso<br />

necesitado a Su atención. Al ver la fe <strong>de</strong> ellos, es <strong>de</strong>cir, la fe <strong>de</strong> los cuatro y la <strong>de</strong>l inválido,<br />

dijo al paralítico: Hombre, tus pecados te quedan perdonados. Esta <strong>de</strong>claración sin<br />

prece<strong>de</strong>ntes provocó a los escribas y a los fariseos. Ellos sabían que nadie sino Dios podía


perdonar pecados. No dispuestos a reconocer que Jesús era Dios, levantaron la acusación<br />

<strong>de</strong> blasfemia.<br />

5:22–23 El Señor pasó acto seguido a <strong>de</strong>mostrarles que Él había realmente perdonado<br />

los pecados <strong>de</strong> aquel hombre. Primero, les preguntó si era más fácil <strong>de</strong>cir: Te quedan<br />

perdonados tus pecados, o <strong>de</strong>cir: Levántate y anda. En cierto sentido, es tan fácil <strong>de</strong>cir<br />

lo uno como lo otro, pero otra cosa es hacer ambas cosas, por cuanto ambas cosas son<br />

humanamente imposibles. El argumento aquí parece ser que es más fácil <strong>de</strong>cir: Te quedan<br />

perdonados tus pecados, porque no hay forma <strong>de</strong> saber si ha sucedido realmente. Si se<br />

dice: Levántate y anda, entonces es fácil ver si el paciente ha sido sanado.<br />

Los fariseos no podían ver que los pecados <strong>de</strong> aquel hombre hubiesen sido perdonados,<br />

por lo que no estaban dispuestos a creer. Por este mismo motivo Jesús efectuó un milagro<br />

que podrían ver para <strong>de</strong>mostrarles que verda<strong>de</strong>ramente había perdonado los pecados <strong>de</strong><br />

aquel hombre. Le dio capacidad al paralítico para po<strong>de</strong>r caminar.<br />

5:24 Pues para que sepáis que el Hijo <strong>de</strong>l Hombre tiene autoridad en la tierra para<br />

perdonar pecados (dijo al paralítico), a ti te digo: Levántate, toma tu lecho y vete a tu<br />

casa— el título el Hijo <strong>de</strong>l Hombre enfatiza la perfecta humanidad <strong>de</strong>l Señor—. En cierto<br />

sentido, todos somos hijos <strong>de</strong>l hombre, pero este título «el Hijo <strong>de</strong>l Hombre», distingue a<br />

Jesús <strong>de</strong> cualquier otro hombre que haya jamás vivido. Le <strong>de</strong>scribe como un Hombre<br />

conforme a la imagen <strong>de</strong> Dios, como Aquel que es moralmente perfecto, como Aquel que<br />

iba a pa<strong>de</strong>cer, <strong>de</strong>rramar Su sangre y morir en una cruz, y Aquel que ha sido puesto como<br />

cabeza sobre todas las cosas.<br />

5:25 En obediencia a Su palabra, el paralítico se levantó, cargó su camilla, y se fue a<br />

casa glorificando a Dios.<br />

5:26 La multitud quedó literalmente sobrecogida <strong>de</strong> estupor; también ellos<br />

glorificaban a Dios reconociendo que aquel día habían visto cosas increíbles, es <strong>de</strong>cir, el<br />

pronunciamiento <strong>de</strong>l perdón y el milagro que lo <strong>de</strong>mostraba.<br />

V. EL HIJO DEL HOMBRE EXPLICA SU MINISTERIO<br />

(Caps. 5:27–6:49)<br />

A. El llamamiento <strong>de</strong> Leví (5:27–28)<br />

Leví era un cobrador <strong>de</strong> impuestos judío al servicio <strong>de</strong>l gobierno romano. Estos<br />

hombres eran aborrecidos por sus compatriotas, no sólo <strong>de</strong>bido a esta colaboración con<br />

Roma, sino <strong>de</strong>bido a sus prácticas faltas <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z. Un día, mientras Leví estaba<br />

trabajando, Jesús pasó a su lado y le invitó a que se hiciese seguidor <strong>de</strong> Él. Con una<br />

sorpren<strong>de</strong>nte presteza, Leví lo <strong>de</strong>jó todo, se levantó y comenzó a seguirle. Pensemos en<br />

las inmensas consecuencias que surgieron <strong>de</strong> esta sencilla <strong>de</strong>cisión. Leví, o Mateo, vino a<br />

ser el escritor <strong>de</strong>l Primer Evangelio. Vale la pena oír Su llamamiento y seguirle.<br />

B. Por qué el Hijo <strong>de</strong>l Hombre llama a pecadores (5:29–32)<br />

5:29–30 Se ha sugerido que Leví tenía tres propósitos al preparar este gran banquete.<br />

Quería honrar públicamente al Señor, testificar públicamente acerca <strong>de</strong> su nueva adhesión y<br />

quería presentar a sus amigos a Jesús. La mayoría <strong>de</strong> los judíos no habrían comido con un


grupo <strong>de</strong> cobradores <strong>de</strong> impuestos y con pecadores. Él, naturalmente, no confraternizaba<br />

con ellos en sus pecados, ni hacía nada que pudiese poner en un compromiso Su testimonio,<br />

sino que empleaba estas ocasiones para enseñar, repren<strong>de</strong>r y ben<strong>de</strong>cir.<br />

Los escribas y los Fariseos (RV) criticaron a Jesús por asociarse con esta gente<br />

<strong>de</strong>spreciada, la hez <strong>de</strong> la sociedad.<br />

5:31 Jesús respondió que su acción estaba en perfecta armonía con Su propósito al<br />

venir al mundo. Los sanos no necesitan médico, sino sólo los que están mal.<br />

5:32 Los fariseos se consi<strong>de</strong>raban justos. No tenían un profundo sentimiento <strong>de</strong> pecado<br />

ni <strong>de</strong> necesidad. Por ello, no podrían beneficiarse <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong>l Gran Médico. Pero<br />

estos cobradores <strong>de</strong> impuestos y pecadores se daban cuenta <strong>de</strong> que eran pecadores y <strong>de</strong> que<br />

necesitaban ser salvados <strong>de</strong> sus pecados. Era para personas como ellas que había venido el<br />

Salvador. En realidad, los fariseos no eran justos. Necesitaban la salvación tanto como los<br />

cobradores <strong>de</strong> impuestos. Pero no estaban dispuestos a confesar sus pecados ni a reconocer<br />

su culpa. Y <strong>de</strong> ese modo, criticaban al Médico por ir a gente que estaba gravemente<br />

enferma.<br />

C. Explicación <strong>de</strong>l no ayuno <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Jesús (5:33–35)<br />

5:33 La siguiente táctica <strong>de</strong> los fariseos fue interrogar a Jesús acerca <strong>de</strong> la costumbre<br />

<strong>de</strong>l ayuno. A fin <strong>de</strong> cuentas, los discípulos <strong>de</strong> Juan el Bautista seguían la vida ascética <strong>de</strong><br />

su maestro. Y los seguidores <strong>de</strong> los fariseos observaban varios ayunos ceremoniales. Pero<br />

no era así con los discípulos <strong>de</strong> Jesús. ¿Por qué no?<br />

5:34–35 El Señor respondió en efecto que no había razón alguna para que Sus<br />

discípulos ayunasen mientras que Él estaba con ellos. Aquí Él asocia el ayuno con duelo y<br />

lamentación. Cuando él les fuese arrebatado, esto es, violentamente, por la muerte,<br />

entonces ayunarían como expresión <strong>de</strong> su dolor.<br />

D. Tres parábolas acerca <strong>de</strong> la nueva dispensación (5:36–39)<br />

5:36 Siguen tres parábolas que enseñan que había empezado una nueva dispensación, y<br />

no podría mezclarse lo nuevo con lo viejo.<br />

En la primera parábola, el vestido viejo se refiere al sistema o dispensación legal,<br />

mientras el vestido nuevo representa la era <strong>de</strong> la gracia. Ambas son incompatibles. El<br />

intento <strong>de</strong> mezclar ley y gracia resulta en estropear ambas cosas. Si sacamos un pedazo <strong>de</strong><br />

un vestido nuevo, estropeamos el nuevo, y a<strong>de</strong>más no armonizará con el viejo, ni en<br />

apariencia ni en resistencia. J. N. Darby lo expresa bien: «Jesús no iba a hacer una cosa<br />

como hacer que el cristianismo fuese un apéndice <strong>de</strong>l judaísmo. La carne y la ley van<br />

juntas, pero la gracia y la ley, la justicia <strong>de</strong> Dios y la <strong>de</strong>l hombre, jamás se mezclarán».<br />

5:37–38 La segunda parábola enseña la insensatez <strong>de</strong> poner vino nuevo en odres<br />

viejos. La acción <strong>de</strong> la fermentación <strong>de</strong>l vino nuevo origina una presión sobre las pieles <strong>de</strong><br />

los odres, que ya no son ni flexibles ni elásticas para soportarla. La presión reventará los<br />

odres, y el vino se <strong>de</strong>rramará. Las formas, or<strong>de</strong>nanzas, tradiciones y ritos <strong>de</strong>l judaísmo,<br />

todo ello tan antiguo, eran elementos <strong>de</strong>masiado rígidos para contener el gozo, la<br />

exuberancia y la energía <strong>de</strong> la nueva dispensación. El vino nuevo se ve en este capítulo en<br />

los métodos no convencionales <strong>de</strong> los cuatro hombres que llevaron el paralítico a Jesús. Se


ve en el gozo y celo <strong>de</strong> Leví. Los odres viejos representan la rigi<strong>de</strong>z y el frío formalismo<br />

<strong>de</strong> los fariseos.<br />

5:39 La tercera parábola dice que nadie que haya bebido <strong>de</strong>l vino añejo prefiere el<br />

nuevo, porque dice: El añejo es mejor. Esto representa la natural <strong>de</strong>sgana <strong>de</strong> los hombres<br />

para abandonar lo viejo por lo nuevo, el judaísmo por el cristianismo, la ley por la gracia,<br />

¡las sombras por la sustancia! Como dice Darby: «A un hombre acostumbrado a las formas,<br />

a los arreglos humanos, a la religión <strong>de</strong> su padre, etc., nunca le gusta el nuevo principio y<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l reino».<br />

E. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre es Señor <strong>de</strong>l Sábado (6:1–11)<br />

6:1–2 Ahora se nos presentan dos inci<strong>de</strong>ntes acerca <strong>de</strong>l sábado, para mostrar que la<br />

creciente oposición <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res religiosos estaba llegando a un punto culminante. El<br />

primero tuvo lugar en el «sábado segundo <strong>de</strong>l primero» (traducción literal). Esto se explica<br />

<strong>de</strong> la siguiente manera: el primer Sábado era el primero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Pascua. El segundo<br />

era el siguiente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> éste. En el segundo sábado tras el primero, el Señor y Sus<br />

discípulos pasaban a través <strong>de</strong> unos sembrados. Los discípulos arrancaban algunas<br />

espigas, frotaban el grano con las manos y se las comían. Los fariseos, que no podían<br />

repren<strong>de</strong>rles por tomar el trigo, porque ello estaba permitido por la ley (Dt. 23:25),<br />

dirigieron sus críticas a que lo hiciesen en sábado. A veces <strong>de</strong>signaban el acto <strong>de</strong> arrancar<br />

trigo como segar, y el <strong>de</strong> restregarlo como trillar.<br />

6:3–5 La respuesta <strong>de</strong>l Señor, empleando un inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> David, fue que la<br />

ley <strong>de</strong>l sábado nunca fue dada para impedir un trabajo necesario. Rechazado y perseguido,<br />

David y sus hombres estaban con hambre. Entraron en la casa <strong>de</strong> Dios y comieron los<br />

panes <strong>de</strong> la proposición, que <strong>de</strong> ordinario estaba reservado a los sacerdotes. Dios hizo una<br />

excepción en el caso <strong>de</strong> David. Había pecado en Israel. El rey estaba rechazado. La ley<br />

acerca <strong>de</strong>l pan <strong>de</strong> la proposición nunca fue dada con la intención <strong>de</strong> que fuese seguida<br />

incondicionalmente hasta el punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar que el rey <strong>de</strong> Dios muriese <strong>de</strong> hambre.<br />

Aquí teníamos una situación similar. Cristo y Sus discípulos tenían hambre. Los<br />

fariseos preferirían verlos morir <strong>de</strong> hambre antes que recoger trigo en sábado. Pero El Hijo<br />

<strong>de</strong>l Hombre es dueño hasta <strong>de</strong>l sábado. Él había dado la ley en primer lugar, y nadie<br />

estaba más bien calificado que Él para interpretar su verda<strong>de</strong>ro significado espiritual y<br />

salvarlo <strong>de</strong> malos entendidos.<br />

6:6–8 Un segundo inci<strong>de</strong>nte que aconteció también en otro sábado tuvo que ver con<br />

una curación milagrosa. Los escribas y los fariseos … acechaban a Jesús para ver si se<br />

ponía a sanar en sábado a un hombre que tenía atrofiada la mano <strong>de</strong>recha. Por las<br />

anteriores experiencias y por lo que sabían <strong>de</strong> Él, tenían buenas razones para creer que así<br />

lo haría. El Señor no los <strong>de</strong>fraudó. Primero pidió al hombre que se levantase y se pusiese<br />

en medio <strong>de</strong> la multitud en la sinagoga. Esta dramática acción hizo fijar la atención <strong>de</strong><br />

todos en lo que estaba a punto <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r.<br />

6:9 Entonces Jesús preguntó a Sus críticos si era lícito en sábado hacer el bien, o<br />

hacer el mal. Si respondían correctamente, tendrían que <strong>de</strong>cir que era lícito hacer el bien<br />

en sábado, e ilícito hacer el mal. Si era lícito hacer el bien en sábado, entonces estaba<br />

haciendo lo bueno al sanar a aquel hombre. Si era ilícito hacer el mal en sábado, entonces<br />

ellos estaban quebrantando el sábado al tramar dar muerte al Señor Jesús.


6:10 No hubo respuesta alguna <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> sus adversarios. Jesús mandó entonces al<br />

hombre que extendiese su mano <strong>de</strong>recha (sólo el doctor Lucas menciona que era la mano<br />

<strong>de</strong>recha.) Con el mandamiento se aplicó el po<strong>de</strong>r necesario. Al obe<strong>de</strong>cer el hombre, su<br />

mano quedó enteramente restablecida.<br />

6:11 Los fariseos y los escribas se llenaron <strong>de</strong> furor. Querían con<strong>de</strong>nar a Jesús por<br />

quebrantar el sábado. Todo lo que había hecho era pronunciar unas pocas palabras y el<br />

hombre había sido sanado. No estaba involucrada ninguna obra servil. Pero ellos tramaban<br />

entre ellos cómo podrían «atraparle».<br />

El sábado había sido dispuesto por Dios para el bien <strong>de</strong>l hombre. Cuando se entien<strong>de</strong><br />

rectamente, no prohíbe ni obras <strong>de</strong> necesidad ni obras <strong>de</strong> misericordia.<br />

F. Elección <strong>de</strong> Doce Discípulos (6:12–19)<br />

6:12 Jesús pasó la noche entera en oración antes <strong>de</strong> escoger a los doce. ¡Qué<br />

reprensión para nuestra impulsividad e in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios! Lucas es el único evangelio<br />

que menciona esta noche <strong>de</strong> oración.<br />

6:13–16 Los doce a los cuales escogió <strong>de</strong> entre el círculo más amplio <strong>de</strong> los discípulos<br />

fueron:<br />

1. Simón, a quien también puso por nombre Pedro, hijo <strong>de</strong> Jonás, y uno <strong>de</strong> los<br />

principales entre los apóstoles.<br />

2. Andrés su hermano. Fue Andrés quien presentó a Pedro al Señor.<br />

3. Jacobo hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o. Tuvo el privilegio <strong>de</strong> ir con Pedro y Juan al Monte <strong>de</strong> la<br />

Transfiguración. Fue muerto por Hero<strong>de</strong>s Agripa I.<br />

4. Juan hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o. Jesús llamó a Jacobo y a Juan «hijos <strong>de</strong>l trueno». Fue este Juan<br />

el que escribió el Evangelio y las Epístolas que llevan su nombre, y el libro <strong>de</strong> Apocalipsis.<br />

5. Felipe, natural <strong>de</strong> Betsaida, que presentó a Natanael a Jesús. No <strong>de</strong>bería confundirse<br />

con el evangelista Felipe, en el libro <strong>de</strong> los Hechos.<br />

6. Bartolomé, generalmente consi<strong>de</strong>rado como otro nombre para Natanael. Es<br />

mencionado sólo en las listas <strong>de</strong> los Doce.<br />

7. Mateo, el recaudador <strong>de</strong> impuestos, también llamado Leví. Escribió el Primer<br />

Evangelio.<br />

8. Tomás, también llamado el Gemelo [Dídimo]. Dijo que no creería que el Señor había<br />

resucitado hasta que viese evi<strong>de</strong>ncias concluyentes.<br />

9. Jacobo el hijo <strong>de</strong> Alfeo. Pue<strong>de</strong> que fuese el que tenía el papel <strong>de</strong> responsabilidad en la<br />

<strong>iglesia</strong> en Jerusalén, <strong>de</strong>spués que Jacobo, el hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o, fuese muerto por Hero<strong>de</strong>s.


10. Simón el llamado Zelote. Poco es lo que se sabe <strong>de</strong> él por lo que toca al registro<br />

sagrado.<br />

11. Judas el hermano <strong>de</strong> Jacobo. Quizá el mismo que Judas autor <strong>de</strong> la Epístola, y que<br />

comúnmente es consi<strong>de</strong>rado como Lebeo, cuyo sobrenombre era Ta<strong>de</strong>o (Mt. 10:3; Mr.<br />

3:18).<br />

12. Judas Iscariote, que se supone era <strong>de</strong> Queriot, en Judá, y por ello el único <strong>de</strong> los<br />

apóstoles que no era <strong>de</strong> Galilea. El traidor que entregó a nuestro Señor, y que fue llamado<br />

por Jesús «el hijo <strong>de</strong> perdición».<br />

Los discípulos no eran todos hombres <strong>de</strong> gran intelecto o capacidad. Constituían una<br />

muestra representativa <strong>de</strong> la humanidad. Lo que les hizo gran<strong>de</strong>s fue su relación con Jesús y<br />

su consagración a Él. Cuando el Señor los escogió eran probablemente jóvenes en sus<br />

veintitantos años. La juventud es la edad en la que los hombres son más celosos y<br />

susceptibles a la enseñanza y más capaces <strong>de</strong> soportar penalida<strong>de</strong>s. Seleccionó sólo a doce<br />

discípulos. Estaba más interesado en la calidad que en la cantidad. Con hombres <strong>de</strong> rasgos<br />

apropiados, podría enviarlos y, mediante el proceso <strong>de</strong> la reproducción espiritual, podría<br />

evangelizar el mundo.<br />

Una vez los discípulos fueron escogidos, era importante que fuesen bien instruidos en<br />

los principios <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. El resto <strong>de</strong> este capítulo da un sumario <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> carácter<br />

y conducta que <strong>de</strong>bía ser hallado en los discípulos <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

6:17–19 El siguiente discurso no es idéntico al Sermón <strong>de</strong>l Monte (Mt. 5–7). El<br />

registrado en Mateo fue pronunciado en un Monte; el registrado aquí fue pronunciado en<br />

un lugar llano. El primero tenía bendiciones pero no ayes; éste tiene ambas cosas. Hay<br />

otras diferencias: en los términos empleados, en longitud, en énfasis.<br />

Observemos que este mensaje <strong>de</strong> consagrado discipulado fue dado a la multitud<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> a los Doce. Parece que siempre que una gran multitud seguía a Jesús, Él ponía a<br />

prueba su sinceridad hablándoles sin ambages. Como alguien ha dicho: «Cristo primero<br />

atrae, y luego criba».<br />

Una gran multitud había acudido <strong>de</strong> todas partes <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, <strong>de</strong> Jerusalén en el sur,<br />

<strong>de</strong> Tiro y <strong>de</strong> Sidón en el noroeste, gentiles y judíos. Enfermos y en<strong>de</strong>moniados se apiñaban<br />

para tocar a Jesús; sabían que salía <strong>de</strong> él un po<strong>de</strong>r sanador.<br />

Es muy importante darse cuenta <strong>de</strong> cuán revolucionarias son las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor.<br />

Recor<strong>de</strong>mos que se estaba dirigiendo a la cruz. Iba a morir, a ser sepultado, a resucitar al<br />

tercer día y a regresar al cielo. Las buenas nuevas <strong>de</strong> la gratuita salvación habían <strong>de</strong> salir al<br />

mundo. La re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> que oyesen el mensaje. ¿Cómo podría ser<br />

el mundo evangelizado? Lo que harían los astutos lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> este mundo sería organizar un<br />

enorme ejército, proveer mucha financiación, generosas provisiones, entretenimientos para<br />

mantener la moral <strong>de</strong> sus hombres, y buenas relaciones públicas.<br />

G. Bienaventuranzas y Ayes (6:20–26)<br />

6:20 En cambio, Jesús escogió a doce discípulos y los envió pobres, hambrientos y<br />

perseguidos. ¿Pue<strong>de</strong> el mundo ser evangelizado <strong>de</strong> esta manera? Sí, ¡y <strong>de</strong> ninguna otra! El<br />

Salvador comenzó con cuatro bienaventuranzas y cuatro ayes. Bienaventurados vosotros


los pobres. No que los pobres sean bienaventurados, sino bienaventurados vosotros los<br />

pobres. La pobreza en sí no es una bienaventuranza; más frecuentemente es una maldición.<br />

Aquí Jesús se estaba refiriendo a una pobreza autoimpuesta por causa <strong>de</strong> Él. No estaba<br />

refiriéndose a los que son pobres por su pereza, tragedia o razones más allá <strong>de</strong> su control.<br />

Se refería más bien a los que <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n ser pobres a fin <strong>de</strong> compartir a su Salvador con otros.<br />

Y cuando piensas en esto, es el único enfoque racional y razonable. Supongamos que<br />

los discípulos hubiesen salido como gente rica. Las multitu<strong>de</strong>s se habrían apiñado en torno<br />

a la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> Cristo con la esperanza <strong>de</strong> enriquecerse. Tal como estaba la situación, los<br />

discípulos no podían prometerles ni plata ni oro. Si acudían, tendría que ser en pos <strong>de</strong><br />

bendición espiritual. A<strong>de</strong>más, si los discípulos hubiesen sido ricos, se habrían perdido la<br />

bendición <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia constante <strong>de</strong>l Señor, y <strong>de</strong> gustar Su fi<strong>de</strong>lidad. El reino <strong>de</strong> Dios<br />

pertenece a aquellos que están satisfechos con la provisión <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s actuales <strong>de</strong><br />

modo que todo lo que esté por encima <strong>de</strong> ello pueda ir a la obra <strong>de</strong>l Señor.<br />

6:21 Bienaventurados los que ahora pasáis hambre. Otra vez, esto no se refiere a las<br />

gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la humanidad que sufren <strong>de</strong> <strong>de</strong>snutrición. Se refiere más bien a los<br />

discípulos <strong>de</strong> Jesucristo que <strong>de</strong>liberadamente adoptan una vida <strong>de</strong> negación propia a fin <strong>de</strong><br />

ayudar a aliviar las necesida<strong>de</strong>s humanas, tanto espirituales como físicas. Se trata <strong>de</strong><br />

personas dispuestas a seguir una dieta llana y barata antes que privar a otros <strong>de</strong>l evangelio<br />

<strong>de</strong>bido a su autoindulgencia. Toda abnegación así será recompensada en un día futuro.<br />

Bienaventurados los que ahora lloráis. No que la tristeza en sí misma sea una<br />

bienaventuranza; el lloro <strong>de</strong> los inconversos no comporta en sí ningún beneficio. Aquí,<br />

Jesús se refiere a las lágrimas que se <strong>de</strong>rraman por causa <strong>de</strong> Él. Lágrimas por la humanidad<br />

perdida y que perece. Lágrimas por el estado dividido e impotente <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Todo dolor<br />

soportado para servir al Señor Jesucristo. Los que siembran con lágrimas segarán con gozo.<br />

6:22 Bienaventurados sois cuando os odien los hombres, cuando os aparten <strong>de</strong> sí,<br />

os injurien y <strong>de</strong>sechen vuestro nombre como malo. Esta bienaventuranza no es para<br />

aquellos que sufren a causa <strong>de</strong> sus propios pecados o insensatez. Es para aquellos que son<br />

menospreciados, excomulgados, injuriados y calumniados <strong>de</strong>bido a su lealtad a Cristo.<br />

La clave a la comprensión <strong>de</strong> estas cuatro bienaventuranzas se encuentra en la frase por<br />

causa <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre. Cosas que en sí mismas serían una maldición se tornan en<br />

bendición cuando se soportan con buen ánimo por Él. Pero el motivo ha <strong>de</strong> ser el amor a<br />

Cristo. En caso contrario, son sin valor los sacrificios más heroicos.<br />

6:23 La persecución por causa <strong>de</strong> Cristo es motivo <strong>de</strong> gran regocijo. Primero,<br />

comportará recompensa… gran<strong>de</strong> en el cielo. Segundo, asocia al sufriente con Sus fieles<br />

testigos <strong>de</strong> las eda<strong>de</strong>s pasadas.<br />

Las cuatro bendiciones <strong>de</strong>scriben a la persona i<strong>de</strong>al en el reino <strong>de</strong> Dios —a aquel que<br />

vive <strong>de</strong> forma abnegada, austera, sobria y paciente.<br />

6:24 Pero, por otra parte, los cuatro ayes representan a los que son <strong>de</strong> menor estima en<br />

la nueva sociedad <strong>de</strong> Cristo. ¡Trágicamente, son aquellos que son consi<strong>de</strong>rados como<br />

gran<strong>de</strong>s en el mundo en la actualidad! ¡Ay <strong>de</strong> vosotros los ricos! Hay problemas graves y<br />

morales relacionados con el atesoramiento <strong>de</strong> riquezas en un mundo en el que varios miles<br />

<strong>de</strong> personas mueren a diario <strong>de</strong> hambre y don<strong>de</strong> una <strong>de</strong> cada dos personas está privada <strong>de</strong><br />

las buenas nuevas <strong>de</strong> la salvación por medio <strong>de</strong> la fe en Cristo. Estas palabras <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús <strong>de</strong>berían ser pon<strong>de</strong>radas cuidadosamente por los cristianos tentados a guardar tesoros<br />

en la tierra, a acumular y arrinconar para un futuro incierto. Hacer esto es vivir para el<br />

mundo equivocado. De otro lado, este ay sobre los ricos <strong>de</strong>muestra <strong>de</strong> manera concluyente<br />

que cuando el Señor dice en el versículo 20 «Bienaventurados vosotros los pobres», no se


efiere a los pobres en espíritu. En caso contrario, el versículo 24 tendría que significar «ay<br />

<strong>de</strong> vosotros los ricos en espíritu», y este significado está fuera <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración. Los que<br />

tienen riquezas y no las emplean para el enriquecimiento eterno <strong>de</strong> otros ya han recibido la<br />

única recompensa que jamás tendrán —la egoísta gratificación actual <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>seos.<br />

6:25 ¡Ay <strong>de</strong> vosotros, los que ahora estáis saciados! Aquellos creyentes que comen<br />

en restaurantes caros, que viven <strong>de</strong> las mejores comidas <strong>de</strong> gourmet, que no reparan en<br />

gastos cuando se trata <strong>de</strong> su comida. Su lema es: «¡Nada es <strong>de</strong>masiado bueno para el pueblo<br />

<strong>de</strong> Dios!» El Señor dice que ellos habrán <strong>de</strong> pasar hambre en un día veni<strong>de</strong>ro, esto es,<br />

cuando se <strong>de</strong>n recompensas por un discipulado fiel y sacrificado.<br />

Ay <strong>de</strong> vosotros, los que reís ahora. Este ay se dirige a aquellos cuyas vidas<br />

constituyen un ciclo continuo <strong>de</strong> diversión, entretenimiento y placer. Actúan como si la<br />

vida hubiese sido hecha para divertirse y juguetear y parecen olvidarse <strong>de</strong> la condición<br />

<strong>de</strong>sesperada <strong>de</strong> los hombres apartados <strong>de</strong> Jesucristo. Los que ríen ahora se lamentarán y<br />

llorarán cuando contemplen las oportunida<strong>de</strong>s malgastadas, la indulgencia egoísta y su<br />

propio empobrecimiento espiritual.<br />

6:26 Ay cuando todos los hombres hablen bien <strong>de</strong> vosotros. ¿Por qué? Porque es una<br />

señal segura <strong>de</strong> que no estás viviendo la vida o proclamando el mensaje con fi<strong>de</strong>lidad. Está<br />

en la misma naturaleza <strong>de</strong>l evangelio ofen<strong>de</strong>r a los impíos. Los que reciben el aplauso <strong>de</strong>l<br />

mundo son compañeros <strong>de</strong> viaje <strong>de</strong> los falsos profetas <strong>de</strong>l AT, que acariciaban los oídos <strong>de</strong><br />

la gente, diciéndoles lo que querían oír. Estaban más interesados en el favor <strong>de</strong> los hombres<br />

que en la alabanza <strong>de</strong> Dios.<br />

H. El arma secreta <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre: el Amor (6:27–38)<br />

6:27–29a Ahora el Señor Jesús <strong>de</strong>svela a Sus discípulos un arma secreta <strong>de</strong>l arsenal <strong>de</strong><br />

Dios —el arma <strong>de</strong>l amor—. Ésta será una <strong>de</strong> sus armas más eficaces para evangelizar al<br />

mundo. Sin embargo, cuando habla <strong>de</strong> amor, no se está refiriendo a la emoción humana<br />

que recibe este nombre. Se trata <strong>de</strong>l amor sobrenatural. Sólo aquellos que han nacido <strong>de</strong><br />

nuevo pue<strong>de</strong>n conocerlo o exhibirlo. Es totalmente imposible para todo aquel en quien no<br />

habita el Espíritu Santo. Un asesino pue<strong>de</strong> amar a sus propios hijos, pero no es el amor al<br />

que se refiere Jesús. Lo primero es afecto humano; lo segundo es amor divino. Lo primero<br />

precisa sólo <strong>de</strong> vida física; lo segundo <strong>de</strong>manda vida divina. Lo primero es mayormente<br />

asunto <strong>de</strong> emociones; lo segundo es principalmente asunto <strong>de</strong> la voluntad. Cualquiera<br />

pue<strong>de</strong> amar a sus amigos, pero se precisa <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r sobrenatural para amar a los propios<br />

enemigos. Y éste es el amor (gr.: agapë) <strong>de</strong>l NT. Significa hacer bien a los que os odian;<br />

ben<strong>de</strong>cir a los que os maldicen; orar por los que os maltratan, y siempre y en toda<br />

ocasión volver la otra mejilla.<br />

F. B. Meyer explica:<br />

En el sentido más profundo, el amor es el requisito previo <strong>de</strong>l cristianismo. Sentir hacia<br />

los enemigos lo que otros sienten hacia los amigos; <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r como lluvia y luz <strong>de</strong>l sol<br />

sobre los injustos lo mismo que sobre los justos; ministrar a los que son poco atractivos o<br />

repelentes tal como otros ministran a los atractivos y agradables; ser siempre los mismos,<br />

no sujetos a cambios <strong>de</strong> humor, caprichos o veleida<strong>de</strong>s; tener longanimidad; no tener en<br />

cuenta el mal; regocijarse con la verdad; soportar, creer, esperar y sobrellevar todas las


cosas, nunca fallar —esto es el amor, y un amor así es el logro <strong>de</strong>l Espíritu Santo. No<br />

po<strong>de</strong>mos alcanzarlos por nosotros mismos.<br />

Un amor así es invencible. El mundo pue<strong>de</strong> generalmente vencer al hombre que se<br />

revuelve. Está acostumbrado a la guerra <strong>de</strong> la jungla y al principio <strong>de</strong> la venganza. Pero no<br />

sabe cómo tratar a aquella persona que contesta a cada mal con un acto <strong>de</strong> bondad. Se<br />

queda totalmente confundido y <strong>de</strong>sorganizado por una conducta tan fuera <strong>de</strong> este mundo.<br />

6:29b–31 Cuando le roban su abrigo, el amor ofrece también el traje. Nunca <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />

lado ningún caso genuino <strong>de</strong> necesidad. Cuando se ve injustamente privado <strong>de</strong> su<br />

propiedad, no pi<strong>de</strong> que se le <strong>de</strong>vuelva. Su regla dorada es tratar a los <strong>de</strong>más con la misma<br />

bondad y consi<strong>de</strong>ración que querría recibir.<br />

6:32–34 Los inconversos pue<strong>de</strong>n amar y aman a los que les aman. Es una conducta<br />

natural, y es tan común que no hace impacto alguno en el mundo <strong>de</strong> los inconversos. Los<br />

bancos y las compañías <strong>de</strong> préstamos prestan dinero con la expectativa <strong>de</strong> cobrar intereses.<br />

Esto no <strong>de</strong>manda una vida divina.<br />

6:35 Por ello, Jesús repitió que <strong>de</strong>bíamos amar a nuestros enemigos, hacer el bien y<br />

prestar sin esperar nada a cambio. Esta conducta es distintivamente cristiana y marca a<br />

aquellos que son los hijos <strong>de</strong>l Altísimo. Naturalmente, no es <strong>de</strong> esta manera en que los<br />

hombres llegan a ser hijos <strong>de</strong>l Altísimo; esto sólo pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r recibiendo a Jesucristo<br />

como Señor y Salvador (Jn. 1:12). Pero ésta es la forma en que verda<strong>de</strong>ros creyentes se<br />

manifiestan al mundo como hijos <strong>de</strong> Dios. Dios nos trató <strong>de</strong> la manera <strong>de</strong>scrita en los vv.<br />

27–35. Él es bondadoso para con los ingratos y malvados. Cuando actuamos como Él,<br />

manifestamos la semejanza <strong>de</strong> familia. Mostramos que hemos nacido <strong>de</strong> Dios.<br />

6:36 Ser misericordiosos significa perdonar cuanto está en nuestra mano vengarnos. El<br />

Padre nos mostró misericordia al no aplicarnos el castigo que merecíamos. Él quiere que<br />

mostremos misericordia a otros.<br />

6:37 Hay dos cosas que el amor no hace: no juzga y no con<strong>de</strong>na. Jesús dijo: No<br />

juzguéis, y no seréis juzgados. Ante todo, no hemos <strong>de</strong> juzgar los motivos <strong>de</strong> la gente. No<br />

po<strong>de</strong>mos leer el corazón y por ello mismo no po<strong>de</strong>mos saber por qué una persona actúa<br />

como actúa. Luego, no <strong>de</strong>bemos juzgar la administración o servicio <strong>de</strong> otro cristiano (1 Co.<br />

4:1–5). Dios es el Juez en tales casos. Y en general no <strong>de</strong>bemos ser hipercríticos. Un<br />

espíritu crítico, que busca faltas, viola la ley <strong>de</strong>l amor.<br />

Pero sí hay ciertas áreas en las que los cristianos <strong>de</strong>ben juzgar. Hemos <strong>de</strong> juzgar con<br />

frecuencia si otras personas son verda<strong>de</strong>ros cristianos; en caso contrario, nunca podríamos<br />

reconocer un yugo <strong>de</strong>sigual (2 Co. 6:14). El pecado ha <strong>de</strong> ser juzgado en el hogar y en la<br />

asamblea. En resumen, hemos <strong>de</strong> juzgar entre el bien y el mal, pero no <strong>de</strong>bemos atribuir<br />

motivos ni asesinar el carácter <strong>de</strong> nadie.<br />

Perdonad, y seréis perdonados. Esto hace que nuestro perdón <strong>de</strong>penda <strong>de</strong> nuestra<br />

buena disposición a perdonar. Pero otras Escrituras parecen enseñar que cuando recibimos<br />

a Cristo por la fe somos perdonados <strong>de</strong> manera libre e incondicional. ¿Cómo po<strong>de</strong>mos<br />

conciliar esta aparente contradicción? La explicación es que estamos hablando <strong>de</strong> dos<br />

clases diferentes <strong>de</strong> perdón: judicial y paterno. El perdón judicial es el concedido por Dios<br />

el Juez a todo aquel que cree en el Señor Jesucristo. Significa que la pena por los pecados<br />

ha sido satisfecha por Cristo y que el pecador que cree no tendrá que pagarla. Es<br />

incondicional.<br />

El perdón paterno es el que da Dios el Padre a Su hijo errante cuando confiesa y<br />

abandona su pecado. Tiene como resultado la restauración <strong>de</strong> la comunión en la familia <strong>de</strong>


Dios y no tiene nada que ver con la pena <strong>de</strong>l pecado. Como Padre, Dios no pue<strong>de</strong><br />

perdonarnos cuando nosotros no queremos perdonarnos unos a otros. Él no actúa como<br />

nosotros, y entonces nosotros no po<strong>de</strong>mos andar en comunión con aquellos que sí lo hacen.<br />

Es al perdón paterno al que se refiere Jesús con las palabras y seréis perdonados.<br />

6:38 El amor se manifiesta dando (véase Jn. 3:16; Ef. 5:25). El ministerio cristiano es<br />

un ministerio <strong>de</strong> dar. Aquellos que dan generosamente son recompensados generosamente.<br />

La imagen es la <strong>de</strong> un hombre con un gran pliegue como un <strong>de</strong>lantal formado por su ropa.<br />

Lo emplea para echar semilla. Cuanto más esparce la semilla, tanto mayor su cosecha. Es<br />

recompensado con una medida buena, apretada, remecida y rebosante. La recibe en el<br />

regazo, es <strong>de</strong>cir, en el pliegue <strong>de</strong> su manto. Es un principio fijo <strong>de</strong> la vida que segamos<br />

conforme a nuestra siembra, que nuestras acciones recaen sobre nosotros, que la misma<br />

medida que empleamos para medir a otros, con ella nos volverán a medir. Si sembramos<br />

cosas materiales segamos tesoros espirituales <strong>de</strong> un valor inestimable. Es también cosa<br />

cierta que lo que guardamos lo per<strong>de</strong>mos, y que lo que damos lo tenemos.<br />

I. Parábola <strong>de</strong>l hipócrita ciego (6:39–45)<br />

6:39 En la anterior sección el Señor Jesús enseñó que los discípulos habían <strong>de</strong> tener un<br />

ministerio <strong>de</strong> dar. Ahora les advierte que la magnitud en que pue<strong>de</strong>n ser para bendición <strong>de</strong><br />

otros queda limitada por la propia condición espiritual <strong>de</strong> ellos. Un ciego no pue<strong>de</strong> guiar a<br />

otro ciego; ambos caerán en un hoyo. No po<strong>de</strong>mos dar a otros lo que nosotros mismos no<br />

tenemos. Si somos ciegos a ciertas áreas <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios, no podremos ayudar a<br />

alguien en las mismas. Si hay puntos ciegos en nuestra vida espiritual, po<strong>de</strong>mos estar<br />

seguros <strong>de</strong> que habrá puntos ciegos en las vidas <strong>de</strong> los que reciben <strong>de</strong> nosotros.<br />

6:40 Un discípulo no está por encima <strong>de</strong> su maestro; pero todo el que esté bien<br />

preparado, será como su maestro. Una persona no pue<strong>de</strong> enseñar lo que no conoce. No<br />

pue<strong>de</strong> conducir a sus estudiantes a un nivel más elevado que aquel al que él mismo haya<br />

llegado. Cuanto más les enseña, tanto más ellos se vuelven como él. Pero su propia etapa <strong>de</strong><br />

crecimiento constituye el límite superior al que podrá llevarlos. Un discípulo está<br />

perfectamente bien preparado como tal cuando llega a ser como su maestro. Las<br />

<strong>de</strong>ficiencias en la doctrina o vida <strong>de</strong>l maestro pasarán a las vidas <strong>de</strong> sus discípulos, y<br />

cuando la instrucción haya quedado completada, no se pue<strong>de</strong> esperar <strong>de</strong> los discípulos que<br />

sean más que el maestro.<br />

6:41–42 Esta importante verdad queda más notablemente expuesta en la ilustración <strong>de</strong><br />

la paja y la viga. Un día un hombre está andando por una era don<strong>de</strong> están batiendo el<br />

grano. Un golpe <strong>de</strong> viento repentino levanta una pequeña paja <strong>de</strong> la era y se posa en su ojo.<br />

Se frota el ojo para librarse <strong>de</strong> ella, pero cuanto más se frota, tanto más se irrita el ojo.<br />

Precisamente en aquel momento acu<strong>de</strong> otro hombre y ve el problema <strong>de</strong>l otro y se ofrece a<br />

ayudarlo. Pero este hombre ¡tiene una viga que le sobresale <strong>de</strong>l ojo! Difícilmente pue<strong>de</strong><br />

ayudarle porque no pue<strong>de</strong> ver lo que está haciendo.<br />

La lección evi<strong>de</strong>nte es que un maestro no pue<strong>de</strong> hablar a sus discípulos acerca <strong>de</strong> tachas<br />

en sus vidas si él tiene las mismas y en grado exagerado en las suya, y sin verlas. Si hemos<br />

<strong>de</strong> servir <strong>de</strong> ayuda a los <strong>de</strong>más, nuestras vidas han <strong>de</strong> ser ejemplares. Si no, nos dirán:<br />

«Médico, ¡cúrate a ti mismo!».<br />

6:43–45 La cuarta ilustración que usa el Señor es la <strong>de</strong>l árbol y su fruto. Un árbol dará<br />

fruto, bueno o malo, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> lo que sea en sí mismo. Juzgamos un árbol por la


clase y cualidad <strong>de</strong>l fruto que da. Y así suce<strong>de</strong> en el área <strong>de</strong>l discipulado. Un hombre<br />

moralmente puro y espiritualmente sano pue<strong>de</strong> dar bendición para otros <strong>de</strong>l buen tesoro <strong>de</strong><br />

su corazón. Por otra parte, un hombre básicamente impuro sólo saca lo malo.<br />

De modo que en los versículos 39–45 el Señor muestra a los discípulos que su<br />

ministerio <strong>de</strong>be ser un ministerio <strong>de</strong> carácter. Lo que son es más importante que lo que<br />

jamás vayan a <strong>de</strong>cir o hacer. El resultado final <strong>de</strong> su servicio será <strong>de</strong>terminado por lo que<br />

ellos son en sí mismos.<br />

J. El Señor <strong>de</strong>manda Obediencia (6:46–49)<br />

6:46 ¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo? La palabra Señor<br />

significa Maestro; significa que Él tiene una total autoridad sobre nuestras vidas, que le<br />

pertenecemos, y que estamos obligados a hacer todo aquello que nos dice. Llamarle Señor<br />

y luego no obe<strong>de</strong>cerle es algo absurdamente contradictorio. No hay suficiente con una mera<br />

confesión <strong>de</strong> Su señorío. El verda<strong>de</strong>ro amor, la verda<strong>de</strong>ra fe, involucran una sincera<br />

obediencia. No le amamos con realidad y no creemos verda<strong>de</strong>ramente en Él si no hacemos<br />

lo que Él dice.<br />

El «Camino» me llamáis y no transcurrís por mí.<br />

La «Vida» me llamáis y no me vivís,<br />

«Maestro» me llamáis y no me obe<strong>de</strong>céis,<br />

Si te con<strong>de</strong>no, la culpa no me has <strong>de</strong> dar.<br />

«Pan» me llamáis y no me coméis,<br />

La «Verdad» me llamáis y no me creéis,<br />

«Señor» me llamáis y no me servís,<br />

Si te con<strong>de</strong>no, la culpa no me has <strong>de</strong> dar.<br />

Geoffrey O’Hara<br />

6:47–49 Para aplicar con mayor fuerza esta importante verdad, el Señor da la historia<br />

<strong>de</strong> dos edificadores. Generalmente, aplicamos esta historia al evangelio; <strong>de</strong>cimos que el<br />

sabio es aquel que cree y es salvo; y que el insensato es el que rechaza a Cristo y se pier<strong>de</strong>.<br />

Naturalmente, esta es una aplicación válida. Pero si interpretamos la historia en su<br />

contexto, encontramos que hay un significado más profundo.<br />

El sabio es aquel que viene a Cristo (salvación), que ha oído Sus palabras<br />

(instrucción) y las pone en práctica (obediencia). Es aquel que edifica su vida sobre los<br />

principios <strong>de</strong> discipulado práctico que se establecen en este capítulo. Ésta es la forma válida<br />

<strong>de</strong> edificar una vida. Cuando la casa es azotada por las avenidas <strong>de</strong> agua y las corrientes, se<br />

mantiene firme porque está fundada sobre la roca, Cristo y Sus enseñanzas.<br />

El insensato es aquel que oye (instrucción) pero que <strong>de</strong>scuida seguir la enseñanza<br />

(<strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ce). Edifica su vida sobre lo que cree que es lo mejor, siguiendo los principios<br />

carnales <strong>de</strong> este mundo. Cuando rugen las tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida, su casa, que está sin<br />

cimientos, es barrida. Su alma pue<strong>de</strong> ser salva, pero su vida se pier<strong>de</strong>.<br />

El sabio es aquel que es pobre, hambriento, que llora y está perseguido —todo ello por<br />

causa <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre—. El mundo llamaría insensata a una persona así. Jesús la llama<br />

sabia.


El insensato es aquel que es rico, que banquetea lujosamente, que vive alegremente y<br />

que es popular con todos. El mundo lo llama sabio. Jesús lo llama necio.<br />

VI. EL HIJO DEL HOMBRE EXPANDE SU MINISTERIO<br />

(Caps. 7:1–9:50)<br />

A. Curación <strong>de</strong>l Siervo <strong>de</strong>l Centurión (7:1–10)<br />

7:1–3 Al concluir Su discurso, Jesús <strong>de</strong>jó a la multitud y entró en Capernaúm. Allí se<br />

vio ro<strong>de</strong>ado por los ancianos <strong>de</strong> los judíos, que habían acudido para pedir ayuda para el<br />

siervo <strong>de</strong> un centurión gentil. Parece que este centurión era especialmente bondadoso para<br />

con el pueblo judío, incluso hasta haberles construido una sinagoga. Lo mismo que los<br />

otros centuriones <strong>de</strong>l NT, es presentado favorablemente (Lc. 23:47; Hch. 10:1–48).<br />

Es cosa más bien insólita que un amo fuese tan bondadoso para con un esclavo como lo<br />

era este centurión. Cuando el siervo cayó enfermo, el centurión pidió a los ancianos <strong>de</strong> los<br />

judíos que rogasen a Jesús que lo sanase. Hasta don<strong>de</strong> sepamos, este oficial romano es la<br />

única persona que buscase bendición <strong>de</strong> Jesús para un siervo.<br />

7:4–7 Para los ancianos <strong>de</strong>l pueblo, ésta era una situación extraña en la que encontrarse.<br />

Ellos no creían en Jesús, pero su amistad con el centurión les obligaba a acudir a Jesús en<br />

un momento <strong>de</strong> necesidad. Del centurión, ellos dijeron que era digno. Pero el centurión,<br />

cuando se encontró con Jesús, dijo: No soy tan importante.<br />

Según Mateo, el centurión acudió personalmente a Jesús. Aquí en Lucas, envía a los<br />

ancianos. Ambos relatos son ciertos. Primero envió a los ancianos y luego él mismo se<br />

presentó ante Jesús.<br />

La humildad y fe <strong>de</strong>l centurión son dignas <strong>de</strong> señalar. Él no se consi<strong>de</strong>raba tan<br />

importante como para que Jesús entrase bajo su techo. Tampoco se consi<strong>de</strong>raba siquiera<br />

digno <strong>de</strong> venir a Jesús personalmente. Pero tenía fe para creer que Jesús podía sanar sin<br />

estar corporalmente presente. Una palabra pronunciada por Él quitaría la enfermedad.<br />

7:8 El centurión prosiguió explicando que él sabía algo acerca <strong>de</strong> la autoridad y<br />

responsabilidad. Tenía una consi<strong>de</strong>rable experiencia en este ámbito. Él mismo estaba bajo<br />

la autoridad <strong>de</strong>l gobierno romano y era responsable <strong>de</strong> cumplir sus ór<strong>de</strong>nes. A<strong>de</strong>más, tenía<br />

soldados bajo sus ór<strong>de</strong>nes que obe<strong>de</strong>cían inmediatamente sus ór<strong>de</strong>nes. Él reconoció que<br />

Jesús tenía la misma clase <strong>de</strong> autoridad sobre las enfermeda<strong>de</strong>s que el gobierno romano<br />

tenía sobre él y que él mismo tenía sobre sus subordinados.<br />

7:9–10 No es sorpren<strong>de</strong>nte que Jesús se quedó maravillado <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> este centurión<br />

gentil. Nadie en Israel había hecho una confesión tan abierta <strong>de</strong> la autoridad absoluta <strong>de</strong><br />

Jesús. Esta fe tan gran<strong>de</strong> no podía quedar sin recompensa. Cuando volvieron a la casa <strong>de</strong>l<br />

centurión, hallaron sano al siervo.<br />

Ésta es una <strong>de</strong> las dos ocasiones en los Evangelios en que leemos que Jesús se quedó<br />

maravillado. Se quedó maravillado ante la fe <strong>de</strong> este centurión gentil, y se asombró <strong>de</strong> la<br />

incredulidad <strong>de</strong> Israel (Mr. 6:6).<br />

B. La resurrección <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> la viuda (7:11–17)


7:11–15 Naín era una pequeña población al sudoeste <strong>de</strong> Capernaúm. Al aproximarse<br />

Jesús, vio una procesión funeraria que salía <strong>de</strong> la ciudad. Era el entierro <strong>de</strong> un hijo único<br />

<strong>de</strong> su madre… viuda. El Señor fue movido a compasión sobre la <strong>de</strong>solada madre.<br />

Tocando la camilla mortuoria sobre la que llevaban el cuerpo —evi<strong>de</strong>ntemente para<br />

<strong>de</strong>tener la procesión— Jesús or<strong>de</strong>nó al joven que se levantase. Inmediatamente, volvió la<br />

vida al cadáver, y el muchacho se incorporó. De esta manera, Aquel que es Señor sobre la<br />

muerte así como sobre las enfermeda<strong>de</strong>s restauró el muchacho a su madre.<br />

7:16–17 El temor se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> todos. Habían sido testigos <strong>de</strong> un gran milagro. El<br />

muerto había sido resucitado. Creyeron que Jesús era un gran profeta enviado por Dios.<br />

Pero cuando dijeron: Dios ha visitado a su pueblo, probablemente no comprendían que<br />

Jesús mismo era Dios. Más bien pensaron que el milagro era evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que Dios estaba<br />

obrando en medio <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> una manera impersonal. Su relato <strong>de</strong>l milagro quedó<br />

divulgado por toda la Ju<strong>de</strong>a y por toda la región circunvecina.<br />

La historia clínica <strong>de</strong>l doctor Lucas registra la restauración por parte <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> tres<br />

«hijos únicos»: el hijo <strong>de</strong> la viuda; la hija <strong>de</strong> Jairo (8:42); y el niño en<strong>de</strong>moniado (9:38).<br />

C. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre tranquiliza a Su Precursor (7:18–23)<br />

7:18–20 Las nuevas <strong>de</strong> los milagros <strong>de</strong> Jesús llegaron a oídos <strong>de</strong> Juan el Bautista en la<br />

cárcel <strong>de</strong> la fortaleza <strong>de</strong> Maqueronte, sobre la ribera oriental <strong>de</strong>l Mar Muerto. Si Jesús era<br />

verda<strong>de</strong>ramente el Mesías, ¿por qué no ejercitaba Su po<strong>de</strong>r liberando a Juan <strong>de</strong> manos <strong>de</strong><br />

Hero<strong>de</strong>s? De modo que Juan envió a dos <strong>de</strong> sus discípulos para que preguntasen a Jesús si<br />

Él era realmente el Mesías, o si el Cristo aún había <strong>de</strong> venir. ¡Nos pue<strong>de</strong> parecer extraño<br />

que Juan pudiese jamás dudar <strong>de</strong> que Jesús era el Mesías. Pero <strong>de</strong>bemos recordar que los<br />

mejores <strong>de</strong> los hombres pue<strong>de</strong>n sufrir breves lapsos <strong>de</strong> fe. A<strong>de</strong>más, el sufrimiento físico<br />

pue<strong>de</strong> llevar a una grave <strong>de</strong>presión mental.<br />

7:21–23 Jesús respondió a la pregunta <strong>de</strong> Juan recordándole que estaba haciendo<br />

milagros como los que los profetas habían predicho <strong>de</strong>l Mesías (Is. 35:5, 6; 61:1). Luego<br />

añadió, como coletilla para Juan: Bienaventurado es cualquiera que no halla en mí<br />

ocasión <strong>de</strong> tropiezo. Esto se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r como una reprensión. Juan había tenido<br />

ocasión <strong>de</strong> tropiezo porque Jesús no había asumido las riendas <strong>de</strong> la autoridad y no se había<br />

manifestado <strong>de</strong> la forma que la gente esperaba. Pero se pue<strong>de</strong> interpretar también como una<br />

exhortación a Juan a no abandonar su fe.<br />

Dice G. C. Moore:<br />

No sé <strong>de</strong> ningunos momentos que ponen más la fe a prueba que aquellos en los que<br />

Jesús multiplica evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r y no lo emplea. … Hay necesidad <strong>de</strong> mucha gracia<br />

cuando llegan los mensajeros y dicen: «Sí, tiene todo el po<strong>de</strong>r, y es todo lo que Tú<br />

pensabas; pero no ha dicho ni una palabra acerca <strong>de</strong> sacarte <strong>de</strong> la cárcel. …» No hay<br />

explicación alguna. Se alimenta la fe; las puertas <strong>de</strong> la cárcel quedan cerradas, y recibe el<br />

mensaje: «Bienaventurado es cualquiera que no halla en mí ocasión <strong>de</strong> tropiezo.» ¡Y esto es<br />

todo!<br />

D. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre encomia a Su Precursor (7:24–29)


7:24 Fuese lo que fuese que Jesús dijese a Juan en privado, no tenía más que encomio<br />

para él en público. Cuando la gente compareció en masa ante él en el <strong>de</strong>sierto cerca <strong>de</strong>l<br />

Jordán, ¿a quién esperaban ver? ¿A un veleidoso oportunista? Nadie jamás podría acusar a<br />

Juan <strong>de</strong> ser una caña sacudida por el viento.<br />

7:25 ¿Habían esperado quizá encontrarse con un hombre cortesano, elegantemente<br />

vestido y entregado a los lujos y a la molicie? No; éste es el tipo <strong>de</strong> persona que mero<strong>de</strong>a<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los palacios reales, buscando gozar <strong>de</strong> todos los placeres <strong>de</strong>l palacio y hacer<br />

buenos contactos para su propio provecho y gratificación.<br />

7:26 Lo que habían salido a ver era un profeta —una conciencia encarnada que<br />

<strong>de</strong>claraba la palabra <strong>de</strong>l Dios viviente, sin importarle lo que le pudiese costar—. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego, era superior a un profeta.<br />

7:27 Él mismo era tema <strong>de</strong> profecía, y había tenido el privilegio <strong>de</strong> introducir al Rey.<br />

Jesús citó <strong>de</strong> Malaquías 3:1 para mostrar que Juan había sido prometido en el AT, pero al<br />

hacerlo dio un cambio muy interesante en los pronombres. En Malaquías 3:1 leemos: «He<br />

aquí que yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí». Pero Jesús<br />

citó: He aquí que envío mi mensajero <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> tu faz, el cual preparará tu camino<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ti. El pronombre mí es cambiado a ti.<br />

Go<strong>de</strong>t explica este cambio <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

Des<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>l profeta, Aquel que estaba enviando y Aquel ante quien se<br />

había <strong>de</strong> preparar el camino, eran una y la misma persona, Jehová. Por esto tenemos <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> mí en Malaquías. Pero Para Jesús, que al referirse a Sí mismo nunca se confun<strong>de</strong> con el<br />

Padre, se hacía necesaria una distinción. No es Jehová quien habla <strong>de</strong> Sí mismo, sino<br />

Jehová hablando a Jesús; por ello la forma <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ti. Por medio <strong>de</strong> esta evi<strong>de</strong>ncia, ¿no<br />

sigue <strong>de</strong> esta cita <strong>de</strong> que en la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l profeta, así como en la <strong>de</strong> Jesús, la aparición <strong>de</strong>l<br />

Mesías es la aparición <strong>de</strong> Jehová?<br />

7:28 Jesús continuó alabando a Juan <strong>de</strong>clarando que entre los nacidos <strong>de</strong> mujeres, no<br />

hay mayor profeta que Juan el Bautista. Esta superioridad no se refería a su carácter<br />

personal, sino a su posición como precursor <strong>de</strong>l Mesías. Hubo otros hombres tan gran<strong>de</strong>s<br />

como él en celo, honra y <strong>de</strong>voción. Pero nadie más tuvo el privilegio <strong>de</strong> anunciar la venida<br />

<strong>de</strong>l Rey. En esto, Juan fue singular. Sin embargo, el Señor añadió que el que es menor en<br />

el reino <strong>de</strong> Dios es mayor que Juan. Gozar <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios es mayor<br />

que ser el precursor <strong>de</strong>l Rey.<br />

7:29 Es probablemente Jesús quien sigue hablando en el versículo 29, y por ello el «le<br />

escuchó» se refiere a que habían escuchado a Juan, no como algunas versiones que giran la<br />

referencia hacia Jesús. Está aquí el Señor recordando la recepción dada a la predicación <strong>de</strong><br />

Juan. El común <strong>de</strong>l pueblo y los pecadores reconocidos, como los cobradores <strong>de</strong><br />

impuestos, se arrepintieron y fueron bautizados en el Jordán. Al creer el mensaje <strong>de</strong> Juan<br />

y actuar en conformidad al mismo, reconocieron la justicia <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir, consi<strong>de</strong>raron<br />

que Dios era justo al <strong>de</strong>mandar que el pueblo <strong>de</strong> Israel se arrepintiese primero antes que el<br />

Cristo pudiese reinar sobre ellos. Literalmente es justificaron a Dios. Este uso <strong>de</strong>l término<br />

justificar <strong>de</strong>muestra claramente que no pue<strong>de</strong> significar hacer justo; nadie pue<strong>de</strong> hacer<br />

justo a Dios. Más bien significa consi<strong>de</strong>rar justo a Dios en Sus <strong>de</strong>cretos y exigencias.<br />

E. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre critica a Su propia generación (7:30–35)


7:30–34 Los fariseos y los maestros <strong>de</strong> la ley rechazaron someterse al bautismo <strong>de</strong><br />

Juan, y por ello rechazaron el programa <strong>de</strong> Dios para la bendición <strong>de</strong> ellos. De hecho, era<br />

imposible complacer a la generación que ellos guiaban. Jesús los asemejó a los<br />

muchachos que juegan en la plaza. No querían jugar ni a bodas ni a funerales. Eran<br />

perversos, errantes, impre<strong>de</strong>cibles y recalcitrantes. No importaba qué forma <strong>de</strong> ministerio<br />

Dios diese en favor <strong>de</strong> ellos, le encontraban falta. Juan el Bautista les dio un ejemplo, <strong>de</strong><br />

austeridad, ascetismo y abnegación. No les gustó y le trataron <strong>de</strong> en<strong>de</strong>moniado. El Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre comía y bebía con cobradores <strong>de</strong> impuestos y pecadores, es <strong>de</strong>cir, se i<strong>de</strong>ntificó<br />

con aquellos a los que vino a ben<strong>de</strong>cir. Pero los fariseos seguían insatisfechos: le llamaron<br />

hombre glotón y bebedor <strong>de</strong> vino. Ni ayunos ni fiestas, ni funerales ni bodas, ni Juan ni<br />

Jesús —¡nada ni nadie los podía complacer!<br />

Ryle amonesta:<br />

Hemos <strong>de</strong> abandonar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> intentar complacer a todos. Es imposible, y el intento es<br />

una pérdida <strong>de</strong> tiempo. Hemos <strong>de</strong> contentarnos con andar tras las pisadas <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong>jar<br />

que el mundo diga lo que quiera. Hagamos lo que hagamos, jamás lo satisfaremos, ni<br />

acallaremos sus malignas críticas. Primero encontró falta con Juan el Bautista y luego con<br />

su bendito Maestro. Y proseguirá con sus cavilaciones y hallando faltas con los discípulos<br />

<strong>de</strong> aquel Maestro mientras que<strong>de</strong> uno solo sobre la tierra.<br />

7:35 Y la sabiduría ha sido justificada por todos sus hijos. La sabiduría representa<br />

aquí al Salvador mismo. La pequeña minoría <strong>de</strong> discípulos que le honran son los hijos <strong>de</strong> la<br />

sabiduría. Aunque la masa <strong>de</strong>l pueblo le rechace, Sus verda<strong>de</strong>ros seguidores vindicarán Sus<br />

<strong>de</strong>mandas con vidas <strong>de</strong> amor, santidad y <strong>de</strong>dicación.<br />

F. Una pecadora unge al Salvador (7:36–39)<br />

7:36 En el inci<strong>de</strong>nte que sigue tenemos una ilustración <strong>de</strong> la sabiduría justificada por<br />

uno <strong>de</strong> sus hijos, la mujer pecadora. Como dijo <strong>de</strong> manera tan aguda el doctor H. C.<br />

Woodring, «Cuando Dios no consigue que lí<strong>de</strong>res religiosos aprecien a Cristo, hará que lo<br />

hagan las prostitutas». Simón el fariseo había pedido a Jesús que comiera con él, quizá por<br />

curiosidad, o quizá por hostilidad.<br />

7:37–38 Una mujer pecadora apareció entonces en la estancia. No sabemos quién era;<br />

la tradición <strong>de</strong> que era María Magdalena carece <strong>de</strong> apoyo escriturario. Esta mujer trajo un<br />

frasco <strong>de</strong> perfume, <strong>de</strong> alabastro. Mientras Jesús estaba reclinado en un diván y comía, con<br />

la cabeza cerca <strong>de</strong> la mesa, ella se puso atrás junto a sus pies. Ella le lavó los pies … con<br />

sus lágrimas y comenzó a enjugarlos con los cabellos <strong>de</strong> su cabeza; y los besaba una y<br />

otra vez. Luego los ungió con el costoso perfume que había traído. Una adoración y<br />

sacrificio así revelaron su convicción <strong>de</strong> que no había nada suficientemente bueno para<br />

Jesús.<br />

7:39 La actitud <strong>de</strong> Simón era muy diferente. Él pensaba que los profetas, como los<br />

fariseos, habían <strong>de</strong> mantenerse separados <strong>de</strong> los pecadores. Si Jesús fuera profeta,<br />

concluyó él, no <strong>de</strong>jaría que una pecadora le hiciese objeto <strong>de</strong> tal afecto.<br />

G. La parábola <strong>de</strong> los dos <strong>de</strong>udores (7:40–50)


7:40–43 Jesús leyó sus pensamientos y con cortesía le pidió permiso a Simón para<br />

<strong>de</strong>cirle algo. Con consumada <strong>de</strong>streza, el Señor le contó la historia <strong>de</strong>l prestamista y <strong>de</strong> los<br />

dos <strong>de</strong>udores. Uno <strong>de</strong>bía quinientos <strong>de</strong>narios y el otro cincuenta. No teniendo ellos con<br />

qué pagar, él canceló ambas <strong>de</strong>udas. En este punto, Jesús preguntó a Simón cuál <strong>de</strong> los<br />

dos <strong>de</strong>udores le amará más. El fariseo contestó <strong>de</strong> manera correcta: Supongo que aquel a<br />

quien perdonó más. Al admitir esto, se con<strong>de</strong>nó a sí mismo, tal como Jesús pasó a<br />

mostrarle acto seguido.<br />

7:44–47 Des<strong>de</strong> que el Señor había entrado en la casa, la mujer le había expresado<br />

afecto. En cambio, el fariseo le había dado una acogida muy fría, no dando atención<br />

siquiera a las más elementales cortesías, como lavar los pies <strong>de</strong>l invitado, besarle la mejilla<br />

y dándole aceite para ungirse la cabeza. ¿Por qué había actuado <strong>de</strong> esta manera? La razón<br />

era que la mujer tenía la conciencia <strong>de</strong> que se le había perdonado mucho, mientras que<br />

Simón no tenía ninguna sensación <strong>de</strong> haber sido un gran pecador. Pero aquel a quien se le<br />

perdona poco, ama poco.<br />

Jesús no sugirió que el fariseo no fuese un gran pecador. Más bien, enfatizó que Simón<br />

nunca había reconocido su gran culpa para ser perdonado. Si lo hubiera hecho, habría<br />

amado al Señor tan profundamente como la prostituta. Todos somos gran<strong>de</strong>s pecadores.<br />

Todos po<strong>de</strong>mos conocer un gran perdón. Todos po<strong>de</strong>mos amar al Señor en gran medida.<br />

7:48 Jesús anunció entonces públicamente a la mujer que sus pecados habían sido<br />

perdonados. No había sido perdonada <strong>de</strong>bido a su amor por Cristo, sino que su amor era<br />

resultado <strong>de</strong>l perdón que había recibido. Ella amó mucho porque había sido perdonada<br />

mucho. Jesús aprovecho esta ocasión para anunciar públicamente el perdón <strong>de</strong> sus pecados.<br />

7:49–50 Los otros invitados comenzaron a cuestionar entre sí el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong><br />

perdonar pecados. El corazón natural odia la gracia. Pero <strong>de</strong> nuevo Jesús aseguró a la<br />

mujer que su fe la había salvado y que podía ir en paz. Esto es algo que los psiquiatras no<br />

pue<strong>de</strong>n hacer. Pue<strong>de</strong> que intenten racionalizar complejos <strong>de</strong> culpa, pero nunca podrán dar el<br />

gozo y la paz que da Jesús.<br />

La conducta <strong>de</strong> nuestro Señor al comer en la mesa <strong>de</strong> este fariseo es empleada<br />

erróneamente por algunos cristianos en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la práctica <strong>de</strong> tener amista<strong>de</strong>s íntimas<br />

con personas inconversas, <strong>de</strong> ir a diversiones y <strong>de</strong> darse a sus placeres. Ryle da esta<br />

advertencia:<br />

Los que emplean un argumento así harían bien en recordar la conducta <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

en esta ocasión. Estuvo llevando a cabo los «asuntos <strong>de</strong> Su Padre» en la mesa <strong>de</strong> aquel<br />

fariseo. Testificó contra el pecado <strong>de</strong>finitorio <strong>de</strong>l fariseo. Explicó al fariseo la naturaleza<br />

<strong>de</strong>l libre perdón <strong>de</strong> los pecados y el secreto <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro amor a Él. Declaró la naturaleza<br />

salvadora <strong>de</strong> la fe. Si los cristianos que argumentan a favor <strong>de</strong> mantener amista<strong>de</strong>s íntimas<br />

con inconversos visitan sus casas con el espíritu <strong>de</strong> nuestro Señor y hablan y se comportan<br />

como Él, que prosigan, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, con tal práctica. Pero, ¿hablan y se comportan a la<br />

mesa <strong>de</strong> sus amigos inconversos como lo hizo Jesús a la mesa <strong>de</strong> Simón? Ésta es una<br />

pregunta que harán bien en respon<strong>de</strong>r.<br />

H. Ciertas mujeres sirven a Jesús (8:1–3)<br />

Es bueno recordar que los Evangelios contienen sólo unos pocos inci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la vida y<br />

<strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> nuestro Señor. El Espíritu Santo seleccionó aquellos temas que quiso


incluir, pero pasó muchos otros por alto. Aquí tenemos una sencilla <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que<br />

Jesús ministró con Sus discípulos en las ciuda<strong>de</strong>s y las al<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Galilea, que recorrió una<br />

por una. Mientras predicaba y anunciaba las buenas nuevas <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios, era servido,<br />

probablemente con suministros <strong>de</strong> alimento y alojamiento, por mujeres que habían sido<br />

ben<strong>de</strong>cidas por Él. Por ejemplo, estaba María la llamada Magdalena. Algunos creen que<br />

se trataba <strong>de</strong> una dama <strong>de</strong> la nobleza <strong>de</strong> Magdalá (Migdol). En todo caso, había sido<br />

maravillosamente liberada <strong>de</strong> siete <strong>de</strong>monios. Estaba Juana, cuyo marido era inten<strong>de</strong>nte<br />

<strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s. Otra era Susana, y había muchas otras. Su bondad para con nuestro Señor no<br />

pasó <strong>de</strong>sapercibida ni quedó sin registrar. Poco pensaban, al compartir sus posesiones con<br />

Jesús, que los cristianos <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s posteriores leerían acerca <strong>de</strong> la generosidad y<br />

hospitalidad <strong>de</strong> ellas.<br />

El tema <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong>l Señor era las buenas nuevas <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. El reino <strong>de</strong><br />

Dios significa el reino, visible o invisible, en el que se reconoce el gobierno <strong>de</strong> Dios. Mateo<br />

emplea la frase «el reino <strong>de</strong> los cielos, pero el pensamiento es básicamente el mismo.<br />

Sencillamente significa que «el Altísimo es dueño <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los hombres» (Dn. 4:17), o<br />

que «el cielo gobierna» (Dn. 4:26).<br />

En el NT hay varias etapas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l reino.<br />

1. En primer lugar, el reino fue anunciado por Juan el Bautista como cercano (Mt. 3:1,<br />

2).<br />

2. Luego, el reino vino a estar realmente presente en la Persona <strong>de</strong>l Rey («el reino <strong>de</strong><br />

Dios está en medio <strong>de</strong> vosotros», Lc. 17:21). Ésta era la buena nueva <strong>de</strong>l reino que Jesús<br />

anunció. Él se ofreció a Sí mismo como Rey <strong>de</strong> Israel (Lc. 23:3).<br />

3. Luego vemos el reino <strong>de</strong> Dios rechazado por la nación <strong>de</strong> Israel (Lc. 19:14; Jn. 19:15).<br />

4. En la actualidad el reino está en forma <strong>de</strong> misterio (Mt. 13:11). Cristo, el Rey, está<br />

temporalmente ausente, pero Su reinado es reconocido en los corazones <strong>de</strong> algunas<br />

personas en la tierra. En cierto sentido, el reino abarca en la actualidad a todos aquellos que<br />

simplemente profesen aceptar el gobierno <strong>de</strong> Dios, aunque no estén verda<strong>de</strong>ramente<br />

convertidos. Esta esfera <strong>de</strong> la profesión externa se ve en la parábola <strong>de</strong>l sembrador y <strong>de</strong> la<br />

semilla (Lc. 8:4–15), <strong>de</strong>l trigo y la cizaña (Mt. 13:24–30) y <strong>de</strong> los peces en la red barre<strong>de</strong>ra<br />

(Mt. 13:47–50). Pero en su sentido más profundo y verda<strong>de</strong>ro, el reino incluye sólo a los<br />

que han sido convertidos (Mt. 18:3) o nacidos <strong>de</strong> nuevo (Jn. 3:3). Ésta es la esfera <strong>de</strong> la<br />

realidad interna. (Véase el diagrama en Mateo 3:1, 2.)<br />

5. El reino será un día establecido en un sentido literal aquí en la tierra y el Señor Jesús<br />

reinará durante mil años como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores (Ap. 11:15; 19:16; 20:4).<br />

6. La fase final es la que se conoce como el reino eterno <strong>de</strong> nuestro Señor y Salvador<br />

Jesucristo (2 P. 1:11). Éste es el reino en su estado eterno.<br />

I. La Parábola <strong>de</strong>l Sembrador (8:4–15)


8:4–8 La parábola <strong>de</strong>l sembrador <strong>de</strong>scribe el reino en su aspecto presente. Nos enseña<br />

que el reino <strong>de</strong> Dios incluye profesión a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> realidad. Y constituye la base para cada<br />

solemne advertencia en cuanto a cómo oímos la palabra <strong>de</strong> Dios. No es cosa ligera oír las<br />

Escrituras predicadas y enseñadas.<br />

Los que oyen son hechos más responsables que jamás lo fuesen antes. Si menosprecian<br />

el mensaje, o consi<strong>de</strong>ran la obediencia como algo optativo, lo hacen para su propia pérdida.<br />

Pero si oyen y obe<strong>de</strong>cen, se sitúan en una posición <strong>de</strong> recibir más luz <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios. La<br />

parábola fue pronunciada aquí ante un gran gentío, y luego la explicó a los discípulos.<br />

La parábola trataba <strong>de</strong> un sembrador, su semilla, cuatro clases <strong>de</strong> tierra que recibieron<br />

la semilla, y cuatro resultados.<br />

CLASE DE TIERRA RESULTADO<br />

1. Junto al camino Pisoteada por los hombres y <strong>de</strong>vorada por las aves.<br />

2. Roca Secada por falta <strong>de</strong> humedad.<br />

3. Abrojos Crecimiento ahogado por los abrojos.<br />

4. Tierra buena Llevó fruto al ciento por uno.<br />

El Señor terminó la parábola con las palabras: El que tenga oídos para oír, que oiga.<br />

En otras palabras, cuando uno oye la palabra <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>be poner cuidado acerca <strong>de</strong> qué<br />

recepción le da. La semilla ha <strong>de</strong> caer en buena tierra para po<strong>de</strong>r llevar fruto.<br />

8:9–10 Cuando sus discípulos le preguntaron acerca <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> esta parábola,<br />

el Señor Jesús explicó que los misterios <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios no <strong>de</strong>bían ser entendidos por<br />

todos. Debido a que los discípulos estaban dispuestos a confiar y a obe<strong>de</strong>cer, a ellos les<br />

sería concedido el compren<strong>de</strong>r las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo. Pero Jesús presentó a propósito<br />

muchas verda<strong>de</strong>s en forma <strong>de</strong> parábolas, para que viendo, no viesen, y oyendo, no<br />

entendiesen. En un sentido, vieron y oyeron. Por ejemplo, sabían que Jesús había hablado<br />

<strong>de</strong> un sembrador y su semilla. Pero no comprendieron el sentido más profundo <strong>de</strong> la<br />

ilustración. No se dieron cuenta <strong>de</strong> que sus corazones eran tierra dura, inflexible y llena <strong>de</strong><br />

abrojos, y que ellos no se beneficiaban <strong>de</strong> la palabra que habían oído.<br />

8:11–15 Sólo a los discípulos expuso el Señor la parábola. Ellos ya habían aceptado la<br />

enseñanza que habían recibido, y por ello recibirían más. Jesús explicó que la semilla es la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir, la verdad <strong>de</strong> Dios —Su propia enseñanza.<br />

Los oyentes <strong>de</strong> a lo largo <strong>de</strong>l sen<strong>de</strong>ro oyen la voz, pero sólo <strong>de</strong> una forma superficial,<br />

por encima. Queda en la superficie <strong>de</strong> sus vidas. Esto hace fácil para el diablo (las aves <strong>de</strong>l<br />

cielo) arrebatarla.<br />

Los <strong>de</strong> sobre la roca también oyeron la palabra, pero no <strong>de</strong>jaron que les quebrantase.<br />

Permanecieron no arrepentidos. No se le dio ningún aliento (humedad) a la semilla, por lo<br />

que se secó y murió. Quizá habían hecho al principio una hermosa profesión <strong>de</strong> fe, pero no<br />

había realidad. Parecía haber vida, pero no había raíz <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la superficie. Cuando<br />

vinieron pruebas, abandonaron su profesión cristiana.<br />

Los oyentes <strong>de</strong> entre los abrojos parecían ir bien por un tiempo, pero mostraron que no<br />

eran creyentes genuinos cuando abandonaron el camino. Las preocupaciones, las riquezas<br />

y los placeres <strong>de</strong> la vida asumen el control, y la palabra queda ahogada.


La tierra buena representa a los buenos creyentes con corazón bueno y recto. No sólo<br />

recibieron la palabra sino que <strong>de</strong>jaron que mol<strong>de</strong>ase sus vidas. Eran susceptibles a la<br />

enseñanza y obedientes, y <strong>de</strong>sarrollaron un verda<strong>de</strong>ro carácter cristiano, y produjeron fruto<br />

para Dios.<br />

Darby recapitula el mensaje <strong>de</strong> esta sección <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

Si al oír tomo posesión <strong>de</strong> aquello que oigo, no meramente tengo gozo al recibirlo, sino<br />

que lo poseo como propio, entonces viene a formar parte <strong>de</strong> la sustancia <strong>de</strong> mi alma, y<br />

obtendré más; porque cuando la verdad ha llegado a ser una sustancia en mi alma, hay<br />

capacidad para recibir más.<br />

J. La responsabilidad <strong>de</strong> aquellos que oyen (8:16–18)<br />

8:16 A primera vista no parece haber <strong>de</strong>masiada relación entre esta sección y lo que hay<br />

antes. Pero la realidad es que hay una corriente continua <strong>de</strong> pensamiento. El Salvador sigue<br />

enfatizando la importancia <strong>de</strong> qué hacen los discípulos con Sus enseñanzas. Él se asemeja a<br />

un hombre que encien<strong>de</strong> una lámpara, no para que sea cubierta con una vasija ni puesta<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> una cama, sino sobre un can<strong>de</strong>lero para que todos vean la luz. Al enseñar a<br />

los discípulos los principios <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios, estaba encendiendo una lámpara. ¿Qué<br />

<strong>de</strong>bían hacer ellos con ella?<br />

Ante todo, no <strong>de</strong>bían cubrirla con una vasija. En Mateo 5:15; Marcos 4:21 y Lucas<br />

11:33 se menciona la vasija con el nombre <strong>de</strong> un almud. Se trataba <strong>de</strong> una unidad <strong>de</strong><br />

medida empleada en los círculos comerciales. De modo que escon<strong>de</strong>r la lámpara bajo un<br />

almud podría hablar <strong>de</strong> uno permitiendo que su testimonio quedase oscurecido o eliminado<br />

por el tráfago <strong>de</strong> la vida comercial. Sería mejor poner la lámpara sobre el almud, es <strong>de</strong>cir,<br />

practicar el cristianismo en el mercado y emplear el propio negocio como púlpito para<br />

propagar el evangelio.<br />

8:17 El versículo 17 parece sugerir que si <strong>de</strong>jamos que el mensaje que<strong>de</strong> limitado a<br />

causa <strong>de</strong> nuestras activida<strong>de</strong>s o pereza, nuestro <strong>de</strong>scuido y fracaso quedarán expuestos ante<br />

todos. El ocultamiento <strong>de</strong> la verdad será manifestado, y su mantenimiento como secreto<br />

saldrá a plena luz.<br />

8:18 Por ello <strong>de</strong>beríamos tener cuidado acerca <strong>de</strong> cómo escuchamos. Si somos fieles en<br />

compartir la verdad con otros, entonces Dios nos revelará nuevas y más profundas<br />

verda<strong>de</strong>s. Si, en cambio, no tenemos este espíritu <strong>de</strong> celo evangelístico, Dios nos privará <strong>de</strong><br />

la verdad que pensamos que poseemos. Aquello que no empleamos, lo per<strong>de</strong>mos. G. H.<br />

Lang comenta:<br />

Los discípulos escuchaban con una mente que anhelaba compren<strong>de</strong>r y que estaba<br />

dispuesta a creer y a obe<strong>de</strong>cer; los otros escuchaban bien sin atención o bien con mera<br />

curiosidad, o con una resuelta oposición. A los primeros se les daría más conocimiento; los<br />

otros serían privados <strong>de</strong> aquel conocimiento que pareciesen tener.<br />

Pues hemos <strong>de</strong> compartir si queremos guardar<br />

El bien que <strong>de</strong> arriba se nos da;<br />

Dejando <strong>de</strong> dar <strong>de</strong>jamos <strong>de</strong> tener;<br />

Esta es la ley <strong>de</strong>l amor.<br />

R. C. Trench


K. La verda<strong>de</strong>ra madre y los verda<strong>de</strong>ros hermanos <strong>de</strong> Jesús (8:19–21)<br />

Al llegar a este punto <strong>de</strong> Su discurso, dijeron a Jesús que Su madre y Sus hermanos<br />

estaban fuera y querían verle. No podían llegar hasta él a causa <strong>de</strong>l gentío. La respuesta<br />

<strong>de</strong>l Señor fue que la verda<strong>de</strong>ra relación con Él no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> vínculos naturales, sino <strong>de</strong> la<br />

obediencia a la palabra <strong>de</strong> Dios. Él reconoce como miembros <strong>de</strong> Su familia a todos los que<br />

tiemblan ante la Palabra, a los que la reciben con mansedumbre y a los que la obe<strong>de</strong>cen<br />

implícitamente. Ningún gentío pue<strong>de</strong> impedir que Su familia espiritual tenga Su compañía.<br />

L. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre apacigua la tempestad (8:22–25)<br />

8:22 En el resto <strong>de</strong> este capítulo vemos a Jesús ejerciendo Su señorío sobre los<br />

elementos, sobre los <strong>de</strong>monios, sobre las enfermeda<strong>de</strong>s e incluso sobre la muerte. Todas<br />

estas cosas obe<strong>de</strong>cen a Su voz; sólo el hombre rehúsa obe<strong>de</strong>cerla.<br />

En el Mar <strong>de</strong> Galilea se <strong>de</strong>satan tempesta<strong>de</strong>s violentas repentinamente, lo que hace<br />

peligrosa la navegación. Pero es posible que esta tempestad particular fuese <strong>de</strong> origen<br />

satánico; pue<strong>de</strong> haberse tratado <strong>de</strong> un intento <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir al Salvador <strong>de</strong>l mundo.<br />

8:23 Jesús estaba dormido cuando se <strong>de</strong>sató la tempestad. El hecho <strong>de</strong> que Él estuviese<br />

durmiendo es un testimonio <strong>de</strong> su genuina humanidad. La tempestad se fue a dormir<br />

cuando Jesús habló; este hecho da testimonio <strong>de</strong> Su absoluta <strong>de</strong>idad.<br />

8:24 Los discípulos <strong>de</strong>spertaron al Señor, expresando temores angustiados por su<br />

propia seguridad. Con perfecta calma, increpó al viento y a las olas; y todo quedó en<br />

perfecta calma. Lo que hizo al Mar <strong>de</strong> Galilea pue<strong>de</strong> hacerlo en la actualidad a las<br />

circunstancias azarosas <strong>de</strong>l discípulo angustiado y azotado por la tormenta.<br />

8:25 Les preguntó Él a los discípulos: ¿Dón<strong>de</strong> está vuestra fe? No <strong>de</strong>bían haberse<br />

preocupado. No tenían que haberle <strong>de</strong>spertado. «Ninguna agua pue<strong>de</strong> hacer zozobrar la<br />

barca don<strong>de</strong> yace el Señor <strong>de</strong>l océano, <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong> los cielos.» Estar con Cristo en la<br />

barca es estar totalmente a salvo y seguro.<br />

Los discípulos no valoraban suficientemente la magnitud <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su Señor. Le<br />

valoraban <strong>de</strong> manera incompleta. Estaban asombrados <strong>de</strong> que los elementos le<br />

obe<strong>de</strong>ciesen. No eran diferentes <strong>de</strong> nosotros en esto. En las tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida,<br />

frecuentemente nos sobrecoge el temor. Entonces, cuando el Señor viene en nuestra ayuda,<br />

nos sentimos atónitos ante la exhibición <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r. Y nos preguntamos por qué no<br />

confiamos más plenamente en Él.<br />

M. La liberación <strong>de</strong>l en<strong>de</strong>moniado gadareno (8:26–39)<br />

8:26–27 Cuando Jesús y Sus discípulos llegaron a la ribera, se encontraron en el distrito<br />

<strong>de</strong> los gadarenos. Allí se encontraron con cierto hombre que estaba en<strong>de</strong>moniado. Mateo<br />

cita a dos en<strong>de</strong>moniados, mientras que Marcos y Lucas hablan sólo <strong>de</strong> uno. Estas aparentes<br />

discrepancias podrían indicar que se tratase en realidad <strong>de</strong> dos ocasiones distintas, o que un<br />

escritor dio una relación más completa que los otros. Este caso particular <strong>de</strong> posesión<br />

<strong>de</strong>moniaca hacía que la víctima se <strong>de</strong>spojase <strong>de</strong> su ropa, se apartase <strong>de</strong> la sociedad y<br />

viviese entre las tumbas.<br />

8:28–29 Al ver a Jesús, comenzó a gritar rogando que le <strong>de</strong>jase solo. Naturalmente, era<br />

el espíritu inmundo el que hablaba a través <strong>de</strong> aquel pobre hombre.


La posesión <strong>de</strong>moniaca es una cosa real. Estos <strong>de</strong>monios no eran meras influencias.<br />

Eran seres sobrenaturales que moraban en aquel hombre, controlando sus pensamientos,<br />

habla y conducta. Estos <strong>de</strong>monios concretos producían una extremada violencia en el<br />

hombre, y ello hasta el punto que cuando sufría una <strong>de</strong> aquellas violentas convulsiones,<br />

rompía las ca<strong>de</strong>nas con las que querían sujetarle y se lanzaba hacia los lugares solitarios.<br />

No es sorpren<strong>de</strong>nte cuando nos damos cuenta <strong>de</strong> que en aquel hombre anidaban suficientes<br />

<strong>de</strong>monios para <strong>de</strong>struir unos dos mil cerdos (véase Mr. 5:13).<br />

8:30–31 El nombre <strong>de</strong> aquel hombre era Legión, porque estaba poseído por una legión<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>monios. Estos <strong>de</strong>monios reconocían a Jesús como el Hijo <strong>de</strong>l Dios Altísimo. Sabían<br />

también que su con<strong>de</strong>nación era ineludible, y que Él haría que se cumpliese. Pero buscaban<br />

un aplazamiento, y le rogaron que no les or<strong>de</strong>nara marcharse al abismo en el acto.<br />

8:32–33 Pidieron permiso, cuando fueron echados <strong>de</strong>l hombre, para entrar en una piara<br />

<strong>de</strong> bastantes cerdos en un monte cercano. Les fue dado el permiso, con el resultado <strong>de</strong> que<br />

los cerdos se lanzaron por el precipicio al lago, y se ahogaron. En la actualidad se critica<br />

al Señor por la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> propiedad ajena. Pero si los guardianes <strong>de</strong> los cerdos eran<br />

judíos, estaban <strong>de</strong>dicados a un negocio inmundo e ilegal. Y tanto si eran judíos como<br />

gentiles, <strong>de</strong>berían haber dado mucho más valor a un hombre que a dos mil cerdos.<br />

8:34–39 Las nuevas se extendieron rápidamente por toda aquella región. Se reunió con<br />

ello un gran gentío, y pudieron ver al que había estado en<strong>de</strong>moniado, totalmente restaurado<br />

a la cordura y a la <strong>de</strong>cencia. Los gadarenos se atemorizaron tanto que pidieron a Jesús que<br />

se marchara <strong>de</strong> ellos. Valoraban más a los cerdos que al Salvador; más a sus animales que<br />

a sus almas. Darby observa acerca <strong>de</strong> este inci<strong>de</strong>nte:<br />

El mundo ruega a Jesús que se aparte, <strong>de</strong>seando su propia comodidad, que queda más<br />

perturbada por la presencia y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios que por una legión <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios. Él se va. El<br />

hombre que había sido sanado … hubiese querido seguirle; pero el Señor le envía <strong>de</strong> vuelta<br />

… para que sea testigo <strong>de</strong> la gracia y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r que ha actuado en favor suyo.<br />

Más tar<strong>de</strong>, cuando Jesús visitó Decápolis, una multitud favorable acudió a Su encuentro<br />

(Mr. 7:31–37). ¿Podría tratarse <strong>de</strong>l resultado <strong>de</strong>l fiel testimonio <strong>de</strong>l en<strong>de</strong>moniado sanado?<br />

N. Sanando a los incurables y resucitando a los muertos (8:40–56)<br />

8:40–42 Jesús volvió a la ribera occi<strong>de</strong>ntal atravesando el Mar <strong>de</strong> Galilea. Allí le estaba<br />

esperando otra multitud. Había allí un hombre, Jairo, un jefe <strong>de</strong> la sinagoga, que tenía un<br />

especial <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> encontrarle, porque tenía una hija única, <strong>de</strong> unos doce años, que estaba<br />

muriendo. Le rogó con apremio a Jesús que le acompañase. Pero … la muchedumbre lo<br />

apretujaba, impidiendo su rápido avance.<br />

8:43 En medio <strong>de</strong>l gentío había una mujer tímida, pero <strong>de</strong>sesperada, que había estado<br />

sufriendo <strong>de</strong> una hemorragia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía doce años. El médico Lucas admite que la<br />

mujer había gastado en médicos todo cuanto tenía sin haber podido conseguir ayuda<br />

alguna. (¡Marcos aña<strong>de</strong> el toque no profesional <strong>de</strong> que en realidad había empeorado!)<br />

8:44–45 Ella se había dado cuenta <strong>de</strong> que en Jesús había po<strong>de</strong>r para sanarla, por lo que<br />

se abrió paso a través <strong>de</strong> la multitud hasta don<strong>de</strong> Él se encontraba. Agachándose, tocó el<br />

bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> su manto, el fleco que constituía la parte inferior <strong>de</strong> la ropa <strong>de</strong> un judío (Nm.<br />

15:38, 39; Dt. 22:12). Al instante se <strong>de</strong>tuvo su hemorragia y quedó totalmente sana.


Luego, intentó irse <strong>de</strong>sapercibida, pero su movimiento quedó interrumpido por una<br />

pregunta <strong>de</strong> Jesús: ¿Quién es el que me ha tocado? Pedro y los otros discípulos pensaron<br />

que era una pregunta carente <strong>de</strong> sentido; ¡todos le estaban empujando, estrujando y<br />

tocando!<br />

8:46 Pero Jesús había reconocido un toque diferente. Como alguien ha dicho: «la carne<br />

apretuja, pero la fe toca». Sabía que la fe le había tocado, pues era consciente <strong>de</strong> una salida<br />

<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r —el po<strong>de</strong>r para sanar a la mujer—. Había notado que había salido un po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Él. No se trataba, claro, <strong>de</strong> que ahora le quedase menos po<strong>de</strong>r que antes, sino sencillamente<br />

que le había costado algo sanar. Había gasto.<br />

8:47–48 La mujer… vino temblando… <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él y dio una explicación <strong>de</strong>fensiva<br />

<strong>de</strong> por qué le había tocado, junto con un agra<strong>de</strong>cido testimonio <strong>de</strong> lo que había sucedido.<br />

Su confesión pública fue recompensada con un encomio público <strong>de</strong> su fe por parte <strong>de</strong> Jesús,<br />

y una <strong>de</strong>claración pública <strong>de</strong> Su paz sobre ella. Nadie jamás toca a Jesús por fe sin que Él<br />

lo sepa y sin recibir una bendición. Nadie jamás le confiesa abiertamente sin ser fortalecido<br />

en la certidumbre <strong>de</strong> la salvación.<br />

8:49 Es probable que la curación <strong>de</strong> la mujer con la hemorragia no <strong>de</strong>tuviese mucho<br />

tiempo a Jesús, pero sí que fue lo suficiente para que llegase un mensajero con las nuevas<br />

<strong>de</strong> que la hija <strong>de</strong> Jairo había muerto, y que por ello mismo ya no eran necesarios los<br />

servicios <strong>de</strong>l Maestro. Había fe <strong>de</strong> que podía sanar, pero ninguna <strong>de</strong> que podía levantar <strong>de</strong><br />

los muertos.<br />

8:50 Sin embargo, Jesús no iba a <strong>de</strong>jarse <strong>de</strong>spedir tan <strong>de</strong>prisa. Le contestó con palabras<br />

<strong>de</strong> consolación, aliento y promesa: No temas; cree solamente, y será sanada.<br />

8:51–53 En cuanto llegó a la casa, entró en la estancia, acompañado sólo por Pedro,<br />

Jacobo y Juan, junto con los padres. Todos estaban llorando <strong>de</strong>sconsolados, pero Jesús les<br />

dijo que no llorasen, porque la muchacha no había muerto, sino que dormía. Esto los llevó<br />

a ridiculizarle, porque estaban seguros <strong>de</strong> que estaba muerta.<br />

¿Estaba realmente muerta, o en un profundo sueño, como un coma? La mayoría <strong>de</strong> los<br />

comentaristas afirman que estaba muerta. Observan que Jesús se refirió a Lázaro como<br />

dormido, significando que estaba muerto. Sir Robert An<strong>de</strong>rson dice que la muchacha no<br />

estaba realmente muerta. Sus argumentos son como sigue:<br />

1. Jesús dijo que la muchacha «sería sanada». La palabra empleada es la misma que se<br />

usa en el versículo 48 <strong>de</strong> este capítulo, don<strong>de</strong> se refiere a sanidad, no a resurrección. Este<br />

término no se emplea nunca en el NT acerca <strong>de</strong> resucitar a los muertos.<br />

2. Jesús empleó una palabra diferente para dormir en el caso <strong>de</strong> Lázaro.<br />

3. La gente pensaba que estaba muerta, pero Jesús no quiso aceptar el crédito <strong>de</strong> haberla<br />

resucitado <strong>de</strong> los muertos cuando sabía que estaba durmiendo.<br />

An<strong>de</strong>rson dice que es sencillamente una cuestión <strong>de</strong> a quién uno quiera creer. Jesús dijo<br />

que la muchacha estaba dormida. Los otros creían que sabían que estaba muerta.<br />

8:54–56 En todo caso, Jesús le dijo: Niña, levántate. Y ella se levantó inmediatamente.<br />

Después <strong>de</strong> restaurarla y entregársela a sus padres, Jesús les dijo que no publicasen el<br />

milagro. No estaba interesado en ninguna notoriedad, en ningún entusiasmo veleidoso <strong>de</strong>l<br />

público, ni en vacías curiosida<strong>de</strong>s.


Así termina el segundo año <strong>de</strong>l ministerio público <strong>de</strong>l Señor. El capítulo 9 da comienzo<br />

al tercer año con la Misión <strong>de</strong> los Doce.<br />

O. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre envía a Sus Discípulos (9:1–11)<br />

9:1–2 Este inci<strong>de</strong>nte se asemeja <strong>de</strong> cerca al envío <strong>de</strong> los doce en Mateo 10:1–15, pero<br />

hay <strong>de</strong>stacadas diferencias. Por ejemplo, en Mateo los discípulos recibieron la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> ir<br />

sólo a los judíos, y se les dijo que resucitasen a los muertos, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> sanar a los<br />

enfermos. Hay evi<strong>de</strong>ntemente alguna razón para la versión con<strong>de</strong>nsada <strong>de</strong> Lucas, pero no<br />

aparece a primera vista. El Señor no sólo tenía po<strong>de</strong>r y autoridad para hacer milagros, sino<br />

que confirió este po<strong>de</strong>r y autoridad a otros. Po<strong>de</strong>r significa fuerza o capacidad.<br />

Autoridad significa el <strong>de</strong>recho a emplearlo. El mensaje <strong>de</strong> los discípulos fue confirmado<br />

mediante señales y maravillas (He. 2:3, 4) en ausencia <strong>de</strong> una Biblia completa en forma<br />

escrita. Dios pue<strong>de</strong> sanar milagrosamente, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego es cuestionable que la sanidad<br />

<strong>de</strong>biera seguir acompañando la predicación <strong>de</strong>l evangelio.<br />

9:3–5 Ahora los discípulos iban a tener una oportunidad para practicar los principios<br />

que el Señor les había enseñado. Debían confiar en Él para la provisión <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s<br />

materiales —ni alforja, ni alimento ni dinero—. Habían <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> manera muy sencilla<br />

—ni un bastón <strong>de</strong> más ni una túnica <strong>de</strong> más—. Debían quedarse en la primera casa don<strong>de</strong><br />

se les acogiese —no pasar <strong>de</strong> casa en casa con vistas a conseguir un mejor alojamiento—.<br />

No <strong>de</strong>bían prolongar su estancia ni ejercer presión sobre los que rechazasen el mensaje,<br />

sino que tenían ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> sacudir el polvo <strong>de</strong> sus pies en testimonio contra ellos.<br />

9:6 Se supone que fue en las al<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Galilea que los discípulos predicaron el<br />

evangelio y sanaron enfermos. Se <strong>de</strong>bería mencionar que su mensaje era respecto al reino<br />

—el anuncio <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Rey en medio <strong>de</strong> ellos y <strong>de</strong> Su disposición a reinar sobre<br />

un pueblo arrepentido.<br />

9:7 Hero<strong>de</strong>s Antipas era tetrarca <strong>de</strong> Galilea y Perea entonces. Reinaba sobre una<br />

cuarta parte <strong>de</strong>l territorio incluido en el reino <strong>de</strong> su padre, Hero<strong>de</strong>s el Gran<strong>de</strong>. Le llegaron<br />

noticias <strong>de</strong> que Alguien estaba obrando po<strong>de</strong>rosos milagros en su territorio.<br />

Inmediatamente, su conciencia comenzó a traerle recuerdos. La memoria <strong>de</strong> Juan el<br />

Bautista seguía agitándole. Hero<strong>de</strong>s había silenciado aquella voz indómita <strong>de</strong>capitando a<br />

Juan, pero seguía acosado por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> aquella vida. ¿Quién era el que hacía que<br />

Hero<strong>de</strong>s pensara continuamente en Juan? Decían algunos: Juan ha resucitado <strong>de</strong> los<br />

muertos.<br />

9:8–9 Otros daban suposiciones <strong>de</strong> que se trataba <strong>de</strong> Elías o <strong>de</strong> algún profeta <strong>de</strong>l<br />

Antiguo <strong>Testamento</strong>. Hero<strong>de</strong>s intentó acallar su ansiedad recordando a otros que él había<br />

hecho <strong>de</strong>capitar al Bautista. Pero permanecía el temor: ¿Quién era éste, <strong>de</strong> todas formas?<br />

Y procuraba verle, pero nunca lo logró hasta poco antes <strong>de</strong> la crucifixión <strong>de</strong>l Salvador.<br />

¡El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una vida llena <strong>de</strong>l Espíritu! El Señor Jesús, el <strong>de</strong>sconocido Carpintero <strong>de</strong><br />

Nazaret, hacía temblar a Hero<strong>de</strong>s sin que éste siquiera se hubiese encontrado con Él. Nunca<br />

subestimemos la influencia <strong>de</strong> una persona llena <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

9:10 Cuando los apóstoles regresaron, contaron los resultados <strong>de</strong> su misión<br />

directamente al Señor Jesús. Quizá ésta sería una buena política para todos los obreros<br />

cristianos. Demasiadas veces los informes <strong>de</strong> la obra llevan a celos y a divisiones. Y G.<br />

Campbell Morgan comenta que «nuestra pasión por la estadística es egocéntrica, y es <strong>de</strong> la<br />

carne, no <strong>de</strong>l Espíritu». Nuestro Señor tomó a los discípulos aparte, a un lugar <strong>de</strong>sierto


cerca <strong>de</strong> Betsaida (casa <strong>de</strong> pesca). Parece que había dos Betsaidas en esta época, una en la<br />

ribera occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea, y ésta en la oriental. Se <strong>de</strong>sconoce su emplazamiento<br />

preciso.<br />

9:11 Pronto se <strong>de</strong>svaneció toda esperanza <strong>de</strong> un tiempo <strong>de</strong> reposo en compañía. Pronto<br />

se reunió un gran gentío. El Señor Jesús siempre estaba a disposición <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. No<br />

consi<strong>de</strong>ró esto como una enojosa interrupción. Nunca estaba <strong>de</strong>masiado ocupado para dar<br />

bendición. De hecho, dice <strong>de</strong> manera específica que les recibió (o, dio la bienvenida),<br />

enseñándoles acerca <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios y sanando a los que lo necesitaban.<br />

P. Alimentación <strong>de</strong> los Cinco Mil (9:12–17)<br />

9:12 Al caer la tar<strong>de</strong>, los doce comenzaron a inquietarse. ¡Tanta gente con necesidad <strong>de</strong><br />

comer! Era una situación imposible. De modo que le pidieron al Señor que <strong>de</strong>spidiese a la<br />

gente. ¡Cuán semejante a nuestros corazones! En cuestiones que nos atañen personalmente,<br />

<strong>de</strong>cimos como Pedro: «Mándame ir a ti…». Pero cuán fácil nos es <strong>de</strong>cir acerca <strong>de</strong> otros:<br />

Despi<strong>de</strong> a la gente.<br />

9:13 Jesús no estaba dispuesto a enviarlos a las al<strong>de</strong>as <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor para conseguir<br />

comida. ¿Por qué <strong>de</strong>bían los discípulos ir a ministrar a los <strong>de</strong>más y <strong>de</strong>scuidar a los que<br />

estaban a su propia puerta? Que los discípulos alimentasen a la multitud. Ellos protestaron<br />

que sólo tenían cinco panes y dos peces, olvidando que podían recurrir a los recursos<br />

ilimitados <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

9:14–17 Él or<strong>de</strong>nó simplemente a los discípulos que hiciesen sentar a la multitud <strong>de</strong><br />

cinco mil hombres a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> mujeres y niños. Luego, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber dado gracias,<br />

partió el pan y comenzó a repartirlo a sus discípulos. Éstos, a su vez, los distribuían a la<br />

gente. Hubo suficiente comida para todos. De hecho, cuando terminó la comida, quedó más<br />

sobrante que lo que habían tenido en el comienzo. Los sobrantes llenaron doce cestas, una<br />

para cada uno <strong>de</strong> los discípulos. Los que intentan racionalizar este milagro llenan páginas<br />

<strong>de</strong> confusión.<br />

Este inci<strong>de</strong>nte está lleno <strong>de</strong> significación para los discípulos, que están encargados <strong>de</strong> la<br />

evangelización <strong>de</strong>l mundo. Los cinco mil representan a la humanidad perdida, hambrienta<br />

<strong>de</strong>l pan <strong>de</strong> Dios. Los discípulos dan la imagen <strong>de</strong> cristianos pobres, con unos recursos<br />

aparentemente limitados, pero mal dispuestos a compartir lo que tienen.<br />

El mandamiento <strong>de</strong>l Señor, «Dadles vosotros <strong>de</strong> comer», es sencillamente una<br />

<strong>de</strong>claración <strong>de</strong> la gran comisión. La lección es que si damos a Jesús aquello que tenemos,<br />

Él pue<strong>de</strong> multiplicarlo para alimentar a la multitud espiritualmente hambrienta. ¡Aquel<br />

anillo <strong>de</strong> diamantes, aquella póliza <strong>de</strong> seguros, aquella cuenta bancaria, aquel equipo<br />

<strong>de</strong>portivo! Todo esto pue<strong>de</strong> convertirse en literatura evangelística, por ejemplo, lo que<br />

pue<strong>de</strong> a su vez resultar en la salvación <strong>de</strong> almas, que a su vez serán adoradores <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong> Dios por toda la eternidad.<br />

El mundo podría ser evangelizado en esta generación si los cristianos rindiesen a Cristo<br />

todo lo que son y tienen. Ésta es la lección permanente <strong>de</strong> la alimentación <strong>de</strong> los cinco mil.<br />

Q. La gran confesión <strong>de</strong> Pedro (9:18–22)<br />

9:18 Acto seguido <strong>de</strong> la alimentación milagrosa <strong>de</strong> la multitud, tenemos la gran<br />

confesión <strong>de</strong> Cristo por parte <strong>de</strong> Pedro en Cesarea <strong>de</strong> Filipos. ¿Abrió el milagro <strong>de</strong> los


panes y los peces los ojos <strong>de</strong> los discípulos, para ver la gloria <strong>de</strong>l Señor Jesús como el<br />

Ungido <strong>de</strong> Dios? Este inci<strong>de</strong>nte en Cesarea <strong>de</strong> Filipos es comúnmente reconocido como el<br />

punto <strong>de</strong> inflexión <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> enseñanza <strong>de</strong>l Salvador hacia los Doce. Hasta este<br />

punto los ha estado conduciendo hacia una apreciación <strong>de</strong> lo que Él es y <strong>de</strong> lo que podría<br />

hacer en y por medio <strong>de</strong> ellos. Ahora ha alcanzado esta meta, y por esto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este<br />

momento, se dirige <strong>de</strong>cididamente a la cruz. Jesús oró aparte. No se registra que el Señor<br />

Jesús jamás orase con los discípulos. Oraba por ellos, oraba en presencia <strong>de</strong> ellos, y les<br />

enseñó a orar, pero Su propia vida <strong>de</strong> oración estaba separada <strong>de</strong> la <strong>de</strong> ellos. Después <strong>de</strong><br />

una <strong>de</strong> estas ocasiones <strong>de</strong> oración, preguntó a los discípulos acerca <strong>de</strong> qué <strong>de</strong>cía la gente<br />

que Él era.<br />

9:19–20 Ellos informaron <strong>de</strong> la diferencia <strong>de</strong> opiniones que se daba: algunos <strong>de</strong>cían que<br />

Juan el Bautista; otros <strong>de</strong>cían que Elías; aun otros <strong>de</strong>cían que era algún profeta <strong>de</strong>l AT<br />

que había resucitado. Pero cuando lo preguntó a los discípulos, Pedro confesó confiado<br />

que Él era el Cristo (o Mesías) <strong>de</strong> Dios.<br />

Los comentarios <strong>de</strong> James Stewart acerca <strong>de</strong> este inci<strong>de</strong>nte en Cesarea <strong>de</strong> Filipos son<br />

tan excelentes que los citamos ampliamente:<br />

Comenzó con una pregunta impersonal: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Esta<br />

pregunta, ciertamente, no era <strong>de</strong> difícil respuesta. Porque la gente <strong>de</strong>cía todo tipo <strong>de</strong> cosas<br />

acerca <strong>de</strong> Jesús. Había una docena <strong>de</strong> opiniones contrapuestas. Había en el aire todo tipo <strong>de</strong><br />

rumores y posturas. Jesús estaba en todas las bocas. Y no sólo la gente <strong>de</strong>cía cosas acerca<br />

<strong>de</strong> Jesús, sino que estaban diciendo gran<strong>de</strong>s cosas acerca <strong>de</strong> él. Algunos pensaban que era<br />

Juan el Bautista resucitado <strong>de</strong> los muertos. Otros <strong>de</strong>cían que les recordaba a Elías. Otros se<br />

referían a Jeremías o a otro <strong>de</strong> los profetas. En otras palabras, aunque las opiniones<br />

coetáneas no eran en absoluto unánimes acerca <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> Jesús, sí que eran<br />

unánimes respecto a que era alguien gran<strong>de</strong>. Su puesto se encontraba entre los héroes <strong>de</strong> su<br />

raza.<br />

Vale la pena observar que la historia está volviéndose a repetir. Una vez más Jesús está<br />

en todas las bocas. Hoy está siendo discutido mucho más allá <strong>de</strong>l círculo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

cristiana. Y gran<strong>de</strong> es la diversidad <strong>de</strong> veredictos acerca <strong>de</strong> Él. Papini, contemplando a<br />

Jesús, ve al Poeta. Bruce Barton ve al Hombre <strong>de</strong> Acción. Middleton Murray ve al Místico.<br />

Gentes sin ortodoxia están dispuestas a exaltar a Jesús como parangón <strong>de</strong> santos y cabeza<br />

<strong>de</strong> todos los lí<strong>de</strong>res morales para siempre. «Incluso en la actualidad», dijo John Stuart Mill,<br />

«no sería fácil siquiera para un incrédulo encontrar una mejor traducción <strong>de</strong> la norma <strong>de</strong> la<br />

virtud <strong>de</strong> lo abstracto a lo concreto que tratar <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> tal manera que Cristo aprobase<br />

nuestra vida». Lo mismo que los hombres <strong>de</strong> su propia época que le llamaban Juan, Elías,<br />

Jeremías, <strong>de</strong>l mismo modo los hombres <strong>de</strong> nuestra época están <strong>de</strong> acuerdo en que Jesús se<br />

mantiene supremo entre los héroes y santos <strong>de</strong> todos los tiempos.<br />

Pero Jesús no se sentía satisfecho con este reconocimiento. La gente <strong>de</strong>cía que él era<br />

Juan, Elías, Jeremías. Pero esto significaba que él era uno <strong>de</strong> una serie. Significaba que<br />

había prece<strong>de</strong>ntes y paralelos, y que incluso si estaba en primer lugar, seguía siendo sólo un<br />

primus inter pares, un primero entre iguales. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no es esto lo que el Cristo<br />

<strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> reivindicaba ser. Los hombres pue<strong>de</strong>n estar en <strong>de</strong>sacuerdo con la<br />

reivindicación <strong>de</strong> Cristo, o pue<strong>de</strong> que disientan <strong>de</strong> ella; pero acerca <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> la<br />

reivindicación misma, no hay sombra <strong>de</strong> duda. Cristo <strong>de</strong>claró ser algo y alguien sin<br />

prece<strong>de</strong>ntes, sin paralelo, sin rival, singular (p.ej. Mt. 10:37; 11:27; 24:35; Jn. 10:30; 14:6).


9:21–22 Acto seguido <strong>de</strong> la histórica confesión <strong>de</strong> Pedro, el Señor les mandó que a<br />

nadie dijesen esto; nada <strong>de</strong>bía interrumpir Su camino a la cruz. Luego, el Salvador les<br />

<strong>de</strong>sveló Su propio e inmediato futuro. Él había <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer, había <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>sechado por los<br />

guías religiosos <strong>de</strong> Israel, había <strong>de</strong> ser muerto y resucitaría al tercer día. Éste era un<br />

asombroso anuncio. No olvi<strong>de</strong>mos que estas palabras fueron pronunciadas por el único<br />

Hombre justo y sin pecado que jamás haya vivido sobre esta tierra. Fueron pronunciadas<br />

por el verda<strong>de</strong>ro Mesías <strong>de</strong> Israel. Eran las palabras <strong>de</strong> Dios manifestado en carne. Nos<br />

muestran que la vida <strong>de</strong> cumplimiento, la vida perfecta, la vida <strong>de</strong> obediencia a la voluntad<br />

<strong>de</strong> Dios, involucra sufrimiento, rechazo, muerte en una u otra forma, y una resurrección a<br />

una vida sin muerte. Es una vida <strong>de</strong>rramada por otros.<br />

Esto, naturalmente, era precisamente lo contrario al concepto popular <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong>l<br />

Mesías. Los hombres esperaban un caudillo belicoso, <strong>de</strong>structor <strong>de</strong>l enemigo. Esto <strong>de</strong>bió<br />

sacudir a los discípulos. Pero, si como confesaban ellos, Jesús era verda<strong>de</strong>ramente el Cristo<br />

<strong>de</strong> Dios, no tenían, pues, razón alguna para <strong>de</strong>silusionarse ni <strong>de</strong>salentarse. Si Él es el<br />

Ungido <strong>de</strong> Dios, entonces Su causa no pue<strong>de</strong> jamás fallar. No importa lo que pueda<br />

suce<strong>de</strong>rle a Él ni a ellos; están <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> los vencedores. La victoria y la vindicación eran<br />

inevitables.<br />

R. Invitación a tomar la Cruz (9:23–27)<br />

9:23 Habiendo así bosquejado Su propio futuro, el Señor invitó a los discípulos a<br />

seguirle. Esto significaría negarse a sí mismos y tomar cada uno su propia cruz. Negar el<br />

yo significa renunciar voluntariamente a todo pretendido <strong>de</strong>recho a planificar o a escoger, y<br />

a reconocer Su señorío en todas las áreas <strong>de</strong> la vida. Tomar la cruz significa escoger<br />

<strong>de</strong>liberadamente la clase <strong>de</strong> vida que Él vivió. Esto involucra:<br />

—La oposición <strong>de</strong> seres queridos.<br />

—El vituperio <strong>de</strong>l mundo.<br />

—Abandonar familia y casa y tierras y las comodida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> esta vida.<br />

—Una total <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios.<br />

—Obediencia a la conducción <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

—La proclamación <strong>de</strong> un mensaje impopular.<br />

—Un camino <strong>de</strong> soledad.<br />

—Ataques organizados <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> guías religiosos establecidos.<br />

—Sufrimiento por causa <strong>de</strong> la justicia.<br />

—Calumnias y oprobio.<br />

—Derramar la vida por otros.<br />

—Muerte al yo y al mundo.<br />

¡Pero también involucra asirse <strong>de</strong> la vida que es verda<strong>de</strong>ramente vida! Significa<br />

encontrar por fin la razón <strong>de</strong> nuestra existencia. Y significa un galardón eterno.<br />

Instintivamente, retroce<strong>de</strong>mos ante una vida <strong>de</strong> llevar la cruz. Nuestras mentes tienen<br />

<strong>de</strong>sgana a creer que pudiese ser la voluntad <strong>de</strong> Dios para nosotros. Pero las palabras <strong>de</strong><br />

Cristo, Si alguno quiere venir en pos <strong>de</strong> mí, significan que nadie queda excusado ni<br />

exceptuado.


9:24 La ten<strong>de</strong>ncia natural es salvar nuestras vidas con existencias egoístas,<br />

autocomplacientes, rutinarias y pequeñas. Pue<strong>de</strong> que <strong>de</strong>mos indulgencia a nuestros placeres<br />

y apetitos viviendo en comodidad, lujo y confort, viviendo para el presente, dando nuestros<br />

mejores talentos al mundo a cambio <strong>de</strong> unos años <strong>de</strong> falsa seguridad. Pero con eso mismo<br />

per<strong>de</strong>mos nuestras vidas, es <strong>de</strong>cir, ¡per<strong>de</strong>mos el verda<strong>de</strong>ro propósito <strong>de</strong> la vida y el<br />

profundo placer espiritual que <strong>de</strong>bería ir con ella! Por otra parte, podríamos per<strong>de</strong>r<br />

nuestras vidas por causa <strong>de</strong>l Salvador. La gente nos consi<strong>de</strong>ra locos si abandonamos<br />

nuestras propias ambiciones egoístas al viento, si buscamos primeramente el reino <strong>de</strong> Dios<br />

y Su justicia; si nos damos sin reservas a Él. Pero esta vida <strong>de</strong> abandono es una vida<br />

genuina. Participa <strong>de</strong> un gozo, <strong>de</strong> una santa ausencia <strong>de</strong> ansiedad y <strong>de</strong> una profunda<br />

satisfacción interna que <strong>de</strong>safía a toda <strong>de</strong>scripción.<br />

9:25 Mientras el Salvador hablaba con los Doce, sabía que el <strong>de</strong>seo por las riquezas<br />

materiales podrían ser un po<strong>de</strong>roso freno contra la plena entrega. Por esto dijo:<br />

«Supongamos que pudieseis guardar todo el oro y la plata <strong>de</strong> todo el mundo, que pudieseis<br />

poseer todas las fincas y propieda<strong>de</strong>s, todo el capital y los bonos —todo lo que tenga valor<br />

material— y supongamos que en vuestro frenético esfuerzo por adquirir todo esto os<br />

perdieseis el verda<strong>de</strong>ro propósito <strong>de</strong> la vida, ¿<strong>de</strong> qué os habría servido? Sólo lo gozaríais<br />

por un tiempo muy breve, y luego lo <strong>de</strong>jaríais para siempre. Sería una elección muy<br />

<strong>de</strong>safortunada ven<strong>de</strong>r esta única y breve vida por unos cuantos juguetes terrenales».<br />

9:26 Otro freno contra la total entrega a Cristo es el temor a la vergüenza. Pero es algo<br />

absolutamente irracional para una criatura avergonzarse <strong>de</strong> su Creador, y para un pecador<br />

avergonzarse <strong>de</strong> su Salvador. Y con todo, ¿quién <strong>de</strong> nosotros está libre <strong>de</strong> esta culpa? El<br />

Señor reconoció la posibilidad <strong>de</strong> la vergüenza y advirtió solemnemente en contra <strong>de</strong> ella.<br />

Si evitamos la vergüenza viviendo vidas cristianas nominales, conformándonos al hacer <strong>de</strong><br />

la multitud, el Hijo <strong>de</strong>l Hombre se avergonzará <strong>de</strong> nosotros cuando venga en su gloria, y<br />

en la <strong>de</strong>l Padre, y <strong>de</strong> los santos ángeles. Él enfatiza aquí la gloria en triple esplendor <strong>de</strong><br />

Su Segunda Venida como diciendo que si soportamos alguna vergüenza o vituperio por<br />

causa <strong>de</strong> Él en el presente, nos parecerá una na<strong>de</strong>ría cuando Él aparezca en gloria en<br />

comparación con la vergüenza que sufrirán los que ahora le niegan.<br />

9:27 Esta mención <strong>de</strong> Su gloria forma el vínculo con lo que sigue. Ahora Él predice que<br />

algunos <strong>de</strong> los que estaban presentes allí verían el reino <strong>de</strong> Dios antes <strong>de</strong> morir. Sus<br />

palabras encuentran cumplimiento en los versículos 28–36, el inci<strong>de</strong>nte en el Monte <strong>de</strong> la<br />

Transfiguración. Los discípulos eran Pedro, Jacobo y Juan. En el Monte, ellos vieron<br />

anticipadamente cómo será cuando el Señor Jesús establezca Su reino sobre la tierra. Pedro<br />

viene en efecto a <strong>de</strong>cir esto en su Segunda Epístola:<br />

Porque no os hemos dado a conocer el po<strong>de</strong>r y la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo<br />

siguiendo fábulas ingeniosamente inventadas, sino como habiendo visto con nuestros<br />

propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió <strong>de</strong> Dios Padre honor y gloria, le fue<br />

enviada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la magnífica gloria una voz que <strong>de</strong>cía: Éste es mi Hijo amado, en el cual he<br />

puesto mi complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada <strong>de</strong>l cielo, cuando estábamos<br />

con él en el monte santo (1:16–18).<br />

Observemos la continuidad <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong>l Señor en este pasaje. Él acababa <strong>de</strong><br />

anunciar Su propio e inminente rechazamiento, sufrimiento y muerte. Él había llamado a<br />

Sus discípulos a seguirle en una vida <strong>de</strong> abnegación, pa<strong>de</strong>cimiento y sacrificio. Ahora Él<br />

viene a <strong>de</strong>cirles, más o menos: «¡Pero recordad esto! Si sufrís conmigo, reinaréis conmigo.<br />

Más allá <strong>de</strong> la cruz está la gloria. La recompensa está fuera <strong>de</strong> toda proporción con el<br />

costo».


S. La Transfiguración <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (9:28–36)<br />

9:28–29 Fue al cabo <strong>de</strong> como ocho días <strong>de</strong>spués que Jesús tomó a Pedro, a Juan y a<br />

Jacobo, y subió al monte a orar. Se <strong>de</strong>sconoce la situación <strong>de</strong> este monte, aunque el<br />

elevado y nevado Monte Hermón es un candidato probable. Mientras el Señor oraba, Su<br />

apariencia comenzó a cambiar. Una verdad intrigante es que entre las cosas que la oración<br />

cambia es el rostro <strong>de</strong> la persona. Su rostro resplan<strong>de</strong>cía con un brillo radiante y su vestido<br />

se hizo blanco y resplan<strong>de</strong>ciente. Como se ha mencionado antes, esto prefiguraba la gloria<br />

que le pertenecería durante Su reino veni<strong>de</strong>ro. Mientras Él estaba aquí en la tierra, Su gloria<br />

estuvo ordinariamente velada en Su cuerpo <strong>de</strong> carne. Él estuvo aquí en humillación, como<br />

un Siervo. Pero durante el Milenio, Su gloria quedará plenamente revelada. Todos lo verán<br />

en todo Su esplendor y majestad.<br />

El Profesor W. H. Rogers lo expresa bien:<br />

En la transfiguración tenemos en miniatura todos los rasgos <strong>de</strong>stacados <strong>de</strong>l futuro reino<br />

en su manifestación. Vemos al Señor revestido <strong>de</strong> gloria y no en los harapos <strong>de</strong> la<br />

humillación. Contemplamos a Moisés en estado glorificado, el representante <strong>de</strong> los<br />

regenerados que han pasado por la muerte al reino. Observamos a Elías cubierto <strong>de</strong> gloria,<br />

el representante <strong>de</strong> los redimidos que han entrado en el reino por medio <strong>de</strong>l traslado. Hay<br />

tres discípulos, Pedro, Jacobo y Juan, que no están glorificados, los representantes <strong>de</strong> Israel<br />

en la carne durante el milenio. Luego hay la multitud al pie <strong>de</strong>l monte, representando a las<br />

naciones que serán introducidas en el reino tras su inauguración.<br />

9:30–31 Moisés y Elías hablaban con Jesús <strong>de</strong> su partida (lit., éxodo) que iba Jesús a<br />

cumplir en Jerusalén. Observemos que Su muerte es aquí expuesta como un<br />

cumplimiento. Observemos también que la muerte es sencillamente un éxodo —no un <strong>de</strong>jar<br />

<strong>de</strong> existir sino un movimiento <strong>de</strong> un lugar a otro.<br />

9:32–33 Los discípulos estaban soñolientos mientras todo esto estaba sucediendo.<br />

Dice el Obispo Ryle:<br />

Observemos que precisamente los mismos discípulos que vemos aquí durmiendo<br />

durante una visión <strong>de</strong> gloria se encontraron dormidos también durante la agonía en el<br />

huerto <strong>de</strong> Getsemaní. Des<strong>de</strong> luego, la carne y la sangre <strong>de</strong>ben cambiar antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r entrar<br />

en el cielo. Nuestros pobres y débiles cuerpos no pue<strong>de</strong>n ni velar con Cristo en Su tiempo<br />

<strong>de</strong> prueba ni mantenerse <strong>de</strong>spiertos con Él en Su glorificación. Nuestra constitución física<br />

ha <strong>de</strong> ser enormemente alterada antes que podamos gozar <strong>de</strong>l cielo.<br />

Cuando estuvieron bien <strong>de</strong>spiertos, vieron la gloria <strong>de</strong> Jesús resplan<strong>de</strong>ciendo<br />

alre<strong>de</strong>dor. En un esfuerzo por preservar el carácter sagrado <strong>de</strong> aquella ocasión, Pedro<br />

propuso levantar tres tabernáculos o tiendas, una en honor <strong>de</strong> Jesús, una para Moisés, y<br />

una para Elías. Pero esta i<strong>de</strong>a se basaba en un celo carente <strong>de</strong> conocimiento.<br />

9:34–36 Vino la voz <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la nube que les envolvía, reconociendo a Jesús<br />

como Su Hijo amado, y que les mandaba que le oyesen u obe<strong>de</strong>ciesen a él. Tan pronto<br />

como cesó la voz, Moisés y Elías habían <strong>de</strong>saparecido. Jesús estaba allá solo. Y así será en<br />

el reino; Él tendrá la preeminencia en todas las cosas. No compartirá Su gloria.


Los discípulos quedaron tan profundamente maravillados que no trataron este<br />

acontecimiento con los <strong>de</strong>más.<br />

T. Curación <strong>de</strong> un muchacho en<strong>de</strong>moniado (9:37–43a)<br />

9:37–39 Des<strong>de</strong> el monte <strong>de</strong> la gloria, Jesús y los discípulos volvieron al día siguiente<br />

al valle <strong>de</strong> la necesidad humana. La vida tiene sus momentos <strong>de</strong> exaltación espiritual, pero<br />

Dios los equilibra con la diaria rutina <strong>de</strong> trabajo y esfuerzo. De la multitud que les salió al<br />

encuentro vino un atribulado padre, rogándole a Jesús que ayudase a su hijo en<strong>de</strong>moniado.<br />

Era su único hijo y por ello el <strong>de</strong>leite <strong>de</strong> su corazón. ¡Qué dolor más inenarrable para el<br />

padre ver a su hijo poseído <strong>de</strong> convulsiones <strong>de</strong>moniacas. Estos ataques le sobrevenían sin<br />

aviso previo. El muchacho gritaba y luego le salía espuma por la boca. El <strong>de</strong>monio sólo lo<br />

<strong>de</strong>jaba tras una terrible lucha, <strong>de</strong>jándolo totalmente quebrantado.<br />

9:40 El abatido padre había ya ido a los discípulos por ayuda, pero ellos no habían<br />

podido hacer nada. ¿Por qué esta falta <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r para ayudar a aquel muchacho? Quizá se<br />

habían vuelto profesionales en su ministerio. Quizá pensaban que podían contar con un<br />

ministerio lleno <strong>de</strong>l Espíritu sin un ejercicio espiritual constante. Quizá estaban dándolo<br />

todo por <strong>de</strong>scontado.<br />

9:41 El Señor Jesús se sintió entristecido ante todo aquello. Sin nombrar a nadie en<br />

particular, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa…! Esto pue<strong>de</strong> que se dirigiese a los<br />

discípulos, a la gente, al padre o a todos ellos juntos. ¡Eran todos tan impotentes ante la<br />

necesidad humana, a pesar <strong>de</strong> que podían recurrir a Sus infinitas fuentes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r! ¿Hasta<br />

cuándo habría Él <strong>de</strong> estar con ellos y soportarlos? Luego le dijo al padre: Trae acá a tu<br />

hijo.<br />

9:42–43a Mientras el muchacho se acercaba a Jesús, fue atacado por el <strong>de</strong>monio y<br />

echado al suelo con violencia. Pero Jesús no se quedó impresionado por la exhibición <strong>de</strong>l<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un espíritu malo; era la incredulidad <strong>de</strong> los hombres lo que le estorbaba, no el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. Entonces echó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo<br />

<strong>de</strong>volvió a su padre. Todos los que vieron esto se admiraban. Reconocían que Dios había<br />

obrado un milagro. Y vieron en este milagro una exhibición <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Dios.<br />

U. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre predice su muerte y resurrección (9:43b–45)<br />

9:43b–44 Los discípulos podrían sentirse inclinados a creer que su Señor iba a<br />

proseguir obrando milagros hasta que toda la nación le aclamase como el Rey. Para evitar<br />

que sus mentes se llenasen <strong>de</strong> este concepto, el Señor volvió a recordarles que el Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre había <strong>de</strong> ser entregado en manos <strong>de</strong> hombres, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>bía ser muerto.<br />

9:45 ¿Por qué no entendían ellos estas palabras? Sencillamente, porque recaían en el<br />

concepto <strong>de</strong>l Mesías como héroe popular. Su muerte significaría la <strong>de</strong>rrota para la causa,<br />

según el pensamiento <strong>de</strong> todos ellos. Sus propias esperanzas eran tan intensas que no<br />

podían mantener ningún concepto contrario. No era Dios quien les ocultaba esta verdad,<br />

sino su <strong>de</strong>cidido rechazo a creer. A<strong>de</strong>más, temían preguntarle para clarificar sus i<strong>de</strong>as —<br />

¡casi como si tuviesen miedo <strong>de</strong> que les confirmase sus temores!<br />

V. La verda<strong>de</strong>ra gran<strong>de</strong>za en el Reino (9:46–48)


9:46 Los discípulos no sólo esperaban que el glorioso reino fuese introducido en breve,<br />

sino que aspiraban también a posiciones <strong>de</strong> gloria en el reino. Ya estaban discutiendo entre<br />

ellos quién iba a ser el mayor.<br />

9:47–48 Sabiendo lo que agitaba sus corazones, Jesús tomó a un niño a Su lado y les<br />

explicó que todo aquel que recibiese a un niño en Su nombre le recibía a Él. A primera<br />

vista, esto no parece tener ninguna relación con la cuestión <strong>de</strong> quién era el mayor entre los<br />

discípulos. Pero aunque no sea evi<strong>de</strong>nte, la relación parece ser ésta: la verda<strong>de</strong>ra gran<strong>de</strong>za<br />

se ve en un amante cuidado para con los pequeños, por los in<strong>de</strong>fensos, por aquellos que el<br />

mundo <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> lado. Así, cuando Jesús dijo que el que es más pequeño entre todos<br />

vosotros, ése es gran<strong>de</strong>, se estaba refiriendo al que se humillaba para asociarse con<br />

creyentes no conocidos, insignificantes y menospreciados.<br />

En Mateo 18:4 el Señor dijo que el mayor en el reino <strong>de</strong> los cielos es aquel que se<br />

humilla como un niño pequeño. Aquí en Lucas es cuestión <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación con el menor<br />

<strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios. En ambos casos involucra asumir un puesto <strong>de</strong> humildad, como lo<br />

hizo el mismo Salvador.<br />

W. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre prohíbe el sectarismo (9:49–50)<br />

9:49 Este inci<strong>de</strong>nte parece ilustrar la conducta contra la que el Señor acababa <strong>de</strong><br />

advertir a Sus discípulos. Habían encontrado a uno que echaba fuera <strong>de</strong>monios en el<br />

nombre <strong>de</strong> Jesús. Ellos se lo habían prohibido, porque era uno que no iba con ellos. En<br />

otras palabras, habían rehusado recibir a un hijo <strong>de</strong>l Señor en Su nombre. Eran sectarios y<br />

estrechos. Deberían haberse sentido complacidos por el hecho <strong>de</strong> que el <strong>de</strong>monio había<br />

salido <strong>de</strong>l hombre. Nunca <strong>de</strong>berían sentirse celosos <strong>de</strong> ningún hombre o grupo que echase<br />

más <strong>de</strong>monios fuera que ellos. Pero lo cierto es que cada discípulo ha <strong>de</strong> guardarse en<br />

contra <strong>de</strong> este <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> exclusivismo —<strong>de</strong> querer monopolizar el po<strong>de</strong>r y prestigio<br />

espirituales.<br />

9:50 Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no está contra vosotros, está<br />

<strong>de</strong> vuestra parte. Por lo que respecta a la Persona y obra <strong>de</strong> Cristo, no pue<strong>de</strong> haber<br />

neutralidad. Si los hombres no están por Cristo, están contra Él. Pero cuando se trata <strong>de</strong>l<br />

servicio cristiano, como dice A. L. Williams:<br />

Los cristianos ecuánimes han <strong>de</strong> recordar que cuando los <strong>de</strong> fuera hacen algo en<br />

Nombre <strong>de</strong> Cristo, ello, en conjunto, es un impulso a Su causa. … La contestación <strong>de</strong>l<br />

Maestro contenía una verdad amplia y <strong>de</strong> gran alcance. Ninguna sociedad terrenal, por<br />

santa que sea, podrá preten<strong>de</strong>r en exclusiva los po<strong>de</strong>res divinos inseparablemente<br />

vinculados a un uso veraz y fiel <strong>de</strong> Su Nombre.<br />

VII. AUMENTA LA OPOSICIÓN CONTRA EL HIJO DEL<br />

HOMBRE (Caps. 9:51–11:54)<br />

A. Samaria rechaza al Hijo <strong>de</strong>l Hombre (9:51–56)<br />

9:51 Se estaba aproximando el tiempo <strong>de</strong> la Ascensión <strong>de</strong> Jesús al cielo. Él lo sabía<br />

bien. Sabía también que antes estaba la cruz, por lo que emprendió resueltamente el camino<br />

a Jerusalén y a lo que allí le esperaba.


9:52–53 Una al<strong>de</strong>a samaritana en el camino se mostró inhospitalaria para el Hijo <strong>de</strong><br />

Dios. La gente allí sabía que iba a Jerusalén y esto era razón suficiente para excluirle, por<br />

lo que a ellos tocaba. A fin <strong>de</strong> cuentas, había un intenso odio entre los samaritanos y los<br />

judíos. Su espíritu sectario y fanático, su actitud segregacionista, su orgullo racial, les<br />

indispuso a recibir al Señor <strong>de</strong> la Gloria.<br />

9:54–56 Jacobo y Juan se encolerizaron <strong>de</strong> tal manera ante esta falta <strong>de</strong> cortesía que se<br />

ofrecieron a mandar fuego <strong>de</strong>l cielo para <strong>de</strong>struir a los ofensores. Jesús en el acto los<br />

reprendió. Él no había venido para <strong>de</strong>struir las almas <strong>de</strong> los hombres, sino para<br />

salvarlas. Éste era el año aceptable <strong>de</strong>l Señor, y no el día <strong>de</strong> venganza <strong>de</strong> nuestro Dios.<br />

Ellos <strong>de</strong>berían haberse caracterizado por la gracia, no por un espíritu vengativo.<br />

B. Dificulta<strong>de</strong>s para el Discipulado (9:57–62)<br />

9:57 En estos versículos nos encontramos con tres candidatos al discipulado que<br />

ilustran tres <strong>de</strong> los principales obstáculos para un discipulado entregado. El primer hombre<br />

estaba bien seguro <strong>de</strong> que quería seguir a Jesús adon<strong>de</strong>quiera que fuese. No esperó a ser<br />

llamado, sino que se ofreció <strong>de</strong> manera impetuosa. Estaba confiado en sí mismo,<br />

in<strong>de</strong>bidamente <strong>de</strong>seoso, y sin tener en cuenta el costo. No conocía el significado <strong>de</strong> lo que<br />

<strong>de</strong>cía.<br />

9:58 Al principio, la respuesta <strong>de</strong> Jesús no parece relacionada con el ofrecimiento <strong>de</strong><br />

aquel hombre. En realidad, hay una estrecha vinculación. Jesús le estaba diciendo: «¿Sabes<br />

lo que realmente significa seguirme? Significa abandonar las comodida<strong>de</strong>s y ventajas <strong>de</strong> la<br />

vida. Yo no tengo un hogar que llamar mío. Esta tierra no me da reposo alguno. Las zorras<br />

y las aves <strong>de</strong>l cielo poseen más comodida<strong>de</strong>s y seguridad natural que yo. ¿Estás dispuesto a<br />

seguirme, aunque signifique <strong>de</strong>jar aquellas cosas que la mayoría <strong>de</strong> los hombres consi<strong>de</strong>ran<br />

como sus <strong>de</strong>rechos inalienables?» Cuando leemos que el Hijo <strong>de</strong>l Hombre no tiene don<strong>de</strong><br />

recostar la cabeza po<strong>de</strong>mos tener la propensión a compa<strong>de</strong>cerle. Un comentarista observa:<br />

«No es nuestra compasión lo que necesita. Compadécete a ti mismo si tienes un hogar que<br />

te retiene cuando Cristo te quiere fuera, en los lugares difíciles <strong>de</strong>l mundo». No oímos ya<br />

más <strong>de</strong> este hombre, y sólo po<strong>de</strong>mos suponer que no estaba bien dispuesto a abandonar las<br />

comunes comodida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida para seguir al Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

9:59 El segundo hombre oyó el llamamiento <strong>de</strong> Cristo para seguirle. Y estaba dispuesto<br />

en cierta forma, pero había algo que quería hacer primero. Quería primero ir a enterrar a<br />

su padre. Observemos lo que dijo: Señor, déjame que primero vaya… En otras palabras,<br />

Señor, déjame primero, «Primero yo». Designó a Jesús como Señor, pero en realidad<br />

ponía en primer lugar sus propios <strong>de</strong>seos e intereses. Las palabras «Señor» y «déjame<br />

primero» están totalmente opuestas entre sí. Hemos <strong>de</strong> escoger entre lo uno o lo otro. No<br />

importa si el padre había muerto o si el hijo pensaba esperar en el hogar hasta que muriese:<br />

era la misma cuestión —estaba <strong>de</strong>jando que otra cosa tomase prece<strong>de</strong>ncia sobre el<br />

llamamiento <strong>de</strong> Cristo—. Es perfectamente legítimo y apropiado mostrar respeto a un padre<br />

muerto o moribundo, pero cuando se permite a nadie o a cualquier cosa que rivalice con<br />

Cristo, entonces se torna en positivamente pecaminoso. Este hombre tenía alguna otra cosa<br />

que hacer —digamos que un trabajo o actividad— y esto le apartó <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> un<br />

discipulado sin reservas.<br />

9:60 El Señor reprendió su in<strong>de</strong>cisión con estas palabras: Deja que los muertos<br />

entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia por doquier el reino <strong>de</strong> Dios. Los


espiritualmente muertos pue<strong>de</strong>n enterrar a los físicamente muertos, pero no pue<strong>de</strong>n predicar<br />

el evangelio. Los discípulos no <strong>de</strong>berían dar prioridad a cuestiones que los incon—versos<br />

puedan hacer tan bien como los cristianos. El creyente <strong>de</strong>bería estar seguro <strong>de</strong> que es<br />

indispensable en lo que toca al principal énfasis <strong>de</strong> su vida. Su principal ocupación <strong>de</strong>bería<br />

ser la <strong>de</strong> impulsar la causa <strong>de</strong> Cristo en la tierra.<br />

9:61 El tercer candidato al discipulado se parecía al primero en que se presentó<br />

voluntariamente para seguir a Cristo. Era como el segundo en que expresó la contradicción<br />

Señor… déjame … primero. Quería primero <strong>de</strong>spedirse <strong>de</strong> su familia. En sí misma, la<br />

petición era razonable y apropiada, pero incluso las cortesías más comunes <strong>de</strong> la vida<br />

quedan fuera <strong>de</strong> lugar si se ponen por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> una obediencia pronta y completa.<br />

9:62 Jesús le dijo que una vez estaba puesta la mano en el arado <strong>de</strong>l discipulado, no se<br />

<strong>de</strong>bía mirar hacia atrás; en tal caso, no se es apto para el reino <strong>de</strong> Dios. Los seguidores<br />

<strong>de</strong> Cristo no están hechos <strong>de</strong> un material medio cocido ni <strong>de</strong> sentimentalismos <strong>de</strong><br />

ensoñación. No pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>jar que ninguna consi<strong>de</strong>ración hacia la familia o los amigos, por<br />

muy legítima que sea en sí misma, los aparte <strong>de</strong> una total y completa entrega a Él. La<br />

expresión no es apto para el reino no se refiere a la salvación, sino al servicio. No se trata<br />

en absoluto <strong>de</strong> una cuestión <strong>de</strong> entrada al reino, sino <strong>de</strong> servicio en el reino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber entrado en el mismo. Nuestra idoneidad para entrar en el reino resi<strong>de</strong> en la Persona y<br />

obra <strong>de</strong>l Señor Jesús. Y se hace nuestra por la fe en Él.<br />

Y así tenemos tres obstáculos cardinales al discipulado ilustrados en estas tres<br />

experiencias que protagonizaron estos hombres:<br />

1. Comodida<strong>de</strong>s materiales.<br />

2. Un trabajo o actividad.<br />

3. Familia y amigos.<br />

Cristo tiene que reinar en nuestros corazones sin rival alguno. Todos los otros amores y<br />

todas las otras lealta<strong>de</strong>s han <strong>de</strong> estarle subordinados.<br />

C. La misión <strong>de</strong> los Setenta (10:1–16)<br />

10:1–12 Éste es el único registro en los Evangelios <strong>de</strong>l envío <strong>de</strong> los setenta discípulos<br />

por parte <strong>de</strong>l Señor. Se asemeja mucho a la comisión <strong>de</strong> los doce en Mateo 10. Pero, allí los<br />

discípulos fueron enviados a las regiones <strong>de</strong>l norte, mientras que los setenta son ahora<br />

enviados al sur a lo largo <strong>de</strong> la ruta que el Señor estaba siguiendo hacia Jerusalén. Esta<br />

misión parecía dispuesta para preparar el camino <strong>de</strong>l Señor en Su viaje <strong>de</strong> Cesarea <strong>de</strong><br />

Filipos en el norte a través <strong>de</strong> Galilea y Samaria, a través <strong>de</strong>l Jordán, al sur a través <strong>de</strong><br />

Perea, y luego otra vez a través <strong>de</strong>l Jordán a Jerusalén.<br />

Aunque el ministerio y oficio <strong>de</strong> los setenta fue sólo temporal, sin embargo las<br />

instrucciones <strong>de</strong> nuestro Señor a estos hombres sugieren muchos principios vitales que son<br />

<strong>de</strong> aplicación a los cristianos en cada época.<br />

Algunos <strong>de</strong> estos principios pue<strong>de</strong>n ser recapitulados <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

1. Los envió <strong>de</strong> dos en dos (v. 1). Esto sugiere un testimonio competente. «Por boca <strong>de</strong><br />

dos o tres testigos se <strong>de</strong>cidirá todo asunto» (2 Co. 13:1).


2. El siervo <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong>bería rogar constantemente que Él envíe obreros a su mies (v.<br />

2). La necesidad es siempre mayor que el suministro <strong>de</strong> obreros. Evi<strong>de</strong>ntemente, al orar<br />

pidiendo obreros, hemos <strong>de</strong> estar dispuestos a ir nosotros mismos. Observemos rogad (v.<br />

2), id (v. 3).<br />

3. Los discípulos <strong>de</strong> Jesús son enviados a un medio hostil (v. 3). Bajo todas las<br />

apariencias, son como in<strong>de</strong>fensos cor<strong>de</strong>ros en medio <strong>de</strong> lobos. No pue<strong>de</strong>n esperar ser<br />

tratados bien por el mundo, sino ser perseguidos e incluso muertos.<br />

4. No se <strong>de</strong>ben permitir consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> comodidad personal (v. 4a). No llevéis bolsa,<br />

ni alforja, ni calzado. La bolsa <strong>de</strong> dinero se refiere a reservas financieras. Las alforjas<br />

sugieren reservas <strong>de</strong> alimentos. El calzado pue<strong>de</strong> hacer referencia bien a un par extra o a un<br />

tipo <strong>de</strong> zapatos que dé comodidad suplementaria. Estas tres cosas nos hablan <strong>de</strong> aquella<br />

pobreza que aunque no tiene nada, sin embargo todo lo posee y hace ricos a muchos (2 Co.<br />

6:10).<br />

5. A nadie saludéis por el camino (v. 4b). Los siervos <strong>de</strong> Cristo no <strong>de</strong>ben malgastar el<br />

tiempo en saludos largos y ceremoniosos como los que eran comunes en el Oriente.<br />

Aunque <strong>de</strong>ben ser corteses y educados, han <strong>de</strong> emplear su tiempo en la gloriosa<br />

proclamación <strong>de</strong>l evangelio y no en palabras sin provecho. No hay tiempo para retardos<br />

innecesarios.<br />

6. Deberían aceptar la hospitalidad don<strong>de</strong> les fuese ofrecida (vv. 5, 6). Si su salutación<br />

inicial es favorablemente recibida, entonces el anfitrión es un hijo <strong>de</strong> paz. Es un hombre<br />

caracterizado por la paz, y que recibe el mensaje <strong>de</strong> paz. Si los discípulos son rechazados,<br />

no <strong>de</strong>berían sentirse <strong>de</strong>salentados; su paz se volverá a ellos, es <strong>de</strong>cir, no ha habido<br />

malgasto ni pérdida, y otros la recibirán.<br />

7. Los discípulos <strong>de</strong>berían permanecer en aquella misma casa que les ofrezca<br />

alojamiento al principio (v. 7). Ir cambiando <strong>de</strong> casa en casa podría caracterizarlos como<br />

buscadores <strong>de</strong> lujosos alojamientos, mientras que <strong>de</strong>berían vivir <strong>de</strong> una manera sencilla y<br />

agra<strong>de</strong>cida.<br />

8. No <strong>de</strong>berían dudar en comer el alimento y la bebida que les fuese ofrecido (v. 7).<br />

Como siervos <strong>de</strong>l Señor, tienen <strong>de</strong>recho a su manutención.<br />

9. Las ciuda<strong>de</strong>s y los pueblos adoptan posición por el Señor, o en contra, igual que las<br />

personas individualmente (vv. 8, 9). Si un área es receptiva a su mensaje, los discípulos<br />

<strong>de</strong>ben predicar allí, aceptar su hospitalidad y traer allá la bendición <strong>de</strong>l evangelio. Los<br />

siervos <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>berían comer lo que les pongan <strong>de</strong>lante, no exigentes en la comida ni<br />

causando problemas en el hogar. La comida no es lo principal en sus vidas. Las poblaciones<br />

que acojan a los mensajeros <strong>de</strong>l Señor siguen viendo la sanidad <strong>de</strong> sus enfermos <strong>de</strong> pecado.<br />

También el Rey se acerca mucho a ellos (v. 9).<br />

10. Una ciudad pue<strong>de</strong> rechazar el evangelio y luego ver negado el privilegio <strong>de</strong> volverlo<br />

a oír (vv. 10–12). Llega un momento en los tratos <strong>de</strong> Dios en los que se oye el mensaje por<br />

última vez. Nadie <strong>de</strong>bería frivolizar acerca <strong>de</strong>l evangelio, porque pue<strong>de</strong> ser retirado para


siempre. La luz rechazada es luz negada. Ciuda<strong>de</strong>s y al<strong>de</strong>as que tienen el privilegio <strong>de</strong> oír<br />

las buenas nuevas y que rehúsan serán juzgadas mucho más severamente que la ciudad <strong>de</strong><br />

Sodoma. Cuanto mayor sea el privilegio, tanto mayor la responsabilidad.<br />

10:13–14 Mientras Jesús hablaba estas palabras, recordó tres ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Galilea que<br />

habían tenido mucho mayor privilegio que ningunas otras. Le habían visto llevar a cabo Sus<br />

po<strong>de</strong>rosos milagros en sus calles. Habían oído Su enseñanza llena <strong>de</strong> gracia. Pero le habían<br />

rechazado <strong>de</strong> plano. Si los milagros que había hecho en Corazín y Betsaida… se hubieran<br />

hecho en las antiguas Tiro y Sidón, aquellas ciuda<strong>de</strong>s costeras se habrían sumido en el más<br />

profundo arrepentimiento. Por cuanto las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Galilea no fueron movidas por las<br />

obras <strong>de</strong> Jesús, su juicio sería más severo que el <strong>de</strong> Tiro y Sidón. De hecho, Corazín y<br />

Betsaida han sido <strong>de</strong>struidas hasta tal punto que en la actualidad no se conoce su<br />

emplazamiento exacto.<br />

10:15 Capernaúm vino a ser la ciudad <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mudarse <strong>de</strong><br />

Nazaret. Aquella ciudad fue levantada en privilegio hasta los cielos. Pero menospreció a<br />

Su más notable Ciudadano y perdió su oportunidad. Por ello, hasta el Ha<strong>de</strong>s será abatida<br />

en juicio.<br />

10:16 Jesús terminó Sus instrucciones a los setenta con una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que ellos<br />

eran Sus embajadores. Rechazarlos a ellos era rechazarle a Él, y rehusarlo a Él era rehusar a<br />

Dios Padre.<br />

Ryle comenta aquí:<br />

Probablemente no hay un lenguaje más intenso que éste en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> acerca<br />

<strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong>l oficio <strong>de</strong> un fiel ministro, y <strong>de</strong> la culpa en que incurren aquellos que<br />

rehúsan oír su mensaje. Es un lenguaje, hemos <strong>de</strong> recordar, que no se dirige a los doce<br />

apóstoles, sino a setenta discípulos, acerca <strong>de</strong> cuyos nombres y carrera posterior nada<br />

sabemos. Scott observa: «Rechazar a un embajador, o tratarle con menosprecio, es una<br />

afrenta contra el príncipe que lo ha comisionado y enviado y a quien representa. Los<br />

apóstoles y los setenta discípulos eran los embajadores y representantes <strong>de</strong> Cristo; y<br />

quienes los rechazaron y menospreciaron, <strong>de</strong> hecho lo rechazaron y menospreciaron a Él».<br />

D. El regreso <strong>de</strong> los Setenta (10:17–24)<br />

10:17–18 Volvieron los setenta <strong>de</strong> su misión, y estaban llenos <strong>de</strong> gozo que aun los<br />

<strong>de</strong>monios se les sometían a ellos. La contestación <strong>de</strong> Jesús ha <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> dos<br />

formas. Primero, pue<strong>de</strong> significar que vio en el éxito <strong>de</strong> ellos una prenda <strong>de</strong> la final caída<br />

<strong>de</strong> Satanás… <strong>de</strong>l cielo.<br />

Jamieson, Fausset y Brown parafrasean Sus palabras:<br />

Os he seguido en vuestra misión y he contemplado sus triunfos; mientras vosotros os<br />

maravillabais ante la sujeción a vosotros <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios por mi Nombre, ante mi vista se<br />

abría un espectáculo más grandioso. Tan <strong>de</strong> repente como un <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> un rayo <strong>de</strong>l cielo a<br />

la tierra, vi a Satanás cayendo <strong>de</strong>l cielo.<br />

Esta caída <strong>de</strong> Satanás es aún futura. Será echado <strong>de</strong>l cielo por Miguel y sus ángeles (Ap.<br />

12:7–9). Esto tendrá lugar durante el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación, y antes <strong>de</strong>l glorioso reinado<br />

<strong>de</strong> Cristo sobre la tierra.


Una segunda posible interpretación <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Jesús es como advertencia en<br />

contra <strong>de</strong> la soberbia. Es como si estuviese diciendo: «Sí, os sentís entusiasmados porque<br />

hasta los <strong>de</strong>monios os han estado sujetos. Pero recordad —la soberbia es el pecado<br />

primordial—. Fue la soberbia lo que hizo caer a Lucifer y que sea echado <strong>de</strong>l cielo. Ved<br />

que evitéis este peligro».<br />

10:19 El Señor había dado a Sus discípulos potestad contra las fuerzas <strong>de</strong>l mal. Habían<br />

recibido inmunidad <strong>de</strong> todo daño durante su misión. Esto es cierto <strong>de</strong> todos los siervos <strong>de</strong><br />

Dios; todos están protegidos.<br />

10:20 Sin embargo, no <strong>de</strong>bían regocijarse por su po<strong>de</strong>r sobre los espíritus, sino en su<br />

propia salvación. Éste es el único caso registrado en el que el Señor les dijo a Sus<br />

discípulos que no se regocijasen. Hay sutiles peligros conectados con el éxito en el servicio<br />

cristiano, mientras que el hecho <strong>de</strong> que nuestros nombres están escritos en los cielos nos<br />

recuerda nuestra infinita <strong>de</strong>uda a Dios y a Su Hijo. Hay seguridad en regocijarse en la<br />

salvación por la gracia.<br />

10:21 Rechazado por la masa <strong>de</strong>l pueblo, Jesús contempló a Sus humil<strong>de</strong>s seguidores y<br />

se regocijó en el Espíritu, agra<strong>de</strong>ciendo al Padre Su incomparable sabiduría. Los setenta<br />

no eran los sabios y entendidos <strong>de</strong> este mundo. No eran ni los intelectuales ni los eruditos.<br />

¡Eran como los niños <strong>de</strong> pecho! Pero eran como bebés con fe, <strong>de</strong>voción e implícita<br />

obediencia. Los intelectuales eran <strong>de</strong>masiado sabios, <strong>de</strong>masiado penetrantes, <strong>de</strong>masiado<br />

inteligentes para su propio bien. Su soberbia los cegaba a la verda<strong>de</strong>ra valía <strong>de</strong>l amado Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios. Es por medio <strong>de</strong> los bebés que Dios pue<strong>de</strong> obrar con la mayor eficacia. Nuestro<br />

Señor se sentía feliz por todos aquellos que el Padre le había dado, y por este éxito inicial<br />

<strong>de</strong> los setenta, que pre<strong>de</strong>cía la eventual caída final <strong>de</strong> Satanás.<br />

10:22 Todas las cosas fueron entregadas al Hijo por el Padre, sean las cosas <strong>de</strong>l<br />

cielo, <strong>de</strong> la tierra o <strong>de</strong> <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra. Dios ha puesto todo el universo bajo la autoridad<br />

<strong>de</strong> Su Hijo. Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre. Hay un misterio relacionado con<br />

la Encarnación que nadie sino el Padre pue<strong>de</strong> son<strong>de</strong>ar. Cómo Dios pudo llegar a ser<br />

Hombre y a morar en un cuerpo humano está más allá <strong>de</strong> la comprensión <strong>de</strong> la criatura.<br />

Nadie conoce quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.<br />

Dios también está más allá <strong>de</strong> la comprensión humana. El Hijo lo conoce perfectamente, y<br />

el Hijo lo ha revelado a los débiles, a los pobres y a los menospreciados que tienen fe en Él<br />

(1 Co. 1:26–29). Los que han visto al Hijo han visto al Padre. El Hijo unigénito que está en<br />

el seno <strong>de</strong>l Padre, Él ha revelado plenamente al Padre (Jn. 1:18).<br />

Kelly dice: «El Hijo revela al Padre; pero la mente <strong>de</strong>l hombre siempre se fragmenta<br />

cuando intenta <strong>de</strong>sentrañar el insoluble enigma <strong>de</strong> la gloria personal <strong>de</strong> Cristo».<br />

10:23–24 Aparte, el Señor les dijo a los discípulos que estaban viviendo en una época<br />

<strong>de</strong> privilegio sin prece<strong>de</strong>ntes. Los profetas y reyes <strong>de</strong>l AT <strong>de</strong>searon ver los días <strong>de</strong>l<br />

Mesías, pero no los vieron. Aquí, el Señor Jesús <strong>de</strong>clara ser Aquel que esperaban los<br />

profetas <strong>de</strong>l AT —el Mesías—. Los discípulos tenían el gran privilegio <strong>de</strong> ver los milagros<br />

y oír la enseñanza <strong>de</strong> la Esperanza <strong>de</strong> Israel.<br />

E. El intérprete <strong>de</strong> la ley y el Buen Samaritano (10:25–37)<br />

10:25 El intérprete <strong>de</strong> la ley, un experto en las enseñanzas <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Moisés,<br />

probablemente no fue sincero en su pregunta. Estaba intentando atrapar al Salvador,


ponerle en un apuro. Quizá pensaba que el Señor iba a repudiar la ley. Para él, Jesús era<br />

únicamente un Maestro, y la vida eterna era algo que podría ganarse o merecerse.<br />

10:26–28 El Señor tuvo todo lo anterior en consi<strong>de</strong>ración para respon<strong>de</strong>rle. Si el<br />

intérprete <strong>de</strong> la ley hubiese sido humil<strong>de</strong> y hubiese mostrado un corazón arrepentido, el<br />

Salvador le habría respondido <strong>de</strong> manera más directa. Bajo aquellas circunstancias, Jesús<br />

dirigió su atención a la ley. ¿Qué <strong>de</strong>mandaba la ley? Demandaba que el hombre ame al<br />

Señor, y a su prójimo como a sí mismo. Jesús le dijo que si hacía esto, viviría.<br />

En principio pue<strong>de</strong> parecer que el Señor estaba enseñando la salvación por la<br />

observancia <strong>de</strong> la ley. Pero no es éste el caso. Dios nunca tuvo la intención <strong>de</strong> que nadie<br />

fuese a salvarse jamás guardando la ley. Los Diez Mandamientos fueron dados a un pueblo<br />

que era ya pecador. El propósito <strong>de</strong> la ley no era salvar <strong>de</strong>l pecado, sino producir el<br />

conocimiento <strong>de</strong>l pecado. La función <strong>de</strong> la ley es mostrar al hombre cuán culpable y<br />

pecador es.<br />

Es imposible para el hombre pecador amar a Dios con todo su corazón ni a su prójimo<br />

como a sí mismo. Si pudiese hacer esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el nacimiento hasta la muerte, no necesitaría<br />

la salvación. No estaría perdido. Pero incluso en este caso su recompensa sería sólo una<br />

dilatada vida en la tierra, no una vida eterna en el cielo. Mientras viviese sin pecado<br />

seguiría viviendo. La vida eterna es sólo para los pecadores que reconocen su condición <strong>de</strong><br />

perdición y que son salvados por la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

De este modo, la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Jesús, haz esto, y vivirás, era sólo hipotética. Si Su<br />

referencia a la ley hubiese tenido el efecto <strong>de</strong>seado sobre el intérprete <strong>de</strong> la ley, él habría<br />

tenido que <strong>de</strong>cir: «Si esto es lo que Dios <strong>de</strong>manda, entonces estoy perdido, sin remedio ni<br />

esperanza. Sólo puedo recurrir a Su amor y misericordia. ¡Sálvame por tu gracia!»<br />

10:29 En lugar <strong>de</strong> esto, trató <strong>de</strong> justificarse a sí mismo. ¿Por qué? Nadie le había<br />

acusado. Había una conciencia <strong>de</strong> fracaso y su corazón se levantó con orgullo para resistir.<br />

Preguntó: ¿Y quién es mi prójimo? Era una táctica evasiva <strong>de</strong> su parte.<br />

10:30–35 Fue como respuesta a esta pregunta que el Señor Jesús contó la historia <strong>de</strong>l<br />

Buen Samaritano. Los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la historia son conocidos. El hombre asaltado y robado<br />

(casi seguramente un judío) yacía medio muerto en el camino a Jericó. El sacerdote y el<br />

levita judíos rehusaron ayudar; quizá temieron que fuese una trampa, o pensaron que si se<br />

<strong>de</strong>tenían también ellos serían asaltados. Fue un odiado samaritano el que acudió al rescate,<br />

quien aplicó los primeros auxilios, que llevó la víctima a un mesón, y que dio provisión<br />

para que fuese cuidado. Para el samaritano, un judío necesitado era su prójimo.<br />

10:36–37 Luego el Salvador hizo la ineludible pregunta: ¿Quién, pues, <strong>de</strong> estos tres<br />

fue quien <strong>de</strong>mostró ser prójimo <strong>de</strong>l necesitado? Naturalmente, el que usó <strong>de</strong> misericordia<br />

con él. Sí, claro. Y por ello mismo, el intérprete <strong>de</strong> la ley había <strong>de</strong> ir, y hacer él lo mismo.<br />

«Si un samaritano podía resultar un verda<strong>de</strong>ro prójimo para con un judío mostrando<br />

misericordia para con él, entonces todos los hombres son prójimos.»<br />

No nos resulta difícil ver en el sacerdote y el levita una figura <strong>de</strong> la impotencia <strong>de</strong> la ley<br />

para ayudar al pecador muerto; la ley mandaba: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»,<br />

pero no daba el po<strong>de</strong>r para obe<strong>de</strong>cer. Tampoco es difícil i<strong>de</strong>ntificar al Buen Samaritano con<br />

el Señor Jesús, que vino a don<strong>de</strong> nosotros estábamos, nos salvó <strong>de</strong> nuestros pecados e hizo<br />

una provisión plena para nosotros <strong>de</strong> la tierra al cielo y para toda la eternidad. Los<br />

sacerdotes y los levitas pue<strong>de</strong>n fallarnos, pero el Buen Samaritano jamás lo hará.<br />

La historia <strong>de</strong>l Buen Samaritano tuvo un giro inesperado. Comenzó para respon<strong>de</strong>r la<br />

pregunta <strong>de</strong> «¿Quién es mi prójimo?», pero terminó proponiendo la pregunta, «¿Con quién<br />

actúas tú como prójimo?».


F. María y Marta (10:38–42)<br />

10:38–41 El Señor centra ahora Su atención en la palabra <strong>de</strong> Dios y la oración como los<br />

dos gran<strong>de</strong>s medios <strong>de</strong> bendición (10:38–11:13).<br />

María… sentándose a los pies <strong>de</strong> Jesús, oía su palabra, mientras Marta se<br />

preocupaba con muchos preparativos para el Regio Huésped. Marta quería que el Señor<br />

reprendiese a su hermana por <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ayudarla, ¡pero Jesús, con ternura, reprendió a<br />

Marta por su inquietud!<br />

10:42 Nuestro Señor valora nuestro afecto por encima <strong>de</strong> nuestro servicio. El servicio<br />

pue<strong>de</strong> quedar manchado <strong>de</strong> orgullo y propia importancia. La una cosa necesaria es<br />

ocuparnos con Él mismo, la parte buena, la cual no será quitada. «El Señor quiere<br />

convertirnos <strong>de</strong> Martas en Marías», comenta C. A. Coates, «<strong>de</strong>l mismo modo que quiere<br />

convertirnos <strong>de</strong> intérpretes <strong>de</strong> la ley en prójimos».<br />

Charles R. Erdman escribe:<br />

Aunque el Maestro aprecia todo aquello que empren<strong>de</strong>mos por Su causa, Él sabe que<br />

nuestra primera necesidad es que nos sentemos a Sus pies y aprendamos Su voluntad;<br />

luego, en nuestras tareas tendremos serenidad, paz y bondad, y al final nuestro servicio<br />

alcanzará la perfección <strong>de</strong>l <strong>de</strong> María cuando, en una escena posterior, ella <strong>de</strong>rrama sobre los<br />

pies <strong>de</strong> Jesús el ungüento, el perfume <strong>de</strong>l cual sigue llenando el mundo.<br />

G. La oración <strong>de</strong> los Discípulos (11:1–4)<br />

Entre los capítulos 10 y 11 hay un intervalo <strong>de</strong> tiempo que queda cubierto por Juan 9:1–<br />

10:21.<br />

11:1 Ésta es otra <strong>de</strong> las frecuentes referencias que hace Lucas a la vida <strong>de</strong> oración <strong>de</strong><br />

nuestro Señor. Concuerda con el propósito <strong>de</strong> Lucas <strong>de</strong> presentar a Cristo como el Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre, siempre <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> Dios Su Padre. Los discípulos se daban cuenta <strong>de</strong> que la<br />

oración era una fuerza real y vital en la vida <strong>de</strong> Jesús. Al oírle orar, se suscitaban en ellos<br />

también los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> orar. De modo que uno <strong>de</strong> sus discípulos le pidió que les enseñase a<br />

ellos a orar. No dijo: «Enséñanos cómo orar», sino Enséñanos a orar. Sin embargo, esta<br />

petición incluye <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego tanto el hecho en sí como el método.<br />

11:2 La oración mo<strong>de</strong>lo que el Señor Jesús les dio en esta ocasión es algo diferente <strong>de</strong><br />

la llamada Oración <strong>de</strong>l Señor en el Evangelio <strong>de</strong> Mateo. Estas diferencias tienen todas su<br />

propósito y su significado. Ninguna <strong>de</strong> ellas carece <strong>de</strong> relevancia.<br />

Primero <strong>de</strong> todo, el Señor enseñó a los discípulos a dirigirse a Dios como Padre<br />

nuestro. Esta íntima relación familiar no era conocida por los creyentes en el AT. Significa<br />

sencillamente que los creyentes <strong>de</strong>ben dirigirse ahora a Dios como un amante Padre<br />

celestial. Luego, se nos enseña a orar que el nombre <strong>de</strong> Dios sea santificado. Esto expresa<br />

el anhelo <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l creyente <strong>de</strong> que Él sea reverenciado, ensalzado y adorado. En la<br />

petición Venga tu reino tenemos una oración <strong>de</strong> que llegue pronto el día en que Dios<br />

abatirá las fuerzas <strong>de</strong>l mal y, en la Persona <strong>de</strong> Cristo, reinará supremo sobre la tierra,<br />

don<strong>de</strong> Su voluntad se hará como en el cielo.<br />

11:3 Habiendo ante todo buscado el reino <strong>de</strong> Dios y Su justicia, se enseña al<br />

peticionario a que exprese sus necesida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>seos personales. Se presenta la constante


necesidad <strong>de</strong> alimento, tanto físico como espiritual. Debemos vivir cada día en<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Él, reconociéndole como la fuente <strong>de</strong> todo bien.<br />

11:4 Luego tenemos la oración para el perdón <strong>de</strong> pecados, en base <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que<br />

hemos mostrado un espíritu <strong>de</strong> perdón para con otros. Evi<strong>de</strong>ntemente, esto no hace<br />

referencia al perdón <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado. Tal perdón se basa en la obra consumada <strong>de</strong><br />

Cristo en el Calvario, y se recibe por la sola fe. Pero aquí estamos tratando acerca <strong>de</strong>l<br />

perdón paterno o gubernamental. Tras nuestra salvación, Dios nos trata como hijos. Si Él<br />

halla en nuestros corazones un espíritu duro o implacable, nos castigará hasta que seamos<br />

quebrantados y <strong>de</strong>vueltos a la comunión con Él mismo. Este perdón tiene que ver con la<br />

comunión con Dios, no con la relación como tal.<br />

El ruego, Y no nos metas en tentación, mas líbranos <strong>de</strong>l mal, presenta dificulta<strong>de</strong>s<br />

para algunos. Sabemos que Dios nunca tienta a nadie al pecado. Pero Él sí permite que<br />

experimentemos pruebas y dificulta<strong>de</strong>s en la vida, y que todo ello está dispuesto para<br />

nuestro bien. Aquí, el pensamiento parece ser que <strong>de</strong>beríamos estar constantemente<br />

conscientes <strong>de</strong> nuestra propia propensión a ir errantes y a caer en pecado. Deberíamos pedir<br />

al Señor que nos guar<strong>de</strong> <strong>de</strong> caer en pecado, aunque nosotros mismos podamos quererlo.<br />

Deberíamos orar que nunca coincidan la oportunidad para pecar y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> cometer<br />

pecado. Esta oración expresa una sana <strong>de</strong>sconfianza frente a nuestra propia capacidad para<br />

resistir la tentación. La oración termina con un ruego <strong>de</strong> ser librados <strong>de</strong>l maligno.<br />

H. Dos parábolas acerca <strong>de</strong> la Oración (11:5–13)<br />

11:5–8 Prosiguiendo con el tema <strong>de</strong> la oración, el Señor da una ilustración con el<br />

<strong>de</strong>signio <strong>de</strong> mostrar la buena disposición <strong>de</strong> Dios para oír y dar respuesta a las peticiones <strong>de</strong><br />

Sus hijos. La historia tiene que ver con un hombre al que le llegan visitas a medianoche.<br />

Por <strong>de</strong>sgracia, no tenía suficiente comida disponible; éste fue entonces a su vecino, llamó a<br />

su puerta y le pidió tres panes. Al principio, el vecino se enfadó porque le hubiesen<br />

<strong>de</strong>spertado y no quería levantarse. Sin embargo, <strong>de</strong>bido a la insistencia en el llamar y gritar<br />

<strong>de</strong>l preocupado anfitrión, finalmente se levantó y le dio todo lo necesario.<br />

Al aplicar esta ilustración, hemos <strong>de</strong> tener precaución para evitar ciertas conclusiones.<br />

No significa que Dios se irrite por nuestras frecuentes peticiones. Y no sugiere que la única<br />

forma <strong>de</strong> conseguir respuesta a nuestras oraciones sea la persistencia.<br />

Sí que nos enseña que si un hombre está dispuesto a ayudar a su amigo a causa <strong>de</strong> su<br />

importunidad, que Dios está mucho más dispuesto a dar oído a los clamores <strong>de</strong> Sus hijos.<br />

11:9 Nos enseña que no <strong>de</strong>beríamos fatigarnos ni <strong>de</strong>salentarnos en nuestra vida <strong>de</strong><br />

oración. «Seguid pidiendo… seguid buscando … seguid llamando …» Hay veces en que<br />

Dios respon<strong>de</strong> a nuestras oraciones la primera vez que pedimos. Pero en otros casos nos<br />

respon<strong>de</strong> sólo tras insistentes peticiones.<br />

Dios respon<strong>de</strong> a las oraciones:<br />

A veces, cuando los corazones débiles están,<br />

Da los mismos dones que los creyentes buscan;<br />

Mas muchas veces la fe ha <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r,<br />

A reposar y confiar en Dios cuando Él callado está;<br />

Porque Aquel que es amor lo mejor enviará;<br />

Pue<strong>de</strong>n las estrellas apagarse, y <strong>de</strong>smoronarse las montañas altivas,


Mas Dios es fiel; ciertas Sus promesas.<br />

Él nuestra fuerza es.<br />

M. G. P.<br />

Esta parábola parece enseñar crecientes grados <strong>de</strong> importunidad: <strong>de</strong> pedir, a buscar, a<br />

llamar.<br />

11:10 Nos enseña que todo aquel que pi<strong>de</strong>, recibe, todo el que busca, halla; y a todo<br />

el que llama, se le abrirá. Ésta es una promesa <strong>de</strong> que cuando oramos, Dios siempre nos<br />

da lo que pedimos o bien algo mejor. Una respuesta negativa significa que Él sabe que lo<br />

que pedimos no sería lo mejor para nosotros; entonces, Su negativa es mejor que nuestra<br />

petición.<br />

11:11–12 Nos enseña que Dios nunca nos engañará dándonos una piedra cuando le<br />

pedimos pan. El pan, en aquellos tiempos, tenía una forma como <strong>de</strong> torta redonda plana,<br />

parecida a la <strong>de</strong> una piedra. Dios nunca se burlará <strong>de</strong> nosotros dándonos algo incomible<br />

cuando le pedimos alimento. Si pedimos un pez, no nos dará una serpiente; algo que<br />

pudiese <strong>de</strong>struirnos. Y si pedimos un huevo, no nos dará un escorpión; algo que causaría<br />

un dolor atroz.<br />

11:13 Un padre humano no daría malos dones; aunque tenga una naturaleza<br />

pecaminosa, sabe dar buenas dádivas a sus hijos. ¿Cuánto más nuestro Padre celestial<br />

estará dispuesto a dar el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Dice J. G. Bellett: «Es<br />

significativo que el don que Él selecciona como el que más necesitamos, y el que más<br />

<strong>de</strong>seos tiene <strong>de</strong> dar, es el Espíritu Santo». Cuando Jesús pronunció estas palabras, el<br />

Espíritu Santo no había sido dado todavía (Jn. 7:39). No <strong>de</strong>beríamos orar hoy que el<br />

Espíritu Santo nos sea dado como Persona para morar en nosotros, porque viene a morar en<br />

nosotros en el momento <strong>de</strong> nuestra conversión (Ro. 8:9b; Ef. 1:13, 14).<br />

Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego es apropiado y necesario que oremos por el Espíritu Santo en otras<br />

formas. Deberíamos orar que estemos dispuestos a apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo, que seamos<br />

conducidos por el Espíritu y que Su po<strong>de</strong>r sea <strong>de</strong>rramado sobre nosotros en todo nuestro<br />

servicio para Cristo.<br />

Es bien posible que cuando Jesús enseñó a los discípulos a pedir el Espíritu Santo,<br />

estaba refiriéndose al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu capacitándoles para vivir el tipo <strong>de</strong> discipulado<br />

abnegado que había estado enseñando en los anteriores capítulos. Para este tiempo, estaban<br />

dándose ya cuenta, probablemente, <strong>de</strong> cuán imposible les era cumplir el criterio <strong>de</strong>l<br />

discipulado con sus propias fuerzas. Y, naturalmente, así es. El Espíritu Santo es el po<strong>de</strong>r<br />

que nos capacita para vivir la vida cristiana. De modo que Jesús presenta a Dios como<br />

anhelando dar este po<strong>de</strong>r a aquellos que lo pi<strong>de</strong>n.<br />

En el griego original, el v. 13 no dice que Dios dará el Espíritu Santo, sino que «dará<br />

Espíritu Santo» (sin el artículo). El profesor H. B. Swete señala que cuando está presente el<br />

artículo, se refiere a la misma Persona, pero que cuando no está el artículo, se refiere a Sus<br />

dones u operaciones en nuestro favor. Así, en este pasaje no se trata tanto <strong>de</strong> una oración<br />

por la Persona <strong>de</strong>l Espíritu Santo, sino <strong>de</strong> Su ministerio en nuestras vidas. Esto queda<br />

también reforzado por el pasaje paralelo <strong>de</strong> Mateo 7:11, que dice: «… cuánto más vuestro<br />

Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le pidan».<br />

I. Jesús respon<strong>de</strong> a Sus críticos (11:14–26)


11:14–16 Echando fuera un <strong>de</strong>monio que había hecho que su víctima fuese mudo,<br />

Jesús suscitó maravilla entre la gente. Mientras que la gente se maravilló, otros<br />

reaccionaron con mayor encono contra el Señor. La oposición adoptó dos formas distintas.<br />

Algunos <strong>de</strong> ellos le acusaban <strong>de</strong> echar los <strong>de</strong>monios por Beelzebú, príncipe <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>monios. Otros sugerían que <strong>de</strong>bía hacer señal <strong>de</strong>l cielo; quizá la i<strong>de</strong>a que tenían era que<br />

esto podría refutar la acusación que se había hecho contra Él.<br />

11:17–18 La acusación <strong>de</strong> que echaba <strong>de</strong>monios porque estaba poseído por Beelzebú<br />

recibe respuesta en los versículos 17–26. La <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> una señal recibe respuesta en el<br />

versículo 29. Primero, el Señor Jesús les recordó que todo reino dividido contra sí mismo,<br />

es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae. Si Él era un instrumento <strong>de</strong> Satanás<br />

para echar <strong>de</strong>monios, entonces Satanás estaba luchando contra sus propios subordinados.<br />

Es ridículo creer que el diablo se opondría a sí mismo y obstruiría sus propios propósitos.<br />

11:19 Segundo, el Señor recordó a Sus críticos que algunos <strong>de</strong> sus propios compatriotas<br />

estaban en aquel tiempo echando malos espíritus. Si Él lo hacía por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Satanás, la<br />

consecuencia necesaria era que ellos <strong>de</strong>bían estarlo haciendo por el mismo po<strong>de</strong>r.<br />

Naturalmente, los judíos nunca iban a querer admitir tal cosa. Pero, ¿cómo podrían negar la<br />

fuerza <strong>de</strong>l argumento? El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> echar <strong>de</strong>monios venía o bien <strong>de</strong> Dios o bien <strong>de</strong> Satanás.<br />

Tenía que ser <strong>de</strong> uno u otro origen; no podría ser <strong>de</strong> ambos. Si Jesús actuaba por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Satanás, entonces los exorcistas judíos también <strong>de</strong>pendían <strong>de</strong>l mismo po<strong>de</strong>r. Con<strong>de</strong>narle a<br />

Él era con<strong>de</strong>narlos también a ellos.<br />

11:20 La verda<strong>de</strong>ra explicación es que Jesús echaba fuera los <strong>de</strong>monios por el <strong>de</strong>do <strong>de</strong><br />

Dios. ¿Qué significaba esto? En el relato <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> Mateo (12:28) leemos: «Pero si<br />

yo echo fuera los <strong>de</strong>monios en virtud <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios, entonces es que ha llegado a<br />

vosotros el reino <strong>de</strong> Dios». De modo que concluimos que el <strong>de</strong>do <strong>de</strong> Dios es lo mismo que<br />

el Espíritu <strong>de</strong> Dios. El hecho <strong>de</strong> que Jesús estuviese echando <strong>de</strong>monios fuera mediante el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios era ciertamente una evi<strong>de</strong>ncia clara <strong>de</strong> que el reino <strong>de</strong> Dios había llegado<br />

a la gente <strong>de</strong> aquella generación. El reino había venido en la Persona <strong>de</strong>l mismo Rey. El<br />

hecho mismo <strong>de</strong> que el Señor Jesús estuviese allí, obrando tales milagros, era prueba clara<br />

<strong>de</strong> que el Gobernante Ungido <strong>de</strong> Dios había aparecido sobre el escenario <strong>de</strong> la historia.<br />

11:21–22 Hasta ahora, Satanás era el hombre fuerte armado, con un dominio<br />

indisputado sobre su palacio. Los que eran poseídos por <strong>de</strong>monios estaban bajo su dominio,<br />

y no había quien le <strong>de</strong>safiase. Lo que poseía estaba en paz, es <strong>de</strong>cir, nadie tenía po<strong>de</strong>r para<br />

discutir su influencia. Pero entonces vino el Señor Jesús, que era más fuerte que Satanás, y<br />

le venció, le quitó todas sus armas y repartió el botín.<br />

Ni siquiera Sus críticos negaron que Jesús echase fuera malos espíritus. Esto sólo<br />

podría significar que Satanás había sido vencido y que sus víctimas estaban siendo<br />

liberadas. Éste es el argumento <strong>de</strong> estos versículos.<br />

11:23 Luego Jesús añadió que el que no está con Él, contra Él está, y que todo aquel<br />

que con Él no recoge, <strong>de</strong>sparrama. Como alguien ha dicho, «uno está andando en el<br />

camino o se interpone en el camino». Ya hemos mencionado la aparente contradicción<br />

entre este versículo y 9:50. Si se trata <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong> Cristo, no pue<strong>de</strong> haber<br />

neutralidad. Quien no está por Cristo, está contra Él. Pero cuando se trata <strong>de</strong>l servicio<br />

cristiano, los que no están contra los siervos <strong>de</strong> Cristo están por ellos. En el primer caso se<br />

trata <strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> la salvación; en el segundo, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l servicio.<br />

11:24–26 Parece que el Señor está volviendo las tablas a sus críticos. Ellos le habían<br />

acusado <strong>de</strong> ser en<strong>de</strong>moniado. Ahora él asemeja la nación <strong>de</strong> ellos con un hombre que había<br />

sido liberado temporalmente <strong>de</strong> posesión <strong>de</strong>moniaca. Esto fue cierto en su historia. Antes


<strong>de</strong>l cautiverio, la nación <strong>de</strong> Israel había quedado poseída por el <strong>de</strong>monio <strong>de</strong> la idolatría.<br />

Pero el cautiverio los liberó <strong>de</strong> aquel mal espíritu, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces los judíos nunca se han<br />

dado a la idolatría. Su casa ha sido <strong>de</strong>jada barrida y en or<strong>de</strong>n, pero han rehusado <strong>de</strong>jar<br />

entrar al Señor Jesús para que tomase posesión. Por ello, Él predijo que en un día veni<strong>de</strong>ro<br />

el espíritu inmundo tomará consigo otros siete espíritus peores que él; y entrarán para<br />

habitar allí. Esto hace referencia a la terrible forma <strong>de</strong> idolatría que adoptará la nación judía<br />

durante el periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Ellos reconocerán como Dios al Anticristo (Jn. 5:43) y<br />

el castigo por este pecado será mayor que lo que la nación haya soportado hasta el presente.<br />

Aunque esta ilustración se refiere primariamente a la historia nacional <strong>de</strong> Israel,<br />

también señala a la insuficiencia <strong>de</strong>l mero arrepentimiento o reforma en la vida <strong>de</strong> un<br />

individuo. No es suficiente con girar una nueva página. Se ha <strong>de</strong> dar la bienvenida al Señor<br />

Jesucristo en la vida y en el corazón. En caso contrario, la vida queda abierta a la invasión<br />

<strong>de</strong> más viles formas <strong>de</strong> pecado que aquellas a las que jamás se hubiese entregado en el<br />

pasado.<br />

J. Más bienaventuranza que María (11:27, 28)<br />

Una cierta mujer salió <strong>de</strong> entre la multitud para saludar a Jesús con estas palabras:<br />

Bienaventurado el vientre que te llevó, y los senos que te criaron. La contestación <strong>de</strong>l<br />

Señor fue muy significativa. No negó Él que María, Su madre, era bienaventurada, pero fue<br />

más allá <strong>de</strong> esto y dijo que aún más importante era oír la palabra <strong>de</strong> Dios, y guardarla.<br />

En otras palabras, incluso la Virgen María era más bienaventurada por creer en Cristo y<br />

seguirle que por ser Su madre. La relación natural no es tan importante como la espiritual.<br />

Esto <strong>de</strong>bería ser suficiente para silenciar a los que querrían hacer <strong>de</strong> María objeto <strong>de</strong> culto.<br />

K. La señal <strong>de</strong> Jonás (11:29–32)<br />

11:29 En el versículo 16 algunos habían tentado al Señor Jesús, pidiéndole señal <strong>de</strong>l<br />

cielo. Ahora respon<strong>de</strong> a esta petición adscribiéndola a una generación mala. Estaba<br />

hablando primariamente acerca <strong>de</strong> la generación judía que estaba viviendo en aquel<br />

tiempo. La gente había tenido el privilegio <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios. Habían oído<br />

Sus palabras y habían sido testigos <strong>de</strong> Sus milagros. Pero no estaban satisfechos con esto.<br />

Ahora pretendían que si sólo veían una obra po<strong>de</strong>rosa y sobrenatural en los cielos, creerían<br />

en Él. La respuesta <strong>de</strong>l Señor fue que ninguna señal adicional les será dada, sino la señal<br />

<strong>de</strong> Jonás.<br />

11:30 Con esto se refería a Su propia resurrección <strong>de</strong> entre los muertos. Así como<br />

Jonás fue librado <strong>de</strong>l mar tras haber estado en el vientre <strong>de</strong> la ballena por tres días y tres<br />

noches, así el Señor Jesús iba a resucitar <strong>de</strong> entre los muertos tras estar en el sepulcro<br />

durante tres días y tres noches. En otras palabras, el último y concluyente milagro en el<br />

ministerio terrenal <strong>de</strong>l Señor Jesús iba a ser Su resurrección. Jonás vino a ser una señal<br />

para los ninivitas. Cuando salió a predicar a la metrópolis gentil <strong>de</strong> Nínive, salió como uno<br />

que, al menos en figura, había resucitado <strong>de</strong> los muertos.<br />

11:31–32 La reina <strong>de</strong>l Sur, la reina gentil <strong>de</strong> Sebá, viajó una gran distancia para oír la<br />

sabiduría <strong>de</strong> Salomón. Ella no había visto un solo milagro. Si hubiese tenido el privilegio<br />

<strong>de</strong> vivir en los días <strong>de</strong>l Señor, ¡cuán bien dispuesta lo habría recibido! Por ello ella se<br />

levantará en el juicio contra los malvados hombres <strong>de</strong> aquella generación que tenían el


privilegio <strong>de</strong> ver las obras sobrenaturales <strong>de</strong>l Señor Jesús, y que sin embargo le rechazaban.<br />

Uno mayor que Jonás y uno mayor que Salomón había entrado en el escenario <strong>de</strong> la<br />

historia humana. En tanto que los hombres <strong>de</strong> Nínive… se arrepintieron ante la<br />

predicación <strong>de</strong> Jonás, los hombres <strong>de</strong> Israel rehusaron arrepentirse ante la predicación <strong>de</strong><br />

uno mayor que Jonás.<br />

La incredulidad se burla hoy en día <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> Jonás, caracterizándola como una<br />

leyenda hebrea. Jesús se refirió a Jonás como una persona real <strong>de</strong> la historia, lo mismo que<br />

Salomón. Aquellos que dicen que creerían si pudiesen ver un milagro se equivocan.<br />

La fe no se basa en las evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> los sentidos, sino en la palabra viviente <strong>de</strong> Dios. Si<br />

alguien no quiere creer la palabra <strong>de</strong> Dios, no creerá aunque alguien resucite <strong>de</strong> los<br />

muertos. La actitud que <strong>de</strong>manda una señal no es agradable para Dios. No es fe, sino vista.<br />

La incredulidad dice: «Deja que vea, y creeré». Dios dice: «Cree, y verás».<br />

L. La Parábola <strong>de</strong> la Lámpara Encendida (11:33–36)<br />

11:33 Al principio podríamos pensar que no hay relación entre estos versículos y los<br />

anteriores. Pero al examinarlos un poco más <strong>de</strong> cerca, encontramos un vínculo muy vital.<br />

Jesús recuerda a Sus oyentes que nadie pone una lámpara encendida en un sitio oculto ni<br />

bajo un almud. La pone sobre el can<strong>de</strong>lero, don<strong>de</strong> se verá y don<strong>de</strong> dará luz para todos los<br />

que entren.<br />

La aplicación es ésta: Dios es Aquel que ha encendido la lámpara. En la Persona y<br />

obra <strong>de</strong>l Señor Jesús, Él ha dado una luz resplan<strong>de</strong>ciente para el mundo. Si alguien no ve la<br />

Luz, no es por culpa <strong>de</strong> Dios. En el capítulo 8 Jesús se refería a la responsabilidad <strong>de</strong> los<br />

que eran ya Sus discípulos para propagar la fe y no ocultarla bajo un recipiente. Aquí en<br />

11:33 <strong>de</strong>nuncia la incredulidad <strong>de</strong> Sus críticos que <strong>de</strong>mandaban señales como causada por<br />

la codicia y temor a la vergüenza que los poseía.<br />

11:34 Su incredulidad era consecuencia <strong>de</strong> sus motivos impuros. En el ámbito físico, el<br />

ojo es lo que da luz a todo el cuerpo. Si el ojo es sano, entonces la persona pue<strong>de</strong> ver la<br />

luz. Pero si el ojo está enfermo, es <strong>de</strong>cir, ciego, la luz no pue<strong>de</strong> penetrar.<br />

Lo mismo suce<strong>de</strong> con el ámbito espiritual. Si una persona es sincera en su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

conocer si Jesús es el Cristo <strong>de</strong> Dios, entonces Dios se lo revelará. Pero si sus motivos no<br />

son puros, si quiere aferrarse a su codicia, si sigue temiendo qué dirán los <strong>de</strong>más, entonces<br />

queda cegado al verda<strong>de</strong>ro valor <strong>de</strong>l Salvador.<br />

11:35 Los hombres a los que Jesús se dirigía se consi<strong>de</strong>raban muy sabios. Suponían que<br />

tenían mucha luz. Pero el Señor Jesús les advirtió a que consi<strong>de</strong>rasen el hecho <strong>de</strong> que la luz<br />

que estaba en ellos era en realidad tinieblas. Su propia y pretendida sabiduría y<br />

superioridad los mantenía apartados <strong>de</strong> Él.<br />

11:36 La persona con motivos puros, que abre todo su ser a Jesús, la Luz <strong>de</strong>l mundo,<br />

queda inundada <strong>de</strong> iluminación espiritual. Su vida interior queda iluminada por Cristo así<br />

como su cuerpo queda iluminado cuando se sienta bajo la luz directa <strong>de</strong> una lámpara.<br />

M. Pureza exterior e interior (11:37–41)<br />

11:37–40 Cuando Jesús aceptó la invitación <strong>de</strong> un fariseo para comer, Su anfitrión se<br />

extrañó que no se hubiese lavado antes <strong>de</strong> comer. Jesús leyó sus pensamientos y lo<br />

reprendió extensamente por tal hipocresía y externalismo. Jesús le recordó que lo que


ealmente cuenta no es la limpieza <strong>de</strong> lo <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l vaso, sino lo <strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntro, y está<br />

interesado en que nuestras vidas interiores sean puras. «El hombre mira lo que está <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> sus ojos, pero Jehová mira el corazón» (1 S. 16:7).<br />

11:41 El Señor se daba cuenta <strong>de</strong> cuán codiciosos y egoístas eran estos fariseos, <strong>de</strong><br />

modo que le dijo a Su anfitrión que primero diese limosna <strong>de</strong> lo que tenía. Si podía pasar<br />

esta prueba básica <strong>de</strong> amor hacia otros, entonces todo le sería limpio.<br />

H. A. Ironsi<strong>de</strong> comenta:<br />

Cuando el amor <strong>de</strong> Dios llena el corazón <strong>de</strong> modo que uno se interese en las<br />

necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otros, sólo entonces estas observancias externas tendrán un valor verda<strong>de</strong>ro.<br />

Aquel que está constantemente recogiendo para sí mismo, en absoluta indiferencia hacia los<br />

pobres y necesitados que le ro<strong>de</strong>an, da evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que en él no mora el amor <strong>de</strong> Dios.<br />

Un escritor <strong>de</strong>sconocido recapitula así:<br />

Las siete cosas que se dicen en los versículos 39–52 contra los fariseos e intérpretes <strong>de</strong><br />

la ley se dijeron a la mesa <strong>de</strong> un fariseo (v. 37). Lo que llamamos «buen gusto» se da a<br />

menudo como sustituto <strong>de</strong> lealtad a la verdad; sonreímos cuando <strong>de</strong>beríamos fruncir el<br />

ceño; y nos callamos cuando <strong>de</strong>beríamos hablar. Mejor romper una invitación a comer que<br />

romper la fi<strong>de</strong>lidad a Dios.<br />

N. Los fariseos, reprendidos (11:42–44)<br />

11:42 Los fariseos eran externalistas. Eran puntillosos acerca <strong>de</strong> los más nimios<br />

<strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la ley ceremonial, como el diezmo <strong>de</strong> pequeñas hierbas. Pero eran negligentes<br />

en sus relaciones con Dios y con el hombre. Oprimían a los pobres y no amaban a Dios. El<br />

Señor no les reprendió por diezmar la menta y la ruda y cada hierba, sino sencillamente<br />

les observó que no tenían que mostrar tanto celo en este particular y <strong>de</strong>scuidar los <strong>de</strong>beres<br />

básicos <strong>de</strong> la vida, como la justicia y el amor <strong>de</strong> Dios. Ellos enfatizaban lo subordinado y<br />

pasaban por alto lo primario. Descollaban en lo que los otros podían ver pero eran<br />

<strong>de</strong>scuidados acerca <strong>de</strong> lo que sólo Dios podía ver.<br />

11:43 Les gustaba exhibirse, ocupar posiciones <strong>de</strong> prominencia en las sinagogas, y<br />

atraer tanta atención como pudiesen en las plazas <strong>de</strong> mercado. Así, se hacían culpables no<br />

sólo <strong>de</strong> externalismo, sino también <strong>de</strong> orgullo.<br />

11:44 Finalmente, el Señor los comparó con sepulcros sin señalar. Bajo la Ley <strong>de</strong><br />

Moisés, quien tocase un sepulcro era inmundo por siete días (Nm. 19:16), incluso si lo<br />

hacía con <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> que se trataba <strong>de</strong> un sepulcro. Exteriormente, los fariseos<br />

daban toda apariencia <strong>de</strong> ser unos consagrados guías religiosos. Pero <strong>de</strong>bían haber llevado<br />

una señal advirtiendo al pueblo que era contaminante entrar en contacto con ellos. Eran<br />

como sepulcros que no se ven, llenos <strong>de</strong> corrupción e impureza, e infectando a otros con<br />

su externalismo y soberbia.<br />

O. Denuncia <strong>de</strong> los intérpretes <strong>de</strong> la ley (11:45–52)<br />

11:45 Los intérpretes <strong>de</strong> la ley eran los escribas —expertos en explicar e interpretar la<br />

ley <strong>de</strong> Moisés—. Sin embargo, su capacidad se limitaba a enseñar a otros qué <strong>de</strong>bían hacer.<br />

No lo practicaban por sí mismos. Uno <strong>de</strong> los intérpretes <strong>de</strong> la ley había sentido el cortante


filo <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Jesús, y le recordó que al criticar a los fariseos, estaba con ello<br />

también insultando a los expertos legales.<br />

11:46 El Señor empleó esto como ocasión para atacar algunos <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong> los<br />

intérpretes <strong>de</strong> la ley. Primero, oprimían al pueblo con todo tipo <strong>de</strong> cargas legales, pero no<br />

les ayudaban en nada a llevar las cargas. Como observa Kelly: «Eran notorios por su<br />

menosprecio <strong>de</strong> la misma gente <strong>de</strong> la que <strong>de</strong>rivaban su importancia». Muchas <strong>de</strong> sus<br />

normas eran <strong>de</strong> factura humana y se relacionaban con cuestiones carentes <strong>de</strong> importancia.<br />

11:47–48 Los intérpretes <strong>de</strong> la ley eran unos hipócritas asesinos. Pretendían admirar a<br />

los profetas <strong>de</strong> Dios. Llegaban al extremo <strong>de</strong> erigir monumentos sobre los sepulcros <strong>de</strong> los<br />

profetas <strong>de</strong>l AT. Esto ciertamente parecía prueba <strong>de</strong> su profundo respeto. Pero Jesús sabía<br />

que no era así. Si bien se disociaban en lo externo <strong>de</strong> sus antepasados judíos que mataron a<br />

los profetas, estaban en realidad siguiendo sus pasos. Precisamente mientras edificaban<br />

sepulcros para los profetas, estaban tramando la muerte <strong>de</strong>l mayor Profeta <strong>de</strong> Dios, el<br />

Señor mismo. Y seguirían dando muerte a los fieles profetas y apóstoles <strong>de</strong> Dios.<br />

11:49 Al comparar el versículo 49 con Mateo 23:34, se verá que el mismo Jesús es la<br />

sabiduría <strong>de</strong> Dios. Aquí Él cita la sabiduría <strong>de</strong> Dios como diciendo: «Les enviaré<br />

profetas». En Mateo no da esto como una cita <strong>de</strong>l AT ni <strong>de</strong> ninguna otra fuente, sino que lo<br />

presenta como Su propia <strong>de</strong>claración. (Véase también 1 Co. 1:30, don<strong>de</strong> Cristo es también<br />

<strong>de</strong>signado como sabiduría.) El Señor Jesús prometió que enviaría… profetas y apóstoles a<br />

los hombres <strong>de</strong> Su generación, y que éstos a unos los matarían y a otros los perseguirían.<br />

11:50–51 Él <strong>de</strong>mandaría <strong>de</strong> aquella generación la sangre <strong>de</strong> todos los enviados <strong>de</strong><br />

Dios, comenzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer caso registrado en el AT, la <strong>de</strong> Abel, hasta el último<br />

caso, la <strong>de</strong> Zacarías, que pereció entre el altar y el templo (2 Cr. 24:21). Segunda<br />

Crónicas era el último libro en el or<strong>de</strong>n judaico <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>. Por<br />

lo tanto, el Señor Jesús incluye todo el número <strong>de</strong> mártires al mencionar Abel y Zacarías.<br />

Mientras pronunciaba estas palabras, sabía bien que la generación que vivía entonces le<br />

daría muerte en la cruz, llevando así a una terrible culminación toda su anterior persecución<br />

<strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> Dios. Era a causa que le iban a dar muerte a Él que la sangre <strong>de</strong> todos<br />

los anteriores periodos sería <strong>de</strong>mandada <strong>de</strong> ellos.<br />

11:52 Finalmente, el Señor Jesús <strong>de</strong>nunció a los intérpretes <strong>de</strong> la ley por haber<br />

quitado la llave <strong>de</strong>l conocimiento, esto es, por retener la Palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> la gente.<br />

Aunque externamente profesaban lealtad a las Escrituras, sin embargo rehusaban con<br />

terquedad recibir a Aquel <strong>de</strong> quien hablaban las Escrituras. E impedían a otros acudir a<br />

Cristo. Ellos mismos no le querían, y no querían que otros le recibiesen.<br />

P. Respuestas <strong>de</strong> los escribas y <strong>de</strong> los fariseos (11:53–54)<br />

Los escribas y los fariseos evi<strong>de</strong>ntemente se airaron por las directas acusaciones <strong>de</strong>l<br />

Señor. Comenzaron a acosarle en gran manera, esforzándose por atraparle en Sus<br />

palabras. Intentaron por todos los medios inducirle a <strong>de</strong>cir alguna palabra por la cual<br />

pudiesen con<strong>de</strong>narle a muerte. Al hacer esto, sólo <strong>de</strong>mostraban cuán exactamente había Él<br />

leído el carácter <strong>de</strong> ellos.<br />

VIII. ENSEÑANZA Y CURACIÓN CAMINO DE<br />

JERUSALÉN (Caps. 12–16)


A. Advertencias y alientos (12:1–12)<br />

12:1 Fue juntándose por miles y miles la multitud, mientras Jesús estaba con<strong>de</strong>nando<br />

a los fariseos e intérpretes <strong>de</strong> la ley. Por lo general, una disputa o un <strong>de</strong>bate atraerán a una<br />

multitud, pero indudablemente esta multitud fue también atraída por la intrépida <strong>de</strong>nuncia<br />

que hacía Jesús <strong>de</strong> todos aquellos hipócritas guías religiosos. Aunque una actitud sin<br />

contemporizaciones frente al pecado no es siempre popular, sí que se recomienda al<br />

corazón <strong>de</strong>l hombre como cosa recta. La verdad siempre conlleva su propia confirmación.<br />

Volviéndose a sus discípulos, Jesús les advirtió: Guardaos <strong>de</strong> la levadura <strong>de</strong> los fariseos.<br />

Les explicó que la levadura es un símbolo o imagen <strong>de</strong> hipocresía. Un hipócrita es uno que<br />

lleva una máscara, alguien cuya apariencia externa es radicalmente diferente <strong>de</strong> lo que es<br />

por <strong>de</strong>ntro. Los fariseos se proponían como pautas <strong>de</strong> virtud, pero en realidad eran maestros<br />

<strong>de</strong>l disfraz.<br />

12:2–3 Llegaría el día en que se manifestaría su verda<strong>de</strong>ra realidad. Todo lo que ellos<br />

habían encubierto habría <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrirse, y todo lo que habían hecho en tinieblas sería<br />

llevado a la luz.<br />

Igual <strong>de</strong> inevitable que el <strong>de</strong>senmascaramiento <strong>de</strong> la hipocresía es el triunfo <strong>de</strong> la<br />

verdad. Hasta entonces, el mensaje proclamado por los discípulos había sido pronunciado<br />

en relativa oscuridad y a audiencias limitadas. Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l rechazamiento <strong>de</strong>l Mesías<br />

por parte <strong>de</strong> Israel y <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo, los discípulos saldrían valerosamente<br />

en el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús y proclamarían las buenas nuevas por todas partes. Luego, en<br />

comparación, sería proclamado en las azoteas. «Aquellos cuya voz no pue<strong>de</strong> ahora<br />

encontrar quien preste atención excepto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> círculos limitados y oscuros, llegarán a<br />

ser los maestros <strong>de</strong>l mundo.»<br />

12:4–5 Empleando las alentadoras y cálidas palabras amigos míos, Jesús advierte a Sus<br />

discípulos que no se avergüencen <strong>de</strong> esta maravillosa amistad bajo ningunas pruebas. La<br />

proclamación universal <strong>de</strong>l mensaje cristiano atraería persecución y muerte sobre los leales<br />

discípulos. Pero había un límite a lo que los hombres como los fariseos podrían hacerles. La<br />

muerte física era el límite. Esto no <strong>de</strong>berían temerlo. Dios visitaría a sus perseguidores con<br />

un castigo mucho peor, la muerte eterna en el infierno. Por eso, los discípulos <strong>de</strong>bían<br />

temer a Dios y no a los hombres.<br />

12:6–7 Para enfatizar la atención protectora <strong>de</strong> Dios sobre los discípulos, el Señor les<br />

menciona el cuidado que el Padre tiene por los pajarillos. En Mateo 10:29 leemos que se<br />

ven<strong>de</strong>n dos pajarillos por una moneda <strong>de</strong> cobre. Aquí vemos que cinco pajarillos valen dos<br />

cuartos o monedas <strong>de</strong> cobre. En otras palabras, cuando se compran cuatro pajarillos se<br />

aña<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> más gratuitamente. Sin embargo, ni siquiera este pajarillo <strong>de</strong> más sin valor<br />

comercial alguno es olvidado por Dios. Si Dios se cuida <strong>de</strong> este pajarillo <strong>de</strong> más, ¡cuánto<br />

más se cuidará <strong>de</strong> aquellos que salen con el evangelio <strong>de</strong> Su Hijo! Él tiene numerados aun<br />

los cabellos <strong>de</strong> su cabeza.<br />

12:8 El Salvador dice a los discípulos que todo aquel que me confiese <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los<br />

hombres ahora será confesado por Él <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los ángeles <strong>de</strong> Dios. Aquí se está<br />

refiriendo a todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes. Confesarle es recibirle como único Señor y<br />

Salvador.<br />

12:9 Todo aquel que le niegue <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres será negado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los<br />

ángeles <strong>de</strong> Dios. La referencia primaria aquí parece ser los fariseos, pero naturalmente el


versículo incluye a todos los que rehúsan a Cristo y se avergüenzan <strong>de</strong> reconocerle. En<br />

aquel día, Él dirá: «Nunca os conocí».<br />

12:10 A continuación el Señor explica a los discípulos que hay una diferencia entre<br />

críticas contra Él y la blasfemia contra el Espíritu Santo. Aquel que hable contra el Hijo<br />

<strong>de</strong>l Hombre podrá ser perdonado si se arrepiente y cree. Pero la blasfemia contra el<br />

Espíritu Santo es el pecado imperdonable. Éste es el pecado <strong>de</strong>l que eran culpables<br />

aquellos fariseos (véase Mt. 12:22–32). ¿Cuál es este pecado? Es el pecado <strong>de</strong> atribuir los<br />

milagros <strong>de</strong>l Señor Jesús al diablo. Es blasfemia contra el Espíritu Santo porque Jesús<br />

llevó a cabo todos Sus milagros en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Por eso, era venir a <strong>de</strong>cir<br />

que el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios es el diablo. No hay perdón para este pecado ni en esta era, ni<br />

en la era veni<strong>de</strong>ra.<br />

Este pecado no pue<strong>de</strong> ser cometido por un verda<strong>de</strong>ro creyente, aunque algunos se<br />

sienten atormentados por el temor <strong>de</strong> haberlo cometido por haber recaído. La recaída no es<br />

el pecado imperdonable. Un recaído pue<strong>de</strong> ser restaurado a la comunión con el Señor. El<br />

mismo hecho <strong>de</strong> que una persona esté inquieta es evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que no ha cometido el<br />

pecado imperdonable.<br />

Tampoco el rechazamiento <strong>de</strong> Cristo por parte <strong>de</strong> un incrédulo es el pecado<br />

imperdonable. Una persona pue<strong>de</strong> rechazar una y otra vez al Salvador, y sin embargo al<br />

final volverse al Señor y ser convertido. Naturalmente, si muere incrédulo, no pue<strong>de</strong> ser<br />

convertido jamás. Su pecado, entonces, se vuelve imperdonable. Pero el pecado que nuestro<br />

Señor <strong>de</strong>scribió como imperdonable es el pecado que los fariseos cometieron diciendo que<br />

Él hacía Sus milagros por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Beelzebú, príncipe <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios.<br />

12:11–12 Era inevitable que los discípulos fuesen llevados ante las autorida<strong>de</strong>s<br />

gubernativas para ser juzgados. El Señor Jesús les dijo que era innecesario que se<br />

preparasen por a<strong>de</strong>lantado qué habrían <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r en <strong>de</strong>fensa propia. El Espíritu<br />

Santo pondría las palabras a<strong>de</strong>cuadas en sus bocas siempre que fuese necesario. Esto no<br />

significa que los siervos <strong>de</strong>l Señor no <strong>de</strong>ban pasar tiempo en oración y estudio antes <strong>de</strong><br />

predicar el evangelio o enseñar la Palabra <strong>de</strong> Dios. ¡No <strong>de</strong>bería emplearse como excusa<br />

para la pereza! Sin embargo, sí es una promesa concreta <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> que aquellos que son<br />

llevados a juicio por su testimonio <strong>de</strong> Cristo recibirán una especial ayuda <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. Y es una promesa general dada a todo el pueblo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> que si andan en el<br />

Espíritu, recibirán las palabras a<strong>de</strong>cuadas que <strong>de</strong>cir en los momentos críticos <strong>de</strong> la vida.<br />

B. Advertencia en contra <strong>de</strong> la codicia (12:13–21)<br />

12:13 Al llegar a este punto, un hombre salió <strong>de</strong> la multitud y le pidió al Señor que<br />

solucionase una disputa entre su hermano y él mismo acerca <strong>de</strong> una herencia. Se ha dicho<br />

con frecuencia que don<strong>de</strong> hay un testamento aparecen muchos parientes. Y éste parece ser<br />

un ejemplo <strong>de</strong> esto. No se nos dice si a este hombre se le estaba privando <strong>de</strong> una parte<br />

legítima <strong>de</strong> la herencia, o si codiciaba más <strong>de</strong> lo que le pertenecía.<br />

12:14 El Salvador le recordó rápidamente que no había venido al mundo a tratar <strong>de</strong><br />

cuestiones tan triviales. El propósito <strong>de</strong> Su venida tenía que ver con la salvación <strong>de</strong><br />

hombres y mujeres pecadores. No le iban a <strong>de</strong>sviar <strong>de</strong> esta grandiosa y gloriosa misión para<br />

dividir una lastimera herencia. (A<strong>de</strong>más, Él no tenía autoridad legal para juzgar <strong>de</strong><br />

cuestiones acerca <strong>de</strong> herencias. Sus <strong>de</strong>cisiones no habrían sido oficialmente vinculantes.)


12:15 Pero el Señor sí aprovechó este inci<strong>de</strong>nte para advertir a Sus oyentes en contra <strong>de</strong><br />

uno <strong>de</strong> los más insidiosos males en el corazón humano: la codicia. El insaciable <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

posesiones materiales es uno <strong>de</strong> los más intensos impulsos <strong>de</strong> toda la vida. Y sin embargo<br />

<strong>de</strong>ja a un lado, totalmente, el propósito <strong>de</strong> la existencia humana. La vida <strong>de</strong>l hombre no<br />

consiste en la abundancia que tenga a causa <strong>de</strong> sus posesiones. Como observa J. R.<br />

Miller:<br />

Ésta es una <strong>de</strong> las ban<strong>de</strong>ras rojas <strong>de</strong> peligro que el Señor izó y que la mayoría <strong>de</strong> la<br />

gente en la actualidad no parece consi<strong>de</strong>rar en mucho. Cristo dijo mucho acerca <strong>de</strong>l peligro<br />

<strong>de</strong> las riquezas; pero no hay <strong>de</strong>masiadas personas que le tengan miedo a las riquezas. La<br />

codicia no es consi<strong>de</strong>rada en la práctica como un pecado en nuestros tiempos. Si alguien<br />

quebranta el sexto o el octavo mandamiento, es marcado como un criminal y queda<br />

cubierto <strong>de</strong> oprobio. Pero pue<strong>de</strong> quebrantar el décimo, y está sólo haciendo empresa. La<br />

Biblia dice que el amor <strong>de</strong>l dinero es raíz <strong>de</strong> todo mal; pero cada persona que cita este dicho<br />

pone un enorme énfasis sobre la palabra «amor», explicando que no es el dinero, sino el<br />

amor al mismo, la tan prolífica raíz.<br />

Si miramos a nuestro alre<strong>de</strong>dor, uno pensaría que la vida <strong>de</strong>l hombre sí consiste en la<br />

abundancia <strong>de</strong> las cosas que posee. Los hombres creen que se engran<strong>de</strong>cen en proporción a<br />

la riqueza que atesoran. Y así lo parece, porque el mundo mi<strong>de</strong> a la gente por su cuenta<br />

bancaria. Pero nunca ha habido un error más fatal. Un hombre se mi<strong>de</strong> realmente por lo que<br />

es, no por lo que posee.<br />

12:16–18 La parábola <strong>de</strong>l rico insensato ilustra el hecho <strong>de</strong> que las posesiones no son<br />

lo principal en la vida. Este hombre, que había tenido una cosecha excepcional, se vio con<br />

lo que le parecía un problema angustioso. No sabía qué hacer con todo el trigo. Todos sus<br />

graneros y <strong>de</strong>pósitos estaban atestados. Entonces tuvo una genial i<strong>de</strong>a. Había resuelto el<br />

problema. Decidió <strong>de</strong>rribar sus graneros, y edificar otros más gran<strong>de</strong>s. Podría haberse<br />

ahorrado este gasto e inquietud <strong>de</strong>bidos a este inmenso proyecto <strong>de</strong> construcción si sólo<br />

hubiese mirado el mundo necesitado que le ro<strong>de</strong>aba, y hubiese empleado estas posesiones<br />

para dar satisfacción al hambre, tanto la espiritual como la física. «Los senos <strong>de</strong> los pobres,<br />

las casas <strong>de</strong> las viudas y las bocas <strong>de</strong> los niños son los graneros que duran para siempre»,<br />

dijo Ambrosio.<br />

12:19 Planeaba retirarse tan pronto como hubiese edificado sus nuevos graneros.<br />

Observemos su espíritu <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia: mis graneros, mis frutos, mis bienes, mi alma.<br />

Tenía todo el futuro planeado. Iba a <strong>de</strong>scansar, comer, beber y divertirse.<br />

12:20–21 «Pero cuando comenzó a pensar <strong>de</strong>l tiempo como si fuese su propia posesión,<br />

chocó con Dios, y ello para su eterna ruina.» Dios le dijo que esa misma noche moriría.<br />

Per<strong>de</strong>ría todas sus propieda<strong>de</strong>s materiales. Vendrían a ser <strong>de</strong> alguna otra persona. Alguien<br />

ha <strong>de</strong>finido al necio como aquel cuyos planes terminan en el sepulcro. Este hombre era<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego un necio.<br />

Lo que has provisto, ¿para quién será?, le preguntó Dios. Bien podríamos nosotros<br />

hacernos también esta pregunta. «Si Cristo viniese hoy, ¿<strong>de</strong> quién vendrían a ser todas mis<br />

posesiones?» ¡Cuánto mejor emplearlas para Dios hoy que <strong>de</strong>jar que caigan mañana en<br />

manos <strong>de</strong>l diablo! Pue<strong>de</strong>s atesorar para el cielo ahora con tus posesiones, y <strong>de</strong> esta manera<br />

ser rico para con Dios. O pue<strong>de</strong>s malgastarlas en tu carne, y <strong>de</strong> la carne segar corrupción.


C. Ansiedad frente a fe (12:22–34)<br />

12:22–23 Uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s peligros en la vida cristiana es que la adquisición <strong>de</strong><br />

alimentos y vestido se convierta en el primero y principal objetivo <strong>de</strong> nuestra existencia.<br />

Nos quedamos tan absortos con ganar dinero para estas cosas que la obra <strong>de</strong>l Señor queda<br />

relegada a un lugar secundario. El énfasis <strong>de</strong>l NT es que la causa <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>bería tener el<br />

primer puesto en nuestras vidas. La comida y el vestido <strong>de</strong>berían ser cosas subordinadas.<br />

Deberíamos trabajar duro para la provisión <strong>de</strong> nuestras actuales necesida<strong>de</strong>s, y confiar en<br />

Dios para el futuro en tanto que nos <strong>de</strong>dicamos a Su servicio. Ésta es la vida <strong>de</strong> la fe.<br />

Cuando el Señor Jesús dijo: No os afanéis por la comida ni por el vestido, no quería<br />

<strong>de</strong>cir que teníamos que sentarnos a holgazanear y esperar que estas cosas nos fuesen dadas.<br />

¡El cristianismo no alienta a la pereza! Pero sí que quería <strong>de</strong>cir que en el proceso <strong>de</strong> ganar<br />

dinero para las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida no habíamos <strong>de</strong> permitir que estas cosas adquiriesen<br />

una importancia in<strong>de</strong>bida. Después <strong>de</strong> todo, hay cosas más importantes en la vida que lo<br />

que comemos y lo que vestimos. Estamos aquí como embajadores <strong>de</strong>l Rey, y todas las<br />

consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> comodidad personal y <strong>de</strong> apariencia han <strong>de</strong> quedar subordinadas a la<br />

gloriosa tarea <strong>de</strong> darle a conocer.<br />

12:24 Jesús empleó los cuervos como ejemplo <strong>de</strong> cómo Dios se cuida <strong>de</strong> Sus criaturas.<br />

Los cuervos no pasan su vida en una ansiosa búsqueda <strong>de</strong> alimento ni para proveer para<br />

necesida<strong>de</strong>s futuras. Viven en una <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia constante <strong>de</strong> Dios. El hecho <strong>de</strong> que ni<br />

siembran, ni siegan no <strong>de</strong>bería ser extendido para <strong>de</strong>mostrar que los hombres <strong>de</strong>berían<br />

<strong>de</strong>jarse <strong>de</strong> ocupaciones seculares. Todo lo que significa es que Dios conoce las necesida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> aquellos que Él ha creado, y que las suplirá si andamos en <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Él. Si Dios…<br />

alimenta a los cuervos, tanto más alimentará a aquellos a los que Él ha creado, a los que ha<br />

salvado por Su gracia y a los que ha llamado para que sean Sus siervos. Los cuervos no<br />

tienen graneros ni <strong>de</strong>spensas, pero Dios provee para ellos sobre una base diaria. Entonces,<br />

¿por qué hemos <strong>de</strong> malgastar nuestras vidas edificando mayores graneros y <strong>de</strong>spensas?<br />

12:25–26 ¿Y quién <strong>de</strong> vosotros podrá con afanarse —pregunta Jesús— añadir a su<br />

estatura un codo? Esto indica la insensatez <strong>de</strong> preocuparse por cosas (como el futuro)<br />

sobre las que no tenemos control. Nadie podrá con afanarse añadir a su peso, ni a la<br />

longitud <strong>de</strong> su vida. (La expresión «su estatura» pue<strong>de</strong> también traducirse «la longitud <strong>de</strong><br />

su vida».) Si esto es así, ¿para qué preocuparse por el futuro? Más bien, empleemos todas<br />

nuestras fuerzas y tiempo sirviendo a Cristo, y <strong>de</strong>jémosle el futuro a Él.<br />

12:27–28 Los lirios son introducidos a continuación para mostrar la insensatez <strong>de</strong><br />

invertir los mejores talentos <strong>de</strong> uno en la obtención <strong>de</strong> vestidos. Los lirios son<br />

probablemente la anémona coronaria escarlata. No trabajan ni hilan; pero tienen una<br />

belleza natural que rivaliza con Salomón con toda su gloria. Si así reviste Dios <strong>de</strong> belleza<br />

a unas flores que hoy florecen y mañana son quemadas, ¿se <strong>de</strong>spreocupará Él acerca <strong>de</strong> las<br />

necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Sus hijos? Demostramos ser <strong>de</strong> poca fe cuando nos preocupamos, agitamos<br />

y nos lanzamos a una lucha incesante por obtener más y más posesiones materiales.<br />

Malgastamos nuestras vidas haciendo lo que Dios habría hecho por nosotros, si tan sólo<br />

hubiésemos <strong>de</strong>dicado más a Él nuestro tiempo y talentos.<br />

12:29–31 En realidad, nuestras necesida<strong>de</strong>s diarias son pequeñas. Es maravilloso cuán<br />

sencillamente po<strong>de</strong>mos vivir. ¿Para qué entonces vamos a darle a la comida y al vestido un<br />

puesto tan importante en nuestras vidas? ¿Y por qué estar en ansiosa inquietud,<br />

preocupándonos <strong>de</strong>l futuro? Así es como viven los inconversos. Las gentes <strong>de</strong>l mundo que


no conocen a Dios como su Padre se concentran en el alimento, el vestido y los placeres.<br />

Estas cosas constituyen el mismo centro y circunferencia <strong>de</strong> su existencia. Pero Dios nunca<br />

tuvo la intención <strong>de</strong> que Sus hijos pasasen el tiempo en una loca precipitación en pos <strong>de</strong> los<br />

placeres cotidianos. Él tiene una obra que llevar a cabo en la tierra, y ha prometido cuidar<br />

<strong>de</strong> aquellos que se <strong>de</strong>n <strong>de</strong> corazón a Él. Si buscamos Su reino, Él nunca nos <strong>de</strong>jará<br />

hambrientos ni <strong>de</strong>snudos. ¡Cuán triste sería llegar al final <strong>de</strong> la vida para darnos cuenta <strong>de</strong><br />

que la mayor parte <strong>de</strong> nuestro tiempo lo pasamos esclavizados en aquello que estaba ya<br />

incluido en el billete <strong>de</strong> ida al cielo!<br />

12:32 Los discípulos eran una manada pequeña <strong>de</strong> ovejas in<strong>de</strong>fensas, enviada en<br />

medio <strong>de</strong> un mundo inamistoso. Era cierto que no tenían medios visibles <strong>de</strong> apoyo o<br />

<strong>de</strong>fensa. Pero este patético grupo <strong>de</strong> jóvenes estaba <strong>de</strong>stinado a heredar el reino con Cristo.<br />

Un día reinarían con Él sobre toda la tierra. A la vista <strong>de</strong> esto, el Señor les alentó a no<br />

temer, porque si el Padre tenía unos honores tan gloriosos en reserva para ellos, entonces<br />

ellos no <strong>de</strong>berían preocuparse por el camino que habían <strong>de</strong> recorrer.<br />

12:33–34 En lugar <strong>de</strong> acumular posesiones materiales y planear para el tiempo, podrían<br />

poner estas posesiones a la obra para el Señor. De esta manera estarían invirtiendo para el<br />

cielo y la eternidad. Los estragos <strong>de</strong>l tiempo no harían mella sobre sus posesiones. Los<br />

tesoros celestiales están totalmente asegurados contra robo y <strong>de</strong>spojo. El problema con las<br />

riquezas materiales es que generalmente no pue<strong>de</strong>s poseerlas sin confiar en ellas. Por eso<br />

dijo el Señor Jesús: Don<strong>de</strong> está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Si<br />

enviamos nuestro dinero por <strong>de</strong>lante, entonces nuestros afectos quedarán <strong>de</strong>sligados <strong>de</strong> las<br />

cosas perece<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> esta tierra.<br />

D. La Parábola <strong>de</strong>l Siervo Vigilante (12:35–40)<br />

12:35 No sólo <strong>de</strong>bían los discípulos confiar en el Señor para sus necesida<strong>de</strong>s, sino que<br />

<strong>de</strong>bían vivir en constante expectación <strong>de</strong> Su regreso. Debían tener ceñidos sus lomos, y sus<br />

lámparas encendidas. En las tierras orientales, cuando alguien quería andar rápido o<br />

correr, se ceñía un cinto alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los lomos para sujetar los largos y sueltos ropajes.<br />

Los lomos ceñidos nos hablan <strong>de</strong> una misión que cumplir y la lámpara encendida nos habla<br />

<strong>de</strong> un testimonio que <strong>de</strong>be ser mantenido.<br />

12:36 Los discípulos habían <strong>de</strong> vivir en una expectativa constante <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong>l Señor,<br />

como si Él fuese un hombre volviendo <strong>de</strong> las bodas.<br />

Kelly comenta:<br />

Habían <strong>de</strong> quedar libres <strong>de</strong> todas las ataduras terrenales, <strong>de</strong> modo que el momento en<br />

que el Señor llame, según esta figura, le puedan abrir inmediatamente, sin distracciones y<br />

sin tener que prepararse entonces. Sus corazones están esperándole a Él, a su Señor; le<br />

aman, le están aguardando. Él llama y ellos le abren <strong>de</strong> inmediato.<br />

Los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la historia tocantes al hombre que vuelve <strong>de</strong> las bodas no <strong>de</strong>berían ser<br />

apremiados por lo que toca al futuro profético. No <strong>de</strong>beríamos i<strong>de</strong>ntificar aquí las bodas<br />

con la Cena <strong>de</strong> las Bodas <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro ni el regreso <strong>de</strong>l hombre con el Arrebatamiento. Esta<br />

historia <strong>de</strong>l Señor tenía el propósito <strong>de</strong> enseñar una sencilla verdad: la vigilancia acerca <strong>de</strong><br />

Su regreso. No tenía la intención <strong>de</strong> exponer el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los acontecimientos en Su venida.


12:37 Cuando el hombre regresa <strong>de</strong> las bodas, sus siervos están cuidadosamente<br />

velando por él, listos a actuar a sus ór<strong>de</strong>nes. Él queda tan complacido por su actitud<br />

vigilante que por así <strong>de</strong>cirlo vuelve las tablas. Él se ciñe con el <strong>de</strong>lantal <strong>de</strong>l siervo, hace que<br />

ellos se sienten a la mesa, y les sirve una comida. Ésta es una sugerencia muy<br />

conmovedora <strong>de</strong> que Aquel que vino una vez a este mundo en forma <strong>de</strong> un siervo<br />

con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá en Su gracia a servir a Su pueblo otra vez en su hogar celestial. El <strong>de</strong>voto<br />

erudito bíblico alemán Bengel consi<strong>de</strong>raba el versículo 37 como la más gran<strong>de</strong> promesa en<br />

toda la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

12:38 La segunda vigilia <strong>de</strong> la noche era <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las nueve hasta la medianoche. La<br />

tercera era <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la medianoche hasta las tres <strong>de</strong> la madrugada. No importaba qué vigilia<br />

fuese cuando el Señor volvió, sus siervos estaban esperándole.<br />

12:39, 40 El Señor cambia la imagen aludiendo a un padre <strong>de</strong> familia cuya casa fue<br />

horadada en un momento en que estaba <strong>de</strong>sprevenido. Si supiese el padre <strong>de</strong> familia a<br />

qué hora iba a venir el ladrón, no habría permitido que horadasen su casa. La lección es<br />

que el momento <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo es incierto; nadie conoce ni el día ni la hora en que<br />

Él aparecerá. Cuando el Señor llegue, los creyentes que han amontonado tesoros en la tierra<br />

los per<strong>de</strong>rán todos, porque, como alguien ha dicho: «Un cristiano o bien <strong>de</strong>ja sus riquezas,<br />

o bien va a ellas». Si realmente estamos esperando el regreso <strong>de</strong> Cristo, ven<strong>de</strong>remos todo lo<br />

que tenemos y atesoraremos las riquezas en el cielo, don<strong>de</strong> ningún ladrón pue<strong>de</strong> llegar a<br />

ellas.<br />

E. Siervos fieles e infieles (12:41–48)<br />

12:41–42 Al llegar a este punto, Pedro preguntó si la parábola <strong>de</strong> Cristo sobre la<br />

vigilancia se dirigía solamente a los discípulos, o también a todos. La respuesta <strong>de</strong>l Señor<br />

fue que es para todos aquellos que profesan ser mayordomos <strong>de</strong> Dios. El mayordomo fiel y<br />

pru<strong>de</strong>nte es aquel que está puesto sobre la casa <strong>de</strong>l Señor y que da ración a Su pueblo. La<br />

principal responsabilidad <strong>de</strong>l mayordomo aquí tiene que ver con personas, no con cosas<br />

materiales. Esto concuerda con todo el contexto, en el que se advierte a los discípulos<br />

contra el materialismo y la codicia. Lo importante son las personas, no las cosas.<br />

12:43–44 Cuando el Señor venga y encuentre a Su siervo actuando con un genuino<br />

interés en el bienestar espiritual <strong>de</strong> hombres y mujeres, Él lo recompensará con liberalidad.<br />

La recompensa probablemente tiene que ver con el gobierno con Cristo durante el Milenio<br />

(1 P. 5:1–4).<br />

12:45 El siervo profesa estar trabajando para Cristo, pero en realidad es un incrédulo.<br />

En lugar <strong>de</strong> alimentar al pueblo <strong>de</strong> Dios, abusa <strong>de</strong> ellos, los roba y vive <strong>de</strong> manera regalada.<br />

(Esto pue<strong>de</strong> que sea una referencia a los fariseos.)<br />

12:46 La venida <strong>de</strong>l Señor expondrá su falsedad, y será castigado con todos los otros<br />

infieles. La expresión le cortará pue<strong>de</strong> también ser traducida «le azotará severamente»<br />

(AV margen).<br />

12:47–48 Los versículos 47 y 48 establecen un principio fundamental con respecto a<br />

todo el servicio. Este principio es que cuanto mayor sea el privilegio, tanto mayor es la<br />

responsabilidad. Para los creyentes, esto significa que habrá grados <strong>de</strong> recompensa en el<br />

cielo. Para los incrédulos, significa que habrá grados <strong>de</strong> castigo en el infierno. Los que han<br />

llegado a conocer la voluntad <strong>de</strong> Dios tal como se revela en las Escrituras están bajo una<br />

gran responsabilidad <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cerlas. Se les ha dado mucho; mucho se les exigirá. Los


que no han tenido un privilegio tan gran<strong>de</strong> serán también castigados por sus malas<br />

acciones, pero su castigo será menos severo.<br />

F. El efecto <strong>de</strong> la Primera Venida <strong>de</strong> Cristo (12:49–53)<br />

12:49 El Señor Jesús sabía que Su venida a la tierra no traería paz al comienzo.<br />

Primero habría <strong>de</strong> causar división, lucha, persecución, <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre. Él no<br />

había venido con el propósito expreso <strong>de</strong> echar esta clase <strong>de</strong> fuego en la tierra, pero éste<br />

fue el resultado o efecto <strong>de</strong> Su venida. Aunque se <strong>de</strong>sataron aflicciones y disensiones<br />

durante Su ministerio terrenal, no fue hasta la cruz que el corazón <strong>de</strong>l hombre quedó<br />

plenamente manifestado. El Señor sabía que todo esto había <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r, y estaba dispuesto<br />

a que el fuego <strong>de</strong> la persecución se <strong>de</strong>satase tan pronto como fuese necesario en contra <strong>de</strong><br />

Él mismo.<br />

12:50 Él tenía un bautismo <strong>de</strong> que ser bautizado. Esto se refiere a Su bautismo hasta<br />

el punto <strong>de</strong> la muerte en el Calvario. Él estaba abrumadoramente constreñido a ir a la cruz<br />

para cumplir la re<strong>de</strong>nción por la humanidad perdida. La vergüenza, el sufrimiento y la<br />

muerte eran la voluntad <strong>de</strong>l Padre para Él, y Él estaba anhelando obe<strong>de</strong>cer.<br />

12:51–53 Él sabía muy bien que Su venida no traería paz sobre la tierra en aquel<br />

tiempo. Por eso advirtió a los discípulos que cuando los hombres acudiesen a Él, sus<br />

familias los perseguirían y los echarían fuera. La introducción <strong>de</strong>l cristianismo en un hogar<br />

promedio <strong>de</strong> cinco personas dividiría a la familia. ¡Es una curiosa característica <strong>de</strong> la<br />

pervertida naturaleza humana que los parientes inconversos preferirían tener a su hijo como<br />

borracho y disoluto antes que verle tomar una postura pública como discípulo <strong>de</strong> Jesucristo!<br />

Este párrafo refuta la teoría <strong>de</strong> que Jesús vino a unir a toda la humanidad (piadosa e impía)<br />

en una sola «hermandad universal <strong>de</strong> los hombres». Al contrario, ¡la dividió como jamás lo<br />

había estado antes!<br />

G. Las señales <strong>de</strong> los tiempos (12:54–59)<br />

12:54–55 Los versículos anteriores fueron dirigidos a los discípulos. Ahora el Salvador<br />

se dirige a la multitud. Les recuerda la <strong>de</strong>streza que ellos tienen para pre<strong>de</strong>cir el tiempo.<br />

Ellos sabían que cuando veían una nube que sale <strong>de</strong>l poniente (sobre el Mediterráneo),<br />

que se avecinaba una lluvia. En cambio, un viento <strong>de</strong>l sur traería un calor abrasador y<br />

sequía. La gente tenía inteligencia para conocer esto. Pero había más que inteligencia.<br />

Había la disposición <strong>de</strong> conocer.<br />

12:56 En cuestiones espirituales, las cosas eran distintas. Aunque tenían una normal<br />

inteligencia humana, no se daban cuenta <strong>de</strong>l importante tiempo que había llegado en la<br />

historia humana. El Hijo <strong>de</strong> Dios había llegado a esta tierra, y estaba en medio mismo <strong>de</strong><br />

ellos. El cielo nunca había estado antes tan cercano. Pero ellos no conocieron el tiempo <strong>de</strong><br />

su visitación. Tenían la capacidad intelectual <strong>de</strong> conocer, pero no tenían disposición para<br />

conocer, y por ello habían caído en el autoengaño.<br />

12:57–59 Si se dieran cuenta <strong>de</strong> la significación <strong>de</strong>l día en que vivían, se darían prisa en<br />

hacer la paz con su adversario. Aquí se emplean cuatro términos legales —adversario,<br />

magistrado, juez, alguacil— y todo ello pue<strong>de</strong> referirse a Dios. En aquel tiempo Dios<br />

estaba entrando y saliendo en medio <strong>de</strong> ellos, rogándoles, dándoles una oportunidad para<br />

ser salvos. Ellos <strong>de</strong>bían arrepentirse y poner su fe en Él. Si rehusaban, tendrían que quedar


<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios como Juez <strong>de</strong> ellos. Y en tal caso con toda seguridad la sentencia les sería<br />

contraria. Serían hallados culpables y con<strong>de</strong>nados por su incredulidad. Serían metidos en la<br />

cárcel, es <strong>de</strong>cir, en el castigo eterno. No saldrían <strong>de</strong> allí hasta que hubiesen pagado el<br />

último céntimo lo que significa que nunca podrían salir, porque nunca podrían pagar una<br />

<strong>de</strong>uda tan enorme.<br />

De modo que Jesús estaba diciendo que <strong>de</strong>bían discernir el tiempo en el que vivían.<br />

Debían hacer la paz con Dios arrepintiéndose <strong>de</strong> sus pecados y dándose a Él en plena<br />

rendición.<br />

H. La importancia <strong>de</strong>l arrepentimiento (13:1–5)<br />

13:1–3 El capítulo 12 concluía con el fracaso <strong>de</strong> la nación judía, que no discernía el<br />

tiempo en que vivían, y con la advertencia <strong>de</strong>l Señor a arrepentirse con presteza o a perecer<br />

eternamente. El capítulo 13 prosigue este tema general, y se dirige mayormente a Israel<br />

como nación, aunque los principios sean <strong>de</strong> aplicación a las personas individuales. Dos<br />

calamida<strong>de</strong>s nacionales constituyen la base <strong>de</strong> la conversación resultante. La primera era la<br />

matanza <strong>de</strong> algunos galileos que habían acudido a Jerusalén para adorar. Pilato, el<br />

gobernador <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, había or<strong>de</strong>nado que fuesen muertos mientras ofrecían sacrificios. No<br />

se sabe nada más acerca <strong>de</strong> esta atrocidad. Suponemos que las víctimas eran judíos<br />

proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Galilea. Los judíos <strong>de</strong> Jerusalén pue<strong>de</strong>n haber estado bajo el engaño <strong>de</strong> que<br />

esos galileos habrían cometido terribles pecados, y que la muerte <strong>de</strong> los mismos era<br />

evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios. Sin embargo, el Señor Jesús corrigió esta impresión<br />

advirtiendo al pueblo judío que si no se arrepentían, todos perecerían igualmente.<br />

13:4–5 La otra tragedia tenía que ver con el <strong>de</strong>rrumbamiento <strong>de</strong> una torre en Siloé, que<br />

causó la muerte <strong>de</strong> dieciocho personas. No se sabe nada más acerca <strong>de</strong> este acci<strong>de</strong>nte,<br />

excepto lo que se registra aquí. Afortunadamente, no es necesario conocer <strong>de</strong>talles<br />

adicionales. El extremo que aquí el Señor enfatiza es que esta catástrofe no <strong>de</strong>bería ser<br />

interpretada como un juicio especial por una maldad grave. Más bien, había <strong>de</strong> ser<br />

contemplada como una advertencia a toda la nación <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong> que si no se arrepentían,<br />

todos sufrirían una suerte semejante. Esta sentencia se cumplió en el 70 d.C., cuando Tito<br />

invadió Jerusalén.<br />

I. Parábola <strong>de</strong> la Higuera Estéril (13:6–9)<br />

En estrecha conexión con lo prece<strong>de</strong>nte, el Señor Jesús refirió la parábola <strong>de</strong> la<br />

higuera. No es difícil i<strong>de</strong>ntificar la higuera como Israel, plantada en la viña <strong>de</strong> Dios, es<br />

<strong>de</strong>cir, en el mundo. Dios buscó fruto en el árbol, pero no lo halló. De modo que le dijo al<br />

viñador (al Señor Jesús) que había estado buscando fruto en vano en aquella higuera<br />

hacía tres años que la cortase. La interpretación más sencilla <strong>de</strong> esto la refiere a los<br />

primeros tres años <strong>de</strong>l ministerio público <strong>de</strong> nuestro Señor. El pensamiento <strong>de</strong>l pasaje es<br />

que la higuera había tenido suficiente tiempo para producir fruto, si es que iba jamás a<br />

producirlo. Si no aparecía ningún fruto en tres años, entonces era razonable llegar a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que no iba a aparecer ninguno. Debido a su ausencia <strong>de</strong> fruto, Dios or<strong>de</strong>nó<br />

que fuese cortada. Sólo estaba inutilizando tierra que podría ser empleada <strong>de</strong> manera más<br />

productiva. El viñador intercedió por la higuera, pidiendo que le fuese dado otro año. Si al<br />

final <strong>de</strong> aquel año seguía sin dar fruto, entonces la cortaría. Y esto es lo que sucedió. Fue


<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> comenzar el cuarto año que Israel rechazó y crucificó al Señor Jesús. El<br />

resultado fue que su capital fue <strong>de</strong>struida y el pueblo esparcido.<br />

G. H. Lang lo expresaba <strong>de</strong> esta manera:<br />

El Hijo <strong>de</strong> Dios conocía la mente <strong>de</strong> Su Padre, el Dueño <strong>de</strong> la viña, y que se había dado<br />

aquella temida or<strong>de</strong>n, «Córtala»; Israel había vuelto a rebasar la paciencia divina. Ni nación<br />

alguna ni ninguna persona tiene razón alguna para gozar <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> Dios, si no da los<br />

frutos <strong>de</strong> justicia para gloria y alabanza <strong>de</strong> Dios. El hombre existe para el honor y placer <strong>de</strong>l<br />

Creador: cuando no sirve a este justo fin, ¿por qué no habría <strong>de</strong> recaer sentencia <strong>de</strong> muerte<br />

sobre este pecaminoso fracaso, y ser eliminado <strong>de</strong> su puesto <strong>de</strong> privilegio?<br />

J. La curación <strong>de</strong> la mujer encorvada (13:10–17)<br />

13:10–13 La verda<strong>de</strong>ra actitud <strong>de</strong> Israel para con el Señor Jesús se ve en el principal <strong>de</strong><br />

la sinagoga. Este funcionario objetó que el Salvador había sanado a la mujer en sábado. La<br />

mujer sufría <strong>de</strong> una severa <strong>de</strong>formación <strong>de</strong> la columna <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía dieciocho años. Su<br />

<strong>de</strong>formidad era gran<strong>de</strong>; no se podía en<strong>de</strong>rezar. Sin que nadie se lo pidiese, el Señor Jesús<br />

había pronunciado la palabra sanadora, había puesto las manos sobre ella, y le había<br />

en<strong>de</strong>rezado la espalda.<br />

13:14 El principal <strong>de</strong> la sinagoga, indignado, dijo a la gente que acudiesen para ser<br />

sanados durante los seis días … en que se <strong>de</strong>be trabajar, pero no en el séptimo. Era un<br />

religionista profesional, sin ningún profundo interés en los problemas <strong>de</strong> las personas.<br />

Aunque ellos hubiesen venido los seis primeros días <strong>de</strong> la semana, él no habría podido<br />

hacer nada para ayudarles. Era muy minucioso acerca <strong>de</strong> los puntos técnicos <strong>de</strong> la ley, pero<br />

su corazón estaba vacío <strong>de</strong> amor o misericordia. Si él hubiese pa<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> encorvamiento<br />

<strong>de</strong> la espalda durante dieciocho años, ¡no le habría preocupado en qué día le en<strong>de</strong>rezaban!<br />

13:15–16 El Señor reprendió su hipocresía y la <strong>de</strong> los otros lí<strong>de</strong>res. Les recordó que<br />

ellos no dudaban en <strong>de</strong>satar en sábado su buey o su asno <strong>de</strong>l pesebre para llevarlos a<br />

beber. Si ellos mostraban tal consi<strong>de</strong>ración a los animales mudos en el sábado, ¿estaba<br />

acaso mal que Jesús efectuase un acto <strong>de</strong> curación sobre esta mujer que era hija <strong>de</strong><br />

Abraham? La expresión «hija <strong>de</strong> Abraham» indicaba que no sólo era judía, sino también<br />

una verda<strong>de</strong>ra creyente, una mujer <strong>de</strong> fe. El encorvamiento <strong>de</strong> la espalda había sido causado<br />

por Satanás. Sabemos por otras partes <strong>de</strong> la Biblia que algunas enfermeda<strong>de</strong>s son resultado<br />

<strong>de</strong> actividad satánica. Las úlceras <strong>de</strong> Job le fueron infligidas por Satanás. El aguijón <strong>de</strong><br />

Pablo en la carne era un mensajero <strong>de</strong> Satanás para abofetearle. Pero el diablo no pue<strong>de</strong><br />

hacer esto a un creyente sin permiso <strong>de</strong>l Señor. Y Dios predomina sobre cualquier<br />

enfermedad o sufrimiento así para Su propia gloria.<br />

13:17 Los críticos <strong>de</strong> nuestro Señor se avergonzaban ante Sus palabras. El común <strong>de</strong>l<br />

pueblo, por su parte, se regocijaba porque había hecho cosas gloriosas, y ellos lo sabían.<br />

K. Las Parábolas <strong>de</strong>l Reino (13:18–21)<br />

13:18–19 Después <strong>de</strong> ver este maravilloso milagro <strong>de</strong> sanidad, la gente podría haberse<br />

sentido tentada a pensar que el reino iba a ser establecido <strong>de</strong> inmediato. El Señor Jesús<br />

corrigió este pensamiento con dos parábolas <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios que lo <strong>de</strong>scriben tal como<br />

iba a existir entre el tiempo <strong>de</strong>l rechazamiento <strong>de</strong>l Rey y Su regreso a la tierra a reinar.


Presentan el crecimiento <strong>de</strong> la cristiandad e incluyen la mera profesión lo mismo que la<br />

realidad (ver notas sobre 8:1–3).<br />

En primer lugar, asemeja el reino <strong>de</strong> Dios a un grano <strong>de</strong> mostaza, una <strong>de</strong> las semillas<br />

más diminutas. Al echarlo en tierra produce un arbusto, pero no un árbol. Por esto, cuando<br />

Jesús dijo que esta semilla produjo un árbol gran<strong>de</strong>, indicaba que el crecimiento era muy<br />

anormal. Era lo suficientemente gran<strong>de</strong> para que las aves <strong>de</strong>l cielo anidasen en sus ramas.<br />

El pensamiento aquí es que el cristianismo tuvo un comienzo humil<strong>de</strong>, pequeño como un<br />

grano <strong>de</strong> mostaza. Pero al crecer fue popularizándose, y se <strong>de</strong>sarrolló la Cristiandad tal<br />

como la conocemos en la actualidad. La Cristiandad se compone <strong>de</strong> todos los que profesan<br />

adhesión al Señor, tanto si han nacido <strong>de</strong> nuevo como si no. Las aves <strong>de</strong>l cielo son buitres<br />

o aves <strong>de</strong> presa. Son símbolos <strong>de</strong>l mal, y simbolizan el hecho <strong>de</strong> que la Cristiandad ha<br />

venido a ser nido <strong>de</strong> varias formas <strong>de</strong> corrupción.<br />

13:20–21 La segunda parábola asemejaba el reino <strong>de</strong> Dios a la levadura que una<br />

mujer puso en tres medidas <strong>de</strong> harina. Creemos que en la Escritura la levadura es<br />

siempre un símbolo <strong>de</strong>l mal. Aquí, el pensamiento es que la mala doctrina ha sido<br />

introducida en el alimento puro <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios. Esta mala doctrina no es algo estático;<br />

tiene una insidiosa capacidad para exten<strong>de</strong>rse.<br />

L. La puerta estrecha <strong>de</strong>l Reino (13:22–30)<br />

13:22–23 Iba siguiendo Jesús su camino hacia Jerusalén, cuando alguien <strong>de</strong> entre la<br />

multitud le preguntó si eran pocos los que se salvan. Pue<strong>de</strong> que fuese una pregunta ociosa,<br />

suscitada por la mera curiosidad.<br />

13:24 El Señor respondió a una pregunta especulativa con un mandamiento directo. Le<br />

dijo al indagador que se asegurase que él mismo entraba por la puerta angosta. Cuando<br />

Jesús dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta, no se refería a que la salvación<br />

<strong>de</strong>man<strong>de</strong> esfuerzo <strong>de</strong> nuestra parte. La puerta angosta es el nuevo nacimiento —la<br />

salvación por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe—. Jesús estaba advirtiendo al hombre que se<br />

asegurase <strong>de</strong> que entraba por esta puerta. Muchos procurarán entrar, y no podrán,<br />

cuando la puerta se cierre. Esto no significa que ellos vayan a tratar <strong>de</strong> entrar por la puerta<br />

<strong>de</strong> la conversión, sino que en el día <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y gloria <strong>de</strong> Cristo querrán ser admitidos a Su<br />

reino, pero será <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. El día <strong>de</strong> la gracia en el que vivimos habrá llegado a su<br />

fin.<br />

13:25–27 El padre <strong>de</strong> familia se levantará y cerrará la puerta. La nación judía es<br />

presentada como llamando a la puerta y pidiendo al Señor que abra. Él rehusará, sobre la<br />

base <strong>de</strong> que nunca los conoció. Ellos protestarán ante esto, pretendiendo que habían vivido<br />

con Él en términos <strong>de</strong> intimidad. Pero Él no se moverá por estas pretensiones. Ellos son<br />

hacedores <strong>de</strong> maldad, y no les permitirá entrar.<br />

13:28–30 Su rechazo causará llanto y el crujir <strong>de</strong> dientes. El llanto indica<br />

remordimiento, y el crujir <strong>de</strong> dientes habla <strong>de</strong> un violento odio contra Dios. Esto muestra<br />

que los sufrimientos <strong>de</strong>l infierno no cambian el corazón <strong>de</strong>l hombre. Los israelitas<br />

incrédulos verán a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino <strong>de</strong> Dios.<br />

Ellos mismos esperaban estar allí simplemente porque estaban relacionados con Abraham,<br />

Isaac y Jacob, pero serán echados fuera. Los gentiles viajarán al resplandor <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong><br />

Cristo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todos los rincones <strong>de</strong> la tierra, y gozarán <strong>de</strong> sus maravillosas bendiciones. De<br />

esta manera, muchos judíos que estaban primeros en el plan <strong>de</strong> Dios para la bendición serán


echazados, mientras que los gentiles, que eran consi<strong>de</strong>rados como perros, gozarán <strong>de</strong> las<br />

bendiciones <strong>de</strong>l Reinado Milenial <strong>de</strong> Cristo.<br />

M. Los profetas perecen en Jerusalén (13:31–35)<br />

13:31 En este tiempo, el Señor Jesús estaba evi<strong>de</strong>ntemente en el territorio <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s.<br />

Se acercaron unos fariseos y le advirtieron que saliese <strong>de</strong> allí, porque Hero<strong>de</strong>s le quería<br />

matar. Los fariseos estaban totalmente fuera <strong>de</strong> su carácter al preten<strong>de</strong>r interesarse en la<br />

integridad física <strong>de</strong> Jesús. Quizá se habían unido en un complot con Hero<strong>de</strong>s para<br />

atemorizarlo e inducirlo a ir a Jerusalén, don<strong>de</strong> con toda certeza sería apresado.<br />

13:32 Nuestro Señor no se inmutó ante la amenaza <strong>de</strong> violencia física. La reconoció<br />

como una trama por parte <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s y les dijo a los fariseos que fuesen y le llevasen un<br />

mensaje a ese zorro. Algunas personas sienten dificulta<strong>de</strong>s por el hecho <strong>de</strong> que Jesús se<br />

refiriese a Hero<strong>de</strong>s como una zorra (la forma es femenina en el original). Sienten que era<br />

en violación <strong>de</strong> la Escritura que prohíbe hablar mal <strong>de</strong> un príncipe <strong>de</strong>l pueblo (Éx. 22:8).<br />

Sin embargo, esto no era un mal, sino la absoluta verdad. El sentido <strong>de</strong>l mensaje enviado<br />

por Jesús era que Él tenía aún obra que hacer por un breve tiempo. Él iba a echar fuera<br />

<strong>de</strong>monios y a hacer curaciones durante los breves días que le quedaban. Luego, al tercer<br />

día, es <strong>de</strong>cir, en el último día, habría terminado la obra relacionada con Su ministerio<br />

terrenal. Nada le estorbaría en el cumplimiento <strong>de</strong> Sus <strong>de</strong>beres. Ningún po<strong>de</strong>r sobre la tierra<br />

podría dañarle hasta el tiempo señalado.<br />

13:33 A<strong>de</strong>más, no podría ser muerto en Galilea. Esta prerrogativa quedaba reservada<br />

para la ciudad <strong>de</strong> Jerusalén. Era esa ciudad la que característicamente había asesinado a los<br />

siervos <strong>de</strong>l Dios Altísimo. Jerusalén tenía más o menos el monopolio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> los<br />

portavoces <strong>de</strong> Dios. Esto es lo que significaba el Señor Jesús al <strong>de</strong>cir que no es posible que<br />

un profeta muera fuera <strong>de</strong> Jerusalén.<br />

13:34–35 Habiendo dicho así la verdad acerca <strong>de</strong> esta malvada ciudad, Jesús se<br />

conmovió y lloró sobre ella. Esta ciudad que mata a los profetas, y apedrea a los que le<br />

son enviados <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios era el objeto <strong>de</strong> Su tierno amor. Cuántas veces quiso Él<br />

juntar a sus ciudadanos como la gallina a sus polluelos <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> sus alas, y no<br />

quisieron. La dificultad residía en su terca voluntad. Así, su ciudad, su templo y su tierra<br />

serían <strong>de</strong>jados <strong>de</strong>siertos. Pasarían a través <strong>de</strong> un largo periodo <strong>de</strong> exilio. De hecho, <strong>de</strong><br />

ningún modo verían al Señor hasta que cambiasen <strong>de</strong> actitud respecto a Él. El versículo<br />

35b se refiere a la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo. Un remanente <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel se<br />

arrepentirá en aquel tiempo y dirá: Bendito el que viene en nombre <strong>de</strong>l Señor. Su pueblo<br />

se le ofrecerá entonces bien dispuesto en el día <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r.<br />

N. Curación <strong>de</strong> un hombre hidrópico (14:1–6)<br />

14:1–3 Aconteció un sábado que uno <strong>de</strong> los principales <strong>de</strong> los fariseos invitó al Señor<br />

a su casa para una comida. No se trataba <strong>de</strong> un sincero gesto <strong>de</strong> hospitalidad, sino más bien<br />

<strong>de</strong> un intento por parte <strong>de</strong> los guías religiosos <strong>de</strong> encontrar falta en el Hijo <strong>de</strong> Dios. Jesús<br />

vio a un hombre hidrópico, esto es, sufriendo una enfermedad causada por una<br />

acumulación <strong>de</strong> agua en los tejidos. El Salvador leyó las mentes <strong>de</strong> Sus críticos y les<br />

preguntó con agu<strong>de</strong>za si era lícito sanar en sábado.


14:4–6 Por mucho que hubiesen querido <strong>de</strong>cir que no, no podían apoyar su respuesta, y<br />

por ello callaron. Por tanto, Jesús sanó al hombre y le <strong>de</strong>spidió. Para Él se trataba <strong>de</strong> una<br />

obra <strong>de</strong> misericordia, y el amor divino nunca cesa en sus activida<strong>de</strong>s, ni en día <strong>de</strong> sábado<br />

(Jn. 5:17). Volviéndose luego hacia los judíos, les recordó que si uno <strong>de</strong> sus animales caía<br />

en algún pozo, que ciertamente lo sacarían inmediatamente, aunque sea en sábado. Era<br />

en el propio interés <strong>de</strong> ellos hacerlo así. El animal valía dinero. En el caso <strong>de</strong> un prójimo<br />

que sufría, no se preocupaban, y habrían con<strong>de</strong>nado al Señor Jesús por ayudarlo. Aunque<br />

no le podían replicar a este razonamiento <strong>de</strong>l Salvador, po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que se<br />

sintieron tanto más llenos <strong>de</strong> cólera contra Él.<br />

O. Parábola <strong>de</strong>l Invitado Ambicioso (14:7–11)<br />

Al entrar el Señor en la casa <strong>de</strong>l fariseo, quizá había visto a los invitados maniobrando<br />

en pos <strong>de</strong> los primeros asientos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la mesa. Buscaban posiciones <strong>de</strong> eminencia y<br />

honor. El hecho <strong>de</strong> que Él también era un invitado no le impidió hablar con franqueza y<br />

rectitud. Les advirtió en contra <strong>de</strong> esta forma <strong>de</strong> autoexaltación. Cuando fuesen<br />

convidados a una comida, <strong>de</strong>bían tomar el último lugar y no el primero. Cuando<br />

buscamos un puesto elevado para nosotros mismos, siempre hay la posible vergüenza <strong>de</strong><br />

ser <strong>de</strong>puesto. Si somos verda<strong>de</strong>ramente humil<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, hay sólo una dirección<br />

en la que po<strong>de</strong>mos movernos, y es hacia arriba. Jesús nos enseña que es mejor ser<br />

promovidos a un puesto <strong>de</strong> honra que aferrarnos a este puesto y tener que <strong>de</strong>jarlo <strong>de</strong>spués.<br />

Él mismo es el ejemplo viviente <strong>de</strong> renuncia propia (Fil. 2:5–8). Él se humilló a Sí mismo,<br />

y Dios lo exaltó hasta lo sumo. Cualquiera que se enaltece, será humillado por Dios.<br />

P. La lista <strong>de</strong> Invitados que Dios honra (14:12–14)<br />

Este principal <strong>de</strong> los fariseos había invitado indudablemente a las celebrida<strong>de</strong>s locales<br />

para esta comida. Jesús se dio cuenta <strong>de</strong> esto en el acto. Observó que las personas no<br />

privilegiadas <strong>de</strong> la comunidad no estaban incluidas. Por ello, aprovechó la ocasión para<br />

enunciar uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s principios <strong>de</strong>l cristianismo: que <strong>de</strong>beríamos amar a aquellos<br />

que no son atractivos, y que no pue<strong>de</strong>n compensarnos. La manera en que la gente suele<br />

actuar es invitar a sus amigos, hermanos, parientes y vecinos ricos, siempre con la<br />

esperanza <strong>de</strong> ser vueltos a convidar. No se precisa <strong>de</strong> una nueva vida para actuar <strong>de</strong> esta<br />

manera. Pero es positivamente sobrenatural mostrar bondad a los pobres, los mancos, los<br />

cojos y los ciegos. Dios reserva una especial recompensa para los que muestran caridad a<br />

estas clases. Aunque estos invitados no te pue<strong>de</strong>n recompensar, sin embargo el mismo<br />

Dios promete recompensar en la resurrección <strong>de</strong> los justos. Esto se conoce en las<br />

Escrituras como la primera resurrección, resurrección que incluye a todos los verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes. Tiene lugar en el Arrebatamiento y también, creemos, al final <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la<br />

Tribulación. Es <strong>de</strong>cir, la primera resurrección no es un acontecimiento singular, sino que<br />

tiene lugar en etapas.<br />

Q. La Parábola <strong>de</strong> las Excusas (14:15–24)<br />

14:15–18 Uno <strong>de</strong> los invitados reclinados a la mesa con Jesús observó lo maravilloso<br />

que sería participar en las bendiciones <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Quizá se sentía impresionado por


los principios <strong>de</strong> la conducta que el Señor Jesús acababa <strong>de</strong> enseñar. O quizá se trataba sólo<br />

<strong>de</strong> una observación en general, dada sin mucha reflexión. En todo caso, el Señor contestó<br />

que por maravilloso que fuese comer pan en el reino <strong>de</strong> Dios, lo triste es que muchos <strong>de</strong><br />

los que son convidados inventan toda clase <strong>de</strong> excusas insensatas para negarse a aceptar.<br />

Presenta Él a Dios como Un hombre que hizo una gran cena, y convidó a muchos.<br />

Cuando la comida estuvo lista, pidió a su siervo que notificase a los convidados que ya<br />

todo estaba preparado. Esto nos recuerda el magno hecho <strong>de</strong> que el Señor Jesús acabó la<br />

obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción en el Calvario, y que la invitación <strong>de</strong>l evangelio es dada sobre la base<br />

<strong>de</strong> aquella obra consumada. Una persona que había sido invitada se excusó porque había<br />

comprado un campo y quería ir a verlo. Lo normal sería que primero lo hubiese visto, y<br />

luego lo hubiese comprado. Pero aun en este caso, estaba poniendo su amor por las cosas<br />

materiales por encima <strong>de</strong> la invitación llena <strong>de</strong> gracia.<br />

14:19–20 El siguiente había comprado cinco yuntas <strong>de</strong> bueyes, y quería ir a<br />

probarlos. Presenta a aquellos que ponen los trabajos, las activida<strong>de</strong>s o los negocios por<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l llamamiento <strong>de</strong> Dios. El tercero dijo que acababa <strong>de</strong> casarse, y por tanto no<br />

podía ir. Los vínculos familiares y las relaciones sociales a menudo impi<strong>de</strong>n a los hombres<br />

aceptar la invitación <strong>de</strong>l evangelio.<br />

14:21–23 Cuando el siervo hubo notificado a su señor que la invitación estaba siendo<br />

rechazada a diestra y a siniestra, el padre <strong>de</strong> familia lo envió a la ciudad para que invitase<br />

a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. «Tanto la naturaleza como la gracia<br />

aborrecen el vacío», dijo Bengel. Quizá los primeros invitados representan a los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l<br />

pueblo judío. Cuando ellos rechazaron el evangelio, Dios lo envió al común <strong>de</strong> la gente <strong>de</strong><br />

la ciudad <strong>de</strong> Jerusalén. Muchos <strong>de</strong> estos respondieron al llamamiento, pero aún había<br />

lugar en la casa <strong>de</strong>l padre <strong>de</strong> familia. Y <strong>de</strong> este modo, el señor le dijo al siervo que saliese<br />

a los caminos y a los vallados, y que los forzase a entrar. Esto indudablemente da la<br />

historia <strong>de</strong>l evangelio presentado a los pueblos gentiles. No <strong>de</strong>bían ser compelidos por la<br />

fuerza <strong>de</strong> las armas (como se ha hecho en la historia <strong>de</strong> la cristiandad) sino por la fuerza <strong>de</strong><br />

la argumentación. Se <strong>de</strong>bía emplear una amante persuasión en un esfuerzo <strong>de</strong> hacerlos<br />

entrar, a fin <strong>de</strong> que la casa <strong>de</strong>l señor se llenase.<br />

R. El coste <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro discipulado (14:25–35)<br />

14:25 Ahora gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s seguían al Señor Jesús. La mayoría <strong>de</strong> maestros se<br />

habrían sentido entusiasmados ante un interés tan extendido. Pero el Señor Jesús no estaba<br />

buscando a gente que le siguiese por curiosidad, y sin un verda<strong>de</strong>ro interés sincero. Estaba<br />

buscando a los que estuviesen dispuestos a vivir una vida <strong>de</strong>vota y apasionada por Él, e<br />

incluso a morir por Él si ello era necesario. Y <strong>de</strong> esta manera comenzó a cribar a la multitud<br />

presentándoles las exigentes condiciones <strong>de</strong>l discipulado. En ocasiones, el Señor Jesús<br />

atraía a los hombres a Sí mismo, pero <strong>de</strong>spués que comenzaban a seguirle, los cribaba. Y<br />

esto es lo que vemos sucediendo aquí.<br />

14:26 Primero, dijo a los que le seguían que para ser verda<strong>de</strong>ros discípulos habrían <strong>de</strong><br />

amarle <strong>de</strong> manera suprema. Jamás sugirió que los hombres <strong>de</strong>berían tener un acerbo odio<br />

en sus corazones contra padre, madre, mujer, hijos, hermanos y hermanas. Lo que<br />

estaba enfatizando era que el amor para con Cristo había <strong>de</strong> ser tal que todos los otros<br />

amores fuesen odio en comparación (cf. Mt. 10:37). Nunca se <strong>de</strong>be permitir que la


consi<strong>de</strong>ración a los vínculos familiares <strong>de</strong>svíe a un discípulo <strong>de</strong> un camino <strong>de</strong> plena<br />

obediencia al Señor.<br />

En realidad, la parte más difícil <strong>de</strong> este primer enunciado <strong>de</strong>l discipulado se halla en las<br />

palabras y aun también su propia vida. No se trata sólo <strong>de</strong> amar menos a nuestros<br />

parientes; ¡también hemos <strong>de</strong> odiar nuestra propia vida! En vez <strong>de</strong> vivir vidas<br />

egocéntricas, hemos <strong>de</strong> vivir vidas cristocéntricas. En lugar <strong>de</strong> preguntar cómo nos afectará<br />

cada una <strong>de</strong> nuestras acciones, hemos <strong>de</strong> tener cuidado en valorar cómo afectará a Cristo y<br />

a Su gloria. Las consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> bienestar personal y <strong>de</strong> seguridad han <strong>de</strong> quedar<br />

subordinadas a la gran tarea <strong>de</strong> glorificar a Cristo y <strong>de</strong> darle a conocer. Las palabras <strong>de</strong>l<br />

Salvador son absolutas. Él dijo que si no le amamos supremamente, más que a nuestra<br />

familia y que a nuestras propias vidas, no podríamos ser Sus discípulos. No hay medias<br />

tintas.<br />

14:27 En segundo lugar, Él enseñaba que un verda<strong>de</strong>ro discípulo había <strong>de</strong> llevar su<br />

cruz e ir en pos <strong>de</strong> Él. La cruz no es alguna <strong>de</strong>bilidad física o angustia mental, sino un<br />

camino <strong>de</strong> oprobio, sufrimiento, soledad e incluso muerte, que una persona escoge<br />

voluntariamente por causa <strong>de</strong> Cristo. No todos los creyentes llevan la cruz. Es posible<br />

evitarla viviendo una vida cristiana nominal. Pero si nos <strong>de</strong>cidimos a vivir enteramente para<br />

Cristo, experimentaremos la misma clase <strong>de</strong> oposición satánica que el Hijo <strong>de</strong> Dios afrontó<br />

cuando estuvo en la tierra. Esto es la cruz. El discípulo ha <strong>de</strong> seguir en pos <strong>de</strong> Cristo. Esto<br />

significa que ha <strong>de</strong> vivir la vida que vivió Cristo cuando estaba aquí en la tierra: una vida <strong>de</strong><br />

propia renuncia, humillación, persecución, vituperio, tentación y contradicción <strong>de</strong><br />

pecadores contra Sí mismo.<br />

14:28–30 Luego el Señor Jesús empleó dos ilustraciones para enfatizar la necesidad <strong>de</strong><br />

contar los gastos antes <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r el camino en pos <strong>de</strong> Él. Asemeja Él la vida cristiana a<br />

un proyecto <strong>de</strong> edificación y luego a una empresa bélica. Un hombre que quiere edificar<br />

una torre … se sienta primero y calcula los gastos. Si no tiene suficiente para acabarla,<br />

no prosigue. En caso contrario, cuando ha puesto el cimiento, y no pueda acabarla, los<br />

que pasan hacen burla <strong>de</strong> él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo<br />

acabar. Así suce<strong>de</strong> con los discípulos. Deberían primero calcular los gastos, si realmente<br />

están <strong>de</strong>cididos a abandonar sus vidas <strong>de</strong> corazón a Cristo. En caso contrario, podrían<br />

comenzar con un <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> gloria, y luego apagarse. Si es así, los espectadores se burlarán<br />

<strong>de</strong> ellos por comenzar bien y terminar ignominiosamente. El mundo no tiene más que<br />

menosprecio por los cristianos tibios.<br />

14:31–32 Un rey, al marchar a la guerra contra fuerzas superiores en número, ha <strong>de</strong><br />

consi<strong>de</strong>rar con cuidado si con sus fuerzas menos numerosas pue<strong>de</strong> hacer frente al<br />

enemigo. Se da perfecta cuenta <strong>de</strong> que se trata o bien <strong>de</strong> darse totalmente o <strong>de</strong> rendirse<br />

abyectamente. Y así es en la vida <strong>de</strong>l discipulado cristiano. No pue<strong>de</strong> haber medias tintas.<br />

14:33 El versículo 14:33 es probablemente uno <strong>de</strong> los versículos más impopulares en<br />

toda la Biblia. Dice explícitamente que cualquiera <strong>de</strong> vosotros que no renuncia a todo lo<br />

que posee, no pue<strong>de</strong> ser mi discípulo. No hay forma <strong>de</strong> evadir el sentido <strong>de</strong> estas palabras.<br />

No dicen que una persona ha <strong>de</strong> estar dispuesta a <strong>de</strong>jarlo todo. Más bien, dicen que <strong>de</strong>be<br />

abandonarlo todo. Hemos <strong>de</strong> reconocer al Señor Jesús que sabía lo que estaba diciendo. Él<br />

sabía que la obra jamás se llevaría a cabo <strong>de</strong> ninguna otra manera. Quiere a hombres y<br />

mujeres que le valoren por encima <strong>de</strong> cualquier otra cosa en este mundo. Observa Ryle:<br />

El hombre que es realmente próspero es aquel que lo da todo por causa <strong>de</strong> Cristo.<br />

Consigue el mejor <strong>de</strong> los beneficios; lleva la cruz unos cuantos años en este mundo, y en el


mundo veni<strong>de</strong>ro tiene la vida eterna. Obtiene la mejor <strong>de</strong> las posesiones; lleva sus riquezas<br />

con él más allá <strong>de</strong>l sepulcro. Es rico aquí en gracia, y es rico en gloria en el más allá. Y lo<br />

mejor <strong>de</strong> todo es que lo que obtiene por la fe en Cristo, jamás lo pier<strong>de</strong>. Es «la parte buena,<br />

la cual no le será quitada».<br />

14:34–35 La sal es una imagen <strong>de</strong> un discípulo. Hay algo sano y encomiable en una<br />

persona que está viviendo <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>vota y abnegada para el Señor. Pero luego leemos <strong>de</strong><br />

sal que se vuelve insípida. La mo<strong>de</strong>rna sal <strong>de</strong> mesa no pue<strong>de</strong> per<strong>de</strong>r su sabor, porque es sal<br />

pura. Pero en las tierras <strong>de</strong> la Biblia, la sal estaba a menudo mezclada con varias formas <strong>de</strong><br />

impureza. Por ello, era posible que la sal se <strong>de</strong>svaneciese y que quedase un residuo en el<br />

salero. Pero este residuo para nada valía. No podía usarse siquiera para fertilizar la tierra.<br />

Se tenía que tirar.<br />

La imagen es la <strong>de</strong> un discípulo que comienza con brillantez y que luego se vuelve<br />

<strong>de</strong>jando sus votos. El discípulo tiene una razón básica para su existencia; si fracasa en<br />

cumplir esta razón, es entonces algo lastimoso. Leemos acerca <strong>de</strong> la sal que la arrojan<br />

fuera, esto es, pisotean el testimonio <strong>de</strong> aquel que comenzó a edificar y no pudo acabar.<br />

Kelly observa:<br />

Se muestra el peligro <strong>de</strong> aquello que comienza bien y termina mal. ¿Qué cosa hay más<br />

inútil en el mundo que la sal que ha perdido la única característica que la hacía <strong>de</strong> valor? Es<br />

peor que inútil para cualquier otro propósito. Igual con el discípulo que <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser<br />

discípulo <strong>de</strong> Cristo. No es idóneo para los propósitos <strong>de</strong>l mundo, y ha abandonado los <strong>de</strong><br />

Dios. Tiene <strong>de</strong>masiada luz o conocimiento para entrar en las vanida<strong>de</strong>s y pecados <strong>de</strong>l<br />

mundo, y no tiene el goce <strong>de</strong> la gracia y <strong>de</strong> la verdad para mantenerle en el camino <strong>de</strong><br />

Cristo. … La sal sin sabor viene a ser objeto <strong>de</strong> menosprecio y <strong>de</strong> juicio.<br />

El Señor Jesús termina el mensaje sobre discipulado con estas palabras: El que tiene<br />

oídos para oír, oiga. Estas palabras implican que no todos tendrán la buena disposición<br />

para dar oído a las exigentes condiciones <strong>de</strong>l discipulado. Pero si una persona está dispuesta<br />

a seguir al Señor Jesús, sea cual sea el coste, entonces <strong>de</strong>bería oír y seguir.<br />

Juan Calvino dijo en cierta ocasión: «Lo he dado todo por Cristo, ¿y qué he encontrado?<br />

Lo he encontrado todo en Cristo». Henry Drummond comentó: «La cuota <strong>de</strong> entrada al<br />

reino es cero; la suscripción anual es todo».<br />

S. La Parábola <strong>de</strong> la Oveja Perdida (15:1–7)<br />

15:1–2 El ministerio <strong>de</strong> enseñanza <strong>de</strong> nuestro Señor en el capítulo 14 parecía atraer a<br />

los menospreciados cobradores <strong>de</strong> impuestos y a otros que eran exteriormente pecadores.<br />

Aunque Jesús reprendía sus pecados, sin embargo muchos <strong>de</strong> ellos reconocían que tenía<br />

razón. Se pusieron <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Cristo y en contra <strong>de</strong> sí mismos. En verda<strong>de</strong>ro<br />

arrepentimiento, le reconocieron como Señor. Allí don<strong>de</strong> Jesús encontraba a gente<br />

dispuesta a reconocer sus pecados, Él se dirigía a ellos y les otorgaba ayuda espiritual y<br />

bendición.<br />

Los fariseos y los escribas se resentían <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Jesús fraternizase con gente<br />

que eran abiertamente pecadores. Ellos no mostraban gracia alguna a estos leprosos<br />

sociales y morales y abrigaban resentimiento a Jesús por hacerlo. Y por ello le lanzaron esta


acusación: Éste recibe a los pecadores, y come con ellos. Y esta acusación era cierta.<br />

Ellos creían que se trataba <strong>de</strong> algo con<strong>de</strong>nable, ¡pero en realidad era en cumplimiento <strong>de</strong>l<br />

mismo propósito para el que el Señor Jesús había venido al mundo!<br />

Fue en respuesta a la acusación <strong>de</strong> ellos que el Señor Jesús refirió las parábolas <strong>de</strong> la<br />

oveja perdida, <strong>de</strong> la moneda perdida y <strong>de</strong>l hijo perdido. Estas historias apuntaban <strong>de</strong> forma<br />

directa a los escribas y fariseos, que nunca habían quedado quebrantados <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios ni<br />

admitido su condición perdida. En realidad, ellos estaban tan perdidos como los publicanos<br />

y pecadores, pero rehusaban firmemente admitirlo. El argumento en las tres historias es que<br />

Dios tiene gran gozo y satisfacción cuando ve a pecadores arrepintiéndose, mientras que no<br />

tiene agrado alguno en los hipócritas que se preten<strong>de</strong>n justos y que son <strong>de</strong>masiado<br />

orgullosos para admitir su mísera pecaminosidad.<br />

15:3–4 Aquí el Señor Jesús es presentado bajo el símbolo <strong>de</strong> un pastor. Las noventa y<br />

nueve ovejas representan a los escribas y fariseos. La oveja perdida representa a aquel<br />

recaudador <strong>de</strong> impuestos o al pecador arrepentido. Cuando el pastor se da cuenta <strong>de</strong> que<br />

una <strong>de</strong> sus ovejas está perdida, <strong>de</strong>ja a las noventa y nueve en el <strong>de</strong>sierto (no en el redil) y<br />

sale tras la perdida hasta encontrarla. Por lo que a nuestro Señor tocaba, este viaje<br />

incluyó Su <strong>de</strong>scenso a la tierra, Sus años <strong>de</strong> ministerio público, Su rechazo, sufrimiento y<br />

muerte. ¡Cuán ciertas son las líneas <strong>de</strong>l himno «Las Noventa y Nueve»!:<br />

Mas jamás ningún redimido conoció<br />

Cuán hondas fueron las aguas que cruzó,<br />

Ni cuán negra la noche que el Señor pasó,<br />

Hasta que a su perdida oveja halló.<br />

Elizabeth C. Clephane<br />

15:5 Habiendo encontrado a la oveja, la puso sobre sus hombros y la llevó a su hogar.<br />

Esto sugiere que la oveja salvada gozaba <strong>de</strong> un lugar <strong>de</strong> privilegio e intimidad que nunca<br />

había conocido mientras estaba contada entre las otras.<br />

15:6 El pastor llamó a sus amigos y vecinos para que se gozasen con él por la<br />

salvación <strong>de</strong> la oveja que se había perdido. Esto nos habla <strong>de</strong>l gozo <strong>de</strong>l salvador al ver a<br />

un pecador arrepentido.<br />

15:7 La lección queda clara: Hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente,<br />

pero no hay gozo por las noventa y nueve que nunca han quedado convictas acerca <strong>de</strong> su<br />

perdida condición. El versículo 7 no significa que haya algunas personas que no necesiten<br />

arrepentimiento. Todos los hombres son pecadores, y todos <strong>de</strong>ben arrepentirse para ser<br />

salvos. El versículo <strong>de</strong>scribe a aquellos que, tal como ellos se ven a sí mismos, no<br />

necesitan <strong>de</strong> arrepentimiento.<br />

T. La Parábola <strong>de</strong> la Moneda Perdida (15:8–10)<br />

La mujer en esta historia pue<strong>de</strong> representar al Espíritu Santo, que busca a los perdidos<br />

con la lámpara <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. Las nueve dracmas representan a los no<br />

arrepentidos, mientras que la dracma perdida sugiere al hombre dispuesto a confesar que<br />

está fuera <strong>de</strong> relación con Dios. En el anterior relato, la oveja se fue errante por su propia<br />

voluntad. Una moneda es un objeto inanimado, y podría sugerir la condición sin vida <strong>de</strong>l<br />

pecador. Está muerto en pecados.


La mujer busca con diligencia la moneda <strong>de</strong> plata hasta encontrarla. Luego llama a<br />

sus amigas y vecinas para que celebren el hallazgo con ella. La moneda perdida que ha<br />

encontrado le ha traído más verda<strong>de</strong>ro placer que las nueve que nunca se habían perdido.<br />

Así es con Dios. El pecador que se humilla y confiesa su condición perdida da gozo al<br />

corazón <strong>de</strong> Dios. Él no consigue este gozo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los que nunca han sentido la<br />

necesidad <strong>de</strong> arrepentimiento.<br />

U. La Parábola <strong>de</strong>l Hijo Perdido (15:11–32)<br />

15:11–16 Dios Padre es aquí presentado como un hombre que tenía dos hijos. El<br />

menor <strong>de</strong> ellos tipifica al pecador arrepentido, mientras que el hijo mayor ilustra a los<br />

escribas y fariseos. Estos últimos son hijos <strong>de</strong> Dios por creación, aunque no por re<strong>de</strong>nción.<br />

El hijo menor también se conoce como el hijo pródigo. Un pródigo es una persona<br />

irreflexiva y extravagante, y que gasta el dinero <strong>de</strong> manera fastuosa. Éste se cansó <strong>de</strong> la<br />

casa <strong>de</strong> su padre y <strong>de</strong>cidió marcharse. No podía esperar a que su padre muriese, y por ello<br />

le pidió por a<strong>de</strong>lantado la parte <strong>de</strong> los bienes que le correspondía. Y el padre entregó a<br />

ambos hijos sus partes. Poco <strong>de</strong>spués, el hijo menor se marchó a una provincia apartada<br />

y gastó pródigamente su dinero en placeres pecaminosos. Tan pronto hubo gastado todo su<br />

dinero, aquella tierra cayó bajo una dura <strong>de</strong>presión económica, y se encontró sin medios <strong>de</strong><br />

subsistencia. El único trabajo que pudo encontrar fue <strong>de</strong> cuidador <strong>de</strong> cerdos —trabajo éste<br />

que habría sido <strong>de</strong> lo más odioso para un judío común—. Mientras contemplaba los cerdos<br />

comiendo sus algarrobas, los envidiaba. Ellos tenían más para comer que él mismo, y<br />

nadie parecía dispuesto a ayudarle. Los amigos que tenía cuando estaba gastando su dinero<br />

con prodigalidad habían <strong>de</strong>saparecido enteramente.<br />

15:17–19 El hambre resultó ser una bendición enmascarada. Le hizo reflexionar.<br />

Recordó que los jornaleros en casa <strong>de</strong> su padre estaban viviendo mucho mejor que él.<br />

Tenían abundante comida, y él en cambio estaba muriéndose <strong>de</strong> hambre. Pensando en esto,<br />

<strong>de</strong>cidió actuar. Tomó la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> ir a su padre con arrepentimiento, reconociendo<br />

su pecado y buscando su perdón. Se daba cuenta <strong>de</strong> que ya no era digno <strong>de</strong> ser llamado<br />

hijo <strong>de</strong> su padre, y <strong>de</strong>cidió pedir trabajo como jornalero.<br />

15:20 Mucho antes <strong>de</strong> llegar a su casa, lo vio su padre, y fue movido a compasión, y<br />

corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó efusivamente. Éste es probablemente el único<br />

versículo <strong>de</strong> la Biblia don<strong>de</strong> el apresuramiento se emplea <strong>de</strong> Dios en un buen sentido.<br />

Stewart ilustra esto <strong>de</strong> manera a<strong>de</strong>cuada:<br />

De manera atrevida Jesús presenta a Dios no esperando a que su avergonzado hijo se<br />

introdujese furtivamente en el hogar, ni manteniéndose en su dignidad cuando llegó, sino<br />

corriendo a recibirle en sus brazos, en todo su estado <strong>de</strong> vergüenza, en sus harapos y<br />

suciedad. Este mismo nombre <strong>de</strong> «Padre» oscurece a la vez el color <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong>staca la<br />

espléndida gloria <strong>de</strong>l perdón.<br />

15:21–24 El hijo hizo su confesión hasta el punto en que iba a pedir trabajo. Pero el<br />

padre lo interrumpió or<strong>de</strong>nando a los esclavos que pusieran el mejor vestido a su hijo, le<br />

pusiesen también anillo en su mano, y calzado en sus pies. También mandó que se<br />

preparase un gran banquete para celebrar el regreso <strong>de</strong> su hijo que había estado perdido y<br />

que ahora había sido hallado. Por lo que al padre se refería, el hijo había estado muerto,


pero ahora había revivido. Alguien ha dicho: «Aquel joven estaba <strong>de</strong>seando pasárselo bien,<br />

pero no lo logró en la provincia apartada. Sólo lo logró cuando tuvo el buen sentido <strong>de</strong><br />

volver a la casa <strong>de</strong> su padre». Se ha señalado que comenzaron a regocijarse, pero no se<br />

dice que el gozo acabase. Así es con la salvación <strong>de</strong>l pecador.<br />

15:25–27 Cuando el hijo mayor volvió <strong>de</strong>l campo y oyó todo el son <strong>de</strong> la fiesta,<br />

preguntó a uno <strong>de</strong> los criados qué estaba pasando. Éste le dijo que su hermano menor<br />

había vuelto a casa, y que su padre estaba rebosante <strong>de</strong> gozo.<br />

15:28–30 El hijo mayor se llenó <strong>de</strong> un celo lleno <strong>de</strong> ira. Rehusó participar en el gozo <strong>de</strong><br />

su padre. J. N. Darby lo expresó bien: «Allí don<strong>de</strong> está la dicha <strong>de</strong> Dios no pue<strong>de</strong> entrar el<br />

fariseísmo, la pretensión <strong>de</strong> justicia propia. Si Dios es bueno para con el pecador, ¿<strong>de</strong> qué<br />

sirve mi justicia?» Cuando su padre le apremió a que participase en los festejos, él rehusó,<br />

quejándose <strong>de</strong> que su padre nunca le había recompensado por su fiel servicio y obediencia.<br />

Nunca le había sido dado ni un cabrito, por no <strong>de</strong>cir nada <strong>de</strong> un becerro engordado. Se<br />

quejó <strong>de</strong> que cuando el hijo pródigo volvió tras gastar el dinero <strong>de</strong> su padre en rameras, el<br />

padre no lo dudó en hacer una gran fiesta. Observemos que dijo este tu hijo, y no «mi<br />

hermano».<br />

15:31–32 La respuesta <strong>de</strong>l padre indicaba que hay gozo relacionado con la restauración<br />

<strong>de</strong> uno que estaba perdido, mientras que un hijo obstinado, ingrato y no reconciliado no da<br />

causa para una celebración.<br />

El hijo mayor es una elocuente imagen <strong>de</strong> los escribas y fariseos. Ellos se resentían <strong>de</strong><br />

que Dios mostrase misericordia a pecadores escandalosos. Para su forma <strong>de</strong> pensar, si no<br />

para la <strong>de</strong> Dios, ellos le habían servido fielmente, jamás habían transgredido Sus<br />

mandamientos, y sin embargo nunca habían sido apropiadamente recompensados por todo<br />

ello. Pero la verdad era que eran hipócritas religiosos y pecadores culpables. Su soberbia<br />

los cegaba a la distancia a que estaban <strong>de</strong> Dios, y al hecho <strong>de</strong> que Él los había cubierto <strong>de</strong><br />

bendiciones. Si tan sólo hubiesen estado dispuestos a arrepentirse y a reconocer sus<br />

pecados, entonces el corazón <strong>de</strong>l Padre se habría alegrado y ellos también habrían dado<br />

motivo para una gran celebración.<br />

V. La Parábola <strong>de</strong>l mayordomo injusto (16:1–13)<br />

16:1–2 El Señor Jesús pasa ahora <strong>de</strong> los fariseos y escribas a sus discípulos, para darles<br />

una lección <strong>de</strong> administración. Está generalmente admitido que esta sección es una <strong>de</strong> las<br />

más difíciles <strong>de</strong> Lucas. La razón <strong>de</strong> la dificultad es que la historia <strong>de</strong>l mayordomo injusto<br />

parece encomiar la falta <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z. Pero veremos que no es así, según seguimos la<br />

parábola. El rico en esta historia representa al mismo Dios. Un mayordomo es aquella<br />

persona a la que se ha confiado la administración <strong>de</strong> la propiedad <strong>de</strong> otra persona. Por lo<br />

que toca a esta historia, cualquier discípulo <strong>de</strong>l Señor es también un mayordomo. Este<br />

mayordomo en particular fue acusado <strong>de</strong> disipador <strong>de</strong> los fondos <strong>de</strong> su señor. Fue llamado<br />

a rendir cuentas y se le notificó que iba a ser <strong>de</strong>spedido.<br />

16:3–6 El mayordomo pensó con rapi<strong>de</strong>z. Se dio cuenta <strong>de</strong> que había <strong>de</strong> proveer para<br />

su futuro. Pero era <strong>de</strong>masiado mayor para <strong>de</strong>dicarse a labores físicas, y era <strong>de</strong>masiado<br />

orgulloso para mendigar (aunque no <strong>de</strong>masiado orgulloso para robar). ¿Cómo iba él a<br />

proveer a su seguridad social? Y pensó en un plan mediante el que se ganaría amigos que<br />

serían luego bondadosos con él cuando tuviese necesidad. El plan era éste: Fue a uno <strong>de</strong> los


clientes <strong>de</strong> su amo, y preguntó cuánto le <strong>de</strong>bía. Cuando el cliente dijo que cien barriles <strong>de</strong><br />

aceite, el mayordomo le dijo que pagase cincuenta y que la <strong>de</strong>uda se consi<strong>de</strong>raría saldada.<br />

16:7 Otro cliente <strong>de</strong>bía cien medidas <strong>de</strong> trigo. El mayordomo le dijo que pagase<br />

ochenta, y él marcaría la factura como «pagada».<br />

16:8 La parte chocante <strong>de</strong> esta historia aparece cuando el amo alaba al mayordomo<br />

por haber obrado sagazmente. ¿Por qué iba alguien a aprobar tal falta <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z? Lo<br />

que el mayordomo había hecho era injusto. Los versículos que siguen muestran que el<br />

mayordomo no recibió el encomio por su actuación tortuosa, sino más bien por su<br />

previsión. Había actuado con pru<strong>de</strong>ncia. Miraba hacia <strong>de</strong>lante y hacía provisión para el<br />

futuro. Sacrificaba los beneficios presentes para conseguir una compensación en el futuro.<br />

Al aplicar esto a nuestras propias vidas hemos <strong>de</strong> tener sin embargo un punto muy claro: el<br />

futuro <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Dios no está en esta tierra, sino en el cielo. Así como el mayordomo tomó<br />

pasos para asegurar que tendría amigos aquí abajo durante su retiro, <strong>de</strong>l mismo modo el<br />

cristiano <strong>de</strong>bería emplear los bienes <strong>de</strong> su Señor <strong>de</strong> tal manera que se asegure una fiesta <strong>de</strong><br />

bienvenida cuando llegue al cielo.<br />

El Señor dijo: Los hijos <strong>de</strong> este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes<br />

que los hijos <strong>de</strong> luz. Esto significa que los impíos e inconversos muestran más sabiduría en<br />

proveer para su futuro en este mundo que los verda<strong>de</strong>ros creyentes muestran en guardar<br />

tesoros en el cielo.<br />

16:9 Deberíamos ganarnos amigos por medio <strong>de</strong> las riquezas injustas. Es <strong>de</strong>cir,<br />

<strong>de</strong>beríamos emplear el dinero y las otras cosas materiales <strong>de</strong> tal manera que ganemos almas<br />

para Cristo y que así hagamos amista<strong>de</strong>s que durarán para toda la eternidad. Pierson lo<br />

expresaba con claridad:<br />

El dinero se pue<strong>de</strong> emplear en comprar Biblias, libros, tratados y por tanto, <strong>de</strong> manera<br />

indirecta, las almas <strong>de</strong> los hombres. Así, lo que era material y temporal se torna en<br />

inmortal, no material, espiritual y eterno. Aquí tenemos a un hombre que tiene cien dólares.<br />

Pue<strong>de</strong> gastárselo todo en un banquete o en una fiesta nocturna, y al día siguiente no tendrá<br />

nada por todo ello. En cambio, pue<strong>de</strong> comprar Biblias a un dólar. Compra cien copias <strong>de</strong> la<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios. Luego las siembra <strong>de</strong> manera juiciosa como semilla <strong>de</strong>l reino, y esta<br />

semilla germina en una cosecha, no <strong>de</strong> Biblias sino <strong>de</strong> almas. De aquello que es injusto ha<br />

hecho amigos inmortales, que cuando él abandona su vida terrenal le reciben en moradas<br />

eternas.<br />

Así, ésta es la enseñanza <strong>de</strong> nuestro Señor. Mediante la pru<strong>de</strong>nte inversión <strong>de</strong><br />

posesiones materiales po<strong>de</strong>mos tener parte en la bendición eterna <strong>de</strong> hombres y mujeres.<br />

Po<strong>de</strong>mos asegurar que cuando lleguemos a las puertas <strong>de</strong>l cielo, habrá un comité <strong>de</strong><br />

bienvenida <strong>de</strong> aquellos que fueron salvados por medio <strong>de</strong> nuestros abnegados dones y<br />

oraciones. Estas personas nos expresarán su gratitud diciendo: «Tú fuiste quien me invitaste<br />

aquí».<br />

Darby comenta:<br />

El hombre en general es mayordomo <strong>de</strong> Dios; y en otro sentido y en otra forma Israel<br />

era mayordomo <strong>de</strong> Dios, puesto en la viña <strong>de</strong> Dios, habiéndosele confiado la ley, las<br />

promesas, los pactos, el culto. Pero en todo esto se <strong>de</strong>scubrió que Israel había disipado los<br />

bienes <strong>de</strong> Dios. El hombre, contemplado como mayordomo, ha resultado plenamente infiel.<br />

Ahora bien, ¿qué se <strong>de</strong>bía hacer? Dios aparece y en gracia soberana torna en medio <strong>de</strong> fruto


celestial aquello que el hombre ha abusado en la tierra. Las cosas que en este mundo están<br />

en manos <strong>de</strong>l hombre no <strong>de</strong>ben ser empleadas para el presente goce <strong>de</strong> este mundo, que está<br />

totalmente apartado <strong>de</strong> Dios, sino con vistas al futuro. No hemos <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> poseer las<br />

cosas ahora, sino que por el recto uso <strong>de</strong> estas cosas hemos <strong>de</strong> hacer provisión para otros<br />

tiempos. Es mejor darlo todo a un amigo para otro día que tener el dinero ahora. El hombre<br />

aquí abajo ha ido a la <strong>de</strong>strucción. Ahora, por ello mismo, el hombre es un mayordomo<br />

fuera <strong>de</strong> sitio.<br />

16:10 Si somos fieles en nuestra administración <strong>de</strong> lo muy poco (nuestro dinero),<br />

entonces seremos fieles en lo mucho (en los tesoros espirituales). Por otra parte, quien es<br />

injusto en su uso <strong>de</strong>l dinero que Dios le ha confiado es injusto cuando están en juego<br />

consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> mayor entidad. Queda <strong>de</strong>stacada la relativa poca importancia <strong>de</strong>l dinero<br />

con la expresión lo muy poco.<br />

16:11 Todo aquel que no sea honrado en su empleo <strong>de</strong> las riquezas injustas para el<br />

Señor, difícilmente podrá esperar que el Señor le confíe lo verda<strong>de</strong>ro (esto es, las<br />

verda<strong>de</strong>ras riquezas). Al dinero se le llama las riquezas injustas porque se emplea<br />

característicamente para propósitos distintos <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios. Y se contrasta con lo<br />

verda<strong>de</strong>ro. El valor <strong>de</strong>l dinero es inseguro y temporal; el valor <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s<br />

espirituales es fijo y eterno.<br />

16:12 El versículo 12 distingue entre lo ajeno y lo que es nuestro. Todo lo que<br />

tenemos, nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestros talentos, todo ello pertenece al Señor y<br />

<strong>de</strong>bemos emplearlo para Él. Aquello que es nuestro hace referencia a las recompensas que<br />

conseguimos en esta vida y en la veni<strong>de</strong>ra como resultado <strong>de</strong> nuestro fiel servicio para<br />

Cristo. Si no hemos sido fieles en lo que es <strong>de</strong> Él, ¿cómo va a darnos Él lo que es nuestro?<br />

16:13 Es absolutamente imposible vivir para las cosas y para Dios a la vez. Si somos<br />

dominados por el dinero, no podremos realmente servir al Señor. A fin <strong>de</strong> acumular dinero,<br />

hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicar nuestros mejores esfuerzos a la tarea. En el mismo acto <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r<br />

esto le robamos a Dios <strong>de</strong> lo que en <strong>de</strong>recho le pertenece. Es una cuestión <strong>de</strong> una división<br />

<strong>de</strong> lealta<strong>de</strong>s. Los motivos están divididos. Las <strong>de</strong>cisiones no son imparciales. Allá don<strong>de</strong><br />

está nuestro tesoro, allá estará nuestro corazón. En el esfuerzo por conseguir riquezas,<br />

servimos a las riquezas. Es totalmente imposible servir a Dios a la vez. Las riquezas nos<br />

exigen todo lo que tenemos y somos —nuestras tar<strong>de</strong>s, nuestros fines <strong>de</strong> semana, el tiempo<br />

que <strong>de</strong>beríamos estar dando al Señor.<br />

W. Los avaros fariseos (16:14–18)<br />

16:14 Los fariseos no eran sólo orgullosos e hipócritas, sino que eran a<strong>de</strong>más avaros.<br />

Creían que la piedad era una forma <strong>de</strong> conseguir ganancia. Habían escogido la religión<br />

como alguien escogería una profesión lucrativa. El servicio <strong>de</strong> ellos no estaba dirigido a<br />

glorificar a Dios y ayudar a sus semejantes, sino a enriquecerse ellos mismos. Al oír al<br />

Señor Jesús enseñar que <strong>de</strong>bían abandonar las riquezas en este mundo y atesorar sus<br />

riquezas en el cielo, se burlaban <strong>de</strong> él. Para ellos, el dinero era más real que las promesas<br />

<strong>de</strong> Dios. Nada iba a <strong>de</strong>tenerlos <strong>de</strong> acumular riquezas.<br />

16:15 Exteriormente, los fariseos parecían piadosos y espirituales. Se contaban como<br />

rectos a la vista <strong>de</strong> los hombres. Pero por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su engañoso exterior, Dios veía la<br />

avaricia <strong>de</strong> sus corazones. A Él no le engañaban con sus falsas pretensiones. El tipo <strong>de</strong> vida


que ellos exhibían y que otros aprobaban (Salmo 49:18) era abominación para Dios. Ellos<br />

se consi<strong>de</strong>raban personas <strong>de</strong> éxito porque combinaban una profesión religiosa con riqueza<br />

financiera; pero para Dios, eran adúlteros espirituales. Profesaban amar a Jehová, pero en<br />

realidad su dios era Mamón (las riquezas).<br />

16:16 Es muy difícil compren<strong>de</strong>r la continuidad <strong>de</strong> los versículos 16–18. En la primera<br />

lectura parecen muy carentes <strong>de</strong> relación con lo que sigue. Sin embargo, creemos que se<br />

pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>r mejor si recordamos que el tema <strong>de</strong>l capítulo 16 es la avaricia y la<br />

infi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> los fariseos. Los mismos que alar<strong>de</strong>aban <strong>de</strong> una cuidadosa observancia <strong>de</strong> la<br />

ley son <strong>de</strong>nunciados como avaros e hipócritas. El espíritu <strong>de</strong> la ley está en acusado<br />

contraste con el espíritu <strong>de</strong> los fariseos.<br />

La ley y los profetas eran hasta Juan. Con estas palabras el Señor <strong>de</strong>scribió la<br />

dispensación legal que había comenzado con Moisés y concluyó con Juan el Bautista.<br />

Ahora se estaba inaugurando una nueva dispensación. Des<strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Juan, se predicaba<br />

el evangelio <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. El Bautista salió anunciando la llegada <strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho<br />

<strong>de</strong> Israel. Le dijo a la gente que, si se arrepentían, el Señor Jesús reinaría sobre ellos. Como<br />

resultado <strong>de</strong> su predicación y <strong>de</strong> la posterior predicación <strong>de</strong>l mismo Señor y <strong>de</strong> los<br />

discípulos, hubo una bien dispuesta respuesta <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> muchos.<br />

Todos se esfuerzan por entrar en él significa que aquellos que sí respondieron al<br />

mensaje literalmente asaltaron el reino. Los recaudadores <strong>de</strong> impuestos y los pecadores, por<br />

ejemplo, tuvieron que saltar por encima <strong>de</strong> los obstáculos que habían levantado los fariseos.<br />

Otros tuvieron que tratar violentamente con el amor al dinero en sus propios corazones. Se<br />

tenían que vencer los prejuicios.<br />

16:17–18 Pero la nueva dispensación no significaba que se estuviesen <strong>de</strong>scartando las<br />

verda<strong>de</strong>s morales básicas. Sería más fácil… que pasasen el cielo y la tierra, que se<br />

frustrase una til<strong>de</strong> <strong>de</strong> la ley. Una til<strong>de</strong> <strong>de</strong> la ley se podría comparar con la rayita horizontal<br />

<strong>de</strong> la «t» o el punto en la «i».<br />

Los fariseos pensaban que estaban en el reino <strong>de</strong> Dios, pero el Señor les vino a <strong>de</strong>cir:<br />

«No podéis <strong>de</strong>scuidar las gran<strong>de</strong>s leyes morales <strong>de</strong>l reino y preten<strong>de</strong>r un puesto en el<br />

reino». Quizá ellos iban a preguntar: «¿Qué gran precepto moral estamos <strong>de</strong>scuidando?». El<br />

Señor les señaló entonces la ley <strong>de</strong>l matrimonio como una que nunca iba a <strong>de</strong>svanecerse.<br />

Cualquier hombre que repudia a su mujer, y se casa con otra, comete adulterio; y el que<br />

se casa con la repudiada <strong>de</strong>l marido, comete también adulterio. Esto es exactamente lo<br />

que los fariseos estaban haciendo en el plano espiritual. Los judíos habían sido introducidos<br />

en la posición <strong>de</strong>l pacto por Dios. Pero estos fariseos estaban ahora volviendo la espalda a<br />

Dios en su loca prosecución <strong>de</strong> la riqueza material. Y quizá este versículo sugiere que se<br />

habían hecho culpables <strong>de</strong> adulterio literal a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> espiritual.<br />

X. El Rico y Lázaro (16:19–31)<br />

16:19–21 El Señor llega a la conclusión <strong>de</strong> Su discurso acerca <strong>de</strong> la mayordomía en las<br />

cosas materiales mediante este relato <strong>de</strong> dos vidas, dos muertes y dos más allás. Se <strong>de</strong>bería<br />

observar que esto no es narrado como una parábola. Mencionamos esto porque algunos<br />

críticos parecen racionalizar las solemnes implicaciones <strong>de</strong> esta historia clasificándola<br />

como parábola.<br />

De entrada, se <strong>de</strong>bería clarificar que el anónimo rico no fue con<strong>de</strong>nado a la Gehena<br />

<strong>de</strong>bido a su riqueza. La base <strong>de</strong> la salvación es la fe en el Señor, y los hombres son


con<strong>de</strong>nados por rehusar creer en Él. Pero este rico concreto mostró que no tenía verda<strong>de</strong>ra<br />

fe salvadora por su <strong>de</strong>scuidada indiferencia frente al mendigo… echado a su puerta. Si<br />

hubiese tenido en su corazón el amor <strong>de</strong> Dios, no habría vivido en lujo, comodidad y<br />

holganza cuando un semejante estaba echado a su puerta, mendigando unos pocos<br />

mendrugos <strong>de</strong> pan. Habría entrado violentamente en el reino abandonando su amor al<br />

dinero.<br />

También es cierto que Lázaro no fue salvado porque era pobre. Había confiado en el<br />

Señor para la salvación <strong>de</strong> su alma.<br />

Observemos ahora el retrato <strong>de</strong>l rico, a veces llamado Dives (Latín para «rico»). Sólo<br />

vestía las ropas más caras, hechas a medida, y su mesa estaba repleta <strong>de</strong> los más <strong>de</strong>liciosos<br />

alimentos <strong>de</strong> gourmet. Vivía para él mismo, gratificando sus apetitos corporales y dándose<br />

a los placeres. No tenía un genuino amor para con Dios ni solicitud para con sus<br />

semejantes.<br />

Lázaro presenta un radical contraste. Era un mísero mendigo, que yacía cada día<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l rico, lleno <strong>de</strong> llagas y acosado por inmundos perros que venían y le<br />

lamían las llagas.<br />

16:22 Cuando murió el mendigo… fue llevado por los ángeles al seno <strong>de</strong> Abraham.<br />

Muchos cuestionan si los ángeles participan realmente en llevar las almas <strong>de</strong> los creyentes<br />

al cielo. Pero nosotros no vemos razón alguna para dudar <strong>de</strong>l sentido llano <strong>de</strong> estas<br />

palabras. Los ángeles ministran a los creyentes en esta vida, y no parece haber razón alguna<br />

para dudar que lo hagan en el momento <strong>de</strong> la muerte. El seno <strong>de</strong> Abraham es un término<br />

simbólico para <strong>de</strong>notar el lugar <strong>de</strong> la bendición. Para cualquier judío, el pensamiento <strong>de</strong><br />

gozar <strong>de</strong> comunión con Abraham le sugeriría una gloria inefable. Enten<strong>de</strong>mos que el seno<br />

<strong>de</strong> Abraham es lo mismo que el cielo. Cuando murió también el rico, su cuerpo fue<br />

sepultado —aquel cuerpo que tanto había mimado y por el que tanto había gastado.<br />

16:23–24 Pero esto no era todo. Su alma, su yo consciente, fue al Ha<strong>de</strong>s. Ha<strong>de</strong>s es el<br />

término griego que traduce la palabra hebrea Seol en el Antiguo <strong>Testamento</strong>, el estado <strong>de</strong><br />

los espíritus <strong>de</strong> los difuntos. En el periodo <strong>de</strong>l AT se <strong>de</strong>signaba como la morada tanto <strong>de</strong><br />

salvos como <strong>de</strong> perdidos. Aquí es <strong>de</strong>signado como la morada <strong>de</strong> los perdidos, porque<br />

leemos que el rico estaba en tormentos.<br />

Los discípulos <strong>de</strong>bieron sobresaltarse cuando Jesús les dijo que este judío rico fue al<br />

Ha<strong>de</strong>s. Siempre habían aprendido <strong>de</strong>l AT que las riquezas eran una señal <strong>de</strong> la bendición y<br />

favor <strong>de</strong> Dios. Un israelita que obe<strong>de</strong>ciese al Señor tenía prometida la prosperidad material.<br />

¿Cómo podía pues un judío rico ir al Ha<strong>de</strong>s? El Señor Jesús acababa <strong>de</strong> anunciar que con la<br />

predicación <strong>de</strong> Juan se había inaugurado un nuevo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas. De entonces en a<strong>de</strong>lante<br />

las riquezas no son una señal <strong>de</strong> bendición. Son una prueba <strong>de</strong> la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> su poseedor<br />

en su administración. A quien mucho le es dado, mucho le será <strong>de</strong>mandado.<br />

El versículo 23 refuta la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l «sueño <strong>de</strong>l alma», la teoría <strong>de</strong> que el alma no está<br />

consciente entre la muerte y la resurrección. Demuestra que hay una existencia consciente<br />

más allá <strong>de</strong>l sepulcro. De hecho, nos sentimos sacudidos ante el mucho conocimiento que<br />

tenía el rico. Vio <strong>de</strong> lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Podía incluso comunicarse<br />

con Abraham. Llamándole Padre Abraham, rogó por compasión, pidiendo que Lázaro le<br />

llevase una gota <strong>de</strong> agua para refrescar su lengua.<br />

Naturalmente, hay la cuestión <strong>de</strong> cómo pue<strong>de</strong> un alma sin cuerpo experimentar sed y<br />

angustia en una llama. Sólo po<strong>de</strong>mos concluir en que se trata <strong>de</strong> un lenguaje figurado, pero<br />

esto no significa que el sufrimiento no sea real.


16:25 Abraham se dirigió a él como hijo, lo que sugiere que era un <strong>de</strong>scendiente<br />

físico, aunque evi<strong>de</strong>ntemente no espiritual. El patriarca le recordó su vida <strong>de</strong> lujo,<br />

comodidad y disfrute. También le recordó la pobreza y los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Lázaro.<br />

Ahora, más allá <strong>de</strong>l sepulcro, se habían vuelto las tornas. Se habían invertido las<br />

<strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra.<br />

16:26 Apren<strong>de</strong>mos aquí que las <strong>de</strong>cisiones tomadas en esta vida <strong>de</strong>terminan nuestro<br />

<strong>de</strong>stino eterno, y que cuando la muerte ha tenido lugar, este <strong>de</strong>stino queda fijado. No hay<br />

forma <strong>de</strong> pasar <strong>de</strong> la morada <strong>de</strong> los salvos a la <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>nados, y viceversa.<br />

16:27–31 Al morir, el rico <strong>de</strong> repente se volvió <strong>de</strong> ánimo evangelístico. Quería que<br />

alguien fuese a sus cinco hermanos para que les advirtiese acerca <strong>de</strong> aquel lugar <strong>de</strong><br />

tormento. La réplica <strong>de</strong> Abraham era que estos cinco hermanos, al ser judíos, tenían las<br />

Escrituras <strong>de</strong>l AT, y que éstas <strong>de</strong>bían ser suficientes para advertirles. El rico contradijo a<br />

Abraham, diciendo que si alguno va a ellos <strong>de</strong> entre los muertos, se arrepentirían. Sin<br />

embargo, Abraham tuvo la última palabra. Dijo que negarse a prestar oído a la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios es <strong>de</strong>cisivo. Si la gente no presta atención a la Biblia, tampoco creerán si una persona<br />

resucita <strong>de</strong> entre los muertos. Esto queda concluyentemente <strong>de</strong>mostrado en el caso <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús mismo. Él resucitó <strong>de</strong> entre los muertos, y los hombres siguen sin creer.<br />

En base <strong>de</strong>l NT, sabemos que cuando muere un creyente, su cuerpo va al sepulcro, pero<br />

su alma pasa a estar con Cristo en el cielo (2 Co. 5:8; Fil. 1:28). Cuando un incrédulo<br />

muere, su cuerpo es asimismo sepultado, pero su alma va al Ha<strong>de</strong>s. Para él, el Ha<strong>de</strong>s es un<br />

lugar <strong>de</strong> sufrimiento y remordimiento.<br />

En el momento <strong>de</strong>l Arrebatamiento, los cuerpos <strong>de</strong> los creyentes resucitarán <strong>de</strong>l<br />

sepulcro y serán reunidos con sus espíritus y almas (1 Ts. 4:13–18). Luego morarán<br />

eternamente con Cristo. Para el Juicio <strong>de</strong>l Gran Trono Blanco, los cuerpos, espíritus y<br />

almas <strong>de</strong> los incrédulos serán reunidos (Ap. 20:12, 13). Luego serán echados al lago <strong>de</strong><br />

fuego, un lugar <strong>de</strong> castigo eterno.<br />

Y <strong>de</strong> esta manera el capítulo 16 termina con una advertencia <strong>de</strong> gran solemnidad a los<br />

fariseos y a todos los que quieran vivir para el dinero. Lo hacen corriendo grave peligro<br />

para sus propias almas. Mejor mendigar pan en la tierra que mendigar agua en el Ha<strong>de</strong>s.<br />

IX. EL HIJO DEL HOMBRE INSTRUYE A SUS<br />

DISCÍPULOS (Caps. 17:1–19:27)<br />

A. Tocante al peligro <strong>de</strong> poner tropiezo (17:1–2)<br />

La continuidad o el fluir <strong>de</strong>l pensamiento en este capítulo no se ve fácilmente. Casi<br />

parece como si Lucas une varios temas <strong>de</strong>sconectados. Sin embargo, las <strong>de</strong>claraciones<br />

iniciales <strong>de</strong> Cristo acerca <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> poner tropiezo pue<strong>de</strong>n ser enca<strong>de</strong>nadas con el final<br />

<strong>de</strong>l capítulo 16. Vivir en lujo, complacencia y comodidad bien podría resultar ser una<br />

piedra <strong>de</strong> tropiezo para otros que son jóvenes en la fe. Especialmente si alguien tiene<br />

reputación <strong>de</strong> ser cristiano, su ejemplo será seguido por otros. ¡Qué cosa más grave es<br />

conducir <strong>de</strong> este modo a prometedores seguidores <strong>de</strong>l Señor Jesucristo a vidas <strong>de</strong><br />

materialismo y <strong>de</strong> culto a las riquezas.<br />

Naturalmente, este principio es <strong>de</strong> aplicación <strong>de</strong> una forma muy general. Se pue<strong>de</strong> hacer<br />

tropezar a los pequeños alentándolos a la mundanalidad. Se les pue<strong>de</strong> hacer tropezar con


involucración en el pecado sexual. Se les pue<strong>de</strong> hacer tropezar mediante cualquier<br />

enseñanza que diluya el sentido llano <strong>de</strong> las Escrituras. Cualquier cosa que los aparte <strong>de</strong> un<br />

camino <strong>de</strong> una sencilla fe, <strong>de</strong>voción y santidad es un tropiezo.<br />

Conociendo la naturaleza humana y las condiciones <strong>de</strong>l mundo, el Señor dijo que era<br />

inevitable que viniesen tropiezos. Pero esto no disminuye la culpa <strong>de</strong> aquellos que ponen<br />

tropiezos. Mejor les sería a los tales que se les atase al cuello una piedra <strong>de</strong> molino y<br />

que pereciesen ahogados en lo profundo <strong>de</strong>l mar. Parece claro que un lenguaje tan enérgico<br />

como éste quiere presentar no sólo la muerte física sino también la con<strong>de</strong>nación eterna.<br />

Cuando el Señor Jesús habla <strong>de</strong> hacer tropezar a uno <strong>de</strong> estos pequeños,<br />

probablemente incluye más que a niños. La referencia parece también ser a discípulos<br />

jóvenes en la fe.<br />

B. Tocante a la necesidad <strong>de</strong> un Espíritu Perdonador (17:3–4)<br />

En la vida cristiana hay no sólo el peligro <strong>de</strong> hacer tropezar a otros, sino también el <strong>de</strong><br />

abrigar rencores, e incluso <strong>de</strong> rehusar perdonar cuando una persona que ha ofendido pi<strong>de</strong><br />

perdón. Y <strong>de</strong> esto es lo que trata el Señor aquí. El NT enseña el siguiente procedimiento en<br />

relación con este tema:<br />

1. Si un cristiano es ofendido por otro, <strong>de</strong>bería ante todo perdonar en su corazón al<br />

ofensor (Ef. 4:32). Esto guarda su propia alma libre <strong>de</strong> resentimiento y malicia.<br />

2. Debería luego ir privadamente al ofensor y repren<strong>de</strong>rle (v. 3; también Mt. 18:15). Si<br />

se arrepiente, se le <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>jar claro que está perdonado. Incluso si peca repetidamente,<br />

si dice que se arrepiente, <strong>de</strong>bería ser perdonado (v. 4).<br />

3. Si la reprensión en privado no resulta eficaz, entonces la persona contra la que se ha<br />

pecado <strong>de</strong>bería tomar uno o dos testigos (Mt. 18:16). Si no escucha a éstos, entonces el<br />

asunto <strong>de</strong>bería ser llevado ante la <strong>iglesia</strong>. La negativa a escuchar a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>bería tener<br />

como resultado la excomunión (Mt. 18:17).<br />

El propósito <strong>de</strong> las reprensiones y <strong>de</strong> otras acciones disciplinarias no es el <strong>de</strong> ajustar las<br />

cuentas ni humillar al ofensor, sino restaurarle a la comunión con el Señor y con sus<br />

hermanos. Todas las reprensiones <strong>de</strong>berían ser hechas con espíritu <strong>de</strong> amor. No tenemos<br />

manera <strong>de</strong> juzgar si el arrepentimiento <strong>de</strong> un ofensor es genuino o no. Hemos <strong>de</strong> aceptar su<br />

propia palabra <strong>de</strong> que se ha arrepentido. Por esta causa Jesús dice: Y si peca contra ti siete<br />

veces al día, y vuelve a ti siete veces al día, diciendo: Me arrepiento; perdónale. De esta<br />

manera llena <strong>de</strong> gracia nos trata el Padre. No importa cuántas veces le fallamos, seguimos<br />

teniendo la certidumbre <strong>de</strong> que «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para<br />

perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos <strong>de</strong> toda iniquidad» (1 Jn. 1:9).<br />

C. Tocante a la Fe (17:5–6)<br />

17:5 El pensamiento <strong>de</strong> perdonar siete veces al día presentaba una dificultad a los<br />

apóstoles, por no <strong>de</strong>cir que una imposibilidad. Sentían que no eran suficientes para tal<br />

exhibición <strong>de</strong> gracia. Por eso le pidieron al Señor que les aumentase la fe.


17:6 La réplica <strong>de</strong>l Señor indicaba que no se trataba tanto <strong>de</strong> una cantidad <strong>de</strong> fe como<br />

<strong>de</strong> calidad. Tampoco no se trataba <strong>de</strong> conseguir más fe, sino <strong>de</strong> usar la fe que ya tenían. Es<br />

nuestra propia soberbia y la importancia que nos atribuimos a nosotros mismos lo que nos<br />

impi<strong>de</strong> perdonar a nuestros hermanos. Esta soberbia ha <strong>de</strong> quedar <strong>de</strong>sarraigada y ha <strong>de</strong> ser<br />

echada fuera. Si la fe <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> un grano <strong>de</strong> mostaza pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarraigar un sicómoro<br />

y plantarlo en el mar, pue<strong>de</strong> más fácilmente aún darnos la victoria sobre la dureza y falta<br />

<strong>de</strong> quebrantamiento que nos llevan a <strong>de</strong>jar in<strong>de</strong>finidamente sin perdón a un hermano.<br />

D. Tocante a siervos inútiles (17:7–10)<br />

17:7–9 El verda<strong>de</strong>ro esclavo <strong>de</strong> Cristo no tiene razón para enorgullecerse. La propia<br />

importancia ha <strong>de</strong> quedar arrancada <strong>de</strong> raíz y en su lugar ha <strong>de</strong> haber un verda<strong>de</strong>ro<br />

sentimiento <strong>de</strong> indignidad. Ésta es la lección que encontramos en la historia <strong>de</strong>l esclavo.<br />

Este siervo había estado arando o apacentando ganado todo el día. Al volver <strong>de</strong>l campo<br />

tras un día <strong>de</strong> duro trabajo, el amo no le dice que se siente a la mesa para comer. Más bien<br />

le or<strong>de</strong>na que se ciña el <strong>de</strong>lantal y que sirva la cena. Sólo <strong>de</strong>spués el esclavo pue<strong>de</strong> comer<br />

y beber su propia cena. El amo no le da las gracias por hacer todo esto Es lo que se espera<br />

<strong>de</strong> un esclavo. A fin <strong>de</strong> cuentas, un esclavo pertenece a su amo, y su <strong>de</strong>ber primario es<br />

obe<strong>de</strong>cer.<br />

17:10 Así, los discípulos son esclavos <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Le pertenecen: en espíritu,<br />

alma y cuerpo. A la luz <strong>de</strong>l Calvario, nada <strong>de</strong> lo que puedan hacer para el Salvador será<br />

suficiente para recompensarle por lo que Él ha hecho. Así que <strong>de</strong>spués que el discípulo<br />

haya hecho todo lo que le ha sido or<strong>de</strong>nado en el NT, <strong>de</strong>be seguir admitiendo que sigue<br />

siendo un siervo inútil que sólo ha hecho lo que <strong>de</strong>bía hacer.<br />

Según Roy Hession, las cinco marcas <strong>de</strong>l esclavo son:<br />

1. Ha <strong>de</strong> estar dispuesto a que se le ponga trabajo sobre trabajo, sin que se le dé<br />

consi<strong>de</strong>ración alguna.<br />

2. Al hacer esto, ha <strong>de</strong> estar dispuesto a que no se le <strong>de</strong>n las gracias.<br />

3. Habiéndolo hecho, no tiene que achacar egoísmo a su amo.<br />

4. Ha <strong>de</strong> confesar que es un siervo inútil.<br />

5. Ha <strong>de</strong> admitir que al hacer y soportar su tarea con gentileza y humildad, no ha hecho<br />

ni un poco más <strong>de</strong> lo que era su <strong>de</strong>ber hacer.<br />

E. Jesús limpia a Diez Leprosos (17:11–19)<br />

17:11 El pecado <strong>de</strong> ingratitud es otro peligro en la vida <strong>de</strong>l discípulo. Esto queda<br />

ilustrado en la historia <strong>de</strong> los diez leprosos. Leemos que el Señor Jesús estaba dirigiéndose<br />

a Jerusalén por los límites entre Samaria y Galilea.<br />

17:12–14 Al entrar en una al<strong>de</strong>a le vieron diez hombres leprosos. Debido a su<br />

condición enferma, no se acercaron a Él, pero clamaron a distancia, rogándole que los<br />

sanase. Él recompensó la fe <strong>de</strong> ellos diciéndoles que fuesen y se mostrasen a los<br />

sacerdotes. Esto significaba que cuando llegasen al sacerdote, estarían ya sanos <strong>de</strong> la lepra.<br />

El sacerdote no tenía po<strong>de</strong>r para sanarlos, pero estaba <strong>de</strong>signado para pronunciarlos<br />

limpios. Obedientes a la palabra <strong>de</strong>l Señor, los leprosos emprendieron el camino hacia la<br />

morada sacerdotal, y mientras iban, fueron milagrosamente limpiados <strong>de</strong> su enfermedad.


17:15–18 Todos ellos tenían fe para ser sanados, pero sólo uno <strong>de</strong> los diez se volvió<br />

para dar gracias al Señor. Y éste, cosa interesante, era samaritano, una <strong>de</strong> las<br />

menospreciadas naciones vecinas <strong>de</strong> los judíos, y con quienes ellos no tenían tratos. Él se<br />

postró rostro en tierra —la verda<strong>de</strong>ra postura <strong>de</strong> adoración— a los pies <strong>de</strong> Jesús —el<br />

verda<strong>de</strong>ro lugar <strong>de</strong> adoración—. Jesús le preguntó si no eran diez los que habían sido<br />

limpiados, y que sólo uno, «este extranjero», había vuelto a dar las gracias. ¿Dón<strong>de</strong><br />

estaban los otros nueve? Ninguno <strong>de</strong> ellos volvió a dar gloria a Dios.<br />

17:19 Volviéndose al samaritano, el Señor Jesús le dijo: Levántate y prosigue tu<br />

camino; tu fe te ha sanado. Sólo el diez por ciento agra<strong>de</strong>cido heredan las verda<strong>de</strong>ras<br />

riquezas <strong>de</strong> Cristo. Jesús recompensa nuestro volvernos (v. 15) y nuestro agra<strong>de</strong>cimiento<br />

(v. 16) con nuevas bendiciones. Tu fe te ha sanado sugiere que mientras que los nueve<br />

fueron sanados <strong>de</strong> la lepra, ¡el décimo fue sanado a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l pecado!<br />

F. Tocante a la venida <strong>de</strong>l Reino (17:20–37)<br />

17:20–21 Es difícil saber si los fariseos eran sinceros en la pregunta acerca <strong>de</strong>l reino<br />

<strong>de</strong> Dios, o si estaban sólo burlándose. Pero sí sabemos que como judíos tenían esperanzas<br />

acerca <strong>de</strong> un reino que iba a ser introducido con gran po<strong>de</strong>r y gloria. Ellos esperaban<br />

señales externas y gran<strong>de</strong>s convulsiones políticas. El Salvador les dijo: El reino <strong>de</strong> Dios no<br />

viene con advertencia, esto es, en su presente forma, al menos, el reino <strong>de</strong> Dios no vino<br />

con una manifestación externa. No fue un reino visible, terrenal y temporal que pudiese ser<br />

señalado como estando aquí o allí. Más bien, dijo el Salvador, el reino <strong>de</strong> Dios estaba en<br />

medio <strong>de</strong> ellos. La traducción gramaticalmente posible <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> vosotros no es una<br />

verda<strong>de</strong>ra alternativa porque el Señor no podía significar que el reino estuviese en realidad<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> los fariseos, porque aquellos endurecidos hipócritas religiosos no<br />

tenían en sus corazones lugar para Cristo el Rey. Pero sí significaba que el reino <strong>de</strong> Dios<br />

estaba presente en presencia <strong>de</strong> ellos, en medio. Él era <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho el Rey <strong>de</strong> Israel y había<br />

llevado a cabo Sus milagros y presentado Sus cre<strong>de</strong>nciales a la vista <strong>de</strong> todos. Pero los<br />

fariseos no tenían <strong>de</strong>seo alguno <strong>de</strong> recibirle. Y por esto, aunque el reino <strong>de</strong> Dios les había<br />

sido presentado a ellos, les había pasado totalmente <strong>de</strong>sapercibido.<br />

17:22 Hablando con los fariseos, el Señor <strong>de</strong>scribió el reino como algo que había ya<br />

llegado. Cuando se volvió a los discípulos, habló <strong>de</strong>l reino como un acontecimiento futuro<br />

que sería establecido en Su Segunda Venida. Pero primero <strong>de</strong>scribió el periodo que habría<br />

entre Su Primera y Su Segunda Venida. Vendrían los días en que ansiarían ver uno <strong>de</strong> los<br />

días <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre, pero no lo verían. En otras palabras, anhelarían uno <strong>de</strong> los días<br />

en que Él estaba con ellos en la tierra y gozaban <strong>de</strong> grata comunión con Él. Aquellos días<br />

eran, en cierto sentido, pala<strong>de</strong>os <strong>de</strong>l tiempo en que Él volverá con po<strong>de</strong>r y gran gloria.<br />

17:23–24 Muchos falsos cristos se iban a levantar, y gobernantes que proclamarían que<br />

el Mesías había llegado. Pero Sus seguidores no <strong>de</strong>bían ser engañados por ninguna <strong>de</strong> estas<br />

falsas alarmas. La Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo sería tan visible e inconfundible como el<br />

relámpago que resplan<strong>de</strong>ce <strong>de</strong> una a otra parte <strong>de</strong>l cielo.<br />

17:25 De nuevo el Señor Jesús dijo a los discípulos que antes que nada <strong>de</strong> esto<br />

sucediese, Él mismo pa<strong>de</strong>cería mucho, y sería <strong>de</strong>sechado por aquella generación.<br />

17:26–27 Volviendo al tema <strong>de</strong> Su venida para reinar, el Señor enseñó que los días que<br />

prece<strong>de</strong>rían inmediatamente a aquel glorioso acontecimiento serían como los días <strong>de</strong> Noé.<br />

Las gentes comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento. Estas cosas no estaban


mal; son activida<strong>de</strong>s humanas normales y legítimas. El mal era que la gente vivía para estas<br />

cosas y no tenía ni pensamientos ni tiempo para Dios. Después que Noé y su familia<br />

entraron en el arca… vino el diluvio y <strong>de</strong>struyó al resto <strong>de</strong> la población. De esta manera la<br />

Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo significará juicio para aquellos que rechazan Su ofrecimiento <strong>de</strong><br />

misericordia.<br />

17:28–30 Una vez más, el Señor dijo que los días precediendo a Su Segunda Venida<br />

serían como los días <strong>de</strong> Lot. La civilización había avanzado algo en aquella época. Los<br />

hombres no solamente comían y bebían, sino que compraban, vendían, plantaban,<br />

edificaban. Era el esfuerzo <strong>de</strong>l hombre por introducir una era dorada <strong>de</strong> paz y prosperidad<br />

sin Dios. Mas el día mismo en que Lot salió <strong>de</strong> Sodoma, junto con su mujer y sus hijas,<br />

llovió <strong>de</strong>l cielo fuego y azufre, y … <strong>de</strong>struyó a la malvada ciudad. Lo mismo será el día<br />

en que el Hijo <strong>de</strong>l Hombre se manifieste. Los que se concentran en los placeres, en la<br />

gratificación <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>seos y en el comercio, serán <strong>de</strong>struidos.<br />

17:31 Será un día en el que el apego a las cosas terrenales pondrá en peligro la vida. Si<br />

está en la azotea, no <strong>de</strong>bería intentar salvar ninguna posesión <strong>de</strong> su casa. Si está fuera en el<br />

campo, no <strong>de</strong>bería volver atrás a su casa. Debería huir <strong>de</strong> estos lugares don<strong>de</strong> el juicio está<br />

a punto <strong>de</strong> caer.<br />

17:32 Aunque la mujer <strong>de</strong> Lot fue sacada casi a la fuerza <strong>de</strong> Sodoma, su corazón<br />

permaneció en la ciudad. Esto se indica por el hecho <strong>de</strong> que se volvió para mirar atrás. Ella<br />

estaba fuera <strong>de</strong> Sodoma, pero Sodoma no estaba fuera <strong>de</strong> ella. El resultado es que Dios la<br />

<strong>de</strong>struyó transformándola en un pilar <strong>de</strong> sal.<br />

17:33 Todo el que procure salvar su vida cuidándose únicamente <strong>de</strong> su seguridad<br />

física, pero no <strong>de</strong> su alma, la per<strong>de</strong>rá. En cambio, todo aquel que pierda su vida durante<br />

este periodo <strong>de</strong> tribulación <strong>de</strong>bido a su fi<strong>de</strong>lidad al Señor, en realidad la conservará para<br />

toda la eternidad.<br />

17:34–36 La venida <strong>de</strong>l Señor será un tiempo <strong>de</strong> separación. Estarán dos en una<br />

cama; el uno será tomado en juicio. El otro, creyente, será <strong>de</strong>jado para que entre en el<br />

reino <strong>de</strong> Cristo. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una, incrédula, será tomada en<br />

la tempestad <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios; y la otra, una hija <strong>de</strong> Dios, será <strong>de</strong>jada para que goce <strong>de</strong> las<br />

bendiciones mileniales con Cristo.<br />

Inci<strong>de</strong>ntalmente, los vv. 34 y 35 concuerdan con la redon<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la tierra. El hecho <strong>de</strong><br />

que será <strong>de</strong> noche en una parte <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong> día en otra, como lo indican las activida<strong>de</strong>s<br />

citadas, exhibe un conocimiento científico no <strong>de</strong>scubierto hasta muchos años <strong>de</strong>spués.<br />

17:37 Los discípulos comprendieron plenamente, por las palabras <strong>de</strong>l Salvador, que Su<br />

Segunda Venida sería un juicio cataclísmico <strong>de</strong>rramado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo sobre un mundo<br />

apóstata. De modo que preguntaron al Señor acerca <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> caería este juicio. Su<br />

respuesta fue que don<strong>de</strong> esté el cadáver, allí se juntarán también las águilas. Las águilas,<br />

o más correctamente buitres, simbolizan los inminentes juicios. La respuesta, por tanto, es<br />

que los juicios caerán sobre toda forma <strong>de</strong> incredulidad y rebelión contra Dios, no importa<br />

don<strong>de</strong> se encuentre.<br />

En el capítulo 17, Jesús había advertido a los discípulos que les esperaban aflicciones y<br />

persecuciones. Antes <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> Su gloriosa manifestación, habrían <strong>de</strong> pasar por<br />

profundas pruebas. Para prepararlos, el Señor les da instrucciones adicionales sobre la<br />

oración. En los versículos que siguen, encontramos a una viuda que ora, a un fariseo que<br />

ora, a un publicano que ora y a un mendigo que ora.


G. La Parábola <strong>de</strong> la Viuda Insistente (18:1–8)<br />

18:1 La parábola <strong>de</strong> la viuda que ora enseña la necesidad <strong>de</strong> orar siempre, y no<br />

<strong>de</strong>smayar. Es cierto en un sentido general, y <strong>de</strong> todo tipo <strong>de</strong> oración. Pero el sentido<br />

especial en que se emplea aquí es el <strong>de</strong> la oración pidiendo liberación en un tiempo <strong>de</strong><br />

prueba. Es una oración sin <strong>de</strong>smayar durante el largo y fatigoso intervalo entre la Primera<br />

y Segunda Venidas <strong>de</strong> Cristo.<br />

18:2–3 Esta parábola muestra a un juez injusto que generalmente no era movido ni por<br />

el temor a Dios ni por respeto a hombre alguno. Había también una viuda que estaba<br />

siendo oprimida por un adversario que no se nombra. Esta viuda venía constantemente al<br />

juez, pidiéndole justicia, para ser librada <strong>de</strong> aquel trato inhumano.<br />

18:4–5 Al juez no le afectaba la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong> la mujer; el hecho <strong>de</strong> que<br />

estuviese siendo injustamente tratada no le movió a actuar en favor <strong>de</strong> ella. Sin embargo, la<br />

constancia con la que acudía ante él le impulsó a actuar. Su importunidad y persistencia<br />

suscitaron una <strong>de</strong>cisión en favor <strong>de</strong> ella.<br />

18:6–7 Y dijo el Señor entonces a Sus discípulos que si un juez injusto actuaba en<br />

favor <strong>de</strong> una pobre viuda a causa <strong>de</strong> la importunidad <strong>de</strong> la misma, cuánto más el justo Dios<br />

intervendrá en favor <strong>de</strong> sus escogidos. Los escogidos en este pasaje podría ser una<br />

referencia en un sentido especial al remanente judío durante el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación,<br />

pero es también cierto <strong>de</strong> todos los creyentes oprimidos en todas las eda<strong>de</strong>s. La razón por la<br />

que Dios no ha intervenido hace ya tiempo es Su longanimidad para con los hombres, pues<br />

no quiere que ninguno perezca.<br />

18:8 Pero viene el día en que Su Espíritu <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> conten<strong>de</strong>r con los hombres, y en que<br />

hará justicia castigando a los que persiguen a Sus seguidores. El Señor Jesús terminó la<br />

parábola con esta pregunta: Pero cuando venga el Hijo <strong>de</strong>l Hombre, ¿hallará fe en la<br />

tierra? Esto probablemente se refiere a la clase <strong>de</strong> fe que tenía la pobre viuda. Pero pue<strong>de</strong><br />

que también indique que cuando el Señor regrese, sólo habrá un remanente que le sea fiel.<br />

Mientras tanto, cada uno <strong>de</strong> nosotros <strong>de</strong>bería ser estimulado a aquella clase <strong>de</strong> fe que clama<br />

a Dios <strong>de</strong> día y <strong>de</strong> noche.<br />

H. La Parábola <strong>de</strong>l fariseo y <strong>de</strong>l publicano (18:9–14)<br />

18:9–12 La siguiente parábola se dirige a personas que confían en sí mismos como<br />

justos, y que menosprecian a todos los otros como inferiores. Al <strong>de</strong>signar al primero como<br />

fariseo, el Salvador no <strong>de</strong>jó ninguna duda acerca <strong>de</strong> a qué clase particular <strong>de</strong> persona se<br />

estaba dirigiendo. Aunque el fariseo actuaba como en oración, en realidad no estaba<br />

hablando con Dios. Estaba más bien jactándose <strong>de</strong> sus propios logros morales y religiosos.<br />

En lugar <strong>de</strong> compararse con la perfecta norma <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> ver cuán pecaminoso era él en<br />

realidad, se comparaba con otros en la comunidad y se enorgullecía <strong>de</strong> que era mejor. Su<br />

frecuente mención <strong>de</strong> sí mismo revela el verda<strong>de</strong>ro estado <strong>de</strong> su corazón como vanidoso y<br />

autosuficiente.<br />

18:13 El publicano, o recaudador <strong>de</strong> impuestos, ofrece un notable contraste. De pie<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, se daba cuenta <strong>de</strong> su total indignidad. Se humillaba hasta el polvo. No<br />

quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y clamaba a Dios<br />

pidiendo misericordia: Dios, sé propicio a mí, pecador. No se consi<strong>de</strong>raba como un


pecador entre muchos otros, sino como el pecador que era indigno <strong>de</strong> toda cosa <strong>de</strong> parte <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

18:14 El Señor Jesús recordó a Sus oyentes que lo aceptable ante Dios es este espíritu<br />

<strong>de</strong> propia humillación y arrepentimiento. En contra <strong>de</strong> lo que pudiesen indicar las<br />

apariencias humanas, fue el cobrador <strong>de</strong> impuestos quien <strong>de</strong>scendió a su casa justificado.<br />

Dios enaltece a los humil<strong>de</strong>s, pero humilla a los que se enaltecen.<br />

I. Jesús y los pequeñitos (18:15–17)<br />

Este inci<strong>de</strong>nte refuerza lo que acabamos <strong>de</strong> ver, esto es, que se precisa <strong>de</strong> la humildad<br />

<strong>de</strong> un niñito para entrar en el reino <strong>de</strong> Dios. Las madres se apiñaron en torno al Señor Jesús<br />

con sus pequeñuelos a fin <strong>de</strong> que pudiesen recibir una bendición <strong>de</strong> Su parte. Sus<br />

discípulos se enojaron ante esta intrusión en el tiempo <strong>de</strong>l Salvador. Pero Jesús los<br />

reprendió, y les dijo así: Dejad a los niños venir a mí… porque <strong>de</strong> los tales es el reino <strong>de</strong><br />

los cielos.<br />

Los niños pue<strong>de</strong>n ser salvos en una edad muy tierna. Esta edad probablemente varía<br />

individualmente <strong>de</strong> niño en niño, pero por pequeño que sea, se <strong>de</strong>bería permitir a cualquier<br />

niño acudir a Jesús, y se le <strong>de</strong>bería alentar en su fe.<br />

Los niños no necesitan llegar a ser adultos para po<strong>de</strong>r ser salvos, pero los adultos<br />

precisan <strong>de</strong> una sencilla fe y humildad como un niño para entrar en el reino <strong>de</strong> Dios.<br />

J. El rico joven principal (18:18–30)<br />

18:18–19 Esta sección ilustra el caso <strong>de</strong> un hombre que no estaba dispuesto a recibir el<br />

reino <strong>de</strong> Dios como un niño pequeño. Un día, un hombre principal acudió al Señor Jesús,<br />

dirigiéndose a Él como Maestro bueno, y preguntándole qué <strong>de</strong>bía hacer para heredar la<br />

vida eterna. El Salvador primero le interrogó acerca <strong>de</strong> por qué usaba el título <strong>de</strong> Maestro<br />

bueno. Le recordó que sólo Dios es bueno. No estaba nuestro Señor negando que Él fuese<br />

Dios, sino que estaba tratando <strong>de</strong> llevar al joven principal a reconocer este hecho. Si Él era<br />

bueno, entonces había <strong>de</strong> ser Dios, por cuanto sólo Dios es esencialmente bueno.<br />

18:20 Entonces Jesús afrontó la cuestión <strong>de</strong> ¿qué <strong>de</strong>bo hacer para heredar la vida<br />

eterna? Sabemos que la vida eterna no se hereda, y que no se gana haciendo buenas obras.<br />

La vida eterna es el don <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> Jesucristo. Al llevar al joven principal <strong>de</strong><br />

vuelta a los diez mandamientos, el Señor Jesús no estaba implicando que jamás podría<br />

salvarse guardando la ley. Más bien, estaba empleando la ley en un esfuerzo por redargüir a<br />

este hombre <strong>de</strong> pecado. El Señor Jesús recitó los cinco mandamientos que tienen que ver<br />

con nuestros <strong>de</strong>beres con nuestros semejantes, la segunda tabla <strong>de</strong> la ley.<br />

18:21–23 Es evi<strong>de</strong>nte que la ley no tenía un po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> convicción en la vida <strong>de</strong> este<br />

hombre, porque con arrogancia pretendió haber guardado estos mandamientos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

juventud. Jesús le dijo que aún le faltaba una cosa: el amor al prójimo. Si realmente<br />

hubiese guardado estos mandamientos, entonces ya habría vendido todo lo que tenía y lo<br />

habría repartido entre los pobres. Pero en realidad él no amaba a su prójimo como a sí<br />

mismo. Estaba viviendo una vida egoísta, sin verda<strong>de</strong>ro amor para con los <strong>de</strong>más. Esto<br />

queda <strong>de</strong>mostrado por el hecho <strong>de</strong> que oyendo esto, se puso muy triste, porque era<br />

sumamente rico.


18:24 Observando el Señor Jesús su reacción, comentó acerca <strong>de</strong> la dificultad <strong>de</strong> los<br />

que tienen riquezas para po<strong>de</strong>r entrar en el reino <strong>de</strong> Dios. La dificultad resi<strong>de</strong> en poseer<br />

riquezas sin amarlas ni confiar en ellas.<br />

Toda esta sección suscita cuestiones perturbadoras para los cristianos así como para los<br />

incrédulos. ¿Cómo se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que amamos <strong>de</strong> verdad a nuestros vecinos cuando<br />

vivimos con riquezas y comodida<strong>de</strong>s mientras otros están pereciendo por carecer <strong>de</strong>l<br />

evangelio <strong>de</strong> Cristo?<br />

18:25 Jesús dijo que es más fácil que un camello entre por el ojo <strong>de</strong> una aguja, que<br />

el que un rico entre en el reino <strong>de</strong> Dios. Se han ofrecido muchas explicaciones para esta<br />

<strong>de</strong>claración. Algunos han sugerido que un ojo <strong>de</strong> aguja es un pequeño portillo interior en la<br />

muralla <strong>de</strong> una ciudad, y que un camello podría entrar por ella sólo arrodillándose. Sin<br />

embargo, el doctor Lucas emplea un término que significa específicamente el ojo <strong>de</strong> una<br />

aguja <strong>de</strong> cirujano, y el significado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l Señor parece ser bien llano. En<br />

otras palabras, así como es imposible que un camello entre por el ojo <strong>de</strong> una aguja, <strong>de</strong>l<br />

mismo modo es imposible que un rico entre en el reino <strong>de</strong> Dios. No es suficiente explicar<br />

esto como significando que un rico no pue<strong>de</strong> mediante sus propios esfuerzos entrar en el<br />

reino; esto es cierto tanto <strong>de</strong> los ricos como <strong>de</strong> los pobres. El significado es que es<br />

imposible para alguien entrar en el reino <strong>de</strong> Dios como rico; en tanto que haga un dios <strong>de</strong><br />

su riqueza, <strong>de</strong>ja que se mantenga entre él y la salvación <strong>de</strong> su alma, no pue<strong>de</strong> ser<br />

convertido. La sencilla realidad es que no se salvan muchos ricos, y que los que sí se salvan<br />

han <strong>de</strong> quedar primero quebrantados <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

18:26–27 Mientras los discípulos reflexionaban acerca <strong>de</strong> todo esto, comenzaron a<br />

preguntarse acerca <strong>de</strong> quién pue<strong>de</strong> ser salvo. Para ellos, las riquezas habían sido siempre<br />

una señal <strong>de</strong> la bendición <strong>de</strong> Dios (Dt. 28:1–8). Si los judíos ricos no son salvos, ¿quién<br />

pue<strong>de</strong> serlo entonces? El Señor respondió que Dios podía hacer lo que el hombre no podía.<br />

En otras palabras, Dios pue<strong>de</strong> tomar a un codicioso, avariento e implacable materialista,<br />

<strong>de</strong>struir su amor al oro, y poner en su lugar un amor genuino para el Señor. Es un milagro<br />

<strong>de</strong> la gracia divina.<br />

Una vez más, toda esta sección suscita cuestiones perturbadoras para el hijo <strong>de</strong> Dios. El<br />

siervo no es más que su Señor; el Señor Jesús abandonó Sus riquezas celestiales para salvar<br />

nuestras almas culpables. No es cosa apropiada para nosotros ser ricos en un mundo en el<br />

que Él fue pobre. El valor <strong>de</strong> las almas, la inminencia <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Cristo, el amor <strong>de</strong><br />

Cristo constriñéndonos, todo ello <strong>de</strong>bería llevarnos a invertir todas nuestras posibles<br />

posesiones materiales en la obra <strong>de</strong>l Señor.<br />

18:28–30 Cuando Pedro le recordó al Señor que los discípulos habían <strong>de</strong>jado sus<br />

hogares y familias para seguirle, el Señor contestó que una vida <strong>de</strong> sacrificio así tiene una<br />

generosa recompensa en esta vida, y que tendrá la adicional recompensa en el estado<br />

eterno. La última parte <strong>de</strong>l versículo 30 (y en el siglo veni<strong>de</strong>ro la vida eterna) no significa<br />

que la vida eterna se consiga abandonándolo todo; más bien se refiere a la capacidad<br />

aumentada <strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong>l cielo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> un aumento en las recompensas en<br />

el reino celestial. Significa «la plena consecución <strong>de</strong> la vida que había sido recibida en el<br />

momento <strong>de</strong> la conversión, esto es, la vida en su plenitud».<br />

K. Jesús vuelve a pre<strong>de</strong>cir Su muerte y resurrección (18:31–34)


18:31–33 Por tercera vez, el Señor tomó a los doce y les advirtió <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>tallada lo<br />

que le esperaba (véase 9:22, 44). Predijo Su pasión como cumplimiento <strong>de</strong> las profecías<br />

<strong>de</strong>l AT. Con presciencia divina, profetizó serenamente que Él sería entregado a los<br />

gentiles. «Era más probable que Él fuese asesinado en privado, o apedreado hasta la muerte<br />

entre un tumulto.» Pero los profetas habían predicho Su entrega a traición, que sería<br />

escarnecido, afrentado, escupido, y así había <strong>de</strong> ser. Sería azotado y muerto, pero al<br />

tercer día resucitaría.<br />

Los restantes capítulos <strong>de</strong>sarrollan el drama que Él tan maravillosamente conocía por<br />

anticipado, y predijo:<br />

Subimos a Jerusalén (18:35–19:45).<br />

El Hijo <strong>de</strong>l Hombre será entregado a los gentiles (19:47–23:1).<br />

Será escarnecido, afrentado, y escupido (23:1–32).<br />

Le matarán (23:33–56).<br />

Al tercer día resucitará (24:1–12).<br />

18:34 Lo chocante es que los discípulos nada comprendieron <strong>de</strong> estas cosas. Sus<br />

palabras les quedaban ocultas <strong>de</strong> modo que no comprendían su significado. Nos parece<br />

difícil compren<strong>de</strong>r que fuesen tan obtusos acerca <strong>de</strong> esta cuestión, pero la razón es<br />

probablemente como sigue: Sus mentes estaban tan llenas <strong>de</strong> pensamientos <strong>de</strong> un libertador<br />

temporal que iba a rescatarlos <strong>de</strong>l yugo <strong>de</strong> Roma y a establecer el reino <strong>de</strong> forma inmediata,<br />

que rehusaron contemplar ningún otro programa. A menudo creemos lo que queremos<br />

creer, y resistimos a la verdad si no concuerda con nuestras i<strong>de</strong>as preconcebidas.<br />

L. La curación <strong>de</strong> un mendigo ciego (18:35–43)<br />

18:35–37 El Señor Jesús había ahora abandonado Perea al cruzar el Jordán. Lucas dice<br />

que el inci<strong>de</strong>nte que sigue sucedió habiendo entrado Jesús en Jericó. Mateo y Marcos<br />

dicen que sucedió cuando salía <strong>de</strong> Jericó (Mt. 20:29; Mr. 10:46). También Mateo dice que<br />

había dos ciegos; Marcos y Lucas hablan <strong>de</strong> uno. Es posible que Lucas se refiera a la<br />

ciudad nueva y que Mateo y Marcos hablen <strong>de</strong> la ciudad vieja. También es posible que<br />

hubiese más <strong>de</strong> un milagro <strong>de</strong> ciegos recibiendo la vista en aquel lugar. Sea cual sea la<br />

verda<strong>de</strong>ra explicación, estamos confiados en que si nuestro conocimiento fuese mayor, las<br />

aparentes contradicciones <strong>de</strong>saparecerían.<br />

18:38 El mendigo ciego reconoció <strong>de</strong> alguna manera a Jesús como el Mesías, porque se<br />

dirigió a Él como el Hijo <strong>de</strong> David. Le pidió al Señor que tuviese misericordia <strong>de</strong> él, es<br />

<strong>de</strong>cir, que le restaurase la visión.<br />

18:39 A pesar <strong>de</strong> los intentos <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> silenciar al ciego, éste clamaba mucho<br />

más al Señor Jesús. La gente no estaba interesada en aquel mendigo; pero Jesús sí.<br />

18:40–41 Jesús entonces se <strong>de</strong>tuvo. Darby comenta penetrantemente: «Josué or<strong>de</strong>nó<br />

una vez al sol que se <strong>de</strong>tuviese en el cielo, pero aquí el Señor <strong>de</strong>l sol y <strong>de</strong> la luna y <strong>de</strong> los<br />

cielos todos se <strong>de</strong>tiene por petición <strong>de</strong> un ciego mendigo». A la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Jesús, el mendigo<br />

fue traído a su presencia. Jesús le preguntó qué quería. Sin dudas ni generalizaciones, el<br />

mendigo contestó que quería recobrar la vista. Su oración fue breve, específica y llena <strong>de</strong><br />

fe.


18:42–43 Jesús le concedió entonces su petición al ciego, que al instante recobró la<br />

vista. No sólo esto, sino que emprendió seguir en pos <strong>de</strong>l Señor, glorificando a Dios.<br />

Po<strong>de</strong>mos apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> este inci<strong>de</strong>nte que <strong>de</strong>beríamos osar creer a Dios para lo imposible. La<br />

fe gran<strong>de</strong> le honra.<br />

Como ha escrito el poeta:<br />

A un Rey tú ahora acu<strong>de</strong>s;<br />

Trae pues gran<strong>de</strong>s peticiones;<br />

Pues Su gracia y po<strong>de</strong>r tales son<br />

Que nadie jamás pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>masiado pedir.<br />

John Newton<br />

M. La conversión <strong>de</strong> Zaqueo (19:1–10)<br />

La conversión <strong>de</strong> Zaqueo ilustra la verdad <strong>de</strong> Lucas 18:27. «Lo que es imposible para<br />

los hombres, es posible para Dios.» Zaqueo era un hombre rico, y ordinariamente es<br />

imposible que un rico entre en el reino <strong>de</strong> Dios. Pero Zaqueo se humilló ante el Salvador, y<br />

no <strong>de</strong>jó que su riqueza se interpusiera entre su alma y Dios.<br />

19:1–5 Fue cuando el Señor iba pasando por Jericó en su tercero y último viaje a<br />

Jerusalén que Zaqueo… procuraba ver quién era Jesús; indudablemente se trataba <strong>de</strong> la<br />

búsqueda <strong>de</strong> la curiosidad. Aunque era un jefe <strong>de</strong> los cobradores <strong>de</strong> impuestos, no se<br />

avergonzó <strong>de</strong> hacer algo fuera <strong>de</strong> lo convencional para ver al Salvador. Debido a que era<br />

pequeño <strong>de</strong> estatura, se dio cuenta <strong>de</strong> que le impedirían ver bien a Jesús. Y corriendo<br />

<strong>de</strong>lante, subió a un sicómoro a lo largo <strong>de</strong>l camino que el Señor tenía que pasar. Este acto<br />

<strong>de</strong> fe no quedó inadvertido. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, vio<br />

a Zaqueo. Entonces le or<strong>de</strong>nó que <strong>de</strong>scendiese aprisa, y se invitó a posar en la casa <strong>de</strong>l<br />

cobrador <strong>de</strong> impuestos. Éste es el único caso registrado en el que el Salvador se invitase él<br />

mismo a una casa.<br />

19:6 Zaqueo hizo lo que se le había mandado, y recibió gozoso al Señor. Casi con toda<br />

certeza po<strong>de</strong>mos fijar su conversión en este punto.<br />

19:7 Todos los críticos <strong>de</strong>l Salvador murmuraban contra Él porque había ido a<br />

hospedarse con un hombre pecador. ¡Pasaban por alto que habiendo venido a un mundo<br />

como el nuestro, quedaba limitado exclusivamente a hogares así!<br />

19:8 La salvación había introducido un cambio radical en la vida <strong>de</strong>l recaudador <strong>de</strong><br />

impuestos. Manifestó al Señor que ahora iba a dar a los pobres la mitad <strong>de</strong> sus bienes.<br />

(Hasta este momento había estado quitando a los pobres todo lo que había podido.)<br />

También planeaba restituir por cuadruplicado todo dinero que hubiese ganado <strong>de</strong> manera<br />

fraudulenta. Esto era más que lo que <strong>de</strong>mandaba la ley (Éx. 22:4, 7; Lv. 6:5; Nm. 5:7). Esto<br />

muestra que ahora Zaqueo estaba movido por el amor, mientras antes estaba dominado por<br />

la codicia.<br />

Hay pocas dudas <strong>de</strong> que Zaqueo había conseguido bienes <strong>de</strong> forma fraudulenta. Wuest<br />

traduce el versículo 8: «Y por cuanto he <strong>de</strong>fraudado…» No hay aquí una cláusula «si»<br />

condicional.<br />

Casi suena como si Zaqueo estuviese jactándose <strong>de</strong> su filantropía y confiando en esto<br />

para su salvación. Pero no se trata <strong>de</strong> esto en absoluto. Estaba diciendo que su nueva vida


en Cristo le llevaba a <strong>de</strong>sear hacer restitución por el pasado, y que en gratitud a Dios por su<br />

salvación, ahora quería usar su dinero para la gloria <strong>de</strong> Dios y bendición <strong>de</strong> sus semejantes.<br />

El versículo 8 es uno <strong>de</strong> los más enérgicos <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong> la restitución. La<br />

salvación no exime a nadie <strong>de</strong> rectificar los males <strong>de</strong>l pasado. Las <strong>de</strong>udas contraídas<br />

durante el tiempo anterior a la conversión no quedan canceladas por el nuevo nacimiento. Y<br />

si se robó dinero antes <strong>de</strong> la salvación, entonces el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios<br />

<strong>de</strong>manda que este dinero sea restituido <strong>de</strong>spués que esta persona haya llegado a ser hijo <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

19:9 Jesús anunció <strong>de</strong> manera llana que la salvación había venido a la casa <strong>de</strong> Zaqueo,<br />

porque era hijo <strong>de</strong> Abraham. La salvación no llegó a Zaqueo porque él fuese judío <strong>de</strong><br />

nacimiento. Aquí la expresión «hijo <strong>de</strong> Abraham» indica más que el linaje natural; significa<br />

que Zaqueo ejerció la misma clase <strong>de</strong> fe en el Señor que Abraham. Asimismo, la salvación<br />

no llegó a la casa <strong>de</strong> Zaqueo por su caridad y restitución (v. 8). Estas cosas son el efecto <strong>de</strong><br />

la salvación, no su causa.<br />

19:10 Como respuesta a los que le criticaban por alojarse en casa <strong>de</strong> un pecador, Jesús<br />

dijo: El Hijo <strong>de</strong>l Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.<br />

N. La Parábola <strong>de</strong> las Diez Minas (19:11–27)<br />

19:11 Al irse aproximando el Salvador a Jerusalén <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber partido <strong>de</strong> Jericó,<br />

muchos <strong>de</strong> Sus seguidores pensaban que el reino <strong>de</strong> Dios iba a manifestarse<br />

inmediatamente. En la parábola <strong>de</strong> las diez minas enfrió estas esperanzas. Mostró que iba<br />

a haber un intervalo entre Su Primera y Segunda Venida, durante el cual Sus discípulos<br />

habían <strong>de</strong> estar activos en Sus asuntos.<br />

19:12–13 La parábola <strong>de</strong>l hombre noble tenía un verda<strong>de</strong>ro paralelo en la historia <strong>de</strong><br />

Arquelao. Había sido escogido por Hero<strong>de</strong>s como su sucesor pero había sido rechazado por<br />

el pueblo. Fue a Roma para que le confirmasen el nombramiento, <strong>de</strong>spués volvió,<br />

recompensó a sus siervos y <strong>de</strong>struyó a sus enemigos.<br />

En esta parábola, el mismo Señor Jesús es el hombre noble que se fue al cielo para<br />

esperar al tiempo en que iba a volver y establecer Su reino sobre la tierra. Los diez siervos<br />

tipifican a Sus discípulos. A cada uno <strong>de</strong> ellos le dio una mina y les or<strong>de</strong>nó que negociasen<br />

con la mina hasta que Él volviese. Aunque hay diferencias en los talentos y capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

los siervos <strong>de</strong>l Señor (véase la parábola <strong>de</strong> los talentos, Mt. 25:14–30), hay algunas cosas<br />

que tienen en común, como el privilegio <strong>de</strong> compartir el evangelio y <strong>de</strong> representar a Cristo<br />

en el mundo, y el privilegio <strong>de</strong> la oración. Es indudable que las minas se refieren a estas<br />

cosas en común.<br />

19:14 Los conciudadanos representaban a la nación judía. No sólo lo rechazaron, sino<br />

que tras Su partida enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste<br />

reine sobre nosotros. La embajada podría tener su cumplimiento en el tratamiento<br />

aplicado a los siervos <strong>de</strong> Cristo, como Esteban y otros mártires.<br />

19:15 Aquí se ve al Señor, en tipo, volviendo para establecer Su reino. Luego él pasará<br />

cuentas con aquellos a los cuales había confiado el dinero.<br />

Los creyentes en esta presente edad <strong>de</strong>berán dar cuentas acerca <strong>de</strong> su servicio ante el<br />

Tribunal <strong>de</strong> Cristo. Esto tiene lugar en el cielo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Arrebatamiento.


El remanente judío fiel que será testigo <strong>de</strong> Cristo durante el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación<br />

dará cuentas en la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo. Éste es el juicio que parece estar<br />

primordialmente a la vista en este pasaje.<br />

19:16 El primero <strong>de</strong> los siervos había ganado diez minas con la que le había sido<br />

confiada. Era consciente <strong>de</strong> que el dinero no era suyo (tu mina) y la empleó tan bien como<br />

pudo para provecho <strong>de</strong> su señor.<br />

19:17 El amo lo encomió como fiel en lo poco —recordatorio <strong>de</strong> que tras haber hecho<br />

lo mejor <strong>de</strong> nuestra parte, somos sólo siervos inútiles—. Su recompensa sería tener<br />

autoridad sobre diez ciuda<strong>de</strong>s. Las recompensas por el servicio fiel están aparentemente<br />

ligadas al gobierno en el reino <strong>de</strong> Cristo. La magnitud en la que un discípulo gobernará va<br />

<strong>de</strong>terminada por la medida <strong>de</strong> su <strong>de</strong>voción y entrega propia.<br />

19:18–19 El segundo siervo había ganado cinco minas con su mina original. Su<br />

recompensa sería la <strong>de</strong> estar sobre cinco ciuda<strong>de</strong>s.<br />

19:20–21 El tercero vino sin nada más que excusas. Devolvió la mina cuidadosamente<br />

guardada en un pañuelo. No había ganado nada con ella. ¿Por qué no? Como<br />

contestación le dio la culpa al hombre noble. Dijo que el noble era hombre exigente que<br />

espera beneficios sin inversión. Pero sus propias palabras lo con<strong>de</strong>naban. Si pensaba que el<br />

noble era así, al menos tendría que haber puesto la mina en un banco para ganar algún<br />

interés.<br />

19:22 Al citar las palabras <strong>de</strong>l noble, Jesús no estaba admitiendo que fuesen verda<strong>de</strong>ras.<br />

Era sencillamente el corazón pecaminoso <strong>de</strong>l siervo el que para excusar su propia pereza<br />

acusaba al amo. Pero si realmente creía esto, <strong>de</strong>bía haber actuado en consecuencia.<br />

19:23 El versículo 23 parece sugerir que <strong>de</strong>beríamos dirigir todo lo que tenemos para la<br />

obra <strong>de</strong>l Señor o bien pasarlo a alguien que lo pueda emplear para Él.<br />

19:24–26 El veredicto <strong>de</strong>l hombre noble sobre el tercer siervo fue que le quitasen la<br />

mina, y la diesen al que tenía diez minas. Si no usamos nuestras oportunida<strong>de</strong>s para el<br />

Señor, nos serán quitadas. Por otra parte, si somos fieles en lo muy poco, Dios se cuidará <strong>de</strong><br />

que nunca carezcamos <strong>de</strong> medios para servirle aún más. Pue<strong>de</strong> que a más <strong>de</strong> uno le parezca<br />

injusto que aquella mina le fuese dada al que ya tenía diez, pero es un principio<br />

permanente en la vida espiritual que aquellos que le aman y sirven apasionadamente<br />

reciben áreas <strong>de</strong> oportunidad que se van ampliando más y más. Y <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> aprovechar las<br />

oportunida<strong>de</strong>s da como resultado una pérdida <strong>de</strong> todo.<br />

El tercer siervo sufrió la pérdida <strong>de</strong> recompensa, pero no se especifica otro castigo.<br />

Aparentemente, aquí no hay cuestión acerca <strong>de</strong> su salvación.<br />

19:27 Los ciudadanos que no querían al hombre noble como rey sobre ellos son<br />

<strong>de</strong>nunciados como enemigos y son con<strong>de</strong>nados a muerte. Ésta era una triste predicción <strong>de</strong><br />

la suerte <strong>de</strong> la nación que había rechazado al Mesías.<br />

X. EL HIJO DEL HOMBRE EN JERUSALÉN (Caps. 19:28–<br />

21:38)<br />

A. La Entrada Triunfal (19:28–40)<br />

19:28–34 Era ahora el domingo antes <strong>de</strong> Su crucifixión. Jesús había llegado cerca <strong>de</strong> la<br />

la<strong>de</strong>ra oriental <strong>de</strong>l Monte <strong>de</strong> los Olivos, dirigiéndose a Jerusalén. Y… llegando cerca <strong>de</strong><br />

Betfagé y <strong>de</strong> Betania … envió dos <strong>de</strong> sus discípulos a una al<strong>de</strong>a para que consiguiesen


un pollino para Su entrada en Jerusalén. Les precisó <strong>de</strong> manera exacta dón<strong>de</strong> encontrarían<br />

el animal y qué dirían sus dueños. Después que los discípulos hubieron explicado su<br />

misión, los dueños parecieron bien dispuestos a <strong>de</strong>jar el pollino para que Jesús lo emplease.<br />

Quizá habían recibido alguna bendición antes por el ministerio <strong>de</strong>l Señor y se habían<br />

ofrecido para ayudarle siempre que lo necesitase.<br />

19:35–38 Los discípulos hicieron una silla para el Señor con sus mantos. Otros<br />

tendían sus mantos por el camino <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él al ir subiendo por la base occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l<br />

Monte <strong>de</strong> los Olivos hacia Jerusalén. Luego, todos a una, los seguidores <strong>de</strong> Jesús<br />

prorrumpieron en alegres alabanzas a Dios a gran<strong>de</strong>s voces por todas las maravillas que<br />

le habían visto hacer. Lo aclamaban como el Rey <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, y entonaban que el<br />

efecto <strong>de</strong> Su venida era paz en el cielo, y gloria en las alturas. Es significativo que<br />

clamasen Paz en el cielo en lugar <strong>de</strong> «paz en la tierra». No podría haber paz en la tierra,<br />

porque el Príncipe <strong>de</strong> la Paz había sido rechazado e iba a ser pronto muerto. Pero habría<br />

paz en el cielo como resultado <strong>de</strong> la inminente muerte <strong>de</strong> Cristo en la cruz <strong>de</strong>l Calvario y<br />

<strong>de</strong> Su ascensión al cielo.<br />

19:39–40 Los fariseos se indignaron <strong>de</strong> que Jesús fuese aclamado y honrado<br />

públicamente <strong>de</strong> esta forma. Le sugirieron que <strong>de</strong>bía repren<strong>de</strong>r a Sus discípulos. Pero Jesús<br />

respondió que esta aclamación no era posible evitarla. Si los discípulos no le aclamaban,<br />

las piedras aclamarían. Con estas palabras reprendió a los fariseos por ser más duros e<br />

insensibles que las piedras inanimadas.<br />

B. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre llora sobre Jerusalén (19:41–44)<br />

19:41–42 Cuando Jesús llegó cerca <strong>de</strong> Jerusalén, pronunció un lamento sobre la<br />

ciudad que había perdido su dorada oportunidad. Si tan sólo el pueblo le hubiese recibido<br />

como el Mesías, esto habría significado la paz para ellos. Pero no reconocieron que Él era<br />

la fuente <strong>de</strong> la paz. Ahora era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. Ellos ya habían <strong>de</strong>cidido qué iban a hacer<br />

con el Hijo <strong>de</strong> Dios. Debido a que le habían rechazado, sus ojos habían quedado cegados.<br />

Por cuanto no querían verle, ya no podrían verle más en a<strong>de</strong>lante.<br />

Detengámonos aquí, y reflexionemos acerca <strong>de</strong> la maravilla <strong>de</strong> las lágrimas <strong>de</strong>l<br />

Salvador. Como ha dicho W. H. Griffith Thomas, «Sentémonos a los pies <strong>de</strong> Cristo hasta<br />

que aprendamos el secreto <strong>de</strong> Sus lágrimas, y al contemplar los pecados y dolores <strong>de</strong> la<br />

ciudad y <strong>de</strong>l campo, lloremos también por ellos».<br />

19:43–44 Jesús dio un solemne anuncio profético <strong>de</strong>l asedio <strong>de</strong> Jerusalén por Tito —<br />

cómo aquel general romano iba a ro<strong>de</strong>ar la ciudad con vallado, atrapando a los habitantes<br />

en el interior, y haciendo una matanza <strong>de</strong> jóvenes y viejos, y cómo la ciudad sería<br />

<strong>de</strong>rribada a ras <strong>de</strong> tierra, murallas y edificios, todo. No iba a quedar piedra sobre piedra.<br />

Y todo ello se <strong>de</strong>bía a que Jerusalén no conoció el tiempo <strong>de</strong> su visitación. El Señor había<br />

visitado la ciudad con Su ofrecimiento <strong>de</strong> salvación. Pero la gente no le quería. No tenían<br />

lugar para Él en su programa.<br />

C. La segunda purificación <strong>de</strong>l Templo (19:45–46)<br />

Jesús había purificado el templo al comienzo <strong>de</strong> Su ministerio público (Jn. 2:14–17).<br />

Ahora, al precipitarse el fin <strong>de</strong> Su ministerio, entró en los sagrados recintos y comenzó a<br />

echar fuera a todos los que estaban haciendo <strong>de</strong> aquella casa <strong>de</strong> oración una cueva <strong>de</strong>


ladrones. El peligro <strong>de</strong> introducir el comercialismo en las cosas <strong>de</strong> Dios está siempre<br />

presente. La actual cristiandad está leudada por este mal: Bazares eclesiales y sociales,<br />

campañas económicas dirigidas, predicación por beneficio; y todo ello en nombre <strong>de</strong> Cristo.<br />

Cristo citó las Escrituras (Is. 56:7 y Jer. 7:11) para apoyar Su acción. Toda reforma <strong>de</strong><br />

abusos en la <strong>iglesia</strong> se ha <strong>de</strong> fundamentar en la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

D. Enseñando a diario en el Templo (19:47–48)<br />

Jesús estaba enseñando a diario en el área <strong>de</strong>l templo —no en su interior, sino en los<br />

atrios don<strong>de</strong> podía estar el común <strong>de</strong> la gente—. Los guías religiosos anhelaban una excusa<br />

para matarle, pero todo el pueblo estaba todavía cautivado por el Nazareno obrador <strong>de</strong><br />

milagros. Todavía no había llegado Su tiempo. Sin embargo pronto iba a llegar la hora, y<br />

entonces los principales sacerdotes, los escribas y los principales <strong>de</strong>l pueblo actuarían y<br />

cumplirían sus <strong>de</strong>seos.<br />

Estamos ya en lunes. El día siguiente, martes, el último día <strong>de</strong> Su enseñanza pública, se<br />

<strong>de</strong>scribe en 20:1–22:6.<br />

E. La autoridad <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre, cuestionada (20:1–8)<br />

20:1–2 ¡Qué imagen! El Maestro y Señor proclamando infatigable las buenas nuevas en<br />

el recinto <strong>de</strong>l templo, mientras los guías <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong>safiaban con insolencia Su <strong>de</strong>recho a<br />

enseñar. Para ellos Jesús era un rudo carpintero <strong>de</strong> Nazaret. Tenía poca educación formal, y<br />

ningún grado académico, y carecía <strong>de</strong> acreditación <strong>de</strong> un cuerpo eclesiástico. ¿Cuáles eran<br />

sus cre<strong>de</strong>nciales? ¿Quién le había dado esta autoridad para enseñar y predicar a otros y<br />

para purificar el templo? ¡Querían saberlo!<br />

20:3–8 Jesús les respondió haciéndoles una pregunta; si ellos le respondían<br />

correctamente, respon<strong>de</strong>ría a su propia pregunta. El bautismo <strong>de</strong> Juan, ¿era con<br />

aprobación divina, o meramente <strong>de</strong> autoridad humana? Se vieron atrapados. Si reconocían<br />

que la predicación <strong>de</strong> Juan tenía la unción <strong>de</strong> Dios, entonces, ¿por qué no obe<strong>de</strong>cieron Su<br />

mensaje arrepintiéndose y recibiendo al Mesías que él había proclamado? Pero si <strong>de</strong>cían<br />

que Juan era meramente otro predicador profesional, esto suscitaría la ira <strong>de</strong> las masas, que<br />

seguían reconociendo a Juan como profeta <strong>de</strong> Dios. Y respondieron que no sabían <strong>de</strong><br />

dón<strong>de</strong> Juan había recibido su autoridad. Jesús les dijo: «Bueno, en este caso tampoco yo os<br />

diré con qué autoridad enseño». Si ellos no podían <strong>de</strong>cirlo acerca <strong>de</strong> Juan, ¿por qué<br />

cuestionaban la autoridad <strong>de</strong> uno que era mayor que Juan? Este pasaje muestra que el gran<br />

condicionante esencial para enseñar la palabra <strong>de</strong> Dios es estar lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo. El<br />

que tenga esta dotación pue<strong>de</strong> triunfar sobre aquellos cuyo po<strong>de</strong>r está envuelto en grados<br />

académicos, títulos humanos y honores.<br />

«¿Dón<strong>de</strong> conseguiste tu diploma? ¿Quién te or<strong>de</strong>nó?» Estas antiguas preguntas,<br />

posiblemente nacidas <strong>de</strong> los celos, siguen haciéndose hoy en día. El predicador <strong>de</strong>l<br />

evangelio eficaz que no ha entrado en los atrios académicos teológicos <strong>de</strong> alguna<br />

distinguida universidad o similar es cuestionado tocante a los puntos <strong>de</strong> su idoneidad y <strong>de</strong><br />

la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> su or<strong>de</strong>nación.<br />

F. La Parábola <strong>de</strong> los Viñadores Malvados (20:9–18)


20:9–12 El insistente anhelo <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> Dios sobre la nación <strong>de</strong> Israel es narrado<br />

otra vez en esta parábola <strong>de</strong> la viña. Dios es el hombre que arrendó la viña (Israel) a los<br />

labradores (los guías <strong>de</strong> la nación, véase Is. 5:1–7). Luego envió siervos a los labradores,<br />

para que le diesen <strong>de</strong>l fruto <strong>de</strong> su viña. Estos siervos eran los profetas <strong>de</strong> Dios, como<br />

Isaías y Juan el Bautista, que querían llamar a Israel al arrepentimiento y a la fe. Pero los<br />

gobernantes <strong>de</strong> Israel invariablemente persiguieron a los profetas.<br />

20:13 Finalmente, Dios envió a Su hijo amado, con el pensamiento expreso <strong>de</strong> que le<br />

tendrían respeto (aunque, naturalmente, Dios sabía que Cristo sería rechazado).<br />

Observemos que Cristo se distingue <strong>de</strong> todos los otros. Ellos eran siervos: Él es el Hijo.<br />

20:14 Fieles a su historia pasada, los labradores <strong>de</strong>cidieron librarse <strong>de</strong>l here<strong>de</strong>ro.<br />

Querían <strong>de</strong>rechos exclusivos como guías y maestros <strong>de</strong>l pueblo —para que la heredad sea<br />

nuestra—. Ellos no querían ce<strong>de</strong>r su posesión religiosa a Jesús. Si le mataban, el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

que ellos disfrutaban en Israel no se vería <strong>de</strong>safiado —o esto pensaban ellos.<br />

20:15–17 Y le echaron fuera <strong>de</strong> la viña, y le mataron. En este punto, Jesús preguntó a<br />

Sus oyentes judíos qué iba a hacer el señor <strong>de</strong> la viña con aquellos malvados labradores.<br />

En Mateo, los principales sacerdotes y ancianos se con<strong>de</strong>naron a sí mismos contestando que<br />

los mataría (Mt. 21:41). Aquí, el mismo Señor da la respuesta: Vendrá y <strong>de</strong>struirá a estos<br />

labradores, y dará su viña a otros. Esto significa que los judíos que rechazaban a Cristo<br />

serían <strong>de</strong>struidos, y que Dios daría a otros el puesto <strong>de</strong> privilegio. Los «otros» pue<strong>de</strong> que se<br />

refiera a los gentiles o al Israel regenerado <strong>de</strong> los últimos días. Los judíos se sintieron<br />

horrorizados por esta sugerencia: ¡Que no suceda tal cosa! El Señor les confirmó esta<br />

predicción citando el Salmo 118:22. Los edificadores judíos <strong>de</strong>secharon a Cristo, la<br />

Piedra. Ellos no tenían puesto en sus planes para Él. Pero Dios había <strong>de</strong>cidido que Él<br />

tendría el puesto preeminente, haciendo <strong>de</strong> Él la piedra angular, la piedra indispensable y<br />

en el puesto <strong>de</strong> mayor honor.<br />

20:18 Las dos venidas <strong>de</strong> Cristo quedan indicadas en el versículo 18 Su Primera Venida<br />

es <strong>de</strong>scrita como una piedra en el suelo; los hombres tropezaron en Él en Su humillación<br />

con que había velado Su gloria, y quedaron quebrantados a trozos por haberle rechazado.<br />

En la segunda parte <strong>de</strong>l versículo se ve a la piedra cayendo <strong>de</strong>l cielo y quebrantando a los<br />

incrédulos, <strong>de</strong>smenuzándolos.<br />

G. Dando a César y a Dios (20:19–26)<br />

20:19–20 Los principales sacerdotes y los escribas se dieron cuenta <strong>de</strong> que Jesús<br />

había estado hablando contra ellos, por lo que <strong>de</strong>cidieron más aún echarle mano.<br />

Enviaron entonces espías para inducirle a <strong>de</strong>cir algo por lo cual pudiese ser arrestado y<br />

juzgado por el gobernador romano. Estos espías primero le encomiaron como uno que era<br />

fiel a Dios a toda costa y sin temer a los hombres —esperando que hablaría contra César.<br />

20:21–22 Le preguntaron si estaba bien para los judíos dar tributo a César. Si Jesús<br />

<strong>de</strong>cía que no, entonces lo acusarían <strong>de</strong> traición y lo entregarían a los romanos para que<br />

fuese juzgado. Si <strong>de</strong>cía que sí, se enajenaría a los herodianos (y también a la gran masa <strong>de</strong><br />

los judíos).<br />

20:23–24 Jesús se dio cuenta <strong>de</strong> la trama que habían planeado en contra <strong>de</strong> Él. Les<br />

pidió entonces que le mostrasen un <strong>de</strong>nario; quizá no tenía uno Él mismo. El hecho <strong>de</strong> que<br />

ellos poseyesen y empleasen estas monedas mostraba la esclavitud <strong>de</strong> ellos a un po<strong>de</strong>r


gentil. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción?, preguntó Jesús. Ellos admitieron que<br />

era <strong>de</strong> César.<br />

20:25–26 Entonces Jesús los silenció con este mandamiento: Pues dad a César lo que<br />

es <strong>de</strong> César, y a Dios lo que es <strong>de</strong> Dios. Estaban aparentemente muy preocupados por los<br />

intereses <strong>de</strong> César pero no estaban ni <strong>de</strong> cerca tan entregados a los intereses <strong>de</strong> Dios. «El<br />

dinero pertenece a César y vosotros pertenecéis a Dios. Que el mundo tenga sus monedas,<br />

pero que Dios tenga a Sus criaturas.» Es muy fácil entretenerse en cuestiones secundarias<br />

mientras que se <strong>de</strong>scuidan las cosas principales <strong>de</strong> la vida. Y es muy fácil pagar nuestras<br />

<strong>de</strong>udas a nuestros semejantes mientras que robamos a Dios lo que le <strong>de</strong>bemos.<br />

H. Los saduceos y su enigma acerca <strong>de</strong> la resurrección (20:27–44)<br />

20:27 Habiendo fracasado el intento <strong>de</strong> atrapar a Jesús en una cuestión política, algunos<br />

<strong>de</strong> los saduceos se acercaron entonces con una sofistería teológica. Ellos negaban la<br />

posibilidad <strong>de</strong> que los cuerpos <strong>de</strong> los muertos volviesen jamás a levantarse, y buscaron una<br />

ilustración extrema para ridiculizar la doctrina <strong>de</strong> la resurrección.<br />

20:28–33 Le recordaron a Jesús que en la Ley <strong>de</strong> Moisés se suponía que un soltero<br />

tenía que casarse con la viuda <strong>de</strong> su hermano para dar continuidad al nombre <strong>de</strong> la familia y<br />

preservar la propiedad <strong>de</strong> dicha familia (Dt. 25:5). Según la historia que ellos proponían,<br />

una mujer se casó sucesivamente con siete hermanos. Tras morir el séptimo, ella no había<br />

aún tenido hijo alguno. Finalmente, murió también la mujer. En la resurrección, pues —<br />

querían saber ellos—, ¿<strong>de</strong> cuál <strong>de</strong> ellos será mujer? Ellos pensaban que eran muy<br />

inteligentes al proponer un problema irresoluble.<br />

20:34 Jesús les respondió que la relación matrimonial era sólo para este siglo, esta<br />

vida; no proseguiría en el cielo. No dijo que maridos y mujeres no se reconocerían en el<br />

cielo, sino que su relación allí tendría una base totalmente diferente.<br />

20:35 La expresión los que sean tenidos por dignos <strong>de</strong> alcanzar aquel siglo no<br />

sugiere que nadie sea personalmente digno <strong>de</strong>l cielo: la única dignidad que pue<strong>de</strong>n tener los<br />

pecadores es la dignidad <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. «Los que son tenidos por dignos son los que<br />

se juzgan a sí mismos, los que vindican a Cristo, y los que reconocen que toda dignidad<br />

pertenece a Él.» La frase la resurrección <strong>de</strong> entre los muertos hace referencia a la<br />

resurrección sólo <strong>de</strong> los creyentes. El término «<strong>de</strong> entre» es traducción <strong>de</strong> la preposición<br />

griega ek. No aparece en la Biblia la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una resurrección general en la que todos,<br />

salvos y perdidos, resuciten a la vez.<br />

20:36 En el versículo 36 se aña<strong>de</strong> acerca <strong>de</strong> la superioridad <strong>de</strong>l estado celestial. Ya no<br />

hay más muerte; a este respecto, los hombres serán como ángeles. A<strong>de</strong>más, serán<br />

manifestados como hijos <strong>de</strong> Dios. Los creyentes son ya hijos <strong>de</strong> Dios, pero no <strong>de</strong> una<br />

manera patente a los sentidos. En el cielo serán visiblemente manifestados como hijos <strong>de</strong><br />

Dios. El hecho <strong>de</strong> tener participación en la Primera Resurrección asegura esto. «Sabemos<br />

que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es» (1<br />

Jn. 3:2). «Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis<br />

manifestados con él en gloria» (Col. 3:4).<br />

20:37–38 Para <strong>de</strong>mostrar la resurrección, Jesús se refirió a Éxodo 3:6, don<strong>de</strong> Moisés<br />

cita al Señor llamándose a Sí mismo Dios <strong>de</strong> Abraham… <strong>de</strong> Isaac y … <strong>de</strong> Jacob. Ahora<br />

bien, si los Saduceos se querían parar a reflexionar, se darían cuenta <strong>de</strong> que: (1) Dios no es<br />

Dios <strong>de</strong> muertos, sino <strong>de</strong> vivos. (2) Abraham, Isaac y Jacob estaban ya muertos


entonces. La necesaria conclusión es que Dios tiene que resucitarlos <strong>de</strong> los muertos. El<br />

Señor no dijo «Yo era el Dios <strong>de</strong> Abraham…», sino, «Yo soy …» El carácter <strong>de</strong> Dios,<br />

como Dios <strong>de</strong> vivos, exige la resurrección.<br />

20:39–44 Algunos <strong>de</strong> los escribas tuvieron que admitir la fuerza <strong>de</strong> este argumento.<br />

Pero Jesús no había terminado; una vez más apeló a la Palabra <strong>de</strong> Dios. En el Salmo 110:1<br />

David llama al Mesías su Señor. Por lo general, los judíos reconocían que el Mesías sería<br />

el Hijo <strong>de</strong> David. ¿Cómo podía ser a la vez el Señor <strong>de</strong> David e Hijo <strong>de</strong> David? El mismo<br />

Señor Jesús era la respuesta a esta pregunta. Él <strong>de</strong>scendía <strong>de</strong> David como Hijo <strong>de</strong>l Hombre;<br />

pero era el Creador <strong>de</strong> David. Mas ellos eran <strong>de</strong>masiado ciegos para darse cuenta <strong>de</strong> esto.<br />

I. Advertencia contra los escribas (20:45–47)<br />

Jesús advirtió públicamente a la multitud contra los escribas. Llevaban ropas largas,<br />

afectando piedad. Les gustaba que se dirigiesen a ellos con títulos distintivos en las plazas.<br />

Procuraban conseguir las primeras sillas en las sinagogas y en los banquetes. Pero<br />

robaban a las in<strong>de</strong>fensas viudas todos sus ahorros, y cubrían su maldad con largas<br />

oraciones. Esta hipocresía sería castigada tanto más severamente.<br />

J. Las Dos Blancas <strong>de</strong> la viuda (21:1–4)<br />

Mientras Jesús contemplaba a unos ricos echar sus ofrendas en el arca <strong>de</strong>l tesoro <strong>de</strong>l<br />

templo, se sintió afectado por el contraste entre los ricos y una viuda pobre. Ellos daban<br />

algo, pero ella lo había dado todo. En la estima <strong>de</strong> Dios, ella dio más que todos ellos<br />

juntos. Ellos daban <strong>de</strong> lo que les sobra; ella, en cambio, dio <strong>de</strong> su pobreza. Ellos daban lo<br />

que les costaba poco o nada; ella dio todo el sustento que tenía. «El oro <strong>de</strong> la riqueza que<br />

se da porque no se necesita, lo echa Dios al abismo sin fondo, pero el cobre teñido <strong>de</strong><br />

sangre lo levanta Él y lo besa transformándolo en el oro <strong>de</strong> la eternidad.»<br />

K. Bosquejo <strong>de</strong> acontecimientos futuros (21:5–11)<br />

Los versículos 5–33 son un gran discurso profético. Aunque se parece al Discurso <strong>de</strong>l<br />

Olivete en Mateo 24 y 25, no es idéntico al mismo. Una vez más <strong>de</strong>beríamos recordar que<br />

las diferencias en los Evangelios tienen un profundo significado.<br />

En este discurso, encontramos al Señor refiriéndose alternativamente a la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong><br />

Jerusalén en el 70 d.C. y luego a las condiciones que prece<strong>de</strong>rán a Su Segunda Venida. Es<br />

una ilustración <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> la doble referencia —Sus predicciones iban a tener pronto un<br />

cumplimiento parcial en el asedio <strong>de</strong> Tito, pero tendrán un posterior pleno cumplimiento al<br />

final <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

El bosquejo <strong>de</strong>l discurso parece ser como sigue:<br />

1. Jesús predijo la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén (vv. 5, 6).<br />

2. Los discípulos preguntaron cuándo iba a suce<strong>de</strong>r esto (v. 7).<br />

3. Jesús dio primero una imagen general <strong>de</strong> los acontecimientos que iban a prece<strong>de</strong>r a Su<br />

propia Segunda Venida (vv. 8–11).<br />

4. Luego dio en gran<strong>de</strong>s rasgos la caída <strong>de</strong> Jerusalén y <strong>de</strong> la era que seguiría (vv. 12–24).


5. Finalmente, les refirió las señales que prece<strong>de</strong>rían a Su Segunda Venida, y apremió a<br />

Sus seguidores que viviesen esperando Su regreso (vv. 25–26).<br />

21:5–6 Mientras algunos <strong>de</strong> la gente admiraban la magnificencia <strong>de</strong>l templo <strong>de</strong><br />

Hero<strong>de</strong>s, Jesús les advirtió que no se concentrasen en los objetos materiales que pronto<br />

pasarían. Llegarían los días en que el templo quedaría totalmente arrasado.<br />

21:7 Los discípulos sintieron inmediatamente curiosidad por saber cuándo iba a<br />

suce<strong>de</strong>r aquello, y qué señal indicaría su inminencia. Su pregunta se refería<br />

indudablemente a la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén.<br />

21:8–11 La respuesta <strong>de</strong>l Salvador parecía al principio llevarlos hacia a<strong>de</strong>lante al fin <strong>de</strong><br />

la era, cuando el templo sería <strong>de</strong>struido <strong>de</strong> nuevo antes <strong>de</strong>l establecimiento <strong>de</strong>l reino.<br />

Habría falsos mesías y falsos rumores, guerras y sublevaciones. No sólo habría conflictos<br />

entre las naciones, sino también gran<strong>de</strong>s cataclismos <strong>de</strong> la naturaleza —terremotos,…<br />

hambres y pestilencias, terrores y gran<strong>de</strong>s señales en el cielo.<br />

L. El periodo antes <strong>de</strong>l fin (21:12–19)<br />

21:12–15 En la sección prece<strong>de</strong>nte, Jesús había <strong>de</strong>scrito acontecimientos<br />

inmediatamente anteriores al fin <strong>de</strong> la era. El versículo 12 es introducido con la siguiente<br />

expresión: Pero antes <strong>de</strong> todas estas cosas… De modo que creemos que los versículos<br />

12–24 <strong>de</strong>scriben el periodo entre la época <strong>de</strong>l discurso y la futura Tribulación. Sus<br />

discípulos serían arrestados, perseguidos, juzgados ante po<strong>de</strong>res religiosos y civiles, y<br />

encarcelados. Podría parecerles un fracaso y una tragedia a ellos, pero en realidad el Señor<br />

predominaría para hacer <strong>de</strong> todo aquello un testimonio para Su gloria. Ellos no <strong>de</strong>bían<br />

preparar su <strong>de</strong>fensa por a<strong>de</strong>lantado. En la hora crítica, Dios les daría una especial sabiduría<br />

para <strong>de</strong>cir cosas que <strong>de</strong>jarían totalmente confusos a los que se les opusiesen.<br />

21:16–18 Habría perfidia en las familias; los parientes inconversos entregarían a los<br />

cristianos, y algunos serían incluso muertos <strong>de</strong>bido a su testimonio <strong>de</strong> Cristo. Hay una<br />

aparente contradicción entre el versículo 16, matarán a algunos <strong>de</strong> vosotros, y el<br />

versículo 18, Pero ni un cabello <strong>de</strong> vuestra cabeza perecerá. Esto sólo pue<strong>de</strong> significar<br />

que aunque alguno <strong>de</strong> ellos muriesen como mártires por Cristo, su preservación espiritual<br />

sería completa. Morirían, pero no perecerían.<br />

21:19 El versículo 19 indica que los que resistan pacientemente por Cristo en lugar <strong>de</strong><br />

renunciar a Él <strong>de</strong>mostrarán así la realidad <strong>de</strong> su fe. Los que sean genuinamente salvos se<br />

mantendrán fieles y leales a toda costa. La RSV lee: «Por vuestra persistencia ganaréis<br />

vuestras vidas».<br />

M. La sentencia sobre Jerusalén (21:20–24)<br />

Ahora el Señor toma con claridad el tema <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén en el 70 d.C.<br />

Este acontecimiento quedaría señalado por el hecho <strong>de</strong> que la ciudad sería ro<strong>de</strong>ada por los<br />

ejércitos <strong>de</strong> Roma.<br />

El cristiano <strong>de</strong> aquellos primeros tiempos —el año 70 d.C— tenía una señal específica<br />

para introducir la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén y el arrasamiento <strong>de</strong>l hermoso templo <strong>de</strong><br />

mármol: «Cuando veáis a Jerusalén ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> ejércitos, sabed que su <strong>de</strong>solación ha<br />

llegado». Ésta <strong>de</strong>bía ser una señal positiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén, y ante la señal


<strong>de</strong>bían huir. La incredulidad podría argüir que con un ejército ro<strong>de</strong>ando las murallas <strong>de</strong> la<br />

ciudad, la huida sería imposible; pero la Palabra <strong>de</strong> Dios nunca falla. El general romano<br />

retiró sus tropas por un breve periodo <strong>de</strong> tiempo, dando así oportunidad a los judíos<br />

creyentes para escapar. Y lo hicieron; se fueron a un lugar llamado Pella, don<strong>de</strong> fueron<br />

preservados.<br />

Cualquier intento penetrar nuevamente en la ciudad sería fatal para ellos. La ciudad<br />

estaba para ser castigada por haber rechazado al Hijo <strong>de</strong> Dios. Las mujeres encinta y las<br />

que estuviesen criando se encontrarían en franca <strong>de</strong>sventaja; se verían dificultadas <strong>de</strong><br />

escapar <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios sobre la tierra <strong>de</strong> Israel y sobre el pueblo judío. Muchos serían<br />

los muertos, y los sobrevivientes serían llevados cautivos a otras tierras.<br />

La última parte <strong>de</strong>l versículo 24 es una notable profecía <strong>de</strong> que la antigua ciudad <strong>de</strong><br />

Jerusalén quedaría sujetada al gobierno gentil <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel entonces hasta que los tiempos<br />

<strong>de</strong> los gentiles se cumplan. No significa que los judíos no pudiesen controlarla por algún<br />

breve periodo; el pensamiento es que estaría constantemente sometida a invasión e<br />

interferencia por parte <strong>de</strong> los gentiles hasta que se cumplan los tiempos <strong>de</strong> los gentiles.<br />

El NT distingue entre las riquezas <strong>de</strong> los gentiles, la plenitud <strong>de</strong> los gentiles y los<br />

tiempos <strong>de</strong> los gentiles.<br />

1. Las riquezas <strong>de</strong> los gentiles (Ro. 11:12) se refiere al puesto <strong>de</strong> privilegio <strong>de</strong> que gozan<br />

los gentiles en el tiempo presente mientras Israel está temporalmente puesto <strong>de</strong> lado por<br />

Dios.<br />

2. La plenitud <strong>de</strong> los gentiles (Ro. 11:25) es la época <strong>de</strong>l Arrebatamiento, cuando la<br />

novia gentil <strong>de</strong> Cristo será completada y tomada <strong>de</strong> la tierra y cuando Dios reanudará Sus<br />

tratos con Israel.<br />

3. Los tiempos <strong>de</strong> los gentiles (Lc. 21:24) comenzaron en realidad con el cautiverio<br />

babilónico, 521 a.C., y se exten<strong>de</strong>rán hasta el momento en el que las naciones gentiles<br />

<strong>de</strong>jen <strong>de</strong> ejercer el control sobre la ciudad <strong>de</strong> Jerusalén.<br />

A lo largo <strong>de</strong> los siglos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la época <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Salvador, Jerusalén ha sido<br />

mayormente controlada por las potencias gentiles. El Emperador Julián el Apóstata (331–<br />

363 d.C.) trató <strong>de</strong> <strong>de</strong>sacreditar el cristianismo intentando refutar esta profecía <strong>de</strong>l Señor.<br />

Por esta causa alentó a los judíos a reconstruir el templo. Ellos se <strong>de</strong>dicaron <strong>de</strong> buena gana<br />

a la tarea, incluso empleando palas <strong>de</strong> plata en su <strong>de</strong>spilfarro. Pero mientras trabajaban, se<br />

vieron interrumpidos por un terremoto y por bolas <strong>de</strong> fuego que surgían <strong>de</strong>l subsuelo.<br />

Tuvieron que abandonar el proyecto.<br />

N. La Segunda Venida (21:25–28)<br />

Estos versículos <strong>de</strong>scriben las convulsiones <strong>de</strong> la naturaleza y los cataclismos en la<br />

tierra que prece<strong>de</strong>rán a la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo. Habrá perturbaciones implicando el<br />

sol, la luna y las estrellas, perturbaciones que serán claramente visibles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la tierra. Los<br />

cuerpos celestes se moverán <strong>de</strong> sus órbitas. Esto podría hacer que el eje <strong>de</strong> la tierra se<br />

inclinase. Habrá gran<strong>de</strong>s olas <strong>de</strong> agua que barrerán regiones <strong>de</strong> los continentes. El pánico se<br />

apo<strong>de</strong>rará <strong>de</strong> la humanidad a causa <strong>de</strong> cuerpos celestes en un curso <strong>de</strong> casi colisión con la<br />

tierra. Pero hay esperanza para los piadosos:


Entonces verán al Hijo <strong>de</strong>l Hombre, que vendrá en una nube con po<strong>de</strong>r y gran<br />

gloria. Cuando estas cosas comiencen a suce<strong>de</strong>r, erguíos y levantad vuestra cabeza,<br />

porque vuestra re<strong>de</strong>nción está cerca.<br />

O. La higuera y todos los árboles (21:29–33)<br />

21:29–31 Otra señal que indicará la inminencia <strong>de</strong> Su regreso será que brotarán la<br />

higuera y todos los árboles. Aquí, la higuera es un buen símbolo <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel; en<br />

los últimos días comenzará a dar evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una nueva vida. Des<strong>de</strong> luego, no carece <strong>de</strong><br />

significación que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> siglos <strong>de</strong> dispersión y oscuridad, la nación <strong>de</strong> Israel fue<br />

restablecida en 1948, y es ahora reconocida como miembro <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> las naciones.<br />

El hecho <strong>de</strong> que los otros árboles también brotan pue<strong>de</strong> significar el enorme<br />

crecimiento <strong>de</strong>l nacionalismo y el surgimiento <strong>de</strong> muchos nuevos gobiernos en nuevos<br />

países <strong>de</strong>l mundo en <strong>de</strong>sarrollo. Estas señales significarían que el glorioso reino <strong>de</strong> Cristo<br />

sería pronto establecido.<br />

21:32 Jesús dijo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. Pero,<br />

¿qué significa para él «esta generación»?<br />

1. Algunos creen que se refería a la generación viviendo en la época en la que pronunció<br />

estas palabras, y que todo se cumplió en la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén. Pero esto no pue<strong>de</strong> ser,<br />

porque Cristo no volvió en una nube con po<strong>de</strong>r y gran gloria.<br />

2. Otros creen que «esta generación» se refiere a las personas viviendo cuando estas<br />

cosas comiencen a suce<strong>de</strong>r, y que los que vivan para ver el comienzo <strong>de</strong> las señales vivirían<br />

para ver el regreso <strong>de</strong> Cristo. Todos los acontecimientos predichos suce<strong>de</strong>rían <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una<br />

generación. Ésta es una posible explicación.<br />

3. Otra posibilidad es que «esta generación» se refiera al pueblo judío en su actitud <strong>de</strong><br />

hostilidad contra Cristo. El Señor estaba diciendo que la raza judía sobreviviría, esparcida<br />

pero in<strong>de</strong>structible, y que esta actitud para con Él no cambiaría a través <strong>de</strong> los siglos. Quizá<br />

los dos puntos 2 y 3 sean ciertos.<br />

21:33 Los cielos atmosférico y estelar pasarán. También pasará la tierra en su forma<br />

presente. Pero estas predicciones <strong>de</strong>l Señor Jesús no <strong>de</strong>jarán nunca <strong>de</strong> ser cumplidas.<br />

P. Advertencia a Velar y a Orar (21:34–38)<br />

21:34–35 Mientras tanto, Sus discípulos <strong>de</strong>berían guardarse <strong>de</strong> quedar tan<br />

ensimismados en comer, beber y en las preocupaciones mundanas, que Su venida tuviese<br />

lugar <strong>de</strong> repente. Así es como vendrá sobre todos los que piensan en la tierra como su<br />

morada permanente.<br />

21:36 Los verda<strong>de</strong>ros discípulos <strong>de</strong>berían velar y orar en todo tiempo, separándose <strong>de</strong><br />

esta forma <strong>de</strong>l mundo impío que está con<strong>de</strong>nado a experimentar la ira <strong>de</strong> Dios, e<br />

i<strong>de</strong>ntificándose con los que van a estar en pie aceptados <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre.<br />

21:37–38 Cada día el Señor enseñaba en el área <strong>de</strong>l templo, pero salía a pasar las<br />

noches en el Monte <strong>de</strong> los Olivos, sin hogar en el mundo que Él había hecho. Y todo el<br />

pueblo venía a él <strong>de</strong> madrugada, anhelantes <strong>de</strong> oírle en el templo.


XI. LA PASIÓN DEL HIJO DEL HOMBRE (Caps. 22, 23)<br />

A. El complot para matar a Jesús (22:1–2)<br />

22:1 La fiesta <strong>de</strong> los panes sin levadura <strong>de</strong>signa aquí el periodo que comienza con la<br />

pascua y que se extien<strong>de</strong> durante siete días más, durante los que no se comía ningún pan<br />

leudado. La pascua se celebraba el día catorce <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> Nisán, el primer mes <strong>de</strong>l año<br />

judío. Los siete días <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>cimoquinto <strong>de</strong>l mes hasta el vigésimo primero se conocían<br />

como la fiesta <strong>de</strong> los panes sin levadura, pero en el versículo 1, este nombre incluye toda<br />

la fiesta. Si Lucas hubiese estado escribiendo para judíos, no habría tenido necesidad <strong>de</strong><br />

mencionar la conexión entre la fiesta <strong>de</strong> los panes sin levadura y la pascua.<br />

22:2 Los principales sacerdotes y los escribas estaban intrigando sin cesar cómo<br />

podrían acabar con el Señor Jesús, pero se daban cuenta <strong>de</strong> que habían <strong>de</strong> hacerlo sin<br />

causar tumulto, porque temían al pueblo, y sabían que muchos seguían estimando en<br />

mucho a Jesús.<br />

B. La perfidia <strong>de</strong> Judas (22:3–6)<br />

22:3 Entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, uno <strong>de</strong> los doce<br />

discípulos. En Juan 13:27, se dice que esta acción tuvo lugar <strong>de</strong>spués que Jesús le diese el<br />

bocado <strong>de</strong> pan durante la comida <strong>de</strong> la Pascua. Concluimos bien que esto tuvo lugar en<br />

etapas sucesivas, o que Lucas está enfatizando el hecho más que el momento exacto en que<br />

tuvo lugar.<br />

22:4–6 En cualquier caso, Judas hizo un arreglo con los principales sacerdotes, y con<br />

los jefes <strong>de</strong> la guardia, esto es, los oficiales <strong>de</strong> la guardia <strong>de</strong>l templo. Había trazado un<br />

cuidadoso plan mediante el que podría entregárselo sin causar un levantamiento popular.<br />

Este plan resultó enteramente aceptable, y convinieron en darle dinero —treinta piezas <strong>de</strong><br />

plata, como sabemos por otros pasajes. De modo que Judas salió para preparar los <strong>de</strong>talles<br />

<strong>de</strong> su pérfido plan.<br />

C. Preparativos para la Pascua (22:7–13)<br />

22:7 Hay problemas concretos en relación con los varios periodos <strong>de</strong> tiempo<br />

mencionados en estos versículos. El día <strong>de</strong> los panes sin levadura sería normalmente<br />

consi<strong>de</strong>rado como el trece <strong>de</strong> Nisán, cuando se había <strong>de</strong> eliminar toda la levadura <strong>de</strong> los<br />

hogares judíos. Pero aquí dice que era el día en el que se <strong>de</strong>bía sacrificar el cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la<br />

pascua, y esto lo haría el catorce <strong>de</strong> Nisán. Leon Morris, junto con otros académicos,<br />

sugiere que se empleaban dos calendarios para la pascua, uno oficial y otro seguido por<br />

Jesús y otros. Creemos que los acontecimientos <strong>de</strong>l último jueves comienzan aquí y<br />

prosiguen hasta el versículo 53.<br />

22:8–10 El Señor envió a Pedro y a Juan a Jerusalén para que hiciesen los<br />

preparativos para celebrar la comida <strong>de</strong> la pascua. En las instrucciones que les dio hizo<br />

patente Su perfecto conocimiento <strong>de</strong> todas las cosas. Cuando llegasen a la ciudad les<br />

saldría al encuentro un hombre con un cántaro <strong>de</strong> agua. Esto era algo insólito en una<br />

ciudad oriental. Por lo general eran las mujeres las que llevaban los cántaros <strong>de</strong> agua. Este


hombre es aquí una buena imagen <strong>de</strong>l Espíritu Santo, que conduce buscando almas al lugar<br />

<strong>de</strong> la comunión con el Señor.<br />

22:11–13 El Señor no sólo sabía anticipadamente la situación y camino <strong>de</strong> este hombre,<br />

sino que conocía también que cierto padre <strong>de</strong> familia estaría dispuesto a poner su gran<br />

aposento alto amueblado a disposición Suya y <strong>de</strong> Sus discípulos. Quizá este hombre<br />

conocía al Señor y había puesto ya su persona y bienes a disposición <strong>de</strong> Él. Hay diferencia<br />

entre el aposento para albergue <strong>de</strong> huéspe<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l versículo 11 que pidieron los discípulos y<br />

el gran aposento alto ya dispuesto (amueblado). El generoso anfitrión les proveyó <strong>de</strong> una<br />

mejor estancia que la que esperaban los discípulos. Cuando Jesús nació en Belén, no hubo<br />

lugar para Él en el mesón (Gr.: kataluma). Aquí Él dijo a los discípulos que pidiesen un<br />

aposento (Gr.: kataluma, esto es, un albergue para huéspe<strong>de</strong>s), pero recibieron algo mejor:<br />

un gran aposento alto amueblado.<br />

Todo sucedió como Él lo había predicho, y los discípulos prepararon la pascua.<br />

D. La última Pascua (22:14–18)<br />

22:14 Durante siglos, los judíos habían celebrado la fiesta <strong>de</strong> la pascua, que<br />

conmemoraba su gloriosa liberación <strong>de</strong> Egipto y <strong>de</strong> la muerte por medio <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>l<br />

cor<strong>de</strong>ro sin tacha. ¡Cuán vívidamente <strong>de</strong>bió esto haberse presentado a la mente <strong>de</strong>l Salvador<br />

cuando se sentó a la mesa con Sus apóstoles para celebrar la fiesta por última vez! Él era<br />

el verda<strong>de</strong>ro Cor<strong>de</strong>ro Pascual, cuya sangre iba a ser pronto <strong>de</strong>rramada para la salvación <strong>de</strong><br />

todos los que confiasen en Él.<br />

22:15–16 Esta pascua en particular tenía para él un sentido inenarrable, y había<br />

<strong>de</strong>seado con anhelo comerla antes <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer. No iba Él a celebrarla otra vez hasta que<br />

volviese a la tierra y estableciese Su glorioso reino. La construcción ¡cuánto he <strong>de</strong>seado<br />

…! (Gr.: «Con <strong>de</strong>seo he <strong>de</strong>seado») comunica el sentido <strong>de</strong> un anhelo ardiente, apasionado.<br />

Estas palabras reveladoras invitan a los creyentes <strong>de</strong> cada edad y lugar a consi<strong>de</strong>rar cuán<br />

apasionadamente anhela Jesús la comunión con nosotros a Su mesa.<br />

22:17–18 Cuando hubo tomado la copa <strong>de</strong> vino que formaba parte <strong>de</strong>l ritual <strong>de</strong> la<br />

pascua, dio gracias por ella y la pasó a los discípulos, recordándoles otra vez que no<br />

bebería ya más <strong>de</strong>l fruto <strong>de</strong> la vid, hasta que viniera el reino milenial. La <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong><br />

la comida <strong>de</strong> la Pascua termina con el versículo 18.<br />

E. La primera Cena <strong>de</strong>l Señor (22:19–23)<br />

22:19–20 La última pascua fue inmediatamente seguida por la Cena <strong>de</strong>l Señor. El Señor<br />

Jesús instituyó este sagrado memorial para que Sus seguidores a lo largo <strong>de</strong> los siglos le<br />

recordaran así en Su muerte. Primero <strong>de</strong> todo les dio pan, símbolo <strong>de</strong> Su cuerpo que<br />

pronto iba a ser dado por ellos. Luego, la copa hablaba elocuentemente <strong>de</strong> Su preciosa<br />

sangre que iba a ser <strong>de</strong>rramada en la cruz <strong>de</strong>l Calvario. Se refirió a ella como la copa <strong>de</strong>l<br />

nuevo pacto en Su sangre, que fue <strong>de</strong>rramada por los Suyos. Esto significa que el nuevo<br />

pacto, que había hecho primariamente con la nación <strong>de</strong> Israel, fue ratificado con Su<br />

sangre. El pleno cumplimiento <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto tendrá lugar durante el reino <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor Jesucristo en la tierra, pero como creyentes, nosotros entramos en sus beneficios en<br />

el tiempo presente.


No es preciso insistir en que el pan y el vino son tipos o representación <strong>de</strong> Su cuerpo y<br />

sangre. Su cuerpo no había sido todavía entregado, ni había sido aún <strong>de</strong>rramada Su sangre.<br />

Por ello, es absurdo sugerir que los símbolos fuesen cambiados milagrosamente a las<br />

realida<strong>de</strong>s. Al pueblo judío le estaba prohibido comer sangre, y los discípulos sabían por<br />

tanto que Él no se estaba refiriendo a sangre literal, sino a aquello que tipificaba Su sangre.<br />

22:21 Parece evi<strong>de</strong>nte que Judas estuvo realmente presente en la última cena. Sin<br />

embargo, en Juan 13 se ve con igual claridad que el traidor abandonó el lugar <strong>de</strong>spués que<br />

Jesús le diese el bocado mojado en la salsa <strong>de</strong>l plato. Por cuanto esto tuvo lugar antes <strong>de</strong> la<br />

institución <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor, muchos creen que Judas no estaba realmente presente<br />

cuando se pasaron el pan y el vino.<br />

22:22 Los pa<strong>de</strong>cimientos y muerte <strong>de</strong> Jesús eran algo que estaba <strong>de</strong>terminado, pero<br />

Judas le traicionó con el pleno consentimiento <strong>de</strong> su propia voluntad. Por esta causa dijo<br />

Jesús: ¡Ay <strong>de</strong> aquel hombre por quien es entregado! Aunque Judas era uno <strong>de</strong> los doce,<br />

no era un verda<strong>de</strong>ro creyente.<br />

22:23 El versículo 23 revela algo <strong>de</strong> la sorpresa y <strong>de</strong>sconfianza propia <strong>de</strong> los discípulos.<br />

No sabían quién <strong>de</strong> ellos sería culpable <strong>de</strong> un acto tan vil.<br />

F. La verda<strong>de</strong>ra gran<strong>de</strong>za está en Servir (22:24–30)<br />

22:24–25 ¡Es una terrible <strong>de</strong>nuncia contra el corazón humano que inmediatamente<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor los discípulos discutiesen entre ellos acerca <strong>de</strong> quién <strong>de</strong> ellos<br />

era el mayor! El Señor Jesús les recordó que en Su economía, la gran<strong>de</strong>za era lo totalmente<br />

opuesto a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l hombre. Los reyes que reinaban sobre las naciones eran comúnmente<br />

consi<strong>de</strong>rados como gran<strong>de</strong>s personas; <strong>de</strong> hecho, eran llamados bienhechores. Pero se<br />

trataba <strong>de</strong> un mero título. En realidad eran crueles tiranos. Tenían el nombre <strong>de</strong> lo bueno,<br />

pero sin rasgos personales para concordar con ellos.<br />

22:27 En la estima <strong>de</strong> los hombres, era mayor ser invitado a una comida que servirla.<br />

Pero el Señor Jesús vino como siervo <strong>de</strong> los hombres, y todos los que quisiesen seguirle<br />

<strong>de</strong>berían imitarle en esto.<br />

22:28–30 Fue una muestra <strong>de</strong> bondad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor encomiar a los discípulos por<br />

haber permanecido con Él en Sus pruebas. Acababan <strong>de</strong> pelearse entre sí. Muy pronto,<br />

todos lo abandonarían y huirían. Y sin embargo, Él sabía que en sus corazones le amaban, y<br />

que habían soportado oprobio por causa <strong>de</strong> Su nombre. Su recompensa sería que se<br />

sentarían en tronos juzgando a las doce tribus <strong>de</strong> Israel cuando Cristo vuelva a sentarse<br />

en el trono <strong>de</strong> David y reine sobre la tierra. Con tanta certidumbre como el Padre había<br />

prometido este reino a Cristo, así <strong>de</strong> seguro reinarían con Él sobre el Israel renovado.<br />

G. Jesús predice la negación <strong>de</strong> Pedro (22:31–34)<br />

Ahora viene el último en una serie <strong>de</strong> tres tenebrosos capítulos <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la<br />

infi<strong>de</strong>lidad humana. El primero fue la perfidia <strong>de</strong> Judas. El segundo fue la egoísta ambición<br />

<strong>de</strong> los discípulos. Ahora tenemos la cobardía <strong>de</strong> Pedro.<br />

22:31–32 La repetición Simón, Simón, habla <strong>de</strong>l amor y <strong>de</strong> la ternura en el corazón <strong>de</strong><br />

Cristo para con Su vacilante discípulo. Satanás había pedido tener a todos los discípulos<br />

en su po<strong>de</strong>r para sacudirlos como trigo. Y Jesús se dirigió a Pedro como representante <strong>de</strong><br />

todos ellos. Pero el Señor había rogado por Simón que su fe no se eclipsara. («Yo he


ogado por ti» son unas palabras <strong>de</strong> un valor incalculable.) Después <strong>de</strong> haber vuelto a Él,<br />

él <strong>de</strong>bería fortalecer a sus hermanos. Este volver no se refiere a la salvación, sino a la<br />

restauración <strong>de</strong> una caída.<br />

22:33–34 Con una autoconfianza fuera <strong>de</strong> lugar, Pedro expresó su disposición a<br />

acompañar a Jesús a la cárcel y a la muerte. Pero tuvo que oír que antes que hubiese<br />

amanecido plenamente, ¡habría negado tres veces que siquiera conocía al Señor!<br />

En Marcos 14:30, se cita al Señor diciendo que antes <strong>de</strong> que el gallo cantase dos veces,<br />

Pedro le negaría tres veces. En Mateo 26:34; Lucas 22:34 y Juan 13:38, el Señor dice que<br />

antes que cantase el gallo, Pedro le negaría tres veces. Es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego difícil conciliar esta<br />

aparente contradicción. Es posible que hubiese más <strong>de</strong> un canto <strong>de</strong> gallo, uno durante la<br />

noche y otro al amanecer. También se <strong>de</strong>bería observar que el registro <strong>de</strong>l Evangelio<br />

registra al menos seis tipos diferentes negaciones <strong>de</strong> Pedro. Él negó a Cristo ante:<br />

1. Una muchacha (Mt. 26:69, 70; Mr. 14:66–68).<br />

2. Otra muchacha (Mt. 26:71, 72).<br />

3. La muchedumbre que estaba alre<strong>de</strong>dor (Mt. 26:73, 74; Mr. 14:70, 71).<br />

4. Un hombre (Lc. 22:58).<br />

5. Otro hombre (Lc. 22:59, 60).<br />

6. Un siervo <strong>de</strong>l sumo sacerdote (Jn. 18:26, 27). Por sus palabras, este hombre es<br />

probablemente diferente <strong>de</strong> los otros: «¿No te vi yo en el huerto con él?» (v. 26).<br />

H. Nuevas ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> marcha (22:35–38)<br />

22:35 Con anterioridad en Su ministerio, el Señor había enviado a Sus discípulos sin<br />

bolsa, sin alforja, y sin calzado —lo mínimo, lo más esencial, iba a ser suficiente para<br />

ellos—. Y así había resultado. Tuvieron que confesar que nada les había faltado.<br />

22:36 Pero ahora estaba a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlos, y ellos iban a entrar en una nueva fase <strong>de</strong>l<br />

servicio. Iban a quedar expuestos a la pobreza, al hambre y al peligro, y les sería necesario<br />

hacer provisión para sus necesida<strong>de</strong>s presentes. Ahora <strong>de</strong>berían tomar bolsa, alforja o saco<br />

<strong>de</strong> alimentos, y si carecían <strong>de</strong> una espada, habrían <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>r el manto y comprar una.<br />

¿Qué quería <strong>de</strong>cir cuando les dijo que comprasen una espada? Parece claro que no pue<strong>de</strong><br />

haber querido <strong>de</strong>cir que tendrían que utilizar la espada como instrumento ofensivo contra<br />

otras personas. Esto habría sido una violación <strong>de</strong> Su enseñanza en pasajes como:<br />

«Mi reino no es <strong>de</strong> este mundo; si mi reino fuera <strong>de</strong> este mundo, mis servidores<br />

pelearían» (Jn. 18:36).<br />

«Todos los que empuñen espada, a espada perecerán» (Mt. 26:52).<br />

«Amad a vuestros enemigos …» (Mt. 5:44).<br />

«A cualquiera que te hiera en la mejilla <strong>de</strong>recha, vuélvele también la otra» (Mt. 5:39;<br />

véase también 2 Co. 10:4).<br />

Entonces, ¿a qué se refería Jesús por «la espada»?<br />

1. Algunos sugieren que se estaba refiriendo a la espada <strong>de</strong>l Espíritu que es la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios (Ef. 6:17). Esto es posible, pero entonces <strong>de</strong>berían espiritualizarse la bolsa, la alforja y<br />

el vestido.


2. Williams dice que la espada se refiere a la protección <strong>de</strong> un gobierno or<strong>de</strong>nado,<br />

observando que en Romanos 13:4 hace referencia al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l magistrado.<br />

3. Lange dice que la espada es para <strong>de</strong>fensa contra enemigos humanos, pero no para<br />

ataque. Pero Mateo 5:39 parece eliminar el uso <strong>de</strong> la espada, incluso para propósitos<br />

<strong>de</strong>fensivos.<br />

4. Algunos creen que la espada era para <strong>de</strong>fensa sólo contra animales feroces. Esto es<br />

una posibilidad.<br />

22:37 El versículo 37 explica por qué era ahora necesario que los discípulos tomasen<br />

dinero, bolsa <strong>de</strong> comida y espada. El Señor había estado hasta ahora con ellos, proveyendo<br />

a sus necesida<strong>de</strong>s temporales. Pronto se apartaría <strong>de</strong> ellos, en conformidad a la profecía <strong>de</strong><br />

Isaías 53:12. Las cosas que concernían a él tenían cumplimiento; esto es, Su vida y<br />

ministerio terrenales llegarían a su fin al quedar Él contado con los inicuos.<br />

22:38 Los discípulos no comprendieron en absoluto al Señor. Sacaron dos espadas,<br />

implicando que serían suficiente <strong>de</strong>fensa para los problemas que surgiesen por <strong>de</strong>lante.<br />

Jesús concluyó la conversación diciendo: ¡Basta! Aparentemente, lo que ellos<br />

comprendieron era que podrían frustrar el intento <strong>de</strong> Sus enemigos blandiendo las espadas.<br />

¡Nada más lejos <strong>de</strong> Su pensamiento!<br />

I. La agonía en Getsemaní (22:39–46)<br />

22:39 El Huerto <strong>de</strong> Getsemaní estaba situado en la la<strong>de</strong>ra occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong> los<br />

Olivos. Jesús iba allí frecuentemente para orar, y los discípulos, incluyendo naturalmente<br />

al traidor, lo sabían.<br />

22:40 Al terminar la Cena <strong>de</strong>l Señor, Jesús y los discípulos salieron <strong>de</strong>l aposento alto y<br />

se dirigieron al huerto. Al llegar allí, les advirtió Él que orasen, que no entrasen en<br />

tentación. Quizá la tentación particular que tenía Él en mente era la presión <strong>de</strong> abandonar a<br />

Dios y a Su Cristo cuando se aproximasen los enemigos.<br />

22:41–42 Luego Jesús <strong>de</strong>jó a los discípulos y se dirigió más hacia el interior <strong>de</strong>l huerto<br />

don<strong>de</strong> se puso a orar a solas. Su oración era que si el Padre quería, que apartase <strong>de</strong> Él<br />

aquella copa; pero que no se hiciese Su voluntad, sino la <strong>de</strong> Dios. Compren<strong>de</strong>mos esta<br />

oración como significando: Si hay alguna otra forma por la que los pecadores puedan ser<br />

salvos que yendo yo a la cruz, revela ahora esta forma. Los cielos estuvieron callados,<br />

porque no había otra forma.<br />

No creemos que los sufrimientos <strong>de</strong> Cristo en el huerto formasen parte <strong>de</strong> Su obra<br />

expiatoria. La obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción fue cumplida durante las tres horas <strong>de</strong> tinieblas en la<br />

cruz. Pero Getsemaní fue una anticipación <strong>de</strong>l Calvario. Allí, el solo pensamiento <strong>de</strong>l<br />

contacto con nuestros pecados fue causa <strong>de</strong>l agudo sufrimiento <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

22:43–44 Su perfecta humanidad se ve en la agonía que acompañó a Su oración. Y se<br />

le apareció un ángel <strong>de</strong>l cielo para fortalecerle. Sólo Lucas registra esto, así como que su<br />

sudor era como gran<strong>de</strong>s gotas <strong>de</strong> sangre engrumecidas que caían sobre la tierra. Este<br />

último <strong>de</strong>talle atrajo la atención <strong>de</strong> este cuidadoso médico.<br />

22:45–46 Cuando Jesús volvió a sus discípulos, éstos estaban durmiendo, pero no <strong>de</strong><br />

indiferencia, sino <strong>de</strong> agotamiento <strong>de</strong>bido a la tristeza. Los apremió a que se levantasen y<br />

orasen, porque se estaba acercando la hora <strong>de</strong> la crisis, y se verían tentados a negarle<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s.


J. Jesús, negado y arrestado (22:47–53)<br />

22:47–48 Para este momento, Judas había llegado con un grupo <strong>de</strong> los principales<br />

sacerdotes, ancianos y jefes <strong>de</strong> la guardia <strong>de</strong>l templo para arrestar al Señor. Por previo<br />

acuerdo, el traidor <strong>de</strong>bía señalar quién era Jesús besándole.<br />

Stewart comenta:<br />

Éste es el punto culminante <strong>de</strong>l horror, el último punto <strong>de</strong> infamia más allá <strong>de</strong> la que no<br />

podría llegar infamia humana alguna, cuando en el huerto Judas traicionó a su maestro, no<br />

con un grito, ni con un golpe ni una puñalada, sino con un beso.<br />

Con un profundo sentimiento, Jesús preguntó: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo<br />

<strong>de</strong>l Hombre?<br />

22:49–51 Los discípulos se dieron cuenta <strong>de</strong> lo que había <strong>de</strong> acontecer, y se<br />

dispusieron a actuar. De hecho, uno <strong>de</strong> ellos, Pedro, para ser específicos, blandió una<br />

espada y cortó la oreja <strong>de</strong>recha al siervo <strong>de</strong>l sumo sacerdote. Jesús le reprendió por<br />

emplear medios carnales para luchar una batalla espiritual. Había llegado Su hora, y se<br />

<strong>de</strong>bían cumplir los pre<strong>de</strong>terminados consejos <strong>de</strong> Dios. Lleno <strong>de</strong> gracia, Jesús tocó la oreja<br />

<strong>de</strong>l herido, y le sanó.<br />

22:52–53 Volviéndose a los guías y oficiales judíos, Jesús les preguntó por qué habían<br />

salido contra él con espadas y palos como si Él fuese un ladrón fugitivo. ¿Acaso no había<br />

estado enseñando cada día en el área <strong>de</strong>l templo, y sin embargo no le habían <strong>de</strong>tenido<br />

entonces? Pero sabía cuál era la respuesta. Ésta era la hora <strong>de</strong> ellos, y la potestad <strong>de</strong> las<br />

tinieblas. Era ahora alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la medianoche <strong>de</strong>l jueves.<br />

Parece que el juicio religioso <strong>de</strong> nuestro Señor tuvo tres etapas. Primero, compareció<br />

ante Anás. Luego, ante Caifás. Finalmente, fue juzgado ante todo el Sanedrín. Los<br />

acontecimientos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este punto hasta el versículo 65 tuvieron lugar probablemente entre<br />

la una y las cinco <strong>de</strong> la madrugada <strong>de</strong>l viernes.<br />

K. Pedro niega a Jesús y llora amargamente (22:54–62)<br />

22:54–57 Cuando el Señor fue llevado a casa <strong>de</strong>l sumo sacerdote, Pedro seguía <strong>de</strong><br />

lejos. Ya <strong>de</strong>ntro, se mezcló con los que se calentaban al fuego en el centro <strong>de</strong>l patio.<br />

Entonces una criada… se fijó en Pedro y dijo a todos que se trataba <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los<br />

seguidores <strong>de</strong> Jesús. De una forma lastimosa, Pedro negó conocerle.<br />

22:58–62 Poco <strong>de</strong>spués, otro señaló acusadoramente a Pedro como uno <strong>de</strong> los<br />

seguidores <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret. Otra vez Pedro lo negó. Pasada como una hora, alguien<br />

más reconoció a Pedro como galileo, y también como discípulo <strong>de</strong>l Señor. Pedro negó<br />

saber <strong>de</strong> qué estaba hablando aquel hombre. Pero esta vez su negación quedó marcada por<br />

el canto <strong>de</strong> un gallo. En ese oscuro momento, se volvió el Señor y miró a Pedro; y Pedro<br />

se acordó <strong>de</strong> la predicción <strong>de</strong> que Antes que el gallo cante, él le negaría tres veces. La<br />

mirada <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios envió a Pedro fuera, a la noche, para llorar amargamente.<br />

L. Los soldados se burlan <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (22:63–65)


Fueron los oficiales asignados al templo sagrado <strong>de</strong> Jerusalén los que habían apresado a<br />

Jesús. Ahora, estos supuestos guardianes <strong>de</strong> la santa casa <strong>de</strong> Dios comenzaron a burlarse <strong>de</strong><br />

Jesús y a golpearle. Después <strong>de</strong> vendarle los ojos, le golpeaban el rostro, y le<br />

preguntaban luego quién había sido el que lo había hecho. Esto no es todo lo que hicieron,<br />

pero Él soportó con paciencia esta contradicción <strong>de</strong> pecadores contra Sí mismo.<br />

M. El juicio matutino <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Sanedrín (22:66–71)<br />

22:66–69 Al hacerse <strong>de</strong> día (entre las cinco y las seis <strong>de</strong> la madrugada), los ancianos<br />

llevaron a Jesús al lugar <strong>de</strong> su sanedrín. Los miembros <strong>de</strong>l Sanedrín le preguntaron<br />

directamente si Él era el Mesías. Jesús les vino a <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong> nada serviría discutir el<br />

asunto con ellos. Ellos no estaban abiertos a recibir la verdad. Pero les advirtió que Aquel<br />

que estaba ahora ante ellos en humillación estaría un día sentado a la diestra <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Dios (véase Salmo 110:1).<br />

22:70–71 Entonces ellos le preguntaron llanamente si Él era el Hijo <strong>de</strong> Dios. No hay<br />

duda alguna acerca <strong>de</strong> qué querían <strong>de</strong>cir. Para ellos, el Hijo <strong>de</strong> Dios era Aquel que era igual<br />

con Dios. El Señor Jesús les dijo: Vosotros lo <strong>de</strong>cís; lo soy (véase Mr. 14:62). Esto era<br />

todo lo que ellos necesitaban. ¿No le habían oído <strong>de</strong>cir una blasfemia, pretendiendo la<br />

igualdad con Dios? No había necesidad ya <strong>de</strong> testimonio. Pero había un problema. En la<br />

ley <strong>de</strong> ellos, la pena por blasfemia era la muerte. Pero los judíos estaban bajo la autoridad<br />

<strong>de</strong> Roma y no tenían autoridad para aplicar la pena <strong>de</strong> muerte. Para ello tendrían que llevar<br />

a Jesús ante Pilato, y él no estaría en absoluto interesado en una acusación religiosa como<br />

la <strong>de</strong> blasfemia. De modo que tenían que presentar acusaciones políticas contra Él.<br />

N. Jesús ante Pilato (23:1–7)<br />

23:1–2 Después <strong>de</strong> Su comparecencia ante el Sanedrín (toda la muchedumbre <strong>de</strong><br />

ellos), Jesús fue llevado precipitadamente ante Pilato, el gobernador romano, para ser<br />

juzgado por la potestad civil. Ahora los guías religiosos presentaron tres acusaciones<br />

políticas. Primero <strong>de</strong> todo, le acusaron <strong>de</strong> que había estado pervirtiendo a la nación, esto<br />

es, <strong>de</strong> apartar al pueblo <strong>de</strong> la lealtad <strong>de</strong>bida a Roma. En segundo término, dijeron que<br />

prohibía a los judíos dar tributo a César. Finalmente, lo acusaron <strong>de</strong> hacerse a sí mismo<br />

rey.<br />

23:3–7 Cuando Pilato le preguntó si Él era el Rey <strong>de</strong> los judíos, el Señor contestó que<br />

así era. Pilato no interpretó este reconocimiento como una amenaza contra el Emperador <strong>de</strong><br />

Roma. Después <strong>de</strong> una entrevista privada con Jesús (Jn. 18:33–38a), se volvió a los<br />

principales sacerdotes, y a la gente, diciéndoles que no hallaba en Él ningún <strong>de</strong>lito. La<br />

muchedumbre se volvió más insistente, acusando a Jesús <strong>de</strong> incitar a la rebelión,<br />

comenzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la menospreciada Galilea y llegando hasta Jerusalén. Cuando Pilato<br />

oyó la palabra Galilea, pensó que había encontrado una vía <strong>de</strong> escape para sí mismo.<br />

Galilea era jurisdicción <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s, y <strong>de</strong> esta manera Pilato trató <strong>de</strong> evitar involucrarse<br />

más en este caso entregando a Jesús a Hero<strong>de</strong>s. Sucedía que en aquellos mismos días<br />

estaba Hero<strong>de</strong>s <strong>de</strong> visita en Jerusalén.<br />

Hero<strong>de</strong>s Antipas era hijo <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s el Gran<strong>de</strong>, el asesino <strong>de</strong> los pequeñuelos <strong>de</strong><br />

Belén. Era Antipas el que había asesinado también a Juan el Bautista por con<strong>de</strong>nar su ilícita


elación con la mujer <strong>de</strong> su hermano. Éste es el Hero<strong>de</strong>s a quien Jesús llama «aquel zorro»<br />

en Lucas 13:32.<br />

O. El arrogante interrogatorio <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s (23:8–12)<br />

23:8 Hero<strong>de</strong>s se alegró mucho <strong>de</strong> que Jesús compareciese ante él. Había oído muchas<br />

cosas acerca <strong>de</strong> él, y hacía mucho tiempo que <strong>de</strong>seaba verle hacer algún milagro.<br />

23:9–11 Pero por muchas preguntas que le hacía Hero<strong>de</strong>s al Salvador, éste no<br />

respondía. Los judíos se volvían más violentos en sus acusaciones, pero Jesús no abría la<br />

boca. Todo lo que Hero<strong>de</strong>s pudo hacer, pensaba, era <strong>de</strong>jar que sus soldados maltratasen a<br />

Jesús, y burlarse <strong>de</strong> Él vistiéndole <strong>de</strong> una ropa espléndida y volviendo a enviarle a<br />

Pilato.<br />

23:12 Antes, Pilato y Hero<strong>de</strong>s habían estado enemistados, pero ahora la enemistad se<br />

volvió en amistad. Los dos pertenecían al mismo bando, contra el Señor Jesús, y esto los<br />

unía. Teofilacto se lamenta por esto: «Es una vergüenza para los cristianos que mientras<br />

que el diablo pue<strong>de</strong> persuadir a los malvados a <strong>de</strong>jar a un lado sus diferencias para hacer el<br />

mal, los cristianos no pue<strong>de</strong>n siquiera mantener la amistad para hacer el bien».<br />

P. El veredicto <strong>de</strong> Pilato: Inocente pero con<strong>de</strong>nado (23:13–25)<br />

23:13–17 Por cuanto había fracasado en actuar con rectitud absolviendo a su regio<br />

prisionero, Pilato se encontraba ahora atrapado. Convocó una apresurada reunión <strong>de</strong> los<br />

lí<strong>de</strong>res judíos y les explicó que ni … Hero<strong>de</strong>s ni él mismo habían podido encontrar<br />

evi<strong>de</strong>ncia alguna <strong>de</strong> <strong>de</strong>slealtad por parte <strong>de</strong> Jesús. Nada digno <strong>de</strong> muerte ha hecho él. De<br />

modo que propuso azotar al Señor y luego <strong>de</strong>jarlo marchar. Como señala Stewart:<br />

Naturalmente, esta mísera contemporización era totalmente injustificable e ilógica. Fue<br />

el débil intento <strong>de</strong> un alma impulsada por el miedo <strong>de</strong> hacer por una parte su <strong>de</strong>ber para con<br />

Jesús y complacer a la vez a la muchedumbre. Pero no consiguió ni lo uno ni lo otro, y no<br />

es sorpren<strong>de</strong>nte que los enfurecidos sacerdotes no aceptasen aquel veredicto a ningún<br />

precio.<br />

23:18–23 Los principales sacerdotes y los ancianos se encolerizaron. Demandaban la<br />

muerte <strong>de</strong> Jesús y la liberación <strong>de</strong> Barrabás, un notorio criminal que había sido echado en<br />

la cárcel por sedición ocurrida en la ciudad, y por un homicidio. Una vez más, Pilato<br />

intentó débilmente exonerar al Señor, pero las feroces exigencias <strong>de</strong> la muchedumbre<br />

instigada por los sacerdotes ahogaron sus intentos. No importaba lo que dijese él; ellos<br />

persistían e instaban a gran<strong>de</strong>s voces, exigiendo la muerte <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

23:24–25 Y aunque ya había <strong>de</strong>clarado inocente a Jesús, Pilato le con<strong>de</strong>nó ahora a<br />

muerte para complacer a la multitud. Al mismo tiempo, les soltó a Barrabás.<br />

Q. El Hijo <strong>de</strong>l Hombre llevado al Calvario (23:26–32)<br />

23:26 Era ahora aproximadamente las nueve <strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong>l viernes. De camino a la<br />

escena <strong>de</strong> la crucifixión, los soldados mandaron a un cierto Simón <strong>de</strong> Cirene … que<br />

llevase la cruz. No se sabe mucho acerca <strong>de</strong> este hombre, pero parece que sus dos hijos<br />

llegaron más a<strong>de</strong>lante a ser unos conocidos cristianos (Mr. 15:21).


23:27–30 Una multitud <strong>de</strong> compasivos seguidores lloraba por Jesús mientras era<br />

llevado fuera. Dirigiéndose a las mujeres <strong>de</strong> la muchedumbre como hijas <strong>de</strong> Jerusalén, les<br />

dijo que no <strong>de</strong>bían compa<strong>de</strong>cerse <strong>de</strong> Él, sino <strong>de</strong> sí mismas. Se refería con ello a la terrible<br />

<strong>de</strong>strucción que iba a sobrevenir a Jerusalén en el 70 d.C. El sufrimiento y dolor <strong>de</strong> aquellos<br />

días sería tan gran<strong>de</strong> que las mujeres estériles, hasta entonces objeto <strong>de</strong> oprobio, serían<br />

consi<strong>de</strong>radas especialmente afortunadas. Los horrores <strong>de</strong>l asedio <strong>de</strong> Tito iban a ser tales que<br />

los hombres <strong>de</strong>searían que los montes cayesen sobre ellos y que los collados los cubriesen.<br />

23:31 Luego el Señor Jesús añadió las palabras: Porque si en el leño ver<strong>de</strong> hacen<br />

estas cosas, ¿qué suce<strong>de</strong>rá con el seco? Él mismo era el árbol ver<strong>de</strong>, y el incrédulo Israel<br />

era el seco. Si los romanos hacían sufrir tanto oprobio y pa<strong>de</strong>cimiento al intachable e<br />

inocente Hijo <strong>de</strong> Dios, ¡cuán terrible sería el castigo que se abatiría sobre los culpables<br />

asesinos <strong>de</strong>l amado Hijo <strong>de</strong> Dios!<br />

23:32 Acompañando a Jesús había también otros dos, que eran malhechores, que<br />

habían <strong>de</strong> ser ejecutados.<br />

R. La Crucifixión (23:33–38)<br />

23:33 El lugar <strong>de</strong> la ejecución se llamaba <strong>de</strong> la Calavera (traducción <strong>de</strong>l Gr. kranion).<br />

Quizá la configuración <strong>de</strong>l terreno se parecía a un cráneo, o quizá llevaba este nombre<br />

porque era un lugar <strong>de</strong> ejecuciones, y la calavera se emplea a menudo como símbolo <strong>de</strong><br />

muerte. Se <strong>de</strong>be <strong>de</strong>stacar la sobriedad <strong>de</strong> la Escritura al <strong>de</strong>scribir la crucifixión. No se<br />

<strong>de</strong>tiene en los terribles <strong>de</strong>talles. Hay sólo la sencilla <strong>de</strong>claración: allí le crucificaron. Una<br />

vez más son oportunas las observaciones <strong>de</strong> Stewart:<br />

Que el Mesías fuese a morir era algo difícil <strong>de</strong> aceptar, pero que fuese a morir una<br />

muerte como aquella, esto era más allá <strong>de</strong> toda posibilidad. Pero así era. Todo lo que Cristo<br />

jamás tocó —incluyendo la cruz— lo adornó, transfiguró y <strong>de</strong>jó con un halo <strong>de</strong> esplendor y<br />

hermosura; pero nunca olvi<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> qué abrumadoras honduras elevó él la cruz.<br />

Enséñame el sentido<br />

De aquella cruz que se levanta<br />

Con aquel Varón <strong>de</strong> dolores,<br />

Con<strong>de</strong>nado a <strong>de</strong>sangrarse y morir.<br />

Lucy A. Bennett<br />

Hubo tres cruces aquel día en el Calvario, la cruz <strong>de</strong> Jesús en medio, y una cruz <strong>de</strong><br />

criminal a cada lado. Esto cumplió Isaías 53:12 —«Fue contado con los pecadores».<br />

23:34 Con un amor y misericordia infinitos, Jesús clamó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cruz: Padre,<br />

perdónalos, porque no saben lo que hacen. ¡Quién sabe cuán po<strong>de</strong>roso Niágara <strong>de</strong> ira<br />

divina <strong>de</strong>tuvo esta oración! Morgan comenta acerca <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l Salvador:<br />

En el alma <strong>de</strong> Jesús no había resentimiento; no había ira, ni <strong>de</strong>seo alguno <strong>de</strong> castigo<br />

sobre los que le estaban maltratando. Los hombres han hablado con admiración <strong>de</strong> la mano<br />

dura. Cuando oigo a Jesús hablar <strong>de</strong> esta manera, sé que el único lugar para el puño <strong>de</strong><br />

malla es el infierno.


Luego vino la división <strong>de</strong> sus vestidos entre los soldados, y echar suertes sobre Su<br />

túnica sin costura.<br />

23:35–38 Los gobernantes estaban ante la cruz, burlándose <strong>de</strong> Él, y <strong>de</strong>safiándole con<br />

las palabras sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido <strong>de</strong> Dios. También los<br />

soldados le escarnecían, acercándose y ofreciéndole vinagre y <strong>de</strong>safiando Su capacidad<br />

<strong>de</strong> salvarse a Sí mismo. También pusieron un título sobre Su cabeza:<br />

De nuevo citamos a Stewart:<br />

ÉSTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.<br />

No po<strong>de</strong>mos per<strong>de</strong>r la relevancia <strong>de</strong>l hecho que la inscripción fuese escrita en tres<br />

idiomas, griego, latín y hebreo. Es indudable que se hizo así para que todos los<br />

espectadores pudiesen leerla; pero la Iglesia <strong>de</strong> Cristo siempre ha visto en esto —y con toda<br />

razón— un símbolo <strong>de</strong>l señorío universal <strong>de</strong> su Señor. Porque estos eran los tres gran<strong>de</strong>s<br />

idiomas <strong>de</strong>l mundo, cada uno <strong>de</strong> ellos sirviendo <strong>de</strong> instrumento a una i<strong>de</strong>a dominante. El<br />

griego era el lenguaje <strong>de</strong> la cultura y <strong>de</strong>l conocimiento; en aquel reino, <strong>de</strong>cía la inscripción,<br />

¡Jesús era el rey! El latín era el lenguaje <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong>l gobierno; ¡Jesús era el rey ahí! El<br />

hebreo era el lenguaje <strong>de</strong> la religión revelada; ¡Jesús era el rey ahí! Por ello, incluso<br />

mientras colgaba muriendo, era cierto que «sobre su cabeza había muchas dia<strong>de</strong>mas» (cf.<br />

Ap. 19:12).<br />

S. Los dos bandidos (23:39–43)<br />

23:39–41 Apren<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> las otras narraciones evangélicas que al comienzo, los dos<br />

bandidos injuriaban a Jesús. Si Él era el Cristo, ¿por qué no los salvaba a todos? Pero<br />

luego uno <strong>de</strong> ellos recapacitó. Volviéndose a su compañero, lo reprendió por su<br />

irreverencia. A fin <strong>de</strong> cuentas, ellos dos estaban sufriendo por los crímenes que habían<br />

cometido. Su castigo era merecido. Pero éste no había hecho nada impropio.<br />

23:42 Volviéndose a Jesús, el malhechor le pidió al Señor que se acordase <strong>de</strong> él<br />

cuando volviese y estableciese Su reino en la tierra. Una fe así es digna <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar. Aquel<br />

malhechor moribundo creyó que Jesús se levantaría <strong>de</strong> los muertos y que llegaría a reinar<br />

sobre el mundo.<br />

23:43 Jesús recompensó su fe con la promesa <strong>de</strong> que aquel mismo día estaría con Él<br />

en el paraíso. El paraíso es lo mismo que el tercer cielo (2 Co. 12:2, 4), y su significado es<br />

la morada <strong>de</strong> Dios. Hoy —¡qué presteza!—. Conmigo —¡qué compañía!—. En el paraíso<br />

—¡qué dicha!—.<br />

Charles R. Erdman dice así:<br />

Esta historia nos revela la verdad <strong>de</strong> que la salvación está condicionada al<br />

arrepentimiento y a la fe. Pero también contiene otros importantes mensajes. Nos <strong>de</strong>clara<br />

que la salvación es in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> los sacramentos. El malhechor nunca había sido<br />

bautizado, ni había participado <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor. … De hecho, profesó su fe<br />

abiertamente en presencia <strong>de</strong> una multitud hostil y entre los escarnios y las burlas <strong>de</strong> los<br />

gobernantes y <strong>de</strong> los soldados, y sin embargo fue salvado sin ningún rito formal. Es a<strong>de</strong>más<br />

evi<strong>de</strong>nte que la salvación es in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> las buenas obras. … Vemos asimismo que no


hay «sueño <strong>de</strong>l alma». El cuerpo pue<strong>de</strong> que duerma, pero tras la muerte se está consciente.<br />

También queda evi<strong>de</strong>nte que no hay «purgatorio». Saliendo <strong>de</strong> una vida <strong>de</strong> pecado y<br />

oprobio, el malhechor penitente pasó inmediatamente a un estado <strong>de</strong> bendición. De nuevo<br />

se pue<strong>de</strong> observar que la salvación no es algo universal. Había dos malhechores; sólo uno<br />

fue salvado. Finalmente, se pue<strong>de</strong> observar que la misma esencia <strong>de</strong>l gozo que se extien<strong>de</strong><br />

tras la muerte consiste en la comunión personal con Cristo. El núcleo <strong>de</strong> la promesa al<br />

ladrón moribundo era esto: «Estarás conmigo.» Ésta es nuestra bienaventurada certidumbre,<br />

que partir es «estar con Cristo», lo cual es «muchísimo mejor».<br />

Del lado <strong>de</strong> Jesucristo, uno pue<strong>de</strong> ir al cielo, y otro al infierno. ¿A qué lado <strong>de</strong> la cruz te<br />

encuentras tú?<br />

T. Tres horas <strong>de</strong> tinieblas (23:44–49)<br />

23:44 Las tinieblas cubrieron toda la tierra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la hora sexta … hasta la hora<br />

novena, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediodía hasta las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. Esto era una señal a la nación <strong>de</strong> Israel.<br />

Ellos habían rechazado la luz, y ahora serían cegados judicialmente por Dios.<br />

23:45 El velo <strong>de</strong>l templo se rasgó por la mitad, <strong>de</strong> arriba abajo. Esto exponía el hecho<br />

<strong>de</strong> que por medio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Señor Jesucristo se había abierto un camino <strong>de</strong><br />

allegamiento a Dios para todos los que acudan por la fe (He. 10:20–22).<br />

23:46–47 Fue durante estas tres horas <strong>de</strong> tinieblas que Jesús llevó la pena <strong>de</strong> nuestros<br />

pecados en Su cuerpo sobre el ma<strong>de</strong>ro. Después, encomendó Su espíritu en manos <strong>de</strong><br />

Dios, Su Padre, y voluntariamente entregó Su vida. Un centurión romano quedó tan<br />

abrumado por la escena que dio gloria a Dios, diciendo: Realmente, este hombre era<br />

justo.<br />

23:48–49 Toda la multitud quedó vencida por un terrible sentimiento <strong>de</strong> dolor y<br />

presagios. Algunos <strong>de</strong> los fieles seguidores <strong>de</strong> Jesús, incluyendo las mujeres que le habían<br />

seguido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Galilea, estaban <strong>de</strong> pie… mirando esta escena tan crucial en la historia <strong>de</strong>l<br />

mundo.<br />

U. La sepultura en el sepulcro <strong>de</strong> José (23:50–56)<br />

23:50–54 Hasta este momento, José había sido un discípulo secreto <strong>de</strong> Jesús. Aunque<br />

era miembro <strong>de</strong>l Sanedrín, no estaba <strong>de</strong> acuerdo con su veredicto en el caso <strong>de</strong> Jesús. José<br />

se presentó ahora abiertamente a Pilato, y pidió el privilegio <strong>de</strong> quitar el cuerpo <strong>de</strong> Jesús<br />

<strong>de</strong> la cruz y <strong>de</strong> darle una sepultura apropiada. (Era entre las tres y las seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.) Le<br />

fue concedido el permiso, y con presteza José lo envolvió en una sábana, y lo puso en un<br />

sepulcro excavado en una roca, y que nunca había sido usado hasta ahora. Esto sucedió<br />

en viernes, el día <strong>de</strong> la Preparación. Cuando se dice que estaba para comenzar el<br />

sábado, <strong>de</strong>bemos recordar que el sábado judío comienza el viernes al ponerse el sol.<br />

23:55–56 Las fieles mujeres… <strong>de</strong> Galilea siguieron a José, y vieron cómo ponía el<br />

cuerpo <strong>de</strong>l Señor en el sepulcro. Y regresando, prepararon especias aromáticas y<br />

ungüentos para po<strong>de</strong>r volver y embalsamar el cuerpo <strong>de</strong> Aquel a quien amaban. Al sepultar<br />

el cuerpo <strong>de</strong> Jesús, José también, en cierto sentido, se sepultó a sí mismo. Aquel acto le<br />

separó para siempre <strong>de</strong> la nación que crucificó al Señor <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria. Nunca


volvería a formar parte <strong>de</strong>l judaísmo, sino que viviría en separación moral <strong>de</strong> él y<br />

testificando en contra.<br />

El sábado, las mujeres <strong>de</strong>scansaron, obe<strong>de</strong>ciendo el mandamiento <strong>de</strong>l sábado.<br />

XII. EL TRIUNFO DEL HIJO DEL HOMBRE (Cap. 24)<br />

A. Las mujeres y el sepulcro vacío (24:1–12)<br />

24:1 Muy <strong>de</strong> mañana <strong>de</strong>l domingo, las mujeres se dirigieron al sepulcro, llevando las<br />

especias aromáticas que habían preparado para el cuerpo <strong>de</strong> Jesús. Pero, ¿cómo<br />

esperaban ellas llegar a Su cuerpo? ¿No sabían acaso que la entrada <strong>de</strong>l sepulcro estaba<br />

cerrada por una enorme piedra? No se nos da la respuesta. Todo lo que sabemos es que le<br />

amaban profundamente, y que el amor a menudo se olvida <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s para po<strong>de</strong>r<br />

llegar a su objeto.<br />

«El amor <strong>de</strong> ellas era madrugador (v. 1) y fue ricamente recompensado (v. 6). Sigue<br />

habiendo un Señor resucitado para quien madruga (Pr. 8:17).»<br />

24:2–10 Cuando llegaron, hallaron que había sido retirada la piedra <strong>de</strong> la entrada<br />

<strong>de</strong>l sepulcro. En cuanto entraron, no hallaron el cuerpo <strong>de</strong>l Señor Jesús. No es difícil<br />

imaginar su perplejidad. Mientras trataban <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r aquello, dos ángeles (véase Jn.<br />

20:12) con vestiduras resplan<strong>de</strong>cientes se aparecieron a ellas y las tranquilizaron<br />

diciéndoles que Jesús vive; <strong>de</strong> nada les serviría buscarlo en el sepulcro. Había resucitado,<br />

tal como lo había prometido cuando aún estaba en Galilea. ¿O no les había predicho que<br />

el Hijo <strong>de</strong>l Hombre había <strong>de</strong> ser entregado en manos <strong>de</strong> hombres pecadores, que había<br />

<strong>de</strong> ser crucificado, y resucitar al tercer día? (Lc. 9:22; 18:33). Todo aquello se hizo<br />

entonces presente en la memoria <strong>de</strong> ellas. Volviendo apresuradamente a la ciudad,<br />

refirieron todas estas cosas a los once discípulos. Entre estas primeras proclamadoras <strong>de</strong><br />

la resurrección estaban María Magdalena, y Juana, y María madre <strong>de</strong> Jacobo.<br />

24:11–12 Los discípulos no las creían en absoluto. Era sencillamente un cuento <strong>de</strong><br />

viejas. ¡Increíble! ¡Una locura! Esto es lo que ellos pensaban… hasta que Pedro visitó<br />

personalmente el sepulcro y vio las vendas <strong>de</strong> amortajar puestas allí solas. Eran los<br />

lienzos que habían sido arrollados apretados alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cuerpo. No se nos dice si estaban<br />

<strong>de</strong>senrollados o si todavía presentaban la forma <strong>de</strong>l cuerpo, pero estamos en buen terreno si<br />

suponemos esto último. Parece que Jesús pudo abandonar los lienzos mortuorios como si<br />

hubiesen sido la envoltura <strong>de</strong> un gusano <strong>de</strong> seda. El hecho <strong>de</strong> que los lienzos mortuorios<br />

quedasen atrás <strong>de</strong>mostraba que el cuerpo no había sido robado; los ladrones no se habrían<br />

tomado el tiempo <strong>de</strong> quitarlos. Pedro volvió a su casa, intentando compren<strong>de</strong>r el misterio.<br />

¿Qué significaba todo aquello?<br />

B. El camino <strong>de</strong> Emaús (24:13–35)<br />

24:13 Uno <strong>de</strong> los dos discípulos era un hombre llamado Cleofas; no conocemos la<br />

i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> la otra persona. Pue<strong>de</strong> que se tratase <strong>de</strong> su mujer. Una tradición afirma que era<br />

el mismo Lucas. Todo lo que po<strong>de</strong>mos saber con certeza es que no se trataba <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los<br />

doce discípulos originales (véase v. 33). En todo caso, los dos estaban hablando con tristeza


acerca <strong>de</strong> la muerte y sepultura <strong>de</strong>l Señor mientras volvían <strong>de</strong> Jerusalén a Emaús, un viaje<br />

<strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> once kilómetros.<br />

24:14–18 Mientras andaban, un extraño se acercó y se puso al lado <strong>de</strong> ellos; era el<br />

Señor resucitado, pero ellos no lo reconocieron. Les preguntó <strong>de</strong> qué estaban hablando. Al<br />

principio se callaron, como la imagen misma <strong>de</strong> la más abyecta <strong>de</strong>sdicha. Luego Cleofás<br />

expresó su sorpresa <strong>de</strong> que incluso un forastero en Jerusalén no se hubiese enterado <strong>de</strong> lo<br />

que había acontecido.<br />

24:19–24 Jesús les hizo hablar más preguntándoles, ¿Qué cosas? Ellos respondieron<br />

rindiendo primero tributo a Jesús, y explicando luego Su juicio y crucifixión. Explicaron<br />

sus esperanzas rotas y luego le contaron los rumores <strong>de</strong> que su cuerpo no estaba ya en el<br />

sepulcro. Y algunos ángeles habrían dado segurida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> que él vivía.<br />

24:25–27 Entonces, Jesús les reprendió afectuosamente por no darse cuenta <strong>de</strong> que éste<br />

era justo el camino que los profetas <strong>de</strong>l AT habían predicho acerca <strong>de</strong>l Mesías. Primero,<br />

había <strong>de</strong> sufrir; luego, sería glorificado. Comenzando en Génesis y pasando por todos los<br />

libros <strong>de</strong> los profetas, el Señor repasó todas las Escrituras en lo referente a él, el Mesías.<br />

Fue un maravilloso estudio bíblico, ¡y cuánto hubiésemos querido estar entonces con Él!<br />

Pero tenemos el mismo AT, y tenemos al Espíritu Santo para enseñarnos, así que también<br />

nosotros po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>scubrir en todas las Escrituras lo referente a él.<br />

24:28–29 Por ahora, los discípulos estaban acercándose a su casa. Invitaron a su<br />

compañero <strong>de</strong> viaje a que pasase la noche con ellos. Al principio, Él actuó cortésmente<br />

como si fuese a proseguir Su viaje; no quería forzar Su entrada. Pero le constriñeron para<br />

que se quedase con ellos, ¡y cuán ricamente fueron recompensados!<br />

24:30–31 Cuando se sentaron para la comida <strong>de</strong> la sobretar<strong>de</strong>, el Huésped tomó el<br />

puesto <strong>de</strong>l Anfitrión.<br />

Aquella frugal comida se tornó en un sacramento, y el hogar <strong>de</strong>vino una Casa <strong>de</strong> Dios.<br />

Esto es lo que hace Cristo allí don<strong>de</strong> va. Los que le agasajan serán bien agasajados. Los dos<br />

le habían abierto su hogar, y ahora Él les abre los ojos (Notas Diarias <strong>de</strong> la Unión Bíblica).<br />

Al partir él el pan y darlo a ellos, le reconocieron por primera vez. ¿Acaso habrían<br />

visto las marcas <strong>de</strong> los clavos en Sus manos? Sólo sabemos que sus ojos habían sido<br />

milagrosamente abiertos para ello. En el momento en que esto tuvo lugar, él <strong>de</strong>sapareció<br />

<strong>de</strong> su vista.<br />

24:32 Luego retrocedieron el camino andado. No es sorpren<strong>de</strong>nte que sus corazones<br />

estuviesen ardiendo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ellos mientras … hablaba con ellos y les abría las<br />

Escrituras. Porque su Maestro y Compañero había sido el Señor Jesucristo resucitado.<br />

24:33 En lugar <strong>de</strong> pasar la noche en Emaús, se fueron a la carrera a Jerusalén don<strong>de</strong><br />

hallaron a los once y a otros reunidos. «Los once» es aquí un término general para indicar<br />

el grupo original <strong>de</strong> discípulos, excluyendo a Judas. En realidad, no estaban todos los once,<br />

como vemos en Juan 20:24, pero el término se emplea en un sentido colectivo.<br />

24:34 Antes que los discípulos <strong>de</strong> Emaús pudiesen compartir sus gozosas nuevas, los<br />

discípulos <strong>de</strong> Jerusalén anunciaron con júbilo que Jesús había realmente resucitado y se<br />

había aparecido a Simón Pedro.<br />

24:35 Entonces les tocó a los dos <strong>de</strong> Emaús <strong>de</strong>cir: «Sí, lo sabemos, porque Él anduvo<br />

con nosotros, entró en nuestra casa, y se nos reveló al partir el pan» .<br />

C. La aparición a los Once (24:36–43)


24:36–41 El cuerpo <strong>de</strong> resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesús era un cuerpo literal y tangible <strong>de</strong><br />

carne y huesos. Era el mismo cuerpo que había sido sepultado, pero había cambiado en el<br />

sentido <strong>de</strong> que ya no estaba sujeto a la muerte. Con este cuerpo glorificado, Jesús podía<br />

entrar en una estancia con las puertas cerradas (Jn. 20:19).<br />

Esto es lo que hizo aquella noche <strong>de</strong>l primer domingo. Los discípulos miraron y le<br />

vieron, y luego le oyeron <strong>de</strong>cir: Paz a vosotros. Ellos se sintieron embargados <strong>de</strong> terror,<br />

pensando que era un fantasma. Sólo cuando les mostró las señales <strong>de</strong> Su pasión en las<br />

manos y los pies comenzaron a compren<strong>de</strong>r. Pero aun así, era <strong>de</strong>masiado maravilloso para<br />

creerlo.<br />

24:42–43 Entonces, para mostrarles que se trataba realmente <strong>de</strong>l mismo Jesús, comió<br />

algo <strong>de</strong> un pez asado y un trozo <strong>de</strong> panal <strong>de</strong> miel.<br />

D. El entendimiento abierto (24:44–49)<br />

24:44–47 Estos versículos pue<strong>de</strong> que sean un sumario <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong>l Señor entre<br />

Su resurrección y ascensión. Explicó que Su resurrección era el cumplimiento <strong>de</strong> Sus<br />

propias palabras a ellos. ¿Acaso no les había dicho que era necesario que se cumpliese<br />

todo lo que estaba escrito <strong>de</strong> Él? La ley <strong>de</strong> Moisés, los profetas y los salmos eran las tres<br />

gran<strong>de</strong>s secciones <strong>de</strong>l AT. Tomadas en conjunto, son todo el AT.<br />

¿Cuál era el sentido <strong>de</strong> las profecías <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> acerca <strong>de</strong> Cristo? Decían<br />

que:<br />

1. Era necesario que pa<strong>de</strong>ciese (Sal. 22:1–21; Is. 53:1–9).<br />

2. Era necesario que resucitase <strong>de</strong> los muertos al tercer día (Sal. 16:10; Jon. 1:17; Os.<br />

6:2).<br />

3. Era necesario que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón <strong>de</strong><br />

pecados a toda nación, empezando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jerusalén.<br />

Jesús les abrió la mente, para que comprendiesen estas Escrituras. De hecho, éste es<br />

un capítulo lleno <strong>de</strong> cosas abiertas: un sepulcro abierto (v. 12), un hogar abierto (v. 29),<br />

ojos abiertos (v. 31), Escrituras abiertas (v. 32), labios abiertos (v. 35), mente abierta (v.<br />

45) y cielos abiertos (v. 51).<br />

24:48, 49 Los discípulos eran testigos <strong>de</strong> la resurrección. Debían salir como heraldos <strong>de</strong><br />

este mensaje glorioso. Pero primero <strong>de</strong>bían esperar la promesa <strong>de</strong>l Padre, la venida <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo en Pentecostés. Entonces serían revestidos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r para dar testimonio <strong>de</strong><br />

Cristo resucitado. La promesa <strong>de</strong>l Espíritu Santo está en pasajes <strong>de</strong>l AT como Isaías 44:3;<br />

Ezequiel 36:27; Joel 2:28.<br />

E. La Ascensión <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (24:50–53)<br />

24:50–51 La Ascensión <strong>de</strong> Cristo tuvo lugar cuarenta días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su resurrección.<br />

Sacó a Sus discípulos fuera hasta Betania, en la la<strong>de</strong>ra oriental <strong>de</strong>l Monte <strong>de</strong> los Olivos, y<br />

alzando sus manos, los bendijo. Mientras hacía esto, fue llevado arriba al cielo.<br />

24:52–53 Ellos, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberle adorado, se volvieron a Jerusalén con gran<br />

gozo. Durante los siguientes diez días pasaron mucho tiempo en el templo, alabando y<br />

bendiciendo a Dios.


El Evangelio <strong>de</strong> Lucas comienza con unos creyentes <strong>de</strong>votos en el templo, orando por<br />

el Mesías que tanto anhelaban. Termina en el mismo lugar con unos <strong>de</strong>votos creyentes<br />

alabando y bendiciendo a Dios por la respuesta a la oración y por la re<strong>de</strong>nción<br />

consumada. Es una maravillosa culminación a lo que Renán llamó el libro más hermoso <strong>de</strong>l<br />

mundo. Amén.<br />

Bibliografía<br />

Coates, C. A. An Outline of Luke’s Gospel. Kingstonon-Thames: Stow Hill Bible and Tract<br />

Depot, s.f.<br />

Darby, J. N. The Gospel of Luke. Londres: James Carter, s.f.<br />

——— The Man of Sorrows. Glasgow: Pickering and Inglis, s.f.<br />

——— Notes of Addresses on the Gospel of Luke. Londres: C. A. Hammond, s.f.<br />

Erdman, Charles R. The Gospel of Luke. Phila<strong>de</strong>lphia: The Westminster Press, 1921.<br />

Gel<strong>de</strong>nhuys, Norval. Commentary on the Gospel of Luke, 2 vos. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan<br />

Publishing House, 1977.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Addresses on the Gospel of Luke, New York: Loizeaux Brothers, 1947.<br />

Kelly, W. An Exposition of the Gospel of Luke. Londres: Pickering and Inglis, s.f.<br />

Luck, G. Coleman. Luke. Chicago: Moody Press, 1960.<br />

Morgan, G. Campbell. The Gospel According to Luke. New York: Fleming H. Revell Co.,<br />

1931.<br />

Morris, Leon. The Gospel According to St. Luke, TBC. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, 1974.<br />

Thomas, W. H. Griffith. Outline Studies in the Gospel of Luke. Grand Rapids: Kregel<br />

Publications, 1984.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>-Barclay. Vol. 4: Lucas. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico Carroll. Vol. 6: Evangelios I. CLIE, Terrassa.<br />

——— Comentario Bíblico Carroll. Vol. 6: Evangelios II. CLIE, Terrassa.<br />

Chastain, J. G. Comentario sobre el Evangelio <strong>de</strong> Lucas. CLIE, Terrassa.<br />

Gooding, David. Según Lucas. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry, vol. 9 Marcos y Lucas. CLIE, Terrassa.


EL EVANGELIO SEGÚN JUAN<br />

«El libro más profundo <strong>de</strong>l mundo.»<br />

Introducción<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

A. T. Robertson<br />

Juan nos dice <strong>de</strong> manera específica que su libro es evangelístico —«para que creáis»<br />

(20:31)—. Por una vez la <strong>iglesia</strong> ha seguido el prece<strong>de</strong>nte apostólico. Los millones <strong>de</strong><br />

pequeños Evangelios <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> bolsillo dados durante los últimos cien años dan<br />

testimonio <strong>de</strong> este hecho.<br />

Pero Juan es también uno <strong>de</strong> los libros favoritos <strong>de</strong> la Biblia —si no el favorito— <strong>de</strong> los<br />

cristianos maduros y <strong>de</strong>votos. Juan no da meramente los hechos <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor, sino largos discursos y reflexiones maduras <strong>de</strong> un apóstol que ha caminado con<br />

Cristo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> (probablemente) sus últimos años <strong>de</strong> adolescente en Galilea hasta una edad<br />

muy avanzada en la Provincia <strong>de</strong> Asia. Su Evangelio contiene el versículo más conocido<br />

<strong>de</strong>l NT, que Martín Lutero <strong>de</strong>signó como «el Evangelio en miniatura», Juan 3:16.<br />

II. Paternidad<br />

La paternidad <strong>de</strong>l Cuarto Evangelio ha sido vigorosamente disputada en los últimos 150<br />

años. Esto se <strong>de</strong>be, indudablemente, al claro testimonio que da <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor Jesucristo. El asalto trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que este evangelio no fue obra <strong>de</strong> un testigo<br />

ocular, sino <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sconocido «genio religioso» que vivió entre cincuenta y cien años más<br />

tar<strong>de</strong>. De este modo, se supone que refleja el pensamiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> acerca <strong>de</strong> Cristo, y<br />

no lo que Él mismo fue, dijo o hizo.<br />

El Evangelio mismo es anónimo, no expresando quién es su autor, pero hay muchas y<br />

buenas razones para creer que fue escrito por el Apóstol Juan, uno <strong>de</strong> los doce.<br />

Clemente <strong>de</strong> Alejandría refiere que en época tardía <strong>de</strong> la dilatada vida <strong>de</strong> Juan, unos<br />

íntimos amigos que le visitaron en Éfeso pidieron al Apóstol que escribiese un Evangelio<br />

que suplementase los Evangelios Sinópticos. Así, bajo la influencia <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios,<br />

Juan redactó un Evangelio espiritual. No se trataba <strong>de</strong> que los otros fuesen consi<strong>de</strong>rados no<br />

espirituales, sino que el énfasis <strong>de</strong> Juan en las palabras <strong>de</strong> Cristo y el más profundo<br />

significado <strong>de</strong> las señales sí explican por qué su Evangelio podría ser calificado, <strong>de</strong> forma<br />

especial, <strong>de</strong> «espiritual».<br />

Evi<strong>de</strong>ncia externa<br />

Teófilo <strong>de</strong> Antioquía (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 170 d.C.) es el primer escritor conocido que<br />

nombra a Juan <strong>de</strong> manera específica como el autor. Sin embargo, hay alusiones anteriores a<br />

y citas <strong>de</strong>l Cuarto Evangelio en Ignacio, Justino Mártir (probablemente), Taciano, el Canon<br />

<strong>de</strong> Muratori y los herejes Basíli<strong>de</strong>s y Valentino.<br />

Ireneo completa la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> discipulado ininterrumpido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Señor Jesús mismo a<br />

Juan, <strong>de</strong> Juan a Policarpo, y <strong>de</strong> Policarpo al mismo Ireneo. Esto nos lleva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el


amanecer <strong>de</strong>l cristianismo hasta casi el fin <strong>de</strong>l siglo II. Ireneo cita ampliamente el<br />

Evangelio como escrito por el Apóstol, y como ya firmemente establecido en la <strong>iglesia</strong>. A<br />

partir <strong>de</strong> Ireneo, el Evangelio está ampliamente atestiguado, incluyendo testigos como<br />

Clemente <strong>de</strong> Alejandría y Tertuliano.<br />

Hasta principios <strong>de</strong>l siglo XIX, sólo una oscura secta llamada los Alogi rechazaba la<br />

paternidad juanina.<br />

El fin mismo <strong>de</strong> Juan 21 fue probablemente escrito por los guías <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Éfeso a<br />

finales <strong>de</strong>l siglo primero, alentando a los fieles a aceptar el Evangelio <strong>de</strong> Juan. El versículo<br />

24 se refiere al «discípulo a quien amaba Jesús» en el versículo 20 y en el capítulo 13. Esto<br />

siempre ha sido aceptado como referido al Apóstol Juan.<br />

Entre los liberales se solía enseñar que el Cuarto Evangelio había sido escrito incluso a<br />

fines <strong>de</strong>l siglo segundo. Pero en 1920 se <strong>de</strong>scubrió en Egipto un fragmento <strong>de</strong> Juan 18<br />

(Papiro 52, datado por métodos objetivos como <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong>l siglo II, y<br />

probablemente <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 125 d.C.). Que se encontrase en una ciudad provinciana (o<br />

sea, no en Alejandría) confirma que la fecha tradicional <strong>de</strong> redacción en la última parte <strong>de</strong>l<br />

siglo primero se mantiene firme, por cuanto se precisaría <strong>de</strong> un cierto tiempo para<br />

difundirse <strong>de</strong> Éfeso al Alto Egipto (el sur <strong>de</strong> aquel país). Un fragmento similar <strong>de</strong> Juan 5, el<br />

Papiro Egerton 2, también <strong>de</strong> principios <strong>de</strong>l siglo segundo, confirma adicionalmente una<br />

fecha <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la época en que vivió Juan.<br />

Evi<strong>de</strong>ncia interna<br />

A fines <strong>de</strong>l siglo XIX, el eminente académico anglicano, Obispo Westcott, argumentó<br />

la paternidad juanina en círculos concéntricos cada vez más hacia el centro. Esto pue<strong>de</strong><br />

con<strong>de</strong>nsarse <strong>de</strong> la siguiente forma: (1) El autor era judío —el estilo <strong>de</strong> la redacción, el<br />

vocabulario, la familiaridad con las costumbres y características judías y el trasfondo <strong>de</strong>l<br />

AT reflejado en el evangelio apoyan enérgicamente este hecho—. (2) Era un judío que<br />

vivió en Palestina (1:28; 2:1, 11; 4:46; 11:18, 54; 21:1, 2). Conocía muy bien Jerusalén y el<br />

templo (5:2; 9:7; 18:1; 19:13, 17, 20, 41; véase también 2:14–16; 8:20; 10:22). (3) Era un<br />

testigo ocular <strong>de</strong> lo que refiere. Hay numerosos <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> lugares, personas, tiempo,<br />

costumbres (4:46; 5:14; 6:59; 12:21; 13:1; 14:5, 8; 18:6; 19:31). (4) Era un apóstol y<br />

muestra un estrecho conocimiento <strong>de</strong>l círculo interno <strong>de</strong> los discípulos y <strong>de</strong>l mismo Señor<br />

(6:19, 60, 61; 12:16; 13:22, 28; 16:19). (5) Por cuanto el autor es preciso al nombrar a los<br />

otros discípulos y no se nombra a sí mismo, se supone que la persona innominada <strong>de</strong> 13:23;<br />

19:26; 20:2; 21:7, 20 es el Apóstol Juan. Hay otros tres pasajes importantes para<br />

consi<strong>de</strong>ración adicional <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> testigo ocular <strong>de</strong>l autor: 1:14; 19:35 y 21:24.<br />

III. Fecha<br />

Ireneo afirma <strong>de</strong> manera clara que Juan escribió su Evangelio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Éfeso, <strong>de</strong> modo<br />

que si está en lo cierto, la fecha más temprana posible sería el 69 o 70 d.C., cuando el<br />

apóstol llegó allá. Por cuanto Juan no menciona la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén, es posible que<br />

todavía no hubiese sucedido, lo que daría una fecha antes <strong>de</strong> aquel terrible acontecimiento.<br />

Algunos académicos muy liberales prefieren una fecha para Juan en época tan temprana<br />

como 45–66, <strong>de</strong>bido a posibles vínculos con los Rollos <strong>de</strong>l Mar Muerto. Esto es insólito,<br />

porque son generalmente los conservadores los que prefieren fechas tempranas, y los no<br />

conservadores las tardías. En este caso, las antiguas tradiciones <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> favorecen la<br />

fecha tardía.


Los argumentos para una fecha tardía en el primer siglo son bastante fuertes. La<br />

mayoría <strong>de</strong> los académicos concuerdan con Ireneo, Clemente <strong>de</strong> Alejandría y Jerónimo en<br />

que Juan es el último <strong>de</strong> los Evangelios que fue escrito, en parte porque parece edificar por<br />

encima <strong>de</strong> y suplementar a los Sinópticos. El hecho <strong>de</strong> que no se mencione la <strong>de</strong>strucción<br />

<strong>de</strong> Jerusalén en Juan podría <strong>de</strong>berse a que el libro fuese escrito entre quince y veinte años<br />

más tar<strong>de</strong>, cuando se había <strong>de</strong>svanecido el impacto. Ireneo escribe que Juan vivió hasta el<br />

reinado <strong>de</strong> Trajano (que comenzó a reinar en el 98), y es probable una fecha no mucho<br />

antes <strong>de</strong> este reinado. Las referencias a «los judíos» en este Evangelio sugieren también un<br />

periodo tardío, cuando la oposición judía a la fe cristiana se había endurecido hasta la<br />

persecución.<br />

Aunque no es posible dar una fecha precisa, la década entre el 85 y el 95 d.C. es el<br />

marco temporal más probable.<br />

IV. Trasfondo y temas<br />

Juan construye su Evangelio alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> siete milagros o «señales» que se habían<br />

hecho en público. Cada uno <strong>de</strong> estos milagros tiene el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> mostrar que Jesús es<br />

Dios: (1) La transformación <strong>de</strong>l agua en vino en las bodas en Caná <strong>de</strong> Galilea (2:9). (2) La<br />

curación <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong>l noble (4:46–54). (3) La curación <strong>de</strong>l paralítico en el estanque <strong>de</strong><br />

Betesda (5:2–9). (4) La alimentación <strong>de</strong> los cinco mil (6:1–14). (5) La andadura <strong>de</strong> Jesús<br />

sobre el Mar <strong>de</strong> Galilea para salvar a Sus discípulos <strong>de</strong> la tempestad (6:16–21). (6) La<br />

curación <strong>de</strong>l ciego <strong>de</strong> nacimiento (9:1–7). (7) La resurrección <strong>de</strong> Lázaro <strong>de</strong> los muertos<br />

(11:1–44). A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estos siete milagros llevados a cabo en público, hay una octava señal<br />

llevada a cabo sólo para Sus discípulos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección —la pesca milagrosa<br />

(21:1–14).<br />

Dice Charles R. Erdman que el Cuarto Evangelio «ha inducido a más personas a seguir<br />

a Cristo, ha inspirado a más creyentes a un servicio leal, ha presentado más problemas a los<br />

académicos, que cualquier otro libro que se pueda pensar».<br />

La cronología <strong>de</strong>l ministerio terrenal <strong>de</strong> nuestro Señor se construye en base <strong>de</strong> este<br />

Evangelio. Por la lectura <strong>de</strong> los otros tres Evangelios, podría parecer que el ministerio <strong>de</strong><br />

Cristo había durado sólo un año. Las referencias a las fiestas anuales que aparecen en Juan<br />

nos dan una duración <strong>de</strong> Su ministerio público <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> tres años. Obsérvense estas<br />

referencias: La primera Fiesta <strong>de</strong> la Pascua (2:12, 13); «una fiesta» (5:1), posiblemente la<br />

Pascua o Purim; la segunda (o tercera) Fiesta <strong>de</strong> la Pascua (6:4); la Fiesta <strong>de</strong> los<br />

Tabernáculos (7:2); la Fiesta <strong>de</strong> la Dedicación (10:22), y la última Fiesta <strong>de</strong> la Pascua<br />

(12:1).<br />

Juan es también específico en sus referencias al tiempo. Mientras que los otros tres<br />

escritores se contentan a menudo con referencias aproximadas, Juan menciona <strong>de</strong>talles<br />

específicos como la hora séptima (4:52); el tercer día (2:1); dos días (11:6) y seis días<br />

(12:1).<br />

El estilo y vocabulario <strong>de</strong> este Evangelio son singulares excepto por las Epístolas <strong>de</strong><br />

Juan. Las oraciones son breves y sencillas. Son hebreas en pensamiento aunque griegas <strong>de</strong><br />

lenguaje. ¡A menudo, cuanto más breve la oración, tanto más vigorosa la verdad! El<br />

vocabulario es el más limitado <strong>de</strong> todos los Evangelios, pero el más profundo en<br />

significado. Obsérvense estas importantes palabras y cómo a menudo aparecen: Padre


(118), creer (100), mundo (78), amor (45), testigo, testimonio, testificar, etc. (47), vida<br />

(37), luz (24).<br />

Un rasgo característico <strong>de</strong> Juan es el empleo <strong>de</strong>l número siete y <strong>de</strong> sus múltiplos. A lo<br />

largo <strong>de</strong> la Escritura las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> perfección y plenitud van unidas a este número (véase<br />

Génesis 2:1–3). En este Evangelio, el Espíritu <strong>de</strong> Dios perfecciona y completa la revelación<br />

<strong>de</strong> Dios en la Persona <strong>de</strong> Jesucristo, y por ello son frecuentes las pautas basadas en el<br />

número siete.<br />

Los siete «Yo soy» <strong>de</strong> Juan son conocidos: «El Pan <strong>de</strong> Vida» (6:35, 41, 48, 51); «La<br />

Luz <strong>de</strong>l Mundo» (8:12; 9:5); «La Puerta» (10:7, 9); «El Buen Pastor» (10:11, 14); «La<br />

Resurrección y la Vida» (11:25); «El Camino, la Verdad, y la Vida» (14:6); y «La Vid»<br />

(15:1, 5). No tan conocidos son los siete «Yo soy» sin predicado, esto es, la simple<br />

<strong>de</strong>claración: 4:26; 6:20; 8:24, 28, 58; 13:19; 18:5, 8. La última es doble.<br />

En el sexto capítulo, que tiene que ver con el Pan <strong>de</strong> Vida, la palabra griega traducida<br />

«pan» y «panes» aparece veintiuna veces, un múltiplo <strong>de</strong> siete. También en el discurso <strong>de</strong>l<br />

Pan <strong>de</strong> Vida, la expresión «pan <strong>de</strong>l cielo» aparece exactamente siete veces; también aparece<br />

siete veces una expresión similar, «<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cielo».<br />

El propósito <strong>de</strong> Juan al escribir, tal como hemos visto, era que sus lectores creyesen<br />

«que Jesús es el Cristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios, y para que creyendo, [tengan] vida en su nombre»<br />

(20:31).<br />

BOSQUEJO<br />

I. PRÓLOGO: LA PRIMERA VENIDA DEL HIJO DE DIOS (Cap. 1:1–18)<br />

II. EL PRIMER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS (Caps. 1:19–4:54)<br />

III. EL SEGUNDO AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS (Cap. 5)<br />

IV. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS: GALILEA (Cap. 6)<br />

V. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS: JERUSALÉN (Caps.<br />

7:1–10:39)<br />

VI. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS: Perea (Caps. 10:40–<br />

11:57)<br />

VII. EL MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS PARA LOS SUYOS (Caps. 12–17)<br />

VIII. LA PASIÓN Y MUERTE DEL HIJO DE DIOS (Caps. 18, 19)<br />

IX. EL TRIUNFO DEL HIJO DE DIOS (Cap. 20)<br />

X. EPÍLOGO: EL HIJO RESUCITADO CON LOS SUYOS (Cap. 21)<br />

Comentario<br />

I. PRÓLOGO: LA PRIMERA VENIDA DEL HIJO DE DIOS<br />

(Cap. 1:1–18)<br />

Juan comienza su Evangelio hablando acerca <strong>de</strong>l Verbo —pero no explica al principio<br />

quién o qué es el Verbo—. El verbo, la palabra, es una unidad <strong>de</strong> lenguaje mediante la que<br />

nos expresamos. Pero Juan no está hablando <strong>de</strong> lenguaje sino <strong>de</strong> una Persona. Esta Persona<br />

es el Señor Jesucristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios.


Dios se ha expresado plenamente a la humanidad en la Persona <strong>de</strong>l Señor Jesús. Al<br />

venir al mundo, Cristo nos ha revelado perfectamente a nosotros cómo es Dios. Al morir<br />

por nosotros en la cruz, nos ha comunicado cuánto nos ama Dios. De esta manera, Cristo es<br />

la Palabra viviente <strong>de</strong> Dios al hombre, la expresión <strong>de</strong> los pensamientos <strong>de</strong> Dios.<br />

A. El Verbo en la Eternidad y en el Tiempo (1:1–5)<br />

1:1 En el principio era el Verbo. No tuvo un comienzo, sino que existía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la<br />

eternidad. Hasta allá don<strong>de</strong> pueda ir la mente humana, el Señor Jesús estaba ahí. Nunca fue<br />

creado. Jamás tuvo principio. (Una genealogía estaría fuera <strong>de</strong> lugar en este Evangelio <strong>de</strong>l<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios.) El Verbo estaba con Dios. Tenía una personalidad separada y distinta. No<br />

era meramente una i<strong>de</strong>a, un pensamiento o un tipo inconcreto <strong>de</strong> ejemplo, sino una<br />

verda<strong>de</strong>ra Persona que vivía con Dios. Y el Verbo era Dios. No sólo moraba con Dios,<br />

sino que Él mismo era Dios.<br />

La Biblia nos enseña que hay un Dios y que hay tres personas en la Deidad —el Padre,<br />

el Hijo y el Espíritu Santo—. Estas tres Personas son Dios—. En este versículo se<br />

mencionan dos <strong>de</strong> las Personas <strong>de</strong> la Deidad —Dios Padre y Dios Hijo—. Es la primera <strong>de</strong><br />

muchas <strong>de</strong>claraciones claras en este Evangelio <strong>de</strong> que Jesucristo es Dios. No es suficiente<br />

con <strong>de</strong>cir que es «un dios», que es divino. La Biblia nos enseña que Él es Dios.<br />

1:2 El versículo 2 parecería una mera repetición <strong>de</strong> lo que ya se ha dicho más arriba,<br />

pero en realidad no es así. Este versículo enseña que la personalidad y <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo<br />

carecen <strong>de</strong> principio. No <strong>de</strong>vino una persona por primera vez como el bebé <strong>de</strong> Belén.<br />

Tampoco se trata que <strong>de</strong> algún modo llegase a ser un dios <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su resurrección,<br />

como algunos enseñan en la actualidad. Él es Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad.<br />

1:3 Todas las cosas por medio <strong>de</strong> él fueron hechas. Él mismo no era un ser creado;<br />

no, sino que Él era el Creador <strong>de</strong> todas las cosas. Esto incluye la humanidad, los animales,<br />

los planetas celestiales, los ángeles —todas las cosas visibles e invisibles—. Sin él nada<br />

<strong>de</strong> lo que ha sido hecho, fue hecho. No hay ningúna excepción posible. Si una cosa ha<br />

sido hecha, Él la hizo. Como Creador, naturalmente, Él es superior a todo lo que ha creado.<br />

Las tres Personas <strong>de</strong> la Deidad estuvieron involucradas en la obra <strong>de</strong> la creación: «Dios<br />

creó los cielos y la tierra» (Gn. 1:1). «El Espíritu <strong>de</strong> Dios se movía sobre la superficie <strong>de</strong> las<br />

aguas» (Gn. 1:2). «Todo fue creado por medio <strong>de</strong> él (Cristo) y para él» (Col. 1:16b).<br />

1:4 En él estaba la vida. Esto no significa simplemente que poseyese la vida, sino que<br />

él era y es la fuente <strong>de</strong> la vida. La palabra aquí empleada incluye tanto la vida física como<br />

la espiritual. Cuando nacimos, recibimos vida física. Cuando nacemos <strong>de</strong> nuevo, recibimos<br />

vida espiritual. Ambas cosas vienen <strong>de</strong> él.<br />

La vida era la luz <strong>de</strong> los hombres. El mismo que nos dio la vida es también la luz <strong>de</strong><br />

los hombres. Él proporciona la guía y dirección necesarias para el hombre. Existir es una<br />

cosa, pero otra muy distinta es saber cómo vivir, conocer el verda<strong>de</strong>ro propósito <strong>de</strong> la vida,<br />

y conocer el camino al cielo. El mismo que nos ha dado vida es Aquel que nos provee <strong>de</strong> la<br />

luz para el camino que seguimos.<br />

Hay siete maravillosos títulos <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo en este capítulo inicial <strong>de</strong>l<br />

Evangelio. Es llamado (1) el Verbo (vv. 1, 14); (2) la Luz (vv. 5, 7); (3) el Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios<br />

(vv. 29, 36); (4) el Hijo <strong>de</strong> Dios (vv. 34, 49); (5) el Cristo (Mesías) (v. 41); (6) el Rey <strong>de</strong><br />

Israel (v. 49); y (7) el Hijo <strong>de</strong>l Hombre (v. 51). Los primeros cuatro títulos, cada uno <strong>de</strong> los<br />

cuales es mencionado al menos dos veces, parecen ser <strong>de</strong> aplicación universal. Los últimos


tres títulos, cada uno <strong>de</strong> los cuales es mencionado sólo una vez, tuvieron su primera<br />

aplicación respecto a Israel, el antiguo pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

1:5 La luz resplan<strong>de</strong>ce en las tinieblas. La entrada <strong>de</strong>l pecado trajo tinieblas a las<br />

mentes <strong>de</strong> los hombres. Sumió al mundo en tinieblas en el sentido en que los hombres en<br />

general ni conocían a Dios ni querían saber nada <strong>de</strong> Él. Es a estas tinieblas que vino el<br />

Señor Jesús —como luz resplan<strong>de</strong>ciendo en un lugar oscuro.<br />

Las tinieblas no prevalecieron contra ella. Esto pue<strong>de</strong> significar que el repudio y la<br />

enemistad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los hombres no impidió que la verda<strong>de</strong>ra luz resplan<strong>de</strong>ciese; otra<br />

traducción es, las tinieblas no la comprendieron (RV). En este caso podría tener el<br />

sentido <strong>de</strong> que las tinieblas no entendieron al Señor Jesús cuando vino al mundo. Los<br />

hombres no se dieron cuenta verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong> quién era Él, ni a qué había venido.<br />

B. El ministerio <strong>de</strong> Juan el Bautista (1:6–8)<br />

1:6 El versículo 6 se refiere a Juan el Bautista, no al Juan que escribió este Evangelio.<br />

Juan el Bautista fue enviado <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios como precursor <strong>de</strong> Jesús. Su misión era<br />

anunciar la venida <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong>cirle a la gente que se dispusiera a recibirle.<br />

1:7 Éste, Juan, vino para testificar <strong>de</strong> la realidad que Jesús era verda<strong>de</strong>ramente la luz<br />

<strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong> modo que todos pudiesen llegar poner en Él su confianza.<br />

1:8 Si Juan hubiese tratado <strong>de</strong> atraer la atención <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más hacia sí mismo, habría<br />

sido infiel a la tarea que le había sido encomendada. Él señalaba a los <strong>de</strong>más hacia Jesús,<br />

no hacia sí mismo.<br />

C. La primera venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (1:9–18)<br />

1:9 Aquella era la luz verda<strong>de</strong>ra. Otras personas, a lo largo <strong>de</strong> las eda<strong>de</strong>s, han<br />

pretendido ser guías y salvadores, pero Aquel <strong>de</strong> quien era testigo Juan era la verda<strong>de</strong>ra luz,<br />

la mejor y más genuina luz. Otra traducción <strong>de</strong> este versículo es: «La verda<strong>de</strong>ra luz que,<br />

viniendo al mundo, da luz a cada hombre». En otras palabras, la expresión que viene a este<br />

mundo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir más bien la luz verda<strong>de</strong>ra que cada hombre. Fue por la venida <strong>de</strong><br />

la luz verda<strong>de</strong>ra… a este mundo que cada hombre recibió luz. Esto no significa que cada<br />

persona haya recibido un conocimiento interior tocante a Cristo. Tampoco significa que<br />

todos los hombres hayan oído acerca <strong>de</strong>l Señor Jesús en una u otra ocasión. Más bien,<br />

significa que la Luz resplan<strong>de</strong>ce sobre todas las personas sin distinciones <strong>de</strong> nacionalidad,<br />

raza o color. Significa también que al resplan<strong>de</strong>cer sobre todos los hombres, el Señor Jesús<br />

se ha revelado a los hombres en su verda<strong>de</strong>ro carácter. Por Su venida al mundo como el<br />

Hombre perfecto, ha mostrado cuán imperfectos son los otros hombres. Cuando una<br />

habitación está a oscuras, no se ve el polvo sobre los muebles. Pero cuando la luz penetra,<br />

se ve la estancia como realmente es. En este mismo sentido, el resplan<strong>de</strong>cer <strong>de</strong> la luz<br />

verda<strong>de</strong>ra revela al hombre como es en realidad.<br />

1:10 Des<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong> Su nacimiento en Belén hasta el día en que volvió al cielo,<br />

Él estaba en el mismo mundo en el que ahora vivimos. Él había dado origen a todo el<br />

mundo y era su verda<strong>de</strong>ro Dueño. En lugar <strong>de</strong> reconocerle como el Creador, los hombres<br />

pensaron que era sólo otro hombre como ellos mismos. Le trataron como a un extraño y a<br />

un proscrito.


1:11 Vino a lo que era suyo (a sus propias cosas, RVR77 margen). No estaba<br />

entremetiéndose en una propiedad ajena. No, sino que estaba viviendo en un planeta que Él<br />

mismo había hecho. Los suyos (su propio pueblo) no le recibieron. En sentido general,<br />

esto podría aplicarse a toda la humanidad, y es cierto que la mayoría <strong>de</strong> la humanidad le<br />

rechazó. Pero en un sentido especial, la nación judía era su pueblo escogido, terrenal.<br />

Cuando vino al mundo, se presentó a los judíos como el Mesías <strong>de</strong> ellos, pero ellos no le<br />

recibieron.<br />

1:12 De modo que ahora se ofrece <strong>de</strong> nuevo a toda la humanidad, y a los que le reciben<br />

les da potestad <strong>de</strong> ser hechos hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

Este versículo nos dice con claridad cómo po<strong>de</strong>mos llegar a ser hijos <strong>de</strong> Dios. No es<br />

por las buenas obras, ni por membresía en ninguna <strong>iglesia</strong>, ni haciendo lo mejor <strong>de</strong> nuestra<br />

parte, sino recibiéndole, creyendo en Su Nombre.<br />

1:13 Para llegar a ser hijo en un sentido físico, uno ha <strong>de</strong> nacer. Del mismo modo, para<br />

llegar a ser hijo <strong>de</strong> Dios, uno ha <strong>de</strong> tener un segundo nacimiento. Esto es conocido como el<br />

nuevo nacimiento, o conversión, o ser salvo. Este versículo nos cuenta <strong>de</strong> tres formas por<br />

las que el nuevo nacimiento no acontece, y la única forma por la cual sí tiene lugar.<br />

Primero, las tres formas por las que no somos nacidos <strong>de</strong> nuevo. No… <strong>de</strong> sangre. Esto<br />

significa que uno no llega a ser cristiano por haber nacido <strong>de</strong> padres cristianos. La salvación<br />

no se transmite <strong>de</strong> padres a hijos por medio <strong>de</strong>l torrente <strong>de</strong> la sangre. No es <strong>de</strong> la voluntad<br />

<strong>de</strong> carne. En otras palabras, uno no tiene en su propia carne el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> producir el nuevo<br />

nacimiento. Aunque ha <strong>de</strong> estar dispuesto para po<strong>de</strong>r ser salvo, sin embargo su propia<br />

voluntad no es suficiente para salvarle. Ni <strong>de</strong> voluntad <strong>de</strong> varón. Ningún otro hombre<br />

pue<strong>de</strong> salvar a nadie. Un predicador, por ejemplo, pue<strong>de</strong> sentir gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> ver que<br />

alguien nazca <strong>de</strong> nuevo, pero no tiene po<strong>de</strong>r para producir este maravilloso nacimiento.<br />

Entonces, ¿cómo tiene lugar este nacimiento? La respuesta se encuentra en las palabras<br />

sino <strong>de</strong> Dios. Esto significa sencillamente que el po<strong>de</strong>r para producir el nuevo nacimiento<br />

no <strong>de</strong>scansa en nada ni en nadie más que Dios.<br />

1:14 El verbo se hizo carne cuando Jesús nació como Bebé en el establo en Belén. Él<br />

siempre había existido como Hijo <strong>de</strong> Dios con el Padre en el cielo, pero ahora quiso venir al<br />

mundo en un cuerpo humano. Habitó entre nosotros. No fue sólo una breve aparición,<br />

acerca <strong>de</strong> la que pudiese haber algún error o malentendido. Dios verda<strong>de</strong>ramente vino a<br />

esta tierra, y vivió aquí como Hombre entre los hombres. La palabra «habitó» significa que<br />

«habitó en tabernáculo» o «plantó Su tienda». Su cuerpo era la tienda en la que vivió entre<br />

los hombres durante treinta y tres años.<br />

Y vimos su gloria. En la Biblia, «gloria» se refiere a menudo a la luz resplan<strong>de</strong>ciente,<br />

fulgurante, que se veía cuando Dios estaba presente. También se refiere a la perfección y<br />

excelencia <strong>de</strong> Dios. Cuando el Señor Jesús estaba aquí en la tierra, veló Su gloria en un<br />

cuerpo <strong>de</strong> carne. Pero hubo dos formas en las que Su gloria fue revelada. Primero, Su<br />

gloria moral. Por eso nos referimos a la irradiación <strong>de</strong> Su vida y carácter en perfección. No<br />

había en él ninguna falta ni imperfección. Fue perfecto en todos sus caminos. Todas las<br />

virtu<strong>de</strong>s se manifestaron en Su vida con un equilibrio exquisito. Luego hubo el resplandor<br />

visible <strong>de</strong> Su gloria en el Monte <strong>de</strong> la Transfiguración (Mt. 17:1, 2). En esa ocasión, Pedro,<br />

Jacobo y Juan vieron Su rostro resplan<strong>de</strong>ciendo como el sol, y Sus vestiduras brillando<br />

como luz fulgurante. A estos tres discípulos se les dio una visión anticipada <strong>de</strong>l esplendor<br />

que tendrá Jesús cuando vuelva a la tierra y reine por mil años.<br />

Cuando Juan dijo: Vimos su gloria, es indudable que se estaba refiriendo<br />

primariamente a la gloria moral <strong>de</strong> Jesús. Él y los otros discípulos fueron testigos <strong>de</strong> la


maravilla <strong>de</strong> una vida absolutamente perfecta vivida en esta tierra. Pero es probable que<br />

Juan incluya aquí el inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Monte <strong>de</strong> la Transfiguración. La gloria que vieron los<br />

discípulos les indicó que Él era verda<strong>de</strong>ramente el Hijo <strong>de</strong> Dios. Jesús es el unigénito <strong>de</strong>l<br />

Padre, es <strong>de</strong>cir, Cristo es el Hijo único <strong>de</strong> Dios. Dios no tiene otro Hijo como Él. En cierto<br />

sentido, todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes son hijos <strong>de</strong> Dios. Pero Jesús es el Hijo <strong>de</strong> Dios —<br />

único en su clase—. Como Hijo <strong>de</strong> Dios, Él es igual a Dios.<br />

El Salvador se manifestó lleno <strong>de</strong> gracia y <strong>de</strong> verdad. Por una parte, lleno <strong>de</strong> bondad<br />

hacia los que no la merecían; por otra, absolutamente veraz y recto, no excusando jamás el<br />

pecado ni aprobando el mal. Ser absolutamente lleno <strong>de</strong> gracia y al mismo tiempo<br />

completamente recto es algo que sólo es posible para Dios.<br />

1:15 Juan el Bautista dio testimonio <strong>de</strong> que Jesús era el Hijo <strong>de</strong> Dios. Antes que Jesús<br />

iniciase Su ministerio público, Juan había estado anunciándole ante la gente. Cuando Jesús<br />

entró en escena, Juan vino a <strong>de</strong>cir: «Éste es Aquel que yo os estaba <strong>de</strong>scribiendo». Jesús<br />

vino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Juan por lo que respecta a Su nacimiento y ministerio. Nació seis meses<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Juan y se presentó al pueblo <strong>de</strong> Israel un tiempo <strong>de</strong>spués que Juan había estado<br />

ya predicando y bautizando. Pero Jesús era superior a Juan (RVR77 margen). Era mayor<br />

que Juan; era digno <strong>de</strong> más honra, siendo la sencilla razón que era primero que Juan.<br />

Existía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad —el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

1:16 Todo aquel que cree en el Señor Jesús recibe provisión <strong>de</strong> fortaleza espiritual <strong>de</strong><br />

su plenitud. Su plenitud es tan gran<strong>de</strong> que pue<strong>de</strong> proveer para todos los cristianos en<br />

todos los países y en todas las eda<strong>de</strong>s. La expresión gracia por gracia (RV) significa<br />

probablemente «gracia sobre gracia», como se traduce en RVR77, o «gracia abundante».<br />

Gracia significa aquí el favor lleno <strong>de</strong> gracia <strong>de</strong> Dios que <strong>de</strong>rrama Él sobre Sus amados<br />

hijos.<br />

1:17 Juan contrasta el periodo <strong>de</strong>l AT con la era <strong>de</strong>l NT. La ley que fue dada por<br />

medio <strong>de</strong> Moisés no fue una exhibición <strong>de</strong> gracia. Mandaba a los hombres obe<strong>de</strong>cer y los<br />

con<strong>de</strong>naba a muerte si <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> hacerlo. Les <strong>de</strong>cía a los hombres qué era lo correcto, pero<br />

no les daba el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> hacerlo. Fue dada para mostrar a los hombres que eran pecadores,<br />

pero no podía salvarlos <strong>de</strong> sus pecados. Pero la gracia y la verdad vinieron por medio <strong>de</strong><br />

Jesucristo. No vino Él a juzgar el mundo, sino a salvar a los que eran indignos, a los que<br />

no podían salvarse a sí mismos, y que a<strong>de</strong>más eran Sus enemigos. Esto es la gracia: lo<br />

Mejor <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l cielo para los peores <strong>de</strong>l mundo.<br />

No sólo fue la gracia lo que vino por medio <strong>de</strong> Jesucristo, sino también la verdad. Él<br />

dijo <strong>de</strong> Sí mismo: «Yo soy… la verdad.» Él fue absolutamente veraz y fiel en todas Sus<br />

palabras y acciones. No mostró gracia a costa <strong>de</strong> la verdad. Aunque amaba a los pecadores,<br />

no amaba sus pecados. Sabía que la paga <strong>de</strong>l pecado es la muerte. Y por ello Él mismo<br />

murió para pagar la pena <strong>de</strong> muerte que merecíamos, para po<strong>de</strong>r mostrarnos una bondad<br />

inmerecida al salvar nuestras almas y darnos un hogar en el cielo.<br />

1:18 A Dios nadie le ha visto jamás. Dios es Espíritu y por ello invisible. No tiene<br />

cuerpo y aunque Él se manifestó a los hombres <strong>de</strong>l AT en forma visible como Ángel o<br />

como Hombre, estas apariciones no revelaban realmente cómo es Dios. Sólo eran<br />

apariciones temporales por las que escogió hablar a Su pueblo. El Señor Jesús es el<br />

unigénito Hijo <strong>de</strong> Dios; es el único hijo <strong>de</strong> Dios; no hay otro hijo como Él. Él siempre<br />

ocupa un puesto <strong>de</strong> especial intimidad con Dios Padre.<br />

Aun estando aquí en la tierra, Jesús seguía estando en el seno <strong>de</strong>l Padre. Era uno con<br />

Dios e igual a Dios. Esta bendita Persona ha revelado plenamente a los hombres —a través<br />

<strong>de</strong> su vida y sus palabras— cómo es Dios. Cuando los hombres veían a Jesús, veían a Dios.


Cuando le oían hablar, oían hablar a Dios. Sentían el amor y la ternura <strong>de</strong> Dios. Los<br />

pensamientos y las actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios para con la humanidad han sido plena y absolutamente<br />

dadas a conocer por Jesucristo.<br />

II. EL PRIMER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS<br />

(Caps. 1:19–4:54)<br />

A. El testimonio <strong>de</strong> Juan el Bautista (1:19–34)<br />

1:19 Cuando llegaron noticias a Jerusalén <strong>de</strong> que un hombre llamado Juan estaba<br />

llamando a la nación al arrepentimiento porque iba a venir el Mesías, los judíos…<br />

enviaron una comisión <strong>de</strong> sacerdotes y levitas para saber qué era aquello. Los sacerdotes<br />

eran los que llevaban a cabo las funciones importantes <strong>de</strong>l templo, y los levitas eran siervos<br />

que asistían a los <strong>de</strong>beres comunes. ¿Tú, quién eres?, le preguntaron. «¿Eres el Mesías tan<br />

esperado?».<br />

1:20 Otros hombres podrían haber aprovechado esta oportunidad para la fama<br />

pretendiendo ser el Cristo. Pero Juan era un testigo fiel. Su testimonio fue que él no era el<br />

Cristo (el Mesías).<br />

1:21–22 Los judíos esperaban que Elías volviese a la tierra antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo<br />

(Mal. 4:5). De modo que razonaron que si Juan no era el Mesías, entonces quizá se tratase<br />

<strong>de</strong> Elías. Pero Juan les aseguró que no lo era. En Deuteronomio 18:15 Moisés había dicho:<br />

«Profeta <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> ti, <strong>de</strong> tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él<br />

oiréis». Los judíos recordaron esta predicción y creyeron que Juan podría ser el profeta<br />

mencionado por Moisés. Pero <strong>de</strong> nuevo Juan respondió con una negativa. La <strong>de</strong>legación se<br />

habría sentido confundida volviendo a Jerusalén sin una respuesta concreta, y le pidieron a<br />

Juan que diese una respuesta acerca <strong>de</strong> quién era él.<br />

1:23 Dijo: Yo soy la voz <strong>de</strong> uno que clama en el <strong>de</strong>sierto. Como respuesta a su<br />

pregunta, el Bautista citó Isaías 40:3, don<strong>de</strong> se profetizaba que surgiría un precursor para<br />

anunciar la venida <strong>de</strong>l Cristo. En otras palabras, Juan dijo que él era el heraldo anunciado.<br />

Él era la voz, e Israel era el <strong>de</strong>sierto. Debido a sus pecados y a su apartamiento <strong>de</strong> Dios, el<br />

pueblo se había vuelto seco y yermo, como un <strong>de</strong>sierto. Juan se refirió a sí mismo<br />

simplemente como una voz. No se presentó como un gran hombre que había <strong>de</strong> ser<br />

encomiado y admirado, sino simplemente como una voz —no para ser visto, sino sólo para<br />

ser oído—. Juan era la voz, pero Cristo era el Verbo, la Palabra. La palabra necesita <strong>de</strong> una<br />

voz para darse a conocer, y la voz carece <strong>de</strong> valor sin una palabra. La Palabra es <strong>de</strong> valor<br />

infinitamente mayor a la voz, pero pue<strong>de</strong> ser también nuestro privilegio ser una voz para Él.<br />

El mensaje <strong>de</strong> Juan era, En<strong>de</strong>rezad el camino <strong>de</strong>l Señor. En otras palabras, «El Mesías<br />

viene. Eliminad todo aquello en vuestras vidas que os estorbarían <strong>de</strong> recibirle. Arrepentíos<br />

<strong>de</strong> vuestros pecados, para que Él pueda venir y reinar sobre vosotros como Rey <strong>de</strong> Israel».<br />

1:24–25 Los fariseos constituían una estricta secta <strong>de</strong> los judíos que se gloriaban <strong>de</strong> su<br />

superior conocimiento <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong> sus esfuerzos por cumplir los más minuciosos <strong>de</strong>talles<br />

<strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>. En realidad, muchos <strong>de</strong> ellos eran hipócritas que querían aparecer<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más como religiosos, pero que vivían vidas muy pecaminosas. Querían<br />

saber qué autoridad tenía Juan para bautizar si no era una <strong>de</strong> las importantes personas que<br />

ellos habían mencionado.


1:26–27 Yo bautizo con agua, dijo Juan. Él no quería que nadie creyese que él era<br />

importante. Su tarea era sencillamente preparar a los <strong>de</strong>más para Cristo. Cuando aquellos<br />

que le escuchaban se arrepentían <strong>de</strong> sus pecados, él los bautizaba con agua como símbolo<br />

externo <strong>de</strong> su cambio interno. En medio <strong>de</strong> vosotros está uno a quien vosotros no<br />

conocéis, prosiguió Juan, refiriéndose, naturalmente, a Jesús. Los fariseos no le<br />

reconocieron como el largamente esperado Mesías. Juan les estaba diciendo con ello a los<br />

fariseos: «No penséis en mí como un gran hombre. Hay Uno a quien <strong>de</strong>beríais estar<br />

prestando atención, y es el Señor Jesús; pero es uno a quien vosotros no conocéis en su<br />

verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad». Él es Aquel que es digno. Él vino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Juan el Bautista, pero<br />

es Él quien merece toda alabanza y preeminencia. Era <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> un esclavo o siervo <strong>de</strong>satar<br />

las correas <strong>de</strong> las sandalias <strong>de</strong> su amo. Pero Juan no se consi<strong>de</strong>raba digno <strong>de</strong> efectuar un<br />

servicio tan humil<strong>de</strong> y bajo para Cristo.<br />

1:28 No se conoce la situación exacta <strong>de</strong> Betábara (o Betania, V.M.). Pero sí se sabe<br />

que era un lugar al este <strong>de</strong>l río Jordán. Si aceptamos la lectura Betania, no pue<strong>de</strong> ser la<br />

Betania cercana a Jerusalén.<br />

1:29 Al día siguiente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la visita <strong>de</strong> los fariseos <strong>de</strong> Jerusalén, Juan alzó los<br />

ojos y vio a Jesús que venía hacia él. En la emoción y entusiasmo <strong>de</strong>l momento, exclamó:<br />

He ahí el Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios, que quita el pecado <strong>de</strong>l mundo. Entre los judíos, el cor<strong>de</strong>ro<br />

era un animal empleado en los sacrificios. Dios había enseñado a Su pueblo escogido a<br />

inmolar un cor<strong>de</strong>ro y a rociar su sangre como sacrificio. El cor<strong>de</strong>ro era inmolado como<br />

sustituto, y su sangre era <strong>de</strong>rramada para que los pecados fuesen perdonados.<br />

Sin embargo, la sangre <strong>de</strong> los cor<strong>de</strong>ros inmolados durante el periodo <strong>de</strong>l AT no quitaba<br />

los pecados. Aquellos cor<strong>de</strong>ros eran imágenes o tipos, señalando hacia el hecho <strong>de</strong> que<br />

Dios proveería un día un Cor<strong>de</strong>ro que realmente quitaría el pecado. A lo largo <strong>de</strong> los<br />

siglos, los judíos piadosos habían esperado la venida <strong>de</strong> este Cor<strong>de</strong>ro. Finalmente había<br />

llegado el tiempo, y Juan el Bautista anunció triunfal la llegada <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

Cuando dijo que Jesús quita el pecado <strong>de</strong>l mundo, no se refería a que por ello mismo<br />

que<strong>de</strong>n perdonados los pecados <strong>de</strong> todos. La muerte <strong>de</strong> Cristo tuvo un valor suficiente para<br />

pagar los pecados <strong>de</strong> todo el mundo, pero sólo aquellos pecadores que reciben al Señor<br />

Jesús como Salvador son perdonados.<br />

J. C. Jones observa que este versículo establece la excelencia <strong>de</strong> la expiación cristiana.<br />

1. Es supereminente por la NATURALEZA <strong>de</strong> la víctima. En tanto que los sacrificios <strong>de</strong>l<br />

judaísmo eran cor<strong>de</strong>ros irracionales, el sacrificio <strong>de</strong>l cristianismo es el Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios.<br />

2. Es supereminente por la EFICACIA <strong>de</strong> la obra. Mientras que los sacrificios sólo<br />

rememoraban el pecado, año tras año, el sacrificio <strong>de</strong> Cristo quitó el pecado. «Se ha<br />

manifestado una vez para siempre por el sacrificio <strong>de</strong> sí mismo para quitar <strong>de</strong> en medio el<br />

pecado» (He. 9:26).<br />

3. Es supereminente en el ALCANCE <strong>de</strong> su operación. Mientras que los sacrificios<br />

judaicos sólo tenían como objeto el bien <strong>de</strong> una nación, el sacrificio <strong>de</strong> Cristo tiene como<br />

beneficiarios a todas las naciones: «Quita el pecado <strong>de</strong>l mundo».<br />

1:30–31 Juan nunca se cansaba <strong>de</strong> recordarle a la gente que él estaba sólo preparando el<br />

camino para Alguien que venía y que era mayor que él mismo. Jesús era mayor que Juan<br />

hasta el mismo punto en que Dios es mayor que el hombre. Juan había nacido unos pocos


meses antes que Jesús, pero Jesús había existido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad. Cuando Juan dijo:<br />

Yo no le conocía, no se refería necesariamente a que nunca le hubiese visto antes.<br />

Siendo primos, es probable que Juan y Jesús se conociesen bien. Pero Juan no había<br />

reconocido la condición mesiánica <strong>de</strong> su Primo hasta el tiempo <strong>de</strong> Su bautismo. La misión<br />

<strong>de</strong> Juan era preparar el camino <strong>de</strong>l Señor, y luego manifestarlo a todo el pueblo <strong>de</strong> Israel<br />

cuando apareciese. Fue por esta razón que Juan bautizaba a la gente con agua —para<br />

prepararlos para la venida <strong>de</strong> Cristo—. No tenía el propósito <strong>de</strong> atraer discípulos a sí<br />

mismo.<br />

1:32 La referencia aquí es a cuando Juan había bautizado a Jesús en el Jordán. Después<br />

que el Señor subió <strong>de</strong>l agua, el Espíritu <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>scendió sobre él como una paloma, y<br />

permaneció sobre él (cf. Mt. 3:16). El escritor pasa luego a explicar el significado <strong>de</strong> esto.<br />

1:33 Dios había revelado a Juan que el Mesías iba a venir y que cuando viniese, el<br />

Espíritu <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ría y permanecería sobre él (cf. Mt. 3:16). Por ello, cuando esto sucedió<br />

con Jesús, Juan se dio cuenta <strong>de</strong> que Él era quien bautizaría con el Espíritu Santo. El<br />

Espíritu Santo es una Persona, una <strong>de</strong> las tres Personas en la Deidad. Él es igual con Dios<br />

Padre y Dios Hijo.<br />

Mientras que Juan bautizaba con agua, Jesús bautizaría con el Espíritu Santo. El<br />

bautismo con el Espíritu Santo tuvo lugar en el día <strong>de</strong> Pentecostés (Hch. 1:5; 2:4, 38). Al<br />

mismo tiempo, el Espíritu Santo <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo para morar en el cuerpo <strong>de</strong> cada<br />

creyente y también para hacer <strong>de</strong> cada creyente un miembro <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, el cuerpo <strong>de</strong><br />

Cristo (1 Co. 12:13).<br />

1:34 Sobre la base <strong>de</strong> lo que vio en el bautismo <strong>de</strong> Jesús, Juan dio testimonio positivo<br />

<strong>de</strong> que Jesús <strong>de</strong> Nazaret era el Hijo <strong>de</strong> Dios, la venida <strong>de</strong>l cual al mundo había sido antes<br />

anunciada. Cuando Juan <strong>de</strong>cía que Cristo era el Hijo <strong>de</strong> Dios, significaba que era Dios el<br />

Hijo.<br />

B. El llamamiento <strong>de</strong> Andrés, Juan y Pedro (1:35–42)<br />

1:35–36 Al día siguiente, esto es, el tercer día que ha sido mencionado. Juan estaba<br />

con dos <strong>de</strong> sus propios discípulos. Estos hombres habían oído predicar a Juan y habían<br />

creído lo que <strong>de</strong>cía. Pero todavía no habían conocido al Señor Jesús. Ahora Juan dio<br />

testimonio público <strong>de</strong>l Señor. En el día anterior se había referido a Su Persona (el Cor<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong> Dios) y a Su obra (que quita el pecado <strong>de</strong>l mundo). Ahora sencillamente fija la atención<br />

a Su Persona. Su mensaje fue breve, sencillo, altruista y todo acerca <strong>de</strong>l Salvador.<br />

1:37 Mediante su fiel predicación, Juan perdió dos discípulos, pero estaba contento <strong>de</strong><br />

verlos seguir a Jesús. Y nosotros <strong>de</strong>beríamos estar tanto más <strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> que nuestros<br />

amigos sigan al Señor que <strong>de</strong> que piensen bien <strong>de</strong> nosotros.<br />

1:38 El Salvador está siempre interesado en aquellos que le siguen. Aquí él mostró Su<br />

interés volviéndose a los dos discípulos y preguntándoles: ¿Qué buscáis? Conocía la<br />

respuesta a la pregunta; conocía todas las cosas. Pero quería que expresasen su <strong>de</strong>seo en<br />

palabras. La respuesta <strong>de</strong> ellos, Rabí… ¿dón<strong>de</strong> te hospedas?, mostraba que querían estar<br />

con el Señor y llegar a conocerle mejor. No se sentían satisfechos con un mero encuentro<br />

con Él. Anhelaban tener comunión con Él. Rabí es el término hebreo que significa<br />

Maestro (literalmente, «mi gran<strong>de</strong>»).


1:39 Les dijo: Venid y ved. Nadie con un <strong>de</strong>seo genuino <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r más <strong>de</strong>l Salvador<br />

es jamás rechazado. Jesús invitó a ambos al lugar don<strong>de</strong> entonces se alojaba —<br />

probablemente una morada muy pobre en comparación con las casas mo<strong>de</strong>rnas.<br />

Fueron, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. Nunca<br />

habían recibido aquellos hombres un tan alto honor. Pasaron aquella noche en la misma<br />

casa que el Creador <strong>de</strong>l universo. Estuvieron entre los primeros miembros <strong>de</strong> la nación<br />

judía en reconocer al Mesías.<br />

La hora décima es o bien las diez <strong>de</strong> la mañana o las cuatro <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. Generalmente<br />

se acepta la hora más temprana <strong>de</strong> las diez <strong>de</strong> la mañana, porque se correspon<strong>de</strong> con el<br />

sistema romano, que emplea Juan.<br />

1:40 Uno <strong>de</strong> los dos discípulos era Andrés. Andrés no es tan bien conocido en la<br />

actualidad como su hermano, que era Simón Pedro, pero es interesante observar que fue el<br />

primero <strong>de</strong> los dos en conocer a Jesús.<br />

El nombre <strong>de</strong>l otro no nos ha sido dado, pero casi todos los eruditos bíblicos dan por<br />

supuesto que se trataba <strong>de</strong> Juan —que escribió este Evangelio—. Razonan que la humildad<br />

le llevó a no mencionar su propio nombre.<br />

1:41 Cuando alguien encuentra a Jesús, generalmente quiere que sus parientes también<br />

lo lleguen a conocer. De modo que Andrés fue rápidamente a su hermano Simón con las<br />

emocionantes noticias: Hemos hallado al Mesías. ¡Qué anuncio más asombroso! Durante<br />

al menos cuatro mil años, los hombres habían esperado al prometido Cristo, el Ungido <strong>de</strong><br />

Dios. Ahora, Simón oye <strong>de</strong> boca <strong>de</strong> su propio hermano las asombrosas nuevas <strong>de</strong> que el<br />

Mesías estaba cerca. Ciertamente, estaban viviendo acontecimientos históricos. ¡Qué<br />

sencillo era el mensaje <strong>de</strong> Andrés! Sólo cuatro palabras: Hemos hallado al Mesías —pero<br />

Dios lo empleó para ganar a Pedro—. Esto nos enseña que no hemos <strong>de</strong> ser ni gran<strong>de</strong>s<br />

predicadores ni elocuentes oradores. Sólo hemos <strong>de</strong> hablar a los hombres acerca <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús, y Dios se cuidará <strong>de</strong>l resto.<br />

1:42 Andrés trajo a su hermano al lugar idóneo y a la Persona apropiada. No lo llevó a<br />

la <strong>iglesia</strong>, ni al credo ni al clérigo. Lo trajo a Jesús. ¡Qué acción más importante fue esta!<br />

Gracias al interés <strong>de</strong> Andrés, Simón llegó a ser más a<strong>de</strong>lante un gran pescador <strong>de</strong> hombres<br />

y uno <strong>de</strong> los principales apóstoles <strong>de</strong>l Señor. Simón ha recibido más difusión que su<br />

hermano, pero indudablemente Andrés compartirá el galardón <strong>de</strong> Pedro porque fue Andrés<br />

quien lo trajo a Jesús. El Señor sabía el nombre <strong>de</strong> Simón sin que se lo dijesen. Sabía<br />

también que Simón tenía un carácter inestable. Y, finalmente, sabía que el carácter <strong>de</strong><br />

Simón cambiaría, <strong>de</strong> modo que sería firme como una roca. ¿Cómo sabía Jesús todo esto?<br />

Porque Él era y es Dios.<br />

El nombre <strong>de</strong> Simón cambió a Cefas (la forma aramea para piedra) y llegó a ser un<br />

hombre <strong>de</strong> firme carácter, especialmente tras la Ascensión <strong>de</strong>l Señor y el Descenso <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo.<br />

C. El llamamiento <strong>de</strong> Felipe y <strong>de</strong> Natanael (1:43–51)<br />

1:43 Estamos ahora en el cuarto día en este capítulo. Bosch observa que en el primer<br />

día vemos sólo a Juan (vv. 15–28); en el segundo vemos a Juan y Jesús (vv. 29–34); en el<br />

tercero vemos a Jesús y Juan (vv. 35–42); y en el cuarto día vemos sólo a Jesús (vv. 43–<br />

51). El Señor anduvo al norte, a la región conocida como Galilea. Allí halló a Felipe y lo<br />

invitó a que le siguiese. Sígueme. Ésta es una magna palabra, <strong>de</strong>bido a Quien la pronunció,


y es una magna palabra <strong>de</strong>bido al privilegio que ofrecía. El Salvador sigue dando esta<br />

sencilla pero sublime invitación a los hombres en todas partes.<br />

1:44 Betsaida era una ciudad en la ribera <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea. Pocas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />

mundo han recibido tanta honra. El Señor llevó a cabo allí algunos <strong>de</strong> Sus po<strong>de</strong>rosos<br />

milagros (Lc. 10:13). Era la ciudad <strong>de</strong> Felipe, y también <strong>de</strong> Andrés y Pedro. Sin embargo,<br />

rechazó al Salvador, y el resultado es que fue <strong>de</strong>struida <strong>de</strong> una manera tan completa que en<br />

la actualidad no se pue<strong>de</strong> localizar el emplazamiento exacto don<strong>de</strong> estaba ubicada.<br />

1:45 Felipe quería compartir con alguien el gozo que acababa <strong>de</strong> hallar, y fue entonces<br />

y halló a Natanael. Los nuevos convertidos son los mejores ganadores <strong>de</strong> almas. Su<br />

mensaje es sencillo y va al punto. Le dijo a Natanael que había encontrado al Mesías<br />

predicho por Moisés y los profetas. En realidad, su mensaje no era enteramente exacto.<br />

Describió a Jesús como el hijo <strong>de</strong> José. Jesús, naturalmente, había nacido <strong>de</strong> la Virgen<br />

María y no tenía padre humano. José había adoptado a Jesús, y vino a ser por ello su padre<br />

legal, aunque no real. James S. Stewart comenta:<br />

Nunca fue la manera <strong>de</strong> actuar <strong>de</strong> Cristo exigir una fe totalmente <strong>de</strong>sarrollada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

principio. Nunca fue su forma <strong>de</strong> actuar impedir a los hombres ser discípulos <strong>de</strong>bido a un<br />

credo incompleto. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego tampoco es ésta su forma <strong>de</strong> actuar en la actualidad. Él se<br />

pone junto a sus hermanos. Los invita a adherirse a él en aquel punto en que puedan. Los<br />

toma con la fe que pue<strong>de</strong>n ofrecerle. Se contenta con esto como un principio; y en base <strong>de</strong><br />

esto va conduciendo a sus amigos a<strong>de</strong>lante, como condujo al primer grupo, paso a paso,<br />

hasta el secreto más central <strong>de</strong> quién él es y a la plena gloria <strong>de</strong>l discipulado.<br />

1:46 Natanael tenía introducía alguna <strong>de</strong>claración con las palabras De cierto, <strong>de</strong> cierto<br />

(literalmente, «Amén, amén»), estaba siempre a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir algo <strong>de</strong> suma problemas.<br />

Nazaret era una ciudad menospreciada <strong>de</strong> Galilea. Le parecía imposible que el Mesías<br />

pudiese vivir en un pueblo tan mísero. Y por ello expuso la cuestión que tenía en su mente.<br />

Felipe no discutió. Pensaba que la mejor manera <strong>de</strong> afrontar las objeciones era presentar<br />

directamente los hombres al Señor Jesús —una lección valiosa para los que quieran ganar a<br />

otros para Cristo—. No discutas. No entables prolongadas disputas. Sólo invita a los <strong>de</strong>más<br />

con estas palabras: Ven y ve.<br />

1:47 El versículo 47 muestra que Jesús conocía todas las cosas. Sin ningún<br />

conocimiento previo <strong>de</strong> Natanael, lo <strong>de</strong>claró como un israelita <strong>de</strong> verdad, hombre en<br />

quien no había trampas ni engaño. Jacob se había ganado una mala reputación por emplear<br />

métodos en sus negocios que no eran totalmente íntegros, pero Natanael era un «Israelita»<br />

en quien no había nada <strong>de</strong> «Jacob».<br />

1:48 Natanael se sintió evi<strong>de</strong>ntemente sorprendido <strong>de</strong> que un Extraño total le hablase<br />

como si lo hubiese conocido antes. Aparentemente, había estado totalmente a solas cuando<br />

estaba sentado <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la higuera. Es indudable que las ramas y el follaje le habían<br />

protegido <strong>de</strong> la vista <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Pero Jesús le pudo <strong>de</strong>cir, te vi, aunque estaba tan oculto.<br />

1:49 Quizá fue el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señor Jesús <strong>de</strong> verle cuando estaba oculto a los <strong>de</strong>más lo<br />

que convenció a Natanael, o quizá este conocimiento le fue dado <strong>de</strong> una manera<br />

sobrenatural. En todo caso, ahora sabía que Jesús era el Hijo <strong>de</strong> Dios y el Rey <strong>de</strong> Israel.<br />

1:50 El Señor había dado a Natanael dos pruebas <strong>de</strong> que era el Mesías. Le había<br />

<strong>de</strong>scrito su carácter, y había visto a Natanael don<strong>de</strong> otros ojos no le hubiesen podido ver.<br />

Estas dos pruebas fueron suficientes para Natanael, y creyó. Pero ahora el Señor Jesús<br />

prometió que vería cosas mayores que éstas.


1:51 Siempre que Jesús importancia. Aquí le da a Natanael una figura <strong>de</strong> aquel tiempo<br />

en el futuro en que volverá a reinar sobre la tierra. El mundo sabrá entonces que el Hijo <strong>de</strong>l<br />

carpintero que vivía en la menospreciada Nazaret era verda<strong>de</strong>ramente el Hijo <strong>de</strong> Dios y el<br />

Rey <strong>de</strong> Israel. En aquel día, el cielo quedará abierto. El favor <strong>de</strong> Dios reposará sobre el<br />

Rey, que reinará en Su capital Jerusalén.<br />

Es probable que Natanael hubiese estado meditando acerca <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la escalera<br />

<strong>de</strong> Jacob (Gn. 28:12). Aquella escalera, con los ángeles que subían y bajaban por ella, es<br />

una imagen <strong>de</strong>l Señor Jesucristo mismo, el único acceso al cielo. Los ángeles <strong>de</strong> Dios<br />

ascen<strong>de</strong>rán y <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rán sobre el Hijo <strong>de</strong>l Hombre. Los ángeles son siervos <strong>de</strong> Dios,<br />

<strong>de</strong>splazándose como llamas <strong>de</strong> fuego en sus cometidos. Cuando Jesús reine como Rey,<br />

estos ángeles viajarán <strong>de</strong> lado a lado entre el cielo y la tierra, cumpliendo Su voluntad.<br />

Jesús le <strong>de</strong>cía a Natanael que había visto sólo una exhibición muy restringida <strong>de</strong> Su<br />

condición <strong>de</strong> Mesías. En el futuro reinado <strong>de</strong> Cristo, verá al Señor plenamente revelado<br />

como el ungido Hijo <strong>de</strong> Dios. Entonces toda la humanidad sabrá que Alguien bueno salió<br />

<strong>de</strong> Nazaret.<br />

D. La primera señal: El agua cambiada en vino (2:1–11)<br />

2:1 Al tercer día se refiere indudablemente al tercer día <strong>de</strong> la estancia <strong>de</strong>l Señor en<br />

Galilea. En 1:43 el Salvador entra en esta región. No sabemos exactamente dón<strong>de</strong> se<br />

encontraba Caná, pero inferimos en base <strong>de</strong>l versículo 12 <strong>de</strong> este capítulo que estaba cerca<br />

<strong>de</strong> Capernaúm y en un terreno más alto.<br />

En este día hubo unas bodas en Caná, y estaba allí la madre <strong>de</strong> Jesús. Es interesante<br />

observar que María es <strong>de</strong>signada como la madre <strong>de</strong> Jesús. El Salvador no era famoso por<br />

ser el Hijo <strong>de</strong> la Virgen María, sino que ella era bien conocida porque era la madre <strong>de</strong><br />

nuestro Señor. Las Escrituras dan siempre el puesto <strong>de</strong> preeminencia a Cristo, no a María.<br />

2:2 Fue también invitado a las bodas Jesús con sus discípulos. Fue una sabia<br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los que dispusieron las bodas invitar a Cristo. Y sigue siendo una sabia<br />

<strong>de</strong>cisión cuando la gente hoy invita al Señor a su boda. Para ello, naturalmente, tanto la<br />

novia como el novio han <strong>de</strong> ser verda<strong>de</strong>ros creyentes en el Señor Jesús. También han <strong>de</strong><br />

poner sus vidas en manos <strong>de</strong>l Salvador y <strong>de</strong>cidir que su hogar será un lugar don<strong>de</strong> a Él le<br />

plazca estar.<br />

2:3 Se había agotado la provisión <strong>de</strong> vino. Cuando la madre <strong>de</strong> Jesús se dio cuenta <strong>de</strong><br />

lo sucedido, presentó el problema a su Hijo. Sabía que Él podría hacer un milagro para<br />

suplir el vino, y tal vez quería que su Hijo se revelase a los invitados reunidos como el Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios. En las Escrituras, el vino significa frecuentemente gozo. Cuando María dijo: No<br />

tienen vino, dio una <strong>de</strong>scripción muy precisa <strong>de</strong> los hombres y mujeres que no son salvos.<br />

Los incrédulos no conocen el gozo real y dura<strong>de</strong>ro.<br />

2:4 La contestación <strong>de</strong>l Señor a Su madre parece fría y distante. Pero no es un rechazo<br />

tan fuerte como podría parecernos a nosotros. El término mujer empleado aquí es un título<br />

<strong>de</strong> respeto, similar a nuestra palabra «señora». Cuando el Señor preguntó: ¿Qué tengo que<br />

ver contigo, mujer?, indicaba con ello que en el cumplimiento <strong>de</strong> Su misión divina no<br />

estaba supeditado a las instrucciones que recibiese <strong>de</strong> Su madre, sino que actuaba en total<br />

obediencia a la voluntad <strong>de</strong> Su Padre en el cielo. María quería ver a Jesús glorificado, pero<br />

Él tenía que recordarle que su hora para esto no había llegado. Antes <strong>de</strong> aparecer ante el


mundo como el Cristo vencedor, tenía que ascen<strong>de</strong>r primero al altar <strong>de</strong>l sacrificio, y esto lo<br />

cumplió en la cruz <strong>de</strong>l Calvario. Williams señala lo que sigue:<br />

La expresión «¿Qué tiene que ver tu interés conmigo?» aparece varias veces en la<br />

Biblia. Significa: «¿Qué tenemos en común?» La respuesta es, «nada». David lo emplea<br />

dos veces con respecto a sus primos, los hijos <strong>de</strong> Servia. ¡Cuán imposible era para ellos<br />

tener nada en común tocante a la vida espiritual! Eliseo lo emplea en 2 Reyes 3 para<br />

expresar cuán profundo era el abismo entre él y Joram, hijo <strong>de</strong> Acab. Tres veces emplean<br />

los <strong>de</strong>monios esta misma expresión, revelando cómo Satanás no tiene nada en común con<br />

Cristo, ni Cristo con Satanás. Y finalmente, el Señor lo empleó ante la Virgen María para<br />

poner en evi<strong>de</strong>ncia cuán infranqueable es el abismo entre Su impecable Deidad y la<br />

humanidad pecaminosa <strong>de</strong> ella, y que sólo había Una Voz que tenía autoridad en Sus oídos.<br />

2:5 María comprendió el sentido <strong>de</strong> Sus palabras, <strong>de</strong> modo que mandó a los siervos que<br />

hiciesen lo que Él les mandase. Las palabras <strong>de</strong> María son importantes en sus<br />

consecuencias. Observemos que ella no indicó a nadie que la obe<strong>de</strong>ciese a ella, ni a ningún<br />

ser humano. Ella señaló al Señor Jesús y dijo que Él era quien <strong>de</strong>bía ser obe<strong>de</strong>cido. Las<br />

enseñanzas <strong>de</strong>l Señor Jesús nos son dadas en las páginas <strong>de</strong>l NT. Al leer este inestimable<br />

libro, <strong>de</strong>beríamos recordar las últimas palabras que se registran <strong>de</strong> María: Haced lo que él<br />

os diga.<br />

2:6 En el lugar don<strong>de</strong> se celebraba la boda, había seis gran<strong>de</strong>s tinajas <strong>de</strong> piedra, que<br />

contenían cada una entre dos o tres cántaros, unos cien litros cada una. Esta agua la<br />

empleaban los judíos para purificarse <strong>de</strong> contaminación. Por ejemplo, si un judío tocaba un<br />

cuerpo muerto, era consi<strong>de</strong>rado impuro hasta que hubiese cumplido una cierta ceremonia<br />

<strong>de</strong> purificación.<br />

2:7 Jesús mandó que llenasen las tinajas <strong>de</strong> agua. Los siervos cumplieron<br />

inmediatamente la or<strong>de</strong>n. Él empleaba las cosas que tuviese disponibles cuando iba a hacer<br />

un milagro. Dejaba que los hombres proveyesen las tinajas y que las llenasen <strong>de</strong> agua,<br />

pero luego él hizo lo que nadie más podía hacer —¡cambió el agua en vino!—. Fueron los<br />

siervos, no los discípulos, los que llenaron las tinajas <strong>de</strong> agua. De esta manera, el Señor<br />

evitó la posibilidad <strong>de</strong> ninguna sospecha <strong>de</strong> trucos. A<strong>de</strong>más, las tinajas fueron llenadas<br />

hasta arriba, <strong>de</strong> modo que nadie podría <strong>de</strong>cir que se había añadido vino al agua.<br />

2:8 El milagro ya se había realizado. El Señor or<strong>de</strong>nó a los siervos que sacasen <strong>de</strong>l<br />

contenido y lo llevasen al maestresala. Esto muestra que el milagro fue instantáneo. El<br />

agua no se volvió vino a lo largo <strong>de</strong> un tiempo, sino en el acto. Como alguien ha dicho <strong>de</strong><br />

manera poética: «las inconscientes aguas vieron a su Dios, y se ruborizaron».<br />

2:9 El maestresala era la persona encargada <strong>de</strong> disponer las mesas y los alimentos.<br />

Cuando él probó este vino, se dio cuenta <strong>de</strong> que había sucedido algo extraño. Y eso sin<br />

saber él <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> era el vino; lo que sí constató que era un vino <strong>de</strong> alta calidad, <strong>de</strong> modo<br />

que llamó inmediatamente al novio.<br />

¿Cuál <strong>de</strong>bería ser la actitud <strong>de</strong> los cristianos para con el vino hoy? El vino es a veces<br />

prescrito con propósitos medicinales, y esto está totalmente <strong>de</strong> acuerdo con la enseñanza<br />

<strong>de</strong>l NT (1 Ti. 5:23). Con respecto a su consumo <strong>de</strong> mesa, en toda situación y cultura los<br />

cristianos <strong>de</strong>berían actuar con pru<strong>de</strong>ncia, buscando ante todo la gloria <strong>de</strong>l Señor y no la<br />

gratificación egoísta <strong>de</strong> sus propios <strong>de</strong>seos. Sin jamás rechazar los dones benéficos <strong>de</strong> Dios,<br />

el cristiano <strong>de</strong>bería recordar las advertencias <strong>de</strong> la Escritura en contra <strong>de</strong> la embriaguez en<br />

particular (Ro. 13:13; Gá. 5:21; Ef. 5:18; 1 P. 4:3), y en contra <strong>de</strong> toda inmo<strong>de</strong>ración en


general. «Todas las cosas me son lícitas, mas yo no me <strong>de</strong>jaré dominar por ninguna» (1 Co.<br />

6:12). Finalmente, el cristiano <strong>de</strong>bería estar dispuesto a privarse <strong>de</strong> todo aquello que pueda<br />

ser causa <strong>de</strong> tropiezo para otro (Ro. 14:21).<br />

2:10 El maestresala llama la atención a la diferencia tan marcada entre la forma en que<br />

actúa el Señor Jesús y la forma en que los hombres comúnmente actúan. La práctica usual<br />

en una boda era servir primero el mejor vino, cuando los comensales podrían mejor<br />

<strong>de</strong>tectar y gozar <strong>de</strong> su paladar. Más a<strong>de</strong>lante, habiendo ya comido y bebido, no serían tan<br />

conscientes <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> su bebida. En esta boda, el mejor vino fue servido al final.<br />

Aquí hay un significado espiritual para nosotros. El mundo ofrece generalmente lo mejor<br />

que tiene al principio. Da sus ofertas más atractivas a los jóvenes. Luego, cuando han<br />

malgastado sus vidas en placeres vacíos, el mundo no tiene más que las heces para la<br />

ancianidad. La vida cristiana está en el polo opuesto. Mejora con el paso <strong>de</strong>l tiempo. Cristo<br />

guarda el mejor vino hasta el fin. La fiesta sigue al ayuno.<br />

Esta sección <strong>de</strong> la Escritura tiene una aplicación muy directa a la nación judía. No había<br />

en aquel entonces, en el judaísmo, ningún verda<strong>de</strong>ro gozo. La gente vivía en un círculo<br />

tedioso <strong>de</strong> rituales y ceremonias, pero la vida les era algo insustancial. Eran extraños al<br />

gozo divino. El Señor Jesús quería enseñarles que pusiesen su fe en Él. Él transformaría su<br />

gris existencia en una plenitud <strong>de</strong> gozo. Las aguas <strong>de</strong>l ritual y <strong>de</strong> las ceremonias <strong>de</strong>l<br />

judaísmo podrían ser tornadas en el vino <strong>de</strong> una gozosa realidad en Cristo.<br />

2:11 La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que este fue el principio <strong>de</strong> señales excluye los absurdos<br />

milagros atribuidos a nuestro Señor en Su infancia. Esos se encuentran en pseudoevangelios<br />

como «El Evangelio <strong>de</strong> Pedro». En estos escritos se atribuyen a nuestro Señor<br />

pretendidos milagros en la infancia, y son poco menos que <strong>de</strong> carácter blasfemo. Previendo<br />

esto, el Espíritu Santo salvaguardó este periodo <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> nuestro Señor y Su carácter<br />

con esta pequeña nota adicional.<br />

El cambio <strong>de</strong>l agua en vino fue una señal, es <strong>de</strong>cir, un milagro con significado. Fue un<br />

acto sobrehumano con un significado espiritual. Estos milagros tenían también el <strong>de</strong>signio<br />

<strong>de</strong> mostrar que Jesús era verda<strong>de</strong>ramente el Cristo <strong>de</strong> Dios. Al llevar a cabo este milagro,<br />

manifestó su gloria. Reveló a los hombres que Él era verda<strong>de</strong>ramente Dios —manifestado<br />

en carne—. Sus discípulos creyeron en él. Naturalmente, en cierto sentido ya habían<br />

creído en Él, pero ahora su fe se vio fortalecida, y confiaron más plenamente en Él.<br />

Cynddylan Jones dice:<br />

El primer milagro <strong>de</strong> Moisés fue tornar el agua en sangre; en ello había un elemento<br />

intensamente <strong>de</strong>structor. Pero el primer milagro <strong>de</strong> Cristo fue tornar el agua en vino; había<br />

en ello un elemento <strong>de</strong> suavidad y solaz.<br />

E. El Hijo <strong>de</strong> Dios purifica la Casa <strong>de</strong> Su Padre (2:12–17)<br />

2:12 El Salvador <strong>de</strong>jó ahora Caná y <strong>de</strong>scendieron a Capernaúm, él, su madre, sus<br />

hermanos y sus discípulos. Solamente se quedaron en Capernaúm unos pocos días. Poco<br />

<strong>de</strong>spués el Señor subió a Jerusalén.<br />

2:13 Comenzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este momento, tenemos el primer testimonio <strong>de</strong>l Señor a la<br />

ciudad <strong>de</strong> Jerusalén. Esta fase <strong>de</strong> Su ministerio prosigue hasta el capítulo 3, versículo 21.<br />

Él comenzó y terminó Su ministerio público purificando el templo en la época <strong>de</strong> la pascua<br />

(cf. Mt. 21:12, 13; Mr. 11:15–18; Lc. 19:45, 46). La pascua era una fiesta anual que


conmemoraba la ocasión en que los hijos <strong>de</strong> Israel fueron librados <strong>de</strong> la esclavitud en<br />

Egipto y fueron conducidos a través <strong>de</strong>l Mar Rojo al <strong>de</strong>sierto, y luego a la tierra prometida.<br />

La primera celebración <strong>de</strong> la pascua se registra en Éxodo 12. Siendo judío <strong>de</strong>voto, el Señor<br />

Jesús subió… a Jerusalén para este importante día en el calendario judío.<br />

2:14 Al entrar, halló que el templo se había transformado en lugar <strong>de</strong> mercado.<br />

Vendían bueyes, ovejas y palomas, y también los cambistas estaban allí instalados,<br />

haciendo negocio. Los animales y aves se vendían a los adoradores para ser empleados<br />

como sacrificios. Los cambistas tomaban el dinero <strong>de</strong> los que llegaban <strong>de</strong> países<br />

extranjeros y lo cambiaban en la moneda <strong>de</strong> Jerusalén para que los peregrinos pudiesen<br />

pagar el impuesto <strong>de</strong>l templo. Se sabe que estos cambistas se aprovechaban injustamente <strong>de</strong><br />

los que habían llegado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy lejos.<br />

2:15 El azote que el Señor hizo era probablemente <strong>de</strong> pequeño tamaño, hecho <strong>de</strong><br />

cuerdas. No se dice que lo emplease realmente contra nadie. Más bien, lo probable es que<br />

lo usase meramente como símbolo <strong>de</strong> autoridad en Sus manos. Blandiendo el azote <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> Él, echó a los merca<strong>de</strong>res fuera <strong>de</strong>l templo y volcó las mesas <strong>de</strong> los cambistas.<br />

2:16 La ley permitía a los pobres que ofreciesen un par <strong>de</strong> palomas, por cuanto no<br />

podían costearse los animales más caros. A los que vendían palomas el Señor mandó que<br />

quitasen <strong>de</strong> aquí su mercancía. No era justo hacer <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Su Padre casa <strong>de</strong><br />

mercado. En todas las eda<strong>de</strong>s, Dios ha advertido a Su pueblo en contra <strong>de</strong> emplear los<br />

servicios religiosos como medio para enriquecerse. No había nada cruel ni injusto en<br />

ninguna <strong>de</strong> estas acciones. Más bien, se trataba sencillamente <strong>de</strong> una indicación <strong>de</strong> Su<br />

santidad y rectitud.<br />

2:17 Cuando sus discípulos vieron lo que sucedía, recordaron el Salmo 69:9, don<strong>de</strong> se<br />

pre<strong>de</strong>cía que cuando viniese el Mesías, sería consumido por el celo <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Dios.<br />

Ahora veían que Jesús manifestaba una intensa <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> que la adoración a Dios<br />

fuese pura, y se daban cuenta <strong>de</strong> que éste era Aquel <strong>de</strong> quien el salmista había hablado.<br />

Deberíamos recordar que el cuerpo <strong>de</strong> cada cristiano es templo <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Así<br />

como el Señor Jesús tenía afán por que el templo <strong>de</strong> Jerusalén fuese mantenido puro,<br />

igualmente <strong>de</strong>bemos ser solícitos para que nuestros cuerpos sean cedidos al Señor para una<br />

limpieza continua.<br />

F. Jesús predice Su muerte y resurrección (2:18–22)<br />

2:18 Parece que los judíos buscaban siempre alguna señal o milagro. Venían a <strong>de</strong>cir:<br />

«Si haces alguna obra gran<strong>de</strong> y po<strong>de</strong>rosa ante nosotros, creeremos». Pero el Señor Jesús<br />

llevó a cabo milagro tras milagro, y sin embargo sus corazones se cerraron contra Él. En el<br />

versículo 18 ellos cuestionan Su autoridad para echar a los merca<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l templo.<br />

Demandaban que hiciese alguna señal para justificar Su reivindicación <strong>de</strong> ser el Mesías.<br />

2:19 Como respuesta, el Señor Jesús hizo una asombrosa <strong>de</strong>claración tocante a Su<br />

muerte y resurrección. Les dijo que ellos <strong>de</strong>struirían Su santuario, pero que en tres días Él<br />

lo volvería a levantar. La <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo se vuelve a ver en este versículo. Sólo Dios<br />

podría <strong>de</strong>cir algo así.<br />

2:20 Los judíos no le comprendieron. Estaban más interesados en cosas materiales que<br />

en verda<strong>de</strong>s espirituales. El único templo en que podían pensar era el templo <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s,<br />

que estaba entonces en pie en Jerusalén. En cuarenta y seis años fue edificado este<br />

templo, y ellos no podían compren<strong>de</strong>r que nadie pudiese reedificarlo en tres días.


2:21 Pero el Señor Jesús se refería con estas palabras a su cuerpo, que era el santuario<br />

en el que moraba toda la plenitud <strong>de</strong> la Deidad. Así como estos judíos habían contaminado<br />

el templo en Jerusalén, igual le darían muerte a Él pocos años <strong>de</strong>spués.<br />

2:22 Más a<strong>de</strong>lante, <strong>de</strong>spués que el Señor Jesús fue crucificado y resucitó <strong>de</strong> entre los<br />

muertos, sus discípulos se acordaron <strong>de</strong> que había anunciado que resucitaría en tres días.<br />

Con un cumplimiento tan maravilloso <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sus propios ojos, creyeron<br />

a la Escritura y a la palabra que Jesús había dicho.<br />

A menudo llegamos a verda<strong>de</strong>s difíciles <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r. Pero aquí apren<strong>de</strong>mos que<br />

<strong>de</strong>beríamos atesorar la Palabra <strong>de</strong> Dios en nuestros corazones. Algún día, más a<strong>de</strong>lante, el<br />

Señor nos lo clarificará, aunque no lo comprendamos ahora. Cuando dice que creyeron a la<br />

Escritura, significa que creyeron las predicciones <strong>de</strong>l AT tocante a la resurrección <strong>de</strong>l<br />

Mesías.<br />

G. Muchos profesan creer en Cristo (2:23–25)<br />

2:23 Como resultado <strong>de</strong> las señales que Jesús había hecho en Jerusalén en la fiesta <strong>de</strong><br />

la pascua, muchos creyeron en su nombre. Esto no significa necesariamente que en<br />

realidad le confiasen sus vidas en una sencilla confianza; más bien, profesaron aceptarle.<br />

No había realidad en su acción; se trataba meramente <strong>de</strong> una apariencia externa <strong>de</strong> seguir a<br />

Jesús. Era similar a la condición que tenemos en el mundo, don<strong>de</strong> muchas personas<br />

preten<strong>de</strong>n ser cristianos sin haber nunca nacido <strong>de</strong> nuevo por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor<br />

Jesucristo.<br />

2:24 Aunque muchos creyeron en Él, sin embargo Jesús no creía (la misma palabra en<br />

griego) en ellos. Es <strong>de</strong>cir, no se confiaba a ellos. Era consciente <strong>de</strong> que acudían a Él por<br />

curiosidad. Estaban buscando algo sensacional y espectacular. Él conocía a todos —sus<br />

pensamientos y motivos—. Sabía por qué actuaban como lo hacían. Sabía si la fe <strong>de</strong> ellos<br />

era genuina o sólo una imitación.<br />

2:25 Nadie conocía el corazón <strong>de</strong>l hombre mejor que el Señor mismo. No tenía<br />

necesidad <strong>de</strong> que nadie le diese enseñanza ni información acerca <strong>de</strong> esta cuestión. Tenía<br />

un pleno conocimiento <strong>de</strong> lo que había en el hombre y <strong>de</strong> por qué el hombre se<br />

comportaba como lo hacía.<br />

H. Jesús enseña a Nico<strong>de</strong>mo acerca <strong>de</strong>l nuevo nacimiento (3:1–21)<br />

3:1 La historia <strong>de</strong> Nico<strong>de</strong>mo contrasta con lo que acaba <strong>de</strong> contarse. Muchos <strong>de</strong> los<br />

judíos en Jerusalén habían profesado creer en el Señor, pero él sabía que la fe <strong>de</strong> ellos no<br />

era genuina. Nico<strong>de</strong>mo era una excepción. El Señor reconoció en él un verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

conocer la verdad. El versículo 1 <strong>de</strong>bería comenzar con una conjunción, como lo hace la<br />

V.M.: Mas había un hombre <strong>de</strong> los fariseos, llamado Nico<strong>de</strong>mo, hombre principal <strong>de</strong><br />

los judíos.<br />

Nico<strong>de</strong>mo era reconocido como maestro entre su pueblo. Quizá acudió a Jesús pidiendo<br />

ser instruido, para po<strong>de</strong>r volver a los judíos con conocimientos adicionales.<br />

3:2 La Biblia no dice por qué Nico<strong>de</strong>mo vino a Jesús <strong>de</strong> noche. La explicación más<br />

evi<strong>de</strong>nte es que se habría sentido azorado que le viesen ir a Jesús, por cuanto el Señor no<br />

había sido en absoluto aceptado por la mayoría <strong>de</strong>l pueblo judío. Sin embargo, acudió a<br />

Jesús. Nico<strong>de</strong>mo reconoció que el Señor era un maestro enviado por Dios, por cuanto


nadie podría hacer tales milagros sin la ayuda directa <strong>de</strong> Dios. A pesar <strong>de</strong> toda su erudición,<br />

Nico<strong>de</strong>mo no reconoció al Señor como Dios manifestado en carne. Era como muchos en la<br />

actualidad, que dicen que Jesús era un gran hombre, un maestro maravilloso, un ejemplo<br />

<strong>de</strong>stacado. Todas estas <strong>de</strong>claraciones quedan muy lejos <strong>de</strong> la realidad. Jesús era y es Dios.<br />

3:3 A primera vista, la respuesta <strong>de</strong>l Señor Jesús no parece estar relacionada con lo que<br />

Nico<strong>de</strong>mo había estado diciendo. Nuestro Señor le está diciendo: «Nico<strong>de</strong>mo, tú has venido<br />

a mí buscando enseñanza, pero lo que en realidad necesitas es nacer <strong>de</strong> nuevo. Es por ahí<br />

que <strong>de</strong>bes empezar. Has <strong>de</strong> nacer <strong>de</strong> lo alto. Si no es así, nunca podrás ver el reino <strong>de</strong><br />

Dios» .<br />

El Señor introdujo estas maravillosas palabras con la expresión De cierto, <strong>de</strong> cierto<br />

(literalmente, Amén, amén). Estas palabras nos alertan al hecho <strong>de</strong> que se está dando una<br />

verdad importante.<br />

Como judío, Nico<strong>de</strong>mo había estado esperando a un Mesías que viniese y liberase a<br />

Israel <strong>de</strong>l yugo <strong>de</strong> Roma. El Imperio Romano estaba entonces controlando el mundo, y los<br />

judíos estaban sometidos a sus leyes y gobierno. Nico<strong>de</strong>mo anhelaba el momento en que el<br />

Mesías establecería Su reino sobre la tierra, cuando el pueblo judío sería el principal entre<br />

las naciones, y cuando todos sus enemigos serían <strong>de</strong>struidos. El Señor informa a Nico<strong>de</strong>mo<br />

<strong>de</strong> que nadie pue<strong>de</strong> entrar en este reino si primero no nace <strong>de</strong> nuevo. Así como el primer<br />

nacimiento es necesario para la vida física, igualmente es necesario un segundo nacimiento<br />

para la vida divina. (La expresión nacer <strong>de</strong> nuevo pue<strong>de</strong> también significar «nacer <strong>de</strong> lo<br />

alto».) En el reino <strong>de</strong> Cristo sólo pue<strong>de</strong>n entrar aquellos cuyas vidas han sido cambiadas.<br />

Ya que Su reinado será en justicia, Sus súbditos han <strong>de</strong> ser también justos. Él no podría<br />

reinar sobre gentes que permaneciesen en sus pecados.<br />

3:4 Una vez más vemos lo difícil que les resultaba a los hombres compren<strong>de</strong>r las<br />

palabras <strong>de</strong>l Señor Jesús. Nico<strong>de</strong>mo insistía en tomárselo todo en sentido material. No<br />

podía compren<strong>de</strong>r cómo podía un adulto volver a nacer. Pon<strong>de</strong>raba la imposibilidad física<br />

<strong>de</strong> que un hombre pudiese entrar por segunda vez en el vientre <strong>de</strong> su madre para po<strong>de</strong>r<br />

volver a nacer.<br />

Nico<strong>de</strong>mo ilustra la realidad <strong>de</strong> que «el hombre natural no capta las cosas que son <strong>de</strong>l<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios, porque para él son locura, y no las pue<strong>de</strong> conocer, porque se han <strong>de</strong><br />

discernir espiritualmente» (1 Co. 2:14).<br />

3:5 Como explicación adicional, Jesús le dijo a Nico<strong>de</strong>mo que había <strong>de</strong> nacer <strong>de</strong> agua y<br />

<strong>de</strong>l Espíritu. En caso contrario, nunca podría entrar en el reino <strong>de</strong> Dios.<br />

¿Qué quería <strong>de</strong>cir Jesús? Muchos insisten en que lo que se significa aquí es agua literal,<br />

y que el Señor Jesús se refería a la necesidad <strong>de</strong>l bautismo para la salvación. Sin embargo,<br />

esta enseñanza es contraria al resto <strong>de</strong> la Biblia. A lo largo <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios vemos que<br />

la salvación es por la fe en el Señor Jesucristo solo. El bautismo es para los que ya han sido<br />

salvos, y no un medio para alcanzar la salvación.<br />

Algunos sugieren que en este versículo agua hace referencia a la Palabra <strong>de</strong> Dios. En<br />

Efesios 5:25, 26 se asocia estrechamente el agua con la Palabra <strong>de</strong> Dios. Asimismo, en 1<br />

Pedro 1:23 y Santiago 1:18 se dice que el nuevo nacimiento tiene lugar por medio <strong>de</strong> la<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios. Por lo tanto, es bien posible que el agua en este versículo haga referencia a<br />

la Escritura. Sabemos que aparte <strong>de</strong> las Escrituras no pue<strong>de</strong> haber salvación. Es el mensaje<br />

dado en la Palabra <strong>de</strong> Dios lo que ha <strong>de</strong> recibir el pecador para po<strong>de</strong>r darse el nuevo<br />

nacimiento.<br />

Pero agua pue<strong>de</strong> que haga referencia también al Espíritu Santo. En Juan 7:38, 39 el<br />

Señor Jesús hace referencia a ríos <strong>de</strong> agua viva, y se nos dice <strong>de</strong> manera clara que cuando


estaba empleando el término agua se estaba refiriendo al Espíritu Santo, ¿por qué no podría<br />

significarlo también en el capítulo 3?<br />

Sin embargo, parece haber una dificultad en esta última interpretación. Jesús dice: El<br />

que no nace <strong>de</strong> agua y <strong>de</strong>l Espíritu, no pue<strong>de</strong> entrar en el reino <strong>de</strong> Dios. Si se toma<br />

agua como <strong>de</strong>notando el Espíritu, entonces parece que el Espíritu es mencionado dos<br />

veces en este versículo. Pero la palabra traducida «y» podría también traducirse<br />

correctamente como «esto es». De modo que el versículo podría leerse así: El que no nace<br />

<strong>de</strong> agua, esto es, <strong>de</strong>l Espíritu, no pue<strong>de</strong> entrar en el reino <strong>de</strong> Dios. Creemos que éste es<br />

el sentido correcto <strong>de</strong> este versículo. El nacimiento físico no es suficiente. Ha <strong>de</strong> haber<br />

también un nacimiento espiritual si uno quiere entrar en el reino <strong>de</strong> Dios. Este nacimiento<br />

espiritual es producido por el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios cuando una persona cree en el Señor<br />

Jesucristo. Esta interpretación está apoyada por el hecho <strong>de</strong> que la expresión «nacido <strong>de</strong>l<br />

Espíritu» se encuentra dos veces en los versículos que siguen (vv. 6, 8).<br />

3:6 Incluso si Nico<strong>de</strong>mo hubiese podido entrar <strong>de</strong> algún modo por segunda vez en el<br />

vientre <strong>de</strong> su madre, esto no habría corregido la mala naturaleza que tenía. La expresión lo<br />

que es nacido <strong>de</strong> la carne, carne es significa que los niños que nacen <strong>de</strong> padres humanos<br />

nacen en pecado, y que no tienen ni esperanza ni capacidad por lo que respecta a salvarse<br />

ellos mismos. Por otra parte, lo que es nacido <strong>de</strong>l Espíritu, espíritu es. Cuando una<br />

persona confía en Jesús tiene lugar un nacimiento espiritual. Cuando alguien vuelve a nacer<br />

por medio <strong>de</strong>l Espíritu, recibe una nueva naturaleza, y es hecho apto para el reino <strong>de</strong> Dios.<br />

3:7 Nico<strong>de</strong>mo no tenía motivo para asombrarse por las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

Tenía que darse cuenta <strong>de</strong> que uno necesitaba nacer <strong>de</strong> nuevo y compren<strong>de</strong>r la total<br />

incapacidad <strong>de</strong> la naturaleza humana para remediar su propia condición caída. Tenía que<br />

darse cuenta <strong>de</strong> que para ser súbdito <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios, el hombre ha <strong>de</strong> ser santo, puro y<br />

espiritual.<br />

3:8 Como tantas veces lo hacía, el Señor Jesús empleó la naturaleza para ilustrar la<br />

verdad espiritual. Recordó a Nico<strong>de</strong>mo que el viento sopla don<strong>de</strong> quiere, y oyes su<br />

sonido; pero no sabes <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> viene, ni adón<strong>de</strong> va. El nuevo nacimiento es muy<br />

semejante al viento. Primero, tiene lugar según la voluntad <strong>de</strong> Dios. No es un po<strong>de</strong>r que el<br />

hombre pueda someter a su control. Segundo, el nuevo nacimiento es invisible. No se<br />

pue<strong>de</strong> observar su ocurrencia, pero sí se pue<strong>de</strong>n ver los resultados en la vida <strong>de</strong> la persona.<br />

Cuando alguien ha sido salvado, le viene un cambio. Las cosas malas que antes amaba,<br />

ahora las aborrece. Las cosas <strong>de</strong> Dios, que antes menospreciaba, ahora son precisamente las<br />

cosas que ama. Así como uno no pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r plenamente el viento, <strong>de</strong>l mismo modo<br />

el nuevo nacimiento es una obra milagrosa <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios que el hombre no pue<strong>de</strong><br />

llegar a compren<strong>de</strong>r plenamente. A<strong>de</strong>más, el nuevo nacimiento, lo mismo que el viento, es<br />

impre<strong>de</strong>cible. Sencillamente, no es posible <strong>de</strong>cir cuándo y dón<strong>de</strong> tendrá lugar.<br />

3:9 Una vez más, Nico<strong>de</strong>mo ilustra la incapacidad <strong>de</strong> la mente natural <strong>de</strong> penetrar en<br />

las cosas divinas. Es indudable que seguía intentando pensar en el nuevo nacimiento como<br />

un suceso natural o físico, y no espiritual. Y por esto le preguntó al Señor Jesús: ¿Cómo<br />

pue<strong>de</strong> ser eso?<br />

3:10 Jesús respondió que como maestro <strong>de</strong> Israel Nico<strong>de</strong>mo <strong>de</strong>bería haber<br />

comprendido estas cosas. Las Escrituras <strong>de</strong>l AT enseñaban con claridad que cuando el<br />

Mesías viniese a la tierra para establecer Su reino, primero juzgaría a Sus enemigos y<br />

<strong>de</strong>struiría todas las cosas que ofen<strong>de</strong>n. Sólo entrarían en el reino los que hubiesen<br />

confesado y abandonado sus pecados.


3:11 El Señor Jesús <strong>de</strong>stacó luego la infalibilidad <strong>de</strong> Sus enseñanzas y sin embargo la<br />

incredulidad <strong>de</strong>l hombre acerca <strong>de</strong>l mismo. Des<strong>de</strong> toda la eternidad, Él había conocido la<br />

veracidad <strong>de</strong> esto, y sólo había enseñado lo que sabía y lo que había visto. Pero Nico<strong>de</strong>mo,<br />

y la mayoría <strong>de</strong> los judíos <strong>de</strong> su tiempo, rehusaron creer Su testimonio.<br />

3:12 ¿Cuáles eran las cosas <strong>de</strong> la tierra a las que se refiere el Señor en este versículo?<br />

Eran Su reino terrenal. Como estudioso <strong>de</strong>l AT, Nico<strong>de</strong>mo conocía que un día vendría el<br />

Mesías y establecería un reino literal aquí en la tierra con Jerusalén como Su capital. Lo<br />

que Nico<strong>de</strong>mo no llegó a compren<strong>de</strong>r era que para po<strong>de</strong>r entrar en este reino había <strong>de</strong> darse<br />

un nuevo nacimiento. ¿Cuáles eran entonces las cosas <strong>de</strong>l cielo a las que se refiere el<br />

Señor? Son las verda<strong>de</strong>s que se explican en los siguientes versículos —la forma<br />

maravillosa en la que una persona recibe este nuevo nacimiento.<br />

3:13 Sólo había una persona capacitada para hablar <strong>de</strong> cosas celestiales, por cuanto era<br />

el Único que estaba en el cielo. El Señor Jesús no era meramente un maestro humano<br />

enviado <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, Él era Aquel que vivía con Dios Padre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad y<br />

<strong>de</strong>scendió al mundo. Cuando dijo que nadie ha subido al cielo, no se refería a que santos<br />

<strong>de</strong>l AT como Enoc y Elías no hubiesen ascendido al cielo, sino que habían sido tomados,<br />

mientras que Él ascendía al cielo por Su propio po<strong>de</strong>r. Otra explicación es que ningún ser<br />

humano tenía acceso continuo a la presencia <strong>de</strong> Dios como Él. Él podía ascen<strong>de</strong>r a la<br />

morada <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> una manera singular porque Él había <strong>de</strong>scendido <strong>de</strong>l cielo a esta tierra.<br />

Incluso estando el Señor Jesús en la tierra, hablando con Nico<strong>de</strong>mo, le dijo que Él estaba en<br />

el cielo. ¿Cómo podía ser esto? Aquí tenemos una <strong>de</strong>claración factual <strong>de</strong> que como Dios, el<br />

Señor estaba en todo lugar a la vez. Eso es lo que queremos <strong>de</strong>cir cuando afirmamos que es<br />

omnipresente. En tanto que algunas traducciones mo<strong>de</strong>rnas omiten las palabras que está en<br />

el cielo, tienen un copioso apoyo en los manuscritos y pertenecen al texto.<br />

3:14 El Señor Jesús estaba a punto <strong>de</strong> iniciar a Nico<strong>de</strong>mo en una enseñanza celestial.<br />

¿Cómo pue<strong>de</strong> tener lugar el nuevo nacimiento? Se ha <strong>de</strong> dar satisfacción por los pecados<br />

<strong>de</strong>l hombre. Nadie pue<strong>de</strong> entrar en el cielo en sus pecados. Como Moisés levantó la<br />

serpiente <strong>de</strong> bronce en el <strong>de</strong>sierto cuando todos los hijos <strong>de</strong> Israel eran mordidos por<br />

serpientes, así también tiene que ser levantado el Hijo <strong>de</strong>l Hombre. (Léase Núm. 21:4–<br />

9.) Al andar errantes por el <strong>de</strong>sierto a la tierra prometida, los hijos <strong>de</strong> Israel se <strong>de</strong>salentaron<br />

e impacientaron. Se quejaron contra el Señor. Para castigarlos, el Señor les envió serpientes<br />

ardientes, y muchos murieron. Al clamar los supervivientes en su aflicción a Dios, el Señor<br />

le dijo a Moisés que se hiciese una serpiente <strong>de</strong> bronce y la pusiese sobre un asta. El<br />

israelita mordido que miraba a la serpiente quedaba milagrosamente sanado.<br />

Jesús citó este inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l AT para ilustrar cómo tiene lugar el nuevo nacimiento.<br />

Todos los hombres y mujeres han sido mordidos por la víbora <strong>de</strong>l pecado y están<br />

con<strong>de</strong>nados a una muerte eterna. La serpiente <strong>de</strong> bronce era una figura o imagen <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús. El bronce, en la Biblia, tiene la connotación <strong>de</strong> juicio. El Señor Jesús era sin pecado<br />

y nunca <strong>de</strong>bería haber recibido castigo alguno, pero Él tomó nuestro puesto y llevó el juicio<br />

que nosotros merecíamos. El asta habla <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong>l Calvario en la que el Señor Jesús fue<br />

levantado. Nosotros recibimos la salvación mirándole con fe.<br />

3:15 El Salvador fue hecho pecado por nosotros, no habiendo Él conocido pecado, para<br />

que nosotros fuésemos hechos justicia <strong>de</strong> Dios en Él. Todo aquel que cree en el Señor<br />

Jesucristo recibe vida eterna como un don gratuito.<br />

3:16 Éste es uno <strong>de</strong> los versículos más bien conocidos <strong>de</strong> toda la Biblia,<br />

indudablemente porque enuncia el evangelio <strong>de</strong> una manera tan clara y sencilla. Sumariza<br />

lo que el Señor Jesús le había estado enseñando a Nico<strong>de</strong>mo acerca <strong>de</strong> la manera en la que


se recibe el nuevo nacimiento. Porque <strong>de</strong> tal manera amó Dios al mundo, leemos aquí.<br />

El mundo incluye aquí a toda la humanidad. Dios no ama los pecados <strong>de</strong> los hombres ni el<br />

malvado sistema mundano, pero sí ama a la gente, y no quiere que nadie se pierda.<br />

La enormidad <strong>de</strong> Su amor se muestra en el hecho <strong>de</strong> que ha dado a su Hijo unigénito.<br />

Dios no tiene otro Hijo como el Señor Jesús. Fue una expresión <strong>de</strong> Su amor infinito que<br />

estuviese dispuesto a dar a Su único y peculiar Hijo por una raza <strong>de</strong> pecadores rebel<strong>de</strong>s.<br />

Esto no significa que todos sean salvos. Uno ha <strong>de</strong> recibir lo que Cristo ha hecho por él<br />

para que Dios le dé la vida eterna. Por ello se aña<strong>de</strong>n estas palabras: para que todo aquel<br />

que cree en él, no perezca. No hay necesidad <strong>de</strong> que nadie perezca. Se ha proveído un<br />

camino por el que todos pue<strong>de</strong>n ser salvados, pero cada uno ha <strong>de</strong> reconocer al Señor<br />

Jesucristo como Salvador personal. Cuando así lo hace, tiene vida eterna como posesión<br />

presente. Boreham dice:<br />

Cuando la <strong>iglesia</strong> venga a compren<strong>de</strong>r el amor con el que Dios amó al mundo, se sentirá<br />

agitada e incómoda hasta que hayan sido capturados todos los gran<strong>de</strong>s imperios, hasta que<br />

cada isla <strong>de</strong> coral haya sido ganada.<br />

3:17 Dios no es un gobernante duro y cruel <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramar Su ira sobre la<br />

humanidad. Su corazón está lleno <strong>de</strong> ternura para con el hombre, y ha ido hasta el último<br />

extremo para po<strong>de</strong>r salvar a los hombres. Podría haber enviado a Su Hijo al mundo para<br />

con<strong>de</strong>nar al mundo, pero no lo hizo así. Al contrario, lo envió aquí a sufrir, a <strong>de</strong>rramar Su<br />

sangre y a morir para que el mundo sea salvo por medio <strong>de</strong> él. La obra <strong>de</strong>l Señor Jesús<br />

en la cruz fue <strong>de</strong> un valor tan inmenso que todos los pecadores en todas partes pudiesen ser<br />

salvos si le recibían.<br />

3:18 Ahora, toda la humanidad está dividida en dos clases; o bien creyentes, o bien<br />

incrédulos. Nuestro <strong>de</strong>stino eterno está <strong>de</strong>terminado por la actitud que adoptamos tocante al<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios. Aquel que confía en el Salvador no es con<strong>de</strong>nado; pero el que no confía en<br />

Él, ya ha sido con<strong>de</strong>nado. El Señor Jesús ha acabado la obra <strong>de</strong> salvación, y ahora le toca<br />

a cada uno <strong>de</strong>cidir si le aceptará o si le rechazará. Cosa terrible es rechazar un don <strong>de</strong> amor<br />

tan gran<strong>de</strong>. Si alguien no quiere creer en el Señor Jesús, Dios no pue<strong>de</strong> hacer otra cosa que<br />

con<strong>de</strong>narlo.<br />

Creer en Su nombre es lo mismo que creer en Él. En la Biblia el nombre <strong>de</strong>signa a la<br />

persona. Si confías en Su nombre, confías en Él.<br />

3:19 Jesús es la luz que vino al mundo. Él fue el impecable e intachable Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong><br />

Dios. Murió por los pecados <strong>de</strong> todo el mundo. Pero, ¿le aman los hombres por esto? No —<br />

se resienten por ello—. Prefieren sus pecados a tener a Jesús como Salvador, y por ello lo<br />

rechazan. Así como algunos reptiles se alejan presurosos <strong>de</strong> la luz, <strong>de</strong>l mismo modo los<br />

malvados rehúyen la presencia <strong>de</strong> Cristo.<br />

3:20 Los que aman el pecado aborrecen la luz, porque la luz expone su pecaminosidad.<br />

Cuando Jesús estuvo aquí en este mundo, los hombres pecadores quedaron incomodados<br />

por Su presencia, porque Él reveló la terrible condición <strong>de</strong> ellos en contraste con Su<br />

santidad. La mejor forma <strong>de</strong> revelar la condición torcida <strong>de</strong> un palo es poner junto a él un<br />

palo recto. Al venir al mundo como un Hombre Perfecto, el Señor Jesús reveló la<br />

tortuosidad <strong>de</strong> todos los otros hombres, en comparación con Él.<br />

3:21 Si alguien es verda<strong>de</strong>ramente sincero para con Dios, vendrá a la luz, es <strong>de</strong>cir, al<br />

Señor Jesús, y se dará cuenta <strong>de</strong> su propia indignidad y pecaminosidad. Luego confiará por<br />

sí mismo en el Salvador, y así volverá a nacer por medio <strong>de</strong> la fe en Cristo.


I. El ministerio <strong>de</strong> Juan el Bautista en Ju<strong>de</strong>a (3:22–26)<br />

3:22 La primera porción <strong>de</strong> este capítulo <strong>de</strong>scribía el testimonio <strong>de</strong>l Señor Jesús en la<br />

ciudad <strong>de</strong> Jerusalén. Des<strong>de</strong> este versículo hasta el fin <strong>de</strong>l capítulo, Juan <strong>de</strong>scribe el<br />

ministerio <strong>de</strong> Cristo en Ju<strong>de</strong>a, don<strong>de</strong> indudablemente siguió proclamando las buenas<br />

nuevas <strong>de</strong> salvación. Al acudir los hombres a la luz, eran bautizados. Parecería por este<br />

versículo que era el mismo Jesús quien bautizaba, pero vemos por Juan 4:2 que lo hacían<br />

Sus discípulos.<br />

3:23 El Juan a que se hace referencia en este versículo es Juan el Bautista. Estaba<br />

todavía predicando su mensaje <strong>de</strong> arrepentimiento en la región <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a y bautizando a<br />

aquellos judíos dispuestos a arrepentirse en preparación para la venida <strong>de</strong>l Mesías. Juan<br />

también bautizaba en Enón … porque había allí muchas aguas. Esto no <strong>de</strong>muestra <strong>de</strong><br />

manera concluyente que bautizase por inmersión, pero sí lo implica. Si hubiese bautizado<br />

por rociamiento o efusión, no habría habido necesidad <strong>de</strong> que hubiese muchas aguas.<br />

3:24 Este versículo se da como explicación <strong>de</strong>l continuado ministerio <strong>de</strong> Juan y <strong>de</strong> la<br />

respuesta continuada <strong>de</strong> judíos <strong>de</strong>votos al mismo. En el futuro cercano, Juan iba a ser<br />

encarcelado y <strong>de</strong>capitado por su fiel testimonio. Pero, mientras tanto, estaba aún llevando a<br />

cabo su comisión con diligencia.<br />

3:25 Está claro por este versículo que algunos <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Juan entablaron una<br />

disputa con un judío acerca <strong>de</strong> la purificación. ¿Qué significa esto? Probablemente, la<br />

purificación aquí se refiere al bautismo. El argumento sería acerca <strong>de</strong> si el bautismo <strong>de</strong> Juan<br />

era mejor que el <strong>de</strong> Jesús. ¿Qué bautismo tenía mayor po<strong>de</strong>r? ¿Cuál era <strong>de</strong> mayor valor?<br />

Quizá algunos <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Juan contendieron precipitadamente que ningún<br />

bautismo podía ser mejor que el <strong>de</strong> su maestro. Quizá los fariseos intentaron suscitar los<br />

celos <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Juan acerca <strong>de</strong> Jesús, <strong>de</strong> Su creciente popularidad.<br />

3:26 Vinieron a Juan para que él <strong>de</strong>cidiese. Parecían estarle diciendo: «Si tu bautismo<br />

es el mejor, ¿por qué tantos te están <strong>de</strong>jando y yendo a Jesús?» (La expresión «El que<br />

estaba contigo al otro lado <strong>de</strong>l Jordán» se refiere a Cristo.) Juan había dado testimonio<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús y, como resultado <strong>de</strong> este testimonio, muchos <strong>de</strong> los propios discípulos <strong>de</strong><br />

Juan le <strong>de</strong>jaban y comenzaban a seguir a Jesús.<br />

3:27 Si la contestación <strong>de</strong> Juan se refería al Señor Jesús, ello significa que todo éxito<br />

que tuviese el Salvador era una indicación <strong>de</strong> la aprobación <strong>de</strong> Dios sobre Él. Si se refería a<br />

sí mismo, estaba diciendo que nunca había pretendido ser nadie gran<strong>de</strong> ni importante.<br />

Nunca había pretendido que su bautismo fuese superior al <strong>de</strong> Jesús. Sencillamente, dijo que<br />

no tenía nada más que lo que había recibido <strong>de</strong>l cielo. Esto es cierto en el caso <strong>de</strong> cada uno<br />

<strong>de</strong> nosotros, y no hay razón alguna en el mundo por la que <strong>de</strong>beríamos estar orgullosos ni<br />

para enaltecernos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres.<br />

3:28 Juan recordó a sus discípulos que había indicado una y otra vez que él no era el<br />

Cristo, sino que simplemente había sido enviado para preparar el camino para el Mesías.<br />

¿Por qué habían <strong>de</strong> argumentar acerca <strong>de</strong> él? ¿Por qué habían <strong>de</strong> querer intentar formar un<br />

partido en torno a él? No era él quien era importante; su misión era señalar a los hombres<br />

hacia Jesús.<br />

3:29 El Señor Jesucristo era el novio. Juan el Bautista era meramente el amigo <strong>de</strong>l<br />

novio, «el maestro <strong>de</strong> ceremonias». La novia no pertenece al amigo <strong>de</strong>l novio, sino al<br />

novio mismo. Por ello, era apropiado que la gente siguiese a Jesús y no a Juan. La novia<br />

<strong>de</strong>signa aquí <strong>de</strong> una manera general a todos los que llegarían a ser discípulos <strong>de</strong>l Señor


Jesús. En el Antiguo <strong>Testamento</strong>, Israel fue <strong>de</strong>signada como la esposa <strong>de</strong> Jehová. Más<br />

a<strong>de</strong>lante en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, los miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Cristo son <strong>de</strong>scritos bajo la<br />

figura <strong>de</strong> una novia. Pero aquí en el Evangelio <strong>de</strong> Juan se emplea la palabra en un sentido<br />

general para incluir a los que <strong>de</strong>jaron a Juan el Bautista cuando apareció el Mesías. No se<br />

refería ni a Israel ni a la <strong>iglesia</strong>. A Juan no le parecía mal per<strong>de</strong>r seguidores. Su gran gozo<br />

era oír la voz <strong>de</strong>l novio. Se sentía satisfecho si Jesús recibía toda la atención. Su gozo<br />

quedaba completado cuando Cristo era alabado y honrado por los hombres.<br />

3:30 Todo el objeto <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Juan se recapitula en este versículo. Trabajó<br />

incesantemente para señalar a hombres y a mujeres al Señor y para hacer que se diesen<br />

cuenta <strong>de</strong> Su verda<strong>de</strong>ra valía. Al actuar así, Juan se dio cuenta <strong>de</strong> que había <strong>de</strong> mantenerse<br />

en un segundo plano. Para un siervo <strong>de</strong> Cristo, buscar atraer la atención hacia sí mismo<br />

constituye una forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>slealtad.<br />

Observemos los tres «es necesario» en este capítulo: Para el Pecador (3:7); para el<br />

Salvador (3:14, RV); y para el Santo (3:30).<br />

3:31 Para <strong>de</strong>mostrar su propia inferioridad, Juan el Bautista dijo que él mismo era <strong>de</strong> la<br />

tierra y que era terrenal, y hablaba cosas terrenales. Esto sólo significaba que por lo que<br />

tocaba a su nacimiento, había nacido como hombre <strong>de</strong> padres humanos. No tenía ningún<br />

rango celestial y no podía hablar con la misma autoridad que el Hijo <strong>de</strong> Dios. Era inferior al<br />

Señor Jesús porque el que viene <strong>de</strong>l cielo, está sobre todos. Cristo es el Soberano supremo<br />

<strong>de</strong>l universo. Es solamente justo, por lo tanto, que los hombres le sigan a Él, no a Su<br />

mensajero.<br />

3:32 Pero cuando el Señor Jesús hablaba, hablaba con autoridad. Refería a los hombres<br />

lo que Él había visto y oído. No había posibilidad <strong>de</strong> error ni <strong>de</strong> engaño. Pero, extraño es<br />

<strong>de</strong>cirlo, nadie recibe su testimonio. La expresión nadie no <strong>de</strong>be ser tomada en un sentido<br />

absoluto. Hay personas individuales que sí aceptan las palabras <strong>de</strong>l Señor Jesús. Sin<br />

embargo, Juan estaba contemplando la humanidad en general y sencillamente <strong>de</strong>claraba que<br />

las enseñanzas <strong>de</strong>l Salvador eran rechazadas por la mayoría. Jesús es Aquel que vino <strong>de</strong>l<br />

cielo, pero relativamente pocos estaban dispuestos a escucharle.<br />

3:33 El versículo 33 <strong>de</strong>scribe a los pocos que sí aceptaron las palabras <strong>de</strong>l Señor como<br />

las mismas palabras <strong>de</strong> Dios. Por su aceptación, ellos certificaron que Dios es veraz. Y así<br />

es en la actualidad. Cuando la gente acepta el mensaje <strong>de</strong>l evangelio, se ponen <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong><br />

Dios contra sí mismos y contra el resto <strong>de</strong> la humanidad. Se dan cuenta <strong>de</strong> que si Dios ha<br />

dicho algo, ha <strong>de</strong> ser verdad. Observemos cuán claramente enseña el versículo 33 la <strong>de</strong>idad<br />

<strong>de</strong> Cristo. Dice que todo aquel que reconoce el testimonio <strong>de</strong> Cristo reconoce que Dios es<br />

veraz. Ésta es otra forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que el testimonio <strong>de</strong> Cristo es el testimonio <strong>de</strong> Dios, y<br />

que recibir lo uno es recibir también lo otro.<br />

3:34 Jesús era Aquel a quien Dios ha enviado. Él hablaba las palabras <strong>de</strong> Dios. Para<br />

apoyar esta <strong>de</strong>claración, Juan dijo que Dios no da el Espíritu por medida. Cristo fue<br />

ungido por el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios en una forma que no fue el caso <strong>de</strong> ninguna otra<br />

persona. Otros han sido conscientes <strong>de</strong> la ayuda <strong>de</strong>l Espíritu Santo en su ministerio, pero<br />

nadie más ha tenido jamás un ministerio tan lleno <strong>de</strong>l Espíritu como el Hijo <strong>de</strong> Dios. Los<br />

profetas recibieron una revelación parcial <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, pero «el Espíritu reveló en y<br />

mediante Cristo la sabiduría misma, el corazón mismo <strong>de</strong> Dios al hombre con toda la<br />

infinitud <strong>de</strong>l amor».<br />

3:35 Ésta es una <strong>de</strong> las siete veces en el Evangelio <strong>de</strong> Juan en don<strong>de</strong> se nos dice que el<br />

Padre ama al Hijo. Aquí se manifiesta este amor en que le ha sido dado el control sobre


todas las cosas. Entre estas cosas sobre las que el Salvador tiene un total control están los<br />

<strong>de</strong>stinos <strong>de</strong> los hombres, tal como se explica en el versículo 36.<br />

3:36 Dios ha dado a Cristo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dar vida eterna a todos los que creen en Él. Éste<br />

es uno <strong>de</strong> los versículos más claros en toda la Biblia acerca <strong>de</strong> cómo alguien pue<strong>de</strong> ser<br />

salvo. Es sencillamente creyendo en el Hijo. Al leer este versículo, <strong>de</strong>beríamos ser<br />

conscientes <strong>de</strong> que es Dios quien está hablando. Él está haciendo una promesa que nunca<br />

pue<strong>de</strong> ser quebrantada. Dice, <strong>de</strong> manera clara y concreta, que todo aquel que cree en Su<br />

Hijo, tiene vida eterna. Aceptar esta promesa no es hacer un salto en las tinieblas. Es<br />

sencillamente creer lo que nunca podrá ser falso. Todo aquel que rehúsa creer en el Hijo,<br />

no verá la vida, sino que la ira <strong>de</strong> Dios permanece sobre él. En base <strong>de</strong> este versículo<br />

vemos que nuestro <strong>de</strong>stino eterno <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo que hagamos con el Hijo <strong>de</strong> Dios. Si le<br />

recibimos, Dios nos da vida eterna como un don gratuito. Si le rechazamos, nunca<br />

gozaremos <strong>de</strong> la vida eterna, y no sólo esto, sino que la ira <strong>de</strong> Dios ya pen<strong>de</strong> sobre<br />

nosotros, lista para caer en cualquier momento.<br />

Observemos que nada hay en este versículo acerca <strong>de</strong> guardar la ley, <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer la<br />

Regla <strong>de</strong> Oro, <strong>de</strong> ir a la <strong>iglesia</strong>, <strong>de</strong> hacer lo mejor que podamos, o <strong>de</strong> esforzarnos por<br />

abrirnos el camino al cielo.<br />

J. La conversión <strong>de</strong> una mujer <strong>de</strong> Samaria (4:1–30)<br />

4:1–2 Los fariseos habían oído que Jesús estaba bautizando más discípulos que Juan<br />

y que la popularidad <strong>de</strong> Juan estaba evi<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong>clinando. Quizá habían intentado<br />

emplear este hecho para agitar los celos y las contenciones entre los discípulos <strong>de</strong> Juan y<br />

los <strong>de</strong>l Señor Jesús. En realidad, Jesús mismo no llevaba a cabo el acto <strong>de</strong>l bautismo. Lo<br />

hacían Sus discípulos. No obstante, los bautizados lo eran como seguidores o discípulos <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

4:3 Al irse <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a y dirigirse a Galilea, Jesús quería impedir que los fariseos<br />

tuviesen éxito en sus esfuerzos por causar divisiones. Pero hay algo que es también<br />

significativo en este versículo. Ju<strong>de</strong>a era el centro <strong>de</strong> la religión establecida <strong>de</strong>l judaísmo,<br />

mientras que Galilea era conocida como una región muy gentilizada. El Señor Jesús ve el<br />

rechazo <strong>de</strong> que es objeto Él y Su testimonio por parte <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res judíos, <strong>de</strong> modo que se<br />

vuelve a los gentiles con el mensaje <strong>de</strong> salvación.<br />

4:4 Samaria estaba en la ruta más corta para ir <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a a Galilea. Pero pocos judíos<br />

tomaban esta ruta directa. La región <strong>de</strong> Samaria era tan menospreciada por los judíos que a<br />

menudo tomaban una ruta mucho más larga a través <strong>de</strong> Perea para ir al norte a Galilea. Así,<br />

cuando se dice que Jesús tenía que pasar por Samaria, no se trata tanto <strong>de</strong> que estuviese<br />

forzado a hacerlo por consi<strong>de</strong>raciones geográficas como por el hecho <strong>de</strong> que había un alma<br />

necesitada en Samaria a la que podría ayudar.<br />

4:5 Entrando en Samaria, el Señor Jesús llegó a un pueblecito llamado Sicar. No lejos<br />

<strong>de</strong> aquel pueblo había una heredad que Jacob había dado a su hijo José (Gn. 48:22). Al<br />

pasar Jesús por este territorio, todas las escenas <strong>de</strong> su historia pasada estaban siempre<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Su mente.<br />

4:6 Estaba allí el pozo <strong>de</strong> Jacob. Este antiguo pozo pue<strong>de</strong> aún ser visto por los<br />

visitantes, y es uno <strong>de</strong> los pocos lugares que pue<strong>de</strong> ser i<strong>de</strong>ntificado en la actualidad <strong>de</strong> una<br />

manera totalmente segura.


Era como la hora <strong>de</strong>l mediodía (si tomamos el sistema judío), o las seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong><br />

(hora romana) cuando llegó Jesús al pozo. Estaba cansado a causa <strong>de</strong> la larga caminata que<br />

había hecho, y se sentó, así, junto al pozo. Aunque Jesús es Dios el Hijo, es también<br />

Hombre. Como Dios nunca podría fatigarse, pero como Hombre, sí se fatigaba.<br />

Encontramos difícil compren<strong>de</strong>r estas cosas. Pero la Persona <strong>de</strong>l Señor Jesucristo nunca<br />

pue<strong>de</strong> ser comprendida plenamente por ninguna mente mortal. La verdad <strong>de</strong> que Dios fuese<br />

a <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r al mundo y a vivir como Hombre entre los hombres es un misterio que<br />

sobrepasa a nuestro entendimiento.<br />

4:7 Mientras el Señor Jesús estaba sentado junto al pozo, vino una mujer <strong>de</strong>l pueblo a<br />

sacar agua. Si era mediodía, como creen algunos eruditos, era un momento muy extraño<br />

<strong>de</strong>l día para que las mujeres fuesen al pozo a buscar agua, porque era el momento más<br />

caluroso <strong>de</strong>l día. Pero esta mujer era pecadora e inmoral, y pue<strong>de</strong> que escogiese esta hora<br />

por un sentimiento <strong>de</strong> vergüenza, porque sabía que no habría allí otras mujeres que la<br />

pudiesen ver. Naturalmente, el Señor Jesús sabía todo aquel tiempo que ella estaría a esa<br />

hora junto al pozo. Sabía que era un alma necesitada, y Él tenía el propósito <strong>de</strong> encontrarse<br />

con ella y rescatarla <strong>de</strong> su vida pecaminosa.<br />

En este pasaje encontramos al magistral Ganador <strong>de</strong> Almas obrando, y haremos bien en<br />

estudiar los métodos que empleó para llevar a esta mujer a la conciencia <strong>de</strong> su necesidad y<br />

para ofrecerle la solución a su problema. Nuestro Señor habló a la mujer sólo siete veces.<br />

La mujer habló siete veces también —seis veces al Señor y una vez a los hombres <strong>de</strong> la<br />

ciudad—. Quizá si nosotros le hablásemos tanto al Señor como ella, podríamos tener un<br />

éxito en el testimonio como el que ella tuvo cuando habló con los hombres <strong>de</strong> la ciudad.<br />

Jesús inició la conversación pidiendo un favor. Cansado <strong>de</strong> Su viaje, le dijo: Dame <strong>de</strong><br />

beber.<br />

4:8 El versículo 8 explica por qué, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista humano, el Señor tuvo que<br />

pedirle <strong>de</strong> beber. Sus discípulos habían ido a Sicar a comprar alimentos. Generalmente<br />

llevaban consigo cántaros con los que sacar agua, pero se los habían llevado consigo. Así,<br />

según todas las apariencias el Señor no tenía ningún medio para sacar agua <strong>de</strong>l pozo.<br />

4:9 La mujer reconoció a Jesús como un judío, y se asombró <strong>de</strong> que Él se dirigiese a<br />

ella, que era samaritana. Los samaritanos afirmaban <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Jacob, y se<br />

consi<strong>de</strong>raban como verda<strong>de</strong>ros israelitas. En realidad eran <strong>de</strong> linaje mezclado, judío y<br />

pagano. Habían adoptado el monte Gerizim como su lugar oficial <strong>de</strong> culto. Era un monte en<br />

Samaria, claramente visible <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> el Señor y esta mujer hablaban. Los judíos sentían<br />

un profundo odio contra los samaritanos. Los consi<strong>de</strong>raban mestizos. Por eso la mujer le<br />

dijo al Señor Jesús: ¿Cómo tú, siendo judío, me pi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> beber a mí, que soy una mujer<br />

samaritana? Poca cuenta se daba <strong>de</strong> que estaba hablando con su propio Creador, y que Su<br />

amor se levantaba por encima <strong>de</strong> todas las mezquinas distinciones humanas.<br />

4:10–11 Al pedir un favor, Jesús había suscitado su interés y curiosidad. Ahora las<br />

suscita más hablando <strong>de</strong> Sí mismo como siendo a la vez Dios y Hombre. Él era primero <strong>de</strong><br />

todo el don <strong>de</strong> Dios —Aquel que Dios dio para ser el Salvador <strong>de</strong>l mundo, Su Hijo<br />

unigénito—. Pero era también Hombre —Aquel que, cansado <strong>de</strong>l camino, le había pedido<br />

<strong>de</strong> beber—. En otras palabras, si ella hubiese sabido que Aquel con quien estaba hablando<br />

era Dios manifestado en carne, ella le habría pedido a él una bendición, y él le hubiera<br />

dado agua viva. La mujer sólo podía pensar en agua material y en la imposibilidad <strong>de</strong> que<br />

Él la consiguiese sin los utensilios a<strong>de</strong>cuados. No se dio cuenta en absoluto <strong>de</strong> que Él era el<br />

Señor, ni comprendió Sus palabras.


4:12 Su confusión se ahondó cuando pensó en el patriarca Jacob, que les había dado<br />

aquel pozo. De aquel pozo había bebido él mismo, sus hijos y sus ganados. Ahora había<br />

aquí un fatigado viajero que siglos <strong>de</strong>spués pedía beber <strong>de</strong>l pozo <strong>de</strong> Jacob y que sin<br />

embargo pretendía po<strong>de</strong>rle dar algo mejor que el agua que Jacob les había dado. Si tenía<br />

algo mejor, ¿por qué había <strong>de</strong> pedir agua <strong>de</strong>l pozo <strong>de</strong> Jacob?<br />

4:13 De modo que el Señor comenzó a explicar la diferencia entre el agua literal <strong>de</strong>l<br />

pozo <strong>de</strong> Jacob y el agua que Él daría. Todo el que bebiese <strong>de</strong> esta agua volvería a tener<br />

sed. Esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego lo podía enten<strong>de</strong>r la mujer samaritana. Ella había estado acudiendo<br />

día tras día a sacar agua <strong>de</strong>l pozo. Pero la necesidad nunca quedaba totalmente satisfecha. Y<br />

así suce<strong>de</strong> con todos los pozos <strong>de</strong> este mundo. Los hombres buscan su placer y satisfacción<br />

en cosas terrenales, pero estas cosas no pue<strong>de</strong>n dar satisfacción al corazón <strong>de</strong>l hombre.<br />

Como dijo Agustín en sus Confesiones: «Oh, Señor, Tú nos has hecho para Ti mismo, y<br />

nuestros corazones no hallan reposo hasta que no reposan en Ti».<br />

4:14 El agua que Jesús da satisface <strong>de</strong> verdad. Todo el que bebe <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> las<br />

bendiciones y misericordia <strong>de</strong> Cristo no tendrá sed jamás. No sólo Sus beneficios llenan<br />

el corazón, sino que también rebosan. Son como una fuente que borbotea, constantemente<br />

<strong>de</strong>rramando sus aguas, y no sólo en esta vida sino también en la eternidad. La expresión<br />

que salte para vida eterna significa que los beneficios <strong>de</strong> esta agua que da Cristo no se<br />

limitan a la tierra, sino que permanecerán para siempre. El contraste es sumamente vívido.<br />

Todo lo que la tierra pueda proveer no es suficiente para llenar el corazón <strong>de</strong>l hombre. Pero<br />

las bendiciones que Cristo provee no solamente llenan el corazón, sino que son <strong>de</strong>masiado<br />

gran<strong>de</strong>s para que puedan ser contenidas por ningún corazón.<br />

El mundo entero no pue<strong>de</strong><br />

Llenar los tres ámbitos <strong>de</strong>l corazón,<br />

Sino que queda anhelante;<br />

Sólo la Trinidad que lo hizo podrá<br />

Llenar el vasto y triangular humano corazón.<br />

George Herbert<br />

Los placeres <strong>de</strong> este mundo duran unos pocos y breves años, pero los placeres que Dios<br />

da van para vida eterna.<br />

4:15 Cuando la mujer oyó <strong>de</strong> esta maravillosa agua, <strong>de</strong> inmediato quiso tenerla. Pero<br />

seguía pensando en agua material. No quería tener que venir al pozo cada día para sacar<br />

agua y llevarla a casa sobre su cabeza en un pesado cántaro. No se daba cuenta <strong>de</strong> que el<br />

agua <strong>de</strong> que le había estado hablando Jesús era espiritual, que se estaba refiriendo a todas<br />

las bendiciones que vienen al alma humana por la fe en Él.<br />

4:16 En este punto hay un brusco cambio en la conversación. Ella acababa <strong>de</strong> pedir el<br />

agua y el Señor Jesús le dijo que fuese y llamase a su marido. ¿Por qué? Antes que la<br />

mujer pudiese ser salva, tendría que reconocerse como pecadora. Había <strong>de</strong> acudir a Cristo<br />

en verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento, confesando su culpa y vergüenza. El Señor Jesús lo sabía<br />

todo acerca <strong>de</strong> su vida <strong>de</strong> pecado, y quería conducirla paso a paso para que ella lo<br />

reconociese por sí misma.<br />

Únicamente los que se saben perdidos pue<strong>de</strong>n ser salvados. Todos los hombres están<br />

perdidos, pero no todos están dispuestos a admitirlo. Al intentar ganar a las personas para<br />

Cristo, nunca hemos <strong>de</strong> evitar la cuestión <strong>de</strong>l pecado. Han <strong>de</strong> ser llevados a afrontar el<br />

hecho <strong>de</strong> que están muertos en <strong>de</strong>litos y pecados, <strong>de</strong> que necesitan un Salvador, y <strong>de</strong> que no


pue<strong>de</strong>n salvarse a sí mismos, que Jesús es el Salvador que necesitan, y que Él los salvará si<br />

se arrepienten <strong>de</strong> sus pecados y confían en Él.<br />

4:17 Al principio, la mujer intentó cubrir la verdad sin mentir. Dijo: No tengo marido.<br />

Quizá en un sentido estrictamente legal su <strong>de</strong>claración era cierta. Pero quería negar el<br />

hecho con<strong>de</strong>nable <strong>de</strong> que estaba entonces viviendo en pecado con un hombre que no era su<br />

marido.<br />

Entonces ella habla <strong>de</strong> religión, discute <strong>de</strong> teología, emplea un poco <strong>de</strong> ironía, preten<strong>de</strong><br />

sentirse asombrada —todo lo que sea para impedir a Cristo ver al alma fugitiva en<br />

<strong>de</strong>sbandada, huyendo <strong>de</strong> sí misma (Notas Diarias <strong>de</strong> la Unión Bíblica).<br />

El Señor Jesús, como Dios, lo sabía todo acerca <strong>de</strong> esto. Y por ello le dijo: Bien has<br />

dicho: No tengo marido. Aunque pudiese engañar a sus semejantes, no podría engañar a<br />

este Hombre. Él lo sabía todo acerca <strong>de</strong> ella.<br />

4:18 El Señor nunca empleó Su completo conocimiento <strong>de</strong> todas las cosas para<br />

<strong>de</strong>nunciar o avergonzar innecesariamente a nadie. Pero sí lo empleó, como aquí, para<br />

liberar a una persona <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong>l pecado. ¡Cuán sobresaltada <strong>de</strong>bía estar al oírle<br />

recitar su historia pasada! Ella había tenido cinco maridos, y el hombre con el que ahora<br />

vivía no era su marido.<br />

Hay alguna diferencia <strong>de</strong> opinión acerca <strong>de</strong> este versículo. Algunos enseñan que los<br />

cinco anteriores maridos <strong>de</strong> esta mujer o bien habían muerto o bien la habían <strong>de</strong>jado, y que<br />

no había habido nada pecaminoso en su relación con ellos. Sea cierto o no, está claro por la<br />

última parte <strong>de</strong> este versículo que esta mujer era adúltera. El que tienes ahora no es<br />

marido tuyo. Éste es el tema importante. Esta mujer era pecadora, y hasta que no estuviese<br />

dispuesta a reconocerlo, el Señor no la podría ben<strong>de</strong>cir con el agua <strong>de</strong> vida.<br />

4:19 Cuando su vida quedó así abierta <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ella, la mujer se dio cuenta <strong>de</strong> que<br />

Aquel que estaba hablando con ella no era una persona común y corriente. Pero no se dio<br />

cuenta todavía <strong>de</strong> que era Dios. La mayor consi<strong>de</strong>ración que pudo adquirir a sus ojos era<br />

que se trataba <strong>de</strong> un profeta, es <strong>de</strong>cir, un portavoz <strong>de</strong> Dios.<br />

4:20 Parece que ahora la mujer había quedado convencida <strong>de</strong> sus pecados, y por ello<br />

intenta cambiar <strong>de</strong> tema introduciendo una pregunta acerca <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro lugar <strong>de</strong><br />

adoración. Indudablemente, al <strong>de</strong>cir: Nuestros padres adoraron en este monte, estaba<br />

señalando al Monte Gerizim, en los alre<strong>de</strong>dores. Luego le recordó (innecesariamente) al<br />

Señor que vosotros (los judíos) afirmaban que en Jerusalén está el lugar don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>be<br />

adorar.<br />

4:21 Jesús no evitó su comentario, pero lo empleó para impartir una verdad espiritual<br />

adicional. Le dijo que estaba llegando la hora en que ni en este monte <strong>de</strong> Gerizim ni en<br />

Jerusalén habría el lugar don<strong>de</strong> adorar. En el AT, Jerusalén había sido <strong>de</strong>signada por Dios<br />

como la ciudad don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>bería ofrecerle adoración. El templo en Jerusalén era la morada<br />

<strong>de</strong> Dios, y los judíos <strong>de</strong>votos acudían a Jerusalén con sus sacrificios y ofrendas.<br />

Naturalmente, en la era <strong>de</strong>l evangelio ya no es así. Dios no tiene un puesto concreto en la<br />

tierra don<strong>de</strong> los hombres han <strong>de</strong> acudir para adorar. El Señor explica esto <strong>de</strong> manera más<br />

plena en los versículos que siguen.<br />

4:22 Cuando el Señor dijo: Vosotros adoráis lo que no sabéis, con<strong>de</strong>nó con ello el<br />

modo samaritano <strong>de</strong> adoración. Esto está en acusado contraste con los maestros religiosos<br />

actuales que dicen que todas las religiones son buenas y que todas finalmente llevan al<br />

cielo. El Señor Jesús informó a esta mujer que el culto <strong>de</strong> los samaritanos no estaba<br />

autorizado ni aprobado por Dios. Había sido inventado por los hombres y era llevado a<br />

cabo sin la sanción <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. No era así con el culto <strong>de</strong> los judíos. Dios había


apartado a la nación judía como Su pueblo terrenal escogido. Les había dado instrucciones<br />

completas acerca <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>bían adorarle.<br />

Al <strong>de</strong>cir que la salvación viene <strong>de</strong> los judíos, el Señor le enseñó que los judíos habían<br />

sido <strong>de</strong>signados por Dios para ser Sus mensajeros, y que era a ellos a quienes les habían<br />

sido confiadas las Escrituras. A<strong>de</strong>más, fue por medio <strong>de</strong> la nación judía que había sido dado<br />

el Mesías. Él había nacido <strong>de</strong> una madre judía.<br />

4:23 A continuación, Jesús informó a la mujer que, con la venida <strong>de</strong> Él, Dios ya no<br />

tenía un cierto lugar en la tierra para ser adorado. Ahora, los que crean en el Señor Jesús<br />

pue<strong>de</strong>n adorar a Dios en todo tiempo y lugar. La verda<strong>de</strong>ra adoración significa que un<br />

creyente entra en la presencia <strong>de</strong> Dios por la fe, y allí le alaba y adora. Su cuerpo pue<strong>de</strong> que<br />

esté en una cueva, en una cárcel, en un campo, pero su espíritu pue<strong>de</strong> presentarse ante Dios<br />

en el santuario celestial por medio <strong>de</strong> la fe. Jesús anunció a la mujer que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora la<br />

adoración al Padre sería en espíritu y en verdad. El pueblo judío había reducido el culto a<br />

las formas y ceremonias externas. Pensaban que al adherirse religiosamente a la letra <strong>de</strong> la<br />

ley y cumplir ciertos rituales, estaban adorando al Padre. Pero el <strong>de</strong> ellos no era un culto <strong>de</strong>l<br />

espíritu. Era externo, no interior. Sus cuerpos podían estar inclinados hasta el suelo, pero<br />

sus corazones no eran rectos para con Dios. Quizá estaban oprimiendo a los pobres, o<br />

empleando métodos comerciales engañosos.<br />

Los samaritanos, en cambio, tenían una forma <strong>de</strong> culto que era falsa. No tenía autoridad<br />

escrituraria. Habían iniciado su propia religión y estaban cumpliendo ritos que ellos se<br />

habían inventado. Así, cuando el Señor dijo que la adoración había <strong>de</strong> ser en espíritu y en<br />

verdad, estaba reprendiendo a judíos y a samaritanos. Pero estaba también informándoles<br />

<strong>de</strong> que, ahora que Él había venido, sería posible para los hombres allegarse a Dios por<br />

medio <strong>de</strong> Él en una adoración verda<strong>de</strong>ra y sincera. ¡Meditemos esto! El Padre busca tales<br />

adoradores que le adoren. Dios está interesado en la adoración <strong>de</strong> Su pueblo. ¿La recibe<br />

<strong>de</strong> mi parte?<br />

4:24 Dios es Espíritu es una <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l Ser <strong>de</strong> Dios. Él no es un mero hombre,<br />

sujeto a todos los errores y limitaciones <strong>de</strong> la humanidad. Tampoco está limitado a un lugar<br />

en cada ocasión. Es una Persona invisible que está presente en todas partes al mismo<br />

tiempo, que es omnisciente y todopo<strong>de</strong>roso. Por ello, los que le adoran, es necesario que<br />

le adoren en espíritu y en verdad. No <strong>de</strong>be haber ficción ni hipocresía. No <strong>de</strong>be haber<br />

pretensión <strong>de</strong> ser religioso cuando interiormente la propia vida es corrompida. No ha <strong>de</strong><br />

darse el pensamiento <strong>de</strong> que cumpliendo una serie <strong>de</strong> rituales, Dios quedará complacido.<br />

Incluso si el mismo Dios instituyó estos rituales, Él sigue insistiendo que el hombre se<br />

acerque a Él con un corazón quebrantado y contrito. En este capítulo se encuentran otros<br />

dos «requisitos». Un «requisito» para el ganador <strong>de</strong> almas (4:4) y un «requisito» para el<br />

adorador.<br />

4:25 Al escuchar la mujer <strong>de</strong> Samaria al Señor, esto le hizo pensar en el Mesías que<br />

había <strong>de</strong> venir. El Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios había agitado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que<br />

viniese el Mesías. Ella expresó la confianza <strong>de</strong> que cuando Él viniese, <strong>de</strong>clararía todas las<br />

cosas. Con esta <strong>de</strong>claración, mostró una comprensión muy clara <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s<br />

propósitos <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

La expresión el Mesías, llamado el Cristo, es simplemente una explicación <strong>de</strong> que las<br />

dos palabras significan lo mismo. Mesías es la palabra hebrea para el Ungido <strong>de</strong> Dios;<br />

Cristo es el equivalente griego.<br />

4:26 Jesús le dijo: Yo soy, el que te está hablando. Hay un profundo significado en<br />

las palabras empleadas por el Señor Jesús. Al emplear las palabras Yo soy, empleó uno <strong>de</strong>


los nombres con los que Dios se había <strong>de</strong>signado a Sí mismo en el AT. Dice, en efecto:<br />

«YO SOY te está hablando», o, en otras palabras, «Jehová es quien te está hablando». Le<br />

estaba anunciando la portentosa realidad <strong>de</strong> que Aquel que estaba hablando con ella era el<br />

Mesías que tanto había ella esperado y que era también el mismo Dios. El Jehová <strong>de</strong>l AT es<br />

el Jesús <strong>de</strong>l NT.<br />

4:27 Cuando los discípulos volvieron <strong>de</strong> Sicar encontraron a Jesús hablando con esta<br />

mujer. Se sintieron sorprendidos <strong>de</strong> que estuviese hablando con ella, porque era<br />

samaritana. También es posible que pudiesen percibir que era una mujer pecadora. Sin<br />

embargo, ninguno le preguntó al Señor qué quería <strong>de</strong> aquella mujer ni qué hablaba con<br />

ella. Se ha dicho bien: «Los discípulos se maravillan <strong>de</strong> que hable con la mujer; ¡más les<br />

habría valido que se maravillasen <strong>de</strong> que hablaba con ellos!».<br />

4:28 ¡Entonces la mujer <strong>de</strong>jó su cántaro! Esto simbolizaba las varias cosas en la vida<br />

que había empleado en su esfuerzo por saciar sus más profundos anhelos. Todos habían<br />

fallado. Ahora que había encontrado al Señor Jesús, ya no tenía más necesidad <strong>de</strong> aquellas<br />

cosas que antes habían tenido tanta importancia en su vida.<br />

Las rotas cisternas probé, Señor,<br />

¡Pero las aguas me faltaron!<br />

Me agaché a beber y huyeron,<br />

Y, llorando yo, se burlaron.<br />

Nadie sino Cristo satisface,<br />

Ningún otro nombre pue<strong>de</strong> haber;<br />

En Ti el amor, la vida y eterno gozo,<br />

Se hallan Cristo, y sólo en Ti.<br />

B. E.<br />

No sólo <strong>de</strong>jó su cántaro sino que fue a la ciudad. Siempre que una persona es salvada,<br />

él o ella comienzan <strong>de</strong> inmediato a pensar en otros que necesitan el agua <strong>de</strong> vida. Dijo J.<br />

Hudson Taylor: «Algunos tienen celo por ser sucesores <strong>de</strong> los Apóstoles; yo más bien<br />

querría ser un sucesor <strong>de</strong> la mujer samaritana, que, mientras ellos se ocupaban <strong>de</strong> la<br />

comida, se olvidó <strong>de</strong> su cántaro en su celo por las almas.»<br />

4:29, 30 Su testimonio fue sencillo pero eficaz. Invitó a todos los vecinos <strong>de</strong>l pueblo<br />

con estas palabras: Venid, ved un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.<br />

También <strong>de</strong>spertó en sus corazones la posibilidad <strong>de</strong> que aquel hombre pudiese ser el<br />

Mesías. Para ella había pocas dudas, porque Él ya se había presentado a ella como el<br />

Cristo. Pero ella suscitó la pregunta en sus mentes <strong>de</strong> modo que pudiesen acudir a Jesús y<br />

<strong>de</strong>scubrirlo por sí mismos. Es indudable que esta mujer era bien conocida en el pueblo por<br />

su pecado y vergüenza. ¡Qué conmoción <strong>de</strong>bió sentir aquella gente al verla presentarse<br />

ahora en lugares públicos, dando testimonio <strong>de</strong>l Señor Jesucristo! El testimonio <strong>de</strong> la mujer<br />

fue eficaz. La gente <strong>de</strong>l pueblo salió <strong>de</strong> sus casas y <strong>de</strong> su trabajo y emprendió el camino<br />

para encontrar a Jesús.<br />

K. El <strong>de</strong>leite <strong>de</strong>l Hijo en hacer la voluntad <strong>de</strong>l Padre (4:31–38)<br />

4:31 Ahora que los discípulos volvían con la comida, animaban al Señor a que<br />

comiese. Claramente no eran sabedores <strong>de</strong> los trascen<strong>de</strong>ntes acontecimientos que estaban


teniendo lugar. En este momento histórico en que una ciudad samaritana estaba siendo<br />

introducida al Señor <strong>de</strong> la Gloria, los pensamientos <strong>de</strong> ellos no podían ir más allá <strong>de</strong>l<br />

alimento para sus cuerpos.<br />

4:32 El Señor Jesús había encontrado alimento en ganar adoradores para Su Padre. En<br />

comparación con este gozo, la alimentación física era <strong>de</strong> poca importancia para Él. En la<br />

vida conseguimos lo que buscamos. Los discípulos estaban interesados en la comida.<br />

Fueron a la ciudad a conseguir comida. Volvieron con ella. El Señor estaba interesado en<br />

almas. Estaba interesado en salvar a hombres y mujeres <strong>de</strong>l pecado, y en darles el agua <strong>de</strong><br />

la vida eterna. También él encontró lo que buscaba. ¿En qué estamos interesados nosotros?<br />

4:33 A causa <strong>de</strong> su perspectiva terrenal, los discípulos no comprendieron el sentido <strong>de</strong><br />

las palabras <strong>de</strong>l Señor. No apreciaban el hecho <strong>de</strong> que «el gozo y la dicha <strong>de</strong>l éxito<br />

espiritual pue<strong>de</strong> por un tiempo elevar a los hombres por encima <strong>de</strong> toda necesidad corporal<br />

y tomar el lugar <strong>de</strong> la comida y bebida materiales». Y por ello concluyeron que alguien<br />

<strong>de</strong>bía haber venido antes y traído comida al Señor Jesús.<br />

4:34 Una vez más, Jesús trató <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviar la atención <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> lo material a lo<br />

espiritual. Su alimento era hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios y llevar a cabo la obra que Dios le<br />

había dado que hiciese. Esto no significa que el Señor Jesús se privase <strong>de</strong> comer alimentos,<br />

sino que la gran meta y objetivo <strong>de</strong> Su vida no era suplir a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cuerpo, sino<br />

hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

4:35 Quizá los discípulos hubiesen estado hablando <strong>de</strong> la próxima siega. O quizá fuese<br />

proverbial <strong>de</strong>cir entre los judíos: «Cuatro meses entre la siembra y la siega». En todo caso,<br />

el Señor Jesús emplea otra vez el hecho físico <strong>de</strong> la siega para enseñar una lección<br />

espiritual. Los discípulos no habían <strong>de</strong> pensar que el tiempo <strong>de</strong> la siega estaba aún lejano.<br />

No se podían permitir pasarse la vida en busca <strong>de</strong> alimento y vestido, con el pensamiento<br />

<strong>de</strong> que la obra <strong>de</strong> Dios podría hacerse más a<strong>de</strong>lante. Habían <strong>de</strong> darse cuenta <strong>de</strong> que los<br />

campos estaban ya blancos para la siega. Aquí, naturalmente, el término los campos hace<br />

referencia al mundo. En aquel mismo momento en que el Señor pronunció estas palabras,<br />

estaba en medio <strong>de</strong> un campo a cosechar que contenía las almas <strong>de</strong> hombres y mujeres <strong>de</strong><br />

Samaria. Estaba diciendo a los discípulos que tenían ante ellos una gran obra <strong>de</strong> siega, y<br />

que <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>dicarse a ello <strong>de</strong> inmediato y con diligencia.<br />

Lo mismo suce<strong>de</strong> en la actualidad; el Señor nos dice a los creyentes: Alzad vuestros<br />

ojos y mirad los campos. Según <strong>de</strong>mos tiempo a contemplar las gran<strong>de</strong>s necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />

mundo, el Señor pondrá en nuestros corazones una carga por las almas perdidas alre<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong> nosotros. Entonces nos tocará a nosotros salir para él, buscando introducir las espigas <strong>de</strong><br />

grano maduro.<br />

4:36 El Señor Jesús pasó luego a instruir a los discípulos acerca <strong>de</strong> la obra a la que<br />

habían sido llamados. Los había escogido para que fuesen segadores. No sólo ganarían<br />

salario en esta vida, sino que a<strong>de</strong>más recogerían fruto para la eternidad. El servicio para<br />

Cristo tiene muchas compensaciones en el tiempo presente. Pero en un día veni<strong>de</strong>ro los<br />

segadores tendrán el gozo adicional <strong>de</strong> ver almas en el cielo por su fi<strong>de</strong>lidad en proclamar<br />

el mensaje <strong>de</strong>l evangelio.<br />

El versículo 36 no enseña que nadie se gane la vida eterna por su fi<strong>de</strong>lidad en la siega,<br />

sino que el fruto <strong>de</strong> esta obra prosigue para vida eterna.<br />

En el cielo, tanto el sembrador como el segador se regocijarán juntamente. En la vida<br />

natural, los campos han <strong>de</strong> ser primero preparados para la sementera, y luego la semilla ha<br />

<strong>de</strong> ser sembrada. Posteriormente, se cosecha el grano. Así suce<strong>de</strong> también con la vida<br />

espiritual. Primero se ha <strong>de</strong> predicar el mensaje, y luego ha <strong>de</strong> ser regado con oración. Pero


cuando llega el tiempo <strong>de</strong> la cosecha, todos los que han tenido parte en la obra se regocijan<br />

juntamente.<br />

4:37 En esto el Señor halló el cumplimiento <strong>de</strong>l dicho que era común en aquel tiempo:<br />

Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Algunos cristianos son llamados a predicar<br />

el evangelio durante muchos años sin ver <strong>de</strong>masiado fruto <strong>de</strong> sus labores. Otros entran al<br />

final <strong>de</strong> aquellos años, y muchas almas se vuelven al Señor.<br />

4:38 Jesús estaba enviando a Sus discípulos a áreas que ya habían sido preparadas por<br />

otros. A lo largo <strong>de</strong>l periodo <strong>de</strong>l AT, los profetas habían predicho la venida <strong>de</strong> la era <strong>de</strong>l<br />

evangelio y <strong>de</strong>l Mesías. Luego, Juan el Bautista se presentó como precursor <strong>de</strong>l Señor, con<br />

el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> preparar los corazones <strong>de</strong>l pueblo para que le recibiesen. El mismo Señor<br />

había echado la simiente en Samaria y había preparado una cosecha para los segadores.<br />

Ahora, los discípulos estaban a punto <strong>de</strong> entrar en el campo <strong>de</strong> la siega, y el Señor quería<br />

que supiesen esto, que aunque tuviesen el gozo <strong>de</strong> ver a muchos volverse a Cristo, <strong>de</strong>berían<br />

compren<strong>de</strong>r que estaban entrando en la labor <strong>de</strong> otros.<br />

Muy pocas almas son jamás salvadas por medio <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> una sola persona. La<br />

mayoría <strong>de</strong> las personas han oído el evangelio muchas veces antes que lleguen a aceptar al<br />

Salvador. Por ello, aquel que finalmente lleva una persona a Cristo no <strong>de</strong>bería exaltarse a sí<br />

mismo como si hubiese sido el único instrumento que Dios empleó en esta maravillosa<br />

obra.<br />

L. Muchos samaritanos creen en Jesús (4:39–42)<br />

4:39 Como resultado <strong>de</strong>l sencillo y directo testimonio <strong>de</strong> la mujer <strong>de</strong> Samaria, muchos<br />

<strong>de</strong>l pueblo creyeron en el Señor Jesús. Todo lo que ella dijo fue: Me ha dicho todo cuanto<br />

he hecho, y sin embargo, esto fue suficiente para llevar a otros al Salvador. Esto <strong>de</strong>bería ser<br />

un aliento para cada uno <strong>de</strong> nosotros para ser sencillos, valientes y directos en nuestro<br />

testimonio <strong>de</strong> Cristo.<br />

4:40 La recepción que recibió el Señor Jesús <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los samaritanos estuvo en<br />

acusado contraste con la que le dispensaron los judíos. Los samaritanos parecían tener un<br />

verda<strong>de</strong>ro aprecio <strong>de</strong> Su maravillosa persona, y le rogaban que se quedase con ellos.<br />

Como resultado <strong>de</strong> esta invitación, el Señor se quedó allí dos días. ¡Sólo pensemos en cuán<br />

privilegiada fue esta ciudad <strong>de</strong> Sicar, po<strong>de</strong>r agasajar al Señor <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria<br />

durante este periodo!<br />

4:41–42 No hay dos conversiones exactamente iguales. Algunos creyeron <strong>de</strong>bido al<br />

testimonio <strong>de</strong> la mujer. Creyeron muchos más por la palabra <strong>de</strong>l Señor Jesús mismo.<br />

Dios emplea diversos medios para atraer a Sí a los pecadores. Lo esencial es que haya fe en<br />

el Señor Jesucristo. Es maravilloso oír a estos samaritanos dar un testimonio tan claro <strong>de</strong>l<br />

Salvador. No abrigaban duda alguna en sus mentes. Tenían una completa certidumbre <strong>de</strong> la<br />

salvación no en base <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> una mujer, sino <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l mismo Señor<br />

Jesús. Habiéndole oído y creído Sus palabras, los samaritanos habían llegado a saber que<br />

verda<strong>de</strong>ramente éste era el Salvador <strong>de</strong>l mundo, el Cristo. Solamente el Espíritu Santo<br />

podría haberles dado este conocimiento. El pueblo judío parecía pensar que el Mesías sería<br />

para ellos solos. Pero los samaritanos se daban cuenta <strong>de</strong> que los beneficios <strong>de</strong> la misión <strong>de</strong><br />

Cristo se exten<strong>de</strong>rían a todo el mundo.<br />

M. La segunda señal: La curación <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong>l noble (4:43–54)


4:43–44 Dos días <strong>de</strong>spués, tras haber estado con los samaritanos, el Señor emprendió<br />

camino al norte, a Galilea. El versículo 44 parece presentar una dificultad. Dice que la<br />

razón <strong>de</strong> que el Salvador saliese <strong>de</strong> Samaria hacia Galilea era que un profeta no tiene<br />

estima en su propia tierra. Y, sin embargo, Galilea sí era Su propia tierra, por cuanto<br />

Nazaret estaba situada en esta región. Quizá lo que el versículo significa es que Jesús fue a<br />

alguna otra parte <strong>de</strong> Galilea que no era Nazaret. En todo caso, esta <strong>de</strong>claración es cierta;<br />

una persona no es generalmente tan apreciada en su propia ciudad como en otros lugares.<br />

Los propios parientes y amigos piensan en él como un mero joven y como uno <strong>de</strong> ellos<br />

mismos. Des<strong>de</strong> luego, el Señor Jesús no fue apreciado por Su propio pueblo como lo<br />

<strong>de</strong>biera haber sido.<br />

4:45 Cuando el Señor volvió a Galilea, fue favorablemente acogido, porque la gente<br />

había visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta. Evi<strong>de</strong>ntemente,<br />

los galileos a los que se hace referencia eran judíos. Habían subido a Jerusalén a adorar.<br />

Allí habían visto al Señor y habían presenciado algunas <strong>de</strong> Sus po<strong>de</strong>rosas obras. Ahora<br />

estaban dispuestos a tenerlo en medio <strong>de</strong> ellos en Galilea, no porque le reconociesen como<br />

el Hijo <strong>de</strong> Dios, sino porque tenían un interés nacido <strong>de</strong> la curiosidad en Aquel que estaba<br />

suscitando tantos comentarios allá a don<strong>de</strong> iba.<br />

4:46 De nuevo el pueblo <strong>de</strong> Caná fue honrado con una visita <strong>de</strong>l mismo Señor. En Su<br />

primera visita, algunos <strong>de</strong> la población le habían visto convertir el agua en vino. Ahora iban<br />

a ser testigos <strong>de</strong> otro po<strong>de</strong>roso milagro Suyo, cuyo efecto se exten<strong>de</strong>ría a Capernaúm. El<br />

hijo <strong>de</strong> un cierto oficial <strong>de</strong>l rey… estaba enfermo, en Capernaúm. Este hombre era<br />

indudablemente un funcionario <strong>de</strong>l rey Hero<strong>de</strong>s.<br />

4:47 Había oído que Jesús había estado en Ju<strong>de</strong>a y que ahora había regresado a<br />

Galilea. Debía tener alguna fe en la potestad <strong>de</strong> Cristo para sanar, porque acudió<br />

directamente hacia él y le rogaba que <strong>de</strong>scendiese y sanase a su hijo moribundo. En este<br />

sentido, parecía tener más confianza en el Señor que muchos <strong>de</strong> sus compatriotas.<br />

4:48 Dirigiéndose no sólo al noble, sino a todos en general, el Señor les recordó un<br />

rasgo nacional; que querían ver milagros antes <strong>de</strong> creer. En general, hallamos que el Señor<br />

Jesús no se complacía tanto con una fe basada en milagros como con una fe que estaba<br />

basada sólo sobre Su Palabra. Le da más gloria a Él creer algo sencillamente porque Él lo<br />

ha dicho que <strong>de</strong>bido a que dé alguna prueba visible. Es un rasgo característico <strong>de</strong>l hombre<br />

querer ver antes <strong>de</strong> creer. Pero el Señor Jesús nos dice que <strong>de</strong>bemos creer primero, y que<br />

luego veremos.<br />

Las señales y los prodigios son términos ambos que <strong>de</strong>notan milagros. Las señales son<br />

milagros que tienen un profundo sentido o significado. Los prodigios son milagros que<br />

llevan a los hombres a quedar atónitos ante sus cualida<strong>de</strong>s sobrenaturales.<br />

4:49 El oficial <strong>de</strong>l rey, con la persistencia <strong>de</strong> su fe, creía que el Señor Jesús podría<br />

hacerle bien a su hijo, y quería una visita <strong>de</strong>l Señor por encima <strong>de</strong> todas las cosas. En cierto<br />

sentido, su fe era <strong>de</strong>fectuosa. Pensaba que Jesús tendría que llegarse junto a la cama <strong>de</strong>l<br />

niño para po<strong>de</strong>rle sanar. Sin embargo, el Salvador no le reprendió por esto, sino que le<br />

recompensó por la medida <strong>de</strong> fe que sí exhibió.<br />

4:50 Aquí vemos la fe <strong>de</strong>l hombre creciendo. Ejercitó aquella fe que tenía, y el Señor le<br />

dio más. Jesús lo envió a casa con esta promesa: Tu hijo vive. ¡El hijo había sido sanado!<br />

Sin ningún milagro ni prueba visible, el hombre creyó la palabra <strong>de</strong>l Señor Jesús y<br />

emprendió camino a casa. ¡Esto es la fe en acción!<br />

4:51–52 Cuando él ya <strong>de</strong>scendía a su casa, sus siervos salieron a recibirle con las<br />

felices nuevas <strong>de</strong> que su hijo estaba bien. El hombre no se sorprendió en absoluto por este


anuncio. Había creído la promesa <strong>de</strong>l Señor Jesús, y, habiendo creído, iba ahora a ver la<br />

evi<strong>de</strong>ncia. El padre preguntó a los siervos a qué hora había comenzado su hijo a mejorar.<br />

La respuesta <strong>de</strong> ellos reveló que su curación no había sido gradual; había tenido lugar <strong>de</strong><br />

manera instantánea.<br />

4:53 No podría haber la menor duda ahora acerca <strong>de</strong> este maravilloso milagro. A la<br />

séptima hora <strong>de</strong>l día anterior, Jesús le había dicho al oficial en Caná, Tu hijo vive.<br />

Aquella era la hora que en Capernaúm el hijo había sido sanado, y que le había <strong>de</strong>jado la<br />

fiebre. De ahí el oficial supo que no era necesario para el Señor Jesús estar físicamente<br />

presente para obrar un milagro o respon<strong>de</strong>r a la oración. Esto <strong>de</strong>bería alentar a todos los<br />

cristianos en su vida <strong>de</strong> oración. Tenemos un Dios po<strong>de</strong>roso que oye nuestras peticiones y<br />

que pue<strong>de</strong> obrar Sus propósitos en cualquier parte <strong>de</strong>l mundo en cualquier momento.<br />

El noble mismo creyó, junto con toda su familia. Es evi<strong>de</strong>nte por este versículo y otros<br />

similares en el NT que Dios gusta <strong>de</strong> ver a familias unidas en Cristo. No es Su voluntad que<br />

haya familias divididas en el cielo. Se toma el cuidado <strong>de</strong> registrar que toda la familia<br />

creyó en Su Hijo.<br />

4:54 La curación <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong>l oficial <strong>de</strong>l rey no fue el segundo milagro en todo el<br />

ministerio <strong>de</strong>l Señor hasta este punto. Fue una segunda señal que hizo Jesús en Galilea<br />

<strong>de</strong>spués que hubo vuelto <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a.<br />

III. EL SEGUNDO AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE<br />

DIOS (Cap. 5)<br />

A. La tercera señal: La curación <strong>de</strong>l paralítico (5:1–9)<br />

5:1 Al abrirse el capítulo 5, había llegado el tiempo para una <strong>de</strong> las fiestas <strong>de</strong> los judíos.<br />

Muchos piensan que era la pascua, pero no hay certidumbre posible. Nacido en el mundo<br />

como judío, y obediente a las leyes que Dios había hecho para el pueblo judío, subió Jesús<br />

a Jerusalén para la fiesta. Como Jehová <strong>de</strong>l AT, el Señor Jesús era quien había instituido<br />

la pascua al principio. Ahora, como Hombre, obediente a Su Padre, obe<strong>de</strong>cía las mismas<br />

leyes que Él había hecho.<br />

5:2 En Jerusalén había un estanque llamado Betesda, que significa «casa <strong>de</strong><br />

misericordia» o «casa <strong>de</strong> compasión». Este estanque se encontraba cerca <strong>de</strong> la Puerta <strong>de</strong><br />

las Ovejas. La situación exacta es ahora conocida y ha sido excavada (cerca <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong><br />

los Cruzados <strong>de</strong> Santa Ana). Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l estanque había cinco pórticos o gran<strong>de</strong>s<br />

espacios abiertos don<strong>de</strong> podían congregarse un número <strong>de</strong> personas. Algunos maestros<br />

bíblicos piensan que estos cinco pórticos son una figura <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Moisés, y hablan <strong>de</strong> su<br />

incapacidad para sacar a los hombres <strong>de</strong> sus profundas aflicciones.<br />

5:3 Evi<strong>de</strong>ntemente, el estanque <strong>de</strong> Betesda era conocido como un lugar don<strong>de</strong> tenían<br />

lugar milagros <strong>de</strong> sanida<strong>de</strong>s. No sabemos si estos milagros tenían lugar a lo largo <strong>de</strong>l año, o<br />

sólo en <strong>de</strong>terminadas ocasiones. Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l estanque se encontraban gran<strong>de</strong>s números <strong>de</strong><br />

enfermos que habían acudido con la esperanza <strong>de</strong> ser sanados. Algunos eran ciegos, otros<br />

cojos, y otros eran paralíticos. Estos varios tipos <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s y dolencias son una<br />

imagen <strong>de</strong>l hombre pecador en su impotencia, ceguera, cojera e inutilidad.


Estos hombres, que sufrían en sus cuerpos los efectos <strong>de</strong>l pecado, esperaban el<br />

movimiento <strong>de</strong>l agua. Sus corazones estaban llenos <strong>de</strong> anhelo <strong>de</strong> liberación <strong>de</strong> su<br />

enfermedad, y anhelaban profundamente hallar sanidad.<br />

Dice J. G. Bellett:<br />

Permanecían alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> aquella incierta y frustrante agua, aunque el Hijo <strong>de</strong> Dios<br />

estaba presente.… De cierto que hay aquí en esto una lección para nosotros. El estanque tan<br />

atestado, ¡y Jesús pasando por allí sin que nadie le prestase atención! ¡Qué testimonio<br />

acerca <strong>de</strong> la religión <strong>de</strong>l hombre! Se iba en pos <strong>de</strong> las or<strong>de</strong>nanzas, con toda su complicada<br />

maquinaria, y se <strong>de</strong>scuidaba por alto la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

5:4 La narración aquí no es suficiente para dar satisfacción a nuestra curiosidad.<br />

Sencillamente, se nos dice que un ángel <strong>de</strong>scendía <strong>de</strong> tiempo en tiempo al estanque, y<br />

agitaba el agua. Así, el que primero entraba en el agua en aquel momento era sanado <strong>de</strong><br />

su enfermedad. ¡Po<strong>de</strong>mos imaginarnos qué patético espectáculo sería ver a tantas personas<br />

necesitando ayuda, <strong>de</strong>batiéndose por llegar al agua, y sin embargo sólo una pudiendo<br />

recibir la sanidad.<br />

Aunque en muchas versiones <strong>de</strong> la Biblia está ausente la última parte <strong>de</strong>l versículo 3<br />

(comenzando con las palabras «que esperaban el movimiento <strong>de</strong>l agua») y todo el versículo<br />

4, estas palabras aparecen en la mayoría <strong>de</strong> los manuscritos. A<strong>de</strong>más, el relato carece <strong>de</strong><br />

sentido sin una explicación <strong>de</strong> por qué estaban allí estos enfermos.<br />

5:5–6 Uno <strong>de</strong> los que estaban esperando junto al estanque había sido paralítico durante<br />

treinta y ocho años. Esto significa que había estado en esta condición incluso antes que<br />

naciese el Salvador. El Señor Jesús tenía un pleno conocimiento <strong>de</strong> todo. No se había<br />

encontrado antes con este hombre, pero sabía que llevaba ya mucho tiempo.<br />

Con amante compasión, le dijo: ¿Quieres quedar sano? Jesús sabía que éste era el<br />

mayor anhelo <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> aquel hombre. Pero también quería conseguir <strong>de</strong> aquel<br />

hombre una admisión <strong>de</strong> su incapacidad y <strong>de</strong> su encendido <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> curación. Con la<br />

salvación acontece algo muy semejante. El Señor sabe que tenemos una <strong>de</strong>sesperada<br />

necesidad <strong>de</strong> salvación, pero espera a oír <strong>de</strong> nuestros propios labios la confesión <strong>de</strong> que<br />

estamos perdidos, <strong>de</strong> que lo necesitamos y aceptamos como nuestro Salvador. No somos<br />

salvados por nuestra propia voluntad, pero la voluntad humana ha <strong>de</strong> ejercitarse antes que<br />

Dios salve un alma.<br />

5:7 La respuesta <strong>de</strong>l enfermo fue más bien patética. Había estado yaciendo junto al<br />

estanque durante años, esperando po<strong>de</strong>r entrar, pero cada vez que se agitaba el agua, no<br />

había nadie que le ayudase. Cada vez que quería entrar en el estanque, alguna otra persona<br />

entraba antes que él. Esto nos recuerda lo frustrante que es <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> nuestros semejantes<br />

para ser salvados <strong>de</strong> nuestros pecados.<br />

5:8 La camilla <strong>de</strong> aquel hombre era un jergón <strong>de</strong> paja o una estera. Jesús le or<strong>de</strong>nó<br />

diciéndole: Levántate, toma tu camilla, y anda. La lección aquí es que cuando somos<br />

salvados no se nos manda sólo que nos levantemos sino también que an<strong>de</strong>mos. El Señor<br />

Jesús nos da curación <strong>de</strong>l azote <strong>de</strong>l pecado, y luego espera que an<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> una manera<br />

digna <strong>de</strong> Él.<br />

5:9 El Salvador nunca manda a nadie que haga algo sin dar la capacidad <strong>de</strong> hacerlo. Al<br />

hablar, irrumpieron en el cuerpo <strong>de</strong>l paralítico nueva vida y fuerzas. Fue sanado<br />

inmediatamente. No fue una recuperación gradual. Miembros que habían sido inútiles o que<br />

habían estado inactivos durante años, ahora palpitaban con po<strong>de</strong>r. Luego hubo una


obediencia inmediata a la palabra <strong>de</strong>l Señor. Tomó su camilla, y echó a andar. ¡Qué<br />

maravilla po<strong>de</strong>r hacer esto <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> treinta y ocho años <strong>de</strong> enfermedad!<br />

Este milagro tuvo lugar en sábado, el séptimo día <strong>de</strong> la semana, el día anterior a nuestro<br />

domingo, que es el primer día <strong>de</strong> la semana. Los judíos tenían prohibido hacer cualquier<br />

obra en sábado. Este hombre era judío, y sin embargo, cuando el Señor Jesús se lo mandó,<br />

no vaciló en cargar su camilla a pesar <strong>de</strong> las tradiciones judías tocantes a aquel día.<br />

B. La oposición <strong>de</strong> los judíos (5:10–18)<br />

5:10 Cuando los judíos vieron al hombre llevando su lecho en sábado, le recriminaron.<br />

Estos hombres eran muy estrictos e incluso crueles en el cumplimiento <strong>de</strong> sus observancias<br />

religiosas, y se aferraban rígidamente a la letra <strong>de</strong> la ley, pero ellos mismos muchas veces<br />

no mostraban misericordia y compasión para con otros.<br />

5:11 El hombre sanado dio una respuesta muy sencilla. Dijo que Aquel que le había<br />

sanado le había dicho que tomase su camilla y anduviese. Cualquiera que tuviese la<br />

capacidad <strong>de</strong> sanar a un hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años había<br />

<strong>de</strong> ser obe<strong>de</strong>cido, ¡incluso si le mandaba al hombre que llevase su cama en sábado! El<br />

hombre que había sido sanado aún no sabía realmente quién era el Señor Jesús. Se refirió a<br />

Él <strong>de</strong> una manera general, pero con verda<strong>de</strong>ra gratitud.<br />

5:12 Los judíos se sentían ansiosos por <strong>de</strong>scubrir a quién había osado mandar a este<br />

hombre que quebrantase su tradición sobre el sábado, y entonces le pidieron que les<br />

i<strong>de</strong>ntificase al culpable. La Ley <strong>de</strong> Moisés mandaba que quien quebrantase el sábado <strong>de</strong>bía<br />

ser muerto por lapidación. A los judíos no les interesaba mucho ver a un paralítico sanado.<br />

5:13 El hombre que había sido sanado no sabía quién le había curado. Y era imposible<br />

señalarlo, porque Jesús se había apartado <strong>de</strong> la multitud que se había congregado.<br />

Este inci<strong>de</strong>nte marca uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s puntos <strong>de</strong> inflexión en el ministerio público <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo. Por cuanto había llevado a cabo este milagro en sábado, suscitó la ira y el<br />

aborrecimiento <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res judíos. Comenzaron así a perseguirle y a buscar Su vida.<br />

5:14 Algo <strong>de</strong>spués Jesús halló en el Templo al hombre que había sido sanado.<br />

Indudablemente, había ido allí a agra<strong>de</strong>cer a Dios el maravilloso milagro que había tenido<br />

lugar en su vida. El Señor le recordó que al haber sido tan favorecido, estaba por tanto bajo<br />

una solemne obligación. El privilegio siempre conlleva responsabilidad. Mira, ya estás<br />

sano; no peques más, para que no te suceda alguna cosa peor. Parece evi<strong>de</strong>nte que la<br />

enfermedad <strong>de</strong> este hombre le había venido al principio como resultado <strong>de</strong> algún pecado en<br />

su vida. No es el caso <strong>de</strong> todas las enfermeda<strong>de</strong>s. Muchas veces, la enfermedad en la vida<br />

<strong>de</strong> alguien no tiene relación directa con ningún pecado que haya cometido. Los niños, por<br />

ejemplo, pue<strong>de</strong>n enfermar antes que sean suficientemente mayores para pecar a sabiendas.<br />

No peques más, dijo Jesús, expresando la norma divina <strong>de</strong> la santidad. Si hubiese<br />

dicho: «Peca lo menos que puedas», no habría sido Dios. Dios no pue<strong>de</strong> admitir el pecado<br />

en ningún grado. Luego aña<strong>de</strong> la advertencia: para que no te suceda alguna cosa peor. El<br />

Señor no le dijo qué quería <strong>de</strong>cir por peor. Pero es indudable que quería que aquel hombre<br />

comprendiese que el pecado tiene resultados mucho más terribles que una dolencia física.<br />

Los que mueren en sus pecados quedan con<strong>de</strong>nados a ira y angustia eternas.<br />

Es más grave pecar contra la gracia que contra la ley. Jesús había mostrado un<br />

maravilloso amor y misericordia a este hombre. Sería una respuesta muy miserable <strong>de</strong> parte


<strong>de</strong> él que prosiguiese con la misma clase <strong>de</strong> vida pecaminosa que originalmente le causó<br />

esta enfermedad.<br />

5:15 Lo mismo que la mujer <strong>de</strong> Samaria, este hombre quería dar testimonio público <strong>de</strong><br />

Su Salvador. Les contó a los judíos que era Jesús el que le había sanado. Quería dar<br />

tributo a Jesús, aunque los judíos no estaban interesados en un tributo así. Su principal<br />

<strong>de</strong>seo era pren<strong>de</strong>r a Jesús y castigarlo.<br />

5:16 Aquí tenemos una terrible <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong>l malvado corazón <strong>de</strong>l hombre. El Salvador<br />

había venido y había obrado una gran obra <strong>de</strong> curación, y estos judíos estaban enfurecidos.<br />

Se resentían <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que el milagro hubiese tenido lugar en sábado. Eran fríos<br />

religionistas, más interesados en las observancias ceremoniales que en las bendiciones y el<br />

bien <strong>de</strong> sus semejantes. No se daban cuenta <strong>de</strong> que era la misma Persona que había<br />

separado el sábado al principio el que ahora llevaba a cabo un acto <strong>de</strong> misericordia en este<br />

día. El Señor Jesús no había quebrantado el sábado. La ley prohibía toda obra servil aquel<br />

día, pero no llevar a cabo actos <strong>de</strong> necesidad o <strong>de</strong> misericordia.<br />

5:17 Habiendo terminado la obra <strong>de</strong> creación en seis días, Dios reposó el séptimo día.<br />

Este día fue el sábado. Sin embargo, cuando el pecado entró en el mundo el reposo <strong>de</strong> Dios<br />

fue perturbado. Ahora, Él iba a obrar sin cesar para traer a hombres y mujeres <strong>de</strong> nuevo a la<br />

comunión con Él. Iba a proveer un medio <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción. Enviaría el mensaje <strong>de</strong>l evangelio a<br />

todas las generaciones. Así, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> Adán hasta el presente, Dios<br />

trabaja incesantemente. Lo mismo acontecía con el Señor Jesús. Estaba <strong>de</strong>dicado a los<br />

negocios <strong>de</strong> Su Padre, y Su amor y gracia no podían limitarse a sólo seis días <strong>de</strong> la semana.<br />

5:18 Este versículo es muy importante. Nos dice que los judíos procuraban más aún<br />

que antes matar al Señor Jesús, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que había<br />

afirmado igualdad con Dios. Era para sus estrechas miras que parecía que el Señor hubiese<br />

quebrantado el sábado, aunque no era así. Ellos no se daban cuenta <strong>de</strong> que Dios no había<br />

dispuesto el sábado para ocasionar dificulta<strong>de</strong>s al hombre. Si un hombre podía ser sanado<br />

<strong>de</strong> una enfermedad en sábado, Dios no <strong>de</strong>mandaría que fuese a sufrir un solo día más.<br />

Cuando Jesús se refirió a Dios como Su Padre, ellos se dieron cuenta que estaba<br />

afirmando ser igual con Dios. Para ellos, esto era una terrible blasfemia. Pero,<br />

naturalmente, era por supuesto la verdad.<br />

¿Afirmó realmente el Señor Jesús ser igual a Dios? Si no hubiese querido <strong>de</strong>cir esto, lo<br />

habría podido explicar a los judíos. En lugar <strong>de</strong> esto, reafirmó en términos aún más<br />

positivos en los versículos que siguen que realmente Él era uno con el Padre.<br />

Como dice J. Sidlow Baxter:<br />

Afirma igualdad en siete puntos: (1) Igual en obras: «Todo lo que él (el Padre) hace,<br />

también lo hace igualmente el Hijo» (v. 19). (2) Igual en conocimiento: «Porque el Padre<br />

ama al Hijo, y le muestra todo lo que él hace» (v. 20). (3) Igual en otorgar vida a los<br />

muertos: «Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da<br />

vida a los que quiere» (v. 21, con vv. 28, 29). (4) Igual en juicio: «Porque ni aun el Padre<br />

juzga a nadie, sino que ha dado todo juicio al Hijo» (v. 22 con v. 27). (5) Igual en honra:<br />

«Para que todos honren al Hijo como honran al Padre» (v. 23). (6) Igual en regenerar: «El<br />

que oye mi palabra, y cree al que me envió,… ha pasado <strong>de</strong> la muerte a la vida» (vv. 24,<br />

25). (7) Igual en autoexistencia: «Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también<br />

le ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo» (v. 26).


C. Jesús <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> Su reivindicación <strong>de</strong> ser igual a Dios (5:19–29)<br />

5:19 El Salvador estaba tan vitalmente vinculado a Dios el Padre que no podía actuar<br />

con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. No significa que no tuviese capacidad <strong>de</strong> hacer nada por Sí mismo, sino<br />

que estaba tan estrechamente unido a Dios que podía sólo hacer las mismas cosas que viese<br />

hacer a Su Padre. Porque aunque el Señor afirmaba Su igualdad con el Padre, no pretendía<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. No es in<strong>de</strong>pendiente aunque sea totalmente igual a Él.<br />

El Señor Jesús quería evi<strong>de</strong>ntemente que los judíos pensasen en Él como igual a Dios.<br />

Sería absurdo que un mero hombre pretendiese hacer las mismas cosas que Dios hace.<br />

Jesús afirma ver lo que el Padre está haciendo. Para po<strong>de</strong>r hacer tal afirmación, ha <strong>de</strong> tener<br />

acceso continuo al Padre y un completo conocimiento <strong>de</strong> lo que está sucediendo en el cielo.<br />

No sólo eso, sino que Jesús afirma hacer las mismas cosas que ve hacer al Padre. Esto es<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego una aseveración <strong>de</strong> Su igualdad con Dios. Él es omnipotente.<br />

5:20 Una marca especial <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l Padre para con Su Hijo es que le muestra todo<br />

lo que él hace. Todo eso no sólo lo veía Jesús, sino que tenía también po<strong>de</strong>r para hacerlo.<br />

Entonces el Salvador prosigue diciendo que Dios le mostrará obras mayores que éstas,<br />

para que la gente se admirase. Ya habían visto al Señor Jesús efectuando milagros.<br />

Acababan <strong>de</strong> ver sanar a un hombre que había sido paralítico durante treinta y ocho años.<br />

Pero iban a ver obras mayores que éstas. La primera maravilla <strong>de</strong> éstas sería la<br />

resurrección <strong>de</strong> los muertos (v. 21). La segunda era la obra <strong>de</strong> juzgar a la humanidad (v.<br />

22).<br />

5:21 Aquí tenemos otra clara <strong>de</strong>claración respecto a la igualdad <strong>de</strong>l Hijo con el Padre.<br />

Los judíos acusaron a Jesús <strong>de</strong> hacerse Él mismo igual con Dios. Él no negó la acusación,<br />

sino que expuso las inmensas pruebas <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Él y el Padre son uno. Así como el<br />

Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.<br />

¿Podría <strong>de</strong>cirse esto <strong>de</strong> Él si fuese meramente un hombre? Hacer esta pregunta es<br />

contestarla.<br />

5:22 El NT enseña que Dios Padre… ha dado todo juicio al Hijo. Naturalmente, para<br />

que el Señor Jesús haga esta obra ha <strong>de</strong> tener un conocimiento absoluto y una justicia<br />

perfecta. Ha <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r discernir los pensamientos y los motivos <strong>de</strong> los corazones <strong>de</strong> los<br />

hombres. ¡Cuán extraño que el Juez <strong>de</strong> toda la tierra estuviese ante aquellos judíos<br />

afirmando Su autoridad, y que sin embargo no le reconociesen!<br />

5:23 Aquí tenemos la razón <strong>de</strong> que Dios haya dado autoridad a Su Hijo para resucitar a<br />

los muertos y para juzgar el mundo. La razón es que todos honren al Hijo como honran<br />

al Padre. Ésta es una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> suma importancia, y una <strong>de</strong> las más claras pruebas en<br />

la Biblia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. A lo largo <strong>de</strong> toda la Biblia se nos enseña que<br />

sólo Dios <strong>de</strong>be ser adorado. En los Diez Mandamientos se prohíbe tener ningún otro dios,<br />

sino sólo al Dios único y verda<strong>de</strong>ro. Ahora se nos enseña que todos <strong>de</strong>ben honrar al Hijo<br />

como honran al Padre. La única conclusión es que Jesucristo es Dios.<br />

Muchas personas preten<strong>de</strong>n adorar a Dios, pero niegan que Jesucristo es Dios. Dicen<br />

que fue un buen hombre, o más acor<strong>de</strong> a Dios que cualquier hombre que jamás haya vivido.<br />

Pero este versículo lo pone en igualdad absoluta con Dios y <strong>de</strong>manda que los hombres le<br />

<strong>de</strong>n el mismo honor que le dan a Dios Padre. Si alguien no honra al Hijo, entonces no<br />

honra al Padre. Es inútil preten<strong>de</strong>r amar a Dios si no se tiene el mismo amor para con el<br />

Señor Jesucristo. Si el lector nunca se ha dado cuenta <strong>de</strong> quién es realmente Jesucristo, que


consi<strong>de</strong>re entonces este versículo con todo cuidado. Recuer<strong>de</strong> que es la Palabra <strong>de</strong> Dios, y<br />

acepte la gloriosa verdad <strong>de</strong> que Jesucristo es Dios manifestado en carne.<br />

5:24 En los versículos prece<strong>de</strong>ntes hemos aprendido que el Señor Jesús tenía po<strong>de</strong>r para<br />

dar vida y que asimismo le había sido encomendada la obra <strong>de</strong> juicio. Ahora venimos a<br />

saber cómo se pue<strong>de</strong> recibir vida espiritual <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Él y escapar al juicio.<br />

Éste es uno <strong>de</strong> los versículos favoritos <strong>de</strong>l evangelio en la Biblia. Multitu<strong>de</strong>s han<br />

llegado a ser poseedores <strong>de</strong> la vida eterna mediante su mensaje. Indudablemente, la razón<br />

<strong>de</strong> que sea tan querido es por la forma en que expone el camino <strong>de</strong> la salvación con tanta<br />

claridad. El Señor Jesús comenzó las palabras <strong>de</strong> este versículo con la expresión De cierto,<br />

<strong>de</strong> cierto, llamando la atención a la importancia <strong>de</strong> lo que iba a <strong>de</strong>cir. Luego añadió el<br />

anuncio tan personal: Os digo. El Hijo <strong>de</strong> Dios nos habla aquí <strong>de</strong> una manera muy personal<br />

e íntima.<br />

El que oye mi palabra. Oír la Palabra <strong>de</strong> Jesús significa no sólo escucharla, sino<br />

también recibirla, creerla y obe<strong>de</strong>cerla. Muchos son los que oyen la predicación <strong>de</strong>l<br />

evangelio, pero nada hacen acerca <strong>de</strong>l mismo. El Señor está diciendo aquí que Su<br />

enseñanza ha <strong>de</strong> ser aceptada como divina, y que se <strong>de</strong>be creer que Él es verda<strong>de</strong>ramente el<br />

Salvador <strong>de</strong>l mundo.<br />

Y cree al que me envió. Es cuestión <strong>de</strong> creer a Dios. Pero, ¿significa esto que una<br />

persona es salvada simplemente por creer en Dios? Muchos profesan creer en Dios, pero<br />

nunca han sido convertidos. No, el pensamiento aquí es que uno ha <strong>de</strong> creer a Dios, que<br />

envió al Señor Jesucristo al mundo. ¿Y qué es lo que ha <strong>de</strong> creer? Ha <strong>de</strong> creer que Dios<br />

envió al Señor Jesús para que fuese nuestro Salvador. Ha <strong>de</strong> creer lo que Dios dice acerca<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús, es <strong>de</strong>cir, que Él es el único Salvador, y que los pecados sólo pue<strong>de</strong>n ser<br />

quitados mediante Su obra en el Calvario.<br />

Tiene vida eterna. Observemos que no dice que tendrá vida eterna, sino que la tiene<br />

ahora mismo. La vida eterna es la vida <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. No es sólo una vida que<br />

persistirá para siempre, sino que es una cualidad (superior) <strong>de</strong> vida. Es la vida <strong>de</strong>l Salvador<br />

que nos es impartida a los que creemos en Él. Es la vida espiritual recibida cuando uno nace<br />

<strong>de</strong> nuevo, en contraste con la vida natural que ha recibido en su nacimiento físico.<br />

Y no viene a juicio (RVR77 margen). El pensamiento aquí es que no es con<strong>de</strong>nado<br />

ahora ni lo será jamás en el futuro. El que cree en el Señor Jesús queda libre <strong>de</strong> juicio<br />

porque Cristo ha pagado la pena por sus pecados en el Calvario. Dios no exigirá dos veces<br />

la paga <strong>de</strong> su pena. Cristo ha pagado como nuestro Sustituto, y esto es suficiente. Él ha<br />

consumado la obra, y no se pue<strong>de</strong> añadir nada a una obra consumada. El cristiano jamás<br />

será castigado por sus pecados.<br />

Sino que ha pasado <strong>de</strong> la muerte a la vida. El que ha confiado en Cristo ha pasado<br />

<strong>de</strong> un estado <strong>de</strong> muerte espiritual a otro <strong>de</strong> vida espiritual. Antes <strong>de</strong> su conversión, estaba<br />

muerto en <strong>de</strong>litos y pecados. Estaba muerto a todo lo que fuese amor a Dios o comunión<br />

con el Señor. Cuando puso su fe en Jesucristo, vino a morar en él el Espíritu <strong>de</strong> Dios, y<br />

vino a ser poseedor <strong>de</strong> la vida divina.<br />

5:25 Esta es la tercera ocasión en que el Señor emplea la expresión <strong>de</strong> cierto, <strong>de</strong> cierto<br />

en el capítulo 5, y la séptima por ahora en este Evangelio. Cuando el Señor dijo que llega la<br />

hora, y ahora es, no se refería a un periodo <strong>de</strong> sesenta minutos, sino a que llegaba el<br />

tiempo entonces, y ya ha llegado. El tiempo a que hacía referencia era a Su venida al marco<br />

<strong>de</strong> la historia.<br />

¿Quiénes son los muertos a que se hace referencia en este versículo? ¿Quiénes son los<br />

que oirían la voz <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios y vivirían? Esto, naturalmente, pue<strong>de</strong> referirse a los que


fueron resucitados <strong>de</strong> entre los muertos por el Señor durante Su ministerio público. Pero<br />

este versículo tiene un sentido más amplio que éste. Los muertos a que se hace referencia<br />

son aquellos que están muertos en <strong>de</strong>litos y pecados. Ellos oyen la voz <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios<br />

cuando se predica el evangelio. Cuando aceptan el mensaje y reciben al Salvador, entonces<br />

pasan <strong>de</strong> muerte a vida.<br />

Para sustentar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el versículo 25 hace referencia a cuestiones espirituales y<br />

no físicas, damos una lista <strong>de</strong> comparaciones y contrastes entre éste y los versículos 28 y<br />

29:<br />

V. 25 — Vida <strong>de</strong> la<br />

Muerte<br />

«Llega la hora, y ahora<br />

es»<br />

Vv. 28 y 29 — Vida <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Muerte<br />

«va a llegar la hora»<br />

«los muertos» «Todos los que están en los sepulcros»<br />

«oirán la voz» «oirán su voz»<br />

«los que la oigan<br />

vivirán»<br />

«saldrán»<br />

5:26 Este versículo explica cómo una persona pue<strong>de</strong> recibir vida <strong>de</strong>l Señor Jesús. Así<br />

como el Padre es la Fuente y el Dador <strong>de</strong> la vida, así también ha dado al Hijo tener vida<br />

en Sí mismo y que pueda darla a otros. Esto, otra vez, es una <strong>de</strong>claración distintiva acerca<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> Su igualdad con el Padre. No se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> nadie más que<br />

tenga vida en sí mismo. La vida nos ha sido dada a cada uno <strong>de</strong> nosotros, pero nunca fue<br />

dada al Padre ni al Señor Jesús. Des<strong>de</strong> toda la eternidad, la vida ha estado en Ellos. Esta<br />

vida jamás tuvo principio. Jamás tuvo una fuente aparte <strong>de</strong> ellos.<br />

5:27 No sólo Dios ha dado que el Hijo tuviese vida en Sí mismo, sino que también le<br />

dio autoridad <strong>de</strong> ser el Juez <strong>de</strong>l mundo. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> juzgar le ha sido dado a Jesús por<br />

cuanto es el Hijo <strong>de</strong>l Hombre. El título <strong>de</strong> Hijo <strong>de</strong> Dios es un recordatorio para nosotros<br />

<strong>de</strong> que el Señor Jesús es una <strong>de</strong> las Personas <strong>de</strong> la Deidad. Como Hijo <strong>de</strong> Dios, Él es igual<br />

al Padre y al Espíritu Santo, y como Hijo <strong>de</strong> Dios, da vida. Pero es asimismo el Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre. Vino al mundo como Hombre, vivió aquí entre los hombres, y murió en la cruz<br />

como Sustituto por todos los hombres. Fue rechazado y crucificado cuando vino al mundo<br />

como Hombre. Cuando vuelva, vendrá a juzgar a Sus enemigos y para recibir la honra en<br />

este mundo don<strong>de</strong> fue tratado una vez <strong>de</strong> una manera tan cruel. Por cuanto Él es a la vez<br />

Dios y Hombre, está perfectamente calificado para ser Juez.<br />

5:28 Es indudable que al hacer Cristo estas intensas <strong>de</strong>claraciones tocantes a Su<br />

igualdad con Dios Padre, los judíos que le escuchaban <strong>de</strong>bían asombrarse. Él sabía,<br />

naturalmente, los pensamientos que corrían en sus mentes, <strong>de</strong> modo que les dijo que no<br />

<strong>de</strong>bían asombrarse <strong>de</strong> esto. Luego pasó a revelarles una verdad aún más maravillosa. En un<br />

tiempo aún futuro, todos aquellos cuyos cuerpos están en los sepulcros, oirán su voz.<br />

¡Qué insensatez sería, <strong>de</strong> nadie que no fuese Dios, pre<strong>de</strong>cir que los cuerpos yaciendo en el<br />

sepulcro oirían un día Su voz! Sólo Dios podría mantener una <strong>de</strong>claración así.


5:29 Todos los muertos resucitarán. Unos serán levantados para vida; otros, para<br />

con<strong>de</strong>nación. ¡Qué solemne verdad; cada persona que jamás haya vivido se encuentra en<br />

una <strong>de</strong> estas dos clases!<br />

El versículo 29 no enseña que aquellos que hayan hecho lo bueno serán salvados por<br />

sus buenas obras y que los que hayan hecho lo malo serán con<strong>de</strong>nados por sus malvadas<br />

vidas. Una persona no se salva haciendo buenas obras, sino que hace lo bueno porque ha<br />

sido salvada. Las buenas obras no son la raíz <strong>de</strong> la salvación, sino su fruto. No son la causa,<br />

sino el efecto. La expresión los que hicieron lo malo <strong>de</strong>scribe a los que nunca han puesto<br />

su fe y confianza en el Señor Jesús, y cuyas vidas, por tanto, han sido malas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios. Estos serán levantados para comparecer ante Dios y ser sentenciados a la<br />

con<strong>de</strong>nación eterna.<br />

D. Cuatro testimonios acerca <strong>de</strong> Jesús como Hijo <strong>de</strong> Dios (5:30–47)<br />

5:30 Al principio, las palabras No puedo yo hacer nada por mí mismo parecen<br />

implicar que Jesús no tenía el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> hacer nada por Sí mismo. Sin embargo, no es esto lo<br />

que implican. El pensamiento es que Él está tan estrechamente unido a Dios Padre que no<br />

podía actuar por Sí mismo. No podía hacer nada en base <strong>de</strong> Su propia autoridad. No había<br />

ni rastro <strong>de</strong> voluntariedad en el Salvador. Actuaba en perfecta obediencia a Su Padre y<br />

siempre en la más plena comunión y armonía con Él.<br />

Este versículo ha sido frecuentemente empleado por falsos maestros para apoyar sus<br />

pretensiones <strong>de</strong> que Jesucristo no era Dios. Dicen que por cuanto no podía hacer nada por<br />

Sí mismo, que por tanto era sólo un hombre. Pero este versículo <strong>de</strong>muestra precisamente lo<br />

diametralmente opuesto. Los hombres pue<strong>de</strong>n hacer las cosas que quieran, tanto si son<br />

conformes a la voluntad <strong>de</strong> Dios como si no. Pero <strong>de</strong>bido a ser quien era, el Señor Jesús no<br />

podía actuar <strong>de</strong> la misma manera. No se trataba <strong>de</strong> una imposibilidad física, sino moral.<br />

Tenía la capacidad física <strong>de</strong> hacer todas las cosas, pero no podía hacer nada que estuviese<br />

mal. Y hubiese sido malo para Él hacer cualquier cosa que no fuese la voluntad <strong>de</strong> Dios<br />

Padre para Él. Esta <strong>de</strong>claración pone al Señor Jesús aparte <strong>de</strong> cualquier otro hombre que<br />

jamás viviese.<br />

Al escuchar el Señor Jesús a Su Padre y las instrucciones que recibía a diario <strong>de</strong> Él, así<br />

pensaba, enseñaba y actuaba. La palabra juzgo no tiene aquí el sentido <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir acerca <strong>de</strong><br />

cuestiones legales, sino más bien <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir qué era lo que Él <strong>de</strong>bía hacer y <strong>de</strong>cir.<br />

Debido a que el Salvador no tenía motivos egoístas, podía <strong>de</strong>cidir las cuestiones <strong>de</strong> una<br />

forma justa e imparcial. Su única ambición era agradar a Su Padre y hacer Su voluntad. No<br />

permitía que nada se interpusiese ante esto. Por ello, su consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las cosas no iba<br />

influida por lo que iría para Su mayor beneficio. Nuestras opiniones y enseñanzas están<br />

generalmente afectadas por lo que queremos hacer y por lo que queremos creer. Pero no era<br />

así con el Hijo <strong>de</strong> Dios. Sus opiniones o juicios no estaban influidos en Su propio favor.<br />

Carecía <strong>de</strong> prejuicios.<br />

5:31 En los versículos restantes <strong>de</strong> este capítulo, el Señor Jesucristo <strong>de</strong>scribe los varios<br />

testimonios <strong>de</strong> Su <strong>de</strong>idad. Había el testimonio <strong>de</strong> Juan el Bautista (vv. 32–35); el testimonio<br />

<strong>de</strong> Sus obras (v. 36); el testimonio <strong>de</strong>l Padre (vv. 37, 38) y el testimonio <strong>de</strong> las Escrituras<br />

<strong>de</strong>l AT (vv. 39–47).<br />

Primero, Jesús hizo una <strong>de</strong>claración general tocante al tema <strong>de</strong>l testimonio. Dijo: Si yo<br />

doy testimonio acerca <strong>de</strong> mí mismo, mi testimonio no es verda<strong>de</strong>ro. Esto no significa en


absoluto que el Señor Jesús jamás pudiese <strong>de</strong>cir algo que no fuese verdad. Más bien, estaba<br />

con ello enunciando el caso general <strong>de</strong> que el testimonio <strong>de</strong> una sola persona no se<br />

consi<strong>de</strong>raba como evi<strong>de</strong>ncia suficiente en un tribunal. El <strong>de</strong>creto divino era que se<br />

precisaba <strong>de</strong> al menos dos o tres testigos antes que pudiese pronunciarse una sentencia<br />

válida. Y <strong>de</strong> esta manera Jesús pasa a dar no dos o tres, sino cuatro testimonios <strong>de</strong> Su<br />

<strong>de</strong>idad.<br />

5:32 Hay una cuestión acerca <strong>de</strong> si este versículo hace referencia a Juan el Bautista, a<br />

Dios Padre o al Espíritu Santo. Algunos creen que la palabra otro <strong>de</strong>scribe a Juan el<br />

Bautista y que este versículo está vinculado con los tres siguientes. Otros piensan que el<br />

Señor estaba aquí refiriéndose al testimonio que da el Espíritu Santo acerca <strong>de</strong> Él. Nosotros<br />

creemos que Él estaba refiriéndose al testimonio <strong>de</strong>l Padre. (La escritura con mayúscula<br />

<strong>de</strong>l pronombre en la versión inglesa NKJV, «He», muestra que sus traductores ven ahí una<br />

referencia a la Deidad.)<br />

5:33 Habiendo introducido al mayor <strong>de</strong> los testigos, Su Padre, el Señor pasa luego al<br />

testimonio <strong>de</strong> Juan. Recuerda a los incrédulos judíos que habían enviado a hombres a<br />

Juan a oír lo que él tenía que <strong>de</strong>cir, y que el testimonio <strong>de</strong> Juan fue todo acerca <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. En lugar <strong>de</strong> señalar a los hombres hacia sí mismo, Juan dio testimonio <strong>de</strong> Aquel<br />

que es la verdad.<br />

5:34 El Señor Jesús recordó a Sus oyentes que Su afirmación <strong>de</strong> ser igual a Dios no se<br />

basaba simplemente en el testimonio <strong>de</strong> seres humanos. Si esto fuese todo lo que tenía,<br />

entonces Su alegato sería verda<strong>de</strong>ramente débil. Pero introdujo el testimonio <strong>de</strong> Juan el<br />

Bautista por cuanto era un hombre enviado por Dios y por cuanto él había testificado que el<br />

Señor Jesús era verda<strong>de</strong>ramente el Mesías y el Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios que quita el pecado <strong>de</strong>l<br />

mundo.<br />

Luego añadió: Mas digo esto para que vosotros seáis salvos. ¿Por qué estaba el Señor<br />

Jesús hablando tan largamente con los judíos? ¿Estaba simplemente queriendo <strong>de</strong>mostrar<br />

que Él tenía la razón y que ellos estaban equivocados? No, sino que estaba presentando ante<br />

ellos estas maravillosas verda<strong>de</strong>s para que pudiesen darse cuenta <strong>de</strong> quién era él, y le<br />

aceptasen como el prometido Salvador. Este versículo nos da una clara perspectiva <strong>de</strong>l<br />

corazón tierno y amante <strong>de</strong>l Señor Jesús. Se dirigía a aquellos que le odiaban y que pronto<br />

buscarían con todas sus fuerzas arrebatarle la vida. Pero no había odio contra ellos en Su<br />

corazón. Sólo podía amarlos.<br />

5:35 Aquí el Señor rin<strong>de</strong> tributo a Juan el Bautista como una lámpara que ardía y<br />

alumbraba. Esto significa que era un hombre lleno <strong>de</strong> celo, que tenía un ministerio que<br />

daba luz a otros, y que se consumió en el proceso <strong>de</strong> señalar a los hombres a Jesús. Al<br />

principio, el pueblo judío había acudido en gran<strong>de</strong>s números a Juan el Bautista. Era una<br />

especie <strong>de</strong> novedad, una extraña figura que había entrado en sus vidas, y fueron a<br />

escucharle. Por un tiempo le aceptaron como un popular maestro religioso.<br />

¿Por qué, entonces, habiendo aceptado tan calurosamente a Juan, no habían aceptado a<br />

Aquel <strong>de</strong> quien había predicado Juan? Se regocijaron pasajeramente, pero no hubo<br />

arrepentimiento. Eran inconsecuentes. Recibieron al heraldo, ¡pero no querían recibir al<br />

Rey! Jesús rindió un gran tributo a Juan. Para cualquier siervo <strong>de</strong> Cristo, ser llamado una<br />

lámpara que ardía y alumbraba es un verda<strong>de</strong>ro encomio <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Muchos <strong>de</strong> nosotros que amamos al Señor Jesús <strong>de</strong>searíamos también ser llamas <strong>de</strong> fuego<br />

para Él, consumiéndonos a nosotros mismos, pero dando luz al mundo en ello.<br />

5:36 El testimonio <strong>de</strong> Juan no era la más gran<strong>de</strong> prueba <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo. Los<br />

milagros que el Padre le había dado que hiciese daban testimonio <strong>de</strong> Él, que el Padre le


había verda<strong>de</strong>ramente enviado. Los milagros, por sí mismos, no son una prueba <strong>de</strong> <strong>de</strong>idad.<br />

En la Biblia leemos <strong>de</strong> hombres que habían recibido po<strong>de</strong>r para hacer milagros, e incluso<br />

leemos <strong>de</strong> seres malignos con el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> realizar maravillas sobrenaturales. Pero los<br />

milagros <strong>de</strong>l Señor Jesús eran diferentes <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más. Primero, Él tenía en Sí mismo<br />

el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> llevar a cabo estas po<strong>de</strong>rosas obras, mientras que a otros les fue dado. Otros<br />

hombres han efectuado milagros, pero no podían conferir a otros el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> realizarlos. El<br />

Señor Jesús no sólo llevó a cabo milagros Él mismo, sino que dio a Sus apóstoles potestad<br />

para hacerlos. A<strong>de</strong>más, las obras llevadas a cabo por el Salvador eran los mismos que el<br />

AT había profetizado tocantes al Mesías. Finalmente, los milagros que el Señor Jesús obró<br />

fueron únicos por su carácter, alcance y número.<br />

5:37–38 Una vez más el Señor se refirió al testimonio que el Padre había dado <strong>de</strong> Él.<br />

Quizá se refiere a la ocasión en que Jesús fue bautizado. Luego, la voz <strong>de</strong> Dios Padre fue<br />

oída <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo <strong>de</strong>clarando que Jesús era Su Hijo amado, en quien Él tenía toda<br />

complacencia. Pero se <strong>de</strong>bería añadir que en la vida, ministerio y milagros <strong>de</strong> Jesús, el<br />

Padre dio también testimonio <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Él era el mismo Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Los incrédulos judíos ni habían oído su voz, ni habían visto su aspecto. Se <strong>de</strong>bía a que<br />

no tenían su palabra morando en ellos. Dios habla a los hombres mediante Su Palabra, la<br />

Biblia. Los judíos tenían las Escrituras <strong>de</strong>l AT, pero no <strong>de</strong>jaban que Dios les hablase a<br />

través <strong>de</strong> ellas. Sus corazones estaban endurecidos y embotados sus oídos.<br />

Nunca habían visto la Forma ni la Persona <strong>de</strong> Dios porque no creían en Aquel que Dios<br />

había enviado. Dios Padre no tiene Forma o Aspecto visible a ojos mortales. Es Espíritu, y<br />

por ello mismo invisible. Pero Dios se ha revelado a Sí mismo a los hombres en la Persona<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús. De una manera muy real, los que creyeron en Cristo vieron la forma <strong>de</strong><br />

Dios. Los incrédulos le vieron meramente como otro hombre como ellos mismos.<br />

5:39 La primera parte <strong>de</strong> este versículo pue<strong>de</strong> ser entendida <strong>de</strong> dos maneras. Primero,<br />

pue<strong>de</strong> que el Señor Jesús esté diciendo a los judíos que escudriñen las Escrituras. O bien<br />

pue<strong>de</strong> ser que esté sencillamente <strong>de</strong>clarando el hecho que ellos escudriñan las Escrituras<br />

porque pensaban que con la mera posesión <strong>de</strong> las Escrituras tenían la vida eterna. Es<br />

posible cualquier interpretación <strong>de</strong> este versículo. Probablemente, el Señor Jesús estaba<br />

meramente <strong>de</strong>clarando el hecho <strong>de</strong> que los judíos escudriñaban las Escrituras y creían que<br />

con ello estaban recibiendo vida eterna. No se daban cuenta <strong>de</strong> que las Escrituras, al<br />

anunciar el Mesías veni<strong>de</strong>ro, estaban en realidad hablándoles <strong>de</strong> Jesús. Es terrible pensar<br />

que los hombres, con las Escrituras en sus manos, pudiesen ser tan ciegos. Pero era aún más<br />

injustificable que <strong>de</strong>spués que el Señor Jesús les hablase <strong>de</strong> esta manera, siguiesen<br />

rehusando aceptarlo. Observemos cuidadosamente la última parte <strong>de</strong> este versículo. Ellas<br />

son las que dan testimonio <strong>de</strong> mí. Esto significa sencillamente que el principal tema <strong>de</strong>l<br />

AT era la venida <strong>de</strong> Cristo. Si alguien se pier<strong>de</strong> esto en su estudio <strong>de</strong>l AT, se pier<strong>de</strong> la parte<br />

más importante <strong>de</strong>l mismo.<br />

5:40 Los judíos no querían venir a Cristo para que tuviesen vida. La verda<strong>de</strong>ra razón<br />

por la que la gente no acepta al Salvador no es que no puedan compren<strong>de</strong>r el evangelio, ni<br />

que encuentren imposible creer en Jesús. No hay nada en el Señor Jesús que haga imposible<br />

confiar en Él. La verda<strong>de</strong>ra razón resi<strong>de</strong> en la propia voluntad <strong>de</strong>l hombre. El hombre ama<br />

sus pecados más que al Salvador. No quiere abandonar sus malvados caminos.<br />

5:41 Al con<strong>de</strong>nar a los judíos por no querer recibirlo, el Señor no quería que pensasen<br />

que se sentía dolido porque no le hubiesen dado gloria. No había venido al mundo con el<br />

propósito <strong>de</strong> ser alabado por los hombres <strong>de</strong> este mundo. No <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> sus alabanzas,


sino que buscaba la alabanza <strong>de</strong> Su Padre. Incluso si los hombres le rechazaban, esto no<br />

<strong>de</strong>traía <strong>de</strong> Su gloria.<br />

5:42 El rechazo <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> recibir al Hijo <strong>de</strong> Dios es aquí seguido hasta su fuente.<br />

Estos hombres no tenían amor <strong>de</strong> Dios en sí mismos, es <strong>de</strong>cir, se amaban a sí mismos más<br />

que a Dios. Si hubiesen amado a Dios, habrían recibido a Aquel a quien Dios había<br />

enviado. Por su rechazamiento <strong>de</strong>l Señor Jesús, mostraban su absoluta falta <strong>de</strong> amor para<br />

con Su Padre.<br />

5:43 Jesús había venido en nombre <strong>de</strong> Su Padre. Él vino a hacer la voluntad <strong>de</strong> Su<br />

Padre, a dar gloria a Su Padre y a obe<strong>de</strong>cer a Su Padre en todas las cosas. Si los hombres<br />

realmente hubiesen amado a Dios, habrían amado a Aquel que buscaba agradar a Dios en<br />

todo lo que <strong>de</strong>cía y hacía.<br />

Jesús predice ahora que otro vendrá en su propio nombre y que los judíos lo<br />

recibirán. Quizá en cierto sentido se estaba refiriendo a los muchos falsos maestros que<br />

surgieron tras Él y que buscaron ser honrados por la nación. Quizá estaba refiriéndose a los<br />

cabecillas <strong>de</strong> las falsas sectas a lo largo <strong>de</strong> los siglos, que han pretendido ser el Cristo. Pero<br />

lo más probable es que se estuviese refiriendo aquí al Anticristo. En un día veni<strong>de</strong>ro, un<br />

dirigente autoimpuesto surgirá en medio <strong>de</strong>l pueblo judío y exigirá ser adorado como Dios<br />

(2 Ts. 2:8–10). La mayoría <strong>de</strong> la nación judía aceptará a este Anticristo como su dirigente,<br />

y como resultado serán objetos <strong>de</strong>l severo juicio <strong>de</strong> Dios (1 Jn. 2:18).<br />

5:44 Aquí el Señor da otra razón <strong>de</strong>l rechazo <strong>de</strong>l pueblo judío a aceptarle. Estaban más<br />

interesados en la aprobación <strong>de</strong> sus semejantes que en la <strong>de</strong> Dios. Tenían miedo <strong>de</strong> lo que<br />

dirían sus amigos si abandonaban el judaísmo. No estaban dispuestos a soportar el vituperio<br />

y el sufrimiento que les vendría encima si se convertían en seguidores <strong>de</strong> Jesús. Cuando una<br />

persona tiene miedo <strong>de</strong> lo que otros puedan <strong>de</strong>cir o hacer, no pue<strong>de</strong> ser salva. Para creer en<br />

el Señor, uno ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear la aprobación <strong>de</strong> Dios más que la <strong>de</strong> ningún otro. Ha <strong>de</strong> buscar<br />

la gloria que viene <strong>de</strong>l Dios único.<br />

5:45 El Señor no era quien iba a acusar a esos judíos ante el Padre. Naturalmente,<br />

eran muchas las acusaciones que podría presentar contra ellos. Pero no tendría necesidad<br />

alguna <strong>de</strong> hacerlo, porque los escritos <strong>de</strong> Moisés serían suficientes para acusarlos. Estos<br />

judíos se enorgullecían mucho <strong>de</strong>l AT, y especialmente <strong>de</strong> los cinco libros escritos por<br />

Moisés, la Torá. Estaban orgullosos <strong>de</strong> que estas Escrituras habían sido dadas a Israel. Pero<br />

el problema era que no obe<strong>de</strong>cían las palabras <strong>de</strong> Moisés, como se ve en el versículo 46.<br />

5:46 Jesús ponía los escritos <strong>de</strong> Moisés al mismo nivel <strong>de</strong> autoridad que Sus propias<br />

palabras. Esto nos recuerda que «toda Escritura es inspirada por Dios». Tanto si leemos el<br />

Antiguo como el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, estamos leyendo la Palabra misma <strong>de</strong> Dios. Si los<br />

judíos hubiesen creído las palabras <strong>de</strong> Moisés, habrían creído también al Señor, porque<br />

Moisés escribió acerca <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo. Un ejemplo <strong>de</strong> estas explicaciones la<br />

encontramos en Deuteronomio 18:15, 18:<br />

Profeta <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> ti, <strong>de</strong> tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él<br />

oiréis. … Profeta les levantaré <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> sus hermanos, como tú; y pondré mis<br />

palabras en su boca; y él les hablará todo lo que yo le man<strong>de</strong>.<br />

En estos versículos Moisés pre<strong>de</strong>cía la venida <strong>de</strong> Cristo, y dijo al pueblo judío que le<br />

escuchasen y obe<strong>de</strong>ciesen cuando se presentase. Ahora se había presentado el Señor Jesús,<br />

pero los judíos habían rehusado recibirle. Por eso dijo que Moisés los acusaría al Padre,<br />

porque pretendían creer en Moisés, y en cambio no hacían lo que Moisés había mandado.<br />

Las palabras <strong>de</strong> mí escribió él son una clara <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> nuestro Señor <strong>de</strong> que las<br />

Escrituras <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> contienen profecías acerca <strong>de</strong> Él. Agustín lo expresó <strong>de</strong>


forma concisa: «El <strong>Nuevo</strong> se encuentra oculto en el Antiguo; el Antiguo es revelado en el<br />

<strong>Nuevo</strong>».<br />

5:47 Si los judíos no querían creer los escritos <strong>de</strong> Moisés, no era fácil que fuesen a<br />

creer las palabras <strong>de</strong> Jesús. Hay una relación muy estrecha entre el AT y el NT. Si alguien<br />

duda <strong>de</strong> la inspiración <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l AT, no es fácil que acepte las palabras <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús como inspiradas. Si alguien ataca ciertas partes <strong>de</strong> la Biblia, no pasará mucho antes<br />

que arroje dudas también sobre el resto <strong>de</strong>l Libro. Dice King:<br />

El Señor alu<strong>de</strong>, por supuesto, al Pentateuco, los Cinco Libros <strong>de</strong> Moisés —la porción <strong>de</strong><br />

la Biblia que ha sido más encarnizadamente atacada que cualquier otra, y, cosa extraña, la<br />

porción que, por lo que respecta a lo que ha sido registrado, el Maestro citó más que<br />

cualquier otra—. Como si hubiese querido poner Su propio imprimatur sobre ellos mucho<br />

antes <strong>de</strong> que comenzasen los ataques.<br />

IV. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE<br />

DIOS: GALILEA (Cap. 6)<br />

A. La Cuarta Señal: La alimentación <strong>de</strong> los Cinco Mil (6:1–15)<br />

6:1 La expresión <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto significa que había transcurrido un tiempo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que<br />

habían sucedido los acontecimientos <strong>de</strong>l capítulo 5. Cuánto, no lo sabemos, pero sí<br />

sabemos que Jesús había viajado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la zona colindante con Jerusalén hasta el Mar <strong>de</strong><br />

Galilea. Cuando dice que se fue al otro lado <strong>de</strong>l mar, probablemente significa que pasó <strong>de</strong><br />

la ribera norocci<strong>de</strong>ntal a la nororiental. El mar <strong>de</strong> Galilea era también conocido como el<br />

mar <strong>de</strong> Tiberias, porque la ciudad <strong>de</strong> Tiberias estaba situada en su ribera occi<strong>de</strong>ntal. Esta<br />

ciudad, capital <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Galilea, tenía este nombre por el emperador romano<br />

Tiberio.<br />

6:2–3 Le seguía una gran multitud, no necesariamente porque creyesen en Él como<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios, sino más bien porque veían los milagros que había hecho en los enfermos.<br />

Una fe basada en milagros nunca es tan grata para Dios como la que se basa sólo en Su<br />

Palabra. La Palabra <strong>de</strong> Dios no <strong>de</strong>bería precisar <strong>de</strong> milagros para verificarla. Todo lo que<br />

Dios dice es cierto. No pue<strong>de</strong> ser nunca falso. Esto <strong>de</strong>bería ser suficiente para todos. Las<br />

palabras subió Jesús al monte pue<strong>de</strong>n significar sencillamente que fue a la región<br />

montañosa alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l mar.<br />

6:4 No está claro por qué Juan mencionó que estaba cerca la pascua. Algunos<br />

sugieren que el Señor Jesús estaba probablemente pensando en la pascua cuando dio Su<br />

maravilloso mensaje en este capítulo acerca <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Pan <strong>de</strong> Vida. No había<br />

emprendido el camino hacia Jerusalén para la Pascua. Juan se refiere a la pascua como la<br />

fiesta <strong>de</strong> los judíos. Naturalmente, había sido instituida por Dios en el AT. La había dado<br />

al pueblo judío, y en este sentido era la fiesta <strong>de</strong> los judíos. Pero la expresión fiesta <strong>de</strong> los<br />

judíos podría también significar que Dios ya no la reconocía como una <strong>de</strong> Sus propias<br />

fiestas porque la nación judía la celebraba como un mero ritual, sin ningún interés <strong>de</strong><br />

corazón. Había perdido su verda<strong>de</strong>ro sentido y ya no era una fiesta <strong>de</strong> Jehová.<br />

6:5 Jesús no se enojó cuando vio a la gran multitud, como pensando que iban a<br />

estorbar Su reposo o Su tiempo con Sus discípulos. Su primer pensamiento fue conseguir<br />

algo para que comiesen. De modo que se volvió a Felipe y le preguntó <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> podrían


conseguir pan para alimentar a la multitud. Cuando Jesús hacía una pregunta, nunca era<br />

para añadir a Su conocimiento, sino para enseñar a otros. Él sabía la respuesta, pero Felipe<br />

no.<br />

6:6 El Señor iba a enseñar a Felipe una lección <strong>de</strong> gran valor e iba a probar su fe. Jesús<br />

sabía que iba a hacer un milagro para dar alimento a aquella enorme multitud. Pero, ¿se<br />

daba cuenta Felipe <strong>de</strong> que Él podía hacerlo? ¿Era gran<strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> Felipe, o pequeña?<br />

6:7 Parece que la fe <strong>de</strong> Felipe no se elevaba a gran<strong>de</strong>s alturas. Hizo un rápido cálculo y<br />

<strong>de</strong>cidió que doscientos <strong>de</strong>narios <strong>de</strong> pan no bastarían para proveer siquiera para que cada<br />

uno <strong>de</strong> ellos tome un poco. No sabemos exactamente cuánto pan podría comprarse con<br />

doscientos <strong>de</strong>narios en aquel tiempo, pero <strong>de</strong>bía ser una cantidad muy gran<strong>de</strong>. Un <strong>de</strong>nario<br />

era el salario diario <strong>de</strong> un jornalero.<br />

6:8–9 Andrés era hermano <strong>de</strong> Simón Pedro. Vivían cerca <strong>de</strong> Betsaida, junto a la orilla<br />

<strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea. Andrés pensaba también que sería difícil alimentar a aquella multitud.<br />

Observó a un muchachito que tenía cinco panes <strong>de</strong> cebada y dos pececillos, pero pensaba<br />

que esto sería prácticamente nada para satisfacer el hambre <strong>de</strong> tantos. Este muchacho no<br />

tenía mucho, pero estaba dispuesto a ponerlo a disposición <strong>de</strong>l Señor Jesús. Como resultado<br />

<strong>de</strong> su bondad, esta historia se registra en cada uno <strong>de</strong> los cuatro Evangelios. Él no hizo<br />

mucho, pero «poco es mucho, si Dios está en ello», y ha llegado a ser célebre en todo el<br />

mundo.<br />

6:10 Al hacer que la gente se recostase, el Señor proveyó para el bienestar <strong>de</strong> ellos.<br />

Observemos que escogió un lugar don<strong>de</strong> había mucha hierba. No era usual encontrar un<br />

lugar así en aquella zona, pero el Señor tuvo cuidado que la gente pudiese comer en un<br />

lugar limpio y agradable.<br />

Se registra que había cinco mil varones, lo que indica que a<strong>de</strong>más había mujeres y<br />

niños. La mención <strong>de</strong> esta cantidad <strong>de</strong> cinco mil se hace para indicar cuán gran<strong>de</strong> era el<br />

milagro que iba a tener lugar.<br />

6:11 Jesús tomó aquellos panes y dio gracias por ellos. Si lo hizo antes <strong>de</strong> participar<br />

<strong>de</strong> la comida o <strong>de</strong> servirla, ¡cuánto más <strong>de</strong>beríamos nosotros <strong>de</strong>tenernos para dar las gracias<br />

a Dios antes <strong>de</strong> tomar nuestras comidas! Luego repartió el alimento entre sus discípulos.<br />

Aquí tenemos una verda<strong>de</strong>ra lección para nosotros. El Señor Jesús no lo hizo todo por Sí<br />

mismo. Movilizó el servicio <strong>de</strong> otros. Bien se ha dicho: «Tú haz lo que tú puedas; yo haré<br />

lo que yo pueda; y el Señor hará lo que no podamos hacer nosotros.»<br />

Para cuando el Señor hubo repartido el pan a los discípulos, se había multiplicado<br />

maravillosamente. No se registra el momento exacto en que tuvo lugar este milagro, pero sí<br />

sabemos que estos cinco panes y dos pececillos se volvieron suficientes, en manos <strong>de</strong>l<br />

Señor, para alimentar a esta gran multitud. Los discípulos se <strong>de</strong>dicaron a servir el pan y los<br />

peces a los que estaban recostados. No había escasez, porque se dice <strong>de</strong> manera clara que<br />

les dieron <strong>de</strong> los peces, cuanto querían.<br />

Griffith Thomas nos recuerda que en esta historia tenemos una hermosa figura <strong>de</strong>:<br />

(a) el mundo que está pereciendo; (b) los impotentes discípulos; (c) el perfecto<br />

Salvador. Este milagro involucró un verda<strong>de</strong>ro acto <strong>de</strong> creación. Ningún mero hombre<br />

habría podido tomar cinco panes y dos pececillos y multiplicarlos <strong>de</strong> manera que pudiese<br />

alimentar a tantas personas. Bien se ha dicho: «Era la primavera cuando bendijo el pan; era<br />

la cosecha cuando lo partió». Y también es cierto que «Los panes sin ben<strong>de</strong>cir son panes<br />

sin multiplicar».


6:12 Ésta es una hermosa pincelada. Si Jesús hubiese sido sólo un hombre, nunca se<br />

habría preocupado en pensar acerca <strong>de</strong> los restantes pedazos. ¡Ninguna persona que pue<strong>de</strong><br />

alimentar a cinco mil se preocupa acerca <strong>de</strong> algunos pedazos que sobren! Pero Jesús es<br />

Dios, y para Dios no pue<strong>de</strong> haber un <strong>de</strong>sperdicio <strong>de</strong> Su abundante provisión. No quiere que<br />

malgastemos las preciosas cosas que Él nos ha dado, por lo que se tomó el cuidado <strong>de</strong><br />

or<strong>de</strong>nar que se reuniesen los pedazos que quedaron para que no se pierda nada.<br />

Muchas personas intentan dar explicaciones racionales a este milagro. La<br />

muchedumbre, dicen, vio al pequeño dando sus cinco panes y dos pececillos a Jesús. Esto<br />

hizo que se diesen cuenta <strong>de</strong> lo egoístas que estaban siendo, <strong>de</strong> modo que <strong>de</strong>cidieron sacar<br />

sus meriendas y compartirlas. De esta manera, hubo comida para todos. Pero esta<br />

explicación no se ajusta a los hechos, como veremos por el siguiente versículo.<br />

6:13 Se recogieron doce cestas <strong>de</strong> pan <strong>de</strong>spués que la gente hubo acabado <strong>de</strong> comer.<br />

Sería una total imposibilidad recoger tanto pan como el que se indica aquí si se hubiese<br />

tratado sólo <strong>de</strong> que cada persona hubiese traído consigo su merienda. Estos pedazos, dice<br />

este versículo, sobraron <strong>de</strong> los cinco panes <strong>de</strong> cebada. Las explicaciones <strong>de</strong> los hombres<br />

resultan ridículas. Sólo pue<strong>de</strong> haber una conclusión, y es que se había efectuado un gran<br />

milagro.<br />

6:14 La gente misma reconoció que se trataba <strong>de</strong> un milagro. No habrían reaccionado<br />

así si sencillamente se hubiesen comido sus propias meriendas. De hecho, eran tan<br />

conscientes <strong>de</strong> que era un milagro que estaban dispuestos a reconocer que Jesús era<br />

verda<strong>de</strong>ramente el profeta que había <strong>de</strong> venir al mundo. Sabían por el AT que iba a<br />

venir un profeta, y esperaban que él les iba a liberar <strong>de</strong>l control <strong>de</strong>l Imperio Romano.<br />

Estaban esperando un monarca terrenal. Pero la fe <strong>de</strong> ellos no era genuina. No estaban<br />

dispuestos a admitir que Jesús fuese el Hijo <strong>de</strong> Dios ni a confesar sus pecados y aceptarlo a<br />

Él como Salvador.<br />

6:15 Como resultado <strong>de</strong> este milagro <strong>de</strong> Jesús, la gente quería hacerle rey. De nuevo, si<br />

Jesús sólo hubiese sido un hombre, indudablemente habría aceptado bien dispuesto la<br />

propuesta <strong>de</strong> ellos. Los hombres están siempre dispuestos a ser exaltados y a recibir un<br />

puesto <strong>de</strong> preeminencia. Pero Jesús no se <strong>de</strong>jó mover por estos llamamientos a la vanidad y<br />

al orgullo. Sabía que había venido al mundo para morir en la cruz como Sustituto <strong>de</strong> los<br />

pecadores. Y no iba a hacer nada que interfiriese con este objetivo. No iba a ascen<strong>de</strong>r al<br />

trono hasta que hubiese ascendido primero al altar <strong>de</strong>l sacrificio. Había <strong>de</strong> sufrir, <strong>de</strong>rramar<br />

Su sangre y morir, antes <strong>de</strong> ser exaltado.<br />

Escribe F. B. Meyer:<br />

Como dice San Bernardo, siempre se ocultaba cuando querían hacerle rey, y se presentó<br />

cuando quisieron crucificarlo. Con esto claramente en mente, no du<strong>de</strong>mos en hacer nuestras<br />

las nobles palabras <strong>de</strong> Itay geteo: «Vive Dios, y vive mi señor el rey, que o para muerte o<br />

para vida, don<strong>de</strong> mi señor el rey esté, allí estará también tu siervo» (2 Samuel 15:21). Y con<br />

toda certidumbre Él respon<strong>de</strong>rá como lo hizo David a otro fugitivo que vino a i<strong>de</strong>ntificarse<br />

con él en su causa: «Quédate conmigo, no temas; quien busque mi vida, buscará también la<br />

tuya; pues conmigo estarás a salvo».<br />

B. La Quinta Señal: Jesús camina sobre el agua y rescata a Sus<br />

discípulos (6:16–21)


6:16–17 Era ya el atar<strong>de</strong>cer. Jesús Había subido al monte solo. La muchedumbre, sin<br />

duda, había vuelto a sus hogares, <strong>de</strong>jando solos a los discípulos. Entonces ellos<br />

<strong>de</strong>scendieron al mar para empren<strong>de</strong>r la travesía <strong>de</strong> vuelta por el Mar <strong>de</strong> Galilea.<br />

Mientras iban cruzando el mar hacia Capernaúm ya había oscurecido y Jesús no<br />

estaba con ellos. ¿Dón<strong>de</strong> estaba? En el monte, orando. ¡Qué figura <strong>de</strong> los seguidores <strong>de</strong><br />

Cristo en la actualidad! Están en el tormentoso mar <strong>de</strong> la vida. Ha oscurecido. Al Señor<br />

Jesús no se le ve por ninguna parte. Pero esto no significa que Él <strong>de</strong>sconozca lo que está<br />

sucediendo. Está en el cielo, orando por aquellos a los que ama.<br />

6:18 El Mar <strong>de</strong> Galilea sufre a veces el embate <strong>de</strong> repentinas y violentas tempesta<strong>de</strong>s.<br />

Los vientos se precipitan valle abajo, por la <strong>de</strong>presión <strong>de</strong>l Jordán, a gran velocidad. Cuando<br />

azotan el Mar <strong>de</strong> Galilea, levantan enormes olas. Las barcas pequeñas no son seguras en el<br />

mar en tales condiciones.<br />

6:19 Los discípulos habían remado como veinticinco o treinta estadios (entre 4,5 y<br />

5,5 kilómetros). Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista humano, se encontraban en grave peligro. Justo en<br />

el peor momento, levantaron la vista y vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se<br />

acercaba a la barca. Aquí tenemos otro maravilloso milagro. El Hijo <strong>de</strong> Dios, andando<br />

sobre las aguas <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea. Los discípulos tuvieron miedo, porque no eran<br />

plenamente conscientes <strong>de</strong> quién era esta Persona maravillosa.<br />

Observemos cuán simplemente se cuenta la historia. Se nos cuentan los hechos más<br />

asombrosos, pero Juan no emplea ampulosas palabras para impresionarnos con la gran<strong>de</strong>za<br />

<strong>de</strong> lo que estaba sucediendo. Emplea una gran sobriedad para establecer los hechos.<br />

6:20 Luego, el Señor Jesús pronunció unas maravillosas palabras <strong>de</strong> consolación. Yo<br />

soy; no temáis. Si sólo se tratase <strong>de</strong> un hombre, tendrían razones para temer. Pero Él es el<br />

po<strong>de</strong>roso Creador y Sustentador <strong>de</strong>l universo. Con Alguien así cercano, no había razón<br />

alguna para temer. Aquel que hizo el Mar <strong>de</strong> Galilea en primer lugar podía hacer que sus<br />

aguas estuviesen tranquilas en segundo lugar, y podía llevar a salvo a Sus atemorizados<br />

discípulos hasta la costa. Emplea las palabras YO SOY. Hasta ahora es la segunda vez en el<br />

Evangelio <strong>de</strong> Juan que Jesús emplea este nombre <strong>de</strong> Jehová para <strong>de</strong>signarse a sí mismo.<br />

6:21 Cuando se dieron cuenta <strong>de</strong> que era el Señor Jesús, le dieron la bienvenida en la<br />

barca. Ésta llegó en seguida a su <strong>de</strong>stino. El Señor Jesús los llevó <strong>de</strong> manera instantánea a<br />

tierra firme. ¡Qué Persona más maravillosa es Él!<br />

C. La gente pi<strong>de</strong> una señal (6:22–34)<br />

6:22 Es ahora el día siguiente a aquel en que se había alimentado a cinco mil personas.<br />

La gente continuaba todavía en la zona nororiental <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea. Habían visto a los<br />

discípulos entrar en la barca la tar<strong>de</strong> anterior, y sabían que Jesús no había ido con ellos.<br />

Sólo había una barca disponible entonces, y los discípulos se la habían llevado.<br />

6:23 Al día siguiente, habían arribado otras barcas <strong>de</strong> Tibería<strong>de</strong>s cerca <strong>de</strong> don<strong>de</strong> el<br />

Señor Jesús había alimentado a la multitud. Pero el Señor no podía haber partido en una <strong>de</strong><br />

aquéllas, puesto que acababan <strong>de</strong> llegar. Quizá fue en estas barcas pequeñas que la multitud<br />

pasó a Capernaúm, como se registra en los siguientes versículos.<br />

6:24 La gente había estado observando a Jesús <strong>de</strong> cerca. Sabían que había subido al<br />

monte a orar. Sabían que no había entrado en la barca con los discípulos para cruzar el lago.<br />

Pero al siguiente día no se le podía encontrar por ninguna parte. Decidieron cruzar el mar e


ir a Capernaúm, don<strong>de</strong> era más probable que estuviesen los discípulos. No podían<br />

compren<strong>de</strong>r cómo Jesús podía estar allá, pero <strong>de</strong> todos modos <strong>de</strong>cidieron ir a buscarlo.<br />

6:25–26 Al llegar a Capernaúm, le hallaron allí. No podían ocultar su curiosidad, y le<br />

preguntaron cuándo había llegado.<br />

Jesús les respondió <strong>de</strong> manera indirecta. Se dio cuenta <strong>de</strong> que no lo buscaban por ser<br />

Él lo que era, sino por la comida que les había dado. Él día anterior le habían visto obrar un<br />

gran milagro. Esto <strong>de</strong>biera haberlos convencido <strong>de</strong> que era verda<strong>de</strong>ramente el Creador y<br />

Mesías. Pero su interés residía sencillamente en la comida. Habían comido <strong>de</strong> los panes<br />

milagrosos, y su hambre había quedado aplacada.<br />

6:27 De modo que Jesús les aconsejó primero que trabajasen no por la comida que<br />

perece. El Señor no quería <strong>de</strong>cir con ello que no <strong>de</strong>bían trabajar por su provisión diaria,<br />

pero sí que les quería <strong>de</strong>cir que no <strong>de</strong>bía ser el objetivo supremo <strong>de</strong> sus vidas. La<br />

satisfacción <strong>de</strong>l propio apetito físico no es lo más importante en la vida. El hombre no sólo<br />

consiste <strong>de</strong> cuerpo, sino también <strong>de</strong> espíritu y alma. Deberíamos trabajar por la comida<br />

que permanece para vida eterna. No <strong>de</strong>beríamos vivir como si el cuerpo lo fuese todo.<br />

No <strong>de</strong>beríamos dar todas nuestras fuerzas y talentos a la alimentación <strong>de</strong>l propio cuerpo,<br />

que en pocos años será comido por los gusanos. Más bien, <strong>de</strong>bería prestar atención a que su<br />

alma sea alimentada cada día por la Palabra <strong>de</strong> Dios. «No sólo <strong>de</strong> pan vivirá el hombre,<br />

sino <strong>de</strong> toda palabra que sale <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> Dios.» Deberíamos trabajar <strong>de</strong> manera<br />

infatigable para adquirir un mejor conocimiento <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Cuando el Señor Jesús dijo que Dios el Padre le había acreditado con su sello,<br />

significaba que Dios le había enviado y aprobado. Cuando ponemos nuestro sello sobre<br />

algo, queremos <strong>de</strong>cir que prometemos que es verdad. Dios selló al Hijo <strong>de</strong>l Hombre en el<br />

sentido <strong>de</strong> que lo acreditó como Uno que <strong>de</strong>cía la verdad.<br />

6:28 La gente entonces preguntó al Señor qué <strong>de</strong>bían hacer para poner en práctica<br />

las obras <strong>de</strong> Dios. El hombre siempre está tratando <strong>de</strong> ganar su entrada en el cielo. Le<br />

gusta pensar que hay algo que pue<strong>de</strong> hacer para merecer la salvación. Si pue<strong>de</strong> contribuir<br />

<strong>de</strong> alguna forma a la salvación <strong>de</strong> su alma, entonces pue<strong>de</strong> encontrar una base sobre la que<br />

gloriarse. Y esto le es muy agradable.<br />

6:29 Jesús vio la hipocresía <strong>de</strong> ellos. Ellos pretendían querer hacer las obras <strong>de</strong> Dios,<br />

pero no querían tener nada que ver con el Hijo <strong>de</strong> Dios. Jesús les dijo que lo primero que<br />

<strong>de</strong>berían hacer era aceptar a Aquel a quien Dios había enviado. Y así es en la actualidad.<br />

Muchos buscan ganarse el camino al cielo mediante buenas obras. Pero antes <strong>de</strong> que<br />

puedan hacer buenas obras para Dios, tienen que creer primero en el Señor Jesucristo. Las<br />

buenas obras no prece<strong>de</strong>n a la salvación; la siguen. La única buena obra que pue<strong>de</strong> hacer<br />

un pecador es confesar sus pecados y recibir a Cristo como Señor y Salvador.<br />

6:30 Este versículo es una prueba adicional <strong>de</strong> la maldad <strong>de</strong> los corazones <strong>de</strong> los<br />

hombres. Hacía un día que habían visto al Señor Jesús alimentando a cinco mil con cinco<br />

panes y dos peces. Justo al día siguiente se presentan a Él y le pi<strong>de</strong>n alguna señal que<br />

<strong>de</strong>muestre Su afirmación <strong>de</strong> ser el Hijo <strong>de</strong> Dios. Igual que en el caso <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los<br />

incrédulos, querían ver primero, y luego creerían. Para que veamos, y te creamos. Pero<br />

éste no es el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios. Dios dice a los pecadores: «Si creéis, entonces veréis». La fe<br />

siempre ha <strong>de</strong> venir en primer lugar.<br />

6:31 Volviendo al AT, los judíos recordaron a Jesús el milagro <strong>de</strong>l maná en el <strong>de</strong>sierto.<br />

Parecían estarle diciendo que Jesús nunca había hecho nada tan maravilloso como aquello.<br />

Citaron <strong>de</strong>l Salmo 78:24, 25, don<strong>de</strong> está escrito: Pan <strong>de</strong>l cielo les dio a comer. Implicaban


con ello que Moisés había hecho <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r comida <strong>de</strong>l cielo; el Señor no era tan gran<strong>de</strong><br />

como Moisés, ¡porque sólo había multiplicado comida ya existente!<br />

6:32 La respuesta <strong>de</strong>l Señor comunica al menos dos pensamientos. Primero, no fue<br />

Moisés quien les dio el maná, sino Dios. A<strong>de</strong>más, el maná no era el verda<strong>de</strong>ro pan<br />

espiritual <strong>de</strong>l cielo. El maná era alimento físico, pero no tenía valor más allá <strong>de</strong> esta vida.<br />

El Señor Jesús estaba aquí hablando <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro, i<strong>de</strong>al y genuino pan que Dios da <strong>de</strong>l<br />

cielo. Es pan para el alma y no para el cuerpo. Las palabras Mi Padre son una <strong>de</strong>claración<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>idad que hace Cristo.<br />

6:33 El Señor Jesús se reveló como el pan <strong>de</strong> Dios que <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo y da vida<br />

al mundo. Con ello mostraba la superioridad <strong>de</strong>l pan <strong>de</strong> Dios al maná en el <strong>de</strong>sierto. El<br />

maná no impartía vida, sino que sólo sustentaba la vida física. Y aquel pan no había sido<br />

dado para todo el mundo, sino sólo para Israel. El verda<strong>de</strong>ro pan… es aquel que<br />

<strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo y da vida no sólo a una nación, sino al mundo.<br />

6:34 Los judíos no se daban cuenta aún <strong>de</strong> que Jesús estaba hablando <strong>de</strong> Sí mismo<br />

como el verda<strong>de</strong>ro pan, y por ello le pidieron este pan. Seguían pensando en términos <strong>de</strong><br />

panes materiales. Lamentablemente, en sus corazones no había verda<strong>de</strong>ra fe.<br />

D. Jesús, el Pan <strong>de</strong> Vida (6:35–65)<br />

6:35 Ahora Jesús expresó la verdad <strong>de</strong> una manera sencilla y clara. Él es el pan <strong>de</strong><br />

vida. Los que acu<strong>de</strong>n a Él encuentran lo suficiente para satisfacer su hambre espiritual para<br />

siempre. Los que creen en Él encuentran que su sed queda apagada para siempre.<br />

Observemos las palabras Yo soy en este versículo y veamos que el Señor estaba haciendo<br />

una reivindicación <strong>de</strong> igualdad con Jehová. Sería una insensatez que un hombre pecador<br />

pronunciase las palabras <strong>de</strong>l versículo 35. ¡Ningún mero hombre pue<strong>de</strong> dar satisfacción a su<br />

propia hambre o sed, ni mucho menos dar satisfacción al apetito espiritual <strong>de</strong> todo el<br />

mundo!<br />

6:36 En el versículo 30, los judíos incrédulos habían pedido al Señor una señal para<br />

po<strong>de</strong>r ver y creer. Aquí Jesús dice que ya les había dicho que le habían visto a Él —el más<br />

gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> todas las señales— y aunque le habían visto, no creían. Si el Hijo <strong>de</strong> Dios podía<br />

estar <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos en perfecta humanidad y sin ser reconocido por ellos, entonces era<br />

dudoso que pudiese convencerlos ninguna señal que Él pudiese efectuar.<br />

6:37 El Señor no se sentía <strong>de</strong>salentado por la incredulidad <strong>de</strong> los judíos. Sabía que se<br />

cumplirían todos los propósitos y planes <strong>de</strong>l Padre. Aunque los judíos a los que se dirigía<br />

no le aceptasen, sabía que los escogidos por Dios sí vendrían a Él. Como lo expresa Pink:<br />

«La conciencia <strong>de</strong> la irresistibilidad <strong>de</strong> los consejos eternos <strong>de</strong> Dios da una calma, una<br />

serenidad, un valor y una perseverancia que no pue<strong>de</strong>n venir <strong>de</strong> ninguna otra fuente».<br />

Este versículo es muy importante, porque <strong>de</strong>clara en pocas palabras dos <strong>de</strong> las<br />

enseñanzas más importantes <strong>de</strong> la Biblia. La primera es que Dios ha dado ciertas personas a<br />

Cristo, y que todo aquel que Él le ha dado será salvo. La otra es la enseñanza <strong>de</strong> la<br />

responsabilidad humana. Para ser salvo, el hombre ha <strong>de</strong> acudir al Señor Jesús y aceptarle<br />

por la fe. Dios escoge a algunos para ser salvos, pero la Biblia nunca enseña que Él escoja a<br />

nadie para per<strong>de</strong>rse. Si alguien es salvo, lo es <strong>de</strong>bido a la libre gracia <strong>de</strong> Dios. Pero si<br />

alguien perece eternamente, es por su propia culpa. Todos los hombres están con<strong>de</strong>nados<br />

por su propia pecaminosidad y maldad. Si todos los hombres fuesen al infierno, recibirían<br />

sólo lo que merecen. En Su gracia, Dios <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> y salva a personas individuales <strong>de</strong> la


gran masa <strong>de</strong> humanidad. ¿Tiene <strong>de</strong>recho a actuar así? Des<strong>de</strong> luego. Dios pue<strong>de</strong> hacer<br />

como quiera, y nadie tiene opción a negarle este <strong>de</strong>recho. Sabemos que Dios nunca hará<br />

nada que sea malo o injusto.<br />

Pero, así como la Biblia enseña que Dios ha escogido a ciertas personas para salvación,<br />

también enseña que el hombre es responsable para aceptar el evangelio. Dios hace un<br />

ofrecimiento universal —que si alguien cree en el Señor Jesucristo, será salvo—. Dios no<br />

salva a nadie en contra <strong>de</strong> su voluntad. Se ha <strong>de</strong> acudir a Él con arrepentimiento y fe.<br />

Entonces Dios lo salvará. Nadie que acuda a Dios por medio <strong>de</strong> Cristo será echado fuera.<br />

La mente humana parece no po<strong>de</strong>r conciliar estas dos enseñanzas. Pero <strong>de</strong>beríamos<br />

creerlas, aun cuando no podamos compren<strong>de</strong>rlas. Son enseñanzas bíblicas y quedan<br />

claramente expuestas aquí.<br />

6:38 En el versículo 37, el Señor Jesús dice que todos los planes <strong>de</strong> Dios quedarían<br />

finalmente cumplidos con respecto a la salvación <strong>de</strong> los que le fueron dados. Por cuanto<br />

ésta era la voluntad <strong>de</strong>l Padre, el Señor se cuidaría personalmente <strong>de</strong> que así tuviese lugar,<br />

por cuanto Su misión era hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios. He <strong>de</strong>scendido <strong>de</strong>l cielo, dijo Cristo,<br />

enseñando con claridad que no comenzó a vivir Su vida en el pesebre en Belén. No; Él<br />

existía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad con Dios Padre en el cielo. Al venir al mundo, Él fue el<br />

obediente Hijo <strong>de</strong> Dios. Asumió voluntariamente el puesto <strong>de</strong> un siervo para cumplir la<br />

voluntad <strong>de</strong> Su Padre. Esto no significa que Él no tuviese una voluntad propia, sino más<br />

bien que Su propia voluntad estaba en perfecta armonía con la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

6:39 La voluntad <strong>de</strong>l Padre era que todos los que sean dados a Cristo fuesen salvados<br />

y guardados hasta la resurrección <strong>de</strong> los justos, cuando serán levantados y llevados al cielo.<br />

Las palabras nada y lo se refieren a los creyentes. Aquí estaba pensando no en creyentes<br />

individuales, sino en todo el cuerpo <strong>de</strong> cristianos que serían salvos a lo largo <strong>de</strong> los años. El<br />

Señor Jesús ha recibido la comisión <strong>de</strong> cuidarse <strong>de</strong> que no se pierda ningún miembro <strong>de</strong><br />

este cuerpo, sino que todo el cuerpo sea resucitado en el último día.<br />

Por lo que toca a los cristianos, el último día hace referencia al día cuando el Señor<br />

Jesús vendrá al aire, cuando los muertos en Cristo resucitarán primero, cuando los<br />

creyentes vivos serán transformados, y cuando todos serán arrebatados para encontrarse con<br />

el Señor en el aire, para estar para siempre con el Señor. Para los judíos, significaba la<br />

venida <strong>de</strong>l Mesías en gloria.<br />

6:40 El Señor pasa luego a explicar cómo se llega a ser miembro <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> los<br />

redimidos. La voluntad <strong>de</strong> Dios es que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida<br />

eterna. Ver al Hijo, aquí, significa no verle con los ojos físicos, sino más bien con los ojos<br />

<strong>de</strong> la fe. Uno ha <strong>de</strong> ver o reconocer que Jesucristo es el Hijo <strong>de</strong> Dios y el Salvador <strong>de</strong>l<br />

mundo. Luego, ha <strong>de</strong> creer en Él. Esto significa que por un acto concreto <strong>de</strong> fe ha <strong>de</strong> recibir<br />

al Señor Jesús como su propio Salvador personal. Todos los que hagan esto reciben vida<br />

eterna como posesión presente y reciben asimismo la certidumbre <strong>de</strong> que resucitarán en el<br />

último día.<br />

6:41 Los oyentes estaban bien poco dispuestos a aceptar al Señor Jesús, y mostraron<br />

esto murmurando <strong>de</strong> él. Él había afirmado que era el pan que <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo. Se<br />

daban cuenta <strong>de</strong> que se trataba <strong>de</strong> una afirmación <strong>de</strong> enorme importancia. Para <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l cielo no se podía ser un mero hombre, ni siquiera un gran profeta. Y por ello<br />

murmuraban contra él porque no estaban dispuestos a creer Sus palabras.<br />

6:42 Suponían que Jesús era el hijo <strong>de</strong> José. En esto, naturalmente, se equivocaban.<br />

Jesús había nacido <strong>de</strong> la Virgen María. El no creer en el nacimiento virginal condujo a su<br />

tiniebla <strong>de</strong> incredulidad. Y así suce<strong>de</strong> en la actualidad. Los que rehúsan aceptar al Señor


Jesús como Hijo <strong>de</strong> Dios que vino al mundo por medio <strong>de</strong>l vientre <strong>de</strong> la virgen se<br />

encuentran obligados a negar todas las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s tocantes a la Persona y obra <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

6:43 Aunque no habían estado hablando directamente con Él, sin embargo Él sabía lo<br />

que estaban diciendo, y aquí Jesús les dijo que no murmurasen entre sí. Los siguientes<br />

versículos explican por qué la murmuración <strong>de</strong> ellos era inútil e infructuosa. Cuanto más<br />

los judíos rechazaban el testimonio <strong>de</strong>l Señor Jesús, tanto más difíciles se hacían Sus<br />

enseñanzas. «La luz rechazada es luz negada.» Cuanto más ellos escarnecían el evangelio,<br />

tanto más difícil se les hacía aceptarlo. Si el Señor les contaba cosas sencillas y no querían<br />

creer, entonces les iba a presentar cosas más difíciles y quedarían totalmente a oscuras <strong>de</strong> lo<br />

que estaba diciendo.<br />

6:44 En sí mismo, el hombre no tiene ninguna esperanza ni capacidad. Ni siquiera tiene<br />

fuerzas para acudir a Cristo por sí mismo. A no ser que el Padre comience primero a obrar<br />

en su corazón y vida, jamás se dará cuenta <strong>de</strong> su terrible culpa y <strong>de</strong> su necesidad <strong>de</strong> un<br />

Salvador. Muchas personas encuentran una dificultad en este versículo. Suponen que<br />

enseña que un hombre pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sear ser salvo y encontrarse con que le es imposible. No es<br />

así. Lo que sí enseña el versículo <strong>de</strong> la forma más enérgica es que Dios es Aquel que<br />

primero actuó en nuestras vidas y buscó ganarnos para Sí mismo. Tenemos la elección <strong>de</strong><br />

aceptar al Señor Jesús o <strong>de</strong> rehusarlo. Pero nunca habríamos tenido en primer lugar el <strong>de</strong>seo<br />

si Dios no nos hubiese hablado a nuestros corazones. A<strong>de</strong>más, el Señor añadió la promesa<br />

<strong>de</strong> que resucitará a cada verda<strong>de</strong>ro creyente en el último día. Como ya hemos visto antes,<br />

esto hace referencia a la venida <strong>de</strong> Cristo a por Sus santos, cuando los muertos resucitarán y<br />

los vivos serán transformados. Es una resurrección sólo <strong>de</strong> creyentes.<br />

6:45 Habiendo expresado en los términos más enérgicos que nadie pue<strong>de</strong> ir a Él<br />

excepto si el Padre le atrae, el Señor pasa a explicar cómo el Padre atrae a los hombres. En<br />

primer lugar, cita <strong>de</strong> Isaías 54:13: Y serán todos enseñados por Dios. Dios no escoge<br />

simplemente a individuos. Hace algo acerca <strong>de</strong> ello. Habla a sus corazones por medio <strong>de</strong> la<br />

enseñanza <strong>de</strong> Su preciosa Palabra.<br />

Luego se involucra la propia voluntad <strong>de</strong>l hombre. Los que respon<strong>de</strong>n a la enseñanza <strong>de</strong><br />

la Palabra <strong>de</strong> Dios y apren<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Padre son aquellos que acu<strong>de</strong>n a Cristo. Aquí vemos<br />

otra vez, juntas en la Escritura, las dos gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la soberanía <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l hombre. Nos muestran que la salvación tiene un aspecto divino y también un<br />

aspecto humano.<br />

Cuando Jesús dijo: Escrito está en los profetas, se refería, naturalmente, a los libros <strong>de</strong><br />

los profetas. En particular cita aquí a Isaías, pero el pensamiento expresado se encuentra<br />

por todos los profetas. Es por las enseñanzas <strong>de</strong> la Palabra y <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios que los<br />

hombres son atraídos a Dios.<br />

6:46 El hecho <strong>de</strong> que los hombres sean enseñados por Dios no significa que le hayan<br />

visto. El Único que ha visto al Padre es Aquel que vino <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir, el mismo Señor<br />

Jesús.<br />

Todos los que son enseñados por Dios reciben enseñanza acerca <strong>de</strong>l Señor Jesucristo,<br />

porque la enseñanza <strong>de</strong> Dios tiene a Cristo mismo como su gran Tema.<br />

6:47 El versículo 47 es una <strong>de</strong> las <strong>de</strong>claraciones más diáfanas y breves en toda la<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios tocante al camino <strong>de</strong> la salvación. El Señor Jesús <strong>de</strong>claró, con unas<br />

palabras que difícilmente se pue<strong>de</strong>n tergiversar, que el que cree en Él tiene vida eterna.<br />

Obsérvese que introduce estas cardinales palabras con Su enfático De cierto, <strong>de</strong> cierto.<br />

Éste es uno <strong>de</strong> los muchos versículos en el NT que nos enseña que la salvación no es por


obras, ni por la guarda <strong>de</strong> la ley, ni por ser miembro <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, ni por obe<strong>de</strong>cer la Regla<br />

<strong>de</strong> Oro, sino sencillamente por creer en el Señor Jesucristo.<br />

6:48–49 Ahora, el Señor Jesús <strong>de</strong>clara que Él es el pan <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>l que había estado<br />

hablando. El pan <strong>de</strong> vida significa, naturalmente, el pan que da vida a todos los que<br />

comen <strong>de</strong> él. Los judíos habían antes introducido el tema <strong>de</strong>l maná en el <strong>de</strong>sierto, y habían<br />

retado al Señor a que produjese un alimento tan maravilloso como aquel. Aquí, el Señor les<br />

recuerda que sus padres habían comido el maná en el <strong>de</strong>sierto y que sin embargo<br />

murieron. En otras palabras, el maná era sólo para esta vida. No tenía la capacidad <strong>de</strong> dar<br />

vida eterna a los que lo comían. Con el uso <strong>de</strong> la expresión «vuestros padres» el Señor se<br />

disociaba <strong>de</strong> la humanidad caída e implicaba Su <strong>de</strong>idad singular.<br />

6:50 En contraste con el maná, el Señor Jesús se refirió a Sí mismo como el pan que<br />

<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cielo. Si alguien comía <strong>de</strong> este pan, no moriría. Esto no significaba que no<br />

moriría físicamente, sino que poseería vida eterna en el cielo. Aun si moría físicamente, su<br />

cuerpo sería levantado el último día, y pasaría la eternidad con el Señor.<br />

En este versículo y los siguientes, el Señor Jesús se refirió una y otra vez a hombres<br />

comiendo <strong>de</strong> Él. ¿Qué quería <strong>de</strong>cir con esto? ¿Significa acaso que los hombres han <strong>de</strong><br />

comer <strong>de</strong> Él <strong>de</strong> una manera física y material? Evi<strong>de</strong>ntemente, esta i<strong>de</strong>a es imposible y<br />

repulsiva. Algunos creen que lo que quería enseñar es que <strong>de</strong>bemos comer <strong>de</strong> Él en el<br />

servicio <strong>de</strong> comunión; que <strong>de</strong> alguna manera milagrosa el pan y el vino son transformados<br />

en el cuerpo y la sangre <strong>de</strong> Cristo, y que para ser salvados hemos <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> estos<br />

elementos. Pero esto no es lo que Jesús dice. El contexto pone muy en claro que comer <strong>de</strong><br />

Él significa creer en Él. Cuando confiamos en el Señor Jesucristo como nuestro Salvador,<br />

nos apropiamos <strong>de</strong> Él por la fe. Participamos <strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong> Su Persona y <strong>de</strong> Su obra.<br />

Agustín dijo: «Cree, y has comido».<br />

6:51 Jesús es el pan vivo. No sólo vive en sí mismo, sino que es dador <strong>de</strong> vida. Todo<br />

aquel que coma <strong>de</strong> este pan, vivirá para siempre. Pero, ¿cómo pue<strong>de</strong> ser esto? ¿Cómo<br />

pue<strong>de</strong> el Señor dar vida eterna a pecadores culpables? La respuesta se encuentra en la<br />

última parte <strong>de</strong> este versículo: El pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la<br />

vida <strong>de</strong>l mundo. Aquí, el Señor Jesús estaba señalando a<strong>de</strong>lante a Su muerte en la cruz. Él<br />

daría Su vida como rescate por los pecadores. Su cuerpo sería abierto, y Su sangre sería<br />

<strong>de</strong>rramada como sacrificio por los pecados. Él moriría como Sustituto. Pagaría la pena que<br />

nuestros pecados exigían. ¿Y por qué lo iba a hacer? Lo hizo por la vida <strong>de</strong>l mundo. No<br />

iba a morir sólo por la nación judía, ni siquiera sólo por los elegidos. Su muerte tendría<br />

suficiente valor para todo el mundo. Esto, naturalmente, no significa que todo el mundo sea<br />

salvo, sino que la obra <strong>de</strong>l Señor Jesús en el Calvario sería suficiente en su valor para salvar<br />

a todo el mundo, si todos los hombres acudiesen a Jesús.<br />

6:52 Los judíos seguían pensando en términos <strong>de</strong> pan y carne físicos y materiales.<br />

Eran incapaces <strong>de</strong> ascen<strong>de</strong>r en sus pensamientos más allá <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> esta vida. No se<br />

daban cuenta <strong>de</strong> que el Señor Jesús estaba empleando objetos físicos para enseñarles<br />

verda<strong>de</strong>s espirituales. Y por eso se preguntaban entre ellos cómo podría éste, que ellos<br />

creían era un mero hombre, dar a otros su carne a comer. Un paracaídas se abre sólo tras<br />

haber saltado uno <strong>de</strong>l avión. La fe prece<strong>de</strong> a la vista y prepara al alma para compren<strong>de</strong>r, al<br />

corazón para creer y a la voluntad para obe<strong>de</strong>cer. Las preguntas que uno se haga acerca <strong>de</strong>l<br />

«cómo» son respondidas al someterse a la voluntad <strong>de</strong> Jesucristo, como Pablo cuando<br />

exclamó: «Señor, ¿qué quieres que yo haga?».<br />

6:53 Una vez más Jesús, que conocía todas las cosas, se dio cuenta <strong>de</strong> manera exacta <strong>de</strong><br />

lo que estaban pensando y diciendo. Y por ello les advirtió solemnemente que si no comían


Su carne y bebían su sangre, no tendrían vida en ellos mismos. Esto no pue<strong>de</strong> referirse al<br />

pan y al vino empleados en la Cena <strong>de</strong>l Señor. Cuando el Señor instituyó Su Cena, en la<br />

noche en que fue entregado, Su cuerpo no había sido aún abierto y Su sangre no había sido<br />

todavía <strong>de</strong>rramada. Los discípulos participaron <strong>de</strong>l pan y <strong>de</strong>l vino, pero no comieron<br />

literalmente Su carne ni bebieron Su sangre. El Señor Jesús estaba sencillamente<br />

expresando que a no ser que nos apropiemos para nosotros mismos, por la fe, <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong><br />

Su muerte por nosotros en el Calvario, que nunca po<strong>de</strong>mos ser salvos. Hemos <strong>de</strong> creer en<br />

Él, recibirle, confiar en Él, y hacer <strong>de</strong> Él nuestra posesión.<br />

6:54 Al comparar este versículo con el 47, se pue<strong>de</strong> ver <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva que comer<br />

Su carne y beber Su sangre significa creer en Él. En el versículo 47 leemos que «El que<br />

cree en mí, tiene vida eterna». En el versículo 54 leemos que el que come Su carne y bebe<br />

Su sangre, tiene vida eterna. Ahora bien, dos cosas iguales a otra son iguales entre sí.<br />

Comer Su carne y beber Su sangre es creer en Él. Todos los que creen en Él serán<br />

resucitados en el último día. Esto, naturalmente, hace referencia a los cuerpos <strong>de</strong> los que<br />

han muerto confiando en el Señor Jesús.<br />

6:55 La carne <strong>de</strong>l Señor Jesús es verda<strong>de</strong>ra comida, y Su sangre es verda<strong>de</strong>ra<br />

bebida. Esto está en contraste con el alimento y la bebida <strong>de</strong> este mundo, que sólo tienen<br />

un valor temporal. El valor <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Señor Jesús jamás se anula. Los que participan<br />

<strong>de</strong> Él por fe reciben una vida que siempre permanece.<br />

6:56 Existe una unión muy estrecha entre Él mismo y aquellos que son creyentes en Él.<br />

Todo aquel que come Su carne y bebe Su sangre, permanece en Él, y Él permanece en<br />

aquella persona. Nada podría ser más entrañable ni íntimo que esto. Cuando comemos<br />

alimento material, lo asimilamos en nuestro mismo ser, y viene a formar parte <strong>de</strong> nosotros.<br />

Cuando aceptamos al Señor Jesús como nuestro Re<strong>de</strong>ntor, Él viene a nuestras vidas para<br />

permanecer, y nosotros, asimismo, permanecemos (moramos continuamente) en Él.<br />

6:57 Ahora el Señor pasa a dar otra ilustración <strong>de</strong>l estrecho vínculo que existe entre Él<br />

y Su pueblo. La ilustración es Su propia vinculación con Dios Padre. El Padre viviente<br />

había enviado al Señor Jesús al mundo. (La expresión Padre viviente significa el Padre que<br />

es la Fuente <strong>de</strong> la vida.) Como Hombre aquí en el mundo, Jesús vivía por medio <strong>de</strong>l<br />

Padre, esto es, por causa <strong>de</strong>l Padre. Su vida era vivida en la más estrecha unión y armonía<br />

con Dios Padre. Dios era el centro y la circunferencia <strong>de</strong> Su vida. Su propósito era estar<br />

ocupado con Dios Padre. Él estuvo aquí como Hombre en el mundo, y el mundo no se dio<br />

cuenta <strong>de</strong> que Él era Dios manifestado en carne. Aunque fue mal comprendido por el<br />

mundo, sin embargo Él y Su Padre eran uno. Vivían en la más estrecha intimidad posible.<br />

Así es exactamente como suce<strong>de</strong> con los creyentes en el Señor Jesús. Están aquí en el<br />

mundo, mal comprendidos por el mundo, aborrecidos y a menudo perseguidos. Pero <strong>de</strong>bido<br />

a que han puesto su fe y confianza en el Señor Jesús, viven por medio <strong>de</strong> Él. Sus vidas<br />

están estrechamente vinculadas con Su vida, y esta vida permanecerá para siempre.<br />

6:58 Este versículo parece recapitular todo lo que el Señor ha dicho en los versículos<br />

anteriores. Él es el pan que <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo. Es superior al maná que comieron los<br />

padres en el <strong>de</strong>sierto. Aquel pan era sólo <strong>de</strong> valor temporal. Era sólo para esta vida. Pero<br />

Cristo es el Pan <strong>de</strong> Dios que da vida eterna a todos los que se alimentan <strong>de</strong> Él.<br />

6:59 La multitud había seguido a Jesús y a Sus discípulos a Capernaúm, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

ribera nororiental <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea. Aparentemente, la multitud había encontrado a Jesús<br />

en la sinagoga, y fue en este lugar que les dio el mensaje <strong>de</strong>l Pan <strong>de</strong> Vida.<br />

6:60 Para este tiempo, el Señor Jesús tenía muchos más discípulos que los doce<br />

originales. Todo el que le siguiese y profesase aceptar Sus enseñanzas era conocido como


un discípulo. Sin embargo, no todos los que eran conocidos como Sus discípulos eran<br />

verda<strong>de</strong>ros creyentes. Ahora, muchos <strong>de</strong> los que profesaban ser sus discípulos dijeron:<br />

Dura es esta palabra. Con ello querían <strong>de</strong>cir que era una enseñanza ofensiva. No era tanto<br />

que les costase compren<strong>de</strong>rla como que les <strong>de</strong>sagradaba recibirla. Cuando dijeron: ¿quién<br />

la pue<strong>de</strong> oír?, significaban con ello: «¿Quién pue<strong>de</strong> quedarse aquí oyendo una doctrina tan<br />

ofensiva?».<br />

6:61 Encontramos una vez más evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que el Señor tenía un conocimiento<br />

completo. Jesús sabía exactamente qué estaban diciendo los discípulos. Sabía que estaban<br />

murmurando <strong>de</strong> Su <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que había <strong>de</strong>scendido <strong>de</strong>l cielo y que no les gustó<br />

cuando dijo que para tener vida eterna habrían <strong>de</strong> comer Su carne y beber Su sangre. Por<br />

eso preguntó: ¿Esto os ofen<strong>de</strong>?<br />

6:62 Se ofendían porque dijo que había <strong>de</strong>scendido <strong>de</strong>l cielo. Ahora les preguntó qué<br />

pensarían si vieran al Hijo <strong>de</strong>l Hombre subir <strong>de</strong> vuelta al cielo, cosa que sabía que haría<br />

tras Su resurrección. También se ofendieron cuando Él dijo que los hombres habían <strong>de</strong><br />

comer Su carne. ¿Qué pensarían entonces si viesen aquel cuerpo <strong>de</strong> carne subir adon<strong>de</strong> Él<br />

estaba primero? ¿Cómo podrían los hombres comer Su carne material y beber Su sangre<br />

material <strong>de</strong>spués que Él hubiera subido otra vez al Padre?<br />

6:63 Esta gente había estado pensando en términos <strong>de</strong> la carne material <strong>de</strong> Cristo, pero<br />

aquí les dijo que la vida eterna no se consigue comiendo carne sino mediante la obra <strong>de</strong>l<br />

Santo Espíritu <strong>de</strong> Dios. La carne no pue<strong>de</strong> dar vida; sólo el Espíritu pue<strong>de</strong> hacer esto. Ellos<br />

habían tomado sus palabras en sentido literal y no se habían dado cuenta <strong>de</strong> que habían <strong>de</strong><br />

ser entendidas espiritualmente. Y así, el Señor Jesús explica aquí que las palabras que Él<br />

les había hablado eran espíritu y eran vida. Cuando Sus dichos acerca <strong>de</strong> comer Su carne<br />

y beber Su sangre se comprendían <strong>de</strong> una manera espiritual, como significando fe en Él,<br />

entonces los que aceptasen el mensaje recibirían la vida eterna.<br />

6:64 Mientras <strong>de</strong>cía estas cosas, el Señor sabía que algunos <strong>de</strong> Sus oyentes no le<br />

comprendían porque no estaban dispuestos a creer. La dificultad no residía tanto en su<br />

incapacidad como en su mala disposición. Jesús sabía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio que algunos <strong>de</strong><br />

Sus pretendidos seguidores no creían en Él, y que uno <strong>de</strong> Sus discípulos le había <strong>de</strong><br />

entregar. Naturalmente, Jesús sabía todo esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la eternidad, pero aquí probablemente<br />

significa que estaba consciente <strong>de</strong> ello <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mismo inicio <strong>de</strong> Su ministerio en la tierra.<br />

6:65 Ahora les explicó que era a causa <strong>de</strong> la incredulidad <strong>de</strong> ellos que les había dicho<br />

que nadie podía venir a Él, si no le había sido dado por Su Padre. Unas palabras así<br />

constituyen un ataque a la soberbia <strong>de</strong>l hombre, que cree que pue<strong>de</strong> ganar o merecerse la<br />

salvación. El Señor Jesús les dijo que incluso la capacidad <strong>de</strong> venir a Él sólo pue<strong>de</strong> ser<br />

recibida <strong>de</strong> Dios el Padre.<br />

E. Reacciones contrapuestas a las palabras <strong>de</strong>l Salvador (6:66–71)<br />

6:66 Estos dichos <strong>de</strong>l Señor Jesús resultaron tan <strong>de</strong>sagradables para muchos que le<br />

habían seguido que ahora le <strong>de</strong>jaron y ya no querían asociarse más con Él. Estos discípulos<br />

nunca habían sido verda<strong>de</strong>ros creyentes. Habían seguido al Señor por diversas razones,<br />

pero no por un verda<strong>de</strong>ro amor o aprecio por quien Él era.<br />

6:67 Al llegar a este punto, Jesús se volvió a los doce y los retó con la pregunta <strong>de</strong> si<br />

ellos también le querrían <strong>de</strong>jar.


6:68 La respuesta <strong>de</strong> Pedro es digna <strong>de</strong> mención. Vino a <strong>de</strong>cir: «Señor, ¿cómo<br />

podremos <strong>de</strong>jarte? Tú enseñas la doctrina que lleva a la vida eterna. Si te <strong>de</strong>jamos, no hay<br />

nadie más con quien podamos ir. Dejarte sería sellar nuestra con<strong>de</strong>nación».<br />

6:69 Hablando por los doce, Pedro aña<strong>de</strong> luego que habían creído y conocido que el<br />

Señor Jesús era el Mesías, el Hijo <strong>de</strong>l Dios viviente. Notemos otra vez el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las<br />

palabras creído y conocido. Primero, habían puesto su fe en el Señor Jesucristo, y luego<br />

llegaron a conocer que Él era verda<strong>de</strong>ramente todo lo que había afirmado ser.<br />

6:70 En los versículos 68 y 69, Pedro emplea la palabra «nosotros» como involucrando<br />

a todos los doce discípulos. Aquí en el versículo 70, el Señor Jesús le corrige. No <strong>de</strong>bería<br />

hablar tan confiado en el sentido <strong>de</strong> que todos los doce eran verda<strong>de</strong>ros creyentes. Es cierto<br />

que el Señor había escogido a los doce discípulos, pero uno <strong>de</strong> ellos era diablo. Había uno<br />

en el grupo que no compartía la fe <strong>de</strong> Pedro en el Señor Jesucristo.<br />

6:71 El Señor Jesús sabía que Judas Iscariote era quien le iba a entregar. Sabía que<br />

Judas nunca le había aceptado <strong>de</strong> verdad como Señor y Salvador. Aquí, <strong>de</strong> nuevo, tenemos<br />

la omnisciencia <strong>de</strong>l Señor. ¡Tenemos también una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Pedro no era<br />

infalible cuando hablaba en nombre <strong>de</strong> los discípulos!<br />

En el discurso <strong>de</strong>l pan <strong>de</strong> vida, nuestro Señor comenzó con una enseñanza más bien<br />

sencilla. Pero al ir avanzando, se hacía evi<strong>de</strong>nte que los judíos estaban rechazando Sus<br />

palabras. Cuanto más cerraban sus corazones y mentes a la verdad, tanto más difíciles se<br />

hacían Sus enseñanzas. Finalmente, habló <strong>de</strong> comer Su carne y beber Su sangre. ¡Esto ya<br />

fue <strong>de</strong>masiado! Ellos respondieron: «Dura es esta palabra; ¿quién la pue<strong>de</strong> oír?», y <strong>de</strong>jaron<br />

<strong>de</strong> seguirle. El rechazamiento <strong>de</strong> la verdad tiene como resultado la ceguera judicial. Por<br />

cuanto no querían ver, llegaron a la condición en la que no podían ver.<br />

V. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE<br />

DIOS: JERUSALÉN (Caps. 7:1–10:39)<br />

A. Jesús repren<strong>de</strong> a Sus hermanos (7:1–8)<br />

7:1 Hay un intervalo <strong>de</strong> varios meses entre los capítulos 6 y 7. Jesús permaneció en<br />

Galilea. No quería quedarse en Ju<strong>de</strong>a, que era el centro <strong>de</strong> los judíos, porque éstos le<br />

buscaban para matarle. Hay un acuerdo general <strong>de</strong> que los judíos a los que se hace<br />

referencia en este versículo eran los lí<strong>de</strong>res o gobernantes. Eran los que odiaban más<br />

acerbamente al Señor Jesús, y buscaban la oportunidad <strong>de</strong> matarle.<br />

7:2 La fiesta <strong>de</strong> los tabernáculos era uno <strong>de</strong> los acontecimientos importantes <strong>de</strong>l<br />

calendario judío. Se celebraba en la época <strong>de</strong> la cosecha, y rememoraba el hecho <strong>de</strong> que los<br />

judíos habían vivido en refugios o cabañas temporales <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber salido <strong>de</strong> Egipto.<br />

Era una festividad gozosa y alegre, que miraba a<strong>de</strong>lante al tiempo veni<strong>de</strong>ro en que reinaría<br />

el Mesías y en que la nación judía salvada moraría en la tierra en paz y prosperidad.<br />

7:3 Los hermanos <strong>de</strong>l Señor mencionados en el versículo 3 eran probablemente hijos<br />

nacidos a María <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Jesús (algunos mantienen que eran primos u<br />

otros parientes lejanos). Pero, no importa lo estrecha que fuese la relación <strong>de</strong> ellos con el<br />

Señor Jesús, no estaban por ello salvados. No creían <strong>de</strong> verdad en el Señor Jesús. Le dijeron<br />

que había <strong>de</strong> ir a la Fiesta <strong>de</strong> los Tabernáculos en Jerusalén y hacer allí algunos <strong>de</strong> Sus<br />

milagros para que Sus discípulos pudiesen ver las obras que estaba haciendo. Los


discípulos a los que se hace referencia aquí no son los doce, sino más bien los que<br />

profesaban ser seguidores <strong>de</strong>l Señor Jesús en Ju<strong>de</strong>a.<br />

Aunque no creían en Él, querían que se manifestase abiertamente. Quizá querían la<br />

atención <strong>de</strong> que serían objeto como parientes <strong>de</strong> un personaje famoso. O, más<br />

probablemente, sentían envidia <strong>de</strong> Su fama, y le apremiaban a que fuese a Ju<strong>de</strong>a con la<br />

esperanza <strong>de</strong> que fuese muerto.<br />

7:4 Quizá estas palabras fueron dichas con sarcasmo. Sus parientes parecen implicar<br />

que el Señor buscaba publicidad. ¿Por qué, si no, iba a hacer estos milagros en Galilea, si<br />

no quería hacerse famoso? «Ahora es tu gran oportunidad», le vienen a <strong>de</strong>cir. «Estás<br />

buscando hacerte famoso. Deberías ir a Jerusalén para la fiesta. Allí habrá cientos <strong>de</strong><br />

personas, y tendrás la oportunidad <strong>de</strong> hacer milagros para ellos. Galilea es un lugar<br />

discreto, y aquí estás haciendo tus milagros prácticamente en secreto. ¿Por qué haces esto<br />

cuando sabemos que quieres ser bien conocido?» Luego añadieron: Si haces estas cosas,<br />

manifiéstate al mundo. El pensamiento aquí parece ser: «Si realmente eres el Mesías, y si<br />

haces estos milagros para <strong>de</strong>mostrarlo, ¿por qué no presentas estas pruebas don<strong>de</strong><br />

realmente cuentan, que es en Ju<strong>de</strong>a?»<br />

7:5 Sus hermanos no tenían ningún <strong>de</strong>seo sincero <strong>de</strong> verle glorificado. Ni aun ellos<br />

creían realmente que Él fuese el Mesías. Tampoco estaban dispuestos a confiarse a Él. Lo<br />

que dijeron lo dijeron con sarcasmo. Sus corazones no eran rectos para con el Señor. Debió<br />

ser especialmente amargo para el Señor Jesús que Sus propios hermanos dudasen <strong>de</strong> Sus<br />

palabras y <strong>de</strong> Sus obras. Pero, ¡cuán a menudo suce<strong>de</strong> que los que son fieles a Dios<br />

encuentran la más acerba oposición <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los que les son más cercanos y queridos!<br />

7:6 La vida <strong>de</strong>l Señor estaba or<strong>de</strong>nada <strong>de</strong> principio a fin. Cada día y cada momento iban<br />

<strong>de</strong> acuerdo con un plan programado <strong>de</strong> antemano. Todavía no había llegado el tiempo<br />

oportuno para manifestarse abiertamente al mundo. Él sabía exactamente lo que le<br />

esperaba, y no era voluntad <strong>de</strong> Dios que fuese a Jerusalén en esta época para presentarse en<br />

público. Pero recordó a Sus hermanos que su tiempo siempre estaba presto o era oportuno.<br />

Sus vidas las vivían conforme a sus propios <strong>de</strong>seos, no en obediencia a la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

Podían hacer sus propios planes y viajar como escogiesen, porque sólo estaban <strong>de</strong>cididos a<br />

hacer su propia voluntad.<br />

7:7 El mundo no podía aborrecer a los hermanos <strong>de</strong>l Señor, porque pertenecían al<br />

mundo. Se habían puesto <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong>l mundo y contra Jesús. Las vidas <strong>de</strong> ellos estaban en<br />

armonía con el mundo. El mundo hace referencia aquí al sistema que el hombre ha<br />

edificado y en el que no hay lugar para Dios ni para Su Cristo: el mundo <strong>de</strong> la cultura, el<br />

arte, <strong>de</strong> la educación o <strong>de</strong> la religión. De hecho, en Ju<strong>de</strong>a se trataba <strong>de</strong> manera particular <strong>de</strong>l<br />

mundo religioso, por cuanto eran los gobernantes <strong>de</strong> los judíos los que más odiaban a<br />

Cristo.<br />

El mundo aborrecía a Cristo porque testificaba <strong>de</strong> él, que sus obras eran malas. Es un<br />

triste comentario acerca <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pravada naturaleza <strong>de</strong>l hombre, que cuando vino al mundo<br />

un hombre sin pecado, sin mancha, el mundo trató <strong>de</strong> matarlo. La perfección <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong><br />

Cristo mostró cuán imperfecta era la vida <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más. Así como una línea recta<br />

manifiesta lo quebrada que es una línea en zigzag cuando se ponen la una junto a la otra,<br />

<strong>de</strong>l mismo modo la venida <strong>de</strong>l Señor al mundo sirvió para revelar al hombre en toda su<br />

pecaminosidad. El hombre se resentía <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>nuncia pública. En lugar <strong>de</strong> arrepentirse y<br />

<strong>de</strong> clamar a Dios pidiendo misericordia, intentó <strong>de</strong>struir a Aquel que reveló Su pecado.<br />

F. B. Meyer comenta:


¡Ah, éste es uno <strong>de</strong> los más terribles reproches que pue<strong>de</strong> hacer el Amor Encarnado,<br />

cuando dice <strong>de</strong> cualquiera en la actualidad, como lo dijo <strong>de</strong> algunos en los días <strong>de</strong> su carne:<br />

«No pue<strong>de</strong> el mundo aborreceros!» No ser aborrecidos por el mundo: ser amados y<br />

adulados y acariciados por el mundo —ésta es una <strong>de</strong> las posiciones más terribles en las<br />

que se pue<strong>de</strong> encontrar un cristiano—. «¿Qué mal habré hecho —preguntó el antiguo<br />

sabio—, que éste habla tan bien <strong>de</strong> mí?» La ausencia <strong>de</strong> aborrecimiento por parte <strong>de</strong>l<br />

mundo <strong>de</strong>muestra que no testificamos en contra <strong>de</strong> él, que sus obras son malas. El calor <strong>de</strong>l<br />

amor <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>muestra que somos <strong>de</strong> él. La amistad con el mundo es enemistad contra<br />

Dios. Por ello, el que se haga amigo <strong>de</strong>l mundo es enemigo <strong>de</strong> Dios (Jn. 7:7; 15:19; Stg.<br />

4:4).<br />

7:8 El Señor mandó a Sus hermanos que fuesen a la fiesta. Hay en esto algo muy triste.<br />

Ellos pretendían ser hombres religiosos. Iban a guardar la Fiesta <strong>de</strong> los Tabernáculos. Pero<br />

el Cristo <strong>de</strong> Dios estaba en medio <strong>de</strong> ellos y no tenían un verda<strong>de</strong>ro amor para con Él. El<br />

hombre gusta <strong>de</strong> rituales religiosos porque pue<strong>de</strong> observarlos sin ninguna realidad en su<br />

corazón. Pero ponedlo cara a cara con la Persona <strong>de</strong> Cristo, y se siente incómodo. Jesús dijo<br />

que no subía todavía a esa fiesta porque Su tiempo aún no se había cumplido. No estaba<br />

implicando que no iría en absoluto a la fiesta, porque en el versículo 10 apren<strong>de</strong>mos que sí<br />

fue. Más bien, se refería a que no iría con Sus hermanos ni haría una gran manifestación<br />

pública. No era el momento para esto. Cuando fuese, iría discretamente y con un mínimo <strong>de</strong><br />

publicidad.<br />

7:9 De modo que el Señor se quedó en Galilea <strong>de</strong>spués que Sus hermanos hubiesen ido<br />

a la fiesta. Habían <strong>de</strong>jado <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos al Único que podría jamás impartirles el gozo y<br />

alegría <strong>de</strong> los que hablaba la Fiesta <strong>de</strong> los Tabernáculos.<br />

B. Jesús enseña en el Templo (7:10–31)<br />

7:10 Algún tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que Sus hermanos hubieran subido a Jerusalén, el<br />

Señor Jesús también hizo un discreto viaje allá. Como <strong>de</strong>voto judío, <strong>de</strong>seaba asistir a la<br />

fiesta, Pero como obediente Hijo <strong>de</strong> Dios, no podía hacerlo manifiestamente, sino como<br />

en secreto.<br />

7:11 Los judíos que le buscaban en la fiesta eran indudablemente los gobernantes que<br />

querían darle muerte. Cuando preguntaban, «¿Dón<strong>de</strong> está aquél?» no estaban interesados<br />

en adorarlo, sino en <strong>de</strong>struirle.<br />

7:12 Es evi<strong>de</strong>nte que la presencia <strong>de</strong>l Señor estaba causando bastante perturbación<br />

entre la multitud. Cada vez más, los milagros que Él había llevado a cabo estaban<br />

obligando a los hombres a <strong>de</strong>cidirse acerca <strong>de</strong> quién Él era realmente. Había una corriente<br />

subyacente <strong>de</strong> conversación en la fiesta acerca <strong>de</strong> si era un profeta genuino o falso. Unos<br />

<strong>de</strong>cían: Es bueno; pero otros <strong>de</strong>cían: No, sino que engaña al pueblo.<br />

7:13 La oposición <strong>de</strong> los gobernantes judíos contra Jesús se había hecho tan intensa que<br />

nadie se arriesgaba a hablar abiertamente en favor <strong>de</strong> él. Es indudable que muchos <strong>de</strong>l<br />

común <strong>de</strong>l pueblo reconocían que Él era verda<strong>de</strong>ramente el Mesías <strong>de</strong> Israel, pero no se<br />

atrevían a <strong>de</strong>cirlo claramente porque tenían miedo <strong>de</strong> que los gobernantes los persiguiesen.<br />

7:14 La fiesta <strong>de</strong> los Tabernáculos duraba varios días. Después que estuviese medio<br />

terminada, subió Jesús al área exterior <strong>de</strong>l templo (conocida como el porche, don<strong>de</strong> se<br />

permitía a la gente reunirse) y enseñaba.


7:15 Los que oían al Salvador se maravillaban. Indudablemente, lo que más les<br />

impresionaba fue Su conocimiento <strong>de</strong>l AT. Pero también atraía la atención <strong>de</strong> todos la<br />

extensión <strong>de</strong> Su conocimiento y Su capacidad <strong>de</strong> enseñar. Sabían que Jesús nunca había<br />

asistido a ninguna <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s escuelas religiosas <strong>de</strong> Su época, y no podían compren<strong>de</strong>r<br />

cómo podía tener una educación como la que manifestaba. El mundo sigue expresando<br />

asombro y a menudo se queja cuando encuentra a creyentes sin una instrucción religiosa<br />

formal y que pue<strong>de</strong>n predicar y enseñar la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

7:16 Una vez más es hermoso ver cómo el Señor rehusó aceptar ningún crédito para Sí<br />

mismo, sino que sencillamente quería glorificar a Su Padre. Jesús les respondió<br />

sencillamente diciéndoles que Su enseñanza no era <strong>de</strong> Él mismo, sino <strong>de</strong> Aquel que le había<br />

enviado. Todo lo que Jesús hablaba y enseñaba eran las cosas que Su Padre le mandaba<br />

hablar y enseñar. No actuaba con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Padre.<br />

7:17 Si los judíos querían realmente conocer si Su mensaje era verda<strong>de</strong>ro o no, les sería<br />

fácil <strong>de</strong>scubrirlo. A todo aquel que quiera realmente hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios, Él mismo<br />

le revelará si las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo son divinas o si el Señor estaba meramente<br />

enseñando lo que quería. Hay aquí una hermosa promesa para todo aquel que busque<br />

ferviente la verdad. Si alguien es sincero, y verda<strong>de</strong>ramente quiere saber qué es la verdad,<br />

Dios se la revelará. «La obediencia es el órgano <strong>de</strong>l conocimiento espiritual.»<br />

7:18 Todo aquel que habla por su propia cuenta, es <strong>de</strong>cir, por su propia voluntad,<br />

busca su propia gloria. Pero no era éste el caso <strong>de</strong>l Señor Jesús. Él buscaba la gloria <strong>de</strong>l<br />

Padre que le envió. Por cuanto Sus motivos eran absolutamente puros, Su mensaje era<br />

absolutamente verda<strong>de</strong>ro. No había injusticia alguna en él.<br />

Jesús era el Único <strong>de</strong> quien se podían <strong>de</strong>cir tales palabras. Todos los otros maestros han<br />

tenido algún rasgo <strong>de</strong> egoísmo mezclado en su servicio. Debería ser la ambición <strong>de</strong> cada<br />

siervo <strong>de</strong>l Señor glorificar a Dios y no a sí mismo.<br />

7:19 El Señor hizo luego una acusación directa contra los judíos. Les recordó que<br />

Moisés les había dado la ley. Ellos se gloriaban en el hecho <strong>de</strong> que poseían la ley. Se<br />

olvidaban <strong>de</strong> que no había virtud en la mera posesión <strong>de</strong> la ley. La ley exigía obediencia a<br />

sus preceptos y mandamientos. Aunque se gloriaban en la ley, era evi<strong>de</strong>nte que ninguno <strong>de</strong><br />

ellos la guardaba, porque incluso entonces estaban tramando matar al Señor Jesús. La ley<br />

prohibía <strong>de</strong> manera expresa el homicidio. Estaban quebrantando la ley en sus intenciones<br />

acerca <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

7:20 La multitud sintió el afilado acero <strong>de</strong> la acusación <strong>de</strong> Jesús, pero, en lugar <strong>de</strong><br />

admitir que tenía razón, comenzaron a insultarle. Dijeron que tenía <strong>de</strong>monio. Desafiaron<br />

Su <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que alguien estuviese tratando <strong>de</strong> matarle.<br />

7:21 Jesús rememoró la curación <strong>de</strong>l paralítico en el estanque <strong>de</strong> Betesda. Éste había<br />

sido el milagro que había suscitado el odio <strong>de</strong> los gobernantes judíos contra Él, y había sido<br />

en este punto que habían empezado a urdir planes para matarlo. El Señor les recordó que<br />

había hecho una obra y que todos se habían maravillado. No que se hubiesen maravillado<br />

con admiración, sino que quedaron aturdidos porque hiciese tal cosa en sábado.<br />

7:22 La Ley <strong>de</strong> Moisés or<strong>de</strong>naba que el hijo varón fuese circuncidado ocho días<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l nacimiento. (En realidad, la circuncisión no había tenido su origen en Moisés,<br />

sino que había sido practicada por los padres, es <strong>de</strong>cir, por Abraham, Isaac, Jacob, etc.)<br />

Incluso si el día octavo caía en sábado, los judíos no consi<strong>de</strong>raban malo circuncidar al<br />

bebé. Consi<strong>de</strong>raban que era una obra necesaria y que el Señor admitía esta obra.<br />

7:23 Si circuncidaban a un niño en sábado a fin <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer la ley <strong>de</strong> Moisés tocante a<br />

la circuncisión, ¿por qué encontraban falta en el Señor Jesús por haber sanado


completamente a un hombre en sábado? Si la ley permitía una obra <strong>de</strong> necesidad, ¿no<br />

permitiría también una obra <strong>de</strong> misericordia?<br />

La circuncisión es una operación quirúrgica menor que se efectúa en el niño varón. Es<br />

innecesario observar que causa dolor, y que sus beneficios físicos son pequeños. En<br />

contraste con esto, el Señor Jesús había sanado completamente a un hombre en sábado. Y<br />

los judíos consi<strong>de</strong>raban que había cometido una falta.<br />

7:24 El problema que tenían los judíos era que juzgaban las cosas según las<br />

apariencias, y no según la realidad interior. Su juicio no era justo. Unas obras que parecían<br />

perfectamente legítimas cuando las llevaban a cabo ellos mismos parecían absolutamente<br />

ilegítimas cuando las llevaba a cabo el Señor. La naturaleza humana siempre tien<strong>de</strong> a<br />

juzgar por vista, y no según la realidad. El Señor Jesús no había quebrantado la Ley <strong>de</strong><br />

Moisés. Eran ellos quienes la estaban quebrantando, por el irracional odio que tenían contra<br />

Él.<br />

7:25 Para este tiempo, se sabía bien en Jerusalén que los gobernantes judíos<br />

conspiraban contra el Salvador. Aquí algunos <strong>de</strong>l común <strong>de</strong>l pueblo preguntan si no era Él a<br />

quien estaban buscando sus gobernantes.<br />

7:26 No podían compren<strong>de</strong>r que se le permitiera al Señor Jesús hablar tan abierta y<br />

públicamente. Si los gobernantes le aborrecían tanto como la gente había sido llevada a<br />

creer, ¿por qué le permitían proseguir? ¿Sería posible que hubiesen llegado a <strong>de</strong>scubrir que<br />

a fin <strong>de</strong> cuentas era en verdad el Mesías, como afirmaba ser?<br />

7:27 Los que no creían que Jesús era el Mesías pensaban que sabían <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> era.<br />

Creían que era <strong>de</strong> Nazaret. Conocían a Su madre, María, y suponían que José era Su padre.<br />

Los judíos <strong>de</strong> aquellos tiempos creían que cuando llegase el Mesías, lo haría súbita y<br />

misteriosamente. No tenían ni i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que nacería como un Bebé y que crecería hasta llegar<br />

a ser Hombre. Debieran haber sabido por el AT que nacería en Belén, pero parecía que eran<br />

muy ignorantes <strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Mesías. Por eso dijeron: Cuando venga el<br />

Cristo, nadie sabrá <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> es.<br />

7:28 En esto, Jesús respondió a la gente que se había reunido y que escuchaba la<br />

conversación. Ellos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego le conocían, dijo, y sabían <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> era. Con eso,<br />

naturalmente, estaba diciendo que le conocían simplemente como un Hombre. Le conocían<br />

como Jesús <strong>de</strong> Nazaret. Pero lo que no sabían era que a<strong>de</strong>más era Dios. Esto es lo que pasa<br />

a explicar en el resto <strong>de</strong>l versículo.<br />

Respecto a Su humanidad, vivía en Nazaret. Pero ellos habían <strong>de</strong> darse cuenta también<br />

que Él no había venido <strong>de</strong> sí mismo, sino que había sido enviado por Dios Padre, a quien<br />

esta gente no conocían; es <strong>de</strong>cir, por Su propia voluntad. Con estas palabras, el Señor Jesús<br />

hacía una <strong>de</strong>claración directa <strong>de</strong> igualdad con Dios. Él no había venido <strong>de</strong> Sí mismo, es<br />

<strong>de</strong>cir, por Su propia autoridad y para hacer Su propia voluntad. Más bien, había sido<br />

enviado al mundo por el Dios verda<strong>de</strong>ro, y a este Dios ellos no lo conocían.<br />

7:29 Pero Él sí le conocía. Él moraba con Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad y era igual a<br />

todos los respectos con Dios Padre. Por esto, cuando el Señor dijo que procedía <strong>de</strong> Dios no<br />

quería meramente <strong>de</strong>cir que había sido enviado <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, sino que siempre había<br />

vivido con Dios y que era igual a Él a todos los respectos. En la expresión él me envió, el<br />

Señor <strong>de</strong>clara <strong>de</strong> la manera más clara posible que Él era el Cristo <strong>de</strong> Dios, el Ungido, a<br />

quien Dios había enviado al mundo para llevar a cabo la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción.<br />

7:30 Los judíos comprendieron la significación <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Jesús y se dieron<br />

cuenta <strong>de</strong> que <strong>de</strong>claraba ser el Mesías. Esto lo consi<strong>de</strong>raron como una blasfemia directa e<br />

intentaron arrestarlo, pero nadie puso sobre él la mano, porque aún no había llegado su


hora. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios preservó al Señor Jesús <strong>de</strong> las malvadas intrigas <strong>de</strong> los hombres<br />

hasta que llegó el momento en que había <strong>de</strong> ser ofrecido como sacrificio por el pecado.<br />

7:31 En realidad, muchos <strong>de</strong> la multitud creyeron en el Señor Jesús. Querríamos creer<br />

que su fe era genuina. El razonamiento <strong>de</strong> ellos era como sigue: ¿Qué más podría Jesús<br />

hacer para <strong>de</strong>mostrar que era el Mesías? Cuando viniese el Cristo, si Jesús no era el<br />

Mesías, ¿podría hacer más o más maravillosas señales que Jesús había hecho?<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, por esta pregunta que hacen creían que los milagros <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong>mostraban<br />

que Él era el verda<strong>de</strong>ro Mesías.<br />

C. La enemistad <strong>de</strong> los fariseos (7:32–36)<br />

7:32 Al ir pasando los fariseos entre la gente, oyeron esta conversación soterrada. La<br />

gente comentaba acerca <strong>de</strong>l Salvador, y no en sentido contrario, sino manifestando la<br />

secreta admiración que sentían por Él. Los fariseos tenían miedo que esto pudiese ir<br />

creciendo hasta formar un gran movimiento para aceptar a Jesús, y por ello enviaron<br />

alguaciles para que le prendiesen.<br />

7:33 Las palabras <strong>de</strong>l versículo 33 fueron indudablemente dirigidas a los funcionarios<br />

que acudieron a arrestarlo, así como a los fariseos y a la gente en general.<br />

El Señor Jesús no <strong>de</strong>bilitó en absoluto Sus anteriores <strong>de</strong>claraciones. En todo caso, más<br />

bien las intensificó. Les recordó que estaría con ellos un poco <strong>de</strong> tiempo, y que luego se<br />

volvería a Dios el Padre, que le envió. Es indudable que esto hizo encolerizar aún más a los<br />

fariseos.<br />

7:34 Iba a llegar el día en que los fariseos le buscarían y no le hallarían. Se<br />

encontrarían en sus vidas con un tiempo en que sentirían su necesidad <strong>de</strong> un Salvador, pero<br />

sería <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. Él se habría vuelto <strong>de</strong> regreso al cielo, y <strong>de</strong>bido a la incredulidad y<br />

maldad <strong>de</strong> ellos, no podrían encontrarle allá. Las palabras <strong>de</strong> este versículo son<br />

especialmente solemnes. Nos recuerdan que se pue<strong>de</strong> dar la pérdida <strong>de</strong> la oportunidad.<br />

Algunos hombres pue<strong>de</strong>n tener hoy la oportunidad <strong>de</strong> ser salvos; si la rechazan, pue<strong>de</strong> que<br />

nunca vuelvan a tenerla.<br />

7:35 Los judíos no llegaron a compren<strong>de</strong>r el significado <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Señor. No<br />

se dieron cuenta <strong>de</strong> que se volvía al cielo. Pensaron que quizá se iba a una gira <strong>de</strong><br />

predicación, para ministrar a los judíos esparcidos entre los griegos e incluso quizá para<br />

enseñar a los mismos griegos.<br />

7:36 Una vez más expresaron su asombro ante Sus palabras. ¿Qué significaba esto que<br />

dijo que le buscarían, y no le hallarían? Los judíos ilustran aquí la ceguera <strong>de</strong> la<br />

incredulidad. No hay corazón tan oscuro como el que rehúsa aceptar al Señor Jesús. En<br />

nuestros propios días tenemos el refrán: «No hay peor ciego que el que no quiere ver». Éste<br />

era precisamente el caso <strong>de</strong> ellos. No querían aceptar al Señor Jesús, y por ello no podían.<br />

D. La promesa <strong>de</strong>l Espíritu Santo (7:37–39)<br />

7:37 Aunque no se menciona en el AT, los judíos tenían una ceremonia <strong>de</strong> llevar agua<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el estanque <strong>de</strong> Siloé y <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramarla en un cuenco <strong>de</strong> plata junto al altar <strong>de</strong>l<br />

holocausto durante cada uno <strong>de</strong> los primeros siete días <strong>de</strong> la Fiesta <strong>de</strong> los Tabernáculos. Al<br />

octavo día esto no se cumplía, lo que hacía el ofrecimiento <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> vida eterna<br />

tanto más sorpren<strong>de</strong>nte. Los judíos habían pasado por esta observancia religiosa, y a pesar


<strong>de</strong> todo sus corazones no quedaban satisfechos, porque no habían verda<strong>de</strong>ramente<br />

comprendido el profundo sentido <strong>de</strong> la fiesta. Justo antes que se fuesen hacia sus hogares,<br />

en el último y gran día <strong>de</strong> la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz para dirigirse a<br />

ellos. Los invitó a venir a Él para hallar satisfacción espiritual. Prestemos una especial<br />

atención a las palabras que emplea. Su invitación se dirigía a todos. Su evangelio era <strong>de</strong><br />

carácter universal. No había nadie que no pudiese ser salvo si sencillamente acudía a Cristo.<br />

Pero observemos la condición. En la Escritura leemos: Si alguno tiene sed. «Sed» aquí<br />

se refiere a necesidad espiritual. Excepto si uno sabe que es pecador, nunca querrá ser<br />

salvo. Excepto si se da cuenta <strong>de</strong> que está perdido, nunca querrá ser hallado. Excepto si está<br />

consciente <strong>de</strong> una gran carencia espiritual en su vida, nunca querrá acudir al Señor para que<br />

le sea suplida aquella necesidad. El Salvador invitó al alma sedienta para que acudiese a Él<br />

—no a la <strong>iglesia</strong>, ni al predicador, ni a las aguas <strong>de</strong>l bautismo, ni a la mesa <strong>de</strong>l Señor—.<br />

Jesús dijo: Venga a mí, y beba. Ninguna otra cosa valdrá. Venga a mí y beba. Beber<br />

significa aquí apropiarse uno mismo <strong>de</strong> Cristo. Significa confiar en Él como Señor y<br />

Salvador. Significa tomarlo en nuestras vidas como tomaríamos en nuestros cuerpos un<br />

vaso <strong>de</strong> agua.<br />

7:38 El versículo 38 <strong>de</strong>muestra que acudir a Cristo y beber es lo mismo que creer en Él.<br />

Todos los que creen en Él tendrán todas sus necesida<strong>de</strong>s cubiertas y recibirán ríos <strong>de</strong><br />

bendiciones espirituales que correrán <strong>de</strong> ellos a otros (p.ej., Is. 55:1). La expresión <strong>de</strong> su<br />

interior correrán ríos <strong>de</strong> agua viva significa que manarán corrientes <strong>de</strong>l interior <strong>de</strong> esta<br />

persona o vida para ayuda a otros. Stott señala que bebemos en pequeños sorbos o tragos,<br />

pero esto queda multiplicado a una po<strong>de</strong>rosa confluencia <strong>de</strong> corrientes que fluyen. Temple<br />

advierte: «Nadie pue<strong>de</strong> ser habitado por el Espíritu <strong>de</strong> Dios y guardarse para sí este<br />

Espíritu. Allí don<strong>de</strong> está el Espíritu, fluye; si no hay fluencia, Él no está allí».<br />

7:39 Se dice claramente que la expresión «agua <strong>de</strong> vida» hace referencia al Espíritu<br />

Santo. El versículo 39 es <strong>de</strong> gran importancia porque enseña que todos los que reciben al<br />

Señor Jesucristo reciben asimismo al Espíritu <strong>de</strong> Dios. En otras palabras: no es cierto lo que<br />

algunos preten<strong>de</strong>n, que el Espíritu Santo viene a morar en los creyentes algún tiempo<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión. Este versículo <strong>de</strong>clara <strong>de</strong> una manera clara y concreta que todos<br />

los que creen en Cristo reciben el Espíritu. Cuando el Señor Jesús dijo estas palabras, aún<br />

no se había dado el Espíritu Santo. No fue sino hasta que el Señor Jesús volvió al cielo y<br />

fue glorificado que el Espíritu Santo <strong>de</strong>scendió en el día <strong>de</strong> Pentecostés. Des<strong>de</strong> aquel<br />

momento, cada verda<strong>de</strong>ro creyente ha sido habitado por el Espíritu Santo.<br />

E. Opiniones encontradas acerca <strong>de</strong> Jesús (7:40–53)<br />

7:40, 41 Muchos <strong>de</strong> los que escuchaban quedaron ahora convencidos <strong>de</strong> que el Señor<br />

Jesús era el profeta al que se había referido Moisés en Deuteronomio 18:15, 18. Otros<br />

estaban incluso dispuestos a reconocer que Jesús era el Cristo, el Mesías. Pero algunos<br />

pensaban que esto era imposible. Creían que Jesús procedía <strong>de</strong> Nazaret en Galilea, y no<br />

había ninguna profecía en el AT <strong>de</strong> que el Cristo había <strong>de</strong> venir <strong>de</strong> Galilea.<br />

7:42 Estos judíos tenían razón al creer que el Cristo habría <strong>de</strong> venir <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

Belén y que <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> David. Si sólo se hubiesen tomado el trabajo <strong>de</strong> indagar,<br />

habrían <strong>de</strong>scubierto que Jesús había nacido en Belén, y que era un <strong>de</strong>scendiente directo <strong>de</strong><br />

David a través <strong>de</strong> María.


7:43 A causa <strong>de</strong> aquellas opiniones divergentes, y a causa <strong>de</strong> su general ignorancia,<br />

había, pues, disensión entre la gente a causa <strong>de</strong> Cristo. Y así sigue sucediendo. La gente<br />

sigue dividida acerca <strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> Jesucristo. Algunos dicen que fue sencillamente un<br />

hombre como todos nosotros. Otros están dispuestos a admitir que fue el más gran<strong>de</strong><br />

hombre que jamás vivió. Pero los que creen la Palabra <strong>de</strong> Dios saben que «Cristo… es Dios<br />

sobre todas las cosas, bendito por los siglos» (Ro. 9:5).<br />

7:44 Siguieron intentando arrestar al Señor Jesús, pero nadie tuvo éxito. En tanto que<br />

una persona esté andando en la voluntad <strong>de</strong> Dios, no hay po<strong>de</strong>r en la tierra que pueda<br />

<strong>de</strong>tenerle. «Somos inmortales hasta que hemos hecho nuestra tarea.» No había llegado la<br />

hora <strong>de</strong>l Señor, y por ello nadie pudo hacerle daño alguno.<br />

7:45 Los fariseos y los principales sacerdotes habían enviado alguaciles a que<br />

arrestasen a Jesús. Los alguaciles volvieron, pero sin el Señor Jesús. Los principales<br />

sacerdotes y los fariseos se enfurecieron y preguntaron a los alguaciles por qué no le<br />

habían traído.<br />

7:46 Aquí tenemos un ejemplo en el que hombres pecadores se vieron obligados a<br />

hablar bien <strong>de</strong>l Salvador, incluso si no le aceptaban personalmente. Sus memorables<br />

palabras fueron: «¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!» Es indudable<br />

que aquellos alguaciles habían escuchado a muchos hombres en su época, pero nunca<br />

habían oído a nadie hablar con tal autoridad, gracia y sabiduría.<br />

7:47–48 En un esfuerzo por intimidar a los oficiales, los fariseos los acusaron <strong>de</strong> haber<br />

sido engañados por Jesús. ¡Qué argumento más terrible era éste! Es para gran vergüenza <strong>de</strong><br />

ellos que los conductores <strong>de</strong> la nación judía no reconocieron al Mesías cuando vino.<br />

No sólo estaban mal dispuestos estos fariseos a creer ellos mismos en el Señor Jesús,<br />

sino que es evi<strong>de</strong>nte que no querían que otros creyesen en Él. Y así es en la actualidad.<br />

Muchos que no quieren ser salvos ellos mismos hacen todo lo que está en su mano para<br />

impedir que sus parientes y amigos sean también salvos.<br />

7:49 Aquí los fariseos se refirieron a la gran masa <strong>de</strong> judíos como ignorantes y<br />

malditos. Su argumento era que si el común <strong>de</strong> la gente supiese algo <strong>de</strong> las Escrituras,<br />

sabrían que Jesús no era el Mesías. ¡Los fariseos no podían estar más equivocados!<br />

7:50 Al llegar a este punto, intervino Nico<strong>de</strong>mo. Él era el que había ido a Jesús <strong>de</strong><br />

noche y que había aprendido que había <strong>de</strong> nacer <strong>de</strong> nuevo. Parece que Nico<strong>de</strong>mo había<br />

confiado en el Señor Jesucristo y había sido salvo. Aquí se manifestó públicamente, entre<br />

los gobernantes <strong>de</strong> los judíos, para hablar en favor <strong>de</strong> su Señor.<br />

7:51 El argumento <strong>de</strong> Nico<strong>de</strong>mo era que los judíos no le habían dado una verda<strong>de</strong>ra<br />

oportunidad a Jesús. La ley judía no juzgaba a un hombre si primero no le oía. En<br />

cambio, los gobernantes judíos le estaban con<strong>de</strong>nando sin haberle oído. ¿Tenían miedo <strong>de</strong><br />

los hechos? La respuesta es que sí, evi<strong>de</strong>ntemente tenían miedo.<br />

7:52 Ahora los gobernantes se revuelven contra uno <strong>de</strong> los suyos mismos, es <strong>de</strong>cir,<br />

contra Nico<strong>de</strong>mo. Le preguntan con escarnio si él era también un galileo seguidor <strong>de</strong><br />

Jesús. ¿Es que no sabía él que el AT no mostraba ningún profeta surgido <strong>de</strong> Galilea?<br />

Aquí, naturalmente, los gobernantes sólo hicieron una exhibición <strong>de</strong> su propia ignorancia.<br />

¿Es que nunca habían leído <strong>de</strong>l profeta Jonás? Él procedía <strong>de</strong> Galilea.<br />

7:53 La Fiesta <strong>de</strong> los Tabernáculos había concluido. Cada uno se volvió a su casa.<br />

Algunos habían encontrado al Salvador personalmente y habían confiado en Él. Pero la<br />

mayoría le había rechazado, y los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l pueblo judío estaban más <strong>de</strong>cididos que nunca<br />

a librarse <strong>de</strong> Él. Le consi<strong>de</strong>raban una amenaza a su religión y forma <strong>de</strong> vida.


F. La mujer tomada en adulterio (8:1–11)<br />

8:1 Este versículo está estrechamente relacionado con el último versículo <strong>de</strong>l capítulo 7.<br />

Esta relación se ve mejor cuando se ponen juntos los dos versículos, <strong>de</strong> esta manera: «Y<br />

cada uno se fue a su casa, mas Jesús se fue al monte <strong>de</strong> los olivos». El Señor había dicho<br />

con verdad: «Las zorras tienen guaridas; y las aves <strong>de</strong> los cielos, nidos; mas el Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre no tiene dón<strong>de</strong> recostar su cabeza».<br />

8:2 El Monte <strong>de</strong> los Olivos no estaba lejos <strong>de</strong>l templo. Y por la mañana, muy <strong>de</strong><br />

madrugada, el Señor Jesús <strong>de</strong>scendió por la la<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l Monte <strong>de</strong> los Olivos, cruzó el Valle<br />

<strong>de</strong>l Cedrón y volvió a subir hacia la ciudad, don<strong>de</strong> estaba situado el templo. Todo el<br />

pueblo vino a él; y sentándose, les enseñaba.<br />

8:3 Los escribas (un grupo <strong>de</strong> hombres que se <strong>de</strong>dicaba a copiar las Escrituras) y los<br />

fariseos anhelaban inducir al Señor Jesús a que dijese algo erróneo, para po<strong>de</strong>r tener <strong>de</strong> qué<br />

acusarle. Le trajeron entonces una mujer sorprendida en el mismo acto <strong>de</strong>l adulterio, y<br />

la pusieron en medio <strong>de</strong> la multitud, probablemente enfrente <strong>de</strong> Jesús.<br />

8:4 La acusación <strong>de</strong> adulterio se hizo en contra <strong>de</strong> esta mujer, y es indudable que era<br />

cierta. No hay razón alguna para dudar <strong>de</strong> que había sido sorprendida mientras cometía<br />

este terrible pecado. Pero, ¿dón<strong>de</strong> estaba el hombre? Demasiadas veces se ha castigado a<br />

las mujeres mientras que los hombres asimismo culpables han sido <strong>de</strong>jados libres.<br />

8:5 La trampa quedaba ahora clara. Querían que el Señor contradijese la ley <strong>de</strong> Moisés.<br />

Si tenían éxito, podrían entonces volver al común <strong>de</strong>l pueblo en contra <strong>de</strong> Jesús.<br />

Recordaron al Señor que Moisés había mandado en la ley que las personas tomadas en acto<br />

<strong>de</strong> adulterio <strong>de</strong>bían ser apedreadas. Los fariseos tenían la esperanza, para sus propios<br />

malvados propósitos, <strong>de</strong> que el Señor se manifestaría en <strong>de</strong>sacuerdo, y por ello le<br />

preguntaron qué tenía que <strong>de</strong>cir acerca <strong>de</strong> esto. Ellos pensaban que la justicia y la ley <strong>de</strong><br />

Moisés exigían que fuese puesta como ejemplo público.<br />

Al corazón <strong>de</strong>pravado <strong>de</strong>l hombre le da consuelo y tranquilidad si sólo pue<strong>de</strong> encontrar<br />

una persona peor que él mismo; piensa que el mayor pecado <strong>de</strong> otro le excusa a él; y<br />

mientras que acusa e inculpa a otros con vehemencia, se olvida <strong>de</strong> su propio mal. De esta<br />

manera, se regocija en la iniquidad.<br />

8:6 No tenían ninguna verda<strong>de</strong>ra acusación contra el Señor, e intentaban fabricar una.<br />

Sabían que si Él <strong>de</strong>jaba ir libre a la mujer, se estaría oponiendo a la Ley <strong>de</strong> Moisés y<br />

podrían acusarle <strong>de</strong> ser injusto. En cambio, si con<strong>de</strong>naba a la mujer a muerte, podrían<br />

entonces emplear esto para <strong>de</strong>mostrar que era enemigo <strong>de</strong>l gobierno romano, y podrían<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>cir que no era misericordioso. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en<br />

tierra con el <strong>de</strong>do. No hay en absoluto ninguna manera <strong>de</strong> saber lo que escribía. Muchas<br />

personas tienen mucha confianza en que lo saben, pero la sencilla realidad es que la Biblia<br />

no nos lo dice.<br />

8:7 Insatisfechos, los judíos seguían insistiendo para que diese alguna respuesta. De<br />

modo que Jesús repuso sencillamente que se <strong>de</strong>bía aplicar la pena impuesta por la ley, pero<br />

que <strong>de</strong>berían hacerlo los que no hubiesen cometido pecado alguno. No dijo que la mujer<br />

<strong>de</strong>bía quedar libre <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong> la ley. Pero lo que sí hizo fue acusar a cada uno <strong>de</strong> aquellos<br />

hombres <strong>de</strong> haber pecado ellos mismos. Los que quieran juzgar a otros <strong>de</strong>berían ser puros<br />

ellos mismos. Este versículo se emplea a menudo para excusar el pecado porque todos los<br />

<strong>de</strong>más han hecho cosas malas. Pero este versículo no excusa el pecado; lo que hace es<br />

con<strong>de</strong>nar a los culpables aunque nunca hayan sido <strong>de</strong>scubiertos.


8:8 De nuevo el Salvador se inclinó hacia el suelo, y siguió escribiendo en tierra.<br />

Estas son las únicas menciones <strong>de</strong> que el Señor Jesús escribiese algo, y lo que escribió hace<br />

mucho tiempo que fue borrado <strong>de</strong> la tierra.<br />

8:9 Ellos, los que habían acusado a la mujer, se sintieron acusados por su conciencia.<br />

No tenían nada más que <strong>de</strong>cir. Comenzaron a salir, uno a uno. Todos se consi<strong>de</strong>raban<br />

culpables, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los más viejos hasta los más jóvenes. Quedó solo Jesús, con la mujer<br />

que estaba cerca.<br />

8:10 Con una gracia maravillosa, el Señor Jesús le observó a la mujer que aquellos que<br />

la acusaban se habían <strong>de</strong>svanecido. No podían verse por ningún lado. No había habido una<br />

sola persona en toda aquella multitud que se atreviese a con<strong>de</strong>narla.<br />

8:11 La palabra Señor es aquí sencillamente un mero título <strong>de</strong> cortesía. Cuando la<br />

mujer hubo dicho, «Ninguno, Señor», el Señor pronunció aquellas maravillosas palabras:<br />

Ni yo te con<strong>de</strong>no; vete, y no peques más. El Señor no pretendía tener autoridad civil en<br />

una cuestión así. Era el gobierno romano el que estaba investido <strong>de</strong> esta autoridad, y ahí lo<br />

<strong>de</strong>jó Él. Él no la con<strong>de</strong>nó ni la perdonó. No era ésta su función en este tiempo. Pero sí le<br />

dio una advertencia <strong>de</strong> que <strong>de</strong>jase <strong>de</strong> pecar.<br />

En el primer capítulo <strong>de</strong> Juan aprendimos que «la gracia y la verdad vinieron por medio<br />

<strong>de</strong> Jesucristo». Aquí tenemos un ejemplo <strong>de</strong> ello. En las palabras «Ni yo te con<strong>de</strong>no»<br />

tenemos un ejemplo <strong>de</strong> gracia; las palabras «vete, y no peques más» son palabras <strong>de</strong><br />

verdad. El Señor no dijo: «Ve, y peca lo menos que sea posible». Jesucristo es Dios, y Su<br />

norma es la perfección absoluta. No pue<strong>de</strong> aprobar el pecado en ningún grado. Y por ello<br />

pone <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ella la norma perfecta <strong>de</strong>l mismo Dios.<br />

G. Jesús, la luz <strong>de</strong>l mundo (8:12–20)<br />

8:12 La escena pasa ahora a la tesorería <strong>de</strong>l templo (véase v. 20). Una multitud le<br />

seguía aún. Se volvió hacia ellos y les hizo una <strong>de</strong> las muchas magnas <strong>de</strong>claraciones acerca<br />

<strong>de</strong> Su condición mesiánica. Les dijo: Yo soy la luz <strong>de</strong>l mundo. Hablando <strong>de</strong> manera<br />

natural, el mundo está en las tinieblas <strong>de</strong>l pecado, <strong>de</strong> la ignorancia y <strong>de</strong> la irrelevancia. La<br />

luz <strong>de</strong>l mundo es Jesús. Aparte <strong>de</strong> Él, no hay liberación <strong>de</strong> la negrura <strong>de</strong>l pecado. Aparte<br />

<strong>de</strong> Él, no hay conducción por el camino <strong>de</strong> la vida ni conocimiento acerca <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro<br />

sentido <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> las cuestiones <strong>de</strong> la eternidad. Jesús promete que todo el que le siga<br />

<strong>de</strong> ningún modo andará en tinieblas, sino que tendrá la luz <strong>de</strong> la vida.<br />

Seguir a Jesús significa creer en Él. Muchas personas tienen la errada i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que<br />

pue<strong>de</strong>n vivir como Jesús vivió, sin nacer <strong>de</strong> nuevo. Seguir a Jesús significa acudir a Él con<br />

arrepentimiento, confiar en Él como Señor y Salvador, y luego consagrar la propia vida a<br />

Él. Los que hagan esto tendrán esta guía en la vida y una brillante esperanza más allá <strong>de</strong>l<br />

sepulcro.<br />

8:13 Los fariseos retaron ahora a Jesús en un punto legal. Le recordaron que estaba<br />

testificando acerca <strong>de</strong> Sí mismo. No se consi<strong>de</strong>raba suficiente el testimonio <strong>de</strong> alguien<br />

acerca <strong>de</strong> sí mismo, porque el ser humano normal no es imparcial. A los fariseos no les<br />

importaba arrojar dudas sobre las palabras <strong>de</strong> Jesús. De hecho, dudaban <strong>de</strong> que fuesen<br />

verda<strong>de</strong>ras en absoluto.<br />

8:14 El Señor reconoció que generalmente era necesario tener dos o tres testigos. Pero<br />

en Su caso, Su testimonio era absolutamente verda<strong>de</strong>ro porque Él es Dios. Sabía que<br />

había venido <strong>de</strong>l cielo y que iba a volver al cielo. Pero ellos no sabían <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> había


venido ni a dón<strong>de</strong> iba. Creían que era sólo otro hombre como ellos y no estaban dispuestos<br />

a creer que era el Hijo eterno, igual al Padre.<br />

8:15 Los fariseos juzgaban a otros por apariencias externas y según normas meramente<br />

humanas. Contemplaban a Jesús como el Carpintero <strong>de</strong> Nazaret y nunca se paraban a<br />

pensar que Él era diferente <strong>de</strong> cualquier otro hombre que hubiese vivido. El Señor Jesús<br />

<strong>de</strong>cía que Él no juzgaba a nadie. Esto pue<strong>de</strong> significar que no juzgaba a los hombres según<br />

normas mundanas, como lo hacían los fariseos. Más probablemente, significa que Su<br />

propósito al llegar al mundo no era juzgar a la gente, sino salvarla.<br />

8:16 Si el Señor juzgase, Su juicio sería justo y verda<strong>de</strong>ro. Él es Dios, y todo lo que<br />

hace, lo hace en comunión con el Padre que le envió. Una y otra vez, el Señor Jesús<br />

enfatizó a los fariseos Su unidad con Dios el Padre. Fue eso lo que agitó en los corazones<br />

<strong>de</strong> ellos su acerbo antagonismo contra Él.<br />

8:17–18 El Señor reconoció que la ley <strong>de</strong> Moisés <strong>de</strong>mandaba el testimonio <strong>de</strong> dos<br />

testigos. Nada <strong>de</strong> lo que había dicho tenía la intención <strong>de</strong> negar este hecho.<br />

Si ellos insistían en tener dos testigos, no le sería difícil presentarlos. Primero, Él daba<br />

testimonio <strong>de</strong> Sí mismo mediante Su vida santa y por las palabras que brotaban <strong>de</strong> Su boca.<br />

En segundo lugar, el Padre daba testimonio <strong>de</strong>l Señor Jesús por Sus <strong>de</strong>claraciones públicas<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo y por los milagros que daba al Señor que hiciese. Cristo cumplió las profecías<br />

<strong>de</strong>l AT tocantes al Mesías, y con todo, frente a esta po<strong>de</strong>rosa evi<strong>de</strong>ncia, los lí<strong>de</strong>res judíos<br />

no estaban dispuestos a creer.<br />

8:19 La siguiente pregunta <strong>de</strong> los fariseos fue indudablemente hecha con escarnio.<br />

Quizá miraron alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la multitud al preguntarle: ¿Dón<strong>de</strong> está tu padre? Entonces<br />

respondió Jesús diciéndoles que ellos ni le reconocían a Él por quien era verda<strong>de</strong>ramente,<br />

ni conocían a Su Padre. Naturalmente, ellos habrían negado vigorosamente que<br />

<strong>de</strong>sconociesen a Dios. Pero era sin embargo cierto. Si ellos hubiesen recibido al Señor<br />

Jesús, habrían conocido también a Su Padre. Pero nadie pue<strong>de</strong> conocer a Dios Padre<br />

excepto por medio <strong>de</strong> Jesucristo. Por tanto, su repudio <strong>de</strong>l Salvador les hacía imposible<br />

preten<strong>de</strong>r con honra<strong>de</strong>z que conocían y amaban a Dios.<br />

8:20 Aquí se nos dice que el lugar don<strong>de</strong> hubo el enfrentamiento <strong>de</strong> los anteriores<br />

versículos fue en el lugar <strong>de</strong> las ofrendas, en el templo. Una vez más el Señor está<br />

ro<strong>de</strong>ado por protección divina, y nadie le prendió, a pesar <strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos que tenían <strong>de</strong><br />

matarle. Todavía no había llegado su hora; esto hace referencia al tiempo cuando sería<br />

crucificado en el Calvario para morir por los pecados <strong>de</strong>l mundo.<br />

H. El <strong>de</strong>bate <strong>de</strong> los judíos con Jesús (8:21–59)<br />

8:21 Una vez más Jesús evi<strong>de</strong>nció un conocimiento perfecto <strong>de</strong>l futuro. Les dijo a Sus<br />

críticos que se iba, refiriéndose no sólo a Su muerte y sepultura, sino también a Su<br />

resurrección y ascensión <strong>de</strong> vuelta al cielo. Los judíos seguirían buscando al Mesías, sin<br />

darse cuenta <strong>de</strong> que ya les había visitado y que le habían rechazado. A causa <strong>de</strong> su<br />

rechazamiento, morirían en su pecado (en singular en el griego original).<br />

Esto significaría que iban a quedar para siempre imposibilitados <strong>de</strong> entrar en el cielo,<br />

adon<strong>de</strong> iba el Señor. ¡Qué verdad más solemne! Los que rehúsan aceptar al Señor Jesús no<br />

tienen esperanza alguna <strong>de</strong>l cielo. ¡Qué terrible morir en los propios pecados, sin Dios, sin<br />

Cristo, y sin esperanza para siempre jamás!


8:22 Los judíos no comprendían que Jesús se refería a volver al cielo. ¿Qué quería<br />

<strong>de</strong>cir por «me voy»? ¿Significaba que escaparía <strong>de</strong> la conspiración <strong>de</strong> ellos para darle<br />

muerte cometiendo suicidio? Era extraño que pensasen tal cosa. Si fuese a matarse a sí<br />

mismo, no había nada que les impidiese hacer lo mismo y seguirle en la muerte. Pero éste<br />

era otro ejemplo <strong>de</strong> las tinieblas <strong>de</strong> la incredulidad. ¡Parece asombroso que pudiesen ser tan<br />

duros e ignorantes <strong>de</strong> lo que el Salvador estaba diciendo!<br />

8:23 Sin duda pensando en la insensata referencia que ellos habían hecho al suicidio, el<br />

Señor les dijo que ellos eran <strong>de</strong> abajo. Esto significaba que tenían una perspectiva muy<br />

baja <strong>de</strong> las cosas. No podían ascen<strong>de</strong>r más allá <strong>de</strong> las cosas literales <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong> los<br />

sentidos. No tenían comprensión espiritual. En contraste, Cristo era <strong>de</strong> arriba. Sus<br />

pensamientos, palabras y hechos eran celestiales. Todo lo que ellos hacían tenía el sabor <strong>de</strong><br />

este mundo, mientras que toda Su vida mostraba que Él venía <strong>de</strong> una tierra más pura que<br />

este mundo.<br />

8:24 Jesús empleaba frecuentemente la repetición para hacer énfasis. Aquí los volvió a<br />

advertir con solemnidad que ellos morirían en sus pecados. Si ellos rehusaban<br />

<strong>de</strong>cididamente creer en Él, no cabía otra alternativa. Aparte <strong>de</strong>l Señor Jesús no hay ninguna<br />

manera <strong>de</strong> obtener el perdón <strong>de</strong> los pecados, y los que mueran con los pecados sin<br />

perdonar no pue<strong>de</strong>n finalmente entrar en el cielo. Si no creéis que yo soy, moriréis en<br />

vuestros pecados. Vemos en las palabras Yo soy otra <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús.<br />

8:25 Los judíos estaban totalmente perplejos por las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor Jesús. Le<br />

preguntaron directamente quién Él era. Quizá lo hicieron con sarcasmo, como diciendo:<br />

«¿Quién crees que eres, que nos hablas <strong>de</strong> esta manera?». O quizá se sentían realmente<br />

<strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> oír lo que fuese a <strong>de</strong>cir acerca <strong>de</strong> Sí mismo. La respuesta <strong>de</strong>l Señor es digna <strong>de</strong><br />

nota: Ese mismo que os he dicho <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio (V.M.) Él era el Mesías prometido.<br />

Los judíos le habían oído <strong>de</strong>cirlo con frecuencia, pero sus tercos corazones habían rehusado<br />

inclinarse a la verdad. Pero Su respuesta pue<strong>de</strong> tener otro sentido —el Señor Jesús era<br />

exactamente lo que predicaba—. No <strong>de</strong>cía una cosa y hacía otra. Él era la viva encarnación<br />

<strong>de</strong> todo lo que enseñaba. Su vida se ajustaba a Su enseñanza.<br />

8:26 El significado <strong>de</strong>l versículo 26 no está claro. Parece que el Señor <strong>de</strong>cía que había<br />

muchas cosas adicionales que podría hablar y juzgar acerca <strong>de</strong> aquellos incrédulos<br />

judíos. Podría exhibir los malvados pensamientos y motivos <strong>de</strong> sus corazones. Sin<br />

embargo, <strong>de</strong>cía con obediencia sólo aquellas cosas que el Padre le había dado que hablase.<br />

Y por cuanto el padre es verda<strong>de</strong>ro, es digno <strong>de</strong> ser creído y escuchado.<br />

8:27 Los judíos no comprendieron en este punto que les hablaba <strong>de</strong> Dios Padre.<br />

Parece que sus mentes se entenebrecían más y más. Antes, cuando el Señor Jesús había<br />

afirmado que era el Hijo <strong>de</strong> Dios, se habían dado cuenta <strong>de</strong> que afirmaba la igualdad con<br />

Dios Padre. Pero ya no lo discernían.<br />

8:28 De nuevo Jesús profetizó lo que iba a suce<strong>de</strong>r. Primero, los judíos levantarían al<br />

Hijo <strong>de</strong>l Hombre. Esto se refiere a Su muerte por crucifixión. Después que hubieran hecho<br />

esto, conocerían que Él era el Mesías. Lo sabrían por el terremoto, por las tinieblas, pero,<br />

más que nada, por Su resurrección corporal <strong>de</strong> entre los muertos. Observemos<br />

cuidadosamente las palabras <strong>de</strong> nuestro Señor: Entonces conoceréis que yo soy. El sentido<br />

más profundo es: «Entonces conoceréis que yo soy Dios». Entonces se darían cuenta <strong>de</strong><br />

que Él no hacía nada por sí mismo, es <strong>de</strong>cir, por Su propia autoridad. Más bien, él había<br />

venido al mundo como el Dependiente, diciendo sólo aquellas cosas que el Padre le había<br />

enseñado a <strong>de</strong>cir.


8:29–30 La relación <strong>de</strong>l Señor Dios Padre era muy íntima. Cada una <strong>de</strong> estas<br />

expresiones era una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> igualdad con Dios. A lo largo <strong>de</strong> todo Su ministerio<br />

terrenal, el Padre estaba con Él. En ningún momento <strong>de</strong>jó solo a Jesús. En todo tiempo Él<br />

hacia las cosas que agradaban a Dios. Estas palabras sólo podrían haber sido pronunciadas<br />

por un Ser sin pecado. Nadie que hubiera nacido <strong>de</strong> padres humanos hubiera podido jamás<br />

<strong>de</strong>cir estas palabras, «yo hago siempre lo que le agrada». Demasiadas veces hacemos<br />

aquellas cosas que nos gustan a nosotros. A veces somos llevados a agradar a nuestros<br />

semejantes. Sólo el Señor Jesús fue totalmente dominado por el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> hacer las cosas<br />

que agradan a Dios.<br />

Mientras hablaba él estas cosas maravillosas, Jesús vio que muchos profesaron creer<br />

en Él. Indudablemente, algunos tuvieron una fe genuina. Otros pue<strong>de</strong> que se sintiesen<br />

inclinados sólo a dar tributo <strong>de</strong> boca al Señor.<br />

8:31 Entonces Jesús marcó una distinción entre los que son discípulos y los que son<br />

verda<strong>de</strong>ramente Sus discípulos. Un discípulo es todo aquel que profesa ser un aprendiz,<br />

pero un verda<strong>de</strong>ro discípulo es aquel que se ha dado <strong>de</strong> manera real al Señor Jesucristo.<br />

Los que son verda<strong>de</strong>ros creyentes tienen estas características —permanecen en Su<br />

Palabra—. Esto significa que continúan en las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo. No se apartan <strong>de</strong> Él.<br />

La verda<strong>de</strong>ra fe tiene siempre la cualidad <strong>de</strong> la permanencia. No son salvados<br />

permaneciendo en Su Palabra, sino que permanecen en Su Palabra porque son salvos.<br />

8:32 Se da a todos los verda<strong>de</strong>ros discípulos la promesa <strong>de</strong> que conocerán la verdad, y<br />

la verdad les hará libres. Los judíos no conocían la verdad, y se encontraban bajo una<br />

terrible forma <strong>de</strong> esclavitud. Estaban en la esclavitud <strong>de</strong> ignorancia, <strong>de</strong>l error, <strong>de</strong>l pecado,<br />

<strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong> la superstición. Los que verda<strong>de</strong>ramente conocen al Señor Jesús quedan<br />

librados <strong>de</strong>l pecado, andan en la luz y son conducidos por el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios.<br />

8:33 Algunos <strong>de</strong> los judíos que estaban cerca oyeron la referencia <strong>de</strong>l Señor a ser<br />

hechos libres. Inmediatamente, se resintieron <strong>de</strong> ello. Se jactaban <strong>de</strong> que <strong>de</strong>scendían <strong>de</strong><br />

Abraham y dijeron: Jamás hemos sido esclavos. Pero no era verdad. Israel había estado en<br />

esclavitud bajo Egipto, Asiria, Babilonia, Persia y Grecia, y ahora lo estaba bajo Roma.<br />

Pero aún peor que esto, ahora mismo, mientras estaban aún diciéndole esto al Señor Jesús,<br />

estaban esclavizados por el pecado y Satanás.<br />

8:34 Es evi<strong>de</strong>nte que el Señor estaba hablando acerca <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong>l pecado.<br />

Recordó a Sus oyentes judíos que todo aquel que hace pecado, es esclavo <strong>de</strong>l pecado.<br />

Estos judíos pretendían ser muy religiosos, pero la verdad es que eran <strong>de</strong>saprensivos,<br />

irreverentes, y que pronto se manifestarían como homicidas —porque incluso en aquel<br />

mismo momento estaban tramando la muerte <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

8:35 Luego Jesús compara las posiciones relativas en la casa <strong>de</strong> un esclavo, por una<br />

parte, y <strong>de</strong> un hijo, por la otra. El esclavo no tenía certidumbre alguna <strong>de</strong> que viviría allí<br />

para siempre; mientras que el hijo estaba con toda libertad en la casa. Tanto si la palabra<br />

hijo se aplica al Hijo <strong>de</strong> Dios como si se aplica a los que llegan a ser hijos <strong>de</strong> Dios por la fe<br />

en Cristo, es evi<strong>de</strong>nte que el Señor les estaba diciendo a estos judíos que no eran hijos, sino<br />

esclavos, y que podían ser echados en cualquier momento.<br />

8:36 No hay duda que en este versículo la palabra Hijo se refiere a Cristo mismo. Los<br />

que son libertados por Él son verda<strong>de</strong>ramente libres. Esto significa que cuando alguien<br />

acu<strong>de</strong> al Salvador y recibe <strong>de</strong> Él la vida eterna, esta persona queda liberada <strong>de</strong> la esclavitud<br />

<strong>de</strong>l pecado, <strong>de</strong>l legalismo, <strong>de</strong> la superstición y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r maligno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios.<br />

8:37 El Señor reconoció que, por lo que tocaba al linaje físico, estos judíos eran<br />

<strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Abraham (literalmente, «semilla»). Pero era evi<strong>de</strong>nte que no pertenecían


a la semilla espiritual <strong>de</strong> Abraham. No eran piadosos como había sido Abraham, pues<br />

querían matar al Señor Jesús porque Su palabra no hallaba cabida en ellos. Esto significa<br />

que no <strong>de</strong>jaban que las palabras <strong>de</strong> Cristo surtiesen efecto en sus vidas. Se resistían a Sus<br />

doctrinas y no querían ce<strong>de</strong>r a Él.<br />

8:38 Las cosas que Jesús les enseñaba eran cosas que el Padre le había comisionado a<br />

hablar. Él y Su Padre eran tan totalmente uno que las palabras que Él hablaba eran las<br />

palabras <strong>de</strong> Dios Padre. El Señor Jesús representó perfectamente a Su Padre mientras<br />

estaban aquí en la tierra. En contraste, los judíos hacían aquellas cosas que habían<br />

aprendido <strong>de</strong>l padre <strong>de</strong> ellos. Aquí el Señor Jesús no se refería al padre material, terrenal,<br />

<strong>de</strong> ellos, sino al diablo.<br />

8:39 Una vez más los judíos reivindicaron su parentesco con Abraham. Se jactaban <strong>de</strong>l<br />

hecho <strong>de</strong> que Abraham era el padre <strong>de</strong> ellos. Sin embargo, el Señor Jesús les hizo la<br />

observación <strong>de</strong> que aunque eran <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia [simiente] <strong>de</strong> Abraham (v. 37), no eran hijos<br />

<strong>de</strong> él. Por lo general, los hijos se parecen a sus padres, y andan y hablan como ellos. Pero<br />

no era así con estos judíos. Sus vidas eran lo contrario <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Abraham. Aunque eran<br />

<strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Abraham tocante a la carne, moralmente eran hijos <strong>de</strong>l diablo.<br />

8:40 El Señor proce<strong>de</strong> a dar un ejemplo muy claro <strong>de</strong> la diferencia entre ellos y<br />

Abraham. Jesús había venido al mundo, no diciendo nada, sino la verdad. Ellos se<br />

sintieron ofendidos y alterados por Su enseñanza, y por ello trataron <strong>de</strong> matarle. No hizo<br />

esto Abraham. Él se puso <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> la verdad y <strong>de</strong> la justicia.<br />

8:41 Estaba muy claro quién era el padre <strong>de</strong> ellos, porque actuaban precisamente como<br />

él. Ellos hacían las obras <strong>de</strong>l padre <strong>de</strong> ellos, esto es, el diablo. Los judíos pue<strong>de</strong>n haber<br />

estado acusando al Señor <strong>de</strong> haber nacido <strong>de</strong> fornicación. Pero muchos estudiosos <strong>de</strong> la<br />

Biblia ven en la palabra fornicación aquí una referencia a la idolatría. Los judíos estaban<br />

diciendo que nunca habían cometido adulterio espiritual. Siempre habían sido fieles a Dios.<br />

Él era el Único que ellos jamás habían reconocido como su Padre.<br />

8:42 El Señor pasa a mostrar la falsedad <strong>de</strong> la pretensión <strong>de</strong> ellos, recordándoles que si<br />

amasen a Dios, le amarían a Él, pues Dios le había enviado. Es una insensatez que nadie<br />

pretenda amar a Dios si al mismo tiempo aborrece al Señor Jesucristo. Jesús dijo que Él<br />

había salido <strong>de</strong> Dios. Esto significa que Él era el Eterno Hijo engendrado <strong>de</strong> Dios. No<br />

había ningún tiempo particular en el que Él naciese como Hijo <strong>de</strong> Dios, sino que esta<br />

relación <strong>de</strong> Hijo con el Padre existía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad. También les recordó que Él <strong>de</strong><br />

Dios había venido. Evi<strong>de</strong>ntemente, aquí estaba manifestando Su preexistencia. Él había<br />

estado morando en el cielo con el Padre por siglos eternos antes <strong>de</strong> aparecer en la tierra.<br />

Pero el Padre lo envió al mundo para ser el Salvador <strong>de</strong>l mundo, y por ello Él vino como<br />

Hijo obediente.<br />

8:43 Hay una diferencia en el versículo 43 entre lenguaje y palabra. La palabra <strong>de</strong><br />

Cristo se refería a las cosas que enseñaba. Su lenguaje se refiere a las palabras con las que<br />

expresaba Sus verda<strong>de</strong>s. Ellos no podían siquiera compren<strong>de</strong>r Su lenguaje. Cuando Él<br />

hablaba <strong>de</strong> pan, ellos sólo pensaban en pan material. Cuando les hablaba <strong>de</strong> agua, nunca lo<br />

relacionaban con agua espiritual. ¿Por qué no podían compren<strong>de</strong>r Su lenguaje? Se <strong>de</strong>bía a<br />

que no estaban dispuestos a tolerar Sus enseñanzas.<br />

8:44 Ahora el Señor Jesús les habló directamente, y les dijo que su padre era el diablo.<br />

Esto no significaba que hubiesen nacido <strong>de</strong>l diablo en la manera en que los creyentes nacen<br />

<strong>de</strong> Dios. Más bien, como Agustín comenta, se refiere a que son hijos <strong>de</strong>l diablo por<br />

imitación. Mostraban su relación con el diablo al actuar <strong>de</strong> la manera en que el diablo


actuaba. Queréis hacer los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> vuestro padre: con estas palabras expresa la<br />

intención o ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> sus corazones.<br />

El diablo ha sido homicida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio. Él trajo la muerte a Adán y a toda la<br />

raza humana. No sólo era él homicida, sino también mentiroso. Él diablo no se mantuvo<br />

en la verdad, pues no hay verdad en él. Cuando habla mentira, <strong>de</strong> lo suyo habla, es<br />

<strong>de</strong>cir, conforme a su propia naturaleza. Las mentiras formaban parte <strong>de</strong> su misma<br />

existencia. El diablo es mentiroso y padre <strong>de</strong> las mentiras. Los judíos imitaban al diablo<br />

<strong>de</strong> estas dos formas. Eran homicidas porque la intención <strong>de</strong> sus corazones era la <strong>de</strong> dar<br />

muerte al Hijo <strong>de</strong> Dios. Eran mentirosos porque <strong>de</strong>cían que Dios era Padre <strong>de</strong> ellos.<br />

Pretendían ser hombres piadosos, espirituales, pero sus vidas eran vidas <strong>de</strong> mentira.<br />

8:45 Los que se entregan a la mentira parecen per<strong>de</strong>r la capacidad <strong>de</strong> discernir la<br />

verdad. Aquí estaba el Señor Jesús, ante estos hombres, y Él siempre había hablado la<br />

verdad. Pero a Él no le creían. Esto mostraba que el verda<strong>de</strong>ro carácter <strong>de</strong> ellos era <strong>de</strong><br />

maldad. Lenski lo dice bien:<br />

Cuando se encuentra con la verdad, la mente corrompida sólo busca objeciones; cuando<br />

se encuentra con lo que difiere <strong>de</strong> esta verdad, ve y busca razones para aceptar esta<br />

diferencia.<br />

8:46 Sólo Cristo, el Hijo sin pecado <strong>de</strong> Dios, pudo jamás pronunciar unas palabras así.<br />

No había nadie en el mundo que pudiese convencerle <strong>de</strong> pecado. No había <strong>de</strong>fecto alguno<br />

en Su carácter. Era perfecto en todos Sus caminos. Sólo hablaba palabras <strong>de</strong> verdad, pero<br />

no le creían.<br />

8:47 Si alguien verda<strong>de</strong>ramente ama a Dios, oirá y obe<strong>de</strong>cerá las palabras <strong>de</strong> Dios.<br />

Los judíos, por su rechazo, mostraban que realmente no pertenecían a Dios. Es evi<strong>de</strong>nte por<br />

el versículo 47 que el Señor Jesús <strong>de</strong>claraba que hablaba las mismas palabras <strong>de</strong> Dios. No<br />

podía caber confusión alguna a este respecto.<br />

8:48 Una vez más los judíos recurrieron a un lenguaje insultante, porque no podían<br />

replicar a las palabras <strong>de</strong>l Señor Jesús <strong>de</strong> ninguna otra manera. Al llamarle samaritano,<br />

emplearon <strong>de</strong> manera carente <strong>de</strong> sentido un insulto étnico. Era como si quisiesen <strong>de</strong>cir que<br />

no era un judío puro, sino que era un enemigo <strong>de</strong> Israel. También le acusaron <strong>de</strong> tener<br />

<strong>de</strong>monio. Con eso indudablemente querían <strong>de</strong>cir que estaba loco. Para ellos, sólo alguien<br />

fuera <strong>de</strong> sí podría nunca hacer las pretensiones que Jesús había estado haciendo.<br />

8:49 Observemos la manera templada con que respondió Jesús a Sus enemigos. Sus<br />

enseñanzas no eran las palabras <strong>de</strong> alguien que tuviese <strong>de</strong>monio, sino <strong>de</strong> Uno que quería<br />

honrar a Dios el Padre. Por esa causa ellos le <strong>de</strong>shonraban; no porque Él estuviese loco,<br />

sino porque estaba totalmente <strong>de</strong>dicado a los intereses <strong>de</strong> Su Padre en el cielo.<br />

8:50 Ellos <strong>de</strong>bieran haber sabido que en ningún momento estaba Él buscando Su propia<br />

gloria. Todo lo que hacía estaba calculado para dar gloria a Su Padre. Aunque le acusasen<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>shonrar a Dios, esto no significaba que Él estuviese buscando Su gloria. Entonces el<br />

Señor añadió las palabras: Hay quien la busca, y juzga. Este quien se refería,<br />

naturalmente, a Dios. Dios Padre buscaría la gloria <strong>de</strong> Su amado Hijo, y juzgaría a todos los<br />

que no le hubiesen dado esta gloria.<br />

8:51 Otra vez tenemos uno <strong>de</strong> aquellos majestuosos dichos <strong>de</strong> nuestro Señor, palabras<br />

que sólo hubiesen podido ser pronunciadas por Uno que fuese el mismo Dios. Estas<br />

palabras son introducidas con la expresión familiar y enfática: De cierto, <strong>de</strong> cierto os digo.<br />

Jesús prometió que el que guarda Su palabra, nunca jamás verá la muerte. Esto no


pue<strong>de</strong> referirse a la muerte física, porque muchos creyentes en el Señor Jesús mueren cada<br />

día. La referencia es a la muerte espiritual. El Señor estaba diciendo que los que creen en<br />

Él son liberados <strong>de</strong> la muerte eterna y que nunca sufrirán los dolores <strong>de</strong>l infierno.<br />

8:52 Los judíos se quedaron ahora más convencidos que nunca <strong>de</strong> que Jesús estaba<br />

«loco». Le recordaron que Abraham y los profetas habían muerto. Pero Él <strong>de</strong>cía que el<br />

que guarda Su palabra, nunca jamás gustará la muerte. ¿Cómo pue<strong>de</strong>n conciliarse<br />

ambas cosas?<br />

8:53 Se daban cuenta <strong>de</strong> que el Señor estaba realmente afirmando ser mayor que su<br />

padre Abraham y que los profetas. Abraham nunca había liberado a nadie <strong>de</strong> la muerte, y<br />

él mismo no había podido librarse <strong>de</strong> ella. Pero aquí había Uno que afirmaba po<strong>de</strong>r liberar a<br />

Sus semejantes <strong>de</strong> la muerte. Él <strong>de</strong>bía consi<strong>de</strong>rarse mayor que los padres.<br />

8:54 Los judíos pensaban que Jesús estaba tratando <strong>de</strong> atraer la atención sobre Sí<br />

mismo. Jesús les recordó que no era así. Era el Padre que le estaba honrando, el mismo<br />

Dios a quien ellos profesaban amar y servir.<br />

8:55 Los judíos dijeron que Dios era el Padre <strong>de</strong> ellos, pero en realidad no le conocían.<br />

Aquí, en cambio, estaban hablando con Uno que sí conocía a Dios Padre, a Uno que era<br />

igual a Él. Querían que Jesús negase Su igualdad con el Padre, pero dijo que si lo hiciese,<br />

sería mentiroso. Conocía a Dios Padre y obe<strong>de</strong>cía Su palabra.<br />

8:56 Por cuanto los judíos insistían en introducir a Abraham en la discusión, el Señor<br />

les recordó que Abraham había esperado el día <strong>de</strong>l Mesías, y que verda<strong>de</strong>ramente lo vio<br />

por fe, y se regocijó. El Señor Jesús estaba diciendo que Él era Aquel a quien esperaba<br />

Abraham. La fe <strong>de</strong> Abraham reposaba en la venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

¿Cuándo vio Abraham el día <strong>de</strong> Cristo? Quizá cuando tomó a Isaac al Monte Moria<br />

para ofrecerlo como holocausto a Dios. Todo el drama <strong>de</strong> la muerte y resurrección <strong>de</strong>l<br />

Mesías fue entonces dramatizado, y es posible que Abraham lo viese por fe. De este modo<br />

el Señor Jesús afirmó ser el cumplimiento <strong>de</strong> todas las profecías en el AT tocantes al<br />

Mesías.<br />

8:57 Otra vez los judíos manifestaron su incapacidad para compren<strong>de</strong>r la verdad<br />

divina. Jesús había dicho: «Abraham se regocijó <strong>de</strong> que había <strong>de</strong> ver mi día», pero ellos<br />

respondieron como si Él hubiese dicho que Él había visto a Abraham. Hay aquí una gran<br />

diferencia. El Señor Jesús afirmaba <strong>de</strong> sí mismo una posición mayor que la <strong>de</strong> Abraham. Él<br />

era el objeto <strong>de</strong> los pensamientos y esperanzas <strong>de</strong> Abraham. Abraham había esperado por la<br />

fe el día <strong>de</strong> Cristo.<br />

Los judíos no podían compren<strong>de</strong>r esto. Ellos razonaron que Jesús aún no tenía<br />

cincuenta años. (En realidad, tenía para este tiempo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> treinta y tres años.)<br />

¿Cómo podría Él haber visto a Abraham?<br />

8:58 El Señor Jesús hizo aquí otra clara <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que Él era Dios. No dijo: Antes<br />

que Abraham fuese, yo era. Esto podría sencillamente significar que Él vino a la<br />

existencia antes que Abraham. No, sino que empleó el Nombre <strong>de</strong> Dios: YO SOY. El Señor<br />

Jesús había habitado con Dios Padre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad. Nunca hubo un tiempo en que<br />

llegase a existir, ni en que no existiese. Por ello, dijo: Antes que Abraham fuese, YO SOY.<br />

8:59 En el acto, los judíos intentaron dar muerte a Jesús, pero Él se escondió y salió <strong>de</strong>l<br />

templo. Los judíos comprendieron exactamente lo que Jesús quiso <strong>de</strong>cir con: «Antes que<br />

Abraham fuese, YO SOY». ¡Estaba afirm ando se r J ehová! Fue por esta raz ón que intenta ron<br />

apedrearle, porque para ellos esto era una blasfemia. No estaban dispuestos a aceptar el<br />

hecho <strong>de</strong> que el Mesías estuviese en medio <strong>de</strong> ellos. ¡No iban a <strong>de</strong>jar que reinase sobre<br />

ellos!


I. La Sexta Señal: La curación <strong>de</strong>l ciego <strong>de</strong> nacimiento (9:1–12)<br />

9:1 Este inci<strong>de</strong>nte pue<strong>de</strong> haber tenido lugar cuando Jesús salía <strong>de</strong>l área <strong>de</strong>l templo, o<br />

pue<strong>de</strong> que sucediese algo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los acontecimientos <strong>de</strong>l capítulo 8. Se registra que<br />

aquel hombre era ciego <strong>de</strong> nacimiento para mostrar la <strong>de</strong>sesperanza <strong>de</strong> su condición y la<br />

maravilla <strong>de</strong>l milagro que le dio la vista.<br />

9:2 Los discípulos le preguntaron una cosa muy extraña al Señor. Se preguntaban si la<br />

ceguera había sido causada por haber pecado aquel hombre mismo, o sus padres. ¿Cómo<br />

podría haber sido la ceguera causada por haber pecado él, si era ciego <strong>de</strong> nacimiento?<br />

¿Creían ellos en alguna forma <strong>de</strong> reencarnación, la creencia <strong>de</strong> que el alma <strong>de</strong> los muertos<br />

volvía a la tierra en un nuevo cuerpo? ¿O sugerían que podría haber nacido ciego por<br />

pecados que Dios sabía que cometería tras su nacimiento? Es evi<strong>de</strong>nte que pensaban que la<br />

ceguera estaba directamente relacionada con pecado en la familia. Sabemos que esto no es<br />

necesariamente así. Aunque toda enfermedad, sufrimiento y muerte suce<strong>de</strong>n en el mundo<br />

como resultado <strong>de</strong>l pecado, no es cierto que en cada caso particular una persona sufra<br />

<strong>de</strong>bido a pecados que haya cometido.<br />

9:3 Jesús no dice que el hombre no hubiese pecado ni que sus padres no hubiesen<br />

pecado. Lo que significa es que la ceguera no era un resultado directo <strong>de</strong>l pecado en sus<br />

vidas. Dios había permitido que este hombre naciese ciego para que pudiese llegar a ser un<br />

medio <strong>de</strong> exhibir las po<strong>de</strong>rosas obras <strong>de</strong> Dios. Antes que aquel hombre naciese, el Señor<br />

Jesús sabía que daría la vista a aquellos ojos sin luz.<br />

9:4 El Salvador sabía que tenía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> tres años <strong>de</strong> ministerio público antes que<br />

fuese crucificado. Cada momento <strong>de</strong> aquel tiempo había <strong>de</strong> ser invertido en obrar para<br />

Dios. Aquí había un hombre ciego <strong>de</strong> nacimiento. El Señor Jesús había <strong>de</strong> hacer un milagro<br />

<strong>de</strong> sanidad en él, aunque fuese sábado. Pronto terminaría el tiempo <strong>de</strong> Su ministerio<br />

público, y ya no estaría más en la tierra. Esto es un solemne recordatorio para todo cristiano<br />

que el día <strong>de</strong> la vida está pasando veloz, y que viene la noche, cuando nuestro servicio en<br />

la tierra estará para siempre acabado. Por tanto, <strong>de</strong>beríamos emplear el tiempo que se nos<br />

da para servir al Señor <strong>de</strong> manera aceptable.<br />

9:5 Cuando Jesús estuvo en el mundo como Hombre, fue la luz <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> una<br />

forma muy especial y directa. Al ir efectuando milagros y enseñar a la gente, ellos veían<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos mismos a la luz <strong>de</strong>l mundo. Jesús sigue siendo la Luz <strong>de</strong>l mundo, y todos<br />

los que acu<strong>de</strong>n a Él tienen la promesa <strong>de</strong> que no andarán en tinieblas. Sin embargo, en este<br />

versículo el Señor estaba refiriéndose <strong>de</strong> manera específica a Su ministerio público sobre la<br />

tierra.<br />

9:6 No se nos dice por qué Jesús hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos<br />

<strong>de</strong>l ciego. Algunos han sugerido que el hombre no tenía globos oculares, y que el Señor<br />

Jesús sencillamente los creó, dándoselos. Otros sugieren que al dar vista a los ciegos, el<br />

Señor Jesús comúnmente empleaba métodos <strong>de</strong>spreciables a los ojos <strong>de</strong>l mundo. Usaba las<br />

cosas débiles e insignificantes para obrar Sus propósitos. Incluso en la actualidad, al dar la<br />

vista a los espiritualmente ciegos, Dios emplea a hombres y a mujeres hechos <strong>de</strong>l polvo <strong>de</strong><br />

la tierra.<br />

9:7 El Señor puso en marcha la fe <strong>de</strong>l ciego al <strong>de</strong>cirle: Ve a lavarte en el estanque <strong>de</strong><br />

Siloé. Aunque era ciego, probablemente conocía la situación <strong>de</strong>l estanque y pudo hacer lo<br />

que le habían or<strong>de</strong>nado. La Escritura observa que la palabra Siloé significa Enviado. Quizá<br />

sea una referencia al Mesías (el «Enviado»). Aquel que hacía el milagro era Aquel que


había sido enviado al mundo por Dios Padre. El ciego fue entonces, y se lavó en el<br />

estanque, y recibió la vista. No se trata <strong>de</strong> que recobrase la vista, porque nunca la había<br />

tenido. El milagro fue instantáneo, y aquel hombre pudo emplear sus ojos <strong>de</strong> inmediato.<br />

¡Qué sorpresa más placentera <strong>de</strong>bió ser para él ver por primera vez el mundo en el que<br />

había vivido tanto tiempo!<br />

9:8–9 Los vecinos <strong>de</strong> aquel hombre se sobresaltaron. Apenas si podían creer que era el<br />

mismo hombre que durante tanto tiempo se sentaba y mendigaba. (Y así <strong>de</strong>bería ser<br />

también cuando una persona es salvada. Nuestros vecinos <strong>de</strong>berían po<strong>de</strong>r observar la<br />

diferencia en nosotros.) Algunos <strong>de</strong>cían que era el mismo hombre; otros no estaban tan<br />

seguros, sólo dispuestos a admitir que había un parecido. Pero aquel hombre eliminó todas<br />

las dudas al <strong>de</strong>cir que sí era él quien había nacido ciego.<br />

9:10 Siempre que Jesús hacía un milagro, suscitaba todo tipo <strong>de</strong> preguntas en los<br />

corazones <strong>de</strong> los hombres. A menudo, estas preguntas dan al creyente la oportunidad <strong>de</strong><br />

testificar acerca <strong>de</strong>l Señor. En ese momento, la gente le preguntó cómo había sucedido<br />

aquello.<br />

9:11 Su testimonio fue sencillo, pero convincente. Recitó los hechos <strong>de</strong> su curación,<br />

dando crédito a Aquel que había efectuado el milagro. En esta ocasión, el hombre no se<br />

había dado cuenta <strong>de</strong> quién era Jesús. Sencillamente, se refirió a Él como ese hombre que<br />

se llama Jesús. Pero más a<strong>de</strong>lante creció el entendimiento <strong>de</strong>l Señor, y llegó a saber quién<br />

es Jesús.<br />

9:12 Cuando damos testimonio acerca <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, a menudo creamos en los<br />

corazones <strong>de</strong> los otros el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> llegar también a conocerle.<br />

J. Una creciente oposición <strong>de</strong> los judíos (9:13–41)<br />

9:13 Aparentemente entusiasmados por el milagro, algunos <strong>de</strong> los judíos llevaron ante<br />

los fariseos al que había sido ciego. Probablemente, no se daban cuenta <strong>de</strong> cómo los<br />

fariseos se resentirían <strong>de</strong> que aquel hombre hubiese sido sanado.<br />

9:14 Jesús había hecho el milagro en sábado. Los críticos fariseos no se daban cuenta<br />

<strong>de</strong> que Dios nunca había tenido la intención <strong>de</strong> que el sábado impidiese un acto <strong>de</strong><br />

misericordia o <strong>de</strong> bondad.<br />

9:15 El hombre tuvo otra oportunidad <strong>de</strong> testificar acerca <strong>de</strong> Jesús. Cuando volvieron,<br />

pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista, oyeron otra vez<br />

la sencilla historia. Aquí el hombre no volvió a mencionar el nombre <strong>de</strong> Jesús,<br />

probablemente no porque tuviera miedo <strong>de</strong> ello, sino porque se daba cuenta <strong>de</strong> que todos<br />

sabían quién había llevado a cabo aquella po<strong>de</strong>rosa obra. Para ese entonces, el Señor Jesús<br />

era bien conocido en Jerusalén.<br />

9:16 Ahora surgió otra disensión acerca <strong>de</strong> quién era Jesús. Algunos <strong>de</strong> los fariseos<br />

anunciaron abiertamente que Jesús no podía ser un hombre piadoso porque había roto el<br />

sábado. Otros <strong>de</strong>cían que un hombre pecador no podría efectuar aquellos milagros tan<br />

maravillosos. Jesús a menudo suscitaba divisiones entre la gente, que se veían obligados a<br />

tomar partido bien por Él, bien contra Él.<br />

9:17 Los fariseos preguntaron al que había sido ciego qué pensaba él <strong>de</strong> Jesús. Por<br />

ahora, él no se daba cuenta <strong>de</strong> que Jesús era Dios. Pero su fe había crecido hasta el punto <strong>de</strong><br />

que estaba dispuesto a admitir que Jesús era profeta. Creía que Aquel que le había dado la<br />

vista había sido enviado por Dios, y que tenía un mensaje divino.


9:18–19 Muchos <strong>de</strong> los judíos eran aún reacios a admitir los hechos, y no creían que se<br />

había hecho un milagro. Por ello, llamaron a los padres <strong>de</strong> aquel hombre para ver qué iban<br />

a <strong>de</strong>cir.<br />

¿Quién lo sabría mejor que los padres si les había nacido un hijo sin vista? Ciertamente,<br />

su testimonio sería irrebatible. De modo que los fariseos les preguntaron si aquel era su<br />

hijo, y también cómo había recibido la vista.<br />

9:20–21 El testimonio <strong>de</strong> sus padres fue totalmente positivo. Éste era el hijo <strong>de</strong> ellos,<br />

y sabían a través <strong>de</strong> años <strong>de</strong> dolor que siempre había sido ciego.<br />

Más allá <strong>de</strong> esto no querían ir. No sabían cómo o quién le había abierto los ojos,<br />

dijeron. Volvieron a dirigir a los fariseos a su hijo. Él podía hablar <strong>de</strong> sí mismo.<br />

9:22–23 El versículo 22 explica la timi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los padres. Habían oído que cualquiera<br />

que confesase que Jesús era el Mesías sería expulsado <strong>de</strong> la sinagoga. Esta excomunión<br />

era cosa muy grave para cualquier judío. No estaban dispuestos a pagar un precio tan alto.<br />

Significaría la pérdida <strong>de</strong>l medio <strong>de</strong> vida, así como la pérdida <strong>de</strong> todos los privilegios <strong>de</strong> la<br />

religión judía.<br />

Así, fue por miedo a los gobernantes judíos que los padres <strong>de</strong>l que había sido ciego<br />

remitieron el testimonio <strong>de</strong> nuevo a su hijo.<br />

9:24 Da gloria a Dios pue<strong>de</strong> tener dos significados. Primero, pue<strong>de</strong> ser una forma <strong>de</strong><br />

juramento. Quizá los fariseos estaban diciendo: «Ahora di la verdad. Nosotros sabemos<br />

que ese hombre es pecador.» O pue<strong>de</strong> significar que los fariseos <strong>de</strong>mandaban que se diese<br />

la gloria a Dios por este milagro, y que no se <strong>de</strong>bía dar crédito alguno a Jesús, porque los<br />

fariseos consi<strong>de</strong>raban que era un hombre pecador.<br />

9:25 Los fariseos se encontraban con fracasos a cada paso. Cada vez que trataban <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sacreditar al Señor Jesús, el resultado era que le daban más honra. El testimonio <strong>de</strong> este<br />

hombre aquí es hermoso. Él no sabía <strong>de</strong>masiado acerca <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong> Jesús; lo que sí<br />

sabía era que era ciego, y ahora veía. Este era un testimonio que nadie podía negar.<br />

Así es en el caso <strong>de</strong> los que han nacido <strong>de</strong> nuevo. El mundo pue<strong>de</strong> dudar, escarnecer y<br />

reírse con sarcasmo, pero nadie pue<strong>de</strong> negar nuestro testimonio cuando <strong>de</strong>cimos que antes<br />

estábamos perdidos, pero que ahora hemos sido salvados por la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

9:26–27 Le volvieron a preguntar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, pidiéndole que repitiese los<br />

<strong>de</strong>talles. Ahora el hombre que había sido ciego estaba evi<strong>de</strong>ntemente irritado. Les recordó<br />

que ya les había dicho lo que había sucedido, y no habían escuchado. ¿Por qué lo querían<br />

oír otra vez? ¿Es que tal vez estaban interesados en hacerse discípulos <strong>de</strong> Jesús?<br />

Claramente, esto lo preguntó con sarcasmo, porque bien sabía que odiaban a Jesús y que no<br />

tenían <strong>de</strong>seo alguno <strong>de</strong> seguirle.<br />

9:28 Se ha dicho: «Cuando no tengas argumentos, insulta al <strong>de</strong>mandante». Esto es lo<br />

que sucedió aquí. Los fariseos habían fracasado rotundamente en su intento <strong>de</strong> <strong>de</strong>rribar el<br />

testimonio <strong>de</strong> este hombre, y comenzaron a insultarle. Le acusaron <strong>de</strong> ser discípulo <strong>de</strong><br />

Jesús, ¡como si eso fuese lo peor en el mundo! Entonces ellos profesaron ser discípulos <strong>de</strong><br />

Moisés, pero se refirieron con menosprecio a Jesús. Si hubiesen creído los escritos <strong>de</strong><br />

Moisés, habrían aceptado a Jesús como su Señor y Salvador. También, si se hubiesen<br />

parado a pensar un poco, se habrían dado cuenta <strong>de</strong> que Moisés nunca había dado la vista a<br />

ningún ciego <strong>de</strong> nacimiento. En medio <strong>de</strong> ellos había uno más gran<strong>de</strong> que Moisés, y no se<br />

daban cuenta <strong>de</strong> ello.<br />

9:30 El sarcasmo <strong>de</strong> aquel hombre se hizo entonces mordiente. Era algo que los fariseos<br />

no se esperaban. El hombre les vino a <strong>de</strong>cir: «Vosotros sois los gobernantes <strong>de</strong> Israel. Sois<br />

los maestros <strong>de</strong>l pueblo judío. Y sin embargo, hay aquí en medio <strong>de</strong> vosotros un hombre


que tiene po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dar la vista a ojos ciegos, y vosotros no sabéis <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> es. ¡Qué<br />

vergüenza!».<br />

9:31 Este hombre estaba volviéndose más <strong>de</strong>senvuelto en su testimonio. Su fe estaba<br />

creciendo. Les recuerda que como principio general, Dios no oye a los pecadores ni obra<br />

milagros a través <strong>de</strong> ellos. Dios no aprueba a los malos, ni da po<strong>de</strong>r a los tales para hacer<br />

obras po<strong>de</strong>rosas. Los adoradores <strong>de</strong> Dios, en cambio, reciben el beneplácito <strong>de</strong> Dios y la<br />

seguridad <strong>de</strong> la aprobación <strong>de</strong> Dios.<br />

9:32–33 Este hombre se dio cuenta que era el primero en toda la historia <strong>de</strong> la<br />

humanidad en haber nacido ciego y que hubiese recibido la vista. No podía compren<strong>de</strong>r que<br />

los fariseos pudiesen ser testigos <strong>de</strong> tal milagro y encontrar falta en la Persona que lo había<br />

llevado a cabo.<br />

Si el Señor Jesús no viniera <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, no podría haber hecho un milagro <strong>de</strong><br />

esta naturaleza.<br />

9:34 Una vez más los fariseos recurrieron a los insultos. Insinuaron que la ceguera <strong>de</strong><br />

este hombre era el resultado directo <strong>de</strong> pecado. ¿Qué <strong>de</strong>recho tenía él a enseñarles? La<br />

verdad es que tenía todo el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l mundo, porque, como ha dicho Ryle, «la enseñanza<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo se ve más frecuentemente entre hombres <strong>de</strong> baja condición que entre<br />

hombres <strong>de</strong> rango y educación». Cuando dice que le expulsaron, se refiere probablemente<br />

a más que ser echado <strong>de</strong>l templo. Probablemente significa que fue excomulgado <strong>de</strong> la<br />

religión judía. Pero, ¿cuál fue la razón <strong>de</strong> su excomunión? Un hombre ciego <strong>de</strong> nacimiento<br />

había recibido la vista en sábado. Y porque no quería hablar mal <strong>de</strong> quien había hecho tal<br />

milagro, fue excomulgado.<br />

9:35 Jesús buscó ahora a este hombre. Es como si Jesús dijese: «Si no te quieren, yo te<br />

tomaré». Los que son echados fuera por causa <strong>de</strong> Jesús no pier<strong>de</strong>n nada, sino que ganan una<br />

gran bendición en Su acogida y comunión personal. ¡Veamos cómo el Señor Jesús condujo<br />

a este hombre a una fe personal en Sí mismo como Hijo <strong>de</strong> Dios! Sencillamente, le<br />

preguntó: ¿Crees en el Hijo <strong>de</strong> Dios?<br />

9:36 Aunque había recibido la visión física, este hombre seguía necesitando la visión<br />

espiritual. Preguntó al Señor quién era el Hijo <strong>de</strong> Dios, para creer en él. Al usar la palabra<br />

Señor aquí, lo hacía como un mero título <strong>de</strong> cortesía.<br />

9:37 Jesús se presentó ahora a este hombre como el Hijo <strong>de</strong> Dios. No era un mero<br />

hombre el que le había dado la vista y había hecho lo imposible en su vida. Era el Hijo <strong>de</strong><br />

Dios, Aquel a quien él había visto y que estaba ahora hablando con él.<br />

9:38 Al llegar a esto, el hombre, <strong>de</strong> manera sencilla y dócil, puso su fe en el Señor<br />

Jesús, y se postró y le adoró. Era ahora un alma salvada, y no sólo un hombre sanado. ¡Qué<br />

día más gran<strong>de</strong> había sido éste para su vida! Había recibido la vista tanto física como<br />

espiritual.<br />

Observemos también que el ciego no adoró al Señor hasta que supo que Jesús era el<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios. Siendo un judío inteligente, no iba a adorar a un mero hombre. Pero en<br />

cuanto supo que Aquel que le había sanado era el Dios el Hijo, le adoró —y no por lo que<br />

había hecho, sino por lo que era.<br />

9:39 A primera vista, este versículo parece contra<strong>de</strong>cir Juan 3:17: «Porque Dios no<br />

envió a su Hijo al mundo para con<strong>de</strong>nar al mundo…» Pero no hay ningún verda<strong>de</strong>ro<br />

conflicto. El propósito <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo al mundo no era juzgar, sino salvar. Sin<br />

embargo, el juicio es el resultado ineludible para todos los que no le aceptan.


La predicación <strong>de</strong>l evangelio tiene dos efectos. Los que admiten que no ven reciben la<br />

vista. Pero los que insisten en que ven perfectamente sin necesidad <strong>de</strong>l Señor Jesús, quedan<br />

confirmados en su ceguera.<br />

9:40 Algunos <strong>de</strong> los fariseos se dieron cuenta <strong>de</strong> que el Señor Jesús estaba refiriéndose<br />

a ellos y a su ceguera. De modo que acudieron a Él y le preguntaron atrevidamente si quería<br />

<strong>de</strong>cir que ellos eran también ciegos. Su pregunta mostraba que esperaban una respuesta<br />

negativa.<br />

9:41 La respuesta <strong>de</strong>l Señor se pue<strong>de</strong> parafrasear <strong>de</strong> esta manera: «Si admitís que sois<br />

ciegos y pecaminosos, y que necesitáis un Salvador, entonces os podrán ser perdonados<br />

vuestros pecados, y podréis ser salvados. Pero profesáis no necesitar nada. Pretendéis que<br />

sois rectos y que en vosotros no hay pecado. Por eso, no hay perdón <strong>de</strong> pecados para<br />

vosotros». Cuando Jesús les respondió: … no tendríais pecado, no se refería a que serían<br />

sin pecado en un sentido absoluto. Se refería a que serían comparativamente sin pecado. Si<br />

sólo hubiesen reconocido su ceguera por no haberlo reconocido como Mesías, su pecado<br />

hubiese sido como nada, en comparación con el enorme pecado <strong>de</strong> profesar ver, pero <strong>de</strong>jar<br />

<strong>de</strong> reconocerle como el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

K. Jesús, la Puerta <strong>de</strong> las Ovejas (10:1–10)<br />

10:1 Estos versículos están estrechamente relacionados con la última parte <strong>de</strong>l capítulo<br />

9. Allí, el Señor Jesús había estado hablando con los fariseos, que afirmaban ser los<br />

pastores legítimos <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel. Es a ellos en particular que el Señor Jesús se refiere<br />

aquí. El solemne carácter <strong>de</strong> lo que estaba a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir se indica en esta expresión: De<br />

cierto, <strong>de</strong> cierto os digo.<br />

Un redil era un cercado en el que las ovejas quedaban protegidas por la noche. Era un<br />

área ro<strong>de</strong>ada por un vallado y con una abertura que se usaba como puerta. Aquí, el redil se<br />

refiere a la nación judía.<br />

Muchos se habían presentado a la nación judía, profesando ser sus gobernantes y guías<br />

espirituales. Eran los auto<strong>de</strong>signados mesías <strong>de</strong> la nación. Pero no acudieron <strong>de</strong> la manera<br />

en que el AT pre<strong>de</strong>cía que habría <strong>de</strong> venir el Mesías. Trepaban por otra parte. Se<br />

presentaban a Israel según mejor les parecía. Estos hombres no eran verda<strong>de</strong>ros pastores,<br />

sino ladrones y salteadores. Los ladrones son los que toman lo que no les pertenece, y los<br />

salteadores son los que usan violencia para ello. Los fariseos eran ladrones y salteadores.<br />

Querían gobernar sobre los judíos, pero hicieron todo lo que pudieron para evitar que<br />

aceptasen al verda<strong>de</strong>ro Mesías. Persiguieron a los que seguían a Jesús, y finalmente<br />

entregarían a Jesús a la muerte.<br />

10:2 El versículo 2 se refiere al mismo Jesús. Él había venido a las ovejas perdidas <strong>de</strong> la<br />

casa <strong>de</strong> Israel. Él era el verda<strong>de</strong>ro pastor <strong>de</strong> las ovejas. Él había entrado por la puerta, es<br />

<strong>de</strong>cir, Él vino cumpliendo exactamente las profecías <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> acerca <strong>de</strong>l<br />

Mesías. No era un Salvador <strong>de</strong> propia <strong>de</strong>signación, sino que vino en perfecta obediencia a<br />

la voluntad <strong>de</strong> Su Padre. Él cumplió todas las condiciones.<br />

10:3 Hay un <strong>de</strong>sacuerdo consi<strong>de</strong>rable acerca <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l portero en este<br />

versículo. Algunos piensan que esta expresión hace referencia a los profetas <strong>de</strong>l AT que<br />

predijeron la venida <strong>de</strong>l Cristo. Otros creen que se refiere a Juan el Bautista, por cuanto fue<br />

el precursor <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Pastor. Aun otros están igualmente seguros <strong>de</strong> que el portero en


este versículo es el Espíritu Santo, que abre la puerta para la entrada <strong>de</strong>l Señor Jesús en los<br />

corazones y vidas <strong>de</strong> los Suyos.<br />

Las ovejas oyeron la voz <strong>de</strong>l pastor. Reconocieron su voz como la <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro pastor.<br />

Así como las ovejas literales reconocen la voz <strong>de</strong> su propio pastor, también había entre los<br />

judíos los que reconocieron al Mesías cuando apareció. A lo largo <strong>de</strong>l Evangelio, hemos<br />

oído al Pastor llamando a sus propias ovejas por su nombre. En el capítulo 1 llamó a<br />

varios discípulos, y todos oyeron Su voz y respondieron. Llamó al ciego en el capítulo 9. El<br />

Señor Jesús sigue llamando a los que le quieran recibir como Salvador, y el llamamiento es<br />

personal e individual.<br />

La expresión y las saca pue<strong>de</strong> referirse al hecho <strong>de</strong> que a los que habían oído Su voz el<br />

Señor Jesús los sacó <strong>de</strong>l redil <strong>de</strong> Israel. Estaban cerradas y limitadas. No había libertad bajo<br />

la ley. El Señor saca a Sus ovejas a la libertad <strong>de</strong> Su gracia. En el último capítulo, los<br />

judíos habían echado fuera al hombre <strong>de</strong> la sinagoga. Con ello, sin saberlo, habían ayudado<br />

a la obra <strong>de</strong>l Señor.<br />

10:4 Cuando el verda<strong>de</strong>ro pastor ha sacado fuera todas las propias ovejas, no las<br />

conduce, sino que va <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellas. No les pi<strong>de</strong> que vayan a ninguna parte adon<strong>de</strong> Él no<br />

haya ido primero. Él está siempre fuera <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> las ovejas como Salvador <strong>de</strong> ellas, su<br />

Guía y Ejemplo. Los que son verda<strong>de</strong>ras ovejas <strong>de</strong> Cristo le siguen. No llegan a ser ovejas<br />

por seguir Su ejemplo, sino por nacer <strong>de</strong> nuevo. Luego, cuando son salvadas, tienen el<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> acudir adon<strong>de</strong> Él conduzca.<br />

10:5 El mismo instinto que permite que una oveja reconozca la voz <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro<br />

pastor también la impulsa a huir <strong>de</strong>l extraño. Los extraños eran los fariseos y otros lí<strong>de</strong>res<br />

<strong>de</strong>l pueblo judío, que estaban sólo interesados en las ovejas para su propia ventaja personal.<br />

El hombre que recibió la vista ilustra esto mismo. Él reconoció la voz <strong>de</strong>l Señor Jesús, pero<br />

sabía que los fariseos eran extraños. Por ello, rehusó obe<strong>de</strong>cerlos, aunque significaba<br />

quedar expulsado.<br />

10:6 Aquí se dice <strong>de</strong> una forma clara que Esta alegoría les dijo Jesús a los fariseos,<br />

pero ellos no comprendieron —y la razón <strong>de</strong> que no comprendiesen era que no eran<br />

verda<strong>de</strong>ras ovejas—. Si lo hubiesen sido, habrían oído Su voz y le habrían seguido.<br />

10:7 Volvió, pues, Jesús a emplear otra ilustración. Ya no habla <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong>l redil,<br />

como en el versículo 2. Ahora se presenta Él mismo como la puerta <strong>de</strong> las ovejas. No se<br />

trata ya <strong>de</strong> entrar en el redil <strong>de</strong> Israel, sino que la imagen es la <strong>de</strong> las ovejas escogidas <strong>de</strong><br />

Israel saliendo <strong>de</strong>l judaísmo y acudiendo a Cristo, la puerta.<br />

10:8 Otros habían venido antes <strong>de</strong> Cristo, pretendiendo autoridad y posición. Pero las<br />

ovejas escogidas <strong>de</strong> Israel no los oyeron, porque sabían que aquello que pretendían no les<br />

pertenecía por <strong>de</strong>recho.<br />

10:9 El versículo 9 es otro <strong>de</strong> aquellos <strong>de</strong>liciosos versículos que son tan sencillos que<br />

un alumno <strong>de</strong> Escuela Dominical pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r, pero que nunca ha sido agotado por<br />

los más eruditos académicos. Cristo es la puerta. El cristianismo no es un credo, ni una<br />

<strong>iglesia</strong>. Más bien, es una Persona, y esta Persona es el Señor Jesucristo. El que entre por<br />

mí. La salvación sólo pue<strong>de</strong> ser recibida mediante Cristo. No sirve el bautismo; ni la Cena<br />

<strong>de</strong>l Señor. Hemos <strong>de</strong> entrar por Cristo y por el po<strong>de</strong>r que Él da. La invitación es para todos.<br />

Cristo es el Salvador tanto <strong>de</strong> los judíos como <strong>de</strong> los gentiles. Pero para ser salva, la<br />

persona ha <strong>de</strong> entrar. Ha <strong>de</strong> recibir a Cristo por la fe. Es un acto personal, y sin él no hay<br />

salvación. El que entra es salvo <strong>de</strong> la pena, <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y finalmente <strong>de</strong> la presencia misma<br />

<strong>de</strong>l pecado.


Después <strong>de</strong> la salvación, entrará, y saldrá. Quizá el pensamiento sea que pasan a la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios por la fe para adorar, y luego salen al mundo para dar testimonio <strong>de</strong>l<br />

Señor. En todo caso, es una imagen <strong>de</strong> una seguridad y libertad perfectas en el servicio <strong>de</strong>l<br />

Señor. El que entre hallará pastos. Cristo no sólo es el Salvador y Quien da libertad, sino<br />

también el Sustentador y Saciador. Sus ovejas hallarán pastos en la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

10:10 El propósito <strong>de</strong>l ladrón es hurtar, matar y <strong>de</strong>struir. Viene con motivos<br />

puramente egoístas. Para conseguir sus propios <strong>de</strong>seos, querría incluso matar a las ovejas.<br />

Pero el Señor Jesús no acu<strong>de</strong> al corazón humano con ninguna razón egoísta. Viene a dar, no<br />

a recoger. Viene para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Recibimos<br />

vida en el momento en que le aceptamos como nuestro Salvador. Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ser salvos<br />

encontramos que hay varios grados <strong>de</strong> goce en esta vida. Cuanto más nos damos al Espíritu<br />

Santo, tanto más gozamos <strong>de</strong> la vida que nos ha sido dada. No sólo tenemos vida entonces,<br />

sino que a<strong>de</strong>más la tenemos en abundancia.<br />

L. Jesús, el Buen Pastor (10:11–18)<br />

10:11 Muchas veces el Señor Jesús empleó la expresión Yo soy, uno <strong>de</strong> los títulos <strong>de</strong> la<br />

Deidad. Cada vez que la usaba hacía una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> igualdad con Dios Padre. Aquí se<br />

presenta como el buen pastor que da su vida por las ovejas. Generalmente, las ovejas<br />

habían <strong>de</strong> dar su vida por el pastor. Pero el Señor Jesús murió por la grey.<br />

Perdón nunca hay sin <strong>de</strong>rramar<br />

La sangre, y Jesús, buen Pastor,<br />

Frente al enemigo al luchar,<br />

Se dio a Sí mismo en amor.<br />

Thomas Kelly<br />

10:12 Un asalariado es quien sirve por dinero. Por ejemplo, un pastor podría pagar a<br />

alguna otra persona para que cuidase <strong>de</strong> sus ovejas. Los fariseos eran asalariados. Su interés<br />

en las personas residía en el dinero que recibían a cambio. El asalariado era aquel <strong>de</strong><br />

quien no son propias las ovejas. Cuando venía algún peligro, huía y <strong>de</strong>jaba a las ovejas en<br />

las garras <strong>de</strong>l lobo.<br />

10:13 Hacemos lo que hacemos porque somos lo que somos. El asalariado sirve por<br />

dinero. No le importan las ovejas. Está más interesado en su propio bienestar que en el<br />

bien <strong>de</strong> ellas. Hay en la actualidad muchos asalariados en la <strong>iglesia</strong>, hombres que escogen<br />

el ministerio como una ocupación cómoda, sin verda<strong>de</strong>ro amor para con las ovejas <strong>de</strong> Dios.<br />

10:14 Una vez más, el Señor se refiere a Sí mismo como el buen pastor. Buen (Gr.,<br />

kalos) aquí significa «i<strong>de</strong>al, digno, escogido, excelente». Él es todas estas cosas. Luego<br />

habla <strong>de</strong> la relación muy íntima que existe entre Él mismo y Sus ovejas. Él conoce a las<br />

Suyas, y las Suyas le conocen. Ésta es una verdad muy maravillosa.<br />

10:15 Este versículo sigue sin interrupción formando una unidad con el anterior: … así<br />

como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre. ¡Qué verdad más arrebatadora! El<br />

Señor compara Su relación con las ovejas con la relación que existía entre Él y el Padre. La<br />

misma unión, comunión, intimidad y conocimiento que existen entre el Padre y el Hijo<br />

existen también entre el Pastor y las ovejas. Y pongo mi vida por las ovejas, aña<strong>de</strong> Él.


Aquí tenemos otra vez una <strong>de</strong> las muchas <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong>l Señor Jesús en las que Él<br />

miraba a<strong>de</strong>lante al tiempo en que moriría en la cruz como Sustituto <strong>de</strong> los pecadores.<br />

10:16 El versículo 16 es la clave <strong>de</strong> todo el capítulo. Las otras ovejas a las que se<br />

refería el Señor aquí son los gentiles. Su venida al mundo tuvo una especial relación con las<br />

ovejas <strong>de</strong> Israel, pero tenía también en mente la salvación <strong>de</strong> los gentiles. Las ovejas<br />

gentiles no eran <strong>de</strong>l redil judío. Pero el gran corazón <strong>de</strong> compasión <strong>de</strong>l Señor Jesús salía<br />

también hacia aquellas ovejas, y estaba divinamente constreñido a traerlas a Sí mismo. Él<br />

sabía que estarían más dispuestas a oír Su voz que el pueblo judío.<br />

En la última parte <strong>de</strong>l versículo hay el cambio muy importante <strong>de</strong>l redil <strong>de</strong>l judaísmo al<br />

rebaño <strong>de</strong>l cristianismo. Este versículo nos da una breve visión anticipada <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong><br />

que en Cristo judíos y gentiles serían hechos uno, y que las antiguas distinciones entre<br />

ambos pueblos <strong>de</strong>saparecerían.<br />

10:17 En los versículos 17 y 18, el Señor Jesús explicó lo que iba a hacer a fin <strong>de</strong> traer<br />

a sí a los judíos y gentiles elegidos. Miraba a<strong>de</strong>lante al tiempo <strong>de</strong> Su muerte, sepultura y<br />

resurrección. Estas palabras estarían totalmente fuera <strong>de</strong> lugar si el Señor Jesús no fuese<br />

nada más que un hombre. Él habla <strong>de</strong> poner Su vida y <strong>de</strong> volverla a tomar por Su propio<br />

po<strong>de</strong>r. Eso sólo podría hacerlo por cuanto es Dios. El Padre amaba al Señor Jesús por eso,<br />

por Su disposición a morir y resucitar, para que las ovejas perdidas fuesen salvadas.<br />

10:18 Nadie podía quitarle la vida al Señor. Él es Dios, y es por tanto mucho más<br />

gran<strong>de</strong> que todas las tramas asesinas <strong>de</strong> Sus criaturas. Él tenía en Sí mismo potestad para<br />

poner Su vida, y potestad para volverla a tomar. Pero, ¿es que los hombres no mataron<br />

al Señor Jesús? Sí, lo hicieron. Esto queda claramente expresado en Hechos 2:23 y en 1<br />

Tesalonicenses 2:15. El Señor Jesús se lo permitió, y fue una exhibición <strong>de</strong> Su potestad<br />

para poner Su vida. A<strong>de</strong>más, Él «entregó el espíritu» (Jn. 19:30) como una acción <strong>de</strong> Su<br />

propio po<strong>de</strong>r y voluntad.<br />

Este mandamiento recibí <strong>de</strong> mi Padre, dijo Él. El Padre había comisionado o<br />

instruido al Señor a que pusiera Su vida y a que resucitase <strong>de</strong> entre los muertos. Su muerte<br />

y resurrección fueron actos esenciales en el cumplimiento <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l Padre. Por<br />

ello, se hizo obediente hasta la muerte, y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.<br />

M. División entre los judíos (10:19–21)<br />

10:19 Las palabras <strong>de</strong>l Señor Jesús causaron <strong>de</strong> nuevo disensión entre los judíos. La<br />

entrada <strong>de</strong> Cristo en el mundo, y en los hogares y corazones, produce una espada, y no paz.<br />

Únicamente cuando los hombres le reciben como Señor y Salvador llegan a conocer la paz<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

10:20–21 El Señor Jesús fue el único Hombre perfecto que jamás viviese. Nunca dijo<br />

una palabra errada ni cometió una mala acción. Pero tal era la <strong>de</strong>pravación <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l<br />

hombre que cuando Él vino, hablando palabras <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> sabiduría, los hombres dijeron<br />

que tenía <strong>de</strong>monio y que estaba fuera <strong>de</strong> sí, y que no valía la pena escucharle. Ésta es <strong>de</strong><br />

cierto una mancha en la historia <strong>de</strong> la raza humana. Otros no pensaban así. Reconocían que<br />

las palabras y las acciones <strong>de</strong>l Señor Jesús eran las <strong>de</strong> una Persona buena, y no las <strong>de</strong> un<br />

en<strong>de</strong>moniado.<br />

N. Jesús <strong>de</strong>muestra ser el Cristo por Sus obras (10:22–39)


10:22 Al llegar a este punto hay una discontinuidad en la narración. El Señor Jesús ya<br />

no estaba hablando a los fariseos, sino a los judíos en general. No sabemos cuánto tiempo<br />

transcurrió entre el versículo 21 y 22. De pasada, ésta es la única mención en la Biblia <strong>de</strong> la<br />

fiesta <strong>de</strong> la Dedicación, o, en hebreo, Hanukkah. Se cree generalmente que esta fiesta fue<br />

instituida por Judas Macabeo cuando el templo fue re<strong>de</strong>dicado en el 165 a.C. <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber sido contaminado por Antíoco Epifanes. Era una fiesta anual, instituida por el pueblo<br />

judío, y no era una <strong>de</strong> las fiestas <strong>de</strong> Jehová. Era invierno no sólo según el calendario, sino<br />

también espiritualmente.<br />

10:23–24 El ministerio público <strong>de</strong>l Señor había casi terminado, y Él estaba a punto <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>mostrar Su completa <strong>de</strong>dicación a Dios Padre por Su muerte en la cruz. El pórtico <strong>de</strong><br />

Salomón era un área cubierta adyacente al templo <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s. Al pasear el Señor por allí,<br />

habría el espacio para que los judíos se reuniesen a su alre<strong>de</strong>dor.<br />

Le ro<strong>de</strong>aron los judíos y le <strong>de</strong>cían: ¿Hasta cuándo nos vas a tener en vilo? Si tú<br />

eres el Cristo, dínoslo abiertamente.<br />

10:25–26 Jesús volvió a recordarles Sus palabras y Sus obras. Con frecuencia les había<br />

dicho que Él era el Mesías, y los milagros que llevaba a cabo <strong>de</strong>mostraban que Su<br />

afirmación era cierta. Otra vez recordó a los judíos que Él hacía Sus milagros por autoridad<br />

<strong>de</strong> Su Padre y para gloria <strong>de</strong> Su Padre. Al hacerlo así, mostraba que Él era verda<strong>de</strong>ramente<br />

Aquel que el Padre había enviado al mundo.<br />

La mala disposición que tenían ellos para recibir al Mesías <strong>de</strong>mostraba que no eran <strong>de</strong><br />

Sus ovejas. Si hubieran sido separados para pertenecerle, habrían mostrado una buena<br />

disposición a creer en Él.<br />

10:27 Estos siguientes versículos enseñan <strong>de</strong> una manera inconfundible que ninguna<br />

verda<strong>de</strong>ra oveja <strong>de</strong> Cristo jamás perecerá. La eterna seguridad <strong>de</strong>l creyente es un glorioso<br />

hecho. Los que son las verda<strong>de</strong>ras ovejas <strong>de</strong> Cristo oyen Su voz. La oyen cuando se<br />

predica el evangelio, y respon<strong>de</strong>n creyendo en Él. A partir <strong>de</strong> entonces, oyen Su voz a<br />

diario y obe<strong>de</strong>cen Su Palabra. Jesús conoce a Sus ovejas. Las conoce por su nombre. Ni una<br />

<strong>de</strong> ellas escapa a Su atención. Ninguna podría per<strong>de</strong>rse por causa <strong>de</strong> un <strong>de</strong>scuido ni <strong>de</strong><br />

negligencia por Su parte. Las ovejas <strong>de</strong> Cristo le siguen, primero ejercitando fe salvadora<br />

en Él, y luego andando con Él en obediencia.<br />

10:28 Cristo da vida eterna a Sus ovejas. Esto significa una vida que permanecerá para<br />

siempre. No es una vida que esté condicionada a la conducta. Es vida eterna, y esto<br />

significa perdurable. Pero la vida eterna es asimismo una condición <strong>de</strong> vida. Es la vida <strong>de</strong>l<br />

mismo Señor Jesús. Es una vida que tiene la capacidad <strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Dios aquí<br />

en la tierra, y una vida que será igualmente apropiada para nuestro hogar celestial.<br />

Observemos cuidadosamente estas siguientes palabras: Nunca perecerán. Si algunas<br />

ovejas <strong>de</strong> Cristo llegasen jamás a perecer, el Señor Jesús sería entonces culpable <strong>de</strong> no<br />

guardar una promesa, y esto no es posible. Cristo es Dios, y no pue<strong>de</strong> errar. Él ha<br />

prometido en este versículo que ninguna oveja Suya pasará jamás la eternidad en el<br />

infierno.<br />

¿Significa esto que una persona pue<strong>de</strong> ser salvada y luego vivir como mejor le parezca?<br />

¿Pue<strong>de</strong> ser salvada y luego proseguir con los placeres pecaminosos <strong>de</strong>l mundo? No, ya no<br />

<strong>de</strong>sea hacer estas cosas. Quiere seguir al Pastor. No vivimos la vida cristiana para llegar a<br />

ser cristianos ni para retener nuestra salvación. Vivimos una vida cristiana porque somos<br />

cristianos. Deseamos vivir una vida santa no por temor a per<strong>de</strong>r nuestra salvación, sino por<br />

gratitud a Aquel que murió por nosotros. La doctrina <strong>de</strong> la seguridad eterna no alienta a una<br />

vida <strong>de</strong>scuidada, sino que contrariamente es un intenso motivo para una vida santa.


Nadie pue<strong>de</strong> arrebatar a un creyente <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Cristo. Su mano es omnipotente.<br />

Creó el mundo, y ahora mismo lo está sustentando. No hay po<strong>de</strong>r que pueda arrebatar a<br />

una oveja <strong>de</strong> Su sujeción.<br />

10:29 No sólo está el creyente en la mano <strong>de</strong> Cristo, sino que está también en la mano<br />

<strong>de</strong>l Padre. Ésta es una doble garantía <strong>de</strong> seguridad. Dios Padre es mayor que todos, y<br />

nadie las pue<strong>de</strong> arrebatar <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>l Padre.<br />

10:30 Ahora, el Señor Jesús añadió una <strong>de</strong>claración adicional <strong>de</strong> igualdad con Dios: Yo<br />

y el Padre somos una sola cosa. Aquí, probablemente el concepto es que Cristo y el Padre<br />

son una sola cosa en po<strong>de</strong>r. Jesús acababa <strong>de</strong> referirse al po<strong>de</strong>r que protege a las ovejas <strong>de</strong><br />

Cristo. Por ello, aña<strong>de</strong> la explicación <strong>de</strong> que Su po<strong>de</strong>r es el mismo que el <strong>de</strong> Dios Padre.<br />

Naturalmente, lo mismo suce<strong>de</strong> con todos los otros atributos <strong>de</strong> la Deidad. El Señor<br />

Jesucristo es Dios en el más pleno sentido y es igual al Padre en todas las maneras.<br />

10:31 En las mentes <strong>de</strong> los judíos no hubo duda alguna acerca <strong>de</strong> lo que quería <strong>de</strong>cir el<br />

Salvador. Se dieron cuenta <strong>de</strong> que estaba <strong>de</strong>clarando Su <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> la manera más llana. Por<br />

ello, volvieron a tomar piedras para apedrearle.<br />

10:32 Antes que tuviesen la oportunidad <strong>de</strong> lanzar las piedras, Jesús les recordó las<br />

muchas buenas obras que había llevado a cabo por mandamiento <strong>de</strong> Su Padre. Luego les<br />

preguntó cuál <strong>de</strong> aquellas obras les había enfurecido hasta el punto <strong>de</strong> que quisieran<br />

apedrearle?<br />

10:33 Los judíos negaron que le quisieran matar por ningún milagro. Más bien, querían<br />

apedrearle porque creían que había pronunciado una blasfemia, al preten<strong>de</strong>r ser igual a<br />

Dios Padre. No admitían que Él fuese nada más que un hombre. Pero les era muy evi<strong>de</strong>nte<br />

que respecto a Sus <strong>de</strong>claraciones, Él se hacía Dios a Sí mismo. Y no estaban dispuestos a<br />

tolerar tal cosa.<br />

10:34 Aquí el Señor Jesús cita el Salmo 82:6 a los judíos. Lo llama parte <strong>de</strong> su ley. En<br />

otras palabras, estaba tomado <strong>de</strong>l AT que ellos reconocían como la Palabra inspirada <strong>de</strong><br />

Dios. El versículo completo dice así: «Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos<br />

<strong>de</strong>l Altísimo». Este salmo se dirigía a los jueces <strong>de</strong> Israel. A ellos se les llamaba dioses, no<br />

<strong>de</strong>bido a que fuesen en realidad divinos, sino porque representaban a Dios cuando juzgaban<br />

al pueblo. La palabra hebrea para dioses (elohim) es literalmente «po<strong>de</strong>rosos», y pue<strong>de</strong><br />

aplicarse a figuras importantes como jueces. (Es evi<strong>de</strong>nte por el resto <strong>de</strong> este salmo que<br />

eran sólo hombres y no <strong>de</strong>ida<strong>de</strong>s, porque juzgaban <strong>de</strong> manera injusta, hacían acepción <strong>de</strong><br />

personas, y pervertían la justicia <strong>de</strong> otras maneras.)<br />

10:35 El Señor emplea este versículo <strong>de</strong> los Salmos para mostrar que Dios empleaba las<br />

palabras dioses para <strong>de</strong>scribir a hombres a quienes vino la palabra <strong>de</strong> Dios. En otras<br />

palabras, estos hombres eran portavoces <strong>de</strong> Dios. Dios habló a la nación <strong>de</strong> Israel por<br />

medio <strong>de</strong> ellos. «Ellos manifestaron a Dios en Su puesto <strong>de</strong> autoridad y <strong>de</strong> juicio, y eran los<br />

po<strong>de</strong>res que Dios había or<strong>de</strong>nado.» Y la Escritura no pue<strong>de</strong> ser quebrantada, dijo el<br />

Señor, expresando Su creencia en la inspiración <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l AT. Habla <strong>de</strong> ellas<br />

como escritos infalibles que han <strong>de</strong> cumplirse, y que no se pue<strong>de</strong>n negar. De hecho, las<br />

mismas palabras <strong>de</strong> la Escritura están inspiradas, y no sólo sus pensamientos o i<strong>de</strong>as. Todo<br />

Su argumento se basa en esta sola palabra dioses.<br />

10:36 El Señor estaba argumentando <strong>de</strong> lo menor a lo mayor. Si jueces injustos eran<br />

llamados «dioses» en el AT, cuánto más <strong>de</strong>recho tenía él a <strong>de</strong>cir que Él era el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

La palabra <strong>de</strong> Dios vino a ellos; Él era y es la Palabra <strong>de</strong> Dios. Ellos eran llamados dioses;<br />

Él era y es Dios. Nunca podría <strong>de</strong>cirse <strong>de</strong> ellos que el Padre los había santificado y


enviado al mundo. Ellos habían nacido en el mundo como todos los otros hijos <strong>de</strong>l caído<br />

Adán. Pero Jesús había sido santificado por Dios Padre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad para que<br />

fuese el Salvador <strong>de</strong>l mundo, y había sido enviado al mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo, don<strong>de</strong> siempre<br />

había morado con Su Padre. De esta manera, Jesús tenía todo el <strong>de</strong>recho a <strong>de</strong>clarar la<br />

igualdad con Dios. No blasfemaba cuando <strong>de</strong>cía que era el Hijo <strong>de</strong> Dios, igual al Padre.<br />

Los mismos judíos empleaban el término «dioses» para aplicarlo a hombres corrompidos<br />

que eran meros portavoces o jueces en lugar <strong>de</strong> Dios. ¡Cuánto más podía Él afirmar el<br />

título, por cuanto Él realmente era y es Dios!<br />

Samuel Green lo dice bien:<br />

Los judíos le acusaron <strong>de</strong> que se hacía Dios a Sí mismo. Él no niega que al hablar así se<br />

hacía Dios a Sí mismo. Pero sí que niega que blasfemase, y esto sobre una base que podría<br />

justificarle plenamente incluso al <strong>de</strong>mandar los honores <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad: esto es, que Él era el<br />

Mesías, el Hijo <strong>de</strong> Dios, Emanuel. En base <strong>de</strong> la continua enemistad que siguieron<br />

manifestando, queda evi<strong>de</strong>nte que los judíos no consi<strong>de</strong>raron que retirase en lo más mínimo<br />

ninguna <strong>de</strong> Sus sublimes <strong>de</strong>mandas. Véase versículo 39.<br />

10:37 Una vez más el Salvador apeló a los milagros que hacía como prueba <strong>de</strong> Su<br />

comisión divina. Sin embargo, observemos la expresión, las obras <strong>de</strong> mi Padre. Por sí<br />

mismos, los milagros no son una prueba <strong>de</strong> <strong>de</strong>idad. Leemos en la Biblia acerca <strong>de</strong> seres<br />

malignos que tienen en ocasiones po<strong>de</strong>r para obrar milagros. Pero los milagros <strong>de</strong>l Señor<br />

eran las obras <strong>de</strong> Su Padre. Demostraban que Él era el Mesías <strong>de</strong> forma doble. Primero,<br />

eran los milagros que el AT pre<strong>de</strong>cía que serían llevados a cabo por el Mesías. Segundo,<br />

eran milagros <strong>de</strong> misericordia y compasión, obras que beneficiaban a la humanidad y que<br />

no serían llevados a cabo por una persona mala.<br />

10:38 El versículo 38 ha sido bien parafraseado por Ryle como sigue:<br />

Si hago las obras <strong>de</strong> mi Padre, entonces, aunque pue<strong>de</strong> que no quedéis convencidos por<br />

lo que os digo, convenceos por lo que hago. Aunque resistáis la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> mis palabras,<br />

ce<strong>de</strong>d a la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> mis obras. De esta manera, apren<strong>de</strong>d a conocer y a creer que yo y<br />

mi Padre somos verda<strong>de</strong>ramente uno, Él en mí y yo en Él, y que al afirmar ser Su Hijo, no<br />

digo blasfemia alguna.<br />

10:39 Una vez más los judíos se dieron cuenta <strong>de</strong> que en lugar <strong>de</strong> negar Sus anteriores<br />

<strong>de</strong>claraciones, el Señor Jesús sólo las había fortalecido. Por ello hicieron otro intento <strong>de</strong><br />

arrestarle, pero Él volvió a eludirles. No estaba ya muy lejano el momento en que les<br />

permitiría que le arrestasen, pero Su hora aún no había llegado.<br />

VI. EL TERCER AÑO DE MINISTERIO DEL HIJO DE<br />

DIOS: PEREA (Caps. 10:40–11:57)<br />

A. Jesús se retira más allá <strong>de</strong>l Jordán (10:40–42)<br />

10:40 El Señor se fue <strong>de</strong> nuevo al otro lado <strong>de</strong>l Jordán, al mismo lugar don<strong>de</strong><br />

primero había comenzado Su ministerio público. Sus tres años <strong>de</strong> maravillosas palabras y<br />

obras se acercaban a Su fin. Las finalizó don<strong>de</strong> las había comenzado —fuera <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />

establecido <strong>de</strong>l judaísmo, en un lugar <strong>de</strong> rechazamiento y <strong>de</strong> soledad.


10:41 Los que acudieron a él eran probablemente creyentes sinceros. Estaban<br />

dispuestos a llevar Su oprobio, a tomar su puesto con Él fuera <strong>de</strong>l campamento <strong>de</strong> Israel.<br />

Estos seguidores rindieron un brillante tributo a Juan el Bautista. Recordaban que el<br />

ministerio <strong>de</strong> Juan no había sido espectacular ni sensacional, pero que había sido con<br />

verdad. Todo lo que había dicho acerca <strong>de</strong>l Señor Jesús se cumplió en el ministerio <strong>de</strong>l<br />

Salvador. Esto <strong>de</strong>bería alentar a cada uno <strong>de</strong> los cristianos. Pue<strong>de</strong> que no seamos capaces<br />

<strong>de</strong> hacer gran<strong>de</strong>s milagros ni <strong>de</strong> conseguir la atención <strong>de</strong>l público, pero al menos po<strong>de</strong>mos<br />

dar un verda<strong>de</strong>ro testimonio <strong>de</strong> nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Esto es <strong>de</strong> gran valor a<br />

los ojos <strong>de</strong> Dios.<br />

10:42 Es cautivante observar que a pesar <strong>de</strong> Su rechazamiento por parte <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong><br />

Israel, el Señor Jesús encontró algunos corazones humil<strong>de</strong>s y receptivos. Muchos, se nos<br />

dice, creyeron en él allí. Así es en todas las eda<strong>de</strong>s. Hay siempre un remanente <strong>de</strong> personas<br />

que están dispuestas a tomar su puesto con el Señor Jesús, relegados por el mundo, odiados<br />

y escarnecidos, pero gozando la dulce comunión <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

B. La enfermedad <strong>de</strong> Lázaro (11:1–4)<br />

11:1 Llegamos ahora al último gran milagro en el ministerio público <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

En cierto sentido, fue el más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> todos —la resurrección <strong>de</strong> un muerto—. Lázaro<br />

vivía en la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Betania, a algo más <strong>de</strong> tres kilómetros al este <strong>de</strong> Jerusalén. Betania era<br />

también conocida como el hogar <strong>de</strong> María y <strong>de</strong> Marta su hermana. Pink cita al Obispo<br />

Ryle:<br />

Obsérvese que la presencia <strong>de</strong> los hijos escogidos <strong>de</strong> Dios es el factor que hace famosas<br />

a las ciuda<strong>de</strong>s y al<strong>de</strong>as a los ojos <strong>de</strong> Dios. La al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Marta y <strong>de</strong> María es observada,<br />

mientras que Menfis y Tebas no se nombran en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>.<br />

11:2 Juan explica que María <strong>de</strong> Betania fue la que ungió al Señor con perfume, y le<br />

enjugó los pies con sus cabellos. Este singular acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción es enfatizado por el<br />

Espíritu Santo. El Señor ama la <strong>de</strong>voción bien dispuesta <strong>de</strong> Su pueblo.<br />

11:3 Cuando Lázaro enfermó, el Señor Jesús estaba aparentemente en la ribera oriental<br />

<strong>de</strong>l Jordán. Las hermanas le enviaron <strong>de</strong> inmediato el mensaje <strong>de</strong> que Lázaro, el que<br />

amaba, estaba enfermo. Hay algo muy conmovedor en la manera en que estas hermanas<br />

presentan su petición al Señor. Apelan a Su amor por el hermano <strong>de</strong> ellas como una razón<br />

especial por la que ha <strong>de</strong> acudir y ayudar.<br />

11:4 Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte. Con esto no quería<br />

<strong>de</strong>cir que Lázaro no moriría, sino que la muerte no sería el resultado permanente <strong>de</strong> esta<br />

enfermedad. Lázaro iba a morir, pero resucitaría <strong>de</strong> los muertos. El verda<strong>de</strong>ro propósito <strong>de</strong><br />

la enfermedad sería la gloria <strong>de</strong> Dios, para que el Hijo <strong>de</strong> Dios sea glorificado por<br />

medio <strong>de</strong> ella. Dios <strong>de</strong>jó que esto sucediese para que Jesús acudiese y resucitase <strong>de</strong> los<br />

muertos a Lázaro, y <strong>de</strong> este modo se manifestase <strong>de</strong> nuevo como el verda<strong>de</strong>ro Mesías. Los<br />

hombres glorificarían a Dios por este po<strong>de</strong>roso milagro.<br />

No hay en absoluto sugerencia alguna <strong>de</strong> que la enfermedad <strong>de</strong> Lázaro fuese resultado<br />

<strong>de</strong> algún pecado especial en su vida. Más bien, es presentado como un <strong>de</strong>voto discípulo y<br />

como un especial objeto <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l Salvador.


C. El viaje <strong>de</strong> Jesús a Betania (11:5–16)<br />

11:5 Cuando la enfermedad entra en nuestros hogares, no hemos <strong>de</strong> llegar a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que Dios se <strong>de</strong>sagrada <strong>de</strong> nosotros. Aquí, la enfermedad estaba directamente<br />

relacionada con Su amor, y no con Su ira. «Al que ama, disciplina» (He. 12:6).<br />

11:6–7 Nosotros seríamos propensos a creer que si el Señor realmente amaba a estos<br />

tres creyentes, que lo <strong>de</strong>jaría todo y se apresuraría a ir a casa <strong>de</strong> ellos. En lugar <strong>de</strong> ello,<br />

cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar don<strong>de</strong> estaba.<br />

Los retardos <strong>de</strong> Dios no son Sus negaciones. Si nuestras oraciones no reciben respuesta<br />

inmediata, quizá es que nos está enseñando a esperar, y si esperamos con paciencia,<br />

encontraremos que respon<strong>de</strong>rá a nuestras oraciones <strong>de</strong> una forma mucho más maravillosa<br />

<strong>de</strong> lo que jamás hubiésemos esperado. Ni siquiera Su amor por Marta, María y Lázaro<br />

podía llevar a Cristo a actuar <strong>de</strong> manera precipitada. Todo lo que hacía lo hacía en<br />

obediencia a la voluntad <strong>de</strong> Su Padre para Él, y en armonía con el programa divino.<br />

Después <strong>de</strong> dos días que pudieron haber parecido tiempo perdido, el Señor Jesús<br />

propuso a los discípulos volver a Ju<strong>de</strong>a otra vez.<br />

11:8 Los discípulos recordaban todavía con dolor cómo habían querido los judíos<br />

apedrear a Cristo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber dado la vista al ciego. Expresaron sorpresa ante el hecho<br />

<strong>de</strong> que pensase siquiera ir a Ju<strong>de</strong>a ante un peligro personal tan gran<strong>de</strong>.<br />

11:9 Respondió Jesús <strong>de</strong> la siguiente manera: En el curso ordinario <strong>de</strong> los<br />

acontecimientos el día tiene doce horas <strong>de</strong> claridad, durante las que los hombres pue<strong>de</strong>n<br />

trabajar. En tanto que el hombre trabaje durante este tiempo que le es dado, no hay peligro<br />

<strong>de</strong> que tropiece o caiga, porque ve adón<strong>de</strong> va y lo que está haciendo. La luz <strong>de</strong> este<br />

mundo, es <strong>de</strong>cir, la luz <strong>de</strong>l día, le guarda <strong>de</strong> muerte acci<strong>de</strong>ntal por tropiezos.<br />

El sentido espiritual <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Señor es: El Señor Jesús estaba andando en<br />

perfecta obediencia a la voluntad <strong>de</strong> Dios. Por ello, no había peligro <strong>de</strong> que muriese antes<br />

<strong>de</strong>l tiempo señalado. Sería preservado hasta que Su obra concluyese.<br />

En cierto sentido, esto es cierto <strong>de</strong> cada creyente. Si estamos andando en comunión con<br />

el Señor y haciendo Su voluntad, no hay po<strong>de</strong>r sobre la tierra que nos pueda eliminar antes<br />

<strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong>signado por Dios.<br />

11:10 La persona que anda <strong>de</strong> noche es quien no es fiel a Dios, sino que vive en su<br />

propia voluntad. Este hombre tropieza fácilmente porque no tiene conducción divina para<br />

iluminarlo en su camino.<br />

11:11 El Señor habló <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Lázaro como <strong>de</strong> dormir. Sin embargo, <strong>de</strong>bería<br />

tenerse en cuenta que en el NT el término dormir no se aplica jamás al alma, sino sólo al<br />

cuerpo. No hay enseñanza alguna en la Escritura <strong>de</strong> que cuando llegue la muerte, el alma<br />

caiga en un sueño. Al contrario, el alma <strong>de</strong>l creyente pasa a estar con Cristo, lo cual es<br />

muchísimo mejor. El Señor Jesús reveló Su omnisciencia con esta <strong>de</strong>claración. Él sabía que<br />

Lázaro ya había muerto, aunque las nuevas que había oído eran que Lázaro estaba enfermo.<br />

En tanto que cualquiera pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar a alguien <strong>de</strong> su sueño físico, sólo el Señor podía<br />

<strong>de</strong>spertar a Lázaro <strong>de</strong> la muerte. Aquí, Jesús expresa Su intención <strong>de</strong> hacer eso mismo.<br />

11:12 Sus discípulos no comprendieron la referencia <strong>de</strong>l Señor al sueño. No se dieron<br />

cuenta <strong>de</strong> que estaba hablando <strong>de</strong> la muerte. Quizá creían que dormir era un síntoma <strong>de</strong><br />

recuperación, y llegaron a la conclusión <strong>de</strong> que si Lázaro podía dormir profundamente, que<br />

había pasado la crisis, y sanaría. Este versículo podría significar también que si el sueño<br />

físico fuese lo único que iba mal con Lázaro, no habría entonces necesidad <strong>de</strong> ir a Betania


para ayudarle. Es posible que los discípulos temiesen por su propia integridad física y<br />

quisiesen hacer uso <strong>de</strong> esta excusa para no ir a casa <strong>de</strong> María y Marta.<br />

11:13–14 Aquí se dice con claridad que cuando Jesús se refirió al sueño, se estaba<br />

refiriendo a la muerte, pero que los discípulos no lo habían entendido así. No pue<strong>de</strong> haber<br />

confusiones. Jesús notificó a Sus discípulos abiertamente: Lázaro ha muerto. ¡Con qué<br />

calma los discípulos recibieron las nuevas! No le preguntaron al Señor: «¿Cómo lo sabes?».<br />

Hablaba con plena autoridad, y ellos no cuestionaban Su conocimiento.<br />

11:15 El Señor Jesús no se alegró <strong>de</strong> que Lázaro hubiese muerto, pero sí se alegró <strong>de</strong><br />

que no estaba en Betania en aquel tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no habría muerto.<br />

En ninguna parte <strong>de</strong>l NT se registra que nadie muriese en presencia <strong>de</strong>l Señor. Los<br />

discípulos verían un milagro mucho mayor que la prevención <strong>de</strong> la muerte. Verían a un<br />

hombre resucitado <strong>de</strong> los muertos. De este modo, la fe <strong>de</strong> ellos quedaría fortalecida. Por esa<br />

causa el Señor Jesús dijo que se alegraba por causa <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> que no hubiese estado en<br />

Betania.<br />

Y añadió, para que creáis. El Señor no estaba implicando que los discípulos no<br />

hubiesen creído ya en Él. ¡Claro que sí habían creído! Pero el milagro que estaban a punto<br />

<strong>de</strong> contemplar en Betania fortalecería su fe en gran manera. Por ello, los apremió a que<br />

fuesen con Él.<br />

11:16 Tomás razonó que si el Señor Jesús iba a aquella región, sería muerto por los<br />

judíos. Si los discípulos iban con Jesús, estaba seguro <strong>de</strong> que también ellos morirían. Y por<br />

ello, con un espíritu <strong>de</strong> pesimismo y abatimiento, apremió a todos a que acompañasen a<br />

Jesús. Sus palabras no son un ejemplo <strong>de</strong> gran fe y valor, sino más bien <strong>de</strong> <strong>de</strong>saliento.<br />

D. Jesús: La Resurrección y la Vida (11:17–27)<br />

11:17–18 El hecho <strong>de</strong> que Lázaro estuviese en el sepulcro durante cuatro días se<br />

añadió como prueba <strong>de</strong> que estaba ya muerto. Observemos cómo el Espíritu Santo toma<br />

todas las precauciones para mostrar que la resurrección <strong>de</strong> Lázaro fue realmente un<br />

milagro. Lázaro <strong>de</strong>bió morir poco <strong>de</strong>spués que los mensajeros se fuesen para encontrar a<br />

Jesús. Era un día <strong>de</strong> viaje <strong>de</strong> Betania a Betábara, don<strong>de</strong> estaba Jesús. Después <strong>de</strong> oír <strong>de</strong> la<br />

enfermedad <strong>de</strong> Lázaro, Jesús se quedó dos días. Luego había un día <strong>de</strong> viaje a Betania. Esto<br />

explica los cuatro días que Lázaro estuvo en el sepulcro.<br />

Como se ha observado ya antes, Betania estaba a como quince estadios (algo más <strong>de</strong><br />

tres kilómetros) al este <strong>de</strong> Jerusalén.<br />

11:19 La proximidad <strong>de</strong> Betania a Jerusalén hacía posible que muchos <strong>de</strong> los judíos<br />

acudiesen a acompañar a Marta y a María, para consolarlas. ¡Cuán poco conscientes<br />

eran <strong>de</strong> que al cabo <strong>de</strong> poco tiempo sería innecesaria esta consolación, y que esta casa <strong>de</strong><br />

duelo se transformaría en una casa <strong>de</strong> gran gozo!<br />

11:20 Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a su encuentro. Se<br />

encontraron justo fuera <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a. No se nos dice por qué María se quedó sentada en<br />

casa. Quizá no había recibido las nuevas <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> Jesús. Quizá estaba paralizada por<br />

el dolor, o esperaba <strong>de</strong> manera simple en oración y confianza. ¿Presentiría acaso lo que<br />

estaba a punto <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r, gracias a su proximidad al Señor? No lo sabemos.<br />

11:21 Era una fe real lo que posibilitó a Marta a creer que Jesús podía haber impedido<br />

que Lázaro muriese. Con todo, su fe era imperfecta. Ella creía que sólo podía hacerlo si<br />

estaba presente físicamente. No se daba cuenta <strong>de</strong> que podía sanar a distancia, y menos aún


que pudiese resucitar a los muertos. A menudo, en tiempos <strong>de</strong> dolor, hablamos como Marta.<br />

Pensamos que si se hubiese <strong>de</strong>scubierto este o aquel fármaco o medicina, que nuestro ser<br />

querido no habría muerto. Pero todas estas cosas están en manos <strong>de</strong>l Señor, y nada suce<strong>de</strong> a<br />

ninguno <strong>de</strong> los Suyos sin Su permiso.<br />

11:22 De nuevo resplan<strong>de</strong>ció la fe <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>vota hermana. No sabía cómo el Señor<br />

Jesús podría ayudar, pero sabía que lo haría. Tenía la confianza <strong>de</strong> que Dios le conce<strong>de</strong>ría<br />

lo que Él pidiese, y que sacaría bien <strong>de</strong> esta aparente tragedia. Sin embargo, ahora no se<br />

atrevía a creer que su hermano resucitaría <strong>de</strong> los muertos. La palabra que Marta empleó<br />

para «pedir» es la palabra normalmente empleada para <strong>de</strong>scribir a una criatura suplicando u<br />

orando al Creador. Por esto parece claro que Marta no reconocía aún la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús. Se daba cuenta <strong>de</strong> que era un Gran<strong>de</strong> e insólito Hombre, pero probablemente no<br />

mayor que los profetas <strong>de</strong> la antigüedad.<br />

11:23 Para llevar la fe <strong>de</strong> ella a mayores cumbres, Jesús hizo el sorpren<strong>de</strong>nte anuncio <strong>de</strong><br />

que Lázaro resucitaría. Es maravilloso ver cómo el Señor trata con esta entristecida mujer<br />

y trata <strong>de</strong> llevarla paso a paso a la fe en Él mismo como el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

11:24 Marta se daba cuenta <strong>de</strong> que Lázaro resucitaría algún día, pero no tenía ningún<br />

pensamiento <strong>de</strong> que iba a resucitar aquel mismo día. Ella creía en la resurrección <strong>de</strong> los<br />

muertos, y pensaba que pasaría en lo que ella <strong>de</strong>signa como «el último día».<br />

11:25 Es como si el Señor hubiese dicho: «No me compren<strong>de</strong>s, Marta. No me refería a<br />

que Lázaro resucitará en el último día. Yo soy Dios, y tengo en Mis manos el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la<br />

resurrección y <strong>de</strong> la vida. Puedo resucitar a Lázaro ahora mismo <strong>de</strong> los muertos, y lo voy a<br />

hacer». Entonces el Señor miró a<strong>de</strong>lante al tiempo en que todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes<br />

serían resucitados. Esto tendrá lugar cuando el Señor Jesús vuelva a llevarse a Su pueblo al<br />

cielo.<br />

En aquel tiempo habrá dos clases <strong>de</strong> creyentes. Habrá los que han muerto en fe, y habrá<br />

los que estarán vivos cuando Él vuelva. A los primeros viene como la Resurrección, y a los<br />

segundos como la Vida. La primera clase es <strong>de</strong>scrita en la última parte <strong>de</strong>l versículo 25 —<br />

El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá—. Esto significa que los creyentes que<br />

hayan muerto antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo resucitarán <strong>de</strong> los muertos. Burkitt observa:<br />

¡Oh amor, más fuerte que la muerte! La muerte no pue<strong>de</strong> separar a Cristo <strong>de</strong> Sus<br />

amigos. Otros amigos nos acompañan hasta el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l sepulcro, y allí nos <strong>de</strong>jan. Ni la<br />

vida ni la muerte nos podrán separar <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Cristo.<br />

Bengel comenta: «Es hermosamente acor<strong>de</strong> con la coherencia divina que nunca se lee<br />

<strong>de</strong> nadie que muriese en presencia <strong>de</strong>l Príncipe <strong>de</strong> la Vida».<br />

11:26 La segunda clase se <strong>de</strong>scribe en el versículo 26. Todo aquel que esté vivo en el<br />

tiempo <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Señor y que crea en Él no morirá jamás (V.M.). Todos los tales<br />

serán cambiados en un momento, en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos, y serán llevados al hogar<br />

celestial con los que hayan sido resucitados <strong>de</strong> entre los muertos. ¡Qué precisas verda<strong>de</strong>s<br />

nos han sido dadas como resultado <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Lázaro! Dios saca dulzura <strong>de</strong> la<br />

amargura y da dia<strong>de</strong>ma en lugar <strong>de</strong> cenizas. Luego, el Señor le preguntó con toda intención,<br />

para probarle la fe: ¿Crees esto?<br />

11:27 La fe <strong>de</strong> Marta resplan<strong>de</strong>ció con un fulgor <strong>de</strong> mediodía. Confesó que Jesús era el<br />

Cristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios, que los profetas habían predicho que había <strong>de</strong> venir al mundo. ¡Y<br />

<strong>de</strong>beríamos observar que hizo esta confesión antes que Jesús levantase al hermano <strong>de</strong> ella<br />

<strong>de</strong> los muertos, y no <strong>de</strong>spués!


E. Jesús llora ante el sepulcro <strong>de</strong> Lázaro (11:28–37)<br />

11:28–29 Inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esta confesión, Marta se precipitó <strong>de</strong> vuelta a la<br />

al<strong>de</strong>a y saludó a María, casi sin aliento, con las palabras: «El Maestro está aquí y te<br />

llama». El Creador <strong>de</strong>l universo y el Salvador <strong>de</strong>l mundo había llegado a Betania y la<br />

llamaba. Y así sigue siendo hoy. Esta misma maravillosa Persona permanece ahí, llamando<br />

a cada uno con las palabras <strong>de</strong>l evangelio. Cada persona es invitada a abrir la puerta <strong>de</strong> su<br />

corazón y a <strong>de</strong>jar entrar al Salvador. La respuesta <strong>de</strong> María fue inmediata. No perdió el<br />

tiempo, sino que se levantó <strong>de</strong>prisa y fue a Jesús.<br />

11:30–31 Jesús se encontró ahora con Marta y María fuera <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Betania.<br />

Los judíos no sabían que Él estaba cerca, porque el anuncio <strong>de</strong> Marta a María <strong>de</strong> la<br />

presencia <strong>de</strong>l Señor había sido en secreto. No era ilógico que pensasen que María había ido<br />

al sepulcro a llorar allí.<br />

11:32 María… se arrojó a los pies <strong>de</strong>l Salvador. Pue<strong>de</strong> que fuese un acto <strong>de</strong><br />

adoración, o pue<strong>de</strong> que simplemente estuviese abrumada <strong>de</strong> dolor. Lo mismo que Marta,<br />

expresó su dolor porque Jesús no hubiese estado presente en Betania, porque en tal caso no<br />

habría muerto su hermano.<br />

11:33 La contemplación <strong>de</strong>l dolor <strong>de</strong> María y <strong>de</strong> sus amigos hizo que Jesús se<br />

estremeciese y conmoviese. Indudablemente, pensó en toda la tristeza, sufrimiento y<br />

muerte que había entrado en el mundo como resultado <strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong>l hombre. Esto le hizo<br />

dolerse en lo más íntimo <strong>de</strong> Su ser.<br />

11:34 Naturalmente, el Señor sabía dón<strong>de</strong> Lázaro estaba sepultado, pero hizo la<br />

pregunta para suscitar la expectación, alentar la fe y causar la cooperación humana. Es<br />

indudable que fue con gran anhelo y sincero <strong>de</strong>seo que los dolidos <strong>de</strong>udos <strong>de</strong> Lázaro<br />

condujeron al Señor al sepulcro.<br />

11:35 El versículo 35 es el más breve <strong>de</strong> la Biblia castellana. Es uno <strong>de</strong> los tres casos en<br />

el NT don<strong>de</strong> se menciona a Jesús llorando. (Lloró dolorido por Jerusalén y también en el<br />

huerto <strong>de</strong> Getsemaní.) El hecho <strong>de</strong> que Jesús lloró es una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Su verda<strong>de</strong>ra<br />

humanidad. Derramó verda<strong>de</strong>ras lágrimas <strong>de</strong> dolor cuando fue testigo <strong>de</strong> los terribles<br />

efectos <strong>de</strong>l pecado sobre la raza humana. El hecho <strong>de</strong> que Jesús lloró en presencia <strong>de</strong> la<br />

muerte muestra que no es impropio que los cristianos lloren cuando sus seres queridos les<br />

son arrebatados. Sin embargo, los cristianos no se entristecen como los que no tienen<br />

esperanza.<br />

11:36 Los judíos vieron en las lágrimas <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Su amor<br />

hacia Lázaro. Naturalmente, en esto tenían razón. Pero también los amaba a ellos con un<br />

amor profundo e imperece<strong>de</strong>ro, y muchos <strong>de</strong> ellos no comprendían esto.<br />

11:37 De nuevo la presencia <strong>de</strong>l Señor Jesús suscitó interrogantes entre el pueblo.<br />

Algunos <strong>de</strong> ellos le reconocieron como el Mismo que había dado vista al ciego. Se<br />

preguntaban por qué no podía haber hecho también que Lázaro no muriera.<br />

Naturalmente, podía haber impedido su muerte, pero, en lugar <strong>de</strong> eso iba a hacer un milagro<br />

mucho más po<strong>de</strong>roso, que traería mayor esperanza a las almas creyentes.<br />

F. La Séptima Señal: La resurrección <strong>de</strong> Lázaro (11:38–44)<br />

11:38 Parece que el sepulcro <strong>de</strong> Lázaro era una cueva subterránea, a la que se había <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r mediante una escalera <strong>de</strong> mano o <strong>de</strong> unos peldaños. Tenía una piedra puesta


encima <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l sepulcro. Era diferente <strong>de</strong>l sepulcro <strong>de</strong>l Señor Jesús en cuanto a que<br />

ésta había sido tallada en la peña, e indudablemente se podía entrar en ella andando, como<br />

en la la<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> un monte, sin subir o bajar.<br />

11:39 Jesús mandó a los espectadores que quitasen la piedra <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l sepulcro.<br />

Podría haberlo hecho Él mismo sencillamente or<strong>de</strong>nándolo <strong>de</strong> palabra. Sin embargo, Dios<br />

no suele hacer por los hombres lo que ellos pue<strong>de</strong>n hacer por sí mismos.<br />

Marta expresó horror ante la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> abrir el sepulcro. Se daba cuenta <strong>de</strong> que el cuerpo<br />

<strong>de</strong> su hermano había estado allí cuatro días, y temía que habría comenzado a<br />

<strong>de</strong>scomponerse. Evi<strong>de</strong>ntemente, no se había embalsamado el cuerpo <strong>de</strong> Lázaro. Debió ser<br />

sepultado el mismo día en que murió, como era la costumbre entonces. El hecho <strong>de</strong> que<br />

Lázaro estuviese en el sepulcro durante cuatro días es importante. No hay posibilidad <strong>de</strong><br />

que estuviese dormido o <strong>de</strong>smayado. Todos los judíos sabían que estaba muerto. Su<br />

resurrección sólo pue<strong>de</strong> ser explicada como un milagro.<br />

11:40 No está claro cuándo Jesús pronunció las palabras <strong>de</strong>l versículo 40. En el<br />

versículo 23 le había dicho que su hermano resucitaría. Pero es indudable que lo que dice<br />

aquí es la substancia <strong>de</strong> lo que le había dicho con anterioridad. Observemos el or<strong>de</strong>n en este<br />

versículo: «creer… ver». Es como si el Señor Jesús hubiese dicho: «Si tan sólo estás<br />

dispuesto a creer, me verás llevar a cabo un milagro que sólo Dios podría llevar a cabo.<br />

Verás la gloria <strong>de</strong> Dios revelada en Mí. Pero primero has <strong>de</strong> creer, y luego verás» .<br />

11:41 La piedra fue así quitada <strong>de</strong>l sepulcro. Antes <strong>de</strong> efectuar este milagro, Jesús<br />

agra<strong>de</strong>ció a Su Padre que hubiese oído Su oración. No se registra ninguna oración <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús en este capítulo, pero es indudable que había estado hablando continuamente<br />

con Su Padre durante todo este tiempo, y orando que el Nombre <strong>de</strong> Dios fuese glorificado<br />

en la resurrección <strong>de</strong> Lázaro. Aquí le da las gracias al Padre anticipando el acontecimiento.<br />

11:42 Jesús oró audiblemente para que la multitud creyese que el Padre le había<br />

enviado, que el Padre le <strong>de</strong>cía lo que hacer y lo que <strong>de</strong>cir, y que siempre actuaba en<br />

perfecta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios Padre. Aquí, una vez más, tenemos enfatizada la unión<br />

esencial <strong>de</strong> Dios Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

11:43 Éste es uno <strong>de</strong> los pocos casos en el NT don<strong>de</strong> se dice que el Señor Jesús clamó<br />

a gran voz. Algunos han sugerido que si no hubiese mencionado a Lázaro por nombre,<br />

¡habrían salido todos los muertos <strong>de</strong> sus sepulcros!<br />

11:44 ¿Cómo salió Lázaro? Algunos piensan que salió bamboleándose <strong>de</strong>l sepulcro;<br />

otros creen que se arrastró sobre sus manos y rodillas; otros observan que su cuerpo habría<br />

estado envuelto y apretado en lienzos sepulcrales y que le habría sido imposible salir por su<br />

propio po<strong>de</strong>r. Sugieren que su cuerpo salió por el aire hasta que sus pies tocaron tierra<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor Jesús. El hecho <strong>de</strong> que su rostro estuviese envuelto en un sudario se<br />

aña<strong>de</strong> como prueba adicional <strong>de</strong> que había estado muerto. Nadie podría haber vivido cuatro<br />

días con el rostro envuelto con un sudario como aquel. De nuevo el Señor movilizó la<br />

ayuda <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más or<strong>de</strong>nándoles que <strong>de</strong>satasen a Lázaro y lo <strong>de</strong>jasen ir. Sólo Cristo pue<strong>de</strong><br />

resucitar a los muertos, pero nos da a nosotros la tarea <strong>de</strong> eliminar las piedras <strong>de</strong> tropiezo y<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>satar las vendas sepulcrales <strong>de</strong>l prejuicio y <strong>de</strong> la superstición.<br />

G. Judíos creyentes e incrédulos (11:45–47)


11:45–46 Para muchos <strong>de</strong> los espectadores, este milagro proclamaba <strong>de</strong> manera<br />

inconfundible la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, y creyeron en él. ¿Quién si no Dios podría<br />

llamar a un cuerpo <strong>de</strong>l sepulcro <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber estado muerto durante cuatro días?<br />

Pero el efecto <strong>de</strong> un milagro en la vida <strong>de</strong> una persona <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> su condición moral.<br />

Si el corazón es malo, rebel<strong>de</strong> e incrédulo, no creerá aunque vea a uno resucitado <strong>de</strong> los<br />

muertos. Y así sucedió aquí. Algunos <strong>de</strong> los judíos que fueron testigos <strong>de</strong>l milagro no<br />

estaban dispuestos a aceptar al Señor Jesús como su Mesías, a pesar <strong>de</strong> una prueba tan<br />

incuestionable. De modo que fueron a los fariseos para informarles acerca <strong>de</strong> lo sucedido<br />

en Betania. ¿Lo harían para que acudiesen y creyesen en Jesús? Más bien, probablemente,<br />

lo hicieron con la intención <strong>de</strong> que los fariseos fuesen más movidos contra el Señor y<br />

buscasen Su muerte.<br />

11:47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el sanedrín para<br />

discutir qué acción iban a empren<strong>de</strong>r. La pregunta, ¿Qué hacemos?, significa: «¿Qué<br />

vamos a hacer acerca <strong>de</strong> esto? ¿Por qué somos tan lentos en reaccionar? Este hombre está<br />

haciendo muchos milagros, y no estamos haciendo nada para <strong>de</strong>tenerle». Los gobernantes<br />

judíos pronunciaron estas palabras para propia con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> ellos mismos. Admitían que<br />

el Señor Jesús estaba llevando a cabo muchas señales. Entonces, ¿por qué no creían en Él?<br />

No querían creer porque preferían sus pecados al Salvador.<br />

Bien dice Ryle:<br />

Ésta es una maravillosa admisión. Hasta los peores enemigos <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

confiesan que nuestro Señor hizo milagros, y muchos milagros. ¿Po<strong>de</strong>mos dudar <strong>de</strong> que<br />

habrían negado la verdad <strong>de</strong> Sus milagros si hubiesen podido? Pero no parece que lo<br />

hubiesen intentado. Eran <strong>de</strong>masiados, <strong>de</strong>masiado públicos y <strong>de</strong>masiado testificados por<br />

ellos para osar negarlos. Ante este hecho, harían bien en explicar los mo<strong>de</strong>rnos incrédulos y<br />

escépticos cómo pue<strong>de</strong>n hablar <strong>de</strong> los milagros <strong>de</strong> nuestro Señor como imposturas y<br />

engaños. Si los fariseos que vivieron en tiempos <strong>de</strong> nuestro Señor, y que movieron cielo y<br />

tierra para oponerse a Su progreso, jamás se atrevieron a discutir la realidad <strong>de</strong> que obraba<br />

milagros, es absurdo comenzar a negar ahora Sus milagros, <strong>de</strong>spués que han pasado<br />

dieciocho siglos.<br />

11:48 Los gobernantes pensaron que ya no podían permanecer más inactivos. Si no<br />

intervenían, la multitud quedaría persuadida por los milagros <strong>de</strong> Jesús. Si la gente reconocía<br />

así a Jesús como Rey, esto significaría problemas con Roma. Los romanos creerían que<br />

Jesús había venido para <strong>de</strong>rribar su imperio; intervendrían, y castigarían a los judíos. La<br />

expresión quitarán nuestro lugar y la nación (Gr., RV) significa que los romanos<br />

<strong>de</strong>struirían el templo y esparcirían el pueblo judío. Esto es precisamente lo que sucedió el<br />

año 70 d.C. —pero no porque los judíos hubiesen aceptado al Señor, sino por haberlo<br />

rechazado.<br />

F. B. Meyer lo expresa bien:<br />

El cristianismo hace peligrar los negocios, mina activida<strong>de</strong>s provechosas pero<br />

malvadas, quita clientes <strong>de</strong> los santuarios <strong>de</strong>l diablo, ataca intereses creados y trastorna el<br />

mundo. Es algo fatigoso, enojoso y <strong>de</strong>structor <strong>de</strong> beneficios.<br />

11:49–50 Caifás fue sumo sacerdote <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 26 hasta el 36 d.C. Presidió el juicio<br />

religioso <strong>de</strong>l Señor y estuvo presente cuando Pedro y Juan fueron introducidos ante el


Sanedrín en Hechos 4:6. No era creyente en el Señor Jesús, a pesar <strong>de</strong> las palabras que aquí<br />

pronunció.<br />

Según Caifás, los principales sacerdotes y los fariseos erraban al pensar que los judíos<br />

morirían a causa <strong>de</strong> Jesús. Más bien, predijo que Jesús moriría por la nación judía. Dijo que<br />

era mejor que Jesús muriese por el pueblo, y no que toda la nación tuviese problemas con<br />

Roma. Casi suena como si Caifás comprendiese la razón <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Jesús al mundo.<br />

Casi pensaríamos que Caifás había aceptado a Jesús como el Sustituto <strong>de</strong> los pecadores.<br />

Pero, por <strong>de</strong>sgracia, no era así. Lo que dijo era verdad, pero él mismo no creyó en Jesús<br />

para salvación <strong>de</strong> su alma.<br />

11:51–52 Esto explica por qué Caifás habló como lo hizo. No lo dijo por sí mismo, es<br />

<strong>de</strong>cir, no dijo estas cosas <strong>de</strong> su propia mente. Esto le fue dado <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, con un<br />

mensaje más profundo <strong>de</strong> lo que él creía. Era una profecía divina <strong>de</strong> que Jesús iba a morir<br />

por la nación <strong>de</strong> Israel. Le fue dado a Caifás porque era el sumo sacerdote aquel año.<br />

Dios habló por medio <strong>de</strong> él por el oficio que <strong>de</strong>sempeñaba, y no <strong>de</strong>bido a su propia rectitud<br />

personal, porque era un hombre pecador.<br />

La profecía <strong>de</strong> Caifás era no que el Señor moriría sólo por la nación <strong>de</strong> Israel, sino<br />

también para congregar en uno a Sus escogidos <strong>de</strong> entre los gentiles en toda la tierra.<br />

Algunos creen que Caifás se refería a los judíos dispersados por toda la tierra, pero<br />

seguramente sus palabras se refieren a los gentiles que iban a creer en Cristo por medio <strong>de</strong><br />

la predicación <strong>de</strong>l evangelio.<br />

11:53–54 Los fariseos no quedaron convencidos por el milagro en Betania. Al revés, se<br />

volvieron más hostiles contra el Hijo <strong>de</strong> Dios. Des<strong>de</strong> aquel día acordaron matarle con<br />

renovado empeño.<br />

Consciente <strong>de</strong> la creciente hostilidad <strong>de</strong> los judíos, el Señor se fue a una ciudad<br />

llamada Efraín. No sabemos en la actualidad dón<strong>de</strong> estaba Efraín; sólo que estaba en un<br />

lugar tranquilo y retirado, contigua al <strong>de</strong>sierto.<br />

11:55 La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que la pascua <strong>de</strong> los judíos estaba cerca nos recuerda que nos<br />

estamos aproximando a la conclusión <strong>de</strong>l ministerio público <strong>de</strong>l Señor. Era en esta precisa<br />

pascua en la que Él iba a ser crucificado. Se <strong>de</strong>mandaba que los celebrantes acudiesen<br />

antes <strong>de</strong> la pascua, para purificarse. Por ejemplo, si un judío hubiese tocado un cuerpo<br />

muerto, le era necesario pasar por un cierto ritual a fin <strong>de</strong> ser purificado <strong>de</strong> contaminación<br />

ceremonial. Esta purificación se hacía por medio <strong>de</strong> varios tipos <strong>de</strong> lavamientos y ofrendas.<br />

Lo triste era que los judíos trataban <strong>de</strong> purificarse <strong>de</strong> este modo mientras que al mismo<br />

tiempo estaban tramando la muerte <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la Pascua. ¡Qué <strong>de</strong>nuncia más terrible <strong>de</strong><br />

la maldad <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l hombre!<br />

11:56–57 Cuando la muchedumbre comenzó a congregarse en el templo, comenzaron a<br />

pensar acerca <strong>de</strong>l obrador <strong>de</strong> milagros llamado Jesús, que había estado en su región. Surgió<br />

una discusión acerca <strong>de</strong> si vendría a la fiesta. La razón <strong>de</strong> que algunos pensasen que no<br />

acudiría se da en el versículo 57.<br />

De parte <strong>de</strong> los principales sacerdotes y los fariseos se había dado or<strong>de</strong>n formal para<br />

el arresto <strong>de</strong> Jesús. Se había or<strong>de</strong>nado que todo el que supiese <strong>de</strong> Su para<strong>de</strong>ro notificase a<br />

las autorida<strong>de</strong>s, para que le prendiesen y lo pudiesen matar.<br />

VII. EL MINISTERIO DEL HIJO DE DIOS PARA LOS<br />

SUYOS (Caps. 12–17)


A. Jesús es ungido en Betania (12:1–8)<br />

12:1 El hogar en Betania era un lugar don<strong>de</strong> Jesús gustaba <strong>de</strong> estar. Allí gozaba <strong>de</strong> una<br />

entrañable comunión con Lázaro, María y Marta. Al acudir a Betania en esta ocasión,<br />

estaba, humanamente hablando, exponiéndose al peligro, porque la cercana Jerusalén eran<br />

los cuarteles generales <strong>de</strong> todas las fuerzas dispuestas contra Él.<br />

12:2 A pesar <strong>de</strong> los muchos que seguían opuestos a Jesús, había todavía algunos<br />

corazones que latían <strong>de</strong> lealtad por Él. Lázaro era uno <strong>de</strong> los que estaban sentados a la<br />

mesa con el Señor, y Marta servía. La Escritura no nos dice nada <strong>de</strong> lo que Lázaro vio u<br />

oyó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que murió hasta que resucitó. Quizá Dios le había prohibido<br />

divulgar ninguna información.<br />

12:3 Se registran varios casos en los Evangelios en los que Jesús fue ungido por una<br />

mujer. No hay dos inci<strong>de</strong>ntes exactamente iguales, pero este se consi<strong>de</strong>ra que es una<br />

narración paralela <strong>de</strong> Marcos 14:3–9. La <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> María a Cristo la llevó a tomar esta<br />

libra <strong>de</strong> perfume <strong>de</strong> nardo puro, <strong>de</strong> mucho precio, y ungir Sus pies. Estaba con ello<br />

diciendo que no había nada <strong>de</strong>masiado valioso para no darlo a Cristo. Él es digno <strong>de</strong> todo lo<br />

que tenemos y somos.<br />

Cada vez que nos encontramos con María, está a los pies <strong>de</strong> Jesús. Aquí, enjugó Sus<br />

pies con sus cabellos. Por cuanto el cabello <strong>de</strong> la mujer es su gloria, estaba, por así <strong>de</strong>cirlo,<br />

poniendo su gloria a los pies <strong>de</strong>l Señor. Es innecesario <strong>de</strong>cir que María misma <strong>de</strong>bió ser<br />

portadora <strong>de</strong> la fragancia <strong>de</strong> aquel perfume <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto. De modo que cuando Cristo es<br />

adorado, los adoradores mismos se llevan parte <strong>de</strong> la fragancia <strong>de</strong> aquel momento. Ninguna<br />

casa está tan llena <strong>de</strong> aroma fragante como la casa en la que Jesús recibe el lugar que le<br />

correspon<strong>de</strong>.<br />

12:4–5 Aquí vemos cómo la carne se inmiscuye en esta tan sacrosanta ocasión. El que<br />

iba a entregar a su Señor no podía soportar ver emplear aquel costosísimo perfume <strong>de</strong><br />

aquella manera.<br />

Judas no consi<strong>de</strong>raba que Jesús valiese trescientos <strong>de</strong>narios. Pensaba que el perfume<br />

<strong>de</strong>bía haber sido vendido y el dinero dado a los pobres. Pero esto era una pura hipocresía.<br />

No le preocupaban más los pobres que el Señor; estaba a punto <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>rlo, y no por<br />

trescientos <strong>de</strong>narios, sino por una décima parte <strong>de</strong> esta cantidad. Ryle lo dice bien:<br />

¡A primera vista, parece increíble e imposible que alguien pudiese seguir a Cristo como<br />

discípulo durante tres años, ver todos Sus milagros, oír todas Sus enseñanzas, recibir<br />

repetidas bonda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Su parte, ser consi<strong>de</strong>rado como apóstol, y luego resultar corrompido<br />

<strong>de</strong> corazón al final! Pero el caso <strong>de</strong> Judas muestra claramente que esto pue<strong>de</strong> resultar así.<br />

Quizá <strong>de</strong> pocas cosas nos llegamos a dar tan poca cuenta como <strong>de</strong> la magnitud <strong>de</strong> la caída<br />

<strong>de</strong>l hombre.<br />

12:6 Juan aña<strong>de</strong> rápidamente que Judas no dijo esto porque tuviese ningún amor<br />

verda<strong>de</strong>ro por los pobres, sino porque era ladrón y codicioso. Judas tenía la bolsa, y<br />

solía sustraer <strong>de</strong> lo que se echaba en ella.<br />

12:7 El Señor le respondió a este efecto: «No le impidas que haga esto. Para el día <strong>de</strong><br />

mi sepultura ha guardado esto. Ahora quiere <strong>de</strong>rramarlo generosamente sobre mí en un<br />

acto <strong>de</strong> afecto y <strong>de</strong> adoración. Y se le <strong>de</strong>be permitir que lo haga».


12:8 Nunca habría ocasiones en las que no hubiese pobres a los que mostrar bondad.<br />

Pero el ministerio <strong>de</strong>l Señor en la tierra estaba rápidamente llegando a Su fin. María no<br />

siempre tendría la oportunidad <strong>de</strong> emplear este aceite en Él. Esto <strong>de</strong>bería recordarnos que<br />

las oportunida<strong>de</strong>s espirituales son efímeras. Nunca <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hacer lo que<br />

podamos por el Salvador.<br />

B. El complot contra Lázaro (12:9–11)<br />

12:9 Pronto se extendieron las noticias <strong>de</strong> que Jesús estaba cerca <strong>de</strong> Jerusalén. No era<br />

ya posible mantener Su presencia en secreto. Gran multitud <strong>de</strong> los judíos acudieron a<br />

Betania a verle, y acudían también para ver a Lázaro, a quien había resucitado <strong>de</strong> los<br />

muertos.<br />

12:10–11 El insensato odio <strong>de</strong>l corazón humano vuelve a mostrarse en este versículo.<br />

Los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro. ¡Uno pensaría que<br />

había cometido alta traición por resucitar <strong>de</strong> entre los muertos! Se trataba algo sobre lo que<br />

él no tenía control alguno, y sin embargo le consi<strong>de</strong>raban digno <strong>de</strong> muerte.<br />

A causa <strong>de</strong> Lázaro, muchos judíos se apartaban y creían en Jesús. Lázaro era por<br />

tanto enemigo <strong>de</strong>l Judaísmo Establecido, y había <strong>de</strong> ser eliminado. Los que llevan a otros al<br />

Señor son siempre hechos blanco <strong>de</strong> persecuciones e incluso <strong>de</strong> martirio.<br />

Algunos comentaristas sugieren que <strong>de</strong>bido a que los principales sacerdotes eran<br />

saduceos, y negaban la resurrección, querían librarse <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia mediante la<br />

<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Lázaro.<br />

C. La entrada triunfal (12:12–19)<br />

12:12–13 Llegamos ahora a la entrada triunfal <strong>de</strong> Jesús en Jerusalén. Fue el domingo<br />

antes <strong>de</strong> Su crucifixión.<br />

Es difícil saber exactamente lo que pensaban <strong>de</strong> Jesús estas gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s.<br />

¿Comprendían verda<strong>de</strong>ramente que era el Hijo <strong>de</strong> Dios y el Mesías <strong>de</strong> Israel? ¿O le<br />

consi<strong>de</strong>raban meramente como un Rey que los iba a liberar <strong>de</strong> la opresión <strong>de</strong> Roma?<br />

¿Habían sido arrastrados por la emoción <strong>de</strong>l momento? Es indudable que algunos <strong>de</strong>l grupo<br />

eran verda<strong>de</strong>ros creyentes, pero la impresión general es que la mayoría <strong>de</strong> la gente no tenía<br />

un verda<strong>de</strong>ro interés <strong>de</strong> todo corazón en el Señor.<br />

Las ramas <strong>de</strong> palmera son una prenda <strong>de</strong> reposo y paz tras el dolor (Ap. 7:9). La<br />

palabra Hosanná significa «Salva ahora, te rogamos». Uniendo ambas i<strong>de</strong>as, parece como<br />

si el pueblo estuviese reconociendo a Jesús como el Enviado <strong>de</strong> Dios para salvarlos <strong>de</strong> la<br />

crueldad <strong>de</strong> Roma y para darles reposo y paz tras el dolor <strong>de</strong> sus largos años <strong>de</strong> opresión<br />

bajo los gentiles.<br />

12:14–15 Jesús entró en la ciudad montado en un asnillo, un modo común <strong>de</strong><br />

transporte. Pero, más que esto, el Señor cumplía la profecía al entrar montado así.<br />

Esta cita se toma <strong>de</strong> Zacarías 9:9. Allí el profeta predice que cuando llegase el Rey a<br />

Israel, lo haría montado sobre un pollino <strong>de</strong> asna. La hija <strong>de</strong> Sion es una expresión<br />

figurada que hace referencia al pueblo judío, siendo Sion un monte en la ciudad <strong>de</strong><br />

Jerusalén.<br />

12:16 Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio como un preciso<br />

cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Zacarías, que Jesús estaba realmente entrando en Jerusalén


como el legítimo Rey <strong>de</strong> Israel. Pero <strong>de</strong>spués que el Señor hubo ascendido al cielo para ser<br />

glorificado a la diestra <strong>de</strong>l Padre, los discípulos se dieron cuenta <strong>de</strong> que estos<br />

acontecimientos tuvieron lugar en cumplimiento <strong>de</strong> las Escrituras.<br />

12:17–18 En la multitud que contemplaba a Jesús entrando en Jerusalén había gente<br />

que le habían visto resucitar a Lázaro … <strong>de</strong> los muertos. Éstos contaban a los que estaban<br />

a su alre<strong>de</strong>dor que Aquel que montaba en el pollino era el Mismo que había resucitado a<br />

Lázaro a la vida. Al exten<strong>de</strong>rse las nuevas <strong>de</strong> esta notable señal, una gran multitud <strong>de</strong> gente<br />

salió al encuentro <strong>de</strong> Jesús. Por <strong>de</strong>sgracia, el motivo era más la curiosidad que la verda<strong>de</strong>ra<br />

fe.<br />

12:19 Al crecer la multitud <strong>de</strong> tamaño, y al aumentar el interés en el Salvador, los<br />

fariseos estaban fuera <strong>de</strong> sí. Nada <strong>de</strong> lo que pudiesen <strong>de</strong>cir o hacer tenía el menor efecto.<br />

Con una frenética exageración, gritaron que el mundo se iba tras Jesús. No se daban<br />

cuenta <strong>de</strong> que el interés <strong>de</strong> la multitud era cosa pasajera, y que los que realmente estaban<br />

dispuestos a adorar a Jesús como Hijo <strong>de</strong> Dios eran muy pocos.<br />

D. Ciertos griegos <strong>de</strong>sean ver a Jesús (12:20–26)<br />

12:20 Los griegos que acudieron a Jesús eran gentiles que se habían convertido al<br />

judaísmo. El hecho <strong>de</strong> que subían a adorar en la fiesta muestra que ya no practicaban la<br />

religión <strong>de</strong> sus antepasados. Que acudiesen al Señor Jesús en esta ocasión es una imagen<br />

<strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que cuando los judíos rechazasen al Señor Jesús, los gentiles oirían el<br />

evangelio, y muchos <strong>de</strong> ellos creerían.<br />

12:21 No se da ninguna razón <strong>de</strong> por qué se acercaron a Felipe. Quizá por su nombre<br />

griego y por el hecho <strong>de</strong> que era <strong>de</strong> Betsaida <strong>de</strong> Galilea le hiciesen más accesible a<br />

aquellos prosélitos gentiles. Su petición fue verda<strong>de</strong>ramente noble. Señor, queremos ver a<br />

Jesús. Nadie que tenga este sincero <strong>de</strong>seo en su corazón es jamás <strong>de</strong>spedido sin quedar<br />

satisfecho.<br />

12:22 Quizá Felipe no estuviese <strong>de</strong>masiado seguro acerca <strong>de</strong> si Jesús iba a ver a estos<br />

griegos. Cristo había or<strong>de</strong>nado antes a los discípulos que no fuesen con el evangelio a los<br />

gentiles, <strong>de</strong> modo que Felipe fue a Andrés, y juntos se lo dijeron a Jesús.<br />

12:23 ¿Por qué querían los griegos ver a Jesús? Si leemos entre líneas, po<strong>de</strong>mos<br />

suponer que les atraía la sabiduría <strong>de</strong> Jesús y que querían exaltarle como su filósofo<br />

popular. Sabían que estaba en curso <strong>de</strong> colisión con los lí<strong>de</strong>res judíos y querían que salvase<br />

Su vida, quizá yendo a Grecia con ellos. Su filosofía era, «sálvate», pero Jesús les<br />

respondió que esta filosofía estaba directamente enfrentada a la ley <strong>de</strong> la cosecha. Él sería<br />

glorificado en Su muerte sacrificial, y no con una vida cómoda.<br />

12:24 La semilla nunca produce trigo hasta que primero cae en la tierra y muere. El<br />

Señor Jesús se refirió a sí mismo aquí como el grano <strong>de</strong> trigo. Si no moría, quedaría solo.<br />

Gozaría <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong>l cielo a solas; no habría pecadores salvados que compartiesen Su<br />

gloria. Pero si moría, proveería un camino <strong>de</strong> salvación por el que muchos podrían ser<br />

salvos.<br />

Lo mismo se nos aplica a nosotros, como dice T. G. Ragland:<br />

Si rehusamos ser granos <strong>de</strong> trigo —cayendo en la tierra y muriendo—; si no queremos<br />

sacrificar expectativas ni arriesgar nuestra reputación, propieda<strong>de</strong>s y salud; si cuando<br />

somos llamados no abandonamos nuestro hogar ni rompemos nuestros lazos familiares por


causa <strong>de</strong> Cristo, entonces quedaremos solos. Pero si queremos ser fructíferos, hemos <strong>de</strong><br />

seguir a nuestro Bendito Señor mismo, volviéndonos granos <strong>de</strong> trigo, y muriendo, entonces<br />

daremos mucho fruto.<br />

12:25 Mucha gente cree que las cosas importantes <strong>de</strong> la vida son el alimento, el vestido<br />

y los placeres. Viven para estas cosas. Pero al amar así sus vidas, pier<strong>de</strong>n <strong>de</strong> vista que el<br />

alma es más importante que el cuerpo. Al <strong>de</strong>scuidar el bien <strong>de</strong> sus almas, pier<strong>de</strong>n sus vidas.<br />

En cambio, los hay que cuentan todas las cosas como pérdida por amor <strong>de</strong> Cristo. Para<br />

servirle, <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> lado cosas muy apreciadas entre los hombres. Éstos son los que<br />

guardarán sus vidas para vida eterna. Aborrecer la propia vida significa amar a Cristo<br />

más que uno ama sus propios intereses.<br />

12:26 Para servir a Cristo, uno ha <strong>de</strong> seguirlo. Él quiere que Sus siervos obe<strong>de</strong>zcan Sus<br />

enseñanzas y se parezcan moralmente a Él. Han <strong>de</strong> aplicarse a sí mismos el ejemplo <strong>de</strong> Su<br />

muerte. Todos los siervos reciben la promesa <strong>de</strong> la presencia constante y protección <strong>de</strong> su<br />

Maestro, y esto se aplica no sólo a la vida presente, sino también a la eternidad. El servicio<br />

ahora recibirá la aprobación <strong>de</strong> Dios en un día veni<strong>de</strong>ro.<br />

¡Todo lo que uno sufra aquí <strong>de</strong> vergüenza o vituperio será cosa bien pequeña en<br />

comparación con la gloria <strong>de</strong> ser públicamente elogiado por Dios Padre en el cielo!<br />

E. Jesús hace frente a su inminente muerte (12:27–36)<br />

12:27 De manera creciente, los pensamientos <strong>de</strong>l Señor se centraron en los<br />

acontecimientos que tenía inmediatamente <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Sí. Estaba pensando en la cruz, y<br />

contemplando el tiempo en que vendría a ser el Portador <strong>de</strong>l Pecado y en que pa<strong>de</strong>cería la<br />

ira <strong>de</strong> Dios contra nuestros pecados. Al pensar en Su «hora <strong>de</strong> quebrantamiento <strong>de</strong><br />

corazón» (JBP), Su alma quedó turbada. ¿Cómo iba Él a orar en tal momento? ¿Debería<br />

Él pedir a Su Padre que le salvase <strong>de</strong> aquella hora? No podía orar por esto, porque el<br />

propósito <strong>de</strong> Su venida al mundo era ir a la cruz. Había nacido para morir.<br />

12:28 En lugar <strong>de</strong> orar para ser salvado <strong>de</strong> la cruz, Jesús oró más bien que el nombre<br />

<strong>de</strong> Su Padre fuese glorificado. Estaba más interesado en que Dios recibiese honra que en Su<br />

propia comodidad o seguridad. Dios habló ahora <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo, diciendo que Él había<br />

glorificado Su Nombre, y que lo glorificaría otra vez. El Hombre <strong>de</strong> Dios fue glorificado<br />

durante el ministerio terrenal <strong>de</strong> Jesús. Los treinta años <strong>de</strong> silencio en Nazaret, los tres años<br />

<strong>de</strong> ministerio público, las maravillosas palabras y obras <strong>de</strong>l Salvador —todo esto había<br />

gran<strong>de</strong>mente glorificado el Nombre <strong>de</strong>l Padre—. Pero Dios recibiría una gloria aún mayor<br />

por medio <strong>de</strong> la muerte, sepultura, resurrección y Ascensión <strong>de</strong> Cristo.<br />

12:29 Algunos <strong>de</strong> los que estaban allí confundieron la voz <strong>de</strong> Dios con un trueno. Este<br />

tipo <strong>de</strong> personas intentan siempre buscar una explicación natural <strong>de</strong> las cosas espirituales.<br />

Los que no están dispuestos a aceptar la realidad <strong>de</strong> los milagros los intentan explicar<br />

recurriendo a alguna ley natural. Otros sabían que no se trataba <strong>de</strong> un trueno, pero no lo<br />

reconocieron como la voz <strong>de</strong> Dios. Dándose cuenta <strong>de</strong> que tenía que ser algo sobrenatural,<br />

sólo pudieron llegar a la conclusión <strong>de</strong> que era la voz <strong>de</strong> un ángel. La voz <strong>de</strong> Dios sólo<br />

pue<strong>de</strong> ser oída y comprendida por aquellos que reciben la ayuda <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

Algunos pue<strong>de</strong>n oír el evangelio una y otra vez, y sin embargo pue<strong>de</strong> no tener sentido<br />

alguno para ellos, excepto si el Espíritu Santo les habla por medio <strong>de</strong> él.


12:30 Jesús explicó a Sus oyentes que esta voz no tenía que ser audible para que Él la<br />

oyese. Más bien, se había hecho audible por causa <strong>de</strong> los que estaban junto a Él.<br />

12:31 Ahora es el juicio <strong>de</strong> este mundo, dijo Él. El mundo estaba a punto <strong>de</strong> crucificar<br />

al Señor <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria. Al actuar así, se con<strong>de</strong>naría a sí mismo. Se pronunciaría<br />

sentencia contra él por su terrible rechazo <strong>de</strong> Cristo. Esto es lo que el Salvador quería <strong>de</strong>cir<br />

aquí. Estaba a punto <strong>de</strong> pronunciarse la con<strong>de</strong>nación sobre la humanidad culpable. El<br />

príncipe <strong>de</strong> este mundo es Satanás. En un sentido muy real, Satanás fue totalmente<br />

<strong>de</strong>rrotado en el Calvario. Él creía que había conseguido librarse <strong>de</strong>l Señor Jesús <strong>de</strong> una vez<br />

por todas. En lugar <strong>de</strong> esto, el Salvador había provisto un camino <strong>de</strong> salvación para los<br />

hombres, y al mismo tiempo había <strong>de</strong>rrotado a Satanás y a todas sus huestes. La sentencia<br />

no ha sido todavía ejecutada sobre el diablo, pero su suerte ha quedado sellada. Todavía<br />

corre por el mundo llevando a cabo su maligna actividad, pero es sólo cuestión <strong>de</strong> tiempo<br />

antes <strong>de</strong> que sea echado al lago <strong>de</strong> fuego.<br />

12:32 La primera parte <strong>de</strong> este versículo hace referencia a la muerte <strong>de</strong> Cristo en la<br />

cruz. Él fue clavado en una cruz <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y levantado <strong>de</strong> la tierra. El Señor dijo que si<br />

era así crucificado, que a todos atraería a sí mismo. Se han dado varias explicaciones <strong>de</strong><br />

esto. Algunos creen que Cristo atrae a todos bien para salvación, bien para juicio. Otros<br />

creen que si Cristo es levantado en la predicación <strong>de</strong>l evangelio, entonces habrá un gran<br />

po<strong>de</strong>r en el mensaje, y las almas serán atraídas a Él. Pero probablemente la explicación<br />

correcta es que la crucifixión <strong>de</strong>l Señor Jesús resultó en que todas las clases <strong>de</strong> gentes son<br />

atraídas a Él. No significa todas las personas sin excepción, sino gente <strong>de</strong> toda nación, tribu<br />

y lengua.<br />

12:33 Cuando el Señor Jesús habló <strong>de</strong> ser levantado, dio a enten<strong>de</strong>r la clase <strong>de</strong> muerte<br />

que iba a morir, esto es, por crucifixión. Aquí tenemos otra vez evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la<br />

omnisciencia <strong>de</strong>l Señor. Él sabía por a<strong>de</strong>lantado que no moriría en la cama ni por acci<strong>de</strong>nte,<br />

sino que sería clavado en una cruz.<br />

12:34 La gente se sintió perpleja ante esta <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l Señor acerca <strong>de</strong> ser<br />

levantado. Sabían que afirmaba ser el Mesías, y sin embargo sabían por el AT que el<br />

Mesías viviría para siempre (véase Is. 9:7; Sal. 110:4; Dn. 7:14; Mi. 4:7). Observemos que<br />

la gente citó a Jesús como diciendo: Es necesario que el Hijo <strong>de</strong>l Hombre sea levantado.<br />

En realidad, Él había dicho: «Yo, sí soy levantado <strong>de</strong> la tierra». Naturalmente, el Señor se<br />

había referido muchas veces a Sí mismo como el Hijo <strong>de</strong>l Hombre, y quizá incluso había<br />

hablado antes <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre que sería levantado, <strong>de</strong> modo que no fue difícil para la<br />

gente juntar estos dos pensamientos.<br />

12:35 Cuando la gente preguntó a Jesús quién era el Hijo <strong>de</strong>l Hombre, se refirió a sí<br />

mismo <strong>de</strong> nuevo como la luz <strong>de</strong>l mundo. Les recordó que la luz estaría con ellos sólo un<br />

breve tiempo. Ellos <strong>de</strong>bían acudir a la Luz y andar en la Luz; en caso contrario, las<br />

tinieblas les sorpren<strong>de</strong>rían pronto, y ellos irían tropezando en la ignorancia.<br />

El Señor parece asemejarse aquí al sol y a la luz <strong>de</strong>l día que da. El sol se levanta por la<br />

mañana, alcanza su punto culminante a mediodía y <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> por la tar<strong>de</strong> hacia el<br />

horizonte. Está con nosotros sólo un número limitado <strong>de</strong> horas. Deberíamos valernos <strong>de</strong> él<br />

mientras está con nosotros, porque cuando llega la noche no po<strong>de</strong>mos beneficiarnos <strong>de</strong> él.<br />

Espiritualmente, quien cree en el Señor Jesús es quien anda en la luz. Quien le rechaza<br />

anda en tinieblas y no sabe adón<strong>de</strong> va. Carece <strong>de</strong> guía divina y tropieza a lo largo <strong>de</strong> la<br />

vida.<br />

12:36 Una vez más el Señor Jesús advirtió a Sus oyentes a que creyesen en Él<br />

entretanto que tenían aún oportunidad. Si lo hacían, vendrían a ser hijos <strong>de</strong> luz. Tendrían


la certidumbre <strong>de</strong> la dirección por la vida y a la eternidad. Después <strong>de</strong> hablar estas palabras,<br />

el Señor se ocultó <strong>de</strong> la gente y permaneció apartado por un tiempo.<br />

F. La incredulidad <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los judíos (12:37–43)<br />

12:37 Juan se <strong>de</strong>tiene en este punto para expresar asombro ante el hecho <strong>de</strong> que a pesar<br />

<strong>de</strong> que el Señor Jesús había hecho tan gran<strong>de</strong>s señales, sin embargo no creían en él.<br />

Como ya hemos mencionado, esta incredulidad <strong>de</strong> ellos no se <strong>de</strong>bía a ninguna falta <strong>de</strong><br />

evi<strong>de</strong>ncia. El Señor había dado las más convincentes pruebas <strong>de</strong> Su <strong>de</strong>idad, pero la gente no<br />

quería creer. Querían un rey que reinase sobre ellos, pero no querían arrepentirse.<br />

12:38 La incredulidad <strong>de</strong> los judíos era en cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Isaías 53:1.<br />

La pregunta, Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?, <strong>de</strong>manda una respuesta. «¡No<br />

muchos!» Por cuanto en la Escritura «brazo» se refiere al po<strong>de</strong>r o a la fuerza, el brazo <strong>de</strong>l<br />

Señor se refiere al gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios es sólo revelado a aquellos que<br />

creen el anuncio tocante al Señor Jesucristo. Por ello, <strong>de</strong>bido a que no muchos aceptaron el<br />

anuncio acerca <strong>de</strong>l Mesías, el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios no fue revelado a muchos.<br />

12:39 Cuando el Señor Jesús se presentó a la nación <strong>de</strong> Israel, le rechazaron. Una y otra<br />

vez volvió a ellos con el ofrecimiento <strong>de</strong> la salvación, pero ellos persistieron en <strong>de</strong>cirle<br />

«no». Cuanto más los hombres rechazan el evangelio, tanto más difícil se les hace recibirlo.<br />

Cuando los hombres cierran los ojos negándose a ver la Luz, Dios les hace más difícil ver<br />

la Luz. Dios los hiere con lo que se conoce como ceguera judicial, es <strong>de</strong>cir, una ceguera que<br />

es el juicio <strong>de</strong> Dios sobre los que rehúsan a Su Hijo.<br />

12:40 Esta cita es <strong>de</strong> Isaías 6:9, 10. Dios ha cegado los ojos <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel y<br />

endureció su corazón. No lo hizo al principio, sino sólo <strong>de</strong>spués que ellos cerrasen sus<br />

ojos y endureciesen sus propios corazones. Como resultado <strong>de</strong>l terco y voluntarioso<br />

rechazo <strong>de</strong>l Mesías por parte <strong>de</strong> Israel, se cortaron <strong>de</strong> la vista, entendimiento, conversión y<br />

sanidad.<br />

12:41 En Isaías 6, el profeta es <strong>de</strong>scrito contemplando la gloria <strong>de</strong> Dios. Juan ahora<br />

aña<strong>de</strong> la explicación <strong>de</strong> que lo que Isaías vio fue la gloria <strong>de</strong> Cristo, y que es <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong><br />

quien él habló. Así, este versículo es otro importante eslabón <strong>de</strong> la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncia que<br />

<strong>de</strong>muestra que Jesucristo es Dios.<br />

12:42 Muchos <strong>de</strong> los gobernantes <strong>de</strong> los judíos quedaron convencidos <strong>de</strong> que Jesús era<br />

el Mesías. Pero no osaban compartir su convicción con los <strong>de</strong>más para no ser<br />

excomulgados. Querríamos pensar que estos hombres eran creyentes genuinos en el Señor<br />

Jesús, pero es dudoso. Allí don<strong>de</strong> hay verda<strong>de</strong>ra fe, habrá, más tar<strong>de</strong> o más temprano,<br />

confesión <strong>de</strong> Cristo. Cuando Cristo es verda<strong>de</strong>ramente aceptado como Salvador, no hay<br />

vacilaciones en hacerlo saber, sean cuales sean las consecuencias.<br />

12:43 Era evi<strong>de</strong>nte que estos hombres estaban más interesados en la gloria <strong>de</strong> los<br />

hombres que en la gloria <strong>de</strong> Dios. Pensaban más en la aprobación <strong>de</strong>l hombre que en la <strong>de</strong><br />

Dios. ¿Pue<strong>de</strong> una persona así ser un genuino creyente en Cristo? Véase capítulo 5,<br />

versículo 44, como respuesta a esto.<br />

G. El peligro <strong>de</strong> la incredulidad (12:44–50)<br />

12:44 El versículo 44 se podría parafrasear así: «El que cree en mí, en realidad cree no<br />

sólo en Mí, sino también en Mi Padre que me envió». Una vez más aquí el Señor enseña


Su unión absoluta con Dios Padre. Era imposible creer en el Uno sin creer en el Otro. Creer<br />

en Cristo es creer en Dios Padre. No se pue<strong>de</strong> creer en el Padre a no ser que se dé igual<br />

honra al Hijo.<br />

12:45 En <strong>de</strong>terminado sentido, nadie pue<strong>de</strong> ver a Dios Padre. Él es Espíritu, y por ello<br />

invisible. Pero el Señor Jesús había venido al mundo para darnos el conocimiento <strong>de</strong> cómo<br />

es Dios. No nos hace saber cómo es Dios físicamente, sino moralmente. Nos ha revelado el<br />

carácter <strong>de</strong> Dios. Así, todo el que ha visto a Cristo ha visto a Dios Padre.<br />

12:46 La ilustración <strong>de</strong> la luz era aparentemente una <strong>de</strong> las favoritas <strong>de</strong>l Señor. Una vez<br />

más se refirió a Sí mismo como la luz que había venido al mundo a fin <strong>de</strong> que los que<br />

creyesen en Él no permaneciesen en tinieblas. Aparte <strong>de</strong> Cristo, los hombres están en<br />

profundas tinieblas. No tienen una recta comprensión <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong> la muerte ni <strong>de</strong> la<br />

eternidad. Pero los que acu<strong>de</strong>n a Cristo con fe ya no van a tientas buscando la verdad,<br />

porque han encontrado la verdad en Él.<br />

12:47 El propósito <strong>de</strong> la Primera Venida <strong>de</strong> Cristo era no el <strong>de</strong> juzgar al mundo, sino<br />

el <strong>de</strong> salvar. No se sentó en juicio con los que rehusaban oír Sus palabras o creer en Él.<br />

Esto no significa que no con<strong>de</strong>nará a estos incrédulos en un día veni<strong>de</strong>ro, sino que este<br />

juicio no era el propósito <strong>de</strong> Su Primera Venida.<br />

12:48 El Señor miraba hacia un día veni<strong>de</strong>ro cuando los que ahora rechazaban Sus<br />

palabras comparecerán ante el juicio <strong>de</strong> Dios. En aquel tiempo, las palabras o enseñanzas<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús serán suficientes para con<strong>de</strong>narles.<br />

12:49 Las cosas que Él enseñaba no se las inventaba él ni las había aprendido en las<br />

escuelas humanas. Como obediente Siervo e Hijo había hablado sólo aquellas cosas que el<br />

Padre le había encargado que hablase. Éste es el hecho que con<strong>de</strong>nará a los hombres en el<br />

último día. La palabra que Jesús habló era la Palabra <strong>de</strong> Dios, y los hombres rehusaron<br />

oírla. El Padre le había dicho no sólo lo que había <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir sino lo que <strong>de</strong>bía hablar. Hay<br />

una diferencia entre los dos. La expresión lo que he <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir se refiere a la substancia <strong>de</strong>l<br />

mensaje; lo que he <strong>de</strong> hablar significa cuáles son las palabras precisas que emplear en la<br />

enseñanza <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> Dios.<br />

12:50 Jesús sabía que el Padre le había encargado que diese vida eterna a aquellos que<br />

creyesen en Él. Así, Cristo transmitía el mensaje como le había sido dado por el Padre.<br />

Llegamos ahora a una interrupción clara en la narración. Hasta este punto, el Señor se<br />

ha estado presentando a Israel. Se registran siete señales o milagros distintos, ilustrando<br />

cada uno <strong>de</strong> ellos la experiencia que tendrá lugar cuando un pecador <strong>de</strong>posita su fe en<br />

Cristo. Las señales son:<br />

1. La transformación <strong>de</strong>l agua en vino en las bodas <strong>de</strong> Caná <strong>de</strong> Galilea (2:1–12). Esto es<br />

imagen <strong>de</strong>l pecador que es extraño al gozo divino, y que es transformado por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

2. La curación <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong>l noble (4:46–54). Esto es imagen <strong>de</strong>l pecador como enfermo y<br />

necesitado <strong>de</strong> salud espiritual.<br />

3. La curación <strong>de</strong>l paralítico en el estanque <strong>de</strong> Betesda (cap. 5). El pobre pecador está sin<br />

fuerzas, impotente e incapaz <strong>de</strong> hacer nada para remediar su propia condición. Jesús le sana<br />

<strong>de</strong> su enfermedad.<br />

4. La alimentación <strong>de</strong> los cinco mil (cap. 6). El pecador está sin alimento, está<br />

hambriento, necesitado <strong>de</strong> aquello que da fuerzas. El Señor provee alimento para su alma<br />

<strong>de</strong> modo que nunca vuelva a tener hambre.


5. El apaciguamiento <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea (6:16–21). El pecador es presentado en un lugar<br />

<strong>de</strong> peligro. El Señor lo rescata <strong>de</strong> la tempestad.<br />

6. Curación <strong>de</strong> un ciego <strong>de</strong> nacimiento (cap. 9). Este hombre representa la ceguera <strong>de</strong>l<br />

corazón humano hasta que es tocado por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo. El hombre no pue<strong>de</strong> ver su<br />

propia pecaminosidad ni la hermosura <strong>de</strong>l Salvador hasta que es iluminado por el Espíritu<br />

Santo.<br />

7. La resurrección <strong>de</strong> Lázaro <strong>de</strong> los muertos (cap. 11). Esto, naturalmente, nos recuerda<br />

que el pecador está muerto en <strong>de</strong>litos y pecados y que necesita vida <strong>de</strong> lo alto.<br />

Todas estas señales tienen el propósito <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que Jesús es el Cristo, el Hijo <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

H. Jesús lava los pies <strong>de</strong> Sus discípulos (13:1–11)<br />

En el capítulo 13 comienza el Discurso <strong>de</strong>l Aposento Alto. Jesús ya no estaba andando<br />

entre judíos hostiles. Se había retirado con Sus discípulos a un aposento alto en Jerusalén<br />

para un tiempo final <strong>de</strong> comunión con ellos antes <strong>de</strong> ir a Su juicio y crucifixión. Juan 13 a<br />

17 es una <strong>de</strong> las secciones más queridas <strong>de</strong> todo el NT.<br />

13:1 El día antes <strong>de</strong> la crucifixión, el Señor Jesús sabía que su hora había llegado<br />

para morir, resucitar y volver al cielo. Había amado a los suyos, es <strong>de</strong>cir, a los que eran<br />

verda<strong>de</strong>ros creyentes. Los amó hasta el fin <strong>de</strong> Su ministerio terrenal, y seguirá amándolos<br />

a lo largo <strong>de</strong> la eternidad. Pero también los amó en un grado infinito, como estaba a punto<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar.<br />

13:2 Juan no dice a qué cena se hace referencia aquí —si fue la Pascua, la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor, o una comida ordinaria—. El diablo sembró el pensamiento en el corazón <strong>de</strong> Judas<br />

que ya había madurado la ocasión para entregar a Jesús. Judas había urdido el mal contra<br />

el Señor mucho antes ya, pero ahora recibió la señal <strong>de</strong> llevar a cabo su abyecto plan.<br />

13:3 El versículo 3 <strong>de</strong>staca quién estaba llevando a cabo una tarea <strong>de</strong> esclavo —no<br />

meramente un rabí o un maestro, sino Jesús, que era consciente <strong>de</strong> Su <strong>de</strong>idad—. Sabía la<br />

obra que le había sido encomendada; sabía que había salido <strong>de</strong> Dios, y que estaba ya <strong>de</strong><br />

viaje <strong>de</strong> vuelta a Dios.<br />

13:4 Era esta conciencia <strong>de</strong> quién Él era, y <strong>de</strong> Su misión y <strong>de</strong>stino, lo que le capacitó<br />

para humillarse y lavar los pies <strong>de</strong> los discípulos. Levantándose <strong>de</strong> la cena, el Señor se<br />

quitó su manto largo exterior. Luego se ciñó con una toalla a guisa <strong>de</strong> <strong>de</strong>lantal, y tomó el<br />

puesto <strong>de</strong> un esclavo. Podríamos haber esperado el relato <strong>de</strong> este inci<strong>de</strong>nte en el Evangelio<br />

<strong>de</strong> Marcos, el Evangelio <strong>de</strong>l Siervo Perfecto. Pero el hecho <strong>de</strong> que se encuentre en el<br />

Evangelio <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios lo hace tanto más notable. Este simbólico acto nos recuerda que<br />

el Señor <strong>de</strong>jó los palacios marfileños celestiales y <strong>de</strong>scendió al mundo como Siervo,<br />

ministrando a los que Él había creado.<br />

13:5 En las tierras orientales, el uso <strong>de</strong> sandalias abiertas hacía necesario lavarse los<br />

pies con frecuencia. Era una cortesía habitual <strong>de</strong>l hospedador hacer que un esclavo lavase<br />

los pies <strong>de</strong> sus invitados. Aquí, el Hospedador divino se hizo el esclavo y llevó a cabo este<br />

humil<strong>de</strong> servicio. «Jesús a los pies <strong>de</strong>l traidor —¡qué espectáculo!—. ¡Qué lección para<br />

nosotros!».<br />

13:6 Pedro manifestó rechazo a que Jesús le lavase sus pies, y expresó su<br />

<strong>de</strong>saprobación <strong>de</strong> que Alguien tan gran<strong>de</strong> como el Señor con<strong>de</strong>scendiese a uno tan indigno<br />

como él. «La contemplación <strong>de</strong> Dios en el papel <strong>de</strong> siervo es algo perturbador.»


13:7 Jesús enseñó ahora a Pedro que había un significado espiritual en lo que Él estaba<br />

haciendo. El lavamiento <strong>de</strong> pies era una imagen <strong>de</strong> un cierto tipo <strong>de</strong> lavamiento espiritual.<br />

Pedro sabía que el Señor estaba realizndo el acto físico, pero no comprendía el significado<br />

espiritual. Pronto lo enten<strong>de</strong>ría, sin embargo, porque el Señor lo iba a explicar. Y lo<br />

enten<strong>de</strong>ría por experiencia cuando más a<strong>de</strong>lante fuese restaurado al Señor <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haberle negado.<br />

13:8 Pedro ilustra los extremos <strong>de</strong> la naturaleza humana. Había prometido que el Señor<br />

jamás le lavaría sus pies —y aquí «jamás» significa literalmente «no por toda la<br />

eternidad»—. El Señor respondió a Pedro que aparte <strong>de</strong> Su lavamiento no podría tener<br />

comunión con Él. El sentido <strong>de</strong>l lavamiento <strong>de</strong> pies queda ahora explicado. Al andar los<br />

cristianos por este mundo, contraen una cierta contaminación. El oír palabras y<br />

conversaciones viles, contemplar cosas impías y trabajar con personas impías<br />

inevitablemente contamina al creyente. Y necesita <strong>de</strong> una constante purificación.<br />

Esta purificación tiene lugar mediante el agua <strong>de</strong> la Palabra. Al leer y estudiar la Biblia,<br />

al oírla predicar, y al conversar acerca <strong>de</strong> ella entre nosotros, encontramos que nos purifica<br />

<strong>de</strong> las malvadas influencias que nos ro<strong>de</strong>an. Por otra parte, cuanto más <strong>de</strong>scuidamos la<br />

Biblia, tanto más pue<strong>de</strong>n permanecer en nuestras mentes y vidas estas malvadas influencias<br />

sin inquietarnos <strong>de</strong>masiado. Cuando Jesús dijo: No tendrás parte conmigo, no se refería a<br />

que Pedro no podría ser salvado excepto si Él lo lavaba, sino que la comunión con el Señor<br />

pue<strong>de</strong> ser mantenida sólo con la acción continuada <strong>de</strong> purificación <strong>de</strong> su vida por las<br />

Escrituras.<br />

13:9–10 Ahora Pedro se lanzó al otro extremo. Hacía un instante que estaba diciendo<br />

«jamás». Ahora dijo: «Lávame <strong>de</strong> arriba abajo».<br />

Al volver <strong>de</strong>l baño público, los pies <strong>de</strong> uno podían volverse a ensuciar. No necesitaba<br />

otro baño, sino lavarse los pies. El que está bañado, no necesita sino lavarse los pies,<br />

pues está todo limpio. Hay una diferencia entre el baño y la jofaina. El baño habla <strong>de</strong> la<br />

purificación recibida en el tiempo <strong>de</strong> la salvación. La purificación <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado por<br />

medio <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo tiene lugar sólo una vez. La jofaina habla <strong>de</strong> la purificación <strong>de</strong><br />

la contaminación <strong>de</strong>l pecado y ha <strong>de</strong> tener lugar continuamente por medio <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios. Hay un baño, pero muchos lavamientos <strong>de</strong> pies. «Vosotros estáis limpios, aunque<br />

no todos», significa que los discípulos habían recibido el baño <strong>de</strong> la regeneración —esto es,<br />

todos los discípulos menos Judas—. Judas nunca había sido salvado.<br />

13:11 Con un pleno conocimiento <strong>de</strong> todas las cosas, el Señor sabía que Judas le iba a<br />

entregar, y por ello señaló que había uno que nunca había recibido el baño <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción.<br />

I. Jesús enseña a Sus discípulos a seguir Su ejemplo (13:12–20)<br />

13:12 Parece que Cristo lavó los pies <strong>de</strong> todos los discípulos. Luego se puso Su manto<br />

exterior y se puso <strong>de</strong> nuevo a la mesa para explicarles el sentido espiritual <strong>de</strong> lo que había<br />

hecho. Las preguntas <strong>de</strong>l Señor constituyen un interesante estudio. Son uno <strong>de</strong> Sus métodos<br />

más eficaces <strong>de</strong> enseñanza.<br />

13:13–14 Los discípulos habían reconocido que Jesús era el Maestro y Señor <strong>de</strong> ellos,<br />

y tenían razón en ello. Pero Su ejemplo mostraba que el rango más elevado en la estructura<br />

<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l reino es la <strong>de</strong> siervo.<br />

Si el Señor y Maestro había lavado los pies <strong>de</strong> los discípulos, ¿qué excusa podrían<br />

tener por no lavarse los pies los unos a los otros? ¿Se refería el Señor a que <strong>de</strong>bían lavarse


literalmente los pies los unos a los otros con agua? ¿Estaba Él aquí instituyendo una<br />

or<strong>de</strong>nanza <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>? No; aquí el sentido es espiritual. Les estaba diciendo que <strong>de</strong>bían<br />

mantenerse limpios los unos a los otros mediante una constante comunión en la Palabra. Si<br />

alguien ve a su hermano enfriándose o volviéndose mundano, <strong>de</strong>bería exhortarle con amor<br />

mediante la Biblia.<br />

13:15–16 El Señor les había dado ejemplo, una lección objetiva <strong>de</strong> lo que también<br />

ellos <strong>de</strong>bían hacer espiritualmente los unos con los otros.<br />

Si el orgullo o la animosidad personal nos impi<strong>de</strong>n humillarnos a servir a nuestros<br />

hermanos, <strong>de</strong>beríamos recordar que ninguno <strong>de</strong> nosotros es mayor que nuestro Señor. Él<br />

se humilló a Sí mismo a lavar a aquellos que eran indignos e ingratos, y Él sabía que uno <strong>de</strong><br />

ellos le traicionaría. ¿Ministrarías tú <strong>de</strong> una manera humil<strong>de</strong> a un hombre que supieses que<br />

estaba a punto <strong>de</strong> entregarte por dinero? Todo aquel que es enviado (cada discípulo) no<br />

<strong>de</strong>bería consi<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong>masiado alto para hacer nada que Aquel que le envió (el Señor<br />

Jesús) haya hecho.<br />

13:17 Saber estas verda<strong>de</strong>s acerca <strong>de</strong> la humildad y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sprendimiento y <strong>de</strong>l servicio<br />

es una cosa, pero uno pue<strong>de</strong> saberlas y no practicarlas nunca. El verda<strong>de</strong>ro valor y la<br />

verda<strong>de</strong>ra bienaventuranza resi<strong>de</strong> en poner eso en práctica.<br />

13:18 Lo que el Señor acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir acerca <strong>de</strong>l servicio no era <strong>de</strong> aplicación a Judas.<br />

Él no era uno <strong>de</strong> los que el Señor enviaría a todo el mundo con el evangelio. Jesús sabía que<br />

las Escrituras acerca <strong>de</strong> Su entrega habían <strong>de</strong> ser cumplidas —Escrituras como el Salmo<br />

41:9—. Judas había comido con el Señor durante tres años, y sin embargo levantó contra<br />

Él su calcañar —expresión ésta que indicaba que traicionaba al Señor—. En el Salmo 41,<br />

el traidor es <strong>de</strong>scrito por el Señor como «mi amigo íntimo».<br />

13:19 El Señor reveló por a<strong>de</strong>lantado a los discípulos que iba a ser traicionado para que<br />

cuando sucediese, los discípulos supiesen que Jesús era el verda<strong>de</strong>ro Dios. Para que …<br />

creáis que YO SOY. El Jesús <strong>de</strong>l NT es el Jehová <strong>de</strong>l Antiguo. Así, la profecía cumplida es<br />

una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s pruebas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo y también, po<strong>de</strong>mos añadir, <strong>de</strong> la<br />

inspiración <strong>de</strong> las Escrituras.<br />

13:20 Nuestro Señor sabía que Su entrega iba a causar que los otros discípulos<br />

tropezasen o dudasen. De modo que añadió esta palabra <strong>de</strong> aliento. Ellos <strong>de</strong>bían recordar<br />

que eran enviados en una misión divina. Iban a estar tan estrechamente i<strong>de</strong>ntificados con Él<br />

que recibirles a ellos sería lo mismo que recibirle a Él. Asimismo, los que recibiesen a<br />

Cristo recibían a Dios Padre. Debían cobrar ánimos en su estrecho vínculo con Dios Hijo y<br />

Dios Padre.<br />

J. Jesús predice que será traicionado (13:21–30)<br />

13:21–22 El conocimiento <strong>de</strong> que uno <strong>de</strong> Sus discípulos iba a traicionarle hizo que el<br />

Señor se turbase en lo más íntimo <strong>de</strong> Su ser. Parece que Jesús estaba aquí dando una<br />

última oportunidad al traidor para que abandonase su malvado plan. Sin <strong>de</strong>nunciarlo<br />

directamente, el Señor reveló Su conocimiento <strong>de</strong> que uno <strong>de</strong> los doce iba a entregarle.<br />

Pero ni esto cambió el propósito <strong>de</strong>l traidor.<br />

El resto <strong>de</strong> los discípulos no sospechaba <strong>de</strong> Judas. Se sorprendieron <strong>de</strong> que uno <strong>de</strong> los<br />

suyos fuese a cometer tal enormidad, y dudaban acerca <strong>de</strong> quién podría ser.<br />

13:23 En aquellos tiempos, no se sentaban a la mesa para comer, sino que se recostaban<br />

en divanes bajos. El discípulo al cual Jesús amaba era Juan, el escritor <strong>de</strong> este evangelio.


Él omite mencionar su propio nombre, pero no duda en mencionar que ocupaba un puesto<br />

<strong>de</strong> especial afecto en el corazón <strong>de</strong>l Salvador. El Señor amaba a todos los discípulos, pero<br />

Juan gozaba <strong>de</strong> una especial proximidad a Él.<br />

13:24–25 Simón Pedro hizo señas en lugar <strong>de</strong> hablar en voz alta. Quizá con una<br />

inclinación <strong>de</strong> la cabeza, le pidió a Juan que se enterase <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong>l traidor.<br />

Recostándose cerca <strong>de</strong>l pecho <strong>de</strong> Jesús, Juan hizo la fatal pregunta con un murmullo,<br />

que fue probablemente contestada también en voz baja.<br />

13:26 Jesús respondió que daría un trozo <strong>de</strong> pan mojado en vino o salsa al traidor.<br />

Algunos dicen que el anfitrión oriental daba el pan en una comida al invitado <strong>de</strong> honor. Al<br />

hacer <strong>de</strong> Judas el invitado <strong>de</strong> honor, el Señor Jesús intentó <strong>de</strong> esta manera ganarlo al<br />

arrepentimiento mediante Su gracia y amor. Otros sugieren que el pan era comúnmente<br />

pasado <strong>de</strong> esta manera en relación con la cena <strong>de</strong> la Pascua. Si es así, entonces Judas se fue<br />

durante la cena <strong>de</strong> la Pascua y antes que fuese instituida la Cena <strong>de</strong>l Señor.<br />

13:27 El diablo ya había puesto en el corazón <strong>de</strong> Judas que traicionase al Señor. Ahora<br />

Satanás entró en él. Al principio fue sólo una sugestión. Pero Judas la acarició, le gustó y<br />

accedió a ella. Ahora, el diablo tomaba el control <strong>de</strong> él. Sabiendo que el traidor estaba<br />

plenamente <strong>de</strong>cidido, el Señor le dijo que lo hiciese más pronto. Evi<strong>de</strong>ntemente, no le<br />

animó a hacer el mal, sino que simplemente expresaba una entristecida resignación.<br />

13:28–29 Este versículo confirma que la anterior conversación entre Jesús y Juan<br />

acerca <strong>de</strong>l pan no fue oída por los otros discípulos. Ellos no sabían aún que Judas estaba a<br />

punto <strong>de</strong> traicionar a su Señor.<br />

Algunos pensaban que Jesús le había simplemente dicho a Judas que fuese rápido a<br />

comprar algo para la fiesta, o <strong>de</strong>bido a que Judas era el tesorero, que el Salvador le había<br />

mandado que hiciese una donación a los pobres.<br />

13:30 Judas tomó el bocado como prenda <strong>de</strong> especial favor, y salió luego <strong>de</strong> la<br />

compañía <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> los otros discípulos. Las Escrituras aña<strong>de</strong>n luego estas palabras<br />

cargadas <strong>de</strong> significado: Y era <strong>de</strong> noche. Era <strong>de</strong> noche no sólo en un sentido literal, sino<br />

también <strong>de</strong> noche espiritualmente para Judas —una noche <strong>de</strong> tinieblas y remordimiento<br />

que jamás terminaría—. Es siempre <strong>de</strong> noche cuando los hombres le dan la espalda al<br />

Salvador.<br />

K. El <strong>Nuevo</strong> Mandamiento (13:31–35)<br />

13:31 Tan pronto como Judas marchó, Jesús comenzó a hablar con los discípulos <strong>de</strong><br />

manera más libre y familiar. Había <strong>de</strong>saparecido la tensión. Ahora, dijo, ha sido<br />

glorificado el Hijo <strong>de</strong>l Hombre. El Señor estaba anticipando la obra <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción que<br />

estaba a punto <strong>de</strong> cumplir. Su muerte podría parecer como una <strong>de</strong>rrota, pero fue el medio<br />

por el que los perdidos pecadores podrían ser salvados. Fue seguido <strong>de</strong> Su resurrección y<br />

ascensión, y en todo ello recibió gran honra. Y Dios ha sido glorificado en la obra <strong>de</strong>l<br />

Salvador. Esta obra proclamaba que Él es un Dios santo que no podía pasar por alto el<br />

pecado, y también un Dios amante que no <strong>de</strong>seaba la muerte <strong>de</strong>l pecador; proclamaba cómo<br />

podía Él ser un Dios justo, y a<strong>de</strong>más capaz <strong>de</strong> justificar a los pecadores. Cada atributo <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>idad fue magnificado <strong>de</strong> manera superlativa en el Calvario.<br />

13:32 Si Dios ha sido glorificado en él, y lo ha sido, Dios también le glorificará en sí<br />

mismo. Dios se cuidará <strong>de</strong> que Su amado Hijo reciba el honor que le correspon<strong>de</strong>. Y en<br />

seguida le glorificará —sin retardo alguno—. Dios Padre cumplió esta predicción <strong>de</strong>l


Señor Jesús resucitándolo <strong>de</strong> entre los muertos y sentándolo a Su diestra en el cielo. Dios<br />

no iba a esperar hasta la introducción <strong>de</strong>l reino. Él iba a glorificar a Su Hijo en seguida.<br />

13:33 Por primera vez el Señor Jesús se dirigió a Sus discípulos como hijitos —un<br />

término cariñoso—. Y lo empleó sólo <strong>de</strong>spués que Judas hubo salido. Iba a estar con ellos<br />

sólo un poco. Luego moriría en la cruz. Ellos le buscarían entonces, pero no podrían<br />

seguirle, porque volvería al cielo. El Señor había dicho lo mismo a los judíos, pero en un<br />

sentido diferente. Para los discípulos, Su partida sería solamente temporal. Volvería a ellos<br />

(cap. 14). Pero para los judíos, el acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlos sería <strong>de</strong>finitivo. Él volvía al cielo, y no<br />

podrían seguirle a causa <strong>de</strong> su incredulidad.<br />

13:34 Durante Su ausencia <strong>de</strong>bían ser gobernados por el mandamiento <strong>de</strong>l amor. Este<br />

mandamiento no era nuevo con respecto al tiempo, porque los Diez Mandamientos<br />

enseñaban el amor a Dios y al prójimo. Pero este mandamiento era nuevo en otras formas.<br />

Era nuevo porque el Espíritu Santo iba a dar capacidad a los creyentes para obe<strong>de</strong>cerlo. Era<br />

nuevo en tanto que era superior al antiguo. El antiguo <strong>de</strong>cía: «Amarás a tu prójimo», pero<br />

el nuevo dice: «Amad a vuestros enemigos» .<br />

Se ha dicho con razón que la ley <strong>de</strong>l amor a los otros se explica ahora con renovada<br />

claridad, que es reforzada con nuevos motivos y obligaciones, que es ilustrada con un<br />

nuevo ejemplo, y que es obe<strong>de</strong>cida <strong>de</strong> una nueva manera.<br />

También era nueva, como se explica en este versículo, porque <strong>de</strong>mandaba un grado<br />

más elevado <strong>de</strong> amor: «Como yo os he amado, que también os améis unos a otros».<br />

13:35 La insignia <strong>de</strong>l discipulado cristiano no es una cruz que se lleva colgada <strong>de</strong>l<br />

cuello o en la solapa, ni algún tipo distintivo <strong>de</strong> vestimenta. Cualquiera podría profesar el<br />

discipulado por este medio. La verda<strong>de</strong>ra marca <strong>de</strong> un cristiano es el amor para con sus<br />

hermanos cristianos. Esto <strong>de</strong>manda po<strong>de</strong>r divino, y este po<strong>de</strong>r es dado sólo a aquellos en<br />

los que mora el Espíritu.<br />

L. Jesús predice la negación <strong>de</strong> Pedro (13:36–38)<br />

13:36 Simón Pedro no comprendió que Jesús se había referido a Su muerte. Pensó que<br />

iba a empren<strong>de</strong>r algún viaje terrenal y no entendía por qué él no podía acompañarle. El<br />

Señor explicó que Pedro le seguiría más tar<strong>de</strong>, es <strong>de</strong>cir, cuando muriese, pero no podría<br />

hacerlo ahora.<br />

13:37 Con una <strong>de</strong>voción y entusiasmo típicos <strong>de</strong> él, Pedro expresó su disposición a<br />

morir por el Señor. Pensaba que podría resistir el martirio con sus propias fuerzas. Más<br />

a<strong>de</strong>lante murió en verdad por el Señor, pero fue porque Dios le había dado una fuerza y<br />

valor especiales.<br />

13:38 Jesús refrena «el celo sin conocimiento» <strong>de</strong> Pedro diciéndole algo que él no sabía<br />

<strong>de</strong> sí mismo —que antes que acabase aquella noche habría negado al Señor tres veces—.<br />

Así, le recordó su <strong>de</strong>bilidad, cobardía e incapacidad para seguirle siquiera unas pocas horas<br />

por su propio po<strong>de</strong>r.<br />

M. Jesús: El Camino, la Verdad, y la Vida (14:1–14)<br />

14:1 Algunos enlazan el versículo 1 con el último <strong>de</strong>l capítulo 13, y creen que fue dicho<br />

a Pedro. Aunque iba a negar al Señor, tuvo sin embargo una palabra <strong>de</strong> consuelo para él.<br />

Pero esto se <strong>de</strong>be a que algunos comentaristas ingleses han sido llevados a confusión por la


ambigüedad <strong>de</strong> su lengua entre singular y plural en segunda persona, y no son conscientes<br />

<strong>de</strong> la forma plural en griego, bien reflejada en la lengua castellana, y que muestra que estas<br />

palabras fueron dirigidas a todos los discípulos. Por esto, <strong>de</strong>beríamos hacer una pausa<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l capítulo 13. El pensamiento parece ser: «Me voy a ir, y vosotros no podréis<br />

verme. Pero no se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, aunque no le veis. Ahora, creed<br />

también en mí, <strong>de</strong> la misma manera». Aquí tenemos otra importante <strong>de</strong>claración <strong>de</strong><br />

igualdad con Dios.<br />

14:2 La casa <strong>de</strong>l Padre hace referencia al cielo, don<strong>de</strong> hay muchas moradas. Hay lugar<br />

allí para todos los redimidos. Si no, el Señor se lo hubiera dicho. No habría suscitado<br />

falsas esperanzas en ellos. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros pue<strong>de</strong> tener dos<br />

significados. El Señor Jesús fue al Calvario para preparar lugar para los Suyos. Es por<br />

medio <strong>de</strong> Su muerte expiatoria que se asegura a los creyentes un lugar allí. Pero también el<br />

Señor fue al cielo para preparar un lugar. No sabemos mucho acerca <strong>de</strong> aquel lugar, pero sí<br />

sabemos que se está disponiendo acomodo para cada hijo <strong>de</strong> Dios —«un lugar dispuesto<br />

para un pueblo dispuesto».<br />

14:3 El versículo 3 hace referencia al tiempo en que el Señor vendrá otra vez en el<br />

aire, cuando serán resucitados todos los que han muerto en la fe, cuando los vivos serán<br />

transformados, y cuando la multitud redimida por sangre será llevada al hogar celestial (1<br />

Ts. 4:13–18; 1 Co. 15:51–58). Es una venida personal, literal, <strong>de</strong> Cristo. Tan cierto como<br />

que se fue, volverá otra vez. Su <strong>de</strong>seo es tener a los Suyos con Él para toda la eternidad.<br />

14:4, 5 Él se iba al cielo, y ellos conocían el camino al cielo, porque se lo había dicho<br />

muchas veces.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, Tomás no había comprendido el sentido <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Señor. Lo<br />

mismo que Pedro, pue<strong>de</strong> que estuviese pensando acerca <strong>de</strong> un viaje a algún lugar <strong>de</strong> la<br />

tierra.<br />

14:6 Este cautivador versículo pone en claro que el Señor Jesucristo es Él mismo el<br />

camino al cielo. No se trata meramente <strong>de</strong> que indique el camino: Él es el camino. La<br />

salvación está en una Persona. Acepta a esta Persona como tuya y posees la salvación. El<br />

cristianismo es Cristo. El Señor Jesús no es sólo uno <strong>de</strong> varios caminos. Él es el único<br />

Camino. Nadie viene al Padre, sino por medio <strong>de</strong> Él. El camino a Dios no es por los Diez<br />

Mandamientos, ni por la Regla <strong>de</strong> Oro, ni por or<strong>de</strong>nanzas, membresía en una <strong>iglesia</strong> —es<br />

por medio <strong>de</strong> Cristo, y <strong>de</strong> Cristo solamente—. En la actualidad muchos dicen que no<br />

importa lo que uno crea siempre que se crea con sinceridad. Dicen que todas las religiones<br />

tienen algo <strong>de</strong> bueno y que todas llevan finalmente al cielo. Pero Jesús dijo: Nadie viene al<br />

Padre, sino por mí.<br />

Entonces, el Señor es la verdad. No es sólo Uno que enseñe la verdad; Él es la verdad.<br />

Es la encarnación <strong>de</strong> la Verdad. Los que tienen a Cristo tienen la verdad. No se encuentra<br />

en ninguna otra parte.<br />

Cristo Jesús es la verdad. Él es la fuente <strong>de</strong> vida, tanto espiritual como eterna. Los que<br />

le reciben tienen vida eterna porque Él es la vida.<br />

14:7 Una vez más el Señor enseñó la misteriosa unión que existe entre el Padre y Él<br />

mismo. Si los discípulos hubiesen reconocido quién era Jesús verda<strong>de</strong>ramente, habrían<br />

conocido también al Padre, porque el Señor revelaba al Padre a los hombres. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

ahora, especialmente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo, los discípulos compren<strong>de</strong>rían<br />

que Jesús era Dios el Hijo. Entonces se darían cuenta <strong>de</strong> que conocer a Cristo era conocer<br />

al Padre, y ver al Señor Jesús era ver a Dios. Este versículo no enseña que Dios y el Señor


Jesús sean la misma Persona. Hay tres Personas distintas en la Deidad, pero hay sólo un<br />

Dios.<br />

14:8 Felipe quería que el Señor le diese alguna revelación especial <strong>de</strong>l Padre, y esto<br />

era todo lo que pediría. No comprendía que todo lo que el Señor era, y hacía y <strong>de</strong>cía, era<br />

una revelación <strong>de</strong>l Padre.<br />

14:9 Pacientemente, Jesús le corrigió. Felipe había estado con el Señor durante largo<br />

tiempo. Había sido uno <strong>de</strong> los primeros discípulos llamados (Jn. 1:43). Pero todavía no era<br />

consciente <strong>de</strong> la plena verdad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> Su unidad con el Padre. No sabía<br />

que cuando contemplaba a Jesús, estaba contemplando a Aquel que exhibía al Padre a la<br />

perfección.<br />

14:10–11 Las palabras Yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí <strong>de</strong>scriben la íntima<br />

relación <strong>de</strong> la unión entre el Padre y el Hijo. Son Personas distintas, pero son Uno en<br />

cuanto a atributos y voluntad. No <strong>de</strong>beríamos sentirnos <strong>de</strong>salentados si no compren<strong>de</strong>mos<br />

esto. Ninguna mente mortal podrá jamás compren<strong>de</strong>r la Deidad. Hemos <strong>de</strong> admitir que<br />

Dios sabe cosas que nosotros jamás podremos conocer. Si le comprendiéramos plenamente,<br />

¡seríamos tan gran<strong>de</strong>s como Él! Jesús tenía po<strong>de</strong>r para hablar las palabras y hacer los<br />

milagros, pero Él vino al mundo como el Siervo <strong>de</strong> Jehová y hablaba y actuaba en perfecta<br />

obediencia al Padre.<br />

Los discípulos <strong>de</strong>berían creer que Él era uno con el Padre por Su propio testimonio <strong>de</strong><br />

este hecho. Pero, si no, entonces <strong>de</strong>berían verda<strong>de</strong>ramente creer a causa <strong>de</strong> las obras que<br />

llevaba a cabo.<br />

14:12 Jesús predijo que los que creyesen en Él harían milagros como los que Él había<br />

hecho, e incluso mayores. En Hechos leemos <strong>de</strong> los apóstoles haciendo milagros <strong>de</strong><br />

curación corporal, similares a los <strong>de</strong>l Salvador. Pero leemos también <strong>de</strong> milagros mayores<br />

—como la conversión <strong>de</strong> tres mil personas en el día <strong>de</strong> Pentecostés—. Está claro que la<br />

referencia <strong>de</strong> Jesús a obras mayores tenía que ver con la proclamación mundial <strong>de</strong>l<br />

evangelio, con la salvación <strong>de</strong> tantas almas y con la edificación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Mayor obra es<br />

salvar almas que sanar cuerpos. Cuando Jesús volvió al cielo, fue glorificado, y el Espíritu<br />

Santo fue enviado a la tierra. Por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu los apóstoles efectuaron estos<br />

mayores milagros.<br />

14:13 ¡Qué consolación <strong>de</strong>bió ser para los discípulos saber que aunque el Señor les<br />

fuese a <strong>de</strong>jar, podrían orar al Padre en Su Nombre y recibir sus peticiones. Este versículo no<br />

significa que un creyente pueda conseguir <strong>de</strong> Dios lo que él quiera. La clave para<br />

compren<strong>de</strong>r la promesa está en las palabras en mi nombre —cualquier cosa que pidáis al<br />

Padre en mi nombre—. Pedir en Nombre <strong>de</strong> Jesús no es simplemente insertar Su Nombre<br />

al final <strong>de</strong> la oración. Es pedir en conformidad a Su mente y voluntad. Es pedir aquellas<br />

cosas que glorifiquen a Dios y sean <strong>de</strong> bendición para la humanidad y para nuestro bien<br />

espiritual.<br />

Para pedir en Nombre <strong>de</strong> Cristo hemos <strong>de</strong> vivir en estrecha comunión con Él. En caso<br />

contrario no conoceríamos Su actitud. Cuanto más cercanos estemos a Él, tanto más<br />

nuestros <strong>de</strong>seos serán los mismos que los <strong>de</strong> Él. El Padre es glorificado en el Hijo por<br />

cuanto el Hijo sólo <strong>de</strong>sea aquellas cosas que son agradables para Dios. Al ser presentadas y<br />

concedidas las oraciones <strong>de</strong> este tipo, Dios es gran<strong>de</strong>mente glorificado.<br />

14:14 La promesa se repite para énfasis y es un gran aliento para el pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

Vive en el centro <strong>de</strong> Su voluntad, camina en comunión con el Señor, pi<strong>de</strong> algo que el Señor<br />

pueda <strong>de</strong>sear, y tus oraciones recibirán respuesta.


N. La promesa <strong>de</strong> otro ayudador (14:15–26)<br />

14:15 El Señor Jesús estaba a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a Sus discípulos, y ellos quedarían llenos<br />

<strong>de</strong> dolor. ¿Cómo podrían ellos expresar su amor por Él? La respuesta era, guardando Sus<br />

mandamientos. No por lágrimas, sino por obediencia. Los mandamientos <strong>de</strong>l Señor son las<br />

instrucciones que Él nos ha dado en los Evangelios, así como el resto <strong>de</strong>l NT.<br />

14:16 La palabra traducida rogaré que se usa aquí <strong>de</strong> nuestro Señor no es la misma que<br />

se usa para <strong>de</strong>notar a un inferior rogando a su superior, sino <strong>de</strong> uno que hace una petición a<br />

un igual. El Señor oraría al Padre que enviase otro Consolador. La palabra Consolador<br />

(Paracleto) significa uno llamado al lado <strong>de</strong> otro para ayudar. También se traduce abogado<br />

(1 Jn. 2:1). El Señor Jesús es nuestro Abogado o Ayudador, y el Espíritu Santo es otro<br />

Ayudador —no otro <strong>de</strong> una clase diferente, sino otro <strong>de</strong> naturaleza similar—. El Espíritu<br />

Santo estará con los creyentes para siempre. En el AT, el Espíritu Santo venía sobre los<br />

hombres en diversas ocasiones, pero a menudo los volvía a <strong>de</strong>jar. Ahora vendría y se<br />

quedaría para siempre.<br />

14:17 El Espíritu Santo es llamado el Espíritu <strong>de</strong> la verdad porque Su enseñanza es<br />

verda<strong>de</strong>ra y glorifica a Cristo, que es la verdad. El mundo no pue<strong>de</strong> recibir al Espíritu<br />

Santo porque no le pue<strong>de</strong> ver. Los incrédulos quieren ver antes <strong>de</strong> creer —aunque creen en<br />

el viento y la electricidad, a pesar <strong>de</strong> que no pue<strong>de</strong>n verlos—. Los inconversos no conocen<br />

ni compren<strong>de</strong>n al Espíritu Santo. Pue<strong>de</strong> que los convenza <strong>de</strong> pecado, y sin embargo no<br />

conocen que es Él. Los discípulos conocían al Espíritu Santo. Habían conocido Su obra en<br />

sus propias vidas y le habían visto obrar por medio <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

Mora con vosotros, y estará en vosotros. Antes <strong>de</strong> Pentecostés, el Espíritu Santo<br />

venía sobre los hombres y moraba con ellos. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Pentecostés, cuando alguien cree<br />

en el Señor Jesús, el Espíritu Santo toma Su morada en la vida <strong>de</strong> aquel hombre para<br />

siempre. La oración <strong>de</strong> David, «no retires <strong>de</strong> mí tu santo Espíritu», no sería apropiada en la<br />

actualidad. El Espíritu Santo nunca es quitado <strong>de</strong> ningún creyente, aunque pueda ser<br />

contristado, apagado u obstaculizado.<br />

14:18 El Señor no iba a <strong>de</strong>jar huérfanos, o <strong>de</strong>solados, a Sus discípulos. Él iba a venir<br />

<strong>de</strong> nuevo a ellos. En cierto sentido, volvió a ellos tras Su resurrección, pero es dudoso que<br />

sea esto lo que se significa aquí. En otro sentido, volvió a ellos en la Persona <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo en el día <strong>de</strong> Pentecostés. Esta venida espiritual es el verda<strong>de</strong>ro significado aquí.<br />

«Hubo algo en Pentecostés que hizo <strong>de</strong> ello una venida <strong>de</strong> Jesús.» En un tercer sentido, Él<br />

volverá literalmente a los discípulos al fin <strong>de</strong> esta era, cuando tome a Sus escogidos al<br />

hogar celestial.<br />

14:19 Ningún incrédulo vio al Señor Jesús <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su sepultura. Después <strong>de</strong> Su<br />

resurrección, fue visto sólo por los que le amaban. Pero incluso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su Ascensión,<br />

Sus discípulos siguieron viéndolo por la fe. Esto es indudablemente lo que se quiere <strong>de</strong>cir<br />

con «pero vosotros me veréis». Después que el mundo no pudiese verlo más, Sus<br />

discípulos sí podrían. «Porque yo vivo,… vosotros también viviréis.» Aquí Él anticipa Su<br />

vida en resurrección. Sería la prenda <strong>de</strong> la vida para todos los que confiasen en Él. Incluso<br />

si morían, resucitarían para no volver a morir.<br />

14:20 «En aquel día» se refiere probablemente otra vez al <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

Él instruiría a los creyentes en la verdad <strong>de</strong> que así como había un vínculo vital entre el<br />

Hijo y el Padre, así habría una unión maravillosa <strong>de</strong> vida e intereses entre Cristo y Sus<br />

santos. Es difícil explicar cómo Cristo está en el creyente y el creyente está a la vez en


Cristo. La ilustración usual es la <strong>de</strong> un atizador en el fuego. No sólo está el atizador en el<br />

fuego, sino que el fuego está en el atizador. Pero esto no cuenta toda la verdad. Cristo está<br />

en el creyente en el sentido <strong>de</strong> que Su vida es comunicada al mismo. En realidad mora en el<br />

creyente por medio <strong>de</strong>l Espíritu Santo. El creyente está en Cristo en el sentido <strong>de</strong> que se<br />

encuentra <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios en todo el mérito <strong>de</strong> la Persona y <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo.<br />

14:21 La verda<strong>de</strong>ra prueba <strong>de</strong>l amor que uno tiene al Señor es la obediencia a Sus<br />

mandamientos. Es inútil hablar <strong>de</strong> amarle si no queremos obe<strong>de</strong>cerle. En un sentido, el<br />

Padre ama a todo el mundo. Pero Él tiene un amor especial para con aquellos que aman a<br />

Su Hijo. Éstos son también amados por Cristo, y Él se da a conocer a ellos <strong>de</strong> una manera<br />

especial. Cuanto más amemos al Salvador, tanto mejor le conoceremos.<br />

14:22 El Judas mencionado aquí tenía la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> tener el mismo nombre que el<br />

traidor. Pero el Espíritu <strong>de</strong> Dios le distingue bondadosamente <strong>de</strong>l Iscariote. No podía él<br />

compren<strong>de</strong>r cómo el Señor podría aparecer a los discípulos sin ser también visto por el<br />

mundo. Es indudable que pensaba en la venida <strong>de</strong>l Señor como la <strong>de</strong> un Rey vencedor o un<br />

Héroe popular. No comprendía que el Señor se manifestaría a los Suyos <strong>de</strong> una manera<br />

espiritual. Le verían por la fe por medio <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Por el Espíritu <strong>de</strong> Dios, po<strong>de</strong>mos realmente conocer mejor a Cristo hoy que Sus<br />

discípulos le conocieron cuando estaba en la tierra. Cuando estaba aquí, los que estaban en<br />

las primeras filas estaban más cerca <strong>de</strong> Él que los que estaban atrás. Pero en nuestro tiempo,<br />

por la fe, cada uno <strong>de</strong> nosotros pue<strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> la más entrañable comunión con Él. La<br />

respuesta <strong>de</strong> Cristo a Judas muestra que las manifestaciones prometidas a Sus seguidores<br />

individuales están relacionadas con la Palabra <strong>de</strong> Dios. La obediencia a la Palabra tendrá<br />

como resultado la venida y morada <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Hijo.<br />

14:23 Si alguien verda<strong>de</strong>ramente ama al Señor, guardará Su enseñanza entera, no sólo<br />

mandamientos aislados. El Padre ama a quienes están dispuestos a obe<strong>de</strong>cer a Su Hijo sin<br />

dudas ni reservas. El Padre y el Hijo están especialmente cercanos a estos corazones<br />

amantes y obedientes.<br />

14:24 En cambio, el que no le ama, no guarda Sus palabras. Y con ello no sólo<br />

rechazan las palabras <strong>de</strong> Cristo, sino también las <strong>de</strong>l Padre.<br />

14:25 Mientras estaba con ellos, nuestro Señor enseñó a Sus discípulos hasta cierto<br />

punto. No podía revelarles más verdad porque no podrían haberla asimilado.<br />

14:26 Pero el Espíritu Santo les revelaría más. Él fue enviado por el Padre en nombre<br />

<strong>de</strong> Cristo en el día <strong>de</strong> Pentecostés. El Espíritu vino en nombre <strong>de</strong> Cristo en el sentido <strong>de</strong><br />

que vino a representar los intereses <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra. No vino a glorificarse a Sí<br />

mismo sino a llevar a hombres y a mujeres al Salvador. Él os enseñará todas las cosas,<br />

dijo el Señor. Lo hizo primero por medio <strong>de</strong>l ministerio hablado <strong>de</strong> los apóstoles; luego, por<br />

la Palabra escrita <strong>de</strong> Dios que tenemos hoy. El Espíritu Santo trae al recuerdo todo lo que<br />

el Salvador ha enseñado. En realidad, el Señor Jesús parece haber presentado en forma<br />

germinal toda la enseñanza que es <strong>de</strong>sarrollada en el resto <strong>de</strong>l NT por el Espíritu Santo.<br />

O. Jesús <strong>de</strong>ja Su paz a Sus discípulos (14:27–31)<br />

14:27 Una persona que está a punto <strong>de</strong> morir generalmente escribe una última voluntad<br />

y testamento don<strong>de</strong> <strong>de</strong>ja sus posesiones a sus seres queridos. Aquí, el Señor Jesús hace<br />

precisamente esto. Sin embargo, no legó cosas materiales, sino algo que el dinero no podría<br />

comprar: paz, una paz interior <strong>de</strong> la conciencia que surge <strong>de</strong> un sentimiento <strong>de</strong> pecado


perdonado y <strong>de</strong> reconciliación con Dios. Cristo pue<strong>de</strong> darla porque la adquirió en el<br />

Calvario con Su propia sangre. No la da como el mundo la da —<strong>de</strong> un modo parco,<br />

egoísta y por poco tiempo—. Su don <strong>de</strong> paz es para siempre. Entonces, ¿por qué <strong>de</strong>bería el<br />

cristiano turbarse o tener miedo?<br />

14:28 Jesús ya les había dicho cómo iba a <strong>de</strong>jarles, y luego, más a<strong>de</strong>lante, cómo<br />

volvería para llevarlos al hogar celestial con Él. Si ellos le amaran, esto les habría hecho<br />

regocijar. Naturalmente, ellos le amaban en cierto sentido. Pero no apreciaban <strong>de</strong> una<br />

manera plena quién era, y por ello el amor <strong>de</strong> ellos no era tan gran<strong>de</strong> como <strong>de</strong>biera.<br />

Os alegraríais, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre es mayor que<br />

yo. A primera vista parece como si este verso fuese una contradicción <strong>de</strong> todo lo que Jesús<br />

había enseñado tocante a Su igualdad con Dios Padre. Pero no hay contradicción, y el<br />

pasaje explica el significado <strong>de</strong> estas palabras. Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, fue<br />

aborrecido, perseguido y buscado para darle muerte. Los hombres le blasfemaron,<br />

injuriaron, y escupieron sobre Él. Soportó unas indignida<strong>de</strong>s terribles <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> Sus<br />

criaturas.<br />

Dios Padre jamás sufrió un trato tan duro <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los hombres. Él moraba en el<br />

cielo, muy lejos <strong>de</strong> las malda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los pecadores. Cuando el Señor Jesús volviese al cielo,<br />

estaría allí don<strong>de</strong> nunca le llegarían las indignida<strong>de</strong>s. Por ello, los discípulos <strong>de</strong>berían<br />

haberse regocijado <strong>de</strong> que Él fuese al Padre, porque en este sentido el Padre era mayor<br />

que Él. El Padre no era mayor que Él como Dios, pero sí era mayor porque nunca vino al<br />

mundo como Hombre para ser maltratado cruelmente. Por lo que respecta a los atributos <strong>de</strong><br />

la <strong>de</strong>idad, el Hijo y el Padre son iguales. Pero cuando pensamos en el humil<strong>de</strong> puesto que<br />

ocupó Jesús como Hombre aquí en la tierra, nos damos cuenta <strong>de</strong> que en este sentido Dios<br />

Padre era mayor que Él. Era mayor en cuanto a Su posición pero no en cuanto a Su<br />

Persona.<br />

14:29 En <strong>de</strong>sprendido interés por los atemorizados discípulos, el Señor les reveló estos<br />

acontecimientos futuros para que no tuviesen ocasión <strong>de</strong> tropiezo, ni se <strong>de</strong>salentasen ni<br />

tuviesen temor, sino que creyesen.<br />

14:30 El Señor sabía que se avecinaba el momento en que iba a ser entregado a traición,<br />

y que no le quedaba mucho más tiempo para hablar con los Suyos. Satanás estaba ya<br />

acercándose, pero el Salvador sabía que el enemigo no podría encontrar mancha <strong>de</strong> pecado<br />

en Él. No había nada en Cristo que respondiese a las malignas tentaciones <strong>de</strong>l diablo. Sería<br />

ridículo que ninguna otra persona excepto Jesús dijese que Satanás nada tiene en él.<br />

14:31 Podríamos parafrasear este versículo <strong>de</strong> la siguiente manera: «Se acerca el<br />

momento en que seré traicionado. Iré voluntariamente a la cruz. Es la voluntad <strong>de</strong>l Padre<br />

para mí. Le mostraré al mundo cuánto amo yo al Padre. Por eso voy ahora sin ofrecer<br />

resistencia alguna». Con esto, el Señor invitó a los discípulos a levantarse y a irse <strong>de</strong> allí<br />

con Él. No está claro si en este punto se fueron <strong>de</strong>l aposento alto. Quizá el resto <strong>de</strong>l<br />

discurso tuvo lugar mientras caminaban.<br />

P. Jesús, la vid verda<strong>de</strong>ra (15:1–11)<br />

15:1 En el Antiguo <strong>Testamento</strong>, la nación <strong>de</strong> Israel es presentada como una vid<br />

plantada por Jehová. Pero la nación resultó infiel y sin fruto, <strong>de</strong> modo que el Señor Jesús se<br />

presentó a Sí mismo como la vid verda<strong>de</strong>ra, el perfecto cumplimiento <strong>de</strong> todos los otros<br />

tipos y sombras. Dios Padre es el labrador.


15:2 Hay diferencia <strong>de</strong> opiniones tocante a lo que se significa por el pámpano que en<br />

Él no lleva fruto. Algunos creen que se trata <strong>de</strong>l falso profesante, alguien que preten<strong>de</strong> ser<br />

cristiano pero que nunca ha sido unido a Cristo por la fe. Otros piensan que se trata <strong>de</strong> un<br />

verda<strong>de</strong>ro cristiano que pier<strong>de</strong> su salvación por no haber llegado a dar fruto. Esto es<br />

evi<strong>de</strong>ntemente imposible, porque contradice tantos pasajes que enseñan que el creyente<br />

tiene una salvación imperece<strong>de</strong>ra. Otros creen que se trata <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro cristiano que<br />

recae. Se aparta <strong>de</strong>l Señor y se interesa en las cosas <strong>de</strong> este mundo. Deja <strong>de</strong> manifestar el<br />

fruto <strong>de</strong>l Espíritu —amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fi<strong>de</strong>lidad,<br />

mansedumbre, dominio propio.<br />

Lo que el Señor haga exactamente con el pámpano sin fruto <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> cómo se<br />

traduzca el verbo griego airo. Pue<strong>de</strong> significar quita, como en la tradición <strong>de</strong> la Reina-<br />

Valera (también traducido <strong>de</strong> esta manera en Juan 1:29). Entonces se referiría a la<br />

disciplina <strong>de</strong> la muerte física (1 Co. 11:30). Sin embargo, la misma palabra pue<strong>de</strong> significar<br />

«levanta» (como en Juan 8:54). Entonces podría referirse al ministerio positivo <strong>de</strong> alentar al<br />

pámpano sin fruto haciendo más fácil que consiga luz y aire, y, es <strong>de</strong> esperar, que dé fruto.<br />

El pámpano que lleva fruto es el cristiano que crece más y más a semejanza <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús. Incluso estos pámpanos necesitan ser podados y limpiados. Así como una vid<br />

verda<strong>de</strong>ra ha <strong>de</strong> ser limpiada <strong>de</strong> insectos, mildíu y hongos, lo mismo el cristiano ha <strong>de</strong> ser<br />

limpiado <strong>de</strong> cosas mundanas que se le pegan encima.<br />

15:3 El agente purificador es la palabra <strong>de</strong>l Señor. Los discípulos habían sido<br />

originalmente limpiados por la palabra en el momento <strong>de</strong> su conversión. Y según el<br />

Salvador les había ido hablando, Su Palabra había tenido un efecto purificador en sus vidas.<br />

Así, este versículo pue<strong>de</strong> referirse a la justificación y a la santificación.<br />

15:4 Permanecer significa quedarse don<strong>de</strong> uno está. El cristiano ha sido puesto en<br />

Cristo; ésta es su posición. En el andar diario <strong>de</strong>bería permanecer en íntima comunión con<br />

el Señor. Un pámpano permanece en la vid tomando toda su vida y alimento <strong>de</strong> la vid. Así<br />

permanecemos en Cristo, pasando tiempo en oración, leyendo y obe<strong>de</strong>ciendo Su Palabra,<br />

en comunión con Su pueblo, y siendo continuamente conscientes <strong>de</strong> nuestra unión con Él.<br />

Al mantener <strong>de</strong> esta forma un constante contacto con Él, somos conscientes <strong>de</strong> Su morar en<br />

nosotros y <strong>de</strong> Su suministración <strong>de</strong> fuerza y recursos espirituales. El pámpano sólo pue<strong>de</strong><br />

llevar fruto si permanece en la vid. La única manera en que los creyentes pue<strong>de</strong>n llevar<br />

fruto <strong>de</strong> un carácter cristiano es viviendo constantemente en contacto con Cristo.<br />

15:5 El mismo Cristo es la vid; los creyentes son los pámpanos <strong>de</strong> la vid. No se trata<br />

<strong>de</strong> que el pámpano tenga que vivir su vida para la Vid, sino <strong>de</strong> sencillamente <strong>de</strong>jar que la<br />

vida <strong>de</strong> la Vid fluya por los pámpanos. A veces oramos: «Señor, ayúdame a vivir mi vida<br />

para ti». Mejor sería orar: «Señor Jesús, vive Tú tu vida por medio <strong>de</strong> mí». Separados <strong>de</strong><br />

Cristo, nada po<strong>de</strong>mos hacer. Un pámpano <strong>de</strong> la vid tiene un solo y gran propósito —dar<br />

fruto—. No sirve para hacer muebles ni casas. Ni siquiera es bueno para leña. Pero es<br />

bueno para dar fruto —siempre que permanezca en la vid—.<br />

15:6 El versículo 6 es objeto <strong>de</strong> mucha discrepancia. Algunos creen que la persona<br />

<strong>de</strong>scrita es un creyente que cae en pecado y que consiguientemente se pier<strong>de</strong>. Esta<br />

interpretación contradice directamente a los muchos versículos <strong>de</strong> la Escritura que enseñan<br />

que ningún verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> Dios perecerá jamás. Otros creen que la persona aquí <strong>de</strong>scrita<br />

es un profesante —que preten<strong>de</strong> ser cristiano pero que no ha nacido jamás <strong>de</strong> nuevo—.<br />

Judas Iscariote es a menudo usado como ilustración.


Creemos que esta persona es un verda<strong>de</strong>ro creyente, porque esta sección trata <strong>de</strong><br />

verda<strong>de</strong>ros cristianos. El tema que se trata aquí no es la salvación sino permanecer y dar<br />

fruto. Pero a través <strong>de</strong> la negligencia y <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> oración, este creyente pier<strong>de</strong> el<br />

contacto con el Señor. Como resultado, comete algún pecado y su testimonio queda<br />

arruinado. Por medio <strong>de</strong> la negligencia en permanecer en Cristo es echado fuera como el<br />

pámpano —no por Cristo, sino por otros—. Los pámpanos son recogidos y echados al<br />

fuego, y ar<strong>de</strong>n. No es Dios quien hace esto, sino la gente. ¿Qué significa esto? Significa<br />

que la gente se burla <strong>de</strong>l cristiano recaído. Echan al fuego su testimonio como cristiano.<br />

Esto queda bien ilustrado en la vida <strong>de</strong> David. Él era un verda<strong>de</strong>ro creyente, pero se volvió<br />

negligente para con el Señor y cometió los pecados <strong>de</strong> adulterio y asesinato. Dio ocasión <strong>de</strong><br />

blasfemar a los enemigos <strong>de</strong>l Señor. Hasta el día <strong>de</strong> hoy, los ateos ridiculizan el nombre <strong>de</strong><br />

David (y <strong>de</strong>l Dios <strong>de</strong> David). Lo echan, por así <strong>de</strong>cirlo, al fuego.<br />

15:7 Permanecer es el secreto <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> oración <strong>de</strong> éxito. Cuanto más cerca<br />

permanecemos <strong>de</strong>l Señor, tanto más apren<strong>de</strong>remos a pensar Sus pensamientos en pos <strong>de</strong> Él.<br />

Cuanto más le conozcamos por medio <strong>de</strong> Su Palabra, tanto más compren<strong>de</strong>remos Su<br />

voluntad. Cuanto más nuestra voluntad concuer<strong>de</strong> con la Suya, tanto más podremos estar<br />

seguro <strong>de</strong> que nuestras oraciones sean contestadas.<br />

15:8 Cuando los hijos <strong>de</strong> Dios exhiben la semejanza <strong>de</strong> Cristo ante el mundo, el Padre<br />

es glorificado. La gente se ve obligada a confesar que ha <strong>de</strong> ser un gran Dios cuando pue<strong>de</strong><br />

transformar a unos pecadores tan malvados en unos santos tan piadosos. Observemos la<br />

progresión en este capítulo: fruto (v. 2), más fruto (v. 2), mucho fruto (v. 8).<br />

Y seáis así mis discípulos. Esto significa que cuando permanecemos en Él<br />

<strong>de</strong>mostramos que somos Sus discípulos. Otros pue<strong>de</strong>n entonces ver que somos verda<strong>de</strong>ros<br />

discípulos, que nos asemejamos a nuestro Señor.<br />

15:9 El amor que el Salvador tiene por nosotros es el mismo que el amor <strong>de</strong>l Padre<br />

para con el Hijo. Nuestros corazones se inclinan con adoración cuando leemos estas<br />

palabras. Es el mismo en calidad y en grado. Es «un amor vasto, amplio, profundo,<br />

insondable, que sobrepuja a todo entendimiento y que nunca pue<strong>de</strong> ser plenamente<br />

comprendido por el hombre». Es «un abismo en el que se ahogan todos nuestros<br />

pensamientos». Permaneced en mi amor, dijo nuestro Señor. Deberíamos seguir siendo<br />

conscientes <strong>de</strong> Su amor y gozando <strong>de</strong> él en nuestras vidas.<br />

15:10 La primera parte <strong>de</strong>l v. 10 nos dice cómo po<strong>de</strong>mos permanecer en Su amor; es<br />

guardando Sus mandamientos. «No hay otra manera <strong>de</strong> ser felices en Cristo, sino en<br />

confiar y obe<strong>de</strong>cer.» La segunda parte <strong>de</strong>l versículo pone ante nosotros nuestro Perfecto<br />

Ejemplo. El Señor Jesús guardó los mandamientos <strong>de</strong> Su Padre. Todo lo que hizo lo hizo<br />

en obediencia a la voluntad <strong>de</strong> Dios. Él permaneció en el constante goce <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l<br />

Padre. Nada se interpuso nunca que entorpeciese la dulce conciencia <strong>de</strong> una amante<br />

comunión.<br />

15:11 Jesús encontraba Su propio y profundo gozo en comunión con Dios Su Padre.<br />

Quería que Sus discípulos tuviesen este gozo que viene <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en Él. Quería que<br />

Su gozo fuese también <strong>de</strong> ellos. La i<strong>de</strong>a que tiene el hombre <strong>de</strong>l gozo es ser tan feliz como<br />

pueda <strong>de</strong>jando a Dios fuera <strong>de</strong> su vida. El Señor enseña que el verda<strong>de</strong>ro gozo viene al<br />

introducir a Dios en la propia vida hasta el máximo posible. Para que… vuestro gozo sea<br />

cumplido, o «pleno». El gozo <strong>de</strong> ellos sería pleno al permanecer en Cristo y guardar Sus<br />

mandamientos. Muchos han empleado Juan 15 para inculcar dudas acerca <strong>de</strong> la seguridad<br />

<strong>de</strong>l creyente, usando los primeros versículos para exponer que una oveja <strong>de</strong> Cristo podría


finalmente per<strong>de</strong>rse. Pero el propósito <strong>de</strong>l Señor no era «que vuestras dudas sean plenas»,<br />

sino para que… vuestro gozo sea cumplido.<br />

Q. El mandamiento <strong>de</strong> amarse unos a otros (15:12–17)<br />

15:12 El Señor iba pronto a <strong>de</strong>jar a Sus discípulos. Se quedarían en un mundo hostil. Al<br />

aumentar las tensiones, habría el peligro <strong>de</strong> que los discípulos se enfrentasen entre sí. Y por<br />

eso el Señor <strong>de</strong>ja esta or<strong>de</strong>n permanente: Que os améis unos a otros, como yo os he<br />

amado.<br />

15:13 Su amor <strong>de</strong>bería ser <strong>de</strong> tal naturaleza que estuviesen dispuestos a morir el uno<br />

por el otro. Los que están dispuestos a hacer esto no luchan entre sí. El más gran<strong>de</strong> ejemplo<br />

<strong>de</strong> abnegación humana era que un hombre muriese por sus amigos. Los discípulos <strong>de</strong><br />

Cristo son llamados a este tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción. Algunos ponen sus vidas en un sentido literal.<br />

Otros gastan sus vidas enteras en servicio abnegado por el pueblo <strong>de</strong> Dios. El Señor Jesús<br />

es el Ejemplo. Él puso Su vida por Sus amigos. Naturalmente, cuando Él murió eran aún<br />

enemigos, pero cuando son salvados, vienen a ser Sus amigos. Así, es correcto <strong>de</strong>cir que Él<br />

murió por Sus amigos, y por Sus enemigos.<br />

15:14 Mostramos que somos Sus amigos haciendo cuanto Él nos manda. Esta no es la<br />

manera en que llegamos a ser Sus amigos, sino la manera en que lo mostramos al mundo.<br />

15:15 El Señor enfatiza aquí la diferencia entre siervos y amigos. De los siervos se<br />

espera sencillamente que hagan la tarea que se les ha encomendado, pero los amigos entran<br />

en la confianza personal. Al amigo le revelamos nuestros planes para el futuro. Con Él<br />

compartimos información confi<strong>de</strong>ncial. En cierto sentido, los discípulos seguirían siendo<br />

siempre siervos <strong>de</strong>l Señor, pero serían más que eso —serían amigos—. Jesús estaba ahora<br />

revelándoles las cosas que había oído <strong>de</strong> Su Padre. Les estaba hablando <strong>de</strong> Su propia<br />

partida, <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo, <strong>de</strong> Su propio regreso, y <strong>de</strong> la responsabilidad que<br />

tenían ellos para con Él en este intervalo. Alguien ha observado que como pámpanos,<br />

recibimos (v. 5); como discípulos, seguimos (v. 8); y como amigos, conversamos (v. 15).<br />

15:16 Para que no tuviesen ninguna ten<strong>de</strong>ncia a que se <strong>de</strong>salentasen y cejasen en su<br />

camino, Jesús les recordó que había sido Él quien los había escogido. Esto pue<strong>de</strong> significar<br />

que los escogió para salvación eterna, para el discipulado o para dar fruto. Lo que está claro<br />

es que Él había <strong>de</strong>signado a los discípulos para la obra que tenían por <strong>de</strong>lante. Deberíamos<br />

ir y llevar fruto. Fruto pue<strong>de</strong> significar las gracias <strong>de</strong> la vida cristiana, como el amor,<br />

gozo, paz, etc. O pue<strong>de</strong> que signifique almas ganadas por el Señor Jesucristo. Hay un<br />

estrecho vínculo entre lo primero y lo segundo. Es sólo en tanto que manifestemos la<br />

primera clase <strong>de</strong> fruto que podremos <strong>de</strong>spués llevar el segundo.<br />

La expresión «y vuestro fruto permanezca» nos lleva a pensar que el fruto aquí<br />

significa la salvación <strong>de</strong> las almas. El Señor escogió a los discípulos para que fuesen y<br />

llevasen fruto permanente. No estaba interesado en meras profesiones <strong>de</strong> fe en Sí mismo,<br />

sino en casos genuinos <strong>de</strong> salvación. L. S. Chafer observa que en este capítulo tenemos<br />

oración eficaz (v. 7), gozo celestial (v. 11) y fruto perdurable (v. 16). Para que todo lo que<br />

pidáis… El secreto <strong>de</strong> la vida eficaz es la oración. Los discípulos fueron enviados con la<br />

garantía <strong>de</strong> que el Padre les conce<strong>de</strong>ría todo lo que pidiesen al Padre en el nombre <strong>de</strong><br />

Cristo.


15:17 El Señor está a punto <strong>de</strong> advertir a los discípulos acerca <strong>de</strong> la enemistad <strong>de</strong>l<br />

mundo. Comienza mandándoles que se amen unos a otros, que se mantengan unidos y que<br />

lo hagan unidos frente al enemigo.<br />

R. Jesús predice el aborrecimiento <strong>de</strong>l mundo (15:18–16:4)<br />

15:18–19 Los discípulos no <strong>de</strong>berían ni sorpren<strong>de</strong>rse ni <strong>de</strong>salentarse si el mundo les<br />

aborrece. (El si no expresa ninguna duda <strong>de</strong> que esto haya <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r; era cosa segura.) El<br />

mundo ha aborrecido al Señor, y aborrecerá a todos los que se asemejen a Él.<br />

Los hombres <strong>de</strong>l mundo aman a los que viven como ellos —a los que emplean un<br />

lenguaje vil y se dan a las concupiscencias <strong>de</strong> la carne, o a la gente culta pero que viven<br />

sólo para sí mismos—. Los cristianos, con sus vidas santas, los con<strong>de</strong>nan, y por eso el<br />

mundo los aborrece.<br />

15:20 Aquí, siervo significa literalmente «esclavo». Un discípulo no <strong>de</strong>bería esperar<br />

ningún mejor trato <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l mundo que el que recibió su Señor. Será perseguido como<br />

Cristo lo fue. Su palabra será rehusada como lo fue la <strong>de</strong>l Salvador.<br />

15:21 Este aborrecimiento y persecución es «por causa <strong>de</strong> mi nombre». Se <strong>de</strong>be a que<br />

el creyente está vinculado a Cristo; por cuanto ha sido separado <strong>de</strong>l mundo por Cristo, y por<br />

cuanto es portador <strong>de</strong>l nombre y <strong>de</strong> la semejanza <strong>de</strong> Cristo. El mundo ignora a Dios. No<br />

conocen que el Padre ha enviado al Señor al mundo para que sea el Salvador. Pero la<br />

ignorancia no es excusa.<br />

15:22 El Señor no enseña aquí que si Él no hubiese venido, los hombres no habrían sido<br />

pecadores. Des<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> Adán todos los hombres han sido pecadores. Pero su pecado<br />

no habría tenido la enorme magnitud que ahora adquiría. Estos hombres habían visto al<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios y habían oído Sus maravillosas palabras. No pudieron encontrar en Él falta<br />

alguna. Pero lo rechazaron. Esto es lo que hizo tan gran<strong>de</strong> el pecado <strong>de</strong> ellos. De modo que<br />

se trata <strong>de</strong> una cuestión comparativa. En comparación con su terrible pecado <strong>de</strong> rechazar al<br />

Señor <strong>de</strong> la gloria, sus otros pecados eran como nada. Ahora no tenían excusa <strong>de</strong> su<br />

pecado. ¡Habían rechazado la Luz <strong>de</strong>l mundo!<br />

15:23 Al aborrecer a Cristo, aborrecían también a Su Padre. Los Dos son Uno. No<br />

podían <strong>de</strong>cir que amaban a Dios, porque si así fuese, habrían amado a Aquel a quien Dios<br />

había enviado.<br />

15:24 No sólo eran responsables por haber oído la enseñanza <strong>de</strong> Cristo; también vieron<br />

Sus milagros. Esto añadía a su con<strong>de</strong>nación. Ellos vieron obras que ningún otro jamás<br />

había hecho. Era injustificable rechazar a Cristo ante una evi<strong>de</strong>ncia así. El Señor compara<br />

todos sus otros pecados con este otro, y dice que los primeros no eran nada en comparación<br />

con este último. Por cuanto habían aborrecido al Hijo, aborrecían también a Su Padre, y<br />

ésta era la terrible con<strong>de</strong>nación en que habían caído.<br />

15:25 El Señor se daba cuenta <strong>de</strong> que la actitud <strong>de</strong>l hombre para con Él era en<br />

cumplimiento exacto <strong>de</strong> la profecía. Estaba predicho en el Salmo 69:4 que Cristo sería<br />

aborrecido sin motivo. Ahora que se había cumplido, el Señor comentó que el mismo AT<br />

que estos hombres apreciaban había predicho su insensato odio contra Él. El hecho <strong>de</strong> que<br />

estaba profetizado no significa que estos hombres tuviesen que odiar a Cristo. Le odiaban<br />

por su propia <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>liberada, pero Dios previó lo que suce<strong>de</strong>ría, e hizo que David lo<br />

escribiese en el Salmo 69.


15:26 A pesar <strong>de</strong>l rechazo humano, habría un testimonio continuado <strong>de</strong> Cristo. Éste<br />

sería dado por el Consolador o Ayudador —el Espíritu Santo—. Aquí el Señor dijo que Él<br />

enviaría <strong>de</strong>l Padre al Espíritu. En Juan 14:16 es el Padre quien envía el Espíritu. ¿No<br />

tenemos aquí otra prueba <strong>de</strong> la igualdad <strong>de</strong>l Hijo y <strong>de</strong>l Padre? ¿Quién sino Dios podría<br />

enviar a Uno que es Dios? El Espíritu <strong>de</strong> verdad… proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Padre. Esto significa que<br />

es constantemente enviado por Dios, y que Su venida en el día <strong>de</strong> Pentecostés fue un<br />

ejemplo especial <strong>de</strong> esto. El Espíritu testifica tocante a Cristo. Ésta es su gran misión. No<br />

trata <strong>de</strong> ocupar a la gente con Él mismo, aunque es uno <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la Trinidad. Lo<br />

que hace es dirigir la atención tanto <strong>de</strong>l pecador como <strong>de</strong>l santo hacia el Señor <strong>de</strong> la gloria.<br />

15:27 El Espíritu testificaría directamente por medio <strong>de</strong> los discípulos. Ellos habían<br />

estado con Él <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong> Su ministerio público y estaban especialmente<br />

calificados para contar <strong>de</strong> Su Persona y obra. Si alguien pudiese haber hallado alguna<br />

imperfección en el Señor, habrían sido los que más cercanos habían estado a Él. Pero nunca<br />

conocieron que cometiese pecado alguno <strong>de</strong> ninguna especie. Podían testificar <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong><br />

que era el impecable Hijo <strong>de</strong> Dios y el Salvador <strong>de</strong>l mundo.<br />

16:1 Los discípulos probablemente abrigaban la esperanza <strong>de</strong>l pueblo judío en general<br />

—que el Mesías establecería Su reino y que el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Roma sería roto—. En lugar <strong>de</strong><br />

esto, el Señor les dijo que iba a morir, que resucitaría y que volvería al cielo. El Espíritu<br />

Santo vendría luego, y los discípulos saldrían como testigos para Cristo. Serían aborrecidos<br />

y perseguidos. El Señor les dijo todo esto por a<strong>de</strong>lantado para que no se <strong>de</strong>silusionasen ni<br />

tuviesen tropiezo por su perplejidad.<br />

16:2–3 La excomunión <strong>de</strong> las sinagogas era consi<strong>de</strong>rada por la mayoría <strong>de</strong> los judíos<br />

como una <strong>de</strong> las peores cosas que pudiese suce<strong>de</strong>r. Pero esto les suce<strong>de</strong>ría a estos judíos<br />

que eran discípulos <strong>de</strong> Jesús. La fe cristiana sería tan odiada, que los que intentasen<br />

aplastarla pensarían que estaban complaciendo a Dios. Esto muestra cómo una persona<br />

pue<strong>de</strong> ser muy sincera, estar llena <strong>de</strong> celo, pero totalmente errada. En la raíz <strong>de</strong> este asunto<br />

estaba el no reconocimiento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo. Los judíos no querían recibirlo, y, con<br />

ello, rehusaban recibir al Padre.<br />

16:4 De nuevo el Señor advertía a los discípulos por a<strong>de</strong>lantado, para que no se <strong>de</strong>jasen<br />

mover por estas aflicciones cuando sucediesen. Se acordarían <strong>de</strong> que el Señor había<br />

predicho la persecución. Sabrían que todo ello formaba parte <strong>de</strong> Su plan para sus vidas. El<br />

Señor no les había contado mucho acerca <strong>de</strong> esto con antelación, porque estaba con ellos.<br />

No había necesidad <strong>de</strong> inquietarlos ni <strong>de</strong> hacer que sus mentes se apartasen <strong>de</strong> las otras<br />

cosas que tenía que enseñarles. Pero ahora que los <strong>de</strong>jaba, tenía que hablarles acerca <strong>de</strong>l<br />

camino que tenían por <strong>de</strong>lante.<br />

S. La venida <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Verdad (16:5–15)<br />

16:5 El versículo 5 parece expresar frustración <strong>de</strong> que los discípulos no estuviesen más<br />

interesados en lo que el Señor tenía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Sí. Aunque habían preguntado <strong>de</strong> una<br />

manera general adón<strong>de</strong> iba, no parecían <strong>de</strong>masiado interesados.<br />

16:6 Estaban más interesados en el propio futuro <strong>de</strong> ellos que en el <strong>de</strong> su Señor. Delante<br />

<strong>de</strong> Él estaban la cruz y el sepulcro. Delante <strong>de</strong> ellos se abría La tristeza había llenado el<br />

corazón <strong>de</strong> ellos por sus propias aflicciones en lugar <strong>de</strong> por las Suyas.<br />

16:7 Pero ellos no quedarían sin ayuda y consolación. Cristo les enviaría el Espíritu<br />

Santo para que fuese su Consolador. Les convenía a los discípulos que viniese el


Consolador. Él les daría fuerzas, valor y enseñanza, y les haría a Cristo más real que lo que<br />

jamás hubiese sido. El Consolador no iba a venir hasta que el Señor Jesús regresase al<br />

cielo y fuese glorificado. Naturalmente, el Espíritu Santo había estado ya antes en el<br />

mundo, pero iba a volver <strong>de</strong> una forma nueva —para convencer al mundo y para ministrar a<br />

los redimidos.<br />

16:8 El Espíritu Santo iba a convencer (V.M.) al mundo <strong>de</strong> pecado, <strong>de</strong> justicia y <strong>de</strong><br />

juicio. Esto se toma generalmente como significando que Él crea una conciencia interior <strong>de</strong><br />

estas cosas en la vida <strong>de</strong>l pecador individual. Aunque esto es cierto, no es exactamente lo<br />

que enseña esta sección. El Espíritu Santo con<strong>de</strong>na al mundo por el hecho mismo <strong>de</strong> que<br />

está aquí. No <strong>de</strong>bería estar aquí, porque Jesús <strong>de</strong>bería estar, reinando sobre el mundo. Pero<br />

el mundo le rechazó, y Él se fue <strong>de</strong> vuelta al cielo. El Espíritu Santo está aquí en lugar <strong>de</strong><br />

un Cristo rechazado, y esto <strong>de</strong>muestra la culpa <strong>de</strong>l mundo.<br />

16:9 El Espíritu convence al mundo <strong>de</strong> pecado porque no cree en Cristo. Él era digno<br />

<strong>de</strong> ser creído. No había nada en Él que imposibilitase a los hombres creer en Él. Pero<br />

rehusaron. Y la presencia <strong>de</strong>l Espíritu Santo en el mundo es un testimonio <strong>de</strong> su crimen.<br />

16:10 El Salvador afirmaba ser justo, pero los hombres dijeron que tenía un <strong>de</strong>monio.<br />

Dios tuvo la última palabra. Vino a <strong>de</strong>cir así: «Mi Hijo es justo, y yo lo <strong>de</strong>mostraré<br />

resucitándole <strong>de</strong> los muertos y llevándolo <strong>de</strong> vuelta al cielo». El Espíritu Santo da<br />

testimonio <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Cristo habló con verdad y el mundo erró.<br />

16:11 La presencia <strong>de</strong>l Espíritu Santo convence también al mundo <strong>de</strong>l juicio veni<strong>de</strong>ro.<br />

El hecho <strong>de</strong> que Él está aquí significa que el diablo ha sido ya con<strong>de</strong>nado en la cruz y que<br />

todos los que rehúsan al Salvador compartirán Su terrible juicio en un día aún futuro.<br />

16:12 Había aún muchas cosas que el Señor tenía que <strong>de</strong>cir a los discípulos, pero no<br />

podían aún llevarlas. Hay un importante principio en la enseñanza. Ha <strong>de</strong> haber un cierto<br />

progreso en el aprendizaje antes que puedan recibirse verda<strong>de</strong>s avanzadas. El Señor nunca<br />

abrumó a los discípulos con enseñanza. Les daba «línea sobre línea, precepto sobre<br />

precepto».<br />

16:13 La obra que el Señor comenzó <strong>de</strong>bía ser continuada por el Espíritu <strong>de</strong> verdad.<br />

Él los iba a guiar a toda la verdad. Hay un sentido en el que toda la verdad fue<br />

encomendada a los apóstoles en su vida. Ellos, a su vez, la registraron por escrito, y la<br />

tenemos hoy en nuestro NT. Éste, añadido al AT, completó la revelación escrita <strong>de</strong> Dios al<br />

hombre. Pero, naturalmente, es cierto en todas las eda<strong>de</strong>s que el Espíritu guía al pueblo <strong>de</strong><br />

Dios a toda la verdad. Y lo hace por medio <strong>de</strong> las Escrituras. Él no hablará por su<br />

propia cuenta, sino sólo las cosas que le sean dadas a <strong>de</strong>cir por el Padre y el Hijo. Os hará<br />

saber las cosas que habrán <strong>de</strong> venir. Esto, naturalmente, se hace en el NT,<br />

particularmente en el libro <strong>de</strong> Apocalipsis, en el que se <strong>de</strong>svela el futuro.<br />

16:14 Su obra principal será glorificar a Cristo. Por esto po<strong>de</strong>mos poner a prueba toda<br />

enseñanza y predicación. Si tiene el efecto <strong>de</strong> ensalzar al Salvador, entonces es <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. Tomará <strong>de</strong> lo mío significa que recibirá <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s tocantes a Cristo.<br />

Éstas son las cosas que Él revela a los creyentes. ¡Este tema nunca pue<strong>de</strong> quedar agotado!<br />

16:15 Todo lo perteneciente al Padre, incluyendo Sus atributos, pertenece también al<br />

Hijo. Son estas perfecciones <strong>de</strong> las que habla Cristo en el versículo 14. El Espíritu <strong>de</strong>sveló a<br />

los apóstoles las gloriosas perfecciones, ministerios, oficios, gracias y plenitud <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús.<br />

T. El dolor, tornado en gozo (16:16–22)


16:16 El trasfondo temporal preciso <strong>de</strong>l v. 16 es incierto. Pue<strong>de</strong> significar que el Señor<br />

estaría alejado <strong>de</strong> ellos por tres días y que reaparecería luego tras Su resurrección. Pue<strong>de</strong><br />

significar que volvería a Su Padre en el cielo, y que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un poco (nuestra Era<br />

presente), volvería a ellos (Su Segunda Venida). O pue<strong>de</strong> significar que por un poco no le<br />

podrían ver con sus ojos físicos, pero que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que el Espíritu Santo fuese dado en el<br />

día <strong>de</strong> Pentecostés, le percibirían por la fe <strong>de</strong> una manera que nunca le habían visto antes.<br />

16:17 Sus discípulos estaban confundidos. La razón <strong>de</strong> esta confusión era que en el v.<br />

10 el Salvador había dicho: «Voy al Padre, y no me veréis más». Ahora <strong>de</strong>cía: Todavía un<br />

poco, y no me veréis; y <strong>de</strong> nuevo un poco, y me veréis. No podían conciliar estas<br />

<strong>de</strong>claraciones.<br />

16:18 Se preguntaban los unos a los otros por el sentido <strong>de</strong> las palabras «un poco».<br />

Cosa extraña, en la actualidad tenemos el mismo problema. ¡No sabemos si se refiere a los<br />

tres días antes <strong>de</strong> la resurrección, a los cuarenta días antes <strong>de</strong> Pentecostés o a los más <strong>de</strong><br />

1900 años que han transcurrido y hasta que Él vuelva!<br />

16:19–20 Como era Dios, el Señor Jesús podía leer sus pensamientos. Con Sus<br />

preguntas reveló Su pleno conocimiento <strong>de</strong> la perplejidad que ellos sentían.<br />

No respondió <strong>de</strong> manera directa al problema <strong>de</strong> ellos, pero dio más información acerca<br />

<strong>de</strong>l «un poco». El mundo se alegraría porque habían tenido éxito en crucificar al Señor<br />

Jesús, pero los discípulos llorarían y se lamentarían. Pero sólo sería por un breve tiempo.<br />

Su tristeza se convertiría en gozo, y así sucedió: primero por la resurrección, y segundo<br />

por la venida <strong>de</strong>l Espíritu. Luego, para los discípulos en todas las eda<strong>de</strong>s, el dolor se<br />

transformará en regocijo cuando el Señor Jesús vuelva.<br />

16:21 Nada es más notable como la rapi<strong>de</strong>z con la que una madre se olvida <strong>de</strong> sus<br />

dolores <strong>de</strong> parto cuando ha nacido su niño. Lo mismo les suce<strong>de</strong>ría a los discípulos. Su<br />

dolor <strong>de</strong>bido a la ausencia <strong>de</strong> su Señor sería rápidamente olvidado cuando volviesen a<br />

verle.<br />

16:22 Una vez más hemos <strong>de</strong> expresar <strong>de</strong>sconocimiento tocante al tiempo indicado por<br />

las palabras <strong>de</strong>l Señor: Os volveré a ver. ¿Se refiere esto a Su resurrección, a Su envío <strong>de</strong>l<br />

Espíritu en Pentecostés, o a Su Segunda Venida? En los tres casos, el resultado es regocijo<br />

que nadie nos quitará.<br />

U. Orando al Padre en nombre <strong>de</strong> Jesús (16:23–28)<br />

16:23 Hasta ahora, los discípulos habían acudido al Señor con todas sus preguntas y<br />

peticiones. En aquel día (la edad introducida por la venida <strong>de</strong>l Espíritu en Pentecostés) Él<br />

ya no estaría corporalmente con ellos, por lo que ya no le harían preguntas. ¿Significaba<br />

esto que no tendrían a quien recurrir? No, sino que en aquel día sería el privilegio <strong>de</strong> ellos<br />

pedir al Padre. Él conce<strong>de</strong>ría sus peticiones por causa <strong>de</strong> Jesús. Las peticiones nos serán<br />

concedidas, no porque nosotros seamos dignos, sino porque lo es el Señor Jesús.<br />

16:24 Antes <strong>de</strong> esto, los discípulos nunca habían orado a Dios Padre en nombre <strong>de</strong>l<br />

Señor. Ahora son invitados a pedir. Su gozo sería completo por medio <strong>de</strong> la oración<br />

contestada.<br />

16:25 El significado <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong> las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor no era siempre evi<strong>de</strong>nte<br />

<strong>de</strong> entrada. Empleaba parábolas y alegorías. Incluso en este capítulo no siempre po<strong>de</strong>mos<br />

estar seguros <strong>de</strong>l sentido exacto. Con la venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo, la enseñanza acerca <strong>de</strong>l


Padre se hizo más clara. En Hechos y las Epístolas la verdad ya no es revelada por medio<br />

<strong>de</strong> parábolas, sino por <strong>de</strong>claraciones directas.<br />

16:26 Aquel día es <strong>de</strong> nuevo la Edad <strong>de</strong>l Espíritu Santo, en la que vivimos actualmente.<br />

Nuestro privilegio es orar al Padre en el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús. No os digo que yo<br />

rogaré al Padre por vosotros, es <strong>de</strong>cir, el Padre no necesita que le apremie para que<br />

responda a vuestras oraciones. El Señor no tendrá que rogarle. Pero <strong>de</strong>beríamos, con todo,<br />

recordar que Jesús es el Mediador entre Dios y los hombres, y que ciertamente interce<strong>de</strong> en<br />

favor <strong>de</strong> Su pueblo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Dios.<br />

16:27 El Padre ama a los discípulos porque han recibido a Cristo y le han amado y<br />

creído en Su <strong>de</strong>idad. Ésta es la razón por la que el Señor no tiene que rogar al Padre. Con la<br />

venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo iban a gozar <strong>de</strong> un nuevo sentido <strong>de</strong> intimidad con el Padre.<br />

Podrían acercarse a Él con confianza, y todo porque han amado a Su Hijo.<br />

16:28 Aquí el Señor repite Su afirmación <strong>de</strong> igualdad con Dios Padre. No dice «Vine <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> Dios», como si fuese sólo un Profeta enviado por Dios, sino «Salí <strong>de</strong>l Padre».<br />

Esto significa que Él es el eterno Hijo <strong>de</strong>l Padre, igual con Dios Padre. Vino al mundo<br />

como Uno que había vivido en otra parte antes <strong>de</strong> Su Venida. En Su Ascensión, <strong>de</strong>jó el<br />

mundo y volvió al Padre. Éste es un breve relato biográfico <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> la gloria.<br />

V. Tribulación y Paz (16:29–33)<br />

16:29–30 Los discípulos <strong>de</strong> Jesús pensaban que ahora podían compren<strong>de</strong>rle por<br />

primera vez. Ya no estaba empleando lenguaje figurado, dijeron.<br />

Creían que ahora entraban en el misterio <strong>de</strong> Su Persona. Ahora veían que Él sabía<br />

todas las cosas y que había salido <strong>de</strong> Dios. Pero Él había dicho que había salido <strong>de</strong>l<br />

Padre. ¿Comprendían ellos el significado <strong>de</strong> esto? ¿Comprendían ellos que Jesús era una<br />

<strong>de</strong> las Personas <strong>de</strong> la Deidad?<br />

16:31 Jesús sugirió, con Su pregunta, que su creencia era aún imperfecta. Él sabía que<br />

le amaban y confiaban en Él, pero, ¿sabían ellos <strong>de</strong> verdad que Él era Dios manifestado en<br />

carne?<br />

16:32 Al cabo <strong>de</strong> poco tiempo, Él iba a ser arrestado, juzgado y crucificado. Los<br />

discípulos le abandonarían y huirían a sus casas. Pero Él no quedaría solo, porque el Padre<br />

estaría con Él. Era esta unión con Dios Padre lo que ellos no comprendían. Esto era lo que<br />

le sustentaría, cuando todos hubiesen huido por sus vidas.<br />

16:33 El propósito <strong>de</strong> este discurso a Sus discípulos era que tuviesen paz. Cuando<br />

fuesen aborrecidos, perseguidos, falsamente con<strong>de</strong>nados e incluso torturados, podrían tener<br />

paz en Él. Él venció al mundo en la cruz <strong>de</strong>l Calvario. A pesar <strong>de</strong> sus tribulaciones,<br />

podrían tener la certidumbre <strong>de</strong> que estaban <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong>l vencedor.<br />

A<strong>de</strong>más, con la venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo tendrían nuevas capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> resistencia y<br />

un nuevo valor para hacer frente al enemigo.<br />

W. Jesús ora por Su ministerio (17:1–5)<br />

Llegamos ahora a lo que se conoce como la oración Sumo Sacerdotal <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

En esta oración Él interce<strong>de</strong> por los Suyos. Es una imagen <strong>de</strong> Su actual ministerio en el<br />

cielo, don<strong>de</strong> ora por Su pueblo.<br />

Marcus Rainsford lo expresa bien:


Toda la oración es una hermosa ilustración <strong>de</strong> la intercesión <strong>de</strong> nuestro bendito Señor a<br />

la diestra <strong>de</strong> Dios. No hay ni una sola palabra contra Su pueblo; ni una referencia a sus<br />

fracasos o faltas. … No. Él habla <strong>de</strong> ellos sólo como eran en el propósito <strong>de</strong>l Padre, como<br />

vinculados a Él, y como receptores <strong>de</strong> aquella plenitud que Él vino a darles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo…<br />

Todas las peticiones particulares <strong>de</strong>l Señor por Su pueblo se relacionan con cosas<br />

espirituales; todas se refieren a bendiciones espirituales. El Señor no pi<strong>de</strong> riquezas para<br />

ellos, ni honores, ni influencia mundana, ni gran<strong>de</strong>s puestos, pero sí que ora fervientemente<br />

para que sean guardados <strong>de</strong>l mal, separados <strong>de</strong>l mundo, preparados para el <strong>de</strong>ber y llevados<br />

a salvo al hogar celestial. La prosperidad <strong>de</strong>l alma es la mejor <strong>de</strong> las prosperida<strong>de</strong>s; es el<br />

índice <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra prosperidad.<br />

17:1 Había llegado la hora. Muchas veces Sus enemigos habían sido incapaces <strong>de</strong><br />

arrestarle porque no había llegado Su hora. Pero ahora había llegado el tiempo en que el<br />

Señor había <strong>de</strong> ser muerto. Glorifica a tu Hijo, oró el Salvador. Estaba mirando más allá a<br />

Su muerte en la cruz. Si quedaba en el sepulcro, el mundo sabría que Él había sido<br />

meramente un hombre más. Pero si Dios lo glorificaba levantándolo <strong>de</strong> entre los muertos,<br />

esto sería la prueba <strong>de</strong> que Él era el Hijo <strong>de</strong> Dios y el Salvador <strong>de</strong>l mundo. Dios respondió<br />

Su petición levantando al Señor Jesús al tercer día y llevándolo <strong>de</strong>spués al cielo y<br />

coronándolo <strong>de</strong> gloria y honra.<br />

Para que también tu Hijo te glorifique a ti, prosigue el Señor. El significado <strong>de</strong> esto<br />

queda explicado en los siguientes dos versículos. Jesús glorifica al Padre dando vida eterna<br />

a los que creen en Él. Da gran gloria a Dios que hombres y mujeres impíos sean<br />

convertidos y manifiesten la vida <strong>de</strong>l Señor Jesús en esta tierra.<br />

17:2 Como resultado <strong>de</strong> Su obra <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción en la cruz, Dios ha dado a Su Hijo<br />

potestad sobre toda la humanidad. Esta potestad le daba <strong>de</strong>recho a dar vida eterna a<br />

todos aquellos que el Padre le ha dado. Una vez más se nos recuerda que antes <strong>de</strong> la<br />

fundación <strong>de</strong>l mundo, Dios señaló a ciertos hombres como pertenecientes a Cristo.<br />

Recor<strong>de</strong>mos, sin embargo, que Dios ofrece la salvación a todo quien quiera recibir a<br />

Jesucristo. No hay nadie que no pueda ser salvo confiando en el Salvador.<br />

17:3 Aquí tenemos una sencilla explicación <strong>de</strong> cómo se alcanza la vida eterna. Es<br />

conociendo a Dios y a Jesucristo. El único Dios verda<strong>de</strong>ro, en contraste a los ídolos, y<br />

que no son dioses genuinos en absoluto. Este versículo no significa que Jesucristo no sea el<br />

verda<strong>de</strong>ro Dios. El hecho <strong>de</strong> que Su Nombre sea mencionado junto con Dios Padre como<br />

siendo la fuente conjunta <strong>de</strong> la vida eterna significa que son iguales. Aquí el Señor se<br />

<strong>de</strong>signa a Sí mismo como Jesucristo. Cristo era lo mismo que Mesías. Este versículo<br />

refuta la acusación <strong>de</strong> que Jesús nunca pretendió ser el Mesías.<br />

17:4 Al pronunciar el Señor estas palabras, estaba hablando como si ya hubiese muerto,<br />

hubiese sido sepultado y resucitado. Él había glorificado al Padre mediante Su vida sin<br />

pecado, por Sus milagros, por Su pa<strong>de</strong>cimiento y muerte, y por Su resurrección. Había<br />

llevado a término la obra <strong>de</strong> salvación que el Padre le dio a realizar. Tal como dice Ryle:<br />

La crucifixión dio gloria al Padre. Glorificó Su sabiduría, fi<strong>de</strong>lidad, santidad y amor. Le<br />

mostró sabio, al proveer un plan mediante el que podía ser justo, y sin embargo quien<br />

justifica al impío. Le mostró fiel al guardar Su promesa, que la simiente <strong>de</strong> la mujer<br />

aplastaría la cabeza <strong>de</strong> la serpiente. Le mostró santo, al <strong>de</strong>mandar que las exigencias <strong>de</strong> Su<br />

ley quedasen satisfechas por nuestro gran Sustituto. Le mostró amante, al proveer tal<br />

Mediador, tal Re<strong>de</strong>ntor y tal Amigo para el hombre pecador: a Su Hijo coeterno con Él.


La crucifixión dio gloria al Hijo. Glorificó Su compasión, Su paciencia y Su po<strong>de</strong>r. Le<br />

mostró en toda Su compasión, al morir por nosotros, sufriendo en nuestro lugar,<br />

permitiendo ser consi<strong>de</strong>rado como pecado y maldición por nosotros, y comprando nuestra<br />

re<strong>de</strong>nción con el precio <strong>de</strong> Su propia sangre. Le mostró en toda Su paciencia, al no morir la<br />

muerte común <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los hombres, sino al someterse voluntariamente a unos<br />

dolores y agonías ignotas que ninguna mente pue<strong>de</strong> concebir, cuando con una sola palabra<br />

habría llamado a los ángeles <strong>de</strong> Su Padre y habría sido liberado. Le mostró en todo Su<br />

po<strong>de</strong>r, llevando la carga <strong>de</strong> todas las transgresiones <strong>de</strong>l mundo, y venciendo a Satanás y<br />

<strong>de</strong>spojándolo <strong>de</strong> su presa.<br />

17:5 Antes que Cristo viniese al mundo, moraba en el cielo con el Padre. Cuando los<br />

ángeles miraron al Señor, vieron toda la gloria <strong>de</strong> la Deidad. Para todos los ojos, era<br />

evi<strong>de</strong>ntemente Dios. Pero cuando vino entre los hombres, la gloria <strong>de</strong> la Deidad quedó<br />

velada. Aunque seguía siendo Dios, esto no era evi<strong>de</strong>nte para la mayoría <strong>de</strong> los<br />

observadores. Le vieron meramente como el hijo <strong>de</strong>l carpintero. Aquí, el Salvador ora para<br />

que le sea restaurada la manifestación visible <strong>de</strong> Su gloria en el cielo. Las palabras<br />

«glorifícame al lado tuyo», significan «glorifícame en Tu presencia en el cielo. Que la<br />

gloria original que compartía contigo antes <strong>de</strong> Mi Encarnación sea reanudada». Esto enseña<br />

<strong>de</strong> manera clara la preexistencia <strong>de</strong> Cristo.<br />

X. Jesús ora por Sus discípulos (17:6–19)<br />

17:6 Jesús había manifestado el nombre <strong>de</strong>l Padre a los discípulos. El «nombre», en la<br />

Escritura, significa la Persona, Sus atributos y carácter. Cristo había manifestado<br />

plenamente la verda<strong>de</strong>ra naturaleza <strong>de</strong>l Padre. Los discípulos habían sido dados <strong>de</strong>l mundo<br />

al Hijo. Habían sido separados <strong>de</strong> la masa <strong>de</strong> la humanidad y puestos aparte para pertenecer<br />

a Cristo. «Eran <strong>de</strong>l Padre por elección antes que fuese el mundo, y vinieron a ser <strong>de</strong> Cristo<br />

por el don <strong>de</strong>l Padre y por adquisición por la sangre», escribió J. G. Bellett.<br />

Han guardado tu palabra, dijo el Señor. A pesar <strong>de</strong> todos sus fracasos y faltas, les<br />

acredita haber creído y obe<strong>de</strong>cido Su enseñanza. «Ni una palabra en contra <strong>de</strong> Su pueblo»,<br />

escribe Rainsford: «Ni una alusión a lo que habían hecho o estaban a punto <strong>de</strong> hacer —que<br />

lo abandonarían».<br />

17:7–8 El Salvador había representado al Padre <strong>de</strong> un modo perfecto. Explica a los<br />

discípulos que Él no hablaba ni actuaba por Su propia autoridad, sino sólo como el Padre le<br />

había instruido. Y ellos habían creído que el Padre había enviado al Hijo.<br />

Es más, Cristo no originó Su propia misión. Vino en obediencia a la voluntad <strong>de</strong>l Padre.<br />

Él fue el perfecto Siervo <strong>de</strong> Jehová.<br />

17:9 Como Sumo Sacerdote, rogó por los discípulos; no rogó por el mundo. Esto no<br />

<strong>de</strong>bería ser tomado como significando que Cristo nunca rogase por el mundo. En la cruz,<br />

oró: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».<br />

Pero aquí estaba orando como Aquel que representaba a los creyentes ante el trono <strong>de</strong><br />

Dios. Allí, Su oración sólo podía ser por los Suyos.<br />

17:10 Aquí se muestra la perfecta unión entre el Padre y el Hijo. Ningún mero hombre<br />

podría <strong>de</strong>cir estas palabras con verdad. Nosotros podríamos po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir a Dios: Todo lo<br />

mío es tuyo, pero no podríamos <strong>de</strong>cir: Todo lo tuyo es mío. Es porque el Hijo es igual al<br />

Padre que podía <strong>de</strong>cirlo. En estos versículos (6–19), Jesús presenta a Su pobre y torpe


manada, y, recubriendo a cada cor<strong>de</strong>ro en una túnica <strong>de</strong> muchos colores, <strong>de</strong>clara: He sido<br />

glorificado en ellos.<br />

17:11 Otra vez el Señor Jesús anticipa Su regreso al cielo. Aquí está orando como si ya<br />

hubiese partido. Observemos el título Padre santo. Santo habla <strong>de</strong> Uno que es<br />

infinitamente exaltado. Padre habla <strong>de</strong> Uno que es íntimamente cercano.<br />

La oración <strong>de</strong> Jesús, que sean uno, se refiere a la unidad <strong>de</strong>l carácter cristiano. Así<br />

como el Padre y el Hijo son Uno en semejanza moral, así los creyentes <strong>de</strong>berían estar<br />

unidos a este respecto —que sean semejantes al Señor Jesús.<br />

17:12 Cuando estaba con los discípulos, el Salvador los guardaba en el nombre <strong>de</strong>l<br />

Padre, es <strong>de</strong>cir, por Su po<strong>de</strong>r y autoridad. Ninguno <strong>de</strong> ellos se perdió, dijo Jesús, sino el<br />

hijo <strong>de</strong> perdición, es <strong>de</strong>cir, Judas. Pero esto no significa que Judas fuese uno <strong>de</strong> los dados<br />

al Hijo por el Padre, ni que jamás fuese un verda<strong>de</strong>ro creyente. La oración significa esto:<br />

«Los que me diste he guardado, y ninguno <strong>de</strong> ellos se perdió, pero el hijo <strong>de</strong> perdición se ha<br />

perdido, para que se cumpliese la Escritura». El título el hijo <strong>de</strong> perdición significa que<br />

Judas fue consignado a ruina o con<strong>de</strong>nación eterna. Judas no fue empujado a traicionar a<br />

Cristo para que fuese cumplida la profecía, sino que él <strong>de</strong>cidió traicionar al Salvador, y al<br />

actuar así se cumplió la Escritura.<br />

17:13 El Señor explica por qué estaba orando en presencia <strong>de</strong> Sus discípulos. Es como<br />

si les estuviese diciendo: «Éstas son intercesiones que jamás <strong>de</strong>jaré <strong>de</strong> hacer en el cielo<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Pero ahora hablo esto en el mundo, a oídos vuestros, para que vosotros<br />

comprendáis <strong>de</strong> manera más clara cómo estoy allá empleado en vuestro bien, para que<br />

podáis ser hechos en gran medida participantes <strong>de</strong> mi gozo» .<br />

17:14 El Señor dio la palabra <strong>de</strong> Dios a los discípulos, y ellos la recibieron. Como<br />

resultado, el mundo se revolvió contra ellos y los aborreció. Presentaban los rasgos <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús, y por eso el mundo los menospreció. No concordaban con el or<strong>de</strong>n mundano<br />

<strong>de</strong> cosas.<br />

17:15 El Señor no rogaba que el Padre quitase a los creyentes <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> un modo<br />

inmediato. Habían <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>jados aquí para crecer en la gracia y dar testimonio <strong>de</strong> Cristo.<br />

Pero la oración <strong>de</strong> Cristo era que fuesen guardados <strong>de</strong>l maligno (RVR77 margen). No<br />

escape, sino preservación.<br />

17:16 Los cristianos no son <strong>de</strong>l mundo, como tampoco Cristo era <strong>de</strong>l mundo.<br />

Deberíamos recordar esto cuando somos tentados a involucrarnos en un pasatiempo<br />

mundano o a entrar en asociaciones mundanas en las que el nombre <strong>de</strong> Jesús no es bien<br />

acogido.<br />

17:17 Santificar significa poner aparte. La palabra <strong>de</strong> Dios tiene un efecto santificador<br />

en los creyentes. Al leerla y obe<strong>de</strong>cerla, son separados como vasos apropiados para el uso<br />

<strong>de</strong>l Maestro. Esto es exactamente lo que pedía el Señor aquí. Quería un pueblo apartado a<br />

Dios, separado <strong>de</strong>l mundo, útil para Dios. Tu Palabra es verdad, dijo Jesús. No dijo, como<br />

tantos dicen en la actualidad, «Tu palabra contiene verdad», sino «Tu palabra ES verdad» .<br />

17:18 El Padre envió al Señor Jesús al mundo para que revelase el carácter <strong>de</strong> Dios a<br />

los hombres. Al orar el Señor, sabía que pronto iría <strong>de</strong> vuelta al cielo. Pero futuras<br />

generaciones seguirían necesitando un testimonio acerca <strong>de</strong> Dios. Esta obra la <strong>de</strong>berían<br />

llevar a cabo creyentes por medio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Naturalmente, los cristianos<br />

jamás podrán representar a Dios <strong>de</strong> manera tan perfecta como Cristo lo hizo, porque nunca<br />

pue<strong>de</strong>n ser iguales a Dios. Pero los creyentes están aquí igual para representar a Dios en el<br />

mundo. Por esta razón Jesús los ha enviado al mundo.


17:19 Santificar no significa necesariamente hacer santo. Él es Santo en lo que toca a<br />

Su carácter personal. El pensamiento es que el Señor se separó para la obra que Su Padre le<br />

había enviado que hiciese —es <strong>de</strong>cir, Su muerte sacrificial—. Pue<strong>de</strong> también significar que<br />

se puso aparte tomando Su lugar fuera <strong>de</strong>l mundo y entrando en la gloria. «Su santificación<br />

es el mo<strong>de</strong>lo y po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la nuestra», dice Vine. Deberíamos quedar separados <strong>de</strong>l mundo y<br />

encontrar nuestra porción en Él.<br />

Y. Jesús ora por todos los creyentes (17:20–26)<br />

17:20 Ahora el Sumo Sacerdote extendió Su oración más allá <strong>de</strong> los discípulos. Oró por<br />

generaciones aún no nacidas. De hecho, cada creyente que lea este versículo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir:<br />

«Jesús oró por mí hace más <strong>de</strong> mil novecientos años».<br />

17:21 Esta oración fue para la unidad entre los creyentes, pero esta vez era con la<br />

salvación <strong>de</strong> los pecadores a la vista. La unidad por la que Cristo rogó no era cuestión <strong>de</strong><br />

una unión eclesial externa. Más bien se trata <strong>de</strong> una unidad basada en una semejanza moral<br />

común. Estaba orando que los creyentes fuesen uno en la exhibición <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> Dios y<br />

<strong>de</strong> Cristo. Esto es lo que haría que el mundo creyese que Dios lo envió. Ésta es la unidad<br />

que hace <strong>de</strong>cir al mundo: «Veo a Cristo en esos cristianos, como el Padre era visto en<br />

Cristo».<br />

17:22 En el versículo 11 el Señor oró por la unidad en comunión. En el 21, por la<br />

unidad en el testimonio. Ahora es unidad en gloria. Esto mira a<strong>de</strong>lante al momento en que<br />

los santos recibirán sus cuerpos glorificados. La gloria que me diste es la gloria <strong>de</strong> la<br />

resurrección y la ascensión.<br />

No tenemos esta gloria todavía. Se nos ha dado por lo que respecta a los propósitos <strong>de</strong><br />

Dios, pero no la recibiremos hasta que el Salvador regrese a llevarnos al cielo. Será<br />

manifestada al mundo cuando Cristo vuelva a establecer Su reino en la tierra. En aquel<br />

tiempo, el mundo se dará cuenta <strong>de</strong> la unidad vital entre el Padre y el Hijo, y el Hijo y Su<br />

pueblo, y creerá (<strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>) que Jesús fue el Enviado <strong>de</strong> Dios.<br />

17:23 El mundo no sólo se dará cuenta <strong>de</strong> que Jesús era Dios Hijo, sino que también<br />

sabrá que los creyentes eran amados por Dios. Que seamos amados así parece increíble,<br />

¡pero ahí está!<br />

17:24 El Hijo <strong>de</strong>sea tener a Su pueblo consigo en la gloria. Cada vez que un creyente<br />

muere, es, en cierto sentido, una respuesta a esta oración. Si nos diésemos cuenta <strong>de</strong> esto,<br />

nos sería una consolación en medio <strong>de</strong> nuestro dolor. Morir es partir y estar con Cristo, y<br />

ver Su gloria. Esta gloria no es sólo la gloria <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad que Él tenía antes que el mundo<br />

fuese. Es también la gloria que ha adquirido como Salvador y Re<strong>de</strong>ntor. Esta gloria es una<br />

prueba <strong>de</strong> que Dios ha amado a Cristo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo.<br />

17:25 El mundo no conoció a Dios revelado en Jesús. Pero unos pocos discípulos sí lo<br />

conocieron, y creyeron que Dios había enviado a Jesús. En la víspera <strong>de</strong> Su crucifixión,<br />

había sólo unos pocos corazones fieles en medio <strong>de</strong> toda la humanidad —¡e incluso ellos<br />

iban a abandonarle!<br />

17:26 El Señor Jesús había dado a conocer el nombre <strong>de</strong>l Padre a Sus discípulos<br />

cuando estaba con ellos. Esto significaba que les había revelado el Padre. Sus palabras y<br />

obras eran las palabras y obras <strong>de</strong>l Padre. Vieron en Cristo una perfecta expresión <strong>de</strong>l<br />

Padre. Jesús ha continuado dando a conocer el Nombre <strong>de</strong>l Padre por medio <strong>de</strong>l ministerio<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo. Des<strong>de</strong> el día <strong>de</strong> Pentecostés, po<strong>de</strong>mos conocer cómo es Dios. Si los


hombres aceptan al Padre tal como es revelado por Jesús, se vuelven especiales objetos <strong>de</strong>l<br />

amor <strong>de</strong>l Padre. Ya que Jesús mora en todos los creyentes, el Padre pue<strong>de</strong> contemplarlos y<br />

tratarlos como a Su único Hijo.<br />

Reuss observa:<br />

El amor <strong>de</strong> Dios que, antes <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l mundo físico, tuvo su objeto a<strong>de</strong>cuado en<br />

la persona <strong>de</strong>l Hijo (v. 24), lo encuentra, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l nuevo mundo espiritual, en<br />

todos aquellos que están unidos al Hijo.<br />

Y Go<strong>de</strong>t aña<strong>de</strong>:<br />

Lo que Dios <strong>de</strong>seaba al enviar a Su Hijo a la tierra era precisamente po<strong>de</strong>r formar para<br />

Sí mismo, en medio <strong>de</strong> la humanidad, una familia <strong>de</strong> hijos que llevasen Su semejanza.<br />

Es por causa <strong>de</strong> Jesús en el creyente que Dios pue<strong>de</strong> amarle como ama a Cristo.<br />

Tanto amor Dios me da,<br />

Que más amor no pue<strong>de</strong> haber;<br />

El amor con el que al Hijo Él ama,<br />

¡Éste es Su amor por mí!<br />

Catesby Paget<br />

Las peticiones hechas por Cristo para Su pueblo, como observa Rainsford,<br />

… se refieren a cosas espirituales, a bendiciones celestiales. No son para riquezas, u<br />

honra o influencia en el mundo, sino para la liberación <strong>de</strong>l mal, separación <strong>de</strong>l mundo,<br />

capacitación para el <strong>de</strong>ber y una llegada a salvo al cielo.<br />

VIII. LA PASIÓN Y MUERTE DEL HIJO DE DIOS (Caps.<br />

18, 19)<br />

A. Judas entrega al Señor (18:1–11)<br />

18:1 Las palabras <strong>de</strong> los capítulos 13–17 fueron pronunciadas en Jerusalén. Ahora<br />

Jesús abandonó la ciudad y se dirigió hacia el este, al Monte <strong>de</strong> los Olivos. Para esto, cruzó<br />

el torrente <strong>de</strong> Cedrón, y entró en el Huerto <strong>de</strong> Getsemaní, que estaba en la la<strong>de</strong>ra<br />

occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Olivete.<br />

18:2–3 Judas sabía que el Señor pasaba mucho tiempo orando en el huerto. Sabía que<br />

el lugar más probable don<strong>de</strong> encontrar al Señor era en el lugar <strong>de</strong> oración.<br />

La compañía <strong>de</strong> soldados era probablemente <strong>de</strong> soldados romanos, mientras que los<br />

alguaciles eran funcionarios judíos, que representaban a los principales sacerdotes y a los<br />

fariseos. Llegaron con linternas y antorchas, y con armas. «Fueron con linternas a<br />

buscar la Luz <strong>de</strong>l mundo.»<br />

18:4 El Señor se a<strong>de</strong>lantó con el fin <strong>de</strong> encontrarse con ellos, sin esperar a que le<br />

encontrasen. Esto <strong>de</strong>mostraba Su disposición a ir a la cruz. Los soldados podrían haberse


<strong>de</strong>jado las armas en casa; el Salvador no iba a resistirse. La pregunta: ¿A quién buscáis?<br />

estaba pensada para hacerles <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> su propia boca la naturaleza <strong>de</strong> su misión.<br />

18:5 Ellos buscaban a Jesús nazareno, sin darse mucha cuenta <strong>de</strong> que Él era su<br />

Creador y Sustentador —el mejor Amigo que jamás pudiesen tener—. Jesús dijo: Yo soy.<br />

Quería <strong>de</strong>cir con ello no sólo que era Jesús <strong>de</strong> Nazaret, sino que era a<strong>de</strong>más Jehová. Como<br />

ya hemos mencionado antes, YO SOY es uno <strong>de</strong> los Nombres <strong>de</strong> Jehová en el AT. ¿Hizo<br />

esto reflexionar otra vez a Judas, que estaba también con los otros en la multitud?<br />

18:6 Por un breve momento, el Señor se había revelado a ellos como el YO SOY, el Dios<br />

omnipotente. Esta revelación fue tan abrumadora que retrocedieron, y cayeron en tierra.<br />

18:7 Volvió el Señor a preguntarles a quién estaban buscando. De nuevo dio la<br />

misma respuesta —a pesar <strong>de</strong>l efecto que las dos palabras <strong>de</strong> Cristo acababan <strong>de</strong> tener<br />

sobre ellos.<br />

18:8–9 Otra vez respondió Jesús que Él era quien buscaban, y que era Jehová. Os he<br />

dicho que YO SOY. Por cuanto le buscaban a Él, les dijo que <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>jar que los<br />

discípulos se fuesen. Es maravilloso ver Su <strong>de</strong>sprendido interés por otros en un momento en<br />

que Su propia vida peligraba. Así también se cumplieron las palabras <strong>de</strong> Juan 17:12.<br />

18:10 Simón Pedro pensó que había llegado el momento <strong>de</strong> emplear la violencia en un<br />

esfuerzo por salvar a su Maestro <strong>de</strong> aquella multitud. Actuando sin instrucciones <strong>de</strong>l Señor,<br />

<strong>de</strong>senvainó su espada, e hirió al siervo <strong>de</strong>l sumo sacerdote. Es indudable que su<br />

intención fue matarlo, pero la espada fue <strong>de</strong>sviada por una Mano Invisible, <strong>de</strong> manera que<br />

sólo le cortó la oreja <strong>de</strong>recha.<br />

18:11 Jesús reprendió el celo impru<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Pedro. Era el Padre quien le había dado<br />

la copa <strong>de</strong> sufrimiento y muerte, y tenía la intención <strong>de</strong> beberla. Lucas, el médico, observa<br />

que en este punto Jesús tocó y sanó la oreja <strong>de</strong> Malco que así se llamaba el siervo <strong>de</strong>l sumo<br />

sacerdote (22:51).<br />

B. Jesús, arrestado y atado (18:12–14)<br />

18:12–13 Ésta era la primera vez que hombres malvados habían podido tomar a Jesús y<br />

atar Sus brazos.<br />

Anás había sido sumo sacerdote con anterioridad. No está claro por qué Jesús tuvo que<br />

ser llevado primero a él, y no a Caifás, su yerno, que era sumo sacerdote en aquel<br />

tiempo. Lo que es importante <strong>de</strong> ver es que Jesús fue primero juzgado ante los judíos en un<br />

intento <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar Su culpabilidad <strong>de</strong> blasfemia y herejía. Éste fue el que podríamos<br />

llamar el juicio religioso. Luego fue llevado para ser juzgado ante las autorida<strong>de</strong>s romanas,<br />

y allí lo que se intentaba era <strong>de</strong>mostrar que era enemigo <strong>de</strong> César. Éste fue el juicio civil.<br />

Por cuanto los judíos estaban bajo el gobierno <strong>de</strong> Roma, tenían que actuar a través <strong>de</strong> los<br />

tribunales romanos. Por ejemplo, ellos no podían aplicar la pena <strong>de</strong> muerte. Esto lo había <strong>de</strong><br />

hacer Pilato.<br />

18:14 Juan explica que el sumo sacerdote era el mismo Caifás que había profetizado<br />

que convenía que un solo hombre muriese por la nación (véase Juan 11:50). Ahora iba a<br />

tener parte en el cumplimiento <strong>de</strong> aquella profecía. Escribe James Stewart:<br />

Éste era el hombre que era el guarda acreditado <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> la nación. Había sido<br />

separado para ser el intérprete y representante supremo <strong>de</strong>l Altísimo. A Él le había sido<br />

encomendado el glorioso privilegio <strong>de</strong> entrar una vez al año en el Lugar Santísimo. Pero<br />

fue éste el hombre que con<strong>de</strong>nó al Hijo <strong>de</strong> Dios. La historia no nos da ninguna ilustración


más <strong>de</strong>stacada <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> que las mejores oportunida<strong>de</strong>s religiosas <strong>de</strong>l mundo y el<br />

ambiente más prometedor no garantizan la salvación <strong>de</strong> nadie, ni por sí mismos ennoblecen<br />

el alma. «Entonces vi —dice Juan Bunyan, terminando su libro— que había un camino al<br />

infierno, incluso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el portal <strong>de</strong>l cielo.»<br />

C. Pedro niega a Su Señor (18:15–18)<br />

18:15 La mayoría <strong>de</strong> los eruditos bíblicos creen que el otro discípulo mencionado aquí<br />

era Juan, pero que la humildad le impidió mencionar su propio nombre, especialmente en<br />

vista <strong>de</strong>l vergonzoso fracaso <strong>de</strong> Pedro. No se nos dice cómo es que Juan era conocido <strong>de</strong>l<br />

sumo sacerdote, pero es un hecho que hizo posible su entrada en el patio.<br />

18:16–17 Pedro no pudo entrar hasta que Juan salió y habló con la portera. Mirando<br />

retrospectivamente, es <strong>de</strong> dudar que fuese bueno que Juan emplease su influencia <strong>de</strong> esta<br />

manera. Es significativo que la primera negación <strong>de</strong>l Señor por parte <strong>de</strong> Pedro no fuese<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> un fuerte y espantoso soldado, sino <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> una sencilla criada portera. Negó<br />

que era discípulo <strong>de</strong> Jesús.<br />

18:18 Pedro se mezcló ahora con los enemigos <strong>de</strong> su Señor y trató <strong>de</strong> ocultar su<br />

i<strong>de</strong>ntidad. Como muchos otros discípulos, se calentaba a la lumbre <strong>de</strong> este mundo.<br />

D. Jesús <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Sumo Sacerdote (18:19–24)<br />

18:19 No está claro si el sumo sacerdote aquí es Anás o Caifás. Si era Anás, como<br />

parece más probable, era posiblemente <strong>de</strong>signado como sumo sacerdote por cortesía,<br />

porque antes había ostentado este cargo. El sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca <strong>de</strong><br />

sus discípulos y <strong>de</strong> su doctrina, como si los unos y la otra constituyesen una amenaza a la<br />

Ley <strong>de</strong> Moisés y al gobierno <strong>de</strong> Roma. Es evi<strong>de</strong>nte que esta gente no tenía ninguna<br />

acusación contra el Señor, y que estaban intentando urdir una.<br />

18:20 Jesús le respondió que Su ministerio había discurrido públicamente. Nada tenía<br />

que ocultar. Había enseñado en presencia <strong>de</strong> los judíos, tanto en la sinagoga como en el<br />

templo. No había secretos.<br />

18:21 Esto era un reto a que se presentasen algunos <strong>de</strong> los judíos que le habían oído.<br />

Que trajesen sus acusaciones contra Él. Si Él había hecho o dicho alguna cosa mala, que se<br />

presentasen testigos.<br />

18:22 Este reto evi<strong>de</strong>ntemente irritó a los judíos. Los <strong>de</strong>jaba sin caso. Por ello,<br />

recurrieron a los insultos. Un alguacil lo abofeteó por hablar así al sumo sacerdote.<br />

18:23 Con una perfecta serenidad y una lógica irrebatible, el Salvador les mostró lo<br />

injustos que eran. No podían acusarle <strong>de</strong> hablar mal; sin embargo le golpeaban por <strong>de</strong>cir la<br />

verdad.<br />

18:24 Los versículos prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>scriben el interrogatorio <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Anás. El juicio<br />

ante Caifás no es <strong>de</strong>scrito en Juan. Tiene su lugar entre 18:24 y 18:28.<br />

E. La segunda y tercera negación <strong>de</strong> Pedro (18:25–27)<br />

18:25 La narración pasa ahora <strong>de</strong> nuevo a Simón Pedro. En el frío <strong>de</strong> las tempranas<br />

horas <strong>de</strong> la mañana, estaba él calentándose junto al fuego. Indudablemente, su vestimenta


y acento indicaban que era un pescador <strong>de</strong> Galilea. El que estaba junto a él le preguntó si<br />

era un discípulo <strong>de</strong> este Jesús. Pero negó otra vez al Señor.<br />

18:26 Ahora fue un pariente <strong>de</strong> Malco quien se dirigió a Pedro. Había visto a Pedro<br />

cortar la oreja <strong>de</strong> su pariente. «¿No te vi yo en el huerto con él?» .<br />

18:27 Por tercera vez negó Pedro al Señor. En seguida oyó cantar el gallo y se acordó<br />

<strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l Señor: «No cantará el gallo, antes que me hayas negado tres veces». Por<br />

los otros Evangelios sabemos que Pedro salió en este punto, y que lloró amargamente.<br />

F. Jesús <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Pilato (18:28–40)<br />

18:28 Había terminado el juicio religioso, y el juicio civil estaba a punto <strong>de</strong> dar<br />

comienzo. La escena es el atrio judicial o pretorio <strong>de</strong>l gobernador. Los judíos no querían<br />

entrar en el palacio <strong>de</strong> un gentil. Pensaban que podrían contaminarse y que por ello no<br />

podrían comer la pascua. No parecía inquietarles que estaban tramando la muerte <strong>de</strong>l Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios. Para ellos habría sido una tragedia entrar en la casa <strong>de</strong> un gentil, pero el asesinato<br />

era una nimiedad.<br />

Agustín recalca:<br />

¡Oh, impía ceguera! Se consi<strong>de</strong>raban contaminados por un hogar que era <strong>de</strong> otro, y no<br />

contaminados por un crimen propio. Tenían miedo <strong>de</strong> ser contaminados por el pretorio <strong>de</strong><br />

un juez extranjero, y no temían ser contaminados por la sangre <strong>de</strong> un hermano inocente.<br />

Hall comenta:<br />

¡Ay <strong>de</strong> vosotros, sacerdotes, escribas, ancianos, hipócritas! ¿Pue<strong>de</strong> haber alguna raíz tan<br />

impura como la <strong>de</strong> vuestros propios pechos? No son las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Pilato, sino vuestros<br />

propios corazones lo que es impuro. ¿Es el asesinato vuestro negocio, y os <strong>de</strong>tenéis por una<br />

infección localizada? ¡Dios os golpeará a vosotros, pare<strong>de</strong>s blanqueadas! ¿Anheláis quedar<br />

manchados <strong>de</strong> sangre —<strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Dios—? ¿Y teméis quedar contaminados por el<br />

contacto con el enlosado <strong>de</strong> Pilato? ¿Un mosquito tan pequeño se atasca en vuestras<br />

gargantas, mientras tragáis un camello tan enorme <strong>de</strong> maldad flagrante? ¡Salid <strong>de</strong> Jerusalén,<br />

falsos e incrédulos, si no queréis ser inmundos! Pilato <strong>de</strong>bería tener más causa <strong>de</strong> temer que<br />

sus pare<strong>de</strong>s quedasen contaminadas con la presencia <strong>de</strong> unos monstruos tan prodigiosos <strong>de</strong><br />

iniquidad!<br />

Poole observa: «Nada es más normal que el que las personas excesivamente celosas por<br />

los rituales sean displicentes acerca <strong>de</strong> los puntos <strong>de</strong> moral». La expresión y así po<strong>de</strong>r<br />

comer la pascua significa probablemente la fiesta que seguía a la Pascua. La Pascua<br />

misma había sido celebrada la noche anterior.<br />

18:29 Pilato, el gobernador romano, cedió a los escrúpulos religiosos <strong>de</strong> los judíos y<br />

salió adon<strong>de</strong> ellos estaban. Comenzó el juicio pidiéndoles que expresasen la acusación<br />

contra este Prisionero.<br />

18:30 La respuesta que le dieron fue atrevida y maleducada. Le dijeron, en otras<br />

palabras, que ya habían juzgado el caso y que le habían hallado culpable. Todo lo que<br />

querían <strong>de</strong> Pilato era que pronunciase la sentencia.


18:31 Pilato intentó evadir su responsabilidad y <strong>de</strong>volverla a los judíos. Si ya habían<br />

juzgado a Jesús y le habían hallado culpable, ¿por qué entonces no le sentenciaban según la<br />

ley <strong>de</strong> ellos? La respuesta <strong>de</strong> los judíos fue muy significativa. Le vinieron a <strong>de</strong>cir, más o<br />

menos: «Nosotros no somos una nación in<strong>de</strong>pendiente. Hemos sido tomados por el po<strong>de</strong>r<br />

romano. Se nos ha quitado el gobierno civil, y ya no tenemos autoridad para dar muerte a<br />

nadie». Su respuesta era evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su servidumbre y sujeción al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los gentiles.<br />

A<strong>de</strong>más, querían pasar el peso <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Cristo a Pilato.<br />

18:32 El versículo 32 pue<strong>de</strong> tener dos sentidos diferentes: (1) En Mateo 20:19 Jesús<br />

había predicho que sería entregado a los gentiles para ser muerto. Aquí los judíos estaban<br />

haciendo precisamente esto. (2) En muchos lugares, el Señor había dicho que sería<br />

«levantado» (Jn. 3:14; 8:28; 12:32, 34). Esto se refería a muerte por crucifixión. Los judíos<br />

usaban la lapidación en los casos <strong>de</strong> pena capital, mientras que los romanos empleaban la<br />

crucifixión. Así, al rehusar aplicar ellos la pena <strong>de</strong> muerte, los judíos, sin saberlo,<br />

cumplieron estas dos profecías tocantes al Mesías (véase también Salmo 22:16).<br />

18:33 Pilato tomó ahora a Jesús <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l pretorio para una entrevista privada, y le<br />

preguntó directamente: ¿Eres tú el Rey <strong>de</strong> los judíos?<br />

18:34 Jesús le respondió en este sentido: «Como gobernador, ¿has oído alguna vez que<br />

yo intentase <strong>de</strong>struir el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Roma? ¿Te han dicho jamás que yo me proclamase Rey<br />

para minar el imperio <strong>de</strong> César? ¿Es ésta una acusación que conozcas por experiencia<br />

personal, o se trata sencillamente <strong>de</strong> lo que has oído <strong>de</strong>cir a esos judíos?».<br />

18:35 Había un verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>sprecio en la pregunta <strong>de</strong> Pilato: ¿Soy yo acaso judío?<br />

Con esta pregunta implicaba que era <strong>de</strong>masiado importante para preocuparse <strong>de</strong> unos<br />

problemas judíos locales. Pero su respuesta era también una admisión <strong>de</strong> que no conocía <strong>de</strong><br />

ninguna verda<strong>de</strong>ra acusación contra Jesús. Sólo sabía lo que le habían dicho los<br />

gobernantes <strong>de</strong> los judíos.<br />

18:36 El Señor entonces confesó que era Rey. Pero no la clase <strong>de</strong> rey como le acusaban<br />

los judíos <strong>de</strong> ser. Y no la clase que iba a amenazar a Roma. El reino <strong>de</strong> Cristo no es<br />

impulsado mediante armas humanas. En caso contrario, Sus discípulos pelearían para<br />

impedir Su captura por los judíos. El reino <strong>de</strong> Cristo no es <strong>de</strong> aquí, es <strong>de</strong>cir, no es <strong>de</strong> este<br />

mundo. No recibe su po<strong>de</strong>r y autoridad <strong>de</strong>l mundo; sus fines y objetivos no son carnales.<br />

18:37 Cuando Pilato le preguntó si era rey, le respondió Jesús: Tú lo dices; yo soy<br />

rey. Pero Su reino tiene que ver con la verdad, no con espadas y escudos. Había venido al<br />

mundo para dar testimonio a la verdad. La verdad aquí significa la verdad acerca <strong>de</strong><br />

Dios, <strong>de</strong>l mismo Cristo, <strong>de</strong>l Espíritu Santo, <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong>l pecado, <strong>de</strong> la salvación y <strong>de</strong><br />

todas las otras gran<strong>de</strong>s doctrinas <strong>de</strong>l cristianismo. Todo aquel que es <strong>de</strong> la verdad oye Su<br />

voz, y así es como se acrecienta Su imperio.<br />

18:38 Es difícil saber qué era lo que quería <strong>de</strong>cir Pilato cuando le preguntó: ¿Qué es la<br />

verdad? ¿Estaba perplejo, se mostraba sarcástico, o estaba interesado? Todo lo que<br />

sabemos es que la Verdad Encarnada estaba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él y que no le reconoció. Pilato se<br />

apresuró ahora a ir a los judíos con la admisión <strong>de</strong> que no hallaba en él ningún <strong>de</strong>lito.<br />

18:39 Era costumbre entre los judíos en la pascua pedir la liberación <strong>de</strong> algún<br />

prisionero judío en manos <strong>de</strong> los romanos. Pilato recurrió a esta costumbre en un esfuerzo<br />

por agradar a los judíos y a la vez soltar a Jesús.<br />

18:40 Su plan fracasó. Los judíos no querían a Jesús; querían a Barrabás. Y Barrabás<br />

era ladrón. El malvado corazón <strong>de</strong> hombre prefería a un bandido antes que al Creador.


G. El veredicto <strong>de</strong> Pilato: Inocente, pero con<strong>de</strong>nado (19:1–16)<br />

19:1 Fue totalmente injusto por parte <strong>de</strong> Pilato azotar a una Persona inocente. Quizá<br />

esperaba que este castigo daría satisfacción a los judíos y que no persistirían en exigir la<br />

muerte <strong>de</strong> Jesús. Los azotes eran una forma romana <strong>de</strong> castigo. El preso era azotado con un<br />

látigo o con una vara. El látigo tenía trozos <strong>de</strong> metal o <strong>de</strong> hueso, que producían profundos<br />

cortes en la carne.<br />

19:2–3 Los soldados se burlaron <strong>de</strong> la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> ser Rey. ¡Una corona<br />

para el Rey! Pero era una corona <strong>de</strong> espinas. Esta corona <strong>de</strong>bió causarle un gran dolor<br />

cuando se la apretaron sobre Su frente. Las espinas son un símbolo <strong>de</strong> la maldición que el<br />

pecado había hecho recaer sobre la humanidad. Aquí tenemos una imagen <strong>de</strong>l Señor Jesús<br />

llevando la maldición por nuestros pecados, para que nosotros pudiésemos llevar la corona<br />

<strong>de</strong> gloria. El manto <strong>de</strong> púrpura fue también empleado en son <strong>de</strong> burla. El púrpura era el<br />

color <strong>de</strong> la realeza. Pero una vez más nos recuerda cómo nuestros pecados fueron puestos<br />

sobre Jesús para que nosotros fuésemos revestidos por el manto <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> Dios.<br />

¡Qué solemne pensar en el eterno Hijo <strong>de</strong> Dios azotado por las manos <strong>de</strong> Sus criaturas!<br />

¡Las bocas que Él había formado, empleadas ahora para escarnecerlo!<br />

19:4 Entonces Pilato salió otra vez a la turba y anunció que les iba a traer fuera a<br />

Jesús, pero que era inocente. Así, Pilato se con<strong>de</strong>nó a sí mismo por sus propias palabras.<br />

No encontraba <strong>de</strong>lito en Cristo, pero no iba a <strong>de</strong>jarlo ir.<br />

19:5 Cuando salió Jesús, llevando la corona <strong>de</strong> espinas y el manto <strong>de</strong> púrpura,<br />

Pilato lo anunció como El Hombre. Es difícil saber si lo dijo en son <strong>de</strong> burla, con simpatía,<br />

o sin ninguna emoción en particular.<br />

19:6 Los principales sacerdotes observaron que Pilato estaba dudando, y se pusieron a<br />

gritar fieramente que Jesús había <strong>de</strong> ser crucificado. Los que empujaron a la muerte <strong>de</strong>l<br />

Salvador fueron hombres religiosos. A menudo, a lo largo <strong>de</strong> los siglos, han sido los<br />

funcionarios <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> los que más acerbamente han perseguido a los verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes. Pilato parecía sentirse disgustado con ellos y con su irrazonable odio contra<br />

Jesús. Les vino a <strong>de</strong>cir: «Si así es como pensáis, ¿por qué no le tomáis vosotros, y le<br />

crucificáis? Por lo que a mí respecta, Él es inocente». Pero Pilato sabía que los judíos no<br />

podrían darle muerte porque este po<strong>de</strong>r sólo podía ser ejercido en aquel tiempo por los<br />

romanos.<br />

19:7 Cuando vieron que no habían podido <strong>de</strong>mostrar que Jesús era una amenaza para el<br />

gobierno <strong>de</strong> César, presentaron su acusación religiosa contra Él. Cristo afirmaba igualdad<br />

con Dios al <strong>de</strong>cir que era el Hijo <strong>de</strong> Dios. Para los judíos, esto era blasfemia, y había <strong>de</strong> ser<br />

castigado con la muerte.<br />

19:8–9 La posibilidad <strong>de</strong> que Jesús fuese el Hijo <strong>de</strong> Dios preocupaba a Pilato. Ya se<br />

sentía inquieto acerca <strong>de</strong> toda esta cuestión, pero esto le hizo tener más miedo.<br />

Pilato habló <strong>de</strong> nuevo con Jesús en el pretorio o atrio judicial, y le preguntó <strong>de</strong> dón<strong>de</strong><br />

era. En todo esto, Pilato presenta una figura trágica. Confesó con su propia boca que Jesús<br />

no había hecho mal alguno; pero no tenía el valor moral <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarle ir porque tenía miedo <strong>de</strong><br />

los judíos. ¿Por qué Jesús no le daba respuesta? Probablemente porque sabía que Pilato no<br />

estaba dispuesto a obrar en base <strong>de</strong> la luz que ya tenía. Pilato había perdido por pecado su<br />

oportunidad. No iba a recibir más luz cuando no había actuado en base <strong>de</strong> la luz que ya<br />

tenía.


19:10 Pilato intentó forzar al Señor a respon<strong>de</strong>r mediante amenazas. Le recordó a Jesús<br />

que, como gobernador romano, tenía autoridad para crucificarlo o para soltarlo.<br />

19:11 El dominio propio <strong>de</strong>l Señor Jesús es digno <strong>de</strong> mención. Mostraba una serenidad<br />

<strong>de</strong> la que Pilato carecía. Le respondió con sosiego que cualquier autoridad que Pilato<br />

poseyese le había sido dado por Dios. Todos los gobiernos están or<strong>de</strong>nados por Dios, y<br />

toda autoridad, civil o espiritual, proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios.<br />

«El que me ha entregado a ti» pue<strong>de</strong> referirse (1) a Caifás, el sumo sacerdote; (2) a<br />

Judas, el traidor, o (3) al pueblo judío en general. El pensamiento es que estos judíos<br />

<strong>de</strong>bían haber sabido mejor lo que hacían. Tenían la Escritura, que pre<strong>de</strong>cía la venida <strong>de</strong>l<br />

Mesías. Deberían haberle reconocido cuando vino. Pero le rechazaron e incluso ahora<br />

estaban clamando que fuese muerto. Este versículo nos enseña que hay grados <strong>de</strong> culpa.<br />

Pilato era culpable, pero Caifás, Judas y todos los malvados judíos eran más culpables.<br />

19:12 Justo cuando Pilato <strong>de</strong>cidió soltar a Jesús, los judíos emplearon su último y más<br />

po<strong>de</strong>roso argumento: Si sueltas a éste, no eres amigo <strong>de</strong> César. (César era el título oficial<br />

<strong>de</strong>l Emperador <strong>de</strong> Roma.) ¡Como si a ellos les importase César en absoluto! Le odiaban.<br />

Habrían querido más bien <strong>de</strong>struirle y liberarse <strong>de</strong> su control. ¡Pero ahora pretendían<br />

proteger el imperio <strong>de</strong> César <strong>de</strong> la amenaza <strong>de</strong> este Jesús que pretendía ser rey! Cosecharon<br />

el castigo <strong>de</strong> esta terrible hipocresía cuando los romanos entraron en Jerusalén en el 70 d.C.<br />

y <strong>de</strong>struyeron totalmente la ciudad, matando a sus habitantes.<br />

19:13 Pilato no podía permitir que los judíos le acusasen <strong>de</strong> <strong>de</strong>slealtad a César, y por<br />

eso se sometió débilmente a la turba. Ahora llevó fuera a Jesús a un área pública llamada<br />

el enlosado, don<strong>de</strong> solían arreglarse estas cuestiones.<br />

19:14 En realidad, la fiesta <strong>de</strong> la Pascua había sido celebrada en la tar<strong>de</strong> anterior. El día<br />

<strong>de</strong> la Preparación <strong>de</strong> la Pascua significa la preparación para la fiesta que seguía. La hora<br />

sexta era probablemente las doce <strong>de</strong>l mediodía, pero hay problemas irresueltos acerca <strong>de</strong><br />

los métodos <strong>de</strong> cómputo <strong>de</strong> tiempo en los Evangelios. «¡He aquí vuestro Rey!». Casi con<br />

toda certeza, Pilato dijo esto para enfurecer y provocar a los judíos. Es indudable que se<br />

resentía <strong>de</strong> que le hubiesen atrapado para con<strong>de</strong>nar a Jesús.<br />

19:15 Los judíos insistían que Jesús había <strong>de</strong> ser crucificado. Pilato se burló <strong>de</strong> ellos<br />

con esta pregunta: «¿A vuestro Rey he <strong>de</strong> crucificar?» Luego los judíos <strong>de</strong>scendieron tan<br />

bajo como para <strong>de</strong>cir: No tenemos más rey que César. ¡Nación infiel! ¡Rehusar a vuestro<br />

Dios por un monarca malvado y pagano!<br />

19:16 Pilato estaba dispuesto a complacer a los judíos, y por eso entregó a Jesús a los<br />

soldados para que fuese crucificado. Amaba más la alabanza <strong>de</strong> los hombres que la<br />

alabanza <strong>de</strong> Dios.<br />

H. La Crucifixión (19:17–24)<br />

19:17 La palabra traducida cruz pue<strong>de</strong> referirse a una sola pieza <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra (una<br />

estaca), o pue<strong>de</strong>n haber sido dos piezas cruzadas. En todo caso, era <strong>de</strong> un tamaño que un<br />

hombre podía normalmente llevarla. Jesús llevó Su cruz una cierta distancia. Luego, según<br />

los otros Evangelios, fue dada a un hombre llamado Simón <strong>de</strong> Cirene, para que la llevase.<br />

El lugar… <strong>de</strong> la Calavera pue<strong>de</strong> haber recibido este nombre por una <strong>de</strong> dos maneras: (1)<br />

El terreno mismo pue<strong>de</strong> haberse parecido a un cráneo, especialmente si era un monte con<br />

cavernas en la la<strong>de</strong>ra. Un sitio así en el Israel actual es el «Calvario <strong>de</strong> Gordon». (2) Era el


lugar en el que los criminales eran ejecutados. Quizá en aquel lugar había cráneos y huesos,<br />

aunque a la luz <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Moisés sobre la sepultura, esto es sumamente improbable.<br />

19:18 El Señor Jesús fue clavado a la cruz, <strong>de</strong> las manos y <strong>de</strong> los pies. La cruz fue<br />

luego levantada y <strong>de</strong>jada caer en un agujero en el suelo. El único Hombre perfecto que<br />

jamás vivió, ¡Y ésta fue la acogida que recibió <strong>de</strong> los Suyos! Si nunca antes has confiado en<br />

Él como tu Señor y Salvador, ¿por qué no lo haces ahora, al leer esta sencilla narración <strong>de</strong><br />

cómo Él murió por ti? Dos bandidos fueron crucificados con Él, uno a cada lado. Esto fue<br />

en cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Isaías 53:12: «Fue contado con los pecadores».<br />

19:19 Era costumbre poner un título sobre la cabeza <strong>de</strong>l crucificado, e indicar el<br />

crimen. Pilato or<strong>de</strong>nó que pusiesen el título JESÚS NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS, en<br />

la cruz central.<br />

19:20 Alexan<strong>de</strong>r lo expresa con elocuencia:<br />

En hebreo, la lengua sagrada <strong>de</strong> patriarcas y vi<strong>de</strong>ntes. En griego, la lengua musical y<br />

dorada que dio alma a los objetos <strong>de</strong> los sentidos y cuerpo a las abstracciones <strong>de</strong> la<br />

filosofía. En latín, la lengua <strong>de</strong> un pueblo que originalmente fue el más fuerte <strong>de</strong> todos los<br />

hijos <strong>de</strong> los hombres. Los tres lenguajes representan las tres razas y sus i<strong>de</strong>as —revelación,<br />

arte, literatura; progreso, guerra y jurispru<strong>de</strong>ncia—. Siempre que existen estos tres <strong>de</strong>seos<br />

<strong>de</strong> la raza humana, siempre que se pue<strong>de</strong> hacer un anuncio en un lenguaje humano, siempre<br />

que hay un corazón para pecar, una lengua para hablar, un ojo para leer, la Cruz tiene un<br />

mensaje.<br />

El lugar… estaba cerca <strong>de</strong> la ciudad. El Señor Jesús fue crucificado fuera <strong>de</strong> los<br />

límites <strong>de</strong> la ciudad. El emplazamiento exacto no se conoce ya <strong>de</strong> cierto.<br />

19:21 Los principales sacerdotes no se agradaron <strong>de</strong> lo que estaba escrito. Querían<br />

que se leyese como una pretensión que Jesús había presentado, pero no como un hecho<br />

(que lo era).<br />

19:22 Pilato no estaba dispuesto a cambiar el título. Se había impacientado con los<br />

judíos, y no estaba dispuesto a ce<strong>de</strong>r un ápice más. ¡Pero <strong>de</strong>biera haber mostrado esta<br />

resolución antes!<br />

19:23 En estas ejecuciones se permitía a los soldados participar en los efectos<br />

personales <strong>de</strong> los que morían. Aquí los vemos repartiéndose los vestidos <strong>de</strong> Cristo entre sí.<br />

Aparentemente, había en total cinco artículos. Se repartieron cuatro, pero seguía habiendo<br />

la túnica, que era sin costura y que no se podía cortar sin que perdiese todo su valor.<br />

19:24 Echaron suertes por la túnica, que fue entregada a un ganador anónimo. ¡Poco<br />

pensaban ellos que al hacer esto cumplían una notable profecía escrita hacía mil años (Sal.<br />

22:18)! Estas profecías cumplidas nos recuerdan una vez más que este Libro es la Palabra<br />

inspirada <strong>de</strong> Dios, y que Jesucristo es verda<strong>de</strong>ramente el Mesías prometido.<br />

I. Jesús encomienda Su madre a Juan (19:25–27)<br />

19:25 Muchos estudiosos <strong>de</strong> la Biblia creen que en este versículo se nombra a cuatro<br />

mujeres, <strong>de</strong> la manera que sigue: (1) María, la madre <strong>de</strong> Jesús; (2) la hermana <strong>de</strong> María,<br />

Salomé, madre <strong>de</strong> Juan; (3) María, mujer <strong>de</strong> Cleofás; (4) María Magdalena.<br />

19:26–27 A pesar <strong>de</strong> Sus propios pa<strong>de</strong>cimientos, el Señor tenía una tierna<br />

consi<strong>de</strong>ración para los otros. Al ver a su madre y a Juan, el discípulo, le presentó Juan a


ella como quien a partir <strong>de</strong> entonces tomaría el puesto <strong>de</strong> hijo para ella. Al llamar a su<br />

madre «Mujer», el Señor no mostraba ninguna falta <strong>de</strong> respeto. Pero es digno <strong>de</strong> mención<br />

que no la llamó «Madre». ¿No contiene esto una lección para los que pudieran sentirse<br />

tentados a exaltar a María al puesto en el que es objeto <strong>de</strong> adoración? Jesús instruyó aquí a<br />

Juan que cuidase <strong>de</strong> María como si fuese su propia madre. Juan obe<strong>de</strong>ció y recibió a María<br />

en su casa.<br />

J. La obra <strong>de</strong> Cristo, consumada (19:28–30)<br />

19:28 Entre el versículo 27 y el 28 tenemos, sin duda, las tres horas <strong>de</strong> tinieblas —<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediodía hasta las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>—. Fue durante este tiempo que Jesús fue<br />

abandonado por Dios, y sufrió la pena <strong>de</strong> nuestros pecados. Su clamor, «¡Tengo sed!»,<br />

indicaba una sed real, física, intensificada por la crucifixión. Pero también nos recuerda<br />

que, más intensa que Su sed física, pa<strong>de</strong>cía una sed espiritual por la salvación <strong>de</strong> las almas<br />

<strong>de</strong> los hombres.<br />

19:29 Los soldados le dieron a beber vinagre. Posiblemente ataron una esponja al<br />

extremo <strong>de</strong> una caña con hisopo, y la apretaron contra Sus labios. (El hisopo es una planta<br />

que también se empleó en la Pascua —Éx 12:22)—. No <strong>de</strong>be confundirse con el vinagre<br />

mezclado con hiel, que le habían ofrecido antes (Mt. 27:34). No bebió <strong>de</strong> aquello porque<br />

habría actuado embotando su capacidad <strong>de</strong> sufrir. Había <strong>de</strong> llevar nuestros pecados con<br />

plena conciencia.<br />

19:30 «Consumado es.» Había terminado la obra que Su Padre le había encomendado.<br />

El <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> Su alma como ofrenda por el pecado. La obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción y <strong>de</strong> la<br />

expiación. Es cierto que todavía no había muerto, pero Su muerte, sepultura y ascensión<br />

eran tan ciertas como si ya las hubiese cumplido. Así, el Señor Jesús podía anunciar que se<br />

había abierto el camino por el que los pecadores podían ser salvados. ¡Demos gracias a<br />

Dios hoy por la obra acabada <strong>de</strong>l Señor Jesús en la cruz <strong>de</strong>l Calvario!<br />

Algunos estudiosos <strong>de</strong> la Biblia nos dicen que habiendo inclinado la cabeza pue<strong>de</strong><br />

significar que echó la cabeza hacia atrás. Vine lo expresa así: «No era la impotente caída <strong>de</strong><br />

la cabeza tras la muerte, sino la acción <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong> poner Su cabeza en una posición <strong>de</strong><br />

reposo».<br />

El hecho <strong>de</strong> que entregó el espíritu enfatiza el hecho <strong>de</strong> que Su muerte fue voluntaria.<br />

Él <strong>de</strong>cidió cuándo morir. En pleno control <strong>de</strong> Sus faculta<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>spidió Su espíritu —un<br />

acto que no podía ser llevado a cabo por ningún mero hombre.<br />

K. El costado <strong>de</strong>l Salvador, traspasado (19:31–37)<br />

19:31 Una vez más, vemos cuán escrupulosos eran estos religiosos judíos acerca <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>talles hasta en medio <strong>de</strong> un asesinato a sangre fría. «Colaban el mosquito y tragaban el<br />

camello.» Pensaban ellos que no sería apropiado <strong>de</strong>jar que los cuerpos quedasen en la<br />

cruz en el sábado. Iba a haber una fiesta religiosa en la ciudad. De modo que pidieron a<br />

Pilato que se les quebrasen las piernas para acelerar la muerte.<br />

19:32 La Escritura no nos <strong>de</strong>scribe cómo se quebraban las piernas. Sin embargo, <strong>de</strong>bían<br />

ser rotas en muchos lugares diferentes, porque una sola fractura no causaría la muerte.


19:33 Estos soldados tenían mucha experiencia en estas cuestiones. Vieron que Jesús<br />

estaba ya muerto. No había posibilidad que estuviese <strong>de</strong>smayado. No le quebraron las<br />

piernas.<br />

19:34 No se nos dice por qué uno <strong>de</strong> los soldados le abrió el costado con una lanza.<br />

Quizá fue el último estallido <strong>de</strong> maldad <strong>de</strong> su corazón. «Fue el golpe hosco <strong>de</strong>l enemigo<br />

<strong>de</strong>rrotado tras la batalla, que <strong>de</strong>nunciaba el odio profundamente arraigado en el corazón <strong>de</strong>l<br />

hombre contra Dios y contra Su Cristo.» No hay acuerdo acerca <strong>de</strong> la significación <strong>de</strong> la<br />

sangre y agua. Algunos toman esto como una indicación <strong>de</strong> que Jesús murió <strong>de</strong> un corazón<br />

quebrantado —pero ya hemos leído que Su muerte fue una acción voluntaria—. Otros creen<br />

que habla <strong>de</strong>l bautismo y <strong>de</strong> la cena <strong>de</strong>l Señor, pero esto parece muy imaginativo. La<br />

sangre habla <strong>de</strong> purificación <strong>de</strong> la culpa <strong>de</strong>l pecado, mientras que el agua tipifica la<br />

purificación <strong>de</strong> la contaminación <strong>de</strong>l pecado por medio <strong>de</strong> la Palabra.<br />

Esto se expresa en la siguiente estrofa:<br />

Que el agua y la sangre,<br />

Que <strong>de</strong> tu costado abierto brotó,<br />

Sean <strong>de</strong>l pecado el remedio doble,<br />

Y <strong>de</strong> su culpa y po<strong>de</strong>r me salven.<br />

August Toplady<br />

19:35 Este versículo pue<strong>de</strong> referirse al hecho <strong>de</strong> que las piernas <strong>de</strong> Jesús no fueron<br />

quebradas, a que el costado <strong>de</strong> Jesús fue traspasado, o a toda la escena <strong>de</strong> la crucifixión. El<br />

que lo vio se refiere indudablemente a Juan, que escribió el relato.<br />

19:36 Este versículo claramente mira atrás al versículo 33 como cumplimiento <strong>de</strong><br />

Éxodo 12:46: «No quebrarás hueso suyo». Este versículo se refiere al cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la pascua.<br />

El <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> Dios era que los huesos se habían <strong>de</strong> mantener íntegros. Cristo es el<br />

verda<strong>de</strong>ro Cor<strong>de</strong>ro Pascual, cumpliendo el tipo con gran exactitud.<br />

19:37 El versículo 37 mira retrospectivamente al versículo 34. Aunque el soldado no lo<br />

sabía, su acción fue otro maravilloso cumplimiento <strong>de</strong> la Escritura (Zac. 12:10). «El<br />

hombre tiene su maldad, pero Dios tiene su camino.» La profecía <strong>de</strong> Zacarías se refiere al<br />

día futuro en que los judíos creyentes verán al Señor volviendo a la tierra. «Mirarán a mí, a<br />

quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito.»<br />

L. La sepultura en el sepulcro <strong>de</strong> José (19:38–42)<br />

19:38 Ahora comienza el relato <strong>de</strong> la sepultura <strong>de</strong> Jesús. Hasta ahora, José <strong>de</strong><br />

Arimatea había sido un creyente secreto. El miedo <strong>de</strong> los judíos le había impedido<br />

confesar abiertamente a Cristo. Ahora se presentó valerosamente para reclamar el cuerpo<br />

<strong>de</strong> Jesús para sepultarlo. Con ello se exponía a la excomunión, persecución y violencia. Es<br />

sólo <strong>de</strong> lamentar que no estuviese dispuesto a manifestarse en público por un Maestro<br />

rechazado mientras Jesús ministraba aún a las masas.<br />

19:39–40 Los lectores <strong>de</strong> Juan ya están familiarizados con Nico<strong>de</strong>mo, pues ya se han<br />

encontrado con él cuando acudió a Jesús <strong>de</strong> noche (cap. 3), y cuando también apremió a<br />

que Jesús fuese oído con justicia por el Sanedrín (Jn. 7:50, 51). Ahora se reúne con José,<br />

llevando cien libras <strong>de</strong> mirra y <strong>de</strong> áloes. Estas especias estaban probablemente en forma<br />

<strong>de</strong> polvo y eran esparcidas sobre el cuerpo. Luego el cuerpo era envuelto en lienzos.


19:41 Casi cada <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> este pasaje fue en cumplimiento <strong>de</strong> la profecía. Isaías había<br />

predicho que los hombres querrían sepultar al Mesías con los malvados, pero que sería con<br />

los ricos en Su muerte (Is. 53:9). Un sepulcro nuevo en un huerto pertenecería<br />

evi<strong>de</strong>ntemente a un hombre rico. En Mateo apren<strong>de</strong>mos que pertenecía a José <strong>de</strong> Arimatea.<br />

19:42 El cuerpo <strong>de</strong> Jesús fue puesto en el sepulcro. Los judíos estaban ansiosos por<br />

librarse <strong>de</strong>l cuerpo por su fiesta que comenzaba en la puesta <strong>de</strong>l sol. Pero todo esto formaba<br />

parte <strong>de</strong> la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> que el cuerpo <strong>de</strong>bería estar en el corazón <strong>de</strong> la tierra<br />

por tres días y tres noches. En relación con esto, <strong>de</strong>beríamos observar que en la cuenta judía<br />

se consi<strong>de</strong>raba cualquier parte <strong>de</strong> un día como un día entero. De modo que el hecho <strong>de</strong> que<br />

el Señor estuviese en el sepulcro por una parte <strong>de</strong> tres días fue aún un cumplimiento <strong>de</strong> Su<br />

predicción en Mateo 12:40.<br />

IX. EL TRIUNFO DEL HIJO DE DIOS (Cap. 20)<br />

A. El sepulcro vacío (20:1–10)<br />

20:1 El primer día <strong>de</strong> la semana era domingo. María Magdalena fue <strong>de</strong> madrugada<br />

al sepulcro antes <strong>de</strong>l amanecer. Es probable que el sepulcro fuese una pequeña estancia<br />

tallada en la la<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> un monte o en la pared <strong>de</strong> un acantilado. La piedra tenía<br />

indudablemente una forma <strong>de</strong> moneda —redonda y plana—. Se ajustaría a un surco o<br />

acanaladura a lo largo <strong>de</strong>l frente <strong>de</strong>l sepulcro, y podía hacerse rodar hasta <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la<br />

abertura para cerrarla. Cuando María llegó allá, la piedra ya había sido movida. Esto, <strong>de</strong><br />

paso, había tenido lugar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo, como lo conocemos por<br />

Mateo 28.<br />

20:2 Inmediatamente, María corrió en busca <strong>de</strong> Pedro y Juan con el sofocado anuncio<br />

<strong>de</strong> que se habían llevado <strong>de</strong>l sepulcro el cuerpo <strong>de</strong>l Señor. No dijo quién lo había hecho,<br />

sino que dijo se han llevado para indicar que esto era todo lo que sabía. Se <strong>de</strong>bería<br />

observar la fi<strong>de</strong>lidad y <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> las mujeres durante la crucifixión y resurrección <strong>de</strong><br />

nuestro Señor. Los discípulos habían abandonado al Señor y habían emprendido la huida.<br />

Las mujeres se quedaron cerca sin preocuparse por su seguridad personal. Estas cosas no<br />

carecen <strong>de</strong> significado.<br />

20:3–4 Es difícil imaginar qué estarían pensando Pedro y Juan al apresurarse hacia el<br />

huerto cerca <strong>de</strong>l Calvario. Juan era probablemente más joven que Pedro y llegó primero al<br />

sepulcro.<br />

20:5 Es probable que el sepulcro tuviese la abertura baja, precisando que uno se tuviese<br />

que inclinar para mirar. Juan vio los lienzos colocados en el suelo. ¿Habían sido<br />

<strong>de</strong>senrollados <strong>de</strong>l cuerpo, o seguían teniendo la forma general en que habían sido arrollados<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cuerpo? Sospechamos que esto último era el caso. Pero no entró en el<br />

sepulcro.<br />

20:6–7 Para ahora, Pedro había llegado a don<strong>de</strong> él y entró en el sepulcro sin vacilar.<br />

Hay algo en su naturaleza impulsiva que nos hace sentirnos i<strong>de</strong>ntificados con él. También<br />

él vio los lienzos colocados en el suelo, pero el cuerpo <strong>de</strong>l Salvador no estaba allí.<br />

El <strong>de</strong>talle acerca <strong>de</strong>l sudario se aña<strong>de</strong> para mostrar que la partida <strong>de</strong>l Señor fue<br />

or<strong>de</strong>nada y sin precipitaciones. ¡Si alguien hubiese robado el cuerpo, no habría entretenido<br />

en enrollar cuidadosamente el sudario!


20:8 Juan entró en el sepulcro y vio la disposición or<strong>de</strong>nada <strong>de</strong> los lienzos y <strong>de</strong>l<br />

sudario. Pero cuando dice que vio, y creyó, significa más que la visión física. Significa que<br />

comprendió. Delante <strong>de</strong> él había las evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo. Le mostraron<br />

lo que había sucedido, y… creyó.<br />

20:9 Hasta ahora mismo, los discípulos no habían verda<strong>de</strong>ramente comprendido la<br />

Escritura <strong>de</strong>l AT que <strong>de</strong>cía que era menester que el Mesías resucitase <strong>de</strong> los muertos. El<br />

Señor mismo se lo había dicho a ellos en repetidas ocasiones, pero no lo habían asimilado.<br />

Juan fue el primero en compren<strong>de</strong>r.<br />

20:10 Y volvieron los discípulos a los suyos, allí don<strong>de</strong> se alojaban —probablemente<br />

en Jerusalén—. Indudablemente, llegaron a la conclusión <strong>de</strong> que <strong>de</strong> nada servía esperar<br />

junto al sepulcro. Sería mejor irse y contar a los otros discípulos lo que habían encontrado.<br />

B. La aparición a María Magdalena (20:11–18)<br />

20:11 Las primeras dos palabras son impresionantes: Pero María. Los otros dos<br />

discípulos se fueron a casa, pero María… Otra vez nos encontramos con el amor y la<br />

<strong>de</strong>voción <strong>de</strong> una mujer. Mucho le había sido perdonado, y por ello mismo amaba mucho.<br />

Mantuvo una solitaria vigilia junto al sepulcro, llorando, porque, pensaba ella, el cuerpo<br />

había sido robado, probablemente por los enemigos <strong>de</strong>l Señor.<br />

20:12 Esta vez, al mirar <strong>de</strong>ntro, vio a dos ángeles, sentados don<strong>de</strong> el cuerpo <strong>de</strong> Jesús<br />

había estado. Es digno <strong>de</strong> mención cómo estos magnos hechos son narrados con sosiego y<br />

sin emoción.<br />

20:13 María no pareció sentir ningún temor ni sorpresa. Respondió a la pregunta <strong>de</strong><br />

ellos como si fuese una experiencia normal. Es evi<strong>de</strong>nte por la respuesta <strong>de</strong> ella que no se<br />

había dado cuenta <strong>de</strong> que Jesús había resucitado y volvía a vivir.<br />

20:14 En este punto, algo le hizo mirar <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ella. Era el mismo Jesús, pero no le<br />

reconoció. Era aún muy <strong>de</strong> madrugada y quizá todavía no había salido el sol. Había estado<br />

llorando todo el rato e indudablemente tenía la vista borrosa. A<strong>de</strong>más, es posible que Dios<br />

le impidiese reconocer al Señor hasta que llegase el momento a<strong>de</strong>cuado.<br />

20:15 El Señor conocía las respuestas a estas preguntas. Quería oírlas <strong>de</strong> sus propios<br />

labios. Ella pensaba que Él era el hortelano. El Salvador <strong>de</strong>l mundo pue<strong>de</strong> estar muy cerca<br />

<strong>de</strong> los hombres, y sin embargo no ser reconocido. Generalmente acu<strong>de</strong> con una apariencia<br />

humil<strong>de</strong>, y no como uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra. En su respuesta, María no nombró al<br />

Señor. Tres veces se refirió a Jesús <strong>de</strong> manera oblicua. Sólo había una Persona que le<br />

interesaba, y consi<strong>de</strong>raba innecesario dar mayores i<strong>de</strong>ntificaciones.<br />

20:16 María oyó ahora una voz familiar que la llamaba por su nombre. No había<br />

posibilidad <strong>de</strong> confusión —¡era Jesús!—. Le llamó Rabuní, que significa «mi Gran<br />

Maestro». En realidad, ella estaba todavía pensando en Él como el Gran Maestro que había<br />

conocido. No se daba cuenta <strong>de</strong> que era ahora más que su Maestro —era su Señor y<br />

Salvador—. De modo que el Señor se dispuso a explicarle la nueva y más plena forma en<br />

que le conocería <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora.<br />

20:17 María había conocido personalmente a Jesús como hombre. Había visto milagros<br />

cuando Él estaba presente personalmente. De modo que pensó que si Él no quedaba con<br />

ella en una forma visible, no podría tener esperanza <strong>de</strong> bendición. El Señor tuvo que<br />

corregirla en su manera <strong>de</strong> pensar. Le dijo: «Suéltame, no te aferres a Mí simplemente<br />

como un hombre en la carne. Aún no he subido a mi Padre. Cuando vuelva al cielo, el


Espíritu Santo será enviado a la tierra. Cuando Él venga, me revelará a tu corazón <strong>de</strong> una<br />

manera que nunca antes me has conocido. Estaré más cerca y seré más querido para ti que<br />

nunca lo pudiera ser en Mi vida aquí».<br />

Entonces le dijo que fuese a Sus hermanos y les contase acerca <strong>de</strong>l nuevo or<strong>de</strong>n que<br />

había sido introducido. Por primera vez, el Señor se refirió a los discípulos como «Mis<br />

hermanos». Habían <strong>de</strong> saber que Su Padre era el Padre <strong>de</strong> ellos, y que Su Dios era el Dios<br />

<strong>de</strong> ellos. No fue hasta este momento que los creyentes fueron hechos «hijos» y «here<strong>de</strong>ros<br />

<strong>de</strong> Dios».<br />

El Señor Jesús no dijo: «Nuestro Padre», sino Mi Padre y vuestro Padre. La razón <strong>de</strong><br />

ello es que Dios es Su Padre en un sentido diferente a que lo es nuestro. Dios es el Padre<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad. Cristo es el Hijo por generación eterna. El Hijo es<br />

igual al Padre. Nosotros somos hijos <strong>de</strong> Dios por adopción. Es una relación que comienza<br />

cuando somos salvados, y que nunca terminará. Como hijos <strong>de</strong> Dios, no somos iguales a<br />

Dios, y jamás lo seremos.<br />

20:18 María Magdalena obe<strong>de</strong>ció a este encargo, y vino a ser lo que alguien ha<br />

<strong>de</strong>signado como «la apóstol a los apóstoles». ¿Po<strong>de</strong>mos acaso dudar <strong>de</strong> que este magno<br />

privilegio le fue dado como recompensa por su <strong>de</strong>voción a Cristo?<br />

C. La aparición a Sus discípulos (20:19–23)<br />

20:19 Era ahora el atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong>l domingo. Los discípulos estaban reunidos, quizá en el<br />

aposento alto don<strong>de</strong> se habían encontrado hacía tres noches. Las puertas estaban cerradas…<br />

por miedo a los judíos. De repente, vieron a Jesús <strong>de</strong> pie en medio <strong>de</strong> ellos, y oyeron Su voz<br />

que <strong>de</strong>cía: Paz. Parece claro que el Señor entró en la estancia sin abrir las puertas. Esto era<br />

un milagro. Se <strong>de</strong>bería recordar que Su cuerpo <strong>de</strong> resurrección era un verda<strong>de</strong>ro cuerpo <strong>de</strong><br />

carne y hueso. Pero tenía el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> pasar a través <strong>de</strong> barreras y <strong>de</strong> actuar <strong>de</strong> otras formas<br />

con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las leyes naturales. Las palabras Paz a vosotros tienen ahora un<br />

nuevo significado, porque Cristo ha hecho la paz mediante la sangre <strong>de</strong> Su cruz. Los que<br />

son justificados por la fe tienen paz para con Dios.<br />

20:20 Después <strong>de</strong> anunciarles la paz, les mostró las marcas <strong>de</strong> Su pasión, por medio <strong>de</strong><br />

la que había obtenido la paz. Vieron las señales <strong>de</strong> los clavos y la herida <strong>de</strong> la lanza. El<br />

corazón <strong>de</strong> ellos se quedó embargado <strong>de</strong> gozo al darse cuenta <strong>de</strong> que era verda<strong>de</strong>ramente el<br />

Señor. Había hecho como había dicho que haría. Había resucitado <strong>de</strong> los muertos. El Señor<br />

Resucitado es la fuente <strong>de</strong>l gozo cristiano.<br />

20:21 El versículo 21 es muy hermoso. No se espera <strong>de</strong> los creyentes que gocen <strong>de</strong> Su<br />

paz <strong>de</strong> un modo egoísta. Han <strong>de</strong> compartirla con los otros. De modo que los envía al<br />

mundo, como le había enviado el Padre a Él:<br />

Cristo vino al mundo como Pobre.<br />

Vino como Siervo.<br />

Se vació a Sí mismo.<br />

Se <strong>de</strong>leitó en hacer la voluntad <strong>de</strong>l Padre.<br />

Se i<strong>de</strong>ntificó con el hombre.<br />

Anduvo haciendo el bien.<br />

Lo hizo todo por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

Su meta era la cruz.


Ahora les <strong>de</strong>cía a los discípulos: También yo os envío.<br />

20:22 Éste es uno <strong>de</strong> los versículos más difíciles <strong>de</strong> todo el Evangelio. Leemos que<br />

Jesús sopló sobre los discípulos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. La dificultad resi<strong>de</strong><br />

en que el Espíritu Santo no fue dado hasta más tar<strong>de</strong>, en el día <strong>de</strong> Pentecostés. Pero, ¿cómo<br />

podía el Señor pronunciar estas palabras sin que el acontecimiento sucediese <strong>de</strong> inmediato?<br />

Se han presentado diversas explicaciones: (1) Algunos sugieren que el Señor estaba<br />

sencillamente dando una promesa <strong>de</strong> lo que recibirían en el día <strong>de</strong> Pentecostés. Esto es una<br />

explicación bien poco a<strong>de</strong>cuada. (2) Algunos observan que lo que el Salvador dijo<br />

realmente fue: «Recibid Espíritu Santo», y no «Recibid el Espíritu Santo». Por eso llegan a<br />

la conclusión <strong>de</strong> que los discípulos no recibieron el Espíritu Santo en Su plenitud en ese<br />

momento, sino sólo algún ministerio <strong>de</strong>l Espíritu, como un mayor conocimiento <strong>de</strong> la<br />

verdad, o po<strong>de</strong>r y guía para su misión. Dicen que los discípulos recibieron una garantía o<br />

pala<strong>de</strong>o <strong>de</strong>l Espíritu Santo. (3) Otros dicen que fue un <strong>de</strong>rramamiento pleno <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo sobre los discípulos en aquel tiempo. Esto parece improbable, a la vista <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>claraciones como Lucas 24:49 y Hechos 1:4, 5, 8, don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>clara que la venida <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo era aún futura. Es evi<strong>de</strong>nte por Juan 7:39 que el Espíritu no podía venir en<br />

Su plenitud hasta que Jesús fuese glorificado, es <strong>de</strong>cir, hasta que hubiese regresado al cielo.<br />

20:23 Aquí tenemos otro versículo difícil, acerca <strong>de</strong>l que ha habido mucha controversia.<br />

(1) Una postura es que Jesús dio realmente a Sus apóstoles (y a sus supuestos sucesores) la<br />

potestad <strong>de</strong> perdonar pecados o <strong>de</strong> retenerlos. Esto contradice <strong>de</strong> manera directa la<br />

enseñanza bíblica <strong>de</strong> que sólo Dios pue<strong>de</strong> perdonar los pecados (Lc. 5:21). (2) Gaebelein<br />

cita una segunda postura: «El po<strong>de</strong>r prometido y la autoridad dada tienen relación con la<br />

predicación <strong>de</strong>l Evangelio, anunciando en base <strong>de</strong> qué condiciones se perdonarían los<br />

pecados, y si estas condiciones no se aceptan, los pecados serían retenidos». (3) Una tercera<br />

postura (similar a la segunda) y que aceptamos, es que los discípulos recibieron la potestad<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar perdonados los pecados.<br />

Ilustremos esta tercera postura. Los discípulos salen a predicar el evangelio. Algunas<br />

personas se arrepienten <strong>de</strong> sus pecados y reciben al Señor Jesús. Los discípulos están<br />

autorizados a proclamar que sus pecados han sido perdonados. Otros rehúsan arrepentirse<br />

<strong>de</strong> sus pecados y no creen en Cristo. Los discípulos les anuncian que están aún en sus<br />

pecados y que si mueren, se per<strong>de</strong>rán eternamente.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esta explicación, <strong>de</strong>beríamos observar que los discípulos recibieron una<br />

especial autoridad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor para afrontar ciertos pecados. Por ejemplo, en Hechos<br />

5:1–11 Pedro empleó esta potestad, y resultó en la muerte <strong>de</strong> Ananías y Safira. A Pablo se<br />

le ve reteniendo el pecado <strong>de</strong> un transgresor en 1 Corintios 5:3–5, 12, 13, y remitiendo<br />

pecado en 2 Corintios 2:4–8. En estos casos, se trata <strong>de</strong>l perdón <strong>de</strong>l castigo <strong>de</strong> estos<br />

pecados en esta vida.<br />

D. La duda tornada en fe (20:24–29)<br />

20:24 No <strong>de</strong>beríamos saltar a la conclusión <strong>de</strong> que Tomás <strong>de</strong>bería ser censurado por no<br />

estar presente. No se dice nada que indique la razón <strong>de</strong> su ausencia.<br />

20:25 Tomás sí que es censurable por su actitud incrédula. Quería una prueba visible y<br />

tangible <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong>l Señor; en caso contrario, no iba a creer <strong>de</strong> ningún modo.<br />

Ésta es la actitud <strong>de</strong> muchos en la actualidad, pero no es razonable. Hasta los científicos<br />

creen muchas cosas que no pue<strong>de</strong>n ver ni tocar.


20:26 Una semana más tar<strong>de</strong>, el Señor se apareció <strong>de</strong> nuevo a Sus discípulos. Esta vez,<br />

Tomás sí estaba con ellos. De nuevo el Señor entró en la estancia <strong>de</strong> forma milagrosa y <strong>de</strong><br />

nuevo los saludó con un «Paz a vosotros» .<br />

20:27 El Señor trató paciente y bondadosamente con este infiel discípulo. Le invitó a<br />

comprobar la realidad <strong>de</strong> Su resurrección poniendo su mano en la herida que la lanza había<br />

abierto en Su costado.<br />

20:28 Tomás quedó convencido. No sabemos si llegó a poner su mano en el costado<br />

<strong>de</strong>l Señor. Pero al menos supo que Jesús había resucitado, y que Él era Señor y Dios. John<br />

Boys lo expresa <strong>de</strong> una manera muy fina: «Reconoció la divinidad que no veía por las<br />

heridas que sí veía.»<br />

20:29 Lo importante es que Jesús aceptó la adoración como Dios. Si sólo hubiese sido<br />

un hombre, la habría rehusado. Pero la fe <strong>de</strong> Tomás no era <strong>de</strong> la clase que más agradaba a<br />

Dios. Era fe basada en vista. De ahí que Jesús le dijese: Más bienaventurados son los que<br />

no vieron, y creyeron.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia más segura es la Palabra <strong>de</strong> Dios. Si Dios dice algo, le honramos<br />

creyéndolo; pero le <strong>de</strong>shonramos cuando pedimos evi<strong>de</strong>ncias adicionales. Deberíamos creer<br />

sencillamente porque Él lo ha dicho, y porque no pue<strong>de</strong> mentir ni errar.<br />

E. El propósito <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> Juan (20:30, 31)<br />

No todos los milagros que hizo Jesús están registrados en el Evangelio <strong>de</strong> Juan. El<br />

Espíritu Santo seleccionó las señales que cuadraban con Su propósito.<br />

Aquí tenemos el objeto <strong>de</strong> Juan al escribir este libro: Era para que sus lectores creyesen<br />

que Jesús es el Cristo, el Mesías, el Hijo <strong>de</strong> Dios, y para que creyendo, tengan vida<br />

eterna en Su nombre.<br />

¿Has creído?<br />

X. EPÍLOGO: EL HIJO RESUCITADO CON LOS SUYOS<br />

(Cap. 21)<br />

A. Cristo se aparece a Sus discípulos en Galilea (21:1–14)<br />

21:1 La escena cambia ahora al mar <strong>de</strong> Tibería<strong>de</strong>s (o, <strong>de</strong> Galilea). Los discípulos habían<br />

viajado al norte a sus hogares en Galilea. El Señor Jesús se encontró allí con ellos. La frase<br />

<strong>de</strong> esta manera significa que Juan está a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir la manera en que Cristo se les<br />

apareció.<br />

21:2 Siete <strong>de</strong> los discípulos estaban juntos entonces: Pedro, Tomás, Natanael, Jacobo<br />

y Juan (los hijos <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o), y otros dos cuyos nombres no nos son dados.<br />

21:3 Simón Pedro <strong>de</strong>cidió ir a pescar al lago, y los otros anunciaron que le<br />

acompañaban. Ésta parecía ser una <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> lo más natural, aunque algunos estudiosos<br />

<strong>de</strong> la Biblia creen que este viaje no estaba en la voluntad <strong>de</strong> Dios y que fueron sin primero<br />

orar. Aquella noche no pescaron nada. ¡No eran los primeros pescadores en pasar una<br />

noche <strong>de</strong> pesca sin éxito! Esto ilustra cuán inútiles son los esfuerzos humanos aparte <strong>de</strong> la<br />

ayuda divina, especialmente en la cuestión <strong>de</strong> pescar almas.


21:4 Jesús estaba esperándolos cuando llegaron remando a la playa, cuando estaba<br />

amaneciendo; ellos no lo reconocieron. Quizá era todavía muy oscuro, o quizá fueron<br />

impedidos <strong>de</strong> reconocerle por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />

21:5 Es lo mismo que si el Señor les preguntase: «Jóvenes, ¿tenéis algo <strong>de</strong> comer?»<br />

Frustrados, le respondieron: No.<br />

21:6 Por lo que a ellos concernía, se trataba <strong>de</strong> un extraño paseándose por la playa. Sin<br />

embargo, respondiendo a Su consejo, echaron la red a la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> la barca, ¡y sucedió<br />

lo maravilloso! Una gran carga <strong>de</strong> peces! ¡Tantos que no podían sacar la red! Esto muestra<br />

que el Señor Jesús tenía un perfecto conocimiento <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> se encontraban los peces en el<br />

lago. También nos enseña que cuando el Señor dirige nuestro servicio, no hay re<strong>de</strong>s vacías.<br />

Sabe dón<strong>de</strong> hay almas listas para ser salvadas, y está dispuesto a dirigirnos a ellas —si le<br />

<strong>de</strong>jamos.<br />

21:7 Juan fue el primero en reconocer al Señor, y en el acto se lo dijo a Pedro. Éste se<br />

ciñó la ropa exterior y se dirigió a la playa. No se nos dice si nadó o va<strong>de</strong>ó o, como<br />

algunos sugieren, anduvo sobre el agua.<br />

21:8 Los otros discípulos pasaron <strong>de</strong> la barca gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> pesca a una barca pequeña <strong>de</strong><br />

remos y arrastraron la red la distancia que quedaba hasta tierra, <strong>de</strong> unos cincuenta metros.<br />

21:9 El Salvador tenía ya listo el <strong>de</strong>sayuno para ellos —pez asado y pan—. No<br />

sabemos si el Señor atrapó este pescado o si lo consiguió <strong>de</strong> alguna manera sobrenatural.<br />

Pero sí apren<strong>de</strong>mos que Él no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuestros pobres esfuerzos. Sin duda alguna, en el<br />

cielo sabremos que aunque muchas personas fueron salvadas por la predicación y el<br />

testimonio personal, muchos otros fueron salvados por el Señor mismo, sin ayuda humana.<br />

21:10 Ahora les dijo que trajesen la red con los peces —no para cocerlos, sino para<br />

contarlos—. Así, recordarían que «el secreto <strong>de</strong>l éxito es trabajar a Sus ór<strong>de</strong>nes y actuar<br />

con una obediencia implícita a Su palabra».<br />

21:11 La Biblia nos da la cantidad exacta <strong>de</strong> los peces en la red —ciento cincuenta y<br />

tres—. Se han dado muchas e interesantes explicaciones acerca <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> este<br />

número: (1) El número <strong>de</strong> lenguas en el mundo en aquella época. (2) El número <strong>de</strong> razas o<br />

tribus en el mundo, por las que se esparciría el evangelio. (3) El número <strong>de</strong> clases diferentes<br />

<strong>de</strong> peces en el mar <strong>de</strong> Galilea, o en el mundo. De lo que no hay duda es que habla <strong>de</strong> la<br />

variedad <strong>de</strong> los que serían salvados por la predicación <strong>de</strong>l evangelio —algunos <strong>de</strong> cada<br />

tribu y nación—. Los pescadores sabían que era asombroso que no se rompió la red. Esto<br />

es evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que «la obra <strong>de</strong> Dios hecha a la manera <strong>de</strong> Dios nunca carecerá <strong>de</strong> los<br />

recursos <strong>de</strong> Dios». Él se cuidará <strong>de</strong> que la red no se rompa.<br />

21:12 Se oye la invitación a comer, y los discípulos se reúnen alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la fogata<br />

para participar en las buenas cosas que Jesús ha proveído. Pedro <strong>de</strong>bía tener sus propios<br />

pensamientos al ver las brasas. ¿Recordaba el fuego junto al que se había calentado cuando<br />

negó a Jesús? Los discípulos tuvieron un extraño sentimiento <strong>de</strong> maravilla y solemnidad en<br />

presencia <strong>de</strong> Jesús. Allí estaba Él, en Su cuerpo <strong>de</strong> resurrección. Le hubiesen querido hacer<br />

muchas preguntas, pero no se atrevían. Sabían que era el Señor Jesús —incluso si sentían<br />

que un cierto aire <strong>de</strong> misterio envolvía Su persona.<br />

21:13 Jesús les sirvió ahora el <strong>de</strong>sayuno. Y probablemente recordaron una ocasión<br />

similar en la que alimentó a los cinco mil con unos pocos panes y peces.<br />

21:14 Ésta era ya la tercera vez que Juan menciona que Jesús se apareció a Sus<br />

discípulos. Por los otros evangelios está claro que hubo otras ocasiones. En este Evangelio,<br />

se apareció a los discípulos al atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> la resurrección, luego una semana más<br />

tar<strong>de</strong>, y ahora, en la playa <strong>de</strong>l azul Lago <strong>de</strong> Galilea.


B. La restauración <strong>de</strong> Pedro (21:15–17)<br />

21:15 El Señor se cuidó primero <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s físicas. Cuando estuvieron<br />

calientes y alimentados, pasó Su atención a Pedro y trató los asuntos espirituales. Pedro<br />

había negado en público al Señor en tres ocasiones. Des<strong>de</strong> entonces, se había arrepentido y<br />

había sido restaurado a la comunión con el Señor. En estos versículos, la restauración <strong>de</strong><br />

Pedro es públicamente reconocida por el Señor.<br />

Se ha observado a menudo que en estos versículos se emplean dos palabras diferentes<br />

para amor. Podríamos parafrasear el versículo 15 como sigue: «Simón, hijo <strong>de</strong> Jonás, me<br />

amas más que estos otros discípulos?» Le respondió: «Sí, Señor; tú sabes que te tengo<br />

afecto.» Pedro no iba ya a jactarse <strong>de</strong> que nunca <strong>de</strong>jaría al Señor, aunque los otros pudiesen<br />

<strong>de</strong>jarle. Había aprendido su lección.<br />

«Apacienta mis cor<strong>de</strong>ros», dijo Jesús. Una forma muy práctica <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar el amor a<br />

Cristo es alimentar a los jóvenes <strong>de</strong> Su rebaño. Es notorio ver que la conversación había<br />

cambiado <strong>de</strong> pescar a pastorear. Primero se refiere a evangelizar; <strong>de</strong>spués sugiere la<br />

enseñanza y el cuidado pastoral.<br />

21:16 Por segunda vez, el Señor preguntó a Pedro si le amaba. Pedro respondió por<br />

segunda vez, con una sana <strong>de</strong>sconfianza <strong>de</strong> sí mismo: Tú sabes que tengo afecto por ti.<br />

Esta vez le dijo: Pastorea mis ovejas. Hay cor<strong>de</strong>ros y ovejas en el rebaño <strong>de</strong>l Señor, y<br />

necesitan el amante cuidado <strong>de</strong> uno que ama al Pastor.<br />

21:17 Pedro había negado tres veces al Señor. Igualmente recibió tres oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

confesarle. Esta vez, Pedro apeló al hecho <strong>de</strong> que Jesús era Dios y que por ello mismo sabía<br />

todas las cosas. Le dijo la tercera vez: Señor, tú sabes que te tengo afecto. Y por última<br />

vez le fue dicho que podría <strong>de</strong>mostrar esto apacentando las ovejas <strong>de</strong> Cristo. En este pasaje,<br />

la lección subyacente es que el amor para Cristo es el único motivo aceptable para servirle.<br />

C. Jesús predice la muerte <strong>de</strong> Pedro (21:18–23)<br />

21:18 Cuando Pedro era más joven, tenía gran libertad <strong>de</strong> movimiento. Pero el Señor<br />

le dice que al final <strong>de</strong> su vida sería arrestado y llevado a ejecución.<br />

21:19 Esto explica el versículo 18. Pedro había <strong>de</strong> glorificar a Dios muriendo como<br />

mártir. Él, que había negado al Señor, recibiría valor para poner su vida por Él. Este<br />

versículo nos recuerda que po<strong>de</strong>mos glorificar a Dios en la muerte lo mismo que en la vida.<br />

Luego Jesús exclamó: Sígueme. Al <strong>de</strong>cir esto, <strong>de</strong>bió comenzar a andar.<br />

21:20 Parece que Pedro comenzó a seguir al Señor, y que luego, volviéndose, vio a<br />

Juan, que también les seguía. Aquí Juan se <strong>de</strong>tiene para i<strong>de</strong>ntificarse como aquel que en la<br />

cena <strong>de</strong> la pascua se había recostado en el pecho <strong>de</strong> Jesús, y le había preguntado por el<br />

nombre <strong>de</strong>l traidor.<br />

21:21 Cuando Pedro vio a Juan, probablemente pasó por su mente el pensamiento:<br />

«¿Qué <strong>de</strong> Juan? ¿Va a morir él también como mártir? ¿O estará aún vivo cuando el Señor<br />

vuelva?». Le preguntó entonces al Señor acerca <strong>de</strong>l futuro <strong>de</strong> Juan.<br />

21:22 La respuesta <strong>de</strong>l Señor era que Pedro no <strong>de</strong>bía ocuparse acerca <strong>de</strong> los últimos<br />

días <strong>de</strong> Juan. Incluso si llegaba a sobrevivir hasta la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo, esto no<br />

<strong>de</strong>bería marcar ninguna diferencia en Pedro. Muchos fracasos en el servicio cristiano tienen<br />

lugar porque los discípulos se ocupan más en lo que suce<strong>de</strong> con los otros que con el Señor<br />

mismo.


21:23 Las palabras <strong>de</strong>l Señor fueron mal citadas. Él no le dijo que Juan estaría aún vivo<br />

cuando volviese. Sólo dijo que aun si esto era así, ¿qué le iba a Pedro? Muchos consi<strong>de</strong>ran<br />

significativo el hecho <strong>de</strong> que Jesús vincula aquí a Juan con Su Segunda Venida, y que Juan<br />

fue quien tuvo el privilegio <strong>de</strong> escribir el Apocalipsis (Revelación) <strong>de</strong> Jesucristo,<br />

<strong>de</strong>scribiendo aquí muy <strong>de</strong>talladamente el fin <strong>de</strong> los tiempos.<br />

D. El testimonio final <strong>de</strong> Juan acerca <strong>de</strong> Jesús (21:24–25)<br />

21:24 Juan aña<strong>de</strong> una palabra <strong>de</strong> testimonio personal tocante a la exactitud <strong>de</strong> las cosas<br />

que había escrito. Otros lo toman como el testimonio <strong>de</strong> los ancianos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Éfeso<br />

sobre el Evangelio <strong>de</strong> Juan.<br />

21:25 ¡No nos asusta tomar literalmente el versículo 25! Jesús es Dios, y por ello<br />

mismo es infinito. No hay límite al significado <strong>de</strong> Sus palabras ni al número <strong>de</strong> Sus obras.<br />

Mientras Él estaba aquí en la tierra, era todavía el Sustentador <strong>de</strong> todas las cosas —el sol, la<br />

luna y las estrellas—. ¿Quién podría jamás <strong>de</strong>scribir lo que mantiene el universo en<br />

movimiento? Incluso acerca <strong>de</strong> Sus milagros sobre la tierra, sólo recibimos la <strong>de</strong>scripción<br />

más sucinta. Pensemos en los nervios, músculos, corpúsculos sanguíneos y otros miembros<br />

que Él controlaba. Pensemos en Su control sobre los microorganismos, peces, y vida<br />

animal. Pensemos en Su conducción en los asuntos <strong>de</strong> los hombres. Pensemos en Su<br />

control sobre la estructura atómica <strong>de</strong> cada fragmento <strong>de</strong> materia en el universo. ¿Podría el<br />

mundo mismo posiblemente contener estos infinitos <strong>de</strong>talles? La respuesta es un «No»<br />

rotundo.<br />

Y así llegamos al fin <strong>de</strong> nuestro comentario sobre el Evangelio <strong>de</strong> Juan. Quizá nos<br />

damos algo más <strong>de</strong> cuenta <strong>de</strong> por qué ha llegado a ser una <strong>de</strong> las secciones más queridas <strong>de</strong><br />

la Biblia. Lo cierto es que no se pue<strong>de</strong> leer <strong>de</strong> manera reflexiva y en oración sin volver a<br />

renovar el amor a la bendita Persona a la que presenta.<br />

Bibliografía<br />

Go<strong>de</strong>t, F. L. Commentary on the Gospel of John. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan Publishing<br />

House, 1969 (reimpresión <strong>de</strong> la ed., 2 vols. en uno).<br />

Hole, F. B. The Gospel of John Briefly Expoun<strong>de</strong>d. Londres: Central Bible Truth Depot, s/f.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Addresses on the Gospel of John. New York: Loizeaux Bros., 1956.<br />

Jones, J. Cynddylan. Studies in the Gospel according to St. John. Toronto: William Briggs,<br />

1885.<br />

Kelly, William. An Exposition of the Gospel of John. Londres: C. A. Hammond Trust Bible<br />

Depot, 1966.<br />

Lenski, R. C. H. The Interpretation of St. John’s Gospel: Augsburg Publishing House,<br />

1942.<br />

Macaulay, J. C. Obedience Unto Death: Devotional Studies in John’s Gospel. Grand<br />

Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1942.<br />

Pink, Arthur W. Exposition of the Gospel of John. Vol. III. Swengel, Pennsylvania: Bible<br />

Truth Depot, 1945.<br />

Rainsford, M. Our Lord Prays for His Own. Chicago: Moody Press, 1955.<br />

Ryle, J. C. Expository Thoughts on the Gospels: St. John. Londres: James Clarke and Co.,<br />

Ltd., 1957.


Tasker, R. V. G. The Gospel According to St. John. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, 1968.<br />

Tenney, Merril C. JOHN: The Gospel of Belief. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, 1948.<br />

Thomas, W. H. G. The Apostle John: Studies in His Life and Writings. Grand Rapids: Wm.<br />

B. Eerdmans Publishing Company, 1968.<br />

Van Ryn, A. Meditations in John. Chicago: Moody Press, 1949.<br />

Vine, W. E. John, His Record of Christ. Londres: Oliphants, 1957.<br />

Westcott, B. F. The Gospel According to St. John. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Co., 1954.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 5 —Juan I. CLIE, Terrassa.<br />

——— Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 6 —Juan II. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico Carroll. Vol. 6 —Evangelios I. CLIE, Terrassa.<br />

——— Comentario Bíblico Carroll. Vol. 6 —Evangelios II. CLIE, Terrassa.<br />

Galán, V. Revelación teológica <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Garret, R. Comentario al Evangelio <strong>de</strong> Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 10 Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Lutero, M. Comentarios <strong>de</strong> Martín Lutero. Vol. 8: Evangelio <strong>de</strong> Juan, caps. 1–4. CLIE,<br />

Terrassa.<br />

Meyer, F. B. Amor hasta lo sumo. CLIE, Terrassa.<br />

——— Vida y luz <strong>de</strong> los hombres. CLIE, Terrassa.<br />

Pettingill, W. L. Estudios Pettingill: Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Puigvert, P. Biblia y su Mensaje. Vol. 13: Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Ryle, J. C. Evangelios Explicados. Vol. 4: Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Simpson, A. B. Comentario al Evangelio <strong>de</strong> Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Speer, R. E. Evangelios <strong>de</strong> Juan: Sugestiones para el estudio. CLIE, Terra


LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES<br />

Introducción<br />

«Cristo es el tema, la <strong>iglesia</strong> es el medio, y el Espíritu es el po<strong>de</strong>r.»<br />

W. Graham Scroggie<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Los Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles es la única historia inspirada <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>; es asimismo la<br />

primera historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y la única historia primaria <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> que cubre los<br />

primeros días <strong>de</strong> la fe. Todas las otras sencillamente recurren a la obra <strong>de</strong> Lucas con la<br />

adición <strong>de</strong> algunas tradiciones (¡y muchas conjeturas!). Sin este libro, estaríamos<br />

totalmente a oscuras. Pasar directamente <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> nuestro Señor en los Evangelios a las<br />

Epístolas sería un salto enorme. ¿Quiénes eran las congregaciones a las que éstas se<br />

dirigían, y cómo se originaron? Hechos da respuesta a estas y muchas otras preguntas. Es<br />

un puente no sólo entre la vida <strong>de</strong> Cristo y la vida cristiana enseñada en las Epístolas, sino<br />

también un enlace <strong>de</strong> transición entre el judaísmo y el cristianismo, entre la Ley y la Gracia.<br />

Ésta constituye una <strong>de</strong> las principales dificulta<strong>de</strong>s en la interpretación <strong>de</strong> Hechos, esto es, el<br />

gradual ensanchamiento <strong>de</strong> los horizontes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un pequeño movimiento judío centrado en<br />

Jerusalén hasta la fe mundial que se ha introducido ya en la misma capital <strong>de</strong>l Imperio.<br />

II. Paternidad<br />

La paternidad <strong>de</strong> Lucas y Hechos es la misma, y en esto el acuerdo es casi universal. Si<br />

el Tercer Evangelio es <strong>de</strong> Lucas, lo mismo suce<strong>de</strong> con Hechos, y viceversa (véase<br />

Introducción a Lucas).<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> que Lucas escribió Hechos es temprana, po<strong>de</strong>rosa y extensa. El<br />

Prólogo Antimarcionita a Lucas (c. 160–180), el Canon <strong>de</strong> Muratori (c. 170–200) y los<br />

primeros padres <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, Ireneo, Clemente <strong>de</strong> Alejandría, Tertuliano y Orígenes<br />

concuerdan todos en la paternidad lucana <strong>de</strong> Hechos. Lo mismo suce<strong>de</strong> con todos los que le<br />

siguen en la historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, incluyendo autorida<strong>de</strong>s como Eusebio y Jerónimo.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna en Hechos mismo <strong>de</strong> que Lucas lo escribió es triple. Al comienzo<br />

<strong>de</strong> Hechos, el escritor se refiere <strong>de</strong> manera expresa a una obra anterior, también <strong>de</strong>dicada a<br />

Teófilo. Lucas 1:1–4 exhibe que el relato mencionado es el <strong>de</strong>l Tercer Evangelio. El estilo,<br />

la perspectiva compasiva, el vocabulario, el énfasis apologético y muchos <strong>de</strong>talles<br />

pequeños ligan las dos obras. Si no fuese por el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> incluir a Lucas con los otros tres<br />

Evangelios, es indudable que ambas obras habrían sido puestas juntas, como 1 y 2<br />

Corintios.<br />

Segundo, en base al texto <strong>de</strong> Hechos es evi<strong>de</strong>nte que el autor era compañero <strong>de</strong> viaje <strong>de</strong><br />

Pablo. Esto se exhibe en los famosos pasajes en primera persona <strong>de</strong>l plural,<br />

«nosotros» (16:10–17; 20:5–21:18; 27:1–28:16), don<strong>de</strong> el autor está realmente presente en<br />

los hechos que se registran. Los intentos <strong>de</strong> los escépticos por explicar estos pasajes como<br />

un toque «ficticio» no son convincentes. Si hubiesen sólo sido añadidos para hacer que la<br />

obra pareciese más auténtica, ¿por qué se introducen con tanta parquedad y sutileza —y<br />

por qué no se da nombre al «yo» implícito en el «nosotros»?


Finalmente, al eliminar los otros compañeros <strong>de</strong> Pablo mencionados por el autor en<br />

tercera persona, así como compañeros que se sabe que no estuvieron con Pablo durante las<br />

secciones en «nosotros», la única persona viable que queda es Lucas.<br />

III. Fecha<br />

Si bien la fecha <strong>de</strong> algunos libros <strong>de</strong>l NT no es crucial, es más importante en Hechos,<br />

que es <strong>de</strong> manera específica una historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y a<strong>de</strong>más la primera.<br />

Se han propuesto tres fechas para Hechos, dos <strong>de</strong> ellas que aceptan la paternidad lucana,<br />

y una que la niega:<br />

1. Una fecha <strong>de</strong>l siglo II excluye naturalmente a Lucas como autor. Difícilmente habría<br />

podido vivir más allá <strong>de</strong>l 80 u 85 d.C. como mucho. Aunque algunos eruditos (liberales)<br />

piensan que el autor empleó las Antigüeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Josefo (c. 93 d.C.), los paralelos que<br />

preten<strong>de</strong>n acerca <strong>de</strong> Teudas (Hch. 5:36) no concuerdan, y en todo caso las similitu<strong>de</strong>s no<br />

son fuertes.<br />

2. Una postura comúnmente admitida es que Lucas escribió Lucas-Hechos entre los años<br />

70–80. Esto permitiría que Lucas hubiese empleado Marcos en su Evangelio<br />

(probablemente <strong>de</strong> los 60).<br />

3. Se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r bien la postura <strong>de</strong> que Lucas acabó Hechos don<strong>de</strong> lo hizo poco<br />

<strong>de</strong>spués que termina la historia <strong>de</strong>l libro —durante el primer encarcelamiento <strong>de</strong> Pablo en<br />

Roma.<br />

Es posible que Lucas tuviese el proyecto <strong>de</strong> escribir un tercer volumen (evi<strong>de</strong>ntemente<br />

no fue la voluntad <strong>de</strong> Dios), <strong>de</strong> modo que Lucas no citó aún en este libro los<br />

acontecimientos <strong>de</strong>vastadores (para los cristianos) entre los años 63 y 70 d.C. Sin embargo,<br />

las siguientes omisiones sugieren la fecha temprana: La feroz persecución <strong>de</strong> los cristianos<br />

en Italia a manos <strong>de</strong> Nerón <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l incendio <strong>de</strong> Roma (64); la guerra judía con Roma<br />

(66–70); el martirio <strong>de</strong> Pedro y Pablo (a finales <strong>de</strong> los 60); y lo más traumático <strong>de</strong> todo para<br />

los judíos y los cristianos hebreos, la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén. Por ello, lo más probable es<br />

que Lucas escribió Hechos mientras Pablo estaba encarcelado en Roma, el 62 o 63 d.C.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles palpita con vida y acción. Ahí vemos al Espíritu Santo<br />

obrando, formando la <strong>iglesia</strong>, energizándola y expandiéndola. Es el magnífico registro <strong>de</strong>l<br />

Soberano Espíritu, empleando los instrumentos más improbables, venciendo los más<br />

formidables obstáculos, usando los métodos menos convencionales, y logrando los mejores<br />

resultados.<br />

Hechos reempren<strong>de</strong> la narración allí don<strong>de</strong> la <strong>de</strong>jan los Evangelios, y luego nos lleva a<br />

través <strong>de</strong> unas rápidas y dramáticas <strong>de</strong>scripciones a lo largo <strong>de</strong> los primeros y turbulentos<br />

años <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva. Es el registro <strong>de</strong>l gran periodo <strong>de</strong> transición cuando la <strong>iglesia</strong><br />

<strong>de</strong>l NT se estaba liberando <strong>de</strong> las mortajas <strong>de</strong>l judaísmo y exhibiendo su carácter distintivo<br />

como una nueva comunión en la que judíos y gentiles son uno en Cristo. Por esta razón,<br />

Hechos ha sido muy idóneamente llamado la historia <strong>de</strong> «el <strong>de</strong>stete <strong>de</strong> Isaac».<br />

Al leer, sentimos algo <strong>de</strong>l entusiasmo espiritual que se hace presente cuando Dios está<br />

obrando. Al mismo tiempo, sentimos la tensión que surge cuando tanto el pecado como<br />

Satanás se oponen y obstruyen.


En los primeros 12 capítulos, el apóstol Pedro ocupa un puesto clave, con su valerosa<br />

predicación a la nación <strong>de</strong> Israel. Des<strong>de</strong> el capítulo 13 en a<strong>de</strong>lante, el Apóstol Pablo pasa al<br />

frente como el celoso, inspirado e infatigable apóstol a los gentiles.<br />

Hechos cubre un periodo <strong>de</strong> unos 33 años. J. B. Phillips observa que en ningún periodo<br />

comparable <strong>de</strong> la historia humana «nunca ningún grupo pequeño <strong>de</strong> personas ordinarias ha<br />

movido <strong>de</strong> tal forma el mundo que sus enemigos pudiesen <strong>de</strong>cir, con lágrimas <strong>de</strong> rabia en<br />

sus ojos, que esos hombres ―han revolucionado el mundo‖».<br />

BOSQUEJO<br />

I. LA IGLESIA EN JERUSALÉN (Caps. 1–7)<br />

A. La promesa <strong>de</strong>l Espíritu por el Señor Resucitado (1:1–5)<br />

B. El mandato <strong>de</strong>l Señor a los Apóstoles antes <strong>de</strong> Su ascensión (1:6–11)<br />

C. Los discípulos esperan en oración en Jerusalén (1:12–26)<br />

D. El Día <strong>de</strong> Pentecostés y el Nacimiento <strong>de</strong> la Iglesia (2:1–47)<br />

E. La curación <strong>de</strong> un cojo, y la acusación <strong>de</strong> Pedro a Israel (3:1–26)<br />

F. La persecución y el crecimiento <strong>de</strong> la Iglesia (4:1–7:60)<br />

II. LA IGLESIA EN JUDEA Y SAMARIA (Caps. 8:1–9:31)<br />

A. El ministerio <strong>de</strong> Felipe en Samaria (8:1–25)<br />

B. Felipe y el Eunuco <strong>de</strong> Etiopía (8:26–40)<br />

C. La conversión <strong>de</strong> Saulo <strong>de</strong> Tarso (9:1–31)<br />

III. LA IGLESIA HASTA LO ÚLTIMO DE LA TIERRA (Caps. 9:32–28:31)<br />

A. La predicación <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong>l Evangelio a los gentiles (9:32–11:18)<br />

B. La implantación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Antioquía (11:19–30)<br />

C. La persecución a manos <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s y la muerte <strong>de</strong>l mismo (12:1–23)<br />

D. El primer viaje misionero <strong>de</strong> Pablo: Galacia (12:24–14:28)<br />

E. El Concilio en Jerusalén (15:1–35)<br />

F. El segundo viaje misionero <strong>de</strong> Pablo: Asia Menor y Grecia (15:36–18:22)<br />

G. El tercer viaje misionero <strong>de</strong> Pablo: Asia Menor y Grecia (18:23–21:26)<br />

H. El arresto y los juicios <strong>de</strong> Pablo (21:27–26:32)<br />

I. La travesía <strong>de</strong> Pablo a Roma y el naufragio (27:1–28:16)<br />

J. El arresto domiciliario <strong>de</strong> Pablo y su testimonio a los judíos en Roma (28:17–<br />

31)<br />

Comentario<br />

I. LA IGLESIA EN JERUSALÉN (Caps. 1–7)<br />

A. La promesa <strong>de</strong>l Espíritu por el Señor Resucitado (1:1–5)<br />

1:1 El Libro <strong>de</strong> los Hechos comienza con un recordatorio. Lucas, el médico amado,<br />

había ya escrito antes a Teófilo —un escrito que ahora conocemos como El Evangelio<br />

Según Lucas (véase Lucas 1:1–4)—. En los últimos versículos <strong>de</strong> aquel Evangelio le <strong>de</strong>cía<br />

a Teófilo que inmediatamente antes <strong>de</strong> Su Ascensión, el Señor Jesús había prometido a Sus<br />

discípulos que serían bautizados con el Espíritu Santo (Lc. 24:48–53).


Ahora Lucas prosigue la narración, y así vuelve <strong>de</strong> nuevo a esta entusiasmante promesa<br />

como su punto <strong>de</strong> partida. Y es apropiado que lo haga así, porque en aquella promesa <strong>de</strong>l<br />

Espíritu se escondían en forma germinal todos los triunfos espirituales que se <strong>de</strong>senvuelven<br />

en el Libro <strong>de</strong> los Hechos. Lucas <strong>de</strong>scribe su Evangelio como el primer tratado o el<br />

primer libro. En aquel había registrado las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar.<br />

En Hechos prosigue el registro relatando las cosas que Jesús prosiguió haciendo y<br />

enseñando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su Ascensión, por medio <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

Observemos que el ministerio <strong>de</strong>l Señor era a la vez <strong>de</strong> acción y enseñanza. No era<br />

doctrina sin <strong>de</strong>ber, ni credo sin conducta. El Salvador era la viva encarnación <strong>de</strong> lo que<br />

enseñaba. Practicaba lo que predicaba.<br />

1:2 Teófilo recordaría que el anterior libro <strong>de</strong> Lucas terminaba con el relato <strong>de</strong> la<br />

Ascensión <strong>de</strong>l Salvador, <strong>de</strong>scrita aquí como fue recibido arriba. Recordaría también las<br />

entrañables últimas instrucciones que el Señor había dado a los once apóstoles antes <strong>de</strong><br />

partir.<br />

1:3 Durante los cuarenta días entre Su resurrección y Ascensión, Jesús se apareció a<br />

Sus discípulos, dándoles las más po<strong>de</strong>rosas pruebas posibles <strong>de</strong> Su resurrección corporal<br />

(véase Jn. 20:19, 26; 21:1, 14).<br />

Durante este tiempo, también estuvo conversando con ellos acerca <strong>de</strong> los temas <strong>de</strong>l<br />

reino <strong>de</strong> Dios. Su interés principal se centraba no en los reinos <strong>de</strong> este mundo, sino en el<br />

reino o esfera don<strong>de</strong> Dios es reconocido como Rey.<br />

El reino no <strong>de</strong>be ser confundido con la <strong>iglesia</strong>. El Señor Jesús se ofreció a Sí mismo a<br />

la nación <strong>de</strong> Israel como Rey, pero fue rechazado (Mt. 23:37). Su reino literal sobre la tierra<br />

fue por ello pospuesto hasta que Israel se arrepienta y le reciba como Mesías (Hch. 3:19–<br />

21).<br />

En la actualidad, el Rey está ausente. Sin embargo, Él tiene un reino invisible sobre la<br />

tierra (Col. 1:13). Está compuesto por todos los que profesan adhesión a Él (Mt. 25:1–12).<br />

En un sentido consiste <strong>de</strong> todos aquellos que afirman ser cristianos; éste es su aspecto<br />

externo (Mt. 13:1–52). Pero en su realidad interior incluye solamente a quienes han nacido<br />

<strong>de</strong> nuevo (Jn. 3:3, 5). El reino, en su actual condición, es <strong>de</strong>scrito en las parábolas <strong>de</strong><br />

Mateo 13.<br />

La <strong>iglesia</strong> es algo totalmente nuevo. No fue tema <strong>de</strong> la profecía en el AT (Ef. 3:5). Está<br />

formada por todos los creyentes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Pentecostés hasta el Arrebatamiento. Como Esposa<br />

<strong>de</strong> Cristo, la <strong>iglesia</strong> reinará con Él en el Milenio y compartirá Su gloria para siempre. Cristo<br />

volverá como Rey al final <strong>de</strong> la Gran Tribulación, <strong>de</strong>struirá a Sus ene-migos, y establecerá<br />

Su reinado <strong>de</strong> justicia sobre toda la tierra (Sal. 72:8).<br />

Aunque Su reinado centrado en Jerusalén durará sólo mil años (Ap. 20:4), sin embargo<br />

el reino es eterno en el sentido <strong>de</strong> que todos los enemigos <strong>de</strong> Dios serán al final <strong>de</strong>struidos,<br />

y que reinará eternamente en el cielo sin oposición ni estorbos (2 P. 1:11).<br />

1:4 Lucas narra ahora una reunión <strong>de</strong>l Señor con Sus discípulos, reunido con ellos en<br />

un aposento en Jerusalén. El Re<strong>de</strong>ntor resucitado les mandó que permaneciesen en<br />

Jerusalén. Pero, podrían preguntarse ellos, ¿por qué en Jerusalén? ¡Para ellos era una<br />

ciudad <strong>de</strong> odio, violencia y persecución!<br />

Sí, el cumplimiento <strong>de</strong> aquella promesa <strong>de</strong>l Padre tendría lugar en Jerusalén. La<br />

venida <strong>de</strong>l Espíritu tendría lugar en aquella misma ciudad en la que el Salvador había sido<br />

crucificado. La presencia <strong>de</strong>l Espíritu allí daría testimonio <strong>de</strong>l rechazamiento <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong><br />

Dios por parte <strong>de</strong>l hombre. El Espíritu <strong>de</strong> verdad convencería al mundo <strong>de</strong> pecado, <strong>de</strong><br />

justicia y <strong>de</strong> juicio —y esto tendría lugar comenzando en Jerusalén—. Y los discípulos


ecibirían el Espíritu Santo en la ciudad don<strong>de</strong> ellos mismos habían abandonado al Señor y<br />

habían huido para salvarse. Serían fortalecidos y cobrarían un valor indómito en el mismo<br />

lugar don<strong>de</strong> anteriormente se habían <strong>de</strong>mostrado débiles y cobar<strong>de</strong>s.<br />

No era la primera vez que los discípulos oyeron <strong>de</strong> la promesa <strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong> labios <strong>de</strong>l<br />

Salvador. A lo largo <strong>de</strong> Su ministerio terrenal, y especialmente en Su Discurso <strong>de</strong>l<br />

Aposento Alto, les había hablado <strong>de</strong>l Ayudador que vendría (véase Lc. 24:49; Jn. 14:16, 26;<br />

15:26; 16:7, 13).<br />

1:5 Ahora, en Su última reunión con ellos, les repite la promesa. Algunos <strong>de</strong> ellos, si no<br />

todos, ya habían recibido el bautismo con agua <strong>de</strong> Juan. Pero el bautismo <strong>de</strong> Juan era<br />

externo y físico. Dentro <strong>de</strong> no muchos días iban a ser bautizados con el Espíritu Santo, y<br />

este bautismo sería interior y espiritual. El primer bautismo los i<strong>de</strong>ntificó externamente con<br />

el remanente arrepentido <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel. El segundo los incorporaría en la <strong>iglesia</strong>, el<br />

Cuerpo <strong>de</strong> Cristo, y los capacitaría para el servicio.<br />

Jesús prometió que serían bautizados con el Espíritu Santo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> no muchos<br />

días, pero no hay mención <strong>de</strong>l bautismo en fuego (Mt. 3:11, 12; Lc. 3:16, 17). Esto último<br />

es un bautismo <strong>de</strong> juicio sólo para no creyentes, y está aún en el futuro.<br />

B. El mandato <strong>de</strong>l Señor a los Apóstoles antes <strong>de</strong> Su ascensión (1:6–11)<br />

1:6 Es posible que el inci<strong>de</strong>nte que se relata aquí tuviese lugar en el Monte <strong>de</strong> los<br />

Olivos, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Betania. Éste es el punto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> el Señor Jesús volvió al cielo (Lc.<br />

24:50, 51).<br />

Los discípulos habían estado pensando acerca <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Espíritu. Recordaban que<br />

el profeta Joel había hablado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong>l Espíritu en relación con el glorioso<br />

reinado <strong>de</strong>l Mesías (Jl. 2:28). Por ello, llegaron a la conclusión <strong>de</strong> que el Señor establecería<br />

pronto Su reino, por cuanto había primero dicho que el Espíritu sería dado «<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> no<br />

muchos días». Su pregunta revelaba que todavía esperaban que Cristo estableciese<br />

inmediatamente Su reino terrenal literal.<br />

1:7 El Señor no los corrigió por esperar Su reinado literal sobre la tierra. Esta esperanza<br />

estaba y está justificada. Simplemente, les dijo que no podían conocer cuándo vendría Su<br />

reino. La fecha había sido establecida por la sola potestad <strong>de</strong>l Padre, pero no le placía<br />

revelarla. Era una información que le pertenecía exclusivamente.<br />

La expresión los tiempos o las sazones se emplea en la Biblia para referirse a los varios<br />

acontecimientos predichos por Dios que han <strong>de</strong> acontecer aún en relación con la nación <strong>de</strong><br />

Israel. Des<strong>de</strong> su trasfondo judío, los discípulos compren<strong>de</strong>rían esta expresión aquí como<br />

refiriéndose a los días cruciales antes <strong>de</strong> e incluyendo el establecimiento <strong>de</strong>l reinado<br />

milenial <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra.<br />

1:8 Habiendo suprimido su curiosidad acerca <strong>de</strong> la fecha futura <strong>de</strong> este reino, el Señor<br />

Jesús dirigió la atención <strong>de</strong> Sus discípulos a lo que era más inmediato —a la naturaleza y<br />

esfera <strong>de</strong> la misión que les iba a encomendar—. En cuanto a su naturaleza, ellos <strong>de</strong>bían ser<br />

testigos; en cuanto a su esfera, <strong>de</strong>berían ser testigos en Jerusalén, en toda Ju<strong>de</strong>a, en<br />

Samaria, y hasta lo último <strong>de</strong> la tierra.<br />

Pero primero habían <strong>de</strong> recibir po<strong>de</strong>r —el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo—. Este po<strong>de</strong>r es<br />

la gran<strong>de</strong> e ineludible condición <strong>de</strong>l testimonio cristiano. Uno pue<strong>de</strong> tener mucho talento,<br />

una gran instrucción y amplia experiencia, pero será ineficaz si carece <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r espiritual.<br />

En cambio, uno pue<strong>de</strong> carecer <strong>de</strong> educación, ser poco atrayente y sin refinamientos, pero si<br />

está dotado por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo, el mundo se girará para verle ar<strong>de</strong>r por Dios.


Aquellos atemorizados discípulos necesitaban po<strong>de</strong>r para testificar, una santa intrepi<strong>de</strong>z<br />

para predicar el evangelio. Recibirían este po<strong>de</strong>r cuando el Espíritu Santo viniese sobre<br />

ellos.<br />

Su testimonio iba a comenzar en Jerusalén, una disposición <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios<br />

repleta <strong>de</strong> significado. Esa misma ciudad don<strong>de</strong> nuestro Señor fue crucificado fue la<br />

primera en recibir el llamamiento al arrepentimiento y a la fe en Él.<br />

Luego Ju<strong>de</strong>a, la sección meridional <strong>de</strong> Palestina con su gran población judía, y con<br />

Jerusalén como su capital.<br />

Después Samaria, la región en el centro <strong>de</strong> Palestina, con su odiada población mestiza<br />

con la que los judíos no tenían tratos.<br />

Luego lo último <strong>de</strong>l mundo entonces conocido —los países gentiles que hasta entonces<br />

estuvieron fuera en relación a privilegios religiosos—. En este círculo cada vez más amplio<br />

<strong>de</strong> testimonio, tenemos un bosquejo general <strong>de</strong> la corriente <strong>de</strong> la historia en Hechos.<br />

1. El testimonio en Jerusalén (Caps. 1–7).<br />

2. El testimonio en Ju<strong>de</strong>a y Samaria (8:1–9:31).<br />

3. El testimonio hasta lo último <strong>de</strong> la tierra (9:32–28:31).<br />

1:9 Tan pronto como el Salvador hubo comisionado a Sus discípulos, fue alzado al<br />

cielo. Esto es todo lo que dice la Escritura —Fue alzado, y le tomó sobre sí una nube que<br />

le ocultó <strong>de</strong> sus ojos—. Un acontecimiento tan espectacular, ¡y sin embargo <strong>de</strong>scrito <strong>de</strong><br />

una manera tan sencilla y templada! La contención que los escritores <strong>de</strong> la Biblia<br />

emplearon para contar su narración apunta a la inspiración <strong>de</strong> la Palabra. No es normal que<br />

los hombres traten unos acontecimientos tan extraordinarios con tanta reserva.<br />

1:10 Una vez más, sin una expresión <strong>de</strong> atónita sorpresa, Lucas narra la aparición <strong>de</strong><br />

dos varones con vestiduras blancas. Se trataba evi<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong> seres angélicos a los que<br />

se les mandó apareciesen en la tierra en forma <strong>de</strong> varones. Quizá eran los mismos ángeles<br />

que aparecieron en el sepulcro <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección (Lc. 24:4).<br />

1:11 Los ángeles se dirigieron primero a los discípulos como varones galileos. Por lo<br />

que sabemos, todos los discípulos, con la excepción <strong>de</strong> Judas Iscariote, provenían <strong>de</strong> la<br />

región occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Mar <strong>de</strong> Galilea.<br />

Luego los ángeles los <strong>de</strong>spertaron <strong>de</strong>l ensimismamiento con que miraban al cielo. ¿Por<br />

qué estaban mirando al cielo? ¿Lo hacían por dolor, adoración o maravilla? Sin duda, era<br />

una mezcla <strong>de</strong> las tres cosas, aunque principalmente pudiese ser por dolor. Por esto,<br />

recibieron una palabra <strong>de</strong> consolación. El Cristo ascendido iba a volver.<br />

Aquí tenemos una clara promesa <strong>de</strong> la Segunda Venida <strong>de</strong>l Señor para establecer Su<br />

reino sobre la tierra. No es el Arrebatamiento lo que está aquí a la vista, sino la venida para<br />

reinar.<br />

1. Ascendió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Monte <strong>de</strong> los Olivos<br />

(v. 12)<br />

1. Volverá al Monte <strong>de</strong> los Olivos (Zac.<br />

14:4).<br />

2. Ascendió personalmente 2. Volverá personalmente (Mal. 3:1)<br />

3. Ascendió <strong>de</strong> manera visible. 3. Volverá <strong>de</strong> manera visible (Mt. 24:30)


4. Fue recibido en una nube (v. 9).<br />

5. Ascendió glorioso.<br />

4. Vendrá sobre las nubes <strong>de</strong>l cielo (Mt.<br />

24:30)<br />

5. Volverá con po<strong>de</strong>r y gran gloria (Mt.<br />

24:30).<br />

C. Los discípulos esperan en oración en Jerusalén (1:12–26)<br />

1:12 En Lucas 24:52 los discípulos volvieron a Jerusalén con gran gozo. «La luz <strong>de</strong>l<br />

amor <strong>de</strong> Dios encendía los corazones <strong>de</strong> estos hombres y hacía resplan<strong>de</strong>cer sus rostros a<br />

pesar <strong>de</strong>l mar <strong>de</strong> angustias que los ro<strong>de</strong>aba.»<br />

Era un corto viaje <strong>de</strong> como un kilómetro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el monte que se llama <strong>de</strong>l Olivar,<br />

<strong>de</strong>scendiendo por el Valle <strong>de</strong>l Cedrón, hasta la ciudad. Era la mayor distancia que un judío<br />

podía viajar en sábado en los tiempos <strong>de</strong>l NT.<br />

1:13 Una vez <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ciudad, subieron al aposento alto don<strong>de</strong> estaban alojados.<br />

El Espíritu <strong>de</strong> Dios da aquí los nombres <strong>de</strong> los discípulos por cuarta y última vez (Mt.<br />

10:2–4; Mr. 3:16–19; Lc. 6:14–16). Pero ahora hay una <strong>de</strong>stacada omisión: el nombre <strong>de</strong><br />

Judas Iscariote está ausente <strong>de</strong> la lista. El traidor había ido a su merecida suerte.<br />

1:14 Al reunirse los discípulos, lo hicieron unánimes. Esta expresión, que aparece once<br />

veces en Hechos, es una <strong>de</strong> las claves <strong>de</strong>l secreto <strong>de</strong> la bendición. Cuando los hermanos<br />

moran juntos en unidad, Dios envía la bendición —vida para siempre (Sal. 133).<br />

En las palabras perseveraban… en oración se da una segunda clave. Ahora, como<br />

entonces, Dios obra cuando las personas oran. Generalmente, haríamos cualquier cosa antes<br />

que orar. Pero es sólo al esperar en Dios con una oración anhelante, creyente, ferviente, sin<br />

prisas y unida que se <strong>de</strong>rrama el po<strong>de</strong>r avivador y capacitador <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios.<br />

No se pue<strong>de</strong> enfatizar suficientemente que la unidad y la oración fueron el preludio <strong>de</strong><br />

Pentecostés.<br />

Con los discípulos estaban unas mujeres cuyo nombre no se da (probablemente las que<br />

habían seguido a Jesús), y también María la madre <strong>de</strong> Jesús, y… sus hermanos.<br />

Hay varios puntos interesantes aquí.<br />

1. Ésta es la última mención <strong>de</strong> María por su nombre en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> —<br />

indudablemente «una silenciosa protesta contra la Mariolatría»—. Los discípulos no<br />

estaban orando a ella, sino con ella. Ella estaba esperando con ellos para recibir el don <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo.<br />

2. María es llamada la madre <strong>de</strong> Jesús, pero no «la madre <strong>de</strong> Dios». Jesús es el nombre<br />

<strong>de</strong> nuestro Señor en Su humanidad. Por cuanto como hombre nació <strong>de</strong> María, es apropiado<br />

que sea <strong>de</strong>signada como la madre <strong>de</strong> Jesús. Pero nunca en la Biblia es llamada «la madre<br />

<strong>de</strong> Dios». Aunque Jesucristo es verda<strong>de</strong>ramente Dios, es doctrinalmente inexacto y absurdo<br />

hablar <strong>de</strong> Dios como teniendo madre humana. Como Dios, ha existido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la<br />

eternidad.<br />

3. La mención <strong>de</strong> los hermanos <strong>de</strong> Jesús, que venía <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la referencia a María,<br />

hace probable que se tratase <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros hijos <strong>de</strong> María y medio hermanos <strong>de</strong> Jesús.<br />

Varios otros versículos constituyen una adicional refutación <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a, que tienen algunos,<br />

<strong>de</strong> que María fue una virgen perpetua y que nunca tuvo otros hijos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l nacimiento<br />

<strong>de</strong> Jesús (véase, p.ej., Mt. 12:46; Mr. 6:3; Jn. 7:3, 5; 1 Co. 9:5; Gá. 1:19. Ver asimismo Sal.<br />

69:8).


1:15 Un día, cuando estaban reunidos unos ciento veinte discípulos, Pedro fue llevado<br />

a recordarles las Escrituras <strong>de</strong>l AT que trataban <strong>de</strong> aquel que iba a traicionar al Mesías.<br />

1:16–17 Ya <strong>de</strong> entrada, Pedro mencionó que era menester que se cumpliese la<br />

profecía escrita por David acerca <strong>de</strong> Judas. Antes <strong>de</strong> citar la Escritura les recordó que<br />

aunque Judas había sido uno <strong>de</strong> los doce y que había compartido su ministerio apostólico<br />

con ellos, sin embargo sirvió como guía <strong>de</strong> los que prendieron a Jesús. Observemos la<br />

mo<strong>de</strong>ración con que Pedro <strong>de</strong>scribe esta vil acción. Judas vino a ser un traidor por su propia<br />

y <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong>cisión, y con eso cumplió las profecías <strong>de</strong> que alguien ven<strong>de</strong>ría al Señor a<br />

Sus enemigos.<br />

1:18–19 Estos dos versículos son tratados como un paréntesis escrito por Lucas, y no<br />

forman parte <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong> Pedro. Completan los hechos históricos tocantes a Judas hasta<br />

el tiempo <strong>de</strong> su muerte, y por esto abren el camino para la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> su sucesor.<br />

No hay contradicción entre la forma <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Judas <strong>de</strong> aquí y la que se da en<br />

Mateo 27:3–10. Mateo <strong>de</strong>clara que tras haber <strong>de</strong>vuelto las treinta monedas <strong>de</strong> plata a los<br />

principales sacerdotes y a los ancianos, salió, y fue y se ahorcó. Los principales sacerdotes<br />

tomaron luego el dinero y compraron un lugar para sepultura.<br />

Lucas dice aquí que con el salario <strong>de</strong> su iniquidad Judas adquirió un campo, y que<br />

cayó <strong>de</strong> cabeza, y se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se <strong>de</strong>rramaron.<br />

Reuniendo los dos relatos, parece que la adquisición real <strong>de</strong>l campo la arreglaron los<br />

principales sacerdotes. Sin embargo, Judas compró el campo en el sentido <strong>de</strong> que fue su<br />

dinero y que ellos actuaron sólo como sus agentes. Él se colgó <strong>de</strong> un árbol en aquel campo<br />

<strong>de</strong> sepultura, pero es probable que la cuerda se rompiese, y su cuerpo se precipitó hacia el<br />

fondo, con lo que se reventó.<br />

Cuando este inci<strong>de</strong>nte se supo en Jerusalén, el campo <strong>de</strong>l alfarero vino a ser llamado<br />

Akel Dama, que quiere <strong>de</strong>cir, Campo <strong>de</strong> sangre en arameo.<br />

1:20 El mensaje <strong>de</strong> Pedro prosigue ahora, tras el paréntesis explicativo <strong>de</strong> Lucas.<br />

Primero, nos explica que David se estaba refiriendo al entregador <strong>de</strong> Jesús en el Salmo<br />

69:25, Que<strong>de</strong> <strong>de</strong>sierta su morada, y no haya quien habite en ella.<br />

Luego llega a la profecía particular que ha <strong>de</strong> ser ahora cumplida: Tome otro su cargo<br />

(Sal. 109:8). El Apóstol Pedro entendió esto como significando que tras la traición <strong>de</strong> Judas<br />

<strong>de</strong>bería <strong>de</strong>signarse un sustituto para que tomase su cargo. Es bueno ver su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

obe<strong>de</strong>cer la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

1:21–22 El que sería escogido había <strong>de</strong> cumplir dos requisitos.<br />

1. Había <strong>de</strong> ser alguien que hubiese acompañado a los discípulos durante los tres años<br />

<strong>de</strong>l ministerio público <strong>de</strong> Cristo —<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Su bautismo por Juan hasta Su Ascensión.<br />

2. Tenía que po<strong>de</strong>r dar un testimonio responsable <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong>l Señor.<br />

1:23–26 Se presentaron los nombres <strong>de</strong> dos hombres como poseedores <strong>de</strong> los requisitos<br />

necesarios: José … por sobrenombre Justo, y Matías. Pero, ¿cuál <strong>de</strong> ellos iba a ser<br />

escogido? Los apóstoles encomendaron la cuestión al Señor, pidiendo una revelación <strong>de</strong> Su<br />

<strong>de</strong>cisión. Luego les echaron suertes y Matías fue el indicado como el sucesor apropiado<br />

<strong>de</strong> Judas, que se había ido a su propio lugar, es <strong>de</strong>cir, a la con<strong>de</strong>nación eterna.<br />

Aquí, invariablemente, surgen dos cuestiones:


1. ¿Estaban los discípulos actuando <strong>de</strong> modo apropiado cuando <strong>de</strong>signaron a Matías?<br />

¿Debieran haber esperado hasta que Dios suscitó al apóstol Pablo para llenar la vacante?<br />

2. ¿Era apropiado que echasen suertes para discernir la mente <strong>de</strong>l Señor?<br />

Tocante a la primera pregunta, no hay nada en el relato que indique que los discípulos<br />

actuasen mal. Habían pasado mucho tiempo en oración. Querían obe<strong>de</strong>cer las Escrituras. Y<br />

parecían unánimes acerca <strong>de</strong> <strong>de</strong>signar a un sucesor para Judas. A<strong>de</strong>más, el ministerio <strong>de</strong><br />

Pablo fue muy diferente <strong>de</strong>l <strong>de</strong> los Doce, y no hay sugerencia alguna <strong>de</strong> que hubiese sido<br />

levantado con el propósito <strong>de</strong> reemplazar a Judas. Los doce fueron comisionados por Jesús<br />

en la tierra para predicar a Israel, mientras que Pablo fue llamado al ministerio por Cristo<br />

en la gloria, y fue enviado a los gentiles.<br />

Con respecto a la acción <strong>de</strong> echar suertes, este método <strong>de</strong> discernir la voluntad divina<br />

era reconocido en el AT: «Las suertes se echan en el regazo; mas <strong>de</strong> Jehová es la <strong>de</strong>cisión<br />

<strong>de</strong> ellas» (Pr. 16:33).<br />

Aparentemente, la elección <strong>de</strong> Matías por suerte fue sancionada por el Señor, porque a<br />

partir <strong>de</strong> aquí los apóstoles son llamados «los doce» (véase Hechos 6:2).<br />

LA ORACIÓN EN EL LIBRO DE LOS HECHOS<br />

Hechos es un estudio en oración <strong>de</strong> éxito. Ya en el cap. 1 hemos visto a los discípulos<br />

orando en dos ocasiones diferentes. Su oración en el Aposento Alto <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

Ascensión fue contestada por Pentecostés. Su oración por guía al escoger a un sucesor<br />

<strong>de</strong> Judas fue contestada por la suerte que cayó sobre Matías. Y <strong>de</strong> esta manera a lo largo<br />

<strong>de</strong>l libro.<br />

Los que se convirtieron en el día <strong>de</strong> Pentecostés prosiguieron constantes en la oración<br />

(2:42). Los versículos siguientes (43–47) <strong>de</strong>scriben las condiciones i<strong>de</strong>ales que<br />

prevalecían en esta comunión <strong>de</strong> oración.<br />

Después <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> Pedro y Juan, los creyentes pidieron intrepi<strong>de</strong>z (4:29).<br />

Como resultado, el lugar en que estaban fue sacudido, fueron todos llenos <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo, y hablaron la palabra <strong>de</strong> Dios con <strong>de</strong>nuedo (4:31).<br />

Los doce sugirieron escoger siete hombres para que manejasen las cuestiones<br />

financieras, a fin <strong>de</strong> que ellos mismos pudiesen <strong>de</strong>dicarse más plenamente a la oración y<br />

al ministerio <strong>de</strong> la Palabra (6:3–4). Los apóstoles oraron e impusieron las manos sobre los<br />

siete (6:6). Los siguientes versículos registran unos entusiasmantes nuevos triunfos para<br />

el evangelio (6:7–8).<br />

Esteban oró cuando estaba a punto <strong>de</strong> sufrir el martirio (7:60). El capítulo 9 registra<br />

una respuesta a esta oración —la conversión <strong>de</strong> un espectador, Saulo <strong>de</strong> Tarso.<br />

Pedro y Juan oraron por los samaritanos que habían creído, con el resultado <strong>de</strong> que<br />

recibieron el Espíritu Santo (8:15–17).<br />

A continuación <strong>de</strong> su conversión, Saulo <strong>de</strong> Tarso oró en la casa <strong>de</strong> Judas; Dios<br />

respondió a la oración enviándole a Ananías (9:11–17).<br />

Pedro oró en Jope, y Dorcas resucitó (9:40). Como resultado, muchos creyeron en el<br />

Señor (9:42).<br />

El centurión gentil Cornelio oró (10:2); sus oraciones subieron como un memorial<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios (10:4). Un ángel se le apareció en visión, or<strong>de</strong>nándole enviar a buscar a<br />

un hombre llamado Simón Pedro (10:5). Al día siguiente Pedro oró (10:9). Su oración fue<br />

contestada por una visión celestial que le preparó para abrir las puertas <strong>de</strong>l reino a<br />

Cornelio y a otros gentiles (10:10–48).


Cuando Pedro fue encarcelado, los cristianos oraron fervientemente por él (12:5). Dios<br />

respondió liberándolo milagrosamente <strong>de</strong> la cárcel —para estupefacción <strong>de</strong> los que<br />

oraban (12:6–17).<br />

Los profetas y maestros en Antioquía ayunaban y oraban (13:3). Esto precipitó el<br />

primer viaje misionero <strong>de</strong> Pablo y Bernabé. Se ha dicho que «ésta fue la más po<strong>de</strong>rosa<br />

proyección <strong>de</strong> oración jamás vista, porque afectó hasta lo último <strong>de</strong> la tierra, y a nosotros<br />

mismos hoy, por medio <strong>de</strong> Pablo y Bernabé, los misioneros».<br />

En un viaje <strong>de</strong> regreso a Listra, Iconio y Antioquía, Pablo y Bernabé oraron por los que<br />

habían creído (14:23). Uno <strong>de</strong> éstos era Timoteo. ¿Fue como respuesta a estas oraciones<br />

que Timoteo se unió a Pablo y a Silas en su segundo viaje misionero?<br />

En la cárcel en Filipos, las oraciones <strong>de</strong> medianoche <strong>de</strong> Pablo y Silas tuvieron<br />

respuesta con un terremoto y con la conversión <strong>de</strong>l carcelero y <strong>de</strong> su familia (16:25–34).<br />

Pablo oró con los ancianos <strong>de</strong> Éfeso en Mileto (20:36). Esto suscitó una conmovedora<br />

<strong>de</strong>mostración <strong>de</strong>l afecto que ellos sentían por él y <strong>de</strong> su dolor <strong>de</strong> que no le volverían ya a<br />

ver en esta vida.<br />

Los cristianos en Tiro oraron con Pablo en la playa (21:5), y estas oraciones<br />

indudablemente le siguieron hasta Roma y hasta el tajo <strong>de</strong>l verdugo.<br />

Antes <strong>de</strong> su naufragio, Pablo oró públicamente, dando gracias a Dios por los<br />

alimentos. Esto alentó a la <strong>de</strong>sanimada tripulación y pasajeros (27:35–36).<br />

En la isla <strong>de</strong> Malta, Pablo oró por el padre enfermo <strong>de</strong>l gobernador. El resultado fue<br />

que el paciente fue milagrosamente sanado (28:8).<br />

De modo que parece evi<strong>de</strong>nte que la oración era la atmósfera en la que vivía la <strong>iglesia</strong><br />

primitiva. Y cuando los cristianos oraban, ¡Dios obraba!<br />

D. El Día <strong>de</strong> Pentecostés y el Nacimiento <strong>de</strong> la Iglesia (2:1–47)<br />

2:1 La Fiesta <strong>de</strong> Pentecostés, que tipificaba el <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong>l Espíritu Santo, tenía<br />

lugar cincuenta días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Fiesta <strong>de</strong> las Primicias, que hablaba <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong><br />

Cristo. En este particular día <strong>de</strong> Pentecostés los discípulos estaban todos unánimes<br />

juntos. Un tema idóneo <strong>de</strong> su conversación <strong>de</strong>bían ser los pasajes <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong><br />

que trataban <strong>de</strong> la Fiesta <strong>de</strong> Pentecostés (véase Lv. 23:15 y 16, p.ej.). O quizá estaban<br />

cantando el Salmo 133: «¡Mirad cuán bueno y cuán <strong>de</strong>licioso es habitar los hermanos<br />

juntos en armonía!».<br />

2:2 La venida <strong>de</strong>l Espíritu involucraba un sonido que oír, un espectáculo que ver y un<br />

milagro que experimentar. El sonido, que era <strong>de</strong>l cielo y que llenó toda la casa, fue como<br />

un viento recio. El viento es uno <strong>de</strong> varios fluidos que se usa como tipo <strong>de</strong>l Espíritu Santo<br />

(aceite, fuego, agua), y habla <strong>de</strong> Sus movimientos soberanos e impre<strong>de</strong>cibles.<br />

2:3 El espectáculo que ver fue lenguas como <strong>de</strong> fuego, que, repartiéndose, se<br />

posaron sobre cada uno <strong>de</strong> los discípulos. No dice que fuesen lenguas <strong>de</strong> fuego, sino<br />

lenguas como <strong>de</strong> fuego.<br />

Este fenómeno no <strong>de</strong>be confundirse con el bautismo <strong>de</strong> fuego. Aunque se hace<br />

referencia conjunta al bautismo <strong>de</strong>l Espíritu y al bautismo <strong>de</strong> fuego (Mt. 3:11, 12; Lc. 3:16,<br />

17), son dos acontecimientos separados y diferentes. El primero es un bautismo <strong>de</strong><br />

bendición, y el segundo <strong>de</strong> juicio. El primero afectó a los creyentes, el segundo afectará a<br />

los incrédulos. Por el primero, el Espíritu Santo vino a morar en los creyentes y a<br />

capacitarlos, y se formó la <strong>iglesia</strong>. Por el segundo serán <strong>de</strong>struidos los incrédulos.<br />

Cuando Juan el Bautista se dirigía a un grupo mixto (<strong>de</strong> arrepentidos e impenitentes,<br />

véase Mt. 3:6, 7), dijo que Cristo los bautizaría con el Espíritu Santo y con fuego (Mt.


3:11). Cuando se dirigía sólo a aquellos que estaban verda<strong>de</strong>ramente arrepentidos (Mr. 1:5),<br />

dijo que Cristo los bautizaría con el Espíritu Santo (Mr. 1:8).<br />

¿Cuál es entonces el significado, en Hechos 2:3, <strong>de</strong> las lenguas como <strong>de</strong> fuego que se<br />

repartieron? Las lenguas <strong>de</strong>notan probablemente el habla, y probablemente se refieren al<br />

don milagroso <strong>de</strong> hablar en otras lenguas que los apóstoles iban a recibir en esta ocasión. El<br />

fuego pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>notar el Espíritu Santo como el origen <strong>de</strong> este don, y también pue<strong>de</strong> que<br />

<strong>de</strong>scriba la intrépida, ardiente y entusiasta proclamación que iba a seguir.<br />

El pensamiento <strong>de</strong> una proclamación entusiasta parece especialmente idóneo, porque el<br />

entusiasmo es la condición normal <strong>de</strong> una vida llena <strong>de</strong>l Espíritu, y su resultado inevitable<br />

es el testimonio.<br />

2:4 El milagro que se iba a experimentar, relacionado con Pentecostés, era el<br />

llenamiento <strong>de</strong>l Espíritu Santo, que iría seguido <strong>de</strong> hablar con otras lenguas.<br />

Hasta este momento, el Espíritu <strong>de</strong> Dios había estado con los discípulos, pero ahora<br />

tomó Su resi<strong>de</strong>ncia en ellos (Jn. 14:17). De este modo el versículo señala un importante<br />

punto <strong>de</strong> inflexión en los tratos <strong>de</strong> los judíos con los hombres. En el AT, el Espíritu<br />

<strong>de</strong>scendía sobre los hombres, pero no como un Resi<strong>de</strong>nte permanente (Sal. 51:11).<br />

Comenzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> Pentecostés, el Espíritu <strong>de</strong> Dios comenzó a habitar <strong>de</strong><br />

manera permanente en personas: vino para permanecer (Jn. 14:16).<br />

En el día <strong>de</strong> Pentecostés, los creyentes no sólo vinieron a ser morada <strong>de</strong>l Espíritu Santo,<br />

sino que fueron también llenados con Él. El Espíritu Santo viene a morar en nosotros en el<br />

momento en que somos salvados, pero para ser llenos con el Espíritu hemos <strong>de</strong> estudiar la<br />

Palabra, pasar tiempo en meditación y oración, y vivir con obediencia al Señor. Si el<br />

llenamiento <strong>de</strong>l Espíritu nos estuviese automáticamente garantizado en la actualidad, no<br />

seríamos exhortados con las palabras: «Sed llenos <strong>de</strong>l Espíritu» (Ef. 5:18).<br />

Los discípulos fueron llenos <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras<br />

lenguas, según el Espíritu les daba que se expresasen. Por los versículos anteriores,<br />

queda claro que recibieron el po<strong>de</strong>r milagroso <strong>de</strong> hablar idiomas extranjeros reales que<br />

nunca habían estudiado. No se trataba <strong>de</strong> ninguna jerigonza ni <strong>de</strong> un habla extá—tica, sino<br />

<strong>de</strong> lenguas y lenguajes concretos que se empleaban entonces en otras partes <strong>de</strong>l mundo.<br />

Este don <strong>de</strong> lenguas fue una <strong>de</strong> las señales o maravillas que Dios empleó para dar<br />

testimonio <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong>l mensaje que los apóstoles predicaban (He. 2:3, 4). En aquel<br />

tiempo no se había escrito el NT. Por cuanto tenemos disponible toda la palabra <strong>de</strong> Dios en<br />

forma escrita, la necesidad <strong>de</strong> los dones <strong>de</strong> señales prácticamente se ha <strong>de</strong>svanecido<br />

(aunque, naturalmente, el soberano Espíritu <strong>de</strong> Dios podría aún emplearlos si lo <strong>de</strong>sease).<br />

El fenómeno <strong>de</strong> las lenguas en el día <strong>de</strong> Pentecostés no <strong>de</strong>bería emplearse para<br />

<strong>de</strong>mostrar que las lenguas son el acompañamiento invariable <strong>de</strong>l don <strong>de</strong>l Espíritu. Si así<br />

fuera, ¿por qué no hay mención <strong>de</strong> lenguas en relación con los siguientes casos?:<br />

1. La conversión <strong>de</strong> los 3.000 (Hch. 2:41).<br />

2. La conversión <strong>de</strong> los 5.000 (Hch. 4:4)<br />

3. La recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo por parte <strong>de</strong> los samaritanos (Hch. 8:17).<br />

De hecho, las únicas otras manifestaciones <strong>de</strong>l don <strong>de</strong> lenguas en el Libro <strong>de</strong> Hechos<br />

son:<br />

1. En la conversión <strong>de</strong> los gentiles en la casa <strong>de</strong> Cornelio (Hch. 10:46).<br />

2. En el rebautismo <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Juan en Éfeso (Hch. 19:6).


Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el v. 4, <strong>de</strong>beríamos mencionar que hay consi<strong>de</strong>rables diferencias entre<br />

los estudiosos <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong> toda la cuestión <strong>de</strong>l bautismo <strong>de</strong>l Espíritu Santo, tanto<br />

acerca <strong>de</strong> cuántas veces ha tenido lugar, como <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong>l mismo.<br />

Por su frecuencia, algunos creen que:<br />

1. Tuvo lugar sólo una vez —en Pentecostés. El Cuerpo <strong>de</strong> Cristo fue formado entonces,<br />

y todos los creyentes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces han entrado en el beneficio <strong>de</strong> aquel bautismo.<br />

2. Tuvo lugar en tres o cuatro etapas —en Pentecostés (cap. 2); en Samaria (cap. 8); en la<br />

casa <strong>de</strong> Cornelio (cap. 10); en Éfeso (cap. 19).<br />

3. Tiene lugar cada vez que una persona es salvada.<br />

Respecto a sus efectos en las vidas <strong>de</strong> las personas individuales, algunos mantienen que<br />

es una «segunda obra <strong>de</strong> gracia», y que tiene comúnmente lugar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la conversión, y<br />

que <strong>de</strong>viene como resultado una santificación más o menos completa. Este punto <strong>de</strong> vista<br />

carece <strong>de</strong> apoyo escriturario. Como ya se ha mencionado antes, el bautismo <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo es la operación por la que los creyentes fueron:<br />

1. Incorporados a la <strong>iglesia</strong> (1 Co. 12:13).<br />

2. Dotados <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r (Hch. 1:8).<br />

2:5–13 Había judíos, varones piadosos, que se habían reunido en Jerusalén <strong>de</strong> todas<br />

partes <strong>de</strong>l mundo conocido para observar la Fiesta <strong>de</strong> Pentecostés. Cuando oyeron el rumor<br />

<strong>de</strong> lo que había sucedido, se congregaron ante la casa ocupada por los apóstoles. Entonces,<br />

como ahora, los hombres eran atraídos cuando estaba obrando el Espíritu <strong>de</strong> Dios.<br />

Para cuando la multitud llegó a la casa, los apóstoles estaban ya hablando en lenguas.<br />

Para su gran asombro, los visitantes oyeron a estos discípulos galileos hablar en gran<br />

variedad <strong>de</strong> lenguas extranjeras. Pero el milagro tuvo lugar con los que hablaban, no con<br />

los que oían. Tanto si los <strong>de</strong> la concurrencia eran judíos <strong>de</strong> nacimiento como convertidos al<br />

judaísmo, tanto si eran <strong>de</strong>l este como <strong>de</strong>l oeste, <strong>de</strong>l norte como <strong>de</strong>l sur, cada uno <strong>de</strong> ellos<br />

oía las grandiosas obras <strong>de</strong> Dios (V.M.) <strong>de</strong>scritas en su propia lengua. La palabra lengua<br />

que se emplea en los versículos 6 y 8 es <strong>de</strong> la que viene nuestro término «dialecto».<br />

Está muy extendida la creencia <strong>de</strong> que un propósito <strong>de</strong>l don <strong>de</strong> las lenguas en<br />

Pentecostés fue proclamar el evangelio simultáneamente a gentes <strong>de</strong> diferentes lenguas. Por<br />

ejemplo, un escritor dice: «Dios dio Su ley en una lengua a una nación, pero dio Su<br />

evangelio en todas las lenguas a todas las naciones».<br />

Pero el texto no apoya esta postura. Los que hablaban en lenguas estaban <strong>de</strong>clarando las<br />

grandiosas obras <strong>de</strong> Dios (2:11, V.M.). Esto era una señal para el pueblo <strong>de</strong> Israel (1 Co.<br />

14:21, 22), y tenía la intención <strong>de</strong> excitar el asombro y la maravilla. Pedro, en contraste,<br />

predicó el evangelio en un lenguaje que podía ser entendido por la mayoría <strong>de</strong> su audiencia.<br />

La respuesta a las lenguas por parte <strong>de</strong> los oyentes fue diversa. Algunos parecían<br />

sumamente interesados, mientras que otros acusaban a los apóstoles <strong>de</strong> estar llenos <strong>de</strong><br />

mosto. Los discípulos estaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego bajo una influencia fuera <strong>de</strong> su propio po<strong>de</strong>r,<br />

pero era la influencia <strong>de</strong>l Espíritu Santo, ¡no <strong>de</strong>l mosto!<br />

Los hombres no regenerados siempre están dispuestos a ofrecer explicaciones naturales<br />

para los fenómenos espirituales. Una vez, cuando se oyó la voz <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo,<br />

algunos <strong>de</strong>cían que había sido un trueno (Jn. 12:28, 29). Ahora, los incrédulos explicaban<br />

burlonamente el entusiasmo causado por la venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo en términos <strong>de</strong> mosto.


«Al mundo», dijo Schiller, «le gusta manchar los objetos resplan<strong>de</strong>cientes, y arrastrar al<br />

polvo a los que son exaltados».<br />

2:14 El discípulo que había negado a su Señor con juramentos y maldiciones se<br />

a<strong>de</strong>lanta ahora para dirigirse a la concurrencia. Ya ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser el seguidor tímido y<br />

vacilante, ha venido a ser leonino y enérgico. Pentecostés marca la diferencia. Pedro está<br />

ahora lleno <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

En Cesarea <strong>de</strong> Filipos, el Señor le había prometido dar a Pedro las llaves <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong><br />

los cielos (Mt. 16:19). Aquí en Hechos 2 le vemos empleando las llaves para abrir la puerta<br />

a los judíos (v. 14), como más tar<strong>de</strong>, en el capítulo 10, la abrirá a los gentiles.<br />

2:15 Primero el apóstol explica que los acontecimientos insólitos <strong>de</strong> aquel día no eran<br />

consecuencia <strong>de</strong>l mosto. A fin <strong>de</strong> cuentas, era sólo la hora tercera <strong>de</strong>l día (las nueve <strong>de</strong> la<br />

mañana), y sería algo muy extraño que tantos estuviesen ebrios a una hora tan temprana.<br />

A<strong>de</strong>más, los judíos <strong>de</strong>dicados a las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la sinagoga en los días festivos se<br />

abstenían <strong>de</strong> comer y beber hasta las diez <strong>de</strong> la mañana, o incluso hasta el mediodía,<br />

<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> cuándo se ofreciese el sacrificio diario.<br />

2:16–19 La verda<strong>de</strong>ra explicación era que el Espíritu <strong>de</strong> Dios había sido <strong>de</strong>rramado,<br />

como había sido dicho por medio <strong>de</strong>l profeta Joel (Jl. 2:28.ss).<br />

En realidad, los acontecimientos <strong>de</strong> Pentecostés no fueron un cumplimiento completo<br />

<strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Joel. La mayoría <strong>de</strong> los fenómenos <strong>de</strong>scritos en los versículos 17–20 no<br />

tuvieron lugar en aquel tiempo. Lo que sí sucedió en Pentecostés fue un pala<strong>de</strong>o <strong>de</strong> lo que<br />

suce<strong>de</strong>ría en los últimos días, antes que venga el día <strong>de</strong>l Señor, gran<strong>de</strong> y manifiesto. Si<br />

Pentecostés fue el cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Joel, ¿cómo se da más a<strong>de</strong>lante una<br />

promesa (3:19) <strong>de</strong> que si había arrepentimiento nacional e Israel recibía a Aquel a quien<br />

habían crucificado, Él volvería e introduciría el día <strong>de</strong>l Señor?<br />

La cita <strong>de</strong> Joel es un ejemplo <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> la Doble Referencia, por la que una profecía<br />

bíblica tiene un cumplimiento parcial en un tiempo, y un cumplimiento completo en un<br />

tiempo posterior.<br />

El Espíritu <strong>de</strong> Dios fue <strong>de</strong>rramado en Pentecostés, pero no literalmente sobre toda<br />

carne. El cumplimiento final <strong>de</strong> la profecía tendrá lugar al final <strong>de</strong> la Época <strong>de</strong> la<br />

Tribulación. Antes <strong>de</strong>l glorioso regreso <strong>de</strong> Cristo habrá prodigios en el cielo y señales en<br />

la tierra (Mt. 24:29, 30). El Señor Jesucristo aparecerá entonces en la tierra para abatir a<br />

Sus enemigos y establecer Su reino. Al comienzo <strong>de</strong> Su reino <strong>de</strong> mil años, el Espíritu <strong>de</strong><br />

Dios será <strong>de</strong>rramado sobre toda carne, sobre gentiles y judíos, y esta condición<br />

prevalecerá y predominará durante el Milenio. Se darán diversas manifestaciones <strong>de</strong>l<br />

Espíritu sin distinción <strong>de</strong> sexo, edad ni posición social. Habrá visiones y sueños, lo que<br />

sugiere la recepción <strong>de</strong> conocimiento, y profecía, lo que sugiere su comunicación a otros.<br />

De esa manera, se manifestarán los dones <strong>de</strong> revelación y <strong>de</strong> comunicación. Todo esto<br />

ocurrirá en lo que Joel <strong>de</strong>scribió como los últimos días (v. 17). Esto, naturalmente, se<br />

refiere a los últimos días <strong>de</strong> Israel, y no <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

2:20 Se menciona <strong>de</strong> manera inequívoca que las señales sobrenaturales en los cielos<br />

tienen lugar antes que venga el día <strong>de</strong>l Señor. En este contexto, el día <strong>de</strong>l Señor se refiere<br />

a Su regreso personal a la tierra para <strong>de</strong>struir a Sus enemigos y para reinar en po<strong>de</strong>r y gran<br />

gloria.<br />

2:21 Pedro termina esta cita <strong>de</strong> Joel con la promesa <strong>de</strong> que todo aquel que invoque el<br />

nombre <strong>de</strong>l Señor será salvo. Ésta es la buena nueva para todas las eda<strong>de</strong>s, que la<br />

salvación se ofrece a todos sobre el principio <strong>de</strong> la fe en el Señor. El nombre <strong>de</strong>l Señor es


una expresión que incluye todo lo que el Señor es. De esta manera, invocar Su Nombre es<br />

llamarle como el verda<strong>de</strong>ro objeto <strong>de</strong> fe y como el único camino <strong>de</strong> salvación.<br />

2:22–24 ¿Pero quién es el Señor? Pedro anuncia a continuación la prodigiosa noticia <strong>de</strong><br />

que este Jesús a quien habían crucificado es Señor y Cristo. Lo hace primero hablando <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong> Jesús, luego <strong>de</strong> Su muerte, resurrección y ascensión, y finalmente <strong>de</strong> Su<br />

glorificación a la diestra <strong>de</strong> Dios Padre. Si tenían aún el pensamiento <strong>de</strong> que Jesús seguía<br />

en un sepulcro <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, Pedro les iba pronto a sacar <strong>de</strong> su error. Se les había <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que<br />

Aquel a quien habían dado muerte está ahora en el cielo, y que tenían que seguir contando<br />

con Él.<br />

Aquí, así, tenemos la corriente <strong>de</strong>l argumento <strong>de</strong>l apóstol: Jesús <strong>de</strong> Nazaret fue<br />

acreditado como Varón proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Dios mediante milagros, prodigios y señales que<br />

había efectuado por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios (v. 22). En el <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong>signio y previo<br />

conocimiento <strong>de</strong> Dios, fue entregado por Él en manos <strong>de</strong> los judíos. Ellos, a su vez, lo<br />

entregaron a los gentiles (gentes sin la ley) para ser muerto por aquellos inicuos mediante la<br />

crucifixión (v. 23). Sin embargo, Dios lo resucitó <strong>de</strong> entre los muertos, sueltos los dolores<br />

<strong>de</strong> la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella, porque:<br />

1. El carácter <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>mandaba Su resurrección. Él había muerto, el Inocente por los<br />

pecadores. Dios había <strong>de</strong> levantarle como prueba <strong>de</strong> Su completa satisfacción con la obra<br />

re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo.<br />

2. Las profecías <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> <strong>de</strong>mandaban Su resurrección. Éste es el punto<br />

particular que Pedro apremia en los siguientes versículos.<br />

2:25–27 En el Salmo 16, David había escrito proféticamente acerca <strong>de</strong> la vida, muerte,<br />

resurrección y glorificación <strong>de</strong>l Señor.<br />

En cuanto a Su vida, David <strong>de</strong>scribe la ilimitada confianza y certidumbre <strong>de</strong> Aquel que<br />

vivió en ininterrumpida comunión con Su Padre. Corazón, lengua y carne —todo Su ser<br />

estaba lleno <strong>de</strong> gozo y esperanza.<br />

En cuanto a Su muerte, David vio <strong>de</strong> antemano que Dios no <strong>de</strong>jaría su alma en el<br />

Ha<strong>de</strong>s, ni su carne vería la corrupción. En otras palabras, el alma <strong>de</strong>l Señor Jesús no<br />

quedaría en el estado <strong>de</strong>sincorporado, ni se permitiría que Su cuerpo se disgregase. (Este<br />

versículo no <strong>de</strong>bería ser empleado como <strong>de</strong>mostrando que el Señor Jesús fue a alguna<br />

especie <strong>de</strong> cárcel <strong>de</strong> espíritus <strong>de</strong> difuntos en la parte inferior <strong>de</strong> la tierra en el tiempo <strong>de</strong> Su<br />

muerte. Su alma fue al cielo —Lucas 23:43— y Su cuerpo fue <strong>de</strong>positado en el sepulcro.)<br />

2:28 En cuanto a la resurrección <strong>de</strong>l Señor, David expresó confianza en que Dios le<br />

mostraría el camino <strong>de</strong> la vida. En el Salmo 16:11a, David escribió: «Me mostrarás la senda<br />

<strong>de</strong> la vida». En Hechos 2:28a, Pedro cita: Me hiciste conocer caminos <strong>de</strong> vida. Pedro<br />

cambió el tiempo futuro a pasado. Es evi<strong>de</strong>nte que el Espíritu Santo lo condujo a hacer esto,<br />

por cuanto la resurrección estaba ya cumplida.<br />

La presente glorificación <strong>de</strong>l Salvador fue predicha por David con las palabras Me<br />

llenarás <strong>de</strong> gozo con tu presencia, o, como lo expresa el Salmo 16:11: «En tu presencia<br />

hay plenitud <strong>de</strong> gozo; <strong>de</strong>licias a tu diestra para siempre».<br />

2:29 Pedro argumenta que David no podía haber estado diciendo estas cosas acerca <strong>de</strong><br />

sí mismo, porque su cuerpo sí había visto corrupción. Su sepulcro era bien conocido para<br />

los judíos <strong>de</strong> aquellos tiempos. Sabían que no había resucitado.<br />

2:30–31 Cuando escribió el Salmo, David estaba hablando como profeta. Recordó que<br />

Dios había prometido que haría surgir a Uno <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>scendientes para que se sentase en


su trono para siempre. David se dio cuenta <strong>de</strong> que Éste sería el Mesías, y que aunque<br />

moriría, Su alma no sería <strong>de</strong>jada en la condición <strong>de</strong>sincorporada, y que Su cuerpo no se<br />

<strong>de</strong>scompondría.<br />

2:32–33 Ahora Pedro repite un anuncio que <strong>de</strong>bió haber sobresaltado a sus oyentes<br />

judíos. El Mesías <strong>de</strong> quien había profetizado David era Jesús <strong>de</strong> Nazaret. Y Dios lo<br />

resucitó <strong>de</strong> entre los muertos, cosa <strong>de</strong> la que los apóstoles podían dar testimonio porque<br />

eran testigos oculares <strong>de</strong> Su resurrección. Después <strong>de</strong> Su resurrección, Jesús fue exaltado<br />

por la diestra <strong>de</strong> Dios, y ahora el Espíritu Santo había sido enviado como había sido<br />

prometido por el Padre. Ésta era la explicación <strong>de</strong> lo que había sucedido en Jerusalén antes<br />

aquel día.<br />

2:34–35 ¿Acaso no había David predicho también la exaltación <strong>de</strong>l Mesías? En el<br />

Salmo 110:1 no estaba refiriéndose a sí mismo. Estaba citando a Jehová dirigiéndose al<br />

Mesías: «Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado <strong>de</strong> mis<br />

pies.» (Obsérvese cuidadosamente que los versículos 33–35 predicen un tiempo <strong>de</strong> espera<br />

entre la glorificación <strong>de</strong> Cristo y Su regreso para castigar a Sus enemigos y establecer Su<br />

reino.)<br />

2:36 Ahora, una vez más, cae el anuncio <strong>de</strong> manera chocante sobre el pueblo judío:<br />

DIOS HA HECHO SEÑOR Y CRISTO —A ESTE JESÚS A QUIEN VOSOTROS CRUCIFICASTEIS (or<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> las palabras en Gr.). Como dijo Bengel: «El aguijón <strong>de</strong>l discurso queda al final» —A<br />

ESTE JESÚS, a quien vosotros crucificasteis—. Ellos habían crucificado al Ungido <strong>de</strong><br />

Dios, y la venida <strong>de</strong>l Espíritu Santo era evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que Jesús había sido exaltado a los<br />

cielos (véase Jn. 7:39).<br />

2:37 Tan po<strong>de</strong>rosa era la capacidad <strong>de</strong> convicción <strong>de</strong>l Espíritu Santo que hubo una<br />

respuesta inmediata <strong>de</strong> los oyentes. Sin ninguna invitación o llamamiento <strong>de</strong> Pedro, ellos<br />

clamaron: «¿Qué haremos?». La cuestión fue suscitada por un profundo sentimiento <strong>de</strong><br />

culpa. ¡Ahora se daban cuenta <strong>de</strong> que Jesús, a quien habían dado muerte, era el amado Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios! Este Jesús había sido levantado <strong>de</strong> los muertos, y estaba ahora glorificado en el<br />

cielo. Siendo así las cosas, ¿cómo podrían estos homicidas culpables escapar al juicio?<br />

2:38 La respuesta <strong>de</strong> Pedro fue que <strong>de</strong>bían arrepentirse y ser bautizados en el nombre<br />

<strong>de</strong> Jesucristo para perdón <strong>de</strong> pecados. Primero, <strong>de</strong>bían arrepentirse, reconociendo su<br />

culpa, y poniéndose <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Dios contra sí mismos.<br />

Luego habían <strong>de</strong> bautizarse para perdón (remisión) <strong>de</strong> pecados. A primera vista, este<br />

versículo parece enseñar la salvación por el bautismo, y muchos insisten en que eso es<br />

precisamente lo que significa. Tal interpretación es imposible por las siguientes razones:<br />

1. En docenas <strong>de</strong> pasajes <strong>de</strong>l NT se afirma que la salvación es por la fe en el Señor<br />

Jesucristo (Jn. 1:12; 3:16, 36; 6:47; Hch. 16:31; Ro. 10:9, p.ej.). No se pue<strong>de</strong>n hacer militar<br />

uno o dos versículos contra un testimonio tan abrumador.<br />

2. El ladrón en la cruz tuvo la certidumbre <strong>de</strong> la salvación aparte <strong>de</strong>l bautismo (Lc.<br />

23:43).<br />

3. No se dice que el Salvador bautizase a nadie, cosa extraña si el bautismo fuese<br />

esencial para la salvación.<br />

4. El Apóstol Pablo expresó su gratitud por haber bautizado sólo a unos pocos corintios<br />

—una extraña causa <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento si el bautismo tuviese una virtud salvadora (1 Co.<br />

1:14–16).


Es más importante observar que sólo a los judíos se les or<strong>de</strong>nó que fuesen bautizados<br />

para perdón <strong>de</strong> pecados (véase Hch. 22:16). Este hecho, creemos, es la clave para<br />

compren<strong>de</strong>r este pasaje. La nación <strong>de</strong> Israel había crucificado al Señor <strong>de</strong> la gloria. La<br />

nación judía había gritado: «Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos» (Mt.<br />

27:25). La culpa <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Mesías fue así aceptada por el pueblo <strong>de</strong> Israel.<br />

Ahora algunos <strong>de</strong> esos judíos habían llegado a darse cuenta <strong>de</strong> su error. Mediante el<br />

arrepentimiento reconocieron su pecado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Al confiar en el Señor Jesús como<br />

su Salvador fueron regenerados y recibieron el perdón eterno <strong>de</strong> los pecados. Mediante el<br />

bautismo público en agua se disociaban <strong>de</strong> la nación que había crucificado al Señor y se<br />

i<strong>de</strong>ntificaban con Él. Así, el bautismo vino a ser la señal exterior <strong>de</strong> que su pecado en<br />

relación con el rechazamiento <strong>de</strong> Cristo (como todos sus pecados) había sido lavado. Los<br />

sacaba <strong>de</strong>l terreno judaico y los situaba sobre terreno cristiano. Pero el bautismo no los<br />

salvaba. Únicamente la fe en Cristo podía hacer tal cosa. Enseñar otra verdad es enseñar<br />

otro evangelio, y por ello ser maldito (Gá. 1:8, 9).<br />

Una interpretación alternativa <strong>de</strong>l bautismo para perdón <strong>de</strong> los pecados es la que da<br />

Ryrie:<br />

Esto no significa para que los pecados pudiesen ser perdonados, porque en todas partes<br />

en el NT los pecados son perdonados como resultado <strong>de</strong> la fe en Cristo, no como resultado<br />

<strong>de</strong>l bautismo. Significa ser bautizado a causa <strong>de</strong> la remisión <strong>de</strong> los pecados. La preposición<br />

griega eis, para, tiene este sentido <strong>de</strong> «<strong>de</strong>bido a» no sólo aquí, sino también en pasajes<br />

como Mateo 12:41, don<strong>de</strong> el sentido solamente pue<strong>de</strong> ser «se arrepintieron a causa <strong>de</strong> [no<br />

para] la predicación <strong>de</strong> Jonás». El arrepentimiento trajo la remisión <strong>de</strong> pecados a esta<br />

multitud en Pentecostés, y a causa <strong>de</strong> la remisión <strong>de</strong> los pecados se les pidió que fuesen<br />

bautizados.<br />

Pedro les aseguró que si se arrepentían y eran bautizados, recibirían el don <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. Insistir en que este or<strong>de</strong>n se nos aplica a nosotros en la actualidad es compren<strong>de</strong>r<br />

mal los tratos administrativos <strong>de</strong> Dios en los primeros días <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Como ha<br />

observado <strong>de</strong> manera tan competente H. P. Barker en The Vicar of Christ [El Vicario <strong>de</strong><br />

Cristo], hay cuatro comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> creyentes en el Libro <strong>de</strong> los Hechos, y el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

acontecimientos en relación con la recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo es diferente en cada caso.<br />

Aquí en Hechos 2:38 leemos acerca <strong>de</strong> cristianos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l judaísmo. Para ellos,<br />

el or<strong>de</strong>n fue:<br />

1. Arrepentimiento.<br />

2. Bautismo con agua.<br />

3. Recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

La conversión <strong>de</strong> los samaritanos se registra en Hechos 8:14–17. Allí leemos que<br />

sucedieron los siguientes acontecimientos:<br />

1. Creyeron.<br />

2. Fueron bautizados con agua.<br />

3. Los apóstoles oraron por ellos.<br />

4. Los apóstoles impusieron sus manos sobre ellos.<br />

5. Recibieron el Espíritu Santo.


En Hechos 10:44–48 tenemos a la vista la conversión <strong>de</strong> los gentiles. Observemos el<br />

or<strong>de</strong>n aquí:<br />

1. La fe.<br />

2. La recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

3. El bautismo con agua.<br />

Una comunidad final <strong>de</strong> creyentes se constituye con antiguos discípulos <strong>de</strong> Juan el<br />

<strong>bautista</strong>, en Hechos 19:1–7.<br />

1. Creyeron.<br />

2. Fueron bautizados.<br />

3. El Apóstol Pablo les impuso las manos.<br />

4. Recibieron el Espíritu Santo.<br />

¿Significa esto que hubo cuatro caminos <strong>de</strong> salvación en el Libro <strong>de</strong> los Hechos?<br />

Naturalmente que no. La salvación fue, es y siempre será sobre la base <strong>de</strong> la fe en el Señor.<br />

Pero durante el periodo <strong>de</strong> transición que se registra en Hechos, Dios tuvo a bien cambiar<br />

los acontecimientos relacionados con la recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo por razones que Él<br />

sabía pero que no nos ha querido revelar a nosotros.<br />

Entonces, ¿cuál <strong>de</strong> estos mo<strong>de</strong>los se nos aplica a nosotros en la actualidad? Por cuanto<br />

Israel ha rechazado nacionalmente al Mesías, el pueblo judío ha perdido todo privilegio<br />

especial que pudiese haber tenido. En la actualidad, Dios está llamando <strong>de</strong> entre los gentiles<br />

un pueblo para Su Nombre (Hch. 15:14). Por ello, el or<strong>de</strong>n para hoy es el que se encuentra<br />

en Hechos 10:<br />

La fe.<br />

La recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

El bautismo con agua.<br />

Creemos que este or<strong>de</strong>n se aplica en la actualidad a todos, tanto a judíos como a<br />

gentiles. Esto pue<strong>de</strong> que al principio suene a arbitrario. Se podría preguntar: «¿Cuándo <strong>de</strong>jó<br />

<strong>de</strong> aplicarse el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Hechos 2:38 a los judíos, y comenzó el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Hechos 10:44–<br />

48?» Naturalmente, no se pue<strong>de</strong> dar ninguna fecha en concreto. Pero el Libro <strong>de</strong> los Hechos<br />

sigue una transición gradual <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el evangelio saliendo primariamente a los judíos, a<br />

través <strong>de</strong> los repetidos rechazos que sufrió <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los judíos, hasta su salida a los<br />

gentiles. Para el final <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> los Hechos, la nación <strong>de</strong> Israel había quedado ya<br />

mayormente <strong>de</strong>jada <strong>de</strong> lado. Por su incredulidad, había perdido todo <strong>de</strong>recho especial como<br />

pueblo escogido <strong>de</strong> Dios. Durante la Edad <strong>de</strong> la Iglesia se contaría con las naciones<br />

gentiles, y el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios para los gentiles, que se bosqueja en Hechos 10:44–48, sería el<br />

aplicable.<br />

2:39 Pedro les recuerda luego que la promesa <strong>de</strong>l Espíritu Santo es para ellos y para<br />

sus hijos (el pueblo judío), y para todos los que están lejos (los gentiles); para cuantos el<br />

Señor nuestro Dios llame.<br />

Aquella misma gente que había dicho: «Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros<br />

hijos» reciben ahora la certidumbre <strong>de</strong> la gracia para ellos y sus hijos si confían en el Señor.


Este versículo ha sido con frecuencia empleado erróneamente para enseñar que los hijos<br />

<strong>de</strong> los creyentes tienen por ello la certidumbre <strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong>l pacto, o que son salvos.<br />

Spurgeon respon<strong>de</strong> a esto <strong>de</strong> manera eficaz:<br />

¿No conocerá la Iglesia <strong>de</strong> Dios que «lo que es nacido <strong>de</strong> la carne es carne, y que lo que<br />

es nacido <strong>de</strong>l Espíritu es Espíritu?» «¿Quién pue<strong>de</strong> sacar lo limpio <strong>de</strong> lo impuro?» El<br />

nacimiento natural comunica la impureza <strong>de</strong> la naturaleza, mas no pue<strong>de</strong> comunicar paz.<br />

Bajo el nuevo pacto, se nos dice <strong>de</strong> manera expresa que los hijos <strong>de</strong> Dios son «no…<br />

engendrados <strong>de</strong> sangre, ni <strong>de</strong> voluntad <strong>de</strong> carne, ni <strong>de</strong> voluntad <strong>de</strong> varón, sino <strong>de</strong> Dios».<br />

Lo importante a observar es que la promesa no es sólo para vosotros y para vuestros<br />

hijos, sino también para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios<br />

llame. Es tan inclusivo como el «quienquiera» <strong>de</strong> la invitación <strong>de</strong>l evangelio.<br />

2:40 No todo el mensaje <strong>de</strong> Pedro ha quedado registrado en este capítulo, pero la<br />

esencia <strong>de</strong>l resto era que los oyentes judíos se salvasen <strong>de</strong> la generación perversa, torcida,<br />

que había rechazado y dado muerte al Señor Jesús. Podrían hacerlo recibiendo a Jesús<br />

como su Mesías y Salvador y rehusando cualquier adicional relación con la culpable nación<br />

<strong>de</strong> Israel por medio <strong>de</strong>l bautismo cristiano.<br />

2:41 Hubo un gran movimiento a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la gente, <strong>de</strong>seando ser bautizados como<br />

evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> que habían acogido bien la palabra <strong>de</strong> Pedro como la palabra <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

Se añadieron aquel día a la compañía <strong>de</strong> creyentes como tres mil personas. Si la<br />

mejor prueba <strong>de</strong> un ministerio <strong>de</strong>l Espíritu Santo es la conversión <strong>de</strong> las almas; con toda<br />

certeza el ministerio <strong>de</strong> Pedro era <strong>de</strong> esta clase. Es indudable que este pescador galileo<br />

recordó las palabras <strong>de</strong>l Señor Jesús: «Os haré pescadores <strong>de</strong> hombres» (Mt. 4:19). Y quizá<br />

recordó también el dicho <strong>de</strong>l Salvador: «De cierto, <strong>de</strong> cierto os digo: El que cree en mí, las<br />

obras que yo hago, también él las hará. Y aun hará mayores que éstas, porque yo voy al<br />

Padre» (Jn. 14:12).<br />

Es instructivo observar el cuidado con el que se registra en número <strong>de</strong> convertidos —<br />

como tres mil personas. Los siervos <strong>de</strong>l Señor podrían ejercitar la misma cautela al tabular<br />

las llamadas <strong>de</strong>cisiones por Cristo.<br />

2:42 La prueba <strong>de</strong> la realidad es la perseverancia. Estos convertidos <strong>de</strong>mostraron la<br />

genuinidad <strong>de</strong> su profesión ocupándose asiduamente en:<br />

1. La enseñanza <strong>de</strong> los apóstoles. Significa las enseñanzas inspiradas <strong>de</strong> los apóstoles,<br />

dadas primero en forma oral, y ahora preservadas en el NT.<br />

2. Comunión. Otra evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la nueva vida era el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> los nuevos creyentes <strong>de</strong><br />

estar con el pueblo <strong>de</strong> Dios y compartir cosas que tenían en común. Había un sentimiento<br />

<strong>de</strong> estar separados <strong>de</strong>l mundo para Dios, y <strong>de</strong> una comunidad <strong>de</strong> intereses con otros<br />

cristianos.<br />

3. El partimiento <strong>de</strong>l pan. Esta expresión se emplea en el NT para referirse tanto a la<br />

Cena <strong>de</strong>l Señor como a comer una comida común. El significado en cada caso particular ha<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminarse por el sentido <strong>de</strong>l pasaje. Aquí se refiere evi<strong>de</strong>ntemente a la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor, porque sería totalmente innecesario <strong>de</strong>cir que siguieron asiduamente tomando sus<br />

comidas. Por Hechos 20:7 sabemos que la práctica <strong>de</strong> los cristianos primitivos era partir el<br />

pan el primer día <strong>de</strong> la semana. Durante los primeros días <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, se celebraba una<br />

fiesta <strong>de</strong> amor junto con la Cena <strong>de</strong>l Señor, como expresión <strong>de</strong>l amor mutuo <strong>de</strong> los santos.<br />

Sin embargo, se introdujeron abusos, y el «ágape», o fiesta <strong>de</strong> amor, se <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> celebrar.


4. Oraciones. Ésta era la cuarta práctica principal <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva, y expresaba una<br />

total <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Señor para la adoración, conducción, preservación y servicio.<br />

2:43 Sobre el pueblo vino un sentimiento <strong>de</strong> maravilla reverencial. El gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo era tan evi<strong>de</strong>nte que los corazones estaban acallados y sometidos. Estaban<br />

llenos <strong>de</strong> asombro en sus almas al ver a los apóstoles efectuar muchos prodigios y<br />

señales. Los prodigios eran milagros que suscitaban maravilla y asombro. Las señales eran<br />

milagros que tenían el propósito <strong>de</strong> dar instrucción. Un milagro podía participar <strong>de</strong> las dos<br />

características <strong>de</strong> prodigio y señal.<br />

2:44–45 Los creyentes se reunían continuamente y tenían todas las cosas en un fondo<br />

común. Tan po<strong>de</strong>rosamente había sido <strong>de</strong>rramado el amor <strong>de</strong> Dios en sus corazones que no<br />

consi<strong>de</strong>raban sus propieda<strong>de</strong>s materiales como propias (4:32). Siempre que había un caso<br />

genuino <strong>de</strong> necesidad en la comunión, vendían propieda<strong>de</strong>s personales y distribuían el<br />

dinero conseguido. Por tanto, había igualdad.<br />

Entre los que habían creído se manifestaba una unidad <strong>de</strong> corazón e interés, en lo que el<br />

egoísmo natural <strong>de</strong> la condición caída quedaba absorbido en la plenitud <strong>de</strong> amor que había<br />

engendrado el sentimiento <strong>de</strong>l amor divino. Estaban unidos <strong>de</strong> forma tal que todo lo que<br />

tenían lo tenían en común; no por ninguna ley ni obligación externa, que habría malogrado<br />

todo aquello, sino en la conciencia <strong>de</strong> lo que ellos eran íntegramente para Cristo, y lo que<br />

Cristo era para todos y cada uno <strong>de</strong> ellos. Enriquecidos por Él con una bendición que nada<br />

podría disminuir, pero cuanto más la ministraban más la tenían, «vendían sus propieda<strong>de</strong>s y<br />

sus bienes, y los distribuían a todos según la necesidad <strong>de</strong> cada uno».<br />

Muchos argumentan en la actualidad que no hay necesidad en seguir a los creyentes<br />

primitivos en esta práctica. Lo mismo se podría argumentar que no <strong>de</strong>beríamos amar al<br />

prójimo como a nosotros mismos. Este compartir todas las posesiones inmobiliarias como<br />

personales era el fruto inevitable <strong>de</strong> vidas llenas <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Se ha dicho: «Un<br />

verda<strong>de</strong>ro cristiano no podría soportar poseer <strong>de</strong>masiado cuando otros tienen <strong>de</strong>masiado<br />

poco».<br />

2:46 Este versículo da el efecto <strong>de</strong> Pentecostés sobre la vida religiosa y doméstica.<br />

Acerca <strong>de</strong> la vida religiosa, <strong>de</strong>bemos recordar que estos primitivos conversos procedían<br />

<strong>de</strong> un trasfondo judaico, Aunque ahora existía la <strong>iglesia</strong>, los vínculos con el templo judío no<br />

fueron cortados <strong>de</strong> inmediato. El proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> las mortajas <strong>de</strong>l judaísmo<br />

prosiguió a lo largo <strong>de</strong> todo el periodo <strong>de</strong> Hechos. Y así los creyentes siguieron asistiendo a<br />

los servicios en el templo, don<strong>de</strong> oían la lectura y exposición <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>.<br />

A<strong>de</strong>más, naturalmente, se reunían en hogares para las activida<strong>de</strong>s relacionadas en el<br />

versículo 42.<br />

En cuanto a su vida doméstica, leemos que partían el pan, y comían juntos con<br />

alegría y sinceridad <strong>de</strong> corazón. Aquí parece claro que partiendo el pan se refiere al<br />

consumo <strong>de</strong> comidas regulares. El gozo <strong>de</strong> su salvación rebosaba en cada <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> la vida,<br />

dorando lo terrenal con un aura <strong>de</strong> gloria.<br />

2:47 La vida vino a ser un himno <strong>de</strong> alabanza y un salmo <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> gracias para los<br />

que habían sido librados <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las tinieblas y trasladados al Reino <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

Al principio, los creyentes tenían favor con todo el pueblo. Pero esto no iba a durar. La<br />

naturaleza <strong>de</strong> la fe cristiana es tal que inevitablemente excita el odio y la oposición <strong>de</strong>l<br />

corazón <strong>de</strong>l hombre. El Salvador advirtió a Sus discípulos a ser cautos acerca <strong>de</strong> la<br />

popularidad (Lc. 6:26) y les prometió persecución y tribulación (Mt. 10:22, 23). De modo


que este favor era una fase momentánea, y pronto sería reemplazado por una oposición<br />

implacable.<br />

Y el Señor añadía cada día a la <strong>iglesia</strong> a los que iban siendo salvos. La comunión<br />

cristiana fue creciendo a diario por las conversiones. Los que oían el evangelio eran<br />

responsables <strong>de</strong> aceptar a Jesucristo por una <strong>de</strong>cisión concreta <strong>de</strong> la voluntad. La elección y<br />

adición <strong>de</strong>l Señor no elimina la responsabilidad humana.<br />

En este capítulo hemos visto el relato <strong>de</strong>l <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong>l Espíritu Santo, el<br />

memorable discurso <strong>de</strong> Pedro a los judíos reunidos, y una breve <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la vida entre<br />

los creyentes primitivos. Un excelente resumen <strong>de</strong> esto último apareció en la Enciclopædia<br />

Brittanica, 13ª Edición, en el artículo sobre «Historia <strong>de</strong> la Iglesia»:<br />

Lo más <strong>de</strong>stacado sobre la vida <strong>de</strong> los cristianos primitivos era su vívida conciencia <strong>de</strong><br />

ser un pueblo <strong>de</strong> Dios, llamados y separados. En su forma <strong>de</strong> pensar, la Iglesia Cristiana era<br />

una institución divina, no humana. Estaba fundada y controlada por Dios, e incluso el<br />

mundo había sido creado por causa <strong>de</strong> ella. Este concepto… gobernó la vida <strong>de</strong> los<br />

cristianos primitivos, tanto individual como socialmente. Se consi<strong>de</strong>raban como separados<br />

<strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l mundo y ligados por unos peculiares vínculos. Su ciudadanía estaba en el<br />

cielo, no en la tierra, y los principios y las leyes con las que intentaban gobernarse<br />

procedían <strong>de</strong> lo alto. Este mundo presente era sólo temporal, y su verda<strong>de</strong>ra vida estaba en<br />

el futuro, y los empleos y trabajos y gozos <strong>de</strong> esta época les daban poca preocupación. …<br />

En la vida cotidiana <strong>de</strong> los cristianos estaba presente el Espíritu Santo, y sus frutos eran<br />

todas las gracias cristianas. Un resultado <strong>de</strong> esta creencia fue dar a sus vidas un carácter<br />

muy peculiar <strong>de</strong> entusiasmo o <strong>de</strong> inspiración. Sus experiencias no eran las cotidianas <strong>de</strong><br />

personas ordinarias, sino <strong>de</strong> personas elevadas por encima <strong>de</strong> sí mismas y transportadas a<br />

una esfera superior.<br />

¡Sólo la lectura <strong>de</strong> este artículo lleva a darse cuenta en alguna medida hasta qué punto la<br />

<strong>iglesia</strong> se ha apartado <strong>de</strong> su vigor y solidaridad originales!<br />

LA IGLESIA EN LA CASA Y LAS ORGANIZACIONES<br />

PARAECLESIALES<br />

Por cuanto el primer uso <strong>de</strong> la palabra <strong>iglesia</strong> (Gr. ekklësia) en Hechos se encuentra<br />

aquí (2:47), nos <strong>de</strong>tenemos para consi<strong>de</strong>rar el puesto central <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en el<br />

pensamiento <strong>de</strong> los cristianos primitivos.<br />

En el Libro <strong>de</strong> los Hechos y en el resto <strong>de</strong>l NT la <strong>iglesia</strong> era lo que frecuentemente se<br />

llama una <strong>iglesia</strong> en la casa. Los cristianos primitivos se reunían en casas y no en<br />

edificios eclesiásticos especiales. Se ha dicho que la religión fue liberada <strong>de</strong> lugares<br />

sagrados especiales y quedó centrada en aquel lugar universal <strong>de</strong> vivienda, el hogar. Dice<br />

Unger que los hogares siguieron sirviendo como lugares <strong>de</strong> reunión cristiana durante dos<br />

siglos.<br />

Sería fácil pensar que el uso <strong>de</strong> hogares privados fue forzado por necesidad<br />

económica y no como resultado <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones espirituales. Nos hemos<br />

acostumbrado tanto a edificios eclesiales y a capillas que pensamos que son el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

Sin embargo, hay fuertes razones para creer que posiblemente los creyentes <strong>de</strong>l<br />

primer siglo fueron más sabios que nosotros.


En primer lugar, es inconsecuente con la fe cristiana y su énfasis en el amor gastar<br />

gran<strong>de</strong>s sumas <strong>de</strong> dinero en edificios lujosos cuando hay unas necesida<strong>de</strong>s tan<br />

abrumadoras por todo el mundo. Tocante a esto, E. Stanley Jones escribió:<br />

Vi el Bambino, el Cristo niño en la Catedral en Roma, cargado <strong>de</strong> costosas joyas, y<br />

luego salí y vi el rostro <strong>de</strong> niños hambrientos, y me pregunté si Cristo, a la vista <strong>de</strong> esta<br />

hambre, estaba disfrutando con Sus joyas. Y me persistió el pensamiento <strong>de</strong> que si Él las<br />

disfrutaba, que yo ya no podría disfrutar <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> Cristo. Aquel enjoyado<br />

Bambino y los hambrientos niños son un símbolo <strong>de</strong> lo que hemos hecho al poner<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> Cristo los costosos lujos <strong>de</strong> las majestuosas catedrales e <strong>iglesia</strong>s mientras<br />

que hemos <strong>de</strong>jado intactos los males fundamentales <strong>de</strong> la sociedad humana por los que<br />

se <strong>de</strong>ja a Cristo hambriento en los <strong>de</strong>sempleados y <strong>de</strong>sposeídos.<br />

No sólo es inhumano, sino también antieconómico gastar dinero en costosos edificios<br />

que no se usan más <strong>de</strong> tres, cuatro o cinco horas durante la semana. ¿Cómo nos hemos<br />

permitido <strong>de</strong>rivar hasta este mundo <strong>de</strong> inconscientes sueños en el que estamos<br />

dispuestos a gastar tanto para conseguir tan poca utilidad a cambio?<br />

Nuestros mo<strong>de</strong>rnos programas <strong>de</strong> edificación han sido uno <strong>de</strong> los mayores obstáculos<br />

para la expansión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Los fuertes pagos sobre el capital y los intereses hacen<br />

que los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s se resistan a esparcirse y formar nuevas <strong>iglesia</strong>s. Toda<br />

pérdida <strong>de</strong> miembros haría peligrar los ingresos necesarios para pagar el edificio y<br />

mantener los servicios. Una generación no nacida queda comprometida con <strong>de</strong>udas, y<br />

queda apagada toda esperanza <strong>de</strong> reproducción eclesial.<br />

Se argumenta frecuentemente que hemos <strong>de</strong> tener edificios impresionantes para<br />

atraer a nuestros servicios a los que no están integrados en <strong>iglesia</strong>s. Aparte <strong>de</strong> que se<br />

trata <strong>de</strong> una manera <strong>de</strong> pensar carnal, esto pasa totalmente por alto la pauta <strong>de</strong>l NT. Las<br />

reuniones <strong>de</strong>l NT eran mayormente para creyentes. Los cristianos se reunían para la<br />

enseñanza apostólica, comunión, partimiento <strong>de</strong>l pan y oración (Hch. 2:42). No hacían su<br />

evangelización invitando a la gente a reuniones en domingo, sino testificando a aquellos<br />

con los que entraban en contacto durante la semana. Cuando las personas se convertían,<br />

eran introducidas en la comunión y calor <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> doméstica para ser alimentados y<br />

alentados.<br />

A veces es difícil para algunas personas asistir a servicios en edificios eclesiásticos<br />

dignificados. Hay una fuerte reacción contra el formalismo. También hay el temor <strong>de</strong> que<br />

se les pida dinero. Una queja que se oye comúnmente es que «todo lo que la <strong>iglesia</strong><br />

<strong>de</strong>sea es tu dinero». Pero muchas <strong>de</strong> estas mismas personas estarán dispuestas a asistir<br />

a una clase bíblica conversacional en un hogar. Allí no tienen que estar pendientes <strong>de</strong>l<br />

estilo, y disfrutan <strong>de</strong> la atmósfera informal, no profesional.<br />

En realidad, la <strong>iglesia</strong> en la casa es i<strong>de</strong>al para todas las culturas y países. Y<br />

probablemente, si pudiésemos examinar el mundo entero, veríamos más <strong>iglesia</strong>s reunidas<br />

en hogares que <strong>de</strong> ninguna otra manera.<br />

En contraste con las actuales e imponentes catedrales, <strong>iglesia</strong>s y capillas —así como<br />

toda una hueste <strong>de</strong> <strong>de</strong>nominaciones, juntas misioneras y organizaciones paraeclesiales<br />

sumamente organizadas—, los apóstoles, en el Libro <strong>de</strong> los Hechos, no emprendieron<br />

intentar formar una organización <strong>de</strong> ninguna clase para llevar a cabo la obra <strong>de</strong>l Señor. La<br />

<strong>iglesia</strong> local era la unidad <strong>de</strong> Dios en la tierra para propagar la fe y los discípulos se<br />

contentaban con trabajar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este contexto.<br />

En años recientes ha habido un estallido organizativo en la Cristiandad <strong>de</strong> tal<br />

proporción que produce mareos. Cada vez que un creyente tiene una nueva i<strong>de</strong>a para<br />

impulsar la causa <strong>de</strong> Cristo, ¡forma una nueva junta misionera, corporación o institución!<br />

Un resultado <strong>de</strong> ello es que maestros y predicadores capaces han sido apartados <strong>de</strong><br />

sus ministerios primordiales para trabajar como administradores. Si todos los


administradores <strong>de</strong> juntas misioneras estuviesen trabajando en el campo misionero, esto<br />

reduciría en gran manera la necesidad <strong>de</strong> personal que hay allí.<br />

Otro resultado <strong>de</strong> la proliferación <strong>de</strong> organizaciones es que se precisa <strong>de</strong> enormes<br />

cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> dinero para estructura, y que por ello no quedan disponibles para la<br />

proyección misionera directa. La mayor parte <strong>de</strong> cada cantidad que se da a muchas<br />

organizaciones cristianas se <strong>de</strong>dica a los gastos <strong>de</strong> manutención <strong>de</strong> la organización, en<br />

lugar <strong>de</strong> para el propósito principal para el que la organización existe.<br />

Las organizaciones con frecuencia obstaculizan el cumplimiento <strong>de</strong> la Gran Comisión.<br />

Jesús dijo a Sus discípulos que enseñasen todas las cosas que Él había mandado.<br />

Muchos que trabajan para organizaciones cristianas <strong>de</strong>scubren que no se les permite<br />

enseñar toda la verdad <strong>de</strong> Dios. No <strong>de</strong>ben enseñar ciertas cuestiones polémicas por<br />

temor a enajenar a la base <strong>de</strong> apoyo que les da el soporte financiero.<br />

La multiplicación <strong>de</strong> instituciones cristianas ha resultado <strong>de</strong>masiadas veces en<br />

facciones, celos y rivalida<strong>de</strong>s, todo lo cual ha redundado en gran perjuicio para el<br />

testimonio <strong>de</strong> Cristo.<br />

Consi<strong>de</strong>remos la multiplicidad <strong>de</strong> organizaciones que se solapan en la obra, tanto en<br />

la nación como en el extranjero. Cada una <strong>de</strong> ellas compite por obtener un personal<br />

escaso y por recursos financieros que van disminuyendo. Y consi<strong>de</strong>remos cuántas <strong>de</strong> estas<br />

organizaciones realmente <strong>de</strong>ben su origen puramente a rivalida<strong>de</strong>s humanas, aunque<br />

las <strong>de</strong>claraciones públicas generalmente hagan referencia a la voluntad <strong>de</strong> Dios (Notas<br />

Diarias <strong>de</strong> la Unión Bíblica).<br />

Y a menudo es cierto que las organizaciones hallan la forma <strong>de</strong> perpetuarse mucho<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber cumplido su cometido. Las ruedas siguen girando pesadamente incluso<br />

cuando se ha perdido la visión <strong>de</strong> los fundadores y se ha <strong>de</strong>svanecido la gloria <strong>de</strong> un<br />

movimiento que había sido verda<strong>de</strong>ramente dinámico. Fue la sabiduría espiritual, no la<br />

ingenuidad primitiva, lo que salvó a los cristianos primitivos <strong>de</strong> establecer organizaciones<br />

humanas para llevar a cabo la obra <strong>de</strong>l Señor.<br />

Escribe G. H. Lang:<br />

Un agudo escritor, contrastando la obra apostólica con los más usuales métodos<br />

misioneros mo<strong>de</strong>rnos, ha dicho que «nosotros fundamos misiones; los apóstoles<br />

fundaban <strong>iglesia</strong>s». La distinción es veraz y llena <strong>de</strong> significado. Los apóstoles fundaban<br />

<strong>iglesia</strong>, y no fundaban nada más, porque para los fines a la vista no se precisaba <strong>de</strong> nada<br />

más ni hubiese podido ser más apropiado. En cada lugar don<strong>de</strong> trabajaban constituían a<br />

los convertidos en asamblea local, con ancianos —siempre ancianos, nunca un anciano<br />

(Hch. 14:23; 15:6, 23; 20:17; Fil. 1:1)— para guiar, gobernar, pastorear, hombres<br />

calificados por el Señor y reconocidos por los santos (1 Co. 16:15; 1 Ts. 5:12, 13; 1 Ti.<br />

5:17–19); y con diáconos, <strong>de</strong>signados por la asamblea (Hch. 6:1–6; Fil. 1:1), con lo que<br />

contrastaban con los ancianos, para asistir a los pocos pero muy importantes asuntos<br />

temporales, y en particular para la distribución <strong>de</strong> los fondos <strong>de</strong> la asamblea. … Todo lo<br />

que hicieron ellos (los apóstoles) tocante a organización fue formar a los discípulos<br />

reunidos en otras asambleas así. En el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> no aparece ninguna otra<br />

organización que la local, ni encontramos siquiera el embrión <strong>de</strong> nada posterior.<br />

Para los cristianos primitivos y su li<strong>de</strong>razgo apostólico, la congregación era la unidad<br />

divinamente or<strong>de</strong>nada en la tierra por medio <strong>de</strong> la que Dios había escogido obrar, y la<br />

única unidad a la que prometió perpetuidad fue la <strong>iglesia</strong>.<br />

E. La curación <strong>de</strong> un cojo, y la acusación <strong>de</strong> Pedro a Israel (3:1–26)<br />

3:1 Eran las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> cuando Pedro y Juan subían juntos al templo un día en<br />

Jerusalén. Como se ha mencionado con anterioridad, los primitivos cristianos judíos


siguieron asistiendo a los servicios <strong>de</strong>l templo durante un tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la formación<br />

<strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Este fue un periodo <strong>de</strong> ajustes y <strong>de</strong> transición, y la rotura con el judaísmo no<br />

se hizo <strong>de</strong> forma brusca. Los creyentes en la actualidad no tendrían justificación en seguir<br />

su ejemplo en esto, por cuanto nosotros tenemos la revelación plena <strong>de</strong>l NT y se nos ha<br />

mandado que «salgamos, pues, adon<strong>de</strong> él, fuera <strong>de</strong>l campamento, llevando su vituperio»<br />

(He. 13:13. Véase también 2 Co. 6:17, 18).<br />

3:2 Al acercarse al templo, vieron a unos hombres que llevaban a un mendigo lisiado al<br />

lugar don<strong>de</strong> solía mendigar, a la puerta… que se llama la Hermosa. La impotente<br />

condición <strong>de</strong> este hombre, cojo <strong>de</strong> nacimiento, está en marcado contraste con la hermosura<br />

<strong>de</strong> la arquitectura <strong>de</strong>l templo. Nos recuerda la pobreza e ignorancia que abunda a la misma<br />

sombra <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s catedrales, y la impotencia <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rosos sistemas eclesiales para<br />

asistir a los lisiados físicos y espirituales.<br />

3:3 Este lisiado había evi<strong>de</strong>ntemente abandonado toda esperanza <strong>de</strong> ser jamás curado,<br />

por lo que se contentaba con pedir limosna.<br />

3:4 En lugar <strong>de</strong> contemplar a este hombre como un miserable sin esperanza, Pedro le<br />

vio como uno en quien podría exhibirse el gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. «Si somos conducidos por el<br />

Espíritu, fijaremos nuestros ojos sobre aquellos a los que Dios quiere ben<strong>de</strong>cir, en lugar <strong>de</strong><br />

disparar cartuchos <strong>de</strong> salva y apuntar al aire» (Seleccionado).<br />

El mandamiento <strong>de</strong> Pedro, «Míranos», no tenía la intención <strong>de</strong> centrar la atención en<br />

Juan y en él mismo, sino sencillamente asegurar la plena atención <strong>de</strong>l mendigo.<br />

3:5–6 Todavía aguardando sólo po<strong>de</strong>r recibir alguna ayuda económica, el mendigo les<br />

estuvo atento. Luego oyó un anuncio que a la vez le fue un <strong>de</strong>sengaño y entusiasmante.<br />

Por lo que a limosna tocaba, Pedro no tenía nada que darle. Pero tenía algo mejor. Por la<br />

autoridad <strong>de</strong> Jesucristo <strong>de</strong> Nazaret, or<strong>de</strong>nó al cojo así: Levántate y anda. Un antiguo<br />

predicador lo resume así: «El cojo pedía limosna y recibió piernas».<br />

Se dice que Tomás <strong>de</strong> Aquino visitó una vez al papa en una ocasión en que se estaban<br />

contando gran<strong>de</strong>s sumas <strong>de</strong> dinero. El papa se jactó: «Ya no tenemos que <strong>de</strong>cir con Pedro:<br />

No poseo plata ni oro». Tomás <strong>de</strong> Aquino replicó: «Tampoco podéis <strong>de</strong>cir con Pedro:<br />

¡Levántate y anda!».<br />

3:7 Mientras Pedro ayudaba al hombre a ponerse en pie, se le consolidaron los pies y<br />

los tobillos, que hasta entonces habían sido inútiles. Aquí se nos recuerda <strong>de</strong> nuevo que en<br />

la vida espiritual hay una curiosa mezcla <strong>de</strong> lo divino y lo humano. Pedro ayuda al hombre<br />

a ponerse en pie; luego Dios lo cura. Hemos <strong>de</strong> hacer lo que está en nuestra mano. Luego,<br />

Dios hará lo que nosotros no po<strong>de</strong>mos hacer.<br />

3:8 El milagro <strong>de</strong> curación fue inmediato, no gradual. Observemos cómo el Espíritu <strong>de</strong><br />

Dios multiplica las palabras <strong>de</strong> acción y movimiento: <strong>de</strong> un salto, se puso en pie …<br />

comenzó a andar; y entró … andando y saltando.<br />

Cuando recordamos en lento y penoso proceso por el que un bebé llega a apren<strong>de</strong>r a<br />

andar, nos damos cuenta <strong>de</strong> lo maravilloso que fue para este hombre po<strong>de</strong>r dar saltos, por<br />

primera vez en su vida.<br />

Este milagro, obrado en el Nombre <strong>de</strong> Jesús, fue un testimonio adicional para el pueblo<br />

<strong>de</strong> Israel que Aquel que ellos habían crucificado vivía y estaba dispuesto a ser su Sanador y<br />

Salvador.<br />

3:9–10 El hecho <strong>de</strong> que el mendigo se sentaba cada día junto a la puerta <strong>de</strong>l templo le<br />

había hecho muy conocido. Ahora que estaba sanado, el milagro fue necesariamente<br />

conocido <strong>de</strong> manera muy general. El pueblo no podía negar que había tenido lugar un gran<br />

milagro, pero, ¿qué significaba todo aquello?


3:11 Mientras el cojo que había sido sanado se asía <strong>de</strong> Pedro y <strong>de</strong> Juan como sus<br />

sanadores, todo el pueblo a una, atónito, corrió hacia ellos al pórtico que se llama <strong>de</strong><br />

Salomón, una parte <strong>de</strong>l área <strong>de</strong>l templo. Su asombro y maravilla dio a Pedro una<br />

oportunidad para predicarles.<br />

3:12 Pedro aparta primero la atención <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong>l hombre que había sido sanado y<br />

<strong>de</strong> los apóstoles mismos. La explicación <strong>de</strong>l milagro no había <strong>de</strong> encontrarse en ninguno <strong>de</strong><br />

ellos.<br />

3:13–16 Rápidamente, los lleva al verda<strong>de</strong>ro Autor <strong>de</strong>l milagro. Era Jesús, Aquel a<br />

quien ellos habían rechazado, negado y dado muerte. Dios lo había resucitado <strong>de</strong> los<br />

muertos y lo había glorificado en el cielo. Ahora, por la fe en su nombre, aquel hombre<br />

que ellos conocían había sido consolidado, sanado <strong>de</strong> su incapacidad.<br />

La santa intrepi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> Pedro al acusar a los hombres <strong>de</strong> Israel es digna <strong>de</strong> nota. Sus<br />

acusaciones contra ellos son las siguientes:<br />

1. Ellos entregaron a Jesús (a los gentiles para que fuese juzgado).<br />

2. Lo negaron <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.<br />

3. Negaron al Santo y al Justo, y pidieron que se les concediera <strong>de</strong> gracia un<br />

homicida (Barrabás).<br />

4. Mataron al Autor (o Príncipe) <strong>de</strong> la vida.<br />

Observemos, como contraste, el trato que Dios dio a Jesús:<br />

1. Lo ha resucitado <strong>de</strong> los muertos (v. 15).<br />

2. Él ha glorificado a Su Siervo Jesús —no Su Hijo Jesús, como en las versiones<br />

antiguas (v. 13).<br />

Observemos, finalmente, el énfasis sobre la fe en Cristo como la explicación <strong>de</strong>l<br />

milagro <strong>de</strong> sanidad (v. 16). En este versículo, como en todas partes, el nombre <strong>de</strong>nota a la<br />

persona. Así, la fe en su nombre significa fe en Cristo.<br />

3:17 Hay aquí un cambio claro en el tono <strong>de</strong> Pedro. Habiendo acusado a los hombres <strong>de</strong><br />

Israel <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Señor Jesús, ahora se dirige a ellos como sus hermanos judíos,<br />

admitiendo en gracia que lo habían hecho por ignorancia, apremiándolos a que se<br />

arrepintiesen y convirtiesen.<br />

Casi parece contradictorio oír a Pedro <strong>de</strong>cir que los judíos habían crucificado al Señor<br />

Jesús por ignorancia. ¿No había venido acaso con las plenas cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong>l Mesías? ¿No<br />

había hecho Él maravillosos milagros en medio <strong>de</strong> ellos? ¿No los había encolerizado al<br />

afirmar que era igual a Dios? Sí, todo esto es cierto. Y sin embargo eran ignorantes <strong>de</strong>l<br />

hecho <strong>de</strong> que Jesucristo era Dios encarnado. Ellos esperaban que el Mesías viniese no con<br />

humil<strong>de</strong> gracia, sino como un po<strong>de</strong>roso liberador militar. Consi<strong>de</strong>raron que Jesús era un<br />

impostor.<br />

No sabían que era verda<strong>de</strong>ramente el Hijo <strong>de</strong> Dios. Probablemente, pensaban que<br />

estaban sirviendo a Dios al darle muerte. Así, el Salvador mismo dijo, cuando era<br />

crucificado: «No saben lo que hacen» (Lc. 23:34), y más a<strong>de</strong>lante Pablo escribió: «Si [los<br />

príncipes <strong>de</strong> este mundo lo] hubiesen conocido, no habrían crucificado al Señor <strong>de</strong> la<br />

gloria» (1 Co. 2:8).<br />

Todo esto estaba dispuesto para asegurar a los hombres <strong>de</strong> Israel que su pecado, aunque<br />

era muy gran<strong>de</strong>, estaba todavía sujeto a la gracia perdonadora <strong>de</strong> Dios.


3:18 Sin excusar el pecado <strong>de</strong> ellos, Pedro muestra que Dios había predominado para<br />

que cumpliese Sus propios propósitos. Los profetas <strong>de</strong>l AT habían predicho que el Mesías<br />

había <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer. Los judíos eran quienes infligieron este sufrimiento sobre Él. Pero ahora<br />

Él se ofrecía a ellos como Señor y Salvador. Por medio <strong>de</strong> Él, podrían recibir el perdón <strong>de</strong><br />

sus pecados.<br />

3:19 El pueblo <strong>de</strong> Israel habría <strong>de</strong> arrepentirse y dar media vuelta en su rumbo. Cuando<br />

hiciesen esto, sus pecados serían borrados, y vendrían <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Señor tiempos<br />

<strong>de</strong> refrigerio.<br />

Se había <strong>de</strong> recordar que este mensaje se dirige a los hombres <strong>de</strong> Israel (v. 12). Enfatiza<br />

que la restauración y bendición nacional tenían que ser precedidas por el arrepentimiento<br />

nacional. Los tiempos <strong>de</strong> refrigerio <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Señor se refieren a las<br />

bendiciones <strong>de</strong>l futuro reinado <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra, como se menciona en el siguiente<br />

versículo.<br />

3:20 A renglón seguido <strong>de</strong>l arrepentimiento <strong>de</strong> Israel, Dios enviará al Mesías, Jesús.<br />

Como ya se ha mencionado antes, esto se refiere a la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo para que<br />

establezca Su reinado <strong>de</strong> mil años sobre la tierra.<br />

3:21 En este punto se suscita inevitablemente esta pregunta: «Si Israel se hubiese<br />

arrepentido cuando Pedro estaba hablando, ¿habría vuelto el Señor Jesús a la tierra?».<br />

Gran<strong>de</strong>s y piadosos hombres han diferido acerca <strong>de</strong> esta cuestión. Los hay que insisten en<br />

que habría vuelto; en caso contrario, insisten, la promesa no habría sido fiable. Otros toman<br />

el pasaje como profético, mostrando el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> acontecimientos que tendría realmente<br />

lugar. La pregunta es <strong>de</strong>l todo hipotética. El hecho es que Israel no se arrepintió y que el<br />

Señor Jesús no ha vuelto.<br />

Es evi<strong>de</strong>nte, por el v. 21, que Dios sabía anticipadamente que la nación <strong>de</strong> Israel<br />

rechazaría a Cristo, y que la actual era <strong>de</strong> gracia transcurriría antes <strong>de</strong> Su Segunda Venida.<br />

El cielo <strong>de</strong>be guardar a Cristo hasta los tiempos <strong>de</strong> la restauración <strong>de</strong> todas las cosas.<br />

Los tiempos <strong>de</strong> la restauración <strong>de</strong> todas las cosas señala al Milenio. Esto no indica<br />

salvación universal, como algunos han sugerido. Una enseñanza así es extraña a la Biblia.<br />

Más bien, señalan al tiempo en que la creación será liberada <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong> la<br />

corrupción, y en que Cristo reinará en justicia como Rey sobre toda la tierra.<br />

Estos tiempos <strong>de</strong> la restauración habían sido predichos por los profetas <strong>de</strong>l AT.<br />

El versículo 21 ha sido empleado en un esfuerzo por refutar el Arrebatamiento<br />

pretribulacional. El argumento es que si el cielo <strong>de</strong>be guardar a Jesús hasta el comienzo <strong>de</strong>l<br />

Milenio, entonces Él no pue<strong>de</strong> venir antes <strong>de</strong> entonces para llevarse a la <strong>iglesia</strong> al cielo. La<br />

respuesta, naturalmente, es que Pedro está hablando aquí a los hombres <strong>de</strong> Israel (v. 12).<br />

Está hablando <strong>de</strong> los tratos <strong>de</strong> Dios para con Israel como nación. Por lo que respecta a la<br />

nación <strong>de</strong> Israel, Jesús quedará en el cielo hasta que venga al final a reinar al término <strong>de</strong> la<br />

Tribulación. Pero los judíos individuales que crean en Él durante esta Era <strong>de</strong> la Iglesia<br />

tendrán parte con los creyentes gentiles en el arrebatamiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, que podría tener<br />

lugar en cualquier momento. A<strong>de</strong>más, en el Arrebatamiento el Señor no <strong>de</strong>ja el cielo:<br />

nosotros vamos a reunirnos con Él en el aire.<br />

3:22 Como un ejemplo <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong>l AT anticipando el glorioso reinado <strong>de</strong> Cristo,<br />

Pedro cita Deuteronomio 18:15, 18, 19. El pasaje contempla al Señor Jesús como Profeta<br />

<strong>de</strong> Dios en la era dorada <strong>de</strong> Israel, anunciando la voluntad y la ley <strong>de</strong> Dios.<br />

Cuando Moisés dijo: El Señor vuestro Dios os levantará un profeta <strong>de</strong> entre<br />

vuestros hermanos, como a mí, no se estaba refiriendo a semejanza <strong>de</strong> carácter o <strong>de</strong>


capacidad, sino semejanza en el sentido <strong>de</strong> que ambos habían sido levantados por Dios. «Él<br />

le levantará a Él como me levantó a mí.»<br />

3:23 Durante el reinado <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra, los que rehúsen oírle y obe<strong>de</strong>cerle<br />

serán totalmente exterminados <strong>de</strong>l pueblo. Naturalmente, quienes le rechazan en la<br />

actualidad sufren también la con<strong>de</strong>nación eterna, pero el pensamiento principal <strong>de</strong> este<br />

pasaje es que Cristo reinará aún con cetro <strong>de</strong> hierro, y que aquellos que le <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>zcan y<br />

se rebelen contra Él serán inmediatamente ejecutados.<br />

3:24 Para dar más énfasis al hecho <strong>de</strong> que los tiempos <strong>de</strong> la restauración habían sido<br />

bien predichos, Pedro aña<strong>de</strong> que todos los profetas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Samuel en a<strong>de</strong>lante hablaron <strong>de</strong><br />

estos días.<br />

3:25 Pedro recuerda ahora a sus oyentes judíos que la promesa <strong>de</strong> estos tiempos <strong>de</strong><br />

bendición fue hecha a ellos como hijos <strong>de</strong> los profetas y <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Abraham. A fin<br />

<strong>de</strong> cuentas, Dios había hecho pacto con Abraham que ben<strong>de</strong>ciría a todas las familias <strong>de</strong><br />

la tierra en su simiente. Todas las promesas <strong>de</strong> la bendición milenial se centran en la<br />

Simiente, es <strong>de</strong>cir, en Cristo. Por tanto, habrían <strong>de</strong> aceptar al Señor Jesús como Mesías.<br />

3:26 Dios había ya levantado a Su siervo (3:13), y lo había enviado primero a la<br />

nación <strong>de</strong> Israel. Esto se refiere a la Encarnación y vida <strong>de</strong> nuestro Señor, no a Su<br />

resurrección. Y si querían recibirle, Él haría que cada uno se convirtiese <strong>de</strong> sus malda<strong>de</strong>s.<br />

En este sermón <strong>de</strong> Pedro, pronunciado ante el pueblo <strong>de</strong> Israel, observamos que lo que<br />

está a la vista es el reino, y no la <strong>iglesia</strong>. A<strong>de</strong>más, el énfasis es también nacional, no<br />

individual. El Espíritu <strong>de</strong> Dios se retardaba sobre Israel en paciente misericordia,<br />

contendiendo con el antiguo pueblo <strong>de</strong> Dios para que recibiesen al glorificado Señor Jesús<br />

como Mesías y así precipitar la venida <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra.<br />

Pero Israel no quiso oír.<br />

F. La persecución y el crecimiento <strong>de</strong> la Iglesia (4:1–7:60)<br />

4:1–4 Estaba a punto <strong>de</strong> estallar la primera persecución <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva. Y, como<br />

había <strong>de</strong> ser, comenzó <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res religiosos. Los sacerdotes y el jefe <strong>de</strong> la<br />

guardia <strong>de</strong>l templo, y los saduceos emprendieron acción contra los apóstoles.<br />

Scroggie sugiere que los sacerdotes representan la intolerancia religiosa; el jefe <strong>de</strong> la<br />

guardia <strong>de</strong>l templo, la enemistad política; y los saduceos, la incredulidad racionalista. Los<br />

saduceos negaban la doctrina <strong>de</strong> la resurrección. Esto los puso en conflicto directo con los<br />

apóstoles, ¡por cuanto la resurrección era la nota central <strong>de</strong> la predicación apostólica!<br />

Spurgeon ve un paralelo:<br />

Los saduceos, como sabéis, eran la Escuela Amplia, los liberales, los pensadores<br />

avanzados, la gente mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> su tiempo. Si queréis un escarnio acerbo, un sarcasmo<br />

acerbo o una acción cruel, os encomiendo a estos caballeros <strong>de</strong> amplio corazón. Son<br />

liberales para con todos, excepto para con los que mantienen la verdad; y para ellos tienen<br />

una reserva <strong>de</strong> amargura concentrada que rebasa en mucho al ajenjo y a la hiel. Son tan<br />

liberales con sus hermanos <strong>de</strong> error que no les queda ninguna tolerancia para los<br />

evangélicos.<br />

Estos lí<strong>de</strong>res se resentían <strong>de</strong> que los apóstoles estuviesen enseñando al pueblo. Ellos<br />

creían que ésta era una prerrogativa exclusiva <strong>de</strong> ellos. También se encolerizaron porque


proclamaban en Jesús la resurrección <strong>de</strong> entre los muertos. Si Jesús había resucitado <strong>de</strong><br />

entre los muertos, entonces los saduceos quedaban <strong>de</strong>sacreditados.<br />

En el versículo 2 es importante la expresión resurrección <strong>de</strong> entre los muertos, porque<br />

refuta la i<strong>de</strong>a popular <strong>de</strong> una resurrección general al fin <strong>de</strong>l mundo. Este y otros pasajes<br />

hablan <strong>de</strong> una resurrección <strong>de</strong> entre los muertos. En otras palabras: algunos resucitarán,<br />

mientras que otros (incrédulos) permanecerán en el sepulcro hasta un tiempo posterior.<br />

Los gobernantes <strong>de</strong>cidieron mantener a los apóstoles bajo una especie <strong>de</strong> arresto<br />

domiciliario hasta el día siguiente, porque estaba ya haciéndose tar<strong>de</strong>. (El milagro <strong>de</strong><br />

sanidad en el capítulo 3 había sido hecho como a las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>.)<br />

Pese a la oposición oficial, muchos se volvieron al Señor. Se cita como cinco mil<br />

hombres (gr. andres, «varones») que entraron en la comunión cristiana. Los comentaristas<br />

no están <strong>de</strong> acuerdo en si esto incluía a los tres mil salvados en Pentecostés. No incluye a<br />

las mujeres ni a los niños.<br />

4:5–6 Al día siguiente, el concilio religioso, conocido como el Sanedrín, se reunió<br />

como tribunal <strong>de</strong> indagación, con la intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>tener las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estos<br />

alteradores <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n establecido. ¡Todo lo que consiguieron fue dar a los apóstoles otra<br />

oportunidad <strong>de</strong> testificar acerca <strong>de</strong> Cristo!<br />

Junto a los gobernantes, ancianos y escribas se encontraban:<br />

1. El sumo sacerdote Anás, ante quien habían hecho comparecer al Señor primero.<br />

Había sido sumo sacerdote antes, pero quizá le permitieron retener el título a modo <strong>de</strong><br />

cortesía.<br />

2. Caifás, el yerno <strong>de</strong> Anás, que había presidido en el juicio <strong>de</strong>l Señor.<br />

3. Juan y Alejandro, <strong>de</strong> los que nada más se sabe.<br />

4. Los que eran <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> los sumos sacerdotes, hombres <strong>de</strong> gran influencia.<br />

4:7 El juicio comenzó pidiendo ellos a los apóstoles con qué clase <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, o en qué<br />

nombre, habían ellos llevado a cabo el milagro. Pedro se a<strong>de</strong>lantó para dar su tercera<br />

confesión pública <strong>de</strong> Cristo en Jerusalén. Era una inapreciable oportunidad para predicar el<br />

evangelio al estamento religioso, y la aprovechó <strong>de</strong> buena gana y con intrepi<strong>de</strong>z.<br />

4:8–12 Primero les recordó que se sentían incómodos porque los apóstoles habían<br />

hecho un beneficio… a un hombre enfermo. Aunque Pedro no se extendió en esto, el<br />

hombre que había sido sanado había estado mendigando a la puerta <strong>de</strong>l templo, y los<br />

gobernantes nunca habían podido sanarle. Luego el apóstol tronó su <strong>de</strong>nuncia, afirmando<br />

que era en el nombre <strong>de</strong> Jesucristo <strong>de</strong> Nazaret, a quien ellos habían crucificado, que este<br />

hombre estaba en su presencia sano. Dios le había resucitado <strong>de</strong> los muertos y lo había<br />

exaltado al cielo. De este modo, la piedra <strong>de</strong>sechada había venido a ser piedra angular,<br />

la piedra indispensable que completa la estructura. Y Él es indispensable. No hay salvación<br />

sin Él. Él es el único y exclusivo Salvador. En ningún otro hay salvación; porque no hay<br />

otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.<br />

Al leer los vv. 8–12, recor<strong>de</strong>mos que estas palabras fueron pronunciadas por el mismo<br />

hombre que había negado tres veces al Señor con juramentos y maldiciones.<br />

4:13 La religión seca y formal es siempre intolerante <strong>de</strong> aquel evangelismo entusiasta y<br />

vital que produce resultados en los corazones y en las vidas. Los conductores <strong>de</strong>l<br />

formalismo religioso se quedan aturdidos cuando <strong>de</strong>scubren a hombres sin letras y <strong>de</strong>l


vulgo haciendo impacto en la comunidad, mientras que ellos, con toda su sabiduría, «no<br />

llegan a levantarse por encima <strong>de</strong> la carne y <strong>de</strong> la sangre».<br />

En el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> no hay distinción entre clero y laicos. Esta distinción es una<br />

reliquia proveniente <strong>de</strong>l Romanismo. Juan Huss luchó y murió en Bohemia por la doctrina<br />

<strong>de</strong>l sacerdocio <strong>de</strong> todos los creyentes, y el símbolo husita hasta el día <strong>de</strong> hoy es la copa <strong>de</strong><br />

comunión sobre una Biblia abierta. Era esta verdad <strong>de</strong> un sacerdocio regio y <strong>de</strong> cada<br />

creyente como testigo la que constituyó la fuerza dinámica en la Iglesia primitiva. Sin<br />

ayuda <strong>de</strong> ningún mo<strong>de</strong>rno equipo, ni <strong>de</strong> transporte, o <strong>de</strong> traducción y publicación <strong>de</strong> la<br />

Palabra, el Evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios sacudió todo el Imperio, hasta que hubo santos<br />

hasta en la casa <strong>de</strong>l César. Dios nos está llamando <strong>de</strong> vuelta al cristianismo primitivo.<br />

El Sanedrín quedó atónito ante el <strong>de</strong>nuedo <strong>de</strong> Pedro y <strong>de</strong> Juan. Les hubiese gustado<br />

echarlos a un lado como sin letras e ignorantes pescadores <strong>de</strong> Galilea. Pero había algo en<br />

su autodominio, sus vidas llenas <strong>de</strong> fuerza y su intrepi<strong>de</strong>z que les hizo pensar acerca <strong>de</strong><br />

Jesús cuando compareció a juicio. Atribuyeron la intrepi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los apóstoles a que habían<br />

estado con Jesús en el pasado, pero la verda<strong>de</strong>ra explicación era que estaban ahora llenos<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

4:14–18 A<strong>de</strong>más, era azorador tener <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos al cojo sanado. No se podía negar<br />

que había tenido lugar un milagro.<br />

Escribe J. H. Jowett:<br />

Los hombres pue<strong>de</strong>n más que ganarle a uno en sutileza <strong>de</strong> argumento. En<br />

argumentación intelectual podrías sufrir una <strong>de</strong>rrota cantada. Pero el argumento <strong>de</strong> una vida<br />

redimida es inexpugnable. «Viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con<br />

ellos, no tenían nada que replicar.»<br />

A fin <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar qué estrategia iban a seguir, hicieron salir por un momento a Pedro<br />

y a Juan fuera <strong>de</strong> la estancia. Su dilema era éste: No podían castigar a los apóstoles por<br />

hacer un acto <strong>de</strong> misericordia; pero si no <strong>de</strong>tenían a estos fanáticos, su propia religión<br />

quedaría seriamente amenazada por pérdida <strong>de</strong> miembros. De modo que <strong>de</strong>cidieron prohibir<br />

a Pedro y a Juan que hablasen con la gente acerca <strong>de</strong> Jesús, tanto en privado como en<br />

predicación pública.<br />

4:19–20 Pedro y Juan no pudieron aceptar una restricción así. Su primera lealtad y<br />

responsabilidad era para con Dios, no para con el hombre. Si fuesen sinceros, los<br />

gobernantes habrían <strong>de</strong> admitir esto. Los apóstoles habían sido testigos <strong>de</strong> la resurrección y<br />

ascensión <strong>de</strong> Cristo. Se habían sentado a Su enseñanza cada día. Eran responsables <strong>de</strong> dar<br />

testimonio <strong>de</strong> su Señor y Salvador Jesucristo.<br />

4:21–22 La <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> los gobernantes se ve en el hecho <strong>de</strong> que no<br />

pudieron castigar a los apóstoles: todo el pueblo sabía que había tenido lugar un milagro <strong>de</strong><br />

gracia. El hombre sanado, que tenía más <strong>de</strong> cuarenta años, era bien conocido, porque su<br />

triste estado había estado en pública exhibición durante largo tiempo. De modo que todo lo<br />

que pudo hacer el Sanedrín fue <strong>de</strong>spedir a los acusados apóstoles con amenazas adicionales.<br />

Con un instinto <strong>de</strong> hijos nacidos libres <strong>de</strong> Dios, los apóstoles vinieron directamente a<br />

los suyos, sus hermanos en la fe, tan pronto como las autorida<strong>de</strong>s los pusieron en libertad.<br />

Buscaron y encontraron su comunión con «la grey ja<strong>de</strong>ante y apiñada, cuyo único crimen<br />

era Cristo». Y así, en todas las eda<strong>de</strong>s, una prueba <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> un cristiano es don<strong>de</strong><br />

encuentra comunión y compañerismo.


4:24–26 Tan pronto como los santos oyeron lo que había sucedido, clamaron al Señor<br />

en oración. Dirigiéndose a Dios con una palabra que significa «Amo Absoluto», término<br />

que apenas se utiliza en el NT, le alabaron en primer término como el Creador <strong>de</strong> todas las<br />

cosas (y por ello superior a las criaturas que ahora se estaban oponiendo a Su verdad).<br />

Luego adoptaron las palabras <strong>de</strong> David en el Salmo 2, que habló por el Espíritu Santo en<br />

relación con la oposición <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res gubernamentales contra su Cristo. En realidad, el<br />

Salmo señala a<strong>de</strong>lante a la época en que Cristo vendrá a establecer Su reino y cuando reyes<br />

y príncipes tratarán <strong>de</strong> estorbar este propósito. Pero los cristianos primitivos se dieron<br />

cuenta <strong>de</strong>l parecido <strong>de</strong> la situación en su tiempo, y aplicaron las palabras a sus propias<br />

circunstancias. Como se ha dicho, mostraron una verda<strong>de</strong>ra espiritualidad por la divina<br />

<strong>de</strong>streza con que entretejieron la Sagrada Escritura en el cuerpo <strong>de</strong> sus oraciones.<br />

4:27–28 A continuación se da su aplicación <strong>de</strong> la cita <strong>de</strong>l Salmo. Justo allí en Jerusalén,<br />

los romanos y los judíos se habían aliado contra el santo Siervo <strong>de</strong> Dios, Jesús.<br />

Representando a los judíos aparece Hero<strong>de</strong>s, y Pilato actuó en nombre <strong>de</strong> los gentiles. Pero<br />

hay un final sorpren<strong>de</strong>nte en el versículo 28. Uno esperaría que dijese que estos<br />

gobernantes se habían reunido para hacer todo lo que sus malvados corazones habían<br />

planeado. En lugar <strong>de</strong> esto, dice que se habían aliado para hacer cuanto tu mano y tu<br />

<strong>de</strong>signio habían pre<strong>de</strong>stinado que sucediera.<br />

Matheson explica:<br />

La i<strong>de</strong>a es que sus esfuerzos por oponerse a la voluntad divina resultó en una coalición<br />

con ella. … Se aliaron en un consejo <strong>de</strong> guerra contra Cristo; sin ellos saberlo, firmaron un<br />

tratado para promover la gloria <strong>de</strong> Cristo. … Nuestro Dios no abate las tormentas que se<br />

levantan sobre Él; las monta; obra por medio <strong>de</strong> ellas.<br />

4:29–30 Expresada su confianza en el po<strong>de</strong>r prevaleciente <strong>de</strong> Dios, los cristianos hacen<br />

tres peticiones específicas:<br />

1. Fíjate en sus amenazas. No pretendieron dictar a Dios cómo castigar a estos<br />

malvados, sino que sencillamente <strong>de</strong>jaron la cuestión en sus manos.<br />

2. Conce<strong>de</strong> a tus siervos que con todo <strong>de</strong>nuedo hablen tu palabra. Su propia<br />

seguridad personal no era lo importante. Lo primordial era la intrepi<strong>de</strong>z en predicar la<br />

palabra.<br />

3. Mientras extien<strong>de</strong>s tu mano para sanar. La primitiva predicación <strong>de</strong>l evangelio tuvo<br />

el testimonio divino por medio <strong>de</strong> señales y prodigios llevados a cabo mediante el<br />

nombre <strong>de</strong>… Jesús. Aquí se le pi<strong>de</strong> a Dios que siga confirmando <strong>de</strong> esta manera el<br />

ministerio <strong>de</strong> los apóstoles.<br />

4<br />

:31 Cuando acabaron <strong>de</strong> orar, el lugar … tembló —una expresión física <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r<br />

espiritual presente—. Todos fueron llenos <strong>de</strong>l Espíritu Santo, indicando la obediencia <strong>de</strong><br />

ellos al Señor, su andar en la luz, su entrega a Él. Siguieron hablando con <strong>de</strong>nuedo la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios, en clara respuesta a su oración en el versículo 29.<br />

Siete veces en el Libro <strong>de</strong> Hechos se menciona a hombres llenados con o llenos <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo. Observemos los propósitos o los resultados:<br />

1. Para hablar (2:4; 4:8; y aquí).<br />

2. Para servir (6:3).


3. Para pastorear (11:24).<br />

4. Para repren<strong>de</strong>r (13:9).<br />

5. Para morir (7:55).<br />

4:32–35 Cuando los corazones están encendidos <strong>de</strong> amor para Cristo, están también<br />

encendidos <strong>de</strong> amor los unos por los otros. Este amor se manifiesta en dar. Así, los<br />

creyentes primitivos expresaron la realidad <strong>de</strong> su vida común en Cristo practicando una<br />

comunidad <strong>de</strong> bienes. En lugar <strong>de</strong> aferrarse egoístamente a sus posesiones personales,<br />

contemplaban sus propieda<strong>de</strong>s como pertenecientes a toda la comunidad. Allí don<strong>de</strong><br />

hubiese una necesidad, vendían hereda<strong>de</strong>s o casas y llevaban el precio <strong>de</strong> lo vendido a<br />

los apóstoles, para que ellos lo distribuyesen. Es importante ver que se repartía siempre<br />

que surgía una necesidad; no fue un repartimiento total arbitrario en un momento<br />

<strong>de</strong>terminado.<br />

F. W. Grant explica:<br />

Por tanto, no hubo una renuncia general a los títulos personales, sino un amor que no<br />

sabía retener las posesiones ante la necesidad <strong>de</strong> otra persona. Fue el instinto <strong>de</strong> unos<br />

corazones que habían encontrado sus verda<strong>de</strong>ras posesiones en aquella esfera a la que<br />

Cristo había resucitado.<br />

De una forma algo sarcástica pero tristemente muy cierta en <strong>de</strong>masiadas ocasiones, es el<br />

paralelo mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> F. E. Marsh:<br />

Alguien ha dicho, al contrastar la <strong>iglesia</strong> primitiva con la cristiandad <strong>de</strong> hoy: «Es un<br />

pensamiento grave que si el evangelista Lucas estuviese <strong>de</strong>scribiendo la cristiandad<br />

mo<strong>de</strong>rna en lugar <strong>de</strong> la primitiva, tendría que variar un tanto la fraseología <strong>de</strong> Hechos 4:32–<br />

35, para <strong>de</strong>cir lo que sigue: … «Y la multitud <strong>de</strong> los que habían profesado eran <strong>de</strong> corazón<br />

duro y <strong>de</strong> alma pétrea, y cada uno <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>cía que lo que poseía era suyo; y todos tenían<br />

las cosas a la moda. Y con gran po<strong>de</strong>r daban ellos testimonio <strong>de</strong> las atracciones <strong>de</strong> este<br />

mundo, y abundante egoísmo había sobre todos. Así que había muchos entre ellos que<br />

carecían <strong>de</strong> amor, porque todos los que eran poseedores <strong>de</strong> fincas compraban más, y a<br />

veces daban un poco <strong>de</strong> ello para el bien público, para que sus nombres fueran publicados<br />

en los diarios, y se hacía distribución <strong>de</strong> elogios a cada uno según <strong>de</strong>seaba».<br />

Hay un po<strong>de</strong>r misterioso relacionado con las vidas que están totalmente <strong>de</strong>dicadas al<br />

Señor. Así, no es una coinci<strong>de</strong>ncia que leemos en el versículo 33: Y con gran po<strong>de</strong>r los<br />

apóstoles daban testimonio <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesús, y abundante gracia<br />

había sobre todos ellos. Parece que cuando Dios encuentra personas dispuestas a<br />

entregarle sus posesiones, da a su testimonio un atractivo y fuerza <strong>de</strong>stacables.<br />

Muchos argumentan que esta participación <strong>de</strong> bienes fue una fase temporal <strong>de</strong> la vida<br />

<strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva, y que no tenía la intención <strong>de</strong> ser un ejemplo para nosotros. Este<br />

razonamiento sólo <strong>de</strong>nuncia nuestra propia pobreza espiritual. Si tuviésemos en nuestros<br />

corazones el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Pentecostés, tendríamos en nuestras vidas los frutos <strong>de</strong> Pentecostés.<br />

Ryrie observa:<br />

Esto no es «comunismo cristiano». La venta <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s era totalmente voluntaria<br />

(v. 34). No fue abolido el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> posesión. La comunidad no controlaba el dinero hasta


que era dado voluntariamente a los Apóstoles. La distribución no era hecha <strong>de</strong> modo<br />

igualitario, sino según la necesidad <strong>de</strong> cada uno. Esto no son principios comunistas. Es el<br />

amor cristiano en su mejor exhibición.<br />

Observemos dos marcas <strong>de</strong> una gran <strong>iglesia</strong> en el versículo 33: gran po<strong>de</strong>r y<br />

abundante gracia. Vance Havner lista cuatro otras marcas, como sigue: gran temor (5:5,<br />

11); gran persecución (8:1); gran gozo (8:8; 15:3); gran número que habían creído (11:21).<br />

4:36–37 Estos versículos forman un vínculo introductorio con el capítulo 5. La<br />

generosidad <strong>de</strong> Bernabé es presentada en acusado contraste con la hipocresía <strong>de</strong> Ananías.<br />

Como levita, José… por sobrenombre Bernabé, no habría poseído tierra en condiciones<br />

normales. El Señor había <strong>de</strong> ser la porción <strong>de</strong> los levitas. No sabemos cómo o por qué<br />

obtuvo aquella tierra. Pero sí sabemos que la ley <strong>de</strong>l amor obró <strong>de</strong> tal manera en la vida <strong>de</strong><br />

este Hijo <strong>de</strong> consolación que vendió el campo, y puso el dinero a los pies <strong>de</strong> los<br />

apóstoles.<br />

5:1–4 Cuando Dios está obrando con po<strong>de</strong>r, Satanás está cerca para hacer<br />

falsificaciones, corromper y conten<strong>de</strong>r. Pero don<strong>de</strong> hay verda<strong>de</strong>ro po<strong>de</strong>r espiritual, el<br />

engaño y la hipocresía quedarán rápidamente expuestos.<br />

Ananías y Safira se sintieron aparentemente movidos por la generosidad <strong>de</strong> Bernabé y<br />

<strong>de</strong> otros. Quizá querían recibir la alabanza <strong>de</strong> los hombres por un acto similar <strong>de</strong> bondad, <strong>de</strong><br />

modo que Ananías, <strong>de</strong> acuerdo con su mujer, vendió una heredad y dio una parte <strong>de</strong>l<br />

precio a los apóstoles. El pecado <strong>de</strong> ellos consistió en que profesaron darlo todo, cuando<br />

sólo dieron algo. Nadie les había pedido que vendieran su propiedad. Vendida, no estaban<br />

obligados a darlo todo. Pero pretendieron una <strong>de</strong>dicación total, mientras que en realidad<br />

retuvieron algo.<br />

Pedro acusó a Ananías <strong>de</strong> mentir al Espíritu Santo, no sólo a los hombres. Al mentir<br />

al Espíritu Santo, mintió por ello mismo a Dios, por cuanto el Espíritu Santo es Dios.<br />

5:5–6 Ananías, al oír esto, cayó muerto, y fue sacado por los jóvenes para ser<br />

enterrado. Eso fue un solemne acto <strong>de</strong> la mano disciplinadora <strong>de</strong> Dios sobre la <strong>iglesia</strong><br />

primitiva. No afecta en nada a la cuestión <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong> Ananías, <strong>de</strong> su eterna<br />

seguridad. Se trató más bien <strong>de</strong> un caso <strong>de</strong> Dios mostrando Su <strong>de</strong>sagrado ante esta primera<br />

manifestación <strong>de</strong> pecado en Su <strong>iglesia</strong>. «Tal como lo ha expresado un comentarista», cita<br />

Richard Bewes, «―O bien Ananías se iba, o el Espíritu‖. Tal era la pureza al blanco vivo <strong>de</strong><br />

la comunión <strong>de</strong> la primitiva cristiandad que una mentira <strong>de</strong> aquella clase no podía vivir en<br />

medio <strong>de</strong> ella.»<br />

5:7–11 Pasado un lapso como <strong>de</strong> tres horas, cuando se presentó Safira, Pedro la<br />

acusó <strong>de</strong> colaborar con su marido en tentar al Espíritu <strong>de</strong>l Señor. Le relató la suerte <strong>de</strong> su<br />

marido, y le predijo lo mismo para ella. Al instante ella cayó <strong>de</strong>rrumbada y murió, y fue<br />

llevada para ser sepultada.<br />

La capacidad <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> pronunciar juicio sobre esta pareja es un ejemplo <strong>de</strong> los<br />

po<strong>de</strong>res milagrosos especiales dados a los apóstoles. Quizá fue un cumplimiento <strong>de</strong> la<br />

promesa <strong>de</strong>l Señor: «A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los<br />

retuviereis, les quedan retenidos» (Jn 20:23). Y se ve adicionalmente en la capacidad <strong>de</strong><br />

Pablo <strong>de</strong> entregar a un cristiano que había pecado a Satanás para <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la carne (1<br />

Co. 5:5). No hay razones para creer que este po<strong>de</strong>r prosiguiese <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> los<br />

apóstoles.<br />

Uno pue<strong>de</strong> imaginarse el sentido <strong>de</strong> maravilla que cayó sobre la <strong>iglesia</strong>, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego<br />

sobre los que oyeron las nuevas <strong>de</strong> estas dos muertes.


5:12–16 Después <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Ananías y Safira, los apóstoles siguieron haciendo<br />

milagros, y la multitud se congregaba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ellos en el pórtico <strong>de</strong> Salomón. Tan<br />

vívida era la sensación <strong>de</strong> la presencia y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios que los hombres no se asociaban<br />

a la ligera con ellos ni hacían superficiales profesiones <strong>de</strong> fe. Y sin embargo el común <strong>de</strong>l<br />

pueblo los alababa gran<strong>de</strong>mente, y muchos <strong>de</strong> ellos tomaban su puesto como creyentes<br />

en el Señor Jesús. La gente sacaba a sus enfermos a las calles,… en lechos y camillas,<br />

para que la sombra <strong>de</strong> Pedro cubriese a alguno <strong>de</strong> ellos. Todos podían ver que había<br />

realidad y po<strong>de</strong>r en las vidas <strong>de</strong> los apóstoles, y que eran canales por medio <strong>de</strong> los cuales<br />

Dios estaba bendiciendo a otros. De los suburbios acudían los enfermos y atormentados<br />

<strong>de</strong> espíritus inmundos; y todos eran sanados.<br />

Es evi<strong>de</strong>nte por Hebreos 2:4 que milagros así eran el método <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> dar testimonio<br />

<strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> los apóstoles. Con la finalización <strong>de</strong>l NT en forma escrita, finalizó<br />

fundamentalmente la necesidad <strong>de</strong> tales señales. Por lo que toca a las mo<strong>de</strong>rnas «campañas<br />

<strong>de</strong> sanida<strong>de</strong>s», sería suficiente con observar que <strong>de</strong> los que eran llevados a los apóstoles,<br />

todos eran sanados. Esto no es cierto <strong>de</strong> los llamados sanadores <strong>de</strong> fe.<br />

5:17–20 El verda<strong>de</strong>ro ministerio <strong>de</strong>l Espíritu Santo lleva invariablemente a la<br />

conversión por una parte, y a una acerba oposición por la otra. Así sucedió aquí. El sumo<br />

sacerdote (probablemente Caifás) y sus amigos saduceos estaban furiosos <strong>de</strong> que estos<br />

fanáticos discípulos <strong>de</strong> Jesús ejerciesen tanta influencia sobre el pueblo. Se resentían <strong>de</strong><br />

toda amenaza contra su papel exclusivo como lí<strong>de</strong>res religiosos, y especialmente<br />

menospreciaban toda predicación tocante a la resurrección <strong>de</strong>l cuerpo, que ellos,<br />

naturalmente, negaban <strong>de</strong> forma rotunda.<br />

Incapaces <strong>de</strong> encarar a los apóstoles <strong>de</strong> otra manera que por la fuerza, los hicieron<br />

arrestar y encarcelar. Aquella noche vino un ángel <strong>de</strong>l Señor, que sacó a los apóstoles <strong>de</strong><br />

la cárcel y les dijo que volvieran al templo, y hablasen al pueblo todas las palabras <strong>de</strong><br />

esta vida. Lucas registra la intervención milagrosa <strong>de</strong>l ángel sin ninguna expresión <strong>de</strong><br />

sorpresa ni maravilla. Si los apóstoles mismos quedaron atónitos, no hay indicación <strong>de</strong> ello<br />

en la narración.<br />

El ángel se refirió <strong>de</strong> manera idónea a la fe cristiana como esta vida. No se trata<br />

meramente <strong>de</strong> un credo o conjunto <strong>de</strong> doctrinas, sino <strong>de</strong> una Vida —la vida <strong>de</strong> resurrección<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús impartida a todos los que en Él confían.<br />

5:21 Al amanecer, los apóstoles estaban enseñando en el templo. Mientras tanto, el<br />

sumo sacerdote se reunió en solemne cónclave con el sanedrín y el senado (todos los<br />

ancianos <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel), y esperaron a que les trajesen los presos.<br />

5:22–25 ¡Los aturdidos alguaciles hubieron <strong>de</strong> informar ante el tribunal que todo en la<br />

cárcel estaba en buen or<strong>de</strong>n, pero que los presos habían <strong>de</strong>saparecido! Las puertas estaban<br />

bien cerradas, y los guardas estaban en su puesto, pero los reclusos no estaban. ¡Un<br />

informe <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego angustiador! «¿En qué vendrá a parar todo esto?», se preguntaban<br />

perplejos el jefe <strong>de</strong> la guardia <strong>de</strong>l templo y los principales sacerdotes. «¿Hasta dón<strong>de</strong><br />

llegará este movimiento popular?». Luego, sus preguntas quedaron interrumpidas por un<br />

mensajero que anunció que los presos huidos estaban <strong>de</strong> nuevo en su antiguo lugar en el<br />

templo, ¡enseñando al pueblo! Hemos <strong>de</strong> admitir su valor y <strong>de</strong>bemos recuperar la<br />

capacidad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva <strong>de</strong> sufrir por nuestras convicciones a toda costa.<br />

5:26 Los alguaciles no usaron violencia alguna al llevar a los apóstoles ante el<br />

sanedrín, porque temían ser apedreados por el pueblo si se mostraban abiertamente<br />

agresivos con estos seguidores <strong>de</strong> Jesús, que ahora eran tenidos en gran estima por muchos<br />

<strong>de</strong>l común <strong>de</strong>l pueblo.


5:27–28 El sumo sacerdote actuó <strong>de</strong> portavoz. «¿No os mandamos estrictamente<br />

que no enseñaseis en ese nombre?». Evitó a propósito emplear el nombre <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. «Habéis llenado a Jerusalén <strong>de</strong> vuestra enseñanza.» Aquí tenemos un<br />

cumplido involuntario <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> los apóstoles. «Queréis hacer recaer sobre<br />

nosotros la sangre <strong>de</strong> ese hombre.» Pero los lí<strong>de</strong>res judíos ya habían hecho esto cuando<br />

gritaron: «Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos» (Mt. 27:25).<br />

5:29–32 Antes, los apóstoles habían orado pidiendo valor para hablar la palabra. Ahora,<br />

con valor <strong>de</strong> lo alto, insistieron en que su obligación era obe<strong>de</strong>cer a Dios antes que a los<br />

hombres. Declararon llanamente que Jesús había sido levantado por Dios, que Israel le<br />

había matado colgándole en un ma<strong>de</strong>ro, pero que Dios lo había exaltado con su diestra<br />

por Jefe y Salvador. Como tal, estaba dispuesto para dar a Israel arrepentimiento y<br />

perdón <strong>de</strong> pecados. Como golpe final, los apóstoles añadieron que ellos eran testigos<br />

suyos <strong>de</strong> estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le<br />

obe<strong>de</strong>cen al creer en Su Hijo.<br />

Dios… levantó a Jesús (v. 30) pue<strong>de</strong> hacer referencia a Su Encarnación o a Su<br />

resurrección. El sentido probable aquí es que Dios… levantó a Jesús en la Encarnación,<br />

para ser el Salvador.<br />

5:33–37 Una profunda convicción acompañó a las palabras <strong>de</strong> estas conciencias<br />

torcidas —hasta tal punto, que los principales <strong>de</strong> los judíos querían matarlos—. En este<br />

momento intervino Gamaliel. Él era uno <strong>de</strong> los más distinguidos <strong>de</strong> los rabinos y doctor <strong>de</strong><br />

la ley, maestro <strong>de</strong> Saulo <strong>de</strong> Tarso. Su consejo no indica que fuese cristiano, ni que siquiera<br />

fuese pro cristiano. Se trataba meramente <strong>de</strong> sabiduría mundana.<br />

Después <strong>de</strong> hacer sacar fuera a los apóstoles, Gamaliel recordó al Sanedrín que si este<br />

movimiento no era <strong>de</strong> Dios, pronto quedaría en nada. Ofreció dos ilustraciones <strong>de</strong> este<br />

principio: (1) Teudas, un autoproclamado caudillo, cabecilla <strong>de</strong> un grupo como <strong>de</strong><br />

cuatrocientos revolucionarios, que fue muerto y cuyos hombres fueron dispersados; (2)<br />

Judas el galileo, otro fanático, que había agitado una fracasada sedición entre los judíos,<br />

pero que pereció también y cuyos seguidores fueron dispersados.<br />

5:38–39 Si esta religión cristiana no era <strong>de</strong> Dios, lo mejor sería <strong>de</strong>jarla en paz, y<br />

pronto se <strong>de</strong>svanecería. Combatirla no haría otra cosa que darle más empuje para que<br />

sobreviviese. (Este argumento no es totalmente verda<strong>de</strong>ro. Muchas instituciones impías han<br />

florecido durante siglos. De hecho, han conseguido más seguidores que la verdad. Pero el<br />

argumento es verda<strong>de</strong>ro en el tiempo <strong>de</strong> Dios, si no en el <strong>de</strong>l hombre.)<br />

Por otra parte, prosiguió Gamaliel, si el movimiento era <strong>de</strong> Dios, no podrían <strong>de</strong>struirlo,<br />

y a<strong>de</strong>más se encontrarían en la problemática posición <strong>de</strong> estar luchando contra Dios.<br />

5:40 Esta lógica atrajo a los gobernantes, <strong>de</strong> modo que hicieron llamar a los apóstoles,<br />

or<strong>de</strong>naron que fuesen azotados, y les intimaron que no hablasen en el nombre <strong>de</strong> Jesús,<br />

y les pusieron en libertad. Los azotes fueron una insensatez e injusticia, la reacción<br />

irrazonable <strong>de</strong> corazones obcecados contra la verdad <strong>de</strong> Dios. El mandamiento que<br />

acompañó a los azotes era una necedad y un ejercicio <strong>de</strong> futilidad. ¡Igual podrían haber<br />

or<strong>de</strong>nado al sol que no brillase que mandar a los discípulos que se callasen acerca <strong>de</strong>l<br />

nombre <strong>de</strong> Jesús!<br />

5:41–42 Los azotes infligidos a los apóstoles tuvieron dos inesperados resultados.<br />

Primero, les causó un profundo gozo haber sido tenidos por dignos <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer afrenta<br />

por causa <strong>de</strong>l Nombre que amaban. Segundo, los envió con un renovado celo y<br />

persistencia, todos los días, en el templo y por las casas, enseñando y predicando a Jesús<br />

como el Mesías.


Una vez más Satanás quedó prendido en su propia astucia.<br />

EL CRISTIANO Y EL GOBIERNO<br />

Al avanzar los cristianos primitivos con el evangelio, era inevitable que chocasen con<br />

la oposición <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s gubernamentales, en especial <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res religiosos que<br />

tenían entonces una jurisdicción consi<strong>de</strong>rable en el ámbito <strong>de</strong> lo civil. Los creyentes<br />

estaban preparados para esto y reaccionaron con calma y dignidad.<br />

Por lo general, su modo <strong>de</strong> actuar era respetar y obe<strong>de</strong>cer a sus gobernantes, por<br />

cuanto están establecidos por Dios y son siervos <strong>de</strong> Dios para bien. Así, cuando Pablo<br />

reprendió al sumo sacerdote sin saber quién era, y fue llamado a dar cuentas, en el acto<br />

pidió disculpas, citando Éxodo 22:28: «No injuriarás al jefe <strong>de</strong> tu pueblo» (Hch. 23:5).<br />

Sin embargo, cuando las leyes humanas se enfrentaban a los mandamientos <strong>de</strong> Dios,<br />

entonces la forma cristiana <strong>de</strong> actuar era <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer al gobierno y sufrir las<br />

consecuencias, fueren las que fueren. Por ejemplo, cuando se les prohibió a Pedro y a<br />

Juan predicar el evangelio, respondieron: «Juzgad si es justo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios obe<strong>de</strong>cer a<br />

vosotros más bien que a Dios; porque no po<strong>de</strong>mos menos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir lo que hemos visto y<br />

oído» (4:19–20). Y cuando Pedro y los apóstoles fueron procesados por seguir<br />

enseñando en el Nombre <strong>de</strong> Cristo, Pedro replicó: «Hay que obe<strong>de</strong>cer a Dios antes que a<br />

los hombres» (5:29).<br />

No hay sugerencia <strong>de</strong> que jamás emprendieran o se unieran a ningún intento <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>rrocar el gobierno. A pesar <strong>de</strong> la persecución y opresión, sólo <strong>de</strong>seaban el bien <strong>de</strong> sus<br />

gobernantes (26:29).<br />

Es innecesario <strong>de</strong>cir que nunca hubiesen <strong>de</strong>scendido a ninguna forma <strong>de</strong> indignidad<br />

para lograr favores <strong>de</strong>l gobierno. Por ejemplo, el gobernador Félix esperó en vano recibir<br />

un soborno <strong>de</strong> Pablo (24:26).<br />

No consi<strong>de</strong>raban que fuese inconsecuente con su llamamiento cristiano emplear sus<br />

<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> ciudadanía (16:37; 21:39; 22:25–28; 23:17–21; 25:10–11).<br />

Sin embargo, ellos mismos no se comprometieron con la política <strong>de</strong> este mundo. ¿Por<br />

qué? No se da explicación alguna. Esto si está claro: eran personas <strong>de</strong> un propósito único<br />

—predicar el evangelio <strong>de</strong> Cristo. Se dieron a esta tarea sin distracciones. Deben haber<br />

creído que el evangelio es la respuesta a los problemas humanos. Esta convicción era tan<br />

intensa que no podían satisfacerse con aproximaciones subordinadas, como la política.<br />

6:1 Si el diablo no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir mediante ataques <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera, intentará <strong>de</strong>rribar<br />

mediante la disensión interior. Esto queda ilustrado en estos versículos.<br />

En los primeros días <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, se solía dar cantida<strong>de</strong>s diarias a las viudas pobres <strong>de</strong><br />

la <strong>iglesia</strong> que no tenían otros medios <strong>de</strong> sustento. Algunos <strong>de</strong> los creyentes que habían sido<br />

judíos <strong>de</strong> habla griega se quejaron <strong>de</strong> que sus viudas no recibían el mismo trato que las<br />

viudas <strong>de</strong> los hebreos (los <strong>de</strong> Jerusalén y Ju<strong>de</strong>a).<br />

6:2–3 Los doce apóstoles se dieron cuenta <strong>de</strong> que con el crecimiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

tendrían que hacer frente a la necesidad <strong>de</strong> gestionar estas cuestiones económicas. Ellos<br />

mismos no querían <strong>de</strong>jar el ministerio <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios para tocar temas financieros,<br />

<strong>de</strong> modo que aconsejaron que la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>signase a siete varones espirituales que pudiesen<br />

encargarse <strong>de</strong> los asuntos temporales <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

Aunque estos hombres no son <strong>de</strong>signados diáconos en la Biblia, no es irrazonable<br />

consi<strong>de</strong>rarlos como tales. En la expresión servir a las mesas, la palabra servir es la forma<br />

verbal <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong>l que se <strong>de</strong>riva la palabra castellana diácono, <strong>de</strong> modo que su función,<br />

literalmente, era «ser diáconos» <strong>de</strong> las mesas.


Por ello, los requisitos que <strong>de</strong>bían cumplir eran tres. Debían ser:<br />

1. De buen testimonio Buena reputación<br />

2. Llenos <strong>de</strong>l Espíritu Santo Espirituales<br />

3. Llenos <strong>de</strong> sabiduría Prácticos<br />

En 1 Timoteo 3:8–13 se <strong>de</strong>scriben unos requisitos más <strong>de</strong>tallados.<br />

6:4 Los apóstoles se <strong>de</strong>dicarían asiduamente a la oración y al ministerio <strong>de</strong> la<br />

palabra. Le daban gran importancia a hablar a Dios acerca <strong>de</strong> los hombres antes <strong>de</strong> hablar<br />

a los hombres acerca <strong>de</strong> Dios.<br />

6:5–6 Juzgando por los nombres <strong>de</strong> los siete hombres que fueron escogidos, la mayoría<br />

<strong>de</strong> ellos eran judíos <strong>de</strong> habla griega antes <strong>de</strong> su conversión. Ésta fue ciertamente una<br />

concesión llena <strong>de</strong> gracia al mismo grupo que había presentado la queja. A partir <strong>de</strong><br />

entonces no podría haber acusaciones <strong>de</strong> favoritismo proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> ellos. Cuando el amor<br />

<strong>de</strong> Dios llena los corazones <strong>de</strong> los hombres, triunfa sobre las mezquinda<strong>de</strong>s y el egoísmo.<br />

Sólo conocemos bien a dos <strong>de</strong> los diáconos: Esteban, el primer mártir <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y<br />

Felipe, el evangelista que más a<strong>de</strong>lante llevó el evangelio a Samaria, que ganó al eunuco<br />

etíope para Cristo, y que dio hospitalidad a Pablo en Cesarea.<br />

Después <strong>de</strong> orar, los apóstoles expresaron su comunión con los elegidos por la <strong>iglesia</strong><br />

poniendo sus manos sobre los siete.<br />

6:7 Si se lee el versículo 7 con los versículos prece<strong>de</strong>ntes, parece que la provisión <strong>de</strong><br />

diáconos para tener el cuidado <strong>de</strong> los asuntos materiales resultó un gran empuje a<strong>de</strong>lante<br />

para el evangelio. Según crecía la palabra <strong>de</strong>l Señor, muchos discípulos se añadían a la<br />

comunión en Jerusalén, y también muchos <strong>de</strong> los sacerdotes judíos vinieron a ser<br />

seguidores <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

6:8 La narración se centra ahora en uno <strong>de</strong> los diáconos, Esteban, que fue<br />

po<strong>de</strong>rosamente empleado por Dios para hacer milagros y predicar la palabra. Es el primer<br />

hombre en el libro <strong>de</strong> Hechos, aparte <strong>de</strong> los apóstoles, a quien se le atribuyen milagros.<br />

¿Fue esta promoción a un más elevado servicio resultado <strong>de</strong> su fi<strong>de</strong>lidad como diácono? ¿O<br />

se trataba sencillamente <strong>de</strong> un ministerio adicional que cumplía al mismo tiempo? Es<br />

imposibe <strong>de</strong>cidirlo por el texto.<br />

6:9 La oposición al po<strong>de</strong>roso ministerio <strong>de</strong> Esteban surgió <strong>de</strong> la sinagoga. Estos eran<br />

lugares don<strong>de</strong> se reunían los judíos en sábado para ser instruidos en la ley. Los libertos<br />

eran quizá judíos que habían sido liberados <strong>de</strong> la esclavitud por los romanos. Cirene era una<br />

ciudad en África, algunos <strong>de</strong> cuyos judíos se habían evi<strong>de</strong>ntemente establecido en<br />

Jerusalén. Los judíos <strong>de</strong> Alejandría procedían <strong>de</strong>l puerto marítimo <strong>de</strong> Egipto <strong>de</strong> este<br />

nombre. Cilicia era la provincia sudocci<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Asia Menor, y Asia era una provincia <strong>de</strong><br />

Asia Menor constituida por tres territorios. Aparentemente, había comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> judíos <strong>de</strong><br />

todos estos lugares que tenían sinagogas en o cerca <strong>de</strong> Jerusalén.<br />

6:10–14 Estos celosos judíos no consiguieron rebatir a Esteban en sus discusiones con<br />

él. Las palabras que <strong>de</strong>cía y el po<strong>de</strong>r con que las <strong>de</strong>cía eran irresistibles. En un intento<br />

<strong>de</strong>sesperado <strong>de</strong> silenciarle, sobornaron a unos falsos testigos para acusar a Esteban <strong>de</strong><br />

blasfemia contra Moisés y contra Dios.


Pronto se vio ante el Sanedrín, acusado <strong>de</strong> hablar contra el templo y contra la ley. Le<br />

citaron falsamente como diciendo que Jesús <strong>de</strong>struiría el templo y cambiaría todo el<br />

sistema que Moisés había legado a Israel.<br />

6:15 El Sanedrín escuchó los cargos, pero al mirar a Esteban, vieron no el rostro <strong>de</strong> un<br />

<strong>de</strong>monio, sino el rostro <strong>de</strong> un ángel. Vieron la misteriosa hermosura <strong>de</strong> una vida<br />

totalmente rendida al Señor, <strong>de</strong>cidida a proclamar la Verdad, y más interesada en lo que<br />

Dios piensa que en lo que los hombres dicen. Vieron algo <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Cristo reflejada en<br />

el radiante rostro <strong>de</strong> Su consagrado seguidor.<br />

En el capítulo 7 tenemos la magistral <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Esteban. Comienza discretamente con<br />

lo que parece ser un repaso <strong>de</strong> la historia judía. Al ir avanzando, se concentra en dos<br />

personajes, José y Moisés, que fueron levantados por Dios, rechazados por Israel y luego<br />

exaltados como libertadores y salvadores. Aunque Esteban no compara sus experiencias <strong>de</strong><br />

manera directa con la <strong>de</strong> Cristo, la analogía es ineludible. Luego, al final, Esteban lanza un<br />

cáustico ataque contra los guías <strong>de</strong> Israel, acusándolos <strong>de</strong> resistir al Espíritu Santo, <strong>de</strong><br />

asesinar al Justo y <strong>de</strong> no guardar la ley <strong>de</strong> Dios.<br />

Esteban <strong>de</strong>bía saber que su vida estaba en juego. Para salir con bien, lo único que tenía<br />

que hacer era pronunciar un discurso contemporizador, aplacador. Pero prefería morir antes<br />

que traicionar su sagrada misión. ¡Admiremos su valor!<br />

7:1–8 Esta primera sección <strong>de</strong>l mensaje nos retrotrae al principio <strong>de</strong> la nación hebrea.<br />

No está <strong>de</strong>l todo claro por qué se trata la historia <strong>de</strong> Abraham con tanto <strong>de</strong>talle, a no ser que<br />

sea:<br />

1. Para mostrar la familiaridad <strong>de</strong> Esteban con y su amor para la nación <strong>de</strong> Israel.<br />

2. Para llevarnos a la historia <strong>de</strong> José y Moisés, ambos tipos <strong>de</strong>l rechazamiento <strong>de</strong> Cristo.<br />

3. Para mostrar que Abraham adoraba a Dios <strong>de</strong> una manera aceptable, aunque su culto<br />

no estuviese circunscrito a una localidad <strong>de</strong>terminada. (Esteban había sido acusado <strong>de</strong><br />

hablar contra el templo —«este lugar santo».)<br />

Los puntos <strong>de</strong>stacados <strong>de</strong> la biografía <strong>de</strong> Abraham son:<br />

1. Su llamamiento por Dios en Mesopotamia (vv. 2, 3).<br />

2. Su viaje a Harán y luego a Canaán (v. 4).<br />

3. La promesa <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> la tierra a Abraham, aunque el patriarca mismo no recibió<br />

ninguna parte <strong>de</strong> ella —como quedó <strong>de</strong>mostrado por su compra <strong>de</strong> la cueva <strong>de</strong> Macpela<br />

como lugar <strong>de</strong> sepultura— (v. 5). El cumplimiento <strong>de</strong> esta promesa es aún futuro (He.<br />

11:13–40).<br />

4. La predicción <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong> Israel en Egipto y <strong>de</strong> su eventual liberación<br />

(vv. 6, 7). Ambas partes <strong>de</strong> esta predicción fueron cumplidas por hombres que habían sido<br />

rechazados por la nación: José (vv. 9–19); Moisés (vv. 20–36). Los cuatrocientos años<br />

mencionados en el versículo 6 y en Génesis 15:13 hacen referencia al tiempo que los judíos<br />

fueron afligidos en Egipto. Los cuatrocientos treinta años citados en Éxodo 12:40 y Gálatas<br />

3:17 cubren el periodo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> Jacob y su familia a Egipto hasta el Éxodo y la<br />

promulgación <strong>de</strong> la ley. Los israelitas no fueron perseguidos durante sus primeros treinta<br />

años en Egipto; <strong>de</strong> hecho, fueron tratados <strong>de</strong> manera regia.<br />

5. El pacto <strong>de</strong> la circuncisión (v. 8a).<br />

6. El nacimiento <strong>de</strong> Isaac, y luego <strong>de</strong> Jacob y <strong>de</strong> los doce patriarcas (v. 8b). Esto,<br />

naturalmente, lleva la historia hasta José, uno <strong>de</strong> los doce hijos <strong>de</strong> Jacob.


7:9–19 De todos los tipos <strong>de</strong> Cristo en el AT, José es uno <strong>de</strong> los más claros y<br />

exquisitos, aunque nunca es presentado <strong>de</strong> una manera expresa como tal. ¡Des<strong>de</strong> luego, los<br />

judíos <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Esteban <strong>de</strong>ben haber sentido los penetrantes dardos <strong>de</strong> la convicción<br />

al oír a Esteban repasar los pasos <strong>de</strong> la trayectoria <strong>de</strong> José, al recordar lo que ellos habían<br />

hecho con Jesús <strong>de</strong> Nazaret!<br />

1. José fue vendido para Egipto por sus hermanos (v. 9).<br />

2. El rechazado sube al po<strong>de</strong>r y a la gloria en Egipto (v. 10).<br />

3. Los hermanos <strong>de</strong> José son empujados a Egipto por el hambre, pero no llegan a<br />

reconocer a su hermano (vv. 11, 12).<br />

4. La segunda vez, José se dio a conocer a ellos (vv. 13, 14). Nota: Parece haber una<br />

contradicción entre las setenta y cinco personas <strong>de</strong>l versículo 14 y las setenta citadas en<br />

Génesis 46:27. Esteban sigue la traducción griega <strong>de</strong> Génesis 46:27 y <strong>de</strong> Éxodo 1:5, que<br />

tiene setenta y cinco. El texto hebreo tiene setenta, indicando nada más serio que una forma<br />

diferente <strong>de</strong> numerar la familia <strong>de</strong> Jacob.<br />

5. La muerte <strong>de</strong> los patriarcas y su sepultura en la tierra <strong>de</strong> Canaán (vv. 15, 16). En este<br />

versículo aparece otra dificultad. Dice aquí que Abraham había comprado un sepulcro <strong>de</strong><br />

los hijos <strong>de</strong> Hamor. Génesis 23:16, 17 dice que Abraham compró la cueva <strong>de</strong> Macpela en<br />

Hebrón <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Het. Jacob compró tierra en Siquem <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Hamor (Gn.<br />

33:19). Hay varias posibilida<strong>de</strong>s: (1) Pue<strong>de</strong> que Abraham hubiese comprado tierra en<br />

Siquem así como en Hebrón. Más a<strong>de</strong>lante, Jacob pudo volver a comprar la tierra en<br />

Siquem. (2) Esteban pudo haber empleado el nombre <strong>de</strong> Abraham por un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong><br />

Abraham, Jacob. (3) Pue<strong>de</strong> que Esteban con<strong>de</strong>nsase las compras <strong>de</strong> Abraham y Jacob en<br />

una sola para abreviar.<br />

6. El crecimiento <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Jacob en Egipto y su esclavitud tras la muerte <strong>de</strong> José<br />

(vv. 17–19). Esto, naturalmente, nos prepara para el siguiente paso en la argumentación <strong>de</strong><br />

Esteban —el trato que recibió Moisés <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> su pueblo.<br />

7:20–43 Esteban muestra con más y más audacia que el pueblo judío se había hecho<br />

culpable, al menos en dos ocasiones anteriores, <strong>de</strong> rechazar a salvadores que Dios había<br />

suscitado para liberarles. Su segunda prueba es Moisés.<br />

Esteban había sido acusado <strong>de</strong> hablar palabras blasfemas contra Moisés (6:11). Él<br />

<strong>de</strong>muestra que la nación <strong>de</strong> Israel es la parte culpable —culpable <strong>de</strong> rehusar al hombre<br />

escogido por Dios. Esteban repasa la vida <strong>de</strong> Moisés, como sigue:<br />

1. Su nacimiento, su vida temprana y educación en Egipto (vv. 20–22). La frase,<br />

po<strong>de</strong>roso en sus palabras, pue<strong>de</strong> referirse a sus escritos, por cuanto él negó ser elocuente<br />

(Éx. 4:10).<br />

2. El primer rechazo por parte <strong>de</strong> sus hermanos, cuando <strong>de</strong>fendió a uno <strong>de</strong> ellos contra<br />

un egipcio (vv. 23–28). ¡Obsérvese el versículo 25! ¡Cómo nos recuerda esto el rechazo<br />

que Cristo sufrió <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los Suyos!<br />

3. Su exilio en tierra <strong>de</strong> Madián (v. 29).<br />

4. La aparición <strong>de</strong> Dios a él en la llama <strong>de</strong> fuego <strong>de</strong> una zarza, enviándole <strong>de</strong> vuelta a<br />

Egipto para librar a su pueblo (vv. 30–35).<br />

5. Él vino a ser el salvador <strong>de</strong> la nación (v. 36).<br />

6. Su profecía acerca <strong>de</strong>l Mesías que había <strong>de</strong> venir (v. 37). (Como yo significa «como<br />

me levantó a mí».)


7. Su papel como legislador para la congregación en el <strong>de</strong>sierto (v. 38).<br />

8. Moisés rechazado por segunda vez por el pueblo, al entregarse ellos al culto <strong>de</strong>l<br />

becerro <strong>de</strong> oro (vv. 39–41). La idolatría <strong>de</strong> Israel es <strong>de</strong>sarrollada en los versículos 42 y 43.<br />

Aunque profesaban ofrecer víctimas y sacrificios al Señor, la gente llevó el tabernáculo<br />

<strong>de</strong> Moloc, una <strong>de</strong> las más abominables <strong>de</strong> todas las antiguas formas <strong>de</strong> idolatría, y se<br />

inclinaron ante Renfán, una <strong>de</strong>idad estelar. Por este pecado, Dios advirtió que serían<br />

llevados al cautiverio en Babilonia. En los vs. 42 y 43, Esteban cita <strong>de</strong> la versión <strong>de</strong> la<br />

Septuaginta <strong>de</strong> Amós 5:25–27. Por esa razón se dice que el cautiverio es más allá <strong>de</strong><br />

Babilonia en lugar <strong>de</strong> «más allá <strong>de</strong> Damasco». Naturalmente, ambas cosas son ciertas.<br />

La historia se repite otra vez. En cada generación po<strong>de</strong>mos hallar la misma pauta. La<br />

gente es siempre la misma. Cuando son confrontados con el mensaje <strong>de</strong> Dios, no lo<br />

compren<strong>de</strong>n (v. 25). Cuando se les apremia a vivir pacíficamente, rehúsan escuchar (v. 27).<br />

Cuando se les da un libertador enviado por Dios, lo rechazan (v. 39). Cuando son<br />

rescatados <strong>de</strong> una mala situación, prefieren inútiles ídolos al Dios misericordioso (v. 41).<br />

Así es la naturaleza humana —rebel<strong>de</strong>, ingrata, insensata—. Dios es inmutable. El Dios que<br />

habló a Moisés es el mismo Dios que había hablado a sus antepasados (v. 32). Este Dios<br />

oye cuando las gentes están en aflicción (v. 34). Viene a liberar (v. 34). Conduce a Su<br />

pueblo <strong>de</strong> la muerte a la vida (v. 36). Entrega a sus propios <strong>de</strong>seos a aquellos que le<br />

rechazan (v. 42). Así es nuestro gran Dios —misericordioso, po<strong>de</strong>roso, santo—. Es siempre<br />

el mismo, suceda lo que suceda (Mal. 3:6). Para los oyentes <strong>de</strong> Esteban, se trataba <strong>de</strong> una<br />

advertencia <strong>de</strong> no tomarse a Dios a la ligera. Es también una seguridad <strong>de</strong> que todas las<br />

promesas <strong>de</strong> Dios son firmes para siempre.<br />

7:44–46 Esteban había sido acusado <strong>de</strong> hablar contra el templo. Replica él volviendo a<br />

los días en que Israel tenía el tabernáculo (o tienda) <strong>de</strong>l testimonio en el <strong>de</strong>sierto. Fue<br />

durante este mismo tiempo que el pueblo estaba rindiendo culto al ejército <strong>de</strong>l cielo.<br />

Cuando Josué condujo a los israelitas a la tierra <strong>de</strong> Canaán, y los habitantes paganos<br />

fueron expulsados, el tabernáculo fue introducido en la tierra y continuó allí hasta los<br />

días <strong>de</strong> David, el cual pidió proveer tabernáculo para el Dios <strong>de</strong> Jacob y por ello halló<br />

gracia <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

7:47–50 El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> David <strong>de</strong> construir el templo no le fue concedido, pero Salomón le<br />

edificó casa.<br />

Aunque el templo era la morada <strong>de</strong> Dios en medio <strong>de</strong> Su pueblo, Dios no estaba<br />

limitado a aquel edificio. Salomón expresó esto con toda claridad cuando la <strong>de</strong>dicación <strong>de</strong>l<br />

templo (1 R. 8:27). También Isaías había advertido al pueblo que los edificios no son lo que<br />

realmente cuenta para con Dios, sino la condición moral y espiritual <strong>de</strong> las vidas <strong>de</strong> los<br />

hombres (Is. 66:1, 2). Él busca el corazón quebrantado y contrito, al hombre que tiembla<br />

ante Su palabra.<br />

7:51–53 Los guías judíos habían acusado a Esteban <strong>de</strong> hablar contra la ley. Ahora él<br />

respon<strong>de</strong> a esta acusación con una breve y bien expresada <strong>de</strong>nuncia.<br />

Eran ellos quienes eran duros <strong>de</strong> cerviz e incircuncisos <strong>de</strong> corazón y <strong>de</strong> oídos. «Los<br />

repren<strong>de</strong> no como el Israel <strong>de</strong> Dios, sino como gentiles tercos e incircuncisos <strong>de</strong> corazón y<br />

oídos.» Eran hijos <strong>de</strong> sus padres en cuanto a que resistían habitualmente al Espíritu<br />

Santo. Sus padres habían perseguido a los profetas que anunciaron <strong>de</strong> antemano la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo. Ahora habían entregado y dado muerte a este Justo. Ellos eran el pueblo<br />

que habían <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> guardar la ley —aquel mismo pueblo que había recibido la ley por<br />

disposición <strong>de</strong> ángeles.


¡No había nada más que <strong>de</strong>cir! Y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, ¡nada más podía <strong>de</strong>cirse! Ellos habían<br />

tratado <strong>de</strong> poner a Esteban a la <strong>de</strong>fensiva. Pero él se había tornado en fiscal y ellos eran los<br />

culpables acusados. Su mensaje fue una <strong>de</strong> las últimas palabras <strong>de</strong> Dios a la nación judía<br />

antes que el evangelio comenzase a dirigirse a los gentiles.<br />

7:54–60 Cuando Esteban dio testimonio público <strong>de</strong> que veía los cielos abiertos, la<br />

turba rehusó escucharle nada más; se pusieron a chillar ferozmente, se lanzaron sobre él, lo<br />

arrastraron afuera <strong>de</strong> las murallas <strong>de</strong> la ciudad y comenzaron a apedrearle.<br />

Como inci<strong>de</strong>ntalmente, el Espíritu registra el nombre <strong>de</strong> un joven que guardaba las<br />

ropas <strong>de</strong> los sudorosos verdugos. El nombre era Saulo. Es como si el Espíritu nos dijese:<br />

«Recuerda este nombre. ¡Lo volverás a oír!».<br />

La muerte <strong>de</strong> Esteban se parecía a la <strong>de</strong> nuestro Señor:<br />

1. Él oró: «Señor Jesús, recibe mi espíritu» (v. 59). Jesús había orado: «Padre, en tus<br />

manos encomiendo mi espíritu» (Lc. 23:46).<br />

2. Él oró: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado» (v. 60). Jesús había orado:<br />

«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc. 23:34).<br />

¿No sugiere esto que con su ocupación con el Señor, Esteban había sido «transformado<br />

<strong>de</strong> gloria en gloria a la misma imagen, como por la acción <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong>l Espíritu» (2<br />

Co. 3:18)?<br />

Luego, habiendo orado, se durmió. Cuando en el NT se emplea la palabra «dormir» en<br />

relación con la muerte, se refiere al cuerpo, no al alma. El alma <strong>de</strong>l creyente pasa a estar<br />

con Cristo en el momento <strong>de</strong> la muerte (2 Co. 5:8); es el cuerpo el que es consi<strong>de</strong>rado como<br />

dormido.<br />

Por lo general, a los judíos no se les permitía aplicar la pena <strong>de</strong> muerte; esto estaba<br />

reservado a sus gobernantes romanos (Jn. 18:31b). Pero parece que los romanos hacían una<br />

excepción cuando el templo estaba amenazado. Esteban había sido acusado <strong>de</strong> hablar<br />

contra el templo, y aunque la acusación era infundada, fue ejecutado por los judíos. El<br />

Señor Jesús había sido acusado <strong>de</strong> amenazar con <strong>de</strong>struir el templo (Mr. 14:58), pero el<br />

testimonio <strong>de</strong> los testigos no concordaba.<br />

II. LA IGLESIA EN JUDEA Y SAMARIA (Caps. 8:1–9:31)<br />

A. El ministerio <strong>de</strong> Felipe en Samaria (8:1–25)<br />

8:1 Una vez más, el Espíritu <strong>de</strong> Dios introduce el nombre <strong>de</strong> Saulo. En su alma se<br />

daban gran<strong>de</strong>s conflictos. Exteriormente, su reino <strong>de</strong> terror iba a proseguir, pero sus días<br />

como enemigo <strong>de</strong>l cristianismo estaban contados. Saulo estaba <strong>de</strong> acuerdo con ellos en la<br />

muerte <strong>de</strong> Esteban, pero con ello estaba preparando el camino para su propia <strong>de</strong>rrota como<br />

el gran perseguidor.<br />

Una nueva era comienza con las palabras «En aquel día». La muerte <strong>de</strong> Esteban<br />

pareció <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar un intenso asalto contra la <strong>iglesia</strong>. Los creyentes fueron esparcidos<br />

por las regiones <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a y <strong>de</strong> Samaria.<br />

El Señor había dado instrucciones a Sus seguidores que comenzasen su testimonio en<br />

Jerusalén, pero que luego se dirigiesen a Ju<strong>de</strong>a, Samaria y hasta lo último <strong>de</strong> la tierra. Hasta<br />

este tiempo, su testimonio se había limitado casi enteramente a Jerusalén. Quizá se habían<br />

sentido remisos <strong>de</strong> exten<strong>de</strong>rse. Ahora se vieron obligados a ello a causa <strong>de</strong> la persecución.


Los apóstoles mismos se quedaron en la ciudad. Como observa Kelly secamente: «Los<br />

que se quedaron serían <strong>de</strong> natural los más aborrecidos».<br />

Des<strong>de</strong> la perspectiva humana, fue un día negro para los creyentes. La vida <strong>de</strong> un<br />

miembro <strong>de</strong> su comunión había sido sacrificada. Ellos mismos estaban siendo cazados<br />

como conejos. Pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva divina, no había nada oscuro. Un grano <strong>de</strong> trigo<br />

había sido plantado en la tierra, e inevitablemente daría mucho fruto. Los vientos <strong>de</strong> la<br />

aflicción estaban esparciendo las semillas <strong>de</strong>l evangelio a lugares distantes, ¿y quién podría<br />

valorar la abundancia <strong>de</strong> la cosecha?<br />

8:2 Los hombres piadosos que sepultaron a Esteban no son i<strong>de</strong>ntificados. Quizá fuesen<br />

cristianos que no habían sido aún echados <strong>de</strong> Jerusalén. O quizá se trataba <strong>de</strong> judíos<br />

piadosos que vieron algo en el mártir que los llevó a pensar que era digno <strong>de</strong> una sepultura<br />

<strong>de</strong>cente.<br />

8:3 ¡De nuevo el nombre <strong>de</strong> Saulo! Con una energía ilimitada está acosando a la<br />

<strong>iglesia</strong>, arrastrando a sus in<strong>de</strong>fensas víctimas <strong>de</strong> sus hogares, y encerrándolos en la cárcel.<br />

¡Si tan sólo pudiera olvidarse <strong>de</strong> Esteban —aquella serenidad, aquella convicción<br />

inquebrantable, aquel rostro <strong>de</strong> ángel!—. Había <strong>de</strong> eliminarlo <strong>de</strong> su memoria, e intenta<br />

hacerlo escalando sus ataques sobre los hermanos <strong>de</strong> Esteban en la fe.<br />

8:4–8 La dispersión <strong>de</strong> los cristianos no silenció el testimonio <strong>de</strong> ellos. Iban por todas<br />

partes predicando las Buenas Nuevas <strong>de</strong> la salvación. Felipe, el «diácono» <strong>de</strong>l capítulo 6,<br />

se dirigió al norte, a la ciudad <strong>de</strong> Samaria. No sólo proclamaba a Cristo, sino que llevaba<br />

a cabo muchos milagros. Los espíritus inmundos eran expulsados, y los paralíticos y<br />

cojos eran sanados. La gente escuchaba el evangelio, y, como era <strong>de</strong> esperar, el resultado<br />

fue que había gran gozo.<br />

La <strong>iglesia</strong> primitiva obe<strong>de</strong>ció a los mandamientos explícitos <strong>de</strong> Jesucristo:<br />

Salió, como Cristo había sido enviado (Jn. 20:21; cf. Hch. 8:1–4).<br />

Vendió sus bienes y los dio a los pobres (Lc. 12:33; 18:22; cf. Hch. 2:45; 4:34).<br />

Dejó a padre y madre, casas y tierras, para ir por todas partes predicando la Palabra (Mt.<br />

10:37; cf. 8:1–4).<br />

Hizo discípulos, enseñándolos a obrar y a obe<strong>de</strong>cer (Mt. 28:18, 19; cf. 1 Ts. 1:6).<br />

Tomó su cruz y siguió a Cristo (Hch. 4; 1 Ts. 2).<br />

Se regocijaba en la tribulación y persecución (Mt. 5:11, 12; cf. Hch. 16; 1 Ts. 1:6–8).<br />

Dejó que los muertos enterrasen a sus muertos y salió a predicar el evangelio (Lc. 9:59, 60).<br />

Se sacudía el polvo <strong>de</strong> los pies y proseguía a<strong>de</strong>lante cuando los hombres rehusaban<br />

escuchar (Lc. 9:5; cf. Hch. 13:51).<br />

Sanaba, exorcizaba, resucitaba a los muertos, y dio un fruto imperece<strong>de</strong>ro (Mr. 16:18; Hch.<br />

3–16).<br />

8:9–11 Entre los más notables <strong>de</strong> los que oyeron a Felipe había un mago llamado<br />

Simón. Él mismo había antes hecho un gran impacto sobre Samaria con sus asombrosos<br />

actos <strong>de</strong> magia. Pretendía ser alguien muy importante, y había gente que estaba<br />

verda<strong>de</strong>ramente convencida <strong>de</strong> que él era el Gran Po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />

8:12–13 Cuando muchos <strong>de</strong> la población creyeron a la predicación <strong>de</strong> Felipe y se<br />

bautizaban, Simón mismo también hizo profesión <strong>de</strong> fe, y habiéndose bautizado, seguía<br />

a Felipe, fascinado por los gran<strong>de</strong>s milagros que hacía.


Por lo que sigue a continuación, parece que Simón no había nacido <strong>de</strong> nuevo. Era<br />

profesante, pero no poseedor. Los que enseñan la salvación por el bautismo se encuentran<br />

aquí con un dilema. Simón había sido bautizado, pero estaba todavía en sus pecados.<br />

Notemos que Felipe anunciaba el evangelio <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios y el nombre <strong>de</strong><br />

Jesucristo. El reino <strong>de</strong> Dios es la esfera don<strong>de</strong> se reconoce el gobierno <strong>de</strong> Dios. En el<br />

tiempo presente, el Rey está ausente. En vez <strong>de</strong> un reino literal y terrenal, tenemos un reino<br />

espiritual e invisible en las vidas <strong>de</strong> todos los que le son leales. En el futuro, el Rey volverá<br />

a la tierra para establecer un reino literal con Jerusalén como Su capital. Para po<strong>de</strong>r<br />

verda<strong>de</strong>ramente entrar en el reino, en cualquiera <strong>de</strong> sus formas, se ha <strong>de</strong> nacer <strong>de</strong> nuevo. La<br />

fe en el nombre <strong>de</strong> Jesucristo es el medio <strong>de</strong> experimentar el nuevo nacimiento. Éste era<br />

indudablemente el tenor <strong>de</strong> la predicación <strong>de</strong> Felipe.<br />

8:14–17 Cuando las noticias <strong>de</strong> que Samaria había recibido la palabra llegaron a los<br />

apóstoles que estaban en Jerusalén,… enviaron allá a Pedro y a Juan. Para cuando<br />

llegaron, los creyentes habían sido ya bautizados en el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús, pero<br />

todavía no habían recibido el Espíritu Santo. Actuando evi<strong>de</strong>ntemente en seguimiento <strong>de</strong><br />

instrucciones divinas, los apóstoles oraron por ellos, para que estos creyentes recibiesen el<br />

Espíritu Santo y les imponían las manos, y, al hacer esto, recibían el Espíritu Santo.<br />

Esto suscita <strong>de</strong> inmediato la pregunta: «¿Por qué esta diferencia entre el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

acontecimientos aquí y en el día <strong>de</strong> Pentecostés?». En Pentecostés, los oyentes judíos<br />

1. Se arrepintieron.<br />

2. Fueron bautizados.<br />

3. Recibieron el Espíritu Santo.<br />

Aquí, los samaritanos:<br />

1. Creyeron.<br />

2. Fueron bautizados.<br />

3. Los apóstoles oraron por ellos e impusieron las manos sobre ellos.<br />

4. Recibieron el Espíritu Santo.<br />

De una cosa po<strong>de</strong>mos estar seguros: todos fueron salvados <strong>de</strong> la misma manera —por la<br />

fe en el Señor Jesucristo. Él es nuestro único Camino <strong>de</strong> Salvación—. Sin embargo, durante<br />

este tiempo <strong>de</strong> transición <strong>de</strong>l judaísmo al cristianismo, Dios <strong>de</strong>cidió actuar soberanamente<br />

en relación con varias comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> creyentes. A los creyentes judíos se les pidió que se<br />

disociasen <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel mediante el bautismo antes <strong>de</strong> recibir el Espíritu. Ahora,<br />

los samaritanos precisaban <strong>de</strong> una oración especial y <strong>de</strong> la imposición <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> los<br />

apóstoles. Pero, ¿por qué?<br />

Quizá la mejor respuesta sea que era para dar expresión a la unidad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, tanto si<br />

estaba constituida <strong>de</strong> judíos como <strong>de</strong> samaritanos. Había un verda<strong>de</strong>ro peligro <strong>de</strong> que la<br />

<strong>iglesia</strong> en Jerusalén retuviese i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> superioridad judaica, y que siguiesen no teniendo<br />

tratos con sus hermanos samaritanos. Para evitar toda posibilidad <strong>de</strong> cisma, o el<br />

pensamiento <strong>de</strong> dos <strong>iglesia</strong>s (una judía y otra samaritana), Dios envió a los apóstoles a que<br />

impusiesen las manos a los samaritanos. Esto expresaba una plena comunión con ellos<br />

como creyentes en el Señor Jesús. Todos ellos eran miembros <strong>de</strong> un cuerpo, todos uno en<br />

Cristo Jesús.<br />

Cuando el versículo 16 dice que solamente habían sido bautizados en (o a) el<br />

nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús (ver también 10:48 y 19:5), no significa que era diferente <strong>de</strong> ser<br />

bautizados «en el nombre <strong>de</strong>l Padre, y <strong>de</strong>l Hijo, y <strong>de</strong>l Espíritu Santo» (Mt. 28:19). «Lucas


no está registrando una fórmula usada», escribe W. E. Vine, «sino sencillamente<br />

expresando un hecho histórico». Ambas expresiones significan adhesión e i<strong>de</strong>ntificación, y<br />

todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes reconocen con gozo su lealtad a una unión con la Trinidad y<br />

el Señor Jesús.<br />

8:18–21 Simón el mago quedó profundamente impresionado por el hecho <strong>de</strong> que el<br />

Espíritu Santo se daba mediante la imposición <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> los apóstoles sobre los<br />

samaritanos. No tenía un profundo sentido <strong>de</strong> las implicaciones espirituales <strong>de</strong> eso, sino que<br />

lo contempló como un po<strong>de</strong>r sobrenatural que le podría servir bien en sus activida<strong>de</strong>s. De<br />

modo que ofreció dinero a los apóstoles en un esfuerzo por comprar el po<strong>de</strong>r.<br />

La respuesta <strong>de</strong> Pedro indica que Simón no estaba verda<strong>de</strong>ramente convertido:<br />

1. «Tu dinero vaya contigo a la perdición.» Ningún creyente jamás perecerá (Jn. 3:16).<br />

2. «No tienes tú parte ni suerte en este asunto», en otras palabras, no pertenecía a<br />

aquella comunión.<br />

3. «Tu corazón no es recto <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.» Ésta es una a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> una<br />

persona inconversa.<br />

4. «Estás en hiel <strong>de</strong> amargura y en ataduras <strong>de</strong> maldad.» ¿Podría esto referirse a una<br />

persona en verdad regenerada?<br />

8:22–24 Pedro apremió a Simón a que se arrepintiese <strong>de</strong> este gran pecado y que rogase<br />

a Dios para que le fuese perdonado su malvado plan. La contestación <strong>de</strong> Simón fue pedir a<br />

Pedro que hiciese <strong>de</strong> mediador entre Dios y él. Fue el precursor <strong>de</strong> los que preferirían ir a<br />

un mediador humano antes que al Señor mismo. Que no hubo un verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento<br />

<strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Simón queda indicado por estas palabras: «Rogad vosotros por mí al Señor,<br />

para que no me sobrevenga nada <strong>de</strong> esto que habéis dicho». No sentía su pecado, sino<br />

sólo las consecuencias que pudiesen sobrevenirle.<br />

Es <strong>de</strong> este hombre, Simón, que se <strong>de</strong>riva el mo<strong>de</strong>rno término «simonía» —hacer<br />

negocio <strong>de</strong> las cosas sagradas—. Esto incluye la venta <strong>de</strong> indulgencias y otros supuestos<br />

beneficios espirituales, y todo tipo <strong>de</strong> comercialismo en cosas divinas.<br />

8:25 Después que Pedro y Juan hubieron testificado solemnemente y hablado la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios, se volvieron a Jerusalén. Pero ahora que se había establecido una cabeza<br />

<strong>de</strong> puente, continuaron predicando en muchas poblaciones <strong>de</strong> los samaritanos.<br />

B. Felipe y el eunuco etíope (8:26–40)<br />

8:26 Fue durante este gran <strong>de</strong>spertar espiritual en Samaria que un ángel <strong>de</strong>l Señor<br />

dirigió a Felipe a un nuevo campo <strong>de</strong> labor. Había <strong>de</strong> salir <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> muchos estaban<br />

recibiendo bendición, y ministrar a un hombre. Un ángel podía dirigir a Felipe, pero no<br />

podía hacer la tarea <strong>de</strong> Felipe <strong>de</strong> predicar el evangelio. Este privilegio había sido dado a<br />

hombres, no a ángeles.<br />

Con una obediencia incondicional, Felipe se dirigió al sur, <strong>de</strong> Samaria a Jerusalén, y<br />

luego a una <strong>de</strong> las rutas que conducían a Gaza. No está claro si las palabras Es un <strong>de</strong>sierto<br />

se refieren a la ruta o a la misma Gaza. Sin embargo, el sentido es el mismo. Felipe <strong>de</strong>jó un<br />

lugar <strong>de</strong> habitación y <strong>de</strong> fertilidad espiritual para dirigirse a una zona yerma.<br />

8:27–29 En algún lugar <strong>de</strong> la ruta alcanzó una caravana. En el carro principal estaba el<br />

tesorero <strong>de</strong> Candace reina <strong>de</strong> los etíopes que era un eunuco, alto funcionario. (Etiopía<br />

era la parte meridional <strong>de</strong> Egipto y el Sudán.) Este hombre era aparentemente un converso


judío, por cuanto había ido a Jerusalén para adorar y ahora iba <strong>de</strong> vuelta a su país.<br />

Mientras el carro iba rodando, iba leyendo al profeta Isaías. Con una oportunidad exacta,<br />

el Espíritu or<strong>de</strong>nó a Felipe que se juntase a ese carro.<br />

8:30–31 Felipe comenzó la conversación con una amistosa pregunta: ¿Entien<strong>de</strong>s lo<br />

que lees? El eunuco admitió, dispuesto su necesidad <strong>de</strong> que alguien le condujese, e invitó a<br />

Felipe a que se sentara con él en el carro. Es refrescante ver aquí una total ausencia <strong>de</strong><br />

prejuicios raciales.<br />

8:32–33 ¡Qué maravilloso que el eunuco estuviese «precisamente» leyendo Isaías 53,<br />

con su insuperada <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l Mesías sufriente! ¿Por qué se acercó Felipe en aquel<br />

momento particular <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong>l eunuco?<br />

El pasaje en Isaías muestra a Aquel que era manso y sin voz <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Sus enemigos; a<br />

Uno que fue arrebatado <strong>de</strong> la justicia y <strong>de</strong> un juicio justo; a Uno que no tenía esperanza <strong>de</strong><br />

posteridad porque fue muerto en la flor <strong>de</strong> la edad y soltero.<br />

8:34–35 El eunuco se preguntaba si Isaías estaba hablando <strong>de</strong> sí mismo, o <strong>de</strong> algún<br />

otro. Esto, naturalmente, dio a Felipe la necesaria oportunidad <strong>de</strong> mostrar cómo estas<br />

Escrituras habían quedado perfectamente cumplidas en la vida y muerte <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong><br />

Nazaret. Es indudable que estando en Jerusalén el etíope habría oído nuevas acerca <strong>de</strong> un<br />

hombre llamado Jesús, pero estas nuevas le habrían sido presentadas bajo una luz<br />

<strong>de</strong>sfavorable. Ahora el eunuco se entera <strong>de</strong> que Jesús <strong>de</strong> Nazaret es el Siervo sufriente <strong>de</strong><br />

Jehová, <strong>de</strong> quién Isaías había escrito.<br />

8:36 Parece probable que Felipe explicó al etíope el privilegio <strong>de</strong>l bautismo cristiano,<br />

<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntificación con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección. Ahora, al<br />

aproximarse don<strong>de</strong> había agua, el eunuco expresó su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ser bautizado.<br />

8:37 El versículo 37 <strong>de</strong> la Reina-Valera está omitido en la mayoría <strong>de</strong> los manuscritos<br />

griegos <strong>de</strong>l NT. No se trata <strong>de</strong> que esta enseñanza sea inconsecuente con el resto <strong>de</strong> la<br />

Escritura; la creencia en Jesucristo es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego un requisito para el bautismo. Pero este<br />

versículo, sencillamente, no está sustentado por los principales documentos <strong>de</strong>l NT.<br />

8:38 El carro se <strong>de</strong>tiene, y Felipe bautiza al eunuco. Que el bautismo fue por<br />

inmersión es evi<strong>de</strong>nte por las expresiones <strong>de</strong>scendieron ambos al agua y subieron <strong>de</strong>l<br />

agua.<br />

Es impresionante observar la sencillez <strong>de</strong> la ceremonia. En una ruta <strong>de</strong>sierta, un<br />

creyente bautiza a un recién convertido. La <strong>iglesia</strong> no estaba presente. Ninguno <strong>de</strong> los<br />

apóstoles estaba allí. Es indudable que sólo el cortejo <strong>de</strong> siervos en la caravana fueron<br />

testigos <strong>de</strong>l bautismo <strong>de</strong> su amo; y con ello podrían compren<strong>de</strong>r que ahora él era un<br />

seguidor <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret.<br />

8:39 Tan pronto finalizó el bautismo, el Espíritu <strong>de</strong>l Señor arrebató a Felipe. Esto<br />

sugiere más que una mera conducción a otro lugar. Más bien, se refiere a una remoción<br />

milagrosa y repentina. El propósito <strong>de</strong> ello era que el eunuco no se ocupase con el<br />

instrumento humano <strong>de</strong> su conversión, sino con el Señor mismo.<br />

Que Su hermosura sobre mí repose,<br />

Cuando busco a los perdidos ganar,<br />

Que ellos <strong>de</strong>l canal se olvi<strong>de</strong>n,<br />

Y a Él solamente vean.<br />

Kate B. Wilkinson


El eunuco siguió gozoso su camino. Hay un gozo que proviene <strong>de</strong> la obediencia al<br />

Señor y que supera a todas las otras emociones placenteras.<br />

8:40 Mientras tanto, Felipe reanuda su ministerio evangelístico en Azoto (la Asdod <strong>de</strong>l<br />

Antiguo <strong>Testamento</strong>), al norte <strong>de</strong> Gaza y al oeste <strong>de</strong> Jerusalén, cerca <strong>de</strong> la costa. De allí va<br />

dirigiéndose hacia el norte, a Cesarea.<br />

¿Y qué <strong>de</strong>l eunuco? Felipe no tuvo oportunidad <strong>de</strong> lo que nosotros llamamos «obra <strong>de</strong><br />

seguimiento». Todo lo que el evangelista podía hacer era encomendarlo a Dios y a las<br />

Escrituras <strong>de</strong>l AT. Pero es indudable que este nuevo discípulo volvió a Etiopía con el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo, para dar testimonio a todos <strong>de</strong> la gracia salvadora <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

EXCURSUS SOBRE EL BAUTISMO DE CREYENTES<br />

El bautismo <strong>de</strong>l eunuco que acabamos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar es una <strong>de</strong> las muchas<br />

indicaciones <strong>de</strong> que el bautismo cristiano era enseñado y practicado por la <strong>iglesia</strong><br />

primitiva (2:38; 22:16). No era lo mismo que el bautismo <strong>de</strong> Juan, que era un bautismo<br />

que indicaba arrepentimiento (13:24; 19:4). Más bien, se trataba <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntificación<br />

pública con Cristo.<br />

Seguía invariablemente a la conversión (2:41; 8:12; 18:8) y era para mujeres lo mismo<br />

que para hombres (8:12). Se habla <strong>de</strong> casas que habían sido bautizadas (10:47, 48;<br />

16:15; 16:33), pero en al menos dos <strong>de</strong> estos casos se implica que todos los miembros <strong>de</strong><br />

las casas habían creído. Y nunca se dice que los niños fuesen bautizados.<br />

Los creyentes eran bautizados muy pronto <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión (8:36; 9:18;<br />

16:33). Aparentemente, era en base <strong>de</strong> su profesión <strong>de</strong> fe en Cristo. No se <strong>de</strong>mandaba<br />

ningún periodo para que se manifestase la realidad <strong>de</strong> su profesión. Naturalmente, la<br />

amenaza <strong>de</strong> persecución probablemente refrenaba a la gente <strong>de</strong> hacer profesión <strong>de</strong> fe a<br />

la ligera.<br />

Que el bautismo no tenía po<strong>de</strong>r salvador se ve en el caso <strong>de</strong> Simón (8:13). Incluso<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber profesado fe y <strong>de</strong> ser bautizado, estaba «envenenado por amargura y<br />

atado por iniquidad» (8:23). Su «corazón no era recto para con Dios» (8:21).<br />

Como se ha mencionado, el modo <strong>de</strong> bautismo era por inmersión (8:38–39) —<br />

«Descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco… Cuando subieron <strong>de</strong>l agua…»—.<br />

Incluso muchos actuales <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la aspersión y <strong>de</strong> la efusión admiten que la<br />

inmersión era la práctica <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong>l siglo I.<br />

Dos veces parece estar el bautismo vinculado con el perdón <strong>de</strong> pecados. En el día <strong>de</strong><br />

Pentecostés, Pedro dijo: «Arrepentíos, y bautícese cada uno <strong>de</strong> vosotros en el nombre <strong>de</strong><br />

Jesucristo para perdón <strong>de</strong> los pecados…» (2:38). Y más a<strong>de</strong>lante Ananías dijo a Saulo:<br />

«Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre…» (22:16). En ambos<br />

casos la instrucción se da a judíos. A ningún gentil se le or<strong>de</strong>nó jamás ser bautizado para<br />

remisión <strong>de</strong> los pecados. En el bautismo <strong>de</strong> creyente, un judío repudiaba públicamente su<br />

relación con la nación que había rechazado y crucificado a su Mesías. La base <strong>de</strong> su<br />

perdón era la fe en el Señor Jesús. El precio <strong>de</strong> la compra <strong>de</strong> su perdón era la sangre <strong>de</strong>l<br />

Señor. La manera en que su perdón era administrado era por medio <strong>de</strong>l bautismo en<br />

agua, pues su bautismo le quitaba públicamente <strong>de</strong> terreno judío y lo ponía sobre terreno<br />

cristiano.<br />

La fórmula bautismal «en el nombre <strong>de</strong>l Padre, y <strong>de</strong>l Hijo, y <strong>de</strong>l Espíritu Santo» (Mt.<br />

28:19) no aparece en el Libro <strong>de</strong> Hechos. Los samaritanos fueron bautizados en el<br />

nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús (8:16), y lo mismo se dice <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Juan (19:5). Pero<br />

esto no necesariamente significa que no se usase la fórmula trinitaria. La frase «en el<br />

nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús» pue<strong>de</strong> significar «por la autoridad <strong>de</strong>l Señor Jesús».


Los discípulos <strong>de</strong> Juan fueron bautizados dos veces —primero con el bautismo <strong>de</strong><br />

Juan para arrepentimiento, luego, cuando se convirtieron, con el bautismo <strong>de</strong> creyentes<br />

(19:3, 5)—. Esto da un prece<strong>de</strong>nte para el «rebautismo» <strong>de</strong> aquellos que fueron<br />

bautizados antes <strong>de</strong> ser salvados.<br />

C. La conversión <strong>de</strong> Saulo <strong>de</strong> Tarso (9:1–31)<br />

9:1–2 El capítulo 9 marca un punto <strong>de</strong> inflexión capital en Hechos. Hasta ahora Pedro<br />

ha mantenido una posición <strong>de</strong>stacada en su predicación a la nación <strong>de</strong> Israel. Des<strong>de</strong> ahora,<br />

el Apóstol Pablo irá volviéndose la figura más importante, y el evangelio irá crecientemente<br />

a los gentiles.<br />

Saulo <strong>de</strong> Tarso estaba quizá en sus primeros treinta y tantos años. Era generalmente<br />

consi<strong>de</strong>rado por los rabinos como uno <strong>de</strong> los jóvenes más prometedores <strong>de</strong>l judaísmo. En<br />

cuanto a celo, superaba a todos sus contemporáneos.<br />

Al contemplar el auge <strong>de</strong> la fe cristiana, conocida como el Camino, vio en ello una<br />

amenaza a su propia religión. Por ello, con un vigor aparentemente ilimitado, emprendió la<br />

tarea <strong>de</strong> erradicar esta perniciosa secta. Por ejemplo, obtuvo autorización oficial <strong>de</strong>l sumo<br />

sacerdote para buscar en Damasco en Siria a los discípulos <strong>de</strong> Jesús, para traerlos presos a<br />

Jerusalén para ser juzgados y castigados.<br />

9:3–6 Su partida estaba llegando cerca <strong>de</strong> Damasco. Repentinamente le ro<strong>de</strong>ó un<br />

resplandor <strong>de</strong> luz <strong>de</strong>l cielo, haciendo a Saulo caer en tierra. Entonces oyó una voz que le<br />

<strong>de</strong>cía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Cuando Saulo inquirió, ¿Quién eres,<br />

Señor?, le fue dicho, Yo soy Jesús, a quien tú persigues.<br />

A fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r apreciar las emociones <strong>de</strong> Saulo en este trance, es preciso recordar que<br />

estaba convencido <strong>de</strong> que Jesús <strong>de</strong> Nazaret estaba muerto y sepultado en un sepulcro judío.<br />

Por cuanto el lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> esta secta había sido <strong>de</strong>struido, todo lo necesario ahora era erradicar a<br />

sus seguidores. Entonces la tierra quedaría libre <strong>de</strong> ese azote.<br />

Ahora, con toda su fuerza abrumadora, Saulo se da cuenta <strong>de</strong> que Jesús no está muerto<br />

en absoluto, ¡sino que ha sido resucitado <strong>de</strong> entre los muertos y ha sido glorificado a la<br />

diestra <strong>de</strong> Dios en el cielo! Fue esta visión <strong>de</strong>l Salvador glorificado lo que cambió todo el<br />

curso <strong>de</strong> su vida.<br />

Saulo también supo aquel día que al haber perseguido a los discípulos <strong>de</strong> Jesús, había<br />

estado persiguiendo al mismo Señor. El sufrimiento infligido a los miembros <strong>de</strong>l Cuerpo en<br />

la tierra era sentido por la Cabeza <strong>de</strong>l Cuerpo en el cielo. Para Saulo lo primero era doctrina<br />

y luego acción. Primero fue apropiadamente instruido acerca <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> Jesús. Luego<br />

fue enviado a Damasco, don<strong>de</strong> recibiría sus ór<strong>de</strong>nes.<br />

9:7–9 Los hombres que iban <strong>de</strong> camino con él estaban para ahora aturdidos. Habían<br />

oído un son <strong>de</strong>l cielo, pero no las palabras articuladas que Saulo había oído (22:9). No<br />

habían visto al Señor; únicamente Saulo le había visto y había sido entonces llamado al<br />

apostolado.<br />

El orgulloso fariseo fue ahora llevado <strong>de</strong> la mano e introducido en Damasco, don<strong>de</strong><br />

permaneció tres días sin ver. Durante este tiempo no comió ni bebió.<br />

9:10–14 Uno pue<strong>de</strong> imaginar el efecto que las noticias tendrían para los cristianos en<br />

Damasco. Sabían que Pablo había salido <strong>de</strong> camino para pren<strong>de</strong>rlos. Ellos habían estado<br />

orando pidiendo a Dios que interviniese. Quizá incluso se habían atrevido a orar por la<br />

conversión <strong>de</strong> Saulo. Ahora oyen que el archienemigo <strong>de</strong> la Fe se ha vuelto cristiano.<br />

Apenas si pue<strong>de</strong>n creer lo que oyen.


Cuando el Señor or<strong>de</strong>nó a Ananías, uno <strong>de</strong> los creyentes en Damasco, que visitase a<br />

Saulo, Ananías <strong>de</strong>rramó ante el Señor todos sus temores sobre este hombre. Pero cuando<br />

tuvo la certeza <strong>de</strong> que Saulo estaba orando y no persiguiendo, Ananías fue a casa <strong>de</strong><br />

Judas, en la calle Recta.<br />

9:15–16 El Señor tenía unos maravillosos planes para Saulo: Vaso escogido me es éste,<br />

para llevar mi nombre en presencia <strong>de</strong> los gentiles, y <strong>de</strong> reyes, y <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel;<br />

porque yo le mostraré cuánto es menester que pa<strong>de</strong>zca por mi nombre.<br />

Primordialmente, Saulo sería el apóstol <strong>de</strong> los gentiles, y esta comisión lo llevaría ante<br />

reyes. Pero también predicaría a sus connacionales según la carne, y ahí es don<strong>de</strong><br />

experimentaría la más intensa persecución.<br />

9:17–18 En una conmovedora exhibición <strong>de</strong> gracia y amor cristianos, Ananías expresa<br />

una plena comunión con el nuevo convertido poniendo sobre él las manos y llamándole<br />

Hermano Saulo, y explicándole el propósito <strong>de</strong> su visita. Era que Saulo recobrase la vista<br />

y fuese lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

Debemos recordar aquí que el Espíritu Santo fue dado a Saulo mediante la imposición<br />

<strong>de</strong> manos <strong>de</strong> un simple discípulo. Ananías era lo que los comentaristas llaman «un laico».<br />

Que el Señor usase uno que no era apóstol <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego constituir una reprensión<br />

para los que quieren limitar las prerrogativas espirituales al «clero».<br />

Cuando una persona es verda<strong>de</strong>ramente convertida, siempre suce<strong>de</strong>n ciertas cosas. Hay<br />

ciertas marcas que muestran la realidad <strong>de</strong> esa conversión. Esto fue cierto en el caso <strong>de</strong><br />

Saulo <strong>de</strong> Tarso. ¿Cuáles eran estas marcas? Francis W. Dixon da una lista <strong>de</strong> unas cuantas<br />

<strong>de</strong> ellas:<br />

1. Tuvo un encuentro con el Señor y oyó Su voz (Hch. 9:4–6). Recibió una revelación<br />

divina, y sólo eso pudo convencerle y transformarle en el humil<strong>de</strong> indagador y <strong>de</strong>voto<br />

seguidor que llegó a ser.<br />

2. Se llenó <strong>de</strong>l anhelo <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer al Señor y hacer Su voluntad (Hch. 9:6).<br />

3. Comenzó a orar (Hch. 9:11).<br />

4. Fue bautizado (Hch. 9:18).<br />

5. Se unió en comunión con el pueblo <strong>de</strong> Dios (Hch. 9:19).<br />

6. Comenzó a testificar po<strong>de</strong>rosamente (Hch. 9:20).<br />

7. Creció en la gracia (Hch. 9:22).<br />

EL MINISTERIO «LAICO»<br />

Una <strong>de</strong> las más importantes lecciones que po<strong>de</strong>mos apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Hechos es que el<br />

cristianismo es un movimiento laico, y que la obra <strong>de</strong>l testimonio no fue encomendada a<br />

una clase especial, como sacerdotes o clero, sino a todos los creyentes.<br />

Harnack manifestó:<br />

Cuando la <strong>iglesia</strong> logró sus mayores victorias en los tempranos tiempos en el Imperio<br />

Romano, lo hizo no por maestros o predicadores o apóstoles, sino por misioneros<br />

informales.<br />

El Dean Inge escribió:<br />

La cristiandad comenzó como una religión profética laica.… Y es <strong>de</strong>l laicado que<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> su futuro…<br />

Bryan Green dice:


El futuro <strong>de</strong> la cristiandad y la evangelización <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>scansan en manos <strong>de</strong><br />

hombres y mujeres ordinarios y no primordialmente en las <strong>de</strong> los ministros cristianos<br />

profesionales.<br />

Leighton Ford aña<strong>de</strong>:<br />

Una <strong>iglesia</strong> que se limita encomendando a sus especialistas… que <strong>de</strong>n testimonio vive<br />

en violación tanto <strong>de</strong> la intención <strong>de</strong> su Cabeza como <strong>de</strong> la consistente dinámica <strong>de</strong> los<br />

cristianos primitivos. … El evangelismo era la tarea <strong>de</strong> toda la <strong>iglesia</strong>, no sólo <strong>de</strong> las<br />

«personas señeras».<br />

Y por fin, J. A. Stewart escribe:<br />

Cada miembro <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local salía a ganar almas para Cristo mediante el contacto<br />

personal y luego llevaban estos bebés recién nacidos <strong>de</strong> vuelta a estas <strong>iglesia</strong>s locales,<br />

don<strong>de</strong> eran adoctrinados y fortalecidos en la fe <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor. Éstos, a su vez, salían y<br />

hacían lo mismo.<br />

La simple realidad es que en la <strong>iglesia</strong> apostólica no había ningún clérigo o ministro<br />

que presidiese sobre una congregación local. La <strong>iglesia</strong> local normal estaba compuesta <strong>de</strong><br />

santos, obispos y diáconos (Fil. 1:1). Todos los santos eran ministros, en el sentido <strong>de</strong>l<br />

NT. Los obispos eran los ancianos, supervisores o guías espirituales. Los diáconos eran<br />

siervos que llevaban a cabo <strong>de</strong>beres en relación con las finanzas <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local, etc.<br />

Ningún obispo o anciano ocupaba un puesto como clérigo. Había un cuerpo <strong>de</strong><br />

ancianos que trabajaban juntos como pastores <strong>de</strong> la asamblea.<br />

Pero alguien pue<strong>de</strong> preguntar: «¿Qué hay entonces <strong>de</strong> los apóstoles, profetas,<br />

evangelistas, pastores y maestros? ¿No eran ellos el clero <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s primitivas?» A<br />

esto se respon<strong>de</strong> en Efesios 4:12. Estos dones fueron dados para edificar a los santos a<br />

fin <strong>de</strong> que ellos (los santos) pudiesen llevar a cabo la obra <strong>de</strong>l ministerio y así edificar el<br />

cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Su meta no era establecerse como funcionarios permanentes sobre una<br />

congregación local, sino obrar con vistas al día en que la <strong>iglesia</strong> local podría funcionar por<br />

sí misma. Luego ellos podrían proseguir a<strong>de</strong>lante para establecer y fortalecer otras<br />

asambleas.<br />

Según los historiadores eclesiásticos, el sistema clerical surgió en el siglo II. No se<br />

conocía en tiempos <strong>de</strong> Hechos. Ha servido como obstáculo a la evangelización mundial y<br />

a la expansión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, porque hace que <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong>penda <strong>de</strong> muy pocos.<br />

En el NT, los creyentes son no sólo ministros; son también sacerdotes. Como santos<br />

sacerdotes tienen constante acceso por la fe a la presencia <strong>de</strong> Dios, para adorarle (1 P<br />

2:5). Como regios sacerdotes, tienen el privilegio <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> Aquel que los llamó <strong>de</strong> las<br />

tinieblas a Su luz admirable (1 P. 2:9). El sacerdocio <strong>de</strong> todos los creyentes no significa<br />

que todos están calificados para predicar o enseñar en público: tiene que ver<br />

primariamente con la adoración y el testimonio. Pero sí quiere <strong>de</strong>cir que en la <strong>iglesia</strong> no<br />

hay más una clase especial <strong>de</strong> sacerdotes que tengan el control <strong>de</strong> la adoración y <strong>de</strong>l<br />

servicio.<br />

9:19–25 Los discípulos <strong>de</strong> Damasco abrieron sus corazones y hogares a Saulo. Pronto<br />

empezó a presentarse en las sinagogas, proclamando abierta y <strong>de</strong>nodadamente que Jesús es<br />

el Hijo <strong>de</strong> Dios. Sus oyentes judíos quedaron consternados. Habían oído que aborrecía el<br />

nombre <strong>de</strong> Jesús. ¡Ahora estaba enseñando que Jesús es Dios! ¿Cómo podía ser esto?


No sabemos cuánto tiempo se quedó en Damasco en esta primera ocasión, pero por<br />

Gálatas 1:17 sabemos que se fue <strong>de</strong> Damasco a Arabia por un tiempo no especificado, y<br />

luego volvió a Damasco. ¿Dón<strong>de</strong> entra el viaje a Arabia en el relato <strong>de</strong> Hechos 9?<br />

Posiblemente entre los versículos 21 y 22.<br />

Muchos <strong>de</strong> los siervos más empleados por Dios han sufrido una experiencia arábiga o<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sierto, antes <strong>de</strong> ser enviados a predicar.<br />

En Arabia, Saulo tuvo la oportunidad <strong>de</strong> meditar acerca <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s acontecimientos<br />

que habían tenido lugar en su vida, y especialmente acerca <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong><br />

Dios que le había sido encomendado. Cuando volvió a Damasco (v. 22), confundía a los<br />

judíos en las sinagogas, <strong>de</strong>mostrando que Jesús era el Mesías <strong>de</strong> Israel. Esto los<br />

enfureció hasta tal punto que resolvieron en consejo dar muerte a este que antes había sido<br />

su campeón pero que ahora era un «apóstata», un «renegado». Saulo escapó por una<br />

abertura en el muro <strong>de</strong>scolgado en una canasta. Fue una huida ignominiosa, pero Saulo<br />

era ya <strong>de</strong> todas maneras un hombre quebrantado, y los hombres quebrantados pue<strong>de</strong>n<br />

soportar una ignominia por causa <strong>de</strong> Cristo que otros rehuirían.<br />

9:26–30 Des<strong>de</strong> una perspectiva humana, Jerusalén era el lugar más peligroso que<br />

Saulo pudiese visitar. Sin embargo, la certidumbre <strong>de</strong> que uno está en la voluntad <strong>de</strong> Dios<br />

le permite <strong>de</strong>scuidarse apropiadamente <strong>de</strong> su seguridad personal. Es cuestión discutida si<br />

ésta fue la primera visita <strong>de</strong> Saulo a Jerusalén como cristiano, la misma que tuvo lugar tres<br />

años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión (Gá. 1:18). En su primera visita a Jerusalén conoció a<br />

Pedro y a Santiago, pero a ninguno <strong>de</strong> los otros apóstoles. Aquí, en el versículo 27, se dice<br />

que Bernabé… lo condujo ante los apóstoles. Esto, naturalmente, podría significar Pedro<br />

y Santiago, o podría referirse a todos los apóstoles. Si es lo último lo que se significa,<br />

entonces se trata <strong>de</strong> una segunda visita a Jerusalén, no mencionada en ninguna otra parte.<br />

Al principio, los discípulos en Jerusalén tenían miedo <strong>de</strong> recibir a Saulo, dudando <strong>de</strong><br />

la sinceridad <strong>de</strong> su profesión como creyente. Bernabé resultó fiel a su nombre como hijo <strong>de</strong><br />

consolación entablando amistad con Saulo, contando a los <strong>de</strong>más acerca <strong>de</strong> su conversión,<br />

y contándoles acerca <strong>de</strong> su intrépido testimonio por Cristo en Damasco. Los creyentes<br />

pronto se dieron cuenta <strong>de</strong> que Saulo era genuino, cuando le vieron predicando<br />

<strong>de</strong>nodadamente en el nombre <strong>de</strong>l Señor en Jerusalén. Esto suscitó la más intensa<br />

oposición entre los griegos. Cuando los hermanos se dieron cuenta <strong>de</strong> que su vida<br />

peligraba por causa <strong>de</strong> esos judíos helenistas, escoltaron a Saulo hasta el puerto <strong>de</strong><br />

Cesarea. De allí se dirigió a su ciudad natal <strong>de</strong> Tarso, cerca <strong>de</strong> la costa sudoriental <strong>de</strong> Asia<br />

Menor.<br />

9:31 Luego vino un tiempo <strong>de</strong> reposo para las <strong>iglesia</strong>s en Palestina. Fue un tiempo para<br />

consolidar las victorias conseguidas, y <strong>de</strong> cuidarse <strong>de</strong> que la comunión creciese en número<br />

y espiritualmente.<br />

III. LA IGLESIA HASTA LO ÚLTIMO DE LA TIERRA<br />

(Caps. 9:32–11:18)<br />

A. La predicación por Pedro <strong>de</strong>l Evangelio a los gentiles (9:32–11:18)<br />

9:32–34 Al pasar ahora la narración a Pedro, lo encontramos visitando a los creyentes<br />

en diversas partes <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a. Por fin llega a Lida (Lod), al noroeste <strong>de</strong> Jerusalén, en el<br />

camino a Jope (la mo<strong>de</strong>rna Jaffa, o Yafo). Allí encuentra a un paralítico que hacía ocho


años que estaba en cama. Llamándolo por su nombre, Pedro le anuncia que Jesucristo es<br />

su Sanador. Eneas se levanta en seguida y se lleva su cama. Es muy probable que Eneas<br />

recibiese la vida espiritual y la sanidad física al mismo tiempo.<br />

9:35 El paralítico sanado constituyó un testimonio para el Señor en la ciudad <strong>de</strong> Lida y<br />

en toda la llanura costera <strong>de</strong> Sarón. Muchos se convirtieron al Señor como resultado <strong>de</strong><br />

aquello.<br />

9:36–38 Jope era el principal puerto marítimo <strong>de</strong> Palestina, situado sobre el<br />

Mediterráneo a unos cincuenta kilómetros al noroeste <strong>de</strong> Jerusalén. Entre los cristianos allí<br />

había una bondadosa dama llamada Dorcas, la cual era muy conocida por hacer vestidos<br />

para los pobres. Cuando murió súbitamente, los discípulos enviaron un urgente mensaje a<br />

Lida, pidiendo a Pedro que acudiese sin tardar.<br />

9:39–41 Al llegar, encontró a todas las viudas, llorando patéticamente, mientras le<br />

mostraban las túnicas y los vestidos que Dorcas había hecho para ellas. Pidiéndoles que se<br />

fuesen, se puso <strong>de</strong> rodillas y oró, y mandó a Tabita que se levantase. Inmediatamente fue<br />

restaurada a la vida y se reunió con sus amigos cristianos.<br />

9:42 Este milagro <strong>de</strong> resurrección fue notorio, <strong>de</strong> modo que muchos creyeron en el<br />

Señor. Sin embargo, comparando el versículo 42 con el 35, parece que más se convirtieron<br />

por la sanidad <strong>de</strong> Eneas que por la resurrección <strong>de</strong> Dorcas.<br />

9:43 Pedro se quedó bastantes días en Jope, posando en casa <strong>de</strong> un cierto Simón,<br />

curtidor. La mención <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> Simón aquí está llena <strong>de</strong> significado. Los judíos<br />

consi<strong>de</strong>raban el trabajo <strong>de</strong> curtidor como <strong>de</strong> baja estofa. El constante contacto con los<br />

cuerpos <strong>de</strong> animales muertos causaba la contaminación ceremonial. El hecho <strong>de</strong> que Pedro<br />

viviese en casa <strong>de</strong> este Simón muestra que ya no estaba ligado por este concreto escrúpulo<br />

judaico.<br />

Se ha señalado con frecuencia que en tres capítulos sucesivos tenemos la conversión <strong>de</strong><br />

un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Noé. El eunuco etíope (cap. 8) pertenecía<br />

indudablemente al linaje <strong>de</strong> Cam. Saulo <strong>de</strong> Tarso (cap. 9) era <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> Sem. Ahora,<br />

en este capítulo 10, con Cornelio, vemos a uno <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> Jafet. Esto es un testimonio<br />

<strong>de</strong>stacable <strong>de</strong> que el evangelio es para todas las razas y culturas, y que en Cristo quedan<br />

abolidas todas estas distinciones naturales. Así como Pedro usó las llaves <strong>de</strong>l reino para<br />

abrir la puerta <strong>de</strong> la fe a los judíos en el capítulo 2, ahora se le ve haciendo lo mismo para<br />

los gentiles en el capítulo 10.<br />

10:1–2 Este capítulo se inicia en Cesarea, a unos cincuenta kilómetros al norte <strong>de</strong> Jope.<br />

Cornelio era un oficial <strong>de</strong>l ejército romano. Como centurión, estaba al mando <strong>de</strong> unos cien<br />

hombres. Pertenecía a una compañía que se llamaba la Italiana. Aún más notable que su<br />

importancia en el estamento militar era su piedad; era piadoso, reverente para con Dios,<br />

que hacía muchas limosnas al empobrecido pueblo judío, y oraba a Dios<br />

continuamente. Ryrie sugiere que era probablemente «un prosélito <strong>de</strong> la puerta; es <strong>de</strong>cir,<br />

que creía en el Dios <strong>de</strong>l judaísmo y en Su gobierno, pero que no había todavía dado<br />

ninguno <strong>de</strong> los pasos para llegar a ser un prosélito verda<strong>de</strong>ro».<br />

Es <strong>de</strong>batible que fuese salvo. Los que dicen que lo era hacen referencia a los versículos<br />

2 y 35, don<strong>de</strong> Pedro dice, refiriéndose evi<strong>de</strong>ntemente a Cornelio, que «el que le teme y<br />

practica lo que es justo, le es acepto». Los que enseñan que Cornelio no era salvo señalan<br />

al 11:14, don<strong>de</strong> se cita al ángel prometiéndole que Pedro le hablaría palabras por las cuales<br />

sería salvo.<br />

Nuestra perspectiva es que Cornelio es un ejemplo <strong>de</strong> un hombre que vivía conforme a<br />

la luz que Dios le había dado. Aunque esta luz no era suficiente para salvarle, Dios aseguró


que recibiese la adicional luz <strong>de</strong>l evangelio. Antes <strong>de</strong> la visita <strong>de</strong> Pedro, no tenía la<br />

certidumbre <strong>de</strong> la salvación, pero sí sentía una i<strong>de</strong>ntificación con los que adoraban al<br />

verda<strong>de</strong>ro Dios.<br />

10:3–8 Un día, como a las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, Cornelio tuvo una clara visión en la que un<br />

ángel <strong>de</strong> Dios se le apareció, llamándolo por su nombre. Siendo gentil, no era tan<br />

conocedor <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> los ángeles como podría serlo un judío, y confundió al ángel<br />

por el mismo Señor. El ángel se dirigió a él con palabras tranquilizadoras acerca <strong>de</strong>l aprecio<br />

en que Dios tenía sus oraciones y limosnas, y luego le dijo que enviase a buscar en Jope a<br />

un hombre llamado Simón Pedro, que estaba entonces alojándose en casa <strong>de</strong> cierto Simón<br />

curtidor… junto al mar. Obe<strong>de</strong>ciendo en el acto, el centurión envió a dos <strong>de</strong> sus criados<br />

y a un agregado militar que era también temeroso <strong>de</strong> Dios.<br />

10:9–14 Al día siguiente, cuando era cerca <strong>de</strong> mediodía, Pedro subió a la azotea <strong>de</strong> la<br />

casa <strong>de</strong> Simón en Jope para orar. Para este momento, sintió hambre, y hubiese querido<br />

comer algo, pero todavía estaban preparando la comida en la casa abajo. Su hambre,<br />

naturalmente, resultó una a<strong>de</strong>cuada preparación para lo que iba a venir. Le sobrevino<br />

entonces un éxtasis, y vio… un gran lienzo … bajado <strong>de</strong>l cielo a la tierra, atado por las<br />

cuatro puntas, y en su interior había <strong>de</strong> todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y<br />

aves <strong>de</strong>l cielo, limpios e inmundos. Una voz <strong>de</strong>l cielo mandó al hambriento apóstol así:<br />

«Levántate, Pedro, mata y come». Recordando la Ley <strong>de</strong> Moisés, que prohibía a los<br />

judíos comer cualquier criatura inmunda, Pedro pronunció aquella histórica contradicción.<br />

«Señor, <strong>de</strong> ningún modo.» Scroggie comenta: «Todo el que dice ―<strong>de</strong> ningún modo‖,<br />

nunca <strong>de</strong>bería añadir ―Señor‖, y todo el que <strong>de</strong> verdad diga ―Señor‖, nunca dirá ―<strong>de</strong> ningún<br />

modo‖».<br />

10:15–16 Cuando Pedro explicó su pasada historia <strong>de</strong> constancia en comer sólo<br />

alimentos kosher, la voz <strong>de</strong>l cielo dijo: «Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú<br />

común». Tres veces tuvo lugar ese diálogo; luego el lienzo volvió a ser subido al cielo.<br />

Es evi<strong>de</strong>nte que la visión tenía un sentido mucho más profundo que la mera cuestión <strong>de</strong><br />

comer alimentos, puros e impuros. Cierto, con la venida <strong>de</strong> la fe cristiana, <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> tener<br />

efecto las reglas acerca <strong>de</strong> los alimentos. Pero el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> la visión era éste:<br />

Dios estaba a punto <strong>de</strong> abrir la puerta <strong>de</strong> la fe a los gentiles. Como judío, Pedro siempre<br />

había contemplado a los gentiles como impuros, extranjeros, extraños, lejanos e impíos.<br />

Pero ahora Dios iba a hacer algo nuevo. Los gentiles (representados por los animales y las<br />

aves impuros) iban a recibir el Espíritu Santo lo mismo que los judíos (los animales puros y<br />

las aves puras) ya le habían recibido. Las distinciones nacionales y religiosas iban a quedar<br />

disueltas, y todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes en el Señor Jesús quedarían al mismo nivel en la<br />

comunión cristiana.<br />

10:17–23a Mientras Pedro estaba pon<strong>de</strong>rando esta visión en su corazón, llegaron los<br />

siervos <strong>de</strong> Cornelio a la puerta y preguntaron por él. Dirigido por el Espíritu, Pedro<br />

<strong>de</strong>scendió <strong>de</strong> la azotea para saludarlos. Cuando supo el propósito <strong>de</strong> su visita, los hizo<br />

entrar y les dio acomodo para la noche. Los siervos dieron un gran tributo a su amo como<br />

varón justo y temeroso <strong>de</strong> Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación <strong>de</strong> los<br />

judíos.<br />

10:23b–29 Al día siguiente Pedro emprendió el camino a Cesarea con los tres siervos<br />

<strong>de</strong> Cornelio y algunos hermanos <strong>de</strong> Jope. Aparentemente estuvieron <strong>de</strong> camino todo el<br />

día, porque fue al día siguiente que entraron en Cesarea.


Anticipando su llegada, Cornelio había convocado a sus parientes y amigos más<br />

íntimos. Cuando Pedro llegó, el centurión se postró a sus pies con reverencia. El apóstol<br />

rehusó este culto, protestando que él mismo era sólo un hombre. ¡Sería a<strong>de</strong>cuado que los<br />

auto<strong>de</strong>signados «sucesores» <strong>de</strong> Pedro imitasen su humildad prohibiendo a los hombres que<br />

se arrodillasen <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos!<br />

Al encontrar a la multitud reunida en la casa, Pedro les explicó que como judío<br />

normalmente no habría entrado en una casa gentil como esta, pero que Dios le había<br />

revelado que no <strong>de</strong>bía ya más consi<strong>de</strong>rar a los gentiles como intocables. Luego preguntó<br />

por qué causa le habían hecho venir.<br />

10:30–33 Cornelio <strong>de</strong>scribió rápidamente la visión que había visto cuatro días antes<br />

cuando un ángel le aseguró que su oración había sido escuchada y le instruyó que<br />

mandase hacer venir a Pedro. El hambre <strong>de</strong>l corazón gentil por la palabra <strong>de</strong> Dios es<br />

elogiable. Dijo entonces: Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia <strong>de</strong><br />

Dios, para oír todo lo que Dios te ha or<strong>de</strong>nado. Un espíritu tan abierto y dócil será<br />

ciertamente recompensado con instrucción divina.<br />

10:34–35 Pedro introdujo su mensaje con una franca admisión. Hasta ahora había<br />

creído que el favor <strong>de</strong> Dios se limitaba a la nación <strong>de</strong> Israel. Ahora se daba cuenta <strong>de</strong> que<br />

Dios no hacía acepción <strong>de</strong> personas por su nacionalidad, sino que le interesa un corazón<br />

sincero y contrito, fuese judío o gentil. En toda nación, el que le teme y practica lo que<br />

es justo, le es acepto.<br />

Hay dos interpretaciones principales <strong>de</strong>l versículo 35:<br />

1. Algunos creen que si alguien se arrepiente <strong>de</strong> verdad y va en pos <strong>de</strong> Dios, es salvo<br />

incluso si nunca ha oído acerca <strong>de</strong>l Señor Jesús. El argumento es que aunque el hombre<br />

mismo pueda no conocer el sacrificio vicario <strong>de</strong> Cristo, sin embargo Dios sí lo conoce y<br />

salva al hombre en base <strong>de</strong> aquel sacrificio. Pone el valor <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo a cuenta <strong>de</strong><br />

aquel hombre en quien halla una verda<strong>de</strong>ra fe.<br />

2. La otra postura es que incluso si un hombre teme a Dios y obra justicia, eso en sí no le<br />

salva. La salvación es sólo por la fe en el Señor Jesucristo. Pero cuando Dios encuentra a<br />

un hombre que ha vivido según la luz que ha recibido acerca <strong>de</strong>l Señor, Él se cuida <strong>de</strong> que<br />

el hombre oye el evangelio y que así tiene la oportunidad <strong>de</strong> ser salvo.<br />

Nosotros creemos que la segunda postura es la interpretación apropiada.<br />

10:36–38 A continuación, Pedro recuerda a sus oyentes que aunque el mensaje <strong>de</strong>l<br />

evangelio había sido primero enviado a los judíos, sin embargo Jesucristo es Señor <strong>de</strong><br />

todos —<strong>de</strong> gentiles así como <strong>de</strong> judíos—. Los que le oían <strong>de</strong>bían ya haber oído la historia<br />

<strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret; había comenzado en Galilea, en la época en que Juan estaba<br />

bautizando, y se había esparcido por toda Ju<strong>de</strong>a. Este Jesús, ungido por el Espíritu, había<br />

vivido una vida <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprendido servicio por los <strong>de</strong>más, haciendo el bien y sanando a<br />

todos los oprimidos <strong>de</strong>l diablo.<br />

10:39–41 Los apóstoles eran testigos <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> todo lo que Jesús hizo. Ellos<br />

habían viajado con Él por toda Ju<strong>de</strong>a y en Jerusalén. A pesar <strong>de</strong> Su perfecta vida, lo<br />

mataron colgándole <strong>de</strong> un ma<strong>de</strong>ro. Dios le resucitó <strong>de</strong> entre los muertos al tercer día, y<br />

fue visto por testigos que Dios había escogido <strong>de</strong> antemano. Hasta don<strong>de</strong> sabemos, el<br />

Señor Jesús no fue visto por ningunos incrédulos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su resurrección. Pero los<br />

apóstoles no sólo le vieron, sino que a<strong>de</strong>más comieron y bebieron con Él. Esto,


naturalmente, <strong>de</strong>muestra que el cuerpo <strong>de</strong> resurrección <strong>de</strong>l Salvador era tangible, material y<br />

físico.<br />

10:42 En la resurrección, el Señor comisionó a los apóstoles para que le proclamasen<br />

como Juez <strong>de</strong> vivos y muertos. Esto concuerda con muchas otras Escrituras que enseñan<br />

que el Padre ha encomendado todo juicio al Hijo (Jn. 5:22). Esto significa, naturalmente,<br />

que como Hijo <strong>de</strong>l Hombre Él juzgará tanto a judíos como a gentiles.<br />

10:43 Pero Pedro no se entretiene en la nota <strong>de</strong> juicio. En vez <strong>de</strong> ello introduce una gran<br />

<strong>de</strong>claración <strong>de</strong> verdad evangélica, explicando cómo el juicio pue<strong>de</strong> ser evitado. Como<br />

habían enseñado todos los profetas <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>, todo el que crea en el<br />

nombre <strong>de</strong>l Mesías recibirá perdón <strong>de</strong> pecados por su nombre. No es una oferta<br />

solamente a Israel, sino que en ella se incluye a todo el mundo. ¿Querrías tú obtener el<br />

perdón <strong>de</strong> pecados? ¡Confía en Él, entonces!<br />

10:44–48 Mientras Pedro estaba todavía hablando…, el Espíritu Santo fue<br />

<strong>de</strong>rramado sobre los gentiles. Entonces todos ellos hablaron en lenguas, magnificando a<br />

Dios. Esto fue una señal para los presentes <strong>de</strong> que Cornelio y su casa habían ciertamente<br />

recibido el Espíritu Santo. Los visitantes judíos <strong>de</strong> Jope se quedaron atónitos al ver que<br />

los gentiles podían recibir el Espíritu Santo como gentiles, sin hacerse primero prosélitos<br />

judíos. Pero Pedro no estaba atado hasta el mismo punto por los prejuicios judíos. Se dio<br />

cuenta en el acto <strong>de</strong> que Dios no estaba haciendo distinción alguna entre judío y gentil, <strong>de</strong><br />

modo que propuso que la casa <strong>de</strong> Cornelio fuesen bautizados.<br />

Observemos la expresión, que han recibido el Espíritu Santo también como<br />

nosotros. Estos gentiles habían sido salvados <strong>de</strong> la misma manera que los judíos —por la<br />

sola fe—. No había sugerencia alguna <strong>de</strong> guardar la ley, circuncisión ni ninguna otra<br />

or<strong>de</strong>nanza ni ritual.<br />

Observemos también el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> acontecimientos en relación con la recepción <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo por los gentiles:<br />

1. Oyeron la palabra, es <strong>de</strong>cir, creyeron (v. 44).<br />

2. Recibieron el Espíritu Santo (vv. 44, 47).<br />

3. Fueron bautizados (v. 48).<br />

Este es el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> acontecimientos que prevalece por un igual para judíos y gentiles en<br />

esta dispensación, cuando Dios está llamando <strong>de</strong> entre las naciones a un pueblo para Su<br />

Nombre.<br />

No es sorpren<strong>de</strong>nte que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esta obra <strong>de</strong> gracia <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios en Cesarea,<br />

los creyentes prevaleciesen sobre Pedro para que se quedase por unos días con ellos.<br />

11:1–3 Pronto llegaron a Ju<strong>de</strong>a las nuevas <strong>de</strong> que Pedro había predicado a los gentiles<br />

y que habían sido salvados. Por ello, cuando Pedro volvió a Jerusalén, fue confrontado por<br />

los que eran <strong>de</strong> la circuncisión por comer con los gentiles. La circuncisión se refiere aquí<br />

a cristianos <strong>de</strong> nacimiento judío que estaban aún atados por sus anteriores maneras <strong>de</strong><br />

pensar. Por ejemplo, creían que un gentil había <strong>de</strong> ser circuncidado para obtener la plena<br />

bendición <strong>de</strong>l Señor. Seguían pensando que estaba mal que Pedro comiese con gentiles.<br />

11:4–14 Para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su acción, Pedro sencillamente explicó todo lo que había<br />

sucedido —su visión <strong>de</strong>l lienzo bajado <strong>de</strong>l cielo, la aparición <strong>de</strong> un ángel a Cornelio, la<br />

llegada <strong>de</strong> los mensajeros <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Cornelio, la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> que los<br />

acompañase, y el <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong>l Espíritu Santo sobre los gentiles—. Por cuanto Dios


había obrado <strong>de</strong> formas tan claras y distintas, resistirse u oponerse habría sido<br />

evi<strong>de</strong>ntemente oponerse al Señor.<br />

En su mensaje, Pedro añadió varios <strong>de</strong>talles interesantes no dados en el capítulo<br />

anterior:<br />

1. Dijo que el lienzo… <strong>de</strong>l cielo… vino justo hasta don<strong>de</strong> él estaba (v. 5).<br />

2. Dijo que lo había observado atentamente (v. 6).<br />

3. Pedro aña<strong>de</strong> el <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> que seis hermanos le acompañaron <strong>de</strong> Jope a Cesarea (v.<br />

12).<br />

4. En el versículo 14 se nos informa que el ángel había prometido a Cornelio que Pedro<br />

le diría palabras por las cuales sería salvo él, y toda su casa. Este versículo es una <strong>de</strong> las<br />

principales evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> que Cornelio no era un hombre salvo antes <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> Pedro.<br />

11:15 Según el relato <strong>de</strong> Pedro, el Espíritu Santo cayó sobre los gentiles cuando<br />

comenzó a hablar. En Hechos 10:44 parece que ya había estado hablando algo <strong>de</strong> tiempo.<br />

Aparentemente, había comenzado a hablar, pero fue interrumpido antes <strong>de</strong> haber llegado<br />

muy lejos en su discurso.<br />

11:16 Cuando el Espíritu Santo cayó sobre los gentiles, Pedro pensó inmediatamente<br />

en Pentecostés. Entonces su mente volvió atrás aún más, a la promesa <strong>de</strong> que Sus discípulos<br />

serían bautizados con el Espíritu Santo. Se dio cuenta <strong>de</strong> que la promesa había sido<br />

cumplida en parte en Pentecostés, y que ahora estaba volviendo a ser cumplida.<br />

11:17 Entonces Pedro confrontó al partido <strong>de</strong> la circuncisión con esta pregunta: Si Dios,<br />

pues, había escogido <strong>de</strong>rramar el Espíritu sobre los gentiles, también como lo había hecho<br />

con los judíos que habían creído… ¿quién era Pedro para po<strong>de</strong>r impedir a Dios?<br />

11:18 Es para crédito <strong>de</strong> estos hebreos cristianos que cuando oyeron el relato <strong>de</strong> Pedro,<br />

reconocieron la mano <strong>de</strong> Dios en todo aquello, y cambiaron totalmente <strong>de</strong> actitud. Todas<br />

sus objeciones se habían <strong>de</strong>svanecido. En su lugar, hubo alabanza a Dios por conce<strong>de</strong>r a los<br />

gentiles también arrepentimiento para vida.<br />

B. La implantación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Antioquía (11:19–30)<br />

11:19 La narración se retrotrae ahora a la época <strong>de</strong> la persecución que siguió al<br />

martirio <strong>de</strong> Esteban. En otras palabras, los acontecimientos <strong>de</strong>scritos en los versículos que<br />

siguen tuvieron lugar antes <strong>de</strong> la conversión <strong>de</strong> Cornelio.<br />

Los que habían sido esparcidos a causa <strong>de</strong> la persecución llevaron el evangelio a:<br />

1. Fenicia, la estrecha franja costera a lo largo <strong>de</strong>l Mediterráneo nororiental, incluyendo<br />

los puertos <strong>de</strong> Tiro y Sidón (el actual Líbano).<br />

2. Chipre, una gran isla en el Mediterráneo nororiental.<br />

3. Cirene, una ciudad portuaria en la costa septentrional <strong>de</strong> África (la actual Libia).<br />

Sin embargo, predicaban el evangelio sólo a los judíos.<br />

11:20–21 Pero ciertos <strong>de</strong> los creyentes <strong>de</strong> Chipre y <strong>de</strong> Cirene fueron a Antioquía y<br />

allí proclamaron el evangelio también a los griegos. La bendición acompañó a esta<br />

predicación, y gran número creyó y se convirtió al Señor. F. W. Grant dice: «Es<br />

<strong>de</strong>stacable ver cómo el oficialismo queda <strong>de</strong>sacreditado en todo esto. No conocemos el<br />

nombre <strong>de</strong> una sola <strong>de</strong> las personas empleadas en esta obra».


La introducción <strong>de</strong>l cristianismo en Antioquía fue un importante paso en el avance <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong>. Antioquía estaba situada sobre el río Orontes en Siria, al norte <strong>de</strong> Palestina. Era<br />

consi<strong>de</strong>rada la tercera ciudad <strong>de</strong>l Imperio Romano, y ha sido <strong>de</strong>signada como «la París <strong>de</strong>l<br />

mundo antiguo». Des<strong>de</strong> aquí, Pablo y sus compañeros pasaron posteriormente en sus viajes<br />

misioneros, llevando las buenas nuevas a los gentiles.<br />

11:22–24 Cuando la noticia <strong>de</strong> este gran <strong>de</strong>spertar espiritual llegó a la <strong>iglesia</strong> que<br />

estaba en Jerusalén, se <strong>de</strong>cidió enviar al bondadoso y generoso Bernabé a Antioquía.<br />

Este amado hermano vio en seguida que el Señor estaba obrando po<strong>de</strong>rosamente entre estos<br />

gentiles, por lo que exhortó a todos a que con propósito <strong>de</strong> corazón permaneciesen<br />

fieles al Señor. ¡Qué bueno fue que esta <strong>iglesia</strong> en ciernes fuese visitada por un varón<br />

bueno como él, lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo y <strong>de</strong> fe! Mientras estaba allí, una gran multitud<br />

fue agregada al Señor. A<strong>de</strong>más, se preservó la unidad con la <strong>iglesia</strong> en Jerusalén.<br />

11:25–26 ¡Luego Bernabé recordó a Saulo <strong>de</strong> Tarso! Había sido él quien había<br />

presentado a Saulo a los apóstoles en Jerusalén. Luego Saulo había sido sacado <strong>de</strong> la<br />

ciudad para salvarlo <strong>de</strong> los complots <strong>de</strong> los judíos. Des<strong>de</strong> entonces, había estado en su<br />

ciudad natal, Tarso. Anhelando animar a Saulo en el ministerio y <strong>de</strong> dar a la <strong>iglesia</strong> en<br />

Antioquía el beneficio <strong>de</strong> su enseñanza, Bernabé fue a Tarso en busca <strong>de</strong> Saulo y lo<br />

llevó a Antioquía. Durante todo un año este espléndido equipo trabajó con la <strong>iglesia</strong> allá,<br />

enseñando a mucha gente.<br />

Fue en Antioquía que a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez.<br />

Indudablemente al principio fue un término <strong>de</strong> vituperio, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces ha sido bien<br />

acogido por todos los que aman al Salvador.<br />

J. A. Stewart comenta:<br />

El piadoso F. B. Meyer ha dicho: «Antioquía será para siempre célebre en los anales<br />

cristianos, porque un número <strong>de</strong> discípulos no or<strong>de</strong>nados y anónimos, huyendo <strong>de</strong> Jerusalén<br />

a causa <strong>de</strong> la persecución <strong>de</strong> Saulo, osaron predicar el evangelio a los griegos y reunir a los<br />

conversos en una <strong>iglesia</strong> con total indiferencia al rito iniciático <strong>de</strong>l judaísmo».<br />

Si estos creyentes hubiesen salido <strong>de</strong> una congregación mo<strong>de</strong>rna en la que el ministerio<br />

estuviese atribuido a la responsabilidad única <strong>de</strong> un hombre, este triunfante periodo <strong>de</strong> la<br />

historia <strong>de</strong> la Iglesia nunca habría podido ser escrito. ¡Qué trágico que en la <strong>iglesia</strong><br />

promedio los dones <strong>de</strong> ministerio <strong>de</strong>l Espíritu Santo yacen letárgicos y latentes, porque el<br />

creyente medio no tiene oportunidad <strong>de</strong> ministrar. En tanto que cada grupito <strong>de</strong> creyentes<br />

tenga un pastor pagado para cuidarlos, hay una cosa segura, y es que el mundo nunca será<br />

evangelizado. Gracias a Dios por los voluntarios superinten<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Escuelas<br />

Dominicales, maestros <strong>de</strong> clases bíblicas y los <strong>de</strong>nominados laicos. Si todos ellos hubiesen<br />

<strong>de</strong> ser pagados por sus servicios, bien pocas <strong>iglesia</strong>s podrían funcionar financieramente.<br />

11:27–30 Aunque Antioquía <strong>de</strong>vino el centro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que el evangelio salió a los<br />

gentiles, siempre mantuvo una plena y cordial comunión con la <strong>iglesia</strong> en Jerusalén, que<br />

era el centro <strong>de</strong>l evangelismo judío. Los siguientes inci<strong>de</strong>ntes ilustran este extremo:<br />

Para este tiempo, ciertos profetas <strong>de</strong>scendieron <strong>de</strong> Jerusalén a Antioquía. Estos<br />

profetas eran creyentes que habían recibido el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo para hablar como<br />

portavoces <strong>de</strong> Dios. Recibían revelaciones <strong>de</strong> Dios y las comunicaban al pueblo. Uno <strong>de</strong><br />

ellos, llamado Ágabo, predijo que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada.<br />

Esto sucedió en tiempo <strong>de</strong> Claudio César. Entonces los discípulos en Antioquía<br />

<strong>de</strong>cidieron enviar socorro a los hermanos cristianos que habitaban en Ju<strong>de</strong>a. Esto era


verda<strong>de</strong>ramente un conmovedor testimonio <strong>de</strong> que la pared intermedia <strong>de</strong> separación entre<br />

judío y gentil estaba <strong>de</strong>rrumbándose, y que los antiguos antagonismos quedaban borrados<br />

por la cruz <strong>de</strong> Cristo. La gracia <strong>de</strong> Dios se manifestaba en estos discípulos que dieron<br />

unánimemente, <strong>de</strong> modo espontáneo, y en proporción a sus capacida<strong>de</strong>s. Dieron, cada uno<br />

conforme a los bienes <strong>de</strong> que disponía. F. W. Grant observó con tristeza: «En la<br />

actualidad parece ser ―cada uno un poco <strong>de</strong> lo que le sobra, y los más ricos en proporción<br />

los que menos dan <strong>de</strong> todos‖».<br />

El dinero fue enviado a los ancianos por mano <strong>de</strong> Bernabé y <strong>de</strong> Saulo. Esta es la<br />

primera mención <strong>de</strong> ancianos en relación con la <strong>iglesia</strong>. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ancianos era sin<br />

embargo familiar para los judíos, por cuanto había ancianos en la sinagoga. No se nos da<br />

ninguna información acerca <strong>de</strong> cómo estos hombres en Jerusalén llegaron a ser ancianos.<br />

En las <strong>iglesia</strong>s gentiles, los ancianos eran <strong>de</strong>signados por los apóstoles o sus representantes<br />

(14:23; Tit. 1:5). Los requisitos <strong>de</strong> los ancianos se dan en 1 Timoteo 3:1–7 y Tito 1:6–9.<br />

C. La persecución a manos <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s y la muerte <strong>de</strong>l mismo (12:1–23)<br />

12:1–2 Prosiguieron los incesantes ataques <strong>de</strong> Satanás contra la <strong>iglesia</strong>. Esta vez la<br />

persecución procedía <strong>de</strong>l rey Hero<strong>de</strong>s. Se trata <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s Agripa I, un nieto <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s el<br />

Gran<strong>de</strong>. Había sido <strong>de</strong>signado para reinar sobre Ju<strong>de</strong>a por el emperador romano Claudio.<br />

Era practicante <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Moisés, y fue a extremos para agradar a los judíos. Fue<br />

siguiendo esta política que echó mano a algunos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> para maltratarles y que<br />

mató a espada a Jacobo, hermano <strong>de</strong> Juan.<br />

Era este Jacobo el que estuvo con Pedro y Juan en el Monte <strong>de</strong> la Transfiguración con<br />

nuestro Señor; y había sido su madre la que había pedido que sus dos hijos se sentasen al<br />

lado <strong>de</strong> Cristo en Su reino.<br />

Este capítulo permite hacer un interesante estudio acerca <strong>de</strong> los caminos <strong>de</strong> Dios con Su<br />

pueblo. Jacobo fue muerto por el enemigo, y en cambio Pedro fue milagrosamente<br />

liberado. La razón humana preguntaría por qué se mostró esta preferencia por Pedro. La fe<br />

reposa en el amor y sabiduría <strong>de</strong> Dios, sabiendo que:<br />

El mal que Dios bendice es nuestro bien,<br />

Y el bien no ben<strong>de</strong>cido, mal es,<br />

Y todo bien está aunque mal gran<strong>de</strong> parezca,<br />

Si es Su buena voluntad.<br />

Fre<strong>de</strong>rick W. Faber<br />

12:3–4 Los judíos respondieron <strong>de</strong> forma tan entusiasta a la ejecución <strong>de</strong> Jacobo, que<br />

Hero<strong>de</strong>s se sintió alentado a hacer lo mismo con Pedro. Sin embargo, eran entonces los<br />

días <strong>de</strong> los panes sin levadura, y las ejecuciones no eran apropiadas durante las fiestas<br />

religiosas. A<strong>de</strong>más, los judíos estarían <strong>de</strong>masiado ocupados con sus ceremonias para<br />

apreciar el favor, <strong>de</strong> modo que Hero<strong>de</strong>s or<strong>de</strong>nó encarcelar a Pedro hasta entonces. El<br />

apóstol era guardado por dieciséis soldados en cuatro escuadras <strong>de</strong> cuatro soldados cada<br />

una.<br />

12:5 La <strong>iglesia</strong> en Jerusalén oraba fervientemente por Pedro, especialmente por cuanto<br />

la muerte <strong>de</strong> Jacobo estaba tan vívida en sus mentes. Comenta G. C. Morgan: «Aquella<br />

fuerza <strong>de</strong> una oración ferviente aunque vacilante era más po<strong>de</strong>rosa que Hero<strong>de</strong>s, y más<br />

po<strong>de</strong>rosa que el infierno».


12:6–11 Cuando Hero<strong>de</strong>s le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro<br />

durmiendo profundamente, sujeto con dos ca<strong>de</strong>nas entre dos guardias. Alguien ha<br />

llamado a su sueño un triunfo <strong>de</strong> fe. Probablemente recordaba la promesa <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> que<br />

viviría hasta ser viejo (Jn. 21:18), y por tanto sabía que Hero<strong>de</strong>s no podía matarlo<br />

prematuramente. De repente, se le apareció un ángel <strong>de</strong>l Señor, y la celda quedó inundada<br />

<strong>de</strong> luz. Golpeando a Pedro en el costado, el ángel le or<strong>de</strong>nó que se levantase pronto.<br />

De inmediato las ca<strong>de</strong>nas se le cayeron. Luego, con breves y tersas frases, el ángel<br />

mandó a Pedro que se vistiese, se atase las sandalias, se envolviese en su manto, y le<br />

siguiese. Como en un sueño, Pedro siguió al ángel y pasó la primera y la segunda<br />

guardia <strong>de</strong> la cárcel. Cuando llegaron a la puerta <strong>de</strong> hierro, ésta se les abrió por sí<br />

misma, como accionada por un dispositivo fotoeléctrico. Solamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

avanzado por una calle y que hubiese <strong>de</strong>saparecido el ángel se dio cuenta Pedro <strong>de</strong> que<br />

aquello no había sido un sueño, sino que el Señor lo había arrebatado milagrosamente <strong>de</strong><br />

la mano <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> los judíos.<br />

12:12 Cuando se hubo <strong>de</strong>tenido el tiempo suficiente para consi<strong>de</strong>rar aquello, Pedro se<br />

dio cuenta <strong>de</strong> que los discípulos estarían orando en casa <strong>de</strong> María la madre <strong>de</strong> Juan …<br />

Marcos. Debió ser una reunión <strong>de</strong> oración extendiéndose por toda la noche, porque la<br />

huida <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong>bió tener lugar durante las primeras horas <strong>de</strong> la mañana.<br />

12:13–15 Pedro llamó a la puerta <strong>de</strong>l patio y esperó. Salió a escuchar una<br />

muchacha llamada Ro<strong>de</strong> (Gr., «Rosa»), pero se sintió tan arrebatada <strong>de</strong> entusiasmo<br />

cuando oyó a Pedro, ¡que se olvidó <strong>de</strong> abrir la puerta! Corrió hacia <strong>de</strong>ntro para anunciar<br />

la buena noticia a los que estaban orando. Ellos pensaron que estaba loca y no dudaron en<br />

<strong>de</strong>círselo, pero ella insistía en que el apóstol estaba <strong>de</strong> verdad a la puerta. Ellos<br />

respondieron entonces: «Debe ser su ángel guardián», pero ella se reafirmó rotundamente<br />

en que era Pedro.<br />

A estos creyentes se les han hecho frecuentes reproches por sus incrédulas oraciones; se<br />

sintieron realmente sorprendidos cuando sus oraciones fueron contestadas. Pero toda crítica<br />

<strong>de</strong> este tipo está probablemente influenciada por nuestra propia y nerviosa <strong>de</strong>sconfianza. En<br />

lugar <strong>de</strong> lanzar reproches a otros, <strong>de</strong>beríamos sentirnos muy consolados <strong>de</strong> que Dios<br />

responda a unas oraciones tan incrédulas. Todos ten<strong>de</strong>mos a ser creyentes incrédulos.<br />

12:16–17 Mientras tanto, Pedro continuaba llamando, esperando fuera. Cuando<br />

finalmente abrieron la puerta y él entró, todas sus dudas se <strong>de</strong>svanecieron, y todos<br />

prorrumpieron en gran<strong>de</strong>s expresiones <strong>de</strong> gozo. Él pronto los aquietó, les refirió<br />

brevemente su milagrosa liberación, les pidió que comunicasen las noticias a Jacobo<br />

(probablemente el hijo <strong>de</strong> Alfeo) y a los hermanos, y salió entonces. Es imposible saber<br />

adón<strong>de</strong> fue en esta ocasión.<br />

12:18–19 Cuando llegó la mañana y Pedro no fue encontrado, los perplejos soldados<br />

se llenaron <strong>de</strong> pánico. También para Hero<strong>de</strong>s fue una experiencia traumática verse tan<br />

frustrado. Nada <strong>de</strong> lo que los soldados pudiesen <strong>de</strong>cir parecía convincente. De hecho, las<br />

pobres excusas que le presentarían probablemente hicieron enfurecer más todavía al rey. De<br />

modo que or<strong>de</strong>nó que fuesen ejecutados. Luego partió a Cesarea para restablecerse <strong>de</strong> su<br />

orgullo herido.<br />

12:20 Por alguna razón no conocida, Hero<strong>de</strong>s se había enojado en gran manera contra<br />

los <strong>de</strong> Tiro y <strong>de</strong> Sidón, dos puertos comerciales <strong>de</strong>l Mediterráneo. La gente <strong>de</strong> estas<br />

ciuda<strong>de</strong>s, aprovecharon la estancia <strong>de</strong>l rey en Cesarea para congraciarse con él, porque<br />

<strong>de</strong>pendían <strong>de</strong>l trigo que importaban <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a. De modo que hicieron amistad con Blasto,


asistente personal <strong>de</strong>l rey, y por medio <strong>de</strong> él pidieron la restauración <strong>de</strong> las relaciones<br />

diplomáticas.<br />

12:21–23 Un día, Hero<strong>de</strong>s salió revestido <strong>de</strong> sus ropas reales y ellos comenzaron a<br />

gritar con <strong>de</strong>lirio: «¡Voz <strong>de</strong> Dios, y no <strong>de</strong> hombre!» Él no hizo esfuerzo alguno por<br />

rehusar estos honores divinos ni para dar la gloria a Dios. Por ello, un ángel <strong>de</strong>l Señor le<br />

hirió con una terrible enfermedad, y expiró. Esto fue en el 44 d.C.<br />

Así, aquel que había hecho dar muerte a Jacobo para complacer a los judíos fue él<br />

mismo muerto en manos <strong>de</strong> Aquel que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir tanto el cuerpo como el alma en el<br />

infierno. Hero<strong>de</strong>s segó lo que había sembrado.<br />

D. El primer viaje misionero <strong>de</strong> Pablo: Galacia (12:24–14:28)<br />

12:24 Mientras tanto, el evangelio expan<strong>de</strong> continuamente su ámbito. Dios hace que la<br />

ira <strong>de</strong>l hombre le alabe, y reprime el resto <strong>de</strong> las iras (Sal. 76:10, cp. V.M.). Frustra el plan<br />

<strong>de</strong> las naciones, pero el consejo <strong>de</strong>l Señor permanece para siempre (Sal. 33:10, 11).<br />

12:25 Después <strong>de</strong> haber cumplido su misión en Jerusalén entregando el don<br />

proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Antioquía, Bernabé y Saulo volvieron a Antioquía, llevando también<br />

consigo a Marcos, sobrino <strong>de</strong> Bernabé, y que posteriormente escribió el Segundo<br />

Evangelio.<br />

Es imposible saber si Bernabé y Saulo estaban en Jerusalén cuando tuvo lugar la<br />

ejecución <strong>de</strong> Jacobo, el encarcelamiento <strong>de</strong> Pedro o la muerte <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s.<br />

Muchos comentaristas bíblicos piensan que el cap. 13 marca una discontinuidad clara<br />

en el libro <strong>de</strong> Hechos. Algunos van tan lejos como para llamarlo Volumen II <strong>de</strong> Hechos. El<br />

Apóstol Pablo ha llegado ya <strong>de</strong>cididamente a tener un puesto <strong>de</strong>stacado, y Antioquía <strong>de</strong><br />

Siria viene a ser el centro <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que el evangelio irradia a los gentiles.<br />

13:1 Se había formado una <strong>iglesia</strong> en Antioquía, como vemos en el capítulo 11. En vez<br />

<strong>de</strong> tener a un hombre <strong>de</strong>signado como su ministro o pastor, esta asamblea tenía una<br />

pluralidad <strong>de</strong> dones. De manera específica, había al menos cinco profetas y maestros.<br />

Como se ha mencionado ya, un profeta era un hombre especialmente dotado por el Espíritu<br />

Santo para recibir revelaciones directas <strong>de</strong> Dios y para predicarlas a otros. En un sentido<br />

muy real, los profetas eran portavoces <strong>de</strong> Dios, y podían a menudo pre<strong>de</strong>cir<br />

acontecimientos veni<strong>de</strong>ros. Los maestros eran hombres a los que el Espíritu Santo había<br />

dado la capacidad <strong>de</strong> exponer o explicar la Palabra <strong>de</strong> Dios a los otros <strong>de</strong> una manera<br />

sencilla y comprensible.<br />

Los nombres <strong>de</strong> los profetas y maestros se dan como sigue:<br />

1. Bernabé. Ya nos ha sido presentado este espléndido siervo <strong>de</strong> Cristo y fiel<br />

colaborador <strong>de</strong> Pablo. Aquí es mencionado en primer lugar, quizá porque era más antiguo<br />

en la fe o en el servicio a Cristo.<br />

2. Simón el que se llamaba Níger. Por este nombre consi<strong>de</strong>ramos que era judío <strong>de</strong><br />

nacimiento, quizá <strong>de</strong> una comunidad judía africana. O quizá adoptó el nombre Níger<br />

(negro) por conveniencia en su obra con los gentiles. Naturalmente, es posible que fuese<br />

negro, como lo sugiere el nombre. No se sabe nada más <strong>de</strong> él.<br />

3. Lucio <strong>de</strong> Cirene. Él era probablemente uno <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> Cirene que llegaron<br />

primeros a Antioquía, predicando al Señor Jesús (11:20).<br />

4. Manaén (el mismo nombre que el Menahem <strong>de</strong>l AT). Es mencionado como criado<br />

junto con Hero<strong>de</strong>s el tetrarca. Es interesante ver que uno que había vivido con una


elación tan estrecha con el malvado Hero<strong>de</strong>s Antipas había llegado a ser uno <strong>de</strong> los<br />

primeros convertidos a la fe cristiana. El título <strong>de</strong> tetrarca indica que Hero<strong>de</strong>s gobernó<br />

sobre la cuarta parte <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> su padre.<br />

5. Saulo. Aunque se menciona en último término en esta lista, Saulo llegaría a ser una<br />

encarnación viviente <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> que «los postreros serán primeros».<br />

Estos cinco hombres ilustran que la <strong>iglesia</strong> primitiva estaba integrada y que era<br />

daltónica por lo que se refiere al color <strong>de</strong> la piel <strong>de</strong> los hombres. «Se había introducido una<br />

nueva vara <strong>de</strong> medir: no se trata <strong>de</strong> quién eres, sino <strong>de</strong> quién.»<br />

13:2 Estos profetas y maestros se habían reunido para un tiempo <strong>de</strong> oración y ayuno,<br />

probablemente con toda la <strong>iglesia</strong>. Por el contexto, parece claro que la expresión<br />

ministraban al Señor (V.M.) significa que pasaban tiempo en oración e intercesión. Al<br />

ayunar, se negaban a las legítimas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong>l cuerpo para darse más <strong>de</strong> lleno a ejercicios<br />

espirituales.<br />

¿Por qué se habían reunido para orar? ¿Sería irrazonable creer que habían convocado<br />

esta reunión <strong>de</strong>bido a una carga que tenían por la evangelización <strong>de</strong>l mundo? El relato no<br />

indica que fuese una reunión <strong>de</strong> oración para toda la noche, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego parece que era<br />

más serio y prolongado que la usual «reunión <strong>de</strong> oración» <strong>de</strong> hoy.<br />

Mientras ellos oraban, el Espíritu Santo los instruyó <strong>de</strong> manera concreta para que<br />

apartasen a Bernabé y a Saulo para la obra específica que Él tenía en mente. Esto,<br />

inci<strong>de</strong>ntalmente, es una prueba muy clara <strong>de</strong> la personalidad <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Si Él no<br />

fuese más que una influencia, sería inconcebible que se emplease un lenguaje así. ¿Cómo<br />

comunicó el Espíritu Santo este mensaje a los profetas y maestros? Aunque no se da<br />

ninguna respuesta específica, es probable que hablase por medio <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> esos hombres<br />

que eran profetas —bien Simón, Lucio o Manaén.<br />

Bernabé se menciona en primer lugar aquí, y luego Saulo. Pero cuando volvieron a<br />

Antioquía, el or<strong>de</strong>n ya queda invertido.<br />

Este versículo es <strong>de</strong> una importancia práctica enorme al enfatizar el papel <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo en la conducción <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva, y la sensibilidad <strong>de</strong> los discípulos ante Su<br />

conducción.<br />

13:3 Después que el Espíritu Santo hubiese revelado así Su voluntad, los hombres<br />

siguieron ayunando y orando. Luego los tres (Simón, Lucio y Manaén) les impusieron las<br />

manos y los <strong>de</strong>spidieron. Esto no fue un acto oficial <strong>de</strong> «or<strong>de</strong>nación» como el que se<br />

practica en la actualidad en la cristiandad cuando un oficial <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> confiere una<br />

posición eclesiástica a un subordinado. Se trataba sencillamente <strong>de</strong> una expresión <strong>de</strong><br />

comunión con estos dos hombres en la obra a la que los había llamado el Espíritu Santo. La<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nación como un rito que confiere una autoridad exclusiva para administrar los<br />

«sacramentos» y llevar a cabo otros <strong>de</strong>beres eclesiásticos es <strong>de</strong>sconocida en el NT.<br />

Barnhouse comenta:<br />

Un gran error en nuestra forma mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> hacer las cosas es esperar que un hombre<br />

posea todos los dones necesarios para el li<strong>de</strong>razgo. De esta manera, pue<strong>de</strong> que una <strong>iglesia</strong><br />

tenga varios cientos <strong>de</strong> miembros, pero un solo pastor. Se supone <strong>de</strong> él que es capaz <strong>de</strong><br />

predicar, consolar y más. De hecho, <strong>de</strong> los ocho dones mencionados en nuestro texto<br />

(Romanos 12:6–8), siete <strong>de</strong> ellos son generalmente consi<strong>de</strong>rados como funciones <strong>de</strong>l<br />

ministro or<strong>de</strong>nado, mientras que el octavo es la función <strong>de</strong> la congregación. ¿Y cuál es el


don que queda para la congregación? El <strong>de</strong> pagar las facturas. Aquí hay algo que está fuera<br />

<strong>de</strong> or<strong>de</strong>n.<br />

Pue<strong>de</strong> que alguien pregunte si estoy sugiriendo que los laicos <strong>de</strong>berían predicar.<br />

Indudablemente, cuando un laico tiene entendimiento <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>bería ejercitar su<br />

don y predicar en cada oportunidad que tenga. El crecimiento <strong>de</strong> los movimientos <strong>de</strong> laicos<br />

es significativo y es un paso en la dirección correcta —<strong>de</strong> vuelta a la manera<br />

neotestamentaria <strong>de</strong> hacer las cosas.<br />

Se <strong>de</strong>bería recordar que Bernabé y Saulo habían ya estado en la obra <strong>de</strong>l Señor durante<br />

unos ocho años antes <strong>de</strong> este tiempo. No eran novicios en el servicio <strong>de</strong> Cristo. Ya habían<br />

experimentado la «or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> las Manos Traspasadas». Ahora, sus consiervos en<br />

Antioquía expresaban sencillamente su i<strong>de</strong>ntificación con ellos en esta especial comisión <strong>de</strong><br />

llevar el evangelio a los Gentiles.<br />

Las palabras los <strong>de</strong>spidieron significan más literalmente «los <strong>de</strong>jaron partir» o «los<br />

liberaron» para la obra.<br />

13:4 Con este versículo comienza lo que se ha conocido comúnmente como el Primer<br />

Viaje Misionero <strong>de</strong> Pablo. El relato <strong>de</strong> este viaje se extien<strong>de</strong> hasta 14:26. Tuvo que ver<br />

mayormente con la evangelización <strong>de</strong> Asia Menor. El Segundo Viaje Misionero llevó el<br />

evangelio a Grecia. El Tercer Viaje Misionero incluyó volver a visitar <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Asia<br />

Menor y Grecia, pero principalmente tuvo que ver con la Provincia <strong>de</strong> Asia y la ciudad <strong>de</strong><br />

Éfeso. Las tareas misioneras <strong>de</strong> Pablo cubrieron un periodo <strong>de</strong> unos quince años.<br />

(En los viajes <strong>de</strong> Pablo, indicaremos los lugares visitados imprimiendo el nombre<br />

entero en VERSALITAS la primera vez que se menciona en algún viaje <strong>de</strong>terminado.)<br />

Des<strong>de</strong> Antioquía en Siria, los dos intrépidos siervos <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>scendieron primero a<br />

SELEUCIA, un puerto <strong>de</strong> mar a casi veintiséis kilómetros <strong>de</strong> Antioquía. De allí navegaron a<br />

la isla <strong>de</strong> CHIPRE.<br />

13:5 Después <strong>de</strong> arribar a SALAMINA en la costa oriental <strong>de</strong> Chipre, visitaron varias<br />

sinagogas y anunciaron la palabra <strong>de</strong> Dios en ellas. Era costumbre en las sinagogas dar la<br />

oportunidad a todo hombre judío <strong>de</strong> leer o exponer las Escrituras. Juan Marcos estaba en<br />

esta ocasión actuando como ayudante (no «ministro», como consta en algunas<br />

traducciones). Al ir primero a la sinagoga, Bernabé y Saulo estaban cumpliendo la<br />

instrucción divina <strong>de</strong> que el evangelio había <strong>de</strong> ir primero a los judíos, y <strong>de</strong>spués a los<br />

gentiles.<br />

13:6 Des<strong>de</strong> Salamina fueron pasando por toda la longitud <strong>de</strong> la isla hasta PAFOS en la<br />

costa occi<strong>de</strong>ntal. Salamis era la principal ciudad comercial <strong>de</strong> la isla, y Pafos era la capital.<br />

13:7–8 Allí se encontraron con un falso profeta, judío, llamado Barjesús (lo que<br />

significa Hijo <strong>de</strong> Jesús, o <strong>de</strong> Josué). Por la razón que fuere, este mago había llegado a estar<br />

estrechamente relacionado con el procónsul romano, el funcionario administrativo <strong>de</strong> la<br />

isla. Este último es <strong>de</strong>scrito como varón inteligente. Cuando él llamó a Bernabé y a<br />

Saulo, <strong>de</strong>seando oír la palabra <strong>de</strong> Dios, el mago intentó interferir; probablemente estaba<br />

satánicamente inspirado para obstaculizar el evangelio.<br />

En el versículo 8 se da su nombre como Elimas, lo que significa «hombre sabio». Se<br />

trataba, naturalmente, <strong>de</strong> un nombre terriblemente erróneo.<br />

13:9–10 Dándose cuenta <strong>de</strong> que Sergio Paulo era un genuino buscador <strong>de</strong> la verdad y<br />

que el mago era enemigo <strong>de</strong> la misma, Saulo lo reprendió abiertamente con términos<br />

inflexibles. Y para que nadie pudiese sospechar que Saulo estaba hablando bajo el impulso<br />

<strong>de</strong> la carne, se dice <strong>de</strong> manera explícita que en aquel momento estaba lleno <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. Fijando la mirada sobre el mago, Saulo lo acusó <strong>de</strong> estar lleno <strong>de</strong> todo engaño y


<strong>de</strong> toda maldad. Saulo no se <strong>de</strong>jó engañar por el nombre Bar-Jesús; quitó la máscara y<br />

<strong>de</strong>signó a Elimas como hijo <strong>de</strong>l diablo. Aquel mago era enemigo <strong>de</strong> toda justicia, y<br />

obraba incesantemente para torcer la verdad <strong>de</strong> Dios.<br />

13:11 Luego, hablando con la especial autoridad disciplinaria <strong>de</strong> que estaba investido<br />

como apóstol, Saulo anunció que Elimas quedaría azotado <strong>de</strong> ceguera por algún tiempo.<br />

Por cuanto había intentado mantener a otros, como el procónsul, en tinieblas espirituales, él<br />

mismo quedaría castigado con ceguera física. Inmediatamente cayeron sobre él<br />

oscuridad y tinieblas, y comenzó a tantear intentando encontrar a alguien que quisiera<br />

conducirlo <strong>de</strong> la mano.<br />

Elimas podría ser tomado como una imagen <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel, no sólo no dispuesta<br />

a aceptar al Señor Jesús, sino intentando impedir a otros que lo hiciesen por su parte. Como<br />

resultado, Israel ha sido cegado judicialmente, pero sólo por algún tiempo. Llegará el<br />

tiempo en que un remanente arrepentido <strong>de</strong> la nación se volverá a Jesús como su Mesías y<br />

se convertirá.<br />

13:12 El procónsul quedó evi<strong>de</strong>ntemente impresionado por el milagroso golpe<br />

aplicado por Dios, pero quedó aún más impresionado por la doctrina que había aprendido<br />

<strong>de</strong> Bernabé y Saulo. Vino a ser un verda<strong>de</strong>ro creyente en el Señor Jesús, el primer trofeo <strong>de</strong><br />

la gracia en aquel primer viaje misionero.<br />

Observemos que en esta narración (v. 9) Lucas comienza a emplear el nombre gentil <strong>de</strong><br />

Saulo, Pablo, en lugar <strong>de</strong> su nombre judío. El uso <strong>de</strong> este nombre, Pablo, marca la creciente<br />

proyección <strong>de</strong>l evangelio hacia los gentiles.<br />

13:13 El hecho <strong>de</strong> que Pablo se ha convertido ahora en la persona más <strong>de</strong>stacada queda<br />

indicado por las palabras Pablo y sus compañeros. Des<strong>de</strong> Pafos emprendieron la<br />

navegación hacia PERGE en PANFILIA. Panfilia era una provincia romana en la costa<br />

meridional <strong>de</strong> Asia Menor. Perge era su capital, y estaba situada a once kilómetros tierra<br />

a<strong>de</strong>ntro, sobre el río Cestrus (Kestros).<br />

Fue cuando llegaron a Perge que Juan Marcos los abandonó y volvió a Jerusalén.<br />

Quizá no le gustaba el pensamiento <strong>de</strong> llevar el evangelio a los gentiles. Pablo consi<strong>de</strong>ró<br />

esta <strong>de</strong>serción un <strong>de</strong>fecto tal en el servicio que rehusó <strong>de</strong>jar que Marcos les acompañase en<br />

el segundo viaje. Esto fue causa <strong>de</strong> una fuerte disensión entre Pablo y Bernabé; y, como<br />

resultado, tomaron caminos diferentes por lo que respectaba al futuro servicio cristiano (cf.<br />

15:36–39). Con el paso <strong>de</strong>l tiempo, Marcos recobró la confianza <strong>de</strong>l apóstol Pablo (2 Ti.<br />

4:11).<br />

No se dan ningunos otros <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la visita en Perge.<br />

13:14–15 La siguiente escala fue ANTIOQUÍA en DISIDÍA. Estaba aproximadamente a<br />

unos ciento sesenta kilómetros al norte <strong>de</strong> Perge. Otra vez los dos heraldos <strong>de</strong> la cruz<br />

entraron el sábado en la sinagoga. Después <strong>de</strong> haber sido leídas las Escrituras, los<br />

principales <strong>de</strong> la sinagoga reconocieron a estos visitantes como judíos, y los invitaron a<br />

hablar, si tenían alguna palabra <strong>de</strong> exhortación para el pueblo. Esta libertad <strong>de</strong><br />

proclamar la verdad <strong>de</strong>l evangelio en las sinagogas no duró mucho.<br />

13:16 No siendo <strong>de</strong> los que perdían una oportunidad para predicar el evangelio, Pablo<br />

se levantó y se dirigió a la sinagoga. Su plan general <strong>de</strong> ataque era establecer un<br />

fundamento <strong>de</strong> historia judía, y luego llevar a sus oyentes a los acontecimientos<br />

relacionados con la vida y el ministerio <strong>de</strong> Cristo, y luego proclamar la resurrección <strong>de</strong><br />

Cristo con gran énfasis, anunciar la remisión <strong>de</strong> pecados por medio <strong>de</strong>l Salvador, y advertir<br />

<strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> rechazarle.


13:17 El mensaje comienza con la elección por parte <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel<br />

como Su pueblo terrenal. Se mueve rápidamente hacia el tiempo en que eran extranjeros<br />

en tierra <strong>de</strong> Egipto, y ensalza la gracia <strong>de</strong> Dios al librarlos con brazo levantado <strong>de</strong> la<br />

opresión <strong>de</strong> Faraón.<br />

13:18 Durante cuarenta años Dios soportó los caminos <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel en el<br />

<strong>de</strong>sierto. El verbo traducido soportar, aunque significa precisamente esto por su uso, se<br />

<strong>de</strong>riva <strong>de</strong> una palabra que pue<strong>de</strong> sugerir una nota más positiva, es <strong>de</strong>cir, cuidar <strong>de</strong> las<br />

necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> alguien. Esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego lo hizo el Señor a pesar <strong>de</strong> todas las<br />

murmuraciones <strong>de</strong> ellos.<br />

13:19–22 Los cuatrocientos cincuenta años que Pablo menciona probablemente se<br />

remontan hasta el tiempo <strong>de</strong> los patriarcas, y por ello incluirían aquel periodo hasta el <strong>de</strong><br />

los jueces.<br />

Después <strong>de</strong> haber entrado en Canaán, Dios les dio jueces hasta el tiempo <strong>de</strong>l profeta<br />

Samuel. Cuando pidieron rey como las otras naciones, Dios les dio a Saúl hijo <strong>de</strong> Cis,<br />

varón <strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong> Benjamín; éste los gobernó durante cuarenta años. Debido a su<br />

<strong>de</strong>sobediencia, Saúl fue <strong>de</strong>stituido <strong>de</strong>l trono, y David fue levantado como rey para<br />

reemplazarle. Dios dio un gran tributo a David como varón conforme a Su corazón, que<br />

haría todo lo que Dios quería. El versículo 22 combina citas <strong>de</strong>l Salmo 89:20 y 1 Samuel<br />

13:14.<br />

13:23 Des<strong>de</strong> David, Pablo hace una fácil y rápida transición a Jesús, que era <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> David. Como alguien ha dicho bien: «Todos los caminos en la<br />

predicación <strong>de</strong> Pablo conducen a Cristo». Es quizá difícil para nosotros apreciar el valor <strong>de</strong><br />

anunciar al pueblo <strong>de</strong> Israel que Jesús era un Salvador que Dios les había dado conforme<br />

a la promesa. ¡No era precisamente ésta la manera en que habían sido acostumbrados a<br />

consi<strong>de</strong>rar a Jesús!<br />

13:24 Después <strong>de</strong> esta breve introducción, Pablo se retrotrae al ministerio <strong>de</strong> Juan el<br />

Bautista. Antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo (es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> Su ministerio público), Juan había<br />

predicado un bautismo <strong>de</strong> arrepentimiento a todo el pueblo <strong>de</strong> Israel. Esto significa que<br />

había anunciado la venida <strong>de</strong>l Mesías y que había advertido al pueblo la necesidad <strong>de</strong>l<br />

arrepentimiento en preparación para aquella venida. Y ellos <strong>de</strong>bían mostrar su<br />

arrepentimiento bautizándose en el río Jordán.<br />

13:25 Ni por un segundo permitió Juan la sugerencia <strong>de</strong> que él podía ser el prometido<br />

Mesías. Hasta el momento en que terminaba su carrera, siguió insistiendo en que él no<br />

era aquel <strong>de</strong> quien los profetas habían hablado. De hecho, no se consi<strong>de</strong>raba digno <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>satar el calzado <strong>de</strong> los pies <strong>de</strong> Aquel cuya venida él anunciaba.<br />

13:26 Dirigiéndose a sus oyentes como hermanos e hijos <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> Abraham,<br />

Pablo les recuerda que la palabra <strong>de</strong> esta salvación era enviada primero a la nación <strong>de</strong><br />

Israel. Fue a las ovejas perdidas <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Israel que vino el Señor. Era a ellos que los<br />

discípulos tenían or<strong>de</strong>nado predicar en primer lugar.<br />

13:27–28 Pero los habitantes <strong>de</strong> Jerusalén y sus gobernantes no habían reconocido a<br />

Jesús como el largamente esperado Mesías. No se dieron cuenta <strong>de</strong> que Él era Aquel <strong>de</strong><br />

quien habían escrito los Profetas. Cuando todos los sábados oían predicciones tocantes al<br />

Mesías, no las relacionaban con Jesús <strong>de</strong> Nazaret. De ahí que ellos mismos fueron el<br />

instrumento <strong>de</strong> cumplimiento <strong>de</strong> aquellas mismas escrituras, al con<strong>de</strong>narle. Y sin hallar<br />

en él ninguna causa digna <strong>de</strong> muerte, lo entregaron a Pilato para que se le matase.


13:29 En la primera parte <strong>de</strong>l versículo, la referencia es al pueblo judío que cumplieron<br />

las Escrituras rechazando al Mesías. En la segunda parte <strong>de</strong>l versículo, la referencia es a<br />

José <strong>de</strong> Arimatea y a Nico<strong>de</strong>mo, que amantemente sepultaron el cuerpo <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

13:30–31 El hecho <strong>de</strong> que Jesús había resucitado <strong>de</strong> los muertos estaba bien<br />

atestiguado. Los que habían subido con Jesús <strong>de</strong> Galilea a Jerusalén vivían aún, y su<br />

testimonio no podía ser refutado.<br />

13:32–33 El apóstol anunció a continuación que la promesa <strong>de</strong>l Mesías hecha a los<br />

padres en el AT Dios la había cumplido en Jesús. Fue cumplida primero en Su nacimiento<br />

en Belén. Pablo vio el nacimiento <strong>de</strong> Cristo como un cumplimiento <strong>de</strong>l Salmo 2:7, don<strong>de</strong><br />

Dios dice: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. Este versículo no significa que<br />

Cristo comenzó a ser el Hijo <strong>de</strong> Dios cuando nació en Belén. Ya era Hijo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

toda la eternidad, pero fue manifestado en el mundo como el Hijo <strong>de</strong> Dios mediante Su<br />

Encarnación. El Salmo 2:7 no <strong>de</strong>bería ser empleado para negar la eterna Filiación <strong>de</strong> Cristo.<br />

13:34 La resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesús es presentada en el versículo 34. Dios le levantó<br />

<strong>de</strong> los muertos para nunca más volver a corrupción. Pablo citó luego Isaías 55:3: Os<br />

daré las misericordiosas y fieles promesas hechas a David. Esta cita presenta una<br />

dificultad para el lector medio. ¿Qué relación pue<strong>de</strong> haber entre este versículo en Isaías y la<br />

resurrección <strong>de</strong> Cristo? ¿De qué manera enlaza la resurrección <strong>de</strong>l Salvador con el pacto <strong>de</strong><br />

Dios con David?<br />

Dios prometió a David un trono y reino eternos, y un linaje que se sentaría en aquel<br />

trono para siempre. Mientras tanto, David había muerto y su cuerpo había vuelto al polvo.<br />

El reino había proseguido por algunos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> David, pero luego, por más <strong>de</strong><br />

cuatrocientos años, Israel había estado sin rey. La línea <strong>de</strong> David prosiguió a través <strong>de</strong> los<br />

años hasta Jesús <strong>de</strong> Nazaret. Él heredó el <strong>de</strong>recho legal al trono <strong>de</strong> David por medio <strong>de</strong><br />

José. José era Su padre legal, aunque no biológico. El Señor Jesús era un <strong>de</strong>scendiente<br />

lineal <strong>de</strong> David a través <strong>de</strong> María.<br />

Pablo está <strong>de</strong>stacando que las bendiciones fieles prometidas a David hallan su<br />

cumplimiento en Cristo. Él es el linaje <strong>de</strong> David que se sentará aún en el trono <strong>de</strong> David.<br />

Por cuanto Él ha resucitado <strong>de</strong> los muertos y vive en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una vida interminable, los<br />

aspectos eternos <strong>de</strong>l pacto <strong>de</strong> Dios con David se hacen ciertos en Cristo.<br />

13:35 Esto se enfatiza más en el versículo 35, don<strong>de</strong> el apóstol cita el Salmo 16:10: No<br />

permitirás que tu Santo vea corrupción. En otras palabras: por cuanto el Señor Jesús ha<br />

resucitado <strong>de</strong> entre los muertos, la muerte ya no tiene más po<strong>de</strong>r sobre Él. Nunca volverá a<br />

morir, ni Su cuerpo verá corrupción jamás.<br />

13:36–37 Aunque David pronunció las palabras <strong>de</strong>l Salmo 16:10, no podía haber<br />

estado refiriéndose a sí mismo. David, habiendo servido a su propia generación según la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios, murió, fue sepultado, y vio corrupción, volviendo su cuerpo al polvo.<br />

Pero el Señor Jesús resucitó <strong>de</strong> los muertos al tercer día, antes que su cuerpo pudiese<br />

experimentar corrupción.<br />

13:38 Sobre la base <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong> la que Su resurrección era el sello divino <strong>de</strong><br />

aprobación, Pablo pudo ahora anunciar la remisión <strong>de</strong> pecados como una realidad presente.<br />

Veamos sus palabras: Por medio <strong>de</strong> él se os anuncia perdón <strong>de</strong> pecados.<br />

13:39 Pero había aún más. Pablo podía también anunciar una plena y gratuita<br />

justificación <strong>de</strong> todas las cosas. Esto era algo que la ley <strong>de</strong> Moisés nunca podía ofrecer.<br />

La justificación es el acto <strong>de</strong> Dios por el que Él consi<strong>de</strong>ra o <strong>de</strong>clara justos a aquellos<br />

impíos pecadores que reciben a Su Hijo como Señor y Salvador. Es un acto legal que tiene<br />

lugar en la mente <strong>de</strong> Dios y por el que el pecador es absuelto <strong>de</strong> toda acusación contra él.


Dios pue<strong>de</strong> absolver con justicia al culpable pecador, porque la pena por sus pecados ha<br />

sido totalmente conseguida por la obra <strong>de</strong> sustitución <strong>de</strong>l Señor Jesucristo en la cruz.<br />

En una primera lectura, podría parecer que la ley <strong>de</strong> Moisés podría justificar <strong>de</strong> algunas<br />

cosas, pero por medio <strong>de</strong> Cristo uno pue<strong>de</strong> recibir la justificación <strong>de</strong> muchas otras cosas.<br />

La ley nunca podría justificar a nadie; sólo podía con<strong>de</strong>nar. Lo que Pablo dice aquí es que<br />

por medio <strong>de</strong> la fe en Cristo el hombre pue<strong>de</strong> ser justificado <strong>de</strong> toda acusación <strong>de</strong> culpa<br />

que pueda serle imputada —una absolución que nunca podría obtenerse bajo la ley <strong>de</strong><br />

Moisés.<br />

13:40–41 El apóstol concluye luego su mensaje con una solemne advertencia a aquellos<br />

que pudieran sentirse tentados a rehusar la gran oferta <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> una salvación presente.<br />

Cita <strong>de</strong> Habacuc 1:5 (y quizá segmentos <strong>de</strong> Is. 29:14 y Pr. 1:24–31), don<strong>de</strong> Dios advierte a<br />

los menospreciadores <strong>de</strong> Su palabra que Él arrojaría tal ira sobre ellos que ni lo creerían si<br />

les fuese dicho por a<strong>de</strong>lantado. En tiempos <strong>de</strong> Pablo esto podría haberse aplicado a la<br />

<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén el 70 d.C., pero incluiría también el juicio eterno <strong>de</strong> Dios sobre<br />

aquellos que rechazan a Su Hijo.<br />

13:42–43 Cuando hubo terminado el servicio en la sinagoga, muchos <strong>de</strong> los judíos y<br />

<strong>de</strong> los prosélitos piadosos convertidos al judaísmo siguieron a Pablo y a Bernabé con el<br />

más profundo interés. Estos dos siervos <strong>de</strong>l Señor les dieron un cordial aliento a que<br />

perseverasen en la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

13:44 Una semana <strong>de</strong>spués, Pablo y Bernabé volvieron a la sinagoga para proseguir<br />

don<strong>de</strong> habían terminado. Casi toda la ciudad se había reunido para oír la palabra <strong>de</strong><br />

Dios. El ministerio <strong>de</strong> estos dos <strong>de</strong>votos hombres había causado una profunda impresión en<br />

muchos.<br />

13:45 Sin embargo, la popularidad <strong>de</strong> este «mensaje extraño» hizo que los judíos… se<br />

llenaron <strong>de</strong> celos e ira. Comenzaron a contra<strong>de</strong>cir el mensaje <strong>de</strong> Pablo, y a emplear un<br />

lenguaje fuerte e injurioso contra él.<br />

13:46–47 Pablo y Bernabé no se intimidaban fácilmente. Explicaron que estaban bajo<br />

la obligación <strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar el mensaje primero a los judíos. Sin embargo, por cuanto habían<br />

rechazado el mensaje y con ello se con<strong>de</strong>naban como no dignos <strong>de</strong> la vida eterna, los<br />

predicadores anunciaron que se volvían a los gentiles con el evangelio. Si se precisaba <strong>de</strong><br />

alguna autorización para tal rotura con la tradición judía, las palabras <strong>de</strong> Isaías 49:6<br />

bastaban. En realidad, en este versículo Dios está hablando al Mesías cuando dice: Te he<br />

puesto para luz a los gentiles, a fin <strong>de</strong> que seas para salvación hasta lo último <strong>de</strong> la<br />

tierra. Pero el Espíritu <strong>de</strong> Dios permite a los siervos <strong>de</strong>l Mesías que se apliquen estas<br />

palabras, por cuanto ellos eran Sus instrumentos para llevar la luz y la salvación a las<br />

naciones gentiles.<br />

13:48 Si este anuncio <strong>de</strong> salvación para los gentiles enfureció a los judíos, causó gran<br />

regocijo entre los gentiles que estaban presentes, los cuales glorificaban la palabra <strong>de</strong>l<br />

Señor que habían oído. Y creyeron todos cuantos estaban <strong>de</strong>stinados a vida eterna. Este<br />

versículo es una sencilla <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> la elección soberana <strong>de</strong> Dios. Debería ser tomado<br />

en su claro significado y creído. La Biblia enseña <strong>de</strong> manera clara que Dios escogió a<br />

algunos antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo para que estuviesen en Cristo. Enseña con el<br />

mismo énfasis que el hombre es un agente moral libre y que si acepta a Jesucristo como<br />

Señor y Salvador, será salvo. La elección divina y la responsabilidad humana son, ambas,<br />

verda<strong>de</strong>s escriturarias, y no se <strong>de</strong>bería enfatizar la una a expensas <strong>de</strong> la otra. Aunque<br />

parezca haber conflicto entre ambas, este conflicto existe sólo en la mente humana, no en la<br />

mente <strong>de</strong> Dios.


Los hombres son con<strong>de</strong>nados por su propia elección, no por ningún acto <strong>de</strong> Dios. Si<br />

toda la humanidad recibiese lo que merece, entonces todos se per<strong>de</strong>rían. Pero en Su gracia,<br />

Dios <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> y salva a algunos. ¿Tiene <strong>de</strong>recho a hacerlo? Naturalmente. La doctrina <strong>de</strong><br />

la elección soberana <strong>de</strong> Dios es una enseñanza que da a Dios el puesto que le pertenece<br />

como Gobernante <strong>de</strong>l universo, y que pue<strong>de</strong> hacer como Él quiera, y que nunca <strong>de</strong>cidirá<br />

hacer nada injusto ni maligno. Muchas <strong>de</strong> nuestras dificulta<strong>de</strong>s con este tema se resolverían<br />

si recordásemos las palabras <strong>de</strong> Erdman:<br />

La soberanía <strong>de</strong> Dios, es absoluta; pero nunca es ejercida con<strong>de</strong>nando a hombres que<br />

<strong>de</strong>bieran ser salvados; más bien, ha resultado en la salvación <strong>de</strong> hombres que merecen la<br />

perdición.<br />

13:49–50 A pesar <strong>de</strong> la oposición <strong>de</strong> los judíos, la palabra <strong>de</strong>l Señor se difundía por<br />

toda aquella región. Esto provocó tanto más al partido opositor a obstaculizar y obstruir.<br />

Los judíos instigaron a mujeres piadosas que se habían convertido al judaísmo y que<br />

eran distinguidas en la comunidad, para que agitasen en contra <strong>de</strong> los misioneros. También<br />

emplearon a los principales <strong>de</strong> la ciudad para conseguir sus malvados propósitos. Se<br />

<strong>de</strong>sató tal tormenta <strong>de</strong> persecución que Pablo y Bernabé se vieron forzados a abandonar la<br />

zona.<br />

13:51–52 En obediencia a las instrucciones <strong>de</strong>l Señor (Lc. 9:5; 10:11), sacudiendo<br />

contra ellos el polvo <strong>de</strong> sus pies, se fueron a ICONIO. Sin embargo, este inci<strong>de</strong>nte no fue<br />

interpretado por los cristianos como una <strong>de</strong>rrota o retirada, porque leemos que estaban<br />

llenos <strong>de</strong> gozo y <strong>de</strong>l Espíritu Santo. La ciudad <strong>de</strong> Iconio, situada al su<strong>de</strong>ste <strong>de</strong> Antioquía<br />

en Asia Menor, se llama en la actualidad Konya.<br />

14:1–2 En Iconio, lo mismo que en otros lugares don<strong>de</strong> había una sinagoga, Pablo y<br />

Bernabé pudieron predicar, conforme a la costumbre entre los judíos en aquel entonces. El<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios acompañaba con tal po<strong>de</strong>r a la palabra que una gran multitud <strong>de</strong> judíos y<br />

<strong>de</strong> gentiles prosélitos aceptaron al Señor Jesús. Esto provocó a ira a los judíos que<br />

rehusaban obe<strong>de</strong>cer el evangelio, los cuales, a su vez, tornaron hostiles los ánimos <strong>de</strong> los<br />

gentiles contra los hermanos. En el libro <strong>de</strong> Hechos, los judíos incrédulos son los<br />

instigadores <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> las persecuciones contra los apóstoles, aunque no<br />

necesariamente ellos mismos aplicaran los castigos. Eran maestros en el arte <strong>de</strong> persuadir a<br />

los gentiles a que llevaran a cabo sus malvados propósitos.<br />

14:3 Aunque sabían que se avecinaban problemas, los predicadores se quedaron,<br />

hablando con <strong>de</strong>nuedo, confiados en el Señor, que confirmaba la naturaleza divina <strong>de</strong>l<br />

mensaje dándoles po<strong>de</strong>r para llevar a cabo señales y prodigios. Señales y prodigios son<br />

dos palabras diferentes para <strong>de</strong>notar milagros. La palabra «señal» significa simplemente<br />

que el milagro nos da una lección, mientras que la palabra «prodigio» sugiere que el<br />

milagro crea una sensación <strong>de</strong> maravilla.<br />

14:4–7 Al ir intensificándose la tensión en la ciudad, naturalmente se formaron<br />

partidos. Algunos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles. Finalmente, los<br />

judíos y los gentiles incrédulos se lanzaron al asalto contra los apóstoles. Para escapar <strong>de</strong><br />

ser apedreados, huyeron a LISTRA y DERBE, ambas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> LICAONIA, un distrito en el<br />

centro <strong>de</strong> Asia Menor. Sin per<strong>de</strong>r nada <strong>de</strong> su ardor, prosiguieron en su actividad <strong>de</strong><br />

predicar el evangelio en toda aquella región.<br />

Cuando Pablo y Bernabé se vieron amenazados con ser apedreados, huyeron a…<br />

Licaonia. En otras ocasiones <strong>de</strong> su empresa misionera, parecía que se mantenían en su<br />

puesto a pesar <strong>de</strong>l peligro. ¿Por qué escapaban en unas circunstancias, y se mantenían<br />

firmes en otras? No parece haber ninguna explicación sistemática. El gran principio


controlador en Hechos es la conducción <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Estos hombres vivían en una<br />

estrecha, íntima comunión con el Señor. Morando en Él, recibían maravillosas<br />

comunicaciones <strong>de</strong> la mente y voluntad divinas. Para ellos, esto era lo importante, más que<br />

un conjunto bien dispuesto <strong>de</strong> normas <strong>de</strong> conducta.<br />

14:8–9 En Listra, los misioneros entraron en contacto con un hombre lisiado, cojo <strong>de</strong><br />

nacimiento. Al escuchar hablar a Pablo, evi<strong>de</strong>nció un interés inusitado. Pablo se dio<br />

cuenta, <strong>de</strong> alguna manera, que este hombre tenía fe para ser sanado. Aunque no se nos<br />

dice cómo Pablo supo esto, creemos que un verda<strong>de</strong>ro evangelista tiene la capacidad <strong>de</strong><br />

discernir el estado <strong>de</strong> las almas con las que está tratando. Pue<strong>de</strong> distinguir si sólo son<br />

mo<strong>de</strong>radamente curiosos, o si tienen verda<strong>de</strong>ra aflicción <strong>de</strong> alma <strong>de</strong>bido a convicción <strong>de</strong><br />

pecado.<br />

14:10–12 Tan pronto como Pablo mandó al hombre que se levantase <strong>de</strong>recho sobre<br />

sus pies,… dio un salto y se puso a caminar. Por cuanto el milagro había tenido lugar en<br />

público, e indudablemente Pablo había atraído una consi<strong>de</strong>rable atención al hablar a gran<br />

voz, la gente quedó enormemente impresionada. De hecho, comenzó un movimiento<br />

popular con el propósito <strong>de</strong> adorar a Bernabé como Zeus (RV: Júpiter), y a Pablo como<br />

Hermes (RV: Mercurio). La gente creyó realmente que sus dioses les habían visitado en<br />

las personas <strong>de</strong> estos dos misioneros. Por alguna razón no <strong>de</strong>clarada, contemplaban a<br />

Bernabé como el dios principal. Por cuanto Pablo era el que había hablado, lo <strong>de</strong>signaron<br />

como Hermes, el mensajero <strong>de</strong> Zeus.<br />

14:13 Hasta el sacerdote <strong>de</strong> Zeus quedó convencido <strong>de</strong> que había tenido lugar una<br />

visitación divina; se precipitó fuera <strong>de</strong>l templo que estaba a la entrada <strong>de</strong> la ciudad con<br />

toros y guirnaldas para un gran sacrificio. Este movimiento era una forma más sutil <strong>de</strong><br />

peligro para la fe cristiana que todas las formas <strong>de</strong> oposición que hasta entonces se habían<br />

registrado. Para un obrero cristiano un mayor peligro que cualquier persecución para el<br />

éxito <strong>de</strong> su empresa es la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la gente a centrar su atención no en Cristo, sino en<br />

Su siervo.<br />

14:14–15a Al principio, Bernabé y Pablo no se dieron cuenta <strong>de</strong> la intención <strong>de</strong> la<br />

muchedumbre, porque no entendían la lengua vernácula <strong>de</strong> Licaonia. Tan pronto se dieron<br />

cuenta los misioneros <strong>de</strong> que la gente estaba a punto <strong>de</strong> adorarlos como dioses, rasgaron<br />

sus ropas como expresión pública <strong>de</strong> protesta y dolor. Luego se lanzaron a la carrera en<br />

medio <strong>de</strong> la multitud, y con palabras apasionadas les advirtieron en contra <strong>de</strong> tal<br />

insensatez. En lugar <strong>de</strong> ser dioses, eran hombres <strong>de</strong> igual condición a los licaonios. Su<br />

propósito era sencillamente llevarles las buenas nuevas <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bían convertirse <strong>de</strong><br />

aquellas vanida<strong>de</strong>s, ídolos sin vida, al Dios vivo.<br />

14:15b–17 Es digno <strong>de</strong> mención que Pablo y Bernabé no citasen el AT a estos gentiles<br />

como lo hacían con los judíos. Más bien, comenzaron con la historia <strong>de</strong> la creación, un<br />

tema <strong>de</strong> interés inmediato para los pueblos gentiles en todos los países y eras. Los<br />

misioneros explicaron que en las generaciones pasadas él ha <strong>de</strong>jado a todas las gentes<br />

andar en sus propios caminos. Incluso entonces, no obstante, tenían evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la<br />

existencia <strong>de</strong> Dios en la creación y en la provi<strong>de</strong>ncia. Era Él quien con amor proveía<br />

lluvias… y estaciones <strong>de</strong>l año fructíferas para ellos, llenando <strong>de</strong> sustento y <strong>de</strong> alegría<br />

sus corazones. Esta última expresión es una manera <strong>de</strong> hablar en sentido figurado en que al<br />

proveer Dios alimento para sus cuerpos, Dios llenaba sus corazones <strong>de</strong> la alegría que<br />

proviene <strong>de</strong>l goce <strong>de</strong>l alimento.<br />

14:18 Este mensaje ejerció el efecto <strong>de</strong>seado. La gente, <strong>de</strong> mala gana, <strong>de</strong>sistió <strong>de</strong> su<br />

intención <strong>de</strong> ofrecer sacrificio a estos siervos <strong>de</strong>l Señor.


14:19–20 Unos judíos <strong>de</strong> Antioquía <strong>de</strong> Pisidia y <strong>de</strong> Iconio alcanzaron a Pablo y a<br />

Bernabé en Listra. Consiguieron volver al populacho gentil contra los misioneros. La<br />

misma muchedumbre que había querido reverenciarlos como dioses ahora apedrearon a<br />

Pablo y le arrastraron fuera <strong>de</strong> la ciudad, suponiendo que le habían matado.<br />

Los comentarios <strong>de</strong> Kelly acerca <strong>de</strong> esta sección son <strong>de</strong> lo más idóneos:<br />

¿Y por qué? Este mismo rechazo a recibir el homenaje que los <strong>de</strong> Listra estaban tan<br />

dispuestos a rendirle es <strong>de</strong> lo más ofensivo para el hombre, y le predispone a creer las más<br />

aborrecibles calumnias acerca <strong>de</strong> aquellos a quienes estaba a punto <strong>de</strong> adorar. Los hombres<br />

se exaltan a sí mismos con la adoración humana, y ser rechazados en esto pronto resulta en<br />

el odio y quizá la muerte <strong>de</strong> los que buscan la honra <strong>de</strong>l único Dios. Y así sucedió aquí. En<br />

lugar <strong>de</strong> cambiar <strong>de</strong> manera <strong>de</strong> pensar, como los <strong>de</strong> Malta (que <strong>de</strong> creer que Pablo era<br />

homicida, pasaron a pensar que era un dios, Hch. 28:6), dan oídos a las calumnias <strong>de</strong> los<br />

judíos, aunque estos eran generalmente <strong>de</strong>spreciados, y apedrean como falso profeta a aquel<br />

a quien poco antes habían querido ofrecer sacrificios, arrastrándolo fuera <strong>de</strong> la ciudad y<br />

<strong>de</strong>jándolo por muerto.<br />

¿Quedó Pablo verda<strong>de</strong>ramente muerto por el apedreamiento? Si éste es el inci<strong>de</strong>nte a<br />

que se hace referencia en 2 Corintios 12:2, él mismo no lo sabía. Lo mejor que po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>cir es que su restauración fue milagrosa. Pero ro<strong>de</strong>ándole los discípulos, se levantó y<br />

entró en la ciudad con ellos, y al día siguiente salió con Bernabé para DERBE.<br />

14:21 Las consi<strong>de</strong>raciones acerca <strong>de</strong> la seguridad personal no eran predominantes en las<br />

mentes <strong>de</strong> los misioneros. Esto se ve en el hecho <strong>de</strong> que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> anunciar el evangelio<br />

en Derbe, volvieron a LISTRA, la escena <strong>de</strong>l apedreamiento <strong>de</strong> Pablo. Esto es lo que se ha<br />

llamado «el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l retorno y <strong>de</strong> la rápida recuperación».<br />

Aunque Timoteo no es mencionado aquí, pue<strong>de</strong> que fuese salvado en esta ocasión por<br />

medio <strong>de</strong> la predicación <strong>de</strong> Pablo. Cuando el apóstol volvió a visitar Listra en la siguiente<br />

ocasión, Timoteo era ya un discípulo, y era muy apreciado por los hermanos (Hch. 16:1, 2).<br />

Sin embargo, el hecho <strong>de</strong> que Pablo se refiriese a él más tar<strong>de</strong> como su verda<strong>de</strong>ro hijo en la<br />

fe (1 Ti. 1:2) no significa necesariamente que fuese Pablo quien lo ganó para Cristo. Pue<strong>de</strong><br />

que fuese un «verda<strong>de</strong>ro hijo» al seguir el ejemplo <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> Pablo.<br />

Cuando acabó su trabajo en Listra, los misioneros volvieron a visitar ICONIO y<br />

ANTIOQUÍA DE PISIDIA, don<strong>de</strong> ya se habían establecido <strong>iglesia</strong>s. Su propósito esta vez fue<br />

lo que llamamos «trabajo <strong>de</strong> seguimiento». Nunca quedaban satisfechos con sólo predicar<br />

el evangelio y ver <strong>de</strong> ganar almas para el Salvador. Eso era sólo el principio. Luego<br />

trataban <strong>de</strong> edificar a los creyentes en su santísima fe, enseñándoles sobre todo la verdad <strong>de</strong><br />

la <strong>iglesia</strong> y su importancia en el programa divino.<br />

Erdman observa:<br />

Un programa misionero apropiado tiene como objetivo establecer en el campo <strong>iglesia</strong>s<br />

que se gobiernen, sostengan y propaguen. Éste era siempre el propósito y la práctica <strong>de</strong><br />

Pablo.<br />

14:22 La naturaleza exacta <strong>de</strong> su obra <strong>de</strong> seguimiento fue la <strong>de</strong> ir fortaleciendo los<br />

ánimos <strong>de</strong> los discípulos, y establecer a los cristianos en la fe instruyéndoles mediante la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. Pablo <strong>de</strong>scribió el proceso en Colosenses 1:28, 29: «Amonestando a todos<br />

los que encontramos y enseñando a todos a quienes po<strong>de</strong>mos, todo lo que sabemos acerca


<strong>de</strong> él, <strong>de</strong> modo que, si es posible, podamos llevar a cada uno a su plena madurez en Cristo<br />

Jesús. A esto me <strong>de</strong>dico en todo momento, con toda la fuerza que Dios me da» (JBP).<br />

Segundo, los exhortaban a que permaneciesen en la fe, una exhortación especialmente<br />

oportuna a la vista <strong>de</strong> la generalizada persecución entonces <strong>de</strong>satada. Con esta exhortación<br />

iba un recordatorio <strong>de</strong> que es menester que pasemos por muchas tribulaciones para<br />

entrar en el reino <strong>de</strong> Dios. Esto se refiere al reino <strong>de</strong> Dios en su futuro aspecto, cuando<br />

los creyentes compartirán la gloria <strong>de</strong> Cristo. Una persona entra en el reino <strong>de</strong> Dios en<br />

primer lugar por el nuevo nacimiento. Las persecuciones y tribulaciones no tienen valor<br />

salvífico alguno. Sin embargo, a los que entran en el reino <strong>de</strong> Dios por la fe en el tiempo<br />

presente se les advierte <strong>de</strong> la certidumbre <strong>de</strong> que el camino a la gloria futura está lleno <strong>de</strong><br />

tribulaciones. «Si es que pa<strong>de</strong>cemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos<br />

glorificados» (Ro. 8:17b).<br />

14:23 En esta ocasión, los misioneros también les <strong>de</strong>signaron ancianos en cada<br />

<strong>iglesia</strong>. Con relación a esto, se <strong>de</strong>berían hacer varias observaciones:<br />

1. Los ancianos <strong>de</strong>l NT (presbíteros) eran hombres piadosos y maduros que ejercían el<br />

li<strong>de</strong>razgo espiritual en la <strong>iglesia</strong> local. También son citados como obispos y supervisores.<br />

2. En el Libro <strong>de</strong> Hechos, los ancianos no eran <strong>de</strong>signados cuando la <strong>iglesia</strong> era fundada.<br />

Más bien, esto se hacía cuando el apóstol volvía a visitar las <strong>iglesia</strong>s. En otras palabras,<br />

durante el tiempo transcurrido había oportunidad para que se manifestasen aquellos que<br />

habían sido hechos ancianos por el Espíritu Santo.<br />

3. Los ancianos eran <strong>de</strong>signados por los apóstoles y por sus <strong>de</strong>legados. En estas<br />

circunstancias el NT no estaba aún escrito para dar instrucciones explícitas acerca <strong>de</strong> los<br />

requisitos <strong>de</strong> los ancianos. Los apóstoles, sin embargo, sí sabían cuáles eran estos<br />

requisitos, y podían señalar los hombres que cumplían las normas escriturarias.<br />

4. Actualmente, no tenemos apóstoles que puedan <strong>de</strong>signar ancianos. Pero sí tenemos los<br />

requisitos <strong>de</strong> los ancianos en 1 Timoteo 3 y Tito 1. Por ello, cada asamblea local <strong>de</strong>bería<br />

po<strong>de</strong>r reconocer como subpastores <strong>de</strong> las ovejas a los hombres en la misma que se ajustan a<br />

los requisitos <strong>de</strong> Dios.<br />

Después que Pablo y Bernabé hubiesen orado con ayunos, encomendaron a los<br />

creyentes al Señor. A nosotros nos parece extraordinario que se pudiesen comenzar<br />

asambleas en un tiempo tan breve, que recibiesen unos periodos tan cortos <strong>de</strong> instrucción<br />

<strong>de</strong> los misioneros, y que sin embargo se mantuviesen firmes para el Señor, funcionando<br />

como <strong>iglesia</strong>s con plena capacidad <strong>de</strong> gobierno. La respuesta, en último término, resi<strong>de</strong> en<br />

el gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios. Sin embargo, este po<strong>de</strong>r era manifiesto en las<br />

vidas <strong>de</strong> hombres como Pablo y Bernabé. Don<strong>de</strong>quiera que fuesen, ejercían una gran<br />

influencia por Dios. Las gentes <strong>de</strong>tectaban genuinidad en sus vidas. Su predicación pública<br />

iba respaldada por el ejemplo <strong>de</strong> sus propias vidas, y la influencia <strong>de</strong>l doble testimonio era<br />

incalculable.<br />

Los vv. 21–23 dan el mo<strong>de</strong>lo apostólico —predicación <strong>de</strong>l evangelio, enseñanza a los<br />

convertidos y establecimiento y fortalecimiento <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s.<br />

14:24–26 Pasando por el distrito <strong>de</strong> Pisidía, fueron hacia el sur, a PANFILIA.<br />

Volvieron a visitar PERGE, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>scendieron a la ciudad portuaria <strong>de</strong> ATALIA,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> navegaron a ANTIOQUÍA en SIRIA. Esto los llevó al fin <strong>de</strong> su primer viaje<br />

misionero. Era <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Antioquía que habían sido encomendados a la gracia <strong>de</strong> Dios para<br />

la obra que habían cumplido.


14:27 ¡Qué tiempo <strong>de</strong> gozo <strong>de</strong>bió ser cuando hubieron reunido a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong><br />

Antioquía para que oyesen el relato <strong>de</strong> las labores misioneras <strong>de</strong> estos dos gran<strong>de</strong>s hombres<br />

<strong>de</strong> Dios! Con una encomiable mo<strong>de</strong>stia cristiana, refirieron cuán gran<strong>de</strong>s cosas había<br />

hecho Dios con ellos, y cómo había abierto Dios la puerta <strong>de</strong> la fe a los gentiles. No era<br />

lo que ellos habían hecho para Dios, sino lo que a Él le había agradado hacer por medio <strong>de</strong><br />

ellos.<br />

14:28 Se quedaron en Antioquía mucho tiempo con los discípulos. Las estimaciones<br />

varían entre uno y dos años.<br />

ESTRATEGIA MISIONERA<br />

Es entusiasmante consi<strong>de</strong>rar cómo un pequeño grupo <strong>de</strong> insignificantes discípulos<br />

viviendo en un oscuro rincón <strong>de</strong>l mundo fueron imbuidos <strong>de</strong> una gloriosa visión para la<br />

evangelización <strong>de</strong>l mundo y cómo la llevaron a cabo. Cada uno <strong>de</strong> ellos se sintió<br />

directamente involucrado en esta tarea y se dio a ella sin reserva.<br />

Mucho <strong>de</strong>l evangelismo era llevado a cabo por creyentes locales en relación con sus<br />

<strong>de</strong>beres cotidianos. Testificaban personalmente <strong>de</strong>l evangelio en sus propios vecindarios.<br />

A<strong>de</strong>más, los apóstoles y otros viajaban <strong>de</strong> país en país, predicando el evangelio y<br />

plantando <strong>iglesia</strong>s. Iban <strong>de</strong> dos en dos o en grupos mayores. A veces un hombre más<br />

joven iba con otro <strong>de</strong> mayor edad, como en el caso <strong>de</strong> Timoteo y Pablo.<br />

Básicamente, había dos métodos —el evangelismo personal, y el evangelismo en<br />

masa—. En relación con esto último, es interesante observar que la mayor parte <strong>de</strong> las<br />

predicaciones eran improvisadas y ocasionadas por alguna situación o crisis local.<br />

Casi todas las predicaciones que tuvieron lugar tal como se registra ahí (en Hechos)<br />

se hicieron bajo circunstancias que impedían cualquier posibilidad <strong>de</strong> que el predicador<br />

preparase su discurso; cada una <strong>de</strong> estas ocasiones fue inesperada.<br />

Como ha observado E. M. Bounds, su predicación no era la actuación <strong>de</strong> una hora,<br />

sino el rebosamiento <strong>de</strong> una vida.<br />

Los apóstoles y sus asociados eran conducidos por el Espíritu Santo, pero esta<br />

conducción era a menudo confirmada por su <strong>iglesia</strong> local. Así, leemos que los profetas y<br />

maestros en Antioquía impusieron las manos sobre Bernabé y Pablo y los enviaron en su<br />

Primer Viaje Misionero (13:2). De nuevo leemos que Timoteo obtuvo la confianza <strong>de</strong> los<br />

hermanos en Listra e Iconio antes <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r viaje con Pablo (16:2). Y Pablo y Silas<br />

fueron encomendados a la gracia <strong>de</strong> Dios por la <strong>iglesia</strong> en Antioquía antes <strong>de</strong>l Segundo<br />

Viaje Misionero (15:40).<br />

Se enseña comúnmente que su estrategia geográfica era ir a ciuda<strong>de</strong>s gran<strong>de</strong>s y<br />

plantar <strong>iglesia</strong>s, para que luego estas <strong>iglesia</strong>s evangelizasen el territorio circundante. Esto<br />

es quizá una excesiva simplificación. Básicamente, la estrategia que seguían era seguir la<br />

conducción <strong>de</strong>l Espíritu Santo, fuese a ciuda<strong>de</strong>s gran<strong>de</strong>s o pequeñas. El Espíritu Santo<br />

llevó a Felipe <strong>de</strong>l avivamiento en Samaria a un hombre solitario en el camino a Gaza<br />

(8:26–40). Y llevó a Pablo a Berea (17:10), que Cicerón menciona como una «ciudad<br />

arrinconada». Francamente, no vemos en el Libro <strong>de</strong> Hechos ninguna estrategia<br />

geográfica inflexible. Más bien, vemos al soberano Espíritu moviéndose según Su<br />

beneplácito.<br />

Se establecían <strong>iglesia</strong>s allí don<strong>de</strong> la gente respondía al evangelio. Estas asambleas<br />

daban permanencia y estabilidad a la obra. Tenían su propia capacidad <strong>de</strong> gobierno,<br />

financiación y propagación. Los apóstoles volvían a visitar las congregaciones para<br />

fortalecer y alentar a los creyentes (14:21–22; 15:41; 20:1–2) y para <strong>de</strong>signar ancianos<br />

(14:23).


En sus viajes misioneros, a veces los apóstoles y sus asociados se autofinanciaban<br />

(18:3; 20:34); a veces eran apoyados por donaciones <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s e individuos (Fil. 4:10,<br />

15–18). Pablo trabajaba para proveer no sólo para sí mismo, sino también para los que<br />

estaban con él (20:34).<br />

Aunque fueron encomendados a la gracia <strong>de</strong> Dios por su <strong>iglesia</strong> local, y apoyados por<br />

<strong>iglesia</strong>s locales, sin embargo no estaban controlados por <strong>iglesia</strong>s locales. Eran los libres<br />

agentes <strong>de</strong>l Señor para <strong>de</strong>clarar todo el consejo <strong>de</strong> Dios y sin retener nada que fuese<br />

provechoso (20:20).<br />

A la conclusión <strong>de</strong> sus viajes misioneros, volvían a su <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> base e informaban<br />

acerca <strong>de</strong> cómo el Señor había obrado por medio <strong>de</strong> ellos (14:26–28; 18:22, 23). Ésta es<br />

una buena pauta para ser seguida por todos los misioneros en cada época <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

E. El Concilio en Jerusalén (15:1–35)<br />

15:1 La disputa que surgió acerca <strong>de</strong> la circuncisión en la <strong>iglesia</strong> en Antioquía se<br />

<strong>de</strong>scribe también en Gálatas 2:1–10. Examinando los dos relatos, conseguimos la siguiente<br />

escena: Algunos falsos hermanos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Jerusalén fueron a Antioquía y<br />

comenzaron a predicar en la <strong>iglesia</strong> allá. La esencia <strong>de</strong> su mensaje era que los gentiles<br />

habían <strong>de</strong> circuncidarse para ser salvos. No era suficiente que creyesen en el Señor<br />

Jesucristo. También habían <strong>de</strong> ponerse bajo la Ley <strong>de</strong> Moisés. Esto, naturalmente, era un<br />

ataque frontal al evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios. El verda<strong>de</strong>ro evangelio <strong>de</strong> la gracia enseña<br />

que Cristo acabó en la cruz la obra necesaria para la salvación. Todo lo que el pecador tiene<br />

que hacer es recibirle por la fe. En el momento en que se introducen méritos u obras<br />

humanas, ya no es <strong>de</strong> gracia. Bajo la gracia, todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios, y no <strong>de</strong> los hombres. Si<br />

se adjuntan condiciones, ya no se trata <strong>de</strong> un don, sino <strong>de</strong> una <strong>de</strong>uda. Y la salvación es un<br />

don; ni se gana ni se merece.<br />

15:2–3 Pablo y Bernabé se opusieron con vigor a estos judaizantes, sabiendo que<br />

habían venido a robar a los creyentes gentiles <strong>de</strong> su libertad en Cristo Jesús.<br />

Aquí en Hechos 15 apren<strong>de</strong>mos que los hermanos en Antioquía <strong>de</strong>cidieron enviar a<br />

Pablo y Bernabé, y algunos otros … a Jerusalén, a los apóstoles y los ancianos allí. En<br />

Gálatas 2:2 Pablo dice que fue a Jerusalén por revelación. No hay contradicción,<br />

naturalmente. El Espíritu <strong>de</strong> Dios reveló a Pablo que <strong>de</strong>bía ir, y reveló también a la <strong>iglesia</strong><br />

en Antioquía que los hermanos <strong>de</strong>bían enviarlo. De camino a Jerusalén, el grupo se <strong>de</strong>tuvo<br />

en varios puntos <strong>de</strong> Fenicia y Samaria, refiriéndoles la conversión <strong>de</strong> los gentiles, y<br />

siendo causa <strong>de</strong> gran gozo allí don<strong>de</strong> contaban la historia.<br />

15:4 Cuando hubieron llegado a Jerusalén, Pablo fue en privado a los apóstoles y a los<br />

ancianos, y les dio un completo informe <strong>de</strong>l evangelio que había estado predicando a los<br />

gentiles. Y tuvieron que admitir que era el mismo evangelio que ellos habían estado<br />

predicando a los judíos.<br />

15:5 Aparentemente, fue en una asamblea abierta <strong>de</strong> toda la <strong>iglesia</strong> que ciertos <strong>de</strong> los<br />

fariseos, que habían creído, se levantaron y contendieron que a los gentiles había que<br />

circuncidarlos, y se les había <strong>de</strong> mandar que guar<strong>de</strong>n la ley <strong>de</strong> Moisés para que fuesen<br />

discípulos en el más verda<strong>de</strong>ro sentido.<br />

15:6 Por el versículo 6 podría parecer que únicamente los apóstoles y los ancianos<br />

estaban presentes al tomarse la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>finitiva. Sin embargo, el versículo 12 indica que<br />

toda la <strong>iglesia</strong> estaba reunida.<br />

15:7–10 Cuando Pedro se levantó, quizá la oposición pensó que los apoyaría. A fin <strong>de</strong><br />

cuentas, Pedro era el apóstol a la circuncisión. Sin embargo, sus esperanzas se


<strong>de</strong>svanecieron. Pedro recordó a los presentes que hacía algunos años Dios había or<strong>de</strong>nado<br />

que los gentiles oyesen por su boca la palabra <strong>de</strong>l evangelio y creyesen. Esto tuvo lugar<br />

en casa <strong>de</strong> Cornelio. Cuando Dios vio que los corazones <strong>de</strong> aquellos gentiles se abrían a Él<br />

en fe, les dio el Espíritu Santo lo mismo que a los judíos en el Día <strong>de</strong> Pentecostés. En<br />

aquel tiempo, Dios no <strong>de</strong>mandó que estos gentiles fuesen circuncidados. El hecho <strong>de</strong> que<br />

fuesen gentiles no marcaba ninguna diferencia; Él había purificado sus corazones por la fe.<br />

Por cuanto Dios había aceptado a los gentiles en base <strong>de</strong> la fe, y no <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> la ley,<br />

Pedro preguntó a la asamblea por qué ahora iban a pensar en imponer sobre los gentiles el<br />

yugo <strong>de</strong> la ley —un yugo que ni sus padres ni ellos mismos habían podido llevar—. La<br />

ley jamás salvó a nadie. Su ministerio era <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación, no <strong>de</strong> justificación. Por la ley es<br />

el conocimiento <strong>de</strong>l pecado, no la salvación <strong>de</strong>l pecado.<br />

15:11 Las palabras finales <strong>de</strong> Pedro son dignas <strong>de</strong> especial mención. Expresó la<br />

profunda convicción <strong>de</strong> que por la gracia <strong>de</strong>l Señor Jesús (y no por observar la ley)<br />

somos salvos (los judíos), <strong>de</strong> igual modo que ellos (los gentiles). Uno habría esperado que<br />

Pedro, como judío dijese que los gentiles serían salvos lo mismo que los judíos. Pero aquí<br />

se ve la gracia triunfando sobre las distinciones étnicas.<br />

15:12 Cuando Pedro hubo concluido, Bernabé y Pablo dieron un informe <strong>de</strong> cómo<br />

Dios había visitado a los gentiles, y cómo había acompañado a la predicación <strong>de</strong>l evangelio<br />

con señales y maravillas.<br />

15:13–14 Pedro había contado cómo el Señor había abierto la puerta <strong>de</strong> la fe por<br />

primera vez a los gentiles por medio <strong>de</strong> Él. Pablo y Bernabé habían añadido su testimonio<br />

acerca <strong>de</strong> cómo el Señor había obrado por medio <strong>de</strong> ellos en la evangelización <strong>de</strong> los<br />

gentiles. Jacobo expresó ahora con autoridad que el presente propósito <strong>de</strong> Dios para esta<br />

era es llamar <strong>de</strong> los gentiles… un pueblo para su nombre. En esencia, esto era lo que<br />

Simón (Pedro) acababa <strong>de</strong> relatar.<br />

15:15–19 Luego, Jacobo citó <strong>de</strong> Amós 9:11, 12. Observemos que no dice que el<br />

llamamiento <strong>de</strong> los gentiles es en cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Amós, sino más bien que<br />

con todo lo anterior concuerdan las palabras <strong>de</strong> los profetas. La asamblea no <strong>de</strong>bía<br />

consi<strong>de</strong>rar extraño que Dios visitase a los gentiles con la salvación, porque eso había sido<br />

claramente predicho en el Antiguo <strong>Testamento</strong>. Dios había predicho que los gentiles serían<br />

ben<strong>de</strong>cidos como tales, y no como judíos creyentes.<br />

La cita <strong>de</strong> Amós mira a<strong>de</strong>lante al Milenio, cuando Cristo se sentará en el trono <strong>de</strong><br />

David y cuando los gentiles buscarán al Señor. Jacobo no insinuó que esta profecía<br />

estuviese siendo cumplida en la época en que él estaba hablando. Lo que dijo es que la<br />

salvación <strong>de</strong> los gentiles que estaba entonces teniendo lugar estaba en armonía con lo que<br />

Amós dijo que iba a suce<strong>de</strong>r.<br />

El argumento <strong>de</strong> Jacobo era éste: Primero, Dios visitaría a los gentiles para tomar <strong>de</strong><br />

entre ellos un pueblo para su nombre. Esto es lo que estaba entonces sucediendo (y<br />

continúa sucediendo). Los gentiles convertidos fueron incluidos en la <strong>iglesia</strong> con los judíos<br />

convertidos. Lo que estaba sucediendo a una pequeña escala (la salvación <strong>de</strong> los gentiles)<br />

suce<strong>de</strong>ría más a<strong>de</strong>lante en gran escala. Cristo volverá, restaurará a Israel nacionalmente y<br />

salvará a todos los gentiles que son llamados <strong>de</strong> Su nombre (V.M.).<br />

Jacobo contemplaba los acontecimientos coetáneos como la primera visitación <strong>de</strong> los<br />

gentiles por parte <strong>de</strong> Dios. Pensó que esta primera visitación estaba en perfecta armonía<br />

con lo que Amós había predicho —la futura visitación <strong>de</strong> los gentiles, cuando Cristo vuelva<br />

como Rey—. Los dos acontecimientos concuerdan, aunque no son idénticos. Observemos,<br />

pues, el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> acontecimientos:


1. La toma <strong>de</strong> entre los gentiles <strong>de</strong> un pueblo para Su nombre (v. 14), durante esta<br />

presente Era <strong>de</strong> Gracia.<br />

2. La restauración <strong>de</strong> la porción creyente <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel en la segunda venida <strong>de</strong><br />

Cristo (v. 16).<br />

3. La salvación <strong>de</strong> las naciones gentiles <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la restauración <strong>de</strong> Israel (v. 17). Estos<br />

gentiles son <strong>de</strong>signados como todos los gentiles que son llamados <strong>de</strong> mi nombre (V.M.).<br />

La cita que hace Jacobo <strong>de</strong> Amós 9:11, 12 es muy diferente <strong>de</strong> la traducción en el AT.<br />

Parte <strong>de</strong> esta diferencia es explicada por el hecho <strong>de</strong> que Jacobo aparentemente citaba en<br />

griego. No obstante, la cita es muy diferente incluso <strong>de</strong> la Septuaginta. Una explicación es<br />

que el mismo Espíritu Santo que originalmente inspiró las palabras permitió ahora que<br />

fuesen cambiadas para afrontar el problema presente. Otra es que los manuscritos hebreos<br />

tengan varias lecturas en Amós 9. Alford cree que Jacobo <strong>de</strong>be haber citado <strong>de</strong> una<br />

traducción cercana al texto hebreo recibido; <strong>de</strong> otro modo, los fariseos nunca habrían<br />

aceptado la cita como prueba.<br />

Después <strong>de</strong> esto volveré (v. 16). Jacobo ya había dicho que el programa <strong>de</strong> Dios para<br />

esta edad presente era abrir la puerta <strong>de</strong> la fe a los gentiles. No todos ellos serían salvados,<br />

pero Él tomaría <strong>de</strong> entre ellos un pueblo para Su nombre. Ahora Jacobo aña<strong>de</strong> que<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>spués que la <strong>iglesia</strong> haya sido llamada <strong>de</strong> entre las naciones,<br />

Dios volverá y reedificará el tabernáculo <strong>de</strong> David, que está caído y en ruinas. El<br />

tabernáculo <strong>de</strong> David es una expresión figurada que <strong>de</strong>scribe a su casa o familia. Su<br />

restauración es un tipo <strong>de</strong> la futura restauración <strong>de</strong> la familia real y <strong>de</strong>l restablecimiento <strong>de</strong>l<br />

trono <strong>de</strong> David, con Cristo sentado en él como Rey. Israel vendrá entonces a ser un canal<br />

<strong>de</strong> bendición para el mundo. El residuo <strong>de</strong> los hombres buscará al Señor, y todos los<br />

gentiles que son llamados por Su nombre (V.M.).<br />

La cita <strong>de</strong> Amós cierra con la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que éstas son las palabras <strong>de</strong>l Señor, que<br />

hace todo esto.<br />

Por ello, <strong>de</strong>bido a que el actual propósito <strong>de</strong> Dios es llamar <strong>de</strong> entre los gentiles un<br />

pueblo para Sí mismo, Jacobo les advierte en contra <strong>de</strong> inquietar a los gentiles<br />

poniéndolos bajo la Ley <strong>de</strong> Moisés. Por lo que a la salvación respecta, todo lo necesario es<br />

la fe.<br />

15:20 Sin embargo, sugirió que al escribir a la <strong>iglesia</strong> en Antioquía, se advirtiera a los<br />

santos allí que se apartasen <strong>de</strong> las contaminaciones <strong>de</strong> los ídolos, <strong>de</strong> la fornicación, <strong>de</strong> lo<br />

estrangulado y <strong>de</strong> la sangre. Podría parecer, al principio, que Jacobo estaba volviendo<br />

sobre sus pasos. ¿No era esto una forma <strong>de</strong> legalismo? ¿No los estaba volviendo a poner<br />

bajo la ley? La respuesta es que esta advertencia no tenía que ver para nada con la cuestión<br />

<strong>de</strong> la salvación. Esta cuestión estaba ya resuelta. Pero esta advertencia tenía que ver con la<br />

comunión entre los creyentes judíos y los gentiles. Aunque la obediencia a estas<br />

instrucciones no era una condición para la salvación, tenía ciertamente una gran<br />

importancia para evitar bruscas roturas en la <strong>iglesia</strong> primitiva. Las cosas prohibidas fueron:<br />

1. Las contaminaciones <strong>de</strong> los ídolos. En el versículo 29 esto se explica como alimentos<br />

ofrecidos a los ídolos. Si los creyentes <strong>de</strong> la gentilidad seguían comiendo esas cosas,<br />

entonces sus hermanos judíos podrían preguntarse seriamente si habían abandonado la<br />

idolatría. Aunque los cristianos gentiles podían tener libertad <strong>de</strong> comer tales cosas, podría<br />

resultar un tropeza<strong>de</strong>ro para los débiles hermanos judíos, y por ello estaría mal.


2. La fornicación. Éste era el pecado cardinal <strong>de</strong> los gentiles. Era por ello especialmente<br />

importante que Jacobo incluyese éste con los otros puntos que se mencionan. En ninguna<br />

parte <strong>de</strong> la Biblia se revoca jamás el mandamiento <strong>de</strong> abstenerse <strong>de</strong> la inmoralidad sexual, o<br />

fornicación. Es <strong>de</strong> aplicación universal para todas las eda<strong>de</strong>s.<br />

3. Lo ahogado. Esta prohibición se remonta al pacto con Dios hecho con Noé <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong>l diluvio (Gn. 9:4). Así, es un mandamiento en vigor para la raza humana, y no sólo para<br />

la nación <strong>de</strong> Israel.<br />

4. La sangre. Esto también se remonta a Génesis 9:4 y así prece<strong>de</strong> a la ley <strong>de</strong> Moisés.<br />

Por cuanto el Pacto con Noé nunca fue abrogado, consi<strong>de</strong>ramos que estas normas siguen en<br />

vigor para nosotros.<br />

15:21 Esto explica por qué fue dada la advertencia <strong>de</strong>l versículo 20. Había judíos en<br />

cada ciudad a los que siempre se les había enseñado que estaba mal hacer estas cosas<br />

contra las que advierte Jacobo. Era malo no sólo cometer inmoralidad, sino también comer<br />

alimentos ofrecidos a los ídolos, carne <strong>de</strong> animales ahogados y sangre. Entonces, ¿por qué<br />

<strong>de</strong>bían los gentiles ofen<strong>de</strong>r a Dios cometiendo inmoralidad, o a los hombres haciendo las<br />

otras cosas?<br />

15:22 Se <strong>de</strong>cidió entonces <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finida que los gentiles no tenían que ser<br />

circuncidados a fin <strong>de</strong> ser salvos. El siguiente paso fue enviar una nota oficial <strong>de</strong> esto por<br />

escrito a la <strong>iglesia</strong> en Antioquía. Los apóstoles y los ancianos en Jerusalén, con la <strong>iglesia</strong><br />

entera, <strong>de</strong>signaron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, los dos hombres principales<br />

entre los hermanos (V.M.), para que fuesen <strong>de</strong> vuelta a Antioquía con Pablo y Bernabé.<br />

Este Silas es el que más tar<strong>de</strong> es el compañero <strong>de</strong> viajes <strong>de</strong> Pablo, y al que se hace<br />

referencia en las Epístolas como Silvano.<br />

15:23–29 Aquí se da la esencia <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> la carta. Observemos que los falsos<br />

hermanos que fueron originalmente <strong>de</strong> Jerusalén a Antioquía nunca habían recibido la<br />

autorización ni la aprobación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Jerusalén (v. 24).<br />

El continuado apoyo <strong>de</strong> los discípulos en el Espíritu Santo se sugiere en el versículo<br />

28: Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros… Alguien ha mencionado<br />

esto como «la participación dirigente <strong>de</strong>l Espíritu Santo».<br />

15:30–31 Cuando la carta <strong>de</strong> Jerusalén fue leída en la <strong>iglesia</strong> en Antioquía, fue para<br />

gran consolación. Los discípulos sabían ahora que Dios los había salvado como gentiles, y<br />

no por venir a ser judíos.<br />

15:32–33 Judas y Silas permanecieron allá para algunas reuniones <strong>de</strong> ministerio, en las<br />

que consolaron y edificaron a los hermanos en la fe. Después <strong>de</strong> un tiempo prolongado <strong>de</strong><br />

feliz comunión y servicio en Antioquía, volvieron a Jerusalén.<br />

15:34 Este versículo en la tradición <strong>de</strong> Reina-Valera no aparece ni en los manuscritos<br />

más antiguos ni en la mayoría. Aparentemente, algunos copistas pensaron que sería útil<br />

suplir esta información a fin <strong>de</strong> explicar la aparente contradicción entre los vv. 33 y 40. En<br />

el versículo 33 se presenta a Silas como volviendo a Jerusalén. Pero luego, en el 40, se le ve<br />

acompañando a Pablo en su Segundo Viaje Misionero. La evi<strong>de</strong>nte solución es que Silas<br />

volvió a Jerusalén, pero que luego fue contactado por Pablo, invitándole a acompañarlo en<br />

sus viajes.<br />

15:35 Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía en este tiempo, enseñando la<br />

palabra <strong>de</strong>l Señor. Había muchos otros siervos <strong>de</strong>l Señor ministrando a la asamblea. Los<br />

acontecimientos <strong>de</strong>scritos en Gálatas 2:11–14 tuvieron lugar probablemente en este tiempo.


F. El segundo viaje misionero <strong>de</strong> Pablo: Asia Menor y Grecia (15:36–<br />

18:22)<br />

15:36–41 Había llegado el momento <strong>de</strong> comenzar el Segundo Viaje Misionero. Pablo<br />

habló con Bernabé acerca <strong>de</strong> esta cuestión, sugiriendo que volviesen a visitar las ciuda<strong>de</strong>s<br />

don<strong>de</strong> antes habían anunciado la palabra. Cuando Bernabé insistió en que su sobrino<br />

Marcos les acompañase, Pablo se opuso enérgicamente a ello. Recordaba vívidamente<br />

cómo Marcos se había apartado <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Panfilia, e indudablemente temía que<br />

volviese a repetirlo. La contienda entre Bernabé y Pablo se hizo tan recia (V.M.) que<br />

estos dos distinguidos siervos <strong>de</strong>l Señor se separaron el uno <strong>de</strong>l otro; Bernabé tomando<br />

a Marcos, se embarcó, rumbo a Chipre, su lugar natal, y también la primera escala en su<br />

primer viaje misionero. Pablo, escogiendo a Silas, pasó por SIRIA Y CILICIA,<br />

consolidando las <strong>iglesia</strong>s.<br />

Los vv. 36 y 41 nos dan una adicional indicación <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro espíritu pastoral <strong>de</strong><br />

Pablo. Su amante solicitud por el pueblo <strong>de</strong> Dios fue una vez reflejada por un eminente<br />

maestro que dijo que prefería antes perfeccionar a un santo para la obra <strong>de</strong>l ministerio antes<br />

que llamar a cientos <strong>de</strong> personas a los comienzos <strong>de</strong> la vida cristiana.<br />

En este punto surge inevitablemente la pregunta: «¿Quién tenía razón, Pablo o<br />

Bernabé?» Posiblemente hubo falta en ambos lados. Quizá Bernabé <strong>de</strong>jó que su juicio<br />

quedase afectado por su afecto natural hacia Marcos. El v. 39 indica que hubo una<br />

contienda recia entre Pablo y Bernabé. «Ciertamente, la soberbia concebirá contienda»<br />

(Pr. 13:10). Por ello, los dos fueron culpables <strong>de</strong> orgullo en este asunto. Los que creen que<br />

Pablo tenían razón observan que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese momento Bernabé <strong>de</strong>saparece <strong>de</strong> la historia.<br />

A<strong>de</strong>más, Pablo, acompañado <strong>de</strong> Silas, fue encomendado por los hermanos a la gracia<br />

<strong>de</strong>l Señor, lo que no se dice en el caso <strong>de</strong> Bernabé y Juan Marcos. En todo caso, es<br />

alentador recordar que Marcos finalmente pasó la prueba y fue totalmente restaurado a la<br />

confianza <strong>de</strong> Pablo (2 Ti. 4:11).<br />

LA AUTONOMÍA DE LA IGLESIA LOCAL<br />

El concilio <strong>de</strong> Jerusalén podría parecer a primera vista como una especie <strong>de</strong> tribunal<br />

supremo <strong>de</strong>nominacional. Pero los hechos no son así.<br />

Cada asamblea local en los primeros tiempos <strong>de</strong>l cristianismo se gobernaba a sí<br />

misma. No había una fe<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s con una autoridad central sobre ellas. No<br />

había <strong>de</strong>nominaciones, y por ello no había un centro <strong>de</strong>nominacional. Cada <strong>iglesia</strong> local<br />

era directamente responsable <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor. Esto se manifiesta en Apocalipsis 1:20,<br />

don<strong>de</strong> se ve al Señor <strong>de</strong> pie en medio <strong>de</strong> los siete can<strong>de</strong>leros. Éstos representan a las<br />

siete <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Asia. El argumento es que no había ninguna agencia <strong>de</strong> gobierno entre<br />

estas <strong>iglesia</strong>s individuales y el gran Cabeza mismo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Cada una era gobernada<br />

directamente por Él.<br />

¿Por qué es esto tan importante?<br />

En primer lugar, porque obstaculiza el esparcimiento <strong>de</strong>l error. Cuando las <strong>iglesia</strong>s<br />

están unidas bajo un control común, las fuerzas <strong>de</strong>l liberalismo, <strong>de</strong>l racionalismo y <strong>de</strong> la<br />

apostasía pue<strong>de</strong>n conquistar todo aquel ámbito sencillamente asumiendo el control <strong>de</strong>l<br />

centro <strong>de</strong> gobierno y <strong>de</strong> las escuelas <strong>de</strong>nominacionales. Cuando las <strong>iglesia</strong>s son<br />

in<strong>de</strong>pendientes, el enemigo tiene que luchar contra una hueste <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s separadas.<br />

Segundo, el autogobierno <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local es una importante protección cuando hay<br />

un gobierno hostil en el po<strong>de</strong>r. Cuando las <strong>iglesia</strong>s están fe<strong>de</strong>radas, un gobierno totalitario


pue<strong>de</strong> controlarlas a todas imponiéndose a los pocos lí<strong>de</strong>res en el centro <strong>de</strong> gobierno.<br />

Cuando las <strong>iglesia</strong>s rehúsan reconocer cualquier autoridad centralizada, pue<strong>de</strong>n con más<br />

facilidad pasar a la clan<strong>de</strong>stinidad en tiempos <strong>de</strong> opresión.<br />

Muchos gobiernos en la actualidad, tanto <strong>de</strong>mocráticos como dictatoriales, intentan<br />

conseguir la unión <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s pequeñas e in<strong>de</strong>pendientes. Dicen que no quieren tratar<br />

con un gran número <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s locales, sino con un comité central representándolas a<br />

todas. Los gobiernos libres intentan conseguir esta unión con el ofrecimiento <strong>de</strong> ciertos<br />

favores y beneficios. Otros gobiernos intentan forzar a la unión mediante edictos, como<br />

hizo Hitler durante el Tercer Reich. En ambos casos, las <strong>iglesia</strong>s que ce<strong>de</strong>n a la presión<br />

pier<strong>de</strong>n su carácter escriturario así como su capacidad <strong>de</strong> resistir al mo<strong>de</strong>rnismo y<br />

proseguir en secreto en tiempos <strong>de</strong> persecución.<br />

Algunos podrán objetar que las <strong>iglesia</strong>s en Hechos estaban bajo una autoridad central,<br />

es <strong>de</strong>cir, el concilio <strong>de</strong> Jerusalén, que acabamos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar. Sin embargo, un<br />

cuidadoso estudio <strong>de</strong>l pasaje nos muestra que no se trataba <strong>de</strong> un cuerpo oficial con<br />

capacidad reguladora. Fue sencillamente una reunión <strong>de</strong> apóstoles y ancianos actuando<br />

con capacidad <strong>de</strong> consejería.<br />

El concilio no convocó a los hermanos a que viniesen <strong>de</strong> Antioquía; fueron ellos<br />

quienes <strong>de</strong>cidieron consultar a los hermanos en Jerusalén. La <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l concilio no fue<br />

impuesta sobre las <strong>iglesia</strong>s; fue sencillamente ofrecida como la <strong>de</strong>cisión combinada <strong>de</strong><br />

todo el grupo.<br />

La historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> habla por sí misma. Siempre que ha habido una fe<strong>de</strong>ración <strong>de</strong><br />

<strong>iglesia</strong>s bajo una organización central, ha habido una aceleración en la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia. El<br />

más puro testimonio para Dios ha sido mantenido por las <strong>iglesia</strong>s libres <strong>de</strong> dominio<br />

humano externo.<br />

16:1–2 Los recuerdos <strong>de</strong>ben haber vuelto a Pablo como las golondrinas a un granero<br />

cuando volvió a DERBE y a LISTRA. Los recuerdos <strong>de</strong> su apedreamiento en Listra <strong>de</strong>bían<br />

haberle suscitado temores acerca <strong>de</strong> su regreso allí. Pero el apóstol sabía que Dios tenía<br />

pueblo en esta área, y ninguna consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> seguridad personal podría <strong>de</strong>tenerle.<br />

Como se ha sugerido antes, Timoteo pue<strong>de</strong> haber sido convertido por medio <strong>de</strong>l<br />

ministerio <strong>de</strong> Pablo durante la primera visita <strong>de</strong>l apóstol a Listra (aparentemente la ciudad<br />

natal <strong>de</strong> Timoteo. La madre <strong>de</strong> Timoteo, Eunice, y la abuela, Loida, eran ambas creyentes<br />

judías (2 Ti. 1:5). Su padre era griego, y pue<strong>de</strong> que para este entonces hubiese ya muerto.<br />

El corazón <strong>de</strong> Pablo se llenó <strong>de</strong> gozo al saber por los hermanos que estaban en Listra<br />

y en Iconio que Timoteo estaba progresando bien en la fe cristiana. Pablo lo invitó para<br />

que le acompañase en su viaje misionero. Haremos bien en observar que los primeros<br />

apóstoles no sólo operaban por pares, sino que también llevaban hermanos más jóvenes<br />

(como Marcos y Timoteo) para su instrucción en aspectos prácticos <strong>de</strong>l ministerio cristiano.<br />

¡Qué privilegio para estos jóvenes estar enyugados con experimentados veteranos en la<br />

empresa misionera cristiana!<br />

16:3 Antes <strong>de</strong> que Pablo partiese, circuncidó a Timoteo. ¿Por qué lo hizo, cuando poco<br />

antes había rehusado circuncidar a Tito (Gá. 2:1–5)? La respuesta es sencillamente esta: En<br />

el caso <strong>de</strong> Tito se trataba <strong>de</strong> una doctrina cristiana fundamental, mientras que aquí no. Los<br />

falsos maestros estaban insistiendo en que un gentil puro, como Tito, había <strong>de</strong> circuncidarse<br />

para ser salvo. Pablo reconoció en esto una negación <strong>de</strong> la suficiencia <strong>de</strong> la obra expiatoria<br />

<strong>de</strong> Cristo, y no estaba dispuesto a admitirlo. Aquí el caso era totalmente distinto. La gente<br />

<strong>de</strong> aquella región sabían que Timoteo era judío por su madre. Pablo, Silas y Timoteo iban a<br />

partir en una obra evangelística. El primer contacto que tendrían sería frecuentemente con<br />

los judíos. Si estos judíos sabían que Timoteo no estaba circuncidado, podrían rehusar


escuchar, mientras que si lo estaba, no habría posibilidad <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>rlos por eso. Por cuanto<br />

se trataba <strong>de</strong> una cuestión que en lo moral era totalmente indiferente y sin importancia<br />

doctrinal, Pablo sometió a Timoteo a esta or<strong>de</strong>nanza judaica. Él se hacía todo a todos por si<br />

<strong>de</strong> alguna manera salvaba a algunos (1 Co. 9:19–23).<br />

La interpretación <strong>de</strong> que la circuncisión <strong>de</strong> Timoteo por parte <strong>de</strong> Pablo fue para<br />

conseguir público entre los judíos para el evangelio está intensamente implicada en estas<br />

palabras: le circuncidó por causa <strong>de</strong> los judíos que había en aquellos lugares, porque<br />

todos sabían que su padre era griego.<br />

16:4–5 Al pasar los tres misioneros por las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Licaonia, entregaban a las<br />

<strong>iglesia</strong>s las or<strong>de</strong>nanzas que habían sido redactadas por los apóstoles y los ancianos que<br />

estaban en Jerusalén.<br />

Recapitulando, estas or<strong>de</strong>nanzas eran como sigue:<br />

1. Por lo que respecta a la salvación, sólo la fe es necesaria. La circuncisión o la<br />

observancia <strong>de</strong> la ley no podían añadirse a la fe como condición para la salvación.<br />

2. La inmoralidad sexual estaba prohibida a todos los creyentes y para todo tiempo, pero<br />

este recordatorio fue añadido principalmente a los gentiles convertidos, porque éste era (y<br />

sigue siendo) el pecado que los acosa.<br />

3. Los alimentos ofrecidos a ídolos, la carne <strong>de</strong> animales ahogados y la sangre quedaban<br />

prohibidos como alimentos, no como cosa esencial para la salvación, sino para facilitar la<br />

comunión entre los creyentes judíos y gentiles. Algunas <strong>de</strong> estas instrucciones fueron<br />

posteriormente revisadas (véase 1 Co. 8–10; 1 Ti. 4:4, 5).<br />

Como resultado <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> estos hombres, las <strong>iglesia</strong>s se consolidaban en la fe<br />

cristiana, y aumentaban en número cada día.<br />

16:6–8 Estos versículos son <strong>de</strong> vital importancia, porque muestran la superinten<strong>de</strong>ncia<br />

y guía <strong>de</strong>l Espíritu Santo en la estrategia misionera <strong>de</strong> los apóstoles. Después <strong>de</strong> haber<br />

vuelto a visitar las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> FRIGIA y GALACIA, <strong>de</strong>cidieron ir a la provincia <strong>de</strong> Asia, en<br />

el Asia Menor occi<strong>de</strong>ntal, pero el Espíritu Santo se lo impidió. No se nos dice por qué.<br />

Algunos han sugerido que en los consejos divinos esta región estaba reservada para Pedro<br />

(ver 1 P. 1:1). En todo caso, se dirigieron al noroeste al distrito <strong>de</strong> MISIA. Estaba en<br />

realidad incluido en la provincia <strong>de</strong> Asia, pero aparentemente no predicaron allá. Cuando<br />

intentaron a continuación dirigirse al noreste a Bitinia, a lo largo <strong>de</strong> la costa <strong>de</strong>l Mar<br />

Euxino (Negro), el Espíritu no se lo permitió. De modo que se dirigieron directamente al<br />

oeste, a la ciudad costera <strong>de</strong> TRÓADE. Des<strong>de</strong> allí los misioneros podían mirar a través <strong>de</strong>l<br />

Mar Egeo hacia Grecia, el umbral <strong>de</strong> Europa. Ryrie escribe:<br />

Asia necesitaba el evangelio, pero no era el tiempo <strong>de</strong> Dios. La necesidad no constituía<br />

su llamamiento. Acababan <strong>de</strong> llegar <strong>de</strong>l este, se les había prohibido ir al sur o al norte, pero<br />

no pensaron que el Señor les estuviese dirigiendo hacia el oeste, sino que esperaron a que<br />

los dirigiese <strong>de</strong> manera específica. La mera lógica no es la base <strong>de</strong> un llamamiento.<br />

16:9 Durante una visión nocturna Pablo vio a un varón <strong>de</strong> MACEDONIA pidiéndole que<br />

pasase allá y ayudase. Macedonia era la región septentrional <strong>de</strong> Grecia, al oeste <strong>de</strong> Tróa<strong>de</strong>.<br />

Fuesen conscientes <strong>de</strong> ello o no, Macedonia (¡y toda Europa!) necesitaba el evangelio <strong>de</strong> la<br />

gracia re<strong>de</strong>ntora. El Señor había estado cerrando puertas en Asia para que Sus siervos<br />

llevasen las buenas nuevas a Europa. Stalker pinta esta imagen:


[El varón <strong>de</strong> Macedonia] representaba a Europa, y su clamor <strong>de</strong> ayuda la necesidad que<br />

Europa tenía <strong>de</strong> Cristo. Pablo reconoció en la visión un llamamiento divino; y la siguiente<br />

puesta <strong>de</strong> sol que bañó el Helesponto resplan<strong>de</strong>ció sobre su figura sentada en la cubierta <strong>de</strong><br />

una nave, con su proa enfilada hacia la costa <strong>de</strong> Macedonia.<br />

16:10 Hay aquí un significativo cambio en la persona gramatical, <strong>de</strong> ellos a nosotros.<br />

Se cree generalmente que Lucas, el escritor <strong>de</strong> Hechos, se unió en esta coyuntura a Pablo,<br />

Silas y Timoteo. A partir <strong>de</strong> aquí registra los acontecimientos como testigo ocular.<br />

DIRECCIÓN DIVINA<br />

A fin <strong>de</strong> funcionar con eficacia en la tierra, la <strong>iglesia</strong> primitiva <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> la dirección<br />

<strong>de</strong> su Cabeza en el cielo. Pero, ¿cómo daba a conocer el Señor Jesús Su voluntad a Sus<br />

siervos?<br />

Antes <strong>de</strong> ascen<strong>de</strong>r les había <strong>de</strong>jado Su estrategia general, cuando les dijo: «Me seréis<br />

testigos en Jerusalén, en toda Ju<strong>de</strong>a, en Samaria, y hasta lo último <strong>de</strong> la tierra» (Hechos<br />

1:8). Después <strong>de</strong> Su Ascensión, les dio a conocer Su voluntad <strong>de</strong> diversas maneras.<br />

Pedro y los otros discípulos fueron conducidos por las Escrituras <strong>de</strong>l Antiguo<br />

<strong>Testamento</strong> (Sal. 69:25) para escoger un sucesor para Judas (1:15–26).<br />

Al menos en cinco ocasiones Jesús guió a hombres por medio <strong>de</strong> visiones —Ananías<br />

(9:10–16); Cornelio (10:3); Pedro (10:10, 11, 17); Pablo (dos veces: 16:9, 10; 18:9).<br />

Dos veces los condujo por profetas (11:27–30; 21:10–12).<br />

En otras ocasiones los cristianos fueron conducidos por medio <strong>de</strong> circunstancias. Por<br />

ejemplo, fueron esparcidos o impelidos por persecución (8:1–4; 11:19; 13:50, 51; 14:5–6).<br />

Las autorida<strong>de</strong>s civiles pidieron a Pablo y a Silas que abandonasen Filipos (23:33). La<br />

circunstancia <strong>de</strong> la apelación <strong>de</strong> Pablo a César <strong>de</strong>cidió su viaje a Roma (25:11), y el<br />

naufragio afectó a la oportunidad y secuencia <strong>de</strong> los movimientos (27:41; 28:1).<br />

A veces la conducción vino por el consejo e iniciativa <strong>de</strong> otros cristianos. La <strong>iglesia</strong> en<br />

Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía (11:22). Ágabo profetizó un hambre, y esto movió<br />

a la <strong>iglesia</strong> en Antioquía a enviar alivio a los santos en Ju<strong>de</strong>a (11:27–30). Los hermanos<br />

en Antioquía enviaron a Pablo y a Bernabé a Jerusalén (15:2). Judas y Silas fueron<br />

enviados por la <strong>iglesia</strong> en Jerusalén con Bernabé y Pablo (15:25–27). Pablo y Silas fueron<br />

encomendados por los hermanos a la gracia <strong>de</strong> Dios cuando emprendieron el Segundo<br />

Viaje Misionero (15:40). Pablo tomó consigo a Timoteo cuando partió <strong>de</strong> Listra (16:3). Los<br />

hermanos en Tesalónica enviaron a Pablo y a Silas a Berea <strong>de</strong>bido a la amenaza <strong>de</strong><br />

violencia contra ellos (17:10). Los hermanos en Berea, a su vez, enviaron a Pablo a otro<br />

lugar por la misma razón (17:14, 15). Finalmente, Pablo envió a Timoteo y a Erasto a<br />

Macedonia (19:22).<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los anteriores métodos <strong>de</strong> conducción, hay varios casos en los que<br />

algunos parecen haber recibido directamente comunicaciones <strong>de</strong> la voluntad divina. Un<br />

ángel <strong>de</strong>l Señor condujo a Felipe al eunuco etíope (8:26). El Espíritu Santo habló a los<br />

profetas y maestros en Antioquía mientras éstos ayunaban y oraban (13:1, 2). El Espíritu<br />

Santo prohibió a Pablo y a Timoteo predicar la palabra en Asia (16:6). Más a<strong>de</strong>lante<br />

intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu Santo no les permitió ir (16:7).<br />

Resumiendo, pues, los primeros cristianos recibieron conducción:<br />

1. Por medio <strong>de</strong> las Escrituras.<br />

2. Por medio <strong>de</strong> visiones y profecías.<br />

3. Por medio <strong>de</strong> circunstancias.


4. Por medio <strong>de</strong>l consejo e iniciativa <strong>de</strong> otros cristianos.<br />

5. Por medio <strong>de</strong> una comunicación directa, posiblemente <strong>de</strong> una manera interna y<br />

subjetiva.<br />

16:11–12 Zarpando hacia el noroeste <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Tróa<strong>de</strong>, los infatigables embajadores <strong>de</strong><br />

Cristo anclaron primero durante una noche junto a la isla <strong>de</strong> SAMOTRACIA. Llegaron a<br />

continuación al continente, al puerto <strong>de</strong> NEÁPOLIS, a unas 120 millas <strong>de</strong> Tróa<strong>de</strong>, y luego<br />

viajaron tierra a<strong>de</strong>ntro unos cuantos kilómetros hasta llegar a FILIPOS, que era una ciudad<br />

principal <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Macedonia, y una colonia.<br />

16:13–15 Aparentemente, no había sinagoga en Filipos, pero Pablo y sus compañeros<br />

se enteraron <strong>de</strong> que algunos judíos se reunían el sábado fuera <strong>de</strong> la ciudad, en un lugar<br />

junto al río. Llegando al lugar, encontraron a un grupo <strong>de</strong> mujeres que oraban, incluyendo<br />

a una llamada Lidia. Probablemente era convertida al judaísmo. Originaria <strong>de</strong> la ciudad<br />

<strong>de</strong> Tiatira, en el distrito <strong>de</strong> Lidia, en el Asia Menor occi<strong>de</strong>ntal, se había mudado a Filipos,<br />

don<strong>de</strong> era ven<strong>de</strong>dora <strong>de</strong> tejidos teñidos <strong>de</strong> púrpura. Tiatira era famosa por sus tintes.<br />

No sólo tenía el oído abierto al evangelio, sino que también fue abierto su corazón.<br />

Después <strong>de</strong> recibir al Señor Jesús, fue bautizada, y su familia. Los miembros <strong>de</strong> su<br />

familia, naturalmente, se habrían convertido antes <strong>de</strong> ser bautizados. No hay mención <strong>de</strong><br />

que Lidia estuviese casada; su familia podría haber consistido <strong>de</strong> siervos.<br />

Lidia no fue salvada por buenas obras, sino que fue salvada para buenas obras. Y<br />

<strong>de</strong>mostró la realidad <strong>de</strong> su fe abriendo su hogar a Pablo, Silas, Lucas y Timoteo.<br />

16:16–18 En otra ocasión, cuando Pablo y sus compañeros se dirigían al lugar <strong>de</strong><br />

oración, se encontraron con una muchacha esclava que tenía espíritu <strong>de</strong> adivinación.<br />

Poseída por un <strong>de</strong>monio, podía pre<strong>de</strong>cir el futuro y hacer otras asombrosas revelaciones. De<br />

esta forma, daba gran ganancia a sus amos.<br />

Cuando tuvo un encuentro con los misioneros cristianos, y por muchos días <strong>de</strong>spués,<br />

fue siguiendo a Pablo y a los <strong>de</strong>más, y gritaba: «Estos hombres son siervos <strong>de</strong>l Dios<br />

Altísimo, quienes os anuncian el camino <strong>de</strong> salvación (RVR). Lo que <strong>de</strong>cía era verdad,<br />

pero Pablo sabía <strong>de</strong>masiado para aceptar el testimonio <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios. A<strong>de</strong>más, se sentía<br />

entristecido por la mísera condición <strong>de</strong> esta joven esclava. De modo que mandó al <strong>de</strong>monio,<br />

en el todopo<strong>de</strong>roso nombre <strong>de</strong> Jesucristo, que saliese <strong>de</strong> ella. De inmediato quedó<br />

liberada <strong>de</strong> esta terrible esclavitud, y se transformó en una persona racional y cuerda.<br />

MILAGROS<br />

Los milagros se encuentran entretejidos a través <strong>de</strong> la narración <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Hechos.<br />

Los que <strong>de</strong>tallamos a continuación son algunos <strong>de</strong> los más <strong>de</strong>stacados:<br />

El milagroso don <strong>de</strong> lenguas (2:4; 10:46; 19:6).<br />

La curación <strong>de</strong>l lisiado a la puerta <strong>de</strong>l templo (3:7).<br />

La muerte judicial repentina <strong>de</strong> Ananías y Safira (5:5, 10).<br />

La liberación <strong>de</strong> los apóstoles <strong>de</strong> la cárcel (5:19).<br />

El encuentro <strong>de</strong> Saulo con el Cristo glorificado (9:3–6).<br />

La curación <strong>de</strong> Eneas por parte <strong>de</strong> Pedro (9:34).<br />

La restauración <strong>de</strong> Dorcas a la vida (9:40).<br />

La visión <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong>l lienzo que <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo (10:11).<br />

La liberación <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> la cárcel (12:7–10).<br />

La muerte <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s a manos <strong>de</strong>l ángel (12:23).


El juicio <strong>de</strong> ceguera sobre el mago Elimas (13:11).<br />

La curación por Pablo <strong>de</strong>l tullido en Listra (14:10).<br />

La recuperación <strong>de</strong> Pablo tras haber sido apedreado en Listra (14:19, 20).<br />

La visión <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> Macedonia pidiendo ayuda (16:9).<br />

La liberación por Pablo <strong>de</strong> la joven esclava en<strong>de</strong>moniada en Filipos (16:18).<br />

La liberación <strong>de</strong> Pablo y Silas <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong> Filipos (16:26).<br />

La resurrección <strong>de</strong> Eutico por parte <strong>de</strong> Pablo (20:10, 11).<br />

La profecía <strong>de</strong> Ágabo (21:10, 11).<br />

Pablo, librado <strong>de</strong> una víbora en Malta (28:3–6).<br />

El padre <strong>de</strong> Publio, sanado <strong>de</strong> la fiebre (28:8).<br />

La curación <strong>de</strong> las enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otros (28:9).<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> éstos, se dice que los apóstoles obraban prodigios y señales (2:43); que<br />

Esteban llevaba a cabo gran<strong>de</strong>s prodigios y señales entre el pueblo (6:8); que Felipe<br />

obraba prodigios y señales (8:6, 13); Bernabé y Pablo obraron señales y prodigios<br />

(15:12); y Dios obró milagros por manos <strong>de</strong> Pablo (19:11).<br />

Al estudiar Hechos, se plantea naturalmente la pregunta: «¿Deberíamos esperar estos<br />

mismos milagros en nuestros días?». Hay dos extremos que se <strong>de</strong>ben evitar al dar<br />

respuesta a esta pregunta. El primero es la postura <strong>de</strong> que por cuanto Jesucristo es el<br />

mismo ayer, y hoy y por los siglos, <strong>de</strong>beríamos estar contemplando los mismos milagros<br />

que se daban en la <strong>iglesia</strong> primitiva.<br />

El extremo opuesto es que los milagros eran solamente para los primeros días <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong>, y que no tenemos <strong>de</strong>recho a esperarlos hoy.<br />

Es cierto que Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos (He. 13:8). Pero esto<br />

no significa que los métodos divinos jamás cambian. Las plagas que Dios empleó en<br />

Egipto, por ejemplo, nunca han vuelto a ser repetidas. Su po<strong>de</strong>r es el mismo. Él pue<strong>de</strong><br />

seguir llevando a cabo cualquier clase <strong>de</strong> milagros. Pero esto no significa que Él tenga<br />

que llevar a cabo los mismos milagros en cada época. Él es un Dios <strong>de</strong> infinita variedad.<br />

Por otra parte, no <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado los milagros como no siendo para la Era<br />

<strong>de</strong> la Iglesia. Es <strong>de</strong>masiado fácil asignar los milagros a compartimentos dispensacionales<br />

y contentarnos con vidas que nunca van más allá <strong>de</strong> la carne y <strong>de</strong> la sangre.<br />

Nuestras vidas <strong>de</strong>berían estar cargadas <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r sobrenatural. Deberíamos estar<br />

constantemente viendo la mano <strong>de</strong> Dios en las maravillosas convergencias <strong>de</strong><br />

circunstancias. Deberíamos estar experimentando Su conducción <strong>de</strong> una manera<br />

maravillosa y misteriosa. Deberíamos experimentar acontecimientos en nuestras vidas<br />

que van más allá <strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong> la probabilidad. Deberíamos ser conscientes <strong>de</strong> que Dios<br />

está disponiendo contactos, abriendo puertas, predominando sobre la oposición. Nuestro<br />

servicio <strong>de</strong>bería estar saturado <strong>de</strong> lo sobrenatural.<br />

Deberíamos po<strong>de</strong>r ver respuestas directas a la oración. Cuando nuestras vidas tocan<br />

otras vidas, <strong>de</strong>beríamos ver algo sucediendo para Dios. Deberíamos ver Su mano en las<br />

averías, retardos, acci<strong>de</strong>ntes, pérdidas y aparentes tragedias. Deberíamos experimentar<br />

extraordinarias liberaciones y ser conscientes <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r, valor, paz y sabiduría más allá<br />

<strong>de</strong> nuestros límites naturales.<br />

Si nuestras vidas son vividas sólo al nivel natural, ¿en qué somos diferentes <strong>de</strong> los no<br />

cristianos? La voluntad <strong>de</strong> Dios es que nuestras vidas sean sobrenaturales, que la vida <strong>de</strong><br />

Jesucristo mane a través <strong>de</strong> nosotros. Cuando esto suceda, las imposibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sharán, las puertas cerradas se abrirán, y el po<strong>de</strong>r se manifestará <strong>de</strong> manera patente.<br />

Entonces estaremos energizados por el Espíritu Santo y cuando vengan personas cerca<br />

<strong>de</strong> nosotros, serán influidas por la energía <strong>de</strong>l Espíritu.


16:19–24 En lugar <strong>de</strong> sentirse agra<strong>de</strong>cidos <strong>de</strong> que esta joven no estuviese poseída, sus<br />

amos se resintieron acerbamente por la resultante pérdida <strong>de</strong> su ganancia. Por ello,<br />

prendieron a Pablo y a Silas, y los arrastraron ante las autorida<strong>de</strong>s (prætors),<br />

presentando falsas acusaciones contra ellos. Básicamente, los acusaron <strong>de</strong> ser judíos<br />

problemáticos que estaban tratando <strong>de</strong> perturbar la manera romana <strong>de</strong> vivir. La multitud<br />

reaccionó violentamente, y los magistrados, rasgando las ropas <strong>de</strong> Pablo y Silas,<br />

or<strong>de</strong>naron azotarles con varas. Después <strong>de</strong>l apaleamiento, los misioneros fueron echados<br />

a la cárcel, con ór<strong>de</strong>nes especiales al carcelero que los guardase con seguridad. Él actuó<br />

metiéndolos en el calabozo <strong>de</strong> más a<strong>de</strong>ntro, y les aseguró los pies en el cepo.<br />

En este pasaje vemos dos <strong>de</strong> los principales métodos <strong>de</strong> Satanás. Primero, intentó una<br />

falsa amistad —el testimonio <strong>de</strong> la muchacha poseída—. Cuando esto fracasó, recurrió a la<br />

persecución abierta. Grant dice: «Alianza o persecución —ésas son las alternativas: una<br />

falsa amistad o una guerra abierta». A. J. Pollock comenta:<br />

¡Cómo <strong>de</strong>be haberse alborozado el diablo al pensar que había llevado a un brusco fin<br />

las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estos consagrados siervos <strong>de</strong> Cristo. Pero su alborozo era prematuro,<br />

como siempre lo será. En este caso resultó para su total <strong>de</strong>rrota, y para impulso <strong>de</strong> la obra<br />

<strong>de</strong>l Señor.<br />

16:25 Al llegar la medianoche, Pablo y Silas oraban, y cantaban himnos. Su gozo<br />

era totalmente in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> las circunstancias terrenales. La fuente <strong>de</strong> todo su cántico<br />

estaba arriba, en el cielo más allá. Morgan admite:<br />

Cualquier hombre pue<strong>de</strong> cantar cuando las puertas <strong>de</strong> la cárcel se le abren y es<br />

libertado. El alma <strong>de</strong>l cristiano canta en la cárcel. Creo que probablemente Pablo habría<br />

tenido que cantar un solo si yo hubiese estado en el lugar <strong>de</strong> Silas; sin embargo, veo la<br />

gloria y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l Espíritu que se levanta por encima <strong>de</strong> todas las dificulta<strong>de</strong>s y<br />

limitaciones.<br />

16:26 Mientras los otros presos oían las oraciones e himnos <strong>de</strong> alabanza a Dios, la<br />

cárcel fue sacudida por un insólito y gran terremoto, a causa <strong>de</strong>l cual se abrieron todas<br />

las puertas y soltó los cepos y ca<strong>de</strong>nas, pero sin hundir el edificio.<br />

16:27–28 Cuando <strong>de</strong>spertó el carcelero y vio abiertas las puertas <strong>de</strong> la cárcel,<br />

supuso que los presos se habían fugado. Sabiendo que por ello él per<strong>de</strong>ría la vida, sacó la<br />

espada para suicidarse. Mas Pablo le aseguró que no tenía motivo para ello, porque todos<br />

los presos estaban presentes.<br />

16:29–30 ¡Qué nueva emoción inundó ahora al carcelero! Sus temores a per<strong>de</strong>r su<br />

cargo y quizá la cabeza dieron paso a una profunda convicción <strong>de</strong> pecado. Ahora sentía<br />

temor <strong>de</strong> encontrarse ante Dios con la carga <strong>de</strong> sus pecados. Y exclamó: «¿Qué <strong>de</strong>bo hacer<br />

para ser salvo?».<br />

Esta pregunta ha <strong>de</strong> prece<strong>de</strong>r a cualquier caso genuino <strong>de</strong> conversión. El hombre ha <strong>de</strong><br />

saber que está perdido antes que pueda ser salvo. Es prematuro <strong>de</strong>cirle a alguien cómo ser<br />

salvo, excepto si primero pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su corazón: «Verda<strong>de</strong>ramente, merezco ir al<br />

infierno».<br />

16:31 Las únicas personas en el NT a quienes se dijo creyesen en el Señor Jesucristo<br />

eran pecadores bajo convicción <strong>de</strong> pecado. Ahora que el carcelero estaba totalmente


quebrantado sobre sus pecados, le fue dicho: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo,<br />

tú y tu casa.<br />

No hay aquí sugerencia alguna <strong>de</strong> que su familia habría sido automáticamente salva si<br />

él creía en Cristo. El significado es que si él creía en el Señor Jesucristo, él sería salvo, y<br />

su casa sería salvada <strong>de</strong> la misma manera. «Cree… y serás salvo, y que tu casa haga lo<br />

mismo.»<br />

Muchas personas en la actualidad parecen tener dificulta<strong>de</strong>s para saber qué significa<br />

creer. Sin embargo, cuando un pecador se da cuenta <strong>de</strong> que está perdido, que no pue<strong>de</strong><br />

hacer nada, que carece <strong>de</strong> esperanza, que va <strong>de</strong> camino al infierno, y cuando se le diga que<br />

crea en Cristo como Señor y Salvador, sabe exactamente lo que eso significa. ¡Es lo único<br />

que queda que él pueda hacer!<br />

16:32–34 Después que Pablo y Silas hablasen la palabra a toda la familia, el carcelero<br />

<strong>de</strong>mostró la genuinidad <strong>de</strong> su conversión lavando las heridas <strong>de</strong> ellos, y bautizándose sin<br />

esperar más. También los llevó a su casa y les puso la mesa, alimentándolos y<br />

regocijándose con toda su casa por haber llegado a conocer al Señor.<br />

Una vez más <strong>de</strong>beríamos mencionar que no hay apoyo para creer que hubiese bebés o<br />

niños pequeños en la familia que fuesen bautizados. Todos eran suficientemente mayores<br />

para creer en Dios.<br />

16:35 Aparentemente, los magistrados cambiaron <strong>de</strong> opinión durante la noche, porque<br />

por la mañana enviaron alguaciles (lictores) con ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> que los dos presos fuesen<br />

puestos en libertad.<br />

16:36–37 Cuando el carcelero anunció las buenas nuevas a Pablo, el apóstol rehusó<br />

salir bajo tales circunstancias. A fin <strong>de</strong> cuentas, Silas y él, aunque judíos <strong>de</strong> nacimiento,<br />

eran ciudadanos romanos. Habían sido sentenciados injustamente sin un juicio justo, y<br />

azotados contra la ley. ¿Ahora pensaban los magistrados que ellos iban a irse furtivamente<br />

como si fuesen culpables y con ignominia¿ ¡No, por cierto! Que viniesen los magistrados<br />

mismos a sacar a los presos.<br />

16:38–40 Los magistrados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego acudieron, ¡y bien contritos! Rogaron y<br />

pidieron a Pablo y a Silas que salieran <strong>de</strong> la ciudad sin más perturbaciones. Con la<br />

dignidad <strong>de</strong> hijos <strong>de</strong>l Rey, los siervos <strong>de</strong>l Señor salieron <strong>de</strong> la cárcel, pero no se fueron <strong>de</strong><br />

inmediato <strong>de</strong> la ciudad. Primero fueron a la casa <strong>de</strong> Lidia, conversaron con los hermanos,<br />

y los consolaron. ¡Qué maravilloso! Los que <strong>de</strong>berían haber sido consolados, consolaban a<br />

otros.<br />

Cuando acabó su misión en Filipos, se fueron triunfalmente.<br />

17:1 Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar Filipos, Pablo y Silas se dirigieron a ANFÍPOLIS, a cincuenta y<br />

tres kilómetros al sudoeste. Su siguiente parada fue APOLONIA, otros cincuenta y tres<br />

kilómetros al sudoeste. Des<strong>de</strong> allá se dirigieron a TESALÓNICA, a sesenta kilómetros al<br />

oeste. Esta ciudad estaba estratégicamente situada en rutas comerciales, y era por ello un<br />

excelente centro comercial. El Espíritu Santo la escogió como una base <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que el<br />

evangelio irradiaría en muchas direcciones. En nuestros días, esta ciudad se conoce como<br />

Salónica.<br />

Pue<strong>de</strong> que Lucas permaneciese en Filipos cuando Pablo y Silas partieron para reclamar<br />

nuevos territorios para el Señor. Esto se sugiere en que la narración pasa <strong>de</strong> la primera<br />

persona <strong>de</strong>l plural (nosotros) a la tercera persona (ellos).<br />

17:2–3 Como acostumbraba a hacer Pablo, los misioneros localizaron una sinagoga<br />

judía y predicaron allí el evangelio. Por tres sábados Pablo abrió el AT y mostró<br />

convincentemente que estaba predicho que era necesario que el Mesías pa<strong>de</strong>ciese, y


esucitase <strong>de</strong> los muertos. Habiendo establecido esto basándose en las Escrituras, Pablo<br />

prosiguió <strong>de</strong>clarando que Jesús <strong>de</strong> Nazaret era el Mesías largamente esperado. ¿Acaso no<br />

había sufrido, muerto y resucitado <strong>de</strong> los muertos? No <strong>de</strong>mostraba esto que Él era el Cristo<br />

<strong>de</strong> Dios?<br />

17:4–7 Algunos <strong>de</strong> los judíos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas como<br />

creyentes cristianos. También muchos <strong>de</strong> los prosélitos griegos y mujeres griegas <strong>de</strong><br />

distinción se convirtieron. Esto provocó a los judíos incrédulos a empren<strong>de</strong>r una acción<br />

<strong>de</strong>cisiva. Reclutaron a algunos <strong>de</strong> la gentuza <strong>de</strong> la plaza e incitaron a un motín, y ro<strong>de</strong>aron<br />

la casa <strong>de</strong> Jasón, don<strong>de</strong> Pablo y Silas habían sido recibidos. Pero no hallándolos en la<br />

casa, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la ciudad<br />

(politarcas). Sin tener intención <strong>de</strong> ello, rindieron un verda<strong>de</strong>ro tributo a Pablo y a Silas con<br />

su <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> ellos como hombres que han revolucionado el mundo entero. Luego<br />

los acusaron <strong>de</strong> conspirar para <strong>de</strong>rribar el gobierno <strong>de</strong> César predicando acerca <strong>de</strong> otro<br />

rey, Jesús. Era extraño, por <strong>de</strong>cir poco, que los judíos fuesen tan celosos en mantener la<br />

autoridad <strong>de</strong> César, porque tenían bien poco o nada <strong>de</strong> amor por el Imperio Romano.<br />

¿Pero era cierta su acusación? Indudablemente habrían oído a Pablo proclamar la<br />

Segunda Venida <strong>de</strong> Jesús para reinar como rey sobre toda la tierra. Pero esto no significaba<br />

una amenaza inmediata para el César, porque Cristo no volvería para reinar hasta que Israel<br />

se hubiese arrepentido nacionalmente.<br />

17:8–9 Los politarcas se sintieron inquietos ante estas acusaciones. Exigieron fianza <strong>de</strong><br />

Jasón y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más que estaban con él, probablemente <strong>de</strong>mandando que sus invitados<br />

saliesen <strong>de</strong> la ciudad. Luego los soltaron.<br />

17:10–12 Los hermanos en Tesalónica pensaron que sería mejor que los predicadores<br />

se fuesen, y así los enviaron <strong>de</strong> noche a BEREA. Estos indómitos e irreprimibles<br />

evangelistas entraron directamente en la sinagoga <strong>de</strong> los judíos. Al predicar el evangelio<br />

allí, los judíos mostraron su disposición abierta escudriñando, comprobando y comparando<br />

las Escrituras <strong>de</strong>l AT. Mostraron una actitud sencilla y dispuesta a apren<strong>de</strong>r, y una<br />

<strong>de</strong>cisión a examinar todas las enseñanzas por las Sagradas Escrituras. Creyeron muchos<br />

<strong>de</strong> esos judíos. Y hubo también una buena cantidad <strong>de</strong> convertidos, entre ellos mujeres<br />

griegas <strong>de</strong> distinción, y no pocos hombres.<br />

17:13–14 Cuando llegaron noticias a Tesalónica <strong>de</strong> que Pablo y Silas estaban<br />

llevando a cabo su ministerio en Berea, los judíos tesalonicenses hicieron un viaje especial<br />

allá, y también alborotaron a las multitu<strong>de</strong>s contra el apóstol. Por ello, los hermanos<br />

hicieron salir a Pablo a toda prisa hacia la costa, acompañado <strong>de</strong> una escolta <strong>de</strong><br />

creyentes. Probablemente llegaron hasta DIUM y zarparon <strong>de</strong> allí al PIREO, la ciudad<br />

portuaria <strong>de</strong> ATENAS. Silas y Timoteo se quedaron en Berea.<br />

17:15 Fue un largo viaje <strong>de</strong> Berea a Atenas. Demostró la verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> los<br />

cristianos que algunos <strong>de</strong> los hermanos estuviesen dispuestos a acompañar a Pablo todo el<br />

camino. Cuando llegó el momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a Pablo en Atenas, les envió aviso mediante<br />

ellos para que Silas y Timoteo… viniesen a él lo más pronto que pudiesen.<br />

17:16 Mientras los estaban esperando en Atenas, el espíritu <strong>de</strong> Pablo se indignaba<br />

ante la idolatría <strong>de</strong> la ciudad. Aunque Atenas era el centro <strong>de</strong> la cultura, educación y bellas<br />

artes, Pablo no estaba interesado en ninguna <strong>de</strong> estas cosas. No pasó el tiempo en giras<br />

turísticas. Arnot comenta:<br />

No era que diese menos valor a las estatuas <strong>de</strong> mármol, sino más a las personas<br />

vivientes. … No es el hombre débil, sino el fuerte el que consi<strong>de</strong>ra que las almas inmortales


son trascen<strong>de</strong>ntalmente más importantes que las bellas artes… Pablo no consi<strong>de</strong>raba la<br />

idolatría algo pintoresco e inocuo, sino perjudicial.<br />

17:17–18 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los temerosos <strong>de</strong> Dios,<br />

mientras que en la plaza predicaba cada día a los que quisiesen escuchar. Fue <strong>de</strong> esta<br />

manera que entró en contacto con algunos filósofos <strong>de</strong> los epicúreos y <strong>de</strong> los estoicos. Los<br />

epicúreos eran seguidores <strong>de</strong> un filósofo llamado Epicuro, que enseñaba que el placer, no el<br />

conocimiento, es el principal objetivo <strong>de</strong> la vida. Los estoicos eran panteístas que creían<br />

que la sabiduría residía en quedar libres <strong>de</strong> toda emoción intensa, inmutables ante el gozo o<br />

el dolor, voluntariamente sumisos a la ley natural. Cuando estas dos escuelas <strong>de</strong> filosofía<br />

oyeron a Pablo, le consi<strong>de</strong>raron un charlatán (griego: «recogedor <strong>de</strong> semillas») y<br />

predicador <strong>de</strong> divinida<strong>de</strong>s extrañas, porque les predicaba el evangelio <strong>de</strong> Jesús, y <strong>de</strong> la<br />

resurrección.<br />

17:19–21 Y tomándole, le trajeron al Areópago, un cuerpo judicial como un tribunal<br />

supremo que se reunía en la colina <strong>de</strong> Marte. En este caso particular no era exactamente un<br />

juicio, sino sencillamente una audiencia en la que Pablo tendría una oportunidad <strong>de</strong> exponer<br />

sus enseñanzas ante los miembros <strong>de</strong>l tribunal y la multitud. Esto se explica algo en el<br />

versículo 21. A los atenienses les encantaba reunirse en corros para hablar y escuchar a los<br />

<strong>de</strong>más. Parecían tener una cantidad ilimitada <strong>de</strong> tiempo para esto.<br />

17:22 Pablo, puesto en pie en medio <strong>de</strong>l Areópago, pronunció lo que ha llegado a ser<br />

conocido como el Discurso <strong>de</strong> la Colina <strong>de</strong> Marte. Se tiene que recordar, al estudiar este<br />

discurso, que estaba dirigiéndose a gentiles, no a judíos. Ellos no tenían el trasfondo <strong>de</strong>l<br />

AT, por lo que tenía que encontrar algún tema <strong>de</strong> interés común con el que comenzar.<br />

Empezó con la observación <strong>de</strong> que los atenienses eran extremadamente religiosos. ¡Que<br />

Atenas era una ciudad religiosa quedaba bien claro por el hecho <strong>de</strong> que tenía la reputación<br />

<strong>de</strong> que en ella había más ídolos que hombres!<br />

17:23 Cuando pensó en los ídolos que había visto, Pablo recordó un altar en el cual<br />

estaba esta inscripción: AL DIOS DESCONOCIDO. El apóstol vio en esta inscripción el<br />

reconocimiento <strong>de</strong> dos importantes hechos. Primero, el hecho <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> Dios, y<br />

segundo, el hecho <strong>de</strong> que los atenienses eran <strong>de</strong>sconocedores <strong>de</strong> Él. Por tanto, era una<br />

transición muy normal y natural para Pablo informarles acerca <strong>de</strong>l Dios verda<strong>de</strong>ro. Como<br />

alguien ha dicho, volvió la errante corriente <strong>de</strong> su piedad al canal verda<strong>de</strong>ro.<br />

17:24–25 Los misioneros nos dicen que el mejor lugar don<strong>de</strong> comenzar a enseñar a los<br />

paganos acerca <strong>de</strong> Dios es el relato <strong>de</strong> la creación. Es exactamente don<strong>de</strong> Pablo comienza<br />

con la gente <strong>de</strong> Atenas. Presenta a Dios como Aquel que hizo el mundo y todas las cosas<br />

que hay en él. Al contemplar los numerosos templos idolátricos cercanos, el apóstol<br />

recordó a sus oyentes que el verda<strong>de</strong>ro Dios no habita en templos hechos por manos<br />

humanas, ni <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l servicio que le <strong>de</strong>n manos <strong>de</strong> hombres. En los templos <strong>de</strong> los<br />

ídolos, los sacerdotes llevan a menudo alimentos y otras «necesida<strong>de</strong>s» a sus dioses. Pero el<br />

verda<strong>de</strong>ro Dios no precisa <strong>de</strong> nada <strong>de</strong>l hombre, porque Él es la fuente <strong>de</strong> vida y aliento y<br />

todas las cosas.<br />

17:26–28a Pablo trata a continuación <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong> la raza humana. Todas las naciones<br />

proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> un antecesor común, Adán. No sólo fueron las naciones formadas por Dios,<br />

sino que Él dispuso los años y ha prefijado los países en los que los diferentes pueblos<br />

morarían. Él ha <strong>de</strong>rramado innumerables bendiciones sobre ellos para que le busquen.<br />

Quería que palpando, pudiesen hallarle, aunque en realidad no está lejos <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong><br />

nosotros. Es en el verda<strong>de</strong>ro Dios que vivimos, y nos movemos, y somos. No sólo es Él<br />

nuestro Creador, sino también nuestro medio ambiente.


17:28b Para enfatizar aún más la relación <strong>de</strong> la criatura con el Creador, Pablo citó <strong>de</strong><br />

algunos <strong>de</strong> sus poetas griegos, que han dicho: Porque somos también linaje suyo. Esto<br />

no <strong>de</strong>be interpretarse como que estuviese enseñando la hermandad <strong>de</strong>l hombre y la<br />

paternidad <strong>de</strong> Dios. Somos linaje <strong>de</strong> Dios en el sentido <strong>de</strong> que Él nos ha creado, pero sólo<br />

llegamos a ser hijos <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesucristo.<br />

17:29 Pero el argumento <strong>de</strong> Pablo prosigue: Si los hombres son linaje <strong>de</strong> Dios,<br />

entonces es imposible consi<strong>de</strong>rar a Dios como un ídolo <strong>de</strong> oro, o plata, o piedra. Todo<br />

esto es escultura <strong>de</strong> arte y <strong>de</strong> imaginación <strong>de</strong> hombres, y por ello no es tan gran<strong>de</strong> como<br />

los hombres. Estos ídolos son, en cierta manera, linaje <strong>de</strong> los seres humanos, mientras que<br />

la verdad es que los seres humanos son creación <strong>de</strong> Dios.<br />

17:30 Habiendo expuesto la insensatez <strong>de</strong> la idolatría, Pablo pasa a <strong>de</strong>clarar que durante<br />

muchos siglos Dios ha pasado por alto los tiempos <strong>de</strong> la ignorancia <strong>de</strong> los gentiles. Pero<br />

ahora que ha venido la revelación <strong>de</strong>l evangelio, manda a todos los hombres en todo<br />

lugar, que se arrepientan, esto es, que <strong>de</strong>n media vuelta.<br />

17:31 Este mensaje es apremiante, por cuanto Dios ha establecido un día en el cual<br />

va a juzgar al mundo con justicia, por el Señor Jesucristo, aquel varón a quien <strong>de</strong>signó.<br />

El juicio al que se hace referencia aquí tendrá lugar cuando Cristo vuelva a la tierra para<br />

<strong>de</strong>rribar a Sus enemigos e inaugurar Su Reinado Milenial. La certidumbre positiva <strong>de</strong> que<br />

esto suce<strong>de</strong>rá se encuentra en el hecho <strong>de</strong> que Dios levantó al Señor Jesús <strong>de</strong> los muertos.<br />

Así, Pablo sube a su tema favorito, la resurrección <strong>de</strong> Cristo.<br />

17:32–33 Quizá Pablo no acabase su mensaje. Pue<strong>de</strong> que fuese interrumpido por el<br />

escarnio <strong>de</strong> los que se burlaban <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una resurrección <strong>de</strong> los muertos. Pero otros<br />

no se burlaban, sino que vacilaban. Postergaron tomar acción, diciendo: Ya te oiremos<br />

acerca <strong>de</strong> esto otra vez. Consi<strong>de</strong>raron que era un mal momento para adherirse a Cristo. No<br />

podían <strong>de</strong>cir «Nunca», pero dijeron: «No ahora».<br />

17:34 Mas no se podía <strong>de</strong>cir que el mensaje <strong>de</strong> Pablo hubiese fracasado. A fin <strong>de</strong><br />

cuentas, Dionisio creyó, y era un aeropagita, uno <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l tribunal. Una<br />

mujer llamada Dámaris también creyó, junto a otros, cuyos nombres no se dan.<br />

Y así salió Pablo <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> ellos (v. 33). «No oímos ya más <strong>de</strong> Atenas. Pablo<br />

volvió a centros <strong>de</strong> persecución, pero ante la frivolidad intelectual no había nada más que<br />

<strong>de</strong>cir» (Seleccionado).<br />

Algunas personas critican este sermón porque parece encomiar a los atenienses por su<br />

religiosidad cuando en realidad eran burdos idólatras; supone un reconocimiento <strong>de</strong>l<br />

verda<strong>de</strong>ro Dios <strong>de</strong> una inscripción que podía haber sido pensada para un ídolo; parece<br />

acomodarse <strong>de</strong>masiado a los usos y costumbres <strong>de</strong> los atenienses; y no presenta el<br />

evangelio <strong>de</strong> una manera tan clara y enérgica como en otros mensajes <strong>de</strong>l apóstol.<br />

Estas críticas no están justificadas. Ya hemos tratado <strong>de</strong> explicar que Pablo buscaba<br />

primero un punto <strong>de</strong> contacto, <strong>de</strong>spués, con pasos fáciles, llevaba a sus oyentes primero al<br />

conocimiento <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Dios, luego a la necesidad <strong>de</strong>l arrepentimiento con vistas a la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo como juez. Es suficiente vindicación <strong>de</strong> la predicación <strong>de</strong> Pablo que hubo<br />

almas genuinamente convertidas por medio <strong>de</strong> ella.<br />

PÚLPITOS NO CONVENCIONALES<br />

La predicación <strong>de</strong> Pablo en la Colina <strong>de</strong> Marte es una ilustración <strong>de</strong> los lugares no<br />

convencionales en los que los primitivos creyentes predicaron la palabra.


El aire libre era un lugar favorito. En Pentecostés el mensaje pue<strong>de</strong> que fuese<br />

predicado en el exterior, a juzgar por el número <strong>de</strong> los que oyeron y fueron salvados (Hch.<br />

2:6, 41). Otros ejemplos generales <strong>de</strong> predicación al aire libre se hallan en 8:5, 25, 40;<br />

13:44; 14:8–18.<br />

Los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong>l templo se hicieron eco <strong>de</strong>l mensaje al menos en tres ocasiones<br />

(3:1–11; 5:21, 42). Pablo y sus asociados anunciaron la Palabra junto al río en Filipenses<br />

(16:13). Aquí en Atenas predicó en el mercado (17:17) antes <strong>de</strong>l discurso en la Colina <strong>de</strong><br />

Marte. En Jerusalén se dirigió a la enfurecida multitud estando en pie en las gradas que<br />

subían a la Torre Antonia (21:40–22:21).<br />

Al menos en cuatro ocasiones el mensaje fue <strong>de</strong>clarado ante el Sanedrín judío: por<br />

parte <strong>de</strong> Pedro y Juan (4:8, 19); por parte <strong>de</strong> Pedro y los otros apóstoles (5:27–32); por<br />

parte <strong>de</strong> Esteban (7:2–53); y finalmente por parte <strong>de</strong> Pablo (22:30–23:10).<br />

Pablo y sus asociados predicaban habitualmente el evangelio en las sinagogas (9:20;<br />

13:5, 14; 14:1; 17:1, 2, 10, 17; 18:4, 19, 26; 19:8).<br />

Las casas privadas se usaron una y otra vez. Pedro predicó en casa <strong>de</strong> Cornelio<br />

(10:22, 24). Pablo y Silas testificaron en el hogar <strong>de</strong>l carcelero <strong>de</strong> Filipos (16:31, 32). En<br />

Corinto, Pablo predicó en el hogar <strong>de</strong> Crispo, el principal <strong>de</strong> la sinagoga (18:7, 8). Predicó<br />

hasta medianoche en una casa privada en Tróa<strong>de</strong> (20:7). Enseñó <strong>de</strong> casa en casa en<br />

Éfeso (20:20) y en su propia casa <strong>de</strong> alquiler en Roma (28:30, 31).<br />

Felipe predicó a un eunuco etíope en un carro (8:31–35), y Pablo predicó a bordo <strong>de</strong><br />

una nave (27:21–26). En Éfeso hablaba a diario en una escuela (19:9).<br />

Pablo predicó ante tribunales civiles, ante Félix (24:10), Festo (25:8) y Agripa (26:1–<br />

29).<br />

En 8:4 leemos que los perseguidos creyentes fueron por todas partes predicando la<br />

palabra.<br />

Esto muestra que no creían que la proclamación <strong>de</strong>l mensaje tuviese que quedar<br />

limitada al interior <strong>de</strong> algún edificio especialmente «consagrado». Allí don<strong>de</strong> hubiese<br />

personas, había razón y oportunidad para dar a conocer a Cristo. A. B. Simpson<br />

concuerda:<br />

Los primitivos cristianos consi<strong>de</strong>raban que cada situación era una oportunidad para<br />

testificar para Cristo. Incluso cuando eran llevados ante reyes y gobernadores, nunca se<br />

les ocurrió que pudiesen evadir la cuestión y evitar i<strong>de</strong>ntificarse con Cristo por temor a las<br />

consecuencias. Era sencillamente una ocasión <strong>de</strong> predicar a reyes y gobernantes a los<br />

que en otro caso no podrían alcanzar. Es probable que Dios permita que cada ser<br />

humano atraviese nuestra senda para que tengamos la oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar alguna<br />

bendición en sus caminos y <strong>de</strong>jar en sus corazones y vidas alguna influencia que les<br />

atraiga más cerca <strong>de</strong> Dios.<br />

Jesús los había comisionado así: «Id por todo el mundo y proclamad el evangelio a<br />

toda criatura» (Mr. 16:15). Hechos los muestra cumpliendo esta comisión.<br />

Podríamos añadir que la mayor parte <strong>de</strong> la predicación en Hechos fue espontánea y<br />

extemporánea. Generalmente, no hubo tiempo para predicar el mensaje. «No fue la<br />

actuación <strong>de</strong> una hora, sino la preparación <strong>de</strong> una vida.» Eran los predicadores los que<br />

estaban preparados, no los sermones.<br />

18:1 Algunos creen que Pablo se marchó <strong>de</strong> Atenas <strong>de</strong>bido a los pobres resultados<br />

habidos allí. Nosotros preferimos creer que fue conducido por el Espíritu Santo a dirigirse<br />

al oeste, hacia CORINTO, la capital <strong>de</strong> ACAYA. Aquí, en esta ciudad famosa por su<br />

inmoralidad, <strong>de</strong>bía ser predicado el evangelio y establecida una <strong>iglesia</strong>.


18:2–3 En Corinto, Pablo entabló amistad con una pareja llamados Aquila y Priscila,<br />

que continuaría el resto <strong>de</strong> su vida. Aquila era un judío <strong>de</strong>l Ponto, provincia nororiental <strong>de</strong><br />

Asia Menor. Él y su mujer habían estado viviendo en Roma, pero habían sido echados por<br />

un <strong>de</strong>creto antisemita <strong>de</strong> Claudio César. Como Corinto estaba en la ruta principal <strong>de</strong> Roma<br />

hacia Oriente, se habían <strong>de</strong>tenido aquí y habían establecido su taller <strong>de</strong> fabricación <strong>de</strong><br />

tiendas. Pablo también era <strong>de</strong>l oficio <strong>de</strong> hacer tiendas, y entabló relación con ellos.<br />

Las mejores revelaciones <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>stellan mientras nos mantenemos en los campos<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber. Manténte en tu diaria actividad <strong>de</strong> ganarte el pan, y entre tus ajetreos recibirás<br />

gran<strong>de</strong>s bendiciones y verás felices visiones. … El taller, la oficina o el almacén pue<strong>de</strong>n<br />

venir a ser la casa <strong>de</strong> Dios. Haz tu obra y hazla con diligencia. En ella pue<strong>de</strong>s llegar a<br />

encontrar raras comuniones <strong>de</strong> alma, como les sucedió a Aquila y a Priscila.<br />

No está claro en la narración si Aquila y Priscila eran ya cristianos cuando Pablo se<br />

encontró con ellos, o si fueron salvados por medio <strong>de</strong> su ministerio. Quizá la carga <strong>de</strong> la<br />

evi<strong>de</strong>ncia está <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> que eran ya creyentes cuando llegaron a Corinto.<br />

18:4 Pablo discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a<br />

prosélitos gentiles <strong>de</strong> que Jesús era verda<strong>de</strong>ramente el Cristo <strong>de</strong> Dios.<br />

18:5 Pablo había <strong>de</strong>jado a Silas y a Timoteo en Berea al dirigirse a Atenas. Des<strong>de</strong><br />

Atenas les había enviado recado para que se reuniesen con él. Por fin le alcanzaron en<br />

Corinto.<br />

Después <strong>de</strong> su llegada, Pablo estaba entregado por entero. Esto pue<strong>de</strong> significar que<br />

la carga <strong>de</strong>l Señor estaba sobre él para predicar el mensaje con gran diligencia, testificando<br />

a los judíos que Jesús era el Cristo. Aquí pue<strong>de</strong> sugerirse que el apóstol ya no pasaba el<br />

tiempo haciendo tiendas, sino que se dio totalmente a la predicación <strong>de</strong>l evangelio.<br />

Fue para este tiempo que Pablo escribió 1 Tesalonicenses (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 52 d.C.).<br />

18:6 Los judíos incrédulos se opusieron, blasfemando o hablando en contra. Rechazar<br />

el evangelio es en último término actuar contra uno mismo. El incrédulo no hace a nadie<br />

tanto mal como a sí mismo.<br />

Pablo les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza;<br />

yo soy limpio; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora me iré a los gentiles. Este sacudimiento <strong>de</strong> su vestimenta fue<br />

un acto expresivo, significando que se disociaba <strong>de</strong> ellos. Sin embargo, esto no impidió que<br />

fuese a la sinagoga en otra ciudad, Éfeso (19:8).<br />

Las palabras <strong>de</strong>l apóstol son un solemne recordatorio a cada creyente que hay culpa <strong>de</strong><br />

sangre. El cristiano es <strong>de</strong>udor <strong>de</strong> todos. Si <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> pagar esta <strong>de</strong>uda proclamando el<br />

evangelio, Dios le tendrá por responsable. Si, en cambio, da un fiel testimonio <strong>de</strong> Cristo y<br />

se encuentra con un terco rechazo, entonces él queda libre <strong>de</strong> culpa, y la responsabilidad<br />

<strong>de</strong>scansa sobre el que rechaza a Cristo.<br />

Este versículo representa otro paso en el rechazamiento <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel y en la<br />

proclamación <strong>de</strong>l evangelio a los gentiles. Dios había <strong>de</strong>cretado que las buenas nuevas<br />

fuesen primero a los judíos, pero a lo largo <strong>de</strong> Hechos, tal como la nación <strong>de</strong> Israel iba<br />

rechazando el mensaje, el Espíritu <strong>de</strong> Dios se iba apartando entristecido <strong>de</strong> esta nación.<br />

18:7–8 Después <strong>de</strong>l estallido <strong>de</strong> hostilidad <strong>de</strong> los judíos, el apóstol fue a casa <strong>de</strong> Justo,<br />

un gentil convertido al judaísmo que vivía al lado <strong>de</strong> la sinagoga. Continuando su<br />

ministerio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta base, el Apóstol Pablo tuvo el gozo <strong>de</strong> ver acudir al Señor a Crispo,<br />

el principal <strong>de</strong> la sinagoga … con toda su casa. Muchos otros corintios confiaron en el<br />

Salvador y fueron bautizados. Pablo bautizó a Crispo y a algunos pocos más (1 Co. 1:14–<br />

16), pero su práctica usual era hacer que algún otro creyente bautizase. Pablo temía que la


gente formase un partido en torno suyo, en lugar <strong>de</strong> mantenerse sin distracciones en su<br />

amor y lealtad al Señor Jesús.<br />

18:9–10 El Señor habló a Pablo en Su gracia, por medio <strong>de</strong> una visión en la noche,<br />

asegurándole que no tenía nada que temer. El apóstol <strong>de</strong>bía continuar predicando la<br />

palabra, con la certidumbre <strong>de</strong> la presencia y protección <strong>de</strong> Dios. Había mucho pueblo en<br />

la ciudad que pertenecía al Señor en el sentido <strong>de</strong> que Él estaba obrando en sus vidas, y<br />

que en último término serían salvos.<br />

18:11 Pablo se quedó dieciocho meses en Corinto, enseñándoles la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Un valioso material <strong>de</strong> trasfondo acerca <strong>de</strong> este periodo se encuentra en 1 y 2 Corintios.<br />

18:12–16 Fue probablemente hacia finales <strong>de</strong> la estancia <strong>de</strong> Pablo en Corinto que<br />

Galión fue <strong>de</strong>signado procónsul <strong>de</strong> Acaya (aproximadamente el 51 d.C.). Creyendo que el<br />

nuevo procónsul les sería favorable, los judíos… llevaron a Pablo a su presencia ante el<br />

tribunal (bëma) en la plaza <strong>de</strong>l mercado en Corinto. La acusación era que Pablo estaba<br />

persuadiéndoles a honrar a Dios contra la ley judía. Antes <strong>de</strong> que el apóstol tuviese<br />

ocasión <strong>de</strong> testificar, Galión sobreseyó la cuestión con el mayor escarnio. Les dijo a los<br />

judíos que éste era estrictamente un asunto <strong>de</strong> su propia ley y no <strong>de</strong> nada que estuviese bajo<br />

su jurisdicción. Si se tratara <strong>de</strong> alguna injusticia o <strong>de</strong> algún crimen <strong>de</strong>pravado,<br />

entonces sería razonable que Galión tolerase a los judíos conforme a <strong>de</strong>recho, pero en<br />

realidad sólo se trataba <strong>de</strong> cuestiones <strong>de</strong> palabras, y <strong>de</strong> nombres, y <strong>de</strong> la ley judía. El<br />

procónsul no tenía interés alguno en llegar a ser juez <strong>de</strong> estas cosas, así que sobreseyó la<br />

causa.<br />

18:17 Algunos creen que los griegos castigaron a Sóstenes por haber llevado a Pablo<br />

ante Galión por una causa tan infundada. Cuando se dice que Galión no hacía caso <strong>de</strong><br />

nada <strong>de</strong> esto, no significa que no estuviese interesado en el evangelio, aunque<br />

probablemente no lo estuviese. Es evi<strong>de</strong>nte: lo que no quería era involucrarse en las leyes y<br />

costumbres <strong>de</strong> los judíos.<br />

18:18 Después <strong>de</strong> estos inci<strong>de</strong>ntes, Pablo se quedó aún muchos días en Corinto. Quizá<br />

fue durante este tiempo que escribió 2 Tesalonicenses.<br />

Cuando finalmente se <strong>de</strong>spidió con Priscila y Aquila <strong>de</strong> los creyentes <strong>de</strong> Corinto,<br />

zarpó rumbo a Siria, con el propósito <strong>de</strong> volver a Antioquía. Los comentaristas están<br />

divididos acerca <strong>de</strong> si era Pablo o Aquila quien se había rapado la cabeza en Cencrea, el<br />

puerto oriental <strong>de</strong> Corinto.<br />

Algunos creen que la manera <strong>de</strong>l voto era intensamente judía y no a<strong>de</strong>cuada para un<br />

hombre <strong>de</strong> la madurez espiritual <strong>de</strong> Pablo. Probablemente no haya manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir esto<br />

<strong>de</strong> forma clara.<br />

18:19–20 Cuando la nave arribó a ÉFESO, Priscila y Aquila <strong>de</strong>sembarcaron con la<br />

intención <strong>de</strong> quedarse. Pablo aprovechó la breve escala <strong>de</strong> la nave para ir a la sinagoga y<br />

discutir con los judíos. Cosa sorpren<strong>de</strong>nte, éstos querían que se quedase por más tiempo,<br />

pero no le fue posible.<br />

18:21 La nave iba a partir. Pero prometió volver otra vez, si Dios quería, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

guardar en Jerusalén la fiesta que viene.<br />

18:22 La siguiente escala <strong>de</strong> la nave era CESAREA. Des<strong>de</strong> allí, el apóstol subió a<br />

Jerusalén para saludar a la <strong>iglesia</strong>, y luego <strong>de</strong>scendió a ANTIOQUÍA para la que iba a ser<br />

su última visita.<br />

Así termina el Segundo Viaje Misionero <strong>de</strong> Pablo.


G. El tercer viaje misionero <strong>de</strong> Pablo: Asia Menor y Grecia (18:23–<br />

21:26)<br />

18:23 Después <strong>de</strong> una visita bastante prolongada en Antioquía, Pablo se dispuso a<br />

empren<strong>de</strong>r otro extenso viaje misionero. El registro <strong>de</strong> este viaje se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

versículo 23 hasta 21:16.<br />

Las primeras regiones a visitar fueron GALACIA y FRIGIA. El apóstol fue a las <strong>iglesia</strong>s<br />

allá, visitándolas una por una, fortaleciendo a todos los discípulos.<br />

18:24–26 La escena pasa ahora a Éfeso, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>jamos a Priscila y Aquila. Llegó a<br />

Éfeso un elocuente predicador llamado Apolos, que era po<strong>de</strong>roso en las Escrituras. Era<br />

judío <strong>de</strong> nacimiento y procedía <strong>de</strong> Alejandría, la capital <strong>de</strong>l Bajo Egipto. Aunque su<br />

predicación estaba acompañada <strong>de</strong> gran po<strong>de</strong>r, y aunque era muy celoso, era algo <strong>de</strong>ficiente<br />

en su conocimiento <strong>de</strong> la fe cristiana. Aparentemente, había sido bien enseñado en el<br />

ministerio <strong>de</strong> Juan el <strong>bautista</strong>, y sabía cómo Juan había llamado a la nación <strong>de</strong> Israel al<br />

arrepentimiento en preparación <strong>de</strong>l Mesías que había <strong>de</strong> venir. Aparentemente, no sabía<br />

acerca <strong>de</strong>l bautismo cristiano ni <strong>de</strong> algunos otros extremos <strong>de</strong> la doctrina cristiana. Cuando<br />

le oyeron Priscila y Aquila hablando en la sinagoga, se dieron cuenta <strong>de</strong> que necesitaba<br />

más instrucción, por lo que amantemente le tomaron aparte y le expusieron más<br />

exactamente el camino <strong>de</strong> Dios. Es para crédito <strong>de</strong> este elocuente predicador que estaba<br />

dispuesto a ser enseñado por un fabricante <strong>de</strong> tiendas y su mujer.<br />

18:27–28 Como resultado <strong>de</strong> su buena disposición a apren<strong>de</strong>r, los hermanos en Éfeso<br />

le alentaron en su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ir a Corinto para predicar la palabra. De hecho, escribieron una<br />

carta <strong>de</strong> recomendación para él. El resultado es que fue una gran ayuda para los creyentes<br />

en Corinto, y vigorosamente refutaba en público a los judíos, <strong>de</strong>mostrando por medio<br />

<strong>de</strong> las Escrituras que Jesús era el Cristo <strong>de</strong> Dios.<br />

19:1 Cuando Pablo visitó Éfeso la primera vez, prometió a los judíos en la sinagoga<br />

que si Dios quería, volvería. Para cumplir aquella promesa, viajó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las regiones <strong>de</strong><br />

Galacia y Frigia por la ruta interior, por terreno montañoso, hasta ÉFESO en la costa<br />

occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Asia proconsular. Al llegar allá se encontró con doce hombres que<br />

profesaban ser discípulos. Al hablar con ellos, se dio cuenta <strong>de</strong> que el conocimiento que<br />

tenían <strong>de</strong> la fe cristiana era muy imperfecto y <strong>de</strong>fectuoso. Se preguntó si realmente habrían<br />

recibido el Espíritu Santo.<br />

19:2 Por ello, les preguntó: ¿Recibísteis el Espíritu Santo cuando creísteis? El<br />

pensamiento en este versículo no es que la recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo sea una obra <strong>de</strong> la<br />

gracia que siga a la salvación. Tan pronto como un pecador confía en el Salvador, recibe el<br />

Espíritu Santo.<br />

La respuesta <strong>de</strong> los discípulos fue: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo, o,<br />

como se traduce en la ASV, «Ni siquiera hemos oído que el Espíritu Santo haya sido<br />

dado». Ya que estos hombres eran discípulos <strong>de</strong> Juan el <strong>bautista</strong>, como vemos por el<br />

siguiente versículo, <strong>de</strong>berían conocer acerca <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong>l Espíritu Santo por el AT.<br />

No sólo esto, sino que Juan había enseñado a sus discípulos que Aquel que vendría <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> él los bautizaría con el Espíritu Santo. Lo que estos discípulos no sabían era que el<br />

Espíritu Santo ya había sido dado en el Día <strong>de</strong> Pentecostés.<br />

19:3–4 Cuando el apóstol suscitó la cuestión <strong>de</strong>l bautismo, <strong>de</strong>scubrió que estos hombres<br />

conocían sólo acerca <strong>de</strong>l bautismo <strong>de</strong> Juan. En otras palabras, la magnitud <strong>de</strong> su<br />

conocimiento era que el Mesías estaba por venir, y ellos habían mostrado por el bautismo<br />

su arrepentimiento como preparación necesaria para recibirle como Rey. No sabían que


Cristo había muerto, que había sido sepultado y que había resucitado <strong>de</strong> entre los muertos y<br />

ascendido al cielo, y que había enviado el Espíritu Santo. Pablo les explicó todas estas<br />

cosas. Les recordó que cuando Juan bautizaba con el bautismo <strong>de</strong> arrepentimiento los<br />

apremiaba a que creyesen en … Jesús el Cristo.<br />

19:5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús. A través<br />

<strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Hechos el énfasis recae intensamente sobre el señorío <strong>de</strong> Jesús. Por eso, los<br />

discípulos <strong>de</strong> Juan aquí fueron bautizados por la autoridad <strong>de</strong>l Señor Jesús y como<br />

reconocimiento público <strong>de</strong> que habían aceptado en sus vidas a Jesucristo como Señor<br />

(Jehová).<br />

19:6–7 Pablo les impuso entonces las manos, y recibieron el Espíritu Santo. Ésta es la<br />

cuarta y clara ocasión en Hechos en que fue dado el Espíritu Santo. La primera es en el<br />

capítulo 2, en el Día <strong>de</strong> Pentecostés, e involucró primariamente a los judíos. La segunda es<br />

en Hechos 8, cuando el Espíritu fue dado a los samaritanos por la imposición <strong>de</strong> manos <strong>de</strong><br />

Pedro y Juan. La tercera vez fue en He-chos 10, en la casa <strong>de</strong>l gentil Cornelio, en Jope.<br />

Hemos observado previamente que el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los acontecimientos llevando a la recepción<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo es diferente en cada caso.<br />

Aquí en Hechos 19, el or<strong>de</strong>n es:<br />

Fe.<br />

Rebautismo.<br />

Imposición <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong>l apóstol.<br />

Recepción <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

Al dar el Espíritu Santo a los discípulos <strong>de</strong> Juan por medio <strong>de</strong> la imposición <strong>de</strong> manos<br />

<strong>de</strong> Pablo, el Señor eliminaba toda posibilidad <strong>de</strong> que se pudiese preten<strong>de</strong>r posteriormente<br />

que Pablo era inferior a Pedro, Juan o los otros apóstoles.<br />

Cuando los discípulos <strong>de</strong> Juan recibieron el Espíritu Santo… hablaban en lenguas, y<br />

profetizaban. Estos po<strong>de</strong>res sobrenaturales eran el método divino <strong>de</strong> obrar en los tiempos<br />

antes <strong>de</strong> que fuese dado el NT. Hoy sabemos que recibimos el Espíritu Santo en el<br />

momento <strong>de</strong> la conversión, no por señales y maravillas, ni siquiera por sentimientos, sino<br />

por el testimonio <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l NT.<br />

En el momento en que una persona cree en el Señor Jesucristo, viene a ser habitación<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo; es sellado por el Espíritu Santo; recibe las arras <strong>de</strong>l Espíritu; recibe la<br />

unción <strong>de</strong>l Espíritu; y es bautizado por el Espíritu en el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Sin embargo, esto<br />

no niega que en la vida <strong>de</strong> un creyente haya posteriores crisis <strong>de</strong>l Espíritu. No se pue<strong>de</strong><br />

negar que el Espíritu Santo a menudo viene sobre individuos <strong>de</strong> una manera soberana,<br />

dándoles capacidad para ministerios especiales, dándoles gran intrepi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> fe, y<br />

<strong>de</strong>rramando sobre ellos una pasión por las almas.<br />

19:8 Por espacio <strong>de</strong> tres meses Pablo acudió a la sinagoga en Éfeso, discutiendo y<br />

persuadiendo acerca <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Por discutir enten<strong>de</strong>mos que hablaba al intelecto<br />

<strong>de</strong> las personas. Por persuadir, intentaba influir en sus volunta<strong>de</strong>s, especialmente por lo que<br />

respecta a la fe en Jesús como el Cristo. El tema <strong>de</strong> sus discursos era Acerca <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong><br />

Dios. C. E. Stuart clarifica:<br />

No se trata, observemos, que predicase el Evangelio <strong>de</strong>l Reino; esto,<br />

dispensacionalmente, habría estado fuera <strong>de</strong> lugar. El Señor lo había predicado. Sin<br />

embargo, quedó en suspenso a Su muerte, para ser avivado en un día veni<strong>de</strong>ro (Mt. 24:14;


Ap. 14:6, 7). Pero Pablo razonaba acerca <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> Dios, porque esto existe ahora en la<br />

tierra.<br />

19:9–10 Cuando algunos <strong>de</strong> los judíos se endurecieron (en cuanto a sus intelectos) y se<br />

volvieron <strong>de</strong>sobedientes (en cuanto a sus volunta<strong>de</strong>s), y comenzaron a agitar a la multitud<br />

contra el Camino, Pablo <strong>de</strong>jó la sinagoga separó a sus discípulos <strong>de</strong> los judíos allí. Los<br />

llevó a la escuela <strong>de</strong> uno llamado Tiranno, don<strong>de</strong> tuvo la libertad <strong>de</strong> enseñarles cada día.<br />

Se cree generalmente que este Tiranno era un griego que daba clases <strong>de</strong> filosofía o<br />

retórica. Por espacio <strong>de</strong> dos años el apóstol hizo discípulos, y luego los enseñó a enseñar<br />

también a otros. Como resultado, toda la provincia <strong>de</strong> Asia oyó la palabra <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús, tanto judíos como griegos. De esta manera se abrió para Pablo una puerta gran<strong>de</strong> y<br />

eficaz, aunque había muchos adversarios (1 Co. 16:9).<br />

19:11–12 Como apóstol <strong>de</strong> Jesucristo, Pablo tenía po<strong>de</strong>r para hacer señales y<br />

maravillas, como pruebas <strong>de</strong> su apostolado, y certificar el mensaje que predicaba. Tan<br />

gran<strong>de</strong> era el po<strong>de</strong>r que salía <strong>de</strong> él que aun aplicaban a los enfermos los paños o<br />

<strong>de</strong>lantales que habían estado en contacto con su cuerpo, y las enfermeda<strong>de</strong>s se iban <strong>de</strong><br />

ellos, y los espíritus malos salían. Se suscita la cuestión <strong>de</strong> si estos milagros pue<strong>de</strong>n ser<br />

duplicados en la actualidad. El Espíritu Santo es soberano, y pue<strong>de</strong> hacer como prefiera.<br />

Sin embargo, se ha <strong>de</strong> admitir que a los apóstoles y sus <strong>de</strong>legados se les habían conferido<br />

po<strong>de</strong>res sobrenaturales. Por cuanto no tenemos apóstoles hoy, en el más pleno sentido <strong>de</strong> la<br />

palabra, es inútil insistir que sus milagros se han perpetuado.<br />

19:13–14 Siempre que Dios obra con po<strong>de</strong>r, Satanás está invariablemente cerca para<br />

obstruir y oponerse. Mientras Pablo predicaba y hacía milagros, había en Éfeso unos ciertos<br />

judíos ambulantes que eran exorcistas. Estos hombres intentaron mandar a los espíritus<br />

malos (usando el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús como fórmula mágica) que saliesen <strong>de</strong> los<br />

poseídos. Que algunos <strong>de</strong> los judíos tuviesen realmente po<strong>de</strong>r para expulsar <strong>de</strong>monios lo<br />

había reconocido el Señor Jesús (Lc. 11:19).<br />

Entre los magos judíos que practicaban esto había siete hijos <strong>de</strong> Esceva. Este hombre<br />

había sido hecho jefe <strong>de</strong> los sacerdotes, o sacerdote encargado <strong>de</strong> las veinticuatro ór<strong>de</strong>nes.<br />

Un día sus hijos estaban tratando <strong>de</strong> expulsar a un mal espíritu <strong>de</strong> un en<strong>de</strong>moniado. Le<br />

dijeron al <strong>de</strong>monio: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo.<br />

19:15–16 Pronunciaron las palabras, pero no tenían el po<strong>de</strong>r, y el <strong>de</strong>monio no obe<strong>de</strong>ció.<br />

De hecho, la contestación <strong>de</strong>l espíritu malo fue muy reveladora. Dijo: A Jesús conozco, y<br />

sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?<br />

F. B. Meyer tiene un ameno comentario acerca <strong>de</strong> esto, que vale la pena citar:<br />

Cuando los hijos <strong>de</strong> Esceva emprendieron su acción contra el <strong>de</strong>monio, él se revolvió<br />

contra ellos, y les dijo: «Vosotros enanos, liliputienses, ¿quiénes sois? ¡A Pablo lo<br />

conozco! A vosotros no; nunca he oído hablar <strong>de</strong> vosotros; vuestro nombre nunca ha sido<br />

mencionado en el Infierno. Nadie os conoce, ni sabe nada <strong>de</strong> vosotros, fuera <strong>de</strong> este<br />

pequeño lugarejo llamado Éfeso».<br />

Sí, y aquí tenemos la pregunta que me han hecho hoy: «¿Me conoce alguien en el<br />

Infierno?». ¿Saben los <strong>de</strong>monios acerca <strong>de</strong> nosotros? ¿Nos tienen miedo? ¿Les<br />

aterrorizamos? ¿O se nos vuelven respondones? Cuando predicamos en domingo, o cuando<br />

enseñamos a nuestra clase <strong>de</strong> Escuela Dominical, el diablo dice: «No os conozco; no valéis<br />

mi pólvora y perdigones; seguid haciendo vuestro trabajo, que no voy a remover el Infierno<br />

para <strong>de</strong>teneros».


Es interesante cómo la Escritura distingue entre el espíritu malo (v. 15) y el hombre<br />

en quien estaba el espíritu malo (v. 16). En el v. 15 habla el <strong>de</strong>monio. Pero en el versículo<br />

16 el en<strong>de</strong>moniado mismo se lanzó <strong>de</strong> un salto sobre los hijos <strong>de</strong> Esceva, y<br />

dominándolos, los <strong>de</strong>snudó e hirió.<br />

19:17 Cuando las nuevas <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> las fuerzas <strong>de</strong> Satanás fueron conocidas en<br />

el área circundante, un profundo sentimiento <strong>de</strong> asombro cayó sobre la gente, y era<br />

magnificado el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús. No fue el nombre <strong>de</strong> Pablo el que recibió la<br />

gloria, sino el nombre <strong>de</strong>l Salvador <strong>de</strong> Pablo.<br />

19:18–19 Tan po<strong>de</strong>rosamente obró el Espíritu <strong>de</strong> Dios entre aquellos que habían<br />

practicado diversas formas <strong>de</strong> arte mágico que un gran número <strong>de</strong> ellos se volvió a Cristo,<br />

confesando y dando cuenta <strong>de</strong> las cosas que practicaban. Después <strong>de</strong> eso, <strong>de</strong>mostraron<br />

públicamente su fe recogiendo sus libros <strong>de</strong> magia y quemándolos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todos. El<br />

coste original <strong>de</strong> los libros habría sido <strong>de</strong> cincuenta mil piezas <strong>de</strong> plata. Es difícil<br />

<strong>de</strong>terminar exactamente cuánto habría sido esto en nuestro dinero —quizá entre ocho y diez<br />

mil dólares.<br />

19:20 Esta bien publicada renuncia <strong>de</strong> las prácticas paganas hizo que la palabra <strong>de</strong>l<br />

Señor se fortaleciese po<strong>de</strong>rosamente y prevaleciese. Quizá si los mo<strong>de</strong>rnos cristianos<br />

quemasen sus libros y revistas basura, la palabra prevalecería mucho más.<br />

19:21–22 Al comenzar a llegar a su fin la estancia <strong>de</strong> Pablo en Éfeso, <strong>de</strong>cidió ir <strong>de</strong><br />

vuelta a Jerusalén por vía <strong>de</strong> Macedonia y Acaya, pero se quedó por algún tiempo en<br />

Asia. Es probable en esta época que escribió 1 Corintios (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 56 d.C.).<br />

19:23–27 Como resultado <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Pablo, muchos efesios se habían vuelto <strong>de</strong><br />

los ídolos al Señor. El <strong>de</strong>spertar espiritual en la ciudad estaba tan extendido que provocó<br />

una crisis entre los fabricantes <strong>de</strong> ídolos. Un platero llamado Demetrio era uno <strong>de</strong> los que<br />

estaban gravemente afectados. Hacía templecillos <strong>de</strong> plata <strong>de</strong> Diana. Actuando como<br />

portavoz <strong>de</strong>l oficio, reunió a los obreros <strong>de</strong>l mismo oficio y trató <strong>de</strong> impulsarlos a<br />

empren<strong>de</strong>r alguna acción <strong>de</strong>cidida. Les recordó cómo Pablo tuvo tanto éxito en persuadir a<br />

muchas gentes <strong>de</strong> que no son dioses los que se hacen con las manos humanas. Reveló su<br />

verda<strong>de</strong>ro motivo cuando dijo que su negocio estaba en peligro, pero intentó darle una<br />

coloración religiosa pretendiendo una gran reverencia por Diana y su templo.<br />

19:28–31 La reunión <strong>de</strong> los plateros pronto se transformó en un motín en el que la<br />

ciudad entera quedó implicada. Coreando el lema <strong>de</strong> «¡Gran<strong>de</strong> es Diana <strong>de</strong> los Efesios!»,<br />

la multitud se lanzó al teatro (arena o coliseo), arrebatando a Gayo y a Aristarco, dos <strong>de</strong><br />

los compañeros <strong>de</strong> viaje <strong>de</strong> Pablo, sin duda con la intención <strong>de</strong> darles muerte. Pablo<br />

mismo quería hablar al pueblo, pero los discípulos no se lo permitieron, ni algunos<br />

Asiarcas (autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Asia, magistrados escogidos por las ciuda<strong>de</strong>s, que a su propia<br />

costa disponían festivida<strong>de</strong>s en honor <strong>de</strong> los dioses). Estos benefactores cívicos que se<br />

habían hecho amigos <strong>de</strong> Pablo le advirtieron que sería <strong>de</strong> lo más impru<strong>de</strong>nte entrar en el<br />

teatro.<br />

19:32 Para entonces, el populacho estaba totalmente <strong>de</strong>scontrolado. Muchos no sabían<br />

por qué estaban allí. Se oían voces contradictorias a cada lado.<br />

19:33–34 Un judío llamado Alejandro intentó presentarse y dirigirse a la multitud.<br />

Indudablemente, su propósito era <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a los judíos como totalmente inocentes en aquel<br />

asunto. Pero cuando la multitud supo que era judío lanzaron un enorme clamor <strong>de</strong><br />

protesta. Todos a una gritaron casi por dos horas: ¡Gran<strong>de</strong> es Diana <strong>de</strong> los efesios!<br />

19:35 En este momento crucial, el secretario <strong>de</strong> la ciudad consiguió apaciguar a la<br />

multitud. Su discurso fue tan eficaz como insustancial. Vino a <strong>de</strong>cirles que los efesios no


tenían nada que temer. A fin <strong>de</strong> cuentas, todos sabían que Éfeso había sido <strong>de</strong>signada como<br />

la ciudad que <strong>de</strong>bía servir como guardiana <strong>de</strong>l templo <strong>de</strong> la gran diosa Diana. Aunque<br />

trece ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Asia tenían participación en el templo, sin embargo aquel sagrado edificio<br />

estaba encomendado solemnemente a la custodia <strong>de</strong> los efesios. También a ellos les tocaba<br />

el privilegio <strong>de</strong> guardar una imagen <strong>de</strong> Diana que se suponía había caído <strong>de</strong>l cielo.<br />

19:36–40 Implicando que sus fundamentos religiosos estaban seguros y que nada<br />

podría jamás <strong>de</strong>struir el culto a Diana, dijo a la gente que eran unos insensatos por hacer<br />

todo aquel disturbio. A fin <strong>de</strong> cuentas, los hombres contra los que vociferaban no eran<br />

sacrílegos ni blasfemadores <strong>de</strong> Diana. Si Demetrio y los artífices que estaban con él<br />

tenían alguna queja justa, estaban abiertos los tribunales para las audiencias normales, con<br />

procónsules dispuestos a oír sus acusaciones. Si tenían algo que <strong>de</strong>cir, siempre había la<br />

posibilidad <strong>de</strong> reunirse en legítima asamblea. Pero ellos se habían reunido en ambiente <strong>de</strong><br />

sedición. El Imperio Romano consi<strong>de</strong>raba muy mal esta forma <strong>de</strong> actuar. Si jamás se les<br />

llamaba a dar razón <strong>de</strong> aquella reunión tumultuosa, no podrían justificarse. A<strong>de</strong>más, el<br />

secretario <strong>de</strong> la ciudad sabía que su puesto, y posiblemente su vida, estarían en peligro si<br />

llegaban noticias <strong>de</strong>l motín a Roma.<br />

19:41 Para entonces, la multitud se había enfriado, y ahora se apresuraron a sus casas.<br />

Cosa extraña, fue la acción <strong>de</strong>l secretario <strong>de</strong> la ciudad en interés <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n civil, y no el<br />

motín, lo que puso fin al ministerio <strong>de</strong> Pablo allí. En tanto que hubiese una sana oposición,<br />

Pablo pensaba que tenía abierta <strong>de</strong> par en par una puerta <strong>de</strong> oportunidad (1 Co. 16:8, 9).<br />

Pero parece que cuando le fue extendida la protección municipal, se marchó<br />

(Seleccionado).<br />

Las palabras concurrencia (v. 32) y asamblea (vv. 39, 41) son traducción <strong>de</strong> la palabra<br />

griega ekklësia, lo que significa una compañía <strong>de</strong> personas convocadas fuera. Es la misma<br />

palabra que se traduce <strong>iglesia</strong> en otras partes <strong>de</strong>l NT. Que la palabra se refiera a una<br />

concurrencia <strong>de</strong> paganos, como aquí, o a la congregación <strong>de</strong> Israel, como en Hechos 7:38, o<br />

a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l NT, se <strong>de</strong>be <strong>de</strong>terminar por el contexto. La palabra asamblea es mejor<br />

traducción <strong>de</strong> ekklësia que la palabra <strong>iglesia</strong>, que es una mera transcripción <strong>de</strong>l original,<br />

pero que no comunica el sentido <strong>de</strong>l término original. En su uso mo<strong>de</strong>rno, se refiere<br />

comúnmente a un edificio religioso. Por eso muchos cristianos prefieren la palabra<br />

asamblea; expresa el hecho <strong>de</strong> que la <strong>iglesia</strong> es un grupo <strong>de</strong> personas llamadas afuera, no<br />

un edificio ni tampoco una <strong>de</strong>nominación.<br />

20:1 En base al versículo 1, parecería que el apóstol viajó directamente <strong>de</strong> Éfeso a<br />

Macedonia. Sin embargo, por 2 Corintios sabemos que primero se dirigió a TRÓADE. Allí<br />

encontró puerta abierta para predicar el evangelio, pero anhelaba ver a Tito y saber por él<br />

cómo los Corintios habían recibido su Primera Epístola. Cuando no encontró a Tito en<br />

Tróa<strong>de</strong>, atravesó hacia la parte nor<strong>de</strong>ste <strong>de</strong>l Mar Egeo hacia MACEDONIA. Indudablemente,<br />

llegó a tierra en NEÁPOLIS. Mientras se encontraba en Macedonia, probablemente en<br />

Filipos, se encontró con Tito, y se sintió muy alentado por las nuevas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />

Corinto. Fue probablemente en este tiempo que escribió 2 Corintios (56 d.C.?). (Véase 2<br />

Corintios 1:8, 9; 2:12–14; 7:5–7.)<br />

20:2, 3a Después <strong>de</strong> ministrar por algún tiempo en Macedonia, viajó al sur a GRECIA o<br />

ACAYA. Sin duda, la mayor parte <strong>de</strong> los tres meses los <strong>de</strong>bió pasar en CORINTO, y fue<br />

durante este periodo que escribió Romanos. Algunos creen también que Gálatas fue escrita<br />

en este tiempo.


20:3b Originalmente, Pablo había planeado viajar directamente <strong>de</strong> Corinto a Siria<br />

cruzando el Egeo. Pero cuando supo que los judíos estaban tramando darle muerte durante<br />

este viaje, cambió <strong>de</strong> plan y emprendió el viaje <strong>de</strong> nuevo hacia el norte, por MACEDONIA.<br />

20:4 En esta ocasión se nos presentan algunos <strong>de</strong> los compañeros <strong>de</strong> viaje <strong>de</strong> Pablo. Se<br />

dice que le acompañaron hasta Asia, pero sabemos que algunos <strong>de</strong> ellos siguieron con él<br />

hasta la misma Roma:<br />

Sópater <strong>de</strong> Berea es posiblemente el mismo que Sosípater, pariente <strong>de</strong> Pablo mencionado<br />

en Romanos 16:21.<br />

Aristarco <strong>de</strong> Tesalónica, que casi había perdido la vida en el motín en Éfeso (Hch. 19:29).<br />

Más a<strong>de</strong>lante leemos <strong>de</strong> que era compañero <strong>de</strong> cárcel con Pablo en Roma (Flm. 24; Col.<br />

4:10).<br />

Segundo, también <strong>de</strong> Tesalónica, acompañó a Pablo hasta Asia, probablemente hasta<br />

Tróa<strong>de</strong> o Mileto.<br />

Gayo <strong>de</strong> Derbe no <strong>de</strong>be ser confundido con el macedonio que fue tomado por el populacho<br />

en Éfeso (Hch. 19:29). Otro Gayo es citado como morador <strong>de</strong> Corinto y anfitrión <strong>de</strong> Pablo<br />

mientras estaba allá (Ro. 16:23). La Tercera Epístola <strong>de</strong> Juan se dirige a un hombre llamado<br />

Gayo, que posiblemente vivía en alguna ciudad cercana a Éfeso. Gayo era un nombre muy<br />

generalizado.<br />

Timoteo no sólo acompañó a Pablo a Asia, sino que estuvo con él en Roma durante su<br />

primer encarcelamiento. Posteriormente, viajó con Pablo a través <strong>de</strong>l Asia proconsular. En<br />

su Segunda Carta a Timoteo, Pablo expresó el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> volverle a ver, pero no sabemos si<br />

este <strong>de</strong>seo pudo ser cumplido.<br />

Tíquico, nativo <strong>de</strong> Asia Menor, probablemente viajó con el apóstol hasta Mileto. Más<br />

a<strong>de</strong>lante se unió a Pablo en Roma y es mencionado como laborando con él hasta y durante<br />

el tiempo <strong>de</strong> su segundo encarcelamiento.<br />

Trófimo era aparentemente un gentil proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Éfeso, en Asia Menor. Fue con Pablo a<br />

Jerusalén, y fue la causa inocente <strong>de</strong>l arresto <strong>de</strong> Pablo. También es mencionado en 2<br />

Timoteo 4:20.<br />

20:5–6 Parece que los siete hermanos mencionados se dirigieron por a<strong>de</strong>lantado a<br />

Tróa<strong>de</strong>, mientras Pablo y Lucas visitaban FILIPOS. (Creemos que Lucas estaba con el<br />

apóstol por el uso que hace <strong>de</strong> la forma en primera persona <strong>de</strong>l plural, nos, nosotros, en el<br />

versículo 5, 6, etc.) Pasados los días <strong>de</strong> los panes sin levadura, o la Pascua, Pablo y Lucas<br />

zarparon <strong>de</strong> Macedonia hacia TRÓADE. De ordinario, el viaje no habría necesitado cinco<br />

días. No se da aquí ninguna explicación <strong>de</strong>l retraso.<br />

20:7–9 Comparando los versículos 6 y 7, parece que el apóstol esperó a propósito en<br />

Tróa<strong>de</strong> durante siete días para po<strong>de</strong>r estar allá para el partimiento <strong>de</strong>l pan en el Día <strong>de</strong>l<br />

Señor. Des<strong>de</strong> luego, queda claro por el versículo 7 que era la práctica <strong>de</strong> los cristianos<br />

primitivos reunirse el primer día <strong>de</strong> la semana con el propósito <strong>de</strong> celebrar la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

Que Pablo alargase el discurso hasta la medianoche no <strong>de</strong>bería causarnos sorpresa<br />

alguna. Cuando la temperatura espiritual <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> es elevada, el Espíritu <strong>de</strong> Dios se<br />

siente libre <strong>de</strong> actuar sin verse enca<strong>de</strong>nado por la servidumbre <strong>de</strong> los relojes. Al ir<br />

transcurriendo la noche, el ambiente <strong>de</strong>l aposento alto fue cargándose. Quizá las muchas<br />

lámparas contribuyeron a esto, así como el número <strong>de</strong> personas presentes. Un joven


llamado Eutico, sentado en una ventana abierta, se durmió y cayó a la calle. Fue una caída<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tercer piso, y murió a causa <strong>de</strong> ella.<br />

20:10 Entonces <strong>de</strong>scendió Pablo y se tendió sobre el cuerpo <strong>de</strong>l joven, como habían<br />

hecho los profetas en la antigüedad. Luego anunció al pueblo que no habían <strong>de</strong> preocuparse<br />

más por aquello, porque Eutico estaba ahora vivo. Podría parecer por las palabras <strong>de</strong> Pablo<br />

que su preocupación era injustificada, porque el joven no había muerto; su vida estaba en<br />

él (RVR77 margen). Pero está claro por el versículo 9 que estaba realmente muerto.<br />

Actuando con el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un apóstol, Pablo lo había restaurado milagrosamente a la vida.<br />

20:11–12 Después que Pablo subió, partieron el pan (v. 11), es <strong>de</strong>cir, celebraron la<br />

Cena <strong>de</strong>l Señor, que era para lo que se habían reunido (v. 7). Después comieron una comida<br />

común, quizá el agapë o fiesta <strong>de</strong> amor. En los primeros tiempos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, esta comida<br />

<strong>de</strong> amor se tomaba junto con la Cena <strong>de</strong>l Señor, pero se introdujeron abusos (1 Co. 11:20–<br />

22), y gradualmente fue <strong>de</strong>jándose <strong>de</strong> celebrar.<br />

Después <strong>de</strong> una inolvidable reunión <strong>de</strong> toda la noche, el apóstol se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> los<br />

creyentes en Tróa<strong>de</strong>.<br />

20:13–15 Pablo partió <strong>de</strong> Tróa<strong>de</strong> a pie, y anduvo treinta y dos kilómetros por la cresta<br />

<strong>de</strong> una sierra hasta ASÓN. Sus compañeros <strong>de</strong> viaje fueron en barco alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l<br />

promontorio, y luego lo recogieron en la costa meridional. Quizá quería tiempo para estar a<br />

solas y meditar sobre la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Navegaron hacia el sur a lo largo <strong>de</strong> la costa occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Asia Menor, y llegaron luego<br />

a MITILENE, la principal ciudad <strong>de</strong> la isla <strong>de</strong> LESBOS. A la noche siguiente aparentemente<br />

fon<strong>de</strong>aron junto a la isla <strong>de</strong> QUÍO. Otro día <strong>de</strong> navegación los llevó a la isla <strong>de</strong> SAMOS, y<br />

habiendo hecho escala en TROGILIO, llegaron finalmente al día siguiente a MILETO, un<br />

puerto en la costa sudocci<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Asia Menor, a treinta y seis millas al sur <strong>de</strong> Éfeso.<br />

20:16 Pablo pasó por alto Éfeso <strong>de</strong> manera intencionada, porque temía que una visita<br />

allí le tomase <strong>de</strong>masiado tiempo, y se apresuraba por estar el día <strong>de</strong> Pentecostés, si le<br />

fuese posible, en Jerusalén.<br />

20:17 Tras tomar tierra en Mileto, Pablo envió recado a los ancianos <strong>de</strong> Éfeso, para<br />

pedirles que viniesen a encontrarse con él. Es indudable que pasó tiempo antes que el<br />

mensaje les pudiese llegar y que ellos pudiesen empren<strong>de</strong>r viaje hacia el sur. Pero quedaron<br />

bien compensados por el magnífico mensaje que oyeron <strong>de</strong> labios <strong>de</strong>l gran apóstol. En él<br />

tenemos un valioso retrato <strong>de</strong>l siervo i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Vemos allí a un hombre<br />

ardientemente consagrado al Salvador. Trabajaba en sazón y fuera <strong>de</strong> sazón. Era<br />

infatigable, indomable, constante. Estaba marcado por una verda<strong>de</strong>ra humildad. No había<br />

precio <strong>de</strong>masiado alto que pagar. Su ministerio era resultado <strong>de</strong> un profundo ejercicio <strong>de</strong><br />

alma. Tenía una santa intrepi<strong>de</strong>z y audacia. Que viviese o muriese era lo que menos<br />

importancia tenía. Lo importante era que se llevase a cabo la voluntad <strong>de</strong> Dios y que los<br />

hombres oyesen el evangelio. Era <strong>de</strong>sprendido en todas sus acciones. Prefería dar antes que<br />

recibir. No le arredraban las dificulta<strong>de</strong>s. Practicaba lo que predicaba.<br />

20:18–19 El apóstol recordó a los ancianos <strong>de</strong> Éfeso acerca <strong>de</strong> su comportamiento<br />

cuando vivía entre ellos. Des<strong>de</strong> el primer día que había entrado en Asia, y todo el tiempo<br />

que estuvo allí, sirvió al Señor con toda humildad y abnegación. En relación con su<br />

ministerio, hubo una constante tensión sobre su constitución emocional; hubo lágrimas <strong>de</strong><br />

dolor y pruebas. Constantemente había sufrido persecución por las asechanzas <strong>de</strong> los<br />

judíos. Pero a pesar <strong>de</strong> todas las adversas circunstancias, su ministerio había sido intrépido<br />

y valeroso.


20:20–21 Pablo no se había retraído <strong>de</strong> anunciar nada que fuese útil para el bien<br />

espiritual <strong>de</strong> los efesios. Los había enseñado públicamente y por las casas, constreñido<br />

por su amor a Cristo. Para él no se trataba <strong>de</strong> celebrar reuniones a intervalos regulares, sino<br />

<strong>de</strong> aprovechar cada oportunidad para alentar al crecimiento entre los creyentes. Sin<br />

discriminación acerca <strong>de</strong> nacionalidad o trasfondo religioso, predicó la necesidad <strong>de</strong>l<br />

arrepentimiento para con Dios, y <strong>de</strong> la fe en nuestro Señor Jesucristo. Estos son dos<br />

aspectos fundamentales <strong>de</strong>l evangelio. En cada caso genuino <strong>de</strong> conversión hay<br />

arrepentimiento y fe. Son las dos caras <strong>de</strong> la moneda <strong>de</strong>l evangelio. Si una persona no está<br />

arrepentida, la fe salvadora será imposible. Por otra parte, el arrepentimiento no serviría<br />

<strong>de</strong> nada excepto que fuese seguido <strong>de</strong> fe en el Hijo <strong>de</strong> Dios. El arrepentimiento es un<br />

cambio radical <strong>de</strong> actitud en el que el pecador reconoce su condición <strong>de</strong> perdido y se inclina<br />

ante el juicio <strong>de</strong> Dios respecto a su culpa. La fe es la entrega <strong>de</strong> uno a Jesucristo como<br />

Señor y Salvador.<br />

En muchos pasajes <strong>de</strong>l NT se <strong>de</strong>clara la fe sola como la condición <strong>de</strong> la salvación. Sin<br />

embargo, la fe presupone arrepentimiento. ¿Cómo podría nadie verda<strong>de</strong>ramente aceptar a<br />

Jesucristo como Salvador si no diese cuenta <strong>de</strong> que necesita un Salvador? Esta conciencia,<br />

a la que se llega por el ministerio <strong>de</strong> convicción <strong>de</strong>l Espíritu Santo, es el arrepentimiento.<br />

20:22–23 Habiendo pasado revista a su pasada conducta entre los efesios, el apóstol<br />

mira ahora a<strong>de</strong>lante a los pa<strong>de</strong>cimientos que le esperaban. Iba apremiado en su espíritu a<br />

Jerusalén (V.M.). Era un apremio interno, que aparentemente no podía quitarse <strong>de</strong> encima.<br />

Aunque no sabía exactamente qué suce<strong>de</strong>ría en Jerusalén, sí sabía que le esperaban<br />

ca<strong>de</strong>nas y tribulaciones como parte regular <strong>de</strong> su vida. El Espíritu Santo había estado<br />

dándole a conocer este hecho por todas las ciuda<strong>de</strong>s, quizá por medio <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong><br />

profetas, o quizá por la misteriosa comunicación interior <strong>de</strong> la inteligencia divina.<br />

20:24 Mientras el apóstol pon<strong>de</strong>raba la perspectiva que tenía en su mente, no pensaba<br />

que <strong>de</strong>bía tener su vida en gran consi<strong>de</strong>ración. Su ambición era obe<strong>de</strong>cer a Dios y<br />

agradarle. Si por ello era llamado a ofrecer su vida, estaba dispuesto a hacerlo. Ningún<br />

sacrificio que pudiese hacer por Aquel que murió por él sería nunca <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong>.<br />

Todo lo que importaba era acabar su carrera y el ministerio que había recibido <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús, para dar solemne testimonio <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios. Ningún título<br />

podría expresar mejor las buenas nuevas que Pablo predicaba —el evangelio <strong>de</strong> la gracia<br />

<strong>de</strong> Dios—. Es un entusiasmante mensaje <strong>de</strong>l favor inmerecido <strong>de</strong> Dios para con los<br />

culpables e impíos pecadores que nada merecen sino el infierno eterno. Cuenta cómo el<br />

amado Hijo <strong>de</strong> Dios llegó <strong>de</strong> la más alta gloria <strong>de</strong>l cielo para sufrir, <strong>de</strong>rramar Su sangre y<br />

morir en el Calvario, para que todos los que creen en Él reciban el perdón <strong>de</strong> pecados y la<br />

vida eterna.<br />

20:25–27 Pablo estaba seguro <strong>de</strong> que nunca volvería a ver a sus amados hermanos <strong>de</strong><br />

Éfeso, pero su conciencia estaba limpia al <strong>de</strong>jarlos, porque sabía que no había rehuido<br />

anunciarles todo el consejo <strong>de</strong> Dios. Les había instruido no sólo en las verda<strong>de</strong>s<br />

fundamentales <strong>de</strong>l evangelio, sino también en todas las verda<strong>de</strong>s vitales para la vida <strong>de</strong> la<br />

piedad.<br />

20:28 Por cuanto nunca más los vería en la tierra, entregó un solemne encargo a los<br />

ancianos <strong>de</strong> que ante todo <strong>de</strong>bían mirar por su propia condición espiritual. Si no vivían en<br />

comunión con el Señor, no podían esperar ser guías espirituales en la <strong>iglesia</strong>.<br />

Su función como ancianos era mirar por todo el rebaño en que el Espíritu Santo los<br />

había puesto por supervisores. Como ya hemos mencionado, los supervisores en el NT<br />

son también llamados obispos, ancianos y presbíteros. Este versículo enfatiza que los


ancianos no son <strong>de</strong>signados y escogidos por la asamblea local. Son hechos supervisores<br />

por el Espíritu Santo, y <strong>de</strong>berían ser reconocidos por los creyentes entre los que laboran.<br />

Entre otras cosas, tenían la responsabilidad <strong>de</strong> pastorear la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios (V.M.). La<br />

importancia <strong>de</strong> una comisión así se ve en las palabras que siguen: la cual él adquirió para<br />

sí por medio <strong>de</strong> su propia sangre. Esta última expresión ha sido causa <strong>de</strong> gran discusión y<br />

<strong>de</strong>sacuerdo entre los eruditos bíblicos. La dificultad es que aquí se presenta a Dios como<br />

<strong>de</strong>rramando Su sangre, mientras que Dios es Espíritu. Fue el Señor Jesús quien <strong>de</strong>rramó Su<br />

sangre, y aunque Jesús es Dios, sin embargo en ningún lugar se refiere la Biblia a Dios<br />

sangrando o muriendo.<br />

La mayoría <strong>de</strong> los manuscritos leen «la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l Señor y Dios que Él adquirió con Su<br />

propia sangre», aparentemente sugiriendo aquella Persona <strong>de</strong> la Deidad (el Señor) que<br />

realmente <strong>de</strong>rramó Su sangre.<br />

Tal vez J. N. Darby se acerque más al sentido correcto <strong>de</strong>l pasaje en su versión New<br />

Translation: «La asamblea <strong>de</strong> Dios, que Él ha adquirido con la sangre <strong>de</strong>l Suyo». Aquí Dios<br />

es quien ha adquirido la <strong>iglesia</strong>, pero lo ha hecho con la sangre <strong>de</strong> Su Hijo, el bendito Señor<br />

Jesús.<br />

20:29–30 Pablo era bien consciente <strong>de</strong> que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su partida, la <strong>iglesia</strong> sería<br />

atacada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera. Falsos maestros, lobos con pieles <strong>de</strong> cor<strong>de</strong>ro, atacarían<br />

rapazmente al rebaño, sin mostrar misericordia. Des<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la comunión, los hombres<br />

aspirarían a puestos <strong>de</strong> importancia, torciendo la verdad y tratando <strong>de</strong> arrastrar tras sí a<br />

los discípulos.<br />

20:31 A la vista <strong>de</strong> estos inminentes peligros, los ancianos <strong>de</strong>berían estar en guardia, y<br />

recordar constantemente que por tres años el apóstol los había estado advirtiendo <strong>de</strong><br />

noche y <strong>de</strong> día … con lágrimas.<br />

20:32 El gran recurso <strong>de</strong> Pablo ahora era encomendarlos a Dios y a la palabra <strong>de</strong> su<br />

gracia. Observemos que no los encomendó a otros lí<strong>de</strong>res humanos, ni a supuestos<br />

sucesores <strong>de</strong> los apóstoles. No, sino que los encomendó a Dios y a la Biblia. Aquí tenemos<br />

un elocuente testimonio <strong>de</strong> la suficiencia <strong>de</strong> la inspirada Escritura. Ella es la que tiene<br />

po<strong>de</strong>r para sobreedificar a los creyentes y darles herencia con todos los santificados.<br />

20:33–35 Al concluir su mensaje, el apóstol Pablo pone una vez más ante los ancianos<br />

el ejemplo <strong>de</strong> su propia vida y ministerio. Él les podía <strong>de</strong>cir con toda sinceridad que ni<br />

plata ni oro ni vestido <strong>de</strong> nadie he codiciado. No era la esperanza <strong>de</strong>l beneficio<br />

económico lo que le había motivado en la obra <strong>de</strong>l Señor. Él, básicamente, era pobre por lo<br />

que se refería a cosas materiales, pero era rico para con Dios. Extendiendo sus manos hacia<br />

ellos, les pudo recordar que aquellas manos habían trabajado para proveer a lo que era<br />

necesario para la vida, tanto para él mismo como para los que estaban con él. Pero fue más<br />

allá <strong>de</strong> todo esto. Él trabajó como fabricante <strong>de</strong> tiendas para tener medios para ayudar a los<br />

necesitados —a los físicamente enfermos, o débiles por lo que se refiere a escrúpulos<br />

morales, o débiles en cuestiones espirituales—. Los ancianos <strong>de</strong>bían recordar estas cosas, y<br />

buscar en todas las ocasiones el bien <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, recordando las palabras <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.<br />

Cosa interesante, estas palabras <strong>de</strong> nuestro Señor no se encuentran en ninguno <strong>de</strong> los<br />

Evangelios. Sí representan la suma <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> Sus enseñanzas, pero aquí se dan como<br />

adición inspirada <strong>de</strong> Sus palabras registradas en los Evangelios.<br />

20:36–38 Al terminar su mensaje, Pablo se puso <strong>de</strong> rodillas y oró con todos los<br />

ancianos. Para ellos era un momento <strong>de</strong> gran tristeza. Mostraron su afecto por el amado<br />

apóstol echándose a su cuello y besándole. Lo que en particular les entristeció fue su


<strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que no verían más su rostro. Con dolor en sus corazones, le acompañaron<br />

al barco, con el que se iba a dirigir hacia Jerusalén.<br />

21:1–4a Después <strong>de</strong> la tierna y afectuosa <strong>de</strong>spedida en Mileto, Pablo y sus compañeros<br />

zarparon rumbo a la isla <strong>de</strong> COS, don<strong>de</strong> pasaron la noche. Al día siguiente prosiguieron<br />

hacia el sudoeste, a la isla <strong>de</strong> RODAS. Partiendo <strong>de</strong>l extremo septentrional <strong>de</strong> la isla,<br />

marcharon rumbo a PATARA, un puerto <strong>de</strong> Licia en la costa meridional <strong>de</strong> Asia Menor. En<br />

Patara cambiaron a un barco que pasaba a Fenicia, la franja costera <strong>de</strong> Siria, <strong>de</strong> la que<br />

Tiro era una <strong>de</strong> las principales ciuda<strong>de</strong>s. Al navegar hacia el su<strong>de</strong>ste atravesando el<br />

Mediterráneo, pasaron al sur <strong>de</strong> la isla <strong>de</strong> Chipre, <strong>de</strong>jándola a mano izquierda. El primer<br />

puerto <strong>de</strong> arribada en la costa <strong>de</strong> Palestina era TIRO. Por cuanto el barco había <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scargar allí, Pablo y los otros buscaron a los creyentes cristianos y se quedaron allí siete<br />

días.<br />

21:4b Fue durante este tiempo que estos discípulos <strong>de</strong>cían a Pablo por medio <strong>de</strong>l<br />

Espíritu que no <strong>de</strong>bía ir a Jerusalén. Esto suscita la antigua cuestión <strong>de</strong> si Pablo fue<br />

<strong>de</strong>liberadamente <strong>de</strong>sobediente al subir a Jerusalén, o si sin querer no llegó a discernir la<br />

mente <strong>de</strong>l Señor, o si realmente fue en la voluntad <strong>de</strong> Dios. Una lectura rápida <strong>de</strong>l versículo<br />

4b podría parecer indicar que el apóstol fue voluntarioso y testarudo, actuando en abierto<br />

<strong>de</strong>safío al Espíritu. Sin embargo, una lectura más cuidadosa podría indicar que Pablo no<br />

sabía que estas advertencias le fueron dadas por medio <strong>de</strong>l Espíritu. Lucas, el historiador,<br />

cuenta a sus lectores que la advertencia <strong>de</strong> los discípulos tirios fue inspirada por el Espíritu,<br />

pero no dice que el apóstol lo conociese como un hecho concreto. Parece mucho más<br />

probable que Pablo interpretase el consejo <strong>de</strong> sus amigos como calculado para ahorrarle<br />

sufrimientos físicos o incluso la muerte. En su amor por sus hermanos judíos, no pensaba<br />

que su bienestar físico fuese la consi<strong>de</strong>ración más importante.<br />

21:5–6 Cumplidos aquellos siete días, los creyentes <strong>de</strong> Tiro se presentaron en masa<br />

para acompañar a la playa a los misioneros, en una elocuente exhibición <strong>de</strong> su amor<br />

cristiano. Después <strong>de</strong> un rato <strong>de</strong> oración y <strong>de</strong> afectuosos adioses, zarpó el barco y los que<br />

quedaron en la costa se volvieron a sus casas.<br />

21:7 La siguiente escala fue TOLEMAIDA, un puerto a aproximadamente cuarenta<br />

kilómetros al sur <strong>de</strong> Tiro, y que ahora tiene el nombre <strong>de</strong> Akko (Acre), cerca <strong>de</strong> Haifa.<br />

Recibió este nombre por Ptolomeo. Una escala <strong>de</strong> un día permitió que los siervos <strong>de</strong>l Señor<br />

visitasen a los hermanos <strong>de</strong> la localidad.<br />

21:8 Al otro día hicieron la final singladura —una navegación <strong>de</strong> casi cincuenta<br />

kilómetros a CESAREA, en la llanura <strong>de</strong> Sarón—. Allí posaron en casa <strong>de</strong> Felipe el<br />

evangelista (que no se <strong>de</strong>be confundir con el apóstol <strong>de</strong>l mismo nombre). Fue este Felipe<br />

el que había sido escogido como diácono por la <strong>iglesia</strong> en Jerusalén, y que llevó el<br />

evangelio a Samaria. Había sido por medio <strong>de</strong> su instrucción que había sido salvado el<br />

eunuco etíope.<br />

21:9 Felipe tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Esto significa que tenían el<br />

don <strong>de</strong>l Espíritu Santo <strong>de</strong> recibir mensajes directamente <strong>de</strong>l Señor y transmitirlos a otros.<br />

Algunos han inferido por este versículo que es permisible que las mujeres prediquen y<br />

enseñen en la <strong>iglesia</strong>. Sin embargo, por cuanto está expresamente prohibido que las mujeres<br />

enseñen, hablen o tengan autoridad sobre los hombres en la asamblea (1 Co. 14:34, 35; 1<br />

Ti. 2:11, 12), sólo se pue<strong>de</strong> llegar a la conclusión <strong>de</strong> que el ministerio profético <strong>de</strong> estas<br />

cuatro hijas doncellas era <strong>de</strong>sempeñado en el hogar o en reuniones no eclesiales.<br />

21:10–11 Durante la estancia <strong>de</strong> Pablo en Cesarea, <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a un profeta<br />

llamado Agabo. Era el mismo profeta que había venido <strong>de</strong> Antioquía <strong>de</strong> Jerusalén y que


había predicho el hambre que tuvo lugar durante el reinado <strong>de</strong> Claudio (Hch. 11:28).<br />

Ahora, tomó el cinto <strong>de</strong> Pablo, y se ató los pies y las manos con el mismo. Con esta<br />

dramática acción, como muchos otros profetas antes que él, presentó su mensaje en forma<br />

actuada. Luego dio el significado <strong>de</strong> su lección objetiva. Así como él se había atado <strong>de</strong> pies<br />

y manos así atarían los judíos en Jerusalén las manos y los pies <strong>de</strong> Pablo y le entregarían<br />

en manos <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s gentiles. El servicio <strong>de</strong> Pablo a los judíos (simbolizado por el<br />

cinto) resultaría en que sería capturado por ellos.<br />

21:12–14 Al oír esto los compañeros <strong>de</strong>l apóstol y los cristianos en Cesarea, le rogaron<br />

que no subiese a Jerusalén. Pero él no podía mostrar simpatía ante tales inquietu<strong>de</strong>s. Sus<br />

lágrimas sólo servían para quebrantarle el corazón. ¿Acaso el temor a las ca<strong>de</strong>nas y la<br />

cárcel <strong>de</strong>bían refrenarle <strong>de</strong> hacer lo que él consi<strong>de</strong>raba la voluntad <strong>de</strong> Dios? Quería que<br />

supiesen que estaba dispuesto no sólo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén<br />

por el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús. Todos los argumentos <strong>de</strong> sus amigos resultaron<br />

infructuosos. Estaba <strong>de</strong>cidido a ir, y por ello dijeron sencillamente: Hágase la voluntad <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús.<br />

Es difícil creer que las palabras <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida <strong>de</strong> Pablo fueron dichas por un hombre que<br />

estuviese <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ciendo a sabiendas la conducción <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Sabemos que los<br />

discípulos en Tiro le dijeron por medio <strong>de</strong>l Espíritu que no <strong>de</strong>bía subir a Jerusalén (v. 4).<br />

Pero, ¿sabía Pablo que ellos hablaban por el Espíritu? ¿Y no parecía el Señor aprobar más<br />

a<strong>de</strong>lante su viaje a Jerusalén, cuando le dijo: «Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado<br />

<strong>de</strong> mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma» (23:11)? Dos cosas<br />

están claras: Primero, Pablo no creía que su seguridad personal fuese la principal<br />

consi<strong>de</strong>ración al servir al Señor. Segundo, el Señor dirigía todos estos acontecimientos para<br />

Su gloria.<br />

21:15–16 De Cesarea a Jerusalén había un viaje por tierra <strong>de</strong> más <strong>de</strong> ochenta<br />

kilómetros, un viaje largo en aquella época <strong>de</strong> lentos transportes. El grupo <strong>de</strong> acompañantes<br />

<strong>de</strong>l apóstol había aumentado con la adición <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Cesarea y<br />

también <strong>de</strong> un hermano cristiano llamado Mnasón, originario <strong>de</strong> Chipre que había sido<br />

uno <strong>de</strong> los primeros discípulos allí. Ahora vivía en Jerusalén e iba a tener el privilegio <strong>de</strong><br />

ser anfitrión <strong>de</strong>l apóstol allí y <strong>de</strong> los que viajaban con él en esta última visita <strong>de</strong> Pablo a<br />

Jerusalén.<br />

Los viajes misioneros <strong>de</strong> Pablo terminan en realidad con su llegada a Jerusalén. El<br />

resto <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Hechos se ocupa <strong>de</strong> su arresto, juicio, viaje a Roma, juicio y<br />

encarcelamiento allá.<br />

21:17–18 Al llegar a Jerusalén, el apóstol y sus amigos fueron cordialmente recibidos<br />

por los hermanos. Al día siguiente se concertó una cita con Jacobo y los ancianos. No hay<br />

manera <strong>de</strong> saber <strong>de</strong> cierto cuál es el Jacobo que aquí se menciona. Podría tratarse <strong>de</strong><br />

Jacobo que era hermano <strong>de</strong>l Señor, o el hijo <strong>de</strong> Alfeo, o alguna otra persona <strong>de</strong> este<br />

nombre. Lo más probable es lo primero.<br />

21:19–20a Pablo tomó la iniciativa al contar una por una las cosas que Dios había<br />

hecho entre los gentiles por medio <strong>de</strong> su ministerio. Esto fue causa <strong>de</strong> gran gozo.<br />

21:20b–22 Sin embargo, los hermanos judíos sentían aprensiones. Habían circulado<br />

rumores <strong>de</strong> que el apóstol Pablo había estado predicando y enseñando contra Moisés y la<br />

ley. Esto podría ser causa <strong>de</strong> problemas en Jerusalén.<br />

La acusación específica que se hacía contra Pablo era que enseñaba a todos los judíos<br />

en tierras extranjeras a apostatar <strong>de</strong> Moisés, diciéndoles que no circuncidasen a sus hijos,<br />

ni observasen las costumbres judías. ¿Enseñaba Pablo realmente esto, o no?


Él, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, había enseñado que Cristo era el fin <strong>de</strong> la ley para justicia <strong>de</strong> todo el<br />

que cree. Él enseñaba que cuando la fe cristiana había venido, los creyentes judíos ya no<br />

estaban bajo la ley. Enseñaba que si alguien recibía la circuncisión como medio <strong>de</strong> obtener<br />

la justificación, entonces este hombre se cortaba <strong>de</strong> la salvación en Cristo Jesús. Enseñaba<br />

que volver a los tipos y sombras <strong>de</strong> la ley, <strong>de</strong>spués que Cristo había vuelto, era <strong>de</strong>shonrar a<br />

Cristo. A la vista <strong>de</strong> esto, no es difícil darse cuenta <strong>de</strong> por qué los judíos pensaban <strong>de</strong> él<br />

como pensaban.<br />

21:23–24 Pero los hermanos judíos en Jerusalén tenían un plan que ellos pensaban<br />

serviría para apaciguar a sus compatriotas, tanto a los salvos como a los inconversos.<br />

Sugirieron que Pablo tomase sobre sí mismo un voto judío. Había cuatro hombres <strong>de</strong> ellos<br />

que estaban ya en el proceso <strong>de</strong> cumplir uno. Pablo <strong>de</strong>bía unirse a ellos, purificarse con<br />

ellos, y pagar los gastos <strong>de</strong> ellos.<br />

F. W. Grant explica:<br />

Que tomase estos cuatro hombres, que siendo creyentes como él podían sin embargo<br />

ligarse por un voto <strong>de</strong> nazareato, y al presentarse con ellos purificado en el Templo,<br />

asumiese los gastos necesarios para su total cumplimiento, y esto públicamente, para que<br />

todos reconociesen claramente su propia relación con la ley.<br />

No sabemos mucho acerca <strong>de</strong> lo que este voto involucraba. Los <strong>de</strong>talles están velados<br />

en oscuridad. Pero todo lo que necesitamos saber es que era un voto judío, y que si los<br />

judíos veían al apóstol cumpliendo los ritos relacionados con el mismo, compren<strong>de</strong>rían que<br />

no estaba apartando a otros <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Moisés. Sería una indicación para los judíos <strong>de</strong> que<br />

el apóstol mismo guardaba la ley.<br />

La acción <strong>de</strong>l apóstol al asumir sobre sí mismo este voto judío ha sido <strong>de</strong>fendida y<br />

criticada. En <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Pablo se ha argumentado que estaba actuando en base <strong>de</strong> su propio<br />

principio <strong>de</strong> ser todo a todos por si <strong>de</strong> alguna manera salvaba a algunos (1 Co. 9:19–23).<br />

Por otra parte, Pablo ha sido criticado por ir <strong>de</strong>masiado lejos en su esfuerzo por conciliarse<br />

con los judíos, y crear con ello la impresión <strong>de</strong> que él esta-ba bajo la ley. En otras palabras,<br />

Pablo ha sido acusado <strong>de</strong> ser inconsecuente con su perspectiva <strong>de</strong> que el creyente no está<br />

bajo la ley, ni para justificación ni como norma <strong>de</strong> vida (Gá. 1 y 2). Nuestra opinión se in-<br />

clina a aceptar esta crítica, pero también creemos que <strong>de</strong>beríamos tener cuidado en juzgar<br />

los motivos <strong>de</strong>l apóstol.<br />

21:25 Los hermanos <strong>de</strong> Jerusalén avisaron a Pablo <strong>de</strong> que no era necesario imponer<br />

otras normas a los creyentes gentiles que las propuestas por el concilio <strong>de</strong> Jerusalén, es<br />

<strong>de</strong>cir, que los gentiles… no guar<strong>de</strong>n nada <strong>de</strong> esto; solamente que se abstengan <strong>de</strong> lo<br />

sacrificado a los ídolos, <strong>de</strong> la sangre, <strong>de</strong> lo estrangulado y <strong>de</strong> fornicación [inmoralidad<br />

sexual].<br />

21:26 Los pasos que Pablo tomó no son claros para nosotros en la actualidad. Muchos<br />

comentaristas piensan que se trataba <strong>de</strong>l voto <strong>de</strong> nazareato. Pero incluso si era así, seguimos<br />

sin compren<strong>de</strong>r los varios pasos <strong>de</strong> la ceremonia que se <strong>de</strong>scriben en esta sección.<br />

H. El arresto y los juicios <strong>de</strong> Pablo (21:27–26:32)<br />

21:27–29 Cuando estaban para cumplirse los siete días <strong>de</strong>l voto, el intento <strong>de</strong> Pablo<br />

<strong>de</strong> pacificar a los judíos resultó fútil. Cuando algunos <strong>de</strong> los judíos incrédulos <strong>de</strong> Asia<br />

proconsular le vieron en el templo, provocaron un motín contra él. No sólo le acusaron <strong>de</strong>


dar enseñanzas contrarias al pueblo y a la ley, sino que a<strong>de</strong>más le acusaron <strong>de</strong> profanar el<br />

templo llevando a gentiles a los atrios interiores. Lo que realmente había sucedido era esto:<br />

antes habían visto a Pablo en la ciudad (Jerusalén) con Trófimo, el cual era un converso<br />

gentil <strong>de</strong> Éfeso. Como los vieron juntos, pensaban que Pablo había metido a su amigo<br />

gentil a los atrios interiores <strong>de</strong>l templo.<br />

21:30–35 Aunque la acusación era evi<strong>de</strong>ntemente falsa, consiguió el efecto <strong>de</strong>seado.<br />

Toda la ciudad se alborotó. La multitud, apo<strong>de</strong>rándose <strong>de</strong> Pablo, le arrastraron fuera<br />

<strong>de</strong>l templo, cerrando tras él las puertas <strong>de</strong> los atrios interiores. Cuando se disponían a<br />

matarle, se enteró el quiliarca, un tribuno militar encargado <strong>de</strong> la compañía que estaba <strong>de</strong><br />

guarnición en la Torre Antonia. Éste acudió apresuradamente con algunos <strong>de</strong> sus soldados<br />

y prendió a Pablo <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> la enfurecida multitud, le mandó atar con dos ca<strong>de</strong>nas, y<br />

preguntó quién era y qué había hecho. La muchedumbre, naturalmente, era incoherente y<br />

estaba confundida. Unos gritaban una cosa, y otros otra. El frustrado oficial mandó a los<br />

soldados llevar al prisionero a la fortaleza, para po<strong>de</strong>r enterarse <strong>de</strong> manera más clara <strong>de</strong> lo<br />

que estaba sucediendo. Incluso en el intento <strong>de</strong> hacer esto, la multitud se lanzaba con tal<br />

violencia que Pablo tuvo que ser llevado a cuestas por los soldados, escaleras arriba.<br />

21:36 En eso, oyeron palabras que resonaban <strong>de</strong> la muchedumbre —y que quizá ya<br />

algunos <strong>de</strong> ellos habrían oído antes—.¡Muera!<br />

21:37–39 Justo cuando estaban a punto <strong>de</strong> meter a Pablo en la fortaleza, pidió al<br />

oficial si podía <strong>de</strong>cir algo. El oficial se sorprendió al oír hablar a Pablo en griego.<br />

Aparentemente, pensaba que había arrestado a un egipcio que había levantado una<br />

sedición, y que había acaudillado en el <strong>de</strong>sierto a una banda <strong>de</strong> cuatro mil terroristas.<br />

Pablo le aseguró en seguida que él era un judío <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Tarso … <strong>de</strong> Cilicia. Así,<br />

él era ciudadano <strong>de</strong> una ciudad no insignificante; era un famoso lugar <strong>de</strong> cultura,<br />

educación y comercio, y Augusto la había <strong>de</strong>clarado «ciudad libre». Con un arrojo<br />

característico, el apóstol pidió permiso para hablar al pueblo.<br />

21:40 El oficial se lo permitió, y Pablo, <strong>de</strong> pie en las gradas, flanqueado por soldados<br />

romanos, aquietó a la multitud haciendo señal con la mano. Se hizo un tan gran silencio<br />

como lo había sido el tumulto. Ahora estaba dispuesto a dar su testimonio a los judíos <strong>de</strong><br />

Jerusalén.<br />

Lengua hebrea aquí probablemente significa arameo (una lengua estrechamente<br />

relacionada) tal como la hablaban los hebreos en aquel tiempo.<br />

22:1–2 Al dirigirse a la multitud judía, el apóstol empleó pru<strong>de</strong>ntemente el arameo y no<br />

el griego. Tan pronto como oyeron que les hablaba en su lengua materna, quedaron<br />

agradablemente sorprendidos, y sus gritos quedaron acallados, al menos por el momento.<br />

22:3–5 Pablo comenzó con sus raíces como judío, nacido en Tarso <strong>de</strong> Cilicia; su<br />

educación a los pies <strong>de</strong>l famoso maestro judío Gamaliel y su instrucción en el judaísmo.<br />

Luego puso un especial énfasis en su celo como judío. Él había perseguido la fe cristiana,<br />

llenando las cárceles con los que creían en Jesús. El sumo sacerdote podía ser testigo,<br />

junto con el Sanedrín, acerca <strong>de</strong> lo expeditivo <strong>de</strong> sus métodos. De ellos recibió cartas<br />

autorizándole a ir a Damasco para traer presos a los cristianos <strong>de</strong> allí a Jerusalén, para<br />

que fuesen castigados.<br />

22:6–8 Hasta este punto en el mensaje <strong>de</strong> Pablo, los judíos podían compren<strong>de</strong>r<br />

perfectamente, y, si eran sinceros, habían <strong>de</strong> aceptar que lo que <strong>de</strong>cía era verdad. Ahora el<br />

apóstol pasa a contarles el acontecimiento que cambió <strong>de</strong>l todo la dirección <strong>de</strong> su vida. Será<br />

cosa <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>cidir si este acontecimiento era <strong>de</strong> Dios.


Dirigiéndose Pablo a Damasco… <strong>de</strong> repente le ro<strong>de</strong>ó una gran luz <strong>de</strong>l cielo. El<br />

hecho <strong>de</strong> que esto sucediese como a mediodía, que aquí se registra por primera vez, indica<br />

que la luz era más brillante y gloriosa que la <strong>de</strong>l sol en su mayor fuerza. Abatido al suelo<br />

por la intensidad <strong>de</strong> la luz, el perseguidor oyó una voz <strong>de</strong>l cielo que le <strong>de</strong>cía: Saulo,<br />

Saulo, ¿por qué me persigues? Al preguntar, supo que era Jesús <strong>de</strong> Nazaret quien estaba<br />

hablándole <strong>de</strong>l cielo. El Nazareno había resucitado <strong>de</strong> los muertos y estaba glorificado<br />

arriba.<br />

22:9 Los hombres que viajaban con él vieron la luz y oyeron el sonido <strong>de</strong> la voz (9:7)<br />

pero no entendieron las palabras que fueron dichas. En otras palabras, oyeron el sonido,<br />

pero no se dieron cuenta <strong>de</strong> que era habla articulada.<br />

22:10–11 Tras esta audiencia privada con el señor <strong>de</strong> la Vida y <strong>de</strong> la Gloria, Pablo hizo<br />

una total consagración <strong>de</strong> su espíritu, alma y cuerpo al Salvador. Esto queda indicado por<br />

su pregunta: ¿Qué haré, Señor? El Señor Jesús le indicó que fuese a Damasco, y allí<br />

recibiría sus instrucciones. Cegado por la luz <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Cristo, fue llevado <strong>de</strong> la mano<br />

a la ciudad.<br />

22:12 En Damasco fue visitado por Ananías. Pablo lo <strong>de</strong>scribe a sus oyentes judíos<br />

como varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio <strong>de</strong> todos los judíos que allí<br />

habitaban. El testimonio <strong>de</strong> un hombre así era importante al corroborar el relato <strong>de</strong> la<br />

conversión <strong>de</strong> Pablo.<br />

22:13 Dirigiéndose a Pablo como hermano Saulo, Ananías le mandó que recobrase la<br />

vista. Fue entonces que Pablo pudo verlo.<br />

22:14–16 En los versículos 14–16 nos enteramos por primera vez que Ananías había<br />

dicho a Pablo:<br />

«El Dios <strong>de</strong> nuestros padres te ha <strong>de</strong>signado para que conozcas su voluntad, y veas<br />

al Justo, y oigas la voz <strong>de</strong> su boca. Porque le serás testigo ante todos los hombres, <strong>de</strong> lo<br />

que has visto y oído. Ahora, pues, ¿a qué esperas? Levántate y bautízate, y lava tus<br />

pecados, invocando su nombre».<br />

En estos versículos se <strong>de</strong>berían observar varios puntos <strong>de</strong> interés e importancia.<br />

Primero, Ananías afirmó que era el Dios <strong>de</strong> nuestros padres quien había or<strong>de</strong>nado los<br />

acontecimientos <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> Damasco. Si los judíos iban a oponerse y resistirse a lo que<br />

había sucedido, estaban en realidad luchando contra Dios. Segundo, Ananías dijo a Pablo<br />

que él sería testigo <strong>de</strong>l Señor ante todos los hombres. Esto <strong>de</strong>bería haber preparado a la<br />

multitud judía para el anuncio <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> que había sido enviado a los gentiles.<br />

Finalmente, se or<strong>de</strong>nó a Pablo que se levantase y fuese bautizado, lavando sus pecados.<br />

El versículo 16 ha sido malinterpretado como enseñando regeneración bautismal. Es<br />

posible que este versículo se aplica sólo a Pablo como un judío que necesitaba, mediante el<br />

bautismo, separarse <strong>de</strong> su nación que rechazaba a Cristo (véase comentarios sobre 2:38).<br />

Una solución más sencilla, basada en la estructura gramatical <strong>de</strong>l original, es como<br />

sigue: A diferencia <strong>de</strong> las traducciones tradicionales, que dan una puntuación como si<br />

hubiese cuatro cuestiones a un mismo nivel, la NKJV sigue al original y agrupa los dos<br />

primeros puntos y los segundos dos puntos. En griego hay un verbo finito modificado por<br />

un participio a cada mitad <strong>de</strong>l versículo. Una traducción literal sería: «Habiéndote<br />

levantado sé bautizado, y lava tus pecados invocando el nombre <strong>de</strong>l Señor». Esta última<br />

cláusula es apoyada por la enseñanza bíblica general (cf. Jl. 2:32; Hch. 2:21; Ro. 10:13).<br />

22:17–21 Ahora, por primera vez, nos enteramos <strong>de</strong> una experiencia que Pablo tuvo<br />

hacia el final <strong>de</strong> su primera visita a Jerusalén <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión. Orando en el<br />

templo le sobrevino un éxtasis y oyó al Señor que se fuese prontamente <strong>de</strong> Jerusalén,


porque la gente no recibiría su testimonio acerca <strong>de</strong> Cristo. Al apóstol le parecía increíble<br />

que su propio pueblo rehusase escucharle. A fin <strong>de</strong> cuentas, todos sabían cuán celoso había<br />

sido en el judaísmo, cómo había encarcelado y azotado a los discípulos <strong>de</strong> Jesús, y cómo<br />

incluso había sido cómplice <strong>de</strong>l asesinato <strong>de</strong> Esteban. Pero el Señor repitió Su or<strong>de</strong>n: Ve,<br />

porque yo te enviaré lejos a los gentiles.<br />

22:22–23 Hasta este punto, los judíos habían estado callados escuchando a Pablo. Pero<br />

su mención <strong>de</strong> ir a los gentiles con el evangelio suscitó celos insensatos y odio.<br />

Comenzaron a corear furiosamente, en un <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong>senfrenado, pidiendo la muerte <strong>de</strong><br />

Pablo.<br />

22:24–25 Cuando el tribuno observó el loco enar<strong>de</strong>cimiento que manifestaba la<br />

multitud, concluyó que Pablo <strong>de</strong>bía ser culpable <strong>de</strong> algún crimen muy grave.<br />

Aparentemente, no pudo compren<strong>de</strong>r el mensaje <strong>de</strong> Pablo, por haber sido pronunciado en<br />

arameo; <strong>de</strong>cidió, pues, extraer una confesión <strong>de</strong>l apóstol mediante tortura. Por ello, mandó<br />

que metiesen en la fortaleza a su prisionero y le hizo atar con correas para someterle a los<br />

azotes. Mientras se llevaban a cabo los preparativos para azotarle, Pablo preguntó al<br />

centurión si era legal azotar a un ciudadano romano sin haber sido antes con<strong>de</strong>nado.<br />

De hecho, ¡era incluso ilegal atar a un ciudadano romano antes <strong>de</strong> haber sido <strong>de</strong>mostrada<br />

su culpabilidad! Azotarle era un crimen muy grave.<br />

22:26 El centurión fue rápidamente a dar aviso al tribuno, que tuviese cuidado con lo<br />

que iba a hacer, porque este hombre era ciudadano romano.<br />

22:27–28 Esto hizo que el tribuno acudiese rápidamente a Pablo. A sus preguntas,<br />

supo que el apóstol era ciertamente ciudadano romano. Había tres maneras <strong>de</strong> llegar a ser<br />

romano en aquellos tiempos. Primero, la ciudadanía era a veces concedida por <strong>de</strong>creto<br />

imperial como recompensa por servicios prestados, etc. Segundo, era posible ser romano<br />

<strong>de</strong> nacimiento. Este era el caso <strong>de</strong> Pablo; él había nacido en Tarso, una ciudad libre <strong>de</strong>l<br />

Imperio Romano, y su padre era ciudadano romano. Finalmente, era posible comprar la<br />

ciudadanía, a menudo a muy gran precio. Y el tribuno había adquirido esta ciudadanía<br />

con una gran suma.<br />

22:29 La revelación <strong>de</strong> la ciudadanía romana <strong>de</strong> Pablo canceló todos los planes <strong>de</strong><br />

azotarle, y produjo temor en las autorida<strong>de</strong>s.<br />

22:30 El tribuno estaba evi<strong>de</strong>ntemente ansioso por saber <strong>de</strong> seguro por qué causa los<br />

judíos acusaban a Pablo. Al mismo tiempo, estaba <strong>de</strong>cidido a llevar a cabo el proceso <strong>de</strong><br />

una forma legal y or<strong>de</strong>nada. Por ello, el día <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l motín en Jerusalén, hizo sacar a<br />

Pablo <strong>de</strong> la cárcel y lo hizo comparecer ante los principales sacerdotes y el Sanedrín.<br />

23:1–2 De pie ante el Sanedrín, Pablo introdujo sus observaciones con una <strong>de</strong>claración<br />

<strong>de</strong> que toda su vida con buena conciencia se había comportado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. El sumo<br />

sacerdote Ananías se enfureció ante esta <strong>de</strong>claración. Indudablemente consi<strong>de</strong>raba a Pablo<br />

como un apóstata <strong>de</strong> la religión judía, un renegado, un traidor. ¿Cómo podía alguien que se<br />

había pasado <strong>de</strong>l judaísmo al cristianismo preten<strong>de</strong>r esta inocencia? Por ello, el sumo<br />

sacerdote or<strong>de</strong>nó golpear en la boca al prisionero. Esta or<strong>de</strong>n era extremadamente injusta,<br />

porque el proceso apenas había comenzado.<br />

23:3 Pablo replicó a Ananías que Dios le iba a golpear por ser una pared blanqueada.<br />

Exteriormente, el sumo sacerdote parecía recto y justo; interiormente estaba corrompido.<br />

Profesando juzgar a otros conforme a la ley, había mandado golpear a Pablo<br />

quebrantando la ley.<br />

23:4 Los asistentes se sintieron asombrados ante la dura reprensión <strong>de</strong> Pablo. ¿O acaso<br />

no sabía que estaba dirigiéndose al sumo sacerdote?


23:5 Por alguna razón que nosotros <strong>de</strong>sconocemos, Pablo no se había dado cuenta <strong>de</strong><br />

que Ananías era el sumo sacerdote. El Sanedrín había sido convocado apresuradamente, y<br />

quizá Ananías no llevaba sus ropajes oficiales. Incluso podría ser que no ocupase el asiento<br />

que acostumbraba ocupar. O quizá la causa residiese en los cansados ojos <strong>de</strong> Pablo.<br />

Cualquiera que fuese la razón, Pablo no había hablado mal <strong>de</strong> forma intencionada contra el<br />

gobernante <strong>de</strong>bidamente constituido. Rápidamente pidió excusas por sus palabras, citando<br />

Éxodo 22:28: No injuriarás al jefe <strong>de</strong> tu pueblo.<br />

23:6 Dándose cuenta por la conversación en la sala <strong>de</strong>l tribunal que no había acuerdo<br />

entre los saduceos y los fariseos, el apóstol <strong>de</strong>cidió ensanchar las diferencias <strong>de</strong>clarando<br />

ser un fariseo que estaba sometido a juicio por creer en la resurrección <strong>de</strong> los muertos.<br />

Los saduceos, naturalmente, negaban la resurrección, lo mismo que la existencia <strong>de</strong><br />

espíritus o ángeles. Los fariseos, que eran sumamente ortodoxos, creían en ambas cosas<br />

(véase 23:8).<br />

Pablo ha sido criticado por emplear lo que podría parecer una treta carnal para dividir al<br />

tribunal. «No po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> creer», escribe A. J. Pollock, «que Pablo erró al <strong>de</strong>clarar ser<br />

fariseo, para conseguir con ello una ventaja estratégica, al enfrentar a los rivales saduceos y<br />

fariseos entre sí».<br />

23:7–9 Tanto si estuvo justificado en ello como si no, sus palabras consiguieron<br />

suscitar un altercado entre los fariseos y los saduceos, … y hubo un gran vocerío.<br />

Algunos <strong>de</strong> los escribas <strong>de</strong> la parte <strong>de</strong> los fariseos <strong>de</strong>fendían la inocencia <strong>de</strong> Pablo, y<br />

venían a <strong>de</strong>cir: «¿Qué importa, <strong>de</strong> todas formas, si un espíritu le ha hablado, o un<br />

ángel?».<br />

23:10 La controversia entre las dos facciones opuestas se hizo tan enconada que el<br />

tribuno mandó a la tropa escoltar al preso fuera <strong>de</strong> la sala, <strong>de</strong> vuelta a la fortaleza.<br />

23:11 A la noche siguiente el Señor Jesús se apareció personalmente a Pablo en la<br />

cárcel, y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado <strong>de</strong> mí en Jerusalén, así es<br />

necesario que testifiques también en Roma. Es <strong>de</strong>stacable que en un pasaje en el que las<br />

acciones <strong>de</strong>l apóstol han sido objeto <strong>de</strong> duras críticas, el Señor le encomia personalmente<br />

por haber dado un fiel testimonio en Jerusalén. No hay ni una palabra <strong>de</strong> crítica ni <strong>de</strong><br />

reprensión <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Salvador. Más bien es un mensaje <strong>de</strong> encomio incondicional y <strong>de</strong><br />

promesa. El servicio <strong>de</strong> Pablo no había terminado aún. Así como había sido fiel en su<br />

ministerio en Jerusalén, también daría testimonio en Roma.<br />

23:12–15 Al día siguiente, algunos <strong>de</strong> los judíos tramaron un complot para matar al<br />

apóstol Pablo. De hecho, más <strong>de</strong> cuarenta <strong>de</strong> ellos se habían comprometido bajo<br />

juramento solemne en el sentido <strong>de</strong> que no comerían ni beberían hasta que hubiesen<br />

dado muerte a «este impostor». Su plan era como sigue: fueron a los principales<br />

sacerdotes y a los ancianos, sugiriéndoles que se anunciase una reunión <strong>de</strong>l Sanedrín para<br />

oír a Pablo con más <strong>de</strong>talle. El Sanedrín pediría al tribuno que hiciese comparecer al preso<br />

ante ellos. Pero los cuarenta asesinos se emboscarían en alguna parte entre la cárcel y la<br />

sala <strong>de</strong>l concilio. Cuando Pablo se acercase a ellos, ellos se lanzarían contra él para<br />

matarle.<br />

23:16–19 En la provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios, un sobrino <strong>de</strong>l apóstol se enteró <strong>de</strong>l plan y lo<br />

comunicó a Pablo, que creía en procurarse <strong>de</strong> medios legítimos para asegurar su propia<br />

integridad física; por ello, comunicó el asunto a uno <strong>de</strong> los centuriones. El centurión<br />

acompañó personalmente al joven ante el tribuno.


23:20–21 El sobrino <strong>de</strong> Pablo no sólo dio todos los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>l complot, sino que<br />

también le rogó intensamente al tribuno que no cediese a las peticiones <strong>de</strong> los judíos <strong>de</strong> que<br />

llevasen a Pablo ante ellos.<br />

23:22 Cuando el tribuno hubo oído esto, <strong>de</strong>spidió al joven mandándole que no hablase<br />

a nadie acerca <strong>de</strong> la reunión que habían tenido. Ahora se daba cuenta <strong>de</strong> que tenía que<br />

tomar medidas urgentes para librar a su prisionero <strong>de</strong> la ardiente saña <strong>de</strong> los judíos.<br />

23:23–25 El tribuno llamó urgentemente a dos centuriones y dispuso una escolta<br />

militar para llevarlo a Cesarea. La guardia se componía <strong>de</strong> doscientos soldados, setenta<br />

jinetes y doscientos lanceros. El viaje iba a empren<strong>de</strong>rse bajo la cubierta <strong>de</strong> la oscuridad,<br />

hacia las nueve <strong>de</strong> la noche.<br />

Este gran tamaño <strong>de</strong> la escolta militar no tenía la intención <strong>de</strong> constituir un tributo a este<br />

fiel mensajero <strong>de</strong> Cristo. Más bien, era una expresión <strong>de</strong> la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l tribuno <strong>de</strong><br />

mantener su reputación ante sus superiores romanos; si los judíos conseguían matar a<br />

Pablo, un ciudadano romano, entonces el oficial encargado tendría que respon<strong>de</strong>r por su<br />

negligencia.<br />

23:26–28 El tribuno se i<strong>de</strong>ntifica como Claudio Lisias en la carta que escribió al<br />

gobernador romano Félix. El propósito <strong>de</strong> esta carta era, naturalmente, explicar la<br />

situación con respecto a Pablo. Es más bien divertido ver cómo Lisias intenta presentarse<br />

como un héroe y como <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho. Probablemente <strong>de</strong>bía sentir un gran temor <strong>de</strong><br />

que fuese <strong>de</strong>nunciado ante Félix por haber atado a un ciudadano romano no con<strong>de</strong>nado.<br />

Afortunadamente para Claudio Lisias, Pablo no lo <strong>de</strong>nunció.<br />

23:29–30 El tribuno explicaba que su investigación mostraba que Pablo era inocente <strong>de</strong><br />

cualquier <strong>de</strong>lito digno <strong>de</strong> muerte o <strong>de</strong> prisión. Más bien el tumulto parecía haber sido<br />

ocasionado por cuestiones <strong>de</strong> la ley judía. Debido a un complot contra Pablo, consi<strong>de</strong>raba<br />

aconsejable enviar a Pablo a Cesarea, para que sus acusadores pudiesen también acudir<br />

allí, y que toda la cuestión quedase aireada en presencia <strong>de</strong> Félix.<br />

23:31–35 El viaje a Cesarea fue brevemente interrumpido en Antípatris, una ciudad a<br />

unos sesenta y tres kilómetros <strong>de</strong> Jerusalén y a unos treinta y ocho <strong>de</strong> Cesarea. Debido a<br />

que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este punto había poco peligro <strong>de</strong> una emboscada <strong>de</strong> los judíos, los soldados<br />

volvieron a Jerusalén, <strong>de</strong>jando a los jinetes que escoltasen a Pablo a Cesarea. Al llegar,<br />

entregaron a Pablo a Félix, junto con la carta <strong>de</strong> Lisias. Cuando una primera indagación<br />

<strong>de</strong>jó satisfecho a Félix acerca <strong>de</strong> la ciudadanía romana <strong>de</strong> Pablo, prometió oír su caso<br />

cuando sus acusadores hubiesen llegado <strong>de</strong> Jerusalén. Mientras tanto, or<strong>de</strong>nó que Pablo<br />

fuese custodiado en el pretorio o palacio <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s.<br />

El gobernador romano, Félix, había gozado <strong>de</strong> una ascensión meteórica <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

esclavitud hasta una posición <strong>de</strong> preeminencia política en el Imperio Romano. En cuanto a<br />

su vida personal, era enormemente inmoral. Cuando fue <strong>de</strong>signado como gobernador <strong>de</strong> la<br />

provincia <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, era marido <strong>de</strong> tres damas reales. Mientras estaba en el cargo, se<br />

enamoró <strong>de</strong> Drusila, que era mujer <strong>de</strong> Azizus, rey <strong>de</strong> Emesa. Según Josefo, el matrimonio<br />

fue arreglado mediante Simón, un hechicero <strong>de</strong> Chipre.<br />

Era un cruel déspota, como queda evi<strong>de</strong>nte en el hecho <strong>de</strong> que mandó asesinar a un<br />

sumo sacerdote llamado Jonatán, que le había criticado por sus excesos.<br />

Fue este Félix ante el que Pablo tuvo que comparecer.<br />

24:1 Cinco días <strong>de</strong>spués que Pablo hubiese partido <strong>de</strong> Jerusalén para ir a Cesarea,<br />

llegó el sumo sacerdote Ananías acompañado por algunos <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l Sanedrín.<br />

Habían contratado a un romano llamado Tértulo como abogado <strong>de</strong> la acusación. Su papel<br />

era comparecer ante Félix y presentar las acusaciones contra Pablo.


24:2–4 Tértulo inició la causa por la acusación bañando al gobernador en adulación.<br />

Naturalmente, había una medida <strong>de</strong> verdad en lo que <strong>de</strong>cía. Félix había mantenido la ley y<br />

el or<strong>de</strong>n suprimiendo motines e insurrecciones. Pero las palabras <strong>de</strong> Tértulo iban más allá<br />

<strong>de</strong> un mero reconocimiento <strong>de</strong> este hecho, en un evi<strong>de</strong>nte esfuerzo por congraciarse con el<br />

gobernador.<br />

24:5–8 Luego pasó a presentar cuatro acusaciones concretas contra el apóstol Pablo:<br />

1. Era una plaga, una peste o estorbo.<br />

2. Era promotor <strong>de</strong> sediciones entre todos los judíos.<br />

3. Era cabecilla <strong>de</strong> la secta <strong>de</strong> los Nazarenos.<br />

4. Había intentado profanar el templo.<br />

24:9 Después que Tértulo hubiese expresado su confianza en la capacidad <strong>de</strong> Félix para<br />

<strong>de</strong>terminar la exactitud <strong>de</strong> las acusaciones contra Pablo, los judíos presentes unieron sus<br />

voces apoyando la acusación <strong>de</strong> Tértulo.<br />

24:10 Pablo, como respuesta a una señal <strong>de</strong>l gobernador, se levantó para hablar en su<br />

propia <strong>de</strong>fensa. Primero expresó satisfacción <strong>de</strong> que le fuese permitido comparecer ante<br />

alguien que, <strong>de</strong>bido a sus muchos años <strong>de</strong> experiencia, estaba familiarizado con los usos y<br />

costumbres <strong>de</strong>l pueblo judío. Esto podría sonar a adulación, pero en realidad era meramente<br />

una <strong>de</strong>claración cortés <strong>de</strong> la realidad.<br />

El apóstol pasa luego a respon<strong>de</strong>r a las acusaciones que se le habían hecho, una por una.<br />

24:11 Acerca <strong>de</strong> ser un perturbador público, contestó que sólo habían pasado doce días<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que había subido a Jerusalén, y que su propósito al ir era adorar, no causar<br />

perturbaciones.<br />

24:12–13 Luego negó la acusación <strong>de</strong> que incitase a los judíos a la rebelión. En ningún<br />

momento, ni en el templo, ni en las sinagogas, ni en la ciudad, había estado disputando<br />

con nadie ni tratando <strong>de</strong> agitarlos. Los hechos eran así, y nadie podría negarlos.<br />

24:14–17 Pablo no negó la tercera acusación, esto es, que era un cabecilla <strong>de</strong> la secta <strong>de</strong><br />

los Nazarenos. Pero lo que dijo era que en esta condición servía al Dios <strong>de</strong> los judíos,<br />

creyendo todas las cosas que están escritas en el AT. Compartía la expectativa <strong>de</strong> todos<br />

los judíos ortodoxos, especialmente <strong>de</strong> los fariseos, <strong>de</strong> que ha <strong>de</strong> haber resurrección <strong>de</strong><br />

los muertos, tanto <strong>de</strong> justos como <strong>de</strong> injustos. A la luz <strong>de</strong> aquella veni<strong>de</strong>ra resurrección,<br />

intentaba mantener en todo tiempo una relación limpia con el Señor y con sus semejantes.<br />

Bien lejos <strong>de</strong> agitar a los judíos a la insurrección, Pablo había venido a Jerusalén a traer<br />

limosnas al pueblo judío. Se refería, naturalmente, a la colecta <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Macedonia<br />

y Acaya, <strong>de</strong>signada para los necesitados santos hebreos cristianos en Jerusalén.<br />

24:18–19 Con respecto a la cuarta acusación, que había profanado el templo, Pablo<br />

replicó: Mientras estaba ocupado llevando ofrendas al templo, en cumplimiento <strong>de</strong> un voto<br />

judío, ciertos judíos <strong>de</strong> Asia le hallaron purificado <strong>de</strong> contaminaciones ceremoniales.<br />

Estos acusadores judíos <strong>de</strong> Asia, que habían incitado al motín contra él en Jerusalén,<br />

<strong>de</strong>berían comparecer ante Félix para acusar a Pablo, si tenían algo contra él.<br />

24:20–21 Pablo retó entonces a los judíos presentes que expresasen con claridad qué<br />

crímenes le habían sido <strong>de</strong>mostrados cuando compareció ante el sanedrín en Jerusalén.<br />

No podían. Todo lo que podrían <strong>de</strong>cir era que Pablo gritó, en medio <strong>de</strong> ellos: Acerca <strong>de</strong> la<br />

resurrección <strong>de</strong> los muertos soy juzgado hoy por vosotros. En otras palabras, aquellas<br />

cosas en la acusación que eran <strong>de</strong> carácter criminal no eran ciertas, y las que eran ciertas no<br />

eran criminales.


24:22 Cuando Félix hubo oído todo, se encontró con un dilema. Sabía lo suficiente <strong>de</strong><br />

la fe cristiana para saber quién tenía razón. El preso ante él era evi<strong>de</strong>ntemente inocente <strong>de</strong><br />

cualquier crimen contra la ley romana. Pero si absolvía a Pablo, se haría blanco <strong>de</strong> las iras<br />

<strong>de</strong>l pueblo judío. Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista político, era importante mantenerse en el favor <strong>de</strong><br />

ellos. De modo que adoptó el subterfugio <strong>de</strong> proseguir el proceso. Anunció que esperaría<br />

hasta que el tribuno Lisias llegase a Cesarea. En realidad, esto fue sólo una táctica<br />

dilatoria. No tenemos noticia alguna <strong>de</strong> que el tribuno acudiese para el caso.<br />

24:23 Al concluir la vista, Félix mandó que aunque Pablo <strong>de</strong>bía ser guardado bajo<br />

custodia, que se le permitiese alguna libertad, y que los suyos le pudiesen visitar y proveer<br />

a sus necesida<strong>de</strong>s. Esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego indica que el gobernador no consi<strong>de</strong>raba que Pablo<br />

fuese un criminal <strong>de</strong>sesperado.<br />

24:24–25a Algunos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l juicio público, Félix, con Drusila su mujer,<br />

arreglaron una entrevista privada con el apóstol, para oír más acerca <strong>de</strong> la fe en Jesucristo.<br />

Con una total intrepi<strong>de</strong>z, Pablo disertó ante este libertino gobernador y su adúltera mujer<br />

acerca <strong>de</strong> la justicia, <strong>de</strong>l dominio propio y <strong>de</strong>l juicio veni<strong>de</strong>ro. Poco sabían ellos acerca<br />

<strong>de</strong> justicia personal, ni en su vida pública ni en la personal. Eran extraños al dominio<br />

propio, como se evi<strong>de</strong>nciaba con su actual malvado matrimonio. Necesitaban ser<br />

advertidos acerca <strong>de</strong>l juicio veni<strong>de</strong>ro, porque si sus pecados no eran perdonados por medio<br />

<strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo, perecerían en el lago <strong>de</strong> fuego.<br />

24:25b–26 Félix pareció quedar más afectado que Drusila. Aunque se aterrorizó, no<br />

confió en el Salvador. Postergó tomar una <strong>de</strong>cisión para Cristo con estas palabras: Vete por<br />

ahora; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. Tristemente, por lo que toca al<br />

registro bíblico, esta oportunidad jamás llegó. Pero este no fue el último testimonio <strong>de</strong><br />

Pablo a Félix. El gobernador lo llamó una y otra vez durante los siguientes dos años,<br />

mientras el apóstol estuvo preso en Cesarea. En realidad, Félix esperaba que algunos <strong>de</strong> los<br />

amigos <strong>de</strong> Pablo le pagasen un buen soborno para liberarle.<br />

24:27 Al cabo <strong>de</strong> dos años, el 60 d.C., recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y<br />

queriendo Félix congraciarse con los judíos, <strong>de</strong>jó enca<strong>de</strong>nado a Pablo en Cesarea.<br />

25:1 Porcio Festo fue <strong>de</strong>signado gobernador romano <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a por el Emperador Nerón<br />

en el otoño <strong>de</strong>l 60 d.C. Cesarea era el centro político <strong>de</strong> la provincia romana <strong>de</strong> Siria, <strong>de</strong> la<br />

que formaba parte Ju<strong>de</strong>a. Tres días <strong>de</strong>spués Festo subió <strong>de</strong> Cesarea a Jerusalén, la<br />

capital religiosa <strong>de</strong> su jurisdicción.<br />

25:2–3 Aunque hacía ya dos años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Pablo había sido encarcelado en Cesarea,<br />

los judíos no se habían olvidado <strong>de</strong> él, ni se había aplacado su odio asesino. Creyendo que<br />

podrían conseguir un favor político <strong>de</strong>l nuevo gobernador, los principales sacerdotes y los<br />

más influyentes <strong>de</strong> los judíos acudieron para llenarle los oídos <strong>de</strong> acusaciones contra<br />

Pablo y pedirle que le hiciese traer a Jerusalén para ser juzgado. Probablemente se<br />

referían a que había <strong>de</strong> ser juzgado ante el Sanedrín, pero su verda<strong>de</strong>ra intención era<br />

prepararle una emboscada por el camino, para matarle.<br />

25:4–5 Pero indudablemente Festo había sido puesto en antece<strong>de</strong>ntes acerca <strong>de</strong> sus<br />

anteriores planes <strong>de</strong> dar muerte a Pablo, y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>tallados preparativos <strong>de</strong>l tribuno en<br />

Jerusalén para llevarlo a salvo a Cesarea. Por ello, rehusó esta petición, pero les prometió<br />

que les daría una oportunidad <strong>de</strong> presentar su caso contra Pablo si acudían a Cesarea.<br />

25:6–8 Después <strong>de</strong> una estancia <strong>de</strong> no más <strong>de</strong> ocho o diez días en Jerusalén, Festo<br />

regresó a Cesarea, y al día siguiente constituyó el tribunal. Los judíos se lanzaron al<br />

ataque, presentando contra Pablo muchas y graves acusaciones, ninguna <strong>de</strong> las cuales<br />

pudieron probar. Dándose cuenta <strong>de</strong> la pobreza <strong>de</strong> sus acusaciones, el apóstol se contentó


con una simple negación <strong>de</strong> cualquier crimen contra la ley judía, contra el templo o<br />

contra César.<br />

25:9–11 Por un momento pareció como si Festo estuviese dispuesto a acce<strong>de</strong>r a la<br />

petición <strong>de</strong> los judíos <strong>de</strong> que Pablo fuese enviado a Jerusalén para ser juzgado ante el<br />

Sanedrín. No obstante, no podía hacerlo sin el consentimiento <strong>de</strong>l preso. Evi<strong>de</strong>ntemente,<br />

Pablo se dio cuenta <strong>de</strong> que si accedía, nunca llegaría vivo a Jerusalén. Por ello, rehusó,<br />

<strong>de</strong>clarando que el tribunal en Cesarea era el lugar apropiado para un juicio. Si había<br />

cometido algún crimen contra el Imperio Romano, no rehusaba morir por ello. Pero si no<br />

era culpable <strong>de</strong> tal agravio, entonces, ¿sobre qué base legal podía ser entregado a los<br />

judíos? Aprovechando <strong>de</strong> una manera integral sus <strong>de</strong>rechos como ciudadano romano, el<br />

apóstol Pablo pronunció entonces estas memorables palabras: A César apelo.<br />

¿Estuvo Pablo justificado en apelar a César? ¿No <strong>de</strong>bería haber encomendado su causa<br />

enteramente a Dios, rehusando <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su ciudadanía romana? ¿Fue éste<br />

uno <strong>de</strong> los «errores <strong>de</strong> Pablo»? No po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cirlo con certidumbre. Todo lo que sabemos<br />

es que su apelación a César estorbó que fuese liberado en este momento, y que incluso si<br />

no hubiese apelado, habría llegado a Roma <strong>de</strong> alguna otra manera.<br />

25:12 Festo consultó brevemente con el consejo que le asesoraba en cuestiones legales<br />

en estos asuntos. Luego le dijo a Pablo, con un tono quizá <strong>de</strong>safiante: A César has<br />

apelado; a César irás.<br />

25:13 Pasados algunos días, el rey Hero<strong>de</strong>s Agripa II y su hermana Berenice<br />

vinieron a Cesarea para felicitar a Festo por su <strong>de</strong>signación a su cargo <strong>de</strong> gobernador.<br />

Agripa era hijo <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s Agripa I, que había hecho asesinar a Jacobo y había hecho<br />

encarcelar a Pedro (Hch. 12). Su hermana era una mujer <strong>de</strong> gran belleza. Aunque los<br />

historiadores le adscriben mala reputación, incluyendo sus relaciones con su hermano, el<br />

NT guarda silencio acerca <strong>de</strong>l carácter personal <strong>de</strong> ella.<br />

25:14–16 Durante su estancia más bien prolongada en Cesarea, Festo <strong>de</strong>cidió contarle a<br />

Agripa el problema que tenía con un preso llamado Pablo. Primero le contó la burda<br />

exigencia <strong>de</strong> los judíos <strong>de</strong> que con<strong>de</strong>nase a Pablo sin un juicio formal. Presentándose como<br />

sustentador y protector <strong>de</strong> procesos judiciales apropiados, le dijo cómo había insistido en un<br />

juicio en el que el acusado pudiese presentarse teniendo <strong>de</strong>lante a sus acusadores y<br />

recibiese la oportunidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse.<br />

25:17–19 Cuando la causa fue juzgada, Festo encontró que el preso no era culpable <strong>de</strong><br />

ningún crimen contra el imperio. Más bien, el caso giraba en torno a ciertas cuestiones<br />

acerca <strong>de</strong> su propia religión, y <strong>de</strong> un cierto Jesús, ya muerto, <strong>de</strong>l que Pablo afirmaba<br />

que está vivo.<br />

25:20–22 Festo repasó luego su ofrecimiento a Pablo, si quería ir a Jerusalén, y <strong>de</strong> la<br />

apelación <strong>de</strong> Pablo al Augusto (que aquí es un título <strong>de</strong>l César, no un nombre). Esto,<br />

naturalmente, suscitaba un problema. Al enviar a su preso a Roma, ¿qué acusación podría<br />

presentar contra él? Por cuanto Agripa era judío, y estaba por ello familiarizado con las<br />

cuestiones <strong>de</strong>l judaísmo, Festo esperaba conseguir ayuda <strong>de</strong> él para presentar una acusación<br />

apropiada.<br />

Al hablar <strong>de</strong>l Salvador <strong>de</strong>l mundo, Festo empleó la expresión un cierto Jesús. El<br />

comentario <strong>de</strong> Bengel acerca <strong>de</strong> esto merece ser repetido: «Así habla este miserable Festo<br />

<strong>de</strong> Aquel ante quien se doblarán todas las rodillas».<br />

25:23 Al otro día se dispuso una audiencia formal. Agripa y Berenice llegaron con<br />

mucha pompa. Iban acompañados <strong>de</strong> los tribunos y los hombres más importantes <strong>de</strong> la<br />

ciudad. Luego, fue traído Pablo.


25:24–27 Una vez más, Festo expuso aquel caso —las insistentes exigencias <strong>de</strong> los<br />

judíos <strong>de</strong> que Pablo muriese, la incapacidad <strong>de</strong> Festo <strong>de</strong> encontrar al apóstol culpable <strong>de</strong><br />

ninguna cosa digna <strong>de</strong> muerte, y luego la apelación <strong>de</strong> Pablo a César—. El dilema <strong>de</strong><br />

Festo, naturalmente, era este: Por la apelación <strong>de</strong> Pablo se veía obligado a enviarlo a Nerón,<br />

pero no había una base legal a<strong>de</strong>cuada para un juicio. Festo dijo con claridad que esperaba<br />

que Agripa le pudiese ayudar; a fin <strong>de</strong> cuentas, parecía fuera <strong>de</strong> razón enviar un preso, y<br />

no indicar los cargos que haya en su contra. Estos procedimientos tenían más la<br />

naturaleza <strong>de</strong> audiencia que <strong>de</strong> juicio. Los judíos no estaban presentes para acusar al<br />

apóstol, y <strong>de</strong> Agripa no se esperaba que diese una <strong>de</strong>cisión vinculante.<br />

26:1–3 La escena ante nosotros ha sido bien <strong>de</strong>scrita como «un rey esclavizado y un<br />

preso entronizado». Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista espiritual, Agripa era una figura lastimera,<br />

mientras que el apóstol se levantaba con las alas <strong>de</strong> la fe, superior a sus circunstancias.<br />

Cuando Agripa le hizo señal <strong>de</strong> que podía hablar, Pablo entonces, extendiendo la<br />

mano, comenzó una cautivadora narración <strong>de</strong> su experiencia cristiana. Primero, expresó su<br />

gratitud por permitírsele presentar su causa ante uno que, siendo judío, estaba familiarizado<br />

con las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos. Su introducción no era mera<br />

adulación; fue una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> cortesía cristiana y <strong>de</strong> simple verdad.<br />

26:4–5 En cuanto a su vida primera, el apóstol había sido un judío ejemplar. Los judíos<br />

tendrían que admitir, si sólo querían testificarlo, que Pablo había seguido el camino <strong>de</strong> la<br />

más rigurosa ortodoxia, siendo un fariseo consecuente.<br />

26:6 Ahora estaba siendo juzgado por no otro crimen que el hecho <strong>de</strong> que se aferraba a<br />

la esperanza <strong>de</strong> la promesa que hizo Dios a los padres <strong>de</strong> Israel en el AT. La lógica <strong>de</strong>l<br />

argumento <strong>de</strong> Pablo, aquí, parece ser como sigue: En el AT Dios hizo varios pactos con los<br />

conductores <strong>de</strong> Israel, como Abraham, Isaac, Jacob, David y Salomón. El principal pacto<br />

tenía que ver con la promesa <strong>de</strong>l Mesías, Su venida para liberar a la nación <strong>de</strong> Israel y para<br />

reinar sobre la tierra. Los patriarcas <strong>de</strong>l AT murieron sin ver el cumplimiento <strong>de</strong> esta<br />

promesa. ¿Significa esto que Dios no iba a cumplir los términos <strong>de</strong> los pactos? No, sino que<br />

los iba a cumplir con toda certeza. ¿Pero cómo podría hacerlo cuando los padres habían ya<br />

muerto? La respuesta es: «Resucitándolos <strong>de</strong> los muertos». De esta manera, y muy<br />

directamente, el apóstol vincula las promesas hechas a los santos <strong>de</strong>l AT con la<br />

resurrección <strong>de</strong> los muertos.<br />

26:7 El apóstol presenta a las doce tribus <strong>de</strong> Israel como rindiendo culto<br />

constantemente a Dios <strong>de</strong> forma ferviente, y esperando ver cumplida la promesa. Esta<br />

referencia a las doce tribus es importante a la vista <strong>de</strong> la actual enseñanza <strong>de</strong> que diez <strong>de</strong><br />

las tribus <strong>de</strong> Israel se han «perdido» <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cautividad. Aunque fueron esparcidas entre<br />

las naciones gentiles, el apóstol Pablo las veía como un pueblo separado, sirviendo a Dios<br />

y esperando al prometido Libertador.<br />

26:8 ¡Éste era entonces el crimen <strong>de</strong> Pablo! Él creía que Dios cumpliría Su promesa a<br />

los padres resucitándolos <strong>de</strong> los muertos. ¿Qué había en eso que lo hiciese tan increíble?<br />

Pablo hizo esta pregunta a Agripa y a todos los que estaban con él.<br />

26:9–11 Volviendo a la historia <strong>de</strong> su vida, Pablo relató la salvaje e implacable<br />

campaña que había emprendido contra los seguidores <strong>de</strong> la fe cristiana. Con todas sus<br />

fuerzas, se había opuesto al nombre <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret. Con po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> los principales<br />

sacerdotes hizo encarcelar a muchos <strong>de</strong> los cristianos en Jerusalén. Cuando eran juzgados<br />

ante el sanedrín, emitió su voto contra ellos una y otra vez. Una y otra vez dispuso el<br />

castigo para los que encontraba en todas las sinagogas e hizo todo lo que pudo por<br />

forzarles a negar a su Señor. (Cuando dice que los forzaba a blasfemar, no significa que lo


lograse, sino que lo intentaba.) La campaña <strong>de</strong> odio <strong>de</strong> Pablo contra los discípulos <strong>de</strong> Jesús<br />

había sobrepasado los límites <strong>de</strong> Jerusalén y Ju<strong>de</strong>a, y se había extendido a las ciuda<strong>de</strong>s<br />

extranjeras.<br />

26:12–14 Fue mientras estaba en una <strong>de</strong> estas expediciones en el extranjero que tuvo<br />

lugar en su vida una gran experiencia transformadora. Iba <strong>de</strong> camino a Damasco, con<br />

documentos oficiales autorizándole a arrestar a los cristianos y llevarlos a Jerusalén para ser<br />

juzgados y castigados. A mediodía fue abrumado por una visión <strong>de</strong> gloria. Una luz <strong>de</strong>l<br />

cielo resplan<strong>de</strong>ció sobre él, que sobrepasaba al resplandor <strong>de</strong>l sol <strong>de</strong> mediodía.<br />

Habiendo caído en tierra, oyó una voz haciéndole esta escrutadora pregunta: Saulo,<br />

Saulo, ¿por qué me persigues? Esta voz también añadió las reveladoras palabras: Dura<br />

cosa te es dar coces contra el aguijón. El término aguijón es en realidad una «aguijada»,<br />

un instrumento muy aguzado empleado para obligar a animales tercos a seguir a<strong>de</strong>lante.<br />

Pablo había estado coceando contra las aguijadas <strong>de</strong> su propia conciencia, pero, más<br />

importante aún, contra la voz <strong>de</strong> convicción <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Nunca había podido<br />

olvidar la serenidad y gracia con las que había muerto Esteban. Había estado luchando<br />

contra el mismo Dios.<br />

26:15 Pablo preguntó: ¿Quién eres, Señor? La voz contestó: Yo soy Jesús, a quien tú<br />

persigues. ¿Jesús? ¿Cómo podía ser? ¿No había sido Jesús crucificado y sepultado?<br />

¿Acaso Sus discípulos no habían robado el cuerpo y lo habían <strong>de</strong>positado en algún lugar<br />

secreto? ¿Cómo podía estar hablándole Jesús ahora? La verdad pronto amaneció en el alma<br />

<strong>de</strong> Pablo. Jesús había sido verda<strong>de</strong>ramente sepultado, ¡pero había resucitado <strong>de</strong> entre los<br />

muertos! Había ascendido al cielo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> ahora se dirigía a Pablo. Al perseguir a los<br />

cristianos, Pablo había estado persiguiendo al Maestro <strong>de</strong> ellos. Y al perseguirle, había<br />

estado persiguiendo al Mesías <strong>de</strong> Israel, al mismísimo Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

26:16 A continuación, Pablo da una recapitulación con<strong>de</strong>nsada <strong>de</strong> la comisión que<br />

recibió <strong>de</strong>l Señor Jesucristo resucitado. El Señor le mandó que se levantase y se pusiese<br />

sobre sus pies. Había recibido esta especial revelación <strong>de</strong> Cristo en la gloria porque había<br />

sido <strong>de</strong>signado para ser un siervo <strong>de</strong>l Señor y testigo <strong>de</strong> todo lo que había visto aquel día, y<br />

<strong>de</strong> todas las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe cristiana que le habrían <strong>de</strong> ser dadas a conocer.<br />

26:17 La promesa <strong>de</strong> que Pablo sería librado <strong>de</strong> su pueblo y <strong>de</strong> los gentiles ha <strong>de</strong> ser<br />

comprendida como significando una liberación en general, hasta que su obra fuese<br />

cumplida.<br />

26:18 Pablo sería enviado <strong>de</strong> forma especial a los gentiles para abrir sus ojos, a fin <strong>de</strong><br />

que se conviertan <strong>de</strong> las tinieblas a la luz, y <strong>de</strong> la potestad <strong>de</strong> Satanás a Dios. Por medio<br />

<strong>de</strong> la fe en el Señor Jesús, recibirían perdón <strong>de</strong> pecados y herencia entre los santificados.<br />

H. K. Downie muestra cómo el versículo 18 da un excelente sumario <strong>de</strong> lo que hace el<br />

evangelio:<br />

1. Libera <strong>de</strong> las tinieblas.<br />

2. Libera <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Satanás.<br />

3. Remite los pecados.<br />

4. Restaura a una herencia perdida.<br />

26:19–23 Habiendo sido comisionado <strong>de</strong> esta manera, Pablo explica a Agripa que no<br />

fue rebel<strong>de</strong> a la visión celestial. Tanto en Damasco como en Jerusalén, y por toda la<br />

tierra <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, y a los gentiles, predicó a todos que se arrepintiesen y se convirtiesen a<br />

Dios, haciendo obras que <strong>de</strong>mostrasen la realidad <strong>de</strong> su arrepentimiento. En esto estaba


ocupado cuando los judíos le prendieron en el templo e intentaron matarle. Pero Dios lo<br />

había protegido y dado auxilio, y él continuaba testificando a todos aquellos con los que<br />

entraba en contacto, predicando el mensaje acerca <strong>de</strong> lo que los profetas y Moisés dijeron<br />

que había <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r. Esto era que el Cristo había <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer, y que siendo el primero<br />

<strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> los muertos, iba a anunciar luz al pueblo y a los gentiles.<br />

26:24–26 Como era gentil, Festo probablemente no había podido seguir en absoluto el<br />

hilo <strong>de</strong> la argumentación <strong>de</strong> Pablo. Totalmente incapaz <strong>de</strong> apreciar a un hombre lleno <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo, acusó impulsivamente a Pablo <strong>de</strong> haber enloquecido a causa <strong>de</strong> las muchas<br />

letras. Sin traza alguna <strong>de</strong> irritación ni <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontrol, el apóstol negó serenamente la<br />

acusación, y enfatizó que sus palabras eran palabras <strong>de</strong> verdad y <strong>de</strong> cordura. Luego<br />

expresó su confianza <strong>de</strong> que el rey conocía la verdad <strong>de</strong> lo que había estado diciendo. La<br />

vida y el testimonio <strong>de</strong> Pablo no habían transcurrido en secreto. Los judíos lo sabían todo<br />

acerca <strong>de</strong> ello, e indudablemente este conocimiento había llegado a Agripa.<br />

26:27 Dirigiéndose directamente al rey, Pablo le preguntó: ¿Crees, oh rey Agripa, a<br />

los profetas? Y luego contestó a su propia pregunta: Yo sé que crees. El sentido <strong>de</strong>l<br />

argumento es inequívoco. Pablo le estaba diciendo, en efecto: «Yo creo en lo que los<br />

profetas anunciaron en el AT. Tú también crees su testimonio, ¿no, Agripa? ¿Cómo<br />

entonces me pue<strong>de</strong>n acusar los judíos <strong>de</strong> un crimen merecedor <strong>de</strong> muerte? ¿O cómo podrías<br />

tú con<strong>de</strong>narme por creer lo que tú mismo crees?».<br />

26:28 Que Agripa sintió la fuerza <strong>de</strong>l argumento queda indicado por sus palabras: Por<br />

poco me persua<strong>de</strong>s a hacerme cristiano. Sin embargo, hay un consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong>sacuerdo<br />

acerca <strong>de</strong> qué quería <strong>de</strong>cir Agripa con esto. Los que siguen la traducción tradicional<br />

piensan que el rey había sido realmente llevado al umbral <strong>de</strong> la <strong>de</strong>cisión por Cristo. Piensan<br />

que la respuesta <strong>de</strong> Pablo en el versículo 29 da apoyo a esto. Otros creen que Agripa estaba<br />

empleando la ironía, como preguntándole a Pablo: «¿Crees tú que con un poco <strong>de</strong><br />

persuasión me pue<strong>de</strong>s hacer cristiano?». En otras palabras, estaba evadiéndose <strong>de</strong> la presión<br />

<strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong>l apóstol con una chanza.<br />

26:29 Tanto si Agripa hablaba con sinceridad o mofándose, Pablo replicó con intensa<br />

seriedad. Expresó el ferviente <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que con poca o con mucha persuasión, tanto Agripa<br />

como todos los presentes pudiesen entrar en los goces y bendiciones <strong>de</strong> la vida cristiana,<br />

que compartiesen todos los privilegios <strong>de</strong> Pablo, que fuesen hechos tales cual él era,<br />

excepto por aquellas ca<strong>de</strong>nas. Morgan escribe:<br />

Iría dispuesto a la muerte por salvar a Agripa, pero no pondría sus ca<strong>de</strong>nas sobre<br />

Agripa. Esto es el cristianismo. Agrándalo, multiplícalo, aplícalo. La sinceridad que<br />

persigue no es cristiana. La sinceridad que muere por liberar pero que no impone una<br />

ca<strong>de</strong>na, es cristianismo.<br />

26:30–32 El rey, y el gobernador, y Berenice, junto con los otros oficiales, salieron <strong>de</strong><br />

la estancia para conversar aparte. Todos se vieron obligados a admitir que Pablo no estaba<br />

haciendo ninguna cosa digna <strong>de</strong> muerte ni <strong>de</strong> prisión. Quizá en tono <strong>de</strong> sentimiento,<br />

Agripa dijo a Festo que si Pablo no hubiera apelado a César, habría podido ser puesto<br />

en libertad.<br />

Naturalmente, nos preguntamos por qué no se podía cancelar la apelación a César.<br />

Tanto si una apelación <strong>de</strong> este tipo se podía cancelar o no, sabemos que era el propósito <strong>de</strong><br />

Dios que el apóstol a los gentiles fuese a Roma para ser juzgado ante el Emperador (23:11),<br />

y tener allá el cumplimiento <strong>de</strong> su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> llegar a ser semejante al Señor en su muerte.


I. La travesía <strong>de</strong> Pablo a Roma y el naufragio (27:1–28:16)<br />

Este capítulo presenta la cautivadora saga <strong>de</strong> la travesía <strong>de</strong>l apóstol <strong>de</strong> Cesarea a Malta,<br />

en su viaje a Roma. Si Pablo no hubiese sido un pasajero, nunca habríamos oído hablar <strong>de</strong>l<br />

viaje ni <strong>de</strong>l naufragio. Este pasaje está lleno <strong>de</strong> términos náuticos, y por ello no es siempre<br />

fácil <strong>de</strong> seguir.<br />

27:1 El viaje comenzó en Cesarea. Pablo fue puesto bajo custodia <strong>de</strong> un oficial<br />

llamado Julio. Este centurión pertenecía a la compañía Augusta, una distinguida legión<br />

<strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> Roma. Lo mismo que los otros centuriones mencionados en el NT, era un<br />

hombre <strong>de</strong> carácter elevado en bondad, rectitud y consi<strong>de</strong>ración por los <strong>de</strong>más.<br />

27:2 Había a bordo otros presos que, como Pablo, eran llevados a Roma para ser<br />

juzgados. También en la lista <strong>de</strong> pasajeros aparecen los nombres <strong>de</strong> Aristarco y Lucas, los<br />

dos compañeros <strong>de</strong> fatigas <strong>de</strong>l apóstol en anteriores viajes. La nave en la que embarcaron<br />

era <strong>de</strong> Adramicio, una ciudad <strong>de</strong> Misia en la punta nordocci<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Asia Menor. Su plan<br />

<strong>de</strong> navegación era ir al norte y al oeste, haciendo escalas en los puertos <strong>de</strong>l Asia<br />

proconsular, la provincia occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Asia Menor.<br />

27:3 La nave zarpó y navegó costeando Palestina, haciendo escala en Sidón, a unos<br />

ciento doce kilómetros <strong>de</strong> Cesarea. El centurión Julio permitió humanamente que Pablo<br />

bajase <strong>de</strong>l barco para ver a los amigos, para ser atendido por ellos.<br />

27:4–5 Des<strong>de</strong> Sidón, la ruta cortaba a través <strong>de</strong> la esquina nororiental <strong>de</strong>l Mediterráneo,<br />

<strong>de</strong>jando a Chipre a la izquierda, aprovechando así el lado <strong>de</strong> la isla protegido <strong>de</strong> los<br />

vientos. Pese a que los vientos eran contrarios, la nave pasó al otro lado a la costa<br />

meridional <strong>de</strong>l Asia Menor, y luego navegaron hacia el oeste, frente a Cilicia y Panfilia,<br />

hasta arribar a Mira, una ciudad portuaria <strong>de</strong> Licia.<br />

27:6 Allí el centurión… embarcó a los presos a otra nave, por cuanto la primera no<br />

los acercaría ya más a Italia, sino que se dirigía arriba por la costa occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Asia<br />

Menor, a su puerto propio.<br />

La segunda nave era <strong>de</strong> Alejandría, en la costa septentrional <strong>de</strong> África. Llevaba<br />

doscientas setenta y seis personas, entre tripulación y pasajeros, y una carga <strong>de</strong> trigo. De<br />

Alejandría había navegado directamente al norte atravesando el Mediterráneo hasta Mira, y<br />

ahora hacía rumbo al oeste, hacia Italia.<br />

27:7–8 Durante muchos días la navegación fue lenta, <strong>de</strong>bido a vientos contrarios. Fue<br />

a duras penas que la tripulación pudo llevar la nave frente a Gnido, un puerto en el<br />

extremo sudocci<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Asia Menor. Como el viento les era contrario, hicieron rumbo al<br />

sur y navegaron costeando a sotavento <strong>de</strong> la isla <strong>de</strong> Creta. Dando la vuelta al Cabo<br />

Salmona, hicieron rumbo al oeste, arrostrando fuertes vientos, hasta que llegaron a Buenos<br />

Puertos, cerca <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Lasea, en la costa meridional central <strong>de</strong> Creta.<br />

27:9–10 Para este entonces se había perdido mucho tiempo <strong>de</strong>bido a las <strong>de</strong>sfavorables<br />

condiciones que habían encontrado. Se aproximaba el invierno, lo que hacía que fuese<br />

peligrosa la navegación. Debía ser finales <strong>de</strong> septiembre o principios <strong>de</strong> octubre, por<br />

cuanto había pasado ya el Ayuno (el Día <strong>de</strong> la Expiación). Pablo advirtió a la tripulación<br />

que la navegación no era segura, y que si la navegación continuaba, habría peligro <strong>de</strong><br />

per<strong>de</strong>r el cargamento y la nave, e incluso las vidas <strong>de</strong> algunas personas <strong>de</strong> a bordo.<br />

27:11–12 Sin embargo, el piloto y el patrón <strong>de</strong> la nave querían seguir a<strong>de</strong>lante. El<br />

centurión aceptó el parecer <strong>de</strong> ellos, y la mayoría <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más también estuvieron <strong>de</strong><br />

acuerdo. Pensaban que el puerto era más ina<strong>de</strong>cuado para invernar que Fénice, que


estaba a unos sesenta y cuatro kilómetros <strong>de</strong> Buenos Puertos, en el extremo sudocci<strong>de</strong>ntal<br />

<strong>de</strong> Creta. Este puerto está abierto al sudoeste y noroeste.<br />

27:13–17 Soplando una brisa <strong>de</strong>l sur, los marineros pensaron que podrían viajar la<br />

distancia que les separaba <strong>de</strong> Fénice. Levaron anclas y zarparon hacia el oeste, costeando.<br />

Entonces un furioso viento <strong>de</strong>l nor<strong>de</strong>ste (Euroclidón) se abatió contra ellos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />

acantilados <strong>de</strong> la costa. Incapaces <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r mantener la nave en el rumbo <strong>de</strong>seado, la<br />

tripulación se vio obligada a <strong>de</strong>jar que la nave fuese arrastrada por el huracán. Fueron<br />

llevados hacia el sudoeste, a una pequeña isla llamada Clauda, entre treinta y cinco y<br />

cuarenta y cinco kilómetros <strong>de</strong> Creta. Cuando llegaron al lado protegido <strong>de</strong> la isla, se<br />

encontraron con dificulta<strong>de</strong>s para recuperar el esquife que habían estado remolcando, pero<br />

finalmente pudieron izarlo a bordo. Luego ataron cables como refuerzos para ceñir el<br />

casco <strong>de</strong> la nave, para que no fuese abierto por el mar embravecido. Tenían mucho miedo<br />

<strong>de</strong> ser lanzados al sur, a la Sirte, un golfo en la costa <strong>de</strong> África célebre por sus peligrosos<br />

bancos <strong>de</strong> arena. Para impedirlo, arriaron las velas y quedaron a la <strong>de</strong>riva.<br />

27:18–19 Después <strong>de</strong> un día <strong>de</strong> ser llevados por la tempestad, comenzaron a aligerar la<br />

nave. Al tercer día echaron sobre la borda los aparejos <strong>de</strong> la nave. No había ninguna duda<br />

<strong>de</strong> que la nave había estado acumulando mucha agua, y era por ello necesario aligerar la<br />

carga para impedir que zozobrase.<br />

27:20 Por muchos días fueron llevados sin po<strong>de</strong>r hacer nada, sin po<strong>de</strong>r divisar el sol ni<br />

las estrellas y por ello sin po<strong>de</strong>r tomar referencia y saber dón<strong>de</strong> estaban. Al final perdieron<br />

toda esperanza.<br />

27:21–26 La <strong>de</strong>sesperanza fue intensificada por el hambre. Los hombres no habían<br />

comido durante muchos días. Indudablemente, habían pasado el tiempo trabajando para<br />

salvar la nave y achicando agua. Quizá no había manera <strong>de</strong> cocinar. El mareo, el miedo y la<br />

<strong>de</strong>sesperanza probablemente les habían quitado el apetito. No había escasez <strong>de</strong> alimento,<br />

pero tampoco había ganas <strong>de</strong> comer.<br />

Entonces Pablo,… puesto en pie en medio <strong>de</strong> ellos, les dio un mensaje <strong>de</strong> esperanza.<br />

Primero, les recordó gentilmente que mejor hubiera sido no zarpar <strong>de</strong> Creta. Luego les<br />

aseguró que aunque la nave se per<strong>de</strong>ría, que no habría pérdida <strong>de</strong> vida entre ellos. ¿Cómo<br />

lo sabía? Un ángel <strong>de</strong>l Señor se le había aparecido aquella noche, asegurándole que<br />

comparecería ante César en Roma. Dios había concedido al apóstol todos los que<br />

navegaban con él, en el sentido <strong>de</strong> que ellos también serían preservados. Por ello, <strong>de</strong>bían<br />

cobrar ánimo. Pablo creía que todos quedarían bien, aunque encallarían en cierta isla.<br />

A. W. Tozer escribe con agu<strong>de</strong>za:<br />

Cuando «sopló una brisa <strong>de</strong>l sur», la nave que llevaba a Pablo navegó con suavidad, y<br />

nadie a bordo sabía quién era Pablo ni cuánta fuerza <strong>de</strong> carácter yacía oculta tras aquel<br />

exterior llano. Pero cuando estalló sobre ellos la fuerte tempestad <strong>de</strong>l Euroclidón, la<br />

gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Pablo fue pronto motivo <strong>de</strong> conversación <strong>de</strong> todos en la nave. El apóstol,<br />

aunque era preso, tomó literalmente el mando <strong>de</strong> la nave, tomó <strong>de</strong>cisiones y dio ór<strong>de</strong>nes<br />

que significaban vida o muerte para la gente. Y creo que la crisis evi<strong>de</strong>nció algo en Pablo<br />

que no había sido claro siquiera para él. Las hermosas teorías se tornaron en hechos sólidos<br />

cuando estalló la tempestad.<br />

27:27–29 Habían transcurrido catorce días <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que habían partido <strong>de</strong> Buenos Puertos.<br />

Ahora estaban a la <strong>de</strong>riva, y sin po<strong>de</strong>r hacer nada, en una zona <strong>de</strong>l Mediterráneo conocida<br />

como el Adriático, el mar entre Grecia, Italia y África. A la medianoche los marineros


comenzaron a presentir que estaban cerca <strong>de</strong> tierra; quizá podían oír las olas rompiendo<br />

contra la costa. Cuando echaron la sonda por primera vez, hallaron veinte brazas (como<br />

cuarenta metros); un poco más a<strong>de</strong>lante hallaron quince brazas. Para no encallar la nave,<br />

echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese <strong>de</strong> día.<br />

27:30–32 Temiendo por sus vidas, algunos <strong>de</strong> los marineros planearon huir a la costa<br />

en el bote. Estaban ocupados en arriar el esquife —pretendiendo que iban a ten<strong>de</strong>r más<br />

anclas— cuando Pablo informó <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong> ellos al centurión, advirtiéndole que si éstos<br />

no permanecían en la nave, el resto no se podría salvar. Entonces los soldados cortaron<br />

las amarras <strong>de</strong>l esquife y lo <strong>de</strong>jaron per<strong>de</strong>rse. De esta manera, los marineros fueron<br />

obligados a tratar <strong>de</strong> salvar sus vidas a bordo <strong>de</strong> la nave así como las vidas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />

27:33–34 Phillips titula el pasaje <strong>de</strong> 33–37 como «el sólido sentido común <strong>de</strong> Pablo».<br />

Para apreciar el drama <strong>de</strong>l momento, <strong>de</strong>beríamos realmente saber algo <strong>de</strong>l terror <strong>de</strong> una<br />

violenta tempestad en el mar. Y <strong>de</strong>beríamos también recordar que Pablo no era el capitán<br />

<strong>de</strong> la nave, sino sólo un pasajero cautivo.<br />

Poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l amanecer, Pablo exhortaba a todos a que comiesen, recordándoles<br />

que habían pasado dos semanas sin haber comido nada. Había llegado el momento <strong>de</strong><br />

comer; su bienestar <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> ello. El apóstol les aseguró que ni aun un cabello <strong>de</strong> la<br />

cabeza <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> ellos iba a per<strong>de</strong>rse.<br />

27:35 Luego puso el ejemplo para ellos, tomando pan, dando gracias a Dios<br />

públicamente por el alimento, y comenzando a comer. ¡Cuántas veces nos sentimos<br />

remisos <strong>de</strong> orar ante otros! ¡Pero cuán a menudo una oración así habla más fuerte que<br />

nuestra predicación!<br />

27:36–37 Así animados, los <strong>de</strong>más comieron también. Las personas en la nave eran<br />

doscientas setenta y seis.<br />

27:38–41 Cuando hubieron comido, aligeraron la nave, echando el trigo al mar.<br />

Había una tierra cercana, pero no la reconocían. Tomaron la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> varar la nave en<br />

la playa, si era posible. Cortaron las amarras <strong>de</strong> las anclas, <strong>de</strong>jándolas en el mar. Luego<br />

<strong>de</strong>sataron las amarras <strong>de</strong> los timones que habían sido levantados, y los bajaron a su<br />

posición. Izando la vela <strong>de</strong> proa, enfilaron hacia la playa, encallando la nave en un<br />

escollo don<strong>de</strong> se encuentran dos corrientes —probablemente en un canal entre dos<br />

islas—. La proa se clavó y se quedó inmóvil en la arena, mientras que la popa comenzó a<br />

abrirse con la violencia <strong>de</strong> las olas.<br />

27:42–44 Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para impedir que<br />

nadie se fugase nadando. Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, dio contraor<strong>de</strong>n.<br />

Or<strong>de</strong>nó que los que pudiesen nadar se dirigiesen a la costa. Los <strong>de</strong>más, que fuesen en<br />

tablas o en varios objetos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la nave. De esta forma, toda la tripulación y los<br />

pasajeros llegaron a tierra sanos y salvos.<br />

28:1–2 Tan pronto como la tripulación y los pasajeros llegaron a la costa, supieron que<br />

estaban en la isla <strong>de</strong> Malta. Algunos <strong>de</strong> los naturales <strong>de</strong> la isla vieron el naufragio y<br />

contemplaron a las víctimas <strong>de</strong>batiéndose por el agua para llegar a la costa. Con bondad,<br />

encendieron una hoguera para los recién llegados, que estaban totalmente empapados y<br />

ateridos <strong>de</strong> frío, tanto por el mar como por la lluvia que caía.<br />

28:3 Mientras Pablo ayudaba con el fuego, fue mordido por una serpiente venenosa.<br />

Aparentemente, la serpiente había estado adormecida en la leña. Cuando la leña fue puesta<br />

en el fuego, la víbora se avivó <strong>de</strong> repente y se lanzó contra el apóstol. Se le prendió en la<br />

mano, no solamente arrollándose en ella, sino mordiéndosela.


28:4–6 Al principio los ciudadanos locales concluyeron que el apóstol <strong>de</strong>bía ser un<br />

homicida. Aunque había escapado <strong>de</strong>l naufragio, la Justicia le estaba persiguiendo, y<br />

pronto iba a hincharse o a caer muerto <strong>de</strong> repente. Sin embargo, cuando Pablo no sufrió<br />

efectos por la mor<strong>de</strong>dura <strong>de</strong> la serpiente, cambiaron <strong>de</strong> parecer y <strong>de</strong>cían que era un dios.<br />

Aquí tenemos otra ilustración <strong>de</strong> la volubilidad y frivolidad <strong>de</strong>l corazón y mente <strong>de</strong> los<br />

hombres.<br />

28:7 El hombre principal <strong>de</strong> la isla <strong>de</strong> Malta, en aquella época, era Publio. Poseía<br />

muchas tierras cerca <strong>de</strong> la playa adon<strong>de</strong> habían llegado los náufragos. Este rico oficial<br />

romano recibió a Pablo y a sus amigos amistosamente, y los hospedó durante tres días, es<br />

<strong>de</strong>cir, hasta que se pudieron disponer alojamientos permanentes en los que pudiesen pasar<br />

el invierno.<br />

28:8 La bondad <strong>de</strong> este gentil no quedó sin recompensa. Para este tiempo, su padre<br />

estaba enfermo <strong>de</strong> fiebre y <strong>de</strong> disentería; y entró Pablo a verle, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

orado, le impuso las manos, y le sanó.<br />

28:9–10 Las nuevas <strong>de</strong> este milagro <strong>de</strong> sanidad se extendieron rápidamente por la isla.<br />

Durante los tres siguientes meses, fueron llevando los enfermos a Pablo, los cuales fueron<br />

todos curados. La gente <strong>de</strong> Malta mostró su aprecio por el apóstol Pablo y por Lucas<br />

cuando partieron, cubriéndolos <strong>de</strong> honores y llevándoles muchos presentes que iban a ser<br />

<strong>de</strong> utilidad en el viaje a Roma.<br />

28:11 Pasados los tres meses <strong>de</strong>l invierno, y cuando la navegación volvía a ser segura,<br />

el centurión embarcó con sus presos en una nave alejandrina que había invernado en la<br />

isla. La enseña <strong>de</strong> esta nave era Cástor y Pólux. Los marineros paganos los suponían los<br />

dioses patrones <strong>de</strong> los marineros.<br />

28:12–14 Des<strong>de</strong> Malta navegaron unos ciento treinta kilómetros hasta Siracusa, la<br />

capital <strong>de</strong> Sicilia, situada en la costa oriental. La nave se <strong>de</strong>tuvo allí tres días, y luego pasó<br />

a Regio, en el punto sudoeste <strong>de</strong> Italia, en la punta <strong>de</strong> la bota. Un día <strong>de</strong>spués, soplando el<br />

viento favorable <strong>de</strong>l sur, la nave pudo navegar los doscientos noventa kilómetros por la<br />

costa occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> Italia hasta Puteoli, en la orilla septentrional <strong>de</strong> la Bahía <strong>de</strong> Nápoles.<br />

Puteoli estaba a unos doscientos cuarenta kilómetros al su<strong>de</strong>ste <strong>de</strong> Roma. Allí el apóstol<br />

halló hermanos cristianos, con los que pudo gozar <strong>de</strong> comunión durante siete días.<br />

28:15 No se nos dice cómo llegaron a Roma las nuevas <strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> Pablo a Puteoli.<br />

Pero dos grupos diferentes <strong>de</strong> hermanos emprendieron viaje para recibirle. Un grupo viajó<br />

casi setenta kilómetros al su<strong>de</strong>ste <strong>de</strong> Roma hasta el Mercado <strong>de</strong> Apio. El otro grupo viajó<br />

casi cincuenta y cinco kilómetros al su<strong>de</strong>ste hasta las Tres Tabernas. Pablo se sintió muy<br />

animado y fortalecido por esta emocionante <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> los santos en Roma.<br />

28:16 Al llegar a Roma,… se le permitió vivir aparte, en una casa privada, con un<br />

soldado que le custodiaba.<br />

J. El arresto domiciliario <strong>de</strong> Pablo y su testimonio a los judíos en Roma<br />

(28:17–31)<br />

28:17–19 En conformidad a su práctica <strong>de</strong> dar testimonio a los judíos primero, Pablo<br />

envió una invitación a los principales entre ellos. Cuando estuvieron reunidos en su casa<br />

<strong>de</strong> alquiler, les explicó que aunque no había hecho nada contra el pueblo, ni contra las<br />

costumbres <strong>de</strong> nuestros padres, sin embargo los judíos <strong>de</strong> Jerusalén lo habían<br />

entregado a manos <strong>de</strong> los romanos para ser juzgado. Las autorida<strong>de</strong>s gentiles no podían<br />

encontrar falta alguna y querían liberarlo, pero cuando los judíos clamaron oponiéndose, el


apóstol se vio forzado a apelar a César. Al hacer esta apelación, esto no era para presentar<br />

acusación alguna contra la nación judía. Lo había hecho sólo para po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse.<br />

28:20 Era por ser inocente <strong>de</strong> cualquier crimen contra el pueblo judío que había<br />

llamado a los principales judíos <strong>de</strong> Roma. En realidad, era por la esperanza <strong>de</strong> Israel que<br />

estaba sujeto con aquella ca<strong>de</strong>na. La esperanza <strong>de</strong> Israel, como ya se ha explicado en un<br />

pasaje anterior, se refiere al cumplimiento <strong>de</strong> las promesas dadas a los patriarcas judíos,<br />

especialmente la promesa <strong>de</strong>l Mesías. Inherente en el cumplimiento <strong>de</strong> estas promesas<br />

estaba la resurrección <strong>de</strong> los muertos.<br />

28:21–22 Los principales <strong>de</strong> los judíos afirmaron no saber nada acerca <strong>de</strong>l apóstol<br />

Pablo. No habían recibido <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a cartas acerca <strong>de</strong> él, y ninguno <strong>de</strong> sus compatriotas<br />

judíos había traído informes <strong>de</strong> él. Sin embargo, querían oír más <strong>de</strong> Pablo, porque sabían<br />

que la fe cristiana con la que estaba asociado era contradicha en todas partes.<br />

28:23 Algún tiempo <strong>de</strong>spués, un gran número <strong>de</strong> estos judíos acudieron a don<strong>de</strong> se<br />

hospedaba Pablo para oír más <strong>de</strong> lo que tenía que <strong>de</strong>cir. Se valió <strong>de</strong> esta oportunidad para<br />

testificarles acerca <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios, y para persuadirles acerca <strong>de</strong> Jesús. Para ello les<br />

citaba <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Moisés y <strong>de</strong> los profetas, hablándoles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mañana hasta la tar<strong>de</strong>.<br />

28:24 Algunos creyeron el mensaje que había traído, pero otros no creían. (El término<br />

utilizado es literalmente «<strong>de</strong>screían», más enérgico que sencillamente no aceptar el<br />

mensaje. Indica un rechazo positivo.)<br />

28:25–28 Cuando Pablo vio que una vez más el evangelio estaba siendo rechazado,<br />

globalmente, por la nación judía, citó Isaías 6:9 y 10, don<strong>de</strong> el profeta había sido<br />

comisionado para predicar la palabra a un pueblo cuyo corazón se había embotado, cuyos<br />

oídos eran sordos, y cuyos ojos estaban cegados. El apóstol volvió a sentir el dolor <strong>de</strong><br />

predicar buenas nuevas a aquellos que no las querían oír. En vista <strong>de</strong> este rechazo <strong>de</strong> los<br />

judíos, Pablo anunció que él iba a llevar el evangelio a los gentiles, y expresó su<br />

certidumbre <strong>de</strong> que ellos oirían.<br />

28:29 Los judíos incrédulos se fueron, discutiendo entre sí. Como observa Calvino, la<br />

cita <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> una profecía contra ellos irritó al elemento impío que rechazaba al Mesías.<br />

Los hizo enfurecer contra aquellos judíos que lo aceptaban. El reformador hace una útil<br />

aplicación:<br />

Finalmente, será en vano que nadie objete en base a esto que el Evangelio <strong>de</strong> Cristo<br />

causa contenciones, cuando es evi<strong>de</strong>nte que estas surgen sólo <strong>de</strong> la terquedad <strong>de</strong> los<br />

hombres. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, para gozar <strong>de</strong> paz con Dios, nos es necesario hacer la guerra a los<br />

que le tratan con menosprecio.<br />

28:30 Luego Pablo permaneció en Roma durante dos años enteros, viviendo en una<br />

casa alquilada y ministrando a una corriente constante <strong>de</strong> visitantes. Es probablemente en<br />

este tiempo cuando escribió las Epístolas a los Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón.<br />

28:31 Gozó <strong>de</strong> una consi<strong>de</strong>rable medida <strong>de</strong> libertad, predicando el reino <strong>de</strong> Dios y<br />

enseñando acerca <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, con toda libertad y sin obstáculo alguno.<br />

Así concluye el Libro <strong>de</strong> Hechos. Algunos piensan que termina <strong>de</strong> una manera<br />

extrañamente abrupta. Sin embargo, se cumple con ello la pauta dada al principio. El<br />

evangelio había alcanzado a Jerusalén, Ju<strong>de</strong>a, Samaria, y ahora al mundo gentil.<br />

Los acontecimientos en la vida <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Hechos sólo se pue<strong>de</strong>n inferir en<br />

base <strong>de</strong> sus escritos tardíos.<br />

Generalmente se cree que tras sus dos años en Roma, su causa llegó ante Nerón, y que<br />

el veredicto fue su absolución.


Luego embarcó en lo que se conoce como su Cuarto Viaje Misionero. Algunos lugares<br />

que posiblemente visitó durante este viaje, aunque no necesariamente en el or<strong>de</strong>n que se<br />

relacionan, fueron:<br />

1. COLOSAS y ÉFESO (Flm. 22).<br />

2. MACEDONIA (1 Ti. 1:3; Fil. 1:25; 2:24).<br />

3. ÉFESO (1 Ti. 3:14).<br />

4. ESPAÑA (Ro. 15:24)<br />

5. CRETA (Tit. 1:5).<br />

6. CORINTO (2 Ti. 4:20).<br />

7. MILETO (2 Ti. 4:20).<br />

8. El invierno que pasó en NICÓPOLIS (Tit. 3:12).<br />

9. TRÓADE (2 Ti. 4:13).<br />

No tenemos información acerca <strong>de</strong> por qué, cuándo o dón<strong>de</strong> fue arrestado, pero sí<br />

sabemos que fue conducido a Roma como preso por segunda vez. Este encarcelamiento fue<br />

más duro que el primero (2 Ti. 4:9–11). Fue abandonado por la mayor parte <strong>de</strong> sus amigos<br />

(2 Ti. 4:9–11), y sabía que el tiempo <strong>de</strong> su muerte estaba cerca (2 Ti. 4:6–8).<br />

La tradición dice que fue <strong>de</strong>capitado fuera <strong>de</strong> Roma en el 67 o 68 d.C. Para el<br />

panegírico <strong>de</strong> Pablo, léanse sus propias palabras en 2 Corintios 4:8–10; 6:4–10 y 11:23–28,<br />

junto con nuestro comentario acerca <strong>de</strong> estos inspiradores sumarios.<br />

EL MENSAJE DE HECHOS<br />

Después <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Hechos, será bueno repasar los principios y las<br />

prácticas <strong>de</strong> los primitivos cristianos. ¿Qué caracterizaba a los creyentes individuales y a<br />

las <strong>iglesia</strong>s locales <strong>de</strong> don<strong>de</strong> eran miembros?<br />

Primero, es evi<strong>de</strong>nte que los cristianos <strong>de</strong>l siglo I vivían primero y ante todo por los<br />

intereses <strong>de</strong>l Señor Jesús. Toda su perspectiva era cristocéntrica. La razón primordial <strong>de</strong><br />

su existencia era dar testimonio <strong>de</strong>l Salvador, y ellos se entregaban vigorosamente a esta<br />

tarea. En un mundo que estaba lanzado a una loca lucha por la supervivencia, había un<br />

núcleo férreo <strong>de</strong> celosos discípulos cristianos que buscaban primero el reino <strong>de</strong> Dios y Su<br />

justicia. Para ellos, todo lo <strong>de</strong>más estaba subordinado a este glorioso llamamiento.<br />

Jowett observa con admiración:<br />

Los discípulos habían sido bautizados con… el santo y resplan<strong>de</strong>ciente entusiasmo<br />

recibido <strong>de</strong>l altar <strong>de</strong> Dios. Tenían este fuego central, <strong>de</strong>l que todos los otros propósitos y<br />

faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida reciben su fuerza. Este fuego en el seno <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong>l apóstol era<br />

como un fuego <strong>de</strong> una cal<strong>de</strong>ra en un gran transatlántico, que lo conduce a través <strong>de</strong> las<br />

tempesta<strong>de</strong>s y a través <strong>de</strong> los extensos y profundos océanos. ¡Nada podía <strong>de</strong>tener a esos<br />

hombres! Nada podía impedir su marcha… Un fuerte imperativo resuena en todas sus<br />

acciones y en todo su discurso. Tienen calor y luz porque fueron bautizados por el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

El mensaje que predicaban se centraba en la resurrección y la gloria <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. Ellos eran testigos <strong>de</strong> un Salvador resucitado. Los hombres habían matado al<br />

Mesías, pero Dios lo había resucitado <strong>de</strong> entre los muertos y le había dado el puesto <strong>de</strong>


más alto honor en el cielo. Toda rodilla <strong>de</strong>bería doblarse ante Él —el Hombre glorificado a<br />

la diestra <strong>de</strong> Dios—. No hay otro camino <strong>de</strong> salvación.<br />

En un medio <strong>de</strong> odio, amargura y codicia, los discípulos manifestaban amor a todos.<br />

Contestaban a las persecuciones con bondad, y oraban por los que les hacían mal. Su<br />

amor para con otros cristianos llevó a sus enemigos a exclamar: «¡Mirad cómo se aman<br />

esos cristianos!».<br />

Recibimos la clara impresión <strong>de</strong> que vivían abnegadamente por la dispersión <strong>de</strong>l<br />

evangelio. No consi<strong>de</strong>raban suyas las posesiones materiales, sino un <strong>de</strong>pósito que Dios<br />

les había confiado. Don<strong>de</strong> había una necesidad, había un rápido flujo <strong>de</strong> fondos para<br />

suplirla.<br />

Las armas <strong>de</strong> su milicia no eran carnales, sino po<strong>de</strong>rosas en Dios para <strong>de</strong>rribar<br />

fortalezas. Se daban cuenta <strong>de</strong> que no estaban luchando contra gobernantes religiosos o<br />

políticos, sino más bien contra po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> maldad en lugares celestiales. De modo que<br />

salieron armados con fe, oración y la Palabra <strong>de</strong> Dios. A diferencia <strong>de</strong>l Islam, el<br />

cristianismo no creció con el uso <strong>de</strong> la fuerza.<br />

Estos primitivos cristianos vivían separados <strong>de</strong>l mundo. Estaban en él, pero no<br />

formaban parte <strong>de</strong> él. Mantenían un activo contacto con los incrédulos hasta allí don<strong>de</strong><br />

tocaba a su testimonio, pero nunca ponían en juego su lealtad para con Cristo dándose a<br />

los pecaminosos placeres <strong>de</strong> este mundo. Como peregrinos y extranjeros, viajaban a<br />

través <strong>de</strong> una tierra extraña tratando <strong>de</strong> ser bendición para todos, pero sin participar <strong>de</strong><br />

sus contaminaciones.<br />

¿Se <strong>de</strong>dicaban a la política o a la búsqueda <strong>de</strong> remedios para los males sociales <strong>de</strong><br />

su tiempo? Su perspectiva era que todos los males y abusos en el mundo surgen <strong>de</strong> la<br />

pecaminosa naturaleza <strong>de</strong>l hombre. A fin <strong>de</strong> remediar los males, se había <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a<br />

la causa. Las reformas políticas y sociales tratan los síntomas sin afectar a la enfermedad<br />

misma. Sólo el evangelio pue<strong>de</strong> ir al fondo <strong>de</strong> la cuestión, cambiando la naturaleza mala<br />

<strong>de</strong>l hombre. Y por ello no se distraían con los remedios secundarios. Predicaban el<br />

evangelio en sazón y fuera <strong>de</strong> sazón. Y a todas partes don<strong>de</strong> llegaba el evangelio, las<br />

purulentas llagas eran eliminadas o reducidas.<br />

No se sorprendían cuando se encontraban con una persecución. Se les había<br />

enseñado que esto era <strong>de</strong> esperar. En lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>volver mal por mal o siquiera vindicarse<br />

a sí mismos, encomendaban su causa a Dios, que juzga justamente. En vez <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong><br />

escapar a pruebas, oraban por la intrepi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> proclamar a Cristo a todos con los que<br />

entrasen en contacto.<br />

La meta ante los discípulos era la evangelización <strong>de</strong>l mundo. Para ellos no había<br />

distinción alguna entre las misiones nacionales y las extranjeras. El campo era el mundo.<br />

Su actividad evangelística no era un fin en sí mismo, es <strong>de</strong>cir, no se sentían satisfechos<br />

con conducir almas a Cristo y luego <strong>de</strong>jar que se las arreglasen a solas. Los convertidos<br />

eran reunidos en asambleas cristianas locales. En ellas se les enseñaba la palabra <strong>de</strong><br />

Dios, eran envueltos en una atmósfera <strong>de</strong> oración, y fortalecidos <strong>de</strong> otras maneras en la<br />

fe. Luego, eran retados a salir con el mensaje a otros.<br />

Fue el establecimiento <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s locales las que dieron permanencia a la obra y<br />

proveyeron para la proyección evangelística a las áreas circundantes. Estas<br />

congregaciones eran indígenas, es <strong>de</strong>cir, ejercían ellas mismas el gobierno, se cuidaban<br />

<strong>de</strong> la propagación y <strong>de</strong> su propia financiación. Ninguna asamblea era gobernada por otra,<br />

sino que había entre ellas la comunión <strong>de</strong>l Espíritu. Cada asamblea trataba <strong>de</strong> reproducir<br />

otras asambleas en el territorio circundante. Y cada una <strong>de</strong> ellas era financiada con sus<br />

recursos. No había una tesorería central ni una organización tutelar.<br />

Las asambleas eran principalmente refugios espirituales para los creyentes, no<br />

centros para alcanzar a los inconversos. Las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> incluían el<br />

partimiento <strong>de</strong>l pan, la adoración, la oración, el estudio <strong>de</strong> las Escrituras y la comunión.


Las reuniones evangelísticas no se celebraban en las asambleas como tales, sino más<br />

bien allí don<strong>de</strong> hubiese oportunidad <strong>de</strong> dirigirse a los inconversos —en sinagogas,<br />

mercados, calles, cárceles y por las casas.<br />

Las <strong>iglesia</strong>s no se reunían en edificios especiales erigidos para este propósito sino en<br />

los hogares <strong>de</strong> los creyentes. Esto daba una gran movilidad a la <strong>iglesia</strong> en tiempos <strong>de</strong><br />

persecución, permitiendo que pasase a la clan<strong>de</strong>stinidad rápida y fácilmente.<br />

De entrada, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no había <strong>de</strong>nominaciones. Todos los creyentes eran<br />

reconocidos como miembros <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Cristo y cada <strong>iglesia</strong> local como una expresión<br />

<strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> universal.<br />

Tampoco había distinción entre clero y laicos. Nadie tenía <strong>de</strong>rechos exclusivos en la<br />

asamblea tocante a enseñanza, predicación, bautismo o administración <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor. Había el reconocimiento <strong>de</strong>l hecho que cada creyente tenía algún don, y había<br />

libertad para ejercitar aquel don.<br />

Los que estaban dotados como apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros<br />

no intentaron establecerse como funcionarios indispensables en una <strong>iglesia</strong>. Su función<br />

era edificar a los santos en la fe para que también ellos pudieran servir a diario al Señor.<br />

Los hombres dotados <strong>de</strong>l periodo <strong>de</strong>l NT eran equipados para su obra con una especial<br />

unción <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Esto explica la manera en la que hombres sin formación<br />

académica y llanos ejercieron una influencia tan enorme en su época. No eran<br />

«profesionales» en el sentido en que pensamos en la actualidad, sino predicadores laicos<br />

con unción <strong>de</strong> lo alto.<br />

La proclamación <strong>de</strong>l mensaje en el Libro <strong>de</strong> los Hechos iba a menudo acompañada <strong>de</strong><br />

milagros —señales y maravillas y varios dones <strong>de</strong>l Espíritu Santo—. Aunque estos<br />

milagros parecen más <strong>de</strong>stacados en los primeros capítulos, continúan hasta el final <strong>de</strong>l<br />

libro.<br />

Después que una <strong>iglesia</strong> local estuviese operando, los apóstoles o sus representantes<br />

<strong>de</strong>signaban ancianos —hombres que eran supervisores espirituales. Estos hombres<br />

pastoreaban el rebaño—. Había varios ancianos en cada <strong>iglesia</strong>.<br />

La <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> «diácono» no se aplica específicamente a ningún funcionario<br />

eclesial en el Libro <strong>de</strong> los Hechos. Pero la forma verbal <strong>de</strong> la palabra se usa para <strong>de</strong>scribir<br />

un servicio llevado a cabo para el Señor, sea espiritual o temporal.<br />

Los primeros creyentes practicaban el bautismo por inmersión. La impresión general<br />

es que los creyentes eran bautizados poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión. En el primer día <strong>de</strong><br />

la semana, los discípulos se reunían para recordar al Señor en el partimiento <strong>de</strong>l pan.<br />

Este servicio no era probablemente tan formal como en la actualidad. Parece haber sido<br />

observado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l contexto <strong>de</strong> una comida común o <strong>de</strong> un banquete <strong>de</strong> amor.<br />

La <strong>iglesia</strong> primitiva era adicta a la oración. Era el vínculo vital con Dios. Las oraciones<br />

eran serias, creyentes y fervorosas. Los discípulos ayunaban también, para que todas sus<br />

capacida<strong>de</strong>s se concentrasen en las cuestiones espirituales, sin distracción ni<br />

somnolencia.<br />

Fue <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> orar y ayunar que los profetas y maestros en Antioquía<br />

encomendaron a Bernabé y Saulo para un programa misionero especial. Estos dos<br />

hombres habían estado sirviendo al Señor por algún tiempo antes <strong>de</strong> esto. La<br />

encomendación, por tanto, no fue una or<strong>de</strong>nación oficial, sino un reconocimiento por parte<br />

<strong>de</strong> los conductores en Antioquía <strong>de</strong> que el Espíritu Santo los había realmente llamado.<br />

Fue también una expresión <strong>de</strong> una cordial comunión <strong>de</strong> la asamblea en la obra a la que<br />

Bernabé y Saulo iban a empren<strong>de</strong>r.<br />

Los que salían a un servicio evangelístico no eran controlados en este servicio por su<br />

asamblea <strong>de</strong> base. Eran evi<strong>de</strong>ntemente libres para servir según el Espíritu Santo los<br />

conducía. Pero sí informaban a su <strong>iglesia</strong> base sobre las bendiciones que Dios daba a sus<br />

labores.


En relación con esto, la <strong>iglesia</strong> no era una organización muy compleja, sino un<br />

organismo viviente que se movía en constante obediencia a la conducción <strong>de</strong>l Señor. El<br />

Cabeza <strong>de</strong> la Iglesia, Cristo en el cielo, dirigía a los miembros, y ellos intentaban<br />

mantenerse dóciles, móviles y dispuestos a ser dirigidos. Así, en el Libro <strong>de</strong> los Hechos<br />

encontramos no una pauta inflexible <strong>de</strong> servicio, sino flui<strong>de</strong>z, una refrescante ausencia <strong>de</strong><br />

rigi<strong>de</strong>z. Por ejemplo, no había ninguna norma fija acerca <strong>de</strong> cuánto tiempo pasaba un<br />

apóstol en un lugar. En Tesalónica, el apóstol pue<strong>de</strong> haber estado tres meses, pero en<br />

Éfeso permaneció tres años. Todo <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> cuánto se precisase para edificar a los<br />

santos a fin <strong>de</strong> que ellos pudiesen proseguir por sí mismos con el ministerio cristiano.<br />

Hay quienes creen que los apóstoles concentraban su atención a las gran<strong>de</strong>s<br />

ciuda<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s allí establecidas para el esparcimiento hacia las<br />

áreas <strong>de</strong>pendientes. Pero, ¿es cierto esto? ¿Tenían los apóstoles una estrategia fija y<br />

<strong>de</strong>terminada <strong>de</strong> este tipo? ¿O siguieron las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>l Señor a diario —tanto si se<br />

trataba <strong>de</strong> importantes centros como <strong>de</strong> al<strong>de</strong>as <strong>de</strong> escasa importancia? Des<strong>de</strong> luego, una<br />

<strong>de</strong> las impresiones <strong>de</strong>stacadas que recibimos <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> los Hechos es que los primeros<br />

creyentes <strong>de</strong>pendían <strong>de</strong> la conducción <strong>de</strong>l Señor. Lo habían <strong>de</strong>jado todo por causa <strong>de</strong><br />

Cristo. No tenían nada ni a nadie sino al Señor mismo. De modo que esperaban en él<br />

para las instrucciones cotidianas, y no quedaron frustrados.<br />

Parece haber sido la práctica <strong>de</strong> los obreros cristianos itinerantes viajar en pareja. El<br />

acompañante solía ser un obrero más joven que servía así como su aprendiz. Los<br />

apóstoles buscaban constantemente a jóvenes fieles a los que pudiesen enseñar.<br />

En ocasiones, los siervos <strong>de</strong>l Señor se mantenían por sí mismos; por ejemplo, Pablo<br />

trabajaba como fabricante <strong>de</strong> tiendas. Otras veces eran sustentados con dones <strong>de</strong> amor<br />

<strong>de</strong> particulares o <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s.<br />

Otra notable impresión es que los que eran guías espirituales eran reconocidos como<br />

tales por los santos que trabajaban con ellos. Era el Espíritu Santo quien los energizaba<br />

para hablar con autoridad. Y era el mismo Espíritu Santo quien daba a otros creyentes el<br />

verda<strong>de</strong>ro instinto espiritual <strong>de</strong> sujetarse a esta autoridad.<br />

Los discípulos obe<strong>de</strong>cían al gobierno humano hasta cierto punto. La línea límite era<br />

cuando se les prohibía predicar el evangelio. Entonces obe<strong>de</strong>cían a Dios antes que a los<br />

hombres. Cuando eran castigados por las autorida<strong>de</strong>s civiles, lo soportaban sin resistirse,<br />

sin siquiera conspirar contra el gobierno.<br />

El evangelio era predicado primero a los judíos, luego, tras el rechazo nacional <strong>de</strong><br />

Israel al mensaje, las buenas nuevas fueron a los gentiles. El mandamiento «a los judíos<br />

primero» fue cumplido históricamente en el Libro <strong>de</strong> los Hechos. Hoy, los judíos están<br />

sobre la misma base ante Dios que los gentiles —no hay diferencia, «por cuanto todos<br />

pecaron, y están <strong>de</strong>stituidos <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios».<br />

Hubo un enorme po<strong>de</strong>r en relación con el ministerio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva. Por el temor<br />

al <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios, nadie se atrevía a profesar el cristianismo a la ligera. El pecado en<br />

la <strong>iglesia</strong> salía pronto a la luz, y en algunos casos fue severamente castigado por Dios;<br />

p.ej., Ananías y Safira.<br />

Una convicción final y permanente que surge <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> Hechos es ésta: Si<br />

nosotros fuésemos a seguir el ejemplo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva en cuanto a fe, sacrificio,<br />

<strong>de</strong>voción e infatigable servicio, el mundo podría ser evangelizado en nuestra generación.<br />

Bibliografía<br />

Arnot, William, The Church in the House: A Series of Lessons on the Acts of the Apostles.<br />

New York: Robert Carter & Brothers, 1873.


Blaiklock, E. M. The Acts of the Apostles, TBC. Grand Rapids: Wm. Eerdmans Publishing<br />

Company, 1959.<br />

Calvino, Juan. The Acts of the Apostles, 2 vols. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, 1977.<br />

Erdman, Charles R. The Acts. Phila<strong>de</strong>lphia: The Westminster Press, 1919.<br />

Kelly, William. An Exposition of the Acts of the Apostles. Londres: C. A. Hammond, 1952.<br />

Martin, Ralph. Un<strong>de</strong>rstanding the New Testament: Acts. Phila<strong>de</strong>lphia: A. J. Holman<br />

Company, 1978.<br />

Morgan, G. Campbell. The Acts of the Apostles. New York: Fleming H. Revell Co., 1924.<br />

Rackham, R. B. The Acts of the Apostles. Londres: Methuen, 1901.<br />

Ryrie, Charles Caldwell. Acts of the Apostles. Chicago: Moody Press, 1961. Hay traducción<br />

al castellano: Los Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles (Ed. Portavoz, Barcelona 1980).<br />

Stuart, C. E. Tracings from the Acts of the Apostles. Londres: E. Marlborough and<br />

Company, s/f.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 7: Hechos. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H., Comentario Carroll, vol. 7: Hechos. CLIE, Terrassa.<br />

Gooding, D. Según Hechos: Permaneciendo fiel a la fe. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, Mattew, Comentario M. Henry, vol. 11 —Hechos/1 Corintios. CLIE, Terrassa.<br />

Puigvert, P. Biblia y su Mensaje. Vol. 14 —Hechos. CLIE, Terrassa.<br />

Sandfor, W., Una <strong>iglesia</strong> Viva. CLIE, Terrassa.<br />

Simpson, A. B., Hechos-Comentario a los Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles. CLIE, Terrassa.


LA EPÍSTOLA A LOS ROMANOS<br />

Introducción<br />

«La catedral <strong>de</strong> la fe cristiana.»<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Fré<strong>de</strong>ric Go<strong>de</strong>t<br />

Romanos siempre ha figurado como encabezamiento <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> Pablo, y con toda<br />

la razón. Por cuanto Hechos termina con la llegada <strong>de</strong> Pablo a Roma, es lógico que la<br />

sección <strong>de</strong> epístolas <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> comience con la carta a la <strong>iglesia</strong> en Roma,<br />

escrita antes <strong>de</strong> su visita a los cristianos en aquella ciudad. Más <strong>de</strong>cisivamente, Romanos es<br />

teológicamente el libro más importante <strong>de</strong> todo el NT., siendo el escrito más aproximado a<br />

una teología sistemática <strong>de</strong> todos los que aparecen en la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Históricamente, Romanos es el libro más influyente <strong>de</strong> la Biblia. Agustín fue<br />

convertido mediante la lectura <strong>de</strong> Romanos 13:13 y 14 (380 d.C.). La Reforma Protestante<br />

fue inaugurada cuando Martín Lutero finalmente comprendió el significado <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong><br />

Dios, y que «el justo por la fe vivirá» (1517).<br />

Juan Wesley recibió la certeza <strong>de</strong> la salvación al oír la lectura <strong>de</strong>l prefacio al<br />

comentario <strong>de</strong> Lutero sobre Romanos en una <strong>iglesia</strong> moraviana que se reunía en una casa<br />

en la calle Al<strong>de</strong>rsgate en Londres (1738). Juan Calvino escribió: «Cuando alguien<br />

compren<strong>de</strong> esta Epístola, tiene las puertas abiertas para compren<strong>de</strong>r toda la Escritura».<br />

II. Paternidad<br />

Tanto los herejes como incluso los críticos radicales <strong>de</strong>structores aceptan por una vez<br />

una postura ortodoxa universal —que el autor <strong>de</strong> Romanos fue el apóstol a los gentiles—.<br />

De hecho, el hereje Marción es el primer escritor <strong>de</strong> quien se sepa que nombre<br />

específicamente a Pablo como su autor. Este libro lo citan cristianos ortodoxos como<br />

Clemente <strong>de</strong> Roma, Ignacio, Justino Mártir, Policarpo, Hipólito e Ireneo. El Canon <strong>de</strong><br />

Muratori también relaciona esta carta como paulina.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna <strong>de</strong> la paternidad paulina es asimismo muy po<strong>de</strong>rosa. Su teología,<br />

vocabulario y espíritu son todos ellos particularmente paulinos. Naturalmente, el hecho <strong>de</strong><br />

que la carta afirme ser <strong>de</strong> Pablo (1:1) no es argumento suficiente para convencer a los<br />

escépticos, pero esto queda suficientemente apoyado por otras referencias, como 15:15–20.<br />

Lo que es quizá más convincente es el gran número <strong>de</strong> coinci<strong>de</strong>ncias casuales con el libro<br />

<strong>de</strong> Hechos que no presentan apariencia alguna <strong>de</strong> haber sido inventadas ex profeso. Por<br />

ejemplo, las referencias a la colecta para los santos, a Gayo, Erasto y a un viaje largamente<br />

planeado a Roma, todo ello señala a Pablo como el autor. Tercio fue su amanuense.<br />

III. Fecha<br />

Romanos fue escrita <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1 y 2 Corintios, porque la colecta que se estaba<br />

llevando a cabo cuando estas cartas fueron escritas está ahora a punto <strong>de</strong> ser llevada a los<br />

santos pobres en Jerusalén. Las referencias a Cencrea, la ciudad portuaria <strong>de</strong> Corinto (16:1)


y otros <strong>de</strong>talles hacen que los académicos acepten Corinto como la ciudad don<strong>de</strong> se originó<br />

la carta. Por cuanto Pablo estuvo allí sólo tres meses (al final <strong>de</strong> su Tercer Viaje Misionero)<br />

antes <strong>de</strong> tener que partir a causa <strong>de</strong> un complot contra él, <strong>de</strong>bió ser durante este breve<br />

periodo que esta carta fue redactada. Esto lleva la fecha a alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 56 d.C.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

¿Cómo llegó el cristianismo a Roma por vez primera? No po<strong>de</strong>mos estar seguros, pero<br />

pue<strong>de</strong> ser que los judíos <strong>de</strong> Roma convertidos en Jerusalén en el Día <strong>de</strong> Pentecostés (véase<br />

Hch. 2:10) llevasen <strong>de</strong> vuelta las buenas nuevas. Esto tuvo lugar el 30 d.C.<br />

Pablo nunca había estado en Roma cuando escribió esta carta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Corinto, unos<br />

veintiséis años más tar<strong>de</strong>. Pero conocía bien a algunos <strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong> allí, como se ve<br />

por el capítulo 16. En aquellos tiempos, los cristianos eran personas móviles, fuese esto<br />

resultado <strong>de</strong> la persecución, o como heraldos <strong>de</strong>l evangelio, o en el curso normal <strong>de</strong> sus<br />

activida<strong>de</strong>s. Estos cristianos en Roma procedían <strong>de</strong> ambos orígenes, judío y gentil.<br />

Finalmente, Pablo llegó a Roma alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 60 d.C., pero no <strong>de</strong> la manera que él<br />

había anticipado. Llegó como prisionero por causa <strong>de</strong> Cristo Jesús.<br />

Romanos es un clásico. A los inconversos les ofrece una clara exposición <strong>de</strong> su<br />

condición pecaminosa y perdida, y <strong>de</strong>l plan justo <strong>de</strong> Dios para salvarlos. Los nuevos<br />

creyentes apren<strong>de</strong>n acerca <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntificación con Cristo y <strong>de</strong> la victoria por medio <strong>de</strong>l<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Los creyentes maduros encuentran un <strong>de</strong>leite sin fin en su amplia<br />

gama <strong>de</strong> verdad cristiana: doctrinal, profética y práctica.<br />

Una manera excelente <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r la Epístola a los Romanos es como un diálogo<br />

entre Pablo y algún objetor anónimo. Al ir exponiendo Pablo el evangelio, parece oír a su<br />

objetor suscitando toda clase <strong>de</strong> argumentos contra él. El apóstol replica a las cuestiones <strong>de</strong><br />

su oponente una por una. Para cuando ha terminado, Pablo ha contestado a cada una <strong>de</strong> las<br />

principales actitu<strong>de</strong>s que el hombre pue<strong>de</strong> tomar acerca <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

A veces, las objeciones se enuncian con claridad; en ocasiones sólo se implican. Pero<br />

sea que se enuncien o impliquen, todas ellas giran en torno al evangelio —las buenas<br />

nuevas <strong>de</strong> la salvación por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesucristo, aparte <strong>de</strong> las<br />

obras <strong>de</strong> la ley.<br />

Consi<strong>de</strong>raremos Romanos como tratando con once cuestiones principales: (1) ¿Cuál es<br />

el tema <strong>de</strong> la Carta? (1:1, 9, 15, 16); (2) ¿Qué es el evangelio? (1:1–17); (3) ¿Por qué<br />

necesitan los hombres el evangelio? (1:18–3:20); (4) Según el evangelio, ¿cómo pue<strong>de</strong>n los<br />

pecadores impíos ser justificados por un Dios santo? (3:21–31); (5) ¿Concuerda el<br />

evangelio con la Escritura <strong>de</strong>l AT? (4:1–25); (6) ¿Cuáles son los beneficios <strong>de</strong> la<br />

justificación en la vida <strong>de</strong>l creyente? (5:1–21); (7) ¿Permite, o siquiera anima a vivir en<br />

pecado la enseñanza <strong>de</strong> la salvación por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe? (6:1–23); (8) ¿Cuál es<br />

la relación <strong>de</strong>l cristiano con la ley? (7:1–25); (9) ¿Cómo es capacitado el cristiano a vivir<br />

una vida santa? (8:1–39); (10) ¿Significa el evangelio, al prometer la salvación a judíos y<br />

gentiles, que Dios ha quebrantado Sus promesas a Su pueblo terrenal, los judíos? (9:1–<br />

11:36); (11) ¿Cómo <strong>de</strong>berían respon<strong>de</strong>r en sus vidas diarias aquellos que han sido<br />

justificados por la gracia? (12:1–16:27).<br />

Una familiarización con estas once preguntas y las respuestas a las mismas dará un<br />

conocimiento funcional <strong>de</strong> esta importante Epístola. La respuesta a la primera pregunta,<br />

«¿Cuál es el tema <strong>de</strong> Romanos?» es, naturalmente, «el evangelio». Pablo no malgasta el


tiempo para entrar en materia. Cuatro veces en los primeros dieciséis versículos lo<br />

menciona (vv. 1, 9, 15, 16).<br />

Esto suscita la segunda pregunta: «¿Qué es el evangelio?» La palabra misma significa<br />

buenas nuevas. Pero en los versículos 1–17 el apóstol nos relata seis importantes hechos<br />

acerca <strong>de</strong> las buenas nuevas: (1) Su fuente está en Dios (v. 1); (2) Fue prometido por las<br />

Escrituras proféticas <strong>de</strong>l AT (v. 2); (3) Es las buenas nuevas acerca <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, el<br />

Señor Jesucristo (v. 3); (4) Es el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios para salvación (v. 16); (5) Es para todos los<br />

hombres, gentiles y judíos (v. 16); (6) Es sólo por la fe (v. 17). Con esto como<br />

introducción, contemplemos estos versículos <strong>de</strong> forma más <strong>de</strong>tallada.<br />

BOSQUEJO<br />

I. DOCTRINAL: EL EVANGELIO DE DIOS (Caps. 1–8)<br />

A. Introducción al evangelio (1:1–15)<br />

B. Definición <strong>de</strong>l evangelio (1:16–17)<br />

C. La necesidad universal <strong>de</strong>l evangelio (1:18–3:20)<br />

D. La base y las condiciones <strong>de</strong>l Evangelio (3:21–31)<br />

E. La armonía <strong>de</strong>l evangelio con el Antiguo <strong>Testamento</strong> (Cap. 4)<br />

F. Los beneficios prácticos <strong>de</strong>l evangelio (5:1–11)<br />

G. El triunfo <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo sobre el pecado <strong>de</strong> Adán (5:12–21)<br />

H. El camino <strong>de</strong>l evangelio para una vida santa (Cap. 6)<br />

I. El puesto <strong>de</strong> la ley en la vida <strong>de</strong>l creyente (Cap. 7)<br />

J. El Espíritu Santo como Po<strong>de</strong>r para una vida santa (Cap. 8)<br />

II. DISPENSACIONAL: EL EVANGELIO E ISRAEL (Caps. 9–11)<br />

A. El pasado <strong>de</strong> Israel (Cap. 9)<br />

B. El presente <strong>de</strong> Israel (Cap. 10)<br />

C. El futuro <strong>de</strong> Israel (Cap. 11)<br />

III. SOBRE LA CONDUCTA: VIVIENDO EL EVANGELIO (Caps. 12–16)<br />

A. Con consagración personal (12:1–2)<br />

B. Con el servicio por medio <strong>de</strong> dones espirituales (12:3–8)<br />

C. En relación con la sociedad (12:9–21)<br />

D. En relación con el gobierno (13:1–7)<br />

E. En relación con el futuro (13:8–14)<br />

F. En relación con otros creyentes (14:1–15:13)<br />

G. En los planes <strong>de</strong> Pablo (15:14–33)<br />

H. Con un aprecio y reconocimiento por los <strong>de</strong>más (Cap. 16)<br />

Comentario<br />

I. DOCTRINAL: EL EVANGELIO DE DIOS (Caps. 1–8)<br />

A. Introducción al evangelio (1:1–15)<br />

1:1 Pablo se introduce como aquel que había sido comprado (lo que queda implicado<br />

con su <strong>de</strong>signación como siervo, lit., esclavo, <strong>de</strong> Jesucristo), llamado (en el camino <strong>de</strong>


Damasco fue llamado a ser apóstol, un emisario especial <strong>de</strong>l Salvador), y separado<br />

(puesto aparte para llevar el evangelio <strong>de</strong> Dios a los gentiles [ver Hch. 9:15; 13:2]).<br />

También nosotros hemos sido adquiridos por la preciosa sangre <strong>de</strong> Cristo, llamados a ser<br />

testigos <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r salvador, y puestos aparte para proclamar las buenas nuevas allá don<strong>de</strong><br />

vayamos.<br />

1:2 Para que los lectores judíos <strong>de</strong> Pablo no pensasen que el evangelio es algo<br />

totalmente nuevo y carente <strong>de</strong> relación con su herencia espiritual, menciona que los<br />

profetas <strong>de</strong>l AT lo habían prometido, tanto con <strong>de</strong>claraciones claras (Dt. 18:15; Is. 7:14;<br />

Hab. 2:4) como mediante tipos y símbolos (p.ej., el arca <strong>de</strong> Noé, la serpiente <strong>de</strong> bronce y el<br />

sistema sacrificial).<br />

1:3 El evangelio es las buenas nuevas acerca <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, nuestro Señor<br />

Jesucristo, <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> David según la carne (es <strong>de</strong>cir, por lo que concierne a Su<br />

humanidad). La expresión según la carne implica que nuestro Señor es más que hombre.<br />

Las palabras significan respecto a Su humanidad. Si Cristo fuese sólo un hombre, sería<br />

innecesario señalar este rasgo <strong>de</strong> Su ser, porque no habría ningún otro. Pero es más que<br />

hombre, como lo muestra el siguiente versículo.<br />

1:4 El Señor Jesús ha sido señalado como Hijo <strong>de</strong> Dios con po<strong>de</strong>r. El Espíritu Santo,<br />

aquí <strong>de</strong>signado el Espíritu <strong>de</strong> santidad, marcó a Jesús en Su bautismo y a través <strong>de</strong> Su<br />

ministerio obrador <strong>de</strong> milagros. Los po<strong>de</strong>rosos milagros <strong>de</strong>l Señor, efectuados en el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo, dieron testimonio <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Él es el Hijo <strong>de</strong> Dios. Cuando<br />

leemos que Él ha sido <strong>de</strong>clarado Hijo <strong>de</strong> Dios con po<strong>de</strong>r… por la resurrección <strong>de</strong> entre<br />

los muertos, pensamos <strong>de</strong> forma natural en Su propia resurrección. Pero una lectura literal,<br />

aquí, es «por la resurrección <strong>de</strong> muertos», <strong>de</strong> modo que el apóstol pue<strong>de</strong> estar también<br />

pensando en la resurrección obrada por Cristo <strong>de</strong> la hija <strong>de</strong> Jairo, <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> la viuda <strong>de</strong><br />

Naín y <strong>de</strong> Lázaro. Sin embargo, hay pocas dudas <strong>de</strong> que lo que está principalmente a la<br />

vista es la propia resurrección <strong>de</strong>l Señor.<br />

Cuando <strong>de</strong>cimos que Jesús es el Hijo <strong>de</strong> Dios, significamos que Él es Hijo como nadie<br />

más lo es. Dios tiene muchos hijos. Todos los creyentes son hijos Suyos (Gá. 4:5–7).<br />

Incluso los ángeles son mencionados como hijos (Job 1:6; 2:1). Pero Jesús es Hijo <strong>de</strong> Dios<br />

en un sentido singular. Cuando nuestro Señor se refirió a Dios como Su Padre, los judíos<br />

comprendieron con razón que estaba afirmando igualdad con Dios (Jn. 5:18).<br />

1:5 Fue por medio <strong>de</strong> Jesucristo nuestro Señor que Pablo recibió la gracia (el favor<br />

inmerecido por el que fue salvado) y el apostolado. Cuando Pablo dice, hemos recibido la<br />

gracia y el apostolado, está casi <strong>de</strong> cierto empleando el nosotros editorial, refiriéndose<br />

sólo a sí mismo. Su vinculación <strong>de</strong>l apostolado con las naciones o gentiles le señala a él, y<br />

no a ningún otro apóstol. Pablo fue comisionado para llamar a los hombres <strong>de</strong> todas las<br />

naciones a la obediencia <strong>de</strong> la fe —es <strong>de</strong>cir, a obe<strong>de</strong>cer el mensaje <strong>de</strong>l evangelio<br />

arrepintiéndose y creyendo en el Señor Jesucristo (Hch. 20:21)—. La meta <strong>de</strong> esta<br />

proclamación mundial <strong>de</strong>l mensaje era para Su nombre, para agradarle y darle gloria.<br />

1:6 Entre aquellos que habían respondido al evangelio había los que Pablo dignifica<br />

con el título <strong>de</strong> llamados <strong>de</strong> Jesucristo (cf. V.M.), enfatizando que era Dios quien había<br />

tomado la iniciativa en la salvación <strong>de</strong> ellos.<br />

1:7 La carta se dirige a todos los creyentes en Roma, y no (como en otras Epístolas) a<br />

una sola <strong>iglesia</strong>. El último capítulo <strong>de</strong> la carta indica que había varias reuniones <strong>de</strong><br />

creyentes en la ciudad, y esta salutación los incluye a todos.<br />

Amados <strong>de</strong> Dios, llamados a ser santos. Estas dos atrayentes <strong>de</strong>signaciones son<br />

ciertas <strong>de</strong> todos los que han sido redimidos por la preciosa sangre <strong>de</strong> Cristo. Estas personas


tan favorecidas son objetos <strong>de</strong> amor divino <strong>de</strong> una forma especial, y son también llamados a<br />

ser separados para Dios aparte <strong>de</strong>l mundo, porque éste es el significado <strong>de</strong> santos.<br />

El saludo característico <strong>de</strong> Pablo combina gracia y paz. Gracia (charis) es un énfasis<br />

griego, y paz (shalom) es la salutación hebrea tradicional. La combinación es<br />

especialmente apropiada porque el mensaje <strong>de</strong> Pablo muestra cómo los judíos y gentiles<br />

creyentes son ahora un nuevo hombre en Cristo.<br />

La gracia mencionada aquí no es la gracia que salva (los lectores <strong>de</strong> Pablo ya eran<br />

salvos) sino la gracia que equipa y da fuerzas para la vida y el servicio cristianos. La paz<br />

no es tanto la paz con Dios (los santos ya la disfrutaban porque estaban justificados por la<br />

fe) sino más bien la paz <strong>de</strong> Dios morando en sus corazones mientras estaban en medio <strong>de</strong><br />

una sociedad turbulenta. La gracia y la paz son <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo, lo que implica enérgicamente la igualdad <strong>de</strong>l Hijo con el Padre. Si Jesús<br />

fuese sólo un hombre, sería absurdo ponerle a la par con el Padre en otorgar gracia y paz.<br />

Sería como <strong>de</strong>cir: «Gracia y paz <strong>de</strong> Dios el Padre y <strong>de</strong> Abraham Lincoln».<br />

1:8 Siempre que era posible, el apóstol comenzaba sus cartas expresando su aprecio por<br />

todo lo que era encomiable en sus lectores (¡Un buen ejemplo para todos nosotros!) Aquí él<br />

da las gracias a Dios mediante Jesucristo, el Mediador, <strong>de</strong> que la fe <strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong><br />

Roma estaba siendo proclamada por todo el mundo. Su testimonio como cristianos era<br />

mencionada por todo el Imperio Romano, que entonces constituía todo el mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

perspectiva <strong>de</strong> los que vivían en el área <strong>de</strong>l Mediterráneo.<br />

1:9 Debido a que los cristianos romanos hacían resplan<strong>de</strong>cer su luz ante los hombres,<br />

Pablo se sentía constreñido a orar por ellos sin cesar. Toma a Dios por testigo <strong>de</strong> la<br />

constancia <strong>de</strong> sus oraciones, porque nadie más podría saberlo. Pero Dios lo sabe —el Dios<br />

a quien el apóstol servía con su espíritu en el evangelio <strong>de</strong> su Hijo—. El servicio <strong>de</strong> Pablo<br />

era con su espíritu. No era el <strong>de</strong> una rutina religiosa, pasando a través <strong>de</strong> un sinfín <strong>de</strong><br />

rituales ni <strong>de</strong> una recitación <strong>de</strong> oraciones y liturgias prescritas. Era un servicio bañado en<br />

oraciones fervientes y creyentes. Era un servicio bien dispuesto, <strong>de</strong>voto, infatigable,<br />

impulsado por un espíritu que amaba supremamente al Señor Jesús. Era una pasión<br />

encendida por dar a conocer las buenas nuevas acerca <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

1:10 Junto con la acción <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong> Pablo a Dios por los santos en Roma hay su<br />

oración <strong>de</strong> que pudiese visitarlos en el no muy distante futuro. Lo mismo que con todo lo<br />

<strong>de</strong>más, quería que su viaje fuese según la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

1:11 El <strong>de</strong>seo impelidor <strong>de</strong>l apóstol era ayudar espiritualmente a los santos para que<br />

pudiesen ser consolidados en la fe. No hay pensamiento aquí <strong>de</strong> conferir ninguna «segunda<br />

bendición» sobre ellos, ni quería impartirles algún don espiritual mediante la imposición <strong>de</strong><br />

sus manos (aunque esto sí lo hizo por Timoteo en 2 Ti. 1:6). Era cuestión <strong>de</strong> ayudar a su<br />

crecimiento espiritual por medio <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> la palabra.<br />

1:12 Prosigue explicando que habría bendición mutua. Él quedaría confortado por la<br />

fe <strong>de</strong> ellos, y ellos por la <strong>de</strong> él. En toda sociedad edificadora hay enriquecimiento. «Hierro<br />

con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro <strong>de</strong> su amigo» (Pr. 27:17). Obsérvese la<br />

humildad y gentileza <strong>de</strong> Pablo —no estaba por encima <strong>de</strong> recibir ayuda <strong>de</strong> otros santos.<br />

1:13 Él se había propuesto muchas veces ir a Roma, pero había sido estorbado, quizá<br />

por el refrenamiento directo <strong>de</strong>l Espíritu Santo, quizá por oposición <strong>de</strong> Satanás. Él <strong>de</strong>seaba<br />

tener algún fruto entre los gentiles en Roma, como lo había tenido entre los <strong>de</strong>más<br />

gentiles. Aquí está refiriéndose al fruto <strong>de</strong>l evangelio, como se ve en los dos siguientes<br />

versículos. En los versículos 11 y 12 su propósito era ver a los cristianos <strong>de</strong> Roma


edificados en su fe. Aquí <strong>de</strong>sea ver almas ganadas para Cristo en la capital <strong>de</strong>l Imperio<br />

Romano.<br />

1:14 Cualquiera que tenga a Cristo tiene la respuesta a la más profunda necesidad <strong>de</strong>l<br />

mundo. Tiene la curación a la enfermedad <strong>de</strong>l pecado, la manera <strong>de</strong> escapar a los horrores<br />

eternos <strong>de</strong>l infierno, y la garantía <strong>de</strong> la dicha eterna con Dios. Esto le pone bajo la solemne<br />

obligación <strong>de</strong> compartir las buenas nuevas con personas <strong>de</strong> todas las culturas —bárbaros<br />

(V.M.)— y a personas <strong>de</strong> todos los grados <strong>de</strong> conocimiento: sabios y no sabios. Pablo<br />

sentía agudamente esta obligación. Dijo: Deudor soy (V.M.).<br />

1:15 Para pagar esta <strong>de</strong>uda, estaba ansioso <strong>de</strong> anunciar el evangelio a aquellos que<br />

estaban en Roma con todo el po<strong>de</strong>r que Dios le había dado. Des<strong>de</strong> luego, no a los creyentes<br />

en Roma, como podría parecer sugerir este versículo, porque ya habían respondido a las<br />

gratas nuevas. Pero estaba dispuesto a predicar a los gentiles inconversos en la metrópolis.<br />

B. Definición <strong>de</strong>l evangelio (1:16–17)<br />

1:16 Pablo no se avergonzaba <strong>de</strong> llevar las buenas nuevas <strong>de</strong> Dios a la sofisticada<br />

Roma, aunque el mensaje había resultado ser un tropeza<strong>de</strong>ro para los judíos y necedad para<br />

los griegos, porque sabía que es po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios para salvación —es <strong>de</strong>cir, nos cuenta<br />

cómo Dios, por Su po<strong>de</strong>r, salva a todo aquel que cree en Su Hijo—. Este po<strong>de</strong>r es ofrecido<br />

por igual a judíos y a griegos.<br />

El or<strong>de</strong>n al judío primeramente, y también al griego, fue cumplido históricamente<br />

durante el periodo <strong>de</strong> Hechos. Aunque tenemos una obligación permanente para con el<br />

antiguo pueblo <strong>de</strong> Dios, los judíos, no se nos pi<strong>de</strong> que les evangelicemos a ellos antes <strong>de</strong> ir<br />

a los gentiles. Hoy, Dios trata con judíos y gentiles sobre una misma base, y el mensaje y la<br />

oportunidad son los mismos para todos.<br />

1:17 Por cuanto la palabra justicia aparece aquí por primera vez en esta Carta, haremos<br />

una pausa para consi<strong>de</strong>rar su significado. Esta palabra se emplea con varios y diferentes<br />

sentidos en el NT, pero consi<strong>de</strong>raremos sólo tres usos.<br />

Primero, se emplea para <strong>de</strong>scribir aquella característica <strong>de</strong> Dios por la que Él siempre<br />

hace lo que es recto, justo, apropiado y consecuente con Sus otros atributos. Cuando<br />

<strong>de</strong>cimos que Dios es justo, significamos con ello que en Él no hay mal, mentira ni<br />

parcialidad.<br />

Segundo, la justicia <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> referirse a Su método <strong>de</strong> justificar a pecadores<br />

impíos. Pue<strong>de</strong> hacerlo y seguir siendo justo, porque Jesús, como el Sustituto sin pecado, ha<br />

dado satisfacción a todas las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la justicia divina.<br />

Finalmente, la justicia <strong>de</strong> Dios se refiere a la posición perfecta que Dios da a los que<br />

creen en Su Hijo (2 Co. 5:21). Los que no son por sí mismos justos son tratados como si<br />

fuesen justos, porque Dios los ve en toda la perfección <strong>de</strong> Cristo. Les es imputada justicia a<br />

cuenta <strong>de</strong> ellos.<br />

¿Cuál es el significado en el v. 17? Aunque podría ser cualquiera <strong>de</strong> estos tres, la<br />

justicia <strong>de</strong> Dios parece referirse <strong>de</strong> manera especial a Su manera <strong>de</strong> justificar a los<br />

pecadores por medio <strong>de</strong> la fe.<br />

La justicia <strong>de</strong> Dios es revelada en el evangelio. Primero, el evangelio nos dice que la<br />

justicia <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>manda que el pecado sea castigado, y la pena es la muerte eterna. Pero<br />

luego oímos que el amor <strong>de</strong> Dios proveyó lo que Su justicia exigía. Envió a Su Hijo a morir<br />

como Sustituto <strong>de</strong> los pecadores, pagando completamente la pena. Ahora, por cuanto Sus


justas <strong>de</strong>mandas han quedado plenamente satisfechas, Dios pue<strong>de</strong> con justicia salvar a<br />

todos los que se acogen a la obra <strong>de</strong> Cristo.<br />

La justicia <strong>de</strong> Dios se revela por fe y para fe. La expresión literal es <strong>de</strong> fe en fe<br />

(V.M.), y pue<strong>de</strong> significar: (1) <strong>de</strong> la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> Dios a nuestra fe; (2) <strong>de</strong> un grado <strong>de</strong> fe a<br />

otro; o (3) por fe <strong>de</strong>l comienzo al final. Este último es el sentido probable. La justicia <strong>de</strong><br />

Dios no se imputa sobre la base <strong>de</strong> las obras ni se pone a disposición <strong>de</strong> aquellos que tratan<br />

<strong>de</strong> ganarla ni <strong>de</strong> merecerla. Se revela sobre el principio <strong>de</strong> la sola fe. Esto concuerda<br />

perfectamente con el <strong>de</strong>creto divino en Habacuc 2:4: El justo por la fe vivirá, lo que pue<strong>de</strong><br />

también compren<strong>de</strong>rse como significando: «Los justificados por la fe vivirán».<br />

En los primeros diecisiete versículos <strong>de</strong> Romanos, Pablo ha introducido su tema y ha<br />

<strong>de</strong>clarado brevemente algunos <strong>de</strong> los puntos principales. Ahora afronta la tercera cuestión<br />

principal: «¿Por qué necesitan los hombres el evangelio?». La respuesta, <strong>de</strong> manera breve,<br />

es que sin él todos están perdidos. Pero esto suscita cuatro preguntas subsidiarias: (1)<br />

¿Están perdidos los paganos que nunca han oído el evangelio? (1:18–32); (2) ¿Están<br />

perdidos los moralistas <strong>de</strong> justicia propia, sean judíos o gentiles? (2:1–6); (3) ¿Están<br />

perdidos los miembros <strong>de</strong>l antiguo pueblo <strong>de</strong> Dios, los judíos? (2:17–3:8); (4) ¿Están<br />

perdidos todos los hombres? (3:9–20).<br />

C. La necesidad universal <strong>de</strong>l evangelio (1:18–3:20)<br />

1:18 Aquí tenemos la respuesta a la pregunta <strong>de</strong> «¿Por qué necesitan los hombres el<br />

evangelio?». La respuesta es que están perdidos sin él, y que la ira <strong>de</strong> Dios se revela <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el cielo contra toda impiedad e injusticia <strong>de</strong> los hombres que <strong>de</strong>tienen con injusticia la<br />

verdad, esto es, <strong>de</strong> forma injusta y por sus vidas injustas. Pero, ¿cómo se revela la ira <strong>de</strong><br />

Dios? Una respuesta aparece en el contexto. Dios entrega a los hombres a la impureza<br />

(1:24), a afectos viles (1:26) y a una mente reprobada (1:28). Pero también es cierto que<br />

Dios irrumpe ocasionalmente en la historia humana para mostrar Su extremado disgusto por<br />

los pecados <strong>de</strong> los hombres: por ejemplo, el diluvio (Gn. 7); la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Sodoma y<br />

Gomorra (Gn. 19) y el castigo <strong>de</strong> Coré, Datán y Abiram (Nm. 16:32).<br />

1:19 «¿Están perdidos los paganos que nunca han oído el evangelio?». Pablo muestra<br />

que sí lo están, no por el conocimiento que no tienen, sino porque aquella luz que tienen<br />

¡la rehúsan! Aquello que <strong>de</strong> Dios se conoce en la creación es manifiesto entre ellos. Dios<br />

no los ha <strong>de</strong>jado sin una revelación <strong>de</strong> Él mismo.<br />

1:20 Des<strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l mundo se han exhibido dos rasgos invisibles <strong>de</strong> Dios para<br />

que todos los puedan ver: Su eterno po<strong>de</strong>r y divinidad. La palabra que Pablo emplea aquí<br />

significa condición divina. Sugiere el carácter <strong>de</strong> Dios más que Su ser esencial; Sus<br />

gloriosos atributos más que Su <strong>de</strong>idad inherente. Su <strong>de</strong>idad es dada por supuesta.<br />

El argumento aquí es claro: La creación exige un Creador. El diseño exige un<br />

Diseñador. Al contemplar el sol, la luna y las estrellas, cualquiera pue<strong>de</strong> saber que hay un<br />

Dios.<br />

La respuesta a la pregunta «¿Qué <strong>de</strong> los paganos?» es ésta: no tienen excusa. Dios se<br />

ha revelado a ellos en la creación, pero no han respondido a esta revelación. De modo que<br />

las personas no son con<strong>de</strong>nadas por rechazar a un Salvador <strong>de</strong>l que jamás han oído, sino<br />

por ser infieles a lo que podrían saber acerca <strong>de</strong> Dios.<br />

1:21 Habiendo conocido a Dios por Sus obras, no le glorificaron por lo que es ni le<br />

dieron las gracias por lo que ha hecho. En lugar <strong>de</strong> ello se entregaron a vanos


azonamientos y filosofías acerca <strong>de</strong> otros dioses, y como resultado perdieron la capacidad<br />

<strong>de</strong> ver y pensar con claridad. «Luz rechazada es luz negada.» Los que no quieren ver<br />

pier<strong>de</strong>n la capacidad <strong>de</strong> ver.<br />

1:22 Al enorgullecerse más y más los hombres acerca <strong>de</strong> su pretendido conocimiento,<br />

se hundieron más en la ignorancia y en el absurdo. Estas dos cosas siempre caracterizan a<br />

aquellos que rechazan el conocimiento <strong>de</strong> Dios —se vuelven a la vez insufriblemente<br />

soberbios y profundamente ignorantes.<br />

1:23 En lugar <strong>de</strong> evolucionar proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> formas inferiores, el «hombre primitivo»<br />

era <strong>de</strong> un elevado or<strong>de</strong>n moral. Al rehusar reconocer al Dios incorruptible, verda<strong>de</strong>ro e<br />

infinito, <strong>de</strong>generó a la estupi<strong>de</strong>z y <strong>de</strong>pravación que acompañan a la adoración idolátrica.<br />

Todo este pasaje <strong>de</strong>smiente al evolucionismo.<br />

El hombre es instintivamente religioso. Ha <strong>de</strong> tener algún objeto <strong>de</strong> adoración. Cuando<br />

rehusó adorar al Dios viviente, se hizo otros dioses <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y piedra representando al<br />

hombre, aves, cuadrúpedos y reptiles. Obsérvese la progresión <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte: hombre,<br />

aves, cuadrúpedos y reptiles. Y recor<strong>de</strong>mos que el hombre se vuelve semejante a aquello<br />

que adora. Al ir <strong>de</strong>generando su concepto <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad, su moralidad también <strong>de</strong>genera. Si<br />

su dios es un reptil, entonces se siente libre <strong>de</strong> vivir como más bien le parece. Recor<strong>de</strong>mos<br />

también que un adorador se consi<strong>de</strong>ra inferior al objeto al que adora. ¡Creado a imagen y<br />

semejanza <strong>de</strong> Dios, el hombre asume aquí un puesto inferior al <strong>de</strong> las serpientes!<br />

Cuando un hombre adora a ídolos, adora a <strong>de</strong>monios. Pablo <strong>de</strong>clara claramente que las<br />

cosas que los gentiles sacrifican a los ídolos, lo sacrifican a los <strong>de</strong>monios, y no a dios (1<br />

Co. 10:20).<br />

1:24 Tres veces se dice que Dios los entregó. Los entregó a la inmundicia (1:24), a<br />

pasiones viles (1:26) y a una mente reprobada (1:28). En otras palabras, la ira <strong>de</strong> Dios se<br />

abatió sobre la personalidad entera <strong>de</strong>l hombre.<br />

Como respuesta a las malvadas concupiscencias <strong>de</strong> sus corazones, Dios los entregó a la<br />

impureza heterosexual: adulterio, fornicación, obscenidad, prostitución, alcahuetería, etc.<br />

La vida vino a ser para ellos un continuo <strong>de</strong> orgías sexuales en los que <strong>de</strong>shonraron entre<br />

sí sus propios cuerpos.<br />

1:25 Este abandono <strong>de</strong> Dios tuvo lugar porque primero abandonaron la verdad acerca<br />

<strong>de</strong> Él por la mentira <strong>de</strong> la idolatría. Un ídolo es una mentira, una falsa representación <strong>de</strong><br />

Dios. Un idólatra adora la imagen <strong>de</strong> una criatura, y <strong>de</strong> esta manera insulta y <strong>de</strong>shonra al<br />

Creador, que es eternamente digno <strong>de</strong> honra y gloria, no <strong>de</strong> insulto.<br />

1:26 Por esta misma razón Dios entregó a las personas a activida<strong>de</strong>s eróticas con<br />

miembros <strong>de</strong> su propio sexo. Las mujeres se volvieron lesbianas, practicando una actividad<br />

sexual contra naturaleza y <strong>de</strong>sconociendo la vergüenza.<br />

1:27 Los hombres se volvieron sodomitas, pervirtiendo totalmente sus funciones<br />

naturales. Apartándose <strong>de</strong> la relación matrimonial or<strong>de</strong>nada por Dios, se encendieron en<br />

sus <strong>de</strong>seos lascivos, los unos hacia los otros, emprendiendo la práctica <strong>de</strong> la<br />

homosexualidad. Pero su pecado tuvo efectos <strong>de</strong>structivos sobre sus cuerpos y almas.<br />

Enfermeda<strong>de</strong>s, culpa y <strong>de</strong>formación <strong>de</strong> personalidad les azotaron como una picadura <strong>de</strong><br />

escorpión. Esto refuta el concepto <strong>de</strong> que nadie pueda cometer este pecado y no sufrir sus<br />

efectos.<br />

En la actualidad, algunos están presentando la homosexualidad como un legítimo estilo<br />

<strong>de</strong> vida alternativo. Los cristianos han <strong>de</strong> tener cuidado en no aceptar los criterios morales<br />

<strong>de</strong>l mundo, sino ser conducidos por la palabra <strong>de</strong> Dios. En el Antiguo <strong>Testamento</strong>, este<br />

pecado era punible por la muerte (Lv. 18:29; 20:13), y aquí en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> los que


la practican son consi<strong>de</strong>rados como dignos <strong>de</strong> muerte (Ro. 1:32). La Biblia habla <strong>de</strong> la<br />

homosexualidad como un pecado muy grave, como se hace evi<strong>de</strong>nte por la aniquilación <strong>de</strong><br />

Sodoma y Gomorra por parte <strong>de</strong> Dios, don<strong>de</strong> los «gays» militantes se habían impuesto (Gn.<br />

19:4–25).<br />

El evangelio ofrece perdón y remisión a los homosexuales, lo mismo que a todos los<br />

pecadores que se arrepienten y creen en el Señor Jesucristo. Los cristianos que han caído en<br />

este odioso pecado pue<strong>de</strong>n encontrar perdón y restauración confesando y abandonando el<br />

pecado. Hay una liberación completa <strong>de</strong> la homosexualidad para todos los que estén<br />

dispuestos a obe<strong>de</strong>cer la palabra <strong>de</strong> Dios. En tales casos son <strong>de</strong> gran importancia la ayuda y<br />

el consejo constantes.<br />

Es cierto que algunas personas parecen tener una ten<strong>de</strong>ncia natural hacia la<br />

homosexualidad. Esto no <strong>de</strong>bería sorpren<strong>de</strong>rnos, porque la naturaleza humana caída es<br />

susceptible a todas las formas <strong>de</strong> iniquidad y perversión. La maldad <strong>de</strong>l pecado no consiste<br />

en la inclinación a él sino en ce<strong>de</strong>r a esta inclinación y practicarlo. El Espíritu Santo da el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> resistir a la tentación y <strong>de</strong> tener una victoria dura<strong>de</strong>ra (1 Co. 10:13). Algunos <strong>de</strong><br />

los cristianos en Corinto eran pruebas vivas <strong>de</strong> que los homosexuales no tienen por qué<br />

quedar irrevocablemente ligados a este estilo <strong>de</strong> vida (1 Co. 6:9–11).<br />

1:28 Debido al rechazo <strong>de</strong> los hombres a retener a Dios en su conocimiento, ni como<br />

Creador, ni como Sustentador ni Liberador, Dios los entregó a una mente reprobada,<br />

para cometer todo un catálogo <strong>de</strong> otras formas <strong>de</strong> maldad. Este versículo da un profundo<br />

conocimiento <strong>de</strong> por qué el evolucionismo es tan atractivo para el hombre natural. La razón<br />

resi<strong>de</strong> no en su intelecto sino en su voluntad. No tienen a bien el reconocer a Dios. No se<br />

trata <strong>de</strong> que la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> evolución sea tan abrumadora que se vean obligados a<br />

aceptarla; más bien, se <strong>de</strong>be a que necesitan alguna explicación <strong>de</strong> los orígenes que elimine<br />

totalmente a Dios. Saben que si hay un Dios, son entonces moralmente responsables ante<br />

Él.<br />

1:29 Aquí tenemos, entonces, la tenebrosa lista <strong>de</strong> pecados adicionales que caracterizan<br />

al hombre en su enajenación <strong>de</strong> Dios. Observemos que los hombres en esta condición están<br />

atestados <strong>de</strong> ellos; no que ocasionalmente caigan en ellos. Están dados a pecados que son<br />

impropios <strong>de</strong> un ser humano: injusticia, fornicación (toda impropiedad sexual, fornicación<br />

simple, adulterio y otras prácticas sexuales ilícitas); perversidad (mal activo); avaricia (el<br />

incesante <strong>de</strong>seo por más); maldad (el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> dañar a otros; odio lleno <strong>de</strong> veneno); llenos<br />

<strong>de</strong> envidia (celos <strong>de</strong> otros); llenos <strong>de</strong> homicidio (el asesinato premeditado e ilegítimo <strong>de</strong><br />

otra persona, bien por ira o en el proceso <strong>de</strong> cometer algún otro crimen); llenos <strong>de</strong><br />

contienda (pen<strong>de</strong>ncias, peleas, disputas); llenos <strong>de</strong> engaño (trampas, perfidia, intriga) y<br />

llenos <strong>de</strong> malignidad (mala voluntad, resentimiento, hostilidad, amargura);<br />

1:30 murmuradores (calumniadores secretos, chismosos); <strong>de</strong>tractores (calumniadores<br />

directos, los que hablan mal <strong>de</strong> otros); aborrecedores <strong>de</strong> Dios (u odiosos a Dios);<br />

insolentes (menospreciadores, injuriosos); orgullosos (arrogantes, altaneros); jactanciosos<br />

(fanfarrones, vanidosos); inventores <strong>de</strong> malda<strong>de</strong>s (que <strong>de</strong>sarrollan males y nuevas formas<br />

<strong>de</strong> maldad); <strong>de</strong>sobedientes a los padres (rebel<strong>de</strong>s contra la autoridad paterna);<br />

1:31 necios (carentes <strong>de</strong> discernimiento moral y espiritual, sin conciencia); <strong>de</strong>sleales<br />

(quebrantadores <strong>de</strong> promesas, tratados, contratos y compromisos, siempre que ello sirva a<br />

sus propósitos); sin afecto natural (actuando con total menosprecio <strong>de</strong> los vínculos<br />

naturales y <strong>de</strong> las obligaciones que les correspon<strong>de</strong>n); implacables (irreconciliables, no<br />

perdonadores); <strong>de</strong>spiadados (crueles, vengativos, sin misericordia).


1:32 Los que abusan <strong>de</strong>l sexo, pervierten el sexo (1:26, 27) y que practican los otros<br />

pecados relacionados (1:29–31) tienen un conocimiento innato no sólo <strong>de</strong> que está mal<br />

hacer todo ello, sino <strong>de</strong> que ellos mismos son dignos <strong>de</strong> muerte. Saben que éste es el<br />

veredicto <strong>de</strong> Dios, por mucho que intenten racionalizar o legalizar estos pecados. Pero esto<br />

no les <strong>de</strong>tiene <strong>de</strong> darse a estas formas <strong>de</strong> impiedad. De hecho, se unen con otros para<br />

promoverlas, y tienen un sentimiento <strong>de</strong> camara<strong>de</strong>ría con sus compañeros <strong>de</strong> pecado.<br />

LOS PAGANOS NO ALCANZADOS<br />

¿Cuál es entonces la respuesta <strong>de</strong> Dios a la pregunta <strong>de</strong> si están perdidos los<br />

paganos que nunca han oído el evangelio? La con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los paganos es que no<br />

vivieron según la luz que Dios les dio en la creación. En su lugar, vinieron a ser idólatras,<br />

y como resultado <strong>de</strong> ello se abandonaron a vidas <strong>de</strong> <strong>de</strong>pravación y <strong>de</strong> vileza.<br />

Pero supongamos que un pagano individual sí vive según la luz que Dios le da.<br />

Supongamos que quema sus ídolos y que busca al verda<strong>de</strong>ro Dios. ¿Qué, entonces?<br />

Algunos creen que si un pagano vive en conformidad a la luz <strong>de</strong> Dios en la creación,<br />

Dios le enviará la luz <strong>de</strong>l evangelio. Cornelio se cita como ejemplo <strong>de</strong> ello. Él buscaba a<br />

Dios. Sus oraciones y limosnas subieron como memorial <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Entonces Dios<br />

envió a Pedro a que le dijese cómo ser salvo (Hch. 11:14).<br />

Otros creen que si alguien confía en el Dios vivo y verda<strong>de</strong>ro tal como está revelado<br />

en la creación pero muere antes que llegue a oír el evangelio, que Dios lo salvará sobre la<br />

base <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo en el Calvario. Aunque el hombre mismo no sepa nada acerca<br />

<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo, Dios pone en cuenta <strong>de</strong> él el valor <strong>de</strong> aquella obra cuando confía en<br />

Dios sobre la base <strong>de</strong> la luz que ha recibido. Los que mantienen esta opinión señalan que<br />

así es como Dios salvaba a las personas antes <strong>de</strong>l Calvario y como sigue salvando en la<br />

actualidad a los imbéciles, retrasados mentales y también a los niños que mueren antes<br />

<strong>de</strong> la edad <strong>de</strong> la responsabilidad.<br />

La primera opinión pue<strong>de</strong> ser sustentada con el caso <strong>de</strong> Cornelio. El segundo punto<br />

<strong>de</strong> vista carece <strong>de</strong> apoyo para la era que sigue a la muerte y resurrección <strong>de</strong> Cristo<br />

(nuestra era presente), y también <strong>de</strong>bilita la necesidad <strong>de</strong> una actividad misionera<br />

agresiva.<br />

Pablo ha mostrado que los paganos están perdidos y que necesitan el evangelio. Ahora<br />

pasa a una segunda clase <strong>de</strong> personas, sobre cuya i<strong>de</strong>ntidad exacta hay algo <strong>de</strong> disputa.<br />

Creemos que el apóstol está hablando aquí a moralistas con pretensión <strong>de</strong> rectitud, sean<br />

judíos o gentiles. El primer versículo muestra que son moralistas con su propia rectitud por<br />

la manera en que con<strong>de</strong>nan la conducta <strong>de</strong> otros (aunque cometen ellos mismos los mismos<br />

pecados). Los versículos 9, 10, 12, 14 y 15 muestran que Pablo está hablando tanto a judíos<br />

como a gentiles. De modo que la cuestión ante el tribunal es: ¿Están también perdidos los<br />

moralistas con propia rectitud, sean judíos o gentiles? Y la respuesta, como veremos, es,<br />

«¡Sí, también están perdidos!».<br />

2:1 Esta segunda clase se compone <strong>de</strong> aquellos que miran con menosprecio a los<br />

paganos, consi<strong>de</strong>rándose más civilizados, educados y refinados. Con<strong>de</strong>nan a los paganos<br />

por su conducta burda, pero ellos son igualmente culpables, aunque quizá <strong>de</strong> una forma más<br />

sofisticada. El hombre caído ve faltas en otros más rápidamente que en sí mismo. Las cosas<br />

ofensivas y repulsivas en las vidas <strong>de</strong> otros parecen bien respetables en la suya propia. Pero<br />

el hecho <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong> juzgar los pecados <strong>de</strong> otros muestra que conoce la diferencia entre<br />

lo recto y lo malo. Si sabe que está mal que otra persona le quite a otro su mujer, entonces


sabe que está mal para él quitarle la mujer a otro. Por ello, cuando alguien comete los<br />

mismos pecados que con<strong>de</strong>na en otros, se queda sin excusa.<br />

Los pecados <strong>de</strong> las personas cultivadas son esencialmente los mismos que los <strong>de</strong> los<br />

paganos. Aunque un moralista pueda argumentar que no ha cometido todos los pecados<br />

catalogados, <strong>de</strong>bería recordar los siguientes hechos:<br />

1. Es capaz <strong>de</strong> cometerlos todos.<br />

2. Al quebrantar un mandamiento, es hecho culpado <strong>de</strong> todo (Stg. 2:10).<br />

3. Ha cometido pecados <strong>de</strong> pensamiento que pue<strong>de</strong> que nunca haya cometido en realidad,<br />

y éstos están prohibidos por la palabra. Jesús, por ejemplo, enseñó que una mirada <strong>de</strong><br />

concupiscencia es equivalente al adulterio (Mt. 5:28).<br />

2:2 Lo que el presuntuoso moralista necesita es una lección acerca <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios.<br />

El apóstol pasa a dar esta lección en los versículos 2–16. El primer punto es que el juicio<br />

<strong>de</strong> Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. No se basa en una<br />

evi<strong>de</strong>ncia incompleta, inexacta ni circunstancial. Se basa en la verdad, toda la verdad y<br />

solamente la verdad.<br />

2:3 Segundo, el juicio <strong>de</strong> Dios es ineludible para aquellos que con<strong>de</strong>nan a otros por los<br />

mismos pecados que ellos mismos practican. Su capacidad <strong>de</strong> juzgar a otros no les<br />

absuelve a ellos <strong>de</strong> su culpa. De hecho, aumenta su propia con<strong>de</strong>na.<br />

El juicio <strong>de</strong> Dios es ineludible a no ser que nos arrepintamos y seamos perdonados.<br />

2:4 Luego apren<strong>de</strong>mos que el juicio <strong>de</strong> Dios es a veces postergado. Esta postergación<br />

es evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Su benignidad, paciencia y longanimidad. Su benignidad significa que<br />

está bondadosamente dispuesto para con los pecadores, aunque no para con sus pecados. Su<br />

paciencia <strong>de</strong>scribe Su retención <strong>de</strong>l juicio sobre el pecado y la rebelión <strong>de</strong>l hombre. Su<br />

longanimidad es Su asombrosa largura <strong>de</strong> ánimo, Su refrenamiento pese a la incesante<br />

provocación <strong>de</strong>l hombre.<br />

La benignidad <strong>de</strong> Dios, como se ve en Su provi<strong>de</strong>ncia, protección y preservación, tiene<br />

como objeto llevar a los hombres al arrepentimiento. Él «no quiere que nadie perezca,<br />

sino que todos vengan al arrepentimiento» (2 P. 3:9).<br />

El arrepentimiento significa dar media vuelta, volverle la espalda al pecado y<br />

empren<strong>de</strong>r el camino en dirección opuesta. «Es un cambio <strong>de</strong> manera <strong>de</strong> pensar que<br />

produce un cambio <strong>de</strong> actitud, y que resulta en un cambio <strong>de</strong> acción.» Significa que el<br />

hombre se pone <strong>de</strong> lado <strong>de</strong> Dios contra sí mismo y sus pecados. Es más que un<br />

asentimiento intelectual frente al hecho <strong>de</strong> los propios pecados. Incluye también a la<br />

conciencia, como escribió John Newton: «Mi conciencia sintió y reconoció mi culpa».<br />

2:5 Lo cuarto que apren<strong>de</strong>mos acerca <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios es que se gradúa según la<br />

acumulación <strong>de</strong> culpa. Pablo presenta a pecadores endurecidos y no arrepentidos<br />

atesorando ira para sí mismos, como si estuviesen acumulando una fortuna <strong>de</strong> oro y plata.<br />

Pero, ¡qué fortuna será en el día en que la ira <strong>de</strong> Dios sea finalmente revelada en el juicio<br />

<strong>de</strong>l Gran Trono Blanco! (Ap. 20:11–15) En aquel día se observará que el juicio <strong>de</strong> Dios es<br />

absolutamente justo, sin parcialidad ni injusticia <strong>de</strong> clase alguna.<br />

2:6 En los cinco siguientes versículos, Pablo nos recuerda que el juicio <strong>de</strong> Dios será<br />

conforme a las obras <strong>de</strong> cada uno. Pue<strong>de</strong> que algunos se jacten <strong>de</strong> una gran bondad<br />

personal. Pue<strong>de</strong> que algunos se confíen en sus orígenes raciales o nacionales. Pue<strong>de</strong> que se<br />

acoja al hecho <strong>de</strong> que entre sus antepasados hubo hombres y mujeres <strong>de</strong> Dios. Pero él será


juzgado por su propia conducta, y no por ninguna <strong>de</strong> estas otras cosas. Sus obras serán el<br />

factor <strong>de</strong>terminante.<br />

Si tomamos los versículos 6–11 por sí mismos, sería fácil llegar a la conclusión <strong>de</strong> que<br />

enseñan la salvación por las obras. Parece que dicen que los que hagan buenas obras<br />

conseguirán por ellas la vida eterna.<br />

Pero <strong>de</strong>bería quedar claro que este pasaje no pue<strong>de</strong> significar tal cosa, porque entonces<br />

contradiría llanamente el testimonio consistente <strong>de</strong> la Escritura en el sentido <strong>de</strong> que la<br />

salvación es por la fe, aparte <strong>de</strong> las obras. Chafer observa que alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 150 pasajes en<br />

el NT condicionan la salvación sólo a la fe o al creer. Ningún pasaje, cuando es<br />

comprendido correctamente, pue<strong>de</strong> contra<strong>de</strong>cir un testimonio tan abrumador.<br />

¿Cómo <strong>de</strong>bemos pues compren<strong>de</strong>r este pasaje? Primero, hemos <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que las<br />

buenas obras no comienzan hasta que uno no ha nacido <strong>de</strong> nuevo. Cuando la gente preguntó<br />

a Jesús: «¿Qué <strong>de</strong>bemos hacer para poner en práctica las obras <strong>de</strong> Dios?», Él contestó:<br />

«Ésta es la obra <strong>de</strong> Dios, que creáis en el que él ha enviado» (Jn. 6:28, 29). De modo que la<br />

primera obra buena que nadie pue<strong>de</strong> hacer es creer en el Señor Jesucristo, y <strong>de</strong>bemos<br />

recordar constantemente que la fe no es una obra meritoria por la que alguien gana la<br />

salvación. De modo que si los inconversos son juzgados por sus obras, no tendrán nada <strong>de</strong><br />

valor que presentar como evi<strong>de</strong>ncia. Toda su supuesta justicia será vista como trapos sucios<br />

(Is. 64:6). El pecado que les con<strong>de</strong>nará será no haber creído en Jesús como Señor (Jn. 3:18).<br />

Más allá <strong>de</strong> esto, sus obras <strong>de</strong>terminarán el grado <strong>de</strong> su castigo (Lc. 12:47, 48).<br />

Si los creyentes son juzgados en base <strong>de</strong> sus obras, ¿cuál será el resultado? Des<strong>de</strong><br />

luego, no pue<strong>de</strong>n presentar ningunas buenas obras por las que puedan apren<strong>de</strong>r ni merecer<br />

la salvación. Todas sus obras antes <strong>de</strong> la salvación eran pecaminosas. Pero la sangre <strong>de</strong><br />

Cristo ha borrado el pasado. Ahora, ni el mismo Dios pue<strong>de</strong> encontrar acusación contra<br />

ellos por la que sentenciarlos al infierno. Una vez han sido salvos, comienzan a practicar<br />

buenas obras —no necesariamente buenas obras a los ojos <strong>de</strong>l mundo, sino buenas obras tal<br />

como Dios las ve—. Sus buenas obras son resultado <strong>de</strong> la salvación, no la causa meritoria<br />

<strong>de</strong> la misma. Sus obras serán examinadas ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, y recibirán recompensa<br />

por todo servicio fiel.<br />

Pero hemos <strong>de</strong> recordar constantemente que este pasaje no trata acerca <strong>de</strong> los creyentes,<br />

sino sólo acerca <strong>de</strong> los impíos.<br />

2:7 Al explicar que el juicio será según las obras, Pablo dice que Dios pagará vida<br />

eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad.<br />

Como ya hemos explicado, esto no significa que los que sean salvos lo son por perseverar<br />

en bien hacer. Esto sería otro evangelio. Nadie podría vivir <strong>de</strong> manera natural esta clase <strong>de</strong><br />

vida, y nadie podría vivirla sin po<strong>de</strong>r divino. Cualquiera que realmente se ajuste a esta<br />

<strong>de</strong>scripción ya ha sido salvado por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe. El hecho <strong>de</strong> que busque<br />

gloria y honra e inmortalidad muestra que ya ha nacido <strong>de</strong> nuevo. Todo el tenor <strong>de</strong> su<br />

vida muestra que ha sido convertido.<br />

Busca la gloria <strong>de</strong>l cielo; la honra que viene sólo <strong>de</strong> Dios (Jn. 5:44); la inmortalidad<br />

que caracteriza al cuerpo <strong>de</strong> resurrección (1 Co. 15:53, 54); la herencia celestial, que es<br />

imperece<strong>de</strong>ra, incontaminada e inmarcesible (1 P. 1:4).<br />

Dios dará la vida eterna a todos los que manifiesten esta evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una experiencia<br />

<strong>de</strong> conversión. En el NT se habla <strong>de</strong> la vida eterna en diferentes formas. Es una posesión<br />

presente que recibimos en el momento en que somos convertidos (Jn. 5:24). Es una<br />

posesión futura que será nuestra cuando recibamos nuestros cuerpos glorificados (aquí y en<br />

Ro. 6:22). Aunque es un don que se recibe por la fe, es a veces asociado con las


ecompensas por una vida fiel (Mr. 10:30). Todos los creyentes tendrán la vida eterna,<br />

pero unos tendrán una mayor capacidad para gozar <strong>de</strong> ella que otros. Significa más que una<br />

existencia sin fin; es una cualidad <strong>de</strong> vida, la vida más abundante que el Salvador prometió<br />

en Juan 10:10. Es la misma vida <strong>de</strong> Cristo mismo (Col. 1:27).<br />

2:8 Los que son contenciosos y no obe<strong>de</strong>cen a la verdad, sino que obe<strong>de</strong>cen a la<br />

injusticia recibirán ira y enojo. Los tales no obe<strong>de</strong>cen a la verdad; nunca han respondido<br />

al llamamiento <strong>de</strong>l evangelio. En lugar <strong>de</strong> ello, han preferido obe<strong>de</strong>cer a la injusticia como<br />

su amo. Sus vidas están caracterizadas por contención, pen<strong>de</strong>ncias y <strong>de</strong>sobediencia —una<br />

prueba cierta <strong>de</strong> que jamás fueron salvos.<br />

2:9 Ahora el apóstol repite el veredicto <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong> las dos clases <strong>de</strong> obreros y<br />

sus obras, excepto que esta vez lo da en or<strong>de</strong>n inverso.<br />

El veredicto será Tribulación y angustia sobre todo aquel que obra el mal. Aquí, una<br />

vez más, hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar que estas malvadas obras revelan un corazón malo <strong>de</strong><br />

incredulidad. Las obras son la expresión exterior <strong>de</strong> la actitud <strong>de</strong> una persona para con el<br />

Señor.<br />

La expresión <strong>de</strong> el judío primeramente y también el griego muestra que el juicio <strong>de</strong><br />

Dios tendrá lugar según el privilegio o la luz que se haya recibido. Los judíos habían sido<br />

primeros en privilegio como el pueblo escogido <strong>de</strong> Dios en la tierra; por ello, serán los<br />

primeros en responsabilidad. Este aspecto <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios se <strong>de</strong>sarrollará más en los<br />

versículos 12–16.<br />

2:10 El veredicto será gloria y honra y paz a todo el que obra el bien, judío o gentil.<br />

Y no olvi<strong>de</strong>mos que, por lo que a Dios respecta, nadie pue<strong>de</strong> obrar lo bueno a no ser que<br />

primero haya puesto su fe y confianza en el Señor Jesucristo.<br />

La expresión al judío primeramente y también al griego no pue<strong>de</strong> indicar<br />

favoritismos, porque el siguiente versículo muestra que el juicio <strong>de</strong> Dios es imparcial. De<br />

modo que la expresión ha <strong>de</strong> indicar el or<strong>de</strong>n histórico en que el evangelio fue presentado,<br />

como en 1:16. Fue proclamado primeramente a los judíos, y los primeros creyentes fueron<br />

judíos.<br />

2:11 Otra verdad tocante al juicio <strong>de</strong> Dios es que ante Dios no hay acepción <strong>de</strong><br />

personas. En los tribunales humanos se muestra preferencia a los que presentan buena<br />

apariencia, a los ricos y a los influyentes; pero Dios es estrictamente imparcial. Ningunas<br />

consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> raza, lugar o apariencia le podrán influenciar jamás.<br />

2:12 Como se ha mencionado más arriba, los versículos 12–16 expan<strong>de</strong>n el argumento<br />

<strong>de</strong> que el juicio <strong>de</strong> Dios será según la medida <strong>de</strong> la luz recibida. Hay dos clases a la vista:<br />

los que no tienen la ley (los gentiles) y los que están bajo la ley (los judíos). Esto incluye a<br />

todos excepto a los que están en la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios (véase 1 Co. 10:32, don<strong>de</strong> la raza<br />

humana es dividida en estas tres clases).<br />

Los que han pecado sin ley, sin ley también perecerán. No dice que «serán juzgados<br />

sin ley», sino que sin ley también perecerán. Serán juzgados en base <strong>de</strong> la revelación que<br />

el Señor les diese, y, no habiendo vivido en conformidad a aquella revelación, perecerán.<br />

Los que han pecado bajo la ley, por la ley serán juzgados, y si no la han obe<strong>de</strong>cido,<br />

también ellos perecerán. La ley exige una obediencia total.<br />

2:13 La mera posesión <strong>de</strong> la ley no es suficiente. La ley exige una obediencia perfecta y<br />

continua. Nadie es consi<strong>de</strong>rado justo sólo porque sepa lo que dice la ley. La única forma<br />

concebible <strong>de</strong> obtener la justificación bajo la ley sería guardarla en su integridad. Pero por<br />

cuanto todos los hombres son pecadores, les es imposible llevarlo a cabo. De modo que este


versículo establece en realidad una condición i<strong>de</strong>al, y no algo que los hombres puedan<br />

alcanzar.<br />

El <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> enseña <strong>de</strong> manera enfática que es imposible que nadie sea<br />

justificado guardando la ley (véase Hch. 13:39; Ro. 3:20; Gá. 2:16, 21; 3:11). Nunca fue<br />

intención <strong>de</strong> Dios que nadie se salvase por la ley. Incluso si alguien pudiese guardarla a la<br />

perfección <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este día en a<strong>de</strong>lante, con todo, no quedaría justificado, porque Dios<br />

<strong>de</strong>manda lo pasado. Así, cuando el versículo 13 dice que los cumplidores <strong>de</strong> la ley serán<br />

justificados, hemos <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r esto como significando que la ley exige obediencia, y<br />

que si alguien pudiese presentar una obediencia perfecta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día que nació, quedaría<br />

justificado. Pero el hecho frío e inflexible es que nadie pue<strong>de</strong> presentar tal obediencia.<br />

2:14 Los versículos 14 y 15 son un paréntesis, mirando retrospectivamente al versículo<br />

12a, don<strong>de</strong> aprendimos que los gentiles que pecan sin la ley, sin la ley perecerán. Ahora<br />

bien, Pablo explica que aunque la ley no fue dada a los gentiles, sin embargo tienen un<br />

conocimiento innato <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal. Conocen <strong>de</strong> manera instintiva que está mal mentir,<br />

robar, cometer adulterio y asesinar. El único mandamiento que no conocerían<br />

intuitivamente es el que trata <strong>de</strong>l Sábado; y éste es más ceremonial que moral.<br />

De modo que esto se reduce a que los gentiles que no tienen ley,… son ley para sí<br />

mismos. Constituyen su propio código <strong>de</strong> qué conducta es buena o mala en base <strong>de</strong> sus<br />

instintos morales.<br />

2:15 Muestran la obra <strong>de</strong> la ley escrita en sus corazones. No es la ley misma la que<br />

está escrita en sus corazones, sino la obra <strong>de</strong> la ley. La obra que la ley tenía la intención <strong>de</strong><br />

llevar a cabo en las vidas <strong>de</strong> los israelitas se ve en cierta medida en las vidas <strong>de</strong> los gentiles.<br />

El hecho <strong>de</strong> que sepan lo que es correcto con respecto a sus padres, por ejemplo, muestra la<br />

obra <strong>de</strong> la ley escrita en sus corazones. También saben que ciertas acciones son<br />

fundamentalmente malas. Su conciencia, que les sirve <strong>de</strong> controlador, confirma este<br />

conocimiento instintivo. Y sus pensamientos están constantemente <strong>de</strong>cidiendo lo correcto o<br />

incorrecto <strong>de</strong> sus acciones, acusándoles o <strong>de</strong>fendiéndoles sus razonamientos,<br />

prohibiendo o permitiendo.<br />

2:16 Este versículo es una continuación <strong>de</strong>l pensamiento en el versículo 12. Dice<br />

cuándo serán juzgados los que están sin ley y los que están bajo la ley. Y junto con ello<br />

enseña también una verdad final acerca <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios —es <strong>de</strong>cir, que tendrá en cuenta<br />

los secretos <strong>de</strong> los hombres, no sólo sus pecados públicos—. El pecado que es secreto en<br />

el presente será un escándalo abierto en el Juicio <strong>de</strong>l Gran Trono Blanco. El Juez, en esta<br />

solemne ocasión, será Jesucristo, ya que el Padre ha encomendado todo juicio al Hijo (Jn.<br />

5:22). Cuando Pablo aña<strong>de</strong>, conforme a mi evangelio, significa eso: «así lo enseña mi<br />

evangelio». Mi evangelio significa el evangelio que predicaba Pablo, que era el mismo que<br />

predicaban todos los <strong>de</strong>más apóstoles.<br />

2:17 El apóstol <strong>de</strong>be afrontar otra clase, <strong>de</strong> modo que ahora pasa a esta cuestión:<br />

«¿Están perdidos los judíos, aquellos a los que fue dada la ley?». Y naturalmente la<br />

respuesta es: «¡Sí, ellos también están perdidos!».<br />

No hay duda alguna que muchos judíos creían que eran inmunes al juicio <strong>de</strong> Dios. Dios<br />

nunca iba a mandar a un judío al infierno, creían ellos. Los gentiles, en cambio, eran leña<br />

para las llamas <strong>de</strong>l infierno. Pablo tiene que <strong>de</strong>struir ahora esta pretensión mostrando que<br />

bajo ciertas circunstancias los gentiles pue<strong>de</strong>n estar más cerca <strong>de</strong> Dios que los judíos.<br />

Primero pasa revista a aquellas cosas que un judío apreciaba como dándole intimidad<br />

con Dios. Llevaba el nombre <strong>de</strong> judío, y era por ello miembro <strong>de</strong>l pueblo terrenal escogido<br />

<strong>de</strong> Dios. Descansaba en la ley, que nunca fue <strong>de</strong>signada para dar reposo, sino para <strong>de</strong>spertar


la conciencia a un sentido <strong>de</strong> pecaminosidad. Se gloriaba en Dios, el Dios único y<br />

verda<strong>de</strong>ro, que había entrado en una singular relación <strong>de</strong> pacto con la nación <strong>de</strong> Israel.<br />

2:18 Conocía la voluntad <strong>de</strong> Dios, porque en las Escrituras se da un bosquejo general<br />

<strong>de</strong> esta voluntad. Aprobaba lo mejor, porque la ley le enseñaba a evaluar los valores<br />

morales.<br />

2:19 Se enorgullecía <strong>de</strong> ser guía <strong>de</strong> los moral y espiritualmente ciegos, luz <strong>de</strong> los que<br />

estaban en las tinieblas <strong>de</strong> la ignorancia.<br />

2:20 Se sentía calificado para corregir a los ignorantes o insensatos y para enseñar a<br />

los niños, porque la ley le daba un bosquejo <strong>de</strong> conocimiento y <strong>de</strong> verdad.<br />

2:21 Pero estas cosas <strong>de</strong> las que el judío se enorgullecía nunca habían cambiado su<br />

vida. Eran simplemente orgullo <strong>de</strong> raza, <strong>de</strong> religión y <strong>de</strong> conocimiento, sin una<br />

transformación moral consiguiente. Enseñaba a otros, pero no se aplicaba <strong>de</strong> corazón sus<br />

mismas lecciones. Predicaba en contra <strong>de</strong> hurtar, pero no practicaba lo predicado.<br />

2:22 Cuando prohibía el adulterio, se trataba <strong>de</strong> «haced lo que yo os digo, no como yo<br />

hago». Aunque aborrecía y abominaba <strong>de</strong> los ídolos, no vacilaba en saquear templos<br />

(RVR77 margen), quizá haciéndolo <strong>de</strong> manera literal.<br />

2:23 Se gloriaba en la posesión <strong>de</strong> la ley, pero <strong>de</strong>shonraba al Dios que la había dado,<br />

cometiendo infracción contra sus sagrados preceptos.<br />

2:24 Esta combinación <strong>de</strong> un habla excelsa con un caminar bajo hacía que los gentiles<br />

blasfemasen el nombre <strong>de</strong> Dios. Juzgaban al Señor, como siempre lo hacen, por aquellos<br />

que profesaban ser Sus seguidores. Así era en tiempos <strong>de</strong> Isaías (Is. 52:5) y así sigue siendo<br />

en la actualidad.<br />

Cada uno <strong>de</strong> nosotros <strong>de</strong>bería preguntar:<br />

Si <strong>de</strong> Jesucristo lo único que vean<br />

Es lo que en ti puedan ver, dime pues,<br />

(Pon tu nombre), ¿qué es lo que ven?<br />

2:25 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> en la ley, el judío se enorgullecía <strong>de</strong>l rito <strong>de</strong> la circuncisión. Se trata<br />

<strong>de</strong> una operación quirúrgica menor <strong>de</strong> cortar el prepucio <strong>de</strong>l varón judío. Fue instituida por<br />

Dios como señal <strong>de</strong> su pacto con Abraham (Gn. 17:9–14). Expresaba la separación <strong>de</strong> un<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>l mundo. Después <strong>de</strong> un tiempo, los judíos se enorgullecían <strong>de</strong> tal manera<br />

por haber tenido esta operación que llamaban con menosprecio a los gentiles «la<br />

incircuncisión».<br />

Aquí Pablo vincula la circuncisión con la Ley <strong>de</strong> Moisés y observa que era sólo válida<br />

como señal cuando iba junto con una vida <strong>de</strong> obediencia. Dios no es un mero ritualista; no<br />

se satisface con ceremonias externas, excepto cuando van acompañadas <strong>de</strong> una santidad<br />

interior. De modo que un judío circunciso que transgre<strong>de</strong> la ley podría igual ser<br />

incircunciso.<br />

Cuando el apóstol se refiere aquí a los que guardan o cumplen la ley, no tenemos que<br />

tomar sus palabras en un sentido absoluto.<br />

2:26 Así, si un gentil se adhiere a la moralidad prescrita por la ley, incluso si no está<br />

bajo la ley, su incircuncisión es más aceptable que la circuncisión <strong>de</strong> un transgresor judío.<br />

En tal caso, el corazón <strong>de</strong>l gentil está circuncidado, y esto es lo que cuenta.<br />

2:27 La conducta superior <strong>de</strong>l gentil con<strong>de</strong>na al judío, que, con su letra <strong>de</strong> la ley y con<br />

la circuncisión transgre<strong>de</strong> la ley, no viviendo la vida circuncidada, la vida <strong>de</strong> separación y<br />

<strong>de</strong> santificación.


2:28 Para Dios, un verda<strong>de</strong>ro judío no es simplemente alguien que tenga la sangre <strong>de</strong><br />

Abraham fluyendo por sus venas o que tenga en su cuerpo la marca <strong>de</strong> la circuncisión. Una<br />

persona pue<strong>de</strong> tener ambas cosas y ser moralmente la hez <strong>de</strong> la tierra. El Señor no es<br />

influenciado por consi<strong>de</strong>raciones externas <strong>de</strong> raza o religión. Lo que busca es sinceridad y<br />

pureza interiores.<br />

2:29 Es judío aquel que no sólo es <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> Abraham, sino que manifiesta<br />

también una vida piadosa. Este pasaje no enseña que todos los creyentes sean judíos, ni que<br />

la <strong>iglesia</strong> sea el Israel <strong>de</strong> Dios. Pablo está hablando <strong>de</strong> aquellos que han nacido <strong>de</strong> linaje<br />

judío y está insistiendo aquí que el mero hecho <strong>de</strong>l nacimiento y la or<strong>de</strong>nanza <strong>de</strong> la<br />

circuncisión no son suficientes. Tiene que haber una realidad interior.<br />

La verda<strong>de</strong>ra circuncisión es cosa <strong>de</strong>l corazón —no un mero corte literal <strong>de</strong>l cuerpo,<br />

sino la realidad espiritual <strong>de</strong> la cirugía sobre la vieja naturaleza no regenerada.<br />

Los que combinan <strong>de</strong> esta manera la señal exterior y la gracia interior reciben la<br />

alabanza <strong>de</strong> Dios, si no la <strong>de</strong>l hombre. Hay un juego <strong>de</strong> palabras en este último versículo<br />

que no es evi<strong>de</strong>nte en castellano. La palabra «judío» proviene <strong>de</strong> «Judá», lo que significa<br />

alabanza. Un verda<strong>de</strong>ro judío es aquel cuyo carácter es tal que recibirá alabanza … <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

3:1 Pablo continúa el tema <strong>de</strong> la culpa <strong>de</strong> los judíos en los primeros ocho versículos <strong>de</strong><br />

este capítulo. Aquí aparece un objetor judío y comienza a someter al apóstol a un severo<br />

interrogatorio. Estas impugnaciones van como sigue:<br />

OBJETOR: Si todo lo que has dicho en 2:17–29 es cierto, ¿qué ventaja tiene, pues, el<br />

judío?, ¿o <strong>de</strong> qué aprovecha la circuncisión?<br />

3:2 PABLO: Los judíos han tenido muchos y muy especiales privilegios. El más<br />

importante es que a ellos les ha sido confiada la palabra <strong>de</strong> Dios. Las Escrituras <strong>de</strong>l AT<br />

fueron dadas a los judíos para su redacción y preservación, pero, ¿cómo ha respondido el<br />

pueblo <strong>de</strong> Israel a este inmenso privilegio? En conjunto, han exhibido una asombrosa<br />

carencia <strong>de</strong> fe.<br />

3:3 OBJETOR: Bien, se conce<strong>de</strong> que no todos los judíos han creído, ¿pero significa<br />

esto que Dios se echará atrás <strong>de</strong> Sus promesas? A fin <strong>de</strong> cuentas, Él escogió a Israel como<br />

Su pueblo e hizo unos pactos concretos con ellos. ¿Pue<strong>de</strong> la incredulidad <strong>de</strong> algunos hacer<br />

que Dios quebrante Su palabra?<br />

3:4 PABLO: ¡De ninguna manera! Siempre que se trata <strong>de</strong> si Dios tiene la razón o si la<br />

tiene el hombre, se <strong>de</strong>be proce<strong>de</strong>r sobre la base <strong>de</strong> que Dios es veraz, y todo hombre<br />

mentiroso. Esto es lo que David vino a <strong>de</strong>cir en el Salmo 51:4: «Debe mantenerse tu total<br />

veracidad, y has <strong>de</strong> ser vindicado cada vez que seas puesto en cuestión por el hombre<br />

pecador.» Nuestros pecados sólo pue<strong>de</strong>n servir para confirmar la veracidad <strong>de</strong> las palabras<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

3:5 OBJETOR: Si la cosa es así, ¿por qué nos con<strong>de</strong>na Dios? Si nuestra injusticia<br />

hace resaltar la justicia <strong>de</strong> Dios, haciendo que resplan<strong>de</strong>zca con más gloria, ¿cómo es que<br />

Dios nos visita con ira? (V.M.) (Y aquí Pablo observa que al citar estas palabras está<br />

empleando un argumento muy humano.)<br />

3:6 PABLO: Un argumento así es indigno <strong>de</strong> una consi<strong>de</strong>ración seria. Si hubiese alguna<br />

posibilidad <strong>de</strong> que Dios fuese injusto, entonces, ¿cómo juzgaría Él al mundo? Pero todos<br />

admitimos que Él juzgará al mundo.<br />

3:7 OBJETOR: Pero si mi pecado da gloria a Dios, si mi mentira vindica Su verdad, si<br />

Él ha-ce que la ira <strong>de</strong>l hombre le alabe, entonces, ¿cómo pue<strong>de</strong> Él encontrar falta contra mí<br />

como pecador?


3:8 ¿Por qué no sería lógico <strong>de</strong>cir …<br />

PABLO: Deja que te interrumpa para <strong>de</strong>cir que algunos realmente nos acusan a los<br />

cristianos <strong>de</strong> emplear este argumento, pero es una calumnia.<br />

OBJETOR: ¿Por qué no iba a ser lógico <strong>de</strong>cir: «Hagamos males para que vengan<br />

bienes»?<br />

PABLO: Todo lo que puedo <strong>de</strong>cir es que la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los que hablan así es justa.<br />

(En realidad, este último argumento, por estúpido que parezca, es constantemente<br />

presentado contra el evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios. La gente dice: «Si pudieses ser salvado<br />

solamente por la fe en Cristo, entonces podrías lanzarte a vivir en pecado. Por cuanto la<br />

gracia <strong>de</strong> Dios exce<strong>de</strong> al pecado <strong>de</strong>l hombre, cuanto más pecas, tanto más abunda Su<br />

gracia». El apóstol respon<strong>de</strong> a esta objeción en el capítulo 6.)<br />

3:9 OBJETOR: ¿Estás diciendo, pues, que somos nosotros los judíos mejores que<br />

estos pecaminosos gentiles? O bien, la pregunta podría ser, según algunas versiones:<br />

«¿Somos nosotros los judíos peores que los gentiles?». En ambos casos la respuesta es que<br />

los judíos no son mejores ni peores. Todos son pecadores.<br />

Esto lleva y va en paralelo a la siguiente pregunta en la presentación <strong>de</strong> Pablo. Ha<br />

mostrado que los paganos están perdidos; los moralistas <strong>de</strong> propia justicia, sean judíos o<br />

gentiles, están perdidos. Ahora pasa a: ¿Están perdidos todos los hombres?<br />

La respuesta es: «Sí, ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado». Esto significa que los judíos no son diferentes a este respecto <strong>de</strong> los<br />

gentiles.<br />

3:10 Si se precisa <strong>de</strong> pruebas adicionales, ésta se encuentra en el AT. Primero vemos<br />

que el pecado ha afectado a todos los que han nacido <strong>de</strong> padres humanos (3:10–12) y luego<br />

vemos que el pecado ha afectado a cada parte <strong>de</strong>l hombre (3:13–18). Podríamos<br />

parafrasearlo como sigue: «No hay una sola persona recta» (Sal. 14:1).<br />

3:11 «No hay nadie que tenga un correcto entendimiento <strong>de</strong> Dios. No hay quien<br />

busque a Dios» (Sal. 14:2). Dejado a sí mismo, el hombre caído nunca buscaría a Dios. Es<br />

sólo por la obra <strong>de</strong>l Espíritu Santo que alguien lo hace.<br />

3:12 «Todos se <strong>de</strong>sviaron <strong>de</strong> Dios. Toda la humanidad se ha corrompido. No hay nadie<br />

que viva una vida buena, ni siquiera uno» (Sal. 14:3).<br />

3:13 «Las gargantas <strong>de</strong> los hombres son como sepulcro abierto. Su habla ha sido<br />

constantemente engañosa» (Sal. 5:9). «Su conversación brota <strong>de</strong> labios venenosos» (Sal.<br />

140:3).<br />

3:14 «Su boca está llena <strong>de</strong> maldición y odio» (Sal. 10:7).<br />

3:15 «Sus pies son veloces para llevarlos en sus misiones <strong>de</strong> asesinato» (Is. 59:7).<br />

3:16 «Dejan un rastro <strong>de</strong> ruina y <strong>de</strong>sventura» (Is. 59:7).<br />

3:17 «Nunca conocieron cómo hacer la paz» (Is. 59:8).<br />

3:18 «No tienen respeto para con Dios» (Sal. 36:1).<br />

Ésta es, pues, la radiografía <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> la raza humana. Revela una injusticia universal<br />

(3:10); ignorancia e in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia tocante a Dios (3:11); extravío, ausencia <strong>de</strong> utilidad y<br />

carencia <strong>de</strong> toda bondad (3:12). La garganta <strong>de</strong>l hombre está llena <strong>de</strong> podredumbre, su<br />

lengua es engañosa, sus labios son venenosos (3:13); su boca está llena <strong>de</strong> maldición<br />

(3:14); sus pies están lanzados al asesinato (3:15); <strong>de</strong>ja tras sí angustia y <strong>de</strong>strucción (3:16);<br />

no sabe cómo hacer la paz (3:17) y no tiene consi<strong>de</strong>ración para con Dios (3:18). Aquí<br />

vemos la total <strong>de</strong>pravación <strong>de</strong>l hombre, por la que significamos que el pecado ha afectado a<br />

cada parte <strong>de</strong> su ser. Es evi<strong>de</strong>nte, nadie ha cometido todos los pecados, pero tiene una<br />

naturaleza capaz <strong>de</strong> cometerlos todos.


Si Pablo hubiese querido dar un catálogo más completo <strong>de</strong> pecados, podría haber citado<br />

los pecados <strong>de</strong>l sexo: adulterio, homosexualidad, lesbianismo, perversión, bestialidad,<br />

prostitución, violación, lascivia, pornografía y obscenidad. Podría haber citado los pecados<br />

asociados con la guerra: <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> inocentes, cámaras <strong>de</strong> gas, hornos, campos <strong>de</strong><br />

concentración, instrumentos <strong>de</strong> tortura, sadismo; y los pecados <strong>de</strong>l hogar: infi<strong>de</strong>lidad,<br />

divorcio, malos tratos conyugales, crueldad mental y violencia contra los niños. Añádase a<br />

esto crímenes <strong>de</strong> asesinato, mutilación, robo, allanamiento <strong>de</strong> morada, frau<strong>de</strong>, vandalismo,<br />

cohecho, corrupción. También los pecados <strong>de</strong>l habla: Profanidad, chistes sugerentes,<br />

lenguaje sensual, maledicencia, blasfemia, mentira, murmuración, comadreo, calumnia y<br />

querellas. Otros pecados personales son: embriaguez, drogadicción, soberbia, envidia,<br />

codicia, ingratitud, vida mental impura, odio y amargura. Esta lista es aparentemente sin fin<br />

—polución, contaminación, racismo, explotación, engaño, perfidia, quebrantamiento <strong>de</strong><br />

promesas y más…—. ¿Qué más pruebas se necesitan <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pravación humana?<br />

3:19 Cuando Dios dio la ley a Israel, estaba usando a Israel como una muestra <strong>de</strong> la<br />

raza humana. Se evi<strong>de</strong>nció que Israel era un fracaso, y con toda razón aplicó esta evi<strong>de</strong>ncia<br />

a toda la humanidad. Es lo mismo que cuando un inspector <strong>de</strong> sanidad toma en un tubo <strong>de</strong><br />

ensayo una muestra <strong>de</strong> agua <strong>de</strong> un pozo, la encuentra contaminada, y <strong>de</strong>clara contaminado<br />

todo el pozo.<br />

Así Pablo explica que aquello que la ley dice, lo dice para los que están bajo la ley —<br />

el pueblo <strong>de</strong> Israel— a fin <strong>de</strong> que toda boca se cierre y todo el mundo, judíos y gentiles,<br />

sea <strong>de</strong>clarado culpable bajo el juicio <strong>de</strong> Dios.<br />

3:20 Ningún ser humano será justificado por guardar la ley. La ley no fue dada para<br />

justificar a las personas, sino para dar el conocimiento <strong>de</strong>l pecado —no el conocimiento <strong>de</strong><br />

la salvación, sino el conocimiento <strong>de</strong>l pecado.<br />

Nunca podríamos saber qué es una línea torcida si no conociésemos también la línea<br />

recta. La ley es como una línea recta. Cuando los hombres se comparan con ella, ven lo<br />

torcidos que están.<br />

Po<strong>de</strong>mos emplear un espejo para ver que tenemos la cara sucia, pero el espejo no ha<br />

sido diseñado para lavar una cara sucia. Un termómetro indicará a alguien que tiene fiebre,<br />

pero tragarse el termómetro no curará la fiebre.<br />

La ley es buena cuando se emplea para producir convicción <strong>de</strong> pecado, pero es inválida<br />

como salvadora <strong>de</strong>l pecado. Como dijo Lutero, su función no es justificar, sino aterrorizar.<br />

D. La base y las condiciones <strong>de</strong>l Evangelio (3:21–31)<br />

3:21 Llegamos ahora al corazón <strong>de</strong> la Carta a los Romanos, cuando Pablo respon<strong>de</strong> a<br />

esta pregunta: Según el evangelio, ¿cómo pue<strong>de</strong>n ser justificados los pecadores impíos por<br />

un Dios santo?<br />

Comienza diciendo que la justicia <strong>de</strong> Dios ha sido revelada aparte <strong>de</strong> la ley. Esto<br />

significa que ha sido revelado un plan o programa por el que Dios pue<strong>de</strong> en justicia salvar<br />

a pecadores injustos, y ello no <strong>de</strong>mandando a los hombres que guar<strong>de</strong>n la ley. Por cuanto<br />

Dios es santo, no pue<strong>de</strong> tolerar el pecado, ni pasarlo por alto, ni hacer la vista gorda. Ha <strong>de</strong><br />

castigarlo. Y el castigo por el pecado es la muerte. Pero Dios ama al pecador y quiere<br />

salvarle; ahí está el dilema. La justicia <strong>de</strong> Dios exige la muerte <strong>de</strong>l pecado, pero Su amor<br />

<strong>de</strong>sea la dicha eterna <strong>de</strong>l pecador. El evangelio revela cómo Dios pue<strong>de</strong> salvar a los<br />

pecadores sin comprometer Su justicia.


Este plan justo ha sido testificado por la ley y por los profetas. Fue predicho en los<br />

tipos y sombras <strong>de</strong>l servicio sacrificial que <strong>de</strong>mandaba el <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> la sangre para<br />

la expiación. Predicho por profecías directas (véase, p.ej., Is. 51:5, 6, 8; 56:1; Dn. 9:24).<br />

3:22 El versículo 21 nos dijo que la salvación justa no se obtiene por medio <strong>de</strong> guardar<br />

la ley. Ahora bien, el apóstol nos dice cómo sí se obtiene —por medio <strong>de</strong> la fe en<br />

Jesucristo. La fe, aquí, significa una total confianza en el Señor Jesucristo viviente como el<br />

único salvador propio <strong>de</strong>l pecado y la única esperanza que tenemos para el cielo—. Se basa<br />

en la revelación <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong> Cristo tal como se encuentra en la Biblia.<br />

La fe no es un salto en las tinieblas. Demanda la evi<strong>de</strong>ncia más segura y la encuentra en<br />

la palabra infalible <strong>de</strong> Dios. La fe no es algo ilógico ni irrazonable. ¿Qué es más razonable<br />

que el que la criatura confíe en su Creador?<br />

La fe no es una obra meritoria mediante la que el hombre gane o merezca la salvación.<br />

Un hombre no pue<strong>de</strong> jactarse <strong>de</strong> haber creído en el Señor; sería un insensato si no creyese<br />

en Él. La fe no es un intento <strong>de</strong> ganar la salvación, sino la sencilla aceptación <strong>de</strong> la<br />

salvación que Dios ofrece como don gratuito.<br />

Pablo sigue contándonos que esta salvación es para todos y sobre todos los que creen<br />

en él (Reina 1569). Es para todos en el sentido <strong>de</strong> que está disponible para todos, que es<br />

ofrecida a todos y que es suficiente para todos. Pero es sólo sobre todos los que creen; es<br />

<strong>de</strong>cir, es eficaz sólo en las vidas <strong>de</strong> los que aceptan al Señor Jesús por un acto concreto <strong>de</strong><br />

fe. El perdón es para todos, pero se vuelve válido en una vida individual sólo cuando lo<br />

acepta.<br />

Cuando Pablo dice que la salvación es disponible para todos, incluye a los gentiles así<br />

como a los judíos, porque ahora no hay diferencia. El judío no tienen ningún privilegio y<br />

el gentil no está en <strong>de</strong>sventaja.<br />

3:23 La disponibilidad <strong>de</strong>l evangelio es tan universal como la necesidad. Y la necesidad<br />

es universal por cuanto todos pecaron, y están <strong>de</strong>stituidos <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios. Todos<br />

pecaron en Adán; cuando él pecó, actuó como representante <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>scendientes. Pero los<br />

hombres no son únicamente pecadores por naturaleza; son también pecadores por práctica.<br />

Están <strong>de</strong>stituidos, en sí mismos, <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios.<br />

EXCURSUS SOBRE EL PECADO<br />

El pecado es cualquier pensamiento, palabra o acción que quedan cortos <strong>de</strong> la norma<br />

<strong>de</strong> santidad y perfección <strong>de</strong> Dios. Es fallar el blanco, no dar en la diana. Un indio cuya<br />

flecha no llegaba al blanco <strong>de</strong>cía: «Oh, he pecado». En su lengua se emplea la misma<br />

palabra para expresar el pecado y no dar en el blanco.<br />

El pecado es ausencia <strong>de</strong> ley (1 Jn. 3:4), la rebelión <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> la criatura<br />

contra la voluntad <strong>de</strong> Dios. El pecado es no sólo hacer lo malo, sino también <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

hacer lo que uno sabe que está bien (Stg. 4:17). Todo lo que no es <strong>de</strong> fe es pecado (Ro.<br />

14:23). Esto significa que está mal para el hombre hacer nada acerca <strong>de</strong> aquello que<br />

tenga dudas razonables. Si no tiene una clara conciencia acerca <strong>de</strong> ello pero sigue<br />

a<strong>de</strong>lante y lo hace, está pecando.<br />

«Toda injusticia es pecado» (1 Jn. 5:17). Y el pensamiento <strong>de</strong>l necio es pecado (Pr.<br />

24:9). El pecado comienza en la mente. Cuando es alentado y abrigado, se materializa en<br />

forma <strong>de</strong> acción, y la acción lleva a la muerte. El pecado es a menudo atractivo cuando es<br />

contemplado por vez primera, pero repulsivo cuando se mira retrospectivamente.<br />

A veces, Pablo distingue entre pecado y pecados. Pecados son las acciones malas<br />

que hemos cometido. Pecado tiene referencia a nuestra mala naturaleza —es <strong>de</strong>cir,


<strong>de</strong>signa lo que somos—. Lo que somos es mucho peor que lo que jamás hemos hecho.<br />

Pero Cristo murió por nuestra malvada naturaleza así como por nuestros malvados<br />

hechos. Dios perdona nuestros pecados, pero la Biblia nunca habla <strong>de</strong> que Él perdona<br />

nuestro pecado. En lugar <strong>de</strong> ello, lo que hace es con<strong>de</strong>nar o juzgar el pecado en la carne<br />

(Ro. 8:3).<br />

Hay también diferencia entre pecado y transgresión. Transgresión es una violación <strong>de</strong><br />

una ley conocida. Robar es básicamente pecaminoso; es malo en sí mismo. Pero robar es<br />

también una transgresión cuando una ley lo prohíbe. «Don<strong>de</strong> no hay ley, tampoco hay<br />

transgresión» (Ro. 4:15).<br />

Pablo ha <strong>de</strong>mostrado que todos los hombres han pecado y que continuamente<br />

quedan <strong>de</strong>stituidos <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios. Ahora pasa a presentar el remedio.<br />

3:24 Siendo justificados gratuitamente por su gracia. El evangelio nos dice cómo<br />

Dios justifica a los pecadores como un libre don y por un acto <strong>de</strong> favor inmerecido. Pero,<br />

¿qué queremos <strong>de</strong>cir cuando hablamos <strong>de</strong>l acto <strong>de</strong> justificar?<br />

La palabra justificar significa contar o <strong>de</strong>clarar justo. Por ejemplo, Dios pronuncia a un<br />

pecador como justo cuando aquel pecador cree en el Señor Jesucristo. Esta es la forma en<br />

que la palabra se emplea con mayor frecuencia en el NT.<br />

Sin embargo, un hombre pue<strong>de</strong> justificar a Dios (véase Lc. 7:29) al creer y obe<strong>de</strong>cer la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. En otras palabras, <strong>de</strong>clara que Dios es justo en todo lo que Dios dice y<br />

hace.<br />

Y, naturalmente, un hombre pue<strong>de</strong> justificarse a sí mismo; es <strong>de</strong>cir, pue<strong>de</strong> afirmar su<br />

propia justicia (véase Lc. 10:29). Pero esto no es nada más que una forma <strong>de</strong> autoengaño.<br />

Justificar no significa realmente hacer justa a una persona. Nosotros no po<strong>de</strong>mos hacer<br />

justo a Dios. Él ya es justo. Pero po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>clararlo justo. Dios no hace impecable ni<br />

justo en sí mismo al creyente. Se trata <strong>de</strong> que Dios pone justicia a su cuenta. Como lo<br />

expresó A. T. Pierson: «Dios, al justificar a los pecadores, realmente los llama justos<br />

cuando no lo son —no imputa pecado cuando hay en realidad pecado, e imputa justicia<br />

don<strong>de</strong> no existe».<br />

Una popular <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la justificación es como si jamás hubiese pecado. Pero eso no<br />

va suficientemente lejos. Cuando Dios justifica al pecador que cree, no sólo lo absuelve <strong>de</strong><br />

su culpa, sino que lo reviste <strong>de</strong> Su propia justicia y <strong>de</strong> este modo lo hace totalmente apto<br />

para el cielo. «La justificación va más allá <strong>de</strong> la absolución a la aprobación; más allá <strong>de</strong>l<br />

perdón a la exaltación.» La absolución significa sólo que una persona queda liberada <strong>de</strong> una<br />

acusación. La justificación significa que nos es imputada una justicia positiva.<br />

La razón <strong>de</strong> que Dios pueda <strong>de</strong>clarar justos a pecadores impíos es que el Señor Jesús ha<br />

pagado completamente la <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> sus pecados por Su muerte y resurrección. Cuando los<br />

pecadores aceptan a Cristo por la fe, quedan justificados.<br />

Cuando Santiago enseña que la justificación es por obras (Stg. 2:24), no significa que<br />

seamos salvos por las buenas obras, ni por la fe con buenas obras, sino más bien por la<br />

clase <strong>de</strong> fe que resulta en buenas obras.<br />

Es importante darse cuenta <strong>de</strong> que la justificación es una imputación que tiene lugar en<br />

la mente <strong>de</strong> Dios. No se trata <strong>de</strong> algo que sea sentido por el creyente; sabe que ha tenido<br />

lugar porque la Biblia lo afirma. C. I. Scofield lo expresó <strong>de</strong> esta manera: «La justificación<br />

es el acto <strong>de</strong> Dios por el que Él <strong>de</strong>clara justos a todos los que creen en Jesús. Es algo que<br />

tiene lugar en la mente <strong>de</strong> Dios, no en el sistema nervioso ni en la naturaleza emocional <strong>de</strong>l<br />

creyente».


Aquí en Romanos 3:24 el apóstol enseña que somos justificados gratuitamente. No es<br />

algo que podamos ganar ni comprar, sino algo que nos es ofrecido como un don.<br />

Luego apren<strong>de</strong>mos que somos justificados … por la gracia <strong>de</strong> Dios. Esto<br />

sencillamente significa que es totalmente aparte <strong>de</strong> todo mérito en nosotros mismos. Por lo<br />

que a nosotros respecta, es inmerecido, no buscado y no adquirido.<br />

A fin <strong>de</strong> evitar confusiones más a<strong>de</strong>lante, <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>tenernos aquí y explicar que en<br />

el NT hay seis diferentes aspectos <strong>de</strong> la justificación. Se dice que somos justificados por la<br />

gracia, por la fe, por la sangre, por po<strong>de</strong>r, por Dios y por obras; pero no hay contradicción<br />

ni conflicto.<br />

Somos justificados por la gracia —esto quiere <strong>de</strong>cir que no lo merecemos.<br />

Somos justificados por la fe (Ro. 5:1) —esto significa que tenemos que recibir la<br />

justificación creyendo en el Señor Jesucristo.<br />

Somos justificados por la sangre (Ro. 5:9) —esto se refiere al precio que el Salvador<br />

pagó para que pudiésemos ser justificados.<br />

Somos justificados por po<strong>de</strong>r (Ro. 4:24, 25) —el mismo po<strong>de</strong>r que resucitó al Señor<br />

Jesús <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

Somos justificados por Dios (Ro. 8:33) —Él es Aquel que nos cuenta justos.<br />

Somos justificados por obras (Stg. 2:24) —no significando que las buenas obras ganen<br />

la justificación, sino que son la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que hemos sido justificados.<br />

Volviendo a 3:24, leemos que somos justificados mediante la re<strong>de</strong>nción que es en<br />

Cristo Jesús. Re<strong>de</strong>nción significa recuperar por recompra pagando el precio <strong>de</strong> rescate. El<br />

Señor Jesús nos redimió <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> esclavos <strong>de</strong>l pecado. Su preciosa sangre fue el<br />

precio <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción que fue pagado para dar satisfacción a las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> un Dios<br />

santo y justo. Si alguien pregunta: «¿A quién le fue pagado el rescate?», pier<strong>de</strong> <strong>de</strong> vista la<br />

verda<strong>de</strong>ra cuestión. Las Escrituras no sugieren en ninguna parte que se hizo un pago<br />

específico ni a Dios ni a Satanás. El rescate no fue pagado a nadie, sino que fue un ajuste<br />

abstracto que dio una base justa por la que Dios pue<strong>de</strong> salvar a los impíos.<br />

3:25 Dios presentó a Cristo Jesús como instrumento <strong>de</strong> propiciación (RVR77<br />

margen). Una propiciación es un medio por el que se satisface la justicia, se evita la ira <strong>de</strong><br />

Dios y se pue<strong>de</strong> mostrar misericordia sobre la base <strong>de</strong> un sacrificio aceptable.<br />

Tres veces en el NT se habla <strong>de</strong> Cristo como propiciación. Aquí en Romanos 3:25<br />

leemos que los que ponen su fe en Cristo reciben misericordia en virtud <strong>de</strong> Su sangre<br />

<strong>de</strong>rramada. En 1 Juan 2:2 Cristo es <strong>de</strong>scrito como la propiciación por nuestros pecados, y<br />

por los <strong>de</strong> todo el mundo. Su obra es sólo eficaz para los que confían en Él. Finalmente, en<br />

1 Juan 4:10, el amor <strong>de</strong> Dios se manifestó al enviar a Su Hijo para que fuese la propiciación<br />

por nuestros pecados.<br />

La oración <strong>de</strong>l publicano en Lucas 18:13 era literalmente: «Dios, sé propicio a mí,<br />

pecador». Estaba pidiendo a Dios que le mostrase misericordia no <strong>de</strong>mandándole que<br />

pagase la pena <strong>de</strong> su grave culpa.<br />

La palabra propiciación aparece también en Hebreos 2:17: «Por lo cual <strong>de</strong>bía ser en<br />

todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo<br />

que a Dios se refiere, para hacer propiciación por los pecados <strong>de</strong>l pueblo». Aquí, la<br />

expresión «hacer propiciación» significa quitar pagando la pena.<br />

El equivalente <strong>de</strong>l AT <strong>de</strong> la palabra propiciación es propiciatorio. El propiciatorio era<br />

la cubierta <strong>de</strong>l arca. En el Día <strong>de</strong> la Expiación, el sumo sacerdote rociaba el propiciatorio<br />

con la sangre <strong>de</strong> una víctima sacrificial. Por medio <strong>de</strong> esto se expiaban o cubrían los errores<br />

<strong>de</strong>l sumo sacerdote y <strong>de</strong>l pueblo.


Cuando Cristo hizo propiciación por nuestros pecados, Él fue mucho más allá. No sólo<br />

los cubrió, sino que los quitó por completo.<br />

Ahora Pablo nos dice en 3:25 que Dios presentó a Cristo como instrumento <strong>de</strong><br />

propiciación por su sangre a través <strong>de</strong> la fe (BAS). No se nos dice que pongamos la fe en<br />

Su sangre: Cristo mismo es el objeto <strong>de</strong> nuestra fe. Es sólo un Cristo Jesús viviente y<br />

resucitado quien pue<strong>de</strong> salvar. Él es la propiciación. La fe en Él es la condición por la cual<br />

nos valemos <strong>de</strong> la propiciación. Su sangre es el precio que fue pagado.<br />

La obra acabada <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>clara la justicia <strong>de</strong> Dios para la remisión <strong>de</strong> los pecados<br />

pasados. Esto se refiere a los pecados cometidos antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Cristo. Des<strong>de</strong> Adán<br />

hasta Cristo, Dios salvó a aquellos que ponían en Él su fe sobre la base <strong>de</strong> aquella<br />

revelación que Él les diese, y les era contada por justicia (Gn. 15:6). Pero, ¿cómo podía<br />

Dios hacer esto con justicia? No había sido inmolado un Sustituto sin pecado. No había<br />

sido <strong>de</strong>rramada la sangre <strong>de</strong> un perfecto Sacrificio. En una palabra, Cristo no había muerto.<br />

La <strong>de</strong>uda no había sido pagada. Las justas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios no habían quedado<br />

satisfechas. ¿Cómo, pues, podía Dios salvar a pecadores creyentes en el periodo <strong>de</strong>l AT?<br />

La respuesta es que aunque Cristo aún no había muerto, Dios sabía que iba a morir, y<br />

salvaba a los hombres sobre la base <strong>de</strong> la obra aún futura <strong>de</strong> Cristo. Aunque los santos <strong>de</strong>l<br />

AT no supiesen acerca <strong>de</strong>l Calvario, Dios sí sabía acerca <strong>de</strong> él, y ponía todo el valor <strong>de</strong> la<br />

obra <strong>de</strong> Cristo a cuenta <strong>de</strong> ellos cuando creían a Dios. En un sentido muy real, los creyentes<br />

<strong>de</strong>l AT eran salvados a crédito. Eran salvados sobre la base <strong>de</strong> un precio aún por satisfacer.<br />

Ellos miraban a<strong>de</strong>lante al Calvario; nosotros miramos atrás.<br />

A esto es a lo que se refiere Pablo cuando dice que la propiciación <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>clara la<br />

justicia <strong>de</strong> Dios, a causa <strong>de</strong> haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados<br />

cometidos anteriormente. No se refiere aquí, como algunos creen equivocadamente, a los<br />

pecados que haya cometido alguien antes <strong>de</strong> su conversión. Esto podría sugerir que la obra<br />

<strong>de</strong> Cristo hizo frente a los pecados cometidos antes <strong>de</strong>l nuevo nacimiento, pero que <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> esto cada uno <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> sí mismo. No, sino que está tratando acerca <strong>de</strong> la aparente<br />

indulgencia <strong>de</strong> Dios al pasar aparentemente por alto los pecados <strong>de</strong> los que fueron salvos<br />

antes <strong>de</strong> la cruz. Podría parecer que Dios excusaba estos pecados o que pretendía no verlos.<br />

No es así, dice Pablo. El Señor sabía que Cristo iba a hacer una completa expiación, y por<br />

ello salvó a los hombres sobre esta base.<br />

De modo que el periodo <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> fue un tiempo <strong>de</strong> paciencia <strong>de</strong> Dios.<br />

Durante al menos cuatro mil años retuvo Su juicio sobre el pecado. Luego, al llegar la<br />

plenitud <strong>de</strong>l tiempo, envió a Su Hijo a quitar el pecado. Cuando el Señor Jesús tomó sobre<br />

Sí nuestros pecados, Dios <strong>de</strong>sató toda la furia <strong>de</strong> Su ira justa y santa sobre el Hijo <strong>de</strong> Su<br />

Amor.<br />

3:26 Ahora bien, la muerte <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>clara la justicia <strong>de</strong> Dios. Dios es justo porque<br />

ha <strong>de</strong>mandado el pleno pago por la pena <strong>de</strong>l pecado. Y pue<strong>de</strong> justificar a los impíos sin<br />

tolerar su pecado ni comprometer Su propia justicia, porque un perfecto Sustituto ha muerto<br />

y resucitado.<br />

Albert Midlane ha expresado poéticamente esta verdad:<br />

La justicia perfecta <strong>de</strong> Dios<br />

La testifica la sangre <strong>de</strong>l Salvador;<br />

En la cruz <strong>de</strong> Cristo se aprecia<br />

Su justicia y maravillosa gracia.<br />

Dios al pecador no podía soltar,


Su pecado <strong>de</strong>manda que ha <strong>de</strong> morir;<br />

Mas en la cruz <strong>de</strong> Cristo aparece<br />

Cómo Dios salva y justo subsiste.<br />

El pecado sobre el Señor puesto es,<br />

En Su sangre la <strong>de</strong>uda pagada queda;<br />

La implacable justicia se cumplió,<br />

Y la misericordia abundante mana ya.<br />

El pecador que cree libre está,<br />

Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir: «Por mí Cristo murió»;<br />

Y a la sangre <strong>de</strong> expiación acogiéndose,<br />

Dice: «Ella hizo mi paz con Dios».<br />

3:27 ¿Dón<strong>de</strong>, pues, está la jactancia en este maravilloso plan <strong>de</strong> salvación? Queda<br />

excluida, echada fuera, <strong>de</strong>scartada. ¿Por cuál principio queda la jactancia excluida? ¿Por<br />

el principio <strong>de</strong> las obras? No. Si la salvación fuese por obras, esto daría lugar a todo tipo<br />

<strong>de</strong> autofelicitación. Pero cuando la salvación es sobre el principio <strong>de</strong> la fe, no queda lugar<br />

para la jactancia. La persona justificada dice: «Yo hice todo el pecar; Jesús hizo toda la<br />

salvación». La verda<strong>de</strong>ra fe excluye toda posibilidad <strong>de</strong> autoayuda, <strong>de</strong> automejora o <strong>de</strong><br />

salvación propia, y mira sólo a Cristo como su Salvador. Su lenguaje es:<br />

No traigo precio en mi mano,<br />

Sólo a tu cruz me aferro;<br />

Desnudo, a ti vengo por vestido;<br />

Impotente, tu gracia sola espero.<br />

Inmundo, a la fuente huyo;<br />

Lávame, Salvador, o muero.<br />

Augustus M. Toplady<br />

3:28 Como razón por la que la jactancia queda excluida, Pablo reitera que el hombre es<br />

justificado por fe sin las obras <strong>de</strong> la ley.<br />

3:29 ¿Cómo presenta el evangelio a Dios? ¿Es él exclusivamente Dios <strong>de</strong> los judíos?<br />

No, sino que es también Dios <strong>de</strong> los gentiles. El Señor Jesucristo no murió por una raza <strong>de</strong><br />

la humanidad sino por todo el mundo <strong>de</strong> pecadores. Y la oferta <strong>de</strong> una salvación plena y<br />

libre va a todo quien quiera, judío o gentil.<br />

3:30 No hay dos Dioses —uno para los judíos y otro para los gentiles—. Hay sólo un<br />

Dios y sólo un camino <strong>de</strong> salvación para toda la humanidad. Él justifica por la fe a los <strong>de</strong><br />

la circuncisión, y por medio <strong>de</strong> la fe a los <strong>de</strong> la incircuncisión. Sea cual sea la razón para<br />

el uso <strong>de</strong> diferentes preposiciones aquí (por y por medio <strong>de</strong>), no hay diferencia en la causa<br />

instrumental <strong>de</strong> la justificación; en ambos casos es la fe.<br />

3:31 Queda una cuestión importante. Cuando <strong>de</strong>cimos que la salvación es por fe y no<br />

por guardar la ley, ¿se implica con ello que la ley no vale para nada y que <strong>de</strong>bería ser<br />

<strong>de</strong>jada <strong>de</strong> lado? ¿Echa el evangelio la ley a un lado como si no tuviese ningún lugar? ¡En<br />

modo alguno!, el evangelio afianza la ley, y así es como lo hace:<br />

La ley exige una perfecta obediencia. La pena por quebrantar la ley ha <strong>de</strong> ser pagada.<br />

La pena es la MUERTE. Si un infractor <strong>de</strong> la ley paga la pena, quedará perdido por toda la<br />

eternidad. El evangelio cuenta cómo Cristo murió para pagar la pena <strong>de</strong> la ley quebrantada.<br />

No la trató como algo que tuviese que ser ignorado. Pagó la pena totalmente. Ahora bien,


cualquiera que haya quebrantado la ley pue<strong>de</strong> valerse <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Cristo ha pagado la<br />

pena en su favor. De esta manera, el evangelio <strong>de</strong> la salvación por la fe mantiene la ley al<br />

insistir que sus exigencias más rigurosas han <strong>de</strong> ser y han sido para siempre plenamente<br />

cumplidas.<br />

E. La armonía <strong>de</strong>l evangelio con el Antiguo <strong>Testamento</strong> (Cap. 4)<br />

La quinta cuestión principal que Pablo afronta es: ¿Concuerda el evangelio con las<br />

enseñanzas <strong>de</strong>l AT? La respuesta a esta pregunta sería <strong>de</strong> especial importancia para el<br />

pueblo judío. Por ello, el apóstol expone ahora que hay una plena armonía entre el<br />

evangelio en el NT y en el AT. La justificación siempre ha sido por la fe.<br />

4:1 Pablo <strong>de</strong>muestra su tesis apelando a dos <strong>de</strong> las más gran<strong>de</strong>s figuras en la historia <strong>de</strong><br />

Israel: Abraham y David. Dios hizo gran<strong>de</strong>s pactos con estos dos hombres. Uno <strong>de</strong> ellos<br />

vivió siglos antes que la ley fuese dada, y el otro vivió muchos años <strong>de</strong>spués. El uno fue<br />

justificado antes <strong>de</strong> ser circuncidado, y el otro <strong>de</strong>spués.<br />

Consi<strong>de</strong>remos en primer lugar a Abraham, a quien todos los judíos llaman su<br />

antecesor. ¿Cuál fue su experiencia según la carne? ¿Qué encontró acerca <strong>de</strong> la manera en<br />

que una persona es justificada?<br />

4:2 Si Abraham fue justificado por las obras, tendría motivos para jactarse. Podría<br />

felicitarse a sí mismo por haberse ganado un lugar ante Dios. Pero esto es absolutamente<br />

imposible. Nadie podrá jamás jactarse ante Dios (Ef. 2:9). No hay nada en las Escrituras<br />

que indiquen que Abraham tuviese ningún motivo por el que jactarse <strong>de</strong> que estaba<br />

justificado por sus obras.<br />

Pero alguien pue<strong>de</strong> argumentar: «No dice en Santiago 2:21 que Abraham fue justificado<br />

por sus obras». Sí, lo dice, pero allí el sentido es muy diferente. Abraham fue justificado<br />

por la fe en Génesis 15:6 cuando creyó la promesa <strong>de</strong> Dios tocante a una posteridad<br />

innumerable. Fue treinta años, o más, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que fuera justificado (vindicado) cuando<br />

comenzó a ofrecer a Isaac como holocausto a Dios (Gn. 22). Este acto <strong>de</strong> obediencia<br />

<strong>de</strong>mostró la realidad <strong>de</strong> su fe. Fue una exhibición externa <strong>de</strong> que había sido verda<strong>de</strong>ramente<br />

justificado por la fe.<br />

4:3 ¿Qué dice la Escritura acerca <strong>de</strong> la justificación <strong>de</strong> Abraham? Dice que «creyó<br />

Abraham a Dios, y le fue contado por justicia» (Gn. 15:6). Dios se reveló a Abraham y le<br />

prometió que tendría una posteridad innumerable. El patriarca creyó en el Señor, y Dios<br />

puso justicia a su cuenta. En otras palabras, Abraham fue justificado por la fe. Fue así <strong>de</strong><br />

sencillo. Las obras no tuvieron nada que ver con ello. No son siquiera mencionadas.<br />

4:4 Todo esto nos lleva a una <strong>de</strong> las más sublimes <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong>l<br />

contraste entre obras y fe con referencia al plan <strong>de</strong> la salvación.<br />

Pensemos en esto así: cuando alguien obra para ganarse la vida y recibe su salario al<br />

acabar la semana, tiene <strong>de</strong>recho a su salario. Lo ha ganado. No se inclina ni se humilla ante<br />

su patrono dándole gracias por tal exhibición <strong>de</strong> bondad, <strong>de</strong>clarando que no merece el<br />

dinero. ¡En absoluto! Se mete el dinero en el bolsillo y va a su casa sabiendo que<br />

simplemente se le ha compensado por su tiempo y trabajo.<br />

Pero no es así en la cuestión <strong>de</strong> la justificación.<br />

4:5 Por chocante que parezca, el hombre justificado es aquel, en primer lugar, que no<br />

obra. Renuncia a toda posibilidad <strong>de</strong> ganar su salvación. Renuncia a todo mérito o bondad


personales. Reconoce que todas sus mejores labores nunca podrían satisfacer las justas<br />

<strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios.<br />

En lugar <strong>de</strong> esto, cree en aquel que justifica al impío. Pone su fe y confianza en el<br />

Señor. Cree en la palabra <strong>de</strong> Dios. Como hemos visto, esto no es una acción meritoria. El<br />

mérito no resi<strong>de</strong> en su fe, sino en Aquel que es Objeto <strong>de</strong> su fe.<br />

Observemos que cree en aquel que justifica al impío. No acu<strong>de</strong> alegando que ha<br />

probado <strong>de</strong> hacer lo mejor, que ha vivido por la Regla <strong>de</strong> Oro, que no ha sido tan malo<br />

como otros. No, sino que acu<strong>de</strong> como un pecador impío, culpable, y se acoge a la<br />

misericordia <strong>de</strong> Dios.<br />

¿Y cuál es el resultado <strong>de</strong> esto? Su fe le es contada por justicia. Porque ha venido<br />

creyendo, y no obrando. Dios le imputa justicia a su cuenta. Por medio <strong>de</strong> los méritos <strong>de</strong>l<br />

Salvador resucitado, Dios lo reviste <strong>de</strong> justicia y así lo hace apto para el cielo. De ahí en<br />

a<strong>de</strong>lante Dios lo ve en Cristo y lo acepta sobre esta base.<br />

Recapitulando, entonces, la justificación es para los impíos, no para los buenos. Es cosa<br />

<strong>de</strong> gracia, y no <strong>de</strong> <strong>de</strong>uda. Y se recibe por la fe —no por obras.<br />

4:6 Luego Pablo pasa a David para <strong>de</strong>mostrar su tesis. Las palabras Como también<br />

que hay al principio <strong>de</strong> este versículo indican que la experiencia <strong>de</strong> David fue igual a la <strong>de</strong><br />

Abraham. El dulce cantor <strong>de</strong> Israel dijo que el hombre feliz es el pecador al que Dios<br />

cuenta como justo sin obras. Aunque David nunca lo expresó <strong>de</strong> una forma tan explícita, el<br />

apóstol <strong>de</strong>riva esto <strong>de</strong>l Salmo 32:1, 2, que cita en los siguientes dos versículos:<br />

4:7 Bienaventurados aquellos cuyas iniquida<strong>de</strong>s han sido perdonadas,<br />

Y cuyos pecados han sido cubiertos.<br />

4:8 Dichoso el varón a quien el Señor no imputará ningún pecado.<br />

¿Qué veía Pablo en estos versículos? Primero, se dio cuenta <strong>de</strong> que David no dijo nada<br />

acerca <strong>de</strong> obras; el perdón es algo que toca a la gracia <strong>de</strong> Dios, no a los esfuerzos humanos.<br />

Segundo, vio que Dios justifica a los impíos; David se había hecho culpable <strong>de</strong> adulterio y<br />

asesinato, pero en estos versículos está saboreando la dulzura <strong>de</strong> un perdón pleno y libre.<br />

4:9 Pero pudiera aún anidar la i<strong>de</strong>a en algunas mentes judaicas <strong>de</strong> que el pueblo judío<br />

tenía un <strong>de</strong>recho a la justificación <strong>de</strong> Dios, que sólo los circuncidados podían ser<br />

justificados. El apóstol pasa <strong>de</strong> nuevo a la experiencia <strong>de</strong> Abraham para mostrar que no es<br />

así. Hace la pregunta: «¿Es la justicia imputada sólo a los judíos creyentes, o también a los<br />

gentiles creyentes?» El hecho <strong>de</strong> que Abraham fue empleado como un ejemplo podría<br />

parecer sugerir que se imputaba sólo a judíos.<br />

4:10 Aquí Pablo hace uso <strong>de</strong> un hecho histórico <strong>de</strong>l que la mayoría <strong>de</strong> nosotros nunca<br />

se habría dado cuenta. Muestra que Abraham fue justificado (15:6) antes <strong>de</strong> estar en la<br />

circuncisión (Gn. 17:24). Si el padre <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel podía ser justificado estando en<br />

la incircuncisión, entonces surge la pregunta: «¿Por qué no pue<strong>de</strong>n ser justificadas otras<br />

personas no circuncidadas?» En un sentido muy verda<strong>de</strong>ro, Abraham fue justificado<br />

mientras estaba todavía en terreno gentil, y esto <strong>de</strong>ja abierta <strong>de</strong> par en par la puerta para que<br />

otros gentiles sean circuncidados, enteramente aparte <strong>de</strong> la circuncisión.<br />

4:11 La circuncisión, entonces, no fue la causa instrumental <strong>de</strong> la justificación <strong>de</strong><br />

Abraham. Fue meramente una señal externa en su carne <strong>de</strong> que había sido justificado por la<br />

fe. Básicamente, la circuncisión era la prenda externa <strong>de</strong>l pacto entre Dios y el pueblo <strong>de</strong><br />

Israel; pero aquí su significado se extien<strong>de</strong> para indicar la justicia que Dios imputó a<br />

Abraham por medio <strong>de</strong> la fe.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser una señal, la circuncisión era un sello —sello <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> la fe que<br />

tuvo estando aún incircunciso—. Una señal apunta a la existencia <strong>de</strong> aquello que


significa. Un sello acredita, confirma, certifica, o garantiza la genuinidad <strong>de</strong> aquello que es<br />

significado. La circuncisión confirmó a Abraham que era consi<strong>de</strong>rado y tratado por Dios<br />

como justo por la fe.<br />

La circuncisión fue sello <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> Abraham. Esto pue<strong>de</strong> significar que<br />

su fe fue justa, o pue<strong>de</strong> significar que obtuvo justicia por medio <strong>de</strong> la fe. Este último es casi<br />

seguramente el sentido correcto; la circuncisión fue sello <strong>de</strong> la justicia que pertenecía a su<br />

fe o que obtuvo sobre la base <strong>de</strong> la fe.<br />

Debido a que Abraham fue justificado antes <strong>de</strong> ser circuncidado, pue<strong>de</strong> ser padre <strong>de</strong><br />

otros no circuncidados —es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> los creyentes gentiles—. Ellos pue<strong>de</strong>n ser<br />

justificados <strong>de</strong>l mismo modo que lo fue él: por la fe.<br />

Cuando se dice que Abraham es padre <strong>de</strong> los gentiles creyentes, no hay, naturalmente,<br />

pensamiento alguno <strong>de</strong> linaje físico. Significa sencillamente que estos creyentes son sus<br />

hijos porque imitan su fe. No son sus hijos por nacimiento, sino por seguirlo como pauta y<br />

ejemplo. Tampoco enseña este pasaje que los gentiles creyentes vengan a ser el Israel <strong>de</strong><br />

Dios. El Israel <strong>de</strong> Dios está compuesto por aquellos judíos que aceptan a Jesús, el Mesías,<br />

como su Señor y Salvador.<br />

4:12 Abraham recibió la señal <strong>de</strong> la circuncisión también por otra razón, es <strong>de</strong>cir, para<br />

que fuese padre <strong>de</strong> aquellos judíos que no sólo estaban circuncidados sino que también<br />

siguen las pisadas <strong>de</strong> la fe, <strong>de</strong> la clase <strong>de</strong> fe que tuvo él antes <strong>de</strong> ser circuncidado.<br />

Hay una diferencia entre ser <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Abraham e hijos <strong>de</strong> Abraham. Jesús dijo<br />

a los fariseos: «Sé que sois <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Abraham» (Jn. 8:37). Pero prosiguió diciendo:<br />

«Si fueseis hijos <strong>de</strong> Abraham, haríais las obras <strong>de</strong> Abraham» (Jn. 8:39). De modo que<br />

Pablo insiste aquí en que la circuncisión física no es lo que cuenta. Ha <strong>de</strong> haber fe en el<br />

Dios vivo. Los <strong>de</strong> la circuncisión que creen en el Señor Jesucristo son el verda<strong>de</strong>ro Israel<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

Recapitulando, entonces, hubo un tiempo en la vida <strong>de</strong> Abraham en que tuvo fe… antes<br />

<strong>de</strong> ser circuncidado, y otra ocasión en la que tenía fe y estaba circuncidado. La mirada <strong>de</strong><br />

largo alcance <strong>de</strong> Pablo ve en este hecho que tanto los gentiles creyentes como los judíos<br />

creyentes pue<strong>de</strong>n afirmar a Abraham como su padre y se pue<strong>de</strong>n i<strong>de</strong>ntificar con él como<br />

sus hijos.<br />

4:13 «El argumento prosigue implacable mientras Pablo rechaza a cada posible objetor<br />

por todas las posibles calles <strong>de</strong> la lógica y <strong>de</strong> la Escritura.» El apóstol <strong>de</strong>be ahora tratar con<br />

la objeción <strong>de</strong> que la bendición vino por medio <strong>de</strong> la ley y que por tanto los gentiles que no<br />

conocían la ley eran malditos (véase Jn. 7:49).<br />

Cuando Dios prometió a Abraham y a su simiente que él sería here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l mundo,<br />

no condicionó la promesa a la adhesión a un código legal. (La ley misma no fue dada hasta<br />

cuatrocientos treinta años <strong>de</strong>spués —Gá. 3:17.) Fue una promesa incondicional <strong>de</strong> gracia,<br />

para ser recibida por fe —la misma clase <strong>de</strong> fe por la que en la actualidad obtenemos la<br />

justicia <strong>de</strong> Dios.<br />

La expresión here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l mundo significa que iba a ser el padre <strong>de</strong> los gentiles<br />

creyentes así como <strong>de</strong> los judíos (4:11, 12), que sería padre <strong>de</strong> muchas naciones (4:17, 18)<br />

y no sólo <strong>de</strong> la nación judía. En su sentido más pleno, la promesa será cumplida cuando el<br />

Señor Jesús, <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> Abraham, tome el cetro <strong>de</strong>l imperio universal y reine como Rey<br />

<strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores.<br />

4:14 Si los que buscan la bendición <strong>de</strong> Dios, y en particular la bendición <strong>de</strong> la<br />

justificación, pue<strong>de</strong>n heredarla sobre la base <strong>de</strong> guardar la ley, entonces vana resulta la fe,<br />

y anulada la promesa. La fe es echada a un lado porque es un principio que es totalmente


opuesto a la ley: la fe es asunto <strong>de</strong> creer, mientras que la ley es asunto <strong>de</strong> hacer. La<br />

promesa sería entonces inválida, porque estaría basada en unas condiciones que nadie<br />

podría satisfacer.<br />

4:15 La ley produce la ira <strong>de</strong> Dios, no Su bendición. Con<strong>de</strong>na a aquellos que <strong>de</strong>jan <strong>de</strong><br />

guardar sus mandamientos <strong>de</strong> una manera perfecta y continua. Y por cuanto nadie pue<strong>de</strong><br />

hacerlo, todos los que están bajo la ley están con<strong>de</strong>nados a muerte. Es imposible estar bajo<br />

la ley sin estar bajo la maldición.<br />

Pero don<strong>de</strong> no hay ley, tampoco hay transgresión. Transgresión significa la<br />

violación <strong>de</strong> una ley conocida. Pablo no dice que don<strong>de</strong> no hay ley no hay pecado. Un acto<br />

pue<strong>de</strong> ser inherentemente malo incluso si no hay ley en contra <strong>de</strong> él. Pero viene a ser<br />

transgresión cuando aparece una señal diciendo: «Velocidad máxima 40 km/h».<br />

Los judíos pensaban que habían heredado bendición al tener la ley, pero todo lo que<br />

heredaron fue transgresión. Dios les dio la ley para que el pecado fuese contemplado como<br />

transgresión, o, por <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong> otra manera, para que pudiese ser visto en toda su<br />

pecaminosidad. ¡Nunca tuvo la intención <strong>de</strong> que fuese el camino <strong>de</strong> la salvación para<br />

pecaminosos transgresores!<br />

4:16 Porque la ley produce la ira <strong>de</strong> Dios, y no Su justificación, Dios <strong>de</strong>terminó que Él<br />

salvaría a los hombres por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe. Conce<strong>de</strong>ría la vida eterna como un<br />

don gratuito e inmerecido a pecadores impíos que la reciben por un simple acto <strong>de</strong> fe.<br />

De esta manera, la promesa <strong>de</strong> la vida es firme para toda su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia —no sólo<br />

para los judíos, a los que la ley fue dada, sino también para los gentiles que confían en el<br />

Señor <strong>de</strong> la misma forma que Abraham—. Así, Abraham es padre <strong>de</strong> todos nosotros —<br />

es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> todos los judíos y gentiles creyentes.<br />

4:17 Para confirmar la paternidad <strong>de</strong> Abraham sobre todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes,<br />

Pablo interpone Génesis 17:5 como un paréntesis: Te he puesto por padre <strong>de</strong> muchas<br />

gentes. La elección <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> Israel como Su pueblo terrenal escogido no significó que Su<br />

gracia y misericordia fuesen a quedar confinadas a ellos. El apóstol cita <strong>de</strong> manera<br />

ingeniosa versículo tras versículo <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> para mostrar que siempre fue<br />

intención <strong>de</strong> Dios honrar la fe allí don<strong>de</strong> la encontrase.<br />

La frase <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, a quien creyó, prosigue el pensamiento <strong>de</strong> 4:16: «…<br />

Abraham, el cual es padre <strong>de</strong> todos nosotros.» La conexión es ésta: Abraham es el padre <strong>de</strong><br />

todos nosotros a los ojos <strong>de</strong> Aquel (Dios) a quién él (Abraham) creyó, a los ojos <strong>de</strong> quien<br />

da vida a los muertos y llama las cosas que no son todavía como si fuesen ya. Para<br />

compren<strong>de</strong>r esta <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> Dios, sólo hemos <strong>de</strong> contemplar los ver—sículos que<br />

siguen. Dios… da vida a los muertos —es <strong>de</strong>cir, a Abraham y a Sara, porque aunque<br />

físicamente no estaban muertos, eran sin hijos y más allá <strong>de</strong> la edad en que podían tener<br />

hijos (véase 4:19) —. Dios llama las cosas que no son como si ya fuesen, es <strong>de</strong>cir, una<br />

innumerable posteridad involucrando a muchas naciones (véase 4:18).<br />

4:18 En los versículos prece<strong>de</strong>ntes, Pablo había enfatizado que la promesa vino a<br />

Abraham por la fe, y no por la ley, para que pudiese ser segura para toda su simiente. Esto<br />

lleva muy naturalmente a una consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> Abraham en el Dios <strong>de</strong> la<br />

resurrección. Dios prometió a Abraham una posteridad tan innumerable como las estrellas y<br />

la arena. Humanamente hablando, no había posibilidad alguna <strong>de</strong> ello. Pero contra toda<br />

esperanza humana, Abraham creyó en esperanza que llegaría a ser padre <strong>de</strong> muchas<br />

gentes, o naciones, tal como Dios lo había prometido en Génesis 15:5: Así será tu<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia.


4:19 Cuando se hizo a Abraham la promesa <strong>de</strong> una gran posteridad, tenía setenta y<br />

cinco años (Gn. 12:2–4). En aquel tiempo seguía físicamente capaz <strong>de</strong> llegar a ser un padre,<br />

porque <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> aquello engendró a Ismael (Gn. 16:1–11). Pero en este versículo Pablo<br />

se está refiriendo al tiempo en que Abraham tenía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> cien años y fue renovada la<br />

promesa (Gn. 17:15–21). Para aquel entonces se había <strong>de</strong>svanecido la posibilidad <strong>de</strong> crear<br />

nueva vida, aparte <strong>de</strong>l milagroso po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Sin embargo, Dios le había prometido un<br />

hijo, y Abraham creyó la promesa <strong>de</strong> Dios.<br />

No se <strong>de</strong>bilitó en la fe, ni consi<strong>de</strong>raba su mismo cuerpo que estaba ya amortecido,<br />

ni el amortecimiento <strong>de</strong>l seno <strong>de</strong> Sara (V.M.). Humanamente hablando, no había<br />

esperanza alguna, pero Abraham tenía fe.<br />

4:20 La aparente imposibilidad <strong>de</strong> que la promesa fuese jamás cumplida no le hizo<br />

vacilar. Dios lo había dicho; Abraham lo creyó; esto lo <strong>de</strong>cidía. Por lo que al patriarca<br />

tocaba, sólo había una imposibilidad, y era que Dios mintiese. La fe <strong>de</strong> Abraham era fuerte<br />

y vibrante. Dio gloria a Dios, honrándole como Aquel en quien se podía <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> que<br />

cumpliría Su promesa, <strong>de</strong>safiando a todas las leyes <strong>de</strong>l azar o <strong>de</strong> la probabilidad.<br />

4:21 Abraham no sabía cómo Dios iba a cumplir Su palabra, pero esto era <strong>de</strong> la menor<br />

importancia. Conocía a Dios y estaba totalmente confiado en que Dios era totalmente<br />

po<strong>de</strong>roso para hacer lo que había prometido. En un sentido era una fe maravillosa, pero<br />

en otro era la cosa más razonable que pudiese darse, porque la palabra <strong>de</strong> Dios es la cosa<br />

más segura en el universo, ¡y para Abraham no había riesgo alguno en creerla!<br />

4:22 Dios se sintió complacido en encontrar a un hombre que lo creía; y siempre se<br />

complace. Y por ello acreditó justicia a cuenta <strong>de</strong> Abraham. Allí don<strong>de</strong> había existido un<br />

balance <strong>de</strong> pecado y culpa, ahora no había más que una posición justa <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

Abraham había sido liberado <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación y había ido justificado por un Dios santo por<br />

medio <strong>de</strong> la fe.<br />

4:23 La narración histórica <strong>de</strong> su justificación por la fe no se escribió solamente con<br />

respecto a él. Hay un sentido, naturalmente, en el que sí fue escrita por causa <strong>de</strong> él —un<br />

registro permanente <strong>de</strong> su absolución y <strong>de</strong> su posición ahora perfecta <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

4:24 Sino que fue escrita también con respecto a nosotros. Nuestra fe es asimismo<br />

contada como justicia cuando creemos a Dios, que levantó <strong>de</strong> los muertos a Jesús,<br />

nuestro Señor. La única diferencia es ésta: Abraham creyó que Dios daría vida a los<br />

muertos (es <strong>de</strong>cir, a su cuerpo débil y a la matriz estéril <strong>de</strong> Sara). Nosotros creemos que<br />

Dios ha dado vida a los muertos resucitando al Señor Jesucristo.<br />

C. H. Mackintosh explica:<br />

Abraham fue llamado a creer en una promesa, mientras que nosotros tenemos el<br />

privilegio <strong>de</strong> creer en un hecho consumado. Él fue llamado a mirar a<strong>de</strong>lante a algo que se<br />

tenía que hacer; nosotros miramos retrospectivamente a algo que ya está hecho, a una<br />

re<strong>de</strong>nción consumada, atestiguada por el hecho <strong>de</strong> un Salvador resucitado y glorificado a la<br />

diestra <strong>de</strong> la majestad en los cielos.<br />

4:25 El Señor Jesús fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para<br />

nuestra justificación. Aunque se emplea aquí la preposición a causa <strong>de</strong> (Gr. dia) en<br />

conexión con ambas nuestras transgresiones y nuestra justificación, el contexto exige un<br />

diferente matiz en cada caso. Él fue entregado no sólo <strong>de</strong>bido a nuestras transgresiones,<br />

sino para quitarlas. Fue resucitado <strong>de</strong>bido a nuestra justificación —es <strong>de</strong>cir, para


<strong>de</strong>mostrar la plena satisfacción <strong>de</strong> Dios con la obra <strong>de</strong> Cristo por la que somos<br />

justificados—. En el primer caso, nuestras transgresiones fueron el problema que había <strong>de</strong><br />

ser solucionado. En el segundo caso, nuestra justificación es el resultado afianzado<br />

mediante la resurrección <strong>de</strong> Cristo. Pero el hecho <strong>de</strong> que Él resucitase nos dice que la obra<br />

está consumada, que el precio ha sido pagado, y que Dios está infinitamente satisfecho con<br />

la obra expiatoria <strong>de</strong>l pecado llevada a cabo por el Salvador.<br />

F. Los beneficios prácticos <strong>de</strong>l evangelio (5:1–11)<br />

El apóstol a<strong>de</strong>lanta su argumento sobre la justificación un paso más al afrontar la<br />

cuestión: ¿Cuáles son los beneficios <strong>de</strong> la justificación en la vida <strong>de</strong>l creyente? En otras<br />

palabras, ¿Funciona <strong>de</strong> veras? Su respuesta es un rotundo sí, al enumerar él siete<br />

bendiciones principales que posee cada creyente. Estas bendiciones fluyen al creyente por<br />

medio <strong>de</strong> Cristo. Él es el Mediador entre Dios y el hombre, y todos los dones <strong>de</strong> Dios son<br />

canalizados a través <strong>de</strong> Él.<br />

5:1 El primer gran beneficio <strong>de</strong> que gozan aquellos <strong>de</strong> nosotros que hemos sido<br />

justificados por la fe es paz para con Dios por medio <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. Ha<br />

terminado la guerra. Han cesado las hostilida<strong>de</strong>s. Por medio <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo, han sido<br />

quitadas todas las causas <strong>de</strong> enemistad entre nuestras almas y Dios. Hemos sido cambiados<br />

<strong>de</strong> enemigos a amigos por un milagro <strong>de</strong> la gracia.<br />

5:2 También gozamos <strong>de</strong> entrada a una in<strong>de</strong>scriptible posición <strong>de</strong> favor con Dios.<br />

Somos aceptos en el Amado; por ello estamos tan cerca <strong>de</strong> Dios y le somos tan queridos<br />

como Su propio Amado Hijo. El Padre nos tien<strong>de</strong> el cetro <strong>de</strong> oro y nos acoge como a hijos,<br />

no como a extraños. Esta gracia, o posición <strong>de</strong> favor, abraza a cada aspecto <strong>de</strong> nuestra<br />

posición <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, una posición que es tan perfecta y permanente como la <strong>de</strong> Cristo,<br />

porque estamos en Él.<br />

Como si esto no fuese suficiente, también nos gloriamos en la esperanza <strong>de</strong> la gloria<br />

<strong>de</strong> Dios. Esto significa que miramos gozosos a<strong>de</strong>lante a la ocasión en que no sólo<br />

contemplaremos el esplendor <strong>de</strong> Dios, sino que nosotros mismos seremos manifestados en<br />

gloria (véase Jn. 17:22; Col. 3:4). No po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r el pleno significado <strong>de</strong> esta<br />

esperanza aquí en la tierra, ni podremos jamás terminar <strong>de</strong> maravillarnos <strong>de</strong> ella por toda la<br />

eternidad.<br />

5:3 La cuarta bendición que fluye <strong>de</strong> la justificación es que también nos gloriamos en<br />

las tribulaciones —no tanto en sus actuales penalida<strong>de</strong>s como en sus finales resultados<br />

(véase He. 12:11) —. Es una <strong>de</strong> las <strong>de</strong>liciosas paradojas <strong>de</strong> la fe cristiana que el gozo pue<strong>de</strong><br />

coexistir con la aflicción. Lo opuesto al gozo es el pecado, no el sufrimiento. Uno <strong>de</strong> los<br />

productos colaterales <strong>de</strong> la tribulación es que produce paciencia o firmeza. Nunca<br />

podríamos <strong>de</strong>sarrollar paciencia si nuestras vidas estuviesen exentas <strong>de</strong> problemas.<br />

5:4 Pablo pasa ahora a explicar que la paciencia produce carácter probado. Cuando<br />

Dios nos ve bajo el peso <strong>de</strong> nuestras pruebas y esperando en Él para obrar Sus propósitos<br />

por medio <strong>de</strong> ellas, Él nos da Su Sello <strong>de</strong> Aprobación <strong>de</strong> la Paciencia. Hemos sido puestos a<br />

prueba y aprobados. Y este sentimiento <strong>de</strong> Su aprobación nos llena <strong>de</strong> esperanza. Sabemos<br />

que está obrando en nuestras vidas, <strong>de</strong>sarrollando nuestro carácter. Esto nos da la confianza<br />

<strong>de</strong> que, habiendo comenzado una buena obra en nosotros, la llevará a cabo hasta el fin (Fil.<br />

1:6).


5:5 La esperanza no avergüenza. Si fuésemos a esperar algo pero luego<br />

<strong>de</strong>scubriésemos que nunca íbamos a conseguirlo, nuestra esperanza sería avergonzada o<br />

frustrada. Pero la esperanza <strong>de</strong> nuestra salvación nunca será avergonzada. Nunca seremos<br />

frustrados ni encontraremos que hemos reposado sobre una confianza falsa. ¿Cómo<br />

po<strong>de</strong>mos estar tan seguros <strong>de</strong> esto? Porque el amor <strong>de</strong> Dios ha sido <strong>de</strong>rramado en<br />

nuestros corazones. El amor <strong>de</strong> Dios podría significar bien nuestro amor para con Dios,<br />

bien Su amor para con nosotros. Aquí significa esto último, porque los vv. 6–20 tratan <strong>de</strong><br />

algunas <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s pruebas <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios para con nosotros. El Espíritu Santo que<br />

nos fue dado en el momento <strong>de</strong> creer inunda nuestros corazones con estas expresiones <strong>de</strong>l<br />

amor eterno <strong>de</strong> Dios, y por ellas se nos asegura que Él se cuidará <strong>de</strong> llevarnos sanos y<br />

salvos al hogar celestial. Después que hayas recibido el Espíritu, te darás cuenta <strong>de</strong> que<br />

Dios te ama. No se trata <strong>de</strong> un sentimiento vago y místico <strong>de</strong> que «Alguien allá arriba» se<br />

cuida <strong>de</strong> la humanidad, sino <strong>de</strong> una convicción profundamente asentada <strong>de</strong> que Dios<br />

realmente te ama, a ti, individualmente.<br />

5:6 En los versículos 6–20, Pablo argumenta <strong>de</strong> lo menor a lo mayor. Su lógica es que<br />

si el amor <strong>de</strong> Dios ha venido a nosotros cuando éramos Sus enemigos impíos, ¿no nos<br />

preservará mucho más ahora que le pertenecemos? Esto nos da el quinto beneficio <strong>de</strong><br />

nuestra justificación: estamos eternamente seguros en Cristo. Al <strong>de</strong>sarrollar este tema, el<br />

apóstol introduce cinco «muchos más».<br />

El «mucho más» <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> la ira (5:9).<br />

El «mucho más» <strong>de</strong> la preservación por Su vida <strong>de</strong> resurrección (5:10).<br />

El «mucho más» <strong>de</strong>l don <strong>de</strong> la gracia (5:15).<br />

El «mucho más» <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong>l creyente en vida (5:17).<br />

El «mucho más» <strong>de</strong> la gracia abundante (5:20).<br />

En los versículos 6, 7 y 8, Pablo enfatiza lo que éramos (débiles, impíos, pecadores)<br />

cuando Cristo murió por nosotros. Y en los versículos 9 y 10, lo que somos ahora<br />

(justificados por la sangre <strong>de</strong> Cristo, reconciliados por Su sangre) y la certidumbre<br />

resultante <strong>de</strong> lo que el Salvador hará por nosotros (librarnos <strong>de</strong> la ira, preservarnos por Su<br />

vida).<br />

Primero, se nos recuerda que éramos débiles, impotentes, sin fuerza, incapaces <strong>de</strong><br />

salvarnos por nosotros mismos. Pero en el tiempo pre<strong>de</strong>terminado el Señor Jesucristo visitó<br />

nuestro planeta y murió por los hombres. Y no murió por buenos hombres, como algunos<br />

podrían suponer, sino por los impíos. No había en nosotros virtud alguna ni excelencia que<br />

nos recomendase a Dios. Éramos totalmente indignos, pero <strong>de</strong> todos modos Cristo murió<br />

por nosotros.<br />

5:7 Este acto <strong>de</strong> amor divino fue singular y sin paralelo en nada que hubiese existido en<br />

la experiencia humana. Para el común <strong>de</strong> los hombres, su vida le es <strong>de</strong> gran valor, y no<br />

pensará en per<strong>de</strong>rla por alguna persona indigna. Por ejemplo, no moriría por un asesino, un<br />

adúltero o un gángster. De hecho, le costaría morir incluso por un «justo», por alguien<br />

que sea honrado y fiable, pero no especialmente cálido. Es posible que en un caso extremo<br />

estuviese dispuesto a morir por un hombre «<strong>de</strong> bien», significándose uno que es amable,<br />

amistoso, amante y querido.<br />

5:8 El amor <strong>de</strong> Dios es totalmente sobrenatural y extramundano. Demostró Su<br />

maravilloso amor por nosotros enviando a Su amado Hijo, cuando siendo nosotros aún<br />

pecadores, Cristo murió por nosotros. Si preguntamos por qué lo hizo, hemos <strong>de</strong> buscar


la respuesta en la voluntad soberana <strong>de</strong> Dios mismo. No había bien alguno en nosotros que<br />

pudiese suscitar tal amor.<br />

5:9 Ahora existe un nuevo conjunto <strong>de</strong> condiciones. No somos ya más contados como<br />

pecadores culpables. Al costo enorme <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>l Salvador, <strong>de</strong>rramada por nosotros en<br />

el Calvario, hemos sido contados como justos por Dios. Por cuanto Él pagó un tan alto<br />

precio para justificarnos cuando éramos pecadores, ¿no seremos mucho más salvos <strong>de</strong> la<br />

ira por medio <strong>de</strong> Cristo? Si Él ya ha pagado el mayor precio para llevarnos a Su favor, ¿es<br />

acaso probable que nos permita perecer al fin?<br />

Salvados <strong>de</strong> la ira podría significar bien «salvados fuera <strong>de</strong> la ira» o «liberados <strong>de</strong> todo<br />

contacto con la ira». Aquí creemos que la preposición (Gr. apo) significa esto último,<br />

eximidos <strong>de</strong> todo contacto con la ira <strong>de</strong> Dios, bien en el tiempo, bien en la eternidad.<br />

5:10 Volviendo atrás a lo que éramos y a lo que ahora somos, pensemos en ello <strong>de</strong> esta<br />

manera. Fue siendo enemigos que fuimos reconciliados con Dios por la muerte <strong>de</strong> su<br />

Hijo. Nosotros teníamos hostilidad hacia el Señor, y estábamos satisfechos con ello.<br />

Dejados a nosotros mismos, no sentíamos necesidad <strong>de</strong> ser reconciliados con Él. Piensa en<br />

esto —¡enemigos <strong>de</strong> Dios!<br />

Dios no compartía nuestra actitud en esta cuestión. Él intervino con una exhibición <strong>de</strong><br />

pura gracia. La muerte sustitutoria <strong>de</strong> Cristo eliminó la causa <strong>de</strong> nuestra hostilidad contra<br />

Dios —nuestros pecados. Por la fe en Cristo hemos sido reconciliados con Dios.<br />

Si Dios compró nuestra reconciliación a un precio tan elevado, ¿acaso nos <strong>de</strong>jará ir<br />

jamás? Si fuimos reconciliados con Dios por la muerte <strong>de</strong> su Hijo, lo cual es un símbolo<br />

<strong>de</strong> absoluta <strong>de</strong>bilidad, ¿no seremos preservados hasta el fin por la vida presente <strong>de</strong> Cristo a<br />

la diestra <strong>de</strong> Dios, una vida <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r infinito? Si Su muerte tuvo tanto po<strong>de</strong>r para<br />

salvarnos, ¡cuánto más tendrá po<strong>de</strong>r Su vida para guardarnos!<br />

5:11 Y ahora llegamos al sexto beneficio <strong>de</strong> justificación: También nos gloriamos en<br />

Dios por medio <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. No sólo nos regocijamos en Sus dones, sino<br />

en el mismo Dador. Antes que fuésemos salvos, encontrábamos nuestros goces en otras<br />

partes. Ahora exultamos cada vez que le recordamos a Él y nos entristecemos sólo cuando<br />

nos olvidamos <strong>de</strong> Él. ¿Qué ha producido este maravilloso cambio, <strong>de</strong> modo que ahora<br />

po<strong>de</strong>mos regocijarnos en Dios? Es la obra <strong>de</strong> Jesucristo. Lo mismo que todas nuestras<br />

otras bendiciones, este gozo nos viene por medio <strong>de</strong> Él.<br />

El séptimo beneficio <strong>de</strong>l que disfrutan los justificados se encuentra en las palabras<br />

hemos recibido ahora la reconciliación. La reconciliación se refiere al establecimiento <strong>de</strong><br />

la armonía entre Dios y el hombre por medio <strong>de</strong> la obra sacrificial <strong>de</strong>l Salvador. La entrada<br />

<strong>de</strong>l pecado había introducido la alienación, el extrañamiento y la enemistad entre el hombre<br />

y Dios. Al quitar el pecado, que era lo que había causado la enajenación, el Señor Jesús<br />

restauró a aquellos que creen en Él a un estado <strong>de</strong> armonía con Dios. Deberíamos observar,<br />

<strong>de</strong> pasada, que Dios no necesitaba ser reconciliado. Era el hombre quien lo necesitaba,<br />

porque estaba enemistado con Dios.<br />

G. El triunfo <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo sobre el pecado <strong>de</strong> Adán (5:12–21)<br />

5:12 El resto <strong>de</strong>l capítulo 5 sirve como puente entre la primera parte <strong>de</strong> la carta y los<br />

siguientes tres capítulos. Está vinculado con la primera parte al recoger el tema <strong>de</strong> la<br />

con<strong>de</strong>nación por medio <strong>de</strong> Adán y <strong>de</strong> la justificación por medio <strong>de</strong> Cristo, y al mostrar que<br />

la obra <strong>de</strong> Cristo exce<strong>de</strong> <strong>de</strong> lejos en su peso <strong>de</strong> bendición lo que hizo la obra <strong>de</strong> Adán en


miseria y pérdida. Se vincula con los capítulos 6–8 pasando <strong>de</strong> la justificación a la<br />

santificación, y <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> pecado al pecado en la naturaleza humana.<br />

Adán es presentado en estos versículos como la cabeza fe<strong>de</strong>ral o representante <strong>de</strong> todos<br />

aquellos que están en la vieja creación. Cristo es presentado como la Cabeza Fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong><br />

todos los que están en la nueva creación. Una cabeza fe<strong>de</strong>ral actúa por todos aquellos que<br />

están por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> él. Por ejemplo, cuando el Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> un país firma un proyecto <strong>de</strong><br />

ley y lo transforma en ley, está actuando por todos los ciudadanos <strong>de</strong> aquel país.<br />

Esto es lo que sucedió en el caso <strong>de</strong> Adán. Como resultado <strong>de</strong> su pecado, la muerte<br />

humana entró en el mundo. La muerte vino a ser la parte común <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>scendientes<br />

<strong>de</strong> Adán, porque todos en él pecaron. Es cierto que todos ellos cometían también actos <strong>de</strong><br />

pecado, pero no es esto lo que aquí es tratado. La tesis <strong>de</strong> Pablo es que el pecado <strong>de</strong> Adán<br />

fue un acto representativo, y toda su posteridad es contada como que pecaron en él.<br />

Alguien podría objetar que fue Eva y no Adán quien cometió el primer pecado en la<br />

tierra. Esto es cierto, pero por cuanto Adán fue el primero en ser creado, le había sido dada<br />

la condición <strong>de</strong> cabeza. Así que él es visto como actuando por todos sus <strong>de</strong>scendientes.<br />

Cuando el Apóstol Pablo dice aquí que la muerte alcanzó a todos los hombres, se está<br />

refiriendo a la muerte física, aunque el pecado <strong>de</strong> Adán trajo también la muerte espiritual.<br />

(Los vv. 13 y 14 muestran que lo que está a la vista es la muerte física.)<br />

Cuando acudimos a este pasaje <strong>de</strong> la Escritura, surgen inevitablemente ciertas<br />

cuestiones. ¿Es justo que la posteridad <strong>de</strong> Adán sean constituidos pecadores solamente<br />

porque él pecó? ¿Con<strong>de</strong>na Dios a los hombres por nacer pecadores, o sólo por aquellos<br />

pecados que realmente cometen ellos? Si los hombres nacen con una naturaleza<br />

pecaminosa, y si por tanto pecan porque nacen pecadores, ¿cómo pue<strong>de</strong> Dios tenerlos como<br />

responsables <strong>de</strong> lo que hacen?<br />

Los eruditos bíblicos han luchado con estos problemas y una multitud <strong>de</strong> otros<br />

similares, y han llegado a una sorpren<strong>de</strong>nte variedad <strong>de</strong> conclusiones. Sin embargo, hay<br />

ciertas realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las que po<strong>de</strong>mos estar seguros.<br />

Primero, la Biblia enseña que todos los hombres son pecadores, tanto por naturaleza<br />

como por práctica. Todo el que nace <strong>de</strong> padres humanos hereda el pecado <strong>de</strong> Adán, y<br />

también peca por su propia y <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong>cisión.<br />

Segundo, sabemos que la paga <strong>de</strong>l pecado es la muerte —tanto la muerte física como la<br />

separación eterna <strong>de</strong> Dios.<br />

Pero nadie tiene que pagar la pena por el pecado, excepto si quiere. Este es el tema <strong>de</strong><br />

vital importancia. Pagando un precio enorme, Dios envió a Su Hijo para que muriese como<br />

Sustituto por pecadores. La salvación <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> su paga se ofrece como un libre don<br />

por la fe en Jesucristo.<br />

El hombre es con<strong>de</strong>nado sobre una triple base: Tiene una naturaleza pecaminosa, el<br />

pecado <strong>de</strong> Adán le es imputado, y es un pecador por la práctica. Pero su culpa culminante<br />

es su rechazo <strong>de</strong> la provisión que Dios ha hecho y procurado por su salvación (Jn. 3:18, 19,<br />

36).<br />

Pero alguien preguntará: «¿Y qué <strong>de</strong> los que nunca han oído el evangelio?». Esta<br />

pregunta está respondida, al menos en parte, en el capítulo 1. Más allá <strong>de</strong> esto, po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>scansar en la certidumbre <strong>de</strong> que el Juez <strong>de</strong> toda la tierra hará lo que es justo (Gn. 18:25).<br />

Nunca actuará ni injusta ni in<strong>de</strong>bidamente. Todas Sus <strong>de</strong>cisiones están basadas en la<br />

equidad y en la rectitud. Aunque <strong>de</strong>terminadas situaciones plantean problemas para nuestra<br />

corta vista, no son problemas para Él. Cuando se haya oído la última causa y se cierren las<br />

puertas <strong>de</strong>l Tribunal, nadie tendrá una base legítima para apelar el veredicto.


5:13 Pablo <strong>de</strong>mostrará ahora que el pecado <strong>de</strong> Adán afectó a toda la raza. Primero<br />

observa que había pecado en el mundo durante el periodo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Adán hasta la<br />

promulgación <strong>de</strong> la ley en el Monte Sinaí. Pero durante aquel tiempo no hubo una ley <strong>de</strong><br />

Dios claramente revelada. Adán había recibido un claro mandamiento verbal <strong>de</strong>l Señor, y<br />

muchos siglos <strong>de</strong>spués los Diez Mandamientos fueron una revelación escrita concreta <strong>de</strong> la<br />

ley divina. Pero en el periodo intermedio los hombres no tuvieron un código legal <strong>de</strong> parte<br />

<strong>de</strong> Dios. Por ello, aunque había pecado durante aquel tiempo, no había transgresión,<br />

porque la transgresión es la infracción <strong>de</strong> una ley conocida. Pero el pecado no se imputa<br />

como transgresión don<strong>de</strong> no hay ley que lo prohíba.<br />

5:14 Pero la muerte no se tomó vacaciones durante la época en la que no había ley.<br />

Con la sola excepción <strong>de</strong> Enoc, la muerte reinó sobre toda la humanidad. No se pue<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir que estas personas muriesen por transgredir un mandamiento concreto <strong>de</strong> Dios, como<br />

en el caso <strong>de</strong> Adán. Entonces, ¿por qué murieron? La respuesta se implica: murieron<br />

porque habían pecado en Adán. Si esto parece injusto, recuér<strong>de</strong>se que no tiene nada que ver<br />

con la salvación. Todos los que pusieron su confianza en el Señor fueron salvados<br />

eternamente. Pero murieron físicamente igualmente, y la razón <strong>de</strong> que murieron era a causa<br />

<strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong> su cabeza fe<strong>de</strong>ral, Adán. En su papel como cabeza fe<strong>de</strong>ral, Adán era figura<br />

(tipo o símbolo) <strong>de</strong>l que había <strong>de</strong> venir, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. En los versículos<br />

siguientes, Pablo <strong>de</strong>sarrollará el tema <strong>de</strong> estas dos cabezas fe<strong>de</strong>rales, pero más por vía <strong>de</strong><br />

contraste que <strong>de</strong> similitud.<br />

Mostrará que:<br />

En Cristo se glorían los hijos <strong>de</strong> Adán<br />

Por más bendiciones que las que su padre perdió.<br />

5:15 El primer contraste es entre la transgresión <strong>de</strong> Adán y el don … por la gracia <strong>de</strong><br />

Cristo. Por la transgresión <strong>de</strong>l primer hombre murieron los muchos. Aquí, naturalmente,<br />

los muchos se refiere a los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Adán. La muerte aquí pue<strong>de</strong> incluir los dos<br />

aspectos, tanto el físico como el espiritual.<br />

La gracia y el don abundaron mucho más para los muchos. El don gratuito es la<br />

manifestación maravillosa <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios abundando para una raza <strong>de</strong> pecadores. Es<br />

hecho posible por la gracia <strong>de</strong> un hombre, Jesucristo. Fue una sublime gracia por Su<br />

parte morir por Sus rebel<strong>de</strong>s criaturas. Por medio <strong>de</strong> Su muerte sacrificial, se ofrece a los<br />

muchos el don <strong>de</strong> la vida eterna.<br />

Los dos muchos en este versículo no hacen referencia a las mismas personas. El primer<br />

muchos incluye a todos los que llegaron a quedar sujetos a la muerte como resultado <strong>de</strong> la<br />

transgresión <strong>de</strong> Adán. El segundo muchos significa todos los que llegan a ser miembros <strong>de</strong><br />

la nueva creación, <strong>de</strong> la que Cristo es la Cabeza Fe<strong>de</strong>ral. Incluye sólo a aquellos a los que la<br />

gracia <strong>de</strong> Dios ha abundado —es <strong>de</strong>cir, a los verda<strong>de</strong>ros creyentes—. Mientras que la<br />

misericordia <strong>de</strong> Dios se <strong>de</strong>rrama sobre todos, Su gracia es apropiada sólo por los que<br />

confían en el Salvador.<br />

5:16 Hay otro importante contraste entre el pecado <strong>de</strong> Adán y el don <strong>de</strong> Cristo. El un<br />

solo pecado <strong>de</strong> Adán ocasionó el inevitable juicio, y el veredicto fue «Con<strong>de</strong>nado». El don<br />

gratuito <strong>de</strong> Cristo, en cambio, trató <strong>de</strong> manera eficaz con muchas transgresiones, no sólo<br />

con una, y resultó en el veredicto <strong>de</strong> «Absuelto». Pablo <strong>de</strong>staca las diferencias entre el<br />

pecado <strong>de</strong> Adán y el don <strong>de</strong> Cristo, entre la terrible tragedia ocasionada por un pecado y la


enorme liberación obrada <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación y culpa por los muchos pecados, y finalmente<br />

entre el veredicto <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación y el veredicto <strong>de</strong> justificación.<br />

5:17 Por la transgresión <strong>de</strong> uno solo… reinó la muerte como cruel tirana. Pero por el<br />

don <strong>de</strong> la justicia en abundancia <strong>de</strong> gracia, un don <strong>de</strong> gracia rebosante, todos los creyentes<br />

reinarán en vida por uno solo, Jesucristo.<br />

¡Qué gracia tenemos aquí! No sólo somos liberados <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> la muerte como<br />

tirana sobre nosotros, sino que reinamos como reyes, gozando <strong>de</strong> la vida ahora y<br />

eternamente. ¿Compren<strong>de</strong>mos y apreciamos esto <strong>de</strong> verdad? ¿Vivimos como la realeza <strong>de</strong>l<br />

cielo, o gemimos entre los montones <strong>de</strong> basura <strong>de</strong> este mundo?<br />

5:18 La transgresión <strong>de</strong> Adán trajo la con<strong>de</strong>nación a todos los hombres, pero por<br />

medio <strong>de</strong> un solo acto <strong>de</strong> justicia (V.M.) <strong>de</strong> Cristo vino a todos los hombres la<br />

justificación <strong>de</strong> vida. La justicia <strong>de</strong> Cristo no fue la vida <strong>de</strong>l Salvador ni su observancia<br />

<strong>de</strong> la ley, sino Su muerte sustitutoria en el Calvario. Esto es lo que trajo la justificación <strong>de</strong><br />

vida —es <strong>de</strong>cir, la justificación que resulta en vida— y la trajo a todos los hombres.<br />

Los dos todos en este versículo no se refieren a la misma gente. El primer todos se<br />

refiere a todos los que estaban en Adán. El segundo todos significa todos los que están en<br />

Cristo. Esto está claro por las palabras en el versículo prece<strong>de</strong>nte, «los que reciben<br />

abundancia <strong>de</strong> gracia y <strong>de</strong>l don <strong>de</strong> justicia …». El don ha <strong>de</strong> ser recibido por fe. Sólo los<br />

que confían en el Señor reciben justificación <strong>de</strong> vida.<br />

5:19 Así como por la <strong>de</strong>sobediencia <strong>de</strong> Adán al mandamiento <strong>de</strong> Dios los muchos<br />

fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia <strong>de</strong> Cristo al Padre los<br />

muchos que confían en Él son <strong>de</strong>clarados justos. La obediencia <strong>de</strong> Cristo le llevó a la cruz<br />

como nuestro Sustituto, para llevar nuestros pecados.<br />

De nada sirve a los universalistas emplear estos versículos para intentar <strong>de</strong>mostrar que<br />

todos los hombres serán finalmente salvos. El pasaje trata acerca <strong>de</strong> las dos cabezas<br />

fe<strong>de</strong>rales, y está claro que así como el pecado <strong>de</strong> Adán afecta a aquellos que están «en él»,<br />

así el acto <strong>de</strong> justicia <strong>de</strong> Cristo beneficia solamente a aquellos que están «en él».<br />

5:20 Lo que Pablo ha estado diciendo causaría una sacudida a cualquier objetor judío<br />

que creyese que todo giraba en torno a la ley. Ahora este objetor apren<strong>de</strong> que el pecado y la<br />

salvación no se centran alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la ley, sino alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> dos cabezas fe<strong>de</strong>rales. Siendo<br />

así la cosa, podría sentirse inducido a preguntar: «Entonces, ¿para qué se dio la ley?». El<br />

apóstol respon<strong>de</strong>: La ley se introdujo para que el pecado abundase. No originó el<br />

pecado, pero reveló el pecado como transgresión contra Dios. No salvaba <strong>de</strong>l pecado, pero<br />

lo revelaba en todo su terrible carácter.<br />

Pero la gracia <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>muestra ser mayor que todo el pecado humano. Don<strong>de</strong> el<br />

pecado abundó, sobreabundó la gracia <strong>de</strong> Dios en el Calvario.<br />

5:21 Ahora que ha terminado el reinado <strong>de</strong>l pecado, con su inflicción <strong>de</strong> la muerte sobre<br />

todos los hombres, la gracia reina por medio <strong>de</strong> la justicia para vida eterna mediante<br />

Jesucristo, nuestro Señor. Observemos que la gracia reina por medio <strong>de</strong> la justicia.<br />

Todas las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> Dios han quedado satisfechas, y la pena <strong>de</strong> la ley ha<br />

sido cumplida, por lo que Dios pue<strong>de</strong> ahora conce<strong>de</strong>r la vida eterna a todos los que acu<strong>de</strong>n<br />

acogiéndose a los méritos <strong>de</strong> Cristo, su Sustituto.<br />

Quizá hay aquí una respuesta parcial a la usual pregunta: «¿Por qué permitió Dios que<br />

el pecado entrase en el mundo?». La respuesta es que Dios ha recibido más gloria y el<br />

hombre ha recibido más bendiciones por medio <strong>de</strong>l sacrificio <strong>de</strong> Cristo que si el pecado<br />

nunca hubiese entrado. Estamos mejor en Cristo <strong>de</strong> lo que jamás podríamos haber estado en<br />

un Adán no caído. Si Adán jamás hubiese pecado, habría gozado <strong>de</strong> una vida continuada en


la tierra en el Huerto <strong>de</strong>l Edén. Pero no podía llegar a ser un hijo redimido <strong>de</strong> Dios,<br />

here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios ni cohere<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Jesucristo. No tenía promesa <strong>de</strong> un hogar en el cielo ni<br />

<strong>de</strong> estar con Cristo y ser para siempre como Él. Estas bendiciones vienen sólo a través <strong>de</strong><br />

la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Jesús, nuestro Señor.<br />

H. El camino <strong>de</strong>l evangelio para una vida santa (Cap. 6)<br />

Lo que Pablo había dicho al final <strong>de</strong>l capítulo 5 —que la gracia sobreabundó sobre todo<br />

el pecado <strong>de</strong>l hombre— suscita otra cuestión, <strong>de</strong> enorme importancia. ¿Acaso la enseñanza<br />

<strong>de</strong>l evangelio (la salvación por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe) permite o siquiera alienta a<br />

vivir <strong>de</strong> manera pecaminosa?<br />

La respuesta, que es una rotunda negativa, se extien<strong>de</strong> a lo largo <strong>de</strong> los capítulos 6–8.<br />

Aquí en el capítulo 6 la respuesta se centra alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> tres palabras clave: conocer (vv. 3,<br />

6), contar o consi<strong>de</strong>rar (v. 11), y presentar (v. 13).<br />

Será <strong>de</strong> ayuda seguir el argumento <strong>de</strong> Pablo en este capítulo si compren<strong>de</strong>mos la<br />

diferencia entre la posición <strong>de</strong>l creyente y su práctica. Su posición es que está en Cristo. Su<br />

práctica es lo que es <strong>de</strong>bería ser en la vida diaria.<br />

La gracia nos pone en la posición, y luego nos enseña a andar <strong>de</strong> manera digna <strong>de</strong> ella.<br />

Nuestra posición es absolutamente perfecta porque estamos en Cristo. Nuestra práctica<br />

<strong>de</strong>bería correspon<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> una manera creciente con nuestra posición. Nunca se<br />

correspon<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> manera perfecta hasta que veamos al Salvador en el cielo, pero<br />

<strong>de</strong>beríamos irnos volviendo más y más conformados a Su imagen al ir pasando el tiempo.<br />

El apóstol presenta primero la verdad <strong>de</strong> nuestra i<strong>de</strong>ntificación con Cristo en muerte y<br />

resurrección, y luego nos exhorta a vivir a la luz <strong>de</strong> esta gran verdad.<br />

6:1 El objetor judío pasa al frente con lo que cree que es un argumento irrebatible. Si el<br />

evangelio <strong>de</strong> la gracia enseña que el pecado <strong>de</strong>l hombre provee para una exhibición aún<br />

mayor <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios, entonces, ¿no sugiere que <strong>de</strong>beríamos permanecer en el<br />

pecado para que la gracia abun<strong>de</strong> tanto más?<br />

Una versión mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong> este argumento dice así: «Tú dices que los hombres son<br />

salvados por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe, aparte <strong>de</strong> la ley. Pero si todo lo que has <strong>de</strong> hacer<br />

para ser salvo es creer, entonces pue<strong>de</strong>s lanzarte a vivir en el pecado». Según este<br />

argumento, la gracia no es un motivo suficiente para la vida santa. La gente ha <strong>de</strong> ser puesta<br />

bajo el freno <strong>de</strong> la ley.<br />

Se ha sugerido <strong>de</strong> manera útil que hay cuatro respuestas en este capítulo a la pregunta<br />

inicial <strong>de</strong> ¿Permaneceremos en el pecado?<br />

1. No pue<strong>de</strong>s, porque estás unido a Cristo. Razonamiento (vv. 1–11).<br />

2. No tienes por qué, porque el dominio <strong>de</strong>l pecado ha sido quebrantado por la gracia.<br />

Llamamiento (vv. 12–14).<br />

3. No <strong>de</strong>bes, porque volvería a introducir el pecado como tu dueño. Mandamiento (vv.<br />

15–19).<br />

4. Mejor será que no lo hagas, porque acabaría en un <strong>de</strong>sastre. Advertencia (vv. 20–23).<br />

6:2 Así, la primera respuesta <strong>de</strong> Pablo es que no po<strong>de</strong>mos proseguir en el pecado<br />

porque hemos muerto al pecado. Ésta es una verdad posicional. Cuando Jesús murió al<br />

pecado, murió como nuestro Representante. No sólo murió como nuestro Sustituto —es


<strong>de</strong>cir, por nosotros o en nuestro lugar, sino que también murió como nuestro<br />

Representante— esto es, como nosotros. Por ello, cuando Él murió, nosotros morimos. Él<br />

murió a toda la cuestión <strong>de</strong>l pecado, resolviéndola <strong>de</strong> una vez por todas. Todos los que<br />

están en Cristo son vistos por Dios como muertos al pecado.<br />

Esto no significa que el creyente está sin pecado. Significa que está i<strong>de</strong>ntificado con<br />

Cristo en Su muerte, y en todo lo que Su muerte significa.<br />

6:3 La primera palabra clave en la presentación <strong>de</strong> Pablo es CONOCER. Aquí introduce<br />

el tema <strong>de</strong>l bautismo para mostrar que es moralmente incongruente para los creyentes<br />

persistir en el pecado. Pero se suscita <strong>de</strong> inmediato la cuestión: «¿A qué bautismo se está<br />

refiriendo?». De modo que se precisa <strong>de</strong> una palabra introductoria <strong>de</strong> explicación.<br />

Cuando una persona es salvada, es bautizada en Cristo Jesús en el sentido <strong>de</strong> que es<br />

i<strong>de</strong>ntificada con Cristo en su muerte y resurrección. No es lo mismo que el bautismo en (o<br />

<strong>de</strong>l) Espíritu, aunque ambos ocurren simultáneamente. Este último bautismo pone al<br />

creyente en el cuerpo <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 12:13); no es un bautismo en muerte. El bautismo en<br />

Cristo significa que en la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> Dios el creyente ha muerto con Cristo y ha<br />

resucitado con Él.<br />

Cuando Pablo se refiere aquí al bautismo, está pensando a la vez en nuestra<br />

i<strong>de</strong>ntificación espiritual con Cristo y en su representación en el bautismo con agua. Pero al<br />

argumento avanza, parece girar su énfasis <strong>de</strong> una manera especial al bautismo con agua al<br />

recordar a sus lectores cómo fueron «sepultados» y «plantados juntamente con él» en «la<br />

semejanza» <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Cristo.<br />

El <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> nunca contempla la situación anormal <strong>de</strong> un creyente no<br />

bautizado. Supone que los que se convierten se someten al bautismo en el acto. Así, nuestro<br />

Señor podía referirse a la fe y al bautismo <strong>de</strong> golpe: «El que crea y sea bautizado, será<br />

salvo» (Mr. 16:16). Aunque el bautismo no es preciso para la salvación, <strong>de</strong>bería ser<br />

invariablemente su señal pública.<br />

6:4 El bautismo con agua da una <strong>de</strong>mostración visual <strong>de</strong>l bautismo en Cristo. Exhibe<br />

al creyente siendo sumergido en las oscuras aguas <strong>de</strong> la muerte (en la persona <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús), y presenta al nuevo hombre en Cristo levantándose para andar en novedad <strong>de</strong> vida.<br />

Hay un sentido en el que un creyente asiste al funeral <strong>de</strong> su viejo yo cuando es bautizado.<br />

Al pasar bajo el agua, está diciendo: «Todo lo que yo era como pecaminoso hijo <strong>de</strong> Adán<br />

fue puesto a la muerte en la cruz». Al salir <strong>de</strong>l agua está diciendo: «Ya no soy más yo quien<br />

vive, sino que Cristo vive en mí» (cf. Gá. 2:20).<br />

Conybeare y Howson dicen que «este pasaje no pue<strong>de</strong> ser comprendido a no ser que se<br />

tenga en mente que el bautismo primitivo era por inmersión».<br />

El apóstol pasa a <strong>de</strong>clarar que la resurrección <strong>de</strong> Cristo nos hace posible que an<strong>de</strong>mos<br />

en novedad <strong>de</strong> vida. Declara él que Cristo resucitó <strong>de</strong> los muertos por la gloria <strong>de</strong>l<br />

Padre. Esto sencillamente significa que todas las divinas perfecciones <strong>de</strong> Dios —Su<br />

rectitud, amor, justicia, etc. —, <strong>de</strong>mandaban que resucite al Señor. A la vista <strong>de</strong> la<br />

excelencia <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong>l Salvador, no habría sido consecuente con el carácter <strong>de</strong> Dios<br />

<strong>de</strong>jar al Salvador en el sepulcro. Dios le resucitó, y por cuanto estamos i<strong>de</strong>ntificados con<br />

Cristo en Su resurrección, po<strong>de</strong>mos y <strong>de</strong>bemos andar en novedad <strong>de</strong> vida.<br />

6:5 Así como fuimos plantados juntamente con Cristo en la semejanza <strong>de</strong> su<br />

muerte, así ciertamente seremos plantados juntamente con Cristo en la <strong>de</strong> su<br />

resurrección. Las palabras la semejanza <strong>de</strong> Su muerte se refiere a que el creyente es<br />

puesto bajo el agua en el bautismo. La unión real con Cristo en Su muerte tuvo lugar hace<br />

casi dos mil años, pero el bautismo es una «semejanza» <strong>de</strong> lo que sucedió entonces.


No sólo vamos bajo el agua, sino que salimos <strong>de</strong>l agua, en semejanza <strong>de</strong> Su<br />

resurrección. Aunque es cierto que la frase en la semejanza no forma parte <strong>de</strong>l texto<br />

original en la segunda parte <strong>de</strong> este versículo, ha <strong>de</strong> ser suplido para completar el sentido.<br />

Así como fuimos plantados con Cristo en la semejanza <strong>de</strong> su muerte (inmersión en<br />

agua), así también somos unidos con Él en la semejanza <strong>de</strong> Su resurrección (siendo<br />

levantados <strong>de</strong>l agua). La cláusula seremos no necesariamente indica futuro.<br />

Dice Hodge:<br />

La referencia no es a lo que ha <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r con posterioridad, sino a la certidumbre <strong>de</strong> la<br />

secuencia, o conexión causal. Si la una cosa suce<strong>de</strong>, la otra seguirá <strong>de</strong> cierto.<br />

6:6 En el bautismo confesamos que nuestro viejo hombre fue crucificado<br />

juntamente con Cristo. Nuestro viejo hombre se refiere a todo lo que éramos como hijos<br />

<strong>de</strong> Adán —a nuestras viejas, malvadas e irregeneradas personas, con todos nuestros viejos<br />

hábitos y apetitos—. En la conversión nos quitamos el viejo hombre y nos revestimos <strong>de</strong>l<br />

nuevo hombre, como si estuviésemos cambiando nuestros sucios harapos por una vestidura<br />

sin mancha (Col. 3:9, 10).<br />

La crucifixión <strong>de</strong>l viejo hombre en el Calvario significa que el cuerpo <strong>de</strong> pecado ha<br />

sido anulado. El cuerpo <strong>de</strong> pecado no hace referencia al cuerpo físico. Se refiere en<br />

realidad al pecado que mora en él y que es personificado como un tirano, gobernando a la<br />

persona. Este cuerpo <strong>de</strong> pecado queda reducido a la impotencia, es <strong>de</strong>cir, anulado o<br />

hecho inoperante como po<strong>de</strong>r rector. La última cláusula muestra que éste es el significado:<br />

a fin <strong>de</strong> que no sirvamos más al pecado. La tiranía <strong>de</strong>l pecado sobre nosotros ha quedado<br />

quebrantada.<br />

6:7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado <strong>de</strong>l pecado. Veamos como ejemplo<br />

el <strong>de</strong> un hombre sentenciado a morir por haber asesinado un policía. En cuanto muere,<br />

queda justificado <strong>de</strong> aquel pecado. Se ha pagado la pena y el caso queda cerrado.<br />

Ahora hemos muerto con Cristo en la cruz <strong>de</strong>l Calvario. No sólo ha sido nuestra pena<br />

pagada, sino que ha quedado roto el dominio <strong>de</strong>l pecado sobre nuestras vidas. Ya no somos<br />

más los impotentes cautivos <strong>de</strong>l pecado.<br />

6:8 Nuestra muerte con Cristo es una faceta <strong>de</strong> la verdad. La otra faceta es que<br />

también viviremos con él. Hemos muerto al pecado; vivimos para la justicia. El dominio<br />

<strong>de</strong>l pecado sobre nosotros ha sido quebrantado; compartimos la vida <strong>de</strong> resurrección <strong>de</strong><br />

Cristo aquí y ahora. Y la compartiremos por toda la eternidad, ¡alabado sea Su nombre!<br />

6:9 Nuestra confianza está basada en el hecho <strong>de</strong> que el Cristo resucitado nunca volverá<br />

a morir. La muerte ya no se enseñorea más <strong>de</strong> él. La muerte se enseñoreó <strong>de</strong> Él durante<br />

tres días y noches, pero este dominio se ha <strong>de</strong>svanecido para siempre. ¡Cristo no pue<strong>de</strong><br />

jamás volver a morir!<br />

6:10 Cuando el Señor Jesús murió, al pecado murió, a su paga, a sus <strong>de</strong>mandas, a su<br />

pena. Acabó la obra y ajustó la cuenta <strong>de</strong> forma tan perfecta que nunca tiene que ser<br />

repetida. Ahora que vive, para Dios vive. En un sentido, naturalmente, siempre vivió para<br />

Dios. Pero ahora vive para Dios en una nueva relación, como el Resucitado, y en una<br />

nueva esfera, en la que nunca pue<strong>de</strong> entrar el pecado.<br />

Antes <strong>de</strong> proseguir, revisemos los primeros diez versículos. El tema general es la<br />

santificación —el método <strong>de</strong> Dios para una vida santa—. En cuanto a nuestra posición<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, se nos ve como habiendo muerto con Cristo y habiendo resucitado con Él.<br />

Esto se muestra en el bautismo. Nuestra muerte con Cristo acaba nuestra historia como


hombres y mujeres en Adán. La sentencia <strong>de</strong> Dios sobre nuestro viejo hombre no fue<br />

reforma, sino muerte. Y esta sentencia fue aplicada al morir nosotros con Cristo. Ahora<br />

estamos resucitados con Cristo para andar en novedad <strong>de</strong> vida. La tiranía <strong>de</strong>l pecado sobre<br />

nosotros ha quedado quebrantada, porque el pecado no tiene nada que <strong>de</strong>cir a una persona<br />

muerta. Ahora somos libres para vivir para Dios.<br />

6:11 Pablo ha <strong>de</strong>scrito lo que es cierto <strong>de</strong> nosotros posicionalmente. Ahora pasa a los<br />

resultados prácticos <strong>de</strong> esta verdad en nuestras vidas. Debemos CONSIDERARNOS muertos<br />

al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.<br />

Consi<strong>de</strong>raos, aquí, significa que <strong>de</strong>bemos aceptar lo que Dios dice acerca <strong>de</strong> nosotros<br />

como cierto, y vivir a la luz <strong>de</strong> ello. Escribe Ruth Paxson:<br />

[Significa] creer lo que Dios dice en Romanos 6:6, y conocerlo como realidad en la<br />

propia salvación <strong>de</strong> uno. Esto exige un acto concreto <strong>de</strong> la fe, lo que resulta en una actitud<br />

fija hacia «el viejo hombre». Le veremos don<strong>de</strong> Dios le ve —en la Cruz, muerto con<br />

Cristo—. La fe operará <strong>de</strong> una manera continua para mantenerlo don<strong>de</strong> la gracia le ha<br />

puesto. Esto nos involucra <strong>de</strong> manera muy profunda, porque significa que hemos dado<br />

nuestro consentimiento cordial a la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> Dios y a Su juicio sobre el viejo «Yo»<br />

como totalmente indigno <strong>de</strong> vivir y como totalmente carente <strong>de</strong> todo <strong>de</strong>recho sobre<br />

nosotros. El primer paso en el andar <strong>de</strong> una santidad práctica es este hecho <strong>de</strong> contar con la<br />

crucifixión <strong>de</strong>l «viejo hombre».<br />

Nosotros nos consi<strong>de</strong>ramos muertos al pecado cuando respon<strong>de</strong>mos a la tentación<br />

como lo haría un muerto. Un día se acercó a Agustín una mujer que había sido su amante<br />

antes <strong>de</strong> su conversión. Cuando él se volvió y se alejó a paso rápido, ella lo llamó:<br />

«Agustín, ¡Soy yo!, ¡soy yo!». Apresurando el paso, dijo él sobre su hombro: «Sí, ya lo sé;<br />

¡pero ya no soy yo!». Lo que quería <strong>de</strong>cir era que estaba muerto al pecado y vivo para<br />

Dios. Un muerto no tiene nada que hacer con inmoralidad, mentira, frau<strong>de</strong>, maledicencia ni<br />

ningún otro pecado.<br />

Ahora estamos vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Esto significa que<br />

somos llamados a la santidad, a la adoración, a la oración, al servicio y a dar fruto.<br />

6:12 Vimos en 6:6 que nuestro viejo hombre fue crucificado para que el pecado, como<br />

tirano reinante, pudiese ser echado fuera, <strong>de</strong> modo que ya no fuésemos más los impotentes<br />

cautivos <strong>de</strong>l pecado. Ahora la exhortación práctica se basa en lo que es posicionalmente<br />

cierto. No <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>jar que reine, pues, el pecado en nuestro cuerpo mortal<br />

obe<strong>de</strong>ciendo a sus malvados <strong>de</strong>seos. En el Calvario concluyó el reinado <strong>de</strong>l pecado por<br />

medio <strong>de</strong> la muerte. Ahora hemos <strong>de</strong> llevar a cabo esto en la práctica. Se precisa <strong>de</strong> nuestra<br />

cooperación. Sólo Dios pue<strong>de</strong> hacernos santos, pero no lo hará sin nuestra involucración <strong>de</strong><br />

corazón.<br />

6:13 Eso nos lleva a la tercera palabra clave en este capítulo: PRESENTAR. No <strong>de</strong>bemos<br />

presentar los miembros <strong>de</strong> nuestro cuerpo al pecado, para ser empleados como armas o<br />

instrumentos <strong>de</strong> iniquidad. Nuestra obligación es volver el control <strong>de</strong> nuestros miembros a<br />

Dios, para ser usados en la causa <strong>de</strong> la justicia. A fin <strong>de</strong> cuentas, hemos sido levantados <strong>de</strong><br />

la muerte a la vida; y, como se nos recuerda en 6:4, <strong>de</strong>beríamos andar en novedad <strong>de</strong> vida.<br />

6:14 Ahora se nos da otra razón por la que el pecado no se enseñoreará <strong>de</strong> nosotros<br />

como creyentes. La primera razón era que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo<br />

(6:6). La segunda razón es que no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia.


El pecado tiene el dominio sobre una persona que está bajo la ley. ¿Por qué? Porque la<br />

ley le dice lo que <strong>de</strong>be hacer, pero no le da po<strong>de</strong>r para hacerlo. Y la ley agita los <strong>de</strong>seos<br />

latentes en la naturaleza humana caída para hacer lo que está prohibido. Es la vieja historia<br />

<strong>de</strong> que «el fruto prohibido es dulce».<br />

El pecado no se enseñoreará <strong>de</strong> la persona que está bajo la gracia. El creyente ha<br />

muerto al pecado. Ha recibido el Espíritu Santo morando en él como el po<strong>de</strong>r para una vida<br />

santa. Y está motivado por el amor por el Salvador, no por miedo al castigo. La gracia es lo<br />

único que realmente produce santidad. Como dice Denney, «No es el freno sino la<br />

inspiración lo que libera <strong>de</strong>l pecado; no el Monte Sinaí, sino el Monte Calvario el que hace<br />

santos».<br />

6:15 Los que tienen miedo a la gracia insisten en que da licencia para pecar. Pablo<br />

confronta este error <strong>de</strong> manera frontal haciendo la pregunta, y luego negándolo <strong>de</strong> manera<br />

tajante. Estamos libres <strong>de</strong> la ley, pero no sin ley. La gracia significa libertad para servir al<br />

Señor, no para pecar contra Él.<br />

En 6:1 la pregunta era: «¿Permaneceremos en el pecado?». Aquí la pregunta es:<br />

«¿Pecaremos sólo un poco?». La respuesta es en ambos casos un horrorizado «¡En<br />

ninguna manera!». Dios no pue<strong>de</strong> tolerar el pecado en absoluto.<br />

6:16 Es un sencillo hecho <strong>de</strong> la vida que cuando nos sometemos a alguien como nuestro<br />

amo llegamos a ser los esclavos <strong>de</strong> aquella persona. De la misma manera, si nos<br />

entregamos al pecado, nos hacemos esclavos <strong>de</strong>l pecado. Asimismo, si nos damos al pecado<br />

nos volvemos esclavos <strong>de</strong>l pecado, y al final <strong>de</strong> este camino se encuentra la muerte eterna.<br />

En cambio, si escogemos obe<strong>de</strong>cer a Dios, el resultado es una vida <strong>de</strong> santidad. Los<br />

esclavos <strong>de</strong>l pecado están atados por la culpa, el temor y la miseria, pero los siervos <strong>de</strong><br />

Dios son libres para hacer todo lo que ama la nueva naturaleza. De modo que, ¿para qué ser<br />

un esclavo cuando pue<strong>de</strong>s ser libre?<br />

6:17 «Gracias a Dios que, aunque erais esclavos <strong>de</strong>l pecado, respondisteis con<br />

sinceridad al impacto <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> Cristo, cuando quedasteis bajo su influencia»<br />

(JBP). Los cristianos <strong>de</strong> Roma habían dado una obediencia <strong>de</strong> corazón al evangelio <strong>de</strong> la<br />

gracia al que habían sido encomendados, incluyendo toda la doctrina que Pablo enseña en<br />

esta Carta.<br />

6:18 La doctrina correcta <strong>de</strong>bería conducir a un <strong>de</strong>ber correcto. Respondiendo a la<br />

verdad <strong>de</strong> que habían sido libertados <strong>de</strong>l pecado, vinieron a ser siervos <strong>de</strong> la justicia. La<br />

frase libertados <strong>de</strong>l pecado no significa que ya no tenían una naturaleza pecaminosa.<br />

Tampoco significa que no cometiesen ya actos <strong>de</strong> pecado. El contexto muestra que se está<br />

refiriendo a libertad <strong>de</strong>l pecado como el po<strong>de</strong>r dominante en la vida.<br />

6:19 En el versículo 18 el apóstol se refirió a siervos, o esclavos, <strong>de</strong> la justicia, pero se<br />

da cuenta <strong>de</strong> que aquellos que viven con justicia no están realmente en esclavitud. «La<br />

rectitud práctica no es esclavitud, excepto cuando hablamos como hombres.» Los que<br />

practican el pecado son esclavos <strong>de</strong>l pecado, pero aquellos a los que el Hijo libera son<br />

verda<strong>de</strong>ramente libres (Jn. 8:34, 36).<br />

Pablo explica que al emplear el símil <strong>de</strong> siervos (esclavos) y amos, está hablando en<br />

términos humanos; es <strong>de</strong>cir, está empleando una ilustración familiar tomada <strong>de</strong> la vida<br />

cotidiana. Lo hace por su humana <strong>de</strong>bilidad, en otras palabras, <strong>de</strong>bido a su dificultad<br />

intelectual y espiritual para compren<strong>de</strong>r la verdad cuando se afirma en términos generales.<br />

La verdad a menudo tiene que ser ilustrada para llegar a ser inteligible.


Antes <strong>de</strong> su conversión, los creyentes habían rendido sus cuerpos como siervos a toda<br />

clase <strong>de</strong> inmundicia y a una clase <strong>de</strong> iniquidad tras otra. Ahora <strong>de</strong>berían <strong>de</strong>dicar estos<br />

mismos cuerpos como siervos a la justicia, para que sus vidas sean santas.<br />

6:20 Cuando eran esclavos <strong>de</strong>l pecado, la única libertad que conocían eran libres<br />

respecto a la justicia. Era una condición <strong>de</strong>sesperada en la que estar —¡atados por todo<br />

mal y libres <strong>de</strong> todo bien!<br />

6:21 Pablo los <strong>de</strong>safía (a ellos y a nosotros) a que hagan un inventario <strong>de</strong> los frutos <strong>de</strong><br />

una vida perdida, frutos en aquellas activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las cuales ahora los creyentes se<br />

avergüenzan. Marcus Rainsford ha redactado un inventario <strong>de</strong> ellas, como sigue:<br />

1. Abuso <strong>de</strong> faculta<strong>de</strong>s. 2. Afectos postrados. 3. Tiempo perdido. 4. Mal uso <strong>de</strong> la<br />

influencia. 5. Buenos amigos dañados. 6. Violación <strong>de</strong> nuestros mejores intereses. 7. Ultraje<br />

al amor —especialmente al amor <strong>de</strong> Dios—. O, para recapitularlo en una palabra,<br />

VERGÜENZA.<br />

El fin <strong>de</strong> estas cosas es muerte. «Cada pecado», escribe A. T. Pierson, «tien<strong>de</strong> a la<br />

muerte, y, si se persiste en él, termina con la muerte como su meta y fruto».<br />

6:22 La conversión cambia totalmente la posición <strong>de</strong>l hombre. Ahora queda libertado<br />

<strong>de</strong>l pecado como amo, y viene a ser siervo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> buena disposición <strong>de</strong> corazón. El<br />

resultado es una vida santa ahora y vida eterna al fin <strong>de</strong>l camino. Naturalmente, el<br />

creyente tiene vida eterna también ahora, pero este versículo se refiere a esta vida en su<br />

plenitud, incluyendo el cuerpo glorificado <strong>de</strong> resurrección.<br />

6:23 El apóstol recapitula el tema presentando estos vívidos contrastes:<br />

Dos amos —el pecado y Dios.<br />

Dos métodos —la paga y la dádiva.<br />

Dos resultados —muerte y vida eterna.<br />

Observemos que la vida eterna es en una Persona, y que la Persona es Cristo Jesús<br />

Señor nuestro. Todos los que están en Cristo tienen vida eterna. ¡Así <strong>de</strong> sencillo!<br />

I. El puesto <strong>de</strong> la ley en la vida <strong>de</strong>l creyente (Cap. 7)<br />

El apóstol anticipa ahora una pregunta que inevitablemente ha <strong>de</strong> surgir. ¿Cuál es la<br />

relación <strong>de</strong>l cristiano con la ley? Quizá Pablo tenía especialmente en mente a los judíos<br />

creyentes al respon<strong>de</strong>r a esta pregunta, por cuanto la ley había sido dada a Israel, pero los<br />

principios se aplican igual a los creyentes gentiles que insensatamente quieren ponerse bajo<br />

la ley como norma <strong>de</strong> vida tras haber sido justificados.<br />

En el capítulo 6 vimos que la muerte terminaba la tiranía <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong> pecado en<br />

la vida <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Dios. Ahora veremos que la muerte asimismo termina con el dominio <strong>de</strong><br />

la ley sobre los que estaban bajo ella.<br />

7:1 Este versículo está relacionado con 6:14: «No estáis bajo la ley, sino bajo la<br />

gracia». La relación es: «Deberíais saber que no estáis bajo ley —¿o acaso ignoráis que la<br />

ley se enseñorea <strong>de</strong>l hombre sólo entretanto que éste vive?—». Pablo se está refiriendo a<br />

los que están familiarizados con los principios fundamentales <strong>de</strong> la ley, y que por ello<br />

<strong>de</strong>berían saber que la ley no tiene nada que ver con una persona muerta.


7:2 Para ilustrar esto, Pablo muestra cómo la muerte <strong>de</strong>shace el contrato matrimonial.<br />

Una mujer está ligada por la ley matrimonial al marido mientras éste vive. Pero si el<br />

marido muere, ella queda libre <strong>de</strong> esa ley.<br />

7:3 Si en vida <strong>de</strong>l marido se une a otro varón, esa mujer será culpable <strong>de</strong> adulterio.<br />

Pero si su marido muere, es libre para volver a casarse, sin que incurra en culpa alguna.<br />

7:4 Al aplicar esta ilustración, no <strong>de</strong>bemos apremiar cada <strong>de</strong>talle con una literalidad<br />

exacta. Por ejemplo, ni el marido ni la mujer representan a la ley. El punto <strong>de</strong> la ilustración<br />

es que así como la muerte rompe la relación matrimonial, igual la muerte <strong>de</strong>l creyente con<br />

Cristo rompe la jurisdicción <strong>de</strong> la ley sobre él.<br />

Observemos que Pablo no dice que la ley haya muerto. La ley sigue teniendo un<br />

ministerio válido para producir convicción <strong>de</strong> pecado. Y recor<strong>de</strong>mos que cuando dice<br />

«nosotros» en este pasaje, está pensando en los que eran judíos antes <strong>de</strong> que acudiesen a<br />

Cristo.<br />

Hemos muerto a la ley mediante el cuerpo <strong>de</strong> Cristo, y aquí el cuerpo se refiere a<br />

que Él entregó Su cuerpo en la muerte. Ya no estamos unidos a la ley; ahora estamos<br />

unidos a un Cristo resucitado. Un matrimonio ha quedado disuelto por la muerte, y se ha<br />

formado otro nuevo. Y ahora que somos libres <strong>de</strong> la ley, po<strong>de</strong>mos llevar fruto para Dios.<br />

7:5 Esta mención <strong>de</strong> fruto trae a la mente la clase <strong>de</strong> fruto que dábamos cuando<br />

estábamos en la carne. La expresión en la carne evi<strong>de</strong>ntemente no significa «en el<br />

cuerpo». En la carne aquí es <strong>de</strong>scriptivo <strong>de</strong> nuestra posición antes que fuésemos salvos.<br />

Entonces, la carne era la base <strong>de</strong> nuestra posición <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Dependíamos <strong>de</strong> lo que<br />

éramos o <strong>de</strong> lo que pudiésemos hacer para ganar aceptación para con Dios. En la carne es<br />

lo opuesto <strong>de</strong> «en Cristo».<br />

Antes <strong>de</strong> nuestra conversión, éramos gobernados por las pasiones pecaminosas<br />

<strong>de</strong>spertadas por la ley. No se trata <strong>de</strong> que la ley las originase, sino que al nombrarlas y<br />

prohibirlas suscitaba el intenso <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> actuar conforme a ellas.<br />

Estas pasiones pecaminosas encontraban expresión en nuestros miembros físicos, y<br />

cuando cedíamos a la tentación, producíamos un fruto envenenado que resulta en la<br />

muerte. En otras partes el apóstol habla <strong>de</strong> este fruto como las obras <strong>de</strong> la carne:<br />

«Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemista<strong>de</strong>s, pleitos,<br />

celos, explosiones <strong>de</strong> ira, contiendas, divisiones, sectarismos, envidias, homicidios,<br />

borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas» (Gá. 5:19–21).<br />

7:6 Entre las muchas y maravillosas cosas que suce<strong>de</strong>n cuando somos convertidos es<br />

que somos hechos libres <strong>de</strong> la ley. Esto es un resultado <strong>de</strong> haber muerto con Cristo. Por<br />

cuanto Él murió como nuestro Representante, nosotros morimos con Él. En Su muerte Él<br />

cumplió todas las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley al pagar su terrible pena. Por ello, quedamos libres <strong>de</strong><br />

la ley y <strong>de</strong> su inevitable maldición. No pue<strong>de</strong> haber una doble pena.<br />

El pago Dios no exigirá dos veces:<br />

Primero <strong>de</strong> la ensangrentada mano <strong>de</strong> mi Fiador,<br />

Y <strong>de</strong> mi parte <strong>de</strong>spués.<br />

Augustus M. Toplady<br />

Ahora somos libres para que sirvamos bajo el régimen nuevo <strong>de</strong>l Espíritu y no bajo<br />

el régimen viejo <strong>de</strong> la letra. Nuestro servicio está motivado por el amor, no por el temor;<br />

es un servicio <strong>de</strong> libertad, no <strong>de</strong> esclavitud. Ya no se trata <strong>de</strong> adherirse <strong>de</strong> manera


esclavizada a minuciosos <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> formas y ceremonias, sino <strong>de</strong>l gozoso <strong>de</strong>rramamiento<br />

<strong>de</strong> nosotros mismos por la gloria <strong>de</strong> Dios y las bendiciones <strong>de</strong> otros.<br />

7:7 Por todo esto, podría parecer que Pablo es crítico frente a la ley. Había dicho que<br />

los creyentes están muertos al pecado y muertos a la ley, y esto podría haber creado la<br />

impresión <strong>de</strong> que la ley es mala. Pero la cosa está bien lejos <strong>de</strong> ser así.<br />

En 7:7–13 pasa a <strong>de</strong>scribir el importante papel que la ley jugó en su propia vida antes<br />

<strong>de</strong> ser salvo. Enfatiza que la ley misma no es pecaminosa, pero que revela el pecado en el<br />

hombre. Fue esta ley lo que le convenció <strong>de</strong> la terrible <strong>de</strong>pravación <strong>de</strong> su corazón. En tanto<br />

que se comparaba con otras personas, se sentía bastante respetable. Pero en cuanto las<br />

<strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Dios se le hicieron reales, con po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> convicción, se quedó sin<br />

habla, con<strong>de</strong>nado.<br />

El mandamiento concreto que le reveló <strong>de</strong> manera particular su pecado fue el décimo:<br />

No codiciarás. La codicia tiene lugar en la mente. Aunque el apóstol Pablo no hubiese<br />

cometido ninguno <strong>de</strong> los pecados más patentes y repulsivos, se daba cuenta ahora <strong>de</strong> que su<br />

vida mental estaba corrompida. Comprendía que los pensamientos malos eran pecaminosos,<br />

tanto como las malas acciones. Tenía una vida mental contaminada. Su vida externa pue<strong>de</strong><br />

haber sido relativamente irreprensible, pero su vida interna era una cámara <strong>de</strong> horrores.<br />

7:8 El pecado, tomando ocasión por medio <strong>de</strong>l mandamiento, produjo en mí toda<br />

clase <strong>de</strong> concupiscencia. Concupiscencia aquí significa codicia. Cuando la ley prohíbe<br />

toda clase <strong>de</strong> codicia mala, la naturaleza corrompida <strong>de</strong>l hombre es inflamada tanto más<br />

hacia ello. Por ejemplo, la ley dice: «No <strong>de</strong>bes imaginar en tu mente toda clase <strong>de</strong><br />

placenteros encuentros sexuales. No <strong>de</strong>bes vivir en un mundo <strong>de</strong> fantasías concupiscentes».<br />

La ley prohíbe una vida mental sucia, vil, <strong>de</strong> pensamientos sugerentes. Pero,<br />

<strong>de</strong>safortunadamente, no da el po<strong>de</strong>r para vencer. El resultado es que la gente bajo la ley<br />

queda más envuelta en un mundo fantasioso <strong>de</strong> impureza sexual que nunca antes. Llegan a<br />

darse cuenta <strong>de</strong> que siempre que un acto queda prohibido, la naturaleza caída quiere hacerlo<br />

más. «Las aguas hurtadas son dulces, y el pan comido en oculto es suave» (Pr. 9:17).<br />

Relativamente hablando, sin la ley el pecado está muerto. La naturaleza pecaminosa<br />

es como un perro aletargado. Cuando llega la ley y dice: «No lo hagas», el perro <strong>de</strong>spierta y<br />

se lanza <strong>de</strong>senfrenado, haciendo <strong>de</strong> manera abusiva todo lo que está prohibido.<br />

7:9 Antes <strong>de</strong> quedar convicto bajo la ley, Pablo vivía; es <strong>de</strong>cir, su naturaleza<br />

pecaminosa estaba relativamente aletargada, y estaba gloriosamente ignorante <strong>de</strong>l hoyo <strong>de</strong><br />

iniquidad en su corazón.<br />

Pero venido el mandamiento, es <strong>de</strong>cir, cuando vino sobre él con una convicción<br />

aplastante, su naturaleza pecaminosa fue totalmente <strong>de</strong>satada. Murió tocante a cualquier<br />

esperanza <strong>de</strong> alcanzar la salvación por lo que respectaba a su propio carácter o esfuerzos.<br />

Murió a cualquier pensamiento <strong>de</strong> su propia e inherente bondad. Murió a todo sueño <strong>de</strong><br />

quedar justificado por guardar la ley.<br />

7:10 Descubrió que el mismo mandamiento que era para vida en realidad le resultó<br />

para muerte. Pero, ¿qué significa que el mandamiento era para vida? Esto probablemente<br />

se retrotrae a Levítico 18:5, don<strong>de</strong> Dios dijo: «Por tanto guardaréis mis estatutos y mis<br />

or<strong>de</strong>nanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá por ellos. Yo Jehová». I<strong>de</strong>almente, la ley<br />

prometía vida a los que la guardasen. El aviso fuera <strong>de</strong> la jaula <strong>de</strong> un león dice:<br />

«Manténgase apartado <strong>de</strong> los barrotes». Si se obe<strong>de</strong>ce, el mandamiento trae vida. Pero al<br />

niño que <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ce y se arrima para acariciar al león, trae muerte.<br />

7:11 Una vez más, Pablo enfatiza que la ley no era la culpable. Era el pecado que<br />

moraba en él lo que le incitaba a hacer lo prohibido por la ley. El pecado lo seducía a


pensar que a fin <strong>de</strong> cuentas el fruto prohibido no era tan malo, que le daría felicidad, y que<br />

podría salirse con la suya. Sugería que Dios le estaba privando <strong>de</strong> placeres que eran para su<br />

bien. Así, el pecado le mató en el sentido <strong>de</strong> que dio muerte a sus mejores esperanzas <strong>de</strong><br />

merecer o ganar la salvación.<br />

7:12 La ley en sí misma es santa, y cada mandamiento santo, justo y bueno. En<br />

nuestra mente hemos <strong>de</strong> tener siempre presente que no hay nada <strong>de</strong> malo con la ley. Fue<br />

dada por Dios y es por ello perfecta como expresión <strong>de</strong> Su voluntad para Su pueblo. La<br />

<strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> la ley residía en «la materia bruta» con la que había <strong>de</strong> trabajar. Fue dada a un<br />

pueblo que eran ya pecadores. Necesitaban la ley para darles el conocimiento <strong>de</strong>l pecado,<br />

pero más allá <strong>de</strong> esto necesitaban un salvador que les liberase <strong>de</strong> la pena y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

pecado.<br />

7:13 Lo que es bueno hace referencia a la ley, como se expresa <strong>de</strong> manera específica<br />

en el versículo prece<strong>de</strong>nte. Pablo suscita la pregunta: «¿Es que la ley vino a ser muerte<br />

para mí?», lo que significa: «¿Es acaso la ley la culpable, sentenciando a Pablo (y a todos<br />

nosotros) a muerte?». La respuesta es: «¡En ninguna manera!» El culpable es el pecado.<br />

La ley no originó el pecado, sino que mostró el pecado en toda su fea pecaminosidad. «Por<br />

medio <strong>de</strong> la ley es el conocimiento <strong>de</strong>l pecado» (3:20b). ¡Pero esto no es todo! ¿Cómo<br />

respon<strong>de</strong> la naturaleza pecaminosa <strong>de</strong>l hombre cuando la santa ley <strong>de</strong> Dios le prohíbe hacer<br />

algo? La respuesta es bien conocida. ¡Lo que pue<strong>de</strong> haber sido un <strong>de</strong>seo aletargado se<br />

transforma ahora en una ardiente pasión! Así, por el mandamiento el pecado llega al<br />

extremo <strong>de</strong> la pecaminosidad.<br />

Podría parecer que hay una contradicción entre lo que Pablo dice aquí y en 7:10. Allí<br />

dijo que encontró que la ley trae muerte. Aquí niega que la ley le fuese muerte. La solución<br />

es ésta: La ley por sí misma no pue<strong>de</strong> ni mejorar la vieja naturaleza, por una parte, ni por la<br />

otra hacer que peque. Pue<strong>de</strong> revelar el pecado, lo mismo que el termómetro revela la<br />

temperatura. Pero no pue<strong>de</strong> controlar el pecado, como un termostato sí pue<strong>de</strong> controlar la<br />

temperatura.<br />

Pero lo que suce<strong>de</strong> es esto. La caída naturaleza humana <strong>de</strong>l hombre quiere hacer<br />

instintivamente todo lo que está prohibido. De modo que emplea la ley para <strong>de</strong>spertar las<br />

concupiscencias por otra parte aletargadas <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l pecador. Cuanto más lo intenta el<br />

hombre, tanto más empeora, hasta que por fin es llevado a <strong>de</strong>sesperar <strong>de</strong> toda esperanza. De<br />

esta manera el pecado usa la ley para hacer morir en él toda esperanza <strong>de</strong> mejora. Y ve la<br />

abrumadora pecaminosidad <strong>de</strong> su vieja naturaleza como nunca la había visto antes.<br />

7:14 Hasta este punto el apóstol había estado <strong>de</strong>scribiendo una experiencia <strong>de</strong>l pasado<br />

en su vida —es <strong>de</strong>cir, la traumática crisis cuando sufrió una profunda convicción <strong>de</strong> pecado<br />

bajo al ministerio <strong>de</strong> la ley.<br />

Ahora cambia al tiempo presente para <strong>de</strong>scribir una experiencia que tuvo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

nuevo nacimiento, esto es, el conflicto entre las dos naturalezas y la imposibilidad <strong>de</strong><br />

encontrar por sus propias fuerzas liberación <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado morador. Pablo reconoce<br />

que la ley es espiritual; es <strong>de</strong>cir, que es santa en sí misma y adaptada al beneficio espiritual<br />

<strong>de</strong>l hombre. Pero se da cuenta <strong>de</strong> que es carnal porque no está experimentando en su vida<br />

la victoria sobre el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado morador. Está vendido bajo el pecado (RVR77,<br />

margen). Tiene la sensación <strong>de</strong> que es vendido como esclavo con el pecado como su amo.<br />

7:15 Ahora el apóstol pasa a <strong>de</strong>scribir la lucha que tiene lugar en un creyente que no<br />

conoce la verdad <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntificación con Cristo en muerte y resurrección. Es el conflicto<br />

entre las dos naturalezas en la persona que ascien<strong>de</strong> al Monte Sinaí en busca <strong>de</strong> santidad.<br />

Harry Foster explica:


Aquí tenemos a un hombre que intenta alcanzar la santidad mediante el esfuerzo<br />

personal, <strong>de</strong>batiéndose con todo su po<strong>de</strong>r para cumplir el mandamiento «santo, justo y<br />

bueno» (v. 12), sólo para <strong>de</strong>scubrir que cuanto más se <strong>de</strong>bate, tanto peor se vuelve su<br />

condición. Es una batalla perdida, y no es sorpren<strong>de</strong>nte, porque no está en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la<br />

naturaleza humana caída conquistar al pecado y vivir en santidad.<br />

Observemos cuán insistentemente habla en primera persona: Yo, mí, mi, me, yo mismo:<br />

¡estos términos aparecen más <strong>de</strong> veinticinco veces en los versículos 9–25, sin tener en<br />

cuenta todos los verbos en primera persona <strong>de</strong>l singular en el pasaje! Las personas que<br />

pasan por esta experiencia <strong>de</strong> Romanos 7 se han sumido excesivamente en sí mismos. Son<br />

absolutamente introspectivos, buscando la victoria en el yo, don<strong>de</strong> no se pue<strong>de</strong> encontrar.<br />

Tristemente, la mayor parte <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rno aconsejamiento psicológico cristiano centra la<br />

atención <strong>de</strong>l aconsejado en sí mismo y por ello complica los problemas en lugar <strong>de</strong><br />

solucionarlos. Las personas han <strong>de</strong> saber que han muerto con Cristo y que han resucitado<br />

con Él para andar en novedad <strong>de</strong> vida. Entonces, en lugar <strong>de</strong> tratar mejorar la carne, la<br />

relegarán al sepulcro <strong>de</strong> Jesús.<br />

Al <strong>de</strong>scribir la lucha entre las dos naturalezas, Pablo dice: no comprendo mi proce<strong>de</strong>r.<br />

Es una personalidad dividida, un doctor Jeckyll y Mr. Hy<strong>de</strong>. Se <strong>de</strong>scubre dándose a cosas<br />

que no quiere hacer, y practicando cosas que aborrece.<br />

7:16 Al cometer así actos que su mejor criterio con<strong>de</strong>na, se pone <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> la ley<br />

contra sí mismo, porque la ley los con<strong>de</strong>na también. De modo que da su asentimiento<br />

interior a que la ley es buena.<br />

7:17 Esto lleva a la conclusión <strong>de</strong> que el culpable no es el nuevo hombre en Cristo, sino<br />

la naturaleza pecaminosa y corrompida que mora en él. Pero aquí hemos <strong>de</strong> ser cuidadosos.<br />

No <strong>de</strong>bemos excusar nuestros pecados pasando la culpa al pecado morador. Somos<br />

responsables <strong>de</strong> lo que hacemos, y no <strong>de</strong>bemos usar este versículo para «quitarnos el<br />

muerto <strong>de</strong> encima». Todo lo que está haciendo Pablo aquí es seguir la fuente <strong>de</strong> su<br />

conducta pecaminosa. No excusarla.<br />

7:18 No pue<strong>de</strong> haber progreso en santidad hasta que aprendamos lo que Pablo aprendió<br />

aquí —que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien—. La carne aquí significa la<br />

naturaleza malvada y corrompida que es heredada <strong>de</strong> Adán y que sigue estando en cada<br />

creyente. Es la fuente <strong>de</strong> cada mala acción que una persona lleva a cabo. No hay nada <strong>de</strong><br />

bueno en ella.<br />

Cuando apren<strong>de</strong>mos esto, quedamos liberados <strong>de</strong> buscar bien alguno en la vieja<br />

naturaleza. Nos libra <strong>de</strong> sentirnos frustrados cuando no encontramos bien alguno ahí. Y nos<br />

libra <strong>de</strong> ocuparnos con nosotros mismos. No hay victoria en la introspección. Como dijo el<br />

piadoso escocés, Robert Murray McCheyne, por cada mirada que hacemos a nuestro propio<br />

interior, <strong>de</strong>beríamos mirar diez veces a Cristo.<br />

Para confirmar la inutilidad <strong>de</strong> la carne, el apóstol lamenta que aunque tiene el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

hacer lo que es bueno, no tiene en sí mismo los recursos para transformar estos <strong>de</strong>seos en<br />

acción. El problema es que está echando el ancla <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la barca.<br />

7:20 Este versículo lo podríamos parafrasear <strong>de</strong> la siguiente manera: «Y si lo que no<br />

quiero (lo que no quiere la nueva naturaleza), eso es lo que hago (lo que hace la vieja<br />

naturaleza), ya no lo obro yo (la persona), sino el pecado que mora en mi interior». De<br />

nuevo se ha <strong>de</strong> clarificar que Pablo no se está excusando ni rechazando su responsabilidad.<br />

Sencillamente, está <strong>de</strong>clarando que no ha encontrado liberación <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado que<br />

mora en él, y que cuando peca, no lo hace con la anuencia <strong>de</strong>l nuevo hombre.


7:21 Encuentra un principio o ley obrando en su vida y que hace que todas sus buenas<br />

intenciones acaben en un fracaso. Cuando quiere hacer lo que está bien, acaba pecando.<br />

7:22 Por lo que toca a su nueva naturaleza, se <strong>de</strong>leita en la ley <strong>de</strong> Dios. Sabe que la ley<br />

es santa, y que es expresión <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios. Quiere hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

7:23 Pero ve un principio contrario obrando en su vida, luchando contra la nueva<br />

naturaleza, y haciendo <strong>de</strong> él un cautivo <strong>de</strong>l pecado que mora en sus miembros. George<br />

Cutting escribe:<br />

La ley, aunque se <strong>de</strong>leita en ella según el hombre interior, no le da po<strong>de</strong>r. En otras<br />

palabras, está intentando cumplir lo que Dios ha <strong>de</strong>clarado ser una absoluta imposibilidad<br />

—es <strong>de</strong>cir, sujetar la carne a la santa ley <strong>de</strong> Dios—. Encuentra que la carne se ocupa <strong>de</strong> las<br />

cosas <strong>de</strong> la carne, y que es la enemistad misma contra la ley <strong>de</strong> Dios e incluso contra el<br />

mismo Dios.<br />

7:24 Ahora Pablo emite su famoso y elocuente gemido. Se siente como si tuviese un<br />

cuerpo en <strong>de</strong>scomposición atado a sus espaldas. Este cuerpo, naturalmente, es la vieja<br />

naturaleza con toda su corrupción. En su miseria, reconoce que es incapaz <strong>de</strong> liberarse por<br />

sí mismo <strong>de</strong> esta ofensiva y repugnante esclavitud. Necesita ayuda <strong>de</strong> alguna fuente<br />

externa.<br />

7:25 El estallido <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> gracias con el que se inicia este versículo pue<strong>de</strong> ser<br />

comprendido al menos <strong>de</strong> dos maneras. Pue<strong>de</strong> significar: «Gracias doy a Dios, que la<br />

liberación viene por medio <strong>de</strong> Jesucristo nuestro Señor», o pue<strong>de</strong> que sea un aparte en el<br />

que Pablo da las gracias a Dios por medio <strong>de</strong> Jesucristo nuestro Señor <strong>de</strong> que ya no es el<br />

miserable hombre <strong>de</strong>l versículo prece<strong>de</strong>nte.<br />

El resto <strong>de</strong>l versículo recapitula el conflicto entre las dos naturalezas antes que se lleve<br />

a cabo la liberación. Con la mente renovada, o la nueva naturaleza, el creyente sirve a la<br />

ley <strong>de</strong> Dios, mas con la carne (o vieja naturaleza) a la ley <strong>de</strong>l pecado. Y no es hasta el<br />

siguiente capítulo que encontramos explicado el camino <strong>de</strong> la liberación.<br />

J. El Espíritu Santo como Po<strong>de</strong>r para una vida santa (Cap. 8)<br />

Prosigue el tema <strong>de</strong> la vida santa. En el capítulo 6 Pablo había respondido a esta<br />

pregunta: «¿Acaso la enseñanza <strong>de</strong>l evangelio (la salvación por la gracia por medio <strong>de</strong> la<br />

fe) permite o siquiera alienta a vivir pecaminosamente?». En el capítulo 7 afronta esta<br />

pregunta: «¿Acaso el evangelio manda a los cristianos que guar<strong>de</strong>n la ley a fin <strong>de</strong> vivir una<br />

vida santa?». Ahora, la pregunta es: ¿Cómo es capacitado el creyente para vivir una vida<br />

santa?<br />

Observamos <strong>de</strong> inmediato que la primera persona tan <strong>de</strong>stacada en el capítulo 7<br />

<strong>de</strong>saparece en gran medida, y que la Persona <strong>de</strong>stacada viene a ser el Espíritu Santo. Ésta es<br />

una importante clave para compren<strong>de</strong>r el pasaje. La victoria no está en nosotros mismos,<br />

sino en el Espíritu Santo que mora en nosotros. A. J. Gordon da una relación <strong>de</strong> siete<br />

ayudas <strong>de</strong>l Espíritu: libertad para el servicio (v. 2); fuerza para el servicio (v. 11); victoria<br />

sobre el pecado (v. 13); guía en el servicio (v. 14); el testimonio <strong>de</strong> la filiación (v. 16); la<br />

ayuda en el servicio (v. 26); ayuda en la oración (v. 26).


8:1 Des<strong>de</strong> el valle <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota, el apóstol ascien<strong>de</strong> ahora a las<br />

alturas con un clamor <strong>de</strong> triunfo: Ahora, pues, ninguna con<strong>de</strong>nación hay para los que<br />

están en Cristo Jesús. Esto se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dos maneras.<br />

Primero, no hay con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios por lo que toca a nuestro pecado, porque<br />

estamos en Cristo. Había con<strong>de</strong>nación mientras estuviésemos en nuestra primera cabeza<br />

fe<strong>de</strong>ral, Adán. Pero ahora estamos en Cristo y por ello estamos tan libres <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación<br />

como Él. De forma que po<strong>de</strong>mos lanzar el reto:<br />

Alcanza primero a mi bendito Salvador,<br />

Prívalo <strong>de</strong> la estima en que Dios le tiene;<br />

Prueba si pue<strong>de</strong>s que en Jesús algún pecado hay,<br />

Y entonces inmundo me podrás <strong>de</strong>clarar.<br />

W. N. Tomkins<br />

Pero también pue<strong>de</strong> significar que ya no hay necesidad <strong>de</strong> la clase <strong>de</strong> con<strong>de</strong>na propia<br />

que Pablo <strong>de</strong>scribió en el capítulo 7. Po<strong>de</strong>mos pasar a través <strong>de</strong> una experiencia <strong>de</strong><br />

Romanos 7, incapaces <strong>de</strong> cumplir las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley mediante nuestros propios<br />

esfuerzos, pero no tenemos por qué quedarnos allí. El versículo 2 explica por qué no hay<br />

ahora, pues, ninguna con<strong>de</strong>nación (V.M.).<br />

8:2 La ley <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> vida en Cristo Jesús me ha librado <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong>l pecado y<br />

<strong>de</strong> la muerte. Tenemos aquí dos leyes o principios en oposición. El principio característico<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo es dar energía a los creyentes para una vida santa. El principio<br />

característico <strong>de</strong>l pecado morador es el <strong>de</strong> arrastrar a una persona hacia la muerte. Es como<br />

la ley <strong>de</strong> la gravedad. Cuando echas una pelota al aire, vuelve a <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r porque es más<br />

pesada que el aire que <strong>de</strong>splaza. Un ave viviente es también más pesada que el aire que<br />

<strong>de</strong>splaza, pero cuando la echas al aire, empren<strong>de</strong> el vuelo a las alturas. La ley <strong>de</strong> vida en el<br />

ave vence a la ley <strong>de</strong> la gravedad. Y así el Espíritu Santo da la vida <strong>de</strong> resurrección <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús, liberando al creyente <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> la muerte.<br />

8:3 La ley nunca podría llevar a la gente a cumplir sus sagradas <strong>de</strong>mandas, pero la<br />

gracia ha tenido éxito allí don<strong>de</strong> la ley fracasó. ¡Veamos cómo!<br />

A la ley le era imposible producir una vida santa, porque era débil a causa <strong>de</strong> la carne.<br />

El problema no residía en la ley, sino en la caída naturaleza humana. La ley hablaba a<br />

hombres que eran ya pecadores y que no tenían fuerzas para obe<strong>de</strong>cer. Pero Dios intervino<br />

enviando a su propio Hijo en semejanza <strong>de</strong> carne <strong>de</strong> pecado. Observemos con cuidado<br />

que el Señor Jesús no vino en carne <strong>de</strong> pecado, sino «en semejanza» <strong>de</strong> carne <strong>de</strong> pecado.<br />

Él no hizo pecado (1 P. 2:22), no conoció pecado (2 Co. 5:21) y en Él no había pecado (1<br />

Jn. 3:5). Pero al venir al mundo en forma humana, se parecía a la humanidad pecadora.<br />

Como sacrificio por el pecado, Cristo con<strong>de</strong>nó el pecado en la carne. No murió sólo por<br />

los pecados que cometemos, sino también por nuestra pecaminosa naturaleza. En otras<br />

palabras, murió por lo que somos así como por lo que hemos hecho. Al hacerlo, con<strong>de</strong>nó el<br />

pecado en la carne. De nuestra naturaleza <strong>de</strong> pecado jamás se dice que sea perdonada; es<br />

con<strong>de</strong>nada. Son los pecados que hemos cometido los que nos son perdonados.<br />

8:4 Ahora la justicia <strong>de</strong> la ley ha quedado cumplida en nosotros, los que no andamos<br />

conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Al pasar el control <strong>de</strong> nuestras vidas al<br />

Espíritu Santo, Él nos da capacidad para amar a Dios, y para amar a nuestro prójimo, y a fin<br />

<strong>de</strong> cuentas esto es lo que la ley exige.


En estos primeros cuatro versículos, el apóstol recoge los hilos <strong>de</strong> su argumento <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

5:12 hasta 7:25. En 5:12–21 había estado tratando <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> cabezas fe<strong>de</strong>rales <strong>de</strong><br />

Adán y Cristo. Ahora en 8:1 muestra que la con<strong>de</strong>nación que heredamos <strong>de</strong> nuestra<br />

i<strong>de</strong>ntificación con Adán queda eliminada mediante nuestra i<strong>de</strong>ntificación con Cristo. En los<br />

capítulos 6 y 7 trata él <strong>de</strong>l horrendo problema <strong>de</strong>l pecado en la naturaleza. Ahora anuncia<br />

triunfante que la ley <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> vida en Cristo Jesús nos ha libertado <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong>l<br />

pecado y <strong>de</strong> la muerte. En el capítulo 7 se suscita todo el tema <strong>de</strong> la ley. Ahora venimos a<br />

conocer que las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley son cumplidas por la vida controlada por el Espíritu.<br />

8:5 Los que son conforme a la carne —es <strong>de</strong>cir, los inconversos— ponen su mente<br />

en las cosas <strong>de</strong> la carne. Obe<strong>de</strong>cen a los impulsos <strong>de</strong> la carne. Viven para gratificar los<br />

<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> la naturaleza corrompida. Gratifican al cuerpo, que al cabo <strong>de</strong> pocos años volverá<br />

al polvo.<br />

Pero los que son conforme al Espíritu —es <strong>de</strong>cir, los verda<strong>de</strong>ros creyentes— se<br />

levantan por encima <strong>de</strong> la carne y <strong>de</strong> la sangre, y viven para las cosas eternas. Están<br />

ocupados con la palabra <strong>de</strong> Dios, la oración, el culto y el servicio cristiano.<br />

8:6 La mentalidad <strong>de</strong> la carne —es <strong>de</strong>cir, la inclinación mental <strong>de</strong> la naturaleza<br />

caída— es muerte. Es muerte por lo que respecta al presente goce y <strong>de</strong>stino final. Tiene en<br />

sí todo el potencial <strong>de</strong> la muerte, lo mismo que una sobredosis <strong>de</strong> veneno.<br />

Pero la mentalidad <strong>de</strong>l Espíritu es vida y paz. El Espíritu <strong>de</strong> Dios es la garantía <strong>de</strong><br />

vida que es vida verda<strong>de</strong>ra, <strong>de</strong> paz con Dios, y <strong>de</strong> una vida con serenidad.<br />

8:7 La mentalidad <strong>de</strong> la carne es muerte porque es enemistad contra Dios. El pecador<br />

es un rebel<strong>de</strong> contra Dios y tiene una hostilidad activa contra Él. Si se precisase <strong>de</strong> alguna<br />

prueba, se ve con la mayor claridad en la crucifixión <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. La mentalidad <strong>de</strong><br />

la carne no se somete a la ley <strong>de</strong> Dios. Quiere su propia voluntad, no la <strong>de</strong> Dios. Quiere ser<br />

su propio amo, y no inclinarse a Su gobierno. Su naturaleza es <strong>de</strong> tal manera que ni<br />

siquiera pue<strong>de</strong> sujetarse a la ley <strong>de</strong> Dios. No es sólo la inclinación lo que falta, sino<br />

también el po<strong>de</strong>r. La carne está muerta para con Dios.<br />

8:8 No es sorpren<strong>de</strong>nte, pues, que los que viven según la carne no pue<strong>de</strong>n agradar a<br />

Dios. ¡Piensa en esto! No hay nada que una persona inconversa pueda hacer para agradar a<br />

Dios —ningunas buenas obras, ningunas observancias religiosas, ningunos servicios<br />

sacrificiales; nada, en absoluto—. Primero ha <strong>de</strong> reconocerse pecador culpable y recibir a<br />

Cristo mediante un acto específico <strong>de</strong> fe. Sólo entonces podrá conseguir la sonrisa <strong>de</strong><br />

aprobación <strong>de</strong> Dios.<br />

8:9 Cuando una persona ha nacido <strong>de</strong> nuevo, ya no está más en la carne, sino según el<br />

Espíritu. Vive en una esfera diferente. Así como un pez vive en el agua y el hombre vive<br />

en el aire, así un creyente vive en el Espíritu. No sólo vive en el Espíritu, sino que el<br />

Espíritu vive en él. De hecho, si el Espíritu <strong>de</strong> Cristo no mora en él, no pertenece a Cristo.<br />

Aunque no hay certidumbre <strong>de</strong> si el Espíritu <strong>de</strong> Cristo es aquí lo mismo que el Espíritu<br />

Santo, la suposición <strong>de</strong> que son el mismo parece ajustarse mejor con el contexto.<br />

8:10 Por medio <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong>l Espíritu, Cristo está realmente en el creyente. Es<br />

asombroso pensar en que el Señor <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria está morando en nuestros<br />

cuerpos, especialmente cuando recordamos que estos cuerpos están sujetos a la muerte a<br />

causa <strong>de</strong>l pecado. Algunos pue<strong>de</strong>n argumentar que todavía no están muertos, como parece<br />

<strong>de</strong>cir el versículo. No, pero las fuerzas <strong>de</strong> la muerte están ya obrando en ellos, e<br />

inevitablemente morirán si el Señor no vuelve antes.<br />

En contraste con el cuerpo, el espíritu vive a causa <strong>de</strong> la justicia. Aunque estaba<br />

muerto para con Dios, ha sido vivificado por medio <strong>de</strong> la obra justa <strong>de</strong>l Señor Jesucristo en


Su muerte y resurrección, y <strong>de</strong>bido a que la justicia <strong>de</strong> Dios ha sido puesta en nuestra<br />

cuenta.<br />

8:11 Pero el recuerdo <strong>de</strong> que el cuerpo sigue estando sujeto a la muerte no tiene por qué<br />

causar alarma ni <strong>de</strong>sesperanza. El hecho <strong>de</strong> que el Espíritu Santo mora en nuestros cuerpos<br />

es una garantía <strong>de</strong> que así como Él resucitó a Cristo Jesús vivificará también nuestros<br />

cuerpos mortales. Éste será el acto final <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción, cuando nuestros cuerpos<br />

sean glorificados como el cuerpo <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong>l Salvador.<br />

8:12 Ahora, cuando vemos el acusado contraste entre la carne y el Espíritu, ¿a qué<br />

conclusión llegamos? Que nada <strong>de</strong>bemos a la carne, para que vivamos conforme a sus<br />

dictados. La vieja, antigua y corrompida naturaleza no ha sido nada más que una rémora.<br />

Nunca nos ha hecho ningún bien. Si Cristo no nos hubiese salvado, la carne nos habría<br />

arrastrado a los más profundos, negros y ardientes lugares <strong>de</strong>l infierno. ¿Qué obligación<br />

po<strong>de</strong>mos sentir para con tal enemigo?<br />

8:13 Los que viven conforme a la carne, han <strong>de</strong> morir, no sólo física, sino<br />

eternamente. Vivir conforme a la carne es no ser salvo. Esto queda claro en 8:4, 5. Pero,<br />

¿por qué dirige Pablo estas palabras a los que son ya cristianos? ¿Implica acaso que algunos<br />

<strong>de</strong> ellos puedan llegar a per<strong>de</strong>rse? No, pero el apóstol incluye frecuentemente palabras <strong>de</strong><br />

advertencia y <strong>de</strong> autoexamen en sus Cartas, sabiendo que en cada congregación pue<strong>de</strong><br />

haber aquellos que nunca han sido genuinamente salvados.<br />

El resto <strong>de</strong>l versículo <strong>de</strong>scribe lo que es característicamente cierto <strong>de</strong> los creyentes<br />

genuinos. Por la capacitación <strong>de</strong>l Espíritu Santo hacen morir las obras <strong>de</strong> la carne.<br />

Gozan ahora <strong>de</strong> la vida eterna, y entrarán a la vida en su plenitud cuando abandonen esta<br />

tierra.<br />

8:14 Otra forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir a los verda<strong>de</strong>ros creyentes es <strong>de</strong>cir que son guiados por el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios. Pablo no está refiriéndose aquí a casos espectaculares <strong>de</strong> guía divina en<br />

las vidas <strong>de</strong> eminentes cristianos, sino refiriéndose a lo que es cierto <strong>de</strong> todos los hijos <strong>de</strong><br />

Dios —esto es, que son guiados por el Espíritu <strong>de</strong> Dios—. No es cuestión <strong>de</strong>l grado en<br />

que se dan al Espíritu Santo, sino <strong>de</strong> una relación que se inaugura en el momento <strong>de</strong> la<br />

conversión.<br />

La filiación divina implica la recepción a la familia <strong>de</strong> Dios, con todos los privilegios y<br />

responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> hijos adultos. Un nuevo convertido no tiene que esperar un cierto<br />

tiempo antes <strong>de</strong> entrar en su herencia espiritual; es suya en el momento en que ha sido<br />

salvado, y esto se aplica a todos los creyentes, hombres y mujeres, muchachos y<br />

muchachas.<br />

8:15 Los que viven bajo la ley son como hijos menores <strong>de</strong> edad, bajo autoridad como si<br />

fuesen siervos, y cubiertos por el temor al castigo. Pero cuando una persona ha nacido <strong>de</strong><br />

nuevo, no nace a una posición <strong>de</strong> servidumbre. No es introducida en la casa <strong>de</strong> Dios como<br />

un esclavo, sino que recibe el espíritu <strong>de</strong> adopción; es <strong>de</strong>cir, es puesto en la familia <strong>de</strong><br />

Dios como un hijo maduro. Por un instinto espiritual verda<strong>de</strong>ro levanta la mirada a Dios y<br />

lo llama «Abba, Padre». Abba es una palabra aramea que sufre en las traducciones. Es una<br />

forma íntima <strong>de</strong> la palabra padre —como «papá»—. Aunque podamos vacilar ante el<br />

empleo <strong>de</strong> una palabra castellana tan familiar al dirigirnos a Dios, permanece la verdad <strong>de</strong><br />

que Aquel que es infinitamente excelso está también íntimamente cercano.<br />

La frase espíritu <strong>de</strong> adopción pue<strong>de</strong> ser una referencia al Espíritu Santo como Aquel<br />

que hace consciente al creyente <strong>de</strong> su especial dignidad como hijo. O pue<strong>de</strong> que signifique<br />

la conciencia o actitud <strong>de</strong> adopción en contraste al espíritu <strong>de</strong> servidumbre.


Adopción se emplea en tres formas diferentes en Romanos. Aquí se refiere a la<br />

conciencia <strong>de</strong> la filiación que el Espíritu Santo produce en la vida <strong>de</strong>l creyente. En 8:23<br />

mira a<strong>de</strong>lante a aquel tiempo en que el cuerpo <strong>de</strong>l creyente será redimido o glorificado. En<br />

9:4 mira atrás a aquel tiempo cuando Dios <strong>de</strong>signó a Israel como Su hijo (Éx. 4:22).<br />

En Gálatas 4:5 y Efesios 1:5 la palabra significa «posicionamiento <strong>de</strong> hijo», es <strong>de</strong>cir, el<br />

acto <strong>de</strong> situar a todos los creyentes como hijos maduros y adultos con todos los privilegios<br />

y responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la filiación. Cada creyente es niño <strong>de</strong> Dios en cuanto a que ha<br />

nacido en una familia <strong>de</strong> la que el Padre es Dios. Pero cada creyente es a<strong>de</strong>más un hijo —<br />

una relación especial que conlleva los privilegios <strong>de</strong> alguien que ha alcanzado la madurez<br />

<strong>de</strong> la edad adulta. En el NT el término adopción nunca significa lo que significa en nuestra<br />

sociedad, que es tomar un hijo <strong>de</strong> otro padre como hijo propio.<br />

8:16 Hay un instinto espiritual en el creyente recién nacido que le da la certidumbre <strong>de</strong><br />

que es hijo <strong>de</strong> Dios. El Espíritu Santo se lo dice. El Espíritu mismo da juntamente<br />

testimonio al espíritu <strong>de</strong>l creyente <strong>de</strong> que es miembro <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios. Al ir el<br />

cristiano leyendo la Biblia, el Espíritu le confirma la verdad <strong>de</strong> que, al haber confiado en el<br />

Salvador, es ahora un hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

8:17 La membresía en la familia <strong>de</strong> Dios da unos privilegios que van más allá <strong>de</strong><br />

nuestra capacidad <strong>de</strong> comprensión. Todos los hijos <strong>de</strong> Dios son here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Dios. Un<br />

here<strong>de</strong>ro, naturalmente, llega a heredar las posesiones <strong>de</strong> su padre. Esto es precisamente lo<br />

que se indica aquí. Todo lo que el Padre tiene es nuestro. No hemos aún entrado en la<br />

posesión y disfrute <strong>de</strong> todo ello, pero nada pue<strong>de</strong> impedir que así sea en el futuro. Y somos<br />

cohere<strong>de</strong>ros con Cristo. Cuando Él vuelva para tomar el cetro <strong>de</strong>l gobierno universal,<br />

nosotros compartiremos con Él los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> propiedad <strong>de</strong> toda la riqueza <strong>de</strong>l Padre.<br />

Cuando Pablo aña<strong>de</strong>, si es que pa<strong>de</strong>cemos juntamente con él, para que juntamente<br />

con él seamos glorificados, no está haciendo <strong>de</strong> un sufrimiento heroico la condición <strong>de</strong><br />

nuestra salvación. Tampoco está <strong>de</strong>scribiendo a una elite o círculo interno <strong>de</strong> vencedores<br />

que hayan sufrido gran<strong>de</strong>s aflicciones. Más bien, contempla a todos los cristianos como<br />

conjuntamente pa<strong>de</strong>cedores y a todos los cristianos como glorificados juntamente con<br />

Cristo. El si es equivalente a «por cuanto». Naturalmente, los hay que sufren más que otros<br />

en la causa <strong>de</strong> Cristo, y esto tendrá como resultado diferentes grados <strong>de</strong> recompensa y <strong>de</strong><br />

gloria. Pero todos los que reconocen a Jesús como Señor y Salvador son contemplados aquí<br />

como incurriendo en la hostilidad <strong>de</strong>l mundo, con toda su vergüenza y oprobio.<br />

8:18 La mayor vergüenza que podamos pa<strong>de</strong>cer por Cristo aquí en la tierra será una<br />

mera bagatela cuando nos llame y nos reconozca en público ante las huestes <strong>de</strong>l cielo.<br />

Hasta el más crudo dolor <strong>de</strong> los mártires parecerán meros alfilerazos cuando el Salvador<br />

corone sus frentes con la corona <strong>de</strong> la vida. En otro pasaje Pablo se refiere a nuestros<br />

presentes pa<strong>de</strong>cimientos como una ligera aflicción que es sólo por un momento, pero<br />

<strong>de</strong>scribe la gloria como un excelente y eterno peso <strong>de</strong> gloria (2 Co. 4:17). Siempre que<br />

<strong>de</strong>scribe la gloria veni<strong>de</strong>ra, sus palabras parecen inclinarse bajo el peso <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a. Si sólo<br />

pudiésemos apreciar la gloria que ha <strong>de</strong> ser nuestra, contaríamos los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong>l<br />

camino como cosas triviales.<br />

8:19 Ahora, y con una atrevida figura literaria, Pablo personifica a toda la creación<br />

como aguardando con anhelo ardiente el momento en que seremos manifestados ante un<br />

mundo maravillado como los hijos <strong>de</strong> Dios. Esto será cuando el Señor Jesús venga para<br />

reinar y volvamos con Él.<br />

Ya somos los hijos <strong>de</strong> Dios, pero el mundo ni nos reconoce ni nos aprecia como tales.<br />

Y sin embargo, el mundo está esperando un día mejor, y este día no podrá llegar hasta que


vuelva el Rey para reinar con todos Sus santos. «Toda la creación está <strong>de</strong> puntillas para ver<br />

el maravilloso espectáculo <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios entrando en posesión <strong>de</strong> lo que les<br />

pertenece» (JBP).<br />

8:20 Cuando Adán pecó, su transgresión afectó no sólo a la humanidad, sino también a<br />

toda la creación, tanto animada como inanimada. La tierra está maldita. Muchos animales<br />

silvestres mueren <strong>de</strong> forma violenta. Las aves y todo tipo <strong>de</strong> animales, y peces y serpientes,<br />

son afligidos por toda suerte <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s. Los resultados <strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong>l hombre se han<br />

extendido como ondas <strong>de</strong> choque por toda la creación.<br />

Así, como explica Pablo, la creación fue sometida a vanidad, futilidad, frustración y<br />

<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, no por su propia voluntad, sino por el <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> Dios a causa <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>sobediencia <strong>de</strong>l primer cabeza fe<strong>de</strong>ral <strong>de</strong>l hombre.<br />

Las palabras en esperanza al final <strong>de</strong>l versículo 20, pue<strong>de</strong>n ir, como en la RVR77,<br />

conectadas con el versículo 21: «En esperanza <strong>de</strong> que también la creación misma será<br />

liberada <strong>de</strong> la servidumbre <strong>de</strong> la corrupción».<br />

8:21 La creación mira atrás a las condiciones i<strong>de</strong>ales que existieron en Edén. Luego<br />

contempla los estragos causados por la entrada <strong>de</strong>l pecado. Siempre se ha mantenido la<br />

esperanza <strong>de</strong> un regreso a un estado idílico, cuando la creación misma será libertada <strong>de</strong><br />

la servidumbre <strong>de</strong> la corrupción para gozar <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong> la era dorada en que como<br />

hijos <strong>de</strong> Dios seremos manifestados en gloria.<br />

8:22 Vivimos en un mundo gimiente, sollozante y sufriente. Toda la creación gime a<br />

una y sufre dolores como <strong>de</strong> parto. La música <strong>de</strong> la naturaleza está en clave menor. La<br />

tierra es sacudida por cataclismos. La plaga <strong>de</strong> la muerte está sobre todo ser viviente.<br />

8:23 Los creyentes no están exentos. Aunque tenemos las primicias <strong>de</strong>l Espíritu, lo<br />

que garantiza su final liberación, gemimos aún por aquel día <strong>de</strong> gloria. El Espíritu Santo<br />

mismo es las primicias. Así como el primer puñado <strong>de</strong> grano maduro es una prenda <strong>de</strong> la<br />

cosecha entera que ha <strong>de</strong> seguir, igualmente el Espíritu Santo es la prenda o garantía <strong>de</strong> que<br />

toda la herencia será nuestra.<br />

De manera específica, Él es la garantía <strong>de</strong> la adopción veni<strong>de</strong>ra, la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong><br />

nuestro cuerpo (Ef. 1:14). En cierto sentido, ya hemos sido adoptados, lo que significa que<br />

hemos sido puestos en la familia <strong>de</strong> Dios como hijos. Pero en un sentido más pleno, nuestra<br />

adopción será completa cuando recibamos nuestros cuerpos glorificados. Esto es <strong>de</strong>signado<br />

como la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> nuestro cuerpo. Nuestros espíritus y almas ya han sido redimidos, y<br />

nuestros cuerpos serán redimidos en el momento <strong>de</strong>l Arrebatamiento (1 Ts. 4:13–18).<br />

8:24 En esta actitud <strong>de</strong> esperanza fuimos salvos. No recibimos todos los beneficios <strong>de</strong><br />

nuestra salvación en el momento <strong>de</strong> la conversión. Des<strong>de</strong> el principio pasamos a esperar la<br />

plena y <strong>de</strong>finitiva liberación <strong>de</strong>l pecado, <strong>de</strong>l sufrimiento, <strong>de</strong> la enfermedad y <strong>de</strong> la muerte.<br />

Si ya hubiésemos recibido estas bendiciones, no estaríamos esperándolas. Sólo esperamos<br />

aquello que es futuro.<br />

8:25 Nuestra esperanza <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> todos sus<br />

trágicos resultados se basa en la promesa <strong>de</strong> Dios, y por ello es tan cierta como si ya la<br />

hubiésemos recibido. De modo que mediante la paciencia lo aguardamos.<br />

8:26 Así como somos sustentados por esta gloriosa esperanza, así el Espíritu nos<br />

sustenta en nuestra <strong>de</strong>bilidad. A menudo nos quedamos perplejos en nuestra vida <strong>de</strong><br />

oración. Qué hemos <strong>de</strong> pedir como conviene, no lo sabemos; no sabemos orar como<br />

<strong>de</strong>biéramos. Oramos egoístamente, <strong>de</strong> manera ignorante y estrecha. Pero una vez más el<br />

Espíritu acu<strong>de</strong> a nuestro lado para ayudarnos en nuestra <strong>de</strong>bilidad, intercediendo por


nosotros con gemidos que no pue<strong>de</strong>n ser expresados. En este versículo es el Espíritu quien<br />

gime, no nosotros, aunque esto último también es cierto.<br />

Aquí hay misterio. Estamos atisbando <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito invisible, espiritual, don<strong>de</strong> una<br />

gran Persona y unas gran<strong>de</strong>s fuerzas están obrando en nuestro favor. Y aunque no podamos<br />

compren<strong>de</strong>rlo todo, po<strong>de</strong>mos tomar un aliento infinito en base <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que un gemido<br />

pue<strong>de</strong> ser a veces la más espiritual <strong>de</strong> las oraciones.<br />

8:27 Si Dios escudriña los corazones <strong>de</strong> los hombres, pue<strong>de</strong> también interpretar la<br />

mentalidad <strong>de</strong>l Espíritu, aunque esta mente halle expresión sólo en gemidos. Lo<br />

importante es que las oraciones <strong>de</strong>l Espíritu Santo por nosotros son siempre conforme a la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios. Y por cuanto están siempre en conformidad a la voluntad <strong>de</strong> Dios, son<br />

siempre para nuestro bien. Esto explica mucho, como se hace evi<strong>de</strong>nte en el siguiente<br />

versículo.<br />

8:28 Dios está haciendo que todo coopere para bien <strong>de</strong> los que le aman, <strong>de</strong> los que<br />

son llamados conforme a su propósito. ¡Pue<strong>de</strong> que no siempre parezca así! A veces,<br />

cuando estamos sufriendo un gran dolor, una tragedia personal, <strong>de</strong>silusiones, frustraciones<br />

o la pérdida <strong>de</strong> un ser querido, nos preguntamos qué bien pue<strong>de</strong> salir <strong>de</strong> aquello. Pero el<br />

versículo siguiente nos da la respuesta: todo lo que Dios permite que entre en nuestras vidas<br />

está dispuesto para mo<strong>de</strong>larnos conforme a la imagen <strong>de</strong> Su Hijo. Cuando vemos esto,<br />

quedan eliminados los interrogantes <strong>de</strong> nuestras oraciones. Nuestras vidas no están<br />

controladas por fuerzas impersonales como la casualidad, la suerte o el <strong>de</strong>stino, sino por<br />

nuestro maravilloso Señor personal, que es «<strong>de</strong>masiado amante para no ser bondadoso, y<br />

<strong>de</strong>masiado sabio para equivocarse».<br />

8:29 Ahora Pablo sigue el majestuoso alcance <strong>de</strong>l programa divino dispuesto para llevar<br />

muchos hijos a la gloria.<br />

Primero <strong>de</strong> todo, Dios nos conoció <strong>de</strong> antemano en la eternidad pasada. Y no se trata<br />

<strong>de</strong> un mero conocimiento intelectual. Por lo que respecta al conocimiento, Él conocía a<br />

todos los que jamás nacerían. Pero Su conocimiento anticipado abarca sólo aquellos a los<br />

que pre<strong>de</strong>stinó a ser mo<strong>de</strong>lados conforme a la imagen <strong>de</strong> su Hijo. De modo que se<br />

trataba <strong>de</strong> un conocimiento que jamás podría quedar frustrado. No es suficiente <strong>de</strong>cir que<br />

Dios conoció <strong>de</strong> antemano a aquellos que Él vio que un día se arrepentirían y creerían. En<br />

realidad, es Su conocimiento anticipado lo que asegura el arrepentimiento y creencia<br />

finales.<br />

Que pecadores impíos fuesen un día a ser transformados en la imagen <strong>de</strong> Cristo por un<br />

milagro <strong>de</strong> la gracia es una <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s más asombrosas <strong>de</strong> la revelación divina.<br />

Naturalmente, no se trata <strong>de</strong> que vayamos jamás a tener los atributos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad, o<br />

siquiera que vayamos a tener la semejanza facial <strong>de</strong> Cristo, sino que seremos moralmente<br />

como Él, absolutamente libres <strong>de</strong> pecado, y que poseeremos cuerpos glorificados como el<br />

<strong>de</strong> Él.<br />

En aquel día <strong>de</strong> gloria Él será el primogénito entre muchos hermanos. Primogénito<br />

significa aquí el primero en rango u honor. Él no sería Uno entre iguales, sino Aquel que<br />

tiene el puesto supremo <strong>de</strong> honor entre Sus hermanos y hermanas.<br />

8:30 Todo aquel que fue pre<strong>de</strong>stinado en la eternidad, a éste también llamó en el<br />

tiempo. Esto significa no sólo que oye el evangelio, sino que respon<strong>de</strong> también al mismo.<br />

Por ello, es un llamamiento eficaz. Todos son llamados; este es el llamamiento general<br />

(pero también válido) <strong>de</strong> Dios; pero sólo unos pocos respon<strong>de</strong>n; este es el llamamiento<br />

eficaz (productor <strong>de</strong> conversión) <strong>de</strong> Dios.


Y todos los que respon<strong>de</strong>n, a éstos también justificó; se les da una posición<br />

absolutamente justa <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Son revestidos <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> Dios mediante los<br />

méritos <strong>de</strong> Cristo y son por ello aptos para la presencia <strong>de</strong>l Señor.<br />

Y a los que justificó, a éstos también glorificó. En realidad, no estamos aún<br />

glorificados, pero es algo tan seguro que Dios pue<strong>de</strong> emplear el tiempo pasado al<br />

<strong>de</strong>scribirlo. ¡Estamos tan seguros <strong>de</strong> nuestro estado glorificado como si ya lo hubiésemos<br />

recibido!<br />

Este es uno <strong>de</strong> los pasajes más enérgicos <strong>de</strong>l NT acerca <strong>de</strong> la seguridad eterna <strong>de</strong>l<br />

creyente. Por cada millón <strong>de</strong> personas que son conocidos <strong>de</strong> antemano y pre<strong>de</strong>stinados por<br />

Dios, cada uno <strong>de</strong> este millón serán llamados, justificados y glorificados. ¡Ni uno faltará!<br />

(Comparar el «todo» en Juan 6:37).<br />

8:31 Al consi<strong>de</strong>rar estos vínculos inquebrantables en la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción,<br />

la conclusión es inevitable. Si Dios está por nosotros en el sentido <strong>de</strong> que nos ha señalado<br />

para Sí contra nosotros con ningún éxito. Si la omnipotencia está obrando en nuestro<br />

favor, ningún po<strong>de</strong>r inferior pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>rrotar Su programa.<br />

8:32 El que no eximió ni a su propio hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.<br />

¡Qué palabras más maravillosas! Nunca <strong>de</strong>bemos permitir que nuestra familiaridad con<br />

ellas mitigue su resplandor ni aminore su po<strong>de</strong>r para inspirarnos a la adoración. Cuando un<br />

mundo con una humanidad perdida necesitó ser salvo por un Sustituto sin pecado, el gran<br />

Dios <strong>de</strong>l universo no retuvo el mejor Tesoro <strong>de</strong> Su corazón, sino que lo entregó a una<br />

muerte <strong>de</strong> oprobio y humillación en nuestro favor.<br />

La lógica que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> ahí es irresistible. Si Dios nos ha dado ya el mayor don,<br />

¿habrá algún don menor que no nos quiera dar? Si ya ha pagado el precio más elevado,<br />

¿dudará en pagar cualquier precio menor? Si ha ido hasta tales extremos para procurar<br />

nuestra salvación, ¿nos <strong>de</strong>jará ir jamás? ¿Cómo no nos dará también con él todas las<br />

cosas?<br />

«El lenguaje <strong>de</strong> la incredulidad», dijo Mackintosh, «es: ―¿Cómo lo hará?‖ El lenguaje<br />

<strong>de</strong> la fe es: ―¿Cómo no lo hará?‖».<br />

8:33 Seguimos teniendo un tribunal como escenario, pero ahora ha tenido lugar un<br />

espectacular cambio. El pecador justificado está <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l estrado, y se da un llamamiento<br />

para que se presente cualquier acusador. ¡No hay ninguno! ¿Y cómo podría ser? Si Dios ya<br />

ha justificado a Sus escogidos, ¿quién acusará?<br />

Ayuda mucho a clarificar el argumento <strong>de</strong> este versículo y <strong>de</strong>l siguiente suplir las<br />

palabras «Nadie, porque…» antes <strong>de</strong> cada respuesta. De este modo, este versículo <strong>de</strong>bería<br />

<strong>de</strong>cir: ¿Quién acusará a los escogidos <strong>de</strong> Dios? Nadie, porque Dios es el que justifica. Si<br />

no suplimos estas palabras, podría sonar como si Dios fuese a presentar una acusación<br />

contra Sus escogidos, ¡precisamente lo que Pablo está negando!<br />

8:34 ¡Resuena otro <strong>de</strong>safío! ¿Hay alguien aquí que con<strong>de</strong>ne? Nadie, porque Cristo es el<br />

que murió por el acusado, ha resucitado <strong>de</strong> entre los muertos y está ahora a la diestra <strong>de</strong><br />

Dios intercediendo por él. Si el Señor Jesús, a quien ha sido encomendado todo juicio, no<br />

pronuncia sentencia sobre el acusado, sino que ora por él, entonces no hay nadie más que<br />

pueda tener ninguna razón válida para con<strong>de</strong>narlo.<br />

8:35 Ahora la fe lanza su último <strong>de</strong>safío: ¿Hay alguien que pueda separar al justificado<br />

<strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Cristo? Se hace una búsqueda <strong>de</strong> alguna circunstancia adversa que haya sido<br />

eficaz en causar separaciones en todas las otras áreas <strong>de</strong> la vida humana. Pero no se pue<strong>de</strong><br />

hallar ninguna. Ni el azote <strong>de</strong>smenuzador <strong>de</strong> la tribulación con su constante golpear <strong>de</strong><br />

angustia y aflicción, ni el monstruo <strong>de</strong> la congoja, con todo el dolor extremo que arroja


sobre la mente y el cuerpo, ni la brutalidad <strong>de</strong> la persecución, infligiendo pa<strong>de</strong>cimiento y<br />

muerte sobre los que osan ser diferentes. Ni el pálido espectro <strong>de</strong>l hambre —remordiendo,<br />

atormentando y <strong>de</strong>bilitando hasta <strong>de</strong>jar en la piel y los huesos—. Ni la <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z, con todo<br />

lo que significa <strong>de</strong> privaciones, intemperie e in<strong>de</strong>fensión. Ni el peligro —la amenaza <strong>de</strong> un<br />

mal inminente—. Ni la espada —fría, dura y mortífera.<br />

8:36 Si todas estas cosas pudiesen separar al creyente <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Cristo, entonces la<br />

fatal separación habría tenido lugar hace ya largo tiempo, porque la carrera <strong>de</strong>l cristiano es<br />

una muerte en vida. Esto es lo que quería <strong>de</strong>cir el salmista cuando afirmó que a causa <strong>de</strong><br />

nuestra i<strong>de</strong>ntificación con el Señor somos muertos todo el día; somos consi<strong>de</strong>rados como<br />

ovejas sentenciadas al mata<strong>de</strong>ro (Sal. 44:22).<br />

8:37 En lugar <strong>de</strong> separarnos <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Cristo, estas cosas sólo consiguen acercarnos<br />

más a Él. No sólo somos vencedores, sino más que vencedores. No se trata sólo <strong>de</strong> que<br />

triunfemos sobre estas formidables fuerzas, sino que al hacerlo damos gloria a Dios,<br />

bendición a otros y bien para nosotros mismos. Hacemos esclavos <strong>de</strong> nuestros enemigos y<br />

peldaños con nuestros obstáculos.<br />

Pero todo esto no lo conseguimos por medio <strong>de</strong> nuestra propia fortaleza, sino sólo por<br />

medio <strong>de</strong> aquel que nos amó. Sólo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo pue<strong>de</strong> sacar dulzura <strong>de</strong> la amargura,<br />

fortaleza <strong>de</strong> la <strong>de</strong>bilidad, triunfo <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> la tragedia y bendición <strong>de</strong>l<br />

quebrantamiento <strong>de</strong> corazón.<br />

8:38 El apóstol no ha terminado su búsqueda. Saquea ahora todo el universo en busca<br />

<strong>de</strong> algo <strong>de</strong> lo que se pueda concebir que nos pueda separar <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios, y luego va<br />

eliminando las posibilida<strong>de</strong>s una por una:<br />

la muerte con todos sus terrores;<br />

la vida con todas sus seducciones;<br />

los ángeles y los principados, sobrenaturales en po<strong>de</strong>r y conocimiento;<br />

las potesta<strong>de</strong>s, sean tiranos humanos o adversarios angélicos;<br />

lo presente, que nos acosa y agobia;<br />

lo por venir, que suscita en nosotros atemorizadoras premoniciones;<br />

8:39 ni lo alto ni lo profundo, aquellas cosas que se encuentran en el ámbito <strong>de</strong> las<br />

dimensiones o <strong>de</strong>l espacio, incluyendo las fuerzas ocultas. Luego, para asegurar que no se<br />

<strong>de</strong>ja nada, Pablo aña<strong>de</strong>:<br />

ni ninguna cosa creada.<br />

El resultado <strong>de</strong> la investigación <strong>de</strong> Pablo es que no pue<strong>de</strong> encontrar nada que nos pueda<br />

separar <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios, que es en Cristo Jesús nuestro Señor.<br />

No pue<strong>de</strong> asombrarnos que estas palabras <strong>de</strong> triunfo hayan sido el cántico <strong>de</strong> aquellos<br />

que han muerto muertes <strong>de</strong> mártir y la rapsodia <strong>de</strong> aquellos que han vivido vidas <strong>de</strong><br />

mártires.<br />

II. DISPENSACIONAL: EL EVANGELIO E ISRAEL (Caps.<br />

9–11)


A. El pasado <strong>de</strong> Israel (Cap. 9)<br />

En los capítulos 9–11 oímos la respuesta <strong>de</strong> Pablo al objetor judío que pregunta: ¿Acaso<br />

el evangelio, al prometer la salvación a los gentiles lo mismo que a los judíos, significa que<br />

Dios ha quebrantado Sus promesas a Su pueblo terrenal, los judíos? La respuesta <strong>de</strong> Pablo<br />

abarca el pasado <strong>de</strong> Israel (cap. 9), su presente (cap. 10) y su futuro (cap. 11).<br />

Esta sección da un gran énfasis a la soberanía divina y a la responsabilidad humana.<br />

Romanos 9 es uno <strong>de</strong> los pasajes clave <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong> la elección soberana <strong>de</strong> Dios.<br />

El siguiente capítulo expone la verdad equilibradora, la responsabilidad humana, con el<br />

mismo vigor.<br />

LA SOBERANÍA DIVINA Y LA RESPONSABILIDAD HUMANA<br />

Cuando afirmamos que Dios es soberano, significamos con ello que Él está al control<br />

<strong>de</strong>l universo, y que pue<strong>de</strong> hacer como le place. Al <strong>de</strong>cir esto, sin embargo, sabemos que,<br />

por cuanto Él es Dios, nunca hará nada malo, injusto o torcido. Por ello, <strong>de</strong>cir que Dios es<br />

soberano significa sencillamente <strong>de</strong>jar que Dios sea Dios. No <strong>de</strong>beríamos temer a esta<br />

verdad ni excusarnos por ella. Es una verdad gloriosa y <strong>de</strong>bería conducirnos a la<br />

adoración.<br />

En Su soberanía, Dios ha <strong>de</strong>cidido escoger a ciertas personas para que le<br />

pertenezcan. Pero la misma Biblia que enseña la elección soberana <strong>de</strong> Dios enseña<br />

también la responsabilidad humana. Aunque es cierto que Dios escoge a personas a la<br />

salvación, tam-bién es cierto que ellos <strong>de</strong>ben escoger ser salvos por una acción especial<br />

<strong>de</strong> la voluntad. La faceta divina <strong>de</strong> la salvación se da en estas palabras: «Todo lo que el<br />

Padre me da, vendrá a mí». Y la faceta humana se ve en estas palabras: «Y al que a mí<br />

viene, <strong>de</strong> ningún modo lo echaré fuera» (Jn. 6:37). Como creyentes, nos regocijamos <strong>de</strong><br />

que Dios nos escogió en Cristo antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo (Ef. 1:4). Pero creemos<br />

con la misma certeza que todo el que quiera pue<strong>de</strong> tomar gratuitamente <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> la<br />

vida (Ap. 22:17). D. L. Moody ilustró así estas dos verda<strong>de</strong>s: Cuando llegamos a la puerta<br />

<strong>de</strong> la salvación, vemos arriba la invitación: «Todo el que quiera pue<strong>de</strong> entrar». Cuando<br />

traspasamos la puerta, miramos atrás, y vemos las palabras «Escogidos según la<br />

presciencia <strong>de</strong> Dios» sobre la puerta. Así, la verdad <strong>de</strong> la responsabilidad humana se<br />

enfrenta a las personas al acudir a la puerta <strong>de</strong> la salvación. La verdad <strong>de</strong> la elección<br />

soberana es una verdad <strong>de</strong> familia para los que ya han entrado.<br />

¿Cómo pue<strong>de</strong> Dios escoger a personas para que le pertenezcan y a la vez hacer una<br />

oferta genuina <strong>de</strong> salvación a todos en todo lugar? ¿Cómo po<strong>de</strong>mos conciliar estas dos<br />

verda<strong>de</strong>s? La realidad es que no po<strong>de</strong>mos. Para la mente humana, están en conflicto.<br />

Pero la Biblia enseña ambas doctrinas, y por ello <strong>de</strong>bemos creerlas, satisfechos con saber<br />

que la dificultad resi<strong>de</strong> en nuestras mentes, no en la <strong>de</strong> Dios. Estas verda<strong>de</strong>s gemelas<br />

son como dos líneas paralelas que se encuentran sólo en el infinito.<br />

Algunos han intentado conciliar la elección soberana y la responsabilidad humana<br />

diciendo que Dios conoció anticipadamente los que confiarían en el Salvador y que estos<br />

son los que Él escogió para ser salvos. Esto lo basan en Romanos 8:29 («A los que <strong>de</strong><br />

antemano conoció, también los pre<strong>de</strong>stinó») y en 1 Pedro 1:2 («elegidos según la<br />

presciencia <strong>de</strong> Dios Padre»). Pero con esto se pasa por alto que la presciencia <strong>de</strong> Dios es<br />

<strong>de</strong>terminante. No se trata sólo <strong>de</strong> que sepa por a<strong>de</strong>lantado quiénes confiarán en el<br />

Salvador, sino que pre<strong>de</strong>termina el resultado atrayendo a ciertas personas a Sí mismo.<br />

Aunque Dios escoge a algunos para ser salvos, nunca escoge a nadie para ser<br />

con<strong>de</strong>nado. En otras palabras, aunque la Biblia enseña elección, nunca enseña la


eprobación divina. Pero alguien pue<strong>de</strong> objetar: «Si Dios escoge a algunos para<br />

bendición, entonces necesariamente escoge a otros para <strong>de</strong>strucción». ¡Pero no es cierto!<br />

Toda la raza humana quedó abocada a la con<strong>de</strong>nación por su propio pecado, no por<br />

ningún <strong>de</strong>creto arbitrario <strong>de</strong> Dios. Si Dios <strong>de</strong>jase que todos fuesen al infierno —y podría<br />

haberlo hecho—, cada uno estaría recibiendo precisamente lo que merece. La cuestión<br />

es: «¿Tiene <strong>de</strong>recho el Señor soberano a <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r y seleccionar a un puñado <strong>de</strong><br />

personas por otra parte con<strong>de</strong>nadas para que sean la esposa <strong>de</strong> Su Hijo?» La respuesta,<br />

naturalmente, es que tiene todo <strong>de</strong>recho. De modo que todo se reduce a esto: si alguien<br />

se pier<strong>de</strong>, se <strong>de</strong>be a su propio pecado y rebelión; si alguien se salva, es <strong>de</strong>bido a la<br />

soberana gracia electiva <strong>de</strong> Dios.<br />

Para aquel que es salvo, el tema <strong>de</strong> la elección soberana <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bería ser causa<br />

<strong>de</strong> una maravilla incesante. El creyente mira a su alre<strong>de</strong>dor y contempla a gente con<br />

mejores caracteres, mejores personalida<strong>de</strong>s y disposiciones que él, y se pregunta: «¿Por<br />

qué el Señor me escogió a mí?».<br />

¿Por qué me diste oír Tu voz<br />

Y entrar mientras hay lugar,<br />

Cuando miles <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n <strong>de</strong> modo miserable<br />

Y prefieren morir a acudir a Ti?<br />

Isaac Watts<br />

La verdad <strong>de</strong> la elección no <strong>de</strong>bería ser empleada por los inconversos para excusar su<br />

incredulidad. No <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>cir: «Si no he sido elegido, nada hay que pueda hacer acerca<br />

<strong>de</strong> ello». La única forma <strong>de</strong> saber que ha sido elegido es arrepintiéndose <strong>de</strong> sus pecados<br />

y recibiendo al Señor Jesucristo como Salvador (1 Ts. 1:4–7).<br />

Tampoco <strong>de</strong>berían los cristianos emplear la verdad <strong>de</strong> la elección para excusar una<br />

falta <strong>de</strong> celo evangelístico. No <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>cir: «Si están elegidos, serán salvos <strong>de</strong> todas<br />

maneras». Sólo Dios sabe la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> los escogidos. A nosotros se nos ha or<strong>de</strong>nado<br />

predicar el evangelio a todo el mundo, porque la oferta <strong>de</strong> la salvación es una invitación<br />

genuina para todos. La gente rechaza el evangelio <strong>de</strong>bido a la dureza <strong>de</strong> su corazón, no<br />

<strong>de</strong>bido a que la invitación universal <strong>de</strong> Dios sea insincera.<br />

Hay dos peligros que <strong>de</strong>ben evitarse con respecto a esta cuestión. El primero es el <strong>de</strong><br />

sostener sólo un aspecto <strong>de</strong> la realidad —por ejemplo, creer en la elección soberana <strong>de</strong><br />

Dios y negar que el hombre tenga ninguna elección responsable en relación con su<br />

salvación—. El otro peligro es <strong>de</strong>stacar excesivamente una verdad a costa <strong>de</strong> la otra. La<br />

perspectiva escrituraria es creer en la elección soberana <strong>de</strong> Dios y creer con la misma<br />

intensidad en la responsabilidad humana. Sólo <strong>de</strong> esta forma pue<strong>de</strong> alguien mantener<br />

estas doctrinas en su equilibrio bíblico apropiado.‡<br />

Volvamos ahora a Romanos 9 y sigamos al amado apóstol en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> este tema.<br />

9:1 Al insistir en que la salvación es para los gentiles así como para los judíos, Pablo<br />

daba, respecto a Israel, la apariencia <strong>de</strong> ser un traidor, un renegado. Por eso él reafirma aquí<br />

su profunda <strong>de</strong>voción al pueblo judío empleando un solemne juramento. Está diciendo<br />

verdad, no está mintiendo. Su conciencia, en comunión con el Espíritu Santo, da<br />

testimonio <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> lo que está diciendo.<br />

9:2 Cuando piensa primero en el glorioso llamamiento <strong>de</strong> Israel, y ahora en su<br />

rechazamiento por parte <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bido a que rechazó al Mesías, su corazón está lleno <strong>de</strong><br />

gran tristeza y continuo dolor.<br />

9:3 Incluso <strong>de</strong>searía él mismo ser anatema o cortado <strong>de</strong> Cristo si por medio <strong>de</strong> la<br />

pérdida <strong>de</strong> su propia salvación sus hermanos judíos pudiesen ser salvos. En esta intensa y<br />

abnegada <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>tectamos la más elevada forma <strong>de</strong> amor humano —la que empuja a


alguien a poner su vida por sus amigos (Jn. 15:13)—. Y nos hacemos conscientes <strong>de</strong> la<br />

enorme carga que experimenta un judío convertido por la conversión <strong>de</strong> sus parientes. Esto<br />

nos recuerda la oración <strong>de</strong> Moisés por su pueblo: «Te ruego… que perdones ahora su<br />

pecado, y si no, ráeme ahora <strong>de</strong> tu libro que has escrito» (Éx. 32:32).<br />

9:4 Al llorar Pablo sobre su pueblo, sus gloriosos privilegios pasan ante su vista. Ellos<br />

son israelitas, miembros <strong>de</strong>l antiguo pueblo escogido <strong>de</strong> Dios.<br />

Dios había adoptado a esta nación como Su hijo (Éx. 4:22) y había librado a Su pueblo<br />

<strong>de</strong> Egipto (Os. 11:1). Él había sido padre para Israel (Dt. 14:1), y Efraín era Su primogénito<br />

(Jer. 31:9). (Efraín se emplea aquí como otro nombre para la nación <strong>de</strong> Israel.)<br />

La Shekinah o nube <strong>de</strong> gloria simbolizaba la presencia <strong>de</strong> Dios en medio <strong>de</strong> ellos,<br />

guiándolos y protegiéndolos.<br />

Fue con Israel con quien Dios hizo los pactos, no con los gentiles. Fue con Israel, por<br />

ejemplo, con quien celebró el Pacto Palestino, prometiéndoles la tierra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Río <strong>de</strong><br />

Egipto hasta el Éufrates (Gn. 15:18). Y es con Israel que ratificará todavía el <strong>Nuevo</strong> Pacto,<br />

prometiendo «la perpetuidad, conversión futura y bendición <strong>de</strong> un Israel arrepentido (Jer.<br />

31:31–40)».<br />

Fue a Israel que se dio la ley. Ellos, y sólo ellos, fueron sus <strong>de</strong>stinatarios.<br />

Los complejos rituales y el culto <strong>de</strong> Dios relacionados con el tabernáculo y el templo<br />

fueron dados a Israel, así como el sacerdocio.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los pactos mencionados arriba, Dios hizo innumerables promesas a Israel,<br />

promesas <strong>de</strong> protección, paz y prosperidad.<br />

9:5 El pueblo judío reivindica con razón a los patriarcas como pertenecientes a ellos —<br />

Abraham, Isaac, Jacob y los doce hijos <strong>de</strong> Jacob—. Éstos fueron los antepasados <strong>de</strong> la<br />

nación. Y ellos tuvieron el mayor <strong>de</strong> todos los privilegios —por lo que a Su linaje humano<br />

atañe—, el Mesías es israelita, aunque Él es también el Soberano <strong>de</strong>l universo, Dios sobre<br />

todas las cosas. Aquí tenemos una <strong>de</strong>claración positiva <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad y humanidad <strong>de</strong>l<br />

Salvador. (Algunas versiones <strong>de</strong> la Biblia <strong>de</strong>bilitan el sentido <strong>de</strong> este versículo. Por<br />

ejemplo, la RSV dice: «… y <strong>de</strong> su raza, según la carne, es el Cristo. Dios que es sobre todos<br />

sea bendito para siempre. Amén». El griego no <strong>de</strong>scarta aquí la RSV <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong><br />

vista estrictamente gramatical, pero el discernimiento espiritual al comparar Escritura con<br />

Escritura favorece la traducción <strong>de</strong> la KJV, NKJV, Reina-Valera y otras traducciones<br />

conservadoras.)<br />

9:6 El apóstol confronta ahora un serio problema teológico. Si Dios hizo promesas a<br />

Israel como Su pueblo terrenal escogido, ¿cómo pue<strong>de</strong> esto cuadrar con el actual<br />

rechazamiento <strong>de</strong> Israel y con que los gentiles hayan sido traídos al puesto <strong>de</strong> la bendición?<br />

Pablo insiste en que esto no indica ningún quebrantamiento <strong>de</strong> la promesa <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios.<br />

Prosigue para mostrar que Dios siempre tuvo un proceso <strong>de</strong> elección soberana basado en la<br />

promesa y no en la mera <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia carnal. El mero hecho <strong>de</strong> que una persona haya<br />

nacido en la nación <strong>de</strong> Israel no significa que sea here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> las promesas. Dios tiene,<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel, un remanente genuino, creyente.<br />

9:7 No todos los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Abraham son consi<strong>de</strong>rados como sus hijos. Ismael,<br />

por ejemplo, era <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> Abraham. Pero la línea <strong>de</strong> la promesa fue a través <strong>de</strong> Isaac,<br />

no a través <strong>de</strong> Ismael. La promesa <strong>de</strong> Dios fue: En Isaac te será llamada <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia<br />

(Gn. 21:12). Como ya hemos observado en las notas sobre 4:12, el Señor Jesús hizo esta<br />

misma e interesante distinción al hablar con los judíos incrédulos en Juan 8:33–39. Ellos le<br />

dijeron: «Linaje <strong>de</strong> Abraham somos …» (v. 33). Jesús admitió esto, diciendo: «Sé que sois<br />

<strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Abraham» (v. 37). Pero cuando dijeron: «Nuestro padre es Abraham», el


Señor replicó: «Si fueseis hijos <strong>de</strong> Abraham, haríais las obras <strong>de</strong> Abraham» (v. 39). En<br />

otras palabras, ellos <strong>de</strong>scendían <strong>de</strong> Abraham, pero no tenían la fe <strong>de</strong> Abraham, y por tanto<br />

no eran sus hijos espirituales.<br />

9:8 Lo que cuenta no es la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia física. El verda<strong>de</strong>ro Israel se compone <strong>de</strong> esos<br />

judíos escogidos por Dios y a los que Él hizo alguna promesa específica, señalándolos<br />

como Sus hijos. Vemos este principio <strong>de</strong> elección soberana en los casos <strong>de</strong> Isaac y Jacob.<br />

9:9 Dios se apareció a Abraham, prometiéndole que volvería al tiempo señalado, y que<br />

Sara tendría un hijo. Aquel hijo, naturalmente, fue Isaac. Fue verda<strong>de</strong>ramente hijo <strong>de</strong> la<br />

promesa y producto <strong>de</strong> un nacimiento sobrenatural.<br />

9:10 Otro caso <strong>de</strong> elección soberana lo encontramos en el caso <strong>de</strong> Jacob. Isaac y<br />

Rebeca fueron los padres, naturalmente. Pero Rebeca había quedado embarazada <strong>de</strong> dos<br />

bebés, no <strong>de</strong> uno.<br />

9:11 Se pronunció un <strong>de</strong>creto cuando los niños no habían aún nacido. Este <strong>de</strong>creto,<br />

por tanto, no podía tener nada que ver con obras <strong>de</strong> mérito <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> los niños. Se<br />

trataba enteramente <strong>de</strong> una <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> Dios, basada en Su propia voluntad y no en el<br />

carácter o logros <strong>de</strong> ellos. El propósito <strong>de</strong> Dios conforme a la elección se refiere a Su<br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> distribuir Sus favores según Su voluntad y beneplácito soberanos.<br />

Este versículo, <strong>de</strong> pasada, refuta la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la elección <strong>de</strong> Jacob por parte <strong>de</strong> Dios se<br />

basase en Su conocimiento anticipado <strong>de</strong> lo que Jacob iba a hacer en el futuro. ¡Dice <strong>de</strong><br />

modo específico que no tuvo lugar sobre la base <strong>de</strong> obras!<br />

9:12 La <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> Dios fue: El mayor servirá al menor. Esaú tendría un puesto<br />

subordinado a Jacob. Este último fue escogido para gloria y privilegio terrenales. Esaú era<br />

el primogénito <strong>de</strong> los dos mellizos, y <strong>de</strong> ordinario habría poseído los honores y privilegios<br />

que conllevaban esta posición. Pero la selección <strong>de</strong> Dios lo pasó por alto y reposó en Jacob.<br />

9:13 Para reforzar aún más la soberanía <strong>de</strong> Dios en elección, Pablo cita a Malaquías<br />

1:2, 3: «A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí». Aquí Dios se refiere a las dos naciones,<br />

Israel y Edom, <strong>de</strong> las que eran cabezas Jacob y Esaú. Dios <strong>de</strong>signó a Israel como la nación<br />

a la que Él prometía el Mesías y el reino mesiánico. Edom no recibió tal promesa. En lugar<br />

<strong>de</strong> esto, sus montes y heredad fueron tornados en <strong>de</strong>solación para los chacales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto<br />

(Mal. 1:3; véase también Jer. 49:17, 18; Ez. 35:7–9).<br />

Aunque es cierto que la cita <strong>de</strong> Malaquías 1:2, 3 <strong>de</strong>scribe los tratos <strong>de</strong> Dios con las<br />

naciones y no con individuos, se usa para apoyar Su <strong>de</strong>recho soberano <strong>de</strong> escoger también a<br />

personas individuales.<br />

Las palabras A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí han <strong>de</strong> ser comprendidas a la luz <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>creto soberano <strong>de</strong> Dios que <strong>de</strong>cía: El mayor servirá al menor. La preferencia hacia<br />

Jacob es interpretada como un acto <strong>de</strong> amor, mientras que el acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado a Esaú<br />

es, en comparación, consi<strong>de</strong>rado como aborrecimiento. No se trata <strong>de</strong> que Dios odiase a<br />

Esaú con una dura y vengativa animosidad, sino sólo que amó a Esaú menos que a Jacob,<br />

como se ve por Su soberana elección <strong>de</strong> Jacob.<br />

Este pasaje se refiere a las bendiciones terrenales y no a la vida eterna. El<br />

aborrecimiento <strong>de</strong> Dios para con Edom no significa que los edomitas individuales no<br />

puedan ser salvos, como tampoco Su amor para con Israel no significa que los judíos<br />

individuales no necesiten ser salvos. (Obsérvese también que Esaú sí recibió algunas<br />

bendiciones terrenales, como él mismo testifica en Gn. 33:9.)<br />

9:14 El apóstol previó con razón que su enseñanza acerca <strong>de</strong> la elección soberana<br />

suscitaría toda clase <strong>de</strong> objeciones. La gente sigue acusando a Dios <strong>de</strong> ser injusto. Dicen<br />

que si Él escoge a unos, que por ello necesariamente con<strong>de</strong>na al resto. Arguyen que si Dios


ya lo ha dispuesto todo por a<strong>de</strong>lantado, que no hay nada que podamos hacer tocante a ello,<br />

y que Dios es injusto al con<strong>de</strong>nar a nadie.<br />

Pablo niega ardientemente cualquier posibilidad <strong>de</strong> injusticia en Dios. Pero en lugar <strong>de</strong><br />

diluir la soberanía <strong>de</strong> Dios para hacerla más aceptable ante estos objetantes, pasa a<br />

reformularla <strong>de</strong> manera más vigorosa y sin disculpas <strong>de</strong> ninguna clase.<br />

9:15 Primero cita la palabra <strong>de</strong> Dios a Moisés: «Tendré misericordia <strong>de</strong>l que yo tenga<br />

misericordia, y me compa<strong>de</strong>ceré <strong>de</strong>l que yo me compa<strong>de</strong>ceré» (véase Éx. 33:19).<br />

¿Quién pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que el Altísimo, el Señor <strong>de</strong> los cielos y <strong>de</strong> la tierra, no tiene <strong>de</strong>recho a<br />

mostrar misericordia y compasión?<br />

Todas las personas quedan con<strong>de</strong>nadas por su propio pecado e incredulidad. Si fuesen<br />

<strong>de</strong>jados a sí mismos, todos perecerían. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> proclamar una genuina invitación <strong>de</strong>l<br />

evangelio a todos, Dios escoge a algunos <strong>de</strong> estos ya con<strong>de</strong>nados para que sean objetos <strong>de</strong><br />

Su gracia. Pero esto no significa que Él <strong>de</strong>cida arbitrariamente con<strong>de</strong>nar a los otros. Los<br />

otros ya están con<strong>de</strong>nados porque son pecadores rebel<strong>de</strong>s <strong>de</strong> por vida y porque han<br />

rechazado el evangelio. Los que han sido escogidos pue<strong>de</strong>n agra<strong>de</strong>cer a Dios por Su gracia.<br />

Los que están perdidos no tienen a quien recriminar fuera <strong>de</strong> sí mismos.<br />

9:16 Así, la conclusión es que el <strong>de</strong>stino final <strong>de</strong> los hombres o <strong>de</strong> las naciones no<br />

<strong>de</strong>scansa en la fuerza <strong>de</strong> su voluntad ni en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> sus esfuerzos, sino en la<br />

misericordia <strong>de</strong> Dios.<br />

Cuando Pablo dice que no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l que quiere, no significa que la voluntad <strong>de</strong> una<br />

persona no esté involucrada en su salvación. La invitación <strong>de</strong>l evangelio está<br />

clarísimamente dirigida a la voluntad <strong>de</strong> la persona, como se ve en Apocalipsis 22:17: «El<br />

que quiera, tome <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> la vida gratuitamente». Jesús <strong>de</strong>nunció a los judíos incrédulos<br />

porque no querían acudir a Él (Jn. 5:40). Cuando Pablo dice, ni <strong>de</strong>l que corre, no está<br />

negando que hemos <strong>de</strong> esforzarnos por entrar por la puerta estrecha (Lc. 13:24). Son<br />

necesarios un cierto fervor espiritual y disposición. Lo que suce<strong>de</strong> es que el querer <strong>de</strong>l<br />

hombre y su correr no son los factores primordiales y <strong>de</strong>terminantes: la salvación es <strong>de</strong>l<br />

Señor. Dice Morgan:<br />

Ni querer <strong>de</strong> nuestra parte, ni correr, pue<strong>de</strong> procurarnos la salvación que necesitamos, ni<br />

capacitarnos para entrar en las bendiciones que esta salvación provee. … Por nosotros<br />

mismos no tendremos el querer nuestra salvación ni haremos esfuerzo alguno por<br />

alcanzarla. Todo en la salvación humana proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios.<br />

9:17 La soberanía <strong>de</strong> Dios se ve no sólo en que muestra misericordia a algunos, sino en<br />

que endurece a otros. Como ejemplo, se cita a Faraón. No hay aquí sugerencia alguna <strong>de</strong><br />

que el monarca egipcio estuviera pre<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> su nacimiento. Lo que<br />

sucedió es esto: en su vida adulta <strong>de</strong>mostró ser malvado, cruel y sumamente obstinado. A<br />

pesar <strong>de</strong> las más solemnes advertencias, persistió en endurecer su corazón. Dios pudo<br />

haberlo <strong>de</strong>struido en el acto, pero no lo hizo. En lugar <strong>de</strong> ello, Dios lo mantuvo vivo para<br />

po<strong>de</strong>r exhibir Su po<strong>de</strong>r en él, y para que por medio <strong>de</strong> él, el nombre <strong>de</strong> Dios fuese<br />

conocido por toda la tierra.<br />

9:18 Faraón endureció su corazón una y otra vez, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> estas veces,<br />

Dios endureció adicionalmente el corazón <strong>de</strong> Faraón como juicio contra él. El mismo sol<br />

que fun<strong>de</strong> el hielo endurece la arcilla. El mismo sol que blanquea la ropa tuesta la piel. El<br />

mismo Dios que muestra misericordia al contrito <strong>de</strong> corazón endurece también al no<br />

arrepentido. La gracia rechazada es gracia <strong>de</strong>negada.


Dios tiene <strong>de</strong>recho a mostrar misericordia a quien Él escoja, y <strong>de</strong> endurecer a quién Él<br />

quiera. Pero por cuanto es Dios, jamás actúa con injusticia.<br />

9:19 La insistencia <strong>de</strong> Pablo acerca <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> Dios a hacer lo que a Él más le<br />

agra<strong>de</strong> suscita la objeción <strong>de</strong> que, en tal caso, no <strong>de</strong>bería lanzar reproches a nadie, porque,<br />

¿quién ha resistido jamás con éxito a su <strong>de</strong>signio? Para el objetante, el hombre es un peón<br />

impotente en el divino tablero <strong>de</strong> ajedrez. Nada que pueda hacer o <strong>de</strong>cir cambiará su suerte.<br />

9:20 El apóstol repren<strong>de</strong> primero la insolencia <strong>de</strong> cualquier criatura que ose encontrar<br />

falta con su Creador. El hombre finito, cargado <strong>de</strong> pecado, ignorancia y <strong>de</strong>bilidad, no está<br />

en situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>batir con Dios ni <strong>de</strong> poner en tela <strong>de</strong> juicio la sabiduría o rectitud <strong>de</strong> Sus<br />

caminos.<br />

9:21 Luego Pablo emplea la ilustración <strong>de</strong>l alfarero y <strong>de</strong>l barro para vindicar la<br />

soberanía <strong>de</strong> Dios. El alfarero entra en su taller un día y ve en el suelo un montón <strong>de</strong><br />

arcilla informe. Recoge un puñado <strong>de</strong> barro y lo pone sobre el torno, y da forma a un<br />

hermoso vaso. ¿Tiene <strong>de</strong>recho a hacer esto?<br />

El alfarero, naturalmente, es Dios. El barro es la pecadora y perdida humanidad. Si el<br />

alfarero la <strong>de</strong>jase sola, sería toda enviada al infierno. Y Él sería absolutamente justo y<br />

recto si la <strong>de</strong>jase sola. Pero, en lugar <strong>de</strong> ello, selecciona soberanamente a un puñado <strong>de</strong><br />

pecadores, los salva por Su gracia y los conforma a imagen <strong>de</strong> Su Hijo. ¿Tiene Él <strong>de</strong>recho a<br />

hacer esto? Recor<strong>de</strong>mos: No está con<strong>de</strong>nando arbitrariamente a los otros al infierno. Ya<br />

están con<strong>de</strong>nados por su propia obstinación e incredulidad.<br />

Dios tiene la potestad y autoridad absolutas para hacer <strong>de</strong> la misma masa un vaso para<br />

uso honroso y otro para uso <strong>de</strong>spreciable. En una situación en la que todos son indignos,<br />

Él pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>rramar Sus bendiciones don<strong>de</strong> <strong>de</strong>cida y retenerla siempre que quiera. «Don<strong>de</strong><br />

todos son inmerecedores», escribe Barnes, «lo más que se pue<strong>de</strong> pedir es que no trate a<br />

nadie <strong>de</strong> manera injusta».<br />

9:22 Pablo presenta a Dios, el gran Alfarero, como afrontando un aparente conflicto <strong>de</strong><br />

intereses. Por una parte, quiere mostrar Su ira y exhibir Su po<strong>de</strong>r en Su acción <strong>de</strong> castigar<br />

el pecado. Pero por otra, quiere actuar pacientemente con los vasos <strong>de</strong> ira preparados<br />

para <strong>de</strong>strucción. Es el contraste entre la recta severidad <strong>de</strong> Dios, en primer lugar, y Su<br />

misericordiosa longanimidad, en segundo lugar. Y el argumento es: «Si Dios quedaría<br />

justificado en castigar inmediatamente a los malvados, y, en lugar <strong>de</strong> esto, muestra una gran<br />

paciencia para con ellos, ¿quién pue<strong>de</strong> encontrarle falta por ello?».<br />

Observemos cuidadosamente la frase vasos <strong>de</strong> ira preparados para <strong>de</strong>strucción. Los<br />

vasos <strong>de</strong> ira son aquellos cuyos pecados los ponen bajo la ira <strong>de</strong> Dios. Quedan<br />

preparados para <strong>de</strong>strucción por su propio pecado, <strong>de</strong>sobediencia y rebelión, y no por<br />

ningún <strong>de</strong>creto arbitrario <strong>de</strong> Dios.<br />

9:23 ¿Quién pue<strong>de</strong> objetar si Dios quiere hacer notorias las riquezas <strong>de</strong> Su gloria a<br />

personas a las que quiere mostrar misericordia —personas a las que Él preparó <strong>de</strong><br />

antemano para gloria eterna?—. Aquí parece especialmente útil el comentario <strong>de</strong> C. R.<br />

Erdman:<br />

La soberanía <strong>de</strong> Dios nunca se ejercita con<strong>de</strong>nando a hombres que <strong>de</strong>bieran ser salvos,<br />

sino más bien ha resultado en la salvación <strong>de</strong> hombres que <strong>de</strong>bieran quedar perdidos.<br />

Dios no prepara vasos <strong>de</strong> ira para <strong>de</strong>strucción, sino que prepara vasos <strong>de</strong> misericordia<br />

para gloria.


9:24 Pablo i<strong>de</strong>ntifica los vasos <strong>de</strong> misericordia como aquellos <strong>de</strong> nosotros que somos<br />

cristianos, a los que Dios ha llamado tanto <strong>de</strong>l ámbito judío como <strong>de</strong>l gentil. Esto pone el<br />

fundamento para mucho <strong>de</strong> lo que ha <strong>de</strong> seguir —la exclusión <strong>de</strong> todos excepto un<br />

remanente <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel y el llamamiento <strong>de</strong> los gentiles a un puesto <strong>de</strong> privilegio.<br />

9:25 El apóstol cita dos versículos <strong>de</strong> Oseas para mostrar que el llamamiento <strong>de</strong> los<br />

gentiles no <strong>de</strong>bería ser una sorpresa para los judíos. El primero es Oseas 2:23: «Llamaré<br />

pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no amada, amada». Ahora bien, en realidad,<br />

en Oseas estas palabras se refieren a Israel y no a los gentiles. Miran a<strong>de</strong>lante al tiempo<br />

cuando Israel será restaurada como pueblo <strong>de</strong> Dios y Su amada. Pero cuando Pablo las cita<br />

aquí en Romanos, las aplica al llamamiento a los gentiles. ¿Qué <strong>de</strong>recho tiene Pablo a hacer<br />

un cambio tan radical? La respuesta es que el Espíritu Santo que inspiró las palabras en<br />

primer lugar tiene <strong>de</strong>recho a reinterpretarlas o a darles una aplicación nueva más a<strong>de</strong>lante.<br />

9:26 El segundo versículo es Oseas 1:10: «Y en el lugar don<strong>de</strong> se les dijo: Vosotros<br />

no sois pueblo mío, allí serán llamados hijos <strong>de</strong>l Dios viviente». Una vez más, en su<br />

contexto <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> este versículo no se refiere a los gentiles, sino que<br />

<strong>de</strong>scribe la futura restauración <strong>de</strong> Israel al favor <strong>de</strong> Dios. Pero Pablo lo aplica al<br />

reconocimiento que hace Dios <strong>de</strong> los gentiles como hijos <strong>de</strong> Él. Aquí tenemos otra<br />

ilustración <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que cuando el Espíritu Santo cita versículos <strong>de</strong>l AT en el NT,<br />

pue<strong>de</strong> aplicarlos con <strong>de</strong>recho como Él <strong>de</strong>sea.<br />

9:27 El rechazamiento <strong>de</strong> todos excepto <strong>de</strong> un remanente <strong>de</strong> Israel se trata en 9:27–29.<br />

Isaías predijo que sólo una minoría <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel serían salvos, aunque la nación<br />

misma pudiese crecer hasta llegar a ser muy numerosa (Is. 10:22).<br />

9:28 Cuando Isaías dijo: Porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra<br />

cabalmente y con brevedad (Is. 10:23), se estaba refiriendo a la invasión babilónica <strong>de</strong><br />

Palestina y al consiguiente exilio <strong>de</strong> Babilonia. La sentencia era la obra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> juicio.<br />

Al citar estas palabras, Pablo dice que lo que sucedió a Israel en el pasado podría suce<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> nuevo en su tiempo.<br />

9:29 Y como predijo Isaías (en una parte anterior <strong>de</strong> su profecía): Si el Señor <strong>de</strong> los<br />

ejércitos <strong>de</strong>l cielo no les hubiera <strong>de</strong>jado algunos sobrevivientes, Israel habría sido como<br />

Sodoma y Gomorra (Is. 1:9).<br />

9:30 ¿Cuál, pregunta Pablo, es la conclusión <strong>de</strong> todo esto por lo que toca a esta actual<br />

Era <strong>de</strong> la Iglesia? La primera conclusión es que los gentiles, que como rasgo característico<br />

no iban tras la justicia, sino tras la maldad, y que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no seguían una justicia<br />

propia, han alcanzado la justicia, por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesucristo. No todos los<br />

gentiles, naturalmente, sino aquellos que creyeron en Cristo fueron justificados.<br />

9:31 Israel, en cambio, que buscaba la justificación sobre la base <strong>de</strong> guardar la ley,<br />

nunca halló una ley por medio <strong>de</strong> la que pudiesen obtener la justicia.<br />

9:32 La razón <strong>de</strong> ello es evi<strong>de</strong>nte. Rehusaron creer que la justificación es por fe en<br />

Cristo, sino que persistieron obstinadamente tratando <strong>de</strong> obrar su propia justicia por méritos<br />

personales. Tropezaron en la piedra <strong>de</strong> tropiezo, Cristo Jesús el Señor.<br />

9:33 Esto es precisamente lo que el Señor predijo por medio <strong>de</strong> Isaías. La venida <strong>de</strong>l<br />

Mesías a Jerusalén iba a tener un efecto doble. Para algunos resultaría ser piedra <strong>de</strong><br />

tropiezo y roca <strong>de</strong> caída (Is. 8:14). Otros creerían en él y todo el que creyese en él no<br />

hallaría motivo para ser avergonzado, confundido ni frustrado (Is. 28:16).<br />

B. El presente <strong>de</strong> Israel (Cap. 10)


10:1 Las enseñanzas <strong>de</strong> Pablo eran <strong>de</strong> lo más <strong>de</strong>sagradable para los judíos inconversos.<br />

Lo consi<strong>de</strong>raban traidor y enemigo <strong>de</strong> Israel. Pero aquí él asegura a sus hermanos<br />

cristianos a los que estaba escribiendo que lo que más <strong>de</strong>leite podría dar a su corazón y<br />

aquello por lo que oraba a Dios con todo fervor por Israel era para salvación.<br />

10:2 Lejos <strong>de</strong> con<strong>de</strong>narlos como impíos e irreligiosos, el apóstol da testimonio <strong>de</strong> que<br />

tienen celo <strong>de</strong> Dios. Esto se hacía evi<strong>de</strong>nte por su cuidadoso cumplimiento <strong>de</strong> los rituales y<br />

ceremonias <strong>de</strong>l judaísmo, y por su intolerancia frente a toda doctrina contraria. Pero no hay<br />

suficiente con el celo; ha <strong>de</strong> combinarse con la verdad. Si no, pue<strong>de</strong> hacer más mal que<br />

bien.<br />

10:3 Aquí es don<strong>de</strong> fracasaban ellos. Porque ignorando la justicia <strong>de</strong> Dios, ignoraban<br />

con ello el hecho <strong>de</strong> que Dios imputa justicia sobre el principio <strong>de</strong> la fe y no <strong>de</strong> las obras.<br />

Y al ignorar esto, procuraban producir su propia justicia guardando la ley. Intentaban<br />

ganarse el favor <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> sus propios esfuerzos, por su carácter y por sus<br />

propias buenas obras. Rehusaban firmemente someterse al plan <strong>de</strong> Dios para consi<strong>de</strong>rar<br />

justos a aquellos pecadores impíos que creen en Su Hijo.<br />

10:4 Si sólo hubiesen creído en Cristo, se habrían dado cuenta <strong>de</strong> que Él es el fin <strong>de</strong> la<br />

ley, para justicia. El propósito <strong>de</strong> la ley es revelar el pecado, <strong>de</strong>jar convictos a los<br />

transgresores y con<strong>de</strong>narlos. Nunca pue<strong>de</strong> impartir justicia. La pena <strong>de</strong> la ley quebrantada<br />

es la muerte. Cuando un pecador recibe al Señor Jesucristo como su Salvador, la ley no<br />

tiene más que <strong>de</strong>cirle. Por medio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su Sustituto, ha muerto a la ley. Ha<br />

terminado con la ley y con el inútil intento <strong>de</strong> alcanzar la justicia por medio <strong>de</strong> la misma.<br />

10:5 En el lenguaje <strong>de</strong>l AT, po<strong>de</strong>mos oír la diferencia entre las palabras <strong>de</strong> la ley y las<br />

palabras <strong>de</strong> fe. En Levítico 18:5, por ejemplo, Moisés <strong>de</strong>scribe que el hombre que alcance<br />

la justicia que la ley exige vivirá por este cumplimiento. El énfasis recae sobre sus logros,<br />

su hacer.<br />

Naturalmente, esta <strong>de</strong>claración presenta un i<strong>de</strong>al que no pue<strong>de</strong> alcanzar ningún hombre<br />

pecador. Todo lo que está diciendo es que si alguien pudiese guardar la ley <strong>de</strong> manera<br />

perfecta y perpetua, no sería con<strong>de</strong>nado a muerte. Pero la ley fue dada a un pueblo que eran<br />

ya pecadores y que estaban ya con<strong>de</strong>nados a muerte. Incluso si pudiesen guardar la ley<br />

perfectamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel momento en a<strong>de</strong>lante, con todo esto seguirían estando perdidos,<br />

porque Dios <strong>de</strong>manda el pago <strong>de</strong> los pecados pasados. Toda esperanza que puedan tener los<br />

hombres <strong>de</strong> alcanzar la justicia por medio <strong>de</strong> la ley está con<strong>de</strong>nada al fracaso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

mismo punto <strong>de</strong> partida.<br />

10:6 A fin <strong>de</strong> mostrar que el lenguaje <strong>de</strong> la fe es muy diferente <strong>de</strong>l <strong>de</strong> la ley, Pablo cita<br />

primero Deuteronomio 30:12, 13, que dice:<br />

No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y<br />

nos lo hará oír para que lo cumplamos?<br />

Ni está al otro lado <strong>de</strong>l mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que<br />

nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin <strong>de</strong> que lo cumplamos?<br />

Lo interesante es que en su contexto en Deuteronomio estos versículos no se refieren en<br />

absoluto a la fe ni al evangelio. Se refieren a la ley, y <strong>de</strong> manera específica al mandamiento<br />

<strong>de</strong> «si te conviertes a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma» (Dt. 30:10b).<br />

Dios nos está diciendo que la ley no está escondida, y que no es distante ni inaccesible.<br />

Nadie ha <strong>de</strong> subir al cielo ni cruzar el mar para encontrarla. Está cerca, a mano, esperando<br />

ser obe<strong>de</strong>cida.<br />

Pero el apóstol Pablo toma estas palabras y las vuelve a aplicar al evangelio. Dice que<br />

el lenguaje <strong>de</strong> la fe no pi<strong>de</strong> a nadie que suba al cielo para hacer bajar a Cristo. Por una


parte, sería algo absolutamente imposible; pero a<strong>de</strong>más, sería totalmente innecesario,<br />

¡porque Cristo ya ha bajado a la tierra en Su Encarnación!<br />

10:7 Cuando el apóstol cita Deuteronomio 30:13, cambia <strong>de</strong> «¿Quién pasará por<br />

nosotros el mar?» a ¿Quién <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá al abismo? Su argumento es que el evangelio no<br />

pi<strong>de</strong> a nadie que <strong>de</strong>scienda al sepulcro para hacer subir a Cristo <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

Esto sería imposible, y a<strong>de</strong>más sería innecesario, porque Cristo ya ha resucitado <strong>de</strong> los<br />

muertos. Observemos que en 10:6, 7 tenemos las dos doctrinas tocantes a Cristo que más<br />

difíciles son <strong>de</strong> aceptar para un judío —Su Encarnación y Su Resurrección—. Pero ha <strong>de</strong><br />

aceptarlas si quiere ser salvo. Veremos estas dos doctrinas <strong>de</strong> nuevo en 10:9, 10.<br />

10:8 Si el evangelio no manda a los hombres que hagan cosas humanamente<br />

imposibles, ni lo que ya ha hecho el Señor, entonces, ¿qué es lo que sí dice?<br />

De nuevo Pablo adapta un versículo <strong>de</strong> Deuteronomio 30 para <strong>de</strong>cir que el evangelio<br />

está cerca, accesible, que es inteligible y se obtiene <strong>de</strong> manera fácil; se pue<strong>de</strong> expresar en la<br />

conversación familiar (en tu boca); y pue<strong>de</strong> ser fácilmente comprendido por la mente (en<br />

tu corazón) (Dt. 30:14). Son las buenas nuevas <strong>de</strong> la salvación por la fe que Pablo y los<br />

otros apóstoles predicaban.<br />

10:9 Aquí lo tenemos en pocas palabras: Primero has <strong>de</strong> aceptar la verdad <strong>de</strong> la<br />

Encarnación, que el Bebé <strong>de</strong>l pesebre <strong>de</strong> Belén es el Señor <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria, que el<br />

Jesús <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> es el Señor (Jehová) <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>.<br />

Segundo, has <strong>de</strong> aceptar la verdad <strong>de</strong> Su resurrección, con todo lo que ella involucra.<br />

Dios le levantó <strong>de</strong> los muertos como prueba <strong>de</strong> que Cristo había finalizado la obra<br />

necesaria para nuestra salvación, y <strong>de</strong> que Dios está satisfecho con aquella obra. Creer esto<br />

con el corazón significa creer con las capacida<strong>de</strong>s mentales, emocionales y volitivas.<br />

De modo que confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que<br />

Dios le levantó <strong>de</strong> los muertos. Es una apropiación personal <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo. Ésta es una fe salvadora.<br />

Frecuentemente se suscita esta cuestión: «¿Pue<strong>de</strong> una persona ser salva aceptando a<br />

Jesús como Salvador pero sin reconocerlo como Señor?». La Biblia no da aliento a nadie<br />

que crea con reservas mentales: «Tomaré a Jesús como mi Salvador, pero no quiero<br />

coronarle como Señor <strong>de</strong> todo». Por otra parte, aquellos que hacen <strong>de</strong>l sometimiento a Jesús<br />

como Señor una condición <strong>de</strong> la salvación se enfrentan a este problema: «¿Hasta qué punto<br />

ha <strong>de</strong> ser reconocido como Señor?». Pocos cristianos preten<strong>de</strong>rán haberse rendido a Él <strong>de</strong><br />

esta manera absoluta y completa. Cuando presentamos el evangelio, hemos <strong>de</strong> mantener<br />

que la fe es la única condición para la justificación. Pero hemos <strong>de</strong> recordar también<br />

constantemente a los pecadores y a los santos que Jesús Cristo es Señor (Jehová Dios), y<br />

que <strong>de</strong>bería ser reconocido como tal.<br />

10:10 Como explicación adicional, Pablo escribe que con el corazón se cree para<br />

justicia. No se trata <strong>de</strong> un mero asentimiento intelectual, sino <strong>de</strong> una genuina aceptación<br />

con todo el ser interior <strong>de</strong> uno. Cuando uno hace esto, queda en el acto justificado.<br />

Luego, con la boca se confiesa para salvación; es <strong>de</strong>cir, el creyente confiesa<br />

públicamente la salvación que ya ha recibido. La confesión no es una condición <strong>de</strong> la<br />

salvación, sino el resultado inevitable <strong>de</strong> lo que ha sucedido. «Si en Jesucristo has confiado,<br />

<strong>de</strong> Él darás testimonio <strong>de</strong>nodado.» Cuando alguien realmente cree algo, quiere compartirlo<br />

con los <strong>de</strong>más. De modo que cuando una persona realmente nace <strong>de</strong> nuevo, es algo<br />

<strong>de</strong>masiado bueno para mantenerlo en secreto; y confiesa a Cristo.<br />

Las Escrituras dan por supuesto que cuando una persona es salva, hará una confesión<br />

pública <strong>de</strong> esta salvación. Las dos cosas van juntas. Así, Kelly dijo: «Si no hay confesión


<strong>de</strong> Cristo el Señor con la boca, no po<strong>de</strong>mos hablar <strong>de</strong> salvación; como dijo nuestro Señor,<br />

―el que crea y sea bautizado, será salvo‖».<br />

Y Denney comenta:<br />

«Un corazón que cree para justicia y una boca que confiesa para salvación no son<br />

realmente dos cosas distintas, sino dos aspectos <strong>de</strong> lo mismo».<br />

Se suscita la cuestión <strong>de</strong> por qué viene primero la confesión en 10:9, y luego la<br />

creencia, mientras que en 10:10 la creencia viene primero, y luego la confesión. No es<br />

difícil hallar la respuesta. En el versículo 9 el énfasis recae en la Encarnación y en la<br />

resurrección, y estas doctrinas son mencionadas en su or<strong>de</strong>n histórico. La Encarnación<br />

viene primero —Jesús es Señor—. Luego la resurrección —Dios le resucitó <strong>de</strong> entre los<br />

muertos—. En el versículo 10 el énfasis recae sobre el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los acontecimientos en la<br />

salvación <strong>de</strong> un pecador. Primero, cree, y luego hace una pública confesión <strong>de</strong> su<br />

salvación.<br />

10:11 El apóstol cita ahora Isaías 28:16 para enfatizar que todo aquel que cree en él,<br />

no será avergonzado. El pensamiento <strong>de</strong> una confesión pública <strong>de</strong> Cristo podría suscitar<br />

sentimientos <strong>de</strong> vergüenza, pero lo verda<strong>de</strong>ro es lo opuesto. Nuestra confesión <strong>de</strong> Él sobre<br />

la tierra lleva a Su confesión <strong>de</strong> nosotros en el cielo. La nuestra es una esperanza que nunca<br />

se verá frustrada.<br />

La palabra todo aquel constituye un vínculo con lo que sigue —o sea, que la gloriosa<br />

salvación <strong>de</strong> Dios es para todos, gentiles y judíos.<br />

10:12 En Romanos 3:23 aprendimos que no hay diferencia entre judíos y gentiles por lo<br />

que toca a la necesidad <strong>de</strong> salvación, puesto que todos son pecadores. Ahora apren<strong>de</strong>mos<br />

que no hay diferencia por lo que atañe a la disponibilidad <strong>de</strong> la salvación. El Señor no es<br />

un Dios exclusivo, sino que es Señor <strong>de</strong> todos, <strong>de</strong> toda la humanidad. Él es rico en gracia y<br />

misericordia para con todos los que le invocan.<br />

10:13 Joel 2:32 es citado para <strong>de</strong>mostrar la universalidad <strong>de</strong>l evangelio. Difícilmente<br />

podría uno <strong>de</strong>sear una <strong>de</strong>claración más sencilla <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la salvación que la que se<br />

encuentra en estas palabras: «Todo aquel que invocare el nombre <strong>de</strong>l Señor, será salvo».<br />

El nombre <strong>de</strong>l Señor significa el mismo SEÑOR.<br />

10:14 Pero un evangelio así presupone una proclamación universal. ¿De qué vale una<br />

salvación ofrecida a judíos y gentiles si jamás oyen <strong>de</strong> ella? ¡Aquí tenemos el pálpito <strong>de</strong> las<br />

misiones cristianas!<br />

En una serie <strong>de</strong> tres «cómo» (cómo… invocarán… creerán… oirán… sin haber<br />

quien les predique), el apóstol se vuelve sobre los pasos que conducen a la salvación <strong>de</strong><br />

judíos y gentiles. Quizá quedará más claro si invertimos el or<strong>de</strong>n, como sigue:<br />

Dios envía a Sus siervos.<br />

Ellos predican las buenas nuevas <strong>de</strong> salvación.<br />

Los pecadores oyen <strong>de</strong>l ofrecimiento <strong>de</strong> la vida en Cristo.<br />

Algunos <strong>de</strong> los que oyen creen el mensaje.<br />

Los que creen invocan al Señor.<br />

Los que le invocan son salvos.<br />

Hodge observa que este es un argumento basado sobre el principio <strong>de</strong> que si Dios<br />

or<strong>de</strong>na el fin, también or<strong>de</strong>na los medios para alcanzar el fin. Esto, como hemos dicho, es la


ase <strong>de</strong>l movimiento misionero cristiano. Pablo está aquí vindicando su predicación <strong>de</strong>l<br />

evangelio a los gentiles, política que los judíos incrédulos consi<strong>de</strong>raban imperdonable.<br />

10:15 Dios es Aquel que envía. Nosotros somos los enviados. ¿Y qué estamos<br />

haciendo acerca <strong>de</strong> ello? ¿Tenemos nosotros hermosos… pies como los que Isaías<br />

adscribió a Aquel que trajo buenas nuevas (Is. 52:7)? Isaías escribe <strong>de</strong> los hermosos pies<br />

<strong>de</strong> Él —es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l Mesías—. Aquí en Romanos 10:15 el «él» viene a ser el «ellos». Él<br />

vino con hermosos pies hace 1900 años. Ahora es nuestro privilegio y responsabilidad ir<br />

con hermosos pies a un mundo perdido y agonizante.<br />

10:16 Mas, para constante dolor <strong>de</strong> Pablo, la realidad es que <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel no<br />

todos dieron oído al evangelio. Isaías había profetizado en este sentido cuando preguntó:<br />

«Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?» (Is. 53:1). La pregunta <strong>de</strong>manda esta<br />

respuesta: «No muchos». Cuando se proclamó el anuncio <strong>de</strong> la Primera Venida <strong>de</strong>l Mesías,<br />

no muchos respondieron.<br />

10:17 En esta cita <strong>de</strong> Isaías, Pablo observa que la creencia mencionada por el profeta<br />

brota <strong>de</strong>l mensaje oído, y que el mensaje viene por medio <strong>de</strong> la palabra acerca <strong>de</strong>l Mesías.<br />

De modo que da la conclusión <strong>de</strong> que la fe viene <strong>de</strong>l oír; y el oír, por medio <strong>de</strong> la palabra<br />

<strong>de</strong> Dios. La fe viene a los hombres cuando oyen nuestra predicación tocante al Señor<br />

Jesucristo, que naturalmente se basa en la palabra escrita <strong>de</strong> Dios.<br />

Pero oír con los oídos no es suficiente. Es necesario escuchar con un corazón y mente<br />

abiertos, con disposición a escuchar la verdad <strong>de</strong> Dios. El que así lo haga <strong>de</strong>scubrirá que la<br />

palabra tiene el timbre <strong>de</strong> la verdad, y que la verdad se acredita a sí misma. Entonces,<br />

creerá. Tendría que quedar claro, naturalmente, que el oír al que se alu<strong>de</strong> en este versículo<br />

no involucra exclusivamente a los oídos. El mensaje podría ser leído, por ejemplo. De<br />

modo que «oír» significa recibir la palabra por cualquier medio que sea.<br />

10:18 ¿Cuál entonces ha sido el problema? ¿No han oído tanto judíos como gentiles la<br />

predicación <strong>de</strong>l evangelio? Sí. Pablo toma prestadas las palabras <strong>de</strong>l Salmo 19:4 para<br />

mostrar que así ha sido. Dice: ¡Sí, por cierto! «Por toda la tierra ha salido la voz <strong>de</strong><br />

ellos, Y sus palabras hasta los confines <strong>de</strong> la tierra».<br />

Pero lo sorpren<strong>de</strong>nte es que estas palabras <strong>de</strong>l Salmo 19 no se refieren al evangelio.<br />

Más bien se refieren allí al testimonio universal <strong>de</strong>l sol, <strong>de</strong> la luna y <strong>de</strong> las estrellas acerca<br />

<strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios. Pero, como hemos dicho, Pablo las toma prestadas, y viene a <strong>de</strong>cir que<br />

son igualmente ciertas <strong>de</strong> la proclamación <strong>de</strong>l evangelio en su propio día. Por inspiración<br />

<strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios, el apóstol toma a menudo un pasaje <strong>de</strong>l AT y lo aplica <strong>de</strong> una manera<br />

muy distinta. El mismo Espíritu que dio originalmente las palabras tiene <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego<br />

<strong>de</strong>recho a volverlas a aplicar más a<strong>de</strong>lante.<br />

10:19 El llamamiento a los gentiles y el rechazamiento <strong>de</strong>l evangelio por la mayoría <strong>de</strong><br />

judíos no <strong>de</strong>biera haber constituido sorpresa a la nación <strong>de</strong> Israel. Sus propias escrituras<br />

pre<strong>de</strong>cían justo lo que iba a suce<strong>de</strong>r. Por ejemplo, Dios advirtió que Él iba a provocar a<br />

Israel a celos mediante un pueblo que no es pueblo (los gentiles), y que provocaría a ira a<br />

Israel con una nación insensata e idólatra (Dt. 32:21).<br />

10:20 Con un lenguaje aún más osado, Isaías cita al Señor como siendo hallado por<br />

los gentiles, que no estaban realmente buscándole, y manifestándose a los que no<br />

preguntaban por Él (Is. 65:1). Tomados como un todo, los gentiles no buscaban a Dios.<br />

Se sentían satisfechos con sus religiones paganas. Pero muchos <strong>de</strong> ellos sí respondieron<br />

cuando oyeron el evangelio. Hablando relativamente, los gentiles respondieron más que los<br />

judíos.


10:21 Frente a esta imagen <strong>de</strong> los gentiles acudiendo en masa a Jehová, Isaías presenta<br />

al Señor en pie, con Sus manos extendidas e invitando todo el día a la nación <strong>de</strong> Israel, y<br />

encontrando sólo <strong>de</strong>sobediencia y un obstinado rechazo.<br />

C. El futuro <strong>de</strong> Israel (Cap. 11)<br />

11:1 ¿Qué hay <strong>de</strong>l futuro <strong>de</strong> Israel? ¿Será cierto, como enseñan algunos, que Dios ha<br />

terminado con Israel, que la <strong>iglesia</strong> es ahora el Israel <strong>de</strong> Dios, y que todas las promesas <strong>de</strong><br />

Israel se aplican ahora a la <strong>iglesia</strong>? Romanos 11 es una <strong>de</strong> las más enérgicas refutaciones <strong>de</strong><br />

esta postura en toda la Biblia.<br />

La pregunta inicial <strong>de</strong> Pablo significa: «¿Acaso ha <strong>de</strong>sechado Dios a su pueblo<br />

totalmente? Es <strong>de</strong>cir, ¿ha sido <strong>de</strong>sechado cada israelita?». ¡En modo alguno! El argumento<br />

es que aunque Dios ha <strong>de</strong>sechado a su pueblo, como se afirma <strong>de</strong> forma clara en 11:15,<br />

esto no significa que haya <strong>de</strong>sechado a cada uno <strong>de</strong> ellos. El mismo Pablo es una prueba <strong>de</strong><br />

que el <strong>de</strong>sechamiento no ha sido completo. A fin <strong>de</strong> cuentas, él era un israelita, <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Abraham, y <strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong> Benjamín. Sus cre<strong>de</strong>nciales como judío eran<br />

innegables.<br />

11:2 De modo que hemos <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r la primera parte <strong>de</strong> este versículo como<br />

diciendo: «Dios no ha <strong>de</strong>sechado completamente a su pueblo, al cual conoció <strong>de</strong><br />

antemano». La situación era similar a la que hubo en tiempos <strong>de</strong> Elías. La masa <strong>de</strong> la<br />

nación se había apartado <strong>de</strong> Dios a los ídolos. ¡Y las condiciones llegaron a ser tales que<br />

Elías oró contra Israel en lugar <strong>de</strong> en favor <strong>de</strong> la nación!<br />

11:3 Recordó Elías al Señor cómo el pueblo había acallado la voz <strong>de</strong> los profetas<br />

dándoles muerte. Habían <strong>de</strong>rribado los altares <strong>de</strong> Dios. Le parecía que la suya era la única<br />

voz fiel para Dios que quedaba, y su vida estaba en peligro inminente.<br />

11:4 Pero la situación no era tan tenebrosa y <strong>de</strong>sesperada como Elías había temido.<br />

Dios recordó al profeta que se había reservado siete mil hombres que habían rehusado<br />

seguir a la nación en su culto a Baal.<br />

11:5 Lo que era cierto entonces es cierto ahora: Dios nunca se <strong>de</strong>ja sin testimonio.<br />

Siempre ha tenido un fiel remanente escogido por Sí mismo como especiales objetos <strong>de</strong> Su<br />

gracia.<br />

11:6 Dios no escoge a este remanente en base <strong>de</strong> sus obras, sino por gracia. Estos dos<br />

principios —la gracia y las obras— son mutuamente excluyentes. Un don no se pue<strong>de</strong><br />

ganar. Lo que es gratis no se pue<strong>de</strong> comprar. Lo que es inmerecido no pue<strong>de</strong> merecerse.<br />

Felizmente, la elección <strong>de</strong> Dios se basó en la gracia, no en las obras; en otro caso, nadie<br />

jamás podría haber sido escogido.<br />

11:7 Así, la conclusión es que Israel no llegó a alcanzar la justicia porque la buscaban<br />

mediante sus propios esfuerzos y no por medio <strong>de</strong> la obra consumada <strong>de</strong> Cristo. El<br />

remanente, escogido por Dios, alcanzó la justicia por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesús. La<br />

nación sufrió lo que podría llamarse ceguera judicial. El rechazo a recibir el Mesías tuvo<br />

como resultado una menor capacidad e inclinación a recibirlo.<br />

11:8 Esto es precisamente lo que había predicho el AT que iba a suce<strong>de</strong>r (Is. 29:10; Dt.<br />

29:4). Dios los abandonó a un estado <strong>de</strong> estupor en el que se volvieron insensibles a las<br />

realida<strong>de</strong>s espirituales. Debido a que rehusaron ver al Señor Jesús como Mesías y Salvador,<br />

ahora perdieron la capacidad <strong>de</strong> verle. Por cuanto no quisieron oír la voz suplicante <strong>de</strong>


Dios, ahora se veían azotados <strong>de</strong> sor<strong>de</strong>ra espiritual. Este terrible juicio persiste hasta el día<br />

<strong>de</strong> hoy.<br />

11:9 David predijo también este juicio <strong>de</strong> Dios sobre Israel. En el Salmo 69:22, 23<br />

<strong>de</strong>scribió al rechazado Salvador invocando a Dios para que volviese su mesa en trampa y<br />

en red. La mesa significa aquí toda la suma <strong>de</strong> los privilegios y bendiciones que surgieron<br />

<strong>de</strong> Cristo. Lo que pudiera haber sido una bendición se transformó en una maldición.<br />

11:10 En el pasaje <strong>de</strong> los Salmos, el sufriente Salvador invoca también a Dios contra<br />

sus enemigos para que los ojos <strong>de</strong> ellos sean oscurecidos… para siempre y para que<br />

que<strong>de</strong>n sus espinazos doblados bajo el agobio <strong>de</strong>l afán o en la vejez (o que sus lomos les<br />

tiemblen continuamente).<br />

11:11 Pablo suscita ahora otra cuestión. ¿Acaso han tropezado los <strong>de</strong> Israel para<br />

quedar caídos? Aquí tenemos que suplir las palabras <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>finitiva, o para siempre.<br />

¿Tropezaron para que cayesen y nunca jamás fuesen restaurados? El apóstol niega esta<br />

sugerencia <strong>de</strong> manera enfática. El propósito <strong>de</strong> Dios es restaurador. Su propósito es que<br />

como resultado <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> ellos, pueda venir la salvación a los gentiles, provocando así<br />

a Israel a celos. Estos celos tienen el propósito <strong>de</strong> volver a Israel <strong>de</strong> nuevo, finalmente, a<br />

Dios.<br />

Pablo no niega la caída <strong>de</strong> Israel. De hecho, la admite en este mismo versículo: Con su<br />

caída vino la salvación a los gentiles; y también en el siguiente versículo: «Si su caída es<br />

la riqueza <strong>de</strong>l mundo…». Pero se opone vigorosamente a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que Dios haya<br />

abandonado a Israel para siempre.<br />

11:12 Como resultado <strong>de</strong>l rechazo <strong>de</strong>l evangelio por parte <strong>de</strong> Israel, la nación fue<br />

echada a un lado y el evangelio proclamado a los gentiles. En este sentido, la caída <strong>de</strong><br />

Israel ha significado la riqueza <strong>de</strong>l mundo, y la pérdida <strong>de</strong> Israel ha sido la ganancia <strong>de</strong> los<br />

gentiles.<br />

Pero si esto es cierto, ¡cuánto más resultará la restauración <strong>de</strong> Israel en bendición para<br />

todo el mundo! Cuando Israel se vuelva al Señor al terminar la Gran Tribulación, se<br />

convertirá en un canal <strong>de</strong> bendición a las naciones.<br />

11:13 El apóstol se dirige aquí a los gentiles (11:13–24). Algunos piensan que es a los<br />

cristianos gentiles en Roma, pero este pasaje exige una diferente audiencia: la <strong>de</strong> las<br />

naciones gentiles como tales. Nos será <strong>de</strong> gran ayuda para compren<strong>de</strong>r este pasaje<br />

contemplar a Pablo hablando <strong>de</strong> Israel nacionalmente, y a los gentiles como tales. No está<br />

refiriéndose a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios; si así fuera, tendríamos que hacer frente a la posibilidad <strong>de</strong><br />

que la <strong>iglesia</strong> fuese cortada (11:22), y esto no es escriturario.<br />

Por cuanto Pablo era apóstol <strong>de</strong> los gentiles, le era cosa muy natural hablarles <strong>de</strong><br />

manera muy franca. Al hacerlo así, estaba sólo cumpliendo con su ministerio.<br />

11:14 Trataba <strong>de</strong> ver si <strong>de</strong> alguna manera podía provocar a celos a los <strong>de</strong> su propia<br />

raza, para po<strong>de</strong>r ser usado para salvar a algunos <strong>de</strong> ellos (V.M.). Sabía él, y nosotros<br />

sabemos, que él mismo no podía salvar a nadie. Pero el Dios <strong>de</strong> salvación se i<strong>de</strong>ntifica tan<br />

estrechamente con Sus siervos que les permite hablar como haciendo lo que sólo Él pue<strong>de</strong><br />

hacer.<br />

11:15 Este versículo repite con diferentes palabras el argumento <strong>de</strong>l v. 12. Cuando<br />

Israel fue echado a un lado como pueblo escogido y terrenal <strong>de</strong> Dios, los gentiles fueron<br />

introducidos a una posición <strong>de</strong> privilegio con Dios, y así en un sentido figurado fueron<br />

reconciliados. Cuando Israel sea restaurado durante el Reinado Milenial <strong>de</strong> Cristo, será<br />

como una regeneración o resurrección <strong>de</strong> alcance mundial.


Esto pue<strong>de</strong> ser ilustrado con la experiencia <strong>de</strong> Jonás, que era una figura <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong><br />

Israel. Cuando Jonás fue echado <strong>de</strong> la nave durante la tempestad, esto resultó en la<br />

liberación o salvación <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> navegantes. Pero cuando Jonás fue restaurado y<br />

predicó a Nínive, resultó en salvación para una ciudad llena <strong>de</strong> gentiles. Del mismo modo<br />

el rechazo temporal <strong>de</strong> Israel por parte <strong>de</strong> Dios ha resultado en que el evangelio ha salido a<br />

un puñado <strong>de</strong> gentiles, hablando <strong>de</strong> manera relativa. Pero cuando Israel sea restaurado,<br />

gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> gentiles serán introducidas en el reino <strong>de</strong> Dios.<br />

11:16 Ahora Pablo emplea dos metáforas. La primera tiene que ver con las primicias y<br />

la masa, la segunda con la raíz y las ramas. Las primicias y la masa nos hablan <strong>de</strong> una<br />

masa <strong>de</strong> harina, no <strong>de</strong> fruto. En Números 15:19–21 leemos que se consagraba un trozo <strong>de</strong><br />

masa al Señor como ofrenda levantada. El argumento es que si la porción <strong>de</strong> masa es<br />

separada para el Señor, así lo es toda la masa que podría ser hecha <strong>de</strong> aquella harina.<br />

En cuanto a la aplicación, las primicias es Abraham. Él era santo en el sentido <strong>de</strong> que<br />

fue separado para Dios. Si esto fue cierto <strong>de</strong> él, es cierto <strong>de</strong> su posteridad escogida. Ellos<br />

son separados a una posición <strong>de</strong> privilegio externo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

La segunda metáfora es la raíz y las ramas. Si la raíz es separada, también lo son las<br />

ramas. Abraham es la raíz en el sentido <strong>de</strong> que él fue el primero en ser apartado por Dios<br />

para constituir una nueva sociedad, distinta <strong>de</strong> las naciones. Si Abraham fue separado,<br />

también lo son los que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n <strong>de</strong> él por la línea escogida.<br />

11:17 El apóstol sigue con la metáfora <strong>de</strong> la raíz y <strong>de</strong> las ramas.<br />

Las ramas que fueron <strong>de</strong>sgajadas dan imagen <strong>de</strong> la porción incrédula <strong>de</strong> las doce tribus<br />

<strong>de</strong> Israel. Debido a su rechazo <strong>de</strong>l Mesías, fueron quitadas <strong>de</strong> su puesto <strong>de</strong> privilegio como<br />

pueblo escogido <strong>de</strong> Dios. Pero sólo algunas <strong>de</strong> las ramas fueron cortadas. Un remanente<br />

<strong>de</strong> la nación, incluido el mismo Pablo, había recibido al Señor.<br />

El olivo silvestre se refiere a los gentiles, contemplados como un pueblo y fue<br />

injertado en el olivo.<br />

Con ellas (las ramas propias) los gentiles participaron <strong>de</strong> la raíz y <strong>de</strong> la rica savia <strong>de</strong>l<br />

olivo. Los gentiles comparten la posición <strong>de</strong> favor que había pertenecido originalmente a<br />

Israel y que sigue poseyendo el remanente creyente <strong>de</strong> Israel.<br />

En esta ilustración es importante ver que el tronco <strong>de</strong>l olivo no es Israel, sino más bien<br />

la línea <strong>de</strong> privilegio <strong>de</strong> Dios a lo largo <strong>de</strong> los siglos. Si el tronco fuese Israel, tendríamos la<br />

confusa imagen <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong>sgajado <strong>de</strong> Israel y luego vuelto a injertar en Israel.<br />

Es también importante recordar que la rama <strong>de</strong>l olivo silvestre no es la <strong>iglesia</strong>, sino los<br />

gentiles contemplados colectivamente. En caso contrario haríamos frente a la posibilidad <strong>de</strong><br />

que unos verda<strong>de</strong>ros creyentes fuesen cortados <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong> Dios. Pablo ya ha mostrado que<br />

tal cosa es imposible (Ro. 8:38, 39).<br />

Cuando <strong>de</strong>cimos que el tronco <strong>de</strong>l árbol es la línea <strong>de</strong> privilegio a lo largo <strong>de</strong> los siglos,<br />

¿qué queremos <strong>de</strong>cir por «línea <strong>de</strong> privilegio»? Dios <strong>de</strong>cidió separar cierto pueblo para que<br />

ocupase un lugar especial <strong>de</strong> cercanía con Él. Serían separados <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l mundo y<br />

gozarían <strong>de</strong> unos especiales privilegios. Gozarían <strong>de</strong> lo que hoy podríamos llamar<br />

«posición <strong>de</strong> nación más favorecida». En las diferentes eras <strong>de</strong> la historia, Dios iba a tener<br />

un círculo íntimo especial.<br />

La nación <strong>de</strong> Israel fue la primera en estar en la línea <strong>de</strong> privilegio. Era el antiguo<br />

pueblo terrenal escogido por Dios. Por su rechazo <strong>de</strong>l Mesías, algunas <strong>de</strong> estas ramas<br />

fueron <strong>de</strong>sgajadas y perdieron así su posición <strong>de</strong> «hijo favorito». Los gentiles fueron<br />

injertados en el olivo y llegaron a ser partícipes con los judíos creyentes <strong>de</strong> la raíz y <strong>de</strong> la<br />

rica savia <strong>de</strong>l olivo. La raíz señala retrospectivamente a Abraham, con quien comenzó la


línea <strong>de</strong> privilegio. La rica savia <strong>de</strong>l olivo se refiere a su productividad —es <strong>de</strong>cir, a la rica<br />

cosecha <strong>de</strong> aceitunas y al aceite que <strong>de</strong> ellas se <strong>de</strong>riva—. Aquí, la rica savia <strong>de</strong>signa los<br />

privilegios que se disfrutaban por la unión con el olivo.<br />

11:18 Pero los gentiles no <strong>de</strong>berían adoptar una actitud <strong>de</strong> superioridad espiritual sobre<br />

los judíos, ni jactarse sobre ellos. Toda jactancia así pier<strong>de</strong> <strong>de</strong> vista que ellos no originaron<br />

la línea <strong>de</strong> privilegio. Más bien, es la línea <strong>de</strong> privilegio la que les puso don<strong>de</strong> se<br />

encuentran, en un puesto <strong>de</strong> especial favor.<br />

11:19 Pablo anticipa la objeción <strong>de</strong>l gentil imaginario con quien está conversando, y se<br />

dirige a él: Dirás entonces: Las ramas fueron <strong>de</strong>sgajadas para que yo fuese injertado.<br />

11:20 El apóstol admite que esta <strong>de</strong>claración es parcialmente cierta. Las ramas judías<br />

fueron <strong>de</strong>sgajadas, y los gentiles fueron injertados. Pero fue <strong>de</strong>bido a la incredulidad <strong>de</strong><br />

Israel, no <strong>de</strong>bido a que los gentiles tuviesen ningún especial <strong>de</strong>recho ante Dios. Los gentiles<br />

estaban injertados porque, como pueblo, por la fe estaba en pie. Esta expresión, por la fe<br />

estás en pie, parece indicar que Pablo está refiriéndose a verda<strong>de</strong>ros creyentes. Pero éste no<br />

es necesariamente el sentido. La única manera en que los gentiles estaban en pie por la fe<br />

era que, en comparación, <strong>de</strong>mostraban más fe que los judíos. Así, Jesús dijo a un centurión<br />

gentil: «Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan gran<strong>de</strong>» (Lc. 7:9). Y más tar<strong>de</strong><br />

Pablo dijo a los judíos en Roma: «Sabed, pues, que a los gentiles ha sido enviada esta<br />

salvación <strong>de</strong> Dios; y ellos oirán» (Hch. 28:28). Observemos: «Ellos oirán». Como pueblo,<br />

son más receptivos al evangelio hoy que Israel. Estar en pie aquí es lo opuesto a caer.<br />

Israel había caído <strong>de</strong> su lugar <strong>de</strong> privilegio. Los gentiles habían sido injertados en este<br />

puesto.<br />

Pero que el que está en pie tenga cuidado que no caiga. Los gentiles no <strong>de</strong>berían<br />

envanecerse con soberbia, sino más bien temer.<br />

11:21 Si Dios no dudó en cortar las ramas naturales <strong>de</strong> la línea <strong>de</strong> privilegio, no hay<br />

razón alguna para creer que Él vaya a eximir a las ramas <strong>de</strong>l olivo silvestre en<br />

circunstancias similares.<br />

11:22 Del mismo modo, en la parábola <strong>de</strong>l olivo silvestre vemos dos gran<strong>de</strong>s facetas<br />

contrastantes <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> Dios —Su bondad y Su severidad—. Su severidad se<br />

manifiesta en la eliminación <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> nación favorecida. Su bondad se<br />

manifiesta en que Él se vuelve a los gentiles con el evangelio (ver Hch. 13:46; 18:6). Pero<br />

esta bondad no se pue<strong>de</strong> dar por <strong>de</strong>scontada. El injerto gentil podría ser también cortado si<br />

no mantiene esta relativa apertura que el Señor halló durante Su ministerio terrenal (Mt.<br />

8:10; Lc. 7:9).<br />

Se <strong>de</strong>be tener siempre presente que Pablo no está hablando <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> ni <strong>de</strong> creyentes<br />

individuales. Se está refiriendo al conjunto <strong>de</strong> los gentiles como un todo. Nada jamás podrá<br />

separar al Cuerpo <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> la Cabeza, y nada pue<strong>de</strong> separar a un creyente <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong><br />

Dios, pero los pueblos gentiles pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>puestos <strong>de</strong> su actual posición <strong>de</strong> privilegio<br />

especial.<br />

11:23 Y el cortamiento <strong>de</strong> Israel no tiene por qué ser <strong>de</strong>finitivo. Y aun ellos, si<br />

abandonan su incredulidad nacional, no hay por qué Dios no pueda volverlos a poner en<br />

su puesto original <strong>de</strong> privilegio. No sería imposible que Dios lo hiciese.<br />

11:24 De hecho, sería para Dios un proceso mucho menos violento restaurar a Israel<br />

como Su pueblo privilegiado que poner a los gentiles en este puesto. El pueblo <strong>de</strong> Israel<br />

eran las ramas originales en el árbol <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong> Dios, y por ello son llamadas las ramas<br />

naturales. Las ramas gentiles provenían <strong>de</strong> un olivo silvestre. Injertar una rama <strong>de</strong> olivo<br />

silvestre en un buen olivo es una operación antinatural, o, como dice Pablo, es contra


naturaleza. Injertar ramas naturales en su propio buen olivo original es un proceso<br />

totalmente acor<strong>de</strong> con la naturaleza <strong>de</strong> las cosas.<br />

11:25 Ahora el apóstol revela que la futura restauración <strong>de</strong> Israel no es meramente una<br />

posibilidad, sino que es un hecho seguro. Lo que Pablo ahora revela es un misterio —una<br />

verdad hasta ahora <strong>de</strong>sconocida—, una verdad que no podría ser conocida por el intelecto<br />

humano sin ayuda, pero una verdad que ahora se da a conocer. Pablo la expone para que los<br />

creyentes gentiles no se tengan por sensatos en su propia opinión, mirando con<br />

menosprecio a los judíos, llenos <strong>de</strong> sus propios prejuicios nacionalistas y antisemitas. Este<br />

misterio es como sigue:<br />

Ha acontecido a Israel endurecimiento en parte. No ha afectado a toda la nación,<br />

sino sólo al segmento incrédulo.<br />

Este endurecimiento es temporal. Proseguirá sólo hasta que haya entrado la plenitud<br />

<strong>de</strong> los gentiles. Esta plenitud <strong>de</strong> los gentiles se refiere al momento en que el último<br />

miembro será añadido a la <strong>iglesia</strong>, y a cuando el Cuerpo completado <strong>de</strong> Cristo será<br />

arrebatado al hogar celestial. La plenitud <strong>de</strong> los gentiles <strong>de</strong>be distinguirse <strong>de</strong> los tiempos<br />

<strong>de</strong> los gentiles (Lc. 21:24). La frase «tiempos <strong>de</strong> los gentiles» se refiere a todo el periodo <strong>de</strong><br />

la dominación gentil sobre los judíos, comenzando con el cautiverio babilónico (2 Cr. 36:1–<br />

21) y terminando con el regreso <strong>de</strong> Cristo a la tierra para reinar.<br />

11:26 En tanto que la ceguera judicial <strong>de</strong> Israel es quitada en el tiempo <strong>de</strong>l<br />

Arrebatamiento, esto no significa que todo Israel será salvo en el acto. Los judíos serán<br />

convertidos a lo largo <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación, pero el remanente escogido entero no<br />

será salvo hasta que Cristo regrese a la tierra como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores.<br />

Cuando Pablo dice que todo Israel será salvo, se refiere a todo el Israel creyente. La<br />

porción incrédula <strong>de</strong> la nación será <strong>de</strong>struida en la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo (Zac. 13:8, 9).<br />

Sólo aquellos que digan «Bendito el que viene en el nombre <strong>de</strong>l Señor» serán salvados para<br />

entrar en el reino.<br />

A esto se refería Isaías cuando habló <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor acudiendo a Sion y quitando <strong>de</strong><br />

Jacob la transgresión (Is. 59:20). Observemos que no es la venida <strong>de</strong> Cristo a Belén, sino<br />

<strong>de</strong> Su venida a Sion —es <strong>de</strong>cir, Su Segunda Venida.<br />

11:27 Es la misma ocasión a la que se hace referencia en Isaías 27:9 y Jeremías 31:33,<br />

34, cuando Dios quitará sus pecados, en base <strong>de</strong> las estipulaciones <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto.<br />

11:28 Así que podríamos recapitular la actual posición <strong>de</strong> Israel diciendo primero que<br />

respeto al evangelio, son enemigos por causa <strong>de</strong> vosotros. Son enemigos en el sentido <strong>de</strong><br />

estar proscritos, echados a un lado, alienados <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> modo que el evangelio<br />

pudiese ir a los gentiles.<br />

Pero esto es sólo una parte <strong>de</strong> la realidad. En cuanto a la elección, son amados por<br />

causa <strong>de</strong> los padres —es <strong>de</strong>cir, por causa <strong>de</strong> Abraham, Isaac y Jacob.<br />

11:29 La razón <strong>de</strong> que sigan siendo amados es que los dones y el llamamiento <strong>de</strong> Dios<br />

nunca se rescin<strong>de</strong>n. Dios no vuelve a tomar Sus dones. Una vez ha hecho una promesa<br />

incondicional nunca se vuelve atrás. Él dio a Israel los especiales privilegios relacionados<br />

en 9:4, 5. Llamó a Israel para que fuese Su pueblo terrenal (Is. 48:12), separado <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong><br />

las naciones. Nada hará cambiar Su propósito.<br />

11:30 Los gentiles eran en otro tiempo un pueblo indómito, <strong>de</strong>sobedientes, pero<br />

cuando Israel menospreció al Mesías y el evangelio <strong>de</strong> la salvación, Dios se volvió en<br />

misericordia a los gentiles.<br />

11:31 En el futuro tendrá lugar una secuencia algo similar <strong>de</strong> acontecimientos. La<br />

<strong>de</strong>sobediencia <strong>de</strong> Israel irá seguida <strong>de</strong> misericordia, cuando serán provocados a celos por


la misericordia dada a los gentiles. Algunos enseñan que es por medio <strong>de</strong> que los gentiles<br />

mostrarán misericordia a los judíos que serán los judíos restaurados, pero sabemos que no<br />

es así. La restauración <strong>de</strong> Israel tendrá lugar por medio <strong>de</strong> la Segunda Venida <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús (ver 11:26 y 27).<br />

11:32 Cuando leemos este versículo por primera vez, podríamos llegar a tener la i<strong>de</strong>a<br />

<strong>de</strong> que Dios con<strong>de</strong>nó arbitrariamente tanto a judíos como a gentiles a la incredulidad, y que<br />

no había nada que ellos pudiesen hacer contra ello. Pero no es esto lo que aquí se comunica.<br />

La incredulidad era <strong>de</strong> ellos mismos. Lo que el versículo está diciendo es esto: que<br />

habiendo hallado <strong>de</strong>sobedientes tanto a judíos como a gentiles, se presenta a Dios como<br />

encarcelándolos en esta condición, para que no hubiese para ellos camino <strong>de</strong> salida excepto<br />

bajo Sus condiciones.<br />

Esta <strong>de</strong>sobediencia abrió el camino para que Dios tuviese misericordia <strong>de</strong> todos, tanto<br />

judíos como gentiles. No hay aquí sugerencia sobre una salvación universal. Dios ha<br />

mostrado misericordia a los gentiles, y mostrará también misericordia a los judíos, pero<br />

esto no asegura la salvación <strong>de</strong> todos. Aquí es una misericordia en unas líneas nacionales.<br />

Dice George Williams:<br />

Dios, habiendo puesto a prueba tanto a la nación hebrea como a las naciones gentiles, y<br />

habiendo ambas fracasado bajo la prueba, las encerró en incredulidad, para que, estando<br />

manifiestamente carentes <strong>de</strong> todo mérito, y habiendo claramente perdido todo <strong>de</strong>recho al<br />

favor divino, pudiese, en las inescrutables riquezas <strong>de</strong> Su gracia, tener misericordia <strong>de</strong><br />

todos.<br />

11:33 Esta doxología final mira atrás a toda la Epístola y a las maravillas divinas que se<br />

han expuesto. Pablo ha expuesto el maravilloso plan <strong>de</strong> la salvación por el que un Dios<br />

justo pue<strong>de</strong> salvar a pecadores impíos y seguir siendo justo en ello. Ha mostrado cómo la<br />

obra <strong>de</strong> Cristo dio más gloria a Dios y más bendición a los hombres que lo que perdió Adán<br />

por su pecado. Ha explicado cómo la gracia produce una vida santa <strong>de</strong> una forma que la ley<br />

jamás podría hacer. Ha seguido la inquebrantable ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong>l propósito <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

presciencia hasta la final glorificación. Ha expuesto la doctrina <strong>de</strong> la elección soberana y la<br />

concomitante doctrina <strong>de</strong> la responsabilidad humana. Y ha seguido la justicia y la armonía<br />

<strong>de</strong> los tratos dispensacionales <strong>de</strong> Dios con Israel y las naciones. Ahora, nada podría ser más<br />

apropiado que este estallido en un himno <strong>de</strong> alabanza y adoración.<br />

¡Oh profundidad <strong>de</strong> las riquezas <strong>de</strong> la sabiduría y <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> Dios!<br />

¡Las riquezas <strong>de</strong> Dios! Él es rico en misericordia, amor, gracia, fi<strong>de</strong>lidad, po<strong>de</strong>r y<br />

bondad.<br />

¡La sabiduría <strong>de</strong> Dios! Su sabiduría es infinita, inescrutable, incomparable e<br />

invencible.<br />

¡El conocimiento <strong>de</strong> Dios! «Dios es omnisciente», escribe Arthur W. Pink: «Él lo<br />

conoce todo: todo lo posible; todo lo real; todos los acontecimientos, todas las criaturas, <strong>de</strong>l<br />

pasado, <strong>de</strong>l presente y <strong>de</strong>l futuro».<br />

Sus <strong>de</strong>cisiones son inescrutables: son <strong>de</strong>masiado profundas para que las mentes<br />

mortales podamos compren<strong>de</strong>rlas plenamente. Los caminos mediante los que dispone la<br />

creación, la historia, la re<strong>de</strong>nción y la provi<strong>de</strong>ncia están más allá <strong>de</strong> nuestra limitada<br />

comprensión.<br />

11:34 Ningún ser creado pue<strong>de</strong> conocer la mente <strong>de</strong>l Señor, excepto hasta allá don<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>ci<strong>de</strong> revelarse. E incluso entonces vemos como a través <strong>de</strong> un espejo, oscuramente (1 Co.


13:12). Nadie tiene capacidad para aconsejar a Dios. No necesita nuestro consejo, ni<br />

tampoco le sería <strong>de</strong> provecho (véase Is. 40:13).<br />

11:35 Nadie jamás ha hecho que Dios sea su <strong>de</strong>udor (véase Job 41:11). ¿Qué dones<br />

nuestros podrían jamás poner al Eterno en una situación en la que Él tuviese que<br />

<strong>de</strong>volvernos nada?<br />

11:36 El Omnipotente está contenido en Sí mismo. Él es la fuente <strong>de</strong> todo bien. Él es el<br />

Agente activo en la sustentación y control <strong>de</strong>l universo, y Él es el objeto para el que todo ha<br />

sido creado. Todo está <strong>de</strong>signado para darle gloria a Él.<br />

¡Así sea! A Él sea la gloria por los siglos. Amén.<br />

III. SOBRE LA CONDUCTA: VIVIENDO EL EVANGELIO<br />

(Caps. 12–16)<br />

El resto <strong>de</strong> Romanos respon<strong>de</strong> a: ¿Cómo <strong>de</strong>berían respon<strong>de</strong>r en sus vidas diarias<br />

aquellos que han sido justificados por la gracia? Pablo presenta nuestros <strong>de</strong>beres para con<br />

otros creyentes, para con el gobierno y para con nuestros hermanos más débiles.<br />

A. Con consagración personal (12:1–2)<br />

12:1 Una seria y <strong>de</strong>vota consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las misericordias <strong>de</strong> Dios, tal como han sido<br />

expuestas en los capítulos 1–11, lleva sólo a una conclusión —que <strong>de</strong>beríamos presentar<br />

nuestros cuerpos como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Nuestros cuerpos<br />

significan nuestros miembros, y, por extensión, nuestras vidas enteras.<br />

La entrega total es nuestro culto racional (V.M.). Es nuestro culto racional en este<br />

sentido: si el Hijo <strong>de</strong> Dios ha muerto por mí, entonces lo menos que puedo hacer es vivir<br />

para Él. «Si Jesucristo es Dios y murió por mí», dijo el atleta británico C. T. Studd,<br />

«entonces ningún sacrificio <strong>de</strong> mi parte para Él pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong>». El gran<br />

himno <strong>de</strong> Isaac Watts dice lo mismo: «Un amor tan asombroso, divinal, mi corazón<br />

<strong>de</strong>manda, mi vida, todo mi ser».<br />

Culto racional. Esto también se pue<strong>de</strong> traducir como «adoración espiritual». Como<br />

creyentes-sacerdotes, no acudimos a Dios con los cuerpos <strong>de</strong> animales muertos, sino con el<br />

sacrificio espiritual <strong>de</strong> vidas entregadas. También le ofrecemos nuestro servicio (Ro.<br />

15:16), nuestra alabanza (He. 13:15) y nuestras posesiones (He. 13:16).<br />

12:2 Segundo, Pablo nos apremia a no adaptarnos a las formas <strong>de</strong> este mundo, o,<br />

como lo parafrasea Phillips: «No <strong>de</strong>jéis que el mundo os comprima <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su propio<br />

mol<strong>de</strong>». Cuando llegamos al reino <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>beríamos abandonar las pautas mentales y los<br />

estilos <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>l mundo.<br />

El mundo (literalmente, la edad) se emplea aquí para <strong>de</strong>notar la sociedad o el sistema<br />

que el hombre ha edificado para hacerse a sí mismo feliz sin Dios. Es un reino antagónico a<br />

Dios. El dios y príncipe <strong>de</strong> este mundo es Satanás (2 Co. 4:4; Jn. 12:31; 14:30; 16:11).<br />

Todas las personas inconversas son sus súbditos. Intenta él atraer y retener a las personas<br />

por medio <strong>de</strong> la concupiscencia <strong>de</strong> los ojos, la concupiscencia <strong>de</strong> la carne y la soberbia <strong>de</strong> la<br />

vida (1 Jn. 2:16). El mundo tiene su propia política, arte, música, religión, diversiones,<br />

pautas mentales y estilos <strong>de</strong> vida, y trata <strong>de</strong> conseguir que cada uno se amol<strong>de</strong> a su cultura<br />

y costumbres. Odia a los inconformistas —como Cristo y Sus seguidores.


Cristo murió para liberarnos <strong>de</strong> este mundo. El mundo ha sido crucificado para<br />

nosotros, y nosotros hemos sido crucificados al mundo. Sería una absoluta <strong>de</strong>slealtad por<br />

parte <strong>de</strong> los creyentes amar al mundo. Todo aquel que ama al mundo es enemigo <strong>de</strong> Dios.<br />

Los creyentes no son <strong>de</strong> este mundo, como Cristo tampoco es <strong>de</strong> este mundo. Pero son<br />

enviados al mundo para testificar que sus obras son malas y que la salvación está disponible<br />

para todos los que ponen su fe en el Señor Jesucristo. No sólo <strong>de</strong>beríamos ser separados <strong>de</strong>l<br />

mundo; <strong>de</strong>beríamos ser transformados por medio <strong>de</strong> la renovación <strong>de</strong> nuestra mente, lo<br />

que significa que <strong>de</strong>beríamos pensar como Dios piensa, tal como está revelado en la Biblia.<br />

Luego podremos experimentar la conducción directa <strong>de</strong> Dios en nuestras vidas. Y<br />

encontraremos que en lugar <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>sabrida y dura, Su voluntad es buena, acepta y<br />

perfecta (V.M.).<br />

Aquí, pues, tenemos tres claves para conocer la voluntad <strong>de</strong> Dios. La primera es un<br />

cuerpo entregado, la segunda, una vida separada, y la tercera, una mente transformada.<br />

B. Con el servicio por medio <strong>de</strong> dones espirituales (12:3–8)<br />

12:3 Pablo habla aquí por la gracia que le había sido dada a él como apóstol <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús. Va a tratar con varias formas <strong>de</strong> pensamiento recto y torcido.<br />

Primero dice que no hay nada en el evangelio que pueda alentar a nadie a tener un<br />

complejo <strong>de</strong> superioridad. Nos apremia a ser humil<strong>de</strong>s en el ejercicio <strong>de</strong> nuestros dones.<br />

Nunca <strong>de</strong>beríamos tener i<strong>de</strong>as exageradas <strong>de</strong> nuestra propia importancia. Tampoco<br />

<strong>de</strong>beríamos tener envidia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Más bien, <strong>de</strong>beríamos darnos cuenta <strong>de</strong> que cada<br />

persona es singular y <strong>de</strong> que todos tenemos una importante función que llevar a cabo para<br />

nuestro Señor. Deberíamos sentirnos felices en el lugar que Dios repartió a cada uno en el<br />

Cuerpo, y <strong>de</strong>beríamos tratar <strong>de</strong> ejercitar nuestros dones con toda la energía que Dios suple.<br />

12:4 El cuerpo humano tiene muchos miembros, pero cada uno tiene un papel singular<br />

que ejercer. La salud y el bienestar <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> un funcionamiento apropiado<br />

<strong>de</strong> cada miembro.<br />

12:5 Así es como son las cosas en el cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Hay unidad (un cuerpo),<br />

diversidad (muchos), e inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (miembros los unos <strong>de</strong> los otros). Todo don que<br />

tengamos no es para nuestro uso egoísta ni para nuestra exhibición, sino para el bien <strong>de</strong>l<br />

cuerpo. Ningún don es autosuficiente, ni innecesario. Si reconocemos todo esto, pensamos<br />

sobriamente (12:3).<br />

12:6 Pablo da ahora instrucciones para el uso <strong>de</strong> ciertos dones. La lista no cubre todos<br />

los dones; tiene el propósito <strong>de</strong> ser sugestiva, no exhaustiva.<br />

Nuestros dones difieren según la gracia que nos es dada. En otras palabras, la gracia<br />

<strong>de</strong> Dios otorga diferentes dones a diferentes personas. Y Dios da la fuerza o capacidad<br />

necesarias para emplear aquellos dones que tenemos. De modo que somos responsables<br />

para emplear como buenos administradores estas capacida<strong>de</strong>s recibidas <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios.<br />

Los que tienen el don <strong>de</strong> la profecía, <strong>de</strong>ben usarlo conforme a la proporción <strong>de</strong> la fe<br />

que tienen. Un profeta es un portavoz <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, que <strong>de</strong>clara la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

Pue<strong>de</strong> que haya involucrada predicción, pero no es un elemento necesario <strong>de</strong> la profecía. En<br />

la <strong>iglesia</strong> primitiva, escribe Hodge, los profetas eran «hombres que hablaban bajo la<br />

influencia inmediata <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios, y transmitían alguna comunicación relacionada<br />

con verda<strong>de</strong>s doctrinales, con los <strong>de</strong>beres presentes, con acontecimientos futuros, todo<br />

según pudiese ser el caso». Su ministerio nos ha sido preservado en el NT. No pue<strong>de</strong> haber


adiciones inspiradas, proféticas, al cuerpo <strong>de</strong> doctrina cristiana, por cuanto la fe ha sido<br />

entregada <strong>de</strong> una vez por todas a los santos (véase Judas 3). De modo que en la actualidad<br />

un profeta es sencillamente alguien que <strong>de</strong>clara la mente <strong>de</strong> Dios tal como ha sido revelada<br />

en la Biblia. Dice Strong:<br />

Toda la profecía mo<strong>de</strong>rna que es cierta es tan sólo la renovada proclamación <strong>de</strong>l<br />

mensaje <strong>de</strong> Cristo —la proclamación y exposición <strong>de</strong> la verdad ya revelada en la Escritura.<br />

Los que entre nosotros tengan el don <strong>de</strong> profecía <strong>de</strong>berían usarlo conforme a la<br />

proporción <strong>de</strong> la fe. Pue<strong>de</strong> que signifique «en conformidad a la regla o norma <strong>de</strong> la fe», o,<br />

como traduce la V.M.: según la analogía <strong>de</strong> la fe —es <strong>de</strong>cir, en conformidad a las<br />

doctrinas <strong>de</strong> la fe cristiana tal como se encuentran en la Escritura—. O pue<strong>de</strong> que<br />

signifique: «conforme a la proporción <strong>de</strong> nuestra fe» —es <strong>de</strong>cir, hasta el punto en que Dios<br />

nos dé fe—. La mayor parte <strong>de</strong> las versiones suplen aquí el término «nuestra (fe)», pero no<br />

se encuentra en el original.<br />

12:8 Ministerio (V.M.) o servicio (RVR77) es un término muy amplio que significa<br />

servicio para el Señor. No se refiere al oficio, <strong>de</strong>beres o funciones <strong>de</strong> un clérigo (que es<br />

como se usa comúnmente en la actualidad). La persona que tiene el don <strong>de</strong>l ministerio<br />

tiene un corazón <strong>de</strong> siervo. Ve oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servir, y las aprovecha.<br />

Uno que enseña es el que pue<strong>de</strong> explicar la palabra <strong>de</strong> Dios y aplicarla a los corazones<br />

<strong>de</strong> sus oyentes. Sea cual sea nuestro don, <strong>de</strong>beríamos darnos a ello <strong>de</strong> todo corazón.<br />

12:8 Exhortación es el don <strong>de</strong> mover a los santos a <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> toda forma <strong>de</strong> mal y a<br />

empren<strong>de</strong>r nuevos logros para Cristo en santidad y servicio.<br />

Repartir es la dotación divina que inclina y capacita a alguien para ser consciente <strong>de</strong> las<br />

necesida<strong>de</strong>s y para ayudar a suplirlas. El que ejerce este don <strong>de</strong>bería hacerlo con<br />

liberalidad (BAS).<br />

El don <strong>de</strong> presidir está casi ciertamente conectado con la obra <strong>de</strong> los ancianos (y quizá<br />

también <strong>de</strong> los diáconos) en una <strong>iglesia</strong> local. El anciano es un subpastor que va <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

la grey y que guía con cuidado y solicitud.<br />

El don <strong>de</strong> misericordia es la capacidad y talento sobrenatural <strong>de</strong> ayudar a los<br />

angustiados. Los que tienen este don <strong>de</strong>berían ejercerlo con alegría. Naturalmente, todos<br />

<strong>de</strong>beríamos mostrar misericordia y hacerlo con alegría.<br />

Una señora cristiana dijo una vez: «Cuando mi madre envejeció y necesitó a alguien<br />

para cuidarla, mi marido y yo la invitamos a venir a vivir con nosotros. Hice todo lo que<br />

pu<strong>de</strong> para darle comodidad. Cocinaba para ella, hacía su colada, la llevaba en el auto, y<br />

generalmente me cuidaba <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s. Pero mientras hacía todo aquello<br />

externamente, me sentía infeliz en mi interior. Inconscientemente, me resentía <strong>de</strong> la<br />

perturbación <strong>de</strong> nuestra vida normal. A veces mi madre me <strong>de</strong>cía: ―No te veo sonreír nunca.<br />

¿Por qué nunca sonríes?‖ Lo que me pasaba era que estaba haciendo misericordia, pero no<br />

con alegría».<br />

C. En relación con la sociedad (12:9–21)<br />

12:9 Luego Pablo da una lista <strong>de</strong> algunos rasgos que cada creyente <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>sarrollar<br />

en sus tratos con otros cristianos y con los inconversos.


El amor <strong>de</strong>bería ser sin fingimiento. No <strong>de</strong>bería llevar una máscara, sino ser genuino,<br />

sincero y no afectado.<br />

Deberíamos aborrecer lo malo en todas sus formas. En este contexto, lo malo significa<br />

probablemente todas las actitu<strong>de</strong>s y acciones no amorosas, toda malicia y odio. Lo bueno,<br />

en contraste, significa cada manifestación <strong>de</strong> amor sobrenatural.<br />

12:10 En nuestras relaciones con los que están en la familia <strong>de</strong> la fe, <strong>de</strong>beríamos exhibir<br />

nuestro amor mediante un afecto lleno <strong>de</strong> ternura, y no mediante una fría indiferencia o<br />

aceptación rutinaria.<br />

Deberíamos preferir ver honrar a otros más que a nosotros mismos. Una vez un amado<br />

siervo <strong>de</strong> Cristo estaba en una estancia lateral con otros notables antes <strong>de</strong> una reunión.<br />

Varios habían pasado ya a la tarima antes <strong>de</strong> que fuese su turno. Cuando apareció por la<br />

puerta, estalló un atronador aplauso para él. Rápidamente se echó a un lado y aplaudió, para<br />

no compartir el honor que él sinceramente creía que estaba <strong>de</strong>stinado a otros.<br />

12:11 La pintoresca traducción <strong>de</strong> Moffatt <strong>de</strong> este versículo es: «No <strong>de</strong>jéis nunca que<br />

vuestro celo se abata; mantened vuestro resplandor espiritual, servid al Señor». Aquí nos<br />

vienen a la mente las palabras <strong>de</strong> Jeremías 48:10: «¡Maldito el que haga indolentemente la<br />

obra <strong>de</strong> Jehová!».<br />

No <strong>de</strong>bemos displicentes ser, la vida es un momento,<br />

Y el pecado está presente.<br />

Nuestra edad es sólo <strong>de</strong> la hoja la caída,<br />

Una lágrima <strong>de</strong>sprendida.<br />

No <strong>de</strong>bemos el tiempo inconscientes malgastar;<br />

En un mundo así con todo empeño hemos <strong>de</strong> actuar.<br />

Horatius Bonar<br />

12:12 No importa cuáles sean nuestras circunstancias presentes, po<strong>de</strong>mos y <strong>de</strong>beríamos<br />

regocijarnos en nuestra esperanza —la venida <strong>de</strong> nuestro Salvador, la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong><br />

nuestros cuerpos, y nuestra gloria eterna—. Somos exhortados a ser sufridos en la<br />

tribulación —es <strong>de</strong>cir, a soportarla con valor—. Una resistencia vencedora así es la que<br />

pue<strong>de</strong> tornar tal miseria en gloria. Deberíamos ser constantes en la oración. Es en la<br />

oración que se hace la obra y se alcanzan las victorias. La oración trae el po<strong>de</strong>r a nuestras<br />

vidas y paz a nuestros corazones. Cuando oramos en el Nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús, llegamos<br />

lo más cercano posible a la omnipotencia que el hombre mortal pueda jamás llegar. Por<br />

ello, nos hacemos un flaco servicio a nosotros mismos cuando <strong>de</strong>scuidamos la oración.<br />

12:13 Los santos necesitados los encontramos por todas partes —los <strong>de</strong>sempleados, los<br />

que se han arruinado por facturas médicas, predicadores y misioneros olvidados en lugares<br />

oscuros, y jubilados cuyos recursos han disminuido—. La verda<strong>de</strong>ra vida <strong>de</strong>l Cuerpo<br />

significa compartir con los necesitados.<br />

«No mostrando mala gana en proveer <strong>de</strong> comida o cama a quien lo necesite» (JBP). La<br />

hospitalidad es un arte perdido. Casas y apartamentos pequeños se presentan como<br />

excusas para no recibir a cristianos que están <strong>de</strong> paso. Quizá no queremos hacer frente al<br />

trabajo e incomodidad añadidos. Pero olvidamos que cuando damos hospitalidad a los hijos<br />

<strong>de</strong> Dios, es lo mismo que si la estuviésemos dando al mismo Señor. Nuestros hogares<br />

<strong>de</strong>berían ser como el hogar en Betania, don<strong>de</strong> Jesús gustaba <strong>de</strong> estar.


12:14 Somos llamados a mostrar bondad para con nuestros perseguidores, en lugar <strong>de</strong><br />

intentar <strong>de</strong>squitarnos. Se precisa <strong>de</strong> la vida divina para respon<strong>de</strong>r con una cortesía a la<br />

malignidad y al perjuicio. La respuesta natural es mal<strong>de</strong>cir y vengarse.<br />

12:15 Empatía es la capacidad <strong>de</strong> compartir vicariamente sentimientos y emociones <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>más. Ten<strong>de</strong>mos a ser celosos cuando otros se regocijan, y pasar <strong>de</strong> largo cuando se<br />

duelen. El camino <strong>de</strong> Dios es entrar en los goces y los dolores <strong>de</strong> los que nos ro<strong>de</strong>an.<br />

12:16 Ser <strong>de</strong>l mismo sentir unos con otros (BAS) no significa que hemos <strong>de</strong> verlo<br />

todo idéntico en cuestiones no esenciales. No se trata tanto <strong>de</strong> uniformidad mental como <strong>de</strong><br />

armonía en las relaciones.<br />

Deberíamos evitar todo tipo <strong>de</strong> petulancia y <strong>de</strong>beríamos mostrarnos tan abiertos para<br />

con las personas humil<strong>de</strong>s y sencillas como con las ricas y <strong>de</strong> alta posición. Cuando un<br />

ilustre cristiano llegó a la terminal, le recibieron unos lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía<br />

hablar. La limusina se acercó para llevarlo a un lujoso hotel. «¿Quién recibe generalmente a<br />

los predicadores visitantes aquí?», preguntó él. Le mencionaron una anciana pareja en una<br />

mo<strong>de</strong>sta casa que estaba cerca. «Preferiría quedarme allí», dijo.<br />

Una vez más, el apóstol advierte en contra <strong>de</strong> que el creyente sea sabio en su propia<br />

opinión. La conciencia <strong>de</strong> que no tenemos nada que no hayamos recibido <strong>de</strong>bería<br />

guardarnos <strong>de</strong> un ego hinchado.<br />

12:17 Pagar mal por mal es la práctica común <strong>de</strong>l mundo. La gente habla <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>squitarse, <strong>de</strong> ajustar las cuentas, o <strong>de</strong> darle a alguien su merecido. Pero este <strong>de</strong>leite en la<br />

venganza no <strong>de</strong>bería tener lugar en las vidas <strong>de</strong> los redimidos. En vez <strong>de</strong> ello, <strong>de</strong>berían<br />

actuar <strong>de</strong> una forma honrosa ante los insultos y perjuicios, igual que en todas las<br />

circunstancias <strong>de</strong> la vida. Procurad significa pensad en, o tened solicitud acerca <strong>de</strong>.<br />

12:18 Los cristianos no <strong>de</strong>berían ser innecesariamente provocativos ni contenciosos. La<br />

justicia <strong>de</strong> Dios no es obrada mediante beligerancia e ira. Deberíamos amar la paz, hacer la<br />

paz y estar en paz. Cuando hayamos ofendido a otros, o cuando alguien nos haya ofendido,<br />

<strong>de</strong>beríamos trabajar incesantemente por una resolución pacífica <strong>de</strong> la cuestión.<br />

12:19 Hemos <strong>de</strong> resistir a la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> vengar los males que nos sean hechos. La<br />

expresión <strong>de</strong>jad lugar a la ira pue<strong>de</strong> significar <strong>de</strong>jar que Dios se cui<strong>de</strong> <strong>de</strong> ello, o pue<strong>de</strong><br />

significar que nos sometamos <strong>de</strong> forma no pasiva en un espíritu <strong>de</strong> no resistencia. El resto<br />

<strong>de</strong>l versículo favorece la primera interpretación —echarse atrás y <strong>de</strong>jar que la ira <strong>de</strong> Dios<br />

se cui<strong>de</strong> <strong>de</strong> ello—. La venganza es prerrogativa <strong>de</strong> Dios. No <strong>de</strong>beríamos interferirnos en<br />

aquello que es Su <strong>de</strong>recho. Él pagará a Su <strong>de</strong>bido tiempo y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>bida manera. Escribe<br />

Lenski:<br />

Dios ha dispuesto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace largo tiempo toda la cuestión <strong>de</strong> aplicar la justicia a los<br />

malhechores. Ninguno escapará. Se hará perfecta justicia en cada caso, y se hará <strong>de</strong> manera<br />

perfecta. Si alguno <strong>de</strong> nosotros interfiriese, sería el colmo <strong>de</strong> la presunción.<br />

12:20 El cristianismo va más allá <strong>de</strong> la no resistencia a la benevolencia activa. No<br />

<strong>de</strong>struye a sus enemigos por la violencia, sino que los convierte por amor. Alimenta a su<br />

enemigo cuando tiene hambre y satisface su sed, amontonando así sobre su cabeza<br />

carbones encendidos. Si el tratamiento <strong>de</strong> los carbones encendidos parece cruel, se <strong>de</strong>be a<br />

que esta expresión idiomática no es apropiadamente comprendida. Amontonar carbones<br />

encendidos sobre la cabeza <strong>de</strong> alguien significa hacerlo avergonzarse <strong>de</strong> su hostilidad<br />

sorprendiéndole con una bondad nada convencional.


12:21 Darby explica la primera parte <strong>de</strong> este versículo <strong>de</strong> la siguiente forma: «Si mi mal<br />

humor te pone <strong>de</strong> mal humor, has sido vencido por el mal». Y el gran científico negro,<br />

George Washington Carver, dijo una vez: «Nunca <strong>de</strong>jaré que nadie arruine mi vida<br />

llevándome a que le odie».<br />

Sino vence con el bien el mal. Es rasgo característico <strong>de</strong> la enseñanza cristiana que no<br />

se <strong>de</strong>tiene con una prohibición negativa, sino que pasa a la exhortación positiva. El mal<br />

pue<strong>de</strong> ser vencido con el bien. Esta es el arma que <strong>de</strong>beríamos emplear con más frecuencia.<br />

Stanton trató a Lincoln con un odio ponzoñoso. Dijo que era una insensatez ir a África<br />

en busca <strong>de</strong> gorilas cuando el gorila original se podía encontrar en Springfield, Illinois.<br />

Lincoln se lo tomó con tranquilidad. Más a<strong>de</strong>lante, Lincoln <strong>de</strong>signó a Stanton para el cargo<br />

<strong>de</strong> ministro <strong>de</strong> la guerra, consi<strong>de</strong>rando que era el más idóneo para este cargo. Después que<br />

Lincoln fuese asesinado, Stanton lo <strong>de</strong>signó como el más gran<strong>de</strong> lí<strong>de</strong>r humano. ¡El amor<br />

había vencido!<br />

D. En relación con el gobierno (13:1–7)<br />

13:1 Los que han sido justificados por la fe están obligados a someterse al gobierno<br />

humano. En realidad, esta obligación se aplica a todos, pero el apóstol se dirige aquí<br />

especialmente al creyente. Dios estableció el gobierno humano <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l diluvio, cuando<br />

<strong>de</strong>cretó: «El que <strong>de</strong>rrame sangre <strong>de</strong> hombre, por el hombre su sangre será <strong>de</strong>rramada» (Gn.<br />

9:6). Este <strong>de</strong>creto dio autoridad a los hombres para juzgar los asuntos criminales y castigar<br />

a los culpables.<br />

En toda sociedad or<strong>de</strong>nada ha <strong>de</strong> haber autoridad y sujeción a esta autoridad. En caso<br />

contrario tenemos un estado <strong>de</strong> anarquía, y no se pue<strong>de</strong> sobrevivir <strong>de</strong> forma in<strong>de</strong>finida bajo<br />

la anarquía. Cualquier gobierno es mejor que ningún gobierno. De modo que Dios ha<br />

instituido el gobierno humano, y no existe ningún gobierno aparte <strong>de</strong> Su voluntad. Esto no<br />

significa que Él aprueba todo lo que hagan los gobernantes humanos. Des<strong>de</strong> luego, ¡Él no<br />

aprueba la corrupción, la brutalidad y la tiranía! Pero persiste la realidad <strong>de</strong> que las<br />

autorida<strong>de</strong>s que hay, por Dios han sido or<strong>de</strong>nadas.<br />

Los creyentes pue<strong>de</strong>n vivir victoriosamente en una <strong>de</strong>mocracia, en una monarquía<br />

constitucional o incluso en un régimen totalitario. Ningún gobierno humano es mejor que<br />

los hombres que lo componen. Por eso, ninguno <strong>de</strong> nuestros gobiernos es perfecto. El único<br />

gobierno i<strong>de</strong>al es una monarquía benéfica con el Señor Jesucristo como Rey. Será útil<br />

recordar que Pablo escribió esta sección sobre sujeción al gobierno humano mientras el<br />

infame Nerón era Emperador. Aquellos fueron días negros para los cristianos. Nerón los<br />

acusó <strong>de</strong> un fuego que <strong>de</strong>struyó media ciudad <strong>de</strong> Roma (y que quizá or<strong>de</strong>nó él mismo).<br />

Hizo que algunos creyentes fuesen sumergidos en brea, y luego los encendió como<br />

antorchas vivientes para iluminar sus orgías. Otros fueron cosidos en pieles <strong>de</strong> animales y<br />

echados a perros salvajes para ser <strong>de</strong>spedazados.<br />

13:2 Y sin embargo sigue siendo cierto que quien <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>zca o se rebele contra el<br />

gobierno <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ce y se rebela contra lo que Dios ha or<strong>de</strong>nado. Quien se opone a la<br />

autoridad legítima merece y recibe castigo.<br />

Hay una excepción, naturalmente. Un cristiano no está obligado a obe<strong>de</strong>cer si el<br />

gobierno le manda pecar o comprometer su lealtad para con Jesucristo (Hch. 5:29). Ningún<br />

gobierno tiene <strong>de</strong>recho a imponerse a la conciencia <strong>de</strong> nadie. De modo que hay ocasiones<br />

en las que un creyente tiene que incurrir en la ira <strong>de</strong> los hombres, por obe<strong>de</strong>cer a Dios. En


tales casos ha <strong>de</strong> estar dispuesto a sufrir la pena sin quejas in<strong>de</strong>bidas. Bajo ningunas<br />

circunstancias <strong>de</strong>bería rebelarse contra el gobierno ni unirse a intentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrocarlo.<br />

13:3 Como regla general, los que hacen lo bueno no tienen por qué temer a las<br />

autorida<strong>de</strong>s. Es sólo aquellos que quebrantan la ley que han <strong>de</strong> tener temor al castigo. De<br />

modo que si uno quiere gozar <strong>de</strong> una vida libre <strong>de</strong> multas, penalizaciones, juicios y cárcel,<br />

lo que ha <strong>de</strong> hacer es ser respetuoso con las leyes. Entonces ganará la aprobación <strong>de</strong> las<br />

autorida<strong>de</strong>s, no su censura.<br />

13:4 El gobernante, tanto si es presi<strong>de</strong>nte como si es gobernante, alcal<strong>de</strong> o juez, es<br />

ministro <strong>de</strong> Dios en el sentido <strong>de</strong> que es un siervo y representante <strong>de</strong>l Señor. Pue<strong>de</strong> no<br />

conocer personalmente a Dios, pero sigue siendo oficialmente el hombre <strong>de</strong>l Señor. Así,<br />

David se refirió una y otra vez al malvado rey Saúl como el ungido <strong>de</strong>l Señor (1 S. 24:6,<br />

10; 26:9, 11, 16, 23). A pesar <strong>de</strong> los repetidos atentados <strong>de</strong> Saúl contra la vida <strong>de</strong> David, el<br />

último no quería <strong>de</strong>jar que sus hombres dañasen al rey. ¿Por qué no? Porque Saúl era el rey,<br />

y como tal era el hombre <strong>de</strong>signado por Dios.<br />

Como siervos <strong>de</strong> Dios, se espera <strong>de</strong> los gobernantes que impulsen el bien <strong>de</strong>l pueblo —<br />

su seguridad, tranquilidad y bienestar general—. Si alguien insiste en quebrantar la ley,<br />

pue<strong>de</strong> esperar pagar por ello, porque el gobierno tiene autoridad para llevarlo a juicio y<br />

castigarlo. En la expresión no en vano lleva la espada tenemos una enérgica <strong>de</strong>claración<br />

acerca <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r con el que Dios ha investido al gobierno. La espada no es un mero e<br />

inocuo símbolo <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. Un cetro habría servido para ello. La espada parece referirse al<br />

po<strong>de</strong>r capital <strong>de</strong>l gobernante —es <strong>de</strong>cir, el <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r infligir la pena capital—. De modo que<br />

no sirve <strong>de</strong>cir que la pena capital era sólo para la era <strong>de</strong>l AT, y no para la <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong>. Aquí<br />

tenemos una <strong>de</strong>claración en el NT que implica que el gobernante tiene potestad para quitar<br />

la vida a uno que sea reo <strong>de</strong> pena capital. Los hay que argumentan citando Éxodo 20:13 en<br />

las diversas versiones: «No matarás». Pero este mandamiento se refiere al asesinato, y la<br />

pena capital no es asesinato. La palabra hebrea traducida «matar» en las diversas versiones<br />

significa <strong>de</strong> manera específica «asesinar», y así se reconoce en la Biblia <strong>de</strong> las Américas<br />

(margen). La pena capital estaba <strong>de</strong>mandada en la ley <strong>de</strong>l AT como castigo obligatorio para<br />

ciertos <strong>de</strong>litos graves.<br />

De nuevo el apóstol nos recuerda que el gobernante es servidor <strong>de</strong> Dios, pero esta vez<br />

aña<strong>de</strong>, vengador para castigar al que practica lo malo. En otras palabras, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser<br />

servidor <strong>de</strong> Dios para nuestro bien, también sirve a Dios aplicando el castigo a los que<br />

quebrantan la ley.<br />

13:5 Lo que significa todo esto es que <strong>de</strong>beríamos ser súbditos obedientes al gobierno<br />

por dos razones: el temor al castigo y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> mantener una buena conciencia.<br />

13:6 Debemos a nuestro gobierno no sólo obediencia, sino también el sustento<br />

financiero por medio <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> tributos. Es para nuestra ventaja vivir en una sociedad <strong>de</strong><br />

ley y or<strong>de</strong>n, con policía y protección contra incendios, <strong>de</strong> modo que <strong>de</strong>bemos estar<br />

dispuestos a participar con nuestra parte en el coste. Los funcionarios <strong>de</strong>l gobierno están<br />

dando su tiempo y talento para llevar a cabo la voluntad <strong>de</strong> Dios para el mantenimiento <strong>de</strong><br />

una sociedad estable, <strong>de</strong> modo que tienen <strong>de</strong>recho a nuestro apoyo.<br />

13:7 El hecho <strong>de</strong> que los creyentes sean ciudadanos <strong>de</strong>l cielo (Fil. 3:20) no los exime <strong>de</strong><br />

responsabilida<strong>de</strong>s ante el gobierno humano. Han <strong>de</strong> pagar todo tributo que se les señale<br />

sobre sus ingresos, propieda<strong>de</strong>s inmobiliarias y otras posesiones. Han <strong>de</strong> pagar todo<br />

impuesto sobre las mercancías en aduanas que pasan <strong>de</strong> un país a otro. Han <strong>de</strong> exhibir<br />

respeto ante los que están encargados <strong>de</strong> aplicar las leyes. Y han <strong>de</strong> dar honor a los


nombres y cargos <strong>de</strong> todos los siervos civiles (incluso si no siempre pue<strong>de</strong>n respetar sus<br />

vidas personales).<br />

En relación con esto, los cristianos nunca <strong>de</strong>berían unirse para hablar <strong>de</strong> modo<br />

<strong>de</strong>spreciativo <strong>de</strong>l Rey, ni <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte o <strong>de</strong>l Primer Ministro. Durante las campañas<br />

electorales <strong>de</strong>berían rehusar unirse a los insultos verbales que se arrojan contra los<br />

gobernantes en el cargo. Está escrito: «No injuriarás al jefe <strong>de</strong> tu pueblo» (Hch. 23:5).<br />

E. En relación con el futuro (13:8–14)<br />

13:8 Básicamente, la primera parte <strong>de</strong> este versículo significa: «Paga tus facturas<br />

cuando correspon<strong>de</strong>». No es una prohibición contra toda forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>uda. Algunas clases <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>uda son inevitables en nuestra sociedad: la mayoría <strong>de</strong> nosotros tenemos facturas<br />

mensuales <strong>de</strong> teléfono, gas, luz, agua, etc. Y es imposible llevar un negocio sin contraer<br />

algunas <strong>de</strong>udas. La amonestación aquí es a no <strong>de</strong>morarnos en el pago (morosidad).<br />

Pero, a<strong>de</strong>más, hay ciertos principios que <strong>de</strong>berían guiarnos en esta área. No <strong>de</strong>beríamos<br />

contraer <strong>de</strong>udas por cosas no esenciales. No <strong>de</strong>beríamos contraer <strong>de</strong>udas cuando no<br />

tenemos esperanza <strong>de</strong> pagar. Deberíamos evitar comprar a plazos, cayendo bajo cargas <strong>de</strong><br />

intereses exorbitantes. Deberíamos evitar tomar prestado para comprar un producto que<br />

baja <strong>de</strong> valor. En general, <strong>de</strong>beríamos ejercer una responsabilidad financiera viviendo <strong>de</strong><br />

manera mo<strong>de</strong>sta y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestras posibilida<strong>de</strong>s, recordando en todo momento que el<br />

que toma prestado es esclavo <strong>de</strong>l que presta (véase Pr. 22:7).<br />

La <strong>de</strong>uda que tenemos siempre pendiente es la <strong>de</strong> amar. La palabra usada para amor en<br />

Romanos, con sólo una excepción (12:10), es agapë, que significa un profundo afecto,<br />

altruista y sobrehumano, que una persona siente por otra. Este amor ultramundano no está<br />

motivado por ninguna virtud en la persona amada; más bien es algo totalmente inmerecido.<br />

Es diferente <strong>de</strong> todo otro amor en que se proyecta no sólo a los dignos <strong>de</strong>l amor, sino<br />

también a los propios enemigos.<br />

Este amor se manifiesta dando, y generalmente en dar <strong>de</strong> manera abnegada. Así, <strong>de</strong> tal<br />

manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito. Cristo amó a la <strong>iglesia</strong>, y se dio a<br />

Sí mismo por ella.<br />

Es primordialmente cosa <strong>de</strong> la voluntad y no <strong>de</strong> las emociones. El hecho <strong>de</strong> que se nos<br />

man<strong>de</strong> amar indica que es algo que po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cidir llevar a cabo. Si se tratase <strong>de</strong> una<br />

emoción incontrolable que cayese sobre nosotros en momentos inesperados, difícilmente se<br />

nos podría consi<strong>de</strong>rar responsables. Pero esto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no niega que pueda haber<br />

emociones involucradas.<br />

Es imposible para una persona inconversa manifestar este amor divino. De hecho, es<br />

imposible incluso para un creyente exhibirlo en su propia fuerza. Sólo se pue<strong>de</strong> exhibir por<br />

el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo que mora en el creyente.<br />

El amor encontró su perfecta expresión sobre la tierra en la Persona <strong>de</strong> Cristo. Nuestro<br />

amor a Dios se manifiesta en la obediencia a Sus mandamientos.<br />

El que ama al prójimo, ha cumplido la ley, o al menos aquella parte <strong>de</strong> la ley que<br />

enseña amor para con nuestro prójimo.<br />

13:9 El apóstol señala aquellos mandamientos que prohíben actos <strong>de</strong> <strong>de</strong>samor contra<br />

nuestro prójimo. Son los mandamientos contra el adulterio, asesinato, robo, perjurio y<br />

codicia. El amor no explota el cuerpo <strong>de</strong> otra persona; lo hace la inmoralidad. El amor no<br />

arrebata la vida <strong>de</strong> otra persona; lo hace el asesinato. El amor no hurta la propiedad <strong>de</strong> otra


persona. Lo hace el robo. El amor no niega la justicia a otros; lo hace el falso testimonio.<br />

El amor no abriga siquiera <strong>de</strong>seos torcidos por las posesiones <strong>de</strong> otra persona. Lo hace la<br />

codicia.<br />

Y cualquier otro mandamiento. Pablo podría haber mencionado otro: «Honra a tu<br />

padre y a tu madre». Todos ellos se reducen al mismo mandato: Amarás a tu prójimo<br />

como a ti mismo. Trátalo con el mismo afecto, consi<strong>de</strong>ración y bondad con que te tratas a<br />

ti mismo.<br />

13:10 El amor nunca intenta hacer mal al prójimo. Al contrario, busca activamente el<br />

bien y honra <strong>de</strong> todos. Por ello, aquel que actúa con amor está realmente cumpliendo las<br />

<strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la segunda tabla <strong>de</strong> la ley.<br />

13:11 El resto <strong>de</strong>l capítulo alienta a una vida <strong>de</strong> vigilancia espiritual y <strong>de</strong> pureza moral.<br />

El tiempo es breve. La Dispensación <strong>de</strong> la Gracia está llegando a su fin. Lo tardío <strong>de</strong> la<br />

hora exige que echemos <strong>de</strong> nosotros todo letargo e inactividad. La salvación está más<br />

cerca <strong>de</strong> nosotros que nunca. El Salvador viene para llevarnos a la casa <strong>de</strong>l Padre.<br />

13:12 La edad presente es como una noche <strong>de</strong> pecado que acaba <strong>de</strong> correr su curso. El<br />

día <strong>de</strong> la gloria eterna está a punto <strong>de</strong> amanecer para los creyentes. Esto significa que<br />

<strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>sechar todos los sucios vestidos <strong>de</strong> la mundanalidad —es <strong>de</strong>cir, todo lo<br />

asociado con la injusticia y el mal—. Y <strong>de</strong>beríamos vestirnos las armas <strong>de</strong> la luz, lo que<br />

significa la cobertura protectora <strong>de</strong> una vida santa. Las piezas <strong>de</strong> la armadura quedan<br />

<strong>de</strong>talladas en Efesios 6:14–18. Describen los elementos <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro carácter cristiano.<br />

13:13 Obsérvese que el énfasis recae sobre nuestro andar cristiano práctico. Por ser<br />

hijos <strong>de</strong>l día, <strong>de</strong>beríamos andar como hijos <strong>de</strong> luz. ¿Qué tiene un cristiano que ver con<br />

fiestas <strong>de</strong>senfrenadas, borracheras, orgías sexuales, viles excesos o siquiera con la<br />

maledicencia o la envidia? Nada.<br />

13:14 La mejor política que po<strong>de</strong>mos llevar a cabo es, ante todo, vestirnos <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. Esto significa que <strong>de</strong>beríamos adoptar todo Su estilo <strong>de</strong> vida, vivir como Él<br />

vivió, y aceptarlo como nuestro Guía y Ejemplo.<br />

Segundo, <strong>de</strong>beríamos no hacer caso <strong>de</strong> la carne para satisfacer sus concupiscencias.<br />

La carne aquí es la vieja y corrompida naturaleza, que clama incesantemente para ser<br />

mimada con comodida<strong>de</strong>s, lujos, disfrutes sexuales ilícitos, vacías diversiones, placeres<br />

mundanos, disipación, materialismo, etc. Damos satisfacción a la carne cuando<br />

compramos cosas asociadas con tentaciones, cuando nos facilitamos el camino para pecar,<br />

cuando damos una mayor prioridad a lo físico que a lo espiritual. No <strong>de</strong>beríamos dar<br />

siquiera un poco <strong>de</strong> satisfacción a la carne. Más bien, no <strong>de</strong>beríamos «dar ninguna<br />

posibilidad a la carne para sus aventuras» (JBP).<br />

Éste fue precisamente el pasaje que Dios empleó para convertir a Cristo y a la pureza al<br />

brillante pero carnal Agustín. Cuando llegó al versículo 14 se rindió al Señor. Des<strong>de</strong><br />

entonces ha sido conocido en la historia como «San» Agustín.<br />

F. En relación con otros creyentes (14:1–15:13)<br />

14:1 Romanos 14:1–15:13 trata <strong>de</strong> importantes principios para la conducción <strong>de</strong>l<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios en el tratamiento <strong>de</strong> cuestiones <strong>de</strong> importancia secundaria. Estas son <strong>de</strong> las<br />

cosas que a menudo causan conflicto entre los creyentes, pero tal conflicto es totalmente<br />

innecesario, como veremos.


Un cristiano débil es aquel que tiene escrúpulos sin fundamento acerca <strong>de</strong> cuestiones <strong>de</strong><br />

importancia secundaria. En este contexto, se trataba a menudo <strong>de</strong> un judío convertido que<br />

tenía aún escrúpulos acerca <strong>de</strong> comer alimentos no kosher (impuros) o <strong>de</strong> trabajar en día <strong>de</strong><br />

sábado.<br />

El primer principio es éste: un cristiano débil <strong>de</strong>bería ser acogido en el círculo local <strong>de</strong><br />

comunión, pero no con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> involucrarlo en disputas acerca <strong>de</strong> sus excesivos<br />

escrúpulos. Los cristianos pue<strong>de</strong>n tener una feliz comunión sin estar <strong>de</strong> acuerdo en temas<br />

no esenciales.<br />

14:2 Un creyente que anda en el pleno goce <strong>de</strong> la libertad cristiana tiene fe, basada en<br />

las enseñanzas <strong>de</strong>l NT, <strong>de</strong> que todo alimento es limpio. Todos los alimentos están<br />

santificados por la palabra <strong>de</strong> Dios y la oración (1 Ti. 4:4, 5). Un creyente con una<br />

conciencia débil pue<strong>de</strong> tener escrúpulos acerca <strong>de</strong> comer cerdo o cualquier otra comida.<br />

Pue<strong>de</strong> que sea vegetariano.<br />

14:3 De modo que el segundo principio es que ha <strong>de</strong> haber mutua tolerancia. El<br />

cristiano maduro no ha <strong>de</strong> menospreciar a su hermano más débil. Tampoco <strong>de</strong>bería el<br />

hermano débil juzgar como pecador a alguien que disfruta con jamón, gambas o langosta.<br />

Dios le ha recibido en Su familia, como miembro en buena posición.<br />

14:4 El tercer principio es que cada creyente es criado <strong>de</strong>l Señor, y que no tenemos<br />

<strong>de</strong>recho a sentarnos en juicio como si nosotros fuésemos los amos. Es <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su propio<br />

señor que cada uno queda aprobado o <strong>de</strong>saprobado. Uno pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar a alguien con<br />

una gélida con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia, seguro <strong>de</strong> que el tal hará naufragio en la fe por sus opiniones<br />

acerca <strong>de</strong> estas cuestiones. Pero una actitud así es errónea. Dios sostendrá a los que están a<br />

ambos lados <strong>de</strong> la cuestión. Su po<strong>de</strong>r para ello es suficiente.<br />

14:5 Algunos cristianos judíos seguían consi<strong>de</strong>rando el sábado como día <strong>de</strong> obligación.<br />

Tenían mala conciencia acerca <strong>de</strong> trabajar en sábado. En este sentido, hacían diferencia<br />

entre día y día.<br />

Otros creyentes no compartían estos escrúpulos judaicos. Consi<strong>de</strong>raban iguales todos<br />

los días. No contemplaban seis días como seculares y uno como sagrado. Para ellos, todos<br />

los días eran sagrados.<br />

Pero, ¿qué <strong>de</strong>l domingo, el Día <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong>l primer día <strong>de</strong> la semana? ¿No tiene un<br />

puesto especial en las vidas <strong>de</strong> los cristianos? Vemos en el NT que fue el día <strong>de</strong> la<br />

resurrección <strong>de</strong>l Señor (Lc. 24:1–9). Durante los dos siguientes domingos Cristo se<br />

encontró con Sus discípulos (Jn. 20:19, 26). El Espíritu Santo fue dado en el Día <strong>de</strong><br />

Pentecostés, que fue el primer día <strong>de</strong> la semana (Hch. 20:7). Pablo instruyó a los corintios<br />

que tomasen la colecta en el primer día <strong>de</strong> la semana. De modo que el Día <strong>de</strong>l Señor se<br />

<strong>de</strong>staca en el NT especialmente. Pero en lugar <strong>de</strong> ser un día <strong>de</strong> obligación, como el sábado,<br />

es un día <strong>de</strong> privilegio. Liberados <strong>de</strong> nuestro empleo ordinario, po<strong>de</strong>mos apartarlo <strong>de</strong> una<br />

manera especial para adorar al Señor y servirlo.<br />

En ninguna parte <strong>de</strong>l NT se les dice jamás a los cristianos que guar<strong>de</strong>n el sábado. Sin<br />

embargo, al mismo tiempo reconocemos el principio <strong>de</strong> un día en siete, un día <strong>de</strong> reposo<br />

tras seis días <strong>de</strong> trabajo.<br />

Sea cual sea la postura que uno tenga acerca <strong>de</strong> esta cuestión, el principio es éste: Que<br />

cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. Ahora bien, <strong>de</strong>bería quedar<br />

claro que este principio es <strong>de</strong> aplicación sólo a aquellas cuestiones que son moralmente<br />

neutras. Cuando se trata <strong>de</strong> doctrinas fundamentales <strong>de</strong> la fe cristiana, no hay lugar para<br />

opiniones. Pero en esta área en la que las cosas no son ni correctas ni incorrectas por sí


mismas, hay lugar para diferentes perspectivas. No se <strong>de</strong>bería permitir que vengan a ser una<br />

pauta para la comunión.<br />

14:6 Aquel que hace caso <strong>de</strong>l día, en este versículo, es un creyente judío que sigue<br />

teniendo mala conciencia acerca <strong>de</strong> hacer ningún trabajo en sábado. No se trata <strong>de</strong> que<br />

consi<strong>de</strong>re la observancia <strong>de</strong>l sábado como un medio <strong>de</strong> obtener o <strong>de</strong> retener la salvación; se<br />

trata sencillamente <strong>de</strong> hacer lo que piensa que agradará al Señor. Igualmente, la persona<br />

que no hace caso <strong>de</strong>l día lo hace para honrar a Cristo, la sustancia, y no la mera sombra <strong>de</strong><br />

la fe (Col. 2:16, 17).<br />

El que tiene libertad para comer alimentos no kosher (no puros) inclina la cabeza y da<br />

gracias a Dios. Lo mismo hace el creyente con una conciencia débil, que come sólo<br />

alimentos kosher. Ambos pi<strong>de</strong>n la bendición <strong>de</strong> Dios.<br />

En ambos casos, se da honra y gracias a Dios, así que, ¿por qué <strong>de</strong>bería hacerse <strong>de</strong> esto<br />

causa <strong>de</strong> contienda y <strong>de</strong> conflicto?<br />

14:7 El señorío <strong>de</strong> Cristo entra en todos los aspectos <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> un creyente. No<br />

vivimos para nosotros, sino para el Señor. No morimos para nosotros, sino para el Señor.<br />

Es cierto que lo que hacemos y <strong>de</strong>cimos afecta a otros, pero esto no es lo que se trata aquí.<br />

Pablo está enfatizando que el Señor <strong>de</strong>bería ser la meta y el objeto <strong>de</strong> las vidas <strong>de</strong> Su<br />

pueblo.<br />

14:8 Cuanto hagamos en la vida queda sujeto al escrutinio y aprobación <strong>de</strong> Cristo.<br />

Ponemos las cosas a prueba por cómo aparecen en presencia <strong>de</strong> Él. Aun en la muerte<br />

aspiramos a glorificar al Señor al ir a estar con Él. A Él pertenecemos, tanto en vida como<br />

en muerte.<br />

14:9 Una <strong>de</strong> las razones por las que Cristo… murió y resucitó, y volvió a vivir, fue<br />

para ser nuestro Señor, y que nosotros fuésemos sus bien dispuestos súbditos, dándole<br />

agra<strong>de</strong>cidos la <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> nuestros corazones llenos <strong>de</strong> gratitud. Su señorío persiste<br />

incluso en la muerte, cuando nuestros cuerpos yazcan en el sepulcro y nuestras almas estén<br />

en Su presencia.<br />

14:10 Debido a la verdad <strong>de</strong> esto, es una insensatez por parte <strong>de</strong> un cristiano judío<br />

excesivamente lleno <strong>de</strong> escrúpulos con<strong>de</strong>nar al hermano que no observa el calendario judío<br />

y que no se limita a los alimentos kosher. Del mismo modo, está mal que el hermano fuerte<br />

menosprecie al hermano más débil. El hecho es que cada uno comparecerá ante el<br />

tribunal <strong>de</strong> Cristo, y ésta será la única valoración que verda<strong>de</strong>ramente cuenta.<br />

Este juicio tiene que ver con el servicio <strong>de</strong>l creyente, no con sus pecados (1 Co. 3:11–<br />

15). Es una ocasión <strong>de</strong> pasar revista y recibir recompensas, y no <strong>de</strong>be confundirse con el<br />

Juicio <strong>de</strong> las Naciones Gentiles (Mt. 25:31–46) ni con el Juicio <strong>de</strong>l Gran Trono Blanco (Ap.<br />

20:11–15). Este último es el juicio final <strong>de</strong> todos los muertos malvados.<br />

14:11 La certidumbre <strong>de</strong> nuestra comparecencia ante el bëma <strong>de</strong> Cristo queda reforzada<br />

por una cita <strong>de</strong> Isaías 45:23, don<strong>de</strong> el mismo Jehová hace una enérgica afirmación <strong>de</strong> que<br />

se doblará toda rodilla ante el Señor en reconocimiento <strong>de</strong> Su suprema autoridad.<br />

14:12 De manera que queda claro que cada uno <strong>de</strong> nosotros dará cuenta a Dios <strong>de</strong><br />

sí, no <strong>de</strong> sus hermanos. Nos juzgamos unos a otros <strong>de</strong>masiado, y sin la apropiada autoridad<br />

ni conocimiento.<br />

14:13 En vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarnos a juzgar a nuestros hermanos cristianos en estas cuestiones<br />

moralmente indiferentes, <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>cidir no hacer nunca nada que obstaculice a un


hermano en su crecimiento espiritual. Ninguna <strong>de</strong> estas cuestiones no esenciales tiene tanta<br />

importancia que nos tenga que llegar a hacer tropezar o caer a un hermano.<br />

14:14 Pablo sabía, como nosotros lo sabemos, que ya no hay ningún alimento que sea<br />

ceremonialmente inmundo, a diferencia <strong>de</strong> lo que sucedía en el caso <strong>de</strong> los judíos que<br />

vivían bajo la ley. Todo alimento que tomamos queda santificado por la palabra en el<br />

sentido <strong>de</strong> que la Biblia lo pone claramente aparte como bueno. Es santificado por la<br />

oración cuando pedimos a Dios que lo bendiga para Su gloria y para el fortalecimiento <strong>de</strong><br />

nuestros cuerpos en Su servicio. Pero si un hermano débil cree que está mal para él comer<br />

cerdo, entonces para él está mal. Comer <strong>de</strong> ello sería violar su conciencia recibida <strong>de</strong> Dios.<br />

Cuando Pablo dice que nada es inmundo en sí mismo, tenemos que darnos cuenta <strong>de</strong><br />

que está refiriéndose sólo a estas cuestiones indiferentes. Hay una gran cantidad <strong>de</strong> cosas en<br />

la vida que sí son inmundas, como la literatura pornográfica, chistes sugerentes, películas<br />

sucias y toda forma <strong>de</strong> inmoralidad. La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Pablo ha <strong>de</strong> ser comprendida a la luz<br />

<strong>de</strong>l contexto. Los cristianos no contraen ninguna contaminación ceremonial al comer<br />

alimentos que la Ley <strong>de</strong> Moisés señalaba como impuros.<br />

14:15 Cuando me siento para comer con un hermano débil, ¿<strong>de</strong>bería insistir en mi<br />

legítimo <strong>de</strong>recho a comer cangrejos o langosta, incluso si sé que él cree que está mal? Si lo<br />

hago, entonces no estoy actuando conforme al amor, porque el amor piensa en los <strong>de</strong>más,<br />

no en sí mismo. El amor ce<strong>de</strong> sus legítimos <strong>de</strong>rechos a fin <strong>de</strong> promover el bienestar <strong>de</strong>l<br />

hermano. Un plato <strong>de</strong> comida no es tan importante como el bienestar espiritual <strong>de</strong> aquel<br />

por quien Cristo murió. Y, sin embargo, si exhibo insensatamente mis propios <strong>de</strong>rechos<br />

en estas cuestiones, puedo producir un daño irreparable en la vida <strong>de</strong> un hermano más<br />

débil. Nuestros <strong>de</strong>rechos no valen la pena, cuando uno recuerda que su alma fue redimida<br />

con un precio tan enorme: la preciosa sangre <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro.<br />

14:16 De modo que el principio aquí es que no <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>jar que estas cosas<br />

secundarias, en sí perfectamente legítimas, <strong>de</strong>n ocasión a otros a con<strong>de</strong>narnos por nuestra<br />

«<strong>de</strong>ja<strong>de</strong>z» o «falta <strong>de</strong> amor». Sería como sacrificar nuestro buen nombre por un plato <strong>de</strong><br />

guisado.<br />

14:17 Lo que realmente cuenta en el reino <strong>de</strong> Dios no son las reglas dietéticas, sino las<br />

realida<strong>de</strong>s espirituales. El reino <strong>de</strong> Dios es la esfera en la que Dios es reconocido como el<br />

Supremo Gobernante. En su sentido más amplio, incluye a todos los que siquiera profesan<br />

adhesión a Dios. Pero en su realidad interior incluye sólo a los que han nacido <strong>de</strong> nuevo. Y<br />

es con este sentido que se usa aquí.<br />

Los súbditos <strong>de</strong>l reino no han <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarse a ser expertos en alimentación natural, ni<br />

gourmets, ni expertos en vinos. Deberían caracterizarse por vidas <strong>de</strong> una justicia práctica,<br />

por disposiciones <strong>de</strong> paz y armonía, y por una mentalidad <strong>de</strong> gozo en el Espíritu Santo.<br />

14:18 Lo que importa no es lo que se coma o no se coma. Lo que da honra a Dios y<br />

logra la aprobación <strong>de</strong> los hombres es una vida <strong>de</strong> santidad. Los que ponen el énfasis en la<br />

justicia, la paz y el gozo sirven a Cristo obe<strong>de</strong>ciendo Sus enseñanzas.<br />

14:19 Así, se establece otro principio. En lugar <strong>de</strong> entablar pen<strong>de</strong>ncias por cuestiones<br />

carentes <strong>de</strong> importancia, <strong>de</strong>beríamos esforzarnos por mantener la paz y la armonía en la<br />

comunión cristiana. En lugar <strong>de</strong> hacer tropezar a otros por insistir en nuestros <strong>de</strong>rechos,<br />

<strong>de</strong>beríamos tratar <strong>de</strong> edificar unos a otros en nuestra santísima fe.<br />

14:20 Dios está llevando a cabo una obra en la vida <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> Sus hijos. Es<br />

atemorizador pensar que po<strong>de</strong>mos estorbar esta obra en la vida <strong>de</strong> un hermano débil por<br />

cuestiones secundarias como comida, bebida o días. Para el hijo <strong>de</strong> Dios, todas las comidas


son ahora limpias. Pero sería un error para él comer cualquier alimento específico si, al<br />

hacerlo así, ofendiese a un hermano o le hiciese tropezar en su andar cristiano.<br />

14:21 Es mil veces mejor privarse <strong>de</strong> carne o vino o algo en que el hermano tropiece,<br />

o que le pueda llevar a disminuir espiritualmente. Dejar nuestros legítimos <strong>de</strong>rechos es un<br />

pequeño precio que pagar por el cuidado <strong>de</strong> alguien que es débil.<br />

14:22 Puedo tener una completa libertad <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> toda clase <strong>de</strong> alimentos,<br />

sabiendo que Dios los ha dado para ser recibidos con acción <strong>de</strong> gracias. Pero no <strong>de</strong>bería<br />

exhibir innecesariamente esta libertad ante los débiles. Es mejor ejercer esta libertad en<br />

privado, cuando nadie pueda ser ofendido.<br />

Es bueno andar en el pleno goce <strong>de</strong> la libertad cristiana, no enca<strong>de</strong>nados por escrúpulos<br />

injustificados. Pero es mejor ce<strong>de</strong>r en los propios y legítimos <strong>de</strong>rechos y no tener que<br />

con<strong>de</strong>narse uno mismo por ofen<strong>de</strong>r a otros. Uno que evita hacer tropezar a otros es<br />

dichoso.<br />

14:23 Por lo que toca al hermano más débil, hace mal si come algo acerca <strong>de</strong> lo que su<br />

conciencia siente escrúpulos. Su comer no es un acto <strong>de</strong> fe; es <strong>de</strong>cir, tiene mala conciencia<br />

acerca <strong>de</strong> ello. Y es pecado violar la propia conciencia.<br />

Es cierto que la conciencia <strong>de</strong> la persona no es una guía infalible; ha <strong>de</strong> ser educada por<br />

la palabra <strong>de</strong> Dios. Pero, escribe Merrill Unger: «Pablo establece la ley <strong>de</strong> que el hombre ha<br />

<strong>de</strong> seguir su conciencia, aunque sea débil; en caso contrario, quedaría <strong>de</strong>struida la<br />

personalidad moral».<br />

15:1 Los primeros trece versículos <strong>de</strong>l capítulo 15 continúan el tema <strong>de</strong>l anterior<br />

capítulo, y tratan acerca <strong>de</strong> cuestiones moralmente indiferentes. Habían surgido tensiones<br />

entre los convertidos <strong>de</strong>l judaísmo y los <strong>de</strong>l paganismo, <strong>de</strong> modo que Pablo ruega aquí que<br />

haya relaciones armoniosas entre estos cristianos judíos y los gentiles.<br />

Los que somos fuertes (o sea, los que tenemos una plena libertad tocante a cosas<br />

moralmente indiferentes) no <strong>de</strong>bemos agradarnos a nosotros mismos manteniendo con<br />

egoísmo nuestros <strong>de</strong>rechos. Más bien, ellos <strong>de</strong>berían tratar a sus hermanos débiles con<br />

bondad y consi<strong>de</strong>ración, dando plena consi<strong>de</strong>ración a sus excesivos escrúpulos.<br />

15:2 Aquí el principio es este: no vivas para agradarte a ti mismo. Vive para agradar a<br />

tu prójimo, para lo que es bueno, para edificarle. Esta es la manera cristiana <strong>de</strong> actuar.<br />

15:3 Cristo nos ha dado ejemplo. Él vivió para agradar a Su Padre, no a Sí mismo.<br />

Dijo: «Los vituperios <strong>de</strong> los que te vituperaban, cayeron sobre mí» (Sal. 69:9). Esto<br />

significa que estaba tan consagrado al honor <strong>de</strong> Dios que cuando los hombres injuriaban a<br />

Dios, Él lo tomaba como un insulto personal contra Él mismo.<br />

15:4 Esta cita <strong>de</strong> los Salmos nos recuerda que las Escrituras <strong>de</strong>l AT para nuestra<br />

enseñanza se escribieron. Aunque no fueron escritas directamente a nosotros, contienen<br />

preciosas lecciones para nosotros. Cuando encontramos problemas, conflictos,<br />

tribulaciones y angustias, las Escrituras nos enseñan a ser firmes, y nos imparten<br />

consolación. Así, en lugar <strong>de</strong> hundirnos bajo las olas, nos sostiene la esperanza <strong>de</strong> que el<br />

Señor nos guardará en todo.<br />

15:5 Esta consi<strong>de</strong>ración conduce a Pablo a expresar el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que el Dios que da<br />

firmeza y consolación capacite a los fuertes y a los débiles, a los creyentes gentiles y a los<br />

judíos, para que vivan en armonía, según la enseñanza y el ejemplo <strong>de</strong> Cristo Jesús.<br />

15:6 El resultado será que los santos estarán unidos en el culto al Dios y Padre <strong>de</strong><br />

nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué imagen! ¡Los judíos salvos y los gentiles salvos adorando<br />

unánimes al Señor!


Hay cuatro menciones <strong>de</strong> la boca en Romanos, formando un bosquejo biográfico <strong>de</strong> un<br />

«alma bien salvada». Primero, su boca estaba llena <strong>de</strong> maldición y <strong>de</strong> amargura (3:14).<br />

Luego quedó callada y fue convicto en toda su culpa ante el Juez (3:19). Luego confiesa<br />

con su boca que Jesús es Señor (10:9). Finalmente, su boca alaba y adora <strong>de</strong> manera activa<br />

al Señor (15:6).<br />

15:7 Surge otro principio <strong>de</strong> todo esto. A pesar <strong>de</strong> aquellas diferencias que pudiesen<br />

existir sobre cuestiones secundarias, <strong>de</strong>beríamos acogernos los unos a los otros, como<br />

también Cristo nos acogió. Aquí está la verda<strong>de</strong>ra base para la recepción en la asamblea<br />

local. No <strong>de</strong>beríamos recibir sobre la base <strong>de</strong> la afiliación <strong>de</strong>nominacional, <strong>de</strong> la madurez<br />

espiritual ni <strong>de</strong> la posición social. Deberíamos acoger a aquellos que Cristo ha acogido,<br />

para promover la gloria <strong>de</strong> Dios.<br />

15:8 En los siguientes seis versículos el apóstol recuerda a sus lectores que el ministerio<br />

<strong>de</strong> Jesucristo incluye a judíos y gentiles, y la implicación es que nuestros corazones<br />

<strong>de</strong>berían ser suficientemente gran<strong>de</strong>s para incluir a ambos. Ciertamente, Cristo vino para<br />

servir a la circuncisión —es <strong>de</strong>cir, al pueblo judío—. Dios había prometido en repetidas<br />

ocasiones que enviaría al Mesías a Israel, y la venida <strong>de</strong> Cristo confirmó la veracidad <strong>de</strong><br />

estas promesas.<br />

15:9 Pero Cristo trae bendiciones también a los gentiles. Dios se propuso que las<br />

naciones oyesen el evangelio, y que aquellos que creen glorifiquen a Dios por su gran<br />

misericordia. Esto no <strong>de</strong>bería constituir una sorpresa para los creyentes judíos, porque está<br />

predicho frecuentemente en sus Escrituras. En el Salmo 18:49, por ejemplo, David anticipa<br />

el día en que el Mesías cantará la alabanza a Dios en medio <strong>de</strong> una hueste <strong>de</strong> creyentes<br />

gentiles.<br />

15:10 En Deuteronomio 32:43 los gentiles son presentados como regocijándose en las<br />

bendiciones <strong>de</strong> la salvación con Su pueblo Israel.<br />

15:11 En el Salmo 117:1 oímos a Israel llamando a los gentiles a alabar al SEÑOR en el<br />

reinado milenial <strong>de</strong>l Mesías.<br />

15:12 Finalmente, Isaías aña<strong>de</strong> su testimonio acerca <strong>de</strong> la inclusión <strong>de</strong> los gentiles en<br />

el dominio <strong>de</strong>l Mesías (Is. 11:1, 10). El punto concreto aquí es que los gentiles<br />

compartirían en los privilegios <strong>de</strong>l Mesías y <strong>de</strong> Su evangelio.<br />

El Señor Jesús es la raíz <strong>de</strong> Isaí en el sentido <strong>de</strong> que Él es el Creador <strong>de</strong> Isaí, no que Él<br />

surgió <strong>de</strong> Isaí (aunque esto es también verdad). En Apocalipsis 22:16 Jesús habla <strong>de</strong> Sí<br />

mismo como la Raíz y el Linaje <strong>de</strong> David. En cuanto a Su <strong>de</strong>idad, Él es el Creador <strong>de</strong><br />

David; en cuanto a Su humanidad, es el <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> David.<br />

15:13 De modo que Pablo concluye esta sección con una bendición llena <strong>de</strong> gracia,<br />

orando que el Dios que da buena esperanza por medio <strong>de</strong> la gracia llenará a los santos <strong>de</strong><br />

todo gozo y paz al creer en Él. Quizá esté pensando <strong>de</strong> manera especial en los creyentes<br />

gentiles aquí, pero esta oración es apropiada para todos. Y es cierto que aquellos que<br />

abundan en la esperanza por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo no tienen tiempo para pelearse<br />

por cuestiones no esenciales. Nuestra común esperanza es una po<strong>de</strong>rosa fuerza unificadora<br />

en la vida cristiana.<br />

G. En los planes <strong>de</strong> Pablo (15:14–33)<br />

15:14 En el resto <strong>de</strong>l capítulo 15 Pablo expone su razón para escribir a los romanos y su<br />

gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> visitarlos.


Aunque no había conocido aún a los cristianos <strong>de</strong> Roma, está persuadido (V.M.) o<br />

confiado <strong>de</strong> que acogerán bien sus amonestaciones. Esta confianza se basa en lo que ha<br />

oído <strong>de</strong> la bondad <strong>de</strong> ellos. A<strong>de</strong>más, está seguro <strong>de</strong>l conocimiento que poseen <strong>de</strong> la<br />

doctrina cristiana, que los capacita para amonestar a otros (NKJV).<br />

15:15 A pesar <strong>de</strong> su confianza en su progreso espiritual, y a pesar <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que era<br />

un extraño para ellos, Pablo no dudó en recordarles algunos <strong>de</strong> sus privilegios y<br />

responsabilida<strong>de</strong>s. Su osadía al escribir como escribía surgía <strong>de</strong> la gracia que <strong>de</strong> Dios le<br />

había sido dada —o sea, la gracia por la que había sido <strong>de</strong>signado como apóstol.<br />

15:16 Había sido <strong>de</strong>signado por Dios para ser una especie <strong>de</strong> sacerdote ministro <strong>de</strong><br />

Jesucristo a los gentiles. Contemplaba su obra <strong>de</strong> administrar el evangelio <strong>de</strong> Dios como<br />

una función sacerdotal en la que presentaba a los gentiles salvos como una ofrenda<br />

agradable a Dios, porque habían sido separados por el Espíritu Santo por medio <strong>de</strong>l<br />

nuevo nacimiento. G. Campbell Morgan exulta:<br />

¡Qué luz tan radiante arroja esto sobre nuestros esfuerzos evangelísticos y pastorales!<br />

Cada alma ganada por la predicación <strong>de</strong>l evangelio no es sólo llevada a un puesto <strong>de</strong><br />

seguridad y bendición; es una ofrenda a Dios, un don que le da satisfacción, la ofrenda<br />

misma que Él busca. Cada alma cuidadosa y pacientemente instruida en las cosas <strong>de</strong> Cristo,<br />

y por ello hecha en conformidad a Su semejanza, es un alma en la que el Padre tiene<br />

contentamiento. Y así laboramos, no sólo para la salvación <strong>de</strong> los hombres, sino para la<br />

satisfacción <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> Dios. Éste es el más po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong> los motivos.<br />

15:17 Si Pablo se jacta, no es por su propia persona, sino en Cristo Jesús. Y no es en<br />

sus propios logros, sino en aquello que Dios se ha agradado <strong>de</strong> hacer por medio <strong>de</strong> él. Un<br />

humil<strong>de</strong> siervo <strong>de</strong> Cristo no se <strong>de</strong>dica a jactarse <strong>de</strong> sí mismo, lo que sería impropio, sino<br />

que es consciente <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Dios le está empleando para el cumplimiento <strong>de</strong> Sus<br />

propósitos. Toda tentación a la soberbia queda compensada por la conciencia <strong>de</strong> que él no<br />

es nada por sí mismo, y que nada tiene excepto lo que ha recibido, y que nada pue<strong>de</strong> hacer<br />

por Cristo excepto por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

15:18 Pablo no preten<strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> lo que Cristo ha hecho por medio <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong><br />

otros. Se limita a la vía en que el Señor le ha usado a él para ganar a los gentiles a la<br />

obediencia, tanto por lo que <strong>de</strong>cía como por lo que hacía —es <strong>de</strong>cir, por el mensaje que<br />

predicaba y por los milagros que llevaba a cabo.<br />

15:19 El Señor confirmó el mensaje <strong>de</strong>l apóstol mediante milagros que enseñaban<br />

lecciones espirituales y que inspiraban asombro, y por medio <strong>de</strong> diversas manifestaciones<br />

<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu. El resultado fue que todo lo había llenado <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> Cristo,<br />

comenzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jerusalén y extendiéndose en círculos hasta Ilírico (al norte <strong>de</strong><br />

Macedonia, sobre el Mar Adriático). Des<strong>de</strong> Jerusalén… hasta Ilírico <strong>de</strong>scribe el alcance<br />

geográfico <strong>de</strong> su ministerio, no el or<strong>de</strong>n cronológico.<br />

15:20 Al seguir esta ruta, el propósito <strong>de</strong> Pablo era predicar el evangelio en territorios<br />

no tocados antes. Sus oyentes eran primordialmente gentiles que nunca antes habían oído<br />

<strong>de</strong> Cristo. Así, no estaba edificando sobre fundamento ajeno. El ejemplo <strong>de</strong> Pablo como<br />

pionero en nuevas regiones no obliga necesariamente a otros siervos <strong>de</strong>l Señor a llevar a<br />

cabo esta misma actividad. Algunos, por ejemplo, son llamados a esos lugares y enseñar,<br />

<strong>de</strong>spués que se han establecido nuevas <strong>iglesia</strong>s.<br />

15:21 Esta obra fundacional entre los gentiles fue un cumplimiento <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong><br />

Isaías (52:15) <strong>de</strong> que los gentiles que nunca antes habían sido evangelizados verán, y que


los que nunca antes habían oído las buenas nuevas enten<strong>de</strong>rán y respon<strong>de</strong>rán con<br />

verda<strong>de</strong>ra fe.<br />

15:22–23 En su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> labrar en territorio nunca trabajado, Pablo había estado<br />

<strong>de</strong>masiado ocupado en el pasado para po<strong>de</strong>r llegar a Roma. Pero ahora, el fundamento<br />

estaba ya echado en la región <strong>de</strong>scrita en 15:19. Otros podrían edificar sobre el fundamento.<br />

Pablo quedaba por tanto libre para cumplir su largamente anhelado objetivo <strong>de</strong> visitar<br />

Roma.<br />

15:24 Su propósito era parar en Roma <strong>de</strong> camino a España. No podría quedar<br />

<strong>de</strong>masiado para gozar <strong>de</strong> toda la comunión que ansiaba tener con ellos, pero su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

disfrutar <strong>de</strong> su compañía quedaría al menos parcialmente satisfecho. Y sabía que le<br />

podrían dar toda la ayuda necesaria para po<strong>de</strong>r llevar a cabo su viaje a España.<br />

15:25 Mas entretanto iba primero a Jerusalén para entregar los fondos que se habían<br />

recogido entre las <strong>iglesia</strong>s gentiles para los pobres que había entre los santos en Ju<strong>de</strong>a.<br />

Esta es la colecta <strong>de</strong> la que leemos en 1 Corintios 16:1 y 2 Corintios 8 y 9.<br />

15:26–27 Los creyentes en Macedonia y Acaya habían contribuido bien dispuestos a<br />

un fondo para ayudar a aliviar las penalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los cristianos pobres. Esta colecta fue<br />

totalmente voluntaria por parte <strong>de</strong> los donantes, y también había sido cosa bien apropiada<br />

que diesen. A fin <strong>de</strong> cuentas, habían conseguido provecho espiritual por la llegada <strong>de</strong>l<br />

evangelio a ellos por medio <strong>de</strong> creyentes judíos. De modo que no era esperar <strong>de</strong>masiado<br />

que compartiesen con sus hermanos judíos <strong>de</strong> sus bienes temporales.<br />

15:28–29 Tan pronto como Pablo hubiese concluido esta misión, entregando los fondos<br />

tal como se había comprometido, visitaría Roma <strong>de</strong> camino a España. Estaba plenamente<br />

confiado en que su visita a Roma iría acompañada <strong>de</strong> abundancia <strong>de</strong> la bendición <strong>de</strong>l<br />

evangelio que Cristo <strong>de</strong>rrama siempre cuando se predica la palabra <strong>de</strong> Dios en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo.<br />

15:30 El apóstol termina esta sección con una ferviente petición por sus oraciones. La<br />

base sobre la que hace esta petición es la mutua unión con el Señor Jesucristo y el amor<br />

<strong>de</strong> ellos que procedía <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Les pi<strong>de</strong> que luchen con sus oraciones a Dios<br />

por él. Como dice Lenski: «Esto pi<strong>de</strong> oraciones en las que uno <strong>de</strong>rrama todo su corazón y<br />

su alma como lo hacen los luchadores en la arena».<br />

15:31 Se dan cuatro peticiones específicas <strong>de</strong> oración. Primera, Pablo pi<strong>de</strong> que se ore<br />

que sea librado <strong>de</strong> los fanáticos en Ju<strong>de</strong>a, que estaban frenéticamente opuestos al<br />

evangelio, como él mismo lo había estado.<br />

Segundo, <strong>de</strong>sea que los romanos oren para que los santos judíos acepten con gracia los<br />

fondos <strong>de</strong> ayuda. Seguían existiendo intensos prejuicios religiosos contra los creyentes<br />

gentiles, y contra los que predicaban a los gentiles. A<strong>de</strong>más, siempre hay la posibilidad <strong>de</strong><br />

que la gente se ofenda ante la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> recibir «caridad». ¡A menudo se precisa <strong>de</strong> más<br />

gracia para recibir que para dar!<br />

15:32 La tercera petición era que el Señor tuviera a bien hacer que la visita a Roma<br />

fuese gozosa. Las palabras por la voluntad <strong>de</strong> Dios expresan el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> ser<br />

conducido por el Señor en todo.<br />

En último lugar, les pi<strong>de</strong> que su visita sea tal que pueda él tener algún <strong>de</strong>scanso en<br />

medio <strong>de</strong> un ministerio tumultuoso y fatigoso.<br />

15:33 Y ahora Pablo concluye el capítulo con la oración <strong>de</strong> que el Dios que es la fuente<br />

<strong>de</strong> paz sea su porción. En el capítulo 15 el Señor ha sido <strong>de</strong>signado como el Dios <strong>de</strong> la<br />

paciencia y <strong>de</strong> la consolación (v. 5), el Dios <strong>de</strong> la esperanza (v. 13), y ahora es <strong>de</strong>signado


como el Dios <strong>de</strong> paz. Él es la fuente <strong>de</strong> todo bien y <strong>de</strong> todo lo que el pecador necesita ahora<br />

y eternamente. Amén.<br />

H. Con un aprecio y reconocimiento por los <strong>de</strong>más (Cap. 16)<br />

A primera vista, el último capítulo <strong>de</strong> Romanos parece ser un poco interesante catálogo<br />

<strong>de</strong> nombres que tienen poco o ningún significado para nosotros en la actualidad. Pero un<br />

estudio atento <strong>de</strong> este <strong>de</strong>scuidado capítulo da muchas e importantes lecciones para el<br />

creyente.<br />

16:1 Febe es presentada como al servicio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Cencrea. No hay necesidad<br />

<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarla como miembro <strong>de</strong> una especial or<strong>de</strong>n religiosa. Cualquier hermana que<br />

sirva vinculada a una asamblea local pue<strong>de</strong> ser una «diaconisa».<br />

16:2 Siempre que los cristianos primitivos iban <strong>de</strong> una a otra <strong>iglesia</strong>, llevaban cartas <strong>de</strong><br />

presentación. Esto era una verda<strong>de</strong>ra cortesía para la <strong>iglesia</strong> visitada y suponía una ayuda<br />

para el mismo visitante.<br />

De modo que el apóstol presenta aquí a Febe y pi<strong>de</strong> que sea acogida como una<br />

verda<strong>de</strong>ra creyente como es digno <strong>de</strong> los hermanos en la fe. El encomio que recibe es que<br />

se ha dado al ministerio <strong>de</strong> ayudar a otros, incluyendo al mismo Pablo. Quizá era la<br />

infatigable hermana que estaba siempre dando hospitalidad a los predicadores y otros<br />

creyentes en Cencrea.<br />

16:3 Luego Pablo envía saludos a Priscila y Aquila, que había sido tan valientes<br />

colaboradores suyos en el servicio <strong>de</strong> Cristo Jesús. ¡Cuánto <strong>de</strong>bemos agra<strong>de</strong>cer a Dios<br />

por las parejas cristianas que se <strong>de</strong>rraman en labor sacrificada por la causa <strong>de</strong> Cristo!<br />

16:4 En una ocasión, Priscila y Aquila expusieron su vida por Pablo —un acto heroico<br />

<strong>de</strong>l que no se dan <strong>de</strong>talles—. Pero el apóstol está agra<strong>de</strong>cido, y también lo están las <strong>iglesia</strong>s<br />

<strong>de</strong> los gentiles convertidos a los que ministraba.<br />

16:5 Saludad también a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> su casa. Esto significa que una congregación <strong>de</strong><br />

creyentes se reunía en casa <strong>de</strong> ellos. Los edificios eclesiales fueron <strong>de</strong>sconocidos hasta<br />

finales <strong>de</strong>l siglo segundo. Antes, cuando Priscila y Aquila vivían en Corinto, acogieron<br />

también una <strong>iglesia</strong> en su casa.<br />

Epéneto significa «digno <strong>de</strong> encomio». Es indudable que este primer convertido <strong>de</strong> la<br />

provincia <strong>de</strong> Acaya era fiel a su nombre. Pablo habla <strong>de</strong> él como amado mío.<br />

16:6 La prominencia <strong>de</strong> los nombres <strong>de</strong> las mujeres en este capítulo enfatiza su amplia<br />

esfera <strong>de</strong> utilidad (vv. 1, 3, 6, 12, etc.). María trabajó duramente por los santos.<br />

16:7 No sabemos cuándo Andrónico y Junias fueron compañeros <strong>de</strong> prisiones <strong>de</strong><br />

Pablo. No po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> si la palabra parientes significa que eran parientes<br />

cercanos <strong>de</strong>l apóstol, o sencillamente judíos compatriotas. Tampoco sabemos si la<br />

expresión insignes entre los apóstoles significa que eran respetados por los apóstoles o si<br />

ellos mismos eran <strong>de</strong>stacados apóstoles. Todo lo que sabemos <strong>de</strong> cierto es que fueron<br />

cristianos antes que Pablo.<br />

16:8 Luego encontramos a Amplias, amado <strong>de</strong>l apóstol. Nunca habríamos oído <strong>de</strong><br />

ninguno <strong>de</strong> ellos excepto por su relación con el Calvario. Esta es la única gran<strong>de</strong>za que hay<br />

en ninguno <strong>de</strong> nosotros.<br />

16:9 Urbano gana el título <strong>de</strong> colaborador y Estaquis recibe la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> amado<br />

mío. Romanos 16 es como una miniatura <strong>de</strong>l Tribunal <strong>de</strong> Cristo, don<strong>de</strong> habrá alabanza por<br />

cada caso <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad a Cristo.


16:10 Apeles había pasado triunfante por alguna gran prueba y había ganado el sello <strong>de</strong><br />

aprobado en Cristo.<br />

Pablo saluda a la casa <strong>de</strong> Aristóbulo, significando posiblemente los esclavos cristianos<br />

pertenecientes a este nieto <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s el Gran<strong>de</strong>.<br />

16:11 Herodión era probablemente también un esclavo. Pariente o compatriota <strong>de</strong><br />

Pablo, pue<strong>de</strong> que fuese el único esclavo judío <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Aristóbulo.<br />

Luego algunos esclavos pertenecientes a Narciso eran también creyentes, y Pablo los<br />

incluye en sus saludos. Ni los más bajos en el escalón social quedan excluidos <strong>de</strong> las más<br />

escogidas bendiciones <strong>de</strong>l cristianismo. La inclusión <strong>de</strong> esclavos en esta lista <strong>de</strong> nombres es<br />

un maravilloso recordatorio <strong>de</strong> que en Cristo se borran todas las distinciones sociales,<br />

porque todos somos uno en Él.<br />

16:12 Trifena y Trifosa tenían nombres que significaban «<strong>de</strong>licada» y «lujosa», pero<br />

eran verda<strong>de</strong>ras trabajadoras en su servicio para el Señor. La amada Pérsida era otra <strong>de</strong> las<br />

mujeres trabajadoras que tanto se necesitan en las <strong>iglesia</strong>s locales, pero que tan pocas veces<br />

son apreciadas hasta que <strong>de</strong>saparecen <strong>de</strong> la escena.<br />

16:13 Rufo pue<strong>de</strong> que sea el hijo <strong>de</strong> Simón, el que llevó la cruz por Jesús (Mt. 27:32).<br />

Fue escogido en el Señor no sólo en cuanto a su salvación, sino también en cuanto a su<br />

carácter cristiano. Es <strong>de</strong>cir: era un cristiano escogido. La madre <strong>de</strong> Rufo había mostrado<br />

una bondad maternal para con Pablo, y esto le ganó el afectuoso título <strong>de</strong> «mi madre».<br />

16:14–15 Quizás Asíncrito, Flegonte, Hermes, Patrobas y Hermas estaban activos en<br />

una <strong>iglesia</strong> doméstica, como la que se reunía en la casa <strong>de</strong> Priscila y Aquila (16:3, 5).<br />

Filólogo y Julia, Nereo y su hermana, y Olimpas pue<strong>de</strong> haber sido el núcleo <strong>de</strong> otra<br />

<strong>iglesia</strong> doméstica.<br />

16:16 El beso santo era el modo común <strong>de</strong> saludo afectuoso entre los santos en aquel<br />

entonces, y lo sigue siendo en algunos países en la actualidad, especialmente los latinos. Es<br />

<strong>de</strong>signado como beso santo para guardarlo <strong>de</strong> toda impropiedad. En la cultura anglosajona,<br />

el beso ha sido generalmente reemplazado por un apretón <strong>de</strong> manos.<br />

Las <strong>iglesia</strong>s en Acaya, don<strong>de</strong> Pablo escribía, se unían para enviar sus saludos.<br />

16:17 El apóstol no pue<strong>de</strong> concluir la carta sin dar una advertencia en contra <strong>de</strong><br />

maestros impíos que pudiesen infiltrarse en la <strong>iglesia</strong>. Los cristianos <strong>de</strong>berían estar en<br />

guardia contra todos los que forman partidos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> sí mismos y ponen trampas para<br />

<strong>de</strong>struir la fe <strong>de</strong> los incautos. Deberían estar vigilantes frente a esos cuya enseñanza es<br />

contraria (cf. V.M.) a la doctrina que los cristianos han aprendido, y <strong>de</strong>berían apartarse<br />

<strong>de</strong> ellos totalmente.<br />

16:18 Estos falsos maestros no obe<strong>de</strong>cen a nuestro Señor Jesucristo. Son esclavos…<br />

<strong>de</strong> sus propios apetitos. Y tienen <strong>de</strong>masiado éxito en engañar a los incautos con sus<br />

atractivas y suaves palabras y lisonjas.<br />

16:19 Pablo sentía gozo porque la obediencia <strong>de</strong> sus lectores al Señor era bien<br />

conocida. Pero con todo quería que pudiesen discernir y obe<strong>de</strong>cer el bien y <strong>de</strong>jar a un lado<br />

el mal.<br />

16:20 De esta forma, el Dios que es fuente <strong>de</strong> paz les daría en breve la victoria sobre<br />

Satanás.<br />

La característica bendición apostólica <strong>de</strong>sea toda la capacitación para los santos en su<br />

viaje a la gloria.<br />

16:21 Conocemos a Timoteo, el hijo <strong>de</strong> Pablo en la fe y su fiel colaborador. No<br />

sabemos nada <strong>de</strong> Lucio, aparte que también él, como Pablo, era <strong>de</strong> linaje judío. Pue<strong>de</strong> que


Jasón sea el que hemos conocido anteriormente (Hch. 17:5), igual que Sosípater (Hch.<br />

20:4), ambos también judíos.<br />

16:22 Tercio era el amanuense al que Pablo había dictado esta carta. Se toma la<br />

libertad <strong>de</strong> añadir sus personales buenos <strong>de</strong>seos a los lectores.<br />

16:23 Hay al menos cuatro hombres llamados Gayo en el NT. Es probable que este sea<br />

el mismo que se menciona en 1 Corintios 1:14. Era conocido por su hospitalidad, no sólo a<br />

Pablo, sino a todos aquellos cristianos que la necesitasen. Erasto era el tesorero <strong>de</strong> la<br />

ciudad <strong>de</strong> Corinto. ¿Será el mismo que es mencionado en Hechos 19:22 y/o 2 Timoteo<br />

4:20? No po<strong>de</strong>mos saberlo <strong>de</strong> cierto. Cuarto es mencionado sólo como hermano, pero, a<br />

fin <strong>de</strong> cuentas, ¡qué honor, qué dignidad!<br />

16:24 La gracia <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros es la típica<br />

bendición con que Pablo concluye. Es lo mismo que en el versículo 27b, pero con la<br />

adición <strong>de</strong> todos. De hecho, en la mayor parte <strong>de</strong> los manuscritos <strong>de</strong> Romanos este es el<br />

último versículo, y la doxología <strong>de</strong> los versículos 25–27 viene <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l capítulo 14. El<br />

texto alejandrino (NU) omite el versículo 20. Tanto la bendición como la doxología son<br />

hermosas maneras <strong>de</strong> terminar el libro. Y ambas terminan con Amén.<br />

16:25 La epístola concluye con una doxología. Se dirige al Dios que pue<strong>de</strong> hacer que<br />

Su pueblo se mantenga firme en conformidad con el evangelio que Pablo predicó y que<br />

llama mi evangelio. Naturalmente, hay sólo un camino <strong>de</strong> salvación; pero le fue confiado a<br />

Pablo como «el Apóstol a los Gentiles», mientras que Pedro, por ejemplo, lo predicó a los<br />

judíos. Es la pública proclamación <strong>de</strong>l mensaje tocante a Jesucristo, según la revelación<br />

<strong>de</strong> una maravillosa verdad que ha sido guardada en silencio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempos eternos. Un<br />

misterio, en el NT, es una verdad nunca antes conocida, una verdad a<strong>de</strong>más que el intelecto<br />

humano jamás habría podido <strong>de</strong>scubrir, pero una verdad que ahora ha sido dada a conocer.<br />

16:26 El misterio particular al que se hace referencia en este versículo es la verdad <strong>de</strong><br />

que los judíos y gentiles creyentes son hechos cohere<strong>de</strong>ros, miembros juntamente <strong>de</strong>l<br />

Cuerpo <strong>de</strong> Cristo, y copartícipes <strong>de</strong> Su promesa en Cristo a través <strong>de</strong>l evangelio (Ef. 3:6).<br />

Ha sido manifestado ahora por los escritos <strong>de</strong> los profetas —no <strong>de</strong> los <strong>de</strong>l AT, sino <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>l periodo <strong>de</strong>l NT—. Era <strong>de</strong>sconocido en las Escrituras <strong>de</strong>l AT, pero ha sido revelado<br />

en las Escrituras proféticas <strong>de</strong>l NT (véase Ef. 2:20; 3:5).<br />

Es el mensaje evangélico que Dios ha mandado que sea dado a conocer a todas las<br />

gentes para obediencia <strong>de</strong> la fe y la consiguiente salvación.<br />

16:27 Éste es el único Dios, fuente única y única exhibición <strong>de</strong> pura sabiduría; a Él<br />

pertenece la gloria mediante Jesucristo, nuestro Mediador, para siempre.<br />

Así concluye esta espléndida Epístola <strong>de</strong> Pablo. ¡Cuánto le <strong>de</strong>bemos al Señor por ella!<br />

¡Y cuán pobres seríamos si no la poseyéramos! Amén.<br />

Bibliografía<br />

Cranfield, C. E. B. The Epistle to the Romans, Vol. I (ICC), Edimburgo: T. & T. Clark Ltd.,<br />

1975.<br />

Denney, James. «St. Paul’s Epistle to the Romans», The Expositor’s Greek Testament, Vol.<br />

II. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Company, 1961.<br />

Erdman, C. R. The Epistle of Paul to the Romans. Phila<strong>de</strong>lphia: The Westminster Press,<br />

1925.<br />

Gahan, Charles. Gleanings in Romans. Publicado por el autor.


Hodge, Charles. Commentary on the Epistle to the Romans. New York: George H. Doran<br />

Company, 1886.<br />

Kelly, W. Notes on the Epistle to the Romans. Londres: G. Morrish, 1873.<br />

Lenski, R. C. H. St. Paul’s Epistle to the Romans. Minneapolis: Augsburg Publ. House,<br />

1961.<br />

Newell, W. R. Romans Verse by Verse. Chicago: Moody Press, 1938.<br />

Rainsford, Marcus. Lectures on Romans VI. Londres: Charles J. Thynne, 1898.<br />

Shedd, William G. T. A Critical and Doctrinal Commentary on the Epistle of St. Paul to<br />

the Romans. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan, 1967.<br />

Stifler, James M. The Epistle to the Romans: A Commentary Logical and Historical.<br />

Chicago: Moody Press, 1960.<br />

Wuest, Kenneth S. Romans in the Greek New Testament. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, 1964.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>-Barclay. Vol. 1: Romanos. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico-Carroll. Vol. 8: Gá., Ro., Fil., Flm. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 11 —Hechos-1ª Corintios. CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Estudio sobre la Epístola a los Romanos. CLIE, Terrassa.<br />

Lutero, M. Comentarios <strong>de</strong> Martín Lutero. Vol. 1. CLIE, Terrassa.<br />

Moule, H. G. Exposición <strong>de</strong> la Epístola a los Romanos. CLIE, Terrassa.<br />

Paley, Guillermo. Epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.<br />

Peréz Millos, S. Biblia y su Mensaje. Vol. 15. CLIE, Terrassa.<br />

Pettingill, W. L. Estudios sencillos sobre Romanos. CLIE, Terrassa.<br />

Simpson, A. B. La Epístola a los Romanos. CLIE, Terrassa.


LA PRIMERA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS<br />

Introducción<br />

«Un fragmento sin par <strong>de</strong> la historia eclesiástica.»<br />

Weizäcker<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Primera a los Corintios es el «libro <strong>de</strong> los problemas» en el sentido <strong>de</strong> que Pablo hace<br />

frente a los problemas («En cuanto a…») manifestados en la congregación en la malvada<br />

ciudad <strong>de</strong> Corinto. Como tal, es una epístola necesaria para las actuales <strong>iglesia</strong>s, repletas <strong>de</strong><br />

problemas. Las divisiones, el culto a los lí<strong>de</strong>res, la inmoralidad, los pleitos legales, los<br />

problemas matrimoniales, las prácticas dudosas y la regulación <strong>de</strong> dones espirituales, todo<br />

eso tiene aquí tratamiento.<br />

¡Pero sería un error pensar que todo eran problemas! Ésta es la Epístola que contiene 1<br />

Corintios 13, el más hermoso ensayo acerca <strong>de</strong>l amor, no sólo en la Biblia, sino en toda la<br />

literatura. La notable enseñanza acerca <strong>de</strong> la resurrección —tanto la <strong>de</strong> Cristo como la<br />

nuestra (cap. 15) —, la regulación <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor (cap. 11), el mandamiento <strong>de</strong> tomar<br />

parte en la colecta (cap. 16), todo ello está allí.<br />

Seríamos mucho más pobres sin 1 Corintios. Es una tesorería <strong>de</strong> enseñanza cristiana<br />

práctica.<br />

II. Paternidad<br />

Todos los académicos coinci<strong>de</strong>n en que lo que llamamos 1 Corintios es un producto<br />

auténtico <strong>de</strong> la pluma <strong>de</strong> Pablo. Algunos escritores (especialmente los liberales) creen que<br />

ven algunas «interpolaciones» en la carta, pero se trata <strong>de</strong> conjeturas subjetivas sin apoyo<br />

<strong>de</strong> ninguna evi<strong>de</strong>ncia manuscrita. 1 Corintios 5:9 implica aparentemente una carta anterior<br />

(no canónica) <strong>de</strong> Pablo que los corintios habían mal comprendido.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> 1 Corintios es muy temprana, siendo que este libro es citado<br />

específicamente por Clemente <strong>de</strong> Roma (c. 95 d.C.) como «la Epístola <strong>de</strong>l bendito Apóstol<br />

Pablo». Otros primitivos escritores <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> que citan el libro son Policarpo, Justino<br />

Mártir, Atenágoras, Ireneo, Clemente <strong>de</strong> Alejandría y Tertuliano. Aparece en la relación <strong>de</strong>l<br />

Canon <strong>de</strong> Muratori y viene <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Gálatas en el «canon» <strong>de</strong>l hereje Marción, el<br />

Apostolicon.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna es también muy po<strong>de</strong>rosa. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las referencias <strong>de</strong>l autor a sí<br />

mismo como Pablo en 1:1 y 16:21, el argumento en 1:12–17; 3:4, 6, 22 también sustenta la<br />

paternidad paulina. Las coinci<strong>de</strong>ncias con Hechos y con otras cartas <strong>de</strong> Pablo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />

fuerte sabor <strong>de</strong> una genuina solicitud apostólica, eliminan toda falsificación y hacen que los<br />

argumentos en favor <strong>de</strong> la autenticidad sean abrumadores.<br />

III. Fecha<br />

Pablo nos dice que está escribiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Éfeso (16:8, 9, cf. v. 19). Por cuanto ministró<br />

allí durante tres años, 1 Corintios fue muy probablemente escrita en la segunda mitad <strong>de</strong>


aquel extenso ministerio, o alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 55 o 56 d.C. Algunos eruditos la datan aún en una<br />

fecha anterior.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

La antigua Corinto estaba (y sigue estando) en el sur <strong>de</strong> Grecia, al oeste <strong>de</strong> Atenas,<br />

estratégicamente situada en las rutas comerciales <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Pablo. Llegó a ser un gran<br />

centro <strong>de</strong> comercio internacional, por lo que llegaban a esta ciudad inmensas cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

tráfico. Debido a la <strong>de</strong>pravada religión <strong>de</strong> su gente, pronto se hizo también el centro <strong>de</strong> las<br />

formas más crasas <strong>de</strong> inmoralidad, <strong>de</strong> modo que el nombre <strong>de</strong> Corinto vino a ser un refrán<br />

<strong>de</strong>signando todo lo impuro y sensual.<br />

La ciudad llegó a tener tal reputación <strong>de</strong> obscena que incluso se acuñó un verbo,<br />

korinthiazomai [que se podría expresar como corintizar], que significaba vivir<br />

disolutamente.<br />

El apóstol visitó Corinto por vez primera durante su Segundo Viaje Misionero (Hch.<br />

18). Primero laboró entre los judíos, junto con Priscila y Aquila, sus colegas fabricando<br />

tiendas. Cuando la mayoría <strong>de</strong> los judíos rechazaron su mensaje, se volvió a los gentiles en<br />

Corinto. Se salvaron almas por medio <strong>de</strong> la predicación <strong>de</strong>l evangelio, y se formó una<br />

<strong>iglesia</strong>.<br />

Al cabo <strong>de</strong> unos tres años, cuando Pablo predicaba en Éfeso, recibió una carta <strong>de</strong><br />

Corinto, en la que se le comunicaban las serias dificulta<strong>de</strong>s en la asamblea en aquella<br />

ciudad, y haciéndole también varias preguntas acerca <strong>de</strong> la práctica cristiana. Fue como<br />

respuesta a esta carta que se escribió la Primera Epístola a los Corintios.<br />

La Epístola trata cómo corregir una <strong>iglesia</strong> mundana y carnal que se toma a la ligera las<br />

actitu<strong>de</strong>s, los errores y las acciones que el Apóstol Pablo consi<strong>de</strong>ró como tan alarmantes.<br />

Moffatt lo expresa <strong>de</strong> una manera sucinta: «La <strong>iglesia</strong> estaba en el mundo, y tenía que estar<br />

en el mundo, pero el mundo estaba en la <strong>iglesia</strong>, y no había <strong>de</strong> ser así».<br />

Por cuanto este tipo <strong>de</strong> situación es todavía común en muchas congregaciones, Primera<br />

Corintios sigue siendo pertinente hoy.<br />

BOSQUEJO<br />

I. INTRODUCCIÓN (1:1–9)<br />

A. Salutación (1:1–3)<br />

B. Acción <strong>de</strong> gracias (1:4–9)<br />

II. DESÓRDENES EN LA IGLESIA (1:10–6:20)<br />

A. Divisiones entre creyentes (1:10–4:21)<br />

B. Inmoralidad entre creyentes (Cap. 5)<br />

C. Pleitos entre creyentes (6:1–11)<br />

D. Laxitud moral entre creyentes (6:12–20)<br />

III. LAS RESPUESTAS APOSTÓLICAS A LAS PREGUNTAS DE LA IGLESIA<br />

(Caps. 7–14)<br />

A. Tocante al matrimonio y al celibato (Cap. 7)<br />

B. Tocante a comer alimentos ofrecidos a los ídolos (8:1–11:1)<br />

C. Tocante a las cubiertas <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong> las mujeres (11:1–16)


D. Tocante a la Cena <strong>de</strong>l Señor (11:17–34)<br />

E. Tocante a los dones <strong>de</strong>l Espíritu y el empleo <strong>de</strong> los mismos en la <strong>iglesia</strong> (Caps.<br />

12–14)<br />

IV. LAS RESPUESTAS DE PABLO A LOS QUE NEGABAN LA RESURRECCIÓN<br />

(Cap. 15)<br />

A. La certidumbre <strong>de</strong> la Resurrección (Cap. 15:1–34)<br />

B. Consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> objeciones a la Resurrección (15:35–57)<br />

C. Llamamiento final a la luz <strong>de</strong> la Resurrección (15:58)<br />

V. EL CONSEJO FINAL DE PABLO (Cap. 16)<br />

A. Tocante a la colecta (16:1–4)<br />

B. Tocante a sus planes personales (16:5–9)<br />

C. Exhortaciones finales y salutaciones (16:10–24)<br />

I. INTRODUCCIÓN (1:1–9)<br />

A. Salutación (1:1–3)<br />

Comentario<br />

1:1 Pablo había sido llamado a ser apóstol <strong>de</strong> Jesucristo en el camino <strong>de</strong> Damasco.<br />

Este llamamiento no le vino <strong>de</strong> hombres ni por medio <strong>de</strong> hombres, sino directamente <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús. Un apóstol es literalmente un «enviado». Los primeros apóstoles fueron<br />

testigos <strong>de</strong> Cristo en resurrección. También podían efectuar milagros para confirmar que el<br />

mensaje que predicaban era divino. Pablo podría <strong>de</strong>cir en verdad, empleando el lenguaje <strong>de</strong><br />

Gerhard Tersteegen:<br />

Cristo el Hijo me ha enviado<br />

A tierras <strong>de</strong> tinieblas;<br />

Mi or<strong>de</strong>nación ha sido hecha<br />

Por las manos traspasadas.<br />

Cuando Pablo escribió, estaba con él un hermano llamado Sóstenes, <strong>de</strong> modo que Pablo<br />

incluye su nombre en la salutación. No se pue<strong>de</strong> saber <strong>de</strong> cierto si se trata <strong>de</strong>l mismo<br />

Sóstenes <strong>de</strong> Hechos 18:17, el principal <strong>de</strong> la sinagoga que fue públicamente golpeado por<br />

los griegos. Quizá este dirigente hubiese sido salvado por la predicación <strong>de</strong> Pablo y estaba<br />

ahora ayudándole en la obra <strong>de</strong>l evangelio.<br />

1:2 Esta carta se dirige ante todo a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios que está en Corinto. Es alentador<br />

ver que no hay un lugar tan inmoral en la tierra que no se pueda establecer allí una<br />

asamblea perteneciente a Dios. La congregación <strong>de</strong> Corinto es a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>scrita como los<br />

santificados en Cristo Jesús, llamados… santos. Santificados significa aquí separados a<br />

Dios y <strong>de</strong>l mundo, y <strong>de</strong>scribe la posición <strong>de</strong> todos los que pertenecen a Cristo. En cuanto a<br />

su condición práctica, <strong>de</strong>berían separarse <strong>de</strong> día en día mediante una vida santa.<br />

Algunos mantienen que la santificación es una obra concreta <strong>de</strong> la gracia mediante la<br />

que una persona obtiene la erradicación <strong>de</strong> la naturaleza pecaminosa. Esta enseñanza es<br />

refutada en este versículo. Los cristianos <strong>de</strong> Corinto estaban lejos <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>bían ser en la


santidad práctica, pero permanece el hecho <strong>de</strong> que posicionalmente habían sido<br />

santificados por Dios.<br />

Como santos, eran miembros <strong>de</strong> una gran comunión: llamados a ser santos con todos<br />

los que en cualquier lugar invocan el nombre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, Señor <strong>de</strong><br />

ellos y nuestro. Aunque las enseñanzas <strong>de</strong> esta epístola se dirigieron primero a los santos<br />

en Corinto, también se dirigían a todos aquellos <strong>de</strong> la comunión mundial que reconocen el<br />

señorío <strong>de</strong> Cristo.<br />

1:3 Primera Corintios es <strong>de</strong> una manera muy especial la carta <strong>de</strong> Su señorío. Al discutir<br />

los muchos problemas <strong>de</strong> asamblea y <strong>de</strong> vida personal, el apóstol recuerda constantemente<br />

a sus lectores que Jesucristo es Señor y que todo lo que hacemos <strong>de</strong>bería ser hecho en<br />

reconocimiento <strong>de</strong> esta gran verdad.<br />

El saludo característico <strong>de</strong> Pablo se da en el versículo 3. Gracia y paz son la<br />

sumarización <strong>de</strong> todo su evangelio. La gracia es la fuente <strong>de</strong> toda bendición, y la paz es el<br />

resultado <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> un hombre que acepta la gracia <strong>de</strong> Dios. Estas gran<strong>de</strong>s bendiciones<br />

proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Pablo no vacila en mencionar al<br />

Señor Jesús <strong>de</strong> manera simultánea con Dios nuestro Padre. Ésta es una <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong><br />

expresiones similares en el NT don<strong>de</strong> se implica la igualdad <strong>de</strong>l Señor Jesús con Dios<br />

Padre.<br />

B. Acción <strong>de</strong> gracias (1:4–9)<br />

1:4 Habiendo concluido su salutación, el apóstol pasa a la acción <strong>de</strong> gracias por los<br />

corintios y por la maravillosa obra que Dios ha hecho en sus vidas (vv. 4–9). Un rasgo<br />

noble <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Pablo era que siempre trataba <strong>de</strong> encontrar algo digno <strong>de</strong><br />

agra<strong>de</strong>cimiento en las vidas <strong>de</strong> sus hermanos en la fe. Si sus vidas prácticas no eran<br />

<strong>de</strong>masiado encomiables, entonces daba al menos gracias a su Dios por lo que había hecho<br />

por ellos. Esto es precisamente lo que tenemos aquí. Los corintios no eran lo que diríamos<br />

cristianos espirituales. Pero Pablo pue<strong>de</strong> al menos dar gracias por la gracia <strong>de</strong> Dios que<br />

les fue dada en Cristo Jesús.<br />

1:5 La forma particular en la que se manifestó la gracia <strong>de</strong> Dios a los corintios estuvo<br />

en ser ricamente dotados con dones <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Pablo especifica dones <strong>de</strong> toda<br />

palabra y <strong>de</strong> todo conocimiento, lo que posiblemente significa que los corintios habían<br />

recibido el don <strong>de</strong> lenguas, <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> lenguas y <strong>de</strong> conocimiento hasta un punto<br />

extraordinario. La palabra tiene que ver con la expresión externa, y el conocimiento con la<br />

comprensión interna.<br />

1:6 El hecho <strong>de</strong> que tuviesen estos dones era una confirmación <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Dios en<br />

sus vidas, y esto es lo que significa Pablo cuando dice: en la medida en que el testimonio<br />

acerca <strong>de</strong> Cristo ha sido consolidado en vosotros. Ellos oyeron el testimonio acerca <strong>de</strong><br />

Cristo, lo recibieron por fe, y Dios testificó que ellos habían sido verda<strong>de</strong>ramente salvados<br />

dándoles estos po<strong>de</strong>res milagrosos.<br />

1:7 Por lo que atañe a la posesión <strong>de</strong> dones, la <strong>iglesia</strong> en Corinto no era inferior a<br />

ninguna otra. Pero la mera posesión <strong>de</strong> estos dones no era en sí misma una señal <strong>de</strong><br />

verda<strong>de</strong>ra espiritualidad. Pablo estaba en realidad dando gracias al Señor por algo por lo<br />

que los corintios mismos no eran responsables <strong>de</strong> manera directa. Los dones son dados por<br />

el Señor ascendido sin tener en cuenta los méritos propios <strong>de</strong> nadie. Si uno tiene algún don,<br />

no <strong>de</strong>bería envanecerse por ello, sino emplearlo con humildad para el Señor.


El fruto <strong>de</strong>l Espíritu es totalmente otra cosa. Esto involucra la propia rendición <strong>de</strong>l<br />

creyente al control <strong>de</strong>l Espíritu Santo. El apóstol no podía encomiar a los corintios por<br />

ninguna evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Espíritu en sus vidas, sino sólo por lo que el Señor les había otorgado<br />

<strong>de</strong> manera soberana —algo sobre lo que ellos no tenían control alguno.<br />

Más a<strong>de</strong>lante en la Epístola, el apóstol tendrá que repren<strong>de</strong>r a los santos por su abuso <strong>de</strong><br />

estos dones, pero aquí se contenta con expresar su agra<strong>de</strong>cimiento por haber recibido estos<br />

dones en una medida tan insólita.<br />

Los corintios esperaban anhelantes la revelación <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. Los<br />

estudiosos <strong>de</strong> la Biblia no están <strong>de</strong> acuerdo acerca <strong>de</strong> si esto se refiere a la venida <strong>de</strong> Cristo<br />

a por Sus santos (1 Ts. 4:13–18) o a la venida <strong>de</strong>l Señor con Sus santos (2 Ts. 1:6–10), o a<br />

ambas. En el primer caso se trataría <strong>de</strong> una revelación <strong>de</strong> Cristo solamente a los creyentes,<br />

mientras que en el segundo sería Su revelación a todo el mundo. Tanto el Arrebatamiento<br />

como la gloriosa manifestación <strong>de</strong> Cristo son esperadas con anhelo por el creyente.<br />

1:8 Ahora Pablo expresa la confianza <strong>de</strong> que el Señor confirmará (V.M.) también a los<br />

santos hasta el fin, para que sean irreprensibles en el día <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo.<br />

Una vez más es notable que la acción <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong> Pablo tiene que ver con lo que Dios<br />

hará y no con lo que los corintios han hecho. Debido a que han confiado en Cristo, y <strong>de</strong>bido<br />

a que Dios ha confirmado este hecho dándoles los dones <strong>de</strong>l Espíritu, Pablo estaba confiado<br />

en que Dios los guardaría para Sí mismo hasta la venida <strong>de</strong> Cristo por Su pueblo.<br />

1:9 El optimismo <strong>de</strong> Pablo sobre los corintios se basa en la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> Dios que los<br />

llamó a la comunión con su Hijo. Él sabe que por cuanto Dios ha pagado tal precio para<br />

hacerlos partícipes <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> nuestro Señor, nunca los <strong>de</strong>jaría soltar <strong>de</strong> Su mano.<br />

II. DESÓRDENES EN LA IGLESIA (1:10–6:20)<br />

A. Divisiones entre creyentes (1:10–4:21)<br />

1:10 El apóstol está ahora listo para hacer frente al problema <strong>de</strong> las divisiones en la<br />

<strong>iglesia</strong> (1:10–4:21). Comienza con una amante exhortación a la unidad. En lugar <strong>de</strong> mandar<br />

con la autoridad <strong>de</strong> un apóstol, les ruega con la ternura <strong>de</strong> un hermano. El llamamiento a la<br />

unidad se basa en el nombre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, y por cuanto el nombre <strong>de</strong>nota<br />

a la Persona, se basa en todo lo que el Señor Jesús es y ha hecho. Los corintios exaltaban<br />

los nombres <strong>de</strong> los hombres; ello sólo podía conducir a divisiones. Pablo exaltará el nombre<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús, sabiendo que sólo <strong>de</strong> esta manera se producirá la unidad entre el pueblo <strong>de</strong><br />

Dios. Hablar todos una misma cosa significa estar perfectamente unidos en una misma<br />

mente y en un mismo parecer. Significa estar unidos acerca <strong>de</strong> lealtad y adhesión. Esta<br />

unidad se produce cuando los cristianos tienen la mente <strong>de</strong> Cristo, y en los versículos que<br />

siguen, Pablo les dirá <strong>de</strong> una manera práctica cómo pue<strong>de</strong>n pensar los pensamientos <strong>de</strong><br />

Cristo en pos <strong>de</strong> Él.<br />

1:11 Habían llegado noticias acerca <strong>de</strong> las contiendas <strong>de</strong> los corintios a través <strong>de</strong> los <strong>de</strong><br />

Cloé. Al nombrar a sus informadores, Pablo establece un importante principio <strong>de</strong> conducta<br />

cristiana. No <strong>de</strong>beríamos pasar nuevas acerca <strong>de</strong> nuestros hermanos cristianos si no estamos<br />

dispuestos a ser citados en la cuestión <strong>de</strong> que se trate. Si este ejemplo fuese seguido en la<br />

actualidad, se cerraría el paso a la mayor parte <strong>de</strong> las ociosas murmuraciones que en la<br />

actualidad son la plaga <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.


1:12 Se estaban formando sectas o partidos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local, y cada grupo se<br />

mantenía por su dirigente distintivo. Algunos reconocían su preferencia por Pablo, algunos<br />

por Apolos, algunos por Cefas (Pedro). Algunos incluso pretendían pertenecer a Cristo,<br />

probablemente significando que sólo ellos pertenecían a Él, con exclusión <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />

1:13 La indignada reprensión que hace Pablo <strong>de</strong>l sectarismo se encuentra en los<br />

versículos 13–17. La formación <strong>de</strong> estos partidos en la <strong>iglesia</strong> era negar la unidad <strong>de</strong> cuerpo<br />

<strong>de</strong> Cristo. Seguir a lí<strong>de</strong>res humanos era menospreciar a Aquel que había sido crucificado<br />

por ellos. Adoptar el nombre <strong>de</strong> un hombre era olvidar que en el bautismo habían<br />

reconocido su adhesión al Señor Jesús.<br />

1:14 El surgimiento <strong>de</strong> partidos en Corinto hacía que Pablo se sintiese agra<strong>de</strong>cido <strong>de</strong><br />

que había bautizado a pocos en la asamblea allí. Menciona a Crispo y a Gayo entre<br />

aquellos a los que él había bautizado.<br />

1:15, 16 Nunca querría que nadie dijese que ninguno <strong>de</strong> ellos había sido bautizado en<br />

su nombre. En otras palabras, no estaba intentando conseguir convertidos para sí mismo ni<br />

para hacerse un nombre para sí mismo. Su único objetivo era señalar a los hombres y<br />

mujeres al Señor Jesucristo.<br />

Haciendo algo más <strong>de</strong> memoria, Pablo recuerda que también bautizó a la familia <strong>de</strong><br />

Estéfanas, pero no podía recordar si había bautizado a algún otro.<br />

1:17 Explica que Cristo no lo había enviado primariamente a bautizar, sino a<br />

predicar el evangelio. Esto no significa ni por un momento que Pablo no creyese en el<br />

bautismo. Acaba <strong>de</strong> mencionar los nombres <strong>de</strong> algunos que sí había bautizado. Lo que<br />

significa es que su principal objetivo no era bautizar; es probable que confiase esta obra a<br />

otros, quizá a algunos <strong>de</strong> los cristianos en la <strong>iglesia</strong> local. Pero este versículo sí que da<br />

testimonio en contra <strong>de</strong> que el bautismo sea esencial para la salvación. Si así fuera,<br />

¡entonces Pablo estaría diciendo que se sentía agra<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> que no hubiera salvado a<br />

ninguno <strong>de</strong> ellos sino a Crispo y a Gayo! Una i<strong>de</strong>a así es insostenible.<br />

En la última parte <strong>de</strong>l versículo 17, Pablo hace una fácil transición a los versículos que<br />

siguen. Él no predicaba el evangelio con sabiduría <strong>de</strong> palabras, para que no se <strong>de</strong>svirtúe<br />

la cruz <strong>de</strong> Cristo. Sabía que si los hombres quedaban impresionados por su oratoria o<br />

retórica, entonces, hasta aquel punto frustraba sus propios esfuerzos por establecer el<br />

verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong> Cristo.<br />

Nos servirá <strong>de</strong> ayuda para compren<strong>de</strong>r la sección que sigue recordar que los corintios,<br />

siendo griegos, eran gran<strong>de</strong>s amantes <strong>de</strong> la sabiduría humana. Consi<strong>de</strong>raban a sus filósofos<br />

como héroes nacionales. Evi<strong>de</strong>ntemente, algo <strong>de</strong> este espíritu se había infiltrado en la<br />

asamblea en Corinto. Los había que <strong>de</strong>seaban hacer el evangelio más aceptable en los<br />

círculos académicos. Pensaban que no tendría aceptación entre los eruditos, <strong>de</strong> modo que<br />

querían intelec-tualizar el mensaje. Este culto al intelectualismo era aparentemente una <strong>de</strong><br />

las cuestiones que hacían que la gente formase partidos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> lí<strong>de</strong>res humanos. Los<br />

esfuerzos por hacer el evangelio más aceptable van totalmente errados. Hay una inmensa<br />

diferencia entre la sabiduría <strong>de</strong> Dios y la <strong>de</strong>l hombre, y <strong>de</strong> nada vale tratar <strong>de</strong> conciliarlas.<br />

Pablo muestra a renglón seguido la insensatez <strong>de</strong> exaltar a los hombres y enfatiza que<br />

actuar así es ser inconsecuente con la verda<strong>de</strong>ra naturaleza <strong>de</strong>l evangelio (1:18–3:4). Su<br />

primer argumento es que el mensaje <strong>de</strong> la cruz es lo opuesto a todo lo que los hombres<br />

consi<strong>de</strong>ran verda<strong>de</strong>ra sabiduría (1:18–25).<br />

1:18 El mensaje <strong>de</strong> la cruz es locura para los que se están perdiendo. Como ha<br />

señalado Barnes <strong>de</strong> manera tan apropiada:


La muerte en la cruz estaba asociada con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> todo lo que es vergonzoso y<br />

<strong>de</strong>shonroso; y hablar <strong>de</strong> salvación sólo por los pa<strong>de</strong>cimientos y la muerte <strong>de</strong> un crucificado<br />

era algo apropiado para suscitar sólo un escarnio sin paliativos en los corazones <strong>de</strong> los tales.<br />

Los griegos eran amantes <strong>de</strong> la sabiduría (este es el sentido literal <strong>de</strong> la palabra<br />

«filósofos»). Pero no había nada en el mensaje <strong>de</strong>l evangelio que atrajese a su soberbia <strong>de</strong>l<br />

conocimiento.<br />

Para nosotros que somos salvos, el evangelio es po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Los que oyen el<br />

mensaje, lo aceptan por la fe, y tiene lugar en sus vidas el milagro <strong>de</strong> la regeneración.<br />

Veamos la solemne realidad en este versículo, que sólo hay dos clases <strong>de</strong> personas, los que<br />

perecen y los que son salvos. No hay ninguna clase intermedia. Los hombres pue<strong>de</strong>n amar<br />

su sabiduría humana, pero sólo el evangelio conduce a la salvación.<br />

1:19 El hecho <strong>de</strong> que el evangelio sería ofensivo para la sabiduría humana había sido ya<br />

profetizado por Isaías (29:14):<br />

«Destruiré la sabiduría <strong>de</strong> los sabios, y <strong>de</strong>secharé el entendimiento <strong>de</strong> los<br />

entendidos» .<br />

S. Lewis Johnson observa, en El Comentario Bíblico Portavoz, que en contexto estas<br />

«palabras son la <strong>de</strong>nuncia divina <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> los ―sabios‖ en Judá al buscar una alianza<br />

con Egipto cuando se vieron amenazados por Senaquerib». ¡Cuán cierto es que Dios se<br />

<strong>de</strong>leita en cumplir Sus propósitos en formas que parecen insensatas a los hombres! ¡Cuán a<br />

menudo emplea métodos que los sabios <strong>de</strong> este mundo ridiculizarían, pero que consiguen<br />

los <strong>de</strong>seados resultados con una maravillosa precisión y eficacia! Por ejemplo, la sabiduría<br />

<strong>de</strong>l hombre le asegura que pue<strong>de</strong> ganarse o merecerse su propia salvación. El evangelio<br />

echa a un lado todos los esfuerzos <strong>de</strong>l hombre por salvarse a sí mismo y presenta a Cristo<br />

como el único camino a Dios.<br />

1:20 A continuación, Pablo lanza un reto <strong>de</strong>safiante: ¿Dón<strong>de</strong> está el sabio? ¿Dón<strong>de</strong><br />

está el letrado? ¿Dón<strong>de</strong> está el discutidor <strong>de</strong> este mundo? ¿Acaso lo consultó Dios<br />

cuando planeó Su plan <strong>de</strong> salvación? ¿Podrían jamás ellos haber i<strong>de</strong>ado tal plan <strong>de</strong><br />

re<strong>de</strong>nción si hubiesen sido <strong>de</strong>jados a su propia sabiduría? ¿Pue<strong>de</strong>n levantarse para refutar<br />

nada <strong>de</strong> lo que Dios haya jamás dicho? La respuesta es un rotundo «¡No!». Dios ha<br />

convertido la sabiduría <strong>de</strong>l mundo en necedad.<br />

1:21 El hombre no pue<strong>de</strong>, por su propia sabiduría, llegar al conocimiento <strong>de</strong> Dios.<br />

Durante siglos Dios dio a la raza humana la oportunidad para ello, y el resultado fue un<br />

rotundo fracaso. Luego agradó a Dios salvar, mediante la predicación <strong>de</strong> la cruz, una<br />

predicación que parece locura a los hombres, salvar a los creyentes. La locura <strong>de</strong> lo que<br />

se predica se refiere a la cruz. Naturalmente, nosotros sabemos que no es locura, pero<br />

parece locura para la mente no iluminada <strong>de</strong> los hombres. Go<strong>de</strong>t dice que el versículo 21<br />

contiene toda una filosofía <strong>de</strong> la historia, la sustancia <strong>de</strong> volúmenes enteros. No <strong>de</strong>beríamos<br />

pasar rápidamente por encima al leerlo, sino pon<strong>de</strong>rar profundamente sus tremendas<br />

verda<strong>de</strong>s.<br />

1:22 Era característico <strong>de</strong> los judíos pedir señales. Su actitud era que creerían si se les<br />

mostraba un milagro. En cambio, los griegos buscaban sabiduría. Se sentían interesados<br />

en los razonamientos humanos, en los argumentos y en la lógica.<br />

1:23 Pero Pablo no daba satisfacción a estos <strong>de</strong>seos. Decía él: Predicamos a Cristo<br />

crucificado. Como alguien ha dicho: No era un judío amante <strong>de</strong> las señales, ni un griego<br />

amante <strong>de</strong> la sabiduría, sino un cristiano amante <strong>de</strong>l Salvador.


Para los judíos, Cristo crucificado era un tropeza<strong>de</strong>ro. Ellos esperaban a un po<strong>de</strong>roso<br />

caudillo militar que los librase <strong>de</strong> la opresión <strong>de</strong> Roma. En lugar <strong>de</strong> ello, el evangelio les<br />

ofreció un Salvador clavado a una cruz <strong>de</strong> vergüenza. Para los griegos (TR), Cristo<br />

crucificado era locura. No podían compren<strong>de</strong>r cómo alguien que había muerto con tal<br />

aparente <strong>de</strong>bilidad e impotencia podría jamás resolver sus problemas.<br />

1:24 Pero, cosa extraña, esas mismas cosas que buscaban los judíos y los gentiles se<br />

encuentran <strong>de</strong> forma maravillosa en el Señor Jesús. Para los que oyen Su llamamiento y<br />

confían en Él, así judíos como griegos, Cristo viene a ser po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, y sabiduría <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

1:25 En realidad, con Dios no hay ni locura ni <strong>de</strong>bilidad. Pero el apóstol está diciendo<br />

en el versículo 25 que aquello que a los ojos <strong>de</strong> los hombres parece locura <strong>de</strong> parte <strong>de</strong><br />

Dios, es en realidad más sabio que los hombres en lo más <strong>de</strong>stacado <strong>de</strong> su sabiduría.<br />

También, lo que parece a los ojos <strong>de</strong> los hombres ser débil <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, resulta ser<br />

más fuerte que nada que los hombres puedan jamás lograr.<br />

1:26 Habiendo hablado <strong>de</strong>l evangelio mismo, el apóstol pasa ahora a la gente a la que<br />

Dios llama por el evangelio (vv. 26–29). Recuerda a los corintios que no son muchos<br />

sabios según la carne, ni muchos po<strong>de</strong>rosos, ni muchos nobles los llamados. Se ha<br />

observado muchas veces que el texto no dice «ningunos», sino no muchos. Por esta ligera<br />

diferencia, una dama inglesa <strong>de</strong> noble cuna solía <strong>de</strong>cir que había sido salvada por la letra<br />

«m» (la diferencia en lengua inglesa entre «many» = muchos y «any», que en este contexto<br />

sería ninguno N. <strong>de</strong>l T.).<br />

Los corintios mismos no procedían <strong>de</strong> la capa intelectual superior <strong>de</strong> la sociedad. No<br />

habían sido alcanzados por filosofías altisonantes, sino por el sencillo evangelio. ¿Por qué,<br />

entonces, daban tanto crédito a la sabiduría humana y exaltaban a los predicadores que<br />

trataban <strong>de</strong> hacer el mensaje agradable a los sabios <strong>de</strong>l mundo?<br />

Si los hombres quisiesen edificar una <strong>iglesia</strong>, tratarían <strong>de</strong> incorporar a los miembros<br />

más <strong>de</strong>stacados <strong>de</strong> la comunidad. Pero el versículo 26 nos enseña que las personas a las<br />

cuales los hombres dan tanta estima, Dios los pasa <strong>de</strong> largo. Aquellos a los que Él llama no<br />

son generalmente aquellos a los que el mundo consi<strong>de</strong>ra como gran<strong>de</strong>s.<br />

1:27 Dios escogió lo necio <strong>de</strong>l mundo, para avergonzar a los sabios; y escogió Dios<br />

lo débil <strong>de</strong>l mundo, para avergonzar a lo fuerte. Como dice Erich Sauer:<br />

Cuanto más primitivo sea el material, tanto mayor —si se pue<strong>de</strong> alcanzar la misma<br />

norma artística— la honra para el Maestro; cuanto menor el ejército, tanto más gloriosa —<br />

si se pue<strong>de</strong> lograr la misma gran victoria— la alabanza <strong>de</strong>l conquistador.<br />

Dios empleó trompetas para <strong>de</strong>rruir las murallas <strong>de</strong> Jericó. Redujo el ejército <strong>de</strong> Ge<strong>de</strong>ón<br />

<strong>de</strong> treinta y dos mil a trescientos soldados para poner en fuga a los ejércitos <strong>de</strong> Madián.<br />

Empleó una aguijada <strong>de</strong> bueyes en manos <strong>de</strong> Samgar para <strong>de</strong>rrotar a los filisteos. Con una<br />

quijada <strong>de</strong> asno fortaleció a Sansón para <strong>de</strong>rrotar a todo un ejército. Y nuestro Señor<br />

alimentó a más <strong>de</strong> cinco mil con nada más que unos pocos panes y peces.<br />

1:28 Para constituir lo que alguien ha llamado «el ejército divino <strong>de</strong> cinco graduaciones<br />

<strong>de</strong> locos», Pablo aña<strong>de</strong> lo vil <strong>de</strong>l mundo y lo menospreciado y lo que no es. Empleando<br />

unos materiales tan poco prometedores, Dios anula lo que es. En otras palabras: gusta <strong>de</strong><br />

tomar a personas que no son estimadas a los ojos <strong>de</strong>l mundo para emplearlas para<br />

glorificarse a Sí mismo. Estos versículos <strong>de</strong>berían servir como reprensión a aquellos


cristianos que cultivan el favor <strong>de</strong> personas <strong>de</strong>stacadas y famosas y que muestran poca o<br />

ninguna consi<strong>de</strong>ración por los santos más humil<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios.<br />

1:29 El propósito <strong>de</strong> Dios al escoger a los carentes <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración a los ojos <strong>de</strong>l<br />

mundo es que toda la gloria vaya a él y no al hombre. Por cuanto la salvación es toda <strong>de</strong> Él,<br />

sólo Él es digno <strong>de</strong> ser alabado.<br />

1:30 El versículo 30 <strong>de</strong>staca aún más que todo lo que somos y tenemos proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Él<br />

—no <strong>de</strong> la filosofía—, y que por tanto no hay lugar para la gloria <strong>de</strong>l hombre. Primero y<br />

ante todo, Cristo nos ha sido hecho <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios sabiduría. Él es la sabiduría <strong>de</strong> Dios<br />

(v. 24), Aquel que la sabiduría <strong>de</strong> Dios escogió como el camino <strong>de</strong> la salvación. Cuando le<br />

tenemos a Él, tenemos una sabiduría posicional que garantiza nuestra plena salvación. En<br />

segundo lugar, Él es nuestra justicia. Por medio <strong>de</strong> la fe en Él somos contados justos por un<br />

Dios santo. En tercer lugar, Él es nuestra santificación. En nosotros mismos no tenemos<br />

nada en cuanto a santidad personal, pero en Él somos posicionalmente santificados, y por<br />

Su po<strong>de</strong>r somos transformados <strong>de</strong> un grado <strong>de</strong> santificación a otro. Finalmente, Él es<br />

nuestra re<strong>de</strong>nción, y esto nos habla indudablemente <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción en su aspecto final<br />

cuando el Señor vendrá y nos llevará para estar siempre con Él en Su hogar, cuando<br />

seremos redimidos —espíritu, alma y cuerpo.<br />

Traill bosquejó esta verdad <strong>de</strong> una manera clara:<br />

La sabiduría aparte <strong>de</strong> Cristo es una insensatez que conduce a la con<strong>de</strong>nación; la justicia<br />

aparte <strong>de</strong> Cristo es culpa y con<strong>de</strong>nación; la santificación aparte <strong>de</strong> Cristo es inmundicia y<br />

pecado; la re<strong>de</strong>nción aparte <strong>de</strong> Cristo es servidumbre y esclavitud.<br />

A. T. Pierson relaciona el versículo 30 con la vida y el ministerio <strong>de</strong> nuestro Señor:<br />

Sus acciones y Sus palabras y Sus prácticas, todo ello lo exhibe como la sabiduría <strong>de</strong><br />

Dios. Luego vienen Su muerte, sepultura y resurrección: todo ello tiene que ver con nuestra<br />

justicia. Luego Sus cuarenta días <strong>de</strong> andar entre los hombres, Su ascensión a las alturas, el<br />

don <strong>de</strong>l Espíritu, y Su sesión a la diestra <strong>de</strong> Dios, tienen que ver con nuestra santificación.<br />

Luego Su regreso, que tiene que ver con nuestra re<strong>de</strong>nción.<br />

1:31 Dios ha dispuesto <strong>de</strong> manera que todas estas bendiciones nos vengan en el Señor.<br />

Por ello, el argumento <strong>de</strong> Pablo es: «¿Para qué vamos a gloriarnos en los hombres?<br />

Ninguno <strong>de</strong> ellos pue<strong>de</strong> hacer ninguna <strong>de</strong> estas cosas por vosotros».<br />

2:1 El apóstol recuerda ahora a los santos su ministerio entre ellos y cómo trató <strong>de</strong><br />

glorificar a Dios, y no a sí mismo. Llegó a ellos proclamando el testimonio <strong>de</strong> Dios, y ello<br />

no… con excelencia <strong>de</strong> palabras o <strong>de</strong> sabiduría. No estaba en absoluto interesado en<br />

mostrarse a sí mismo como orador o filósofo. Esto muestra que el Apóstol Pablo reconocía<br />

la diferencia entre un ministerio que se dirige al alma y otro que se dirige al espíritu. Por un<br />

ministerio que se dirige al alma nos referimos a aquello que divierte, entretiene o que en<br />

general se relaciona con las emociones <strong>de</strong>l hombre. El ministerio espiritual, en cambio,<br />

presenta la verdad <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> tal manera que glorifica a Cristo y que alcanza<br />

al corazón y a la conciencia <strong>de</strong> los oyentes.<br />

2:2 El contenido <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong> Pablo era Jesucristo, y éste crucificado. Jesucristo<br />

hace referencia a Su Persona, mientras que éste crucificado se refiere a Su obra. La<br />

Persona y la obra <strong>de</strong> Cristo conforman la sustancia <strong>de</strong>l evangelio cristiano.


2:3 Pablo enfatiza adicionalmente que su conducta personal no era ni impresionante ni<br />

atractiva. Estuvo con los corintios con <strong>de</strong>bilidad, y con temor y mucho temblor. El tesoro<br />

<strong>de</strong>l evangelio estaba contenido en un vaso <strong>de</strong> tierra, para que la excelencia <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r fuese<br />

<strong>de</strong> Dios y no <strong>de</strong> Pablo. Él mismo era un ejemplo <strong>de</strong> cómo Dios emplea cosas débiles para<br />

confundir a las fuertes.<br />

2:4 Ni la palabra <strong>de</strong> Pablo ni su predicación fueron con palabras persuasivas <strong>de</strong><br />

humana sabiduría, sino con <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong>l Espíritu y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Algunos sugieren<br />

que su palabra se refiere al material que presentaba, y su predicación a la manera <strong>de</strong><br />

presentarlo. Otros <strong>de</strong>finen su palabra como su testimonio <strong>de</strong> persona a persona,<br />

individualmente, y su predicación como sus mensajes a grupos. Según las normas <strong>de</strong> este<br />

mundo, el apóstol podría no haber ganado nunca un concurso <strong>de</strong> retórica. A pesar <strong>de</strong> ello, el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios empleó el mensaje para producir convicción <strong>de</strong> pecado y conversión a<br />

Dios.<br />

2:5 Pablo sabía que había un gran peligro en que sus oyentes pudiesen interesarse en él<br />

y en su propia personalidad en lugar <strong>de</strong> en el Señor viviente. Consciente <strong>de</strong> su propia<br />

incapacidad <strong>de</strong> ben<strong>de</strong>cir o <strong>de</strong> salvar, <strong>de</strong>cidió que llevaría a los hombres a confiar sólo en<br />

Dios y no en la sabiduría <strong>de</strong> los hombres. Todos los que proclaman el mensaje <strong>de</strong>l<br />

evangelio o enseñan la palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>berían hacer <strong>de</strong> esto su meta constante.<br />

2:6 Primero, la sabiduría que se muestra en el evangelio es <strong>de</strong> origen divino (vv. 6, 7).<br />

Hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez o crecimiento pleno. Sin<br />

embargo, esta sabiduría no es <strong>de</strong> este mundo, ni sería sabiduría a los ojos <strong>de</strong> los príncipes<br />

<strong>de</strong> este mundo. La sabiduría <strong>de</strong> ellos es algo perece<strong>de</strong>ro, que, lo mismo que ellos, nace<br />

para un breve día.<br />

2:7 Hablamos sabiduría <strong>de</strong> Dios en misterio. Un misterio es una verdad <strong>de</strong>l NT que<br />

antes no había sido revelada, pero que ahora es dada a conocer a los creyentes por los<br />

apóstoles y profetas <strong>de</strong> la temprana Era <strong>de</strong> la Iglesia. Este misterio es la sabiduría oculta,<br />

la cual pre<strong>de</strong>stinó antes <strong>de</strong> los siglos para nuestra gloria. El misterio <strong>de</strong>l evangelio<br />

incluye verda<strong>de</strong>s tan maravillosas como el hecho <strong>de</strong> que ahora judíos y gentiles son hechos<br />

uno en Cristo; que el Señor Jesús vendrá y se llevará a Su pueblo que le espera para estar<br />

con Él para siempre; y que no todos los creyentes morirán, pero que todos serán<br />

transformados.<br />

2:8 los príncipes <strong>de</strong> este mundo pue<strong>de</strong> referirse a seres espirituales diabólicos en los<br />

lugares celestiales o a sus agentes humanos en la tierra. Ellos no comprendieron la<br />

sabiduría oculta <strong>de</strong> Dios (Cristo en una cruz) ni se dieron cuenta <strong>de</strong> que su asesinato <strong>de</strong>l<br />

Santo Hijo <strong>de</strong> Dios tendría como resultado la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> ellos mismos. Si la hubieran<br />

conocido [la sabiduría <strong>de</strong> Dios], no habrían crucificado al Señor <strong>de</strong> la gloria.<br />

2:9 Los procesos <strong>de</strong> revelación, inspiración e iluminación se <strong>de</strong>scriben en los versículos<br />

9–16. Nos dicen cómo estas maravillosas verda<strong>de</strong>s fueron dadas a conocer a los apóstoles<br />

por el Espíritu Santo, cómo ellos, a su vez, nos transmitieron estas verda<strong>de</strong>s mediante la<br />

inspiración <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y cómo las compren<strong>de</strong>mos por la iluminación <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo.<br />

La cita <strong>de</strong> Isaías 64:4 en el versículo 9 es una profecía que dice que Dios ha atesorado<br />

maravillosas verda<strong>de</strong>s que no podrían ser conocidas por los sentidos naturales pero que a su<br />

<strong>de</strong>bido tiempo Él las revelaría a los que le aman. Se relacionan tres faculta<strong>de</strong>s por las que<br />

apren<strong>de</strong>mos las cosas terrenales (el ojo, el oído y el corazón o la mente), pero estas<br />

faculta<strong>de</strong>s no resultan suficientes para la recepción <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s divinas, porque ahí es<br />

necesario el Espíritu <strong>de</strong> Dios.


Este versículo es comúnmente interpretado como refiriéndose a las glorias <strong>de</strong>l cielo, y<br />

cuando este significado se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> nuestras mentes es difícil <strong>de</strong>salojarlo y aceptar<br />

cualquier otro sentido. Pero Pablo está en realidad refiriéndose aquí a las verda<strong>de</strong>s que han<br />

sido reveladas por vez primera en el NT. Nadie habría podido jamás llegar a estas verda<strong>de</strong>s<br />

por medio <strong>de</strong> investigaciones científicas ni indagaciones filosóficas. La mente humana,<br />

<strong>de</strong>jada a sus propios recursos, nunca podría <strong>de</strong>scubrir los maravillosos misterios que fueron<br />

dados a conocer al comienzo <strong>de</strong> la era <strong>de</strong>l evangelio. La razón humana es totalmente<br />

ina<strong>de</strong>cuada para hallar la verdad <strong>de</strong> Dios.<br />

2:10 Se <strong>de</strong>muestra que el versículo 9 no se refiere al cielo con la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que<br />

Dios nos las reveló por medio <strong>de</strong>l Espíritu. En otras palabras, estas verda<strong>de</strong>s cuya<br />

existencia se anuncia en el AT fueron dadas a conocer a los apóstoles <strong>de</strong> la era <strong>de</strong>l NT. El<br />

nos se refiere a los escritores <strong>de</strong>l NT. Fue por el Espíritu <strong>de</strong> Dios que recibieron<br />

iluminación los apóstoles y los profetas, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las<br />

profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios. En otras palabras, el Espíritu <strong>de</strong> Dios, uno <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la<br />

Deidad, es infinito en sabiduría y compren<strong>de</strong> todas las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios, y las pue<strong>de</strong><br />

impartir a otros.<br />

2:11 Incluso en los asuntos humanos nadie conoce lo que un hombre pue<strong>de</strong> estar<br />

pensando sino él mismo. Nadie pue<strong>de</strong> llegar a <strong>de</strong>scubrirlo excepto si el hombre mismo<br />

<strong>de</strong>ci<strong>de</strong> darlo a conocer. Incluso en este caso, para po<strong>de</strong>r compren<strong>de</strong>r a un hombre, el<br />

interlocutor ha <strong>de</strong> tener el espíritu <strong>de</strong> un hombre. Un animal no podría compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

manera plena nuestro pensamiento. Así es con Dios. El único que pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r las<br />

cosas <strong>de</strong> Dios es el Espíritu <strong>de</strong> Dios.<br />

2:12 El nosotros <strong>de</strong>l versículo 12 se refiere a los escritores <strong>de</strong>l NT, aunque es<br />

igualmente cierto <strong>de</strong> todos los escritores <strong>de</strong> la Biblia. Por cuanto los apóstoles y los profetas<br />

habían recibido el Espíritu Santo, podía compartir con ellos las profundas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios.<br />

A esto se refiere el apóstol cuando dice en este versículo: Y nosotros no hemos recibido el<br />

espíritu <strong>de</strong>l mundo, sino el Espíritu que proviene <strong>de</strong> Dios, para que sepamos lo que<br />

Dios nos ha otorgado gratuitamente. Aparte <strong>de</strong> el Espíritu que proviene <strong>de</strong> Dios, los<br />

apóstoles jamás podrían haber recibido las verda<strong>de</strong>s divinas a las que se refiere Pablo y que<br />

nos han sido preservadas en el NT.<br />

2:13 Habiendo <strong>de</strong>scrito el proceso <strong>de</strong> revelación por el que los escritores <strong>de</strong> la Sagrada<br />

Escritura recibieron la verdad <strong>de</strong> Dios, Pablo pasa ahora a <strong>de</strong>scribir el proceso <strong>de</strong><br />

inspiración, mediante el que la verdad nos es comunicada. El versículo 13 es uno <strong>de</strong> los<br />

pasajes más enérgicos en la Palabra <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong> la inspiración verbal. El<br />

Apóstol Pablo afirma con claridad que al comunicarnos estas verda<strong>de</strong>s, los apóstoles no<br />

emplearon palabras escogidas por ellos mismos ni palabras dictadas por sabiduría<br />

humana. Emplearon las mismas palabras que les enseñó el Espíritu Santo a usar. Y por<br />

ello creemos que las palabras mismas <strong>de</strong> la Escritura, tal como se encuentran en los<br />

autógrafos originales, eran las mismas palabras <strong>de</strong> Dios (y que la Biblia en su presente<br />

forma es totalmente digna <strong>de</strong> confianza).<br />

Al llegar a este punto se levanta una multitud <strong>de</strong> objeciones, porque para algunos lo que<br />

acabamos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir implica dictado mecánico, como si Dios no hubiese permitido a los<br />

escritores que empleasen su propio estilo. Pero sabemos, por ejemplo, que el estilo escrito<br />

<strong>de</strong> Pablo es muy diferente <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Lucas. ¿Cómo po<strong>de</strong>mos, pues, conciliar la inspiración<br />

verbal con el estilo evi<strong>de</strong>ntemente personal <strong>de</strong> los escritores? De alguna manera que no<br />

compren<strong>de</strong>mos, Dios dio las mismas palabras <strong>de</strong> la Escritura, y sin embargo revistió estas


palabras con el estilo individual <strong>de</strong> los escritores, <strong>de</strong>jando que su personalidad humana<br />

viniese a formar parte <strong>de</strong> Su perfecta palabra.<br />

La expresión acomodando lo espiritual a lo espiritual se pue<strong>de</strong> explicar <strong>de</strong> varias<br />

maneras diversas. Pue<strong>de</strong> significar (1) enseñar verda<strong>de</strong>s espirituales con palabras dadas por<br />

el Espíritu; (2) comunicar verda<strong>de</strong>s espirituales a hombres espirituales; o (3) comparar<br />

verda<strong>de</strong>s espirituales en una sección <strong>de</strong> la Biblia con las <strong>de</strong> otra. Creemos que la primera<br />

explicación se ajusta mejor al contexto. Pablo está diciendo que el proceso <strong>de</strong> inspiración<br />

involucra la comunicación <strong>de</strong> verdad divina con palabras especialmente escogidas para este<br />

propósito por el Espíritu Santo. Así, podríamos parafrasear: «presentando verda<strong>de</strong>s<br />

espirituales con palabras espirituales».<br />

Se objeta a veces que este pasaje no pue<strong>de</strong> referirse a la inspiración, porque Pablo dice<br />

que hablamos, no «escribimos». Pero no es inusual encontrar el verbo «hablar» empleado<br />

<strong>de</strong> escritos inspirados (p.ej., Jn. 12:38, 41; Hch. 28:25; 2 P. 1:21).<br />

2:14 No sólo es divino el evangelio en su revelación y divino en su inspiración, sino<br />

que ahora apren<strong>de</strong>mos que sólo pue<strong>de</strong> ser recibido por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios. Sin<br />

su ayuda, el hombre natural no capta las cosas que son <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios, porque<br />

para él son locura. No pue<strong>de</strong> llegar a compren<strong>de</strong>rlas porque se han <strong>de</strong> discernir<br />

espiritualmente.<br />

Vance Havner aconseja <strong>de</strong> manera muy pintoresca:<br />

El cristiano sabio no pier<strong>de</strong> el tiempo tratando <strong>de</strong> explicar el programa <strong>de</strong> Dios a los<br />

hombres irregenerados: sería como echar perlas a los puercos. Igual podría tratar <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scribir una puesta <strong>de</strong> sol a un ciego <strong>de</strong> nacimiento o discurrir acerca <strong>de</strong> física nuclear con<br />

una estatua en el parque. El hombre natural no pue<strong>de</strong> recibir estas cosas. Igual podría uno<br />

tratar <strong>de</strong> atrapar rayos <strong>de</strong> sol con un anzuelo como compren<strong>de</strong>r la revelación <strong>de</strong> Dios sin<br />

ayuda <strong>de</strong>l Espíritu Santo. A no ser que uno haya nacido <strong>de</strong>l Espíritu y sea enseñado por Él,<br />

todo esto le es totalmente extraño. De nada le servirá ser doctor en filosofía, porque en este<br />

campo su ignorancia es enciclopédica y su aptitud es ineptitud.<br />

2:15 En cambio, el hombre iluminado por el Espíritu <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> discernir estas<br />

maravillosas verda<strong>de</strong>s aunque él mismo no es enjuiciado con razón por nadie <strong>de</strong> los<br />

inconversos. Quizá sea un carpintero, un instalador o un pescador; pero es un capaz<br />

estudioso <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras. «El cristiano guiado por el Espíritu investiga, indaga y<br />

escruta la Biblia, y llega a una apreciación y comprensión <strong>de</strong> su contenido» (KSW). Para el<br />

mundo, él es un enigma. Pue<strong>de</strong> que jamás haya ido a ningún instituto superior o seminario,<br />

pero pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r los profundos misterios <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios y quizá incluso pue<strong>de</strong><br />

enseñarlos a otros.<br />

2:16 El apóstol hace ahora con Isaías la pregunta retórica: ¿Quién conoció la mente<br />

<strong>de</strong>l Señor, para que pueda instruirle? El mero planteamiento <strong>de</strong> esta pregunta implica su<br />

respuesta. Dios no pue<strong>de</strong> ser conocido por la sabiduría ni por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los hombres. Él es<br />

conocido sólo en tanto que <strong>de</strong>cida darse a conocer. Sin embargo, los que tienen la mente <strong>de</strong><br />

Cristo pue<strong>de</strong>n compren<strong>de</strong>r las profundas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios.<br />

Así, para repasar lo visto, primero hay la revelación (vv. 9–12). Esto significa que Dios<br />

ha revelado a los hombres, mediante Su Santo Espíritu, verda<strong>de</strong>s previamente<br />

<strong>de</strong>sconocidas. Estas verda<strong>de</strong>s fueron dadas a conocer <strong>de</strong> manera sobrenatural por el Espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios.


Segundo, hay la inspiración (v. 13). En la transmisión <strong>de</strong> estas verda<strong>de</strong>s a otros, los<br />

apóstoles (y todos los otros escritores <strong>de</strong> la Biblia) usaron las mismas palabras que el<br />

Espíritu Santo les enseñó a emplear.<br />

Finalmente, hay iluminación (vv. 14–16). No sólo <strong>de</strong>ben ser estas verda<strong>de</strong>s<br />

milagrosamente reveladas y milagrosamente inspiradas, sino que sólo pue<strong>de</strong>n ser<br />

comprendidas por el po<strong>de</strong>r sobrenatural <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

3:1 Cuando Pablo visitó Corinto al principio, alimentó a los creyentes con la leche<br />

elemental <strong>de</strong> la palabra porque eran débiles y jóvenes en la fe. La enseñanza que les había<br />

dado era apropiada para la condición en que se hallaban. No podían recibir una instrucción<br />

espiritual profunda porque eran nuevos creyentes. Eran meros niños [<strong>de</strong> pecho] en Cristo.<br />

3:2 Pablo les enseñó sólo las verda<strong>de</strong>s elementales tocantes a Cristo, a lo cual se refiere<br />

como leche. No podían tomar alimento sólido por su inmadurez. En la misma corriente <strong>de</strong><br />

pensamiento, el Señor Jesús dijo a Sus discípulos: «Todavía tengo muchas cosas que<br />

<strong>de</strong>ciros, pero ahora no las podéis sobrellevar» (Jn. 16:12). Con respecto a los corintios, lo<br />

trágico era que aún no habían mejorado lo suficiente para po<strong>de</strong>r recibir verda<strong>de</strong>s más<br />

profundas <strong>de</strong>l apóstol.<br />

3:3 Los creyentes seguían aún siendo carnales, con un estado <strong>de</strong> alma bajo. Esto se<br />

hacía evi<strong>de</strong>nte porque había entre ellos celos y contiendas. Una conducta así es<br />

característica <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> este mundo, pero no <strong>de</strong> los que están siendo conducidos<br />

por el Espíritu <strong>de</strong> Dios.<br />

3:4 Al formar partidos a lo largo <strong>de</strong> los guías humanos, como Pablo y Apolos, estaban<br />

actuando a un nivel meramente humano. Esto es lo que quiere <strong>de</strong>cir Pablo cuando les<br />

pregunta: «¿No … andáis como hombres?» (RVR).<br />

Hasta este punto, el Apóstol Pablo ha estado exponiendo cuán insensato es exaltar a los<br />

hombres mediante una consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong>l evangelio. Ahora<br />

pasa a la cuestión <strong>de</strong>l ministerio cristiano y muestra, también <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta perspectiva, la total<br />

insensatez <strong>de</strong> exaltar a guías religiosos edificando partidos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ellos.<br />

3:5 Apolos y Pablo eran servidores por medio <strong>de</strong> los cuales habían venido a creer en<br />

el Señor Jesús. Eran sencillamente agentes, no cabezas <strong>de</strong> escuelas rivales. ¡Cuán<br />

impru<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los corintios elevar a sirvientes al rango <strong>de</strong> maestros! Ironsi<strong>de</strong><br />

comenta agudamente acerca <strong>de</strong> esta cuestión: «¡Imaginémonos una casa dividida por causa<br />

<strong>de</strong> los criados!».<br />

3:6 Empleando una imagen <strong>de</strong> la agricultura, Pablo muestra que el sirviente, a fin <strong>de</strong><br />

cuentas, está muy limitado acerca <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> hacer. Pablo mismo podía plantar, y<br />

Apolos podía regar, pero solamente Dios podía dar el crecimiento. Lo mismo en la<br />

actualidad; algunos <strong>de</strong> nosotros pue<strong>de</strong>n predicar la palabra y todos nosotros po<strong>de</strong>mos orar<br />

por parientes y amigos no salvos, pero la verda<strong>de</strong>ra obra <strong>de</strong> la salvación sólo pue<strong>de</strong> ser<br />

llevada a cabo por el Señor.<br />

3:7 Contemplándolo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, po<strong>de</strong>mos fácilmente ver que el que<br />

planta y el que riega no son muy importantes, relativamente hablando. No tienen en sí<br />

mismos el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> producir vida. ¿Por qué <strong>de</strong>bería entonces haber envidia o rivalida<strong>de</strong>s<br />

ningunas entre los obreros cristianos? Cada uno <strong>de</strong>bería llevar a cabo la tarea que le ha sido<br />

encomendada, y regocijarse cuando el Señor muestra Su mano en bendición.<br />

3:8 El que planta y el que riega son una misma cosa en el sentido <strong>de</strong> que ambos<br />

tienen el mismo objetivo y propósito. No <strong>de</strong>bería haber celos entre ellos. Por lo que<br />

respecta al servicio, están al mismo nivel. En un día veni<strong>de</strong>ro, cada uno recibirá su propia<br />

recompensa conforme a su propia labor. Aquel día será el <strong>de</strong>l Tribunal <strong>de</strong> Cristo.


3:9 Dios es Aquel ante quien todos son responsables. Todos Sus siervos son<br />

colaboradores, y trabajan conjuntamente en la labranza <strong>de</strong> Dios, o, cambiando la imagen,<br />

edifican juntos el edificio <strong>de</strong> Dios. Erdman traduce este concepto así: «Somos<br />

colaboradores que pertenecemos a Dios y estamos trabajando unos con otros».<br />

3:10 Prosiguiendo con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l edificio, el apóstol reconoce ante todo que cualquier<br />

cosa que haya podido llevar a cabo lo ha hecho <strong>de</strong>bido a la gracia <strong>de</strong> Dios. Con ello se<br />

refiere a la inmerecida capacidad que ha recibido <strong>de</strong> Dios para hacer la obra <strong>de</strong> apóstol.<br />

Luego prosigue para <strong>de</strong>scribir su parte en el comienzo <strong>de</strong> esta asamblea en Corinto: Yo<br />

como perito arquitecto puse el fundamento. Él había llegado a Corinto predicando a<br />

Cristo, y a Él crucificado. Se salvaron almas y se plantó una <strong>iglesia</strong> local. Luego aña<strong>de</strong>: Y<br />

otro edifica encima. Con ello, se refiere indudablemente a otros maestros que<br />

posteriormente visitaron Corinto y edificaron sobre el fundamento que ya había sido<br />

establecido allí. Sin embargo, advierte el apóstol: Cada uno mire cómo sobreedifica.<br />

Significa que es algo solemne ejercer un ministerio <strong>de</strong> enseñanza en la <strong>iglesia</strong> local.<br />

Algunos habían llegado a Corinto con doctrinas divisivas y con enseñanzas contrarias a la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. Indudablemente, Pablo estaba pensando en estos maestros cuando escribió<br />

estas palabras.<br />

3:11 Sólo se precisa <strong>de</strong> un fundamento para un edificio. Una vez está puesto, no tiene<br />

que repetirse. El Apóstol había puesto el fundamento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Corinto. Y este<br />

fundamento era Jesucristo, Su Persona y Obra.<br />

3:12 La posterior enseñanza en una <strong>iglesia</strong> local pue<strong>de</strong> que sea <strong>de</strong> varios grados <strong>de</strong><br />

valor. Por ejemplo, algunas enseñanzas son <strong>de</strong> un valor permanente, y podía asemejarse a<br />

oro, plata, piedras preciosas. Aquí, piedras preciosas probablemente no se refiera a<br />

diamantes, rubíes u otras gemas, sino más bien al granito, mármol o alabastro empleados en<br />

la construcción <strong>de</strong> templos costosos. Por otra parte, la enseñanza en la <strong>iglesia</strong> local podría<br />

ser <strong>de</strong> un valor pasajero o sin valor alguno. Esta enseñanza se asemeja a la ma<strong>de</strong>ra, heno y<br />

hojarasca.<br />

Este pasaje <strong>de</strong> la Escritura se emplea comúnmente <strong>de</strong> forma general para aplicarlo a las<br />

vidas <strong>de</strong> todos los creyentes cristianos. Es cierto que todos estamos edificando cada día, y<br />

que los resultados <strong>de</strong> nuestra obra serán puestos <strong>de</strong> manifiesto en un día veni<strong>de</strong>ro. Sin<br />

embargo, un cuidadoso estudiante <strong>de</strong> la Biblia querrá observar que el pasaje no se refiere <strong>de</strong><br />

manera primaria a todos los creyentes, sino más bien a los predicadores y maestros.<br />

3:13 En un día veni<strong>de</strong>ro la obra <strong>de</strong> cada uno se hará manifiesta. El día se refiere al<br />

Tribunal <strong>de</strong> Cristo, cuando se revisará todo servicio para el Señor. El proceso <strong>de</strong> servicio es<br />

asemejado a la acción <strong>de</strong>l fuego. El servicio que ha dado gloria a Dios y bendición al<br />

hombre no quedará afectado por el fuego, como el oro, la plata y las piedras preciosas. En<br />

cambio, aquello que haya suscitado perturbación entre el pueblo <strong>de</strong> Dios o no los haya<br />

edificado, será consumido. El fuego mismo probará la calidad <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> cada uno.<br />

3:14 La obra en relación con la <strong>iglesia</strong> pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> tres clases. En el versículo 14<br />

tenemos el primer tipo —un servicio que haya sido provechoso—. En tal caso, la obra <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong>l siervo permanece ante la prueba <strong>de</strong>l Tribunal <strong>de</strong> Cristo, y el obrero recibirá una<br />

recompensa.<br />

3:15 El segundo tipo <strong>de</strong> prueba es aquel que es inútil. En este caso, el siervo sufrirá<br />

pérdida, aunque él mismo será salvo, aunque así como a través <strong>de</strong> fuego. E. W. Rogers<br />

observa: «La pérdida no implica la <strong>de</strong>strucción que antes se poseyese». Debería quedar<br />

claro por este versículo que el Tribunal <strong>de</strong> Cristo no trata <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong>l creyente y <strong>de</strong><br />

la pena <strong>de</strong> los mismos. La pena <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong>l creyente fue llevada por el Señor Jesús


en la cruz <strong>de</strong>l Calvario, y esto ha quedado solventado ya <strong>de</strong> una vez por todas. Así, la<br />

salvación <strong>de</strong>l creyente no está en absoluto en entredicho ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo. De lo<br />

que se trata es <strong>de</strong> su servicio.<br />

Al haber cometido el enorme fallo <strong>de</strong> no distinguir entre salvación y recompensas, la<br />

Iglesia <strong>de</strong> Roma ha empleado este versículo para tratar <strong>de</strong> apoyar su enseñanza <strong>de</strong>l<br />

Purgatorio. Pero, un cuidadoso examen <strong>de</strong>l versículo no revela ninguna indicación <strong>de</strong> un<br />

Purgatorio. No aparece el concepto <strong>de</strong> que el fuego purifique el carácter <strong>de</strong> nadie. Más bien,<br />

el fuego pone a prueba la obra o el servicio <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong> qué clase sea. El hombre es<br />

salvo a pesar <strong>de</strong> que sus obras que<strong>de</strong>n consumidas por el fuego.<br />

Un pensamiento interesante en relación con este versículo es que la palabra <strong>de</strong> Dios se<br />

parece a veces al fuego (ver Is. 5:24 y Jer. 23:29). La misma palabra <strong>de</strong> Dios que pondrá a<br />

prueba nuestro servicio ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo nos está disponible ahora. Si estamos<br />

edificando en conformidad con las enseñanzas <strong>de</strong> la Biblia, entonces nuestra obra resistirá<br />

la prueba en el día veni<strong>de</strong>ro.<br />

3:16 Pablo recuerda a los creyentes que ellos son santuario <strong>de</strong> Dios, y que el Espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios mora en ellos. Es cosa cierta que cada creyente individual es también un santuario<br />

<strong>de</strong> Dios en el que mora el Espíritu Santo, pero éste no es el pensamiento aquí. El apóstol<br />

está ahora contemplando a la <strong>iglesia</strong> como compañía colectiva, y <strong>de</strong>sea que se <strong>de</strong>n cuenta<br />

<strong>de</strong> la santa dignidad <strong>de</strong> tal llamamiento.<br />

3:17 Una tercera clase <strong>de</strong> obra en la <strong>iglesia</strong> local es aquella que pue<strong>de</strong> ser calificada <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>structiva. Aparentemente, había falsos maestros que se habían introducido en la <strong>iglesia</strong> en<br />

Corinto, la instrucción <strong>de</strong> los cuales tendía más a favorecer el pecado que a la santidad. No<br />

consi<strong>de</strong>raban que fuese una cuestión seria el causar <strong>de</strong> esta manera el caos en un templo <strong>de</strong><br />

Dios, por lo que Pablo truena con esta solemne <strong>de</strong>claración: Si alguno <strong>de</strong>struye el<br />

santuario <strong>de</strong> Dios, Dios le <strong>de</strong>struirá a él. Contemplado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva local, esto<br />

significa que si alguno entra en una <strong>iglesia</strong> local y <strong>de</strong>struye su testimonio, Dios le <strong>de</strong>struirá<br />

a él. Este pasaje se refiere a falsos maestros que no son verda<strong>de</strong>ros creyentes en el Señor<br />

Jesús. La gravedad <strong>de</strong> tal ofensa queda indicada en las palabras finales <strong>de</strong>l versículo 17:<br />

Porque el santuario <strong>de</strong> Dios, el cual sois vosotros, es sagrado.<br />

3:18 En el servicio cristiano, como en todo en la vida cristiana, hay siempre el peligro<br />

<strong>de</strong>l autoengaño. Quizá algunos <strong>de</strong> los que habían llegado a Corinto como maestros se<br />

habían presentado como hombres <strong>de</strong> enorme sabiduría. Todos los que tengan una<br />

perspectiva exaltada <strong>de</strong> su propia sabiduría mundana han <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r que tienen que<br />

volverse ignorantes a los ojos <strong>de</strong>l mundo a fin <strong>de</strong> llegar a ser sabios en la estima <strong>de</strong> Dios.<br />

Go<strong>de</strong>t parafrasea <strong>de</strong> manera útil este pasaje así:<br />

Si cualquier persona, corintio u otro, asume la parte <strong>de</strong>l sabio y la reputación <strong>de</strong>l<br />

profundo pensador al predicar el evangelio en vuestras asambleas, que sepa <strong>de</strong> cierto que<br />

no conseguirá la verda<strong>de</strong>ra sabiduría hasta que haya pasado por una crisis en la que perezca<br />

aquella sabiduría suya con la que se sentía hinchado, y tras lo cual solamente recibirá la<br />

sabiduría que es <strong>de</strong> lo alto.<br />

3:19 La sabiduría <strong>de</strong> este mundo es insensatez para con Dios. El hombre no podría<br />

encontrar a Dios por su propia búsqueda, ni podría jamás la sabiduría humana haber i<strong>de</strong>ado<br />

un plan <strong>de</strong> salvación por el que Dios se hiciese Hombre para morir por los culpables, viles y<br />

rebel<strong>de</strong>s pecadores. Se cita Job 5:13 en el versículo 19 para mostrar que Dios triunfa sobre<br />

la pretendida sabiduría <strong>de</strong> los hombres para obrar Sus propios propósitos. Los hombres, con


toda su erudición, no pue<strong>de</strong>n torcer los planes <strong>de</strong>l Señor; al revés, Dios les muestra una y<br />

otra vez que a pesar <strong>de</strong> su mundana sabiduría son totalmente pobres e impotentes.<br />

3:20 Se cita el Salmo 94:11 aquí para enfatizar que el Señor conoce todos los<br />

razonamientos <strong>de</strong> los sabios <strong>de</strong> este mundo, y que a<strong>de</strong>más sabe que son vanos, vacíos e<br />

infructíferos. Pero, ¿por qué <strong>de</strong>dica Pablo tanto esfuerzo a <strong>de</strong>sacreditar la sabiduría<br />

mundana? Sencillamente por esta razón: los corintios estaban dando un gran valor a esta<br />

sabiduría y seguían a esos guías que parecían exhibirla en un alto grado.<br />

3:21 A la vista <strong>de</strong> todo lo dicho, ninguno <strong>de</strong>bía jactarse en los hombres. Y por lo que<br />

se refiere a los verda<strong>de</strong>ros siervos <strong>de</strong>l Señor, no <strong>de</strong>beríamos jactarnos <strong>de</strong> que pertenecemos<br />

a ellos, sino más bien darnos cuenta <strong>de</strong> que ellos nos pertenecen a nosotros. Todo es<br />

vuestro.<br />

3:22 Alguien ha llamado al versículo 22 «un inventario <strong>de</strong> las posesiones <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong><br />

Dios». Los obreros cristianos nos pertenecen, sea Pablo el evangelista, o Apolos el<br />

maestro, o Cefas el pastor. Por cuanto todos nos pertenecen, es una insensatez <strong>de</strong> nuestra<br />

parte afirmar que nosotros pertenecemos a ninguno <strong>de</strong> ellos. Luego, el mundo es nuestro.<br />

Como cohere<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Cristo, un día entraremos en posesión <strong>de</strong>l mundo, pero mientras tanto<br />

es nuestro por promesa divina. Los que se están cuidando <strong>de</strong> sus asuntos no se dan cuenta<br />

<strong>de</strong> que lo están haciendo para nosotros. La vida es nuestra. Por esto no se significa<br />

meramente la existencia sobre la tierra, sino la vida en su sentido más pleno y verda<strong>de</strong>ro. Y<br />

la muerte es nuestra. Para nosotros ya no se trata más <strong>de</strong>l temido enemigo que consigna el<br />

alma a la ignota negrura; más bien es ahora el mensajero <strong>de</strong> Dios que lleva el alma al cielo.<br />

Lo presente y lo porvenir —todo es asimismo nuestro—. Se ha dicho con razón que todas<br />

las cosas sirven al hombre que sirve a Cristo. A. T. Robertson dijo en una ocasión: «Las<br />

estrellas en sus órbitas luchan por el hombre que es partícipe <strong>de</strong> Dios en la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l<br />

mundo».<br />

3:23 Todos los cristianos pertenecen a Cristo. Algunos en Corinto estaban diciendo que<br />

pertenecían a Él con exclusión <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más. Habían constituido el «partido <strong>de</strong><br />

Cristo». Pero Pablo refuta tal pretensión. Somos todos <strong>de</strong> Cristo, y Cristo <strong>de</strong> Dios. Al<br />

mostrar así a los santos su verda<strong>de</strong>ra y apropiada dignidad, Pablo revela en acusado<br />

contraste la insensatez <strong>de</strong> constituir partidos y divisiones en la <strong>iglesia</strong>.<br />

4:1 A fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r valorar a Pablo y a los otros apóstoles <strong>de</strong> forma apropiada, dice que<br />

los santos <strong>de</strong>berían contemplarlos como servidores o ayudantes <strong>de</strong> Cristo y<br />

administradores <strong>de</strong> los misterios <strong>de</strong> Dios. Un administrador, o mayordomo, es un siervo<br />

que se cuida <strong>de</strong> la persona o propiedad <strong>de</strong> otro. Los misterios <strong>de</strong> Dios eran los secretos que<br />

antes estaban ocultos y que Dios ha revelado a los apóstoles y profetas <strong>de</strong>l periodo <strong>de</strong>l<br />

<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>.<br />

4:2 Un requisito principal para los administradores es que cada uno sea hallado fiel.<br />

Los hombres valoran la inteligencia, la sabiduría, la riqueza y el éxito; Dios, en cambio,<br />

busca a aquellos que sean fieles a Jesús en todo.<br />

4:3 La fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong>mandada <strong>de</strong> los administradores es cosa <strong>de</strong> difícil evaluación por<br />

parte <strong>de</strong> la gente. Por eso dice Pablo aquí que tiene en muy poco… el ser enjuiciado por<br />

los corintios ni por tribunal humano. Se da cuenta <strong>de</strong> cuán absolutamente incapaz es el<br />

hombre <strong>de</strong> formar un juicio competente <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra fi<strong>de</strong>lidad a Dios. Y aña<strong>de</strong>: Y ni<br />

aun me juzgo a mí mismo. Se daba cuenta <strong>de</strong> que había nacido en la familia humana con<br />

un criterio que estaba constantemente prejuiciado en su propio favor.<br />

4:4 Cuando el apóstol dice: De nada malo tengo conciencia, significa que en la<br />

cuestión <strong>de</strong>l servicio cristiano no es consciente <strong>de</strong> ninguna acusación <strong>de</strong> infi<strong>de</strong>lidad que se


pudiese presentar en su contra. ¡No quiere <strong>de</strong>cir ni por un momento que no conoce <strong>de</strong><br />

ningún pecado en su vida ni que no tenga ningún tipo <strong>de</strong> imperfección! Este pasaje <strong>de</strong>bería<br />

ser leído a la luz <strong>de</strong> su contexto, y el tema aquí es el servicio cristiano y la fi<strong>de</strong>lidad en este<br />

servicio. Pero incluso si no supiese nada en contra <strong>de</strong> sí mismo, no por eso quedaría<br />

absuelto. Sencillamente, no era competente para juzgar en este asunto. A fin <strong>de</strong> cuentas, el<br />

Señor es el Juez.<br />

4:5 A la vista <strong>de</strong> esto, <strong>de</strong>beríamos ser sumamente cuidadosos en nuestra valoración <strong>de</strong>l<br />

servicio cristiano. Ten<strong>de</strong>mos a exaltar lo espectacular y lo sensacional, y a menospreciar a<br />

lo que es <strong>de</strong> poca monta o poco visible. Lo mejor es no juzgar nada antes <strong>de</strong> tiempo, sino<br />

esperar hasta que venga el Señor. Él podrá juzgar, no sólo lo que se pue<strong>de</strong> ver con los<br />

ojos, sino también los motivos <strong>de</strong> los corazones —no sólo lo que se hizo, sino por qué se<br />

hizo—. Él manifestará las intenciones <strong>de</strong> los corazones, y es innecesario <strong>de</strong>cir que todo<br />

lo que se hizo para propia exhibición o para la propia gloria no recibirá recompensa.<br />

El anuncio <strong>de</strong> que cada uno recibirá su alabanza <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios no <strong>de</strong>be tomarse<br />

como una promesa incondicional <strong>de</strong> que en aquel día el servicio <strong>de</strong> todos los creyentes<br />

aparecerá <strong>de</strong> una manera favorable. El significado es que todo aquel que merezca alabanza<br />

la recibirá <strong>de</strong> Dios y no <strong>de</strong> los hombres.<br />

En los siguientes ocho versículos el apóstol afirma con toda claridad que el orgullo es la<br />

causa <strong>de</strong> las divisiones que han entrado en la <strong>iglesia</strong> en Corinto.<br />

4:6 Primero explica que al hablar acerca <strong>de</strong>l ministerio cristiano y <strong>de</strong> la ten<strong>de</strong>ncia a<br />

seguir a los lí<strong>de</strong>res humanos (3:5–4:5), se había empleado a sí mismo y a Apolos como<br />

ejemplos. Los corintios no estaban formando partidos en torno sólo a Pablo y a Apolos,<br />

sino en torno a otros hombres que estaban entonces en aquella <strong>iglesia</strong>. Sin embargo, por un<br />

sentido <strong>de</strong> cortesía y <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za cristianas, Pablo había presentado todo el asunto en<br />

relación consigo mismo y con Apolos como ejemplo, para que <strong>de</strong> esta manera los santos<br />

aprendiesen a no tener opiniones exageradas <strong>de</strong> sus guías ni diesen satisfacción a su orgullo<br />

constituyendo partidos. Quería que los santos valorasen a todos y todo por las Escrituras.<br />

4:7 Si un maestro cristiano es más dotado que otro, es porque Dios lo hizo así. Todo lo<br />

que tenga, lo ha recibido <strong>de</strong>l Señor. De hecho, así es <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> nosotros: todo lo que<br />

tenemos nos ha sido dado por Dios. Siendo así, ¿por qué <strong>de</strong>beríamos ser orgullosos o<br />

envanecernos? Nuestros talentos y dones no son resultado <strong>de</strong> nuestra propia inteligencia.<br />

4:8 Los corintios habían adoptado una actitud <strong>de</strong> autosuficiencia; ya estaban saciados.<br />

Se enorgullecían <strong>de</strong> la abundancia <strong>de</strong> dones espirituales en medio <strong>de</strong> ellos; ya eran ricos.<br />

Estaban viviendo en lujo, comodidad y facilidad. No había sentido alguno <strong>de</strong> necesidad.<br />

Actuaban como si estuviesen ya reinando, pero lo estaban haciendo sin los apóstoles. Pablo<br />

dice que ¡ojalá hubiese llegado ya el tiempo para reinar para que él pudiese reinar<br />

juntamente con ellos! Pero, mientras tanto, «la vida en la tierra es un tiempo <strong>de</strong><br />

instrucción para el tiempo <strong>de</strong>l reinado», como alguien ha dicho. Los cristianos reinarán con<br />

el Señor Jesucristo cuando Él vuelva y establezca Su reino sobre la tierra. Mientras tanto,<br />

su privilegio es compartir el vituperio <strong>de</strong> un Salvador rechazado.<br />

H. P. Barker advierte:<br />

Es una <strong>de</strong>slealtad positiva buscar nuestra corona antes que el Rey reciba la Suya. Sin<br />

embargo, esto es lo que estaban haciendo los cristianos en Corinto. Los apóstoles mismos<br />

estaban llevando el vituperio <strong>de</strong> Cristo. Pero los cristianos corintios eran «ricos» y<br />

«honorables». Estaban buscando pasarlo bien allí don<strong>de</strong> su Señor y Maestro había sufrido<br />

tanta aflicción.


En las coronaciones, los pares y gran<strong>de</strong>s nunca se ponen sus coronetas hasta que el<br />

soberano ha sido coronado. Los corintios estaban poniendo esto <strong>de</strong>l revés; ¡estaban ya<br />

reinando mientras que el Señor seguía estando rechazado!<br />

4:9 En contraste con la autosatisfacción <strong>de</strong> los corintios, Pablo <strong>de</strong>scribe la suerte <strong>de</strong> los<br />

apóstoles. Los presenta como echados a la arena con fieras salvajes mientras los hombres<br />

y los ángeles los contemplan. Como ha dicho Go<strong>de</strong>t: «No era el momento para que los<br />

corintios se diesen a la propia complacencia y a la jactancia, mientras la <strong>iglesia</strong> estaba en el<br />

trono y los apóstoles bajo la espada».<br />

4:10 Mientras los apóstoles eran tratados como insensatos por amor <strong>de</strong> Cristo, los<br />

santos gozaban <strong>de</strong> prestigio en la comunidad como pru<strong>de</strong>ntes cristianos. Los apóstoles<br />

eran débiles, pero los corintios no pa<strong>de</strong>cían <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s. En contraste a la <strong>de</strong>shonra <strong>de</strong> los<br />

apóstoles había la eminencia <strong>de</strong> los santos.<br />

4:11 No parecía para los apóstoles que hubiese llegado la hora <strong>de</strong>l triunfo ni <strong>de</strong>l<br />

reinado. Estaban pa<strong>de</strong>ciendo <strong>de</strong> hambre y sed y <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z y persecución. Eran cazados,<br />

perseguidos y carecían <strong>de</strong> morada fija.<br />

4:12 Se fatigaban trabajando con sus propias manos. A cambio <strong>de</strong> las maldiciones,<br />

<strong>de</strong>volvían bendición. Cuando pa<strong>de</strong>cían persecución, no <strong>de</strong>volvían el golpe, sino que la<br />

soportaban con paciencia.<br />

4:13 Cuando eran difamados, exhortaban a los hombres a que aceptasen al Señor Jesús.<br />

En suma, habían sido hechos como la escoria <strong>de</strong>l mundo, el <strong>de</strong>secho <strong>de</strong> todos. Esta<br />

<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l sufrimiento por amor <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>bería hablar a nuestros corazones. Si el<br />

Apóstol Pablo estuviese viviendo en la actualidad, ¿podría <strong>de</strong>cirnos, como dijo a los<br />

corintios: «Sin nosotros reináis»?<br />

4:14 En los versículos 14–21, Pablo da una final amonestación a los creyentes acerca <strong>de</strong><br />

la cuestión <strong>de</strong> las divisiones. Consciente <strong>de</strong> que había estado empleando la ironía, explica<br />

que no lo ha hecho así para avergonzar a los cristianos, sino para amonestarlos como a<br />

hijos suyos amados. No era inspirado por la amargura que hablaba así, sino por un sincero<br />

interés en su bienestar espiritual.<br />

4:15 El apóstol les recuerda que aunque tuviesen diez mil ayos o instructores en<br />

Cristo, tenían sólo un padre en la fe. Pablo mismo los había conducido al Señor; él era el<br />

padre espiritual <strong>de</strong> ellos. Muchos otros podrían acudir a enseñarlos, pero ninguno tendría la<br />

misma tierna solicitud por ellos como aquel que los había señalado al Cor<strong>de</strong>ro. Pablo no<br />

intenta en absoluto <strong>de</strong>preciar el ministerio <strong>de</strong> enseñanza, sino que está sencillamente<br />

explicándoles lo que todos sabían que era cierto, es <strong>de</strong>cir, que muchos pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>dicarse al<br />

servicio cristiano sin el interés personal en los santos que es rasgo característico <strong>de</strong> aquel<br />

que los ha llevado a Cristo.<br />

4:16 Pablo los exhorta, por tanto, a que sean imitadores <strong>de</strong> él, es <strong>de</strong>cir, en su <strong>de</strong>voción<br />

<strong>de</strong>sprendida por Cristo y en su amor y servicio infatigables para con sus hermanos<br />

creyentes, tal como lo ha <strong>de</strong>scrito en los versículos 9–13.<br />

4:17 A fin <strong>de</strong> ayudarlos a alcanzar esta meta, Pablo les había enviado a Timoteo, a su<br />

hijo amado y fiel en el Señor. Timoteo había sido instruido que les recordase su proce<strong>de</strong>r<br />

en Cristo, proce<strong>de</strong>r que enseñaba en todas las <strong>iglesia</strong>s. Pablo está diciendo que él<br />

practicaba lo que predicaba, y que esto <strong>de</strong>bería ser cierto <strong>de</strong> todos aquellos que se <strong>de</strong>dican<br />

al servicio cristiano.<br />

4:18 Cuando Pablo dijo que les enviaba a Timoteo, tal vez esto habría podido llevar a<br />

alguno <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>tractores en Corinto a precipitarse a <strong>de</strong>cir que Pablo tenía miedo <strong>de</strong> ir


personalmente. Estos hombres estaban envanecidos al sugerir que Pablo no iba a ir a ellos<br />

personalmente.<br />

4:19 Pero les promete que él mismo iría en el próximo futuro, si el Señor quiere.<br />

Cuando fuese, <strong>de</strong>nunciaría el orgullo <strong>de</strong> los que hablaban tan <strong>de</strong>smedidamente, pero<br />

carentes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r espiritual.<br />

4:20 A fin <strong>de</strong> cuentas, lo que cuenta es el po<strong>de</strong>r, porque el reino <strong>de</strong> Dios no se ocupa<br />

primordialmente <strong>de</strong> palabras, sino <strong>de</strong> la acción. No consiste en mera profesión, sino en<br />

realidad.<br />

4:21 La manera en la que Pablo acuda a ellos <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> ellos mismos. Si ellos<br />

evi<strong>de</strong>ncian un espíritu rebel<strong>de</strong>, irá a ellos con vara. Si, en cambio, son humil<strong>de</strong>s y se<br />

someten, irá con amor y espíritu <strong>de</strong> mansedumbre.<br />

B. Inmoralidad entre creyentes (Cap. 5)<br />

El capítulo 5 trata <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> la acción disciplinaria en una <strong>iglesia</strong> cuando uno<br />

<strong>de</strong> los miembros ha cometido un grave pecado <strong>de</strong> naturaleza pública. La disciplina es<br />

necesaria para que la <strong>iglesia</strong> retenga su santo carácter a los ojos <strong>de</strong>l mundo y también para<br />

que el Espíritu Santo pueda obrar no contristado en medio <strong>de</strong> ella.<br />

5:1 Aparentemente, se estaba diciendo por todas partes (V.M.) que uno <strong>de</strong> los<br />

hombres en la comunión en Corinto había cometido fornicación, es <strong>de</strong>cir, inmoralidad<br />

sexual. En este caso se trataba <strong>de</strong> una forma muy extrema <strong>de</strong> este pecado, y que ni aún se<br />

sabía que existiese entre los impíos gentiles. Específicamente, el pecado era que alguno<br />

entre ellos tenía una relación ilícita con la mujer <strong>de</strong> su padre. La madre <strong>de</strong> aquel hombre<br />

habría indudablemente muerto, y el padre se habría vuelto a casar. De modo que la mujer<br />

<strong>de</strong> su padre, en este caso, sería la madrastra <strong>de</strong>l hombre. Ella <strong>de</strong>bía ser seguramente<br />

incrédula, porque nada se dice <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r acción acerca <strong>de</strong> ella. La <strong>iglesia</strong> no tenía<br />

jurisdicción en su caso.<br />

5:2 ¿Cómo habían reaccionado ante todo esto los cristianos en Corinto? En lugar <strong>de</strong><br />

hundirse en un profundo dolor, estaban envanecidos y ufanos. Quizá se sentían orgullosos<br />

<strong>de</strong> su tolerancia al no disciplinar al culpable. O quizá estaban tan envanecidos con la<br />

abundancia <strong>de</strong> dones en la <strong>iglesia</strong> que no habían pensado con seriedad acerca <strong>de</strong> lo que<br />

había tenido lugar. O quizá estaban más interesados en la cantidad <strong>de</strong> miembros que en la<br />

santidad. No estaban suficientemente sacudidos por el pecado.<br />

Y vosotros estáis envanecidos. ¿No <strong>de</strong>beríais más bien haber hecho duelo, para<br />

que fuese quitado <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> vosotros el que cometió tal acción? Esto implica que<br />

si los creyentes hubiesen adoptado la apropiada actitud <strong>de</strong> humillación ante el Señor, Él<br />

mismo habría actuado en aquella cuestión, tomando alguna forma <strong>de</strong> acción disciplinaria<br />

sobre el culpable. Dice Erdman:<br />

Deberían haber comprendido que la verda<strong>de</strong>ra gloria <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> cristiana consiste no<br />

en la elocuencia y los dones <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s maestros, sino en la pureza moral y las vidas<br />

ejemplares <strong>de</strong> sus miembros.<br />

5:3 En contraste con la indiferencia <strong>de</strong> ellos, el apóstol <strong>de</strong>clara que aunque estaba<br />

ausente, sin embargo ya como si estuviese presente había juzgado <strong>de</strong> la cuestión.


5:4 Describe a la <strong>iglesia</strong> reunida para tomar acción contra el culpable. Aunque no está<br />

corporalmente presente, sin embargo está ahí en espíritu al reunirse en el nombre <strong>de</strong><br />

nuestro Señor Jesucristo. El Señor Jesús había dado autoridad a la <strong>iglesia</strong> y a los<br />

apóstoles para ejercitar la disciplina en todos los casos <strong>de</strong> esta naturaleza. Así, Pablo dice<br />

que actuará con el po<strong>de</strong>r (o autoridad) <strong>de</strong> nuestro Señor Jesús.<br />

5:5 La acción que iba a tomar sería la <strong>de</strong> entregar el tal a Satanás para <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong><br />

la carne, a fin <strong>de</strong> que el espíritu sea salvo en el día <strong>de</strong>l Señor Jesús. Los comentaristas<br />

no están <strong>de</strong> acuerdo acerca <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> esta expresión. Algunos creen que <strong>de</strong>scribe el<br />

acto <strong>de</strong> excomulgar <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local. Fuera <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> está la esfera <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong><br />

Satanás (1 Jn. 5:19). Por ello, «entregar a Satanás» sería sencillamente excomulgar <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong>. Otros piensan que el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> entregar a Satanás era una potestad especial<br />

concedida a los apóstoles, pero que ya no existe en la actualidad.<br />

De nuevo, hay <strong>de</strong>sacuerdo acerca <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la<br />

carne. Muchos creen que <strong>de</strong>scribe pa<strong>de</strong>cimiento físico, que Dios emplearía para quebrantar<br />

el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las concupiscencias y hábitos <strong>de</strong> pecado en la vida <strong>de</strong>l hombre. Otros creen que<br />

esta <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la carne es una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> una muerte lenta, que daría al hombre<br />

tiempo para arrepentirse y ser restaurado.<br />

En todo caso, <strong>de</strong>beríamos recordar que la disciplina <strong>de</strong> los creyentes está siempre<br />

calculada para conseguir su restauración a la comunión con el Señor. La excomunión nunca<br />

es un fin en sí misma, sino siempre un medio para un fin. El propósito último es que su<br />

espíritu sea salvo en el día <strong>de</strong>l Señor Jesús. En otras palabras, no hay pensamiento <strong>de</strong><br />

ninguna con<strong>de</strong>na eterna <strong>de</strong>l hombre. Es disciplinado por el Señor en esta vida a causa <strong>de</strong>l<br />

pecado que ha cometido, pero es salvo en el día <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

5:6 Pablo repren<strong>de</strong> ahora a los corintios por su jactancia o petulancia. Quizá ellos se<br />

excusaban diciendo que sólo había sucedido una vez. Tendrían que saber que un poco <strong>de</strong><br />

levadura hace fermentar toda la masa. La levadura es aquí una imagen <strong>de</strong> pecado moral.<br />

El apóstol está diciendo que si toleran un pequeño pecado moral en la <strong>iglesia</strong>, pronto<br />

crecerá y se expandirá hasta que toda la comunión que<strong>de</strong> gravemente afectada. Se precisa<br />

<strong>de</strong> una recta y piadosa disciplina a fin <strong>de</strong> mantener el carácter <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

5:7 Así, se les manda que se purifiquen <strong>de</strong> la vieja levadura. En otras palabras,<br />

<strong>de</strong>berían empren<strong>de</strong>r una severa acción contra el mal, para que llegasen a ser nueva masa,<br />

esto es, masa pura. Luego Pablo aña<strong>de</strong>: Sin levadura como sois. Dios los ve en Cristo<br />

como santos, rectos y puros. Y ahora el apóstol les dice que su estado <strong>de</strong>bería<br />

correspon<strong>de</strong>rse con su posición. En cuanto a posición, eran sin levadura. En cuanto a su<br />

práctica <strong>de</strong>berían ser también sin levadura. Sus naturalezas <strong>de</strong>berían correspon<strong>de</strong>rse con su<br />

nombre, y su conducta con su credo.<br />

Porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Al pensar en<br />

el pan sin levadura, la mente <strong>de</strong> Pablo se retrotrae a la Fiesta <strong>de</strong> la Pascua, en la que, en la<br />

víspera <strong>de</strong>l primer día <strong>de</strong> la Fiesta, el judío tenía or<strong>de</strong>nado quitar toda la levadura <strong>de</strong> su<br />

casa. Iba a la artesa <strong>de</strong> amasar y la limpiaba a fondo. Lavaba el lugar don<strong>de</strong> se guardaba la<br />

levadura hasta que no quedaban trazas. Buscaba la casa con una lámpara para asegurarse <strong>de</strong><br />

que no había pasado nada por alto. Luego levantaba las manos a Dios y <strong>de</strong>cía: «¡Oh, Dios,<br />

he echado toda la levadura <strong>de</strong> mi casa, y si queda alguna <strong>de</strong> la que no sé nada, con todo mi<br />

corazón la echo también!». Esto da la imagen <strong>de</strong> la clase <strong>de</strong> separación <strong>de</strong>l mal a la que está<br />

llamado el cristiano en el día <strong>de</strong> hoy.<br />

La inmolación <strong>de</strong>l cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la pascua era un tipo o imagen <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor Jesucristo en la cruz. Este versículo es uno <strong>de</strong> muchos en el NT que establece el


principio <strong>de</strong> la enseñanza tipológica. Por esto queremos <strong>de</strong>cir que personas y<br />

acontecimientos <strong>de</strong>l AT fueron tipos o sombras <strong>de</strong> cosas veni<strong>de</strong>ras. Muchas <strong>de</strong> ellas<br />

señalaban directamente a<strong>de</strong>lante a la venida <strong>de</strong>l Señor Jesús para quitar nuestros pecados<br />

mediante el sacrificio <strong>de</strong> Sí mismo.<br />

5:8 La fiesta aquí no se refiere a la Pascua ni a la Cena <strong>de</strong>l Señor, sino más bien en un<br />

sentido general <strong>de</strong>scribe toda la vida <strong>de</strong>l creyente. Toda nuestra existencia ha <strong>de</strong> ser una<br />

fiesta <strong>de</strong> gozo, y se ha <strong>de</strong> celebrar no con la vieja levadura <strong>de</strong> pecado, ni con la levadura<br />

<strong>de</strong> malicia y <strong>de</strong> maldad. Al regocijarnos en Cristo, no <strong>de</strong>bemos abrigar en nuestros<br />

corazones malos pensamientos contra otros. Por esto, vemos que el Apóstol Pablo no estaba<br />

refiriéndose a la levadura literal, como la que se emplea para hacer el pan, sino que<br />

empleaba la levadura en un sentido espiritual para <strong>de</strong>scribir la forma en que el pecado<br />

contamina aquello con lo que entra en contacto. Debemos vivir nuestras vidas con panes<br />

sin levadura, <strong>de</strong> sinceridad y <strong>de</strong> verdad.<br />

5:9 Ahora Pablo les explica que les había escrito anteriormente en una carta que no<br />

<strong>de</strong>bían mantener compañía con los fornicarios. El hecho <strong>de</strong> que aquella epístola se haya<br />

perdido no afecta para nada la inspiración <strong>de</strong> la Biblia. No todas las cartas escritas por<br />

Pablo fueron inspiradas, sino sólo aquellas que Dios ha consi<strong>de</strong>rado oportuno incluir en la<br />

Santa Biblia.<br />

5:10 El apóstol pasa ahora a explicar que al advertirlos que no tuviesen compañía con<br />

los fornicarios, no quería <strong>de</strong>cir que tenían que separarse <strong>de</strong> todo contacto con los impíos.<br />

Mientras estamos en el mundo, nos es necesario hacer tratos con personas inconversas, y no<br />

tenemos manera <strong>de</strong> saber las honduras <strong>de</strong> pecado a las que puedan haber <strong>de</strong>scendido. A fin<br />

<strong>de</strong> vivir una vida <strong>de</strong> total aislamiento <strong>de</strong> pecado, sería necesario salir <strong>de</strong>l mundo.<br />

De modo que Pablo dice que no se refería a una completa separación <strong>de</strong> los fornicarios<br />

<strong>de</strong> este mundo, o <strong>de</strong> los avaros, o <strong>de</strong> los ladrones, o <strong>de</strong> los idólatras. Los avaros son los<br />

que quedan convictos <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z en negocios o asuntos financieros. Por ejemplo,<br />

cualquiera que sea hallado culpable <strong>de</strong> frau<strong>de</strong> fiscal está sujeto a excomunión por codicia.<br />

Los ladrones son los que se enriquecen empleando medios violentos, como mediante<br />

amenazas <strong>de</strong> daño o muerte. Los idólatras son los que adoran a alguien o algo que no sea<br />

el verda<strong>de</strong>ro Dios y que practican los terribles pecados <strong>de</strong> inmoralidad que están casi<br />

siempre conectados con la idolatría.<br />

5:11 Lo que Pablo realmente quiere es advertirlos en contra <strong>de</strong> tener comunión con un<br />

profeso hermano que se dé a cualquiera <strong>de</strong> estos terribles pecados. Podríamos parafrasear<br />

así sus palabras:<br />

A lo que me refería, y que ahora repito, es que no <strong>de</strong>beríais siquiera comer una comida<br />

normal con cualquier profeso cristiano que sea fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente,<br />

o borracho, o extorsionador.<br />

A menudo nos es necesario tener contacto con los inconversos, y po<strong>de</strong>mos a menudo<br />

emplear estos contactos para darles testimonio. Este contacto no es tan peligroso para el<br />

creyente como tener comunión con los que profesan ser cristianos pero viven en pecado.<br />

No <strong>de</strong>beríamos hacer nada que tal persona pueda interpretar como que aprobamos su<br />

pecado.<br />

A la lista <strong>de</strong> pecadores mencionados en el versículo 10, Pablo aña<strong>de</strong> maldicientes y<br />

borrachos en el versículo 11. Un maldiciente es un hombre que emplea un lenguaje fuerte<br />

y <strong>de</strong>stemplado contra otro. Pero aquí <strong>de</strong>beríamos añadir una palabra <strong>de</strong> advertencia.<br />

¿Debería un hombre ser excomulgado <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> si sólo en una ocasión perdiese los<br />

estribos y emplease palabras impropias? Creemos que no, y sugeriríamos que esta


expresión se refiere a una práctica habitual. En otras palabras, un maldiciente es alguien<br />

que es conocido como característicamente insultante contra otros. En todo caso, esto<br />

<strong>de</strong>bería ser una advertencia para nosotros para que controlemos nuestro lenguaje. Como ha<br />

mencionado el doctor Ironsi<strong>de</strong>, muchas personas dicen que son simplemente <strong>de</strong>scuidados<br />

con su lengua, pero observa que igual podrían <strong>de</strong>cir que son <strong>de</strong>scuidados con una<br />

ametralladora.<br />

Un borracho es alguien dado al exceso en el uso <strong>de</strong> bebidas alcohólicas.<br />

¿Quiere <strong>de</strong>cir el Apóstol Pablo que ni aun <strong>de</strong>bemos comer con el cristiano que<br />

practique tales cosas? ¡Esto es precisamente lo que enseña el versículo! No <strong>de</strong>bemos comer<br />

con él en la Cena <strong>de</strong>l Señor, ni tampoco <strong>de</strong>bemos gozar <strong>de</strong> una comida social con él. Pue<strong>de</strong><br />

que haya casos excepcionales. Una mujer cristiana, por ejemplo, seguiría estando obligada<br />

a comer con su marido que hubiese sido excomulgado. Pero la norma general es que los<br />

profesos creyentes que se hayan hecho culpables <strong>de</strong> los pecados relacionados <strong>de</strong>berían<br />

quedar sujetos al ostracismo social para po<strong>de</strong>rlos hacer conscientes <strong>de</strong> la enormidad <strong>de</strong> su<br />

transgresión y llevarlos a arrepentimiento. Si se objeta que el Señor comía con publicanos y<br />

pecadores, <strong>de</strong>beríamos observar que esos hombres no profesaban ser Sus seguidores, y que<br />

al comer con ellos no los reconocía como Sus discípulos. Lo que este pasaje enseña es que<br />

no <strong>de</strong>beríamos mostrar comunión a aquellos cristianos que están viviendo vidas malas.<br />

5:12 Las dos preguntas <strong>de</strong> Pablo en el versículo 12 significan que los cristianos no son<br />

responsables <strong>de</strong> juicio <strong>de</strong> los inconversos. Los malvados que nos ro<strong>de</strong>an en el mundo serán<br />

juzgados por el mismo Señor en un día veni<strong>de</strong>ro. Pero tenemos una responsabilidad tocante<br />

a juzgar a los que están <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Es <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local ejercer<br />

una piadosa disciplina.<br />

Una vez más, si se objeta que el Señor enseñó: «No juzguéis, para que no seáis<br />

juzgados», contestaríamos que aquí Él está hablando <strong>de</strong> los motivos. No <strong>de</strong>bemos juzgar<br />

los motivos <strong>de</strong> los hombres, porque no somos competentes para esta clase <strong>de</strong> juicio. Pero la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios es igualmente clara acerca <strong>de</strong> que hemos <strong>de</strong> juzgar todo pecado conocido<br />

en la asamblea <strong>de</strong> Dios para mantener su reputación <strong>de</strong> santidad y para restaurar al hermano<br />

culpable a la comunión con el Señor.<br />

5:13 Pablo explica que Dios se cuidará <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> los que están fuera, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong><br />

los inconversos. Mientras tanto, los corintios <strong>de</strong>bían ejercer el juicio que Dios les había<br />

encomendado quitando a ese perverso <strong>de</strong> entre ellos. Esto <strong>de</strong>manda un anuncio público en<br />

la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> que esta persona ya no está en comunión. El anuncio <strong>de</strong>bería hacerse con un<br />

genuino dolor y sentida humillación y <strong>de</strong>bería ir seguido <strong>de</strong> una oración continua por la<br />

restauración espiritual <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scarriado.<br />

C. Pleitos entre creyentes (6:1–11)<br />

Los once primeros versículos <strong>de</strong>l capítulo 6 tienen que ver con pleitos entre creyentes.<br />

Habían llegado noticias a Pablo <strong>de</strong> que algunos cristianos entablaban pleitos contra sus<br />

hermanos en la fe —ante los jueces <strong>de</strong> este mundo. De modo que da estas instrucciones <strong>de</strong><br />

valor permanente para la <strong>iglesia</strong>. Observemos la repetición <strong>de</strong> la expresión «¿No sabéis?»<br />

(vv. 2, 3, 9, 15, 16, 19).<br />

6:1 La primera pregunta expresa una sorpresa <strong>de</strong>smesurada ante el hecho <strong>de</strong> que<br />

ninguno <strong>de</strong> ellos pensase en llevar a un hermano a juicio <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los injustos, es <strong>de</strong>cir,<br />

ante jueces o magistrados inconversos. Encuentra <strong>de</strong>satinado que los que conocen la


verda<strong>de</strong>ra rectitud vayan ante hombres que no están caracterizados por la rectitud.<br />

¡Imaginemos a los cristianos buscando justicia <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> aquellos que no tienen ninguna<br />

justicia que dar!<br />

6:2 Un segundo y notorio <strong>de</strong>spropósito es que aquellos que un día han <strong>de</strong> juzgar el<br />

mundo sean incapaces <strong>de</strong> juzgar cuestiones triviales que surgen entre ellos. Las Escrituras<br />

enseñan que los creyentes reinarán con Cristo sobre la tierra cuando Él venga con po<strong>de</strong>r y<br />

gloria, y que les serán encomendadas las cuestiones a juzgar. Si los cristianos van a juzgar<br />

al mundo, ¿no <strong>de</strong>berían ser capaces <strong>de</strong> dirimir las pequeñas diferencias que ahora les<br />

importunan?<br />

6:3 Pablo recuerda a los corintios que hemos <strong>de</strong> juzgar a los ángeles. Es casi pasmoso<br />

consi<strong>de</strong>rar la forma en la que el apóstol inserta una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> tal trascen<strong>de</strong>ncia en su<br />

disertación. Sin alar<strong>de</strong>s ni exaltaciones, <strong>de</strong>clara la prodigiosa realidad <strong>de</strong> que los cristianos,<br />

un día, hemos <strong>de</strong> juzgar a los ángeles. Somos conocedores, por Judas 6 y 2 Pedro 2:4, 9,<br />

que los ángeles serán juzgados. Sabemos también que Cristo será el Juez (Jn. 5:22). Es por<br />

nuestra unión con Él que se afirma que juzgaremos a los ángeles en un día futuro. Si somos<br />

consi<strong>de</strong>rados capacitados para juzgar a ángeles, <strong>de</strong>beríamos po<strong>de</strong>r encargarnos <strong>de</strong> los<br />

problemas cotidianos que surgen en esta vida.<br />

6:4 Si, pues, tenéis juicios sobre cosas <strong>de</strong> esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que<br />

son <strong>de</strong> menor estima en la <strong>iglesia</strong>? (RVR). Los jueces inconversos no tienen lugar <strong>de</strong><br />

honra o estima en la <strong>iglesia</strong> local. Son, naturalmente, respetados por la obra que hacen en el<br />

mundo, pero por lo que incumbe a las cuestiones eclesiales, no tienen ninguna jurisdicción.<br />

Así, Pablo pregunta a los corintios:<br />

Cuando surgen problemas entre vosotros que <strong>de</strong>mandan un juicio imparcial <strong>de</strong> una<br />

tercera parte, ¿salís <strong>de</strong> los confines <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y ponéis como jueces a hombres que no son<br />

reconocidos por la <strong>iglesia</strong> por su discernimiento espiritual?<br />

6:5 Pablo les hace esta pregunta para avergonzarlos. ¿Es cierto que en una asamblea<br />

que se ufanaba <strong>de</strong> su sabiduría y <strong>de</strong> la rica dotación <strong>de</strong> dones sobre sus miembros, no se<br />

encontraba un sabio, ni aun uno, que pudiese juzgar entre sus hermanos?<br />

6:6 Aparentemente, no había ningún sabio así, por cuanto un hermano pleiteaba contra<br />

otro hermano en Cristo, llevando asuntos <strong>de</strong> familia ante el mundo incrédulo. ¡Una<br />

situación verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong>soladora!<br />

6:7 La expresión De todos modos, ya es una falta en vosotros muestra que estaban en<br />

un error total en aquello. No <strong>de</strong>berían siquiera pensar en entablar pleitos unos contra otros.<br />

Pero quizá uno <strong>de</strong> los cristianos objetaría a este punto: «Pablo, no lo entien<strong>de</strong>s. El hermano<br />

fulano-<strong>de</strong>-tal me ha engañado en un trato comercial». La respuesta <strong>de</strong> Pablo es ésta: ¿Por<br />

qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser <strong>de</strong>fraudados?<br />

Ésta sería la verda<strong>de</strong>ra actitud cristiana que adoptar. Es mucho mejor sufrir un mal que<br />

cometerlo.<br />

6:8 Pero ésta no era la actitud entre los corintios. En lugar <strong>de</strong> estar dispuestos a aceptar<br />

un mal y a ser <strong>de</strong>fraudados, estaban en realidad cometiendo agravio unos contra otros,<br />

contra sus propios hermanos en Cristo.<br />

6:9 ¿Es que habían olvidado que aquellos que son característicamente injustos no<br />

heredarán el reino <strong>de</strong> Dios? Si lo habían olvidado, entonces les ha <strong>de</strong> recordar una lista <strong>de</strong><br />

pecadores que no tendrán parte en el reino <strong>de</strong> Dios. No quiere <strong>de</strong>cir que los cristianos<br />

pue<strong>de</strong>n practicar tales cosas y per<strong>de</strong>rse, sino que está diciendo que aquellos que practican<br />

tales pecados no son cristianos.


En esta lista, los fornicarios son distintos <strong>de</strong> los adúlteros. Aquí fornicación significa<br />

una relación sexual ilícita por parte <strong>de</strong> una persona soltera, mientras que el adulterio sería la<br />

misma conducta por parte <strong>de</strong> una persona casada. Los idólatras son mencionados otra vez,<br />

como en las dos anteriores listas en el capítulo 5. Afeminados aquí significa aquellos que<br />

permiten que sus cuerpos sean usados <strong>de</strong> un modo pervertido, mientras que homosexuales<br />

son los que practican la sodomía sobre otros.<br />

6:10 A esta lista se aña<strong>de</strong>n ladrones, avaros, borrachos, maldicientes y estafadores.<br />

Los ladrones son los que toman lo que no les pertenece. Observemos que el pecado <strong>de</strong><br />

avaricia es siempre relacionado entre los vicios más malvados. Aunque los hombres<br />

puedan excusarla y darle poca importancia, Dios la con<strong>de</strong>na rigurosamente. Un avaro es un<br />

hombre con un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> posesiones, lo que a menudo lo lleva a emplear<br />

medios injustos para conseguirlos. Los borrachos, como ya se ha dicho, son<br />

principalmente los adictos al alcohol. Los maldicientes son los que utilizan un lenguaje<br />

insultante contra otros. Los estafadores son los que se aprovechan <strong>de</strong> la pobreza o<br />

necesidad <strong>de</strong> los otros para conseguir ganancias exorbitantes.<br />

6:11 Pablo no implica que estos pecados fuesen practicados por los creyentes corintios,<br />

pero los está advirtiendo <strong>de</strong> que estas cosas eran características <strong>de</strong> ellos antes que fuesen<br />

salvos —y eso erais algunos—. Pero ya habían sido lavados, habían sido santificados y<br />

justificados. Habían sido lavados <strong>de</strong> sus pecados e impurezas mediante la preciosa sangre<br />

<strong>de</strong> Cristo, y estaban siendo constantemente lavados <strong>de</strong> contaminación por medio <strong>de</strong> la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. Estaban siendo santificados por la operación <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios,<br />

separados <strong>de</strong>l mundo y para Dios. Habían sido justificados en el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús,<br />

y por el Espíritu <strong>de</strong> nuestro Dios; es <strong>de</strong>cir, habían sido contados justos ante Dios sobre la<br />

base <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l Señor Jesús en la cruz por ellos. ¿Cuál es el argumento <strong>de</strong> Pablo, aquí?<br />

Sencillamente éste, tan apropiadamente expresado por Go<strong>de</strong>t en estos términos: «Una<br />

hondura tan gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> la gracia no ha <strong>de</strong> ser vuelta a cruzar».<br />

D. Laxitud moral entre creyentes (6:12–20)<br />

6:12 En los versículos finales <strong>de</strong> este capítulo, el apóstol establece algunos principios<br />

para juzgar entre el bien y el mal. El primer principio es que una cosa pue<strong>de</strong> ser lícita y sin<br />

embargo no útil. Cuando Pablo dice, todas las cosas me son lícitas, no significa que lo<br />

sean todas las cosas en un sentido absoluto. Por ejemplo, no le sería lícito cometer ninguno<br />

<strong>de</strong> los pecados mencionados más arriba. Está hablando aquí sólo <strong>de</strong> aquellas cosas que<br />

moralmente son indiferentes. Por ejemplo, la cuestión <strong>de</strong> si un cristiano <strong>de</strong>bía comer carne<br />

<strong>de</strong> cerdo era una cuestión muy real entre los creyentes en la época <strong>de</strong> Pablo. En realidad,<br />

era cosa moralmente indiferente. A Dios no le importaba que los cristianos comiesen carne<br />

<strong>de</strong> cerdo. Pablo está sencillamente diciendo que ciertas cosas podrían ser lícitas pero no<br />

provechosas. Podría haber ciertas cosas que me serían permisibles, pero que si alguien me<br />

las viese hacer, podría tropezar a causa <strong>de</strong> mi acción. En tal caso, no sería apropiado que lo<br />

hiciese.<br />

El segundo principio es que algunas cosas podrían ser lícitas, pero podrían<br />

esclavizarme. Pablo dice: No me <strong>de</strong>jaré dominar <strong>de</strong> ninguna. Esto tiene un mensaje muy<br />

directo en la actualidad con respecto a los temas <strong>de</strong>l licor, <strong>de</strong>l tabaco y <strong>de</strong> las drogas. Estas<br />

cosas, como tantas otras, son aditivas, y el cristiano no <strong>de</strong>bería permitirse ser llevado a la<br />

esclavitud por ellas.


6:13 Un tercer principio es que algunas cosas son perfectamente legítimas para el<br />

creyente, y sin embargo su valor es temporal. Pablo dice: Los alimentos son para el<br />

vientre, y el vientre para los alimentos; pero tanto al uno como a los otros los<br />

inutilizará Dios. Esto significa que el estómago humano ha sido hecho <strong>de</strong> tal forma que<br />

pue<strong>de</strong> recibir alimentos y digerirlos. Del mismo modo, Dios ha diseñado maravillosamente<br />

los alimentos para que puedan ser recibidos por el estómago humano. Y sin embargo no<br />

<strong>de</strong>beríamos vivir para los alimentos, porque sólo tienen un valor temporal. No <strong>de</strong>berían<br />

recibir un puesto in<strong>de</strong>bido en la vida <strong>de</strong>l creyente. No vivamos como si lo principal en la<br />

vida fuese gratificar nuestros apetitos.<br />

Aunque el cuerpo está maravillosamente diseñado por Dios para recibir y asimilar el<br />

alimento, hay una cosa que es cierta: el cuerpo no es para la fornicación, sino para el<br />

Señor, y el Señor para el cuerpo. Al planear el cuerpo humano, Dios jamás dispuso que<br />

fuese usado para propósitos viles o impuros. Planeó que fuese usado para la gloria <strong>de</strong>l<br />

Señor y en Su bendito servicio.<br />

Hay algo asombroso en este versículo que no <strong>de</strong>bería escapar a nuestra atención. No<br />

sólo es el cuerpo para el Señor, sino aún más maravilloso es el pensamiento <strong>de</strong> que el<br />

Señor es para el cuerpo. Esto significa que el Señor está interesado en nuestros cuerpos,<br />

en su bienestar, y en su uso apropiado. Dios quiere que nuestros cuerpos le sean<br />

presentados como sacrificio vivo, santo y aceptable (Ro. 12:1). Como dice Erdman: «Sin el<br />

Señor, el cuerpo nunca pue<strong>de</strong> llegar a su verda<strong>de</strong>ra dignidad y a su <strong>de</strong>stino inmortal».<br />

6:14 El hecho <strong>de</strong> que el Señor sea para el cuerpo es <strong>de</strong>sarrollado en este versículo. Dios<br />

no sólo levantó al Señor Jesús <strong>de</strong> entre los muertos, sino que también a nosotros nos<br />

levantará mediante su po<strong>de</strong>r. Su interés en nuestro cuerpo no finaliza en el momento <strong>de</strong><br />

la muerte. Él levantará el cuerpo <strong>de</strong> cada creyente para con-formarlo a semejanza <strong>de</strong>l<br />

cuerpo glorioso <strong>de</strong>l Señor Jesús. No seremos espíritus sin cuerpos en la eternidad, sino que<br />

nuestro espíritu y nuestra alma serán reunidos con nuestros cuerpos glorificados, para gozar<br />

así para siempre <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong>l cielo.<br />

6:15 Para <strong>de</strong>stacar más la necesidad <strong>de</strong> la pureza personal en nuestras vidas y para<br />

guardar nuestros cuerpos <strong>de</strong> impureza, el apóstol nos recuerda que nuestros cuerpos son<br />

miembros <strong>de</strong> Cristo. Cada creyente es un miembro <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Cristo. ¿Sería apropiado,<br />

entonces, quitar los miembros <strong>de</strong> Cristo y hacerlos miembros <strong>de</strong> una ramera? El mismo<br />

planteamiento <strong>de</strong> la pregunta comporta su respuesta, como Pablo lo hace con su indignado<br />

¡De ningún modo!<br />

6:16 En el acto <strong>de</strong> la unión sexual, dos cuerpos <strong>de</strong>vienen uno. Así se pronunció en el<br />

amanecer <strong>de</strong> la creación: Porque dice: Los dos vendrán a ser una sola carne (Gn. 2:24).<br />

En este caso, si un creyente se une con una ramera, sería lo mismo que hacer <strong>de</strong> un<br />

miembro <strong>de</strong> Cristo un miembro <strong>de</strong> una ramera. Los dos vendrían a ser un solo cuerpo.<br />

6:17 Así como en el acto físico hay una unión <strong>de</strong> dos en uno, así cuando una persona<br />

cree en el Señor Jesucristo y se une a Él, el creyente y el Señor se unen <strong>de</strong> tal modo que<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>signados como un solo espíritu. Esta es la más perfecta unión<br />

posible <strong>de</strong> dos personas. Es el tipo más estrecho <strong>de</strong> unión. Por ello, el argumento <strong>de</strong> Pablo<br />

es que los que así están unidos al Señor nunca <strong>de</strong>berían tolerar ningún tipo <strong>de</strong> unión que<br />

entre en conflicto con este matrimonio espiritual.<br />

A. T. Pierson escribe así:<br />

Las ovejas pue<strong>de</strong>n vagar <strong>de</strong>scarriadas <strong>de</strong>l pastor y la rama quedar cortada <strong>de</strong> la vid; el<br />

miembro pue<strong>de</strong> quedar cortado <strong>de</strong>l cuerpo y el hijo quedar apartado <strong>de</strong>l padre, e incluso la


esposa <strong>de</strong>l marido; pero cuando dos espíritus se unen en uno, ¿qué los separará? Ninguna<br />

vinculación ni unión externas, ni la <strong>de</strong>l matrimonio, es tan enfáticamente expresiva <strong>de</strong> una<br />

perfecta unión <strong>de</strong> dos vidas en una.<br />

6:18 Y así el apóstol advierte a los corintios con estas palabras: Huid <strong>de</strong> la<br />

fornicación. No han <strong>de</strong> juguetear con ella, trivializarla, estudiarla o siquiera hablar <strong>de</strong> ella.<br />

¡Han <strong>de</strong> huir <strong>de</strong> ella! Una hermosa ilustración bíblica <strong>de</strong> esto se encuentra en el relato <strong>de</strong><br />

José cuando fue tentado a pecar por la mujer <strong>de</strong> Potifar (Gn. 39). Aunque pueda haber<br />

seguridad en los números, ¡a veces hay más seguridad en la huida!<br />

Luego Pablo aña<strong>de</strong>: Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera <strong>de</strong>l<br />

cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo. La mayoría <strong>de</strong> los pecados no<br />

tienen efectos directos sobre el cuerpo <strong>de</strong> uno, pero la inmoralidad sexual es singular en el<br />

sentido <strong>de</strong> que afecta directamente el propio cuerpo; uno siega las consecuencias <strong>de</strong> este<br />

pecado en el propio cuerpo. La dificultad es que el versículo dice que cualquier otro pecado<br />

cometido está fuera <strong>de</strong>l cuerpo. Pero creemos que el apóstol está hablando aquí en un<br />

sentido relativo. Aunque es cierto que la glotonería y la embriaguez, por ejemplo, afectan al<br />

cuerpo, la mayoría <strong>de</strong> los pecados no lo hacen. Y ni siquiera la glotonería ni la embriaguez<br />

afectan el cuerpo <strong>de</strong> manera tan directa, extensa o <strong>de</strong>structivamente como la inmoralidad.<br />

La actividad sexual fuera <strong>de</strong>l matrimonio, inevitable e irresistiblemente, causa estragos en<br />

el culpable.<br />

6:19 Una vez más Pablo recuerda a los corintios que el llamamiento <strong>de</strong> ellos era santo y<br />

digno. ¿Habían olvidado que sus cuerpos eran santuario <strong>de</strong>l Espíritu Santo? Esta es la<br />

solemne verdad <strong>de</strong> la Escritura, que cada creyente es habitado por el Espíritu <strong>de</strong> Dios.<br />

¿Cómo podríamos jamás llegar a pensar en tomar un cuerpo don<strong>de</strong> mora el Espíritu Santo y<br />

emplearlo para propósitos viles? No sólo es nuestro cuerpo el santuario <strong>de</strong>l Espíritu Santo,<br />

sino que, a<strong>de</strong>más, no somos nuestros. No nos toca a nosotros tomar nuestro cuerpo para<br />

usarlo <strong>de</strong> la manera que <strong>de</strong>seemos. En último análisis, no nos pertenece a nosotros;<br />

pertenece al Señor.<br />

6:20 Somos <strong>de</strong>l Señor tanto por creación como por re<strong>de</strong>nción. Aquí lo que se tiene<br />

particularmente en vista es esto último. Su posesión <strong>de</strong> nosotros se remonta al Calvario.<br />

Fuimos comprados por precio. En la cruz vemos la etiqueta con el precio que el Señor<br />

Jesús nos puso. Nos consi<strong>de</strong>ró tan valiosos que estuvo dispuesto a pagar por nosotros el<br />

precio <strong>de</strong> Su propia sangre preciosa. ¡Cuán gran<strong>de</strong>mente tuvo que amarnos Jesús para llevar<br />

nuestros pecados en Su cuerpo sobre el ma<strong>de</strong>ro!<br />

Siendo esto así, no puedo ya consi<strong>de</strong>rar más mi cuerpo como posesión propia. Si he <strong>de</strong><br />

tomarlo y usarlo <strong>de</strong> la manera que quiera, entonces estoy actuando como un ladrón, pues<br />

tomo lo que no me pertenece. No, sino que <strong>de</strong>bo emplear mi cuerpo para glorificar a Dios,<br />

Aquel a quien pertenece. Bates exclamó:<br />

¡Cabeza! Piensa en Aquel cuya frente fue ceñida con espinas. ¡Manos! Trabajad para<br />

Aquel cuyas manos fueron clavadas en la cruz. ¡Pies! Lanzaos a hacer la voluntad <strong>de</strong> Aquel<br />

cuyos pies fueron traspasados. ¡Cuerpo mío! Sé el templo <strong>de</strong> Aquel cuyo cuerpo fue<br />

transido <strong>de</strong> in<strong>de</strong>scriptibles dolores.<br />

Deberíamos también glorificar a Dios en nuestro espíritu, pues tanto la parte material<br />

como la inmaterial <strong>de</strong>l hombre son <strong>de</strong> Dios.


III. LAS RESPUESTAS APOSTÓLICAS A LAS<br />

PREGUNTAS DE LA IGLESIA (Caps. 7–14)<br />

A. Tocante al matrimonio y al celibato (Cap. 7)<br />

7:1 Hasta aquí, Pablo ha estado tratando acerca <strong>de</strong> varios abusos en la <strong>iglesia</strong> en Corinto<br />

<strong>de</strong> los que había oído por informes directos. Ahora está a punto <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a preguntas<br />

que los santos <strong>de</strong> Corinto le habían mandado. La primera tiene que ver con el matrimonio y<br />

la soltería. Por ello, establece primero el amplio principio <strong>de</strong> que bien le está al hombre no<br />

tocar mujer. En este caso, «tocar» mujer se refiere a tener una relación física. El apóstol<br />

no implica que el estado <strong>de</strong> soltería sea más santo que el <strong>de</strong> matrimonio, sino sencillamente<br />

que es mejor ser soltero si uno se quiere dar al servicio <strong>de</strong>l Señor sin distracción. Esto se<br />

explica en versículos posteriores.<br />

7:2 Pablo reconoce, sin embargo, que el estado <strong>de</strong> soltería conlleva tremendas<br />

tentaciones a la impureza. Por ello, restringe la primera <strong>de</strong>claración, diciendo: Pero a causa<br />

<strong>de</strong> las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio<br />

marido. Que cada uno tenga su propia mujer hace referencia a un matrimonio<br />

monógamo. El versículo 2 establece el principio <strong>de</strong> que el or<strong>de</strong>n divino sigue siendo el que<br />

siempre había sido, es <strong>de</strong>cir, que cada persona tenga sólo un cónyuge.<br />

7:3 En el caso <strong>de</strong> los casados, cada uno <strong>de</strong>bería cumplir con su cónyuge las<br />

obligaciones <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> casados, por cuanto hay una mutua <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Cuando dice:<br />

El marido pague a la mujer la <strong>de</strong>bida benevolencia (RV), significa: «Que cumpla con<br />

sus obligaciones como marido para con ella». Naturalmente, asimismo <strong>de</strong>be cumplir la<br />

mujer con el marido. Observemos la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za con que Pablo trata esta cuestión. No hay<br />

ramplonería ni vulgaridad. ¡Qué diferente <strong>de</strong>l mundo!<br />

7:4 En la unión matrimonial hay una <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la mujer al marido y<br />

recíprocamente. Para cumplir el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios en esta santa unión, tanto el marido como la<br />

mujer han <strong>de</strong> reconocer su inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia.<br />

7:5 Christenson escribe:<br />

En lenguaje llano, esto significa que si uno <strong>de</strong> los cónyuges <strong>de</strong>sea la relación sexual, el<br />

otro <strong>de</strong>bería respon<strong>de</strong>r a este <strong>de</strong>seo. El marido y la mujer que adoptan este razonable<br />

enfoque <strong>de</strong>l sexo <strong>de</strong>scubrirán en ello un aspecto maravillosamente satisfactorio <strong>de</strong> su<br />

matrimonio por la sencilla razón <strong>de</strong> que la relación está arraigada en la realidad, y no en<br />

algún i<strong>de</strong>al artificial o imposible.<br />

Quizá cuando algunos <strong>de</strong> estos corintios se convirtieron comenzaron a pensar que las<br />

intimida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida matrimonial no eran consecuentes con la santidad cristiana. Pablo<br />

quiere quitarles estos pensamientos <strong>de</strong> la cabeza. Aquí les dice <strong>de</strong> manera firme que las<br />

parejas cristianas no <strong>de</strong>ben privarse el uno <strong>de</strong>l otro, es <strong>de</strong>cir, negar los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l<br />

cónyuge por lo que se refiere al cuerpo <strong>de</strong> uno. Hay sólo dos excepciones. Primero, tal<br />

abstinencia <strong>de</strong>bería ser sólo por común acuerdo para que el marido y la mujer puedan<br />

ocuparse sosegadamente en la oración. La segunda condición es que esta abstinencia<br />

<strong>de</strong>bería ser sólo temporal. El marido y la mujer <strong>de</strong>ben volver a juntarse en uno, para que<br />

Satanás no los tiente a causa <strong>de</strong> su incontinencia.<br />

7:6 El versículo 6 ha suscitado una gran cantidad <strong>de</strong> especulación y controversia. Dice<br />

Pablo: Mas esto lo digo por vía <strong>de</strong> concesión, no por mandamiento. Algunos han


entendido esto en el sentido <strong>de</strong> que el apóstol no consi<strong>de</strong>raba las palabras prece<strong>de</strong>ntes como<br />

inspiradas por Dios. Esta interpretación es insostenible, por cuanto afirma que las cosas que<br />

estaba escribiendo a los corintios eran mandamientos <strong>de</strong>l Señor. Pensamos más bien que el<br />

apóstol estaba diciendo que bajo ciertas circunstancias era correcto que una pareja casada<br />

se abstuviese <strong>de</strong>l acto matrimonial, pero que esta abstinencia era un permiso, no un<br />

mandamiento. Los cristianos no tienen que privarse <strong>de</strong> este acto para darse totalmente a la<br />

oración. Otros creen que el versículo 6 hace referencia a toda la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l matrimonio, es<br />

<strong>de</strong>cir, que los cristianos tienen permitido casarse, pero que no lo tienen mandado.<br />

7:7 Pablo comienza ahora a dar consejo a los solteros. Está claro, ante todo, que<br />

consi<strong>de</strong>raba preferible la condición <strong>de</strong> soltero, pero reconocía que podía ser mantenida sólo<br />

si Dios capacitaba para ello. Cuando dice: quisiera más bien que todos los hombres<br />

estuviesen como yo, es evi<strong>de</strong>nte por el contexto que significa «que todos los hombres<br />

estuviesen no casados». Hay mucha diversidad <strong>de</strong> opinión acerca <strong>de</strong> si Pablo había sido<br />

siempre soltero, o si era viudo para cuando escribió esto. No obstante, para el tema que nos<br />

ocupa no es necesario <strong>de</strong>cidir este <strong>de</strong>bate, incluso si fuese posible. Cuando Pablo dice: Pero<br />

cada uno tiene su propio don <strong>de</strong> Dios, uno <strong>de</strong> un modo, y otro <strong>de</strong> otro, significa que<br />

Dios da gracia a unos para mantenerse solteros mientras que a otros los llama <strong>de</strong> manera<br />

clara al estado <strong>de</strong> casados. Es una cuestión individual y no se pue<strong>de</strong> adoptar ninguna<br />

legislación general que sea <strong>de</strong> aplicación universal.<br />

7:8 Por ello aconseja a los solteros y a las viudas, que les iría bien quedarse como él.<br />

7:9 Sin embargo, si carecen <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> continencia en el estado <strong>de</strong> soltería,<br />

entonces se les permite que se casen, pues es mejor casarse que estarse quemando <strong>de</strong><br />

pasión. Este ardor <strong>de</strong> pasión involucra el peligro muy grave <strong>de</strong> caer en pecado.<br />

7:10 Los dos siguientes versículos se dirigen a parejas casadas en las que ambos<br />

cónyuges son creyentes. Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino<br />

el Señor: esta expresión significa que lo que Pablo estaba enseñando aquí había sido ya<br />

enseñado por el Señor Jesús cuando estaba en la tierra. Cristo había ya dado un<br />

mandamiento explícito acerca <strong>de</strong> esta cuestión. Por ejemplo, había prohibido el divorcio<br />

excepto cuando se hubiese dado infi<strong>de</strong>lidad (Mt. 5:32; 19:9). La instrucción general que da<br />

Pablo es que la mujer no se separe <strong>de</strong>l marido.<br />

7:11 Sin embargo, reconoce que hay casos extremos en los que podría ser necesario<br />

para una mujer <strong>de</strong>jar a su marido. En tal caso, ella queda obligada a quedarse sin casar, o a<br />

reconciliarse con su marido. La separación no rompe el vínculo matrimonial; más bien, da<br />

oportunidad al Señor para sanar las diferencias que puedan haber surgido y restaurar a<br />

ambas partes a la comunión con Él y entre ellos. El marido recibe la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que no<br />

abandone a su mujer. No se hace excepción en su caso.<br />

7:12 Los versículos 12–24 tratan <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> un matrimonio en el que sólo uno <strong>de</strong><br />

los cónyuges es creyente. Pablo introduce sus observaciones con esta <strong>de</strong>claración: Y a los<br />

<strong>de</strong>más yo digo, no el Señor. Una vez más, enfatizamos enérgicamente que esto no<br />

significa que lo que Pablo está diciendo representa sus propios puntos <strong>de</strong> vista y no los <strong>de</strong>l<br />

Señor. Está sencillamente explicando que lo que está a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir no había sido<br />

anteriormente enseñado por el Señor Jesús cuando estaba aquí en la tierra. En los<br />

evangelios no hay ninguna instrucción semejante a esta. Sencillamente, el Señor Jesús no<br />

dio provisión para el caso <strong>de</strong> un matrimonio en el que sólo un miembro fuese creyente.<br />

Pero ahora Cristo ha instruido a Su apóstol en esta cuestión y por ello lo que Pablo dice<br />

aquí es la palabra inspirada <strong>de</strong> Dios.


Y a los <strong>de</strong>más significa a aquellos cuyos cónyuges no son creyentes. Este pasaje no<br />

justifica que un cristiano se case con una persona inconversa. Lo que seguramente tiene a la<br />

vista es la situación en la que uno <strong>de</strong> los cónyuges fue salvado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l matrimonio.<br />

Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él,<br />

no la abandone. A fin <strong>de</strong> apreciar este pasaje <strong>de</strong> la Escritura <strong>de</strong> manera apropiada, es útil<br />

recordar el mandamiento <strong>de</strong> Dios a Su pueblo en el AT. Cuando los judíos se casaban con<br />

esposas paganas y tenían hijos con ellas, se les mandaba que <strong>de</strong>spidiesen a ambos, mujeres<br />

e hijos. Esto se ve claramente en Esdras 10:2, 3 y Nehemías 13:23–25.<br />

Ahora surge en Corinto la cuestión acerca <strong>de</strong> qué <strong>de</strong>bía hacer una mujer convertida<br />

tocante a su marido e hijos, o qué <strong>de</strong>bería hacer un hombre con mujer no creyente. ¿Debería<br />

repudiarla? La respuesta es evi<strong>de</strong>ntemente negativa. El mandamiento <strong>de</strong>l AT ya no se<br />

aplica al pueblo <strong>de</strong> Dios bajo la gracia. Si un cristiano tiene una esposa no cristiana y ella<br />

consiente en vivir con él, no <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>jarla. Esto no significa que sea correcto que un<br />

creyente contraiga matrimonio con una no creyente, sino sencillamente que al estar casado<br />

con ella cuando se convierte, no <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>jarla.<br />

7:13 Del mismo modo, si una mujer tiene marido que no sea creyente y que<br />

consiente en vivir con ella, <strong>de</strong>bería mantenerse al lado <strong>de</strong> su marido. Quizá mediante su<br />

dócil y piadoso testimonio ante él, lo ganará para el Señor.<br />

7:14 En realidad, la presencia <strong>de</strong> una persona creyente en un hogar no cristiano tiene<br />

una influencia santificadora. Como se ha mencionado antes, santificar significa separar.<br />

Aquí esto no significa que el marido incrédulo sea salvo por su mujer, ni tampoco que sea<br />

hecho él santo. Más bien, significa que es puesto aparte en una posición <strong>de</strong> privilegio<br />

externo. Es afortunado al tener una mujer cristiana que ora por él. La vida y el testimonio<br />

<strong>de</strong> ella son una influencia por Dios en el hogar. Hablando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista humano,<br />

la probabilidad <strong>de</strong> que el hombre sea salvo es mayor cuando tiene una esposa piadosa,<br />

cristiana, que si tiene una mujer incrédula.<br />

Como lo expresa Vine: «Recibe una influencia espiritual que da la posibilidad <strong>de</strong> una<br />

verda<strong>de</strong>ra conversión». Lo mismo sería cierto, naturalmente, en el caso <strong>de</strong> una mujer<br />

incrédula y un marido cristiano. La mujer incrédula sería la santificada en este caso.<br />

Luego el apóstol aña<strong>de</strong>: De otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras<br />

que ahora son santos. Ya hemos mencionado que en el AT los hijos habían <strong>de</strong> ser<br />

<strong>de</strong>spedidos lo mismo que la mujer pagana. Ahora Pablo explica que en la dispensación <strong>de</strong><br />

la gracia, los hijos nacidos <strong>de</strong> un matrimonio don<strong>de</strong> un cónyuge es creyente y el otro no lo<br />

es, son santos. La palabra santo <strong>de</strong>nota una vez más esta separación posicional. No<br />

significa en absoluto que los hijos sean hechos santos en sí mismos, es <strong>de</strong>cir, que vivan<br />

necesariamente vidas limpias y puras. Lo que significa es que están puestos aparte en un<br />

lugar <strong>de</strong> privilegio. Tienen al menos un progenitor que ama al Señor y que les explica el<br />

evangelio. Hay una gran posibilidad <strong>de</strong> que lleguen a ser salvos. Tienen el privilegio <strong>de</strong><br />

vivir en un hogar don<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los progenitores está habitado por el Espíritu <strong>de</strong> Dios. En<br />

este sentido, son santificados. Este versículo incluye también la certidumbre <strong>de</strong> que no es<br />

malo tener hijos cuando un progenitor es cristiano y el otro no lo es. Dios reconoce el<br />

matrimonio, y los hijos no son ilegítimos.<br />

7:15 Pero, ¿cuál <strong>de</strong>bería ser la actitud <strong>de</strong>l cristiano si el cónyuge inconverso <strong>de</strong>sea irse?<br />

La respuesta es que se <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>jarle, a él o a ella, que se separe. La expresión «no está el<br />

hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso» es muy difícil <strong>de</strong><br />

explicar <strong>de</strong> una manera final. Algunos piensan que significa que si el incrédulo abandona al<br />

creyente y hay toda razón para creer que es un abandono <strong>de</strong>finitivo, que el creyente queda


libre para conseguir un divorcio. Los que mantienen esta postura enseñan que el versículo<br />

15 es un paréntesis y que el versículo 16 está conectado con el versículo 14 <strong>de</strong> esta manera:<br />

1. El versículo 14 dice que la situación i<strong>de</strong>al es que el creyente permanezca con un<br />

cónyuge incrédulo por causa <strong>de</strong> la influencia santificadora <strong>de</strong>l cristiano en el hogar.<br />

2. El versículo 16 sugiere que al quedarse en el hogar, el creyente pue<strong>de</strong> ganar al<br />

incrédulo para Cristo.<br />

3. El versículo 15 es un paréntesis, permitiendo al creyente divorciarse (y posiblemente<br />

volverse a casar) si hay abandono <strong>de</strong> él o ella por parte <strong>de</strong>l cónyuge no creyente.<br />

La esperanza <strong>de</strong> la eventual salvación está conectada con una unión continuada y no<br />

con que el incrédulo abandone el hogar.<br />

Pero otros estudiantes <strong>de</strong> la Biblia insisten en que el versículo 15 trata sólo <strong>de</strong> la<br />

cuestión <strong>de</strong> la separación y no <strong>de</strong>l divorcio y nuevo matrimonio. Para ellos, sencillamente<br />

significa que si el incrédulo se separa, <strong>de</strong>bería permitírsele que lo haga pacíficamente. La<br />

mujer no está obligada a mantener unido el matrimonio más allá <strong>de</strong> lo que ya se ha hecho.<br />

A paz nos llamó Dios, y no se nos exige que empleemos tretas emocionales o procesos<br />

legales para impedir que el incrédulo se separe.<br />

¿Cuál es la interpretación correcta? Encontramos imposible <strong>de</strong>cidirlo <strong>de</strong> manera tajante.<br />

Sí nos parece que el Señor enseñó en Mateo 19:9 que el divorcio es permitido cuando una<br />

parte se ha hecho culpable <strong>de</strong> infi<strong>de</strong>lidad (adulterio). Creemos que en tal caso el cónyuge<br />

inocente queda libre para volverse a casar. Por lo que toca a 1 Corintios 7:15, no po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> manera tajante que permite el divorcio y nuevo matrimonio cuando un incrédulo ha<br />

abandonado a su cónyuge cristiano. Sin embargo, es casi inevitable que cualquiera que se<br />

haga culpable <strong>de</strong> esta forma <strong>de</strong> abandono entable muy pronto una nueva relación, <strong>de</strong> modo<br />

que la unión original quedará rota <strong>de</strong> todas maneras.<br />

J. M. Davies escribe:<br />

El incrédulo que se separase se casaría pronto con otra persona, lo que automáticamente<br />

<strong>de</strong>sharía el vínculo matrimonial. Insistir en que la parte abandonada se ha <strong>de</strong> quedar soltera<br />

sería imponerle un yugo que en la mayoría <strong>de</strong> los casos no podría sobrellevar.<br />

7:16 La comprensión que uno tenga <strong>de</strong>l versículo 16 varía algo <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> la<br />

interpretación <strong>de</strong>l versículo 15.<br />

Si alguien cree que el versículo 15 no admite el divorcio, señala a este versículo como<br />

<strong>de</strong>mostración. Argumenta que el creyente <strong>de</strong>bería permitir la separación pero que no<br />

<strong>de</strong>bería divorciarse <strong>de</strong>l incrédulo, porque esto impediría la restauración <strong>de</strong> la unión<br />

matrimonial y la posibilidad <strong>de</strong> que el incrédulo fuese salvo. En cambio, si una persona<br />

cree que el divorcio es permitido cuando un creyente ha sido abandonado, entonces este<br />

versículo queda unido con el 14, y el versículo 15 es consi<strong>de</strong>rado como un paréntesis.<br />

7:17 Entre los nuevos convertidos se da a veces el sentimiento <strong>de</strong> que tienen que<br />

romper totalmente con todas las fases <strong>de</strong> su anterior vida, incluidas instituciones como el<br />

matrimonio que no son en sí mismas pecaminosas. En el recién hallado gozo <strong>de</strong> la<br />

salvación, hay el peligro <strong>de</strong> usar una revolución forzada para <strong>de</strong>rribar todo lo que uno ha<br />

conocido antes. El cristianismo no ha <strong>de</strong> emplear una revolución forzada a fin <strong>de</strong> cumplir<br />

sus propósitos. Más bien, sus cambios se logran por medios pacíficos. En los versículos 17–<br />

24, el apóstol establece la regla general <strong>de</strong> que la conversión al cristianismo no tiene por


qué involucrar una revolución violenta contra los vínculos existentes. Es indudable que lo<br />

que tiene a la vista primordialmente es el vínculo matrimonial, pero también aplica el<br />

principio a los vínculos raciales y sociales.<br />

Cada creyente ha <strong>de</strong> andar en conformidad al llamamiento <strong>de</strong>l Señor. Si ha llamado a<br />

alguien a la vida matrimonial, entonces <strong>de</strong>bería seguirla en el temor <strong>de</strong>l Señor. Si Dios ha<br />

dado gracia para vivir una vida en celibato, entonces se <strong>de</strong>bería seguir este llamamiento.<br />

A<strong>de</strong>más, si en el momento <strong>de</strong> su conversión alguien tiene una mujer no creyente, no tiene<br />

por qué <strong>de</strong>shacer esta relación, sino que <strong>de</strong>bería proseguir con sus mejores esfuerzos para<br />

buscar la salvación <strong>de</strong> su mujer. Y lo que Pablo enseña a los corintios no es sólo para ellos;<br />

esto es lo que enseñaba en todas las <strong>iglesia</strong>s.<br />

Vine escribe:<br />

Cuando Pablo dice: «Y así lo or<strong>de</strong>no en todas las <strong>iglesia</strong>s», no está emitiendo <strong>de</strong>cretos<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un centro <strong>de</strong>terminado, sino que sencillamente informa a la <strong>iglesia</strong> en Corinto que las<br />

instrucciones que les estaba dando a ellos eran las que daba en cada <strong>iglesia</strong>.<br />

7:18 Pablo trata <strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> los vínculos raciales en los vv. 18 y 19. Si alguien era<br />

judío en el momento <strong>de</strong> su conversión y llevaba en su cuerpo la marca <strong>de</strong> la circuncisión,<br />

no tenía que reaccionar violentamente contra esto, tratando <strong>de</strong> borrar todas las marcas<br />

físicas <strong>de</strong> su antigua forma <strong>de</strong> vida. Igualmente, si alguien era pagano hasta el momento <strong>de</strong><br />

convertirse, no tiene por qué intentar ocultar estos antece<strong>de</strong>ntes paganos adoptando las<br />

marcas <strong>de</strong> un judío.<br />

Podríamos también interpretar este versículo para significar que si un judío se<br />

convirtiese, no <strong>de</strong>bería temer vivir con su mujer judía, o que si un gentil se convirtiese, no<br />

tendría que tratar <strong>de</strong> huir <strong>de</strong> este trasfondo. Estas diferencias externas no son lo que<br />

realmente cuenta.<br />

7:19 Por lo que toca a la esencia <strong>de</strong>l cristianismo, la circuncisión es nada, y la<br />

incircuncisión es nada. Lo que realmente cuenta es la observancia <strong>de</strong> los mandamientos<br />

<strong>de</strong> Dios. En otras palabras, Dios se cuida <strong>de</strong> lo interior, no <strong>de</strong> lo exterior. Las relaciones <strong>de</strong><br />

la vida no han <strong>de</strong> ser violentamente abandonadas por la entrada <strong>de</strong>l cristianismo. «Más<br />

bien», dice Kelly, «por la fe cristiana el creyente es elevado a una posición don<strong>de</strong> es<br />

superior a todas las circunstancias».<br />

7:20 La regla general es que cada uno se que<strong>de</strong> con Dios en el estado en que fue<br />

llamado. Esto, naturalmente, se refiere sólo a aquellos llamamientos que no son en sí<br />

mismos pecaminosos. Si alguien estaba <strong>de</strong>dicado a alguna actividad malvada cuando se<br />

convirtió, ¡se esperaría <strong>de</strong> él que la <strong>de</strong>jase! Pero aquí el apóstol está tratando <strong>de</strong> cosas que<br />

en sí mismas no son malas. Se ve en los siguientes versículos, don<strong>de</strong> se trata <strong>de</strong> la cuestión<br />

<strong>de</strong> los esclavos.<br />

7:21 ¿Qué <strong>de</strong>bería hacer un esclavo cuando es salvado? ¿Debería rebelarse contra su<br />

amo y exigir su libertad? ¿Acaso el cristianismo insiste en que nos <strong>de</strong>diquemos a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r<br />

nuestros «<strong>de</strong>rechos»? Pablo da la respuesta aquí: «¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te<br />

dé cuidado. En otras palabras, «¿Eras esclavo en el momento <strong>de</strong> convertirte? No te<br />

preocupes innecesariamente. Pue<strong>de</strong>s ser un esclavo y sin embargo gozar <strong>de</strong> las más altas<br />

bendiciones <strong>de</strong>l cristianismo».<br />

Pero también, si pue<strong>de</strong>s hacerte libre, procúralo más. Hay dos interpretaciones <strong>de</strong><br />

este pasaje. Algunos creen que Pablo está diciendo: «Si pue<strong>de</strong>s conseguir tu libertad,<br />

aprovecha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego la oportunidad.» Otros creen que el apóstol está diciendo que


incluso si un esclavo pudiese conseguir la libertad, que el cristianismo no le exige que se<br />

aproveche <strong>de</strong> tal libertad. Más bien, <strong>de</strong>bería emplear su esclavitud como testimonio <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús.<br />

La mayoría preferirá la primera interpretación (que es probablemente la correcta), pero<br />

no se <strong>de</strong>bería pasar por alto el hecho <strong>de</strong> que la segunda estaría más <strong>de</strong> acuerdo con el<br />

ejemplo que nos <strong>de</strong>jó el mismo Señor Jesús.<br />

7:22 El que en el Señor fue llamado siendo esclavo, es liberto <strong>de</strong>l Señor. Esto no<br />

significa uno que era libre, sino uno que era manumitido, es <strong>de</strong>cir, un esclavo que obtenía<br />

su libertad. En otras palabras, si un hombre era esclavo al convertirse, que esto no le<br />

inquietase, porque es liberto <strong>de</strong>l Señor. Ha sido libertado <strong>de</strong> sus pecados y <strong>de</strong> la esclavitud<br />

<strong>de</strong> Satanás. Por otra parte, si uno ya era libre en el momento <strong>de</strong> su conversión, <strong>de</strong>bería<br />

darse cuenta <strong>de</strong> que <strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante es un esclavo, ligado <strong>de</strong> pies y <strong>de</strong> manos al<br />

Salvador.<br />

7:23 Cada cristiano ha sido comprado por precio. Des<strong>de</strong> ahora pertenece a Aquel que<br />

le compró, el Señor Jesús. Debemos ser los esclavos <strong>de</strong> Cristo y no hacernos esclavos <strong>de</strong><br />

los hombres.<br />

7:24 Por ello, sea cual sea la condición social en que uno se encuentre, pue<strong>de</strong><br />

permanecer así para con Dios <strong>de</strong> manera consecuente. Estas dos palabras, con Dios, son la<br />

llave que abre toda la verdad. Si alguien está con Dios, entonces incluso la esclavitud pue<strong>de</strong><br />

ser tornada en verda<strong>de</strong>ra libertad. «Es lo que ennoblece y santifica cualquier posición en la<br />

vida.»<br />

7:25 En los versículos 25–38, el apóstol se dirige a los solteros, sean hombres o<br />

mujeres. La palabra vírgenes se pue<strong>de</strong> aplicar a los unos y a las otras. El versículo 25 es<br />

otro versículo que algunos han empleado para enseñar que el contenido <strong>de</strong> este capítulo no<br />

está necesariamente inspirado. ¡Algunos incluso llegan a extremos como el <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que<br />

Pablo, como soltero, era un machista y que en lo que dice aquí se reflejan sus prejuicios<br />

personales! Pero la adopción <strong>de</strong> tal actitud constituye un duro ataque contra la inspiración<br />

<strong>de</strong> las Escrituras. Cuando Pablo dice que no tengo precepto <strong>de</strong>l Señor acerca <strong>de</strong> aquellos o<br />

aquellas que son vírgenes, simplemente significa que durante el ministerio terrenal <strong>de</strong>l<br />

Señor Él no <strong>de</strong>jó ninguna instrucción explícita acerca <strong>de</strong> este tema. Por ello, Pablo da su<br />

propio parecer, como quien ha alcanzado misericordia <strong>de</strong>l Señor para ser fiel, y este<br />

parecer está inspirado por Dios.<br />

7:26 Por lo general es bueno ser soltero, a causa <strong>de</strong> la aflicción que está sobre<br />

nosotros (V.M.). Esta aflicción presente se refiere a los sufrimientos <strong>de</strong> esta vida terrenal<br />

en general. Quizá hubiese un tiempo especial <strong>de</strong> aflicción en el momento en que Pablo<br />

escribió esta carta. Sin embargo, la aflicción ha seguido existiendo y persistirá hasta que el<br />

Señor vuelva.<br />

7:27 El consejo <strong>de</strong> Pablo es que los que están ya casados no procuren separarse. Por<br />

otra parte, si un hombre está libre <strong>de</strong> mujer, mejor no procurar casarse. La expresión libre<br />

<strong>de</strong> mujer aquí no significa viudo o divorciado. Sencillamente, significa libre <strong>de</strong>l vínculo<br />

matrimonial, e incluye a los que nunca se han casado.<br />

7:28 Nada <strong>de</strong> lo que dice Pablo <strong>de</strong>bería ser interpretado como que casarse es pecado. A<br />

fin <strong>de</strong> cuentas, el matrimonio fue instituido por Dios en el Huerto <strong>de</strong> Edén antes que el<br />

pecado entrase en el mundo. Fue el mismo Dios el que <strong>de</strong>cretó: «No es bueno que el<br />

hombre esté solo» (Gn. 2:18). «Sea honroso en todos el matrimonio, y el lecho sin<br />

mancilla» (He. 13:4). En otro pasaje, Pablo se refiere a aquellos que prohíben casarse como<br />

señales <strong>de</strong> la apostasía <strong>de</strong> los últimos tiempos (1 Ti. 4:1–3).


Por eso Pablo dice: Mas también si te casas, no pecas; y si una doncella se casa, no<br />

peca. Los nuevos convertidos al cristianismo nunca <strong>de</strong>berían pensar que hay nada malo en<br />

la relación matrimonial. Pero Pablo aña<strong>de</strong> que los que se casen tendrán aflicción <strong>de</strong> la<br />

carne. Esto pue<strong>de</strong> incluir los dolores <strong>de</strong> parto en las mujeres, etc. Cuando Pablo dice: Y yo<br />

os la quiero evitar, pue<strong>de</strong> que signifique: (1) Quiero evitar que pa<strong>de</strong>zcáis los dolores<br />

físicos que acompañan al estado matrimonial, en particular los problemas <strong>de</strong> la vida<br />

familiar, o (2) Yo os <strong>de</strong>jo (RV) para no dar al lector toda la lista <strong>de</strong> estos problemas.<br />

7:29 Pablo quiere <strong>de</strong>stacar que por cuanto el tiempo es limitado, <strong>de</strong>beríamos<br />

subordinar incluso estas relaciones legítimas <strong>de</strong> la vida para servir al Señor. La venida <strong>de</strong><br />

Cristo está cercana, y aunque maridos y mujeres <strong>de</strong>ben cumplir sus mutuos <strong>de</strong>beres con<br />

fi<strong>de</strong>lidad, <strong>de</strong>berían buscar poner a Cristo como el primero en todas sus vidas. Ironsi<strong>de</strong> lo<br />

expresa así:<br />

Cada uno ha <strong>de</strong> actuar a la vista <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que el tiempo vuela, <strong>de</strong> que el regreso <strong>de</strong>l<br />

Señor se aproxima, y no se <strong>de</strong>be permitir que ninguna consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> comodidad<br />

personal obstaculice la <strong>de</strong>voción a la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

W. E. Vine dice:<br />

El significado no es, claro, que un hombre casado <strong>de</strong>ba privarse <strong>de</strong> actuar como marido,<br />

sino que su relación con su mujer <strong>de</strong>bería estar totalmente subordinada a su más alta<br />

relación con el Señor … quien ha <strong>de</strong> tener el primer puesto en el corazón; no <strong>de</strong>be permitir<br />

que una relación natural obstaculice su obediencia a Cristo.<br />

7:30 Los pesares y los goces y posesiones <strong>de</strong> la vida no <strong>de</strong>ben recibir un puesto<br />

in<strong>de</strong>bido <strong>de</strong> preeminencia en nuestras vidas. Todo eso <strong>de</strong>be quedar subordinado a nuestro<br />

esfuerzo <strong>de</strong> aprovechar la oportunidad <strong>de</strong> servir al Señor mientras es aún <strong>de</strong> día.<br />

7:31 Al vivir nuestras vidas en la tierra, es inevitable que tengamos unos ciertos<br />

contactos con cosas mundanas. Hay un uso legítimo <strong>de</strong> estas cosas en la vida <strong>de</strong> un<br />

creyente. Pero Pablo advierte que aunque podamos usar (cf. V.M.) <strong>de</strong> este mundo, no<br />

<strong>de</strong>beríamos usarlo hasta lo sumo (V.M.), o sea, no abusarlo. Por ejemplo, el cristiano no<br />

<strong>de</strong>bería vivir para el alimento, los vestidos y los placeres. Pue<strong>de</strong> usar el alimento y los<br />

vestidos como cosas necesarias, pero no <strong>de</strong>berían llegar a ser el dios <strong>de</strong> su vida. El<br />

matrimonio, las propieda<strong>de</strong>s, el comercio, y las activida<strong>de</strong>s políticas, científicas, musicales<br />

y artísticas tienen su puesto en el mundo, pero pue<strong>de</strong>n resultar una distracción para la vida<br />

espiritual si se centra la atención en ello.<br />

La expresión la apariencia <strong>de</strong> este mundo se pasa está tomada prestada <strong>de</strong>l teatro y se<br />

refiere al cambio <strong>de</strong> escenario. Denota la transitoriedad <strong>de</strong> todo lo que vemos a nuestro<br />

alre<strong>de</strong>dor hoy. Su efímero carácter queda reflejado en las famosas líneas <strong>de</strong> Shakespeare:<br />

«Todo el mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres meramente actores. Tienen<br />

sus salidas y entradas, y durante su tiempo un hombre hace muchos papeles».<br />

7:32 Pablo quiere que los cristianos estén sin congoja. Se refiere a las congojas que le<br />

estorbarían innecesariamente <strong>de</strong> servir al Señor. También pasa a explicar que el soltero se<br />

preocupa por las cosas <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong> cómo agradar al Señor. Esto no significa que todos<br />

los creyentes solteros se <strong>de</strong>n realmente sin distracciones al Señor, sino que la soltería ofrece<br />

la oportunidad para ello <strong>de</strong> una forma que no la ofrece el estado <strong>de</strong> casado.


7:33 De nuevo, esto no significa que un casado no pueda estar muy atento a las cosas<br />

<strong>de</strong>l Señor, sino que es una observación general <strong>de</strong> que la vida matrimonial exige <strong>de</strong>l<br />

hombre que agra<strong>de</strong> a su mujer. Tiene obligaciones adicionales en las que pensar. Como ha<br />

observado Vine: «Por lo general, si un hombre está casado, ha limitado su campo <strong>de</strong><br />

servicio. Si es soltero pue<strong>de</strong> ir a los confines <strong>de</strong> la tierra y predicar el evangelio».<br />

7:34 La doncella se preocupa por las cosas <strong>de</strong>l Señor, para ser santa así en cuerpo<br />

como en espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong> cómo<br />

agradar a su marido. Aquí se necesita dar una palabra <strong>de</strong> explicación. La doncella, o<br />

virgen, pue<strong>de</strong> dar una mayor porción <strong>de</strong> su tiempo a las cosas <strong>de</strong>l Señor. La expresión<br />

«para ser santa así en cuerpo como en espíritu» no significa que el estado <strong>de</strong> soltería sea<br />

más santo, sino sencillamente que pue<strong>de</strong> estar más separada así en cuerpo como en<br />

espíritu para la obra <strong>de</strong>l Señor. No es esencialmente más pura, pero su tiempo está más<br />

libre.<br />

Asimismo, la casada se preocupa por las cosas <strong>de</strong>l mundo. Esto no significa que sea<br />

más mundana que la soltera, sino que su día ha <strong>de</strong> estar necesariamente <strong>de</strong>dicado en parte a<br />

<strong>de</strong>beres terrenales, como el cuidado <strong>de</strong> la casa. Estas cosas son legítimas y correctas, y<br />

Pablo no está ni criticándolas ni menospreciándolas. Sencillamente, está diciendo que una<br />

soltera tiene más oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servicio y más tiempo que una casada.<br />

7:35 Pablo no está dando esta enseñanza para poner a la gente bajo un rígido sistema <strong>de</strong><br />

esclavitud. Sencillamente, los está instruyendo para su propio provecho, para que cuando<br />

piensen acerca <strong>de</strong> sus vidas y <strong>de</strong> su servicio para el Señor, puedan juzgar acerca <strong>de</strong> Su<br />

conducción a la luz <strong>de</strong> toda esta instrucción. Su actitud es que el celibato es bueno, y<br />

posibilita que la persona sirva sin distracciones al Señor. Por lo que a Pablo respecta, cada<br />

uno es libre <strong>de</strong> escoger el matrimonio o el celibato. El apóstol no quiere ten<strong>de</strong>r lazo a nadie<br />

ni someterlos a esclavitud.<br />

7:36 Los versículos 36–38 son quizá los versículos más mal comprendidos <strong>de</strong> este<br />

capítulo, y quizá <strong>de</strong> toda la epístola. La explicación común es ésta: En tiempos <strong>de</strong> Pablo, el<br />

hombre ejercía un rígido control sobre el hogar. A él le correspondía <strong>de</strong>cidir si sus hijas se<br />

casaban o no. No podían hacerlo sin su consentimiento. Así, estos versículos se toman<br />

como significando que si un hombre rehúsa permitir a sus hijas que se casen, hace bien,<br />

pero que si les permite casarse, que con ello no peca.<br />

Esta interpretación parece casi carente <strong>de</strong> significado por lo que respecta a la<br />

instrucción para el pueblo <strong>de</strong> Dios en estos tiempos. Tampoco concuerda con el contexto<br />

<strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l capítulo, y parece conducente a una inextricable confusión.<br />

La RSV traduce virgen como «<strong>de</strong>sposada» [betrothed]. El pensamiento sería entonces<br />

que si alguien se casa con su <strong>de</strong>sposada o prometida, no peca, pero que si <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> casarse<br />

con ella, es mejor. Este punto <strong>de</strong> vista está repleto <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s.<br />

En su comentario sobre 1 Corintios, William Kelly presenta una alternativa que parece<br />

tener gran mérito. Kelly cree que la palabra virgen (parthenos) pue<strong>de</strong> también traducirse<br />

«virginidad». En tal caso el pasaje no se refiere a las hijas vírgenes <strong>de</strong> alguien, sino acerca<br />

<strong>de</strong> su propia virginidad. Según esta interpretación, lo que el pasaje dice es que si alguien<br />

mantiene un estado célibe, hace bien, pero si <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> casarse, no peca.<br />

John Nelson Darby adopta esta misma interpretación en su versión New Translation:<br />

Pero si alguien cree que no se comporta apropiadamente con su virginidad, si es <strong>de</strong> edad<br />

madura, y así <strong>de</strong>be hacerse, haga lo que quiera, no peca; que se casen. Pero el que está<br />

firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño <strong>de</strong> su propia voluntad, y ha


esuelto en su corazón guardar su virginidad, hace bien. De modo que el que se casa, hace<br />

bien, y el que no se casa hace mejor.<br />

Así, consi<strong>de</strong>rando el versículo 36 con mayor <strong>de</strong>talle, lo tomamos como significando que<br />

si un hombre ha llegado a la plena madurez y consi<strong>de</strong>ra que no tiene el don <strong>de</strong> continencia,<br />

no peca al casarse. Siente que la necesidad le <strong>de</strong>manda hacerlo, y así <strong>de</strong>be hacer lo que<br />

quiera en este caso, es <strong>de</strong>cir, casarse.<br />

7:37 Pero si alguien ha <strong>de</strong>cidido servir al Señor sin distracciones y tiene el suficiente<br />

dominio <strong>de</strong> sí mismo <strong>de</strong> modo que no tiene necesidad <strong>de</strong> casarse, si ha <strong>de</strong>cidido<br />

mantenerse en estado célibe, y esto con vistas a glorificar a Dios en el servicio, entonces<br />

hace bien.<br />

7:38 La conclusión es que el que se da en matrimonio hace bien, y el que no se da en<br />

casamiento para dar más servicio al Señor hace mejor.<br />

7:39 Los dos últimos versículos <strong>de</strong>l capítulo contienen consejos para las viudas. La<br />

mujer está ligada por la ley a su marido mientras él vive. La ley a la que se hace<br />

referencia aquí es la matrimonial, instituida por Dios. Si su marido muere, es libre para<br />

casarse con otro hombre. Esta misma verdad se enuncia en Romanos 7:1–3, es <strong>de</strong>cir, que la<br />

muerte rompe la relación matrimonial. Sin embargo, el apóstol aña<strong>de</strong> la restricción <strong>de</strong> que<br />

es libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. Esto significa, ante<br />

todo, que la persona con quien se case ha <strong>de</strong> ser cristiana, pero significa más que esto. En el<br />

Señor significa «en la voluntad <strong>de</strong>l Señor». En otras palabras, pudiera casarse con un<br />

cristiano y seguir estando fuera <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l Señor. La viuda ha <strong>de</strong> buscar la<br />

conducción <strong>de</strong>l Señor en esta importante cuestión y casarse con el creyente que el Señor<br />

quiera para ella.<br />

7:40 El franco juicio <strong>de</strong> Pablo es que la viuda será más dichosa si se queda así, sin<br />

casarse. Esto no contradice a 1 Timoteo 5:14, don<strong>de</strong> Pablo expresa su parecer <strong>de</strong> que las<br />

viudas jóvenes <strong>de</strong>berían casarse. Aquí está expresando su parecer en general —en 1<br />

Timoteo una excepción específica.<br />

Luego aña<strong>de</strong>: Y pienso que también yo tengo el Espíritu <strong>de</strong> Dios. ¡Algunos<br />

malinterpretan estas palabras como en el sentido <strong>de</strong> que Pablo no estaba seguro <strong>de</strong> sí mismo<br />

al hablar <strong>de</strong> estas cosas! De nuevo protestamos vigorosamente en contra <strong>de</strong> ninguna<br />

interpretación así. No pue<strong>de</strong> haber dudas acerca <strong>de</strong> la inspiración <strong>de</strong> lo que Pablo escribió<br />

en esta sección. Aquí lo que hace es emplear la ironía. Su apostolado y sus enseñanzas<br />

habían sido atacados en Corinto. Ellos pretendían tener la mente <strong>de</strong>l Señor en lo que <strong>de</strong>cían.<br />

Y lo que Pablo viene a <strong>de</strong>cir es: «Piensen lo que piensen <strong>de</strong> mí los <strong>de</strong>más, creo que también<br />

yo tengo el Espíritu <strong>de</strong> Dios. Ellos profesan tenerlo, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no van a pensar que<br />

tienen el monopolio <strong>de</strong>l Espíritu Santo».<br />

Sabemos que ciertamente Pablo tenía el Espíritu en todo lo que nos escribió, y que el<br />

camino <strong>de</strong> la felicidad para nosotros es seguir sus instrucciones.<br />

B. Tocante a comer alimentos ofrecidos a los ídolos (8:1–11:1)<br />

La cuestión <strong>de</strong> comer alimentos ofrecidos a los ídolos se trata en 8:1–11:1. Constituía<br />

un verda<strong>de</strong>ro problema para los recién convertidos <strong>de</strong>l paganismo a Cristo: quizá eran<br />

invitados a una fiesta social en el templo don<strong>de</strong> se celebraba un gran banquete con carnes<br />

anteriormente ofrecidas a los ídolos. O quizá iban al mercado a comprar carne y <strong>de</strong>scubrían<br />

que el carnicero vendía carne que había sido ofrecida a ídolos. Esto, naturalmente, no


afectaba a la calidad <strong>de</strong> la carne, pero, ¿<strong>de</strong>bía comprarla un cristiano? En otro caso, un<br />

creyente podía ser invitado a una casa y le servían alimentos que habían sido ofrecidos a los<br />

ídolos. Si esto lo sabía, ¿<strong>de</strong>bía participar <strong>de</strong> la comida? Pablo hace frente a estas cuestiones.<br />

8:1 El apóstol comienza <strong>de</strong>clarando que en cuanto a lo sacrificado a los ídolos tanto él<br />

como los corintios tenían conocimiento. No era una cuestión acerca <strong>de</strong> la que estuviesen<br />

totalmente ignorantes. Todos ellos sabían, por ejemplo, que el mero acto <strong>de</strong> ofrecer un<br />

trozo <strong>de</strong> carne a un ídolo no había producido en él ningún tipo <strong>de</strong> cambio. Su sabor y valor<br />

nutritivo seguían siendo el mismo. Sin embargo, Pablo observa que el conocimiento<br />

envanece, pero el amor edifica. Con esto, quiere <strong>de</strong>cir que el conocimiento en sí mismo<br />

no es un guía suficiente en estas cuestiones. Si el conocimiento fuese el único principio a<br />

aplicar, entonces podría llevar a la soberbia. En realidad, en este tipo <strong>de</strong> cuestiones el<br />

cristiano <strong>de</strong>be usar no sólo conocimiento, sino también amor. No sólo <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rar lo<br />

que es legítimo para él mismo, sino lo que sería mejor para los <strong>de</strong>más.<br />

8:2–3 Vine parafrasea el versículo 2 <strong>de</strong> esta manera: «Si alguien se imagina que ha<br />

adquirido un conocimiento pleno, ni siquiera ha comenzado a saber cómo <strong>de</strong>bería<br />

obtenerlo». Sin amor no pue<strong>de</strong> haber un verda<strong>de</strong>ro conocimiento. Por otra parte, si alguno<br />

ama a Dios, ha sido conocido por él en el sentido <strong>de</strong> que Dios lo aprueba. En un sentido,<br />

naturalmente, Dios conoce a todos, y en otro sentido conoce especialmente a los que son<br />

creyentes. Pero aquí se emplea la palabra «conocer» para <strong>de</strong>notar favor o aprobación. Si<br />

alguien hace sus <strong>de</strong>cisiones acerca <strong>de</strong> estas cuestiones <strong>de</strong> alimentos ofrecidos a los ídolos<br />

en base <strong>de</strong> su amor a Dios y al prójimo, y no en base <strong>de</strong> un mero conocimiento, esta<br />

persona se gana la sonrisa <strong>de</strong> la aprobación <strong>de</strong> Dios.<br />

8:4 Por lo que respecta a las viandas que se sacrifican a los ídolos, los creyentes saben<br />

que un ídolo no es un verda<strong>de</strong>ro dios con po<strong>de</strong>r, conocimiento y amor. Pablo no negaba la<br />

existencia <strong>de</strong> los ídolos mismos; sabía que había cosas como imágenes talladas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y<br />

piedra. Más a<strong>de</strong>lante reconoce que <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> estos ídolos hay po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>moniacos. Pero lo<br />

que aquí <strong>de</strong>staca es que los dioses que estos ídolos preten<strong>de</strong>n representar no existen. No<br />

hay más que un Dios, que es el Dios y Padre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo.<br />

8:5 Pablo admite que había muchos llamados dioses (V.M.) en la mitología pagana,<br />

como Júpiter, Juno y Mercurio. Algunos <strong>de</strong> estos dioses se suponía que vivían en el cielo, y<br />

otros, como Ceres y Neptuno, aquí en la tierra. En este sentido hay muchos dioses y<br />

muchos señores, es <strong>de</strong>cir, seres mitológicos que la gente adoraba y a los que estaban<br />

esclavizados.<br />

8:6 Los creyentes saben que hay un solo Dios, el Padre, <strong>de</strong>l cual proce<strong>de</strong>n todas las<br />

cosas, y nosotros somos para él. En otras palabras, Él es el propósito y meta <strong>de</strong> nuestra<br />

existencia. También sabemos que hay un solo Señor, es <strong>de</strong>cir, Jesucristo, por medio <strong>de</strong>l<br />

cual son todas las cosas, y por medio <strong>de</strong>l cual existimos nosotros (BAS). La expresión<br />

por medio <strong>de</strong>l cual son todas las cosas <strong>de</strong>scribe al Señor Jesús como el Mediador o<br />

Agente <strong>de</strong> Dios, mientras que la expresión por medio <strong>de</strong>l cual existimos nosotros indica<br />

que es por medio <strong>de</strong> Él que hemos sido creados y redimidos.<br />

Cuando Pablo dice que hay un Dios, el Padre, y un solo Señor, Jesucristo, no<br />

significa que el Señor Jesucristo no sea Dios. Más bien indica simplemente los respectivos<br />

papeles que estas dos Personas <strong>de</strong> la Deidad cumplieron en la creación y en la re<strong>de</strong>nción.<br />

8:7 Pero no todos los cristianos, especialmente los recién convertidos, compren<strong>de</strong>n la<br />

libertad que tienen en Cristo Jesús. Procediendo como proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> antece<strong>de</strong>ntes idolátricos<br />

y estando acostumbrados a los ídolos, creen que están cometiendo idolatría cuando comen


un alimento sacrificado a ídolos. Piensan que el ídolo es una realidad y por ello su<br />

conciencia, siendo débil, se contamina.<br />

La expresión débil aquí no significa físicamente débil, ni siquiera espiritualmente débil.<br />

Es un término que <strong>de</strong>scribe a aquellos que son in<strong>de</strong>bidamente escrupulosos en cuestiones<br />

<strong>de</strong> indiferencia moral. Por ejemplo, por lo que a Dios atañe, no está mal que un creyente<br />

coma cerdo. Habría sido malo para un judío hacerlo en el AT, pero un cristiano tiene<br />

perfecta libertad para participar <strong>de</strong> este alimento. Sin embargo, un judío convertido al<br />

cristianismo podría aún tener escrúpulos acerca <strong>de</strong> esto. Podría consi<strong>de</strong>rar malo comer un<br />

asado <strong>de</strong> cerdo. Es lo que la Biblia llama un hermano débil. No está gozando plenamente <strong>de</strong><br />

su libertad cristiana. En realidad, mientras piense que está mal comer cerdo, sería pecado si<br />

lo hiciese. Esto es lo que se significa por la expresión su conciencia, siendo débil, se<br />

contamina. Si mi conciencia con<strong>de</strong>na un cierto acto y yo persisto y lo cometo, entonces he<br />

pecado. «Todo lo que no es <strong>de</strong> fe, es pecado» (Ro. 14:23).<br />

8:8 La comida, por sí misma, no es cosa <strong>de</strong> gran importancia ante Dios. Privarnos <strong>de</strong><br />

una cierta comida no nos da favor <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, ni participar <strong>de</strong> tal comida nos hace<br />

mejores cristianos.<br />

8:9 Pero aunque no hay nada que ganar comiendo tales cosas, podría haber mucho que<br />

per<strong>de</strong>r si al hacerlo hago tropezar a un cristiano débil. Ahí es don<strong>de</strong> ha <strong>de</strong> intervenir el<br />

principio <strong>de</strong>l amor. Un cristiano tiene libertad para comer carne que ha sido previamente<br />

sacrificada a los ídolos, pero sería totalmente malo <strong>de</strong> su parte hacerlo si con ello hace<br />

tropezar a los hermanos o hermanas débiles.<br />

8:10 El peligro resi<strong>de</strong> en que el hermano débil podría sentirse alentado a hacer aquello<br />

que su conciencia con<strong>de</strong>na, si ve a alguien que hace aquello que para él es objetable. En<br />

este versículo, el apóstol con<strong>de</strong>na sentarse a la mesa en un lugar <strong>de</strong> ídolos por el efecto<br />

que pueda tener sobre otros. Naturalmente, cuando Pablo habla aquí <strong>de</strong> comer sentado a la<br />

mesa en un lugar <strong>de</strong> ídolos, se refiere a algún acontecimiento social o alguna celebración<br />

general, como una boda. Nunca sería correcto comer en tal lugar si la comida involucraba<br />

participación en el culto idolátrico en la forma que fuere. Pablo, más a<strong>de</strong>lante, con<strong>de</strong>na esto<br />

(10:15–26). La expresión «porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento» significa<br />

que si alguien te ve a ti, que posees una medida plena <strong>de</strong> la libertad cristiana, que sabes que<br />

el alimento ofrecido a ídolos no es inmundo ni impuro, etc. El importante principio que<br />

tenemos aquí es que hemos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar no sólo qué efecto tendría una acción así sobre<br />

nosotros mismos, sino, más importante aún, qué efecto tendría sobre otros.<br />

8:11 Uno podría exhibir su conocimiento <strong>de</strong> lo que es legítimo para un cristiano <strong>de</strong><br />

manera que hiciese tropezar a un hermano en Cristo. La palabra perecer no significa que<br />

per<strong>de</strong>ría su salvación eterna. Significa no la pérdida <strong>de</strong> ser sino la pérdida <strong>de</strong> bienestar. El<br />

testimonio <strong>de</strong> este hermano débil quedaría dañado y su vida quedaría afectada <strong>de</strong> manera<br />

adversa por lo que toca a la utilidad para Dios. La enorme gravedad <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> esta<br />

manera a un hermano débil en Cristo queda indicada por las palabras por quien Cristo<br />

murió. El argumento <strong>de</strong> Pablo es que si el Señor Jesucristo amó tanto a este hombre que<br />

estaba dispuesto a morir por él, no <strong>de</strong>beríamos nosotros atrevernos a obstaculizar su<br />

progreso espiritual haciendo nada que le pueda hacer tropezar. ¡Unas pocas tajadas <strong>de</strong> carne<br />

no valen esto!<br />

8:12 No se trata sólo <strong>de</strong> una cuestión <strong>de</strong> pecar contra un hermano en Cristo ni <strong>de</strong> herir<br />

su débil conciencia. Constituye un pecado contra Cristo mismo. Todo lo que hagamos a<br />

los más pequeños <strong>de</strong> Sus hermanos se lo hacemos a Él. Lo que duele a uno <strong>de</strong> los miembros<br />

<strong>de</strong>l Cuerpo le duele también a la Cabeza. Vine observa que al tratar acerca <strong>de</strong> cada


cuestión, el apóstol lleva a sus lectores a contemplarla a la luz <strong>de</strong> la muerte expiatoria <strong>de</strong><br />

Cristo. Dice Barnes: «Es un llamamiento que surge <strong>de</strong>l profundo y tierno amor, <strong>de</strong> los<br />

pa<strong>de</strong>cimientos y <strong>de</strong> los gemidos agónicos <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios». Pecar contra Cristo es lo que<br />

Go<strong>de</strong>t llama «el mayor <strong>de</strong> los crímenes». Dándonos cuenta <strong>de</strong> esto, <strong>de</strong>beríamos ser muy<br />

cuidadosos en examinar todas nuestras acciones a la luz <strong>de</strong> sus efectos sobre los <strong>de</strong>más, y<br />

refrenarnos <strong>de</strong> hacer nada que pueda llevar a tropezar a un hermano.<br />

8:13 Debido a que es pecado contra Cristo hacer caer a un hermano, Pablo dice que no<br />

comerá carne jamás si ello lleva a poner tropiezo a su hermano. ¡La obra <strong>de</strong> Dios en la<br />

vida <strong>de</strong> otra persona es mucho más importante que un tierno asado! Aunque el tema <strong>de</strong> las<br />

viandas ofrecidas a los ídolos no es un problema para la mayor parte <strong>de</strong> los cristianos en la<br />

actualidad, los principios que el Espíritu <strong>de</strong> Dios nos da en esta sección son <strong>de</strong> un<br />

permanente valor. Hay muchas cosas en la actualidad en la vida cristiana que, aunque no<br />

están prohibidas en la palabra <strong>de</strong> Dios, causarían sin embargo una innecesaria ofensa para<br />

los cristianos más débiles. Aunque podamos tener <strong>de</strong>recho a participar <strong>de</strong> ellas, un <strong>de</strong>recho<br />

más sublime es renunciar a este <strong>de</strong>recho para el bien espiritual <strong>de</strong> aquellos a los que<br />

amamos en Cristo, nuestros hermanos en la fe.<br />

A primera vista, el capítulo 9 podría indicar el inicio <strong>de</strong> un nuevo tema. Sin embargo, la<br />

cuestión <strong>de</strong> los alimentos ofrecidos a los ídolos continúa por dos capítulos más. Pablo está<br />

meramente haciendo aquí un aparte para dar su propio ejemplo <strong>de</strong> negación <strong>de</strong> sí mismo<br />

por el bien <strong>de</strong> otros. Él estaba dispuesto a <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado su <strong>de</strong>recho al apoyo financiero <strong>de</strong><br />

acuerdo con el principio establecido en 8:13. Así, este capítulo está estrechamente ligado<br />

con el capítulo 8.<br />

9:1 Como sabemos, los había en Corinto que ponían en tela <strong>de</strong> juicio la autoridad <strong>de</strong><br />

Pablo. Decían que no era uno <strong>de</strong> los doce, y por ello que no era un apóstol genuino. Pablo<br />

reafirma que estaba libre <strong>de</strong> autoridad humana, y que era un genuino apóstol <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús. Fundamenta su afirmación sobre dos hechos. Primero, había visto a Jesús el Señor<br />

nuestro resucitado. Eso tuvo lugar en el camino <strong>de</strong> Damasco. También señala a los<br />

corintios mismos como prueba <strong>de</strong> su apostolado haciéndoles esta pregunta: «¿No sois<br />

vosotros mi obra en el Señor?». Si ellos tenían alguna duda acerca <strong>de</strong> su apostolado,<br />

<strong>de</strong>berían examinarse a sí mismos. ¿Eran ellos salvos? Naturalmente que dirían que lo eran.<br />

Bien, ¿quién los había conducido a Cristo? ¡El Apóstol Pablo! Por tanto, ellos mismos eran<br />

una prueba <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que él era un genuino apóstol <strong>de</strong>l Señor.<br />

9:2 Otros podrían no reconocerlo como apóstol, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego los corintios mismos<br />

<strong>de</strong>berían reconocerlo como tal. Ellos eran el sello <strong>de</strong> su apostolado en el Señor.<br />

9:3 El versículo 3 se refiere probablemente a lo que ha venido antes (cf. RV y V.M.) y<br />

no a lo que sigue (al revés <strong>de</strong> como lo puntúan la RVR, la RVR77 y la BAS). Lo que Pablo<br />

está diciendo es que lo antedicho es su <strong>de</strong>fensa frente a aquellos que le pi<strong>de</strong>n cuenta, o<br />

que cuestionan su autoridad como apóstol.<br />

9:4 En los versículos 4–14, el apóstol trata acerca <strong>de</strong> su <strong>de</strong>recho al apoyo financiero<br />

como apóstol. Como uno que había sido enviado por el Señor Jesús, Pablo tenía <strong>de</strong>recho a<br />

recibir una remuneración dineraria <strong>de</strong> los creyentes. No obstante, no siempre había insistido<br />

en este <strong>de</strong>recho, sino que con frecuencia había trabajado con sus manos, haciendo tiendas,<br />

para po<strong>de</strong>r predicar el evangelio a hombres y mujeres. Sin duda, sus adversarios<br />

aprovechaban esta circunstancia, sugiriendo que la razón <strong>de</strong> que no aceptase mantenimiento<br />

era que sabía que no era un verda<strong>de</strong>ro apóstol. Pablo introduce el tema haciendo una<br />

pregunta: «¿No tenemos <strong>de</strong>recho a comer y beber? —es <strong>de</strong>cir— sin tener que encima<br />

ganarnos la vida? ¿No tenemos <strong>de</strong>recho a ser sostenidos por la <strong>iglesia</strong>?».


9:5 ¿No tenemos <strong>de</strong>recho a traer con nosotros una hermana mujer, como también<br />

los <strong>de</strong>más apóstoles, y los hermanos <strong>de</strong>l Señor, y Cefas? Quizá algunos <strong>de</strong> los oponentes<br />

<strong>de</strong> Pablo sugerían que no se había casado porque sabía que él y su mujer no tendrían<br />

<strong>de</strong>recho a ser sostenidos por las <strong>iglesia</strong>s. Pedro y los otros apóstoles estaban casados, como<br />

también los hermanos <strong>de</strong>l Señor. Aquí el apóstol afirma que él tiene tanto <strong>de</strong>recho a<br />

casarse y a gozar <strong>de</strong>l sostenimiento <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los cristianos para sí y para su mujer. La<br />

expresión traer con nosotros una hermana mujer se refiere no sólo al <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> casarse,<br />

sino también al <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> ser sostenidos tanto el marido como la mujer. Los hermanos<br />

<strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong>signa probablemente a Sus medio-hermanos reales. O quizá a Sus primos. Este<br />

texto, por sí solo, no resuelve este problema, pero otras Escrituras indican que María sí tuvo<br />

otros hijos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Jesús, su Primogénito (Lc. 2:7; véase Mt. 1:25; 12:46; 13:55; Mr.<br />

6:3; Jn. 2:12; Gá. 1:19).<br />

9:6 Parece que Bernabé, lo mismo que Pablo, había trabajado para proveer a sus<br />

necesida<strong>de</strong>s materiales mientras predicaba el evangelio. Pablo pregunta si ambos no tenían<br />

<strong>de</strong>recho a no trabajar en cosas materiales y a recibir el sostén <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

9:7 El apóstol basa su primera reivindicación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l sustento financiero en<br />

base <strong>de</strong>l ejemplo <strong>de</strong> los otros apóstoles. Ahora pasa a un argumento sacado <strong>de</strong> los asuntos<br />

humanos. Un soldado no es enviado a la guerra a sus propias expensas. Nunca se espera<br />

<strong>de</strong> aquel que planta viña que lo haga sin esperar recibir alguna recompensa <strong>de</strong> su fruto.<br />

Finalmente, nadie espera <strong>de</strong> un pastor que apaciente un rebaño sin tener <strong>de</strong>recho a beber<br />

<strong>de</strong> la leche <strong>de</strong>l rebaño. El servicio cristiano es como la guerra, la agricultura y la vida<br />

pastoral. Involucra la lucha contra el enemigo, el cuidado <strong>de</strong> los árboles frutales <strong>de</strong> Dios y<br />

el servicio como subpastor en el cuidado <strong>de</strong> Sus ovejas. Si se reconoce el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

sustento en estas ocupaciones terrenales, ¡cuánto más <strong>de</strong>bería serlo en el servicio <strong>de</strong>l Señor!<br />

9:8 Pablo pasa a continuación al AT para <strong>de</strong>mostración adicional <strong>de</strong> este punto. ¿Tiene<br />

acaso que basar su argumento meramente en estas cosas mundanas <strong>de</strong> la vida, como la<br />

guerra, la agricultura y el pastoreo? ¿No dice esto también la Escritura?<br />

9:9 Está claramente expresado en Deuteronomio 25:4 que al buey no se le <strong>de</strong>be poner<br />

bozal cuando trilla. Es <strong>de</strong>cir, cuando se usa un animal en una operación <strong>de</strong> la cosecha, se le<br />

<strong>de</strong>bería permitir que participase <strong>de</strong> algo <strong>de</strong> la misma. ¿Acaso tiene Dios especial cuidado<br />

<strong>de</strong> los bueyes? Des<strong>de</strong> luego, Dios se cuida <strong>de</strong> los bueyes, pero no hizo que estas cosas<br />

fuesen escritas en el AT meramente por causa <strong>de</strong> animales brutos. Había un principio<br />

espiritual ahí involucrado y que es <strong>de</strong> aplicación a nuestra vida y servicio.<br />

9:10 ¿O lo dice enteramente por nosotros? La respuesta es «sí», Él tenía en mente<br />

nuestro bienestar cuando se escribió lo antedicho. Cuando un hombre ara, <strong>de</strong>be arar con la<br />

expectativa <strong>de</strong> alguna remuneración. Lo mismo, cuando uno trilla, <strong>de</strong>bería po<strong>de</strong>r esperar<br />

recibir algo <strong>de</strong> la cosecha como recompensa. El servicio cristiano se parece a la labranza y<br />

a la trilla, y Dios ha <strong>de</strong>cretado que los que se <strong>de</strong>dican a estos aspectos <strong>de</strong> Su servicio no<br />

<strong>de</strong>berían hacerlo a sus propias expensas.<br />

9:11 Pablo habla <strong>de</strong> sí mismo como habiendo sembrado lo espiritual para los cristianos<br />

en Corinto. En otras palabras, él había acudido a Corinto predicándoles el evangelio y<br />

enseñándoles preciosas palabras espirituales. Siendo así las cosas, ¿es pedir <strong>de</strong>masiado si a<br />

cambio ellos le ministraban <strong>de</strong> sus finanzas o <strong>de</strong> lo material? El argumento es que «la<br />

remuneración <strong>de</strong>l predicador es sumamente inferior en valor a lo que él ha dado. Los<br />

beneficios materiales son pequeños en comparación con las bendiciones espirituales».<br />

9:12 Pablo era sabedor <strong>de</strong> que la <strong>iglesia</strong> en Corinto estaba sosteniendo a otros que<br />

estaban predicando o enseñando allá. Ellos reconocían sus obligaciones para con otros pero


no para con el Apóstol Pablo, y por ello les pregunta: «Si otros participan <strong>de</strong> este <strong>de</strong>recho<br />

sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros?» Si ellos reconocían el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> otros al sostén<br />

económico, ¿por qué no iban entonces a reconocer que él, su padre en la fe, tenía este<br />

<strong>de</strong>recho? Indudablemente, los maestros judaizantes eran algunos <strong>de</strong> los que estaban siendo<br />

sostenidos. Pablo aña<strong>de</strong> que aunque tenía este <strong>de</strong>recho no lo había usado sobre los<br />

corintios, sino que había soportado todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio <strong>de</strong><br />

Cristo. En lugar <strong>de</strong> insistir en su <strong>de</strong>recho a ser sustentado por ellos, soportaba toda clase <strong>de</strong><br />

privaciones y <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s para que el evangelio no fuera estorbado.<br />

9:13 Pablo introduce a continuación el argumento <strong>de</strong>l sustento <strong>de</strong> los que servían en el<br />

templo judío. Los que tenían <strong>de</strong>beres oficiales en relación con el servicio <strong>de</strong>l templo eran<br />

sustentados por los ingresos que el templo recibía. En este sentido vivían <strong>de</strong>l templo.<br />

A<strong>de</strong>más, los sacerdotes mismos que servían al altar recibían cierta porción <strong>de</strong> las ofrendas<br />

que eran presentadas al altar. En otras palabras: tanto los levitas, que tenían los <strong>de</strong>beres<br />

ordinarios en el templo, como los sacerdotes, a quienes se confiaban los <strong>de</strong>beres más<br />

sagrados, eran por un igual sostenidos por el servicio que prestaban.<br />

9:14 Finalmente, Pablo introduce el claro mandamiento <strong>de</strong>l mismo Señor. Había<br />

mandado a los que anuncian el evangelio, que vivan <strong>de</strong>l evangelio. Esto sería por sí<br />

mismo una prueba concluyente <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> Pablo a ser sostenido por los corintios. Pero<br />

esto suscita la cuestión <strong>de</strong> por qué no insistía en que fuese así. La respuesta se da en los<br />

versículos 15–18.<br />

9:15 Explica que <strong>de</strong> nada <strong>de</strong> esto se había aprovechado, es <strong>de</strong>cir, que no había<br />

insistido en sus <strong>de</strong>rechos. Tampoco estaba escribiendo esto ahora para que le enviasen<br />

dinero. Prefería morir, antes que nadie le privase <strong>de</strong> esta gloria.<br />

9:16 Pablo dice que no pue<strong>de</strong> gloriarse por predicar el evangelio. Tenía un impulso<br />

divino, y se sentía constreñido a hacerlo. No era una vocación que había escogido por sí<br />

mismo. Había recibido el nombramiento, y sería el más <strong>de</strong>sgraciado <strong>de</strong> los hombres si no<br />

obe<strong>de</strong>ciese a la comisión divina. Eso no significa que el apóstol no estuviese dispuesto a<br />

predicar el evangelio, sino que la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> predicar no venía <strong>de</strong> él mismo, sino <strong>de</strong>l Señor.<br />

9:17 Si el apóstol Pablo predicaba el evangelio <strong>de</strong> buen grado, tendría la recompensa<br />

que tal servicio conlleva, es <strong>de</strong>cir, el <strong>de</strong>recho al mantenimiento. A lo largo <strong>de</strong>l Antiguo y<br />

<strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> está claro que los que sirven al Señor tienen <strong>de</strong>recho a ser<br />

sustentados por el pueblo <strong>de</strong>l Señor. En este pasaje, Pablo no quiere <strong>de</strong>cir que fuese un<br />

siervo a regañadientes <strong>de</strong>l Señor: sencillamente dice que en su apostolado había una divina<br />

compulsión. Pasa a <strong>de</strong>stacar esto en la última parte <strong>de</strong>l versículo. Si él predicaba por<br />

fuerza (RV), es <strong>de</strong>cir, si predicaba porque tenía un fuego ardiendo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él, y no podía<br />

refrenarse <strong>de</strong> predicar, entonces le había sido encomendada una mayordomía <strong>de</strong>l<br />

evangelio. Era alguien actuando bajo instrucciones, y por ello no podía jactarse <strong>de</strong> tal cosa.<br />

Se ha <strong>de</strong> reconocer que el versículo 17 es difícil, y sin embargo el significado parece ser<br />

que Pablo no quería exigir su <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> manutención por parte <strong>de</strong> los corintios porque el<br />

ministerio no era una ocupación que él hubiese escogido. Había sido puesto en él por la<br />

mano <strong>de</strong> Dios. Los falsos maestros en Corinto podían exigir su <strong>de</strong>recho a ser sustentados<br />

por los santos, pero el Apóstol Pablo buscaba su recompensa <strong>de</strong> otras manos.<br />

La traducción <strong>de</strong> Knox <strong>de</strong> este versículo es así: «Yo puedo <strong>de</strong>mandar una recompensa<br />

por lo que hago por mi propia <strong>de</strong>cisión, pero cuando actúo constreñido, sólo estoy<br />

cumpliendo una comisión».<br />

Ryrie comenta:


Pablo no podía rehuir a su responsabilidad <strong>de</strong> predicar el evangelio, porque le había<br />

sido encomendada una mayordomía (responsabilidad) y estaba bajo ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> predicar<br />

aunque nunca se le pagase (cf. Lc. 17:10).<br />

9:18 Entonces, si no podía jactarse <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que predicaba el evangelio, ¿<strong>de</strong> qué<br />

otra cosa podía jactarse? De algo que era su propia <strong>de</strong>cisión, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> presentar<br />

gratuitamente el evangelio <strong>de</strong> Cristo. Esto es algo que podía <strong>de</strong>cidir hacer. Predicaría el<br />

evangelio a los corintios, ganándose a la vez la vida por sí mismo, para no emplear<br />

plenamente sus <strong>de</strong>rechos para ser mantenido en el evangelio.<br />

Para recapitular el argumento <strong>de</strong>l apóstol aquí, él está haciendo una distinción entre lo<br />

que era obligatorio y lo que era optativo. No hay pensamiento alguno <strong>de</strong> <strong>de</strong>sgana en cuanto<br />

a predicar el evangelio. Lo hacía con todo <strong>de</strong>seo. Pero, en sentido muy real, era una<br />

solemne obligación que reposaba sobre él. Por ello, en el cumplimiento <strong>de</strong> esta obligación<br />

no había razón para jactarse. Al predicar el evangelio podría haber insistido en su <strong>de</strong>recho<br />

al sostenimiento económico, pero no lo hacía; más bien, <strong>de</strong>cidió dar gratuitamente el<br />

evangelio a los corintios. Por cuanto esto era cosa <strong>de</strong> su propia voluntad, en esto se<br />

gloriaría. Como hemos sugerido, los oponentes <strong>de</strong> Pablo afirmaban que su propio trabajo<br />

como fabricante <strong>de</strong> tiendas indicaba que no se consi<strong>de</strong>raba un verda<strong>de</strong>ro apóstol. Aquí él<br />

transforma su propio autosostenimiento <strong>de</strong> tal modo que <strong>de</strong>muestra que su apostolado era<br />

sin embargo real; <strong>de</strong> hecho, era <strong>de</strong> un carácter muy elevado y noble.<br />

En los versículos 19–22, Pablo cita su ejemplo <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a un lado sus legítimos<br />

<strong>de</strong>rechos por causa <strong>de</strong>l evangelio. Al estudiar esta sección, es importante recordar que<br />

Pablo no significa haber jamás sacrificado ningún principio importante <strong>de</strong> la Escritura. No<br />

creía que el fin justificase los medios. En estos versículos se está refiriendo a cosas<br />

moralmente indiferentes. Se acomodaba a las costumbres y a los hábitos <strong>de</strong> las gentes con<br />

las que trabajaba a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r conseguir que le oyesen bien dispuestos al comunicarles el<br />

evangelio. Pero nunca hizo nada que pudiese comprometer la verdad <strong>de</strong>l evangelio.<br />

9:19 En cierto sentido era libre <strong>de</strong> todos los hombres. Nadie podía ejercer jurisdicción<br />

ni coerción sobre él. Pero se puso como siervo <strong>de</strong> todos para ganar el mayor número. Si<br />

podía hacer una concesión sin sacrificar la verdad divina, lo hacía para ganar almas para<br />

Cristo.<br />

9:20 Se había hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos. Esto no pue<strong>de</strong><br />

significar que se puso <strong>de</strong> nuevo bajo la Ley <strong>de</strong> Moisés para conseguir salvar a judíos. Lo<br />

que sí significa se podría ilustrar con la acción que Pablo adoptó en relación con la<br />

circuncisión <strong>de</strong> Timoteo y <strong>de</strong> Tito. En el caso <strong>de</strong> Tito, los había que insistían que excepto si<br />

se circuncidaba, no podría ser salvo. Dándose cuenta <strong>de</strong> que se trataba <strong>de</strong> un ataque frontal<br />

sobre el evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios, Pablo rehusó enérgicamente circuncidar a Tito (Gá.<br />

2:3). Sin embargo, en el caso <strong>de</strong> Timoteo no parece que hubiese involucrada una cuestión<br />

así. Por ello, el apóstol estuvo dispuesto a que Timoteo fuese circuncidado si ello tenía<br />

como resultado una mayor audiencia para el evangelio (Hch. 16:3).<br />

A los que están bajo la ley (aunque yo no esté bajo la ley), como si estuviese bajo la<br />

ley, para ganar a los que están bajo la ley. A los que están bajo la ley se refiere a los<br />

judíos. Pero Pablo ya había hablado <strong>de</strong> sus tratos con los judíos en la primera parte <strong>de</strong>l<br />

versículo. ¿Por qué entonces repite aquí el tema? Con frecuencia se ha dado la explicación<br />

<strong>de</strong> que cuando habla <strong>de</strong> los judíos en la primera parte <strong>de</strong>l versículo, se refiere a sus<br />

costumbres nacionales, mientras que aquí se refiere a su vida religiosa.<br />

Al llegar a este punto se hace necesaria una breve explicación. Como judío, Pablo había<br />

nacido bajo la ley. Había tratado <strong>de</strong> ganarse el favor <strong>de</strong> Dios guardando la ley, pero


<strong>de</strong>scubrió que era incapaz <strong>de</strong> hacerlo. La ley sólo le mostraba lo gran pecador que era, y le<br />

con<strong>de</strong>naba totalmente. Finalmente, aprendió que la ley no era un camino <strong>de</strong> salvación, sino<br />

sólo el método <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> revelar al hombre su pecaminosidad y su necesidad <strong>de</strong> un<br />

Salvador. Pablo entonces confió en el Señor Jesucristo, y con ello quedó libre <strong>de</strong> la voz<br />

con<strong>de</strong>nadora <strong>de</strong> la ley. La pena por la ley que había quebrantado quedó pagada por el Señor<br />

Jesús en la cruz <strong>de</strong>l Calvario.<br />

Después <strong>de</strong> su conversión, el apóstol supo que la ley no era el camino <strong>de</strong> salvación, ni<br />

tampoco la regla <strong>de</strong> vida para el salvo. El creyente no está bajo la ley, sino bajo la gracia.<br />

Esto no significa que pueda vivir como le plazca. Lo que significa es que un verda<strong>de</strong>ro<br />

sentido <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios le impedirá <strong>de</strong>sear hacer tales cosas. Habitado por el Espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios, el cristiano es elevado a un nuevo nivel <strong>de</strong> conducta. Ahora <strong>de</strong>sea vivir una vida<br />

<strong>de</strong> santidad, pero no por temor al castigo por haber quebrantado la ley, sino por amor a<br />

Cristo, que murió por él y resucitó. Bajo la ley, el motivo era el temor, pero bajo la gracia el<br />

amor es el motivo. El amor es un motivo mucho más elevado que el temor. Los hombres<br />

harán por amor lo que jamás harían por terror. Dice Arnot:<br />

El método <strong>de</strong> ligar las almas a la obediencia es similar a Su método <strong>de</strong> guardar los<br />

planetas en sus órbitas: lanzándolos libres. No vemos ninguna ca<strong>de</strong>na que retenga a estos<br />

resplan<strong>de</strong>cientes orbes e impida que se aparten <strong>de</strong> su centro. Son sostenidos en el vínculo<br />

<strong>de</strong> un principio invisible… Y es por el invisible vínculo <strong>de</strong>l amor —amor al Señor que los<br />

compró— que los redimidos son constreñidos a vivir una vida sobria, recta y piadosa.<br />

Con estos breves antece<strong>de</strong>ntes en mente, volvamos ahora a la última mitad <strong>de</strong>l versículo<br />

20. A los que están bajo la ley… como si estuviese bajo la ley, para ganar a los que<br />

están bajo la ley. Cuando estaba entre judíos, Pablo se conducía como judío en las<br />

cuestiones que eran moralmente indiferentes. Por ejemplo, comía los alimentos que comían<br />

los judíos y no comía cosas como cerdo, que les estaban prohibidas. Quizá Pablo tampoco<br />

trabajaba en día <strong>de</strong> sábado, dándose cuenta <strong>de</strong> que con ello el evangelio podría encontrarse<br />

con menos prejuicios entre el pueblo.<br />

Como creyente renacido en el Señor Jesús, el Apóstol Pablo no estaba bajo la ley como<br />

regla <strong>de</strong> vida. Sencillamente, se adaptaba a las costumbres, a los hábitos y a los prejuicios<br />

<strong>de</strong>l pueblo para po<strong>de</strong>rlos ganar para el Señor.<br />

9:21 Ryrie escribe:<br />

Pablo no <strong>de</strong>muestra dos rostros ni muchos rostros, sino que está dando testimonio <strong>de</strong><br />

una constante autodisciplina restrictiva a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r servir a toda clase <strong>de</strong> personas. Así<br />

como un canal estrechamente canalizado es mucho más po<strong>de</strong>roso que una marisma sin<br />

límites, la libertad restringida da un testimonio más po<strong>de</strong>roso para Cristo.<br />

A los que están sin ley, Pablo actuaba como uno sin ley (aunque él mismo no estaba<br />

sin ley <strong>de</strong> Dios, sino <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Cristo). Los que están sin ley no hace referencia<br />

a rebel<strong>de</strong>s o proscritos que no reconocen ley alguna; se trata <strong>de</strong> una <strong>de</strong>scripción general <strong>de</strong><br />

los gentiles. La ley, como tal, fue dada a la nación judía y no a los gentiles. Así, cuando<br />

Pablo estaba con los gentiles, se adaptaba a sus hábitos y sentimientos hasta allá don<strong>de</strong><br />

podía serlo con lealtad al Salvador. El apóstol explica que aunque actuaba <strong>de</strong> este modo<br />

como… sin ley, no estaba sin embargo sin ley <strong>de</strong> Dios. No consi<strong>de</strong>raba que tuviese libertad<br />

para actuar como él quisiera, sino que estaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Cristo. En otras palabras:


estaba ligado a amar, honrar, servir y agradar al Señor Jesús, no ahora por la Ley <strong>de</strong><br />

Moisés, sino por la ley <strong>de</strong>l amor. Estaba «enleyado» a Cristo. Hay un refrán castellano que<br />

dice: «Allí don<strong>de</strong> fueres, haz lo que vieres». Pablo está aquí diciendo que cuando estaba<br />

con los gentiles, se adaptaba a su forma <strong>de</strong> vivir hasta allá don<strong>de</strong> podía hacerlo y seguir<br />

siendo leal y consecuente con Cristo. Pero hemos <strong>de</strong> tener presente que este pasaje trata<br />

sólo acerca <strong>de</strong> cuestiones culturales, y no acerca <strong>de</strong> cuestiones doctrinales o morales.<br />

9:22 El versículo 22 se refiere a los que son débiles o excesivamente escrupulosos. Los<br />

que son excesivamente sensibles ante cuestiones que en realidad no son <strong>de</strong> importancia<br />

fundamental. A los débiles, Pablo se había hecho como débil, para ganarlos. Si era<br />

necesario se haría vegetariano antes que ofen<strong>de</strong>rlos comiendo carne. En resumen, Pablo se<br />

hacía todo a todos, con el fin <strong>de</strong> que <strong>de</strong> todos modos salve a algunos.<br />

Estos versículos nunca <strong>de</strong>berían emplearse para justificar el sacrificio <strong>de</strong> ningún<br />

principio escriturario. Sencillamente <strong>de</strong>scriben la buena disposición a acomodarse a las<br />

costumbres o hábitos <strong>de</strong> la gente para conseguir ser oído tocante a las buenas nuevas <strong>de</strong><br />

salvación. Cuando Pablo dice: para que <strong>de</strong> todos modos salve a algunos, no lo dice en<br />

absoluto en el sentido <strong>de</strong> que él pudiera salvar a nadie, porque sabía bien que el Señor Jesús<br />

es la única Persona que pue<strong>de</strong> salvar. Al mismo tiempo, es maravilloso darse cuenta <strong>de</strong> que<br />

los que sirven a Cristo en el evangelio quedan tan estrechamente i<strong>de</strong>ntificados con Él que<br />

incluso les permite emplear la palabra salvar para <strong>de</strong>scribir una obra en la que ellos están<br />

involucrados. ¡Cómo esto exalta, ennoblece y dignifica el ministerio <strong>de</strong>l evangelio!<br />

Los vv. 23–27 <strong>de</strong>scriben el peligro <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la propia recompensa por falta <strong>de</strong> propia<br />

disciplina. Para Pablo, el rechazo <strong>de</strong> la ayuda financiera <strong>de</strong> los corintios era una forma <strong>de</strong><br />

disciplina rígida.<br />

9:23 Y esto lo hago por causa <strong>de</strong>l evangelio, para hacerme copartícipe <strong>de</strong> él. En los<br />

versículos prece<strong>de</strong>ntes, Pablo ha estado <strong>de</strong>scribiendo cómo sumergía sus propios <strong>de</strong>rechos<br />

y <strong>de</strong>seos en la obra <strong>de</strong>l Señor. ¿Por qué lo hacía? Por causa <strong>de</strong>l evangelio, a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

compartir en los triunfos <strong>de</strong>l evangelio en un día veni<strong>de</strong>ro.<br />

9:24 Es indudable que el apóstol, al escribir las palabras que se encuentran en el<br />

versículo 24, tenía en mente los Juegos Ístmicos que se celebraban no lejos <strong>de</strong> Corinto. Los<br />

creyentes <strong>de</strong> Corinto <strong>de</strong>bían estar familiarizados con aquellas competiciones atléticas.<br />

Pablo les recuerda que aunque muchos corren en el estadio, no todos reciben el premio.<br />

La vida cristiana es como una carrera. Demanda un enérgico esfuerzo. Exige un propósito<br />

claramente <strong>de</strong>finido. El versículo, sin embargo, no sugiere que en la carrera cristiana sólo<br />

uno pueda ganar el premio. Sencillamente, enseña que todos <strong>de</strong>beríamos correr como<br />

vencedores. Deberíamos todos practicar la misma clase <strong>de</strong> negación <strong>de</strong> uno mismo que el<br />

Apóstol Pablo mismo practicaba. Aquí, naturalmente, el premio no es la salvación, sino una<br />

recompensa por un servicio fiel. La salvación nunca es presentada como el resultado <strong>de</strong><br />

nuestra fi<strong>de</strong>lidad al correr la carrera. La salvación es el libre don <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> la fe<br />

en el Señor Jesucristo.<br />

9:25 Ahora Pablo cambia la figura <strong>de</strong> la carrera a la lucha. Recuerda a sus lectores que<br />

todo aquel que lucha en los juegos, en todo ejercita el dominio propio. Un luchador le<br />

preguntó en cierta ocasión a su entrenador: «¿No puedo fumar y beber y pasármelo bien, y<br />

seguir luchando?». El entrenador le dijo: «¡Claro que pue<strong>de</strong>s! Pero no podrás ganar». Al<br />

pensar Pablo en los participantes en los juegos, contempla al vencedor acudiendo a recibir<br />

su premio. ¿Cuál es? Una corona corruptible, una guirnalda <strong>de</strong> flores o una corona <strong>de</strong><br />

laureles que pronto perecerá. Pero en comparación con ello, menciona una corona<br />

incorruptible que será entregada a todos los que hayan sido fieles en su servicio a Cristo.


Las gracias te doy por la corona,<br />

Corona <strong>de</strong> gloria y vida.<br />

No es una mísera guirnalda terrenal,<br />

Un premio humano en lucha mortal;<br />

Incorruptible como el Trono es,<br />

Cual el reino <strong>de</strong> nuestro Dios<br />

Y <strong>de</strong> Su Hijo que se encarnó.<br />

Horatius Bonar<br />

9:26 A la vista <strong>de</strong> esta corona imperece<strong>de</strong>ra, Pablo <strong>de</strong>clara que por ello corre, no como<br />

a la ventura, y lucha no como quien golpea al aire. Su servicio ni carecía <strong>de</strong> propósito ni<br />

era inefectivo. Tenía ante sus ojos un propósito concreto, y su intención era que todas sus<br />

acciones tuviesen peso. No podía haber ningún malgasto <strong>de</strong> tiempo ni <strong>de</strong> energía. El apóstol<br />

no estaba interesado en fracasar en sus propósitos.<br />

9:27 En su lugar, disciplinaba su cuerpo, y lo ponía en servidumbre, no fuese que<br />

habiendo proclamado a otros, él mismo fuese rechazado o <strong>de</strong>scalificado (BAS). En la<br />

vida cristiana hay necesidad <strong>de</strong> autodominio, <strong>de</strong> templanza, <strong>de</strong> disciplina. Debemos<br />

practicar el dominio <strong>de</strong> nosotros mismos.<br />

El Apóstol Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> la terrible posibilidad <strong>de</strong> que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

proclamado a otros, él mismo quedase <strong>de</strong>scalificado (BAS). Ha habido una gran cantidad<br />

<strong>de</strong> discusión acerca <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> este versículo. Algunos mantienen que una persona<br />

pue<strong>de</strong> ser salva y luego per<strong>de</strong>rse. Esto, naturalmente, está en contradicción con el cuerpo<br />

general <strong>de</strong> enseñanza <strong>de</strong>l NT en el sentido <strong>de</strong> que ninguna verda<strong>de</strong>ra oveja <strong>de</strong> Cristo jamás<br />

perecerá.<br />

Otros dicen que la palabra traducida <strong>de</strong>scalificado es un término enérgico y que se<br />

refiere a la con<strong>de</strong>nación eterna. Sin embargo, interpretan el versículo en el sentido <strong>de</strong> que<br />

Pablo no está enseñando que una persona que ha sido salvada podría jamás quedar<br />

<strong>de</strong>scalificada, sino sencillamente que uno que <strong>de</strong>je <strong>de</strong> ejercitar la autodisciplina nunca ha<br />

sido salvada. Al pensar en los falsos maestros y en cómo ellos se daban a toda pasión y<br />

apetito, Pablo establece el principio general <strong>de</strong> que si alguien no mantiene su cuerpo sujeto,<br />

esto es prueba <strong>de</strong> que jamás había nacido <strong>de</strong> nuevo; y que aunque pudiese predicar a otros,<br />

él mismo quedará <strong>de</strong>scalificado.<br />

Una tercera explicación es que Pablo no está hablando acerca <strong>de</strong> la salvación aquí, sino<br />

<strong>de</strong>l servicio. No está sugiriendo que él pudiese jamás per<strong>de</strong>rse, sino que pudiese no resistir<br />

la prueba tocante a su servicio y que fuese rechazado para el premio. Esta interpretación<br />

concuerda <strong>de</strong> manera precisa con el significado <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong>scalificado y con el<br />

contexto atlético. Pablo reconoce la terrible posibilidad <strong>de</strong> que, habiendo proclamado a<br />

otros, él mismo pudiese quedar <strong>de</strong>scartado por el Señor y <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> serle útil.<br />

En todo caso, se trata <strong>de</strong> un pasaje <strong>de</strong> gran peso, y <strong>de</strong>bería llevar a un profundo<br />

autoexamen por parte <strong>de</strong> cualquiera que trate <strong>de</strong> servir al Señor Cristo. Cada uno <strong>de</strong>bería<br />

<strong>de</strong>terminar que por la gracia <strong>de</strong> Dios nunca tenga que apren<strong>de</strong>r por propia experiencia el<br />

significado <strong>de</strong> esta palabra.<br />

Mientras Pablo pensaba en la necesidad <strong>de</strong> dominio propio, le vino a la mente el<br />

ejemplo <strong>de</strong> los israelitas. En el capítulo 10 recuerda cómo se entregaron a satisfacer sus<br />

propios apetitos y se volvieron <strong>de</strong>scuidados respecto a disciplinar sus propios cuerpos, y<br />

por ello quedaron <strong>de</strong>scalificados y <strong>de</strong>saprobados.


Primero <strong>de</strong> todo se refiere a los privilegios <strong>de</strong> Israel (vv. 1–4); luego al castigo <strong>de</strong> Israel<br />

(v. 5); finalmente a las causas <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> Israel (vv. 6–10). Luego explica cómo estas<br />

cosas nos son <strong>de</strong> aplicación (vv. 11–13).<br />

10:1 El apóstol recuerda a los corintios que los padres <strong>de</strong> los judíos estuvieron todos<br />

bajo la nube, y todos pasaron por el mar. El énfasis recae sobre la palabra todos. Su<br />

pensamiento se retrotrae al momento <strong>de</strong> su liberación <strong>de</strong> Egipto y a cómo fueron<br />

milagrosamente conducidos por una columna <strong>de</strong> nube <strong>de</strong> día y una columna <strong>de</strong> fuego <strong>de</strong><br />

noche. Retroce<strong>de</strong> en sus pensamientos al momento en que pasaron el Mar Rojo y escaparon<br />

al <strong>de</strong>sierto. Por lo que respecta a privilegios, todos ellos gozaron <strong>de</strong> una conducción divina<br />

y <strong>de</strong> liberación divina.<br />

10:2 No sólo eso, sino que todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el<br />

mar. Ser bautizados en Moisés significa ser i<strong>de</strong>ntificados con él y reconocer su condición<br />

<strong>de</strong> guía. Por cuanto Moisés conducía a los hijos <strong>de</strong> Israel fuera <strong>de</strong> Egipto hacia la Tierra<br />

Prometida, toda la nación <strong>de</strong> Israel prometió adhesión a Moisés al principio, y lo<br />

reconocieron como el salvador divinamente <strong>de</strong>signado. Se ha sugerido que la expresión<br />

«bajo la nube» significa aquello que los i<strong>de</strong>ntificaba con Dios, y que la expresión «a través<br />

<strong>de</strong>l mar» <strong>de</strong>scribe lo que los separaba <strong>de</strong> Egipto.<br />

10:3 Todos comieron <strong>de</strong>l mismo alimento espiritual. Esto hace referencia al maná<br />

que fue milagrosamente proveído para el pueblo <strong>de</strong> Israel en sus jornadas a través <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>sierto. La expresión alimento espiritual no significa que fuese no material. No significa<br />

que fuese invisible o irreal. Más bien, espiritual significa sencillamente que el alimento<br />

material era un tipo o figura <strong>de</strong>l sustento espiritual, y que la realidad espiritual es lo que el<br />

escritor tenía en mente <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>stacada. Pue<strong>de</strong> también incluir la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el<br />

alimento fue dado <strong>de</strong> manera sobrenatural.<br />

10:4 A lo largo <strong>de</strong> sus jornadas, Dios proveyó <strong>de</strong> una forma maravillosa el agua que<br />

necesitaban beber. Era verda<strong>de</strong>ra agua, pero <strong>de</strong> nuevo se le llama bebida espiritual en el<br />

sentido <strong>de</strong> que era tipo <strong>de</strong>l refrigerio espiritual, y <strong>de</strong> que fue milagrosamente provista.<br />

Habrían muerto <strong>de</strong> sed muchas veces si el Señor no les hubiese dado esta agua <strong>de</strong> una<br />

forma milagrosa. La expresión bebían <strong>de</strong> la roca espiritual que los seguía no significa<br />

que una roca literal y material los fuese siguiendo en sus viajes. La Roca <strong>de</strong>nota el río que<br />

manaba <strong>de</strong> ella y que seguía a los israelitas. La roca era Cristo en el sentido <strong>de</strong> que Él era<br />

Aquel que la proveyó y que es a Él a quien representa, proveyendo <strong>de</strong> agua a Su pueblo.<br />

10:5 Después <strong>de</strong> enumerar todos estos maravillosos privilegios que les pertenecían, el<br />

apóstol ha <strong>de</strong> recordar ahora a los corintios que <strong>de</strong> los más <strong>de</strong> los israelitas no se agradó<br />

Dios, pues quedaron tendidos en el <strong>de</strong>sierto. Aunque todo Israel había <strong>de</strong>jado Egipto y<br />

todos profesaban ser <strong>de</strong> un corazón y alma con su guía, Moisés, sin embargo la triste verdad<br />

es que aunque sus cuerpos estaban en el <strong>de</strong>sierto, sus corazones seguían en Egipto.<br />

Gozaban <strong>de</strong> una liberación física <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong> Faraón, pero seguían anhelando en sus<br />

corazones los placeres pecaminosos <strong>de</strong> aquel país. De todos los guerreros <strong>de</strong> más <strong>de</strong> veinte<br />

años que <strong>de</strong>jaron Egipto, sólo dos, Caleb y Josué, consiguieron el premio —alcanzaron la<br />

Tierra Prometida—. Los cadáveres <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> ellos cayeron en el <strong>de</strong>sierto como evi<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios.<br />

Observemos el contraste entre la palabra «todos» en los primeros cuatro versículos y la<br />

palabra los más en el versículo 5. Todos ellos gozaron <strong>de</strong>l privilegio, pero los más <strong>de</strong> ellos<br />

perecieron.<br />

Go<strong>de</strong>t se maravilla:


¡Qué espectáculo es el que conjura el apóstol ante los ojos <strong>de</strong> los autosatisfechos<br />

corintios: todos aquellos cuerpos, saciados milagrosamente <strong>de</strong> alimento y bebida,<br />

<strong>de</strong>scomponiéndose en el <strong>de</strong>sierto!<br />

10:6 En los acontecimientos que tuvieron lugar en el tiempo <strong>de</strong>l Éxodo, vemos una<br />

enseñanza que nos es <strong>de</strong> aplicación. Los hijos <strong>de</strong> Israel eran en realidad ejemplos para<br />

nosotros, mostrándonos lo que nos suce<strong>de</strong>rá si también codiciamos cosas malas, como<br />

ellos lo hicieron. Al leer el AT <strong>de</strong>beríamos leerlo no sólo como una historia, sino como<br />

conteniendo lecciones <strong>de</strong> gran importancia práctica para nuestras vidas en el día <strong>de</strong> hoy.<br />

En los versículos que siguen, el apóstol pasa a relacionar algunos <strong>de</strong> los pecados<br />

específicos en los que cayeron. Es digno <strong>de</strong> mención que muchos <strong>de</strong> estos pecados tenían<br />

que ver con el acto <strong>de</strong> gratificar apetitos corporales.<br />

10:7 El versículo 7 se refiere a la adoración <strong>de</strong>l becerro <strong>de</strong> oro y a la fiesta que siguió a<br />

ello, como se registra en Éxodo 32. Cuando Moisés <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l Monte Sinaí, halló que la<br />

gente habían hecho un becerro <strong>de</strong> oro y que lo estaban adorando. Leemos en Éxodo 32:6<br />

cómo se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a divertirse, es <strong>de</strong>cir, a danzar.<br />

10:8 El pecado mencionado en el versículo 8 se refiere al tiempo en que los hijos <strong>de</strong><br />

Israel tomaron mujeres <strong>de</strong> las hijas <strong>de</strong> Moab (Nm. 25). Seducidos por el profeta Balaam,<br />

<strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cieron la palabra <strong>de</strong>l Señor y cayeron en la inmoralidad. Leemos en el v. 8 que<br />

cayeron en un día veintitrés mil. En el AT se afirma que fueron veinticuatro mil los que<br />

murieron en la plaga (Nm. 25:9). Los críticos <strong>de</strong> la Biblia han empleado esto a menudo para<br />

intentar <strong>de</strong>mostrar una contradicción en las Sagradas Escrituras. Si leyesen el texto con<br />

mayor atención, verían que no hay contradicción. Aquí se dice sencillamente que cayeron<br />

veintitrés mil <strong>de</strong> ellos en un día. En el AT la cifra <strong>de</strong> veinticuatro mil <strong>de</strong>scribe toda la<br />

cantidad que murió en la plaga.<br />

10:9 Pablo alu<strong>de</strong> a continuación al tiempo en que los israelitas se quejaron acerca <strong>de</strong>l<br />

alimento y expresaron dudas acerca <strong>de</strong> la bondad <strong>de</strong>l Señor. En aquel tiempo Dios envió<br />

serpientes entre ellos y muchos perecieron (Nm. 21:5, 6). De nuevo vemos aquí cómo la<br />

caída <strong>de</strong> ellos estuvo en la cuestión <strong>de</strong> la comida.<br />

10:10 En este versículo se hace referencia al pecado <strong>de</strong> Coré, Datán y Abiram (Nm.<br />

16:14–47). Una vez más lanzaron quejas contra el Señor <strong>de</strong>bido a su situación respecto a la<br />

comida (Nm. 16:14). Los israelitas no practicaban el dominio propio con respecto a sus<br />

cuerpos. No disciplinaban sus cuerpos ni los ponían bajo servidumbre. En lugar <strong>de</strong> ello,<br />

daban provisión a las concupiscencias <strong>de</strong> la carne, y esto resultó para caída <strong>de</strong> ellos.<br />

10:11 Los siguientes tres versículos dan la aplicación práctica <strong>de</strong> los acontecimientos.<br />

Primero, Pablo explica que el significado <strong>de</strong> estos acontecimientos no está limitado a su<br />

valor histórico. Tienen relevancia para nosotros y en nuestros días. Estas cosas fueron<br />

escritas para amonestarnos a nosotros, los que estamos viviendo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> la era<br />

judía y durante la era <strong>de</strong>l evangelio, «a nosotros sobre los que han <strong>de</strong>scendido los<br />

beneficios <strong>de</strong> las eras pasadas», como lo expresa tan bien Rendall Harris.<br />

10:12 Estas palabras son una advertencia para los autoconfiados: El que piensa estar<br />

firme, mire que no caiga. Quizá esto se refiera especialmente al creyente fuerte que cree<br />

que pue<strong>de</strong> darse a gratificar sus <strong>de</strong>seos y no quedar afectado por ello. Esta persona está en<br />

mayor peligro <strong>de</strong> caer bajo la mano disciplinadora <strong>de</strong> Dios.<br />

10:13 Pero luego Pablo aña<strong>de</strong> una maravillosa palabra <strong>de</strong> aliento para los tentados.<br />

Enseña que las enseñanzas, pruebas y tentaciones a las que hacemos frente son comunes a<br />

todos los hombres (V.M.). Sin embargo, fiel es Dios, que no permitirá que seamos


tentados más allá <strong>de</strong> lo que podamos resistir. Al leer este versículo, uno no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar<br />

<strong>de</strong> sentirse impactado por la enorme consolación que ha significado para santos <strong>de</strong> Dios<br />

puestos a prueba a lo largo <strong>de</strong> los siglos. Los creyentes jóvenes se han asido <strong>de</strong> él como a<br />

una cuerda <strong>de</strong> salvación y creyentes mayores han reposado sobre él como sobre una<br />

almohada. Quizá algunos <strong>de</strong> los lectores <strong>de</strong> Pablo estaban siendo fieramente tentados en<br />

aquel tiempo a caer en la idolatría. Pablo los querría consolar con el pensamiento <strong>de</strong> que<br />

Dios no permitiría que ninguna tentación insoportable se atravesase en el camino <strong>de</strong> ellos.<br />

Al mismo tiempo, quedaban advertidos <strong>de</strong> que no <strong>de</strong>bían exponerse a la tentación.<br />

10:14 La sección <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 10:14 hasta 11:1 pasa a tratar <strong>de</strong> manera más específica con la<br />

cuestión <strong>de</strong> los alimentos ofrecidos a los ídolos. Primero, Pablo hace frente a la cuestión <strong>de</strong><br />

si los creyentes <strong>de</strong>berían participar en fiestas en templos idolátricos (vv. 14–22).<br />

Por tanto, amados míos, huid <strong>de</strong> la idolatría. Quizá era una verda<strong>de</strong>ra prueba para los<br />

creyentes en Corinto ser invitados a participar en una fiesta idolátrica en alguno <strong>de</strong> los<br />

templos. Algunos podrían pensar que estaban más allá <strong>de</strong> la tentación. Quizá dirían que no<br />

haría ningún mal ir sólo una vez. El inspirado consejo <strong>de</strong>l apóstol es huid <strong>de</strong> la idolatría.<br />

No dice: estudiad acerca <strong>de</strong> ella, para familiarizaros más con ella, ni que jugueteéis con ella<br />

<strong>de</strong> ninguna manera. Deberían correr en dirección opuesta.<br />

10:15–16 Pablo sabe que se está dirigiendo a una gente inteligente que pue<strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r lo que les está diciendo. En el versículo 16 hace una referencia a la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor. Dice, primero: La copa <strong>de</strong> bendición que ben<strong>de</strong>cimos, ¿no es comunión en la<br />

sangre <strong>de</strong> Cristo? El pan que partimos, ¿no es comunión en el cuerpo <strong>de</strong> Cristo? Aquí,<br />

la copa <strong>de</strong> bendición es una referencia a la copa <strong>de</strong> vino que se emplea en la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor. Es una copa que habla <strong>de</strong> la inmensa bendición que nos ha venido por medio <strong>de</strong> la<br />

muerte <strong>de</strong> Cristo; por ello recibe el nombre <strong>de</strong> la copa <strong>de</strong> bendición. La cláusula que<br />

ben<strong>de</strong>cimos significa «por la que damos gracias». Cuando tomamos aquella copa y la<br />

apretamos contra nuestros labios, estamos en efecto diciendo que somos partícipes en todos<br />

los beneficios que fluyen <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo. Por ello, podríamos parafrasear este<br />

versículo <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

La copa que habla <strong>de</strong> las inmensas bendiciones que nos han venido por medio <strong>de</strong> la<br />

sangre <strong>de</strong>l Señor Jesús, y la misma copa por la que damos gracias, ¿qué es, sino un<br />

testimonio <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que todos los creyentes son partícipes <strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong> la<br />

sangre <strong>de</strong> Cristo?<br />

Lo mismo suce<strong>de</strong> con el pan que partimos, el pan <strong>de</strong> la comunión. Al comer el pan<br />

venimos a <strong>de</strong>cir que todos hemos sido salvados por medio <strong>de</strong> la ofrenda <strong>de</strong> Su cuerpo en la<br />

cruz <strong>de</strong>l Calvario, y que somos por ello mismo miembros <strong>de</strong> Su cuerpo. En resumen, la<br />

copa y el pan hablan <strong>de</strong> comunión con Cristo, <strong>de</strong> la participación en Su glorioso ministerio<br />

por nosotros.<br />

Se ha suscitado la cuestión acerca <strong>de</strong> por qué se <strong>de</strong>bería mencionar la sangre primero en<br />

este versículo, mientras que en la institución <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor se menciona el pan en<br />

primer lugar. Una posible respuesta es que Pablo se refiere aquí al or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

acontecimientos cuando entramos en la comunión cristiana. Generalmente, un nuevo<br />

convertido compren<strong>de</strong> el valor <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo antes <strong>de</strong> reconocer la verdad <strong>de</strong>l<br />

cuerpo. De este modo, el versículo podría estar dando el or<strong>de</strong>n en el que compren<strong>de</strong>mos la<br />

salvación.<br />

10:17 Todos los creyentes, con ser muchos, somos un solo cuerpo en Cristo,<br />

representados por ese pan, que es uno solo. Todos participamos <strong>de</strong> ese pan, que es uno


solo, en el sentido <strong>de</strong> que todos los creyentes tenemos comunión en los beneficios que<br />

emanan <strong>de</strong>l don <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Cristo.<br />

10:18 Lo que Pablo está diciendo en estos versículos es que comer a la mesa <strong>de</strong>l Señor<br />

significa tener comunión con Él. Lo mismo era cierto <strong>de</strong> aquellos israelitas que comían <strong>de</strong><br />

los sacrificios. Significaba que tenían comunión con el altar. La referencia,<br />

indudablemente, es a la ofrenda <strong>de</strong> paz. El pueblo llevaba sus sacrificios al templo. Una<br />

parte <strong>de</strong> la ofrenda era quemada sobre el altar con fuego; otra porción se reservaba para los<br />

sacerdotes; pero la tercera parte quedaba para el ofrendante y sus amigos. Comían <strong>de</strong> la<br />

ofrenda aquel mismo día. Pablo <strong>de</strong>staca que todos los que comían <strong>de</strong> la ofrenda se<br />

i<strong>de</strong>ntificaban con Dios y con la nación <strong>de</strong> Israel, y, en resumen, con todo aquello que el<br />

altar significaba.<br />

Pero, ¿cómo concuerda esto con la parte <strong>de</strong> la Escritura que estamos estudiando? La<br />

respuesta es muy sencilla. Así como la participación en la Cena <strong>de</strong>l Señor habla <strong>de</strong><br />

comunión con el Señor, y así como la participación en la ofrenda <strong>de</strong> paz por parte <strong>de</strong> los<br />

israelitas habla <strong>de</strong> su comunión con el altar <strong>de</strong> Jehová, así comer en una fiesta idolátrica en<br />

el templo habla <strong>de</strong> comunión con los ídolos.<br />

10:19 ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los<br />

ídolos? ¿Acaso Pablo implica por todo esto que las viandas ofrecidas a los ídolos cambian<br />

su carácter o calidad? ¿O quiere <strong>de</strong>cir que un ídolo sea algo real, que oye, ve y tiene po<strong>de</strong>r?<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, la respuesta a ambas preguntas es «No».<br />

10:20 Lo que Pablo sí quiere enfatizar es que lo que los gentiles sacrifican, lo<br />

sacrifican a los <strong>de</strong>monios. De alguna manera extraña y misteriosa, el culto idolátrico está<br />

vinculado con <strong>de</strong>monios. Empleando los ídolos, los <strong>de</strong>monios controlan los corazones y las<br />

mentes <strong>de</strong> los que los adoran. Hay un diablo, Satanás, pero hay muchos <strong>de</strong>monios, que son<br />

sus mensajeros y agentes. Pablo aña<strong>de</strong>: Y no quiero que vosotros tengáis comunión con<br />

los <strong>de</strong>monios.<br />

10:21 No podéis beber la copa <strong>de</strong>l Señor, y la copa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios; no podéis<br />

participar <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong>l Señor, y <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. En este versículo, la<br />

copa <strong>de</strong>l Señor es una expresión figurada para <strong>de</strong>scribir los beneficios que provienen <strong>de</strong><br />

Cristo. Es una figura <strong>de</strong> lenguaje conocida como metonimia, y aquí el continente se emplea<br />

para <strong>de</strong>notar lo contenido. La expresión la mesa <strong>de</strong>l Señor es asimismo una expresión<br />

figurada. No es lo mismo que la Cena <strong>de</strong>l Señor, aunque pudiera incluirla. Una mesa es una<br />

pieza <strong>de</strong> mobiliario don<strong>de</strong> se ponen alimentos y alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la que se goza <strong>de</strong> comunión.<br />

Aquí, la mesa <strong>de</strong>l Señor significa la suma total <strong>de</strong> bendiciones que gozamos en Cristo.<br />

Cuando Pablo dice que no podéis beber la copa <strong>de</strong>l Señor, y la copa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios;<br />

y que no podéis participar <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong>l Señor, y <strong>de</strong> la mesa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios, no<br />

significa que ello sea una imposibilidad física. Sería físicamente posible para un creyente,<br />

por ejemplo, ir a un templo idolátrico y participar allí en una fiesta. Pero lo que Pablo está<br />

diciendo es que sería moralmente incongruente. Sería una acción <strong>de</strong> traición y <strong>de</strong> <strong>de</strong>slealtad<br />

al Señor Jesús profesarle por una parte adhesión o fi<strong>de</strong>lidad, y luego, por la otra, ir y tener<br />

comunión con los que sacrifican a ídolos. Sería moralmente impropio y absolutamente<br />

inicuo y fuera <strong>de</strong> razón.<br />

10:22 No sólo esto: no se podría hacer sin provocar a celos al Señor. Como ha dicho<br />

William Kelly: «El amor no pue<strong>de</strong> sino ser celoso cuando se <strong>de</strong>scarrían los afectos. No<br />

sería amor si no se resintiese <strong>de</strong> la infi<strong>de</strong>lidad». El cristiano <strong>de</strong>bería temer <strong>de</strong>sagradar así al<br />

Señor, o provocar Su justa indignación. ¿Pensamos que somos más fuertes que él? Es


<strong>de</strong>cir, ¿osaremos entristecerle y arriesgarnos a una manifestación <strong>de</strong> Su juicio disciplinario<br />

sobre nosotros?<br />

10:23 El apóstol pasa <strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> la participación en las fiestas idolátricas y va a<br />

exponer algunos principios generales que <strong>de</strong>berían gobernar a los cristianos en sus vidas<br />

diarias. Cuando dice: todo me es lícito, no significa que lo sea todo en un sentido absoluto.<br />

Por ejemplo, ¡no está ni por un momento implicando que le sería lícito cometer asesinato o<br />

emborracharse! Una vez más, hemos <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r esta expresión sólo en relación con<br />

cuestiones moralmente indiferentes. Hay una gran área en la vida cristiana en la que las<br />

cosas son perfectamente legítimas en sí mismas, y que sin embargo, por otras razones, no<br />

sería pru<strong>de</strong>nte que un cristiano participase en ellas. Así, Pablo dice: Todo me es lícito,<br />

pero no todo conviene. Por ejemplo, una cosa podría ser totalmente lícita para un creyente,<br />

pero podría ser también impru<strong>de</strong>nte, consi<strong>de</strong>rando las costumbres nacionales <strong>de</strong> la gente<br />

con la que convive. A<strong>de</strong>más, hay cosas que, siendo en sí mismas lícitas, podrían ser no<br />

edificantes. Es <strong>de</strong>cir, que algo podría resultar en no edificar a un hermano en su santísima<br />

fe. ¿Debería entonces yo insistir en exigir mis <strong>de</strong>rechos, o <strong>de</strong>bería yo consi<strong>de</strong>rar lo que<br />

podría ser <strong>de</strong> ayuda a mi hermano en Cristo?<br />

10:24 En todas las <strong>de</strong>cisiones que hacemos, no <strong>de</strong>beríamos estar sólo pensando<br />

egoístamente en qué nos beneficiará a nosotros mismos, sino que <strong>de</strong>beríamos pensar en<br />

aquello que redundará en interés <strong>de</strong>l otro, en su bienestar. Los principios que estamos<br />

estudiando en esta sección podrían aplicarse muy bien en cuestiones <strong>de</strong> vestido, alimento y<br />

bebida, nivel <strong>de</strong> vida, y los entretenimientos en que podamos participar.<br />

10:25 Si un creyente va a la carnicería para comprar algo <strong>de</strong> carne, no está obligado a<br />

preguntar al comerciante si la carne había sido ofrecida a los ídolos. La carne misma no<br />

quedaría afectada <strong>de</strong> una o <strong>de</strong> otra manera, y no habría involucrada ninguna cuestión <strong>de</strong><br />

lealtad a Cristo.<br />

10:26 Explicando este consejo, Pablo cita <strong>de</strong>l Salmo 24:1: Porque <strong>de</strong>l Señor es la<br />

tierra, y su plenitud. El pensamiento aquí es que los alimentos que tomamos nos han sido<br />

provistos en gracia por el Señor y que están dispuestos <strong>de</strong> forma específica para nuestro<br />

uso. Heinrici nos dice que estas palabras <strong>de</strong>l Salmo 24 son comúnmente empleadas por los<br />

judíos en la acción <strong>de</strong> gracias a la mesa.<br />

10:27 Ahora Pablo presenta otra situación que podría llevar a los creyentes a hacer<br />

preguntas. Supongamos que un incrédulo invita a un creyente a su casa para comer. ¿Tiene<br />

libertad un cristiano para aceptar tal invitación? Sí. Si estás invitado a comer en casa <strong>de</strong> un<br />

incrédulo y quieres ir, tienes libertad para comer, sin más averiguaciones por motivos <strong>de</strong><br />

conciencia.<br />

10:28 Si, en el curso <strong>de</strong> la comida, hay otro cristiano presente y que tiene una<br />

conciencia débil, y te comunica que la carne que tienes <strong>de</strong>lante ha sido ofrecida a los<br />

ídolos, ¿<strong>de</strong>berías comerla? No. No <strong>de</strong>berías regalarte con ella, porque con ello podrías<br />

hacerlo tropezar y dañar su conciencia. Tampoco <strong>de</strong>berías comer si un incrédulo pudiese<br />

ser estorbado <strong>de</strong> aceptar al Señor por esta acción. Al final <strong>de</strong>l v. 28, se cita <strong>de</strong> nuevo el<br />

Salmo 24:1: Porque <strong>de</strong>l Señor es la tierra y su plenitud.<br />

10:29 En el caso acabado <strong>de</strong> citar, no <strong>de</strong>berías <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> comer <strong>de</strong>bido a tu propia<br />

conciencia. Tú tendrías perfecta libertad, como creyente, <strong>de</strong> comer la carne. Pero el<br />

hermano débil sentado a tu lado tiene conciencia acerca <strong>de</strong> aquello, y así te refrenas <strong>de</strong><br />

comer por respeto a su conciencia.<br />

La pregunta: ¿Cómo se ha <strong>de</strong> juzgar mi libertad por la conciencia <strong>de</strong> otro?, se<br />

podría quizá parafrasear <strong>de</strong> la siguiente manera:


¿Por qué <strong>de</strong>bería yo exhibir <strong>de</strong> manera egoísta mi libertad para comer la carne, y con<br />

ello quedar con<strong>de</strong>nado por la conciencia <strong>de</strong>l otro? ¿Por qué <strong>de</strong>bería yo exponer mi libertad<br />

a la con<strong>de</strong>na <strong>de</strong> su conciencia? ¿Por qué <strong>de</strong>bería permitir que mi bien fuese infamado?<br />

(véase Ro. 14:16).<br />

¿Tanta importancia tiene un trozo <strong>de</strong> carne que por ello <strong>de</strong>ba causar tal ofensa a un<br />

hermano en el Señor Jesucristo? (Sin embargo, muchos comentaristas creen que aquí Pablo<br />

está citando la objeción <strong>de</strong> los corintios, o haciendo una pregunta retórica, antes <strong>de</strong><br />

respon<strong>de</strong>r en los siguientes versículos.)<br />

10:30 Lo que el apóstol parece estar diciendo es que para él le parece muy<br />

contradictorio participar con acción <strong>de</strong> gracias a Dios por una parte, y por la otra herir a un<br />

hermano. Es mejor negarse uno mismo un <strong>de</strong>recho legítimo que dar gracias a Dios por algo<br />

que llevará a otros a censurarte. William Kelly comenta que «es mejor negarse uno a sí<br />

mismo y no <strong>de</strong>jar que la propia libertad sea con<strong>de</strong>nada por otro o incurrir en censura <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> otros por aquello por lo que se dan las gracias». ¿Por qué emplear la libertad para<br />

causar tropiezo? ¿Para qué voy a <strong>de</strong>jar que mi acción <strong>de</strong> gracias se vea expuesta a una mala<br />

interpretación o que sea consi<strong>de</strong>rada un sacrilegio o un tropiezo?<br />

10:31 Hay dos gran<strong>de</strong>s reglas para guiarnos en nuestras vidas cristianas. La primera es<br />

la gloria <strong>de</strong> Dios, y la segunda es el bien <strong>de</strong> nuestros semejantes. Pablo nos da aquí la<br />

primera <strong>de</strong> ellas: Así, pues, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra<br />

cosa, hacedlo para la gloria <strong>de</strong> Dios. Los jóvenes cristianos se encuentran a veces ante<br />

<strong>de</strong>cisiones acerca <strong>de</strong> si un cierto curso <strong>de</strong> acción les es lícito o no. Aquí tenemos una buena<br />

norma que aplicar: ¿Hay gloria para Dios en aquello? ¿Pue<strong>de</strong>s inclinar tu cabeza antes <strong>de</strong><br />

participar en ello, pidiéndole al Señor que sea glorificado por lo que estás a punto <strong>de</strong> hacer?<br />

10:32 La segunda regla es el bien <strong>de</strong> nuestros semejantes. No <strong>de</strong>beríamos ser tropiezo<br />

ni a judíos, ni a gentiles, ni a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios. Aquí Pablo divi<strong>de</strong> a toda la humanidad en<br />

tres clases. Los judíos, naturalmente, son la nación <strong>de</strong> Israel. Los gentiles son los<br />

inconversos <strong>de</strong> las naciones, mientras que la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios incluye a todos los verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes en el Señor Jesucristo, sean <strong>de</strong> origen judío o gentil. En cierto sentido,<br />

forzosamente ofen<strong>de</strong>remos a otros e incitaremos su ira si les testificamos con fi<strong>de</strong>lidad.<br />

Pero no es <strong>de</strong> esto <strong>de</strong> lo que se habla aquí. Más bien, el apóstol está pensando en un<br />

tropiezo, en ofen<strong>de</strong>rlos innecesariamente y causar escándalo. Nos está advirtiendo en<br />

contra <strong>de</strong> que empleemos nuestros legítimos <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> tal manera que causemos tropiezo<br />

a otros.<br />

10:33 Pablo podía <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> forma genuina que él trataba <strong>de</strong> agradar en todas las cosas<br />

… a todos, no procurando su propio beneficio, sino el <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Probablemente,<br />

pocas personas habrán vivido <strong>de</strong> manera tan <strong>de</strong>sprendida como el gran Apóstol Pablo.<br />

11:1 El versículo 1 <strong>de</strong>l capítulo 11 probablemente que<strong>de</strong> mejor unido al final <strong>de</strong>l<br />

capítulo 10. Pablo acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir cómo trataba <strong>de</strong> valorar todas sus acciones a la luz <strong>de</strong>l<br />

efecto que pudiesen tener sobre los <strong>de</strong>más. Ahora les dice a los corintios que sean<br />

imitadores <strong>de</strong> él, así como él lo es <strong>de</strong> Cristo. Él renunciaba a las ventajas y <strong>de</strong>rechos<br />

personales a fin <strong>de</strong> ayudar a los que le ro<strong>de</strong>aban. Los corintios <strong>de</strong>bían hacer lo mismo, y no<br />

exhibir egoístamente sus liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> modo que obstaculizasen el evangelio <strong>de</strong> Cristo u<br />

ofendiesen al hermano débil.<br />

C. Tocante a las cubiertas <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong> las mujeres (11:2–16)


Los versículos 2–16 <strong>de</strong>l capítulo 11 tratan <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong> las cubiertas <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong> la<br />

mujer. Los versículos restantes tratan acerca <strong>de</strong> abusos en relación con la Cena <strong>de</strong>l Señor<br />

(vv. 17–34). La primera sección <strong>de</strong>l capítulo ha sido muy discutida. Algunos creen que la<br />

instrucción dada aquí era sólo <strong>de</strong> aplicación para los tiempos <strong>de</strong> Pablo. ¡Otros van incluso<br />

tan lejos como para mantener que estos versículos reflejan el prejuicio <strong>de</strong> Pablo contra las<br />

mujeres, por cuanto era soltero! Pero otros sencillamente aceptan la enseñanza <strong>de</strong> esta<br />

porción, tratando <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer sus preceptos, incluso si no los compren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> una manera<br />

total.<br />

11:2 El apóstol encomia ante todo a los corintios por la manera en que le recordaban en<br />

todo, y retenían las instrucciones tal como se las había entregado. Instrucciones es el<br />

verda<strong>de</strong>ro sentido aquí <strong>de</strong>l término griego traducido por algunas versiones como<br />

tradiciones (BAS), y que aclara la V.M. en el margen: (= tradiciones. Gr. cosas<br />

entregadas). No se refiere a los hábitos y prácticas que han ido surgiendo en la <strong>iglesia</strong> a lo<br />

largo <strong>de</strong> los años, sino, en este caso, a las instrucciones inspiradas dadas por el Apóstol<br />

Pablo.<br />

11:3 Pablo introduce ahora la cuestión <strong>de</strong> las cubiertas <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong> las mujeres.<br />

Detrás <strong>de</strong> su instrucción se encuentra el hecho <strong>de</strong> que toda sociedad se edifica sobre dos<br />

pilares: la autoridad, y el sometimiento a esta autoridad. Es imposible tener una comunidad<br />

que funcione bien cuando no se observan estos dos principios. Pablo menciona tres gran<strong>de</strong>s<br />

relaciones implicando autoridad y sometimiento. Primero, Cristo es la cabeza <strong>de</strong> todo<br />

varón; Cristo es el Señor y el hombre está sujeto a Él. Segundo, el varón es la cabeza <strong>de</strong><br />

la mujer; el puesto <strong>de</strong> cabeza fue dado al hombre, y la mujer está bajo su autoridad.<br />

Tercero, Dios es la cabeza <strong>de</strong> Cristo; incluso en la Deidad, Una Persona tiene el puesto <strong>de</strong><br />

gobierno y Otra toma un puesto <strong>de</strong> bien dispuesta subordinación. Estos ejemplos <strong>de</strong><br />

gobierno y <strong>de</strong> sujeción fueron dispuestos por el mismo Dios, y son fundamentales para el<br />

buen gobierno <strong>de</strong>l universo.<br />

De entrada, se <strong>de</strong>bería enfatizar que sujeción no significa inferioridad. Cristo está sujeto<br />

a Dios Padre, pero no es inferior a Él. Tampoco la mujer es inferior al hombre, aunque le<br />

está subordinada.<br />

11:4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta a su cabeza, es<br />

<strong>de</strong>cir, a Cristo. Viene a <strong>de</strong>cir que no reconoce a Cristo como su cabeza. Por ello, constituye<br />

un acto <strong>de</strong> gran irreverencia.<br />

11:5 Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza <strong>de</strong>scubierta, afrenta a su<br />

cabeza, es <strong>de</strong>cir, al hombre. Viene a <strong>de</strong>cir que no reconoce el gobierno que Dios ha dado al<br />

hombre, y que no está dispuesta a sujetarse al mismo.<br />

Si éste fuese el único versículo <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong> este tema, entonces implicaría que<br />

es correcto que una mujer ore o profetice en la asamblea, siempre y cuando tenga un velo o<br />

alguna otra cubierta sobre su cabeza. Pero Pablo enseña en otros lugares que las mujeres<br />

han <strong>de</strong> estar calladas en la congregación (1 Co. 14:24), que no se les permite enseñar ni<br />

tener autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio (1 Ti. 2:12).<br />

En realidad, las reuniones <strong>de</strong> asamblea no entran en consi<strong>de</strong>ración hasta el versículo 17,<br />

<strong>de</strong> modo que las instrucciones que rigen la cubierta <strong>de</strong> la cabeza en los versículos 2–16 no<br />

pue<strong>de</strong>n limitarse a las reuniones <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>. Se aplican a todos los casos en los que una<br />

mujer ore o profetice. Ora calladamente en la asamblea, por cuanto 1 Timoteo 2:8 limita la<br />

oración pública a los varones (lit. Gr.). Ora audiblemente o calladamente en otras


ocasiones. Profetiza cuando enseña a otras mujeres (Tit. 2:3–5) o niños en la escuela<br />

dominical.<br />

11:6 Si la mujer no se cubre, lo mismo dará que se corte el cabello; y si le es<br />

vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. La cabeza no velada<br />

<strong>de</strong> una mujer es tan vergonzosa como si tuviese el cabello rapado. El apóstol no está<br />

mandándole que vaya a cortarse el cabello, ¡sino diciéndole lo que <strong>de</strong>mandaría la<br />

congruencia moral!<br />

11:7 En los versículos 7–10, Pablo enseña la subordinación <strong>de</strong> la mujer al varón<br />

retrocediendo a la creación. Esto <strong>de</strong>bería poner fin para siempre a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que su<br />

enseñanza acerca <strong>de</strong> la cubierta <strong>de</strong> la mujer era algo culturalmente apropiado para su<br />

tiempo, pero no aplicable para nosotros hoy. El gobierno <strong>de</strong>l hombre y la sujeción <strong>de</strong> la<br />

mujer han sido el or<strong>de</strong>n divino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mismo principio.<br />

Primero <strong>de</strong> todo, el hombre es imagen y gloria <strong>de</strong> Dios. Esto significa que el hombre<br />

fue puesto en la tierra como representante <strong>de</strong> Dios, para ejercer dominio sobre la tierra. La<br />

cabeza <strong>de</strong>scubierta <strong>de</strong>l hombre es un testimonio silencioso <strong>de</strong> este hecho. La mujer nunca<br />

recibió este puesto <strong>de</strong> gobierno; en lugar <strong>de</strong> ello ella es gloria <strong>de</strong>l varón, en el sentido <strong>de</strong><br />

que ella «hace evi<strong>de</strong>nte la autoridad <strong>de</strong>l hombre», tal como lo expresa W. E. Vine.<br />

Porque el varón no <strong>de</strong>be cubrirse la cabeza en oración; sería lo mismo que velar la<br />

gloria <strong>de</strong> Dios, y sería un insulto a la Divina Majestad.<br />

11:8 Pablo nos recuerda a renglón seguido que el varón no fue creado <strong>de</strong> la mujer,<br />

sino que la mujer fue creada <strong>de</strong>l varón. El hombre fue primero, y luego la mujer fue<br />

tomada <strong>de</strong> su costado. Esta prioridad <strong>de</strong>l hombre fortalece el caso <strong>de</strong>l apóstol <strong>de</strong> la<br />

condición <strong>de</strong> cabeza <strong>de</strong>l varón.<br />

11:9 El propósito <strong>de</strong> la creación es mencionado a renglón seguido para apremiar este<br />

punto. Y tampoco el varón fue creado por causa <strong>de</strong> la mujer <strong>de</strong> manera primordial, sino<br />

la mujer por causa <strong>de</strong>l varón. El Señor dijo <strong>de</strong> manera clara en Génesis 2:18: «No es<br />

bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él».<br />

11:10 Debido a su posición <strong>de</strong> subordinación al hombre, la mujer <strong>de</strong>be tener señal <strong>de</strong><br />

autoridad sobre su cabeza. Esta señal <strong>de</strong> autoridad es la cubierta, y aquí indica no la<br />

propia autoridad <strong>de</strong> ella, sino su sujeción a la autoridad <strong>de</strong> su marido.<br />

¿Por qué aña<strong>de</strong> Pablo «por causa <strong>de</strong> los ángeles»? Nosotros sugeriríamos que los<br />

ángeles son espectadores <strong>de</strong> lo que está sucediendo en la tierra en la actualidad, como lo<br />

fueron <strong>de</strong> lo que aconteció en la creación. En la primera creación, vieron cómo la mujer<br />

usurpó el puesto <strong>de</strong> gobierno sobre el hombre. Ella tomó la <strong>de</strong>cisión que Adán <strong>de</strong>biera<br />

haber tomado. Como resultado <strong>de</strong> esto, entró el pecado en la raza humana, con su in<strong>de</strong>cible<br />

estela <strong>de</strong> miseria y mal. Dios no quiere que lo que sucedió en la primera creación se repita<br />

en la nueva creación. Cuando los ángeles nos miran, Él quiere que vean a la mujer actuando<br />

en sujeción al hombre, e indicando esto <strong>de</strong> manera externa mediante una cubierta sobre su<br />

cabeza.<br />

Podríamos <strong>de</strong>tenernos aquí a <strong>de</strong>cir que la cubierta <strong>de</strong> la cabeza es sencillamente una<br />

señal externa, y que tiene sólo valor cuando es la señal externa <strong>de</strong> una gracia interna. En<br />

otras palabras, una mujer podría llevar una cubierta sobre su cabeza y sin embargo no ser<br />

verda<strong>de</strong>ramente sujeta a su marido. En tal caso, llevar una cubierta sobre la cabeza no<br />

tendría valor alguno. Lo más importante es asegurar que el corazón está verda<strong>de</strong>ramente<br />

subordinado; luego la cubierta sobre la cabeza <strong>de</strong> la mujer llega a tener un verda<strong>de</strong>ro<br />

significado.


11:11 Pablo no implica que el hombre sea en absoluto in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> la mujer, y por<br />

eso aña<strong>de</strong>: Sin embargo, en el Señor, ni el varón es aparte <strong>de</strong> la mujer, ni la mujer<br />

aparte <strong>de</strong>l varón. En otras palabras, varón y mujer son mutuamente <strong>de</strong>pendientes. Se<br />

necesitan el uno al otro y la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> subordinación no milita en absoluto contra la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia mutua.<br />

11:12 La mujer proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l hombre por creación, es <strong>de</strong>cir, fue creada <strong>de</strong>l costado <strong>de</strong><br />

Adán. Pero Pablo observa que así también el varón nace mediante la mujer. Aquí se<br />

refiere al proceso <strong>de</strong>l nacimiento. La mujer da a luz al hijo varón. Así, Dios ha creado este<br />

perfecto equilibrio para indicar que el uno no pue<strong>de</strong> existir sin la otra.<br />

Todo proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios significa que Él ha <strong>de</strong>signado divinamente todo eso, <strong>de</strong> modo<br />

que no hay ninguna causa justificada para quejarse. No sólo han sido estas relaciones<br />

creadas por Dios, sino que el propósito <strong>de</strong> las mismas es glorificar a Dios. Todo esto<br />

<strong>de</strong>bería hacer humil<strong>de</strong> al hombre, y satisfecha a la mujer.<br />

11:13 El apóstol <strong>de</strong>safía ahora a los corintios a que juzguen entre ellos mismos si es<br />

propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza. Apela a su instinto. La sugerencia<br />

es que no es reverente ni <strong>de</strong>coroso que una mujer entre sin velo en la presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

11:14 No se pone en claro cómo la naturaleza misma nos enseña que al varón le es<br />

<strong>de</strong>shonroso <strong>de</strong>jarse crecer el cabello. Algunos han sugerido que el cabello <strong>de</strong>l varón no<br />

crece <strong>de</strong> natural en trenzas tan largas como en el caso <strong>de</strong> la mujer. Que el hombre lleve<br />

cabello largo lo hace aparecer afeminado. En la mayor parte <strong>de</strong> las culturas, el varón lleva<br />

el cabello más corto que la mujer.<br />

11:15 El versículo 15 ha sido muy mal comprendido por parte <strong>de</strong> muchos. Algunos han<br />

sugerido que ya que el cabello <strong>de</strong> la mujer le es dado en lugar <strong>de</strong> velo, que no es necesario<br />

que tenga ninguna otra cubierta. Pero esta enseñanza hace grave violencia a esta porción <strong>de</strong><br />

la Escritura. Si no se ve que se mencionan dos cubiertas en este capítulo, el pasaje resulta<br />

totalmente confuso. Esto se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar retrocediendo al versículo 6. Allí leemos:<br />

«Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello». Según la interpretación<br />

acabada <strong>de</strong> mencionar, esto significaría que si una mujer «no tiene su cabello encima», que<br />

tanto valdría que se rapase. Pero esto es ridículo. Si ya no tiene «su cabello encima», ¿cómo<br />

podría raparse?<br />

El argumento verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l v. 15 es que existe una verda<strong>de</strong>ra analogía entre lo real y lo<br />

natural. Dios dio a la mujer una cubierta natural <strong>de</strong> gloria <strong>de</strong> una manera que no se la dio al<br />

hombre. En esto hay un sentido espiritual. Nos enseña que cuando una mujer ora a Dios,<br />

<strong>de</strong>bería llevar una cubierta sobre su cabeza. Lo que es cierto en la esfera natural <strong>de</strong>bería<br />

serlo también en la espiritual.<br />

11:16 El apóstol cierra esta sección con esta <strong>de</strong>claración: Con todo eso, si alguno<br />

quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Dios<br />

(RVR). ¿Acaso quiere <strong>de</strong>cir Pablo, como algunos han sugerido, que lo que acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />

no tiene importancia suficiente para conten<strong>de</strong>r por ello? ¿Acaso significa que no existía tal<br />

costumbre en las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> que las mujeres se cubriesen la cabeza? ¿Acaso quiere <strong>de</strong>cir<br />

que estas enseñanzas son optativas y que no <strong>de</strong>ben ser apremiadas sobre las mujeres como<br />

mandamientos <strong>de</strong>l Señor? Parece extraño que se ofrezcan tales interpretaciones, pero en la<br />

actualidad se oyen muy comúnmente. Esto significaría que Pablo consi<strong>de</strong>raba que estas<br />

instrucciones no son importantes, ¡a pesar <strong>de</strong> haber invertido más <strong>de</strong> medio capítulo <strong>de</strong> la<br />

Sagrada Escritura para exponerlas!<br />

Hay al menos dos posibles explicaciones <strong>de</strong> este versículo que concuerdan con el resto<br />

<strong>de</strong> la Escritura. Primero, el apóstol pue<strong>de</strong> estar diciendo que anticipa que algunos serán


contenciosos acerca <strong>de</strong> estas cuestiones, pero aña<strong>de</strong> que nosotros no tenemos tal<br />

costumbre, es <strong>de</strong>cir, la costumbre <strong>de</strong> conten<strong>de</strong>r acerca <strong>de</strong> estas enseñanzas. Nosotros no<br />

polemizamos acerca <strong>de</strong> estas instrucciones, sino que las aceptamos como la enseñanza <strong>de</strong>l<br />

Señor. Otra interpretación, favorecida por William Kelly, es que Pablo estaba diciendo que<br />

las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Dios no tenían la costumbre <strong>de</strong> que las mujeres orasen o profetizasen sin<br />

estar cubiertas.<br />

D. Tocante a la Cena <strong>de</strong>l Señor (11:17–34)<br />

11:17 El apóstol repren<strong>de</strong> a los corintios porque había divisiones entre ellos cuando se<br />

reunían (vv. 17–19). Observemos la repetición <strong>de</strong> la expresión «cuando os reunís» o<br />

palabras relacionadas (11:17, 18, 20, 33, 34; 14:23, 26). En 11:2, Pablo había tenido<br />

ocasión <strong>de</strong> encomiarlos por mantener las instrucciones que les habían sido entregadas, pero<br />

había una cuestión en la que no podía alabarlos, y es <strong>de</strong> este asunto <strong>de</strong>l que ahora va a<br />

hablar. Cuando se congregaban para reuniones públicas, se reunían no… para lo mejor,<br />

sino para lo peor. Este es un solemne recordatorio para todos nosotros que es posible estar<br />

en una reunión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y salir perjudicados y no beneficiados.<br />

11:18 La causa que aparece en primer lugar para esta reprensión era la existencia <strong>de</strong><br />

divisiones o <strong>de</strong> cismas. Esto no significa que se hubiesen <strong>de</strong>sgajado partidos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

formando comuniones separadas, sino que había camarillas y facciones <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />

congregación. Un cisma es un partido en el interior, mientras que una secta es un partido<br />

diferente fuera. Pablo podía creer estos informes <strong>de</strong> divisiones porque sabía que los<br />

corintios estaban en una condición carnal, y ya había tenido ocasión antes en esta Epístola<br />

<strong>de</strong> repren<strong>de</strong>rlos <strong>de</strong>bido a sus divisiones.<br />

Escribe F. B. Hole:<br />

Pablo estaba preparado para dar un crédito al menos parcial a los informes acerca <strong>de</strong> las<br />

divisiones en Corinto, sabiendo que lo normal, <strong>de</strong>bido a su condición carnal, era que<br />

hubiese tales facciones sectarias en medio <strong>de</strong> ellos. Aquí Pablo razona avanzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

estado a sus acciones. Sabiendo que eran carnales y que andaban como hombres, sabía que<br />

<strong>de</strong> cierto caerían víctimas <strong>de</strong> la arraigada ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la mente humana a formar sus<br />

fuertes opiniones y las facciones fundadas sobre estas opiniones, lo que llevaría a cismas y<br />

divisiones. Sabía, también, que Dios podía prevalecer sobre la insensatez <strong>de</strong> ellos y<br />

aprovechar para poner <strong>de</strong> manifiesto a los que eran aprobados por Él, andando según el<br />

Espíritu y no según los hombres, y que por consiguiente rechazarían toda esta corriente<br />

divisiva.<br />

11:19 Pablo vio anticipadamente que los cismas ya iniciados en Corinto aumentarían<br />

hasta que se volvieran más graves. Aunque en general sería perjudicial para la <strong>iglesia</strong>,<br />

saldría una cosa buena <strong>de</strong> ello, que los verda<strong>de</strong>ramente espirituales y que fuesen aprobados<br />

por Dios serían hechos manifiestos entre los corintios. Cuando Pablo dice en este<br />

versículo: es preciso que haya entre vosotros divisiones, esto no significa que sea una<br />

necesidad moral. Dios no está aquí dando Su aquiescencia a las divisiones en la <strong>iglesia</strong>.<br />

Más bien, Pablo significa que <strong>de</strong>bido a las condiciones carnales <strong>de</strong> los corintios, era<br />

inevitable que el resultado fuesen facciones. Las divisiones son una prueba <strong>de</strong> que algunos<br />

han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> discernir la mente <strong>de</strong>l Señor.


11:20 Pablo dirige ahora su segunda reprensión contra abusos en relación con la Cena<br />

<strong>de</strong>l Señor. Cuando los cristianos se reunían, ostensiblemente para celebrar la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor, su conducta era tan <strong>de</strong>plorable que Pablo dice que no era posible que pudiesen<br />

recordar al Señor <strong>de</strong> la manera que él había enseñado. Podría ser que lo hiciesen<br />

externamente, pero toda la conducta <strong>de</strong> ellos impediría que verda<strong>de</strong>ramente hiciesen<br />

memoria <strong>de</strong>l Señor.<br />

11:21 En los primeros tiempos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, los cristianos celebraban el «agapë», o<br />

fiesta <strong>de</strong> amor, junto con la Cena <strong>de</strong>l Señor. La fiesta <strong>de</strong> amor era como una comida común,<br />

compartida en un espíritu <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> comunión. Al final <strong>de</strong> la fiesta <strong>de</strong> amor, los<br />

cristianos celebraban a menudo el recuerdo <strong>de</strong>l Señor con el pan y el vino. Pero antes que<br />

pasase mucho tiempo se introdujeron abusos. Por ejemplo, en este versículo se implica que<br />

la fiesta <strong>de</strong> amor perdió su verda<strong>de</strong>ro significado. No sólo los cristianos <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong><br />

esperarse unos a otros, sino que los ricos avergonzaban a sus hermanos más pobres<br />

llevando comidas suntuosas y no compartiéndolas. ¡Algunos se iban hambrientos,<br />

mientras que otros llegaban a un verda<strong>de</strong>ro estado <strong>de</strong> embriaguez! Por cuanto la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor seguía a menudo a la fiesta <strong>de</strong> amor, estarían aún embriagados cuando se sentasen<br />

para participar <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor.<br />

11:22 El apóstol repren<strong>de</strong> con indignación esta conducta tan escandalosa. Si persistían<br />

en hacer tales cosas, podrían al menos tener la reverencia <strong>de</strong> no hacerlo en una reunión <strong>de</strong><br />

<strong>iglesia</strong>. La práctica <strong>de</strong> la intemperancia en un momento como este, y avergonzar a los que<br />

no tienen nada, a los hermanos más pobres, era <strong>de</strong> lo más inconsecuente con la fe<br />

cristiana. Pablo no podía alabar a los santos por actuar <strong>de</strong> esta manera; y al no alabarlos,<br />

con ello mismo los con<strong>de</strong>na enérgicamente.<br />

11:23 Para mostrar los contrastes entre su conducta y el verda<strong>de</strong>ro significado <strong>de</strong> la<br />

Cena <strong>de</strong>l Señor, retroce<strong>de</strong> a su institución original. Les muestra que no se trataba <strong>de</strong> una<br />

comida o fiesta común, sino <strong>de</strong> una solemne or<strong>de</strong>nanza <strong>de</strong>l Señor. Pablo recibió su<br />

conocimiento acerca <strong>de</strong> esto directamente <strong>de</strong>l Señor y menciona esto para mostrar que<br />

cualquier violación sería una <strong>de</strong>sobediencia real. Lo que les está enseñando, por tanto, lo<br />

recibió por revelación.<br />

Primero <strong>de</strong> todo, les menciona cómo el Señor Jesús, la noche que fue entregado,<br />

tomó pan. La traducción literal es que «mientras estaba siendo traicionado». Mientras<br />

estaba en marcha en el exterior el infame complot para entregarlo, el Señor Jesús se reunió<br />

en el aposento alto con Sus discípulos, y tomó el pan.<br />

El hecho <strong>de</strong> que esto tuvo lugar <strong>de</strong> noche no significa necesariamente que la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor ha <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces observada sólo <strong>de</strong> noche. En aquel tiempo, la puesta <strong>de</strong>l sol<br />

era el comienzo <strong>de</strong>l día judío. Nuestro día comienza con la salida <strong>de</strong>l sol. También se ha<br />

observado que hay una diferencia entre el ejemplo apostólico y los preceptos apostólicos.<br />

No estamos obligados a hacer todo lo que los apóstoles hicieron, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego estamos<br />

obligados a obe<strong>de</strong>cer todo lo que enseñaron.<br />

11:24 El Señor Jesús tomó el pan, primero, y dio gracias por él. Por cuanto el pan era<br />

tipo <strong>de</strong> Su cuerpo, estaba, en efecto, dando gracias a Dios por haberle dado un cuerpo<br />

humano con el que acudir y morir por los pecados <strong>de</strong>l mundo.<br />

Cuando el Salvador dijo: Esto es mi cuerpo, ¿acaso quería <strong>de</strong>cir que el pan se había<br />

transformado en Su cuerpo en algún sentido real? El dogma católico romano <strong>de</strong> la<br />

transubstanciación insiste en que el pan y el vino son literalmente cambiados en el cuerpo<br />

y la sangre <strong>de</strong> Cristo. La doctrina luterana <strong>de</strong> la consubstanciación enseña que el verda<strong>de</strong>ro<br />

cuerpo y sangre <strong>de</strong> Cristo están en, con y bajo el pan y el vino sobre la mesa.


En respuesta a estos puntos <strong>de</strong> vista, <strong>de</strong>bería ser suficiente con recordar que cuando el<br />

Señor Jesús instituyó este memorial, Su cuerpo no había sido aún dado, ni Su sangre había<br />

sido <strong>de</strong>rramada. Cuando el Señor Jesús dijo: Esto es mi cuerpo, significaba: «Esto es<br />

símbolo <strong>de</strong> mi cuerpo» o «Esto es una imagen <strong>de</strong> mi cuerpo que es roto por vosotros».<br />

Comer el pan es recordarlo a Él en Su muerte expiatoria por nosotros. Hay una inenarrable<br />

ternura en la expresión <strong>de</strong> nuestro Señor «en memoria <strong>de</strong> Mí».<br />

11:25 Asimismo el Señor Jesús tomó también la copa, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber cenado la<br />

Pascua, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces<br />

que la bebáis, en memoria <strong>de</strong> mí. La Cena <strong>de</strong>l Señor fue instituida inmediatamente<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Fiesta <strong>de</strong> la Pascua. Por eso dice que el Señor Jesús tomó también la copa,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber cenado. En relación con la copa, dijo Él que era el nuevo pacto en Su<br />

sangre.<br />

Esto se refiere al pacto que Dios prometió a la nación <strong>de</strong> Israel en Jeremías 31:31–34.<br />

Es una promesa incondicional por la que <strong>de</strong>claró que sería misericordioso ante sus<br />

injusticias, y que no recordaría más sus pecados e iniquida<strong>de</strong>s. Los términos <strong>de</strong>l nuevo<br />

pacto se dan asimismo en Hebreos 8:10–12. El pacto está en vigor en la actualidad, pero la<br />

incredulidad impi<strong>de</strong> a la nación <strong>de</strong> Israel gozar <strong>de</strong>l mismo. Quienes creen en el Señor Jesús<br />

reciben los beneficios prometidos. Cuando el pueblo <strong>de</strong> Israel se vuelva al Señor, gozarán<br />

<strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong>l nuevo pacto. Esto será durante el reinado <strong>de</strong> mil años <strong>de</strong> Cristo sobre<br />

la tierra. El nuevo pacto fue ratificado con la sangre <strong>de</strong> Cristo, y por eso se refiere a la<br />

copa como el nuevo pacto en Su sangre. El fundamento <strong>de</strong>l nuevo pacto fue puesto por<br />

medio <strong>de</strong> la cruz.<br />

11:26 El versículo 26 toca la cuestión <strong>de</strong> con cuánta frecuencia se <strong>de</strong>bería observar la<br />

Cena <strong>de</strong>l Señor. Porque todas las veces que comáis… y bebáis … No se impone ninguna<br />

norma legal, ni se fija ninguna fecha. Parece claro por Hechos 20:7 que la práctica <strong>de</strong> los<br />

discípulos era reunirse en el primer día <strong>de</strong> la semana para recordar al Señor. Que esta<br />

or<strong>de</strong>nanza no fue dada sólo para los primeros días <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> queda ampliamente<br />

<strong>de</strong>mostrado por la expresión hasta que él venga. Go<strong>de</strong>t observa <strong>de</strong> manera hermosa que la<br />

Cena <strong>de</strong>l Señor es «el vínculo entre Sus dos venidas, el monumento a la primera y la prenda<br />

<strong>de</strong> la segunda».<br />

En toda esta instrucción tocante a la Cena <strong>de</strong>l Señor, es digno <strong>de</strong> mención que no hay<br />

una sola palabra acerca <strong>de</strong> la intervención <strong>de</strong> ningún ministro ni sacerdote. Es un sencillo<br />

servicio memorial <strong>de</strong>jado a todo el pueblo <strong>de</strong> Dios. Los cristianos se reúnen sencillamente<br />

como creyentes-sacerdotes para proclamar así la muerte <strong>de</strong>l Señor hasta que él venga.<br />

11:27 Habiendo así tratado el origen y propósito <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor, el apóstol pasa<br />

ahora a las consecuencias <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> ella en mal estado. Todo aquel que coma este<br />

pan o beba esta copa <strong>de</strong>l Señor indignamente, será culpable <strong>de</strong>l cuerpo y <strong>de</strong> la sangre<br />

<strong>de</strong>l Señor. Todos nosotros somos indignos <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> esta solemne Cena. En este<br />

sentido, somos indignos <strong>de</strong> toda misericordia o bondad <strong>de</strong>l Señor para con nosotros. Pero<br />

no es <strong>de</strong> esto <strong>de</strong> lo que se trata aquí. El apóstol no está refiriéndose a nuestra indignidad<br />

personal. Purificados por la sangre <strong>de</strong> Cristo, po<strong>de</strong>mos acercarnos a Dios en toda la<br />

dignidad <strong>de</strong> Su amado Hijo. Aquí Pablo se está refiriendo a la indigna conducta que<br />

caracterizaba a los corintios al reunirse para la Cena <strong>de</strong>l Señor. Se habían hecho culpables<br />

<strong>de</strong> una conducta <strong>de</strong>scuidada e irreverente. Actuar así es hacerse culpable <strong>de</strong>l cuerpo y <strong>de</strong><br />

la sangre <strong>de</strong>l Señor.<br />

11:28 Cuando acudimos a la Cena <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong>beríamos hacerlo en una condición<br />

juzgada. Deberíamos confesar y abandonar el pecado; <strong>de</strong>beríamos hacer restitución;


<strong>de</strong>beríamos pedir perdón a aquellos a los que hemos ofendido. En general, <strong>de</strong>beríamos<br />

asegurarnos <strong>de</strong> que estamos en un estado apropiado <strong>de</strong> alma.<br />

11:29 Comer y beber indignamente es comer y beber el propio juicio, al no discernir<br />

el cuerpo <strong>de</strong>l Señor. Deberíamos darnos cuenta <strong>de</strong> que el cuerpo <strong>de</strong>l Señor fue dado para<br />

que el pecado pudiese ser quitado. Si persistimos en vivir en pecado, a la vez que<br />

participamos <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor, vivimos una mentira. F. G. Patterson escribe: «Si<br />

comemos la Cena <strong>de</strong>l Señor con pecados sin juzgar sobre nosotros, no discernimos el<br />

cuerpo <strong>de</strong>l Señor, que fue entregado para que el pecado fuese quitado».<br />

11:30 La omisión <strong>de</strong>l propio juicio tuvo como resultado el juicio disciplinario <strong>de</strong> Dios<br />

sobre algunos en la <strong>iglesia</strong> en Corinto. Muchos entre ellos estaban enfermos y <strong>de</strong>bilitados,<br />

y no pocos dormían. En otras palabras, algunos habían caído víctimas <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s,<br />

mientras que otros habían sido llevados al hogar celestial. Debido a que no habían juzgado<br />

el pecado en sus propias vidas, el Señor se vio precisado <strong>de</strong> tomar medidas disciplinarias<br />

contra ellos.<br />

11:31 En cambio, si nos examinamos a nosotros mismos no le será necesario<br />

disciplinarnos <strong>de</strong> esta forma.<br />

11:32 Dios nos trata como a Sus propios hijos. Nos ama <strong>de</strong>masiado para <strong>de</strong>jar que<br />

persistamos en pecado. De modo que pronto sentimos el arco <strong>de</strong> Su cayado alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />

nuestro cuello, tirando <strong>de</strong> nosotros <strong>de</strong> vuelta hacia Él. Como alguien ha dicho: «Es posible<br />

para los santos ser aptos para el cielo (en Cristo), pero no aptos para permanecer en la tierra<br />

para testimonio».<br />

11:33 Cuando los hermanos se reuniesen a comer para la fiesta <strong>de</strong> amor, o agapë,<br />

<strong>de</strong>berían esperarse unos a otros, y no lanzarse egoístamente sin consi<strong>de</strong>ración por los otros<br />

santos. «Esperaos unos a otros» está en contraste con el versículo 21, «al comer, cada uno<br />

se a<strong>de</strong>lanta a tomar su propia cena».<br />

11:34 Si alguno tiene hambre, coma en su casa. En otras palabras, la fiesta <strong>de</strong> amor,<br />

al estar ligada a la Cena <strong>de</strong>l Señor, no <strong>de</strong>bía ser confundida con una comida común.<br />

Descuidar su carácter sagrado significaría reunirse para juicio.<br />

Las <strong>de</strong>más cosas las pondré en or<strong>de</strong>n cuando vaya. Sin duda, había otras cuestiones<br />

menores que los corintios habían mencionado en su carta al apóstol. Aquí les asegura <strong>de</strong><br />

que tratará acerca <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong> manera personal cuando los visite.<br />

E. Tocante a los dones <strong>de</strong>l Espíritu y el empleo <strong>de</strong> los mismos en la<br />

<strong>iglesia</strong> (Caps. 12–14)<br />

Los capítulos 12–14 tratan acerca <strong>de</strong> los dones <strong>de</strong>l Espíritu. Se habían producido abusos<br />

en la asamblea en Corinto, especialmente en relación con el don <strong>de</strong> lenguas, y Pablo escribe<br />

para corregir estos abusos.<br />

Había creyentes en Corinto que habían recibido el don <strong>de</strong> lenguas, es <strong>de</strong>cir, que habían<br />

recibido el po<strong>de</strong>r para hablar lenguas extranjeras sin jamás haberlas estudiado. Pero en vez<br />

<strong>de</strong> usar este don para ensalzar a Dios y edificar a otros creyentes, lo empleaban para<br />

exhibirse. Se levantaban en las reuniones y hablaban en lenguas que nadie más comprendía,<br />

esperando que otros quedasen impresionados con su pericia lingüística. Exaltaban los dones<br />

<strong>de</strong> señales por encima <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, y pretendían una espiritualidad superior para los que<br />

hablaban en lenguas. Esto llevaba por una parte al orgullo, y por la otra a sentimientos <strong>de</strong><br />

envidia, inferioridad y <strong>de</strong> incapacidad. Era por ello necesario para el apóstol corregir estas


equivocadas actitu<strong>de</strong>s y establecer controles en el ejercicio <strong>de</strong> los dones, especialmente las<br />

lenguas y la profecía.<br />

12:1 No quiere el apóstol que los santos en Corinto estén en la ignorancia en la<br />

cuestión <strong>de</strong> las manifestaciones o los dones espirituales. La lectura literal aquí es: «Ahora<br />

tocante a ―espirituales‖, hermanos, no quiero que seáis ignorantes». La mayor parte <strong>de</strong><br />

las versiones suplen la palabra dones para completar el sentido. Sin embargo, el siguiente<br />

versículo sugiere que Pablo podría haber estado pensando no sólo acerca <strong>de</strong><br />

manifestaciones <strong>de</strong>l Espíritu Santo, sino también <strong>de</strong> malos espíritus.<br />

12:2 Antes <strong>de</strong> la conversión, los corintios habían sido idólatras, esclavizados por malos<br />

espíritus. Vivían en temor <strong>de</strong> los espíritus y eran extraviados, llevados por estas influencias<br />

diabólicas. Habían sido testigos <strong>de</strong> manifestaciones sobrenaturales <strong>de</strong>l mundo espiritual y<br />

habían oído pronunciamientos inspirados por espíritus. Bajo la influencia <strong>de</strong> malos<br />

espíritus, en ocasiones habían abandonado su dominio propio y habían dicho y hecho cosas<br />

más allá <strong>de</strong> sus capacida<strong>de</strong>s conscientes.<br />

12:3 Ahora que eran salvos, los creyentes habían <strong>de</strong> saber cómo juzgar todas las<br />

manifestaciones espirituales, es <strong>de</strong>cir, cómo discernir entre la voz <strong>de</strong> los malos espíritus y la<br />

voz auténtica <strong>de</strong>l Espíritu Santo. La prueba crucial es el testimonio que se da acerca <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús. Si alguien dice: «Jesús es maldito», po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que es por<br />

inspiración <strong>de</strong>moniaca, porque los malos espíritus, <strong>de</strong> forma característica, blasfeman y<br />

maldicen el nombre <strong>de</strong> Jesús. El Espíritu <strong>de</strong> Dios jamás llevaría a nadie a hablar <strong>de</strong> este<br />

modo <strong>de</strong>l Salvador. Su ministerio es exaltar al Señor Jesús. Él conduce a la gente a <strong>de</strong>cir:<br />

Jesús es el Señor, no sólo con sus labios, sino con una cálida y plena confesión <strong>de</strong> sus<br />

corazones y vidas.<br />

Observemos que las tres Personas <strong>de</strong> la Trinidad se mencionan en el versículo 3 y<br />

también en los versículos 4–6.<br />

12:4 Pablo muestra a continuación que aunque hay una variedad <strong>de</strong> dones <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo en la <strong>iglesia</strong>, hay una unidad básica triple, involucrando a las tres personas <strong>de</strong> la<br />

Deidad.<br />

Primero, hay diversidad <strong>de</strong> dones, pero el Espíritu es el mismo. Los corintios estaban<br />

actuando como si solamente hubiese un solo don —las lenguas—. Pablo dice: «No, vuestra<br />

unidad no se encuentra en la posesión <strong>de</strong> un don común, sino en la posesión <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo que es la Fuente <strong>de</strong> todos los dones».<br />

12:5 Luego el apóstol observa que hay diversidad <strong>de</strong> ministerios o servicios en la<br />

<strong>iglesia</strong>. No todos tenemos la misma tarea, pero lo que tenemos en común es que todo lo<br />

hacemos para el mismo Señor y con vistas a servir a otros (no al yo).<br />

12:6 Luego, una vez más, aunque hay diversidad <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s por lo que respecta a<br />

los dones espirituales, Dios, que capacita a cada creyente, es el mismo. Si un don parece<br />

más <strong>de</strong>scollante o espectacular que otro, no se <strong>de</strong>be a ninguna superioridad en la persona<br />

que lo posee. Es Dios quien da el po<strong>de</strong>r.<br />

12:7 El Espíritu se manifiesta en la vida <strong>de</strong> cada creyente impartiéndole algún don. No<br />

hay ningún creyente que no tenga ninguna función que llevar a cabo. Y los dones son dados<br />

para provecho común <strong>de</strong> todo el cuerpo. No son dados para la propia exhibición, ni<br />

siquiera para la propia gratificación, sino para ayudar a otros. Éste es un punto central en<br />

toda la discusión.<br />

Esto lleva muy naturalmente a una lista <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> los dones <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

12:8 La palabra <strong>de</strong> sabiduría es el po<strong>de</strong>r sobrenatural para hablar con perspicacia<br />

divina, sea para la resolución <strong>de</strong> problemas difíciles, para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la fe, para la


esolución <strong>de</strong> conflictos, para dar consejos prácticos o para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la propia causa ante<br />

autorida<strong>de</strong>s hostiles. Esteban <strong>de</strong>mostró <strong>de</strong> tal manera la palabra <strong>de</strong> sabiduría que sus<br />

adversarios «no podían resistir la sabiduría con que hablaba» (Hch. 6:10).<br />

La palabra <strong>de</strong> conocimiento es el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> comunicar una información que ha sido<br />

divinamente revelada. Esto se ilustra en el uso que hace Pablo <strong>de</strong> expresiones como: «He<br />

aquí, os digo un misterio» (1 Co. 15:51), y «Por lo cual os <strong>de</strong>cimos esto por palabra <strong>de</strong>l<br />

Señor» (1 Ts. 4:15). En este sentido primario <strong>de</strong> comunicar nuevas verda<strong>de</strong>s, la palabra <strong>de</strong><br />

conocimiento ha cesado, porque la fe cristiana ha sido entregada a los santos <strong>de</strong> una vez por<br />

todas (Judas 3). El cuerpo doctrinal cristiano está al completo. Pero en un sentido<br />

secundario, la palabra <strong>de</strong> conocimiento pue<strong>de</strong> seguir estando con nosotros. Sigue<br />

habiendo una comunicación misteriosa <strong>de</strong> conocimiento divino para los que viven en<br />

estrecha comunión con el Señor (véase Salmo 25:14). Y la participación a otros <strong>de</strong> este<br />

conocimiento es la palabra <strong>de</strong> conocimiento.<br />

12:9 El don <strong>de</strong> fe es la capacidad divina <strong>de</strong> remover montañas <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s al llevar a<br />

cabo la voluntad <strong>de</strong> Dios (13:2) y <strong>de</strong> hacer gran<strong>de</strong>s hazañas por Dios en respuesta a algún<br />

mandamiento o promesa <strong>de</strong> Dios tal como se halla en Su palabra o se comunica <strong>de</strong> manera<br />

privada. George Müller es un ejemplo clásico <strong>de</strong> un hombre con el don <strong>de</strong> fe. Sin jamás dar<br />

a conocer sus necesida<strong>de</strong>s a nadie más que a Dios, cuidó a 10.000 huérfanos por un periodo<br />

<strong>de</strong> sesenta años.<br />

El don <strong>de</strong> sanida<strong>de</strong>s tiene que ver con el po<strong>de</strong>r milagroso <strong>de</strong> sanar enfermeda<strong>de</strong>s.<br />

12:10 El efectuar milagros podría incluir echar fuera <strong>de</strong>monios, cambiar la materia <strong>de</strong><br />

una a otra forma, resucitar a los muertos, y ejercer po<strong>de</strong>r sobre los elementos. Felipe obró<br />

milagros en Samaria, y <strong>de</strong> resultas <strong>de</strong> ello consiguió ser oído para predicar el evangelio<br />

(Hch. 8:6, 7).<br />

El don <strong>de</strong> profecía, en su sentido primario, significaba que uno recibía revelaciones<br />

directas <strong>de</strong> Dios y las transmitía a otros. A veces, los profetas pre<strong>de</strong>cían acontecimientos<br />

futuros (Hch. 11:27, 29; 21:11); con más frecuencia simplemente expresan la mente <strong>de</strong><br />

Dios. Lo mismo que los apóstoles, tenían que ver con el fundamento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> (Ef. 2:20).<br />

Ellos mismos no eran el fundamento, pero pusieron el fundamento en lo que enseñaban.<br />

Una vez estuvo puesto el fundamento, cesó la necesidad <strong>de</strong> profetas. Su ministerio nos<br />

queda preservado en las páginas <strong>de</strong>l NT. Por cuanto la Biblia está completa, rechazamos<br />

cualquier pretendido profeta que pretenda darnos verda<strong>de</strong>s adicionales <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios.<br />

En un sentido secundario, empleamos la palabra «profeta» para <strong>de</strong>scribir a cualquier<br />

predicador que <strong>de</strong>clara la palabra <strong>de</strong> Dios con autoridad, y <strong>de</strong> manera incisiva y eficaz. La<br />

profecía pue<strong>de</strong> también incluir la adscripción <strong>de</strong> alabanza a Dios (Lc. 1:67, 68) y el aliento<br />

y fortalecimiento <strong>de</strong> Su pueblo (Hch. 15:32).<br />

El discernimiento <strong>de</strong> espíritus <strong>de</strong>scribe el po<strong>de</strong>r para <strong>de</strong>tectar si un profeta u otra<br />

persona está hablando por el Espíritu Santo o <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Satanás. Por ejemplo, una persona<br />

con este don tiene una capacidad especial para discernir si un hombre es un impostor y un<br />

oportunista. Así, Pedro pudo <strong>de</strong>nunciar a Simón como uno que estaba envenenado por<br />

amargura y en lazo <strong>de</strong> iniquidad (Hch. 8:20–23).<br />

El don <strong>de</strong> lenguas, como se ha mencionado, es la capacidad <strong>de</strong> hablar en una lengua<br />

extranjera sin nunca haberla estudiado. Las lenguas fueron dadas para señal, especialmente<br />

a Israel.<br />

La interpretación <strong>de</strong> lenguas es el po<strong>de</strong>r milagroso <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r una lengua que la<br />

persona nunca ha aprendido antes y comunicar su mensaje en la lengua local.


Es quizá significativo que esta lista <strong>de</strong> dones comienza con los que están<br />

primordialmente vinculados con el intelecto y termina con los que tratan primordialmente<br />

<strong>de</strong> las emociones. Los corintios, en su forma <strong>de</strong> pensar, los habían puesto al revés.<br />

Exaltaban las lenguas por encima <strong>de</strong> los otros dones. Por alguna razón, creían que cuanto<br />

más un hombre tenía <strong>de</strong>l Espíritu Santo, tanto más era llevado por un po<strong>de</strong>r más allá <strong>de</strong> él<br />

mismo. Confundían el po<strong>de</strong>r con la espiritualidad.<br />

12:11 Todos los dones mencionados en los versículos 8–10 son producidos y<br />

controlados por el mismo Espíritu. Una vez más vemos que Él no da el mismo don a<br />

todos. Él distribuye a cada uno en particular según su voluntad. Hay otro punto<br />

importante: el Espíritu distribuye los dones <strong>de</strong> manera soberana. Si realmente<br />

compren<strong>de</strong>mos esto, este conocimiento excluirá por una parte el orgullo, porque no<br />

tenemos nada que no hayamos recibido. Y eliminará por otra parte el <strong>de</strong>scontento, porque<br />

la Infinita Sabiduría y el Infinito Amor <strong>de</strong>cidieron qué don <strong>de</strong>beríamos tener, y Su <strong>de</strong>cisión<br />

es perfecta. Es malo que cada uno <strong>de</strong>see el mismo don. Si todos tocasen el mismo<br />

instrumento, nunca podríamos tener una orquesta sinfónica. Y si un cuerpo estuviese<br />

compuesto sólo <strong>de</strong> lengua, sería una monstruosidad.<br />

12:12 El cuerpo humano es una ilustración <strong>de</strong> unidad y diversidad. El cuerpo es uno,<br />

y sin embargo tiene muchos miembros. Aunque todos los creyentes son diferentes y<br />

llevan a cabo distintas funciones, sin embargo todos se combinan para constituir una unidad<br />

funcional: el cuerpo.<br />

Así también Cristo es, <strong>de</strong> forma más precisa, «Así también el Cristo». «El Cristo» aquí<br />

se refiere no sólo al glorificado Señor Jesucristo en el cielo, sino a la Cabeza en el cielo y a<br />

Sus miembros aquí en la tierra. Todos los creyentes son miembros <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo.<br />

Así como el cuerpo humano es un vehículo mediante el que una persona se expresa a otros,<br />

así el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo es el vehículo en la tierra por medio <strong>de</strong>l que Él escoge darse a<br />

conocer al mundo. Es una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una gracia maravillosa que el Señor permitiese que<br />

la expresión «el Cristo» se emplease para incluirnos a nosotros que somos miembros <strong>de</strong> Su<br />

cuerpo.<br />

12:13 Pablo pasa a explicar cómo vinimos a ser miembros <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo.<br />

Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados para formar un solo cuerpo. La<br />

traducción más literal aquí sería «en un Espíritu». Esto pue<strong>de</strong> significar que el Espíritu es el<br />

elemento en el que fuimos bautizados, como el agua es el elemento en el que fuimos<br />

sumergidos en el bautismo como creyentes. O bien pue<strong>de</strong> significar que el Espíritu es el<br />

Agente que bautiza, siendo así por un Espíritu. Éste es el sentido más probable y<br />

comprensible.<br />

El bautismo <strong>de</strong>l Espíritu Santo tuvo lugar en el Día <strong>de</strong> Pentecostés. Entonces nació la<br />

<strong>iglesia</strong>. Participamos <strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong> aquel bautismo cuando nacemos <strong>de</strong> nuevo.<br />

Venimos a ser miembros <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo.<br />

He aquí varios puntos importantes: Primero, el bautismo <strong>de</strong>l Espíritu Santo es la divina<br />

operación que introduce a los creyentes en el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo. No es lo mismo que el<br />

bautismo con agua. Esto se ve en Mateo 3:11; Juan 1:33; Hechos 1:5. No es una obra <strong>de</strong> la<br />

gracia posterior a la salvación por medio <strong>de</strong> la que los creyentes sean más espirituales.<br />

Todos habían sido bautizados en el Espíritu, pero Pablo los repren<strong>de</strong> por ser carnales —no<br />

espirituales (3:1)—. No es cierto que hablar en lenguas sea la señal invariable <strong>de</strong>l bautismo<br />

<strong>de</strong>l Espíritu. Todos ellos habían sido bautizados, pero no todos hablaban en lenguas<br />

(12:30). Sí que hay experiencias <strong>de</strong> crisis <strong>de</strong>l Espíritu Santo, cuando el creyente se rin<strong>de</strong> al


control <strong>de</strong>l Espíritu y es entonces dotado <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> lo alto. Pero una experiencia así no es<br />

lo mismo que el bautismo <strong>de</strong>l Espíritu, y no <strong>de</strong>bería confundirse con ello.<br />

Este versículo prosigue diciendo que a todos los creyentes se les dio a beber <strong>de</strong> un<br />

mismo Espíritu. Esto significa que participan <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios en el sentido <strong>de</strong> que le<br />

reciben como una Persona morando en ellos y que reciben en sus vidas los beneficios <strong>de</strong> Su<br />

ministerio.<br />

12:14 Sin una variedad <strong>de</strong> miembros, no se podría tener un cuerpo humano. Ha <strong>de</strong><br />

haber muchos miembros, cada uno <strong>de</strong> ellos diferente <strong>de</strong> los otros, operando en obediencia a<br />

la cabeza y en cooperación con los <strong>de</strong>más.<br />

12:15 Ver que la diversidad es esencial para un cuerpo normal y sano nos librará <strong>de</strong> dos<br />

peligros: <strong>de</strong> tenernos en poco a nosotros mismos (vv. 15–20) y <strong>de</strong> tener en poco a otros (vv.<br />

21–25). Sería absurdo para el pie sentirse poco importante porque no pue<strong>de</strong> hacer la obra<br />

<strong>de</strong> la mano. A fin <strong>de</strong> cuentas, el pie pue<strong>de</strong> mantenerse erguido, andar, correr, trepar, danzar<br />

—y dar puntapiés, así como una multitud <strong>de</strong> otras cosas.<br />

12:16 La oreja no <strong>de</strong>bería tratar <strong>de</strong> menoscabarse <strong>de</strong>bido a que no es ojo. No le damos<br />

importancia a nuestros oídos hasta que nos quedamos sordos. Entonces nos damos cuenta<br />

<strong>de</strong> lo utilísimo <strong>de</strong> su función.<br />

12:17 Si todo el cuerpo fuese ojo, se tendría sólo una sorda rareza que valdría sólo<br />

para ser exhibida en un circo. Si todo el cuerpo tuviese sólo orejas, no tendría nariz para<br />

<strong>de</strong>tectar cuándo hubiese una fuga <strong>de</strong> gas, y pronto no podría oír tampoco, porque quedaría<br />

inconsciente o muerto.<br />

Lo que quiere Pablo poner <strong>de</strong> manifiesto es que si el cuerpo fuese todo lengua, sería una<br />

aberración, una monstruosidad. En cambio, los corintios estaban enfatizando hasta tal punto<br />

el don <strong>de</strong> lenguas que en realidad estaban creando una comunión local que iba a ser toda<br />

lengua. Podría hablar, ¡pero sería todo lo que podría hacer!<br />

12:18 Dios no es culpable <strong>de</strong> tal insensatez. En Su sabiduría incomparable, ha dispuesto<br />

los diferentes miembros… en el cuerpo, como él quiso. ¡Deberíamos darle el crédito por<br />

saber lo que está haciendo! Deberíamos estar profundamente agra<strong>de</strong>cidos por todo don que<br />

nos haya dado y emplearlo con gozo para Su gloria y edificación <strong>de</strong> otros. Envidiar el don<br />

<strong>de</strong> algún otro es pecado. Es una rebelión en contra <strong>de</strong>l perfecto plan <strong>de</strong> Dios para nuestras<br />

vidas.<br />

12:19 Es imposible pensar en un cuerpo con un solo miembro. De modo que los<br />

corintios <strong>de</strong>berían recordar que si todos ellos tenían el don <strong>de</strong> lenguas, entonces no podrían<br />

tener un cuerpo funcionando. Otros dones, aunque menos espectaculares y menos<br />

sensacionales, son sin embargo necesarios.<br />

12:20 Como Dios ha or<strong>de</strong>nado, los miembros son muchos, pero el cuerpo es uno<br />

solo. Estos hechos nos son evi<strong>de</strong>ntes en relación con el cuerpo humano, y nos <strong>de</strong>berían ser<br />

igualmente evi<strong>de</strong>ntes en relación con nuestro servicio en la <strong>iglesia</strong>.<br />

12:21 Así como es una insensatez que uno envidie el don <strong>de</strong> otro, igualmente es una<br />

insensatez <strong>de</strong>preciar el don <strong>de</strong> otro o pensar que no necesita a los <strong>de</strong>más. El ojo no pue<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad <strong>de</strong><br />

vosotros. El ojo pue<strong>de</strong> ver cosas que se tienen que hacer, pero no las pue<strong>de</strong> llevar a cabo.<br />

Para ello, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la mano. También, la cabeza podría saber que es necesario ir a cierto<br />

lugar, pero <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> los pies para que la lleven allí.<br />

12:22 Algunos miembros <strong>de</strong>l cuerpo aparentan ser más débiles que otros. Los<br />

riñones, por ejemplo, no parecen tan fuertes como los brazos. Pero los riñones son<br />

indispensables, en tanto que los brazos no lo son. Po<strong>de</strong>mos vivir sin brazos y piernas,


incluso sin lengua, pero no po<strong>de</strong>mos vivir sin corazón, pulmones, hígado o cerebro. Sin<br />

embargo, estos vitales órganos nunca se exhiben en público. Sencillamente, llevan a cabo<br />

sus funciones sin ostentación.<br />

12:23 Algunos miembros <strong>de</strong>l cuerpo son atractivos, mientras que otros no son tan<br />

elegantes. Lo compensamos vistiendo aquellos que no son tan hermosos. Así, hay un cierto<br />

cuidado mutuo entre los miembros, con lo que se minimizan las diferencias.<br />

12:24 Los miembros que son más <strong>de</strong>corosos no necesitan atención adicional. Pero<br />

Dios dispuso las diferentes partes <strong>de</strong>l cuerpo en una estructura orgánica. Algunos<br />

miembros son atractivos, otros lo son menos. Algunos actúan bien en público, otros no<br />

tanto. Pero Dios nos ha dado un instinto para apreciar a todos los miembros, para que nos<br />

<strong>de</strong>mos cuenta <strong>de</strong> que todos somos inter<strong>de</strong>pendientes, y para equilibrar las <strong>de</strong>ficiencias <strong>de</strong><br />

los que no son tan <strong>de</strong>corosos.<br />

12:25 El cuidado mutuo <strong>de</strong> los miembros previene la división o <strong>de</strong>savenencia en el<br />

cuerpo. Uno da a otro lo que éste necesita, y recibe a su vez la ayuda que solamente aquel<br />

otro miembro pue<strong>de</strong> dar. Así es como <strong>de</strong>be ser en la <strong>iglesia</strong>. Un excesivo énfasis en<br />

cualquier don <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong>l Espíritu dará como resultado conflictos y <strong>de</strong>savenencias.<br />

12:26 Lo que afecta a un miembro afecta a todos. Eso es bien sabido en el cuerpo<br />

humano. La fiebre, por ejemplo, no está limitada a una parte <strong>de</strong>l cuerpo, sino que afecta a<br />

todo el sistema. Lo mismo suce<strong>de</strong> con otros tipos <strong>de</strong> enfermedad y dolor. Un oftalmólogo<br />

pue<strong>de</strong> frecuentemente <strong>de</strong>tectar un tumor cerebral, enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los riñones o<br />

infecciones <strong>de</strong>l hígado mirando en el ojo. La razón es que aunque todos estos miembros son<br />

distintos y están separados, forman sin embargo parte <strong>de</strong> un cuerpo, y están tan vitalmente<br />

unidos que lo que afecta a un miembro los afecta a todos. Por ello, en lugar <strong>de</strong> sentirnos<br />

<strong>de</strong>scontentos con nuestra parte, o, por otra parte, en lugar <strong>de</strong> tener un sentido <strong>de</strong><br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, <strong>de</strong>beríamos tener un verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> la solidaridad en el<br />

Cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Todo lo que haga daño a otro cristiano <strong>de</strong>bería causar en nosotros el más<br />

agudo dolor. Asimismo, si vemos a otro cristiano que recibe honra, no <strong>de</strong>beríamos<br />

sentirnos celosos, sino que <strong>de</strong>beríamos gozarnos con él.<br />

12:27 Pablo recuerda a los corintios que son el cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Esto no pue<strong>de</strong><br />

significar el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo en su totalidad. Tampoco pue<strong>de</strong> significar un Cuerpo <strong>de</strong><br />

Cristo, por cuanto hay sólo un cuerpo. Sólo pue<strong>de</strong> significar que ellos formaban<br />

colectivamente un microcosmos o miniatura <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Cada uno por su parte<br />

es miembro <strong>de</strong> aquella gran sociedad cooperativa. Como tal, <strong>de</strong>bería cumplir su función sin<br />

ningún sentimiento <strong>de</strong> soberbia, in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, envidia ni menoscabo propio.<br />

12:28 El apóstol nos da ahora otra lista <strong>de</strong> dones. Ninguna <strong>de</strong> estas listas <strong>de</strong>be ser<br />

consi<strong>de</strong>rada completa. Y a unos puso Dios en la <strong>iglesia</strong>, primeramente apóstoles. La<br />

palabra primeramente indica que no todos son apóstoles. Los doce eran hombres que<br />

habían sido comisionados por el Señor como Sus mensajeros. Estuvieron con Él durante Su<br />

ministerio terrenal (Hch. 1:21, 22) y, con la excepción <strong>de</strong> Judas Iscariote, le vieron <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> Su resurrección (Hch. 1:2, 3, 22). Pero hubo otros aparte <strong>de</strong> los doce que fueron<br />

apóstoles. El más notable fue Pablo. También Bernabé (Hch. 14:4, 14); Jacobo, que era<br />

hermano <strong>de</strong>l Señor (Gá. 1:19); Silas y Timoteo (1 Ts. 1:1; 2:6). Junto con los profetas <strong>de</strong>l<br />

NT, los apóstoles pusieron el fundamento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en lo que enseñaron acerca <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo (Ef. 2:20). En el sentido estricto <strong>de</strong> la palabra, ya no tenemos más apóstoles. En<br />

un sentido más amplio, seguimos teniendo mensajeros y plantadores <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s que el<br />

Señor envía. Al llamarlos misioneros en lugar <strong>de</strong> apóstoles evitamos crear la impresión <strong>de</strong><br />

que tienen la autoridad y po<strong>de</strong>r extraordinarios <strong>de</strong> los primeros apóstoles.


Luego están los profetas. Ya hemos mencionado que los profetas eran portavoces <strong>de</strong><br />

Dios, hombres que proclamaron las mismas palabras <strong>de</strong> Dios en la época antes <strong>de</strong> que fuese<br />

dada en una forma escrita completa. Los maestros son los que toman la palabra <strong>de</strong> Dios y<br />

la explican a las personas <strong>de</strong> una manera comprensible. Milagros podría referirse a la<br />

resurrección <strong>de</strong> muertos y a la expulsión <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios, etc. Sanida<strong>de</strong>s tiene que ver con la<br />

cura instantánea <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s corporales, como se ha mencionado con anterioridad. Las<br />

ayudas están comúnmente asociadas con la obra <strong>de</strong> los diáconos, aquellos a los que les<br />

habían sido confiados los asuntos materiales <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. El don <strong>de</strong> administraciones, en<br />

cambio, se aplica generalmente a los ancianos u obispos. Son los hombres que tienen el<br />

cuidado piadoso y espiritual <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local. Por último tenemos el don <strong>de</strong> lenguas.<br />

Creemos que en este or<strong>de</strong>n hay un sentido. Pablo menciona primero a los apóstoles y en<br />

último lugar las lenguas. ¡Los corintios estaban poniendo las lenguas primero y<br />

menospreciaban al apóstol!<br />

12:29–30 Cuando el apóstol pregunta si cada creyente tiene el mismo don, sea apóstol,<br />

profeta, maestro, milagros, sanida<strong>de</strong>s, ayudas, dotes <strong>de</strong> gobierno, diversos géneros <strong>de</strong><br />

lenguas, interpretación <strong>de</strong> lenguas, la gramática en el original muestra que espera y<br />

<strong>de</strong>manda como respuesta un «No». Por ello, cualquier sugerencia, expresada o implicada,<br />

<strong>de</strong> que todos <strong>de</strong>berían poseer el don <strong>de</strong> lenguas, es contraria a la palabra <strong>de</strong> Dios y ajena a<br />

todo el concepto <strong>de</strong>l cuerpo con sus muchos y diferentes miembros, cada uno <strong>de</strong> ellos con<br />

su propia función.<br />

Si, como se ha dicho aquí, no todos tienen el don <strong>de</strong> lenguas, entonces es un error<br />

enseñar que las lenguas sean la señal <strong>de</strong>l bautismo <strong>de</strong>l Espíritu. Porque, en tal caso, no<br />

todos podrían esperar este bautismo. Pero la verdad es que cada creyente ha sido ya<br />

bautizado por el Espíritu (v. 13).<br />

12:31 Cuando Pablo dice: Desead, pues, celosamente los dones mejores, está<br />

dirigiéndose a los corintios como <strong>iglesia</strong> local, no como individuos. Sabemos esto porque<br />

en el original el verbo está en plural. Está diciendo que como asamblea <strong>de</strong>berían <strong>de</strong>sear<br />

tener en medio <strong>de</strong> ellos una buena selección <strong>de</strong> los dones que edifican. Los mejores dones<br />

son los más útiles, no los más espectaculares. Todos los dones son dados por el Espíritu<br />

Santo, y ninguno <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>bería ser menospreciado. Pero la realidad es que algunos son <strong>de</strong><br />

más beneficio para el cuerpo que otros. Son los que toda comunión local <strong>de</strong>bería pedir que<br />

el Señor suscitase en la asamblea.<br />

Y yo os voy a mostrar todavía un camino por excelencia. Con estas palabras, Pablo<br />

introduce el Capítulo <strong>de</strong>l Amor (1 Co. 13). Lo que dice es que la mera posesión <strong>de</strong> los<br />

dones no es tan importante como ejercitar estos dones en amor. El amor piensa en otros, no<br />

en el yo. Es maravilloso ver a un hombre <strong>de</strong>stacadamente dotado por el Espíritu Santo, pero<br />

aún más maravilloso que este hombre emplee este don para edificar a otros en la fe, no para<br />

atraer la atención sobre sí mismo.<br />

Hay una ten<strong>de</strong>ncia a disociar el capítulo 13 <strong>de</strong> su contexto. Algunos creen que es un<br />

paréntesis, con la intención <strong>de</strong> quitar la tensión acerca <strong>de</strong> las lenguas en los capítulos 12 y<br />

14. Pero no es así. Es una parte vital y orgánica <strong>de</strong>l argumento <strong>de</strong> Pablo.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, el abuso <strong>de</strong> las lenguas había causado contiendas en la asamblea. Al<br />

emplear sus dones para su propia exhibición, propia edificación y propia gratificación, los<br />

«carismáticos» no estaban actuando con amor. Recibían satisfacción por hablar en público<br />

en una lengua que jamás habían aprendido, pero era una verda<strong>de</strong>ra dificultad para otros<br />

tener que quedarse sentados y escuchar algo que no comprendían. Pablo insiste en que


todos los dones han <strong>de</strong> ser ejercitados en un espíritu <strong>de</strong> amor. El objetivo <strong>de</strong>l amor es<br />

ayudar a otros, no agradarse uno mismo.<br />

Y quizá los «no carismáticos» habían reaccionado <strong>de</strong> forma excesiva con actos carentes<br />

<strong>de</strong> amor. Podrían incluso haber ido tan lejos como para <strong>de</strong>cir que todas las lenguas son <strong>de</strong>l<br />

diablo. ¡Sus lenguas griegas podrían haber sido peores que las lenguas «carismáticas»! Su<br />

falta <strong>de</strong> amor podría haber sido peor que el abuso mismo <strong>de</strong> las lenguas.<br />

De modo que Pablo les recuerda con sabiduría que se precisa <strong>de</strong> amor <strong>de</strong> ambos lados.<br />

Si actuaban con amor unos con otros, el problema quedaría mayormente resuelto. No es un<br />

problema que exija excomunión o división; <strong>de</strong>manda amor.<br />

13:1 Incluso si alguien pudiese hablar en todos los lenguajes, humano y angélico, pero<br />

no emplease esta capacidad para el bien <strong>de</strong> otros, no sería más provechoso ni placentero<br />

que bronce que resuena, o címbalo que retiñe, metales chocando entre sí. Cuando la<br />

palabra hablada no se entien<strong>de</strong>, no hay provecho. Sólo se tiene un estruendo provocador <strong>de</strong><br />

tensiones, y que no contribuye para nada al bien común. Para que las lenguas sean<br />

beneficiosas, han <strong>de</strong> ser interpretadas. E incluso en tal caso, lo que se haya dicho ha <strong>de</strong> ser<br />

para edificación. Lenguas angélicas pue<strong>de</strong> ser una <strong>de</strong>signación figurada para un hablar<br />

exaltado, pero no significa una lengua <strong>de</strong>sconocida, puesto que siempre que los ángeles se<br />

dirigieron a los hombres en la Biblia, lo hicieron con el habla común fácilmente<br />

comprensible.<br />

13:2 De la misma manera, uno podría recibir maravillosas revelaciones <strong>de</strong> Dios. Podría<br />

enten<strong>de</strong>r todos los gran<strong>de</strong>s misterios <strong>de</strong> Dios, magnas verda<strong>de</strong>s hasta entonces no<br />

reveladas pero dadas a conocer ahora a él. Podría recibir una gran infusión <strong>de</strong> ciencia, o<br />

conocimiento impartido <strong>de</strong> manera sobrenatural. Podría recibir aquella fe heroica que pue<strong>de</strong><br />

trasladar montañas. Pero si estos maravillosos dones son empleados sólo para el propio<br />

beneficio y no para la edificación <strong>de</strong> los otros miembros <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo, carecen <strong>de</strong><br />

valor, y el que los tiene no es nada, es <strong>de</strong>cir, no ayuda para nada a nadie.<br />

13:3 Si el apóstol repartiese todos sus bienes para dar <strong>de</strong> comer a los pobres, o<br />

incluso diese su cuerpo para ser quemado, estos valerosos actos no le serían <strong>de</strong> provecho<br />

excepto si los hiciese en un espíritu <strong>de</strong> amor. Si estuviese simplemente tratando <strong>de</strong> atraerse<br />

atención a sí mismo y buscarse un nombre, entonces su exhibición <strong>de</strong> virtud carecería <strong>de</strong><br />

todo valor.<br />

13:4 Alguien ha dicho: «Esto no comenzó como un tratado acerca <strong>de</strong>l amor, pero, como<br />

la mayor parte <strong>de</strong> las perlas literarias <strong>de</strong>l NT, fue introducido en relación con alguna<br />

situación local». Hodge ha observado que los corintios eran impacientes, <strong>de</strong>scontentos,<br />

envidiosos, hinchados, egoístas, in<strong>de</strong>corosos, indiferentes ante los sentimientos <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>más, suspicaces, rencorosos y criticones.<br />

Y así el apóstol presenta ahora, en contraste, los rasgos <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro amor. Primero <strong>de</strong><br />

todo, el amor es paciente, es servicial. La longanimidad es un paciente aguante bajo<br />

provocación. Ser servicial es la bondad activa, actuando en interés <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. El amor<br />

no tiene envidia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, sino que se complace en que reciban honra y parabienes. El<br />

amor no es jactancioso, no se engríe. Se da cuenta <strong>de</strong> que todo lo que tiene es don <strong>de</strong><br />

Dios, y que nada hay en el hombre <strong>de</strong> lo que pueda éste enorgullecerse. Hasta los dones <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo son soberanamente otorgados por Dios y no <strong>de</strong>berían llevar a nadie al<br />

orgullo ni a la altanería, por muy espectacular que sea el don.<br />

13:5 El amor no hace nada in<strong>de</strong>coroso. Si alguien está verda<strong>de</strong>ramente actuando con<br />

amor, será cortés y consi<strong>de</strong>rado. El amor no busca egoístamente lo suyo, sino que se<br />

interesa en lo que pueda ser <strong>de</strong> ayuda a los <strong>de</strong>más. El amor no se irrita, sino que está


dispuesto a soportar menosprecios e insultos. El amor no toma en cuenta el mal, es <strong>de</strong>cir,<br />

no atribuye malos motivos a los <strong>de</strong>más. No abriga sospechas sobre sus intenciones. No<br />

cabe el engaño en él.<br />

13:6 El amor no se goza <strong>de</strong> la injusticia, mas se goza <strong>de</strong> la verdad.<br />

13:7 La expresión todo lo excusa pue<strong>de</strong> significar bien que el amor con paciencia<br />

soporta todo, o que escon<strong>de</strong> u oculta las faltas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. La palabra traducida excusa<br />

pue<strong>de</strong> pues tener este sentido, o bien se pue<strong>de</strong> traducir como «sufre». El amor no publica<br />

innecesariamente las faltas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, aunque tiene que ser firme en aplicar una piadosa<br />

disciplina cuando sea necesario.<br />

El amor todo lo cree, es <strong>de</strong>cir, intenta dar la mejor interpretación a las acciones y<br />

acontecimientos. El amor todo lo espera, en el sentido <strong>de</strong> que <strong>de</strong>sea fervientemente que<br />

todas las cosas tengan el mejor resultado. El amor todo lo soporta, persecuciones o malos<br />

tratos.<br />

13:8 Habiendo <strong>de</strong>scrito los rasgos característicos <strong>de</strong> los que ejercen su don en amor, el<br />

apóstol pasa ahora a la persistencia <strong>de</strong>l amor en contraste con el carácter temporal <strong>de</strong> los<br />

dones. El amor no caduca jamás. A lo largo <strong>de</strong> la eternidad seguirá el amor en el sentido<br />

<strong>de</strong> que seguiremos amando al Señor y los unos a los otros. Estos dones, en cambio, son <strong>de</strong><br />

duración temporal.<br />

Hay dos interpretaciones principales <strong>de</strong> los versículos que van <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 8 al 13. Una<br />

postura tradicional es que los dones <strong>de</strong> profecía, lenguas y conocimiento cesarán cuando los<br />

creyentes pasen al estado eterno.<br />

La otra postura es que estos dones ya han cesado, y que esto sucedió cuando quedó<br />

completado el Canon <strong>de</strong> la Escritura. Para presentar ambos puntos <strong>de</strong> vista,<br />

parafrasearemos los versículos 8 a 12 bajo los encabezamientos <strong>de</strong> ESTADO ETERNO y<br />

CANON COMPLETADO.<br />

13:13 La fe, la esperanza y el amor son lo que Kelly <strong>de</strong>signa como «los cardinales<br />

principios morales característicos <strong>de</strong>l cristianismo». Estas gracias <strong>de</strong>l Espíritu son<br />

superiores a los dones <strong>de</strong>l Espíritu y son también más permanentes. En suma, el fruto <strong>de</strong>l<br />

Espíritu es más importante que los dones <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

Y el amor es la mayor <strong>de</strong> las gracias porque es lo más útil para otros. No es<br />

egocéntrico, sino altruista.<br />

ESTADO ETERNO CANON COMPLETADO<br />

El amor jamás cesará. En cambio, las<br />

profecías que existen ahora terminarán<br />

cuando el pueblo <strong>de</strong> Dios esté en el hogar<br />

celestial. Mientras que justo ahora tenemos el<br />

don <strong>de</strong> conocimiento, quedará <strong>de</strong>tenido<br />

cuando lleguemos a la final consumación en<br />

la gloria. (Cuando Pablo dice que el<br />

conocimiento… se <strong>de</strong>svanecerá, no pue<strong>de</strong><br />

significar que no habrá conocimiento en el<br />

cielo. Ha <strong>de</strong> estarse refiriendo al don <strong>de</strong><br />

conocimiento por el que la verdad divina fue<br />

sobrenaturalmente impartida.)<br />

El amor jamás cesará. Aunque hay<br />

profecías (en tiempos <strong>de</strong> Pablo), la<br />

necesidad <strong>de</strong> estas revelaciones directas<br />

terminaría al quedar completado el último<br />

libro <strong>de</strong>l NT. Las lenguas seguían en uso en<br />

tiempos <strong>de</strong> Pablo, pero cesarían en y por sí<br />

mismas cuando se terminasen los sesenta y<br />

seis libros <strong>de</strong> la Biblia, porque <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong><br />

ser necesario confirmar la predicación <strong>de</strong><br />

los apóstoles y <strong>de</strong> los profetas (He. 2:3, 4).<br />

Dios estaba dando el conocimiento <strong>de</strong> la<br />

verdad divina a los apóstoles y profetas,


13:9 En esta vida, nuestro conocimiento,<br />

en el mejor <strong>de</strong> los casos, es parcial, y lo<br />

mismo suce<strong>de</strong> con nuestras profecías. Hay<br />

muchas cosas que no compren<strong>de</strong>mos en la<br />

Biblia, y muchos misterios en la provi<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

13:10 Pero cuando lo que es perfecto<br />

haya venido, es <strong>de</strong>cir, cuando alcancemos el<br />

estado perfecto en el mundo eterno,<br />

entoncescaerán en <strong>de</strong>suso los dones <strong>de</strong><br />

conocimiento parcial y <strong>de</strong> profecía<br />

13:11 Esta vida pue<strong>de</strong> compararse con la<br />

infancia, cuando nuestra habla, entendimiento<br />

y pensamientos son muy limitados e<br />

inmaduros. El estado eterno es comparable a<br />

la edad adulta plena. Entonces nuestra<br />

condición infantil será cosa <strong>de</strong>l pasado.<br />

pero esto también tendría fin cuando se<br />

diese el cuerpo completo <strong>de</strong> doctrina<br />

cristiana una vez por todas.<br />

Nosotros (es <strong>de</strong>cir, los apóstoles) en<br />

parte conocemos, y en parte profetizamos<br />

(en el sentido <strong>de</strong> que seguían recibiendo<br />

conocimiento inspirado por revelación<br />

directa <strong>de</strong> Dios), y profetizamos en parte<br />

(porque sólo po<strong>de</strong>mos expresar las<br />

revelaciones parciales que estamos<br />

recibiendo).<br />

Pero cuando haya venido lo perfecto,<br />

cuando el Canon haya quedado completado<br />

con la adición <strong>de</strong>l último libro al NT,<br />

entonces se <strong>de</strong>tendrán las revelaciones<br />

periódicas o fragmentarias <strong>de</strong> la verdad<br />

divina, y se <strong>de</strong>svanecerá la proclamación <strong>de</strong><br />

la verdad así. No habrá más necesidad <strong>de</strong><br />

revelaciones parciales, por cuanto<br />

tendremos aquí la completa palabra <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

Los dones <strong>de</strong> señales estaban<br />

relacionados con la infancia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

Los dones no eran infantiles; eran los<br />

necesarios dones <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Pero<br />

cuando la plena revelación <strong>de</strong> Dios quedó<br />

disponible en la Biblia, los dones<br />

milagrosos <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> ser necesarios y<br />

fueron puestos a un lado. La palabra niño<br />

aquí significa un niño <strong>de</strong> pecho, sin toda la<br />

capacidad <strong>de</strong>l habla.<br />

13:12 En tanto que estamos en la tierra, Ahora (durante la era apostólica) vemos


vemos cosas oscura e indistintamente, como<br />

si estuviésemos mirando en un espejo<br />

borroso. En el cielo, en cambio, veremos<br />

como cara a cara, es <strong>de</strong>cir, sin nada en medio<br />

que pueda obstaculizar la visión. Ahora<br />

nuestro conocimiento es parcial, pero<br />

entonces conoceremos así como somos<br />

conocidos —lo que significa más<br />

plenamente—. Nunca tendremos un perfecto<br />

conocimiento, ni en el cielo. Sólo Dios es<br />

omnisciente. Pero nuestro conocimiento será<br />

inmensamente mayor que ahora.<br />

en un espejo, oscuramente. Ninguno <strong>de</strong><br />

nosotros (los apóstoles) hemos recibido la<br />

plena revelación <strong>de</strong> Dios. Nos está siendo<br />

dada a porciones, como partes <strong>de</strong> un<br />

rompecabezas. Cuando sea completado el<br />

Canon <strong>de</strong> las Escrituras, la oscuridad dará<br />

paso a la luz y podremos ver la imagen en<br />

su integridad. Nuestro conocimiento (como<br />

apóstoles y profetas) es por ahora parcial.<br />

Pero cuando se haya añadido el último libro<br />

<strong>de</strong>l NT, conoceremos más plena e<br />

íntimamente que nunca antes.<br />

Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar este capítulo, es necesario hacer unas observaciones. Como se ha<br />

mencionado más arriba, una interpretación ampliamente aceptada <strong>de</strong> los versículos 8–12 es<br />

que contrastan las condiciones en esta vida con las <strong>de</strong>l estado eterno.<br />

Pero muchos <strong>de</strong>votos cristianos mantienen una posición <strong>de</strong> CANON COMPLETADO,<br />

creyendo que el propósito <strong>de</strong> los dones <strong>de</strong> señales fue el <strong>de</strong> confirmar la predicación <strong>de</strong> los<br />

apóstoles antes que la palabra <strong>de</strong> Dios fuese dada en su forma escrita final, y que la<br />

necesidad <strong>de</strong> estos dones milagrosos terminó cuando quedó completado el NT. Aunque esta<br />

segunda postura merece una seria consi<strong>de</strong>ración, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>mostrada <strong>de</strong><br />

manera <strong>de</strong>cisiva. Aunque creamos que los dones <strong>de</strong> señales pasaron mayormente al final <strong>de</strong><br />

la era apostólica, no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> una manera rotunda que Dios no podría emplear<br />

estos dones en la actualidad, si así lo <strong>de</strong>sease. Sea cual sea la postura que mantengamos, las<br />

lecciones permanentes son que mientras que los dones <strong>de</strong>l Espíritu son parciales y<br />

temporales, el fruto <strong>de</strong>l Espíritu es eterno y más excelente. Si practicamos el amor, esto nos<br />

protegerá <strong>de</strong>l mal uso <strong>de</strong> los dones y <strong>de</strong> las contiendas y divisiones que han surgido como<br />

resultado <strong>de</strong> su abuso.<br />

14:1 Es evi<strong>de</strong>nte la conexión con el capítulo anterior. Los cristianos <strong>de</strong>berían procurar<br />

alcanzar el amor, y esto significará que siempre estarán tratando <strong>de</strong> servir a otros.<br />

Deberían también con fervor <strong>de</strong>sear los dones espirituales para su asamblea. Aunque es<br />

cierto que los dones son distribuidos por el Espíritu como Él <strong>de</strong>sea, también lo es que<br />

po<strong>de</strong>mos pedir dones que serán <strong>de</strong>l mayor valor en la comunión local. Así sugiere Pablo<br />

que el don <strong>de</strong> profecía es eminentemente <strong>de</strong>seable. Y prosigue explicando por qué la<br />

profecía, por ejemplo, es <strong>de</strong> mayor beneficio que las lenguas.<br />

14:2 El que habla en lenguas sin interpretación no está hablando para beneficio <strong>de</strong> la<br />

congregación. Dios compren<strong>de</strong> lo que está diciendo, pero la gente no, porque es para ellos<br />

una lengua extraña. Podría estar exponiendo verda<strong>de</strong>s maravillosas hasta ahora<br />

<strong>de</strong>sconocidas, pero no les hace bien porque es todo ininteligible.<br />

14:3 El que profetiza, en cambio, edifica a los <strong>de</strong>más, los exhorta y consuela. La<br />

explicación <strong>de</strong> ello es que está hablando en el lenguaje <strong>de</strong> la gente; esto es lo que marca la<br />

diferencia. Cuando Pablo dice que el profeta edifica, mueve y aplica vendajes, no está<br />

dando una <strong>de</strong>finición. Está sencillamente diciendo que estos resultados seguirán cuando el<br />

mensaje sea dado en una lengua que la gente conozca.<br />

14:4 El versículo 14 se emplea comúnmente para justificar el uso privado <strong>de</strong> las lenguas<br />

para la propia edificación. Pero el hecho <strong>de</strong> que la palabra «<strong>iglesia</strong>» se encuentra nueve


veces en este capítulo (vv. 4, 5, 12, 23, 28, 33, 34, 35) ofrece una evi<strong>de</strong>ncia bien<br />

convincente <strong>de</strong> que Pablo no está tratando acerca <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>vocional <strong>de</strong> un creyente en la<br />

intimidad <strong>de</strong> su habitación, sino acerca <strong>de</strong>l empleo <strong>de</strong> las lenguas en la <strong>iglesia</strong> local. El<br />

contexto muestra que, lejos <strong>de</strong> abogar por el uso <strong>de</strong> las lenguas para la propia edificación, el<br />

apóstol con<strong>de</strong>na todo empleo <strong>de</strong>l don en la <strong>iglesia</strong> que no tenga como resultado ayudar a<br />

otros. El amor piensa en los <strong>de</strong>más, no en uno mismo. Si el don <strong>de</strong> las lenguas se emplea<br />

con amor, beneficiará a otros y no sólo a uno mismo.<br />

El que profetiza, edifica a la <strong>iglesia</strong>. No está exhibiendo este don para su ventaja<br />

personal, sino que habla <strong>de</strong> manera constructiva en un lenguaje que la congregación pue<strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r.<br />

14:5 Pablo no menosprecia el don <strong>de</strong> lenguas; se da cuenta <strong>de</strong> que es un don <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo. No podría ni querría menospreciar nada que venga <strong>de</strong>l Espíritu. Cuando<br />

dice: Querría que todos vosotros hablaseis en lenguas, está renunciando a todo <strong>de</strong>seo<br />

egoísta <strong>de</strong> limitar este don a sí mismo y a unos pocos favorecidos. Su <strong>de</strong>seo es similar al<br />

expresado por Moisés: «¡Ojalá todo el pueblo <strong>de</strong> Jehová fuese profeta, y Jehová pusiera su<br />

espíritu sobre ellos!» (Nm. 11:29b). Pero al <strong>de</strong>cir esto, Pablo sabía que no es la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios que todos los creyentes tuviesen un mismo don (véase 12:29–30).<br />

Él querría más que los corintios profetizasen, porque con ello se edificarían<br />

mutuamente, mientras que cuando hablasen en lenguas sin interpretación, sus oyentes no<br />

compren<strong>de</strong>rían, y por ello no resultarían beneficiados. Pablo prefería la edificación a la<br />

exhibición. «Lo que asombra es mucho menos importante que lo que edifica», como dice<br />

Kelly.<br />

La expresión a no ser que las interprete podría significar «a no ser que el que hable en<br />

lenguas interprete», o «a no ser que alguien interprete».<br />

14:6 Incluso si el mismo Pablo llegaba a Corinto hablando en lenguas, no les serviría<br />

<strong>de</strong> provecho excepto si podían compren<strong>de</strong>r lo que les <strong>de</strong>cía como revelación y ciencia, o<br />

profecía y enseñanza. Los comentaristas están <strong>de</strong> acuerdo en que revelación y<br />

conocimiento tienen que ver con la recepción interior, mientras que la profecía y la<br />

enseñanza tienen que ver con la transmisión <strong>de</strong> lo mismo. El argumento <strong>de</strong> Pablo en este<br />

versículo es que para que sea <strong>de</strong> provecho para la <strong>iglesia</strong>, el mensaje ha <strong>de</strong> ser<br />

comprendido. Pasa a <strong>de</strong>mostrar esto en los siguientes versículos.<br />

14:7 Primero, emplea la ilustración <strong>de</strong> los instrumentos musicales. Excepto si una<br />

flauta o cítara hace una distinción <strong>de</strong> notas, nadie sabrá lo que se está tocando o tañendo.<br />

La misma i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> la música incluye el pensamiento <strong>de</strong> la distinción entre notas, un<br />

ritmo <strong>de</strong>terminado y una cierta claridad.<br />

14:8 Lo mismo suce<strong>de</strong> con una trompeta. El llamamiento a las armas ha <strong>de</strong> ser claro y<br />

concreto; si no, nadie se preparará para la batalla. Si el corneta se limita a ponerse en pie<br />

y tocar un largo toque monótono, nadie se moverá.<br />

14:9 Así suce<strong>de</strong> en el caso <strong>de</strong> la lengua humana. Excepto si las palabras que<br />

pronunciamos son comprensibles, nadie sabrá lo que <strong>de</strong>cimos. Sería tan inútil como hablar<br />

al aire. (En el v. 9, «lengua» <strong>de</strong>signa al órgano <strong>de</strong>l habla, no a una lengua extranjera.) En<br />

todo esto hay una aplicación práctica, es <strong>de</strong>cir, que el ministerio o la enseñanza han <strong>de</strong> ser<br />

claros y sencillos. Si es «profundo» y va más allá <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> los oyentes, no les será<br />

<strong>de</strong> provecho. Podría tener como resultado ser para una cierta gratificación <strong>de</strong>l orador, pero<br />

no servirá <strong>de</strong> ayuda al pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

14:10 Pablo pasa a otra ilustración <strong>de</strong> la verdad que ha estado exponiendo. Se refiere a<br />

las tantas clases <strong>de</strong> lenguas que hay… en el mundo. Aquí el tema es más amplio que las


lenguas humanas: incluye las comunicaciones <strong>de</strong> otras criaturas. Quizá Pablo está pensando<br />

en las varias llamadas <strong>de</strong> aves y en los chillidos y gruñidos empleados por los animales.<br />

Sabemos, por ejemplo, que hay ciertas llamadas <strong>de</strong> celo, migratorias y <strong>de</strong> comida que<br />

emplean las aves. También hay ciertas voces empleadas por los animales para advertir <strong>de</strong><br />

peligro. Pablo está sencillamente diciendo que todas estas voces tienen un significado<br />

<strong>de</strong>terminado. Ninguna <strong>de</strong> ellas carece <strong>de</strong> significado. Cada una <strong>de</strong> ellas se emplea para<br />

comunicar un mensaje <strong>de</strong>terminado.<br />

14:11 Esto es cierto también <strong>de</strong>l lenguaje humano. Excepto si uno habla con sones<br />

articulados, nadie podrá enten<strong>de</strong>rle. Igual daría que repitiese una jerigonza carente <strong>de</strong><br />

significado. Pocas experiencias pue<strong>de</strong>n ser más frustrantes que tratar <strong>de</strong> comunicarse con<br />

alguien que no comprenda el idioma <strong>de</strong> uno.<br />

14:12 A la vista <strong>de</strong> esto, los corintios <strong>de</strong>berían combinar su celo por los dones<br />

espirituales con el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> la edificación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Moffatt traduce así: «En este<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ir a la excelencia, haced <strong>de</strong> la edificación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> vuestro objetivo».<br />

Observemos que Pablo nunca los <strong>de</strong>salienta en su celo por los dones espirituales, sino que<br />

trata <strong>de</strong> conducirlos e instruirlos para que en el uso <strong>de</strong> estos dones alcancen las mayores<br />

metas.<br />

14:13 Si alguien habla en lenguas <strong>de</strong>bería orar por po<strong>de</strong>r interpretarlas. El<br />

significado podría ser orar para que alguien pueda interpretarlas. Es posible que uno que<br />

tenga el don <strong>de</strong> lenguas pueda también tener el don <strong>de</strong> interpretación, pero esto sería más la<br />

excepción que la regla. La analogía <strong>de</strong>l cuerpo humano sugiere diferentes funciones para<br />

distintos miembros.<br />

14:14 Si alguien, por ejemplo, ora en lenguas en una reunión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, su espíritu<br />

ora en el sentido <strong>de</strong> que sus sentimientos encuentran expresión, pero no en la lengua<br />

comúnmente empleada. Pero su entendimiento queda sin fruto en el sentido <strong>de</strong> que no<br />

beneficia a nadie más. La congregación no sabe lo que está diciendo. Como explicaremos<br />

en las notas sobre 14:19, tomamos la frase mi entendimiento como significando «la<br />

comprensión que los otros tienen <strong>de</strong> mí».<br />

14:15 ¿Qué, pues? ¿A qué conclusión llegamos? Sencillamente, a ésta: Pablo no sólo<br />

orará con el espíritu, pero orará también <strong>de</strong> forma que sea entendido. Esto es lo que se<br />

significa por la expresión oraré también con el entendimiento. No significa que orará con<br />

su propio entendimiento, sino que orará <strong>de</strong> modo que pueda ser <strong>de</strong> ayuda para que los<br />

<strong>de</strong>más comprendan. Así cantará también con el espíritu, y también cantará <strong>de</strong> modo que<br />

sea entendido.<br />

14:16 En el versículo 16 queda meridianamente claro que éste es el sentido correcto <strong>de</strong>l<br />

pasaje. Si Pablo daba gracias con su espíritu, pero no <strong>de</strong> forma que otros le comprendiesen,<br />

¿cómo podría <strong>de</strong>cir el Amén al final alguien que no comprendía sus palabras?<br />

El que ocupa lugar <strong>de</strong> oyente sencillo significa la persona sentada entre los oyentes y<br />

que no conoce la lengua empleada por el que habla. Este versículo, <strong>de</strong> pasada, autoriza el<br />

uso inteligente <strong>de</strong>l «Amén» en las reuniones públicas <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

14:17 Hablando en una lengua extranjera, uno podría estar dando verda<strong>de</strong>ramente<br />

gracias a Dios, pero el otro no es edificado si no sabe lo que se está diciendo.<br />

14:18 El apóstol tenía evi<strong>de</strong>ntemente la capacidad <strong>de</strong> hablar más lenguas extranjeras<br />

que todos ellos. Sabemos que Pablo hablaba varias lenguas, pero aquí la referencia es<br />

indudablemtne al don <strong>de</strong> lenguas.<br />

14:19 A pesar <strong>de</strong> esta capacidad lingüística superior, Pablo dice que prefiere hablar<br />

cinco palabras con su entendimiento, es <strong>de</strong>cir, para po<strong>de</strong>r ser entendido, que diez mil


palabras en lenguas extranjeras. No estaba interesado en absoluto en usar este don para su<br />

propia exhibición. Su principal objetivo era ayudar al pueblo <strong>de</strong> Dios. Por ello, <strong>de</strong>cidió que<br />

cuando hablase, lo haría <strong>de</strong> tal manera que los <strong>de</strong>más le comprendiesen.<br />

La expresión mi entendimiento se conoce como un «genitivo objetivo». No se refiere a<br />

lo que yo mismo entiendo, sino a lo que otros entien<strong>de</strong>n cuando hablo.<br />

Hodge <strong>de</strong>muestra que el contexto aquí tiene que ver no con el propio entendimiento <strong>de</strong><br />

Pablo <strong>de</strong> lo que él mismo hablaba en lenguas, sino con el entendimiento que los otros<br />

tuviesen <strong>de</strong> lo que él <strong>de</strong>cía.<br />

No es <strong>de</strong> creer que Pablo diera gracias a Dios por estar más abundantemente dotado <strong>de</strong>l<br />

don <strong>de</strong> lenguas, si dicho don hubiera consistido en la capacidad <strong>de</strong> hablar en palabras que él<br />

mismo no entendía, y cuyo uso, según tal suposición, no podía beneficiarle a él ni a los<br />

<strong>de</strong>más. Es igualmente evi<strong>de</strong>nte en este versículo que hablar en lenguas no era hablar en un<br />

estado <strong>de</strong> inconsciencia mental. La doctrina tradicional respecto a la naturaleza <strong>de</strong> este don<br />

es la única que armoniza con este pasaje. Pablo dice que aunque pudiera hablar en lenguas<br />

extranjeras más que los corintios, antes hablaría cinco palabras con entendimiento, es <strong>de</strong>cir,<br />

<strong>de</strong> modo inteligible, que diez mil palabras en lengua <strong>de</strong>sconocida. En la <strong>iglesia</strong>, o sea, en la<br />

asamblea o reunión. Para que enseñe también a otros (katëcheö, que significa instruir<br />

oralmente, Gá. 6:6). Esto <strong>de</strong>muestra lo que se significa hablar con entendimiento. Es hablar<br />

<strong>de</strong> tal manera que se comunique instrucción.<br />

14:20 Pablo exhorta a renglón seguido a los corintios frente a la inmadurez en su modo<br />

<strong>de</strong> pensar. Los niños prefieren la diversión a la utilidad, las cosas rutilantes a las estables.<br />

Pablo está diciendo: «No os <strong>de</strong>leitéis <strong>de</strong> manera infantil en estos dones espectaculares que<br />

utilizáis para vuestra propia exhibición. Hay un sentido en el que <strong>de</strong>beríais ser como niños,<br />

y es en la cuestión <strong>de</strong> la malicia o mal. Pero en otras cuestiones <strong>de</strong>beríais pensar con la<br />

madurez <strong>de</strong> los hombres».<br />

14:21 Luego el apóstol cita <strong>de</strong> Isaías para mostrar que las lenguas son señal a los<br />

incrédulos y no a los creyentes. Dios dijo que a causa <strong>de</strong> que los hijos <strong>de</strong> Israel habían<br />

rechazado Su mensaje y se habían burlado <strong>de</strong>l mismo, Él les hablaría por medio <strong>de</strong> una<br />

lengua extraña (Is. 28:11). El cumplimiento <strong>de</strong> esto tuvo lugar cuando los invasores asirios<br />

entraron en la tierra <strong>de</strong> Israel y los israelitas oyeron la lengua asiria hablada en medio <strong>de</strong><br />

ellos. Esto era una señal para ellos <strong>de</strong> su rechazamiento <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

14:22 El argumento aquí es que por cuanto Dios había dispuesto las lenguas como<br />

señal a los incrédulos, que los corintios no <strong>de</strong>bían insistir en emplearlas tan libremente en<br />

las reuniones <strong>de</strong> los creyentes. Sería mejor que profetizasen, por cuanto la profecía era<br />

señal a los creyentes, no a los incrédulos.<br />

14:23 Si toda la <strong>iglesia</strong> se reúne en un solo lugar, y todos los cristianos hablan en<br />

lenguas sin interpretación, ¿qué pensarían <strong>de</strong> ello los extraños que entrasen? No sería un<br />

testimonio para ellos; más bien pensarían que los santos eran casos <strong>de</strong> perturbación mental.<br />

Hay una aparente contradicción entre el versículo 22 y los versículos 23–25. En el v. 22<br />

se nos dice que las lenguas son señal a los incrédulos, mientras que la profecía lo es a los<br />

creyentes. Pero en los vv. 23–25 Pablo dice que las lenguas usadas en la <strong>iglesia</strong> podrían<br />

sólo confundir y hacer tropezar a los incrédulos, mientras que la profecía podría serles <strong>de</strong><br />

ayuda.<br />

La explicación <strong>de</strong> esta aparente contradicción es como sigue: Los incrédulos en el<br />

versículo 22 son los que han rechazado la palabra <strong>de</strong> Dios y han cerrado sus corazones a la<br />

verdad. Las lenguas son una señal <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios sobre ellos, como lo fueron sobre<br />

Israel en el pasaje <strong>de</strong> Isaías (v. 21). Los incrédulos en los vv. 23–25 son los que están


dispuestos a ser enseñados. Están abiertos a escuchar la palabra <strong>de</strong> Dios, como se hace<br />

evi<strong>de</strong>nte por su presencia en una asamblea cristiana. Si oyen a los cristianos hablar en<br />

lenguas extranjeras sin interpretación, serán estorbados, no ayudados.<br />

14:24 Si entran extraños en una reunión don<strong>de</strong> los cristianos están profetizando y no<br />

hablando en lenguas, los visitantes oyen y compren<strong>de</strong>n lo que se está diciendo, y por todos<br />

es convencido, por todos es juzgado. Lo que el apóstol está <strong>de</strong>stacando aquí es que no se<br />

produce ninguna verda<strong>de</strong>ra convicción <strong>de</strong> pecado excepto si los oyentes compren<strong>de</strong>n lo que<br />

se está diciendo. Cuando se emplean lenguas sin interpretación, entonces es evi<strong>de</strong>nte que<br />

los visitantes no reciben ayuda alguna. Los que profeticen lo harán, naturalmente, en la<br />

lengua empleada corrientemente en esta área, y como resultado, los oyentes quedarán<br />

impresionados por lo que han oído.<br />

14:25 Lo secreto <strong>de</strong> su corazón se hace manifiesto por la profecía. Se da cuenta <strong>de</strong><br />

que quien habla se está dirigiendo directamente a él. El Espíritu <strong>de</strong> Dios obra convicción en<br />

su alma. Y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, <strong>de</strong>clarando que Dios está<br />

verda<strong>de</strong>ramente entre ellos.<br />

De modo que el argumento <strong>de</strong> Pablo en los versículos 22–25 es que las lenguas sin<br />

interpretación no producen convicción alguna entre los incrédulos, mientras que la profecía<br />

sí lo hace.<br />

14:26 Debido a los abusos introducidos en la <strong>iglesia</strong> en relación con el don <strong>de</strong> lenguas,<br />

era necesario que el Espíritu <strong>de</strong> Dios estableciese ciertas normas para controlar el uso <strong>de</strong><br />

este don. En los versículos 26–28 tenemos estos controles.<br />

¿Qué sucedía cuando la <strong>iglesia</strong> primitiva se reunía? Se ve por el versículo 26 que las<br />

reuniones eran muy informales y libres. Había libertad para que el Espíritu <strong>de</strong> Dios usase<br />

los varios dones que había dado a la <strong>iglesia</strong>. Un hombre, por ejemplo, leería un salmo y<br />

luego algún otro daría una enseñanza. Otro hablaría en una lengua extranjera. Otro<br />

presentaría una revelación que hubiese recibido directamente <strong>de</strong>l Señor. Otro interpretaría<br />

la lengua que había sido pronunciada. Pablo da una tácita aprobación a esta «reunión<br />

abierta» en la que había libertad para que el Espíritu <strong>de</strong> Dios hablase por medio <strong>de</strong><br />

diferentes hermanos. Pero habiendo establecido esto, expone el primer control en el<br />

ejercicio <strong>de</strong> estos dones. Todo ha <strong>de</strong> ser hecho para edificación. El mero hecho <strong>de</strong> que algo<br />

sea sensacional o espectacular no significa que tenga sitio en la <strong>iglesia</strong>. Para ser aceptable,<br />

el ministerio ha <strong>de</strong> tener el efecto <strong>de</strong> edificar al pueblo <strong>de</strong> Dios. Esto es lo que se significa<br />

por edificación —crecimiento espiritual.<br />

14:27 El segundo control es que en cualquier reunión no más <strong>de</strong> tres pue<strong>de</strong>n hablar en<br />

lenguas. Si habla alguno en lenguas, que lo hagan dos, o a lo más tres. No <strong>de</strong>bía haber<br />

ninguna reunión en la que se levantasen una multitud <strong>de</strong> gente para mostrar su pericia en las<br />

lenguas extranjeras.<br />

Luego vemos que los dos o tres que podían hablar en lenguas en cualquier reunión dada<br />

<strong>de</strong>bían hacerlo por turno. Esto significa que no podían hablar simultáneamente, sino uno<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l otro. Esto evitaría la baraúnda y la confusión <strong>de</strong> varios hablando a la vez.<br />

La cuarta regla es que <strong>de</strong>be haber un intérprete. Que uno interprete. Si alguien se<br />

levantase para hablar en una lengua extranjera, se ha <strong>de</strong>terminar primero si hay alguien<br />

presente para interpretar lo que está para <strong>de</strong>cir.<br />

14:28 Y si no hubiere intérprete, entonces ha <strong>de</strong> callar en la <strong>iglesia</strong>. Podría quedarse<br />

allá sentado y hablar inaudiblemente para sí mismo y para Dios en esta lengua extranjera,<br />

pero no se le permitía hacerlo públicamente.


14:29 Las reglas para el gobierno <strong>de</strong>l don profético se establecen en los versículos 29–<br />

33a. Primero podían hablar dos o tres <strong>de</strong> los profetas, y los <strong>de</strong>más <strong>de</strong>bían discernir. No<br />

más que tres podían tomar parte en cualquier reunión, y los cristianos que escuchaban<br />

<strong>de</strong>bían <strong>de</strong>terminar si se trataba <strong>de</strong> una proclamación verda<strong>de</strong>ramente divina, o si aquel<br />

hombre podía ser un falso profeta.<br />

14:30 Como hemos mencionado antes, un profeta recibía comunicaciones directas <strong>de</strong>l<br />

Señor y las revelaba a la <strong>iglesia</strong>. Pero es posible que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> dar esta revelación<br />

prosiguiese predicando a la gente. De modo que el apóstol pone la regla <strong>de</strong> que si un<br />

profeta está hablando y algo le es revelado a otro profeta sentado en la reunión, entonces<br />

se requiere <strong>de</strong>l primero que calle para dar paso al otro que ha recibido la última revelación.<br />

La razón, como se ha sugerido, es que cuanto más hable el primero, tanto más susceptible<br />

es a hablar por su propia capacidad y no por inspiración. En un discurso sostenido hay<br />

siempre el peligro <strong>de</strong> pasar <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Dios a las propias. La revelación es superior a<br />

cualquier otra cosa.<br />

14:31 Los profetas <strong>de</strong>bían recibir la oportunidad <strong>de</strong> hablar uno por uno. Ningún<br />

profeta <strong>de</strong>bería tomar todo el tiempo. De esta manera, la <strong>iglesia</strong> recibiría el mayor beneficio<br />

—todos podrían apren<strong>de</strong>r, y todos serían exhortados o alentados.<br />

14:32 En el versículo 32 se establece un principio <strong>de</strong> gran importancia. Leyendo entre<br />

líneas, sospechamos que los corintios tenían la falsa i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que cuanto más un hombre era<br />

poseído por el Espíritu <strong>de</strong> Dios, tanto menos dominio propio tenía. Pensaban que era<br />

llevado a un estado <strong>de</strong> éxtasis, y mantenían, según Go<strong>de</strong>t, que cuanto más espíritu, menos<br />

inteligencia habría, o conciencia <strong>de</strong> uno mismo. Para ellos, un hombre bajo el control <strong>de</strong>l<br />

Espíritu estaba en un estado <strong>de</strong> pasividad y no podía controlar su habla, la cantidad <strong>de</strong><br />

tiempo que hablaba ni sus acciones en general. Esta i<strong>de</strong>a queda totalmente refutada por el<br />

pasaje <strong>de</strong> la Escritura que tenemos ante nosotros. Los espíritus <strong>de</strong> los profetas estén<br />

sometidos a los profetas. Esto significa que nadie es llevado aparte <strong>de</strong> su consentimiento<br />

ni contra su voluntad. No pue<strong>de</strong> evadir las instrucciones <strong>de</strong> este capítulo con el pretexto <strong>de</strong><br />

que no pue<strong>de</strong> resistir su impulso. Él mismo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar cuándo o cuánto ha <strong>de</strong> hablar.<br />

14:33 Dios no es Dios <strong>de</strong> confusión, sino <strong>de</strong> paz. En otras palabras, si una reunión es<br />

la escena <strong>de</strong> barahúnda y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, ¡entonces pue<strong>de</strong>s estar seguro <strong>de</strong> que el Espíritu <strong>de</strong><br />

Dios no está controlándola!<br />

14:34 Como bien se sabe, las divisiones <strong>de</strong> los versículos e incluso la puntuación <strong>de</strong>l<br />

NT se añadieron siglos <strong>de</strong>spués que fueron escritos los manuscritos originales. La última<br />

cláusula <strong>de</strong>l versículo 33 tiene mucho más sentido como modificadora <strong>de</strong> la práctica <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> en el versículo 34 que como verdad universal acerca <strong>de</strong>l Dios omnipresente (algunos<br />

<strong>Nuevo</strong>s <strong>Testamento</strong>s griegos y traducciones emplean esta puntuación). Por ejemplo, la<br />

RVR y la RVR77 traducen en este sentido: «Como en todas las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> los santos,<br />

vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que<br />

estén sometidas, como también la ley lo dice». Las instrucciones que Pablo da a los santos<br />

<strong>de</strong> Corinto no son sólo <strong>de</strong> aplicación para ellos. Son las mismas instrucciones que han sido<br />

dirigidas a todas las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> los santos. El testimonio uniforme <strong>de</strong>l NT es que en tanto<br />

que las mujeres tienen muchos y valiosos ministerios, no les es dado tener un ministerio<br />

público a toda la <strong>iglesia</strong>. Han recibido el sublime trabajo <strong>de</strong>l hogar y <strong>de</strong> la crianza <strong>de</strong> los<br />

hijos. Pero no se les permite hablar públicamente en la asamblea. Su puesto ha <strong>de</strong> ser <strong>de</strong><br />

sujeción al hombre.<br />

Creemos que la expresión como también la ley lo dice se refiere a que la mujer sea<br />

sujeta al hombre. Esto se enseña claramente en la ley, que aquí probablemente significa <strong>de</strong>


manera primordial el Pentateuco. Génesis 3:16, por ejemplo, dice: «Tu <strong>de</strong>seo será para tu<br />

marido, y él se enseñoreará <strong>de</strong> ti».<br />

A menudo se mantiene que lo que Pablo prohíbe en este versículo es que las mujeres<br />

charlen o chismeen durante el servicio. Pero esta interpretación es insostenible. La palabra<br />

que aquí se traduce hablar (laleö) no significaba charlar en griego koiné. Esta misma<br />

palabra se emplea <strong>de</strong> Dios en el versículo 21 <strong>de</strong> este capítulo y en Hebreos 1:1. Significa<br />

hablar con autoridad.<br />

14:35 A<strong>de</strong>más, a las mujeres no se les permite hacer preguntas públicamente en la<br />

<strong>iglesia</strong>. Si quieren apren<strong>de</strong>r algo, pregunten en casa a sus maridos. Algunas mujeres<br />

podrían tratar <strong>de</strong> evadir la anterior prohibición <strong>de</strong> hablar haciendo preguntas. Es bien<br />

posible enseñar mediante la sencilla acción <strong>de</strong> hacer preguntas a otros. Así que este<br />

versículo cierra el paso a cualquier escapatoria u objeción <strong>de</strong> este tipo.<br />

Si se pregunta cómo esto se aplica a una mujer soltera o a una viuda, la respuesta es que<br />

las Escrituras no buscan cubrir todos los posibles casos individuales, sino que sencillamente<br />

enuncian principios generales. Si una mujer no tiene marido, pue<strong>de</strong> preguntar a su padre,<br />

hermano o a alguno <strong>de</strong> los ancianos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. En realidad, podría traducirse: «que<br />

pregunten a sus varones en casa». La norma básica que <strong>de</strong>be recordarse es que es<br />

in<strong>de</strong>coroso para las mujeres el hablar en la congregación.<br />

14:36 Evi<strong>de</strong>ntemente, el Apóstol Pablo era consciente <strong>de</strong> que su enseñanza acerca <strong>de</strong><br />

este tema suscitaría consi<strong>de</strong>rables resistencias. ¡Y cuánta razón tenía! Para confrontar todo<br />

este tipo <strong>de</strong> argumentos, emplea la ironía en el versículo 36, preguntando: ¿Acaso ha<br />

procedido <strong>de</strong> vosotros la palabra <strong>de</strong> Dios, o ha llegado sólo a vosotros? En otras<br />

palabras, si los corintios profesaban saber más <strong>de</strong> esto que el apóstol, les preguntaría si<br />

acaso ellos, como <strong>iglesia</strong>, habían producido la palabra <strong>de</strong> Dios, o si acaso ellos eran los<br />

únicos a los que había llegado. Por su actitud, parecían establecerse a sí mismos como una<br />

autoridad oficial acerca <strong>de</strong> estas cuestiones. Pero la verdad es que ninguna <strong>iglesia</strong> originó la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios, y ninguna <strong>iglesia</strong> tiene exclusivos <strong>de</strong>rechos sobre la misma.<br />

14:37 En relación con las anteriores instrucciones, el apóstol <strong>de</strong>staca aquí que no son<br />

i<strong>de</strong>as o interpretaciones suyas, sino que son mandamientos <strong>de</strong>l Señor.<br />

14:38 Naturalmente, algunos habría no dispuestos a aceptarlas como tales<br />

mandamientos <strong>de</strong>l Señor, y entonces el apóstol aña<strong>de</strong>: Pero si alguno lo ignora, que lo<br />

ignore. Si una persona rehúsa reconocer la inspiración <strong>de</strong> estos escritos y acatarlos con<br />

obediencia, no hay otra alternativa sino que continúe en su ignorancia.<br />

14:39 Recapitulando las prece<strong>de</strong>ntes instrucciones acerca <strong>de</strong>l ejercicio <strong>de</strong> los dones,<br />

Pablo les cuenta ahora a los hermanos que anhelen el profetizar, pero que no impidan el<br />

hablar en lenguas. Este versículo muestra la relativa importancia <strong>de</strong> estos dos dones: el<br />

primero habían <strong>de</strong> <strong>de</strong>searlo con anhelo, mientras que el otro no <strong>de</strong>bían prohibirlo. La<br />

profecía era más valiosa que las lenguas porque los pecadores quedaban convictos por ella<br />

y los santos edificados. Las lenguas sin interpretación no servían más que para hablar a<br />

Dios y a uno mismo, y para exhibir una pericia en una lengua extranjera, pericia que les<br />

había sido dada por Dios.<br />

14:40 La última palabra amonestativa <strong>de</strong> Pablo es: hágase todo <strong>de</strong>centemente y con<br />

or<strong>de</strong>n. Es significativo que este control aparezca en este capítulo. A lo largo <strong>de</strong> los años,<br />

los que han pretendido la capacidad <strong>de</strong> hablar en lenguas no se han hecho notar por el buen<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> sus reuniones. Más bien, muchas <strong>de</strong> sus reuniones han sido escenas <strong>de</strong> emoción<br />

<strong>de</strong>scontrolada y confusión generalizada.


Recapitulando, pues, el apóstol Pablo establece los siguientes controles para el uso <strong>de</strong><br />

las lenguas en la <strong>iglesia</strong> local:<br />

1. No <strong>de</strong>bemos impedir el uso <strong>de</strong> las lenguas (v. 39).<br />

2. Si alguien habla en una lengua, ha <strong>de</strong> haber un intérprete (vv. 27c, 28).<br />

3. No más <strong>de</strong> tres pue<strong>de</strong>n hablar en lenguas en cualquier reunión (v. 27a).<br />

4. Han <strong>de</strong> hablar uno a la vez (v. 27b).<br />

5. Lo que digan ha <strong>de</strong> ser para edificación (v. 26b).<br />

6. Las mujeres han <strong>de</strong> mantener silencio (v. 34).<br />

7. Todo <strong>de</strong>be hacerse <strong>de</strong>centemente y con or<strong>de</strong>n (v. 40).<br />

Éstos son los controles permanentes que se aplican a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> nuestros días.<br />

IV. RESPUESTAS DE PABLO A LOS QUE NEGABAN LA<br />

RESURRECCIÓN (Cap. 15)<br />

Éste es el gran capítulo <strong>de</strong> la resurrección. Algunos maestros penetraron en la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong><br />

Corinto negando la posibilidad <strong>de</strong> la resurrección corporal. No negaban la vida <strong>de</strong><br />

ultratumba, pero posiblemente sugerían que seríamos simples seres espirituales, sin cuerpos<br />

literales. El apóstol da aquí su réplica clásica a estas negaciones.<br />

A. La certidumbre <strong>de</strong> la Resurrección (Cap. 15:1–34)<br />

15:1–2 Pablo les recuerda las buenas nuevas que les había predicado, que ellos habían<br />

recibido, y en las cuales también estaban firmes. No era una nueva doctrina para los<br />

corintios, pero era necesario que les fuese recordada en este momento crítico. Era este<br />

evangelio por el que los corintios habían sido salvos. Luego Pablo aña<strong>de</strong> las palabras si<br />

retenéis la palabra que os he predicado… si no creísteis en vano. Era por el evangelio<br />

<strong>de</strong> la resurrección que ellos habían sido salvos, excepto, claro, que no hubiese resurrección,<br />

en cuyo caso no podrían haber sido salvos en absoluto. El si condicional en este pasaje no<br />

expresa dudas en cuanto a la salvación <strong>de</strong> ellos, ni enseña que sean salvos por retener la<br />

palabra. Más bien, Pablo está diciendo que si no hay la resurrección, que entonces ellos no<br />

han sido salvos para nada. En otras palabras: los que negaban la resurrección corporal<br />

estaban lanzando un ataque frontal contra toda la verdad <strong>de</strong>l evangelio. Para Pablo, la<br />

resurrección era algo fundamental. Sin ella no había cristianismo. Por esto, este versículo es<br />

un reto a los corintios para que retuviesen el evangelio que habían recibido, frente a los<br />

ataques que se lanzaban entonces contra el mismo.<br />

15:3 Pablo había transmitido a los corintios el mensaje que asimismo había recibido<br />

por revelación divina. La primera doctrina cardinal <strong>de</strong> aquel mensaje era que Cristo murió<br />

por nuestros pecados, conforme a las Escrituras. Esto enfatiza el carácter substitutivo <strong>de</strong><br />

la muerte <strong>de</strong> Cristo. Él no murió por Sus propios pecados, ni como mártir: murió por<br />

nuestros pecados. Él murió para pagar la pena que nuestros pecados merecían. Esto fue<br />

todo conforme a las Escrituras. Las Escrituras aquí es una <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> las Escrituras<br />

<strong>de</strong>l AT, por cuanto el NT no estaba todavía en forma escrita. ¿Pre<strong>de</strong>cían realmente las


Escrituras <strong>de</strong>l AT que Cristo moriría por los pecados <strong>de</strong>l pueblo? La respuesta es un<br />

rotundo «¡Sí!». Isaías 53, vv. 5 y 6, son prueba suficiente <strong>de</strong> ello.<br />

15:4 La sepultura <strong>de</strong> Cristo fue profetizada en Isaías 53:9, y Su resurrección en el<br />

Salmo 16:9, 10. Es importante observar cómo Pablo enfatiza el testimonio <strong>de</strong> las<br />

Escrituras. Esta <strong>de</strong>bería ser siempre la prueba en todas las cuestiones tocantes a nuestra fe:<br />

«¿Qué dicen las Escrituras?».<br />

15:5 En los versículos 5–7 tenemos una lista <strong>de</strong> aquellos que fueron testigos oculares <strong>de</strong><br />

la resurrección. Primero <strong>de</strong> todo, el Señor se apareció a Cefas (Pedro). Esto es en verdad<br />

muy conmovedor. El mismo discípulo infiel que había negado tres veces al Señor recibe la<br />

gracia y el privilegio <strong>de</strong> tener una aparición en privado <strong>de</strong> aquel mismo Señor en<br />

resurrección. En verdad, ¡cuán gran<strong>de</strong> es la gracia <strong>de</strong>l Señor Jesucristo! Después se<br />

apareció el Señor también a los doce discípulos. En realidad, los doce no estaban juntos en<br />

este tiempo, pero la expresión los doce se empleaba para <strong>de</strong>signar al conjunto <strong>de</strong> los<br />

discípulos, aunque no estuviese completo en cada momento <strong>de</strong>terminado. Se <strong>de</strong>bería<br />

observar que no todas las apariciones que se registran en los Evangelios están mencionadas<br />

en esta lista. El Espíritu <strong>de</strong> Dios selecciona estas apariciones <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo<br />

que son más pertinentes para Su <strong>de</strong>signio.<br />

15:6 Se cree comúnmente que la aparición <strong>de</strong>l Señor a más <strong>de</strong> quinientos hermanos a<br />

la vez tuvo lugar en Galilea. En el tiempo que Pablo escribía, la mayoría <strong>de</strong> estos hermanos<br />

vivían aún, aunque algunos habían partido para estar con el Señor. En otras palabras, si<br />

alguno quería contrastar la veracidad <strong>de</strong> lo que Pablo estaba diciendo, los testigos seguían<br />

vivos y podían ser interrogados.<br />

15:7 No hay manera <strong>de</strong> saber cuál es el Jacobo al que se hace referencia aquí, aunque<br />

la mayoría <strong>de</strong> los comentaristas suponen que se trata <strong>de</strong>l medio hermano <strong>de</strong>l Señor. El<br />

versículo 7 nos dice también que el Señor se apareció a todos los apóstoles.<br />

15:8 Pablo habla a continuación acerca <strong>de</strong> su propio encuentro personal <strong>de</strong>l Cristo<br />

resucitado. Este encuentro tuvo lugar en el camino <strong>de</strong> Damasco, cuando vio una gran luz<br />

<strong>de</strong>l cielo y se encontró con el Cristo glorificado cara a cara. Como a un abortivo significa<br />

un nacimiento fuera <strong>de</strong> tiempo. Vine lo explica como significando que tocante al tiempo,<br />

Pablo se refiere a sí mismo como inferior al resto <strong>de</strong> los apóstoles, así como un nacimiento<br />

inmaduro no llega a la categoría <strong>de</strong> un nacimiento maduro. Lo emplea como término <strong>de</strong><br />

propio vilipendio <strong>de</strong>bido a que en su vida pasada había sido perseguidor <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

15:9 Al pensar el apóstol en el privilegio que había tenido <strong>de</strong> encontrarse cara a cara<br />

con el Señor, queda lleno <strong>de</strong> un espíritu <strong>de</strong> humillación. Piensa acerca <strong>de</strong> cómo había<br />

perseguido a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios y cómo, a pesar <strong>de</strong> ello, el Señor lo había llamado a ser<br />

apóstol. Por ello, se postra en el polvo como el más pequeño <strong>de</strong> los apóstoles, y como<br />

no… digno <strong>de</strong> ser llamado apóstol.<br />

15:10 Luego se apresura a reconocer que todo lo que ahora es, lo es por la gracia <strong>de</strong><br />

Dios. Y él no aceptó esta gracia como cosa supuesta, sino que se consi<strong>de</strong>ró por ello bajo la<br />

más profunda obligación, y trabajó incesantemente para servir a aquel Cristo que le había<br />

salvado. Sin embargo, y en un sentido muy real, no era el mismo Pablo, sino la gracia <strong>de</strong><br />

Dios la que operaba con él.<br />

15:11 Ahora Pablo se i<strong>de</strong>ntifica con los otros apóstoles y dice que no importa quién <strong>de</strong><br />

ellos fuese el que predicase, que estaban unidos en su testimonio <strong>de</strong> evangelio, y en<br />

particular acerca <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo.<br />

15:12 En los versículos 12–19, Pablo da una lista <strong>de</strong> las consecuencias <strong>de</strong> la negación<br />

<strong>de</strong> la resurrección corporal. Primero, significaría que Cristo mismo no había resucitado.


Aquí, la lógica <strong>de</strong> Pablo es irrefutable. Algunos <strong>de</strong>cían que no había resurrección <strong>de</strong>l<br />

cuerpo. Muy bien, dice Pablo; si es así, entonces Cristo no ha resucitado. ¿Estáis los<br />

corintios dispuestos a admitir tal cosa? ¡Claro que no lo estaban! Para <strong>de</strong>mostrar la<br />

posibilidad <strong>de</strong> cualquier hecho, todo lo que es necesario hacer es <strong>de</strong>mostrar que ya ha<br />

sucedido. Para <strong>de</strong>mostrar la realidad <strong>de</strong> la resurrección corporal, Pablo está dispuesto a<br />

basar su argumento sobre el hecho simple <strong>de</strong> que Cristo… resucitó <strong>de</strong> los muertos.<br />

15:13 Pero si no hay resurrección <strong>de</strong> muertos, evi<strong>de</strong>ntemente tampoco Cristo<br />

resucitó. Una conclusión así lanzaría a los corintios a una negra <strong>de</strong>sesperanza.<br />

15:14 Si Cristo no resucitó, vana era entonces la predicación <strong>de</strong> los apóstoles,<br />

carente <strong>de</strong> toda realidad. ¿Por qué era vana? Primero <strong>de</strong> todo, porque el Señor Jesús había<br />

prometido que resucitaría <strong>de</strong> los muertos al tercer día. Si no resucitó entonces, en tal caso o<br />

bien era un impostor, o estaba hundido en el error. En cualquiera <strong>de</strong> los dos casos, no sería<br />

digno <strong>de</strong> confianza. Segundo, aparte <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo, no pue<strong>de</strong> haber salvación.<br />

Si el Señor Jesús no resucitó <strong>de</strong> los muertos, entonces no habría modo <strong>de</strong> saber que Su<br />

muerte había tenido ningún mayor valor que la <strong>de</strong> cualquier otra persona. Pero al<br />

resucitarlo <strong>de</strong> los muertos, Dios testificó <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que estaba totalmente satisfecho con<br />

la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, si el mensaje apostólico era falso, entonces la fe sería también vana. No<br />

habría valor alguno en confiar en un mensaje que fuese falso o vacío.<br />

15:15 No se trataría simplemente <strong>de</strong> que los apóstoles estuviesen predicando un falso<br />

mensaje. En realidad, significaría que habían estado testificando contra Dios. Ellos habían<br />

testificado acerca <strong>de</strong> Dios (RVR77 margen) que él resucitó a Cristo <strong>de</strong> los muertos. Si<br />

Dios no lo había hecho, entonces los apóstoles habían estado dando falso testimonio acerca<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

15:16 Si la resurrección es una total imposibilidad, entonces no pue<strong>de</strong> haber<br />

excepciones a la misma. En cambio, si había tenido lugar una resurrección, por ejemplo, en<br />

el caso <strong>de</strong> Cristo, ya no pue<strong>de</strong> más ser consi<strong>de</strong>rada una imposibilidad.<br />

15:17 Si Cristo no hubiese resucitado, la fe <strong>de</strong> los creyentes es vana y carece <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.<br />

Y no hay perdón <strong>de</strong> pecados. Así, rechazar la resurrección es rechazar el valor <strong>de</strong> la obra<br />

<strong>de</strong> Cristo.<br />

15:18 En cuanto a aquellos que habían muerto creyendo en Cristo, su caso sería<br />

totalmente <strong>de</strong>sesperado. Si Cristo no resucitó, entonces su fe era sólo algo carente <strong>de</strong> valor.<br />

La expresión los que durmieron se refiere a los cuerpos <strong>de</strong> los creyentes. El sueño nunca<br />

se emplea <strong>de</strong>l alma en el NT. El alma <strong>de</strong>l creyente parte para estar con Cristo en el<br />

momento <strong>de</strong> la muerte, mientras que el cuerpo es contemplado como durmiendo en el<br />

sepulcro.<br />

Deberíamos <strong>de</strong>cir también unas palabras acerca <strong>de</strong>l término perecer. Esta palabra nunca<br />

significa aniquilación ni pérdida <strong>de</strong> ser, sino pérdida <strong>de</strong> bienestar. Habla <strong>de</strong> ruina por lo<br />

que toca al propósito para el que una persona o cosa fueron creados.<br />

15:19 Si Cristo no ha resucitado, entonces los creyentes vivientes están en una<br />

condición tan miserable como los que han muerto. También ellos han sido engañados. Son<br />

los más dignos <strong>de</strong> lástima <strong>de</strong> todos los hombres. Pablo está aquí indudablemente<br />

pensando en los dolores, pa<strong>de</strong>cimientos, pruebas y persecuciones a las que están expuestos<br />

los cristianos. Sería <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego patético sufrir estas aflicciones por una causa falsa.<br />

15:20 La tensión queda aliviada al anunciar Pablo en son triunfante el hecho <strong>de</strong> la<br />

resurrección <strong>de</strong> Cristo y las benditas consecuencias que siguen. Empero es el caso que<br />

Cristo ha sido resucitado <strong>de</strong> entre los muertos, siendo él las primicias <strong>de</strong> los que


durmieron (V.M.). Hay una diferencia en la Escritura entre la resurrección <strong>de</strong> los muertos<br />

y la resurrección <strong>de</strong> entre los muertos, que es el sentido aquí. Los anteriores versículos han<br />

estado tratando acerca <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> los muertos. En otras palabras, Pablo ha estado<br />

argumentando <strong>de</strong> una manera general que los muertos ciertamente resucitan. Pero Cristo<br />

resucitó <strong>de</strong> entre los muertos. Esto significa que cuando Él resucitó, no todos resucitaron.<br />

En este sentido, fue una resurrección limitada. Cada resurrección es una resurrección <strong>de</strong> los<br />

muertos, pero sólo la <strong>de</strong> Cristo y la <strong>de</strong> los creyentes es una resurrección <strong>de</strong> entre los<br />

muertos.<br />

15:21 Fue por un hombre que entró por primera vez la muerte en el mundo. Este<br />

hombre fue Adán. Por su pecado, vino la muerte sobre todos los hombres. Dios envió a Su<br />

Hijo al mundo como Hombre para <strong>de</strong>shacer la obra <strong>de</strong>l primer hombre y para elevar a los<br />

creyentes a un estado <strong>de</strong> bienaventuranza como jamás podrían haber conocido en Adán. Así<br />

fue por el Hombre Cristo Jesús que vino la resurrección <strong>de</strong> los muertos.<br />

15:22 Adán y Cristo son presentados como cabezas fe<strong>de</strong>rales. Esto significa que ellos<br />

actuaron por otras personas. Y todos los que están relacionados con ellos están afectados<br />

por sus acciones. Todos los que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Adán, mueren. Todos los que están en<br />

Cristo serán vivificados, es <strong>de</strong>cir, sólo los creyentes en el Señor Jesucristo serán<br />

levantados <strong>de</strong> entre los muertos para morar eternamente con Él. Los todos que serán<br />

vivificados se <strong>de</strong>finen en el versículo 23 como aquellos que son <strong>de</strong> Cristo en Su venida. No<br />

incluye a los enemigos <strong>de</strong> Cristo, porque éstos serán puestos bajo Sus pies (v. 25), lo cual,<br />

como alguien ha dicho, sería una <strong>de</strong>scripción muy extraña <strong>de</strong>l cielo.<br />

15:23 Luego tenemos los grupos o clases que aparecen en la primera resurrección.<br />

Primero tenemos la resurrección <strong>de</strong>l mismo Cristo. Aquí es <strong>de</strong>signado como las primicias.<br />

Las primicias eran un puñado <strong>de</strong> grano maduro <strong>de</strong>l campo antes que comenzase la siega.<br />

Eran una prenda, una garantía, un pala<strong>de</strong>o <strong>de</strong> lo que iba a seguir. Esta expresión no<br />

necesariamente significa que Cristo fuese el primero en resucitar. Tenemos casos <strong>de</strong><br />

resurrección en el AT, y los casos <strong>de</strong> Lázaro, <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> la viuda y <strong>de</strong> la hija <strong>de</strong> Jairo en el<br />

NT. Pero la resurrección <strong>de</strong> Cristo fue diferente <strong>de</strong> todas éstas en que en tanto que ellos<br />

resucitaron para volver a morir, Cristo resucitó para no volver a morir. Resucitó para vivir<br />

en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una vida sin fin. Resucitó con un cuerpo glorificado.<br />

La segunda clase en la primera resurrección se <strong>de</strong>scribe como los que son <strong>de</strong> Cristo, en<br />

su venida. Esto incluye a los que serán resucitados en el momento <strong>de</strong>l arrebatamiento, y<br />

también a aquellos creyentes que morirán durante la Tribulación y que serán resucitados al<br />

fin <strong>de</strong> aquel tiempo <strong>de</strong> angustia, cuando Cristo vuelva para reinar. Así como hay etapas en<br />

la venida <strong>de</strong> Cristo, así habrá etapas en la resurrección <strong>de</strong> Sus santos. La primera<br />

resurrección no incluye a todos los que han muerto, sino sólo a aquellos que han muerto<br />

con fe en Cristo.<br />

Algunos enseñan que sólo los cristianos que hayan sido fieles a Cristo o que hayan sido<br />

vencedores serán resucitados en este tiempo, pero las Escrituras refutan esto con toda<br />

claridad. Todos los que son <strong>de</strong> Cristo serán resucitados en Su venida.<br />

15:24 La expresión <strong>de</strong>spués el fin se refiere, creemos, al fin <strong>de</strong> la resurrección. Al fin<br />

<strong>de</strong>l Reinado Milenial <strong>de</strong> Cristo, cuando Él haya abatido a todos Sus enemigos, habrá la<br />

resurrección <strong>de</strong> los muertos malvados. Ésta es la última resurrección que ha <strong>de</strong> tener lugar.<br />

Todos los que han muerto en incredulidad estarán en pie ante el Juicio <strong>de</strong>l Gran Trono<br />

Blanco para oír su sentencia <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación.<br />

Después <strong>de</strong>l milenio y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Satanás (Ap. 20:7–10), el Señor Jesús<br />

entregará el reino al Dios y Padre. Para aquel tiempo habrá abolido todo principado, toda


autoridad y potencia. Hasta este tiempo, el Señor Jesucristo habrá estado reinando como<br />

el Hijo <strong>de</strong>l Hombre, sirviendo como Mediador <strong>de</strong> Dios. Al fin <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> mil años, se<br />

habrán cumplido perfectamente los propósitos <strong>de</strong> Dios sobre la tierra. Toda oposición habrá<br />

sido abatida y <strong>de</strong>struidos todos los enemigos. El reinado <strong>de</strong> Cristo como Hijo <strong>de</strong>l Hombre<br />

dará paso luego al reino eterno en el cielo. Su reinado como Hijo <strong>de</strong> Dios en el cielo<br />

continuará para siempre.<br />

15:25 El versículo 25 <strong>de</strong>staca lo acabado <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir, esto es, que el reinado <strong>de</strong> Cristo<br />

proseguirá hasta que se hayan eliminado todas las trazas <strong>de</strong> rebelión y enemistad.<br />

15:26 Incluso durante el Reinado Milenial <strong>de</strong> Cristo, la gente seguirá muriendo,<br />

especialmente aquellos que se rebelen abiertamente contra el Señor. Pero en el Juicio <strong>de</strong>l<br />

Gran Trono Blanco la muerte y el Ha<strong>de</strong>s serán echados al Lago <strong>de</strong> Fuego.<br />

15:27 Dios ha <strong>de</strong>cretado que todas las cosas quedarán sometidas <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los pies <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo. Naturalmente, al someter todas las cosas bajo Él, Dios necesariamente se<br />

ha exceptuado a Sí mismo. El versículo 27 es más bien difícil <strong>de</strong> seguir, porque no está<br />

claro a quién se refiere cada pronombre. Podríamos parafrasearlo <strong>de</strong> esta manera: «Porque<br />

Dios ha puesto todas las cosas bajo los pies <strong>de</strong> Cristo. Pero cuando Dios dice que todas las<br />

cosas están bajo Cristo, es evi<strong>de</strong>nte que está excluido Dios, que puso todo bajo Cristo».<br />

15:28 Incluso <strong>de</strong>spués que todas las cosas hayan sido sometidas al Hijo, Él mismo<br />

seguirá estando sometido a Dios para siempre.<br />

Dios ha hecho a Cristo gobernante, administrador <strong>de</strong> todos Sus planes y consejos. Toda<br />

autoridad y po<strong>de</strong>r han sido puestos en Sus manos. Viene el día en que Él presentará cuentas<br />

<strong>de</strong> la administración que le ha sido encomendada. Después <strong>de</strong> haber puesto todo bajo<br />

sujeción, Él entregará el reino <strong>de</strong> vuelta al Padre. La Creación será <strong>de</strong>vuelta a Dios en una<br />

condición perfecta. Habiendo cumplido la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción y restauración para la que se<br />

hizo Hombre, retendrá el lugar subordinado que asumió en la Encarnación. Si <strong>de</strong>jase <strong>de</strong> ser<br />

hombre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber cumplido todo lo que Dios se propuso y <strong>de</strong>signó, <strong>de</strong>saparecería el<br />

vínculo mismo que unen a Dios y al hombre (Seleccionado).<br />

15:29 El versículo 29 es quizá uno <strong>de</strong> los versículos más difíciles y oscuros <strong>de</strong> toda la<br />

Biblia. Se han ofrecido muchas explicaciones en cuanto a su significado. Por ejemplo,<br />

algunos afirman que los creyentes vivos pue<strong>de</strong>n ser bautizados por los que han muerto sin<br />

haber cumplido ese rito. Este sentido es totalmente ajeno a las Escrituras. Se basa en un<br />

versículo aislándolo <strong>de</strong>l contexto general, y ha <strong>de</strong> ser rechazado, porque no tiene el apoyo<br />

colectivo <strong>de</strong> las otras Escrituras. Otros creen que el bautismo por los muertos significa que<br />

en el bautismo nos consi<strong>de</strong>ramos como habiendo muerto. Este es un posible significado,<br />

pero no se ajusta <strong>de</strong>masiado bien en el contexto.<br />

La interpretación que parece ajustarse mejor al contexto es como sigue: Cuando Pablo<br />

escribía, había una feroz persecución contra los que tomaban posición pública por Cristo.<br />

Esta persecución era especialmente encarnizada cuando recibían el bautismo. A menudo<br />

sucedía que los que proclamaban públicamente su fe en Cristo en las aguas <strong>de</strong>l bautismo<br />

eran martirizados poco <strong>de</strong>spués. Pero, ¿<strong>de</strong>tenía esto a otros <strong>de</strong> ser salvos y <strong>de</strong> buscar su<br />

puesto en el bautismo? No, en absoluto. Parecía como si siempre hubiese nuevos relevos<br />

que acudían para llenar las filas <strong>de</strong> los que habían sido martirizados. Al pasar a las aguas<br />

<strong>de</strong>l bautismo, en un sentido muy real eran bautizados por, o en el puesto <strong>de</strong> (Gr. huper) los<br />

muertos. Por esto, los muertos aquí es una referencia a los que habían muerto a causa <strong>de</strong><br />

su esforzado testimonio por Cristo. Ahora, el argumento <strong>de</strong>l apóstol aquí es que sería una<br />

insensatez ser bautizados así para tomar el puesto en las filas en lugar <strong>de</strong> los que habían


caído, si no había resurrección <strong>de</strong> los muertos. Sería como enviar tropas <strong>de</strong> refresco para<br />

completar las filas <strong>de</strong> un ejército que está luchando por una causa perdida. Sería como<br />

combatir en una situación <strong>de</strong>sesperada. Si en ninguna manera los muertos resucitan…<br />

¿por qué, pues, se bautizan por los muertos?<br />

15:30 ¿Y por qué nosotros peligramos en todo momento? El Apóstol Pablo estaba<br />

constantemente expuesto a los peligros. Debido a su intrepi<strong>de</strong>z en la predicación <strong>de</strong> Cristo,<br />

se hacía enemigos allí don<strong>de</strong> iba. Se hacían complots secretos en contra <strong>de</strong> él en un<br />

esfuerzo por arrebatarle la vida. Podría haber evitado todo esto abandonando su profesión<br />

<strong>de</strong> Cristo. De hecho, habría sido pru<strong>de</strong>nte para él abandonar todo esto si no hubiese ninguna<br />

resurrección <strong>de</strong> los muertos.<br />

15:31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que <strong>de</strong> vosotros tengo en nuestro Señor<br />

Jesucristo, que cada día muero. Esto se podría parafrasear así: «Tan cierto como que me<br />

regocijo por vosotros como mis hijos en Cristo Jesús, cada día <strong>de</strong> mi vida estoy expuesto a<br />

la muerte».<br />

15:32 El apóstol recuerda ahora la encarnizada persecución que había pa<strong>de</strong>cido en<br />

Éfeso. No creemos que fuese realmente echado a la arena con fieras, sino que aquí está<br />

refiriéndose a personas malvadas con la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> fieras. En realidad, como<br />

ciudadano romano, Pablo no hubiera podido ser echado a luchar con fieras. No sabemos a<br />

qué inci<strong>de</strong>nte se refiere. Sin embargo, es evi<strong>de</strong>nte el argumento <strong>de</strong> que el apóstol habría<br />

sido un insensato si se hubiese lanzado a una lucha como aquella si no hubiese tenido la<br />

certidumbre <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> los muertos. En verdad, habría sido mucho más sabio, en<br />

tal caso, adoptar la filosofía <strong>de</strong> «¡Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos,<br />

porque mañana moriremos!».<br />

En ocasiones oímos a cristianos <strong>de</strong>cir que si esta vida es todo lo que hay, que sin<br />

embargo seguirían siendo cristianos. Pero Pablo no está <strong>de</strong> acuerdo con tal i<strong>de</strong>a. Si no<br />

hubiese resurrección, más valdría aprovechar al máximo esta vida. Viviríamos para la<br />

comida, el vestido y los placeres. Éste sería el único cielo que buscar. Pero, por cuanto sí<br />

hay resurrección, no nos atreveremos a malgastar nuestras vidas con estas cosas <strong>de</strong> interés<br />

pasajero. Hemos <strong>de</strong> vivir para el «entonces», no para el «ahora».<br />

15:33 Los corintios no se <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>jar engañar acerca <strong>de</strong> esto. Las malas compañías<br />

corrompen las buenas costumbres. Pablo se está refiriendo a los falsos maestros que<br />

habían entrado en la <strong>iglesia</strong> en Corinto, y que negaban la resurrección. Los cristianos<br />

<strong>de</strong>bían darse cuenta <strong>de</strong> que es imposible asociarse con malas personas o malas enseñanzas<br />

sin quedar corrompidos por las mismas. La mala doctrina tiene inevitablemente un efecto<br />

sobre la vida <strong>de</strong> uno. Las falsas enseñanzas no conducen a la santidad.<br />

15:34 Los corintios <strong>de</strong>bían guardar la <strong>de</strong>bida sobriedad y <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> seguir pecando. No<br />

<strong>de</strong>bían ser engañados por esas malvadas enseñanzas. Algunos <strong>de</strong>sconocen a Dios; para<br />

vergüenza vuestra lo digo. Este versículo es comúnmente interpretado como significando<br />

que hay hombres y mujeres que nunca han oído la palabra <strong>de</strong>l evangelio, y que los<br />

cristianos <strong>de</strong>berían sentirse avergonzados por no haber llegado a evangelizar el mundo.<br />

Pero aunque esto es cierto, creemos que el sentido primario <strong>de</strong>l pasaje es que había gente en<br />

la comunión en Corinto que <strong>de</strong>sconocían a Dios. No eran verda<strong>de</strong>ros creyentes, sino lobos<br />

con piel <strong>de</strong> cor<strong>de</strong>ro, falsos maestros que se habían introducido solapadamente. Era para<br />

vergüenza <strong>de</strong> los corintios que a estos hombres se les permitía tomar su puesto con los<br />

cristianos y enseñar estas malvadas doctrinas. La negligencia que <strong>de</strong>jaba entrar a los impíos<br />

en la asamblea resultaba en la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> todo el tono moral <strong>de</strong> la congregación, lo que<br />

preparaba una apertura para la intrusión <strong>de</strong> toda clase <strong>de</strong> error.


B. Consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> objeciones a la Resurrección (15:35–57)<br />

15:35 En los versículos 35–49, el apóstol da mayores <strong>de</strong>talles acerca <strong>de</strong>l modo exacto<br />

<strong>de</strong> la resurrección. Anticipa dos cuestiones que inevitablemente se suscitarían en las mentes<br />

<strong>de</strong> los que pusiesen en duda el hecho <strong>de</strong> la resurrección corporal. La primera es: «¿Cómo<br />

resucitarán los muertos?» La segunda es: «¿Con qué clase <strong>de</strong> cuerpo vendrán?» .<br />

15:36 La primera pregunta tiene respuesta en el versículo 36. Se emplea una ilustración<br />

universal <strong>de</strong> la naturaleza para mostrar la posibilidad <strong>de</strong> la resurrección. Una semilla ha <strong>de</strong><br />

caer en la tierra y morir antes que pueda salir la planta. Es maravilloso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego pensar<br />

en el misterio <strong>de</strong> la vida que está oculto en cada diminuta semilla. Po<strong>de</strong>mos diseccionar la<br />

semilla y estudiarla bajo el microscopio, pero el secreto <strong>de</strong>l principio vital permanece como<br />

un misterio insondable. Todo lo que sabemos es que la semilla cae en la tierra, y a partir <strong>de</strong><br />

este insignificante comienzo surge la vida <strong>de</strong> la muerte.<br />

15:37 La segunda pregunta es examinada a continuación. Pablo explica que cuando<br />

siembras una semilla, lo que siembras no es el cuerpo que ha <strong>de</strong> salir, no es la planta que<br />

ha <strong>de</strong> crecer al final, sino el grano <strong>de</strong>snudo, ya sea <strong>de</strong> trigo o <strong>de</strong> otra cosa. ¿Qué<br />

conclusión sacamos <strong>de</strong> esto? ¿Es la planta lo mismo que la semilla? No, la planta no es lo<br />

mismo que la semilla. Sin embargo, sí que existe una relación muy vital entre ambas cosas.<br />

Sin la semilla no habría habido planta. A<strong>de</strong>más, la planta <strong>de</strong>riva sus rasgos <strong>de</strong> la semilla.<br />

Así es en la resurrección.<br />

El cuerpo <strong>de</strong> resurrección tiene una i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> clase y una continuidad <strong>de</strong> sustancia<br />

con lo que se siembra, pero queda purificado <strong>de</strong> corrupción, <strong>de</strong>shonra y <strong>de</strong>bilidad, y es<br />

hecho incorrupto, glorioso, po<strong>de</strong>roso y espiritual. Es el mismo cuerpo, pero se siembra en<br />

una forma y se levanta en otra. (Seleccionado.)<br />

15:38 Dios produce un cuerpo según la semilla que fue sembrada, y cada semilla tiene<br />

su propia clase <strong>de</strong> planta como resultado. Todos los factores que <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n el tamaño, color,<br />

hoja y flor <strong>de</strong> la planta están <strong>de</strong> alguna manera contenidos en la semilla que se siembra.<br />

15:39 Para ilustrar el hecho <strong>de</strong> que la gloria <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> resurrección será diferente <strong>de</strong><br />

la gloria <strong>de</strong> nuestros cuerpos presentes, el Apóstol Pablo observa que no toda carne es la<br />

misma carne. Por ejemplo, hay carne humana, carne <strong>de</strong> bestias, carne <strong>de</strong> peces, y carne<br />

<strong>de</strong> aves. Estas son claramente diferentes, y sin embargo son todas carne. Hay similitud sin<br />

una duplicación exacta.<br />

15:40 Y así como hay diferencia entre el esplendor <strong>de</strong> los cuerpos celestiales (las<br />

estrellas, etc.) y los cuerpos que están asociados con esta tierra, así hay diferencia entre el<br />

cuerpo <strong>de</strong>l creyente ahora y el que tendrá <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte.<br />

15:41 Incluso entre los mismos cuerpos celestiales hay diferencias <strong>de</strong> gloria. Por<br />

ejemplo, el sol es más resplan<strong>de</strong>ciente que la luna, y una estrella se diferencia <strong>de</strong> otra en<br />

el resplandor.<br />

La mayoría <strong>de</strong> los comentaristas está <strong>de</strong> acuerdo en que Pablo está aún <strong>de</strong>stacando que<br />

la gloria <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> resurrección será diferente <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong>l cuerpo que tenemos en la<br />

tierra en el tiempo presente. No creen, por ejemplo, que el versículo 41 indique que habrá<br />

diferencias <strong>de</strong> gloria entre los creyentes mismos. Sin embargo, nos inclinamos a estar <strong>de</strong><br />

acuerdo con Holsten en que «la manera en que Pablo <strong>de</strong>staca las diversida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />

cuerpos celestiales implica la suposición <strong>de</strong> una diferencia análoga <strong>de</strong> gloria entre los<br />

resucitados». Es evi<strong>de</strong>nte por otros pasajes <strong>de</strong> la Escritura que no todos seremos idénticos<br />

en el cielo. Aunque todos nos asemejaremos moralmente al Señor Jesús, es <strong>de</strong>cir, en cuanto


a estar exentos <strong>de</strong> pecado, no sigue <strong>de</strong> ello que todos nos pareceremos físicamente al Señor<br />

Jesús. Él será claramente distinguible como tal por toda la eternidad. Del mismo modo,<br />

creemos que cada cristiano individual será una persona distinta reconocible como tal. Pero<br />

habrá diferencias en las recompensas concedidas en el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, según la<br />

fi<strong>de</strong>lidad que cada uno haya mostrado en el servicio. Mientras todos seremos<br />

supremamente felices en el cielo, algunos tendrán una mayor capacidad para gozar <strong>de</strong>l<br />

cielo. Así como habrá diferencias <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cimientos en el infierno, según los pecados que<br />

cada con<strong>de</strong>nado haya cometido, así habrá diferencias <strong>de</strong> goces en el cielo, según lo que<br />

hayamos hecho como creyentes.<br />

15:42 Los versículos 42–49 muestran el contraste entre lo que es ahora el cuerpo <strong>de</strong>l<br />

creyente y lo que será en su estado eterno. Se siembra en corrupción, resucitará en<br />

incorrupción. En la actualidad, nuestros cuerpos están sujetos a enfermeda<strong>de</strong>s y a la<br />

muerte. Cuando son puestos en el sepulcro, se <strong>de</strong>scomponen y vuelven al polvo. Pero no<br />

suce<strong>de</strong>rá así con el cuerpo <strong>de</strong> resurrección. Ya no estará más sujeto a la enfermedad y a la<br />

<strong>de</strong>scomposición.<br />

15:43 Nuestro cuerpo presente se siembra en <strong>de</strong>shonor. No hay nada que sea muy<br />

majestuoso ni glorioso en un cuerpo muerto. Sin embargo, este mismo cuerpo resucitará<br />

en gloria. Estará exento <strong>de</strong> arrugas, cicatrices, marcas <strong>de</strong> la edad, obesidad y los rastros<br />

generales <strong>de</strong>l pecado.<br />

Se siembra en <strong>de</strong>bilidad, resucitará en po<strong>de</strong>r. Con la llegada <strong>de</strong> la ancianidad,<br />

aumenta la <strong>de</strong>bilidad hasta que la muerte misma <strong>de</strong>spoja al hombre <strong>de</strong> toda fuerza. En la<br />

eternidad, el cuerpo no estará sujeto a estas tristes limitaciones, sino que poseerá po<strong>de</strong>res<br />

que en la actualidad no tiene. Por ejemplo, el Señor Jesucristo pudo, resucitado, entrar en<br />

una estancia en la que las puertas estaban cerradas.<br />

15:44 Se siembra cuerpo natural, resucitará cuerpo espiritual. Hay que ser muy<br />

cuidadoso y <strong>de</strong>stacar que espiritual no significa inmaterial. Algunos tienen la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que en<br />

la resurrección seremos espíritus <strong>de</strong>scarnados. Esto no es verdad, ni es en absoluto el<br />

sentido que tiene este pasaje. Sabemos que el cuerpo <strong>de</strong> resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesús estaba<br />

compuesto <strong>de</strong> carne y <strong>de</strong> huesos, porque dijo: «Un espíritu no tiene carne ni huesos, como<br />

veis que yo tengo» (Lc. 24:39). La diferencia entre un cuerpo natural y uno espiritual es<br />

que el primero está ajustado a la vida aquí en la tierra, mientras que el segundo será idóneo<br />

para la vida en el cielo. El primero está generalmente controlado por el alma, mientras que<br />

el segundo será controlado por el espíritu. Un cuerpo espiritual es aquel que será<br />

verda<strong>de</strong>ramente siervo <strong>de</strong>l espíritu.<br />

Dios creó al hombre espíritu, alma y cuerpo. Él siempre menciona primero el espíritu<br />

porque Su intención era que el espíritu estuviese en el puesto <strong>de</strong> preeminencia o<br />

predominio. Con la entrada <strong>de</strong>l pecado sucedió algo muy extraño. El or<strong>de</strong>n divino parece<br />

haber quedado perturbado, y el resultado es que el hombre dice siempre «cuerpo, alma y<br />

espíritu». Ha dado al cuerpo el puesto que el espíritu <strong>de</strong>biera haber tenido. En la<br />

resurrección no será así; el espíritu estará en el puesto <strong>de</strong> control que Dios dispuso al<br />

principio.<br />

15:45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el<br />

postrer Adán, espíritu vivificante. Aquí, <strong>de</strong> nuevo, el primer hombre Adán es<br />

contrastado con Jesucristo. Dios insufló en las narices <strong>de</strong> Adán el aliento <strong>de</strong> vida, y <strong>de</strong>vino<br />

un ser vivo (Gn. 2:7). Todos los que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n <strong>de</strong> él llevan sus características. El postrer<br />

Adán, el Salvador, fue hecho… espíritu vivificante (Jn. 5:21, 26). La diferencia es que en


el primer caso, Adán recibió vida física, mientras que en el segundo caso Cristo da vida<br />

eterna a otros.<br />

Erdman explica:<br />

Como <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Adán somos hechos como él, almas vivientes que habitan en<br />

cuerpos mortales, y que llevan la imagen <strong>de</strong> un padre terrenal. Pero como seguidores <strong>de</strong><br />

Cristo, vamos a ser revestidos <strong>de</strong> cuerpos inmortales y llevaremos la imagen <strong>de</strong> nuestro<br />

celestial Señor.<br />

15:46 El apóstol establece ahora una ley fundamental en el universo <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir,<br />

que no es primero lo espiritual, sino lo natural; <strong>de</strong>spués, lo espiritual. Esto se pue<strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> diversas maneras. Adán, el hombre natural, vino primero al escenario <strong>de</strong> la<br />

historia humana; luego Jesús, el Hombre espiritual. Segundo, nacemos en el mundo como<br />

seres naturales; luego, cuando nacemos otra vez, nos volvemos seres espirituales.<br />

Finalmente, recibimos primero cuerpos naturales, y luego en la resurrección recibiremos<br />

cuerpos espirituales.<br />

15:47 El primer hombre, sacado <strong>de</strong> la tierra, es terrenal. Esto significa que su<br />

origen fue <strong>de</strong> la tierra y que sus rasgos eran terrenales. Fue hecho <strong>de</strong>l polvo <strong>de</strong> la tierra en<br />

primer lugar, y en su vida parecía en un sentido muy real ser terrenal. El segundo hombre,<br />

que es el Señor, es <strong>de</strong>l cielo.<br />

15:48 De los dos hombres mencionados en el versículo 45, Jesús era el segundo. Existe<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad, pero como Hombre vino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Adán. Vino <strong>de</strong>l cielo, y todo lo<br />

que hizo y dijo era celestial y espiritual, no terrenal y anímico.<br />

Así como son estas dos cabezas fe<strong>de</strong>rales, así son sus seguidores. Los que nacen <strong>de</strong><br />

Adán heredan sus rasgos. Igualmente los que nacen <strong>de</strong> Cristo son un pueblo celestial.<br />

15:49 Y como hemos llevado los rasgos <strong>de</strong> Adán en lo que se refiere a nuestro<br />

nacimiento natural, llevaremos también la imagen <strong>de</strong> Cristo en nuestros cuerpos <strong>de</strong><br />

resurrección.<br />

15:50 Ahora el apóstol pasa al tema <strong>de</strong> la transformación que tendrá lugar en los<br />

cuerpos <strong>de</strong> los creyentes, tanto <strong>de</strong> los vivos como <strong>de</strong> los muertos, cuando el Señor vuelva.<br />

Introduce sus observaciones con la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que la carne y la sangre no pue<strong>de</strong>n<br />

heredar el reino <strong>de</strong> Dios. Con esto significa que el cuerpo presente que tenemos no es<br />

idóneo para el reino <strong>de</strong> Dios en su aspecto eterno, es <strong>de</strong>cir, para nuestro hogar celestial.<br />

También es cierto que la corrupción no pue<strong>de</strong> heredar la incorrupción. En otras palabras:<br />

nuestros cuerpos presentes que están sujetos a las enfermeda<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>caimiento y<br />

<strong>de</strong>scomposición, no serían a<strong>de</strong>cuados para la vida en un estado en el que no hay corrupción.<br />

Esto suscita el problema, entonces, <strong>de</strong> cómo los cuerpos <strong>de</strong> los creyentes vivos pue<strong>de</strong>n ser<br />

llevados a una condición a<strong>de</strong>cuada para la vida en el cielo.<br />

15:51 La respuesta se da en forma <strong>de</strong> un misterio. Como ya se ha dicho antes, un<br />

misterio es una verdad anteriormente no conocida, pero ahora revelada por Dios a los<br />

apóstoles y que nos ha sido dada a conocer por medio <strong>de</strong> ellos.<br />

No todos dormiremos, es <strong>de</strong>cir, no todos los creyentes experimentarán la muerte.<br />

Algunos estarán vivos cuando el Señor regrese. Pero sea que hayamos muerto o que<br />

sigamos vivos, todos seremos transformados. La verdad <strong>de</strong> la resurrección misma no es<br />

un misterio, por cuanto aparece en el AT, pero el hecho <strong>de</strong> que no todos morirán, y también<br />

el cambio <strong>de</strong> los santos vivientes en la Venida <strong>de</strong>l Señor, es algo que nunca había sido<br />

sabido antes.


15:52 El cambio tendrá lugar instantáneamente, en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos, a la<br />

final trompeta. La final trompeta aquí no significa el fin <strong>de</strong>l mundo, o ni siquiera a la<br />

última trompeta mencionada en Apocalipsis. Más bien se refiere a la trompeta <strong>de</strong> Dios que<br />

resonará cuando Cristo venga al aire a por Sus santos (1 Ts. 4:16). Cuando suene la<br />

trompeta, los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos<br />

transformados. ¡Qué momento tan prodigioso será este, cuando la tierra y el mar<br />

entregarán el polvo <strong>de</strong> todos los que murieron confiando en Cristo a lo largo <strong>de</strong> los siglos!<br />

Es casi imposible para la mente humana asimilar la magnitud <strong>de</strong> un acontecimiento como<br />

éste. Pero el creyente humil<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> aceptarlo por la fe.<br />

15:53 Creemos que el versículo 53 se refiere a las dos clases <strong>de</strong> creyentes cuando tenga<br />

lugar la Venida <strong>de</strong> Cristo. Esto corruptible se refiere a aquellos cuyos cuerpos hayan<br />

vuelto al polvo. Ellos se vestirán <strong>de</strong> incorrupción. Esto mortal, en cambio, se refiere a<br />

aquellos que siguen vivos en el cuerpo pero que están sujetos a la muerte. Estos cuerpos se<br />

vestirán <strong>de</strong> inmortalidad.<br />

15:54 Cuando los muertos en Cristo resuciten y los vivos sean transformados con ellos,<br />

entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria (Is.<br />

25:8). ¡Qué magnífico! C. H. Mackintosh exclama:<br />

¿Qué son la muerte, el sepulcro y la <strong>de</strong>scomposición en presencia <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r así?<br />

¡Quién menciona el haber estado muerto cuatro días como una dificultad! ¡Millones que<br />

han estado <strong>de</strong>shechos en polvo durante miles <strong>de</strong> años se levantarán a la vida en un<br />

momento, a la inmortalidad y a la gloria eterna, a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Bendito!<br />

15:55 Este versículo bien podría ser un cántico <strong>de</strong> escarnio que cantan los creyentes al<br />

ascen<strong>de</strong>r para encontrarse con el Señor en el aire. Es como si se burlasen <strong>de</strong> la Muerte,<br />

porque para ellos ha perdido su aguijón. También se burlan <strong>de</strong>l Ha<strong>de</strong>s porque para ellos ha<br />

perdido la batalla para guardarlos como posesión. La Muerte ya no tiene terror para ellos,<br />

porque saben que sus pecados han sido perdonados y porque están <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios en toda<br />

la aceptación <strong>de</strong> Su amado Hijo.<br />

15:56 La Muerte no tendría aguijón para nadie excepto por causa <strong>de</strong>l pecado. Es la<br />

conciencia <strong>de</strong> pecados no confesados y no perdonados lo que da miedo a la muerte. Si<br />

sabemos que nuestros pecados han sido perdonados, po<strong>de</strong>mos hacer frente a la muerte con<br />

confianza. Mas si tenemos pecado en la conciencia, la muerte es algo terrible: el comienzo<br />

<strong>de</strong>l castigo eterno.<br />

El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado es la ley; es <strong>de</strong>cir, la ley con<strong>de</strong>na al pecador. Pronuncia la<br />

sentencia sobre todos los que han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer los santos preceptos <strong>de</strong> Dios. Con<br />

toda razón se ha dicho que si no hubiese pecado, no habría muerte. Y si no hubiese ley, no<br />

habría con<strong>de</strong>nación.<br />

El trono <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>scansa sobre dos fundamentos: el pecado, que clama por la<br />

con<strong>de</strong>nación, y la ley, que la pronuncia. Consiguientemente, es con estos dos po<strong>de</strong>res que<br />

tuvo que ver la obra <strong>de</strong>l Libertador.<br />

15:57 Por medio <strong>de</strong> la fe en Él, tenemos victoria sobre la muerte y el sepulcro. La<br />

muerte queda privada <strong>de</strong> su aguijón. Es un hecho sabido que cuando ciertos insectos<br />

aguijonean a alguien, <strong>de</strong>jan su aguijón clavado en la sangre <strong>de</strong> aquella persona, y privados<br />

así <strong>de</strong> su «aguijón», mueren. En un sentido muy real, la muerte se mató a sí misma al<br />

per<strong>de</strong>r su aguijón en la cruz <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, y ahora, por lo que atañe al<br />

creyente, el Rey <strong>de</strong> los Espantos ha sido privado <strong>de</strong> su terror.


C. Llamamiento final a la luz <strong>de</strong> la Resurrección (15:58)<br />

15:58 Así, a la vista <strong>de</strong> la certidumbre <strong>de</strong> la resurrección, y <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que la fe en<br />

Cristo no es en vano, el Apóstol Pablo exhorta a sus hermanos … amados a ser firmes y<br />

constantes, abundando en la obra <strong>de</strong>l Señor siempre, sabiendo que su trabajo en el<br />

Señor no es en vano. La verdad <strong>de</strong> la resurrección lo cambia todo. Da esperanza y firmeza,<br />

y nos capacita para proseguir frente a circunstancias abrumadoras y difíciles.<br />

V. EL CONSEJO FINAL DE PABLO (Cap. 16)<br />

A. Tocante a la colecta (16:1–4)<br />

16:1 El primer versículo <strong>de</strong>l capítulo 16 trata acerca <strong>de</strong> la colecta que tenía que ser<br />

efectuada por la <strong>iglesia</strong> en Corinto y enviada a los santos necesitados en Jerusalén. Se<br />

<strong>de</strong>sconoce la causa exacta <strong>de</strong> su pobreza. Algunos han sugerido que era resultado <strong>de</strong>l<br />

hambre (Hch. 11:28–30). Es posible que otra razón fuese que los judíos que profesa-ban fe<br />

en Cristo fuesen rehuidos y aislados por sus parientes, amigos y compatriotas incrédulos.<br />

Indudablemente, perdieron sus puestos <strong>de</strong> trabajo y se vieron sometidos a incontables<br />

presiones económicas pensadas para obligarlos a abandonar su profesión <strong>de</strong> fe en Cristo.<br />

Pablo ya había dado ór<strong>de</strong>nes a las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Galacia tocante a este asunto, y ahora<br />

instruye a los corintios a que respondiesen <strong>de</strong> la misma manera en que se había exhortado a<br />

los santos <strong>de</strong> Galacia.<br />

16:2 Aunque las instrucciones dictadas en el versículo 2 fueron dadas para una colecta<br />

específica, sin embargo los principios ahí envueltos tienen un valor permanente. Ante todo,<br />

la donación <strong>de</strong> fondos se había <strong>de</strong> hacer cada primer día <strong>de</strong> la semana. Aquí tenemos una<br />

intensa indicación <strong>de</strong> que los cristianos primitivos ya no consi<strong>de</strong>raban el sábado o séptimo<br />

día como una observancia obligatoria. Jesús había resucitado el primer día <strong>de</strong> la semana, el<br />

Día <strong>de</strong> Pentecostés fue el primer día <strong>de</strong> la semana, y los discípulos se reunían el primer día<br />

<strong>de</strong> la semana para partir el pan (Hch. 20:7). Ahora, han <strong>de</strong> poner aparte algo para los<br />

santos cada primer día <strong>de</strong> la semana.<br />

El segundo principio importante es que las instrucciones acerca <strong>de</strong> la colecta era para<br />

cada uno <strong>de</strong> vosotros. Ricos y pobres, esclavos y libres, todos habían <strong>de</strong> tener parte en el<br />

sacrificio <strong>de</strong> dar <strong>de</strong> las propias posesiones.<br />

A<strong>de</strong>más, se <strong>de</strong>bía hacer <strong>de</strong> manera sistemática. Cada primer día <strong>de</strong> la semana <strong>de</strong>bían<br />

poner aparte algo… guardándolo. No había <strong>de</strong> ser algo errático, reservado para ocasiones<br />

especiales. Este don <strong>de</strong>bía apartarse <strong>de</strong> otro dinero y había <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>dicado a su uso<br />

especial, según la ocasión lo <strong>de</strong>mandase. Su donación <strong>de</strong>bía ser también proporcional. Esto<br />

se indica con la expresión según haya prosperado.<br />

Para que cuando yo llegue no se hagan entonces colectas. El apóstol Pablo no quería<br />

que se tratase <strong>de</strong> una acción <strong>de</strong> última hora. Se daba cuenta <strong>de</strong> la seria posibilidad <strong>de</strong> dar sin<br />

una <strong>de</strong>bida preparación <strong>de</strong> corazón y <strong>de</strong> la bolsa.<br />

16:3 Los versículos 3 y 4 nos dan un atisbo muy valioso en el cuidado que <strong>de</strong>bería<br />

tomarse con los fondos que se recogían en una asamblea cristiana. Es digno <strong>de</strong> observar que<br />

los fondos no se <strong>de</strong>bían confiar a ninguna persona individual. Ni el mismo Pablo <strong>de</strong>bía ser<br />

el único receptor. En segundo lugar, observamos que las disposiciones acerca <strong>de</strong> quién iba a


llevar el dinero no fueron hechas arbitrariamente por el apóstol Pablo. Esta <strong>de</strong>cisión fue<br />

<strong>de</strong>jada a la asamblea local. Cuando seleccionasen a los mensajeros, Pablo los enviaría a<br />

Jerusalén.<br />

16:4 Si se <strong>de</strong>cidía que estaba bien que el apóstol también fuese, entonces los hermanos<br />

locales le acompañarían. Observemos que dice: Irán conmigo, y no «Iré con ellos». Tal<br />

vez es una alusión a la autoridad <strong>de</strong> Pablo como apóstol. Algunos comentaristas sugieren<br />

que el factor que <strong>de</strong>cidiría si Pablo iba a ir o no sería el tamaño <strong>de</strong>l don, pero pensamos que<br />

difícilmente el gran apóstol se <strong>de</strong>jaría conducir por un principio así.<br />

B. Tocante a sus planes personales (16:5–9)<br />

16:5 Pablo trata acerca <strong>de</strong> sus planes personales en los versículos 5–9. De Éfeso, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> escribió esta carta, planeaba pasar por Macedonia. Luego esperaba dirigirse al sur,<br />

a Corinto.<br />

16:6–8 Podría ser que Pablo se quedase con los santos en Corinto durante el invierno,<br />

y luego ellos lo encaminarían a su <strong>de</strong>stino, adon<strong>de</strong> hubiese <strong>de</strong> ir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí. Por ahora, así,<br />

no los vería en su camino <strong>de</strong> vuelta a Macedonia, pero esperaba quedarse con ellos más<br />

tar<strong>de</strong>, si el Señor lo permitía. Antes <strong>de</strong> partir <strong>de</strong> Macedonia, Pablo esperaba quedarse en<br />

Éfeso hasta Pentecostés. Es por el versículo 8 que sabemos que Pablo estaba escribiendo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Éfeso.<br />

16:9 Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> que era una oportunidad dorada para servir a Cristo en<br />

aquel tiempo en Éfeso. Al mismo tiempo, veía que eran muchos los adversarios. ¡Qué<br />

imagen inmutable nos da este versículo <strong>de</strong>l servicio cristiano! Por una parte están los<br />

campos blancos para la siega; por la otra, hay un enemigo incansable que trata <strong>de</strong> obstruir,<br />

dividir y oponerse <strong>de</strong> todas las maneras concebibles.<br />

C. Exhortaciones finales y salutaciones (16:10–24)<br />

16:10 El apóstol aña<strong>de</strong> una palabra acerca <strong>de</strong> Timoteo. Si este <strong>de</strong>voto joven siervo <strong>de</strong>l<br />

Señor iba a Corinto, <strong>de</strong>bían recibirle sin temor. Quizá esto significa que Timoteo era <strong>de</strong> un<br />

natural tímido, y que no <strong>de</strong>bían hacer nada para intensificar esta ten<strong>de</strong>ncia. Quizá, en<br />

cambio, significa que <strong>de</strong>bía po<strong>de</strong>r venir a ellos sin temor <strong>de</strong> no ser aceptado como siervo<br />

<strong>de</strong>l Señor. Que se trata <strong>de</strong> esto último parece probable, por las palabras <strong>de</strong> Pablo: Porque él<br />

trabaja en la obra <strong>de</strong>l Señor como yo también.<br />

16:11 Debido al fiel servicio <strong>de</strong> Timoteo por Cristo, nadie le <strong>de</strong>bía menospreciar. Al<br />

revés, <strong>de</strong>berían esforzarse por encaminarle en paz, para que volviese a Pablo a su <strong>de</strong>bido<br />

tiempo. El apóstol esperaba una reunión con Timoteo y con los hermanos.<br />

16:12 Ahora bien, acerca <strong>de</strong>l hermano Apolos, Pablo le había apremiado intensamente<br />

que visitase Corinto con los hermanos. Apolos no creyó que fuese la voluntad <strong>de</strong> Dios<br />

para él por aquel entonces, pero indicó que iría a Corinto cuando tuviese oportunidad.<br />

Alguien ha llamado a esto una hermosa imagen <strong>de</strong> «amor y respeto sin celos». También<br />

muestra la libertad que existía para que cada siervo <strong>de</strong>l Señor fuese conducido por el mismo<br />

Señor sin dictados <strong>de</strong> ninguna otra fuente. Ni el Apóstol Pablo estaba autorizado para<br />

<strong>de</strong>cirle a Apolos lo que <strong>de</strong>bía hacer. En relación con esto, Ironsi<strong>de</strong> comentaba: «No me<br />

gustaría quitar este capítulo <strong>de</strong> mi Biblia. Me ayuda a compren<strong>de</strong>r la manera en que Dios<br />

conduce a Sus siervos en su ministerio para Él».


16:13–14 Ahora Pablo da unas concisas y solemnes exhortaciones a los santos. Deben<br />

velar constantemente, estar firmes en la fe, portarse varonilmente y ser fuertes. Quizá<br />

Pablo está pensando en el peligro <strong>de</strong> los falsos maestros. Los santos han <strong>de</strong> estar en guardia<br />

en todo tiempo. No <strong>de</strong>ben ce<strong>de</strong>r ni el más pequeño trozo <strong>de</strong> territorio vital. Deben<br />

comportarse con verda<strong>de</strong>ro valor. Finalmente, han <strong>de</strong> ser fuertes en el Señor. Todas<br />

aquellas cosas que hagan, <strong>de</strong>ben hacerlas con amor. Esto significará vidas <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción a<br />

Dios y a los <strong>de</strong>más. Significará que se darán a sí mismos.<br />

16:15 A continuación sigue una exhortación tocante a la casa <strong>de</strong> Estéfanas. Aquellos<br />

queridos cristianos eran las primicias <strong>de</strong> Acaya, es <strong>de</strong>cir, los primeros convertidos en<br />

Acaya. Aparentemente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong> su conversión se habían <strong>de</strong>dicado al servicio<br />

<strong>de</strong> los santos. Habían emprendido servir al pueblo <strong>de</strong> Dios. La familia <strong>de</strong> Estéfanas había<br />

sido ya mencionada en 1:16. Allí Pablo dice que había bautizado a aquella familia. Muchos<br />

han insistido en que la familia <strong>de</strong> Estéfanas incluía a niños, y con ello han intentado<br />

justificar el bautismo <strong>de</strong> niños recién nacidos. Sin embargo, por este pasaje parece claro que<br />

no había niños pequeños en esta casa, porque se afirma <strong>de</strong> manera clara que se habían<br />

puesto al servicio <strong>de</strong> los santos.<br />

16:16 El apóstol exhorta a los cristianos a someterse a personas como ellos, y a todos<br />

los que ayudan en la obra y trabajan con afán. Apren<strong>de</strong>mos por la enseñanza general <strong>de</strong>l<br />

NT que los que se separan para el servicio <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>berían recibir el amante respeto <strong>de</strong><br />

todo el pueblo <strong>de</strong> Dios. Si esto se hiciese <strong>de</strong> manera más generalizada, se impedirían<br />

muchas divisiones y celos.<br />

16:17 La presencia <strong>de</strong> Estéfanas, Fortunato y Acaico había dado gozo al corazón <strong>de</strong><br />

Pablo. Ellos habían suplido la ausencia <strong>de</strong> los corintios. Pue<strong>de</strong> significar que habían<br />

mostrado bondad al apóstol, lo que los corintios habrían <strong>de</strong>scuidado. O más posiblemente<br />

significa que lo que los corintios no pudieron hacer por su distancia <strong>de</strong> Pablo, estos<br />

hombres lo habían suplido.<br />

16:18 Habían traído nuevas <strong>de</strong> Corinto a Pablo, y a su vez trajeron nuevas <strong>de</strong>l apóstol a<br />

su asamblea local. Una vez más Pablo los encomienda al amante respeto <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local.<br />

16:19 Las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Asia se refiere a las congregaciones en la provincia <strong>de</strong> Asia (la<br />

actual Asia Menor), <strong>de</strong> la que Éfeso era la capital. Aquila y Priscila estaban viviendo<br />

aparentemente en Éfeso en aquel tiempo. Anteriormente habían vivido en Corinto y por ello<br />

eran conocidos por los santos allí. El oficio <strong>de</strong> Aquila era hacer tiendas, y había trabajado<br />

con Pablo en esta actividad. La expresión la <strong>iglesia</strong> que está en su casa nos da una<br />

indicación <strong>de</strong> la sencillez <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la asamblea en aquel tiempo. Los cristianos se<br />

reunían en sus casas para el culto, la oración y la comunión. Luego salían a predicar el<br />

evangelio en su obra, en la plaza <strong>de</strong>l mercado, en la cárcel local, o don<strong>de</strong> les tocase estar.<br />

16:20 Todos los hermanos en la asamblea se unen para enviar sus amantes saludos a<br />

sus hermanos en la fe en Corinto. El apóstol encarga a sus lectores que se salu<strong>de</strong>n los unos<br />

a los otros con beso santo. En aquel tiempo, el beso era un modo común <strong>de</strong> saludo,<br />

incluso entre los hombres. Un beso santo significa un saludo sin fingimiento ni impureza.<br />

En nuestra sociedad obsesionada por el sexo, don<strong>de</strong> la perversión es tan dominante, el uso<br />

extendido <strong>de</strong>l beso como modo <strong>de</strong> saludo podría constituir una grave tentación y llevar a<br />

caídas morales. Por eso, el apretón <strong>de</strong> manos ha tomado mayormente el puesto <strong>de</strong>l beso<br />

entre los cristianos en las culturas anglosajonas. Generalmente, no <strong>de</strong>beríamos permitir que<br />

consi<strong>de</strong>raciones culturales nos excusasen <strong>de</strong> una estricta adhesión a las palabras <strong>de</strong> la<br />

Escritura. Pero en un caso así, don<strong>de</strong> la obediencia literal podría inclinar al pecado o


incluso a una mala apariencia <strong>de</strong>bido a las condiciones culturales locales, quizá estemos<br />

justificados en poner el apretón <strong>de</strong> manos en lugar <strong>de</strong>l beso.<br />

16:21 El hábito usual <strong>de</strong> Pablo era dictar sus cartas a uno <strong>de</strong> sus colaboradores. Sin<br />

embargo, al final tomaba la pluma y añadía unas cuantas palabras <strong>de</strong> su puño y letra, y<br />

luego daba su salutación característica. Esto es lo que hace en este punto.<br />

16:22 Anatema es un término griego que significa maldito. Aquel que no ama al<br />

Señor Jesucristo está ya con<strong>de</strong>nado, pero esta con<strong>de</strong>nación se manifestará en la venida <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo. Un cristiano es aquel que ama al Salvador. Ama al Señor Jesús más que a<br />

nadie o nada en el mundo. Dejar <strong>de</strong> amar al Hijo <strong>de</strong> Dios es un crimen contra el mismo<br />

Dios. Comenta Ryle:<br />

San Pablo no admite ninguna escapatoria para el que no ama a Cristo. No <strong>de</strong>ja ningún<br />

resquicio ni ninguna excusa. Un hombre pue<strong>de</strong> carecer <strong>de</strong> un claro conocimiento intelectual<br />

y sin embargo estar salvado. Pue<strong>de</strong> fracasar en su valor y quedar vencido por el temor <strong>de</strong>l<br />

hombre, como Pedro. Pue<strong>de</strong> fracasar terriblemente, como David, y con todo volverse a<br />

levantar. Pero si alguien no ama a Cristo, no está en el camino <strong>de</strong> la vida. La maldición está<br />

aún sobre él. Está en el camino ancho que lleva a la <strong>de</strong>strucción.<br />

El Señor viene es traducción <strong>de</strong> maranata, una expresión aramea empleada por los<br />

cristianos primitivos. Si se espacia como «maran ata», significa «Nuestro Señor ha venido»,<br />

y si se espacia como «marana ta» significa ¡Ven, Señor!<br />

16:23 La gracia era el tema favorito <strong>de</strong> Pablo. Le encantaba abrir y cerrar sus Cartas<br />

con esta exaltada nota. Es una <strong>de</strong> las marcas genuinas <strong>de</strong> su paternidad.<br />

16:24 A lo largo <strong>de</strong> la Epístola hemos escuchado el pálpito <strong>de</strong> este <strong>de</strong>voto apóstol <strong>de</strong><br />

Cristo. Lo hemos escuchado tratando <strong>de</strong> edificar, consolar, exhortar y amonestar a sus hijos<br />

en la fe. No cabe duda alguna <strong>de</strong> su amor para con ellos. Cuando leyeron estas palabras<br />

finales, quizá se avergonzaron <strong>de</strong> haber permitido la entrada a falsos maestros poniendo en<br />

tela <strong>de</strong> juicio el apostolado <strong>de</strong> Pablo, apartándolos <strong>de</strong> su amor hacia él.<br />

Bibliografía<br />

Barnes, Albert, Notes on the New Testament. (Vol. V, 1 Corinthians). Londres: Blackie &<br />

Son, s/f.<br />

Davies, J. M. The Epistles to the Corinthians. Bombay: Gospel Literature Service, 1975.<br />

Erdman, Carlos R. La Primera Epístola <strong>de</strong> Pablo a los Corintios. Grand Rapids: T.E.L.L.,<br />

1974.<br />

Go<strong>de</strong>t, F. L. The First Epistle to the Corinthians. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan Publishing<br />

House, 1971.<br />

Grant, F. W. «1 Corinthianss», The Numerical Bible. Vol. 6, Acts to 2 Corinthians. New<br />

York: Loizeaux Bros., 1901.<br />

Hodge, Charles, Comentario sobre la Primera Epístola a los Corintios. Londres: The<br />

Banner of Truth Trust, 1969.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Addresses on the First Epistle to the Corinthians. New York: Loizeaux<br />

Brothers, 1955.<br />

Johnson, S. Lewis. «Primera Corintios», en Comentario Bíblico Moody. Chicago: Ed.<br />

Moody, 1964.


Kelly, William. Notes on the First Epistle to the Corinthians. Londres: G. Morrish, 1878.<br />

Luck, G. Coleman. First Corinthians. Chicago: Moody Press, 1958.<br />

Morgan, G. Campbell. The Corinthian Letters of Paul: An Exposition of I and II<br />

Corinthians. New York: Fleming H. Revell Company, 1946.<br />

Morris, Leon. The First Epistle of Paul to the Corinthians. Grand Rapids: Wm. B.<br />

Eerdmans Publishing Company, 1966.<br />

Robertson, Archibald y Alfred Plummer. A Critical and Exegetical Commentary on the<br />

First Epistle of St. Paul to the Corinthians. Edimburgo: T. & T. Clark, 1911.<br />

Vine, W. E. First Corinthians. Londres: Oliphants Ltd., 1951.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>-Barclay. Vol. 10: corintios. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H., Comentario Carroll. Vol. 10 Ts./Co. CLIE, Terrassa.<br />

Galán, Vicente. Carta <strong>de</strong> San Pablo a los Corintios. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario M. Henry. Vol. 11 —Hechos/1ª Corintios. CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A., Estudios sobre 1ª <strong>de</strong> Corintios. CLIE, Terrassa.<br />

Lutero, M. Comentarios <strong>de</strong> Martín Lutero. Vol. 4: Selecciones <strong>de</strong> 1ª Corintios. CLIE,<br />

Terrassa.<br />

Paley, Guillermo. Epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.


LA SEGUNDA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS<br />

Introducción<br />

«Para mí, la transparencia <strong>de</strong> la revelación <strong>de</strong> Pablo [en 2 Corintios] es sin par en<br />

toda la literatura sagrada.»<br />

Sadler<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Si 1 Corintios es muy ampliamente estudiada y tomada como base <strong>de</strong> predicación, 2<br />

Corintios es muy <strong>de</strong>scuidada por los predicadores. Y sin embargo se trata <strong>de</strong> una epístola <strong>de</strong><br />

gran importancia. Es indudable que su estilo <strong>de</strong> difícil traducción e irónico han ayudado a<br />

su <strong>de</strong>scuido. El gran número <strong>de</strong> palabras en itálica en las versiones cuidadosas muestra<br />

cuánto se ha <strong>de</strong> suplir para hacer que esta carta tan emotiva sea comprensible en la lengua<br />

traducida.<br />

Esta epístola es difícil. El significado <strong>de</strong> muchos versículos es oscuro, por <strong>de</strong>cir poco.<br />

Hay varias explicaciones: (1) Pablo emplea mucha sátira, pero es a veces difícil saber<br />

cuándo lo hace. (2) Para enten<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l todo algunas secciones, necesitaríamos alguna<br />

información adicional sobre los viajes <strong>de</strong> Pablo, los <strong>de</strong> sus compañeros y las cartas que<br />

escribió. (3) Es una epístola intensamente personal, y las palabras brotan con frecuencia <strong>de</strong>l<br />

corazón. Y éstas no son siempre las más fáciles <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r.<br />

Pero estas dificulta<strong>de</strong>s no <strong>de</strong>berían <strong>de</strong>salentarnos. Afortunadamente, no afectan a las<br />

verda<strong>de</strong>s básicas <strong>de</strong> la Epístola, sino sólo a los <strong>de</strong>talles.<br />

Finalmente, 2 Corintios es una epístola muy amada y muy citada. Después <strong>de</strong> haberla<br />

estudiado, el lector enten<strong>de</strong>rá la razón.<br />

II. Paternidad<br />

Que Pablo escribió 2 Corintios no lo niega prácticamente nadie, aunque algunos tienen<br />

teorías <strong>de</strong> «interpolaciones» aquí y allá. Sin embargo, la unidad <strong>de</strong> la Carta (¡con las típicas<br />

digresiones paulinas!) es evi<strong>de</strong>nte.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> 2 Corintios es fuerte, pero algo más tardía que la que se posee<br />

para 1 Corintios. Cosa sorpren<strong>de</strong>nte, Clemente <strong>de</strong> Roma no cita <strong>de</strong> ella, pero sí lo hacen<br />

Policarpo, Ireneo, Clemente <strong>de</strong> Alejandría, Tertuliano y Cipriano. Marción la relaciona<br />

como la tercera <strong>de</strong> las diez Epístolas Paulinas que él acepta. También aparece en el Canon<br />

<strong>de</strong> Muratori. La evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> 2 Corintios es abundante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 175 d.C. en a<strong>de</strong>lante.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna <strong>de</strong> su paternidad paulina es abrumadora. Aparte <strong>de</strong> Filemón, es la<br />

carta más personal y menos doctrinal <strong>de</strong> Pablo. Las <strong>de</strong>talladas referencias personales, los<br />

rasgos peculiares <strong>de</strong>l apóstol, y los lazos evi<strong>de</strong>ntemente estrechos con 1 Corintios, Gálatas,<br />

Romanos y Hechos, todo ello sustenta la postura tradicional <strong>de</strong> que Pablo escribió esta<br />

Carta. Están en clara evi<strong>de</strong>ncia el mismo escritor y la misma congregación universalmente<br />

reconocidos en la Primera Epístola.


III. Fecha<br />

2 Corintios fue probablemente escrita poco menos <strong>de</strong> un año <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1 Corintios,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Macedonia (algunas notas al pie en traducciones tempranas especifican Filipos). Una<br />

fecha comúnmente aceptada es la <strong>de</strong>l 57 d.C., pero muchos escogen el 55 o el 56. Harnack<br />

optó por el 53.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Una razón por la que estamos tan enamorados <strong>de</strong> 2 Corintios es que es tan personal.<br />

Parece que nos aproximamos más al corazón <strong>de</strong> Pablo aquí que en ninguno <strong>de</strong> sus otros<br />

escritos. Sentimos algo <strong>de</strong>l tremendo entusiasmo que tenía por la obra <strong>de</strong>l Señor.<br />

Percibimos un sentido <strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong>l más gran<strong>de</strong> llamamiento <strong>de</strong> la vida. Leemos con<br />

callado asombro el catálogo <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cimientos que soportó. Experimentamos el ardiente<br />

rubor <strong>de</strong> indignación con el que respondió a sus <strong>de</strong>sfachatados <strong>de</strong>tractores. En suma, Pablo<br />

parece introducirnos en todos los secretos <strong>de</strong> su alma.<br />

La primera visita <strong>de</strong> Pablo a Corinto se registra en Hechos 18. Tuvo lugar en su<br />

Segundo Viaje Misionero, poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber pronunciado su memorable discurso en<br />

Atenas, en la Colina <strong>de</strong> Marte.<br />

En Corinto, Pablo trabajó como fabricante <strong>de</strong> tiendas junto con Aquila y Priscila, y<br />

predicó el evangelio en la sinagoga. Silas y Timoteo llegaron <strong>de</strong> Macedonia para unirse a él<br />

en esta obra evangelística, que duró al menos dieciocho meses (Hch. 18:11).<br />

Cuando la mayoría <strong>de</strong> judíos rechazaron su predicación, Pablo se volvió a los gentiles.<br />

Al irse salvando almas —tanto judíos como gentiles—, los lí<strong>de</strong>res judíos llevaron al apóstol<br />

ante el procónsul, Galión. Pero éste <strong>de</strong>sechó juzgar aquel asunto, negando tener jurisdicción<br />

alguna sobre aquellas cuestiones.<br />

Después <strong>de</strong>l juicio, Pablo se quedó mucho tiempo en Corinto, y luego partió para<br />

Cencrea, Éfeso y el largo viaje <strong>de</strong> regreso a Cesarea y Antioquía.<br />

En su Tercer Viaje Misionero, volvió a Éfeso y se quedó allá durante dos años. Durante<br />

esta estancia, le visitó una <strong>de</strong>legación <strong>de</strong> Corinto, pidiendo consejo a Pablo acerca <strong>de</strong><br />

muchas cuestiones. Fue en respuesta a estas cuestiones que escribió 1 Corintios.<br />

Más tar<strong>de</strong>, el apóstol se sintió muy ansioso por saber cómo los corintios habían<br />

reaccionado ante su Carta, especialmente ante la sección tratando <strong>de</strong> la disciplina sobre un<br />

miembro caído en pecado. De modo que partió <strong>de</strong> Éfeso hacia Tróa<strong>de</strong>, don<strong>de</strong> esperaba<br />

encontrar a Tito. Pero al no hallarlo, pasó a Macedonia. Fue allí que llegó Tito con las<br />

nuevas, buenas y malas. Los santos habían disciplinado al creyente caído en pecado —y la<br />

disciplina había tenido como resultado su restauración espiritual—. Éstas eran las buenas<br />

noticias. Pero los cristianos no habían mandado el dinero para los santos necesitados en<br />

Jerusalén, como se habían propuesto. Esto no era tan bueno. Finalmente, Tito informó que<br />

los falsos maestros estaban activos en Corinto, minando la obra <strong>de</strong>l apóstol y poniendo en<br />

duda su autoridad como siervo <strong>de</strong> Cristo. ¡Éstas eran las malas noticias!<br />

Éstas son, pues, las circunstancias que suscitaron la Segunda Epístola a los Corintios,<br />

escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Macedonia.


En la Primera Epístola, vemos a Pablo primariamente como un maestro, pero en la<br />

Segunda Epístola actúa como pastor. Si el lector presta atención, oirá el pálpito <strong>de</strong>l corazón<br />

<strong>de</strong> quien realmente amaba al pueblo <strong>de</strong> Dios y se daba por el bien <strong>de</strong> ellos.<br />

De modo que embarquémonos en esta gran aventura, y al estudiar estos «pensamientos<br />

que respiran y palabras que ar<strong>de</strong>n», hagámoslo con una oración pidiendo la iluminación <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios.<br />

BOSQUEJO<br />

I. EXPOSICIÓN DEL MINISTERIO POR PARTE DE PABLO (Caps. 1–7)<br />

A. Salutación (1:1–2)<br />

B. El ministerio <strong>de</strong> consolación en el pa<strong>de</strong>cimiento (1:3–11)<br />

C. Explicación <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> planes <strong>de</strong> Pablo (1:12–2:17)<br />

D. Las cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> Pablo para el ministerio (3:1–5)<br />

E. Contraste <strong>de</strong>l Antiguo y <strong>Nuevo</strong> Pacto (3:6–18)<br />

F. Obligación <strong>de</strong> predicar un evangelio claro (4:1–6)<br />

G. Un vaso <strong>de</strong> barro con un <strong>de</strong>stino celestial (4:7–18)<br />

H. Viviendo a la luz <strong>de</strong>l Tribunal <strong>de</strong> Cristo (5:1–10)<br />

I. La buena conciencia <strong>de</strong> Pablo en el ministerio (5:11–21).<br />

J. La conducta <strong>de</strong> Pablo en el ministerio (6:3–10)<br />

K. El llamamiento <strong>de</strong> Pablo a la franqueza y al afecto (6:11–13)<br />

L. El llamamiento <strong>de</strong> Pablo a la separación escrituraria (6:14–7:1)<br />

M. El gozo <strong>de</strong> Pablo ante las buenas noticias <strong>de</strong> Corinto (7:2–16)<br />

II. LA EXHORTACIÓN DE PABLO A FINALIZAR LA COLECTA PARA LOS<br />

SANTOS DE JERUSALÉN (Caps. 8, 9)<br />

A. Buenos ejemplos <strong>de</strong> dádivas generosas (8:1–9)<br />

B. Buen consejo para finalizar la colecta (8:10–11)<br />

C. Tres buenos principios <strong>de</strong> donación generosa (8:12–15)<br />

D. Tres buenos hermanos para preparar la colecta (8:16–24)<br />

E. Llamamiento a los corintios para que hagan justicia a la jactancia <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong><br />

ellos (9:1–5)<br />

F. Las buenas recompensas <strong>de</strong> la donación generosa (9:6–15)<br />

III. LA VINDICACIÓN DE PABLO DE SU APOSTOLADO (Caps. 10–13)<br />

A. Réplica <strong>de</strong> Pablo a sus acusadores (10:1–12)<br />

B. El principio <strong>de</strong> Pablo: Abrir nuevos territorios para Cristo (10:13–16)<br />

C. La suprema meta <strong>de</strong> Pablo: La alabanza <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor (10:17–18)<br />

D. La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> su apostolado (11:1–15)<br />

E. Los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Pablo por Cristo sustentan su apostolado (11:16–33)<br />

F. Las revelaciones a Pablo sustentan su apostolado (12:1–10)<br />

G. Las señales <strong>de</strong> Pablo sustentan su apostolado (12:11–13)<br />

H. La visita pendiente <strong>de</strong> Pablo a Corinto (12:14–13:1)<br />

I. El apostolado <strong>de</strong> Pablo apoyado por los mismos corintios (13:2–6)<br />

J. El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> hacer bien a los corintios (13:7–10)<br />

K. La gentil <strong>de</strong>spedida trinitaria <strong>de</strong> Pablo (13:11–14)


Comentario<br />

I. EXPOSICIÓN DEL MINISTERIO POR PARTE DE<br />

PABLO (Caps. 1–7)<br />

A. Salutación (1:1–2)<br />

1:1 Pablo se presenta al principio <strong>de</strong> su carta como apóstol <strong>de</strong> Jesucristo por la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios. Es importante que toque esta nota al principio mismo, porque los había<br />

en Corinto que suscitaban la cuestión <strong>de</strong> si Pablo había sido jamás verda<strong>de</strong>ramente<br />

comisionado por el Señor. Su respuesta es que ni había escogido el ministerio por su propia<br />

voluntad, ni había sido or<strong>de</strong>nado por los hombres, sino que había sido enviado a la obra por<br />

Cristo Jesús por la voluntad <strong>de</strong> Dios. Su llamamiento al apostolado tuvo lugar en el<br />

llamamiento <strong>de</strong> Damasco. Fue una experiencia inolvidable en su vida, y fue la conciencia<br />

<strong>de</strong> este llamamiento divino que sostuvo al apóstol durante muchas horas amargas. A<br />

menudo, cuando se sentía apremiado <strong>de</strong>smesuradamente en el servicio <strong>de</strong> Cristo, podría<br />

haber abandonado y vuelto a casa, si no hubiese tenido la certidumbre <strong>de</strong>l llamamiento<br />

divino.<br />

El hecho <strong>de</strong> que Timoteo es mencionado en el versículo 1 no significa que él ayudase a<br />

redactar la Carta. Sólo significa que estaba con Pablo cuando fue escrita. Aparte <strong>de</strong> esto,<br />

hay una gran incertidumbre acerca <strong>de</strong> los movimientos <strong>de</strong> Timoteo durante este período.<br />

La carta se dirige a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios que está en Corinto, con todos los santos que<br />

están en toda Acaya. La expresión <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios significa que era una asamblea <strong>de</strong><br />

creyentes que pertenecía a Dios. No era una asamblea pagana, ni una congregación no<br />

religiosa <strong>de</strong> personas, sino una agrupación <strong>de</strong> cristianos nacidos <strong>de</strong> nuevo, llamados afuera<br />

<strong>de</strong>l mundo para pertenecer al Señor. Es indudable que Pablo, al escribir estas palabras,<br />

recordó cómo había ido al principio a Corinto a predicar allí el evangelio. Hombres y<br />

mujeres hundidos en la idolatría y sensualidad habían confiado en Jesucristo como Señor, y<br />

habían sido salvados por Su gracia maravillosa. A pesar <strong>de</strong> todas las dificulta<strong>de</strong>s que habían<br />

luego sobrevenido en la asamblea en Corinto, indudablemente el corazón <strong>de</strong>l apóstol se<br />

regocijaba al pensar en el inmenso cambio que había venido a las vidas <strong>de</strong> estas amadas<br />

personas. La carta se dirige no solo a Corinto, sino a todos los santos que están en toda<br />

Acaya. Acaya constituía la parte meridional <strong>de</strong> Grecia, mientras que Macedonia, que<br />

también encontraremos mencionada en esta Epístola, era la sección septentrional <strong>de</strong> aquel<br />

mismo país.<br />

1:2 Gracia y paz constituyen un hermoso saludo que hemos llegado a asociar con el<br />

amado Apóstol Pablo. Cuando <strong>de</strong>sea <strong>de</strong>scribir su mayor <strong>de</strong>seo para el pueblo <strong>de</strong> Dios, no<br />

<strong>de</strong>sea para ellos cosas materiales como oro o plata. Sabe <strong>de</strong>masiado bien que estas cosas<br />

pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>svanecerse en un instante. Más bien <strong>de</strong>sea para ellos bendiciones espirituales<br />

como gracia y paz, que incluyen todo bien <strong>de</strong> que pueda gozar un pecador a este lado <strong>de</strong>l<br />

cielo. Denney dice: «La gracia es la primera y la última palabra <strong>de</strong>l evangelio; y la paz —<br />

una perfecta integridad espiritual— es la obra acabada <strong>de</strong> Cristo en el alma». Estas<br />

bendiciones provienen <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Dios nuestro<br />

Padre es la fuente, y el Señor Jesucristo es el canal. Pablo no vacila en poner al Señor


Jesucristo al lado <strong>de</strong> Dios nuestro Padre, porque, como miembro <strong>de</strong> la Trinidad, Cristo es<br />

igual al Padre.<br />

B. El ministerio <strong>de</strong> consolación en el pa<strong>de</strong>cimiento (1:3–11)<br />

1:3 Des<strong>de</strong> el versículo 3 hasta el 11, el apóstol estalla en acción <strong>de</strong> gracias por la<br />

consolación que le ha venido en medio <strong>de</strong> su angustia y aflicción. Indudablemente, la<br />

consolación era las buenas noticias que Tito le había traído a Macedonia. El apóstol pasa<br />

luego a mostrar que tanto si está afligido como consolado, todo se vuelve para el final bien<br />

<strong>de</strong> los creyentes a los que ministra. La acción <strong>de</strong> gracias se dirige al Dios y Padre <strong>de</strong><br />

nuestro Señor Jesucristo. Este es el pleno título <strong>de</strong> Dios en el NT. Ya no se trata más <strong>de</strong><br />

«el Dios <strong>de</strong> Abraham, el Dios <strong>de</strong> Isaac y el Dios <strong>de</strong> Jacob». Ahora es el Dios y Padre <strong>de</strong><br />

nuestro Señor Jesucristo. Este nombre, <strong>de</strong> pasada, implica la gran verdad <strong>de</strong> que el Señor<br />

Jesús es a la vez Dios y Hombre. Dios es el Dios <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo: esto se refiere<br />

a Su relación con Jesús, el Hijo <strong>de</strong>l Hombre. Pero Dios es también el Padre <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor Jesucristo: esto se refiere a Su relación con Cristo el Hijo <strong>de</strong> Dios. A<strong>de</strong>más, Dios es<br />

<strong>de</strong>scrito como Padre <strong>de</strong> misericordias y Dios <strong>de</strong> toda consolación. Es <strong>de</strong> Él que<br />

provienen todas las misericordias y consolaciones.<br />

1:4 En todas sus aflicciones, Pablo era consciente <strong>de</strong> la presencia consoladora <strong>de</strong> Dios.<br />

Aquí da una <strong>de</strong> las muchas razones por las que Dios le consolaba. Era para que a su vez él<br />

pudiese consolar a otros por medio <strong>de</strong> la consolación con que él era consolado por Dios.<br />

Para nosotros, el término «consolación» significa generalmente consuelo en tiempo <strong>de</strong><br />

dolor. Pero tal como se emplea en el NT, tiene un sentido más amplio. Se refiere al aliento<br />

y a la exhortación que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> uno que está a nuestro lado en tiempo <strong>de</strong> necesidad. En<br />

este versículo tenemos una lección práctica para todos nosotros. Tendríamos que recordar<br />

cuando somos consolados que <strong>de</strong>beríamos pasar esta consolación a otros. No <strong>de</strong>beríamos<br />

evitar el lecho <strong>de</strong>l dolor <strong>de</strong> nadie, ni la casa <strong>de</strong> luto, sino acudir al lado <strong>de</strong> cualquiera que<br />

necesite nuestro aliento. No somos consolados para nuestra comodidad, sino para que<br />

seamos consoladores.<br />

1:5 La razón por la que Pablo pue<strong>de</strong> consolar a otros es que la consolación <strong>de</strong> Cristo es<br />

idéntica a los pa<strong>de</strong>cimientos que se soportan por Él. Los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo no<br />

pue<strong>de</strong> significar aquí los pa<strong>de</strong>cimientos expiatorios <strong>de</strong>l Salvador, que fueron singulares y<br />

que nadie pue<strong>de</strong> compartir. Pero los cristianos pue<strong>de</strong>n sufrir y sufren <strong>de</strong>bido a su asociación<br />

con el Señor Jesús. Sufren vituperios, rechazos, hostilidad, odio, negaciones, traiciones, etc.<br />

Estos son <strong>de</strong>signados como los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo porque Él los sufrió cuando<br />

estaba en la tierra y porque sigue soportándolos cuando los miembros <strong>de</strong> Su Cuerpo los<br />

pa<strong>de</strong>cen. Él es afligido en todas nuestras aflicciones (véase Is. 63:9). Pero lo que Pablo<br />

argumenta aquí es que hay una rica compensación por todos estos sufrimientos, esto es, hay<br />

una participación correspondiente en la consolación <strong>de</strong> Cristo y esta consolación es<br />

abundante y suficiente.<br />

1:6 El apóstol podía ver el bien surgiendo tanto <strong>de</strong> sus aflicciones como <strong>de</strong> su<br />

consolación. Ambas quedaban santificadas por la cruz. Si él estaba atribulado, tenía como<br />

resultado la consolación y salvación <strong>de</strong> los santos —no la salvación <strong>de</strong> sus almas, sino la<br />

fuerza que los ayudaría a pasar a través <strong>de</strong> sus pruebas—. Serían alentados y retados por la<br />

paciencia <strong>de</strong> Pablo, y razonarían que si Dios le había dado gracia para sus pa<strong>de</strong>cimientos,<br />

también a ellos les daría gracia. Cuando Samuel Rutherford se encontraba en la «cava <strong>de</strong> la


adversidad», como tantas veces le sucedió, comenzaba a buscar los «mejores vinos» <strong>de</strong>l<br />

Señor. Quizá aprendió esto por el ejemplo <strong>de</strong> Pablo, que siempre parecía po<strong>de</strong>r ver el arco<br />

iris a través <strong>de</strong> sus lágrimas.<br />

La consolación que el apóstol recibió llenaría a los corintios <strong>de</strong> consolación y los<br />

inspiraría a soportar con paciencia la misma clase <strong>de</strong> persecución que él. Solamente los que<br />

han pasado una profunda prueba saben cómo po<strong>de</strong>r hablar una palabra a<strong>de</strong>cuada a otros que<br />

son llamados a pasar por la misma. Una madre que ha perdido un hijo único pue<strong>de</strong> mejor<br />

consolar a otra madre que acaba <strong>de</strong> sufrir esta <strong>de</strong>sgarradora pérdida. O, mejor aún, un Padre<br />

que ha perdido un Hijo único es quien mejor pue<strong>de</strong> consolar a los que han perdido a seres<br />

queridos.<br />

1:7 El apóstol expresa ahora su confianza <strong>de</strong> que así como los corintios habían<br />

conocido lo que era sufrir por Cristo, así ellos experimentarían la ayuda consoladora <strong>de</strong><br />

Cristo. Los sufrimientos nunca vienen solos sobre el cristiano. Siempre son seguidos por la<br />

consolación <strong>de</strong> Cristo. Como Pablo, también nosotros po<strong>de</strong>mos estar confiados <strong>de</strong> esto.<br />

La Biblia al Día parafrasea los versículos 3–7 <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

¡Qué maravilloso es nuestro Dios! Él es Padre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, Padre <strong>de</strong> las<br />

misericordias y Dios <strong>de</strong> las consolaciones que tan maravillosamente se nos ofrecen en<br />

nuestras dificulta<strong>de</strong>s y pruebas. ¿Y por qué se nos consuela? Para que cuando nos<br />

encontremos a alguien en problemas, falto <strong>de</strong> consuelo y aliento, podamos impartirle la<br />

misma ayuda y el mismo consuelo que Dios nos prodigó. … En medio <strong>de</strong> nuestras<br />

tribulaciones Dios nos ha consolado para vuestro bien; para que podamos, basados en la<br />

experiencia, enseñaros la ternura con que Dios pue<strong>de</strong> consolaros cuando tengáis que pasar<br />

por los mismos sufrimientos. A su <strong>de</strong>bido tiempo os dará fortaleza para resistir.<br />

1:8 Habiendo hablado en términos generales <strong>de</strong> la aflicción y <strong>de</strong> la consolación, Pablo<br />

menciona ahora <strong>de</strong> manera más específica una severa prueba por la que había pasado<br />

recientemente. No quiere que los hermanos corintios ignoren la tribulación que le<br />

sobrevino en Asia. (Asia no significa aquí el continente, sino una provincia en la parte<br />

occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> lo que ahora es Asia Menor.) ¿Cuál era la tribulación a la que se refiere el<br />

apóstol aquí? Quizá se refiere al peligroso motín que tuvo lugar en Éfeso (Hch. 19:23–41).<br />

Algunos sugieren que <strong>de</strong>bió ser una enfermedad mortífera, y otros piensan que podría<br />

referirse a <strong>de</strong>salentadoras noticias <strong>de</strong> Corinto. Afortunadamente, el valor y disfrute <strong>de</strong> un<br />

pasaje así no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> conocer los <strong>de</strong>talles exactos.<br />

Pero el problema era <strong>de</strong> tal magnitud que Pablo se sintió sumamente agobiado, y tan<br />

por encima <strong>de</strong> la ordinaria capacidad natural <strong>de</strong> aguante que incluso perdió la esperanza<br />

<strong>de</strong> conservar la vida.<br />

La paráfrasis <strong>de</strong> Phillips <strong>de</strong> este versículo sirve <strong>de</strong> ayuda: «En aquel tiempo estuvimos<br />

<strong>de</strong>l todo abrumados; la carga era mayor <strong>de</strong> lo que podíamos sobrellevar; <strong>de</strong> hecho, nos<br />

<strong>de</strong>cíamos que éste era el fin».<br />

1:9 La perspectiva <strong>de</strong>l apóstol era tan negra que tenía los sentimientos <strong>de</strong> un hombre<br />

sentenciado a muerte. Si alguien le hubiese preguntado: «¿Va a ser vida o muerte?», habría<br />

tenido que contestar: «Muerte». Dios <strong>de</strong>jó que Su siervo fuese llevado a este punto extremo<br />

para que no estuviese confiado en sí mismo, sino en Dios que resucita a los muertos. La<br />

<strong>de</strong>signación el Dios que resucita a los muertos se emplea aquí indudablemente como<br />

sinónimo <strong>de</strong>l Dios Todopo<strong>de</strong>roso. Aquel que pue<strong>de</strong> resucitar a los muertos es la única<br />

esperanza para alguien que está con<strong>de</strong>nado a morir, como el apóstol consi<strong>de</strong>raba que lo<br />

estaba.


1:10 En la tradición <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los manuscritos, Pablo habla <strong>de</strong> liberación en sus<br />

tres tiempos: pretérito (libró), presente (nos libra), y futuro (nos librará). Si lo que está a<br />

la vista es el motín <strong>de</strong> Éfeso, entonces Pablo se refiere a la forma en que se <strong>de</strong>tuvo <strong>de</strong><br />

repente y él salió bien librado (Hch. 20:1). El apóstol sabe que el mismo Dios que le libró<br />

en el pasado pue<strong>de</strong> también librarlo día por día, y que le librará una y otra vez hasta el<br />

gran momento final en que será totalmente liberado <strong>de</strong> las tribulaciones y persecuciones <strong>de</strong><br />

este mundo.<br />

1:11 Aquí Pablo supone generosamente que los corintios habían estado orando por él<br />

mientras que él pasaba por este tiempo <strong>de</strong> profundas pruebas. En realidad, muchos <strong>de</strong> los<br />

creyentes se habían convertido en <strong>de</strong>tractores <strong>de</strong>l gran apóstol, y podía haber graves dudas<br />

acerca <strong>de</strong> si le estaban recordando en absoluto ante el trono <strong>de</strong> la gracia. Sin embargo, está<br />

dispuesto a otorgarles el beneficio <strong>de</strong> la duda. La expresión el don concedido a nosotros<br />

por medio <strong>de</strong> muchos se refiere al don <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> Pablo que fue conseguida por<br />

las oraciones <strong>de</strong> muchas personas. Ve su escape como un resultado directo <strong>de</strong> la<br />

intercesión <strong>de</strong> los santos. Dice que <strong>de</strong>bido a que muchos habían orado, que muchas<br />

personas pue<strong>de</strong>n ahora dar gracias por haber recibido esta respuesta a sus oraciones.<br />

C. Explicación <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> planes <strong>de</strong> Pablo (1:12–2:17)<br />

1:12 La razón por la que Pablo cree que pue<strong>de</strong> apoyarse en las oraciones <strong>de</strong> los<br />

creyentes es que siempre ha sido sincero en sus tratos con ellos. Pue<strong>de</strong> jactarse <strong>de</strong> su<br />

integridad para con ellos, y su conciencia da testimonio <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que su conducta<br />

estaba caracterizada por sencillez y sinceridad, es <strong>de</strong>cir, la genuinidad transparente que<br />

proviene <strong>de</strong> Dios. No se rebajaba a los métodos <strong>de</strong> la sabiduría carnal <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>l<br />

mundo, sino que actuaba abiertamente <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todos con la fuerza inmerecida (la gracia)<br />

que Dios suplía. Esto hubiese <strong>de</strong>bido ser sobre todo evi<strong>de</strong>nte para los corintios.<br />

1:13 La integridad que había caracterizado a sus tratos pasados con los corintios es<br />

también cierta <strong>de</strong> esta carta. Les está escribiendo justo lo que les quiere <strong>de</strong>cir. No tienen<br />

necesidad <strong>de</strong> leer entre líneas. El sentido está sobre la superficie, es sencillo y evi<strong>de</strong>nte. Es<br />

exactamente lo que leen o entien<strong>de</strong>n, y espera que seguirán reconociéndolo hasta el fin, es<br />

<strong>de</strong>cir, mientras vivan.<br />

1:14 La asamblea en Corinto había reconocido en parte a Pablo, es <strong>de</strong>cir, algunos <strong>de</strong><br />

los creyentes le habían reconocido, pero no todos. Los leales comprendían estas dos<br />

realida<strong>de</strong>s: que se gloriarían en él y que él se gloriaría <strong>de</strong> ellos en el día <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

El día <strong>de</strong>l Señor Jesús mira a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> manera particular al Tribunal <strong>de</strong> Cristo, cuando el<br />

servicio <strong>de</strong> los redimidos será evaluado y recompensado. Cuando Pablo miraba a<strong>de</strong>lante a<br />

aquel tribunal, veía invariablemente los rostros <strong>de</strong> aquellos que habían sido salvados por<br />

medio <strong>de</strong> su ministerio. Ellos serían su gozo y corona <strong>de</strong> gozo, y ellos, a su vez, se<br />

regocijarían <strong>de</strong> que él hubiese sido el instrumento <strong>de</strong> Dios para llevarlos a Cristo.<br />

1:15 La expresión con esta confianza significa con la confianza <strong>de</strong> que se regocijaban<br />

en él como verda<strong>de</strong>ro apóstol <strong>de</strong> Jesucristo, y como uno cuya sinceridad estaba más allá <strong>de</strong><br />

toda cuestión. Quería acudir a ellos con la certidumbre <strong>de</strong> su confianza, estima y afecto.<br />

Quería ir primero a ellos antes <strong>de</strong> ir a Macedonia, y luego <strong>de</strong> nuevo al regresar <strong>de</strong> allí. Así<br />

tendrían una segunda gracia en el sentido <strong>de</strong> dos visitas en lugar <strong>de</strong> una.<br />

1:16 Este «segundo beneficio» se explica adicionalmente en el versículo 16. Como se<br />

menciona, el plan era que cuando Pablo <strong>de</strong>jase Éfeso pasaría por allá dirigiéndose a Acaya,


don<strong>de</strong> estaba Corinto, y luego viajaría al norte a Macedonia. Después <strong>de</strong> haber predicado<br />

allá, volvería sobre sus pasos hacia Corinto. Esperaba que los creyentes corintios le<br />

ayudarían luego para su regreso a Ju<strong>de</strong>a —es probable que mediante su hospitalidad y<br />

oraciones, pero no con su dinero, pues más a<strong>de</strong>lante expresa su <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> no aceptar<br />

dinero <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> ellos (11:7–10).<br />

1:17 El plan original nunca se cumplió. Viajó <strong>de</strong> Éfeso a Tróa<strong>de</strong>, y no encontrando a<br />

Tito, pasó directamente a Macedonia, omitiendo Corinto <strong>de</strong> su intinerario. Así que aquí<br />

pregunta: «Así que, al proponerme esto, ¿usé quizá <strong>de</strong> ligereza?». Esto es posiblemente<br />

lo que con toda exactitud estaban diciendo sus <strong>de</strong>tractores. «¡Veleidoso y cambiante Pablo!<br />

¿Cómo podría un hombre así ser un verda<strong>de</strong>ro apóstol?». El apóstol reta a los corintios<br />

acerca <strong>de</strong> si no es fiable. Cuando planea, ¿acaso lo hace según la carne, para que haya en<br />

él Sí en un momento y No en el siguiente? ¿Está conducido sencillamente por<br />

consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> comodidad y conveniencia? Phillip recoge este espíritu con la<br />

paráfrasis: «Por el hecho <strong>de</strong> que <strong>de</strong>biésemos cambiar <strong>de</strong> plan, ¿significa que somos<br />

veleidosos? ¿Creéis que planeo con falsedad, diciendo ―Sí‖ pero con la intención <strong>de</strong><br />

―No‖?».<br />

1:18 Pablo parece pasar <strong>de</strong> su palabra acerca <strong>de</strong> sus planes <strong>de</strong> viaje a su predicación.<br />

Quizá sus <strong>de</strong>tractores <strong>de</strong>cían que si no era <strong>de</strong> fiar en su conversación, que su predicación<br />

tampoco podría ser <strong>de</strong> fiar.<br />

1:19 Pablo argumenta que sus acciones no eran insinceras, porque el Salvador que él<br />

predicaba era el Divino e Inmutable en quien no hay vacilación ni mudanza. Cuando visitó<br />

por primera vez Corinto con Silvano y Timoteo (Hch. 18:5), predicaron al fiable Hijo <strong>de</strong><br />

Dios. «El mensaje no era vacilante porque tenía que ver con el Hijo <strong>de</strong> Dios que no era<br />

mudable.» El argumento es que nadie que predique al Señor Jesús en el Espíritu podría<br />

actuar como sus <strong>de</strong>tractores le habían acusado. Denney dice: «La argumentación <strong>de</strong> Pablo<br />

aquí podría ser usada por un hipócrita, pero ningún <strong>de</strong>tractor podría jamás haberla<br />

inventado». ¿Cómo podría él predicar a un Dios fiel y ser él mismo infiel a su propia<br />

palabra?<br />

1:20 Todas las promesas <strong>de</strong> Dios, no importa cuántas sean, tienen su cumplimiento en<br />

Cristo. Todos los que encuentran en Él el cumplimiento <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong> Dios aña<strong>de</strong>n su<br />

Amén:<br />

Abrimos nuestras Biblias en una promesa, miramos a Dios, y Dios nos dice: «Podéis<br />

tener todo esto por medio <strong>de</strong> Cristo». Confiamos en Cristo, <strong>de</strong>cimos «Amén» a Dios. Dios<br />

nos habla por medio <strong>de</strong> Cristo, y creemos en Cristo; Cristo se extien<strong>de</strong> hacia nosotros y la<br />

fe se proyecta hacia él, y cada promesa <strong>de</strong> Dios se cumple en Jesucristo. En y por medio <strong>de</strong><br />

Él nos apropiamos <strong>de</strong> ellas y las tomamos para nosotros, y <strong>de</strong>cimos: «Sí, Señor; confío en<br />

ti». Éste es el sí creyente.<br />

Todo esto es para la gloria <strong>de</strong> Dios. Denney escribe: «Él es glorificado cuando las<br />

almas humanas se hacen conscientes <strong>de</strong> que ha hablado el bien acerca <strong>de</strong> ellos más allá <strong>de</strong><br />

sus más <strong>de</strong>sbocadas imaginaciones, y cuando aquel bien es visto como indubitablemente<br />

seguro y firme en Su Hijo».<br />

Las cuatro palabras, por medio <strong>de</strong> nosotros, recuerdan a los corintios que era por<br />

medio <strong>de</strong> la predicación <strong>de</strong> hombres como Silvano, Timoteo y Pablo que habían podido<br />

llegar a aferrarse a las promesas <strong>de</strong> Dios en Cristo. Si el apóstol era falso, como le acusaban<br />

sus enemigos, ¿podía ser entonces que Dios hubiese empleado a un hombre falso y


mentiroso para llevar a cabo unos resultados tan maravillosos? La respuesta, naturalmente,<br />

es que no.<br />

1:21 Luego Pablo muestra que los corintios y él estaban unidos en el mismo manojo <strong>de</strong><br />

vida. Dios los había establecido en la fe, confirmándolos en Cristo por el ministerio <strong>de</strong> la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. Igualmente los había ungido con el Espíritu, capacitándolos,<br />

fortaleciéndolos y enseñándoles.<br />

1:22 Él también los había sellado y les había dado las arras <strong>de</strong>l Espíritu en sus<br />

corazones. Aquí tenemos dos ministerios adicionales <strong>de</strong>l Espíritu Santo. El sello es la<br />

marca <strong>de</strong> propiedad y la seguridad. El Espíritu que mora en el creyente es la marca <strong>de</strong> que<br />

el creyente pertenece ahora a Dios, y está eternamente a seguro. El sello, naturalmente, es<br />

invisible. Las personas no saben que somos cristianos porque llevemos alguna marca<br />

externa, sino sólo por las evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> una vida llena <strong>de</strong>l Espíritu. Dios también les ha<br />

dado las arras <strong>de</strong>l Espíritu en sus corazones, como prenda <strong>de</strong> que toda la herencia ha <strong>de</strong><br />

seguir. Cuando Dios salva a alguien, le da el Espíritu Santo para morar en él. Con tanta<br />

certidumbre como que alguien recibe el Espíritu con la misma certidumbre entrará en la<br />

plena herencia <strong>de</strong> Dios. La misma clase <strong>de</strong> bendiciones que el Espíritu Santo hace reales en<br />

nuestras vidas en la actualidad serán nuestras en una plena medida en un día todavía futuro.<br />

1:23 Des<strong>de</strong> el versículo 23 hasta el versículo 4 <strong>de</strong>l capítulo 2, Pablo regresa a la<br />

acusación <strong>de</strong> vacilación que se había hecho contra él y da una explicación directa <strong>de</strong> por<br />

qué no había visitado Corinto tal como se había planeado. Ya que nadie podía discernir los<br />

verda<strong>de</strong>ros motivos interiores <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> Pablo, toma a Dios por testigo <strong>de</strong> este hecho.<br />

Si el apóstol hubiese visitado Corinto cuando lo había planeado, habría tenido que tratar <strong>de</strong><br />

manera muy firme con la situación allá. Habría tenido que repren<strong>de</strong>r personalmente a los<br />

santos por su negligencia y tolerancia <strong>de</strong>l pecado en la asamblea. Había sido por ser<br />

indulgente con ellos, y ahorrarles dolor y tristeza, que Pablo había retrasado su viaje a<br />

Corinto.<br />

1:24 Pero, habiendo dicho esto, el Apóstol Pablo no quería que nadie pensase que<br />

actuaba como dictador sobre los corintios. De modo que aña<strong>de</strong> aquí: No es que<br />

pretendamos dominar sobre vuestra fe, sino que estamos contribuyendo a vuestro<br />

gozo; porque por la fe estáis firmes. No se trataba <strong>de</strong> que el apóstol quisiera dominar<br />

sobre la fe cristiana <strong>de</strong> ellos. No quería que pensasen en él como un tirano. Más bien, él y<br />

sus colaboradores eran meramente ayudadores <strong>de</strong> su gozo, es <strong>de</strong>cir, sólo quería hacer lo que<br />

pudiese serles <strong>de</strong> ayuda en su caminar cristiano y así añadir a la dicha <strong>de</strong> ellos.<br />

La última parte <strong>de</strong>l versículo 24 pue<strong>de</strong> también traducirse «porque en fe estáis firmes».<br />

Es <strong>de</strong>cir, no tenían necesidad <strong>de</strong> ser corregidos en cuanto a su fe, porque en esta esfera<br />

estaban bien firmes. Las cuestiones que buscaba corregir no eran <strong>de</strong> doctrina tanto como <strong>de</strong><br />

conducta práctica en la <strong>iglesia</strong>.<br />

2:1 Este versículo prosigue el pensamiento <strong>de</strong> los dos últimos versículos <strong>de</strong>l capítulo 1.<br />

Pablo explica luego que la razón por la que no fue a Corinto como había planeado era que<br />

no quería causarles la tristeza que seguiría inevitablemente a una reprensión <strong>de</strong> su parte.<br />

Las palabras <strong>de</strong>cidí… no ir otra vez a vosotros con tristeza parecen indicar que ya había<br />

hecho una visita dolorosa o penosa <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la primera visita registrada en Hechos 18:1–<br />

17. Esta visita intermedia pue<strong>de</strong> también estar indicada en 2 Corintios 12:14; 13:1.<br />

2:2 Si el apóstol viniese a Corinto con una reprensión personal a los cristianos,<br />

naturalmente que los entristecería. En este caso, también él sería entristecido, porque ellos<br />

eran precisamente aquellos a los que buscaba para gozo. Tal como lo expresa Ryrie: «Si os


hago daño, ¿quién me quedará para alegrarme sino personas tristes? Esto no daría<br />

consolación alguna».<br />

2:3 En vez <strong>de</strong> causar esta mutua tristeza con una visita personal, el Apóstol Pablo había<br />

<strong>de</strong>cidido escribir una carta. Su esperanza era que la carta lograse los resultados apetecidos,<br />

que los corintios ejercitasen disciplina en relación con el hermano culpable, y que la<br />

siguiente visita <strong>de</strong> Pablo no estuviese nublada por relaciones tensas entre él y aquellas<br />

personas a las que quería tan entrañablemente.<br />

¿Se refiere la carta mencionada en la última parte <strong>de</strong>l versículo 3 a la Primera Epístola<br />

<strong>de</strong> Pablo a los Corintios, o a alguna otra carta que ya no existe en la actualidad? Muchos<br />

piensan que no podría tratarse <strong>de</strong> 1 Corintios por la <strong>de</strong>scripción en el versículo 4, <strong>de</strong> que<br />

había sido escrita con mucha aflicción y angustia <strong>de</strong> corazón, y con muchas lágrimas. Otros<br />

expertos piensan que la <strong>de</strong>scripción concuerda muy bien con la Primera Epístola. Es posible<br />

que Pablo escribiese una carta dura a Corinto, carta que ya no existe. Se podría conjeturar<br />

que la escribió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la penosa visita (2 Co. 2:1) y que <strong>de</strong>signó a Tito para que la<br />

entregase. Esta carta pue<strong>de</strong> ser la mencionada en 2:4, 9; 7:8, 12.<br />

Sea cual sea la postura correcta, el pensamiento en el versículo 3 es que Pablo les<br />

escribió como lo hizo <strong>de</strong> modo que cuando les visitase, no <strong>de</strong>biera tener tristeza por el<br />

dolor <strong>de</strong> aquellos que más bien <strong>de</strong>biesen darle gozo. Tenía confianza <strong>de</strong> que las mismas<br />

cosas que le daban gozo a él les darían gozo también a todos ellos. En el contexto, esto<br />

significa que la piadosa administración <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> disciplina resultaría en un mutuo<br />

regocijo.<br />

2:4 En este versículo tenemos un buen atisbo <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> un gran pastor. Pablo se<br />

sentía profundamente apenado por el hecho <strong>de</strong> que se había tolerado pecado en la asamblea<br />

en Corinto. Le causaba mucha tribulación y angustia <strong>de</strong>l corazón, y ardientes lágrimas<br />

<strong>de</strong> dolor cayeron por sus mejillas. Es evi<strong>de</strong>nte que el apóstol se sentía más afectado por el<br />

pecado en Corinto que los mismos corintios. Ellos no <strong>de</strong>bían interpretar esta carta como un<br />

intento <strong>de</strong> herir los sentimientos <strong>de</strong> ellos, sino como una prueba <strong>de</strong> su amor para con ellos.<br />

Esperaba que, por su escrito, tendrían tiempo suficiente para remediar la situación, <strong>de</strong> modo<br />

que su posterior visita a ellos sería gozosa. «Fieles son las heridas <strong>de</strong>l que ama.» No<br />

<strong>de</strong>beríamos resentirnos si somos aconsejados o advertidos <strong>de</strong> una manera piadosa. Más<br />

bien, <strong>de</strong>beríamos darnos cuenta <strong>de</strong> que cualquier persona que haga esto tiene realmente un<br />

interés en nosotros. Deberíamos tomar las reprensiones justas como <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor, y<br />

<strong>de</strong>beríamos sentirnos agra<strong>de</strong>cidos por ellas.<br />

2:5 Des<strong>de</strong> el versículo 5 hasta el 11, el apóstol se refiere <strong>de</strong> manera más directa al<br />

inci<strong>de</strong>nte que había causado la dificultad. Observemos la gracia extrema y la consi<strong>de</strong>ración<br />

cristiana que muestra. Ni una vez nombra la ofensa ni al culpable. La expresión si alguno<br />

me ha causado tristeza pue<strong>de</strong> referirse al incestuoso <strong>de</strong> 1 Corintios 5:1 o a algún otro que<br />

había causado problemas en la asamblea. Supondremos que se refiere al primero. Pablo no<br />

lo consi<strong>de</strong>raba como una ofensa personal contra sí mismo. Había causado tristeza a todos<br />

los creyentes en cierto modo.<br />

2:6 Los creyentes en Corinto habían acordado la acción disciplinaria para el culpable.<br />

Aparentemente, lo habían excomulgado <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Como resultado <strong>de</strong> esta acción se<br />

había verda<strong>de</strong>ramente arrepentido y había sido restaurado al Señor. Ahora Pablo les dice a<br />

los corintios que este castigo (V.M.) había sido suficiente. No <strong>de</strong>bían prolongar la acción<br />

innecesariamente. En la última parte <strong>de</strong>l versículo encontramos la expresión hecho «por los<br />

más» (lit., véase V.M., «<strong>de</strong> muchos», y RV y RVR, «por muchos»). Algunos creen que «los<br />

muchos» significa la mayoría (véase RVR77). Otros insisten en que se refiere a todos los


miembros excepto el que recibe la disciplina. Estos últimos niegan que una <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> la<br />

mayoría sea suficiente para las cosas <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Dicen que cuando se permite que dirija<br />

el Espíritu Santo, <strong>de</strong>bería haber una acción unánime.<br />

2:7–8 Ahora que el hombre se ha arrepentido <strong>de</strong> manera genuina, los corintios <strong>de</strong>berían<br />

perdonarle y tratar <strong>de</strong> fortalecerle, recibiéndole otra vez a su comunión. Si no hacían esto,<br />

había peligro <strong>de</strong> que fuese consumido <strong>de</strong> <strong>de</strong>masiada tristeza, esto es, que pudiera<br />

<strong>de</strong>sesperar <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> su perdón y que se hundiese bajo una <strong>de</strong>presión y <strong>de</strong>saliento.<br />

Los corintios podían reafirmar su amor hacia él abriendo sus brazos <strong>de</strong> par en par y<br />

recibiéndole <strong>de</strong> nuevo con gozo y ternura.<br />

2:9 Al escribir la Primera Epístola a los Corintios, Pablo había puesto a prueba a los<br />

santos. Aquí tenían una oportunidad para que ellos mostrasen si eran obedientes a la<br />

palabra <strong>de</strong>l Señor, tal como el Apóstol Pablo se la había ministrado. Él había sugerido en<br />

aquel tiempo que <strong>de</strong>bían poner al hombre fuera <strong>de</strong> la comunión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Esto era<br />

exactamente lo que ellos habían hecho, <strong>de</strong>mostrando así ser verda<strong>de</strong>ramente obedientes.<br />

Ahora Pablo quería que diesen otro paso, es <strong>de</strong>cir, que recibiesen <strong>de</strong> nuevo a aquel hombre.<br />

2:10 Phillips parafrasea el versículo 10: «Si perdonáis a alguien, tened la certeza que yo<br />

también lo perdono. Hasta allá don<strong>de</strong> yo tuviese algo <strong>de</strong> que perdonar personalmente, le<br />

perdono, como <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Cristo». Pablo quiere que los santos sepan que está <strong>de</strong>l todo en<br />

comunión con ellos al perdonar ellos al culpable arrepentido. Si él tenía algo que perdonar,<br />

lo hace por causa <strong>de</strong> los corintios, y como en presencia <strong>de</strong> Cristo.<br />

El énfasis en esta carta sobre disciplina <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> es un índice <strong>de</strong> su importancia.<br />

Pero es un tema muy <strong>de</strong>scuidado, en la actualidad, en muchas <strong>iglesia</strong>s evangélicas. Es otro<br />

caso don<strong>de</strong> se pue<strong>de</strong> dar una profesión <strong>de</strong> creer en la inspiración <strong>de</strong> las Escrituras, pero<br />

rechazar obe<strong>de</strong>cerlas cuando nos conviene.<br />

2:11 Así como hay peligro para una asamblea si no adopta medidas disciplinarias<br />

cuando son precisas, también hay peligro en no ejercer el perdón cuando ha tenido lugar un<br />

verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento. Satanás está siempre listo a meterse en una situación como ésta<br />

con su astucia. En el primer caso, arruinará el testimonio <strong>de</strong> una asamblea por medio <strong>de</strong> la<br />

tolerancia hacia el pecado. En el segundo, abrumará a la persona arrepentida con excesivo<br />

dolor, si la asamblea no le restaura. Si Satanás no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir por inmoralidad, lo<br />

intentará por el dolor abrumador que sigue al arrepentimiento.<br />

Comentando acerca <strong>de</strong> la expresión pues no ignoramos sus maquinaciones, J. Sidlow<br />

Baxter dice:<br />

Satanás emplea toda forma <strong>de</strong> estratagemas para apartar a las almas <strong>de</strong> la verdad: un<br />

cedazo para «sacudirlos» (Lc. 22:31); «maquinaciones» para entramparlos (como en<br />

nuestro texto); «malas hierbas» para «ahogar» (Mt. 13:22); «estratagemas» para intrigar<br />

(Ef. 6:11); rugidos <strong>de</strong> león para aterrorizar (1 P. 5:8); el disfraz <strong>de</strong> un ángel para engañar (2<br />

Co. 11:14) y «lazos» para atraparlos (2 Ti. 2:26).<br />

2:12 Pablo reanuda ahora el tema <strong>de</strong> su cambio <strong>de</strong> planes que había <strong>de</strong>jado en el<br />

versículo 4. No había ido a Corinto, al contrario <strong>de</strong> lo que había dicho primero. Los<br />

anteriores versículos explicaban que si no había visitado Corinto había sido para evitar<br />

hacerlo en un duro espíritu <strong>de</strong> reprensión. En los versículos 12 al 17, Pablo dice<br />

exactamente qué le sucedió en este importante momento en su ministerio. Como se ha<br />

mencionado antes, Pablo había <strong>de</strong>jado Éfeso dirigiéndose a Tróa<strong>de</strong> con la esperanza <strong>de</strong>


hallar allí a Tito y <strong>de</strong> saber noticias <strong>de</strong> Corinto. Cuando llegó a Tróa<strong>de</strong>, se le abrió alguna<br />

maravillosa puerta <strong>de</strong> oportunidad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor para predicar el evangelio <strong>de</strong> Cristo.<br />

2:13 A pesar <strong>de</strong> esta oportunidad dorada, el espíritu <strong>de</strong> Pablo estaba agobiado. Tito no<br />

estaba allí para recibirle. La carga <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Corinto gravitaba pesadamente sobre el<br />

corazón <strong>de</strong>l apóstol. ¿Debería quedarse en Tróa<strong>de</strong> para predicar el evangelio <strong>de</strong> Cristo?<br />

¿Debería proseguir su camino hacia Macedonia? Había tomado su <strong>de</strong>cisión; pasaría a<br />

Macedonia. Uno se pregunta cuál <strong>de</strong>bía ser la reacción <strong>de</strong> los corintios al leer estas<br />

palabras. ¿Se dieron cuenta, quizá algo avergonzados, <strong>de</strong> que la conducta <strong>de</strong> ellos había<br />

causado tanto agobio en la vida <strong>de</strong>l apóstol, lo que tuvo como resultado que rehusase una<br />

maravillosa oportunidad evangelística para po<strong>de</strong>r enterarse <strong>de</strong> su condición espiritual?<br />

2:14 Pablo no estaba <strong>de</strong>rrotado. Allí don<strong>de</strong> fuese en el servicio <strong>de</strong> Cristo, había victoria.<br />

Y así prorrumpe en acción <strong>de</strong> gracias: Pero gracias a Dios, quien siempre nos lleva en<br />

triunfo en Cristo Jesús. A. T. Robertson dice:<br />

Sin una palabra <strong>de</strong> explicación, Pablo salta <strong>de</strong>l Pantano <strong>de</strong>l Desaliento y empren<strong>de</strong> el<br />

vuelo, como ave, a las alturas <strong>de</strong>l gozo. Ascien<strong>de</strong> como águila, con un orgulloso escarnio<br />

<strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> él.<br />

Pablo toma aquí su figura <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sfiles triunfales <strong>de</strong> los conquistadores romanos. Al<br />

volver a la patria tras gloriosas victorias, arrastraban a sus cautivos por las calles <strong>de</strong> la<br />

capital. A los lados iban portadores <strong>de</strong> incienso, y el olor <strong>de</strong>l incienso impregnaba la<br />

escena. De modo que Pablo dibuja al Señor marchando como vencedor <strong>de</strong> Tróa<strong>de</strong> a<br />

Macedonia, y llevando al apóstol en Su <strong>de</strong>sfile. Allí don<strong>de</strong> el Señor vaya, por medio <strong>de</strong> Sus<br />

siervos hay victoria.<br />

El olor <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> Cristo es difundido en todo lugar por el apóstol.<br />

F. B. Meyer escribe:<br />

Allí don<strong>de</strong> fuesen, los hombres conocían mejor a Jesús; el encanto <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong>l<br />

Maestro se hacía más aparente. Los hombres se hacían conscientes <strong>de</strong> un sutil aroma que<br />

impregnaba el aire, y que los atraía al Hombre <strong>de</strong> Nazaret.<br />

Así, Pablo no piensa que haya sufrido una <strong>de</strong>rrota en su guerra contra Satanás, sino que<br />

el Señor ha conseguido una victoria y que Pablo la comparte.<br />

2:15 En las procesiones triunfales a las que se refiere Pablo, la fragancia <strong>de</strong>l incienso<br />

significaba una gloriosa victoria para los que habían conquistado, pero también tragedia<br />

para los cautivos. Así, el apóstol observa que la predicación <strong>de</strong>l evangelio tiene un doble<br />

efecto. Significa una cosa entre los que se salvan, y otra muy diferente entre los que se<br />

pier<strong>de</strong>n. Para los que lo aceptan, es una prenda <strong>de</strong> un glorioso futuro; para otros es un<br />

presagio <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación. Pero en ambos casos Dios es glorificado, porque para Él es olor<br />

<strong>de</strong> la gracia en un caso, y <strong>de</strong> la justicia en el otro.<br />

F. B. Meyer lo expresa bien:<br />

Así, cuando se nos dice que po<strong>de</strong>mos ser para Dios aroma <strong>de</strong> Cristo, ha <strong>de</strong> significar<br />

que po<strong>de</strong>mos vivir <strong>de</strong> tal manera que recor<strong>de</strong>mos a Dios lo que Jesús era en Su vida en la<br />

carne. Era como si, al contemplarnos Dios <strong>de</strong> día en día, viese a Jesús en nosotros, y<br />

recordar (hablando a la manera <strong>de</strong> los hombres) aquella bendita vida que fue dada como<br />

ofrenda y sacrificio a Dios como aroma grato.


2:16 Para los salvos, los cristianos son olor <strong>de</strong> vida para vida, pero para los que<br />

perecen, olor <strong>de</strong> muerte para muerte. Somos lo que Phillips llama «la refrescante<br />

fragancia <strong>de</strong> la vida misma», llevando vida a los que creen, pero «el mortífero olor <strong>de</strong> la<br />

con<strong>de</strong>nación» a los que rehúsan creer. Este doble efecto queda hermosamente ilustrado en<br />

un inci<strong>de</strong>nte en el AT. Cuando el arca <strong>de</strong> Dios fue tomada por los filisteos, causó muerte y<br />

<strong>de</strong>strucción mientras estuvo entre ellos (1 S. 5). Pero cuando fue <strong>de</strong>vuelta a la casa <strong>de</strong><br />

Obed-Edom, le trajo bendición y prosperidad para él y para su casa (2 S. 6:11). Al<br />

contemplar Pablo la inmensa responsabilidad <strong>de</strong> predicar el mensaje que tiene unas<br />

consecuencias tan enormes, clama: Y para estas cosas, ¿quién está capacitado?<br />

2:17 La relación entre el versículo 17 y el 16 se ve mejor si suplimos las palabras<br />

«Nosotros lo estamos». «Para estas cosas, ¿quién está capacitado? Nosotros lo estamos,<br />

porque no somos como la mayoría que trafican con la palabra <strong>de</strong> Dios, etc.» (Pero esto<br />

<strong>de</strong>be seguir siendo comprendido en conexión con 3:5, don<strong>de</strong> Pablo afirma que su<br />

competencia proviene <strong>de</strong> Dios.) El término la mayoría se refiere a los maestros judaizantes<br />

que trataban <strong>de</strong> apartar a los corintios <strong>de</strong>l apóstol. ¿Cómo eran estos hombres? Dice Pablo<br />

que traficaban, merca<strong>de</strong>aban o comerciaban con la palabra <strong>de</strong> Dios. Tenían motivos<br />

mercenarios. Trataban <strong>de</strong> convertir el ministerio en una profesión lucrativa. Esta misma<br />

palabra traducida «traficar» se empleaba también <strong>de</strong> los que adulteraban el vino, a menudo<br />

añadiéndole otras cosas. Y así estos falsos maestros trataban <strong>de</strong> adulterar la palabra <strong>de</strong> Dios<br />

añadiéndole sus propias doctrinas. Intentaban, por ejemplo, mezclar la ley y la gracia.<br />

Pablo no era <strong>de</strong> los que adulteraban la palabra <strong>de</strong> Dios o traficaban con ella. Más bien,<br />

podía <strong>de</strong>scribir su ministerio con cuatro significativas expresiones. La primera es con<br />

sinceridad. Esto significa «con transparencia». Su ministerio era sincero y franco. No<br />

había trucos ni subterfugios en relación con ello. Todo estaba abierto <strong>de</strong> par en par.<br />

Robertson explica <strong>de</strong> manera llena <strong>de</strong> humor el sentido <strong>de</strong> esta expresión: «Las fresas <strong>de</strong><br />

Pablo eran tan buenas en el fondo <strong>de</strong> la caja como encima».<br />

Segundo, <strong>de</strong>scribe su servicio como <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios. En otras palabras, todo lo que<br />

<strong>de</strong>cía era <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios. Dios era la fuente <strong>de</strong> su mensaje, y era <strong>de</strong> Dios que <strong>de</strong>rivaba la<br />

fuerza para proseguir. Luego aña<strong>de</strong> <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Esto significa que el apóstol servía al<br />

Señor, consciente <strong>de</strong> que Dios estaba siempre contemplándole. Tenía un alto sentido <strong>de</strong><br />

responsabilidad para con Dios, y se daba cuenta <strong>de</strong> que nada se podía ocultar a la mirada <strong>de</strong><br />

Dios. Finalmente, aña<strong>de</strong>: hablamos en Cristo. Esto significa que hablaba en el nombre <strong>de</strong><br />

Cristo, con la autoridad <strong>de</strong> Cristo, y como portavoz <strong>de</strong> Cristo.<br />

D. Las cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> Pablo para el ministerio (3:1–5)<br />

3:1 En la última parte <strong>de</strong> 2:17, el apóstol ha empleado cuatro expresiones distintas para<br />

<strong>de</strong>scribir su ministerio. Se da cuenta <strong>de</strong> que esto podría parecer a algunos, especialmente a<br />

sus <strong>de</strong>tractores, como si estuviese alabándose a sí mismo. Y por esta razón comienza este<br />

capítulo con esta pregunta: ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros<br />

mismos? El otra vez no implica que se hubiese alabado antes. Más bien, sencillamente<br />

significa que había sido acusado <strong>de</strong> hacerlo, y ahora anticipa la repetición <strong>de</strong> tal acusación<br />

contra él.<br />

¿O tenemos necesidad, como algunos, <strong>de</strong> cartas <strong>de</strong> recomendación para vosotros, o<br />

<strong>de</strong> parte <strong>de</strong> vosotros? El algunos a los que se está refiriendo aquí Pablo son los falsos<br />

maestros <strong>de</strong> 2:17. Habían llegado a Corinto con cartas <strong>de</strong> recomendación, quizá


proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Jerusalén. Y es posible que cuando salieron <strong>de</strong> Corinto llevasen consigo<br />

cartas <strong>de</strong> recomendación <strong>de</strong> la asamblea allá. Las cartas <strong>de</strong> recomendación eran <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego usadas en la <strong>iglesia</strong> primitiva por parte <strong>de</strong> los cristianos que iban <strong>de</strong> un lugar a otro.<br />

El apóstol no trata en absoluto <strong>de</strong> <strong>de</strong>salentar esta práctica en este versículo. Más bien está<br />

diciendo con una cierta sutileza que ¡lo único que tenían los falsos maestros que los<br />

recomendase eran las cartas que llevaban! Aparte <strong>de</strong> esto no tenían otras cre<strong>de</strong>nciales.<br />

3:2 Los judaizantes que habían llegado a Corinto suscitaban cuestiones acerca <strong>de</strong> la<br />

autoridad apostólica. Negaban que fuese un verda<strong>de</strong>ro siervo <strong>de</strong> Cristo. Quizá suscitaron<br />

tales dudas en las mentes <strong>de</strong> los corintios a fin <strong>de</strong> que pidiesen una carta <strong>de</strong> recomendación<br />

al Apóstol Pablo la próxima vez que los visitase. Él ya les ha preguntado si acaso él<br />

necesitaba tal carta. ¿Acaso no había ido a Corinto cuando ellos eran idólatras paganos?<br />

¿Acaso no los había conducido él a Cristo? ¿No había puesto el Señor Su sello sobre el<br />

ministerio <strong>de</strong>l apóstol dándole preciosas almas en Corinto? Esta es la respuesta. Los<br />

corintios mismos eran carta <strong>de</strong>l apóstol, escrita en su corazón, pero conocida y leída por<br />

todos los hombres. En su caso no había necesidad <strong>de</strong> una carta escrita con pluma y tinta.<br />

Ellos eran el fruto <strong>de</strong> su ministerio, y eran objeto entrañable <strong>de</strong> su afecto. No sólo esto, sino<br />

que la carta que ellos eran era conocida y leída por todos los hombres en el sentido <strong>de</strong> que<br />

su conversión era un hecho bien sabido en toda la región. La gente se había dado cuenta <strong>de</strong>l<br />

cambio que había sobrevenido a estas personas, y que se habían vuelto <strong>de</strong> los ídolos a Dios<br />

y que ahora estaban viviendo vidas separadas. Ellos eran la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l ministerio divino<br />

<strong>de</strong> Pablo.<br />

3:3 A primera vista, el versículo 3 parece contra<strong>de</strong>cir el versículo 2. Pablo había dicho<br />

que los corintios eran su carta. Ahora dice que son carta <strong>de</strong> Cristo. En el versículo 2 dice<br />

que la carta está escrita en su corazón; en la última parte <strong>de</strong>l 3 parece claro que Cristo ha<br />

escrito la carta en los corazones <strong>de</strong> los corintios mismos. ¿Cómo pue<strong>de</strong>n conciliarse estas<br />

diferencias? La respuesta es que en el versículo 2 Pablo está diciendo que los corintios eran<br />

su carta <strong>de</strong> recomendación. El versículo 3 nos da la explicación. Quizá podríamos ver la<br />

conexión uniendo estos dos versículos <strong>de</strong> la siguiente manera: «Vosotros sois nuestra carta<br />

… porque es manifiesto que sois carta <strong>de</strong> Cristo». En otras palabras, los corintios eran la<br />

carta <strong>de</strong> recomendación <strong>de</strong> Pablo porque era evi<strong>de</strong>nte para todos que el Señor había hecho<br />

una obra <strong>de</strong> gracia en sus vidas. Eran evi<strong>de</strong>ntemente cristianos. Por cuanto Pablo había sido<br />

el instrumento humano para traerlos al Señor, ellos eran sus cre<strong>de</strong>nciales. Éste es el<br />

pensamiento en la expresión expedida por nosotros. Es el Señor Jesús quien había hecho<br />

la obra en sus vidas, pero lo había hecho por medio <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Pablo.<br />

Las cartas <strong>de</strong> recomendación empleadas por los enemigos <strong>de</strong> Pablo estaban escritas con<br />

tinta; la Pablo estaba escrita con el Espíritu <strong>de</strong>l Dios vivo, y era por ello divina.<br />

Naturalmente, la tinta está sujeta a <strong>de</strong>svanecimiento, borrado y <strong>de</strong>strucción, pero cuando el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios escribe en los corazones humanos, es para siempre. Pablo aña<strong>de</strong> que la<br />

epístola <strong>de</strong> Cristo ha sido escrita no en tablas <strong>de</strong> piedra, sino en tablas que son corazones<br />

<strong>de</strong> carne. Las personas que visitaban Corinto no veían la epístola <strong>de</strong> Cristo grabada sobre<br />

un gran monumento en medio <strong>de</strong> la plaza <strong>de</strong>l mercado, sino que la carta estaba escrita en<br />

los corazones y vidas <strong>de</strong> los cristianos allí.<br />

Al contrastar Pablo las tablas <strong>de</strong> piedra y las tablas que son corazones <strong>de</strong> carne, hay<br />

poca duda que tenía también en mente la diferencia entre la ley y el evangelio. La ley,<br />

naturalmente, había sido inscrita en tablas <strong>de</strong> piedra en el Monte Sinaí, pero bajo el<br />

evangelio Dios logra la obediencia por el mensaje <strong>de</strong> la gracia y <strong>de</strong>l amor que escribe en los


corazones humanos. Pablo pronto tratará acerca <strong>de</strong> esta cuestión, y por ello sólo alu<strong>de</strong> a la<br />

misma aquí.<br />

3:4 Habiendo escuchado a Pablo hablar con tal confianza acerca <strong>de</strong> su apostolado y el<br />

ministerio que el Señor le había encomendado, bien podríamos preguntar: «¿Cómo te<br />

atreves a hablar con tanta certidumbre acerca <strong>de</strong> esto, Pablo?». La respuesta se da aquí en el<br />

versículo 4. La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> su apostolado podría parecer una autoalabanza, pero aquí niega<br />

tal cosa. Dice que su confianza es para con Dios, es <strong>de</strong>cir, una confianza que pue<strong>de</strong> resistir<br />

al escrutinio <strong>de</strong> Dios. No tiene ninguna confianza en sí mismo, ni en sus propias<br />

capacida<strong>de</strong>s, pero mediante Cristo, y en la obra que Cristo ha obrado en las vidas <strong>de</strong> los<br />

corintios, él encuentra prueba <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> su ministerio. El <strong>de</strong>stacable cambio en las<br />

vidas <strong>de</strong> los corintios era lo que recomendaba al apóstol.<br />

3:5 Aquí, una vez más, Pablo niega cualquier competencia en o <strong>de</strong> sí mismo que lo<br />

pudiera capacitar para consi<strong>de</strong>rarse como apóstol <strong>de</strong> Jesucristo. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su ministerio<br />

no procedía <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro, sino <strong>de</strong> lo alto. El apóstol no se sentía impelido a buscar crédito para<br />

sí mismo. Se daba cuenta <strong>de</strong> que si Dios no le había hecho suficiente para el ministerio,<br />

entonces no se lograría nada.<br />

E. Contraste <strong>de</strong>l Antiguo y <strong>Nuevo</strong> Pacto (3:6–18)<br />

3:6 Habiendo tratado acerca <strong>de</strong> sus propias cre<strong>de</strong>nciales y su capacitación para el<br />

ministerio, Pablo empren<strong>de</strong> ahora una explicación extensa <strong>de</strong>l ministerio mismo. En los<br />

versículos que siguen, contrasta el Viejo Pacto (la ley) con el nuevo pacto (el evangelio).<br />

Hay buenas razones por las que <strong>de</strong>bería hacerlo en este punto. Los que le criticaban tan<br />

duramente en Corinto eran los judaizantes. Eran los que trataban <strong>de</strong> mezclar la ley y la<br />

gracia. Enseñaban a los cristianos que habían <strong>de</strong> observar unas ciertas porciones <strong>de</strong> la Ley<br />

<strong>de</strong> Moisés para po<strong>de</strong>r ser plenamente aceptados por Dios. Y así el apóstol pasa a <strong>de</strong>mostrar<br />

la superioridad <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto sobre el Viejo. Introduce sus observaciones diciendo que<br />

Dios le ha hecho competente como ministro <strong>de</strong> un nuevo pacto. Un pacto, naturalmente, es<br />

una promesa, un acuerdo, o un testamento. El Viejo Pacto era el sistema legal entregado por<br />

Dios a Moisés. Bajo el mismo, la bendición quedaba condicionada a la obediencia. Era un<br />

pacto <strong>de</strong> obras. Era un acuerdo entre Dios y el hombre, en el sentido <strong>de</strong> que si el hombre<br />

cumplía con su parte, Dios cumpliría también la suya. Pero <strong>de</strong>bido a que <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong>l<br />

hombre, no podía producir justicia. El nuevo pacto es el evangelio. Bajo el mismo, Dios se<br />

compromete a ben<strong>de</strong>cir libremente al hombre por Su gracia por medio <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción que<br />

es en Cristo Jesús. Todo lo que está bajo el <strong>Nuevo</strong> Pacto <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios y no <strong>de</strong>l hombre.<br />

Por ello, el <strong>Nuevo</strong> Pacto pue<strong>de</strong> conseguir aquello que el Viejo jamás podría conseguir.<br />

Pablo presenta varios y notables contrastes entre la ley y el evangelio. Comienza aquí<br />

en el versículo 6 con el primero, diciendo: No <strong>de</strong> la letra, sino <strong>de</strong>l Espíritu; porque la<br />

letra mata, pero el espíritu vivifica. Esto se interpreta en amplios sectores como<br />

significando que si sólo se toman las palabras externas y literales <strong>de</strong> la Escritura y se quiere<br />

ser obediente a la letra sin <strong>de</strong>sear ser obediente al pleno espíritu <strong>de</strong>l pasaje, que entonces<br />

hace más daño que beneficio. Los fariseos eran una ilustración <strong>de</strong> ello. Eran escrupulosos<br />

en su práctica <strong>de</strong>l diezmo hasta lo más mínimo, pero no mostraban misericordia y amor a<br />

los otros (Mt. 23:23). Aunque ésta es una aplicación válida <strong>de</strong>l pasaje, no es su<br />

interpretación. En el versículo 6, la letra se refiere a la Ley <strong>de</strong> Moisés, y el espíritu se<br />

refiere al evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios. Cuando Pablo dice que la letra mata, se está


efiriendo al ministerio <strong>de</strong> la ley. Ésta con<strong>de</strong>na a todos los que <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> mantener sus santos<br />

preceptos. «Por medio <strong>de</strong> la ley es el conocimiento <strong>de</strong>l pecado» (Ro. 3:20). «Maldito todo<br />

aquel que no permanezca en todas las cosas escritas en el libro <strong>de</strong> la ley, para hacerlas»<br />

(Gá. 3:10). Dios nunca dispuso la ley como medio <strong>de</strong> dar vida; su propósito era llevar al<br />

conocimiento <strong>de</strong>l pecado y redargüir <strong>de</strong> pecado. El <strong>Nuevo</strong> Pacto es aquí llamado espíritu.<br />

Representa el cumplimiento espiritual <strong>de</strong> los tipos y <strong>de</strong> las sombras <strong>de</strong>l Viejo Pacto. Lo que<br />

la ley exigía pero jamás podía producir lo lleva ahora a cabo el evangelio.<br />

J. M. Davies sumariza:<br />

Este ministerio <strong>de</strong> la «letra» que mata queda ilustrado en los tres mil muertos en el<br />

Sinaí, cuando la inauguración <strong>de</strong>l Viejo Pacto, y el ministerio <strong>de</strong>l Espíritu, vivificador,<br />

queda ilustrado con los tres mil salvos en el día <strong>de</strong> Pentecostés.<br />

3:7 Los versículos 7 y 8 prosiguen el contraste entre los dos pactos. Aquí el apóstol<br />

contrasta en particular la gloria que acompañó a la promulgación <strong>de</strong> la ley con la gloria<br />

relacionada con el evangelio. Las palabras gloria y glorioso se encuentran en los capítulos<br />

3 y 4 en diecisiete ocasiones. El Viejo Pacto es llamado el ministerio <strong>de</strong> muerte grabado<br />

con letras en piedras. Esto sólo pue<strong>de</strong> referirse a los Diez Mandamientos. Amenazaban<br />

con la muerte a todos los que no los guardasen (Éx. 19:13). Pablo no dice que no hubo<br />

gloria relacionada con la promulgación <strong>de</strong> la ley. Des<strong>de</strong> luego la hubo. Cuando Dios dio los<br />

Diez Mandamientos a Moisés en el Monte Sinaí, hubo gran<strong>de</strong>s manifestaciones <strong>de</strong> la<br />

presencia y po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios (Éx. 19). De hecho, cuando Moisés estuvo en la presencia <strong>de</strong><br />

Dios, su propio rostro comenzó a resplan<strong>de</strong>cer, dando un reflejo <strong>de</strong>l esplendor <strong>de</strong> Dios. Así,<br />

los hijos <strong>de</strong> Israel no pudieron fijar la vista en el rostro <strong>de</strong> Moisés a causa <strong>de</strong> la gloria<br />

<strong>de</strong> su rostro. Era <strong>de</strong>masiado resplan<strong>de</strong>ciente para que pudiesen mirarlo fijamente. Pero<br />

luego Pablo aña<strong>de</strong> las significativas palabras, la cual [gloria] había <strong>de</strong> perecer. Esto<br />

significa que el brillante resplandor que aparecía en el rostro <strong>de</strong> Moisés no era permanente.<br />

Era una gloria pasajera, temporal. El sentido espiritual <strong>de</strong> ello es que la gloria <strong>de</strong>l Viejo<br />

Pacto era temporal. La ley tuvo una función muy concreta. Fue dada para revelar el pecado.<br />

Fue una exhibición <strong>de</strong> las santas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios, y en este sentido fue gloriosa. Pero fue<br />

dada hasta la venida <strong>de</strong> Cristo, que es el fin <strong>de</strong> la ley para justicia a todo aquel que cree (Ro.<br />

10:4). La ley era una sombra; Él es la sustancia. La ley era una imagen <strong>de</strong> cosas mejores<br />

que habían <strong>de</strong> venir, y estas cosas encuentran su realidad en el Salvador <strong>de</strong>l mundo.<br />

3:8 Ahora, si la ley tuvo este carácter glorioso, ¿cuánto más glorioso es el ministerio<br />

<strong>de</strong>l Espíritu? La expresión el ministerio <strong>de</strong>l Espíritu se refiere al evangelio. El Espíritu <strong>de</strong><br />

Dios obra por medio <strong>de</strong> la predicación <strong>de</strong>l evangelio, y a su vez el Espíritu <strong>de</strong> Dios es<br />

ministrado a quienes reciben las buenas nuevas <strong>de</strong> salvación. La forma verbal aquí, en será<br />

con gloria, no expresa tiempo futuro sino la consecuencia inevitable. Si existe un hecho o<br />

condición, lo otro seguirá in<strong>de</strong>fectiblemente.<br />

3:9 Aquí, el Viejo Pacto recibe el nombre <strong>de</strong> el ministerio <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación. Este era el<br />

resultado: trajo con<strong>de</strong>nación a todos los hombres, porque nadie podía guardar la ley a la<br />

perfección. Pero había una cierta gloria relacionada con él. Tenía un verda<strong>de</strong>ro propósito y<br />

una verda<strong>de</strong>ra utilidad para aquel tiempo. Pero el ministerio <strong>de</strong> justificación abunda<br />

mucho más… en gloria. Dice Hodge: «La ministración <strong>de</strong> justicia es aquella ministración<br />

que revela una justicia por la que los hombres son justificados, y con ello liberados <strong>de</strong> la<br />

con<strong>de</strong>nación pronunciada contra ellos por la ley». Las glorias <strong>de</strong>l evangelio no son la clase


que atraen a la mirada física, sino aquellas profundas y permanentes excelencias que atraen<br />

al espíritu. Las glorias <strong>de</strong>l Calvario eclipsan <strong>de</strong> lejos a las glorias <strong>de</strong>l Sinaí.<br />

3:10 Aunque en un sentido la ley fue gloriosa, cuando se compara con la gloria más<br />

eminente <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto, no fue en realidad gloriosa. Este versículo nos da una<br />

contrastada comparación y dice que cuando ambos pactos son puestos uno al lado <strong>de</strong>l otro,<br />

uno <strong>de</strong> ellos eclipsa totalmente al otro; es <strong>de</strong>cir, el <strong>Nuevo</strong> Pacto sobrepasa al Viejo. Dice A.<br />

T. Robertson: «La mayor gloria empaña a la menor. En un punto, al menos, el viejo no<br />

parece haber tenido gloria en absoluto, <strong>de</strong>bido a la superabundante gloria <strong>de</strong>l nuevo pacto».<br />

Y Denney: «Cuando el sol resplan<strong>de</strong>ce con toda su fuerza, no hay otra gloria en el cielo».<br />

3:11 Porque si lo que es pasajero tuvo [lit., fue con] gloria, mucho más aquello que<br />

permanece en gloria (lit.). Deberíamos observar las dos preposiciones, con y en. El<br />

pensamiento es que la gloria acompañó a la promulgación <strong>de</strong> la ley, pero que es el elemento<br />

mismo <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto. La gloria asistió cuando se promulgó el Viejo Pacto, pero el<br />

evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios es glorioso por sí mismo.<br />

Contrasta también el carácter transitorio y fugaz <strong>de</strong> la ley con el carácter permanente<br />

<strong>de</strong>l evangelio. Lo que es pasajero solamente pue<strong>de</strong> referirse a los Diez Mandamientos —<br />

«el ministerio <strong>de</strong> muerte grabado con letras en piedras» (v. 7) —. Así, este versículo refuta<br />

las pretensiones <strong>de</strong> los Adventistas <strong>de</strong>l Séptimo Día, que dicen que lo que ha quedado<br />

invalidado es la ley ceremonial, pero no los Diez Mandamientos.<br />

3:12 La esperanza a la que se refiere Pablo aquí es la aguzada convicción <strong>de</strong> que la<br />

gloria <strong>de</strong>l evangelio nunca se <strong>de</strong>svanecerá ni se empañará. Debido a esta intensa<br />

certidumbre, habla la palabra con mucha franqueza. Nada tenía que ocultar. No hay razón<br />

para usar velo alguno. En muchas religiones <strong>de</strong>l mundo actual hay supuestos misterios. Los<br />

nuevos convertidos han <strong>de</strong> ser iniciados en estos profundos secretos. Pasan <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n al<br />

siguiente. Pero con el evangelio no es así. Todo es claro y todo está abierto. El evangelio<br />

habla con llaneza y plena seguridad acerca <strong>de</strong> cuestiones como la salvación, la Trinidad, el<br />

cielo y el infierno.<br />

3:13 Y no como Moisés, que ponía un velo sobre su propio rostro, para que los<br />

hijos <strong>de</strong> Israel no fijaran la vista en el fin <strong>de</strong> aquello que era pasajero. El trasfondo <strong>de</strong>l<br />

versículo 13 se encuentra en Éxodo 34:29–35. Allí apren<strong>de</strong>mos que cuando Moisés<br />

<strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l Monte Sinaí, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber estado en presencia <strong>de</strong>l Señor, no sabía que su<br />

rostro resplan<strong>de</strong>cía. Los hijos <strong>de</strong> Israel tuvieron miedo <strong>de</strong> acercarse a él <strong>de</strong>bido a la gloria<br />

<strong>de</strong> su rostro. Pero él les invitó a que se acercasen, y así lo hicieron. Luego les dio como<br />

mandamientos todo lo que el Señor le había mandado. En Éxodo 34:33 leemos: «Cuando<br />

Moisés acabó <strong>de</strong> hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro». En 2 Corintios 3:13, el<br />

apóstol explica por qué Moisés hizo esto: para que los hijos <strong>de</strong> Israel no fijaran la vista<br />

en el fin <strong>de</strong> aquello que era pasajero. Estaba ya entonces <strong>de</strong>svaneciéndose, y Moisés no<br />

quería que viesen el fin <strong>de</strong> aquello. No es que Moisés quisiera velar la gloria misma, sino el<br />

<strong>de</strong>svanecimiento <strong>de</strong> la gloria. F. W. Grant lo ha dicho <strong>de</strong> forma muy hermosa: «La gloria<br />

sobre el rostro <strong>de</strong> Moisés ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar paso a la gloria <strong>de</strong> otro Rostro». Esto ha tenido lugar<br />

con la venida <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. El resultado es que el ministro <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto no ha <strong>de</strong><br />

ocultar su rostro. La gloria <strong>de</strong>l evangelio nunca se <strong>de</strong>svanecerá ni se empañará.<br />

3:14 Pero sus pensamientos se embotaron. Los hijos <strong>de</strong> Israel no se dieron cuenta <strong>de</strong>l<br />

verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> lo que estaba haciendo Moisés. Y a lo largo <strong>de</strong> los siglos así ha<br />

sucedido con el pueblo judío. Incluso en tiempos <strong>de</strong> Pablo se aferraban a la ley como medio<br />

<strong>de</strong> salvación, y no estaban dispuestos a aceptar al Señor Jesucristo.


Porque hasta el día <strong>de</strong> hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo<br />

no <strong>de</strong>scubierto. En otras palabras, en el tiempo en que estaba escribiendo el apóstol,<br />

cuando los judíos leían el antiguo pacto, el Antiguo <strong>Testamento</strong>, no <strong>de</strong>scubrían el secreto<br />

que Moisés había escondido a sus antecesores <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l velo. No se dieron cuenta <strong>de</strong> que<br />

la gloria <strong>de</strong> la ley era pasajera, y que la ley había encontrado su fin en el Señor Jesucristo.<br />

El cual <strong>de</strong>saparece en Cristo. Algunos sugieren que el antece<strong>de</strong>nte aquí, el cual, no es<br />

el velo, sino el viejo pacto que queda abolido en Cristo. Un significado aún más probable es<br />

que es la dificultad para compren<strong>de</strong>r el viejo pacto lo que <strong>de</strong>saparece cuando alguien<br />

acu<strong>de</strong> a Cristo. Hodge lo dice bien:<br />

Las Escrituras <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> son inteligibles únicamente cuando se<br />

compren<strong>de</strong>n como prediciendo y prefigurando a Cristo. El conocimiento <strong>de</strong> Cristo… quita<br />

el velo <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>.<br />

3:15 Aquí la figura cambia ligeramente. En la ilustración <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>, el<br />

velo estaba sobre el rostro <strong>de</strong> Moisés, pero ahora hay un velo puesto sobre el corazón <strong>de</strong>l<br />

pueblo judío. Ellos aún están tratando <strong>de</strong> obtener la justicia sobre el principio <strong>de</strong> hacer,<br />

nunca dándose cuenta <strong>de</strong> que la obra ha sido ya acabada por el Salvador en la cruz <strong>de</strong>l<br />

Calvario. Están tratando <strong>de</strong> conseguir la salvación por sus propios méritos, sin darse cuenta<br />

<strong>de</strong> que la ley los con<strong>de</strong>na totalmente y que <strong>de</strong>berían huir a los brazos <strong>de</strong>l Señor en busca <strong>de</strong><br />

misericordia y gracia.<br />

3:16 El alguno en el versículo 16 pue<strong>de</strong> referirse al corazón <strong>de</strong> un judío individual, o<br />

pue<strong>de</strong> referirse a Israel nacionalmente. Cuando uno u otro se vuelvan al Señor, aceptando a<br />

Jesús como el Mesías, entonces el velo se quita, la oscuridad se va. Entonces amanece la<br />

verdad <strong>de</strong> que todos los tipos y sombras <strong>de</strong> la ley encuentran su cumplimiento en el amado<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios, el Mesías <strong>de</strong> Israel. Si lo que está a la vista es la nación <strong>de</strong> Israel, entonces el<br />

versículo señala a un día aún futuro en el que un remanente creyente se volverá al Señor,<br />

como está profetizado en Romanos 11:25, 26, 32.<br />

3:17 Pablo ha estado enfatizando que Cristo es la clave <strong>de</strong>l AT. Aquí vuelve a enfatizar<br />

esta verdad diciendo: Ahora bien, el Señor es el Espíritu. La mayoría <strong>de</strong> las versiones<br />

ponen aquí Espíritu en mayúsculas, interpretándolo como el Espíritu Santo. Pero el<br />

contexto sugiere que el Señor es el espíritu <strong>de</strong>l AT, así como «el testimonio <strong>de</strong> Jesús es el<br />

espíritu <strong>de</strong> la profecía» (Ap. 19:10). Todos los tipos y sombras <strong>de</strong>l AT encuentran su<br />

cumplimiento en Cristo. Don<strong>de</strong> está el Espíritu <strong>de</strong>l Señor, allí hay libertad significa que<br />

allí don<strong>de</strong> Jesucristo es reconocido como Señor o Jehová, allí hay libertad, es <strong>de</strong>cir,<br />

libertad frente a la esclavitud <strong>de</strong> la ley, libertad para la comprensión <strong>de</strong> las Escrituras, y<br />

libertad para contemplar Su rostro sin velo interpuesto.<br />

3:18 En el Viejo Pacto, sólo a Moisés le fue permitido ver la gloria <strong>de</strong>l Señor. Bajo el<br />

<strong>Nuevo</strong> Pacto, todos nosotros tenemos el privilegio <strong>de</strong> mirar… la gloria <strong>de</strong>l Señor. El<br />

rostro <strong>de</strong> Moisés tuvo que ser velado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> terminar <strong>de</strong> hablar con el pueblo, pero<br />

nosotros po<strong>de</strong>mos tener cara <strong>de</strong>scubierta. Po<strong>de</strong>mos mantener nuestra cara <strong>de</strong>scubierta<br />

confesando y abandonando el pecado, siendo totalmente francos con Dios y con nosotros<br />

mismos. Como dijo una vez un veterano misionero a la India, hemos <strong>de</strong> «<strong>de</strong>jar caer los<br />

velos <strong>de</strong>l pecado, <strong>de</strong>l fingimiento, <strong>de</strong> toda hipocresía, <strong>de</strong> falsas apariencias, <strong>de</strong> todo intento<br />

<strong>de</strong> contemporización, <strong>de</strong> toda medida a medias, <strong>de</strong> todo ―Sí pero No‖».<br />

El siguiente paso es mirar como en un espejo la gloria <strong>de</strong>l Señor. El espejo es la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. Al acudir a la Biblia, vemos al Señor Jesús revelado en todo Su esplendor.


Todavía no lo vemos cara a cara, sino sólo tal como se presenta en la palabra como espejo.<br />

Y observemos que es la gloria <strong>de</strong>l Señor la que contemplamos. Aquí Pablo no está<br />

pensando tanto en la hermosura moral <strong>de</strong> Jesús como Hombre en la tierra, sino en Su gloria<br />

presente, exaltado a la diestra <strong>de</strong> Dios.<br />

La gloria <strong>de</strong> Cristo, como observa Denney, es:<br />

Que Él comparte el trono <strong>de</strong>l Padre, que Él es el Cabeza <strong>de</strong> la Iglesia, poseedor y dador<br />

<strong>de</strong> toda la plenitud <strong>de</strong> la gracia divina, el Juez veni<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l mundo, vencedor sobre todo<br />

po<strong>de</strong>r hostil, intercesor en favor <strong>de</strong> los Suyos, y, en resumen, portador <strong>de</strong> toda la majestad<br />

que pertenece a Su regio oficio.<br />

Al ocuparnos con la gloria <strong>de</strong>l resucitado, ascendido y exaltado Señor Jesucristo, vamos<br />

siendo transformados… a la misma imagen. Aquí tenemos en una palabra el secreto <strong>de</strong><br />

la santidad cristiana —ocuparnos con Cristo. No por ocuparnos con el yo: esto sólo trae<br />

<strong>de</strong>rrota. No por ocuparnos con otros: esto trae <strong>de</strong>saliento. Sino por ocuparnos con la gloria<br />

<strong>de</strong>l Señor; así es como vamos asemejándonos más a Él.<br />

Este maravilloso proceso <strong>de</strong> transformación tiene lugar <strong>de</strong> gloria en gloria, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong><br />

un grado <strong>de</strong> gloria a otro. No es cosa <strong>de</strong> un cambio instantáneo. No hay experiencia en la<br />

vida cristiana que nos haga reproducir Su imagen en un momento. Es un proceso, no una<br />

crisis. No es como la gloria en <strong>de</strong>svanecimiento <strong>de</strong> la ley, sino una gloria siempre creciente.<br />

El po<strong>de</strong>r para este maravilloso proceso es el Santo Espíritu <strong>de</strong> Dios —como por el<br />

Espíritu <strong>de</strong>l Señor (RVR) —. Al contemplar al Señor <strong>de</strong> la gloria, <strong>de</strong>teniéndonos en Él,<br />

mirándolo atentamente, observándolo con adoración, el Espíritu <strong>de</strong>l Señor obra en nuestra<br />

vida el maravilloso milagro <strong>de</strong> una conformidad creciente a Cristo.<br />

Darby hace la observación <strong>de</strong> cómo Esteban fue cambiado con su contemplación:<br />

Lo vemos en Esteban cuando es apedreado, y mira arriba y ve la gloria <strong>de</strong> Dios y Jesús.<br />

Cristo había dicho: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»; y la contemplación<br />

<strong>de</strong> Jesús en la gloria <strong>de</strong> Dios saca <strong>de</strong> Esteban esta oración: «Señor, no les tomes en cuenta<br />

este pecado». Y <strong>de</strong> nuevo en la cruz, Cristo dice: «Padre, en mis manos encomiendo mi<br />

espíritu»; y Esteban dice: «Señor Jesús, recibe mi espíritu». Es transformado a imagen <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

Consi<strong>de</strong>remos entonces la trascen<strong>de</strong>nte gloria <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto. Mientras que sólo un<br />

hombre tuvo la gloria en su rostro en el Antiguo Pacto, en la actualidad es el privilegio,<br />

adquirido por la sangre <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong> cada hijo <strong>de</strong> Dios. Asimismo, en lugar <strong>de</strong> meramente<br />

reflejar la gloria <strong>de</strong> Dios en nuestros rostros, todos nosotros en el <strong>Nuevo</strong> Pacto vamos<br />

siendo realmente transformados (lit., metamorfoseados) a la misma imagen, como por el<br />

Espíritu <strong>de</strong>l Señor. En tanto que el rostro <strong>de</strong> Moisés reflejaba la gloria, los nuestros irradian<br />

gloria <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el interior.<br />

Así Pablo lleva a su fin su exposición tan mística y profundamente espiritual <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong><br />

Pacto en contraste con el Viejo.<br />

F. Obligación <strong>de</strong> predicar un evangelio claro (4:1–6)<br />

4:1 En los primeros seis versículos <strong>de</strong>l capítulo 4, Pablo <strong>de</strong>staca la solemne<br />

responsabilidad <strong>de</strong> cada siervo <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> presentar llanamente el mensaje <strong>de</strong>l evangelio.


No pue<strong>de</strong> haber velo alguno. Nada <strong>de</strong>be ser oculto ni misterioso. Todo ha <strong>de</strong> ser claro,<br />

sincero y franco.<br />

Pablo se había referido a la maravillosa manera con la que Dios le había capacitado<br />

para ser un siervo idóneo <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto. Ahora reanuda el hilo <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

este punto. La conciencia <strong>de</strong> la gran dignidad <strong>de</strong>l ministerio cristiano impi<strong>de</strong> <strong>de</strong>smayar a<br />

un hombre como Pablo. Claro, hay mucho para <strong>de</strong>salentar y <strong>de</strong>primir en el servicio<br />

cristiano, pero el Señor da misericordia y gracia para ayudar en tiempo <strong>de</strong> necesidad. Así,<br />

sea cual sea el <strong>de</strong>saliento, los alientos son siempre mayores.<br />

Pablo no <strong>de</strong>smayaba. No actuaba con cobardía, sino <strong>de</strong> manera valerosa, haciendo<br />

frente a barreras aparentemente insuperables.<br />

4:2 Phillips da una paráfrasis pintoresca <strong>de</strong>l versículo 2:<br />

No empleamos malabarismos ni trucos ingeniosos, ni manipulamos insinceramente la<br />

Palabra <strong>de</strong> Dios. Hablamos la llana verdad y así nos recomendamos a nosotros mismos a<br />

toda conciencia humana en presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

Es indudable que una vez más aquí el apóstol está pensando en los falsos maestros que<br />

habían entrado en la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Corinto. Sus métodos eran los mismos que siempre emplean<br />

las fuerzas <strong>de</strong>l mal, es <strong>de</strong>cir, vergonzosas seducciones a pecar, habilidosas manipulaciones<br />

<strong>de</strong> la verdad, empleo <strong>de</strong> sofismas y adulteración <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Con respecto a la<br />

última expresión, ni adulterando la palabra <strong>de</strong> Dios, Pablo indudablemente está<br />

refiriéndose al favorito pasatiempo <strong>de</strong> estos hombres: tratar <strong>de</strong> mezclar la ley y la gracia.<br />

El método <strong>de</strong>l apóstol era muy diferente. No se expresaba con las palabras sino por la<br />

manifestación <strong>de</strong> la verdad recomendándonos a nosotros mismos ante toda conciencia<br />

humana en la presencia <strong>de</strong> Dios. La manifestación <strong>de</strong> la verdad pue<strong>de</strong> adoptar dos<br />

formas. Manifestamos la verdad cuando la expresamos <strong>de</strong> una manera llana y<br />

comprensible. Pero también la manifestamos cuando la vivimos en nuestras vidas <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> otros <strong>de</strong> modo que puedan verla por nuestro ejemplo. Pablo empleaba ambos métodos.<br />

Predicaba el evangelio, y obe<strong>de</strong>cía el evangelio en su propia vida. Al hacerlo así, trataba <strong>de</strong><br />

recomendarse a sí mismo ante toda conciencia humana en la presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

4:3 El apóstol ha estado hablando <strong>de</strong>l gran cuidado que ha manifestado al tratar <strong>de</strong><br />

poner en claro la verdad <strong>de</strong> Dios a los hombres, tanto por precepto como por práctica. Si el<br />

evangelio está aún encubierto o escondido para algunos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no es por culpa <strong>de</strong><br />

Dios, y Pablo no quiere que sea tampoco por culpa suya. Y sin embargo, al escribir estas<br />

palabras, es consciente <strong>de</strong> que hay aquellos que sencillamente no parecen compren<strong>de</strong>rlo.<br />

¿Quiénes son? Son los que se pier<strong>de</strong>n. ¿Por qué están cegados así? La respuesta la da el<br />

siguiente versículo.<br />

4:4 Satanás es el culpable. Aquí es llamado el dios <strong>de</strong> este mundo. Ha conseguido<br />

poner un velo sobre las mentes <strong>de</strong> los incrédulos. Querría mantenerlos en perpetuas<br />

tinieblas, para que no les resplan<strong>de</strong>zca la iluminación <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong><br />

Cristo y sean salvos.<br />

En nuestro universo físico, el sol está siempre resplan<strong>de</strong>ciendo. No siempre lo vemos,<br />

pero la razón <strong>de</strong> ello es que algo se interpone entre el sol y nosotros. Así es con el<br />

evangelio. La luz <strong>de</strong>l evangelio está siempre resplan<strong>de</strong>ciendo. Dios está siempre tratando<br />

<strong>de</strong> resplan<strong>de</strong>cer en los corazones <strong>de</strong> los hombres. Pero Satanás pone varias barreras entre<br />

los incrédulos y Dios. Pue<strong>de</strong> que sea la nube <strong>de</strong> la soberbia, <strong>de</strong> la rebelión o <strong>de</strong> la propia<br />

justicia, o cualquiera <strong>de</strong> otro centenar <strong>de</strong> cosas. Pero todas estas sirven <strong>de</strong> manera eficaz<br />

para obstaculizar la luz <strong>de</strong>l evangelio e impedir que resplan<strong>de</strong>zca. Sencillamente, Satanás<br />

no quiere que los hombres sean salvos.


El evangelio tiene que ver con Cristo en la gloria. No es el Carpintero <strong>de</strong> Nazaret<br />

quien es presentado a la vista <strong>de</strong> los creyentes. No es simplemente Cristo extendido en la<br />

oprobiosa cruz. Es el Señor Jesucristo quien ha muerto, quien ha sido sepultado y quien ha<br />

resucitado, y quien está ahora a la diestra <strong>de</strong> Dios en el cielo. Él es el objeto <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong>l<br />

creyente, el glorificado Hijo <strong>de</strong> Dios en el cielo.<br />

4:5 En este versículo tenemos tanto el tema más pobre para el predicador como el más<br />

excelso. El más pobre es nosotros mismos, mientras que el más excelso es Jesucristo el<br />

Señor.<br />

Aparentemente, los judaizantes tenían un gran hábito <strong>de</strong> predicar acerca <strong>de</strong> sí mismos.<br />

Pablo se separa <strong>de</strong> una compañía así. No quiere malgastar el tiempo <strong>de</strong> la gente predicando<br />

acerca <strong>de</strong> un tema tan indigno. Su tema era Jesucristo como Señor. Trataba <strong>de</strong> llevar a<br />

hombres y mujeres al puesto don<strong>de</strong> estuviesen dispuestos a doblar la rodilla ante Jesucristo<br />

y rendirle el homenaje como Señor <strong>de</strong> sus vidas.<br />

El apóstol introdujo a su equipo como siervos vuestros por amor <strong>de</strong> Jesús. Con ello,<br />

se ocultaba cuidadosamente con sus colaboradores contra el fondo. Eran sólo esclavos,<br />

listos para ayudar en cualquier manera que llevase a hombres al Señor Jesús.<br />

4:6 Pablo compara aquí la conversión <strong>de</strong> un pecador con la entrada <strong>de</strong> la luz en el<br />

amanecer <strong>de</strong> la creación.<br />

Dios originalmente mandó que <strong>de</strong> las tinieblas resplan<strong>de</strong>ciese la luz. Dijo: «Sea la<br />

luz. Y fue la luz» (Gn. 1:3).<br />

Ahora Pablo dice aquí que el mismo Dios que originalmente mandó que <strong>de</strong> las<br />

tinieblas resplan<strong>de</strong>ciese la luz, es el que resplan<strong>de</strong>ció en nuestros corazones. Esto es<br />

muy hermoso. En la primera creación Dios mandó que resplan<strong>de</strong>ciese la luz. Pero en la<br />

nueva creación es Dios mismo quien resplan<strong>de</strong>ce en nuestros corazones. ¡Cuánto más<br />

personal es esto!<br />

Los acontecimientos en la primera parte <strong>de</strong> Génesis 1 son una ilustración <strong>de</strong> lo que<br />

suce<strong>de</strong> en la nueva creación. Dios originalmente creó al hombre como ser inocente. Pero<br />

entró el pecado, y con ello vinieron las negras tinieblas.<br />

Al predicarse el evangelio, el Espíritu <strong>de</strong> Dios entra en el corazón <strong>de</strong> la persona, así<br />

como se movía sobre la faz <strong>de</strong>l abismo tras la creación original.<br />

Luego Dios resplan<strong>de</strong>ce en el corazón <strong>de</strong> esta persona, mostrándole que es un pecador<br />

culpable y que necesita un Salvador. «La creación material en Génesis comenzó con la luz,<br />

y lo mismo suce<strong>de</strong> con la creación espiritual. Dios ―resplan<strong>de</strong>ce en nuestros corazones‖ por<br />

el Espíritu Santo, y entonces comienza la vida espiritual» (Seleccionado).<br />

El versículo prosigue explicándonos por qué Dios resplan<strong>de</strong>ció en nuestros<br />

corazones. Se nos dice: Para iluminación <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios en la<br />

faz <strong>de</strong> Jesucristo. En otras palabras, Dios no resplan<strong>de</strong>ce en nuestros corazones<br />

simplemente para darnos este conocimiento, sino más bien para que por medio <strong>de</strong> nosotros<br />

este conocimiento pueda resplan<strong>de</strong>cer a otros. «No somos los terminales <strong>de</strong> nuestras<br />

bendiciones o experiencias, sino los canales» (Seleccionado).<br />

Una ilustración escrituraria <strong>de</strong> esto la encontramos en la vida <strong>de</strong>l mismo Pablo. En el<br />

camino <strong>de</strong> Damasco, Dios resplan<strong>de</strong>ció en su corazón. Se dio cuenta <strong>de</strong> que Aquel a quien<br />

él había aborrecido y quien él creía que estaba sepultado en un sepulcro <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a era en<br />

realidad el Señor <strong>de</strong> la gloria. Des<strong>de</strong> aquel día prosiguió para exten<strong>de</strong>r la luz <strong>de</strong>l<br />

conocimiento <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios tal como se ve en la faz <strong>de</strong> Jesucristo.


G. Un vaso <strong>de</strong> barro con un <strong>de</strong>stino celestial (4:7–18)<br />

4:7 Habiendo hablado <strong>de</strong> la obligación <strong>de</strong> dar el mensaje <strong>de</strong> una manera llana, el<br />

Apóstol Pablo piensa ahora en el instrumento humano a quien se había encomendado el<br />

maravilloso evangelio. El tesoro es el glorioso mensaje <strong>de</strong>l evangelio. Los vasos <strong>de</strong> arcilla,<br />

en cambio, son los frágiles cuerpos humanos. Es inmenso el contraste entre lo uno y lo otro.<br />

El evangelio es como un precioso diamante que resplan<strong>de</strong>ce y brilla allá don<strong>de</strong> se le dé la<br />

vuelta.<br />

¡Y pensar que un diamante tan precioso ha sido confiado a un vaso tan frágil y<br />

quebradizo!<br />

Vasos <strong>de</strong> arcilla, pobres y <strong>de</strong>scompuestos<br />

Mas conteniendo riquezas inconcebibles;<br />

Tesoros <strong>de</strong>l cielo brillando esplen<strong>de</strong>ntes<br />

¡Cristo en Sus santos aquí revelado!<br />

Vasos, quebrados y rotos, mas conteniendo<br />

Riquezas que a los hambrientos siglos<br />

Con mano generosa y abierta se ofrecen:<br />

El Hijo <strong>de</strong> Dios: Su Don inefable.<br />

Qué más lugar <strong>de</strong>mos, humil<strong>de</strong>s y mansos,<br />

Inobservados y no conocidos,<br />

Mas para Dios vasos más santos,<br />

¡De Cristo llenos, y sólo <strong>de</strong> Él!<br />

¡Nada terreno que la Gloria empañe!<br />

¡Nada <strong>de</strong>l yo para ocultar la luz!<br />

Expresando la historia admirable <strong>de</strong> Cristo,<br />

Rotos y vacíos ¡llenados <strong>de</strong> Él!<br />

Tr. Frances Bevan<br />

¿Por qué ha or<strong>de</strong>nado Dios que este tesoro esté en vasos <strong>de</strong> arcilla? La respuesta es:<br />

Para que la excelencia <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r sea <strong>de</strong> Dios, y no proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> nosotros. Dios no<br />

quiere que los hombres se ocupen con el instrumento humano, sino con Su propio po<strong>de</strong>r y<br />

gran<strong>de</strong>za. Y por ello encomienda <strong>de</strong>liberadamente el mensaje <strong>de</strong>l evangelio a personas<br />

débiles, a menudo nada atractivas. Toda alabanza y gloria ha <strong>de</strong> ir al Creador, no a la<br />

criatura.<br />

Un gozo secreto es hallar<br />

La tarea asignada más allá <strong>de</strong> nuestro po<strong>de</strong>r.<br />

Porque así, si algún bien se alcanza,<br />

La alabanza Suya <strong>de</strong> cierto es, no nuestra.<br />

Houghton<br />

Dice Jowett:<br />

Hay algo que no está bien cuando el vaso priva <strong>de</strong> su gloria al tesoro, cuando el cofre<br />

atrae más atención que la joya que guarda. Se da un énfasis muy perverso cuando la imagen<br />

queda subordinada al marco y cuando los cubiertos que se usan en un banquete suplantan a


la comida. Hay algo mortífero en el servicio cristiano cuando «la excelencia <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r» es<br />

la nuestra y no <strong>de</strong> Dios. Tal excelencia es <strong>de</strong> carácter muy pasajero, y se marchitará tan<br />

rápido como la ver<strong>de</strong> hierba, y pasará al olvido.<br />

Al escribir Pablo el versículo 7, es casi seguro que estaba pensando en un inci<strong>de</strong>nte en<br />

Jueces 7. Allí se dice que Ge<strong>de</strong>ón equipó a su ejército con trompetas, cántaros vacíos y<br />

antorchas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los cántaros. Al dar la señal, sus hombres habían <strong>de</strong> tocar las trompetas<br />

y romper los cántaros. Cuando rompieron los cántaros, las antorchas resplan<strong>de</strong>cieron. Esto<br />

aterrorizó al enemigo. Pensaron que tenían un gran ejército sobre ellos, en lugar <strong>de</strong> sólo<br />

trescientos hombres. La lección es que así como en el caso <strong>de</strong> Ge<strong>de</strong>ón la luz sólo<br />

resplan<strong>de</strong>ció con los cántaros rotos, así en relación con el evangelio. Sólo cuando los<br />

instrumentos humanos quedan quebrantados y sometidos al Señor pue<strong>de</strong> resplan<strong>de</strong>cer el<br />

evangelio a través <strong>de</strong> nosotros en toda su magnificencia.<br />

4:8 El apóstol pasa ahora a explicar que <strong>de</strong>bido a que el tesoro había sido encomendado<br />

a vasos <strong>de</strong> arcilla, hay por una parte una aparente <strong>de</strong>rrota, y en cambio, por la otra, hay una<br />

victoria perpetua. Hay <strong>de</strong>bilidad para todas las apariencias externas, pero en realidad hay<br />

una fuerza incomparable. Cuando dice: Estamos atribulados en todo, mas no<br />

estrechados, significa que se siente constantemente atribulado por los adversarios y las<br />

dificulta<strong>de</strong>s, pero no totalmente estorbado para no po<strong>de</strong>r proclamar el mensaje con libertad.<br />

En apuros, mas no <strong>de</strong>sesperados. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista humano, Pablo muchas<br />

veces no sabía qué posible solución <strong>de</strong>bería poner a sus dificulta<strong>de</strong>s, y sin embargo el Señor<br />

nunca le <strong>de</strong>jó llegar al lugar <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación. Nunca fue llevado a un lugar tan angosto<br />

que no pudiera salir.<br />

4:9 Perseguidos, mas no <strong>de</strong>samparados. En ocasiones podía sentir el ardiente aliento<br />

<strong>de</strong>l enemigo a su espalda, pero el Señor nunca lo abandonó a sus enemigos. Derribados,<br />

pero no <strong>de</strong>struidos significa que Pablo fue muchas veces gravemente «herido en acción»,<br />

pero el Señor volvió a levantarle para ir con las gloriosas nuevas <strong>de</strong>l evangelio.<br />

El New Bible Commentary parafrasea <strong>de</strong> este modo los versículos 8 y 9: «Encerrados,<br />

pero no incapacitados; sin saber qué hacer, pero jamás <strong>de</strong>spojados <strong>de</strong> toda esperanza;<br />

perseguidos por los hombres, pero nunca abandonados por Dios; a menudo abatidos, pero<br />

nunca acabados».<br />

Podríamos preguntarnos por qué el Señor <strong>de</strong>jó que Su siervo pasase por tales pruebas y<br />

aflicciones. Podríamos pensar que podría haber servido al Señor con mayor eficacia si le<br />

hubiese permitido que su camino quedase exento <strong>de</strong> problemas. Pero la Escritura nos<br />

enseña precisamente lo contrario. Dios, en Su maravillosa sabiduría, ve apropiado <strong>de</strong>jar que<br />

Sus siervos sean tocados por enfermeda<strong>de</strong>s, dolores, aflicciones, persecuciones, dificulta<strong>de</strong>s<br />

y angustias. Todo ello está dispuesto para quebrantar el cántaro <strong>de</strong> barro, para que la luz <strong>de</strong>l<br />

evangelio pueda resplan<strong>de</strong>cer con más claridad.<br />

4:10 La vida <strong>de</strong>l siervo <strong>de</strong> Dios es <strong>de</strong> constante muerte. Como el Señor Jesús mismo,<br />

en Su vida, estuvo constantemente expuesto a la violencia y persecución, los que siguen<br />

Sus pisadas se encontrarán con el mismo tratamiento. Pero esto no significa <strong>de</strong>rrota. Es el<br />

camino <strong>de</strong> la victoria. La bendición llega a los <strong>de</strong>más al morir así a diario.<br />

Es solamente <strong>de</strong> esta manera que la vida <strong>de</strong> Jesús pue<strong>de</strong> hacerse patente en nuestros<br />

cuerpos. La vida <strong>de</strong> Jesús no significa primariamente aquí Su vida como Hombre en la<br />

tierra, sino Su actual vida como el exaltado Hijo <strong>de</strong> Dios en el cielo. ¿Cómo pue<strong>de</strong> el<br />

mundo ver la vida <strong>de</strong> Cristo cuando Él no está presente <strong>de</strong> manera personal o física en el


mundo en la actualidad? La respuesta es que al pa<strong>de</strong>cer nosotros los cristianos en el<br />

servicio <strong>de</strong>l Señor, Su vida se manifiesta en nuestros cuerpos.<br />

4:11 Este pensamiento <strong>de</strong> vida surgiendo <strong>de</strong> la muerte continua en este v. 11. Es uno<br />

<strong>de</strong> los más profundos principios <strong>de</strong> nuestra existencia. La carne que comemos y por la que<br />

vivimos nos viene por medio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> animales. Y así suce<strong>de</strong> también en el ámbito<br />

espiritual. «La sangre <strong>de</strong> los mártires es la semilla <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.» Cuanto más es perseguida<br />

la <strong>iglesia</strong>, cuanto más es afligida y cazada y acosada, tanto más se esparce el cristianismo.<br />

Sin embargo, nos es difícil aceptar esta verdad. Cuando un siervo <strong>de</strong>l Señor sufre una<br />

violencia, normalmente lo consi<strong>de</strong>ramos una tragedia. En realidad, esta es la manera<br />

normal en que Dios actúa, no una excepción. La constante exposición a muerte por causa<br />

<strong>de</strong> Jesús es la forma divina en la que la vida <strong>de</strong> Jesús se manifiesta en nuestra carne<br />

mortal.<br />

4:12 Aquí el apóstol recapitula todo lo que ha dicho recordando a los corintios que era<br />

mediante los constantes pa<strong>de</strong>cimientos que él había sufrido que les había venido la vida.<br />

Para po<strong>de</strong>r llegar Pablo a Corinto con el evangelio, tuvo que sufrir gran<strong>de</strong>s penalida<strong>de</strong>s.<br />

Pero había valido la pena, porque ellos habían confiado en el Señor Jesús y tenían ahora la<br />

vida eterna. Los pa<strong>de</strong>cimientos físicos y las pérdidas <strong>de</strong> Pablo significaban beneficio<br />

espiritual para otros. Robertson dice: «Su muerte obraba para bien <strong>de</strong> aquellos que fueron<br />

beneficiados con su ministerio».<br />

A menudo tenemos la ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> clamar al Señor en nuestras enfermeda<strong>de</strong>s para ser<br />

librados <strong>de</strong> ellas y po<strong>de</strong>r así servirle mejor. Quizá <strong>de</strong>beríamos a veces agra<strong>de</strong>cer al Señor<br />

por tales aflicciones en nuestras vidas, y gloriarnos en nuestras <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s, para que el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo se manifieste en nosotros.<br />

4:13 El apóstol ha estado hablando <strong>de</strong> la constante fragilidad y <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong>l vaso<br />

humano al que ha sido confiado el evangelio. ¿Cuál es entonces su actitud para con todo<br />

esto? ¿Está <strong>de</strong>rrotado, <strong>de</strong>salentado y <strong>de</strong>smayado? La respuesta es no. La fe le capacita para<br />

seguir predicando el evangelio; sabe que más allá <strong>de</strong> los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> esta vida se<br />

abren glorias inefables.<br />

En el Salmo 116:10 el salmista dice: Creí, por lo cual hablé. Él confió en el Señor, y<br />

por ello lo que dijo fue resultado <strong>de</strong> aquella fe profundamente asentada. Pablo está aquí<br />

diciendo que lo mismo es cierto en su caso. Tenía el mismo espíritu <strong>de</strong> fe que el salmista<br />

tenía cuando pronunció estas palabras, y dice: Nosotros también creemos, por lo cual<br />

también hablamos.<br />

Las aflicciones y persecuciones <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Pablo no cerraron su boca. Siempre que<br />

hay una verda<strong>de</strong>ra fe tiene que haber la expresión <strong>de</strong> la misma. No pue<strong>de</strong> quedar en<br />

silencio.<br />

Si en Jesucristo confías,<br />

De Él <strong>de</strong> cierto hablarás;<br />

Aunque te humille en gran manera,<br />

Si le amas, dilo así.<br />

Si en Jesús crees tú,<br />

Y al Salvador recibes,<br />

Al Espíritu no contristes;<br />

Sin <strong>de</strong>mora, dilo ya.


4:14 Si nos parece cosa extraña que Pablo no se sintiese movido por el constante<br />

peligro <strong>de</strong> muerte, encontramos la respuesta <strong>de</strong> ello en el versículo 14. Éste es el secreto <strong>de</strong><br />

su intrepi<strong>de</strong>z al pronunciar el mensaje cristiano. Sabía que esta vida no era todo. Sabía que<br />

el creyente tenía la certeza <strong>de</strong> la resurrección. El mismo Dios que resucitó al Señor Jesús<br />

también resucitará con Jesús al mismo apóstol Pablo y lo presentará juntamente con los<br />

corintios.<br />

4:15 Con la cierta y segura esperanza <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él, el apóstol estaba<br />

dispuesto a sufrir terribles penalida<strong>de</strong>s. Sabía que todos estos pa<strong>de</strong>cimientos tenían un<br />

doble resultado. Abundaban en bendición para los corintios, y con ello hacían que<br />

sobreabundase la acción <strong>de</strong> gracias para gloria <strong>de</strong> Dios. Estos dos motivos movían a<br />

Pablo en todo lo que <strong>de</strong>cía y hacía. Estaba ocupado con la gloria <strong>de</strong> Dios y con la<br />

bendición <strong>de</strong> sus semejantes.<br />

Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> que cuanto más pa<strong>de</strong>cía, tanto más la gracia <strong>de</strong> Dios se hacía<br />

disponible para los otros. Cuanto más personas eran salvadas, tanto más acción <strong>de</strong> gracias<br />

ascendía a Dios. Y cuanto más acción <strong>de</strong> gracias ascendía a Dios, tanto más era Dios<br />

glorificado.<br />

La Biblia al Día parece capturar el espíritu <strong>de</strong>l versículo en esta paráfrasis:<br />

Los dolores que pa<strong>de</strong>cemos los pa<strong>de</strong>cemos por vuestro bien. Y mientras más sean los<br />

que <strong>de</strong> vosotros acepten a Cristo, más gracias habrá que dar a Dios por su gran bondad, y<br />

mayor gloria recibirá el Señor.<br />

4:16 Pablo había estado explicando su buena disposición a sufrir toda clase <strong>de</strong><br />

dificulta<strong>de</strong>s y peligros porque tenía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él la esperanza cierta <strong>de</strong> la resurrección. Por<br />

lo cual no <strong>de</strong>smayaba. Aunque por una parte estaba actuando constantemente el proceso <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>terioro físico, por la otra había en cambio una renovación espiritual que le capacitaba<br />

para proseguir a pesar <strong>de</strong> todas las circunstancias adversas.<br />

El hecho <strong>de</strong> que este nuestro hombre exterior va <strong>de</strong>cayendo precisa <strong>de</strong> poca<br />

explicación. ¡Lo vemos <strong>de</strong> forma muy evi<strong>de</strong>nte en nuestros cuerpos! Pero Pablo se regocija<br />

aquí en el hecho <strong>de</strong> que Dios envía suministros diarios <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r para el servicio cristiano.<br />

Así es cierto, como dijo Miguel Ángel, que «cuanto más mármol se va quitando, más va<br />

creciendo la estatua».<br />

Ironsi<strong>de</strong> comenta:<br />

Se nos dice que nuestros cuerpos materiales son totalmente cambiados cada siete<br />

años… Sin embargo tenemos la conciencia <strong>de</strong> ser las mismas personas. Nuestra<br />

personalidad no sufre cambios con el paso <strong>de</strong> los años, y así suce<strong>de</strong>rá con respecto al<br />

cambio más gran<strong>de</strong> que ha <strong>de</strong> venir. La misma vida tenemos en la mariposa que la que<br />

estaba en el gusano.<br />

4:17 Después <strong>de</strong> leer las terribles aflicciones que soportó el Apóstol Pablo, pue<strong>de</strong><br />

parecernos difícil compren<strong>de</strong>r cómo podía referirse a ellas como una leve tribulación. En<br />

un sentido no fueron en absoluto leves. Fueron acerbas y crueles.<br />

Pero la explicación resi<strong>de</strong> en la comparación que hace Pablo. Las aflicciones<br />

contempladas por sí mismas podrían ser muy intensas, pero al compararlas con el eterno<br />

peso <strong>de</strong> gloria que tenemos por <strong>de</strong>lante, son ligeras. Asimismo, la leve tribulación es<br />

momentánea, mientras que la gloria es eterna. Las lecciones que apren<strong>de</strong>mos a través <strong>de</strong><br />

aflicciones en este mundo resultarán en un rico fruto para nosotros en el mundo veni<strong>de</strong>ro.


Moorehead observa: «Mientras estamos en el mundo entra en nosotros; entraremos en<br />

el gozo cuando estemos allá. Unas pocas gotas aquí; todo un océano allá».<br />

Hay una pirámi<strong>de</strong> en este versículo que, como ha observado F. E. Marsh, no fatiga al<br />

cansado escalador, sino que da un in<strong>de</strong>cible <strong>de</strong>scanso y consuelo a su alma.<br />

Gloria<br />

Peso <strong>de</strong> Gloria<br />

Eterno peso <strong>de</strong> gloria<br />

Excelente y eterno peso <strong>de</strong> gloria<br />

Más excelente y eterno peso <strong>de</strong> gloria<br />

Cada vez más excelente y eterno peso <strong>de</strong> gloria.<br />

4:18 En este versículo, poner la mira no <strong>de</strong>scribe meramente la visión humana; más<br />

bien comunica la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar algo como importante. Por lo que respecta a las cosas<br />

que se ven, no son la meta <strong>de</strong> nuestra existencia. Aquí se hace referencia primordialmente a<br />

las dificulta<strong>de</strong>s, pruebas y pa<strong>de</strong>cimientos que Pablo soportó. Tales cosas eran inci<strong>de</strong>ntales a<br />

su ministerio. El gran objetivo <strong>de</strong> su ministerio era aquello que no se ve. Esto podría incluir<br />

la gloria <strong>de</strong> Cristo, la bendición <strong>de</strong> nuestros semejantes y la recompensa que espera al fiel<br />

siervo <strong>de</strong> Cristo ante Su Tribunal. Jowett comenta:<br />

Po<strong>de</strong>r ver lo primero es vista; po<strong>de</strong>r ver lo segundo es clarivi<strong>de</strong>ncia. El primer modo <strong>de</strong><br />

visión es natural; el segundo modo es espiritual. El órgano primario en el primer<br />

discernimiento es el intelecto; el órgano primario en el segundo discernimiento es la fe.…<br />

A través <strong>de</strong> las Escrituras se nos presenta continuamente este contraste entre vista y<br />

clarivi<strong>de</strong>ncia, y en todas partes se nos enseña a medir la parquedad y escasez <strong>de</strong> la primera,<br />

y a contraponerla bajo la plenitud e inclusividad <strong>de</strong> la segunda.<br />

H. Viviendo a la luz <strong>de</strong>l Tribunal <strong>de</strong> Cristo (5:1–10)<br />

Los versículos que siguen están estrechamente vinculados con lo que ha venido antes.<br />

Pablo ha estado hablando <strong>de</strong> sus pa<strong>de</strong>cimientos y tribulaciones <strong>de</strong> entonces, y <strong>de</strong> la futura<br />

gloria que se extendía <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él. Esto le lleva cara a cara ante el tema <strong>de</strong> la muerte. En<br />

esta sección tenemos uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sarrollos en la palabra <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong> la<br />

cuestión <strong>de</strong> la muerte, y <strong>de</strong> la relación que el cristiano tiene con ella.<br />

5:1 En el versículo 1 el apóstol habla <strong>de</strong> nuestro presente cuerpo mortal como nuestra<br />

morada terrestre, este tabernáculo. Un tabernáculo no es una morada permanente, sino<br />

portátil, para peregrinos y viajeros.<br />

La muerte es <strong>de</strong>signada como la disolución <strong>de</strong> este tabernáculo, o tienda. La tienda se<br />

<strong>de</strong>shace en el momento <strong>de</strong> la muerte. El cuerpo va al sepulcro, mientras que el espíritu y el<br />

alma <strong>de</strong>l creyente pasan a estar con el Señor.<br />

Pablo comienza el capítulo con la certidumbre <strong>de</strong> que si su morada terrestre … se<br />

<strong>de</strong>shace (como resultado <strong>de</strong> los pa<strong>de</strong>cimientos mencionados en el capítulo prece<strong>de</strong>nte),<br />

sabe que tiene un edificio <strong>de</strong> Dios, una casa no hecha <strong>de</strong> manos, eterna, en los cielos.<br />

Observemos la distinción entre el tabernáculo y el edificio. La tienda, el tabernáculo<br />

temporal, se <strong>de</strong>shace, pero hay una casa nueva y permanente que espera al creyente en la


tierra más allá <strong>de</strong> las dolencias. Este es el edificio <strong>de</strong> Dios, en el sentido <strong>de</strong> que Dios es<br />

quien nos lo da.<br />

A<strong>de</strong>más, es una casa no hecha con manos. ¿Por qué ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir Pablo tal cosa?<br />

Nuestros actuales cuerpos no fueron hechos con manos; ¿por qué, entonces, ha <strong>de</strong> enfatizar<br />

que nuestros futuros cuerpos glorificados no serán hechos con manos? La respuesta es que<br />

la expresión no hecha con manos significa «no <strong>de</strong> esta creación». Esto queda clarificado<br />

en Hebreos 9:11, don<strong>de</strong> leemos: «Pero estando ya presente Cristo, como sumo sacerdote <strong>de</strong><br />

los bienes veni<strong>de</strong>ros, entró por otro más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho <strong>de</strong><br />

manos, es <strong>de</strong>cir, no <strong>de</strong> esta creación». Lo que Pablo dice es que en tanto que nuestros<br />

actuales cuerpos son apropiados para la vida en esta tierra, nuestros cuerpos futuros,<br />

glorificados, no serán <strong>de</strong> esta creación. Estarán especialmente pensados para la vida en el<br />

cielo.<br />

El futuro cuerpo <strong>de</strong>l creyente es también <strong>de</strong>scrito como eterno, en los cielos. Es un<br />

cuerpo que no estará más sometido a las enfermeda<strong>de</strong>s, al <strong>de</strong>terioro y a la muerte, sino que<br />

permanecerá para siempre en nuestro hogar celestial.<br />

Podría sonar por este versículo como si el creyente recibiese este edificio <strong>de</strong> Dios en el<br />

momento en que muere, pero no es así. No recibe su cuerpo glorificado hasta que Cristo<br />

vuelve a por Su <strong>iglesia</strong> (1 Ts. 4:13–18). Lo que le suce<strong>de</strong> al creyente es esto: en el momento<br />

<strong>de</strong> su muerte, su espíritu y alma van a estar con Cristo, don<strong>de</strong> goza conscientemente <strong>de</strong> las<br />

glorias <strong>de</strong>l cielo. Su cuerpo es puesto en el sepulcro. Cuando el Señor vuelva, el polvo será<br />

levantado <strong>de</strong>l sepulcro, Dios lo conformará en un nuevo cuerpo, glorificado, y entonces<br />

será reunido con el espíritu y el alma. Entre la muerte y la venida <strong>de</strong> Cristo a por Sus<br />

santos, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que el creyente está <strong>de</strong>scarnado. Pero esto no significa que no sea<br />

totalmente consciente <strong>de</strong> todo el goce y gloria <strong>de</strong>l cielo. ¡Lo es!<br />

Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el versículo 1, <strong>de</strong>beríamos mencionar que hay tres interpretaciones<br />

principales <strong>de</strong> la casa no hecha con manos, eterna, en los cielos:<br />

1. Que se trata <strong>de</strong>l mismo cielo.<br />

2. Un cuerpo intermedio entre la muerte y la resurrección.<br />

3. El cuerpo glorificado.<br />

La casa difícilmente pue<strong>de</strong> ser el mismo cielo, porque se dice <strong>de</strong> él que es eterno en los<br />

cielos y «<strong>de</strong>l cielo» (5:2 lit., y cf. V.M.). Por lo que respecta a un cuerpo intermedio, las<br />

Escrituras nunca mencionan un tal cuerpo. A<strong>de</strong>más, la casa no hecha con manos es <strong>de</strong>scrita<br />

como eterna en los cielos, lo que no sería el caso con un cuerpo intermedio. La tercera<br />

postura —que la casa es el cuerpo <strong>de</strong> resurrección en gloria— parece ser la correcta.<br />

5:2 En esta morada, nuestro presente cuerpo mortal, a veces gemimos impelidos por<br />

la forma en que nos limita y estorba a nuestras vidas espirituales. Lo que <strong>de</strong>seamos con<br />

anhelo es ser revestidos <strong>de</strong> nuestra morada que es <strong>de</strong>l cielo (V.M.).<br />

En este versículo, el apóstol parece cambiar su figura <strong>de</strong> un tabernáculo o tienda a un<br />

vestido. Una explicación que se ha sugerido para ello es que Pablo era fabricante <strong>de</strong><br />

tiendas, y se daba cuenta que para los vestidos se empleaba un material similar. En todo<br />

caso, queda claro el sentido <strong>de</strong> que anhelaba recibir su cuerpo glorificado.<br />

5:3 ¿Qué significa <strong>de</strong>snudos en este versículo? ¿Significa que la persona, aunque<br />

salvada, quedará sin recompensa ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo? ¿O significa que el salvo no<br />

tiene un cuerpo <strong>de</strong> resurrección entre el tiempo <strong>de</strong> la muerte y la resurrección, y que está<br />

<strong>de</strong>snudo en el sentido <strong>de</strong> que es un espíritu <strong>de</strong>scarnado?


Este escritor compren<strong>de</strong> esto como significando <strong>de</strong>scarnado o <strong>de</strong>svestido. Pablo está<br />

diciendo que su <strong>de</strong>seo anhelante es no por la muerte y el estado <strong>de</strong>scarnado que conlleva,<br />

sino más bien por la venida <strong>de</strong>l Señor Jesús cuando todos los que hayan muerto recibirán<br />

sus cuerpos glorificados.<br />

5:4 El versículo 4 parece confirmar esta interpretación <strong>de</strong>l versículo 3, El apóstol dice<br />

que los que estamos en este tabernáculo actual terrenal gemimos con pesadumbre, por<br />

cuanto no queremos ser <strong>de</strong>snudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido<br />

por la vida. En otras palabras, no esperaba con anhelo el estado entre la muerte y el<br />

arrebatamiento como la esperanza i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l creyente, sino a eso que tendrá lugar en el<br />

Arrebatamiento, cuando los creyentes recibirán un cuerpo que ya no estará más sujeto a la<br />

muerte.<br />

5:5 Es Dios… que nos dispuso para esto mismo, es <strong>de</strong>cir, para la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l<br />

cuerpo. Será la culminación <strong>de</strong> Sus gloriosos propósitos para nosotros. Somos hoy<br />

redimidos por lo que respecta a nuestro espíritu y alma, pero luego la re<strong>de</strong>nción incluirá<br />

también el cuerpo. Sólo piensa acerca <strong>de</strong> esto: Dios nos hizo con esta meta a la vista, el<br />

estado glorificado, ¡una casa no hecha con manos, eterna en el cielo!<br />

¿Y cómo po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que tendremos un cuerpo glorificado? La respuesta<br />

es que Dios… nos ha dado las arras o garantía <strong>de</strong>l Espíritu. Como ya se ha explicado<br />

antes, el hecho <strong>de</strong> que cada creyente posee el Espíritu <strong>de</strong> Dios morando en él es prenda <strong>de</strong><br />

que se cumplirán todas las promesas <strong>de</strong> Dios al creyente. Él es la prenda <strong>de</strong> lo que ha <strong>de</strong><br />

venir. El Espíritu <strong>de</strong> Dios es Él mismo, arras o garantía <strong>de</strong> que aquello que Dios ya nos ha<br />

dado en parte vendrá a ser un día plenamente nuestro.<br />

5:6 Era la profunda certidumbre <strong>de</strong> estas preciosas realida<strong>de</strong>s lo que hacía que Pablo<br />

tuviese siempre buen ánimo. Sabía que en tanto que estuviese en el cuerpo estaba ausente<br />

<strong>de</strong>l Señor. Des<strong>de</strong> luego, éste no era el estado i<strong>de</strong>al para Pablo, pero estaba dispuesto a que<br />

fuese así si podía servir a Cristo aquí abajo y ser <strong>de</strong> ayuda para el pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

5:7 El hecho <strong>de</strong> que por fe andamos, y no por vista, es prueba abundante <strong>de</strong> que<br />

estamos ausentes <strong>de</strong>l Señor. Nunca hemos visto al Señor con nuestros ojos físicos. Es<br />

solamente por la fe que le hemos podido ver. Mientras estemos en el cuerpo tenemos una<br />

vida que es menos cercana e íntima que la vida <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra contemplación.<br />

5:8 El versículo 8 reanuda el pensamiento <strong>de</strong>l versículo 6 y lo finaliza. Pablo se siente<br />

animado a la vista <strong>de</strong> la bienaventurada esperanza que tiene <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él, y pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que<br />

preferiría estar ausente <strong>de</strong>l cuerpo, y estar presente con el Señor (cf. V.M.). Tiene lo que<br />

Bernardo llama un caso <strong>de</strong> «añoranza celestial».<br />

Este versículo parecería contra<strong>de</strong>cir lo que el apóstol acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir. En el versículo<br />

prece<strong>de</strong>nte estaba anhelando el cuerpo glorificado. Pero aquí dice que está dispuesto a estar<br />

ausente <strong>de</strong>l cuerpo, y estar presente con el Señor (cf. V.M.), es <strong>de</strong>cir, a estar en el estado<br />

<strong>de</strong>scarnado que existe entre la muerte y el Arrebatamiento.<br />

Pero no hay contradicción. Hay tres posibilida<strong>de</strong>s para el cristiano, y es sencillamente<br />

cuestión <strong>de</strong> qué es lo más preferible. Tenemos la vida presente en la tierra en este cuerpo<br />

mortal. Hay el estado entre la muerte y la venida <strong>de</strong> Cristo, un estado <strong>de</strong>scarnado, pero en el<br />

que el espíritu y el alma gozan <strong>de</strong> forma consciente <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Cristo. Finalmente,<br />

hay la consumación <strong>de</strong> nuestra salvación, cuando recibiremos nuestros cuerpos glorificados<br />

al regreso <strong>de</strong>l Señor. En este pasaje, sencillamente, Pablo enseña que el primer estado es<br />

buen, el segundo mejor, y el tercero, el mejor <strong>de</strong> todos.<br />

5:9 Los creyentes <strong>de</strong>berían tener como objetivo ser agradables al Señor. Aunque su<br />

salvación no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> las obras, en el día veni<strong>de</strong>ro su recompensa sí será directamente


proporcional a su fi<strong>de</strong>lidad al Señor. Un creyente <strong>de</strong>bería siempre recordar que la fe está<br />

vinculada con la salvación, y que las obras están vinculadas con la recompensa. Es salvo<br />

por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe, no por obras. Pero cuando es salvo, <strong>de</strong>bería tener ambición<br />

<strong>de</strong> obrar buenas obras, y por ello recibirá recompensas.<br />

Observemos que Pablo anhelaba serle agradable, fuese ausente o presente. Esto<br />

significa que su servicio en la tierra tenía el propósito primario <strong>de</strong> agradar el corazón <strong>de</strong> su<br />

Señor, fuese que Pablo estuviese aquí aún en la tierra, o compareciendo ante el Tribunal <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

5:10 Un motivo para agradar a Cristo es que todos nosotros <strong>de</strong>bemos comparecer<br />

ante Su tribunal. En realidad no se trata sólo <strong>de</strong> comparecer allá, sino <strong>de</strong> ser<br />

manifestados (V.M.). La NEB dice correctamente: «Todos hemos <strong>de</strong> tener nuestras vidas<br />

abiertas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l tribunal <strong>de</strong> Cristo». Una cosa es ir a la consulta <strong>de</strong> un médico, y otra<br />

muy distinta es que nos haga una radiografía. El tribunal <strong>de</strong> Cristo revelará nuestras vidas<br />

<strong>de</strong> servicio para Cristo <strong>de</strong> manera exacta como han sido. Se pasará revista no sólo a la<br />

cantidad <strong>de</strong> nuestro servicio, sino también a su calidad, e incluso a los mismos motivos que<br />

lo impulsaron.<br />

Aunque los pecados <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la conversión tendrán un efecto sobre nuestro servicio,<br />

los pecados <strong>de</strong>l creyente, como tales, no serán traídos a examen para juicio en esta solemne<br />

ocasión. Este juicio tuvo lugar hace más <strong>de</strong> 1900 años, cuando el Señor Jesús llevó nuestros<br />

pecados sobre Su cuerpo en el ma<strong>de</strong>ro. Él pagó plenamente la <strong>de</strong>uda contraída por nuestros<br />

pecados, y Dios nunca traerá <strong>de</strong> nuevo estos pecados a juicio (Jn. 5:24). El tribunal <strong>de</strong><br />

Cristo tiene que ver con nuestro servicio para el Señor. No se pondrá en cuestión si hemos<br />

sido salvos o no; esto ya es cosa asegurada. Pero en aquella ocasión será cuestión <strong>de</strong><br />

recompensa y <strong>de</strong> pérdida.<br />

I. La buena conciencia <strong>de</strong> Pablo en el ministerio (5:11–21)<br />

5:11 Este versículo se toma comúnmente como significando que por cuanto Pablo era<br />

consciente <strong>de</strong>l terrible juicio <strong>de</strong> Dios sobre el pecado y los horrores <strong>de</strong>l infierno, iba por<br />

todas partes tratando <strong>de</strong> persuadir a los hombres a que aceptasen el evangelio. Aunque eso<br />

es cierto, creemos que este no es el sentido primario <strong>de</strong> este pasaje en concreto.<br />

Pablo no se refiere tanto aquí al terror <strong>de</strong>l Señor sobre los inconversos como a la<br />

maravilla reverente con la que trataba <strong>de</strong> servir al Señor y agradarle. Por lo que a Dios<br />

respecta, el apóstol sabe que su vida es un libro abierto. Pero él querría que los corintios<br />

quedasen también persuadidos <strong>de</strong> su integridad y fi<strong>de</strong>lidad en el ministerio <strong>de</strong>l evangelio. Y<br />

por eso viene a <strong>de</strong>cir:<br />

Por cuanto conocemos el temor <strong>de</strong>l Señor, tratamos <strong>de</strong> persuadir a los hombres<br />

acerca <strong>de</strong> nuestra integridad y sinceridad como ministros <strong>de</strong> Cristo. Pero que tengamos<br />

éxito o no al persuadir a Cristo, somos bien conocidos por Dios. ¡Y esperamos que será así<br />

en las conciencias <strong>de</strong> vosotros los corintios también!<br />

Esta explicación parece ajustarse mejor con el contexto.<br />

5:12 Pablo se da cuenta <strong>de</strong> inmediato que lo que acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir podría ser mal<br />

interpretado como autoalabanza. No quiere que nadie piense que se entrega a tal práctica.<br />

Por eso aña<strong>de</strong>: No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros. Esto no significa que<br />

jamás se hubiese recomendado a sí mismo a ellos, sino que lo habían acusado una vez y<br />

otra <strong>de</strong> hacerlo, y aquí trata <strong>de</strong> sacarles tal i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la cabeza.


¿Por qué entonces ha estado haciendo una <strong>de</strong>fensa tan prolongada <strong>de</strong> su ministerio? La<br />

respuesta <strong>de</strong> Pablo es: Os damos pretexto para gloriaros <strong>de</strong> nosotros, para que tengáis<br />

con qué respon<strong>de</strong>r a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón. No estaba<br />

interesado en recomendarse a sí mismo. Se daba cuenta, más bien, <strong>de</strong> que estaba siendo<br />

duramente criticado por los falsos maestros en presencia <strong>de</strong> los santos <strong>de</strong> Corinto. Quería<br />

que los creyentes supiesen cómo respon<strong>de</strong>r a aquellos ataques contra él, y por ello les daba<br />

esta información, para que pudiesen <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rle cuando fuese con<strong>de</strong>nado en presencia <strong>de</strong><br />

ellos.<br />

Describe a aquellos <strong>de</strong>tractores como los que se glorían en las apariencias y no en el<br />

corazón (comparar 1 S. 16:7). En otras palabras, estaban interesados en exhibiciones<br />

externas, pero no en las realida<strong>de</strong>s internas, en la integridad y honra<strong>de</strong>z. La apariencia<br />

física o la elocuencia o un aparente celo lo eran todo para ellos. «Para los externalistas, las<br />

apariencias superficiales lo eran todo, y la sinceridad <strong>de</strong> corazón no contaba para nada»<br />

(Seleccionado).<br />

5:13 Parece por este versículo que el apóstol había sido acusado <strong>de</strong> locura, fanatismo, y<br />

varias formas <strong>de</strong> perturbación mental. No niega él que viviese en lo que Denney ha<br />

<strong>de</strong>signado como un estado «<strong>de</strong> tensión espiritual». Sencillamente dice que si estaba loco,<br />

era para Dios. Todo lo que pudiese parecer locura para sus <strong>de</strong>tractores era en realidad su<br />

profunda <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> corazón para con el Señor. Se sentía consumido por una pasión por<br />

las cosas <strong>de</strong> Dios. En cambio, si era cuerdo, era por causa <strong>de</strong> los corintios. Lo que el<br />

versículo dice, en resumen, es que toda la conducta <strong>de</strong> Pablo podía explicarse <strong>de</strong> dos<br />

maneras: O bien era celo por Dios, o era por el bienestar <strong>de</strong> sus hermanos en la fe. En<br />

ambos casos, sus motivos eran totalmente altruistas. ¿Podrían sus <strong>de</strong>tractores <strong>de</strong>cir lo<br />

mismo <strong>de</strong> sí mismos?<br />

5:14 Nadie que estudie la vida <strong>de</strong>l apóstol pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> preguntarse qué le hacía<br />

servir <strong>de</strong> una manera tan infatigable y <strong>de</strong>sprendida. Aquí, en una <strong>de</strong> las más magnas<br />

secciones <strong>de</strong> todas sus cartas, da la respuesta: el amor <strong>de</strong> Cristo.<br />

¿Se refiere aquí el amor <strong>de</strong> Cristo a Su amor para con nosotros, o a nuestro amor para<br />

con Él? No pue<strong>de</strong> haber duda alguna <strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> Su amor para con nosotros. La única<br />

razón por la que nosotros amamos es porque Él nos amó primero. Es Su amor lo que nos<br />

apremia, nos mueve a<strong>de</strong>lante, como una persona es impelida en medio <strong>de</strong> una multitud <strong>de</strong><br />

compradores en tiempo <strong>de</strong> Navidad. Al contemplar Pablo el maravilloso amor que Cristo<br />

le había mostrado, no podía <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sentirse movido a<strong>de</strong>lante en el servicio <strong>de</strong> su<br />

maravilloso Señor.<br />

Al morir por todos, Jesús actuó como nuestro Representante. Cuando Él murió, todos<br />

morimos —en Él—. Así como el pecado <strong>de</strong> Adán vino a ser el pecado <strong>de</strong> su posteridad, <strong>de</strong>l<br />

mismo modo la muerte <strong>de</strong> Cristo vino a ser la muerte <strong>de</strong> aquellos que creen en Él (Ro.<br />

5:12–21; 1 Co. 15:21, 22).<br />

5:15 El argumento <strong>de</strong>l apóstol es irresistible. Cristo por todos murió. ¿Por qué murió<br />

por todos? Para que los que viven por la fe en Él ya no vivan para sí, sino para aquel<br />

que murió y resucitó por ellos. El Salvador no murió por nosotros para que pudiésemos<br />

proseguir viviendo nuestras propias vidas mezquinas y egoístas según las queramos vivir.<br />

Más bien, murió para que en a<strong>de</strong>lante le diésemos nuestras vidas en amante y feliz<br />

<strong>de</strong>voción.<br />

Denney explica:


Al morir nuestra muerte, Cristo ha hecho por nosotros algo tan inmenso en amor que<br />

<strong>de</strong>beríamos ser <strong>de</strong> Él, y sólo <strong>de</strong> Él para siempre. Hacernos <strong>de</strong> Él es el mismo objeto <strong>de</strong> Su<br />

muerte.<br />

5:16 Quizá Pablo se esté refiriendo <strong>de</strong> nuevo al versículo 12, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribía a sus<br />

<strong>de</strong>tractores como aquellos que se glorían en las apariencias y no en el corazón. Ahora<br />

reanuda este tema enseñando que cuando acudimos a Cristo, hay una nueva creación. De<br />

aquí en a<strong>de</strong>lante no juzgamos a los hombres <strong>de</strong> una manera carnal, terrenal, según las<br />

apariencias, las cre<strong>de</strong>nciales humanas o el origen nacional. Los vemos como preciosas<br />

almas por las que murió Cristo. Añadía que incluso si hubiese conocido a Cristo … según<br />

la carne, es <strong>de</strong>cir, meramente como otro hombre, ya no le conocía más <strong>de</strong> aquella manera.<br />

Dicho en otras palabras, una cosa fue conocer a Jesús como vecino en el pueblo <strong>de</strong> Nazaret,<br />

o siquiera como mesías terrenal, y otra muy distinta conocer al Cristo glorificado que está<br />

actualmente a la diestra <strong>de</strong> Dios. Conocemos al Señor Jesús más íntimamente y <strong>de</strong> manera<br />

más verda<strong>de</strong>ra como nos ha sido revelado por medio <strong>de</strong> la palabra por el Espíritu que le<br />

conocieron aquellos que le juzgaron simplemente por las apariencias humanas cuando<br />

estuvo en la tierra.<br />

David Smith comenta:<br />

Aunque el Apóstol había compartido aquel i<strong>de</strong>al judío <strong>de</strong> un Mesías secular, había<br />

llegado ahora a un concepto más sublime. Cristo era para él el Salvador resucitado y<br />

glorificado, ciertamente no conocido según la carne, sino según el espíritu; no por<br />

tradiciones históricas, sino por una comunión inmediata y vital.<br />

5:17 Si alguno está en Cristo, es <strong>de</strong>cir, si es salvo, nueva criatura es. Antes <strong>de</strong><br />

producirse la conversión, uno podría haber juzgado a otros en base <strong>de</strong> normas humanas.<br />

Pero ahora todo eso ha cambiado. Las maneras viejas <strong>de</strong> juzgar han pasado; he aquí,<br />

todas son hechas nuevas.<br />

Este versículo es uno <strong>de</strong> los favoritos <strong>de</strong> los que han renacido recientemente, y a<br />

menudo se cita en testimonios personales. A veces, al citarse así, da una falsa impresión.<br />

Los que oyen pue<strong>de</strong>n llegar a pensar que cuando uno es salvo, los viejos hábitos, los malos<br />

pensamientos y las miradas concupiscentes se han acabado para siempre, y que todo viene a<br />

ser literalmente nuevo en la vida <strong>de</strong> aquella persona. Sabemos que no es cierto. El versículo<br />

no <strong>de</strong>scribe la práctica <strong>de</strong>l creyente, sino su posición. Observemos que dice que si alguno<br />

está en Cristo. Las palabras en Cristo son la clave <strong>de</strong>l pasaje. En Cristo… las cosas viejas<br />

pasaron y todas son hechas nuevas. ¡Desafortunadamente, «en mí» esto aún no es todo<br />

cierto! Pero al ir creciendo en la vida cristiana, <strong>de</strong>seo que mi práctica pueda irse<br />

correspondiendo más y más con mi posición. Un día, cuando vuelva el Señor Jesús, ambas<br />

cosas irán en perfecto acuerdo.<br />

5:18 Todo proviene <strong>de</strong> Dios. Él es la Fuente y el Autor <strong>de</strong> todo ello. No hay lugar para<br />

la jactancia humana. Es este mismo Dios que nos reconcilió consigo mismo por medio <strong>de</strong><br />

Cristo, y nos dio el ministerio <strong>de</strong> la reconciliación.<br />

De esta espléndida manera se enuncia la doctrina bíblica <strong>de</strong> la reconciliación en A New<br />

and Concibe Bible Dictionary:<br />

Por la muerte <strong>de</strong>l Señor Jesús en la cruz, Dios anuló en gracia la distancia que el pecado<br />

había introducido entre Él y el hombre, para que todas las cosas pudiesen ser, por medio <strong>de</strong><br />

Cristo, presentadas en conformidad a él mismo. Los creyentes son ya reconciliados, por


medio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Cristo, para ser presentados santos, irreprochables e irreprensibles<br />

(una nueva creación). Dios estaba en Cristo, cuando Cristo estaba en la tierra, reconciliando<br />

al mundo a Sí mismo, no imputando a los hombres sus transgresiones; pero ahora que el<br />

amor <strong>de</strong> Dios ha quedado plenamente revelado en la cruz, el testimonio ha salido por todo<br />

el mundo, rogando a los hombres que se reconcilien con Dios. El fin es que Dios tenga Su<br />

beneplácito en el hombre.<br />

5:19 El ministerio <strong>de</strong> reconciliación es aquí explicado como el mensaje <strong>de</strong> que Dios<br />

estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo. Hay dos posibles formas <strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r esta <strong>de</strong>claración, y las dos son bíblicamente correctas. Primero, po<strong>de</strong>mos<br />

pensar en ello como diciendo que Dios estaba en Cristo en el sentido <strong>de</strong> que el Señor<br />

Jesucristo es Deidad. Esto es ciertamente verdad. Pero también podríamos compren<strong>de</strong>rlo<br />

como significando que Dios estaba, en Cristo, reconciliando consigo al mundo. En otras<br />

palabras, Él estaba reconciliando al mundo, pero lo estaba haciendo en la persona <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo.<br />

Aceptemos la interpretación que aceptemos, queda clara la verdad <strong>de</strong> que Dios estaba<br />

activamente eliminando la causa <strong>de</strong>l extrañamiento que se había interpuesto entre Él y el<br />

hombre afrontando la cuestión <strong>de</strong>l pecado. Dios no necesita ser reconciliado, pero el<br />

hombre sí necesita ser reconciliado con Él.<br />

No tomándoles en cuenta a los hombres sus transgresiones. En una primera lectura,<br />

parecería que este versículo enseña la salvación universal, que todos los hombres son<br />

salvados por la obra <strong>de</strong> Cristo. Pero una enseñanza así estaría en total <strong>de</strong>sacuerdo con el<br />

resto <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Dios ha provisto un camino por el que a los hombres se les<br />

pue<strong>de</strong> no tener en cuenta sus transgresiones, pero en tanto que el camino está disponible<br />

para todos, es efectivo sólo para aquellos que están en Cristo. Las transgresiones <strong>de</strong> los<br />

inconversos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego les son tenidas en cuenta, pero en el momento en que esos<br />

hombres confían en el Señor Jesús como Salvador, son contados como justos en Él, y les<br />

son borrados sus pecados.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> Su obra <strong>de</strong> reconciliación, Dios encargó a Sus siervos la palabra <strong>de</strong><br />

reconciliación. En otras palabras, les ha confiado el maravilloso privilegio <strong>de</strong> salir y<br />

predicar este glorioso mensaje a todos en todas partes. No dio a los ángeles esta sagrada<br />

comisión, sino al pobre, débil hombre.<br />

5:20 En el anterior versículo el apóstol dice que le ha sido encomendado el mensaje <strong>de</strong><br />

la reconciliación. Ha sido enviado para predicar este mensaje a la humanidad. Sugeriríamos<br />

nosotros que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 5:20 hasta 6:2 tenemos un sumario <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> reconciliación. En<br />

otras palabras, Pablo nos <strong>de</strong>ja escuchar el mensaje que él predicaba a los inconversos al ir<br />

<strong>de</strong> país en país y <strong>de</strong> continente en continente. Es importante ver esto. Pablo no está aquí<br />

diciendo a los corintios que se reconcilien con Dios. Ya son creyentes en el Señor Jesús.<br />

Pero les está diciendo que éste es el mensaje que predica a los inconversos allí don<strong>de</strong> va.<br />

Un embajador es un ministro <strong>de</strong> estado, que representa a su propio gobernante en un<br />

país extranjero. Pablo siempre se refiere al ministerio cristiano como un llamamiento<br />

excelso y digno. Aquí se asemeja a un enviado comisionado por Cristo ante el mundo en el<br />

que vivimos. Era un portavoz <strong>de</strong> Dios, y Dios rogaba por medio <strong>de</strong> él. Este parece un<br />

lenguaje más bien extraño que aplicar a un embajador. Generalmente no pensamos en un<br />

embajador como rogando, pero ésta es la gloria <strong>de</strong>l evangelio, que con él, Dios está<br />

realmente rogando, <strong>de</strong> rodillas y con los ojos bañados en lágrimas, que los hombres y<br />

mujeres se reconcilien con Él. Si existe alguna enemistad, existe <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l hombre. Dios


ha eliminado todas las barreras a la completa comunión entre Él y el hombre. El Señor ha<br />

hecho todo lo que podía hacer. Ahora el hombre <strong>de</strong>be rendir sus armas <strong>de</strong> rebelión, ha <strong>de</strong><br />

cesar en su terca revuelta, y <strong>de</strong>be reconciliarse con Dios.<br />

5:21 Este versículo nos da el fundamento doctrinal <strong>de</strong> nuestra reconciliación. ¿Cómo ha<br />

hecho Dios posible la reconciliación? ¿Cómo pue<strong>de</strong> Él recibir a culpables pecadores que<br />

acu<strong>de</strong>n a Él con arrepentimiento y fe? La respuesta es que el Señor Jesús ha afrontado <strong>de</strong><br />

manera efectiva con toda la cuestión <strong>de</strong> nuestros pecados, <strong>de</strong> modo que ahora po<strong>de</strong>mos<br />

quedar reconciliados con Dios.<br />

En otras palabras, Dios hizo que Cristo fuese hecho pecado por nosotros, aunque<br />

Cristo no conoció pecado personalmente, para que nosotros fuésemos hechos justicia <strong>de</strong><br />

Dios en él.<br />

Debemos guardarnos <strong>de</strong> cualquier i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que en la cruz <strong>de</strong>l Calvario el Señor<br />

Jesucristo llegase realmente a ser pecador en Sí mismo. Tal i<strong>de</strong>a es falsa. Nuestros pecados<br />

fueron puestos sobre Él, pero no estuvieron en Él. Lo que sucedió es que Dios hizo <strong>de</strong> Él<br />

una ofrenda por el pecado en nuestro favor. Al confiar en Él, somos consi<strong>de</strong>rados justos por<br />

Dios. Las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley han quedado plenamente satisfechas por nuestro Sustituto.<br />

¡Qué bienaventurada verdad, que Aquel que no conoció pecado, por nosotros lo hizo<br />

pecado, por nosotros que no conocíamos justicia, para que nosotros fuésemos hechos<br />

justicia <strong>de</strong> Dios en él! Ninguna lengua mortal podrá jamás agra<strong>de</strong>cer a Dios <strong>de</strong> forma<br />

suficiente por una gracia tan inenarrable.<br />

6:1 Algunos entien<strong>de</strong>n que Pablo se dirige a los corintios, alentándolos para que hagan<br />

pleno uso <strong>de</strong> la gracia que les había sido mostrada. Más bien creemos que Pablo está aún<br />

explicando el mensaje que predicaba a los inconversos. Ya ha mostrado a los incrédulos la<br />

maravillosa gracia que Dios les ofrece. Ahora les ruega que no reciban en vano tal gracia.<br />

No <strong>de</strong>berían <strong>de</strong>jar que la semilla <strong>de</strong>l evangelio cayese en tierra estéril, sino que <strong>de</strong>berían<br />

respon<strong>de</strong>r a un mensaje tan maravilloso recibiendo al Salvador que les es proclamado.<br />

6:2 Pablo cita ahora Isaías 49:8. Si retroce<strong>de</strong>mos y estudiamos aquel capítulo,<br />

<strong>de</strong>scubrimos que Dios está con una controversia con Su pueblo <strong>de</strong>bido a su rechazo <strong>de</strong>l<br />

Mesías. En el versículo 7 vemos al Señor Jesús rechazado por la nación, y sabemos que este<br />

rechazamiento llevó a Su muerte. Pero luego en el versículo 8 tenemos las palabras <strong>de</strong><br />

Jehová, asegurando al Señor Jesús que Su oración ha sido oída y que Dios le ayudará y<br />

preservará.<br />

En día <strong>de</strong> salvación te he socorrido. Esto se refiere a la resurrección <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. El tiempo favorable y el día <strong>de</strong> salvación son introducidos por la resurrección<br />

<strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

En su predicación <strong>de</strong>l evangelio, Pablo se aferra a esta maravillosa verdad y anuncia a<br />

sus oyentes inconversos: He aquí ahora el tiempo favorable; he aquí ahora el día <strong>de</strong><br />

salvación. En otras palabras: la era <strong>de</strong> la que había profetizado Isaías como el día <strong>de</strong><br />

salvación ha llegado ya, por lo que Pablo apremia a los hombres a confiar en el Salvador<br />

mientras es todavía el día <strong>de</strong> salvación.<br />

J. La conducta <strong>de</strong> Pablo en el ministerio (6:3–10)<br />

6:3 Aquí Pablo pasa <strong>de</strong>l mensaje que predicaba a su propia conducta en el ministerio<br />

cristiano. Se daba cuenta <strong>de</strong> que siempre hay quienes buscan excusas para no escuchar el<br />

mensaje <strong>de</strong> salvación, y si pue<strong>de</strong>n encontrar esta excusa en la vida inconsecuente <strong>de</strong>l


predicador, tanto mejor. Por eso recuerda a los corintios que no daba a nadie ninguna<br />

ocasión <strong>de</strong> tropiezo, para que el ministerio no fuese <strong>de</strong>sacreditado. Como ya hemos<br />

observado, el ministerio no se refiere aquí a un oficio eclesiástico especial y dignificado,<br />

sino más bien al servicio <strong>de</strong> Cristo. No está involucrada ninguna i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nación<br />

humana. El ministerio pertenece a todos los que son <strong>de</strong> Cristo.<br />

6:4 En los versículos 4 al 10 el apóstol <strong>de</strong>scribe la forma en que trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñar<br />

su ministerio —que estaba por encima <strong>de</strong> toda reprensión—. Consciente <strong>de</strong> que era siervo<br />

<strong>de</strong>l Altísimo, siempre trataba <strong>de</strong> conducirse <strong>de</strong> una manera digna <strong>de</strong> tal llamamiento.<br />

Acerca <strong>de</strong> esta sección, Denney comenta <strong>de</strong> manera elocuente:<br />

Son rotas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él las fuentes <strong>de</strong>l gran abismo al pensar en lo que está en juego. Está<br />

en toda estrechez, al comenzar, y pue<strong>de</strong> hablar sólo con palabras inconexas, una a la vez;<br />

pero antes <strong>de</strong> acabar ha conseguido su libertad, y <strong>de</strong>rrama su alma <strong>de</strong> manera irreprimible.<br />

Los vv. 4 y 5 <strong>de</strong>scriben las penalida<strong>de</strong>s físicas que soportó Pablo y que <strong>de</strong>mostraban<br />

que era un sincero y fiel siervo <strong>de</strong>l Señor. Los dos siguientes versículos tienen que ver con<br />

las gracias cristianas que manifestaba. Luego, en los vv. 8 al 10, da una lista <strong>de</strong> las<br />

experiencias contrastadas tan típicas <strong>de</strong>l ministerio cristiano.<br />

En mucha paciencia <strong>de</strong>scribe indudablemente la longanimidad <strong>de</strong> Pablo para con los<br />

individuos, las <strong>iglesia</strong>s locales, y todas las aflicciones calculadas para hacerlo apartar <strong>de</strong> su<br />

camino <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad.<br />

Tribulaciones podría referirse a persecuciones reales que había sufrido por el nombre<br />

<strong>de</strong> Cristo.<br />

Necesida<strong>de</strong>s comunica la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> privaciones que había sufrido, es probable que <strong>de</strong><br />

alimentos, vestido y alojamiento.<br />

Estrecheces bien podría incluir las circunstancias <strong>de</strong>sfavorables en las que a menudo se<br />

encontraba.<br />

6:5 Pablo recibió muchos azotes, como se afirma en Hechos 16:23. Sus cárceles son<br />

luego mencionadas en 2 Corintios 11:23, e indudablemente los tumultos se refieren a los<br />

motines y a las acciones sediciosas que a menudo se <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>naban por su predicación <strong>de</strong>l<br />

evangelio. (El mensaje <strong>de</strong> que los gentiles podían ser salvos <strong>de</strong> la misma manera que los<br />

judíos causó algunas <strong>de</strong> las más violentas asonadas.) Los trabajos <strong>de</strong> Pablo podrían incluir<br />

su fabricación <strong>de</strong> tiendas y, sin duda, otras formas <strong>de</strong> trabajos manuales, por no <strong>de</strong>cir nada<br />

<strong>de</strong> sus viajes. Desvelos <strong>de</strong>scribe su constante necesidad <strong>de</strong> estar alerta contra las añagazas<br />

<strong>de</strong>l diablo y frente a los esfuerzos <strong>de</strong> sus enemigos para dañarle. Ayunos podría incluir<br />

abstinencia voluntaria <strong>de</strong> alimento, pero aquí más probablemente significa hambre forzada<br />

por pobreza.<br />

6:6 El ministerio <strong>de</strong> Pablo era conducido en pureza, es <strong>de</strong>cir, en castidad y santidad.<br />

Nunca le podrían acusar con razón <strong>de</strong> ninguna inmoralidad.<br />

También era conducido en conocimiento, y esto quizá se refiere al hecho <strong>de</strong> que no era<br />

un ministerio <strong>de</strong> ignorancia, sino <strong>de</strong> un conocimiento impartido sobrenaturalmente. Esto se<br />

muestra <strong>de</strong> manera maravillosa en la amplitud <strong>de</strong> la verdad divina que se revela en las<br />

Epístolas <strong>de</strong> Pablo.<br />

¡Los corintios no necesitaban prueba alguna <strong>de</strong> su longanimidad! El modo paciente<br />

con la que había soportado sus pecados y fracasos <strong>de</strong>bería haber sido prueba suficiente! La<br />

benignidad <strong>de</strong> Pablo se mostraba en la <strong>de</strong>sprendida entrega <strong>de</strong> sí mismo por otros, en su<br />

amante actitud con el pueblo <strong>de</strong> Dios, y en su actitud afable.<br />

La expresión en el Espíritu Santo significa sin duda que todo lo que Pablo hacía lo<br />

hacía en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu y sujeto a Él.


En amor sincero sugiere que el amor que era tan evi<strong>de</strong>nte en la vida <strong>de</strong>l Apóstol Pablo<br />

para con los <strong>de</strong>más no era fingido ni hipócrita, sino genuino. Caracterizaba todas sus<br />

acciones.<br />

6:7 En palabra <strong>de</strong> verdad pue<strong>de</strong> indicar que todo el ministerio <strong>de</strong> Pablo era llevado a<br />

cabo en obediencia a la palabra <strong>de</strong> verdad, o pue<strong>de</strong> significar que era un ministerio<br />

ho nr ado , co nsecue nt e co n el t ipo <strong>de</strong> me ns a je que pr ed ica ba, est o es, la palabra <strong>de</strong> verdad.<br />

En po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios significa indudablemente que el apóstol no llevaba a cabo su trabajo<br />

con sus propias fuerzas, sino en una simple <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en las fuerzas que Dios suministra.<br />

Algunos han sugerido que esto pue<strong>de</strong> ser una referencia a los milagros que el apóstol estaba<br />

dotado para hacer porque era apóstol.<br />

Con armas <strong>de</strong> justicia, como las <strong>de</strong>scritas en Efesios 6:14–18. Dan la imagen <strong>de</strong> un<br />

carácter recto y consecuente. Alguien ha dicho: «Cuando un hombre está revestido <strong>de</strong><br />

justicia práctica, es inexpugnable». Si nuestra conciencia está limpia <strong>de</strong> mal para con Dios<br />

y los hombres, el diablo tiene poco asi<strong>de</strong>ro.<br />

Hay alguna duda acerca <strong>de</strong>l exacto significado <strong>de</strong> la expresión para la mano <strong>de</strong>recha y<br />

para la izquierda. Una <strong>de</strong> las más probables explicaciones es que en la guerra antigua la<br />

espada se sostenía con la mano <strong>de</strong>recha y el escudo con la izquierda. La espada habla <strong>de</strong><br />

combate ofensivo y el escudo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>fensivo. En tal caso, Pablo estaría diciendo aquí que un<br />

buen carácter cristiano es la mejor arma <strong>de</strong> ataque y <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa.<br />

6:8 Aquí y en los versículos 9 y 10 Pablo <strong>de</strong>scribe algunos <strong>de</strong> los acusados contrastes<br />

que se encuentran en el servicio para el Señor Jesús. El verda<strong>de</strong>ro discípulo experimenta las<br />

cumbres y los valles, así como todo el territorio que se encuentra entre ambos puntos. Es<br />

una vida a través <strong>de</strong> gloria y <strong>de</strong> <strong>de</strong>shonor, <strong>de</strong> victoria y aparente <strong>de</strong>rrota, <strong>de</strong> alabanza y<br />

vilipendio. El verda<strong>de</strong>ro siervo <strong>de</strong> Dios es objeto <strong>de</strong> calumnia y <strong>de</strong> buena fama. Algunos<br />

hablan bien <strong>de</strong> su celo y valor, mientras otros sólo tienen reprobación para el mismo. Es<br />

tratado como engañador o impostor, pero es veraz. No es un impostor, sino un genuino<br />

siervo <strong>de</strong>l Dios Altísimo.<br />

6:9 En cierto sentido y por lo que al mundo respecta, Pablo era <strong>de</strong>sconocido, no<br />

apreciado y mal comprendido, pero era bien conocido por Dios y por sus hermanos en la<br />

fe.<br />

Su vida, como moribundos, era <strong>de</strong> un diario morir, ¡mas he aquí que vivía!<br />

Amenazado, cazado, acosado, perseguido y encarcelado, conseguía <strong>de</strong> nuevo su libertad<br />

sólo para predicar el evangelio con mayor celo. Esto se enfatiza adicionalmente con la<br />

expresión como castigados, mas no entregados a la muerte. Castigados tiene que ver<br />

aquí con el castigo que sufrió a manos <strong>de</strong> los hombres. Muchas veces, quizá, pensaron que<br />

habían llevado su tumultuosa vida a su fin, ¡sólo para oír <strong>de</strong> sus hazañas por Cristo en otras<br />

ciuda<strong>de</strong>s!<br />

6:10 Había tristeza con respecto a este ministerio, pero Pablo estaba siempre gozoso.<br />

Es innecesario <strong>de</strong>cir que se entristecía por el rechazo <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong>l evangelio, por los<br />

fracasos <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios y por sus propios fracasos. Pero, cuando pensaba en el Señor y<br />

en las promesas <strong>de</strong> Dios, siempre había causas para mirar arriba y gozarse.<br />

Pablo era menesteroso por lo que respecta a los bienes <strong>de</strong> este mundo. No leemos en<br />

ninguna parte que tuviese propieda<strong>de</strong>s y riquezas. Pero, ¡pensemos en las vidas que han<br />

sido enriquecidas por medio <strong>de</strong> su ministerio! Aunque no poseía nada, en cierto sentido<br />

tenía todo lo que verda<strong>de</strong>ramente vale la pena.<br />

«Con estas frases culminantes —dice A. T. Robertson—, Pablo suelta su imaginación y<br />

la hace jugar como rayos en las nubes.»


K. El llamamiento <strong>de</strong> Pablo a la franqueza y al afecto (6:11–13)<br />

6:11 Y ahora el apóstol prorrumpe en un apasionado llamamiento a los corintios para<br />

que le abran sus corazones. Había abierto su boca <strong>de</strong> manera franca y sincera, hablándoles<br />

<strong>de</strong>l amor que les tenía. Por cuanto <strong>de</strong> la abundancia <strong>de</strong>l corazón habla la boca, la boca<br />

abierta <strong>de</strong> Pablo hablaba <strong>de</strong> un corazón ensanchado con afecto por esta gente. Este sentido<br />

general <strong>de</strong>l versículo queda indicado por las siguientes palabras: nuestro corazón se ha<br />

ensanchado, es <strong>de</strong>cir, está listo para recibirlos en amor.<br />

Tal como dijo Tozer: «Pablo era un hombre pequeño con una vida interior inmensa;<br />

este gran corazón estaba a menudo herido por la estrechez <strong>de</strong> sus discípulos. La<br />

contemplación <strong>de</strong> sus almas encogidas le hacía sufrir en gran manera».<br />

6:12 Cualquier freno en el afecto entre los corintios y Pablo no residía en él, sino en<br />

ellos. Ellos podrían tenerle un amor limitado, <strong>de</strong> modo que no estaban seguros <strong>de</strong> si <strong>de</strong>bían<br />

recibirle o no, pero él no estaba en absoluto limitado en su amor para con ellos. La falta <strong>de</strong><br />

amor estaba en el lado <strong>de</strong> ellos, no en el <strong>de</strong> Pablo.<br />

6:13 Si querían compensar su amor hacia ellos (él está hablando a los que eran sus hijos<br />

en la fe), <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>jar que su afecto para con él fuese más ancho. Pablo tenía para con ellos<br />

los sentimientos <strong>de</strong> un padre. Debían amarle como su padre en la fe. Sólo Dios podía<br />

conseguir esto, pero <strong>de</strong>bían permitirle que lo hiciese en sus vidas.<br />

La traducción <strong>de</strong> Moffatt presenta bien la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> los versículos 11 al 13:<br />

Oh, corintios, no retengo nada <strong>de</strong> vosotros; mi corazón está abierto <strong>de</strong> par en par para<br />

vosotros. ¿Frenos? Están en vosotros, no en mí. ¡Buen negocio, como dicen los niños!<br />

Abridme vuestro corazón.<br />

L. El llamamiento <strong>de</strong> Pablo a la separación escrituraria (6:14–7:1)<br />

6:14 La relación entre los versículos 13 y 14 es esta: Pablo les ha pedido a los santos<br />

que sean abiertos en su afecto para con él. Ahora les explica que una forma <strong>de</strong> hacer esto es<br />

separarse <strong>de</strong> toda clase <strong>de</strong> pecado e injusticia. Es indudable que está pensando en parte <strong>de</strong><br />

los falsos maestros que habían invadido la asamblea en Corinto.<br />

La mención <strong>de</strong>l yugo <strong>de</strong>sigual es una reminiscencia <strong>de</strong> Deuteronomio 22:10: «No ararás<br />

con buey y con asno juntos». El buey era un animal limpio y el asno impuro, y su paso y<br />

tirón son <strong>de</strong>siguales. Como contraste, cuando los creyentes son enyugados con el Señor<br />

Jesús, <strong>de</strong>scubren que Su yugo es fácil, y que Su carga es ligera (Mt. 11:29, 30).<br />

Esta sección <strong>de</strong> 2 Corintios es uno <strong>de</strong> los pasajes clave en toda la palabra <strong>de</strong> Dios acerca<br />

<strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> la separación. Es una clara instrucción <strong>de</strong> que el creyente <strong>de</strong>be separarse<br />

<strong>de</strong> incrédulos, <strong>de</strong> la iniquidad, <strong>de</strong> las tinieblas, <strong>de</strong> Belial, <strong>de</strong> los ídolos.<br />

Des<strong>de</strong> luego, se refiere a la relación matrimonial. Una persona cristiana no <strong>de</strong>bería<br />

contraer matrimonio con una persona inconversa. Sin embargo, cuando una persona<br />

creyente está ya casada con una persona no creyente, este pasaje no justifica la separación<br />

ni el divorcio. La voluntad <strong>de</strong> Dios, en tal caso, es que se mantenga la relación matrimonial<br />

con vistas a la posible salvación <strong>de</strong> la parte inconversa (1 Co. 7:12–16).<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo anterior, también es <strong>de</strong> aplicación a los negocios. Un cristiano no <strong>de</strong>bería<br />

participar como socio con alguien que no conoce al Señor. Se aplica <strong>de</strong> forma clara a las<br />

socieda<strong>de</strong>s secretas o a las fraternida<strong>de</strong>s: ¿Cómo pue<strong>de</strong> alguien que es fiel a Cristo andar <strong>de</strong><br />

manera consecuente en asociación allí don<strong>de</strong> el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús no es bien acogido?


Su aplicación a la vida social sería como sigue: Un cristiano <strong>de</strong>bería mantener contacto con<br />

los inconversos en un esfuerzo por ganarlos a Cristo, pero nunca <strong>de</strong>bería participar <strong>de</strong> sus<br />

placeres pecaminosos ni en ninguna <strong>de</strong> sus activida<strong>de</strong>s en el sentido <strong>de</strong> que los pueda llevar<br />

a hacer pensar que no es diferente <strong>de</strong> ellos. Luego, esta sección sería <strong>de</strong> aplicación también<br />

a cuestiones religiosas: Un fiel seguidor <strong>de</strong> Cristo no querrá ser miembro <strong>de</strong> una <strong>iglesia</strong><br />

don<strong>de</strong> a sabiendas se admiten incrédulos como miembros.<br />

Los versículos 14 hasta el 16 abarcan todas las importantes relaciones <strong>de</strong> la vida:<br />

Justicia e injusticia <strong>de</strong>scriben toda la esfera <strong>de</strong> conducta moral.<br />

Luz y tinieblas tienen que ver con el conocimiento <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Dios.<br />

Cristo y Belial tienen que ver con el ámbito <strong>de</strong> la autoridad, en otras palabras, la<br />

persona o cosa a quien uno reconoce como amo en su vida.<br />

Creyente e incrédulo tienen que ver con el ámbito <strong>de</strong> la fe.<br />

El santuario <strong>de</strong> Dios y los ídolos compren<strong>de</strong>n toda la cuestión <strong>de</strong>l culto.<br />

La justicia y la injusticia no pue<strong>de</strong>n tener comunión: son opuestos morales. Tampoco<br />

pue<strong>de</strong> la luz tener comunión… con las tinieblas. Cuando la luz entra en una estancia, las<br />

tinieblas se <strong>de</strong>svanecen. Ambas no pue<strong>de</strong>n existir juntas a la vez.<br />

6:15 El nombre Belial significa «indignidad» o «maldad». Aquí tenemos un nombre <strong>de</strong>l<br />

Malo. ¿Pue<strong>de</strong> jamás haber paz entre Cristo y Satanás? ¡Claro que no! Tampoco pue<strong>de</strong><br />

haber comunión entre un creyente y un incrédulo. Intentarlo es cometer traición contra el<br />

Señor.<br />

6:16 Los ídolos no tienen nada que ver con el santuario <strong>de</strong> Dios. Siendo así, ¿cómo<br />

pue<strong>de</strong>n los creyentes mantener contacto con ídolos, cuando son ellos el santuario <strong>de</strong>l Dios<br />

viviente? Naturalmente, aquí ídolos se refiere no sólo a imágenes talladas, sino a todo<br />

aquello que se interponga entre el alma y Cristo. Podría ser el dinero, el placer, la fama, o<br />

las cosas materiales.<br />

El apóstol encuentra abundantes pruebas <strong>de</strong> que somos el templo <strong>de</strong>l Dios viviente en<br />

pasajes como Éxodo 29:45, Levítico 26:12 y Ezequiel 37:27. Dice Denney:<br />

[Pablo] espera que los cristianos sean tan fervorosos como los judíos en mantener<br />

inviolada la santidad <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Dios; y ahora nos dice que esta casa somos nosotros;<br />

somos nosotros mismos los que hemos <strong>de</strong> mantenernos sin mancha <strong>de</strong>l mundo.<br />

6:17 Siendo esto así, Pablo hace un <strong>de</strong>safiante llamamiento a salir. Cita Isaías 52:11.<br />

Aquí tenemos las llanas instrucciones <strong>de</strong> Dios a Su pueblo acerca <strong>de</strong> la separación <strong>de</strong>l mal.<br />

Los cristianos no <strong>de</strong>ben quedarse en medio <strong>de</strong> él, como parte <strong>de</strong> él, a fin <strong>de</strong> remediarlo. El<br />

programa <strong>de</strong> Dios es salir. En este versículo, lo inmundo es primariamente el mundo<br />

pagano, sin duda, pero se aplica también a toda forma <strong>de</strong> mal, sea comercial, social o<br />

religioso.<br />

Este versículo no <strong>de</strong>bería emplearse para enseñar separación <strong>de</strong> otros creyentes. Los<br />

cristianos son exhortados a «mantener la unidad <strong>de</strong>l Espíritu en el vínculo <strong>de</strong> la paz».<br />

6:18 A menudo es muy difícil para los cristianos cortar lazos que han existido durante<br />

años para ser obedientes a la palabra <strong>de</strong> Dios. Parece que Dios prevé esta dificultad en el<br />

versículo 18. En el versículo 17 ya había dicho: «Yo os acogeré», y ahora aña<strong>de</strong>: «Y seré<br />

para vosotros por Padre, y vosotros me seréis por hijos e hijas, dice el Señor<br />

Todopo<strong>de</strong>roso».


La recompensa por mantenerse con Cristo fuera <strong>de</strong>l campamento <strong>de</strong>l mal es conocer la<br />

comunión con el Padre <strong>de</strong> una manera nueva y más entrañable. Esto no significa que<br />

vengamos a ser hijos e hijas por la obediencia a Su palabra, sino que somos<br />

manifiestamente Sus hijos e hijas cuando nos conducimos <strong>de</strong> esta forma, y<br />

experimentaremos los gozos y <strong>de</strong>leites <strong>de</strong> esta condición <strong>de</strong> hijos <strong>de</strong> una manera que nunca<br />

antes habíamos podido.<br />

«La bienaventuranza <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra separación no es otra cosa que la gloriosa<br />

compañía <strong>de</strong>l mismo gran Dios» (Seleccionado).<br />

El problema se suele dar <strong>de</strong> manera frecuente y en todos lugares entre los cristianos<br />

evangélicos pertenecientes a <strong>iglesia</strong>s liberales y neo-ortodoxas. Preguntan una y otra vez:<br />

«¿Qué <strong>de</strong>bo hacer?». La respuesta <strong>de</strong> Dios está aquí. Deberían <strong>de</strong>jar aquel círculo <strong>de</strong><br />

comunión en el que Jesús no es honrado y exaltado como Hijo bienamado <strong>de</strong> Dios y<br />

Salvador <strong>de</strong>l mundo. Podrán hacer más por Dios fuera <strong>de</strong> tal círculo <strong>de</strong> comunión que lo<br />

que jamás conseguirán <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él.<br />

7:1 Este versículo está íntimamente ligado con lo que le prece<strong>de</strong>. No comienza un<br />

nuevo párrafo, sino que da fin al párrafo que comenzó con 6:14.<br />

Las promesas a las que se hace referencia en este versículo son las citadas en los<br />

versículos 17 y 18 <strong>de</strong>l capítulo anterior. «Yo os acogeré… seré para vosotros por Padre…<br />

me seréis por hijos e hijas.» A la vista <strong>de</strong> estas maravillosas promesas <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>beríamos<br />

limpiarnos <strong>de</strong> toda contaminación <strong>de</strong> carne y <strong>de</strong> espíritu. La contaminación <strong>de</strong> la carne<br />

incluye toda forma <strong>de</strong> impureza física, mientras que la contaminación <strong>de</strong>l espíritu abarca la<br />

vida interior, los motivos y los pensamientos.<br />

Pero Dios no sólo da el aspecto negativo, sino que también tenemos el positivo.<br />

Perfeccionando la santidad en el temor <strong>de</strong> Dios. No sólo se nos dice que echemos a un<br />

lado aquello que contamina, sino que <strong>de</strong>bemos ir más y más amoldándonos al Señor<br />

Jesucristo en nuestras vidas diarias. Este versículo no sugiere que sea jamás posible llegar a<br />

ser perfectamente santos mientras estamos aquí en la tierra. La santificación práctica es un<br />

proceso que prosigue a todo lo largo <strong>de</strong> nuestra vida. Vamos creciendo en la semejanza al<br />

Señor Jesucristo hasta aquel día que le veremos cara a cara, y entonces seremos como Él<br />

por toda la eternidad. Es al tener un temor reverente o maravilla ante Dios que tenemos un<br />

<strong>de</strong>seo en nuestros corazones <strong>de</strong> llegar a ser santos. Que aprendamos a <strong>de</strong>cir, con el piadoso<br />

McCheyne: «Señor, hazme tan santo como sea posible para alguien a este lado <strong>de</strong>l cielo».<br />

M. El gozo <strong>de</strong> Pablo ante las buenas noticias <strong>de</strong> Corinto (7:2–16)<br />

7:2 Admitidnos, o, Recibidnos en vuestro corazón (V.M., cf. BAS). No había razón<br />

alguna por la que los corintios no pudiesen hacerlo, prosigue Pablo, porque a nadie había<br />

agraviado, ni a nadie había corrompido, ni a nadie había explotado. Dijesen lo que<br />

dijesen sus críticos, el Apóstol Pablo no había dañado a nadie, ni se había aprovechado <strong>de</strong><br />

nadie en lo económico.<br />

7:3 Nada <strong>de</strong> lo que ha dicho o está diciendo Pablo tiene por objeto con<strong>de</strong>nar a los<br />

corintios en modo alguno. Les había asegurado una y otra vez que su profundo afecto por<br />

ellos proseguiría en la vida y en la muerte.<br />

7:4 Por cuanto se sentía tan íntimamente ligado a los santos en Corinto, el apóstol se<br />

sentía con libertad <strong>de</strong> usar <strong>de</strong> mucha franqueza al dirigirse directamente a ellos. Pero si<br />

era gran<strong>de</strong> su franqueza con ellos, también lo era su gloriarse <strong>de</strong> ellos ante los <strong>de</strong>más. Así


que ellos no <strong>de</strong>bían malinterpretar su manera directa <strong>de</strong> hablar como una indicación <strong>de</strong> falta<br />

<strong>de</strong> amor; al contrario, <strong>de</strong>bían darse cuenta <strong>de</strong> que estaba verda<strong>de</strong>ramente orgulloso <strong>de</strong> ellos<br />

y que hablaba muy bien <strong>de</strong> ellos allá don<strong>de</strong> iba. Probablemente el aspecto particular <strong>de</strong> su<br />

vida cristiana que suscitaba un sincero elogio <strong>de</strong> Pablo era su bien dispuesta actitud en<br />

relación con la colecta para los santos pobres en Jerusalén. El apóstol pasará a tratar<br />

directamente esta cuestión, pero ahora sólo hace una alusión <strong>de</strong> pasada a ello.<br />

Lleno estoy <strong>de</strong> consolación; sobreabundo <strong>de</strong> gozo en todas nuestras tribulaciones.<br />

Estas expresiones se explican en los versículos que siguen. ¿Por qué sentía Pablo tanto<br />

gozo en medio <strong>de</strong> todas sus tribulaciones? La respuesta es que Tito le había traído buenas<br />

nuevas acerca <strong>de</strong> los corintios, y que para él esto resultó ser una fuente <strong>de</strong> inmenso ánimo y<br />

aliento.<br />

7:5 Hemos citado ya cómo Pablo partió <strong>de</strong> Éfeso y se dirigió a Tróa<strong>de</strong> en busca <strong>de</strong> Tito.<br />

Al no encontrarlo allí, pasó a Macedonia. Ahora explica que ni su llegada a Macedonia le<br />

dio el reposo que buscaba. Seguía agitado, atribulado, perseguido. De fuera, el enemigo<br />

martilleaba sin misericordia, mientras que <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro había aquellos temores y ansieda<strong>de</strong>s<br />

—todo ello, sin duda, conectado con el hecho <strong>de</strong> que no había aún conseguido encontrar a<br />

Tito.<br />

7:6 Entonces intervino Dios y consoló a Pablo con la visita <strong>de</strong> Tito. Fue en este<br />

momento en que el apóstol experimentó la verdad <strong>de</strong> Proverbios 27:17: «Hierro con hierro<br />

se aguza; y así el hombre aguza el rostro <strong>de</strong> su amigo». Imaginemos el gozoso encuentro <strong>de</strong><br />

estos dos <strong>de</strong>votos siervos <strong>de</strong> Cristo. ¡Las preguntas <strong>de</strong> Pablo amontonándose y Tito<br />

tratando <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a ellas tan rápido como podía! (Véase también Pr. 25:25).<br />

7:7 Pero no sólo fue por la gozosa reunión con su amigo que estaba Pablo tal gozoso;<br />

más bien fue por saber cómo Tito había recibido consolación con la respuesta <strong>de</strong> los<br />

corintios a la carta <strong>de</strong> Pablo.<br />

Eran buenas las noticias <strong>de</strong> que los corintios anhelaban ver al Apóstol Pablo. Esto era a<br />

pesar <strong>de</strong> los <strong>de</strong>cididos esfuerzos <strong>de</strong> los falsos maestros por enfriar el afecto <strong>de</strong> los santos<br />

por Pablo. No sólo tenían anhelo por verle, sino que evi<strong>de</strong>nciaban un verda<strong>de</strong>ro pesar. Este<br />

pesar podría <strong>de</strong>berse a la actitud negligente que habían adoptado al tolerar el pecado en la<br />

asamblea, o pue<strong>de</strong> que se <strong>de</strong>biese a la angustia y ansiedad que habían ocasionado al<br />

apóstol. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> este pesar, Tito informó <strong>de</strong> su verda<strong>de</strong>ra consi<strong>de</strong>ración para con Pablo<br />

y su anhelo por complacerle.<br />

Así, el regocijo <strong>de</strong>l apóstol no era solamente por la llegada <strong>de</strong> Tito, sino por estas<br />

evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> que los corintios habían sido obedientes a las instrucciones <strong>de</strong> Pablo y que<br />

seguían sintiendo un verda<strong>de</strong>ro afecto por él.<br />

7:8 Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces me pesó;<br />

porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó.<br />

La carta a que se refiere Pablo pue<strong>de</strong> ser la que conocemos como 1 Corintios, o pue<strong>de</strong><br />

que sea una segunda carta, que no haya llegado a nosotros, y en la que confrontara a los<br />

santos con una cierta severidad.<br />

Con respecto al pesar <strong>de</strong> Pablo acerca <strong>de</strong> haber escrito la carta, se <strong>de</strong>bería aclarar este<br />

punto. Suponiendo que la referencia es a 1 Corintios, no afecta en absoluto a la cuestión <strong>de</strong><br />

la inspiración. Lo que el apóstol escribió son los mandamientos mismos <strong>de</strong>l Señor; pero<br />

Pablo era con todo un hombre, susceptible a los <strong>de</strong>salientos y ansieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los otros<br />

hombres. Williams comenta:


La distinción entre el escritor y la inspiración aparece en el versículo 8. Él sabía que su<br />

primera carta estaba inspirada. Sus palabras eran «los mandamientos <strong>de</strong>l Señor», pero como<br />

el hombre débil, ansioso y afectuoso que era, temía por si el efecto <strong>de</strong> las comunicaciones<br />

pudiese ser el <strong>de</strong> enajenarle los afectos <strong>de</strong> los corintios y causarles pesar. Este es un<br />

interesante ejemplo <strong>de</strong> la diferencia entre la individualidad <strong>de</strong>l Profeta y el mensaje <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo que le ha sido dado.<br />

Recapitulando: lo que Pablo está diciendo es lo siguiente: Cuando los corintios leyeron<br />

su carta al principio, les fue como una reprensión, y se sintieron pesarosos. Después <strong>de</strong><br />

haberles enviado la carta, el apóstol previó la reacción <strong>de</strong> ellos y se entristeció. Observemos<br />

que no era consciente <strong>de</strong> haber cometido mal alguno. Más bien, se entristeció que al llevar a<br />

cabo esta obra para el Señor, fuese necesario que otros fuesen a veces entristecidos<br />

temporalmente a fin <strong>de</strong> que se pudiesen obrar los propósitos <strong>de</strong> Dios en sus vidas.<br />

En la última parte <strong>de</strong>l versículo 8, Pablo <strong>de</strong>staca que aunque habían sido contristados<br />

por la carta, que ello era sólo por algún tiempo. El primer efecto <strong>de</strong> la carta fue apenarlos,<br />

pero este pesar no persistió.<br />

Todo el proceso que el apóstol <strong>de</strong>scribe aquí pue<strong>de</strong> asemejarse a la acción <strong>de</strong> un<br />

cirujano. Para po<strong>de</strong>r quitar un órgano peligrosamente infectado <strong>de</strong>l cuerpo humano, le es<br />

necesario cortar muy hondo en la carne. No se regocija por causar este dolor al paciente,<br />

aunque sabe que se tiene que hacer para que el paciente recobre la salud. Y <strong>de</strong> manera<br />

especial si el paciente es un buen amigo, el cirujano es bien consciente <strong>de</strong>l sufrimiento<br />

necesario. Pero es también sabedor que este sufrimiento es sólo temporal, y está dispuesto a<br />

que sea así para que el resultado final sea favorable.<br />

7:9 Pablo se gozaba no porque los corintios hubiesen sido contristados, sino porque<br />

su pesar temporal los había llevado al arrepentimiento. En otras palabras: su pesar los<br />

llevó a una manera diferente <strong>de</strong> ver las cosas, lo que resultó en un cambio <strong>de</strong> vida. El<br />

arrepentimiento, dice Hodge, «no es meramente un cambio <strong>de</strong> propósito, sino que incluye<br />

un cambio <strong>de</strong> corazón que lleva a apartarse <strong>de</strong>l pecado con dolor y con odio contra este<br />

pecado, para allegarse a Dios».<br />

El dolor <strong>de</strong> los corintios era según la voluntad <strong>de</strong> Dios; era la clase <strong>de</strong> dolor que Dios<br />

gusta <strong>de</strong> ver. Debido a que su dolor y su arrepentimiento fueron <strong>de</strong> una naturaleza genuina,<br />

según Dios, no sufrieron malos efectos permanentes por la reprensión que les había sido<br />

administrada por el Apóstol Pablo.<br />

7:10 Este versículo contrasta la tristeza según Dios y la tristeza <strong>de</strong>l mundo. Tristeza<br />

según Dios <strong>de</strong>nota aquel pesar que entra en la vida <strong>de</strong> alguien tras haber cometido un<br />

pecado y que le lleva al arrepentimiento. Se da cuenta <strong>de</strong> que Dios le está hablando, y se<br />

pone <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> Dios contra sí mismo y contra su pecado.<br />

Cuando Pablo dice que la tristeza según Dios produce un arrepentimiento para<br />

salvación no está necesariamente pensando en la salvación <strong>de</strong>l alma (aunque este podría ser<br />

también el caso). A fin <strong>de</strong> cuentas, los corintios eran ya salvos. Pero aquí se emplea el<br />

término salvación para <strong>de</strong>scribir la liberación <strong>de</strong> todo tipo <strong>de</strong> pecado, servidumbre o<br />

aflicción en la vida <strong>de</strong> alguien.<br />

Hay la cuestión <strong>de</strong> si la expresión <strong>de</strong> que no hay que tener pesar se refiere al<br />

arrepentimiento o a la salvación. Por cuanto es igualmente cierto que nadie jamás lamenta<br />

el arrepentimiento ni la salvación, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar esta cuestión sin resolver.<br />

La tristeza <strong>de</strong>l mundo no es verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento, sino mero remordimiento.<br />

Produce amargura, dureza, <strong>de</strong>sesperanza y, al final, muerte. Eso queda ilustrado con la


vida <strong>de</strong> Judas. Él no sintió pesar por las consecuencias <strong>de</strong> su pecado sobre el Señor Jesús,<br />

sino sólo remordimientos por la terrible cosecha que había recogido para sí mismo por tal<br />

pecado.<br />

7:11 El apóstol apunta a la experiencia <strong>de</strong> los corintios como un ejemplo <strong>de</strong> lo que<br />

había dicho en la primera parte <strong>de</strong>l versículo 10. Esto mismo que les había dicho acerca <strong>de</strong><br />

la tristeza según Dios se manifestaba en sus vidas. Hoy podríamos <strong>de</strong>cirlo así: «Como<br />

evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> este mismo hecho <strong>de</strong> que fuisteis contristados según Dios». Luego pasa a<br />

enunciar varios resultados <strong>de</strong> su dolor según Dios.<br />

Primero, produjo en ellos diligencia, o cuidado solícito. Si este pasaje hace referencia al<br />

caso <strong>de</strong> disciplina <strong>de</strong>scrito en la primera epístola, entonces esta expresión significa que<br />

aunque al principio habían sido indiferentes, <strong>de</strong>spués quedaron enormemente preocupados<br />

por todo aquel asunto.<br />

En segundo lugar, dice, qué disculpas [produjo en vosotros]. Esto no significa que<br />

tratasen <strong>de</strong> justificarse o disculparse, sino que al tomar una resuelta acción trataron <strong>de</strong><br />

limpiarse <strong>de</strong> cualquier culpa adicional o complicidad en aquella cuestión. Su cambio <strong>de</strong><br />

actitud condujo a este cambio en su rumbo.<br />

Qué indignación pue<strong>de</strong> referirse a su actitud para con el pecador <strong>de</strong>bido a la <strong>de</strong>shonra<br />

que había hecho recaer sobre el nombre <strong>de</strong> Cristo. Pero lo más probable es que se refiera a<br />

la actitud <strong>de</strong> ellos para consigo mismos por haber llegado a permitir que tal cosa continuase<br />

durante tanto tiempo sin empren<strong>de</strong>r acción acerca <strong>de</strong> ello.<br />

Qué temor se refiere indudablemente a que actuaron en el temor <strong>de</strong>l Señor, pero<br />

también pue<strong>de</strong> incluir el pensamiento <strong>de</strong> que temiesen una visita <strong>de</strong>l apóstol, si tenía que<br />

venir con una vara.<br />

Qué ardiente afecto significa literalmente, «¡Qué anhelo!». La mayoría <strong>de</strong> los<br />

comentaristas están <strong>de</strong> acuerdo en que esto se refiere a un verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>seo que había sido<br />

suscitado en sus almas <strong>de</strong> que Pablo les visitase. Sin embargo, podría también significar un<br />

intenso <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> en<strong>de</strong>rezar la situación y corregir el mal.<br />

Qué celo ha sido variamente explicado como significando celo por la gloria <strong>de</strong> Dios,<br />

por la restauración <strong>de</strong>l pecador, por su propia purificación <strong>de</strong> contaminación en el asunto, o<br />

por ponerse <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong>l apóstol.<br />

Qué vindicación significa «qué castigo o qué venganza». El pensamiento es<br />

simplemente que emprendieron una acción correctiva sobre el culpable en la asamblea.<br />

Estaban <strong>de</strong>cididos a castigar el pecado.<br />

Pablo aña<strong>de</strong> a continuación: En todo os habéis mostrado inocentes en el asunto.<br />

Naturalmente, no <strong>de</strong>bemos enten<strong>de</strong>r por esto que nunca habían tenido culpa alguna, sino<br />

sencillamente que habían hecho todo lo que estaba en su mano para tomar la acción<br />

apropiada y actuar como <strong>de</strong>bieran haberlo hecho al principio.<br />

7:12 En este versículo tenemos cuatro problemas principales. Primero, ¿a qué carta se<br />

refiere Pablo en su expresión Os escribí? Segundo, ¿quién es el hombre que cometió el<br />

agravio? Tercero, ¿quién es el que lo pa<strong>de</strong>ció? Finalmente, ¿cómo se <strong>de</strong>bería traducir la<br />

última parte <strong>de</strong>l versículo, nuestra solicitud que tenemos por vosotros, o «vuestra<br />

solicitud por nosotros»?<br />

La carta podría ser la que conocemos como 1 Corintios, o podría ser otra carta posterior<br />

que no ha llegado hasta nosotros. El malhechor podría ser el incestuoso <strong>de</strong> 1 Corintios 5 o<br />

algún otro rebel<strong>de</strong> en la <strong>iglesia</strong>. Si Pablo está refiriéndose al incestuoso, entonces el que<br />

había recibido el daño era el propio padre <strong>de</strong>l hombre. Si el culpable era otra persona,<br />

entonces el agraviado sería el mismo Pablo, o alguna persona no i<strong>de</strong>ntificada.


En las distintas revisiones <strong>de</strong> la traducción Reina-Valera la última parte <strong>de</strong>l versículo se<br />

da así: que se os hiciese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> Dios. Pero la mayoría <strong>de</strong> las versiones mo<strong>de</strong>rnas son similares a la BAS: «Para que<br />

vuestra solicitud por nosotros se manifestara a vosotros <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios».<br />

7:13 A causa <strong>de</strong> que su carta había surtido los efectos <strong>de</strong>seados, Pablo había sido<br />

consolado. Los corintios se habían arrepentido y se habían puesto <strong>de</strong> su lado. A<strong>de</strong>más, le<br />

alentaba el entusiasmo que Tito manifestaba acerca <strong>de</strong> los santos: tenía gozo y su espíritu<br />

se había tranquilizado al haber estado en contacto con ellos.<br />

7:14 Aparentemente, antes que el apóstol enviase a Tito a Corinto, le había hablado<br />

muy bien <strong>de</strong> los creyentes allí. Ahora les dice que aquello en lo que se había gloriado no<br />

había resultado falso. Todo lo que había dicho acerca <strong>de</strong> los corintios había sido verificado<br />

en la experiencia <strong>de</strong> Tito en medio <strong>de</strong> ellos. Así como todo lo que el apóstol había dicho a<br />

los corintios era cierto, también su gloriarse ante Tito había resultado verdad.<br />

7:15 Evi<strong>de</strong>ntemente, Tito no sabía qué acogida tendría al llegar al sur <strong>de</strong> Grecia. Quizá<br />

había previsto lo peor. Pero cuando llegó, los corintios le dieron una cordial bienvenida, y<br />

no sólo eso, sino que se ganaron tanto más su afecto al mostrarse obedientes a las<br />

instrucciones que llevó <strong>de</strong>l Apóstol Pablo. Cuando el apóstol dice que recibieron a Tito con<br />

temor y temblor, no significa un terror abyecto ni un temor <strong>de</strong> cobardía, sino con un<br />

sentido <strong>de</strong> reverencia ante el Señor acerca <strong>de</strong> aquel asunto y con un escrupuloso <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

agradarle.<br />

7:16 Cuando Pablo dice que en todo tenía confianza en los santos, no <strong>de</strong>bemos tomar<br />

sus palabras más allá <strong>de</strong> lo que él quería. Des<strong>de</strong> luego no significaba que consi<strong>de</strong>rase que<br />

los corintios estuviesen más allá <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> pecado o <strong>de</strong> fracaso. Significan más<br />

bien que la confianza que había <strong>de</strong>positado en ellos, y <strong>de</strong> la que se había gloriado ante Tito,<br />

no había sido en vano. Se habían <strong>de</strong>mostrado dignos <strong>de</strong> su confianza. Ello indudablemente<br />

incluye la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que por cuanto habían mostrado una actitud apropiada acerca <strong>de</strong> la<br />

cuestión tratada en la Primera Epístola, se siente justificado en tener una plena confianza<br />

en ellos.<br />

Este versículo completa la primera sección <strong>de</strong> 2 Corintios, la cual, como hemos visto,<br />

da una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong>l apóstol y constituye un <strong>de</strong>cidido esfuerzo por parte <strong>de</strong><br />

Pablo <strong>de</strong> fortalecer los vínculos que existían entre los corintios y él mismo. Los dos<br />

siguientes capítulos tratan <strong>de</strong> «la gracia <strong>de</strong> dar».<br />

II. LA EXHORTACIÓN DE PABLO A FINALIZAR LA<br />

COLECTA PARA LOS SANTOS DE JERUSALÉN (Caps. 8, 9)<br />

A. Buenos ejemplos <strong>de</strong> dádivas generosas (8:1–9)<br />

8:1 Pablo quería que los creyentes supiesen la manera tan insólita en que la gracia <strong>de</strong><br />

Dios se había manifestado entre los cristianos en las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Macedonia (norte <strong>de</strong><br />

Grecia). Filipos y Tesalónica eran dos <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s don<strong>de</strong> se habían plantado <strong>iglesia</strong>s.<br />

La manera particular con que estos macedonios mostraban que habían recibido la<br />

gracia <strong>de</strong> Dios era por su generosidad.<br />

8:2 Estos cristianos habían estado pasando por una gran prueba <strong>de</strong> tribulación. Por lo<br />

general, las personas así puestas a prueba habrían tratado <strong>de</strong> ahorrar su dinero para proveer<br />

a su futuro. Y sobre todo si no eran muy prósperos, como sucedía con los macedonios. No


tenían mucho dinero. Pero su gozo cristiano rebosaba tanto que cuando se presentó la<br />

necesidad <strong>de</strong> los santos en Jerusalén, invirtieron toda conducta ordinaria y dieron <strong>de</strong>l modo<br />

más generoso. Pudieron combinar tribulación, gozo, pobreza y generosidad.<br />

8:3 Había también otros rasgos singulares en su generosidad. Su dádiva no sólo alcanzó<br />

a sus posibilida<strong>de</strong>s sino que fueron más allá <strong>de</strong> sus posibilida<strong>de</strong>s. A<strong>de</strong>más, lo hicieron<br />

espontáneamente, es <strong>de</strong>cir, no tuvieron que ser apremiados, convencidos ni constreñidos.<br />

8:4 Tan <strong>de</strong>seosos se mostraron acerca <strong>de</strong> esta cuestión que rogaron a Pablo tener el<br />

privilegio <strong>de</strong> compartir en el alivio <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los santos en Jerusalén. Quizá el<br />

apóstol vacilaba acerca <strong>de</strong> aceptar su bondad, sabiendo cuán pobres eran ellos mismos.<br />

Pero ellos no estuvieron dispuestos a aceptar un «no» como respuesta. Querían que se les<br />

permitiese dar.<br />

8:5 Probablemente Pablo había sólo anticipado o esperado que actuarían como la<br />

mayor parte <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más mortales: dan a regañadientes al principio, y luego aumentan la<br />

cantidad <strong>de</strong>l don según se les aplican más presiones. ¡Pero no fue este el caso <strong>de</strong> los<br />

macedonios! Estos amados cristianos dieron primero el mayor don: se dieron a sí mismos.<br />

Luego fue cosa fácil para ellos dar su dinero. Cuando Pablo dice que se dieron a sí mismos<br />

primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad <strong>de</strong> Dios, está diciendo<br />

sencillamente que primero hubo una total entrega <strong>de</strong> las vidas <strong>de</strong> ellos a Cristo, y que luego<br />

se dieron a Pablo en el sentido <strong>de</strong> que querían ayudar en la colecta para Jerusalén. Le<br />

vinieron a <strong>de</strong>cir a Pablo: «Nos hemos dado a nosotros mismos al Señor, y ahora nos damos<br />

a ti como administrador <strong>de</strong> Él. Nos dices qué hacer, porque tú eres un apóstol <strong>de</strong> Cristo,<br />

nuestro Señor».<br />

«Las contribuciones para la obra <strong>de</strong>l Señor —dice G. Campbell Morgan— son sólo<br />

valiosas en tanto que dones <strong>de</strong> aquellos que se dan a sí mismos a Dios.»<br />

8:6 El apóstol se sentía tan emocionado por el ejemplo <strong>de</strong> los macedonios que ahora<br />

quería que los corintios lo imitasen. De modo que dice que había exhortado a Tito para que<br />

acabase la obra que había comenzado en Corinto. En otras palabras, cuando Tito había<br />

visitado a los corintios por primera vez, había tratado <strong>de</strong> este tema <strong>de</strong> la colecta con ellos.<br />

Ahora, cuando volviese, tenía instrucciones <strong>de</strong> cuidarse <strong>de</strong> que las buenas intenciones se<br />

tradujesen en acción.<br />

8:7 Por cuanto los corintios eran tan <strong>de</strong>stacados en muchas formas (y ciertamente lo<br />

eran), Pablo quiere ahora que sobresalgan en la cuestión <strong>de</strong> dar. Les da crédito por abundar<br />

en fe, en palabra, en conocimiento, en toda diligencia, y en su amor para con él. En la<br />

Primera Epístola, Pablo los había encomiado por su conocimiento y palabra. Aquí aña<strong>de</strong><br />

otras virtu<strong>de</strong>s, indudablemente como resultado <strong>de</strong> la visita <strong>de</strong> Tito.<br />

La expresión en fe pue<strong>de</strong> que <strong>de</strong>scriba una intensa fe en Dios, el don <strong>de</strong> la fe, o la<br />

fi<strong>de</strong>lidad en sus tratos con sus semejantes.<br />

En palabra se refiere indudablemente a su pericia en el uso <strong>de</strong> las lenguas, tema este<br />

que había ocupado un consi<strong>de</strong>rable espacio en la Primera Epístola.<br />

En conocimiento pue<strong>de</strong> referirse a su don carismático, o a la magnitud <strong>de</strong> su<br />

comprensión <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s divinas.<br />

En toda diligencia <strong>de</strong>scribe su celo y fervor en las cosas <strong>de</strong> Dios.<br />

Finalmente, su amor para con Pablo es mencionado como digno <strong>de</strong> alabanza. Ahora<br />

Pablo querría añadir otra expresión a la lista: «en toda generosidad».<br />

Denney advierte acerca <strong>de</strong><br />

… aquel hombre que abunda en interés espiritual, que es ferviente, lleno <strong>de</strong> oración,<br />

afectuoso, capaz <strong>de</strong> hablar en la <strong>iglesia</strong>, pero incapaz <strong>de</strong> separarse <strong>de</strong> su dinero.


8:8 Pablo no está mandando esto <strong>de</strong> una forma dura, legalista. Más bien, querría poner a<br />

prueba la autenticidad <strong>de</strong> su amor, especialmente a la luz <strong>de</strong> la buena disposición o fervor<br />

<strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong> Macedonia a este respecto. Cuando Pablo dice que no dice esto como<br />

un precepto, no quiere <strong>de</strong>cir con ello que no está inspirado. Sencillamente, dice que dar<br />

<strong>de</strong>bería proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> un corazón bien dispuesto, porque «Dios ama al dador alegre».<br />

8:9 Es en este punto que el Apóstol Pablo introduce uno <strong>de</strong> los más magnos versículos<br />

en esta magna carta. Contra un fondo <strong>de</strong> las mezquinas circunstancias <strong>de</strong> la vida en<br />

Macedonia y Corinto, pinta un atractivo retrato <strong>de</strong> la más generosa Persona que jamás haya<br />

existido.<br />

La palabra gracia se emplea en una variedad <strong>de</strong> formas en el NT, pero aquí el<br />

significado es, sin confusión posible, el <strong>de</strong> la generosidad. ¿Cuán generoso era el Señor<br />

Jesús? Era tan generoso que dio todo lo que poseía por nuestra causa, para que nosotros<br />

fuésemos eternamente enriquecidos con su pobreza.<br />

Moorehead comenta:<br />

Él era rico en posesiones, po<strong>de</strong>r, homenaje, comunión, felicidad. Se hizo <strong>de</strong> pobre<br />

condición, en Sus circunstancias, en Sus relaciones con los hombres. A nosotros se nos<br />

apremia dar algo <strong>de</strong> dinero, vestido, alimento. Él se dio a Sí mismo.<br />

Este versículo nos enseña la preexistencia <strong>de</strong> Cristo. ¿Cuándo fue Él ri c o ? ¡Des<strong>de</strong> luego<br />

no cuando vino al mundo como el Bebé <strong>de</strong> Belén! Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no durante Sus treinta y<br />

tres años <strong>de</strong> peregrinación como «extraño sin hogar en el mundo que Sus manos habían<br />

hecho». Él era rico en toda la eternidad pasada, morando con el Padre en los atrios<br />

celestiales. Pero se hizo pobre. Se refiere no sólo a Belén, sino también a Nazaret,<br />

Getsemaní, Gabata y Gólgota. Todo eso fue por causa nuestra, para que fuésemos<br />

enriquecidos con su pobreza.<br />

Si esto es cierto, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego lo es, <strong>de</strong>bería en tal caso ser nuestro mayor gozo dar al<br />

Señor todo lo que somos y tenemos. Ningún argumento podría ser más enérgico que éste en<br />

medio <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong> Pablo acerca <strong>de</strong>l dar cristiano.<br />

B. Buen consejo para finalizar la colecta (8:10–11)<br />

8:10 Ahora el apóstol vuelve a los mismos corintios. Ellos habían pensado en hacer una<br />

colecta para los santos pobres antes que los macedonios <strong>de</strong>cidiesen participar. Los corintios<br />

habían realmente comenzado a hacerlo antes que los macedonios comenzasen su fondo <strong>de</strong><br />

ayuda. Para ser consecuentes, <strong>de</strong>berían terminar lo que habían comenzado el año anterior.<br />

Y eso les convenía, porque <strong>de</strong>mostraría su sinceridad y coherencia.<br />

8:11 Fuese cual fuese la razón <strong>de</strong> su retardo, Pablo les dice que <strong>de</strong>berían <strong>de</strong>jarla a un<br />

lado y acabar <strong>de</strong> hacer lo que habían comenzado con la misma buena disposición. Debían<br />

hacerlo conforme a la capacidad que tenían entonces y no según les gustaría hacerlo en el<br />

futuro si sus riquezas aumentaban.<br />

C. Tres buenos principios <strong>de</strong> donación generosa (8:12–15)<br />

8:12 Parece que los corintios se habían retrasado en hacer una colecta para los santos<br />

necesitados en Jerusalén esperando que podrían enviar más en una fecha posterior. Pero


aquí se les recuerda que no se trata en absoluto <strong>de</strong> cuánto envían. Si hay un verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>seo<br />

en el corazón <strong>de</strong> tener comunión en esta buena cuestión, entonces Dios acepta su don, por<br />

pequeño que sea. Lo que cuenta es la actitud <strong>de</strong>l corazón.<br />

8:13 El propósito <strong>de</strong> Pablo no es poner a los corintios en problemas económicos. Su<br />

pensamiento no es que haya holgura para la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Jerusalén y que la <strong>iglesia</strong> en Corinto<br />

tenga estrechez o sea empobrecida.<br />

8:14 Este versículo <strong>de</strong>scribe el programa <strong>de</strong> Dios para el alivio <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s en la<br />

<strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. El propósito <strong>de</strong>l Señor es que siempre que exista una necesidad<br />

en un área entre cristianos, que haya un flujo <strong>de</strong> fondos <strong>de</strong> otras áreas <strong>de</strong> aquel lugar<br />

necesitado. Este constante ir y venir <strong>de</strong> fondos resultaría en una igualdad entre las <strong>iglesia</strong>s<br />

a nivel mundial.<br />

Así, en la época en que Pablo estaba escribiendo, habría un fluir <strong>de</strong> fondos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Corinto, Macedonia y otros lugares a Jerusalén. Pero quizá en el futuro los santos en<br />

Jerusalén estarían en buenas circunstancias, mientras que podría haber una clara necesidad<br />

en Corinto. En tal caso, el flujo <strong>de</strong> fondos se invertiría. Eso es lo que Pablo significa en este<br />

versículo. Ahora la necesidad aparecía en Jerusalén, pero en alguna ocasión futura sería en<br />

Corinto, y en este caso otros los ayudarían.<br />

8:15 Este principio <strong>de</strong> igualdad se enfatiza mediante una cita <strong>de</strong> Éxodo 16:18. Cuando<br />

los hijos <strong>de</strong> Israel salieron a recoger maná, algunos pudieron recoger más que otros. Pero<br />

no importaba. Cuando el maná era distribuido, cada hombre recibía la misma cantidad —un<br />

homer, o alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> dos litros y medio—. De modo que el que recogió mucho, no<br />

sobreabundó, y el que poco, no escaseó. Si alguien trataba <strong>de</strong> acumular maná, ¡criaba<br />

gusanos!<br />

Esta igualación no fue por milagros ni magia. Tuvo lugar porque los que tenían en<br />

exceso compartían con los que no tenían suficiente. Hodge observa lo siguiente:<br />

Esta lección… que se enseña en Éxodo y por parte <strong>de</strong> Pablo es que entre el pueblo <strong>de</strong><br />

Dios la sobreabundancia <strong>de</strong> uno <strong>de</strong>bería ser empleada para aliviar las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otros,<br />

y que cualquier intento por contrarrestar esta ley tendría como resultado vergüenza y<br />

pérdida. La propiedad es como el maná; no tendrá buenos resultados acumularla.<br />

En la misma línea tenemos esta selección <strong>de</strong> fuente <strong>de</strong>sconocida:<br />

Dios tiene la intención <strong>de</strong> que cada hombre tenga una parte <strong>de</strong> las cosas buenas <strong>de</strong> la<br />

vida. Pero algunos recogen más, y otros menos. Los que tienen más <strong>de</strong>berían compartir con<br />

los que tienen menos. Dios permite la <strong>de</strong>sigual distribución <strong>de</strong> la propiedad, pero no para<br />

que los ricos la gocen egoístamente, sino para que la compartan con los pobres.<br />

D. Tres buenos hermanos para preparar la colecta (8:16–24)<br />

8:16 En los dos siguientes versículos Tito es encomiado por la excelente actitud que<br />

muestra en este asunto. Primero, se expresa gratitud a Dios por haber puesto en el corazón<br />

<strong>de</strong> Tito la misma diligencia por los corintios. Pablo había encontrado un espíritu hermano<br />

en su colaborador. Tito compartía con Pablo la misma carga que el apóstol tenía por los<br />

corintios.<br />

8:17 Pablo había exhortado a Tito que fuese a Corinto con esta Carta, pero la<br />

exhortación resultó innecesaria. Tito había puesto en ello su propia voluntad.


La cláusula partió… para ir a vosotros probablemente significa «va a ir a vosotros».<br />

Esto ilustra el tiempo aoristo epistolar, que contempla la acción no <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en<br />

que Pablo escribe la Carta, sino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que los corintios la leen. Es indudable<br />

que fue Tito quien llevó esta Carta a Corinto. No partió para Corinto hasta que Pablo hubo<br />

concluido la Carta.<br />

8:18 Los versículos 18 al 22 <strong>de</strong>scriben a otros dos hermanos cristianos que iban a<br />

acompañar a Tito en su misión. El primero es <strong>de</strong>scrito en los versículos 18 a 21, y el<br />

segundo en el versículo 22. No se da el nombre <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> los dos.<br />

Esta sección <strong>de</strong> las Escrituras es <strong>de</strong> gran valor para mostrar las precauciones que tomó<br />

el Apóstol Pablo en el manejo <strong>de</strong> los fondos, para que no hubiese base para acusarle <strong>de</strong> un<br />

mal uso <strong>de</strong>l dinero.<br />

El primer hermano al que se hace referencia era uno cuya alabanza… se oía por<br />

todas las <strong>iglesia</strong>s por su obra en el evangelio. Hay gran diferencia <strong>de</strong> opinión acerca <strong>de</strong><br />

quién es el <strong>de</strong>signado. Algunos dicen que Lucas, otros que Silas, y otros que Trófimo. Pero<br />

quizá al tratar <strong>de</strong> suponer estamos perdiendo <strong>de</strong> vista todo el espíritu <strong>de</strong>l pasaje. ¿Acaso no<br />

es intencional que no se da el nombre? El verda<strong>de</strong>ro discipulado frecuentemente involucra<br />

la oscuridad. Así fue con la pequeña criada que fue tan útil para la vida <strong>de</strong>l leproso<br />

Naamán. Así fue con el muchachito que puso su almuerzo a disposición <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

8:19 Este hermano innominado fue también <strong>de</strong>signado por las <strong>iglesia</strong>s para hacer el<br />

viaje preciso para acompañar esta colecta. En otras palabras, fue <strong>de</strong>signado para ser uno <strong>de</strong><br />

los mensajeros que llevasen esta contribución libremente dada. El apóstol se consi<strong>de</strong>raba y<br />

consi<strong>de</strong>raba a los <strong>de</strong>más como administradores <strong>de</strong> esta obra <strong>de</strong> gracia. Lo hacía para gloria<br />

<strong>de</strong>l Señor mismo. Y ellos querían que exhibiese su buena disposición y celo por servir a<br />

los santos pobres en Jerusalén.<br />

8:20 El apóstol era <strong>de</strong>masiado pru<strong>de</strong>nte para manejar este dinero en solitario, ni para<br />

encomendarlo a ninguna otra persona sola. Insistió en que fuese manejado por un grupo <strong>de</strong><br />

dos o tres o más. Es lo que quiere <strong>de</strong>cir aquí en el versículo 20. Para evitar cualquier<br />

posibilidad <strong>de</strong> calumnia o escándalo, aseguró que la gestión <strong>de</strong> esta ofrenda abundante se<br />

hiciese <strong>de</strong> tal forma que no pudiese haber ningún tipo <strong>de</strong> maledicencia.<br />

8:21 Procurando hacer las cosas honorablemente, asegurando que todo se hace <strong>de</strong><br />

una manera irreprochable. Pablo se sentía ansioso <strong>de</strong> que sus acciones fuesen honradas no<br />

sólo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor, sino que también fuesen irreprochables <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres.<br />

Morgan observa: «Es responsabilidad <strong>de</strong> la comunidad cristiana llevar a cabo sus<br />

activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tal forma que los hombres <strong>de</strong>l mundo no tengan causa <strong>de</strong> sospechar nada<br />

contrario a la honra<strong>de</strong>z en sus asuntos».<br />

Se pue<strong>de</strong> mencionar <strong>de</strong> pasada que este versículo es casi idéntico que Proverbios 3:3, 4<br />

en la Septuaginta.<br />

8:22 Aquí tenemos otro innominado hermano al que Pablo había <strong>de</strong>signado para<br />

ayudar en este importante asunto. Había <strong>de</strong>mostrado diligencia en muchas cuestiones, y<br />

ahora mostraba especial diligencia con respecto a esta gestión, por la mucha confianza<br />

que tenía en los corintios.<br />

8:23 Por ello, Pablo dice que en caso que alguien inquiera respecto a estos tres<br />

hombres (cf. V.M.), los corintios podrían <strong>de</strong>cirles que Tito era compañero y colaborador<br />

<strong>de</strong> Pablo para con los corintios, y que los otros dos hermanos, eran mensajeros <strong>de</strong> las<br />

<strong>iglesia</strong>s, y gloria <strong>de</strong> Cristo. La expresión gloria <strong>de</strong> Cristo es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego una exaltada<br />

<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> esos hombres. Es porque eran enviados <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s que reciben este


nombre. Hacen que la obra <strong>de</strong>l Señor resplan<strong>de</strong>zca <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> los hombres. Son<br />

para crédito <strong>de</strong>l Señor y reflejo <strong>de</strong> Su gloria.<br />

8:24 Viendo todo esto, los corintios <strong>de</strong>bían darles una buena recepción y justificar la<br />

jactancia <strong>de</strong>l apóstol respecto a ellos confiándoles el generoso don para los santos en<br />

Jerusalén. Esto sería para las <strong>iglesia</strong>s alre<strong>de</strong>dor la prueba <strong>de</strong> su amor cristiano. Phillips<br />

traduce este versículo: «¡Que ellos, y todas las <strong>iglesia</strong>s, vean cuán sincero es vuestro amor,<br />

justificando todas las cosas buenas que hemos dicho <strong>de</strong> vosotros!».<br />

E. Llamamiento a los corintios para que hagan justicia a la jactancia <strong>de</strong><br />

Pablo <strong>de</strong> ellos (9:1–5)<br />

9:1 A Pablo le era totalmente innecesario escribir a los corintios acerca <strong>de</strong> la cuestión<br />

<strong>de</strong> enviar ayuda económica a los santos necesitados —pero <strong>de</strong> todos modos pasó a<br />

hacerlo—. Quizá haya en este versículo una traza <strong>de</strong> ironía. En realidad, en algunos<br />

respectos no le era necesario escribirles. Des<strong>de</strong> el principio habían mostrado buena<br />

voluntad para participar en la colecta para Jerusalén. Por lo que respecta a la disposición,<br />

merecían encomio. Pero, sencillamente, no habían llevado a cabo sus intenciones<br />

originales. Por eso es que siente necesario exten<strong>de</strong>rse sobre lo superfluo.<br />

9:2 No había duda alguna acerca <strong>de</strong> su buena voluntad. Des<strong>de</strong> el momento en que se<br />

inició aquella cuestión habían mostrado celo y fervor. De hecho, Pablo se había gloriado <strong>de</strong><br />

ellos ante los cristianos en Macedonia. Les había dicho que Acaya está preparada <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el año pasado. Acaya, la región meridional <strong>de</strong> Grecia, se emplea aquí para <strong>de</strong>signar a<br />

Corinto, por cuanto Corinto estaba situada allí. Cuando los macedonios oyeron que los<br />

cristianos en Corinto habían estado preparados durante un año, muchos <strong>de</strong> ellos (los<br />

macedonios) fueron estimulados; se contagiaron <strong>de</strong> la actitud dadivosa cristiana y<br />

<strong>de</strong>cidieron darse a ello <strong>de</strong> todo corazón.<br />

9:3 Cuando Pablo dice aquí que ha enviado a los hermanos, lo que realmente significa<br />

es que los está enviando. El tiempo pasado lo contempla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> los<br />

lectores, no <strong>de</strong>l escritor. Los hermanos son los tres mencionados en el capítulo anterior:<br />

Tito y dos cristianos innominados. Eran enviados para que la jactancia <strong>de</strong> Pablo acerca <strong>de</strong><br />

los corintios no fuese en vano acerca <strong>de</strong> la colecta. La misión <strong>de</strong> los tres hermanos sería<br />

asegurar que la colecta estuviese preparada para el tiempo que Pablo llegase allá.<br />

9:4 Cuando el apóstol hiciese el viaje al sur <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Macedonia a Corinto, no era<br />

improbable que le acompañasen algunos <strong>de</strong> los creyentes <strong>de</strong> Macedonia. ¡Qué apuro sería<br />

para el Apóstol Pablo si, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> toda su jactancia acerca <strong>de</strong> los corintios, llevase<br />

algunos <strong>de</strong> los macedonios y hallasen que los corintios no habían hecho en realidad nada<br />

acerca <strong>de</strong>l don para Jerusalén! En tal caso, la confianza <strong>de</strong> Pablo en los corintios quedaría<br />

avergonzada, por no <strong>de</strong>cir que los mismos corintios tendrían entonces verda<strong>de</strong>ras razones<br />

para avergonzarse <strong>de</strong> su negligencia. La traducción <strong>de</strong> Phillips <strong>de</strong>l presente versículo está<br />

llena <strong>de</strong> colorido:<br />

Entre nosotros, ¡no sería bueno si algunos <strong>de</strong> los macedonios nos van a acompañar en<br />

mi visita a vosotros, y <strong>de</strong>scubren que no estáis preparados para este acto <strong>de</strong> generosidad!<br />

Quedaríamos terriblemente avergonzados, por no <strong>de</strong>cir nada <strong>de</strong> vosotros mismos, sólo por<br />

haber estado tan confiados y orgullosos <strong>de</strong> vosotros.


9:5 Por eso es que Pablo tuvo por necesario exhortar a esos hermanos que fuesen<br />

primero a Corinto antes que él, y preparasen primero su ofrenda generosa por ellos<br />

antes prometida para los santos <strong>de</strong> Jerusalén.<br />

Para que esté lista como ofrenda generosa, y no como tacañería. No hay el<br />

pensamiento <strong>de</strong> que estos fondos tuviesen que ser exprimidos <strong>de</strong> los santos, sino que <strong>de</strong>bía<br />

ser una manifestación <strong>de</strong> su generosidad, dada <strong>de</strong> propia voluntad.<br />

F. Las buenas recompensas <strong>de</strong> la donación generosa (9:6–15)<br />

9:6 En los versículos 6 a 15 el Apóstol Pablo relaciona algunos <strong>de</strong> los maravillosos<br />

beneficios y recompensas <strong>de</strong>l dar cristiano. Primero, establece la ley <strong>de</strong> la cosecha. Es un<br />

hecho bien conocido en la agricultura que es necesaria una generosa siembra <strong>de</strong> semilla si<br />

ha <strong>de</strong> haber una cosecha generosa. Quizá el granjero está listo para echar la semilla en el<br />

campo. Sembrará con liberalidad, o tomará algo <strong>de</strong>l grano para usarlo como alimento<br />

durante los meses veni<strong>de</strong>ros? El pensamiento aquí es que si lo siembra generosamente,<br />

también segará fuera <strong>de</strong> toda proporción a lo que siembra.<br />

Deberíamos recordar esto con respecto a la agricultura —el granjero no siega la<br />

cantidad exacta <strong>de</strong> grano que siembra, sino mucho más en proporción. Así es con el dar<br />

cristiano: no es una cuestión <strong>de</strong> recibir <strong>de</strong> forma exacta lo que uno ha recibido, sino <strong>de</strong><br />

recibir <strong>de</strong> vuelta y fuera <strong>de</strong> toda proporción a la cantidad <strong>de</strong>l don. Naturalmente, el<br />

beneficio no es tanto económico como en bendiciones espirituales.<br />

9:7 Cada uno <strong>de</strong>be dar como se propuso en su corazón. Será necesario que consi<strong>de</strong>re<br />

lo que es necesario para sus necesida<strong>de</strong>s inmediatas. Tendrá que pensar <strong>de</strong> las obligaciones<br />

justas en que incurrirá en el curso <strong>de</strong> su vida normal. Pero luego, por encima <strong>de</strong> esto, ha <strong>de</strong><br />

pensar en las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus hermanos en Cristo, y <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Cristo sobre él.<br />

Al tener en cuenta todas estas consi<strong>de</strong>raciones, no <strong>de</strong>bería dar con tristeza, ni por<br />

necesidad. Es posible dar y sin embargo no sentirse feliz con ello. También es posible que<br />

se dé bajo una presión <strong>de</strong> llamamientos emocionales o <strong>de</strong> sentirse apurado ante los <strong>de</strong>más.<br />

Ninguna <strong>de</strong> estas cosas servirá. Dios ama al dador alegre. A menudo se ha observado que<br />

nuestra palabra hilaridad está relacionada con la palabra traducida alegre (hilarion).<br />

¿Es que Dios realmente necesita nuestro dinero? No: suyo es el ganado sobre miles <strong>de</strong><br />

montes, y si necesitase algo, no nos lo diría a nosotros (Sal. 50:10–12). Pero la actitud <strong>de</strong><br />

nuestro corazón es lo que sí le importa. Le encanta ver a un cristiano tan lleno <strong>de</strong>l gozo <strong>de</strong>l<br />

Señor que quiere compartir con otros lo que tiene.<br />

Dios ama al dador alegre porque, como dice Jowett:<br />

Dar con alegría nace <strong>de</strong>l amor, y por ello es un amante que ama a un amante y que se<br />

regocija en la comunión. Dar es el lenguaje <strong>de</strong>l amor; ciertamente, no tiene otro lenguaje.<br />

«¡De tal manera amó Dios al mundo, que dio!» El amor encuentra su misma vida en darse.<br />

Su único orgullo <strong>de</strong> poseer es el gozo <strong>de</strong> rendirse. Si el amor tiene todas las cosas, sin<br />

embargo no posee nada.<br />

9:8 Aquí tenemos una promesa <strong>de</strong> que si alguien realmente quiere ser generoso, Dios se<br />

cuidará <strong>de</strong> que reciba la oportunidad para ello. Aquí se emplea el término gracia como<br />

sinónimo <strong>de</strong> recursos. Po<strong>de</strong>roso es Dios para suplirnos <strong>de</strong> recursos <strong>de</strong> modo que no sólo<br />

tengamos todo lo suficiente nosotros mismos, sino para que podamos compartir con otros<br />

lo que tenemos, y así abundar para toda buena obra.


Observemos la palabra todo en este versículo: Toda gracia, siempre (es <strong>de</strong>cir, en todo<br />

tiempo), todo lo suficiente, todas las cosas, toda buena obra.<br />

9:9 Ahora el apóstol cita <strong>de</strong>l Salmo 112:9. La expresión esparció se refiere al acto <strong>de</strong><br />

sembrar la semilla. Este versículo <strong>de</strong>scribe a un hombre que ha sido generoso en su siembra<br />

<strong>de</strong> la semilla, o <strong>de</strong> manera más particular en sus acciones <strong>de</strong> bondad. La bondad específica<br />

a la que está <strong>de</strong>dicado es dar a los pobres. ¿Es per<strong>de</strong>dor por tal acción? ¡No! Su justicia<br />

permanece para siempre. Esto significa que si dispersamos bonda<strong>de</strong>s como un sembrador<br />

esparce su semilla, estaremos acumulando tesoros en el cielo. Los resultados <strong>de</strong> nuestra<br />

bondad permanecerán para siempre.<br />

9:10 Prosigue aquí la ilustración <strong>de</strong>l sembrador. El mismo Dios que suministra<br />

semilla al que siembra, y pan al que come tiene cuidado <strong>de</strong> que aquellos que siembran<br />

bondad a otros sieguen ciertas recompensas. Primero, multiplicará vuestra sementera.<br />

Los corintios fueron justos al dar a los santos en Jerusalén. Como resultado <strong>de</strong> aquella<br />

dádiva recibirían fruto por vía <strong>de</strong> la recompensa eterna. Al aumentar Dios su capacidad <strong>de</strong><br />

dar, e incrementar ellos su generosidad, las recompensas aumentarían <strong>de</strong> manera<br />

correspondiente.<br />

9:11 Des<strong>de</strong> luego, queda claro por esta sección que nadie se empobrece por dar al<br />

Señor. Más bien, cada acto <strong>de</strong> bondad tiene una acción refleja, y la recompensa es dada<br />

fuera <strong>de</strong> toda proporción con el don que se da. Así, Pablo dice aquí que los cristianos, con<br />

sus dádivas, serían enriquecidos en todo para adicionales exhibiciones <strong>de</strong> gran<br />

liberalidad. Al contemplar los apóstoles y ver a los corintios creciendo en la gracia <strong>de</strong> dar,<br />

ellos (los apóstoles) darían gracias a Dios.<br />

9:12 Cuando el don <strong>de</strong> los corintios fuese distribuido en Jerusalén, no solamente<br />

supliría lo que faltaba a los santos allí, sino que también resultaría en muchas acciones <strong>de</strong><br />

gracias a Dios. Hemos observado, una y otra vez, el énfasis que Pablo le da a las acciones<br />

<strong>de</strong> gracias. Todo aquello que tuviese como resultado que se expresase agra<strong>de</strong>cimiento al<br />

Señor tenía una gran importancia a los ojos <strong>de</strong> Pablo.<br />

9:13 Hay aún otros beneficios que serían el resultado <strong>de</strong> la dádiva <strong>de</strong> los corintios. Sería<br />

una prueba <strong>de</strong>finitiva para los cristianos judíos que realmente había habido una obra <strong>de</strong><br />

Cristo en las vidas <strong>de</strong> estos convertidos gentiles. En el pasado, los cristianos judíos habían<br />

abrigado dudas reales acerca <strong>de</strong> convertidos como los corintios. Quizá no los consi<strong>de</strong>raban<br />

como cristianos <strong>de</strong> pleno <strong>de</strong>recho. Pero esta bondad sería para ellos una gran prueba <strong>de</strong> la<br />

realidad <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> los corintios, y glorificarían a Dios por lo que el evangelio <strong>de</strong> Cristo<br />

había hecho en Acaya, así como por la sinceridad <strong>de</strong> la contribución que se había hecho en<br />

favor <strong>de</strong> ellos.<br />

9:14 ¡Y esto no es todo! Seguirían dos beneficios más. Debido al don <strong>de</strong> Corinto a<br />

Jerusalén, los cristianos judíos tendrían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces solicitud para orar por los santos en<br />

Corinto, y habría intensos lazos <strong>de</strong> afecto. Los santos en Jerusalén tendrían anhelo por los<br />

corintios <strong>de</strong>bido a la sobreabundante gracia <strong>de</strong> Dios que éstos habían mostrado.<br />

9:15 Al llegar a este punto, ¡Pablo simplemente prorrumpe en una exclamación! Este<br />

versículo ha sido un enigma para muchos eruditos bíblicos. No pue<strong>de</strong>n ver que está<br />

estrechamente relacionado con lo que se acaba <strong>de</strong> exponer. Y se preguntan qué es lo que se<br />

significa por su don inefable.<br />

Pero a nosotros nos parece que al llegar el Apóstol Pablo al final <strong>de</strong> esta sección sobre<br />

el dar cristiano, se ve forzado a pensar en el mayor Dador <strong>de</strong> todos —el mismo Dios—.<br />

Piensa, también, en el más gran<strong>de</strong> don <strong>de</strong> todos los tiempos: el Señor Jesucristo. Y por esto


quiere <strong>de</strong>jar a sus hermanos corintios con esta excelsa nota. Ellos son hijos <strong>de</strong> Dios y<br />

seguidores <strong>de</strong> Cristo. ¡Que sigan entonces unos ejemplos tan dignos!<br />

III. LA VINDICACIÓN DE PABLO DE SU APOSTOLADO<br />

(Caps. 10–13)<br />

Los últimos cuatro capítulos <strong>de</strong> esta Epístola son primordialmente la <strong>de</strong>fensa que Pablo<br />

hace <strong>de</strong> su apostolado. Las palabras <strong>de</strong>l apóstol Pedro parecen especialmente apropiadas al<br />

<strong>de</strong>scribir esta porción particular <strong>de</strong> los escritos <strong>de</strong> Pablo: «En las que hay algunas cosas<br />

difícil <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r». Pablo está evi<strong>de</strong>ntemente respondiendo a acusaciones que sus<br />

<strong>de</strong>tractores han presentado contra él, pero nos vemos obligados a llegar a nuestras<br />

conclusiones acerca <strong>de</strong> cuáles eran las acusaciones estudiando el texto <strong>de</strong> las réplicas <strong>de</strong><br />

Pablo. A lo largo <strong>de</strong> esta sección, el apóstol emplea mucha ironía. ¡Lo difícil es saber<br />

precisamente cuándo la usa!<br />

Sin embargo, es una sección <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios llena <strong>de</strong> compensaciones, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego seríamos mucho más pobres sin ella.<br />

A. Réplica <strong>de</strong> Pablo a sus acusadores (10:1–12)<br />

10:1 En los versículos 1–6 tenemos la respuesta <strong>de</strong>l apóstol a los que le habían acusado<br />

<strong>de</strong> actuar según los métodos <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>l mundo.<br />

Primero, se introduce a sí mismo sencillamente como Yo mismo, Pablo. Segundo,<br />

ruega a los santos en lugar <strong>de</strong> actuar <strong>de</strong> una forma dictatorial. Tercero, basa su llamamiento<br />

en la mansedumbre y clemencia <strong>de</strong> Cristo. Naturalmente, está pensando en el camino <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús cuando estuvo en la tierra como Hombre. Esto, <strong>de</strong> pasada, es una <strong>de</strong> las pocas<br />

referencias <strong>de</strong> Pablo a la vida <strong>de</strong>l Salvador sobre la tierra. El apóstol se suele referir a Cristo<br />

como el Ascendido y Glorificado a la diestra <strong>de</strong> Dios.<br />

Con una adicional <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> sí mismo, Pablo dice: Yo que estando presente<br />

ciertamente soy tan poca cosa entre vosotros, mas ausente soy tan atrevido para con<br />

vosotros. Esto es evi<strong>de</strong>ntemente dicho con ironía. Lo que sus críticos <strong>de</strong>cían era que Pablo<br />

era cobar<strong>de</strong> cuando estaba presente con la gente, pero que cuando estaba ausente era<br />

atrevido como un león. Su atrevimiento, según ellos, se hacía evi<strong>de</strong>nte en la actitud<br />

dominante que asumía en sus cartas.<br />

10:2 Este versículo está vinculado con la primera parte <strong>de</strong>l versículo 1. Allí Pablo<br />

comenzaba a <strong>de</strong>cir que rogaba a los corintios, pero no había dicho cuál era el contenido <strong>de</strong><br />

su ruego. Aquí explica: Ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar <strong>de</strong><br />

aquella osadía con que me propongo proce<strong>de</strong>r resueltamente contra algunos que nos<br />

consi<strong>de</strong>ran como si anduviésemos según la carne. No quería actuar con osadía para con<br />

ellos como iba a actuar con osadía contra los que le acusaban <strong>de</strong> actuar <strong>de</strong> manera carnal.<br />

10:3 Aquí, el pensamiento es que aunque los apóstoles vivían en cuerpos <strong>de</strong> carne, no<br />

batallaban la guerra cristiana según métodos o motivos carnales.<br />

10:4 Las armas <strong>de</strong> la milicia cristiana no son carnales. El cristiano, por ejemplo, no<br />

emplea espadas, cañones ni la estrategia <strong>de</strong> la guerra mo<strong>de</strong>rna para exten<strong>de</strong>r el evangelio<br />

cristiano <strong>de</strong> un cabo a otro <strong>de</strong> la tierra. Pero ésas no son las únicas armas carnales a las que


se refiere el apóstol. El cristiano no hace uso <strong>de</strong> la riqueza, <strong>de</strong> la gloria, <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> la<br />

elocuencia ni <strong>de</strong> la astucia para conseguir sus propósitos.<br />

Más bien, utiliza maneras <strong>de</strong> actuar po<strong>de</strong>rosas en Dios para la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong><br />

fortalezas. La fe en el Dios viviente, la oración y la obediencia a la palabra <strong>de</strong> Dios son las<br />

más eficaces armas <strong>de</strong> todo verda<strong>de</strong>ro soldado <strong>de</strong> Jesucristo. Es por ellas que se asaltan las<br />

fortalezas.<br />

10:5 Aquí se dice nos cuál es el significado <strong>de</strong> «fortalezas» en el versículo 4.<br />

Pablo se consi<strong>de</strong>raba un soldado guerreando contra los orgullosos razonamientos <strong>de</strong> los<br />

hombres, argumentos que se oponen a la verdad. El verda<strong>de</strong>ro carácter <strong>de</strong> estos<br />

argumentos está <strong>de</strong>scrito en la expresión contra el conocimiento <strong>de</strong> Dios. Podría aplicarse<br />

en la actualidad a los razonamientos <strong>de</strong> los científicos, evolucionistas, filósofos y<br />

religionistas que no <strong>de</strong>jan lugar para Dios en su esquema <strong>de</strong> las cosas. Pablo no estaba<br />

dispuesto a conce<strong>de</strong>rles tregua. Más bien, estaba <strong>de</strong>dicado a llevar cautivo todo<br />

pensamiento a la obediencia a Cristo. Todas las enseñanzas y especulaciones <strong>de</strong> los<br />

hombres <strong>de</strong>ben juzgarse a la luz <strong>de</strong> las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor. Pablo no con<strong>de</strong>na el<br />

razonamiento humano como tal, pero advertiría que no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>jar que nuestros<br />

intelectos sean ejercidos <strong>de</strong>safiando al Señor y <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ciéndole.<br />

10:6 Como soldado <strong>de</strong> Cristo, el apóstol estaba también pronto para castigar toda<br />

<strong>de</strong>sobediencia, cuando los corintios hubiesen mostrado primero su obediencia. Él no iba a<br />

actuar contra los falsos maestros en Corinto hasta que estuviese primero seguro <strong>de</strong> la<br />

obediencia <strong>de</strong> los creyentes en todas las cosas.<br />

10:7 La primera oración pue<strong>de</strong> ser una pregunta: ¿Veis las cosas según la apariencia<br />

exterior? (BAS margen). O pue<strong>de</strong> ser una <strong>de</strong>claración factual: «Miráis las cosas según la<br />

apariencia» (RVR77). O pue<strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> un imperativo: «Mirad lo que tenéis ante vuestra<br />

vista» (RVR77 margen), es <strong>de</strong>cir, «Afrontad los hechos».<br />

Si tomamos esto como una <strong>de</strong>claración, significa que los corintios eran susceptibles a<br />

juzgar a un hombre por si tenía o no una presencia imponente, una elocuencia<br />

impresionante o gran<strong>de</strong>s capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lógica. Se sentían llevados por la apariencia<br />

externa y no por la realidad interior.<br />

Si alguno está persuadido en sí mismo que es <strong>de</strong> Cristo, piense esto también por sí<br />

mismo, que como él es <strong>de</strong> Cristo, así también nosotros somos <strong>de</strong> Cristo. Aquí Pablo<br />

pue<strong>de</strong> que se esté refiriendo a los que <strong>de</strong>cían: «Yo [soy] <strong>de</strong> Cristo» (1 Co. 1:12),<br />

probablemente significándolo con exclusión <strong>de</strong> otros. Él respon<strong>de</strong> que nadie tiene un<br />

<strong>de</strong>recho exclusivo sobre Cristo. Él pertenece al Señor tan verda<strong>de</strong>ramente como ellos.<br />

Fuesen quienes fuesen estos cristianos exclusivistas, Pablo no niega que perteneciesen a<br />

Cristo. Por ello, en este pasaje difícilmente pue<strong>de</strong> referirse a los falsos apóstoles y obreros<br />

fraudulentos que se transformaban en apóstoles <strong>de</strong> Cristo (11:14). Parece que en esta Carta<br />

Pablo está haciendo frente a distintos adversarios, algunos salvos, y otros no salvos.<br />

10:8 Como apóstol <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, Pablo había recibido autoridad en relación<br />

con las <strong>iglesia</strong>s que había establecido. El objetivo <strong>de</strong> esta autoridad era edificar a los santos<br />

en su santísima fe. En cambio, los falsos maestros ejercían una autoridad entre los corintios<br />

que nunca habían recibido <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor. No sólo esto, sino que ejercían esta autoridad<br />

<strong>de</strong> tal manera que <strong>de</strong>struían a los santos en lugar <strong>de</strong> edificarlos. De modo que Pablo dice<br />

que incluso si se jactaba más abundantemente en la autoridad, la cual el Señor le había<br />

dado, no sería por ello avergonzado. Sus afirmaciones serían finalmente verificadas como<br />

ciertas.


10:9 Ha dicho esto para que no pareciese como que los quería amedrentar mediante<br />

sus cartas. En otras palabras, si el apóstol hubiese <strong>de</strong> jactarse <strong>de</strong> su autoridad recibida <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> Dios, no quiere que los cristianos piensen que los quiere asustar. Esto sería caer en<br />

manos <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>tractores. Más bien, los corintios <strong>de</strong>berían recordar que su autoridad la<br />

había recibido para edificación, y que era en este sentido que la empleaba.<br />

10:10 Aquí se nos permite escuchar a la misma acusación que fue presentada contra el<br />

Apóstol Pablo. Sus oponentes le acusaban <strong>de</strong> escribir cartas amenazadoras, pero <strong>de</strong>cían<br />

que su presencia corporal era débil, y la palabra, menospreciable.<br />

10:11 Todos los que emitían tales acusaciones <strong>de</strong>berían consi<strong>de</strong>rar que cuando Pablo<br />

iba a estar presente con ellos, él sería el mismo que <strong>de</strong>cían que era en sus cartas. No<br />

significa que Pablo admitiese ser autoritario en sus cartas. Esto es lo que ellos <strong>de</strong>cían acerca<br />

<strong>de</strong> él. Pero les está diciendo que los trataría con severidad cuando los encontrase cara a<br />

cara. No verían ninguna cobardía en él.<br />

10:12 Es evi<strong>de</strong>nte que los falsos maestros tenían el hábito <strong>de</strong> compararse con otros.<br />

Debían presentar a Pablo ante los corintios <strong>de</strong> tal manera que le convertían en objeto <strong>de</strong><br />

ridículo. Ellos se consi<strong>de</strong>raban el círculo interior. Eran la elite. Según ellos, nadie podría<br />

estar al lado <strong>de</strong> ellos y presentarse bajo una luz favorable. De modo que Pablo dice, con<br />

evi<strong>de</strong>nte sátira: Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos<br />

que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y<br />

comparándose consigo mismos, no son sensatos. A pesar <strong>de</strong> la acusación <strong>de</strong> atrevimiento<br />

que presentaron contra Pablo por su carta, aquí dice que no es tan atrevido como para<br />

contarse entre esos que se alaban a sí mismos, o con aquellos cuya única pauta <strong>de</strong><br />

comparación es su propia vida.<br />

Debería ser obvio que si la única pauta <strong>de</strong> una persona es él mismo, ¡que entonces<br />

siempre tendrá razón! No hay lugar para la mejora. Los que hacen esto no son sensatos.<br />

Con razón se ha dicho que «es el mal <strong>de</strong> todos los círculos cerrados y camarillas ignorar<br />

todo lo bueno fuera <strong>de</strong> su propio partido».<br />

B. El principio <strong>de</strong> Pablo: Abrir nuevos territorios para Cristo (10:13–<br />

16)<br />

10:13 En los versículos 13–16 Pablo <strong>de</strong>clara su intención <strong>de</strong> gloriarse sólo en la esfera<br />

(BAS) <strong>de</strong>l ministerio que Dios le había dado. Había hecho su práctica no entrometerse en la<br />

obra <strong>de</strong> alguna otra persona, cuando quería gloriarse. Esta es una evi<strong>de</strong>nte referencia a los<br />

judaizantes. Era práctica <strong>de</strong> ellos infiltrarse en las <strong>iglesia</strong>s ya establecidas por el Apóstol<br />

Pablo o algún otro cristiano, y edificar allí sobre el fundamento <strong>de</strong> algún otro. Cuando se<br />

jactaban, estaban en realidad jactándose <strong>de</strong> algo que era la obra <strong>de</strong> otro.<br />

Pablo dice que no se gloriará acerca <strong>de</strong> cuestiones que no pertenecen a la esfera <strong>de</strong> su<br />

propio servicio para Cristo. Más bien se jactará en los lugares y las personas don<strong>de</strong> Dios<br />

hubiese honrado su ministerio. Eso incluía Corinto, por cuanto él había ido allá con el<br />

evangelio, y como resultado se había formado una <strong>iglesia</strong>.<br />

Arthur S. Way traduce <strong>de</strong> manera muy a<strong>de</strong>cuada:<br />

Pero Yo —Yo no me jacto <strong>de</strong> prerrogativas más allá <strong>de</strong> mi ámbito legítimo—. Me<br />

limito <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> operaciones que Dios me ha dado; y esta esfera<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego incluía mi misión a vosotros.


De hecho, Pablo había sido comisionado para llevar el evangelio a los gentiles.<br />

Naturalmente, esta comisión incluiría Corinto. Los apóstoles en Jerusalén habían estado <strong>de</strong><br />

acuerdo, pero ahora venían falsos maestros <strong>de</strong> Jerusalén e invadían el ámbito que Dios<br />

había dado al Apóstol Pablo.<br />

10:14 El apóstol no se da a una jactancia excesiva. Dios le había asignado una esfera <strong>de</strong><br />

servicio. Esta esfera incluía Corinto. Había ido a Corinto, había predicado el evangelio, y<br />

había plantado una <strong>iglesia</strong>. Si no hubiese llegado hasta Corinto, podría habérsele acusado<br />

<strong>de</strong> jactarse más allá <strong>de</strong> su límite propio.<br />

Había sufrido pruebas, aflicciones y dificulta<strong>de</strong>s para po<strong>de</strong>r llegar a los corintios. Ahora<br />

otros estaban invadiendo la esfera en la que él había sido pionero, y probablemente se<br />

estaban jactando a voz en grito acerca <strong>de</strong> sus logros.<br />

La NIV traduce así este difícil versículo: «Nosotros no vamos <strong>de</strong>masiado lejos en<br />

nuestro gloriarnos, como sería el caso si no hubiésemos llegado hasta vosotros, porque<br />

llegamos hasta vosotros con el evangelio <strong>de</strong> Cristo».<br />

10:15 El apóstol está <strong>de</strong>cidido a que él no va a gloriarse acerca <strong>de</strong> cosas que no sean el<br />

resultado directo <strong>de</strong> su propio servicio para Cristo. De esto es precisamente <strong>de</strong> lo que se<br />

habían hecho culpables los judaizantes: se gloriaban en las labores <strong>de</strong> otros. Intentaban<br />

robar las ovejas <strong>de</strong> Pablo, difamaban su carácter, contra<strong>de</strong>cían su enseñanza y asumían una<br />

falsa autoridad.<br />

La esperanza <strong>de</strong> Pablo era que cuando la fe <strong>de</strong> los corintios creciese y él pudiese seguir<br />

a<strong>de</strong>lante, la fe <strong>de</strong> ellos se expresaría en una ayuda práctica que le capacitaría para ir a<br />

regiones más alejadas como apóstol <strong>de</strong> Dios. Al exten<strong>de</strong>r así su ministerio, seguiría su regla<br />

<strong>de</strong> manera consecuente.<br />

Los problemas en Corinto estaban ocupando su tiempo <strong>de</strong> tal manera que se veía<br />

estorbado <strong>de</strong> cumplir su misión a las regiones más allá.<br />

10:16 La regla era anunciar el evangelio en los lugares más allá <strong>de</strong> los corintios<br />

(significando probablemente la Grecia Occi<strong>de</strong>ntal, Italia y España) para no gloriarnos en<br />

lo que ya estaba preparado. El Apóstol Pablo no tenía la intención <strong>de</strong> entrar en la esfera<br />

<strong>de</strong> otro ni gloriarse en lo que otros hubiesen ya hecho antes que él llegase a algún lugar.<br />

C. La suprema meta <strong>de</strong> Pablo: La alabanza <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor (10:17–<br />

18)<br />

10:17 Si alguno se gloría, que se gloríe en el Señor. Es indudable que esto significa<br />

que <strong>de</strong>be gloriarse sólo en aquello que el Señor ha tenido a bien hacer por medio <strong>de</strong> él.<br />

Éste parece ser el tenor general <strong>de</strong>l argumento <strong>de</strong>l apóstol.<br />

10:18 A fin <strong>de</strong> cuentas, no es la autoalabanza lo que logra la aprobación <strong>de</strong> Dios. La<br />

cuestión que los <strong>de</strong>tractores <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong>bían afrontar era esta: ¿Te ha encomiado el Señor<br />

bendiciendo tu ministerio <strong>de</strong> forma que haya almas salvadas, santos establecidos en la fe, e<br />

<strong>iglesia</strong>s plantadas? ¿Pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>mostrar la aprobación <strong>de</strong>l Señor señalando a aquellos que<br />

han sido convertidos por medio <strong>de</strong> tu predicación? Eso es lo que cuenta. Pablo estaba<br />

dispuesto y podía mostrar estas pruebas <strong>de</strong> la recomendación divina <strong>de</strong> su servicio.<br />

En este y el siguiente capítulo, Pablo se permite lo que él llama insensatez. Va a<br />

<strong>de</strong>dicarse a la insensata actividad <strong>de</strong> hablar bien <strong>de</strong> sí mismo. No es que quiera hacerlo. Era<br />

algo realmente <strong>de</strong>sagradable para él. Pero pi<strong>de</strong> a los corintios que le soporten mientras se<br />

exhibe como un insensato.


Aparentemente, los falsos maestros habían actuado alabándose <strong>de</strong>smedidamente a sí<br />

mismos. Indudablemente habían dado maravillosos informes acerca <strong>de</strong> su servicio y <strong>de</strong> sus<br />

éxitos espectaculares. Pablo nunca había hecho tal cosa. Había predicado a Cristo, no a sí<br />

mismo.<br />

Los corintios parecían preferir un ministerio jactancioso, y por ello Pablo les pi<strong>de</strong> que le<br />

permitan actuar así por un poco.<br />

D. La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> su apostolado (11:1–15)<br />

11:1 Ojalá que me soportarais un poco <strong>de</strong> insensatez; y en verdad me soportáis<br />

(BAS). Pablo <strong>de</strong>sea que le soporten mientras se da a la jactancia. Pero entonces se da<br />

cuenta <strong>de</strong> que ya se lo permiten, por lo que su petición es innecesaria.<br />

11:2 Da luego tres razones por las que <strong>de</strong>bería hacerles esta petición. La primera es que<br />

tenía celo por los corintios con celo <strong>de</strong> Dios. Los había <strong>de</strong>sposado con un solo esposo,<br />

para presentarlos como una virgen pura a Cristo. Pablo sentía una responsabilidad<br />

personal en el bienestar espiritual <strong>de</strong> los santos <strong>de</strong> Corinto. Su <strong>de</strong>seo era que en un día<br />

veni<strong>de</strong>ro, es <strong>de</strong>cir, en el Arrebatamiento, pudiese presentarlos al Señor Jesús, sin haber sido<br />

corrompidos por las falsas enseñanzas que entonces prevalecían. Se <strong>de</strong>bía a que sentía tal<br />

celo por ellos que estaba dispuesto a darse a lo que parecía insensatez.<br />

11:3 La segunda razón para que Pablo accediese a actuar como un insensato era su<br />

temor <strong>de</strong> que los santos pudiesen ser engañados y sus pensamientos fuesen extraviados<br />

<strong>de</strong> la sincera fi<strong>de</strong>lidad, pureza y <strong>de</strong>voción a Cristo. Aquí sincera fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong>nota un<br />

corazón ocupado con un solo objeto. Quería que estuviesen dados únicamente al Señor<br />

Jesús, y que no permitiesen que los afectos <strong>de</strong> sus corazones fuesen arrastrados por nadie<br />

más. También quería que fuesen sin mancha en su <strong>de</strong>voción al Señor.<br />

El apóstol recuerda cómo la serpiente con su astucia engañó a Eva. Lo hizo apelando<br />

a su mente o intelecto. Esto es precisamente lo que estaban haciendo los falsos maestros en<br />

Corinto. Pablo quería que el corazón <strong>de</strong> la virgen corintia fuese sin doblez y sin mancha.<br />

Notemos que Pablo trata el relato <strong>de</strong> Eva y la serpiente como un hecho, no un mito.<br />

11:4 La tercera razón por la que el apóstol estaba dispuesto a darse a un poco <strong>de</strong><br />

insensatez era que los corintios habían mostrado buena disposición a escuchar a los falsos<br />

maestros.<br />

Cuando alguien llegaba a Corinto realmente predicando a otro Jesús y profesando<br />

dispensar otro espíritu que el Espíritu Santo, y proclamando otro evangelio, los corintios<br />

lo soportaban con buena disposición. Mostraban una amante tolerancia ante estos puntos <strong>de</strong><br />

vista. Pablo les está diciendo, con sarcasmo: «Si aguantáis a los <strong>de</strong>más, ¿por qué no<br />

también a mí?».<br />

Las palabras finales, bien lo toleráis, tienen que compren<strong>de</strong>rse como ironía. El apóstol<br />

no está aprobando su aceptación <strong>de</strong> las herejías, sino reprendiéndolos por su credibilidad y<br />

por su falta <strong>de</strong> discernimiento.<br />

11:5 La razón por la que <strong>de</strong>bían estar dispuestos a soportar a Pablo es que en nada<br />

había sido inferior a los más eminentes apóstoles. La expresión más eminentes se<br />

emplea con sarcasmos. El sentido literal (¡y muy mo<strong>de</strong>rno!) es «los superapóstoles».<br />

Los Reformadores emplearon este versículo para refutar el concepto papal <strong>de</strong> que Pedro<br />

era el principal apóstol y que los papas habían heredado esta primacía.


11:6 Aunque pue<strong>de</strong> que Pablo fuese tosco en la palabra, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no era corto en el<br />

conocimiento. Esto <strong>de</strong>bería haber sido evi<strong>de</strong>nte para los corintios, porque era <strong>de</strong>l apóstol<br />

que habían recibido su conocimiento <strong>de</strong> la fe cristiana. Fuesen cuales fuesen las<br />

<strong>de</strong>ficiencias <strong>de</strong> Pablo por lo que respecta a la elocuencia, aparentemente se había hecho<br />

enten<strong>de</strong>r por parte <strong>de</strong> los santos en Corinto. Ellos mismos <strong>de</strong>berían dar testimonio <strong>de</strong> ello.<br />

11:7 Si su tosca manera <strong>de</strong> hablar no era la razón por la que los corintios habían<br />

adoptado una actitud tan negativa contra él, quizá era porque había cometido un mal<br />

humillándose a sí mismo, para que ellos fuesen exaltados. El resto <strong>de</strong>l versículo explica<br />

lo que quiere <strong>de</strong>cir con eso. Cuando el apóstol estuvo con los corintios, no recibió ninguna<br />

ayuda económica <strong>de</strong> ellos. Quizá pensaban que había pecado al tomar un lugar tan humil<strong>de</strong><br />

para que ellos tuviesen un elevado puesto.<br />

11:8 La expresión He <strong>de</strong>spojado a otras <strong>iglesia</strong>s es una figura verbal conocida como<br />

hipérbole. Es una <strong>de</strong>claración exagerada que tiene el propósito <strong>de</strong> producir un verda<strong>de</strong>ro<br />

efecto sobre la mente. Pablo no significa con ello que literalmente robase otras <strong>iglesia</strong>s;<br />

quiere <strong>de</strong>cir simplemente que mientras estaba sirviendo al Señor en Corinto, recibió ayuda<br />

económica <strong>de</strong> otras <strong>iglesia</strong>s para po<strong>de</strong>r servir a los corintios sin remuneración alguna <strong>de</strong><br />

ellos.<br />

11:9 Hubo ocasiones durante su estancia en Corinto en que el Apóstol Pablo estuvo en<br />

verda<strong>de</strong>ra necesidad. ¿Dio a conocer esta necesidad a los corintios, insistiendo en que le<br />

ayudasen? Des<strong>de</strong> luego, no. Algunos hermanos que vinieron <strong>de</strong> Macedonia suplieron lo<br />

que le faltaba en cuanto a lo material.<br />

En todas las formas posibles, el apóstol se guardó <strong>de</strong> ser gravoso a los corintios, y era<br />

su intención seguir en la misma línea. Con respecto a los corintios, no iba a insistir en su<br />

<strong>de</strong>recho como apóstol a que le sostuviesen.<br />

11:10 Pablo está <strong>de</strong>cidido a que nadie le prive <strong>de</strong> ésta su gloria en las regiones <strong>de</strong><br />

Acaya, don<strong>de</strong> se encuentra Corinto. Sin duda se está refiriendo aquí a sus <strong>de</strong>tractores, que<br />

empleaban su abstinencia <strong>de</strong> su ayuda como argumento contra él. Decían que él se daba<br />

cuenta <strong>de</strong> que no era un verda<strong>de</strong>ro apóstol, y que por eso no insistía en que los cristianos le<br />

sostuviesen (1 Co. 9). A pesar <strong>de</strong> las acusaciones <strong>de</strong> sus críticos, seguirá gloriándose en que<br />

servía a los corintios sin tomar ningún dinero <strong>de</strong> ellos.<br />

11:11 ¿Y por qué se gloria así? ¿Porque no ama a los corintios? ¡Dios sabe que no es<br />

por eso! Su corazón estaba rebosando <strong>de</strong>l más profundo afecto para con ellos. Parecía que<br />

no importaba lo que el apóstol hiciese: se le criticaba. Si hubiese tomado dinero <strong>de</strong> los<br />

corintios, sus <strong>de</strong>tractores habrían dicho que estaba sólo predicando por lo que pudiese<br />

conseguir <strong>de</strong> ellos. Al no tomar dinero <strong>de</strong> ellos, se sometió a la acusación <strong>de</strong> que en<br />

realidad no los amaba. Pero el fondo <strong>de</strong> la realidad Dios lo sabe, y Pablo está satisfecho<br />

con <strong>de</strong>jarlo en Sus manos.<br />

11:12 Parece claro que los judaizantes esperaban, <strong>de</strong>mandaban y recibían dinero <strong>de</strong> los<br />

corintios. Lo mismo que la mayoría <strong>de</strong> dirigentes <strong>de</strong> sectas, no habrían servido sin recibir<br />

compensación económica. Pablo estaba <strong>de</strong>cidido a seguir con su práctica <strong>de</strong> no recibir<br />

dinero <strong>de</strong> los creyentes en Corinto. Si los falsos maestros querían empren<strong>de</strong>r una<br />

competición <strong>de</strong> jactancia con él, que siguiesen esta política. Sabía que ellos nunca podrían<br />

jactarse <strong>de</strong> servir sin compensación económica. Así, quitaba <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> ellos esta base para<br />

la jactancia.<br />

11:13 La verda<strong>de</strong>ra estimación <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> estos hombres, contenida hasta ahora en la<br />

carta, brota finalmente <strong>de</strong> una forma incontenible. ¡No pue<strong>de</strong> refrenarse ya más! Tiene que<br />

darles el nombre que merecen. Los tales son falsos apóstoles en el sentido <strong>de</strong> que jamás


fueron comisionados por el Señor Jesucristo. O bien asumieron el cargo por sí mismos o les<br />

fue conferido por otros hombres. Son obreros fraudulentos, y esto <strong>de</strong>scribe los métodos<br />

por los que iban <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong> en <strong>iglesia</strong> tratando <strong>de</strong> conseguir partidarios <strong>de</strong> sus falsas<br />

enseñanzas. Que se disfrazan <strong>de</strong> apóstoles <strong>de</strong> Cristo; pretendían representarle. Pablo no<br />

tenía <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> estar al mismo nivel que tales hombres.<br />

Las cosas que el apóstol dice <strong>de</strong> estos maestros judaizantes son ciertas <strong>de</strong> los falsos<br />

maestros en nuestro día presente. «El mal, todos lo sabemos, nunca podría tentarnos si lo<br />

viésemos sencillamente como es; el disfraz es esencial para que tenga po<strong>de</strong>r; apela al<br />

hombre a través <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as y esperanzas que no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> contemplar como buenas»<br />

(Seleccionado).<br />

11:14 El apóstol acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que sus <strong>de</strong>tractores en Corinto se presentaban<br />

falsamente como apóstoles <strong>de</strong> Cristo. Pero no se sorpren<strong>de</strong> ante esto cuando piensa en las<br />

tácticas <strong>de</strong>l maestro <strong>de</strong> los tales: Y no es <strong>de</strong> extrañar, porque el mismo Satanás se<br />

disfraza <strong>de</strong> ángel <strong>de</strong> luz.<br />

A Satanás se le representa comúnmente en la actualidad como un ser con cuernos, <strong>de</strong><br />

torvo semblante, <strong>de</strong> color rojo, y con cola. Pero esto está <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego muy lejos <strong>de</strong> la<br />

manera en la que se presenta a los hombres.<br />

Otros piensan en Satanás vinculándolo a los pobres borrachos, hundidos en la cloaca <strong>de</strong><br />

los barrios bajos. Pero también esto es una falsa impresión <strong>de</strong> cómo es Satanás.<br />

Este versículo nos dice que se disfraza <strong>de</strong> ángel <strong>de</strong> luz. Quizá como ilustración<br />

podríamos <strong>de</strong>cir que se presenta como un ministro <strong>de</strong>l evangelio, llevando una vestimenta<br />

religiosa, y <strong>de</strong> pie ante el púlpito <strong>de</strong> una <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> moda. Emplea palabras religiosas como<br />

Dios, Jesús y la Biblia. Pero engaña a sus oyentes, enseñándoles que la salvación es por<br />

buenas obras o por mérito humano. No predica la re<strong>de</strong>nción por medio <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

11:15 J. N. Darby dijo en cierta ocasión que Satanás nunca es más satánico que cuando<br />

lleva una Biblia. Éste es el pensamiento <strong>de</strong>l versículo 15. Si Satanás se disfraza, no es<br />

sorpren<strong>de</strong>nte que sus agentes también lo hagan. ¿Cómo se presentan? ¿Como falsos<br />

maestros? ¿Como ateos? ¿Como incrédulos? La respuesta es que no. Se presentan como<br />

ministros <strong>de</strong> justicia. Profesan ser ministros <strong>de</strong> la religión. Profesan llevar a las personas<br />

por los caminos <strong>de</strong> la verdad y <strong>de</strong> la justicia, pero son agentes <strong>de</strong>l Malo.<br />

Su fin será conforme a sus obras. Ellos <strong>de</strong>struyen —ellos serán <strong>de</strong>struidos—. Sus<br />

acciones llevan a los hombres a la con<strong>de</strong>nación: ellos mismos serán conducidos a la<br />

perdición eterna.<br />

E. Los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Pablo por Cristo sustentan su apostolado<br />

(11:16–33)<br />

11:16 Al <strong>de</strong>cir todo esto, Pablo espera que nadie le tenga por un insensato<br />

jactancioso. Pero si insisten en consi<strong>de</strong>rarlo así, que le reciban entonces como a loco, para<br />

que él también se gloríe un poquito.<br />

Observemos el también en la última parte <strong>de</strong> este versículo: que yo también me gloríe<br />

un poquito. Esta palabra tiene un verda<strong>de</strong>ro significado. Los falsos maestros estaban<br />

jactándose sobremanera. Pablo viene a <strong>de</strong>cir: «Incluso si vosotros me habéis <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar<br />

como a loco, que no lo soy, incluso en este caso recibidme, para que pueda también<br />

jactarme como estos otros hacen».


11:17 Este versículo tiene dos posibles interpretaciones. Algunos sugieren que lo que<br />

Pablo dice aquí, aunque fue verda<strong>de</strong>ramente inspirado, no le fue dado por mandamiento <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

La otra interpretación es que lo que Pablo hace aquí, es <strong>de</strong>cir, jactarse, no… según el<br />

Señor, y que Pablo estaba actuando con aparente insensatez al <strong>de</strong>dicarse así a jactarse <strong>de</strong> sí<br />

mismo. Ryrie comenta: «Él se veía obligado a hacerlo, viene a <strong>de</strong>cir, contra su propio<br />

instinto natural, para po<strong>de</strong>r atraer la atención <strong>de</strong> ellos hacia algunos hechos significativos».<br />

11:18 Los corintios habían oído mucho recientemente proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> hombres<br />

<strong>de</strong>dicados a buscar su propia gloria según la corrompida naturaleza humana. Si los corintios<br />

creían que los falsos maestros tenían suficiente causa para gloriarse, que consi<strong>de</strong>rasen<br />

aquello <strong>de</strong> que se jactaban y vieran si estaban sobre una buena base.<br />

11:19 Pablo recurre <strong>de</strong> nuevo a la sátira. Lo que él les pedía que hiciesen con él, lo<br />

estaban haciendo a diario con otros. Se consi<strong>de</strong>raban <strong>de</strong>masiado cuerdos para ser<br />

engañados por los necios. Pero era precisamente esto lo que estaba sucediendo, como pasa<br />

a explicarles.<br />

11:20 Estaban dispuestos a tolerar al tipo <strong>de</strong> hombre que pasa a <strong>de</strong>scribir.<br />

¿Quién era el hombre <strong>de</strong>scrito? Es evi<strong>de</strong>nte por lo que sigue que era el maestro<br />

judaizante, el falso apóstol que estaba aprovechándose <strong>de</strong> los corintios. Primero, los<br />

esclavizó. Esto habla indudablemente <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong> la ley (Hch. 15:10). Les enseñaba<br />

que la fe en Cristo no era suficiente para la salvación, sino que se <strong>de</strong>bía obe<strong>de</strong>cer también la<br />

Ley <strong>de</strong> Moisés.<br />

Segundo, <strong>de</strong>voraba a los santos, en el sentido <strong>de</strong> que imponía sobre ellos fuertes cargas<br />

económicas. No los servía por amor, sino que estaba interesado en lo que pudiese conseguir<br />

<strong>de</strong> ellos.<br />

La expresión si alguno toma lo vuestro es una metáfora tomada <strong>de</strong> la caza y <strong>de</strong> la<br />

pesca. El falso maestro trataba <strong>de</strong> hacerlos presa, llevándolos por don<strong>de</strong> quería.<br />

Era característico <strong>de</strong> estos hombres que se exaltaban con orgullo y jactancia. Al<br />

<strong>de</strong>sacreditar a otros, trataban siempre <strong>de</strong> hacerse más gran<strong>de</strong>s a los ojos <strong>de</strong> los hombres.<br />

Finalmente, daban <strong>de</strong> bofetadas a los creyentes, lo que constituía una gran indignidad.<br />

No <strong>de</strong>bemos vacilar en tomar esto literalmente, porque arrogantes clérigos han practicado<br />

el castigo físico sobre los miembros <strong>de</strong> sus parroquias como forma <strong>de</strong> mantener su<br />

autoridad.<br />

El apóstol se maravilla <strong>de</strong> que los corintios estuviesen dispuestos a tolerar un<br />

tratamiento tan abusivo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> estos falsos maestros, y que sin embargo no estuviesen<br />

dispuestos a soportarlo a él con sus amantes advertencias y amonestaciones.<br />

Darby dice: «Es maravilloso lo que la gente está dispuesta a soportar <strong>de</strong> aquello que es<br />

falso —mucho más que lo que soportarán <strong>de</strong> lo que es verda<strong>de</strong>ro».<br />

11:21 En este versículo algunos han sugerido que Pablo dice: «Así hablo, por vía <strong>de</strong><br />

rebajarme a mí mismo, como si cuando estaba personalmente entre vosotros hubiese sido<br />

débil y temiendo afirmar mi autoridad <strong>de</strong> la forma que lo hacen estos hombres». Otros<br />

sugieren que el sentido es: «Al <strong>de</strong>cir esto, me menosprecio a mí mismo, porque si esto es<br />

fortaleza, entonces he sido débil». La traducción <strong>de</strong> Phillips concuerda con esta última<br />

postura: «Estoy casi avergonzado <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que nunca os hice a vosotros cosas valientes<br />

como ésas».<br />

Pablo dice que si la manera en que actuaban los falsos maestros es verda<strong>de</strong>ra fuerza,<br />

que entonces tiene que <strong>de</strong>cir, para vergüenza suya, que nunca mostró esta clase <strong>de</strong> fuerza,<br />

sino más bien <strong>de</strong>bilidad. Pero aña<strong>de</strong> acto seguido que en lo que estos otros hombres


hubiesen tenido razones para tener osadía, él <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego tenía <strong>de</strong>recho a tener la misma<br />

osadía. Moffatt lo expresa bien con estas palabras: «Pero que se jacten lo que quieran, yo<br />

soy igual a ellos (¡pero cuidado, que ese es el papel <strong>de</strong>l necio!)». Con esta introducción el<br />

apóstol Pablo se introduce en una <strong>de</strong> las más magnas secciones <strong>de</strong> esta Epístola, mostrando<br />

su <strong>de</strong>recho a mantenerse como verda<strong>de</strong>ro siervo <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

Recordaremos que se había suscitado en la <strong>iglesia</strong> en Corinto la cuestión <strong>de</strong> si Pablo era<br />

un verda<strong>de</strong>ro apóstol. ¿Qué cre<strong>de</strong>nciales podía mostrar <strong>de</strong> que había recibido un<br />

llamamiento divino? ¿Cómo podía <strong>de</strong>mostrar para satisfacción <strong>de</strong> todos que era, por<br />

ejemplo, igual a los doce apóstoles?<br />

Está listo con su respuesta, pero quizá no es exactamente lo que esperaríamos. No saca<br />

un diploma para <strong>de</strong>mostrar que se ha graduado <strong>de</strong> algún seminario. Tampoco presenta una<br />

carta oficial, firmada por los hermanos en Jerusalén, diciendo que ellos le habían or<strong>de</strong>nado<br />

para la obra. No presenta sus logros o capacida<strong>de</strong>s personales. En vez <strong>de</strong> ello, presenta ante<br />

nosotros un conmovedor registro <strong>de</strong> los pa<strong>de</strong>cimientos soportados en la obra <strong>de</strong> evangelio.<br />

No nos perdamos el drama y el patetismo <strong>de</strong> esta porción <strong>de</strong> 2 Corintios. Imaginemos al<br />

intrépido Pablo al apresurarse incesante por tierra y mar en sus viajes misioneros,<br />

constreñido por el amor <strong>de</strong> Cristo, y dispuesto a soportar incontables penalida<strong>de</strong>s si con ello<br />

los hombres no han <strong>de</strong> perecer por falta <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> Cristo. Raras veces leeremos estos<br />

versículos sin sentirnos profundamente conmovidos y avergonzados.<br />

11:22 Los falsos maestros se jactaban mucho <strong>de</strong> su linaje judío. Pretendían ser hebreos<br />

<strong>de</strong> pura sangre, israelitas y <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Abraham. Continuaban laborando bajo el<br />

engaño <strong>de</strong> que este árbol genealógico les daba favor a los ojos <strong>de</strong> Dios. No se daban cuenta<br />

<strong>de</strong> que el antiguo pueblo <strong>de</strong> Dios, Israel, había sido ahora echado a un lado por Dios por<br />

haber rechazado al Mesías. No se daban cuenta <strong>de</strong> que por lo que a Dios atañía, no había<br />

ahora diferencia entre judío y gentil: todos eran pecadores, y todos precisaban <strong>de</strong> la<br />

salvación por la fe sólo en Cristo.<br />

De nada les servía jactarse acerca <strong>de</strong> esto. Su linaje no les daba ninguna superioridad<br />

sobre Pablo, porque también él era hebreo, israelita y <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> Abraham. Pero esas<br />

no eran las cosas que le acreditaban como apóstol <strong>de</strong> Cristo. Y por ello se apresura a la<br />

parte principal <strong>de</strong> su argumento: en un aspecto no podrían sobrepasarlo —en penalida<strong>de</strong>s y<br />

sufrimientos.<br />

11:23 Eran ministros <strong>de</strong> Cristo en lo referente a su profesión; él era siervo «en<br />

<strong>de</strong>voción, trabajos y pa<strong>de</strong>cimientos». El Apóstol Pablo nunca podía olvidar que era<br />

seguidor <strong>de</strong> un Salvador sufriente. Se daba cuenta <strong>de</strong> que el siervo no está por encima <strong>de</strong> su<br />

señor, y que un apóstol no podía esperar mejor tratamiento en el mundo que el que había<br />

recibido su Maestro. Pablo contaba que cuanto más fielmente sirviese a Cristo y<br />

reprodujese al Salvador, tanto más abundantemente sufriría a manos <strong>de</strong> los hombres. Para<br />

él, el sufrimiento era la marca o distintivo <strong>de</strong> los siervos <strong>de</strong> Cristo. Aunque se sentía como<br />

si hubiera perdido el juicio al jactarse así, la necesidad exigía que hablase la verdad, y la<br />

verdad era que estos falsos maestros no se <strong>de</strong>stacaban por sus pa<strong>de</strong>cimientos. Habían<br />

escogido el camino fácil. Evitaban el vituperio, la persecución y la <strong>de</strong>shonra. Por esta<br />

razón, Pablo pensaba que no estaban en la mejor posición para atacarle como siervo <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

Contemplemos ahora el catálogo <strong>de</strong> penalida<strong>de</strong>s que Pablo enumera como apoyo <strong>de</strong> su<br />

aserción <strong>de</strong> ser un verda<strong>de</strong>ro apóstol.<br />

En trabajos, más abundante. Aquí él piensa en el alcance <strong>de</strong> sus viajes misioneros,<br />

cómo viajó extensamente por el área <strong>de</strong>l Mediterráneo para dar a conocer a Cristo.


En azotes, sin número. Aquí tenemos una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los azotes que recibió <strong>de</strong><br />

manos <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong> Cristo, tanto paganos como judíos.<br />

En cárceles, mucho más. El único <strong>de</strong> esos encarcelamientos registrado en la Escritura,<br />

hasta este tiempo <strong>de</strong> la carrera <strong>de</strong> Pablo, es el <strong>de</strong> Hechos 16:23, don<strong>de</strong> él y Silas fueron<br />

encerrados en la cárcel en Filipos. Ahora sabemos que éste fue uno <strong>de</strong> muchos<br />

encarcelamientos, y que Pablo no <strong>de</strong>sconocía los calabozos.<br />

En peligros <strong>de</strong> muerte, muchas veces. Indudablemente, cuando Pablo escribía esto<br />

<strong>de</strong>bía estar pensando en su encuentro cara a cara con la muerte en Listra (Hch. 14:19). Pero<br />

podía mirar atrás a otras ocasiones similares cuando la vida parecía perdida como resultado<br />

<strong>de</strong> las persecuciones que pa<strong>de</strong>cía.<br />

11:24 La Ley <strong>de</strong> Moisés prohibía a los judíos infligir más <strong>de</strong> cuarenta azotes a la vez<br />

(Dt. 25:3). A fin <strong>de</strong> asegurar que no se quebrantase esta ley, era frecuente entre los judíos<br />

aplicar sólo treinta y nueve azotes. Estos se infligían, naturalmente, sólo en los casos en los<br />

que se apreciaba una gran culpa. El Apóstol Pablo nos informa aquí que su propio pueblo<br />

conforme a la carne le había aplicado la plena medida <strong>de</strong>l castigo en cinco ocasiones<br />

diferentes.<br />

11:25 Tres veces he sido azotado con varas. El único caso mencionado en el NT es el<br />

que tuvo lugar en Filipos (Hch. 16:22). Pero hubo otras dos ocasiones en las que Pablo<br />

sufrió este penoso y humillante tratamiento.<br />

Una vez, apedreado. Indudablemente, aquí tenemos el suceso <strong>de</strong> Listra, al que ya nos<br />

hemos referido (Hch. 14:19). Este apedreamiento fue tan severo que el cuerpo <strong>de</strong> Pablo fue<br />

arrastrado fuera <strong>de</strong> la ciudad, dado por muerto.<br />

Tres veces he pa<strong>de</strong>cido naufragio. No todas las pruebas que sufrió Pablo lo fueron<br />

directamente <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> los hombres. En ocasiones se vio atormentado por las<br />

convulsiones <strong>de</strong> la naturaleza. Ninguno <strong>de</strong> los naufragios mencionados aquí ha quedado<br />

registrado en ningún lugar. (El naufragio en Hechos 27, <strong>de</strong> camino a Roma, tuvo lugar más<br />

a<strong>de</strong>lante en la historia <strong>de</strong> Pablo.)<br />

Una noche y un día he estado como náufrago en alta mar. De nuevo, no se registra<br />

ninguna experiencia en Hechos que se corresponda con esto. Hay aquí la duda <strong>de</strong> si el<br />

término aquí traducido alta mar en la RVR77, más rigurosamente «lo profundo» (BAS), se<br />

refiere realmente al mar o a una mazmorra. Si se refiere al mar, ¿estuvo Pablo en una balsa<br />

o en una barca abierta? Si no, sólo podría haber sobrevivido a una experiencia así en el<br />

agua por una intervención directa y milagrosa <strong>de</strong>l Señor.<br />

11:26 En viajes, muchas veces. Si miramos los mapas al final <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> las<br />

Biblias, encontraremos generalmente uno <strong>de</strong> ellos titulado: «Los viajes misioneros <strong>de</strong> San<br />

Pablo». Al seguir las líneas que muestran las rutas generales que siguió, pensando lo<br />

rudimentarios que eran los medios <strong>de</strong> transporte <strong>de</strong> aquellos tiempos, uno se da más cuenta<br />

<strong>de</strong> la profundidad <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> esta expresión.<br />

Luego Pablo pasa a relacionar ocho diferentes tipos <strong>de</strong> peligro que había encontrado.<br />

Había peligros <strong>de</strong> ríos, con referencia a ríos y corrientes <strong>de</strong> agua fuera <strong>de</strong> madre. Había<br />

peligros <strong>de</strong> ladrones, porque muchas <strong>de</strong> las rutas por las que viajaba estaban infestadas <strong>de</strong><br />

bandidos. Hacía frente a peligros <strong>de</strong> los <strong>de</strong> su propia nación, los judíos, así como <strong>de</strong> parte<br />

<strong>de</strong> los gentiles, a los que trataba <strong>de</strong> llevar el evangelio. Había peligros en la ciudad, como<br />

en Listra, Filipos, Corinto y Éfeso. También hacía frente a peligros en <strong>de</strong>spoblado, quizá<br />

refiriéndose a las regiones poco pobladas <strong>de</strong> Asia Menor y Europa. Tenía peligros en el<br />

mar —<strong>de</strong> tempesta<strong>de</strong>s, escollos y quizá piratas—. Finalmente, había peligros entre falsos


hermanos, lo que indudablemente se refiere a los legalistas judíos que se presentaban como<br />

maestros cristianos.<br />

11:27 El término trabajo se refiere a la incesante actividad <strong>de</strong> Pablo, mientras que<br />

fatiga conlleva el pensamiento <strong>de</strong>l agotamiento y <strong>de</strong> los sufrimientos relacionados con el<br />

trabajo.<br />

En muchas noches pasadas en vela. En muchos <strong>de</strong> sus viajes sin duda tuvo que<br />

dormir al aire libre. Pero con los peligros que le ro<strong>de</strong>aban por todas partes, le sería<br />

necesario pasar muchas noches <strong>de</strong>svelado, en guardia por si se aproximaba algún peligro.<br />

En hambre y sed, en muchos ayunos. El gran apóstol se veía a veces obligado a pasar<br />

hambre y sed en sus activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servicio para el Señor. Aquí, ayunos pue<strong>de</strong> que se<br />

refieran a los <strong>de</strong> naturaleza voluntaria, pero más probablemente se vio forzado a ellos por<br />

carencia <strong>de</strong> alimento.<br />

En frío y en <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z. Los cambios repentinos <strong>de</strong> clima, junto con el hecho <strong>de</strong> que a<br />

menudo iba mal calzado y pobremente vestido, añadían a su vida estas formas extremas <strong>de</strong><br />

incomodidad.<br />

Hodge comenta:<br />

El más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los apóstoles aparece aquí ante nosotros, con su espalda lacerada por<br />

frecuentes azotes, su cuerpo <strong>de</strong>sgastado por el hambre, la sed y la intemperie; frío y mal<br />

vestido, perseguido por judíos y gentiles, expulsado <strong>de</strong> lugar a lugar, sin ninguna morada<br />

segura. Este pasaje, más que ningún otro, hace que incluso los más laboriosos <strong>de</strong> los<br />

mo<strong>de</strong>rnos ministros <strong>de</strong> Cristo se cubran el rostro con las manos, llenos <strong>de</strong> vergüenza. ¿Qué<br />

han hecho ellos, o sufrido, que se compare con lo que hizo este apóstol? Es una consolación<br />

saber que Pablo tiene ahora tanta preeminencia en la gloria como aquí la tuvo en<br />

pa<strong>de</strong>cimientos.<br />

11:28 Y a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> otras cosas, es <strong>de</strong>cir, esto es, aquellas que estaban fuera <strong>de</strong> lo<br />

normal, excepcionales, Pablo llevaba cada día la carga constante <strong>de</strong> todas las <strong>iglesia</strong>s<br />

cristianas en su corazón. ¡Cuán significativo que esto sea la culminación <strong>de</strong> todas sus otras<br />

pruebas! Pablo era un verda<strong>de</strong>ro pastor. Amaba al pueblo <strong>de</strong> Dios y tenía cuidado <strong>de</strong> ellos.<br />

No era un pastor asalariado, sino un verda<strong>de</strong>ro subpastor <strong>de</strong>l Señor Jesús. Esto es<br />

exactamente lo que está tratando <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar en esta sección <strong>de</strong> la Escritura, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

perspectiva <strong>de</strong> toda persona razonable, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego ha ganado el argumento. Su carga por<br />

las <strong>iglesia</strong>s nos recuerda este dicho: «Plantar <strong>iglesia</strong>s llena el corazón <strong>de</strong> aflicción.<br />

Componer las <strong>iglesia</strong>s es una tarea <strong>de</strong> nunca acabar».<br />

11:29 Este versículo está estrechamente ligado con el versículo anterior. En el v. 28 el<br />

apóstol estaba diciendo que llevaba a diario el cuidado <strong>de</strong> todas las <strong>iglesia</strong>s. Aquí explica lo<br />

que quería <strong>de</strong>cir. Si oye <strong>de</strong> algún cristiano que enferma, él siente esta enfermedad sobre sí<br />

mismo. Soporta los sufrimientos <strong>de</strong> los otros en simpatía. Si sabe que se ha hecho tropezar<br />

a algún hermano en Cristo, se indigna. Lo que afecta al pueblo <strong>de</strong> Dios le afecta también a<br />

él. Se entristece en sus tragedias y se regocija en sus triunfos. Y todo esto agota la energía<br />

nerviosa <strong>de</strong> un siervo <strong>de</strong> Cristo. ¡Y cuánto lo sabía Pablo!<br />

11:30 No son sus éxitos, ni sus dones o capacida<strong>de</strong>s, sino sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s, sus afrentas,<br />

las indignida<strong>de</strong>s que soportó —eso es el fundamento <strong>de</strong> su gloriarse—. Estas no son las<br />

cosas <strong>de</strong> las que la gente generalmente se jacta, o lo que lleva a la fama.<br />

11:31 Al pensar en sus sufrimientos e indignida<strong>de</strong>s, la mente <strong>de</strong> Pablo va<br />

instintivamente al momento más humillante <strong>de</strong> toda su carrera. Si se ha <strong>de</strong> gloriar en las


cosas que tienen que ver con su <strong>de</strong>bilidad, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> mencionar la experiencia que<br />

tuvo en Damasco. Que alguien se jacte <strong>de</strong> una experiencia tan humillante es algo tan<br />

contrario a la naturaleza humana que Pablo invoca aquí a Dios como testigo <strong>de</strong> la veracidad<br />

<strong>de</strong> lo que dice.<br />

11:32 En Hechos 9:19–25 dan <strong>de</strong>talles adicionales <strong>de</strong> este episodio. Después <strong>de</strong> su<br />

conversión cerca <strong>de</strong> Damasco, Pablo comenzó a predicar el evangelio en las sinagogas allá.<br />

Al principio, su predicación suscitó un interés lleno <strong>de</strong> curiosidad, pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un<br />

tiempo los judíos comenzaron a tramar su muerte. Pusieron guardas por las puertas <strong>de</strong> día y<br />

<strong>de</strong> noche, para pren<strong>de</strong>rle.<br />

11:33 Una noche los discípulos tomaron al apóstol, lo pusieron en una espuerta y lo<br />

bajaron por una abertura hecha en la muralla <strong>de</strong> la ciudad hasta el suelo fuera. Entonces<br />

pudo huir.<br />

Ahora bien, ¿por qué menciona Pablo este inci<strong>de</strong>nte? J. B. Watson sugiere:<br />

Aprovecha aquello que los hombres hicieron causa <strong>de</strong> vergüenza y ridículo y lo pone<br />

bajo la luz <strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> una prueba más <strong>de</strong> que el interés dominante <strong>de</strong> su vida era<br />

servir al Señor Jesucristo, por causa <strong>de</strong> quien estaba dispuesto a sacrificar su orgullo<br />

personal y a aparecer como un cobar<strong>de</strong> a los ojos <strong>de</strong> los hombres.<br />

F. Las revelaciones a Pablo sustentan su apostolado (12:1–10)<br />

12:1 El apóstol <strong>de</strong>searía no tener que gloriarse en absoluto. No le conviene, no es<br />

provechoso, pero en estas circunstancias se hacía necesario. De modo que pasa <strong>de</strong> su<br />

acontecimiento más bajo, más humillante, en su ministerio, para narrar el más alto, el más<br />

excelso. Contará acerca <strong>de</strong> una audiencia personal con el mismo Señor.<br />

12:2 Pablo conocía a un hombre que había tenido esta experiencia hacía catorce años.<br />

Aunque Pablo no lo i<strong>de</strong>ntifica, no hay duda alguna <strong>de</strong> que se está refiriendo a sí mismo. Al<br />

hablar <strong>de</strong> una experiencia tan exaltada, no quiere citarse a sí mismo <strong>de</strong> manera directa, sino<br />

hablar sencillamente <strong>de</strong> una manera general. El hombre a quien se refiere estaba en Cristo,<br />

es <strong>de</strong>cir, se trataba <strong>de</strong> un cristiano.<br />

12:3 Pablo no sabe si estaba en el cuerpo, o fuera <strong>de</strong>l cuerpo en aquel momento.<br />

Algunos han conjeturado que esto pudo ser durante una <strong>de</strong> las persecuciones <strong>de</strong> Pablo,<br />

como la que pa<strong>de</strong>ció en Listra. Dicen que podría realmente haber muerto e ido al cielo.<br />

Pero el texto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no <strong>de</strong>manda tal interpretación. De hecho, si Pablo no sabía si<br />

estaba en aquel tiempo en el cuerpo, o fuera <strong>de</strong>l cuerpo, es <strong>de</strong>cir, vivo o muerto, ¡sería<br />

cosa extraña que algún comentarista mo<strong>de</strong>rno pudiese arrojar luz adicional acerca <strong>de</strong> esta<br />

cuestión!<br />

Lo importante es que este hombre fue arrebatado hasta el tercer cielo. La Escritura<br />

implica la existencia <strong>de</strong> tres cielos. El primero es la atmósfera que nos envuelve, es <strong>de</strong>cir, el<br />

cielo azul. El segundo es el cielo estelar. El tercero es el más alto cielo, don<strong>de</strong> se encuentra<br />

el trono <strong>de</strong> Dios.<br />

Está claro por lo que sigue que Pablo estuvo realmente en el mismo lugar <strong>de</strong> gloria que<br />

aquel al que el Señor Jesús llevó al ladrón arrepentido tras su muerte, es <strong>de</strong>cir, la morada <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

12:4 Pablo oyó el lenguaje <strong>de</strong>l Paraíso y comprendió lo que se <strong>de</strong>cía, pero no le fue<br />

permitido repetir nada <strong>de</strong> ello cuando volvió a la tierra. Las palabras eran inefables en el


sentido <strong>de</strong> que eran <strong>de</strong>masiado sagradas para ser pronunciadas, y que por tanto no eran para<br />

ser publicadas.<br />

Escribe G. Campbell Morgan:<br />

Hay quienes parecen <strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> visiones y revelaciones que han tenido. La<br />

cuestión es si tal <strong>de</strong>seo no es <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> que esas visiones y revelaciones no son «<strong>de</strong>l<br />

Señor». Cuando son concedidas (y se conce<strong>de</strong>n a los siervos <strong>de</strong> Dios bajo ciertas<br />

circunstancias), producen una reverente reticencia. Son <strong>de</strong>masiado solemnes, <strong>de</strong>masiado<br />

abrumadoras, para ser <strong>de</strong>scritas o tratadas a la ligera, pero su efecto se hará evi<strong>de</strong>nte en toda<br />

la vida y el servicio.<br />

12:5 Al jactarse <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s, al apóstol no le importa mencionarse a sí mismo.<br />

Pero al jactarse <strong>de</strong> visiones y revelaciones <strong>de</strong>l Señor, no quiere aplicarlas <strong>de</strong> manera directa<br />

a sí mismo, sino que prefiere hablar <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong> manera impersonal, como<br />

habiéndole sucedido a un hombre al que conocía. No estaba negando que era él quien había<br />

tenido la experiencia, sino simplemente rehusando involucrarse <strong>de</strong> manera directa y<br />

personal.<br />

12:6 Hay muchas otras gran<strong>de</strong>s experiencias <strong>de</strong> las que el apóstol podía gloriarse. Si<br />

quisiera <strong>de</strong>dicarse a esta jactancia, no sería insensato por ello. Todo lo que dijese sería la<br />

verdad. Pero no va a hacerlo porque no quiere que nadie tenga <strong>de</strong> él una i<strong>de</strong>a superior a<br />

lo que veían en él, u oyesen <strong>de</strong> él.<br />

12:7 Toda esta sección es una precisa <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> un siervo <strong>de</strong> Cristo.<br />

Tiene sus momentos <strong>de</strong> profunda humillación, como el acontecimiento en Damasco. Luego<br />

tiene sus experiencias culminantes, como la entusiasmante revelación dada a Pablo. Pero lo<br />

normal es que cuando un siervo <strong>de</strong>l Señor ha gozado alguna <strong>de</strong> estas experiencias, el Señor<br />

le permite que sufra alguna espina en la carne. Eso es lo que tenemos aquí.<br />

De este versículo apren<strong>de</strong>mos muchas e inapreciables lecciones. Primero, es una prueba<br />

<strong>de</strong> que incluso las revelaciones divinas <strong>de</strong>l Señor no corrigen la carne en nosotros. Incluso<br />

<strong>de</strong>spués que el apóstol había escuchado el lenguaje <strong>de</strong>l Paraíso, seguía teniendo la vieja<br />

naturaleza, y estaba en peligro <strong>de</strong> caer en el lazo <strong>de</strong>l orgullo. Como ha dicho R. J. Reid:<br />

«Un hombre en Cristo» está a salvo en presencia <strong>de</strong> Dios al escuchar las intraducibles<br />

palabras pronunciadas en el paraíso, pero necesita «una espina en su carne» al volver a la<br />

tierra, porque la carne en él se jactaría <strong>de</strong> su experiencia paradisíaca.<br />

¿Cuál era la espina en la carne <strong>de</strong> Pablo? Todo lo que po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> cierto es que<br />

fue alguna prueba corporal que Dios permitió que se introdujese en su vida. Es indudable<br />

que el Señor <strong>de</strong>ja en silencio a propósito cuál era esta espina, para que los afligidos y<br />

probados santos a lo largo <strong>de</strong> los siglos pudiesen sentir una más estrecha i<strong>de</strong>ntificación con<br />

el apóstol en tanto que ellos sufren. Quizá era alguna forma <strong>de</strong> enfermedad <strong>de</strong> los ojos,<br />

quizá un dolor <strong>de</strong> oídos, quizá malaria, quizá dolores <strong>de</strong> cabeza por migraña, quizá algo<br />

relacionado con el habla <strong>de</strong> Pablo. Moorehead dice: «Su naturaleza precisa ha quedado<br />

ocultada, quizá para que todos los que sufren aflicciones puedan ser alentados y ayudados<br />

por la innominada pero penosa experiencia <strong>de</strong> Pablo». Nuestras pruebas pue<strong>de</strong>n ser muy<br />

diferentes <strong>de</strong> las <strong>de</strong> Pablo, pero <strong>de</strong>berían producir la misma ejercitación y los mismos<br />

frutos.


El apóstol <strong>de</strong>scribe la espina en la carne como un mensajero <strong>de</strong> Satanás que le<br />

abofetease. En cierto sentido representaba un esfuerzo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Satanás para estorbar a<br />

Pablo en la obra <strong>de</strong>l Señor, y empleaba la espina para impulsar la obra <strong>de</strong>l Señor<br />

manteniendo humil<strong>de</strong> a Pablo. El servicio <strong>de</strong> éxito para Cristo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> un siervo débil.<br />

Cuanto más débil es, tanto más el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo acompaña a su predicación.<br />

12:8 Tres veces rogó Pablo al Señor que le quitase la espina en la carne.<br />

12:9 La oración <strong>de</strong> Pablo tuvo respuesta, pero no <strong>de</strong> la manera que él esperaba. En<br />

efecto, Dios le vino a <strong>de</strong>cir a Pablo: «No te quitaré la espina, pero te daré algo mejor: te<br />

daré gracia para soportarla. Y recuerda, Pablo, que aunque no te doy lo que pi<strong>de</strong>s, te doy lo<br />

que más necesitas. Necesitas mi po<strong>de</strong>r y fuerza para acompañar a tu predicación, ¿verdad?<br />

Pues bien, la mejor manera <strong>de</strong> que esto te suceda es que seas mantenido en un puesto <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>bilidad».<br />

Ésta fue la repetida respuesta <strong>de</strong> Dios a la oración tres veces repetida <strong>de</strong> Pablo. Y sigue<br />

siendo la mejor respuesta <strong>de</strong> Dios a su sufriente pueblo por todo el mundo. Mejor que la<br />

eliminación <strong>de</strong> las pruebas y <strong>de</strong> los sufrimientos es el compañerismo <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios en<br />

ellos, y la certidumbre <strong>de</strong> Su fuerza y gracia capacitadora.<br />

Observemos lo que dice Dios: Bástate mi gracia. No tenemos que pedirle que haga que<br />

Su gracia sea suficiente. ¡Ya lo es!<br />

El apóstol queda totalmente satisfecho con la respuesta <strong>de</strong>l Señor, por lo que respon<strong>de</strong>:<br />

Por tanto, <strong>de</strong> muy buena gana me gloriaré más bien en mis <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s, para que<br />

habite en mí el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo.<br />

Cuando el Señor explicó la sabiduría <strong>de</strong> Sus acciones, Pablo vino a <strong>de</strong>cir que así era<br />

como él quería que fuese. De modo que, en lugar <strong>de</strong> quejarse y murmurar acerca <strong>de</strong> la<br />

espina, prefería gloriarse en sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s. Se pondría <strong>de</strong> rodillas para darle gracias al<br />

Señor por ellas. Estaba dispuesto a soportarlas con agra<strong>de</strong>cimiento si tan sólo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Cristo habitaba en él.<br />

Bien lo expresa J. Oswald San<strong>de</strong>rs:<br />

La filosofía <strong>de</strong>l mundo es: «Lo que no se pue<strong>de</strong> curar se ha <strong>de</strong> soportar». Pero Pablo,<br />

radiante, replica: «Lo que no se pue<strong>de</strong> curar se pue<strong>de</strong> gozar. Gozo con las <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s,<br />

pa<strong>de</strong>cimientos, privaciones y dificulta<strong>de</strong>s». Tan maravillosa le resultó la gracia <strong>de</strong> Dios que<br />

incluso acogía bien las renovadas ocasiones <strong>de</strong> recurrir a su plenitud. «Me glorío feliz … e<br />

incluso disfruto —<strong>de</strong> mi espina.»<br />

Emma Piechynska, esposa <strong>de</strong> un noble polaco, sufrió una vida <strong>de</strong> frustración y<br />

<strong>de</strong>silusiones. Pero su biógrafo dio un notable tributo a su triunfante fe. «¡Hizo magníficos<br />

ramos <strong>de</strong> las negativas <strong>de</strong> Dios!».<br />

12:10 Hablando <strong>de</strong> manera natural, es bien imposible para nosotros complacernos en el<br />

tipo <strong>de</strong> experiencias aquí relacionadas. Pero la clave a compren<strong>de</strong>r este versículo se<br />

encuentra en esta expresión: Por amor a Cristo. Deberíamos estar dispuestos por causa <strong>de</strong><br />

Él, y para impulso <strong>de</strong> Su evangelio, a soportar cosas que generalmente no soportaríamos<br />

por nosotros mismos ni por causa <strong>de</strong> ningún otro ser amado.<br />

Es cuando somos conscientes <strong>de</strong> nuestra propia <strong>de</strong>bilidad e insignificancia que más<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Y es cuando así estamos reposando sobre Él en plena<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia que se manifiesta Su po<strong>de</strong>r en nosotros, y que somos verda<strong>de</strong>ramente fuertes.


William Wilberforce, que acaudilló la lucha para la abolición <strong>de</strong> la esclavitud en el<br />

Imperio Británico, era físicamente débil y frágil, pero tenía una profunda fe en Dios.<br />

Boswell dijo <strong>de</strong> él: «Vi lo que me parecía una gamba transformarse en una ballena».<br />

En este versículo Pablo está obe<strong>de</strong>ciendo la palabra <strong>de</strong> Señor en Mateo 5:11, 12. Está<br />

regocijándose cuando los hombres le injurian y persiguen.<br />

G. Las señales <strong>de</strong> Pablo sustentan su apostolado (12:11–13)<br />

12:11 Al llegar a este punto, Pablo parece fatigado <strong>de</strong> su aparente jactancia. Tiene el<br />

sentimiento <strong>de</strong> que se ha hecho un necio al gloriarse como lo ha hecho. No <strong>de</strong>biera<br />

haberlo hecho, pero en realidad los corintios le obligaron a ello. Ellos <strong>de</strong>bieran haber sido<br />

los que le encomiasen cuando sus <strong>de</strong>tractores lanzaron sus crueles ataques contra él.<br />

Aunque él no era nada en sí mismo, ciertamente no había sido inferior a aquellos gran<strong>de</strong>s<br />

apóstoles en los que ellos se gloriaban.<br />

12:12 Les recuerda que cuando fue a Corinto y les predicó el evangelio, Dios dio<br />

testimonio <strong>de</strong> la predicación con las señales <strong>de</strong> apóstol. Estas señales eran po<strong>de</strong>res<br />

milagrosos dados a los apóstoles por Dios, para que sus oyentes pudieran saber que<br />

ciertamente habían sido enviados por el Señor.<br />

Las palabras señales, prodigios y milagros no <strong>de</strong>scriben tres clases diferentes <strong>de</strong><br />

milagros, sino más bien los milagros contemplados en sus diferentes aspectos. Las señales<br />

eran milagros que comunicaban un sentido concreto a la inteligencia humana. Los<br />

prodigios, en cambio, eran tan notables que agitaban las emociones humanas. Los<br />

milagros eran actos que evi<strong>de</strong>ntemente eran <strong>de</strong>bidos a un po<strong>de</strong>r sobrehumano.<br />

Es bueno observar que las señales <strong>de</strong> apóstol fueron efectuadas entre ellos. Emplea la<br />

voz pasiva. No pi<strong>de</strong> crédito por ellas para sí mismo, sino que dice que Dios las hizo por<br />

medio <strong>de</strong> él.<br />

12:13 Por lo que atañía a la exhibición <strong>de</strong> milagros, los corintios no eran en nada<br />

inferiores a las otras <strong>iglesia</strong>s. Ellos habían sido testigos <strong>de</strong> tantos <strong>de</strong> ellos, en manos <strong>de</strong>l<br />

Apóstol Pablo, como las otras <strong>iglesia</strong>s que visitó. ¿En qué sentido, entonces, habían sido<br />

ellos inferiores a ninguna <strong>de</strong> las otras <strong>iglesia</strong>s? La única diferencia que Pablo pue<strong>de</strong> ver es<br />

que no había sido carga a los corintios. Es <strong>de</strong>cir, no había insistido en recibir ayuda<br />

económica <strong>de</strong> ellos. Si esto los hacía inferiores, entonces Pablo les pi<strong>de</strong> que le perdonen<br />

este agravio. ¡Ésta era la única «señal» <strong>de</strong> apóstol en la que no insistía!<br />

H. La visita pendiente <strong>de</strong> Pablo a Corinto (12:14–13:1)<br />

12:14 He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros. Esto pue<strong>de</strong> ser<br />

comprendido como significando que el apóstol había estado preparado para visitar Corinto<br />

en tres ocasiones, aunque sólo había estado allí una vez. No fue la segunda vez, porque no<br />

quería tratar con dureza a los creyentes. Ahora está por tercera vez preparado y será su<br />

segunda visita.<br />

O pue<strong>de</strong> significar que estuviese preparado para hacer su tercera visita. La primera se<br />

registra en Hechos 18:1. La segunda sería la visita triste (2 Co. 2:1; 13:1). Esta sería la<br />

tercera.<br />

Cuando llegue, Pablo está <strong>de</strong>cidido que no les será gravoso. Significa, naturalmente,<br />

que no aceptará ningún apoyo financiero <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> ellos. Será in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> ellos por


lo que toca a su apoyo. La razón <strong>de</strong> ello es que no busca sus riquezas materiales, sino a<br />

ellos mismos. Pablo estaba más interesado en las personas que en las cosas.<br />

Por lo que a los corintios atañe, él quiere jugar el papel <strong>de</strong> un padre. No están<br />

obligados los hijos a atesorar para los padres, sino los padres para los hijos. Esta es<br />

una simple <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> la vida tal como la conocemos. En el curso normal <strong>de</strong> los<br />

acontecimientos, son los padres los que trabajan duro y con diligencia para asegurar que<br />

los hijos tengan alimento y vestido. En general, los hijos no tienen este cuidado por los<br />

padres. De modo que Pablo dice que querría que se le permitiese actuar como un padre<br />

para con ellos.<br />

Se <strong>de</strong>bería ir con cuidado en no querer sacar <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong> esta frase. No significa que<br />

los padres <strong>de</strong>berían atesorar para el futuro <strong>de</strong> sus hijos. Esto no tiene nada que ver con las<br />

necesida<strong>de</strong>s futuras, sino con las necesida<strong>de</strong>s presentes. Pablo estaba sólo pensando acerca<br />

<strong>de</strong> la provisión <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s inmediatas mientras servía al Señor en Corinto. Estaba<br />

<strong>de</strong>cidido a que no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> los santos allí. No abrigaba ningún pensamiento en su<br />

mente <strong>de</strong> que ellos <strong>de</strong>bieran acumular un fondo para su vejez, ni que él <strong>de</strong>biera hacer tal<br />

cosa para ellos.<br />

12:15 Aquí tenemos un hermoso atisbo <strong>de</strong>l inextinguible amor <strong>de</strong>l Apóstol Pablo por el<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios en Corinto. Él estaba felizmente dispuesto a darse a sí mismo en incansable<br />

servicio y sacrificio por sus almas, es <strong>de</strong>cir, por su bienestar espiritual. Los amaba más<br />

abundantemente que los falsos maestros que tenían en medio <strong>de</strong> ellos, pero era amado<br />

menos por ellos. Pero esto no hacía que su amor fuese diferente. Incluso si no tenía<br />

esperanza alguna <strong>de</strong> que su amor hacia ellos fuese correspondido, seguiría amándolos. De<br />

esta manera estaba siguiendo al Señor <strong>de</strong> manera plena.<br />

12:16 El apóstol recoge las mismas palabras que sus críticos estaban empleando contra<br />

él. Ellos venían a <strong>de</strong>cir: «Bueno, se <strong>de</strong>be conce<strong>de</strong>r que Pablo mismo no ha tomado dinero<br />

directamente <strong>de</strong> vosotros. Pero usó trucos para conseguirlo. Os envió <strong>de</strong>legados y ellos le<br />

llevaron dinero».<br />

12:17 Si no os he explotado directamente, ¿os he enviado a otros que lo hiciesen? El<br />

apóstol pregunta directamente a los corintios si estas acusaciones eran ciertas.<br />

12:18 Y él mismo respon<strong>de</strong> a sus propias preguntas. La expresión rogué a Tito<br />

significa probablemente apremié a Tito que os visitase. Pero Pablo no lo envió a solas.<br />

Envió con él a otro hermano para que no pudiese haber sospechas acerca <strong>de</strong> los motivos <strong>de</strong><br />

Pablo. ¿Qué sucedió cuando Tito llegó a Corinto? ¿Insistió en sus <strong>de</strong>rechos? ¿Pidió a los<br />

corintios que lo apoyasen? ¿Intentó él sacar ganancia <strong>de</strong> ellos? No, parece por este pasaje<br />

que Tito se ganaba la vida <strong>de</strong>dicándose a alguna ocupación secular. Esto es sugerido por las<br />

preguntas, «¿No hemos procedido con el mismo espíritu y en las mismas pisadas?». En<br />

otras palabras: tanto Tito como Pablo siguieron la misma política <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarse a trabajar,<br />

para no tener que ser apoyados por los corintios.<br />

12:19 Los corintios pensarían, por todo lo que Pablo les había dicho, que su objetivo<br />

era sencillamente disculparse ante ellos como si ellos fuesen sus jueces. Al contrario, lo<br />

que realmente estaba haciendo era escribirles estas cosas como en presencia <strong>de</strong> Dios, para<br />

que fuesen edificados. Quería fortalecerlos en la vida cristiana y advertirlos en contra <strong>de</strong> los<br />

peligros que les ro<strong>de</strong>aban. Estaba más interesado en ayudarlos que en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su propia<br />

reputación.<br />

12:20 Pablo <strong>de</strong>seaba que cuando visitase Corinto pudiese encontrar a los cristianos<br />

andando gozosos unos con otros, habiendo renunciado a los falsos maestros, y habiendo<br />

reconocido la autoridad <strong>de</strong> los apóstoles.


También, cuando los visitase, quería acudir con gozo y no con dolor. Se sentiría muy<br />

dolido si hallase contiendas, envidias, enojos, rivalida<strong>de</strong>s, maledicencias,<br />

murmuraciones, arrogancias, <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes y otras formas <strong>de</strong> conflictos carnales.<br />

12:21 Después <strong>de</strong> todo, estos corintios eran el gozo y la corona <strong>de</strong> regocijo <strong>de</strong> Pablo.<br />

Eran su gloria. Des<strong>de</strong> luego, no quería acudir y tener que humillarse por ellos. Tampoco<br />

quería tener que lamentarse por muchos <strong>de</strong> los que habían pecado y no se hubiesen<br />

arrepentido <strong>de</strong> la inmundicia y fornicación y lascivia que habían cometido.<br />

¿A quién se refiere Pablo como los muchos que habían cometido estos pecados? Lo<br />

único razonable es suponer que estaban en la <strong>iglesia</strong> en Corinto. En caso contrario, no<br />

estaría tratando acerca <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> este modo en una carta a la <strong>iglesia</strong>. Pero no se pue<strong>de</strong><br />

suponer que fuesen verda<strong>de</strong>ros creyentes. Se dice específicamente que practicaban (BAS)<br />

estos pecados, y en otro pasaje Pablo <strong>de</strong>ja en claro que aquellos cuya vida está<br />

caracterizada por una conducta así no pue<strong>de</strong>n heredar el reino <strong>de</strong> Dios (1 Co. 6:9, 10). El<br />

apóstol se lamentaría por ellos porque no se habían arrepentido, y por ello tendrían que ser<br />

excomulgados.<br />

Darby observa que este capítulo empieza con el tercer cielo y termina con pecados viles<br />

en la tierra. Entre ambas cosas observa que hay un remedio: el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo habitando en<br />

el Apóstol Pablo.<br />

13:1 Pablo estaba a punto <strong>de</strong> visitar Corinto. Cuando lo hiciese, se investigarían los<br />

casos <strong>de</strong> pecado entre los creyentes. Estas investigaciones proce<strong>de</strong>rían conforme al<br />

principio divino establecido en Deuteronomio 19:15: Por boca <strong>de</strong> dos o <strong>de</strong> tres testigos se<br />

<strong>de</strong>cidirá todo asunto. Pablo no significaba que él sería quien llevaría a cabo el juicio. Esto<br />

lo haría la <strong>iglesia</strong> local, y él actuaría como consejero en ello.<br />

I. El apostolado <strong>de</strong> Pablo apoyado por los mismos corintios (13:2–6)<br />

13:2 En su segunda visita, por otra parte no registrada, Pablo les había advertido que<br />

trataría severamente con los culpables. Ahora, aunque ausente, les predice todo para que<br />

cuando vaya otra vez, no será indulgente con aquellos que han estado pecando.<br />

13:3 Los corintios habían sido engañados por los falsos maestros para dudar <strong>de</strong> que<br />

Pablo era un verda<strong>de</strong>ro apóstol. De hecho, lo habían realmente <strong>de</strong>safiado a que les diese<br />

alguna prueba <strong>de</strong> que era un auténtico portavoz <strong>de</strong> Dios. ¿Cuáles eran sus cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong><br />

que Cristo estaba verda<strong>de</strong>ramente hablando por él? El apóstol comienza su contestación<br />

citando su impertinente petición: Puesto que buscáis una prueba <strong>de</strong> que habla Cristo en<br />

mí…<br />

Luego, en un paréntesis, les recuerda que Cristo se había revelado a ellos por medio <strong>de</strong><br />

él <strong>de</strong> un modo po<strong>de</strong>roso. No había habido nada débil en la tremenda revolución en sus<br />

vidas, cuando creyeron el mensaje <strong>de</strong>l evangelio.<br />

13:4 Las menciones <strong>de</strong> las palabras «débil» y «po<strong>de</strong>roso» recordaron a Pablo la<br />

paradoja <strong>de</strong> la fortaleza <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad que se vio en la vida <strong>de</strong>l Salvador y que se ve en las<br />

vidas <strong>de</strong> Sus siervos. Nuestro Señor fue crucificado en <strong>de</strong>bilidad, y vive por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Dios. Así que Sus seguidores son débiles en sí mismos, pero el Señor manifiesta Su po<strong>de</strong>r<br />

por medio <strong>de</strong> ellos. Cuando Pablo dice: viviremos con él por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios para con<br />

vosotros, no se está refiriendo a la resurrección. Más bien significa que cuando los visite,<br />

les <strong>de</strong>mostrará el gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios al tratar con los que estaban pecando. Ellos <strong>de</strong>cían


que era débil y menospreciable; ¡él les mostrará que pue<strong>de</strong> ser enérgico al impartir<br />

disciplina!<br />

13:5 Este versículo se relaciona con la primera parte <strong>de</strong>l v. 3 <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

«Puesto que buscáis una prueba <strong>de</strong> que habla Cristo en mí… examinaos a vosotros<br />

mismos para ver si estáis en la fe». Ellos mismos eran la prueba <strong>de</strong> su apostolado. Había<br />

sido por medio <strong>de</strong> él que ellos habían sido conducidos al Salvador. Si querían ver sus<br />

cre<strong>de</strong>nciales, <strong>de</strong>bían mirarse a sí mismos.<br />

Es a menudo mal empleado para enseñar que <strong>de</strong>biéramos buscar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros<br />

para tener la certidumbre <strong>de</strong> la salvación; pero eso podría llevar al <strong>de</strong>saliento y a las dudas.<br />

La certidumbre <strong>de</strong> la salvación viene primero y primordialmente por la palabra <strong>de</strong> Dios. En<br />

el momento en que confiamos en Cristo po<strong>de</strong>mos saber <strong>de</strong> cierto en base a la autoridad <strong>de</strong><br />

la Biblia que hemos nacido <strong>de</strong> nuevo. Al pasar el tiempo, hallamos otras evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la<br />

nueva vida —un nuevo amor por la santidad, un nuevo odio contra el pecado, amor a los<br />

hermanos, una justicia práctica, obediencia y separación <strong>de</strong>l mundo.<br />

Pero Pablo no les está pidiendo a los corintios que se <strong>de</strong>diquen a la introspección para<br />

encontrar prueba <strong>de</strong> su salvación. Lo que les pi<strong>de</strong> es que vean en su salvación una prueba<br />

<strong>de</strong> su apostolado.<br />

Había sólo dos posibilida<strong>de</strong>s: o bien Jesucristo estaba en ellos, o bien estaban<br />

reprobados, eran falsos. La palabra traducida reprobados se empleaba para <strong>de</strong>scribir<br />

metales que bajo prueba resultaban falsos. Así que, o bien los corintios eran verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes, o bien eran reprobados por no llegar a pasar la prueba.<br />

13:6 Si llegaban a la conclusión <strong>de</strong> que estaban genuinamente salvados, entonces seguía<br />

que el Apóstol Pablo era genuino, y no reprobado. La maravillosa transformación que<br />

había tenido lugar en las vidas <strong>de</strong> los corintios difícilmente podría haber tenido lugar por<br />

acción <strong>de</strong> un falso maestro.<br />

J. El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> hacer bien a los corintios (13:7–10)<br />

13:7 Pablo prosigue ahora con la cuestión <strong>de</strong> la disciplina <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

en Corinto que habían pecado. Dice que está orando a Dios que los creyentes no hiciesen<br />

ninguna cosa mala. No ora por eso simplemente porque quería evitar aparecer como<br />

reprobado, o ser contemplado bajo una mejor luz. No quiere que <strong>de</strong>jen <strong>de</strong> actuar mal<br />

sencillamente porque luego podría señalar a su obediencia como evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su autoridad.<br />

No es por eso en absoluto. Quiere que actúen bien porque eso es lo bueno y honesto. Y<br />

preferiría que actuasen así, aunque él pudiese aparecer como reprobado.<br />

Una vez más tenemos evi<strong>de</strong>ncia aquí <strong>de</strong>l altruismo <strong>de</strong> Pablo. En su vida <strong>de</strong> oración sus<br />

pensamientos se centraban constantemente en lo que era para bien <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más y no para<br />

su propio reconocimiento. Si Pablo iba a Corinto con una vara, imponía su autoridad y<br />

conseguía la obediencia a sus instrucciones tocantes a la disciplina, entonces podría<br />

emplear esto como argumento contra los falsos maestros. Podría <strong>de</strong>cir que esto era<br />

evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su legítima autoridad. Pero prefería que los corintios ejerciesen las acciones<br />

necesarias por sí mismos, en su ausencia, incluso si ello lo ponía bajo una luz <strong>de</strong>sfavorable<br />

por lo que tocaba a los legalistas.<br />

13:8 El dicho <strong>de</strong> este versículo se refiere posiblemente a los apóstoles. Pablo edice que<br />

todo lo que hacen <strong>de</strong>ben hacerlo con vistas al fomento <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> Dios, y no con<br />

ningún motivo egoísta a la vista. Incluso en la cuestión <strong>de</strong> la disciplina, no <strong>de</strong>be entrar


ningún pensamiento <strong>de</strong> vindicación personal. Todo <strong>de</strong>be llevarse a cabo con vistas a la<br />

gloria <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l bien <strong>de</strong> los hermanos cristianos.<br />

13:9 Una vez más el apóstol expresa su total altruismo por lo que respectaba a los<br />

corintios. Si su <strong>de</strong>bilidad, humillación y vituperio resultaban en que fuesen fortalecidos en<br />

las cosas <strong>de</strong> Dios, entonces se gozaba. Y mientras se gozaba así, también oraba por que<br />

pudiesen ser perfeccionados. Con respecto al tema <strong>de</strong> los tratos con ofensores pecaminosos<br />

en medio <strong>de</strong> ellos, Pablo oraba por el perfeccionamiento <strong>de</strong> ellos, que llegasen a ser<br />

completos. Su ferviente <strong>de</strong>seo era que se obrase toda la voluntad <strong>de</strong> Dios en sus vidas.<br />

Como lo expresa Hodge: «Pablo oraba por que pudiesen quedar perfectamente restaurados<br />

<strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> confusión, contención y mal en el que habían caído».<br />

13:10 Era con vistas a su perfeccionamiento que les escribió esta carta. Prefería escribir<br />

estando ausente <strong>de</strong> ellos para conseguir estos resultados, mejor que cuando estuviese<br />

presente tener que usar <strong>de</strong> severidad, tal como estaba autorizado por el Señor. Pero<br />

incluso si llegaba a estar presente y los trataba con severidad, ello sería para la edificación<br />

<strong>de</strong> ellos, y no para <strong>de</strong>strucción.<br />

K. La gentil <strong>de</strong>spedida trinitaria <strong>de</strong> Pablo (13:11–14)<br />

13:11 El apóstol lleva ahora esta más bien tormentosa Epístola a un fin abrupto.<br />

Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>searles que tengan gozo (una salutación griega formal), les hace cuatro<br />

exhortaciones. Primero, que se perfeccionasen o hiciesen completos. El verbo es el mismo<br />

que el que se emplea en Mateo 4:21 <strong>de</strong> remendar re<strong>de</strong>s, y pue<strong>de</strong> también significar<br />

«remendad vuestros caminos». Debían <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> pelearse y <strong>de</strong> pecar, y <strong>de</strong>bían apren<strong>de</strong>r a<br />

vivir en armonía entre sí.<br />

Animaos pue<strong>de</strong> también enten<strong>de</strong>rse como «sed exhortados». Habían recibido enérgicas<br />

amonestaciones <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Pablo. Aquí les está diciendo que reciban estas amonestaciones<br />

con buen espíritu y que actúen en conformidad a las mismas.<br />

Vivid en paz. Es evi<strong>de</strong>nte por 12:20 que había habido disputas y pen<strong>de</strong>ncias entre ellos.<br />

Así suce<strong>de</strong> siempre cuando se permite la entrada <strong>de</strong>l legalismo. Así Pablo les dijo primero<br />

que disciplinasen a los culpables y que conviviesen en paz con sus hermanos en la fe.<br />

Si así lo hacían, el Dios <strong>de</strong> paz y <strong>de</strong> amor estaría con ellos. Naturalmente, en un<br />

sentido el Señor está siempre con Su pueblo. Pero esto significa que se manifestará a ellos<br />

con una proximidad y encarecimiento especiales si son obedientes en estos respectos.<br />

13:12 El beso santo era un saludo característico entre los cristianos en los días <strong>de</strong> los<br />

apóstoles. Se <strong>de</strong>signa como beso santo, significando que no era un mero símbolo <strong>de</strong> afecto<br />

artificioso, sino que era sincero y puro. Sigue siendo practicado por los cristianos en<br />

muchos países en la actualidad. No obstante, en algunos otros países, besarse entre hombres<br />

podría interpretarse como señal <strong>de</strong> homosexualidad. La práctica <strong>de</strong> esta tradición no sería<br />

vinculante si echase una grave sombra sobre el testimonio cristiano. En tales casos, sería<br />

preferible un santo apretón <strong>de</strong> manos. Hodge dice:<br />

No es un mandamiento perpetuamente obligatorio, por cuanto el espíritu <strong>de</strong>l<br />

mandamiento es que los cristianos se expresen su mutuo amor <strong>de</strong> la forma aprobada por la<br />

era y la comunidad en la que viven.


13:13 Los saludos <strong>de</strong> todos los santos recordarían a los corintios la amplitud <strong>de</strong> la<br />

comunión en la que habían sido introducidos, y también les diría que otras <strong>iglesia</strong>s estaban<br />

mirando para ver su crecimiento y obediencia al Señor.<br />

13:14 Aquí tenemos una <strong>de</strong> las hermosas bendiciones <strong>de</strong>l NT, y la única que incluye los<br />

tres miembros <strong>de</strong> la Trinidad.<br />

Lenski concluye:<br />

Con la imagen <strong>de</strong>l gran apóstol extendiendo sus manos sobre los corintios con su<br />

profunda bendición neotestamentaria, su voz se hun<strong>de</strong> en el silencio. Pero la bendición<br />

permanece sobre nuestros corazones.<br />

Bibliografía<br />

Darby, J. N. Notes on I and II Corinthians. Londres: G. Morrish, sf.<br />

Davies, J. M. The Epistles to the Corinthians. Bombay: Gospel Literature Service, 1975.<br />

Denney, James. The Second Epistle to the Corinthians. Londres: Hod<strong>de</strong>r & Stoughton,<br />

1894.<br />

Erdman, C. R. Second Epistle of Paul to the Corinthians. Londres: Phila<strong>de</strong>lphia:<br />

Westminster Press, 1929.<br />

Grant, F. W. «2 Corinthians», The Numerical Bible. Vol. 6, Acts —2 Corinthians. New<br />

York: Loizeaux Brothers, 1901.<br />

Hodge, Charles. The Second Epistle to the Corinthians. Londres: The Banner of Truth<br />

Trust, 1959.<br />

Hughes, Philip E. Commentary on the Second Epistle to the Corinthians. Grand Rapids:<br />

Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1962.<br />

Kelly, William. Notes on the Second Epistle to the Corinthians. Londres: G. Morrish, 1882.<br />

Lenski, R. C. H. The Interpretation of St. Paul’s First and Second Epistles to the<br />

Corinthians. Columbus: Wartburg Press, 1937.<br />

Luck, G. Coleman. Second Corinthians. Chicago: Moody Press, 1959.<br />

Robertson, A. T. The Glory of the Ministry. New York: Fleming H. Revell Co., 1911.<br />

Wilson, Geoffrey B. 2 Corinthians: A Digest of Reformed Comment. Londres: The Banner<br />

of Truth Trust, 1973.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>-Barclay.Vol. 9: Corintios. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H., Comentario Carroll, vol. 10: Ts./Co. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry, vol. 12, 2ª Corintios/Hebreos CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Estudios sobre 1ª <strong>de</strong> Corintios, CLIE, Terrassa.<br />

Paley, Guillermo. Epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.


EPÍSTOLA A LOS GÁLATAS<br />

Introducción<br />

«La “Magna Carta” <strong>de</strong> la libertad espiritual para todo el mundo y para todos los<br />

tiempos.»<br />

Charles R. Erdman<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Hay diversas regiones <strong>de</strong> España don<strong>de</strong> hay pueblos <strong>de</strong> origen celta, como Galicia,<br />

Asturias y partes <strong>de</strong> Cataluña; lo mismo suce<strong>de</strong> con muchos pueblos <strong>de</strong> habla inglesa y<br />

regiones <strong>de</strong> Francia —es <strong>de</strong>cir, los escoceses, irlan<strong>de</strong>ses, galeses y bretones—. Estos<br />

grupos étnicos se sentirán especialmente fascinados al saber que una <strong>de</strong> las primeras cartas<br />

<strong>de</strong> Pablo fue escrita a sus antecesores («Galacia», «Galicia», «Celta» y «Galia» son<br />

palabras relacionadas).<br />

Hacia el 278 a.C., un gran número <strong>de</strong> estos galos, o celtas europeos, migraron a lo que<br />

es en la actualidad Turquía. Sus límites quedaron fijados, y su territorio recibió el nombre<br />

<strong>de</strong> «Galacia». Muchos creen ver rasgos «celtas» en cosas como la veleidad <strong>de</strong> los gálatas<br />

(p.ej., en Hechos 13 y Gálatas 3:1).<br />

Sea como sea, la Epístola a los Gálatas cumple un papel crucial en el cristianismo<br />

primitivo. Aunque a menudo es consi<strong>de</strong>rada como un «primer borrador» <strong>de</strong> Romanos (por<br />

cuanto abarca el evangelio <strong>de</strong> la gracia, Abraham, la ley, etc., <strong>de</strong> modo similar), Gálatas es<br />

un enérgico y apasionado esfuerzo por salvar el cristianismo <strong>de</strong> llegar a ser sólo una secta<br />

mesiánica <strong>de</strong> un judaísmo legalista. No se sabe cómo reaccionaron los gálatas mismos, pero<br />

el evangelio <strong>de</strong> la gracia, aparte <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> la ley, sí triunfó, y el cristianismo prosiguió<br />

su camino para llegar a ser una fe universal.<br />

Durante la Reforma, Gálatas vino a tener una importancia tan capital para Lutero que se<br />

refería al libro como «mi Kaethe» (su afectuoso nombre para su esposa). Su Comentario<br />

sobre Gálatas influyó no sólo sobre eruditos, sino también sobre el común <strong>de</strong> la gente, y<br />

sigue imprimiéndose y estudiándose.<br />

II. Paternidad<br />

La genuinidad <strong>de</strong> Gálatas como Epístola Paulina nunca ha sido seriamente puesta en<br />

duda. Es citada como <strong>de</strong> Pablo por Policarpo, Ignacio, Justino Mártir, Orígenes, Ireneo,<br />

Tertuliano y Clemente <strong>de</strong> Alejandría. Está relacionada en el Canon <strong>de</strong> Muratori como <strong>de</strong><br />

Pablo, y, probablemente <strong>de</strong>bido a su enérgico lenguaje antijudaizante, recibe el primer<br />

puesto en el Apostolicon <strong>de</strong> Marción. La evi<strong>de</strong>ncia externa es, pues, muy po<strong>de</strong>rosa.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna <strong>de</strong> su paternidad paulina comienza con las referencias personales<br />

en 1:1 y 5:2, y con la observación cerca <strong>de</strong>l final (6:11) <strong>de</strong> que la escribió con «letras tan<br />

gran<strong>de</strong>s». Se cree generalmente que se trata <strong>de</strong> una referencia a una posible enfermedad<br />

ocular <strong>de</strong>l apóstol. Evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> apoyo incluyen el hecho <strong>de</strong> que los gálatas hubiesen<br />

estado antes dispuesto a <strong>de</strong>jarse arrancar los ojos para Pablo. Muchas notas históricas<br />

coordinan con Hechos. La disputa acerca <strong>de</strong> la circuncisión y la cuestión <strong>de</strong> si Pablo era un


verda<strong>de</strong>ro apóstol fueron cuestiones can<strong>de</strong>ntes en las décadas <strong>de</strong> los cincuenta y sesenta,<br />

pero quedaron resueltas poco <strong>de</strong>spués.<br />

III. Fecha<br />

La fecha <strong>de</strong> la Epístola <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l sentido preciso <strong>de</strong> las expresiones «las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong><br />

Galacia» y «gálatas». Si se refiere a la región meridional <strong>de</strong> Asia Menor, es probable una<br />

fecha más temprana, incluso antes <strong>de</strong>l Concilio <strong>de</strong> Jerusalén. Si se significa la región<br />

septentrional, se precisa <strong>de</strong> una fecha más tardía.<br />

Geográficamente hablando, el término «Galacia» se empleaba para <strong>de</strong>notar el norte, y<br />

políticamente para el sur —la provincia romana <strong>de</strong> Galacia.<br />

La teoría <strong>de</strong> Galacia Septentrional fue estándar durante el siglo diecinueve, y sigue<br />

siendo mantenida mayoritariamente por eruditos alemanes. No hay evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> que Pablo<br />

jamás ministrase a los «gálatas» <strong>de</strong> esta región, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego esto no constituye una<br />

dificultad.<br />

Especialmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que fue popularizada por Sir William Ramsay, la teoría <strong>de</strong> Galacia<br />

Meridional ha sido extensamente aceptada en Gran Bretaña y América <strong>de</strong>l Norte. Ya que<br />

Lucas da tanto espacio en Hechos a la obra misionera <strong>de</strong> Pablo en esta región (Antioquía <strong>de</strong><br />

Pisidia, Iconio, Listra y Derbe), parece posible que el apóstol escribiese a los convertidos<br />

allí. Por cuanto Pablo evangelizó Galacia en su Primer Viaje Misionero y volvió a visitarla<br />

en su Segundo Viaje, es posible una fecha temprana para Gálatas. Si la carta fue escrita<br />

antes <strong>de</strong>l Concilio <strong>de</strong> Jerusalén registrado en Hechos 15 (49 d.C.), eso explicaría que la<br />

circuncisión fuera todavía una cuestión can<strong>de</strong>nte. Theodor Zahn, un erudito conservador<br />

alemán lí<strong>de</strong>r, data Gálatas en la época <strong>de</strong>l Segundo Viaje Misionero, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Corinto. Esto<br />

haría <strong>de</strong> ella su primera Epístola.<br />

Si la teoría septentrional es la correcta, Gálatas fue seguramente escrita en los años<br />

cincuenta, quizá en época tan temprana como el 53, pero posiblemente más tar<strong>de</strong>.<br />

Si la teoría meridional es, como creemos, la correcta, y especialmente si Gálatas fue<br />

escrita antes que Pablo acudiese al Concilio <strong>de</strong> Jerusalén, que <strong>de</strong>cidió la cuestión <strong>de</strong> la<br />

circuncisión para los cristianos gentiles, el libro se pue<strong>de</strong> datar en el 48 d.C.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Durante sus primeros viajes misioneros, Pablo visitó Asia Menor, predicando el<br />

glorioso mensaje <strong>de</strong> que la salvación es sólo por Cristo. Muchos <strong>de</strong> sus oyentes fueron<br />

salvos y se constituyeron <strong>iglesia</strong>s, varias <strong>de</strong> ellas en Galacia. Los habitantes <strong>de</strong> Galacia eran<br />

conocidos por su inestabilidad, actitud guerrera y veleidad.<br />

Después <strong>de</strong> que Pablo <strong>de</strong>jase la región, falsos maestros se infiltraron en las <strong>iglesia</strong>s e<br />

introdujeron falsas doctrinas. Enseñaban que la salvación era por la fe en Cristo y la<br />

observancia <strong>de</strong> la ley. Su mensaje era una mezcla <strong>de</strong> cristianismo y judaísmo, <strong>de</strong> gracia y<br />

ley, <strong>de</strong> Cristo y Moisés. También intentaban apartar a los gálatas <strong>de</strong> Pablo diciendo que no<br />

era un genuino apóstol <strong>de</strong>l Señor y que su mensaje no era fiable. Intentaban <strong>de</strong>struir la<br />

confianza en el mensaje minando la confianza en el mensajero. Muchos <strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong><br />

Galacia quedaron afectados por sus malvadas sugerencias.<br />

¡Qué dolor y frustración <strong>de</strong>bieron embargar el corazón <strong>de</strong> Pablo cuando le llegaron esas<br />

noticias <strong>de</strong> Galacia! ¿Habían sido en vano sus labores entre estas gentes? ¿Podrían los


cristianos ser aún rescatados <strong>de</strong> esas enseñanzas judaizantes, legalistas? Pablo se sintió<br />

movido a una rápida y <strong>de</strong>cisiva acción. Tomó su pluma y escribió esta carta indignada a sus<br />

amados hijos en la fe. En ella, establece el verda<strong>de</strong>ro carácter <strong>de</strong> la salvación como dada<br />

por gracia <strong>de</strong> principio a fin, no ganada por la observancia <strong>de</strong> la ley, ni en todo ni en parte.<br />

Las buenas obras no son una condición para la salvación, sino un fruto <strong>de</strong> ella. El cristiano<br />

ha muerto a la ley; vive una vida <strong>de</strong> santidad no por sus propios esfuerzos, sino por el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios que mora en él.<br />

BOSQUEJO<br />

I. PERSONAL: PABLO DEFIENDE SU AUTORIDAD (Caps. 1, 2)<br />

A. El propósito <strong>de</strong> Pablo al escribir (1:1–10)<br />

B. Defensa <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> su mensaje y ministerio (1:11–2:10)<br />

C. Pablo repren<strong>de</strong> a Pedro (2:11–21)<br />

II. DOCTRINAL: PABLO DEFIENDE LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE (3:1–5:1)<br />

A. La gran verdad <strong>de</strong>l evangelio (3:1–9)<br />

B. La Ley en contraste a la Promesa (3:10–18)<br />

C. El propósito <strong>de</strong> la Ley (3:19–29)<br />

D. Niños e Hijos (4:1–16)<br />

E. Esclavitud o Libertad (4:17–5:1)<br />

III. PRÁCTICO: PABLO DEFIENDE LA LIBERTAD CRISTIANA EN EL ESPÍRITU<br />

(5:2–6:18)<br />

A. El peligro <strong>de</strong>l legalismo (5:2–15)<br />

B. Po<strong>de</strong>r para la santidad (5:16–25)<br />

C. Exhortaciones prácticas (5:26–6:10)<br />

D. Conclusión (6:11–18)<br />

Comentario<br />

I. PERSONAL: PABLO DEFIENDE SU AUTORIDAD (Caps.<br />

1, 2)<br />

A. El propósito <strong>de</strong> Pablo al escribir (1:1–10)<br />

1:1 De entrada, Pablo insiste en que su llamamiento como apóstol es divino. No se<br />

había originado <strong>de</strong> los hombres ni le había sido comunicado <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios por medio<br />

<strong>de</strong> algún hombre. Procedía directamente <strong>de</strong> Jesucristo y por medio <strong>de</strong> Dios el Padre que<br />

lo resucitó <strong>de</strong> los muertos. Un hombre así llamado por Dios solo y que es solamente<br />

responsable <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios tiene la libertad <strong>de</strong> predicar el mensaje <strong>de</strong> Dios sin temor a<br />

ningún hombre. De modo que el apóstol era in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> los doce apóstoles y <strong>de</strong><br />

cualquier otra persona, tanto en cuanto a su mensaje como en cuanto a su ministerio.<br />

En este versículo se afirma e implica a la vez la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo. Se afirma en la<br />

expresión no <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> hombres ni por medio <strong>de</strong> hombre, sino por Jesucristo. Se<br />

implica en la manera en que Pablo liga juntos a Jesucristo y Dios el Padre, poniéndolos<br />

sobre un pie <strong>de</strong> igualdad. Luego, Dios el Padre es mencionado como Aquel que… resucitó


a Jesús <strong>de</strong> los muertos. Pablo tenía buenas razones para recordar esto a los Gálatas. La<br />

resurrección era prueba <strong>de</strong> la total satisfacción <strong>de</strong> Dios con la obra <strong>de</strong> Cristo para nuestra<br />

salvación. Aparentemente, los gálatas no estaban totalmente satisfechos con la obra <strong>de</strong>l<br />

Salvador, porque estaban tratando <strong>de</strong> mejorarla añadiendo sus esfuerzos <strong>de</strong> observancia <strong>de</strong><br />

la ley.<br />

Pablo fue llamado por el Cristo resucitado, en contraste con los doce apóstoles, que<br />

fueron llamados por el Señor Jesús durante su ministerio temprano. Incluso con<br />

posterioridad, la resurrección constituyó una parte importante <strong>de</strong> su mensaje.<br />

1:2 El apóstol se asocia con todos los hermanos que estaban con él. Estos hermanos<br />

se unieron en el llamamiento a los gálatas para que se aferrasen a la verdad <strong>de</strong>l evangelio.<br />

Esta Carta a las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Galacia muestra una <strong>de</strong>liberada falta <strong>de</strong> calor. Generalmente,<br />

Pablo se dirigía a los creyentes como «la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios», «santos» o «los fieles en Cristo<br />

Jesús». Con frecuencia expresaba su agra<strong>de</strong>cimiento por los cristianos, o alabanza por sus<br />

virtu<strong>de</strong>s. A menudo citaba individuos por nombre. Pero aquí no hay nada <strong>de</strong> eso. La<br />

gravedad <strong>de</strong>l error en las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Galacia le llevaron a ser enérgico y frío para con ellos.<br />

1:3 Gracia y paz son dos <strong>de</strong> las magnas palabras <strong>de</strong>l evangelio. Gracia es la bondad<br />

inmerecida que Dios muestra para con pecadores impíos. En lugar <strong>de</strong> pedir al hombre que<br />

haga, muestra lo que Dios ha hecho, e invita a los hombres a recibir la salvación como un<br />

don gratuito. Scofield dice: «En lugar <strong>de</strong> buscar a hombres buenos a los que pueda aprobar,<br />

la gracia busca a hombres con<strong>de</strong>nados, culpables, sin <strong>de</strong>fensa e impotentes, a los que pueda<br />

salvar, santificar y glorificar».<br />

La paz es el resultado <strong>de</strong> la gracia. Cuando un pecador recibe al Salvador, tiene paz<br />

para con Dios. Reposa en el conocimiento <strong>de</strong> que ha sido pagada la pena por sus pecados, y<br />

que nunca será con<strong>de</strong>nado. Pero la gracia no solo salva; también guarda. Y necesitamos no<br />

sólo la bendición <strong>de</strong> la paz con Dios, sino también la paz <strong>de</strong> Dios. Estas son las bendiciones<br />

que Pablo <strong>de</strong>sea para los gálatas al abrir esta Epístola. Des<strong>de</strong> luego, los gálatas se habían<br />

dado cuenta <strong>de</strong> que estas bendiciones nunca podrían venir por la ley. La ley pronunciaba<br />

una maldición sobre todos los que quebrantasen sus preceptos. Nunca trajo la paz a una sola<br />

alma.<br />

1:4 Pablo recuerda luego a sus lectores el enorme coste <strong>de</strong> su salvación. Observemos<br />

las palabras: nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados. Si<br />

Él se dio a sí mismo para resolver la cuestión <strong>de</strong>l pecado, entonces es a la vez innecesario e<br />

imposible para nosotros añadir a una obra tal, o ayudar a expiar nuestros pecados mediante<br />

la observancia <strong>de</strong> ley alguna. Cristo es el único y suficiente Salvador. Cristo murió para<br />

librarnos <strong>de</strong>l presente siglo malo. Esto incluye no sólo la corrupción moral y política <strong>de</strong><br />

esta edad, sino también el mundo religioso que mezcla rituales y ceremonias con la fe en<br />

Cristo. ¡Era por tanto especialmente oportuno recordar a los gálatas que estaban volviendo<br />

al mismo sistema para rescatarlos <strong>de</strong>l cual había muerto Cristo! La re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> Cristo era<br />

conforme a la voluntad <strong>de</strong> nuestro Dios y Padre. Esto da el crédito a quien correspon<strong>de</strong><br />

—no a los insignificantes esfuerzos <strong>de</strong>l hombre, sino a la voluntad soberana <strong>de</strong> Dios—. Se<br />

<strong>de</strong>staca que Cristo es el camino <strong>de</strong> Dios para la salvación, y que no hay ningún otro.<br />

El versículo 4 <strong>de</strong>bería servirnos <strong>de</strong> recordatorio <strong>de</strong> que Dios no está interesado en<br />

mejorar el mundo ni en dar comodidad a los hombres en él, sino en liberar a los hombres <strong>de</strong><br />

él. Nuestras priorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>berían coincidir con las <strong>de</strong> Él.<br />

1:5 Según el evangelio <strong>de</strong> la gracia, toda la gloria por la salvación <strong>de</strong>l hombre<br />

correspon<strong>de</strong> a Dios el Padre y al Señor Jesucristo. El hombre no pue<strong>de</strong> compartir esta gloria<br />

como cosalvador guardando la ley.


Cada frase en estos cinco versículos está llena <strong>de</strong> significado; se expresan en ellas<br />

muchas verda<strong>de</strong>s en pocas palabras. Pablo ha expresado en embrión los dos principales<br />

temas que ocuparán el resto <strong>de</strong> esta Epístola —su propia autoridad como apóstol y su<br />

evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios—. Está ahora listo para hablar directamente a los gálatas<br />

acerca <strong>de</strong>l problema que le ocupa.<br />

1:6–7 Pablo confronta inmediatamente a los gálatas acerca <strong>de</strong> su inclinación a aceptar<br />

el error. Se siente asombrado <strong>de</strong> que rindan tan <strong>de</strong> repente la verdad <strong>de</strong>l evangelio, y<br />

solemnemente <strong>de</strong>signa su acción como <strong>de</strong>sertar <strong>de</strong> Dios en pos <strong>de</strong> un falso evangelio. Dios<br />

los había llamado a la gracia <strong>de</strong> Cristo; ahora se estaban poniendo bajo la maldición <strong>de</strong> la<br />

ley. Habían aceptado el verda<strong>de</strong>ro evangelio, y ahora lo abandonaban por un evangelio<br />

diferente que no era en absoluto una grata nueva. Era sólo un mensaje pervertido, una<br />

mezcla <strong>de</strong> gracia y ley.<br />

1:8–9 Dos veces Pablo pronuncia una solemne maldición sobre cualquiera que anuncie<br />

otro evangelio diferente. Dios sólo tiene un mensaje para los pecadores con<strong>de</strong>nados: les<br />

ofrece salvación por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe, totalmente aparte <strong>de</strong> la observancia <strong>de</strong> ley<br />

alguna. Los que proclaman cualquier otro camino <strong>de</strong> salvación han <strong>de</strong> ser necesariamente<br />

con<strong>de</strong>nados. ¡Cuán grave es predicar un mensaje que resulta en la <strong>de</strong>strucción eterna <strong>de</strong> las<br />

almas! Pablo no podía tolerar unas enseñanzas tan falsas, ni tampoco <strong>de</strong>beríamos nosotros.<br />

John Stott advierte:<br />

No <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>slumbrarnos, como tantos, por la persona, dones o cargo <strong>de</strong> maestros en<br />

la <strong>iglesia</strong>. Pue<strong>de</strong> que vengan con gran dignidad, autoridad y erudición. Que se trate <strong>de</strong><br />

obispos o arzobispos, catedráticos universitarios o aun <strong>de</strong>l mismo papa. Pero si traen un<br />

evangelio diferente <strong>de</strong>l predicado por los apóstoles y registrado en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>,<br />

han <strong>de</strong> ser rechazados. Los juzgamos a ellos por el evangelio; no juzgamos el evangelio por<br />

ellos. Como lo dice el doctor Alan Cole: «No es la persona exterior <strong>de</strong>l mensajero lo que<br />

valida su mensaje, sino al contrario, es la naturaleza <strong>de</strong>l mensaje lo que valida al<br />

mensajero».<br />

Observemos que el apóstol dice un ángel proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l cielo, no «un ángel <strong>de</strong> Dios».<br />

Un ángel <strong>de</strong>l cielo podría ciertamente traernos un falso mensaje, pero un ángel proce<strong>de</strong>nte<br />

<strong>de</strong> Dios no. El lenguaje no podría expresar <strong>de</strong> forma más clara la singularidad <strong>de</strong> evangelio.<br />

Es el único camino <strong>de</strong> la salvación. Los propios esfuerzos o el mérito humano no tienen<br />

parte alguna. Sólo el evangelio ofrece la salvación sin dinero y sin precio. Mientras que la<br />

ley tiene una maldición para quien <strong>de</strong>je <strong>de</strong> guardarla, el evangelio tiene una maldición para<br />

aquellos que traten <strong>de</strong> cambiarlo.<br />

1:10 En este punto Pablo recuerda que sus enemigos lo acusaban <strong>de</strong> cambiar su mensaje<br />

para ajustarse a sus oyentes, por lo que pregunta: «Al insistir en que hay un solo evangelio,<br />

¿estoy tratando <strong>de</strong> agradar a los hombres, o a Dios?». Es evi<strong>de</strong>nte que no estaba tratando<br />

<strong>de</strong> agradar a los hombres, porque ellos odian la sugerencia <strong>de</strong> que hay sólo un camino al<br />

cielo. Si Pablo cambiase su mensaje para ajustarse a los hombres, no sería siervo <strong>de</strong><br />

Cristo; <strong>de</strong> hecho, estaría invitando a que cayese la ira <strong>de</strong> Dios sobre él.<br />

B. Defensa <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> su mensaje y ministerio (1:11–2:10)<br />

1:11–12 El apóstol presenta ahora seis argumentos en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> su mensaje y<br />

ministerio. Primero, había recibido el evangelio por revelación divina e in<strong>de</strong>pendientemente<br />

<strong>de</strong> los hombres. No era según hombre, en el sentido <strong>de</strong> que el hombre no lo había


originado. Un momento <strong>de</strong> reflexión confirmará esto. El evangelio <strong>de</strong> Pablo hace que Dios<br />

sea todo y <strong>de</strong>ja al hombre en nada. ¡No es esta la clase <strong>de</strong> salvación que los hombres<br />

inventarían! Pablo ni lo recibió <strong>de</strong> ninguna otra persona, ni lo aprendió por medio <strong>de</strong><br />

libros. Le vino por revelación directa <strong>de</strong> Jesucristo mismo.<br />

1:13–14 Segundo, el hecho <strong>de</strong> que Pablo no incluyese la ley judaica en su evangelio no<br />

podía atribuirse a ninguna ignorancia <strong>de</strong>l judaísmo por su parte. Por nacimiento y<br />

educación, era un experto en la ley. Por elección personal, llegó a ser un notorio<br />

perseguidor <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. En su apasionado celo por las tradiciones <strong>de</strong> sus padres,<br />

aventajó a muchos otros judíos <strong>de</strong> su propia época. Por tanto, su evangelio <strong>de</strong> la salvación<br />

por la fe aparte <strong>de</strong> la ley no podía atribuirse, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, a ninguna ignorancia <strong>de</strong> la ley.<br />

¿Por qué pues la omitía <strong>de</strong> su predicación? ¿Por qué iba su evangelio contra su trasfondo,<br />

contra sus inclinaciones naturales, y contra todo su <strong>de</strong>sarrollo religioso? Sencillamente, por<br />

no proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> sus propios pensamientos, sino que le había sido dado directamente por<br />

Dios.<br />

1:15–17 Tercero, los primeros pocos años <strong>de</strong> su ministerio los <strong>de</strong>sempeñó con<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los otros apóstoles. Pablo <strong>de</strong>muestra ahora su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> otros<br />

hombres en relación con su evangelio. Tras su conversión, no consultó en seguida con<br />

lí<strong>de</strong>res humanos, ni subió a Jerusalén don<strong>de</strong> estaban los otros apóstoles. Más bien, fue a<br />

Arabia, y volvió <strong>de</strong> nuevo a Damasco. Su <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> evitar Jerusalén no era por falta <strong>de</strong><br />

respeto a sus compañeros <strong>de</strong> apostolado; era más bien <strong>de</strong>bido a que había recibido una<br />

comisión <strong>de</strong>l Señor resucitado mismo, y había recibido un ministerio singular para con los<br />

gentiles (2:8). Por eso, su evangelio y su servicio no precisaban <strong>de</strong> autorización humana.<br />

Era totalmente in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> los hombres.<br />

Hay varias expresiones en estos versículos que merecen una cuidadosa consi<strong>de</strong>ración.<br />

Observemos la expresión en el versículo 15: Dios, que me había separado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

vientre <strong>de</strong> mi madre. Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> que incluso antes <strong>de</strong> su nacimiento había<br />

sido separado por Dios para una tarea especial. Aña<strong>de</strong> que Dios lo llamó por su gracia,<br />

refiriéndose a su conversión en el camino <strong>de</strong> Damasco. Si hubiese recibido su merecido en<br />

aquel momento, habría sido lanzado al infierno; pero Cristo, con una maravillosa gracia, lo<br />

salvó y lo envió a predicar la fe que había tratado <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir. En el versículo 16 muestra<br />

que Dios tuvo a bien revelar a su Hijo en él. Esto nos da una maravillosa perspectiva <strong>de</strong>l<br />

propósito <strong>de</strong> Dios al llamarnos —el <strong>de</strong> revelar a Su Hijo en nosotros, <strong>de</strong> modo que<br />

podamos representar al Señor Jesús ante el mundo—. Él revela a Cristo en nuestros<br />

corazones (v. 16) para po<strong>de</strong>r manifestar a Cristo por medio <strong>de</strong> nosotros (vv. 16–23) y para<br />

que Dios pueda ser glorificado en esta manifestación (v. 24). La especial asignación <strong>de</strong><br />

Pablo era predicar a Cristo entre los gentiles.<br />

En el versículo 17 dice: Fui a Arabia. Cada siervo <strong>de</strong>l Señor necesita un tiempo <strong>de</strong><br />

apartamiento y meditación. Moisés tuvo sus cuarenta años en el fondo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto. David<br />

estuvo a solas con Dios mientras cuidaba <strong>de</strong> las ovejas en los montes <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a.<br />

1:18–20 En cuarto lugar, cuando Pablo por fin visitó Jerusalén, se encontró solamente<br />

con Pedro y Jacobo. Aparte <strong>de</strong> eso, era relativamente <strong>de</strong>sconocido por las <strong>iglesia</strong>s en Ju<strong>de</strong>a<br />

(1:21–24). Para <strong>de</strong>mostrar más su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más apóstoles, Pablo remarca que<br />

no visitó Jerusalén hasta al menos tres años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión. Fue para conocer a<br />

Pedro —en una visita personal, no oficial (Hch. 9:26–29). Mientras estuvo allí, vio<br />

también a Jacobo el hermano <strong>de</strong>l Señor. Su estancia con Pedro fue <strong>de</strong> sólo quince días —<br />

¡nada suficiente para un curso <strong>de</strong> instrucción!—. A<strong>de</strong>más, el texto indica que estuvo en pie<br />

<strong>de</strong> perfecta igualdad con estos siervos <strong>de</strong>l Señor.


1:21–24 Después, pasó mucho <strong>de</strong> su tiempo por las regiones <strong>de</strong> Siria y <strong>de</strong> Cilicia —<br />

hasta el punto <strong>de</strong> que las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a no le conocían personalmente—. Todo lo que<br />

sabían era que éste que tan cruelmente había tratado a los cristianos era ahora cristiano él<br />

mismo y estaba predicando Cristo a otros. A causa <strong>de</strong> esto glorificaban a Dios por lo que<br />

había hecho en la vida <strong>de</strong> Pablo. (¿Glorifican otros a Dios por el cambio habido en nuestras<br />

vidas?)<br />

2:1 Quinto, durante la posterior visita <strong>de</strong> Pablo a Jerusalén, los apóstoles allí mostraron<br />

su acuerdo en que su evangelio era divino (2:1–10). Debido a que la <strong>iglesia</strong> había<br />

comenzado en Jerusalén y que los apóstoles hicieron <strong>de</strong> la ciudad algo así como su centro<br />

oficial, ciertos cristianos pensaban que la <strong>iglesia</strong> allí era «la <strong>iglesia</strong> madre». De modo que<br />

Pablo tenía que conten<strong>de</strong>r con la acusación <strong>de</strong> que era algo inferior porque no era uno <strong>de</strong><br />

los apóstoles <strong>de</strong> Jerusalén. Él replica a esto con un <strong>de</strong>tallado relato <strong>de</strong> su posterior viaje a<br />

Jerusalén. Desconocemos si esto tuvo lugar catorce años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión, o<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su primer viaje. Lo que sí sabemos es que recibió una revelación <strong>de</strong> Cristo para<br />

que fuese, junto con Bernabé, su colaborador, y Tito, un gentil convertido mediante el<br />

ministerio <strong>de</strong> Pablo. Los judaizantes habían insistido en que Tito se circuncidase para tener<br />

una salvación plena. El Apóstol Pablo se opuso resueltamente, porque se dio cuenta <strong>de</strong> que<br />

estaba en juego la verdad <strong>de</strong>l evangelio. (Más a<strong>de</strong>lante, cuando Pablo mismo circuncidó a<br />

Timoteo, no había ningún principio importante involucrado —Hch. 16:3).<br />

E. F. Kevan dice:<br />

Pablo vio que la circuncisión para justificación no era el inocente pequeño rito que los<br />

irreflexivos podrían suponer. Sufrir la circuncisión era tratar <strong>de</strong> ser justificados por un<br />

método legalista <strong>de</strong> observancia <strong>de</strong> la ley, y con ello se negaban los mismos fundamentos<br />

<strong>de</strong> la gracia.<br />

2:2 Cuando Pablo llegó a Jerusalén les expuso el evangelio que predicaba entre los<br />

gentiles, pero lo hice en privado a los que figuraban como dirigentes, no sea que<br />

estuviese corriendo o hubiese corrido en vano. ¿Por qué habló Pablo en privado a los<br />

guías espirituales, y no a toda la asamblea? ¿Quería que aprobasen su evangelio, para<br />

cerciorarse <strong>de</strong> no haber estado predicando algo falso? ¡Claro que no! Esto es contrario a<br />

todo lo que el apóstol ha estado diciendo. Ha estado insistiendo en que su mensaje le fue<br />

revelado <strong>de</strong> forma divina. No tenía duda alguna <strong>de</strong> que la doctrina que predicaba era la<br />

verdad. La verda<strong>de</strong>ra explicación ha <strong>de</strong> buscarse en otro lugar. Era cosa <strong>de</strong> cortesía común<br />

hablar primero con los guías. Era también <strong>de</strong>seable que los guías estuviesen totalmente<br />

convencidos acerca <strong>de</strong> la genuinidad <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> Pablo. Si ellos tenían algunas<br />

cuestiones o dificulta<strong>de</strong>s, Pablo quería respon<strong>de</strong>rlas en el acto. Luego podría ir <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> con el pleno apoyo <strong>de</strong> los otros apóstoles. Al presentarse ante un gran número <strong>de</strong><br />

gente, siempre hay el peligro <strong>de</strong> que unos llamamientos emocionales arrastren a la masa.<br />

Por ello, Pablo quería presentar su evangelio primero en privado, en una atmósfera tan<br />

exenta como fuese posible <strong>de</strong> histeria <strong>de</strong> masas. Si Pablo hubiese actuado <strong>de</strong> otra manera<br />

podría haberse suscitado una grave disputa, dividiendo la <strong>iglesia</strong> en un ala judía y un ala<br />

gentil, y en este caso se habría frustrado el propósito <strong>de</strong> Pablo. Eso es lo que quiere <strong>de</strong>cir no<br />

sea que yo esté corriendo o haya corrido en vano.<br />

2:3 Toda la cuestión <strong>de</strong>l legalismo culminó en el caso <strong>de</strong> Tito. ¿Iba la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong><br />

Jerusalén a recibir a este gentil convertido a la comunión, o insistirían en que primero fuese


circuncidado? Después <strong>de</strong> mucha discusión y <strong>de</strong>bate, los apóstoles <strong>de</strong>cidieron que la<br />

circuncisión no era necesaria para la salvación. Pablo había logrado una resonante victoria.<br />

2:4 La razón subyacente <strong>de</strong> que Pablo fuese impulsado a ir a Jerusalén se aclara ligando<br />

el comienzo <strong>de</strong>l v. 2 con el comienzo <strong>de</strong>l v. 4: «Subí según revelación… Y fue a causa <strong>de</strong><br />

los falsos hermanos infiltrados solapadamente». Esto se refiere a lo que había sucedido<br />

antes en Antioquía (Hch. 15:1, 2). Algunos maestros judíos <strong>de</strong> Jerusalén, haciéndose pasar<br />

por cristianos, se habían introducido solapadamente <strong>de</strong> alguna manera en la <strong>iglesia</strong> en<br />

Antioquía, y estaban enseñando que la circuncisión era esencial para la salvación.<br />

2:5 Pablo y Bernabé se opusieron vigorosamente a ellos. Para resolver la cuestión,<br />

Pablo, Bernabé y otros fueron a Jerusalén, para conseguir una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> los apóstoles<br />

y ancianos allí.<br />

2:6 Los que eran consi<strong>de</strong>rados como guías en Jerusalén nada nuevo añadieron, ni a su<br />

mensaje ni a él mismo como apóstol. Esto era <strong>de</strong>stacable. En el capítulo anterior había<br />

enfatizado que su contacto con los otros apóstoles había sido mínimo. Ahora, cuando<br />

finalmente conferenciaron juntos, ellos se mostraron <strong>de</strong> acuerdo en que había estado<br />

predicando el mismo evangelio que ellos. ¡Qué punto más importante tenemos aquí! Estos<br />

guías judíos estuvieron <strong>de</strong> acuerdo en que su evangelio no era en absoluto <strong>de</strong>fectivo.<br />

Aunque Pablo había sido in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> ellos y no había sido enseñado por ellos, sin<br />

embargo el evangelio que predicaban era exactamente el mismo que el suyo. (Pablo no trata<br />

aquí <strong>de</strong> minimizar a los otros apóstoles; sencillamente dice que lo que eran entonces, es<br />

<strong>de</strong>cir, compañeros <strong>de</strong>l Señor Jesús cuando estuvo en la tierra, no les daba una autoridad<br />

superior en su estima. Dios no hace acepción <strong>de</strong> personas por lo que trata a estas<br />

distinciones externas.)<br />

2:7–8 Los apóstoles en Jerusalén reconocieron que Pablo, por un favor inmerecido,<br />

había sido comisionado para llevar el evangelio a la incircuncisión (los gentiles), así como<br />

Pedro había sido enviado a los judíos. Ambos hombres predicaban el mismo evangelio,<br />

pero primordialmente a diferentes nacionalida<strong>de</strong>s.<br />

2:9–10 Incluso Jacobo, Cefas (Pedro) y Juan, aparentemente columnas <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>,<br />

reconocieron que Dios estaba obrando por medio <strong>de</strong> Pablo, y les dieron, a Pablo y a<br />

Bernabé la diestra en señal <strong>de</strong> compañerismo en su labor <strong>de</strong> llevar el evangelio a los<br />

gentiles. Esto no fue una or<strong>de</strong>nación oficial, sino una expresión <strong>de</strong> su amante interés en la<br />

obra <strong>de</strong> Pablo. La única sugerencia fue que se acordasen <strong>de</strong> los pobres; lo cual también<br />

Pablo dice que querían hacerlo con diligencia.<br />

C. Pablo repren<strong>de</strong> a Pedro (2:11–21)<br />

2:11 Como sexta y última respuesta <strong>de</strong> Pablo a los ataques contra su apostolado, les<br />

dice cómo le fue necesario repren<strong>de</strong>r al Apóstol Pedro —consi<strong>de</strong>rado por muchos<br />

cristianos judíos como el principal apóstol. (Este pasaje refuta <strong>de</strong> manera directa el<br />

concepto <strong>de</strong> que Pedro era el guía infalible <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.)<br />

2:12 Cuando Pedro acudió por vez primera a Antioquía, comía con los gentiles en el<br />

pleno goce <strong>de</strong> la libertad cristiana. Por tradición judía, no podría haber hecho tal cosa. Un<br />

tiempo <strong>de</strong>spués, <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong> Jerusalén a Antioquía un grupo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Jacobo para una<br />

visita. Afirmaban representar a Jacobo, pero él luego <strong>de</strong>smintió tal pretensión (Hch. 15:24).<br />

Eran probablemente cristianos judíos que seguían aferrados a ciertas observancias legales.<br />

Cuando llegaron, Pedro <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> tener comunión con los gentiles, porque tenía miedo <strong>de</strong>


que las nuevas <strong>de</strong> su conducta llegasen a la facción legalista en Jerusalén. Al actuar así,<br />

estaba negando una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l evangelio —que todos los creyentes son<br />

uno en Cristo, y que las diferencias nacionales no afectan a la comunión—. Dice Findlay:<br />

«Al rehusar comer con hombres incircuncisos, afirmaba implícitamente que, aunque eran<br />

creyentes en Cristo, seguían siendo para él ―comunes e inmundos‖, y que los ritos mosaicos<br />

daban una mayor santidad que la justicia <strong>de</strong> la fe».<br />

2:13 Otros siguieron el ejemplo <strong>de</strong> Pedro, incluyendo Bernabé, el valioso colaborador<br />

<strong>de</strong> Pablo. Dándose cuenta <strong>de</strong> la gravedad <strong>de</strong> esta acción, Pablo acusó abiertamente a Pedro<br />

<strong>de</strong> hipocresía. La reprensión <strong>de</strong> Pablo se da en los versículos 14–21.<br />

2:14 Como cristiano, Pedro sabía que Dios no reconocía ya más las diferencias<br />

nacionales. Él mismo había vivido como un gentil, comiendo sus alimentos, etc. Con su<br />

reciente rechazo a comer con los gentiles, Pedro estaba diciendo por implicación que las<br />

observancias <strong>de</strong> las leyes y costumbres judías eran necesarias para la santidad, y que los<br />

creyentes gentiles tendrían que judaizar, que vivir como judíos.<br />

2:15 Pablo parece emplear la ironía aquí. ¿No revelaba la conducta <strong>de</strong> Pedro un resto <strong>de</strong><br />

convicción <strong>de</strong> la superioridad <strong>de</strong> los judíos, y <strong>de</strong> la menospreciable condición <strong>de</strong> los<br />

gentiles? Pedro <strong>de</strong>bía haber mostrado más conocimiento, porque Dios le había enseñado,<br />

ya antes <strong>de</strong> la conversión <strong>de</strong>l gentil Cornelio, a no llamar a nadie común o inmundo (Hch.<br />

10 y 11:1–18).<br />

2:16 Los judíos que habían sido salvados sabían que no había salvación en la ley. La<br />

ley con<strong>de</strong>naba a muerte a los que no la obe<strong>de</strong>cían a la perfección. Esto hacía recaer una<br />

maldición sobre todos, porque todos han quebrantado sus santos preceptos. El Salvador es<br />

aquí presentado como el único y verda<strong>de</strong>ro objeto <strong>de</strong> la fe. Pablo recuerda a Pedro que<br />

nosotros los judíos también hemos llegado a la conclusión <strong>de</strong> que la salvación es a base<br />

<strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> Cristo y no <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> la ley. ¿Qué sentido tenía ahora que Pedro pusiese<br />

a los gentiles bajo la ley? La ley <strong>de</strong>cía a la gente lo que <strong>de</strong>bían hacer, pero no les daba<br />

po<strong>de</strong>r para hacerlo. La ley fue dada para revelar el pecado, no para ser salvadora.<br />

2:17 Pablo y Pedro y los <strong>de</strong>más habían buscado la justificación en Cristo y sólo en<br />

Cristo. Pero las acciones <strong>de</strong> Pedro en Antioquía parecían indicar que no estaba totalmente<br />

justificado, sino que había <strong>de</strong> volver bajo la ley para completar su salvación. Si la cosa es<br />

así, entonces Cristo no es un Salvador perfecto y suficiente. Si acudimos a Él para que nos<br />

sean perdonados los pecados y luego tenemos que ir a algo adicional, ¿no es Cristo<br />

ministro <strong>de</strong> pecado al no llegar a cumplir Sus promesas? Si cuando profesamos <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> Cristo para justificación nos volvemos <strong>de</strong>spués a la ley (que no pue<strong>de</strong> hacer más que<br />

con<strong>de</strong>narnos como pecadores), ¿actuamos como cristianos? ¿Po<strong>de</strong>mos esperar la<br />

aprobación <strong>de</strong> Cristo en un curso así <strong>de</strong> acción que <strong>de</strong> hecho hace <strong>de</strong> Él un ministro <strong>de</strong><br />

pecado? La respuesta <strong>de</strong> Pablo es un indignado ¡En ninguna manera!<br />

2:18 Pedro había abandonado todo el sistema legal por la fe en Cristo. Había repudiado<br />

toda diferencia entre judíos y gentiles en lo que se trataba <strong>de</strong> hallar favor <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

Ahora, al rehusar comer con los gentiles, está edificando las mismas cosas que antes había<br />

<strong>de</strong>struido. Al hacer eso, <strong>de</strong>muestra ser transgresor. ¡O bien erró al abandonar la ley por<br />

Cristo, o bien yerra ahora al <strong>de</strong>jar a Cristo por la ley!<br />

2:19 La pena por quebrantar la ley es la muerte. Como pecador, yo había quebrantado<br />

la ley. Por ello, me con<strong>de</strong>naba a morir. Pero Cristo pagó la pena <strong>de</strong> la ley quebrantada por<br />

mí muriendo en mi lugar. Así, cuando Cristo murió, yo morí. Él murió a la ley en el sentido<br />

<strong>de</strong> que cumplió todas sus justas <strong>de</strong>mandas. Por ello, en Cristo también yo he muerto para<br />

la ley.


El cristiano ha muerto a la ley; ya no tiene nada más que ver con ella. ¿Significa eso<br />

que el creyente tiene libertad para quebrantar los Diez Mandamientos cuanto quiera? No,<br />

sino que vive una vida santa, pero no por temor a la ley, sino por amor a Aquel que murió<br />

por él. Los cristianos que <strong>de</strong>sean estar bajo la ley como mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> vida no se dan cuenta <strong>de</strong><br />

que eso los pone bajo maldición. A<strong>de</strong>más, no pue<strong>de</strong>n tocar la ley en un punto sin hacerse<br />

responsables <strong>de</strong> guardarla completamente. La única forma en que po<strong>de</strong>mos vivir para Dios<br />

es muriendo a la ley. La ley nunca pudo producir una vida santa; Dios nunca la dio para<br />

ello. Su camino <strong>de</strong> santidad se explica en el versículo 20.<br />

2:20 El creyente queda i<strong>de</strong>ntificado con Cristo en Su muerte. No sólo fue Él<br />

crucificado en el Calvario, sino que yo también fui crucificado allí —en Él—. Eso significa<br />

mi fin como pecador <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Significa el fin <strong>de</strong> mí como persona tratando <strong>de</strong><br />

merecer o <strong>de</strong> ganar la salvación por mis propios esfuerzos. Significa el fin <strong>de</strong> mí como hijo<br />

<strong>de</strong> Adán, como hombre bajo la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> la ley, como mi viejo e irregenerado yo. El<br />

viejo y malvado «yo» ha sido crucificado; no tiene más <strong>de</strong>mandas sobre mi vida diaria.<br />

Esto es cierto en cuanto a mi posición ante Dios; <strong>de</strong>biera ser cierto en cuanto a mi<br />

conducta.<br />

El creyente no cesa <strong>de</strong> vivir como personalidad ni como individuo. Pero aquel que es<br />

visto por Dios como habiendo muerto no es el mismo que vive. Ya no vivo yo, sino que<br />

Cristo vive en mí. El Salvador no murió por mí para que yo viviese a mi placer. Murió por<br />

mí para que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante Él pudiese vivir Su vida en mí. Lo que ahora vivo en<br />

este cuerpo humano lo vivo en la fe <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios. La fe significa confianza o<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. El cristiano vive mediante una continua <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Cristo, rindiéndose a<br />

Él, <strong>de</strong>jando que Cristo viva Su vida en él.<br />

Así, la regla <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>l creyente es Cristo y no la ley. No es cuestión <strong>de</strong> esforzarse,<br />

sino <strong>de</strong> confiar. Vive una vida santa no por temor al castigo, sino por amor al Hijo <strong>de</strong> Dios,<br />

el cual le amó y se entregó a sí mismo por él.<br />

¿Has entregado tu vida al Señor Jesús pidiendo en oración que Su vida se manifieste en<br />

tu cuerpo?<br />

2:21 La gracia <strong>de</strong> Dios se manifiesta en Su don incondicional <strong>de</strong> salvación. Cuando<br />

uno trata <strong>de</strong> ganarla, la está <strong>de</strong>sechando. Ya no es por gracia si el hombre la merece o se la<br />

gana. El último argumento <strong>de</strong> Pablo ante Pedro es eficaz. Si Pedro pudiese obtener el favor<br />

ante Dios mediante observancias judaicas, entonces Cristo murió por nada; literalmente,<br />

tiró su vida. Cristo murió <strong>de</strong>bido a que el hombre no podía obtener la justicia <strong>de</strong> ninguna<br />

otra forma —ni por la observancia <strong>de</strong> la ley.<br />

Clow manifiesta:<br />

La más profunda <strong>de</strong> todas las herejías, la que corrompe las <strong>iglesia</strong>s, leuda los credos con<br />

insensateces e hincha los corazones humanos <strong>de</strong> soberbia, es la salvación por las obras.<br />

«Creo», escribe John Ruskin, «que la raíz <strong>de</strong> todo cisma y herejía que ha sufrido la Iglesia<br />

Cristiana ha sido el esfuerzo por ganar la salvación en lugar <strong>de</strong> recibirla; y que una razón<br />

por la que la predicación es tan ineficaz es que llama más a menudo a los hombres a obrar<br />

para Dios que a contemplar a Dios obrando por ellos».<br />

II. DOCTRINAL: PABLO DEFIENDE LA JUSTIFICACIÓN<br />

POR LA FE (3:1–5:1)<br />

A. La gran verdad <strong>de</strong>l evangelio (3:1–9)


3:1 Sus acciones exhibían una carencia <strong>de</strong> comprensión y <strong>de</strong> razón. Apartarse <strong>de</strong> la<br />

gracia a la ley es estar fascinado, o, como explica la BAS en el margen, estar seducido<br />

como por un encantamiento <strong>de</strong> magia, para aceptar incautamente la falsedad por la verdad.<br />

Cuando Pablo pregunta: ¿Quién os fascinó?, el quién es singular (Gr., tis), no plural, quizá<br />

sugiriendo que el diablo era el autor <strong>de</strong> esta falsa enseñanza. Él mismo había predicado a<br />

los gálatas a Jesucristo… como crucificado, enfatizando que la cruz <strong>de</strong>bía separarlos para<br />

siempre <strong>de</strong> la maldición y <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong> la ley. ¿Cómo podrían volver a la ley y con<br />

ello <strong>de</strong>spreciar la cruz? ¿Es que la verdad no se había apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> una forma<br />

práctica?<br />

3:2 Una pregunta sería suficiente para resolver toda la cuestión. Que volviesen al<br />

tiempo <strong>de</strong> su conversión —el tiempo en que el Espíritu Santo vino a morar en sus<br />

cuerpos—. ¿Cómo recibieron el Espíritu? ¿Haciendo, o creyendo? Evi<strong>de</strong>ntemente,<br />

creyendo. Nadie jamás recibió el Espíritu a causa <strong>de</strong> la observancia <strong>de</strong> la ley.<br />

3:3 Si no podían obtener la salvación por las obras, ¿podían esperar crecer en la<br />

santidad o a la madurez cristiana mediante la ley? Si el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu era necesario<br />

para salvarlos, ¿podrían ellos completar el proceso mediante esfuerzos carnales?<br />

3:4 Cuando los gálatas confiaron primero en Cristo, se expusieron a una acerba<br />

persecución, quizá en parte a manos <strong>de</strong> los fanáticos judíos que aborrecían el evangelio <strong>de</strong><br />

la gracia. ¿Había sido en vano tanto pa<strong>de</strong>cimiento? Al volver a la ley, ¿no estaban diciendo<br />

que a fin <strong>de</strong> cuentas los perseguidores tenían razón? Si es que realmente fue en vano.<br />

Pablo expresa una esperanza continuada <strong>de</strong> que volverán al evangelio por el que habían<br />

pa<strong>de</strong>cido.<br />

3:5 Es cuestión discutida si el término «Aquel» (O aquel) en 3:5 se refiere a Dios, a<br />

Pablo o a alguien que estuviese ministrando a los gálatas en el tiempo que él les escribió<br />

esta carta. En último término se ha <strong>de</strong> aplicar a Dios, por cuanto sólo Él pue<strong>de</strong> suministrar<br />

el Espíritu Santo. Pero en un sentido secundario se podría aplicar a un obrero cristiano<br />

como el instrumento mediante quien Dios obra Su voluntad. Eso daría una visión muy<br />

excelsa <strong>de</strong>l ministerio cristiano. Alguien ha dicho: «La verda<strong>de</strong>ra obra cristiana <strong>de</strong>l tipo que<br />

sea es la comunicación <strong>de</strong>l Espíritu Santo a otros; es realmente la dispensación <strong>de</strong>l<br />

Espíritu».<br />

Si el apóstol está refiriéndose a sí mismo, está probablemente pensando en los milagros<br />

que acompañaron a su predicación y a la recepción <strong>de</strong> Cristo por parte <strong>de</strong> ellos (He. 2:4).<br />

Sin embargo, el tiempo verbal indica no algo que había sucedido en el pasado, sino algo<br />

que estaba teniendo lugar en el tiempo en que él escribía. Pablo está probablemente<br />

refiriéndose a los dones milagrosos otorgados por el Espíritu Santo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

conversión <strong>de</strong> los mismos, tal como se <strong>de</strong>scribe en 1 Corintios 12:8–11.<br />

¿Lo hace por las obras <strong>de</strong> la ley, o por el oír con fe? La respuesta es: Por el oír con<br />

fe. Que el Espíritu Santo habite en el creyente y Su obra consiguiente en él nunca se ganan<br />

ni merecen, sino que se dan siempre por la gracia y se reciben por fe. Así, los gálatas<br />

<strong>de</strong>bieran haber sabido por sus propias experiencias que la bendición viene por la fe, y no<br />

por la observancia <strong>de</strong> la ley.<br />

Para su segunda prueba, Pablo pasa ahora a las mismas Escrituras que estaban<br />

empleando los falsos maestros para emplear la necesidad <strong>de</strong> la circuncisión. ¿Qué <strong>de</strong>cía<br />

realmente el AT?<br />

3:6 Pablo había <strong>de</strong>mostrado que los tratos <strong>de</strong> Dios con los gálatas tenían lugar<br />

enteramente sobre la base <strong>de</strong> la fe. Ahora les muestra que los hombres eran salvados <strong>de</strong> la


misma manera incluso en los tiempos <strong>de</strong>l AT. La cuestión en el versículo 5 era: «Lo hace<br />

por las obras <strong>de</strong> la ley, o por el oír con fe?». La respuesta era: «Por el oír con fe». Con esta<br />

respuesta en mente, el versículo 6 comienza, tal como Abraham… Él había sido<br />

justificado <strong>de</strong> la misma manera —por el oír con fe.<br />

Quizá los maestros judíos estaban empleando a Abraham como su héroe y ejemplo,<br />

basando su argumento para la necesidad <strong>de</strong> la circuncisión en su experiencia (Gn. 17:24,<br />

26). Si es así, Pablo luchará sobre su mismo terreno. En tal caso, ¿cómo fue Abraham<br />

salvado? Abraham creyó a Dios. No fue por ninguna acción meritoria en absoluto.<br />

Sencillamente, creyó a Dios. No hay mérito alguno en ello; <strong>de</strong> hecho, insensato es el<br />

hombre que no cree a Dios. Creer a Dios es lo único que uno pue<strong>de</strong> hacer en relación con la<br />

salvación, y ello no le <strong>de</strong>ja con ninguna base para la jactancia. No es una «buena obra», que<br />

implique esfuerzo humano alguno. No da lugar a la carne. ¿Qué es más correcto que el que<br />

una criatura confíe en su Creador, o que un niño confíe en su Padre?<br />

La justificación es un acto <strong>de</strong> Dios por el que Él <strong>de</strong>clara justos a todos los que creen en<br />

Él. Dios pue<strong>de</strong> <strong>de</strong> esta manera tratar <strong>de</strong> forma apropiada con los pecadores porque Cristo<br />

murió como sustituto <strong>de</strong> los pecadores en la cruz <strong>de</strong>l Calvario, pagando la <strong>de</strong>uda por sus<br />

pecados. La justificación no significa que Dios haga al pecador justo y sin pecado en sí<br />

mismo. Lo consi<strong>de</strong>ra justo sobre la base <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l Salvador. Al pecador que cree, Dios<br />

le proporciona una posición <strong>de</strong> justicia, que lo hace apto para el cielo, y luego espera <strong>de</strong> él<br />

que viva rectamente en gratitud por lo que ha hecho por él. Lo importante a observar aquí<br />

es que la justificación no tiene nada que ver con la observancia <strong>de</strong> la ley. Se basa<br />

enteramente en el principio <strong>de</strong> la fe.<br />

3:7 Indudablemente, los maestros judíos mantenían que para ser verda<strong>de</strong>ros hijos <strong>de</strong><br />

Abraham, los gálatas tenían que ser circuncidados. Pablo refuta este extremo. Los<br />

verda<strong>de</strong>ros hijos <strong>de</strong> Abraham no son los que nacen judíos ni los que se convierten al<br />

judaísmo, sino los que son salvos por la fe. En Romanos 4:10, 11, Pablo muestra que<br />

Abraham fue contado como justo antes <strong>de</strong> ser circuncidado. En otras palabras, fue<br />

justificado cuando estaba aún sobre un terreno gentil.<br />

3:8 El AT es presentado como un profeta contemplando los siglos futuros, y previendo<br />

que Dios había <strong>de</strong> justificar por el principio <strong>de</strong> la fe a los gentiles así como a los judíos.<br />

La bendición por la fe a los gentiles no sólo había sido prevista por el AT, sino que fue<br />

anunciada expresamente a Abraham en Génesis 12:3: «En ti serán benditas todas las<br />

naciones».<br />

Cuando leemos por primera vez esta cita <strong>de</strong> Génesis, encontramos difícil ver cómo<br />

Pablo halló este significado. Pero el Espíritu Santo, que escribió este versículo en el AT,<br />

sabía que contenía el evangelio <strong>de</strong> la salvación por la fe a todas las naciones. Por cuanto<br />

Pablo escribía por inspiración <strong>de</strong> aquel mismo Santo Espíritu, pudo explicarnos el<br />

significado subyacente. En ti —o sea, junto con Abraham, <strong>de</strong> la misma forma que él—.<br />

Todas las naciones —gentiles así como judíos—. Serán benditas —serán salvas—.<br />

¿Cómo fue salvo Abraham? Por la fe. ¿Cómo serán salvas las naciones? Del mismo modo<br />

que Abraham —por la fe—. A<strong>de</strong>más, serán salvos como gentiles, no convirtiéndose en<br />

judíos.<br />

3:9 Todos esos que ejercitan la fe en Dios son justificados con el creyente Abraham,<br />

según el testimonio <strong>de</strong> las Escrituras judías.<br />

B. La Ley en contraste a la Promesa (3:10–18)


3:10 Pablo muestra por las Sagradas Escrituras que, lejos <strong>de</strong> conferir una bendición, la<br />

ley sólo pue<strong>de</strong> dar maldición. Este versículo no dice «Los que han quebrantado la ley»,<br />

sino: Todos los que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> la ley, es <strong>de</strong>cir, todos aquellos que tratan <strong>de</strong><br />

obtener el favor <strong>de</strong> Dios sobre la base <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer la ley, están bajo maldición, es <strong>de</strong>cir,<br />

con<strong>de</strong>nados a muerte. Pues escrito está (en Dt. 27:26): Maldito todo aquel que no<br />

permanezca … No es suficiente con observar la ley un día, un mes o un año. Uno <strong>de</strong>be<br />

permanecer en su observancia. La obediencia ha <strong>de</strong> ser completa. No es suficiente con<br />

guardar sólo los Diez Mandamientos. ¡Se tienen que obe<strong>de</strong>cer todas las seiscientas y más<br />

leyes en los cinco libros <strong>de</strong> Moisés!<br />

3:11 Los falsos maestros son <strong>de</strong> nuevo refutados en base <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>.<br />

Pablo cita al profeta Habacuc para mostrar que Dios siempre ha justificado a los hombres<br />

por la fe, y no por la ley. La cita en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> palabras griego en el original lee: «El justo<br />

(o recto) por fe vivirá». En otras palabras, aquellos que han sido contados como justos por<br />

fe, no por obras, tendrán la vida eterna. El justificado por la fe vivirá.<br />

3:12 La ley no pi<strong>de</strong> a los hombres que crean. Ni siquiera pi<strong>de</strong> a los hombres que<br />

intenten guardar los mandamientos. Demanda una obediencia estricta, completa y perfecta,<br />

como se enseña claramente en Levítico. Es un principio antagónico al <strong>de</strong> la fe. La ley dice:<br />

«Haz y vivirás». La fe dice: «Cree y vivirás». El argumento <strong>de</strong> Pablo, así, es: El justo por la<br />

fe vivirá. Una persona bajo ley no vive por fe. Por ello, no es justo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Cuando<br />

Pablo dice: El que haga estas cosas vivirá por ellas, está expresando un axioma o i<strong>de</strong>al<br />

teórico, pero que es imposible <strong>de</strong> alcanzar.<br />

3:13 Redimir es recuperar mediante compra y liberar pagando el precio<br />

correspondiente. La maldición <strong>de</strong> la ley es la muerte —la pena por quebrantar sus<br />

mandamientos—. Cristo ha liberado a los que estaban bajo la ley pagando la pena <strong>de</strong><br />

muerte exigida por la ley. (Pablo está sin duda refiriéndose primariamente a los creyentes<br />

judíos al emplear la forma en nosotros, aunque los judíos eran representantes <strong>de</strong> toda la<br />

raza humana.)<br />

Cynddylan Jones dice:<br />

Los gálatas imaginaban que Cristo sólo los había redimido a medias, y que tenían que<br />

adquirir el resto mediante su sometimiento a la circuncisión y a otros ritos y ceremonias <strong>de</strong>l<br />

judaísmo. De ahí su buena disposición a ser extraviados por los falsos maestros y a mezclar<br />

el cristianismo con el judaísmo. Pablo dice aquí (según la traducción galesa) que «Cristo<br />

nos ha comprado plenamente <strong>de</strong> la maldición <strong>de</strong> la ley».<br />

Cristo nos redimió muriendo en nuestro lugar, sufriendo la terrible ira <strong>de</strong> Dios contra<br />

los pecados. La maldición <strong>de</strong> Dios cayó sobre Él como Sustituto <strong>de</strong>l hombre. No se volvió<br />

pecador en Sí mismo, sino que los pecados <strong>de</strong>l hombre fueron puestos sobre Él.<br />

Cristo no redimió a los hombres <strong>de</strong> la maldición <strong>de</strong> la ley guardando los Diez<br />

Mandamientos <strong>de</strong> una manera perfecta durante Su vida. La Escritura no enseña que Su<br />

perfecta obediencia a la ley nos sea contada a nosotros. Más bien, libró a los hombres <strong>de</strong> la<br />

ley llevando su terrible maldición en muerte. Aparte <strong>de</strong> Su muerte no podía haber<br />

salvación. La ley enseñaba que cuando los criminales con<strong>de</strong>nados eran colgados <strong>de</strong> un<br />

ma<strong>de</strong>ro, esto era señal <strong>de</strong> que estaban bajo la maldición <strong>de</strong> Dios (Dt. 21:23). Aquí el<br />

Espíritu Santo ve en este pasaje una profecía <strong>de</strong> la forma en la que el Salvador moriría para<br />

llevar la maldición por Sus criaturas. Él fue colgado entre cielo y tierra como si fuese


indigno <strong>de</strong> lo uno y <strong>de</strong> lo otro. En Su muerte por crucifixión, se dice <strong>de</strong> Él que fue colgado<br />

en un ma<strong>de</strong>ro (Hch. 5:30; 1 P. 2:24).<br />

3:14 Dios había prometido ben<strong>de</strong>cir a Abraham y ben<strong>de</strong>cir a todo el mundo por medio<br />

<strong>de</strong> él. La bendición <strong>de</strong> Abraham es en realidad la salvación por gracia por medio <strong>de</strong> la fe.<br />

La pena <strong>de</strong> muerte que Dios <strong>de</strong>mandaba había <strong>de</strong> ser pagada primero. De modo que el<br />

Señor Jesús fue hecho maldición para que Dios pudiese alcanzar en gracia tanto a judíos<br />

como a gentiles. Ahora las naciones tienen bendición en Cristo (un <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong><br />

Abraham).<br />

La promesa <strong>de</strong> Dios a Abraham en Génesis 12:3 no menciona al Espíritu Santo. Pero<br />

Pablo nos dice aquí, por inspiración <strong>de</strong> Dios, que el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo estaba incluido<br />

en el pacto incondicional <strong>de</strong> Dios con Abraham para salvación. Estaba ahí en embrión. El<br />

Espíritu Santo no podía acudir mientras la ley estuviese en medio. Cristo había <strong>de</strong> morir y<br />

ser glorificado antes que el Espíritu pudiese ser dado (Jn. 16:7).<br />

El apóstol ha <strong>de</strong>mostrado que la salvación es por la fe, no por la ley, mediante (1) la<br />

experiencia <strong>de</strong> los gálatas, y (2) el testimonio <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>.<br />

Ahora pasa a dar una ilustración <strong>de</strong> la vida diaria.<br />

El argumento <strong>de</strong> Pablo en esta sección pue<strong>de</strong> quedar recapitulado como sigue: En<br />

Génesis 12:3, Dios prometió ben<strong>de</strong>cir a todas las familias <strong>de</strong> la tierra en Abraham. Esta<br />

promesa <strong>de</strong> salvación incluía a los gentiles así como a los judíos. En Génesis 22:18 Dios<br />

prometió: «En tu simiente serán benditas todas las naciones <strong>de</strong> la tierra». Dijo simiente (en<br />

singular), y no «simientes» (en plural). Dios se estaba refiriendo a una persona, al Señor<br />

Jesucristo, que era <strong>de</strong>scendiente directo <strong>de</strong> Abraham (Lc. 3:34). En otras palabras, Dios<br />

prometió ben<strong>de</strong>cir a todas las naciones, gentiles y judías, por medio <strong>de</strong> Cristo. La promesa<br />

fue incondicional; no <strong>de</strong>mandaba ni buenas obras ni obediencia legal. Era una sencilla<br />

promesa dada para ser recibida con una sencilla fe.<br />

Ahora bien, la ley, dada a Israel cuatrocientos treinta años <strong>de</strong>spués, no podía añadir<br />

condiciones a la promesa ni alterarla en modo alguno. En asuntos humanos, eso sería<br />

injusto; y en cosas divinas, sería impensable. La conclusión, por tanto, es que la promesa <strong>de</strong><br />

Dios <strong>de</strong> bendición a los gentiles es por medio <strong>de</strong> Cristo, por la fe y no por la observancia <strong>de</strong><br />

la ley.<br />

3:15 En asuntos humanos, cuando un pacto o testamento es firmado y sellado, nadie<br />

pensaría en pensar en cambiar el documento, ni el añadirle. Si los testamentos humanos no<br />

pue<strong>de</strong>n ser quebrantados, ¡cuánto menos los <strong>de</strong> Dios!<br />

3:16 Indudablemente, los judaizantes habían argumentado que aunque las promesas<br />

fueron originalmente hechas a Abraham y a su simiente (el pueblo <strong>de</strong> Israel) por la fe, que<br />

sin embargo este mismo pueblo <strong>de</strong> Israel fue puesto posteriormente bajo la ley. Por ello, los<br />

gálatas, aunque originalmente salvados por la fe, habían <strong>de</strong> observar ahora los Diez<br />

Mandamientos. Pablo respon<strong>de</strong>: Las promesas fueron hechas a Abraham … y a su<br />

simiente (singular). «Simiente» pue<strong>de</strong> a veces <strong>de</strong>notar una multitud, pero aquí <strong>de</strong>nota a una<br />

Persona, esto es, Cristo. (Nosotros mismos quizá nunca veríamos esto al leer el AT, pero el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios nos da la luz.)<br />

3:17 La promesa <strong>de</strong> Dios a Abraham fue incondicional; no <strong>de</strong>pendía en absoluto <strong>de</strong> las<br />

obras. Dios sencillamente acordó dar a Abraham una Simiente (Cristo). Aunque no tenía<br />

hijo, Abraham creyó a Dios, creyendo con ello también en el Cristo que vendría, y fue<br />

justificado. La venida <strong>de</strong> la ley… cuatrocientos treinta años <strong>de</strong>spués no podía invalidar<br />

en absoluto la promesa <strong>de</strong> salvación. Ni podía revocar la promesa, ni añadir condiciones a<br />

la misma.


Quizá los judaizantes estaban sugiriendo que la ley, al venir cuatrocientos treinta años<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la promesa, había tenido el efecto <strong>de</strong> anularla. «¡En absoluto!», viene a <strong>de</strong>cir<br />

Pablo: la promesa era como una voluntad, y había sido ratificada por una muerte (el<br />

sacrificio <strong>de</strong>l pacto, Gn. 15:7–11; véase también He. 9:15–22). No podía ser revocada.<br />

Los cuatrocientos treinta años se cuentan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que Dios confirmó el<br />

Pacto Abrahámico con Jacob, justo cuando Jacob se disponía a entrar en Egipto (Gn. 46:1–<br />

4), y se extien<strong>de</strong>n hasta la promulgación <strong>de</strong> la ley, unos tres meses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Éxodo.<br />

3:18 La herencia ha <strong>de</strong> ser o bien por fe, o bien por obras. No pue<strong>de</strong> ser por ambas<br />

cosas a la vez. La Escritura pone en claro que fue dada a Abraham mediante la promesa<br />

incondicional. Así es con la salvación. Es ofrecida como un don incondicional. Se excluye<br />

todo pensamiento <strong>de</strong> trabajar para conseguirla.<br />

C. El propósito <strong>de</strong> la Ley (3:19–29)<br />

3:19 Entonces, para qué sirve la ley? Si, como afirma Pablo, la ley no anuló ni añadió<br />

condiciones a la promesa que Dios hizo a Abraham, ¿para qué sirve la ley? La ley fue<br />

dada para revelar el pecado en su verda<strong>de</strong>ro carácter como transgresión. El pecado existía<br />

antes <strong>de</strong> la ley, pero el hombre no lo reconoció como transgresión antes que viniese la ley.<br />

Una transgresión es una violación <strong>de</strong> una ley conocida.<br />

La ley fue dada a una nación <strong>de</strong> pecadores. Ellos nunca podrían alcanzar la justicia<br />

guardando la ley porque no tenían po<strong>de</strong>r para obe<strong>de</strong>cerla. La ley fue dada para mostrar a los<br />

hombres cuán <strong>de</strong>sesperadamente pecadores eran, <strong>de</strong> modo que clamasen a Dios para que<br />

los salvase por Su gracia. El pacto <strong>de</strong> Dios con Abraham fue una promesa incondicional <strong>de</strong><br />

bendición; la ley tenía como resultado sólo la maldición. La ley <strong>de</strong>mostraba la indignidad<br />

<strong>de</strong>l hombre para recibir una bendición libre e incondicional. Si el hombre <strong>de</strong>bía recibir<br />

bendición, <strong>de</strong>bería ser por la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

La Simiente es Cristo. Por ello, la ley fue dada como medida temporal hasta la venida<br />

<strong>de</strong> Cristo. La prometida bendición abrahámica iba a venir por medio <strong>de</strong> Él. Un contrato<br />

entre dos partes involucra a un mediador o intermediario. La ley involucraba a dos partes<br />

contratantes —Dios e Israel—. Moisés sirvió como intermediario (Dt. 5:5). Los ángeles<br />

fueron los mensajeros <strong>de</strong> Dios para entregar la ley a Moisés (Dt. 33:2; Sal. 68:17; Hch.<br />

7:53; He. 2:2). La participación <strong>de</strong> Moisés y <strong>de</strong> los ángeles hablaba <strong>de</strong> la distancia entre<br />

Dios y Su pueblo; <strong>de</strong> un pueblo no apto para Su presencia.<br />

3:20 Si había sólo una parte contratante, y hacía una promesa incondicional que no<br />

<strong>de</strong>mandaba nada <strong>de</strong> la otra parte, entonces no había necesidad <strong>de</strong> un mediador. El hecho <strong>de</strong><br />

que la ley exigía un mediador implicaba que el hombre había <strong>de</strong> mantener su parte <strong>de</strong>l<br />

acuerdo. Esta era la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> la ley; <strong>de</strong>mandaba obediencia <strong>de</strong> aquellos que no tenían<br />

capacidad para darla. Cuando Dios hizo Su promesa a Abraham, Él fue la única Parte<br />

contratante. Ésta era la fuerza <strong>de</strong> la promesa; todo <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> Dios y nada <strong>de</strong>l hombre. No<br />

había ningún mediador involucrado, porque no había necesidad <strong>de</strong> ninguno.<br />

3:21 ¿Acaso la ley había quitado las promesas o había usurpado el puesto <strong>de</strong> las<br />

mismas? ¡En ninguna manera! Si fuese posible dar una ley por medio <strong>de</strong> la que los<br />

pecadores pudiesen conseguir la perfección que Dios exigía, entonces <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego la<br />

salvación habría sido por la observancia <strong>de</strong> la ley. Dios no habría enviado al Hijo <strong>de</strong> Su<br />

amor para que muriese por los pecadores si hubiese podido conseguir el mismo resultado <strong>de</strong><br />

una manera menos costosa. Pero la ley tuvo abundancia <strong>de</strong> tiempo y personas para


<strong>de</strong>mostrar que no podía salvar a los pecadores. En este sentido, era «débil a causa <strong>de</strong> la<br />

carne» (Ro. 8:3). Todo lo que la ley podía hacer era mostrar a los hombres su <strong>de</strong>sesperada<br />

condición y convencerlos <strong>de</strong> que la salvación sólo podría tener lugar por la libre gracia <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

3:22 El AT mostró que todos los hombres son pecadores, incluyendo a los que están<br />

bajo la ley. Era necesario que los hombres quedasen así verda<strong>de</strong>ramente convencidos <strong>de</strong><br />

pecado, a fin <strong>de</strong> que la promesa <strong>de</strong> la salvación fuese dada a los creyentes a base <strong>de</strong> la fe<br />

en Jesucristo. Las palabras clave en el versículo 22 son fe, dada y creyentes. No hay<br />

mención <strong>de</strong> «hacer» ni <strong>de</strong> «guardar la ley».<br />

3:23 La fe aquí es la fe cristiana. Hace referencia a la era introducida por la muerte,<br />

sepultura, resurrección y ascensión <strong>de</strong>l Señor Jesús, y a la predicación <strong>de</strong>l evangelio en<br />

Pentecostés. Antes <strong>de</strong> este tiempo, los judíos estaban confinados como en una prisión o<br />

bajo custodia. Estaban cercados por las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la ley, y por cuanto no podían cumplir<br />

estas <strong>de</strong>mandas, se veían encerrados al camino <strong>de</strong> la fe para salvación. Los que estaban bajo<br />

la ley quedaron así confinados hasta que mediante el evangelio se les anunció la gloriosa<br />

nueva <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong> la ley.<br />

3:24 La ley es presentada como guardián y guía <strong>de</strong> niños, o como un ayo. Eso enfatiza<br />

el pensamiento <strong>de</strong> la enseñanza. La ley enseñaba lecciones tocante a la santidad <strong>de</strong> Dios, a<br />

la pecaminosidad <strong>de</strong>l hombre, y a la necesidad <strong>de</strong> la expiación. Aquí el término se usa para<br />

<strong>de</strong>scribir a uno que ejerce la disciplina y supervisión general sobre menores, o personas<br />

inmaduras.<br />

Las palabras para llevarnos (RVR) no están en el original, sino que fueron suplidas por<br />

Reina. Si las <strong>de</strong>jamos fuera, como en la RVR77 , este versículo enseña que la ley fue una<br />

guardiana <strong>de</strong> los judíos hacia Cristo, es <strong>de</strong>cir, hasta la venida <strong>de</strong> Cristo, o con vistas a la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo. Hay un sentido en el que la ley preservó al pueblo <strong>de</strong> Israel como una<br />

nación separada, con sus reglas acerca <strong>de</strong>l matrimonio, propieda<strong>de</strong>s, alimentos, etc. Cuando<br />

llegó «la fe», fue primero anunciada a esta nación que había sido tan milagrosamente<br />

guardada bajo custodia a lo largo <strong>de</strong> los siglos. La justificación por la fe había sido<br />

prometida sobre la base <strong>de</strong> la obra consumada <strong>de</strong> Cristo, el Re<strong>de</strong>ntor.<br />

3:25 La ley es el tutor, pero cuando ha sido recibida la fe cristiana, los judíos creyentes<br />

ya no están bajo la ley. ¡Cuánto menos los gentiles, como los gálatas, que nunca habían<br />

estado bajo el tutor! El v. 24 enseña que el hombre no es justificado por la ley; el v. 25<br />

enseña que la ley no es la regla <strong>de</strong> vida para quien está justificado.<br />

3:26 Observemos el cambio <strong>de</strong> pronombres <strong>de</strong> «nosotros» a vosotros. Al referirse a los<br />

judíos como «nosotros», Pablo muestra que ellos estuvieron guardados bajo la ley hasta la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo. La ley los mantuvo como pueblo separado a los que se podría predicar la<br />

justificación por la fe. Cuando fueron justificados, <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> estar bajo la ley, y cesó su<br />

carácter distintivo como judíos. El pronombre «vosotros» implícito o explícito <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí<br />

hasta el fin <strong>de</strong>l capítulo incluye a judíos salvos y a gentiles salvos. Éstos son todos hijos <strong>de</strong><br />

Dios mediante la fe en Cristo Jesús.<br />

3:27 La unión con Cristo, que tiene lugar en el momento <strong>de</strong> la conversión, se confiesa<br />

en el bautismo con agua. Este bautismo no hace a nadie un miembro <strong>de</strong> Cristo ni here<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Es una i<strong>de</strong>ntificación pública con Cristo, a la que se refiere Pablo como<br />

«revestirse» <strong>de</strong> Cristo. Así como un soldado se proclama miembro <strong>de</strong>l ejército al<br />

«revestirse» <strong>de</strong> su uniforme, igualmente un creyente se i<strong>de</strong>ntifica como perteneciente a<br />

Cristo bautizándose en agua. Con este acto expresa <strong>de</strong> manera pública el sometimiento a la<br />

conducción y autoridad <strong>de</strong> Cristo. Manifiesta <strong>de</strong> manera externa que es hijo <strong>de</strong> Dios.


Des<strong>de</strong> luego, el apóstol no está sugiriendo aquí que el bautismo con agua une a la<br />

persona con Cristo. Esto sería un abierto repudio <strong>de</strong> su tesis básica <strong>de</strong> que la salvación es<br />

solamente por la fe.<br />

Tampoco es probable que Pablo se esté refiriendo al bautismo <strong>de</strong>l Espíritu, que pone a<br />

un creyente en el cuerpo <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 12:13). El bautismo <strong>de</strong>l Espíritu Santo es<br />

invisible. No hay nada que se corresponda en ello con un «revestirse» público <strong>de</strong> Cristo.<br />

Es un bautismo que es a Cristo (JND). Así como los israelitas fueron bautizados a<br />

Moisés, i<strong>de</strong>ntificándose con él como guía <strong>de</strong> ellos, así los creyentes hoy son bautizados a<br />

Cristo, significando su reconocimiento <strong>de</strong> Él como Señor por <strong>de</strong>recho.<br />

Por el bautismo el creyente significa también el sepultamiento <strong>de</strong> la carne y <strong>de</strong> sus<br />

esfuerzos por obtener la justicia. Significa el fin <strong>de</strong>l viejo camino <strong>de</strong> vida y el comienzo <strong>de</strong>l<br />

nuevo. En el bautismo con agua los gálatas confesaban que habían muerto con Cristo y<br />

habían sido sepultados con Él. Así como Cristo murió a la ley, así habían muerto a la ley, y<br />

no <strong>de</strong>berían por ello <strong>de</strong>sear estar bajo ella como regla <strong>de</strong> vida. Así como Cristo, por Su<br />

muerte, <strong>de</strong>struyó la distinción entre judío y gentil, <strong>de</strong> modo que han muerto a estas<br />

distinciones nacionales. Se han revestido <strong>de</strong> Cristo en el sentido <strong>de</strong> que ahora viven una<br />

vida completamente nueva —la vida <strong>de</strong> Cristo.<br />

3:28 La ley hacía distinciones entre estas clases. Por ejemplo, en Deuteronomio 7:6;<br />

14:1, 2 se insiste en la distinción entre judío y gentil. En su oración matutina, cada judío<br />

daba gracias a Dios que no lo había hecho un gentil, un esclavo o una mujer. En Cristo<br />

Jesús estas diferencias <strong>de</strong>saparecen, esto es, por lo que se refiere a la aceptación por parte<br />

<strong>de</strong> Dios. Un judío no es preferido sobre un gentil; un libre no tiene más privilegio que un<br />

esclavo, ni es más privilegiado un hombre que una mujer. Todos están en pie <strong>de</strong> igualdad<br />

porque están en Cristo Jesús.<br />

Este versículo no <strong>de</strong>be emplearse como significando algo que no dice. Por lo que se<br />

refiere a la vida diaria (por no hablar <strong>de</strong>l ministerio público en la <strong>iglesia</strong>), Dios sí reconoce<br />

la distinción entre varón y hembra. El NT contiene instrucciones dirigidas a unos y otras.<br />

También habla por separado a los esclavos y a los amos. Pero en cuanto a obtener<br />

bendición <strong>de</strong> Dios, esas cosas no tienen importancia. Lo capital es estar en Cristo Jesús.<br />

(Esto se refiere a nuestra posición celestial, no a nuestra condición terrenal.) Ante Dios, ¡el<br />

creyente judío no es superior en absoluto al pagano convertido! Govett dice: «Todas las<br />

distinciones que establecía la ley quedan hundidas en la fosa común que Dios ha proveído».<br />

Por ello, ¡qué insensatez por parte <strong>de</strong> los cristianos cuando intentan buscar más santidad<br />

estableciendo diferencias que Cristo ha abolido!<br />

3:29 Los gálatas habían sido llevados al engaño, cuando fueron inducidos a creer que<br />

podían llegar a ser <strong>de</strong> la simiente <strong>de</strong> Abraham guardando la ley. Pablo muestra lo contrario;<br />

la herencia prometida a Abraham fue cumplida en Cristo. Cuando los pecadores creen en<br />

Él, vienen a ser uno en Él. Así, vienen a ser <strong>de</strong> la simiente <strong>de</strong> Abraham, y, en Cristo,<br />

heredan todas las bendiciones <strong>de</strong> Dios.<br />

D. Niños e Hijos (4:1–16)<br />

4:1–2 La imagen es la <strong>de</strong> un rico padre que tiene la intención <strong>de</strong> pasar el control <strong>de</strong> su<br />

riqueza al hijo cuando llegue a la madurez. Sin embargo, entretanto que sigue siendo un<br />

niño, la condición <strong>de</strong>l here<strong>de</strong>ro es como la <strong>de</strong>l esclavo. Se le está diciendo <strong>de</strong> continuo lo<br />

que <strong>de</strong>be hacer y lo que no <strong>de</strong>be hacer. Tiene administradores que cuidan <strong>de</strong> su propiedad


y tutores que se encargan <strong>de</strong> su persona. Así, aunque la herencia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego le pertenece,<br />

no entra en posesión <strong>de</strong> ella hasta que ha crecido.<br />

4:3 Ésta era la condición <strong>de</strong> los judíos bajo la ley. Eran niños, y estaban bajo las<br />

instrucciones <strong>de</strong> la ley como si fuesen esclavos. Estaban en esclavitud bajo los<br />

rudimentos <strong>de</strong>l mundo, lo cual significa los principios elementales <strong>de</strong> la religión judía.<br />

Las ceremonias y los rituales <strong>de</strong>l judaísmo estaban pensados para aquellos que no conocían<br />

a Dios Padre como ha sido revelado en Cristo. Podríamos encontrar una ilustración <strong>de</strong> ello<br />

en un niño que está aprendiendo los rudimentos <strong>de</strong> la lectura empleando cubos, o<br />

aprendiendo a i<strong>de</strong>ntificar objetos mediante dibujos. La ley estaba llena <strong>de</strong> sombras e<br />

imágenes, lo que atraía los sentidos espirituales mediante lo físico y externo. La<br />

circuncisión es un ejemplo <strong>de</strong> ello. El judaísmo era físico, externo y temporal. El<br />

cristianismo, en cambio, es espiritual, interno y permanente. Aquellos rudimentos externos<br />

eran una forma <strong>de</strong> esclavitud para los niños.<br />

4:4 La plenitud <strong>de</strong>l tiempo se refiere al tiempo señalado por el Padre Celestial en que<br />

los here<strong>de</strong>ros llegarían a la mayoría <strong>de</strong> edad (véase v. 2).<br />

Tenemos aquí, en pocas palabras, una maravillosa <strong>de</strong>claración sobre la <strong>de</strong>idad y<br />

humanidad <strong>de</strong>l Salvador. Él es el Hijo eterno <strong>de</strong> Dios; pero nació <strong>de</strong> mujer. Si Jesús fuese<br />

sólo un hombre, estaría <strong>de</strong> más <strong>de</strong>cir que era nacido <strong>de</strong> mujer. ¿De qué otra manera podría<br />

nacer un mero hombre? La expresión, en el caso <strong>de</strong> nuestro Señor, da testimonio <strong>de</strong> la<br />

singularidad <strong>de</strong> Su Persona y <strong>de</strong>l modo singular <strong>de</strong> Su nacimiento.<br />

Nacido en el mundo como israelita, nació por ello bajo la ley. Como Hijo <strong>de</strong> Dios, el<br />

Señor Jesús jamás hubiera estado bajo la ley; Él era quien la había promulgado. Pero, en<br />

una gracia llena <strong>de</strong> con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia, se puso a sí mismo bajo la ley que Él había<br />

promulgado, para po<strong>de</strong>r magnificarla con Su vida, y llevar la maldición <strong>de</strong> la misma con Su<br />

muerte.<br />

4:5 La ley exigía un precio a aquellos que <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> observarla —el precio <strong>de</strong> la<br />

muerte—. Antes que Dios pudiese llevar a los hombres a la maravillosa posición <strong>de</strong> hijos,<br />

se tenía que pagar este precio. De modo que el Señor Jesús, que vino al mundo como<br />

miembro <strong>de</strong> la raza humana y <strong>de</strong> la nación judía, pagó el precio que la ley <strong>de</strong>mandaba. Por<br />

cuanto Él es Dios, Su muerte era <strong>de</strong> infinito valor, es <strong>de</strong>cir, fue suficiente para pagar por<br />

cualquier cantidad <strong>de</strong> pecadores. Por cuanto era Hombre, podía morir como sustituto <strong>de</strong>l<br />

hombre. Dice Govett: «Cristo, Hijo <strong>de</strong> Dios por naturaleza, vino a ser Hijo <strong>de</strong>l Hombre,<br />

para que nosotros, por naturaleza hijos <strong>de</strong>l hombre, pudiésemos llegar a ser hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

¡Maravilloso intercambio!».<br />

En tanto que los hombres fuesen esclavos, no podían ser hijos. Cristo los libró <strong>de</strong> la<br />

esclavitud <strong>de</strong> la ley para que pudiesen recibir la adopción <strong>de</strong> hijos. Observemos aquí la<br />

distinción entre llegar a ser un niño <strong>de</strong> Dios y un hijo <strong>de</strong> Dios (cf. Ro. 8:14, Gr. hijos; v. 16,<br />

Gr. niños). El creyente nace en la familia <strong>de</strong> Dios como un niño (véase Jn. 1:12). El énfasis<br />

recae aquí en el hecho <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, no en los privilegios y<br />

responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> hijo. El creyente es adoptado en la familia como hijo.<br />

Cada cristiano es un hijo en el acto y es introducido a la herencia <strong>de</strong> la que es here<strong>de</strong>ro. De<br />

modo que las instrucciones a los cristianos en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> no suponen infancia<br />

entre los santos. Todos son tratados como hijos maduros.<br />

La adopción en la cultura romana difería <strong>de</strong> la que conocemos en la vida mo<strong>de</strong>rna.<br />

Nosotros pensamos en la adopción como tomar el hijo <strong>de</strong> otra persona como nuestro. Pero


en el NT adopción significa situar a los creyentes en la posición <strong>de</strong> hijos maduros con<br />

todos los privilegios y responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> esta posición.<br />

4:6 Para que los que son hijos <strong>de</strong> Dios puedan darse cuenta <strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong> esta<br />

posición, Dios envió el Espíritu Santo en Pentecostés para que morase en ellos. El Espíritu<br />

crea una conciencia <strong>de</strong> esta condición filial, lo que lleva al santo a dirigirse a Dios como<br />

Padre. «Abbá, Padre», es una forma familiar <strong>de</strong> dirigirse al padre, combinando las<br />

palabras arameas y griegas para «padre». Ningún esclavo osaría dirigirse al cabeza <strong>de</strong> una<br />

familia <strong>de</strong> esta forma; esto estaba reservado para los miembros <strong>de</strong> la familia, y expresa<br />

amor y confianza. Véase la Trinidad en este versículo —Espíritu, Hijo y Padre— en este<br />

or<strong>de</strong>n.<br />

4:7 El creyente ya no es esclavo; no está bajo la ley. Ahora es hijo <strong>de</strong> Dios. Por cuanto<br />

Cristo, como Hijo <strong>de</strong> Dios, es el here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> todas las riquezas <strong>de</strong> Dios, el cristiano es<br />

here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> Cristo. Todo lo que Dios tiene es suyo por la fe.<br />

En las escuelas rabínicas <strong>de</strong> Israel en el día <strong>de</strong> hoy, no se permite a un estudiante leer el<br />

Cantar <strong>de</strong> los Cantares ni Ezequiel 1 hasta que tiene cuarenta años. El Cantar <strong>de</strong> los<br />

Cantares es consi<strong>de</strong>rado sexualmente <strong>de</strong>masiado explícito para una mente más joven, y<br />

Ezequiel 1 contiene una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong>l inefable Dios. Dice el Talmud que<br />

cuando un cierto lector <strong>de</strong> menos <strong>de</strong> cuarenta años comenzó a leer Ezequiel 1, salió fuego<br />

<strong>de</strong> la página y lo consumió. Lo que esto muestra es que una persona bajo la ley no es<br />

consi<strong>de</strong>rada un hombre hasta que tiene cuarenta años. (El bien conocido ritual <strong>de</strong>l bar<br />

mitvah a los trece años sólo hace <strong>de</strong> un chico judío un «hijo <strong>de</strong>l pacto» —el significado <strong>de</strong><br />

este término—, y por ello responsable <strong>de</strong> guardar la ley.) Hasta la edad <strong>de</strong> cuarenta el<br />

hombre ortodoxo es consi<strong>de</strong>rado menor <strong>de</strong> edad.<br />

No es así con los creyentes bajo la gracia. En el momento en que son salvos, toda la<br />

herencia les pertenece. Son tratados como hijos e hijas adultos y maduros, y toda la Biblia<br />

es para ellos para leerla, gozarla y obe<strong>de</strong>cerla.<br />

A la luz <strong>de</strong> estas verda<strong>de</strong>s, es muy apropiada la exhortación <strong>de</strong> Harrison:<br />

Hijo <strong>de</strong> Su amor, todas las cosas tuyas son —Él te habla <strong>de</strong> esto en 1 Corintios 3:22, 23,<br />

para <strong>de</strong>spertarte a la conciencia <strong>de</strong> unas riquezas más allá <strong>de</strong> toda tu imaginación y<br />

capacidad <strong>de</strong> comprensión—. Consi<strong>de</strong>ra el universo. ¿De quién es, sino Suyo y tuyo?<br />

Entonces vive regiamente.<br />

4:8 Los gálatas habían estado en el pasado bajo la servidumbre <strong>de</strong> los ídolos. Antes <strong>de</strong><br />

su conversión, habían sido paganos que adoraban a ídolos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y piedra —dioses<br />

falsos—. Ahora volvían a otra clase <strong>de</strong> esclavitud —a la <strong>de</strong> la ley.<br />

4:9 ¿Cómo iban a po<strong>de</strong>r justificar tal conducta? Habían llegado a conocer a Dios, o, si<br />

no lo conocían en un sentido profundamente experimental, al menos habían sido conocidos<br />

por Dios, es <strong>de</strong>cir, eran salvos. Pero se apartaban <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> Sus riquezas (<strong>de</strong> las que<br />

eran here<strong>de</strong>ros) a los débiles y pobres rudimentos, aquellas cosas conectadas con la ley,<br />

como la circuncisión, días santos y reglas dietéticas. Volvían a esclavizarse a cosas que ni<br />

podían salvar ni enriquecer, sino que sólo los empobrecerían.<br />

Pablo <strong>de</strong>signa a la ley y todas sus ceremonias como débiles y pobres rudimentos. Las<br />

leyes <strong>de</strong> Dios fueron hermosas en su tiempo y lugar, pero son estorbos positivos cuando se<br />

ponen en lugar <strong>de</strong>l Señor Jesús. Volverse <strong>de</strong> Cristo a la ley es idolatría.<br />

4:10, 11 Los gálatas habían emprendido la observancia <strong>de</strong>l calendario judío con sus<br />

sábados, fiestas y estaciones. Pablo expresa temor acerca <strong>de</strong> los que profesan ser cristianos,<br />

pero tratan <strong>de</strong> encontrar favor para con Dios por medio <strong>de</strong> observancias legales. También<br />

los no regenerados pue<strong>de</strong>n observar días, meses, estaciones y años. A algunas personas les


da una intensa satisfacción pensar que pue<strong>de</strong>n hacer algo con sus propias fuerzas para<br />

ganarse la sonrisa aprobadora <strong>de</strong> Dios. Pero esto implica que el hombre tiene alguna fuerza,<br />

y por ello, y hasta este punto, que no necesita <strong>de</strong>l Salvador.<br />

Si Pablo podía escribir <strong>de</strong> esta manera a los gálatas, ¿qué escribiría a los profesantes<br />

cristianos <strong>de</strong> la actualidad que tratan <strong>de</strong> conseguir la santidad mediante observancias<br />

legalistas? ¿No con<strong>de</strong>naría él las tradiciones introducidas en el cristianismo y proce<strong>de</strong>ntes<br />

<strong>de</strong>l judaísmo —un sacerdocio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nación humana, vestiduras distintivas para los<br />

sacerdotes, la observancia <strong>de</strong>l sábado, lugares santos, cirios, agua bendita, y cosas<br />

semejantes?<br />

4:12 Aparentemente, los gálatas habían olvidado su gratitud para con Pablo cuando les<br />

predicó el evangelio al principio. Pero se dirige a ellos como hermanos a pesar <strong>de</strong> sus<br />

fracasos y <strong>de</strong> los temores que abrigaba acerca <strong>de</strong> ellos. Pablo había sido un judío bajo la<br />

ley. Ahora, en Cristo, estaba libre <strong>de</strong> la ley. De modo que les exhorta: «Os ruego que os<br />

hagáis como yo —libertados <strong>de</strong> la ley y ya no más viviendo bajo ella»—. Los cristianos<br />

gentiles nunca habían estado bajo la ley, y no estaban ahora bajo ella. De modo que el<br />

apóstol dice: «Porque yo también me hice como vosotros, yo, que era judío, gozando<br />

ahora <strong>de</strong> la libertad que vosotros los gentiles siempre tuvisteis».<br />

Ningún agravio me habéis hecho. No está exactamente claro qué es lo que estaba<br />

pensando Pablo aquí. Quizá está diciendo que no tenía ningún sentimiento <strong>de</strong> ofensa<br />

personal como resultado <strong>de</strong> cómo le habían tratado. Que se apartasen <strong>de</strong> él en pos <strong>de</strong> los<br />

falsos maestros no era tanto un golpe personal contra él como un golpe contra la verdad <strong>de</strong><br />

Dios, y por ello un perjuicio que ellos mismos sufrían.<br />

4:13 El evangelio fue anunciado la primera vez a ellos a causa <strong>de</strong> una enfermedad<br />

<strong>de</strong>l cuerpo. Dios emplea a menudo instrumentos débiles, menospreciados y míseros para<br />

cumplir Su obra, para que la gloria sea <strong>de</strong> Él y no <strong>de</strong>l hombre.<br />

4:14 La enfermedad <strong>de</strong> Pablo fue una prueba para él mismo y para aquellos que le<br />

oían. Sin embargo, los gálatas no le rechazaron a causa <strong>de</strong> su apariencia física ni por su<br />

manera <strong>de</strong> hablar. Al contrario, le recibieron como a un ángel <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir, como a un<br />

mensajero enviado <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, e incluso como a Cristo Jesús mismo. Por cuanto<br />

representaba al Señor, le recibieron como recibirían al Señor (Mt. 10:40). Aceptaron el<br />

mensaje <strong>de</strong> Pablo como la misma palabra <strong>de</strong> Dios. Esta <strong>de</strong>bería ser una lección para todos<br />

los cristianos acerca <strong>de</strong> cómo tratan a los mensajeros <strong>de</strong>l Señor. Cuando los recibimos<br />

cordialmente, lo recibimos a Él <strong>de</strong> la misma manera (Lc 10:16).<br />

4:15 Cuando ellos oyeron el evangelio por vez primera, reconocieron qué rica felicidad<br />

daba a sus almas. Tan gran<strong>de</strong> era su aprecio que, <strong>de</strong> ser posible, se hubiesen sacado sus<br />

propios ojos para darlos a Pablo. (Esto podría ser una indicación <strong>de</strong> que la «espina en la<br />

carne» <strong>de</strong> Pablo era una enfermedad ocular.) Pero, ¿dón<strong>de</strong> estaba ahora aquel sentimiento<br />

<strong>de</strong> gratitud? Desafortunadamente, se había <strong>de</strong>svanecido como el rocío <strong>de</strong> la mañana.<br />

4:16 ¿Qué explicaba su cambio <strong>de</strong> actitud hacia Pablo? Él seguía predicando el mismo<br />

mensaje, conteniendo eficazmente por la verdad <strong>de</strong>l evangelio. Si eso lo hacía enemigo <strong>de</strong><br />

ellos, entonces la posición en que se hallaban era en verdad peligrosa.<br />

E. Esclavitud o Libertad (4:17–5:1)<br />

4:17 Los motivos <strong>de</strong> los falsos maestros diferían <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Pablo: ellos querían<br />

seguidores, mientras que él estaba interesado en el bienestar espiritual <strong>de</strong> los gálatas (4:17–


20). Los falsos maestros estaban llenos <strong>de</strong> celo en sus esfuerzos por ganar los afectos <strong>de</strong> los<br />

gálatas, pero sus motivos no eran sinceros. Quieren apartaros <strong>de</strong> nosotros. Los<br />

judaizantes querían <strong>de</strong>svincular a los gálatas <strong>de</strong>l apóstol Pablo y <strong>de</strong> otros maestros. Querían<br />

seguidores y estaban tratando <strong>de</strong> formar una secta para conseguirlo. Stott advierte: «Cuando<br />

el cristianismo se convierte en una esclavitud a reglas y normas, sus víctimas quedan<br />

inevitablemente sujetas, atadas a las tiras <strong>de</strong> los <strong>de</strong>lantales <strong>de</strong> sus maestros, como en la<br />

Edad Media».<br />

4:18 Pablo dice, en otras palabras: «No me importa que otros estén prodigándoos sus<br />

atenciones, aún cuando estoy ausente <strong>de</strong> vosotros, siempre que lo hagan con motivos<br />

limpios y por lo que es bueno» .<br />

4:19 Al llamar a los gálatas sus hijitos, Pablo quería recordarles que era él quien les<br />

había señalado hacia Cristo. Sufre <strong>de</strong> nuevo dolores <strong>de</strong> parto por ellos, esta vez no<br />

buscando la salvación <strong>de</strong> ellos, sino más bien para que Cristo sea formado en ellos. La<br />

semejanza a Cristo es el pleno objetivo <strong>de</strong> Dios para Su pueblo (Ef. 4:13; Col. 1:28).<br />

4:20 Este versículo podría significar que Pablo estaba perplejo acerca <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra<br />

posición <strong>de</strong> los gálatas. Su apartamiento <strong>de</strong> la verdad le había <strong>de</strong>jado perplejo. Querría<br />

po<strong>de</strong>r cambiar <strong>de</strong> tono y hablar con certidumbre y convicción acerca <strong>de</strong> ellos. O quizá<br />

estaba perplejo acerca <strong>de</strong> la reacción que ellos tendrían ante su carta. Preferiría dirigirse a<br />

ellos en persona. Entonces podría expresarse mejor cambiando el tono <strong>de</strong> su voz. Si ellos<br />

fuesen receptivos a su reprensión, podría ser tierno. No obstante, si eran arrogantes y<br />

rebel<strong>de</strong>s, podría tornarse duro. Tal como estaban las cosas, estaba perplejo acerca <strong>de</strong> ellos;<br />

no podría saber cuál sería su reacción ante su mensaje.<br />

Ya que los maestros judíos ensalzaban tanto a Abraham e insistían en que los creyentes<br />

<strong>de</strong>bían seguir su ejemplo circuncidándose, Pablo pasa a la historia doméstica <strong>de</strong> Abraham<br />

para mostrar que el legalismo es esclavitud y que no se pue<strong>de</strong> mezclar con la gracia.<br />

Dios había prometido que Abraham tendría un hijo, aunque él y Sara, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />

perspectiva natural, eran <strong>de</strong>masiado viejos. Abraham creyó a Dios, y fue con ello<br />

justificado (Gn. 15:1–6). Un cierto tiempo <strong>de</strong>spués Sara se <strong>de</strong>salentó en su espera <strong>de</strong>l hijo<br />

prometido, y sugirió a Abraham que tuviese un hijo con su doncella esclava, Agar.<br />

Abraham siguió su consejo, y nació Ismael. Éste no era el here<strong>de</strong>ro que Dios había<br />

prometido, sino el hijo <strong>de</strong> la impaciencia, carnalidad y falta <strong>de</strong> confianza <strong>de</strong> Abraham (Gn.<br />

16).<br />

Luego, cuando Abraham tenía cien años, nació Isaac, el hijo <strong>de</strong> la promesa.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, este nacimiento fue milagroso; fue hecho posible sólo por el gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Dios (Gn. 21:1–5). En la fiesta tradicional que se observó para el <strong>de</strong>stete <strong>de</strong> Isaac, Sara vio<br />

a Ismael burlándose <strong>de</strong> su hijo. Con ello or<strong>de</strong>nó a Abraham que expulsase a Ismael y a su<br />

madre <strong>de</strong>l hogar, diciendo: «Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo <strong>de</strong> esta sierva no<br />

ha <strong>de</strong> heredar con Isaac mi hijo» (Gn. 21:8–11). Ese es el trasfondo para el argumento que<br />

ahora <strong>de</strong>sarrolla el apóstol.<br />

4:21 La ley, en este versículo, se emplea en dos sentidos diferentes. En el primer caso<br />

hace referencia a la ley como medio <strong>de</strong> alcanzar la santidad, y en el segundo a los libros <strong>de</strong><br />

la ley <strong>de</strong>l AT (Génesis a Deuteronomio), en particular a Génesis. Pablo está diciendo:<br />

«Decidme, los que queréis obtener el favor <strong>de</strong> Dios guardando la ley, ¿no oís el mensaje<br />

<strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> la ley?»<br />

4:22–23 Los dos hijos eran Ismael e Isaac. La esclava era Agar, y la libre era Sara.<br />

Ismael nació como resultado <strong>de</strong> una intervención astuta <strong>de</strong> Abraham. Isaac, en cambio, fue<br />

dado a Abraham por promesa <strong>de</strong> Dios.


4:24 Esta historia es alegórica; tiene un sentido más profundo que el inmediatamente<br />

aparente. El verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> los acontecimientos no se <strong>de</strong>clara <strong>de</strong> manera expresa,<br />

sino que se da por implicación. Así, la verda<strong>de</strong>ra historia <strong>de</strong> Isaac e Ismael representa una<br />

profunda verdad espiritual, y que Pablo pasa ahora a explicar.<br />

Las dos mujeres representan dos pactos: Agar representa el <strong>de</strong> la ley, y Sara el <strong>de</strong> la<br />

gracia. La ley fue dada en el Monte Sinaí. Cosa extraña, la palabra «Agar» significa en<br />

árabe «Roca», y los árabes llamaban al Monte Sinaí «la Roca».<br />

4:25 El pacto dado en el Sinaí produjo esclavitud; así Agar, una muchacha esclava, era<br />

un tipo a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> la ley. Agar representa a Jerusalén, la capital <strong>de</strong> la nación judía y<br />

centro <strong>de</strong> los israelitas in— conversos que seguían intentando obtener la justicia guardando<br />

la ley. Esos, junto con sus hijos, sus seguidores, está en esclavitud. La vinculación por<br />

parte <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> los israelitas incrédulos con Agar y no con Sara constituye una hiriente<br />

caracterización.<br />

4:26 La capital <strong>de</strong> los que son justificados por la fe es la Jerusalén celestial. Es la<br />

madre <strong>de</strong> todos los creyentes, judíos o gentiles.<br />

4:27 Esta cita <strong>de</strong> Isaías 54:1 es una predicción <strong>de</strong> que los hijos <strong>de</strong> la ciudad celestial<br />

serán más numerosos que los <strong>de</strong> la Jerusalén terrenal. Sara fue la mujer que durante tanto<br />

tiempo fue estéril. Agar era la que tenía marido. ¿En qué forma <strong>de</strong>bemos compren<strong>de</strong>r el<br />

final triunfo <strong>de</strong> Sara, o <strong>de</strong> la Jerusalén celestial? La respuesta es que los hijos <strong>de</strong> la promesa<br />

incluyen a todos aquellos, gentiles como judíos, que acu<strong>de</strong>n a Dios por la fe —muchos más<br />

que los hijos <strong>de</strong> Agar que permanecen bajo la ley.<br />

4:28 Los verda<strong>de</strong>ros creyentes nacen no <strong>de</strong> voluntad <strong>de</strong> varón ni <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> la<br />

carne, sino <strong>de</strong> Dios. Lo que cuenta no es la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia natural, sino el nacimiento<br />

milagroso y divino por la fe en el Señor Jesús.<br />

4:29 Ismael se burlaba <strong>de</strong> Isaac, y siempre ha sido cierto que los nacidos <strong>de</strong> la carne han<br />

perseguido a los nacidos según el Espíritu. Consi<strong>de</strong>remos los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor, y también los <strong>de</strong> Pablo, a manos <strong>de</strong> los inconversos. A nosotros pue<strong>de</strong> parecernos<br />

una ofensa trivial que Ismael se burlase <strong>de</strong> Isaac, pero la Escritura lo registra, y Pablo ve en<br />

ello un principio que sigue en actividad —la enemistad entre la carne y el Espíritu.<br />

4:30 Que los gálatas apelen entonces a la Escritura, y oirán este veredicto: La ley y la<br />

gracia no se pue<strong>de</strong>n mezclar; es imposible heredar las bendiciones <strong>de</strong> Dios sobre la base <strong>de</strong>l<br />

mérito humano o <strong>de</strong> los esfuerzos carnales.<br />

4:31 Los que han confiado en Cristo no tienen relación alguna con la ley como medio<br />

<strong>de</strong> obtener el favor divino. Son hijos <strong>de</strong> la libre, y siguen la condición social <strong>de</strong> su madre.<br />

5:1 El versículo anterior <strong>de</strong>scribe la posición <strong>de</strong>l creyente —es libre—. Este primer<br />

versículo se refiere a su práctica —<strong>de</strong>bería vivir como libre—. Aquí tenemos una buena<br />

ilustración <strong>de</strong> la diferencia entre la ley y la gracia. La ley diría: «Si te ganas tu libertad, te<br />

harás libre». Pero la gracia dice: «Has sido hecho libre al precio enorme <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />

Cristo. En gratitud a Él, <strong>de</strong>berías mantenerte firme en la libertad con que Cristo te hizo<br />

libre». La ley manda pero no capacita. La gracia provee lo que la ley exige, y luego<br />

capacita al hombre a vivir una vida consecuente con su posición por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo, y le recompensa por hacerlo así.<br />

Como dice C. H. Mackintosh: «La ley <strong>de</strong>manda fuerza <strong>de</strong> quien no la tiene, y lo<br />

maldice si no pue<strong>de</strong> manifestarla. El evangelio da fuerza a quien nada tiene, y le bendice en<br />

la manifestación <strong>de</strong> la misma».<br />

«Corre, Juan, y vive», la ley or<strong>de</strong>na,<br />

Pero no me da ni las piernas ni las manos;


Mejores nuevas el Evangelio me participa;<br />

A volar me invita y <strong>de</strong> alas me equipa.<br />

III. PRÁCTICO: PABLO DEFIENDE LA LIBERTAD<br />

CRISTIANA EN EL ESPÍRITU (5:2–6:18)<br />

A. El peligro <strong>de</strong>l legalismo (5:2–15)<br />

5:2 El legalismo <strong>de</strong>svaloriza <strong>de</strong>l todo a Cristo. Los judaizantes insistían en la necesidad<br />

<strong>de</strong> que los creyentes judíos fuesen circuncidados para salvación. Pablo, hablando con la<br />

autoridad <strong>de</strong> un apóstol, insiste en que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la circuncisión es invalidar a Cristo.<br />

Dice Jack Hunter:<br />

En la situación <strong>de</strong> Galacia, la circuncisión, para Pablo, no era una mera operación<br />

quirúrgica, ni una mera observancia religiosa. Representaba un sistema <strong>de</strong> salvación por<br />

buenas obras. Declaraba un evangelio <strong>de</strong> esfuerzo humano aparte <strong>de</strong> la gracia divina. Era la<br />

ley suplantando a la gracia; Moisés suplantando a Cristo; porque añadir a Cristo era quitar a<br />

Cristo. Cristo suplementado era Cristo suplantado; Cristo es el único Salvador —solitario y<br />

exclusivo—. La circuncisión significaría excisión <strong>de</strong> Cristo.<br />

5:3 El legalismo requiere que los hombres han <strong>de</strong> practicar toda la ley. Los que están<br />

bajo la ley no pue<strong>de</strong>n aceptar los mandamientos fáciles y rechazar los otros. Si alguien<br />

intenta complacer a Dios circuncidándose, entonces queda bajo la obligación <strong>de</strong> practicar<br />

toda la ley. Así, la persona está o <strong>de</strong>l todo bajo la ley, o <strong>de</strong>l todo libre <strong>de</strong> la ley.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, si está <strong>de</strong>l todo bajo la ley, Cristo <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener valor para él. El Señor Jesús<br />

no es sólo un Salvador completo, sino que también lo es exclusivo. Pablo no se refiere en<br />

este versículo a alguien que pueda haber sido circuncidado en el pasado, sino sólo a los que<br />

cumpliesen este rito como necesario para una completa justificación, a los que afirman las<br />

obligaciones <strong>de</strong> la observancia <strong>de</strong> la ley para ser aceptados por Dios.<br />

5:4 El legalismo significa abandonar a Cristo como la única esperanza <strong>de</strong> justicia. Este<br />

versículo ha suscitado muchas discusiones. Se han ofrecido muchas diferentes<br />

interpretaciones, pero pue<strong>de</strong>n ser agrupadas en tres amplias clases, como sigue:<br />

1. Muchos mantienen que Pablo enseña aquí que es posible que alguien sea<br />

verda<strong>de</strong>ramente salvo, y luego caer en pecado, y por ello caer <strong>de</strong> la gracia y quedar para<br />

siempre perdido. Esto ha venido a ser conocido como «la doctrina <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> la gracia».<br />

Creemos que esta interpretación no es sana por dos razones convincentes. En primer lugar,<br />

este versículo no <strong>de</strong>scribe a personas salvas cayendo en pecado. De hecho, no hay mención<br />

<strong>de</strong> caída en pecado. Más bien, este versículo se refiere a aquellos que viven vidas morales,<br />

respetables y rectas y que esperan ser salvos mediante esto. Así, este pasaje se revuelve<br />

contra los que lo emplean para apoyar la doctrina <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> la gracia. Esos enseñan que<br />

un cristiano ha <strong>de</strong> guardar la ley, vivir una vida perfecta y no pecar para permanecer salvo.<br />

Sin embargo, esta Escritura insiste en que todos los que tratan <strong>de</strong> ser justificados por las<br />

obras <strong>de</strong> la ley o por sus propios esfuerzos <strong>de</strong> la gracia han caído.


En segundo lugar, esta interpretación contradice el testimonio global y consecuente <strong>de</strong>l NT<br />

en el sentido <strong>de</strong> que todo verda<strong>de</strong>ro creyente en el Señor Jesucristo está eternamente<br />

salvado, y <strong>de</strong> que ninguna oveja <strong>de</strong> Cristo perecerá jamás, y <strong>de</strong> que la salvación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />

enteramente <strong>de</strong> la obra consumada <strong>de</strong>l Salvador, y no <strong>de</strong> los débiles esfuerzos <strong>de</strong>l hombre<br />

(Jn. 3:16, 36; 5:24; 6:47; 10:28).<br />

2. Una segunda interpretación <strong>de</strong> este versículo es que se refiere a los que fueron<br />

originalmente salvados por la fe pero que luego se ponen bajo la ley para retener su<br />

salvación o lograr la santidad. En otras palabras: fueron salvos por la gracia pero ahora<br />

tratan <strong>de</strong> ser guardados por la ley. En este caso, caer <strong>de</strong> la gracia es, como lo expresa Philip<br />

Mauro, «apartarse <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> perfeccionar a Sus santos por la obra <strong>de</strong>l Espíritu<br />

en ellos, y buscar este fin mediante la observancia <strong>de</strong> ritos y ceremonias exteriores, que el<br />

hombre en la carne pue<strong>de</strong> observar lo mismo que los santos <strong>de</strong> Dios».<br />

Este punto <strong>de</strong> vista no es escriturario, primero porque el versículo no <strong>de</strong>scribe a cristianos<br />

que buscan la santidad o la santificación, sino a personas inconversas que buscan la<br />

justificación mediante la observancia <strong>de</strong> la ley. Observemos la fraseología: Los que por la<br />

ley os justificáis. Y, segundo, esta explicación <strong>de</strong>l versículo implica la posibilidad <strong>de</strong> que<br />

personas salvas que<strong>de</strong>n luego cortadas <strong>de</strong> Cristo, y esto no es consecuente con la verda<strong>de</strong>ra<br />

perspectiva <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

3. La tercera interpretación es que Pablo se está refiriendo a personas que podrían<br />

profesar ser cristianos, pero que no son verda<strong>de</strong>ramente salvas. Están buscando justificarse<br />

guardando la ley. El apóstol les está diciendo que no pue<strong>de</strong>n tener dos salvadores; han <strong>de</strong><br />

escoger o a Cristo, o a la ley. Si escogen la ley, entonces quedan <strong>de</strong>sligados <strong>de</strong> Cristo como<br />

su única posible esperanza <strong>de</strong> justicia. De la gracia han caído. Hogg y Vine lo expresan<br />

con claridad:<br />

Cristo ha <strong>de</strong> ser o bien todo o bien nada para el hombre. No le es aceptable ninguna<br />

confianza limitada ni ninguna adhesión parcial. El que es justificado por la gracia <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo es un cristiano. El que trata <strong>de</strong> ser justificado por las obras <strong>de</strong> la ley no lo es.<br />

5:5 El apóstol muestra que la esperanza <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro creyente es muy diferente <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>l legalista. El cristiano espera la esperanza <strong>de</strong> la justicia. Espera aquel tiempo en que el<br />

Señor vendrá, cuando recibirá un cuerpo glorificado, y entonces <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> pecar.<br />

Observemos que no dice que el cristiano espera la justicia; ya tiene una posición <strong>de</strong> justicia<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong>l Señor Jesucristo (2 Co. 5:21). Pero espera aquel momento en<br />

que será totalmente recto en sí mismo. No espera conseguir esto por nada que él pueda<br />

hacer, sino más bien por el Espíritu y a base <strong>de</strong> la fe. El Espíritu Santo lo hará todo, y el<br />

creyente sencillamente espera a Dios en fe, para que Él lo lleve a cabo. En cambio, el<br />

legalista espera ganar la justicia por sus propias obras, la observancia <strong>de</strong> la ley o<br />

ceremonias religiosas. Es una vana esperanza, porque la justicia no se pue<strong>de</strong> alcanzar así.<br />

Observemos que Pablo emplea el pronombre nosotros en este versículo, refiriéndose a<br />

los verda<strong>de</strong>ros cristianos, mientras que en el versículo 4 emplea la forma «vosotros»<br />

cuando habla <strong>de</strong> los que buscan la justificación por las obras <strong>de</strong> la ley.<br />

5:6 El legalismo no tiene ningún valor. Por lo que respecta a aquel que está en Cristo<br />

Jesús (es <strong>de</strong>cir, un cristiano), la circuncisión no lo hace mejor, ni la incircuncisión lo hace<br />

peor. Lo que Dios busca en el creyente es la fe que actúa mediante el amor. La fe es una<br />

completa <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios. La fe no es ociosa, sino que se manifiesta en un<br />

<strong>de</strong>sprendido servicio a Dios y a los hombres. El motivo <strong>de</strong> todo este servicio es el amor.


Así, la fe obra mediante el amor; es motivada por el amor, no por la ley. Ésta es una<br />

verdad que se encuentra muchas veces en las Escrituras —que Dios no está interesado en<br />

rituales, sino en la realidad <strong>de</strong> una vida piadosa.<br />

5:7 El legalismo es <strong>de</strong>sobediencia a la verdad. Los gálatas habían hecho un buen<br />

comienzo en la vida cristiana, pero alguien les había impedido. Eran los judaizantes, los<br />

legalistas, los falsos apóstoles. Al aceptar sus erróneas enseñanzas, los santos estaban<br />

<strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ciendo a la verdad <strong>de</strong> Dios.<br />

5:8 El legalismo no es una enseñanza divina. Aquí, persuasión significa creencia o<br />

doctrina. Aquel que os llama se refiere a Dios. Así, la creencia <strong>de</strong> que la circuncisión y la<br />

observancia <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong>bían añadirse a la fe en Cristo no proviene <strong>de</strong> Dios, sino <strong>de</strong>l diablo.<br />

5:9 El legalismo conduce a males mayores y mayores. La levadura es en la Escritura<br />

un símbolo común <strong>de</strong> mal. Aquí se refiere a la malvada doctrina <strong>de</strong> los judaizantes. La<br />

ten<strong>de</strong>ncia natural <strong>de</strong> la levadura <strong>de</strong> afectar a toda la masa se usa aquí para mostrar que un<br />

poco <strong>de</strong> error ha <strong>de</strong> conducir inevitablemente a errores mayores. El mal nunca es estático.<br />

Defien<strong>de</strong> sus mentiras añadiendo más mentiras; el legalismo es como el ajo: no se pue<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir que haya un poco. Si unos pocos en una <strong>iglesia</strong> mantienen una falsa doctrina,<br />

conseguirá más y más seguidores, a no ser que sea confrontada con severidad.<br />

5:10 El legalismo atrae el juicio sobre sus maestros. Pablo estaba confiado en que los<br />

gálatas rechazarían a los falsos maestros. Su confianza residía en el Señor, lo que pue<strong>de</strong><br />

significar que el Señor había dado confianza a Pablo acerca <strong>de</strong> esta cuestión. O, conociendo<br />

al Señor como lo conocía, estaba seguro <strong>de</strong> que el Gran Pastor restauraría a Su errante<br />

oveja, quizá incluso por medio <strong>de</strong> la carta que Pablo les estaba escribiendo.<br />

En cuanto a los falsos maestros mismos, serían castigados por Dios. Es cosa grave<br />

enseñar el error y con ello arruinar una <strong>iglesia</strong> (1 Co. 3:17). Por ejemplo, es mucho peor<br />

enseñar que es permisible emborracharse que emborracharse uno mismo, porque el falso<br />

maestro produce docenas <strong>de</strong> otros como él mismo.<br />

5:11 El legalismo elimina el escándalo <strong>de</strong> la cruz. Pablo respon<strong>de</strong> ahora a la absurda<br />

acusación <strong>de</strong> que incluso él en ocasiones predicaba la necesidad <strong>de</strong> la circuncisión. Sigue<br />

sufriendo persecución <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los judíos. Esta persecución cesaría en el acto si él<br />

predicase la circuncisión, porque esto significaría que había abandonado la predicación <strong>de</strong><br />

la cruz. La cruz es escándalo para el hombre. Le escandaliza o hace tropezar porque le<br />

dice que no hay nada que pueda hacer para conseguir la salvación. No da lugar a la carne ni<br />

a sus esfuerzos. Si Pablo introdujese las obras predicando la circuncisión, entonces<br />

eliminaría todo el significado <strong>de</strong> la cruz.<br />

5:12 El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l apóstol <strong>de</strong> que los perturbadores se mutilasen a sí mismos pue<strong>de</strong> ser<br />

comprendido literalmente: <strong>de</strong>searía que se castrasen. Eran celosos en el empleo <strong>de</strong>l cuchillo<br />

para circuncidar a otros; que empleen ahora el cuchillo para hacerse eunucos. Es<br />

probablemente preferible tomar las palabras en sentido figurado; en otras palabras, Pablo<br />

<strong>de</strong>sea que los falsos maestros fuesen totalmente cortados <strong>de</strong> los gálatas.<br />

Siempre se ha acusado al evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> permitir a los hombres que vivan<br />

como les plazca. Se dice: «Si la salvación es sólo por la fe, entonces no hay control alguno,<br />

<strong>de</strong>spués, sobre la conducta <strong>de</strong> la persona». Pero el apóstol observa rápidamente que la<br />

libertad cristiana no significa licencia para pecar. La norma <strong>de</strong>l creyente es la vida <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús, y el amor para Cristo le empuja a odiar el pecado y amar la santidad.<br />

Quizá fuese especialmente necesario para Pablo advertir aquí a sus lectores contra la<br />

licencia. Cuando se ha estado bajo las limitaciones <strong>de</strong> la ley durante tiempo y luego se<br />

recibe la libertad, hay siempre el peligro <strong>de</strong> ir <strong>de</strong>l extremo <strong>de</strong> la esclavitud al <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scuido.


El equilibrio apropiado es esa libertad que se encuentra entre la ley y la licencia. El<br />

cristiano está libre <strong>de</strong> la ley, pero no vive en la anarquía.<br />

5:13 La libertad cristiana no permite el pecado, sino que alienta a un amante servicio.<br />

El amor es contemplado como el motivo <strong>de</strong> toda conducta cristiana, mientras que bajo la<br />

ley el motivo es el temor al castigo. Según Findlay: «Los esclavos <strong>de</strong>l amor son los<br />

verda<strong>de</strong>ros libertos».<br />

La libertad <strong>de</strong>l cristiano es en Cristo Jesús (2:4), y esto excluye todo posible<br />

pensamiento que pudiese jamás significar libertad para pecar. Nunca <strong>de</strong>bemos volver<br />

nuestra libertad en una base <strong>de</strong> operaciones para la carne. Así como un ejército invasor<br />

tratará <strong>de</strong> conseguir una cabeza <strong>de</strong> puente y emplearla como base <strong>de</strong> operaciones para<br />

adicionales conquistas, así la carne empleará una pequeña licencia para expandir su<br />

territorio.<br />

Una salida apropiada para nuestra libertad es ésta: «Haced un hábito <strong>de</strong> ser esclavos<br />

unos <strong>de</strong> otros».<br />

Dice A. T. Pierson:<br />

La verda<strong>de</strong>ra libertad se halla sólo en la obediencia a un freno apropiado. Un río<br />

encuentra libertad para correr, sólo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su lecho; sin este, sólo se exten<strong>de</strong>ría hasta<br />

llegar a ser un lodoso y hediondo pantano. Los planetas, sin control <strong>de</strong> una ley, sólo traerían<br />

la ruina sobre sí mismos y sobre el universo. La misma ley que nos cerca <strong>de</strong>ntro, cerca a<br />

otros fuera; las limitaciones que regulan nuestra libertad también la aseguran y protegen.<br />

No es el control, sino el tipo correcto <strong>de</strong> control, y la obediencia bien dispuesta, lo que<br />

hacen a un hombre libre.<br />

5:14 A primera vista parece extraño que Pablo introduzca aquí la ley, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

enfatizado a lo largo <strong>de</strong> toda la Epístola que los creyentes no están bajo ella. Pero no está<br />

apremiando a sus lectores a que vuelvan a la ley; les está mostrando que lo que la ley<br />

<strong>de</strong>mandaba pero no podía producir es precisamente lo que brota <strong>de</strong>l ejercicio <strong>de</strong> la libertad<br />

cristiana.<br />

5:15 El legalismo lleva invariablemente a las pen<strong>de</strong>ncias, y evi<strong>de</strong>ntemente así había<br />

pasado en Galacia. ¡Qué extraño! Tenemos a personas que querían estar bajo la ley. La ley<br />

exige que el hombre ame a su prójimo. Pero había sucedido al revés. Se habían estado<br />

mordiendo y <strong>de</strong>vorando unos a otros. Esta conducta surge <strong>de</strong> la carne, a la que la ley le da<br />

lugar, y sobre la cual actúa.<br />

B. Po<strong>de</strong>r para la santidad (5:16–25)<br />

5:16 El creyente <strong>de</strong>bería andar en el Espíritu, no en la carne. Andar en (o por) el<br />

Espíritu es <strong>de</strong>jar que Él tenga Su vía. Es permanecer en comunión con Él. Es tomar<br />

<strong>de</strong>cisiones a la luz <strong>de</strong> Su santidad. Es estar ocupados con Cristo, porque el ministerio <strong>de</strong>l<br />

Espíritu es ocupar al creyente con el Señor Jesús. Cuando así andamos en el Espíritu,<br />

entonces la carne, o vida <strong>de</strong>l yo, es tratada como muerta. No po<strong>de</strong>mos estar ocupados a la<br />

vez con Cristo y con el pecado.<br />

Dice Scofield:


El problema <strong>de</strong> la vida cristiana se basa en el hecho <strong>de</strong> que en tanto que el cristiano vive<br />

en este mundo es, por así <strong>de</strong>cirlo, dos árboles —el viejo árbol <strong>de</strong> la carne, y el nuevo árbol<br />

<strong>de</strong> la naturaleza divina implantada por el nuevo nacimiento; y el problema mismo es cómo<br />

mantener estéril el viejo árbol y hacer fructífero el nuevo. El problema se resuelve andando<br />

en el Espíritu.<br />

Este versículo y los siguientes muestran que la carne sigue presente en el cristiano. Con<br />

ello queda refutada la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la naturaleza pecaminosa es erradicada.<br />

5:17 El Espíritu y la carne están en constante conflicto. Dios podría haber quitado la<br />

naturaleza carnal <strong>de</strong> los creyentes en el momento <strong>de</strong> su conversión, pero <strong>de</strong>cidió no hacerlo.<br />

¿Por qué? Quería mantenerlos continuamente conscientes <strong>de</strong> su propia <strong>de</strong>bilidad; quería<br />

mantenerlos continuamente <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> Cristo, su Sacerdote y Abogado; y hacer que<br />

diesen incesantes alabanzas a Aquel que salvó a tales gusanos. En lugar <strong>de</strong> quitar la vieja<br />

naturaleza, Dios nos dio Su propio Santo Espíritu para que morase en nosotros. El Espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios y nuestra carne están en perpetua guerra, y seguirán estándolo hasta que seamos<br />

llevados al hogar celestial. La parte <strong>de</strong>l creyente en este conflicto es rendirse al Espíritu.<br />

5:18 Los que son guiados por el Espíritu no están bajo la ley. Este versículo se podría<br />

compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dos maneras: Guiados por el Espíritu es una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> todos los<br />

cristianos. Es por ello que ningún cristiano está bajo la ley; no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> sus propios<br />

esfuerzos. Es el Espíritu quien resiste los intentos <strong>de</strong>l mal <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ellos, no son ellos<br />

mismos. Asimismo, ser guiados por el Espíritu significa ser elevados por encima <strong>de</strong> la<br />

carne y estar ocupados con el Señor. Cuando uno está ocupado en este sentido, no está<br />

pensando en la ley ni en la carne. El Espíritu <strong>de</strong> Dios no conduce a nadie a contemplar la<br />

ley como un medio <strong>de</strong> justificación. En lugar <strong>de</strong> ello, los señala al Cristo resucitado como la<br />

única base <strong>de</strong> aceptación <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

5:19–21 Hemos ya mencionado antes que la ley apela a la energía <strong>de</strong> la carne. ¿Qué<br />

clase <strong>de</strong> obras produce la naturaleza humana caída? No hay dificultad en i<strong>de</strong>ntificar las<br />

obras <strong>de</strong> la carne. Son evi<strong>de</strong>ntes para todos. El adulterio es la infi<strong>de</strong>lidad a la relación<br />

matrimonial. La fornicación es la relación sexual ilegítima. La inmundicia es mal moral,<br />

sensualidad. La lascivia es una <strong>de</strong>svergonzada conducta involucrando la ausencia <strong>de</strong> freno.<br />

La idolatría no es sólo el culto a los ídolos, sino también la inmoralidad que acompaña al<br />

culto a los <strong>de</strong>monios. La hechicería es la brujería, y la palabra griega está relacionada con<br />

las drogas (pharmakeia). Debido a que se usaban drogas en la brujería, esta palabra vino a<br />

significar relación con malos espíritus, o el empleo <strong>de</strong> encantamientos. Pue<strong>de</strong> también<br />

incluir supersticiones, «mala suerte», etc. Enemista<strong>de</strong>s se refiere a intensos sentidos <strong>de</strong><br />

malignidad dirigidos contra los <strong>de</strong>más. Los pleitos son la discordia, disensiones, peleas.<br />

Los celos son las suspicacias, la falta <strong>de</strong> confianza. Las explosiones <strong>de</strong> ira son la expresión<br />

<strong>de</strong> cólera o pasión <strong>de</strong>scontroladas. Contiendas se refiere a los esfuerzos egocéntricos por<br />

ser el «número uno», incluso a costa <strong>de</strong> otros. Las divisiones son separaciones causadas por<br />

<strong>de</strong>sacuerdos. Los sectarismos son las divisiones causadas por hombres con opiniones<br />

obcecadas. La envidia es el <strong>de</strong>sagrado ante el éxito o la prosperidad <strong>de</strong> otros. Los<br />

homicidios son el acto <strong>de</strong> dar muerte a otros <strong>de</strong> forma ilegítima. Borracheras se refiere a<br />

la embriaguez causada por bebidas fuertes. Orgías son reuniones <strong>de</strong>senfrenadas buscando<br />

diversión, acompañadas <strong>de</strong> borracheras.<br />

Pablo advierte a sus lectores, como ya lo había hecho antes, que los que practican tales<br />

cosas no heredarán el reino <strong>de</strong> Dios. Este pasaje no enseña que el borracho no pueda ser


salvo, pero sí dice que aquellos cuyas vidas están caracterizadas por el anterior catálogo <strong>de</strong><br />

obras carnales no han sido salvos.<br />

¿Por qué Pablo tenía necesidad <strong>de</strong> escribir <strong>de</strong> esta manera a <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> cristianos? Eso<br />

se <strong>de</strong>be a que no todos los que profesan ser salvos son verda<strong>de</strong>ros hijos <strong>de</strong> Dios. Así, a lo<br />

largo <strong>de</strong>l NT el Espíritu Santo a menudo sigue la presentación <strong>de</strong> maravillosas verda<strong>de</strong>s<br />

espirituales con las más solemnes advertencias a todos los que profesan en nombre <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

5:22–23 Es significativo que el apóstol distingue entre las obras <strong>de</strong> la carne y el fruto<br />

<strong>de</strong>l Espíritu. Las obras son producto <strong>de</strong> la energía humana. El fruto crece según una rama<br />

permanece en la vid (Jn. 15:5). Difieren entre sí como difieren una fábrica y un huerto.<br />

Observemos que el fruto está en singular, no en plural. El Espíritu Santo produce una clase<br />

<strong>de</strong> fruto, es <strong>de</strong>cir, la imagen <strong>de</strong> Cristo en el creyente. Todas las virtu<strong>de</strong>s que se dan ahora<br />

<strong>de</strong>scriben la vida <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Dios. El doctor C. I. Scofield ha señalado que cada una <strong>de</strong><br />

ellas es extraña al terreno <strong>de</strong>l corazón humano.<br />

Amor es lo que Dios es y lo que nosotros <strong>de</strong>beríamos ser. Está hermosamente <strong>de</strong>scrito<br />

en 1 Corintios 13, y se expresa en toda su plenitud en la cruz <strong>de</strong>l Calvario. Gozo es<br />

contentamiento y satisfacción con Dios y con todos Sus tratos. Cristo lo exhibió en Juan<br />

4:34. Paz podría incluir la paz <strong>de</strong> Dios así como las armónicas relaciones entre los<br />

cristianos. Para paz en la vida <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor, véase Lucas 8:22–25. Paciencia es largura <strong>de</strong><br />

ánimo en las aflicciones, contrarieda<strong>de</strong>s y persecuciones. Su ejemplo supremo se encuentra<br />

en Lucas 23:34. Benignidad es gentileza, quizá mejor expresada en la actitud <strong>de</strong>l Señor<br />

para con los niñitos (Mr. 10:14). Bondad es la benignidad mostrada a otros. Para ver la<br />

bondad en acción, sólo hemos <strong>de</strong> leer Lucas 10:30–35. Fi<strong>de</strong>lidad pue<strong>de</strong> significar fe, o<br />

confianza en Dios, confianza en nuestros hermanos cristianos, o bien fi<strong>de</strong>lidad, fiabilidad.<br />

Esto último es probablemente su significado aquí. Mansedumbre es asumir un puesto<br />

subordinado, como lo hizo Jesús cuando lavó los pies <strong>de</strong> Sus discípulos (Jn. 13:1–17).<br />

Dominio propio significa literalmente refrenarse a sí mismo, especialmente en lo tocante al<br />

sexo. Nuestras vidas <strong>de</strong>berían ser disciplinadas. Los <strong>de</strong>seos, las pasiones, los apetitos y el<br />

temperamento <strong>de</strong>berían ser gobernados. Deberíamos practicar la mo<strong>de</strong>ración. Como<br />

observa Samuel Chadwick:<br />

En lenguaje llano, este pasaje se traduce algo así: el fruto <strong>de</strong>l Espíritu es una disposición<br />

afectuosa, amistosa; un espíritu radiante y un talante alegre; una mente y forma <strong>de</strong> actuar<br />

tranquilas; una paciencia longánime en circunstancias provocadoras y con personas difíciles<br />

<strong>de</strong> soportar; una consi<strong>de</strong>ración afín y disposición a ayudar con tacto; un juicio y ánimo<br />

generosos; lealtad y fiabilidad bajo todas las circunstancias; una humildad que olvida el yo<br />

en el goce <strong>de</strong> otros; en todas las cosas dominado y controlado por uno mismo, lo que es la<br />

marca final <strong>de</strong> la perfección. ¡Cuán notable es su relación con 1 Corintios 13!<br />

Pablo finaliza esta lista con las crípticas palabras: Contra tales cosas no hay ley.<br />

¡Claro que no! Estas virtu<strong>de</strong>s son gratas a Dios, benéficas para otros y buenas para<br />

nosotros. Pero, ¿cómo se produce este fruto? ¿Por el esfuerzo humano?<br />

No, en absoluto. Es producido al vivir los cristianos en comunión con el Señor. Al<br />

contemplar al Salvador en amante <strong>de</strong>voción y obe<strong>de</strong>cerle en la vida diaria, el Espíritu Santo<br />

obra un maravilloso milagro. Los transforma a imagen <strong>de</strong> Cristo. Se transforman a<br />

semejanza <strong>de</strong> Él al contemplarlo (2 Co. 3:18). Así como el pámpano <strong>de</strong>riva toda su vida y


alimento <strong>de</strong> la vid, así el creyente en Cristo <strong>de</strong>riva su fuerza <strong>de</strong> la Vid Verda<strong>de</strong>ra, y es así<br />

capaz <strong>de</strong> vivir una vida llena <strong>de</strong> fruto para Dios.<br />

5:24 Los que son <strong>de</strong> Cristo han crucificado la carne. El tiempo verbal aquí indica<br />

algo que sucedió <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>cisiva en el pasado. En realidad, tuvo lugar en el tiempo <strong>de</strong><br />

nuestra conversión. Cuando nos arrepentimos, en cierto sentido clavamos en la cruz la<br />

vieja, malvada y corrompida naturaleza, con sus pasiones y <strong>de</strong>seos. Decidimos que ya no<br />

viviríamos para agradar a nuestra vieja naturaleza caída, que <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> dominarnos.<br />

Naturalmente esta <strong>de</strong>cisión ha <strong>de</strong> ser constantemente renovada. Debemos mantener<br />

constantemente la carne en el puesto <strong>de</strong> la muerte.<br />

5:25 Si tiene aquí la connotación <strong>de</strong> «Por cuanto». Por cuanto tenemos vida eterna por<br />

la obra <strong>de</strong>l Espíritu Santo en nosotros, vivamos la nueva vida por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l mismo<br />

Espíritu. La ley nunca podía dar vida, y nunca fue dada para que fuese la regla <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>l<br />

cristiano.<br />

C. Exhortaciones prácticas (5:26–6:10)<br />

5:26 En este versículo tenemos tres actitu<strong>de</strong>s que evitar:<br />

1. La vanagloria —No nos hagamos vanagloriosos, literalmente manteniendo una<br />

falsa o vacía opinión (<strong>de</strong> nosotros mismos) —. Dios no quiere que los cristianos sean unos<br />

vanidosos o engreídos jactanciosos; no concuerda con ser pecadores salvos por la gracia.<br />

Los que viven bajo la ley a menudo se enorgullecen <strong>de</strong> sus míseros logros, y escarnecen a<br />

aquellos que no se ajustan a sus normas, y los cristianos legalistas a menudo <strong>de</strong>nigran a<br />

otros cristianos que no tienen la misma lista <strong>de</strong> temas fronterizos que ellos con<strong>de</strong>nan.<br />

2. La provocación —Provocándonos unos a otros—. Es una negación <strong>de</strong> la vida llena<br />

<strong>de</strong>l Espíritu provocar o retar a otros a que lleguen a la medida <strong>de</strong> las propias opiniones<br />

privadas. Uno nunca conoce los problemas o las tentaciones <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> otra persona, al<br />

nunca haber estado en su piel.<br />

3. La envidia —Envidiándonos unos a otros—. La envidia es específicamente el<br />

pecado <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear algo que pertenece a otra persona y a lo que uno no tiene <strong>de</strong>recho. La<br />

envidia lamenta el éxito superior <strong>de</strong> otra persona, sus talentos, posesiones o buena<br />

apariencia. Las personas <strong>de</strong> poco talento o <strong>de</strong> carácter débil son susceptibles a envidiar a los<br />

que parecen observar mejor la ley. Todos estos atributos son extraños a la gracia. Un<br />

verda<strong>de</strong>ro creyente <strong>de</strong>bería estimar a otros como mejores que él mismo. Los observantes <strong>de</strong><br />

la ley <strong>de</strong>sean una falsa gloria. La verda<strong>de</strong>ra gran<strong>de</strong>za es servir sin ser observado, laborar no<br />

visto.<br />

6:1 Aquí tenemos una cautivante <strong>de</strong>claración acerca <strong>de</strong> cómo un creyente que ha<br />

pecado ha <strong>de</strong> ser tratado por otros cristianos. Esto está en abierto contraste con la ley,<br />

naturalmente, que <strong>de</strong>mandaba el juicio sobre los culpables. Ser sorprendido en alguna<br />

falta <strong>de</strong>scribe a un hombre que ha cometido un acto <strong>de</strong> pecado más que a uno que es<br />

habitualmente pecador. Una persona así ha <strong>de</strong> ser confrontado por cristianos espirituales.<br />

Un cristiano carnal podría, con una actitud dura y fría, hacer más daño que bien. Tampoco<br />

un culpable sería susceptible <strong>de</strong> recibir amonestación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> uno que está él mismo<br />

fuera <strong>de</strong> contacto con el Señor.<br />

Este versículo suscita una interesante cuestión. Si un hombre es verda<strong>de</strong>ramente<br />

espiritual, ¿lo admitiría? ¿No son los espirituales los más conscientes <strong>de</strong> sus faltas? ¿Quién<br />

entonces empren<strong>de</strong>ría la tarea <strong>de</strong> restauración, si el llevarlo a cabo lo marcase como un


hombre espiritual? ¿No revelaría eso una falta <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>stia? La respuesta es la siguiente: un<br />

hombre verda<strong>de</strong>ramente espiritual no se jactará nunca <strong>de</strong> su condición, pero tendrá el<br />

corazón tierno <strong>de</strong> un pastor, lo que le hará querer restaurar al transgresor. No actuará con<br />

espíritu <strong>de</strong> soberbia o <strong>de</strong> superioridad, sino que con espíritu <strong>de</strong> mansedumbre recordará<br />

que él también pue<strong>de</strong> ser tentado.<br />

6:2 Cargas se refiere a fracasos, tentaciones, pruebas e infortunios. En lugar <strong>de</strong><br />

mantenernos a distancia y lanzar críticas, <strong>de</strong>beríamos lanzarnos al lado <strong>de</strong> un hermano con<br />

problemas o angustias, y ayudarlo en todas las formas posibles.<br />

La ley <strong>de</strong> Cristo incluye todos los mandamientos <strong>de</strong>l Señor Jesús para Su pueblo que<br />

encontramos en el NT. Pue<strong>de</strong> recapitularse con el mandamiento: «Que os améis los unos a<br />

los otros» (Jn. 13:34; 15:12). Cumplimos esto cuando sobrellevamos los unos las cargas<br />

<strong>de</strong> los otros. Esta ley <strong>de</strong> Cristo es muy diferente <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Moisés. La Ley <strong>de</strong> Moisés<br />

prometía vida a cambio <strong>de</strong> obediencia, pero no daba po<strong>de</strong>r para obe<strong>de</strong>cer, y sólo podía<br />

alentar a la obediencia por el temor al castigo. La ley <strong>de</strong> Cristo, en cambio, es una amante<br />

instrucción para los que tienen ya la vida. Los creyentes son capacitados para guardar sus<br />

preceptos por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y su motivación es el amor a Cristo.<br />

6:3 Estamos todos hechos <strong>de</strong>l mismo polvo. Al ver a un hermano pecar, <strong>de</strong>beríamos<br />

pensar que podríamos haber sido nosotros. Que un cristiano tenga un complejo <strong>de</strong><br />

superioridad es una especie <strong>de</strong> autoengaño. Des<strong>de</strong> luego, nunca <strong>de</strong>beríamos pensar que<br />

sobrellevar las cargas <strong>de</strong> los otros está por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> nuestra dignidad.<br />

6:4 Esto parece ser una advertencia en contra <strong>de</strong>l hábito <strong>de</strong> compararnos con otros, y <strong>de</strong><br />

encontrar causa para satisfacción. El apóstol observa que ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo seremos<br />

examinados individualmente, y no en comparación con otros. Por ello, <strong>de</strong>beríamos tener<br />

cuidado <strong>de</strong> nosotros mismos, <strong>de</strong> modo que podamos regocijarnos en nuestra obra más que<br />

en los fracasos <strong>de</strong> los otros.<br />

6:5 En el versículo 2, Pablo enseña que <strong>de</strong>beríamos compartir los unos los dolores,<br />

sufrimientos y problemas <strong>de</strong> los otros en esta vida presente. En el versículo 5, el<br />

pensamiento es que cada uno <strong>de</strong> nosotros tendrá que llevar su propia carga <strong>de</strong><br />

responsabilidad ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo.<br />

6:6 Los creyentes son responsables <strong>de</strong>l sustento <strong>de</strong> sus maestros cristianos. Haga<br />

partícipe <strong>de</strong> toda cosa buena significa compartir con ellos las cosas materiales <strong>de</strong> la vida,<br />

y también sustentarlos con la oración y un interés piadoso.<br />

6:7 Aunque otros puedan no observar nuestro <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> los siervos <strong>de</strong> Dios, Él lo ve,<br />

y da la cosecha correspondiente. Segamos lo que sembramos, y segamos en mayores<br />

cantida<strong>de</strong>s que lo que sembramos. Cuando el granjero siembra trigo, siega trigo, a veces a<br />

treinta, a veces a sesenta, y a veces a ciento por uno.<br />

Scofield observa que «el Espíritu no está hablando aquí a los pecadores sobre sus<br />

pecados, sino a los santos acerca <strong>de</strong> su mezquindad». Naturalmente, es cierto en un sentido<br />

más amplio que «los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan» (Job 4:8) y que «los<br />

que siembran viento, recogen tempesta<strong>de</strong>s» (cf. Os. 8:7). El historiador J. A. Frou<strong>de</strong> dijo:<br />

«Una lección y sólo una se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que la historia repite con claridad, y es que <strong>de</strong><br />

alguna manera el mundo está edificado sobre una base moral, y que a la larga bien les va a<br />

los buenos, y que a la larga mal les va a los malos».<br />

6:8 Aunque es cierto en un sentido general que segamos todo aquello que sembramos,<br />

se <strong>de</strong>bería observar que esta advertencia sigue a una exhortación acerca <strong>de</strong>l dar cristiano.<br />

Contemplado bajo esta luz, veremos que sembrar para la carne significa gastar el dinero


propio en uno mismo, en los propios placeres y comodida<strong>de</strong>s. Sembrar para el espíritu es<br />

emplear el dinero <strong>de</strong> uno para el avance <strong>de</strong> los intereses <strong>de</strong> Dios.<br />

Los que hacen lo primero siegan una cosecha <strong>de</strong> frustración y pérdida aquí mismo en la<br />

tierra, porque al envejecer se dan cuenta <strong>de</strong> que la carne para complacer a la cual habían<br />

vivido está <strong>de</strong>cayendo y muriendo rápidamente. Luego, en la era veni<strong>de</strong>ra per<strong>de</strong>rán<br />

recompensas eternas. El que siembra para el espíritu, <strong>de</strong>l espíritu cosechará para vida<br />

eterna. Hay dos formas en las que se emplea el término «vida eterna» en la Biblia: (1) Es la<br />

posesión presente <strong>de</strong> cada creyente (Jn. 3:36). (2) Es lo que el creyente recibe al fin <strong>de</strong> su<br />

vida aquí en la tierra (Ro. 6:22). Los que siembran para el espíritu gozan <strong>de</strong> vida eterna<br />

aquí y ahora <strong>de</strong> una forma en que otros cristianos no lo conocen. Luego, también,<br />

cosecharán las recompensas que acompañan a la fi<strong>de</strong>lidad, cuando lleguen a su hogar<br />

celestial.<br />

6:9 Para que nadie se <strong>de</strong>saliente, Pablo recuerda a sus lectores que las recompensas son<br />

seguras, aunque no sean inmediatas. No se cosecha un campo <strong>de</strong> trigo al día siguiente <strong>de</strong><br />

sembrarlo. Lo mismo pasa en el ámbito espiritual; la recompensa sigue <strong>de</strong> cierto a la fiel<br />

siembra, a su <strong>de</strong>bido tiempo.<br />

6:10 La familia <strong>de</strong> la fe (V.M.) incluye a todos los que son salvos, sin distinción <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>nominaciones o divisiones. Nuestra bondad no ha <strong>de</strong> quedar limitada a los creyentes,<br />

pero a ellos se les ha <strong>de</strong> mostrar <strong>de</strong> una manera especial. Nuestro objetivo no es negativo —<br />

cuán poco daño, sino positivo—cuánto bien podamos hacer. John Wesley lo expresó <strong>de</strong><br />

manera muy sucinta: «Haz todo el bien que puedas, <strong>de</strong> todas las maneras que puedas, a<br />

todas las personas que puedas, todo el tiempo que puedas».<br />

D. Conclusión (6:11–18)<br />

6:11 Mirad con qué letras tan gran<strong>de</strong>s os escribo <strong>de</strong> mi propia mano. En lugar <strong>de</strong><br />

dictarla a un amanuense, como solía, Pablo escribió la carta por sí mismo. Las letras tan<br />

gran<strong>de</strong>s con las que había escrito podrían indicar sus profundos sentimientos al tratar <strong>de</strong><br />

combatir a los legalistas, y lo grave que consi<strong>de</strong>raba el error judaizante; o quizá que la vista<br />

<strong>de</strong> Pablo era <strong>de</strong>ficiente, como pue<strong>de</strong> sugerir este y otros pasajes. Creemos que esto último<br />

es lo correcto.<br />

6:12 Los judaizantes querían ser bien vistos en la carne consiguiendo un gran grupo<br />

<strong>de</strong> seguidores. Podían hacerlo insistiendo en la circuncisión. La gente está a menudo bien<br />

dispuesta a observar ritos y ceremonias, siempre que no se les pida que cambien sus<br />

costumbres. En la actualidad es cosa común conseguir gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s como miembros<br />

<strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s rebajando las normas. Pablo <strong>de</strong>tecta la insinceridad <strong>de</strong> esos falsos maestros, y<br />

los acusa <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> evitar la persecución a causa <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong> Cristo. La cruz significa<br />

la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> la carne y <strong>de</strong> sus esfuerzos por agradar a Dios. La cruz anuncia la muerte<br />

<strong>de</strong> la naturaleza carnal y <strong>de</strong> sus más nobles esfuerzos. La cruz significa separación <strong>de</strong>l mal.<br />

Por ello, los hombres odian el glorioso mensaje <strong>de</strong> la cruz, y persiguen a aquellos que lo<br />

predican.<br />

6:13 Los legalistas no estaban interesados en guardar la ley. Lo que querían era una<br />

manera fácil <strong>de</strong> conseguir convertidos, <strong>de</strong> modo que pudiesen gloriarse <strong>de</strong> una gran lista <strong>de</strong><br />

seguidores. Dice Boice: «Era un intento <strong>de</strong> ganar a otros a aquello que estaba por sí mismo<br />

en quiebra; porque ni siquiera los que estaban circuncidados podían guardar la ley».


6:14 La razón que tenía Pablo para jactarse no residía en la carne <strong>de</strong> los hombres, sino<br />

en la cruz <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. En aquella cruz, el mundo murió a Pablo y Pablo<br />

al mundo. Cuando un hombre es salvo, el mundo le dice adiós, y él le dice adiós al mundo.<br />

Por lo que al mundo respecta, está tarado, porque ya no está interesado en sus fugaces<br />

placeres; el mundo ha perdido su atractivo para él, porque ha hallado a Uno que le da plena<br />

satisfacción. Findlay dice: «Nunca pue<strong>de</strong> creer en él, enorgullecerse <strong>de</strong> él ni darle homenaje<br />

<strong>de</strong> modo alguno. Está privado <strong>de</strong> su gloria y <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r para seducirlo o gobernarlo». Así,<br />

la cruz es una gran barrera o línea divisoria entre el mundo y el hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

6:15 Aunque a primera vista pudiera no parecerlo, este versículo es una <strong>de</strong> las más<br />

importantes <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> la verdad cristiana en toda la Epístola.<br />

La circuncisión era una observancia externa, un ritual. Los maestros judíos hacían que<br />

todo <strong>de</strong>pendiese <strong>de</strong> la observancia <strong>de</strong> esta ceremonia. La circuncisión era el fundamento<br />

<strong>de</strong>l judaísmo. Pablo la echa a un lado con un solo gesto: «la circuncisión es nada». No<br />

cuentan ni el ritual, ni el judaísmo, ni el legalismo. Luego Pablo aña<strong>de</strong>: Ni la<br />

incircuncisión. Los hay que se enorgullecen <strong>de</strong> su ausencia <strong>de</strong> ritual. Todo su servicio<br />

eclesial es una revuelta contra la ceremonia. Esto tampoco no vale para nada.<br />

Lo que realmente cuenta para Dios es una nueva creación (RVR). Lo que Él quiere es<br />

ver una vida transformada. Findlay escribe: «El verda<strong>de</strong>ro cristianismo es el que transforma<br />

malos en buenos, el que transforma a los esclavos <strong>de</strong>l pecado en hijos <strong>de</strong> Dios». Todos los<br />

hombres pertenecen a una <strong>de</strong> dos creaciones. Como nacidos en el mundo, son pecadores,<br />

impotentes y están con<strong>de</strong>nados. Todos sus esfuerzos por salvarse a sí mismos o para ayudar<br />

a Dios en su salvación mediante un buen carácter o buenas obras no sirven <strong>de</strong> nada, y los<br />

<strong>de</strong>jan sin cambios. Debido a que la nueva creación es toda <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> principio a final,<br />

excluye todo pensamiento <strong>de</strong> ganarse el favor <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> carácter u obras. Se<br />

produce una vida <strong>de</strong> santidad no por observar un ritual, sino por rendirse a Cristo y <strong>de</strong>jar<br />

que Él viva Su vida en el creyente. La nueva creación no es una mejora <strong>de</strong> o adición a la<br />

antigua, sino algo totalmente diferente.<br />

6:16 ¿De qué regla está hablando Pablo aquí? Es la regla <strong>de</strong> la nueva creación.<br />

Pronuncia él la doble bendición <strong>de</strong> paz y misericordia sobre aquellos que juzgan las<br />

enseñanzas por esta pregunta —«¿Pertenece a la nueva creación?»— y que rechazan todo<br />

lo que no lo es.<br />

Y sobre el Israel <strong>de</strong> Dios. Muchos han tomado esto como significando la <strong>iglesia</strong>. Sin<br />

embargo, el Israel <strong>de</strong> Dios se refiere a aquellos judíos por nacimiento natural que aceptan<br />

al Señor Jesús como Mesías. No había paz ni misericordia para los que andaban bajo la ley,<br />

pero ambas cosas son la porción <strong>de</strong> los que están en la nueva creación.<br />

6:17 Pablo, que había sido esclavo <strong>de</strong> la ley, había sido librado <strong>de</strong> aquella esclavitud<br />

por el Señor Jesús. Ahora pertenecía al Señor como esclavo rendido. Así como los esclavos<br />

eran marcados con la marca <strong>de</strong> su amo, también Pablo tenía en su cuerpo las marcas <strong>de</strong><br />

propiedad <strong>de</strong>l Señor Jesús. ¿Qué eran? Las cicatrices que había recibido a manos <strong>de</strong> sus<br />

perseguidores. Ahora dice: «No <strong>de</strong>jéis que nadie intente reclamarme. No me habléis acerca<br />

<strong>de</strong> la marca <strong>de</strong> la circuncisión, indicando esclavitud a la ley. Yo llevo la marca <strong>de</strong> mi nuevo<br />

Amo, Jesucristo.»<br />

6:18 El apóstol está a punto <strong>de</strong> finalizar. Pero ha <strong>de</strong> terminar con otra palabra. ¿Cuál<br />

será? La GRACIA —la palabra que tanto caracterizaba su evangelio—. La gracia, no la ley.<br />

Con este tema comenzó (1:3); es el tema con el que concluye. La gracia <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.


EL LEGALISMO<br />

Al terminar un estudio <strong>de</strong> Gálatas, se podría llegar a la conclusión <strong>de</strong> que Pablo<br />

<strong>de</strong>rrotó <strong>de</strong> tal manera a los maestros <strong>de</strong>l legalismo que esta cuestión <strong>de</strong>bió <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

perturbar a la <strong>iglesia</strong> para siempre. ¡La historia y la experiencia <strong>de</strong>muestran lo contrario! El<br />

legalismo ha llegado a ser una parte tan importante <strong>de</strong> la Cristiandad que la mayoría <strong>de</strong><br />

sus componentes creen que realmente es legítimo.<br />

Sí, los legalistas siguen con nosotros. ¿De qué otra forma po<strong>de</strong>mos llamar a los<br />

profesos ministros <strong>de</strong> Cristo que enseñan, por ejemplo, que se necesita <strong>de</strong> la<br />

confirmación, <strong>de</strong>l bautismo o <strong>de</strong> la membrecía eclesial para la salvación; que la ley es la<br />

regla <strong>de</strong> conducta <strong>de</strong>l creyente; que somos salvos por la fe pero preservados por las<br />

obras? ¿Qué es esto sino el judaísmo introducido en el cristianismo, cuando se nos pi<strong>de</strong><br />

que aceptemos un sacerdocio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nación humana con unas vestimentas distintivas,<br />

con edificios mo<strong>de</strong>lados en base <strong>de</strong>l templo, con sus altares tallados y elaborados<br />

rituales, y con un calendario eclesial con su Cuaresma, sus fiestas y sus ayunos?<br />

¿Y qué tenemos sino la herejía <strong>de</strong> Galacia cuando se advierte a los creyentes acerca<br />

<strong>de</strong> que han <strong>de</strong> guardar el sábado si han <strong>de</strong> salvarse al final? Los mo<strong>de</strong>rnos predicadores<br />

<strong>de</strong>l legalismo están haciendo enormes penetraciones entre los que profesan fe en Cristo,<br />

y por eso <strong>de</strong>bería advertirse a cada creyente contra tales enseñanzas, e instruirlo acerca<br />

<strong>de</strong> cómo respon<strong>de</strong>r a las mismas.<br />

Los profetas <strong>de</strong>l sábado en general empiezan predicando el evangelio <strong>de</strong> la salvación<br />

por la fe en Cristo. Usan amados himnos evangélicos para seducir a los incautos, y<br />

parecen poner mucho énfasis en las Escrituras. Pero ante todo ponen a sus seguidores<br />

bajo la Ley <strong>de</strong> Moisés, especialmente el mandamiento acerca <strong>de</strong>l sábado. (El sábado es<br />

el séptimo día <strong>de</strong> la semana.)<br />

¿Cómo osan hacer esto, a la luz <strong>de</strong> la clara enseñanza <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> que el cristiano ha<br />

muerto a la ley? ¿Cómo esquivan las claras <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> Gálatas? La respuesta es<br />

que hacen una acusada distinción entre la ley moral y la ley ceremonial. La ley moral es<br />

los Diez Mandamientos. La ley ceremonial cubre las otras reglas dadas por Dios, como<br />

las tocantes a alimentos impuros, a la lepra, a las ofrendas a Dios, y así.<br />

La ley moral, dicen ellos, nunca ha sido revocada. Es una expresión <strong>de</strong> la verdad<br />

eterna <strong>de</strong> Dios. Cometer idolatría, asesinato o adulterio será siempre contrario a la ley <strong>de</strong><br />

Dios. En cambio, la ley ceremonial ha sido anulada en Cristo. Por ello, llegan a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que cuando Pablo enseña que el cristiano está muerto a la ley, se está<br />

refiriendo a la ley ceremonial, y no a los Diez Mandamientos.<br />

Por cuanto la ley moral sigue en vigor, los cristianos están obligados a cumplirla,<br />

insisten ellos. Esto significa que han <strong>de</strong> guardar el sábado, que no <strong>de</strong>ben trabajar aquel<br />

día. Mantienen que uno <strong>de</strong> los papas <strong>de</strong> la Iglesia Católica Romana or<strong>de</strong>nó el cambio <strong>de</strong><br />

la observancia <strong>de</strong>l sábado al domingo, en una total violación <strong>de</strong> las Escrituras.<br />

Este razonamiento parece muy lógico y atractivo. ¡Pero el rasgo que lo con<strong>de</strong>na es<br />

que es totalmente contrario a la palabra <strong>de</strong> Dios!<br />

Observemos los siguientes puntos:<br />

1. En 2 Corintios 3:7–11, los Diez Mandamientos son claramente <strong>de</strong>clarados como «lo<br />

que perece» (RVR) para el creyente en Cristo. En el versículo 7, la ley es <strong>de</strong>scrita como<br />

«el ministerio <strong>de</strong> muerte grabado con letras en piedras». Sólo podía referirse a la ley<br />

moral, no a la ceremonial. Sólo los Diez Mandamientos fueron grabados en piedras por el<br />

<strong>de</strong>do <strong>de</strong> Dios (Éx. 31:18). En el versículo 11 leemos que el ministerio <strong>de</strong> muerte, aunque<br />

glorioso, perece. Nada podría ser más <strong>de</strong>cisivo que esto. El sábado no es vinculante para<br />

el cristiano.


2. A ningún gentil se le mandó jamás guardar el sábado. La ley fue dada sólo a la<br />

nación <strong>de</strong> Israel (Éx. 31:13). Aunque Dios mismo reposó el séptimo día, no mandó a nadie<br />

más que lo hiciese, hasta que dio la ley a los hijos <strong>de</strong> Israel.<br />

3. Los cristianos no pasaron <strong>de</strong>l sábado al primer día <strong>de</strong> la semana por ningún <strong>de</strong>creto<br />

<strong>de</strong> ningún papa. Separamos el Día <strong>de</strong>l Señor en una forma especial para el culto y<br />

servicio porque el Señor Jesús resucitó <strong>de</strong> los muertos en aquel día, como prueba <strong>de</strong> que<br />

la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción había sido consumada (Jn. 20:1). También era en aquel día que<br />

los primeros discípulos se reunían para partir el pan, anunciando la muerte <strong>de</strong>l Señor<br />

(Hch. 20:7), y fue el día señalado por Dios para que los cristianos separasen sus ofrendas<br />

según el Señor les hubiese prosperado (1 Co. 16:1, 2). A<strong>de</strong>más, el Espíritu Santo fue<br />

enviado <strong>de</strong>l cielo en el primer día <strong>de</strong> la semana.<br />

Los cristianos no «guardan» el Día <strong>de</strong>l Señor como un medio para conseguir la santidad<br />

ni por temor al castigo; lo separan por amante <strong>de</strong>voción a Aquel que se dio a Sí mismo<br />

por ellos.<br />

4. Pablo no distingue entre la ley moral y la ceremonial. Más bien, insiste en que la ley<br />

es una unidad total, y que hay una maldición sobre los que tratan <strong>de</strong> alcanzar la justicia<br />

mediante ella, pero no llegan a cumplirla en su totalidad.<br />

5. Nueve <strong>de</strong> los Diez Mandamientos son repetidos en el NT como instrucción moral<br />

para los hijos <strong>de</strong> Dios. Tratan acerca <strong>de</strong> cosas que son inherentemente buenas o malas.<br />

El único mandamiento que se omite es la ley <strong>de</strong>l sábado. La observancia <strong>de</strong> un día no es<br />

inherentemente buena o mala. No hay instrucción alguna a los cristianos acerca <strong>de</strong><br />

guardar el sábado. Al contrario, ¡la Escritura afirma <strong>de</strong> manera inequívoca que el cristiano<br />

no pue<strong>de</strong> ser con<strong>de</strong>nado por no guardarlo! (Col. 2:16).<br />

6. La pena para observar el Sábado en el AT era la muerte (Éx. 35:2). Pero los que<br />

insisten en que los creyentes guar<strong>de</strong>n el sábado en la actualidad no aplican la pena a los<br />

culpables. De este modo <strong>de</strong>shonran la ley y <strong>de</strong>struyen su autoridad al no insistir en que se<br />

cumplan sus <strong>de</strong>mandas. En realidad están diciendo: «Ésta es la ley <strong>de</strong> Dios, pero no<br />

pasará nada si la quebrantas».<br />

7. Cristo, no la ley, es la regla <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>l creyente. Deberíamos andar como Él anduvo.<br />

Esta es una norma aún más alta que la que fue establecida por la ley (Mt. 5:17–48).<br />

Somos capacitados para vivir vidas santas mediante el Espíritu Santo. Queremos vivir<br />

vidas santas porque amamos a Cristo. La justicia exigida por la ley es cumplida por los<br />

que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Ro. 8:4).<br />

Así, la enseñanza <strong>de</strong> que los creyentes han <strong>de</strong> guardar el sábado es directamente<br />

contraria a la Escritura (Col. 2:16), y es sencillamente «otro evangelio», sobre el que la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios pronuncia una maldición (Gá. 1:7, 9).<br />

¡Que cada uno reciba sabiduría <strong>de</strong> Dios para discernir la mala doctrina <strong>de</strong>l legalismo<br />

en cualquier manera en que pueda aparecer! Que nunca busquemos la justificación ni la<br />

santificación por medio <strong>de</strong> ceremonias ni <strong>de</strong> esfuerzos humanos, sino <strong>de</strong>pendamos total y<br />

únicamente en el Señor para cada necesidad. Recor<strong>de</strong>mos siempre que el legalismo es<br />

un insulto a Dios porque pone la sombra por la Realidad —el ceremonialismo en lugar <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

Bibliografía<br />

Cole, Alan. The Epistle of Paul to the Galatians. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, 1965.<br />

Eadie, John. Commentary on the Epistle of Paul to the Galatians. Edimburgo: T. and T.<br />

Clark, 1884.


Harrison, Norman B. His Si<strong>de</strong> Versus Our Si<strong>de</strong>. Minneapolis: The Harrison Service, 1940.<br />

Hogg, C. F., y W. E. Vine. Epistle to the Galatians. Glasgow: Pickering and Inglis, 1922.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, Harry A. Expository Messages on the Epistle to the Galatians. New York:<br />

Loizeaux Brothers, 1941.<br />

Kelly, William. Lectures on the Epistle of Paul the Apostle to the Galatians. Londres: G.<br />

Morrish, s.f.<br />

Lightfoot, J. B. The Epistle of St. Paul to the Galatians. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan<br />

Publishing House, 1962.<br />

Stott, John R. Only One Way: The Message of Galatians. Downers Grove, IL: InterVarsity<br />

Press, 1968.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 10: Gálatas y Efesios. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico-Carroll. Vol. 8: Gá., Ro., Fil., Flm. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 12–2ª Corintios-Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Lund, Enrique, Comentario a la Epístola a los Gálatas. CLIE, Terrassa.<br />

Lutero, M. Comentarios <strong>de</strong> Martín Lutero. Vol. 2: Gálatas. CLIE, Terrassa.<br />

Paley, Guillermo. Epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.<br />

Pettingil, W. L., Estudios sobre la Epístola a los Gálatas. CLIE, Terrassa.<br />

Schrock, Lynn D., Libres para servir —Gálatas. CLIE, Terrassa.<br />

Tenney, Merrill C., Gálatas: la carta <strong>de</strong> libertad cristiana. CLIE, Terrassa.


EPÍSTOLA A LOS EFESIOS<br />

Introducción<br />

«La corona <strong>de</strong> los escritos <strong>de</strong> Pablo.»<br />

J. Armitage Robinson<br />

«La epístola paulina <strong>de</strong>l tercer cielo.»<br />

A. T. Pierson<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

En cierta manera, Efesios es una típica epístola paulina: la salutación, la acción <strong>de</strong><br />

gracias, el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la doctrina seguido por la aplicación <strong>de</strong> esta doctrina como nuestro<br />

<strong>de</strong>ber, y los saludos <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida. Pero Efesios, aunque es genuinamente una carta, es casi<br />

como un sermón o incluso como un servicio cristiano con oraciones y una doxología. En<br />

esta carta, como escribe Moorehead, «pasamos a la quietud y al silencio <strong>de</strong>l santuario…<br />

Aquí prevalece la atmósfera <strong>de</strong> reposo, <strong>de</strong> meditación, <strong>de</strong> adoración y <strong>de</strong> paz».<br />

A pesar <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que tantos comentaristas concuerdan con la evaluación <strong>de</strong><br />

Robinson que citamos en el encabezamiento, algunos mo<strong>de</strong>rnos eruditos, abandonando<br />

dieciocho o diecinueve siglos <strong>de</strong> enseñanza cristiana, preten<strong>de</strong>n que Pablo no pudo haber<br />

escrito Efesios. Pero, ¿es una postura válida, a la luz <strong>de</strong> los hechos?<br />

II. Paternidad<br />

Por lo que se refiere a la evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> que Efesios es una Epístola Paulina<br />

auténtica, el argumento es sólido y fuerte. Ninguna otra Epístola Paulina ha tenido una<br />

corriente tan temprana y continuada <strong>de</strong> testigos, comenzando con Clemente <strong>de</strong> Roma,<br />

Ignacio, Policarpo y Hermas, y prosiguiendo con Clemente <strong>de</strong> Alejandría, Ireneo e<br />

Hipólito. Marción la incluyó en su «canon», aunque llamándola «Laodiceanos». El Canon<br />

<strong>de</strong> Muratori también registra Efesios como <strong>de</strong> Pablo.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna incluye el hecho <strong>de</strong> que el autor dice en dos ocasiones que es<br />

Pablo (1:1 y 3:1), y el contenido <strong>de</strong> la carta es tan similar (en algunos respectos) a<br />

Colosenses que <strong>de</strong>bieron ser escritas en un tiempo muy cercano. La estructura <strong>de</strong> Efesios,<br />

como se ha mencionado, es típicamente paulina. Des<strong>de</strong> luego, Pablo introduce en este libro<br />

algunos nuevos pensamientos, pero si un escritor no pue<strong>de</strong> hacer eso sin que se le acuse <strong>de</strong><br />

frau<strong>de</strong>, ¡resultarían muy parcas las oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los escritores bíblicos para ayudar a<br />

los santos a madurar!<br />

El liberal alemán Scheiermacher fue probablemente el primero en rechazar la<br />

paternidad paulina. Muchos mo<strong>de</strong>rnos han seguido su línea, como Moffatt y Goodspeed. Se<br />

presentan el vocabulario, el estilo, la doctrina «avanzada» y otros argumentos <strong>de</strong> carácter<br />

subjetivo para negarle este libro al apóstol. Sin embargo, cada una <strong>de</strong> estas teorías pue<strong>de</strong><br />

ser contestada <strong>de</strong> manera satisfactoria. A la luz <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia externa, <strong>de</strong> peso abrumador,<br />

y <strong>de</strong>l gran número <strong>de</strong> comentaristas eruditos que ven Efesios no meramente en el espíritu


<strong>de</strong> Pablo, sino, como lo dijo Coleridge, como su «más divino escrito», esta carta ha <strong>de</strong> ser<br />

aceptada como genuina.<br />

III. Fecha<br />

Junto con Colosenses, Filipenses y Filemón, Efesios es una <strong>de</strong> las llamadas «Epístolas<br />

<strong>de</strong> la Cárcel». Lo que sí se discute es cuál encarcelamiento es el que tenemos aquí. Aunque<br />

algunos creen que fue escrita durante la estancia <strong>de</strong> dos años en Cesarea, o incluso en un no<br />

<strong>de</strong>mostrado encarcelamiento <strong>de</strong> Pablo en Éfeso, el peso <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia parece recaer sobre<br />

su primer encarcelamiento en Roma (poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l 60 d.C.). Igual que Colosenses (4:7–<br />

9), esta carta fue llevada por Tíquico a la provincia <strong>de</strong> Asia (6:21, 22). Esto explica la<br />

similitud <strong>de</strong> contenido doctrinal, por cuanto las mismas i<strong>de</strong>as estaban frescas en la mente<br />

<strong>de</strong>l apóstol al escribir estas cartas.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

El tema principal <strong>de</strong> Efesios es lo que Pablo <strong>de</strong>nomina como «el misterio». Con ello no<br />

significa algo que no pue<strong>de</strong> ser explicado, sino más bien una verdad maravillosa nunca<br />

revelada antes, pero ahora dada a conocer.<br />

Esta sublime verdad, que constituye el tema <strong>de</strong>l libro, es el anuncio <strong>de</strong> que los judíos<br />

creyentes y gentiles creyentes son ahora uno en Cristo Jesús. Son miembros juntamente <strong>de</strong><br />

la <strong>iglesia</strong>, el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo. En el tiempo presente están sentados con Cristo en lugares<br />

celestiales. En el futuro compartirán Su gloria como Cabeza <strong>de</strong> todas las cosas.<br />

El misterio se halla en cada uno <strong>de</strong> los seis capítulos <strong>de</strong> Efesios.<br />

En el cap. 1 se le <strong>de</strong>signa como el misterio <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios, y contempla el<br />

tiempo en que todas las cosas en los cielos y todas las cosas en la tierra quedarán<br />

encabezadas por Cristo (vv. 9, 10). Los judíos creyentes (v. 11, «nosotros») y los gentiles<br />

creyentes (v. 13, «vosotros») tendrán su parte en la gloria <strong>de</strong> aquel día. Reinarán con Él<br />

sobre todo el universo como Su Cuerpo y Su plenitud (vv. 22, 23).<br />

El cap. 2 <strong>de</strong>scribe el proceso mediante el que judíos y gentiles son salvados por la<br />

gracia <strong>de</strong> Dios; cómo son reconciliados a Dios y los unos a los otros; cómo, unidos a Cristo,<br />

vienen a ser un solo y nuevo hombre; y cómo forman un templo santo en el que Dios mora<br />

por Su Espíritu.<br />

El capítulo 3 da la explicación más completa <strong>de</strong>l misterio. Allí se <strong>de</strong>signa como el<br />

misterio <strong>de</strong> «el Cristo» (v. 4, JND), significando Cristo, la Cabeza, y todos los creyentes,<br />

Su cuerpo. En este Cuerpo, los gentiles creyentes son cohere<strong>de</strong>ros, miembros juntamente, y<br />

copartícipes <strong>de</strong> la promesa <strong>de</strong> Dios (v. 6).<br />

El cap. 4 enfatiza la unidad <strong>de</strong>l Cuerpo y el plan <strong>de</strong> Dios para su crecimiento hasta la<br />

madurez (vv. 1–16).<br />

En el cap. 5, el misterio se llama Cristo y la <strong>iglesia</strong> (v. 32). La relación entre Cristo y la<br />

<strong>iglesia</strong> es el mo<strong>de</strong>lo para la relación entre un marido y una esposa creyentes.<br />

Finalmente, en el capítulo 6, Pablo habla <strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong>l evangelio, por el que él era<br />

embajador en ca<strong>de</strong>nas (vv. 19, 20).<br />

Intentemos imaginar el impacto <strong>de</strong> estas nuevas para los creyentes gentiles a los que se<br />

les enviaba. No sólo eran salvos por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe, lo mismo que los judíos,<br />

sino que por primera vez ocupaban un puesto <strong>de</strong> idéntico privilegio a ellos. No eran en


absoluto inferiores por lo que tocaba a su posición <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Y estaban <strong>de</strong>stinados a<br />

ser entronizados con Cristo como Su Cuerpo y Esposa, y a compartir la gloria <strong>de</strong> Su<br />

reinado universal.<br />

Otro importante tema <strong>de</strong> Efesios es el amor (Gr. agapë, el amor expresado por medio<br />

<strong>de</strong> la voluntad). Pablo comienza y termina esta Epístola con este concepto (1:4; 6:24), y<br />

emplea el verbo y el nombre más en Efesios que en ninguna otra <strong>de</strong> sus Cartas. Esto pue<strong>de</strong><br />

ser evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la presciencia <strong>de</strong>l Espíritu, porque aunque treinta años más a<strong>de</strong>lante la gran<br />

y activa congregación en Éfeso estaría aún obe<strong>de</strong>ciendo el mandamiento <strong>de</strong> combatir contra<br />

las falsas doctrinas, nuestro Señor les dice en Su Carta a Éfeso que tenía contra ellos que<br />

habían <strong>de</strong>jado su primer amor (Ap. 2:4).<br />

BOSQUEJO<br />

I. LA POSICIÓN DEL CREYENTE EN CRISTO (Caps. 1–3)<br />

A. Salutación (1:1–2)<br />

B. Alabanza <strong>de</strong> Pablo a Dios por las bendiciones <strong>de</strong> la gracia (1:3–14)<br />

C. Acción <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong> Pablo y sus oraciones por los santos (1:15–23)<br />

D. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios manifestado en la salvación <strong>de</strong> los gentiles y <strong>de</strong> los judíos (2:1–<br />

10)<br />

E. La unión <strong>de</strong> los judíos y gentiles creyentes en Cristo (2:11–22)<br />

F. Un paréntesis sobre el misterio (3:1–13)<br />

G. La oración <strong>de</strong> Pablo por los santos (3:14–19)<br />

H. La doxología <strong>de</strong> Pablo (3:20–21)<br />

II. LA PRÁCTICA DE LOS CREYENTES EN EL SEÑOR (Caps. 4–6)<br />

A. Llamamiento a la unidad en la comunión cristiana (4:1–6)<br />

B. Programa para el funcionamiento apropiado <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l cuerpo (4:7–16)<br />

C. Llamamiento a una nueva moralidad (4:17–5:21)<br />

D. Llamamiento a la piedad personal en la familia cristiana (5:22–6:9)<br />

E. Exhortaciones acerca <strong>de</strong> la guerra cristiana (6:10–20)<br />

F. La salutación personal <strong>de</strong> Pablo (6:21–24)<br />

Comentario<br />

I. LA POSICIÓN DEL CREYENTE EN CRISTO (Caps. 1–3)<br />

A. Salutación (1:1–2)<br />

1:1 El nombre Pablo significa «pequeño». Aunque físicamente lo fuese,<br />

espiritualmente su influencia ha sido <strong>de</strong>scomunal. Se introduce como apóstol <strong>de</strong><br />

Jesucristo. Esto significa que fue comisionado por el Señor ascendido para cumplir una<br />

misión especial. Esta misión era predicar el evangelio a los gentiles y enseñar la gran<br />

verdad tocante a la <strong>iglesia</strong> (3:8, 9). Ya que Efesios trata acerca <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y que esta<br />

verdad fue por primera vez revelada a los apóstoles y profetas (3:5), es justo que Pablo se<br />

introduzca como apóstol. No era señal <strong>de</strong> orgullo actuar así; más bien, se trataba <strong>de</strong> una


explicación <strong>de</strong> cómo podía hablar con autoridad acerca <strong>de</strong> este tema. La fuente <strong>de</strong> su<br />

autoridad se expresa en las palabras, por la voluntad <strong>de</strong> Dios. Pablo no escogió su obra<br />

como ocupación a la que <strong>de</strong>dicarse. Ni había sido <strong>de</strong>signado por hombre alguno para ello.<br />

Era un llamamiento divino <strong>de</strong> principio a fin (Gá. 1:1).<br />

La carta se dirige a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso. Los santos<br />

son aquellos que han sido separados <strong>de</strong>l mundo para Dios. Es un nombre que en el NT se<br />

aplica a todos los creyentes nacidos <strong>de</strong> nuevo. Básicamente, esta palabra se refiere a la<br />

posición <strong>de</strong>l creyente en Cristo y no a lo que él es en sí mismo. En Cristo, todos los<br />

creyentes son santos, aunque no siempre lo manifiesten en sí mismos. Por ejemplo, Pablo<br />

se dirigió a los corintios como santos (1 Co. 1:2), aunque es evi<strong>de</strong>nte por lo que sigue en la<br />

carta que no todos estaban viviendo vidas <strong>de</strong> santidad. Pero la voluntad <strong>de</strong> Dios es que<br />

nuestra práctica se corresponda con nuestra posición: los santos <strong>de</strong>berían vivir en santidad.<br />

Y fieles en Cristo Jesús. La palabra fieles significa «creyentes», y es por ello una<br />

<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> todos los verda<strong>de</strong>ros cristianos. Naturalmente, los creyentes <strong>de</strong>berían ser<br />

también fieles en el sentido <strong>de</strong> que son fiables, dignos <strong>de</strong> confianza. Pero aquí el<br />

pensamiento fundamental es que habían reconocido a Cristo Jesús como su único Señor y<br />

Salvador.<br />

Dos <strong>de</strong> los más antiguos mss. omiten las palabras en Éfeso, aunque aparecen en la<br />

mayoría <strong>de</strong> los manuscritos. Muchos eruditos creen que se trataba <strong>de</strong> una carta circular,<br />

escrita para ser leída en las congregaciones locales <strong>de</strong> cristianos en diversos lugares, <strong>de</strong> las<br />

que la <strong>iglesia</strong> en Éfeso era la más <strong>de</strong>stacada. Por fortuna, esta cuestión no afecta a la<br />

autenticidad <strong>de</strong> la carta ni a su valor para nosotros.<br />

1:2 Luego viene el saludo <strong>de</strong>l apóstol a los santos. Cada palabra está cargada <strong>de</strong><br />

significado espiritual. Los lectores <strong>de</strong> Pablo habían sido ya salvados por la gracia <strong>de</strong> Dios,<br />

Su favor inmerecido para con los perdidos. Pero ahora necesitaban fuerza <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios<br />

para hacer frente a los problemas, penalida<strong>de</strong>s y dolores <strong>de</strong> la vida. Eso es lo que el apóstol<br />

les <strong>de</strong>sea aquí.<br />

Paz significa un espíritu en reposo ante todas las cambiantes circunstancias <strong>de</strong> la vida.<br />

Los santos habían ya experimentado paz con Dios cuando se convirtieron. Pero <strong>de</strong> día en<br />

día necesitaban la paz <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir, el sereno y asentado reposo que es in<strong>de</strong>pendiente<br />

<strong>de</strong> las circunstancias y que resulta <strong>de</strong> tomarlo todo <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> Dios en oración (Fil. 4:6,<br />

7).<br />

Vale la pena observar que la gracia viene primero, y luego la paz. Este es siempre el<br />

or<strong>de</strong>n. Sólo <strong>de</strong>spués que la gracia ha tratado con la cuestión <strong>de</strong>l pecado se pue<strong>de</strong> conocer la<br />

paz. Y sólo por medio <strong>de</strong> la inmerecida fuerza que da Dios <strong>de</strong> día en día pue<strong>de</strong> el creyente<br />

experimentar paz, una perfecta paz, en todas las cambiantes condiciones <strong>de</strong> la vida.<br />

Gracia (charis) era una palabra característicamente griega. Los judíos emplean la<br />

palabra paz (Heb. shâlöm) como saludo. Pablo las unió, y tenemos en ellas una miniatura<br />

<strong>de</strong>l evangelio para todo el mundo. Cuando las unimos tenemos también la verdad <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l NT que Pablo expone <strong>de</strong> forma plena en Efesios —judío y gentil conformados<br />

en un Cuerpo en Cristo.<br />

Gracia y paz … <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Pablo no<br />

vacilaba en poner al Señor Jesús a un mismo nivel con Dios Padre. Honraba al Hijo así<br />

como honraba al Padre. Y así <strong>de</strong>beríamos hacerlo nosotros (Jn. 5:23).<br />

No pasemos por alto la maravillosa conjunción <strong>de</strong> las palabras Dios nuestro Padre. La<br />

palabra Dios tomada por sí misma, podría comunicar la impresión <strong>de</strong> Uno que es


infinitamente elevado e inaccesible. El nombre Padre, en cambio, habla <strong>de</strong> uno que es<br />

íntimamente cercano y accesible. Unamos ambas con el pronombre nuestro y tenemos la<br />

abrumadora verdad <strong>de</strong> que el alto y excelso Dios que habita la eternidad es el Padre amante<br />

<strong>de</strong> cada uno que ha nacido <strong>de</strong> nuevo por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesús.<br />

El título pleno <strong>de</strong> nuestro Salvador es Señor Jesucristo. Como Señor, Él es nuestro<br />

amo absoluto, con pleno <strong>de</strong>recho a lo que somos y tenemos. Como Jesús, Él es nuestro<br />

Salvador <strong>de</strong>l pecado. Como Cristo, es nuestro Profeta, Sacerdote y Rey divinamente<br />

ungido. ¡Cuánto significa Su nombre para todo oído atento!<br />

B. Alabanza <strong>de</strong> Pablo a Dios por las bendiciones <strong>de</strong> la gracia (1:3–14)<br />

1:3 A renglón seguido <strong>de</strong> su breve salutación, el apóstol levanta su voz en un magnífico<br />

himno <strong>de</strong> alabanza, que se eleva a una <strong>de</strong> las más sublimes alturas <strong>de</strong> la adoración en el NT.<br />

Aquí tenemos el <strong>de</strong>sbordamiento <strong>de</strong> un corazón que adora a Dios por las bendiciones <strong>de</strong> la<br />

gracia. En estos versículos (3:14) Pablo sigue la actividad <strong>de</strong> Dios en salvación <strong>de</strong> la<br />

eternidad pasada a lo largo <strong>de</strong>l tiempo y hasta la eternidad futura. Y esto necesariamente<br />

involucra una discusión <strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios —los judíos y gentiles<br />

creyentes como copartícipes <strong>de</strong> la herencia en gloria.<br />

Comienza invitando a todos los que conocen a Dios para que lo bendigan, esto es, <strong>de</strong>n<br />

gozo a Su corazón mediante la alabanza y un amor lleno <strong>de</strong> adoración. El Bendito es el<br />

Dios y Padre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. En <strong>de</strong>terminadas ocasiones Jesús se dirigió a<br />

Dios como Dios (Mt. 27:46). En otras, se refirió a Él como Padre (Jn. 10:30). El bendito es<br />

también el que da bendición. Nosotros le ben<strong>de</strong>cimos alabándole. Él nos bendice y nos da<br />

gozo <strong>de</strong>rramando sobre nosotros las riquezas <strong>de</strong> Su gracia.<br />

Él nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.<br />

Aquí tenemos una pirámi<strong>de</strong> <strong>de</strong> gracia:<br />

bendición<br />

bendición espiritual<br />

toda bendición espiritual<br />

bendición espiritual en los lugares celestiales<br />

toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo<br />

Observemos primero cuán pródigos son Su corazón y Su mano —toda bendición<br />

espiritual—. Observemos también que éstas son bendiciones espirituales. La manera más<br />

sencilla <strong>de</strong> explicar esto es contrastarlo con las bendiciones <strong>de</strong> Israel bajo la ley. En el AT,<br />

un judío fiel y obediente era recompensado con una larga vida, una gran familia,<br />

abundantes cosechas y protección <strong>de</strong> sus enemigos (Dt. 28:2–8). Las bendiciones <strong>de</strong>l<br />

cristianismo, en cambio, son espirituales, es <strong>de</strong>cir, tratan con tesoros no materiales,<br />

invisibles e imperece<strong>de</strong>ros. Es cierto que los santos <strong>de</strong>l AT también gozaban <strong>de</strong> algunas<br />

bendiciones espirituales, pero, como veremos, el cristiano goza en la actualidad <strong>de</strong> unas<br />

bendiciones que eran <strong>de</strong>sconocidas en tiempos anteriores.<br />

Nuestras bendiciones están en los lugares celestiales, literalmente, «en los celestiales».<br />

En lugar <strong>de</strong> ser bendiciones materiales en lugares terrenales, sin bendiciones espirituales<br />

en los lugares celestiales. La expresión en los lugares celestiales se emplea cinco veces en<br />

Efesios para <strong>de</strong>notar:


1:3 La esfera <strong>de</strong> nuestra bendición espiritual<br />

1:20 La escena <strong>de</strong> la actual entronización<strong>de</strong> Cristo<br />

2:6 La escena <strong>de</strong> nuestra actual entronización con Cristo<br />

3:10<br />

La situación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que los ángeles son testigos <strong>de</strong> la sabiduría <strong>de</strong> Dios exhibida en<br />

la <strong>iglesia</strong><br />

6:12 La región que es el origen <strong>de</strong> nuestro presente conflicto con malos espíritus<br />

Cuando unimos estos pasajes, tenemos una <strong>de</strong>finición verda<strong>de</strong>ramente escrituraria <strong>de</strong><br />

los lugares celestiales. Como lo expresa Unger, son «el ámbito <strong>de</strong> la posición y experiencia<br />

<strong>de</strong>l creyente como resultado <strong>de</strong> haber sido unido con Cristo por el bautismo <strong>de</strong>l Espíritu».<br />

Todas las bendiciones espirituales son en Cristo. Fue Él quien nos las consiguió por medio<br />

<strong>de</strong> Su obra consumada en el Calvario. Ahora están disponibles por medio <strong>de</strong> Él. Todo lo<br />

que Dios tiene para el creyente está en el Señor Jesús. Para recibir las bendiciones hemos<br />

<strong>de</strong> estar unidos a Cristo por la fe. En aquel momento en que un hombre está en Cristo, viene<br />

a ser poseedor <strong>de</strong> todas ellas. Chafer escribe: «Estar en Cristo, que es la porción <strong>de</strong> todos<br />

los salvos, es ser partícipe <strong>de</strong> todo lo que Cristo ha hecho, <strong>de</strong> todo lo que es, y <strong>de</strong> todo lo<br />

que será jamás».<br />

En Cristo, ésta es una <strong>de</strong> las expresiones clave <strong>de</strong> Efesios. En el NT hay dos líneas<br />

estrechamente relacionadas <strong>de</strong> verdad —la verdad <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong>l creyente y la verdad<br />

<strong>de</strong> su práctica.<br />

Primero, la posición <strong>de</strong>l creyente. Todos en el mundo están o bien «en Adán» o bien<br />

«en Cristo». Los que están «en Adán» están en sus pecados, y por ello con<strong>de</strong>nados <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> Dios. No hay nada que puedan hacer por sí mismos que agra<strong>de</strong> a Dios o que consiga Su<br />

favor. No tienen <strong>de</strong>recho alguno ante Dios, y si recibiesen lo que merecen, perecerían<br />

eternamente.<br />

Cuando una persona se convierte, Dios <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarlo como un hijo con<strong>de</strong>nado <strong>de</strong><br />

Adán. Entonces lo contempla como estando en Cristo, y lo acepta sobre esta base. Es<br />

importante ver esto. El pecador que cree no es aceptado por lo que él es, sino por lo que es<br />

en Cristo. Cuando está en Cristo, está <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, revestido en toda la aceptabilidad<br />

<strong>de</strong> Cristo mismo. Y gozará <strong>de</strong>l favor y aceptación <strong>de</strong> Dios mientras Cristo goce <strong>de</strong> ello, es<br />

<strong>de</strong>cir, para siempre.<br />

Así, la posición <strong>de</strong>l creyente es lo que él es en Cristo. Pero hay otro aspecto <strong>de</strong> la<br />

cuestión —la práctica <strong>de</strong>l creyente—. Esto es lo que él es en sí mismo. Su posición es<br />

perfecta, pero su práctica es imperfecta. Ahora la voluntad <strong>de</strong> Dios es que su práctica se<br />

corresponda más y más con su posición. No se correspon<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> manera perfecta hasta que<br />

esté en el cielo. Pero el proceso <strong>de</strong> la santificación, crecimiento y creciente semejanza con<br />

Cristo <strong>de</strong>bería proseguir <strong>de</strong> continuo mientras esté aquí en la tierra.<br />

Cuando compren<strong>de</strong>mos la diferencia entre la posición <strong>de</strong>l creyente y su estado, esto nos<br />

hace posible conciliar versículos aparentemente opuestos como éstos:<br />

Los creyentes son perfectos (He.<br />

10:14)<br />

Los creyentes <strong>de</strong>berían ser perfectos (Mt. 5:48)<br />

Los creyentes están muertos al Los creyentes <strong>de</strong>berían consi<strong>de</strong>rarse muertos al


pecado (Ro. 6:2) pecado (Ro. 6:11)<br />

Los creyentes son una nación santa<br />

(1 P. 2:9)<br />

Los creyentes <strong>de</strong>berían ser santos (1 P. 1:15)<br />

La primera columna trata <strong>de</strong> la posición, y la segunda <strong>de</strong> la práctica.<br />

La Carta <strong>de</strong> Pablo a los Efesios se distribuye en dos mita<strong>de</strong>s que están en paralelo con<br />

esta verdad: Capítulos 1–3, que tratan <strong>de</strong> nuestra posición —lo que somos en Cristo—;<br />

Capítulos 4–6: Nuestra práctica —lo que <strong>de</strong>beríamos ser en nosotros mismos. La primera<br />

mitad tiene que ver con la doctrina, y la segunda mitad con nuestro <strong>de</strong>ber. En los primeros<br />

tres capítulos, nuestra posición es a menudo <strong>de</strong>scrita con frases como «en Cristo», «en<br />

Cristo Jesús», «en Él», «En quien». En los últimos tres capítulos, la frase «en el Señor» se<br />

emplea a menudo para expresar la responsabilidad <strong>de</strong>l creyente ante Cristo como Señor.<br />

Alguien ha dicho con razón que la primera parte <strong>de</strong> la carta presenta al creyente en los<br />

celestiales con Cristo, mientras que la segunda parte lo contempla en la cocina.<br />

Ahora estamos listos para consi<strong>de</strong>rar algunas <strong>de</strong> las bendiciones espirituales en los<br />

lugares celestiales que son nuestros en Cristo.<br />

1:4 La primera es la conocida comúnmente como elección. Según nos escogió en él<br />

antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo, para que fuésemos santos y sin mancha <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él<br />

en amor.<br />

Observemos primero el hecho positivo <strong>de</strong> la elección en las palabras nos escogió.<br />

Luego hay el aspecto posicional <strong>de</strong> la verdad, en él; es en la Persona y obra <strong>de</strong>l Señor Jesús<br />

que se llevan a cabo todos los propósitos <strong>de</strong> Dios para con Su pueblo. El tiempo <strong>de</strong> la<br />

elección <strong>de</strong> Dios queda indicado con la expresión antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo. Y el<br />

propósito es que fuésemos santos y sin mancha <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él en amor. Este propósito no<br />

se llevará totalmente a cabo hasta que estemos con Él en el cielo (1 Jn. 3:2), pero el proceso<br />

<strong>de</strong>bería proseguir continuamente en nuestras vidas aquí abajo.<br />

Oración: «Señor, hazme santo ahora, puesto que es tu propósito <strong>de</strong>finitivo para mí.<br />

Amén».<br />

ELECCIÓN DIVINA<br />

La doctrina <strong>de</strong> la elección suscita graves problemas en la mente humana, por lo que<br />

<strong>de</strong>beríamos consi<strong>de</strong>rar más a fondo lo que la Biblia enseña (y no enseña) acerca <strong>de</strong> esta<br />

cuestión.<br />

Primero, enseña que Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego escoge a hombres para salvación (2 Ts. 2:13).<br />

Se dirige a los creyentes como aquellos que son «elegidos según la presciencia <strong>de</strong> Dios»<br />

(1 P. 1:2). Nos enseña que las personas pue<strong>de</strong>n saber si son elegidas por su respuesta al<br />

evangelio: los que lo oyen y creen son elegidos (1 Ts. 1:4–7).<br />

Por otra parte, la Biblia nunca enseña que Dios elige a los hombres a la perdición. El<br />

hecho <strong>de</strong> que Él elija a algunos para salvación no implica que arbitrariamente con<strong>de</strong>ne a<br />

todo el resto. Él nunca con<strong>de</strong>na a nadie que merezca ser salvo (y no hay nadie), pero sí<br />

salva a algunos que merecen ser con<strong>de</strong>nados. Cuando Pablo <strong>de</strong>scribe a los elegidos,<br />

habla <strong>de</strong> ellos como «vasos <strong>de</strong> misericordia que él preparó <strong>de</strong> antemano para gloria» (Ro.<br />

9:23); pero cuando se vuelve a los perdidos, sencillamente dice: «vasos <strong>de</strong> ira preparados<br />

para <strong>de</strong>strucción» (Ro. 9:22). Dios prepara los vasos <strong>de</strong> misericordia para gloria, pero no<br />

prepara a los hombres para la <strong>de</strong>strucción; eso lo hacen ellos por sí mismos por su<br />

incredulidad.


La doctrina <strong>de</strong> la elección <strong>de</strong>ja a Dios ser Dios. Él es soberano, es <strong>de</strong>cir, pue<strong>de</strong> hacer<br />

como le plazca, aunque nunca le place hacer nada injusto. Si fuesen <strong>de</strong>jados solos, todos<br />

los hombres se per<strong>de</strong>rían. ¿Tiene Dios <strong>de</strong>recho a mostrar misericordia a algunos?<br />

Pero hay otro aspecto <strong>de</strong> esta cuestión. La misma Biblia que enseña la elección<br />

soberana enseña también la responsabilidad humana. Nadie pue<strong>de</strong> usar la doctrina <strong>de</strong> la<br />

elección como excusa para no ser salvo. Dios hace un ofrecimiento genuino <strong>de</strong> salvación<br />

a todos en todas partes (Jn. 3:16; 3:36; 5:24; Ro. 10:9, 13). Cualquiera pue<strong>de</strong> ser salvo<br />

arrepintiéndose <strong>de</strong> sus pecados y creyendo en el Señor Jesucristo. Así, si alguien se<br />

pier<strong>de</strong>, se <strong>de</strong>be a que elige ser perdido, no porque Dios lo <strong>de</strong>see.<br />

El hecho es que la misma Biblia enseña la elección y la libre salvación para todos los<br />

que la reciban. Ambas doctrinas se encuentran en el mismo versículo: «Todo lo que el<br />

Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, <strong>de</strong> ningún modo le echaré fuera» (Jn.<br />

6:37). La primera mitad <strong>de</strong>l versículo habla <strong>de</strong> la elección soberana <strong>de</strong> Dios; la segunda<br />

mitad extien<strong>de</strong> la oferta <strong>de</strong> misericordia a todos.<br />

Esto presenta una dificultad para la mente humana. ¿Cómo pue<strong>de</strong> Dios escoger a<br />

algunos y sin embargo ofrecer la salvación libremente a todos los hombres?<br />

Francamente, eso es un misterio. Pero el misterio resi<strong>de</strong> en nuestra parte, no en la <strong>de</strong><br />

Dios. Lo mejor que po<strong>de</strong>mos hacer es creer ambas doctrinas, por cuanto la Biblia enseña<br />

las dos. La verdad no se encuentra en algún punto intermedio entre la elección divina y el<br />

libre albedrío <strong>de</strong>l hombre, sino en ambos extremos. W. G. Blaikie recapitula:<br />

La soberanía divina, la responsabilidad humana y el libre y universal ofrecimiento <strong>de</strong><br />

misericordia, todo ello se encuentra en las Escrituras, y aunque podamos no ser capaces<br />

<strong>de</strong> armonizarlo con nuestra lógica, todo ello <strong>de</strong>bería tener un puesto en nuestras mentes.<br />

1:5 La segunda bendición espiritual <strong>de</strong> la tesorería <strong>de</strong> la gracia divina es la<br />

pre<strong>de</strong>stinación o preor<strong>de</strong>nación. Aunque está en cierto sentido relacionada con la elección,<br />

no es lo mismo. La elección presenta la elección por parte <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> personas para<br />

salvación. Pero la pre<strong>de</strong>stinación es un avance sobre ello; significa que Dios <strong>de</strong>terminó por<br />

a<strong>de</strong>lantado que todos los salvos serían también adoptados en Su familia como hijos. Él<br />

podría habernos salvado sin hacernos Sus hijos, pero escogió hacer ambas cosas.<br />

Muchas traducciones vinculan las dos últimas palabras <strong>de</strong>l v. 4 con el v. 5, como sigue:<br />

En amor habiéndonos pre<strong>de</strong>stinado.<br />

Esto nos recuerda <strong>de</strong>l singular afecto que impulsó a Dios a tratar con nosotros <strong>de</strong> una<br />

manera tan llena <strong>de</strong> gracia.<br />

Tenemos el hecho <strong>de</strong> nuestra gloriosa adopción en la frase habiéndonos pre<strong>de</strong>stinado,<br />

en su amor, a la adopción <strong>de</strong> hijos (V.M.). En el NT, adopción significa la introducción<br />

<strong>de</strong>l creyente en la familia <strong>de</strong> Dios como hijo maduro, adulto, con todos los privilegios y<br />

responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la relación filial (Gá. 4:4–7). El Espíritu <strong>de</strong> adopción implanta en el<br />

creyente el instinto <strong>de</strong> dirigirse a Dios como Padre (Ro. 8:15).<br />

Nuestra adopción <strong>de</strong> hijos es por medio <strong>de</strong> Jesucristo. Dios nunca podría habernos<br />

introducido en esta posición <strong>de</strong> intimidad y amor consigo mismo mientras estuviésemos en<br />

nuestros pecados. Por eso Jesús vino a la tierra, y mediante Su muerte, sepultura y<br />

resurrección arregló la cuestión <strong>de</strong>l pecado para satisfacción <strong>de</strong> Dios. Es el valor infinito <strong>de</strong><br />

Su sacrificio en el Calvario lo que provee una base justa sobre la que Dios pue<strong>de</strong><br />

adoptarnos como hijos.<br />

Y todo ello es conforme al beneplácito <strong>de</strong> su voluntad. Este es el motivo soberano<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> nuestra pre<strong>de</strong>stinación. Respon<strong>de</strong> a la pregunta <strong>de</strong>, «¿Por qué lo hizo?».<br />

Sencillamente, porque fue Su beneplácito. No podía quedar satisfecho hasta que se hubiese


o<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> hijos, conformados a la imagen <strong>de</strong> Su Hijo unigénito, con Él y como Él para<br />

siempre.<br />

1:6 Para alabanza <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el<br />

Amado (RVR). Al contemplar Pablo la gracia <strong>de</strong> Dios primero al elegirnos y luego al<br />

pre<strong>de</strong>stinarnos para que fuésemos Sus hijos, interrumpe su meditación con este coro que es<br />

a la vez una exclamación, una explicación y una exhortación. Es una exclamación —una<br />

santa expresión <strong>de</strong> asombro ante las glorias trascen<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> tal gracia—. Es una<br />

explicación <strong>de</strong> que el objeto y resultado <strong>de</strong> todos los tratos <strong>de</strong> Dios en gracia para con<br />

nosotros es Su propia gloria. Se le <strong>de</strong>be adoración eterna por un favor tan incomparable.<br />

Observemos las condiciones <strong>de</strong> Su gracia —nos hizo libremente aceptos—. Los<br />

receptores <strong>de</strong> Su gracia —nosotros—. El canal <strong>de</strong> Su gracia —en el Amado—.<br />

Finalmente, es una exhortación. Pablo nos está diciendo: «Alabémosle por Su gloriosa<br />

gracia». ¡Hagámoslo, antes <strong>de</strong> proseguir!<br />

¡Gran Dios <strong>de</strong> portentos!, todos tus caminos son<br />

Admirables siempre y nacen <strong>de</strong> tu corazón,<br />

Mas ¡cuán culminantes hechos son los que, sin par,<br />

Se originan por tu amor que pudo perdonar!<br />

¿Quién como Tú? ¡oh nuestro Dios perdonador!,<br />

Salvando al pecador…<br />

De gracia el manantial, ¡Padre, Dios <strong>de</strong> amor!<br />

Samuel Davies<br />

(Himnario Mensajes <strong>de</strong>l Amor <strong>de</strong> Dios, nº 307)<br />

1:7 Al seguir la vastedad sublime <strong>de</strong>l eterno plan <strong>de</strong> Dios para Su pueblo, llegamos a<br />

continuación al hecho <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Esto <strong>de</strong>scribe aquel aspecto <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo<br />

mediante la que somos liberados <strong>de</strong> la esclavitud y culpa <strong>de</strong>l pecado y somos introducidos a<br />

una vida <strong>de</strong> libertad. El Señor Jesús es el Re<strong>de</strong>ntor (En Él tenemos re<strong>de</strong>nción). Nosotros<br />

somos los redimidos. Su sangre es el precio <strong>de</strong>l rescate; nada menos podría servir.<br />

Uno <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción es el perdón <strong>de</strong> pecados. El perdón no es lo<br />

mismo que la re<strong>de</strong>nción; es uno <strong>de</strong> sus frutos. Cristo tuvo que hacer una plena satisfacción<br />

por nuestros pecados antes que pudiesen ser perdonados. Esto se hizo en la cruz. Y ahora<br />

La dura justicia no más pue<strong>de</strong> exigir<br />

Y la misericordia sus bienes pue<strong>de</strong> repartir.<br />

La medida <strong>de</strong> nuestro perdón se da en las palabras según las riquezas <strong>de</strong> su gracia. Si<br />

po<strong>de</strong>mos medir las riquezas <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios, entonces podremos medir cuán<br />

plenamente Él nos ha perdonado. ¡Su gracia es infinita! ¡Y lo mismo Su perdón!<br />

1:8 Fue en gracia que nos escogió, nos pre<strong>de</strong>stinó y nos redimió. Pero eso no es todo.<br />

Dios ha sobreabundado en esa misma gracia para con nosotros en toda sabiduría e<br />

inteligencia. Esto significa que en Su gracia nos ha dado a conocer Sus planes y propósitos.<br />

Su <strong>de</strong>seo es que tengamos inteligencia y conocimiento <strong>de</strong> Sus planes para la <strong>iglesia</strong> y para<br />

el universo. Así, nos ha introducido en Su confianza, por así <strong>de</strong>cirlo, y nos ha revelado la<br />

gran meta hacia la que está dirigiéndose la historia.<br />

1:9 Pablo explica ahora la manera particular en la que Dios ha sobreabundado para con<br />

nosotros en toda sabiduría e inteligencia, esto es, dándonos a conocer el misterio <strong>de</strong> su


voluntad. Ése es el tema dominante <strong>de</strong> la Epístola —la verdad gloriosa tocante a Cristo y a<br />

la <strong>iglesia</strong>—. Es un misterio, no en el sentido <strong>de</strong> que sea misterioso, sino <strong>de</strong> que es un<br />

sagrado secreto antes <strong>de</strong>sconocido pero ahora revelado a los santos. Este glorioso plan se<br />

originó en la soberana voluntad <strong>de</strong> Dios, totalmente aparte <strong>de</strong> toda influencia externa: fue<br />

según su beneplácito. Y el gran tema <strong>de</strong>l plan es el Señor Jesucristo; esto se indica con la<br />

cláusula, el cual se había propuesto en sí mismo.<br />

1:10 Ahora Pablo comienza una explicación más <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong>l secreto <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong> Dios,<br />

y en este capítulo está pensando <strong>de</strong> manera particular en el aspecto futuro <strong>de</strong>l misterio. Los<br />

capítulos 2 y 3 añadirán luz adicional sobre el aspecto presente <strong>de</strong>l misterio.<br />

El tiempo que Pablo tiene a la vista se expresa con las palabras la dispensación<br />

(administración, Gr., oikonomia) <strong>de</strong>l cumplimiento <strong>de</strong> los tiempos. Nosotros<br />

compren<strong>de</strong>mos esto como referido al Milenio, cuando Cristo volverá a la tierra para reinar<br />

como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores. Dios tiene una economía o plan <strong>de</strong> administración<br />

especial para la era final <strong>de</strong> la historia humana sobre esta tierra.<br />

El plan es «recapitular todas las cosas en el Cristo» (JND). Durante el Reinado<br />

Milenial, todas las cosas … en los cielos, como las que están en la tierra, serán<br />

recapituladas o resumidas en Cristo. El Salvador que está ahora rechazado y repudiado será<br />

entonces el Preeminente, el Señor <strong>de</strong> todos, objeto <strong>de</strong>l culto universal. Éste es el objetivo <strong>de</strong><br />

Dios —poner a Cristo como Cabeza sobre todas las cosas, celestiales y terrenales, en el<br />

reino.<br />

La extensión <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> Cristo se encuentra en estas palabras: «las cosas en los<br />

cielos y las cosas en la tierra» (JND).<br />

Bellett escribe:<br />

Éste es un secreto que nunca antes había sido dado a conocer. En el profeta Isaías<br />

tenemos una hermosa imagen <strong>de</strong> la tierra milenial; pero, ¿vemos alguna vez los cielos<br />

mileniales con Cristo como cabeza <strong>de</strong> ellos? ¿Dijo jamás Isaías que todas las cosas en los<br />

cielos y en la tierra serían encabezadas por el Hombre glorificado?<br />

El v. 10 se emplea en ocasiones para apoyar la falsa doctrina <strong>de</strong> la salvación universal.<br />

Se retuerce para sugerir que al final todas las cosas y todas las personas quedarán<br />

restauradas y reconciliadas en Cristo. Pero esto es totalmente ajeno a este pasaje. Pablo está<br />

aquí hablando <strong>de</strong> dominio universal, ¡no <strong>de</strong> salvación universal!<br />

1:11 Un rasgo vital <strong>de</strong>l misterio es que los creyentes judíos y los creyentes gentiles<br />

tienen su parte en este gran programa <strong>de</strong> Dios. El apóstol se refiere al misterio en relación<br />

con los creyentes judíos en los versículos 11 y 12; en relación con los creyentes gentiles en<br />

el versículo 13; y luego combina a ambos en el versículo 14.<br />

En lo que se refiere a los cristianos <strong>de</strong> linaje judío, Pablo escribe: En quien también<br />

nosotros obtuvimos herencia (V.M.). Su <strong>de</strong>recho a una parte no se basa en sus anteriores<br />

privilegios nacionales, sino sólo en su unión con Cristo. La herencia aquí mira a<strong>de</strong>lante al<br />

tiempo en que ellos y todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes serán manifestados ante un mundo<br />

asombrado como el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo, la Esposa <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro.<br />

Des<strong>de</strong> toda la eternidad, estos cristianos judíos habían sido marcados para este puesto<br />

<strong>de</strong> privilegio en la voluntad soberana <strong>de</strong> Dios, habiendo sido pre<strong>de</strong>stinados conforme al<br />

propósito <strong>de</strong>l que efectúa todas las cosas según el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> su voluntad.


1:12 El propósito <strong>de</strong> esta pre<strong>de</strong>stinación era que ellos fuesen para alabanza <strong>de</strong> su<br />

gloria. En otras palabras, son trofeos <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios, exhibiendo lo que Él pue<strong>de</strong><br />

hacer con unas materias brutas tan poco prometedoras, y <strong>de</strong> esta manera dándole gloria a<br />

Él.<br />

El apóstol habla <strong>de</strong> sí mismo y <strong>de</strong> otros judíos creyentes como nosotros los que ya<br />

antes esperábamos en Cristo. Está pensando en el piadoso remanente <strong>de</strong> judíos que<br />

respondieron al evangelio en los primeros días <strong>de</strong>l cristianismo. Las buenas nuevas fueron<br />

primero predicadas a los judíos. La mayor parte <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel las rechazó<br />

rotundamente. Pero el remanente piadoso creyó en el Señor Jesús. Pablo era uno <strong>de</strong> este<br />

número.<br />

Será distinto cuando el Salvador regrese a la tierra por segunda vez. Entonces la nación<br />

contemplará a Aquel a quien traspasaron y lamentarán por Él como por un Hijo unigénito<br />

(Zac. 12:10). «Y así todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá <strong>de</strong> Sion el Libertador,<br />

que apartará <strong>de</strong> Jacob la impiedad» (Ro. 11:26).<br />

Pablo y sus coetáneos cristianos <strong>de</strong> origen judío confiaron en el Mesías antes que el<br />

resto <strong>de</strong> la nación. Por eso emplea la <strong>de</strong>scripción «nosotros los que hemos esperado primero<br />

en Cristo» (FWG).<br />

Aquellos que «esperaron los primeros» en el Mesías reinarán con Él sobre la tierra. El<br />

resto <strong>de</strong> la nación serán súbditos terrenales <strong>de</strong> Su reino.<br />

1:13 Ahora Pablo pasa <strong>de</strong> los creyentes que habían nacido judíos a los que habían<br />

nacido gentiles. Indica esto pasando <strong>de</strong> «nosotros» al vosotros. Los que han sido salvados<br />

<strong>de</strong>l paganismo tienen una parte en el misterio <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios, junto a los judíos<br />

convertidos. Y así el apóstol sigue aquí los pasos por los que los efesios y otros gentiles<br />

habían sido llevados a la unión con Cristo.<br />

Oyeron el evangelio.<br />

Creyeron en Cristo.<br />

Fueron sellados … con el Espíritu Santo <strong>de</strong> la promesa.<br />

Primero oyeron la palabra <strong>de</strong> verdad, el evangelio <strong>de</strong> su salvación. Básicamente, esto<br />

se refiere a las buenas nuevas <strong>de</strong> la salvación por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesús. Pero, en<br />

un sentido más amplio, incluye todas las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> los apóstoles.<br />

Habiendo oído este mensaje, hicieron una entrega <strong>de</strong> sí mismos a Cristo mediante un<br />

acto <strong>de</strong>cisivo <strong>de</strong> fe. El Señor Jesús es el verda<strong>de</strong>ro objeto <strong>de</strong> la fe. La salvación se<br />

encuentra sólo en Él.<br />

Tan pronto como hubieron creído, fueron sellados… con el Espíritu Santo <strong>de</strong> la<br />

promesa. Esto significa que cada verda<strong>de</strong>ro creyente recibe el Espíritu <strong>de</strong> Dios como señal<br />

<strong>de</strong> que pertenece a Dios y <strong>de</strong> que será guardado a salvo por Dios hasta el momento en que<br />

reciba su cuerpo glorificado. Así como en cuestiones legales un sello indica propiedad y<br />

seguridad, igual en los asuntos divinos. El Espíritu que habita en nosotros nos marca como<br />

propiedad <strong>de</strong> Dios (1 Co. 6:19, 20) y garantiza nuestra preservación hasta el día <strong>de</strong> la<br />

re<strong>de</strong>nción (Ef. 4:30).<br />

Nuestro sello es llamado el Espíritu Santo <strong>de</strong> la promesa. Primero, Es el Espíritu<br />

Santo; esto es lo que es en Sí mismo. Luego, es el Espíritu <strong>de</strong> la promesa. Él fue prometido<br />

por el Padre (Jl. 2:28; Hch. 1:4) y por el Señor Jesús (Jn. 16:7). A<strong>de</strong>más, es la garantía <strong>de</strong><br />

que se cumplirán todas las promesas <strong>de</strong> Dios al creyente.<br />

El versículo 13 reúne las primeras <strong>de</strong> muchas menciones <strong>de</strong> la Trinidad en esta carta:


Dios el Padre (v. 3)<br />

Dios el Hijo (v. 7)<br />

Dios el Espíritu (v. 13)<br />

1:14 Una vez más Pablo cambia sus pronombres. Une el «nosotros» <strong>de</strong> los vv. 11 y 12<br />

con el «vosotros» <strong>de</strong>l versículo 13 para formar el nuestra <strong>de</strong>l versículo 14. Con este diestro<br />

instrumento literario, da una insinuación <strong>de</strong> lo que explicará más a fondo en los capítulos 2<br />

y 3 —la unión <strong>de</strong> los creyentes judíos y gentiles para formar un nuevo organismo, la<br />

<strong>iglesia</strong>.<br />

El Espíritu Santo es las arras <strong>de</strong> nuestra herencia. Se trata <strong>de</strong> un primer pago, con el<br />

compromiso <strong>de</strong> que se pagará todo el resto. Cualitativamente, es lo mismo que el pago<br />

total, pero no lo mismo en cantidad.<br />

Justo cuando somos salvos, el Espíritu Santo comienza a revelarnos algo <strong>de</strong> las riquezas<br />

nuestras en Cristo. Nos da un pala<strong>de</strong>o <strong>de</strong> la gloria veni<strong>de</strong>ra. Pero, ¿cómo po<strong>de</strong>mos estar<br />

seguros <strong>de</strong> que un día tendremos la herencia en su totalidad? El Espíritu Santo es la prenda<br />

<strong>de</strong> ello, las arras.<br />

Como sello, garantiza que nosotros mismos seremos guardados a seguro para la<br />

herencia. Como las arras, garantiza que la herencia será guardada segura para nosotros.<br />

El Espíritu es las arras … con miras a la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> la posesión adquirida. Las<br />

arras contemplan la plena re<strong>de</strong>nción, así como las primicias contemplan la cosecha en su<br />

plenitud. El papel <strong>de</strong>l Espíritu como las arras cesará cuando la posesión adquirida sea<br />

redimida. Pero, ¿a qué se refiere Pablo como la posesión adquirida?<br />

1. Pue<strong>de</strong> que se refiera a nuestra herencia. Todo lo que Dios posee es nuestro a través<br />

<strong>de</strong>l Señor: somos here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Dios y cohere<strong>de</strong>ros juntamente con Jesucristo (Ro. 8:17; 1<br />

Co. 3:21–23). El universo mismo ha sido contaminado por la entrada <strong>de</strong>l pecado, y necesita<br />

ser reconciliado y purificado (Col. 1:20; He. 9:23). Cuando Cristo vuelva a la tierra para<br />

reinar, esta gimiente creación será liberada <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong> la corrupción y llevada a la<br />

gloriosa libertad <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios (Ro. 8:19–22).<br />

2. La expresión la posesión adquirida pue<strong>de</strong> significar el cuerpo <strong>de</strong>l creyente. Nuestros<br />

espíritus y almas fueron redimidos cuando creímos al principio, pero la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong><br />

nuestros cuerpos sigue siendo futura. El hecho <strong>de</strong> que sufrimos, <strong>de</strong> que envejecemos y <strong>de</strong><br />

que morimos <strong>de</strong>muestra que nuestros cuerpos no han sido aún redimidos. Cuando Cristo<br />

vuelva a por nosotros (1 Ts. 4:13–18), nuestros cuerpos serán formados <strong>de</strong> nuevo para que<br />

sean conformados según el cuerpo <strong>de</strong> la gloria Suya (Fil. 3:21). Luego serán redimidos <strong>de</strong><br />

manera plena y eterna (Ro. 8:23).<br />

3. Finalmente, la posesión adquirida pue<strong>de</strong> referirse a la <strong>iglesia</strong> (1 P. 2:9; «pueblo<br />

adquirido»). En este caso, su re<strong>de</strong>nción espera también al Arrebatamiento, cuando Cristo se<br />

presentará la <strong>iglesia</strong> a Sí mismo como una <strong>iglesia</strong> gloriosa, sin mancha ni arruga, ni nada<br />

semejante (Ef. 5:27). Algunos piensan que en esta perspectiva la posesión adquirida <strong>de</strong><br />

Dios pue<strong>de</strong> incluir también a los santos <strong>de</strong>l AT.<br />

Sea cual sea el punto <strong>de</strong> vista que tenemos, el resultado final es el mismo —para<br />

alabanza <strong>de</strong> su gloria. El maravilloso plan <strong>de</strong> Dios para Su pueblo llegará entonces a una<br />

gloriosa consumación, y será entonces objeto <strong>de</strong> una continua alabanza. Tres veces en este<br />

capítulo Pablo nos ha recordado que la meta <strong>de</strong>seada y el inevitable resultado <strong>de</strong> todas las<br />

acciones <strong>de</strong> Dios es que Él sea ensalzado y glorificado.


Para alabanza <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Su gracia (v. 6)<br />

A fin <strong>de</strong> que seamos para alabanza <strong>de</strong> su gloria (v. 12)<br />

Para alabanza <strong>de</strong> su gloria (v. 14).<br />

C. Acción <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong> Pablo y sus oraciones por los santos (1:15–23)<br />

1:15 En el pasaje anterior, que se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el versículo 3 hasta el 14 (¡y que en<br />

griego es una sola oración gramatical!), el apóstol ha repasado la arrebatadora perspectiva<br />

<strong>de</strong>l programa <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la eternidad pasada hasta la eternidad futura. Ha tocado<br />

algunos <strong>de</strong> los pensamientos más inspiradores <strong>de</strong> maravilla que pue<strong>de</strong>n ocupar nuestras<br />

mentes, pensamientos tan exaltados que Pablo ahora comparte con sus lectores su profunda<br />

carga <strong>de</strong> oración por su iluminación espiritual en tales conceptos. Su gran <strong>de</strong>seo por ellos es<br />

que lleguen a apreciar sus gloriosos privilegios en Cristo y el tremendo po<strong>de</strong>r que se<br />

precisaba para dar Cristo a la <strong>iglesia</strong> como Cabeza sobre toda la creación.<br />

Las palabras introductorias Por esta causa contemplan retrospectivamente todo lo que<br />

Dios ha hecho y hará aún por los que son miembros <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Cristo, como se <strong>de</strong>scribe<br />

en los vv. 3–14.<br />

Habiendo oído <strong>de</strong> vuestra fe en el Señor Jesús, y <strong>de</strong> vuestro amor para con todos<br />

los santos. Fue cuando recibió esta información que Pablo quedó asegurado <strong>de</strong> que sus<br />

lectores eran poseedores <strong>de</strong> las bendiciones espirituales acabadas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir, y fue llevado<br />

a orar por ellos. Su fe en el Señor Jesús trajo a sus vidas el milagro <strong>de</strong> la salvación. Su<br />

amor para con todos los santos <strong>de</strong>mostraba la realidad transformadora <strong>de</strong> su conversión.<br />

Los eruditos bíblicos que no creen que esta carta fue escrita en exclusiva a los efesios<br />

señalan a este versículo como evi<strong>de</strong>ncia. Pablo habla aquí <strong>de</strong> que había oído <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> sus<br />

lectores —como si nunca los hubiese conocido personalmente—. Pero había pasado al<br />

menos tres años en Éfeso (Hch. 20:31). Por ello concluyen que la carta se envió a varias<br />

congregaciones locales, <strong>de</strong> las que Éfeso era sólo una.<br />

Afortunadamente, esta cuestión no afecta a las lecciones que po<strong>de</strong>mos apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> este<br />

versículo. Por ejemplo, vemos que el Señor es presentado como el verda<strong>de</strong>ro objeto <strong>de</strong> la<br />

fe: vuestra fe en el Señor Jesús. No se nos pi<strong>de</strong> que creamos en un credo, en la <strong>iglesia</strong>, ni<br />

en los cristianos. La fe salvadora resi<strong>de</strong> en el Cristo resucitado, exaltado, a la diestra <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

Otra lección para nosotros está en la expresión vuestro amor para con todos los<br />

santos. Nuestro amor no <strong>de</strong>bería limitarse a los que están en nuestro propio ámbito <strong>de</strong><br />

comunión sino que <strong>de</strong>bería exten<strong>de</strong>rse a todos los que han sido limpiados con la sangre <strong>de</strong><br />

Cristo, a toda la familia <strong>de</strong> la fe.<br />

Una tercera lección se encuentra en la combinación <strong>de</strong> fe y amor. Algunas personas<br />

dicen que tienen fe, pero es difícil encontrar ningún amor en sus vidas. Otros profesan un<br />

gran amor, pero son muy indiferentes a su necesidad <strong>de</strong> fe en Cristo. El verda<strong>de</strong>ro<br />

cristianismo combina una sana doctrina con una vida <strong>de</strong> rectitud.<br />

1:16 La fe y el amor <strong>de</strong> los creyentes impelieron a Pablo a alabar al Señor por causa <strong>de</strong><br />

ellos, y a orar incesantemente por ellos.<br />

Scroggie lo expresa bien:<br />

La acción <strong>de</strong> gracias se da por el fundamento ya echado, pero la intercesión es por la<br />

superestructura que está subiendo. La acción <strong>de</strong> gracias es por los logros pasados, pero la


intercesión es por los avances futuros. La acción <strong>de</strong> gracias es por lo real en la experiencia<br />

<strong>de</strong> ellos, pero la intercesión es por lo posible en el propósito <strong>de</strong> Dios para ellos.<br />

1:17 ¡Qué privilegio es tener este atisbo en la vida <strong>de</strong> oración <strong>de</strong> un hombre <strong>de</strong> Dios!<br />

De hecho, hay dos atisbos así en esta carta —aquí y en 3:14–21—. Aquí la oración es por la<br />

iluminación espiritual; allí, por fuerza espiritual. Aquí la oración se dirige a Dios; allí, al<br />

Padre. Pero en todo caso, las oraciones <strong>de</strong> Pablo eran incesantes, específicas y apropiadas a<br />

las necesida<strong>de</strong>s que tuviesen entonces aquellos por los que él intercedía. Aquí, la oración se<br />

dirige al Dios <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, el Padre <strong>de</strong> gloria. La expresión el Padre <strong>de</strong><br />

gloria pue<strong>de</strong> significar que Dios es o bien:<br />

1. La fuente u Originador <strong>de</strong> toda gloria.<br />

2. Aquel a quien pertenece toda gloria, o<br />

3. El Padre <strong>de</strong>l Señor Jesús, que es la manifestación <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios.<br />

La oración prosigue en el sentido <strong>de</strong> que Él os dé espíritu <strong>de</strong> sabiduría y <strong>de</strong><br />

revelación en el conocimiento pleno <strong>de</strong> él. El Espíritu Santo es el Espíritu <strong>de</strong> sabiduría<br />

(Is. 11:2) y <strong>de</strong> revelación (1 Co. 2:10). Pero ya que cada creyente es habitado por Él, Pablo<br />

no pue<strong>de</strong> estar orando que sus lectores puedan recibir la Persona <strong>de</strong>l Espíritu Santo, sino<br />

que puedan recibir una medida especial <strong>de</strong> iluminación <strong>de</strong> Su parte.<br />

Revelación tiene que ver con la comunicación <strong>de</strong> conocimiento; sabiduría tiene que<br />

ver con su uso apropiado en nuestras vidas. El apóstol no piensa en el conocimiento en<br />

general, sino <strong>de</strong>l conocimiento específico y pleno (Gr., epignosis) <strong>de</strong> él. Quiere que los<br />

creyentes tengan un conocimiento pleno profundo, espiritual y experimental <strong>de</strong> Dios —un<br />

conocimiento pleno que no pue<strong>de</strong> conseguirse con la capacidad intelectual, sino sólo por el<br />

ministerio lleno <strong>de</strong> gracia <strong>de</strong>l Espíritu. Dale nos lo explica:<br />

Estos cristianos efesios ya tenían la iluminación divina, o no habrían sido cristianos en<br />

absoluto; pero Pablo oró que el Espíritu divino que moraba en ellos hiciese su visión más<br />

clara, aguda e intensa, que el po<strong>de</strong>r, amor y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Dios les fuese revelado mucho más<br />

plenamente. Y quizá en estos días en los que los hombres están haciendo unos<br />

<strong>de</strong>scubrimientos tan rápidos en cuestiones inferiores <strong>de</strong>l pensamiento, <strong>de</strong>scubrimientos tan<br />

fascinantes y entusiasmantes que rivalizan en interés, incluso para los cristianos, con la<br />

manifestación <strong>de</strong> Dios en Cristo, hay una excepcional necesidad <strong>de</strong> que la <strong>iglesia</strong> ore que<br />

Dios le conceda «espíritu <strong>de</strong> sabiduría y <strong>de</strong> revelación»; si Él respondiese a esta oración,<br />

no nos sentiríamos ya más <strong>de</strong>slumbrados por el conocimiento que tiene que ver con las<br />

«cosas que se ven, que son temporales»; quedaría eclipsado por la gloria trascen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong><br />

«las cosas que no se ven, que son eternas».<br />

1:18 Hemos visto que la fuente <strong>de</strong> la iluminación espiritual es Dios; el canal es el<br />

Espíritu Santo; y el tema supremo es el pleno conocimiento <strong>de</strong> Dios. Ahora llegamos a los<br />

órganos <strong>de</strong> iluminación: alumbrando los ojos <strong>de</strong> vuestro corazón (RVR77 margen).<br />

Esta expresión figurada nos enseña que el entendimiento apropiado <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s<br />

divinas no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> unos intelectos agudos sino <strong>de</strong> un corazón tierno. Es cuestión <strong>de</strong><br />

nuestros afectos a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> cosa <strong>de</strong> la mente. Las revelaciones <strong>de</strong> Dios son dadas a los que<br />

le aman. Esto abre maravillosas posibilida<strong>de</strong>s para cada creyente, porque aunque pue<strong>de</strong> que


no todos tengamos gran<strong>de</strong>s cocientes intelectuales, todos po<strong>de</strong>mos tener un corazón<br />

amante.<br />

Luego Pablo especifica las tres áreas particulares <strong>de</strong> conocimiento divino que <strong>de</strong>sea<br />

para los santos:<br />

1. La esperanza <strong>de</strong> su llamamiento (BAS).<br />

2. Las riquezas <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> su herencia en los santos.<br />

3. La supereminente gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r para con nosotros los que creemos.<br />

La esperanza <strong>de</strong> su llamamiento señala a<strong>de</strong>lante al futuro; significa aquel <strong>de</strong>stino final<br />

que Él tenía en mente cuando nos llamó. Incluye el hecho <strong>de</strong> que estaremos con Cristo y<br />

que seremos como Él para siempre. Seremos manifestados al universo como hijos <strong>de</strong> Dios,<br />

y reinaremos con Él como Su Esposa sin mancha. Esperamos esto, no en el sentido <strong>de</strong> que<br />

haya ninguna duda acerca <strong>de</strong> ello, sino porque es el aspecto <strong>de</strong> nuestra salvación que es<br />

todavía futuro y que estamos esperando.<br />

Las riquezas <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> su herencia en los santos es la segunda inmensa infinitud<br />

para exploración por los creyentes. Observemos la manera en que Pablo amontona palabras<br />

sobre palabras para producir el efecto <strong>de</strong> inmensidad y <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za:<br />

Su herencia<br />

Su herencia en los santos<br />

La gloria <strong>de</strong> su herencia en los santos<br />

Las riquezas <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> su herencia en los santos<br />

Hay dos posibles maneras <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r esto, y ambas están tan llenas <strong>de</strong> significado<br />

que presentamos las dos. Según la primera, los santos son Su herencia, y Él los contempla<br />

como un tesoro <strong>de</strong> incomparable valor. En Tito 2:14 y 1 Pedro 2:9, los creyentes son<br />

<strong>de</strong>scritos como «un pueblo <strong>de</strong> Su propia posesión» (cf. V.M.). Es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego una<br />

exhibición <strong>de</strong> una gracia in<strong>de</strong>scriptible que unos viles e indignos pecadores, salvos por<br />

medio <strong>de</strong> Cristo, pudiesen jamás llegar a ocupar tal lugar en el corazón <strong>de</strong> Dios que se<br />

refiera a ellos como Su herencia.<br />

La otra perspectiva es que la herencia significa todo lo que nosotros heredaremos.<br />

Dicho brevemente, significa todo el universo puesto bajo el reinado <strong>de</strong> Cristo, y nosotros,<br />

Su Esposa, reinando con Él sobre el mismo. Si <strong>de</strong> verdad apreciamos la riqueza <strong>de</strong> la gloria<br />

<strong>de</strong> todo lo que Él nos tiene reservado, esto apagará para nosotros el atractivo y los placeres<br />

<strong>de</strong> este mundo.<br />

1:19 La tercera petición <strong>de</strong> Pablo por los santos es que puedan tener un mayor aprecio<br />

<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r con que interviene Dios para llevar todo esto a cabo: la supereminente<br />

gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r para con nosotros los que creemos.<br />

F. B. Meyer dice: «Es po<strong>de</strong>r. Es Su po<strong>de</strong>r. Es un gran po<strong>de</strong>r; nada menos bastaría. Es<br />

un po<strong>de</strong>r supereminente en gran<strong>de</strong>za, más allá <strong>de</strong> lo que podamos siquiera llegar a pensar.»<br />

Este es el po<strong>de</strong>r que Dios empleó en nuestra re<strong>de</strong>nción, que usa en nuestra preservación<br />

y que ha <strong>de</strong> emplear aún en nuestra glorificación. Lewis Sperry Chafer escribe:<br />

Pablo quiere impresionar al creyente con la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>dicado a cumplir por<br />

él todo lo que Dios se ha propuesto según Su obra <strong>de</strong> elección, pre<strong>de</strong>stinación y adopción<br />

soberana.


1:20 Para enfatizar más aún la magnitud <strong>de</strong> este po<strong>de</strong>r, el apóstol <strong>de</strong>scribe a<br />

continuación la más gran<strong>de</strong> exhibición <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r divino que el mundo haya jamás conocido,<br />

esto es, el po<strong>de</strong>r que resucitó a Cristo <strong>de</strong> entre los muertos y lo entronizó a la diestra <strong>de</strong><br />

Dios. Quizá nosotros pensaríamos que la creación <strong>de</strong>l universo fue la más gran<strong>de</strong><br />

exhibición <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. O la milagrosa liberación que Dios hizo <strong>de</strong> Su pueblo por el<br />

Mar Rojo. ¡Pero no! El NT enseña que la resurrección y ascensión <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>mandaron el<br />

mayor ejercicio <strong>de</strong> energía divina.<br />

¿Y por qué esto? Parece que todas las huestes <strong>de</strong>l infierno estaban amasadas para tratar<br />

<strong>de</strong> frustrar los propósitos <strong>de</strong> Dios y mantener a Cristo en el sepulcro, o impedir Su<br />

ascensión cuando hubo resucitado. Pero Dios triunfó sobre toda forma <strong>de</strong> oposición. La<br />

resurrección y glorificación <strong>de</strong> Cristo fueron una abrumadora <strong>de</strong>rrota para Satanás y sus<br />

huestes, y un glorioso espectáculo <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r victorioso.<br />

Nadie es suficiente para <strong>de</strong>scribir un po<strong>de</strong>r así. De modo que Pablo toma prestadas<br />

varias palabras <strong>de</strong>l vocabulario <strong>de</strong> la dinámica en su <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r que se emplea en<br />

favor nuestro: conforme a la operación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r el cual ejercitó en<br />

Cristo, resucitándole <strong>de</strong> los muertos. Las palabras parecen doblarse bajo el peso <strong>de</strong> la<br />

i<strong>de</strong>a. Apenas si nos es necesario distinguir entre las diferentes palabras. ¡Es suficiente con<br />

maravillarse ante la inmensidad <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y adorar a nuestro Dios por Su omnipotencia!<br />

Meyer exclama:<br />

¡Ahí estaba una maravillosa fuerza ascensional! Des<strong>de</strong> el sepulcro <strong>de</strong> la mortalidad<br />

hasta el trono <strong>de</strong>l Dios eterno, el único que tiene inmortalidad. Des<strong>de</strong> la tiniebla <strong>de</strong>l<br />

sepulcro hasta la luz insoportable. Des<strong>de</strong> este diminuto mundo al centro y metrópolis <strong>de</strong>l<br />

universo. Abrid los compases <strong>de</strong> vuestra fe para medir este inconmensurable abismo.<br />

Luego, maravillaos ante el po<strong>de</strong>r que llevó a vuestro Señor a través <strong>de</strong> él.<br />

Por lo que a las Escrituras respecta, la resurrección <strong>de</strong> Cristo fue el primer<br />

acontecimiento <strong>de</strong> su clase en la historia humana (1 Co. 15:23). Otros habían sido<br />

levantados <strong>de</strong> entre los muertos, pero habían vuelto a morir. El Señor Jesús fue el primero<br />

en resucitar en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una vida incorruptible. A continuación <strong>de</strong> la resurrección y<br />

ascensión <strong>de</strong> Cristo, Dios lo sentó a su diestra en los lugares celestiales. La diestra <strong>de</strong><br />

Dios significa el puesto <strong>de</strong> privilegio (He. 1:13), <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r (Mt. 26:64), <strong>de</strong> distinción (He.<br />

1:3), <strong>de</strong> <strong>de</strong>leite (Sal. 16:11) y <strong>de</strong> dominio (1 P. 3:22).<br />

La situación es adicionalmente <strong>de</strong>scrita como en los lugares celestiales. Esto indica<br />

que la frase incluye la morada <strong>de</strong> Dios. Allá es don<strong>de</strong> está ahora el Señor Jesús en un<br />

cuerpo literal <strong>de</strong> carne y huesos, un cuerpo glorificado ya no más susceptible a la muerte.<br />

Allí don<strong>de</strong> está Él, nosotros pronto estaremos.<br />

1:21 La glorificación <strong>de</strong> nuestro Salvador es adicionalmente <strong>de</strong>scrita como por encima<br />

<strong>de</strong> todo principado, autoridad, po<strong>de</strong>r y señorío, y <strong>de</strong> todo nombre que se nombra, no<br />

sólo en este siglo, sino también en el veni<strong>de</strong>ro. El Señor Jesús es superior a toda potestad<br />

o autoridad, humana o angélica, ahora y por los siglos.<br />

En los lugares celestiales hay diferentes rangos <strong>de</strong> seres angélicos, algunos <strong>de</strong> ellos<br />

malos y algunos buenos. Tienen diferentes grados <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Algunos, por ejemplo, podrían<br />

correspon<strong>de</strong>rse con nuestros cargos humanos <strong>de</strong> presi<strong>de</strong>nte, alcal<strong>de</strong> o concejal. No importa<br />

cuán gran<strong>de</strong> pueda ser el ámbito <strong>de</strong> su gobierno, autoridad, po<strong>de</strong>r o señorío, Cristo está<br />

por encima <strong>de</strong> todos ellos.


Y esto es cierto no sólo en este siglo o era en que vivimos, sino también en el siglo<br />

veni<strong>de</strong>ro. Es <strong>de</strong>cir, en el Reinado Milenial literal <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra. Él será entonces<br />

Rey sobre todos los reyes y Señor sobre todos los señores. Será exaltado sobre todo ser<br />

creado; no se pue<strong>de</strong> nombrar ninguna excepción.<br />

1:22 A<strong>de</strong>más, Dios sometió todas las cosas creadas bajo sus pies. Esto significa<br />

dominio universal, no sólo sobre hombres y ángeles, sino sobre todo el resto <strong>de</strong> Su<br />

creación, animada e inanimada. El autor <strong>de</strong> Hebreos nos recuerda que en la actualidad no<br />

vemos todas las cosas puestas bajo Él (He. 2:8). Y esto es cierto. Aunque el dominio<br />

universal pertenece a Cristo, no lo ejerce aún. El hombre, por ejemplo, sigue aún rebel<strong>de</strong> en<br />

contra <strong>de</strong> Él y le niega o resiste. Pero Dios ha <strong>de</strong>cretado que Su Hijo tendrá el cetro <strong>de</strong>l<br />

dominio universal, y esto es cosa tan cierta como si fuese una realidad presente.<br />

Lo que sigue es casi increíble. Este Hombre cuyas manos heridas por los clavos<br />

ejercerán una autoridad soberana sobre todo el universo: ¡Dios ha dado a este glorioso<br />

Hombre a la <strong>iglesia</strong>! Aquí Pablo hace una sorpren<strong>de</strong>nte revelación tocante al misterio <strong>de</strong> la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios; paso a paso ha estado conduciendo a este anuncio culminante. Con trazos<br />

diestros, ha <strong>de</strong>scrito la resurrección, glorificación y dominio <strong>de</strong> Cristo. Mientras nuestros<br />

corazones siguen llenos <strong>de</strong> maravilla con la contemplación <strong>de</strong> este maravilloso Señor, el<br />

apóstol dice: «Es en Su posición <strong>de</strong> cabeza sobre todas las cosas que Cristo ha sido dado a<br />

la <strong>iglesia</strong>» .<br />

Si leemos este versículo <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>scuidada, podríamos compren<strong>de</strong>r que lo que dice<br />

es que Cristo es la Cabeza <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Y aunque esto es verdad, el versículo dice mucho<br />

más. Lo que dice es que la <strong>iglesia</strong> tiene una estrecha asociación con Aquel que ha recibido<br />

el dominio universal.<br />

En el versículo 21 apren<strong>de</strong>mos que Cristo está muy por encima <strong>de</strong> cualquier criatura en<br />

los cielos y sobre la tierra, en este siglo y en el veni<strong>de</strong>ro. En la primera parte <strong>de</strong>l versículo<br />

22 aprendimos que todas las cosas así como todos los seres creados están sujetos bajo sus<br />

pies. Ahora apren<strong>de</strong>mos que la singular vocación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> es estar asociada con Él en<br />

Su ilimitado dominio. La <strong>iglesia</strong> compartirá Su dominio. Todo el resto <strong>de</strong> la creación estará<br />

bajo Su gobierno.<br />

1:23 En este versículo final <strong>de</strong>l capítulo 1, apren<strong>de</strong>mos cuán estrecha es la relación<br />

entre Cristo y la <strong>iglesia</strong>. Se dan dos figuras: (1) La <strong>iglesia</strong> es Su cuerpo; (2) Es la plenitud<br />

<strong>de</strong> Aquel que todo lo llena en todo.<br />

Ninguna relación pue<strong>de</strong> ser más estrecha que la <strong>de</strong> la cabeza y el cuerpo. Son uno en<br />

unión vital y habitados por un Espíritu. La <strong>iglesia</strong> es una compañía <strong>de</strong> personas llamados<br />

<strong>de</strong>l mundo entre Pentecostés y el Arrebatamiento, salvados por maravillosa gracia, y<br />

habiendo recibido el singular privilegio <strong>de</strong> ser el cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Ningún otro grupo <strong>de</strong><br />

creyentes en ninguna era ha tenido jamás ni tendrá esta distinción.<br />

La segunda <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> es la plenitud <strong>de</strong> Aquel que todo lo llena en<br />

todo. Esto significa que la <strong>iglesia</strong> es el complemento <strong>de</strong> Cristo, que está en todas partes y<br />

en todo momento. Un complemento es lo que llena o completa. Implica dos cosas que<br />

cuando son reunidas constituyen un todo. Así como un cuerpo es el complemento <strong>de</strong> la<br />

cabeza, también la <strong>iglesia</strong> es el complemento <strong>de</strong> Cristo.<br />

Pero para que nadie piense que esto implica imperfección o carencia en Cristo, Pablo<br />

aña<strong>de</strong> rápidamente: la plenitud <strong>de</strong> Aquel que todo lo llena en todo. Lejos <strong>de</strong> necesitar<br />

nada que le supla carencia alguna en su plenitud, el Señor Jesús es Él mismo Aquel que<br />

todo lo llena en todo, que impregna el universo y lo suple en todas sus necesida<strong>de</strong>s.


Des<strong>de</strong> luego, todo esto es <strong>de</strong>masiado para nuestra capacidad <strong>de</strong> comprensión. Sólo<br />

po<strong>de</strong>mos admirar la infinita mente y el infinito plan <strong>de</strong> Dios, admitiendo a la vez nuestra<br />

propia incapacidad para abarcar la una y lo otro.<br />

D. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios manifestado en la salvación <strong>de</strong> gentiles y judíos<br />

(2:1–10)<br />

2:1 La interrupción <strong>de</strong>l capítulo no <strong>de</strong>bería servir para oscurecer la vital relación entre<br />

la última parte <strong>de</strong>l capítulo 1 y los versículos que siguen. Allí contemplamos el inmenso<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios al resucitar a Cristo <strong>de</strong>l sepulcro y coronarle <strong>de</strong> gloria y <strong>de</strong> honra. Ahora<br />

vemos cómo aquel mismo po<strong>de</strong>r ha obrado en nuestras propias vidas, levantándonos <strong>de</strong> la<br />

muerte espiritual y sentándonos con Cristo en los lugares celestiales.<br />

Este pasaje se asemeja al primer capítulo <strong>de</strong> Génesis. En cada uno <strong>de</strong> ellos tenemos: (1)<br />

una escena <strong>de</strong> <strong>de</strong>solación, caos y ruina (Gn. 1:2a; Ef 2:1–3); (2) la introducción <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

divino (Gn. 1:2b; Ef. 2:4); (3) la creación <strong>de</strong> nueva vida (Gn. 1:3–31; Ef. 2:5–22).<br />

Cuando comenzamos a leer Efesios 2, somos cadáveres espirituales en el valle <strong>de</strong> la<br />

muerte. Cuando termina, no sólo estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales,<br />

sino que somos morada <strong>de</strong> Dios en el Espíritu. Y entre estos dos estados tenemos el<br />

maravilloso milagro que ha producido esta <strong>de</strong>stacable transformación.<br />

Los diez primeros versículos <strong>de</strong>scriben el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios en la salvación <strong>de</strong> los gentiles<br />

y judíos. ¡Jamás cenicienta alguna pasó <strong>de</strong> tales harapos a tales riquezas!<br />

En los versículos 1 y 2 Pablo recuerda a sus lectores gentiles que antes <strong>de</strong> su conversión<br />

estaban muertos, eran <strong>de</strong>pravados, diabólicos y <strong>de</strong>sobedientes. Estaban muertos<br />

espiritualmente como resultado <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>litos y pecados. Esto significa que carecían <strong>de</strong><br />

vida para con Dios. No tenían contacto vital alguno para con Él. Vivían como si Él no<br />

existiese. La causa <strong>de</strong> la muerte era los <strong>de</strong>litos y pecados. Los pecados son cualquier<br />

forma <strong>de</strong> mala acción, tanto si se cometen <strong>de</strong> manera consciente como inconsciente, y<br />

aquellos pensamientos, palabras o acciones que no alcanzan a la perfección <strong>de</strong> Dios. Por<br />

<strong>de</strong>litos se <strong>de</strong>notan aquellos pecados que se cometen en abierta violación <strong>de</strong> una ley<br />

conocida. En un sentido más amplio pue<strong>de</strong>n también incluirse todos los pasos en falso o<br />

errores.<br />

2:2 Los efesios habían sido <strong>de</strong>pravados, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estar muertos. Habían andado<br />

siguiendo la corriente <strong>de</strong> este mundo. Se habían conformado al espíritu <strong>de</strong> este siglo. Se<br />

habían dado a los pecados <strong>de</strong> sus tiempos. El mundo tiene un mol<strong>de</strong> en el que pone a sus<br />

<strong>de</strong>votos. Es un mol<strong>de</strong> <strong>de</strong> engaño, inmoralidad, impiedad, egoísmo, violencia y rebelión. En<br />

una palabra, es un mol<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>de</strong>pravación. Así era como habían sido los efesios.<br />

No sólo esto, sino que su conducta había sido diabólica. Habían seguido el ejemplo <strong>de</strong>l<br />

diablo, el príncipe <strong>de</strong> la potestad <strong>de</strong>l aire. Habían sido dirigidos por el principal<br />

gobernante <strong>de</strong> los malos espíritus, cuyo ámbito está en la atmósfera. Habían dado una<br />

obediencia bien dispuesta al dios <strong>de</strong> este siglo. Esto explica por qué los inconversos a<br />

menudo se rebajan a unas formas <strong>de</strong> conducta inferiores a las <strong>de</strong> los animales.<br />

Finalmente, habían sido <strong>de</strong>sobedientes, andando conforme al espíritu que ahora actúa<br />

en los hijos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobediencia. Todos los inconversos son hijos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobediencia en el<br />

sentido en que están caracterizados por la <strong>de</strong>sobediencia a Dios. Están energizados por<br />

Satanás y por ello están dispuestos a <strong>de</strong>safiar, <strong>de</strong>shonrar y <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer al Señor.


2:3 El paso <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong>l pronombre personal <strong>de</strong> vosotros a nosotros indica que está<br />

ahora refiriéndose primariamente a la anterior condición <strong>de</strong> los creyentes judíos (aunque lo<br />

que dice es también cierto <strong>de</strong> todos antes <strong>de</strong> la conversión). Tres palabras <strong>de</strong>scriben la<br />

posición en que estaban: carnales, corrompidos y con<strong>de</strong>nados.<br />

Entre los cuales también todos nosotros nos movíamos en otro tiempo al impulso<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> nuestra carne. Era entre los hijos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobediencia que Pablo y sus<br />

hermanos cristianos habían también andado antes <strong>de</strong> su nuevo nacimiento. Su vida era<br />

carnal, preocupada sólo con la gratificación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos y apetitos carnales. Pablo mismo<br />

había vivido una vida externamente moral como un todo, pero ahora se daba cuenta <strong>de</strong> cuán<br />

egocéntrica había sido. Y lo que él era en sí mismo era mucho peor que lo que jamás había<br />

hecho.<br />

Los judíos inconversos eran también corrompidos, satisfaciendo las ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> la<br />

carne y <strong>de</strong> los pensamientos. Esto indica un abandono a cada <strong>de</strong>seo natural. Los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong><br />

la carne y <strong>de</strong> los pensamientos abarcan todo el campo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los apetitos legítimo a<br />

diversas formas <strong>de</strong> inmoralidad y perversión; aquí probablemente el énfasis recae en los<br />

pecados más groseros. Y observemos esto, Pablo se refiere a pecados <strong>de</strong> la mente así como<br />

a acciones pecaminosas.<br />

F. B. Meyer advierte:<br />

Es tan ruinoso darse a los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> la mente como a los <strong>de</strong> la carne. Por el maravilloso<br />

don <strong>de</strong> la imaginación, po<strong>de</strong>mos entregarnos a impías fantasías y dar rienda suelta a los<br />

corceles <strong>de</strong> la pasión —siempre <strong>de</strong>teniéndonos justo antes <strong>de</strong> la acción—. Ningún ojo<br />

humano sigue al alma cuando se va a bailar con sátiros o sigue el laberinto <strong>de</strong> las islas <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>seo. Va y vuelve sin suscitar sospechas por parte <strong>de</strong> los que están más cercanos. No<br />

pier<strong>de</strong> su crédito <strong>de</strong> pureza impoluta. Se le sigue permitiendo esperar entre las vírgenes la<br />

venida <strong>de</strong>l Novio. Pero si esta práctica no es juzgada ni confesada, señala al culpable como<br />

hijo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobediencia y <strong>de</strong> ira.<br />

Ésta es la <strong>de</strong>scripción final <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> los judíos inconversos: Eran por naturaleza<br />

hijos <strong>de</strong> ira, lo mismo que los <strong>de</strong>más. Esto significa que tenían una predisposición natural<br />

a la ira, malicia, amargura y ardor temperamental. Y compartían esto con el resto <strong>de</strong> la<br />

humanidad. Naturalmente, es también cierto que están bajo la ira <strong>de</strong> Dios. Están<br />

<strong>de</strong>signados para muerte y juicio. Observemos que los tres enemigos se mencionan en los<br />

versículos 2 y 3: el mundo (v. 2), el diablo (v. 2) y la carne (v. 3).<br />

2:4 Las palabras Pero Dios constituyen una <strong>de</strong> las más significativas, elocuentes e<br />

inspiradoras transiciones en toda la literatura. Indican que ha tenido lugar un cambio<br />

prodigioso. Es un cambio <strong>de</strong> la fatalidad y <strong>de</strong>sesperanza <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> la muerte a los <strong>de</strong>leites<br />

in<strong>de</strong>cibles <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios. El Autor <strong>de</strong>l cambio es el mismo Dios.<br />

Nadie más hubiese podido hacerlo; nadie más hubiese querido hacerlo.<br />

Un rasgo <strong>de</strong> este Bendito Ser es que es rico en misericordia. Nos muestra<br />

misericordia no tratándonos <strong>de</strong> la manera que merecemos ser tratados (Sal. 103:10).<br />

«Aunque la ha estado prodigando durante seis milenios y miríadas y miríadas han sido<br />

receptores <strong>de</strong> ella, sigue siendo una mina inagotable <strong>de</strong> riquezas», como observa Eadie.<br />

La razón <strong>de</strong> Su intervención se da en estas palabras: por su gran amor con que nos<br />

amó. Su amor es gran<strong>de</strong> porque Él es su fuente. Así como la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> un dador arroja<br />

un aura <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za sobre su don, así la gran<strong>de</strong>za sobreabundante <strong>de</strong> Dios aña<strong>de</strong> una gloria<br />

superlativa sobre Su amor. Es más gran<strong>de</strong> sentirse amado por el po<strong>de</strong>roso Soberano <strong>de</strong>l


universo, por ejemplo, que por un semejante humano. El amor <strong>de</strong> Dios es gran<strong>de</strong> por el<br />

precio que Él ha pagado. El amor envió al Señor Jesús, el único Hijo <strong>de</strong> Dios, a morir por<br />

nosotros en la agonía <strong>de</strong>l Calvario. El amor <strong>de</strong> Dios es gran<strong>de</strong> por las inescrutables riquezas<br />

que <strong>de</strong>rrama sobre aquellos que son objetos <strong>de</strong>l mismo.<br />

2:5 Y el amor <strong>de</strong> Dios es gran<strong>de</strong> a causa <strong>de</strong> la extremada indignidad y condición<br />

repulsiva <strong>de</strong> las personas amadas. Estando nosotros muertos por nuestros <strong>de</strong>litos y<br />

pecados. Éramos enemigos <strong>de</strong> Dios; estábamos <strong>de</strong>stituidos y en <strong>de</strong>gradación. A pesar <strong>de</strong><br />

todo ello, Él nos amó.<br />

Como resultado <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios para con nosotros, y como resultado <strong>de</strong> la obra<br />

re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo, hemos sido: (1) vivificados juntamente con Cristo; (2) resucitados<br />

juntamente con Él; (3) sentados con Él.<br />

Estas expresiones <strong>de</strong>scriben nuestra posición espiritual como resultado <strong>de</strong> nuestra unión<br />

con Él. Él actuó como nuestro Representante —no sólo por nosotros, sino como nosotros—<br />

. Por ello, cuando Él murió, nosotros también morimos. Cuando Él fue sepultado, nosotros<br />

también fuimos sepultados.<br />

Cuando Él fue vivificado, resucitado y sentado en los lugares celestiales, también lo<br />

fuimos nosotros. Todos los beneficios <strong>de</strong> Su obra sacrificial los gozamos nosotros por<br />

nuestro vínculo con Él. Tener vida juntamente con Cristo significa que los judíos<br />

convertidos y los gentiles convertidos están ahora asociados con Él en novedad <strong>de</strong> vida. El<br />

mismo po<strong>de</strong>r que le dio resurrección <strong>de</strong> vida a Él nos la ha dado también a nosotros.<br />

La maravilla <strong>de</strong> todo esto lleva a Pablo a interrumpir el curso <strong>de</strong> su pensamiento y a<br />

exclamar: Por gracia habéis sido salvados. Está abrumado ante el insondable favor que<br />

Dios ha mostrado a aquellos que merecían precisamente lo contrario. ¡Esto es gracia!<br />

Ya hemos mencionado que la misericordia significa que no recibimos el castigo que nos<br />

merecemos. La gracia significa que recibimos la salvación que no merecemos. La<br />

recibimos como un don, no como algo que ganamos. Y nos viene <strong>de</strong> Aquel que no tenía<br />

obligación <strong>de</strong> darla. Así lo dice A. T. Pierson:<br />

Es un ejercicio voluntario <strong>de</strong> amor al que Él no está obligado. Lo que constituye la<br />

gloria <strong>de</strong> la gracia es que es un ejercicio totalmente libre e in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios<br />

para con míseros pecadores.<br />

2:6 No sólo hemos sido nosotros vivificados con Cristo, también hemos sido<br />

resucitados con Él. Así como la muerte y el juicio están <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> Él, están asimismo <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong> nosotros. Estamos al otro lado <strong>de</strong>l sepulcro, en la resurrección. Ésta es nuestra gloriosa<br />

posición como resultado <strong>de</strong> nuestra unión con Él. Y <strong>de</strong>bido a que es cierto <strong>de</strong> nosotros en lo<br />

posicional, <strong>de</strong>beríamos vivir como aquellos que están vivos <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

Otro aspecto <strong>de</strong> nuestra posición es que estamos sentados con Él en las regiones<br />

celestiales en Cristo Jesús (V.M.). Por nuestra unión con Él somos vistos como ya<br />

liberados <strong>de</strong> este presente mundo malo y sentados en Cristo en gloria. Así es como Dios<br />

nos ve. Si nos apropiamos <strong>de</strong> ello por la fe, cambiará el carácter <strong>de</strong> nuestras vidas. Ya no<br />

estarán nuestras mentes dirigidas a lo terrenal, ocupadas con lo trivial y fugaz. Buscaremos<br />

las cosas que están arriba, don<strong>de</strong> Cristo está sentado a la diestra <strong>de</strong> Dios (Col. 3:1).<br />

La clave <strong>de</strong> los versículos 5 y 6 es la frase en Cristo Jesús. Es en Él que hemos sido<br />

vivificados, resucitados y sentados. Él es nuestro Representante; por eso mismo Sus<br />

triunfos y Su posición son nuestros. George Williams exclama: «¡Asombroso pensamiento!


¡Que una María Magdalena y un bandido crucificado hayan <strong>de</strong> ser en gloria los compañeros<br />

<strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios!».<br />

2:7 Este milagro <strong>de</strong> gracia transformadora será tema <strong>de</strong> una revelación eterna. A lo<br />

largo <strong>de</strong> los siglos eternos, Dios <strong>de</strong>svelará ante la multitud celestial cuánto le costó enviar a<br />

Su Hijo a esta selva <strong>de</strong> pecado, y lo que le costó al Señor Jesús llevar nuestros pecados en<br />

la cruz. Es un tema que jamás se agotará. De nuevo Pablo edifica palabra sobre palabra para<br />

sugerir algo <strong>de</strong> su inmensidad:<br />

Su benignidad para con nosotros<br />

Su gracia en su benignidad para con nosotros<br />

Las riquezas <strong>de</strong> su gracia en su benignidad para con nosotros<br />

Las sobreabundantes riquezas <strong>de</strong> su gracia en su benignidad para con nosotros<br />

Ahora sigue que si Dios va a estar manifestando esto durante la eternidad, esto significa<br />

que estaremos aprendiendo para siempre jamás. El cielo será nuestra escuela. Dios será el<br />

Maestro y Su gracia nuestra asignatura. Nosotros seremos los estudiantes. Y el curso<br />

escolar será la eternidad.<br />

Esto <strong>de</strong>bería librarnos <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que lo sabremos todo cuando lleguemos al cielo.<br />

Sólo Dios lo sabe todo, y nunca seremos igual a Él.<br />

Esto también suscita esta interesante pregunta: ¿Cuánto sabremos cuando lleguemos al<br />

cielo? Y nos sugiere la posibilidad <strong>de</strong> que podamos prepararnos para la celestial<br />

universidad poniendo todo el énfasis en adquirir ahora un experto conocimiento <strong>de</strong> la<br />

Biblia.<br />

2:8 Los tres siguientes versículos presentan una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l sencillo plan <strong>de</strong><br />

salvación <strong>de</strong> la forma más clara que podamos hallar en la Biblia.<br />

Todo se origina en la gracia <strong>de</strong> Dios: Él toma la iniciativa para proveerlo. La salvación<br />

es dada a los que son totalmente indignos <strong>de</strong> ella, sobre la base <strong>de</strong> la Persona y <strong>de</strong> la obra<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

Se da como una posesión presente. Los que son salvos pue<strong>de</strong>n saberlo. Escribiendo a<br />

los efesios, Pablo les dice: Habéis sido salvados. Él lo sabía y ellos también.<br />

La manera en que recibimos el don <strong>de</strong> la vida eterna es por medio <strong>de</strong> la fe. La fe<br />

significa que el hombre asume su puesto como pecador perdido y culpable y recibe al Señor<br />

Jesús como su única esperanza <strong>de</strong> salvación. La verda<strong>de</strong>ra fe salvadora es la entrega <strong>de</strong> una<br />

persona a una Persona.<br />

Cualquier i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el hombre pueda jamás ganar o merecer la salvación queda para<br />

siempre eliminada con estas palabras: Y esto no proviene <strong>de</strong> vosotros. Los muertos nada<br />

pue<strong>de</strong>n hacer, y los pecadores nada merecen sino el castigo.<br />

Es don <strong>de</strong> Dios. Un don, naturalmente, es un presente gratuito e incondicional. Es sólo<br />

sobre esta base que Dios ofrece la salvación. El don <strong>de</strong> Dios es la salvación por gracia y<br />

por medio <strong>de</strong> la fe. Y es ofrecido a todos en todo lugar.<br />

2:9 No es a base <strong>de</strong> obras, es <strong>de</strong>cir, no se trata <strong>de</strong> algo que nadie pueda ganarse<br />

mediante unas obras supuestamente meritorias. Por ejemplo, no pue<strong>de</strong> ser ganada por:<br />

1. La confirmación<br />

2. El bautismo<br />

3. La membrecía en una <strong>iglesia</strong><br />

4. La asistencia a una <strong>iglesia</strong>


5. La santa comunión<br />

6. Tratar <strong>de</strong> guardar los Diez Mandamientos<br />

7. Vivir por el Sermón <strong>de</strong>l Monte<br />

8. Dar a la caridad<br />

9. Ser un buen vecino<br />

10. Vivir una vida moral y respetable<br />

Nadie se salva por las obras. Y nadie se salva por la fe más obras. La salvación es por<br />

medio <strong>de</strong> la fe y nada más. En el momento en que se aña<strong>de</strong> obras <strong>de</strong> cualquier clase o en<br />

cualquier cantidad como medio <strong>de</strong> conseguir la vida eterna, la salvación ya no es por gracia<br />

(Ro. 11:6). Una razón <strong>de</strong> que las obras que<strong>de</strong>n positivamente excluidas es para impedir<br />

toda jactancia humana. Si alguien pudiese ser salvo por sus obras, entonces tendría razón<br />

para gloriarse <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Esto es imposible (Ro. 3:27).<br />

Si alguien pudiese ser salvo por sus propias buenas obras, entonces la muerte <strong>de</strong> Cristo<br />

fue innecesaria (Gá. 2:21). Pero sabemos que la razón por la que murió es que no había otra<br />

forma en la que pecadores culpables pudiesen ser salvos.<br />

Incluso si alguien pudiese ser salvo por la fe en Cristo más sus propias buenas obras,<br />

tendríamos la imposible situación <strong>de</strong> dos salvadores: Jesús y el pecador. Cristo tendría<br />

entonces que compartir con otro la gloria <strong>de</strong> Su condición <strong>de</strong> Salvador, y eso no lo hará<br />

jamás (Is. 42:8).<br />

Finalmente, si alguien pudiese contribuir a su salvación por las obras, entonces Dios se<br />

la <strong>de</strong>bería. Esto también es imposible, por cuanto Dios no pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>udor <strong>de</strong> nadie (Ro.<br />

11:35).<br />

En contraste con las obras, la fe excluye la jactancia (Ro. 3:27), porque no es meritoria.<br />

Nadie tiene razón para jactarse <strong>de</strong> haber confiado en el Señor. La fe en Él es la cosa más<br />

cuerda, racional y lógica que pueda haber. Confiar en el Creador y Re<strong>de</strong>ntor es sólo lógico<br />

y razonable. Si no po<strong>de</strong>mos confiar en Él, ¿en quién po<strong>de</strong>mos hacerlo?<br />

2:10 El resultado <strong>de</strong> la salvación es que somos hechura suya —obra <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong><br />

Dios, no <strong>de</strong> nosotros mismos—. Un creyente nacido <strong>de</strong> nuevo es una obra maestra <strong>de</strong> Dios.<br />

Cuando pensamos en la materia prima con la que Él tiene que trabajar, Sus logros son tanto<br />

más dignos <strong>de</strong> mención. En verdad, la obra maestra no es nada menos que una nueva<br />

creación por medio <strong>de</strong> la unión con Cristo, porque «si alguno está en Cristo, nueva creación<br />

es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas» (2 Co. 5:17, véase nota al<br />

margen).<br />

Y el objeto <strong>de</strong> esta nueva creación se encuentra en esta frase: para buenas obras.<br />

Aunque es cosa cierta que no somos salvados mediante buenas obras, es igualmente cierto<br />

que somos salvados para buenas obras. Las buenas obras no son la raíz, sino el fruto. No<br />

obramos para ser salvos, sino porque hemos sido salvos.<br />

Éste es el aspecto <strong>de</strong> la verdad que se enfatiza en Santiago 2:14–26. Cuando Santiago<br />

dice que «la fe sin obras es muerta», no significa con ello que los hombres sean salvos por<br />

la fe más las obras, sino por la clase <strong>de</strong> fe que resulta en una vida <strong>de</strong> buenas obras. Las<br />

obras <strong>de</strong>muestran la realidad <strong>de</strong> nuestra fe. Pablo está cordialmente <strong>de</strong> acuerdo: somos<br />

hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras.<br />

El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios es, por tanto, éste:<br />

Fe → Salvación → Buenas Obras → Recompensa


La fe conduce a la salvación. La salvación resulta en buenas obras. Las buenas obras<br />

recibirán recompensa <strong>de</strong> Su parte.<br />

Pero surge la cuestión: ¿Qué clase <strong>de</strong> buenas obras <strong>de</strong>bo hacer? Pablo respon<strong>de</strong>:<br />

buenas obras, las cuales Dios preparó <strong>de</strong> antemano para que anduviésemos en ellas.<br />

En otras palabras, Dios tiene un plan para cada vida. Antes <strong>de</strong> nuestra conversión elaboró<br />

una carrera espiritual para nosotros. Nuestra responsabilidad es encontrar Su voluntad para<br />

nosotros y luego obe<strong>de</strong>cerla. No tenemos que elaborar un plan para nuestras vidas, sino<br />

sencillamente aceptar el plan que Él ha elaborado para nosotros. Esto nos librará <strong>de</strong><br />

inquietu<strong>de</strong>s y arrebatos, y asegurará que nuestras vidas serán para la mayor gloria <strong>de</strong> Él, <strong>de</strong><br />

mayor bendición para otros y <strong>de</strong> la mayor recompensa para nosotros.<br />

Para po<strong>de</strong>r encontrar las buenas obras que Él ha planeado para nuestras vidas<br />

individuales, <strong>de</strong>beríamos: (1) confesar y abandonar el pecado tan pronto como seamos<br />

conscientes <strong>de</strong>l mismo en nuestras vidas; (2) rendirnos <strong>de</strong> manera continuada e<br />

incondicional a Él; (3) estudiar la palabra <strong>de</strong> Dios para discernir Su voluntad, y luego hacer<br />

todo aquello que Él nos man<strong>de</strong>; (4) pasar tiempo en oración cada día; (5) aprovechar las<br />

oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> servicio según surjan; (6) cultivar la comunión y el consejo <strong>de</strong> otros<br />

cristianos. Dios nos prepara para buenas obras. Él prepara buenas obras para que las<br />

llevemos a cabo. Luego nos recompensa cuando las llevamos a cabo. ¡Así es Su gracia!<br />

E. La unión <strong>de</strong> los judíos y gentiles creyentes en Cristo (2:11–22)<br />

En la primera mitad <strong>de</strong>l capítulo 2, Pablo ha seguido la salvación <strong>de</strong> gentiles y judíos<br />

individuales. Ahora pasa a la abolición <strong>de</strong> sus anteriores diferencias nacionales, a su unión<br />

en Cristo y a su constitución en la <strong>iglesia</strong>, un templo santo en el Señor.<br />

2:11 En los versículos 11 y 12, el apóstol recuerda a sus lectores que antes <strong>de</strong> su<br />

conversión eran gentiles por nacimiento, y por ello mismo proscritos por lo que a los judíos<br />

respectaba. En primer lugar, eran menospreciados. Esto se indica por el hecho <strong>de</strong> que los<br />

judíos los llamaban incircuncisión. Esto significaba que los gentiles no tenían la señal<br />

quirúrgica en su carne que marcaba a los israelitas como el pueblo <strong>de</strong> Dios por el pacto. El<br />

nombre «incircunciso» era un insulto étnico, similar a los nombres que se emplean hoy día<br />

para <strong>de</strong>signar a nacionalida<strong>de</strong>s menospreciadas. Po<strong>de</strong>mos sentir algo <strong>de</strong> su aguijón cuando<br />

oímos <strong>de</strong>cir a David, acerca <strong>de</strong> Goliat, que era gentil: «¿Quién es este filisteo incircunciso,<br />

para injuriar a las huestes <strong>de</strong>l Dios viviente?» (1 S. 17:26).<br />

En cambio, los judíos se referían a sí mismos como la Circuncisión. Era un nombre <strong>de</strong>l<br />

que se enorgullecían. Los i<strong>de</strong>ntificaba como el pueblo terrenal escogido por Dios, apartado<br />

<strong>de</strong> todas las otras naciones <strong>de</strong> la tierra. Pablo parece <strong>de</strong>saprobar en parte esta jactancia al<br />

<strong>de</strong>cir que su circuncisión estaba sólo hecha con mano en la carne. Era meramente física.<br />

Aunque tenían el signo externo <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong>l pacto <strong>de</strong> Dios, no tenían la realidad interior<br />

<strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra fe en el Señor. «Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni es<br />

circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo<br />

interior, y la circuncisión es la <strong>de</strong>l corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza <strong>de</strong>l cual no<br />

viene <strong>de</strong> los hombres, sino <strong>de</strong> Dios» (Ro. 2:28, 29).<br />

Pero tanto si los judíos eran circuncidados <strong>de</strong> corazón como si no, el argumento en el v.<br />

11 es que a sus propios ojos ellos eran el pueblo, y los gentiles eran menospreciados. Esta<br />

enemistad entre judíos y gentiles constituía la más gran<strong>de</strong> diferencia racial y religiosa que<br />

el mundo haya jamás conocido. El judío gozaba <strong>de</strong> una posición <strong>de</strong> gran privilegio <strong>de</strong>lante


<strong>de</strong> Dios (Ro. 9:4, 5). El gentil era un extraño. Si quería adorar al verda<strong>de</strong>ro Dios <strong>de</strong> la<br />

manera <strong>de</strong>signada, había <strong>de</strong> convertirse al judaísmo (cf. Rahab y Rut). El templo judío en<br />

Jerusalén era el único lugar en la tierra don<strong>de</strong> Dios había puesto Su nombre y don<strong>de</strong> los<br />

hombres podían allegarse a Él. Los gentiles tenían prohibido bajo pena <strong>de</strong> muerte entrar en<br />

los atrios interiores <strong>de</strong>l templo.<br />

En Su entrevista con una mujer gentil <strong>de</strong> la región <strong>de</strong> Tiro y Sidón, el Señor Jesús puso<br />

a prueba la fe <strong>de</strong> ella <strong>de</strong>scribiendo a los judíos como niños <strong>de</strong> la casa y a los gentiles como<br />

perrillos bajo la mesa. Ella reconoció que era sólo un perrillo, pero pidió algunas <strong>de</strong> las<br />

migajas que los niños <strong>de</strong>jasen caer. Es innecesario <strong>de</strong>cir que su fe tuvo recompensa (Mr.<br />

7:24–30). Aquí en Efesios 2:11 el apóstol recuerda a sus lectores que ellos eran antes<br />

gentiles y por ello menospreciados.<br />

2:12 Los gentiles estaban también sin Cristo: no tenían Mesías. Era a la nación <strong>de</strong><br />

Israel que Él había sido prometido. Aunque se había predicho que brotaría bendición a las<br />

naciones mediante el ministerio <strong>de</strong>l Mesías (Is. 11:10; 60:3), sin embargo nacería judío y<br />

ministraría primordialmente «a las ovejas perdidas <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Israel» (Mt. 15:24).<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estar sin Mesías, los gentiles estaban excluidos <strong>de</strong> la ciudadanía <strong>de</strong> Israel.<br />

Uno que está excluido es uno que no «pertenece». Es un extraño y extranjero, sin los<br />

<strong>de</strong>rechos y privilegios <strong>de</strong> la ciudadanía. Por lo que tenía que ver con la comunidad <strong>de</strong><br />

Israel, los gentiles estaban en el exterior, mirando <strong>de</strong> fuera para <strong>de</strong>ntro. Y eran extraños a<br />

los pactos <strong>de</strong> la promesa. Dios había hecho pactos con la nación <strong>de</strong> Israel mediante<br />

hombres como Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David y Salomón. Estos pactos prometían<br />

bendiciones a los judíos. Para todo propósito práctico, los gentiles estaban fuera <strong>de</strong> su<br />

ámbito. Estaban sin esperanza, tanto en lo nacional como en lo individual. Nacionalmente,<br />

no tenían certidumbre <strong>de</strong> que sobrevivirían su tierra, su gobierno ni su pueblo. E<br />

individualmente sus perspectivas eran <strong>de</strong>sesperadas: no tenían esperanza más allá <strong>de</strong>l<br />

sepulcro. Alguien ha dicho que su futuro era una noche sin una sola estrella. Finalmente,<br />

estaban sin Dios en el mundo. Esto no significa que fuesen ateos. Tenían sus propios<br />

dioses <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y <strong>de</strong> piedra, y los adoraban. Pero no conocían al solo y único Dios.<br />

Estaban sin Dios en un mundo impío y hostil.<br />

2:13 Las palabras, Pero ahora, señalan otra abrupta transición (cf. 2:4). Los gentiles<br />

efesios habían sido rescatados <strong>de</strong> aquel lugar <strong>de</strong> distancia y apartamiento, y habían sido<br />

elevados a una posición <strong>de</strong> proximidad con Dios. Esto fue conseguido en el momento <strong>de</strong> su<br />

conversión. Cuando confiaron en el Salvador, Dios los puso en Cristo Jesús y los aceptó<br />

en el Amado. Des<strong>de</strong> este momento estaban tan cercanos a Dios como lo está Cristo, por<br />

cuanto estaban en Cristo Jesús. El precio <strong>de</strong> este maravilloso cambio fue la sangre <strong>de</strong><br />

Cristo. Antes <strong>de</strong> que estos pecadores gentiles pudiesen gozar <strong>de</strong>l privilegio <strong>de</strong> proximidad<br />

a Dios, tenían que ser purificados <strong>de</strong> sus pecados. Solamente la sangre <strong>de</strong> Cristo<br />

<strong>de</strong>rramada en el Calvario podía hacer tal cosa. Cuando recibieron al Señor Jesús con un<br />

acto concreto <strong>de</strong> fe, fue puesto a cuenta <strong>de</strong> ellos todo el valor purificador <strong>de</strong> Su preciosa<br />

sangre.<br />

Jesús no sólo los hizo cercanos sino que creó asimismo una nueva sociedad en la que<br />

quedaba para siempre abolida la antigua enemistad entre judíos y gentiles. Hasta los<br />

tiempos <strong>de</strong>l NT, todo el mundo estaba dividido en dos clases: judíos y gentiles. Nuestro<br />

salvador ha introducido una tercera: la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios (1 Co. 10:32). En los versículos que<br />

siguen vemos cómo los judíos creyentes y los gentiles creyentes son constituidos ahora uno<br />

en Cristo, y son introducidos a esta nueva sociedad, don<strong>de</strong> no hay ni judío ni gentil.


2:14 Porque él es nuestra paz. Observemos que no dice: «Él hizo la paz». Esto,<br />

naturalmente, es verdad, como veremos en el siguiente versículo. Aquí, el hecho es que Él<br />

mismo es nuestra paz. Pero, ¿cómo pue<strong>de</strong> una persona ser paz?<br />

Así es cómo: Cuando un judío cree en el Señor Jesús, pier<strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad nacional; a<br />

partir <strong>de</strong> entonces está «en Cristo». Del mismo modo, cuando un gentil recibe al Salvador,<br />

ya no es más un gentil; a partir <strong>de</strong> entonces está «en Cristo». En otras palabras, el judío<br />

creyente y el gentil creyente, antes divididos por la enemistad, son ahora uno en Cristo. Su<br />

unión con Cristo necesariamente los une el uno al otro. Por ello, un Hombre es la paz,<br />

precisamente como había predicho Miqueas (Mi. 5:5).<br />

El ámbito <strong>de</strong> Su obra como nuestra paz queda <strong>de</strong>tallado en los versículos 14–18.<br />

Primero tenemos la obra <strong>de</strong> unión que acabamos <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir. Él <strong>de</strong> ambos pueblos<br />

hizo uno —es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> ambos los judíos y gentiles creyentes—. Y ya no son más judíos o<br />

gentiles, sino cristianos. Estrictamente hablando, no es exacto siquiera referirse a ellos<br />

como cristianos judíos o cristianos gentiles. Todas las distinciones carnales, como<br />

nacionalida<strong>de</strong>s, fueron clavadas en la cruz.<br />

La segunda fase <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo podría ser <strong>de</strong>signada como una <strong>de</strong>molición: Él<br />

<strong>de</strong>rribó la pared intermedia <strong>de</strong> separación. Naturalmente, no se trata <strong>de</strong> una pared literal,<br />

sino <strong>de</strong> la barrera invisible establecida por la Ley Mosaica <strong>de</strong> mandamientos contenidos en<br />

or<strong>de</strong>nanzas, y que separaba al pueblo <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong> las naciones. Esto se ha ilustrado con<br />

frecuencia con la pared que restringía a los no judíos al Atrio <strong>de</strong> los Gentiles en el área <strong>de</strong>l<br />

templo. En la pared había avisos que <strong>de</strong>cían: «Que ninguna otra nación pase <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />

valla y barrera alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l Lugar Santo. Quienquiera que sea atrapado haciéndolo será<br />

responsable él mismo <strong>de</strong> la muerte que sufrirá».<br />

2:15 Un tercer aspecto <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo fue la abolición <strong>de</strong> la enemistad que<br />

humeaba entre judío y gentil, y también entre el hombre y Dios. Pablo i<strong>de</strong>ntifica a la ley<br />

como la causa inocente <strong>de</strong> la enemistad, es <strong>de</strong>cir, la ley <strong>de</strong> los mandamientos expresados<br />

en or<strong>de</strong>nanzas. La Ley <strong>de</strong> Moisés era un único código legislativo, pero estaba constituido<br />

por mandamientos separados, formales; ésos, a su vez, eran dogmas o <strong>de</strong>cretos que<br />

abarcaban muchas, por no <strong>de</strong>cir que la mayoría, <strong>de</strong> las áreas <strong>de</strong> la vida. La ley misma era<br />

santa, justa y buena (Ro. 7:12), pero la naturaleza pecaminosa <strong>de</strong>l hombre empleaba la ley<br />

como ocasión para odio. Por cuanto la ley realmente puso a Israel como pueblo terrenal<br />

escogido por Dios, muchos judíos se volvieron arrogantes. Los gentiles respondieron con<br />

una profunda hostilidad, que hemos llegado a conocer <strong>de</strong>masiado bien como antisemitismo.<br />

Pero, ¿cómo quitó Cristo la ley como causa <strong>de</strong> enemistad? Primero, murió para pagar la<br />

pena <strong>de</strong> la ley quebrantada. De esta manera satisfizo completamente las justas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong><br />

Dios. Ahora la ley no tiene más que <strong>de</strong>cir a aquellos que están «en Cristo«; la pena ha sido<br />

pagada por ellos en su totalidad. Los creyentes no están bajo la ley, sino bajo la gracia. Sin<br />

embargo, esto no significa que pue<strong>de</strong>n vivir siguiendo su voluntad; significa que ahora<br />

están esclavizados a Cristo, y que <strong>de</strong>berían vivir como a Él le plazca.<br />

Como resultado <strong>de</strong> la abolición <strong>de</strong> la hostilidad agitada por la ley, el Señor ha podido<br />

introducir una nueva creación. Él ha hecho en Sí mismo <strong>de</strong> los dos (es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l judío<br />

creyente y <strong>de</strong>l gentil creyente) un solo y nuevo hombre —la <strong>iglesia</strong>—. Por la unión con<br />

Él, los antiguos enemigos son unidos el uno al otro en este nuevo ámbito <strong>de</strong> comunión. La<br />

<strong>iglesia</strong> es algo nuevo en el sentido <strong>de</strong> que es una especie <strong>de</strong> organismo que nunca había<br />

existido antes. Es importante ver esto. La <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l NT no es una continuación <strong>de</strong>l Israel<br />

<strong>de</strong>l AT. Es algo totalmente diferente <strong>de</strong> todo lo que le ha precedido o que pueda seguirle<br />

jamás. Esto <strong>de</strong>bería ser evi<strong>de</strong>nte por lo que sigue:


1. Es nuevo que un gentil tenga los mismos <strong>de</strong>rechos y privilegios que un judío.<br />

2. Es nuevo que tanto judíos como gentiles pierdan sus i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s nacionales<br />

volviéndose cristianos.<br />

3. Es nuevo que judíos y gentiles sean juntamente miembros <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo.<br />

4. Es nuevo que un judío tenga la esperanza <strong>de</strong> reinar con Cristo en lugar <strong>de</strong> ser un<br />

súbdito en Su reino.<br />

5. Es nuevo que un judío no esté ya más bajo la ley.<br />

La <strong>iglesia</strong> es evi<strong>de</strong>ntemente una nueva creación, con una vocación peculiar y un <strong>de</strong>stino<br />

asimismo singular, ocupando un puesto singular en los propósitos <strong>de</strong> Dios. Pero el ámbito<br />

<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo no se <strong>de</strong>tiene aquí. También ha hecho la paz entre el judío y el gentil.<br />

Y lo hizo eliminando la causa <strong>de</strong> la hostilidad, impartiendo una nueva naturaleza, y creando<br />

una nueva unión. La cruz es la respuesta <strong>de</strong> Dios a la discriminación racial, a la<br />

segregación, al antisemitismo, al fanatismo y a toda forma <strong>de</strong> pen<strong>de</strong>ncias entre hombres.<br />

2:16 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> reconciliar entre sí a judíos y gentiles, Cristo ha reconciliado con Dios<br />

a ambos. Aunque Israel y las naciones estaban generalmente en acerba enemistad y<br />

oposición, en un sentido estaban unidos —en su hostilidad a Dios—. La causa <strong>de</strong> esta<br />

hostilidad era el pecado. Por Su muerte en la cruz, el Señor Jesús eliminó la enemistad al<br />

eliminar la causa <strong>de</strong> la misma. Los que le reciben son contados como justos, perdonados,<br />

redimidos, exculpados y liberados <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado. La enemistad es quitada; ahora<br />

tienen paz para con Dios. El Señor Jesús une al creyente judío y al gentil en un solo<br />

cuerpo, la <strong>iglesia</strong>, y presenta este Cuerpo a Dios, <strong>de</strong>saparecida toda traza <strong>de</strong> antagonismo.<br />

Dios nunca tuvo que ser reconciliado con nosotros: nunca nos odió. Pero nosotros sí<br />

necesitábamos ser reconciliados con Él. La obra <strong>de</strong> nuestro Señor en la cruz proveyó una<br />

base justa sobre la cual pudiésemos ser introducidos ante Su presencia como amigos, no<br />

como enemigos.<br />

2:17 En el versículo 14, Cristo es nuestra paz. En el versículo 15, Él hizo la paz. Ahora<br />

<strong>de</strong>scubrimos que Él vino y anunció la paz. ¿Cuándo y cómo vino? Primero, vino<br />

personalmente en resurrección. Segundo, vino representado por el Espíritu Santo. Él<br />

anunció la paz en resurrección. De hecho, paz fue una <strong>de</strong> las primeras palabras que<br />

pronunció <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber resucitado <strong>de</strong> los muertos (Lc. 24:36; Jn 20:19, 21, 26). Luego<br />

envió a los apóstoles en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo y anunció la paz por medio <strong>de</strong> ellos<br />

(Hch. 10:36). Las buenas nuevas <strong>de</strong> la paz fueron anunciadas a vosotros que estabais lejos<br />

(los gentiles), y a los que estaban cerca (los judíos), en un cumplimiento lleno <strong>de</strong> gracia<br />

<strong>de</strong> la promesa <strong>de</strong> Dios en Isaías 57:19.<br />

2:18 La prueba práctica <strong>de</strong> que existe ahora un estado <strong>de</strong> paz entre los miembros <strong>de</strong>l un<br />

Cuerpo y Dios es que tenemos acceso en cualquier momento a la presencia <strong>de</strong> Dios. Esto<br />

está en acusado contraste con la economía <strong>de</strong> Dios en el AT, en la que sólo el sumo<br />

sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo, el lugar <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Dios. Y podía<br />

entrar allí sólo una vez al año. Eadie observa el contraste:<br />

Pero ahora, el gentil más distante que está en Cristo goza <strong>de</strong> una manera real y continua<br />

<strong>de</strong> este augusto privilegio espiritual, que sólo era poseído por un único hombre <strong>de</strong> la una y<br />

sola tribu <strong>de</strong> la única nación un sólo día <strong>de</strong>l año, y ello sólo <strong>de</strong> manera típica y periódica.<br />

Por medio <strong>de</strong> la oración cualquier creyente pue<strong>de</strong> entrar en el salón <strong>de</strong>l trono en el<br />

cielo, arrodillarse ante el Soberano <strong>de</strong>l universo, y dirigirse a Él como Padre.


Aquí se da el or<strong>de</strong>n normal a seguir en la oración. Primero es por medio <strong>de</strong> Él (el<br />

Señor Jesús). Él es el único mediador entre Dios y el hombre. Su muerte, sepultura y<br />

resurrección eliminaron cualquier obstáculo legal para nuestra admisión a la presencia <strong>de</strong><br />

Dios. Ahora, como Mediador, Él vive en las alturas para mantenernos en una condición <strong>de</strong><br />

comunión con el Padre. Nos allegamos a Dios en Su nombre; no tenemos ninguna dignidad<br />

propia, por lo que apelamos a Su dignidad. Los participantes en la oración son los unos y<br />

los otros: los judíos creyentes y los gentiles creyentes. El privilegio es que tenemos acceso.<br />

Nuestro Ayudador en la oración es el Espíritu Santo —por un mismo Espíritu—.<br />

«También el Espíritu nos ayuda en nuestra <strong>de</strong>bilidad; pues qué hemos <strong>de</strong> pedir como<br />

conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo interce<strong>de</strong> por nosotros con gemidos<br />

in<strong>de</strong>cibles» (Ro. 8:26).<br />

Aquel a quien nos allegamos es el Padre. Ningún santo <strong>de</strong>l AT conoció jamás a Dios<br />

como Padre. Antes <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo, los hombres comparecían ante Dios como<br />

criaturas ante el Creador. Fue <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber resucitado que dijo: «Ve a mis hermanos, y<br />

diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios» (Jn. 20:17). Como<br />

resultado <strong>de</strong> Su obra re<strong>de</strong>ntora, los creyentes pudieron entonces dirigirse por vez primera a<br />

Dios como Padre. En el versículo 18 las tres Personas <strong>de</strong> la Trinidad están directamente<br />

involucradas en las oraciones <strong>de</strong>l más humil<strong>de</strong> creyente: el creyente ora a Dios Padre,<br />

allegándose a Él por medio <strong>de</strong>l Señor Jesucristo y en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

2:19 En los últimos cuatro versículos <strong>de</strong> este capítulo, el apóstol Pablo da una lista <strong>de</strong><br />

algunos <strong>de</strong> los abrumadores nuevos privilegios <strong>de</strong> los gentiles creyentes. Ya no son<br />

extranjeros ni advenedizos. Nunca más serán extraños, perros, incircuncisos, ajenos.<br />

Ahora son conciudadanos <strong>de</strong> los santos, y miembros <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios. No sólo<br />

fueron «sobrenaturalizados» siendo introducidos en el reino divino: han sido adoptados<br />

también en la familia divina.<br />

2:20 Finalmente, han sido hechos miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, o, como Pablo lo presenta<br />

aquí, han venido a ser piedras en la construcción <strong>de</strong> un templo santo. Con gran <strong>de</strong>talle, el<br />

apóstol <strong>de</strong>scribe este templo —su fundamento, su principal piedra <strong>de</strong>l ángulo, su agente<br />

<strong>de</strong> cohesión, su unidad y simetría, su crecimiento, y sus otras singulares características.<br />

Este templo es sobreedificado sobre el fundamento <strong>de</strong> los apóstoles y profetas. Esto se<br />

refiere a los apóstoles y profetas <strong>de</strong> la era <strong>de</strong>l NT. No pue<strong>de</strong> referirse a los profetas <strong>de</strong>l<br />

AT, porque ellos no supieron nada acerca <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. No significa que los apóstoles y<br />

profetas fuesen el fundamento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Cristo es el fundamento (1 Co. 3:11). Pero<br />

ellos echaron el fundamento en lo que enseñaron acerca <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús. La <strong>iglesia</strong> está fundada sobre Cristo como fue Él revelado por la confesión y<br />

enseñanza <strong>de</strong> los apóstoles y profetas. Cuando Pedro lo confesó como el Cristo, el Hijo <strong>de</strong>l<br />

Dios viviente, Jesús anunció que Su <strong>iglesia</strong> sería edificada sobre aquella roca, es <strong>de</strong>cir,<br />

sobre la sólida verdad <strong>de</strong> que Él es el ungido <strong>de</strong> Dios y el singular Hijo <strong>de</strong> Dios (Mt.<br />

16:18). En Apocalipsis 21:14 los apóstoles son asociados con los doce fundamentos <strong>de</strong> la<br />

santa Jerusalén. No son el fundamento mismo, pero están asociados con él, porque ellos<br />

fueron los primeros en enseñar la gran verdad tocante a Cristo y la <strong>iglesia</strong>. El fundamento<br />

<strong>de</strong> un edificio sólo ha <strong>de</strong> ser puesto una vez. Los apóstoles y profetas hicieron esta tarea<br />

una vez por todas. El fundamento que ellos echaron nos está preservado en los escritos <strong>de</strong>l<br />

NT, aunque ellos mismos ya no están con nosotros. En un sentido secundario, hay hombres<br />

en todas las eras cuyo ministerio es apostólico o profético. Los misioneros y plantadores <strong>de</strong><br />

<strong>iglesia</strong>s son apóstoles en un sentido inferior, y los que predican la palabra para edificación<br />

son profetas. Pero no son apóstoles y profetas en el sentido primario.


Jesucristo es no sólo el fundamento <strong>de</strong>l templo, sino también su principal piedra <strong>de</strong>l<br />

ángulo. Ninguna imagen ni tipo pue<strong>de</strong> presentarlo <strong>de</strong> manera a<strong>de</strong>cuada en Sus multiformes<br />

glorias o en Sus variados ministerios. Hay al menos tres posibles explicaciones <strong>de</strong> la<br />

principal piedra <strong>de</strong>l ángulo, todas las cuales señalan al Señor Jesucristo como el singular,<br />

preeminente e indispensable Cabeza <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

1. Generalmente pensamos en la principal piedra <strong>de</strong>l ángulo como aquella que se<br />

encuentra en la parte inferior <strong>de</strong>lantera <strong>de</strong>l edificio. Por cuanto el resto <strong>de</strong> la estructura<br />

parece ser sostenida por ella, ha llegado a significar algo <strong>de</strong> importancia fundamental. En<br />

este sentido, es un tipo <strong>de</strong>l Señor. Y también, por cuanto une las dos pare<strong>de</strong>s, pue<strong>de</strong> haber<br />

una sugerencia <strong>de</strong> la unión <strong>de</strong> los judíos creyentes y gentiles creyentes en la <strong>iglesia</strong> por<br />

medio <strong>de</strong> Él.<br />

2. Algunos eruditos bíblicos creen que la palabra traducida la principal piedra <strong>de</strong>l<br />

ángulo se refiere a la piedra clave <strong>de</strong> un arco. Esta piedra ocupa el puesto superior <strong>de</strong>l arco<br />

y da soporte a las otras piedras. Así Cristo es el Preeminente en la <strong>iglesia</strong>. También es el<br />

Indispensable. Si es quitado, el conjunto se <strong>de</strong>rrumba.<br />

3. Un tercer posible entendimiento <strong>de</strong>l término es el <strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> la piedra<br />

culminante <strong>de</strong> una pirámi<strong>de</strong>. Esta piedra ocupa el lugar más alto <strong>de</strong> la estructura, y es la<br />

única <strong>de</strong> aquel tamaño y forma. Y sus ángulos y líneas <strong>de</strong>terminan la forma <strong>de</strong> toda la<br />

pirámi<strong>de</strong>. Así Cristo es el Cabeza <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Él es singular en cuanto a Su persona y<br />

ministerio. Y es Él quien da a la <strong>iglesia</strong> sus singulares rasgos. Primero, su fundamento:<br />

2:21 Las palabras en quien se refieren a Cristo. Él es la fuente <strong>de</strong> la vida y crecimiento<br />

<strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Dice Blaikie:<br />

En él somos añadidos a ella; en él crecemos en ella; en él todo el templo crece hacia la<br />

consumación final, cuando la piedra culminante será traída con clamores <strong>de</strong> «Gracia, gracia<br />

a ella».<br />

La unidad y simetría <strong>de</strong>l templo quedan indicadas por la expresión todo el edificio,<br />

bien ajustado. Es una unidad hecha <strong>de</strong> muchos miembros individuales. Cada miembro<br />

tiene un lugar específico en el edificio para el que él o ella son especialmente idóneos. Las<br />

piedras excavadas <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> la muerte por la gracia <strong>de</strong> Dios resultan perfectamente<br />

ajustadas. El rasgo singular <strong>de</strong> este edificio es que crece. Sin embargo, este rasgo no es el<br />

mismo que el <strong>de</strong>l crecimiento <strong>de</strong> un edificio por la adición <strong>de</strong> ladrillos y cemento.<br />

Pensemos más bien en ello como el crecimiento <strong>de</strong> un organismo vivo, como el <strong>de</strong>l cuerpo<br />

humano. A fin <strong>de</strong> cuentas, la <strong>iglesia</strong> no es un edificio inanimado. Tampoco se trata <strong>de</strong> una<br />

organización. Es una entidad viviente con Cristo como su Cabeza y todos los creyentes que<br />

constituyen el Cuerpo. Nació el día <strong>de</strong> Pentecostés, ha ido creciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces y<br />

proseguirá creciendo hasta el arrebatamiento.<br />

Este edificio creciente <strong>de</strong> materiales vivientes es <strong>de</strong>scrito como un santuario sagrado<br />

en el Señor. La palabra empleada para santuario no se refiere a los atrios exteriores, sino<br />

al santuario interior (Gr., naos), no a los suburbios, sino al centro. Estaba pensando en el<br />

edificio central <strong>de</strong>l complejo <strong>de</strong>l templo, don<strong>de</strong> estaba el Lugar Santísimo. Allí moraba<br />

Dios y allí se manifestaba en una nube luminosa, resplan<strong>de</strong>ciente <strong>de</strong> gloria.<br />

Aquí tenemos varias lecciones para nosotros: (1) Dios mora en la <strong>iglesia</strong>. Los judíos<br />

salvos y los gentiles salvos constituyen un santuario viviente en el que Él mora y don<strong>de</strong> Él<br />

revela Su gloria. (2) Este santuario es sagrado. Está separado <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong>dicado a Él


para propósitos sagrados. (3) Como santuario sagrado, la <strong>iglesia</strong> es un centro <strong>de</strong>l que<br />

ascien<strong>de</strong>n la alabanza, la adoración y el culto a Dios por medio <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

Pablo <strong>de</strong>scribe también este santuario sagrado como en el Señor. En otras palabras, el<br />

Señor Jesús es la fuente <strong>de</strong> santidad. Sus miembros son posicionalmente santos por la<br />

unión con Él, y <strong>de</strong>berían ser santos en la práctica por amor a Él.<br />

2:22 En este maravilloso templo, los gentiles creyentes tienen un puesto igual con los<br />

judíos creyentes. Debería entusiasmarnos leer esto, como <strong>de</strong>be haber entusiasmado a los<br />

efesios y a otros cuando lo oyeron por primera vez. La enorme dignidad <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong><br />

los creyentes es que constituyen una morada <strong>de</strong> Dios en el Espíritu. Éste es el propósito<br />

<strong>de</strong>l templo —proveer un lugar don<strong>de</strong> Dios pueda vivir en comunión con Su pueblo. La<br />

<strong>iglesia</strong> es este lugar. Comparemos esto con la posición <strong>de</strong> los gentiles en el AT. En aquel<br />

tiempo no podían acercarse a la morada <strong>de</strong> Dios. ¡Ahora ellos mismos constituyen una<br />

buena parte <strong>de</strong> esta morada!<br />

Observemos también el ministerio <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las Personas <strong>de</strong> la Deidad en relación<br />

con la <strong>iglesia</strong>: (1) En quien, es <strong>de</strong>cir, en Cristo. Es por la unión con Él que somos<br />

edificados en el templo. (2) Mirada <strong>de</strong> Dios. Este templo es el hogar <strong>de</strong> Dios el Padre<br />

sobre la tierra. (3) En el Espíritu. Es en la Persona <strong>de</strong>l Espíritu Santo que Dios mora en la<br />

<strong>iglesia</strong> (1 Co. 3:16).<br />

Y <strong>de</strong> este modo, el capítulo que comenzó con una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los gentiles como<br />

muertos, <strong>de</strong>pravados, diabólicos y <strong>de</strong>sobedientes, acaba con los mismos gentiles<br />

purificados <strong>de</strong> toda culpa y contaminación, ¡y constituyendo una morada <strong>de</strong> Dios en el<br />

Espíritu!<br />

F. Un paréntesis sobre el misterio (3:1–13)<br />

3:1 Pablo comienza una <strong>de</strong>claración en el versículo 1 que se interrumpe en el versículo<br />

2 y no se reanuda hasta el versículo 14. Los versículos intermedios forman un paréntesis<br />

cuyo tema es el misterio —Cristo y la <strong>iglesia</strong>.<br />

Lo que hace que esto sea <strong>de</strong> especial interés es que esta presente Era <strong>de</strong> la Iglesia es ella<br />

misma un paréntesis en los tratos <strong>de</strong> Dios. Esto se pue<strong>de</strong> explicar <strong>de</strong> la manera siguiente:<br />

Durante la mayor parte <strong>de</strong>l periodo <strong>de</strong> historia que se registra en el AT, Dios estaba<br />

tratando primariamente con el pueblo judío. De hecho, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Génesis 12 hasta Malaquías 4<br />

la narración se centra casi exclusivamente en Abraham y sus <strong>de</strong>scendientes. Cuando el<br />

Señor Jesús vino a la tierra, fue rechazado por Israel. Como resultado <strong>de</strong> ello, Dios puso a<br />

un lado temporalmente a la nación como Su pueblo terrenal escogido. Ahora estamos<br />

viviendo en la Era <strong>de</strong> la Iglesia, en la que los judíos y gentiles están al mismo nivel ante<br />

Dios. Después que la <strong>iglesia</strong> haya quedado completada y sido llevada al hogar celestial,<br />

Dios reanudará su programa con Israel a nivel nacional. Las manecillas <strong>de</strong>l reloj profético<br />

volverán a moverse una vez más. De modo que la edad presente es una especie <strong>de</strong><br />

paréntesis entre los tratos pasados y el futuros <strong>de</strong> Dios con Israel. Es una nueva<br />

administración en el programa divino —singular y separada <strong>de</strong> todo lo que ha habido antes<br />

y habrá <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ella.<br />

En los versículos 2–13 Pablo da una explicación bastante <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong> este paréntesis.<br />

¿Es acaso una coinci<strong>de</strong>ncia casual que al hacerlo utilice un paréntesis literario para explicar<br />

un paréntesis dispensacional?


El apóstol comienza esta sección así: Por esta causa yo Pablo, prisionero <strong>de</strong> Cristo<br />

Jesús por vosotros los gentiles. La frase Por esta causa contempla atrás a lo que acaba <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir acerca <strong>de</strong>l puesto <strong>de</strong> privilegio al que han sido introducidos los gentiles creyentes<br />

como resultado <strong>de</strong> su unión con Cristo.<br />

Generalmente se cree que esta carta fue escrita durante el primer encarcelamiento<br />

romano <strong>de</strong> Pablo. Pero no se refiere a sí mismo como preso en Roma. Esto podría haber<br />

indicado una sensación <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrota, un sentimiento <strong>de</strong> autocompasión o un anhelo <strong>de</strong><br />

simpatía. Pablo se refiere a sí mismo como prisionero <strong>de</strong> Cristo Jesús; esto habla <strong>de</strong><br />

aceptación, <strong>de</strong> dignidad y <strong>de</strong> triunfo.<br />

Ruth Paxson lo expresa muy bien:<br />

No hay olor <strong>de</strong> cárcel en Efesios, porque Pablo no está ligado en espíritu. Está ahí como<br />

prisionero <strong>de</strong> Roma, pero no lo admite, y afirma ser prisionero <strong>de</strong> Cristo Jesús. ¿Cuál es el<br />

secreto <strong>de</strong> esta victoriosa trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l mundo? El espíritu <strong>de</strong> Pablo está con Cristo en<br />

los lugares celestiales, aunque su cuerpo langui<strong>de</strong>zca en la cárcel.<br />

Su encarcelamiento había sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego por causa <strong>de</strong> los gentiles. A lo largo <strong>de</strong> su<br />

ministerio se encontró con una acerba oposición por enseñar que los creyentes gentiles<br />

gozaban ahora <strong>de</strong> los mismos <strong>de</strong>rechos y privilegios que los creyentes judíos en la <strong>iglesia</strong><br />

cristiana. Lo que finalmente condujo a su arresto y juicio ante César fue la falsa acusación<br />

<strong>de</strong> que había introducido a Trófimo, un efesio, en el área <strong>de</strong>l templo en la que no podían<br />

entrar los gentiles (Hch. 21:29). Pero <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la acusación había la hostilidad ya feroz <strong>de</strong><br />

los lí<strong>de</strong>res religiosos.<br />

3:2 Ahora Pablo interrumpe su línea <strong>de</strong> pensamiento y se lanza a un discurso sobre el<br />

misterio, en lo que ya nos hemos referido como un paréntesis literario que trata <strong>de</strong> un<br />

paréntesis dispensacional.<br />

El si en el versículo 2 (si es que habéis oído) podría suscitar la impresión <strong>de</strong> que los<br />

lectores <strong>de</strong>l apóstol no sabían nada sacerca <strong>de</strong> su especial misión a los gentiles. De hecho,<br />

este versículo se emplea en ocasiones para <strong>de</strong>mostrar que Pablo no conocía a las personas a<br />

las que estaba escribiendo, y que por ello la carta no podía haber sido a los amados efesios.<br />

Pero «si» conlleva a menudo el significado <strong>de</strong> «por cuanto». Phillips la parafrasea <strong>de</strong> este<br />

modo: «Porque <strong>de</strong>béis haber oído…». Des<strong>de</strong> luego, ellos habían sabido que le había estado<br />

encomendado este especial ministerio. Describe este ministerio como una dispensación <strong>de</strong><br />

la gracia <strong>de</strong> Dios. Aquí, dispensaciones se refiere a una mayordomía. Un mayordomo es<br />

uno <strong>de</strong>signado para administrar los asuntos <strong>de</strong> alguna otra persona. Pablo era administrador<br />

<strong>de</strong> Dios, encomendado con la exposición <strong>de</strong> la gran verdad tocante a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l NT. Se<br />

trataba <strong>de</strong> una administración <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios en al menos tres sentidos.<br />

1. En cuanto a aquel que había sido escogido. Fue por un favor inmerecido que Pablo fue<br />

seleccionado para un tan gran privilegio.<br />

2. En cuanto al contenido <strong>de</strong>l mensaje. Era el mensaje <strong>de</strong> la libre e inmerecida bondad <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

3. En cuanto a sus receptores. Los gentiles eran totalmente indignos <strong>de</strong> ser tan<br />

favorecidos.<br />

Pero esta administración <strong>de</strong> la gracia le había sido dada a Pablo para que a su vez la<br />

pudiese impartir a los gentiles.


3:3 Pablo no había aprendido el misterio <strong>de</strong> nadie más, ni lo había <strong>de</strong>scubierto por su<br />

propia inteligencia. Se le había dado a conocer por revelación directa <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios. No<br />

se nos dice dón<strong>de</strong> sucedió esto, ni cómo. Todo lo que sabemos es que <strong>de</strong> una u otra forma<br />

milagrosa Dios mostró a Pablo Su plan para una <strong>iglesia</strong> compuesta <strong>de</strong> judíos convertidos y<br />

<strong>de</strong> gentiles convertidos. Ya hemos mencionado que un misterio es un secreto sagrado hasta<br />

aquel momento <strong>de</strong>sconocido, humanamente incognoscible, y ahora divinamente revelado.<br />

El apóstol había aludido al misterio <strong>de</strong> forma breve en 1:9–14, 22, 23; 2:11–22.<br />

3:4 Lo que él ya había escrito acerca <strong>de</strong>l tema era suficiente para <strong>de</strong>mostrar a sus<br />

lectores que tenía un conocimiento recibido <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong> Cristo.<br />

Blaikie parafrasea este pasaje como sigue:<br />

Con referencia a lo cual, es <strong>de</strong>cir, a lo que he escrito antes: para hacer esto más<br />

inteligible escribo ahora más plenamente acerca <strong>de</strong> este tema, para que veáis que vuestro<br />

instructor está plenamente informado en esta cuestión <strong>de</strong>l misterio…<br />

La traducción <strong>de</strong> Darby, «el misterio <strong>de</strong>l Cristo», sugiere que lo que tenemos aquí a la<br />

vista es el Cristo místico, esto es, la Cabeza y el Cuerpo. (Para otro ejemplo <strong>de</strong>l nombre<br />

Cristo <strong>de</strong>notando juntos al Señor Jesús y a Su pueblo, véase 1 Co. 12:12.)<br />

3:5 Los versículos 5 y 6 nos dan la <strong>de</strong>finición más completa que tenemos <strong>de</strong>l misterio.<br />

Pablo explica qué es un misterio, y luego explica qué es el misterio <strong>de</strong>l Cristo.<br />

Primero, es una verdad que en otras generaciones no fue dado a conocer a los hijos<br />

<strong>de</strong> los hombres. Esto significa que es inútil buscarlo en el AT. Podremos encontrar ahí<br />

tipos e imágenes, pero la verdad misma era <strong>de</strong>sconocida entonces.<br />

Segundo, es una verdad que ahora ha sido revelada a los santos apóstoles y profetas<br />

<strong>de</strong> Dios por el Espíritu. Dios fue el Revelador; los apóstoles y profetas fueron los<br />

<strong>de</strong>signados para recibir la revelación; el Espíritu Santo fue el canal por medio <strong>de</strong>l que la<br />

revelación les vino.<br />

A no ser que nos <strong>de</strong>mos cuenta <strong>de</strong> que los apóstoles y profetas eran los <strong>de</strong>l NT, no los<br />

<strong>de</strong>l periodo <strong>de</strong>l AT, este versículo constituye una contradicción. La primera parte dice que<br />

esta verdad no fue dada a conocer en otras eras; por tanto, era <strong>de</strong>sconocida por parte <strong>de</strong> los<br />

profetas <strong>de</strong>l AT. ¿Cómo pues podría ser dada a conocer en los tiempos <strong>de</strong> Pablo por<br />

hombres que habían estado muertos durante siglos? El evi<strong>de</strong>nte sentido es que la gran<br />

verdad <strong>de</strong> Cristo y la <strong>iglesia</strong> fue dada a conocer a hombres <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la Iglesia como<br />

Pablo, que habían sido especialmente encomendados por el Señor resucitado para servir<br />

como Sus portavoces. (Pablo no preten<strong>de</strong> ser el único a quien había sido revelado este<br />

sagrado secreto; él era uno entre muchos, aunque él se <strong>de</strong>stacó en la transmisión <strong>de</strong> la<br />

verdad a los gentiles <strong>de</strong> su tiempo, y a posteriores generaciones por medio <strong>de</strong> sus<br />

Epístolas.)<br />

Es justo mencionar que muchos cristianos adoptan una perspectiva bastante diferente <strong>de</strong><br />

la que damos más arriba. Dicen que la <strong>iglesia</strong> existía en el AT; que Israel era entonces la<br />

<strong>iglesia</strong>; pero que la verdad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> ha sido ahora más plenamente revelada. Dicen: «El<br />

misterio no fue conocido en otras eras como ahora ha sido revelado. Era conocido pero no<br />

hasta el mismo punto que ahora. Nosotros tenemos una revelación más plena, pero<br />

seguimos siendo el Israel <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir, una continuación <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios». Para<br />

apoyar su argumento, señalan a Hechos 7:38, que en diversas versiones, como en la inglesa<br />

<strong>de</strong>l Rey Jacobo (KJV) <strong>de</strong> 1611, así como en la V.M., la nación <strong>de</strong> Israel es llamada «la<br />

Iglesia (RV, RVR, RVR77, BAS: congregación) en el <strong>de</strong>sierto». Es cierto que el pueblo


escogido <strong>de</strong> Dios es <strong>de</strong>signado como la congregación en el <strong>de</strong>sierto; pero eso no significa<br />

que tengan relación alguna con la <strong>iglesia</strong> cristiana. A fin <strong>de</strong> cuentas, la palabra griega<br />

ekklësia es un término general que pue<strong>de</strong> aplicarse a cualquier asamblea, congregación o<br />

grupo convocado a una reunión. No sólo se aplica a Israel en Hechos 7:38, sino que esta<br />

misma palabra, traducida asamblea, se emplea en Hechos 19:32, 41, <strong>de</strong> una muchedumbre<br />

pagana. Hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar por el contexto a qué «<strong>iglesia</strong>» o asamblea se refiere.<br />

Pero, ¿qué hay acerca <strong>de</strong>l argumento <strong>de</strong> que el versículo 5 significa que la <strong>iglesia</strong> existía<br />

en el AT aunque no fue tan plenamente revelada entonces como ahora? Esto queda<br />

contestado en Colosenses 1:26, don<strong>de</strong> se dice llanamente que el misterio estuvo «oculto<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los siglos y generaciones pasadas, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos».<br />

No se trata <strong>de</strong> grado <strong>de</strong> revelación, sino <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> la revelación.<br />

3:6 Ahora llegamos a la verdad central <strong>de</strong>l misterio, esto es, que en la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo, los creyentes gentiles son cohere<strong>de</strong>ros, miembros juntamente, y copartícipes<br />

<strong>de</strong> la promesa en Cristo Jesús por medio <strong>de</strong>l evangelio. En otras palabras, los gentiles<br />

convertidos gozan ahora <strong>de</strong> un mismo <strong>de</strong>recho y privilegios que los judíos convertidos.<br />

Primero, son cohere<strong>de</strong>ros. Por lo que toca a la herencia, la comparten a pie <strong>de</strong> igualdad<br />

con los judíos salvos. Son here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Dios, cohere<strong>de</strong>ros con Jesucristo, y cohere<strong>de</strong>ros<br />

con todos los redimidos.<br />

Luego son juntamente miembros <strong>de</strong>l mismo cuerpo. Ahora no están a distancia ni en<br />

<strong>de</strong>sventaja, sino que comparten una posición <strong>de</strong> igualdad con los judíos salvos en la <strong>iglesia</strong>.<br />

Finalmente, son copartícipes <strong>de</strong> la promesa en Cristo Jesús por medio <strong>de</strong>l evangelio.<br />

La promesa aquí pue<strong>de</strong> significar el Espíritu Santo (Hch. 15:8; Gá. 3:14), o pue<strong>de</strong> que<br />

incluya todo lo que se promete en el evangelio a aquellos que están en Cristo Jesús. Los<br />

gentiles son copartícipes <strong>de</strong> todo esto con los judíos.<br />

Nada <strong>de</strong> esto era así en la dispensación <strong>de</strong>l AT, ni lo será en el reino veni<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Cristo.<br />

En el AT, Israel tenía un puesto peculiar <strong>de</strong> privilegio <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Un judío hubiera<br />

reído ante la sugerencia <strong>de</strong> que un gentil pudiese tener una parte igual con él en las<br />

promesas <strong>de</strong> Dios. Sencillamente, no era verdad. Los profetas <strong>de</strong> Israel predijeron el<br />

llamamiento <strong>de</strong> los gentiles (Is. 49:6; 56:6, 7), pero en ningún lugar insinuaron que los<br />

gentiles fuesen a ser miembros juntamente en un cuerpo en el que los judíos no tendrían<br />

prioridad alguna.<br />

En el reino veni<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> nuestro Señor, Israel será cabeza <strong>de</strong> las naciones (Is. 60:12); los<br />

gentiles recibirán bendición, pero será a través <strong>de</strong> Israel (Is. 60:3; 61:6; Zac. 8:23).<br />

El llamamiento <strong>de</strong> Israel fue <strong>de</strong> manera primaria, pero no exclusiva, a bendiciones<br />

temporales en lugares terrenales (Dt. 28; Am. 9:13–15). El llamamiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> es<br />

primariamente a bendiciones espirituales en lugares celestiales (Ef. 1:3). Israel fue llamado<br />

a ser el pueblo terrenal escogido <strong>de</strong> Dios. La <strong>iglesia</strong> es llamada a ser la Esposa <strong>de</strong> Cristo<br />

(Ap. 21:1, 9). Israel será bendito bajo el gobierno <strong>de</strong> Cristo en el Milenio (Os. 3:5); la<br />

<strong>iglesia</strong> reinará con Él sobre todo el universo, compartiendo Su gloria (Ef. 1:22, 23).<br />

Por tanto, <strong>de</strong>bería quedar claro que la <strong>iglesia</strong> no es lo mismo que Israel o el reino. Es<br />

una nueva sociedad, un singular círculo <strong>de</strong> comunión, y el cuerpo más privilegiado <strong>de</strong><br />

creyentes <strong>de</strong>l que leemos en la Biblia. La <strong>iglesia</strong> vino a ser <strong>de</strong>spués que Cristo ascendiese y<br />

que el Espíritu Santo fuese dado (Hch. 2). Fue formada por el bautismo <strong>de</strong>l Espíritu Santo<br />

(1 Co. 12:13). Y será completada en el Arrebatamiento, cuando todos los que pertenecen a<br />

Cristo serán llevados al hogar celestial (1 Ts. 4:13–18; 1 Co. 15:23, 51–58).


3:7 Habiendo enfatizado la coparticipación en pie <strong>de</strong> igualdad <strong>de</strong> gentiles y judíos en la<br />

<strong>iglesia</strong>, Pablo pasa ahora a tratar su propio ministerio en relación con ella (vv. 7–9).<br />

Primero, fue hecho ministro <strong>de</strong>l evangelio. Wuest escribe: «La palabra ―ministro‖ es<br />

engañosa, por cuanto es la palabra técnica empleada en la actualidad para <strong>de</strong>signar al pastor<br />

<strong>de</strong> una <strong>iglesia</strong>». Nunca significa esto en el NT. El significado básico <strong>de</strong> la palabra es siervo;<br />

Pablo sencillamente quería <strong>de</strong>cir que servía al Señor en relación con el misterio.<br />

El ministerio tenía la naturaleza <strong>de</strong> un don inmerecido: conforme al don <strong>de</strong> la gracia<br />

<strong>de</strong> Dios que me ha sido dado. Y no era sólo una manifestación <strong>de</strong> la gracia; también<br />

<strong>de</strong>mostró el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios para alcanzar <strong>de</strong> manera eficaz al orgulloso y pretencioso<br />

fariseo, ufano <strong>de</strong> su propia justicia, para salvar su alma, comisionarlo como apóstol,<br />

dándole capacidad para recibir revelaciones y fortaleciéndolo para la obra. De modo que<br />

Pablo dice que el don le había sido dado según la actuación <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />

3:8 El apóstol se refiere a sí mismo como menos que el más pequeño <strong>de</strong> los santos.<br />

Esto a algunos podría parecerles una falsa humildad. En realidad se trata <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra<br />

propia estimación <strong>de</strong> uno que está lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Cualquiera que vea a Cristo en<br />

Su gloria se da cuenta <strong>de</strong> su propia pecaminosidad e inutilidad. En el caso <strong>de</strong> Pablo había<br />

a<strong>de</strong>más el recuerdo <strong>de</strong> que había perseguido al Señor Jesús (Hch. 9:4) al perseguir a la<br />

<strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios (Gá. 1:13; Fil. 3:6). A pesar <strong>de</strong> esto, el Señor lo había comisionado <strong>de</strong> una<br />

manera especial para que llevase el evangelio entre los gentiles (Hch. 9:15; 13:47; 22:21;<br />

Gá. 2:2, 8). Pablo era el apóstol a los gentiles como Pedro lo era a los judíos. Su ministerio<br />

era doble: tenía que ver con el evangelio, y tenía que ver con la <strong>iglesia</strong>. Primero, anunciaba<br />

a los hombres cómo <strong>de</strong>bían ser salvos; luego, los llevaba a la verdad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l NT.<br />

Para él, la evangelización no era un fin en sí mismo, sino un paso hacia el establecimiento y<br />

fortalecimiento <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s locales <strong>de</strong>l NT.<br />

La primera función <strong>de</strong> su ministerio era anunciar entre los gentiles el evangelio <strong>de</strong> las<br />

inescrutables riquezas <strong>de</strong> Cristo. Blaikie lo explica bien:<br />

Dos palabras atractivas: riquezas e inescrutables, comunicando la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que las cosas<br />

que son más preciosas son infinitamente abundantes. Generalmente, las cosas preciosas son<br />

raras; su misma rareza aumenta su precio; pero aquí tenemos que lo que es más precioso es<br />

también sin fin —riquezas <strong>de</strong> compasión y <strong>de</strong> amor, <strong>de</strong> mérito, <strong>de</strong> santificación, <strong>de</strong><br />

consolación y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r transformador, todo ello sin límites, y capaces <strong>de</strong> satisfacer a cada<br />

necesidad, anhelo y ansia <strong>de</strong>l corazón, para ahora y para siempre jamás.<br />

Cuando alguien confía en el Señor, <strong>de</strong> inmediato pasa a ser un multimillonario<br />

espiritual; en Cristo posee unos tesoros inagotables.<br />

3:9 La segunda parte <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Pablo era aclarar a todos cuál sea la<br />

administración <strong>de</strong>l misterio, en otras palabras, iluminarlos acerca <strong>de</strong> cómo el misterio<br />

estaba siendo llevado a cabo en la práctica. El plan <strong>de</strong> Dios para esta edad presente es<br />

llamar <strong>de</strong> entre los gentiles un pueblo para Su nombre (Hch 15:14), una Esposa para Su<br />

Hijo. Todo lo que está involucrado en este plan recibe el nombre <strong>de</strong> la administración <strong>de</strong>l<br />

misterio. Todos aquí ha <strong>de</strong> significar todos los creyentes. No se pue<strong>de</strong> esperar que los<br />

inconversos comprendan las profundas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l misterio (1 Co. 2:14). Por ello, Pablo<br />

se está refiriendo a todos en el sentido <strong>de</strong> personas salvas <strong>de</strong> todos los tipos —judíos y<br />

gentiles, esclavos y libres.<br />

Este misterio había sido escondido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los siglos en Dios. El plan mismo había<br />

estado eternamente en la mente <strong>de</strong> Dios, pero aquí el pensamiento es que lo había


mantenido en secreto a lo largo <strong>de</strong> los siglos <strong>de</strong> la historia humana. Una vez más<br />

observamos con qué minuciosidad el Espíritu Santo busca impresionarnos con la realidad<br />

<strong>de</strong> que la asamblea, o <strong>iglesia</strong> universal, es algo nuevo, singular, sin prece<strong>de</strong>ntes. No había<br />

sido antes conocida por nadie, excepto por Dios. El secreto estaba escondido… en Dios,<br />

que creó todas las cosas. Él creó el universo material, Él creó los siglos mismos, y Él creó<br />

la <strong>iglesia</strong> —pero en Su sabiduría <strong>de</strong>cidió no dar a conocer nada <strong>de</strong> esta nueva creación hasta<br />

la Primera Venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

3:10 Uno <strong>de</strong> los actuales propósitos <strong>de</strong> Dios en relación con el misterio es revelar Su<br />

multiforme sabiduría a las huestes angélicas <strong>de</strong>l cielo. Pablo <strong>de</strong> nuevo emplea la metáfora<br />

<strong>de</strong> una escuela. Dios es el Maestro. El universo es el aula. Los dignatarios angélicos son los<br />

estudiantes. La lección que se da trata <strong>de</strong> «La polifacética sabiduría <strong>de</strong> Dios». La <strong>iglesia</strong><br />

es el tema a estudiar. Des<strong>de</strong> el cielo, los ángeles se ven llevados a admirar Sus inescrutables<br />

juicios y a maravillarse ante sus inescrutables caminos. Ven cómo Dios ha triunfado sobre<br />

el pecado para Su propia gloria. Ven cómo ha enviado lo Mejor <strong>de</strong>l cielo para lo peor <strong>de</strong> la<br />

tierra. Ven cómo ha redimido a Sus enemigos con un enorme coste, los ha conquistado<br />

mediante el amor, y los ha preparado como Esposa para Su Hijo. Ven cómo los ha<br />

ben<strong>de</strong>cido con toda clase <strong>de</strong> bendiciones espirituales en los lugares celestiales. Y ven que<br />

por medio <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l Señor Jesús en la cruz, más gloria ha venido a Dios y más<br />

bendición ha venido a los judíos y gentiles creyentes que si jamás se hubiese permitido la<br />

entrada al pecado. Cristo ha sido exaltado; Satanás ha sido <strong>de</strong>rrotado; y la <strong>iglesia</strong> ha sido<br />

entronizada con Cristo para que comparta Su gloria.<br />

3:11 El misterio mismo, su ocultamiento, su final revelación y la manera en que exhibe<br />

la sabiduría <strong>de</strong> Dios, todo ello es conforme al propósito eterno que llevó a cabo en<br />

Cristo Jesús nuestro Señor. Antes que fuese hecho el mundo, Dios sabía que Satanás<br />

caería y que la humanidad le seguiría en pecado. Y Él ya había preparado un plan maestro.<br />

Este plan ha sido llevado a cabo en la encarnación, muerte, resurrección, ascensión y<br />

glorificación <strong>de</strong> Cristo. Todo el programa se centraba en Cristo y ha sido llevado a cabo por<br />

medio <strong>de</strong> Él. Ahora Dios pue<strong>de</strong> salvar a impíos judíos y gentiles, hacerlos miembros <strong>de</strong>l<br />

Cuerpo <strong>de</strong> Cristo, conformarlos a la imagen <strong>de</strong> Su Hijo, y honrarlos <strong>de</strong> modo singular como<br />

la Esposa <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro por toda la eternidad.<br />

3:12 Como resultado <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> nuestra unión con Él, tenemos ahora el<br />

in<strong>de</strong>cible privilegio <strong>de</strong> entrar en todo momento en la presencia <strong>de</strong> Dios, en la plena<br />

confianza <strong>de</strong> ser oídos, y sin temor alguno <strong>de</strong> recibir reproches (Stg. 1:5). Nuestra osadía<br />

(RVR77, margen) es la actitud respetuosa y carencia <strong>de</strong> temor que tenemos como niños que<br />

se dirigen a su Padre. Nuestro acceso es nuestra libertad <strong>de</strong> hablar con Dios en oración.<br />

Nuestra confianza es la certidumbre <strong>de</strong> una bienvenida, audiencia y <strong>de</strong> una sabia y amante<br />

respuesta. Y todo es por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesucristo.<br />

3:13 A la vista <strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong> su ministerio y <strong>de</strong> los maravillosos resultados que<br />

surgían <strong>de</strong> él, Pablo animó a los santos a no <strong>de</strong>salentarse cuando pensasen en sus<br />

sufrimientos. Él se sentía dichoso <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r soportar tribulaciones en el cumplimiento <strong>de</strong> su<br />

misión a los gentiles. En lugar <strong>de</strong> sentirse <strong>de</strong>salentados por las pruebas que él sufría,<br />

<strong>de</strong>berían sentirse orgullosos <strong>de</strong> que fuese consi<strong>de</strong>rado digno <strong>de</strong> sufrir por el Señor Jesús.<br />

Deberían regocijarse <strong>de</strong> pensar en el beneficio <strong>de</strong> sus tribulaciones para con ellos y los<br />

otros gentiles. Deberían ver su actual encarcelamiento como gloria, no como una <strong>de</strong>sgracia.<br />

G. La oración <strong>de</strong> Pablo por los santos (3:14–19)


3:14 Ahora el apóstol recoge el pensamiento que había comenzado en el versículo 1 y<br />

que había interrumpido con una sección parentética acerca <strong>de</strong>l misterio. Así, las palabras<br />

Por esta causa se retrotraen al capítulo 2 con su <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> lo que los gentiles habían<br />

sido por naturaleza y <strong>de</strong> lo que habían llegado a ser por unión con Cristo. Su asombroso<br />

surgimiento <strong>de</strong> la pobreza y muerte a riquezas y gloria lleva a Pablo a orar que siempre<br />

vivan en el goce práctico <strong>de</strong> su exaltada posición.<br />

Se indica su posición en oración: Doblo mis rodillas. Esto no significa que el<br />

arrodillamiento ha <strong>de</strong> ser siempre la postura <strong>de</strong>l cuerpo, aunque sí <strong>de</strong>bería ser siempre la<br />

postura <strong>de</strong>l alma. Po<strong>de</strong>mos orar mientras andamos, nos sentamos o reclinamos, pero<br />

nuestros espíritus <strong>de</strong>berían estar arrodillados en humildad y reverencia.<br />

La oración se dirige al Padre. En un sentido general, Dios es el Padre <strong>de</strong> toda la<br />

humanidad, lo que significa que Él es su Creador (Hch. 17:28, 29). En un sentido más<br />

restringido, Él es el Padre <strong>de</strong> todos los creyentes, lo que significa que los ha engendrado en<br />

Su familia espiritual (Gá. 4:6). En un sentido singular Él es el Padre <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

Jesucristo, significando que son iguales (Jn. 5:18).<br />

3:15 El papel particular <strong>de</strong>l Padre que Pablo tiene a la vista es como Aquel <strong>de</strong> quien<br />

toma nombre toda parentela en los cielos y en la tierra. Esto pue<strong>de</strong> significar:<br />

1. Que todos los redimidos en el cielo y en la tierra lo contemplan a Él como Cabeza <strong>de</strong><br />

familia.<br />

2. Que todos los seres creados, angélicos y humanos, le <strong>de</strong>ben su existencia no sólo<br />

como individuos, sino también como familias. Las familias en el cielo incluyen los varios<br />

grados <strong>de</strong> criaturas angélicas. Las familias en la tierra son las diferentes razas que surgen <strong>de</strong><br />

Noé y que se divi<strong>de</strong>n ahora entre las varias naciones.<br />

3. Toda la paternidad en el universo <strong>de</strong>riva su nombre <strong>de</strong> Él. La Paternidad <strong>de</strong> Dios es el<br />

original e i<strong>de</strong>al. Es el prototipo <strong>de</strong> toda relación paterna. Phillips traduce así el versículo:<br />

«De quien toda paternidad, terrenal o celestial, <strong>de</strong>riva su nombre».<br />

3:16 No po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sentirnos atónitos ante la magnitud <strong>de</strong> la petición <strong>de</strong> Pablo.<br />

Que os dé, conforme a las riquezas <strong>de</strong> Su gloria. Pedirá que los santos sean<br />

espiritualmente vigorizados. Pero, ¿hasta qué punto? Jamieson, Fausset y Brown<br />

respon<strong>de</strong>n: «Con una abundancia en consonancia con las riquezas <strong>de</strong> Su gloria; no ―según<br />

la‖ estrechez <strong>de</strong> nuestros corazones». Los predicadores observan a menudo que hay una<br />

diferencia entre las expresiones «<strong>de</strong> las riquezas» y conforme a las riquezas. Una persona<br />

rica podría dar una cantidad irrisoria; sería <strong>de</strong> sus riquezas, pero no conforme a ellas. Pablo<br />

pi<strong>de</strong> que Dios vigorice conforme a las riquezas <strong>de</strong> Sus perfecciones. Ya que el Señor es<br />

infinitamente rico en gloria, ¡que los santos se dispongan para un diluvio! ¿Por qué<br />

<strong>de</strong>beríamos pedir tan poco <strong>de</strong> un Rey tan gran<strong>de</strong>? Cuando alguien pidió un enorme favor a<br />

Napoleón, le fue <strong>de</strong> inmediato concedido, porque, dijo Napoleón: «me honró por la<br />

inmensidad <strong>de</strong> su petición».<br />

A un rey acu<strong>de</strong>s tú;<br />

Gran<strong>de</strong>s peticiones pue<strong>de</strong>s hacer,<br />

Pues Su gracia y po<strong>de</strong>r tales son<br />

Que nunca <strong>de</strong>masiado has <strong>de</strong> pedir.<br />

John Newton


Ahora llegamos a las peticiones específicas <strong>de</strong> Pablo. En lugar <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong><br />

peticiones <strong>de</strong>sconectadas, <strong>de</strong>beríamos pensar en ellas como una progresión, en la que cada<br />

una pone la base para la siguiente. Deberían ser vistas como una pirámi<strong>de</strong>: la primera<br />

petición es la capa inferior <strong>de</strong> piedras. Al ir avanzando la oración, Pablo va edificando<br />

hacia una gloriosa culminación.<br />

La primera petición es que sean vigorizados con po<strong>de</strong>r en el hombre interior por<br />

medio <strong>de</strong> su Espíritu. La bendición que se busca es po<strong>de</strong>r espiritual. No el po<strong>de</strong>r para<br />

llevar a cabo milagros espectaculares, sino el vigor espiritual necesario para ser cristianos<br />

maduros, estables e inteligentes. Aquel que imparte este po<strong>de</strong>r es el Espíritu Santo.<br />

Naturalmente, Él pue<strong>de</strong> darnos fuerzas sólo en tanto que nos alimentamos <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong><br />

Dios, en tanto que respiramos el puro aire <strong>de</strong> la oración, y en tanto que nos ejercitamos en<br />

un servicio diario para el Señor.<br />

Este po<strong>de</strong>r es experimentado en el hombre interior, es <strong>de</strong>cir, en la parte espiritual <strong>de</strong><br />

nuestra naturaleza. Es el hombre interior el que se <strong>de</strong>leita en la ley <strong>de</strong> Dios (Ro. 7:22). Es<br />

el hombre interior el que es renovado cada día, aunque el hombre exterior está<br />

<strong>de</strong>sgastándose (2 Co. 4:16). Aunque es <strong>de</strong> Dios, nuestro hombre interior necesita<br />

fortaleza, crecimiento y <strong>de</strong>sarrollo.<br />

3:17 El segundo paso es que habite Cristo por medio <strong>de</strong> la fe en vuestros corazones.<br />

Este es el resultado <strong>de</strong> la vigorización <strong>de</strong>l Espíritu: somos fortalecidos para que habite<br />

Cristo… en nuestros corazones. En realidad, el Señor Jesús toma Su resi<strong>de</strong>ncia personal<br />

en un creyente en el tiempo <strong>de</strong> la conversión (Jn. 14:23; Ap. 3:20). Pero este no es el tema<br />

<strong>de</strong> esta oración. Aquí no es cuestión <strong>de</strong> que Él habita en el creyente, ¡sino <strong>de</strong> que esté<br />

cómodo ahí! Él es el Resi<strong>de</strong>nte permanente en cada persona salva, pero ésta es una petición<br />

<strong>de</strong> que Él tenga pleno acceso a cada estancia y lugar; que Él no sea contristado por<br />

palabras, pensamientos, motivos o acciones <strong>de</strong> pecado; que goce <strong>de</strong> una comunión<br />

ininterrumpida con el creyente. Así, el corazón cristiano viene a ser el hogar <strong>de</strong> Cristo, el<br />

lugar don<strong>de</strong> Él gusta <strong>de</strong> estar —como el hogar <strong>de</strong> María, Marta y Lázaro en Betania—. El<br />

corazón, claro, <strong>de</strong>nota el centro <strong>de</strong> la vida espiritual; controla cada aspecto <strong>de</strong> la conducta.<br />

En efecto, el apóstol ora que el Señorío <strong>de</strong> Cristo pueda exten<strong>de</strong>rse a los libros que leemos,<br />

al trabajo que efectuamos, a los alimentos que comemos, al dinero que gastamos, a las<br />

palabras que pronunciamos: en suma, a los más pequeños <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> nuestras vidas.<br />

Cuando más seamos vigorizados por el Espíritu Santo, tanto más seremos como el<br />

mismo Señor Jesús. Y cuanto más seamos como Él, tanto más Él «se acomodará y se<br />

sentirá totalmente como en casa en nuestros corazones» (KSW).<br />

Entramos en el goce <strong>de</strong> Su morada en nosotros por medio <strong>de</strong> la fe. Esto involucra un<br />

constante <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Él, una constante rendición a Él, y un constante reconocimiento <strong>de</strong><br />

Su «acomodamiento en Su hogar». Es por medio <strong>de</strong> la fe que «practicamos Su presencia»,<br />

como bien lo supo expresar el Hermano Lawrence.<br />

Hasta este punto, la oración <strong>de</strong> Pablo ha implicado a cada miembro <strong>de</strong> la Trinidad. Se le<br />

pi<strong>de</strong> al Padre (v. 14) que vigorice a los creyentes por medio <strong>de</strong> Su Espíritu (v. 16) para<br />

que… Cristo pueda acomodarse en Su hogar en sus corazones (v. 17). Uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s<br />

privilegios <strong>de</strong> la oración es que po<strong>de</strong>mos poner en acción al Dios eterno en favor nuestro y<br />

<strong>de</strong> otros.<br />

El resultado <strong>de</strong>l acceso sin restricciones <strong>de</strong> Cristo es que el cristiano queda arraigado y<br />

cimentado en amor. Aquí Pablo pi<strong>de</strong> prestadas palabras <strong>de</strong> los mundos <strong>de</strong> la botánica y <strong>de</strong><br />

la construcción. La raíz <strong>de</strong> una planta da alimento y soporte. El cimiento <strong>de</strong> un edificio es el<br />

fundamento sobre el que <strong>de</strong>scansa. Como dice Scroggie, «El amor es el terreno en el que


nuestra vida ha <strong>de</strong> tener sus raíces; y es la roca sobre la que nuestra fe ha <strong>de</strong> reposar en todo<br />

momento». Estar arraigados y cimentados en amor es estar establecidos en amor como<br />

forma <strong>de</strong> vivir. La vida <strong>de</strong>l amor es una vida <strong>de</strong> bondad, <strong>de</strong>sprendimiento, quebrantamiento<br />

y mansedumbre. Es la vida <strong>de</strong> Cristo encontrando expresión en el creyente (véase 1 Co.<br />

13:4–7).<br />

3:18 Las anteriores peticiones han bosquejado un programa <strong>de</strong> crecimiento espiritual y<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo que prepara al hijo <strong>de</strong> Dios para que sea plenamente capaz <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r con<br />

todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura.<br />

Antes <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar las dimensiones mismas, observemos la expresión, con todos los<br />

santos. El tema es tan vasto que ningún creyente pue<strong>de</strong> llegar a captar más que una<br />

pequeña expresión <strong>de</strong>l mismo. De modo que hay necesidad <strong>de</strong> estudiar, discutir y compartir<br />

con otros. El Espíritu Santo pue<strong>de</strong> emplear las meditaciones combinadas <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong><br />

creyentes fervientes para arrojar una gran luz adicional sobre las Escrituras.<br />

Las dimensiones son generalmente consi<strong>de</strong>radas como referidas al amor <strong>de</strong> Cristo,<br />

aunque el texto no lo dice así. De hecho, el amor <strong>de</strong> Cristo es mencionado por separado en<br />

la siguiente cláusula. Si lo que se quiere expresar es el amor <strong>de</strong> Cristo, entonces la conexión<br />

podría mostrarse como sigue:<br />

Anchura —El mundo (Jn. 3:16)<br />

Longitud —Para siempre (1 Co. 13:8)<br />

Profundidad —Hasta la muerte <strong>de</strong> cruz (Fil. 2:8)<br />

Altura —El cielo (1 Jn. 3:1–2)<br />

F. B. Meyer lo expresa bien:<br />

Hay siempre tanto horizonte <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros como <strong>de</strong>trás. Y cuando hayamos<br />

estado contemplando el rostro <strong>de</strong> Jesús durante milenios, su hermosura será tan exuberante,<br />

fascinante e insondable como cuando la vimos por primera vez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong>l Paraíso.<br />

Pero estas dimensiones pue<strong>de</strong>n también referirse al misterio que juega un papel tan<br />

importante en Efesios. De hecho, es fácil encontrar estas dimensiones en el texto mismo:<br />

1. La anchura se <strong>de</strong>scribe en 2:11–18. Se refiere a la amplitud <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios al<br />

salvar a judíos y a gentiles, y luego incorporarlos a la <strong>iglesia</strong>. El misterio abarca a estos dos<br />

segmentos <strong>de</strong> humanidad.<br />

2. La longitud se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong> eternidad a eternidad. En cuanto al pasado, los creyentes<br />

fueron escogidos en Cristo antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo (1:4). En cuanto al futuro, la<br />

eternidad será un perpetuo <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las sobreabundantes riquezas <strong>de</strong> Su gracia en su<br />

bondad para con nosotros en Cristo Jesús (2:7).<br />

3. La profundidad es vívidamente presentada en 2:1–3. Estuvimos hundidos en un pozo<br />

<strong>de</strong> un in<strong>de</strong>cible pecado y <strong>de</strong>gradación. Cristo vino a esta selva <strong>de</strong> suciedad y corrupción<br />

para morir en nuestro favor.<br />

4. La altura es contemplada en 2:6, don<strong>de</strong> no sólo hemos sido resucitados con Cristo,<br />

sino también entronizados en Él en los celestiales lugares para compartir Su gloria.


Éstas son, pues, las dimensiones <strong>de</strong> la inmensidad, y ciertamente <strong>de</strong> la infinitud. Al pensar<br />

en ellas, «todo lo que po<strong>de</strong>mos hacer», dice Scroggie, «es señalar el or<strong>de</strong>n en este<br />

apiñamiento <strong>de</strong> palabras santas».<br />

3:19 La siguiente petición <strong>de</strong>l apóstol es que los santos puedan conocer por experiencia<br />

el amor <strong>de</strong> Cristo, que rebasa a todo conocimiento. Nunca podrán explorarlo en su<br />

totalidad, porque es un océano sin orillas, pero podrían apren<strong>de</strong>r más y más <strong>de</strong> él cada día<br />

que pasa. Y así él ora por un conocimiento y goce profundos y experimentales <strong>de</strong>l<br />

maravilloso amor <strong>de</strong> nuestro maravilloso Señor.<br />

El punto culminante en esta excelsa oración se alcanza cuando Pablo ora para que seáis<br />

llenados hasta (lit. hacia, gr. eis) toda la plenitud <strong>de</strong> Dios. Toda la plenitud <strong>de</strong> la Deidad<br />

mora en el Señor Jesús (Col. 2:9). Cuanto más mora Él en nuestros corazones por la fe,<br />

tanto más somos llenos hacia toda la plenitud <strong>de</strong> Dios. Jamás podríamos ser llenos con<br />

toda la plenitud <strong>de</strong> Dios. Pero es una meta hacia la que vamos.<br />

Sin embargo, habiendo explicado todo esto, <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>cir que hay profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />

significado que no hemos alcanzado. Al tratar con las Escrituras, somos conscientes <strong>de</strong> que<br />

estamos tratando con verda<strong>de</strong>s mayores que nuestra capacidad <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r o explicar.<br />

Po<strong>de</strong>mos emplear ilustraciones para arrojar luz sobre este versículo, como, por ejemplo, el<br />

<strong>de</strong>dal hundido en el océano se llena <strong>de</strong> agua; ¡pero cuán poco <strong>de</strong>l océano está en el <strong>de</strong>dal!<br />

Sin embargo, habiendo dicho esto, permanece el misterio, y sólo po<strong>de</strong>mos quedar<br />

maravillados ante la Palabra <strong>de</strong> Dios y maravillarnos <strong>de</strong> su infinitud.<br />

H. La doxología <strong>de</strong> Pablo (3:20–21)<br />

3:20 La oración acaba con una doxología estimulante para el alma. Las anteriores<br />

peticiones han sido vastas, atrevidas y aparentemente imposibles. Pero Dios es po<strong>de</strong>roso<br />

para hacer más en relación con esto <strong>de</strong> lo que pedimos o pensamos. La magnitud <strong>de</strong> Su<br />

po<strong>de</strong>r se ve en la manera en que Pablo hace una pirámi<strong>de</strong> <strong>de</strong> palabras para <strong>de</strong>scribir una<br />

sobreabundancia <strong>de</strong> bendiciones:<br />

Po<strong>de</strong>roso<br />

Po<strong>de</strong>roso para hacer<br />

Po<strong>de</strong>roso para hacer lo que pedimos<br />

Po<strong>de</strong>roso para hacer lo que pedimos o pensamos<br />

Po<strong>de</strong>roso para hacer todas las cosas que pedimos o pensamos<br />

Po<strong>de</strong>roso para hacer todas las cosas más <strong>de</strong> lo que pedimos o pensamos<br />

Po<strong>de</strong>roso para hacer todas las cosas mucho más <strong>de</strong> lo que pedimos o pensamos<br />

Po<strong>de</strong>roso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente <strong>de</strong> lo que pedimos o<br />

pensamos<br />

Los medios con los que Dios respon<strong>de</strong> a la oración se dan en la expresión según el<br />

po<strong>de</strong>r que actúa en nosotros. Esto se refiere al Espíritu Santo, que está constantemente<br />

obrando en nuestras vidas, buscando producir el fruto <strong>de</strong> un carácter parejo al <strong>de</strong> Cristo,<br />

reprendiéndonos por los pecados, conduciéndonos en oración, inspirándonos a la adoración<br />

y dirigiéndonos en el servicio. Cuanto más nos rindamos a Él, tanto mayor será Su<br />

efectividad en la acción <strong>de</strong> amoldarnos a Cristo.<br />

3:21 A él sea gloria en la <strong>iglesia</strong> y en Cristo Jesús por todas las eda<strong>de</strong>s, por los<br />

siglos <strong>de</strong> los siglos. Amén. Dios es el digno objeto <strong>de</strong> eterna alabanza. Su sabiduría y po<strong>de</strong>r


se exhiben en las huestes evangélicas; en el sol, la luna y las estrellas; en los animales, las<br />

aves y los peces; en el fuego, el granizo, la nieve y la niebla; en el viento; en los montes,<br />

collados y árboles; en reyes y pueblo, viejos y jóvenes; en Israel y las naciones. Todos ellos<br />

están dispuestos para dar alabanza al nombre <strong>de</strong>l Señor (Sal. 148).<br />

Pero hay otro grupo <strong>de</strong>l que brotará una gloria sin fin para Dios, esto es, la <strong>iglesia</strong> —<br />

Cristo la Cabeza; y los creyentes, el cuerpo—. Y la comunidad redimida <strong>de</strong> creyentes será<br />

un testimonio eterno <strong>de</strong> Su gracia sin par, maravillosa.<br />

Williams escribe:<br />

La gloria eterna <strong>de</strong> Dios como Dios y Padre será hecha visible a través <strong>de</strong> todas las<br />

eda<strong>de</strong>s en la Iglesia y en Cristo Jesús. ¡Asombrosa <strong>de</strong>claración! Cristo y la Iglesia como Un<br />

Cuerpo serán el vehículo <strong>de</strong> aquella eterna <strong>de</strong>mostración.<br />

Y ya ahora la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>biera estar dando gloria a Su nombre «en los servicios <strong>de</strong><br />

alabanza, en las vidas puras <strong>de</strong> sus miembros, en su proclamación mundial <strong>de</strong>l Evangelio, y<br />

en sus ministerios a la angustia y necesidad humanas» (Erdman).<br />

La duración <strong>de</strong> esta alabanza es por todas las eda<strong>de</strong>s, por los siglos <strong>de</strong> los siglos. Al<br />

oír a Pablo convocar esta eterna alabanza a Dios en la <strong>iglesia</strong> y en Cristo Jesús, la respuesta<br />

<strong>de</strong> nuestros corazones es un ¡Amén! <strong>de</strong> todo corazón.<br />

II. LA PRÁCTICA DE LOS CREYENTES EN EL SEÑOR<br />

(Caps. 4–6)<br />

A. Llamamiento a la unidad en la comunión cristiana (4:1–6)<br />

4:1 Al llegar a este punto en Efesios nos encontramos con una interrupción principal.<br />

Los capítulos anteriores han tratado acerca <strong>de</strong>l llamamiento <strong>de</strong>l cristiano. En los últimos<br />

tres capítulos se le apremia a andar como es digno <strong>de</strong> su vocación. La posición a la que la<br />

gracia nos ha elevado ha sido el tema dominante hasta ahora. Des<strong>de</strong> ahora será la operación<br />

práctica <strong>de</strong> aquella posición. Nuestra exaltada posición en Cristo <strong>de</strong>manda una<br />

correspondiente conducta piadosa. De modo que es cierto que Efesios pasa <strong>de</strong> los lugares<br />

celestiales en los capítulos 1–3 a la <strong>iglesia</strong> local, al hogar y a la sociedad en general en los<br />

capítulos 4–6. Como Stott ha observado, estos capítulos finales nos enseñan que «<strong>de</strong>bemos<br />

cultivar la unidad en la <strong>iglesia</strong>, la pureza en nuestras vidas personales, la armonía en<br />

nuestros hogares y la estabilidad en nuestro combate contra los po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l mal».<br />

Por segunda vez Pablo se refiere a sí mismo como preso —esta vez como preso en el<br />

Señor—. Teodoreto comenta: «Lo que el mundo consi<strong>de</strong>raba como ignominia, él lo<br />

consi<strong>de</strong>ra como el más alto honor, y se gloria en sus ca<strong>de</strong>nas por Cristo, más que un rey en<br />

su dia<strong>de</strong>ma».<br />

Como quien había sido encarcelado como resultado <strong>de</strong> su fi<strong>de</strong>lidad y obediencia al<br />

Señor, Pablo exhorta a sus lectores a andar como es digno <strong>de</strong> su vocación. No manda ni<br />

dirige. Con ternura y benignidad los llama en el lenguaje <strong>de</strong> la gracia.<br />

La palabra andar se encuentra siete veces en esta Carta (2:2, 10; 4:1, 17; 5:2, 8, 15);<br />

<strong>de</strong>scribe todo el estilo <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> la persona. Un andar digno es aquel que es consecuente<br />

con la posición digna <strong>de</strong> un cristiano como miembro <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo.


4:2 En cada esfera <strong>de</strong> la vida es importante mostrar un espíritu parejo al <strong>de</strong> Cristo. Y<br />

tiene estos rasgos:<br />

Humildad —una humildad genuina que provenga <strong>de</strong> asociación con el Señor—. La<br />

humildad nos hace consciente <strong>de</strong> nuestra pobreza y nos capacita para estimar a otros como<br />

mejores que nosotros mismos. Es lo opuesto a la vanidad y a la arrogancia.<br />

Mansedumbre —es la actitud que se sujeta a los tratos <strong>de</strong> Dios sin rebelión, y a los<br />

malos tratos <strong>de</strong> los hombres sin vengatividad—. Se ve en su plenitud en la vida <strong>de</strong> Aquel<br />

que dijo: «Soy manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón».<br />

Wright comenta:<br />

¡Qué maravillosa y asombrosa <strong>de</strong>claración! Aquel que hizo los mundos, que lanzó las<br />

estrellas al espacio y las llama por su nombre, que preserva las innumerables constelaciones<br />

en sus órbitas, que pesa los collados en platillos y los montes en una balanza, que consi<strong>de</strong>ra<br />

como una nimiedad las islas, que tiene las aguas <strong>de</strong>l océano en el hueco <strong>de</strong> Su mano, y ante<br />

quien los moradores <strong>de</strong> la tierra son como langostas, cuando llega a la vida humana se<br />

encuentra a Sí mismo como esencialmente manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón. No se trata <strong>de</strong> que<br />

Él dispusiese un perfecto i<strong>de</strong>al humano y se acomodase a ello; Él era esto.<br />

Paciencia o longanimidad —una disposición uniforme y espíritu <strong>de</strong> paciencia bajo una<br />

prolongada provocación—. Esto se ha ilustrado así: Imaginemos a un cachorro y un perro<br />

gran<strong>de</strong> juntos. Mientras el cachorro le ladra al perro gran<strong>de</strong>, molestándolo y atacándolo, el<br />

perrazo, que podría <strong>de</strong>strozar al cachorro con un solo mordisco, soporta con paciencia sus<br />

impertinencias.<br />

Soportándoos los unos a los otros con amor —es <strong>de</strong>cir, pasando por alto las faltas y<br />

fallos <strong>de</strong> otros, o sus personalida<strong>de</strong>s, capacida<strong>de</strong>s y temperamentos diferentes—. Y no se<br />

trata <strong>de</strong> una mera cuestión <strong>de</strong> mantener una fachada <strong>de</strong> cortesía mientras por <strong>de</strong>ntro se<br />

hierve <strong>de</strong> resentimiento. Significa un amor positivo para con aquellos que irritan, perturban<br />

o <strong>de</strong>jan a otros en situaciones <strong>de</strong>sairadas.<br />

4:3 Solícitos en guardar la unidad <strong>de</strong>l Espíritu en el vínculo <strong>de</strong> la paz. Al formar la<br />

<strong>iglesia</strong>, Dios había eliminado la más gran<strong>de</strong> división que jamás había existido entre los<br />

seres humanos —la sima entre judíos y gentiles—. En Cristo Jesús se abolieron estas<br />

distinciones. Pero, ¿cómo podrían hacer esto realidad al empren<strong>de</strong>r la vida juntos?<br />

¿Quedaría aún un resto <strong>de</strong> estos antagonismos? ¿Habría una ten<strong>de</strong>ncia a formar una<br />

«Iglesia Judía <strong>de</strong> Cristo» y una «Iglesia para las Naciones»? Para prevenir tales divisiones o<br />

rescoldos <strong>de</strong> animosidad, Pablo ruega ahora a los cristianos que guar<strong>de</strong>n la unidad.<br />

Deben actuar con diligencia en guardar la unidad <strong>de</strong>l Espíritu. El Espíritu Santo ha<br />

hecho <strong>de</strong> todos los creyentes uno en Cristo; el Cuerpo es habitado por un Espíritu. Esta es<br />

una unidad básica que nada pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir. Pero en las peleas y pen<strong>de</strong>ncias, los creyentes<br />

pue<strong>de</strong>n actuar como si eso no fuese así. Guardar la unidad <strong>de</strong>l Espíritu significa vivir en<br />

paz los unos con los otros. La paz es el vínculo que une a los miembros <strong>de</strong>l Cuerpo entre sí<br />

a pesar <strong>de</strong> sus amplias diferencias naturales. Una reacción común cuando surgen<br />

diferencias es dividirse e iniciar otro partido. La reacción espiritual es ésta: «En lo esencial,<br />

unidad. En cuestiones dudosas, libertad. En todas las cosas, caridad». Hay suficiente <strong>de</strong><br />

carne en cada uno <strong>de</strong> nosotros para arruinar una <strong>iglesia</strong> local o cualquier otra obra <strong>de</strong> Dios.<br />

Por ello, hemos <strong>de</strong> sumergir nuestros propios mezquinos caprichos y actitu<strong>de</strong>s personales, y<br />

trabajar juntos en paz para la gloria <strong>de</strong> Dios y para la bendición común.<br />

4:4 En lugar <strong>de</strong> agigantar las diferencias, <strong>de</strong>beríamos pensar en las siete positivas<br />

realida<strong>de</strong>s que constituyen la base <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra unidad cristiana.


Un cuerpo. A pesar <strong>de</strong> diferencias <strong>de</strong> raza, color, nacionalidad, cultura, lengua y<br />

temperamento, hay sólo un cuerpo, constituido por todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Pentecostés hasta el Arrebatamiento. Las <strong>de</strong>nominaciones, sectas y partidos obstaculizan la<br />

operación <strong>de</strong> esta verdad. Todas estas divisiones <strong>de</strong> hechura humana serán barridas cuando<br />

el Salvador vuelva. Por ello, nuestro lema en este tiempo presente <strong>de</strong>bería ser: «Caigan<br />

nombres y sectas y partidos; y Jesús sea todo en todos».<br />

Un Espíritu. El mismo Santo Espíritu que habita en cada creyente individualmente (1<br />

Co. 6:19) mora también en el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 3:16).<br />

Una misma esperanza. Cada miembro <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> es llamado a un <strong>de</strong>stino —a estar<br />

con Cristo, a ser como Él, y a compartir Su gloria sin fin—. La una misma esperanza<br />

incluye todo lo que está esperando a los santos cuando regrese el Señor Jesús y <strong>de</strong>spués.<br />

4:5 Un Señor. «Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la<br />

tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un<br />

Dios;… y un solo Señor, Jesucristo, por medio <strong>de</strong>l cual son todas las cosas, y nosotros por<br />

medio <strong>de</strong> él» (1 Co. 8:5, 6; véase también 1 Co. 1:2).<br />

Una fe. Esta es la fe cristiana, el cuerpo <strong>de</strong> doctrina, «la fe que ha sido transmitida a los<br />

santos <strong>de</strong> una vez por todas» (Jud. 3), y que nos ha sido preservada en el NT.<br />

Un bautismo. Hay en esto un sentido doble. Primero, hay el un bautismo en el<br />

Espíritu, por el que los que confían en Cristo son puestos en el cuerpo (1 Co. 12:13). Luego<br />

hay el un bautismo por el que los convertidos confiesan su i<strong>de</strong>ntificación con Cristo en<br />

muerte, sepultura y resurrección. Aunque hay en la actualidad diferentes modos <strong>de</strong><br />

bautismo, el NT reconoce un bautismo <strong>de</strong> los creyentes, en el nombre <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Hijo<br />

y <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Al bautizarse, los discípulos expresan adhesión a Cristo, la sepultura<br />

<strong>de</strong> su viejo yo, y una <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> andar en novedad <strong>de</strong> vida.<br />

4:6 Un Dios. Cada hijo <strong>de</strong> Dios reconoce a un Dios y Padre <strong>de</strong> todos los redimidos,<br />

que es:<br />

Sobre todos —Él es el Supremo Soberano <strong>de</strong>l universo.<br />

todos —Actúa en medio <strong>de</strong> todo y <strong>de</strong> todos, usándolo todo para llevar a cabo Sus<br />

propósitos.<br />

En todos —Él mora en todos los creyentes, y está presente en todo lugar al mismo tiempo.<br />

B. Programa para el funcionamiento apropiado <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l<br />

cuerpo (4:7–16)<br />

4:7 La doctrina <strong>de</strong> la unidad <strong>de</strong>l cuerpo tiene una verdad inseparable <strong>de</strong> ella: la<br />

diversidad <strong>de</strong> sus miembros. Cada miembro tiene un papel particular asignado. No hay dos<br />

miembros iguales, y no hay dos que tengan exactamente la misma función. La parte que<br />

cada uno ha <strong>de</strong> llevar a cabo es asignada conforme a la medida <strong>de</strong>l don <strong>de</strong> Cristo, esto es,<br />

como a Él bien le parece. Si el don <strong>de</strong> Cristo significa aquí el Espíritu Santo (Jn. 14:16, 17;<br />

Hch. 2:38, 39), entonces el pensamiento es que el Espíritu Santo es Quien asigna algún don<br />

a cada santo, y quien también da la capacidad para ejercer este don. Al cumplir cada<br />

miembro su obra <strong>de</strong>signada, el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo crece tanto espiritual como<br />

numéricamente.<br />

4:8 Con el fin <strong>de</strong> ayudar a cada hijo <strong>de</strong> Dios a encontrar y a cumplir su función, el<br />

Señor ha dado algunos dones especiales <strong>de</strong> ministerio o servicio a la <strong>iglesia</strong>. Estos no


<strong>de</strong>berían confundirse con los dones mencionados en el versículo anterior. Cada creyente<br />

tiene algún don (v. 7), pero no cada uno es uno <strong>de</strong> los dones mencionados en el versículo<br />

11: esos son dones especiales para el crecimiento <strong>de</strong>l cuerpo.<br />

Primero, encontramos que el Dador <strong>de</strong> esos dones especiales es el resucitado, ascendido<br />

y glorificado Señor Jesucristo. Pablo cita el Salmo 68:18 como profecía <strong>de</strong> que el Mesías<br />

ascen<strong>de</strong>ría al cielo, vencería a Sus enemigos y los llevaría en cautividad, y que, como<br />

recompensa a Su victoria, recibiría dones para los hombres.<br />

4:9 ¡Pero esto suscita un problema! ¿Cómo iba a po<strong>de</strong>r el Mesías ascen<strong>de</strong>r al cielo?<br />

¿No había él vivido en el cielo con Dios Padre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad? Evi<strong>de</strong>ntemente,<br />

para ascen<strong>de</strong>r al cielo, primero tenía que <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l cielo. La profecía <strong>de</strong> Su Ascensión<br />

en el Salmo 68:18 implica un anterior <strong>de</strong>scenso. Se podría parafrasear así el v. 9: «Eso <strong>de</strong><br />

que subió, que se dice en el Salmo 68, ¿qué es, sino que también había <strong>de</strong>scendido<br />

primero a las partes más bajas <strong>de</strong> la tierra?». Sabemos que eso es exactamente lo que<br />

sucedió. Jesús <strong>de</strong>scendió al pesebre <strong>de</strong> Belén, a la muerte <strong>de</strong> la cruz, y al sepulcro. Las<br />

partes más bajas <strong>de</strong> la tierra han sido a veces entendidas como refiriéndose al Ha<strong>de</strong>s o al<br />

infierno. Pero no concordaría con este argumento Su Ascensión precisaba <strong>de</strong> un anterior<br />

<strong>de</strong>scenso a la tierra pero no al infierno. A<strong>de</strong>más, las Escrituras indican que el espíritu <strong>de</strong><br />

Cristo fue al cielo cuando murió, no al infierno (Lc. 23:43, 46).<br />

La NEB (Nueva Biblia Inglesa) traduce este versículo así: «Ahora bien, la palabra<br />

―ascendió‖ implica que también <strong>de</strong>scendió al más bajo nivel, hasta la misma tierra».<br />

4:10 La profecía <strong>de</strong>l Salmo 68:18 y el <strong>de</strong>scenso implicado en la profecía se cumplieron<br />

<strong>de</strong> manera precisa en la Encarnación, muerte y sepultamiento <strong>de</strong>l Señor Jesús. Aquel que<br />

<strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo es el mismo que venció al pecado, a Satanás, a los <strong>de</strong>monios y a la<br />

muerte, y que también subió por encima <strong>de</strong> la atmósfera y <strong>de</strong> todos los cielos estelares<br />

para llenarlo todo.<br />

Él llena todas las cosas en el sentido <strong>de</strong> que Él es la fuente <strong>de</strong> toda bendición, la suma<br />

<strong>de</strong> todas las virtu<strong>de</strong>s y el supremo Soberano sobre todas las cosas. «No hay un lugar entre la<br />

profundidad <strong>de</strong> la cruz y las alturas <strong>de</strong> la gloria que Él no haya ocupado», escribe F. W.<br />

Grant.<br />

El pensamiento central en los versículos 8–10 es que el Dador <strong>de</strong> los dones es el Cristo<br />

ascendido. No había tales dones antes que Él fuese <strong>de</strong> vuelta al cielo. Esto da adicional<br />

sustento a la postura <strong>de</strong> que la <strong>iglesia</strong> no existía en el AT, porque en tal caso hubiese sido<br />

una <strong>iglesia</strong> sin dones.<br />

4:11 Los nombres <strong>de</strong> los dones se dan aquí; para sorpresa nuestra, vemos que se trata <strong>de</strong><br />

hombres, no <strong>de</strong> dotes ni talentos naturales. Él mismo dio: unos, los apóstoles; otros, los<br />

profetas; otros, los evangelistas; y otros, los pastores y maestros.<br />

Apóstoles. Fueron los hombres directamente comisionados por el Señor para predicar la<br />

palabra y plantar <strong>iglesia</strong>s. Eran hombres que habían visto a Cristo resucitado (Hch. 1:22).<br />

Tenían po<strong>de</strong>r para efectuar milagros (2 Co. 12:12) como medio <strong>de</strong> confirmar el mensaje<br />

que predicaban (He. 2:4). Junto con los profetas <strong>de</strong>l NT, su ministerio tenía<br />

primordialmente que ver con la fundación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> (Ef. 2:20). Los apóstoles a que se<br />

hace referencia en este pasaje <strong>de</strong>nota sólo a aquellos que fueron apóstoles <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

Ascensión <strong>de</strong> Cristo.<br />

Profetas. Esos eran portavoces o voceros <strong>de</strong> Dios. Recibían revelaciones directas <strong>de</strong>l<br />

Señor y las transmitían a la <strong>iglesia</strong>. Lo que ellos <strong>de</strong>cían <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Espíritu Santo era la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios.


En un sentido primario ya no tenemos apóstoles ni profetas. Su ministerio finalizó<br />

cuando quedó echado el fundamento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y cuando se completó el canon <strong>de</strong>l NT.<br />

Ya hemos enfatizado que Pablo está aquí refiriéndose a profetas <strong>de</strong>l NT. Fueron dados por<br />

Cristo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su Ascensión. Consi<strong>de</strong>rarlos como profetas <strong>de</strong>l AT introduce en el pasaje<br />

dificulta<strong>de</strong>s y absurdos.<br />

Evangelistas. Son los que predican las buenas nuevas <strong>de</strong> la salvación. Están<br />

divinamente equipados para ganar a los perdidos para Cristo. Tienen una especial<br />

capacidad para diagnosticar la condición <strong>de</strong> un pecador, son<strong>de</strong>ar la conciencia, respon<strong>de</strong>r a<br />

objeciones, alentar a <strong>de</strong>cisiones para Cristo, y ayudar al convertido a encontrar ayuda por<br />

medio <strong>de</strong> la Palabra. Los evangelistas <strong>de</strong>berían proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una <strong>iglesia</strong> local, predicar al<br />

mundo, y luego llevar sus convertidos a una <strong>iglesia</strong> local don<strong>de</strong> sean alimentados y<br />

alentados.<br />

Pastores. Son aquellos que sirven como subpastores <strong>de</strong> las ovejas <strong>de</strong> Cristo. Guían y<br />

alimentan a la grey. El suyo es un ministerio <strong>de</strong> sabio consejo, corrección, aliento y<br />

consolación.<br />

La obra <strong>de</strong> los pastores está estrechamente relacionada con la <strong>de</strong> los ancianos en la<br />

<strong>iglesia</strong> local, siendo la principal diferencia que un pastor es un don, mientras que el anciano<br />

es un cargo. El NT presenta una cantidad <strong>de</strong> pastores en una <strong>iglesia</strong> local (Hch. 20:17, 28; 1<br />

P. 5:1, 2) y no un pastor o anciano presi<strong>de</strong>nte.<br />

Maestros. Son hombres divinamente capacitados para explicar lo que la Biblia dice,<br />

interpretar lo que significa, y aplicarlo a los corazones y conciencias <strong>de</strong> los santos. Mientras<br />

que un evangelista pue<strong>de</strong> predicar el evangelio a partir <strong>de</strong> un pasaje sacado <strong>de</strong> contexto, el<br />

maestro trata <strong>de</strong> mostrar cómo el pasaje se ajusta al contexto.<br />

Debido a que en este versículo pastores y maestros están juntos, algunos llegan a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que se quiere expresar un don, y que se <strong>de</strong>bería leer «pastores-maestros».<br />

Pero no es necesariamente así. Un hombre pue<strong>de</strong> ser un maestro sin tener el corazón <strong>de</strong> un<br />

pastor. Y un pastor pue<strong>de</strong> ser capaz <strong>de</strong> usar la palabra sin tener el don distintivo <strong>de</strong> la<br />

enseñanza. Si pastores y maestros son en este versículo 11 las mismas personas, entonces,<br />

por la misma regla gramatical, lo serían los apóstoles y profetas en 2:20.<br />

Unas palabras para terminar. Deberíamos tener cuidado en distinguir entre los dones<br />

divinos y las dotes naturales. Ningún inconverso, por mucho talento que tenga, pue<strong>de</strong> ser<br />

evangelista, pastor o maestro en el sentido <strong>de</strong>l NT. Tampoco podría serlo siquiera un<br />

cristiano, a no ser que haya recibido este don en particular. Los dones <strong>de</strong>l Espíritu son<br />

sobrenaturales. Capacitan al hombre para hacer lo que sería humanamente imposible para<br />

él.<br />

4:12 Llegamos ahora a la función o propósito <strong>de</strong> los dones. Son a fin <strong>de</strong> equipar<br />

completamente a los santos para la obra <strong>de</strong>l ministerio, para la edificación <strong>de</strong>l cuerpo<br />

<strong>de</strong> Cristo.<br />

El proceso es así:<br />

1. Los dones equipan a los santos.<br />

2. Los santos luego sirven.<br />

3. Luego el cuerpo es edificado.<br />

El ministerio no es una ocupación especializada limitada a hombres con una<br />

instrucción profesional. Este término significa sencillamente servicio. Incluye toda forma


<strong>de</strong> servicio espiritual. Y lo que este versículo enseña es que todo creyente <strong>de</strong>bería estar «en<br />

el ministerio».<br />

Los dones son dados para perfeccionar o equipar a todos los cristianos para servir al<br />

Señor y para así edificar el cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Vance Havner lo explica <strong>de</strong> una forma<br />

inimitable:<br />

Cada cristiano está comisionado, porque cada cristiano es un misionero. Se ha dicho<br />

que el evangelio no es meramente algo que se va a oír en la <strong>iglesia</strong>, sino algo que vamos a<br />

la <strong>iglesia</strong> a contar —y todos estamos <strong>de</strong>signados para contarlo. También se ha dicho con<br />

razón: «El cristianismo comenzó como una compañía <strong>de</strong> testigos laicos; ¡se ha<br />

transformado en un pulpitismo profesional, financiado por espectadores laicos!». En la<br />

actualidad contratamos un personal eclesiástico para hacer una «obra cristiana a tiempo<br />

completo», y nos sentamos en la <strong>iglesia</strong> el domingo para contemplarlos llevándola a cabo.<br />

Cada cristiano <strong>de</strong>bería dar un servicio cristiano <strong>de</strong> tiempo completo.… Hay <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego un<br />

ministerio especial <strong>de</strong> pastores, maestros y evangelistas, ¿pero para qué? … para equipar<br />

completamente a los santos para la obra <strong>de</strong> su ministerio.<br />

Estos hombres dados por Dios no <strong>de</strong>berían servir <strong>de</strong> tal manera que hagan a la gente<br />

perpetuamente <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> ellos. En lugar <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong>berían trabajar para el día en que<br />

los santos podrán actuar por sí mismos.<br />

Podríamos ilustrar esto <strong>de</strong> la manera siguiente:<br />

El círculo en el centro representa, digamos, el don <strong>de</strong> maestro. Él ministra a aquellos<br />

que están en el círculo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> él, <strong>de</strong> modo que estos son equipados, es <strong>de</strong>cir,<br />

edificados en la fe. Luego ellos van y ministran a otros según los dones que Dios les ha<br />

proporcionado. De esta manera, la <strong>iglesia</strong> crece y se expan<strong>de</strong>. Es el método divino <strong>de</strong><br />

producir crecimiento en el cuerpo <strong>de</strong> Cristo, tanto en tamaño como espiritualmente.<br />

La limitación <strong>de</strong>l servicio cristiano a una clase selecta <strong>de</strong> personas obstaculiza el<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios, ahoga la causa <strong>de</strong>l evangelismo mundial y frena el<br />

crecimiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. La distinción entre clero y laicos es antiescrituraria, y es quizá el<br />

mayor obstáculo singular a la extensión <strong>de</strong>l evangelio.<br />

4:13 El versículo 13 respon<strong>de</strong> a la pregunta: «¿Cuánto tiempo proseguirá este proceso<br />

<strong>de</strong> crecimiento?». La respuesta es: hasta que todos lleguemos a un estado <strong>de</strong> unidad,<br />

madurez y conformidad.<br />

Unidad. Cuando el Señor lleve Su <strong>iglesia</strong> al hogar celestial, habremos todos llegado a<br />

la unidad <strong>de</strong> la fe. «Ahora vemos mediante espejo, borrosamente» con respecto a muchas<br />

cuestiones. Tenemos diferencias <strong>de</strong> opinión acerca <strong>de</strong> un montón <strong>de</strong> cuestiones. Entonces<br />

llegaremos a un pleno acuerdo. Y alcanzaremos la unidad … <strong>de</strong>l pleno conocimiento <strong>de</strong>l<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios. Aquí tenemos perspectivas individuales acerca <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong> cómo Él es, <strong>de</strong><br />

las implicaciones <strong>de</strong> Sus enseñanzas. Entonces le veremos como Él es, y conoceremos<br />

como somos conocidos.<br />

Madurez. En el Arrebatamiento llegaremos también al pleno crecimiento o madurez.<br />

Tanto como individuos y como Cuerpo <strong>de</strong> Cristo, llegaremos a la perfección <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo<br />

espiritual.<br />

Conformidad. Y seremos hechos conforme a Él. Todos seremos entonces moralmente<br />

como Cristo. Y la <strong>iglesia</strong> universal será un Cuerpo totalmente crecido, perfectamente<br />

apropiado para su gloriosa Cabeza. «La plenitud <strong>de</strong> Cristo es la misma Iglesia, la plenitud


<strong>de</strong> Aquel que todo lo llena en todo» (FWG). La medida <strong>de</strong> la edad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> significa<br />

un <strong>de</strong>sarrollo completo, el cumplimiento <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong> Dios para su crecimiento.<br />

4:14 Cuando los dones operan según Dios los ha <strong>de</strong>signado, y los santos están activos<br />

en servicio para el Señor, se evitan tres peligros: la inmadurez, la inestabilidad y la<br />

credulidad.<br />

Inmadurez. Los creyentes que nunca se involucran en un agresivo servicio para Cristo<br />

nunca salen <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> niños espirituales. Están faltos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo por falta <strong>de</strong><br />

ejercicio. A los tales les <strong>de</strong>cía el escritor <strong>de</strong> Hebreos: «Porque <strong>de</strong>biendo ser ya maestros,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tanto tiempo, tenéis necesidad <strong>de</strong> que se os enseñe cuáles son los primeros<br />

rudimentos <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios …» (He. 5:12).<br />

Inestabilidad. Otro peligro es la veleidad espiritual. Los cristianos inmaduros son<br />

vulnerables ante las grotescas noveda<strong>de</strong>s y modas <strong>de</strong> los engañadores profesionales. Se<br />

tornan en nómadas religiosos, yendo a la <strong>de</strong>riva, <strong>de</strong> una atractiva fantasía a otra.<br />

Credulidad. Lo más grave <strong>de</strong> todo es el peligro <strong>de</strong>l engaño. Los recién nacidos son<br />

inexpertos en la palabra <strong>de</strong> justicia, al no estar sus sentidos ejercitados en el discernimiento<br />

<strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal (He. 5:13, 14). Inevitablemente se encuentran con algún sectario falso<br />

que los impresionan con su celo y aparente sinceridad. Debido a que emplea palabras<br />

religiosas, se figuran que ha <strong>de</strong> ser un verda<strong>de</strong>ro cristiano. Si hubiesen estudiado la Biblia<br />

por sí mismos, podrían ver a través <strong>de</strong> la engañosa manipulación <strong>de</strong> las palabras. Pero ahora<br />

son llevados a la <strong>de</strong>riva por todo viento <strong>de</strong> doctrina y conducidos con una astucia<br />

carente <strong>de</strong> escrúpulos a un sistema <strong>de</strong> error sistematizado.<br />

4:15 Los últimos dos versículos en el párrafo que consi<strong>de</strong>ramos <strong>de</strong>scriben el proceso<br />

a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> crecimiento en el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Primero, hay la necesidad <strong>de</strong> adhesión<br />

doctrinal: sino que aferrándonos a la verdad… No pue<strong>de</strong> haber contemporización alguna<br />

en los fundamentos <strong>de</strong> la fe. En segundo lugar, ha <strong>de</strong> darse un espíritu recto: aferrándonos<br />

a la verdad en amor. Si lo hacemos <strong>de</strong> cualquier otra forma, el resultado es un testimonio<br />

unilateral.<br />

Blaikie amonesta:<br />

La verdad es el elemento en el que <strong>de</strong>bemos vivir, movernos y ser.… Pero la verdad ha<br />

<strong>de</strong> estar indisolublemente unida con el amor; las buenas nuevas pronunciadas con dureza no<br />

son buenas nuevas. El encanto <strong>de</strong>l mensaje queda <strong>de</strong>struido por el espíritu discordante <strong>de</strong>l<br />

mensajero.<br />

Luego, mientras los dones equipan a los santos y los santos se <strong>de</strong>dican al servicio<br />

activo, van creciendo en todo hacia Cristo. Cristo es la meta y el objetivo <strong>de</strong> su<br />

crecimiento, y la esfera <strong>de</strong> crecimiento es en todo. En cada área <strong>de</strong> sus vidas, van<br />

haciéndose más semejantes a Él. Según la Cabeza lleva a cabo Sus propósitos en la <strong>iglesia</strong>,<br />

Su Cuerpo dará una presentación más precisa <strong>de</strong> Él al mundo.<br />

4:16 El Señor Jesús no es sólo la meta <strong>de</strong>l crecimiento. Él es también la fuente <strong>de</strong> este<br />

crecimiento. De Él es quien que todo el cuerpo está implicado en el proceso <strong>de</strong><br />

crecimiento. La maravillosa integración <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong>l Cuerpo es <strong>de</strong>scrita por la<br />

frase bien ajustado y trabado entre sí. Esto significa que cada miembro está exactamente<br />

diseñado para su propio lugar y función, y perfectamente ajustado a cada otro miembro, <strong>de</strong><br />

modo que se constituye en un completo organismo vivo. La importancia <strong>de</strong> cada miembro,<br />

más aún, lo indispensable que es cada uno <strong>de</strong> ellos, se indica a continuación: bien ajustado<br />

y trabado entre sí por todas las junturas que se ayudan mutuamente. El cuerpo


humano se compone primordialmente <strong>de</strong> huesos, órganos y carne. Los huesos están ligados<br />

por junturas y ligamentos. Cada juntura y ligamento cumple un papel en el crecimiento y<br />

utilidad <strong>de</strong>l cuerpo. Así es en el cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Ningún miembro es superficial; el más<br />

humil<strong>de</strong> creyente es necesario.<br />

Según cada creyente cumple su papel apropiado, el cuerpo va creciendo como unidad<br />

armónica y bien articulada. En un sentido muy real, el cuerpo causa su crecimiento, por<br />

paradójico que suene. Esto significa que el crecimiento es estimulado por el cuerpo<br />

mismo, al alimentarse los creyentes con la Biblia, al <strong>de</strong>dicarse a la oración, adoración y<br />

testimonio para Cristo. Como dijo Chafer: «La <strong>iglesia</strong>, como el cuerpo humano, es<br />

auto<strong>de</strong>sarrollante». A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l crecimiento en tamaño, hay una edificación en amor. Esto<br />

habla <strong>de</strong>l mutuo interés <strong>de</strong> los miembros los unos por los otros. Al permanecer los<br />

cristianos en Cristo y cumplir su justa función en la <strong>iglesia</strong>, crecen más unos hacia otros en<br />

amor y unidad.<br />

C. Llamamiento a una nueva moralidad (4:17–5:21)<br />

4:17 Aquí comienza el elocuente llamamiento <strong>de</strong>l apóstol a una nueva moralidad, un<br />

llamamiento que se extien<strong>de</strong> hasta el 5:21. Testificando en el Señor, es <strong>de</strong>cir, por autoridad<br />

<strong>de</strong>l Señor y por divina inspiración, apremia a los cristianos a remover toda traza <strong>de</strong> su vida<br />

pasada, como si fuese un manto lleno <strong>de</strong> barro, y a vestirse <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s y excelencias <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo. Que ya no andéis como los <strong>de</strong>más gentiles. Ya no eran gentiles: eran<br />

cristianos. Debía haber un cambio correspondiente en sus vidas. Pablo veía el mundo <strong>de</strong> las<br />

naciones sin Cristo sumido en la ignorancia y en la <strong>de</strong>gradación. Había siete rasgos terribles<br />

que los caracterizaban. Eran:<br />

Sin rumbo. Andaban en la vanidad <strong>de</strong> su mente. Su vida era vacía, carente <strong>de</strong><br />

propósito y sin fruto. Había una gran actividad, pero ningún progreso. Perseguían las<br />

burbujas y las sombras, y <strong>de</strong>scuidaban las gran<strong>de</strong>s realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida.<br />

4:18 Ceguera. «Viven con una venda en los ojos en un mundo <strong>de</strong> ficción» (JBP).<br />

Tenían el entendimiento entenebrecido. Primero, tenían una incapacidad natural para<br />

compren<strong>de</strong>r las verda<strong>de</strong>s espirituales, y luego, <strong>de</strong>bido a su rechazo <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong>l<br />

verda<strong>de</strong>ro Dios, sufrían <strong>de</strong> ceguera como juicio <strong>de</strong>l Señor.<br />

Impíos. Estaban excluidos <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Dios, o sea, a enorme distancia <strong>de</strong> Él. Esto se<br />

<strong>de</strong>bía a su voluntariosa y profunda ignorancia y a la dureza <strong>de</strong> sus corazones. Ellos habían<br />

rechazado la luz <strong>de</strong> Dios en la creación y en la conciencia, y se habían lanzado a la<br />

idolatría. A partir <strong>de</strong> ahí se habían ido hundiendo más y más lejos <strong>de</strong> Dios.<br />

4:19 Impúdicos. Habían perdido toda sensibilidad. Explica W. C. Wright:<br />

Moule lo traduce: «Habiendo superado el dolor». ¡Cuán expresivo! Cuando uno niega<br />

su conciencia la primera vez, hay un sentimiento <strong>de</strong> dolor; hay una protesta audible. Pero si<br />

se acalla aquella voz, finalmente la voz se hace menos clara y fuerte; se ahoga la protesta;<br />

el dolor es menos agudo, hasta que por fin es posible «superar el dolor».<br />

Sórdidos. Se dieron conscientemente a la lascivia, es <strong>de</strong>cir, a viles formas <strong>de</strong> conducta.<br />

El pecado capital <strong>de</strong> los gentiles era y sigue siendo la inmoralidad sexual. Descendieron a<br />

niveles sin paralelo <strong>de</strong> <strong>de</strong>pravación. Las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Pompeya cuentan una historia<br />

vergonzosa <strong>de</strong> una <strong>de</strong>cencia perdida. Los mismos pecados caracterizan al mundo gentil <strong>de</strong><br />

nuestro tiempo.


In<strong>de</strong>centes. En sus pecados sexuales, se dieron a cometer… toda clase <strong>de</strong> impureza,<br />

como si estuviesen <strong>de</strong>dicados a una actividad o negocio con la lascivia.<br />

Insaciables. Con avi<strong>de</strong>z. Nunca quedaban satisfechos. Nunca tenían suficiente. Su<br />

pecado creaba en ellos un enorme apetito por más y más.<br />

4:20 ¡Cuán diferente a todo esto era el Cristo a quien los efesios habían llegado a<br />

conocer y a amar! Él era la personificación <strong>de</strong> la pureza y <strong>de</strong> la castidad. No conoció<br />

pecado; no pecó; no había pecado en Él.<br />

4:21 El si en si en verdad habéis oído <strong>de</strong> él, y habéis sido enseñados en él, no tiene el<br />

propósito <strong>de</strong> echar dudas sobre la conversión <strong>de</strong> los efesios. Sencillamente <strong>de</strong>staca que<br />

todos los que han oído a Cristo y han sido enseñados por él lo han llegado a conocer como<br />

la esencia <strong>de</strong> la santidad y <strong>de</strong> la piedad. Haber oído <strong>de</strong> Cristo significa haber oído <strong>de</strong> Él<br />

con el oír <strong>de</strong> la fe; haberlo aceptado como Señor y Salvador. La expresión enseñados <strong>de</strong> él<br />

se refiere a la instrucción que los efesios recibieron al andar en comunión con Él <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber sido convertidos.<br />

Blaikie observa: «Toda verdad adquiere un matiz y un carácter diferente cuando hay<br />

una relación personal con Jesús. La verdad aparte <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong> Cristo tiene bien poco<br />

po<strong>de</strong>r». Conforme a la verdad que está en Jesús. Él no sólo enseña la verdad; Él es la<br />

verdad encarnada (Jn. 14:6). El nombre <strong>de</strong> Jesús nos lleva <strong>de</strong> nuevo a Su vida sobre la<br />

tierra, por cuanto es Su nombre en la encarnación. En aquella vida sin tacha que Él vivió<br />

como Hombre en este mundo vemos la misma antítesis con el andar <strong>de</strong> los gentiles que<br />

Pablo acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir.<br />

4:22 En la escuela <strong>de</strong> Cristo apren<strong>de</strong>mos que en el tiempo <strong>de</strong> la conversión nos<br />

<strong>de</strong>spojamos («Os <strong>de</strong>spojasteis». JND) <strong>de</strong> nuestro viejo hombre, que está viciado<br />

conforme a los <strong>de</strong>seos engañosos. Este viejo hombre se refiere a todo lo que la persona<br />

era antes <strong>de</strong> su conversión, todo lo que era como hijo <strong>de</strong> Adán. Está corrompido como<br />

resultado <strong>de</strong> ce<strong>de</strong>r a los engañosos y malvados anhelos que dan promesa <strong>de</strong> placer, pero<br />

que son repelentes y frustrantes cuando se han consumado. Por lo que toca a su posición en<br />

Cristo, el viejo hombre <strong>de</strong>l creyente fue crucificado y sepultado con Cristo. En la práctica,<br />

el creyente <strong>de</strong>bería consi<strong>de</strong>rarlo muerto. Aquí Pablo está enfatizando el aspecto posicional<br />

<strong>de</strong> la verdad —nos hemos <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong>l viejo hombre <strong>de</strong> una vez para siempre.<br />

4:23 Otra lección que los efesios aprendieron a los pies <strong>de</strong> Jesús fue que estaban siendo<br />

renovados en el espíritu <strong>de</strong> su mente. Esto señala a un giro total en su manera <strong>de</strong> pensar, a<br />

un cambio <strong>de</strong> la impureza mental a la santidad. El Espíritu <strong>de</strong> Dios influye en los procesos<br />

mentales para llevar a razonar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> Dios, no <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la <strong>de</strong> los inconversos.<br />

4:24 La tercera lección era que se habían revestido <strong>de</strong> una vez por todas <strong>de</strong>l nuevo<br />

hombre («Habiéndoos revestido», JND). El nuevo hombre es lo que el creyente es en<br />

Cristo. Es la nueva creación, en la que las cosas viejas pasaron y todas las cosas han sido<br />

hechas nuevas (2 Co. 5:17). Este nuevo tipo <strong>de</strong> hombre es a semejanza <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir,<br />

creado en conformidad a Él. Y se manifieta en la justicia y santidad <strong>de</strong> la verdad.<br />

Justicia aquí es rectitud y significa una conducta recta para con los <strong>de</strong>más. La santidad es<br />

«piedad para con Dios, que le da el lugar que le correspon<strong>de</strong>», como la <strong>de</strong>fine F. W. Grant.<br />

4:25 Pablo pasa ahora <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong>l creyente a su estado. Debido a que se han<br />

quitado el viejo hombre y se han revestido <strong>de</strong>l nuevo por su unión con Cristo, <strong>de</strong>berían<br />

<strong>de</strong>mostrar este chocante cambio en sus vidas diarias.<br />

Lo pue<strong>de</strong>n hacer, primero, <strong>de</strong>sechando la mentira y revistiéndose <strong>de</strong> veracidad. La<br />

mentira incluye aquí toda forma <strong>de</strong> insinceridad, tanto si es manipular la verdad como<br />

exagerar, copiar en exámenes, hacer trampas, <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> guardar promesas, traicionar la


confianza <strong>de</strong>positada en ellos, adular o manipular la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> renta. La palabra <strong>de</strong>l<br />

cristiano <strong>de</strong>bería ser totalmente fiable. Su sí <strong>de</strong>bería significar sí, y su no, no. La vida <strong>de</strong> un<br />

cristiano se transforma en un libelo en lugar <strong>de</strong> en una Biblia cuando se rebaja a cualquier<br />

forma <strong>de</strong> manipulación <strong>de</strong> la verdad.<br />

La verdad es una <strong>de</strong>uda que <strong>de</strong>bemos a todos los hombres. Sin embargo, cuando Pablo<br />

emplea aquí esta palabra prójimo, está pensando en particular en nuestros hermanos en la<br />

fe. Esto queda claro por el motivo que se da: porque somos miembros los unos <strong>de</strong> los<br />

otros (cf. Ro. 12:5; 1 Co. 12:12–27). Es tan impensable que un cristiano mienta a otro,<br />

como lo sería que un nervio en el cuerpo enviase <strong>de</strong>liberadamente un falso mensaje al<br />

cerebro, o que el ojo engañase <strong>de</strong>liberadamente al resto <strong>de</strong>l cuerpo cuando se avecina un<br />

peligro.<br />

4:26 Una segunda área <strong>de</strong> renovación práctica en nuestras vidas se relaciona con la ira<br />

pecaminosa y con la cólera justa. Hay ocasiones en que un creyente pue<strong>de</strong> sentirse<br />

justamente encolerizado, por ejemplo cuando se impugna el carácter <strong>de</strong> Dios. En tales<br />

casos, se manda la ira: Airaos. La ira contra el mal pue<strong>de</strong> ser justa. Pero hay otras<br />

ocasiones en las que la ira es pecaminosa. Cuando se trata <strong>de</strong> una emoción maliciosa, celos,<br />

resentimientos, <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> venganza u odio <strong>de</strong>bido a males personales, está prohibida.<br />

Aristóteles dijo: «Cualquiera pue<strong>de</strong> encolerizarse; eso es fácil; pero encolerizarse con la<br />

persona precisa, en el grado a<strong>de</strong>cuado, en la ocasión justa, para un propósito recto y <strong>de</strong> una<br />

manera recta, eso no es fácil».<br />

Si un creyente da paso a una ira injusta, <strong>de</strong>bería confesarlo y <strong>de</strong>jarla en seguida. Se<br />

<strong>de</strong>bería hacer confesión tanto a Dios como a quien ha sufrido por nuestra ira. No<br />

<strong>de</strong>beríamos abrigar rencores, anidar resentimientos ni mantener irritaciones. No se ponga el<br />

sol sobre vuestro enojo. Todo lo que rompa la comunión con Dios o con nuestros<br />

hermanos <strong>de</strong>bería ser inmediatamente rectificado.<br />

4:27 Los pecados no confesados <strong>de</strong> ira dan al diablo un pie o base <strong>de</strong> operaciones.<br />

Pue<strong>de</strong> encontrar abundancia <strong>de</strong> eso sin que le ayu<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>liberadamente. Por ello, no<br />

<strong>de</strong>bemos excusar la malicia, ni la ira, envidia, odios ni pasión en nuestras vidas. Estos<br />

pecados <strong>de</strong>sacreditan el testimonio cristiano, hacen tropezar a los inconversos, ofen<strong>de</strong>n a<br />

los creyentes y nos perjudican espiritual y físicamente.<br />

4:28 Ahora Pablo pasa su atención a las contrapuestas conductas <strong>de</strong> robar y compartir.<br />

El viejo hombre roba; el nuevo, comparte. ¡Despojaos <strong>de</strong>l viejo, vestíos <strong>de</strong>l nuevo! El<br />

hecho mismo <strong>de</strong> que Pablo tuviese que dar a creyentes instrucciones como que El que<br />

hurtaba, ya no hurte más refuta cualquier concepto <strong>de</strong> que los cristianos sean impecables<br />

y perfectos. Siguen poseyendo la vieja, malvada y egoísta naturaleza que ha <strong>de</strong> ser<br />

consi<strong>de</strong>rada muerta en la experiencia diaria. Robar pue<strong>de</strong> tomar muchas formas —toda la<br />

gama <strong>de</strong>s<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s hurtos a no pagar <strong>de</strong>udas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> testificar <strong>de</strong> Cristo en tiempo <strong>de</strong><br />

trabajo pagado al plagio, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el uso <strong>de</strong> falsas pesas y medidas a falsificar cuentas <strong>de</strong><br />

gastos—. Naturalmente, esta prohibición contra el robo no es cosa nueva. La Ley <strong>de</strong><br />

Moisés prohibía el robo (Éx. 20:15). Es lo que sigue lo que hace que sea un pasaje<br />

distintivamente cristiano. No sólo <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> robar, sino que <strong>de</strong>beríamos<br />

realmente trabajar en una ocupación honrosa para po<strong>de</strong>r compartir con otros que son<br />

menos afortunados. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la santidad es la gracia, no la ley. Sólo el po<strong>de</strong>r positivo <strong>de</strong><br />

la gracia pue<strong>de</strong> transformar a un ladrón en un filántropo.<br />

Esto es radical y revolucionario. El enfoque natural es que los hombres trabajen para<br />

suplir a sus propias necesida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>seos. Cuando suben sus ingresos, sube su nivel <strong>de</strong><br />

vida. Todo en sus vidas gira en torno al yo. Este versículo sugiere una visión más noble,


más exaltada, <strong>de</strong>l empleo secular. Es un medio <strong>de</strong> suplir a un nivel <strong>de</strong> vida mo<strong>de</strong>sto para la<br />

propia familia, pero también <strong>de</strong> aliviar las necesida<strong>de</strong>s humanas, espirituales y temporales,<br />

en el hogar y fuera. ¡Y cuán inmensa es esta necesidad!<br />

4:29 El apóstol pasa ahora al tema <strong>de</strong>l habla, y contrasta aquello que es indigno con lo<br />

que edifica. El habla corrompida se refiere generalmente a aquella conversación que es<br />

sucia y sugerente; esto incluye los chistes fuera <strong>de</strong> tono, el habla profana y las historias<br />

sucias. Pero aquí tiene probablemente el sentido más amplio <strong>de</strong> cualquier forma <strong>de</strong><br />

conversación frívola, vacía, ociosa e indigna. Pablo trata <strong>de</strong>l lenguaje obsceno y vil en 5:4;<br />

aquí nos dice que <strong>de</strong>bemos abandonar el habla no provechosa y poner en su lugar una<br />

conversación constructiva.<br />

El habla cristiana <strong>de</strong>bería ser:<br />

Edificante. Debería resultar en la edificación <strong>de</strong> los oyentes.<br />

Apropiada. Debería ser acor<strong>de</strong> con la ocasión.<br />

Con gracia. Debería dar gracia a los oyentes.<br />

4:30 Y no contristéis al Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios, con el cual fuisteis sellados para el<br />

día <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Si esto se toma en relación con el versículo anterior, significa que un<br />

habla carente <strong>de</strong> valor contrista al Espíritu. También podría ligarse con los versículos 25–<br />

28, indicando que mentir, encolerizarse <strong>de</strong> manera injusta y robar también le contristan. O<br />

en un sentido más amplio aún, puedría <strong>de</strong>cir que <strong>de</strong>beríamos abstenernos <strong>de</strong> todo aquello<br />

que le contriste.<br />

Se sugieren tres po<strong>de</strong>rosas razones:<br />

1. Él es el Espíritu Santo. Todo lo que no sea santo le es <strong>de</strong>sagradable.<br />

2. Es el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios, un miembro <strong>de</strong> la bendita Trinidad.<br />

3. Fuimos sellados por Él para el día <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Como se ha mencionado ya, un<br />

sello habla <strong>de</strong> posesión y seguridad. Él es el sello que garantiza nuestra preservación hasta<br />

que Cristo regrese a por nosotros, y nuestra salvación está completa. Cosa interesante,<br />

Pablo emplea aquí la eterna seguridad <strong>de</strong>l creyente como una <strong>de</strong> las más po<strong>de</strong>rosas razones<br />

por las que no <strong>de</strong>beríamos pecar.<br />

El hecho <strong>de</strong> que pueda ser contristado muestra que el Espíritu Santo es una Persona, no<br />

una mera influencia. También significa que nos ama, porque sólo alguien que ama pue<strong>de</strong><br />

ser contristado. El ministerio favorito <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios es glorificar a Cristo y cambiar al<br />

creyente a Su semejanza (2 Co. 3:18). Cuando un cristiano peca, tiene que pasar <strong>de</strong> este<br />

ministerio a otro <strong>de</strong> restauración. Le duele ver el progreso espiritual <strong>de</strong>l creyente<br />

interrumpido por el pecado. Luego <strong>de</strong>be llevar al cristiano al arrepentimiento y a la<br />

confesión <strong>de</strong>l pecado.<br />

4:31 Todos los pecados <strong>de</strong> ira y <strong>de</strong> la lengua <strong>de</strong>berían ser quitados. El apóstol da una<br />

lista <strong>de</strong> varios <strong>de</strong> ellos. Aunque no es posible distinguir cada uno <strong>de</strong> ellos con precisión, el<br />

significado global es evi<strong>de</strong>nte:<br />

Amargura —Un resentimiento en rescoldo, mala disposición para el perdón, sentimientos<br />

<strong>de</strong> dureza.<br />

Enojo —Estallidos <strong>de</strong> ira, pasión violenta, arranques <strong>de</strong> genio.<br />

Ira —Sentimientos hostiles, animosidad.


Gritería —Clamores llenos <strong>de</strong> ira, voceríos, gritos <strong>de</strong> cólera, chillidos para vencer sin<br />

convencer.<br />

Maledicencia —Lenguaje insultante, calumnia, insultos.<br />

Malicia —Deseo <strong>de</strong> mal sobre otros, perfidia, mezquindad.<br />

4:32 Se <strong>de</strong>bería poner fin a los anteriores pecados <strong>de</strong> actitud, pero el vacío <strong>de</strong>bería ser<br />

llenado mediante el cultivo <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s cristianas. Lo primero son vicios naturales; lo que<br />

sigue son virtu<strong>de</strong>s sobrenaturales:<br />

Benignidad —Un interés <strong>de</strong>sprendido por el bien <strong>de</strong> otros, y un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ser útil incluso a<br />

gran costo personal.<br />

Ternura <strong>de</strong> corazón o misericordia —Un interés en simpatía, afecto y compasión para con<br />

otros, y una buena disposición para llevar sus cargas.<br />

Perdón —Una buena disposición para perdonar las ofensas, para pasar por alto ofensas<br />

personales contra uno mismo, y sin abrigar <strong>de</strong>seo alguno <strong>de</strong> venganza.<br />

El más gran<strong>de</strong> ejemplo <strong>de</strong> Uno que perdona es el mismo Dios. La base <strong>de</strong> Su perdón es<br />

la obra <strong>de</strong> Cristo en el Calvario. Y nosotros somos los indignos objetos <strong>de</strong> este perdón.<br />

Dios no podía perdonar el pecado sin que hubiese una a<strong>de</strong>cuada satisfacción. En Su amor<br />

Él proveyó la satisfacción que Su justicia <strong>de</strong>mandaba. En Cristo, es <strong>de</strong>cir, en Su Persona y<br />

obra, Dios encontró una base justa sobre la que nos podía perdonar.<br />

Por cuanto nos perdonó cuando nosotros <strong>de</strong>bíamos «una <strong>de</strong>uda multimillonaria»,<br />

<strong>de</strong>beríamos perdonar a otros cuando nos <strong>de</strong>ben «una miseria» (cf. Mt. 18:23–28).<br />

Lenski aconseja:<br />

En el momento en que alguien me ofen<strong>de</strong>, <strong>de</strong>bo perdonarle. Entonces mi alma queda<br />

libre. Si mantengo aquella ofensa contra él peco contra Dios y contra mí mismo, y pongo en<br />

peligro mi perdón <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Que aquel hombre se arrepienta y corrija su acción, me<br />

pida perdón o no, no hace diferencia alguna. Yo le he perdonado en el acto. Él tendrá que<br />

hacer frente a Dios con la ofensa que ha cometido; pero esto es asunto entre él y Dios, no<br />

cosa mía excepto en que <strong>de</strong>bería ayudarlo según Mateo 18:15, etc. Pero tanto si esto suce<strong>de</strong><br />

como si no, y antes siquiera que esto comience, he <strong>de</strong> perdonarle.<br />

5:1 El ejemplo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> perdón en 4:32 constituye la base aquí <strong>de</strong> la exhortación <strong>de</strong><br />

Pablo. La conexión es como sigue: Dios en Cristo os perdonó a vosotros. Sed, pues,<br />

imitadores <strong>de</strong> Dios en perdonaros unos a otros. Se aña<strong>de</strong> un motivo especial en las<br />

palabras, como hijos amados. En la vida natural, los hijos muestran la semejanza <strong>de</strong><br />

familia, y <strong>de</strong>berían tratar <strong>de</strong> honrar el nombre <strong>de</strong> la familia. En la vida espiritual,<br />

<strong>de</strong>beríamos manifestar nuestro Padre al mundo y <strong>de</strong>beríamos tratar <strong>de</strong> andar como<br />

correspon<strong>de</strong> a nuestra dignidad como Sus amados hijos.<br />

5:2 Otra forma en la que <strong>de</strong>beríamos asemejarnos al Señor es andando en amor. Andar<br />

en amor significa darnos por otros. Esto es lo que hizo Cristo, nuestro perfecto Ejemplo.<br />

¡Asombroso! Nos amó. La prueba <strong>de</strong> Su amor es que Él se dio a Sí mismo por nosotros en<br />

muerte en el Calvario.<br />

Su don se <strong>de</strong>scribe como ofrenda y sacrificio a Dios. Una ofrenda es todo aquello que<br />

se da a Dios; un sacrificio incluye aquí el elemento adicional <strong>de</strong> la muerte. Él fue la<br />

verda<strong>de</strong>ra ofrenda en holocausto, Aquel que estuvo totalmente <strong>de</strong>dicado a la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios, y hasta muerte <strong>de</strong> cruz. Su sacrificio <strong>de</strong> una <strong>de</strong>voción inenarrable es ensalzado como<br />

<strong>de</strong> olor fragante. F. B. Meyer comenta: «Tan ilimitado en amor, tan pródigo en su precio,


por aquellos que eran <strong>de</strong> natural tan indignos <strong>de</strong> ello, fue un espectáculo que llenó el cielo<br />

<strong>de</strong> fragancia y el corazón <strong>de</strong> Dios con gozo».<br />

El Señor Jesús agradó a Su Padre dándose por otros. La enseñanza aquí es que también<br />

nosotros po<strong>de</strong>mos dar gozo a Dios dándonos por otros.<br />

¡Los otros, los otros, Señor!<br />

Este mi lema sea;<br />

Ayúdame para por otros vivir<br />

Para vivir para Ti.<br />

Charles D. Meigs<br />

5:3 En los versículos 3 y 4 el apóstol vuelve al tema <strong>de</strong> los pecados sexuales y llama <strong>de</strong><br />

una forma <strong>de</strong>cisiva a una santa separación <strong>de</strong> ellos.<br />

Primero, cita varias formas <strong>de</strong> inmoralidad sexual:<br />

Fornicación. Siempre que se menciona en el mismo versículo que el adulterio,<br />

fornicación <strong>de</strong>nota una relación ilícita entre personas solteras. Sin embargo, cuando no se<br />

distingue la palabra <strong>de</strong>l adulterio, como suce<strong>de</strong> aquí, probablemente se refiere a cualquier<br />

forma <strong>de</strong> inmoralidad sexual, y así se traduce en versiones como la NKJV. (La palabra<br />

pornografía, literalmente «escritura sobre rameras», está relacionada con la palabra<br />

traducida fornicación.)<br />

Inmundicia. Esto pue<strong>de</strong> también referirse a actos inmorales, pero quizá incluya<br />

también imágenes impuras, libros obscenos y otros materiales sugerentes que van en la<br />

línea <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>cencia y que alimentan los fuegos <strong>de</strong> la pasión.<br />

Avaricia. Aunque generalmente se toma como significando el anhelo <strong>de</strong> dinero, aquí se<br />

refiere al <strong>de</strong>seo sensual —al insaciable anhelo <strong>de</strong> satisfacer los propios apetitos sexuales<br />

fuera <strong>de</strong>l vínculo <strong>de</strong>l matrimonio. (Véase Éx. 20:17: «No codiciarás… la mujer <strong>de</strong> tu<br />

prójimo…».)<br />

Estas cosas ni aun <strong>de</strong>berían nombrarse entre los cristianos. Va sin <strong>de</strong>cir que nunca<br />

<strong>de</strong>berían ser nombrados como cometidos por creyentes. Ni siquiera se <strong>de</strong>bería hablar <strong>de</strong><br />

estas cosas <strong>de</strong> ninguna manera que pueda mitigar su carácter pecaminoso y vergonzoso.<br />

Hay siempre un gran peligro en hablar <strong>de</strong> estas cosas a la ligera, en excusarlas o siquiera en<br />

tratar <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong> manera familiar y continua. Pablo acentúa su exhortación con la frase,<br />

como conviene a santos. Los creyentes han sido separados <strong>de</strong> la corrupción que hay en el<br />

mundo; ahora <strong>de</strong>berían vivir en separación práctica <strong>de</strong> las oscuras pasiones, tanto <strong>de</strong> hecho<br />

como <strong>de</strong> palabra.<br />

5:4 Su habla <strong>de</strong>bería estar también exenta <strong>de</strong> toda traza <strong>de</strong>:<br />

Obscenida<strong>de</strong>s. Esto se refiere a historias sucias, a chistes sugerentes con coloración<br />

sexual, y a toda forma <strong>de</strong> obscenidad e in<strong>de</strong>cencia.<br />

Neceda<strong>de</strong>s. Esto se refiere a conversaciones vacías dignas <strong>de</strong> un imbécil. Pue<strong>de</strong> incluir<br />

el lenguaje <strong>de</strong> las cloacas.<br />

Truhanerías. Se refiere a bromas o conversación con significados salaces ocultos.<br />

Hablar acerca <strong>de</strong> algo, bromear acerca <strong>de</strong> ello, hacer <strong>de</strong> ello un frecuente tema <strong>de</strong><br />

conversación, significa introducirlo en tu mente y llevarte más cerca a realmente llevarlo a<br />

cabo.<br />

Es siempre peligroso bromear acerca <strong>de</strong>l pecado. En lugar <strong>de</strong> emplear la lengua para un<br />

habla tan indigna e inapropiada, el cristiano <strong>de</strong>bería cultivar expresamente la práctica <strong>de</strong> dar


gracias a Dios por todas las bendiciones y misericordias <strong>de</strong> la vida. Esto es agradable para<br />

el Señor, un buen ejemplo para otros, y beneficioso para la propia alma.<br />

5:5 No hay lugar a dudas acerca <strong>de</strong> la actitud <strong>de</strong> Dios para con las personas inmorales:<br />

ninguna <strong>de</strong> ellas tiene herencia en el reino <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> Dios. Este veredicto está en<br />

acusado contraste con la actual actitud <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> que los ofensores sexuales son<br />

personas enfermas que necesitan <strong>de</strong> tratamiento psiquiátrico. Los hombres dicen que la<br />

inmoralidad es una enfermedad: Dios la <strong>de</strong>signa como pecado. Los hombres la condonan;<br />

Dios la con<strong>de</strong>na. Los hombres dicen que la respuesta es el psicoanálisis; Dios dice que la<br />

respuesta es la regeneración.<br />

Se especifican tres ofensores, los mismos que se encuentran en el versículo 3 —el<br />

fornicario, el inmundo y el avaro—. Aquí se aña<strong>de</strong> el pensamiento <strong>de</strong> que el avaro es<br />

idólatra. Una razón <strong>de</strong> por la que es idólatra es que tiene una falsa impresión <strong>de</strong> cómo es<br />

Dios: su concepto <strong>de</strong> Dios es el <strong>de</strong> un Ser que aprueba la codicia sensual; si no, no osaría<br />

ser codicioso. Otra razón por la que la codicia es idolatría es que pone la voluntad <strong>de</strong><br />

aquella persona por encima <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios. Una tercera razón es que resulta en la<br />

adoración <strong>de</strong> la criatura y no <strong>de</strong>l Creador (Ro. 1:25).<br />

Cuando Pablo dice que tales personas no tienen herencia en el reino <strong>de</strong> Cristo y Dios,<br />

significa precisamente esto. Las personas cuyas vidas están caracterizadas por estos<br />

pecados están perdidas, están en sus pecados, y están <strong>de</strong> camino al infierno. No están en el<br />

presente en el reino invisible; no estarán en el reino cuando Cristo regrese para reinar; y<br />

quedarán eternamente excluidas <strong>de</strong>l reino eterno en el cielo. El apóstol no dice que se trata<br />

<strong>de</strong> personas que, aunque en el reino, sufrirán pérdida ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo. Aquí se<br />

trata <strong>de</strong> salvación, no <strong>de</strong> recompensas. Pue<strong>de</strong> que ellos profesen que son cristianos, pero<br />

<strong>de</strong>muestran por sus vidas que jamás fueron salvos. Naturalmente, pue<strong>de</strong>n llegar a ser<br />

salvos, por el arrepentimiento y la fe en el Señor Jesús. Pero si están genuinamente<br />

convertidos, ya no practicarán estos pecados.<br />

Obsérvese que la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Dios queda implícita en esta expresión: el reino <strong>de</strong> Cristo y<br />

<strong>de</strong> Dios. Cristo es puesto a un nivel <strong>de</strong> igualdad con Dios Padre como Gobernante en el<br />

reino.<br />

5:6 Muchos en el mundo están adoptando una actitud más y más indulgente y tolerante<br />

para con la inmoralidad sexual. Dicen que la gratificación <strong>de</strong> los apetitos corporales es<br />

necesaria y beneficiosa, y que su represión produce personalida<strong>de</strong>s torcidas e inhibidas.<br />

Dicen que la moralidad es totalmente una cuestión <strong>de</strong> la cultura en la que vivimos, y que<br />

por cuanto el sexo «prematrimonial», «extramatrimonial» y «gay» (que la palabra <strong>de</strong> Dios<br />

con<strong>de</strong>na como fornicación, adulterio y perversión) están aceptados en nuestra cultura,<br />

tendría que ser legalizado. Cosa sorpren<strong>de</strong>nte, algunos <strong>de</strong> los principales <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la<br />

aceptación <strong>de</strong> los pecados sexuales son personas en elevadas posiciones <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

profesante. Así, los laicos que siempre habían pensado que la inmoralidad era inmoral están<br />

ahora siendo persuadidos por <strong>de</strong>stacados clérigos que esta actitud está pasada <strong>de</strong> moda.<br />

Los cristianos no <strong>de</strong>berían ser extraviados por esta doblez. Porque a causa <strong>de</strong> estas<br />

cosas viene la ira <strong>de</strong> Dios sobre los hijos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobediencia. La actitud <strong>de</strong>l Señor acerca<br />

<strong>de</strong> pecados como la fornicación y el adulterio se aprecia en Números 25:1–9: veinticuatro<br />

mil israelitas murieron porque pecaron con las mujeres <strong>de</strong> Moab. La actitud <strong>de</strong>l Señor ante<br />

la homosexualidad se exhibió cuando Sodoma y Gomorra fueron <strong>de</strong>struidas por una lluvia<br />

<strong>de</strong> azufre y fuego <strong>de</strong>l cielo (Gn. 19:24, 28).


Pero la ira <strong>de</strong> Dios se exhibe no sólo en estos actos sobrenaturales <strong>de</strong> castigo. Los que<br />

practican pecados sexuales experimentan Su juicio <strong>de</strong> otras formas. Hay efectos físicos,<br />

como la enfermedad venérea y el SIDA.<br />

Hay <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes mentales, nerviosos y emocionales que surgen <strong>de</strong> un sentimiento <strong>de</strong><br />

culpa. Hay cambios en la personalidad —los afeminados a menudo se vuelven más y más<br />

<strong>de</strong> esta forma (Ro. 1:27)—. Y naturalmente habrá el juicio final, eterno, <strong>de</strong> Dios sobre los<br />

fornicarios y adúlteros (He. 13:4). No se mostrará misericordia alguna sobre los hijos <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sobediencia —a los que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sobediente Adán y que voluntariosamente le<br />

siguen en su <strong>de</strong>sobediencia (Ap. 21:8).<br />

5:7 Los creyentes son solemnemente advertidos <strong>de</strong> que no <strong>de</strong>ben tener parte en una<br />

conducta tan impía. Hacer tal cosa es <strong>de</strong>shonrar el nombre <strong>de</strong> Cristo, arruinar las vidas <strong>de</strong><br />

otros, arruinar el propio testimonio e invitar un torrente <strong>de</strong> retribución.<br />

5:8 Para imponer su apremiante imperativo <strong>de</strong>l v. 7, el apóstol da ahora un escueto<br />

discurso acerca <strong>de</strong> las tinieblas y la luz (vv. 8–14). Los efesios habían sido antes tinieblas,<br />

mas ahora eran luz en el Señor. Pablo no dice que habían estado en tinieblas, sino que<br />

ellos mismos habían sido la personificación <strong>de</strong> las tinieblas. Ahora, por su unión con el<br />

Señor, han llegado a ser luz. Él es luz; ellos están en Él; <strong>de</strong> modo que ahora son luz en el<br />

Señor. Su estado <strong>de</strong>bería en a<strong>de</strong>lante correspon<strong>de</strong>rse con su posición. Deberían andar<br />

como hijos <strong>de</strong> luz.<br />

5:9 Este paréntesis explica el tipo <strong>de</strong> fruto producido por aquellos que andan en la luz.<br />

El fruto <strong>de</strong>l Espíritu consiste en toda clase <strong>de</strong> bondad, justicia y verdad. La bondad<br />

aquí es un término inclusivo <strong>de</strong>notando todas las excelencias morales. La justicia <strong>de</strong>nota<br />

integridad en todos los tratos con Dios y los hombres. La verdad es honra<strong>de</strong>z, equidad y<br />

realidad. Pongamos todo esto junto y tendremos la luz <strong>de</strong> una vida llena <strong>de</strong> Cristo<br />

resplan<strong>de</strong>ciendo en una escena <strong>de</strong> unas sombrías tinieblas.<br />

5:10 Los que andan en la luz no sólo producen la clase <strong>de</strong> fruto relacionada en el<br />

versículo anterior, sino también encuentran qué es lo agradable al Señor. Ponen a prueba<br />

cada pensamiento, palabra y acción. ¿Qué piensa el Señor <strong>de</strong> esto? ¿Cómo aparece en Su<br />

presencia? Cada área <strong>de</strong> la vida cae bajo el haz <strong>de</strong> la luz escrutadora —la conversación, el<br />

nivel <strong>de</strong> vida, la ropa, los libros, los negocios, los placeres, los entretenimientos, los<br />

muebles, las amista<strong>de</strong>s, las vacaciones, los automóviles y los <strong>de</strong>portes.<br />

5:11 Los creyentes no <strong>de</strong>berían participar en las obras infructuosas <strong>de</strong> las tinieblas,<br />

bien por participación o por ninguna actitud que pudiese indicar tolerancia o indulgencia.<br />

Estas obras <strong>de</strong> las tinieblas son infructuosas por lo que toca a Dios y a los hombres. Fue<br />

este rasgo <strong>de</strong> total esterilidad que hizo una vez a Pablo preguntar a los cristianos <strong>de</strong> Roma:<br />

«¿Qué fruto teníais entonces en aquellas cosas <strong>de</strong> las cuales ahora os avergonzáis? Porque<br />

el fin <strong>de</strong> ellas es muerte». (Ro. 6:21). Y son también obras <strong>de</strong> las tinieblas: pertenecen al<br />

mundo <strong>de</strong> las luces tenues, <strong>de</strong> las cortinas corridas, <strong>de</strong> las puertas cerradas, <strong>de</strong> las estancias<br />

secretas. Reflejan la preferencia natural <strong>de</strong>l hombre por las tinieblas y su aborrecimiento <strong>de</strong><br />

la luz cuando sus obras son malas (Jn. 3:19). El creyente es llamado no sólo a abstenerse <strong>de</strong><br />

las obras infructuosas <strong>de</strong> las tinieblas, sino que <strong>de</strong>be redargüirlas o <strong>de</strong>nunciarlas. Lo<br />

hace <strong>de</strong> dos maneras: primero, con una vida santa, y segundo, con palabras <strong>de</strong> corrección<br />

pronunciadas bajo la dirección <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

5:12 Ahora el apóstol explica por qué el cristiano no <strong>de</strong>be tener complicidad con la<br />

corrupción moral y <strong>de</strong>be repren<strong>de</strong>rla. Los viles pecados que las personas cometen en<br />

secreto son tan bajos que es vergonzoso aun el mencionarlos, por no hablar <strong>de</strong><br />

cometerlos. Las formas innaturales <strong>de</strong> pecado que ha inventado el hombre son tan malas


que incluso <strong>de</strong>scribirlas contaminaría las mentes <strong>de</strong> los que escuchasen. De modo que se<br />

enseña al cristiano a que ni siquiera hable <strong>de</strong> ellas.<br />

5:13 La luz redarguye o manifiesta todo lo que está en las tinieblas. Así, una vida<br />

cristiana santa revela por contraste la pecaminosidad <strong>de</strong> las vidas no regeneradas. Y<br />

también unas palabras apropiadas <strong>de</strong> reprensión revelan el pecado en su verda<strong>de</strong>ro carácter.<br />

Blaikie lo ilustra así:<br />

Como, por ejemplo, cuando Jesús reprendió la hipocresía <strong>de</strong> los fariseos; sus prácticas<br />

no les habían parecido muy malvadas a los discípulos, pero cuando Cristo arrojó sobre ellos<br />

la pura luz <strong>de</strong> la verdad, quedaron manifestados en su verda<strong>de</strong>ro carácter; se manifestaron,<br />

como siguen apareciendo, odiosos.<br />

La última parte <strong>de</strong>l versículo 13 pue<strong>de</strong> ser leída como porque todo lo que es hecho<br />

manifiesto es luz. Esto sencillamente significa que cuando los cristianos ejercen su<br />

ministerio como luz, otros son llevados a la luz. Los hombres malvados son transformados<br />

en hijos <strong>de</strong> luz por medio <strong>de</strong>l ministerio reprensor <strong>de</strong> la luz.<br />

No se trata <strong>de</strong> una norma sin excepciones, claro. Nadie que se queda expuesto a la luz<br />

se vuelve cristiano. Pero es un principio general en el reino espiritual que la luz tiene una<br />

manera <strong>de</strong> reproducirse. Encontramos una ilustración <strong>de</strong>l principio en 1 Pedro 3:1, don<strong>de</strong> se<br />

enseña a las mujeres creyentes a ganar a sus maridos incrédulos a Cristo mediante el<br />

ejemplo <strong>de</strong> sus vidas: «Asimismo, vosotras, mujeres, estad sometidas a vuestros maridos;<br />

para que si algunos <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cen a la palabra, sean ganados sin palabra mediante la<br />

conducta <strong>de</strong> sus esposas». Así, la luz <strong>de</strong> las esposas cristianas triunfa sobre las tinieblas <strong>de</strong><br />

los maridos paganos, y estos vienen luego a ser luz.<br />

5:14 La vida <strong>de</strong>l creyente <strong>de</strong>bería ser siempre un sermón predicado, <strong>de</strong>bería estar<br />

siempre <strong>de</strong>nunciando las tinieblas que le ro<strong>de</strong>an, <strong>de</strong>bería siempre estar extendiendo a los<br />

incrédulos esta invitación:<br />

Despierta, tú que duermes,<br />

Y levántate <strong>de</strong> los muertos,<br />

Y te alumbrará Cristo.<br />

Esta es la voz <strong>de</strong> la luz hablando a los que están durmiendo en las tinieblas y yaciendo<br />

en muerte espiritual. La luz los llama a la vida y a la iluminación. Si respon<strong>de</strong>n a la<br />

invitación, Cristo los alumbrará y les dará luz.<br />

5:15 En los siguientes siete versículos, Pablo contrasta pasos <strong>de</strong> insensatez con los <strong>de</strong><br />

una cuidadosa conducta mediante una serie <strong>de</strong> exhortaciones negativas y positivas. Lo<br />

primero es un ruego general a sus lectores a andar, no como impru<strong>de</strong>ntes, sino como<br />

sabios. Como se ha mencionado antes, andar es una <strong>de</strong> las palabras clave <strong>de</strong> la Epístola: se<br />

menciona siete veces para <strong>de</strong>scribir «todo el circuito <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida<br />

individual». Andar como sabios es vivir a la luz <strong>de</strong> nuestra posición como hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

Andar como necios significa <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> este elevado plano a la conducta <strong>de</strong> hombres<br />

mundanos.<br />

5:16 La andadura <strong>de</strong> la sabiduría nos llama a redimir el tiempo o a rescatar las<br />

oportunida<strong>de</strong>s. Cada día trae sus puertas abiertas, su inmenso potencial. Redimir el tiempo<br />

significa vivir vidas marcadas por la santidad, acciones <strong>de</strong> misericordia y palabras <strong>de</strong><br />

ayuda. Lo que da una especial urgencia a esta cuestión es el carácter <strong>de</strong> malos que tienen


los días en que vivimos. Nos recuerdan que Dios no siempre conten<strong>de</strong>rá con el hombre,<br />

que el día <strong>de</strong> la gracia pronto terminará, que pronto terminarán para siempre las<br />

oportunida<strong>de</strong>s para la adoración, el testimonio y el servicio en la tierra.<br />

5:17 De modo que no <strong>de</strong>beríamos ser insensatos, sino comprendiendo bien cuál es la<br />

voluntad <strong>de</strong>l Señor. Esto es crucial. Debido a la abundancia <strong>de</strong> mal y a la brevedad <strong>de</strong>l<br />

tiempo, podríamos sentirnos tentados a pasar nuestros días en una frenética y enfebrecida<br />

actividad <strong>de</strong> nuestra propia elección. Pero esto no sería nada más que un <strong>de</strong>sperdicio <strong>de</strong><br />

energía. Lo importante es encontrar la voluntad <strong>de</strong> Dios para cada día, y llevarla a cabo.<br />

Esta es la única forma <strong>de</strong> ser eficientes y eficaces. Es <strong>de</strong>masiado posible llevar a cabo una<br />

obra cristiana según nuestras propias i<strong>de</strong>as y con nuestras propias fuerzas, y estar<br />

totalmente fuera <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l Señor. El camino <strong>de</strong> la sabiduría es discernir la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios para nuestras vidas individuales, y luego obe<strong>de</strong>cerla hasta el fin.<br />

5:18 Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay libertinaje. En la cultura<br />

americana, un mandamiento parece casi chocante e innecesario, porque la norma entre<br />

muchos cristianos es la abstinencia total. Pero <strong>de</strong>bemos recordar que la Biblia fue escrita<br />

para los creyentes en todas las culturas, y en muchos países el vino sigue siendo una bebida<br />

<strong>de</strong> mesa común. Las Escrituras no con<strong>de</strong>nan el uso <strong>de</strong>l vino, pero sí su abuso. El uso <strong>de</strong>l<br />

vino como medicina está recomendado (Pr. 31:6; 1 Ti. 5:23). El Señor Jesús hizo vino para<br />

su uso como bebida en la boda en Caná <strong>de</strong> Galilea (Jn. 2:1–11).<br />

Pero el uso <strong>de</strong>l vino se transforma en abuso bajo las siguientes circunstancias, y <strong>de</strong>be<br />

entonces rechazarse:<br />

1. Cuando lleva a excesos (Pr. 23:29–35).<br />

2. Cuando forma un hábito dominante (1 Co. 6:12b).<br />

3. Cuando ofen<strong>de</strong> la conciencia débil <strong>de</strong> otro hermano (Ro. 14:13; 1 Co. 8:9).<br />

4. Cuando daña al testimonio cristiano en la comunidad y por ello no es para la gloria <strong>de</strong><br />

Dios (1 Co. 10:31).<br />

5. Cuando el cristiano tiene alguna duda en su mente acerca <strong>de</strong> ello (Ro. 14:23).<br />

La alternativa que Pablo recomienda a embriagarse con vino es ser llenos <strong>de</strong>l<br />

Espíritu. Esta relación pue<strong>de</strong> también sorpren<strong>de</strong>rnos al principio, pero cuando comparamos<br />

y contrastamos ambos estados, vemos por qué el apóstol los yuxtapone <strong>de</strong> esta manera.<br />

Primero, hay varias similitu<strong>de</strong>s:<br />

1. En ambas condiciones, la persona está bajo un po<strong>de</strong>r externo a él. En un caso es el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la bebida embriagadora (a veces llamada «bebida espiritosa»; en el otro caso se<br />

trata <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

2. En ambas condiciones, la persona es vehemente. En el Día <strong>de</strong> Pentecostés, el fervor<br />

producido por el Espíritu fue confundido por el producido por el vino nuevo (Hch. 2:13).<br />

3. En ambas condiciones, queda afectada la andadura <strong>de</strong> la persona —su andar físico en<br />

el caso <strong>de</strong> la embriaguez, y su conducta moral en el segundo caso.<br />

Pero hay dos formas en que las dos condiciones presentan acusados contrastes:<br />

1. En el caso <strong>de</strong> la embriaguez, hay libertinaje y disolución. La llenura <strong>de</strong>l Espíritu<br />

nunca produce esas cosas.<br />

2. En el caso <strong>de</strong> la embriaguez, hay una pérdida <strong>de</strong> dominio propio. Pero el dominio<br />

propio es fruto <strong>de</strong>l Espíritu (Gá. 5:23). Un creyente que esté lleno <strong>de</strong>l Espíritu nunca es


transportado fuera <strong>de</strong> sí mismo don<strong>de</strong> no pueda ya controlar sus acciones; el espíritu <strong>de</strong> los<br />

profetas está siempre sujeto al profeta (1 Co. 14:32).<br />

En ciertas ocasiones en la Biblia, la llenura <strong>de</strong>l Espíritu parece ser presentada como un<br />

don soberano <strong>de</strong> Dios. Por ejemplo, Juan el Bautista fue lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

vientre <strong>de</strong> su madre (Lc. 1:15). En tal caso, la persona lo recibe sin ninguna condición<br />

previa a cumplir. No es algo por lo que obra u ora. El Señor se lo da como le place. Aquí en<br />

Efesios 5:18 el creyente recibe el mandato <strong>de</strong> ser lleno <strong>de</strong>l Espíritu. Esto involucra una<br />

acción por su parte. Ha <strong>de</strong> cumplir ciertas condiciones. No es algo automático, sino<br />

resultado <strong>de</strong> la obediencia.<br />

Por esta razón, la llenura <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong>bería distinguirse <strong>de</strong> ciertos otros <strong>de</strong> sus<br />

ministerios. No es lo mismo que ninguna <strong>de</strong> las siguientes funciones:<br />

1. No es lo mismo que el bautismo <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Es la obra <strong>de</strong>l Espíritu por la cual<br />

el creyente es incorporado al cuerpo <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 12:13).<br />

2. No es la habitación. Por este ministerio el Consolador toma su resi<strong>de</strong>ncia en el cuerpo<br />

<strong>de</strong>l cristiano y le da fuerzas para la santidad, la adoración y el servicio (Jn. 14:16).<br />

3. La unción. El Espíritu mismo es la unción, que enseña al hijo <strong>de</strong> Dios las cosas <strong>de</strong>l<br />

Señor (1 Jn. 2:27).<br />

4. Las arras y el sello. Ya hemos visto que el Espíritu Santo como las arras garantiza la<br />

herencia para el santo, y que como sello garantiza al santo para la herencia (Ef. 1:13, 14).<br />

Éstos son algunos <strong>de</strong> los ministerios <strong>de</strong>l Espíritu que se llevan a cabo en una persona en<br />

el momento en que es salvo. Todo aquel que está en Cristo tiene por ello mismo el<br />

bautismo, la habitación, la unción, las arras y el sello.<br />

Pero la llenura es diferente. No se trata <strong>de</strong> una experiencia <strong>de</strong> crisis <strong>de</strong> una vez por todas<br />

en la vida <strong>de</strong> un discípulo; más bien, se trata <strong>de</strong> un proceso continuo. La traducción literal<br />

<strong>de</strong>l mandamiento es «Sed siendo llenos con el Espíritu». Pue<strong>de</strong> que comience con una<br />

experiencia <strong>de</strong> crisis, pero ha <strong>de</strong> proseguir luego como un proceso continuado. La llenura<br />

<strong>de</strong> hoy no servirá para mañana. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego es un estado muy <strong>de</strong>seable. De hecho, es la<br />

condición i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l creyente sobre la tierra. Significa que el Espíritu Santo tiene Su camino<br />

relativamente sin ser contristado en la vida <strong>de</strong>l cristiano, y que por ello el creyente está<br />

cumpliendo su papel en el plan <strong>de</strong> Dios para este tiempo.<br />

¿Cómo pues pue<strong>de</strong> un creyente ser lleno <strong>de</strong>l Espíritu? El Apóstol Pablo no nos lo dice<br />

aquí en Efesios; sencillamente nos manda que seamos llenos.<br />

Ahora bien, por otras partes <strong>de</strong> la palabra sabemos que para ser llenos <strong>de</strong>l Espíritu<br />

<strong>de</strong>bemos:<br />

1. Confesar y quitar todo pecado conocido en nuestras vidas (1 Jn. 1:5–9). Es evi<strong>de</strong>nte<br />

que una Persona tan santa no pue<strong>de</strong> obrar libremente en una vida don<strong>de</strong> se admite el<br />

pecado.<br />

2. Darnos totalmente a Su control (Ro. 12:1, 2). Esto involucra la rendición <strong>de</strong> nuestra<br />

voluntad, nuestro intelecto, nuestro cuerpo, nuestro tiempo, nuestros talentos, y nuestros<br />

tesoros. Cada área <strong>de</strong> la vida ha <strong>de</strong> ser abierta <strong>de</strong> par en par a Su dominio.<br />

3. Que la palabra <strong>de</strong> Cristo habite ricamente en nosotros (Col. 3:16). Esto involucra leer<br />

la palabra, estudiarla y obe<strong>de</strong>cerla. Cuando la palabra <strong>de</strong> Cristo mora ricamente en


nosotros, siguen los mismos resultados (Col. 3:16) que siguen a la llenura <strong>de</strong>l Espíritu (Ef<br />

5:19).<br />

4. Finalmente, hemos <strong>de</strong> ser vaciados <strong>de</strong>l yo (Gá. 2:20). Para ser llenada con un nuevo<br />

ingrediente, una copa ha <strong>de</strong> ser primero vaciada <strong>de</strong> lo viejo. Para ser llenos <strong>de</strong> Él, hemos <strong>de</strong><br />

ser primero vaciados <strong>de</strong> nosotros.<br />

Un autor <strong>de</strong>sconocido escribe así:<br />

Así como has <strong>de</strong>jado toda la carga <strong>de</strong> tu pecado y has reposado en la obra consumada<br />

<strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong>ja también toda la carga <strong>de</strong> tu vida y servicio, y reposa en la presente obra <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo en tu interior. Date a ti mismo, mañana tras mañana, para ser conducido por<br />

el Espíritu Santo e ir en alabanzas y reposo, <strong>de</strong>jándole que te dirija a ti y tu día. Cultiva a<br />

todo lo largo <strong>de</strong>l día el hábito <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r gozoso <strong>de</strong> Él, esperando que te guíe, ilumine,<br />

reprenda, enseñe, emplee y haga en ti y contigo lo que Él quiera. Cuenta en Su obra como<br />

una realidad, totalmente aparte <strong>de</strong> la vista y <strong>de</strong> los sentimientos. Sólo creamos y<br />

obe<strong>de</strong>zcamos al Espíritu Santo como Gobernante <strong>de</strong> nuestras vidas, y cesemos <strong>de</strong> la carga<br />

<strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> llevarlas por nosotros mismos; entonces aparecerá el fruto <strong>de</strong>l Espíritu en<br />

nosotros como Él quiera para gloria <strong>de</strong> Dios.<br />

¿Lo sabe una persona, cuando está llena <strong>de</strong>l Espíritu? En realidad, cuanto más<br />

cercanos estamos al Señor, tanto más conscientes somos <strong>de</strong> nuestra total indignidad y<br />

pecaminosidad (Is. 6:1–5). En Su presencia, nada hallamos en nosotros <strong>de</strong> qué<br />

enorgullecernos (Lc. 5:8). No somos conscientes <strong>de</strong> ninguna superioridad espiritual sobre<br />

otros, ninguna sensación <strong>de</strong> «haber llegado». El creyente que está lleno <strong>de</strong>l Espíritu está<br />

ocupado con Cristo y no con el yo.<br />

Al mismo tiempo, pue<strong>de</strong> tener la plena conciencia <strong>de</strong> que Dios está obrando en y por<br />

medio <strong>de</strong> su vida. Ve las cosas sucediendo <strong>de</strong> una manera sobrenatural. Las circunstancias<br />

se ajustan <strong>de</strong> manera milagrosa. Hay vidas que son tocadas para Dios. Los acontecimientos<br />

se mueven según un programa divino. Incluso las fuerzas <strong>de</strong> la naturaleza están <strong>de</strong> su lado;<br />

parecen enca<strong>de</strong>nadas a las ruedas <strong>de</strong>l carro <strong>de</strong>l Señor. Ve todo esto; se da cuenta <strong>de</strong> que<br />

Dios está obrando por y por medio <strong>de</strong> él, y sin embargo se siente extrañamente disociado <strong>de</strong><br />

todo por lo que respecta a aceptar ningún crédito. En lo más íntimo <strong>de</strong> su ser, se da cuenta<br />

<strong>de</strong> que todo proviene <strong>de</strong>l Señor.<br />

5:19 Ahora el apóstol da cuatro resultados <strong>de</strong> ser llenos <strong>de</strong>l Espíritu. Primero, los<br />

cristianos llenos <strong>de</strong>l Espíritu hablan entre ellos con salmos, con himnos y cánticos<br />

espirituales. La llenura divina abre la boca para hablar <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong>l Señor y agranda el<br />

corazón para compartir estas cosas con otros. Aunque algunos ven las tres categorías como<br />

partes <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> los Salmos, nosotros vemos sólo los salmos como refiriéndose a los<br />

escritos inspirados <strong>de</strong> David, Asaf y otros. Himnos son cánticos no inspirados que dan<br />

adoración y alabanza directamente a Dios. Cánticos espirituales son todas aquellas otras<br />

composiciones líricas que tratan <strong>de</strong> temas espirituales, aunque no se dirijan directamente a<br />

Dios.<br />

Una segunda evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la llenura es el gozo interior y la alabanza a Dios. Cantando<br />

y salmodiando al Señor en vuestros corazones. Una vida llena <strong>de</strong>l Espíritu es una fuente<br />

que borbotea gozo (Hch. 13:52). Zacarías es una ilustración <strong>de</strong> ello: cuando fue lleno con el<br />

Espíritu Santo, cantó con todo su corazón al Señor (Lc. 1:67–79).


5:20 Un tercer resultado es la acción <strong>de</strong> gracias: dando siempre gracias por todo al<br />

Dios y Padre, en el nombre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. Cuando el Espíritu reina, hay<br />

gratitud a Dios, un profundo sentimiento <strong>de</strong> aprecio y una espontánea expresión <strong>de</strong> ello. No<br />

es algo ocasional, sino continuo. No sólo por las cosas placenteras, sino por todas.<br />

Cualquiera pue<strong>de</strong> estar agra<strong>de</strong>cido por la luz <strong>de</strong>l sol; se precisa <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu para<br />

ser agra<strong>de</strong>cido por las tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida.<br />

La vía más corta y segura para toda la felicidad es ésta:<br />

Haz <strong>de</strong> esto una norma, da las gracias a Dios por todo lo que te suce<strong>de</strong>. Porque es cierto<br />

que sea cual sea la aparente calamidad que te sobreviene, si das gracias a Dios y lo alabas<br />

por ella, la tornas en una bendición. Si pudieses obrar milagros, no podrías hacer más por ti<br />

mismo que mediante este espíritu agra<strong>de</strong>cido; porque no precisa <strong>de</strong> una palabra<br />

pronunciada y torna todo lo que toca en dicha (Seleccionado).<br />

5:21 La cuarta prueba <strong>de</strong> estar lleno <strong>de</strong>l Espíritu es someterse unos a otros en el temor<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

Erdman amonesta:<br />

Esta es una frase <strong>de</strong>masiadas veces <strong>de</strong>scuidada. … Da una prueba <strong>de</strong> espiritualidad que<br />

los cristianos <strong>de</strong>masiadas pocas veces aplican. … Muchas personas creen que los gritos <strong>de</strong><br />

aleluya y los cánticos exultantes y la proclamación <strong>de</strong> alabanza en unas «lenguas» más o<br />

menos «<strong>de</strong>sconocidas» son prueba <strong>de</strong> estar «llenos <strong>de</strong>l Espíritu». Todo esto pue<strong>de</strong> ser<br />

espúreo y engañoso y carente <strong>de</strong> significado. El sometimiento a nuestros hermanos en<br />

Cristo, la mo<strong>de</strong>stia en nuestra conducta, la humildad, la buena disposición a no disputar, la<br />

paciencia, la gentileza —todo eso son pruebas inequívocas <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu—. …<br />

Esta mutua sumisión a sus hermanos cristianos <strong>de</strong>bería ser dada «en el temor <strong>de</strong> Cristo», es<br />

<strong>de</strong>cir, en reverencia a Aquel que es reconocido como el Señor y Dueño <strong>de</strong> todo.<br />

Así, éstos son cuatro resultados <strong>de</strong> ser llenados por el Espíritu —hablar, cantar, dar<br />

gracias y someterse—. Pero hay al menos otros cuatro:<br />

1. Libertad en repren<strong>de</strong>r el pecado (Hch. 13:9–12) y en dar testimonio por el Señor (Hch.<br />

4:8–12, 31; 13:52–14:3).<br />

2. Po<strong>de</strong>r para el servicio (Hch. 1:8; 6:3, 8; 11:24).<br />

3. Generosidad, no egoísmo (Hch. 4:31, 32).<br />

4. Exaltación <strong>de</strong> Cristo (Hch. 9:17, 20) y <strong>de</strong> Dios (Hch. 2:4, 11; 10:44, 46).<br />

Deberíamos <strong>de</strong>sear con anhelo ser llenos <strong>de</strong>l Espíritu, pero sólo para la gloria <strong>de</strong> Dios,<br />

no para la nuestra.<br />

D. Llamamiento a la piedad personal en la familia cristiana (5:22–6:9)<br />

5:22 Aunque aquí comienza una nueva sección, hay un estrecho vínculo con el<br />

versículo prece<strong>de</strong>nte. Allí Pablo había dado el sometimiento <strong>de</strong> unos a otros como el<br />

resultado <strong>de</strong> la llenura divina. En la sección <strong>de</strong> 5:22 a 6:9 cita tres áreas específicas en la<br />

familia cristiana en las que la voluntad <strong>de</strong> Dios es el sometimiento:<br />

Las casadas <strong>de</strong>ben estar sometidas a sus propios maridos.<br />

Los hijos <strong>de</strong>ben someterse a sus padres.


Los siervos <strong>de</strong>ben someterse a sus amos.<br />

Que todos los creyentes sean uno en Cristo Jesús no significa que las relaciones<br />

terrenales que<strong>de</strong>n abolidas. Debemos seguir respetando las varias formas <strong>de</strong> autoridad y<br />

gobierno que Dios ha instituido. Cada sociedad bien or<strong>de</strong>nada reposa sobre dos columnas<br />

<strong>de</strong> sustentación: autoridad y sumisión. Ha <strong>de</strong> haber aquellos que ejercen la autoridad y<br />

aquellos que se someten a la misma. Este principio es tan básico que se encuentra incluso<br />

en la Deidad: «Pero quiero que sepáis que… Dios [es] la cabeza <strong>de</strong> Cristo» (1 Co. 11:3).<br />

Dios ha dispuesto el gobierno humano. No importa cuán malvado pueda ser un gobierno,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> Dios es mejor que ningún gobierno, y <strong>de</strong>beríamos obe<strong>de</strong>cerlo en<br />

todo aquello que podamos sin <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer ni negar al Señor. La ausencia <strong>de</strong> gobierno es<br />

anarquía, y ninguna sociedad pue<strong>de</strong> sobrevivir bajo la anarquía.<br />

Lo mismo suce<strong>de</strong> en el hogar. Ha <strong>de</strong> haber una cabeza, y ha <strong>de</strong> haber obediencia a<br />

aquella cabeza. Dios or<strong>de</strong>nó que el puesto <strong>de</strong> cabeza sea dado al hombre, e indicó esto<br />

creando primero al hombre, y luego creando a la mujer para el hombre. Así, tanto en el<br />

or<strong>de</strong>n como en el propósito <strong>de</strong> la creación, puso al hombre en el puesto <strong>de</strong> autoridad y a la<br />

mujer en el puesto <strong>de</strong> sujeción.<br />

El sometimiento nunca implica inferioridad. El Señor Jesús se somete a Dios Padre,<br />

pero no es inferior en absoluto a Él. Tampoco es la mujer inferior al hombre. En muchas<br />

maneras pue<strong>de</strong> serle superior: en <strong>de</strong>voción, en simpatía, en diligencia, y en heroica<br />

persistencia. Pero a las casadas se les manda que estén sometidas a sus propios maridos,<br />

como al Señor. Al someterse a la autoridad <strong>de</strong> su marido, una mujer se somete a la<br />

autoridad <strong>de</strong>l Señor. Esto, por sí mismo, <strong>de</strong>bería quitar toda actitud <strong>de</strong> resistencia o<br />

rebeldía.<br />

La historia abunda con ilustraciones <strong>de</strong>l caos que resulta <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sobediencia a la pauta<br />

<strong>de</strong> Dios. Al usurpar el puesto <strong>de</strong> li<strong>de</strong>razgo y actuar en lugar <strong>de</strong> su marido, Eva introdujo el<br />

pecado en la raza humana, con todos sus catastróficos resultados. En tiempos más recientes<br />

muchas <strong>de</strong> las falsas sectas fueron iniciadas por mujeres que usurparon un puesto <strong>de</strong><br />

autoridad que Dios nunca quiso que tuviesen. Las mujeres que <strong>de</strong>jan la esfera que Dios les<br />

ha dado pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>struir una <strong>iglesia</strong> local, romper un matrimonio o hundir un hogar.<br />

En cambio, no hay nada más atrayente que una mujer cumpliendo el papel que Dios le<br />

ha asignado. En Proverbios 31 se da un retrato total <strong>de</strong> una mujer así —un memorial<br />

permanente <strong>de</strong> la esposa y madre que agrada al Señor.<br />

5:23 La razón <strong>de</strong>l sometimiento <strong>de</strong> la mujer es que su marido es su cabeza. Ocupa la<br />

misma relación con ella que Cristo tiene con la <strong>iglesia</strong>. Cristo es cabeza <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, la<br />

cual es su cuerpo, y él es su Salvador. (La palabra Salvador aquí pue<strong>de</strong> tener el sentido <strong>de</strong><br />

Preservador, como en 1 Ti 4:10, JND). De modo que el marido es cabeza <strong>de</strong> la mujer, y<br />

es también preservador <strong>de</strong> ella. Como cabeza ama, conduce y guía; como preservador<br />

provee para ella, la protege y la cuida.<br />

Todos sabemos que hay en la actualidad una enorme reacción contra esta enseñanza. Se<br />

acusa a Pablo <strong>de</strong> ser un soltero lleno <strong>de</strong> prejuicios, un machista y aborrecedor <strong>de</strong> las<br />

mujeres. O bien se dice que sus puntos <strong>de</strong> vista reflejan las costumbres sociales <strong>de</strong> su<br />

tiempo, pero que ya no son aplicables. Estas <strong>de</strong>claraciones, naturalmente, son un ataque<br />

frontal a la inspiración <strong>de</strong> las Escrituras. Aquí no tenemos meramente las palabras <strong>de</strong> Pablo;<br />

son las palabras <strong>de</strong> Dios. Rehusarlas es rehusar al Señor e invitar dificulta<strong>de</strong>s y<br />

calamida<strong>de</strong>s.


5:24 Nada podría exaltar más el papel <strong>de</strong> la esposa que compararla con el papel <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> como esposa <strong>de</strong> Cristo. El sometimiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> es la pauta que <strong>de</strong>be seguir la<br />

esposa. Ella <strong>de</strong>be estar sometida a su marido en todo —es <strong>de</strong>cir, en todo aquello que sea<br />

conforme a la voluntad <strong>de</strong> Dios—. No se pue<strong>de</strong> esperar <strong>de</strong> la mujer que obe<strong>de</strong>zca al marido<br />

si él la quiere obligar a comprometer su lealtad para con el Señor Jesús. Pero en todas las<br />

relaciones normales <strong>de</strong> la vida, ella <strong>de</strong>be obe<strong>de</strong>cer a su marido, incluso si su marido no es<br />

creyente.<br />

5:25 Si las anteriores instrucciones a las mujeres estuviesen aisladas, y no hubiese unas<br />

instrucciones precisas correspondientes a los maridos, entonces la presentación sería<br />

unilateral, por no <strong>de</strong>cir que injusta. Pero observemos el hermoso equilibrio <strong>de</strong> verdad en las<br />

Escrituras, y la norma correspondiente que se <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> los maridos. A los maridos no<br />

se les manda que mantengan sujetas a sus mujeres; se les dice que amen a sus mujeres, así<br />

como Cristo amó a la <strong>iglesia</strong>. Bien se ha dicho que a ninguna mujer le importaría<br />

someterse a un marido que la amase tanto como Cristo ama a la <strong>iglesia</strong>. Alguien escribió<br />

<strong>de</strong> un hombre que temía que estaba <strong>de</strong>sagradando a Dios por amar tanto a su mujer. Un<br />

obrero cristiano le preguntó si la amaba más que Cristo amaba a la <strong>iglesia</strong>. Éste dijo que no.<br />

Entonces el obrero le respondió: «Sólo cuando vayas más allá <strong>de</strong> esto amarás <strong>de</strong>masiado a<br />

tu mujer». El amor <strong>de</strong> Cristo para con la <strong>iglesia</strong> se presenta aquí en tres movimientos<br />

majestuosos que se extien<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l pasado al presente y al futuro. En el pasado, <strong>de</strong>mostró Su<br />

amor para con la <strong>iglesia</strong> entregándose a sí mismo por ella. Esto se refiere a Su muerte<br />

sacrificial en la cruz. Allí pagó el más gran<strong>de</strong> precio para adquirir para Sí mismo una<br />

Esposa. Así como Eva fue sacada <strong>de</strong>l costado <strong>de</strong> Adán, así, en cierto sentido, la <strong>iglesia</strong> fue<br />

creada <strong>de</strong>l costado herido <strong>de</strong>l Salvador.<br />

5:26 En el tiempo presente, Su amor por la <strong>iglesia</strong> se muestra en Su obra <strong>de</strong><br />

santificación: para santificarla, habiéndola purificado con el lavamiento <strong>de</strong>l agua por<br />

la palabra. Santificar significa poner aparte. Posicionalmente, la <strong>iglesia</strong> está ya<br />

santificada; prácticamente, está siendo santificada <strong>de</strong> día en día. Va a través <strong>de</strong> un proceso<br />

<strong>de</strong> preparación moral y espiritual, similar al curso <strong>de</strong> belleza <strong>de</strong> un año que Ester tomó<br />

antes <strong>de</strong> ser presentada ante el Rey Asuero (Est. 2:12–16). El proceso <strong>de</strong> santificación es<br />

llevado a cabo por el lavamiento <strong>de</strong>l agua por la palabra. En términos sencillos, esto<br />

significa que las vidas <strong>de</strong> los creyentes son purificadas al oír las palabras <strong>de</strong> Cristo y<br />

obe<strong>de</strong>cerlas. Así, Jesús dijo a los discípulos: «Vosotros estáis ya limpios por la palabra que<br />

os he hablado» (Jn 15:3). Y vinculó la santificación con la palabra en Su oración <strong>de</strong><br />

intercesión sumo sacerdotal: «Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad» (Jn. 17:17).<br />

Así como la sangre <strong>de</strong> Cristo nos purifica <strong>de</strong> una vez por todas <strong>de</strong> la culpa y pena <strong>de</strong>l<br />

pecado, así la palabra <strong>de</strong> Dios purifica continuamente <strong>de</strong> la contaminación e impureza <strong>de</strong>l<br />

pecado. Este pasaje nos enseña que la <strong>iglesia</strong> está siendo bañada en el presente, pero no con<br />

agua literal, sino con el agente purificador que es la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

5:27 En el pasado, el amor <strong>de</strong> Dios se manifestó en nuestra re<strong>de</strong>nción. En el presente,<br />

se ve en nuestra santificación. En el futuro se exhibirá en nuestra glorificación. Él mismo<br />

se la presentará a sí mismo como una <strong>iglesia</strong> gloriosa, que no tendrá mancha ni arruga<br />

ni cosa semejante, sino… santa y sin mancha. Entonces llegará a la culminación <strong>de</strong> su<br />

hermosura y perfección espiritual.<br />

A. T. Pierson pue<strong>de</strong> exclamar con razón:


Pensemos en esto —cuando la mirada <strong>de</strong> la Omnisciencia nos contemple al final—. No<br />

encontrará nada que para Su inmaculada santidad pudiese resultar como un grano o mancha<br />

en un rostro humano. ¡Qué maravilloso!<br />

F. W. Grant coinci<strong>de</strong>:<br />

Ninguna señal <strong>de</strong> vejez sobre nosotros, ningún <strong>de</strong>fecto; nada le será apropiado entonces<br />

sino la flor y eternidad <strong>de</strong> una juventud perdurable, la lozanía <strong>de</strong> afectos que jamás se<br />

cansarán, que no pue<strong>de</strong>n conocer <strong>de</strong>terioro alguno. La Iglesia será santa y sin mancha<br />

entonces. Después <strong>de</strong> todo lo que hemos conocido <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> ella, sería extraño leer<br />

esto, si no supiéramos cuán gloriosamente Dios mantiene su triunfo sobre el pecado y el<br />

mal.<br />

5:28 Después <strong>de</strong> ascen<strong>de</strong>r en esta magnífica rapsodia que trata <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Cristo para<br />

con la <strong>iglesia</strong>, Pablo vuelve ahora a recordar a los maridos que la pauta que ellos tienen<br />

para imitar es esta: Así también los maridos <strong>de</strong>ben amar a sus mujeres como a sus<br />

mismos cuerpos. Imitando el amor <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong>berían amar a sus mujeres como siendo<br />

verda<strong>de</strong>ramente sus mismos cuerpos.<br />

En griego, la palabra «propio(s)» aparece seis veces en los vv. 22–33. Este empleo<br />

enfático <strong>de</strong> la palabra «propio(s)» nos recuerda que la voluntad <strong>de</strong> Dios para Su pueblo es<br />

la monogamia. Aunque Él permitió la poligamia en el AT, jamás la aprobó.<br />

Es también interesante observar las varias formas con que Pablo <strong>de</strong>scribe la estrecha<br />

relación <strong>de</strong>l marido y la mujer. Dice que al amar a su mujer, el hombre ama a su propio<br />

cuerpo (v. 28a); a sí mismo (vv. 28b, 33); y «a su propia carne» (v. 29). Por cuanto el<br />

matrimonio involucra una verda<strong>de</strong>ra unión <strong>de</strong> personas y dos vienen a ser una sola carne,<br />

un hombre que ama a su mujer está, en un sentido muy verda<strong>de</strong>ro, amándose a sí mismo.<br />

5:29 El hombre nace con el instinto <strong>de</strong> cuidar <strong>de</strong> su propio cuerpo. Lo alimenta, viste y<br />

baña; lo protege <strong>de</strong> incomodida<strong>de</strong>s, dolor y daño. Su supervivencia <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> este<br />

cuidado. Este solícito interés es una pálida sombra <strong>de</strong>l cuidado que el Señor tiene por la<br />

<strong>iglesia</strong>.<br />

5:30 Porque somos miembros <strong>de</strong> su cuerpo. ¡Cuán asombrosa es la gracia <strong>de</strong> Dios!<br />

No sólo nos salva <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong>l infierno, sino que nos incorpora a Cristo como<br />

miembros <strong>de</strong> Su Cuerpo místico. Esto habla elocuentemente <strong>de</strong> Su amor para con<br />

nosotros: Él nos abriga como a Su propio Cuerpo. ¡Qué cuidado! Él nos alimenta, santifica<br />

e instruye. ¡Qué seguridad! Él no estará en el cielo sin Sus miembros. Somos unidos a Él<br />

en una vida común. Todo lo que afecta a los miembros afecta asimismo a la Cabeza.<br />

5:31 El apóstol cita ahora Génesis 2:24 como presentando el concepto original <strong>de</strong> Dios<br />

al instituir la relación matrimonial. Primero, la relación <strong>de</strong>l hombre con sus padres queda<br />

suplantada por una relación más alta, es <strong>de</strong>cir, su lealtad a su mujer. A fin <strong>de</strong> cumplir el<br />

elevado i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la relación matrimonial, <strong>de</strong>ja a sus padres y se une a su mujer. El segundo<br />

rasgo es que marido y mujer vienen a ser una sola carne: hay una unión real <strong>de</strong> dos<br />

personas. Si se recordasen a menudo estos dos hechos básicos, eliminarían por una parte<br />

problemas con los suegros, y por la otra pen<strong>de</strong>ncias matrimoniales.<br />

5:32 Gran<strong>de</strong> es este misterio; mas yo digo esto respecto <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

Pablo culmina ahora su discusión <strong>de</strong> la relación matrimonial anunciando esta maravillosa<br />

verdad, hasta aquel momento no sabida, <strong>de</strong> que así como la mujer es para su marido, así lo<br />

es la <strong>iglesia</strong> para Cristo.


Cuando Pablo dice que el misterio es gran<strong>de</strong>, no se refiere a que sea muy misterioso,<br />

sino que las implicaciones <strong>de</strong> esta verdad son inmensas. El misterio es el maravilloso<br />

propósito que estaba escondido en Dios en eda<strong>de</strong>s pasadas, pero que ha sido ahora<br />

revelado. Este propósito es llamar <strong>de</strong> entre las naciones un pueblo para que sea el Cuerpo y<br />

Esposa <strong>de</strong> Su glorioso Hijo. La relación matrimonial encuentra así su perfecto antitipo en la<br />

relación entre Cristo y la <strong>iglesia</strong>.<br />

Un espíritu con el Señor:<br />

Ama el glorificado Jesús<br />

A Su cuerpo la <strong>iglesia</strong>, su Esposa es,<br />

Y por ella Su sangre <strong>de</strong>rramó.<br />

Mary Bowley Peters<br />

5:33 Este último versículo es una recapitulación sumaria <strong>de</strong> todo lo que el apóstol ha<br />

estado diciendo a los maridos y a las mujeres. La amonestación final a los maridos es esta:<br />

Cada uno <strong>de</strong> vosotros sin excepción ame también a su mujer como a sí mismo. No<br />

meramente como uno podría amarse a sí mismo, sino reconociendo el hecho <strong>de</strong> que ella es<br />

una contigo. A las mujeres, la palabra es: y la mujer respete continuamente y obe<strong>de</strong>zca a<br />

su marido. ¡Detengámonos ahora, y pensemos un momento! ¿Qué suce<strong>de</strong>ría si estas<br />

instrucciones fuesen ampliamente obe<strong>de</strong>cidas por los cristianos en la actualidad? La<br />

respuesta es evi<strong>de</strong>nte: no habría pen<strong>de</strong>ncias, separaciones ni divorcios. Nuestros hogares<br />

serían más como premoniciones <strong>de</strong>l cielo que lo que son a menudo.<br />

6:1 En el capítulo 5 vimos que uno <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong> ser llenos <strong>de</strong>l Espíritu es<br />

someterse unos a otros. Vimos, por ejemplo, que una mujer llena <strong>de</strong>l Espíritu, se someterá a<br />

su marido. Ahora apren<strong>de</strong>mos que los hijos llenos <strong>de</strong>l Espíritu se someterán <strong>de</strong> corazón a<br />

sus padres. El <strong>de</strong>ber fundamental <strong>de</strong> todos los hijos es obe<strong>de</strong>cer a sus padres en el Señor.<br />

Que los hijos sean cristianos o que los padres sean cristianos no hace diferencia alguna. La<br />

relación padre-hijo fue or<strong>de</strong>nada para toda la humanidad, no sólo para los creyentes. El<br />

mandamiento a obe<strong>de</strong>cer… en el Señor significa primero <strong>de</strong> todo que los hijos <strong>de</strong>berían<br />

obe<strong>de</strong>cer con la actitud <strong>de</strong> que al hacerlo así están obe<strong>de</strong>ciendo al Señor. La obediencia <strong>de</strong><br />

ellos <strong>de</strong>bería ser como si dada a Él. Segundo, significa que <strong>de</strong>berían obe<strong>de</strong>cer en todas las<br />

cuestiones que sean conformes a la voluntad <strong>de</strong> Dios. Si sus padres les or<strong>de</strong>nasen pecar, no<br />

sería <strong>de</strong> esperar que lo hiciesen. En tal caso <strong>de</strong>berían rehusar cortésmente y sufrir las<br />

consecuencias con mansedumbre y sin <strong>de</strong>safío. Sin embargo, <strong>de</strong>berían ser obedientes en<br />

todos los <strong>de</strong>más casos.<br />

Se dan cuatro razones por las que <strong>de</strong>berían obe<strong>de</strong>cer. Primero, porque es justo. Es un<br />

principio básico erigido en la misma estructura <strong>de</strong> la vida familiar que los inmaduros,<br />

impulsivos e inexpertos <strong>de</strong>ben someterse a la autoridad <strong>de</strong> los padres, que son mayores y<br />

más sabios.<br />

6:2 La segunda razón es que es bíblico. Aquí Pablo cita Éxodo 20:12: Honra a tu<br />

padre y a tu madre (véase también Dt. 5:16). Este mandamiento a dar honra a los padres<br />

es el primer mandamiento <strong>de</strong> los Diez que incluye una promesa específica <strong>de</strong> bendición.<br />

Pi<strong>de</strong> a los hijos que respeten, amen y obe<strong>de</strong>zcan a sus padres.<br />

6:3 La tercera razón es que es para el mayor bien <strong>de</strong> los hijos: para que te vaya bien.<br />

Pensemos en lo que suce<strong>de</strong>ría a un niño que no recibiese instrucción ni corrección <strong>de</strong> parte<br />

<strong>de</strong> sus padres. Sería personalmente un <strong>de</strong>sgraciado, y socialmente intolerable.


La cuarta razón es que la obediencia promueve una vida larga: y seas <strong>de</strong> larga vida<br />

sobre la tierra. En el AT, un hijo judío que obe<strong>de</strong>ciese a sus padres gozaba <strong>de</strong> larga vida.<br />

En esta Edad <strong>de</strong>l Evangelio no es una regla sin excepciones. La obediencia filial no va<br />

siempre atada a la longevidad. Un hijo obediente pue<strong>de</strong> morir joven. Pero es cierto en<br />

general que la vida <strong>de</strong> disciplina y obediencia conduce a la salud y a la longevidad,<br />

mientras que una vida <strong>de</strong> rebelión y <strong>de</strong>senfreno a menudo termina <strong>de</strong> manera prematura.<br />

6:4 Las instrucciones a los hijos son ahora equilibradas con consejo dado a los padres.<br />

Ellos no <strong>de</strong>berían provocar a sus hijos a ira con exigencias irrazonables, con una dureza<br />

in<strong>de</strong>bida, con constantes riñas. Más bien, los hijos <strong>de</strong>berían ser criados en disciplina y<br />

amonestación <strong>de</strong>l Señor. Disciplina se refiere a instrucción y corrección, y pue<strong>de</strong> ser<br />

verbal o corporal. Amonestación significa advertencia, reprensión, censura. La crianza <strong>de</strong><br />

los niños <strong>de</strong>bería ser «en el Señor», es <strong>de</strong>cir, llevada a cabo en conformidad con Su<br />

voluntad según está revelada en la Biblia por uno que actúa como Su representante.<br />

Susannah Wesley, madre <strong>de</strong> diecisiete hijos, entre los que estaban John y Charles<br />

Wesley, escribió una vez:<br />

El padre que se cuida <strong>de</strong> someter la voluntariedad en su hijo, trabaja junto con Dios en<br />

la renovación y salvación <strong>de</strong> un alma. El padre que le conce<strong>de</strong> sus caprichos, hace la obra<br />

<strong>de</strong>l diablo, hace impráctica la religión, inalcanzable la salvación, y pone todo <strong>de</strong> su parte<br />

para con<strong>de</strong>nar a su hijo para siempre, en cuerpo y alma.<br />

6:5 La tercera y última esfera <strong>de</strong> sumisión en el hogar cristiano es la <strong>de</strong> siervos bajo los<br />

amos. La palabra que Pablo usa es esclavos, pero el principio se aplica a siervos o<br />

empleados <strong>de</strong> toda clase.<br />

El primer <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> los empleados es para con sus amos terrenales. La expresión amos<br />

terrenales nos recuerda que un patrono tiene jurisdicción por lo que toca al trabajo físico o<br />

mental, pero no pue<strong>de</strong> dictar en cuestiones espirituales ni gobernar su conciencia.<br />

Segundo, los siervos <strong>de</strong>berían ser respetuosos. Temor y temblor no significa una<br />

actitud servil y un terror <strong>de</strong> abyección; significan un respeto en el seguimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber y<br />

un temor a ofen<strong>de</strong>r al Señor y al patrono.<br />

Tercero, el servicio <strong>de</strong>bería ser consciente, o con sencillez <strong>de</strong>… corazón. Deberíamos<br />

tratar <strong>de</strong> rendir sesenta minutos <strong>de</strong> trabajo por cada hora <strong>de</strong> paga.<br />

Luego, nuestro trabajo <strong>de</strong>bería ser como a Cristo. Estas palabras muestran que no<br />

<strong>de</strong>bería haber ninguna distinción real entre lo secular y lo sagrado. Todo lo que hagamos<br />

<strong>de</strong>beríamos hacerlo para Él —con vistas a complacerlo y honrarlo a Él y atraer a otros a<br />

Él—. Las tareas más mezquinas y comunes en la vida son ennoblecedoras y son<br />

dignificadas cuando se hacen para la gloria <strong>de</strong> Dios. ¡Hasta lavar los platos! Por esa razón<br />

algunas amas <strong>de</strong> casa tienen este lema sobre su frega<strong>de</strong>ro: «Aquí se celebra un servicio<br />

divino tres veces al día».<br />

6:6 Deberíamos ser siempre diligentes, no sólo cuando el jefe nos está mirando, sino<br />

conscientes <strong>de</strong> que nuestro Amo está siempre mirando. Es natural la ten<strong>de</strong>ncia a relajarse<br />

cuando el patrono no está ahí, pero es una forma <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z. Las normas <strong>de</strong><br />

conducta <strong>de</strong>l cristiano no <strong>de</strong>berían variar según la situación geográfica <strong>de</strong>l encargado. Un<br />

cliente le insistió una vez a un ven<strong>de</strong>dor cristiano para que le diese más que lo que estaba<br />

pagando, asegurándole que su patrono no estaba mirando. El ven<strong>de</strong>dor le contestó: «¡Mi<br />

Amo siempre está mirando!». Como siervos <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong>beríamos estar siempre haciendo


<strong>de</strong> corazón la voluntad <strong>de</strong> Dios, es <strong>de</strong>cir, con un <strong>de</strong>seo sincero <strong>de</strong> complacerle. Erdman<br />

dice:<br />

El trabajo queda dignificado <strong>de</strong> una manera in<strong>de</strong>cible por consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> esta clase.<br />

La tarea <strong>de</strong>l más humil<strong>de</strong> esclavo pue<strong>de</strong> quedar ennoblecida al ser hecha <strong>de</strong> tal manera que<br />

agra<strong>de</strong> a Cristo, con tal buena voluntad, con una disposición tan cordial y celo, que merezca<br />

la aprobación <strong>de</strong>l Señor.<br />

6:7 Luego, también, <strong>de</strong>beríamos servir <strong>de</strong> buena voluntad. No con una exhibición<br />

exterior <strong>de</strong> obediencia cuando estamos interiormente hirviendo <strong>de</strong> resentimiento, sino con<br />

alegría y buena disposición. Incluso si un amo es dominante, insultante e irrazonable,<br />

nuestro trabajo pue<strong>de</strong> seguir siendo hecho como al Señor y no a los hombres. Es esta<br />

clase <strong>de</strong> conducta sobrenatural la que habla con más fuerza a la clase <strong>de</strong> mundo en el que<br />

vivimos.<br />

6:8 Un gran incentivo para hacerlo todo como para Cristo es la certidumbre <strong>de</strong> que Él<br />

recompensará cada una <strong>de</strong> estas buenas obras. Que alguien sea siervo o libre no hace<br />

diferencia alguna. El Señor observa todos los trabajos, gratos o ingratos, que se hacen para<br />

Él, y Él recompensará a cada obrero.<br />

Antes <strong>de</strong> terminar esta sección acerca <strong>de</strong> los esclavos, se <strong>de</strong>berían hacer algunos<br />

comentarios:<br />

1. El NT no con<strong>de</strong>na la esclavitud como tal. De hecho, asemeja al verda<strong>de</strong>ro creyente<br />

con un esclavo <strong>de</strong> Cristo (v. 6). Pero los abusos <strong>de</strong> la esclavitud han <strong>de</strong>saparecido allá<br />

don<strong>de</strong> ha ido el evangelio —principalmente por reforma moral.<br />

2. El NT tiene más que <strong>de</strong>cir a los esclavos que a los reyes. Esto pue<strong>de</strong> tener que ver con<br />

el hecho <strong>de</strong> que no muchos sabios, po<strong>de</strong>rosos o nobles son llamados (1 Co. 1:26).<br />

Probablemente, la mayoría <strong>de</strong> cristianos se hallan en los estratos económicos y sociales<br />

bajos. El énfasis sobre los esclavos muestra también que los siervos <strong>de</strong> la escala más baja<br />

no quedan excluidos <strong>de</strong> las más escogidas bendiciones <strong>de</strong>l cristianismo.<br />

3. La efectividad <strong>de</strong> estas instrucciones a los esclavos se ve en el hecho <strong>de</strong> que en los<br />

primeros días <strong>de</strong>l cristianismo, los esclavos cristianos generalmente eran vendidos a<br />

mayores precios en las subastas que los esclavos paganos. Debería ser cierto en la<br />

actualidad que los empleados cristianos valen más para sus patronos que aquellos que<br />

nunca han sido tocados por la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

6:9 Los amos <strong>de</strong>berían ir conducidos por el mismo criterio general que los siervos.<br />

Tendrían que ser justos, benignos y honrados. Deberían tener un cuidado particular en no<br />

emplear un lenguaje insultante o con amenazas. Si ejercen disciplina en esta área, nunca<br />

habrán <strong>de</strong> recurrir a abusar físicamente <strong>de</strong> sus siervos. Y <strong>de</strong>berían siempre recordar que<br />

tienen un Señor en el cielo, el mismo Señor que tiene el esclavo. Las distinciones<br />

terrenales quedan allanadas en presencia <strong>de</strong>l Señor. Tanto el amo como el esclavo darán un<br />

día cuenta a Él.<br />

E. Exhortaciones acerca <strong>de</strong> la guerra cristiana (6:10–20)


6:10 Pablo llega al final <strong>de</strong> su Epístola. Dirigiéndose a toda la familia <strong>de</strong> Dios, les hace<br />

un vibrante llamamiento como soldados <strong>de</strong> Cristo. Cada verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> Dios apren<strong>de</strong><br />

pronto que la vida cristiana es una guerra. Las huestes <strong>de</strong> Satanás se <strong>de</strong>dican a obstaculizar<br />

y obstruir la obra <strong>de</strong> Cristo y a poner fuera <strong>de</strong> combate a los soldados individuales. Cuanto<br />

más efectivo sea un creyente para el Señor, tanto más experimentará los salvajes ataques<br />

<strong>de</strong>l enemigo: el diablo no malgasta sus municiones contra cristianos nominales. No<br />

po<strong>de</strong>mos hacer nada con nuestras propias fuerzas contra el diablo. El primer mandamiento<br />

preparatorio es que seamos fortalecidos en el Señor, y en los ilimitados recursos <strong>de</strong> su<br />

fuerza. Los mejores soldados <strong>de</strong> Dios son los conscientes <strong>de</strong> sus propias <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s e<br />

ineficacia, que se apoyan sólo en Él. «Escogió Dios lo necio <strong>de</strong>l mundo, para avergonzar a<br />

lo fuerte» (1 Co. 1:27b). Nuestra <strong>de</strong>bilidad se encomienda al vigor <strong>de</strong> su fuerza.<br />

6:11 El segundo mandamiento trata <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> la armadura <strong>de</strong> Dios. El<br />

creyente <strong>de</strong>be vestirse <strong>de</strong> toda la armadura <strong>de</strong> Dios, para que pueda estar firme contra<br />

las artimañas <strong>de</strong>l diablo. Es necesario estar totalmente armado: no será suficiente con una<br />

o dos piezas. Sólo toda la panoplia que Dios nos provee nos mantendrá invulnerables. El<br />

diablo tiene varias estratagemas: <strong>de</strong>saliento, frustración, confusión, fracasos morales y<br />

errores doctrinales. Él conoce nuestro punto más débil y apunta a él. Si no pue<strong>de</strong><br />

inutilizarnos mediante un método, intentará otro.<br />

6:12 Esta guerra no es cosa <strong>de</strong> luchar contra impías filosofías, astutos sacerdotes,<br />

sectarios que niegan a Cristo ni gobernantes incrédulos. La batalla es contra fuerzas<br />

<strong>de</strong>moniacas, contra batallones <strong>de</strong> ángeles caídos, contra malos espíritus que tienen gran<br />

po<strong>de</strong>r. Aunque no los podamos ver, estamos siempre ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> malvados seres<br />

espirituales. Aunque es cierto que no pue<strong>de</strong>n habitar en un verda<strong>de</strong>ro creyente, pue<strong>de</strong>n<br />

oprimirlo y hostigarlo. El cristiano no <strong>de</strong>bería estar morbosamente abismado en el tema <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>monismo; ni <strong>de</strong>bería vivir atemorizado por los <strong>de</strong>monios. En la armadura <strong>de</strong> Dios tiene<br />

todo lo necesario para mantener el terreno frente a sus ataques. El apóstol habla <strong>de</strong> estos<br />

ángeles caídos como principados y potesta<strong>de</strong>s, como dominadores <strong>de</strong> este mundo <strong>de</strong><br />

tinieblas y como huestes espirituales <strong>de</strong> maldad en las regiones celestes. No tenemos<br />

suficiente conocimiento para distinguir entre éstos; quizá se refieren a espíritus gobernantes<br />

con varios grados <strong>de</strong> autoridad, como en la escala humana los presi<strong>de</strong>ntes, gobernadores,<br />

alcal<strong>de</strong>s y concejales.<br />

6:13 Cuando Pablo escribía, estaba probablemente guardado por un soldado romano<br />

con toda su armadura. Siempre rápido para ver lecciones espirituales en el ámbito natural,<br />

hace la aplicación: estamos ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> formidables adversarios; <strong>de</strong>bemos tomar toda la<br />

armadura <strong>de</strong> Dios, para que podamos resistir cuando el conflicto alcance su mayor<br />

intensidad, y ser hallados aún <strong>de</strong> pie cuando se haya <strong>de</strong>svanecido el humo <strong>de</strong> la batalla. El<br />

día malo se refiere probablemente a cualquier momento en que el enemigo se abate sobre<br />

nosotros como un torrente. La oposición satánica parece ocurrir en oleadas, avanzando y<br />

retrocediendo. Incluso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la tentación <strong>de</strong>l Señor en el <strong>de</strong>sierto, el diablo lo <strong>de</strong>jó por<br />

un tiempo (Lc. 4:13).<br />

6:14 La primera pieza <strong>de</strong> la armadura que se menciona es el cinto <strong>de</strong> la verdad. Des<strong>de</strong><br />

luego, hemos <strong>de</strong> ser fieles en mantener la verdad <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios, pero es también<br />

necesario que la verdad nos sostenga a nosotros mismos. Hemos <strong>de</strong> aplicarla a nuestra vida<br />

diaria. Al ponerlo todo a prueba mediante la verdad, encontramos fuerza y protección en el<br />

combate.<br />

La segunda pieza es la coraza <strong>de</strong> la justicia. Cada creyente está revestido <strong>de</strong> la justicia<br />

<strong>de</strong> Dios (2 Co. 5:21), pero también ha <strong>de</strong> manifestar integridad y rectitud en su vida


personal. Alguien dijo: «Cuando alguien está revestido <strong>de</strong> rectitud práctica, es<br />

inexpugnable. Las palabras no constituyen <strong>de</strong>fensa en contra <strong>de</strong> una acusación, pero una<br />

vida buena lo es». Si nuestra conciencia está limpia <strong>de</strong> ofensa para con Dios y el hombre, el<br />

diablo no tiene nada contra lo que disparar. David se puso la coraza <strong>de</strong> la justicia en el<br />

Salmo 7:3–5. El Señor Jesús la llevaba en todo tiempo (Is. 59:17).<br />

6:15 El soldado ha <strong>de</strong> tener calzados los pies con el apresto <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> la paz.<br />

Esto sugiere la disposición a partir con las buenas nuevas <strong>de</strong> la paz, y por ello una invasión<br />

<strong>de</strong>l territorio <strong>de</strong>l enemigo. Cuando nos relajamos en nuestras tiendas, caemos en un mortal<br />

peligro. Nuestra seguridad <strong>de</strong>bemos hallarla siguiendo los hermosos pies <strong>de</strong>l Salvador por<br />

los montes, llevando las buenas nuevas y proclamando la paz (Is. 52:7; Ro. 10:15).<br />

Toma mis pies, haz tú que sean<br />

Prestos y hermosos para Ti.<br />

Frances Ridley Havergal<br />

6:16 A<strong>de</strong>más, el soldado ha <strong>de</strong> embrazar el escudo <strong>de</strong> la fe, <strong>de</strong> modo que cuando le<br />

sean disparados los dardos encendidos <strong>de</strong>l maligno, <strong>de</strong>n contra el escudo y caigan<br />

inofensivos al suelo. Aquí, la fe es la firme confianza en el Señor y en Su palabra. Cuando<br />

las tentaciones queman, cuando las circunstancias son adversas, cuando asaltan las dudas,<br />

la fe mira arriba y dice: «Creo a Dios».<br />

6:17 El yelmo provisto es salvación (Is. 59:17). No importa lo enconada que sea la<br />

batalla, el cristiano no se arredra, porque sabe que la victoria final es suya. La certidumbre<br />

<strong>de</strong> la final liberación lo preserva <strong>de</strong> retirarse o rendirse. «Si Dios por nosotros, ¿quién<br />

contra nosotros?» (Ro. 8:31).<br />

Finalmente, el soldado toma la espada <strong>de</strong>l Espíritu, que es la palabra <strong>de</strong> Dios. Su<br />

ilustración clásica es el uso que hizo nuestro Señor <strong>de</strong> esta espada en Su encuentro con<br />

Satanás. Tres veces citó la palabra <strong>de</strong> Dios —no versículos al azar, sino los versículos<br />

apropiados que el Espíritu Santo le dio para esta ocasión— (Lc 4:1–13). La palabra <strong>de</strong><br />

Dios aquí no significa toda la Biblia, sino aquella porción concreta <strong>de</strong> la Biblia que sea más<br />

apropiada para la ocasión.<br />

Dice David Watson:<br />

Dios nos da toda la protección que necesitamos. Debemos poner solicitud en que<br />

nuestro andar con el Señor «suene a cierto», en que nuestras vidas sean rectas para con<br />

Dios y para con aquellos con los que entramos en contacto, que buscamos hacer la paz allí<br />

don<strong>de</strong> vayamos, que levantemos aquel escudo <strong>de</strong> la fe para apagar los dardos encendidos<br />

<strong>de</strong>l diablo, que protegemos nuestras mentes <strong>de</strong> temores y ansieda<strong>de</strong>s que nos asaltan con<br />

facilidad, y que empleamos la palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> forma eficaz en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

Recor<strong>de</strong>mos que fue mediante los repetidos golpes <strong>de</strong> espada <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios que<br />

Jesús venció a su adversario en el <strong>de</strong>sierto.<br />

6:18 La oración no es mencionada como parte <strong>de</strong> la armadura, pero no exageraremos<br />

su importancia si <strong>de</strong>cimos que es la atmósfera en la que el soldado ha <strong>de</strong> vivir y respirar. Es<br />

el espíritu en el que ha <strong>de</strong> ponerse la armadura y hacer frente al adversario. La oración<br />

<strong>de</strong>bería ser continua, no esporádica; un hábito, no un acto aislado. También el soldado<br />

<strong>de</strong>bería emplear toda clase <strong>de</strong> oración: pública y privada; <strong>de</strong>liberada y espontánea; ruego e<br />

intercesión; confesión y humillación; alabanza y acción <strong>de</strong> gracias.


Y la oración <strong>de</strong>biera ser en el Espíritu, es <strong>de</strong>cir, inspirada y conducida por Él. ¿Qué<br />

valor tienen en el combate contra el infierno las oraciones formales recitadas puramente <strong>de</strong><br />

rutina (sin pensar en su significado)? Debe haber vigilancia en la oración: velando en ello.<br />

Hemos <strong>de</strong> velar contra el adormecimiento, contra el vaivén <strong>de</strong> los pensamientos y con la<br />

preocupación por otras cosas. La oración <strong>de</strong>manda agu<strong>de</strong>za espiritual, estar alertas, y<br />

concentración. Y ha <strong>de</strong> haber perseverancia en la oración. Hemos <strong>de</strong> persistir en pedir,<br />

buscar, llamar (Lc. 11:9). La súplica <strong>de</strong>bería hacerse por todos los santos. Ellos están<br />

también enzarzados en la lucha, y necesitan ser apoyados en oración por sus compañeros<br />

<strong>de</strong> milicia.<br />

6:19 Sobre la petición personal <strong>de</strong> Pablo, y por mí, Blaikie dice:<br />

¡Observemos esta i<strong>de</strong>a tan ajena al sacerdocio! Lejos <strong>de</strong> que Pablo tuviese un <strong>de</strong>pósito<br />

<strong>de</strong> gracia para todos los efesios, él necesitaba <strong>de</strong> sus oraciones, para po<strong>de</strong>r recibir la gracia<br />

necesaria <strong>de</strong>l uno y único <strong>de</strong>pósito viviente.<br />

Pablo estaba escribiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cárcel. Sin embargo, no pidió que se orase para ser<br />

liberado con presteza. Lo que pidió fue po<strong>de</strong>r recibir palabra para dar a conocer con<br />

<strong>de</strong>nuedo el misterio <strong>de</strong>l evangelio. Esta es la última mención que hace Pablo <strong>de</strong>l misterio<br />

en Efesios. Aquí es presentado como la razón <strong>de</strong> sus ca<strong>de</strong>nas. Sin embargo, no se lamenta.<br />

¡Al contrario! Quiere esparcirlo más y más.<br />

6:20 A los embajadores se les conce<strong>de</strong> generalmente inmunidad diplomática <strong>de</strong> arresto<br />

y encarcelamiento. Pero los hombres tolerarán casi cualquier cosa mejor que el evangelio.<br />

No hay otro tema que suscite tales emociones, tal hostilidad y suspicacia y que provoque<br />

tanta persecución. Así que el representante <strong>de</strong> Cristo era un embajador en ca<strong>de</strong>nas.<br />

Eadie lo dice bien:<br />

Un legado <strong>de</strong> la más po<strong>de</strong>rosa Soberanía, encomendado con una embajada <strong>de</strong> una<br />

nobleza sin paralelo y <strong>de</strong>l mayor apremio, y llevando consigo unas cre<strong>de</strong>nciales <strong>de</strong> una<br />

autenticidad innegable, está <strong>de</strong>tenido y mantenido cautivo.<br />

La parte particular <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong> Pablo que agitó la hostilidad <strong>de</strong> los estrechos<br />

religionarios fue el anuncio <strong>de</strong> que los judíos creyentes y gentiles creyentes son ahora<br />

constituidos en una nueva sociedad, compartiendo privilegios iguales y reconociendo a<br />

Cristo como Cabeza.<br />

F. La salutación personal <strong>de</strong> Pablo (6:21–24)<br />

6:21–22 Pablo enviaba a Tíquico <strong>de</strong> Roma a Éfeso para hacer saber a los santos <strong>de</strong> sus<br />

asuntos. Encomienda a Tíquico como el hermano amado y fiel ministro (siervo) en el<br />

Señor. Hay sólo cinco referencias a este hombre en el NT. Fue miembro <strong>de</strong>l grupo que<br />

viajó con Pablo <strong>de</strong> Grecia a Asia (Hch. 20:4). Fue el mensajero <strong>de</strong>l apóstol a los cristianos<br />

en Colosas (Col. 4:7); a Éfeso (cf. 6:21 con 2 Ti. 4:12) y posiblemente a Tito en Creta (Tit.<br />

3:12). Su doble misión en esta ocasión era informar a los santos en lo tocante a la situación<br />

<strong>de</strong> Pablo en su encarcelamiento, y también animar sus corazones, para <strong>de</strong>spejar todo temor<br />

innecesario.


6:23 En los versículos finales tenemos los saludos característicos <strong>de</strong> Pablo —paz y<br />

gracia—. Al combinar estos dos, <strong>de</strong>sea para sus lectores la suma <strong>de</strong> todas las bendiciones.<br />

También al combinar las características palabras judía y gentil, pue<strong>de</strong> estar haciendo una<br />

velada referencia final al misterio <strong>de</strong>l evangelio —judíos y gentiles hechos ahora uno en<br />

Cristo—. En el versículo 23 <strong>de</strong>sea que sus lectores tengan paz y amor con fe. La paz<br />

actuaría como una aguerrida guarnición en sus corazones en toda circunstancia <strong>de</strong> la vida.<br />

El amor los capacitaría para adorar a Dios y trabajar unos con otros. La fe les daría fuerza<br />

para hacer hazañas en la guerra cristiana. Todas estas bendiciones vienen <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios<br />

Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, lo que sería imposible si Ellos no fuesen iguales.<br />

6:24 Finalmente el apóstol amado <strong>de</strong>sea gracia para todos los que aman a nuestro<br />

Señor Jesucristo con un amor incorruptible y sincero. El verda<strong>de</strong>ro amor cristiano tiene la<br />

cualidad <strong>de</strong> permanencia: su llama pue<strong>de</strong> en ocasiones vacilar y atenuarse, pero nunca se<br />

apaga.<br />

La cárcel romana soltó hace mucho tiempo a su noble recluso. El gran apóstol ha<br />

entrado en su recompensa y ha visto el rostro <strong>de</strong> su Amado. Pero la carta sigue con nosotros<br />

—tan lozana y viva como el día que brotó <strong>de</strong> su corazón y pluma—. En el siglo XX sigue<br />

dándonos palabras <strong>de</strong> instrucción, inspiración, convicción y exhortación.<br />

Al terminar nuestro comentario sobre Efesios nos manifestamos <strong>de</strong> cordial acuerdo con<br />

las palabras <strong>de</strong> H. W. Webb-Peploe:<br />

Quizá no haya escrito en el Libro <strong>de</strong> Dios tan majestuoso y maravilloso; y por ello,<br />

¡cuán imposible es que ningún hombre, como mensajero incluso <strong>de</strong>l mismo Dios, haga<br />

justicia al mismo en el tiempo que nos ha sido dado! Espero que podamos acercarnos a él,<br />

buscando <strong>de</strong> manera sencilla enseñanzas sobre la santidad, enseñanzas por las que podamos<br />

ser enviados a vivir una vida más noble y elevada que hasta el presente, y por la que<br />

podamos glorificar a Dios.<br />

Bibliografía<br />

Bellett, John G. Brief Notes on the Epistle to the Ephesians. Londres: G. Morrish, s.f.<br />

Blaikie, W. G. «Ephesians», Pulpit Commentary, Vol. XLVI. Nueva York: Funk &<br />

Wagnalls, s.f.<br />

Chafer, Lewis Sperry. The Ephesian Letter. Findlay, Ohio: Dunham Publishing Company,<br />

1935.<br />

Dale, R. W. The Epistle to the Ephesians: Its Doctrine and Ethics. Londres: Hod<strong>de</strong>r and<br />

Stoughton, 1893.<br />

Eadie, John. Commentary on the Epistle to the Ephesians. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan<br />

Publishing House, 1957.<br />

Erdman, Charles R. The Epistle of Paul to the Ephesians. Phila<strong>de</strong>lphia: Westminster Press,<br />

1931. Hay traducción al castellano.<br />

Flint, V. Paul. Epistle to the Ephesians: To the Praise of His Glory. Oak Park, Illinois:<br />

Emmaus Bible School, s.f.<br />

Meyer, Fre<strong>de</strong>rick Brotherton. Key Words of the Inner Life: Studies in the Epistle to the<br />

Ephesians. Fleming H. Revell Company, 1893.<br />

———. The Heavenlies. Westchester, Illinois: Good News Publishers, s.f.


Paxson, Ruth. The Wealth, Walk and Warfare of the Christian. New York: Fleming H.<br />

Revel Co., 1939.<br />

Wright, Walter C. Ephesians. Chicago: Moody Press, 1954.<br />

Galán, Vicente, Recuperando el primer amor. CLIE, Terrassa.<br />

González Campa, J. M. Comentario exegético y hermenéutico al libro <strong>de</strong> Efesios. CLIE,<br />

Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 12–2ª Corintios/Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Lacy, G. H. Comentario a la Epístola a los Efesios. CLIE, Terrassa.<br />

Moule, H. C. G., Estudios sobre Efesios. CLIE, Terrassa.<br />

Paley, Guillermo. Epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.<br />

Truman, Cliff. Efesios. CLIE, Terrassa.<br />

Wickham, Pablo, Biblia y su mensaje, vol. 18: Ef.-Col. CLIE, Terrassa.


EPÍSTOLA A LOS FILIPENSES<br />

Introducción<br />

«Un pequeño volumen <strong>de</strong> gentileza, encua<strong>de</strong>rnado entre las cubiertas <strong>de</strong> la gracia.»<br />

J. H. Jowett<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

La «Primera Iglesia» en cualquier población o ciudad tiene un especial prestigio a los<br />

ojos <strong>de</strong> sus leales. Imaginemos, por tanto, la importancia <strong>de</strong> la primera <strong>iglesia</strong> conocida —<br />

antes que hubiese ninguna <strong>de</strong>nominación— ¡no meramente en una sola población, sino en<br />

toda Europa! Éste era el caso <strong>de</strong> la congregación <strong>de</strong> Filipos, en la antigua Macedonia<br />

(Grecia septentrional). ¡Cómo se <strong>de</strong>berían regocijar los cristianos <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte (e incluso<br />

los no cristianos, si se diesen cuenta <strong>de</strong> las consecuencias colaterales que disfrutan ellos <strong>de</strong><br />

la cristianización) <strong>de</strong> que Pablo atendiese al «llamamiento <strong>de</strong> Macedonia» y se volviese<br />

hacia el oeste, y no hacia el este, en su obra <strong>de</strong> evangelización <strong>de</strong>l Imperio Romano! Quizá<br />

el continente <strong>de</strong> Asia estaría ahora enviando misioneros cristianos a Europa y América <strong>de</strong>l<br />

Norte en lugar <strong>de</strong> ser al revés, si el evangelio no se hubiera arraigado en Europa.<br />

La asamblea <strong>de</strong> Filipos era generosa, y enviaba ayuda a Pablo una y otra vez. Y ésta es,<br />

humanamente hablando, la razón <strong>de</strong> esta «carta <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento».<br />

Pero Filipenses es muchísimo más que esto. Es ciertamente la Epístola <strong>de</strong>l gozo —<br />

aparecen formas <strong>de</strong> «gozo» y «regocijo» más <strong>de</strong> doce veces en sus cuatro capítulos—.<br />

Pablo sabía como regocijarse en los buenos tiempos y en los difíciles (4:11). A<strong>de</strong>más, hay<br />

poca controversia o amonestación negativa en esta «optimista» carta.<br />

La razón principal <strong>de</strong> que los cristianos pue<strong>de</strong>n regocijarse es que el Hijo <strong>de</strong> Dios<br />

estuvo dispuesto a acudir a la tierra como Hombre —¡y a<strong>de</strong>más como Siervo!—. No<br />

contentándose con sanar y enseñar, fue todo el camino hasta la muerte— y muerte <strong>de</strong><br />

cruz—. Filipenses 2:5–11 expresa esta gran verdad en un hermoso párrafo que muchos<br />

creen se trata <strong>de</strong> un antiguo himno cristiano, bien citado por Pablo, bien original <strong>de</strong> él. E<br />

incluso este pasaje se adjunta para enseñar la unidad a través <strong>de</strong> la humildad. La doctrina<br />

nunca queda divorciada en el NT <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, como suce<strong>de</strong> a menudo entre los mo<strong>de</strong>rnos<br />

miembros <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s, y con los tristes resultados que se aprecian.<br />

II. Paternidad<br />

Por cuanto la mayoría <strong>de</strong> eruditos consi<strong>de</strong>ran la paternidad paulina <strong>de</strong> Filipenses como<br />

indiscutible, citamos la evi<strong>de</strong>ncia principalmente para completar la información. Algunos<br />

eruditos creen que ven rasgos <strong>de</strong> dos cartas combinadas en Filipenses, o al menos que el<br />

pasaje <strong>de</strong>l Siervo (2:5–11) está interpolado. No hay ninguna evi<strong>de</strong>ncia manuscrita en favor<br />

<strong>de</strong> esas teorías.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna es po<strong>de</strong>rosa. Los que citan la carta en época temprana —a menudo<br />

mencionando <strong>de</strong> modo específico que es <strong>de</strong> Pablo— incluyen a Ignacio, Clemente <strong>de</strong>


Roma, Policarpo, Ireneo, Clemente <strong>de</strong> Alejandría y Tertuliano. Tanto el «canon» <strong>de</strong><br />

Marción como el Canon <strong>de</strong> Muratori atribuyen el libro a Pablo.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>nte referencia a Pablo en 1:1, todo el estilo y fraseología resuena<br />

con los tonos <strong>de</strong> Pablo. Los argumentos en contra <strong>de</strong> la paternidad paulina suelen ser<br />

mezquinos, como mantener que la referencia a «obispos y diáconos» en 1:1 exige una fecha<br />

posterior a la <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Pablo. Sería cierto si imponemos i<strong>de</strong>as posteriores acerca <strong>de</strong> los<br />

obispos al primer siglo. Pero Pablo emplea obispos (episkopoi, el término griego para<br />

supervisores o superinten<strong>de</strong>ntes) tanto en las Epístolas Pastorales como en Hechos 20:28<br />

como sinónimo <strong>de</strong> ancianos. A<strong>de</strong>más, se <strong>de</strong>bería observar que la congregación a la que se<br />

dirige la carta, ella sola, tenía una pluralidad <strong>de</strong> obispos.<br />

H. A. A. Kennedy recapitula <strong>de</strong> una forma hermosa la evi<strong>de</strong>ncia interna:<br />

Quizá ninguna epístola Paulina muestra <strong>de</strong> manera más concluyente el sello <strong>de</strong> la<br />

autenticidad. Hay una ingenuidad, una <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> sentimientos, un franco<br />

<strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong>l corazón, que no se podrían simular.<br />

III. Fecha<br />

Lo mismo que Efesios, Colosenses y Filemón, Filipenses fue escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cárcel, y<br />

<strong>de</strong> ahí la categoría <strong>de</strong> «Epístolas <strong>de</strong> la Cárcel (o, <strong>de</strong>l Cautiverio)». Pero mientras que las<br />

otras tres fueron casi seguramente enviadas prácticamente al mismo tiempo (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l<br />

60 d.C.), Filipenses está evi<strong>de</strong>ntemente escrita algo más a<strong>de</strong>lante. Marción dice<br />

específicamente que Pablo escribió Filipenses <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Roma, y esto concuerda bien con 1:13<br />

y 4:22, versículos que sugieren que Roma era el lugar <strong>de</strong> origen. Pablo pasó dos años<br />

arrestado en Roma; indicios en la Carta sugieren que Filipenses fue escrita cerca <strong>de</strong>l final<br />

<strong>de</strong> aquel tiempo. Por ejemplo, 1:12–18 implicaría que había pasado un cierto tiempo <strong>de</strong><br />

predicación en la Ciudad Eterna <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong> Pablo. El hecho <strong>de</strong> que el caso <strong>de</strong> Pablo<br />

estuviese para ser <strong>de</strong>cidido (y probablemente en un sentido positivo con su liberación)<br />

parece indicarse en 1:12, 13, 19, 23–26.<br />

Estos datos, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l tiempo necesario para la recepción <strong>de</strong> las cartas, visitas y dones<br />

<strong>de</strong> dinero a los que se hace alusión en esta Epístola, nos llevan a una fecha <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l 61<br />

d.C.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Fue un acontecimiento capital en la historia <strong>de</strong> las misiones cristianas cuando el apóstol<br />

llegó hasta Tróa<strong>de</strong> en su Segundo Viaje Misionero. Tróa<strong>de</strong> estaba situada en la costa<br />

noroeste <strong>de</strong> Asia Menor, al otro lado <strong>de</strong>l Mar Egeo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Grecia. Una noche, en una visión,<br />

se apareció un varón macedonio al apóstol, diciéndole: «Pasa a Macedonia y ayúdanos»<br />

(Hch. 16:9). Inmediatamente, Pablo preparó su travesía a Macedonia, con Timoteo y<br />

también con Lucas y Silas. Tocaron tierra por primera vez en suelo europeo en Neapolis, y<br />

luego viajaron tierra a<strong>de</strong>ntro a Filipos. Esta ciudad era en aquel tiempo una colonia romana,<br />

gobernada por funcionarios romanos, y daba a sus habitantes los <strong>de</strong>rechos y privilegios <strong>de</strong><br />

la ciudadanía romana.<br />

El sábado, aquellos evangelistas <strong>de</strong>scendieron a la orilla <strong>de</strong>l río, don<strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong><br />

mujeres se reunía para orar (Hch. 16:13). Una <strong>de</strong> ellas era Lidia, ven<strong>de</strong>dora <strong>de</strong> púrpura <strong>de</strong>


la ciudad <strong>de</strong> Tiatira. Cuando aceptó el mensaje <strong>de</strong>l evangelio vino a ser la primera persona<br />

conocida convertida al cristianismo en el continente <strong>de</strong> Europa.<br />

Pero la estancia <strong>de</strong> Pablo en Filipos no resultó totalmente pacífica. Una muchacha<br />

poseída por un espíritu <strong>de</strong> adivinación (que predice acontecimientos futuros) se encontró<br />

con los siervos <strong>de</strong>l Señor, y durante un tiempo estuvo siguiéndolos, gritando tras ellos:<br />

«Estos hombres son siervos <strong>de</strong>l Dios Altísimo, quienes os anuncian un camino <strong>de</strong><br />

salvación» (Hch. 16:17). No dispuesto a aceptar el testimonio <strong>de</strong> una persona poseída por<br />

un mal espíritu, el apóstol mandó al <strong>de</strong>monio que saliese <strong>de</strong> ella. Cuando sus amos, que<br />

habían estado sacando muchas ganancias <strong>de</strong> las predicciones <strong>de</strong> la muchacha, vieron lo<br />

sucedido, se enfurecieron con Pablo. Lo arrastraron, y a Silas, a la plaza <strong>de</strong>l mercado, ante<br />

los representantes <strong>de</strong> Roma. Estos magistrados, por su parte, mandaron que fuesen azotados<br />

y echados en la cárcel.<br />

Lo que sucedió en la cárcel <strong>de</strong> Filipos es ahora cosa bien sabida. A medianoche, Pablo y<br />

Silas estaban orando y cantando alabanzas a Dios. De repente, hubo un gran terremoto, y se<br />

abrieron todas las puertas <strong>de</strong> la cárcel, con lo que las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> los presos se soltaron. El<br />

carcelero pensó que los presos habían escapado y estaba a punto <strong>de</strong> cometer suicidio,<br />

cuando Pablo le aseguró que sus presos no habían huido. Entonces el carcelero exclamó:<br />

«Señores, ¿qué <strong>de</strong>bo hacer para ser salvo?». Y oyó la memorable respuesta: «Cree en el<br />

Señor Jesucristo, y serás salvo» (Hch. 16:31). La gracia <strong>de</strong> Dios había ganado otro trofeo en<br />

Filipos. Por la mañana, las autorida<strong>de</strong>s locales apremiaron a Pablo y sus compañeros a<br />

abandonar la población tan pronto como pudiesen. Pablo rehusó hacerlo. Les recordó que le<br />

habían azotado, a él que era ciudadano romano, y le habían encarcelado sin un juicio justo.<br />

Después <strong>de</strong> insistentes peticiones <strong>de</strong> los magistrados <strong>de</strong> que <strong>de</strong>jase la ciudad, Pablo y sus<br />

compañeros fueron primero a visitar a los hermanos en casa <strong>de</strong> Lidia, y luego se fueron<br />

(Hch. 16:40).<br />

Unos diez años <strong>de</strong>spués, Pablo escribió a los filipenses. Estaba otra vez en la cárcel. Los<br />

filipenses habían oído acerca <strong>de</strong> esta circunstancia, y le enviaron un presente <strong>de</strong> dinero.<br />

Epafrodito había sido encargado <strong>de</strong> llevar este don a Pablo. Después <strong>de</strong> entregarlo, se<br />

<strong>de</strong>cidió a estar allí un tiempo y ayudar al apóstol en sus problemas. Epafrodito mismo<br />

enfermó en el cumplimiento <strong>de</strong> estos <strong>de</strong>beres; <strong>de</strong> hecho, estuvo a las puertas <strong>de</strong> la muerte.<br />

Pero Dios tuvo misericordia <strong>de</strong> él y lo restauró a la salud. Ahora estaba dispuesto a volver a<br />

Filipos, a su asamblea local, y por ello el apóstol envía con él esta carta <strong>de</strong> reconocimiento<br />

y gratitud.<br />

Filipenses es una <strong>de</strong> las más personales y afectuosas <strong>de</strong> las Epístolas <strong>de</strong> Pablo. Revela<br />

con claridad que esta congregación tenía un puesto muy especial en sus afectos. Al leerla,<br />

<strong>de</strong>tectamos el tierno vínculo que existía entre el gran apóstol y esta <strong>iglesia</strong> que había<br />

fundado.<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN DE PABLO, ALABANZA Y ORACIÓN (1:1–11)<br />

II. ENCARCELAMIENTO DE PABLO, PERPECTIVAS Y RUEGO DE<br />

PERSEVERANCIA (1:12–30)<br />

III. EXHORTACIÓN A LA UNIDAD BASADA EN EL EJEMPLO DE CRISTO DE<br />

HUMILDAD Y SACRIFICIO (2:1–16)<br />

IV. EL EJEMPLO CRISTIANO DE PABLO, TIMOTEO Y EPAFRODITO (2:17–30)


V. ADVERTENCIA CONTRA LOS FALSOS MAESTROS (3:1–3).<br />

VI. RENUNCIA DE PABLO DE SU HERENCIA Y LOGROS PERSONALES POR<br />

CAUSA DE CRISTO (3:4–14)<br />

VII. EXHORTACIÓN A UN ANDAR CELESTIAL, COMO LO EJEMPLIFICA EL<br />

APÓSTOL (3:15–21)<br />

VIII. LLAMAMIENTO A LA ARMONÍA, A LA AYUDA MUTUA, AL GOZO, A LA<br />

PACIENCIA, A LA ORACIÓN, Y A UNA VIDA MENTAL DISCIPLINADA (4:1–9)<br />

IX. LAS GRACIAS DE PABLO POR LOS DONES FINANCIEROS DE LOS<br />

SANTOS (4:10–20)<br />

X. SALUDOS FINALES (4:21–23)<br />

Comentario<br />

I. SALUTACIÓN DE PABLO, ALABANZA Y ORACIÓN<br />

(1:1–11)<br />

1:1 Pablo y Timoteo aparecen juntos al comienzo <strong>de</strong> esta Epístola. Esto no significa que<br />

Timoteo ayudase a escribir la Carta. Había estado con Pablo en su primera visita a Filipos,<br />

<strong>de</strong> modo que los santos allá le conocían. Ahora Timoteo está con Pablo al comenzar el<br />

apóstol a redactar esta Carta.<br />

Pablo era ahora un hombre anciano (Flm. 9), mientras que Timoteo seguía siendo<br />

bastante joven. Así estaban uncidas juntas la juventud y la ancianidad en el servicio <strong>de</strong>l<br />

Mejor <strong>de</strong> los amos. Jowett lo expresa <strong>de</strong> manera grata: «Es la unión <strong>de</strong> la primavera y <strong>de</strong>l<br />

otoño; <strong>de</strong>l entusiasmo y <strong>de</strong> la experiencia; <strong>de</strong>l impulso y <strong>de</strong> la sabiduría; <strong>de</strong> la tierna<br />

esperanza y <strong>de</strong> la tranquila y rica certidumbre».<br />

Ambos se <strong>de</strong>scriben como siervos <strong>de</strong> Jesucristo. Ambos amaban a su Señor. Los<br />

vínculos <strong>de</strong>l Calvario los ligaban para siempre al servicio <strong>de</strong> su Salvador.<br />

La Carta se dirige a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los<br />

obispos y diáconos. La palabra todos aparece bastantes veces en esta Epístola. El afectuoso<br />

interés <strong>de</strong> Pablo se proyectaba sobre todos los miembros <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

Los santos en Cristo Jesús que están en Filipos <strong>de</strong>scribe la posición dual <strong>de</strong> los<br />

creyentes. En cuanto a su posición espiritual, habían sido apartados por Dios en Cristo<br />

Jesús. En cuanto a su situación geográfica, estaban en Filipos. ¡Dos lugares a la vez!<br />

Entonces el apóstol menciona a los obispos y a los diáconos. Los obispos eran los<br />

ancianos o supervisores en la asamblea —aquellos que tenían un interés pastoral en la grey<br />

<strong>de</strong> Dios y que la conducían con su ejemplo piadoso—. Los diáconos, en cambio, eran los<br />

siervos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y estaban probablemente ocupados con sus asuntos materiales, como<br />

las finanzas, etc.<br />

Había sólo estos tres grupos en la <strong>iglesia</strong> —santos, obispos y diáconos—. Si hubiese<br />

existido un clérigo que presidiese, Pablo también lo habría mencionado. En lugar <strong>de</strong> ello,<br />

sólo habla <strong>de</strong> obispos (en plural) y <strong>de</strong> diáconos (también en plural).<br />

Aquí tenemos una notable imagen <strong>de</strong> la sencillez <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en los primeros<br />

tiempos. Los santos son mencionados en primer lugar, luego sus guías espirituales, y por<br />

fin sus siervos en cosas temporales. ¡Esto es todo!


1:2 En el saludo característico <strong>de</strong> Pablo, <strong>de</strong>sea a los santos gracia y paz. Lo primero no<br />

es tanto la gracia que viene al pecador en el momento <strong>de</strong> su conversión como la gracia que<br />

ha <strong>de</strong> conseguir constantemente ante el trono <strong>de</strong> la gracia para recibir ayuda en cada tiempo<br />

<strong>de</strong> necesidad (He. 4:16). Asimismo, la paz que Pablo anhela para ellos no es tanto la paz<br />

con Dios, que ya poseen, como la paz <strong>de</strong> Dios que viene por medio <strong>de</strong> la oración y acción<br />

<strong>de</strong> gracias (4:6, 7).<br />

Ambas bendiciones provienen <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. El<br />

apóstol honra al Hijo como honra al Padre (Jn. 5:23). No hay equívoco posible: para Pablo,<br />

Jesucristo es Dios.<br />

1:3 Ahora Pablo prorrumpe en un cántico <strong>de</strong> alabanza. Pero esto no es cosa nueva para<br />

el apóstol. Las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la cárcel en Filipos ya habían <strong>de</strong>spedido el eco <strong>de</strong> los cánticos <strong>de</strong><br />

Pablo y Silas en su primera visita ahí. Al escribir estas palabras, está probablemente preso<br />

en Roma —pero sigue cantando «cánticos <strong>de</strong> medianoche»—. ¡El indomable Pablo!<br />

Siempre que se acordaba <strong>de</strong> los filipenses, subía el agra<strong>de</strong>cimiento en su corazón. No sólo<br />

eran sus hijos en la fe, sino que en muchas maneras habían <strong>de</strong>mostrado ser una <strong>iglesia</strong><br />

modélica.<br />

1:4 En todas sus oraciones rogaba con gozo por los filipenses. Para él era un puro<br />

<strong>de</strong>leite orar por ellos —no una pesada rutina—. Por este y muchos pasajes similares en los<br />

escritos <strong>de</strong> Pablo vemos que era un hombre <strong>de</strong> oración. No es necesario ir más allá<br />

buscando razones <strong>de</strong> que fuese tan maravillosamente usado por Dios. Cuando recordamos<br />

la extensión <strong>de</strong> sus viajes y la multitud <strong>de</strong> cristianos que conocía, nos maravillamos que<br />

mantuviese un interés tan personal e íntimo en todos ellos.<br />

1:5 La razón específica <strong>de</strong> su acción <strong>de</strong> gracias era su comunión en la extensión <strong>de</strong>l<br />

evangelio, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer día hasta ahora. La comunión podía incluir la asistencia<br />

financiera, pero se extien<strong>de</strong> también al apoyo en oración y a una <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> corazón a la<br />

extensión <strong>de</strong> las buenas nuevas. Cuando Pablo menciona el primer día, uno no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />

preguntarse si el carcelero seguía vivo cuando esta carta fue públicamente leída a la<br />

asamblea en Filipos. Si así fue, esta mención <strong>de</strong> la introducción <strong>de</strong> Pablo a los creyentes<br />

filipenses habría ciertamente pulsado una cuerda en su corazón.<br />

1:6 Mientras el apóstol piensa en el buen comienzo que han hecho los creyentes en la<br />

vida cristiana, está persuadido <strong>de</strong> que Dios terminará la buena obra que Él comenzó en<br />

ellos.<br />

La obra que Su bondad comenzó,<br />

Su fuerte brazo a su fin llevará;<br />

Su promesa es un Sí y un Amén,<br />

Y jamás Él la traicionará.<br />

Augustus M. Toplady<br />

La buena obra pue<strong>de</strong> referirse a la salvación <strong>de</strong> ellos, o pue<strong>de</strong> significar su activa<br />

participación financiera en la extensión <strong>de</strong>l evangelio. El día <strong>de</strong> Jesucristo se refiere al día<br />

<strong>de</strong> Su regreso para llevarse a Su pueblo al hogar celestial y probablemente incluye también<br />

el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, cuando se revisará y recompensará el servicio para Él.<br />

1:7 Pablo se siente justificado en su agra<strong>de</strong>cimiento a los filipenses. En su corazón<br />

atesora un recuerdo permanente <strong>de</strong> cuán lealmente se mantuvieron a su lado, tanto si estaba<br />

en la cárcel como en la prisión, o viajando en la <strong>de</strong>fensa y consolidación <strong>de</strong>l evangelio.<br />

La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l evangelio se refiere al ministerio <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a los críticos, mientras que


la consolidación <strong>de</strong>l evangelio se relaciona más bien con el establecimiento <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong><br />

manera más firme en los corazones <strong>de</strong> los que son ya creyentes. Dice W. E. Vine: «El<br />

evangelio a la vez <strong>de</strong>rriba a sus adversarios y fortalece a sus amigos». Aquí, gracia<br />

significa una energía inmerecida <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios para llevar a cabo la obra <strong>de</strong>l Señor frente<br />

a una severa oposición.<br />

1:8 La memoria <strong>de</strong> su fiel cooperación hace que el apóstol añore estar otra vez con<br />

ellos. Invoca a Dios como testigo <strong>de</strong> cómo los añora a todos ellos con el entrañable<br />

amor <strong>de</strong> Jesucristo. La expresión <strong>de</strong> amor <strong>de</strong> Pablo es tanto más <strong>de</strong>stacable cuando<br />

recordamos que había nacido judío y estaba escribiendo a gente <strong>de</strong> linaje gentil. La gracia<br />

<strong>de</strong> Dios había <strong>de</strong>struido el antiguo odio, y ahora eran todos uno en Cristo.<br />

1:9 La acción <strong>de</strong> gracias da ahora paso a la oración. ¿Pedirá Pablo para ellos riquezas,<br />

comodida<strong>de</strong>s o liberación <strong>de</strong> sus problemas? No, sino que pi<strong>de</strong> que el amor <strong>de</strong> ellos pueda<br />

aumentar constantemente en conocimiento perfecto y en todo discernimiento. El objetivo<br />

primordial <strong>de</strong> la vida cristiana es amar a Dios y amar al prójimo. Pero el amor no es<br />

meramente cosa <strong>de</strong> las emociones. En un servicio eficaz para el Señor, <strong>de</strong>bemos emplear<br />

nuestra inteligencia y ejercer discernimiento. Si no es así, nuestros esfuerzos resultarán<br />

inútiles. De modo que Pablo ora aquí no sólo porque los filipenses prosigan en el ejercicio<br />

<strong>de</strong>l amor cristiano, sino también que su amor sea ejercido en un conocimiento perfecto y<br />

en todo discernimiento.<br />

1:10 El amor que es así alumbrado posibilitará que disciernan las cosas más<br />

importantes o excelentes. En todos los ámbitos <strong>de</strong> la vida hay cosas buenas y cosas<br />

mejores. Lo bueno es a menudo enemigo <strong>de</strong> lo mejor. Para un servicio efectivo, es<br />

necesario hacer estas distinciones.<br />

El amor alumbrado les capacitará también para evitar lo que es objetable o directamente<br />

malo. Pablo quiere que sean sinceros, es <strong>de</strong>cir, totalmente transparentes e irreprensibles<br />

con vistas al día <strong>de</strong> Cristo. Ser irreprensibles no significa ser sin pecado. Todos<br />

cometemos pecados, pero la persona irreprensible es quien confiesa y <strong>de</strong>ja el pecado,<br />

pidiendo perdón a aquellos que han sido ofendidos y restituyendo cuanto sea posible.<br />

El día <strong>de</strong> Cristo, como en el versículo 6, se refiere al Arrebatamiento y al consiguiente<br />

juicio <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong>l creyente.<br />

1:11 La última petición <strong>de</strong>l la oración <strong>de</strong>l apóstol es que los cristianos sean llenos <strong>de</strong><br />

frutos <strong>de</strong> justicia, esto es, <strong>de</strong> los frutos que la justicia produce, o <strong>de</strong> todas las virtu<strong>de</strong>s<br />

cristianas que constituyen una vida recta. la fuente <strong>de</strong> estas virtu<strong>de</strong>s es Jesucristo, y su<br />

objeto es la gloria y alabanza <strong>de</strong> Dios. Esta petición <strong>de</strong> Pablo es exactamente paralela con<br />

las palabras en Isaías 61:3: «Serán llamados árboles <strong>de</strong> justicia (llenos <strong>de</strong> frutos <strong>de</strong><br />

justicia), plantío <strong>de</strong> Jehová (que son por medio <strong>de</strong> Jesucristo), para gloria suya (para<br />

gloria y alabanza <strong>de</strong> Dios)».<br />

«La palabra ―fruto‖ —escribe Lehman Strauss— … está estrechamente asociada con<br />

nuestra relación con Cristo y Sus expectativas <strong>de</strong> nosotros. De los pámpanos <strong>de</strong> una vid se<br />

espera que <strong>de</strong>n fruto.»<br />

II. EL ENCARCELAMIENTO DE PABLO, PERSPECTIVAS<br />

Y RUEGO DE PERSEVERANCIA (1:12–30)


1:12 La oración termina aquí. Luego Pablo repasa sus bendiciones, es <strong>de</strong>cir, los<br />

beneficios resultantes <strong>de</strong> su encarcelamiento. A esta sección, Jowett la llama «La fortuna<br />

<strong>de</strong>l infortunio».<br />

El apóstol querría que los hermanos supiesen que las cosas que le habían sucedido, es<br />

<strong>de</strong>cir, su juicio y encarcelamiento, habían redundado más bien para el progreso <strong>de</strong>l<br />

evangelio, y no para estorbo, como se podría haber pensado. Esta es otra maravillosa<br />

ilustración <strong>de</strong> cómo Dios predomina sobre los malvados planes <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios y hombres y<br />

saca triunfo <strong>de</strong> aparentes tragedias, y hermosura <strong>de</strong> las cenizas. «El hombre tiene sus<br />

malda<strong>de</strong>s, pero Dios tiene Sus caminos.»<br />

1:13 Primero <strong>de</strong> todo, se había hecho evi<strong>de</strong>nte que las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> Pablo eran en<br />

Cristo. Por esto quiere <strong>de</strong>cir que se había llegado a saber ampliamente que estaba<br />

encarcelado como resultado <strong>de</strong> su testimonio <strong>de</strong> Cristo y no como criminal o malhechor.<br />

La verda<strong>de</strong>ra razón <strong>de</strong> sus ca<strong>de</strong>nas había llegado a ser bien conocida por toda la<br />

guardia <strong>de</strong>l pretorio y en todo otro lugar. El pretorio pue<strong>de</strong> significar, bien (1) Toda la<br />

guardia pretoriana, es <strong>de</strong>cir, los soldados romanos que guardaban el palacio don<strong>de</strong> vivía el<br />

emperador, bien (2) el pretorio mismo. El pretorio era el palacio, y esto incluiría a todos<br />

sus moradores. En todo caso, Pablo está diciendo que su encarcelamiento ha servido como<br />

testimonio a los representantes <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r imperial <strong>de</strong> Roma allí don<strong>de</strong> él estaba.<br />

T. W. Drury escribe:<br />

La misma ca<strong>de</strong>na que la disciplina <strong>de</strong> Roma ponía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l brazo <strong>de</strong>l preso le<br />

aseguraba a su lado un oyente que contaría la historia <strong>de</strong> un paciente pa<strong>de</strong>cimiento por<br />

Cristo, entre aquellos que, al día siguiente, podrían estar sirviendo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l mismo<br />

Nerón.<br />

1:14 Un segundo resultado favorable <strong>de</strong> su encarcelamiento era que otros cristianos<br />

quedaban por ello alentados a ser más intrépidos en su testimonio <strong>de</strong>l Señor Jesús. La<br />

persecución tiene a menudo el efecto <strong>de</strong> transformar a creyentes callados y tímidos en<br />

valientes testigos.<br />

1:15 El motivo, en algunos corazones, era celos y rivalidad. Predicaban a Cristo por<br />

envidia y contención.<br />

Otros tenían motivos sinceros y limpios; predicaban a Cristo <strong>de</strong> buena voluntad, en un<br />

honrado esfuerzo por ayudar al apóstol.<br />

1:16 Los predicadores celosos pensaban que con ello amargaban más el<br />

encarcelamiento <strong>de</strong> Pablo. El mensaje <strong>de</strong> ellos era bueno, pero el talante <strong>de</strong> ellos era malo.<br />

Es triste pensar en un servicio cristiano llevado a cabo por la energía <strong>de</strong> la carne, movido<br />

por codicia, pen<strong>de</strong>ncia, orgullo y envidia. Esto enseña la necesidad <strong>de</strong> vigilar nuestros<br />

motivos cuando sirvamos al Señor. No <strong>de</strong>bemos hacerlo por propia exhibición, por el<br />

avance <strong>de</strong> ninguna secta religiosa, ni para <strong>de</strong>rrotar a otros cristianos.<br />

Aquí tenemos un ejemplo <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> ejercer nuestro amor con conocimiento y<br />

discernimiento.<br />

1:17 Otros predicaban el evangelio por un puro y sincero amor, sabiendo que Pablo<br />

estaba puesto para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l evangelio. No había nada egoísta, sectario ni cruel en su<br />

servicio. Sabían muy bien que Pablo había sido encarcelado por su atrevida <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l<br />

evangelio. De modo que <strong>de</strong>cidieron continuar su obra mientras él estuviese confinado.<br />

1:18 Pablo rehúsa sentirse abatido por los malos motivos <strong>de</strong> algunos. Cristo es<br />

anunciado por ambos grupos, y esto es para él una causa <strong>de</strong> gran regocijo.


Es <strong>de</strong>stacable que bajo unas circunstancias tan difíciles Pablo no se sienta dolido por sí<br />

mismo ni busque la simpatía <strong>de</strong> otros. Más bien, se siente lleno <strong>de</strong>l gozo <strong>de</strong>l Señor y alienta<br />

a sus lectores a regocijarse con él.<br />

1:19 Las perspectivas son alentadoras. El apóstol sabe que todo el curso <strong>de</strong><br />

acontecimientos llevará a su liberación. Esta liberación (Lit., «salvación») no tiene aquí<br />

que ver con la salvación <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> Pablo, sino con su liberación <strong>de</strong> la cárcel. Los medios<br />

que Dios usará para llevar a cabo su liberación serán la oración <strong>de</strong> los filipenses y el<br />

ministerio o ayuda <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Jesús. Maravillémonos aquí ante la importancia que le<br />

asigna Pablo a las oraciones <strong>de</strong> un débil grupo <strong>de</strong> creyentes. Los ve como suficientemente<br />

po<strong>de</strong>rosos para torcer los propósitos y el inmenso po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Roma. Es cierto: por la oración,<br />

los cristianos pue<strong>de</strong>n influir en el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> las naciones y cambiar el curso <strong>de</strong> la historia.<br />

La suministración <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Jesucristo significa el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo<br />

extendido en favor <strong>de</strong> él —la fuerza que el Espíritu le proveería—. En general, esto se<br />

refiere a «los infinitos recursos que el Espíritu da para capacitar a los creyentes a<br />

mantenerse firmes, sean cuales sean sus circunstancias».<br />

1:20 Al pensar en las oraciones <strong>de</strong> los cristianos y en la ayuda <strong>de</strong>l Espíritu Santo,<br />

expresó su anhelante <strong>de</strong>seo y esperanza <strong>de</strong> que nunca sería avergonzado, sino que podría<br />

dar siempre un <strong>de</strong>nodado y claro testimonio <strong>de</strong> Cristo.<br />

Y no importa cuál sea el resultado <strong>de</strong>l proceso judicial —tanto si era liberado como si<br />

era puesto a muerte, su ambición era que Cristo fuese magnificado en su cuerpo—.<br />

Magnificar no significa hacer a Cristo más gran<strong>de</strong>. Él es siempre gran<strong>de</strong> y nada que<br />

hagamos le hará más gran<strong>de</strong>. Pero magnificar significa hacer que Cristo sea estimado o<br />

alabado por otros. Guy King muestra cómo Cristo pue<strong>de</strong> ser magnificado en nuestros<br />

cuerpos por vida:<br />

… magnificado por labios que <strong>de</strong>n un feliz testimonio <strong>de</strong> Él; magnificado por manos<br />

empleadas en Su feliz servicio; magnificado por pies sólo <strong>de</strong>masiado felices para acudir en<br />

Sus negocios; magnificado por rodillas felizmente dobladas en oración por Su reino;<br />

magnificado por hombros felices <strong>de</strong> llevar las cargas <strong>de</strong> otros.<br />

Cristo pue<strong>de</strong> ser asimismo magnificado en nuestros cuerpos por muerte —cuerpos<br />

<strong>de</strong>sgastados en Su servicio; cuerpos traspasados por lanzas <strong>de</strong> salvajes; cuerpos aplastados<br />

por piedras o quemados en la pira.<br />

1:21 Aquí, en pocas palabras, tenemos la filosofía <strong>de</strong> la vida que tenía Pablo. No vivía<br />

para el dinero, la fama o el placer. El objeto <strong>de</strong> su vida era amar, adorar y servir al Señor<br />

Jesús. Quería que su vida fuese como la vida <strong>de</strong> Cristo. Quería que el Salvador viviese Su<br />

vida por medio <strong>de</strong> él.<br />

Y el morir es ganancia. Morir es estar con Cristo y ser como Él para siempre. Es<br />

servirle con un corazón limpio y con pies que jamás se extravíen. Por lo general, no<br />

pensamos en la muerte como una <strong>de</strong> nuestras ganancias. Triste es <strong>de</strong>cirlo, la perspectiva en<br />

la actualidad parece ser que «vivir es ganancia terrenal, y morir sería el final <strong>de</strong> la<br />

ganancia». Pero, dice Jowett: «Para el apóstol Pablo, la muerte no era un tenebroso tránsito,<br />

en el que todos nuestros tesoros se pudren en una rápida corrupción; era un lugar <strong>de</strong> una<br />

gentil transición, ―un camino cubierto que conduce a la luz‖».<br />

1:22 Si es voluntad <strong>de</strong> Dios que Pablo vaya a vivir en la carne por algo más <strong>de</strong> tiempo,<br />

entonces esto significará en beneficio <strong>de</strong> la obra. Podría seguir ayudando al pueblo <strong>de</strong>l<br />

Señor. Pero era una <strong>de</strong>cisión difícil para él —si ir al Salvador al que amaba, o permanecer


en el mundo en el servicio <strong>de</strong>l Señor, a lo que estaba también muy adherido—. No sabía<br />

qué escoger.<br />

1:23 Estar apremiado <strong>de</strong> ambos lados significa tener que tomar una difícil <strong>de</strong>cisión<br />

entre dos posibilida<strong>de</strong>s —la <strong>de</strong> irse al hogar celestial, o la <strong>de</strong> quedarse en la tierra como<br />

apóstol <strong>de</strong> Cristo Jesús.<br />

Él anhelaba ardientemente partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor. Si<br />

sólo consi<strong>de</strong>raba su propio interés, ésta era indudablemente la <strong>de</strong>cisión que tomaría.<br />

Observemos que Pablo no creía en ninguna teoría <strong>de</strong>l sueño <strong>de</strong>l alma. Creía que el cristiano<br />

pasa a estar con Cristo en el momento <strong>de</strong> la muerte, y que está en el goce consciente <strong>de</strong> la<br />

presencia <strong>de</strong>l Señor. ¡Qué ridículo sería que dijese, como algunos dicen hoy: «Vivir es<br />

Cristo; dormir es ganancia». O, «Partir y dormir es muchísimo mejor». El «sueño» se usa<br />

en el NT <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong>l creyente en el tiempo <strong>de</strong> la muerte (1 Ts. 4:14), nunca <strong>de</strong> su alma.<br />

El sueño <strong>de</strong>l alma es un mito.<br />

Observemos también que la muerte no <strong>de</strong>be ser confundida con la venida <strong>de</strong>l Salvador.<br />

En el tiempo <strong>de</strong> la muerte vamos a estar con Él. Cuando el Arrebatamiento, Él viene a<br />

nosotros.<br />

1:24 Por causa <strong>de</strong> los filipenses, era más necesario que Pablo viviese algo más <strong>de</strong><br />

tiempo sobre la tierra. Uno no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> quedar impresionado ante el <strong>de</strong>sprendimiento<br />

<strong>de</strong> este hombre <strong>de</strong> gran corazón. No piensa en su propia comodidad y bienestar, sino en<br />

aquello que mejor irá para impulsar la causa <strong>de</strong> Cristo y el bienestar <strong>de</strong> Su pueblo.<br />

1:25 Confiado en esto —en que él era aún necesario en la tierra para instruir, consolar<br />

y alentar a los santos— Pablo sabía que no sería ejecutado en esta ocasión. ¿Cómo lo sabía?<br />

Creemos que vivía tan cerca <strong>de</strong>l Señor que el Espíritu Santo pudo comunicarle este<br />

conocimiento. «El secreto <strong>de</strong> Jehová es para los que le temen» (Sal. 25:14). Los que moran<br />

profundamente en Dios, en quieta meditación, oyen secretos que quedan ahogados por el<br />

ruido, la precipitación y el ajetreo <strong>de</strong> la vida en nuestros tiempos. Tienes que estar cerca<br />

para oír. Y Pablo estaba cerca.<br />

Quedando en la carne, Pablo podría ayudar a su provecho espiritual y aumentar el gozo<br />

que era <strong>de</strong> ellos al confiar en el Señor.<br />

1:26 Al ser preservado para una vida más larga y adicional servicio en la tierra, los<br />

filipenses tendrían una causa adicional para abundar en regocijo en el Señor cuando él los<br />

volviese a visitar. ¡No po<strong>de</strong>mos imaginar cómo le echarían los brazos alre<strong>de</strong>dor y lo<br />

besarían, y alabarían al Señor con gran gozo, cuando llegase a Filipos! Quizá dirían:<br />

«Bueno, Pablo, oramos por ti, pero, <strong>de</strong> veras, nunca esperamos verte otra vez. Pero, ¡cómo<br />

alabamos al Señor que te haya concedido otra vez a nosotros!».<br />

1:27 Ahora Pablo aña<strong>de</strong> una palabra <strong>de</strong> advertencia: Solamente que os comportéis<br />

como es digno <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> Cristo. Los cristianos <strong>de</strong>berían reflejar fielmente la<br />

imagen <strong>de</strong> Cristo. Los ciudadanos <strong>de</strong>l cielo <strong>de</strong>berían comportarse como tales. Deberíamos<br />

poner en práctica lo que somos en posición.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> este ruego <strong>de</strong> que fuesen consecuentes, Pablo hace un llamamiento a la<br />

constancia. De forma específica, <strong>de</strong>sea que sea que fuese a verlos personalmente, o que<br />

estuviese ausente, pudiese oír informes sobre ellos <strong>de</strong> que se mantienen firmes en un<br />

mismo espíritu, obrando unidos y fervientes por la fe <strong>de</strong>l evangelio, es <strong>de</strong>cir, la fe<br />

cristiana. Los cristianos hacemos frente a un enemigo común; no <strong>de</strong>berían luchar entre sí,<br />

sino unirse frente al enemigo.<br />

1:28 Tampoco <strong>de</strong>bían ser intimidados por los enemigos <strong>de</strong>l evangelio. La intrepi<strong>de</strong>z<br />

frente a la persecución tiene un doble significado. Primero, es un presagio <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción


para los que luchan contra Dios. Segundo, es señal <strong>de</strong> salvación a los que arrostran la ira <strong>de</strong><br />

los adversarios. Aquí, salvación se emplea, probablemente, en su sentido futuro,<br />

refiriéndose a la final liberación <strong>de</strong>l santo <strong>de</strong> sus pruebas y a la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> su cuerpo<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su espíritu y alma.<br />

1:29 Los filipenses <strong>de</strong>berían recordar que es un privilegio pa<strong>de</strong>cer por Cristo, a<strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong> creer en Él.<br />

El doctor Griffith Jones escribió que en cierta ocasión, cuando se vio ro<strong>de</strong>ado por una<br />

muchedumbre pagana hostil y fue apalizado, se puso la mano sobre el rostro y cuando la<br />

retiró, vio que estaba bañada en sangre. «Se sintió poseído <strong>de</strong> un extraordinario sentimiento<br />

<strong>de</strong> exaltación, y se regocijó <strong>de</strong> haber sido consi<strong>de</strong>rado digno <strong>de</strong> sufrir por Su Nombre.» ¿No<br />

es notable que incluso el sufrimiento es exaltado por el cristianismo a un plano tan elevado?<br />

Verda<strong>de</strong>ramente, incluso «una aparente pequeñez ar<strong>de</strong> con el fuego inmortal cuando tiene<br />

comunión con el Infinito». La cruz dignifica y ennoblece.<br />

1:30 La relación <strong>de</strong> este versículo con el anterior se compren<strong>de</strong> mejor si suplimos las<br />

palabras «por cuanto estáis sosteniendo…».<br />

Os ha concedido el privilegio <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer por Cristo, por cuanto estáis sosteniendo el<br />

mismo tipo <strong>de</strong> combate que habéis visto en mí cuando estuve en Filipos, y que ahora oís<br />

que sigo sosteniendo.<br />

III. EXHORTACIÓN A LA UNIDAD BASADA EN EL<br />

EJEMPLO DE CRISTO DE HUMILDAD Y SACRIFICIO<br />

(2:1–16)<br />

Aunque la <strong>iglesia</strong> en Filipos era ejemplar en muchos puntos, y Pablo tuvo ocasiones <strong>de</strong><br />

encomiar a los santos <strong>de</strong> todo corazón, había sin embargo una corriente soterrada <strong>de</strong><br />

contiendas. Había diferencias <strong>de</strong> opinión entre dos mujeres, Evodia y Síntique (4:2). Es útil<br />

tener esto en mente, porque en el capítulo 2 el apóstol trata <strong>de</strong> manera directa con la causa y<br />

cura <strong>de</strong> las contiendas entre el pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

2:1 El si en este versículo no es el «si» <strong>de</strong> la duda, sino <strong>de</strong>l argumento. El versículo cita<br />

cuatro gran<strong>de</strong>s consi<strong>de</strong>raciones que <strong>de</strong>berían atraer a los creyentes juntos en armonía y<br />

cooperación. El apóstol viene a <strong>de</strong>cir: «Por cuanto hay tanto aliento en Cristo, por cuanto<br />

Su amor tiene una persuasión tan inmensa, por cuanto el Espíritu Santo nos une a todos en<br />

una comunión tan maravillosa, y por cuanto hay un afecto tan entrañable y compasivo en<br />

el cristianismo, <strong>de</strong>beríamos po<strong>de</strong>r convivir en feliz armonía unos con otros».<br />

F. B. Meyer <strong>de</strong>scribe estos cuatro motivos como:<br />

1. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> persuasión <strong>de</strong> Cristo.<br />

2. La tierna solicitud que da el amor.<br />

3. La comunión <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

4. Humanidad y compasión.<br />

Es evi<strong>de</strong>nte que el apóstol está haciendo un llamamiento a la unidad basado en la<br />

común <strong>de</strong>voción a Cristo y a la común posesión <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Con todo lo que hay en<br />

Cristo, los miembros <strong>de</strong> Su cuerpo <strong>de</strong>berían tener unidad <strong>de</strong> propósito, afecto, acuerdo y<br />

simpatía.


2:2 Si los anteriores argumentos tienen algún peso sobre los filipenses, entonces Pablo<br />

les ruega, sobre la base <strong>de</strong> los mismos, que completen su gozo. Hasta este momento los<br />

filipenses habían dado mucho gozo a Pablo. No lo niega ni por un momento, pero ahora les<br />

pida que llenen su copa <strong>de</strong> gozo hasta rebosar. Podrían hacer esto siendo <strong>de</strong> un mismo<br />

sentir, teniendo el mismo amor, y siendo unánimes, sintiendo una misma cosa.<br />

¿Significa esto que se espera <strong>de</strong> todos los cristianos que piensen y actúen <strong>de</strong> la misma<br />

manera? La palabra <strong>de</strong> Dios no da en ninguna parte tal sugerencia. Aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego se<br />

espera <strong>de</strong> nosotros que concor<strong>de</strong>mos en los gran<strong>de</strong>s fundamentos <strong>de</strong> la fe cristiana, es<br />

evi<strong>de</strong>nte que en muchas cuestiones menores habrá mucha diferencia <strong>de</strong> opinión. La<br />

uniformidad y la unidad no son lo mismo. Es posible tener esto último sin tener lo primero.<br />

Aun no estando <strong>de</strong> acuerdo en cuestiones menores, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado nuestras propias<br />

opiniones, allí don<strong>de</strong> no hay ningún verda<strong>de</strong>ro principio involucrado, por el bien <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>más.<br />

Ser <strong>de</strong> un mismo sentir significa realmente tener la mente <strong>de</strong> Cristo, ver las cosas<br />

como Él las vería, y respon<strong>de</strong>r a ellas como Él lo haría. Tener el mismo amor significa<br />

mostrar el mismo amor a otros que el que el Señor nos ha mostrado a nosotros, un amor<br />

que no contó el coste. Ser unánimes significa trabajar juntos en armonía para una meta<br />

común. Finalmente, sentir una misma cosa significa actuar <strong>de</strong> una manera tan unida que se<br />

haga evi<strong>de</strong>nte que la mente <strong>de</strong> Cristo está dirigiendo nuestras activida<strong>de</strong>s.<br />

2:3 Nada en absoluto <strong>de</strong>bería hacerse por rivalidad o por vanagloria, ya que estos<br />

son dos <strong>de</strong> los peores adversarios a la unidad entre el pueblo <strong>de</strong> Dios. La rivalidad, o<br />

ambición egoísta, es el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ser el número uno, cueste lo que cueste. La vanagloria<br />

habla <strong>de</strong> la soberbia o propia exhibición. Siempre que uno encuentra a personas interesadas<br />

en reunir a una camarilla a su alre<strong>de</strong>dor o en promocionar sus propios intereses,<br />

encontraremos las semillas <strong>de</strong> las contiendas y querellas. El remedio se halla en la última<br />

parte <strong>de</strong>l versículo. En humildad, estimando cada uno a los <strong>de</strong>más como superiores a sí<br />

mismo. Esto no significa que uno tenga que consi<strong>de</strong>rar a los criminales como poseedores<br />

<strong>de</strong> mejores caracteres que los nuestros, sino que <strong>de</strong>beríamos vivir <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>sprendida<br />

por los <strong>de</strong>más, poniendo sus intereses por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los nuestros. Es fácil leer una<br />

exhortación como esta en la palabra <strong>de</strong> Dios, pero otra muy distinta apreciar lo que<br />

realmente significa, y luego ponerla en práctica realmente. Estimar a los <strong>de</strong>más como<br />

superiores a uno mismo es totalmente extraño a la mente humana, y no po<strong>de</strong>mos hacerlo<br />

con nuestras propias fuerzas. Sólo siendo habitados y capacitados por el Espíritu Santo<br />

podremos practicarlo.<br />

2:4 La cura <strong>de</strong> los trastornos entre el pueblo <strong>de</strong> Dios es preocuparse más por lo <strong>de</strong> los<br />

otros, esto es, por sus intereses, que por lo <strong>de</strong> nuestras propias vidas. De una manera muy<br />

real, la palabra otros constituye la clave <strong>de</strong> este capítulo. Es al dar nuestras vidas en <strong>de</strong>voto<br />

sacrificio por otros que nos elevamos por encima <strong>de</strong> las egoístas pen<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> los<br />

hombres.<br />

¡Los otros, los otros, Señor!<br />

Éste mi lema sea;<br />

Ayúdame para por otros vivir<br />

Para vivir para Ti.<br />

Charles D. Meigs


2:5 Haya, pues, entre vosotros los mismos sentimientos que hubo también en<br />

Cristo Jesús. Pablo va a poner ahora ante los ojos <strong>de</strong> los filipenses el ejemplo <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. ¿Qué clase <strong>de</strong> actitud exhibía Él? ¿Qué era lo que caracterizaba Su conducta<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más?<br />

Guy King ha <strong>de</strong>scrito bien la mente <strong>de</strong>l Señor Jesús como: (1) La mente altruista; (2) La<br />

mente sacrificial; (3) La mente servicial. El Señor Jesús pensaba constantemente en los<br />

<strong>de</strong>más.<br />

Lágrimas no tenía por Su dolor,<br />

Mas por el mío sudor <strong>de</strong> sangre vertió.<br />

Charles H. Gabriel<br />

2:6 Cuando leemos que Cristo Jesús era en forma <strong>de</strong> Dios, apren<strong>de</strong>mos que existió<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad como Dios. No significa meramente que se pareciese a Dios, sino<br />

que realmente es Dios en el más verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> la palabra.<br />

Pero no consi<strong>de</strong>ró el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. Aquí es <strong>de</strong> la mayor<br />

importancia distinguir entre igualdad personal y posicional con Dios. En cuanto a Su<br />

Persona, Cristo siempre fue, es y será igual con Dios. Sería imposible para Él <strong>de</strong>jar esto.<br />

Pero la igualdad posicional es cosa diferente. Des<strong>de</strong> toda la eternidad, Cristo era<br />

posicionalmente igual con Su Padre, gozando <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong>l cielo. Pero no consi<strong>de</strong>ró<br />

esta posición como algo a lo que tenía que aferrarse a toda costa. Cuando un mundo con<br />

una humanidad perdida necesitó ser redimido, estuvo dispuesto a <strong>de</strong>jar Su igualdad<br />

posicional con Dios —el bienestar y goces <strong>de</strong>l cielo—. No consi<strong>de</strong>ró que todo eso fuese<br />

algo a lo que tuviese que aferrarse para siempre y bajo todas las circunstancias.<br />

Así, estuvo dispuesto a venir a este mundo a sufrir la contradicción <strong>de</strong> los pecadores<br />

contra sí mismo. Dios Padre jamás fue escupido, golpeado ni crucificado. En este sentido,<br />

el Padre era mayor que el Hijo —no mayor en cuanto a Su Persona, sino en cuanto a Su<br />

posición y a la forma en que vivía—. Jesús expresó este pensamiento en Juan 14:28: «Si me<br />

amarais, os alegraríais, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre es mayor que<br />

yo». En otras palabras, los discípulos <strong>de</strong>berían haberse gozado <strong>de</strong> saber que iba al hogar<br />

celestial. Mientras estaba en la tierra, había sido tratado con crueldad y había sido<br />

rechazado. Había estado en inferiores circunstancias que Su Padre. En este sentido, Su<br />

Padre era mayor. Pero cuando volviese al cielo, volvería a ser igual con el Padre en Sus<br />

circunstancias como ya lo era en Su Persona.<br />

Gifford explica:<br />

Así, no es la naturaleza o la esencia … sino el modo <strong>de</strong> existencia lo que se <strong>de</strong>scribe en<br />

esta segunda cláusula [«No consi<strong>de</strong>ró el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse»]; y un<br />

modo <strong>de</strong> existencia pue<strong>de</strong> cambiarse por otro, aunque la naturaleza esencial sea inmutable.<br />

Tomemos la misma ilustración <strong>de</strong> San Pablo, en Segunda a los Corintios 8:9: «Por amor a<br />

vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros fueseis enriquecidos con su pobreza.»<br />

Aquí en cada caso lo que tenemos es un cambio <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> existencia, pero no <strong>de</strong> la<br />

naturaleza. Cuando un pobre se hace rico, su modo <strong>de</strong> existencia cambia, pero no su<br />

naturaleza como hombre. Así es con el Hijo <strong>de</strong> Dios; <strong>de</strong>l rico y glorioso modo <strong>de</strong> existencia<br />

que era la apropiada y justa manifestación <strong>de</strong> Su naturaleza divina, por causa <strong>de</strong> nosotros<br />

<strong>de</strong>scendió, en respecto a Su vida humana, al modo <strong>de</strong> existencia infinitamente menor y más<br />

pobre que adoptó juntamente con la naturaleza <strong>de</strong> hombre.


2:7 Sino que se <strong>de</strong>spojó a sí mismo. La traducción literal es: «Se vació a Sí mismo».<br />

De inmediato surge la pregunta: «¿De qué se vació el Señor Jesús?».<br />

Al respon<strong>de</strong>r a esta pregunta, se <strong>de</strong>be ir con la mayor cautela. Los intentos humanos<br />

para <strong>de</strong>finir este vaciamiento a menudo han acabado privando a Cristo <strong>de</strong> Sus atributos <strong>de</strong><br />

la Deidad. Algunos dicen, por ejemplo, que cuando el Señor Jesús andaba por la tierra, ya<br />

no tenía todo conocimiento ni todo po<strong>de</strong>r. Ya no estaba en todos los lugares al mismo<br />

tiempo. Dicen que voluntariamente <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> lado estos atributos <strong>de</strong> la Deidad cuando vino al<br />

mundo como Hombre. ¡Algunos incluso llegan a <strong>de</strong>cir que estaba sujeto a las limitaciones<br />

<strong>de</strong> todos los hombres, que se hizo susceptible a los errores y que aceptó las comunes<br />

opiniones y mitos <strong>de</strong> Su tiempo!<br />

Esto lo negamos <strong>de</strong> una manera absoluta. El Señor Jesús no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> lado ninguno <strong>de</strong> los<br />

atributos <strong>de</strong> Dios cuando entró en el mundo.<br />

Seguía siendo omnisciente (sabiéndolo todo).<br />

Seguía siendo omnipresente (presente en todo lugar a la vez).<br />

Seguía siendo omnipotente (todopo<strong>de</strong>roso).<br />

Lo que hizo fue vaciarse <strong>de</strong> Su igualdad posicional con Dios y velar la gloria <strong>de</strong> la<br />

Deidad en un cuerpo <strong>de</strong> carne humana. La gloria estaba ahí, toda, aunque escondida, pero<br />

resplan<strong>de</strong>ció en ciertas ocasiones, como en el Monte <strong>de</strong> la Transfiguración. No hubo un<br />

momento en Su vida en la tierra en que no poseyese todos los atributos <strong>de</strong> Dios.<br />

A un lado Su más divina vestimenta echó<br />

Y Su <strong>de</strong>idad con un velo <strong>de</strong> barro ocultó,<br />

Y <strong>de</strong> este modo un maravilloso amor mostró,<br />

Restaurando lo que nunca el tomó.<br />

Como ya hemos mencionado, se <strong>de</strong>be mostrar la mayor cautela al explicar las palabras<br />

«Se vació». El método más sencillo es <strong>de</strong>jar que las expresiones que se suce<strong>de</strong>n <strong>de</strong>n la<br />

explicación. Se vació tomando forma <strong>de</strong> siervo, hecho semejante a los hombres. En<br />

otras palabras, se vació a Sí mismo al tomar encima <strong>de</strong> Sí algo que nunca había tenido antes<br />

—condición humana—. No <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> lado Su <strong>de</strong>idad, sólo Su puesto en el cielo, y eso sólo <strong>de</strong><br />

manera temporal.<br />

Si hubiese sido meramente un hombre, esto no habría sido un acto <strong>de</strong> vaciarse. No nos<br />

vaciamos naciendo en el mundo. Pero que Dios viniese a ser Hombre —esto es vaciarse a<br />

Sí mismo—. De hecho, sólo Dios podía hacerlo.<br />

Tomando forma <strong>de</strong> siervo. La Encarnación y la vida <strong>de</strong>l Salvador se pue<strong>de</strong>n sumarizar<br />

en aquellas maravillosas palabras <strong>de</strong> Juan 13:4: «Jesús … se quitó su manto, y tomando una<br />

toalla, se la ciñó». La toalla o el <strong>de</strong>lantal es la prenda <strong>de</strong> servicio, y los empleaban los<br />

esclavos. Y la empleó el bendito Señor Jesús, porque Él vino «no para ser servido, sino<br />

para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mt. 20:28). Pero <strong>de</strong>tengámonos, y<br />

recor<strong>de</strong>mos la línea <strong>de</strong> pensamiento en este pasaje. Había contiendas entre los santos en<br />

Filipos. Pablo los exhorta a tener la mente <strong>de</strong> Cristo. El argumento, en resumen, es que si<br />

los cristianos están dispuestos a tomar una postura <strong>de</strong> humildad, a servir a otros, y a dar sus<br />

vidas en sacrificio, no habrá pen<strong>de</strong>ncias. Los que están dispuestos a morir por otros,<br />

generalmente no se pelean con ellos.


Cristo siempre había existido, pero vino al mundo hecho semejante a los hombres,<br />

significando esto, «como verda<strong>de</strong>ro Hombre». La humanidad <strong>de</strong>l Señor es tan real como Su<br />

<strong>de</strong>idad. Él es verda<strong>de</strong>ro Dios y verda<strong>de</strong>ro Hombre. Pero, ¡qué misterio tenemos aquí!<br />

Ninguna mente creada podrá jamás compren<strong>de</strong>r esto.<br />

2:8 Cada sección <strong>de</strong> este pasaje <strong>de</strong>scribe la hondura mayor y mayor <strong>de</strong> la humillación<br />

<strong>de</strong>l amado Hijo <strong>de</strong> Dios. Él estaba no sólo dispuesto a <strong>de</strong>jar la gloria <strong>de</strong>l cielo, sino que ¡se<br />

<strong>de</strong>spojó a sí mismo! ¡Tomó forma <strong>de</strong> siervo! ¡Se hizo Hombre! Pero ahora leemos que ¡se<br />

humilló a sí mismo! No había profundidad a la que no <strong>de</strong>scendiese a fin <strong>de</strong> salvar nuestras<br />

almas culpables. ¡Bendito sea para siempre Su glorioso nombre!<br />

Se humilló a sí mismo llegando a ser obediente hasta la muerte. ¡Esto es maravilloso<br />

a nuestros ojos! Obe<strong>de</strong>ció aunque esto le costó la vida. Obediente hasta la muerte<br />

significa que obe<strong>de</strong>ció hasta el fin. Verda<strong>de</strong>ramente, Él era el Merca<strong>de</strong>r que fue y vendió<br />

todo lo que tenía para comprar la perla <strong>de</strong> gran precio (Mt. 13:46).<br />

Hasta la muerte, y muerte <strong>de</strong> cruz. La muerte por crucifixión era la forma más<br />

oprobiosa <strong>de</strong> ejecución. Podría compararse con la horca, el garrote vil, la silla eléctrica o la<br />

cámara <strong>de</strong> gas —reservada sólo para asesinos—. Y ésta era la forma <strong>de</strong> muerte reservada<br />

para el Mejor <strong>de</strong>l cielo cuando Él vino a este mundo. No le fue permitido morir una muerte<br />

natural en cama. La suya no fue una muerte acci<strong>de</strong>ntal. Había <strong>de</strong> morir la vergonzosa<br />

muerte <strong>de</strong> la cruz.<br />

2:9 Ahora tenemos un brusco cambio. Los anteriores versículos <strong>de</strong>scriben lo que hizo el<br />

Señor Jesús. Él tomó el camino <strong>de</strong> la propia renuncia. No buscó un nombre para Sí mismo.<br />

Se humilló a Sí mismo.<br />

Pero ahora pasamos a una consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> lo que Dios ha hecho. Si el Salvador se<br />

humilló a Sí mismo, Dios también le exaltó hasta lo sumo. Si Él no buscó un nombre para<br />

Sí, Dios… le otorgó el nombre que es sobre todo nombre.<br />

Los eruditos están divididos acerca <strong>de</strong> cuál es este nombre. Algunos dicen que es el<br />

nombre <strong>de</strong> Jesús, que contiene el nombre <strong>de</strong> Jehová. En Isaías 45:22, 23 está <strong>de</strong>cretado que<br />

toda rodilla se doblará al nombre <strong>de</strong> Jehová (Dios).<br />

Otros creen que el nombre que es sobre todo nombre es sencillamente una manera<br />

figurada <strong>de</strong> <strong>de</strong>signar el puesto más elevado en el universo, un puesto <strong>de</strong> supremacía y <strong>de</strong><br />

dominio. Ambas explicaciones son aceptables.<br />

2:10 Dios quedó tan absolutamente satisfecho con la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo, que<br />

<strong>de</strong>terminó que se doble toda rodilla a Él —<strong>de</strong> los seres en los cielos, en la tierra, y<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra—. Esto no significa que todos estos seres vayan a salvarse. Los que no<br />

doblen ahora la rodilla con buena disposición, se verán un día obligados a hacerlo. Los que<br />

no quieran ser reconciliados en el día <strong>de</strong> Su gracia quedarán subyugados en el día <strong>de</strong> Su<br />

juicio.<br />

2:11 En Su gracia incomparable, el Señor peregrinó <strong>de</strong> la gloria a Belén, a Getsemaní y<br />

al Calvario. A cambio, Dios le honrará con el homenaje universal y el universal<br />

reconocimiento <strong>de</strong> Su señorío. Los que han negado Sus <strong>de</strong>rechos admitirán un día que han<br />

sido unos insensatos, que han errado gran<strong>de</strong>mente, y que Jesús <strong>de</strong> Nazaret es<br />

verda<strong>de</strong>ramente el Señor <strong>de</strong> la gloria.<br />

Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar este magnífico pasaje acerca <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong>l Señor Jesús,<br />

<strong>de</strong>beríamos repetir que es introducido en relación con un problema menor en la <strong>iglesia</strong> en<br />

Filipos. Pablo no había emprendido escribir un tratado acerca <strong>de</strong>l Señor. Más bien, quería<br />

corregir el egoísmo y el espíritu partidista entre los santos. El remedio para su condición era<br />

la mente <strong>de</strong> Cristo. Pablo introduce al Señor en cada situación. «Incluso al tratar los temas


más <strong>de</strong>licados, penosos y <strong>de</strong>sagradables», escribe Erdman, «pue<strong>de</strong> expresar la verdad <strong>de</strong><br />

una manera tan hermosa que hace que parezca como una preciosa joya sacada <strong>de</strong> un terrón<br />

<strong>de</strong> tierra».<br />

2:12 Una vez establecido el ejemplo <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> una manera tan brillante, el apóstol<br />

está ahora listo para apremiar la exhortación basada en él.<br />

Los filipenses siempre habían obe<strong>de</strong>cido a Pablo cuando estaba presente con ellos.<br />

Mucho más ahora en su ausencia <strong>de</strong>bían obrar su salvación con temor y temblor.<br />

De nuevo llegamos a un pasaje <strong>de</strong> las Escrituras acerca <strong>de</strong>l que ha habido mucha<br />

confusión. De entrada, <strong>de</strong>beríamos tener bien claro que Pablo no está enseñando que la<br />

salvación pueda ganarse por obras. A lo largo <strong>de</strong> sus escritos, enfatiza una y otra vez que la<br />

salvación no es por obras, sino por fe en el Señor Jesucristo. ¿Qué significa entonces este<br />

versículo?<br />

1. Pue<strong>de</strong> significar que <strong>de</strong>bemos obrar la salvación que Dios ha puesto en nosotros. Dios<br />

nos ha dado vida eterna como un don gratuito. Debemos vivirla con vidas <strong>de</strong> santidad<br />

práctica.<br />

2. Salvación pue<strong>de</strong> significar aquí la solución <strong>de</strong> su problema en Filipos. Habían estado<br />

plagados <strong>de</strong> pen<strong>de</strong>ncias y luchas. El apóstol les ha dado el remedio. Ahora <strong>de</strong>ben aplicar el<br />

remedio poseyendo la mente <strong>de</strong> Cristo. De esta manera, obrarían su salvación, o la<br />

solución a sus dificulta<strong>de</strong>s.<br />

La salvación <strong>de</strong> que se habla aquí no es la <strong>de</strong>l alma, sino la liberación <strong>de</strong> las trampas<br />

que estorbarían a un cristiano <strong>de</strong> llevar a cabo la voluntad <strong>de</strong> Dios. De una manera similar,<br />

Vine la <strong>de</strong>scribe como la entera experiencia actual <strong>de</strong> liberación <strong>de</strong>l mal.<br />

Salvación tiene muchos significados diferentes en el NT. Ya hemos observado que en<br />

1:19 significa liberación <strong>de</strong> la cárcel. En 1:28 se refiere a la final salvación <strong>de</strong> nuestros<br />

cuerpos <strong>de</strong> la misma presencia <strong>de</strong>l pecado. El significado en cualquier caso particular ha <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>terminarse, en parte al menos, por el contexto. Creemos que en este pasaje salvación se<br />

refiere a la solución <strong>de</strong>l problema que agobiaba a los filipenses, es <strong>de</strong>cir, sus pen<strong>de</strong>ncias.<br />

2:13 Ahora Pablo les recuerda que es posible que obren su salvación, porque Dios es el<br />

que en ellos opera tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad. Esto significa<br />

que Dios es en primer lugar quien pone en nosotros el <strong>de</strong>seo o anhelo <strong>de</strong> hacer Su voluntad.<br />

Aquí <strong>de</strong> nuevo tenemos la maravillosa fusión <strong>de</strong> lo divino y lo humano. En un sentido<br />

somos llamados a obrar nuestra salvación; en otro, es sólo Dios quien pue<strong>de</strong> capacitarnos<br />

para ello. Nosotros <strong>de</strong>bemos hacer nuestra parte, y Dios hará la Suya. (Sin embargo, esto no<br />

es <strong>de</strong> aplicación al perdón <strong>de</strong> los pecados ni al nuevo nacimiento. La re<strong>de</strong>nción es<br />

enteramente obra <strong>de</strong> Dios. Sencillamente, creemos y entramos en ella.)<br />

2:14 Al cumplir Su beneplácito, <strong>de</strong>beríamos hacerlo sin murmuraciones ni<br />

cuestionamientos: «No a regañadientes, sino <strong>de</strong> manera triunfante». Las murmuraciones y<br />

las discusiones llevan generalmente a mayores ofensas.<br />

2:15 Al refrenarnos <strong>de</strong> quejas y disputas, po<strong>de</strong>mos ser irreprensibles y sencillos<br />

(sinceros y sin doblez). Ser irreprensibles significa que no se pue<strong>de</strong> mantener una<br />

acusación contra esta persona (véase Dn. 6:4). Una persona irreprensible pue<strong>de</strong> que peque,<br />

pero pi<strong>de</strong> perdón, confiesa y restituye siempre que pue<strong>de</strong>. Ser irreprensibles aquí significa<br />

ser sinceros o sin engaño.


Los hijos <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>berían ser sin mancha en medio <strong>de</strong> una generación tortuosa y<br />

perversa. Mediante vidas sin tacha, los hijos <strong>de</strong> Dios se mantendrán tanto más claramente<br />

frente al oscuro fondo <strong>de</strong> este mundo.<br />

Esto lleva a Pablo a pensar en ellos cono luminares en una noche oscura. Cuanto más<br />

oscura la noche, tanto más resplan<strong>de</strong>ciente parece la luz. Los cristianos son luminares. No<br />

pue<strong>de</strong>n crear ninguna luz, pero pue<strong>de</strong>n reflejar la gloria <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> modo que otros<br />

puedan ver a Jesús en ellos.<br />

2:16 Manteniendo en alto la palabra <strong>de</strong> vida. Como luces, resplan<strong>de</strong>cemos, pero esto<br />

no nos excusa <strong>de</strong> testificar con nuestras voces. Debería haber el doble testimonio <strong>de</strong> la vida<br />

y <strong>de</strong> los labios.<br />

Si los filipenses cumplen estas instrucciones, el apóstol sabe que tendrá alguna razón<br />

para gloriarse en el día <strong>de</strong> Cristo. Siente una responsabilidad no sólo por ver que se salvan<br />

almas, sino también por presentar a cada uno perfecto en Cristo. (Col. 1:28).<br />

El día <strong>de</strong> Cristo se refiere al tiempo <strong>de</strong> Su regreso y <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong>l creyente<br />

(1:6, 10). Si los filipenses son fieles en su labor para el Señor, será evi<strong>de</strong>nte en aquel día<br />

que el servicio <strong>de</strong> Pablo no ha sido en vano.<br />

IV. EL EJEMPLO CRISTIANO DE PABLO, TIMOTEO Y<br />

EPAFRODITO (2:17–30)<br />

En la sección prece<strong>de</strong>nte, Pablo ha presentado al Señor Jesús como el principal ejemplo<br />

<strong>de</strong> la mente humil<strong>de</strong>. Pero algunos podrían sentirse inducidos a <strong>de</strong>cir: «¡Oh, pero Él es Dios<br />

y nosotros meros mortales!». De modo que Pablo da ahora tres ejemplos <strong>de</strong> hombres que<br />

exhibían la mente <strong>de</strong> Cristo —él mismo, Timoteo y Epafrodito.<br />

Si Cristo es el sol, entonces estos tres son lunas, reflejando la gloria <strong>de</strong>l sol. Son luces<br />

en un mundo tenebroso.<br />

2:17 El apóstol emplea una ilustración muy hermosa para <strong>de</strong>scribir el servicio <strong>de</strong> los<br />

filipenses y <strong>de</strong> él mismo. Toma prestada la imagen <strong>de</strong> la práctica común entre judíos y<br />

paganos <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramar una libación sobre un sacrificio al ofrecerlo.<br />

Se refiere a los filipenses como los ofrendantes. La fe <strong>de</strong> ellos es el sacrificio. Pablo<br />

mismo es la libación. Él se sentiría feliz en ser <strong>de</strong>rramado en martirio sobre el sacrificio<br />

y servicio <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> ellos.<br />

Williams comenta:<br />

El apóstol compara la abnegación y energía <strong>de</strong> los filipenses con la suya, magnificando<br />

la <strong>de</strong> ellos y minimizando la suya. Ellos, unos y otros, estaban poniendo sus vidas por causa<br />

<strong>de</strong>l evangelio, pero él contempla la acción <strong>de</strong> ellos como el mayor sacrificio, y la suya<br />

como sólo la libación <strong>de</strong>rramada sobre el mismo. Bajo esta hermosa figura <strong>de</strong> lenguaje,<br />

habla <strong>de</strong> su posible inminente muerte como mártir.<br />

Y expresa su gozo y regocijo si esta hubiese <strong>de</strong> ser su parte.<br />

2:18 Asimismo, los filipenses <strong>de</strong>bían gozarse y regocijarse con Pablo. No <strong>de</strong>bían<br />

contemplar su posible martirio como una tragedia, sino felicitarlo por una llegada tan<br />

gloriosa al hogar.


2:19 Hasta este punto, Pablo ha citado dos ejemplos <strong>de</strong> abnegado amor —el Señor<br />

Jesús y él mismo—. Ambos estaban dispuestos a <strong>de</strong>rramar sus vidas hasta la muerte.<br />

Quedan dos ejemplos más <strong>de</strong> altruismo: Timoteo y Epafrodito.<br />

El apóstol espera po<strong>de</strong>r enviar pronto a Timoteo a Filipos para po<strong>de</strong>r ser animado al<br />

saber <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> ellos.<br />

2:20 Entre los compañeros <strong>de</strong> Pablo, Timoteo era singular por su solicitud<br />

<strong>de</strong>sinteresada por la condición espiritual <strong>de</strong> los filipenses. No había ninguno a quien Pablo<br />

pudiese enviar con la misma confianza. ¡Este es un gran encomio para uno tan joven como<br />

Timoteo!<br />

2:21 Los otros se habían quedado absortos en el océano <strong>de</strong> lo suyo propio, sus<br />

intereses privados. Se habían quedado tan ensimismados en los cuidados <strong>de</strong> esta vida que<br />

no tenían tiempo para lo que es <strong>de</strong> Cristo Jesús. ¿Tiene esto un mensaje para nosotros en<br />

la actualidad, en nuestro pequeño mundo <strong>de</strong> hogares, neveras, televisiones y otras cosas?<br />

(véase Lc. 8:14.)<br />

2:22 Timoteo era el hijo <strong>de</strong>l apóstol en la fe, y actuaba como tal con verda<strong>de</strong>ra<br />

fi<strong>de</strong>lidad. Ellos conocían sus bien probadas cualida<strong>de</strong>s, su verda<strong>de</strong>ra valía, que como<br />

hijo a su padre había servido con Pablo en la obra <strong>de</strong> predicar el evangelio.<br />

2:23, 24 Debido a que Timoteo había <strong>de</strong>mostrado su valía <strong>de</strong> esta forma, Pablo<br />

esperaba enviarlo a los filipenses tan pronto como supiese el resultado <strong>de</strong> su apelación a<br />

César. Este es sin duda el sentido <strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong>l apóstol, tan pronto vea como van<br />

mis asuntos. Espera que su apelación tendrá éxito, y que será libertado, <strong>de</strong> modo que pueda<br />

visitar otra vez a los filipenses.<br />

2:25 Luego vemos la mente <strong>de</strong> Cristo en Epafrodito. No po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que<br />

sea el mismo que el Epafras <strong>de</strong> Colosenses 4:12. En todo caso, vivía en Filipos y era<br />

mensajero <strong>de</strong> la asamblea allá.<br />

Pablo habla <strong>de</strong> él como: (1) mi hermano; (2) mi colaborador; (3) mi compañero <strong>de</strong><br />

milicia. El primer título habla <strong>de</strong> afecto, el segundo <strong>de</strong> un trabajo duro, y el tercero <strong>de</strong><br />

conflicto. Era un hombre que podía trabajar con otros, y este es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego un punto<br />

esencial en la vida y el servicio cristiano. Una cosa es que se trabaje in<strong>de</strong>pendientemente,<br />

llevándolo todo a su manera. Es mucho más difícil trabajar con otros, ser «segundo violín»,<br />

admitir diferencias individuales, someter los propios <strong>de</strong>seos y opiniones por el bien <strong>de</strong>l<br />

grupo. ¡Seamos colaboradores y compañeros <strong>de</strong> milicia!<br />

A<strong>de</strong>más, Pablo habla <strong>de</strong> él como enviado vuestro y servidor a mis necesida<strong>de</strong>s. Esto<br />

nos da otra clave interesante <strong>de</strong> su personalidad. Estaba dispuesto a hacer un trabajo común<br />

o doméstico. Muchos en la actualidad están sólo interesados en un trabajo público y<br />

placentero. ¡Cuán agra<strong>de</strong>cidos <strong>de</strong>beríamos estar por esos que llevan a cabo el trabajo <strong>de</strong><br />

rutina <strong>de</strong> manera callada y anónima! Trabajando duro, Epafrodito se humillaba. Pero Dios<br />

lo exaltó al registrar su fiel servicio en Filipenses 2 para todas las generaciones futuras.<br />

2:26 Los santos habían enviado a Epafrodito a ayudar a Pablo, en un viaje <strong>de</strong> más <strong>de</strong><br />

mil cien kilómetros. Como resultado, aquel fiel siervo enfermó; más aún, llegó al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

la muerte. Esto le preocupó enormemente —no el hecho <strong>de</strong> estar tan enfermo, sino por<br />

temor que los santos lo supiesen. Si lo sabían, podrían reprocharse a sí mismos haberlo<br />

enviado en un viaje así y poner <strong>de</strong> este modo su vida en peligro—. Ciertamente, en<br />

Epafrodito vemos a «un corazón libre <strong>de</strong> sí mismo».<br />

Muchos cristianos tienen el <strong>de</strong>safortunado hábito <strong>de</strong> ensimismarse acerca <strong>de</strong> sus<br />

enfermeda<strong>de</strong>s u operaciones. Demasiadas veces es tan solo una manifestación <strong>de</strong> los


pecados <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l yo con el elocuente prefijo <strong>de</strong> auto: autocompasión,<br />

autopreocupación, autoexhibición.<br />

2:27 Epafrodito había estado enfermo, al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la muerte; pero Dios tuvo<br />

misericordia <strong>de</strong> él. Esta sección es valiosa para nosotros por la luz que arroja sobre el tema<br />

<strong>de</strong> la sanidad divina:<br />

1. Primero, la enfermedad no es siempre resultado <strong>de</strong>l pecado. Aquí tenemos a un<br />

hombre que había enfermado <strong>de</strong>bido al fiel cumplimiento <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres (véase v. 30), «…<br />

porque por la obra <strong>de</strong> Cristo estuvo próximo a la muerte».<br />

2. Segundo, apren<strong>de</strong>mos que no es siempre la voluntad <strong>de</strong> Dios sanar en el acto y <strong>de</strong><br />

manera milagrosa. Parece que la enfermedad <strong>de</strong> Epafrodito había sido prolongada, y que su<br />

recuperación había sido gradual (véase también 2 Ti. 4:20; 3 Jn. 2).<br />

3. Tercero, apren<strong>de</strong>mos que la sanidad es una misericordia <strong>de</strong> Dios, y no algo que<br />

podamos <strong>de</strong>mandar <strong>de</strong> Él como un <strong>de</strong>recho nuestro.<br />

Pablo aña<strong>de</strong> que Dios tuvo misericordia no sólo <strong>de</strong> Epafrodito, sino también <strong>de</strong> él,<br />

para que el apóstol no tuviese tristeza sobre tristeza. El apóstol tenía ya una consi<strong>de</strong>rable<br />

tristeza en relación con su encarcelamiento. Si Epafrodito hubiese muerto, habría tenido<br />

una tristeza adicional.<br />

2:28 Ahora que Epafrodito se había recuperado tan bien, Pablo lo envía <strong>de</strong> vuelta con<br />

mayor solicitud. Los filipenses se gozarían <strong>de</strong> ver a su amado hermano <strong>de</strong> vuelta, y esto<br />

también mitigaría la tristeza <strong>de</strong> Pablo.<br />

2:29 No sólo <strong>de</strong>bían ellos recibir con gozo a Epafrodito, sino que también <strong>de</strong>berían<br />

tener en alta estima a este hombre <strong>de</strong> Dios. Es una gran dignidad y privilegio estar<br />

<strong>de</strong>dicado al servicio <strong>de</strong>l Señor. Los santos <strong>de</strong>berían reconocer esto, aunque tenga que ver<br />

con alguien con quien están muy familiarizados.<br />

2:30 Como ya hemos mencionado, la enfermedad <strong>de</strong> Epafrodito estaba directamente<br />

relacionada con su incesante servicio por Cristo. Esto es <strong>de</strong> gran valor a ojos <strong>de</strong>l Señor. Es<br />

mejor ar<strong>de</strong>r por Cristo que oxidarse. Es mejor morir en el servicio <strong>de</strong> Jesús que ser contado<br />

como una mera estadística entre los que mueren <strong>de</strong> enfermedad o acci<strong>de</strong>nte.<br />

¿Sugiere acaso la frase suplir lo que faltaba en vuestro servicio para conmigo que<br />

los filipenses habían <strong>de</strong>scuidado a Pablo y que Epafrodito había hecho lo que ellos <strong>de</strong>bieran<br />

haber hecho? Esto parece improbable, por cuanto habían sido los santos en Filipos los que<br />

habían enviado a Epafrodito a Pablo.<br />

Sugerimos que lo que faltaba en su servicio se refiere a la imposibilidad <strong>de</strong> que<br />

pudiesen visitar a Pablo en persona y le ayudasen directamente, <strong>de</strong>bido a su lejanía <strong>de</strong><br />

Roma. Al contrario <strong>de</strong> repren<strong>de</strong>rlos, el apóstol sencillamente expone que Epafrodito hizo,<br />

como representante <strong>de</strong> ellos, lo que ellos no habían podido hacer personalmente.<br />

V. ADVERTENCIA CONTRA LOS MAESTROS (3:1–3)<br />

3:1 Por lo <strong>de</strong>más, hermanos no significa que Pablo esté a punto <strong>de</strong> terminar su<br />

Epístola, como se parece inferir <strong>de</strong> algunas traducciones que vierten «Finalmente,<br />

hermanos». El sentido literal es el siguiente: «En cuanto al resto…». Esta misma palabra se<br />

usa <strong>de</strong> nuevo en 4:8.


Los exhorta a gozarse en el Señor. El cristiano pue<strong>de</strong> siempre encontrar un verda<strong>de</strong>ro<br />

gozo en el Señor sean cuales sean sus circunstancias. «La fuente <strong>de</strong> todo su cántico está<br />

alta en el cielo arriba.» Nada pue<strong>de</strong> afectar <strong>de</strong> verdad a su gozo, excepto si primero le priva<br />

<strong>de</strong> su Salvador, y esto es evi<strong>de</strong>ntemente imposible. La felicidad natural es afectada por el<br />

dolor, la tristeza, las enfermeda<strong>de</strong>s, la pobreza y las tragedias. Pero el gozo cristiano pasa<br />

por encima <strong>de</strong> todas las olas <strong>de</strong> la vida. La prueba <strong>de</strong> esto es que Pablo da esta exhortación<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su encarcelamiento. ¡Des<strong>de</strong> luego que po<strong>de</strong>mos tomar un consejo así <strong>de</strong> un hombre<br />

como él!<br />

No encuentra trabajoso repetir lo mismo a los filipenses, porque sabe que es para<br />

seguridad <strong>de</strong> ellos. Pero, ¿en qué se repite? ¿Acaso se refiere a las prece<strong>de</strong>ntes expresiones<br />

en las que los apremia a gozarse en el Señor? ¿O se refiere a los versículos que siguen,<br />

don<strong>de</strong> los advierte contra los judaizantes? Creemos que lo que está a la vista es lo último.<br />

Tres veces en el versículo 2 emplea la palabra guardaos. Emplear esta repetición no le es<br />

molesto, y para ellos es una verda<strong>de</strong>ra salvaguardia.<br />

3:2 Deben guardarse <strong>de</strong> los perros,… <strong>de</strong> los malos obreros y <strong>de</strong> los mutiladores <strong>de</strong>l<br />

cuerpo. Estas tres expresiones se refieren probablemente al mismo grupo <strong>de</strong> hombres:<br />

falsos maestros que trataban <strong>de</strong> poner a los cristianos bajo las leyes <strong>de</strong>l judaísmo y que<br />

enseñaban que la justicia podía obtenerse por la observancia <strong>de</strong> la ley y los rituales.<br />

Primero, eran perros. En la Biblia, los perros son animales inmundos. ¡Era el término<br />

que los judíos empleaban para <strong>de</strong>scribir a los gentiles! En los países orientales, los perros<br />

eran animales sin hogar, vagando sin rumbo por las calles y consiguiendo comida como<br />

podían. Aquí Pablo vuelve las tornas y aplica el término a los falsos maestros judíos que<br />

trataban <strong>de</strong> corromper a la <strong>iglesia</strong>. Ellos eran realmente los que vivían en el exterior,<br />

intentando subsistir en base <strong>de</strong> rituales y ceremonias. Ellos estaban «recogiendo las migajas<br />

cuando podrían haberse sentado a la fiesta».<br />

En segundo lugar, eran malos obreros. Profesando ser verda<strong>de</strong>ros creyentes,<br />

conseguían la admisión en el círculo cristiano <strong>de</strong> comunión con el fin <strong>de</strong> esparcir sus falsas<br />

enseñanzas. El resultado <strong>de</strong> su obra sólo podía ser malo.<br />

Luego Pablo también los llama los mutiladores <strong>de</strong>l cuerpo. Este es un término<br />

sarcástico para <strong>de</strong>scribir la actitud <strong>de</strong> ellos para con la circuncisión. Indudablemente,<br />

insistían en que la circuncisión era necesaria para la salvación. Pero todo lo que<br />

significaban por esto era el acto físico, literal, <strong>de</strong> la circuncisión. No pensaban en absoluto<br />

en su significado espiritual. La circuncisión habla <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> la carne. Significa que no<br />

se <strong>de</strong>berían admitir las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la naturaleza carnal. Y mientras insistían en el acto<br />

literal <strong>de</strong> la circuncisión, daban rienda suelta a la carne. No había un reconocimiento cordial<br />

<strong>de</strong> que la carne había sido puesta en la muerte en la cruz. Pablo estaba diciendo que eran<br />

meros mutiladores <strong>de</strong> la carne quienes no distinguían entre la ceremonia y su significado<br />

subyacente.<br />

3:3 En contraste con estos, Pablo dice que nosotros (los verda<strong>de</strong>ros creyentes) somos<br />

la circuncisión —no los que vienen a nacer <strong>de</strong> padres judíos ni los que han sido<br />

literalmente circuncidados, sino aquellos que nos damos cuenta <strong>de</strong> que la carne <strong>de</strong> nada<br />

aprovecha, <strong>de</strong> que el hombre no pue<strong>de</strong> hacer nada con sus propias fuerzas para ganar la<br />

sonrisa divina <strong>de</strong> aprobación—. Luego Pablo da tres rasgos <strong>de</strong> aquellos que son la<br />

verda<strong>de</strong>ra circuncisión:<br />

1. Servimos a Dios en (o por) el Espíritu. Se trata <strong>de</strong> una adoración verda<strong>de</strong>ramente<br />

espiritual, no <strong>de</strong> meras ceremonias. En la verda<strong>de</strong>ra adoración, la persona entra por fe en la


presencia <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong>rrama su amor, alabanza, adoración y homenaje. La adoración<br />

anímica, en cambio, se ocupa en edificios hermosos y mobiliario eclesiástico, en elaboradas<br />

ceremonias, en vestiduras sacerdotales <strong>de</strong> brocados, y en todo aquello que atrae las<br />

emociones.<br />

2. Los miembros <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra circuncisión nos gloriamos en Cristo Jesús. Él sólo es<br />

la razón <strong>de</strong> nuestro gloriarnos. No hay razón para enorgullecerse por logros personales, por<br />

trasfondo cultural ni por ninguna fi<strong>de</strong>lidad a los sacramentos.<br />

3. No teniendo confianza en la carne. No piensan que pue<strong>de</strong>n ser salvos primero por<br />

esfuerzos carnales, ni pue<strong>de</strong>n luego ser guardados en sus propias fuerzas. No esperan nada<br />

bueno <strong>de</strong> su naturaleza adánica, por lo que no se sienten luego frustrados cuando no lo<br />

encuentran.<br />

VI. RENUNCIA DE PABLO DE SU HERENCIA Y LOGROS<br />

PERSONALES POR CAUSA DE CRISTO (3:4–14)<br />

3:4 Mientras Pablo pensaba acerca <strong>de</strong> cómo estos hombres se jactaban <strong>de</strong> sus ventajas y<br />

logros en la carne, seguramente <strong>de</strong>bió formarse una sonrisa en sus labios. Si ellos podían<br />

jactarse, ¡cuánto más él! En los dos siguientes versículos muestra que él poseía en grado<br />

preeminente aquellas dotes naturales en las que el hombre normalmente se gloría. «Parecía<br />

haber pertenecido a casi todas las clases <strong>de</strong> aristocracia que excita los sueños y encien<strong>de</strong> las<br />

aspiraciones <strong>de</strong> los hombres.»<br />

Acerca <strong>de</strong> estos dos versículos, Arnot ha dicho: «Aquí se hace inventario <strong>de</strong> todas las<br />

existencias comerciales <strong>de</strong>l pretencioso fariseo. Se <strong>de</strong>leita en exhibir los trapos sucios y en<br />

ponerlos abiertamente en evi<strong>de</strong>ncia».<br />

Veremos que Pablo habla: <strong>de</strong>l orgullo <strong>de</strong>l linaje (v. 5a); <strong>de</strong>l orgullo <strong>de</strong> la ortodoxia (v.<br />

5b); <strong>de</strong>l orgullo <strong>de</strong> la actividad (v. 6a); <strong>de</strong>l orgullo <strong>de</strong> la moralidad (v. 6b).<br />

3:5 Aquí, pues, tenemos la lista <strong>de</strong> las ventajas naturales y carnales <strong>de</strong> Pablo:<br />

circuncidado al octavo día —era judío <strong>de</strong> nacimiento, no un ismaelita ni un converso<br />

al judaísmo.<br />

<strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> Israel —miembro <strong>de</strong>l pueblo terrenal escogido <strong>de</strong> Dios.<br />

<strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong> Benjamín —una tribu consi<strong>de</strong>rada como lí<strong>de</strong>r en la aristocracia (Jue.<br />

5:14), y la que dio a Israel su primer rey.<br />

hebreo <strong>de</strong> hebreos —pertenecía a ese segmento <strong>de</strong> la nación que se había mantenido<br />

en su lenguaje, costumbres y usos originales.<br />

en cuanto a la ley, fariseo —los fariseos habían permanecido ortodoxos, mientras que<br />

los saduceos habían abandonado la doctrina <strong>de</strong> la resurrección.<br />

3:6 en cuanto a celo, perseguidor <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> —Pablo creía sinceramente que había<br />

estado sirviendo a Dios en su intento <strong>de</strong> borrar la «secta» <strong>de</strong> los cristianos. Vio en ella una<br />

amenaza a su propia religión, y por ello pensaba que <strong>de</strong>bía exterminarla.<br />

en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible —esto no pue<strong>de</strong> significar que<br />

Pablo hubiese guardado perfectamente la ley. Confiesa él en Romanos 7:9, 10 que no era<br />

este el caso. Habla <strong>de</strong> sí mismo como irreprensible, no sin pecado. Sólo po<strong>de</strong>mos concluir<br />

que cuando Pablo había violado alguna parte <strong>de</strong> la ley, había sido solícito en ofrecer el<br />

sacrificio <strong>de</strong>mandado. En otras palabras, había sido minucioso en observar al pie <strong>de</strong> la letra<br />

las reglas <strong>de</strong>l judaísmo.


Así, en cuanto a nacimiento, linaje, ortodoxia, celo y justicia personal, Saulo <strong>de</strong> Tarso<br />

era una persona <strong>de</strong>stacada.<br />

3:7 Pero ahora el apóstol hace la gran renuncia. Da aquí su propia «Declaración <strong>de</strong><br />

beneficios y pérdidas». Por un lado da la lista <strong>de</strong> los anteriores puntos, las cosas que <strong>de</strong>cía<br />

que eran para él ganancia. Al otro lado escribe la sola palabra Cristo. Todas ellas no<br />

cuentan para nada en comparación con el tesoro que había hallado en Cristo. Las había<br />

estimado como pérdida por amor <strong>de</strong> Cristo. Guy King dice: «Toda ganancia financiera,<br />

toda ganancia material, toda ganancia física, toda ganancia intelectual, toda ganancia moral,<br />

toda ganancia religiosa —todo eso no son ganancias en absoluto en comparación con la<br />

Gran Ganancia».<br />

En tanto que confiase en estas cosas, nunca podría haber sido salvo. Cuando fue salvo<br />

<strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> significar nada para él, porque había visto la gloria <strong>de</strong>l Señor, y todas las otras<br />

glorias parecían nada en comparación.<br />

3:8 Al acudir a Cristo para salvación, Pablo renunció a todas las cosas y las consi<strong>de</strong>ró<br />

carentes <strong>de</strong> todo valor en comparación con la excelencia <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> Cristo<br />

Jesús, su Señor. La excelencia <strong>de</strong>l conocimiento es una forma hebrea <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir «el<br />

excelente conocimiento» o «la sobrepujante valía <strong>de</strong>l conocimiento».<br />

El linaje, la nacionalidad, la cultura, el prestigio, la educación, la religión, los logros<br />

personales —todo esto lo abandonó el apóstol como razón <strong>de</strong> gloriarse—. En verdad, pasó<br />

a consi<strong>de</strong>rar todo esto como <strong>de</strong>sperdicios o basura para ganar a Cristo.<br />

Aunque se usa el tiempo presente en este versículo y en el siguiente, Pablo mira atrás<br />

primariamente al tiempo <strong>de</strong> su conversión. A fin <strong>de</strong> ganar a Cristo, había tenido que dar la<br />

espalda a cosas que siempre había sido instruido que <strong>de</strong>bía valorar en gran manera. Si había<br />

<strong>de</strong> tener a Cristo como su ganancia, tenía que <strong>de</strong>cir «adiós» a la religión <strong>de</strong> su madre, a la<br />

herencia <strong>de</strong> su padre y a sus propios logros personales.<br />

¡Y así lo hizo! Cortó totalmente sus vínculos con el judaísmo como esperanza <strong>de</strong><br />

salvación. Al hacer esto, fue <strong>de</strong>sheredado por sus parientes, rechazado por sus antiguos<br />

amigos y perseguido por sus compatriotas. Literalmente, lo perdió todo cuando llegó a ser<br />

cristiano.<br />

Debido a que en el versículo 8 se emplea el tiempo presente, parece como si Pablo<br />

estuviese todavía tratando <strong>de</strong> ganar a Cristo. En realidad, había ganado a Cristo cuando al<br />

principio lo reconoció como su Señor y Salvador. Pero el tiempo presente indica que esta<br />

sigue siendo su actitud —que sigue contando todo lo <strong>de</strong>más como basura cuando se<br />

compara con el valor <strong>de</strong> conocer al Señor Jesús. El gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> su corazón es: «Que<br />

Cristo sea mi ganancia». Ni el oro ni la plata, ni la reputación religiosa, sino Cristo.<br />

3:9 Y ser hallado en él. Aquí <strong>de</strong> nuevo suena como si Pablo estuviese aún tratando <strong>de</strong><br />

ser encontrado en Cristo. La realidad es que está mirando atrás a la magna <strong>de</strong>cisión a la que<br />

hizo frente antes <strong>de</strong> ser salvo. ¿Estaba dispuesto a abandonar sus propios esfuerzos para<br />

ganar la salvación y sencillamente confiar en Cristo? Había tomado esta <strong>de</strong>cisión. Había<br />

abandonado todo lo <strong>de</strong>más para po<strong>de</strong>r ser hallado en Cristo. En el momento en que creyó<br />

en el Señor Jesús, se vio en una nueva posición <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Ya no era contemplado<br />

más como hijo <strong>de</strong>l pecador Adán, sino que ahora era contemplado en Cristo, gozando <strong>de</strong><br />

todo el favor que el Señor Jesús goza <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios Padre.<br />

También había renunciado a los sucios harapos <strong>de</strong> su propia justicia, que había tratado<br />

<strong>de</strong> ganar guardando la ley, y había escogido la justicia <strong>de</strong> Dios que se da a cada uno que<br />

recibe al Salvador. La justicia se presenta aquí como un ropaje o cubierta. El hombre<br />

necesita justicia para po<strong>de</strong>r estar <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios en favor. Pero no pue<strong>de</strong> producirla. Por


eso, en gracia, Dios da Su propia justicia a aquellos que reciben a Su Hijo como Señor y<br />

Salvador. «Al que no conoció pecado (Cristo), por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que<br />

nosotros fuésemos hechos justicia <strong>de</strong> Dios en él» (2 Co. 5:21).<br />

Una vez más querríamos <strong>de</strong>stacar que los vv. 8 y 9 no sugieren que Pablo no había aún<br />

recibido la justicia <strong>de</strong> Dios. Al contrario, esto vino a ser su posesión cuando fue regenerado<br />

<strong>de</strong> camino a Damasco. Pero el tiempo presente indica sencillamente que los resultados <strong>de</strong><br />

este importante acontecimiento proseguían hasta el presente y que Pablo seguía<br />

consi<strong>de</strong>rando a Cristo como con mucho in<strong>de</strong>ciblemente más valioso que nada <strong>de</strong> lo que<br />

había abandonado.<br />

3:10 Al leer este versículo, llegamos a la suprema emoción <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l apóstol. F. B.<br />

Meyer lo llama «La búsqueda por parte <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong>l Cristo personal».<br />

El trato más frecuente que se hace <strong>de</strong> este pasaje es «espiritualizarlo». Esto significa<br />

que los pa<strong>de</strong>cimientos, muerte y resurrección no se <strong>de</strong>ben tomar literalmente. Más bien,<br />

se emplearían para <strong>de</strong>scribir ciertas experiencias espirituales, como angustia mental, muerte<br />

al yo, y vivir la vida <strong>de</strong> resurrección, etc. Sin embargo, querríamos sugerir que este pasaje<br />

<strong>de</strong>bería ser tomado literalmente. Pablo está diciendo que quería vivir como Cristo había<br />

vivido. ¿Sufrió Jesús? Pablo quiere sufrir también. ¿Murió Jesús? Entonces Pablo quiere<br />

morir por el martirio en su servicio por Cristo. ¿Resucitó Jesús <strong>de</strong> entre los muertos?<br />

Entonces Pablo quiere lo mismo. Se dio cuenta <strong>de</strong> que el siervo no está por encima <strong>de</strong> su<br />

Señor. Así, <strong>de</strong>seaba seguir a Cristo en Sus pa<strong>de</strong>cimientos, muerte y resurrección. No<br />

dice que todos <strong>de</strong>ban adoptar esta perspectiva, pero para él no podía haber otra senda.<br />

A fin <strong>de</strong> conocerle. Aquí, conocerle significa conseguir una familiaridad <strong>de</strong> día en día<br />

<strong>de</strong> una manera tan íntima que el apóstol mismo llegase a ser más semejante a Cristo. Quiere<br />

que la vida <strong>de</strong> Cristo sea reproducida en él.<br />

Y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su resurrección. El po<strong>de</strong>r que levantó al Señor <strong>de</strong> entre los muertos es<br />

expuesto en la Escritura como la mayor exhibición <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que el universo haya visto<br />

jamás (Ef. 1:19, 20). Parece que todas las huestes <strong>de</strong>l diablo <strong>de</strong>bían estar <strong>de</strong>cididas a<br />

mantener Su cuerpo en el sepulcro. El gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>rrotó a este ejército infernal<br />

levantando al Señor Jesús al tercer día <strong>de</strong> entre los muertos. Este mismo po<strong>de</strong>r es puesto a<br />

disposición <strong>de</strong> todos los creyentes (Ef. 1:19), para ser apropiado por la fe. Pablo dice que su<br />

ambición es experimentar este po<strong>de</strong>r en su vida y testimonio.<br />

Y la participación <strong>de</strong> sus pa<strong>de</strong>cimientos. Se precisa <strong>de</strong> fuerza divina para pa<strong>de</strong>cer por<br />

Cristo. Por eso el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su resurrección se pone <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> sus<br />

pa<strong>de</strong>cimientos.<br />

En la vida <strong>de</strong>l Señor, los pa<strong>de</strong>cimientos precedieron a la gloria. Y así <strong>de</strong>be ser en la vida<br />

<strong>de</strong> Pablo. Ha <strong>de</strong> compartir los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo. Se dio cuenta <strong>de</strong> que no habría<br />

nada expiatorio en sus propios pa<strong>de</strong>cimientos, a diferencia <strong>de</strong>l caso <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Cristo; pero<br />

sabía también que sería inconsecuente <strong>de</strong> su parte vivir en lujo y comodidad en un mundo<br />

que había rechazado a su Señor, y lo había azotado y crucificado. Jowett comenta: «No se<br />

contentaba con participar <strong>de</strong>l triunfo <strong>de</strong>l Olivete; quería sentir algo <strong>de</strong>l espasmo, escalofrío<br />

y soledad <strong>de</strong> Getsemaní».<br />

Llegando a ser semejante a él en su muerte. Como ya hemos mencionado, esto se<br />

suele explicar como significando que Pablo quería vivir la vida crucificada, morir <strong>de</strong><br />

manera práctica al pecado, al yo y al mundo. Pero creemos que esta interpretación priva al<br />

pasaje <strong>de</strong> su fuerza <strong>de</strong> choque. Significa eso, pero mucho más. Pablo era un seguidor<br />

apasionadamente <strong>de</strong>voto <strong>de</strong> Aquel que había muerto en la cruz <strong>de</strong>l Calvario. No sólo esto:<br />

estuvo presente cuando murió el primer mártir <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> cristiana; <strong>de</strong> hecho, ¡fue


cómplice en su asesinato! Creemos que Pablo estaba ansioso por <strong>de</strong>rramar su vida <strong>de</strong> la<br />

misma manera. Quizá se habría sentido abochornado <strong>de</strong> encontrarse con Esteban en el cielo<br />

si hubiese llegado por una vía más cómoda que por el martirio.<br />

Jowett se muestra <strong>de</strong> acuerdo:<br />

Muchos cristianos se dan por satisfechos con una entrega en la que no hay<br />

«<strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre». Dan lo que pue<strong>de</strong>n apartar con facilidad. Sus dones son cosas<br />

a las que no están apegados, y su entrega no <strong>de</strong>manda sangrar. Sacrifican en tanto que no<br />

<strong>de</strong>man<strong>de</strong> la vida; cuando se <strong>de</strong>manda lo verda<strong>de</strong>ramente vital, no se les encuentra. Están en<br />

lugar <strong>de</strong>stacado en todas las entradas triunfales, y gastarán con gusto algo <strong>de</strong> dinero en<br />

<strong>de</strong>coraciones llenas <strong>de</strong> color —en ban<strong>de</strong>ras y ramas <strong>de</strong> palmeras; pero cuando los vítores y<br />

Hosannás cambian a ominosos murmullos y amenazas y se <strong>de</strong>ja ver el Calvario, se ocultan<br />

en un seguro escondrijo.<br />

Pero aquí tenemos un apóstol que anticipa con gozo esta <strong>de</strong>manda suprema y crítica.<br />

¡Se siente casi impaciente ante su propio goteo <strong>de</strong> la energía <strong>de</strong> su sangre en el servicio <strong>de</strong>l<br />

reino! ¡Está <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramarla si ello es necesario!<br />

De modo similar, Hudson Taylor escribió:<br />

Hay la necesidad <strong>de</strong> que nos <strong>de</strong>mos a nosotros mismos por la vida <strong>de</strong>l mundo… Dar<br />

fruto involucra llevar la cruz. «Si el grano <strong>de</strong> trigo no cae en tierra y muere, él solo queda.»<br />

Sabemos cómo el Señor Jesús vino a dar fruto: no sólo por llevar Su cruz, sino por morir en<br />

ella. ¿Tenemos mucha comunión con Él en esto? No hay dos Cristos —un Cristo cómodo<br />

para cristianos cómodos, y un Cristo pa<strong>de</strong>ciente y afanoso para creyentes excepcionales—.<br />

Hay sólo un Cristo. ¿Estamos dispuestos a permanecer en Él y llevar fruto así?<br />

Finalmente, C. A. Coates dice:<br />

El conocimiento <strong>de</strong> Cristo en gloria era el supremo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> Pablo, y este<br />

<strong>de</strong>seo nunca podría existir sin producir un intenso anhelo por alcanzarle en el lugar don<strong>de</strong><br />

Él está. Por eso el corazón que anhela por Él vuelve instintivamente al camino por el que<br />

llegó a aquel lugar en la gloria, y <strong>de</strong>sea anhelante alcanzarle en aquel lugar por el mismo<br />

camino que Él pisó. El corazón pi<strong>de</strong>: «¿Cómo llegó Él a esa gloria? ¿Fue mediante la<br />

resurrección? ¿Y no precedieron necesariamente los pa<strong>de</strong>cimientos y la muerte a la<br />

resurrección?». Entonces el corazón dice: «Nada me agradaría tanto alcanzarle en la gloria<br />

<strong>de</strong> resurrección por el mismo camino que le llevó a Él allá». Es el espíritu <strong>de</strong>l mártir. Pablo<br />

quería pisar como mártir la senda <strong>de</strong>l sufrimiento y <strong>de</strong> la muerte, para alcanzar la<br />

resurrección y la gloria por el mismo camino que aquel Bendito que había ganado su<br />

corazón.<br />

3:11 Una vez más nos encontramos aquí con un problema <strong>de</strong> interpretación. ¿Debemos<br />

tomar este versículo <strong>de</strong> forma literal, o <strong>de</strong>bemos espiritualizarlo? Se han propuesto varias<br />

explicaciones, <strong>de</strong> las que damos las principales:<br />

1. Pablo no estaba seguro <strong>de</strong> que resucitaría <strong>de</strong> los muertos, por lo que tensaba todos sus<br />

músculos para asegurar su participación en la resurrección. ¡Ésta es una postura imposible!<br />

Pablo siempre enseñó que la resurrección era por la gracia y no por obras humanas.


A<strong>de</strong>más, había expresado su confianza clara <strong>de</strong> que participaría en la resurrección (2 Co.<br />

5:1–8).<br />

2. Pablo no estaba refiriéndose a una resurrección física en absoluto, sino que se refería a<br />

su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> vivir la vida <strong>de</strong> resurrección estando aún aquí en la tierra. Quizá la mayoría <strong>de</strong><br />

los comentaristas sostienen esta opinión.<br />

3. Pablo estaba refiriéndose a la resurrección física, pero no estaba expresando ningún<br />

tipo <strong>de</strong> dudas acerca <strong>de</strong> su participación en la misma. Más bien, estaba diciendo que no le<br />

preocupaban los sufrimientos que pudiera haber <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él <strong>de</strong> camino a la resurrección.<br />

Estaba dispuesto a pa<strong>de</strong>cer severas pruebas y persecuciones si esto estaba lo que se<br />

interponía entre el presente y la resurrección. La expresión «si <strong>de</strong> algún modo» no expresa<br />

necesariamente dudas (ver Hch. 27:12; Ro. 1:10; 11:14), sino un intenso <strong>de</strong>seo o<br />

expectativa que no valora el costo.<br />

Estamos <strong>de</strong> acuerdo con esta tercera interpretación. El apóstol quería ser hecho<br />

semejante a Cristo. Por cuanto Cristo había sufrido, muerto y había resucitado <strong>de</strong> entre los<br />

muertos, Pablo no quería nada mejor que esto para sí. Nos tememos que nuestro propio<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> comodidad, lujos y vida fácil nos lleva a menudo a eliminar el acerado filo <strong>de</strong><br />

estos versículos bíblicos. ¿No sería más seguro tomarlos en su sentido directo —<strong>de</strong> manera<br />

llana— a no ser que este sentido fuese imposible a la luz <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la Biblia?<br />

Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar este versículo, <strong>de</strong>beríamos observar que Pablo está refiriéndose a la<br />

resurrección <strong>de</strong> entre los muertos. No se trata <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> todos los muertos;<br />

<strong>de</strong>scribe más bien una resurrección en la que algunos resucitarán pero otros quedarán en el<br />

sepulcro. Sabemos por 1 Tesalonicenses 4:13–18 y 1 Corintios 15:51–57 que los creyentes<br />

serán levantados en la venida <strong>de</strong> Cristo (algunos en el Arrebatamiento, otros al final <strong>de</strong> la<br />

Tribulación), pero que el resto <strong>de</strong> los muertos no serán levantados hasta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Reino<br />

<strong>de</strong> Mil Años <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra;cf. Apocalipsis 20:5.<br />

3:12 El apóstol no consi<strong>de</strong>raba que él hubiese ya conseguido la perfección. Esta<br />

perfección se refiere no a la resurrección mencionada en el anterior versículo, sino a toda la<br />

cuestión <strong>de</strong> la conformidad a Cristo. No tenía i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que pudiese ser posible llegar a un<br />

estado <strong>de</strong> impecabilidad ni conseguir una condición <strong>de</strong> vida en la que no pudiese hacerse<br />

más progreso. Se daba cuenta <strong>de</strong> que «la satisfacción es la tumba <strong>de</strong>l progreso».<br />

Así, él proseguía, a fin <strong>de</strong> que el propósito para el que el Señor Jesús le había salvado<br />

pudiese cumplirse en él. El apóstol había sido alcanzado por Cristo en el camino a<br />

Damasco. ¿Cuál había sido el propósito <strong>de</strong> este trascen<strong>de</strong>ntal encuentro? Había sido que<br />

Pablo pudiera <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces ser un santo modélico, para que Dios pudiese mostrar<br />

mediante él lo que Cristo pue<strong>de</strong> hacer en una vida humana. No había sido aún<br />

perfectamente conformado a semejanza <strong>de</strong> Cristo. El proceso proseguía, y Pablo estaba<br />

profundamente movido en su corazón para que esta obra <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios prosiguiese en<br />

él y se profundizase.<br />

3:13 Este hombre que había aprendido a contentarse con aquellas cosas materiales <strong>de</strong><br />

que pudiese disponer (4:11) nunca podría contentarse con sus logros espirituales. No<br />

consi<strong>de</strong>raba haberlo ya alcanzado. Entonces, ¿qué hacía?<br />

Una cosa hago. Era un hombre <strong>de</strong> un propósito singular. Tenía un objetivo y una<br />

ambición. En esto se asemejaba a David, que dijo: «Una cosa he <strong>de</strong>seado <strong>de</strong>l Señor».<br />

Olvidando lo que queda atrás significaría no sólo sus pecados y fracasos, sino<br />

también sus privilegios naturales, logros y éxitos que había ya <strong>de</strong>scrito en este capítulo, e<br />

incluso sus triunfos espirituales.


Y extendiéndome a lo que está <strong>de</strong>lante: esto es, los privilegios y responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

la vida cristiana, sea la adoración, el servicio, o el <strong>de</strong>sarrollo personal <strong>de</strong>l carácter cristiano.<br />

3:14 Mirándose a sí mismo como corredor en una carrera, Pablo se <strong>de</strong>scribe ejerciendo<br />

todos los esfuerzos dirigiéndose hacia la meta, para conseguir el premio <strong>de</strong>l<br />

llamamiento <strong>de</strong> Dios en Cristo.<br />

La meta es la línea <strong>de</strong> llegada al final <strong>de</strong> la pista <strong>de</strong> carreras. El premio es la<br />

recompensa dada al ganador. Aquí, la meta sería el fin <strong>de</strong> la carrera <strong>de</strong> la vida, y quizá más<br />

concretamente el Tribunal <strong>de</strong> Cristo. El premio sería la corona <strong>de</strong> justicia que Pablo<br />

<strong>de</strong>scribe en otro pasaje como el premio para los que han corrido bien (2 Ti. 4:8).<br />

El supremo llamamiento <strong>de</strong> Dios en Cristo Jesús incluye todos los propósitos que<br />

Dios tenía en mente al salvarnos. Incluye la salvación, la conformidad a Cristo, nuestra<br />

condición <strong>de</strong> cohere<strong>de</strong>ros juntamente con Él, un hogar en el cielo, e innumerables otras<br />

bendiciones espirituales.<br />

VII. EXHORTACIÓN A UN ANDAR CELESTIAL, COMO<br />

LO EJEMPLIFICA EL APÓSTOL (3:15–21)<br />

3:15 Así que, todos los … perfectos, o maduros, <strong>de</strong>berían compartir la disposición <strong>de</strong><br />

Pablo a pa<strong>de</strong>cer y morir por Cristo y a poner todos los esfuerzos <strong>de</strong> su parte en la carrera<br />

por la semejanza con el Señor Jesús. Esta es la perspectiva madura <strong>de</strong> la fe cristiana.<br />

Algunos la <strong>de</strong>signarían como extrema, radical o fanática. Pero el apóstol dice que los<br />

maduros verán que esta es la única respuesta cuerda, lógica y responsable a Aquel que<br />

<strong>de</strong>rramó Su sangre, dando Su vida por ellos en el Calvario.<br />

Si en algo sentís <strong>de</strong> un modo diferente, también esto os lo revelará Dios. Pablo se da<br />

cuenta <strong>de</strong> que no todos estarán <strong>de</strong> acuerdo con él en la adopción <strong>de</strong> una filosofía tan<br />

peligrosa. Pero expresa la confianza <strong>de</strong> que si alguien está verda<strong>de</strong>ramente dispuesto a<br />

conocer la verdad acerca <strong>de</strong> esta cuestión que Dios se lo revelará. La razón <strong>de</strong> que en la<br />

actualidad tenemos una cristiandad tan cómoda y auto-complacida es que no queremos<br />

conocer la verdad; no estamos dispuestos a obe<strong>de</strong>cer las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong>l cristianismo i<strong>de</strong>al.<br />

Dios está dispuesto a mostrar la verdad a los que estén dispuestos a seguirla.<br />

3:16 Luego el apóstol aña<strong>de</strong> que, mientras tanto, <strong>de</strong>beríamos vivir en conformidad a la<br />

luz que el Señor nos haya dado. No servirá esperar hasta que lleguemos a un más pleno<br />

conocimiento <strong>de</strong> lo que se <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> nosotros como cristianos. Mientras esperamos que<br />

el Señor nos manifieste las plenas implicaciones <strong>de</strong> la cruz, <strong>de</strong>beríamos obe<strong>de</strong>cer aquello<br />

<strong>de</strong> verdad que hayamos recibido.<br />

3:17 Ahora Pablo pasa a la exhortación, primero alentando a los filipenses a ser<br />

seguidores o imitadores <strong>de</strong> él mismo. Es un tributo a su vida ejemplar que pudiese escribir<br />

estas palabras. A menudo oímos las palabras, dichas en chanza: «Haz lo que te digo; no<br />

como hago». ¡No era este el caso <strong>de</strong>l apóstol! Él podía presentar su propia vida como<br />

mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> una total <strong>de</strong>voción a Cristo y a Su causa.<br />

Lehman Strauss comenta:<br />

Pablo se consi<strong>de</strong>raba el receptor <strong>de</strong> la misericordia <strong>de</strong> Dios, para po<strong>de</strong>r ser un<br />

«mo<strong>de</strong>lo»; <strong>de</strong> este modo toda su vida, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su conversión, fue <strong>de</strong>dicada a mostrar a<br />

los otros un bosquejo <strong>de</strong> lo que un cristiano <strong>de</strong>bería ser. Dios salvó a Pablo a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

mostrar mediante el ejemplo <strong>de</strong> su conversión que lo que Jesucristo hizo por Él pue<strong>de</strong>


hacerlo y lo hará por otros. ¿No era este el especial objeto que nuestro Señor tenía a la vista<br />

al exten<strong>de</strong>r Su misericordia a ti y a mí? Creo que nos ha salvado para que seamos mo<strong>de</strong>los<br />

para futuros creyentes. ¿Servimos como ejemplos a aquellos que han sido salvados por Su<br />

gracia? ¡Que así sea!<br />

Y fijaos en los que así se conducen según el mo<strong>de</strong>lo que tenéis en nosotros. Esto se<br />

refiere a todos aquellos otros que estén viviendo la misma clase <strong>de</strong> vida que Pablo. No<br />

significa marcarlos con <strong>de</strong>saprobación, como es el caso <strong>de</strong> los mencionados en el siguiente<br />

versículo, sino observarlos con vistas a seguirlos en sus pasos.<br />

3:18 Así como el v. 17 <strong>de</strong>scribe a aquellos a los que los creyentes <strong>de</strong>berían seguir, este<br />

pasaje nos cuenta <strong>de</strong> aquellos que no <strong>de</strong>beríamos seguir. El apóstol no i<strong>de</strong>ntifica<br />

abiertamente a estos hombres. No nos dice si eran los falsos maestros judaizantes<br />

mencionados en el v. 2, o profesos maestros cristianos que tornaban la libertad en licencia,<br />

y que empleaban la gracia como pretexto para el pecado.<br />

Pablo había advertido ya a los santos acerca <strong>de</strong> estos hombres, y lo hace <strong>de</strong> nuevo<br />

llorando. Pero, ¿por qué las lágrimas en medio <strong>de</strong> tan severa <strong>de</strong>nuncia? Por el daño que<br />

estos hombres hacían entre las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Dios. Por las vidas que arruinaban. Por el<br />

vituperio que atraían sobre el nombre <strong>de</strong> Cristo. Porque estaban oscureciendo el significado<br />

real <strong>de</strong> la cruz. Sí, pero también porque el verda<strong>de</strong>ro amor llora incluso cuando <strong>de</strong>nuncia a<br />

los enemigos <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong> Cristo, así como el Señor Jesús lloró sobre la asesina ciudad <strong>de</strong><br />

Jerusalén.<br />

3:19 Estos hombres estaban <strong>de</strong>stinados a perdición eterna. No significa aniquilación,<br />

sino el juicio <strong>de</strong> Dios en el lago <strong>de</strong> fuego para toda la eternidad.<br />

Su dios era el vientre. Todas sus activida<strong>de</strong>s, incluso su pretendido servicio religioso,<br />

estaban dirigidas a la compra <strong>de</strong> alimentos (y quizá bebidas) para gratificar sus apetitos<br />

físicos. F. B. Meyer <strong>de</strong>scribió a estos hombres con agu<strong>de</strong>za: «No hay capilla en su vida. Es<br />

todo cocina».<br />

Su gloria estaba en su vergüenza. Se jactaban <strong>de</strong> aquellas mismas cosas <strong>de</strong> las que<br />

<strong>de</strong>bieran haberse avergonzado —<strong>de</strong> su <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z y <strong>de</strong> su inmoral conducta.<br />

Se ocupaban <strong>de</strong> lo terrenal. Para ellos, las cosas importantes <strong>de</strong> la vida eran la comida,<br />

el vestido, la honra, la comodidad y los placeres. Las cuestiones eternas y las cosas<br />

celestiales no estorbaban su revolcarse en el cieno <strong>de</strong> este mundo. Proseguían como si<br />

fuesen a vivir en la tierra para siempre.<br />

3:20 El apóstol contrapone ahora la actitud celestial <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro creyente.<br />

Para cuando se escribió esta Epístola, Filipos era una colonia <strong>de</strong> Roma (Hch. 16:12).<br />

Los filipenses eran ciudadanos <strong>de</strong> Roma, y gozaban <strong>de</strong> su protección y privilegios. Pero<br />

eran también ciudadanos <strong>de</strong> su gobierno local. Frente a este trasfondo, el apóstol recuerda a<br />

los creyentes que su ciudadanía está en los cielos. Moffatt lo traduce así: «Pero nosotros<br />

somos una colonia <strong>de</strong>l cielo».<br />

Esto no significa que los cristianos no sean también ciudadanos <strong>de</strong> países terrenales.<br />

Otras Escrituras nos enseñan claramente que <strong>de</strong>ben estar sujetos a los gobiernos, por cuanto<br />

están or<strong>de</strong>nados por Dios (Ro. 13:1–7). Des<strong>de</strong> luego, los creyentes <strong>de</strong>berían ser obedientes<br />

al gobierno en todas las cuestiones no prohibidas <strong>de</strong> forma explícita por el Señor. Los<br />

filipenses <strong>de</strong>bían obediencia a los magistrados locales, y también al Emperador <strong>de</strong> Roma.<br />

De modo que los creyentes tienen responsabilida<strong>de</strong>s ante los gobiernos terrenales, pero su<br />

primer lealtad es al Señor en el cielo.


No sólo somos ciudadanos <strong>de</strong>l cielo, ¡sino que también <strong>de</strong>l cielo esperamos anhelantes<br />

al Salvador, al Señor Jesucristo! El original se pue<strong>de</strong> traducir por ansiosamente<br />

esperamos (BAS), y es un lenguaje intenso en el original, para expresar la anhelante<br />

expectativa <strong>de</strong> algo que se cree que es inminente. Significa literalmente proyectar la cabeza<br />

y el cuello a<strong>de</strong>lante en ansiosa expectación <strong>de</strong> oír o ver algo.<br />

3:21 Cuando el Señor Jesús venga <strong>de</strong>l cielo, Él cambiará estos nuestros cuerpos. No hay<br />

nada vil ni malo en el cuerpo humano mismo. El mal resi<strong>de</strong> en los malos usos que se le da.<br />

Pero es un cuerpo <strong>de</strong> nuestro estado <strong>de</strong> humillación, un cuerpo sujeto a arrugas,<br />

cicatrices, sufrimiento, enfermedad y muerte. ¡Nos limita y encierra!<br />

El Señor lo transfigurará a un cuerpo <strong>de</strong> gloria. No conocemos todo el sentido <strong>de</strong> esto.<br />

Ya no estará sujeto a la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia ni a la muerte, a las limitaciones <strong>de</strong>l tiempo ni a las<br />

barreras naturales. Será un cuerpo real, pero perfectamente ajustado a las condiciones en el<br />

cielo. Será como el cuerpo <strong>de</strong> resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

¡No significa que todos vayamos a tener igual apariencia física! Jesús era claramente<br />

reconocible tras Su resurrección y, sin duda, cada uno tendrá su propia i<strong>de</strong>ntidad física para<br />

toda la eternidad.<br />

A<strong>de</strong>más, este pasaje no enseña que vayamos a ser como el Señor Jesús por lo que<br />

respecta a los atributos <strong>de</strong> Dios. Nunca seremos omniscientes ni omnipotentes. Tampoco<br />

estaremos en todo lugar al mismo tiempo.<br />

Pero seremos moralmente como el Señor Jesús. Estaremos para siempre exentos <strong>de</strong><br />

pecado. Este pasaje no nos da suficiente para dar satisfacción a nuestra curiosidad, pero es<br />

suficiente para inspirar consolación y estimular esperanza.<br />

En virtud <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r que tiene también para someter a sí mismo todas las cosas. La<br />

transformación <strong>de</strong> los cuerpos será cumplida por el mismo po<strong>de</strong>r divino que el Señor<br />

empleará posteriormente para someter a sí mismo todas las cosas. Él «pue<strong>de</strong> salvar» (cf.<br />

He. 7:25). «Pue<strong>de</strong> auxiliar» (cf. He. 2:18). «Pue<strong>de</strong> guardar» (cf. Jud. 24). Ahora en este<br />

versículo apren<strong>de</strong>mos que tiene po<strong>de</strong>r… para someter. «Este Dios es nuestro Dios para<br />

siempre jamás: él nos guiará hasta la muerte» (Sal. 48:14, V.M.).<br />

VIII. LLAMAMIENTO A LA ARMONÍA, A LA AYUDA<br />

MUTUA, AL GOZO, A LA PACIENCIA, A LA ORACIÓN, Y<br />

A UNA VIDA MENTAL DISCIPLINADA (4:1–9)<br />

4:1 Sobre la base <strong>de</strong> la maravillosa esperanza que el apóstol había puesto <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> las<br />

mentes <strong>de</strong> los creyentes en el versículo anterior, ahora los exhorta a que se mantengan<br />

firmes en el Señor. Este versículo está lleno <strong>de</strong> nombres cariñosos para con los creyentes.<br />

Primero, Pablo los llama hermanos míos. Pero no sólo sus hermanos sino sus hermanos<br />

amados. Luego aña<strong>de</strong> el pensamiento <strong>de</strong> que tiene <strong>de</strong>seo por ellos, esto es, que anhela<br />

volverlos a ver. A<strong>de</strong>más, se refiere a ellos como gozo y corona suya. Es indudable que<br />

significa que son su gozo en este tiempo presente y que serán su corona en el Tribunal <strong>de</strong><br />

Cristo. Finalmente, termina el versículo con la expresión amados. El apóstol amaba <strong>de</strong><br />

veras a las personas, e indudablemente este es uno <strong>de</strong> los secretos <strong>de</strong> su eficacia en la obra<br />

<strong>de</strong>l Señor.<br />

4:2 Evodia y Síntique eran mujeres en la <strong>iglesia</strong> en Filipos con dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

convivencia. No se nos dan <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sacuerdo (¡y quizá es mejor que sea<br />

así!).


El apóstol usa la palabra ruego en dos ocasiones, para mostrar que la exhortación se<br />

dirige tanto a la una como a la otra. Pablo las apremia a que sean <strong>de</strong> un mismo sentir en el<br />

Señor. Es imposible que estemos unidos en todas las cosas en la vida diaria, pero, por lo<br />

que respecta a las cosas <strong>de</strong>l Señor, nos es posible <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado nuestras mezquinas<br />

diferencias personales para que el Señor sea ensalzado y Su obra prosperada.<br />

4:3 Se ha especulado mucho sobre la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l compañero fiel (o compañero <strong>de</strong><br />

yugo) a quien Pablo se dirige aquí. Se ha sugerido Timoteo y Lucas, pero es posible que sea<br />

Epafrodito a quien van dirigidas estas palabras. Es exhortado a ayudar a éstas que<br />

combatieron juntamente conmigo en el evangelio. Enten<strong>de</strong>mos que éstas son Evodia y<br />

Síntique, y que el Apóstol Pablo está dando lo que la experiencia ha <strong>de</strong>mostrado ser un<br />

buen consejo. A menudo, cuando dos personas se han peleado, la mejor manera <strong>de</strong> resolver<br />

la pelea es llevarla a una tercera parte in<strong>de</strong>pendiente —alguien con un juicio maduro y<br />

espiritual—. No se trata <strong>de</strong> que actúa <strong>de</strong> manera arbitraria en el caso y emite una opinión,<br />

sino que apelando a la palabra <strong>de</strong> Dios, pue<strong>de</strong> mostrar a las personas contendientes la<br />

solución escrituraria a su problema.<br />

Se <strong>de</strong>bería tener cautela en la interpretación <strong>de</strong> la expresión «combatieron juntamente<br />

conmigo en el evangelio». En absoluto <strong>de</strong>be esto interpretarse en el sentido <strong>de</strong> que ellas<br />

predicasen el evangelio con el Apóstol Pablo. Hay muchas formas en las que una mujer<br />

pue<strong>de</strong> laborar en el evangelio: dando hospitalidad a los siervos <strong>de</strong> Cristo, visitando por las<br />

casas, enseñando a mujeres más jóvenes y a niños —sin asumir una enseñanza o<br />

predicación públicas.<br />

Se menciona a otro colaborador llamado Clemente. No se sabe nada más <strong>de</strong> él con<br />

certidumbre. Luego Pablo menciona a los <strong>de</strong>más colaboradores, cuyos nombres están en<br />

el libro <strong>de</strong> la vida. Esta es una manera encantadora <strong>de</strong> expresar la bienaventuranza eterna e<br />

in<strong>de</strong>cible que acompaña a la fe en Cristo y al servicio para Él.<br />

4:4 Dirigiéndose ahora a toda la <strong>iglesia</strong>, Pablo repite su exhortación favorita. El secreto<br />

<strong>de</strong> su exhortación se encuentra en las palabras en el Señor. No importa cuán oscuras sean<br />

las circunstancias <strong>de</strong> la vida, es siempre posible para el cristiano que se regocije en el<br />

Señor.<br />

Jowett comparte su experiencia acerca <strong>de</strong>l gozo cristiano:<br />

El gozo cristiano es un talante in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> nuestras circunstancias inmediatas. Si<br />

<strong>de</strong>pendiese <strong>de</strong> nuestros alre<strong>de</strong>dores, entonces sería tan incierto como una vela ardiendo sin<br />

protección en medio <strong>de</strong> ráfagas <strong>de</strong> viento. En un momento, la vela ar<strong>de</strong> clara y firme, al<br />

siguiente la llama salta al mismo bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la mecha y da poca o ninguna luz. Pero el gozo<br />

cristiano no tiene relación alguna con el efímero contexto <strong>de</strong> la vida, y por ello no es<br />

víctima <strong>de</strong> un día fugaz. En un momento mis circunstancias están dispuestas como un<br />

soleado día <strong>de</strong> junio. Poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> vuelven a disponer como un día tenebroso <strong>de</strong><br />

noviembre. Un día estoy en las bodas; al siguiente estoy junto a un abierto sepulcro. Un día,<br />

en mi ministerio consigo diez convertidos para el Señor; luego, durante un largo tiempo, no<br />

consigo ninguno. Sí, los días son tan mutables como el tiempo, pero el gozo cristiano pue<strong>de</strong><br />

ser persistente. ¿Dón<strong>de</strong> resi<strong>de</strong> el secreto <strong>de</strong> su gloriosa persistencia?<br />

Aquí está el secreto: «He aquí que yo estoy con vosotros todos los días». En los días<br />

cambiantes, «Él no cambia, ni se cansa». No es un Compañero <strong>de</strong> buen tiempo, para<br />

<strong>de</strong>jarme cuando el año se haga oscuro y frío. No escoge mis días <strong>de</strong> próspera fiesta, para no<br />

ser hallado en mis días <strong>de</strong> empobrecimiento y <strong>de</strong>rrota. No se muestra sólo cuando llevo una<br />

guirnalda, para ocultarse cuando llevo una corona <strong>de</strong> espinas. Está conmigo «todos los


días» —los días prósperos y los días <strong>de</strong> adversidad; días en que doblan las campanas <strong>de</strong><br />

duelo, y días cuando repican las campanas <strong>de</strong> bodas—. «Todos los días.» El día <strong>de</strong> vida —<br />

el día <strong>de</strong> muerte— el día <strong>de</strong> juicio.<br />

4:5 Pablo los apremia a que su mesura sea conocida <strong>de</strong> todos los hombres. Esto ha<br />

sido también traducido entrega, dulce razonabilidad, y disposición a ce<strong>de</strong>r en el propio<br />

camino. La dificultad no está en compren<strong>de</strong>r lo que significa, sino en obe<strong>de</strong>cer el precepto<br />

ante todos los hombres.<br />

El Señor está cerca pue<strong>de</strong> significar que el Señor está ahora presente, o que la venida<br />

<strong>de</strong>l Señor se acerca. Ambas cosas son ciertas, aunque favorecemos la segunda postura.<br />

4:6 ¿Es realmente posible para un cristiano no inquietarse por nada? Es posible en<br />

tanto que tengamos el recurso <strong>de</strong> la oración <strong>de</strong> fe. El resto <strong>de</strong>l versículo pasa a explicar<br />

cómo nuestras vidas pue<strong>de</strong>n quedar libres <strong>de</strong> inquietu<strong>de</strong>s pecaminosas. Antes bien, en<br />

todo, mediante oración y súplica con acción <strong>de</strong> gracias, sean dadas a conocer vuestras<br />

peticiones <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios (BAS). Todo <strong>de</strong>bería ser llevado al Señor en oración. Todo<br />

significa eso: todo. ¡No hay nada <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong> ni <strong>de</strong>masiado pequeño para Su amante<br />

solicitud!<br />

La oración es a la vez un acto y una atmósfera. Acudimos al Señor en ocasiones<br />

específicas y traemos peticiones específicas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él. Pero también es posible vivir en<br />

una atmósfera <strong>de</strong> oración. Es posible que el talante <strong>de</strong> nuestra vida sea <strong>de</strong> oración plena.<br />

Quizá la palabra oración en este versículo signifique la actitud global <strong>de</strong> nuestra vida,<br />

mientras que ruego (RVR77) o súplica (BAS) se refiera a las peticiones concretas que<br />

hacemos al Señor.<br />

Pero luego <strong>de</strong>beríamos observar que nuestras peticiones <strong>de</strong>berían ser presentadas a<br />

Dios … con acciones <strong>de</strong> gracias. Alguien ha recapitulado este versículo como diciendo<br />

que <strong>de</strong>beríamos «no tener ansiedad por nada, orar en todo, y ser agra<strong>de</strong>cidos por cualquier<br />

cosa».<br />

4:7 Si estas actitu<strong>de</strong>s caracterizan nuestras vidas, la paz <strong>de</strong> Dios, que sobrepasa a todo<br />

entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.<br />

La paz <strong>de</strong> Dios es un sentimiento <strong>de</strong> santo reposo y complacencia que inunda el alma <strong>de</strong>l<br />

creyente cuando está apoyándose totalmente en Dios.<br />

Apoyado en Jehová,<br />

Los corazones están plenamente ben<strong>de</strong>cidos,<br />

Hallando, como Él ha prometido,<br />

Paz perfecta y reposo pleno.<br />

Frances Ridley Havergal<br />

Es una paz que sobrepasa a todo entendimiento. La gente <strong>de</strong>l mundo no la pue<strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r en absoluto, e incluso los cristianos que la poseen encuentran un maravilloso<br />

elemento <strong>de</strong> misterio en ella. Se sienten sorprendidos ante su propia falta <strong>de</strong> ansiedad ante<br />

las tragedias o ante circunstancias adversas.<br />

Esta paz custodia el corazón y la vida <strong>de</strong> la mente. ¡Qué tónico más necesario, en este<br />

día <strong>de</strong> neurosis, <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrumbamientos nerviosos, <strong>de</strong> tranquilizantes y <strong>de</strong> angustia mental!<br />

4:8 Ahora el apóstol se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> con un consejo acerca <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l pensamiento. La<br />

Biblia nos enseña en todo lugar que po<strong>de</strong>mos controlar nuestros pensamientos. De nada<br />

vale adoptar una actitud <strong>de</strong>rrotista, diciendo que sencillamente no po<strong>de</strong>mos hacer nada<br />

cuando nuestras mentes se llenan <strong>de</strong> pensamientos que no queremos. La realidad es que sí


po<strong>de</strong>mos hacer algo. El secreto resi<strong>de</strong> en pensar positivamente. Es ahora un principio bien<br />

conocido —el po<strong>de</strong>r repelente <strong>de</strong> un nuevo afecto—. Una persona no pue<strong>de</strong> tener a la vez<br />

malos pensamientos y pensamientos acerca <strong>de</strong>l Señor Jesús. Así, si le sobreviene un mal<br />

pensamiento, <strong>de</strong>bería inmediatamente librarse <strong>de</strong> él meditando en la Persona y obra <strong>de</strong><br />

Cristo. Los más ilustrados psicólogos y psiquiatras <strong>de</strong> nuestro tiempo han llegado a un<br />

acuerdo acerca <strong>de</strong> esta cuestión con el Apóstol Pablo: <strong>de</strong>stacan los peligros <strong>de</strong>l pensamiento<br />

negativo.<br />

No se tiene que ir <strong>de</strong>masiado a fondo para <strong>de</strong>scubrir al Señor Jesucristo en el v. 8. Todo<br />

lo que es verda<strong>de</strong>ro, respetable, justo, puro, amable, <strong>de</strong> buena reputación, virtuoso,<br />

digno <strong>de</strong> alabanza, todo se encuentra en Él. Contemplemos estas virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una en una.<br />

Verda<strong>de</strong>ro significa que no es falso ni indigno <strong>de</strong> confianza, sino sincero y real.<br />

Respetable significa honorable o moralmente atrayente. Justo significa recto, tanto para<br />

con Dios como para con los hombres. Puro se refiere al elevado carácter moral <strong>de</strong> la vida<br />

<strong>de</strong> una persona. Amable tiene la connotación <strong>de</strong> lo admirable o grato <strong>de</strong> contemplar o<br />

consi<strong>de</strong>rar. De buena reputación ha sido también traducido «<strong>de</strong> buena fama». Virtud,<br />

naturalmente, se refiere a la excelencia moral; y digno <strong>de</strong> alabanza es algo que merece ser<br />

encomiado.<br />

En el versículo 7, Pablo había asegurado a los santos que Dios custodiaría sus<br />

corazones y pensamientos en Cristo Jesús. Pero no <strong>de</strong>scuida recordarles que también ellos<br />

tienen una responsabilidad en este asunto. Dios no custodia la vida pensante <strong>de</strong> alguien que<br />

no quiere ser guardado puro.<br />

4:9 De nuevo el Apóstol Pablo se presenta como un santo mo<strong>de</strong>lo. Apremia a los<br />

creyentes a practicar lo que aprendieron <strong>de</strong> él y vieron en su vida.<br />

Es significativo que esto sea dicho tan a renglón seguido <strong>de</strong>l v. 8. La vida recta viene <strong>de</strong><br />

pensar rectamente. Si la vida mental <strong>de</strong> una persona es pura, su vida será por ello pura. En<br />

cambio, si la mente <strong>de</strong> una persona es fuente <strong>de</strong> corrupción, entonces po<strong>de</strong>mos estar<br />

seguros <strong>de</strong> que la corriente que brota <strong>de</strong> ella será también sucia. Y <strong>de</strong>beríamos recordar que<br />

si una persona piensa un mal pensamiento el tiempo suficiente, finalmente lo llevará a cabo.<br />

Los que son fieles en el seguimiento <strong>de</strong>l apóstol reciben la promesa <strong>de</strong> que el Dios <strong>de</strong> la<br />

paz estará con ellos. En el versículo 7, la paz <strong>de</strong> Dios es la porción <strong>de</strong> los que son dados a<br />

la oración. Aquí, el Dios <strong>de</strong> la paz es el Compañero <strong>de</strong> los que son santos. El pensamiento,<br />

aquí, es que Dios se acercará estrecha y amantemente en la experiencia personal <strong>de</strong><br />

aquellos cuyas vidas sean expresión <strong>de</strong> la verdad.<br />

IX. LAS GRACIAS DE PABLO POR LOS DONES<br />

FINANCIEROS DE LOS SANTOS (4:10–20)<br />

4:10 En los versículos 10–19, Pablo habla <strong>de</strong> las relaciones que había entre la <strong>iglesia</strong> en<br />

Filipos y él mismo en relación con la ayuda financiera. ¡Nadie podrá jamás llegar a saber<br />

cuán significativos han sido estos versículos para los santos <strong>de</strong> Dios que se han encontrado<br />

en tiempos <strong>de</strong> presiones y reveses financieros!<br />

Pablo se goza <strong>de</strong> que ya al fin, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber pasado un periodo <strong>de</strong> tiempo, los<br />

filipenses le habían enviado ayuda práctica en la obra <strong>de</strong>l Señor. No los censura por el<br />

tiempo en el que no había recibido ayuda; les da crédito <strong>de</strong> que querían enviarle dones pero<br />

que les faltaba la oportunidad para ello. Moffatt traduce: «Porque lo que os faltó no fue<br />

nunca la solicitud, sino la posibilidad <strong>de</strong> mostrarla».


4:11 Al manejar toda la cuestión <strong>de</strong> las finanzas, es encantador ver la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za y<br />

cortesía que Pablo emplea. No quiere que piensen que está quejándose <strong>de</strong> ninguna carencia<br />

<strong>de</strong> fondos. Más bien, querría que supiesen que es totalmente in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> estas<br />

circunstancias terrenales. Había aprendido a contentarse, fuese cual fuese su condición<br />

financiera. El contentamiento es en verdad cosa mayor que las riquezas, porque «si el<br />

contentamiento no produce riquezas, consigue el mismo objetivo al eliminar el <strong>de</strong>seo hacia<br />

las mismas».<br />

«Es un feliz secreto cuando el creyente apren<strong>de</strong> a llevar una cabeza erguida con un<br />

estómago vacío, una mirada recta con un bolsillo vacío, un corazón feliz con un salario no<br />

pagado, el gozo en Dios cuando los hombres son infieles» (Seleccionado).<br />

4:12 Pablo había aprendido a vivir en escasez, es <strong>de</strong>cir, sin tener cubiertas las<br />

necesida<strong>de</strong>s básicas <strong>de</strong> la vida; también sabía vivir en abundancia, es <strong>de</strong>cir, cuando se le<br />

daba más en un momento <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> lo que precisaba para sus necesida<strong>de</strong>s inmediatas.<br />

En todo y por todo había aprendido el secreto, lo mismo <strong>de</strong> estar saciado que <strong>de</strong> tener<br />

hambre, lo mismo <strong>de</strong> tener abundancia que <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer necesidad. ¿Y cómo había<br />

aprendido el apóstol esta lección? Sencillamente <strong>de</strong> esta manera: estaba confiado en que<br />

estaba en la voluntad <strong>de</strong> Dios. Sabía que, estuviese don<strong>de</strong> estuviese, o se encontrase en la<br />

circunstancia que fuese, estaba ahí por disposición divina. Si tenía hambre, era porque<br />

Dios quería que tuviese hambre. Si estaba saciado, era porque así lo había planeado su<br />

Señor. Ocupado con fi<strong>de</strong>lidad en el servicio <strong>de</strong> su Rey, podía <strong>de</strong>cir: «Sí, Padre, porque así<br />

fue <strong>de</strong> tu agrado».<br />

4:13 Luego el apóstol aña<strong>de</strong> las palabras que han sido un enigma para muchos: Todo lo<br />

puedo en Cristo que me fortalece. ¿Podía <strong>de</strong>cir esto <strong>de</strong> veras en sentido literal? ¿Creía <strong>de</strong><br />

veras el apóstol que no había nada que no pudiese hacer? La respuesta es esta: cuando el<br />

Apóstol Pablo dijo que todo lo podía, se refería a todo aquello que fuese la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios para él. Había aprendido que los mandamientos <strong>de</strong>l Señor son las capacitaciones <strong>de</strong>l<br />

Señor. Sabía que Dios nunca lo llamaría a llevar a cabo alguna tarea sin darle la necesaria<br />

gracia. Todo se aplica probablemente no tanto a gran<strong>de</strong>s actos <strong>de</strong> osadía como a gran<strong>de</strong>s<br />

privaciones y hambres.<br />

4:14 A pesar <strong>de</strong> lo que había dicho, quiere que los filipenses sepan que habían hecho<br />

bien en participar con él en su tribulación. Esto significa posiblemente el dinero que le<br />

habían enviado para suplir a sus necesida<strong>de</strong>s durante su encarcelamiento.<br />

4:15 En el pasado, los filipenses habían sobresalido en la gracia <strong>de</strong> dar. Durante los<br />

primeros tiempos <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Pablo, cuando partió <strong>de</strong> Macedonia, ninguna <strong>iglesia</strong><br />

participó con él en un aspecto financiero, sino sólo los filipenses.<br />

Es notable cómo estos <strong>de</strong>talles aparentemente poco importantes quedan registrados para<br />

siempre en la preciosa palabra <strong>de</strong> Dios. Esto nos enseña que lo que ha sido dado a los<br />

siervos <strong>de</strong>l Señor es dado al Señor mismo. Él está interesado en cada céntimo. Él registra<br />

todo lo que se hace como para Él, y Él recompensa con buena medida, apretada, remecida y<br />

rebosante.<br />

4:16 Incluso a Tesalónica ellos le enviaron una y otra vez para sus necesida<strong>de</strong>s. Es<br />

evi<strong>de</strong>nte que los filipenses vivían en tan estrecha comunión con el Señor que Él pudo<br />

dirigirlos en su dar. El Espíritu Santo había puesto una carga en sus corazones por el<br />

Apóstol Pablo, y ellos respondieron enviándole dinero una y otra vez, es <strong>de</strong>cir, dos veces.<br />

Cuando recordamos que Pablo estuvo en Tesalónica por muy poco tiempo, hace tanto más<br />

<strong>de</strong>stacable el cuidado que tenían por él.


4:17 En este versículo se aprecia el absoluto altruismo <strong>de</strong> Pablo. Estaba más gozoso por<br />

la ganancia <strong>de</strong> ellos que por sus dádivas. Más intenso que su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ayuda financiera era<br />

su anhelo <strong>de</strong> que abundase fruto a cuenta <strong>de</strong> los creyentes. Esto es precisamente lo que<br />

suce<strong>de</strong> cuando se da dinero al Señor. Queda todo registrado en los libros <strong>de</strong> contabilidad, y<br />

será recompensado a ciento por uno en un día veni<strong>de</strong>ro.<br />

Todo lo que tenemos pertenece al Señor, y cuando le damos, estamos sólo dándole lo<br />

que es Suyo. Los cristianos que discuten si <strong>de</strong>berían diezmar su dinero o no han perdido<br />

esto <strong>de</strong> vista. Los israelitas tenían mandado el diezmo bajo la ley como el don mínimo. En<br />

esta era <strong>de</strong> la gracia, la pregunta no <strong>de</strong>bería ser: «¿Cuánto daré al Señor?», sino, «¿Cuanto<br />

osaré guardar para mí mismo?». El cristiano <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>sear vivir frugalmente y <strong>de</strong> manera<br />

abnegada para dar una porción mayor y mayor <strong>de</strong> sus ingresos a la obra <strong>de</strong>l Señor, para que<br />

los hombres no perezcan por falta <strong>de</strong> oír el evangelio <strong>de</strong> Cristo.<br />

4:18 Cuando Pablo dice todo lo he recibido, significa que tiene todo lo necesario, y<br />

tengo abundancia. Parece extraño en este tiempo nuestro <strong>de</strong> comercialismo, en el siglo<br />

veinte, oír a un siervo <strong>de</strong>l Señor que no pi<strong>de</strong> dinero, sino que, al contrario, admite tener<br />

suficiente. Las irrefrenadas campañas <strong>de</strong> petición <strong>de</strong> dinero son una abominación <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios, y un vituperio al nombre <strong>de</strong> Cristo. Son totalmente innecesarias. Hudson Taylor dijo<br />

una vez: «La obra <strong>de</strong> Dios llevada a cabo en la voluntad <strong>de</strong> Dios nunca carecerá <strong>de</strong> los<br />

recursos <strong>de</strong> Dios». El problema, en la actualidad, es que hemos perdido <strong>de</strong> vista la<br />

distinción entre obrar para Dios y la obra <strong>de</strong> Dios. Es posible <strong>de</strong>dicarse al pretendido<br />

servicio cristiano sin estar en absoluto en la voluntad <strong>de</strong> Dios. Allí don<strong>de</strong> hay abundancia<br />

<strong>de</strong> dinero hay siempre el mayor peligro <strong>de</strong> embarcar en aventuras que pudieran no tener la<br />

sanción divina.<br />

Citando otra vez a Hudson Taylor: «Lo que <strong>de</strong>bemos temer en gran manera no es la<br />

insuficiencia <strong>de</strong> fondos, sino <strong>de</strong>masiados fondos no consagrados».<br />

El don <strong>de</strong> amor <strong>de</strong> Epafrodito llevado <strong>de</strong> los filipenses a Pablo es <strong>de</strong>scrito como olor<br />

fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. La única otra ocasión en la que se emplean<br />

estas palabras, se refieren al mismo Cristo (Ef. 5:2). Pablo dignifica la dádiva sacrificial <strong>de</strong><br />

los filipenses <strong>de</strong>scribiendo lo que significaba para Dios. Ascendió <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él como<br />

sacrificio fragante. Le fue a la vez acepto y agradable.<br />

Jowett exclama:<br />

¡Cuán vasto es pues el alcance <strong>de</strong> una bondad aparentemente local! Pensábamos que<br />

estábamos ministrando a un mendigo y en realidad estábamos conversando con el Rey.<br />

Imaginábamos que la fragancia quedaría encerrada en un diminuto vecindario, y he aquí, el<br />

grato aroma impregna el universo. Pensábamos que estábamos tratando sólo con Pablo, y<br />

<strong>de</strong>scubrimos que estábamos ministrando al Salvador y Señor <strong>de</strong> Pablo.<br />

4:19 Ahora Pablo aña<strong>de</strong> el versículo quizá mejor conocido y más querido <strong>de</strong> todo este<br />

capítulo. Deberíamos observar que esta promesa sigue a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la fiel<br />

administración <strong>de</strong> ellos. En otras palabras: por cuanto ellos habían dado <strong>de</strong> sus recursos<br />

materiales a Dios, hasta el punto <strong>de</strong> poner en peligro su propia provisión, Dios iba a<br />

proveer a todas sus necesida<strong>de</strong>s. ¡Cuán fácil es sacar este versículo <strong>de</strong> contexto y aplicarlo<br />

como un blando almohadón para cristianos que están <strong>de</strong>sperdiciando el dinero en sí<br />

mismos, con bien poca consi<strong>de</strong>ración por la obra <strong>de</strong> Dios! «Ya está bien. Dios proveerá a<br />

todas vuestras necesida<strong>de</strong>s.»


Aunque es cierto en un sentido general que Dios provee a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Su pueblo,<br />

lo que aquí tenemos es una promesa específica <strong>de</strong> que los fieles y <strong>de</strong>votos en sus ofrendas a<br />

Cristo nunca carecerán <strong>de</strong> lo necesario.<br />

A menudo se ha observado que Dios suple a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Su pueblo —no <strong>de</strong> Sus<br />

riquezas, sino conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús—. Si un multimillonario<br />

diese unos centavos a un niño, le estaría dando <strong>de</strong> sus riquezas. Pero si diese cien mil<br />

dólares a una causa digna, estará dando conforme a sus riquezas. La suministración <strong>de</strong> Dios<br />

es conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús, ¡y nada podría ser más rico que<br />

esto!<br />

Williams llama al versículo 19 un cheque escrito sobre el banco <strong>de</strong> la fe:<br />

Mi Dios —el nombre <strong>de</strong>l Banquero.<br />

Proveerá —la promesa <strong>de</strong> pago.<br />

A todas vuestras necesida<strong>de</strong>s —el valor <strong>de</strong>l cheque.<br />

Conforme a sus riquezas —el capital <strong>de</strong>l banco.<br />

En gloria —la dirección <strong>de</strong>l banco.<br />

En Cristo Jesús —la firma al pie, sin la cual el cheque no tiene ningún valor.<br />

4:20 La meditación en la abundante provisión <strong>de</strong> Dios lleva al apóstol a prorrumpir en<br />

alabanzas. Este es un lenguaje apropiado para cada hijo <strong>de</strong> Dios que experimenta a diario el<br />

cuidado lleno <strong>de</strong> gracia <strong>de</strong> Dios, no sólo en la suministración <strong>de</strong> las cosas materiales, sino<br />

también en proveer guía, ayudar contra las tentaciones, y vivificar una vida <strong>de</strong>vocional que<br />

langui<strong>de</strong>ce.<br />

X. SALUDOS FINALES (4:21–23)<br />

4:21 Con el pensamiento puesto en los creyentes que se reunirán para escuchar la carta<br />

que les está escribiendo, Pablo saluda a todos los santos en Cristo Jesús, enviando<br />

también saludos <strong>de</strong> los hermanos que están con él.<br />

4:22 Nos sentimos impelidos a amar este versículo por su referencia a la casa <strong>de</strong><br />

César. Nuestras imaginaciones se sienten intensamente tentadas a <strong>de</strong>sbocarse. ¿Quiénes<br />

son los miembros <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Nerón que se mencionan aquí? ¿Eran algunos <strong>de</strong> los<br />

soldados que habían sido asignados a guardar al Apóstol Pablo, y que habían sido salvados<br />

por medio <strong>de</strong> su ministerio? ¿Eran esclavos o libertos que trabajaban en el palacio? ¿O<br />

podría la expresión incluir a algunos funcionarios <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Roma? No lo po<strong>de</strong>mos<br />

saber con certeza, ¡pero aquí tenemos una encantadora ilustración <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> que los<br />

cristianos, como las arañas, saben cómo introducirse en los palacios <strong>de</strong> los reyes (Pr.<br />

30:28)! El evangelio no conoce límites. Pue<strong>de</strong> penetrar las pare<strong>de</strong>s más imponentes. Pue<strong>de</strong><br />

plantarse en medio mismo <strong>de</strong> los que están tratando <strong>de</strong> exterminarlo. En verdad, ¡las<br />

puertas <strong>de</strong>l Ha<strong>de</strong>s no prevalecerán contra la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Jesucristo!<br />

4:23 Ahora Pablo termina con su salutación característica. La gracia centelleaba en la<br />

primera página <strong>de</strong> esta carta, y ahora se vuelve a encontrar a su fin. De la abundancia <strong>de</strong>l<br />

corazón <strong>de</strong> un hombre habla su boca. El corazón <strong>de</strong> Pablo estaba lleno hasta rebosar con el<br />

más magno tema <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s —la gracia <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> Cristo —y no es<br />

nada sorpren<strong>de</strong>nte que esta preciosa verdad inun<strong>de</strong> cada canal <strong>de</strong> su vida.<br />

Paul Rees concluye por nosotros:


El más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los hombres ha escrito su más cálida carta. La tarea <strong>de</strong> amor ha<br />

llegado a su fin. El día ha finalizado. La ca<strong>de</strong>na sigue ahí aherrojando la muñeca <strong>de</strong>l<br />

apóstol. El soldado sigue <strong>de</strong> guardia. ¡No importa! ¡El espíritu <strong>de</strong> Pablo está en libertad!<br />

¡Su mente está clara! ¡Su corazón está resplan<strong>de</strong>ciendo!<br />

¡Y a la mañana siguiente, Epafrodito empren<strong>de</strong> el camino a Filipos!<br />

Bibliografía<br />

Erdman, C. R. The Epistle of Paul to the Philippians. Phila<strong>de</strong>lphia: Westminster Press,<br />

1928. Hay traducción al castellano.<br />

Gifford, E. H. The Incarnation: A Study of Philippians. Londres: Hod<strong>de</strong>r & Stoughton,<br />

1897.<br />

Jowett, J. H. The High Calling. Londres: Andrew Melrose, 1909.<br />

Kelly, William. Lectures on Philippians and Colossians. Londres: G. Morrish,s.f.<br />

Kennedy, H. A. A. «Philippians», The Expositor’s Greek Testament, Vol. III. Grand<br />

Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1961.<br />

King, Guy H. Joy Way. Londres: Marshall, Morgan & Scott, Ltd., 1954.<br />

Meyer, F. B. Devotional Commentary on Philippians. Grand Rapids: Kregel Publications,<br />

1979.<br />

Rees, Paul. The A<strong>de</strong>quate Man. Westwood, N.J.: Fleming H. Revell Co., 1959.<br />

Strauss, Lehman. Devotional Studies in Philippians. Neptune, N.J.: Loizeaux Bros.<br />

Publishers, 1959.<br />

Vine, W. E. The Epistles to the Philippians and Colossians. Londres: Oliphants, 1955.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico-Carroll. Vol. 8: Gá., Ro., Fil., Flm. CLIE, Terrassa.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 11: Filipenses, Colosenses, 1ª y 2ª<br />

Tesalonicenses. CLIE, Terrassa.<br />

Briscoe, Stuart, Ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> gozo. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 12–2ª Corintios-Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Lund, Enrique, Epístola a los Filipenses. CLIE, Terrassa.<br />

Meyer, F. B., Ciudadanos <strong>de</strong>l cielo. CLIE, Terrassa.<br />

Paley, Guillermo, Las epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.


EPÍSTOLA A LOS COLOSENSES<br />

Introducción<br />

«Ir a [Colosenses] mismo, volver a pensar su pensamiento inspirado revestido en<br />

lenguaje inspirado, <strong>de</strong>jar que la luz y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> este pensamiento llene el alma y mol<strong>de</strong>e<br />

la vida, es algo que enriquece para el tiempo y para la eternidad.»<br />

R. C. H. Lenski<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

La mayoría <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> Pablo fueron escritas a congregaciones en ciuda<strong>de</strong>s gran<strong>de</strong>s<br />

o importantes: Roma, Corinto, Éfeso, Filipos. Colosas era una ciudad que había visto<br />

mejores tiempos. Ni siquiera la asamblea allí llegó a ser bien conocida en la historia <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> primitiva. En resumen: si no fuese por esta inspirada Epístola a los cristianos allí,<br />

Colosas sería en la actualidad un nombre conocido sólo por los estudiantes <strong>de</strong> historia<br />

antigua.<br />

Aunque el lugar era insignificante, la carta que el apóstol envió allí es muy importante.<br />

Junto con Juan 1 y Hebreos 1, Colosenses 1 presenta la más maravillosa exposición <strong>de</strong> la<br />

absoluta <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. Por cuanto esta doctrina es fundamental para<br />

toda la verdad cristiana, es <strong>de</strong> un valor inapreciable.<br />

Esta carta tiene también ricas instrucciones acerca <strong>de</strong> las relaciones humanas, <strong>de</strong> las<br />

religiones cúlticas y <strong>de</strong> la vida cristiana.<br />

II. Paternidad<br />

No hay prueba alguna <strong>de</strong> que nadie pusiese en cuestión la paternidad paulina <strong>de</strong><br />

Colosenses hasta el siglo diecinueve: tan absoluta es la evi<strong>de</strong>ncia positiva. La evi<strong>de</strong>ncia<br />

externa es especialmente po<strong>de</strong>rosa. Los que citan esta Carta, a menudo nombrando a Pablo<br />

como autor <strong>de</strong> la misma, incluyen a Ignacio, Justino Mártir, Teófilo <strong>de</strong> Antioquía, Ireneo,<br />

Clemente <strong>de</strong> Alejandría, Tertuliano y Orígenes. Tanto el canon <strong>de</strong> Marción como el <strong>de</strong><br />

Muratori aceptan Colosenses como auténtica.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna incluye el sencillo hecho <strong>de</strong> que en tres ocasiones el escritor dice<br />

que es Pablo (1:1, 23; 4:18) y que el contenido concuerda con estas <strong>de</strong>claraciones. La<br />

exposición <strong>de</strong> la doctrina seguida por los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong>l creyente es típica <strong>de</strong>l apóstol. Quizá la<br />

prueba más persuasiva <strong>de</strong> la autenticidad es su intensa relación con Filemón, que todo el<br />

mundo acepta como paulina. Cinco <strong>de</strong> los mismos hombres mencionados en Filemón<br />

también aparecen en Colosenses. Incluso un crítico como Renán se sintió tan impresionado<br />

con los paralelismos <strong>de</strong> Filemón, y eso que él tenía dudas acerca <strong>de</strong> Colosenses.<br />

Los argumentos en contra <strong>de</strong> la paternidad paulina se centran en el vocabulario, en la<br />

doctrina <strong>de</strong> Cristo, y en aparentes referencias al gnosticismo. Acerca <strong>de</strong>l primer punto, un<br />

nuevo vocabulario en Colosenses toma el lugar <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> las palabras favoritas <strong>de</strong><br />

Pablo.<br />

Salmon, un erudito británico conservador <strong>de</strong>l siglo pasado, refuta con agu<strong>de</strong>za este<br />

argumento. Dice: «No puedo aceptar la doctrina <strong>de</strong> que un hombre que escriba una nueva<br />

composición no pue<strong>de</strong>, so pena <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r su i<strong>de</strong>ntidad, emplear cualquier palabra que no<br />

haya empleado en otra anterior».


Tocante a la cristología <strong>de</strong> Colosenses, ésta sigue a la <strong>de</strong> Filipenses y Juan, y sólo los<br />

que quieren hacer <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l paganismo surgido en el siglo<br />

segundo pue<strong>de</strong>n tener problemas con esta doctrina.<br />

En cuanto al gnosticismo, el erudito liberal escocés Moffatt pensaba que la primitiva<br />

etapa <strong>de</strong> gnosticismo presentada en Colosenses bien pudo existir durante el primer siglo.<br />

Así, la paternidad paulina <strong>de</strong> Colosenses <strong>de</strong>scansa sobre un firme fundamento.<br />

III. Fecha<br />

Como una <strong>de</strong> las «Epístolas <strong>de</strong> la Cárcel» Colosenses podría proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

encarcelamiento <strong>de</strong> Pablo durante dos años en Cesarea (Hch. 23:23; 24:27). Pero, por<br />

cuanto el evangelista Felipe fue allí su visitador, parece improbable que el apóstol <strong>de</strong>jase <strong>de</strong><br />

mencionarlo, siendo que Pablo era un cristiano tan cortés y gentil. Se ha sugerido un<br />

posible encarcelamiento efesio, aunque es mucho menos probable. El periodo favorecido<br />

para esta carta y Filemón es mediados <strong>de</strong>l primer encarcelamiento <strong>de</strong> Pablo en Roma,<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 60 d.C. (Hch. 28:30, 31).<br />

Afortunadamente, y como suele suce<strong>de</strong>r, la comprensión <strong>de</strong> este libro no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> un<br />

pleno conocimiento <strong>de</strong> las circunstancias en que fue escrito.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Colosas era una ciudad en la provincia <strong>de</strong> Frigia, en el área ahora conocida como Asia<br />

Menor. Estaba situada a unos dieciséis kilómetros al este <strong>de</strong> Laodicea y a unos veintidós al<br />

su<strong>de</strong>ste <strong>de</strong> Hierápolis (véase 4:13). Estaba también situada a unos ciento sesenta kilómetros<br />

al este <strong>de</strong> Éfeso, en la embocadura <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ro en la cordillera <strong>de</strong> los Montes<br />

Cadmianos (un estrecho paso <strong>de</strong> unos veinte km <strong>de</strong> longitud) en la ruta militar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

Éufrates a Occi<strong>de</strong>nte. Colosas estaba sobre el Río Lico (Lobo) que corre hacia el oeste<br />

hacia el Río Mean<strong>de</strong>r poco <strong>de</strong>spués que pasa junto a Laodicea. Allí se une el agua <strong>de</strong> las<br />

fuentes calientes <strong>de</strong> Hierápolis con las aguas frías <strong>de</strong> Colosas, produciendo la condición<br />

«tibia» <strong>de</strong> Laodicea. Hierápolis era a la vez un centro sanitario y religioso, mientras que<br />

Laodicea era la capital <strong>de</strong>l valle. Colosas había sido más gran<strong>de</strong> en época anterior a los<br />

tiempos <strong>de</strong>l NT. Su nombre se cree que se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l término «coloso», por las fantásticas<br />

formas <strong>de</strong> sus formaciones <strong>de</strong> limolita.<br />

No sabemos exactamente cómo el evangelio llegó por primera vez a Colosas. Para<br />

cuando Pablo escribió esta carta, nunca había conocido a los creyentes allí (2:1). Se cree<br />

generalmente que Epafras fue quien llevó por primera vez las buenas nuevas <strong>de</strong> salvación a<br />

esta ciudad (1:7). Muchos creen que se convirtió por medio <strong>de</strong> Pablo cuando el apóstol pasó<br />

los tres años en Éfeso. Frigia es una parte <strong>de</strong>l Asia Proconsular, y Pablo estuvo en Frigia<br />

(Hch. 16:6; 18:23), pero no en Colosas (2:1).<br />

Sabemos por esta carta que una falsa enseñanza, que en su pleno <strong>de</strong>sarrollo llegó a ser<br />

conocido como gnosticismo, estaba comenzando a amenazar a la <strong>iglesia</strong> en Colosas. Los<br />

gnósticos se ufanaban <strong>de</strong> su conocimiento (gr., gnösis). Pretendían poseer una información<br />

superior a la <strong>de</strong> los apóstoles, e intentaban crear la impresión <strong>de</strong> que una persona no podía<br />

ser verda<strong>de</strong>ramente feliz a no ser que hubiese sido iniciada en los más profundos secretos<br />

<strong>de</strong> su secta.


Algunos <strong>de</strong> los gnósticos negaban la verda<strong>de</strong>ra humanidad <strong>de</strong> Cristo. Enseñaban que<br />

«el Cristo» era una influencia divina que salió <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>scansó sobre el Hombre, Jesús,<br />

en Su bautismo. Enseñaban también que el Cristo <strong>de</strong>jó a Jesús justo antes <strong>de</strong> Su crucifixión.<br />

El resultado, según ellos, fue que Jesús murió, pero que el Cristo no.<br />

Ciertas ramas <strong>de</strong>l gnosticismo enseñaban que entre Dios y la materia hay varios niveles<br />

o grados <strong>de</strong> seres espirituales. Adoptaron este punto <strong>de</strong> vista intentando explicar el origen<br />

<strong>de</strong>l mal.<br />

A. T. Robertson explica:<br />

La especulación gnóstica trataba primariamente <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong>l universo y <strong>de</strong> la<br />

existencia <strong>de</strong>l mal. Daban por supuesto que Dios es bueno y que sin embargo existe el mal.<br />

La teoría <strong>de</strong> ellos es que el mal es inherente en la materia. Y sin embargo el buen Dios no<br />

podía crear la materia. De modo que postularon una serie <strong>de</strong> emanaciones, eones, espíritus,<br />

ángeles que estaban entre Dios y la materia. La i<strong>de</strong>a era que un eón procedió <strong>de</strong> Dios, otro<br />

eón <strong>de</strong> este eón, y así hasta que hubo uno lo suficientemente alejado <strong>de</strong> Dios para que Dios<br />

no quedase contaminado por la creación <strong>de</strong> materia mala y sin embargo lo suficientemente<br />

cercano para tener el po<strong>de</strong>r para hacer la obra.<br />

Algunos gnósticos, que pensaban que el cuerpo era inherentemente malo, practicaban el<br />

ascetismo, un sistema <strong>de</strong> negación <strong>de</strong>l yo o incluso <strong>de</strong> tortura <strong>de</strong> uno mismo, en un esfuerzo<br />

por alcanzar un estado espiritual superior. ¡Otros pasaron a un extremo opuesto, viviendo<br />

en caprichos carnales, diciendo que el cuerpo no importaba y que no tenía efecto alguno en<br />

la vida espiritual <strong>de</strong> uno!<br />

Parece que en Colosas había rastros <strong>de</strong> otros dos errores. Eran el antinomianismo y el<br />

judaísmo. El antinomianismo es la enseñanza <strong>de</strong> que bajo la gracia uno no tiene que<br />

practicar el dominio propio, sino que pue<strong>de</strong> dar rienda suelta a sus apetitos y pasiones<br />

corporales. El judaísmo <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> había <strong>de</strong>generado a un sistema <strong>de</strong><br />

observancias ceremoniales mediante las cuales el hombre podía tener la esperanza <strong>de</strong> llegar<br />

a la justicia <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

Los errores que existían en Colosas están aún con nosotros. El gnosticismo ha<br />

reaparecido en la Ciencia Cristiana, la Teosofía, el Mormonismo, los Testigos <strong>de</strong> Jehová, la<br />

Unidad y otros sistemas. El antinomianismo es característico <strong>de</strong> los que dicen que por<br />

cuanto estamos bajo la gracia, po<strong>de</strong>mos vivir como nos plazca. El judaísmo fue dado<br />

originalmente por revelación <strong>de</strong> Dios, y sus formas y ceremonias tenían la intención <strong>de</strong><br />

enseñar verda<strong>de</strong>s espirituales <strong>de</strong> una manera típica, como se hace evi<strong>de</strong>nte en la Epístola a<br />

los Hebreos y otras partes <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Esto pasó a transformarse en un sistema<br />

en el que las formas mismas pasaron a ser consi<strong>de</strong>radas meritorias, y por ello el significado<br />

espiritual fue a menudo mayormente ignorado. Tiene su contrapartida en la actualidad en<br />

los muchos sistemas religiosos que enseñan que la persona pue<strong>de</strong> ganarse mérito y favor<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios a través <strong>de</strong> sus propias obras, ignorando o negando su estado pecaminoso y<br />

su necesidad <strong>de</strong> salvación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l mismo Dios.<br />

En Colosenses, el Apóstol Pablo contrarresta <strong>de</strong> manera magistral todos estos errores<br />

exhibiendo las glorias <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo.<br />

Esta Epístola tiene una semejanza notable con la Carta <strong>de</strong> Pablo a los Efesios. Sin<br />

embargo, es semejanza sin repetición. Efesios contempla a los creyentes como sentados con<br />

Cristo en lugares celestiales. En cambio, Colosenses contempla a los creyentes sobre la<br />

tierra, y a Cristo, la Cabeza glorificada <strong>de</strong> ellos, en el cielo. El énfasis en Efesios es que el


creyente está en Cristo. Colosenses habla <strong>de</strong> Cristo en el creyente, la esperanza <strong>de</strong> gloria.<br />

En Efesios, el énfasis recae en la <strong>iglesia</strong> como el «Cuerpo» <strong>de</strong> Cristo, «la plenitud <strong>de</strong> Aquel<br />

que todo lo llena en todo» (Ef. 1:23). Por ello, se <strong>de</strong>staca la unidad <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo. En<br />

Colosenses, la condición <strong>de</strong> Cristo como Cabeza es expuesta <strong>de</strong> manera extensa en el<br />

capítulo 1, con la necesidad <strong>de</strong> «asirnos a la Cabeza» (2:18, 19), <strong>de</strong> someternos a Él.<br />

Cincuenta y cuatro <strong>de</strong> los ciento cincuenta y cinco versículos en Efesios son similares a<br />

versículos hallados en Colosenses.<br />

BOSQUEJO<br />

I. LA DOCTRINA DE LA PREEMINENCIA DE CRISTO (Caps. 1, 2)<br />

A. Salutación (1:1–2)<br />

B. La acción <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong> Pablo y su oración por los creyentes (1:3–14)<br />

C. Las glorias <strong>de</strong> Cristo, el Cabeza <strong>de</strong> la Iglesia (1:15–23)<br />

D. El ministerio encomendado a Pablo (1:24–29)<br />

E. La suficiencia <strong>de</strong> Cristo frente a los peligros <strong>de</strong> la filosofía, <strong>de</strong>l legalismo, <strong>de</strong>l<br />

misticismo y <strong>de</strong>l ascetismo (2:1–23)<br />

II. EL DEBER DEL CREYENTE PARA CON EL PREEMINENTE CRISTO (Caps. 3,<br />

4)<br />

A. La nueva vida <strong>de</strong>l creyente: Quitando al Viejo hombre y revistiéndose <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong><br />

(3:1–17)<br />

B. La conducta apropiada para los miembros <strong>de</strong> la familia cristiana (3:18–4:1)<br />

C. La vida <strong>de</strong> oración <strong>de</strong>l creyente y su testimonio mediante la vida y el habla (4:2–6)<br />

D. Atisbos <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> los asociados <strong>de</strong> Pablo (4:7–14)<br />

E. Saludos e instrucciones (4:15–18)<br />

Comentario<br />

I. LA DOCTRINA DE LA PREEMINENCIA DE CRISTO<br />

(Caps. 1, 2)<br />

A. Salutación (1:1–2)<br />

1:1 En los tiempos en los que fue escrito el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> era costumbre comenzar<br />

una carta con el nombre <strong>de</strong>l escritor. Así, Pablo se presenta a sí mismo como apóstol <strong>de</strong><br />

Jesucristo por la voluntad <strong>de</strong> Dios. Un apóstol era alguien que había sido especialmente<br />

enviado por el Señor Jesús como mensajero. Para confirmar el mensaje que predicaban, a<br />

los apóstoles se les dio po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> efectuar milagros (2 Co. 12:12). A<strong>de</strong>más, leemos que, en<br />

ciertos casos, cuando los apóstoles ponían las manos sobre los creyentes, se dio el Espíritu<br />

Santo (Hch. 8:15–20; 19:6). En la actualidad no hay apóstoles en el mundo, en el sentido<br />

estricto <strong>de</strong> la palabra, y es una insensatez por parte <strong>de</strong> nadie preten<strong>de</strong>r ser sucesor <strong>de</strong> los<br />

doce originales. Muchos consi<strong>de</strong>ran que Efesios 2:20 indica que la obra <strong>de</strong> los que tuvieron<br />

el don distintivo <strong>de</strong> apóstoles y profetas tuvo que ver principalmente con la fundación <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong>, en contraste con la obra <strong>de</strong> evangelistas, pastores y maestros (Ef. 4:11), lo que<br />

proseguirá a lo largo <strong>de</strong> esta dispensación.


Pablo remonta su apostolado a la voluntad <strong>de</strong> Dios (véase también Hch. 9:15; Gá. 1:1).<br />

No era una ocupación que hubiese escogido para sí mismo ni había sido instruido por<br />

hombres para la misma. Tampoco le había sido dado el oficio por or<strong>de</strong>nación humana. No<br />

era «<strong>de</strong> hombres» (como la fuente) ni «por hombres» (como instrumentos). No, sino que<br />

todo su ministerio era llevado a cabo bajo el solemne conocimiento <strong>de</strong> que el mismo Dios<br />

lo había escogido como apóstol.<br />

Cuando esta carta fue escrita acompañaba a Pablo el hermano Timoteo. Es bueno<br />

observar aquí la total ausencia <strong>de</strong> oficialismo en la actitud <strong>de</strong> Pablo para con Timoteo. Los<br />

dos eran miembros <strong>de</strong> una común hermandad y no había concepto alguno <strong>de</strong> una jerarquía<br />

<strong>de</strong> dignatarios eclesiásticos con pomposos títulos y con vestiduras distintivas.<br />

1:2 Esta carta se dirige a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en<br />

Colosas. Aquí tenemos dos cautivadores nombres que en el NT se aplican a todos los<br />

cristianos. Santos significa que están separados para Dios <strong>de</strong>l mundo, y que como resultado<br />

<strong>de</strong>berían vivir vidas santas. Fieles hermanos indica que son hijos <strong>de</strong> un mismo Padre por la<br />

fe en el Señor Jesús; son hermanos y hermanas creyentes. En otras secciones <strong>de</strong>l NT los<br />

cristianos son también llamados discípulos y creyentes.<br />

En Cristo se refiere a su posición espiritual. Cuando fueron salvados, Dios los puso en<br />

Cristo, «aceptados en el Amado». De ahí en a<strong>de</strong>lante tenían Su vida y naturaleza. Y,<br />

consiguientemente, no podrían ya más ser vistos por Dios como hijos <strong>de</strong> Adán o como<br />

hombres irregenerados, sino que los vería ahora en toda la aceptabilidad <strong>de</strong> Su propio Hijo.<br />

La expresión en Cristo comunica más <strong>de</strong> intimidad, aceptación y seguridad que ninguna<br />

mente humana pueda compren<strong>de</strong>r. La situación geográfica <strong>de</strong> estos creyentes se indica en<br />

la expresión que están en Colosas. Es dudoso que jamás habríamos oído hablar <strong>de</strong> esta<br />

ciudad si no fuese porque el evangelio fue predicado allí y hubo almas salvadas.<br />

Pablo saluda ahora a los santos con esta cautivadora salutación: Gracia y paz sean a<br />

vosotros, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. No hay dos palabras<br />

que puedan mejor abrazar las bendiciones <strong>de</strong>l cristianismo que gracia y paz. Gracia era<br />

una expresión griega común, mientras que paz era una salutación judía común; estas<br />

palabras se empleaban al encontrarse y al <strong>de</strong>spedirse. Pablo las unió y elevó su sentido y<br />

empleo. La gracia presenta a Dios <strong>de</strong>scendiendo a una humanidad pecaminosa y perdida en<br />

amante y tierna compasión. La paz recapitula todo lo que resulta en la vida <strong>de</strong> una persona<br />

cuando acepta la gracia <strong>de</strong> Dios como un libre don. R. J. Little dijo: «La gracia pue<strong>de</strong><br />

significar muchas cosas, y es como un cheque en blanco. La paz forma <strong>de</strong>cididamente parte<br />

<strong>de</strong> la herencia <strong>de</strong>l cristiano, y no <strong>de</strong>beríamos permitir que Satanás nos prive <strong>de</strong> ella». El<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las palabras es significativo: primero gracia, y luego paz. Si Dios no hubiese<br />

actuado primero en amor y misericordia para con nosotros, estaríamos aún en nuestros<br />

pecados. Pero por cuanto tomó la iniciativa y envió a Su Hijo a morir por nosotros, tenemos<br />

ahora paz para con Dios, paz con los hombres y la paz <strong>de</strong> Dios en nuestras almas. Y<br />

habiendo dicho todo esto, uno <strong>de</strong>sespera <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r jamás llegar a <strong>de</strong>finir <strong>de</strong> una manera<br />

a<strong>de</strong>cuada unas palabras tan magnas como estas.<br />

B. La acción <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong> Pablo y su oración por los creyentes (1:3–14)<br />

1:3 Habiendo saludado a los santos en términos que han venido a ser el lema <strong>de</strong>l<br />

cristianismo, el apóstol hace algo más, muy característico <strong>de</strong> él —cae <strong>de</strong> rodillas en acción<br />

<strong>de</strong> gracias y oración—. Parece que el apóstol siempre comenzaba su oración con alabanza


al Señor, y en ello tenemos nosotros un buen ejemplo a seguir. Su oración se dirige al Dios<br />

y Padre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. La oración es el inenarrable privilegio <strong>de</strong> tener<br />

audiencia ante el Soberano <strong>de</strong>l universo. Pero se pue<strong>de</strong> preguntar: «¿Cómo pue<strong>de</strong> osar un<br />

mero hombre comparecer ante la terrible presencia <strong>de</strong>l infinitamente excelso Dios?». La<br />

respuesta se encuentra en nuestro texto. El glorioso y majestuoso Dios <strong>de</strong>l universo es el<br />

Padre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. Aquel que es infinitamente excelso se ha hecho<br />

íntimamente cercano. Por cuanto los creyentes en Cristo compartimos la vida <strong>de</strong> Cristo,<br />

Dios es asimismo nuestro Padre (Jn. 20:17). Po<strong>de</strong>mos acercarnos por medio <strong>de</strong> Cristo.<br />

Orando siempre por vosotros. Tomada por sí misma, esta expresión no parece <strong>de</strong>stacable,<br />

pero adquiere un nuevo significado cuando recordamos que esto <strong>de</strong>scribe el interés <strong>de</strong><br />

Pablo en las personas que nunca había conocido. A menudo encontramos difícil recordar a<br />

nuestros propios parientes y amigos ante el trono <strong>de</strong> la gracia, ¡pero pensemos en la lista <strong>de</strong><br />

oración que el Apóstol Pablo <strong>de</strong>be haber guardado! Oraba no sólo por los que conocía, sino<br />

también por los cristianos en lugares lejanos cuyos nombres les habían sido mencionados<br />

por otros. Lo cierto es que la incansable vida <strong>de</strong> oración <strong>de</strong> Pablo nos ayuda a<br />

compren<strong>de</strong>rlo mejor.<br />

1:4 Había oído <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> los colosenses en Cristo Jesús, y <strong>de</strong>l amor que tenían hacia<br />

todos los santos. Primero menciona su fe en Cristo Jesús. Ahí es don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bemos siempre<br />

comenzar. Hay muchas personas religiosas en el mundo en la actualidad que están<br />

constantemente hablando <strong>de</strong> su amor para con otros. Pero si les preguntas, encuentras que<br />

no tienen fe alguna en el Señor Jesús. Un amor así es hueco y carece <strong>de</strong> significado. Por<br />

otra parte, los hay que profesan fe en Cristo, pero se busca en vano por cualquier evi<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> amor en sus vidas. Pablo también pondría en duda la sinceridad <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> los tales. Ha<br />

<strong>de</strong> haber una verda<strong>de</strong>ra fe en el Salvador, y esta fe se ha <strong>de</strong> hacer evi<strong>de</strong>nte mediante una<br />

vida <strong>de</strong> amor a Dios y a los semejantes.<br />

Pablo habla <strong>de</strong> la fe como en Cristo Jesús. Es muy importante observar esto. El Señor<br />

Jesucristo es siempre presentado en la Escritura como el Objeto <strong>de</strong> la fe. Uno podría tener<br />

una ilimitada fe en un banco, pero esta fe es sólo válida en tanto que el banco sea fiable. La<br />

fe en sí misma no asegurará la buena custodia <strong>de</strong>l dinero si el banco es mal dirigido. Así<br />

suce<strong>de</strong> con la vida espiritual. La fe, por sí misma, no es suficiente. La fe ha <strong>de</strong> ser puesta en<br />

el Señor Jesucristo. Por cuanto Él nunca pue<strong>de</strong> faltar, nadie que confíe en Él quedará<br />

frustrado.<br />

El hecho <strong>de</strong> que Pablo hubiese oído <strong>de</strong> su fe y amor muestra que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no eran<br />

creyentes secretos. De hecho, el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> da poco aliento a quien quiera<br />

proseguir como discípulo secreto. La enseñanza <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios es que si alguien ha<br />

recibido verda<strong>de</strong>ramente al Salvador es inevitable que haga confesión pública <strong>de</strong> Cristo.<br />

El amor <strong>de</strong> los colosenses se proyectaba a todos los santos. No había nada local ni<br />

sectario en su amor. No amaban sólo a los <strong>de</strong> su propia comunión local, sino que allí don<strong>de</strong><br />

encontraban a verda<strong>de</strong>ros creyentes su amor se <strong>de</strong>rramaba libre y cálidamente. Esto <strong>de</strong>bería<br />

ser una lección para nosotros, en el sentido <strong>de</strong> que nuestro amor no <strong>de</strong>bería ser estrecho ni<br />

limitarse a nuestra propia comunión local, ni a misioneros <strong>de</strong> nuestro propio país.<br />

Deberíamos reconocer a las ovejas <strong>de</strong> Cristo allí don<strong>de</strong> se encuentren, y manifestar nuestro<br />

afecto para con ellos siempre que sea posible.<br />

1:5 No está claro <strong>de</strong>l todo cómo se relaciona este versículo con lo que se ha dicho hasta<br />

ahora. ¿Está acaso vinculado con el versículo 3: Damos gracias… a causa <strong>de</strong> la esperanza<br />

que os está reservada en los cielos? ¿O está vinculado con la última parte <strong>de</strong>l versículo 4:<br />

Del amor que tenéis hacia todos los santos, a causa <strong>de</strong> la esperanza que os está reservada


en los cielos? Ambas interpretaciones son posibles. El apóstol podría estar dando gracias no<br />

sólo por su fe y amor, sino también por la futura herencia que un día será <strong>de</strong> ellos. Por otra<br />

parte, es también cierto que la fe en Cristo Jesús y el amor hacia todos los santos se ejercen<br />

con vistas a todo lo que tenemos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros. En cualquier caso, todos po<strong>de</strong>mos ver<br />

que Pablo está aquí dando una relación <strong>de</strong> las tres virtu<strong>de</strong>s cardinales <strong>de</strong> la vida cristiana:<br />

fe, amor y esperanza. También se mencionan en 1 Corintios 13:13 y 1 Tesalonicenses 1:3;<br />

5:8. Lightfoot dice: «La fe reposa en el pasado; el amor obra en el presente; la esperanza<br />

mira al futuro».<br />

En este versículo, esperanza no significa la actitud <strong>de</strong> esperar o anticipar algo, sino<br />

aquello que la persona espera. Aquí significa el cumplimiento <strong>de</strong> nuestra salvación, cuando<br />

seremos llevados al cielo y entraremos en nuestra herencia eterna. Los colosenses habían<br />

oído antes acerca <strong>de</strong> esta esperanza, quizá cuando Epafras les predicó el evangelio. Lo que<br />

ellos habían oído se <strong>de</strong>scribe como la palabra verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l evangelio. El evangelio se<br />

<strong>de</strong>scribe aquí como un mensaje <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ras buenas nuevas. Tal vez, mientras escribía<br />

esto, Pablo estaba pensando en las falsas enseñanzas <strong>de</strong> los gnósticos. Alguien ha <strong>de</strong>finido<br />

la «verdad» como aquello que Dios dice acerca <strong>de</strong> algo (Jn. 17:17). El evangelio es<br />

verda<strong>de</strong>ro porque es la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

1:6 La verdad <strong>de</strong>l evangelio había llegado hasta los colosenses, lo mismo que a todo el<br />

mundo entonces conocido. Esto no <strong>de</strong>be ser tomado en un sentido absoluto. No pue<strong>de</strong><br />

significar que cada hombre y mujer <strong>de</strong>l mundo hubiesen oído el evangelio. Pue<strong>de</strong><br />

significar, en parte, que algunos <strong>de</strong> cada nación hubiesen oído las buenas nuevas <strong>de</strong><br />

salvación (Hch. 2). Pue<strong>de</strong> también significar que el evangelio era para todos los hombres, y<br />

que se estaba extendiendo sin ninguna limitación establecida. En Colosas, como en todas<br />

partes <strong>de</strong>l mundo don<strong>de</strong> el evangelio se predicaba, daba fruto y crecía. Esto se dice para<br />

mostrar el carácter sobrenatural <strong>de</strong>l evangelio. En su naturaleza, generalmente una planta<br />

no da fruto y crece simultáneamente. Muchas veces tiene que ser podada para que pueda<br />

dar fruto. Pero el evangelio hace ambas cosas al mismo tiempo. Da fruto en la salvación <strong>de</strong><br />

las almas y en la edificación <strong>de</strong> los santos, y también se esparce <strong>de</strong> ciudad en ciudad y <strong>de</strong><br />

nación en nación.<br />

Éste es precisamente el efecto que tuvo el evangelio en las vidas <strong>de</strong> los colosenses<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día que lo oyeron y comprendieron la gracia <strong>de</strong> Dios en verdad. Había habido un<br />

crecimiento numérico en la <strong>iglesia</strong> en Colosas y, a<strong>de</strong>más, había habido un crecimiento<br />

espiritual en las vidas <strong>de</strong> los creyentes allí.<br />

Parece que en el primer siglo se hicieron gran<strong>de</strong>s avances y que el evangelio alcanzó<br />

Europa, Asia y África, y que se extendió mucho más allá <strong>de</strong> lo que muchos han pensado.<br />

Sin embargo, no hay razón para suponer que cubriese toda la tierra. La gracia <strong>de</strong> Dios se<br />

emplea aquí como una cautivadora <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong>l evangelio. ¿Qué podría<br />

sumarizar mejor las gratas nuevas que la maravillosa verdad <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios otorgada a<br />

hombres culpables que merecen la ira <strong>de</strong> Dios?<br />

1:7 El apóstol <strong>de</strong>clara abiertamente que los creyentes en Colosas habían oído el<br />

mensaje <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> boca <strong>de</strong> Epafras, y que habían llegado a conocerlo <strong>de</strong> una manera<br />

práctica en sus vidas. Pablo recomienda a Epafras como consiervo amado y fiel ministro<br />

<strong>de</strong> Cristo en lugar <strong>de</strong> ellos. No había amargura ni celos en el Apóstol Pablo. No le<br />

molestaba ver que otro obrero recibiese encomios. De hecho, era el primero en mostrar su<br />

aprecio por otros siervos <strong>de</strong>l Señor.<br />

1:8 Era <strong>de</strong> Epafras que el mismo Pablo había oído <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> los colosenses en el<br />

Espíritu. No era un mero afecto humano, sino que era aquel amor genuino para con el


Señor y para con Su pueblo, que es creado por el Espíritu <strong>de</strong> Dios que habita en el<br />

creyente. Ésta es la única referencia al Espíritu Santo en esta Epístola.<br />

1:9 Habiendo concluido su acción <strong>de</strong> gracias, Pablo comienza ahora a interce<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

manera específica por los santos. Ya hemos mencionado cuán amplios eran los intereses <strong>de</strong>l<br />

apóstol en sus oraciones. Deberíamos igualmente observar que sus peticiones se adaptaban<br />

siempre a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios en cada lugar <strong>de</strong>terminado. No oraba usando<br />

generalida<strong>de</strong>s. Aquí parece hacer cuatro peticiones separadas por los colosenses: (1)<br />

perspicacia espiritual; (2) un andar digno; (3) abundancia <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r; (4) un espíritu<br />

agra<strong>de</strong>cido.<br />

No había nada mezquino ni parco en sus peticiones. Esto es sobre todo evi<strong>de</strong>nte en los<br />

versículos 9, 10 y 11 por su empleo <strong>de</strong> la palabra todo/toda. (1) Toda sabiduría e<br />

inteligencia espiritual (v. 9). (2) «Agradándole en todo» (v. 10). (3) «Toda buena obra» (v.<br />

10). (4) «Todo po<strong>de</strong>r» (v. 11). (5) «Toda paciencia y longanimidad» (v. 11).<br />

Por lo cual hace la conexión con los versículos prece<strong>de</strong>ntes. Significa a causa <strong>de</strong>l<br />

informe <strong>de</strong> Epafras (vv. 4, 5, 8). Des<strong>de</strong> la primera vez que había oído <strong>de</strong> estos queridos<br />

santos en Colosas, el apóstol había emprendido el orar por ellos. Primero, oró que fuesen<br />

llenos <strong>de</strong>l cabal conocimiento <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios en toda sabiduría e inteligencia<br />

espiritual. No pedía que fuesen llenos <strong>de</strong>l jactancioso conocimiento <strong>de</strong> los gnósticos.<br />

Querría que llegasen a ser conocedores <strong>de</strong>l pleno conocimiento <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios<br />

para sus vidas tal como se revela en Su palabra. Este conocimiento no es <strong>de</strong> naturaleza<br />

mundana ni carnal. Se caracteriza por la sabiduría e inteligencia espiritual —sabiduría<br />

para aplicar el conocimiento <strong>de</strong> la mejor manera, e inteligencia para ver qué es lo que<br />

concuerda con la voluntad <strong>de</strong> Dios, y qué es lo que entra en conflicto con ella.<br />

1:10 Hay una relación muy importante entre el versículo 10 y el 9. ¿Por qué quería el<br />

Apóstol Pablo que los colosenses fuesen llenos <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios?<br />

¿Era para que pudiesen llegar a ser po<strong>de</strong>rosos predicadores o sensacionales maestros? ¿Era<br />

para que pudiesen atraer gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s a sí mismos, como intentaban hacerlo los<br />

gnósticos? No; el verda<strong>de</strong>ro propósito <strong>de</strong> la sabiduría y <strong>de</strong>l entendimiento espiritual es<br />

capacitar a los cristianos para que an<strong>de</strong>n como es digno <strong>de</strong>l Señor, agradándole en todo.<br />

Aquí tenemos una lección muy importante acerca <strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> la conducción. Dios no<br />

nos revela Su voluntad para satisfacer nuestra curiosidad. Tampoco tiene la intención <strong>de</strong> dar<br />

satisfacción a nuestra ambición u orgullo. No, lo que el Señor nos enseña es Su voluntad<br />

para nuestras vidas para po<strong>de</strong>rle agradar en todo lo que hacemos.<br />

Llevando fruto en toda buena obra. Aquí tenemos un útil recordatorio <strong>de</strong> que aunque<br />

uno no es salvo por las buenas obras, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego ha sido salvado para buenas obras. A<br />

veces, al enfatizar la absoluta falta <strong>de</strong> valor <strong>de</strong> las buenas obras en la salvación <strong>de</strong> las<br />

almas, po<strong>de</strong>mos crear la impresión <strong>de</strong> que los cristianos no creen en las buenas obras.<br />

¡Nada más lejos <strong>de</strong> la verdad! Apren<strong>de</strong>mos en Efesios 2:10 que «somos hechura suya,<br />

creados en Cristo Jesús para buenas obras». Y también Pablo escribe a Tito: «Palabra fiel es<br />

ésta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que han creído a Dios<br />

procuren ocuparse en buenas obras» (Tit. 3:8).<br />

No sólo quería Pablo que diesen fruto en toda buena obra, sino que también creciesen<br />

en el pleno conocimiento <strong>de</strong> Dios. ¿Cómo se consigue esto? Primero, se consigue<br />

mediante el diligente estudio <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Luego, se encuentra en la obediencia a<br />

Sus enseñanzas y sirviéndole con fi<strong>de</strong>lidad. (Esto último parece ser el pensamiento central<br />

aquí.) Al actuar así, entramos en un más profundo y pleno conocimiento <strong>de</strong> Dios.<br />

«Entonces conoceremos, si seguimos a<strong>de</strong>lante al conocimiento <strong>de</strong>l Señor» (Os. 6:3, KJV).


Observemos la repetición <strong>de</strong> palabras que tratan acerca <strong>de</strong>l conocimiento en el capítulo<br />

1, y démonos cuenta <strong>de</strong> que hay un a<strong>de</strong>lanto específico en el pensamiento en cada empleo<br />

<strong>de</strong> las mismas. En el versículo 6, «compren<strong>de</strong>n la gracia <strong>de</strong> Dios». En el versículo 9, tienen<br />

«el conocimiento <strong>de</strong> Su voluntad». En el versículo 10, «crecen en el pleno conocimiento <strong>de</strong><br />

Dios». Quizá podríamos <strong>de</strong>cir que lo primero se refiere a la salvación, lo segundo al estudio<br />

<strong>de</strong> las Escrituras, y lo tercero al servicio y a la vida cristiana. La sana doctrina <strong>de</strong>bería<br />

llevar a la recta conducta, que se expresa en obediente servicio.<br />

1:11 La tercera petición <strong>de</strong>l apóstol es que los santos puedan ser fortalecidos con todo<br />

po<strong>de</strong>r, conforme a la potencia <strong>de</strong> su gloria. (Obsérvese la progresión: llenos, v. 9;<br />

fructíferos, v. 10; fortalecidos, v. 11.) La vida cristiana no pue<strong>de</strong> ser vivida con una energía<br />

meramente humana. Precisa <strong>de</strong> una fortaleza sobrenatural. Por ello, Pablo <strong>de</strong>sea que los<br />

creyentes conozcan el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l resucitado Hijo <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong>sea a<strong>de</strong>más que lo conozcan<br />

conforme a la potencia <strong>de</strong> su gloria. La petición no es que este fortalecimiento sea <strong>de</strong> Su<br />

glorioso po<strong>de</strong>r, sino conforme al mismo. La potencia <strong>de</strong> su gloria es infinita, y éste es<br />

precisamente el alcance <strong>de</strong> esta oración. Peake escribe: «El equipamiento con po<strong>de</strong>r es<br />

proporcional no simplemente a la necesidad <strong>de</strong>l receptor, sino a los recursos <strong>de</strong> Dios».<br />

¿Por qué quería Pablo que los cristianos tuviesen este po<strong>de</strong>r? ¿Era para que saliesen y<br />

llevasen a cabo espectaculares milagros? ¿Era para que levantasen a los muertos, sanasen a<br />

los enfermos y echasen fuera <strong>de</strong>monios? Una vez más, la respuesta es «No». Este po<strong>de</strong>r es<br />

necesario para que cada hijo <strong>de</strong> Dios pueda poseer toda paciencia y longanimidad, con<br />

regocijo (V.M.). ¡Esto merece una cuidadosa atención! En sectores <strong>de</strong> la cristiandad actual<br />

se está dando un gran énfasis a pretendidos milagros, como los <strong>de</strong> hablar en lenguas, sanar<br />

a los enfermos y similares actos sensacionales. Pero hay un mayor milagro que todos estos<br />

en la edad en la que vivimos: ¡que un hijo <strong>de</strong> Dios pa<strong>de</strong>zca con paciencia y que dé gracias a<br />

Dios en medio <strong>de</strong> las pruebas!<br />

En 1 Corintios 13:4, la paciencia está relacionada con la bondad: aquí, con el regocijo.<br />

Sufrimos porque no po<strong>de</strong>mos escapar <strong>de</strong>l gemido <strong>de</strong> la creación. Mantener el regocijo<br />

<strong>de</strong>ntro y la bondad hacia otros precisa <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, y es la victoria cristiana. La<br />

diferencia entre paciencia y longanimidad ha sido <strong>de</strong>finida como la que hay entre sufrir<br />

sin quejarse y sufrir sin vengarse. La gracia <strong>de</strong> Dios ha conseguido uno <strong>de</strong> sus más gran<strong>de</strong>s<br />

objetos en la vida <strong>de</strong> creyente que pue<strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer con paciencia y alabar a Dios en medio <strong>de</strong><br />

una abrasadora prueba.<br />

1:12 Dando gracias en este versículo se refiere a los colosenses, no a Pablo (en el<br />

original lo encontramos en plural). Pablo está orando que puedan no sólo ser fortalecidos<br />

con todo po<strong>de</strong>r, sino que tengan también un espíritu agra<strong>de</strong>cido, que nunca <strong>de</strong>jen <strong>de</strong><br />

expresar su gratitud al Padre que los hizo aptos para participar <strong>de</strong> la herencia <strong>de</strong> los<br />

santos en luz. Como hijos <strong>de</strong> Adán, no éramos dignos <strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong>l cielo. De<br />

hecho, si las personas inconversas pudiesen ser <strong>de</strong> algún modo llevadas al cielo, no lo<br />

gozarían, sino que se sentirían profundamente <strong>de</strong>sgraciadas. El aprecio <strong>de</strong>l cielo exige ser<br />

hecho apto para él. Incluso como creyentes en el Señor Jesús, no tenemos ninguna aptitud<br />

para el cielo en nosotros mismos. El único <strong>de</strong>recho a la gloria que tenemos se encuentra en<br />

la Persona <strong>de</strong>l Señor Jesucristo:<br />

Sobre Su mérito me encuentro yo;<br />

Otra base no conozco,<br />

Ni allí don<strong>de</strong> mora la gloria,<br />

En la tierra <strong>de</strong> Emanuel.


Anne Ross Cousin<br />

Cuando Dios salva a alguien, le da en el acto a aquella persona la aptitud para el cielo.<br />

Esta aptitud es Cristo. Nada podría mejorarla. Ni siquiera una larga vida <strong>de</strong> obediencia en<br />

esta tierra hace más apta a una persona para el cielo que lo que ya lo era el día que fue<br />

salvada. Nuestro <strong>de</strong>recho a la gloria se encuentra en Su sangre. Mientras que la herencia es<br />

en luz y está «reservada en los cielos», nosotros los creyentes en la tierra tenemos al<br />

Espíritu Santo como las «arras <strong>de</strong> nuestra herencia». Por ello, po<strong>de</strong>mos regocijarnos en lo<br />

que tenemos por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros, mientras gozamos ya ahora <strong>de</strong> «las primicias <strong>de</strong>l<br />

Espíritu».<br />

1:13 Al hacernos «aptos para participar <strong>de</strong> la herencia <strong>de</strong> los santos en luz», Dios nos<br />

ha libertado <strong>de</strong> la potestad <strong>de</strong> las tinieblas, y nos ha trasladado al reino <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> su<br />

amor (V.M.; cf. 1 Jn. 2:11). Esto pue<strong>de</strong> ilustrarse con la experiencia <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel,<br />

tal como está registrada en Éxodo. Habían estado viviendo en Egipto, gimiendo bajo los<br />

azotes <strong>de</strong> los capataces. Por un acto maravilloso <strong>de</strong> intervención divina, Dios los libró <strong>de</strong><br />

aquella terrible esclavitud y los condujo a través <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto a la tierra prometida. De<br />

manera similar, los pecadores estábamos esclavizados por Satanás, pero por medio <strong>de</strong><br />

Cristo hemos sido libertados <strong>de</strong> sus garras, y ahora somos súbditos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Cristo. El<br />

reino <strong>de</strong> Satanás es reino <strong>de</strong> tinieblas —ausencia <strong>de</strong> luz, calor y gozo; mientras que el<br />

reino <strong>de</strong> Cristo es un reino <strong>de</strong> amor, lo que implica la presencia <strong>de</strong> las tres cosas.<br />

El reino <strong>de</strong> Cristo es contemplado en las Escrituras bajo diversos aspectos diferentes.<br />

Cuando Él vino a la tierra por vez primera, ofreció un reino literal a la nación <strong>de</strong> Israel. Los<br />

judíos querían liberación <strong>de</strong>l opresor romano, pero no querían arrepentirse <strong>de</strong> sus pecados.<br />

Cristo sólo podía reinar sobre un pueblo que estuviese en una apropiada relación espiritual<br />

con Él. Cuando vieron esto con claridad, rechazaron a su Rey y lo crucificaron. Des<strong>de</strong><br />

entonces, el Señor Jesús ha vuelto al cielo y ahora tenemos el reino en forma <strong>de</strong> misterio<br />

(Mt. 13). Esto significa que el reino no aparece en forma visible. El Rey está ausente. Pero<br />

todos los que aceptan al Señor Jesucristo durante esta edad presente lo reconocen como su<br />

Gobernante legítimo, y son por tanto súbditos <strong>de</strong> Su Reino. En un día veni<strong>de</strong>ro, el Señor<br />

Jesús volverá a la tierra, establecerá Su reino con Jerusalén como capital, y reinará durante<br />

mil años. Al final <strong>de</strong> este tiempo, Cristo abatirá a todos los enemigos bajo Sus pies, y luego<br />

entregará el reino a Dios Padre. Esto inaugurará el reino eterno, que continuará por toda la<br />

eternidad.<br />

1:14 Tras mencionar el reino <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios, Pablo abre ahora uno <strong>de</strong> los<br />

más magnos pasajes <strong>de</strong> toda la Palabra <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

Nos es difícil saber si ha terminado su oración o si la está prosiguiendo en estos versículos<br />

que estamos para comenzar a estudiar. Pero no es muy importante saber esto, porque<br />

incluso si los versículos que siguen no son pura oración, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego son pura adoración.<br />

Sturz ha observado que «en este asombroso pasaje que exalta a Jesucristo más que<br />

cualquier otro, Su nombre no aparece ni una vez en ninguna forma». Aunque esto es<br />

notable en un sentido, sin embargo no tiene que producir asombro. Este pasaje nos recuerda<br />

la pregunta <strong>de</strong> María al que ella pensaba era un hortelano: «Señor, si tú lo has llevado, dime<br />

dón<strong>de</strong> lo has puesto, y yo lo llevaré» (Jn. 20:15). No lo nombró. Sólo había una Persona en<br />

la mente <strong>de</strong> María.<br />

Cristo es primero presentado como Aquel en quien tenemos re<strong>de</strong>nción…, el perdón<br />

<strong>de</strong> pecados. Re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>scribe el acto mediante el que somos comprados en el mercado<br />

<strong>de</strong> esclavos <strong>de</strong>l pecado. El Señor Jesús, por así <strong>de</strong>cirlo, puso un precio a nuestra cabeza.


¿Qué valor nos dio? Vino a <strong>de</strong>cir: «Los valoro tanto que estoy dispuesto a <strong>de</strong>rramar mi<br />

sangre para adquirirlos». Por cuanto hemos sido adquiridos a tan gran precio, <strong>de</strong>beríamos<br />

tener claro que ya no nos pertenecemos más a nosotros mismos; hemos sido comprados por<br />

precio. Por ello, no <strong>de</strong>beríamos vivir nuestra vida como mejor nos parezca. Bor<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Yale<br />

observó que si tomamos nuestras vidas y hacemos con ellas lo que nos parezca, estamos<br />

tomando algo que no nos pertenece, ¡y que por lo tanto somos unos ladrones!<br />

No sólo nos ha redimido; nos ha dado el perdón <strong>de</strong> pecados. Esto significa que Dios ha<br />

cancelado la <strong>de</strong>uda que habíamos contraído por nuestros pecados. El Señor Jesucristo pagó<br />

la pena en la cruz; no tiene que volver a ser pagada. La cuenta está cancelada y cerrada, y<br />

Dios no sólo ha perdonado, sino que ha quitado nuestros pecados, echándolos tan lejos <strong>de</strong><br />

Sí y <strong>de</strong> nosotros como el este está lejos <strong>de</strong>l oeste (Sal. 103:12).<br />

C. Las glorias <strong>de</strong> Cristo, el Cabeza <strong>de</strong> la Iglesia (1:15–23)<br />

1:15 En los siguientes cuatro versículos, tenemos <strong>de</strong>scrito al Señor Jesús: (1) en Su<br />

relación con Dios (v. 15); (2) en Su relación con la creación (vv. 16, 17); y (3) en Su<br />

relación con la <strong>iglesia</strong> (v. 18).<br />

El Señor es aquí <strong>de</strong>scrito como la imagen <strong>de</strong>l Dios invisible. El término imagen<br />

conlleva al menos dos i<strong>de</strong>as. Primero, comunica el pensamiento <strong>de</strong> que el Señor Jesús nos<br />

ha hecho capaces <strong>de</strong> ver cómo es Dios. Dios es Espíritu, y es por ello invisible. Pero en la<br />

Persona <strong>de</strong> Cristo, Dios se ha hecho visible a los ojos mortales. En este sentido el Señor<br />

Jesús es la imagen <strong>de</strong>l Dios invisible. Todo el que le ha visto a Él, ha visto al Padre (ver<br />

Juan 14:9). Pero la palabra imagen comunica asimismo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> «representante». Dios<br />

había puesto originalmente a Adán en la tierra para que representase Sus intereses, pero<br />

Adán fracasó. Por ello, Dios envió a Su Hijo unigénito al mundo como Su Representante<br />

para que cuidase <strong>de</strong> Sus intereses y revelase Su corazón <strong>de</strong> amor al hombre. En este<br />

sentido, Él es la imagen <strong>de</strong> Dios. La misma palabra imagen se emplea en 3:10, don<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

los creyentes se dice que son la imagen <strong>de</strong> Cristo.<br />

Cristo es asimismo el primogénito <strong>de</strong> toda creación, o «<strong>de</strong> todo ser creado». ¿Qué<br />

significa? Algunos falsos maestros sugieren que Jesús es Él mismo un ser creado, que fue la<br />

primera Persona que Dios jamás creó. Algunos <strong>de</strong> ellos están incluso dispuestos a admitir<br />

que Él es la más gran<strong>de</strong> criatura que salió <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> Dios. Pero nada podría ser más<br />

directamente contrario a la enseñanza <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

La expresión «primogénito» tiene en la Escritura al menos tres sentidos distintos. En<br />

Lucas 2:7 se emplea en un sentido literal, cuando María dio a luz a su Hijo primogénito.<br />

Allí significa que el Señor Jesús fue el primer Niño al que ella dio a luz. En Éxodo 4:22, en<br />

cambio, se emplea en sentido figurado. «Israel es mi hijo, mi primogénito.» En aquel<br />

versículo no hay pensamiento alguno <strong>de</strong> que haya habido un nacimiento literal, sino que el<br />

Señor emplea esta palabra para <strong>de</strong>scribir el puesto distintivo que tenía la nación <strong>de</strong> Israel en<br />

Sus planes y propósitos. Finalmente, en el Salmo 89:27, la palabra «primogénito» se<br />

emplea para <strong>de</strong>signar un puesto <strong>de</strong> superioridad, <strong>de</strong> supremacía y singularidad. Allí Dios<br />

dice que Él hará <strong>de</strong> David Su primogénito, más alto que todos los reyes <strong>de</strong> la tierra. David<br />

había sido en realidad el menor <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Isaí según la carne. Pero Dios había <strong>de</strong>cidido<br />

darle un puesto <strong>de</strong> una singular supremacía, primado y soberanía.<br />

¿No es precisamente éste el pensamiento en Colosenses 1:15 —el primogénito <strong>de</strong> toda<br />

criatura?—. El Señor Jesucristo es el Hijo Unigénito <strong>de</strong> Dios. En un <strong>de</strong>terminado sentido


todos los creyentes son hijos <strong>de</strong> Dios, pero el Señor Jesús es el Hijo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> una manera<br />

que no es cierta <strong>de</strong> nadie más. Él existió antes <strong>de</strong> toda creación y ocupa un puesto <strong>de</strong><br />

supremacía sobre ella. La expresión primogénito <strong>de</strong> toda creación no tiene nada que ver<br />

aquí con nacimiento. Sencillamente significa que Él es Hijo <strong>de</strong> Dios por relación eterna. Es<br />

un título <strong>de</strong> prioridad <strong>de</strong> posición, y no simplemente <strong>de</strong> prioridad cronológica.<br />

1:16 Los falsos maestros emplean el v. 15 (especialmente como está en la RV) para<br />

enseñar que el Señor Jesús fue un ser creado. El error pue<strong>de</strong> generalmente ser refutado en<br />

base <strong>de</strong>l mismo pasaje <strong>de</strong> las Escrituras que emplean los sectarios. Así suce<strong>de</strong> aquí. El<br />

versículo 16 <strong>de</strong>clara <strong>de</strong> manera concluyente que el Señor Jesús no es una criatura, sino el<br />

mismo Creador. En este versículo leemos que todas las cosas —todo el universo <strong>de</strong><br />

cosas— fueron creadas no sólo por él, sino por medio <strong>de</strong> él y para él. Cada una <strong>de</strong> estas<br />

preposiciones conlleva un pensamiento diferente. Primero, leemos que por él fueron<br />

creadas todas las cosas. Aquí tenemos el pensamiento <strong>de</strong> que el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> crear estaba en<br />

Su Ser. Él fue el Arquitecto. Más a<strong>de</strong>lante en el versículo leemos que todo fue creado por<br />

medio <strong>de</strong> él. Esto nos habla <strong>de</strong> Aquel que es el Agente en la creación. Él fue la Persona <strong>de</strong><br />

la Deidad por la cual se ejecutó el acto creador. A<strong>de</strong>más, todas las cosas fueron creadas<br />

para Él. Él es Aquel para quien todas las cosas fueron creadas, el objetivo <strong>de</strong> la creación.<br />

Pablo recurre a extremos para enfatizar que todas las cosas fueron creadas por medio<br />

<strong>de</strong> Cristo, sean las que están en los cielos, sean las que están en la tierra. Esto no <strong>de</strong>ja<br />

ningún hueco para que nadie pueda sugerir que aunque Él creó algunas cosas, Él mismo fue<br />

originalmente creado.<br />

El apóstol pasa luego a <strong>de</strong>clarar que la creación <strong>de</strong>l Señor incluyó las cosas visibles y<br />

las invisibles. La palabra visibles no precisa <strong>de</strong> explicación alguna, pero es indudable que<br />

el Apóstol Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> que al <strong>de</strong>cir invisibles suscitaría nuestra curiosidad. Por<br />

ello, pasa a <strong>de</strong>tallar lo que quiere <strong>de</strong>cir por cosas invisibles. Incluyen tronos, dominios,<br />

principados y potesta<strong>de</strong>s. Creemos que estos términos se refieren a seres angélicos,<br />

aunque no po<strong>de</strong>mos distinguir entre los diferentes rangos <strong>de</strong> estos seres inteligentes.<br />

Los gnósticos enseñaban que había varios rangos y clases <strong>de</strong> seres espirituales entre<br />

Dios y la materia, y que Cristo pertenecía a una <strong>de</strong> estas clases. En nuestros tiempos, los<br />

espiritistas preten<strong>de</strong>n que Jesucristo es un ser avanzado <strong>de</strong> la sexta esfera. Los Testigos <strong>de</strong><br />

Jehová enseñan que antes que nuestro Señor entró en el mundo, era un ángel creado, ¡nada<br />

menos que el arcángel Miguel! Aquí Pablo refuta vigorosamente estos absurdos conceptos<br />

<strong>de</strong>clarando <strong>de</strong> la forma más clara posible que el Señor Jesucristo es el Creador <strong>de</strong> los<br />

ángeles —<strong>de</strong> hecho, <strong>de</strong> todos los seres, tanto si son visibles como invisibles.<br />

1:17 Él es antes <strong>de</strong> todas las cosas, y todas las cosas tienen consistencia en él. Pablo<br />

dice: «Él es antes <strong>de</strong> todas las cosas», no «Él fue antes <strong>de</strong> todas las cosas». El tiempo<br />

presente se emplea frecuentemente en la Biblia para <strong>de</strong>scribir la atemporalidad <strong>de</strong> la<br />

Deidad. El Señor Jesús, por ejemplo, dijo: «Antes que Abraham llegase a ser, YO SOY» (Jn.<br />

8:58, cf. RVR77 margen).<br />

No sólo existía el Señor Jesús antes que hubiese creación alguna, sino que todas las<br />

cosas tienen consistencia en él. Esto significa que Él es el Sustentador <strong>de</strong>l universo y la<br />

fuente <strong>de</strong> su perpetuo movimiento. Él controla las estrellas, el sol y la luna. Incluso cuando<br />

Él estaba en la tierra, Él era quien controlaba las leyes mediante las que funciona nuestro<br />

universo <strong>de</strong> una manera or<strong>de</strong>nada.<br />

1:18 El dominio <strong>de</strong>l Señor Jesús no sólo cubre el universo natural, sino que se extien<strong>de</strong><br />

también al ámbito espiritual. Él es la cabeza <strong>de</strong>l cuerpo que es la <strong>iglesia</strong>. Todos los<br />

creyentes en el Señor Jesús, durante esta dispensación, son constituidos en lo que se conoce


como el cuerpo <strong>de</strong> Cristo, o la <strong>iglesia</strong>. Así como un cuerpo humano es un vehículo<br />

mediante el que la persona se expresa, así el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo es aquel vehículo que Él<br />

tiene en la tierra mediante el que ha escogido expresarse al mundo. Y él es la cabeza <strong>de</strong><br />

este cuerpo. La cabeza habla <strong>de</strong> guía, dictado, control. Él ocupa el puesto <strong>de</strong> preeminencia<br />

en la <strong>iglesia</strong>.<br />

Él es el principio. Compren<strong>de</strong>mos por esto que se significa el principio <strong>de</strong> la nueva<br />

creación (véase Ap. 3:14), la fuente <strong>de</strong> la vida espiritual. Esto se explica adicionalmente por<br />

el uso <strong>de</strong> la expresión el primogénito <strong>de</strong> entre los muertos. Aquí <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>bemos tener<br />

la cautela <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar que esto no significa que el Señor Jesús fuese el primero en resucitar<br />

<strong>de</strong> entre los muertos. Hubo casos <strong>de</strong> resurrección en el Antiguo como en el <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong>. Pero el Señor Jesús fue el primero en resucitar <strong>de</strong> entre los muertos para<br />

nunca jamás morir. Él fue el primero en levantarse con un cuerpo glorificado, y resucitó<br />

como Cabeza <strong>de</strong> una nueva creación. Su resurrección es singular, y es la prenda <strong>de</strong> que<br />

todos los que confían en Él también resucitarán. Esto le proclama como supremo en la<br />

creación espiritual.<br />

Alfred Mace lo expresó bien:<br />

Cristo no pue<strong>de</strong> ser segundo ante nadie. Él es «el primogénito <strong>de</strong> toda creación», porque<br />

Él lo ha creado todo (Col. 1:15, 16). Él es asimismo el primogénito <strong>de</strong> entre los muertos en<br />

relación con una familia redimida y celestial. Así, la creación y la re<strong>de</strong>nción le dan a Él los<br />

honores <strong>de</strong> la supremacía por ser Él quien es y por lo que Él ha hecho: «Para que en todo<br />

tenga la preeminencia». Él es primero en todo.<br />

El Señor Jesús tiene así una doble preeminencia —primero en creación, y luego en la<br />

<strong>iglesia</strong>—. Dios ha <strong>de</strong>cretado que en todo tenga Él la preeminencia. ¡Qué respuesta es ésta<br />

para aquellos que en los tiempos <strong>de</strong> Pablo (y en los nuestros) querrían robarle Su <strong>de</strong>idad y<br />

hacer <strong>de</strong> Él sólo un ser creado, por exaltado que sea!<br />

Al leer que en todo tenga la preeminencia, es sólo apropiado que cada uno <strong>de</strong><br />

nosotros se pregunte: «¿Tiene él la preeminencia en mi vida?».<br />

1:19 Darby traduce el versículo 19 <strong>de</strong> la siguiente manera: «Porque en Él se complació<br />

en morar toda la plenitud [<strong>de</strong> la Deidad].» La tradición <strong>de</strong> las versiones antiguas podría<br />

hacer parecer como si en algún punto <strong>de</strong> tiempo (obsérvense que «el Padre» no existe en el<br />

texto griego) el Padre se hubiese complacido en hacer que en el Hijo morase toda plenitud.<br />

El verda<strong>de</strong>ro sentido es que la plenitud <strong>de</strong> la Deidad siempre moró en Cristo.<br />

Los herejes gnósticos enseñaban que Cristo era una especie <strong>de</strong> «casa intermedia» hacia<br />

Dios, un eslabón necesario en la ca<strong>de</strong>na. Pero había otros y mejores eslabones más<br />

a<strong>de</strong>lante. «Id a<strong>de</strong>lante a partir <strong>de</strong> Él», apremiaban, «y alcanzaréis la plenitud». «No»,<br />

respon<strong>de</strong> Pablo, «¡Cristo es Él mismo la completa plenitud!».<br />

Toda la plenitud mora en Cristo. La palabra para morar aquí significa habitar <strong>de</strong><br />

manera permanente, no simplemente visitar <strong>de</strong> manera temporal.<br />

1:20 El versículo 19 está conectado con el versículo 20: «Por cuanto tuvo a bien el<br />

Padre … por medio <strong>de</strong> él (Cristo) reconciliar consigo todas las cosas … haciendo la paz<br />

mediante la sangre <strong>de</strong> su cruz.» En otras palabras, no fue sólo el beneplácito <strong>de</strong> la Deidad<br />

que morase toda la plenitud en Cristo (v. 12), sino también que Cristo reconciliase consigo<br />

todas las cosas.


Hay dos reconciliaciones mencionadas en este capítulo: (1) La reconciliación <strong>de</strong> cosas<br />

(v. 20), y (2) la reconciliación <strong>de</strong> personas (v. 21). Lo primero es aún futuro, mientras que<br />

lo segundo es cosa pasada para todos los que han creído en Cristo.<br />

RECONCILIACIÓN<br />

Reconciliar significa restaurar a una relación o norma correctas, o hacer la paz don<strong>de</strong><br />

antes había enemistad. La Biblia nunca dice que Dios necesitase ser reconciliado con el<br />

hombre, pero siempre <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> reconciliarse con Dios. La<br />

mentalidad <strong>de</strong> la carne es enemistad para con Dios (Ro. 8:7), y <strong>de</strong>bido a esto el hom-bre<br />

necesita ser reconciliado.<br />

Cuando el pecado entró en el mundo, el hombre se enemistó con Dios. Adoptó una<br />

actitud <strong>de</strong> hostilidad contra Dios. Por eso necesita ser reconciliado.<br />

Pero el pecado afectó a toda la creación, no sólo a la familia humana.<br />

1. Determinados ángeles habían pecado en algún tiempo en el pasado. (No obstante,<br />

no hay indicación alguna en la palabra <strong>de</strong> Dios que estos ángeles vayan nunca a ser<br />

reconciliados. Están «guardados bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio <strong>de</strong>l<br />

gran día», Jud. 6.) En Job 4:18, Elifaz dice que Dios acusó a Sus ángeles <strong>de</strong> necedad.<br />

2. La creación animal quedó afectada por la entrada <strong>de</strong>l pecado: «Porque el anhelo<br />

ardiente <strong>de</strong> la creación es el aguardar la revelación <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios. Porque la<br />

creación fue sometida a vanidad, … Porque sabemos que toda la creación gime a una, y<br />

a una está con dolores <strong>de</strong> parto hasta ahora» (Ro. 8:19–22). El hecho <strong>de</strong> que los<br />

animales sufran enfermeda<strong>de</strong>s, dolor y muerte es evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que no están exentos <strong>de</strong><br />

la maldición <strong>de</strong>l pecado.<br />

3. La tierra fue mal<strong>de</strong>cida por Dios <strong>de</strong>spués que Adán pecase (Gn. 3:17). Esto queda<br />

evi<strong>de</strong>nciado por las malas hierbas, las espinas y los cardos.<br />

4. En el libro <strong>de</strong> Job, Bildad nos dice que ni las estrellas son limpias <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los ojos<br />

<strong>de</strong> Dios (Job 25:5), por lo que, aparentemente, el pecado ha afectado al ámbito <strong>de</strong> las<br />

estrellas.<br />

5. Hebreos 9:23 nos dice que las cosas en el cielo mismo necesitan ser purificadas. No<br />

sabemos qué es lo que todo esto quiere <strong>de</strong>cir, pero quizá sugiera que las cosas<br />

celestiales han sido contaminadas <strong>de</strong>bido a la presencia <strong>de</strong> Satanás, que tiene acceso a<br />

Dios como acusador <strong>de</strong> los hermanos (Job 1:6, 7; Ap. 12:10). Hay quienes creen que este<br />

pasaje se refiere a la morada <strong>de</strong> Dios; otros, en cambio, a los cielos estelares. Lo último<br />

sugeriría que es en el espacio estelar que Satanás tiene acceso a Dios. En todo caso,<br />

todos están <strong>de</strong> acuerdo en que el trono <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no está contaminado por el<br />

pecado.<br />

Uno <strong>de</strong> los propósitos <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Cristo fue hacer posible la reconciliación <strong>de</strong> las<br />

personas y cosas con Dios. Para ello, Dios tuvo que eliminar la causa <strong>de</strong> la enemistad y<br />

<strong>de</strong>l alejamiento. Eso lo hizo <strong>de</strong> una manera eficaz solucionando la cuestión <strong>de</strong>l pecado<br />

para total satisfacción <strong>de</strong> Dios.<br />

El alcance <strong>de</strong> la reconciliación se indica en Colosenses 1, <strong>de</strong> la siguiente manera: (1)<br />

Todos los que creen en el Señor Jesucristo quedan ya reconciliados con Dios (v. 21).<br />

Aunque la obra reconciliadora <strong>de</strong> Cristo es suficiente para toda la humanidad, es sólo<br />

efectiva para aquellos que se acogen a ella. (2) Finalmente, todas las cosas quedarán<br />

reconciliadas, tanto si se trata <strong>de</strong> cosas en los cielos como <strong>de</strong> cosas en la tierra (v. 20).<br />

Eso se refiere a la creación animal y a las cosas inanimadas que han quedado<br />

contaminadas por el pecado. Pero no se refiere a Satanás, a los ángeles caídos, ni a los<br />

hombres incrédulos. Su eterna con<strong>de</strong>nación está claramente expuesta en las Escrituras.


No se dice que la reconciliación se extienda a «las cosas <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra». Hay una<br />

diferencia entre reconciliación y subyugación. Esto último se <strong>de</strong>scribe en Filipenses 2:10:<br />

«Para que en el nombre <strong>de</strong> Jesús se doble toda rodilla <strong>de</strong> los que están en los cielos, en<br />

la tierra, y <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra». O, como lo traduce Darby: «De los seres celestiales,<br />

terrenales e infernales». Todos los seres creados, incluso los ángeles caídos, se verán<br />

por fin forzados a doblar la rodilla ante el Señor Jesús; pero eso no quiere <strong>de</strong>cir que vayan<br />

a ser reconciliados. Enfatizamos esto porque Colosenses 1:20 ha sido empleado para<br />

enseñar la falsa doctrina <strong>de</strong> la salvación universal —es <strong>de</strong>cir, que el mismo Satanás, los<br />

ángeles caídos y los hombres incrédulos serán todos por fin reconciliados con Dios—.<br />

Nuestro pasaje limita el alcance <strong>de</strong> la reconciliación con la frase cosas en la tierra o cosas<br />

en el cielo. No se incluyen «las cosas <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra», o seres infernales.<br />

1:21 Pablo recuerda a los colosenses que en el caso <strong>de</strong> ellos la reconciliación era ya<br />

cosa cumplida. Antes <strong>de</strong> la conversión <strong>de</strong> ellos, los colosenses habían sido pecadores <strong>de</strong> los<br />

gentiles, extraños <strong>de</strong> Dios y enemigos <strong>de</strong> Él en sus mentes, por causa <strong>de</strong> las malas obras<br />

que hacían (cf. Ef. 4:17, 18). Necesitaban <strong>de</strong>sesperadamente ser reconciliados, y el Señor<br />

Jesús, en Su gracia incomparable, había tomado la iniciativa.<br />

1:22 Los había reconciliado en su cuerpo <strong>de</strong> carne, por medio <strong>de</strong> la muerte. No fue<br />

por Su vida, sino por Su muerte. La expresión su cuerpo <strong>de</strong> carne sencillamente significa<br />

que el Señor Jesús llevó a cabo la reconciliación muriendo en la cruz en un verda<strong>de</strong>ro<br />

cuerpo humano (y no como un espíritu, como <strong>de</strong>cían los gnósticos que Él era). Comparar<br />

Hebreos 2:14–16, don<strong>de</strong> la Encarnación <strong>de</strong> Cristo es <strong>de</strong>clarada una necesidad para po<strong>de</strong>r<br />

efectuar la re<strong>de</strong>nción. El concepto gnóstico negaba este extremo.<br />

El maravilloso resultado <strong>de</strong> esta reconciliación se expresa en las palabras para<br />

presentaros santos y sin mancha e irreprensibles <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él. ¡Qué maravillosa gracia,<br />

que unos impíos pecadores puedan ser librados <strong>de</strong> su malvada vida pasada y ser llevados a<br />

un reino <strong>de</strong> tan gran<strong>de</strong> bendición!<br />

Bien podía <strong>de</strong>cir C. R. Erdman: «En Cristo encontramos a un Dios que está cerca,<br />

solícito, compasivo y salvador».<br />

La plena eficacia <strong>de</strong> la reconciliación <strong>de</strong> Cristo con respecto a Su pueblo se verá en un<br />

día veni<strong>de</strong>ro cuando seamos presentados a Dios Padre sin pecado, mancha ni acusación<br />

alguna contra nosotros, y cuando, como adoradores, reconoceremos con gratitud y gozo a<br />

Cristo como Aquel que es digno (Ap. 5).<br />

1:23 Ahora el Apóstol Pablo aña<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los pasajes condicionales en si que han<br />

resultado muy <strong>de</strong>sconcertantes para muchos hijos <strong>de</strong> Dios. Superficialmente, el versículo<br />

parece enseñar que la conservación <strong>de</strong> nuestra salvación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> que permanezcamos<br />

en la fe. Si así fuera, ¿cómo podríamos conciliar este versículo con otras porciones <strong>de</strong> la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios, como Juan 10:28, 29, que <strong>de</strong>claran que ninguna oveja <strong>de</strong> Cristo pue<strong>de</strong><br />

perecer jamás?<br />

Tratando <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a esta cuestión, querríamos primero <strong>de</strong>cir que la seguridad eterna<br />

<strong>de</strong>l creyente es una bienaventurada verdad que está claramente expuesta en las páginas <strong>de</strong>l<br />

NT. Sin embargo, las Escrituras también enseñan, como en este versículo, que la verda<strong>de</strong>ra<br />

fe siempre tiene la cualidad <strong>de</strong> permanencia, y que aquel que haya nacido verda<strong>de</strong>ramente<br />

<strong>de</strong> Dios continuará fielmente hasta el fin. La permanencia es una prueba <strong>de</strong> realidad.<br />

Naturalmente, hay siempre el peligro <strong>de</strong> recaídas, pero un cristiano cae sólo para volverse a<br />

levantar (Pr. 24:16). No abandona la fe.<br />

El Espíritu <strong>de</strong> Dios ha consi<strong>de</strong>rado oportuno poner muchos <strong>de</strong> estos llamados pasajes<br />

«condicionales» en la palabra <strong>de</strong> Dios, a fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>safiar a los que profesan el nombre <strong>de</strong>


Cristo tocante a la realidad <strong>de</strong> su confesión. No querríamos <strong>de</strong>cir nada que pueda embotar<br />

el acerado filo <strong>de</strong> estos pasajes. Como alguien ha dicho, «Los pasajes condicionales <strong>de</strong> la<br />

Escritura contemplan a los cristianos profesantes aquí en el mundo, y constituyen sanas<br />

pruebas para el alma».<br />

Pridham comenta acerca <strong>de</strong> estos retadores versículos <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

El lector encontrará, con un cuidadoso estudio <strong>de</strong> la Palabra, que es hábito <strong>de</strong>l Espíritu<br />

acompañar las más plenas y absolutas <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> la gracia con advertencias que<br />

implican un ruinoso fracaso por parte <strong>de</strong> algunos que están nominalmente en la fe. …<br />

Advertencias que chocan duramente en los oídos <strong>de</strong> los insinceros profesantes son bebidos<br />

bien dispuestos como medicina por el alma piadosa. … El objetivo <strong>de</strong> esta enseñanza que<br />

tenemos aquí es alentar la fe, y con<strong>de</strong>nar por anticipado a los irreflexivos y autoconfiados<br />

meros profesantes.<br />

Con los gnósticos indudablemente presentes en mente, el apóstol apremia a los<br />

colosenses a no moverse <strong>de</strong> la esperanza que acompaña al evangelio, o que el evangelio<br />

inspira. Ellos <strong>de</strong>bían permanecer en la fe que habían aprendido <strong>de</strong> Epafras, fundados y<br />

firmes.<br />

Una vez más Pablo se refiere al evangelio como proclamado en toda la creación que<br />

está <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cielo. El evangelio va a toda la creación, pero no ha alcanzado aún<br />

literalmente a toda criatura. Pablo está argumentando que la proclamación mundial <strong>de</strong>l<br />

evangelio es un testimonio <strong>de</strong> su genuinidad. Ve en esto la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que es adaptable a<br />

las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la humanidad en todo lugar. Este versículo no significa que toda persona<br />

en el mundo <strong>de</strong> aquel tiempo había oído el evangelio. No era un hecho consumado, sino un<br />

proceso que estaba en marcha. A<strong>de</strong>más, el evangelio sí había alcanzado a todo el mundo<br />

bíblico, esto es, el mundo <strong>de</strong>l Mediterráneo.<br />

Pablo se refiere a sí mismo como ministro, una palabra latina que significa<br />

sencillamente «siervo». No tiene nada <strong>de</strong> oficialidad en sí. No <strong>de</strong>nota un cargo elevado,<br />

sino un humil<strong>de</strong> servicio.<br />

D. El ministerio encomendado a Pablo (1:24–29)<br />

1:24 Los últimos seis versículos <strong>de</strong>l capítulo 1 <strong>de</strong>scriben el ministerio <strong>de</strong> Pablo. Ante<br />

todo, era llevado a cabo en una atmósfera <strong>de</strong> sufrimiento. Escribiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cárcel,<br />

Pablo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que ahora se goza en sus pa<strong>de</strong>cimientos por los santos, es <strong>de</strong>cir, por<br />

causa <strong>de</strong> ellos. Como siervo <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, había sido llamado a soportar in<strong>de</strong>cibles<br />

dificulta<strong>de</strong>s, persecuciones y aflicciones. Para él, todo lo anterior era un privilegio —el<br />

privilegio <strong>de</strong> completar lo que faltaba <strong>de</strong> las aflicciones <strong>de</strong> Cristo—. ¿Qué quiere <strong>de</strong>cir el<br />

apóstol con esto? Primero <strong>de</strong> todo, no pue<strong>de</strong> referirse a los pa<strong>de</strong>cimientos expiatorios <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo en la cruz. Estos fueron consumados <strong>de</strong> una vez por todas, y ningún<br />

hombre podría jamás participar <strong>de</strong> ellos. Pero hay un sentido en el que el Señor Jesús sigue<br />

pa<strong>de</strong>ciendo. Cuando Saulo <strong>de</strong> Tarso fue echado al suelo en el camino <strong>de</strong> Damasco, oyó una<br />

voz <strong>de</strong>l cielo que le <strong>de</strong>cía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Saulo no había estado<br />

persiguiendo al Señor <strong>de</strong> una manera consciente: había estado persiguiendo a los cristianos.<br />

Aprendió entonces que al perseguir a los creyentes, estaba persiguiendo por ello al Salvador<br />

<strong>de</strong> ellos. La Cabeza en el cielo siente los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Su Cuerpo sobre la tierra.<br />

De este modo, el Apóstol Pablo contempla todos los pa<strong>de</strong>cimientos que los cristianos<br />

tienen que pasar por causa <strong>de</strong>l Señor Jesucristo como parte <strong>de</strong> los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo


que aún faltan. Incluyen pa<strong>de</strong>cer por causa <strong>de</strong> la justicia, pa<strong>de</strong>cer por causa <strong>de</strong> Él (llevando<br />

Su vituperio), y pa<strong>de</strong>cer por causa <strong>de</strong>l evangelio.<br />

Pero las aflicciones <strong>de</strong> Cristo no sólo se refieren a los pa<strong>de</strong>cimientos por Cristo.<br />

Describen también la misma clase <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cimientos que el Salvador soportó cuando estuvo<br />

aquí, aunque sean en grado mucho más pequeño.<br />

Las aflicciones soportadas por el apóstol en su carne eran por el cuerpo <strong>de</strong> Cristo, es<br />

<strong>de</strong>cir, la <strong>iglesia</strong>. Los sufrimientos <strong>de</strong> los inconversos son, en cierto sentido, carentes <strong>de</strong><br />

significado. No tienen ninguna dignidad en sí. Son sólo una premonición <strong>de</strong> los<br />

sufrimientos <strong>de</strong>l infierno que tendrán que soportar para siempre. Pero no es así con los<br />

pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> los cristianos. Cuando pa<strong>de</strong>cen por Cristo, Cristo, <strong>de</strong> una manera muy<br />

real, pa<strong>de</strong>ce con ellos.<br />

1:25 De la cual (<strong>iglesia</strong>) fui hecho ministro. Pablo ya ha usado esta expresión al final<br />

<strong>de</strong>l versículo 23. Ahora la repite. Sin embargo, hay una diferencia en estos dos usos. El<br />

apóstol tenía un ministerio doble: primero, fue comisionado a predicar el evangelio (v. 23);<br />

y, segundo, fue enviado a enseñar el maravilloso misterio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> (v. 25). Hay en esto<br />

una lección real para cada verda<strong>de</strong>ro siervo <strong>de</strong> Cristo. No se espera <strong>de</strong> nosotros<br />

simplemente que conduzcamos a hombres a Cristo mediante el evangelio, y los<br />

abandonemos luego para que se las arreglen <strong>de</strong>l mejor modo que puedan. Más bien, se<br />

espera <strong>de</strong> nosotros que dirijamos nuestros esfuerzos evangelísticos a la formación <strong>de</strong><br />

<strong>iglesia</strong>s locales neotestamentarias don<strong>de</strong> los convertidos puedan ser edificados en su<br />

santísima fe, incluyendo la verdad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. El Señor quiere que Sus recién nacidos<br />

sean dirigidos a lugares don<strong>de</strong> puedan ser alimentados y puedan crecer.<br />

Así en Colosenses 1 hemos visto (1) la doble preeminencia <strong>de</strong> Cristo, (2) la doble<br />

reconciliación <strong>de</strong> Cristo, y (3) el doble ministerio <strong>de</strong> Cristo. Aquí en el versículo 25, cuando<br />

Pablo dice: <strong>de</strong> la cual fui hecho ministro, se está refiriendo a su ministerio en relación con<br />

la <strong>iglesia</strong> y no con relación al evangelio. Esto queda evi<strong>de</strong>nte por la expresión que sigue:<br />

según la administración (o «dispensación») <strong>de</strong> Dios que me fue dada para con vosotros.<br />

Un administrador es aquel que se cuida <strong>de</strong> los intereses o propiedad <strong>de</strong> otro. Pablo era<br />

administrador en el sentido <strong>de</strong> que la gran verdad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> le había sido confiada <strong>de</strong> una<br />

manera muy especial. En tanto que el misterio <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo no le había sido<br />

revelado sólo a él, sin embargo fue escogido como aquel que llevaría esta preciosa verdad a<br />

los gentiles. Esto incluye la singular posición <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en su relación con Cristo y las<br />

dispensaciones, con su constitución, su esperanza y <strong>de</strong>stino distintivos, y las muchas otras<br />

verda<strong>de</strong>s acerca <strong>de</strong> su vida y or<strong>de</strong>n que Dios dio a Pablo y a los otros apóstoles.<br />

Cuando dice: que me fue dada para con vosotros, está pensando en los colosenses<br />

como creyentes gentiles. El Apóstol Pedro había sido enviado a predicar a los judíos,<br />

mientras que a Pablo le había sido encomendada una misión similar a los gentiles.<br />

Una <strong>de</strong> las más difíciles expresiones en este capítulo es para que cumpla la palabra<br />

<strong>de</strong> Dios (RV). ¿Qué significa exactamente Pablo con esto? Primero, sabemos que no<br />

significa que completó la palabra <strong>de</strong> Dios añadiendo el último libro a la misma. Por lo que<br />

sabemos, el libro <strong>de</strong> Apocalipsis, escrito por Juan, fue el último libro en ser añadido al NT<br />

en el tiempo. ¿En qué sentido, pues, cumplió Pablo la palabra <strong>de</strong> Dios?<br />

En primer lugar, el término traducido cumplir en la RV pue<strong>de</strong> significar <strong>de</strong>clarar<br />

plenamente, dar a conocer (como lo traduce la RVR77). Así, Pablo había <strong>de</strong>clarado todo el<br />

consejo <strong>de</strong> Dios. Querríamos sugerir, en segundo lugar, que cumplió doctrinalmente la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. La gran verdad <strong>de</strong>l misterio constituye la piedra <strong>de</strong> la clave <strong>de</strong>l arco <strong>de</strong> la<br />

revelación <strong>de</strong>l NT. En un sentido muy real, completa el círculo <strong>de</strong> temas que se tratan en el


NT. Aunque otros libros fueron escritos con posterioridad a los <strong>de</strong> Pablo, sin embargo no<br />

hay en ellos ningunos gran<strong>de</strong>s misterios <strong>de</strong> la fe que no se encuentren en los escritos <strong>de</strong>l<br />

Apóstol Pablo. En un sentido muy real, las revelaciones tocantes al misterio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

cumplieron la palabra <strong>de</strong> Dios. Nada más <strong>de</strong> lo que se añadió posteriormente fue nueva<br />

verdad en el mismo sentido.<br />

1:26 Que el cumplimiento <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios tiene que ver con el misterio<br />

se ve en este versículo, esto es, el misterio que había estado oculto a los siglos y a las<br />

generaciones, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos (V.M.). En el <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong>, un misterio es una verdad no anteriormente revelada, pero ahora dada a<br />

conocer a los hijos <strong>de</strong> los hombres por medio <strong>de</strong> los apóstoles y profetas <strong>de</strong>l NT. Es una<br />

verdad a la que el hombre nunca podría haber llegado por su propia inteligencia pero que<br />

Dios en Su gracia se ha dignado en dar a conocer.<br />

Este versículo es uno <strong>de</strong> los muchos <strong>de</strong>l NT que enseñan que la verdad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> no<br />

fue conocida en el periodo <strong>de</strong>l AT. Había estado oculto a los siglos y a las generaciones<br />

(cf. Ef. 3:2–13; Ro. 16:25–27). De modo que es un error afirmar que la <strong>iglesia</strong> comenzó con<br />

Adán, o con Abraham. La <strong>iglesia</strong> comenzó el Día <strong>de</strong> Pentecostés, y la verdad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

fue revelada por los apóstoles. La <strong>iglesia</strong> en el NT no es lo mismo que Israel en el AT. Es<br />

algo que no había existido antes.<br />

Israel comenzó con Dios llamando a Abraham que saliese <strong>de</strong> Ur <strong>de</strong> los Cal<strong>de</strong>os, y<br />

entregando al resto <strong>de</strong> las naciones a sus pecados e idolatría. Hizo una nación <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong><br />

Abraham, distinta <strong>de</strong> todas las <strong>de</strong>más, y separada <strong>de</strong> ellas. La <strong>iglesia</strong> es al revés, es una<br />

unión <strong>de</strong> creyentes <strong>de</strong> todas las razas y nacionalida<strong>de</strong>s en un Cuerpo, moral y<br />

espiritualmente separados <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más. Que la <strong>iglesia</strong> no es una continuación <strong>de</strong><br />

Israel lo po<strong>de</strong>mos ver por una diversidad <strong>de</strong> razones, siendo una <strong>de</strong> ellas la figura <strong>de</strong>l<br />

«olivo», que utiliza Pablo en Romanos 11 para mostrar que la nación <strong>de</strong> Israel retiene su<br />

i<strong>de</strong>ntidad, aunque el judío individual que cree en Cristo viene a formar parte <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

(Col. 3:10, 11).<br />

1:27 La verdad <strong>de</strong> este misterio pue<strong>de</strong> ser recapitulada <strong>de</strong> la siguiente manera: (1) La<br />

<strong>iglesia</strong> es el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo. Todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes son miembros <strong>de</strong>l Cuerpo, y<br />

están <strong>de</strong>stinados a compartir la gloria <strong>de</strong> Cristo para siempre. (2) El Señor Jesús es la<br />

Cabeza <strong>de</strong>l Cuerpo, dándole su vida, alimento y dirección. (3) Los judíos no tienen<br />

preferencias en cuanto a la admisión en la <strong>iglesia</strong>, ni tampoco tienen los gentiles <strong>de</strong>sventaja<br />

alguna. Tanto judíos como gentiles vienen a ser miembros <strong>de</strong>l Cuerpo por medio <strong>de</strong> la fe y<br />

constituyen un solo y nuevo hombre (Ef. 2:15; 3:6). Que los gentiles puedan ser salvos no<br />

era una verdad oculta en el Antiguo <strong>Testamento</strong>, pero que los gentiles convertidos fuesen a<br />

ser miembros y copartícipes <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo, para ser Sus compañeros en la gloria, era<br />

una verdad que nunca antes se había dado a conocer.<br />

El particular aspecto <strong>de</strong>l misterio que se enfatiza en el versículo 27 es que el Señor<br />

Jesús está dispuesto a morar en el corazón <strong>de</strong>l gentil. Cristo en vosotros, la esperanza <strong>de</strong><br />

la gloria. Esto fue dicho a los colosenses, que eran gentiles. F. B. Meyer exclama: «Que<br />

fuese a morar en el corazón <strong>de</strong> un hijo <strong>de</strong> Abraham era consi<strong>de</strong>rado como un maravilloso<br />

acto <strong>de</strong> con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia, pero que encontrase Su hogar en el corazón <strong>de</strong> un gentil era cosa<br />

increíble». Y con todo, esto es precisamente lo que estaba involucrado en el misterio: «que<br />

los gentiles son cohere<strong>de</strong>ros y miembros <strong>de</strong>l mismo cuerpo, y copartícipes <strong>de</strong> la promesa en<br />

Cristo Jesús por medio <strong>de</strong>l evangelio» (Ef. 3:6). Para <strong>de</strong>stacar la importancia <strong>de</strong> esta<br />

verdad, el apóstol no dice meramente «este misterio» o «la gloria <strong>de</strong> este misterio», sino las<br />

riquezas <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> este misterio. Amontona palabras sobre palabras para hacer


conscientes a sus lectores <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> que esta es una gloriosa verdad que merece su<br />

más estrecha atención.<br />

Que es Cristo en vosotros, la esperanza <strong>de</strong> la gloria. El Cristo que mora en el<br />

creyente es en él la esperanza <strong>de</strong> gloria. No tenemos otro <strong>de</strong>recho al cielo que el mismo<br />

Salvador. El hecho <strong>de</strong> que Él habite en nosotros nos asegura el cielo, tanto como si ya<br />

estuviéramos allá.<br />

1:28 La expresión A quien nosotros anunciamos es significativa. Este A quien,<br />

naturalmente, se refiere al Señor Jesucristo (v. 27). Pablo dice que anunciaba a una Persona.<br />

No pasaba el tiempo con política ni con filosofía, sino que se concentraba en el Señor Jesús<br />

mismo, porque se daba cuenta <strong>de</strong> que el cristianismo es Cristo. Amonestando a todo<br />

hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin <strong>de</strong> presentar perfecto en<br />

Cristo Jesús a todo hombre. Aquí tenemos otro atisbo en el ministerio <strong>de</strong>l amado apóstol.<br />

Era un ministerio <strong>de</strong> hombre a hombre. Advertía a los inconversos <strong>de</strong> la terrible ira que<br />

había <strong>de</strong> venir, y enseñaba a los santos las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe cristiana.<br />

Luego vemos el énfasis que ponía en la obra <strong>de</strong> seguimiento. Sentía un verda<strong>de</strong>ro<br />

sentido <strong>de</strong> responsabilidad para con aquellos que él había señalado al Salvador. ¿Son<br />

débiles, o meros recién nacidos en Cristo? No, él quiere que sean cristianos maduros,<br />

crecidos plenamente, adultos. Quiere que estén bien fundamentados en la verdad.<br />

¿Compartimos una carga similar por aquellos a los que hemos llevado a Cristo?<br />

1:29 Era para esta meta que trabajaba el apóstol, así como los <strong>de</strong>más apóstoles. Pero se<br />

daba cuenta <strong>de</strong> que no lo estaba haciendo con sus propias fuerzas, sino según la potencia<br />

<strong>de</strong> él, la cual actuaba po<strong>de</strong>rosamente en él. Se daba cuenta <strong>de</strong> que era sólo en tanto que<br />

era fortalecido por el Señor que podía servirle en absoluto. Era consciente <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que<br />

el Señor estaba obrando po<strong>de</strong>rosamente en él mientras él iba <strong>de</strong> lugar en lugar plantando<br />

<strong>iglesia</strong>s y alimentando a los santos <strong>de</strong> Dios. Los vv. 28 y 29 son especialmente útiles en la<br />

traducción <strong>de</strong> Phillips:<br />

Así que, naturalmente, proclamamos a Cristo. Advertimos a todo aquel a quien<br />

encontramos, y enseñamos a todos los que po<strong>de</strong>mos, todo lo que sabemos acerca <strong>de</strong> Él,<br />

para que, si es posible, podamos llevar a cada hombre a su plena madurez en Cristo. En esto<br />

es en lo que estoy ocupado en todo momento, con todas las fuerzas que Dios me da.<br />

E. La suficiencia <strong>de</strong> Cristo frente a los peligros <strong>de</strong> la filosofía, <strong>de</strong>l<br />

legalismo, <strong>de</strong>l misticismo y <strong>de</strong>l ascetismo (2:1–23)<br />

2:1 Este versículo está estrechamente relacionado con los dos últimos versículos <strong>de</strong>l<br />

capítulo 1. Allí Pablo había estado <strong>de</strong>scribiendo sus esfuerzos, mediante la enseñanza y<br />

predicación, por presentar a cada creyente maduro en Cristo. Aquí sus esfuerzos son <strong>de</strong> una<br />

naturaleza diferente. Ahora son <strong>de</strong>signados como una lucha tan dura en oración. Y aquí<br />

esta lucha tan dura lo es en favor <strong>de</strong> aquellos a los que nunca había conocido<br />

personalmente. Des<strong>de</strong> el primer día que oyó <strong>de</strong> los colosenses, había orado por ellos así<br />

como por los que estaban en la ciudad vecina Laodicea, y por otros cristianos a los que<br />

aún no había conocido (véase Ap. 3:14–19 para el posterior triste estado <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> allá).<br />

El versículo 1 es una consolación para los que nunca tienen el privilegio <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarse al<br />

ministerio público. Nos enseña que no tenemos por qué quedar limitados a lo que podamos<br />

hacer en presencia <strong>de</strong> la gente. Po<strong>de</strong>mos servir al Señor en la intimidad <strong>de</strong> nuestra


habitación, sobre nuestras rodillas. Si servimos públicamente, nuestra efectividad <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />

mayormente <strong>de</strong> nuestras <strong>de</strong>vociones privadas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

2:2 El contenido exacto <strong>de</strong> la oración <strong>de</strong> Pablo se da en este versículo. La primera parte<br />

<strong>de</strong> la oración es que sean consolados, o alentados, sus corazones. Los colosenses corrían<br />

peligro <strong>de</strong>bido a las enseñanzas <strong>de</strong> los gnósticos. Por ello, consolados aquí significa<br />

confirmados o fortalecidos.<br />

La segunda parte <strong>de</strong> la oración es que sean unidos en amor. Si los santos se<br />

mantuviesen en feliz y amante comunión unos con otros, presentarían un flanco firme<br />

contra los ataques <strong>de</strong>l enemigo. También, si sus corazones fuesen cálidos en amor a Cristo,<br />

les revelaría las más profundas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe cristiana. Es un principio bien conocido <strong>de</strong><br />

la Escritura que el Señor revela sus secretos a los que están cercanos a Él. Juan, por<br />

ejemplo, fue el apóstol que estaba reclinado junto a Jesús, y no es coinci<strong>de</strong>ncia que él fuese<br />

también el que recibiese la gran revelación <strong>de</strong> Cristo.<br />

Luego Pablo ora que puedan alcanzar todas las riquezas <strong>de</strong> una plena seguridad <strong>de</strong><br />

comprensión. Cuanto más entrasen en una comprensión <strong>de</strong> la fe cristiana, tanto más<br />

plenamente convencidos quedarían <strong>de</strong> su veracidad. Cuanto más firmemente basados<br />

estuviesen los cristianos en la fe, tanto menos peligro habría <strong>de</strong> que fuesen extraviados por<br />

las falsas enseñanzas <strong>de</strong> aquel tiempo.<br />

La expresión plena seguridad (o plena certidumbre o certeza) se usa tres veces en el<br />

NT. (1) Plena seguridad <strong>de</strong> fe —reposamos en la palabra <strong>de</strong> Dios, Su testimonio a nosotros<br />

(He. 10:22) —. (2) Plena seguridad <strong>de</strong> comprensión —sabemos y tenemos certeza (Col.<br />

2:2) —. (3) Plena seguridad <strong>de</strong> esperanza —apremiamos confiados en el resultado (He.<br />

6:11).<br />

El punto culminante <strong>de</strong> la oración <strong>de</strong> Pablo se halla en las palabras a fin <strong>de</strong> conocer<br />

bien el misterio <strong>de</strong> Dios el Padre, y <strong>de</strong> Cristo.<br />

¿A qué se refiere Pablo al <strong>de</strong>cir que puedan conocer el misterio <strong>de</strong> Dios…, y <strong>de</strong><br />

Cristo? Sigue refiriéndose a la verdad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> —a Cristo como la Cabeza <strong>de</strong>l Cuerpo,<br />

y a todos los creyentes como miembros <strong>de</strong>l Cuerpo—. Pero el aspecto particular <strong>de</strong>l<br />

misterio que tiene en mente es el puesto <strong>de</strong> Cristo como Cabeza. Su principal interés es que<br />

los santos reconozcan esta verdad. Sabe bien que si llegan a ser conscientes <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za<br />

<strong>de</strong> su Cabeza, no serán arrastrados por el gnosticismo ni por otras perniciosas sectas que los<br />

amenazaban.<br />

Pablo quiere que los santos usen a Cristo, que usen Sus recursos, que recurran a Él en<br />

cada emergencia. Quiere que vean aquel Cristo que, como lo expresa Mace:<br />

… está en Su pueblo, y posee cada uno <strong>de</strong> los atributos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad, y <strong>de</strong> los infinitos,<br />

inefables e inescrutables recursos, <strong>de</strong> modo que no precisen <strong>de</strong> salir fuera <strong>de</strong> Él por nada.<br />

«A [los santos] Dios quiso dar a conocer cuáles son LAS RIQUEZAS <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> ESTE<br />

MISTERIO entre los gentiles; QUE ES CRISTO EN VOSOTROS, la esperanza <strong>de</strong> la gloria» (Col.<br />

1:27). La verdad <strong>de</strong> esta realidad, conocida en po<strong>de</strong>r, es el seguro y cierto antídoto <strong>de</strong> la<br />

soberbia laodiceana, <strong>de</strong> la teología racionalista, <strong>de</strong> la religión tradicionalista, <strong>de</strong> los medios<br />

espiritistas poseídos por <strong>de</strong>monios, y <strong>de</strong> toda otra forma <strong>de</strong> oposición o falsificación.<br />

2:3 En Cristo están escondidos todos los tesoros <strong>de</strong> la sabiduría y <strong>de</strong>l conocimiento.<br />

Los gnósticos, claro, se jactaban <strong>de</strong> un entendimiento que sobrepasaba con mucho a nada<br />

<strong>de</strong> lo que se hallase en las páginas <strong>de</strong> la revelación divina. Su sabiduría era algo que añadía<br />

a lo que se encontraba en Cristo o en el cristianismo. Pero aquí Pablo dice que todos los


tesoros <strong>de</strong> la sabiduría y <strong>de</strong>l conocimiento están escondidos en Cristo, la Cabeza. Por<br />

tanto, los creyentes no necesitan ir más allá <strong>de</strong> lo que está escrito en las Escrituras. Los<br />

tesoros en Cristo están escondidos para la incredulidad; e incluso el creyente ha <strong>de</strong> conocer<br />

íntimamente a Cristo para entrar en ellos.<br />

Cristo está en el creyente como Cabeza, centro y recurso. Por la inmensidad <strong>de</strong> Sus<br />

inescrutables riquezas, por la preeminente riqueza <strong>de</strong> Su infinita gran<strong>de</strong>za, por todo lo que<br />

Él es esencialmente como Dios, por todo lo que Él ha cumplido en la creación y en la<br />

re<strong>de</strong>nción, por Sus glorias personales, morales y oficiales, Él excluye a todo el ejército <strong>de</strong><br />

profesores, autores, mediums, críticos y gente <strong>de</strong> toda laya agrupados contra Él<br />

(Seleccionado).<br />

Hay más en este versículo que lo que se ve a simple vista. Todo conocimiento se<br />

encuentra en Cristo. Él es la encarnación <strong>de</strong> la verdad. Él dijo: «Yo soy el camino, y la<br />

verdad, y la vida». Nada que sea cierto entrará jamás en conflicto con Sus palabras o Sus<br />

obras. La diferencia entre el conocimiento y la sabiduría ha sido muchas veces explicada<br />

<strong>de</strong> la siguiente manera: El conocimiento es la comprensión <strong>de</strong> la verdad, mientras que la<br />

sabiduría es la capacidad <strong>de</strong> aplicar lo que se ha aprendido.<br />

2:4 Debido a que toda la sabiduría y todo el conocimiento están en Cristo, los cristianos<br />

no <strong>de</strong>berían <strong>de</strong>jarse engañar por razonamientos capciosos <strong>de</strong> falsos sectarios. Si alguien<br />

no tiene la verdad, entonces ha <strong>de</strong> intentar conseguir una cantidad <strong>de</strong> seguidores mediante<br />

la astuta presentación <strong>de</strong> su mensaje. Esto es precisamente lo que siempre hacen los<br />

herejes: arguyen en base <strong>de</strong> probabilida<strong>de</strong>s y edifican un sistema <strong>de</strong> enseñanza sobre<br />

<strong>de</strong>ducciones. En cambio, si alguien predica la verdad <strong>de</strong> Dios, no necesita <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

cosas como la elocuencia o inteligentes argumentos. La verdad es su propio y mejor<br />

argumento, y, como un león, se <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rá a sí misma.<br />

2:5 Este versículo muestra cuán profundamente consciente era el Apóstol Pablo <strong>de</strong> los<br />

problemas y peligros que afrontaban los colosenses. Él se presenta como un oficial militar<br />

contemplando las tropas formadas, listas para ser inspeccionadas. Buen or<strong>de</strong>n y firmeza<br />

son términos militares. El primero <strong>de</strong>scribe la or<strong>de</strong>nada disposición <strong>de</strong> una compañía <strong>de</strong><br />

soldados, mientras que el segundo <strong>de</strong>scribe el sólido flanco que presentan. Pablo se regocija<br />

al contemplar (en espíritu, que no en cuerpo) cómo los colosenses se mantenían fieles a la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

2:6 Ahora los alienta a que persistan <strong>de</strong> la misma manera en que habían comenzado<br />

originalmente, es <strong>de</strong>cir, por la fe. Por tanto, <strong>de</strong> la manera que recibisteis al Señor<br />

Jesucristo, andad así en Él. El énfasis aquí parece recaer en la palabra Señor. En otras<br />

palabras, habían reconocido que en Él había una total suficiencia. Él era suficiente, no sólo<br />

para salvación, sino para la totalidad <strong>de</strong> su vida cristiana. Ahora Pablo apremia a los santos<br />

a proseguir reconociendo el señorío <strong>de</strong> Cristo. No <strong>de</strong>berían vagar errantes <strong>de</strong> Él aceptando<br />

enseñanzas <strong>de</strong> hombres, por muy convincentes que pareciesen. La palabra andad se emplea<br />

frecuentemente como <strong>de</strong>scriptiva <strong>de</strong> la vida cristiana. Habla <strong>de</strong> acción y progreso. No se<br />

pue<strong>de</strong> andar y permanecer en el mismo lugar. Así es en la vida cristiana; o bien vamos<br />

a<strong>de</strong>lante, o hacia atrás.<br />

2:7 Pablo emplea primero una expresión proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la agricultura, y luego otra <strong>de</strong> la<br />

arquitectura. La expresión arraigados se refiere a lo que tuvo lugar en el tiempo <strong>de</strong> nuestra<br />

conversión. Es como si el Señor Jesucristo fuese la tierra y nosotros hundiésemos nuestras<br />

raíces en Él, para recibir <strong>de</strong> Él toda nuestra nutrición. Esto enfatiza también la importancia<br />

<strong>de</strong> hundir bien nuestras raíces, <strong>de</strong> modo que cuando soplen vientos <strong>de</strong> oposición no seamos<br />

movidos (Mt. 13:5, 20, 21).


Luego Pablo cambia <strong>de</strong> figura, y presenta la <strong>de</strong> un edificio. Sobreedificados en él.<br />

Aquí se indica al Señor Jesús como el fundamento, y nosotros somos sobreedificados en<br />

él, la Roca <strong>de</strong> la Eternidad (Lc. 6:47–49). Fuimos arraigados una vez por todas, pero<br />

estamos siendo edificados.<br />

Y consolidados en la fe. La palabra consolidados podría también traducirse como<br />

«confirmados», y el pensamiento es que se trata <strong>de</strong> un proceso que prosigue continuamente<br />

a lo largo <strong>de</strong> la vida cristiana. Epafras había enseñado a los colosenses los fundamentos <strong>de</strong>l<br />

cristianismo. Al proseguir en el camino cristiano, estas preciosas verda<strong>de</strong>s serían<br />

continuamente confirmadas en sus corazones y vidas. A la inversa, 2 Pedro 1:9 indica que<br />

el fracaso en progresar en la vida espiritual resulta en dudas y pérdida <strong>de</strong>l gozo y <strong>de</strong> las<br />

bendiciones <strong>de</strong>l evangelio.<br />

Pablo concluye su <strong>de</strong>scripción con las palabras abundando en acciones <strong>de</strong> gracias. No<br />

quiere que los cristianos sean fríamente doctrinarios, sino que quiere que sus corazones<br />

sean cautivados por las maravillosas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l evangelio, para que a su vez<br />

sobreabun<strong>de</strong>n en alabanza y acción <strong>de</strong> gracias al Señor. La acción <strong>de</strong> gracias por las<br />

bendiciones <strong>de</strong>l cristianismo es un maravilloso antídoto contra el veneno <strong>de</strong> las falsas<br />

doctrinas.<br />

Arthur Way traduce el versículo 7 <strong>de</strong> la siguiente manera: «Sed como árboles bien<br />

arraigados, como edificios que suben constantemente, sintiendo Su presencia en torno a<br />

vosotros, e incluso (porque es a esto que ha llevado vuestra instrucción) inconmovidos en<br />

vuestra fe, y rebosando <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> gracias».<br />

2:8 Ahora Pablo está listo para tratar <strong>de</strong> manera directa con los errores específicos que<br />

amenazaban a los creyentes en el Valle <strong>de</strong>l Lico, don<strong>de</strong> estaba situada Colosas. Mirad que<br />

no haya nadie que os esté llevando cautivos por medio <strong>de</strong> filosofías y huecas sutilezas.<br />

Las falsas enseñanzas buscan robar a los hombres <strong>de</strong> lo que más valor tiene, y no dan nada<br />

sustancial a cambio. Filosofía significa literalmente «amor a la sabiduría». No es un mal<br />

por sí misma, pero se torna en un mal cuando los hombres buscan la sabiduría aparte <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo. Aquí el término se emplea para <strong>de</strong>scribir los intentos <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong><br />

encontrar mediante su propio intelecto e investigación aquellas cosas que sólo pue<strong>de</strong>n ser<br />

conocidas por revelación divina (1 Co. 2:14). Es mala porque exalta la razón humana por<br />

encima <strong>de</strong> Dios y adora a la criatura en lugar <strong>de</strong> al Creador. Constituye un rasgo <strong>de</strong> los<br />

liberales <strong>de</strong> nuestra época, con su jactancioso intelectualismo y racionalismo. Huecas<br />

sutilezas se refiere a las enseñanzas falsas y carentes <strong>de</strong> valor <strong>de</strong> los que preten<strong>de</strong>n ofrecer<br />

verda<strong>de</strong>s secretas a un círculo interior <strong>de</strong> personas. En realidad, no hay nada <strong>de</strong> valor. Pero<br />

se logra reunir una compañía al agasajar la curiosidad humana. También apela a la vanidad<br />

al hacer <strong>de</strong> ellos miembros <strong>de</strong> los «pocos selectos».<br />

Las filosofías y huecas sutilezas que ataca Pablo son según la tradición <strong>de</strong> los<br />

hombres, conforme a los principios elementales <strong>de</strong>l mundo, y no según Cristo. La<br />

tradición <strong>de</strong> los hombres se refiere aquí a enseñanzas religiosas que han sido inventadas<br />

por hombres pero que no tienen un verda<strong>de</strong>ro fundamento en las Escrituras. (Una tradición<br />

es la fijación <strong>de</strong> una costumbre que comenzó como una conveniencia, o que se ajustaba a<br />

alguna circunstancia particular.) Los principios elementales <strong>de</strong>l mundo se refieren a los<br />

rituales, ceremonias y or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong>l judaísmo por los que los hombres esperaban<br />

conseguir el favor <strong>de</strong> Dios.<br />

La Ley <strong>de</strong> Moisés había servido a su propósito como tipo <strong>de</strong> cosas veni<strong>de</strong>ras. Había<br />

sido una «escuela primaria» para preparar al corazón para el Cristo veni<strong>de</strong>ro. Volver ahora


a ella sería jugar en manos <strong>de</strong> los falsos maestros que conspiraban para emplear un sistema<br />

ya <strong>de</strong>scartado a fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazar al Hijo <strong>de</strong> Dios. (Notas Diarias <strong>de</strong> la Unión Bíblica.)<br />

Pablo querría que los colosenses pusieran a prueba toda enseñanza según se ajustase o<br />

no con las doctrinas <strong>de</strong> Cristo. La traducción que hace Phillips <strong>de</strong> este versículo es útil:<br />

«Tened cuidado que nadie estropee vuestra fe por medio <strong>de</strong>l intelectualismo ni <strong>de</strong> fatuos<br />

<strong>de</strong>spropósitos. ¡Tales cosas están en el mejor <strong>de</strong> los casos basadas en i<strong>de</strong>as humanas acerca<br />

<strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong>l mundo, y <strong>de</strong>scuidan a Cristo!».<br />

2:9 Es maravilloso ver cómo el Apóstol Pablo lleva constantemente a sus lectores <strong>de</strong><br />

vuelta a la Persona <strong>de</strong> Cristo. Aquí da uno <strong>de</strong> los más sublimes e inequívocos versículos en<br />

la Biblia acerca <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Porque en él habita corporalmente<br />

toda la plenitud <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad. Obsérvese la intencionada acumulación <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncia acerca<br />

<strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Cristo es Dios. Primero <strong>de</strong> todo tenemos Su <strong>de</strong>idad: «Porque en él habita<br />

corporalmente…la Deidad». Finalmente, tenemos lo que se ha llamado la absoluta<br />

plenitud <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad: «Porque en Él habita corpo—ralmente toda la plenitud <strong>de</strong> la<br />

Deidad». (Ésta es una efectiva respuesta a las varias formas <strong>de</strong> gnosticismo que niegan la<br />

<strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Señor Jesús —la Ciencia Cristiana, los Testigos <strong>de</strong> Jehová, la Unidad, la<br />

Teosofía, el Crista<strong>de</strong>lfianismo, etc.).<br />

Dice Vincent: «Este versículo contiene dos <strong>de</strong>claraciones distintas: (1) Que la plenitud<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad mora eternamente en Cristo…; (2) Que la plenitud <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad mora en Él…<br />

como uno poseyendo cuerpo humano». Muchas <strong>de</strong> las sectas arriba mencionadas admitirían<br />

que en Jesús moraba alguna forma <strong>de</strong> divinidad. Este versículo lo que hace es i<strong>de</strong>ntificar<br />

toda la plenitud <strong>de</strong> la Deidad con Él, en Su humanidad. El argumento está claro —si hay<br />

tal suficiencia en la Persona <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, ¿por qué darse por satisfechos con<br />

enseñanzas que lo rebajan o ignoran?<br />

2:10 El apóstol está aún tratando <strong>de</strong> hacer conscientes a sus lectores <strong>de</strong> la<br />

todosuficiencia <strong>de</strong>l Señor Jesucristo y <strong>de</strong> la perfecta posición que tienen en Él. Es una<br />

maravillosa expresión <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios que la verdad <strong>de</strong>l versículo 10 siga a la <strong>de</strong>l<br />

versículo 9. En Cristo habita corporalmente toda la plenitud <strong>de</strong> la Deidad, y los creyentes<br />

son completos en Él. Esto no significa, claro, que el creyente sea habitado por toda la<br />

plenitud <strong>de</strong> la Deidad. El Único <strong>de</strong> quien esto ha sido jamás verda<strong>de</strong>ro, o <strong>de</strong> quien jamás lo<br />

será, es el Señor Jesucristo. Pero lo que este versículo enseña es que el creyente tiene en<br />

Cristo todo lo que es necesario para la vida y piedad. Spurgeon da una buena <strong>de</strong>finición <strong>de</strong><br />

nuestra condición <strong>de</strong> completos. Dice que somos (1) completos sin la ayuda <strong>de</strong> ceremonias<br />

judías; (2) completos sin ayuda <strong>de</strong> la filosofía; (3) completos sin los inventos <strong>de</strong> la<br />

superstición; (4) completos sin méritos humanos.<br />

Aquel en quien somos completos es la cabeza <strong>de</strong> todo principado y potestad. Los<br />

gnósticos se sentían muy absortos por toda la cuestión <strong>de</strong> los ángeles. De esto se hace<br />

mención más a<strong>de</strong>lante en este capítulo. Pero Cristo es cabeza sobre todos los seres<br />

angélicos, y sería ridículo ocuparse <strong>de</strong> los ángeles cuando po<strong>de</strong>mos tener al Creador <strong>de</strong> los<br />

ángeles como objeto <strong>de</strong> nuestros afectos y gozar <strong>de</strong> comunión con Él.<br />

2:11 La circuncisión era el rito típico <strong>de</strong>l judaísmo. Es una operación <strong>de</strong> cirugía menor<br />

en la que se aplicaba el cuchillo a la carne <strong>de</strong>l niño varón. Espiritualmente, significaba la<br />

muerte a la carne, o el quitar la naturaleza mala, corrompida e irregenerada <strong>de</strong>l hombre.<br />

Desafortunadamente, el pueblo judío quedó absorto con la ceremonia literal pero <strong>de</strong>scuidó<br />

su sentido espiritual. Al tratar <strong>de</strong> lograr el favor para con Dios por medio <strong>de</strong> ceremonias y<br />

buenas obras, venían a <strong>de</strong>cir que había algo en la carne humana que podía agradar a Dios.<br />

Nada podía estar más alejado <strong>de</strong> la realidad.


En el versículo que tenemos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros no está a la vista la circuncisión física,<br />

sino la circuncisión espiritual que es cierta <strong>de</strong> todos aquellos que han puesto su fe y<br />

confianza en el Señor Jesús. Esto queda claro por la expresión la circuncisión hecha sin<br />

manos. Lo que este versículo nos enseña es esto: Cada creyente es circuncidado en la<br />

circuncisión <strong>de</strong> Cristo. La circuncisión <strong>de</strong> Cristo es una referencia a Su muerte en la cruz<br />

<strong>de</strong>l Calvario. El pensamiento es que cuando el Señor Jesús murió, el creyente murió<br />

también. Murió al pecado (Ro. 6:11), a la ley, al yo (Gá. 2:20) y al mundo (Gá. 6:14). (Esta<br />

circuncisión fue «no hecha a mano» en el sentido <strong>de</strong> que las manos humanas no tienen parte<br />

en ella por vía <strong>de</strong> mérito. El hombre no pue<strong>de</strong> ganarla ni merecerla. Es obra <strong>de</strong> Dios.) Así,<br />

el creyente ha echado <strong>de</strong> sí el cuerpo pecaminoso carnal. En otras palabras: cuando una<br />

persona es salvada, queda asociada con Cristo en Su muerte y renuncia a toda esperanza <strong>de</strong><br />

ganar o merecer la salvación por medio <strong>de</strong> esfuerzos carnales. Samuel Ridout escribe: «La<br />

muerte <strong>de</strong> nuestro Señor no sólo ha quitado el fruto, sino que ha con<strong>de</strong>nado y echado a un<br />

lado la misma raíz que lo daba».<br />

2:12 Pablo pasa ahora <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong> la circuncisión al <strong>de</strong>l bautismo. Así como la<br />

circuncisión habla <strong>de</strong> muerte a la carne, así el bautismo habla <strong>de</strong> la sepultura <strong>de</strong>l viejo<br />

hombre. Así leemos: Habiendo sido sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis<br />

también resucitados con él, mediante la fe en la fuerza activa <strong>de</strong> Dios que le levantó <strong>de</strong><br />

los muertos. La enseñanza, aquí, es que no sólo hemos muerto con Cristo, sino que hemos<br />

sido sepultados con él. Esto se tipificó en nuestro bautismo. Tuvo lugar en el momento <strong>de</strong><br />

nuestra conversión, pero lo expresamos en pública confesión cuando fuimos a las aguas <strong>de</strong>l<br />

bautismo. El bautismo es sepultura, la sepultura <strong>de</strong> todo lo que éramos como hijos <strong>de</strong> Adán.<br />

En el bautismo reconocemos que nada en nosotros podría jamás agradar a Dios, y por ello<br />

ponemos la carne fuera <strong>de</strong> la vista <strong>de</strong> Dios para siempre. Pero no termina con la sepultura.<br />

No sólo hemos sido crucificados con Cristo y sepultados con Él, sino que hemos resucitado<br />

también para andar en novedad <strong>de</strong> vida. Todo esto tiene lugar en el tiempo <strong>de</strong> la<br />

conversión. Es mediante la fe en la fuerza activa <strong>de</strong> Dios que … levantó a Cristo <strong>de</strong> los<br />

muertos.<br />

2:13 El Apóstol Pablo hace ahora la aplicación <strong>de</strong> todo esto a los colosenses. Antes <strong>de</strong><br />

su conversión, habían estado muertos en sus pecados. Esto significa que <strong>de</strong>bido a sus<br />

pecados estaban espiritualmente muertos para con Dios. No significa esto que sus espíritus<br />

estuviesen muertos, sino simplemente que en sus espíritus no había movimiento hacia Dios,<br />

y que nada había que pudiesen hacer para ganar el favor <strong>de</strong> Dios. No sólo estaban muertos<br />

en pecados, sino que Pablo se refiere también a la incircuncisión <strong>de</strong> su carne. La<br />

incircuncisión se usa a menudo en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> para <strong>de</strong>scribir a los pueblos<br />

gentiles. Los colosenses habían sido gentiles. No habían sido miembros <strong>de</strong>l pueblo terrenal<br />

<strong>de</strong> Dios, los judíos. Por ello, habían estado alejados <strong>de</strong> Dios, y habían dado rienda suelta a<br />

la carne con sus concupiscencias. Pero cuando oyeron el evangelio y creyeron en el Señor<br />

Jesucristo, recibieron vida juntamente con Cristo, y les fue concedido el perdón <strong>de</strong> todos<br />

los <strong>de</strong>litos. En otras palabras, lo que había realmente sucedido a los colosenses era que<br />

había cambiado todo su estilo <strong>de</strong> vida. Su historia como pecadores había llegado a su fin, y<br />

ahora eran nuevas criaturas en Cristo Jesús. Estaban viviendo al lado <strong>de</strong> la resurrección. Por<br />

ello, <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>cir «adiós» a todo lo que les caracterizaba como hombres en la carne.<br />

2:14 Pablo pasa ahora a <strong>de</strong>scribir otra cosa que estaba incluida en la obra <strong>de</strong> Cristo.<br />

Cancelando el documento <strong>de</strong> <strong>de</strong>uda en contra nuestra, que consistía en or<strong>de</strong>nanzas, y<br />

que nos era adverso, quitándolo <strong>de</strong> en medio y clavándolo en la cruz. El documento <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>uda en contra nuestra <strong>de</strong>scribe la ley. En cierto sentido, los Diez Mandamientos eran en


contra <strong>de</strong> nosotros, con<strong>de</strong>nándonos porque no los guardábamos a la perfección. Pero el<br />

Apóstol Pablo está pensando no sólo acerca <strong>de</strong> los Diez Mandamientos, sino también<br />

acerca <strong>de</strong> la ley ceremonial dada a Israel. En la ley ceremonial había toda clase <strong>de</strong><br />

mandamientos, tocantes a días santos, alimentos y otros rituales religiosos. Todo ello<br />

formaba parte <strong>de</strong> la religión prescrita <strong>de</strong> los judíos. Apuntaban a la venida <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

Eran sombras <strong>de</strong> Su Persona y <strong>de</strong> Su obra. En Su muerte en la cruz, Él quitó todo esto <strong>de</strong><br />

en medio, y lo clavó en la cruz y lo canceló como se cancela un escrito <strong>de</strong> <strong>de</strong>uda cuando<br />

queda pagada la <strong>de</strong>uda. Como lo dice Meyer: «Por la muerte <strong>de</strong> Cristo en la cruz, la ley que<br />

con<strong>de</strong>naba a los hombres perdió su autoridad penal, por cuanto Cristo, por Su muerte, llevó<br />

por el hombre la maldición <strong>de</strong> la ley y vino a ser el fin <strong>de</strong> la ley». Kelly lo sumariza <strong>de</strong><br />

manera tersa: «La ley no está muerta, pero nosotros hemos muerto a ella».<br />

El lenguaje <strong>de</strong> Pablo aquí se refiere muy probablemente a la antigua práctica <strong>de</strong> clavar<br />

la evi<strong>de</strong>ncia escrita <strong>de</strong> la cancelación <strong>de</strong> una <strong>de</strong>uda en un lugar público, como aviso a todos<br />

<strong>de</strong> que el acreedor ya no tenía más <strong>de</strong>manda sobre el <strong>de</strong>udor.<br />

2:15 Por Su muerte en la cruz y Su posterior resurrección y ascensión, el Señor Jesús<br />

venció también a los principados y potesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> maldad, exhibiéndolos públicamente y<br />

triunfando sobre ellos. Creemos que este es el mismo triunfo que se <strong>de</strong>scribe en Efesios 4,<br />

don<strong>de</strong> se dice que el Señor Jesús llevó a la cautividad cautiva. Su muerte, sepultura,<br />

resurrección y ascensión fueron un glorioso triunfo sobre todas las huestes <strong>de</strong>l infierno y <strong>de</strong><br />

Satanás. Y al pasar por la atmósfera en su camino <strong>de</strong> vuelta al cielo, pasó a través <strong>de</strong>l<br />

mismo dominio <strong>de</strong> aquel que es el príncipe <strong>de</strong> la potestad <strong>de</strong>l aire.<br />

Quizá este versículo sirva <strong>de</strong> especial consolación a aquellos que han sido convertidos<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>monismo pero que podrían seguir obsesionados por el temor a los espíritus<br />

malos. Nada hay que temer si estamos en Cristo, porque Él ha <strong>de</strong>sarmado a los<br />

principados y a las potesta<strong>de</strong>s.<br />

2:16 Una vez más el Apóstol Pablo está dispuesto a presentar la aplicación <strong>de</strong> lo que ha<br />

estado <strong>de</strong>clarando. Podríamos recapitular lo anterior <strong>de</strong> la siguiente manera: los colosenses<br />

habían muerto a todo esfuerzo <strong>de</strong> agradar a Dios mediante la carne. No sólo habían muerto,<br />

sino que habían sido sepultados con Cristo y habían resucitado con Cristo a una nueva<br />

esfera <strong>de</strong> vida. Por ello, <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>jarse para siempre <strong>de</strong> los judaizantes y <strong>de</strong> los gnósticos,<br />

que trataban <strong>de</strong> arrastrarlos <strong>de</strong> nuevo a aquellas cosas a las que los colosenses habían<br />

muerto. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días <strong>de</strong> fiesta,<br />

luna nueva o sábados. Todas las religiones humanas ponen a los hombres en esclavitud a<br />

or<strong>de</strong>nanzas, reglas, normas y un calendario religioso. Este calendario generalmente incluye<br />

observancias anuales (días <strong>de</strong> fiesta), fiestas mensuales (luna nueva), o fiestas semanales<br />

(sábados). La expresión «Por tanto, nadie os juzgue» significa que un cristiano no pue<strong>de</strong><br />

ser con<strong>de</strong>nado con razón por nadie, por ejemplo, si come cerdo, o si no observa fiestas<br />

religiosas o días santos. Algunas sectas falsas, como el espiritismo, insisten en que sus<br />

miembros se abstengan <strong>de</strong> comer carne. Durante siglos, se prohibió a los católicos romanos<br />

comer carne en viernes. Muchas <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong>mandan abstinencia <strong>de</strong> ciertos alimentos durante<br />

la Cuaresma. Otros, como los mormones, dicen que nadie pue<strong>de</strong> ser miembro en buena<br />

situación si bebe té o café. Incluso otros, especialmente los Adventistas <strong>de</strong>l Séptimo Día,<br />

insisten en que se <strong>de</strong>be guardar el sábado para agradar a Dios. El cristiano no está bajo tales<br />

or<strong>de</strong>nanzas. Para un más pleno tratamiento <strong>de</strong> la ley, el sábado y el legalismo, véanse los<br />

excursus en Mateo 5:18, 12:8 y Gálatas 6:18.<br />

2:17 Las observancias religiosas judías eran sombra <strong>de</strong> lo que ha <strong>de</strong> venir, pero el<br />

cuerpo es <strong>de</strong> Cristo. Habían sido instituidas en el AT como una imagen previa. Por


ejemplo, el sábado había sido dado como tipo <strong>de</strong>l reposo que sería porción <strong>de</strong> todos los que<br />

creyesen en el Señor Jesucristo. Ahora que el Señor Jesús ha venido, ¿por qué <strong>de</strong>beríamos<br />

seguir ocupados con las sombras? Es lo mismo que ocuparnos en una imagen cuando la<br />

persona misma está presente.<br />

2:18 Es algo difícil conocer el sentido exacto <strong>de</strong> este versículo, porque no estamos<br />

totalmente familiarizados con todo lo que enseñaban los gnósticos. Quizá significa que<br />

estas personas pretendían ser tan humil<strong>de</strong>s que no osaban acercarse directamente a Dios.<br />

Quizá los gnósticos enseñaban que <strong>de</strong>bemos acercarnos a Dios por medio <strong>de</strong> los ángeles, <strong>de</strong><br />

modo que en su supuesta humildad adoraban a los ángeles y no al Señor. Tenemos algo<br />

similar a esto en la actualidad en el mundo. Hay católicos romanos que dicen que ni<br />

pensarían en orar directamente a Dios ni al Señor Jesús, <strong>de</strong> modo que su lema es «A Jesús<br />

por medio <strong>de</strong> María». Ésta parece ser una falsa humildad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> ellos, y lleva a la<br />

adoración <strong>de</strong> un ser creado. Los cristianos no <strong>de</strong>berían permitir que nadie les prive <strong>de</strong> su<br />

premio mediante unas prácticas tan antibíblicas. La palabra <strong>de</strong> Dios dice con claridad que<br />

hay «un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Ti. 2:5).<br />

El apóstol Pablo prosigue con una oscura expresión: entremetiéndose en lo que no ha<br />

visto. Los gnósticos profesaban poseer profundos y secretos misterios, y para apren<strong>de</strong>r<br />

cuáles eran aquellos misterios, uno había <strong>de</strong> ser iniciado. Quizá los secretos incluían<br />

muchas pretendidas visiones. Las supuestas visiones son un elemento importante en<br />

herejías actuales como el mormonismo, el espiritismo, el catolicismo romano y el<br />

swe<strong>de</strong>nborgianismo. Los miembros <strong>de</strong>l círculo interior estaban naturalmente orgullosos <strong>de</strong><br />

su secreto conocimiento. Pablo, por ello, aña<strong>de</strong>: Vanamente hinchado por su propia<br />

mente carnal. Adoptaban una actitud <strong>de</strong> superioridad para con otros y creaban la impresión<br />

<strong>de</strong> que se podría ser feliz sólo con la introducción en estos profundos secretos. Podríamos<br />

<strong>de</strong>tenernos aquí para <strong>de</strong>cir que mucho <strong>de</strong> esto es característico <strong>de</strong> las organizaciones y<br />

fraternida<strong>de</strong>s secretas <strong>de</strong> nuestros días. El cristiano que anda en comunión con su Señor no<br />

tendrá tiempo ni simpatía por dichas organizaciones.<br />

Lo importante a observar en este versículo es que las varias prácticas religiosas <strong>de</strong> estos<br />

hombres eran llevadas a cabo según su propia voluntad. No tenían autoridad escrituraria.<br />

No actuaban en sujeción a Cristo. Habían llegado a estar vanamente hinchados en su<br />

mente carnal porque hacían precisamente lo que ellos querían hacer, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong>l Señor; sin embargo, su conducta tenía toda la apariencia <strong>de</strong> humil<strong>de</strong> y religiosa.<br />

2:19 Y no asiéndose <strong>de</strong> la Cabeza. El Señor Jesús es aquí <strong>de</strong>signado como la Cabeza<br />

<strong>de</strong>l Cuerpo. «Asirse <strong>de</strong> la Cabeza» significa vivir en la conciencia <strong>de</strong> que Cristo es Cabeza,<br />

y sacar el suministro <strong>de</strong> todas nuestras necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Sus inagotables recursos, y<br />

haciéndolo todo para Su gloria. Significa esperar en el Señor en la gloria para el sustento y<br />

la dirección, manteniéndose en contacto con Él. Esto queda adicionalmente explicado en la<br />

expresión que sigue: En virtud <strong>de</strong> quien todo el cuerpo, nutrido y bien trabado por las<br />

junturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. Las varias partes <strong>de</strong>l<br />

cuerpo humano están unidas por junturas y ligamentos. El cuerpo está a su vez unido a la<br />

cabeza. El cuerpo espera en la cabeza para su guía y dirección. Este es precisamente el<br />

pensamiento que el Apóstol Pablo está enfatizando aquí. Los miembros <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong><br />

Cristo en la tierra <strong>de</strong>berían encontrar toda su satisfacción y suficiencia en Él, y no ser<br />

seducidos por los convincentes argumentos <strong>de</strong> estos falsos maestros.<br />

Asiéndose <strong>de</strong> la Cabeza enfatiza la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señor a cada momento.<br />

La ayuda <strong>de</strong> ayer no nos servirá para hoy. No po<strong>de</strong>mos moler grano con el agua que ha<br />

pasado por encima <strong>de</strong>l dique. Deberíamos añadir aquí que don<strong>de</strong> los cristianos se aferren a


la Cabeza, el resultado será una acción espontánea que coordinará con otros miembros <strong>de</strong>l<br />

Cuerpo.<br />

2:20 Los principios elementales <strong>de</strong>l mundo, tal como se emplea en este versículo, se<br />

refiere a rituales y a or<strong>de</strong>nanzas. Por ejemplo, los rituales <strong>de</strong>l AT eran rudimentos <strong>de</strong>l<br />

mundo en el sentido <strong>de</strong> que enseñaban los principios elementales <strong>de</strong> la religión, el ABC<br />

(Gá. 4:9–11). Quizá Pablo esté aquí pensando también en los rituales y las or<strong>de</strong>nanzas que<br />

se relacionaban con el gnosticismo y otras religiones. En particular, el apóstol confronta el<br />

ascetismo, que surgía <strong>de</strong> un judaísmo que ya había perdido su puesto ante Dios, o <strong>de</strong>l<br />

gnosticismo o <strong>de</strong> cualquier otra herejía que nunca había tenido ningún puesto ante Dios.<br />

Por cuanto los colosenses habían muerto con Cristo, Pablo les pregunta por qué tenían<br />

todavía un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> someterse a tales preceptos. Hacer tal cosa sería olvidar que habían<br />

cortado sus vínculos con el mundo. Quizá surgirá la cuestión en algunas mentes: «Si un<br />

cristiano está muerto a or<strong>de</strong>nanzas, ¿por qué sigue reteniendo el bautismo y la Cena <strong>de</strong>l<br />

Señor?». La respuesta más evi<strong>de</strong>nte es que estas dos or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> cristiana están<br />

enseñadas en el NT. Sin embargo, no son «medios <strong>de</strong> gracia», haciéndonos más aptos para<br />

el cielo ni ayudándonos a conseguir méritos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Más bien son simples actos <strong>de</strong><br />

obediencia al Señor, indicando como indican, respectivamente, i<strong>de</strong>ntificación con Cristo y<br />

el recuerdo <strong>de</strong> Él en Su muerte. No son tanto leyes que guardar como privilegios que gozar.<br />

2:21 Este versículo es mejor comprendido si suplimos las palabras «tales como» al<br />

principio (como hace la RVR77). Lo que está diciendo Pablo en el versículo 20 es: «¿Por<br />

qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: (v. 21) No toques,<br />

ni gustes, ni manejes?». Cosa extraña, ¡algunos han enseñado que Pablo estaba aquí<br />

mandando a los colosenses que no toquen, gusten, ni aun manejen! Esto, naturalmente, es<br />

precisamente lo opuesto al sentido <strong>de</strong> este pasaje.<br />

Se <strong>de</strong>bería observar aquí que algunas autorida<strong>de</strong>s, como William Kelly, creen que el<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> las cláusulas en este versículo <strong>de</strong>bería ser: «No manejes; ni gustes; ni siquiera<br />

toques». Este or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>scribiría una severidad en aumento en la práctica <strong>de</strong>l ascetismo.<br />

2:22 El significado es adicionalmente explicado en el versículo 22. Estas son<br />

prohibiciones <strong>de</strong> hechura humana, como se indica por la expresión en conformidad a<br />

mandamientos y enseñanzas <strong>de</strong> hombres. ¿Es esta la esencia <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra religión,<br />

ocuparse en comidas y bebidas, en lugar <strong>de</strong> ocuparse acerca <strong>de</strong>l mismo Cristo viviente?<br />

Weymouth traduce los versículos 20 al 22 <strong>de</strong> la manera siguiente:<br />

Si habéis muerto con Cristo y habéis escapado <strong>de</strong> los conceptos rudimentarios <strong>de</strong>l<br />

mundo, ¿por qué, como si vuestra vida aún perteneciese a este mundo, os sometéis a<br />

preceptos como «No manejes esto»; «no gustes aquello»; «no toques aquella otra cosa» —<br />

refiriéndose a cosas que están <strong>de</strong>signadas para ser utilizadas y perecer— obe<strong>de</strong>ciendo a<br />

instrucciones y enseñanzas meramente humanas?<br />

2:23 Tales prácticas <strong>de</strong> la religión humana suscitan una reputación <strong>de</strong> sabiduría en<br />

culto voluntario, en humildad y en duro trato <strong>de</strong>l cuerpo. Culto voluntario significa<br />

que estas personas adoptan una forma <strong>de</strong> culto según sus propias i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> lo que es<br />

correcto, y no según la palabra <strong>de</strong> Dios. Parecen ser religiosos, pero no es el verda<strong>de</strong>ro<br />

cristianismo. La humildad ya ha sido explicada —preten<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>masiado humil<strong>de</strong>s para<br />

allegarse directamente a Dios, y por ello emplean mediadores angélicos—. El duro trato<br />

<strong>de</strong>l cuerpo se refiere a la práctica <strong>de</strong>l ascetismo. Es la creencia <strong>de</strong> que por medio <strong>de</strong> la<br />

negación <strong>de</strong>l yo o <strong>de</strong> la tortura <strong>de</strong> uno mismo se llega a un estado <strong>de</strong> superior santidad. Esto<br />

se encuentra en el hinduismo y en otras religiones místicas <strong>de</strong> Oriente.


¿Cuál es el valor <strong>de</strong> estas prácticas? Quizá tiene su mejor expresión en la última parte<br />

<strong>de</strong> este versículo: no tienen valor alguno contra los apetitos <strong>de</strong> la carne. Todo esto tiene<br />

exteriormente una apariencia muy atractiva, pero no tienen éxito en poner a raya los<br />

apetitos <strong>de</strong> la carne. (Incluso las bienintencionadas promesas <strong>de</strong>l Movimiento <strong>de</strong> la<br />

Temperancia fracasan en conseguir sus objetivos.) Cada falso sistema fracasa totalmente en<br />

mejorar a los hombres. Mientras crean la impresión <strong>de</strong> que hay algo que la carne pue<strong>de</strong><br />

hacer para merecer el favor <strong>de</strong> Dios, son incapaces <strong>de</strong> refrenar las pasiones y<br />

concupiscencias <strong>de</strong> la carne. La actitud cristiana es que hemos muerto a la carne con todas<br />

sus pasiones y <strong>de</strong>seos, y que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora vivimos para la gloria <strong>de</strong> Dios. Lo hacemos no<br />

por miedo al castigo, sino por amor a Aquel que se dio a Sí mismo por nosotros. Bien lo<br />

dijo A. T. Robertson: «Es el amor lo que nos hace realmente libres <strong>de</strong> hacer lo que es<br />

bueno. El amor hace fácil la elección. El amor hace hermoso el rostro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber. El amor<br />

hace dulce mantenerse por Jesucristo. El amor hace libertad <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> la bondad».<br />

II. EL DEBER DEL CREYENTE PARA CON EL<br />

PREEMINENTE CRISTO (Caps. 3, 4)<br />

A. La nueva vida <strong>de</strong>l creyente: Quitando al Viejo hombre y<br />

revistiéndose <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> (3:1–17)<br />

3:1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas <strong>de</strong> arriba, don<strong>de</strong> está<br />

Cristo sentado a la diestra <strong>de</strong> Dios. El «Si» <strong>de</strong> este versículo no expresa duda alguna en la<br />

mente <strong>de</strong>l Apóstol Pablo. Es lo que ha sido <strong>de</strong>signado el «Si» argumental, y pue<strong>de</strong><br />

traducirse como por cuanto: «Por cuanto resucitasteis con Cristo…»<br />

Como se ha citado en el capítulo 2, el creyente es contemplado como habiendo muerto<br />

con Cristo, y como habiendo resucitado con él <strong>de</strong> entre los muertos. El significado<br />

espiritual <strong>de</strong> todo esto es que nos hemos separado <strong>de</strong>finitivamente <strong>de</strong> la antigua forma <strong>de</strong><br />

vivir, y que hemos entrado en una forma totalmente nueva <strong>de</strong> vida, es <strong>de</strong>cir, la vida <strong>de</strong>l<br />

resucitado Señor Jesucristo. Por cuanto hemos resucitado con Cristo, <strong>de</strong>beríamos buscar<br />

las cosas <strong>de</strong> arriba. Seguimos estando en la tierra, pero <strong>de</strong>beríamos cultivar formas<br />

celestiales.<br />

3:2 El cristiano no <strong>de</strong>bería tener una perspectiva anclada en la tierra. Debería<br />

contemplar las cosas no como aparecen ante los ojos naturales, sino con referencia a su<br />

importancia para Dios y para la eternidad. Vincent sugiere que «buscar» en el versículo 1<br />

marca el empuje práctico, y que poned la mira en el versículo 2 <strong>de</strong>scribe el impulso y la<br />

disposición interiores. La expresión poned la mira es la misma que en Filipenses 3:19:<br />

«que sólo piensan en lo terrenal». A. T. Robertson escribe: «La vida bautizada significa que<br />

el cristiano busca el cielo y está pensando en el cielo. Sus pies están sobre la tierra, pero su<br />

cabeza está con las estrellas. Está viviendo como un ciudadano <strong>de</strong>l cielo aquí en la tierra».<br />

Durante la Segunda Guerra Mundial, un joven cristiano comunicó entusiasmado a un<br />

maduro siervo <strong>de</strong> Cristo: «Me enteré <strong>de</strong> que nuestros bombar<strong>de</strong>ros volvieron a estar sobre<br />

las ciuda<strong>de</strong>s enemigas anoche». A esto, el creyente más anciano le dijo: «No sabía que la<br />

<strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios tenía bombar<strong>de</strong>ros». Evi<strong>de</strong>ntemente, estaba contemplando las cosas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

perspectiva divina, en lugar <strong>de</strong> complacerse en la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> mujeres y niños.<br />

F. B. Hole explica nuestra posición con claridad:


La contrapartida a nuestra i<strong>de</strong>ntificación con Cristo y Su muerte es nuestra<br />

i<strong>de</strong>ntificación con Él en Su resurrección. El efecto <strong>de</strong> lo primero es <strong>de</strong>sconectarnos <strong>de</strong>l<br />

mundo <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong> la religión <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong> la sabiduría <strong>de</strong>l hombre. El efecto <strong>de</strong> lo<br />

segundo es ponernos en contacto con el mundo <strong>de</strong> Dios y con todo lo que está ahí. Los<br />

primeros cuatro versículos <strong>de</strong>l capítulo 3 <strong>de</strong>sarrollan la bienaventuranza a la que somos<br />

introducidos.<br />

3:3 Cuando Pablo dice que el creyente ha muerto, se está refiriendo a la posición, no a<br />

la práctica. Debido a nuestra i<strong>de</strong>ntificación con Cristo en Su muerte, Dios quiere que nos<br />

consi<strong>de</strong>remos como habiendo muerto con Él. Nuestros propios corazones están siempre<br />

dispuestos a discutir esta realidad, porque nos sentimos muy vivos al pecado y a la<br />

tentación. Pero lo maravilloso es que al contarnos por la fe como habiendo muerto con<br />

Cristo, esto se va volviendo realidad en nuestras vidas. Si vivimos como los que han<br />

muerto, entonces nuestras vidas se volverán más y más acor<strong>de</strong>s a la vida <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. Naturalmente, nunca alcanzaremos la perfección en esta vida, pero es un<br />

proceso que <strong>de</strong>bería estar en marcha en cada creyente.<br />

No sólo hemos muerto, sino que nuestra vida está escondida con Cristo en Dios.<br />

Primera Juan 3:1 nos dice: «Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él».<br />

La verda<strong>de</strong>ra separación <strong>de</strong>l mundo está en el hecho <strong>de</strong> que el mundo no compren<strong>de</strong> al<br />

creyente, sino que lo rechaza.<br />

3:4 Culminando su <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la parte <strong>de</strong>l creyente en Cristo, el apóstol contempla<br />

ahora el regreso <strong>de</strong> Cristo. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros<br />

también seréis manifestados con él en gloria. En la actualidad estamos resucitados con Él<br />

y gozando <strong>de</strong> una vida que no es vista ni comprendida por los hombres. Pero viene el día en<br />

que el Señor Jesús volverá a por Sus santos. Entonces seremos manifestados con él en<br />

gloria. Entonces nos compren<strong>de</strong>rán los hombres, y se darán cuenta <strong>de</strong> por qué actuábamos<br />

como lo hacíamos.<br />

3:5 En el versículo 3 se nos había dicho que hemos muerto. Aquí se nos dice que<br />

hagamos morir pues nuestros miembros que están sobre la tierra (V.M.). En estos dos<br />

versículos tenemos una ilustración muy clara <strong>de</strong> la diferencia entre la posición <strong>de</strong>l creyente<br />

y su estado. Su posición es que ha muerto. Su estado <strong>de</strong>bería ser el <strong>de</strong> contarse muerto al<br />

pecado haciendo morir sus miembros que están sobre la tierra. Nuestra posición es lo<br />

que somos en Cristo. Nuestro estado es lo que somos en nosotros mismos. Nuestra posición<br />

es el libre don <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesucristo. Nuestro estado representa<br />

nuestra respuesta a la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

Aquí <strong>de</strong>beríamos también observar la diferencia entre la ley y la gracia. Dios no dice:<br />

«Si vivís una vida libre <strong>de</strong> pecado, os daré entonces una posición <strong>de</strong> muertos con Cristo».<br />

Esto sería ley. Nuestra posición <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> nuestros esfuerzos, y es innecesario <strong>de</strong>cir<br />

que nadie jamás llegaría a esta posición. En lugar <strong>de</strong> esto, Dios dice: «Os doy libremente a<br />

todos los que creéis en el Señor Jesús una posición <strong>de</strong> favor <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Mí. Ahora id, y<br />

vivid una vida consecuente con un llamamiento tan elevado». ¡Esto es gracia!<br />

Cuando el apóstol dice que <strong>de</strong>beríamos hacer morir nuestros miembros que están<br />

sobre la tierra, ¡no se refiere a que <strong>de</strong>bamos literalmente <strong>de</strong>struir ninguno <strong>de</strong> los miembros<br />

<strong>de</strong> nuestro cuerpo físico! Es una expresión figurada, y se explica en las frases que siguen.<br />

La palabra miembros se usa para significar las varias formas <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo y odio que se<br />

enumeran.


Fornicación se emplea generalmente para <strong>de</strong>scribir las relaciones sexuales ilegítimas o<br />

inmoralidad, especialmente entre solteros (Mt. 15:19; Mr. 7:21). A veces adquiere un<br />

sentido más amplio, y se traduce inmoralidad sexual. Impureza se refiere a pensamientos,<br />

palabras u obras <strong>de</strong> este carácter. Se refiere a suciedad moral, no física. Pasiones<br />

<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong>nota un <strong>de</strong>seo intenso y sin freno. Malos <strong>de</strong>seos se refiere a un ansia<br />

intensa y a menudo violenta. Avaricia en general significa anhelo <strong>de</strong> poseer o <strong>de</strong> adquirir<br />

más, pero aquí pue<strong>de</strong> referirse <strong>de</strong> manera especial a un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>senfrenado <strong>de</strong> satisfacer el<br />

apetito sexual, lo que es idolatría.<br />

La lista comienza con actos y pasa a motivaciones. Se <strong>de</strong>scriben las varias formas <strong>de</strong><br />

pecado sexual, y luego se remontan a su guarida, es <strong>de</strong>cir, en el codicioso corazón <strong>de</strong>l<br />

hombre. La palabra <strong>de</strong> Dios es clara en su enseñanza <strong>de</strong> que no hay nada inherentemente<br />

malo en el sexo. Dios hizo al hombre con la capacidad <strong>de</strong> reproducirse. Pero el pecado<br />

viene cuando estas cosas que Dios ha otorgado en gracia sobre Sus criaturas se emplean<br />

para propósitos viles e ilícitos. El pecado sexual era la ofensa cardinal <strong>de</strong>l mundo pagano en<br />

la época <strong>de</strong> Pablo, e indudablemente sigue manteniendo el primer puesto. Don<strong>de</strong> los<br />

creyentes no estén rendidos al Espíritu Santo, los pecados sexuales vienen a menudo a sus<br />

vidas y resultan en su caída.<br />

3:6 Los hombres preten<strong>de</strong>n que pue<strong>de</strong>n cometer estos aborrecibles pecados y pensar<br />

que escaparán al castigo. Los cielos parecen callados, y el hombre se crece en su temeridad.<br />

Pero <strong>de</strong> Dios nadie se burla. A causa <strong>de</strong> esas cosas viene la ira <strong>de</strong> Dios sobre los hijos <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sobediencia. Estos pecados tienen sus consecuencias en esta vida; la gente cosecha en<br />

sus cuerpos los resultados <strong>de</strong> la inmoralidad sexual. A<strong>de</strong>más, segarán una terrible cosecha<br />

<strong>de</strong> juicio en un día aún futuro.<br />

3:7 Pablo recuerda a los colosenses que ellos se habían dado a estos pecados antes <strong>de</strong><br />

convertirse. Pero la gracia <strong>de</strong> Dios había irrumpido y los había librado <strong>de</strong> impureza. Éste<br />

era un capítulo en sus vidas que estaba ahora cubierto por la sangre <strong>de</strong> Cristo. Ahora tenían<br />

una nueva vida que los capacitaba para vivir para Dios. Ver Gálatas 5:25: «Si vivimos por<br />

el Espíritu, avancemos también por el Espíritu».<br />

3:8 Por cuanto habían sido redimidos a tan gran precio, <strong>de</strong>berían ahora <strong>de</strong>sechar todas<br />

estas cosas como un trapo sucio. No sólo se refiere el apóstol a las varias formas <strong>de</strong> impías<br />

concupiscencias relacionadas en el versículo 5, sino también a los tipos <strong>de</strong> malvado odio<br />

que está a punto <strong>de</strong> enumerar.<br />

La ira es, naturalmente, un intenso espíritu <strong>de</strong> disgusto o animosidad, un espíritu<br />

vengativo, un sentimiento <strong>de</strong> aborrecimiento que ha quedado asentado. El enojo <strong>de</strong>scribe<br />

una forma intensa <strong>de</strong> ira, probablemente incluyendo estallidos violentos. Malicia es una<br />

conducta malvada contra otros con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> dañar a sus personas o reputaciones. Es un<br />

<strong>de</strong>sagrado irrazonable que se complace en ver sufrir a los <strong>de</strong>más. Blasfemia aquí significa<br />

injuria, esto es, un fuerte lenguaje sin freno empleado contra otra persona. Significa<br />

increpar <strong>de</strong> una manera dura e insolente. Palabras <strong>de</strong>shonestas significa un habla<br />

vergonzosa, y <strong>de</strong>scribe aquello que es obsceno, in<strong>de</strong>cente o corrompido. Es un lenguaje<br />

<strong>de</strong>shonroso e impuro. En este catálogo <strong>de</strong> pecados, el apóstol va <strong>de</strong> las motivaciones a las<br />

acciones. La amargura inicia su obra en el corazón humano, y luego se manifiesta en las<br />

diversas maneras que se han <strong>de</strong>scrito.<br />

3:9 En el versículo 9 el apóstol viene a <strong>de</strong>cir: «Que vuestro estado sea consecuente con<br />

vuestra posición». Os habéis <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong>l viejo hombre; <strong>de</strong>spojaos <strong>de</strong> él ahora en la<br />

práctica <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> mentir. La mentira es algo que pertenece al viejo hombre, y no tiene<br />

lugar en la vida <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Dios. Cada día <strong>de</strong> nuestras vidas nos sentimos tentados a


distorsionar la verdad. Pue<strong>de</strong> ser reteniendo información en un formulario <strong>de</strong>l impuesto<br />

sobre la renta, o copiando en un examen, o incluso exagerando los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> una historia.<br />

La mentira se vuelve doblemente grave cuando dañamos a alguien con una falsa<br />

<strong>de</strong>claración, o creando falsas impresiones.<br />

3:10 No sólo hemos quitado el viejo hombre, sino que nos hemos revestido <strong>de</strong>l nuevo,<br />

el cual conforme a la imagen <strong>de</strong>l que lo creó se va renovando hasta el conocimiento<br />

completo. Así como el viejo hombre se refiere a todo lo que éramos como hijos <strong>de</strong> Adán,<br />

con una naturaleza irregenerada, así el nuevo hombre se refiere a nuestra nueva posición<br />

como hijos <strong>de</strong> Dios. Ha habido una nueva creación, y somos nuevas criaturas. El propósito<br />

<strong>de</strong> Dios es que este nuevo hombre crezca siempre más y más a semejanza <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. Nunca <strong>de</strong>beríamos quedar satisfechos con nuestros logros presentes, sino que<br />

<strong>de</strong>beríamos siempre apresurarnos hacia la meta <strong>de</strong> una conformidad cada vez en aumento<br />

con el Salvador. Él es nuestro ejemplo y la regla <strong>de</strong> nuestras vidas. En el día veni<strong>de</strong>ro,<br />

cuando estemos ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, seremos juzgados no por lo mejor que fueron<br />

nuestras vidas que las <strong>de</strong> otros, sino según nuestra vida se ajustó a la vida <strong>de</strong>l mismo Señor<br />

Jesús.<br />

La imagen <strong>de</strong> Dios no se ve en la forma <strong>de</strong> nuestros cuerpos, sino en la hermosura <strong>de</strong> la<br />

mente y <strong>de</strong>l corazón renovados. La santidad, el amor, la humildad, la mansedumbre, la<br />

bondad y el perdón —esto es lo que constituye el carácter divino. (Notas Diarias <strong>de</strong> la<br />

Unión Bíblica.)<br />

3:11 En la nueva creación a la que ha estado refiriéndose el apóstol no hay ya<br />

distinción entre griego y judío, circuncisión e incircuncisión, bárbaro y escita, siervo y<br />

libre, sino que Cristo es todo, y en todos. Las diferencias <strong>de</strong> nacionalidad, religión,<br />

cultura y nivel social no son las cosas que cuentan. Por lo que toca a la posición <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios, todos los creyentes están a un mismo nivel, y en la comunión local <strong>de</strong>bería adoptarse<br />

esta misma actitud.<br />

Esto no significa que no haya diferencias en la <strong>iglesia</strong>. Algunos tienen el don <strong>de</strong><br />

evangelista, algunos <strong>de</strong> pastor y algunos <strong>de</strong> maestro. Algunos hombres son ancianos en la<br />

<strong>iglesia</strong>, algunos son diáconos. Así, este versículo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> lado las distinciones<br />

apropiadas.<br />

Tampoco <strong>de</strong>bería tomarse este versículo como enseñando que las distinciones que se<br />

dan han quedado abolidas en el mundo. No es éste el caso. Sigue habiendo el griego y el<br />

judío. Griego aquí <strong>de</strong>nota a los pueblos gentiles en general. Hay circuncisión e<br />

incircuncisión. Estas dos expresiones se usan generalmente en el NT para <strong>de</strong>scribir a los<br />

judíos y a los gentiles. Sin embargo, aquí podría referirse <strong>de</strong> manera más particular al rito<br />

mismo como lo practicaban los judíos y como lo <strong>de</strong>scuidaban los gentiles.<br />

Sigue habiendo el bárbaro (el hombre sin cultura) y el escita. Estas dos expresiones no<br />

<strong>de</strong>ben ser vistas aquí como en contraste. Los escitas eran bárbaros, pero eran generalmente<br />

consi<strong>de</strong>rados la forma más salvaje; eran los más brutales y salvajes <strong>de</strong> los bárbaros. El<br />

contraste final se da entre esclavo y libre. Libre se refiere a los que nunca habían sido<br />

esclavos, sino que habían nacido libres. Para el cristiano, estas distinciones mundanas<br />

carecen <strong>de</strong> importancia. Es Cristo quien realmente cuenta. Él es todo para el creyente, y en<br />

todo. Él es el centro y la circunferencia <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l cristiano.<br />

El Obispo Ryle expresa esta verdad abiertamente:<br />

Estas tres palabras: Cristo es todo, son la esencia y la sustancia <strong>de</strong>l cristianismo. Si<br />

nuestros corazones pue<strong>de</strong>n en verdad ir con ellas, bien van nuestras almas. … Muchos dan<br />

a Cristo un cierto lugar en su religión, pero no el lugar que Dios dispuso que llenase. Cristo


solo no es «todo, y en todos» para sus almas. ¡No!, sino que don<strong>de</strong> <strong>de</strong>scansan en la práctica<br />

sus almas es o bien en Cristo y la <strong>iglesia</strong>, o en Cristo y los sacramentos, o en Cristo y Sus<br />

ministros or<strong>de</strong>nados, o en Cristo y el propio arrepentimiento <strong>de</strong> ellos, o en Cristo y la<br />

bondad propia <strong>de</strong> ellos, o en Cristo y las oraciones <strong>de</strong> ellos, o en Cristo y la propia<br />

sinceridad y caridad <strong>de</strong> ellos.<br />

3:12 En el versículo 10, Pablo dijo que nos hemos revestido <strong>de</strong>l nuevo hombre. Ahora<br />

nos muestra algunas maneras prácticas en las que po<strong>de</strong>mos hacer esto realidad en nuestras<br />

vidas diarias. Primero <strong>de</strong> todo, se dirige a los colosenses como escogidos <strong>de</strong> Dios. Esto se<br />

refiere al hecho <strong>de</strong> que habían sido escogidos por Dios en Cristo antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l<br />

mundo. La gracia electiva <strong>de</strong> Dios es uno <strong>de</strong> los misterios <strong>de</strong> la revelación divina. Creemos<br />

que la Escritura enseña con claridad que Dios, en Su soberanía, ha escogido personas para<br />

que pertenezcan a Cristo. No creemos que Dios haya jamás escogido a ninguna para ser<br />

con<strong>de</strong>nada. Esta enseñanza es directamente contraria a la Escritura. Así como creemos en la<br />

gracia electiva <strong>de</strong> Dios, creemos también en la responsabilidad <strong>de</strong>l hombre. Dios no salva a<br />

los hombres en contra <strong>de</strong> su voluntad. La misma Biblia que dice «elegidos según la<br />

presciencia <strong>de</strong> Dios» dice también que «todo aquel que invocare el nombre <strong>de</strong>l Señor, será<br />

salvo».<br />

Luego, Pablo se dirige a los colosenses como santos y amados. Santos significa<br />

santificados, o puestos aparte (la misma palabra que «santos») para Dios <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong>l<br />

mundo. Somos posicionalmente santos, y <strong>de</strong>beríamos ser prácticamente santos también en<br />

nuestras vidas. Debido a que somos objetos <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios, esto nos da un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

agradarle en todas las maneras.<br />

Ahora Pablo <strong>de</strong>scribe las gracias cristianas <strong>de</strong> las que <strong>de</strong>bemos vestirnos. Entrañable<br />

misericordia habla <strong>de</strong> un corazón <strong>de</strong> compasión. Benignidad habla <strong>de</strong> un espíritu<br />

<strong>de</strong>sprendido <strong>de</strong> hacer cosas para otros. Es una actitud <strong>de</strong> afecto o <strong>de</strong> buena voluntad.<br />

Humildad significa la buena disposición a ser rebajado y a consi<strong>de</strong>rar a otros como<br />

mejores que uno mismo. Mansedumbre no habla <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad, sino más bien <strong>de</strong> la fuerza<br />

<strong>de</strong> negarse uno a sí mismo y <strong>de</strong> andar con gracia para con todos los hombres. Dice Vine:<br />

La común suposición es que cuando alguien es manso, es porque no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse;<br />

pero el Señor era manso porque tenía los infinitos recursos <strong>de</strong> Dios a Su disposición.<br />

Descrita en términos negativos, la mansedumbre es lo opuesto a la afirmación propia y al<br />

propio interés; es una ecuanimidad <strong>de</strong> espíritu que ni se entusiasma ni se <strong>de</strong>prime,<br />

simplemente porque no se ocupa en absoluto <strong>de</strong>l propio yo.<br />

Si humildad es la «ausencia <strong>de</strong> orgullo», entonces la mansedumbre es «la ausencia <strong>de</strong><br />

pasión». La longanimidad habla <strong>de</strong> paciencia bajo provocación, y <strong>de</strong> soportar largamente<br />

las ofensas. Combina el gozo con una actitud amable con los otros, junto con la<br />

perseverancia en pa<strong>de</strong>cer.<br />

3:13 Soportándoos unos a otros <strong>de</strong>scribe la paciencia que <strong>de</strong>beríamos mostrar para<br />

con los fracasos y rarezas <strong>de</strong> nuestros hermanos. Al vivir con otros, es inevitable que<br />

<strong>de</strong>scubramos sus fallos. A menudo precisamos <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios para soportar las<br />

idiosincrasias <strong>de</strong> otros, como la necesitan ellos para soportar las nuestras. Pero hemos <strong>de</strong><br />

soportarnos mutuamente. Perdonándoos unos a otros si alguno tiene queja contra otro.<br />

Hay pocas disputas entre el pueblo <strong>de</strong> Dios que no se puedan resolver rápidamente si se<br />

presta atención a estas instrucciones. Cuando alguien nos ofen<strong>de</strong>, <strong>de</strong>beríamos ejercer el<br />

perdón. A menudo oímos la queja: «Pero él fue quien me ofendió…». Éste es precisamente<br />

el tipo <strong>de</strong> situación en el que somos llamados a perdonar. Si la otra persona no nos hubiese<br />

ofendido, no habría necesidad <strong>de</strong> perdón. Si nosotros hubiésemos sido los que cometimos la


ofensa, <strong>de</strong>beríamos entonces ser nosotros los que fuésemos a pedir perdón. Soportar sugiere<br />

no tomarnos por ofendidos; perdonar, no mantener rencor. Difícilmente encontraremos un<br />

mayor incentivo al perdón que el que se encuentra en este versículo: De la manera que<br />

Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. ¿Cómo nos perdonó Cristo? Nos<br />

perdonó sin necesidad. Igual <strong>de</strong>beríamos hacer nosotros. Nos perdonó libremente. Igual<br />

<strong>de</strong>beríamos hacer nosotros. Nos perdonó y olvidó. Igual <strong>de</strong>beríamos hacer nosotros. Tanto<br />

en la forma como en la magnitud, <strong>de</strong>beríamos seguir a nuestro bendito Señor en esta<br />

maravillosa actitud.<br />

3:14 El amor es aquí presentado como el vestido externo, o el cinto, que liga todas las<br />

otras virtu<strong>de</strong>s a fin <strong>de</strong> hacer la perfección. Liga simétricamente todas las partes <strong>de</strong>l carácter<br />

cristiano. Es posible que una persona manifieste algunas <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s mencionadas antes<br />

sin realmente tener amor en su corazón. Y por eso Pablo <strong>de</strong>staca aquí que lo que hagamos<br />

<strong>de</strong>bemos hacerlo con un genuino espíritu <strong>de</strong> amor para con nuestros hermanos. Nuestras<br />

acciones no <strong>de</strong>berían ser hechas a regañadientes, sino surgir <strong>de</strong> un afecto <strong>de</strong> todo corazón.<br />

Los gnósticos enseñaban que el conocimiento era el vínculo <strong>de</strong> la perfección, pero Pablo<br />

corrige este error insistiendo en que el amor es el vínculo <strong>de</strong> la perfección.<br />

3:15 La paz <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bería actuar como árbitro en nuestros corazones. Si en alguna<br />

cosa tenemos duda, <strong>de</strong>beríamos preguntarnos: «¿Lleva a la paz?», o «¿Tendré paz en mi<br />

corazón si actúo y lo hago?».<br />

Este versículo es <strong>de</strong> especial ayuda cuando buscamos conducción <strong>de</strong>l Señor. Si el Señor<br />

realmente quiere que emprendamos un <strong>de</strong>terminado curso <strong>de</strong> acción, con toda certeza nos<br />

dará paz acerca <strong>de</strong> ello. Si no se tiene esta paz, no se <strong>de</strong>bería proseguir. Como se ha dicho:<br />

«La oscuridad acerca <strong>de</strong> ir es luz acerca <strong>de</strong> quedarse».<br />

Cristo nos ha llamado a gozar <strong>de</strong> Su paz, tanto personalmente como en la <strong>iglesia</strong>. No<br />

pasemos por alto la importancia <strong>de</strong> la última parte <strong>de</strong> este versículo: A la que asimismo<br />

fuisteis llamados en un solo cuerpo. Una manera en la que podríamos gozar <strong>de</strong> la paz<br />

sería vivir aislados <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más cristianos. Pero no es este el propósito <strong>de</strong> Dios. Él ha<br />

puesto a los solitarios en familias. La intención <strong>de</strong> Dios es que nos congreguemos en<br />

<strong>iglesia</strong>s locales. Aunque vivir con otros cristianos pueda a veces poner a prueba nuestra<br />

paciencia, sin embargo Dios pue<strong>de</strong> <strong>de</strong> esta manera <strong>de</strong>sarrollar virtu<strong>de</strong>s en la vida <strong>de</strong>l<br />

cristiano que no podría producir <strong>de</strong> ninguna otra forma. De modo que no <strong>de</strong>beríamos<br />

esquivar nuestras responsabilida<strong>de</strong>s en la <strong>iglesia</strong> local, ni abandonarlas cuando seamos<br />

enojados o nos sintamos provocados. Más bien, <strong>de</strong>beríamos tratar <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> una manera<br />

compatible con nuestros hermanos cristianos y ayudarlos en todo lo que hagamos y<br />

digamos.<br />

Y sed agra<strong>de</strong>cidos. Este estribillo se repite una y otra vez en los escritos <strong>de</strong> Pablo. Ha<br />

<strong>de</strong> haber una buena razón. El Espíritu <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rar muy importante el espíritu<br />

<strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento. ¡Y así lo creemos! Es importante no sólo para la vida espiritual <strong>de</strong> la<br />

persona, sino también para su bienestar físico. Los médicos han <strong>de</strong>scubierto lo que las<br />

Escrituras han estado enseñando durante los años: que una actitud mental alegre y<br />

agra<strong>de</strong>cida es beneficiosa para el cuerpo, y que la ansiedad, la <strong>de</strong>presión y un espíritu<br />

quejumbroso son <strong>de</strong>cididamente dañinos para la salud. Generalmente, pensamos en el<br />

agra<strong>de</strong>cimiento como algo <strong>de</strong>terminado por nuestras circunstancias inmediatas, pero Pablo<br />

muestra aquí que es una gracia a cultivar. Somos responsables <strong>de</strong> ser agra<strong>de</strong>cidos. De entre<br />

todas las personas <strong>de</strong>l mundo, somos las que más razones tenemos para ser agra<strong>de</strong>cidas (cp.<br />

Dt. 33:29). El problema no resi<strong>de</strong> en que haya carencia <strong>de</strong> razones, sino en nuestros<br />

egoístas corazones.


3:16 Hay <strong>de</strong>sacuerdo acerca <strong>de</strong> cómo se <strong>de</strong>bería puntuar el versículo 16. En el lenguaje<br />

original <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> no había puntuación, y el sentido <strong>de</strong> un versículo como este<br />

queda mayormente <strong>de</strong>terminado por la puntuación que se emplee. Nosotros aceptamos la<br />

que da la RVR77: La palabra <strong>de</strong> Cristo habite ricamente en vosotros, enseñándoos y<br />

amonestándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros<br />

corazones al Señor con salmos, himnos y cánticos espirituales (contrastar la RV, BAS y<br />

V.M.).<br />

Así, hay tres secciones en este versículo. Primero, <strong>de</strong>bemos hacer que la palabra <strong>de</strong><br />

Cristo habite ricamente en nosotros. La palabra <strong>de</strong> Cristo se refiere a las enseñanzas <strong>de</strong><br />

Cristo tal como se hallan en la Biblia. Al saturar nuestros corazones y mentes con Su santa<br />

palabra y buscar andar en obediencia a la misma, la palabra <strong>de</strong> Cristo está realmente en su<br />

casa en nuestros corazones.<br />

El segundo pensamiento es que en toda sabiduría <strong>de</strong>biéramos enseñarnos y<br />

amonestarnos unos a otros. Cada cristiano tiene una responsabilidad para con sus<br />

hermanos y hermanas en Cristo en esta cuestión. La enseñanza tiene que ver con la<br />

doctrina, mientras que la amonestación tiene que ver con el <strong>de</strong>ber. Debemos a nuestros<br />

hermanos compartir con ellos nuestro conocimiento <strong>de</strong> las Escrituras y buscar ayudar<br />

mediante un consejo práctico y piadoso. Cuando se da enseñanza y amonestación en toda<br />

sabiduría, podrán ser más fácilmente aceptadas que si hablamos con energía, pero sin<br />

sabiduría o sin amor.<br />

Lo tercero es que <strong>de</strong>beríamos cantar con gracia en nuestros corazones al Señor, con<br />

salmos, himnos y cánticos espirituales. Salmos <strong>de</strong>signa aquellas expresiones inspiradas<br />

que se encuentran en el libro <strong>de</strong> este nombre, y que eran cantados como parte <strong>de</strong>l culto <strong>de</strong><br />

Israel. Por himnos, en cambio, se compren<strong>de</strong>n los cánticos <strong>de</strong> adoración y alabanza<br />

dirigidos a Dios Padre o al Señor Jesucristo. Por ejemplo:<br />

¡Jesús! Sólo el pensar <strong>de</strong> Ti<br />

Con dulzura mi pecho llena;<br />

Pero muchísimo más dulce será tu rostro ver,<br />

Y en tu presencia reposar.<br />

Atribuido a Bernardo <strong>de</strong> Claraval<br />

Estos himnos no son inspirados en el mismo sentido que los salmos. Los cánticos<br />

espirituales se refieren a la poesía religiosa que <strong>de</strong>scribe la experiencia cristiana. Una<br />

ilustración <strong>de</strong> esto podría encontrarse en estas palabras:<br />

¿Tristes, agobiados vamos<br />

Y cargados <strong>de</strong> aflicción?<br />

Esto es porque no llevamos<br />

Todo a Dios en oración.<br />

Joseph Scriven<br />

Empleando estos varios tipos <strong>de</strong> cántico, <strong>de</strong>beríamos cantar con gracia o acción <strong>de</strong><br />

gracias, en nuestros corazones al Señor. Y tocando este punto, será bueno <strong>de</strong>cir que el<br />

cristiano <strong>de</strong>bería emplear discernimiento acerca <strong>de</strong> la clase <strong>de</strong> música que emplea. Mucha<br />

<strong>de</strong> la llamada música «cristiana» <strong>de</strong> la actualidad es ligera y sin sustancia. Mucha <strong>de</strong> esta


música es totalmente contraria a la Escritura, y aún más, es tan similar al «pop» y «rock»<br />

<strong>de</strong>l mundo que es un <strong>de</strong>scrédito al nombre <strong>de</strong> Cristo.<br />

El versículo 16 es muy similar a Efesios 5:18, 19, don<strong>de</strong> leemos: «Y no os embriaguéis<br />

con vino, en lo cual hay libertinaje; antes bien, sed llenos <strong>de</strong>l Espíritu, hablando entre<br />

vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando al Señor<br />

en vuestros corazones». En Colosenses 3:16, la principal diferencia es que en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />

«sed llenos <strong>de</strong>l Espíritu», Pablo dice: «La palabra <strong>de</strong> Cristo habite ricamente en<br />

vosotros». En otras palabras, ser llenos <strong>de</strong>l Espíritu y ser llenos <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios son<br />

ambos requisitos para vivir vidas gozosas, útiles y llenas <strong>de</strong> fruto. No seremos llenos <strong>de</strong>l<br />

Espíritu a no ser que estemos saturados <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios; y el estudio <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong><br />

Dios no será eficaz a no ser que rindamos lo más íntimo <strong>de</strong> nuestro ser al control <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo. ¿No po<strong>de</strong>mos por tanto llegar a la conclusión <strong>de</strong> que estar lleno <strong>de</strong>l Espíritu<br />

significa estar lleno <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios? No se trata <strong>de</strong> alguna misteriosa crisis emocional<br />

que nos sobrevenga en la vida, sino <strong>de</strong> alimentarse cada día <strong>de</strong> las Escrituras, meditando en<br />

ellas, obe<strong>de</strong>ciéndolas y viviendo por ellas.<br />

3:17 El versículo 17 es una regla inclusiva por la cual juzgar nuestra conducta como<br />

cristianos. Los jóvenes en la actualidad hallan especialmente difícil <strong>de</strong>cidir si algunas cosas<br />

son buenas o malas. Este versículo, aprendido <strong>de</strong> memoria, pue<strong>de</strong> resultar ser la clave para<br />

<strong>de</strong>sentrañar muchos <strong>de</strong> estos problemas. La gran prueba <strong>de</strong>bería ser ésta: ¿Puedo hacer esto<br />

en el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús? ¿Será para gloria <strong>de</strong> Él? ¿Puedo esperar que Su bendición<br />

repose sobre ello? ¿Querría yo estar haciendo esto cuando Él vuelva? Observemos que esta<br />

prueba <strong>de</strong>bería ser aplicada a las palabras que hablamos y a las cosas que hacemos. La<br />

obediencia a este mandamiento ennoblece toda la vida. Es un precioso secreto cuando el<br />

cristiano apren<strong>de</strong> a hacerlo todo como para el Señor y para Su gloria. Una vez más el<br />

apóstol aña<strong>de</strong> la palabra dando gracias a Dios Padre por medio <strong>de</strong> Él. ¡Gracias!<br />

¡Gracias¡ ¡Gracias! Es en <strong>de</strong>ber perpetuo <strong>de</strong> los que han sido salvados por la gracia y<br />

<strong>de</strong>stinados a los atrios celestiales.<br />

B. La conducta apropiada para los miembros <strong>de</strong> la familia cristiana<br />

(3:18–4:1)<br />

Pablo da ahora una serie <strong>de</strong> exhortaciones a los miembros <strong>de</strong> la familia cristiana. La<br />

serie prosigue a través <strong>de</strong> 4:1. Tiene consejo para esposas y maridos, para hijos y padres, y<br />

para siervos y amos. Al principio, pue<strong>de</strong> parecer un cambio abrupto pasar <strong>de</strong> los temas que<br />

han ocupado a Pablo a otros tan prácticos como la vida hogareña. Pero en realidad esto<br />

tiene una enorme trascen<strong>de</strong>ncia.<br />

EL HOGAR CRISTIANO<br />

Dios consi<strong>de</strong>ra el hogar como una fuerza <strong>de</strong> enorme importancia en la vida cristiana.<br />

La bien conocida <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que «la mano que mece la cuna rige el mundo» tiene una<br />

verdad en sí mucho más allá <strong>de</strong> lo que se ve en la superficie. La unidad familiar fue<br />

dispuesta por Dios para la preservación <strong>de</strong> mucho <strong>de</strong> lo que vale la pena en la vida.<br />

Según se va prestando menos y menos atención al hogar, tanto más rápidamente se va<br />

<strong>de</strong>teriorando nuestra civilización. La Primera Carta <strong>de</strong> Pablo a Timoteo enseña <strong>de</strong> una<br />

manera especial que Dios ha dispuesto la vida en el hogar como medio <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar


cualida<strong>de</strong>s espirituales, <strong>de</strong> modo que la idoneidad para el li<strong>de</strong>razgo que uno tenga en la<br />

<strong>iglesia</strong> surge <strong>de</strong> su carácter probado en el hogar.<br />

En los versículos que siguen tenemos algunos <strong>de</strong> los principios fundamentales para<br />

conducir en el establecimiento <strong>de</strong> un hogar cristiano. Al estudiar esta sección, <strong>de</strong>beríamos<br />

ser conscientes <strong>de</strong> los siguientes puntos «necesarios»:<br />

1. Ha <strong>de</strong> haber un altar familiar —un tiempo cada día en el que la familia se reúne para<br />

la lectura <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras y para la oración.<br />

2. El padre ha <strong>de</strong> mantener su puesto <strong>de</strong> autoridad en el hogar, y lo ha <strong>de</strong> ejercer con<br />

sabiduría y amor.<br />

3. La esposa y madre ha <strong>de</strong> darse cuenta <strong>de</strong> que su primera responsabilidad para con<br />

Dios y la familia resi<strong>de</strong> en el hogar. En general, no es pru<strong>de</strong>nte que la mujer tenga un<br />

trabajo fuera <strong>de</strong> casa. Naturalmente, hay casos <strong>de</strong> excepción.<br />

4. El marido y la mujer <strong>de</strong>berían presentar un ejemplo <strong>de</strong> piedad a sus hijos. Deberían<br />

estar unidos en todas las cuestiones, incluyendo la disciplina <strong>de</strong> los hijos, siempre que<br />

sea necesario.<br />

5. Se <strong>de</strong>be mantener la unidad familiar. Es <strong>de</strong>masiado posible absorberse tanto en los<br />

negocios, la vida social, e incluso en el servicio cristiano, que los hijos sufran por falta <strong>de</strong><br />

afecto, <strong>de</strong> compañía, <strong>de</strong> instrucción y <strong>de</strong> disciplina. Muchos padres han tenido que<br />

confesar entristecidos a causa <strong>de</strong> un hijo o una hija <strong>de</strong>scarriados: «Y mientras tu siervo<br />

estaba ocupado en una y en otra cosa, … <strong>de</strong>sapareció» (1 R. 20:40).<br />

6. Con respecto a la disciplina <strong>de</strong> los hijos, se han sugerido tres reglas cardinales.<br />

Nunca castigar enfurecido. Nunca castigar injustamente. Nunca castigar sin explicar la<br />

razón.<br />

7. Es bueno que los hijos aprendan a llevar el yugo en su juventud (Lm. 3:27), que<br />

aprendan la disciplina <strong>de</strong>l trabajo y <strong>de</strong> aceptar la responsabilidad, y el valor <strong>de</strong>l dinero.<br />

8. Por encima <strong>de</strong> todo, los padres cristianos <strong>de</strong>berían evitar ser ambiciosos para sus<br />

hijos en un sentido carnal y mundano, sino que <strong>de</strong>berían poner constantemente <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> ellos el servicio <strong>de</strong> nuestro Señor como la mejor manera <strong>de</strong> pasar sus vidas. Para<br />

algunos, pue<strong>de</strong> significar un servicio a pleno tiempo en un campo misionero; para otros,<br />

pue<strong>de</strong> significar servir al Señor en una ocupación secular. En todo caso, el trabajo para el<br />

Señor <strong>de</strong>bería ser la consi<strong>de</strong>ración prioritaria. Sea en casa, en el trabajo, o don<strong>de</strong> sea que<br />

estemos, <strong>de</strong>beríamos ser conscientes <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que representamos a nuestro<br />

Salvador, y que cada palabra y acción <strong>de</strong>bería ser digna <strong>de</strong> Él, y que <strong>de</strong> hecho <strong>de</strong>bería<br />

ser gobernada por Él.<br />

3:18 La primera instrucción <strong>de</strong>l apóstol se dirige a las esposas. Se les instruye que estén<br />

sometidas a sus maridos, como conviene en el Señor. Según el plan divino, el marido es<br />

cabeza <strong>de</strong> la casa. La mujer ha recibido el puesto <strong>de</strong> sometimiento a su marido. Ella no<br />

<strong>de</strong>be dominar ni conducir, sino seguir la guía <strong>de</strong> su marido, siempre que pueda hacerlo sin<br />

comprometer su lealtad a Cristo. Hay, naturalmente, casos en los que la mujer no podrá<br />

obe<strong>de</strong>cer a su marido y seguir siendo fiel a Cristo. En tal caso, su primera lealtad es al<br />

Señor Jesús. Cuando una mujer cristiana tiene un marido retraído, este versículo indica que<br />

ella <strong>de</strong>bería ayudarlo a cumplir su papel apropiado en el hogar, y no usurpar su puesto<br />

porque ella pueda ser más lista.<br />

3:19 Es hermoso el equilibrio que se nos presenta en la palabra <strong>de</strong> Dios. El apóstol no<br />

se <strong>de</strong>tiene con su consejo a las esposas; pasa ahora a mostrar que también los maridos<br />

tienen una responsabilidad. Deben amar a sus mujeres, y no ser ásperos con ellas. Si se<br />

siguiesen estos sencillos preceptos, <strong>de</strong>saparecerían muchos <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> la vida


matrimonial y los hogares serían más felices en el Señor. En realidad, ninguna mujer<br />

pondría objeción a someterse a un marido que verda<strong>de</strong>ramente le ama. Se ha observado que<br />

no se manda al marido que haga obe<strong>de</strong>cer a su mujer. Si ella no lo hace, él <strong>de</strong>bería<br />

presentarlo ante el Señor. El sometimiento <strong>de</strong>bería ser su acto voluntario, «como conviene<br />

en el Señor».<br />

3:20 A los hijos se les amonesta: obe<strong>de</strong>ced a vuestros padres en todo, porque esto<br />

agrada al Señor. En todas las eras, las familias se han mantenido unidas en base <strong>de</strong> dos<br />

sencillos principios —autoridad y obediencia—. Aquí tenemos lo segundo. Observemos<br />

que esta obediencia ha <strong>de</strong> ser en todo. Esto significa no sólo en esas cosas en que se esté <strong>de</strong><br />

acuerdo, sino también en aquellas que <strong>de</strong> natural no sean gratas.<br />

Los hijos cristianos que tienen padres inconversos se ven a menudo en una posición<br />

difícil. Quieren ser fieles al Señor, pero al mismo tiempo se encuentran con <strong>de</strong>mandas que<br />

les hacen sus padres. En general, creemos que si honran a sus padres, Dios a su vez los<br />

honrará a ellos. En tanto que vivan en casa <strong>de</strong> sus padres, tienen una obligación muy<br />

concreta que llevar a cabo. Naturalmente, no <strong>de</strong>berían hacer nada contrario a las enseñanzas<br />

<strong>de</strong> Cristo, pero generalmente no se verán en este caso. A menudo se verán llevados a hacer<br />

cosas que les podrán parecer muy <strong>de</strong>sagradables, pero en tanto que no sean claramente<br />

malas o pecaminosas, pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>cidir hacerlo como para el Señor. De esta manera podrán<br />

ser para buen testimonio ante sus padres y tratarán <strong>de</strong> ganarlos para el Señor.<br />

3:21 Los padres no <strong>de</strong>berían exasperar a sus hijos, para que no se <strong>de</strong>salienten. Es<br />

interesante que este consejo se dirige a los padres, no a las madres. ¿Acaso esto no revela<br />

que el peligro <strong>de</strong> que el padre cometa esta falta es mayor que en el caso <strong>de</strong> la madre? Kelly<br />

sugiere que las madres son probablemente más propensas a mimar a los hijos.<br />

3:22 Des<strong>de</strong> el versículo 22 hasta el final <strong>de</strong>l capítulo, el Espíritu <strong>de</strong> Dios se dirige a los<br />

siervos o esclavos. Es interesante observar la cantidad <strong>de</strong> espacio que se da en el NT a los<br />

esclavos. Y esto no carece <strong>de</strong> significación. Muestra que no importa lo baja que pueda ser<br />

la posición social <strong>de</strong> alguien, pue<strong>de</strong> seguir alcanzando lo mejor en la vida cristiana por<br />

medio <strong>de</strong> la fi<strong>de</strong>lidad a la palabra <strong>de</strong> Dios. Quizá refleje el conocimiento anticipado <strong>de</strong> Dios<br />

<strong>de</strong> que la mayoría <strong>de</strong> los cristianos ocuparían puestos <strong>de</strong> servicio y no <strong>de</strong> autoridad. Por<br />

ejemplo, hay bien poca instrucción en el NT que se refiera a los gobernantes <strong>de</strong> las<br />

naciones, pero hay mucho consejo para los que <strong>de</strong>dican sus vidas a servir a los <strong>de</strong>más. En<br />

los tiempos <strong>de</strong> Pablo, los esclavos generalmente recibían muy poca consi<strong>de</strong>ración, e<br />

indudablemente <strong>de</strong>bía chocarles que se les diese tanta atención en estas cartas. Pero muestra<br />

cómo la gracia <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a los hombres por muy baja que sea su posición. C. H.<br />

Mackintosh observa: «El esclavo no queda excluido <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> Dios. Por el simple<br />

hecho <strong>de</strong> cumplir con sus <strong>de</strong>beres <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, pue<strong>de</strong> adornar la doctrina y dar gloria a<br />

Dios».<br />

A los siervos se les dice que obe<strong>de</strong>zcan en todo a sus amos terrenales. Es un gentil<br />

recordatorio que estos amos son sólo amos terrenales. Tienen otro Amo que está por<br />

encima <strong>de</strong> todos y que contempla todo lo que se les hace a los más humil<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Sus hijos.<br />

Los esclavos no <strong>de</strong>ben servir al ojo, como los que sólo quieren agradar a los hombres,<br />

sino con corazón sincero, temiendo a Dios. (Para un buen ejemplo <strong>de</strong> esto en el AT, véase<br />

Génesis 24:33.) Especialmente cuando una persona se siente oprimida, hay la tentación <strong>de</strong><br />

bajar el ritmo <strong>de</strong>l trabajo cuando el amo no está mirando. Pero el siervo cristiano se dará<br />

cuenta <strong>de</strong> que su Amo está siempre mirando, y así, aunque sus circunstancias terrenales<br />

puedan ser amargas, trabajará como para el Señor. Con corazón sincero significa que lo<br />

hará con una limpia motivación —sólo para agradar al Señor Jesús.


Es interesante que en el NT no hay ninguna prohibición expresa <strong>de</strong> la esclavitud. El<br />

evangelio no <strong>de</strong>rriba instituciones sociales mediante revolución. Sin embargo, allí don<strong>de</strong> ha<br />

ido el evangelio, la esclavitud ha sido <strong>de</strong>sarraigada y eliminada. Esto no significa que<br />

precisamente estas instrucciones carezcan <strong>de</strong> sentido para nosotros. Todo lo que aquí se<br />

dice se pue<strong>de</strong> aplicar perfectamente a empleados y patronos.<br />

3:23 Todo lo que se haga <strong>de</strong>bería ser hecho <strong>de</strong> corazón (literalmente, «<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

alma»), como para el Señor y no para los hombres. En cada forma <strong>de</strong> servicio cristiano,<br />

así como en cada esfera <strong>de</strong> la vida, hay muchas tareas que la gente encuentra duras. Es<br />

innecesario <strong>de</strong>cir que tratamos <strong>de</strong> evitar tales tareas. Pero este versículo nos enseña una<br />

lección muy importante, que el más humil<strong>de</strong> servicio pue<strong>de</strong> ser glorificado y dignificado<br />

haciéndolo para el Señor. En este sentido, no hay diferencia entre trabajo secular y sagrado.<br />

Todo es sagrado. Las recompensas en el cielo no se darán por la prominencia o el aparente<br />

éxito; no se darán por talentos u oportunida<strong>de</strong>s: se darán a la fi<strong>de</strong>lidad. Así, personas<br />

<strong>de</strong>sconocidas triunfarán aquel día si han llevado a cabo sus <strong>de</strong>beres con fi<strong>de</strong>lidad como para<br />

el Señor. Dos lemas que se encuentran frecuentemente sobre frega<strong>de</strong>ros son: «No porque sí,<br />

sino triunfantemente», y «Servicio divino celebrado aquí tres veces al día».<br />

3:24 El Señor guarda los registros ahora, y todo lo que se haga como para Él recibirá<br />

Su atención. «La bondad <strong>de</strong> Dios recompensará las bonda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los hombres». Los que<br />

tienen poca herencia terrenal recibirán la recompensa <strong>de</strong> la herencia en el cielo.<br />

Recor<strong>de</strong>mos esto la próxima vez que seamos llamados a hacer algo que no nos guste, en la<br />

<strong>iglesia</strong>, en el hogar o en el trabajo. Es un testimonio para Cristo hacerlo sin quejas, y hacer<br />

el mejor trabajo posible.<br />

3:25 Pablo no especifica a quién tiene en mente en el versículo 25. Quizá pensaríamos<br />

más naturalmente en un amo injusto, en quien oprime a siervos. Quizá un siervo cristiano<br />

se ha cansado <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer sus injustas <strong>de</strong>mandas. «No importa —dice Pablo—; el Señor lo<br />

sabe todo, y también se cuidará <strong>de</strong> las injusticias.»<br />

Pero aunque esto pudiera incluir a los amos, se dirige primordialmente a los siervos. Un<br />

servicio hecho con <strong>de</strong>sgana, el engaño, la pereza u otras formas <strong>de</strong> insinceridad, son cosas<br />

que no pasarán <strong>de</strong>sapercibidas. En Dios no hay acepción <strong>de</strong> personas. Él es el Amo <strong>de</strong><br />

todo, y las distinciones que prevalecen entre los hombres no significan nada para Él. Si los<br />

esclavos roban a sus amos (como parece que hizo Onésimo), tendrán que dar cuentas ante<br />

el Señor.<br />

4:1 Este versículo va lógicamente con el último versículo <strong>de</strong>l capítulo 3. Los amos<br />

<strong>de</strong>berían hacer lo que es justo y equitativo con sus siervos. No <strong>de</strong>berían privarles <strong>de</strong> su<br />

justa paga, sino que <strong>de</strong>berían pagarles bien por el trabajo que hayan hecho. Esto se dirige<br />

directamente a los patronos cristianos. Dios aborrece la opresión <strong>de</strong> los pobres, y los dones<br />

<strong>de</strong> un hombre que haya enriquecido por medio <strong>de</strong> un trato injusto a los trabajadores son<br />

inaceptables para el Señor. Dios viene a <strong>de</strong>cir: «Guárdate tu dinero; no me gusta la forma<br />

en que lo has conseguido» (véase Stg. 5:1–4). Los amos no <strong>de</strong>berían ser arrogantes, sino<br />

que <strong>de</strong>berían temer. Ellos también tienen un amo en los cielos, y que es justo y recto en<br />

todos Sus caminos.<br />

Antes <strong>de</strong> acabar esta sección es interesante observar cómo el Apóstol Pablo trae<br />

repetidas veces estas cuestiones <strong>de</strong> la vida diaria bajo la escrutadora luz <strong>de</strong>l señorío <strong>de</strong><br />

Cristo <strong>de</strong> la siguiente manera: (1) Esposas —como conviene en el Señor (v. 18) —. (2)<br />

Hijos —porque esto agrada al Señor (v. 20) —. (3) Siervos —temiendo a Dios (v. 22) —.<br />

(4) Siervos —como para el Señor (v. 23).


C. La vida <strong>de</strong> oración <strong>de</strong>l creyente y su testimonio mediante la vida y el<br />

habla (4:2–6)<br />

4:2 Pablo nunca se cansa <strong>de</strong> exhortar al pueblo <strong>de</strong> Dios que sea diligente en su vida <strong>de</strong><br />

oración. Indudablemente, una <strong>de</strong> las lamentaciones que todos tendremos cuando lleguemos<br />

al cielo será que no dimos más tiempo a la oración, especialmente cuando nos <strong>de</strong>mos<br />

cuenta hasta qué punto nuestras oraciones eran respondidas. Hay un gran misterio<br />

relacionado con el tema <strong>de</strong> la oración, y muchas preguntas que no tienen respuesta. Pero la<br />

mejor actitud <strong>de</strong>l cristiano no es tratar <strong>de</strong> analizar, diseccionar ni compren<strong>de</strong>r los más<br />

profundos misterios <strong>de</strong> la oración. El mejor enfoque es seguir orando con fe sencilla,<br />

<strong>de</strong>jando a un lado las dudas intelectuales que surjan.<br />

No sólo <strong>de</strong>bemos perseverar en la oración, sino que <strong>de</strong>bemos también hacerlo velando<br />

en ella. Esto <strong>de</strong> inmediato nos recuerda la petición <strong>de</strong>l Señor Jesús a los discípulos en el<br />

Huerto <strong>de</strong> Getsemaní: «Velad y orad, que no entréis en tentación». No fueron vigilantes, y<br />

se durmieron profundamente. No sólo <strong>de</strong>bemos velar contra el sueño, sino también contra<br />

los pensamientos errantes, la falta <strong>de</strong> atención y la irrealidad. Y <strong>de</strong>bemos velar para que no<br />

seamos robados <strong>de</strong>l tiempo para la oración (Ef. 6:18). A<strong>de</strong>más, nuestras oraciones han <strong>de</strong><br />

ser con acción <strong>de</strong> gracias. No sólo <strong>de</strong>bemos ser agra<strong>de</strong>cidos por las pasadas respuestas a la<br />

oración, sino también que por fe po<strong>de</strong>mos dar las gracias al Señor por las oraciones que no<br />

ha contestado. Guy King lo sumariza bien: «Su amor quiere lo mejor para nosotros; Su<br />

sabiduría conoce qué es lo mejor para nosotros; y Su po<strong>de</strong>r consigue lo mejor para<br />

nosotros».<br />

4:3 Pablo pi<strong>de</strong> que los colosenses se acuer<strong>de</strong>n también <strong>de</strong> orar por él, y por los siervos<br />

<strong>de</strong>l Señor que están con él en Roma. Es hermoso observar que no pi<strong>de</strong> ser liberado <strong>de</strong> la<br />

cárcel, sino más bien que el Señor nos abra puerta para po<strong>de</strong>r predicar la palabra. El<br />

apóstol quería que Dios le abriese puertas. ¡Qué importante lección es ésta para nosotros!<br />

Es <strong>de</strong>masiado posible ir abriendo puertas para nosotros en el servicio cristiano. Pero éste es<br />

un peligro que <strong>de</strong>bemos evitar. Si el Señor nos abre puertas, po<strong>de</strong>mos entrar confiados,<br />

sabiendo que nos está conduciendo. En cambio, si nosotros abrimos puertas por nosotros<br />

mismos, entonces no po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que estamos en el centro <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l<br />

Señor, y podríamos pronto <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a medios carnales para llevar a cabo lo que<br />

preten<strong>de</strong>mos que es la obra <strong>de</strong>l Señor. La petición específica <strong>de</strong> Pablo es que el Señor nos<br />

abra puerta para la palabra, a fin <strong>de</strong> dar a conocer el misterio <strong>de</strong> Cristo, por el cual<br />

también estoy preso. El misterio <strong>de</strong> Cristo, en este versículo, es la verdad <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y<br />

en particular aquel aspecto <strong>de</strong> la misma que podría <strong>de</strong>finirse con la expresión «Cristo para<br />

los gentiles». Éste era el aspecto especial <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong>l evangelio que había sido<br />

encomendado a la predicación <strong>de</strong> Pablo. Era porque había osado sugerir que los gentiles<br />

podían ser salvos igualmente que los judíos que los lí<strong>de</strong>res judíos habían conseguido<br />

finalmente enviarlo a Roma como preso.<br />

Hay algunos que enseñan que el gran misterio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> fue revelado a Pablo<br />

mientras estaba en la cárcel. Por ello, ponen un gran énfasis en las «Epístolas <strong>de</strong> la Cárcel»,<br />

mientras que parecen subestimar la importancia <strong>de</strong> los Evangelios y <strong>de</strong> otros libros <strong>de</strong>l<br />

<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Pero es evi<strong>de</strong>nte por este versículo que la predicación <strong>de</strong>l misterio fue<br />

la causa <strong>de</strong> su encarcelamiento y que por ello tiene que haberle sido revelado algún tiempo<br />

antes <strong>de</strong> su arresto.


4:4 Está ansioso <strong>de</strong> manifestarlo, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> predicarlo con tanta claridad que sea<br />

fácilmente comprendido por los oyentes. Este <strong>de</strong>bería ser el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> cada cristiano que<br />

quiera dar a conocer a Cristo. No hay virtud alguna en ser «profundo». Deberíamos buscar<br />

alcanzar a las masas <strong>de</strong> la humanidad, y para ello el mensaje se ha <strong>de</strong> presentar <strong>de</strong> una<br />

manera sencilla y clara.<br />

4:5 Los cristianos <strong>de</strong>berían andar sabiamente para con los <strong>de</strong> fuera. En su conducta<br />

diaria <strong>de</strong>berían darse cuenta que están siendo cuidadosamente observados por los<br />

incrédulos. El mundo está más interesado en nuestro andar que en nuestro hablar. En<br />

palabras <strong>de</strong> Edgar Guest: «Prefiero ver un sermón que oírlo, cuando sea». Esto no significa<br />

que el cristiano no <strong>de</strong>ba confesar también a Cristo con su boca, sino que el argumento es<br />

que su manera <strong>de</strong> andar ha <strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>rse con sus palabras. Nunca se <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>cir <strong>de</strong><br />

él: «Un habla sublime, un andar <strong>de</strong>primente».<br />

Redimiendo el tiempo significa «comprando oportunida<strong>de</strong>s». Cada día <strong>de</strong> nuestras<br />

vidas nos encontramos con oportunida<strong>de</strong>s para dar testimonio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r salvador <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. Al irse presentando estas oportunida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>beríamos estar listos para aferrarnos<br />

a ellas. La palabra «comprar» implica que hay a menudo un coste involucrado en ello. Pero,<br />

cueste lo que cueste, <strong>de</strong>beríamos estar dispuestos a compartir a nuestro precioso Salvador<br />

con aquellos que no le conocen.<br />

4:6 Nuestra palabra <strong>de</strong>bería ser siempre con gracia, sazonada con sal, para que<br />

sepamos cómo <strong>de</strong>bemos respon<strong>de</strong>r a cada uno. Si nuestra conversación ha <strong>de</strong> ser siempre<br />

con gracia, <strong>de</strong>be ser cortés, humil<strong>de</strong>, y según Cristo. Debería estar exenta <strong>de</strong> chismes,<br />

frivolidad, impureza y amargura. La expresión sazonada con sal pue<strong>de</strong> tener varios<br />

significados. Algunos comentaristas piensan que aunque nuestro lenguaje <strong>de</strong>bería ser con<br />

gracia, <strong>de</strong>bería ser asimismo sincero y sin doblez. Otros piensan en la sal como potenciador<br />

<strong>de</strong> sabor, y que con ello Pablo nos dice que nuestra conversación nunca <strong>de</strong>bería ser<br />

aburrida, sin contenido, insípida, sino que <strong>de</strong>bería ser siempre valiosa y provechosa.<br />

Lightfoot dice que los escritores paganos usaban «sal» como figura <strong>de</strong> lenguaje para<br />

«ingenio». Pablo cambia el ingenio a sabiduría. Quizá la mejor manera <strong>de</strong> estudiar esta<br />

expresión sea estudiar el lenguaje <strong>de</strong>l Señor Jesús. A la mujer tomada en adulterio le dijo:<br />

«Tampoco yo te con<strong>de</strong>no; vete; y no peques más». Aquí tenemos gracia y sal. Primero <strong>de</strong><br />

todo, la gracia: «Tampoco yo te con<strong>de</strong>no». Luego, la sal: «Vete; y no peques más». En otro<br />

ejemplo, el Señor Jesús le dijo a la mujer junto al pozo <strong>de</strong> Jacob: «Dame <strong>de</strong> beber. … Ve,<br />

llama a tu marido, y ven acá». Lo primero habla <strong>de</strong> la gracia, mientras que lo segundo nos<br />

recuerda más <strong>de</strong> la sal.<br />

Para que sepáis cómo <strong>de</strong>béis respon<strong>de</strong>r a cada uno. Quizá el Apóstol Pablo está aquí<br />

pensando en particular <strong>de</strong> los gnósticos que iban a los colosenses con sus plausibles<br />

doctrinas. Debían estar dispuestos a respon<strong>de</strong>r a estos falsos maestros con palabras <strong>de</strong><br />

sabiduría y fi<strong>de</strong>lidad.<br />

D. Atisbos <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> los asociados <strong>de</strong> Pablo (4:7–14)<br />

4:7 Tíquico era aparentemente uno que había sido escogido por Pablo para llevar esta<br />

carta <strong>de</strong> Roma a Colosas. Maclaren exhibe cuán asombrado estaría Tíquico <strong>de</strong> saber que<br />

«este trozo <strong>de</strong> pergamino sobreviviría a toda la ostentosa pompa <strong>de</strong> la ciudad, y que su<br />

nombre, por estar escrito en él, sería conocido hasta el fin <strong>de</strong> los tiempos a lo largo y ancho<br />

<strong>de</strong>l mundo».


Pablo asegura aquí a los santos que cuando Tíquico llegue, les contará todo lo que… se<br />

refiere a los asuntos <strong>de</strong>l apóstol. Una vez más, es cautivador leer la combinación <strong>de</strong> títulos<br />

que Pablo otorga a este hermano. Lo llama el amado hermano y fiel ministro y consiervo<br />

en el Señor. ¡Cuánto más son <strong>de</strong> codiciar estos títulos que los altisonantes títulos<br />

eclesiásticos que se dan a los funcionarios eclesiásticos en nuestro tiempo!<br />

4:8 El viaje <strong>de</strong> Tíquico a Colosas cumpliría dos propósitos. Primero, daría a los santos<br />

un relato <strong>de</strong> primera mano acerca <strong>de</strong> Pablo y <strong>de</strong> sus compañeros en Roma, y a<strong>de</strong>más<br />

confortaría los corazones <strong>de</strong> los colosenses. Aquí, otra vez, confortar tiene probablemente<br />

más la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> «fortalecer» o «alentar» (véase 2:2) que la <strong>de</strong> consolar. Su ministerio a ellos<br />

tendría el efecto general <strong>de</strong> ayudarlos a mantenerse en contra <strong>de</strong> la falsa enseñanza entonces<br />

dominante.<br />

4:9 La mención <strong>de</strong>l nombre Onésimo pone ante nosotros la cautivante historia revelada<br />

en la carta <strong>de</strong> Pablo a Filemón. Onésimo era el esclavo huido que intentó escapar a su<br />

castigo huyendo a Roma. Por una razón u otra, entró en contacto con Pablo, que, a su vez,<br />

le señaló a Cristo. Ahora Onésimo va a viajar <strong>de</strong> vuelta a su antiguo amo, Filemón, en<br />

Colosas. Él llevará la carta <strong>de</strong> Pablo a Filemón, mientras que Tíquico llevará la carta a la<br />

<strong>iglesia</strong> en Colosas. ¡Imaginemos el entusiasmo entre los creyentes en Colosas cuando<br />

llegasen estos hermanos con las cartas <strong>de</strong> Pablo! Indudablemente estarían levantados hasta<br />

tar<strong>de</strong>, haciendo preguntas acerca <strong>de</strong> las condiciones en Roma y <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> Pablo en el<br />

servicio <strong>de</strong> su Salvador.<br />

4:10 No se sabe mucho acerca <strong>de</strong> Aristarco, excepto que había sido anteriormente<br />

arrestado <strong>de</strong>bido a su servicio por el Señor, como se registra en Hechos 19:29. Ahora es su<br />

compañero <strong>de</strong> prisión en Roma.<br />

Marcos es aquí i<strong>de</strong>ntificado como el primo <strong>de</strong> Bernabé. Este joven había comenzado<br />

con Pablo y Bernabé en las labores misioneras. Debido a su fracaso, Pablo <strong>de</strong>cidió que<br />

<strong>de</strong>bía quedarse en Jerusalén, pero Bernabé insistió en que les acompañase. Esto causó una<br />

separación entre los dos viejos compañeros <strong>de</strong> obra. Sin embargo, es bueno saber que el<br />

fracaso <strong>de</strong> Marcos no fue <strong>de</strong>finitivo, y que ha sido ahora restaurado a la confianza <strong>de</strong>l<br />

amado Pablo.<br />

Si Marcos visitaba Colosas, los santos allí <strong>de</strong>bían recibirle. La expresión acerca <strong>de</strong>l<br />

cual habéis recibido instrucciones no significa necesariamente que los colosenses habían<br />

recibido antes instrucciones acerca <strong>de</strong> Marcos. Pue<strong>de</strong> también referirse a las instrucciones<br />

que Pablo les está dando ahora: si va a vosotros, recibidle. El tiempo <strong>de</strong>l verbo habéis<br />

recibido pue<strong>de</strong> sencillamente significar que para cuando los colosenses hubiesen recibido<br />

la Carta, habrían recibido instrucciones. La mención <strong>de</strong> Marcos, el escritor <strong>de</strong>l Segundo<br />

Evangelio, nos recuerda que todos nosotros estamos escribiendo un evangelio cada día:<br />

Todos un evangelio escribimos, un capítulo diario,<br />

Por acciones, miradas y afectos, las cosas que <strong>de</strong>cimos,<br />

Nuestras acciones nos traicionan —palabras fieles y verda<strong>de</strong>ras—<br />

Dicen: «¿Cuál es el evangelio según tu testimonio?».<br />

4:11 Otro colaborador que Pablo menciona es Jesús, llamado Justo. Jesús era<br />

entonces un nombre común, como lo sigue siendo en ciertos países. Era el equivalente<br />

griego <strong>de</strong>l nombre hebreo «Josué». Es indudable que este hombre era llamado Justo<br />

porque sus amigos cristianos sentirían cuán incongruente era que nadie tuviese el mismo<br />

nombre que el Hijo <strong>de</strong> Dios.


Los tres anteriores eran judíos convertidos. Des<strong>de</strong> luego, eran los únicos antiguos<br />

judíos que eran colaboradores con Pablo en el reino <strong>de</strong> Dios, hombres que habían sido<br />

para él un consuelo.<br />

4:12 Al llevar Pablo esta carta a su fin, Epafras le recuerda que se asegure <strong>de</strong> enviar<br />

sus propios saludos personales a los queridos santos en Colosas. Epafras, nativo <strong>de</strong><br />

Colosas, recordaba constantemente a los creyentes en sus oraciones, pidiendo al Señor que<br />

pudiesen estar firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere.<br />

4:13 Pablo da testimonio <strong>de</strong> la gran solicitud que tenía Epafras en oración, no sólo por<br />

los que estaban en Colosas, sino también por los cristianos en Laodicea y en Hierápolis.<br />

Este hombre tenía un interés personal en el pueblo <strong>de</strong> Dios que conocía. Es indudable que<br />

tenía una lista <strong>de</strong> oración muy larga, y no sería sorpren<strong>de</strong>nte que recordase a cada uno en<br />

oración cada día. «Ora duramente por vosotros en todo tiempo, para que podáis manteneros<br />

firmes, con convicción madura, y totalmente <strong>de</strong>dicados a hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios»<br />

(NEB).<br />

4:14 Ahora Pablo envía saludos <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Lucas el médico amado, y Demas. Aquí<br />

hay un estudio en contrastes. Lucas había viajado extensamente con Pablo y probablemente<br />

le había servido física y espiritualmente durante sus tiempos <strong>de</strong> enfermedad, persecución y<br />

encarcelamiento.<br />

Demas, en cambio, había acompañado durante un tiempo al apóstol, pero luego el<br />

apóstol tuvo que <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> él: «Demas me ha <strong>de</strong>samparado, amando este mundo, y se ha ido<br />

a Tesalónica» (2 Ti. 4:10).<br />

E. Saludos e instrucciones (4:15–18)<br />

4:15 Ahora los saludos se envían a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y<br />

a la <strong>iglesia</strong> que está en su casa. Leemos otra vez acerca <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Laodicea en<br />

Apocalipsis 3:14–22. La <strong>iglesia</strong> allí se volvió tibia acerca <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Dios. Se volvió<br />

totalmente materialista y autosatisfecha. Pensando que todo estaba bien, la gente no se daba<br />

cuenta <strong>de</strong> su propia <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z. Los manuscritos difieren acerca <strong>de</strong> si la mención es a Ninfas<br />

(un hombre) o Ninfa (una mujer). Pero es suficiente con darse cuenta que había una <strong>iglesia</strong><br />

en aquella casa en Colosas. En aquellos tiempos los cristianos no tenían elaborados<br />

edificios como se emplean en la actualidad. Sin embargo, la mayoría <strong>de</strong> nosotros estaremos<br />

bien <strong>de</strong> acuerdo en que el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios en una <strong>iglesia</strong> local es mucho más importante que<br />

un elaborado edificio o bellos muebles. El po<strong>de</strong>r no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> esto último; los lujosos<br />

edificios eclesiales sirven con frecuencia como estorbo para el po<strong>de</strong>r.<br />

4:16 Cuando esta carta hubiese sido leída en Colosas, <strong>de</strong>bía ser enviada a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong><br />

los laodicenses. Es indudable que se hizo, pero por lo que apren<strong>de</strong>mos en Apocalipsis 3,<br />

parece que los <strong>de</strong> Laodicea no prestaron atención al mensaje <strong>de</strong> esta carta, al menos <strong>de</strong> una<br />

manera permanente.<br />

Pablo or<strong>de</strong>na también que la epístola a Laodicea sea leída también en Colosas. No hay<br />

manera <strong>de</strong> saber a qué carta se hace referencia. Algunos creen que la llamada Carta a los<br />

Efesios es la que aquí se menciona. Algunos antiguos manuscritos omiten las palabras «en<br />

Éfeso» en Efesios 1:1. Esto ha llevado a comentaristas a creer que la Carta a los Efesios<br />

pue<strong>de</strong> haber sido una carta circular enviada para ser leída en varias diferentes <strong>iglesia</strong>s —por<br />

ejemplo, Éfeso, Laodicea y luego Colosas—. Esta opinión queda reforzada también por el


hecho <strong>de</strong> que se hagan tan pocas referencias personales en Efesios en comparación con las<br />

muchas que se hacen en Colosenses.<br />

4:17 A Arquipo se le pi<strong>de</strong> que consi<strong>de</strong>re el ministerio que recibió en el Señor, y que<br />

lo cumpla. Otra vez, no se nos da una información clara acerca <strong>de</strong> cuál es el ministerio al<br />

que se alu<strong>de</strong>. Muchos creen que Arquipo era hijo <strong>de</strong> Filemón, y que estaba activo en la<br />

<strong>iglesia</strong> en Colosas. Este versículo se hará mucho más significativo para nosotros si<br />

asumimos que nos llamamos Arquipo y oímos al Espíritu <strong>de</strong> Dios diciéndonos: Consi<strong>de</strong>ra<br />

el ministerio que recibiste en el Señor, para que lo cumplas. Cada uno <strong>de</strong> nosotros ha<br />

recibido algún servicio <strong>de</strong> manos <strong>de</strong>l Señor, y un día se nos <strong>de</strong>mandará que <strong>de</strong>mos cuenta<br />

<strong>de</strong> lo que hemos hecho con él.<br />

Al llegar a este punto, el apóstol toma la pluma en su propia mano y firma su propia<br />

final salutación con su nombre gentil <strong>de</strong> Pablo. Indudablemente, al hacerlo, las ca<strong>de</strong>nas<br />

(BAS; RVR77, «prisiones») en sus manos resultaron un inconveniente para escribir, pero le<br />

recordaron <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir a los colosenses: Acordaos <strong>de</strong> mis ca<strong>de</strong>nas (BAS). «El sonido junto <strong>de</strong><br />

la pluma y <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>nas constituye la señal final <strong>de</strong> que las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong>l predicador no<br />

pue<strong>de</strong>n atar la Palabra <strong>de</strong> Dios». Luego concluye la Epístola con las palabras La gracia sea<br />

con vosotros. Amén. Escribe A. T. Robertson: «No hay palabra más rica que la palabra<br />

―gracia‖, porque conlleva en sí todo el amor <strong>de</strong> Dios exhibido en el don <strong>de</strong> Su Hijo por<br />

nosotros». Amén.<br />

Bibliografía<br />

(Colosenses y Filemón)<br />

Carson, Herbert M. The Epistles of Paul to the Colossians and to Philemon. Grand Rapids:<br />

Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1960.<br />

English, E. Schuyler. Studies in the Epistle to the Colossians. New York: Our Hope Press,<br />

1944.<br />

Erdman, C. R. Epistles of Paul to the Colossians and Philemon. Phila<strong>de</strong>lphia: Westminster<br />

Press, 1933. Hay traducción al castellano.<br />

King, Guy H. Crossing the Bor<strong>de</strong>r. Londres: Marshall, Morgan & Scott, Ltd., 1957.<br />

Lightfoot, J. B. Saint Paul’s Epistle to the Colossians and to Philemon. Grand Rapids:<br />

Zon<strong>de</strong>rvan Publishing House, reimpresión <strong>de</strong> una edición <strong>de</strong> 1879 por MacMillan.<br />

Maclaren, Alexan<strong>de</strong>r. «Colossians and Philemon», The Expositor’s Bible. Londres: Hod<strong>de</strong>r<br />

and Stoughton, 1888.<br />

Nicholson, W. R. Popular Studies in Colossians: Oneness with Christ. Grand Rapids:<br />

Kregel Publications, 1903.<br />

Peake, Arthur S. «Colossians,» The Expositor’s Greek Testament. Vol. 3. Grand Rapids:<br />

Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1961.<br />

Robertson, A. T. Paul and the Intellectuals. Nashville: Sunday School Board of the<br />

Southern Baptist Convention, 1928.<br />

Rutherford, J. St. Paul’s Epistles to Colossae and Laodicea. Edimburgo: T. & T. Clark,<br />

1908.<br />

Sturz, Richard. Studies in Colossians. Chicago: Moody Press, 1955.<br />

Thomas, W. H. Griffith. Studies in Colossians and Philemon. Grand Rapids: Baker Book<br />

House, 1973.<br />

Vine, W. E. The Epistles to the Philippians and Colossians. Londres: Oliphants, 1955.


Buffard, Percy J. Colosenses. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico-Carroll. Vol. 8, Colosenses/Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 12 —2ª Corintios-Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Moule, H. C. G. Estudios sobre Colosenses. CLIE, Terrassa.<br />

Paley, Guillermo. Epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.<br />

Wickham, Pablo. Biblia y su mensaje, Vol. 18: Efesios-Colosenses. CLIE, Terrassa.


LA PRIMERA EPÍSTOLA A LOS<br />

TESALONICENSES<br />

Introducción<br />

«Esta carta, más que cualquiera otra <strong>de</strong> las <strong>de</strong> Pablo, se caracteriza por su sencillez,<br />

gentileza y afecto … aquí no hay controversia.»<br />

W. Graham Scroggie<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

El primer libro <strong>de</strong> cualquier famoso autor es generalmente muy apreciado, indicando un<br />

primer énfasis y un don <strong>de</strong> comunicación. Primera a los Tesalonicenses pue<strong>de</strong> bien ser la<br />

primera carta inspirada <strong>de</strong> Pablo. La asombrosa cantidad <strong>de</strong> enseñanza cristiana que el<br />

apóstol pudo introducir en su breve estancia en Tesalónica queda claramente indicada por<br />

las muchas doctrinas <strong>de</strong> que trata como ya conocidas por los tesalonicenses.<br />

En la actualidad, el Arrebatamiento y la Segunda Venida <strong>de</strong> nuestro Señor son dos<br />

cosas ampliamente creídas y esperadas por los cristianos evangélicos. No siempre fue así.<br />

El avivamiento <strong>de</strong>l interés en esta doctrina, especialmente por medio <strong>de</strong> los escritos <strong>de</strong> los<br />

primeros Hermanos en Gran Bretaña (1825–1850) se basó primordialmente en 1<br />

Tesalonicenses. Sin esta breve carta nos quedaríamos terriblemente empobrecidos en<br />

nuestro entendimiento <strong>de</strong> los varios aspectos <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Cristo.<br />

II. Paternidad<br />

Prácticamente ningún erudito bíblico niega que 1 Tesalonicenses sea una carta paulina<br />

genuina. El apoyo para esto es suficiente, como dice J. E. Frame, «a no ser que uno esté<br />

dispuesto a afirmar que Pablo nunca vivió o que no ha sobrevivido ninguna carta <strong>de</strong> él».<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> que Pablo es su autor se encuentra en Policarpo, Ignacio y<br />

Justino, así como en el Canon Marcionita y en el Canon <strong>de</strong> Muratori (primitivas listas <strong>de</strong><br />

las Escrituras Cristianas —la primera herética y la segunda ortodoxa).<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna resi<strong>de</strong> en el empleo <strong>de</strong> un vocabulario paulino y en su estilo, y en<br />

la muestra <strong>de</strong> un padre espiritual lleno <strong>de</strong> ternura. Las alusiones históricas coinci<strong>de</strong>n con<br />

Hechos. Tanto en 1:1 como en 2:18 el escritor se auto<strong>de</strong>signa como Pablo.<br />

III. Fecha<br />

Primera Tesalonicenses fue escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Corinto durante la estancia <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong><br />

dieciocho meses allá, no mucho <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que Timoteo llegase adon<strong>de</strong> Pablo (1 Ts. 3:6;<br />

2:17). Por cuanto se cree que Galión (Hch. 18) llegó como procónsul al principio <strong>de</strong>l<br />

verano <strong>de</strong>l año 51 d.C., Pablo <strong>de</strong>bió llegar allí a principios <strong>de</strong>l 50 y escrito 1 Tesalonicenses<br />

poco <strong>de</strong>spués. Casi todos los eruditos datan el libro a principios <strong>de</strong>l año 50, y es


probablemente seguro datar la carta <strong>de</strong> manera más precisa en el 50 o 51 d.C., sólo veinte<br />

años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Ascensión <strong>de</strong> nuestro Señor.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Fue durante el Segundo Viaje Misionero <strong>de</strong> Pablo que la luz <strong>de</strong>l evangelio resplan<strong>de</strong>ció<br />

por vez primera en las tinieblas <strong>de</strong> Tesalónica (Hch. 17:1–10).<br />

Después <strong>de</strong> que Pablo y Silas fueron liberados <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong> Filipos, viajaron a<br />

Tesalónica pasando por Anfípolis y Apolonia. En aquellos tiempos, Tesalónica era una<br />

ciudad estratégica, tanto comercial como políticamente. Como solía, Pablo fue a la<br />

sinagoga judía y mostró por el AT que el Mesías tenía que pa<strong>de</strong>cer y resucitar <strong>de</strong> los<br />

muertos. Luego pasó a <strong>de</strong>clarar que Jesús <strong>de</strong> Nazaret era el prometido Mesías. Esto tuvo<br />

lugar durante tres sábados. Algunos <strong>de</strong> los judíos quedaron convencidos, y tomaron su<br />

puesto con Pablo y Silas como creyentes cristianos. A<strong>de</strong>más, se convirtieron muchos <strong>de</strong> los<br />

prosélitos griegos y bastantes <strong>de</strong> las mujeres distinguidas <strong>de</strong> la ciudad. Entonces se inició<br />

una reacción. Aquellos judíos que no creían reunieron a algunos <strong>de</strong> los rufianes <strong>de</strong> la plaza,<br />

incitaron un motín y asediaron la casa <strong>de</strong> Jasón, don<strong>de</strong> Pablo y Silas se habían estado<br />

alojando. Al no encontrar a los predicadores en la casa, arrastraron a Jasón y a algunos <strong>de</strong><br />

los otros creyentes ante los magistrados <strong>de</strong> la ciudad (politarcas), acusándolos <strong>de</strong> haber<br />

trastornado todo el mundo. ¡Era un elogio involuntario! Luego acusaron a los cristianos <strong>de</strong><br />

estar tramando <strong>de</strong>rribar a César al promover a otro Rey llamado Jesús. Los politarcas se<br />

sintieron aturdidos. Pidieron a Jasón y a sus amigos que pagasen una fianza, probablemente<br />

añadiendo estrictas ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> que sus invitados abandonasen la ciudad. Entonces, Jasón y<br />

los otros fueron liberados.<br />

Los hermanos cristianos en Tesalónica <strong>de</strong>cidieron que sería más pru<strong>de</strong>nte para los<br />

predicadores salir <strong>de</strong> la ciudad, y así los enviaron <strong>de</strong> noche a Berea.<br />

Lo notable es que <strong>de</strong>spués que Pablo y Silas se fueron, <strong>de</strong>jaron tras <strong>de</strong> sí una<br />

congregación <strong>de</strong> creyentes que estaban instruidos en las doctrinas <strong>de</strong> la fe y que no fueron<br />

movidos por la persecución que sufrieron. Sería fácil llegar a la conclusión, por Hechos<br />

17:2, <strong>de</strong> que Pablo y sus compañeros habían estado en Tesalónica sólo tres sábados. Sin<br />

embargo, pue<strong>de</strong> que eso fuese sólo la duración <strong>de</strong> su ministerio <strong>de</strong> enseñanza en la<br />

sinagoga. Pablo y su equipo pue<strong>de</strong>n haber pasado hasta tres meses en la ciudad. Las cartas<br />

<strong>de</strong>l apóstol a ellos muestran que los tesalonicenses tenían una amplia familiaridad con la<br />

doctrina cristiana, y difícilmente podrían haberla recibido así en tres o cuatro semanas.<br />

Des<strong>de</strong> Berea, Pablo pasó a Atenas (Hch. 17:15). Allí supo que los creyentes en<br />

Tesalónica estaban siendo perseguidos. Intentó visitarlos, pero Satanás le estorbó (1 Ts.<br />

2:17, 18). Timoteo trajo <strong>de</strong> vuelta un informe que era globalmente alentador (3:6–8), y esto<br />

impulsó al apóstol a escribir esta carta. En ella <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> su ministerio contra ataques<br />

calumniosos; llama a la separación <strong>de</strong> la dominante inmoralidad <strong>de</strong> aquella cultura; corrige<br />

malos entendidos acerca <strong>de</strong> los que habían muerto en Cristo; repren<strong>de</strong> a los que habían<br />

<strong>de</strong>jado <strong>de</strong> trabajar con vistas a la venida <strong>de</strong> Cristo; y apremia a los santos a respetar a sus<br />

guías espirituales.<br />

Uno <strong>de</strong> los más importantes temas <strong>de</strong> 1 Tesalonicenses es el regreso <strong>de</strong>l Señor Jesús. Se<br />

menciona al menos una vez en cada uno <strong>de</strong> los cinco capítulos.<br />

G. R. Harding Wood reúne estas referencias y llega a la siguiente excelente sinopsis:


El cristiano que espera el regreso <strong>de</strong>l Señor Jesús no tiene lugar para: (1) Ídolos en su<br />

corazón (1:9, 10); (2) Pereza en su servicio (2:9, 19); (3) Divisiones en su comunión (3:12,<br />

13); (4) Depresión en su mente (4:13–18), ni (5) Pecado en su vida (5:23).<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (1:1)<br />

II. RELACIONES PERSONALES DE PABLO CON LOS TESALONICENSES (1:2–<br />

3:13)<br />

A. Elogio <strong>de</strong> los tesalonicenses <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Pablo (1:2–10)<br />

B. Repaso <strong>de</strong>l ministerio, mensaje y conducta <strong>de</strong> Pablo en Tesalónica (2:1–12)<br />

C. Repaso <strong>de</strong> la respuesta <strong>de</strong> los tesalonicenses ante el evangelio (2:13–16)<br />

D. Explicación <strong>de</strong> que Pablo no volviese a Tesalónica (2:17–20)<br />

E. La misión <strong>de</strong> Timoteo a Tesalónica (3:1–10)<br />

F. La oración específica <strong>de</strong> Pablo (3:11–13)<br />

III. EXHORTACIONES PRÁCTICAS (4:1–5:22)<br />

A. La santificación que cumple la voluntad <strong>de</strong> Dios (4:1–8)<br />

B. El amor que piensa en los <strong>de</strong>más (4:9, 10)<br />

C. La vida que habla a los <strong>de</strong> fuera (4:11, 12)<br />

D. La esperanza que consuela a los creyentes (4:13–18)<br />

E. El Día <strong>de</strong>l Señor (5:1–11)<br />

F. Diversas exhortaciones a los santos (5:12–22)<br />

IV. SALUDOS FINALES A LOS TESALONICENSES (5:23–28)<br />

I. SALUTACIÓN (1:1)<br />

Comentario<br />

Esta carta comienza con los nombres <strong>de</strong> tres hombres que habían sido acusados <strong>de</strong><br />

trastornar el mundo entero. La acusación había sido dada como calumnia; <strong>de</strong> hecho, era un<br />

tributo.<br />

Pablo era el autor <strong>de</strong> la Epístola. Silvano y Timoteo estaban entonces viajando con él,<br />

por lo que incluyó sus nombres. Silvano es probablemente el mismo que el Silas que cantó<br />

un dúo con Pablo en la cárcel en Filipos (Hch. 16:25). Timoteo es el joven hermano <strong>de</strong><br />

Listra que se había añadido al grupo <strong>de</strong> Pablo justo antes <strong>de</strong>l viaje a Tesalónica (Hch. 16:1).<br />

La carta había sido escrita a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> los tesalonicenses en Dios Padre y en el<br />

Señor Jesucristo. La palabra que traducimos como <strong>iglesia</strong> se usaba en aquellos tiempos<br />

para <strong>de</strong>scribir cualquier clase <strong>de</strong> asamblea, <strong>de</strong> modo que Pablo quiere poner en claro que no<br />

es una asamblea pagana, sino <strong>de</strong> una asamblea relacionada con Dios como Padre y con<br />

Jesucristo como Señor.<br />

La salutación <strong>de</strong> gracia y paz abarca las mejores bendiciones <strong>de</strong> que nadie podría gozar<br />

a este lado <strong>de</strong>l cielo. La gracia es el favor inmerecido <strong>de</strong> Dios en cada aspecto <strong>de</strong> nuestras<br />

vidas. La paz es la tranquilidad imperturbada que <strong>de</strong>safía a las azarosas y aplastantes<br />

circunstancias <strong>de</strong> la vida. La gracia es la causa, y su efecto es la paz. Pablo repite los


dobles nombres divinos como la fuente coigual <strong>de</strong> las bendiciones, poniendo esta vez el<br />

pronombre posesivo nuestro conectado inmediatamente con Padre.<br />

II. RELACIONES PERSONALES DE PABLO CON LOS<br />

TESALONICENSES (1:2–3:13)<br />

A. Elogio <strong>de</strong> los tesalonicenses <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Pablo (1:2–10)<br />

1:2–3 Siempre que Pablo oraba, mencionaba a los tesalonicenses. (¿Somos nosotros<br />

igual <strong>de</strong> fieles en recordar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo?) Y es siempre con<br />

gracias que oraba por ellos acordándose <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> su<br />

amor y <strong>de</strong> su constancia en la esperanza.<br />

La obra <strong>de</strong> su fe se refiere probablemente <strong>de</strong> manera primaria a su conversión a Dios.<br />

Esta <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> fe como una obra nos recuerda una ocasión en que algunos<br />

preguntaron a Jesús: «¿Qué <strong>de</strong>bemos hacer para poner en práctica las obras <strong>de</strong> Dios?».<br />

Jesús les respondió: «Ésta es la obra <strong>de</strong> Dios, que creáis en el que él ha enviado» (Jn. 6:28,<br />

29). En este sentido, la fe es un acto u obra. Pero no es un afán por el que nadie gane mérito<br />

o <strong>de</strong> lo que nos podamos gloriar. De hecho, es la única obra que el hombre pueda hacer sin<br />

privar a Cristo <strong>de</strong> Su gloria como Salvador y sin negar su propia posición como pecador<br />

impotente. La fe es una obra no meritoria por la que la criatura reconoce a su Creador y el<br />

pecador reconoce a su Salvador. La expresión obra <strong>de</strong> fe incluye también la vida <strong>de</strong> fe que<br />

sigue a la conversión.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> su obra <strong>de</strong> fe, Pablo recordaba su trabajo <strong>de</strong> amor. Esto se refiere a su<br />

servicio por Dios motivado por amor al Señor Jesús. El cristianismo no es una vida que<br />

soportar por causa <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, sino una Persona a la que servir por causa <strong>de</strong>l amor. Ser Su<br />

esclavo es una libertad perfecta, y «el amor a él hace <strong>de</strong> la rutina un gozo divino». En<br />

comparación con el amor, el motivo <strong>de</strong>l beneficio es una inducción baja, indigna. El amor<br />

hacia Cristo induce a un servicio que el dinero nunca podría inspirar. Los tesalonicenses<br />

eran un ejemplo vivo <strong>de</strong> este hecho.<br />

Finalmente, Pablo daba gracias a Dios por la constancia en la esperanza que ellos<br />

evi<strong>de</strong>nciaban. Esto habla <strong>de</strong> su firme espera <strong>de</strong> Jesús. Habían estado sufriendo persecución<br />

como resultado <strong>de</strong> su valiente toma <strong>de</strong> posición por Cristo. Pero no habían aparecido grietas<br />

en lo que Phillips llama su «firme y recio aguante».<br />

El lugar <strong>de</strong> recuerdo queda indicado por la frase <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Dios y Padre nuestro. Al<br />

entrar Pablo en presencia <strong>de</strong> Dios en oración, recordaba el nacimiento espiritual y el<br />

crecimiento <strong>de</strong> los santos, y expresaba su acción <strong>de</strong> gracias por la fe, amor y esperanza <strong>de</strong><br />

los mismos.<br />

1:4 El apóstol estaba seguro <strong>de</strong> que estos santos eran escogidos <strong>de</strong> Dios ya antes <strong>de</strong> la<br />

fundación <strong>de</strong>l mundo. Pero, ¿cómo lo sabía? ¿Tenía alguna fuente sobrenatural <strong>de</strong><br />

conocimiento? No; sabía que estaban entre los escogidos por la manera en que habían<br />

recibido el evangelio.<br />

La doctrina <strong>de</strong> la elección enseña que Dios escogió a ciertas personas en Cristo antes <strong>de</strong><br />

la fundación <strong>de</strong>l mundo (Ef. 1:4). No enseña que escogió a nadie a la con<strong>de</strong>nación. El<br />

hecho <strong>de</strong> que hay personas que finalmente se pier<strong>de</strong>n se <strong>de</strong>be a su propio pecado e<br />

incredulidad.


La misma Biblia que enseña elección enseña asimismo responsabilidad humana, o la<br />

libre <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l hombre. Dios hace una oferta genuina <strong>de</strong> salvación a todos en todo lugar.<br />

Todo el que acuda a Cristo hallará una calurosa acogida.<br />

Estas dos doctrinas, la elección y la libertad <strong>de</strong> elección, crean un conflicto<br />

irreconciliable para la mente humana; pero la Biblia enseña las dos, y <strong>de</strong>beríamos creer las<br />

dos incluso si no po<strong>de</strong>mos armonizarlas.<br />

No sabemos quiénes son los escogidos, <strong>de</strong> modo que <strong>de</strong>bemos llevar el evangelio a todo<br />

el mundo. Los pecadores no <strong>de</strong>berían emplear la doctrina <strong>de</strong> la elección como excusa para<br />

no creer. Si se arrepienten y creen en el Señor Jesucristo, Dios los salvará.<br />

1:5 Por nuestro evangelio, Pablo no implica un mensaje diferente al <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los<br />

apóstoles. El contenido era el mismo. La diferencia residía en los mensajeros. Los<br />

tesalonicenses no habían tratado el mensaje como un mero discurso religioso.<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente, lo habían recibido en sus palabras, pero no… solamente en palabras.<br />

Les había venido en po<strong>de</strong>r, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre: (1) En<br />

po<strong>de</strong>r. El mensaje obró en sus vidas con una energía sobrenatural, produciendo convicción<br />

<strong>de</strong> pecado, arrepentimiento y conversión. (2) En el Espíritu Santo. Este po<strong>de</strong>r había sido<br />

producido por el Espíritu Santo. (3) En plena certidumbre. Pablo predicó con gran<br />

confianza en el mensaje. Los tesalonicenses lo aceptaron con plena certidumbre como la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. El resultado en sus vidas fue una plena certidumbre <strong>de</strong> fe.<br />

Pablo les recuerda ahora su propia conducta mientras estaba con ellos. No sólo predicó<br />

el evangelio, sino que vivió una vida consecuente. El mejor sermón es una vida santa.<br />

1:6 Así, Pablo podía <strong>de</strong>cir: Vinisteis a ser imitadores nuestros y <strong>de</strong>l Señor. Uno<br />

habría esperado que dijese: «Del Señor y <strong>de</strong> nosotros», mencionando al Señor en primer<br />

lugar. Pero aquí está dando el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su experiencia. Su primera introducción al Señor<br />

Jesús fue en la vida <strong>de</strong>l apóstol.<br />

Es algo para hacernos pensar, que se supone que los que nos ro<strong>de</strong>an <strong>de</strong>ben po<strong>de</strong>r ver a<br />

Cristo en nosotros. Deberíamos po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir con Pablo: «Sed imitadores <strong>de</strong> mí, así como yo<br />

<strong>de</strong> Cristo» (1 Co. 11:1).<br />

Observemos que habían recibido la palabra en medio <strong>de</strong> gran tribulación, con gozo.<br />

Así era como habían imitado al Señor y a los apóstoles. Externamente había tribulación;<br />

internamente, había gozo. ¡Una insólita combinación! Para el hombre <strong>de</strong>l mundo es<br />

imposible experimentar gozo y aflicción a la vez; para él, la tristeza es lo opuesto al gozo.<br />

El cristiano tiene un gozo <strong>de</strong>l Espíritu Santo in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> las circunstancias. Para él,<br />

lo opuesto al gozo es el pecado.<br />

La tribulación que soportaron fue la persecución que siguió a su conversión.<br />

1:7 Los tesalonicenses vinieron a ser cristianos modélicos. Primero, su ejemplo <strong>de</strong> gozo<br />

en medio <strong>de</strong> la persecución fue un ejemplo para los creyentes en Macedonia y Acaya, es<br />

<strong>de</strong>cir, a todos los cristianos en Grecia.<br />

1:8 Pero el testimonio <strong>de</strong> ellos no se <strong>de</strong>tuvo allí. Se volvieron cristianos reproductores.<br />

Como ondas en un estanque, la palabra <strong>de</strong>l Señor fue divulgada en círculos cada vez más<br />

amplios: primero en Macedonia y Acaya, y luego en todo lugar. Pronto las nuevas <strong>de</strong> su<br />

fe para con Dios se había extendido tanto que Pablo ni tuvo que hablar acerca <strong>de</strong> ella: la<br />

gente ya la conocía.<br />

No estamos puestos como estación <strong>de</strong> término <strong>de</strong> nuestras bendiciones, sino como<br />

canales a través <strong>de</strong> los que puedan fluir a otros, Dios resplan<strong>de</strong>ce en nuestros corazones<br />

para que la luz pueda resplan<strong>de</strong>cer a otros (2 Co. 4:6). Si hemos verda<strong>de</strong>ramente bebido <strong>de</strong>l


agua <strong>de</strong> la salvación, los ríos <strong>de</strong> agua viva manarán a aquellos que tenemos a nuestro<br />

alre<strong>de</strong>dor (Jn. 7:37, 38).<br />

1:9 Era tema <strong>de</strong> conversación generalizada que cuando el apóstol y sus compañeros<br />

fueron a Tesalónica, recibieron una regia acogida. También llegó a ser <strong>de</strong> dominio público<br />

<strong>de</strong> manera que había existido una sorpren<strong>de</strong>nte transformación en las vidas <strong>de</strong> muchas<br />

personas. Se habían convertido a Dios abandonando los ídolos paganos, y habían dado su<br />

voluntad a Dios como esclavos.<br />

Observemos que se habían convertido a Dios abandonando los ídolos; no <strong>de</strong> los ídolos<br />

a Dios. No era tanto que se cansasen <strong>de</strong> los ídolos y <strong>de</strong>cidieran dar una oportunidad a Dios.<br />

No, sino que se volvieron a Dios, y <strong>de</strong>scubrieron que los satisfacía tanto que <strong>de</strong>jaron sus<br />

ídolos.<br />

Es aquella mirada que a Pedro <strong>de</strong>rritió.<br />

Es aquel rostro que Esteban contempló,<br />

Es aquel corazón que con María lloró,<br />

Lo único que <strong>de</strong> los ídolos nos apartó.<br />

Ora Rowan<br />

Nunca perdamos <strong>de</strong> vista el sentimiento <strong>de</strong> entusiasmo y <strong>de</strong> maravilla implícito en este<br />

relato. Dos hombres van a una ciudad pagana con la palabra <strong>de</strong>l Señor. Predican el<br />

evangelio en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu. Tiene lugar el milagro <strong>de</strong> la regeneración: hombres y<br />

mujeres quedan arrebatados por el Salvador y abandonan sus ídolos. A continuación,<br />

tenemos una asamblea local <strong>de</strong> creyentes que alaban a Dios, que viven vidas <strong>de</strong> santidad,<br />

que soportan valientes la persecución, y que ganan a otros para Cristo. ¡Verda<strong>de</strong>ramente, el<br />

servicio <strong>de</strong>l Señor es la principal <strong>de</strong> las vocaciones!<br />

1:10 No sólo estaban los tesalonicenses sirviendo al Dios vivo y verda<strong>de</strong>ro (en<br />

contraste con ídolos sin vida y falsos), sino que estaban esperando al Señor Jesús.<br />

Observemos los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su expectativa:<br />

1. La Persona —Su Hijo<br />

2. El Lugar —<strong>de</strong>l cielo<br />

3. La Prenda —al cual resucitó <strong>de</strong> los muertos<br />

4. El Precioso Nombre —Jesús<br />

5. La Perspectiva —que nos libra <strong>de</strong> la ira veni<strong>de</strong>ra<br />

Así tenemos en los versículos 9 y 10 los tres aspectos <strong>de</strong> la experiencia <strong>de</strong> los<br />

tesalonicenses:<br />

Volverse (comparar con la obra <strong>de</strong> la fe, v. 3)<br />

Servir (comparar con el trabajo <strong>de</strong> amor, v. 3)<br />

Esperar (comparar con la constancia en la esperanza, v. 3).<br />

G. R. Harding Wood los analiza <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

Siguiendo —contemplando a Dios<br />

Sirviendo —mirando los campos<br />

Esperando —puestos los ojos en Jesús


Los tesalonicenses estaban esperando <strong>de</strong> los cielos al Hijo <strong>de</strong> Dios. Esto implica la<br />

posibilidad <strong>de</strong> que viniese durante la vida <strong>de</strong> ellos; <strong>de</strong> hecho, en cualquier momento durante<br />

la vida <strong>de</strong> ellos. La esperanza <strong>de</strong>l cristiano es el regreso inminente <strong>de</strong>l Señor Jesús. Se<br />

encuentra en muchos pasajes <strong>de</strong>l NT; he aquí unos pocos:<br />

Lucas 12:36 —«Y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a su señor.»<br />

Romanos 8:23 —«Esperando la adopción, la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> nuestro cuerpo.»<br />

1 Corintios 11:26 —«Porque todas las veces que comáis este pan, y bebáis esta copa, la<br />

muerte <strong>de</strong>l Señor estáis proclamando hasta que él venga.»<br />

2 Corintios 5:2 —«Porque también gemimos en esta morada, <strong>de</strong>seando ser revestidos<br />

<strong>de</strong> aquella nuestra habitación celestial.»<br />

Gálatas 5:5 —«Pues nosotros por el Espíritu aguardamos a base <strong>de</strong> la fe la esperanza <strong>de</strong><br />

la justicia.»<br />

Filipenses 3:20 —«Ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo»<br />

(BAS).<br />

Tito 2:13 —«Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa <strong>de</strong><br />

nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.»<br />

Hebreos 9:28 —«Aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, a los que le<br />

esperan ansiosamente para salvación.»<br />

Santiago 5:7–9 —«Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida <strong>de</strong>l Señor … la<br />

venida <strong>de</strong>l Señor está cerca … el juez está ya a la puerta.»<br />

1 Pedro 4:7 —«Mas el fin <strong>de</strong> todas las cosas se acerca.»<br />

1 Juan 3:3 —«Y todo aquel que tiene esta esperanza puesta en él, se purifica a sí<br />

mismo, así como él es puro.»<br />

Judas 21 —«… aguardando con anhelo la misericordia <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo para<br />

vida eterna.»<br />

Apocalipsis 3:11 —«Vengo en seguida.» 22:7 —«¡He aquí, vengo pronto!» 22:12 —<br />

«Mira que yo vengo pronto.» 22:20 —«Ciertamente, vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor<br />

Jesús.»<br />

El cristiano sabe que pue<strong>de</strong> que <strong>de</strong>ba pasar por la muerte, pero también que el Señor<br />

pue<strong>de</strong> venir en cualquier momento y que, así, entraría en el cielo sin morir.<br />

Ninguna profecía <strong>de</strong> la Escritura ha <strong>de</strong> ser cumplida antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo a por<br />

Su pueblo. Este es el siguiente gran acontecimiento en el programa <strong>de</strong> Dios.<br />

No podríamos estar esperando el regreso <strong>de</strong>l Señor en cualquier momento si se hubiese<br />

<strong>de</strong> interponer algún acontecimiento o periodo <strong>de</strong> tiempo. La posición <strong>de</strong>l Arrebatamiento<br />

pretribulacional es el único que permite al creyente esperar hoy la venida <strong>de</strong> Cristo. Las<br />

otras perspectivas llevan a abandonar la inminencia <strong>de</strong> Su regreso.<br />

Aquel a quien esperamos es Jesús, nuestro libertador <strong>de</strong> la ira que ha <strong>de</strong> venir. Esta<br />

<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l Salvador que viene se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dos formas:<br />

1. Nos libera <strong>de</strong>l castigo eterno por nuestros pecados. En la cruz, Él soportó la ira <strong>de</strong><br />

Dios contra nuestros pecados. Por la fe en Él, se nos pone a nuestra cuenta el valor <strong>de</strong> Su<br />

obra. De ahí en a<strong>de</strong>lante, no hay con<strong>de</strong>nación para nosotros, por cuanto estamos en Cristo<br />

Jesús (Ro. 8:1).<br />

2. Pero también nos libera <strong>de</strong>l veni<strong>de</strong>ro periodo <strong>de</strong> juicio cuando la ira <strong>de</strong> Dios será<br />

<strong>de</strong>rramada sobre un mundo que ha rechazado a Su Hijo. Este periodo es conocido como la<br />

Tribulación y como el tiempo <strong>de</strong> la angustia <strong>de</strong> Jacob (Dn. 9:27; Mt. 24:4–28; 1 Ts. 5:1–11;<br />

2 Ts. 2:1–12; Ap. 6:1–19:10).


B. Repaso <strong>de</strong>l ministerio, mensaje y conducta <strong>de</strong> Pablo en Tesalónica<br />

(2:1–12)<br />

2:1 En la última parte <strong>de</strong>l versículo 5 <strong>de</strong>l capítulo anterior, Pablo alu<strong>de</strong> brevemente a su<br />

carácter y conducta personal mientras estuvo en Tesalónica. Ahora empren<strong>de</strong> un repaso<br />

más a fondo <strong>de</strong> su ministerio, mensaje y estilo <strong>de</strong> vida.<br />

El punto es que el ministerio primordial <strong>de</strong> un cristiano es el ministerio <strong>de</strong> carácter. Lo<br />

que seamos es muchísimo más importante que lo que jamás podamos <strong>de</strong>cir. Nuestra<br />

influencia inconsciente habla con mucha más elocuencia que nuestra influencia consciente.<br />

James Denney dijo:<br />

El carácter <strong>de</strong> un cristiano es todo el capital que tiene para llevar a cabo su actividad. En<br />

la mayor parte <strong>de</strong> las otras vocaciones, un hombre pue<strong>de</strong> proseguir, sin importar cuál sea su<br />

carácter, siempre que su balance en el banco esté bien. Pero un cristiano que ha perdido su<br />

carácter lo ha perdido todo.<br />

El misionero mártir Jim Elliot escribió en su diario:<br />

En la obra espiritual, si no en otras partes, el carácter <strong>de</strong>l obrero <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> su<br />

trabajo. Shelley y Byron pue<strong>de</strong>n ser libertinos morales y sin embargo escribir buena poesía.<br />

Wagner pue<strong>de</strong> ser libidinoso y sin embargo producir una hermosa música, pero no pue<strong>de</strong><br />

ser así en ninguna obra para Dios. Pablo podía referirse a su propio carácter y forma <strong>de</strong><br />

vivir como prueba <strong>de</strong> lo que estaba diciendo a los tesalonicenses. En nueve ocasiones en<br />

esta primera epístola les dice: «Vosotros sabéis», refiriéndose a la observación que los<br />

tesalonicenses habían tenido <strong>de</strong> primera mano <strong>de</strong> la vida privada así como <strong>de</strong> la pública.<br />

Pablo fue a Tesalónica y vivió una vida que más que ilustró lo que predicaba. Fue más allá<br />

<strong>de</strong> la ilustración, a una prueba convincente. No es asombroso que tanta obra <strong>de</strong>l Reino sea<br />

<strong>de</strong>ficiente: sólo hay que mirar al carácter moral <strong>de</strong>l obrero.<br />

Quizá en estos versículos el apóstol esté <strong>de</strong>fendiéndose contra las falsas acusaciones <strong>de</strong><br />

sus <strong>de</strong>tractores. En todo caso, recuerda a los tesalonicenses que su ministerio tuvo éxito.<br />

Ellos mismos eran evi<strong>de</strong>ncia viva <strong>de</strong> que su obra había sido fructífera. Sabían que su visita<br />

no resultó vana. Ellos mismos se habían convertido y se había establecido una<br />

congregación.<br />

2:2 También su ministerio era valeroso. La amarga oposición y el insultante trato<br />

recibidos en Filipos, incluyendo su encarcelamiento allá con Silas, no le arredró, ni le<br />

<strong>de</strong>salentó ni intimidó. Prosiguió hacia Tesalónica. Allí, con el valor que sólo Dios pue<strong>de</strong><br />

dar, predicó el evangelio frente a gran oposición. Una persona menos robusta habría<br />

pensado en numerosas razones teológicas por las que Dios le llamaba a una audiencia más<br />

favorable. ¡No era así con Pablo! Él predicaba el mensaje sin temor a pesar <strong>de</strong> gran<br />

oposición, como resultado directo <strong>de</strong> la llenura <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

2:3 La exhortación <strong>de</strong>l apóstol a creer el evangelio era genuina en su fuente, pura en<br />

sus motivos y fiable en su método. En cuanto a su fuente, no surgía <strong>de</strong> falsas doctrinas sino<br />

<strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> Dios. En cuanto a sus motivos, el apóstol contemplaba a los tesalonicenses<br />

<strong>de</strong> manera altruista, con el bien <strong>de</strong> ellos a la vista, y sin ningún <strong>de</strong>seo ulterior, impuro. En<br />

cuanto a su método, no había ningún astuto plan para engañarlos. Aparentemente, sus<br />

celosos enemigos le acusaban <strong>de</strong> herejía, <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo concupiscente y <strong>de</strong> astucia.<br />

2:4 Para Pablo, el ministerio era una sagrada administración. Su responsabilidad era<br />

agradar a Dios mediante la fiel proclamación <strong>de</strong>l mensaje, sin importar cuál sea la reacción<br />

<strong>de</strong> los hombres. Él veía con claridad que no podía agradar a Dios y a los hombres, por lo


que prefirió agradar a Dios, que prueba nuestros corazones y que recompensa en<br />

consecuencia.<br />

Un administrador está obligado a agradar a aquel que le paga. Los predicadores pue<strong>de</strong>n<br />

a veces sentirse tentados a retener parte <strong>de</strong> la verdad por miedo a las repercusiones <strong>de</strong> parte<br />

<strong>de</strong> aquellos que contribuyen a su sustento. Pero Dios es el Amo, y Él tiene en cuenta<br />

cuándo el mensaje es diluido o suprimido.<br />

2:5 En los versículos 5–12, Pablo da un relato <strong>de</strong> su conducta en Tesalónica; con ello,<br />

nos ha <strong>de</strong>jado una espléndida pauta para todos los siervos <strong>de</strong> Cristo.<br />

Primero, nunca se rebajó a la adulación ni a la insinceridad para conseguir resultados.<br />

Sus palabras eran sinceras y transparentes, y sus motivos estaban exentos <strong>de</strong> la hipocresía.<br />

Segundo, nunca empleó la palabra <strong>de</strong>l Señor como pretexto para ocultar <strong>de</strong>seos <strong>de</strong><br />

enriquecerse. Su servicio no era una falsa apariencia para la codicia.<br />

Para refutar toda acusación <strong>de</strong> adulación, apela a los santos. Pero para refutar todo<br />

pensamiento <strong>de</strong> codicia apela a Dios, el único que pue<strong>de</strong> leer los corazones.<br />

2:6 Aquí tenemos otro impresionante atisbo <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> este gran hombre <strong>de</strong> Dios.<br />

Como apóstoles <strong>de</strong> Cristo, él y sus compañeros tenían <strong>de</strong>recho a ser sustentados<br />

económicamente (lo que aquí recibe el nombre <strong>de</strong> gloria) por los tesalonicenses. Pero<br />

<strong>de</strong>cidieron no ser carga para ellos, <strong>de</strong> modo que trabajaron <strong>de</strong> día y <strong>de</strong> noche para proveer<br />

para sus propias necesida<strong>de</strong>s. En Corinto era cosa distinta. Allí Pablo trabajó para no dar<br />

base alguna a sus <strong>de</strong>tractores para que le acusasen <strong>de</strong> predicar por dinero. En Tesalónica<br />

trabajaba porque los santos eran pobres y estaban perseguidos, y no quería ser una carga<br />

más para ellos.<br />

2:7 En lugar <strong>de</strong> ejercer el dominio sobre las hereda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios, fue amable entre ellos,<br />

como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> que<br />

los nuevos convertidos necesitaban <strong>de</strong> cuidados, y llevó a cabo este ministerio con toda la<br />

solicitud <strong>de</strong> una amante madre.<br />

2:8 Tan profunda era su amante solicitud por ellos que anhelaba compartir con ellos<br />

más que recibir. Su actividad no era la <strong>de</strong> una fría y calculada dispensación <strong>de</strong>l evangelio<br />

<strong>de</strong> Dios, sino un <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> su propia alma. Los amaba, y el amor no cuenta el<br />

dispendio. Al igual que su Maestro, no había venido para ser servido, sino para servir y dar<br />

su vida (Mr. 10:45).<br />

2:9 Aquí tenemos una evi<strong>de</strong>ncia adicional <strong>de</strong>l altruista carácter <strong>de</strong> Pablo. Le vemos<br />

trabajando como fabricante <strong>de</strong> tiendas a fin <strong>de</strong> ganarse la vida, para po<strong>de</strong>r ministrar a la<br />

gente sin ser gravosos a ninguno <strong>de</strong> ellos. Aunque es cierto que el predicador <strong>de</strong>l<br />

evangelio tiene <strong>de</strong>recho a ser sustentado económicamente por otros cristianos, es<br />

encomiable verle ce<strong>de</strong>r este <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> vez en cuando, si es necesario. Un verda<strong>de</strong>ro<br />

ministro <strong>de</strong> Cristo seguirá predicando el evangelio, tanto si recibe dinero como si tiene que<br />

trabajar para financiar sus activida<strong>de</strong>s. Observemos estas expresiones: trabajo y fatiga y<br />

<strong>de</strong> noche y <strong>de</strong> día. El evangelio no les costó nada a los tesalonicenses, pero sí y mucho a<br />

Pablo.<br />

2:10 Los creyentes podían testificar acerca <strong>de</strong> la conducta ejemplar <strong>de</strong> Pablo hacia<br />

ellos; y Dios también era Testigo <strong>de</strong> que él era <strong>de</strong>voto (o santo), justo (o recto) e<br />

irreprensible. Santo, esto es, separado a Dios y <strong>de</strong>l pecado. Recto en carácter y conducta.<br />

Irreprensible <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> los hombres. Si el mejor sermón es una vida santa, Pablo<br />

era un gran predicador. No como otros predicadores la elocuencia <strong>de</strong> los cuales es mayor<br />

que su conducta. ¡Cuando estaba en el púlpito, la gente <strong>de</strong>seaba que nunca lo <strong>de</strong>jase.<br />

Cuando estaba fuera <strong>de</strong>l púlpito, <strong>de</strong>seaban que nunca <strong>de</strong>jase su vida cotidiana!


2:11 En el versículo 7 se había comparado con una madre nodriza; ahora cambia la<br />

figura a la <strong>de</strong> un amante padre. Si lo primero sugiere ternura y afecto, lo segundo sugiere<br />

sabiduría y consejo. Como el padre a sus hijos, los exhortaba a que viviesen una vida<br />

santa, los alentaba a proseguir para el Señor a pesar <strong>de</strong> persecuciones, y testificaba acerca<br />

<strong>de</strong> la bienaventuranza <strong>de</strong> la obediencia a la voluntad y a la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

2:12 La meta <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Pablo era que los santos anduviesen como es digno <strong>de</strong><br />

Dios, que los había llamado a su reino y gloria.<br />

En nosotros mismos somos indignos <strong>de</strong> Dios o <strong>de</strong> un puesto en el cielo; la única<br />

dignidad que tenemos se encuentra en el Señor Jesús. Pero como hijos <strong>de</strong> Dios, se espera <strong>de</strong><br />

nosotros que an<strong>de</strong>mos como es digno <strong>de</strong> la vocación suprema. Po<strong>de</strong>mos lograrlo<br />

sometiéndonos al control <strong>de</strong>l Espíritu Santo y constantemente confesando y abandonando<br />

todo pecado en nuestras vidas.<br />

Todos los que son salvos son súbditos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. En la actualidad este reino es<br />

invisible, y el Rey está ausente. Pero las enseñanzas morales y éticas <strong>de</strong>l reino se nos<br />

aplican en la actualidad. Cuando el Señor Jesús regrese a reinar, el reino será entonces<br />

establecido en forma visible, y compartiremos aquel día la gloria <strong>de</strong>l Rey.<br />

C. Repaso <strong>de</strong> la respuesta <strong>de</strong> los tesalonicenses ante el evangelio (2:13–16)<br />

2:13 Ahora el apóstol recoge otro tema que ha tocado en 1:5a —la respuesta <strong>de</strong> los<br />

tesalonicenses a la predicación <strong>de</strong>l evangelio—. Cuando recibieron el mensaje, esto es, lo<br />

oyeron, no lo recibieron, esto es, aceptaron, como palabra <strong>de</strong> hombres, sino como palabra<br />

<strong>de</strong> Dios:<br />

Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, <strong>de</strong> que cuando<br />

recibisteis la palabra <strong>de</strong> Dios que oísteis <strong>de</strong> nosotros, la recibisteis no como palabra <strong>de</strong><br />

hombres, sino según es en verdad, la palabra <strong>de</strong> Dios, la cual actúa en vosotros los<br />

creyentes.<br />

Pablo está profundamente agra<strong>de</strong>cido por su recepción y aceptación <strong>de</strong>l mensaje. Este<br />

es otro ejemplo <strong>de</strong> su altruismo. La mayoría <strong>de</strong> nosotros queremos que los otros crean lo<br />

que <strong>de</strong>cimos sencillamente porque lo <strong>de</strong>cimos nosotros. Pero la palabra <strong>de</strong>l hombre es un<br />

débil fundamento para la fe. Sólo se pue<strong>de</strong> confiar plenamente en Dios, y es sólo cuando<br />

confiamos en Su palabra que se producen resultados en los corazones y en las vidas. Esto es<br />

lo que sucedió a los tesalonicenses: la palabra obraba <strong>de</strong> manera eficaz en sus vidas porque<br />

creían. Walter Scott escribió:<br />

Su Palabra —la Biblia— es inspirada, exhalada por Dios, en todos sus libros y partes tal<br />

como fue originalmente escrita. Es nuestra única autoridad en todas las cosas, para toda<br />

circunstancia y en todo tiempo. Se necesita <strong>de</strong> una generación que tiemble ante la Palabra<br />

<strong>de</strong> Dios. Es la carta <strong>de</strong> navegación <strong>de</strong> la vida; nuestra guía, nuestra luz, nuestra salvaguarda<br />

moral. Gracias a Dios por el sagrado Volumen.<br />

2:14 ¿Qué resultados produjo la Biblia en las vidas <strong>de</strong> estos creyentes? No sólo habían<br />

sido salvados, sino que pudieron mantenerse firmes en medio <strong>de</strong> una severa persecución.<br />

Esto era una buena evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> su conversión. Por su resistencia firme, se<br />

hicieron imitadores <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Dios en Cristo Jesús que están en Ju<strong>de</strong>a. La única<br />

diferencia era que los tesalonicenses pa<strong>de</strong>cían a mano <strong>de</strong> los <strong>de</strong> su propia nación, mientras<br />

que los creyentes en Ju<strong>de</strong>a pa<strong>de</strong>cían <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> los judíos.<br />

2:15 Con esta mención <strong>de</strong> los judíos, Pablo lanza una acusación contra ellos como los<br />

oponentes principales <strong>de</strong>l evangelio. ¿Y quién podría saberlo mejor que él? Antes él había


sido cabecilla <strong>de</strong> esos judíos que intentaban liquidar la fe cristiana. Luego, tras su<br />

conversión, él mismo sintió el acerado filo <strong>de</strong> la espada <strong>de</strong> su persecución.<br />

El pecado culminante <strong>de</strong> los judíos fue dar muerte al Señor Jesús. Aunque la<br />

crucifixión misma la llevaron a cabo los romanos, fueron los judíos los que los llevaron a<br />

hacerlo. Esto vino como culminación a siglos <strong>de</strong> persecución <strong>de</strong> los profetas <strong>de</strong> Dios<br />

enviados a la nación <strong>de</strong> Israel (Mt. 21:33–39).<br />

En la era cristiana, ya habían perseguido a Pablo y a otros apóstoles, creyendo<br />

erradamente que agradaban así a Dios. Sus acciones eran gratas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él, y se oponían<br />

a todos los hombres.<br />

2:16 No contentos con rechazar el evangelio ellos mismos, estaban <strong>de</strong>cididos a impedir<br />

que Pablo y sus compañeros predicasen el mensaje a los gentiles. Nada les enfurecía más<br />

que oír que los gentiles podían ser salvos <strong>de</strong>l mismo modo que los judíos.<br />

En su oposición a la voluntad <strong>de</strong> Dios, proseguían allá don<strong>de</strong> sus padres lo habían<br />

<strong>de</strong>jado: así colman ellos siempre la medida <strong>de</strong> sus pecados. Era como si estuviesen<br />

<strong>de</strong>cididos a mantener siempre llena la copa <strong>de</strong> su culpa.<br />

Pero su con<strong>de</strong>nación está <strong>de</strong>clarada, porque vino sobre ellos la ira hasta el extremo.<br />

Pablo no especifica lo que significa por esta ira. Quizá sea una <strong>de</strong>claración general <strong>de</strong><br />

inminente juicio como resultado <strong>de</strong> una plena medida <strong>de</strong> culpa. Sí sabemos que al cabo <strong>de</strong><br />

veinte años (70 d.C.) Jerusalén fue <strong>de</strong>struida y los judíos supervivientes fueron esparcidos<br />

por toda el mundo.<br />

En base <strong>de</strong> pasajes como este, algunos han sugerido que Pablo era antisemita, y que el<br />

NT es un libro antisemita. La verdad es que Pablo tenía un profundo amor para con sus<br />

compatriotas, los judíos, y que estaba dispuesto a ser él mismo cortado <strong>de</strong> Cristo si esto<br />

significase la salvación <strong>de</strong> ellos (Ro. 9:1–3). Aunque su ministerio se dirigía principalmente<br />

a los gentiles, nunca perdió su carga por la evangelización <strong>de</strong> los judíos; en ocasiones esta<br />

carga casi parece haber tomado prece<strong>de</strong>ncia sobre su principal misión.<br />

Lo que el apóstol dice aquí acerca <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res judíos es un hecho histórico, no<br />

invectiva personal. Y hemos <strong>de</strong> recordar que Dios lo movió a escribir como lo hizo. El<br />

antisemitismo es anticristiano y no pue<strong>de</strong> ser justificado bajo ninguna circunstancia. Pero<br />

no es antisemita <strong>de</strong>cir que el pueblo judío es acusado por Dios <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Su Hijo<br />

(Hch. 2:23), así como los gentiles son consi<strong>de</strong>rados responsables por la parte que tuvieron<br />

en ello (1 Co. 2:8).<br />

D. Explicación <strong>de</strong> que Pablo no volviese a Tesalónica (2:17–20)<br />

2:17 En los siguientes cuatro versículos, el apóstol explica la razón <strong>de</strong> no haber vuelto a<br />

Tesalónica. Quizá sus mezquinos <strong>de</strong>tractores le acusaban <strong>de</strong> cobardía por no volver a causa<br />

<strong>de</strong> la oposición que se había encontrado allí.<br />

Pablo primero pone en claro que la separación era sólo física. La expresión separados<br />

<strong>de</strong> vosotros significa que estaban como huérfanos por su separación <strong>de</strong> su padre espiritual.<br />

Sin embargo, su afectuoso interés en ellos nunca había menguado. Observemos las palabras<br />

que expresan la intensidad <strong>de</strong> su amor: procuramos con mucho <strong>de</strong>seo.<br />

2:18 Dos veces había tratado <strong>de</strong> regresar a Tesalónica, pero ambas veces Satanás lo<br />

estorbó. No siempre se sabe la exacta naturaleza <strong>de</strong> la oposición <strong>de</strong> Satanás.<br />

Tampoco sabemos cómo Pablo podía estar seguro <strong>de</strong> que era el diablo quien lo estorbó,<br />

y no el Señor. En Hechos 16:6 leemos que el Espíritu Santo había prohibido a Pablo y su


grupo predicar la palabra en Asia. En el siguiente versículo, intentaron ir a Bitinia pero el<br />

Espíritu no se lo permitió. ¿Cómo po<strong>de</strong>mos saber cuándo es el Espíritu y cuándo es el<br />

diablo el que estorba? Quizá un modo sea éste: cuando sabemos que estamos en la voluntad<br />

<strong>de</strong> Dios, cualquier estorbo que surja no es obra <strong>de</strong>l Espíritu sino <strong>de</strong>l diablo. Asimismo, es<br />

siempre <strong>de</strong> esperar que Satanás busque estorbar cuando Dios está bendiciendo. Pero Dios<br />

siempre predomina sobre la oposición <strong>de</strong> Satanás. En este caso, la imposibilidad <strong>de</strong> que<br />

Pablo pudiese ir a Tesalónica tuvo como resultado la redacción <strong>de</strong> esta carta. Esta carta, a<br />

su vez, ha redundado para gloria <strong>de</strong> Dios y para nuestra bendición.<br />

2:19 ¿Por qué estaba el apóstol tan interesado en volver a los creyentes tesalonicenses?<br />

Porque eran sus hijos en el Señor. Él los había señalado a Cristo y se había sentido<br />

responsable por su crecimiento espiritual. Sabía que habría <strong>de</strong> dar cuenta acerca <strong>de</strong> ellos en<br />

el día veni<strong>de</strong>ro. Ellos eran su esperanza <strong>de</strong> recompensa en el Tribunal <strong>de</strong> Cristo. Él quería<br />

po<strong>de</strong>r regocijarse acerca <strong>de</strong> ellos. Ellos serían su corona <strong>de</strong> regocijo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor Jesucristo, en su venida.<br />

Parece evi<strong>de</strong>nte por este versículo que Pablo esperaba reconocer a los tesalonicenses en<br />

el cielo. Y sigue <strong>de</strong> ello que nosotros también reconoceremos a nuestros amados en el cielo.<br />

En el versículo 19 Pablo habla <strong>de</strong> sus hijos en la fe como siendo su corona. En otros<br />

lugares en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> leemos acerca <strong>de</strong> otras coronas: la corona <strong>de</strong> justicia (2 Ti.<br />

4:8); la corona <strong>de</strong> vida (Stg. 1:12; Ap. 2:10); la corona <strong>de</strong> gloria (1 P. 5:4) —todas ellas<br />

incorruptibles (1 Co. 9:25).<br />

2:20 Los santos eran su gloria y gozo. Había invertido en personalidad humana y su<br />

recompensa era hijos e hijas espirituales que adorarían al Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios por toda la<br />

eternidad.<br />

LA VENIDA DEL SEÑOR<br />

En el versículo 19 tenemos el primer uso <strong>de</strong> la palabra venida en 1 Tesalonicenses<br />

con respecto al regreso <strong>de</strong>l Señor. Debido a que éste es el principal tema <strong>de</strong> esta<br />

Epístola, nos <strong>de</strong>tendremos aquí para dar una explicación <strong>de</strong> lo que creemos que es la<br />

enseñanza escrituraria acerca <strong>de</strong> esta cuestión.<br />

Se emplean tres palabras griegas principales en el NT referidas al regreso <strong>de</strong> Cristo:<br />

parousia: venida y presencia consiguiente.<br />

apokalupsis: <strong>de</strong>svelamiento, revelación.<br />

epiphaneia: manifestación.<br />

La palabra más comúnmente empleada es parousia. Significa una presencia o un venir<br />

al lado. Vine dice que <strong>de</strong>nota a la vez la llegada y la consiguiente presencia. Cuando<br />

pensamos en la venida <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong>beríamos pensar en ella no sólo como un<br />

acontecimiento momentáneo, sino como un periodo <strong>de</strong> tiempo.<br />

Incluso en castellano, la palabra venida se usa <strong>de</strong> esta manera. Por ejemplo, «la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo a Galilea trajo sanidad a multitu<strong>de</strong>s». Aquí no significamos el día en que<br />

llegó a Galilea, sino todo el periodo que pasó en aquella área. De modo que cuando<br />

pensamos en la venida <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong>beríamos pensar en un periodo <strong>de</strong> tiempo y no en un<br />

acontecimiento aislado.


Si tomamos ahora todas las ocurrencias <strong>de</strong> parousia en el NT, encontramos que<br />

<strong>de</strong>scriben un periodo <strong>de</strong> tiempo que contiene (1) un comienzo, (2) un curso, (3) una<br />

manifestación, y (4) una culminación.<br />

1. El comienzo <strong>de</strong> la parousia es el Arrebatamiento. Se <strong>de</strong>scribe en los siguientes<br />

pasajes (la palabra que traduce parousia está en cada caso en itálicas):<br />

Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.<br />

Pero cada uno en su <strong>de</strong>bido or<strong>de</strong>n: Cristo, las primicias; <strong>de</strong>spués, los que son <strong>de</strong> Cristo,<br />

en su venida (1 Co. 15:22, 23).<br />

Y no queremos, hermanos, que ignoréis acerca <strong>de</strong> los que duermen, para que no os<br />

entristezcáis como los <strong>de</strong>más que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús<br />

murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual<br />

os <strong>de</strong>cimos esto por palabra <strong>de</strong>l Señor: que nosotros los que vivamos, los que hayamos<br />

quedado hasta la venida <strong>de</strong>l Señor, no prece<strong>de</strong>remos a los que durmieron. Porque el<br />

Señor mismo, con voz <strong>de</strong> arcángel, y con trompeta <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l cielo; y los<br />

muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivamos, los que hayamos<br />

quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para salir al encuentro <strong>de</strong>l<br />

Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos unos a otros<br />

con estas palabras (1 Ts. 4:13–18).<br />

Pero con respecto a la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, y <strong>de</strong> nuestra reunión con<br />

él … (2 Ts. 2:1).<br />

Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida <strong>de</strong>l Señor. Mirad cómo el<br />

labrador espera el precioso fruto <strong>de</strong> la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba<br />

la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afianzad vuestros<br />

corazones; porque la venida <strong>de</strong>l Señor está cerca (Stg. 5:7, 8).<br />

Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos<br />

confianza, y en su venida no seamos avergonzados (1 Jn. 2:28).<br />

2. El curso <strong>de</strong> la parousia incluye el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, cuando serán dadas<br />

recompensas a los creyentes por la fi<strong>de</strong>lidad en el servicio:<br />

Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona <strong>de</strong> que me gloríe? ¿No lo sois<br />

vosotros, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, en su venida? (1 Ts. 2:19).<br />

Y el mismo Dios <strong>de</strong> paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, alma y cuerpo,<br />

sea guardado irreprensible para la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo (1 Ts. 5:23).<br />

Otro acontecimiento que <strong>de</strong>bería ser probablemente incluido en el curso <strong>de</strong> la parousia<br />

es la Cena <strong>de</strong> las Bodas <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. Por su situación en el libro <strong>de</strong> Apocalipsis, sabemos<br />

que tendrá lugar antes <strong>de</strong>l glorioso reinado <strong>de</strong> Cristo. Lo incluimos aquí a pesar <strong>de</strong> que la<br />

palabra venida no se emplea en relación con ella.<br />

Y oí como la voz <strong>de</strong> una gran multitud, como el estruendo <strong>de</strong> muchas aguas, y como<br />

el sonido <strong>de</strong> fuertes truenos, que <strong>de</strong>cía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios<br />

Todopo<strong>de</strong>roso ha establecido su reinado! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria;<br />

porque han llegado las bodas <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha<br />

concedido vestirse <strong>de</strong> lino fino, limpio y resplan<strong>de</strong>ciente; porque el lino fino es las<br />

acciones justas <strong>de</strong> los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Dichosos los invitados a la<br />

cena <strong>de</strong> las bodas <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro (Ap. 19:6–9).


3. La manifestación <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo es Su regreso a la tierra en po<strong>de</strong>r y gran<br />

gloria para reinar como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores. El Arrebatamiento no será visto<br />

por el mundo; tiene lugar en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos. Pero todo ojo verá a Cristo cuando<br />

venga a reinar. Por ello, se le llama la manifestación <strong>de</strong> su parousia. Ésta es la tercera<br />

fase <strong>de</strong> Su venida.<br />

Y estando él sentado en el monte <strong>de</strong> los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte,<br />

diciendo: Dinos, ¿cuándo suce<strong>de</strong>rán estas cosas, y cuál será la señal <strong>de</strong> tu venida, y <strong>de</strong>l<br />

final <strong>de</strong> esta época? (Mt. 24:3).<br />

Porque así como el relámpago sale <strong>de</strong>l oriente y brilla hasta el occi<strong>de</strong>nte, así será<br />

también la venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (Mt. 24:27).<br />

Mas como en los días <strong>de</strong> Noé, así será la venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (Mt. 24:37).<br />

Y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también<br />

la venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (Mt. 24:39).<br />

… para afianzar vuestros corazones, irreprensibles en santidad <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nuestro<br />

Dios y Padre, en la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos (1 Ts. 3:13).<br />

Y entonces será revelado aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu <strong>de</strong> su<br />

boca, y lo reducirá a la impotencia con la manifestación <strong>de</strong> su venida (2 Ts. 2:8).<br />

Porque no os hemos dado a conocer el po<strong>de</strong>r y la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo<br />

siguiendo fábulas ingeniosamente inventadas, sino como habiendo visto con nuestros<br />

propios ojos su majestad (2 P. 1:16). [Aquí Pedro se refiere a la manifestación <strong>de</strong> la<br />

parousia <strong>de</strong> Cristo tal como fue prefigurada en el Monte <strong>de</strong> la Transfiguración.]<br />

4. Finalmente tenemos la culminación <strong>de</strong> la parousia. A ella se hace referencia en este<br />

versículo:<br />

¿Dón<strong>de</strong> está la promesa <strong>de</strong> su venida? Porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día en que los padres<br />

durmieron, todas las cosas permanecen como estaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong> la creación (2<br />

P. 3:4).<br />

En este capítulo se hace referencia a los escarnecedores que surgirán en los últimos<br />

días, que negarán la posibilidad <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Cristo. ¿A qué aspecto <strong>de</strong> la parousia se<br />

refieren?<br />

¿Se están refiriendo al Arrebatamiento? No. Probablemente no saben nada <strong>de</strong>l<br />

Arrebatamiento. ¿Se están refiriendo a la venida <strong>de</strong> Cristo para reinar? No. Es evi<strong>de</strong>nte<br />

que no. Todo el contexto indica que están ridiculizando el castigo final <strong>de</strong> todos los<br />

malvados por parte <strong>de</strong>l Señor. Se refieren a un último y culminante juicio <strong>de</strong> Dios sobre la<br />

tierra, o a lo que ellos llaman «el fin <strong>de</strong>l mundo». Su argumento es que no tienen nada <strong>de</strong><br />

qué preocuparse. Dios no ha intervenido en la historia y no intervendrá en el futuro. De<br />

modo que se sienten libres <strong>de</strong> continuar en sus malvadas palabras y acciones.<br />

Pedro respon<strong>de</strong> a sus escarnios señalando hacia a<strong>de</strong>lante, al tiempo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

reinado milenial <strong>de</strong> Cristo, en que los cielos y la tierra como los conocemos serán<br />

totalmente <strong>de</strong>struidos. Esta culminación <strong>de</strong> la parousia <strong>de</strong> Cristo tiene lugar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

Milenio y en la inauguración <strong>de</strong>l estado eterno.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la parousia, las otras dos palabras empleadas en la lengua original <strong>de</strong>l NT<br />

para <strong>de</strong>scribir la venida <strong>de</strong>l Señor son apokalupsis y epiphaneia.<br />

Apokalupsis significa un <strong>de</strong>svelamiento o revelación. Los estudiosos <strong>de</strong> la Biblia<br />

difieren acerca <strong>de</strong> si se refiere siempre a la tercera fase <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo —Su


venida a la tierra en po<strong>de</strong>r y gloria— o si podría referirse asimismo al Arrebatamiento,<br />

cuando se manifestará a la <strong>iglesia</strong>.<br />

En los siguientes versículos podría referirse bien al Arrebatamiento o al regreso a la<br />

tierra para reinar sobre ella:<br />

De tal modo que nada os falta en ningún don a los que esperáis anhelantes la<br />

revelación <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo (1 Co. 1:7).<br />

Para que la prueba <strong>de</strong> vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece,<br />

aunque se prueba con fuego, se halle que resulta en alabanza, gloria y honra en la<br />

revelación <strong>de</strong> Jesucristo (1 P. 1:7).<br />

Por lo cual, estad preparados para la acción, sed sobrios, y esperad por completo en<br />

la gracia que se os traerá en la revelación <strong>de</strong> Jesucristo (1 P. 1:13).<br />

Sino gozaos por cuanto sois participantes <strong>de</strong> los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo, para que<br />

también en la revelación <strong>de</strong> su gloria os gocéis con gran alegría (1 P. 4:13).<br />

En otro pasaje, esta palabra parece referirse muy claramente a la venida <strong>de</strong> Cristo a<br />

reinar:<br />

Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando sea revelado el<br />

Señor Jesús <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo con los ángeles <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r (2 Ts. 1:7).<br />

Epiphaneia significa manifestación o aparición. Una vez más, algunos piensan que se<br />

refiere tanto a la aparición <strong>de</strong> Cristo a por Sus santos como a Su aparición con Sus<br />

santos; otros dicen que sólo se refiere a esto último. La palabra se halla en estos pasajes:<br />

Y entonces será revelado aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu <strong>de</strong> su<br />

boca, y lo reducirá a la impotencia con la manifestación <strong>de</strong> su venida (2 Ts. 2:8).<br />

Que guar<strong>de</strong>s el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor Jesucristo (1 Ti. 6:14).<br />

Te encargo solemnemente <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, que va a juzgar a<br />

los vivos y a los muertos por su manifestación y por su reino … (2 Ti. 4:1).<br />

Por lo <strong>de</strong>más, me está guardada la corona <strong>de</strong> justicia, la cual me dará el Señor, el juez<br />

justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida<br />

[literalmente, manifestación] (2 Ti. 4:8).<br />

Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa <strong>de</strong> nuestro gran<br />

Dios y Salvador Jesucristo (Tit. 2:13).<br />

Los versículos primero y tercero <strong>de</strong>scriben con claridad la aparición <strong>de</strong> Cristo ante el<br />

mundo. Los otros podrían referirse en cambio al Arrebatamiento. Lo que está claro es que<br />

tanto el Arrebatamiento como la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar se ponen ante el creyente como<br />

acontecimientos que espera con anhelo. Cuando sea arrebatado, verá al Salvador, y<br />

recibirá su cuerpo glorificado. Cuando Cristo regrese a la tierra, el creyente aparecerá con<br />

Él en gloria (Col. 3:4). Es entonces también que serán manifestadas las recompensas <strong>de</strong>l<br />

creyente. Estas recompensas se habrán dado antes ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, pero las<br />

ven todas cuando Cristo viene a reinar. ¿Cuáles son las recompensas? En Lucas 19:17<br />

hay una insinuación <strong>de</strong> que tendrán que ver con el ejercicio <strong>de</strong> la autoridad local durante<br />

el Milenio. Una persona es puesta sobre diez ciuda<strong>de</strong>s, y otra sobre cinco.<br />

Al estudiar las varias referencias acerca <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Señor, hemos visto que tiene<br />

que ver con un periodo <strong>de</strong> tiempo y no con un acontecimiento único, y que este periodo<br />

<strong>de</strong> tiempo tiene varias fases o etapas. Hay un comienzo, un curso, una manifestación y


una culminación. Comienza con el Arrebatamiento, incluye el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, será<br />

visiblemente manifestada cuando Cristo venga a la tierra, y terminará cuando los cielos y<br />

la tierra que son ahora sean <strong>de</strong>struidos con fuego.<br />

E. La misión <strong>de</strong> Timoteo a Tesalónica (3:1–10)<br />

Las palabras vuestra fe aparecen cinco veces en el capítulo 3 (vv. 2, 5, 6, 7, 10) y son<br />

una clave para la comprensión <strong>de</strong>l pasaje. Los tesalonicenses estaban sufriendo una intensa<br />

persecución, y Pablo estaba ansioso por saber cómo su fe se mantenía hasta la prueba. De<br />

este modo, el capítulo es una lección acerca <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong>l seguimiento <strong>de</strong> la obra.<br />

No es suficiente llevar los pecadores al Salvador. Se ha <strong>de</strong> ayudar a los santos a crecer en la<br />

gracia y en el conocimiento <strong>de</strong>l Señor.<br />

3:1 En el capítulo 3 seguimos oyendo el pálpito <strong>de</strong> Pablo al expresar su inextinguible<br />

interés por los santos en Tesalónica. Mientras estaba en Atenas le sobrevino un anhelo<br />

intolerable por saber cómo iban sus convertidos. Satanás había estorbado su regreso<br />

personal. Finalmente, no pudo soportar más la inacción y <strong>de</strong>cidió enviar a Timoteo a los<br />

tesalonicenses, mientras él permanecía solo en Atenas (el tuvimos a bien es editorial). Hay<br />

una cierta tristeza en pensar en él allí solo. Los monumentos <strong>de</strong> aquella ciudad no le<br />

atraían; estaba agobiado por el cuidado <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s.<br />

3:2 Observemos los «títulos» <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> Timoteo: nuestro hermano,<br />

servidor <strong>de</strong> Dios y colaborador nuestro en el evangelio <strong>de</strong> Cristo. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una clase<br />

separada conocida como clérigos se originó en tiempos posteriores.<br />

¡Qué privilegio para Timoteo servir su aprendizaje bajo el amado hermano Pablo!<br />

Ahora que se había mostrado digno <strong>de</strong> confianza, era enviado solo a una misión a<br />

Tesalónica.<br />

El propósito <strong>de</strong>l viaje era afianzar y exhortar a los creyentes allá respecto a su fe.<br />

Habían sido perseguidos por causa <strong>de</strong> su confesión <strong>de</strong> Cristo. Éste era un tiempo crítico<br />

para los jóvenes convertidos. ¡Probablemente Satanás estuviera arrojando sutiles<br />

sugestiones <strong>de</strong> que tal vez, a fin <strong>de</strong> cuentas, habían dado un mal paso al hacerse cristianos!<br />

Sería interesante oír a Timoteo mientras les enseñaba que <strong>de</strong>bían esperar oposición, que<br />

<strong>de</strong>berían soportarla con valentía y que <strong>de</strong>bían regocijarse en ella. Necesitaban aliento para<br />

no combarse bajo la presión <strong>de</strong> la oposición.<br />

3:3 En el calor <strong>de</strong> la persecución, sería fácil para los tesalonicenses pensar que era<br />

extraño que <strong>de</strong>biesen sufrir con tanta severidad, y que se preguntasen si acaso Dios se<br />

<strong>de</strong>sagradaba <strong>de</strong> ellos. Timoteo les recordaría que no era extraño en absoluto: es normal para<br />

los cristianos, <strong>de</strong> forma que no <strong>de</strong>bían inquietarse por ello, ni <strong>de</strong>scorazonarse.<br />

3:4 Pablo les recuerda que ya cuando estaba en Tesalónica, solía explicarles que los<br />

cristianos estaban puestos para aflicción. Su predicción se había tornado realidad en sus<br />

vidas. ¡Y cómo lo sabían!<br />

Las pruebas constituyen una necesaria disciplina en nuestras vidas:<br />

1. Demuestran la realidad <strong>de</strong> nuestra fe, y separan a los que son meros profesantes (1 P.<br />

1:7).<br />

2. Nos capacitan para consolar y alentar a otros que están pasando a través <strong>de</strong> pruebas<br />

(2 Co. 1:4).<br />

3. Desarrollan ciertas gracias en nuestro carácter, como la paciencia (Ro. 5:3).


4. Nos hacen tanto más celosos acerca <strong>de</strong> esparcir el evangelio (Hch. 4:29; 5:27–29;<br />

8:3, 4).<br />

5. Ayudan a quitar la escoria <strong>de</strong> nuestras vidas (Job 23:10).<br />

3:5 El apóstol repite la esencia <strong>de</strong> los versículos 1 y 2: cuando no pudo soportar el<br />

retardo, envió a Timoteo para que se enterase <strong>de</strong> cómo los cristianos estaban soportando la<br />

tormenta. Su gran ansiedad era que el diablo hubiese podido engañarlos a abandonar su<br />

agresivo testimonio cristiano a cambio <strong>de</strong> una relajación en la persecución. Es una tentación<br />

siempre presente la <strong>de</strong> cambiar la lealtad a Cristo por el confort personal; esquivar la cruz<br />

yendo en pos <strong>de</strong> la corona. ¿Quién <strong>de</strong> nosotros no tiene que orar: «Perdóname, Señor, por<br />

encontrar tan a menudo la manera <strong>de</strong> evitar el dolor y sacrificio <strong>de</strong>l discipulado.<br />

Fortaléceme hoy para andar contigo cueste lo que cueste».?<br />

Si Satanás hubiese inducido a los santos a retractarse, entonces Pablo probablemente<br />

habría pensado que sus labores allá habían sido estériles.<br />

3:6 Timoteo regresó a Corinto <strong>de</strong> visitar a los tesalonicenses, y trajo buenas noticias.<br />

Primero, pudo dar segurida<strong>de</strong>s a Pablo acerca <strong>de</strong> la fe y amor <strong>de</strong> ellos. No sólo se<br />

mantenían fieles a las enseñanzas <strong>de</strong> la fe cristiana, sino que manifestaban también la virtud<br />

distintiva <strong>de</strong>l amor. Esta es siempre la prueba <strong>de</strong> la realidad —no una mera aceptación<br />

ortodoxa <strong>de</strong>l credo cristiano, sino «la fe que actúa por medio <strong>de</strong>l amor» (Gá. 5:6)—. No<br />

sólo «vuestra fe en el Señor Jesús», sino también «vuestro amor para con todos los santos<br />

(Ef. 1:15).<br />

¿Era significativo que Timoteo mencionase su fe y amor, pero omitiese toda referencia<br />

a su esperanza? ¿Había el diablo acaso sacudido su confianza en el regreso <strong>de</strong> Cristo?<br />

Quizá. Como dijo William Lincoln: «el diablo odia esta doctrina, porque conoce el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> la misma en nuestras vidas». Si la esperanza <strong>de</strong> ellos era <strong>de</strong>fectuosa, Pablo busca <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego restaurarla en esta Epístola <strong>de</strong> esperanza.<br />

Timoteo había también informado que los tesalonicenses tenían gratas memorias <strong>de</strong>l<br />

apóstol y <strong>de</strong> sus amigos, y que estaban tan anhelantes <strong>de</strong> verlos como lo estaban Pablo,<br />

Silas y Timoteo.<br />

3:7 Estas nuevas fueron como agua fresca para la sedienta alma <strong>de</strong> Pablo (Pr. 25:25).<br />

En toda su angustia y aflicción, se sintió sumamente alentado por medio <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> ellos.<br />

3:8 Exclama él: Porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor. El<br />

suspense <strong>de</strong> no saber había sido para él una muerte en vida. Ahora la vida volvió<br />

rápidamente cuando supo que todo estaba bien. ¡Qué comentario es éste acerca <strong>de</strong> la<br />

abnegada <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> este gran hombre <strong>de</strong> Dios!<br />

3:9 Las palabras eran insuficientes para expresar <strong>de</strong> modo a<strong>de</strong>cuado las gracias <strong>de</strong>bidas<br />

a Dios que llenaban el corazón <strong>de</strong> Pablo. Su copa <strong>de</strong> gozo rebosaba cada vez que los<br />

recordaba ante su Dios.<br />

3:10 La vida <strong>de</strong> oración <strong>de</strong> Pablo era habitual, no espasmódica: <strong>de</strong> noche y <strong>de</strong> día. Era<br />

intensamente ferviente: con gran insistencia. Era específica: para que veamos vuestro<br />

rostro. Y era altruista: y completemos lo que falte a vuestra fe.<br />

F. La oración específica <strong>de</strong> Pablo (3:11–13)<br />

3:11 Este capítulo termina con la oración <strong>de</strong> Pablo para un viaje <strong>de</strong> regreso a ellos, y<br />

para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un amor aún mayor en ellos. El ruego se dirige al Dios y Padre


nuestro, y nuestro Señor Jesucristo. Entonces este sujeto plural va seguido <strong>de</strong> un verbo<br />

en singular [lamentablemente traducido en plural en la RVR 77 como dirijan. Cf. RV:<br />

«Mas el mismo Dios y Padre nuestro, y el Señor nuestro Jesucristo, encamine nuestro viaje<br />

a vosotros»; en el mismo sentido traducen RVR, V.M.]. Este uso indica la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo<br />

y la unidad <strong>de</strong> la Deidad.<br />

3:12 Los tesalonicenses eran realmente encomiables en su manifestación <strong>de</strong> un amor<br />

cristiano genuino, pero hay siempre lugar para el crecimiento. Y por ello ruega que reciban<br />

una mayor medida: Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y<br />

para con todos. Su amor <strong>de</strong>bería abarcar a sus hermanos en la fe y a todos los hombres,<br />

incluyendo a sus enemigos. Su mo<strong>de</strong>lo o pauta <strong>de</strong>bería ser el amor <strong>de</strong> los apóstoles: como<br />

también lo hacemos nosotros para con vosotros.<br />

3:13 El resultado <strong>de</strong>l amor en esta vida es ser irreprensibles en la veni<strong>de</strong>ra. Si nos<br />

amamos unos a otros y a todos, seremos irreprensibles en santidad <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nuestro<br />

Dios y Padre, en la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo con todos Sus santos, porque el<br />

amor es el cumplimiento <strong>de</strong> la ley (Ro. 13:8; Stg. 2:8).<br />

Alguien ha parafraseado esta oración <strong>de</strong> la siguiente manera: «Que el Señor os capacite<br />

para dar vuestras vidas más y más en los intereses <strong>de</strong> otros, para que pueda estableceros <strong>de</strong><br />

tal manera ahora en el carácter cristiano, que podáis ser vindicados <strong>de</strong> toda acusación que<br />

pudiese hacerse en contra vuestra…»<br />

En el capítulo 2 vimos que la venida <strong>de</strong> Cristo tiene varias etapas o fases: un comienzo,<br />

un curso, una manifestación y una culminación. Es la tercera fase la que aparece en el v. 13:<br />

la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo con todos Sus santos. El Tribunal <strong>de</strong> Cristo habrá<br />

ya tenido su sesión en el cielo. Ya se habrán dado las recompensas. Pero estas recompensas<br />

serán manifestadas a todos cuando el Salvador vuelva a la tierra como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor<br />

<strong>de</strong> señores.<br />

Por santos se compren<strong>de</strong> aquí probablemente a aquellos que han sido arrebatados al<br />

cielo en el tiempo <strong>de</strong>l Arrebatamiento (1 Ts. 4:14). Algunos creen que se refiere a ángeles,<br />

pero Vincent dice que hace referencia al santo y glorificado pueblo <strong>de</strong> Dios. Observa que<br />

los ángeles no aparecen para nada en esta Epístola, pero que los creyentes glorificados<br />

están estrechamente relacionados con el tema que afligía a los tesalonicenses. Aña<strong>de</strong>: «Esto<br />

no excluye la asistencia <strong>de</strong> ángeles en la venida <strong>de</strong>l Señor, pero cuando Pablo se refiere a<br />

tal acompañamiento, dice con los ángeles <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r, como en 2 Tesalonicenses 1:7».<br />

III. EXHORTACIONES PRÁCTICAS (4:1–5:22)<br />

A. La santificación que cumple la voluntad <strong>de</strong> Dios (4:1–8)<br />

4:1 La expresión Por lo <strong>de</strong>más no significa que Pablo esté para concluir la carta. Indica<br />

a menudo un cambio <strong>de</strong> tema, como un cambio a exhortaciones prácticas.<br />

Tres palabras <strong>de</strong>stacadas al final <strong>de</strong>l capítulo 3 eran santidad, amor y venida. Estas tres<br />

son los temas principales <strong>de</strong>l capítulo 4: (1) Santidad (vv. 1–8), (2) Amor (vv. 9, 10), y (3)<br />

Venida (vv. 13–18). El otro tema principal es la laboriosidad (vv. 11, 12).<br />

El capítulo 4 comienza con un ruego <strong>de</strong> andar en santidad y <strong>de</strong> esta manera agradar a<br />

Dios, y termina con el arrebatamiento <strong>de</strong> los santos. Pablo estaba probablemente pensando<br />

en Enoc al escribir <strong>de</strong> este modo. Observemos la similitud: (1) Enoc anduvo con Dios (Gn.<br />

5:24a); (2) Enoc agradó a Dios (He. 11:5b); y (3) Enoc fue arrebatado (Gn. 5:24b; He.


11:5a). El apóstol encomia a los creyentes por su santidad práctica, pero los apremia a<br />

avanzar a nuevos niveles <strong>de</strong> logros. La santidad es un proceso, no un logro.<br />

4:2 Mientras estaba con ellos, Pablo les dio repetidas instrucciones, con la autoridad <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús, <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bían agradar a Dios con vidas <strong>de</strong> santidad práctica.<br />

4:3 La voluntad <strong>de</strong> Dios para Su pueblo es la santificación. Santificar significa apartar<br />

para uso divino. En un sentido, todos los creyentes han sido separados <strong>de</strong>l mundo para el<br />

servicio <strong>de</strong>l Señor; esto se conoce como santificación posicional, y es perfecta y completa<br />

(1 Co. 1:2; He. 10:10). Sin embargo, en otro sentido los creyentes <strong>de</strong>berían santificarse, es<br />

<strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>berían disociarse <strong>de</strong> toda forma <strong>de</strong> pecado; esto es conocido como santificación<br />

práctica o progresiva. Es un proceso que proseguirá hasta la muerte <strong>de</strong>l creyente o el<br />

regreso <strong>de</strong>l Señor. Es este último uso <strong>de</strong> la palabra el que aparece en el versículo 3. (Véase<br />

la discusión acerca <strong>de</strong> la santificación bajo 5:23 más a<strong>de</strong>lante.)<br />

El pecado específico contra el que advierte Pablo es la actividad sexual ilícita, y en esta<br />

sección probablemente se refiere al adulterio. Es uno <strong>de</strong> los principales pecados <strong>de</strong>l mundo<br />

pagano. La amonestación que os apartéis <strong>de</strong> fornicación es tan necesaria en la actualidad<br />

como en el primer siglo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

4:4 El programa cristiano es que cada uno <strong>de</strong> vosotros sepa cómo poseer su propio<br />

vaso en santidad y honor. La palabra vaso en este versículo pue<strong>de</strong> significar una esposa, o<br />

pue<strong>de</strong> significar el propio cuerpo <strong>de</strong>l hombre. Se emplea <strong>de</strong> una esposa en 1 Pedro 3:7 y <strong>de</strong>l<br />

cuerpo en 2 Corintios 4:7.<br />

La versión RVR lo traduce como esposa: «Que cada uno <strong>de</strong> vosotros sepa tener su<br />

propia esposa en santidad y honor».<br />

La V.M. adopta la postura <strong>de</strong> que se hace referencia al propio cuerpo: «Que cada uno <strong>de</strong><br />

vosotros sepa señorearse <strong>de</strong> su propio cuerpo, en santificación y honra».<br />

Si permitimos que <strong>de</strong>cida el contexto, entonces vaso se refiere a la esposa <strong>de</strong>l hombre.<br />

La enseñanza es que cada hombre <strong>de</strong>bería tratar <strong>de</strong> una manera honrosa y <strong>de</strong>cente a su<br />

mujer, y no rebajarse a ninguna forma <strong>de</strong> infi<strong>de</strong>lidad matrimonial. Esto refuerza la<br />

monogamia como voluntad <strong>de</strong> Dios para la humanidad (véase también 1 Co. 7:2).<br />

4:5 La visión cristiana <strong>de</strong>l matrimonio está en acusado contraste con la <strong>de</strong> los impíos.<br />

Dice un comentarista: «Cuando Jesús puso Sus manos sobre la mujer (Lc. 13:13), quedó<br />

en<strong>de</strong>rezada. Cuando el hombre pagano toca a la mujer, queda retorcida».<br />

Los gentiles piensan en el sexo como manera <strong>de</strong> satisfacer la pasión <strong>de</strong><br />

concupiscencia. Para ellos, la castidad es una <strong>de</strong>bilidad, y el matrimonio un medio <strong>de</strong><br />

legalizar el pecado. Por su sucia conversación y sus obscenos escritos en las pare<strong>de</strong>s<br />

públicas, se glorían en su vergüenza.<br />

4:6 La inmoralidad es un pecado contra el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios (1 Co. 6:19); es un<br />

pecado contra el propio cuerpo (1 Co. 6:18), y es también un pecado contra otras personas.<br />

De modo que Pablo aña<strong>de</strong>: que ninguno agravie ni <strong>de</strong>frau<strong>de</strong> en este asunto a su<br />

hermano. En otras palabras, un cristiano no <strong>de</strong>be ir fuera <strong>de</strong>l vínculo matrimonial y<br />

<strong>de</strong>fraudar a un hermano robándole el afecto <strong>de</strong> la mujer <strong>de</strong>l hermano. Aunque estas<br />

ofensas no son generalmente castigadas en la actualidad por los tribunales <strong>de</strong> justicia, el<br />

Señor es vengador <strong>de</strong> todo esto. Los pecados sexuales traen una terrible cosecha <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes físicos y mentales en esta vida, pero eso no es nada en comparación con sus<br />

consecuencias eternas si se mantienen sin confesión ni tampoco perdón. Pablo había ya<br />

advertido antes a los tesalonicenses en contra <strong>de</strong> tales cosas.<br />

Uno <strong>de</strong> los más dotados escritores <strong>de</strong> Gran Bretaña durante el siglo XIX cayó en pecado<br />

sexual y acabó en la cárcel y en el infortunio. Escribió:


Los dioses me han dado casi todo. Pero me <strong>de</strong>jé seducir a largos periodos <strong>de</strong> placer<br />

sensual sin sentido… Cansado <strong>de</strong> estar en las alturas, fui <strong>de</strong>liberadamente a las<br />

profundida<strong>de</strong>s en pos <strong>de</strong> una nueva sensación… Me fui insensibilizando acerca <strong>de</strong> las vidas<br />

<strong>de</strong> otros. Tomaba los placeres don<strong>de</strong> me placía y seguía mi camino. Me olvidé que cada<br />

pequeña acción <strong>de</strong>l día normal hace o <strong>de</strong>shace el carácter, y que por ello lo que alguien ha<br />

hecho en la cámara secreta tendrá que gritarlo un día <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el terrado. Dejé <strong>de</strong> ser señor<br />

sobre mí mismo. Ya no era el capitán <strong>de</strong> mi alma, y no lo sabía. Dejé que el placer me<br />

dominase. Terminé en horrendo infortunio.<br />

Se fue insensibilizando acerca <strong>de</strong> las vidas <strong>de</strong> otros, o, como diría Pablo, transgredió y<br />

<strong>de</strong>fraudó en este asunto a su hermano.<br />

4:7 No nos ha llamado Dios sobre la base <strong>de</strong> inmundicia moral, sino en relación con<br />

vidas <strong>de</strong> santificación y pureza. Nos ha llamado <strong>de</strong> una ciénaga <strong>de</strong> <strong>de</strong>gradación y ha<br />

comenzado en nosotros un proceso <strong>de</strong> por vida dispuesto para transformarnos más y más a<br />

Su semejanza.<br />

4:8 Todo aquel que <strong>de</strong>secha esta instrucción no está simplemente menospreciando la<br />

enseñanza <strong>de</strong> un hombre como Pablo; está <strong>de</strong>safiando, menospreciando, <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñando y<br />

rechazando a Dios mismo —que también nos dio su Espíritu Santo—. Aquí la palabra<br />

Santo es enfática. ¿Cómo pue<strong>de</strong> uno en quien mora el Espíritu Santo gozarse en pecados<br />

sexuales?<br />

Observemos que todos los miembros <strong>de</strong> la Trinidad son mencionados en este párrafo. El<br />

Padre (v. 3), el Hijo (v. 2) y el Espíritu Santo (v. 8). ¡Maravilloso pensamiento! Las tres<br />

Personas <strong>de</strong> la Deidad están interesadas e involucradas en la santificación <strong>de</strong>l creyente.<br />

El tema cambia ahora <strong>de</strong> la concupiscencia (vv. 1–8) al amor (vv. 9–12), y la<br />

exhortación cambia <strong>de</strong> abstenerse a abundar.<br />

B. El amor que piensa en los <strong>de</strong>más (4:9–10)<br />

4:9 No sólo <strong>de</strong>be el creyente tener un cuerpo controlado; <strong>de</strong>bería también tener un<br />

corazón <strong>de</strong> amor para con sus hermanos en el Señor. El amor es la palabra clave <strong>de</strong>l<br />

cristianismo, lo mismo que el pecado lo es <strong>de</strong>l paganismo.<br />

No había necesidad <strong>de</strong> escribir a los tesalonicenses acerca <strong>de</strong> esta virtud. Habían<br />

aprendido <strong>de</strong> Dios que <strong>de</strong>bían amarse unos a otros, tanto por instinto divino (1 Jn. 2:20,<br />

27) como por la instrucción <strong>de</strong> maestros cristianos. Los creyentes en Tesalónica se<br />

distinguían por amar a todos los cristianos en toda Macedonia. Al encomiarlos por ello,<br />

Pablo hace un memorial <strong>de</strong> ellos para siempre.<br />

4:10 Como se ha mencionado, el amor fraternal no es un logro; es algo que <strong>de</strong>be<br />

practicarse <strong>de</strong> manera continua, y por ello Pablo exhorta a los creyentes a abundar más y<br />

más en esta gracia.<br />

¿Por qué es tan importante el amor <strong>de</strong> los hermanos? Porque don<strong>de</strong> hay amor hay<br />

unidad; y don<strong>de</strong> hay unidad, hay la bendición <strong>de</strong>l Señor (Sal. 133:1, 3).<br />

C. La vida que habla a los <strong>de</strong> fuera (4:11–12)<br />

4:11 Pablo alienta a los santos a que se esfuercen en tres cosas. En la forma <strong>de</strong> hablar<br />

actual, los tres mandamientos serían:


1. No tratéis <strong>de</strong> estar en primer lugar. Contentaos con ser «pequeños y <strong>de</strong>sconocidos,<br />

amados y apreciados sólo por Cristo».<br />

2. Ocupaos en vuestros propios asuntos en lugar <strong>de</strong> meteros en los <strong>de</strong> otra gente.<br />

3. Subvenid a vuestras propias necesida<strong>de</strong>s. No seáis parásitos ni «sanguijuelas»,<br />

viviendo a costa <strong>de</strong> otros.<br />

4:12 El hecho <strong>de</strong> que los cristianos estemos esperando la venida <strong>de</strong> Cristo no nos libera<br />

<strong>de</strong> las responsabilida<strong>de</strong>s prácticas <strong>de</strong> la vida. Deberíamos recordar que el mundo nos<br />

observa. Los hombres juzgan a nuestro Salvador por nosotros. Deberíamos conducirnos<br />

honradamente para con los <strong>de</strong> afuera, los incrédulos, y ser in<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> ellos en lo<br />

económico.<br />

D. La esperanza que consuela a los creyentes (4:13–18)<br />

4:13 Los creyentes <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> tenían un conocimiento imperfecto e<br />

incompleto <strong>de</strong> lo que le sucedía a una persona cuando moría. Para ellos la palabra Seol era<br />

un término polivalente para <strong>de</strong>scribir el estado fuera <strong>de</strong>l cuerpo, tanto <strong>de</strong> los creyentes<br />

como <strong>de</strong> los incrédulos.<br />

Creían que todos llegarían a morir, que aparentemente habría una gran resurrección al<br />

fin <strong>de</strong>l mundo, y luego un juicio final. Marta reflejó estas concepciones básicas cuando<br />

dijo: «Ya sé que [Lázaro] resucitará en la resurrección, en el último día» (Jn. 11:24).<br />

«Nuestro Salvador Jesucristo… sacó a luz la vida y la inmortalidad por medio <strong>de</strong>l<br />

evangelio» (2 Ti. 1:10). En la actualidad sabemos que el creyente parte para estar con<br />

Cristo en el momento <strong>de</strong> la muerte (2 Co. 5:8; Fil. 1:21, 23). Del incrédulo se dice que está<br />

en el Ha<strong>de</strong>s (Lc. 16:22, 23). Sabemos que no todos los creyentes morirán, pero que todos<br />

serán transformados (1 Co. 15:51). Sabemos que habrá más <strong>de</strong> una resurrección. En el<br />

Arrebatamiento, sólo los creyentes serán levantados (1 Co. 15:23; 1 Ts. 4:16); los muertos<br />

malvados serán levantados al final <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> mil años <strong>de</strong> Cristo (Ap. 20:5).<br />

Cuando Pablo fue por primera vez a Tesalónica, enseñó a los cristianos acerca <strong>de</strong> la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo a reinar y los acontecimientos que seguirían. Pero mientras tanto habían<br />

surgido problemas acerca <strong>de</strong> los cristianos que habían muerto. ¿Quedarían sus cuerpos en<br />

los sepulcros hasta el último día? ¿Quedarían excluidos <strong>de</strong> participación en la venida <strong>de</strong><br />

Cristo y <strong>de</strong> Su glorioso reinado? Para respon<strong>de</strong>r a sus preguntas y aplacar sus temores,<br />

Pablo <strong>de</strong>scribe ahora el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los acontecimientos en el tiempo <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo a<br />

por Su pueblo.<br />

La fórmula No queremos, hermanos, que ignoréis, se emplea para alertar a los<br />

lectores acerca <strong>de</strong> un importante anuncio. Aquí el anuncio trata acerca <strong>de</strong> los que<br />

duermen, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> los creyentes que han muerto. El sueño se emplea para <strong>de</strong>scribir los<br />

cuerpos <strong>de</strong> los cristianos que han partido a estar con el Señor, nunca para referirse a sus<br />

espíritus o almas. El sueño es un símil apropiado <strong>de</strong> la muerte, porque en la muerte la<br />

persona parece dormida. Incluso nuestra palabra cementerio proviene <strong>de</strong> un término griego<br />

que significa «lugar <strong>de</strong> dormir» (koimëtërion). Y el sueño es un símil familiar, porque cada<br />

noche actuamos este símbolo <strong>de</strong> muerte, y cada mañana es como una resurrección.<br />

La Biblia no enseña que el alma duerme en el tiempo <strong>de</strong> la muerte. El rico y Lázaro<br />

eran ambos conscientes en la muerte (Lc. 16:19–31). Cuando el creyente muere, está «en la<br />

presencia <strong>de</strong>l Señor» (2 Co. 5:8). Morir es «estar con Cristo», posición a la que se refiere


Pablo como «ganancia», y como algo que sería «muchísimo mejor» (Fil. 1:21, 23).<br />

¡Difícilmente sería esto así si el alma estuviese durmiendo!<br />

Tampoco enseña la Biblia ninguna aniquilación. No hay disolución <strong>de</strong>l ser en la muerte,<br />

El creyente goza <strong>de</strong> vida eterna (Mr. 10:30). El incrédulo sufre castigo eterno (Mr. 9:48;<br />

Ap. 14:11).<br />

Con respecto a aquellos santos que han muerto, el apóstol dice que no hay necesidad <strong>de</strong><br />

un dolor <strong>de</strong>sesperado: no excluye el dolor; Jesús lloró ante el sepulcro <strong>de</strong> Lázaro, aunque<br />

sabía que lo iba a resucitar al cabo <strong>de</strong> unos pocos minutos (Jn. 11:35–44). Pero sí excluye el<br />

dolor <strong>de</strong>sesperado <strong>de</strong> los que no tienen esperanza <strong>de</strong> cielo, <strong>de</strong> reunión, <strong>de</strong> nada sino juicio.<br />

La expresión los <strong>de</strong>más que no tienen esperanza me recuerda invariablemente un<br />

funeral al que asistí don<strong>de</strong> los dolidos parientes se reunieron alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l ataúd <strong>de</strong> una<br />

parienta no salva y lloraban <strong>de</strong>sconsolados: «¡Oh, María; Dios mío, Dios mío, María!». Fue<br />

una inolvidable escena <strong>de</strong> una <strong>de</strong>sesperación sin salida.<br />

4:14 La base <strong>de</strong> la esperanza <strong>de</strong>l creyente resi<strong>de</strong> en la resurrección <strong>de</strong> Cristo. Con la<br />

misma certidumbre que creemos que Jesús murió y resucitó, igual creemos que los que<br />

han dormido en Jesús serán resucitados y participarán <strong>de</strong> Su venida. «Porque así como en<br />

Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados» (1 Co. 15:22). Su<br />

resurrección es la prenda y prueba <strong>de</strong> la nuestra.<br />

Observemos la expresión durmieron en Jesús o «aquellos que por medio <strong>de</strong> Jesús<br />

duermen». Saber que es meramente el Amante <strong>de</strong> nuestras almas que da sueño a los<br />

cuerpos <strong>de</strong> Sus amados priva a la muerte <strong>de</strong> su terror.<br />

Nuestra positiva certidumbre acerca <strong>de</strong> los que han muerto en Cristo es que también los<br />

traerá Dios con Jesús. Esto se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dos maneras:<br />

1. Pue<strong>de</strong> que signifique que en el momento <strong>de</strong>l Arrebatamiento Dios resucitará los<br />

cuerpos <strong>de</strong> los creyentes y los llevará al cielo con el Señor Jesús.<br />

2. O pue<strong>de</strong> que signifique que cuando Cristo vuelva a la tierra a reinar, Dios traerá con<br />

Cristo a aquellos que han muerto en la fe. En otras palabras, el apóstol está diciendo: «No<br />

os preocupéis <strong>de</strong> que los que han muerto se vayan a per<strong>de</strong>r las glorias <strong>de</strong>l reino veni<strong>de</strong>ro.<br />

Dios los traerá con Jesús cuando vuelva con gran po<strong>de</strong>r y gloria». (Este último es el sentido<br />

generalmente aceptado.)<br />

Pero, ¿cómo pue<strong>de</strong> ser? Sus cuerpos están ahora yertos en el sepulcro. ¿Cómo pue<strong>de</strong>n<br />

volver con Jesús? Antes que Cristo venga a establecer Su reino, volverá para llevarse a Su<br />

pueblo consigo, para que estén con Él en el cielo. Luego, posteriormente, volverá con ellos.<br />

4:15 ¿Cómo sabía Pablo esto? Su respuesta es: Por lo cual os <strong>de</strong>cimos esto por<br />

palabra <strong>de</strong>l Señor. Recibió esto como revelación directa <strong>de</strong>l Señor. No se nos dice cómo<br />

la recibió —si por visión, por una voz audible, o por la impresión interior <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo—. Pero es una <strong>de</strong> manera clara una verdad <strong>de</strong>sconocida para los hombres en aquel<br />

tiempo.<br />

Después pasa a explicar que cuando Cristo regrese, los santos vivos no tendrán<br />

prece<strong>de</strong>ncia o ventaja sobre los santos que hayan dormido.<br />

En este versículo, Pablo se refiere a sí mismo como uno entre los vivos en la venida <strong>de</strong>l<br />

Señor (véase también 1 Co. 15:51, 52). Sin embargo, en 2 Corintios 4:14 y 5:1, habla <strong>de</strong> la<br />

posibilidad <strong>de</strong> que esté entre los que resucitan. La evi<strong>de</strong>nte conclusión es que <strong>de</strong>beríamos<br />

estar esperando la venida <strong>de</strong>l Señor en todo momento, pero darnos cuenta también <strong>de</strong> que<br />

po<strong>de</strong>mos ser llamados a llegar al cielo por la vía <strong>de</strong> la muerte.


4:16 El or<strong>de</strong>n exacto <strong>de</strong> los acontecimientos en la venida <strong>de</strong>l Señor a por Sus santos se<br />

nos da aquí. Porque el Señor mismo …<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l cielo. No enviará un ángel, sino<br />

que vendrá Él mismo.<br />

Esto tendrá lugar con voz <strong>de</strong> mando, con voz <strong>de</strong> arcángel, y con trompeta <strong>de</strong> Dios.<br />

Hay varias explicaciones acerca <strong>de</strong> estos sones <strong>de</strong> autoridad, pero <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>cir<br />

abiertamente que es casi imposible hablar con seguridad acerca <strong>de</strong> ellos:<br />

1. Algunos piensan que la voz <strong>de</strong> mando es la voz <strong>de</strong>l Señor Jesús mismo que resucita<br />

a los muertos (Jn. 5:25; 11:43, 44) y transforma a los vivos. Otros, como Hogg y Vine,<br />

dicen que la voz <strong>de</strong> mando es la voz <strong>de</strong>l arcángel.<br />

2. La voz <strong>de</strong> Miguel, el arcángel, es generalmente consi<strong>de</strong>rada como un mandato <strong>de</strong><br />

reunión para los santos <strong>de</strong>l AT, puesto que está tan estrechamente asociado con Israel (Dn.<br />

12:1; Jud. 9; Ap. 12:4–7). Otros creen que su propósito es avivar nacionalmente a Israel. Y<br />

aún otros sugieren que la voz <strong>de</strong> arcángel convoca a los ángeles como escolta militar para<br />

acompañar al Señor y a Sus santos por territorio enemigo <strong>de</strong> vuelta al cielo (cf. Lc. 16:22).<br />

3. La trompeta <strong>de</strong> Dios es la misma que la última trompeta <strong>de</strong> 1 Corintios 15:52, que<br />

tiene que ver con la resurrección <strong>de</strong> los creyentes en el Arrebatamiento. Llama a los santos<br />

a la bendición eterna. No se <strong>de</strong>be confundir con la séptima trompeta <strong>de</strong> Apocalipsis 11:15–<br />

18, que señala el final <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> juicio sobre el mundo durante la Tribulación. La<br />

última trompeta aquí es la última para la <strong>iglesia</strong>. La séptima trompeta <strong>de</strong> Apocalipsis es la<br />

última para el mundo incrédulo (aunque nunca es llamada <strong>de</strong> manera específica la «última<br />

trompeta»).<br />

Los cuerpos <strong>de</strong> los muertos en Cristo resucitarán primero. Que se incluya aquí a los<br />

santos <strong>de</strong>l AT o no es cosa <strong>de</strong>batible. Los que creen que sí observan que la voz <strong>de</strong>l arcángel<br />

se oye en este momento, y que el mismo está estrechamente unido a los <strong>de</strong>stinos <strong>de</strong> Israel<br />

(Dn. 12:1). Los que piensan que los santos <strong>de</strong>l AT no resucitarán en el Arrebatamiento nos<br />

recuerdan <strong>de</strong> que la frase en Cristo (los muertos en Cristo) nunca se aplica a los creyentes<br />

que vivieron antes <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la Iglesia; estos creyentes resucitarán probablemente al fin<br />

<strong>de</strong> la Tribulación (Dn. 12:2). En todo caso, es evi<strong>de</strong>nte que aquí no tenemos una<br />

resurrección general. No todos los muertos resucitan en esta ocasión, sino sólo los muertos<br />

en Cristo.<br />

4:17 Luego, los vivos serán arrebatados juntamente con ellos en las nubes para<br />

salir al encuentro <strong>de</strong>l Señor en el aire. La palabra Arrebatamiento que empleamos para<br />

<strong>de</strong>scribir esta primera fase <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong>l Señor se <strong>de</strong>riva pues <strong>de</strong>l verbo «arrebatar» que<br />

tenemos en este versículo, y que significa tomar arriba. Se emplea <strong>de</strong> Felipe en Hechos<br />

8:39, <strong>de</strong> Pablo en 2 Corintios 12:2, 4, y <strong>de</strong>l Hijo Varón en Apocalipsis 12:5.<br />

El aire es la esfera <strong>de</strong> Satanás (Ef. 2:2), <strong>de</strong> manera que ésta es una triunfante reunión en<br />

abierto <strong>de</strong>safío al diablo en su propio dominio.<br />

¡Pensemos en todo lo que se incluye en estos versículos! La tierra y el mar dando el<br />

polvo <strong>de</strong> todos los muertos en Cristo. Luego el milagro transformador mediante el que este<br />

polvo es tornado en cuerpos glorificados, libres para siempre <strong>de</strong> enfermedad, dolor y<br />

muerte. Luego, el vuelo espacial al cielo. Y todo esto, ¡en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos! (1 Co.<br />

15:52).<br />

A los hombres <strong>de</strong>l mundo les cuesta creer el relato <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l hombre en<br />

Génesis 1 y 2. Si tienen dificultad con la creación, ¡cómo no la van a tener con el


Arrebatamiento —cuando Dios recreará a millones <strong>de</strong> cuerpos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un polvo que ha sido<br />

sepultado, esparcido, <strong>de</strong>sparramado o amontonado en las playas <strong>de</strong>l mundo!<br />

Los hombres <strong>de</strong>l mundo se sienten entusiasmados acerca <strong>de</strong> los viajes espaciales.<br />

¿Pue<strong>de</strong>n compararse sus más gran<strong>de</strong>s hazañas con las maravillas <strong>de</strong> viajar al cielo en una<br />

fracción <strong>de</strong> segundo sin llevarnos con nosotros nuestra propia atmósfera, como tenen que<br />

hacerlo los astronautas cuando salen en sus pequeños saltos al espacio exterior?<br />

En relación con la venida <strong>de</strong> Cristo hay un son que oír, un espectáculo que ver, un<br />

milagro que sentir, una reunión que gozar y una consolación que experimentar.<br />

Es también bueno observar la repetición <strong>de</strong> la palabra Señor en estos versículos:<br />

la palabra <strong>de</strong>l Señor (v. 15),<br />

la venida <strong>de</strong>l Señor (v. 15),<br />

el Señor mismo (v. 16),<br />

para salir al encuentro <strong>de</strong>l Señor (v. 17),<br />

y estar siempre con el Señor (v. 17).<br />

¡Para siempre con el Señor! ¿Quién pue<strong>de</strong> contar el gozo y la bienaventuranza que se<br />

conllevan e incluyen estas palabras?<br />

4:18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Pensar en la venida<br />

no produce terror en el creyente. Es una esperanza que entusiasma, que alienta y que<br />

consuela.<br />

INDICACIONES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS<br />

Hay muchas indicaciones <strong>de</strong> que el Arrebatamiento pue<strong>de</strong> estar cercano. Po<strong>de</strong>mos<br />

consi<strong>de</strong>rar las siguientes como indicios:<br />

1. La constitución <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Israel en 1948 (Lc. 21:29). La higuera (Israel) está<br />

brotando, es <strong>de</strong>cir, sacando sus hojas (Lc. 21:29–38). Por vez primera durante siglos, los<br />

judíos tienen una existencia nacional en su propia patria. Esto significa que el reino <strong>de</strong><br />

Dios está cerca.<br />

2. El surgimiento <strong>de</strong> muchas otras naciones (Lc. 21:29). Jesús predijo que no sólo la<br />

higuera brotaría, sino que también lo harían todos los árboles. Hemos sido recientemente<br />

testigos <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> gobiernos coloniales y <strong>de</strong> la proliferación <strong>de</strong> nuevas naciones. Es una<br />

era <strong>de</strong> renovados nacionalismos.<br />

3. El regreso <strong>de</strong> Israel a la tierra en incredulidad (Ez. 36:24, 25). Ezequiel profetizó que<br />

sólo sería tras el regreso <strong>de</strong> ellos que serían purificados <strong>de</strong> sus pecados. En la actualidad,<br />

Israel es mayormente una nación <strong>de</strong> agnósticos; sólo un segmento muy pequeño (aunque<br />

muy ruidoso) <strong>de</strong> la nación son judíos ortodoxos.<br />

4. El movimiento ecuménico (Ap. 17, 18). Enten<strong>de</strong>mos que la Gran Babilonia es un<br />

inmenso sistema religioso, político y comercial compuesto <strong>de</strong> cuerpos religiosos que<br />

profesan ser cristianos, quizá una fusión <strong>de</strong>l catolicismo apóstata con el protestantismo<br />

apóstata. La cristiandad se está volcando más y más hacia la apostasía (1 Ti. 4:1; 2 Ts.<br />

2:3) y está <strong>de</strong> camino a ser una super <strong>iglesia</strong> mundial.<br />

5. El crecimiento mundial <strong>de</strong>l espiritismo (1 Ti 4:1–3). En la actualidad se está<br />

esparciendo por amplias zonas <strong>de</strong>l mundo.<br />

6. La drástica <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las normas morales (2 Ti. 3:1–5). La prensa diaria da<br />

abundante prueba <strong>de</strong> esto.


7. Violencia y <strong>de</strong>sobediencia civil (2 Ts. 2:7, 8). Abunda un espíritu <strong>de</strong> anarquía en los<br />

hogares, en la vida nacional e incluso en la <strong>iglesia</strong>.<br />

8. Gente con una forma <strong>de</strong> piedad, pero negando su po<strong>de</strong>r (2 Ti. 3:5).<br />

9. El surgimiento <strong>de</strong>l espíritu anticristiano (1 Jn. 2:18), y que se manifiesta en la<br />

multiplicación <strong>de</strong> falsas sectas que profesan ser cristianas pero que niegan todas las<br />

doctrinas fundamentales <strong>de</strong> la fe. Engañan por imitación (2 Ti. 3:8).<br />

10. La ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las naciones a confe<strong>de</strong>rarse en corrientes que se aproximan a la<br />

alineación <strong>de</strong> los últimos días. La Comunidad Económica Europea, basada en lo que se<br />

conoce como el Tratado <strong>de</strong> Roma, ha dado paso a la Unión Europea, y pue<strong>de</strong> conducir al<br />

avivamiento <strong>de</strong>l Imperio Romano —los diez <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> hierro y barro (Dn. 2:32–35).<br />

11. La negación <strong>de</strong> la inminente intervención <strong>de</strong> Dios en los asuntos <strong>de</strong>l mundo por vía<br />

<strong>de</strong> juicio (2 P. 3:3, 4).<br />

A esto se podrían añadir indicaciones como terremotos en muchos países, la<br />

amenaza <strong>de</strong> un hambre mundial, y la creciente hostilidad entre las naciones (Mt. 24:6, 7).<br />

El fracaso <strong>de</strong> los gobiernos en el mantenimiento <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y en la supresión <strong>de</strong>l<br />

terrorismo lleva a un clima para el surgimiento <strong>de</strong> un dictador mundial. La acumulación <strong>de</strong><br />

arsenales atómicos da un significado adicional a preguntas como: «¿Quién pue<strong>de</strong> luchar<br />

contra ella?» (Esto es, contra la bestia; Ap. 13:4). Las instalaciones mundiales <strong>de</strong><br />

televisión podrían ser el medio para cumplir Escrituras que <strong>de</strong>scriben acontecimientos que<br />

serán vistos simultáneamente en todas partes <strong>de</strong>l planeta (Ap. 11:9).<br />

La mayor parte <strong>de</strong> estos acontecimientos son predichos como acaeciendo antes que<br />

Cristo regrese a la tierra para reinar. La Biblia no dice que tendrán lugar antes <strong>de</strong>l<br />

Arrebatamiento, sino antes <strong>de</strong> Su manifestación en gloria. Si es así, y si vemos estas<br />

ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>sarrollándose ya, entonces la evi<strong>de</strong>nte conclusión es que el Arrebatamiento<br />

<strong>de</strong>be estar muy cerca, a las puertas.<br />

E. El Día <strong>de</strong>l Señor (5:1–11)<br />

5:1 Los maestros bíblicos a menudo se lamentan <strong>de</strong> las interrupciones por inicio <strong>de</strong><br />

capítulo, explicando que el tema <strong>de</strong>bería proseguir sin interrupción. Aquí, sin embargo, la<br />

interrupción <strong>de</strong>l capítulo es apropiada. Pablo comienza un nuevo tema. Deja su discusión<br />

<strong>de</strong>l Arrebatamiento y pasa al día <strong>de</strong>l Señor. Las palabras traducidas Pero acerca <strong>de</strong> (gr.<br />

peri <strong>de</strong>) indican una nueva línea <strong>de</strong> pensamiento, como tantas veces en 1 Corintios.<br />

Para los verda<strong>de</strong>ros creyentes, el Arrebatamiento es una consoladora esperanza, pero,<br />

¿qué significará para los que están fuera <strong>de</strong> Cristo? Significará el comienzo <strong>de</strong> un periodo<br />

al que se hace referencia aquí como los tiempos y las sazones. Este periodo es<br />

primariamente <strong>de</strong> carácter judío. Durante este tiempo, Dios reanudará Sus tratos con la<br />

nación <strong>de</strong> Israel, y ocurrirán los acontecimientos <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong>l tiempo que anunciaron los<br />

profetas <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>. Cuando los apóstoles preguntaron a Jesús cuándo<br />

establecería Su reino, Él respondió que no les tocaba a ellos conocer los tiempos y las<br />

sazones (Hch. 1:7). Parece que los tiempos y las sazones cubren el periodo anterior al<br />

establecimiento <strong>de</strong>l reino así como el periodo mismo <strong>de</strong>l reino.<br />

Pablo no sentía necesidad <strong>de</strong> escribir a los tesalonicenses acerca <strong>de</strong> los tiempos y <strong>de</strong><br />

las sazones. Por una parte, los santos no serían afectados por ellos; serían llevados al cielo<br />

antes que comenzasen estos tiempos.


A<strong>de</strong>más, los tiempos y las sazones y el Día <strong>de</strong>l Señor son cuestiones que se encuentran<br />

en el Antiguo <strong>Testamento</strong>. El Arrebatamiento es un misterio (1 Co. 15:51), o sea, no fue<br />

revelada hasta el tiempo <strong>de</strong> los apóstoles.<br />

5:2 Los santos ya sabían acerca <strong>de</strong>l día <strong>de</strong>l Señor. Sabían que el tiempo exacto era<br />

<strong>de</strong>sconocido, y que llegaría cuando menos se lo esperasen. ¿A qué se refiere Pablo por el<br />

día <strong>de</strong>l Señor? Des<strong>de</strong> luego no se trata <strong>de</strong> un día <strong>de</strong> veinticuatro horas, sino <strong>de</strong> un periodo<br />

<strong>de</strong> tiempo con ciertas características.<br />

En el AT este término se usaba para <strong>de</strong>signar cualquier tiempo <strong>de</strong> juicio, <strong>de</strong>solación y<br />

tinieblas (Is. 2:12; 13:9–16; Jl. 2:1, 2). Era un tiempo en el que Dios marchaba contra los<br />

enemigos <strong>de</strong> Israel y los castigaba <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>cisiva (Sof. 3:8–12; Jl. 3:14–16; Abd. 15–17;<br />

Zac. 12:8, 9). Pero era también cualquier ocasión en la que castigase a su pueblo por su<br />

idolatría y apostasía (Jl. 1:15–20; Am. 5:18; Sof. 1:7–18). Básicamente, hablaba <strong>de</strong>l juicio<br />

<strong>de</strong>l pecado, <strong>de</strong> victoria <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong>l Señor (Jl. 2:31, 32) y <strong>de</strong> una bendición inefable para<br />

Su pueblo fiel.<br />

En el futuro, el día <strong>de</strong>l Señor cubrirá aproximadamente el mismo periodo que los<br />

tiempos y las sazones. Comenzará <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Arrebatamiento e incluirá:<br />

1. La Tribulación, esto es, el tiempo <strong>de</strong> la angustia <strong>de</strong> Jacob (Dn. 9:27; Jer. 30:7; Mt.<br />

24:4–28; 2 Ts. 2:2; Ap. 6:1–19:16).<br />

2. La venida <strong>de</strong> Cristo con Sus santos (Mal. 4:1–3; 2 Ts. 1:7–9).<br />

3. El reinado <strong>de</strong> mil años <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra (Jl. 3:18 [cf. v. 14]; Zac. 14:8, 9 [cf. v.<br />

1]).<br />

4. La final <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los cielos y <strong>de</strong> la tierra por el fuego (2 P. 3:7, 10).<br />

El día <strong>de</strong>l Señor es el tiempo en que Jehová intervendrá públicamente en los asuntos <strong>de</strong><br />

los hombres. Se caracterizará por el juicio sobre los enemigos <strong>de</strong> Israel y sobre la sección<br />

apóstata <strong>de</strong> la nación misma <strong>de</strong> Israel, por la liberación <strong>de</strong> Su pueblo, el establecimiento <strong>de</strong>l<br />

reino <strong>de</strong> paz y prosperidad <strong>de</strong> Cristo, y por la gloria para Sí mismo.<br />

El apóstol recuerda a sus lectores que el día <strong>de</strong>l Señor vendrá como un ladrón en la<br />

noche. Será totalmente inesperado, y caerá sobre los hombres totalmente <strong>de</strong> improviso. El<br />

mundo estará totalmente <strong>de</strong>sprevenido.<br />

5:3 Este Día llegará también <strong>de</strong> una manera imprevista, repentino, <strong>de</strong>structivo,<br />

inevitable e ineludible.<br />

Habrá en el mundo una actitud <strong>de</strong> confianza y seguridad. Entonces comenzarán a caer<br />

<strong>de</strong> improviso los juicios <strong>de</strong> Dios con una po<strong>de</strong>rosa fuerza <strong>de</strong>structora. Destrucción no<br />

significa pérdida <strong>de</strong> ser, ni aniquilación; significa pérdida <strong>de</strong> bienestar, o ruina por lo que<br />

atañe a la existencia <strong>de</strong> uno. Será tan inevitable e ineludible como los dolores a la mujer<br />

encinta. Los incrédulos no tendrán vía <strong>de</strong> escape <strong>de</strong> este juicio.<br />

5:4 Es importante observar el cambio <strong>de</strong> pronombre <strong>de</strong> «ellos» en los versículos<br />

anteriores a «vosotros» y «nosotros» en los siguientes.<br />

El Día <strong>de</strong>l Señor será día <strong>de</strong> ira para el mundo perdido. Pero, ¿qué significará para<br />

nosotros? La respuesta es que no peligramos, porque no somos <strong>de</strong> la noche.<br />

Aquel día vendrá como ladrón en la noche (v. 2). La única manera en que sorpren<strong>de</strong>rá<br />

a alguien será como un ladrón, y las únicas personas a las que sorpren<strong>de</strong>rá serán aquellos<br />

que son <strong>de</strong> la noche, es <strong>de</strong>cir, a los inconversos. No sorpren<strong>de</strong>rá a los creyentes en<br />

absoluto, porque no son <strong>de</strong> la noche.


En la primera lectura, podría parecer que este versículo dice que el Día <strong>de</strong>l Señor sí<br />

sorpren<strong>de</strong>rá a los creyentes, aunque no como un ladrón. Pero no es así. No los sorpren<strong>de</strong>rá<br />

en absoluto, porque cuando el ladrón venga en la noche <strong>de</strong> este mundo, los santos estarán<br />

morando en luz eterna.<br />

5:5 Todos los cristianos son hijos <strong>de</strong> la luz e hijos <strong>de</strong>l día. No son <strong>de</strong> la noche ni <strong>de</strong><br />

las tinieblas. Es este hecho lo que les eximirá <strong>de</strong>l juicio que Dios <strong>de</strong>rramará sobre el<br />

mundo que ha rechazado a Su Hijo. Los juicios <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l Señor se dirigen sólo a aquellos<br />

que viven en tinieblas morales y en la noche espiritual, a esos que son ajenos a Dios.<br />

Cuando aquí dice que los cristianos son hijos <strong>de</strong>l día, no se refiere al Día <strong>de</strong>l Señor. Ser<br />

hijos <strong>de</strong>l día es una referencia a aquellos que habitan en el reino <strong>de</strong> la rectitud moral. El<br />

Día <strong>de</strong>l Señor es un tiempo <strong>de</strong> juicio sobre los que pertenecen al reino <strong>de</strong> la negrura moral.<br />

5:6 Los tres siguientes versículos llaman a los creyentes a una vida consecuente con su<br />

exaltada posición. Esto significa vigilancia y sobriedad. Debemos velar contra tentación,<br />

pereza, etargo y distracciones. En sentido positivo, <strong>de</strong>beríamos velar por el regreso <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

Ser sobrios aquí no se refiere sólo a serlo en la conversación y conducta generales, sino<br />

también a ser templados en lo que se refiere a la comida y a la bebida.<br />

5:7 En el reino natural, dormir está asociado con la noche. Igualmente en el reino<br />

espiritual, la indiferencia negligente caracteriza a los hijos <strong>de</strong> las tinieblas, es <strong>de</strong>cir, a los<br />

inconversos.<br />

Los hombres prefieren celebrar sus orgías y borracheras <strong>de</strong> noche; aman las tinieblas<br />

más que la luz, porque sus obras son malas (Jn. 3:19). El mismo nombre «club nocturno»<br />

vincula las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> borracheras y orgías con las tinieblas <strong>de</strong> la noche.<br />

5:8 Los que somos <strong>de</strong>l día <strong>de</strong>beríamos andar en la luz así como Él está en la luz (1 Jn.<br />

1:7). Esto significa juzgar y abandonar el pecado y evitar excesos <strong>de</strong> toda clase. También<br />

significa revestirse <strong>de</strong> la armadura cristiana y mantenerla puesta. La armadura se compone<br />

<strong>de</strong> la coraza <strong>de</strong> fe y amor y <strong>de</strong> la esperanza <strong>de</strong> salvación como yelmo. En otras palabras,<br />

la armadura es fe, amor y esperanza —los tres elementos cardinales <strong>de</strong>l carácter<br />

cristiano—. No es necesario apremiar los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la coraza y <strong>de</strong>l yelmo. El apóstol está<br />

sencillamente diciendo que los hijos <strong>de</strong> luz <strong>de</strong>berían llevar la cubierta protectora <strong>de</strong> una<br />

vida piadosa y consecuente. ¿Que es lo que nos preserva <strong>de</strong> la corrupción que está en el<br />

mundo por causa <strong>de</strong> la concupiscencia?<br />

La fe, o <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios. El amor al Señor y los unos a los otros. La esperanza<br />

<strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Cristo.<br />

Contrastes importantes en el Capítulo 5<br />

Incrédulos Creyentes<br />

(«ellos») («vosotros»)<br />

durmiendo no durmiendo<br />

borrachos no borrachos<br />

en tinieblas no en tinieblas<br />

<strong>de</strong> la noche y <strong>de</strong> las tinieblas hijos <strong>de</strong> la luz e hijos <strong>de</strong>l día


sorprendidos <strong>de</strong> improviso por el Día <strong>de</strong>l<br />

Señor como ladrón en la noche<br />

<strong>de</strong>strucción repentina e ineludible, como los<br />

dolores <strong>de</strong> parto sobre una mujer encinta<br />

no tomados <strong>de</strong> improviso por el Día <strong>de</strong>l<br />

Señor como ladrón en la noche<br />

no puestos para la ira, sino para obtener<br />

la salvación<br />

5:9 El Arrebatamiento tiene dos aspectos: salvación e ira. Para el creyente significa la<br />

consumación <strong>de</strong> su salvación en el cielo. Para el incrédulo, significa la introducción <strong>de</strong> un<br />

tiempo <strong>de</strong> ira sobre la tierra. Por cuanto somos <strong>de</strong>l día, no nos ha puesto Dios para la ira<br />

que <strong>de</strong>rramará durante el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación, sino para salvación en su sentido más<br />

pleno —exención para siempre <strong>de</strong> la misma presencia <strong>de</strong>l pecado.<br />

Algunos compren<strong>de</strong>n la ira aquí como refiriéndose al castigo que los incrédulos<br />

sufrirán en el infierno. Naturalmente, es cierto que Dios no nos ha puesto para eso, pero es<br />

arbitrario introducir aquí este pensamiento. Pablo no está hablando <strong>de</strong>l infierno, sino <strong>de</strong> los<br />

acontecimientos futuros sobre la tierra. El contexto trata acerca <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l Señor —el más<br />

gran<strong>de</strong> periodo <strong>de</strong> ira en la historia <strong>de</strong> hombre sobre la tierra (Mt. 24:21). No tenemos una<br />

cita con el verdugo, sino con el Salvador.<br />

Algunos dicen que la Tribulación es el tiempo <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Satanás (Ap. 12:12), no <strong>de</strong> la<br />

ira <strong>de</strong> Dios. Dicen que la <strong>iglesia</strong> experimentará la ira <strong>de</strong> Satanás, pero que será librada <strong>de</strong><br />

ira <strong>de</strong> Dios en la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo. Sin embargo, los siguientes versículos hablan<br />

<strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro, y su marco es durante el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación:<br />

Apocalipsis 6:16, 17; 14:9, 10, 19; 15:1, 7; 16:1, 19.<br />

5:10 Este versículo enfatiza el inmenso precio que nuestro Señor Jesús pagó para<br />

librarnos <strong>de</strong> la ira y asegurar nuestra salvación. Murió por nosotros para que, ya sea que<br />

velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.<br />

Hay dos maneras <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r la expresión ya sea que velemos, o que durmamos.<br />

Algunos eruditos lo compren<strong>de</strong>n como significando «vivos o muertos» en el tiempo <strong>de</strong>l<br />

Arrebatamiento. Señalan que habrá en aquel tiempo dos clases <strong>de</strong> creyentes: los que habrán<br />

muerto en Cristo, y los que estén todavía vivos. De modo que el pensamiento sería que<br />

tanto si estamos entre los vivos como si estamos entre los muertos para cuando Cristo<br />

regrese, viviremos juntamente con él. Los cristianos no pier<strong>de</strong>n nada. El Señor lo explicó a<br />

Marta: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto [esto es,<br />

un cristiano que muera antes <strong>de</strong>l Arrebatamiento], vivirá [resucitará <strong>de</strong> entre los muertos].<br />

Y todo aquel que vive y cree en mí [un creyente que esté vivo cuando llegue el<br />

Arrebatamiento], no morirá eternamente …» (Jn. 11:25, 26).<br />

El otro punto <strong>de</strong> vista que mantienen ciertos eruditos es que la frase que velemos o que<br />

durmamos significa «vigilantes o mundanos». En otras palabras, Pablo está diciendo que<br />

el hecho <strong>de</strong> que estemos espiritualmente alerta o que seamos carnalmente indiferentes a las<br />

cosas espirituales, seremos arrebatados para encontrarnos con el Señor. Nuestra salvación<br />

eterna no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> nuestra agu<strong>de</strong>za espiritual durante los últimos momentos <strong>de</strong> nuestro<br />

tiempo sobre la tierra. Si estamos verda<strong>de</strong>ramente convertidos, viviremos juntamente con<br />

él cuando Él vuelva, tanto si estamos <strong>de</strong> puntillas y llenos <strong>de</strong> expectación como si estamos<br />

tumbados durmiendo. Nuestra condición espiritual <strong>de</strong>terminará nuestras recompensas, pero<br />

nuestra salvación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la fe sólo en Cristo.<br />

Los que mantienen este segundo punto <strong>de</strong> vista observan que la palabra para velemos es<br />

la misma palabra que aparece en el versículo 6, y que la palabra para durmamos se utiliza


en los versículos 6 y 7 para significar «insensibilidad a las cosas divinas, involucrando<br />

amoldamiento al mundo» (Vine). En cambio, no es la misma palabra que se emplea en<br />

4:13, 14 y 15 para <strong>de</strong>notar muerte.<br />

5:11 En vista <strong>de</strong> una tan gran salvación, por amor a un tan gran Salvador y a la luz <strong>de</strong><br />

Su pronto regreso, <strong>de</strong>beríamos exhortarnos unos a otros mediante la enseñanza, el aliento y<br />

el ejemplo, y <strong>de</strong>beríamos edificarnos unos a otros con la palabra <strong>de</strong> Dios y con una amante<br />

solicitud. Debido a que viviremos entonces con Él, <strong>de</strong>beríamos vivir unos con otros ahora<br />

<strong>de</strong> forma cooperante.<br />

F. Diversas exhortaciones a los santos (5:12–22)<br />

5:12 Quizá los ancianos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Tesalónica habían reprendido a aquellos que<br />

habían abandonado el trabajo y que vivían a costa <strong>de</strong> otros. ¡E indudablemente los<br />

zánganos no <strong>de</strong>bieron tomarse la reprensión <strong>de</strong>masiado bien! Esto pue<strong>de</strong> explicar la<br />

exhortación a los conductores y a los conducidos.<br />

Cuando Pablo apremió a los santos a reconocer a los que trabajan entre los santos,<br />

significa que <strong>de</strong>ben respetar y obe<strong>de</strong>cer a sus guías espirituales. Esto queda claro por las<br />

palabras y os presi<strong>de</strong>n en el Señor, y os amonestan. Los ancianos son los subpastores <strong>de</strong><br />

las ovejas <strong>de</strong> Dios. Tienen la responsabilidad <strong>de</strong> enseñar, gobernar y amonestar.<br />

Este versículo es uno <strong>de</strong> los muchos en el NT que muestra que no había un gobierno <strong>de</strong><br />

un solo hombre en las <strong>iglesia</strong>s apostólicas. Había en cada congregación un grupo <strong>de</strong><br />

ancianos que pastoreaban la congregación local.<br />

Como explica Denney:<br />

En Tesalónica no había un solo presi<strong>de</strong>nte, un ministro o pastor en el sentido mo<strong>de</strong>rno,<br />

que poseyese hasta cierto grado una responsabilidad exclusiva; la presi<strong>de</strong>ncia estaba en<br />

manos <strong>de</strong> una pluralidad <strong>de</strong> hombres.<br />

Sin embargo, la ausencia <strong>de</strong> un gobierno <strong>de</strong> un hombre no justifica el gobierno <strong>de</strong> todos<br />

los hombres. La asamblea no <strong>de</strong>bería ser una <strong>de</strong>mocracia, sino una aristocracia, el<br />

gobierno <strong>de</strong> los mejor calificados.<br />

5:13 Los ancianos <strong>de</strong>berían servir como representantes <strong>de</strong>l Señor. Su obra es la obra <strong>de</strong><br />

Dios. Por esta razón, <strong>de</strong>berían ser tenidos en mucha estima con amor. La exhortación<br />

Tened paz entre vosotros no es una inclusión inci<strong>de</strong>ntal. El principal problema entre los<br />

cristianos en todas partes es el <strong>de</strong> tener buenas relaciones entre sí. Cada creyente tiene<br />

suficiente <strong>de</strong> la carne en sí para dividir y arruinar cualquier <strong>iglesia</strong> local. Sólo en tanto que<br />

dotados por el Espíritu po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>sarrollar el amor, quebrantamiento, paciencia,<br />

benignidad, ternura y perdón que son indispensables para la paz. Una amenaza particular a<br />

la paz acerca <strong>de</strong> la que Pablo pue<strong>de</strong> estar aquí advirtiendo es la formación <strong>de</strong> camarillas en<br />

torno a los lí<strong>de</strong>res humanos.<br />

5:14 Este versículo parece dirigido a los lí<strong>de</strong>res espirituales <strong>de</strong> la congregación: les dice<br />

cómo tratar con hermanos que causen problemas:<br />

1. Que amonestéis a los ociosos —los que no quieran mantenerse al paso, sino que<br />

insisten en perturbar la paz <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> con su conducta irresponsable—. Aquí, los ociosos


son los que rehúsan trabajar. Son los mismos que se <strong>de</strong>scriben en 2 Tesalonicenses 3:6–12,<br />

que andan <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadamente, no trabajando, sino entremetiéndose en cosas ajenas.<br />

2. Que alentéis a los <strong>de</strong> poco ánimo —los que necesitan <strong>de</strong> constante exhortación para<br />

trascen<strong>de</strong>r sus dificulta<strong>de</strong>s y proseguir firmes para el Señor.<br />

Acerca <strong>de</strong> la traducción <strong>de</strong> la KJV, «confortad a los <strong>de</strong> mente débil», Ockenga observa: «Si<br />

éste fuese el significado <strong>de</strong>l término, también los confortaríamos. Parecen congregarse<br />

cuando se predica el evangelio.» ¿Y no es éste un tributo al evangelio y a la <strong>iglesia</strong><br />

cristiana? Al menos ésta es una esfera don<strong>de</strong> encuentran simpatía, amor y consi<strong>de</strong>ración.<br />

3. Que sostengáis a los débiles —es <strong>de</strong>cir, ayudar a los que sean espiritual, moral y<br />

físicamente débiles—. Probablemente la i<strong>de</strong>a principal aquí es el soporte espiritual y moral<br />

<strong>de</strong> los débiles en la fe, aunque no <strong>de</strong>beríamos excluir la ayuda financiera.<br />

4. Que seáis pacientes para con todos —mostrad la gracia <strong>de</strong> la longanimidad cuando<br />

otros tiendan a irritar y a provocar.<br />

5:15 Hablando ahora a los cristianos en general, Pablo prohíbe todo pensamiento <strong>de</strong><br />

revancha. La reacción natural es la <strong>de</strong> <strong>de</strong>squitarse, <strong>de</strong> <strong>de</strong>volver mal por mal. Pero el<br />

cristiano <strong>de</strong>bería tener tal comunión con el Señor Jesús que reaccione <strong>de</strong> una manera<br />

sobrenatural. En otras palabras, <strong>de</strong> manera instintiva mostrará bondad y amor a otros<br />

creyentes y también a los inconversos.<br />

5:16 El gozo pue<strong>de</strong> ser la constante experiencia <strong>de</strong>l cristiano, aun en las circunstancias<br />

más adversas, porque Cristo es la fuente y el tema <strong>de</strong> su gozo, y porque Cristo está al<br />

control <strong>de</strong> las circunstancias. De pasada, el versículo «Estad siempre gozosos» es el más<br />

corto <strong>de</strong>l NT griego, aunque «Jesús lloró» es el más breve en castellano.<br />

5:17 La oración <strong>de</strong>bería ser la constante actitud <strong>de</strong>l cristiano —no que abandone sus<br />

<strong>de</strong>beres normales y se <strong>de</strong>dique sólo a la oración—. Ora en ciertos tiempos regulares;<br />

también ora extemporáneamente cuando surge la necesidad; y goza <strong>de</strong> una continua<br />

comunión con el Señor mediante la oración.<br />

5:18 Dar gracias a Dios <strong>de</strong>bería ser la emoción arraigada <strong>de</strong>l cristiano. Si Romanos<br />

8:28 es cierto, entonces <strong>de</strong>beríamos po<strong>de</strong>r dar gracias al Señor en todo tiempo, en todas las<br />

circunstancias y en todo, siempre y cuando mediante ello no excusamos el pecado.<br />

Estos tres buenos hábitos han sido <strong>de</strong>signados como las consignas <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

Representan la voluntad <strong>de</strong> Dios para con nosotros en Cristo Jesús. Las palabras en<br />

Cristo Jesús nos recuerdan que Él nos enseñó estas cosas durante Su ministerio terrenal y<br />

que fue la viva encarnación <strong>de</strong> lo que enseñaba. Por la enseñanza y por el ejemplo, nos<br />

reveló cuál es la voluntad <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong>l gozo, <strong>de</strong> la oración y <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> gracias.<br />

5:19 Los siguientes cuatro versículos parecen tratar con la conducta en la asamblea.<br />

Apagar el Espíritu significa ahogar Su obra en medio <strong>de</strong> nosotros, limitarlo y<br />

estorbarlo. El pecado apaga al Espíritu. Las tradiciones lo apagan. Los reglamentos y<br />

normas humanas en el culto público lo apagan. La <strong>de</strong>sunión lo apaga. Alguien ha dicho:<br />

«Las miradas frías, las palabras <strong>de</strong>spreciativas, el silencio, la calculada indiferencia, hacen<br />

mucho por apagarle. Lo mismo las críticas carentes <strong>de</strong> amor». Ryrie dice que el Espíritu es<br />

apagado siempre que Su ministerio es ahogado en un individuo o en la <strong>iglesia</strong>.<br />

5:20 Si ligamos este versículo con el anterior, entonces el pensamiento es que<br />

apagamos el Espíritu cuando menospreciamos las profecías. Así, un hermano joven pue<strong>de</strong><br />

hacer una <strong>de</strong>claración poco elegante en su ministerio público. Si lo criticamos <strong>de</strong> forma que<br />

lo avergoncemos <strong>de</strong> su testimonio para Cristo, apagamos el Espíritu.


En su sentido primordial en el NT, profetizar significaba hablar la palabra <strong>de</strong> Dios. Las<br />

proclamaciones inspiradas <strong>de</strong> los profetas se nos preservan en la Biblia. En un sentido<br />

secundario, profetizar significa <strong>de</strong>clarar la mente <strong>de</strong> Dios que nos ha sido revelada en la<br />

Biblia.<br />

5:21 Debemos evaluar lo que oímos y retener lo bueno, genuino y veraz. La norma por<br />

la que examinamos toda predicación y enseñanza es la palabra <strong>de</strong> Dios. Habrá abuso en<br />

ocasiones en el contexto <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> hablar por medio <strong>de</strong> diferentes<br />

hermanos. Pero apagar el Espíritu no es la forma <strong>de</strong> remediar estos abusos.<br />

Como escribió el doctor Denney:<br />

Una reunión abierta, una libertad <strong>de</strong> profetizar, una reunión en la que cada uno podía<br />

hablar según el Espíritu les diese que lo hiciesen, es una <strong>de</strong> las clamorosas necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

la <strong>iglesia</strong> mo<strong>de</strong>rna.<br />

5:22 Absteneos <strong>de</strong> toda especie <strong>de</strong> mal pue<strong>de</strong> referirse a falsas lenguas, profecías o<br />

enseñanzas, o pue<strong>de</strong> referirse al mal en general.<br />

A. T. Pierson observa que hay siete distintas actitu<strong>de</strong>s para el cristiano en los versículos<br />

16–22:<br />

1. La actitud <strong>de</strong> alabanza (16). Hallando todos los tratos <strong>de</strong> Dios como infinitamente<br />

entusiasmantes.<br />

2. La actitud <strong>de</strong> oración (17). La oración nunca <strong>de</strong>bería ser inapropiada ni vergonzosa.<br />

3. La actitud <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> gracias (18). Incluso en circunstancias no gratas para la carne.<br />

4. La actitud espiritual (19). Él <strong>de</strong>bería tener plena libertad en y por medio <strong>de</strong> nosotros.<br />

5. La actitud dócil (20). Por medio <strong>de</strong> cualquier canal que Dios elija emplear.<br />

6. La actitud judicial (21). Comparar 1 Juan 4:1. Ponerlo todo a prueba por la palabra <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

7. La actitud santificada (22). Si se forma mal en tu mente, evítalo.<br />

IV. SALUDOS FINALES A LOS TESALONICENSES (5:23–<br />

28)<br />

5:23 Ahora Pablo ora por la santificación <strong>de</strong> los cristianos. La fuente es el Dios <strong>de</strong> paz.<br />

El ámbito se encuentra en la palabra completamente, lo que significa «toda parte <strong>de</strong> tu<br />

ser».<br />

Este versículo ha sido apremiado para su uso por algunos para <strong>de</strong>mostrar la doctrina <strong>de</strong><br />

la «Santidad» <strong>de</strong> la plena santificación —que un creyente pue<strong>de</strong> llegar a ser perfecto y sin<br />

pecado en esta vida—. Sin embargo, no es esto lo que significa Pablo cuando ora que el<br />

mismo Dios <strong>de</strong> paz os santifique por completo. No está orando por la erradicación <strong>de</strong> la<br />

naturaleza <strong>de</strong> pecado, sino que la santificación se extienda a todas las partes <strong>de</strong> su ser —<br />

espíritu, alma y cuerpo.<br />

SANTIFICACIÓN<br />

Hay cuatro fases <strong>de</strong> la santificación en el NT —la anterior a la conversión, la<br />

posicional, la práctica o progresiva, y la perfecta.


1. Incluso antes <strong>de</strong> que una persona sea salva, es separada en una posición <strong>de</strong><br />

privilegio externo. Así, leemos en 1 Corintios 7:14 que un marido incrédulo es santificado<br />

por su mujer creyente. Esta es una santificación anterior a la conversión.<br />

2. En el momento en que una persona nace <strong>de</strong> nuevo, es santificada posicionalmente<br />

en virtud <strong>de</strong> su unión con Cristo. Esto quiere <strong>de</strong>cir que es apartada a Dios <strong>de</strong>l mundo. Se<br />

hace referencia a esto en pasajes como Hechos 26:18; 1 Corintios 1:2; 6:11; 2<br />

Tesalonicenses 2:13; Hebreos 10:10, 14.<br />

3. Luego hay la santificación progresiva. Se trata <strong>de</strong> un apartamiento presente <strong>de</strong>l<br />

creyente a Dios, dando la espalda al mundo, al pecado y al yo. Es el proceso por el que<br />

va asemejándose más y más a Cristo. Es la santificación por la que Pablo ora por los<br />

tesalonicenses aquí. También se encuentra en 1 Tesalonicenses 4:3, 4; 2 Timoteo 2:21.<br />

Es producida por el Espíritu Santo cuando somos obedientes a la palabra <strong>de</strong> Dios (Jn.<br />

17:17; 2 Co. 3:18). Esta santificación práctica es un proceso que <strong>de</strong>bería proseguir en<br />

tanto que el creyente esté en la tierra. Nunca conseguirá la perfección ni la impecabilidad<br />

en su estado actual, pero <strong>de</strong>bería siempre estar lanzado hacia esta meta.<br />

4. La perfecta santificación se refiere a la final condición <strong>de</strong>l creyente en el cielo.<br />

Cuando vaya a estar con el Señor, será moralmente como el Señor, total y finalmente<br />

separado <strong>de</strong>l pecado (1 Jn. 3:1–3).<br />

El apóstol ora también por la preservación <strong>de</strong> los tesalonicenses. Esta preservación<br />

<strong>de</strong>bería incluir a la persona completa —espíritu, alma y cuerpo—. Observemos el or<strong>de</strong>n.<br />

El hombre dice cuerpo, alma y espíritu. Dios siempre dice espíritu, alma y cuerpo. En la<br />

creación original, el espíritu era <strong>de</strong> importancia primordial, y el cuerpo lo último. El pecado<br />

invirtió el or<strong>de</strong>n: el hombre vive para el cuerpo y <strong>de</strong>scuida el espíritu. Cuando oramos los<br />

unos por los otros, <strong>de</strong>beríamos seguir la pauta bíblica, y poner el bienestar espiritual antes<br />

que las necesida<strong>de</strong>s físicas.<br />

En base <strong>de</strong> este y otros versículos, es evi<strong>de</strong>nte que somos seres tripartitos. Nuestro<br />

espíritu es aquel componente que nos capacita para tener comunión con Dios. Nuestra<br />

alma tiene que ver con nuestras emociones, <strong>de</strong>seos, afectos e inclinaciones (Jn. 12:27).<br />

Nuestro cuerpo es la casa en la que mora nuestra persona (2 Co. 5:1).<br />

Todo nuestro ser, cada uno <strong>de</strong> sus componentes, ha <strong>de</strong> ser guardado íntegramente, es<br />

<strong>de</strong>cir, completo y sano.<br />

Un comentarista ha sugerido las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> preservación <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

1. El espíritu, (a) <strong>de</strong> todo aquello que lo contamine (2 Co. 7:1); (b) todo lo que<br />

obstaculice el testimonio <strong>de</strong>l Espíritu Santo acerca <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> los santos con Dios<br />

(Ro. 8:16); y (c) todo aquello que impida la adoración que Él busca (Jn. 4:23; Fil. 3:3).<br />

2. El alma, (a) <strong>de</strong> malos pensamientos (Mt. 15:18, 19; Ef. 2:3); (b) <strong>de</strong> apetitos carnales<br />

que militan contra ella (1 P. 2:11); y (c) <strong>de</strong> amarguras y contiendas (He. 12:15).<br />

3. El cuerpo, (a) <strong>de</strong> contaminación (1 Ts. 4:3–8); y (b) <strong>de</strong> malos usos (Ro. 6:19).<br />

Algunos niegan que los inconversos tienen espíritu. Quizá basan esto en el hecho <strong>de</strong><br />

que espiritualmente están muertos (Ef. 2:1). Sin embargo, el hecho <strong>de</strong> que los inconversos<br />

estén espiritualmente muertos no significa que no tengan espíritu. Significa que están<br />

muertos por lo que respecta a toda comunión con Dios. Sus espíritus pue<strong>de</strong>n estar muy<br />

vivos, por ejemplo, por lo que respecta al contacto con el mundo <strong>de</strong>l ocultismo, pero están<br />

muertos para con Dios.<br />

Lenski advierte:


Muchos se sienten satisfechos con un cristianismo parcial, y algunas partes <strong>de</strong> sus vida<br />

siguen siendo mundanas. Las amonestaciones apostólicas hurgan constantemente en todos<br />

los rincones <strong>de</strong> nuestras naturalezas, para que ninguno se escape <strong>de</strong> la purificación.<br />

La oración prosigue para <strong>de</strong>sear que la santificación y preservación <strong>de</strong> Dios se extienda<br />

<strong>de</strong> tal forma a cada parte <strong>de</strong> sus personalida<strong>de</strong>s que cada creyente sea irreprensible para la<br />

venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. Esto parece apuntar al Tribunal <strong>de</strong> Cristo, que sigue<br />

al Arrebatamiento. En aquel tiempo se revisarán la vida, el servicio y el testimonio <strong>de</strong> cada<br />

cristiano, y será recompensado o sufrirá pérdida.<br />

5:24 Como vimos en 4:3, la voluntad <strong>de</strong> Dios es nuestra santificación. Él nos ha<br />

llamado a comparecer al fin irreprensibles <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él. Habiendo comenzado esta obra en<br />

nosotros, la llevará a buen fin (Fil. 1:6). El que nos llama es fiel a Su promesa.<br />

5:25 Al terminar, Pablo pi<strong>de</strong> las oraciones <strong>de</strong> los santos. Él nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> necesitar las<br />

oraciones, ni nosotros tampoco. Es un pecado <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> orar por los hermanos.<br />

5:26 Luego pi<strong>de</strong> que todos los hermanos sean saludados con beso santo. En aquel<br />

tiempo, ésta era la forma aceptada <strong>de</strong> saludo. En algunos países sigue siendo costumbre que<br />

los hombres besen a los hombres, y las mujeres a las mujeres. En otras culturas, los<br />

hombres besan a las mujeres, y viceversa. Pero con mucha frecuencia esto ha llevado a<br />

abusos y ha tenido que ser abandonado.<br />

El beso no fue instituido por el Señor como forma prescrita <strong>de</strong> saludo, ni enseñado por<br />

los apóstoles como obligatoria. La Biblia permite sabiamente otros modos <strong>de</strong> salutación en<br />

culturas en las que el beso podría llevar a una laxitud sexual. El Espíritu <strong>de</strong> Dios busca<br />

guardar contra toda irregularidad insistiendo en que el beso ha <strong>de</strong> ser santo.<br />

5:27 El apóstol instruye solemnemente que esta carta se lea a todos los santos<br />

hermanos. Se <strong>de</strong>berían observar aquí dos puntos:<br />

1. Pablo atribuye a esta carta la autoridad <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. El AT era leído<br />

públicamente en las sinagogas. Ahora, esta carta <strong>de</strong>be ser leída en voz alta en las <strong>iglesia</strong>s.<br />

2. La Biblia es para todos los cristianos, no para algún círculo interior o clase<br />

privilegiada. Todas sus verda<strong>de</strong>s son para todos los santos.<br />

Denney insiste sabiamente:<br />

No hay logro <strong>de</strong> sabiduría ni bondad que el evangelio no permita a nadie; y no hay<br />

señal más clara <strong>de</strong> infi<strong>de</strong>lidad y perfidia en la <strong>iglesia</strong> que mantener a sus miembros bajo un<br />

pupilaje o minoría permanente, <strong>de</strong>salentando el libre empleo <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras, y<br />

procurando no leer todo lo que en ellas se contiene.<br />

Observemos que en los versículos 25–27 tenemos tres claves para una vida cristiana <strong>de</strong><br />

éxito: (1) la oración (v. 25); (2) el amor por los hermanos en la fe, lo que habla <strong>de</strong> la<br />

comunión (v. 26); y (3) la lectura y el estudio <strong>de</strong> la palabra (v. 27).<br />

5:28 Finalmente, tenemos el característico final <strong>de</strong> Pablo. Comienza su Primera<br />

Epístola a los Tesalonicenses con gracia, y ahora la concluye con el mismo tema. Para el<br />

apóstol, el cristianismo es gracia <strong>de</strong> comienzo a fin. Amén.<br />

Bibliografía


Buckland, A. R. St. Paul’s First Epistle to the Thessalonians. Phila<strong>de</strong>lphia: The Union<br />

Press, 1908.<br />

———. St. Paul’s Second Epistle to the Thessalonians. Phila<strong>de</strong>lphia: The Union Press,<br />

1909.<br />

Denney, James. The Epistles to the Thessalonians. New York: George H. Doran Company,<br />

s.f.<br />

Eadie, John. A Commentary on the Greek Text of the Epistles of Paul to the Thessalonians.<br />

Londres: MacMillan, 1877.<br />

Frame, James E. A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles of Paul to the<br />

Thessalonians, ICC. New York: Chas. Scribner’s Sons, 1912.<br />

Hogg, C. F. y Vine, W. E. The Epistles of Paul the Apostle to the Thessalonians. Londres:<br />

C. A. Hammond, 1953.<br />

Kelly, William. Elements of Prophecy. Londres: G. Morrish, 1876.<br />

———. The Epistles of Paul the Apostle to the Thessalonians. Londres: C. A. Hammond,<br />

1953.<br />

Morris, Leon. The Epistles of Paul to the Thessalonians,TBC. Grand Rapids: Wm. B.<br />

Eerdmans Publishing Company, 1957.<br />

____. The First and Second Epistles to the Thessalonians, NIC. Grand Rapids: Wm. B.<br />

Eerdmans Publishing Company, 1959.<br />

Wood, George Robert Harding. St. Paul’s First Letter. Londres: Henry W. Walter Ltd.,<br />

1952.<br />

Carrol, B. H. Comentario Bíblico-Carrol, Vol. 10: Santiago/Tesalonicenses/Corintios.<br />

CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A., Estudios sobre Primera y Segunda Tesalonicenses. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 12–2ª Corintios-Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Paley, Guillermo. Epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.


LA SEGUNDA EPÍSTOLA A LOS<br />

TESALONICENSES<br />

Introducción<br />

«Como en la primera Epístola, el apóstol no afronta directamente el error, sino que<br />

prepara gradualmente los corazones <strong>de</strong> los santos y en todas las cosas, para que se aferren<br />

a la verdad y excluyan el error cuando sea <strong>de</strong>nunciado. Ésta es la manera <strong>de</strong> actuar <strong>de</strong> la<br />

divina gracia y sabiduría; el corazón es llevado a la rectitud; no se trata el mero error.»<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

William Kelly<br />

Las importantes verda<strong>de</strong>s tratadas en esta pequeña carta son a la vez doctrinales y<br />

prácticas. Pablo da adicionales explicaciones y corrige la perspectiva <strong>de</strong> los tesalonicenses<br />

acerca <strong>de</strong> la Segunda Venida y <strong>de</strong> la revelación acerca <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> pecado. También da<br />

un sano consejo acerca <strong>de</strong> aquellos que querrían usar la Segunda Venida como excusa para<br />

no trabajar —¡que tampoco coman!<br />

II. Paternidad<br />

Si es posible, la evi<strong>de</strong>ncia externa en favor <strong>de</strong> 2 Tesalonicenses es todavía más<br />

po<strong>de</strong>rosa que 1 Tesalonicenses. No sólo testifican <strong>de</strong> ella en época temprana Policarpo,<br />

Ignacio y Justino (así como también hay su presencia en el Prólogo Marcionita y en el<br />

Canon <strong>de</strong> Muratori), sino que a<strong>de</strong>más Ireneo cita 2 Tesalonicenses por su nombre.<br />

Por su brevedad no contiene tanta evi<strong>de</strong>ncia interna como 1 Tesalonicenses, pero la<br />

complementa tan bien y concuerda con ella que <strong>de</strong> tal modo pocos eruditos tienen dudas en<br />

aceptar su paternidad paulina.<br />

III. Fecha<br />

Segunda Tesalonicenses fue escrita como respuesta a adicionales problemas y también<br />

por la mala comprensión <strong>de</strong> algunas secciones <strong>de</strong> 1 Tesalonicenses. Pocos meses o incluso<br />

semanas <strong>de</strong>ben separar la escritura <strong>de</strong> ambas cartas. Pablo, Silvano y Timoteo estaban<br />

todavía juntos (1:1), y Corinto es la única ciudad <strong>de</strong> la que leemos que estuviesen juntos<br />

(Hch 18:1, 5). Por ello, la fecha es a comienzos <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los 50, probablemente el 50<br />

o 51 d.C.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Fue durante el Segundo Viaje Misionero <strong>de</strong> Pablo que la luz <strong>de</strong>l evangelio resplan<strong>de</strong>ció<br />

por vez primera en las tinieblas <strong>de</strong> Tesalónica (Hch. 17:1–10).


Con respecto al Día <strong>de</strong>l Señor, los creyentes temían que les había sobrevenido. Sus<br />

temores estaban intensificados por falsos rumores en el sentido <strong>de</strong> que el mismo Pablo<br />

enseñaba que el Día había llegado. Así, el apóstol corrige esta impresión.<br />

Debería ser evi<strong>de</strong>nte que el Día <strong>de</strong>l Señor no es lo mismo que la venida <strong>de</strong>l Señor, es<br />

<strong>de</strong>cir, que el Arrebatamiento. Los santos no temían que el Señor hubiese venido; lo que<br />

tenían miedo era <strong>de</strong> estar en la Tribulación, la primera fase <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l Señor.<br />

Pablo nunca había enseñado que ningún acontecimiento tuviese que tener lugar antes<br />

<strong>de</strong>l Arrebatamiento. Pero ahora enseña que antes que el Día <strong>de</strong>l Señor comience habrá una<br />

gran apostasía, el que <strong>de</strong>tiene será quitado, y se manifestará el hombre <strong>de</strong> pecado.<br />

Para una apropiada comprensión <strong>de</strong> esta carta, nada hay más importante que ver la<br />

distinción entre el Arrebatamiento, el Día <strong>de</strong>l Señor y la Venida <strong>de</strong> Cristo a reinar. El Día<br />

<strong>de</strong>l Señor se <strong>de</strong>fine en las notas sobre 1 Tesalonicenses 5:2. La distinción entre el<br />

Arrebatamiento y la Manifestación se establece en un Excursus bajo 2 Tesalonicenses 1:7.<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (1:1–2)<br />

II. PABLO Y LOS TESALONICENSES (1:3–12)<br />

A. La <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> gratitud <strong>de</strong> Pablo (1:3–5)<br />

B. El justo juicio <strong>de</strong> Dios (1:6–10)<br />

C. La oración <strong>de</strong> Pablo por los santos (1:11–12)<br />

III. ACERCA DEL DÍA DEL SEÑOR (2:1–12)<br />

A. Llamamiento a la estabilidad (2:1–2)<br />

B. El hombre <strong>de</strong> pecado (2:3–12)<br />

IV. ACCIÓN DE GRACIAS Y ORACIÓN (2:13–17)<br />

A. La acción <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong> Pablo por cuanto los santos escaparán al juicio (2:13–14)<br />

B. La oración <strong>de</strong> Pablo por que los santos sean confortados y afianzados (2:15–17)<br />

V. EXHORTACIONES PRÁCTICAS (3:1–15)<br />

A. A la oración mutua (3:1–5)<br />

B. A tratar con los insubordinados (3:6–15)<br />

VI. BENDICIÓN Y SALUTACIÓN (3:16–18)<br />

I. SALUTACIÓN (1:1–2)<br />

Comentario<br />

1:1 Silvano y Timoteo estaban con Pablo cuando escribió esta carta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Corinto. La<br />

carta se dirige a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> los tesalonicenses; esto revela su composición humana y su<br />

emplazamiento geográfico. En Dios nuestro Padre distingue a la asamblea <strong>de</strong> las<br />

asambleas paganas. Y en el Señor Jesucristo la señala como una congregación cristiana.<br />

1:2 El apóstol no <strong>de</strong>sea fama, fortuna ni placeres para los santos, sino gracia y paz. La<br />

gracia capacita para todo lo que esté <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios, y la paz da serenidad<br />

en todo tipo <strong>de</strong> circunstancias. ¿Qué más podría <strong>de</strong>sear nadie para sí mismo o para los<br />

<strong>de</strong>más?


La gracia y la paz son <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. La<br />

gracia prece<strong>de</strong> a la paz; hemos <strong>de</strong> conocer la gracia antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r experimentar Su paz.<br />

La mención <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo como fuentes conjuntas <strong>de</strong><br />

estas bendiciones implica la igualdad <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Hijo.<br />

II. PABLO Y LOS TESALONICENSES (1:3–12)<br />

A. La <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> gratitud <strong>de</strong> Pablo (1:3–5)<br />

1:3 La carta empieza con acción <strong>de</strong> gracias por los santos. Leer esto es leer el pálpito<br />

<strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro siervo <strong>de</strong> Cristo al regocijarse <strong>de</strong> sus amados hijos espirituales.<br />

Para él, la acción <strong>de</strong> gracias era un <strong>de</strong>ber continuo ante Dios, y también un <strong>de</strong>ber apropiado<br />

a la vista <strong>de</strong> la fe y <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> los cristianos. La fe <strong>de</strong> ellos aumentaba en proporciones<br />

sorpren<strong>de</strong>ntes, y cada uno <strong>de</strong> ellos, sin excepción, mostraba más y más amor para con los<br />

<strong>de</strong>más. Era una respuesta a la oración <strong>de</strong>l apóstol (1 Ts. 3:10, 12).<br />

Observemos el or<strong>de</strong>n: primero la fe, luego el amor. «La fe nos pone en contacto con el<br />

eterno manantial <strong>de</strong> amor en el mismo Dios», escribe C. H. Mackintosh, «y la necesaria<br />

consecuencia es que nuestros corazones son atraídos en amor a todos los que le pertenecen<br />

a Él».<br />

1:4 Su crecimiento espiritual hacía que Pablo y sus compañeros se gloriasen por ellos<br />

ante las otras <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Dios. Habían permanecido firmes y llenos <strong>de</strong> fe a pesar <strong>de</strong> las<br />

persecuciones que estaban soportando. Aquí, paciencia significa firmeza o perseverancia.<br />

1:5 El hecho <strong>de</strong> que se estaban manteniendo con tanta firmeza bajo las persecuciones y<br />

aflicciones era una indicación <strong>de</strong>l justo trato <strong>de</strong> Dios. Él los estaba sosteniendo,<br />

fortaleciendo y alentando. Si no hubiesen recibido Su divino po<strong>de</strong>r, nunca podrían haber<br />

<strong>de</strong>mostrado tal paciencia y fe sufriendo por Cristo.<br />

EL ARREBATAMIENTO Y LA REVELACIÓN<br />

Alguien pue<strong>de</strong> preguntar: «¿Cómo sabemos que el Arrebatamiento y la Manifestación<br />

son acontecimientos separados?». La respuesta es que las Escrituras los diferencia <strong>de</strong> la<br />

siguiente manera:<br />

El Arrebatamiento La Manifestación<br />

1. Cristo viene al aire (1 Ts. 4:17). 1. Viene a la tierra (Zac. 14:4).<br />

2. Viene a por Sus santos (1 Ts. 4:16, 17).<br />

2. Viene con Sus santos (1 Ts. 3:13; Jud. 14).<br />

3. El Arrebatamiento es un misterio, esto es, 3. La Manifestación no es un misterio; es tema<br />

una verdad <strong>de</strong>sconocida en los tiempos <strong>de</strong>l <strong>de</strong> muchas profecías <strong>de</strong>l AT (Sal, 72; Is 11;<br />

AT (1 Co. 15:51).<br />

Zac. 14).<br />

4. De la venida <strong>de</strong> Cristo a por Sus santos 4. Su venida con Sus santos será anunciada<br />

nunca se dice que sea precedida <strong>de</strong> portentos mediante señales en los cielos (Mt. 24:29,<br />

celestiales.<br />

30).<br />

5. El Arrebatamiento es i<strong>de</strong>ntificado con el Día 5. La Manifestación se i<strong>de</strong>ntifica con el Día <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong> Cristo (1 Co. 1:8; 2 Co. 1:14; Fil. 1:6, 10). Señor (2 Ts. 2:1–12, Texto NU).


6. El Arrebatamiento es presentado como un 6. El énfasis principal <strong>de</strong> la Manifestación es<br />

tiempo <strong>de</strong> bendición (1 Ts. 4:18).<br />

en el juicio (2 Ts. 2:8–12).<br />

7. El Arrebatamiento tiene lugar en un<br />

momento, en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos (1 Co. 7. La Manifestación será visible a nivel<br />

15:52). Esto implica <strong>de</strong> manera intensa que mundial (Mt. 24:27; Ap. 1:7).<br />

no será observado por el mundo.<br />

8. El Arrebatamiento parece tener que ver 8. La Manifestación involucra primariamente a<br />

primordialmente con la <strong>iglesia</strong> (Jn. 14:1–4; 1 Israel, y luego también a las naciones<br />

Co. 15:51–58; 1 Ts. 4:13–18).<br />

gentiles (Mt. 24:1–25:46).<br />

9. Cristo viene como la Estrella 9. Viene como Sol <strong>de</strong> Justicia con sanidad en<br />

Resplan<strong>de</strong>ciente <strong>de</strong> la mañana (Ap. 22:16). Sus alas (Mal. 4:2).<br />

10. El Arrebatamiento no es cit en los<br />

Evangelios Sinópticos, pero se alu<strong>de</strong> a él<br />

varias veces en el Evangelio <strong>de</strong> Juan.<br />

10. La Manifestación es característica en los<br />

Evangelios Sinópticos, pero apenas<br />

mencionada en el Evangelio <strong>de</strong> Juan.<br />

11. Los tomados lo son para bendición (1 Ts.<br />

11. Los tomados lo son para juicio.Los <strong>de</strong>jados<br />

4:13–18). Los <strong>de</strong>jados lo son para juicio (1<br />

lo son para bendición (Mt. 24:37–41).<br />

Ts. 5:1–3).<br />

12. Para la Manifestación se da un elaborado<br />

12. No se da ningún sistema cronológico para<br />

sistema cronológico, como 1.260 días, 42<br />

los acontecimientos que prece<strong>de</strong>n al<br />

meses, 3 años y medio (véase Dn. 7:25; 12:7,<br />

Arrebatamiento.<br />

11, 12; Ap. 11:2; 12:14; 13:5).<br />

13. El título <strong>de</strong> «Hijo <strong>de</strong>l Hombre» nunca se 13. La Manifestación es <strong>de</strong>signada como la<br />

emplea en ninguno <strong>de</strong> los pasajes que tratan venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre (Mt. 16:28;<br />

<strong>de</strong>l Arrebatamiento.<br />

24:27, 30, 39; 26:64; Mr. 13:26; Lc. 21:27).<br />

Su heroica resistencia los <strong>de</strong>mostraba dignos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Esto no sugiere que<br />

ningún mérito personal dé <strong>de</strong>recho a entrar en el reino; es sólo por los méritos <strong>de</strong> Cristo que<br />

alguien podrá entrar. Pero los que sufren por el reino aquí muestran que estarán entre los<br />

que reinarán con Él en aquel día veni<strong>de</strong>ro (Ro. 8:17; 2 Ti. 2:12).<br />

E. W. Rogers dice, comentando acerca <strong>de</strong> la frase para que seáis tenidos por dignos<br />

<strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios:<br />

Esto tiene que ver con la responsabilidad humana. Del lado <strong>de</strong> la divina soberanía<br />

hemos sido hechos aptos para participar <strong>de</strong> la herencia <strong>de</strong> los santos en luz, y esta aptitud es<br />

sólo <strong>de</strong>bida a nuestra asociación con Cristo en Su muerte y resurrección. Recibimos esta<br />

gracia en el Amado, <strong>de</strong> una manera totalmente in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> nada que haya en nosotros,<br />

tanto antes como <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido salvos. Pero Dios <strong>de</strong>ja que Su pueblo pase por<br />

persecuciones y tribulaciones para <strong>de</strong>sarrollar en ellos las excelencias morales que los hace<br />

«ciudadanos dignos» <strong>de</strong> aquel reino.<br />

Algunos <strong>de</strong> los apóstoles se regocijaban por haber sido consi<strong>de</strong>rados dignos <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer<br />

por el nombre <strong>de</strong> Jesús. La oración <strong>de</strong> Pablo por los tesalonicenses <strong>de</strong> que Dios los<br />

consi<strong>de</strong>rase dignos <strong>de</strong> su vocación no tenía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego nada que ver con añadir nada a la


obra <strong>de</strong> Cristo. La Cruz hace al creyente digno <strong>de</strong> su posición en el reino, pero la paciencia<br />

y la fe en medio <strong>de</strong> la aflicción manifiestan a la persona como moralmente digna <strong>de</strong>l<br />

mismo. Entre los miembros <strong>de</strong> cualquier sociedad terrenal hay aquellos que no son dignos<br />

<strong>de</strong> serlo, como los hay que sí. Pablo oraba que entre los santos todos se mostrasen dignos.<br />

B. El justo juicio <strong>de</strong> Dios (1:6–10)<br />

1:6 El justo acto <strong>de</strong> Dios se ve en dos formas —castigo sobre los perseguidores y<br />

reposo para los perseguidos. Dice Williams:<br />

La acción <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> permitir que Su pueblo sea perseguido, y <strong>de</strong> permitir la existencia<br />

<strong>de</strong> sus perseguidores, tenía un doble propósito —primero, poner a prueba la aptitud <strong>de</strong> Su<br />

pueblo para el gobierno (v. 5); y segundo, manifestar la aptitud <strong>de</strong> sus perseguidores para el<br />

juicio.<br />

1:7 Así como Dios administrará el castigo a los enemigos <strong>de</strong> Su pueblo, Él<br />

recompensará con reposo a los que pa<strong>de</strong>cen por Su causa.<br />

No se <strong>de</strong>be concluir por el versículo 7 que los santos sufrientes no obtendrán alivio <strong>de</strong><br />

las pruebas hasta que Cristo vuelva <strong>de</strong>l cielo en llama <strong>de</strong> fuego. Cuando un creyente muere,<br />

obtiene el reposo. Los creyentes que vivan obtendrán el reposo <strong>de</strong> todas las tensiones en el<br />

tiempo <strong>de</strong>l Arrebatamiento. Lo que dice este versículo es que cuando el Señor <strong>de</strong>rrame<br />

juicio sobre Sus adversarios, el mundo verá a los santos gozando <strong>de</strong> reposo.<br />

El momento <strong>de</strong> la justa retribución <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios es cuando sea revelado el Señor<br />

Jesús <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo con los ángeles <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r. La retribución para los impíos y el<br />

reposo para los creyentes se incluyen en Su venida.<br />

¿A qué fase <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo se hace referencia aquí? Evi<strong>de</strong>ntemente a la tercera<br />

fase —a la manifestación <strong>de</strong> Su venida, cuando vuelva con Sus santos a la tierra.<br />

Concediendo que éstos sean dos acontecimientos separados, ¿cómo sabemos entonces<br />

que no ocurren aproximadamente al mismo tiempo? ¿Cómo sabemos que están separados<br />

por un intervalo? Se pue<strong>de</strong>n mencionar tres líneas <strong>de</strong> prueba:<br />

1. La primera se basa en la profecía <strong>de</strong> Daniel <strong>de</strong> las setenta semanas (Dn. 9:25–27). Éste<br />

es el paréntesis <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong> la Iglesia, entre las semanas sesenta y nueve y la setenta. La<br />

semana setenta es el Periodo <strong>de</strong> Tribulación <strong>de</strong> siete años. La <strong>iglesia</strong> será llevada al hogar<br />

celestial antes <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación (Ro. 5:9; 1 Ts. 1:10; 1 Ts. 5:9; Ap. 3:10). La<br />

venida <strong>de</strong> Cristo a reinar tiene lugar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la semana septuagésima (Dn. 9:24; Mt. 24).<br />

2. La segunda línea <strong>de</strong> prueba acerca <strong>de</strong> un intervalo temporal entre el Arrebatamiento y<br />

la Manifestación se basa en la estructura <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Apocalipsis. En los primeros tres<br />

capítulos, la <strong>iglesia</strong> es contemplada en la tierra. Los capítulos 4 a 19:10 <strong>de</strong>scriben el<br />

Periodo <strong>de</strong> la Tribulación cuando la ira <strong>de</strong> Dios será <strong>de</strong>rramada sobre un mundo que ha<br />

rechazado a Su Hijo. La <strong>iglesia</strong> nunca es mencionada como estando en la tierra durante este<br />

periodo. La <strong>iglesia</strong> es aparentemente llevada al cielo al final <strong>de</strong>l capítulo 3. En Apocalipsis<br />

19:11, Cristo regresa a la tierra para someter a sus enemigos y para establecer Su reino —al<br />

final <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

3. Hay una tercera consi<strong>de</strong>ración que <strong>de</strong>manda un intervalo <strong>de</strong> tiempo entre la venida <strong>de</strong><br />

Cristo a por los santos y Su venida con los santos. En el momento <strong>de</strong>l Arrebatamiento,<br />

todos los creyentes son tomados <strong>de</strong>l mundo y reciben sus cuerpos glorificados. Pero cuando<br />

Cristo vuelva para reinar, habrá creyentes sobre la tierra que no tendrán aún cuerpos


glorificados y que se casarán y criarán hijos durante el Milenio (Is. 11:6, 8). ¿De dón<strong>de</strong><br />

vienen estos creyentes? Ha <strong>de</strong> existir un periodo <strong>de</strong> tiempo entre el Arrebatamiento y la<br />

Manifestación, durante el que son convertidos.<br />

Volviendo ahora al versículo 7, tenemos la llegada <strong>de</strong>l Señor Jesús con po<strong>de</strong>r y gran<br />

gloria. Es acompañado por ángeles por medio <strong>de</strong> los que ejerce Su po<strong>de</strong>r.<br />

1:8 La llama <strong>de</strong> fuego pue<strong>de</strong> ser una referencia a la Shekinah, nube <strong>de</strong> gloria que<br />

simboliza la presencia <strong>de</strong> Dios (Éx. 16:10). O pue<strong>de</strong> ser una imagen <strong>de</strong>l juicio ardiente que<br />

está a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>narse (Sal. 50:3; Is. 66:15). Posiblemente se trata <strong>de</strong> esto último.<br />

Cuando Dios dé retribución, no es por ninguna baja pasión <strong>de</strong> venganza, sino para dar<br />

un justo pago. No hay el pensamiento <strong>de</strong> «<strong>de</strong>squite», sino <strong>de</strong> aplicar el castigo que <strong>de</strong>manda<br />

Su carácter santo y justo. No se complace en la muerte <strong>de</strong> los malvados (Ez. 18:32).<br />

Pablo <strong>de</strong>scribe dos clases señaladas para recibir retribución:<br />

1. Los que no conocieron a Dios —los que han rechazado el conocimiento <strong>de</strong>l<br />

verda<strong>de</strong>ro Dios según ha sido revelado en la creación y en la conciencia (Ro 1, 2)—. Pue<strong>de</strong><br />

que nunca hayan oído el evangelio.<br />

2. Los que no … obe<strong>de</strong>cen al evangelio <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo —los que han<br />

oído el evangelio y lo han rechazado. El evangelio no es simplemente una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong><br />

hechos para creer, sino una Persona a la que obe<strong>de</strong>cer. La creencia en el sentido <strong>de</strong>l NT<br />

involucra obediencia.<br />

1:9 Los cuales sufrirán pena. Un dios que no castigue el pecado no es dios en<br />

absoluta. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que un Dios <strong>de</strong> amor no <strong>de</strong>be castigar el pecado pasa por alto el hecho<br />

<strong>de</strong> que Dios es también santo, y que <strong>de</strong>be hacer lo que es moralmente recto.<br />

La naturaleza <strong>de</strong>l castigo es aquí <strong>de</strong>finida como <strong>de</strong>strucción eterna. La palabra<br />

traducida «eterna» (aiönios) se emplea setenta veces en el NT. Tres veces pue<strong>de</strong> significar<br />

«eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> duración limitada» (Ro. 16:25; 2 Ti. 1:9; Tit. 1:2). Las otras veces significa<br />

eterno o sin fin. Se usa en Romanos 16:26 para <strong>de</strong>scribir la existencia sin fin <strong>de</strong> Dios.<br />

Perdición nunca significa aniquilación, sino pérdida <strong>de</strong> bienestar o ruina por lo que se<br />

refiere al propósito para la existencia. Los cueros <strong>de</strong>scritos por el Señor Jesús en Lucas 5:37<br />

fueron «<strong>de</strong>struidos» o «echados a per<strong>de</strong>r» (la misma raíz para la palabra que se emplea<br />

aquí). No <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> existir, pero quedaron echados a per<strong>de</strong>r por lo que atañe a su utilidad.<br />

Este pasaje es a menudo empleado por los postribulacionistas para confirmar su<br />

postura. Lo entien<strong>de</strong>n como diciendo que los creyentes no conseguirán reposo ni sus<br />

perseguidores serán castigados hasta que Cristo vuelva a reinar, y esto último <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego<br />

tiene lugar al final <strong>de</strong> la Tribulación. Por tanto, concluyen que la esperanza <strong>de</strong> los creyentes<br />

es el Arrebatamiento postribulacional.<br />

Lo que no ven es que los tesalonicenses a los que esto fue escrito han muerto todos y<br />

están ya gozando <strong>de</strong>l reposo con el Señor en el cielo. Igualmente, sus perseguidores han<br />

muerto todos y están ya pa<strong>de</strong>ciendo en el Ha<strong>de</strong>s.<br />

¿Por qué entonces parece Pablo estar diciendo que estas condiciones no tendrán lugar<br />

hasta que Cristo regrese a la tierra con po<strong>de</strong>r y gran gloria? La razón es que será entonces<br />

en que estas condiciones serán abiertamente manifestadas al mundo. Entonces el mundo<br />

verá que los tesalonicenses tenían razón y que sus perseguidores actuaron malvadamente.<br />

Los santos serán vistos gozando <strong>de</strong> reposo cuando vuelvan con Cristo en gloria. La


perdición <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong>l Señor al final <strong>de</strong> la Tribulación será una exhibición pública<br />

<strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> todos los que han afligido al pueblo <strong>de</strong> Dios en todas las épocas.<br />

Nos ayudará recordar que la venida <strong>de</strong> Cristo para reinar es un tiempo <strong>de</strong> manifestación.<br />

Lo que ha sido cierto todo el tiempo será <strong>de</strong>svelado para que todos lo vean. Esto no es así<br />

en el Arrebatamiento.<br />

El castigo <strong>de</strong> los malvados incluye también la exclusión <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong><br />

la gloria <strong>de</strong> su potencia. Morir sin Él es estar para siempre sin Él.<br />

1:10 Su venida será un tiempo <strong>de</strong> gloria para el Señor y <strong>de</strong> asombro para los<br />

espectadores.<br />

Él será glorificado en sus santos, es <strong>de</strong>cir, recibirá honra por lo que ha hecho en y por<br />

medio <strong>de</strong> ellos. La salvación <strong>de</strong> ellos, su santificación y glorificación, serán tributos a Su<br />

incomparable gracia y po<strong>de</strong>r.<br />

Él será admirado en todos los que creyeron. ¡Los asombrados espectadores quedarán<br />

atónitos al ver lo que ha podido Él hacer con unos seres humanos tan poco prometedores!<br />

Y esto incluirá también a los creyentes tesalonicenses, porque habían recibido y creído<br />

el testimonio <strong>de</strong> los apóstoles. Ellos compartirán la gloria y el triunfo <strong>de</strong> aquel día, es<br />

<strong>de</strong>cir, el Día <strong>de</strong> la Manifestación <strong>de</strong> Jesucristo.<br />

A modo <strong>de</strong> revisión, podríamos parafrasear los versículos 5–10 como sigue: «Vuestra<br />

paciencia en medio <strong>de</strong> la aflicción es muy significativa. En todo esto, Dios está obrando<br />

Sus justos propósitos. La manera en que habéis soportado pacientes la persecución hace<br />

patente que sois <strong>de</strong> la compañía que compartirá las glorias <strong>de</strong>l reino veni<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Cristo. Por<br />

una parte, Dios administrará juicio sobre aquellos que ahora os afligen. Por otra parte, Él os<br />

dará reposo a vosotros que ahora estáis sufriendo aflicción, también con nosotros —Pablo,<br />

Silvano y Timoteo—. Él juzgará a vuestros enemigos cuando venga <strong>de</strong>l cielo con los<br />

ejecutores angélicos <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r en llama <strong>de</strong> fuego, castigando a los que son<br />

voluntariamente ignorantes <strong>de</strong> Dios y a los que también son voluntariamente <strong>de</strong>sobedientes<br />

al evangelio. Éstos sufrirán eterna perdición, la exclusión <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> la<br />

manifestación <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r, cuando vuelva para ser glorificado en todos los creyentes —<br />

creyentes entre los que estáis vosotros, porque creísteis el mensaje <strong>de</strong>l evangelio que os<br />

anunciamos».<br />

C. La oración <strong>de</strong> Pablo por los santos (1:11–12)<br />

1:11 En los versículos prece<strong>de</strong>ntes el apóstol ha estado <strong>de</strong>scribiendo el glorioso<br />

llamamiento <strong>de</strong> los santos. Han sido llamados a pa<strong>de</strong>cer persecución, lo que a su vez los<br />

capacita para gobernar en el reino. Ahora ora por que, mientras tanto, sean consi<strong>de</strong>rados<br />

dignos <strong>de</strong> tan alto llamamiento, y por que el gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios les capacite a obe<strong>de</strong>cer<br />

cada impulso a hacer el bien, y a llevar a cabo cada tarea emprendida en fe.<br />

1:12 El resultado sería doble. Primero, el nombre <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo sería<br />

glorificado en ellos. Esto significa que darían una precisa imagen <strong>de</strong> Él al mundo, y que<br />

con ello le darían gloria a Él. Luego, también serían glorificados en Él. Su asociación con<br />

Él, el Cabeza <strong>de</strong> ellos, les daría honor como miembros <strong>de</strong> Su Cuerpo.<br />

El capítulo 1 termina con el recordatorio <strong>de</strong> que esta oración pue<strong>de</strong> tener respuesta sólo<br />

por la gracia <strong>de</strong> nuestro Dios y Señor Jesucristo. Así acaba una maravillosa explicación<br />

<strong>de</strong>l significado y resultado <strong>de</strong>l pa<strong>de</strong>cimiento en la vida <strong>de</strong>l creyente. ¡Imaginemos el aliento<br />

que los tesalonicenses cobraron cuando leyeron este reconfortante mensaje!


III. ACERCA DEL DÍA DEL SEÑOR (2:1–12)<br />

A. Llamamiento a la estabilidad (2:1, 2)<br />

2:1 Pablo empren<strong>de</strong> ahora la tarea <strong>de</strong> corregir un malentendido que había surgido en las<br />

mentes <strong>de</strong> los santos respecto a la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo y el Día <strong>de</strong>l Señor.<br />

Los santos estaban sufriendo una persecución tan dura que les era fácil creer que estaban ya<br />

en la primera parte <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l Señor, es <strong>de</strong>cir, el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación. ¡Y flotaban<br />

rumores <strong>de</strong> que el apóstol mismo creía y enseñaba que había llegado el Día <strong>de</strong>l Señor! De<br />

modo que tenía que rectificar la situación.<br />

En el versículo 1 se suscita una cuestión crucial tocante a la pequeña palabra que<br />

emplea Pablo: Con respecto (Gr. huper). El problema es si está rogando a los santos<br />

«acerca <strong>de</strong>» la venida <strong>de</strong> nuestro Señor, o «por» la venida <strong>de</strong> nuestro Señor. Si se trata<br />

<strong>de</strong>l primer significado, entonces el pasaje parece enseñar que el Arrebatamiento y el Día <strong>de</strong>l<br />

Señor son uno y el mismo acontecimiento, por cuanto los siguientes versículos claramente<br />

tratan acerca <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l Señor. Si se trata <strong>de</strong>l segundo significado, entonces Pablo está<br />

apelando a ellos sobre la base <strong>de</strong>l previo Arrebatamiento que no <strong>de</strong>bían pensar que estaban<br />

en el Día <strong>de</strong>l Señor. Es un punto <strong>de</strong>batible. Nosotros estamos <strong>de</strong> acuerdo con William Kelly<br />

en la adopción <strong>de</strong>l segundo punto <strong>de</strong> vista:<br />

La consolación <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Señor se emplea como motivo y medio para<br />

contrarrestar la inquietud suscitada por la falsa presentación <strong>de</strong> que el día (<strong>de</strong>l Señor) había<br />

llegado ya.<br />

Enten<strong>de</strong>mos que Pablo está diciendo: «Os pido sobre la base <strong>de</strong>l Arrebatamiento que no<br />

temáis que estáis en el Día <strong>de</strong>l Señor. El Arrebatamiento ha <strong>de</strong> tener lugar primero. Seréis<br />

llevados al hogar celestial en aquel tiempo y así escaparéis <strong>de</strong> los horrores <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l<br />

Señor».<br />

La expresión la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, parece<br />

referirse inequívocamente al Arrebatamiento. Este es el tiempo en que seremos recogidos<br />

para encontrarnos con Él en el aire.<br />

2:2 Debería quedar claro que el Arrebatamiento no es lo mismo que el Día <strong>de</strong>l Señor.<br />

Los tesalonicenses no estaban preocupados porque el Señor hubiese venido; sabían que no<br />

había venido. Pero sí estaban preocupados <strong>de</strong> que hubiese comenzado el Día <strong>de</strong>l Señor. La<br />

intensa persecución que estaban soportando les hacía creer que estaban en la Tribulación, la<br />

primera fase <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l Señor.<br />

Habían estado circulando rumores <strong>de</strong> que el mismo Pablo había dicho que había llegado<br />

el Día <strong>de</strong>l Señor. Lo mismo que la mayoría <strong>de</strong> los rumores, eran muy confusos. Una versión<br />

indicaba que Pablo había recibido la información por espíritu, es <strong>de</strong>cir, por revelación<br />

especial. Según otra versión, las nuevas habían venido por palabra, es <strong>de</strong>cir, que el apóstol<br />

había enseñado públicamente que había comenzado la Tribulación. Por carta como si<br />

fuera nuestra se compren<strong>de</strong> generalmente como refiriéndose a una carta falsa, atribuida a<br />

Pablo, diciendo que el Día <strong>de</strong>l Señor había comenzado. La expresión «como si <strong>de</strong> parte <strong>de</strong><br />

nosotros» probablemente va con espíritu, palabra y carta. No <strong>de</strong>bían confiar en ninguna<br />

<strong>de</strong> estas fuentes.


Según la KJV y la NKJV (siguiendo la mayoría <strong>de</strong> manuscritos), los santos tenían<br />

miedo <strong>de</strong> que hubiese llegado el día <strong>de</strong> Cristo. El día <strong>de</strong> Cristo y expresiones similares<br />

señalan al Arrebatamiento y al Tribunal <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 1:8; 5:5; 2 Co. 1:14; Fil. 1:6, 10;<br />

2:15, 16).<br />

Pero los tesalonicenses no temían que estuviese cerca el Día <strong>de</strong> Cristo. Esto habría<br />

significado la liberación <strong>de</strong> sus pa<strong>de</strong>cimientos. La mayoría <strong>de</strong> pretribulacionistas prefieren<br />

la lectura <strong>de</strong> la RV77: «que el día <strong>de</strong>l Señor ha llegado». Los lectores <strong>de</strong> Pablo tenían<br />

miedo que hubiese comenzado el Día <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios.<br />

B. El hombre <strong>de</strong> pecado (2:3–12)<br />

2:3 Ahora el apóstol explica por qué no podían estar ahí en aquel Día. Hay unos ciertos<br />

acontecimientos que han <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r primero. Después <strong>de</strong>l Arrebatamiento, estos<br />

acontecimientos comenzarán a suce<strong>de</strong>r.<br />

Primero, habrá la apostasía. ¿Qué significa esto? Sólo po<strong>de</strong>mos suponer que se refiere<br />

a un masivo abandono <strong>de</strong>l cristianismo, a un rechazamiento positivo <strong>de</strong> la fe cristiana.<br />

Luego surgirá una gran figura mundial. En cuanto a su carácter, es el hombre <strong>de</strong><br />

pecado o <strong>de</strong> iniquidad, es <strong>de</strong>cir, la encarnación misma <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> la rebelión. En<br />

cuanto a su <strong>de</strong>stino, es el hijo <strong>de</strong> perdición; está sentenciado a con<strong>de</strong>nación eterna.<br />

Las Escrituras contienen muchas <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> importantes personajes que surgirán<br />

durante la Tribulación, y es difícil saber cuándo diferentes nombres se aplican a la misma<br />

persona. Algunos comentaristas creen que el hombre <strong>de</strong> pecado será un Anticristo judío.<br />

Otros enseñan que será la cabeza gentil <strong>de</strong>l Imperio Romano reavivado. Aquí tenemos los<br />

nombres <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s gobernantes <strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong>l fin:<br />

… el hombre <strong>de</strong> pecado e hijo <strong>de</strong> perdición (2 Ts. 2:3)<br />

… el Anticristo (1 Jn. 2:18)<br />

… el cuerno pequeño (Dn. 7:8, 24b–26)<br />

… el rey altivo <strong>de</strong> rostro (Dn. 8:23–25)<br />

… el príncipe que ha <strong>de</strong> venir (Dn. 9:26)<br />

… el rey voluntarioso y engreído (Dn. 11:36)<br />

… el pastor inútil (Zac. 11:17)<br />

… la bestia subida <strong>de</strong>l mar (Ap. 13:1–10)<br />

… la bestia subida <strong>de</strong> la tierra (Ap. 13:11–17)<br />

… la bestia escarlata con siete cabezas y siete cuernos (Ap. 17:4, 8–14)<br />

… el rey <strong>de</strong>l norte (Dn. 11:6)<br />

… el rey <strong>de</strong>l sur (Dn. 11:40)<br />

… el falso profeta (Ap. 19:20; 20:10)<br />

… Gog, <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> Magog (Ez. 38:2–39:11) [no <strong>de</strong>be confundirse con el Gog <strong>de</strong> Ap.<br />

20:8 que surge <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l Milenio]<br />

… el que viene en su propio nombre (Jn. 5:43)<br />

El hombre <strong>de</strong> pecado ha recibido una intrigante variedad <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificaciones a lo largo<br />

<strong>de</strong> los años. Ha sido i<strong>de</strong>ntificado con la Iglesia Católica Romana, con el Papa, el Imperio<br />

Romano, la forma final <strong>de</strong> la cristiandad apóstata, la reencarnación <strong>de</strong> Judas, la


eencarnación <strong>de</strong> Nerón, el Estado Judío, Mahoma, Lutero, Napoleón, Mussolini y la<br />

encarnación <strong>de</strong> Satanás.<br />

2:4 Se opondrá <strong>de</strong> manera violenta a cualquier forma <strong>de</strong> culto divino y se entronizará a<br />

sí mismo en el templo <strong>de</strong> Dios en Jerusalén. Esta <strong>de</strong>scripción lo i<strong>de</strong>ntifica claramente<br />

como el Anticristo, aquel que está opuesto a Cristo y que se pone a sí mismo en lugar <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

Daniel 9:27 y Mateo 24:15 muestran que esta acción blasfema <strong>de</strong>l Anticristo tiene lugar<br />

en medio <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Los que rehúsen adorarlo serán perseguidos;<br />

muchos morirán como mártires.<br />

2:5 Pablo solía explicar esto a los tesalonicenses cuando él estaba todavía con ellos.<br />

Sin embargo, con aquellas enseñanzas contradictorias que estaban recibiendo y que<br />

parecían <strong>de</strong>scribir <strong>de</strong> modo ajustado las feroces persecuciones que estaban entonces<br />

soportando, habían olvidado lo que el apóstol había dicho. Todos olvidamos <strong>de</strong>masiado<br />

fácilmente y necesitamos que se nos recuer<strong>de</strong>n una y otra vez las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe.<br />

2:6 Ellos sabían lo que <strong>de</strong>tenía la plena y abierta manifestación <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> pecado,<br />

y lo que seguiría <strong>de</strong>teniéndole hasta el momento señalado.<br />

Esto nos lleva a la tercera gran cuestión no respondida en este capítulo. La primera es:<br />

«¿Qué es la apostasía?». La segunda es: «¿Quién es el hombre <strong>de</strong> pecado?». La tercera es:<br />

«¿Qué o quién es lo o el que <strong>de</strong>tiene?».<br />

En la primera parte <strong>de</strong>l v. 6, el que <strong>de</strong>tiene es <strong>de</strong>scrito <strong>de</strong> una manera impersonal: … lo<br />

que lo <strong>de</strong>tiene. Pero en el versículo 7 es una persona —«Quien al presente lo <strong>de</strong>tiene».<br />

E. W. Rogers lo pone <strong>de</strong> manera clara:<br />

Es Algo y Alguien que <strong>de</strong> una manera consciente, con propósito y <strong>de</strong>signio, lo <strong>de</strong>tiene<br />

con vistas a asegurar que el Hombre <strong>de</strong> Iniquidad se manifiesta en el momento apropiado.<br />

Siete <strong>de</strong> las opiniones más comunes acerca <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>tiene son: (1) el<br />

Imperio Romano, (2) el Estado Judío, (3) Satanás, (4) el principio <strong>de</strong> ley y or<strong>de</strong>n en el<br />

gobierno humano, (5) Dios, (6) el Espíritu Santo, y (7) la verda<strong>de</strong>ra <strong>iglesia</strong> en tanto que<br />

habitación <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

El Espíritu Santo morando en la <strong>iglesia</strong> y en el creyente individual parece ajustarse <strong>de</strong><br />

una forma más completa y precisa a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>tiene que cualquiera <strong>de</strong> los<br />

otros. Así como el que <strong>de</strong>tiene es mencionado como Algo y Alguien en este capítulo, así se<br />

habla <strong>de</strong>l Espíritu en Juan 14:26, 15:26, 16:8, 13, 14 como a la vez neutro (el Espíritu<br />

Santo) y masculino (Él). Ya tan al principio como Génesis 6:3 se menciona al Espíritu<br />

Santo en relación con el refrenamiento <strong>de</strong>l mal. Más a<strong>de</strong>lante es contemplado en este<br />

mismo papel en Isaías 59:19b, Juan 16:7–11 y 1 Juan 4:4.<br />

Es por el Espíritu morador que los creyentes son la sal <strong>de</strong> la tierra (Mt. 5:13) y la luz <strong>de</strong>l<br />

mundo (Mt. 5:14). La sal es un conservante, y a<strong>de</strong>más impi<strong>de</strong> el avance <strong>de</strong> la corrupción.<br />

La luz expulsa las tinieblas, la esfera en la que los hombres gustan <strong>de</strong> llevar a cabo sus<br />

malas acciones (Jn. 3:19). Cuando el Espíritu Santo salga <strong>de</strong>l mundo como morador<br />

permanente en la <strong>iglesia</strong> (1 Co. 3:16) y en los creyentes individuales (1 Co. 6:19), habrá<br />

<strong>de</strong>saparecido el freno a la iniquidad.<br />

2:7 Ya cuando Pablo escribía, el misterio <strong>de</strong> la iniquidad estaba ya en acción. Por<br />

esto compren<strong>de</strong>mos que ya se estaba agitando bajo la superficie un enorme espíritu <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sobediencia contra Dios. Estaba obrando en forma <strong>de</strong> misterio —no que fuese algo<br />

misterioso, sino que aún no estaba plenamente manifestado. Seguía en forma embrionaria.


¿Qué es lo que ha estado estorbando la plena manifestación <strong>de</strong> este espíritu? Creemos<br />

que la presencia <strong>de</strong>l Espíritu Santo morando en la <strong>iglesia</strong> y en cada creyente ha sido el<br />

po<strong>de</strong>r refrenador. Y seguirá ejerciendo esta función hasta que a su vez <strong>de</strong>saparezca <strong>de</strong> en<br />

medio, es <strong>de</strong>cir, en el Arrebatamiento.<br />

Pero aquí se suscita una objeción. ¿Cómo pue<strong>de</strong> el Espíritu Santo ser quitado <strong>de</strong> este<br />

mundo? Como una <strong>de</strong> las Personas <strong>de</strong> la Deidad, ¿no es Él omnipresente, es <strong>de</strong>cir, no está<br />

en todas partes en todo momento? ¿Cómo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el mundo?<br />

Naturalmente, el Espíritu Santo es omnipresente. Está siempre en todos los lugares a la<br />

vez. Y sin embargo hay un sentido distinto en el que Él vino a la tierra en el Día <strong>de</strong><br />

Pentecostés. Jesús había repetido una y otra vez que Él y el Padre enviarían el Espíritu (Jn.<br />

14:16, 26; 15:26; 16:7). ¿Cómo pues vino el Espíritu? Vino como el Morador permanente<br />

<strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y <strong>de</strong> cada creyente. Hasta Pentecostés, el Espíritu había estado con los<br />

creyentes, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Pentecostés ha habitado en ellos (Jn. 14:17). Hasta Pentecostés se<br />

sabía que el Espíritu podía apartarse <strong>de</strong> los creyentes —<strong>de</strong> ahí la oración <strong>de</strong> David: «No<br />

retires <strong>de</strong> mí tu santo Espíritu» (Sal. 51:11b). Después <strong>de</strong> Pentecostés el Espíritu permanece<br />

para siempre en los creyentes <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la Iglesia (Jn. 14:16).<br />

El Espíritu Santo, creemos, se irá <strong>de</strong>l mundo en el mismo sentido en que vino en<br />

Pentecostés —esto es, como el Morador permanente <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y <strong>de</strong> cada creyente.<br />

Seguirá estando en el mundo, convenciendo a las personas <strong>de</strong> pecado y llevándolos a la fe<br />

salvadora en Cristo. Su retirada en el Arrebatamiento no significa que nadie vaya a ser<br />

salvado durante la Tribulación. Naturalmente que habrá salvos. Pero estas personas no<br />

serán miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, sino que vendrán a ser súbditos <strong>de</strong>l glorioso reino <strong>de</strong> Cristo.<br />

2:8 Después que la <strong>iglesia</strong> haya sido arrebatada al cielo, entonces será revelado aquel<br />

inicuo al mundo. En este versículo, el apóstol pasa por alto la carrera <strong>de</strong>l Anticristo, y<br />

<strong>de</strong>scribe su con<strong>de</strong>nación final. Casi suena como si ha <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>struido tan pronto como sea<br />

revelado. Pero, naturalmente, no es así. Se le permite mantener un reinado <strong>de</strong> terror <strong>de</strong>scrito<br />

en los versículos 9–12 antes <strong>de</strong> ser abatido en la venida <strong>de</strong> Cristo para reinar.<br />

Si tenemos razón en creer que el hombre <strong>de</strong> pecado es revelado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

Arrebatamiento y que prosigue hasta la Manifestación <strong>de</strong> Cristo, entonces su loca carrera<br />

dura aproximadamente siete años —la duración <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

El Señor Jesús lo matará con el espíritu <strong>de</strong> su boca (cf. Is. 11:4; Ap. 19:15), y lo<br />

reducirá a la impotencia con la manifestación <strong>de</strong> su venida. Una palabra <strong>de</strong> Cristo y el<br />

brillante resplandor (Gr. epiphaneia) <strong>de</strong> Su manifestación (parousia) será todo lo necesario<br />

para poner fin al régimen <strong>de</strong> este frenético impostor.<br />

La manifestación <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo, como ya se ha explicado, tiene lugar cuando<br />

vuelve a la tierra para tomar el trono y reinar por mil años.<br />

2:9 Inicuo cuyo advenimiento es en conformidad a la actuación <strong>de</strong> Satanás. Su<br />

carrera se asemeja a la <strong>de</strong> Satanás porque recibe su energía <strong>de</strong> Satanás. Llevará a cabo toda<br />

clase <strong>de</strong> milagros, y señales y prodigios mentirosos. Aquí es importante observar que no<br />

todos los milagros son <strong>de</strong> Dios. El diablo y sus agentes pue<strong>de</strong>n hacer milagros. El hombre<br />

<strong>de</strong> pecado también los hará (Ap. 13:13–15).<br />

Un milagro indica po<strong>de</strong>r sobrenatural, pero no necesariamente po<strong>de</strong>r divino. Los<br />

milagros <strong>de</strong> nuestro Señor <strong>de</strong>mostraban que Él era el Mesías no meramente porque fuesen<br />

sobrenaturales, sino porque cumplían las profecías y eran <strong>de</strong> una naturaleza moral que<br />

Satanás no los habría podido llevar a cabo sin perjudicar su propia causa.


2:10 El Anticristo empleará sin escrúpulos toda clase <strong>de</strong> maldad para engañar a los que<br />

perecen —a quienes oyeron el evangelio durante la Edad <strong>de</strong> la Gracia pero que no tuvieron<br />

amor por la verdad. Si hubiesen creído, habrían sido salvos. Pero ahora son engañados por<br />

los milagros <strong>de</strong>l Anticristo.<br />

2:11 Dios realmente les enviará una operación <strong>de</strong> error para que crean la mentira. La<br />

mentira es, naturalmente, la pretensión <strong>de</strong>l Anticristo <strong>de</strong> ser Dios. Estas personas<br />

rehusaron recibir al Señor Jesús como Dios manifestado en la carne. Cuando estaba en la<br />

tierra, Él advirtió a los hombres: «Yo he venido en nombre <strong>de</strong> mi Padre, y a mí no me<br />

recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése recibiréis» (Jn. 5:43). De modo que ahora<br />

reciben al hombre <strong>de</strong> pecado que viene en su propio nombre y <strong>de</strong>manda adoración como<br />

Dios. «La luz rechazada es luz negada.» Si una persona levanta un ídolo en su corazón,<br />

Dios le respon<strong>de</strong>rá en conformidad a su ídolo (Ez. 14:4).<br />

El Anticristo será probablemente judío (Ez. 28:9, 10; Dn. 11:37, 38). Los judíos no<br />

serían engañados por nadie que se presente como Mesías a no ser que reivindique su<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong> Judá y <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> David.<br />

2:12 En base <strong>de</strong> este pasaje, parece que los que oigan el evangelio en esta Era <strong>de</strong> la<br />

Gracia pero que no confían en Cristo no tendrán otra oportunidad para ser salvos <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong>l Arrebatamiento. Si los hombres no creen ahora en el Señor Jesús, creerán en el<br />

Anticristo entonces. Dice aquí que todos serán juzgados a causa <strong>de</strong> su incredulidad y <strong>de</strong> su<br />

amor al mal. Esto es reminiscente <strong>de</strong> Lucas 14:24: «Porque os digo que ninguno <strong>de</strong><br />

aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena».<br />

Sabemos que muchos serán salvos durante el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Por ejemplo,<br />

ciento cuarenta y cuatro mil judíos serán salvados y serán los mensajeros <strong>de</strong> Dios para la<br />

predicación <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong>l reino por todo el mundo. Mediante su ministerio, muchos<br />

otros serán salvos. Pero parece que los que serán salvos son los que nunca oyeron el<br />

evangelio claramente presentado durante esta edad presente y que nunca rehusaron<br />

<strong>de</strong>liberadamente al Salvador.<br />

IV. ACCIÓN DE GRACIAS Y ORACIÓN (2:13–17)<br />

A. La acción <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong> Pablo por cuanto los santos escaparán al<br />

juicio (2:13, 14)<br />

2:13 En los primeros doce versículos, Pablo <strong>de</strong>scribe la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l Anticristo y <strong>de</strong><br />

sus seguidores. Ahora pasa a los cristianos <strong>de</strong> Tesalónica y piensa, en contraste, en su<br />

llamamiento y <strong>de</strong>stino. Al hacerlo, expresa su gratitud a Dios por estos hermanos amados<br />

por el Señor, y pasa a dar una recapitulación <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong> ellos —pasada, presente y<br />

futura.<br />

De que Dios os haya escogido. La Biblia enseña claramente que Dios escoge a los<br />

hombres a la salvación, pero nunca enseña que escoge a algunos para con<strong>de</strong>nación. Los<br />

hombres se pier<strong>de</strong>n por su propia y <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong>cisión. Aparte <strong>de</strong> la intervención divina,<br />

todos se per<strong>de</strong>rían. ¿Tiene Dios <strong>de</strong>recho a escoger a algunos para ser salvos? Básicamente,<br />

Su <strong>de</strong>seo es que todos sean salvos (1 Ti. 2:4; 2 P. 3:9). Sin embargo, la Biblia no enseña<br />

«Universalismo», la teoría <strong>de</strong> que todos serán finalmente salvos.<br />

Des<strong>de</strong> el principio. Esto tiene dos posibles lecturas. Primero, pue<strong>de</strong> significar que la<br />

elección <strong>de</strong> Dios tuvo lugar antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo (Ef. 1:4). Segundo, la


expresión pue<strong>de</strong> ser también leída «como primicias», indicando que los tesalonicenses,<br />

salvados tan al principio <strong>de</strong> la dispensación cristiana, habían sido escogidos por Dios para<br />

ser entre los primeros <strong>de</strong> una gran cosecha <strong>de</strong> almas redimidas.<br />

Para salvación. Esto <strong>de</strong>bería contrastarse con los versículos anteriores. Los incrédulos<br />

están sentenciados, por su incredulidad, a la <strong>de</strong>strucción eterna, mientras que los creyentes<br />

son escogidos para salvación.<br />

Mediante la santificación por el Espíritu. Aquí tenemos la obra <strong>de</strong>l Espíritu anterior a<br />

la conversión. Separa a personas <strong>de</strong>l mundo para Dios, las convence <strong>de</strong> pecado y las señala<br />

a Cristo. Alguien ha dicho bien: «¡Si no hubiese sido por Cristo, no habría habido fiesta; si<br />

no hubiese sido por el Espíritu, no habría habido invitados!».<br />

Y la fe en la verdad. Primero se da la parte <strong>de</strong> Dios en la salvación; luego se da la <strong>de</strong>l<br />

hombre. Ambas son necesarias. Algunas personas pue<strong>de</strong>n ver sólo la elección <strong>de</strong> Dios, e<br />

implican que el hombre no pue<strong>de</strong> hacer nada tocante a ello. Otros enfatizan<br />

<strong>de</strong>smedidamente la parte <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong>scuidan la elección soberana <strong>de</strong> Dios. La verdad<br />

resi<strong>de</strong> en ambos extremos. La elección y la responsabilidad humana son ambas doctrinas<br />

bíblicas, y lo mejor es creer y enseñar ambas, aunque no podamos compren<strong>de</strong>r cómo ambas<br />

puedan ser verdad.<br />

2:14 A lo cual os llamó mediante nuestro evangelio. Dios nos escogió para salvación<br />

en la eternidad. Nos llamó en el tiempo. El llamamiento se refiere al momento en que una<br />

persona cree la verdad. Nuestro evangelio no significa que haya otros evangelios genuinos.<br />

Hay sólo un evangelio, pero hay muchos diferentes predicadores <strong>de</strong>l mismo, y muchos<br />

diferentes oyentes. Pablo se refiere aquí al evangelio <strong>de</strong> Dios que él predicaba.<br />

Para alcanzar la gloria <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. Aquí el apóstol dirige la mirada<br />

al futuro, y ve el final resultado <strong>de</strong> la salvación: estar con Cristo y ser para siempre como<br />

Él.<br />

Así captura J. N. Darby el pensamiento en su hermoso himno:<br />

¿Así he <strong>de</strong> ser, cual tu Hijo en gloria allá?<br />

¿Ésta es la gracia que por mí alcanzó?<br />

Padre <strong>de</strong> gloria, ¡tu amor divinal<br />

En gloria y a Su imagen me hará!<br />

Así, en los vv. 13 y 14 tenemos «un sistema <strong>de</strong> teología en miniatura», un maravilloso<br />

sumario <strong>de</strong> todo el alcance <strong>de</strong> los propósitos <strong>de</strong> Dios para con Su pueblo creyente. Él nos ha<br />

mostrado que la salvación «se origina en una elección divina, es llevada a cabo por el po<strong>de</strong>r<br />

divino, es hecha efectiva por medio <strong>de</strong>l mensaje divino, y será perfeccionada en gloria<br />

divina».<br />

B. La oración <strong>de</strong> Pablo por que los santos sean confortados y afianzados<br />

(2:15–17)<br />

2:15 A la vista <strong>de</strong> su excelso llamamiento, los santos son exhortados a mantenerse<br />

firmes, y a retener las enseñanzas que les habían sido impartidas, bien por las palabras <strong>de</strong><br />

los apóstoles, bien por sus cartas. Es <strong>de</strong> notar aquí que las únicas enseñanzas o tradiciones<br />

(V.M.) fiables y autorizadas son los pronunciamientos inspirados <strong>de</strong> los apóstoles. Jesús<br />

había con<strong>de</strong>nado a escribas y fariseos por anular los mandamientos <strong>de</strong> Dios por sus


tradiciones (Mt. 15:6). Y Pablo advertía a los colosenses contra las tradiciones <strong>de</strong> los<br />

hombres (Col. 2:8). Las tradiciones o doctrina (RVR) que <strong>de</strong>beríamos mantener son las<br />

gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s que nos han transmitido en las Sagradas Escrituras.<br />

Este versículo se usa en ocasiones para justificar las tradiciones <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s o <strong>de</strong> lí<strong>de</strong>res<br />

religiosos. Pero toda tradición que sea contraria a la palabra <strong>de</strong> Dios es carente <strong>de</strong> valor y<br />

peligrosa. Si se aceptan las meras tradiciones humanas como iguales a la Biblia, ¿quién<br />

<strong>de</strong>cidirá qué tradiciones son correctas y cuáles no?<br />

2:16 Habiendo transmitido su mensaje a los santos, el apóstol ora ahora acerca <strong>de</strong>l<br />

mismo. Generalmente, ora tras su mensaje (1 Ts. 5:23, 24; 2 Ts. 3:16). La oración se dirige<br />

al mismo Jesucristo Señor nuestro, y a Dios nuestro Padre. Estamos acostumbrados a<br />

que Pablo mencione ambas divinas Personas juntas, pero no es usual que mencione primero<br />

al Hijo. Naturalmente, lo que está haciendo es enfatizar la esencial unidad y completa<br />

igualdad <strong>de</strong> ambos. En griego, el sujeto plural (Cristo y Dios) va seguido <strong>de</strong> cuatro formas<br />

verbales singulares (amó, dio, conforte y afiance). ¿Qué es esto sino una indicación<br />

adicional <strong>de</strong> la unidad <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong>l Hijo y <strong>de</strong>l Padre en la Deidad?<br />

La provisión pasada <strong>de</strong> Dios penetra como aliento a confiar en Él para valor y fuerza en<br />

el futuro. Él nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia. Sin<br />

duda alguna, esto mira atrás a la más gran<strong>de</strong> exhibición <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios —el don <strong>de</strong> Su<br />

Hijo por nosotros. Debido a que sabemos que Él solucionó la cuestión <strong>de</strong>l pecado en el<br />

Calvario, tenemos ahora eterna consolación y esperanza <strong>de</strong> un glorioso futuro— y todo<br />

ello por Su maravillosa gracia.<br />

2:17 La oración misma es que Dios conforte sus corazones, y los afiance en toda<br />

buena palabra y obra. La verdad en nuestros labios no es suficiente: ha <strong>de</strong> ser obrada en<br />

nuestras vidas. De modo que en nuestras vidas <strong>de</strong>bería haber el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> enseñar y hacer,<br />

<strong>de</strong> doctrina y <strong>de</strong>ber, prédica y práctica.<br />

V. EXHORTACIONES PRÁCTICAS (3:1–15)<br />

A. A la oración mutua (3:1–5)<br />

3:1 Pablo sentía la necesidad <strong>de</strong> las oraciones <strong>de</strong> los santos. Este capítulo comienza con<br />

su petición <strong>de</strong> oración en tres áreas: (1) para la diseminación <strong>de</strong>l mensaje; (2) para el triunfo<br />

<strong>de</strong>l mensaje; (3) para la preservación <strong>de</strong> los mensajeros.<br />

Desea que la palabra <strong>de</strong>l Señor corra —una gráfica imagen <strong>de</strong>l evangelio lanzado a la<br />

carrera <strong>de</strong> lugar en lugar a pesar <strong>de</strong> los obstáculos (véase Sal. 147:15).<br />

También <strong>de</strong>sea que la palabra produzca las mismas maravillosas revoluciones<br />

espirituales y morales en otros lugares que había producido en Tesalónica.<br />

3:2 La tercera petición es que el apóstol y sus colaboradores fuesen librados <strong>de</strong><br />

hombres irrazonables y malos (BAS, margen). Parece referirse a alguna oposición<br />

específica, probablemente la <strong>de</strong> los judíos en Corinto (Hch. 18:1–18). El uso <strong>de</strong> la palabra<br />

irrazonables era apropiado: no hay nada más irracional que la oposición contra el<br />

evangelio y sus mensajeros. Es algo que <strong>de</strong>safía a toda explicación. La gente pue<strong>de</strong> hablar<br />

razonablemente acerca <strong>de</strong> la política, <strong>de</strong> la ciencia o <strong>de</strong> una multitud <strong>de</strong> otras cuestiones,<br />

pero cuando se trata <strong>de</strong>l evangelio, pier<strong>de</strong>n toda razonabilidad.<br />

3:3 No nos perdamos la hermosura <strong>de</strong>l contraste entre el v. 2: «Porque la fe no es <strong>de</strong><br />

todos», y el 3: Pero fiel es el Señor. Esto nos enseña a no fijar la mirada en los hombres


infieles, sino a fijarla en nuestro fiel y constante Dios. Él es fiel para consolidarnos hasta el<br />

fin (1 Co. 1:9). Él es fiel para librarnos <strong>de</strong> tentación (1 Co. 10:13). Él es fiel y justo para<br />

perdonar nuestros pecados y purificarnos <strong>de</strong> toda iniquidad (1 Jn. 1:9). Y aquí Él es fiel<br />

para afianzarnos y guardarnos <strong>de</strong>l mal, o <strong>de</strong>l malo, esto es, <strong>de</strong> Satanás.<br />

3:4 No todos tienen fe … fiel es el Señor … tenemos confianza [fe] respecto a<br />

vosotros en el Señor. Como Denney observa: «En el Señor podéis confiar en aquellos que<br />

en sí mismos son débiles, inestables, voluntariosos e insensatos». Ahora, Pablo recuerda a<br />

los santos acerca <strong>de</strong> su responsabilidad para hacer lo que él les or<strong>de</strong>naba. Una vez más<br />

tenemos la maravillosa y curiosa combinación <strong>de</strong> lo divino y <strong>de</strong> lo humano: Dios os<br />

guardará; ahora vosotros guardad los mandamientos. Es el mismo pensamiento en 1 Pedro<br />

1:5: «Guardados por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios» [Su parte] «mediante la fe» [nuestra parte]. Vemos<br />

esto también en Filipenses 2:12, 13: «Procurad vuestra salvación con temor y temblor<br />

[nuestra parte], porque Dios es el que en vosotros opera tanto el querer como el hacer [Su<br />

parte]».<br />

3:5 En tiempos <strong>de</strong> persecución es fácil abrigar pensamientos amargos contra otros y<br />

<strong>de</strong>sistir <strong>de</strong>bido a la duración e intensidad <strong>de</strong> los sufrimientos. Es por esta razón que el<br />

apóstol ora por que los tesalonicenses amen como Dios ama, y que sean pacientes como<br />

Cristo es paciente.<br />

La traducción <strong>de</strong> Reina 1569, «la esperanza <strong>de</strong>l Cristo» significaría la paciencia en la<br />

espera <strong>de</strong>l Regreso <strong>de</strong> Cristo. En la RVR77 significa la misma paciencia que Cristo mostró<br />

como Hombre en la tierra, y que sigue mostrando como Hombre en el cielo.<br />

En este versículo, el Señor pue<strong>de</strong> referirse al Espíritu Santo, y <strong>de</strong> esta manera estarían<br />

mencionados los tres miembros <strong>de</strong> la Trinidad, como lo están en 2:13, 14.<br />

B. A tratar con los insubordinados (3:6–15)<br />

3:6 Parece claro que algunos <strong>de</strong> los santos en Tesalónica habían <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> trabajar para<br />

ganarse la vida por lo muy <strong>de</strong>dicados que estaban a esperar el regreso <strong>de</strong>l Señor. Pablo no<br />

alienta esto como una actitud espiritual, sino que pasa a dar unas instrucciones concretas en<br />

cuanto a cómo tratar con estos hermanos.<br />

Sus instrucciones toman la forma <strong>de</strong> mandamiento <strong>de</strong> apartarse <strong>de</strong> todo hermano que<br />

an<strong>de</strong> <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadamente, esto es, <strong>de</strong> todo aquel que no vaya al paso con los <strong>de</strong>más, sino<br />

que rehúsa trabajar y que vive a costa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más (véase vv. 10, 11). Los creyentes<br />

<strong>de</strong>berían mostrar su <strong>de</strong>saprobación <strong>de</strong> tal hermano rehusando juntarse socialmente con él.<br />

No obstante, la ofensa no es tan grave como para justificar su excomunión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

La enseñanza que los tesalonicenses habían recibido <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Pablo era <strong>de</strong> una<br />

infatigable laboriosidad, <strong>de</strong> trabajo duro y <strong>de</strong> autosuficiencia económica.<br />

3:7 Él no abandonó su actividad <strong>de</strong> fabricación <strong>de</strong> tiendas simplemente porque el Señor<br />

Jesús fuese a volver. Él estaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego esperando que Cristo llegase en cualquier<br />

momento, pero estaba sirviendo y trabajando con la conciencia <strong>de</strong> que el Señor podría no<br />

venir durante su vida.<br />

3:8 Nadie podía acusarlo <strong>de</strong> introducirse en casa <strong>de</strong> nadie y comer <strong>de</strong> bal<strong>de</strong> la comida<br />

ganada con el sudor <strong>de</strong> otro. Él se ganaba la vida mientras predicaba el evangelio. Esto<br />

significaba largos días y fatigosas noches, pero Pablo estaba <strong>de</strong>cidido a no ser gravoso a<br />

ninguno <strong>de</strong> ellos.


3:9 Como predicador <strong>de</strong>l evangelio, el apóstol tenía <strong>de</strong>recho a ser sustentado por los<br />

que habían sido convertidos por medio <strong>de</strong> su ministerio (1 Co. 9:6–14; 1 Ti. 5:18). Pero<br />

prefirió no hacer uso <strong>de</strong> su <strong>de</strong>recho para ser ejemplo <strong>de</strong> una noble in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> una<br />

infatigable diligencia.<br />

3:10 Los tesalonicenses habían ya recibido la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> no apoyar a los gandules. Si un<br />

cristiano capaz rehusaba trabajar, que tampoco comiese. ¿Entra esto en conflicto con el<br />

hecho <strong>de</strong> que los creyentes han <strong>de</strong> ser siempre bondadosos? ¡No, en absoluto! No es bondad<br />

animar a la pereza. Dice Spurgeon: «El más verda<strong>de</strong>ro amor para con los que yerran no es<br />

fraternizar con ellos en su error, sino ser fieles a Jesús en todo».<br />

3:11 Ahora el apóstol emplea un <strong>de</strong>licioso juego <strong>de</strong> palabras para mostrar la<br />

inconsecuencia <strong>de</strong> la falsa espiritualidad <strong>de</strong> estos hermanos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados. Sus palabras han<br />

sido parafraseadas <strong>de</strong> varias maneras como sigue:<br />

1. «Algunos que no tienen más ocupación que ocuparse en cosas ajenas.»<br />

2. «Algunos que no están metidos en cosas útiles, sino que son entrometidos.»<br />

3. «Algunos que no están ocupados en sus propias cosas, sino <strong>de</strong>masiado ocupados en las<br />

cosas <strong>de</strong> otros.»<br />

4. «Metidos en todo menos en lo suyo.»<br />

3:12 Los tales reciben el mandamiento y son exhortados por nuestro Señor Jesucristo<br />

a que trabajen sin hacer ruido y a ganarse su propio pan. Esto es un buen testimonio y<br />

glorifica a Dios.<br />

3:13 Los que han estado trabajando fielmente son alentados a persistir. Lo que cuenta<br />

es el fin <strong>de</strong> la carrera, no su principio; <strong>de</strong> modo que no <strong>de</strong>ben cansarse <strong>de</strong> hacer el bien.<br />

3:14 Pero, ¿qué acerca <strong>de</strong>l hombre que rehúsa y no obe<strong>de</strong>ce las instrucciones <strong>de</strong>l<br />

apóstol? Los otros cristianos <strong>de</strong>berían disciplinarlo rehusando participar socialmente con él.<br />

El propósito <strong>de</strong> esta disciplina es avergonzarlo por su conducta y apremiarlo a corregir sus<br />

caminos.<br />

3:15 Sin embargo, esta disciplina no es tan fuerte como la excomunión. Aquí el ofensor<br />

es todavía consi<strong>de</strong>rado como un hermano. En la excomunión, es consi<strong>de</strong>rado como «gentil<br />

y publicano» (Mt. 18:17).<br />

La disciplina <strong>de</strong> un creyente siempre tiene a la vista su restauración al Señor y al pueblo<br />

<strong>de</strong> Dios. No <strong>de</strong>bería ser aplicada en un espíritu <strong>de</strong> amargura ni <strong>de</strong> enemistad, sino con<br />

cortesía y firmeza cristianas. No <strong>de</strong>bería ser consi<strong>de</strong>rado como enemigo, sino amonestado<br />

como a hermano.<br />

A nosostros nos parece extraño que los cristianos en Tesalónica estuviesen esperando<br />

con tanto entusiasmo la venida <strong>de</strong>l Señor que abandonasen sus <strong>de</strong>beres diarios. ¡No parece<br />

que la <strong>iglesia</strong> actual esté en este peligro! Nosotros hemos caído en el extremo opuesto.<br />

Estamos tan absortos en nuestros negocios y en ganar dinero que hemos perdido la<br />

vivacidad y el entusiasmo <strong>de</strong> la esperanza <strong>de</strong> Su inminente venida.<br />

VI. BENDICIÓN Y SALUTACIÓN (3:16–18)<br />

3:16 Este versículo ha sido llamado «un pacífico final a una tormentosa Epístola». En<br />

él, Pablo ora que los sufrientes santos en Tesalónica puedan conocer la paz <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong><br />

paz en todo tiempo y en toda circunstancia.


El cristiano no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> nada en este mundo para su serenidad. Se basa enteramente<br />

en la Persona y en la obra <strong>de</strong>l Señor Jesús. El mundo no pue<strong>de</strong> darla ni quitarla. Pero hemos<br />

<strong>de</strong> apropiarnos <strong>de</strong> ella en todas las circunstancias <strong>de</strong> la vida. «La paz no es el cese <strong>de</strong> la<br />

persecución, sino la serenidad <strong>de</strong>l corazón que proviene <strong>de</strong> la fe en Dios y que es<br />

in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> las circunstancias.»<br />

3:17–18 Parece que es en este punto que Pablo toma la pluma <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> su<br />

amanuense (secretario) y escribe la salutación final. Se refiere a su saludo como la señal<br />

distintiva en toda carta suya. Algunos han comprendido esto como significando que la<br />

propia letra <strong>de</strong> Pablo al final <strong>de</strong> cada carta <strong>de</strong>mostraba que era verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong> él. Otros<br />

creen que la señal es la bendición característica <strong>de</strong> Pablo: La gracia <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

Jesucristo sea con todos vosotros (Ro. 16:24; 1 Co. 16:23; 2 Co. 13:14; G.á 6:18; Ef.<br />

6:24; Fil. 4:23; Col. 4:18; 1 Ts. 5:28; 1 Ti. 6:21; 2 Ti. 4:22; Tit. 3:15; Flm. 25; y, si Pablo<br />

fue el autor <strong>de</strong> Hebreos, He. 13:25). Por estas referencias, vemos que todas sus Epístolas<br />

terminan con una nota <strong>de</strong> gracia.<br />

EL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA<br />

La verdad <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Cristo aparece en cada capítulo <strong>de</strong> 1 Tesalonicenses y en los<br />

dos primeros capítulos <strong>de</strong> la Segunda Epístola. Es el tema unificador, el hilo <strong>de</strong> oro por<br />

todo el diseño.<br />

Debemos recordar en todo momento que la profecía no ha sido dada para intrigar<br />

nuestro intelecto ni para retar a nuestra curiosidad. Su propósito es ejercer una influencia<br />

transformadora en nuestras vidas.<br />

Para los creyentes, la esperanza <strong>de</strong>l regreso inminente <strong>de</strong> Cristo tiene unas<br />

implicaciones <strong>de</strong> enorme importancia.<br />

1. Debería tener una influencia purificadora en nuestras vidas (1 Ts. 5:23; 1 Jn. 3:3).<br />

2. Debería llevarnos a orar y obrar por la salvación <strong>de</strong> los perdidos (Gn. 19:14; Ez. 33:6;<br />

Jud. 21–23).<br />

3. Debería alentarnos a perseverar a pesar <strong>de</strong> persecuciones y pruebas (Ro. 8:18; 2 Co.<br />

4:17; 1 Ts. 4:13–18).<br />

4. Debería llevarnos a reducir nuestra acumulación <strong>de</strong> posesiones materiales; su valor va<br />

disminuyendo según se aproxima Su venida (véase Lv. 25:8–10, 14–16).<br />

5. Debería constreñirnos a pedir perdón a todo aquel a quien hayamos dañado y a<br />

restituir si es necesario (Mt. 5:24; Stg. 5:16).<br />

6. Debería inspirarnos a un diligente servicio, sabiendo que viene la noche, cuando nadie<br />

pue<strong>de</strong> trabajar (Jn. 9:4; 1 Ts. 1:9, 10a).<br />

7. Debería mantenernos en la actitud <strong>de</strong> expectativa (Lc. 12:36) y <strong>de</strong> permanecer en Él,<br />

para no avergonzarnos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él en Su venida (1 Co. 2:16).<br />

8. Debería darnos intrepi<strong>de</strong>z para confesar a Cristo (Mr. 8:38; Lc. 9:26).<br />

9. Debería resultar una esperanza consoladora (Jn. 14:1–3, 28; 1 Ts. 4:18; 2 Ts. 1:7; 2 Ti.<br />

2:12).<br />

10. Debería ser un aliento a la mo<strong>de</strong>ración, a la benignidad y a la dulce razonabilidad<br />

(Fil. 4:5).<br />

11. Debería ser un motivo para la unidad y el amor (1 Ts. 3:12, 13).<br />

12. Debería alentarnos a una actitud no mundana, celestial (Col. 3:1–4).


13. Debería ser un recordatorio <strong>de</strong>l examen y <strong>de</strong> las recompensas en el futuro (Ro.<br />

14:10–12; 1 Co. 3:11–15; 2 Co. 5:10).<br />

14. Debería usarse como un po<strong>de</strong>roso llamamiento en la predicación <strong>de</strong>l evangelio (Hch.<br />

3:19–21; Ap. 3:3).<br />

Para los no creyentes, la verdad <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>bería llevarlos a arrepentirse <strong>de</strong><br />

sus pecados y hacer una plena consagración <strong>de</strong> sus vidas a él como Señor y Salvador. Sólo<br />

los que están en Cristo irán con Él en el Arrebatamiento. El resto serán <strong>de</strong>jados para juicio.<br />

¿Qué, si fuese hoy?<br />

A causa <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo en Tesalonicenses y para la vida<br />

cristiana, añadimos los siguientes puntos:<br />

Argumentos para el Arrebatamiento Pretribulacional<br />

1. El primer argumento se basa en la inminencia. Hay muchas Escrituras que indican<br />

que los cristianos <strong>de</strong>berían estar esperando la venida <strong>de</strong>l Señor en cualquier momento.<br />

Deberíamos estar velando y esperando, por cuanto no sabemos el momento <strong>de</strong> Su venida.<br />

Si la <strong>iglesia</strong> ha <strong>de</strong> pasar por la Tribulación, entonces no po<strong>de</strong>mos estar esperando que venga<br />

en cualquier momento. De hecho, no podría venir durante al menos siete años, por cuanto<br />

no estamos todavía en la Tribulación, y cuando sobrevenga, durará siete años. La<br />

perspectiva pretribulacionista es la única que se pue<strong>de</strong> mantener y seguir creyendo que<br />

Cristo pue<strong>de</strong> venir en cualquier momento.<br />

Éstos son algunos <strong>de</strong> los versículos que indican que <strong>de</strong>beríamos estar constantemente<br />

esperando la venida <strong>de</strong>l Señor por cuanto no sabemos cuándo será.<br />

«Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias <strong>de</strong>l<br />

Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la<br />

adopción como hijos, la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> nuestro cuerpo» (Ro. 8:23, BAS).<br />

«Porque todas las veces que comáis este pan, y bebáis esta copa, la muerte <strong>de</strong>l Señor<br />

estáis proclamando hasta que él venga» (1 Co. 11:26 —Escrito a los corintios, implicaba<br />

que el Señor podía venir durante la vida <strong>de</strong> ellos).<br />

«Porque también gemimos en esta morada, <strong>de</strong>seando ser revestidos <strong>de</strong> esa nuestra<br />

habitación celestial» (2 Co. 5:2 —los creyentes serán revestidos con sus cuerpos<br />

glorificados en el Arrebatamiento.)<br />

«Pues por el Espíritu aguardamos a base <strong>de</strong> la fe la esperanza <strong>de</strong> la justicia» (Gá. 5:5 —<br />

la esperanza <strong>de</strong> justicia es la venida <strong>de</strong>l Señor y el cuerpo glorificado que recibiremos<br />

entonces).<br />

«Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> también esperamos al Salvador, al<br />

Señor Jesucristo; el cual transfigurará el cuerpo <strong>de</strong> nuestro estado <strong>de</strong> humillación,<br />

conformándolo al cuerpo <strong>de</strong> la gloria suya, en virtud <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r que tiene también para<br />

someter a sí mismo todas las cosas» (Fil. 3:20, 21).<br />

«Vuestra mesura sea conocida <strong>de</strong> todos los hombres. El Señor está cerca» (Fil. 4:5).<br />

«Porque ellos mismos cuentan <strong>de</strong> nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os<br />

convertisteis a Dios abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verda<strong>de</strong>ro, y esperar<br />

<strong>de</strong> los cielos a su Hijo, al cual resucitó <strong>de</strong> los muertos, a Jesús, quien nos libra <strong>de</strong> la ira<br />

veni<strong>de</strong>ra» (1 Ts. 1:9, 10).<br />

«Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa <strong>de</strong> nuestro gran<br />

Dios y Salvador Jesucristo» (Tit. 2:13).


«Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados <strong>de</strong> muchos; y<br />

aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, a los que le esperan ansiosamente<br />

para salvación» (He. 9:28).<br />

«Porque aún un poquito, y el que ha <strong>de</strong> venir vendrá, y no tardará» (He. 10:37).<br />

«Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida <strong>de</strong>l Señor. Mirad cómo el<br />

labrador espera el precioso fruto <strong>de</strong> la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba la<br />

lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afianzad vuestros<br />

corazones; porque la venida <strong>de</strong>l Señor está cerca. Hermanos, no os quejéis unos contra<br />

otros, para que no seáis juzgados; mirad: el juez está ya a las puertas» (Stg. 5:7–9).<br />

«Mas el fin <strong>de</strong> todas las cosas se acerca; sed, pues, sensatos y manteneos sobrios para<br />

la oración» (1 P. 4:7).<br />

«Y todo aquel que tiene esta esperanza puesta en él, se purifica a sí mismo, así como él<br />

es puro» (1 Jn. 3:3).<br />

«Conservaos en el amor <strong>de</strong> Dios, aguardando con anhelo la misericordia <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor Jesucristo para vida eterna» (Jud. 21. Aquí la misericordia <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

Jesucristo es Su regreso para tomar consigo al hogar celestial al pueblo que adquirió con Su<br />

sangre).<br />

«Mira que vengo en seguida; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona»<br />

(Ap. 3:11).<br />

«¡He aquí, vengo pronto! Dichoso el que guarda las palabras <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> este<br />

libro» (Ap. 22:7).<br />

«Mira que yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno<br />

según sea su obra» (Ap. 22:12).<br />

«El que da testimonio <strong>de</strong> estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven,<br />

Señor Jesús» (Ap. 22:20).<br />

Hay otros textos que aunque pudieran no referirse directamente al Arrebatamiento,<br />

aña<strong>de</strong>n sin embargo a la impresión general <strong>de</strong> que la venida <strong>de</strong> Cristo es inminente. A lo<br />

largo <strong>de</strong> su historia, la <strong>iglesia</strong> creyente ha mantenido que el tiempo <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo es<br />

<strong>de</strong>sconocido, y por ello podría tener lugar en cualquier momento.<br />

«Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha <strong>de</strong> venir vuestro Señor. Y compren<strong>de</strong>d<br />

aquello <strong>de</strong> que si el padre <strong>de</strong> familia supiese a qué hora iba a venir el ladrón, velaría y no<br />

<strong>de</strong>jaría que horadasen su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo<br />

<strong>de</strong>l Hombre vendrá a la hora que no penséis» (Mt. 24:42–44).<br />

«Pero <strong>de</strong> aquel día o <strong>de</strong> aquella hora, nadie sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo,<br />

sino sólo el Padre. Estad atentos, velad y orad; porque no sabéis cuándo es el tiempo<br />

señalado. Es como un hombre que se fue <strong>de</strong> viaje y, al <strong>de</strong>jar su casa, dio atribuciones a sus<br />

siervos, a cada uno su tarea, y encargó al portero que velara. Por tanto, velad; porque no<br />

sabéis cuándo viene el dueño <strong>de</strong> la casa, si al atar<strong>de</strong>cer, a la medianoche, al canto <strong>de</strong>l<br />

gallo, o <strong>de</strong> madrugada; no sea que venga <strong>de</strong> repente y os encuentre durmiendo. Y lo que<br />

digo a vosotros, lo digo a todos: Velad» (Mr. 13:32–37).<br />

«Y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a su señor cuando regrese <strong>de</strong> las<br />

bodas, para que al llegar él, y llamar, le abran en seguida» (Lc. 12:36).<br />

«De tal manera que nada os falta en ningún don a los que esperáis anhelantes la<br />

revelación <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo» (1 Co. 1:7).<br />

«El Señor Jesucristo, que está a punto <strong>de</strong> juzgar a los vivos y a los muertos» (2 Ti. 4:1,<br />

JND).


«Hijitos, ya es el último tiempo; y tal como oísteis que el anticristo viene, aun ahora han<br />

surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo» (1 Jn. 2:18).<br />

«Porque si no velas, vendré sobre ti como un ladrón, y no conoces <strong>de</strong> ningún modo a<br />

qué hora vendré sobre ti» (Ap. 3:3b).<br />

«He aquí, yo vengo como ladrón. Dichoso el que vela, y guarda sus ropas, para que no<br />

an<strong>de</strong> <strong>de</strong>snudo, y vean su vergüenza» (Ap. 16:15).<br />

2. El segundo argumento se basa en la promesa <strong>de</strong> que la <strong>iglesia</strong> será librada <strong>de</strong> la ira<br />

que ha <strong>de</strong> venir. En Romanos 5:9, Pablo dice que «seremos salvos <strong>de</strong> la ira por medio <strong>de</strong><br />

él». 1 Tesalonicenses 1:10 <strong>de</strong>scribe al Señor Jesús como nuestro Libertador <strong>de</strong> la ira que ha<br />

<strong>de</strong> venir. Y en 1 Tesalonicenses 5:9 apren<strong>de</strong>mos que Dios no nos ha señalado para ira, sino<br />

para obtener salvación por medio <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo. La palabra «ira» pue<strong>de</strong><br />

referirse a la ira <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación, o al juicio eterno <strong>de</strong> Dios sobre los<br />

incrédulos. En las Epístolas a los Tesalonicenses, el contexto favorece que se trata <strong>de</strong> la ira<br />

<strong>de</strong> la Tribulación (ver 1 Ts. 5:2, 3; 2 Ts. 1:6–10; 2:10–17).<br />

3. En Apocalipsis 3:10, Cristo promete guardar a Su pueblo <strong>de</strong> (Gr. ek, significando<br />

«fuera <strong>de</strong>») la hora <strong>de</strong> la prueba que ha <strong>de</strong> venir sobre todo el mundo, para probar a los que<br />

moran sobre la tierra.<br />

4. La estructura <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Apocalipsis apoya la enseñanza <strong>de</strong>l Arrebatamiento<br />

pretribulacional. En los caps. 2–3 la <strong>iglesia</strong> es contemplada sobre la tierra, pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

cap. 3 ya no se cita más como sobre la tierra. En los capítulos 4–5 se ve a los santos en el<br />

cielo, llevando coronas <strong>de</strong> vencedores. Luego viene la Tribulación sobre la tierra en los<br />

caps. 6–19. Los santos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> están ya en el cielo.<br />

5. El Periodo <strong>de</strong> la Tribulación no comenzará hasta que haya sido revelado el hombre<br />

<strong>de</strong> pecado (2 Ts. 2:3). Pero el hombre <strong>de</strong> pecado no será revelado hasta que primero sea<br />

quitado el que <strong>de</strong>tiene (2 Ts. 2:7, 8). El Espíritu Santo ciertamente respon<strong>de</strong> al carácter <strong>de</strong>l<br />

que refrena el mal; él obstaculiza o reprime el pleno <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l mal en tanto que la<br />

<strong>iglesia</strong> esté en el mundo. Será quitado <strong>de</strong> la tierra en Su carácter <strong>de</strong> morador en la Iglesia en<br />

el momento <strong>de</strong>l Arrebatamiento.<br />

En un sentido, el Espíritu Santo siempre ha estado en el mundo y siempre estará. Pero<br />

hay un sentido especial en el que <strong>de</strong>scendió en Pentecostés, esto es, como el Morador<br />

permanente en los creyentes y en la <strong>iglesia</strong>. Es en este sentido que será quitado en el<br />

Arrebatamiento. Esto no significa que el Espíritu <strong>de</strong> Dios no vaya a llevar a cabo un<br />

ministerio durante la Tribulación. Seguirá convenciendo y convirtiendo a pecadores. Pero<br />

no los habitará <strong>de</strong> manera permanente ni los incorporará a la <strong>iglesia</strong>. Su ministerio será algo<br />

comparable a lo que fue en el periodo <strong>de</strong>l AT.<br />

6. En 1 Tesalonicenses 4:18 se habla <strong>de</strong>l Arrebatamiento como una perspectiva<br />

consoladora. El Día <strong>de</strong>l Señor no viene como consolación sino como ladrón en la noche (1<br />

Ts. 5:2). Es un tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción repentina (v. 3) e ira (v. 9) <strong>de</strong> la que no habrá<br />

escapatoria (v. 3). Como contraste, el Arrebatamiento es una esperanza siempre alentadora,<br />

no una expectativa siempre turbadora.<br />

7. Ha <strong>de</strong> existir un intervalo temporal entre la venida <strong>de</strong> Cristo a por Sus santos y Su<br />

venida con Sus santos. Cuando Cristo venga a por Sus santos, todos los creyentes serán<br />

quitados <strong>de</strong>l mundo y recibirán sus cuerpos glorificados (1 Co. 15:51). Pero cuando Cristo<br />

vuelva a reinar, habrá personas salvas que estarán aún en sus cuerpos naturales, como se ve<br />

por el hecho <strong>de</strong> que estarán criando hijos (Is. 65:20–25; Zac. 8:5). Si el Arrebatamiento y la


Manifestación tienen lugar al mismo tiempo (según la postura postribulacionista), entonces,<br />

¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> vienen estos últimos?<br />

Hay una segunda razón por la que ha <strong>de</strong> haber un intervalo <strong>de</strong> tiempo entre el<br />

Arrebatamiento y el reinado. El Tribunal <strong>de</strong> Cristo ha <strong>de</strong> tener lugar en el cielo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

Arrebatamiento, cuando el Señor juzgará la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> Sus santos y los recompensará en<br />

conformidad a ella (2 Co. 5:10). Las recompensas dadas en este tiempo <strong>de</strong>terminarán el<br />

ámbito <strong>de</strong> gobierno dado a los santos individuales durante el Milenio (Lc. 19:17, 19). Si el<br />

Arrebatamiento y la venida a reinar tuviesen lugar <strong>de</strong> manera simultánea, no habría tiempo<br />

para que se diese el Tribunal <strong>de</strong> Cristo.<br />

8. La única manera en que el Día <strong>de</strong>l Señor tomará a todos por sorpresa es como ladrón<br />

en la noche (1 Ts. 5:2). Pero Pablo dice con claridad que no sorpren<strong>de</strong>rá a los creyentes<br />

como ladrón en la noche (1 Ts. 5:4). Por tanto, no sorpren<strong>de</strong>rá en absoluto a los creyentes.<br />

¿Por qué no? Hay dos razones: (1) Los creyentes no son hijos <strong>de</strong> la noche, sino <strong>de</strong>l día (1<br />

Ts. 5:4, 5). (2) Dios no ha puesto a los creyentes para ira (1 Ts. 5:9).<br />

9. En el momento <strong>de</strong>l Arrebatamiento, los creyentes van a la casa <strong>de</strong>l Padre (Jn. 14:3),<br />

no directamente <strong>de</strong> regreso a la tierra, como afirman los postribulacionistas.<br />

10. La Tribulación tiene un carácter peculiarmente judío. Se le llama el tiempo <strong>de</strong> la<br />

angustia <strong>de</strong> Jacob (Jer. 30:7). Observemos las referencias judías en Mateo 24: Ju<strong>de</strong>a (v.<br />

16), el sábado (v. 20), el lugar santo (v. 15). Estos términos no tienen nada que ver con la<br />

<strong>iglesia</strong>.<br />

11. Varios <strong>de</strong> los tipos <strong>de</strong>l AT señalan a un Arrebatamiento pretribulacional. No<br />

erigimos doctrina sobre los tipos, pero estos tipos concuerdan con la perspectiva<br />

pretribulacionista.<br />

Enoc, tipo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, fue trasladado antes que cayesen las aguas <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios,<br />

mientras que Noé y su familia, tipos <strong>de</strong>l remanente judío creyente, fueron preservados a<br />

través <strong>de</strong>l diluvio.<br />

Lot fue liberado <strong>de</strong> Sodoma antes <strong>de</strong> car el fuego <strong>de</strong>l juicio.<br />

La ofrenda <strong>de</strong> Isaac por parte <strong>de</strong> Abraham prefigura a Dios ofreciendo a Su Hijo en el<br />

Calvario. La primera vez que se menciona a Isaac <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> aquel inci<strong>de</strong>nte es cuando<br />

sale a encontrarse con su novia para tomarla <strong>de</strong> vuelta a su hogar. Así la primera aparición<br />

<strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Su Ascensión será cuando venga a tomar a Su novia al hogar celestial.<br />

Elías fue trasladado al cielo antes que cayese el juicio sobre la malvada Jezabel.<br />

12. Las primeras sesenta y nueve semanas <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Daniel (9:24–27) se<br />

extien<strong>de</strong>n <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> Artajerjes en el 445 a.C. hasta la crucifixión <strong>de</strong> Cristo. No<br />

tienen nada que ver con la <strong>iglesia</strong>. ¿Por qué entonces se <strong>de</strong>bería encontrar la <strong>iglesia</strong> en la<br />

semana septuagésima, que es el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación? (En realidad, la Era <strong>de</strong> la Iglesia<br />

tiene lugar durante un periodo parentético no mencionado entre la semana sesenta y nueve<br />

y la setenta.)<br />

Argumentos en contra <strong>de</strong>l Arrebatamiento Pretribulacional y en favor <strong>de</strong> un<br />

Arrebatamiento Postribulacional<br />

1. La promesa en Apocalipsis 3:10 no es que los santos serán salvados <strong>de</strong> la<br />

Tribulación, sino que serán guardados a través <strong>de</strong> ella (comparar Juan 17:15).<br />

Respuesta: En las palabras traducidas «Te guardaré <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong> la prueba» se usa la<br />

preposición griega ek, que significa literalmente «fuera <strong>de</strong>», por lo que el sentido literal <strong>de</strong>


la frase es: «Te guardaré fuera <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong> la prueba». De modo que el pensamiento no es<br />

que la <strong>iglesia</strong> será guardada en o a través <strong>de</strong> la Tribulación, sino que será guardada<br />

totalmente fuera <strong>de</strong> ella.<br />

Las mismas palabras se emplean en Juan 17:15, don<strong>de</strong> Jesús ora: «No ruego que los<br />

quites <strong>de</strong>l mundo, sino que los guar<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l maligno». Plummer comenta: «Así como Cristo<br />

es aquel en quien sus discípulos viven y son, así el maligno es aquello fuera <strong>de</strong> [ek] lo que<br />

Él ruega que sean guardados». La oración ha sido contestada; los creyentes han sido<br />

guardados fuera <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> Satanás, y han sido trasladados al reino <strong>de</strong>l amado Hijo <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

2. En griego en Romanos 5:3 se dice: «… la Tribulación produce paciencia».<br />

Respuesta: Pablo no está diciendo que el único periodo en el que la tribulación produce<br />

paciencia es durante el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Su argumento, bien evi<strong>de</strong>ntemente, es<br />

que la tribulación que pa<strong>de</strong>cen los creyentes en esta vida <strong>de</strong>sarrolla paciencia. Lo mismo<br />

que en francés y en castellano, también en griego los nombres abstractos llevan<br />

frecuentemente el artículo, por lo que no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir que la presencia <strong>de</strong>l artículo haga<br />

que la tribulación que se cita en Romanos 5:3 sea «el» periodo singular <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

3. A los cristianos se les ha prometido siempre Tribulación (Jn. 16:33). No hay razón<br />

alguna por la que no hemos <strong>de</strong> pasar por ella.<br />

Respuesta: Nadie niega que «es menester que pasemos por muchas tribulaciones para<br />

entrar en el reino <strong>de</strong> Dios» (Hch. 14:22). Pero hay una inmensa diferencia entre la<br />

tribulación que es la parte <strong>de</strong> cada creyente, y el Periodo <strong>de</strong> Tribulación que espera a un<br />

mundo que rechaza a Cristo.<br />

4. 2 Tesalonicenses 1:7 muestra que los santos no obtienen reposo hasta que el Señor<br />

Jesús vuelve a la tierra al final <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

Respuesta: Los tesalonicenses a los que esto fue escrito hace tiempo que han recibido<br />

su reposo en el cielo. Pero la suerte <strong>de</strong> sus perseguidores y la vindicación <strong>de</strong> los santos será<br />

puesta <strong>de</strong> manifiesto al mundo cuando el Señor Jesús vuelva con po<strong>de</strong>r y gran gloria.<br />

5. Según Hechos 3:21, los cielos retendrán al Señor Jesús hasta los tiempos <strong>de</strong> la<br />

restauración <strong>de</strong> todas las cosas, es <strong>de</strong>cir, hasta el Milenio.<br />

Respuesta: Estas palabras fueron dichas a los hombres <strong>de</strong> Israel (v. 4). Por lo que a la<br />

nación <strong>de</strong> Israel atañe, es una <strong>de</strong>claración verda<strong>de</strong>ra. Concuerda con las palabras <strong>de</strong>l<br />

Salvador a Jerusalén en Mateo 23:39: «Porque os digo que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora no me veréis más,<br />

hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre <strong>de</strong>l Señor». Esto tendrá lugar al final<br />

<strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Pero la <strong>iglesia</strong> habrá sido arrebatada al cielo siete años antes.<br />

6. El Salmo 110:1 dice que Cristo se sentará a la diestra <strong>de</strong> Dios hasta que todos Sus<br />

enemigos sean <strong>de</strong>struidos. Esto tendrá lugar al final <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

Respuesta: En Apocalipsis 20:8, 9 leemos <strong>de</strong> algunos que serán enemigos <strong>de</strong> Cristo al<br />

final <strong>de</strong>l Milenio —esto son mil años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> la Tribulación. La diestra <strong>de</strong> Dios<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir una posición <strong>de</strong> honra y po<strong>de</strong>r así como una posición geográfica.<br />

7. En Tito 2:13, la esperanza bienaventurada es lo mismo que la manifestación gloriosa.<br />

Así, el Arrebatamiento es simultáneo a la Manifestación. Así, no esperamos un<br />

Arrebatamiento pretribulacional, sino la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar.<br />

Respuesta: Este argumento se basa en una regla <strong>de</strong> la sintaxis griega llamada la regla<br />

<strong>de</strong> Granville Sharp que dice: Cuando dos nombres unidos por «y» (Gr. kai) aparecen en el<br />

mismo caso, y un artículo <strong>de</strong>terminado prece<strong>de</strong> al primer nombre pero no al segundo, el<br />

segundo nombre se refiere a la misma persona o cosa que el primer nombre y es una


<strong>de</strong>scripción adicional <strong>de</strong>l mismo. Para dar un ejemplo, Tito 2:13 dice: «la manifestación<br />

gloriosa <strong>de</strong> nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.» Las palabras «Dios» y «Salvador»<br />

están unidas con «y»; están en el mismo caso (objetos <strong>de</strong> la preposición «<strong>de</strong>»; el artículo<br />

<strong>de</strong>terminado (parte <strong>de</strong>l griego para «nuestro») prece<strong>de</strong> a «Dios» pero no a «Salvador». Por<br />

ello, según la regla <strong>de</strong> Granville Sharp, la palabra «Salvador» se refiere a la misma persona<br />

que «Dios», y es una <strong>de</strong>mostración adicional <strong>de</strong> Él. Esto, naturalmente, <strong>de</strong>muestra que<br />

nuestro Salvador, Jesucristo, es Dios.<br />

Ahora bien, en este mismo versículo se dice en griego: «esperando la bendita esperanza<br />

y gloriosa manifestación». Así, se dice que, según la regla <strong>de</strong> Granville Sharp, la bendita<br />

esperanza es lo mismo que la manifestación gloriosa, y que por cuanto la manifestación<br />

gloriosa es generalmente comprendida como la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar, la esperanza <strong>de</strong>l<br />

creyente no es un Arrebatamiento pretribulacional, sino la venida <strong>de</strong> Cristo en gloria a la<br />

tierra.<br />

Hay dos respuestas a esto.<br />

En primer lugar, y como toda buena regla, la <strong>de</strong> Granville Sharp tiene sus excepciones.<br />

Una está en Lucas 14:23, don<strong>de</strong> el griego dice: «Sal a los caminos y vallados». Si<br />

aplicamos la regla, ¡hemos <strong>de</strong> creer entonces que los caminos es lo mismo que los vallados!<br />

Una segunda excepción aparece en Efesios 2:20: «El fundamento <strong>de</strong> los apóstoles y<br />

profetas». Pero ningún estudiante cuidadoso diría que apóstoles es lo mismo que profetas.<br />

Pero incluso suponiendo que la bienaventurada esperanza sea lo mismo que la<br />

manifestación gloriosa, ¿qué es lo que <strong>de</strong>be impedirnos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar que el<br />

Arrebatamiento sea la gloriosa manifestación <strong>de</strong> Cristo a la <strong>iglesia</strong>, mientras que la<br />

Manifestación es Su gloriosa manifestación al mundo? Las palabras apokalupsos<br />

(revelación) y epiphaneia (resplan<strong>de</strong>cimiento o manifestación) podrían referirse al<br />

Arrebatamiento igual que a la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar.<br />

8. Otras Escrituras que muestran que la esperanza <strong>de</strong>l creyente es la venida <strong>de</strong> Cristo a<br />

reinar son 1 Corintios 1:7; 1 Timoteo 6:14; 2 Timoteo 4:8; 1 Pedro 1:7, 13; 4:13.<br />

Respuesta: Las palabras «revelación» y «manifestación» que se usan en estos pasajes<br />

se aplican tanto a la venida <strong>de</strong> Cristo a por Sus santos como a Su venida con Sus santos.<br />

Primero se revela y manifiesta a la <strong>iglesia</strong>, y más tar<strong>de</strong> al mundo. Pero incluso si todos los<br />

versículos citados se refiriesen a la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar, <strong>de</strong>bería quedar claro que la<br />

esperanza <strong>de</strong>l creyente abarca todas las bendiciones <strong>de</strong>l futuro profético. Miramos a<strong>de</strong>lante<br />

al Arrebatamiento, a la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar, al Milenio y al estado eterno.<br />

9. La esperanza tradicional <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> no ha sido el Arrebatamiento pretribulacional.<br />

Esto sólo comenzó en los últimos 160 años, más o menos, por medio <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> J.<br />

N. Darby.<br />

Respuesta: La <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l NT esperaba al Hijo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>l cielo. Los santos no sabían<br />

cuándo volvería, por lo que le esperaban en cualquier momento.<br />

Los argumentos dirigidos a lo que una persona enseñó o no se llaman ad hominem (a la<br />

persona), y se consi<strong>de</strong>ran como no pertinentes para la discusión. Lo pertinente es: «¿Qué<br />

enseña la Escritura?», no «¿Qué es lo que enseñaba Tal o Cual persona?».<br />

10. La última trompeta <strong>de</strong> 1 Corintios 15:52 y la trompeta <strong>de</strong> Dios (1 Ts. 4:16) están<br />

conectadas con el Arrebatamiento y son la misma que la séptima trompeta <strong>de</strong> Apocalipsis<br />

11:15. Por cuanto la séptima trompeta suena al final <strong>de</strong> la Tribulación, cuando «los reinos<br />

<strong>de</strong>l mundo han venido a ser <strong>de</strong> nuestro Señor y <strong>de</strong> su Cristo», el regreso ha <strong>de</strong> ser<br />

postribulacional.


Respuesta: Estas trompetas no son todas iguales. La «última trompeta» sí es la misma<br />

que la «trompeta <strong>de</strong> Dios». Anuncia el Arrebatamiento y señala la resurrección <strong>de</strong> los<br />

creyentes y su traslado a la casa <strong>de</strong>l Padre. Es la «última trompeta» para la <strong>iglesia</strong>. La<br />

séptima trompeta en Apocalipsis 11:15 es la última en una serie <strong>de</strong> juicios durante la<br />

Tribulación. Es la última trompeta para el Israel incrédulo y para los incrédulos gentiles. La<br />

«última trompeta» <strong>de</strong> 1 Corintios 15:52, igualmente <strong>de</strong>nominada la «trompeta <strong>de</strong> Dios» (1<br />

Ts. 4:16), tiene lugar antes <strong>de</strong> la Tribulación. La séptima trompeta tiene lugar al final <strong>de</strong> la<br />

Tribulación.<br />

11. La primera resurrección <strong>de</strong> Apocalipsis 20:4, 5 tiene lugar al final <strong>de</strong> la Tribulación,<br />

y no siete años antes, como dicen los pretribulacionistas.<br />

Respuesta: La primera resurrección no es un acontecimiento aislado, sino una serie.<br />

Comenzó con la resurrección <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 15:23). La siguiente etapa será la<br />

resurrección <strong>de</strong> los creyentes en el Arrebatamiento. La tercera etapa será la resurrección <strong>de</strong><br />

los santos <strong>de</strong> la Tribulación cuando Cristo regrese a la tierra (Ap. 20:4, 5). Es <strong>de</strong>cir, la<br />

primera resurrección incluye la resurrección <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes,<br />

sea cuando sea que resucitan. Todos los incrédulos serán resucitados al final <strong>de</strong>l Milenio<br />

para comparecer ante el Gran Trono Blanco (Ap. 20:11–15).<br />

12. En Mateo 13:24–30, el trigo y la cizaña crecen juntos hasta el fin <strong>de</strong>l siglo, es <strong>de</strong>cir,<br />

hasta el fin <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

Respuesta: Cierto, pero esta parábola habla <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos, no <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

Habrá gente genuina y falsa en el reino hasta el final <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

13. El Arrebatamiento no podría ser secreto, porque habrá clamor, voz <strong>de</strong> arcángel y<br />

trompeta <strong>de</strong> Dios (1 Ts. 4:16).<br />

Respuesta: La enseñanza <strong>de</strong> que el Arrebatamiento será secreto se basa en el hecho <strong>de</strong><br />

que tendrá lugar en un abrir y cerrar <strong>de</strong> ojos (1 Co. 15:52). Habrá terminado antes que el<br />

mundo pueda haber visto nada ni saber qué ha sucedido.<br />

14. George Müller, Samuel Tregelles, Oswald Smith y otros hombres <strong>de</strong>stacados han<br />

mantenido la postura postribulacional.<br />

Respuesta: Este argumento nada <strong>de</strong>muestra. Ha habido gran<strong>de</strong>s hombres a ambos lados<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate.<br />

15. La mayoría <strong>de</strong> las referencias en el NT a la venida <strong>de</strong> Cristo se refieren a Su venida<br />

a reinar.<br />

Respuesta: Esto no niega la verdad <strong>de</strong>l Arrebatamiento. El mero hecho <strong>de</strong> que en el NT<br />

haya más referencias al cielo que al infierno no significa que no haya infierno.<br />

16. La <strong>iglesia</strong> no sufrirá la ira <strong>de</strong> Dios en la Tribulación, pero soportará la ira <strong>de</strong>l<br />

Anticristo o la ira <strong>de</strong> Satanás.<br />

Respuesta: Seis veces en el libro <strong>de</strong> Apocalipsis la ira <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación es<br />

i<strong>de</strong>ntificada como la ira <strong>de</strong> Dios:<br />

«Y un tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su<br />

imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá <strong>de</strong>l vino <strong>de</strong>l furor<br />

<strong>de</strong> Dios, que ha sido vertido puro en el cáliz <strong>de</strong> su ira; y será atormentado con fuego y<br />

azufre <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los santos ángeles y en presencia <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro» (14:9, 10).<br />

«Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña <strong>de</strong> la tierra, y echó las uvas en<br />

el gran lagar <strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> Dios» (14:19).<br />

«Vi en el cielo otra señal, gran<strong>de</strong> y admirable: siete ángeles que tenían siete plagas, las<br />

últimas; porque en ellas se consumaba el furor <strong>de</strong> Dios» (15:1).


«Y uno <strong>de</strong> los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas <strong>de</strong> oro, llenas <strong>de</strong>l<br />

furor <strong>de</strong> Dios, que vive por los siglos <strong>de</strong> los siglos» (15:7).<br />

«Oí una gran voz que <strong>de</strong>cía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el santuario a los siete ángeles: Id y <strong>de</strong>rramad sobre<br />

la tierra las siete copas <strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> Dios» (16:1).<br />

«Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las naciones cayeron; y<br />

la gran Babilonia fue recordada <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, para darle el cáliz <strong>de</strong>l vino <strong>de</strong>l ardor <strong>de</strong> su<br />

ira» (16:19).<br />

17. Cuando Jesús dice: «Vengo pronto» (Ap. 22:7, 12, 20), no significa en cualquier<br />

momento. Más bien, significa que Su venida será repentina.<br />

Respuesta: Esta es una cuestión <strong>de</strong>batida. Incluso si significa «<strong>de</strong> repente», sigue<br />

habiendo versículos como Hebreos 10:3: «Porque aún un poquito, y el que ha <strong>de</strong> venir<br />

vendrá, y no tardará.»<br />

18. El que <strong>de</strong>tiene en 2 Tesalonicenses 2:6–8 no es el Espíritu Santo, sino el gobierno<br />

<strong>de</strong> Roma o el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios.<br />

Respuesta: Esto se trata en las notas sobre el mencionado pasaje.<br />

19. La venida <strong>de</strong> Cristo no podría haber sido inminente en los días <strong>de</strong> los apósto- les,<br />

porque tanto Pedro como Pablo sabían que iban a morir (Jn. 21:18, 19; 2 P. 1:14, 15; 2 Ti.<br />

4:6).<br />

Respuesta: En ocasiones Pablo habló <strong>de</strong> sí mismo como vivo cuando el Señor volviera<br />

(1 Ts. 4:15) y a veces como entre los creyentes que podrían morir y resucitar (Fil 3:10, 11).<br />

Ésta es la actitud apropiada para cada uno <strong>de</strong> nosotros. Esperamos que el Señor venga<br />

durante nuestra vida, pero nos damos cuenta <strong>de</strong> que podríamos morir antes <strong>de</strong>l<br />

Arrebatamiento.<br />

Pedro creía que el fin <strong>de</strong> todas las cosas estaba cercano (1 P. 4:7), y con<strong>de</strong>nó a los<br />

burladores que negaban la venida <strong>de</strong>l Señor diciendo que «todas las cosas permanecen<br />

como estaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong> la creación» (2 P. 3:4).<br />

20. La venida <strong>de</strong>l Señor no pue<strong>de</strong> ser en cualquier momento, porque el evangelio ha <strong>de</strong><br />

salir a todo el mundo antes que Él venga (Mt. 24:14).<br />

Respuesta: Esto se refiere al evangelio <strong>de</strong>l reino (v. 14) que saldrá a todo el mundo<br />

durante el Periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Las condiciones <strong>de</strong> este evangelio son: «Cree en el<br />

Señor Jesucristo y serás salvo, y cuando Cristo vuelva, entrarás con Él en el Milenio». Es el<br />

mismo camino <strong>de</strong> salvación que nosotros predicamos, pero el nuestro espera el<br />

Arrebatamiento. En otras palabras, nosotros <strong>de</strong>cimos: «Cree en el Señor Jesucristo y serás<br />

salvo, y cuando Jesús venga, irás con Él a la casa <strong>de</strong>l Padre».<br />

21. Pasajes tales como Mateo 28:19, 20 y Hechos 1:8 se refieren al evangelio saliendo a<br />

«todas las naciones» y «al cabo <strong>de</strong> la tierra». Siendo así, no era posible que el Señor viniese<br />

durante la vida <strong>de</strong> los apóstoles.<br />

Respuesta: En Colosenses 1:6, 23 Pablo dice que «todo el mundo» y «toda criatura<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cielo» había oído el evangelio. En Romanos 10:18, se dice que el evangelio<br />

había llegado a los confines <strong>de</strong> la tierra. Naturalmente, enten<strong>de</strong>mos estos pasajes como<br />

referidos al mundo conocido <strong>de</strong> aquel tiempo, a los países alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l Mediterráneo.<br />

22. Los planes misioneros a largo plazo <strong>de</strong> Pablo, como se dan en Hechos 18:21; 23:11;<br />

Romanos 15:22–25, 30, 31, muestran que no esperaba que el Señor llegase en un futuro<br />

inmediato.<br />

Respuesta: Los planes que Pablo hacía los hacía en sujeción a la voluntad <strong>de</strong> Dios<br />

(Hch. 18:21; Ro. 1:10; 1 Co. 4:19). Trabajaba como si el Señor no hubiese <strong>de</strong> volver<br />

durante su vida, pero esperaba y velaba como si fuese a volver en cualquier momento.


23. Pablo se refirió a tiempos peligrosos en los últimos días (1 Ti. 4:1–3; 2 Ti. 3:1–5).<br />

Esto presuponía un largo periodo <strong>de</strong> tiempo durante el que el Señor no volvería.<br />

Respuesta: Pablo dijo también que el misterio <strong>de</strong> iniquidad estaba ya obrando (2 Ts.<br />

2:7), y Juan dijo en su día que era «el último tiempo» (1 Jn. 2:18). Estos hombres no vieron<br />

problema alguno que hiciese imposible la esperanza <strong>de</strong>l inminente regreso <strong>de</strong> Cristo.<br />

24. Parábolas como Mateo 25:14–30 y Lucas 19:11–27 presuponen que pasaría un largo<br />

periodo <strong>de</strong> tiempo antes que Jesús volviese. Por ello, los primeros creyentes no podrían<br />

haber estado esperando al Señor que viniese en cualquier momento.<br />

Respuesta: Los primitivos creyentes no basaron su doctrina en parábolas ¡porque<br />

estaban esperando el Arrebatamiento! (1 Ts. 1:10). Pero bien aparte <strong>de</strong> esto, el «mucho<br />

tiempo» <strong>de</strong> Mateo 25:19 es una expresión <strong>de</strong>masiado in<strong>de</strong>finida para excluir la inminencia.<br />

La parábola en Lucas enseña que el reino no aparecería <strong>de</strong> forma inmediata (Lc. 19:11),<br />

pero esto no impi<strong>de</strong> el Arrebatamiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en cualquier momento.<br />

Bibliografía<br />

Véase la Bibliografía señalada al final <strong>de</strong> 1 Tesalonicenses.


LAS EPÍSTOLAS PASTORALES<br />

Introducción<br />

«Las Epístolas Pastorales han jugado un importante papel en la historia <strong>de</strong> la Iglesia<br />

Cristiana y han justificado sobradamente su inclusión en el Canon <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>.<br />

Su atractivo resi<strong>de</strong> en su combinación <strong>de</strong> sanos consejos prácticos y <strong>de</strong> <strong>de</strong>claraciones<br />

teológicas, lo cual ha resultado <strong>de</strong> gran valor para los cristianos, tanto en lo personal<br />

como en lo colectivo.»<br />

Donald Guthrie<br />

I. El significado <strong>de</strong>l término «Epístolas Pastorales»<br />

Des<strong>de</strong> el siglo XVIII, 1 y 2 Timoteo y Tito han recibido el nombre <strong>de</strong> «las Epístolas<br />

Pastorales». Esta <strong>de</strong>scripción pue<strong>de</strong> ser equívoca o útil, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> cómo se<br />

compren<strong>de</strong>.<br />

Si esta <strong>de</strong>signación sugiere que las cartas contienen sugerencias prácticas acerca <strong>de</strong><br />

cómo cuidar <strong>de</strong> las ovejas <strong>de</strong>l Señor, entonces ha servido bien a su propósito.<br />

Pero si sugiere que Timoteo y Tito eran clérigos establecidos (los mo<strong>de</strong>rnos pastores)<br />

respectivamente <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s en Éfeso y Creta, entonces induce a error.<br />

Las antiguas ediciones <strong>de</strong> la Biblia <strong>de</strong>l Rey Jaime (KJV) contienen pies no inspirados al<br />

final <strong>de</strong> las Epístolas que han dado apoyo a este error histórico. Por ejemplo, al final <strong>de</strong> 2<br />

Timoteo aparece esta adición no inspirada:<br />

La segunda epístola a Timoteo, or<strong>de</strong>nado primer obispo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> los Efesios, fue<br />

escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Roma, cuando Pablo fue hecho comparecer ante Nerón por segunda vez.<br />

Y al final <strong>de</strong> Tito vemos esta explicación:<br />

Fue escrita a Tito, or<strong>de</strong>nado primer obispo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> los cretenses, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Nicópolis <strong>de</strong> Macedonia.<br />

Albert Barnes, que era él mismo un clérigo, difícilmente pue<strong>de</strong> ser acusado <strong>de</strong> prejuicio<br />

cuando comenta:<br />

No hay evi<strong>de</strong>ncia alguna <strong>de</strong> que Tito fuese el primer obispo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> allá, o que<br />

fuese el primero a quien se le pudiese aplicar <strong>de</strong> manera apropiada la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> obispo<br />

en el sentido escriturario. Des<strong>de</strong> luego, hay evi<strong>de</strong>ncias positivas <strong>de</strong> que no fue el primero,<br />

porque Pablo había estado allá con él, y Tito fue «<strong>de</strong>jado» para completar lo que él había<br />

comenzado.<br />

No hay evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que Tito fuese «obispo» allí en absoluto en el sentido prelaticio <strong>de</strong>l<br />

término, o siquiera <strong>de</strong> que fuese un pastor establecido.<br />

Estos pies son tan carentes <strong>de</strong> autoridad y están tan repletos <strong>de</strong> errores, que es ya hora<br />

<strong>de</strong> que sean omitidos <strong>de</strong> las ediciones <strong>de</strong> la Biblia. No forman parte <strong>de</strong> los escritos<br />

inspirados, sino que pertenecen a la naturaleza <strong>de</strong> «notas y comentarios», y tienen un<br />

constante papel, quizá <strong>de</strong>masiado acusado, en la perpetuación <strong>de</strong>l error. La opinión <strong>de</strong> que<br />

Timoteo y Tito eran «obispos prelaticios», el uno en Éfeso y el otro en Creta, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> más<br />

<strong>de</strong> estos inválidos pies que <strong>de</strong> nada <strong>de</strong> lo que haya en las epístolas mismas. Des<strong>de</strong> luego, en<br />

las epístolas no hay evi<strong>de</strong>ncia alguna <strong>de</strong> ello, y si se quitasen estas anotaciones, no se


podría jamás suponer <strong>de</strong> nadie en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> que hubiese tenido tal cargo en<br />

absoluto.<br />

Afortunadamente, estas anotaciones han sido finalmente eliminadas <strong>de</strong> las mo<strong>de</strong>rnas<br />

versiones <strong>de</strong>l NT, pero el error que han promulgado cuesta <strong>de</strong> eliminar.<br />

Timoteo y Tito habían sido enviados por el Apóstol Pablo en misiones temporales a<br />

<strong>iglesia</strong>s para instruir a los creyentes y advertirlos en contra <strong>de</strong> falsos maestros.<br />

Por cuanto virtualmente todos los eruditos bíblicos aceptan que estas tres cartas<br />

proce<strong>de</strong>n todas <strong>de</strong>l mismo período y que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la misma mano, trataremos su<br />

paternidad y autenticidad como una sola unidad.<br />

II. Paternidad <strong>de</strong> estas Epístolas<br />

Hasta 1804, cuando Schmidt negó que Pablo escribiese estas Epístolas, toda la <strong>iglesia</strong> e<br />

incluso los <strong>de</strong> no creyentes las aceptaban como cartas genuinas <strong>de</strong>l gran apóstol.<br />

Des<strong>de</strong> entonces se ha hecho más común tildar estos libros <strong>de</strong> «frau<strong>de</strong>s», aunque<br />

«piadosos» (¡como si un frau<strong>de</strong> pudiese ir con una verda<strong>de</strong>ra piedad!). La mayoría <strong>de</strong><br />

liberales y algunas personas por otra parte conservadoras tienen problemas en aceptar los<br />

libros como genuinamente paulinos o al menos totalmente como tales. Por cuanto hay<br />

muchas enseñanzas importantes acerca <strong>de</strong> cómo conducir una <strong>iglesia</strong> y otras importantes<br />

doctrinas —incluyendo advertencias contra herejes y acerca <strong>de</strong> la incredulidad en los<br />

últimos días— nos parece necesario dar más <strong>de</strong>talles acerca <strong>de</strong> la autenticidad <strong>de</strong> estas<br />

epístolas que acerca <strong>de</strong> todas las otras aparte <strong>de</strong> 2 Pedro.<br />

III. Evi<strong>de</strong>ncia Externa<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa en favor <strong>de</strong> las Pastorales es muy enérgica. De hecho, si éste fuese<br />

el único criterio para aceptación o rechazo, ganarían sin ninguna discusión.<br />

Ireneo es el primer autor conocido que cita directamente estas epístolas. Tertuliano y<br />

Clemente <strong>de</strong> Alejandría las adscriben a Pablo, como el Canon <strong>de</strong> Muratori. Entre los Padres<br />

anteriores que parecen haber conocido las cartas están Policarpo y Clemente <strong>de</strong> Roma.<br />

Marción no incluyó estos tres Libros en su «canon», según Tertuliano. Esto<br />

probablemente no es tanto un voto contra su autenticidad como en contra <strong>de</strong> sus contenidos.<br />

Marción era la clase <strong>de</strong> lí<strong>de</strong>r sectario que se sentiría herido por los duros ataques <strong>de</strong> Pablo<br />

contra el incipiente gnosticismo (véase Introducción a Colosenses) que aparecen en las<br />

Epístolas Pastorales. Pasajes que disgustarían <strong>de</strong> manera especial a este hereje antisemita<br />

incluirían 1 Timoteo 1:8; 4:3; 6:20 y 2 Timoteo 3:16, 17.<br />

IV. Evi<strong>de</strong>ncia Interna<br />

Casi todos los ataques contra que Pablo haya escrito las Epístolas Pastorales se basan en<br />

una supuesta evi<strong>de</strong>ncia en contra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las mismas cartas.<br />

Se invocan tres líneas principales <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncia: histórica, eclesiástica y lingüística.<br />

Examinaremos brevemente y explicaremos cada uno <strong>de</strong> estos tres problemas.<br />

El problema histórico. Varios acontecimientos y personas que aparecen en estos libros<br />

no pue<strong>de</strong>n ser ajustados en Hechos o en nuestro conocimiento <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Pablo


proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> otras Epístolas. Que Pablo <strong>de</strong>jase a Trófimo enfermo en Mileto y su capote y<br />

pergaminos en Tróa<strong>de</strong> no concuerda con sus viajes conocidos.<br />

Pero éste es un argumento <strong>de</strong> fácil refutación. Sí, es cierto que no concuerdan con<br />

Hechos; y no tienen por qué concordar. Filipenses 1:25 sugiere que Pablo esperaba ser<br />

liberado, y la tradición cristiana dice que lo fue, y que ministró durante algunos años antes<br />

<strong>de</strong> volver a ser encarcelado y <strong>de</strong>capitado. Los acontecimientos, amigos y enemigos<br />

mencionados en las Pastorales son por tanto <strong>de</strong> este período <strong>de</strong> obra misionera entre los dos<br />

encarcelamientos.<br />

El problema eclesiástico. Se dice que la organización eclesial es <strong>de</strong>masiado tardía para<br />

Pablo —<strong>de</strong> hecho perteneciente al siglo II—. Aunque es cierto que los obispos, ancianos y<br />

diáconos se tratan en las Pastorales, no hay evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que fuesen obispos <strong>de</strong>l tipo<br />

«monárquico» <strong>de</strong> los siglos segundo y siguientes. De hecho, Filipenses 1:1, una Epístola<br />

anterior, menciona una pluralidad <strong>de</strong> obispos (supervisores) en una <strong>iglesia</strong>, no un obispo<br />

sobre una <strong>iglesia</strong>, como tampoco el sistema aún más posterior <strong>de</strong> un obispo sobre varias<br />

<strong>iglesia</strong>s. A<strong>de</strong>más, las palabras ancianos y obispos se emplean <strong>de</strong> manera intercambiable en<br />

Timoteo y Tito, mientras que, a partir <strong>de</strong>l siglo II, y con el persistente aliento <strong>de</strong> Ignacio, se<br />

<strong>de</strong>signó a un «obispo» por encima <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más que eran «presbíteros» [ancianos].<br />

Así, la misma enseñanza fundamental acerca <strong>de</strong> los guías <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> sugiere <strong>de</strong><br />

manera clara la era apostólica, y no el siglo segundo.<br />

El argumento lingüístico. El ataque más intenso se basa en la diferencia <strong>de</strong> estilo y<br />

vocabulario entre estas tres cartas y las otras diez que aceptamos como <strong>de</strong> Pablo. Algunas<br />

<strong>de</strong> las palabras y expresiones favoritas <strong>de</strong> Pablo no aparecen aquí, y sí muchas palabras no<br />

empleadas en sus otras cartas (un 36%). Se usa la metodología matemática para<br />

«<strong>de</strong>mostrar» que Pablo «no pudo» haber escrito estas cartas. (Este mismo método se ha<br />

empleado en poemas <strong>de</strong> Shakespeare con resultados negativos similares para el gran<br />

bardo.)<br />

Está bien reconocer que aquí hay problemas objetivos. Por una vez las teorías no se<br />

basan casi totalmente en prejuicios en contra <strong>de</strong> unas doctrinas escriturarias que no gustan.<br />

(Sin embargo, los apóstatas <strong>de</strong> los últimos días que son atacados en las Pastorales suenan<br />

sorpren<strong>de</strong>ntemente semejantes a algunos <strong>de</strong> los mismísimos académicos y clérigos que<br />

insisten en que Pablo no es el autor <strong>de</strong> las mismas.)<br />

Primero, es importante recordar que se trata <strong>de</strong> cartas <strong>de</strong> un anciano que está haciendo<br />

frente a la muerte, <strong>de</strong> uno que ha ensanchado mucho sus horizontes con sus viajes y que ha<br />

adquirido muchos nuevos amigos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su excarcelación (2 Timoteo está escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

segundo encarcelamiento). Toda persona aumenta su vocabulario al ir madurando, leyendo,<br />

viajando y al ir mezclándose con nuevas personas.<br />

Segundo, hemos <strong>de</strong> darnos cuenta <strong>de</strong> que el tema <strong>de</strong> estas cartas —cargos eclesiales,<br />

ética y apostasía— <strong>de</strong>manda inmediatamente nuevas palabras.<br />

Estas Epístolas son <strong>de</strong>masiado breves para emplear el método estadístico con resultados<br />

a<strong>de</strong>cuados. A<strong>de</strong>más, y quizá lo más significativo, el 80 por ciento <strong>de</strong>l vocabulario que<br />

aparece sólo en las Pastorales se encuentra en el AT griego (LXX), como Guthrie expone<br />

en su Introduction. Por cuanto Pablo estaba ministrando en griego, evi<strong>de</strong>ntemente conocía<br />

las Escrituras <strong>de</strong>l AT en aquella lengua a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> en el original hebreo. En resumen, estas<br />

palabras que se alega que Pablo empleó formaban parte al menos <strong>de</strong> su «vocabulario<br />

pasivo». Los padres <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> que empleaban griego como lengua cotidiana no vieron<br />

problema alguno en la paternidad paulina <strong>de</strong> las Pastorales. (El hecho <strong>de</strong> que algunos sí lo<br />

vieran para su paternidad <strong>de</strong> Hebreos muestra que eran sensibles al estilo <strong>de</strong> un escritor.)


Reuniendo todas las respuestas a los argumentos, y especialmente cuando se tiene en<br />

cuenta la antigua y universal aceptación <strong>de</strong> estas cartas como <strong>de</strong> la propia mano <strong>de</strong> Pablo<br />

por parte <strong>de</strong> los creyentes ortodoxos, también po<strong>de</strong>mos aceptarlas como tales con buena<br />

conciencia. De hecho, el elevado contenido ético <strong>de</strong> estas Epístolas excluye un falsificador,<br />

«piadoso» o <strong>de</strong> cualquier otro tipo. Son las palabras inspiradas <strong>de</strong> Dios (2 Ti. 3:16, 17)<br />

comunicadas por medio <strong>de</strong>l Apóstol Pablo.<br />

V. Trasfondo y Tema<br />

Hablando abiertamente, no hay <strong>de</strong>masiado conocimiento <strong>de</strong>l trasfondo para el período<br />

<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Pablo que cubren estas Epístolas. Lo mejor que po<strong>de</strong>mos hacer es reunir las<br />

<strong>de</strong>claraciones biográficas que se encuentran en las cartas mismas, y éstas son muy<br />

esquemáticas.<br />

Hay varias palabras y diversos temas que aparecen una y otra vez en estas cartas. Tanto<br />

las unas como los otros nos dan un atisbo <strong>de</strong> las cuestiones que preocupaban a Pablo más y<br />

más al ir terminando su ministerio.<br />

La fe es una <strong>de</strong> las palabras características. Al aumentar el peligro <strong>de</strong> apostasía, Pablo<br />

trataba <strong>de</strong> enfatizar el gran cuerpo <strong>de</strong> doctrina cristiana que había sido entregado a los<br />

santos. Describe varias actitu<strong>de</strong>s que los hombres habían adoptado o adoptarían respecto a<br />

la fe.<br />

1. Algunos habían sufrido naufragio en cuanto a la fe (1 Ti. 1:19).<br />

2. Algunos apostatarán <strong>de</strong> la fe (1 Ti. 4:1).<br />

3. Algunos negarán la fe (1 Ti. 5:8).<br />

4. Algunos <strong>de</strong>jarán a un lado su fe anterior (1 Ti. 5:12).<br />

5. Algunos se extraviarían <strong>de</strong> la fe (1 Ti. 6:10).<br />

6. Algunos se habían <strong>de</strong>sviado <strong>de</strong> la fe (1 Ti. 6:21).<br />

Evi<strong>de</strong>ntemente relacionada con todo lo anterior tenemos la expresión sana doctrina.<br />

«Sana» aquí significa más que correcta u ortodoxa. Significa saludable o dadora <strong>de</strong> salud.<br />

Es la palabra <strong>de</strong> la que se <strong>de</strong>riva «higiene». Aquí, como es natural, se trata <strong>de</strong> higiene<br />

espiritual. Observemos lo siguiente:<br />

Sana enseñanza o doctrina (1 Ti. 1:10; 2 Ti 4:3; Tit. 1:9; 2:1).<br />

Sanas palabras (1 Ti. 6:3; 2 Ti. 1:13).<br />

Sanos en la fe (Tit. 1:13; 2:2).<br />

Palabra sana (Ti.t 2:8).<br />

La palabra conciencia es mencionada seis veces, como sigue:<br />

1 Timoteo 1:5, 19; 3:9; 4:2<br />

2 Timoteo 1:3<br />

Tito 1:15<br />

La piedad es enfatizada como la prueba práctica <strong>de</strong> la sanidad <strong>de</strong> la doctrina que uno<br />

mantenga: 1 Timoteo 2:2, 10; 3:16; 4:7, 8; 5:4; 6:3, 5, 6, 11; 2 Timoteo 3:5 (forma <strong>de</strong><br />

piedad solamente externa); 3:12; Tito 1:1; 2:12.


Las actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>coro, mo<strong>de</strong>stia, sobriedad o sensatez son cualida<strong>de</strong>s que el apóstol<br />

indicaba como dignas <strong>de</strong> ser cultivadas por sus jóvenes ayudantes —1 Timoteo 2:9, 15; 5:6,<br />

8; 2 Timoteo 3:2, 10; Tito 1:8; 2:2, 4, 6, 12.<br />

Deberíamos observar también las muchas cosas buenas que menciona el apóstol:<br />

Buena conciencia (1 Ti. 1:5, 19).<br />

La ley es buena (1 Ti. 1:8).<br />

La buena batalla (1 Ti. 1:18).<br />

La oración es buena (1 Ti. 2:3).<br />

Buenas obras (1 Ti. 2:10; 3:1; 5:10, 25; 6:18; 2 Ti. 2:21; 3:17; Tit. 1:16; 2:7, 14; 3:1, 8, 14).<br />

Buena conducta (1 Ti. 3:2).<br />

Buen testimonio (1 Ti. 3:7).<br />

Una buena posición (1 Ti. 3:13).<br />

Todo lo creado es bueno (1 Ti. 4:4).<br />

Un buen ministro (1 Ti. 4:6).<br />

Buena doctrina (1 Ti. 4:6).<br />

La piedad es buena (1 Ti. 5:4).<br />

La buena batalla <strong>de</strong> la fe (1 Ti. 6:12; 2 Ti. 4:7).<br />

La buena confesión (1 Ti. 6:13).<br />

El buen fundamento (1 Ti. 6:19).<br />

El buen <strong>de</strong>pósito, el bien o las cosas buenas (2 Ti. 1:14; Tit. 2:3; 3:8).<br />

Buen soldado (2 Ti. 2:3).<br />

Buenas personas (2 Ti. 3:3; Tit. 1:8, 2:5, V.M.).<br />

Buena fi<strong>de</strong>lidad (Tit. 2:10, V.M.).<br />

Un último e interesante estudio <strong>de</strong> palabras tiene que ver con los términos médicos que<br />

aparecen en estas cartas. Algunos creen que son un reflejo <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que el doctor Lucas<br />

era en este tiempo un estrecho colaborador <strong>de</strong> Pablo.<br />

Ya hemos mencionado que la palabra «sano» significa saludable y que se usa para<br />

<strong>de</strong>scribir la doctrina, las palabras, hablar y la fe.<br />

En 1 Timoteo 4:2 Pablo habla <strong>de</strong> una conciencia cauterizada, y hace referencia a la<br />

práctica <strong>de</strong> cauterizar con un cauterio, un instrumento empleado en cirugía.<br />

La expresión «<strong>de</strong>lira acerca <strong>de</strong> las cuestiones» significa que está enfermo sobre ellas, y<br />

se refiere a la enfermedad mental (1 Ti. 6:4).<br />

«Gangrena» en 2 Timoteo 2:17, es un mal que se extien<strong>de</strong> y que <strong>de</strong>manda la<br />

amputación <strong>de</strong>l miembro don<strong>de</strong> existe.<br />

«Comezón <strong>de</strong> oír» (2 Ti. 4:3) es una expresión final que emplea Pablo en su diagnóstico<br />

<strong>de</strong> estos casos clínicos <strong>de</strong> los últimos días.<br />

Con este trasfondo, pasemos ahora a la 1ª Epístola <strong>de</strong> Timoteo para un estudio versículo<br />

por versículo <strong>de</strong> su contenido.


LA PRIMERA EPÍSTOLA A TIMOTEO<br />

Introducción<br />

«Esta Epístola daría a Timoteo una prueba documental <strong>de</strong> su autorización para actuar<br />

como representante <strong>de</strong>l apóstol. Por tanto, mucha <strong>de</strong> la Epístola trata directamente <strong>de</strong> la<br />

vida personal y activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mismo Timoteo.»<br />

D. Edmon Hiebert<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Los que querrían privar a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> las Epístolas Pastorales como cartas genuinas <strong>de</strong>l<br />

gran Apóstol Pablo causan un grave perjuicio a la fe. ¡Sospechamos que el principal<br />

problema que tienen no resi<strong>de</strong> tanto en el «vocabulario no paulino» como en la forma muy<br />

paulina en que estas palabras están hilvanadas! Con<strong>de</strong>nan por a<strong>de</strong>lantado las mismas cosas<br />

que algunas <strong>de</strong> estas personas están haciendo y enseñando.<br />

La verdad, hermosura y vigor espiritual <strong>de</strong> 1 Timoteo se hace evi<strong>de</strong>nte a cualquiera que<br />

medite en el texto como tal sin conceptos preconcebidos. De hecho, muchos <strong>de</strong> los que<br />

niegan la paternidad paulina son tan agudamente conscientes <strong>de</strong> ello que se sienten<br />

obligados a sugerir que en la excelente obra <strong>de</strong>l falsificador se entretejieron fragmentos <strong>de</strong><br />

Cartas Paulinas genuinas. Por ejemplo, el escéptico francés <strong>de</strong>l siglo pasado, Ernest Renán,<br />

escribe así: «Algunos pasajes <strong>de</strong> estas cartas son tan hermosos que no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

preguntarnos si el falsificador no tuvo en sus manos algunas notas auténticas <strong>de</strong> Pablo, que<br />

ha incorporado en su composición apócrifa».<br />

¡Mucho más sencillo es aceptar el testimonio prácticamente universal <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong><br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos más tempranos <strong>de</strong> que éstas son —en su integridad— «notas auténticas<br />

<strong>de</strong> Pablo»!<br />

En 1 Timoteo se encuentra una revelación muy importante acerca <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n eclesial, <strong>de</strong>l<br />

ministerio <strong>de</strong> las mujeres y <strong>de</strong> los cargos eclesiales. Se bosqueja <strong>de</strong> manera clara cómo<br />

<strong>de</strong>bería vivir el hombre <strong>de</strong> Dios, y ello mediante un mo<strong>de</strong>lo por antonomasia, el mismo<br />

Pablo.<br />

II. Paternidad<br />

Véase la Introducción a las Epístolas Pastorales para una consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la paternidad<br />

<strong>de</strong> 1 Timoteo.<br />

III. Fecha<br />

Casi todos los conservadores concuerdan en que 1 Timoteo es la primera <strong>de</strong> las<br />

Pastorales en ser escrita, con Tito siguiendo poco <strong>de</strong>spués, y 2 Timoteo poco antes <strong>de</strong> la<br />

muerte <strong>de</strong> Pablo. Si Pablo fue liberado <strong>de</strong> su arresto domiciliario en el 61 d.C., y <strong>de</strong>jando<br />

espacio para sus viajes, se indica una fecha entre el 64 y el 66 d.C. Esta Epístola fue<br />

probablemente escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Grecia.


IV. Trasfondo y Tema<br />

El tema <strong>de</strong> 1 Timoteo se expone <strong>de</strong> modo bien claro en 3:14, 15:<br />

Esto te escribo, aunque tengo la esperanza <strong>de</strong> ir pronto a verte, para que si tardo, sepas<br />

cómo <strong>de</strong>bes conducirte en la casa <strong>de</strong> Dios, que es la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l Dios viviente, columna y<br />

baluarte <strong>de</strong> la verdad.<br />

Pablo dice aquí sencillamente que hay una norma <strong>de</strong> conducta para la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios, y<br />

que está escribiendo a Timoteo para capacitarlo para que la conozca.<br />

No basta con <strong>de</strong>cir a un niño que se está portando mal: «¡Compórtate!», si el niño no<br />

sabe qué se espera <strong>de</strong> él como buena conducta. Hay que enseñarle primero cuál es la buena<br />

conducta. 1 Timoteo hace esto para el hijo <strong>de</strong> Dios en relación con la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios.<br />

Una ojeada a los varios capítulos muestra que el tema es como ha sido bosquejado aquí.<br />

El capítulo 2 nos muestra cuál es esta conducta en relación con la oración pública y con el<br />

papel <strong>de</strong> las mujeres en público. El capítulo 3 establece los requisitos para los que asuman<br />

puestos <strong>de</strong> responsabilidad y guía en la asamblea. El capítulo 4 advierte contra la inminente<br />

apostasía. El capítulo 5 pone el énfasis en la responsabilidad <strong>de</strong> la congregación para con<br />

las viudas.<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (1:1, 2)<br />

II. EL ENCARGO DE PABLO A TIMOTEO (1:3–20)<br />

A. Encargo <strong>de</strong> silenciar a los falsos maestros (1:3–11)<br />

B. Acción <strong>de</strong> gracias por la Verda<strong>de</strong>ra Gracia <strong>de</strong> Dios (1:12–17)<br />

C. Repetición <strong>de</strong>l encargo a Timoteo (1:18–20)<br />

III. INSTRUCCIONES TOCANTES A LA VIDA ECLESIAL (2:1–3:16)<br />

A. Tocante a la oración (2:1–7)<br />

B. Tocante a varones y mujeres (2:8–15)<br />

C. Tocante a ancianos y a diáconos (3:1–13)<br />

D. Tocante a la conducta en la <strong>iglesia</strong> (3:14–16)<br />

IV. APOSTASÍA EN LA IGLESIA (4:1–16)<br />

A. Advertencia contra la inminente apostasía (4:1–5)<br />

B. Instrucciones positivas en vistas a la inminente apostasía (4:6–16)<br />

V. INSTRUCCIONES ESPECÍFICAS TOCANTES A VARIAS CLASES DE<br />

CREYENTES (5:1–6:2)<br />

A. Diferentes grupos <strong>de</strong> edad (5:1–2)<br />

B. Las viudas (5:3–16)<br />

C. Los ancianos (5:17–25)<br />

D. Siervos y amos (6:1–2)<br />

VI. LOS FALSOS MAESTROS Y EL AMOR AL DINERO (6:3–10)<br />

VII. ENCARGOS FINALES A TIMOTEO (6:11–21)<br />

I. SALUTACIÓN (1:1, 2)<br />

Comentario


1:1 Pablo se introduce primero <strong>de</strong> todo como apóstol <strong>de</strong> Jesucristo. Un apóstol es un<br />

«enviado», <strong>de</strong> modo que Pablo está sencillamente diciendo que había sido <strong>de</strong>signado por<br />

Dios para la obra misionera. Esta posición <strong>de</strong> Pablo era por mandato <strong>de</strong> Dios nuestro<br />

Salvador, y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo nuestra esperanza. Esto <strong>de</strong>staca que Pablo no había<br />

escogido el ministerio como un medio <strong>de</strong> ganarse la vida; tampoco había sido or<strong>de</strong>nado por<br />

hombres para esta obra. Tenía un claro llamamiento <strong>de</strong> Dios a predicar, enseñar y pa<strong>de</strong>cer.<br />

En este versículo, Dios Padre es llamado nuestro Salvador. Generalmente, en el NT el<br />

Señor Jesús es mencionado como el Salvador. Pero no hay contradicción. Dios es el<br />

Salvador <strong>de</strong> los hombres en el sentido <strong>de</strong> que <strong>de</strong>sea la salvación <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong> que ha<br />

enviado a Su Hijo para llevar a cabo la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción, y <strong>de</strong> que da vida eterna a todos<br />

los que aceptan al Señor Jesús por la fe. Cristo es el Salvador en el sentido <strong>de</strong> que fue<br />

personalmente a la cruz y consumó la obra necesaria para que Dios pudiese en justicia<br />

salvar a pecadores impíos.<br />

El Señor Jesucristo es aquí <strong>de</strong>signado como nuestra esperanza. Esto nos recuerda<br />

Colosenses 1:27: «Cristo en vosotros, la esperanza <strong>de</strong> la gloria».<br />

Observemos a<strong>de</strong>más Efesios 2:14, don<strong>de</strong> Cristo es nuestra paz, y Colosenses 3:4, don<strong>de</strong><br />

Él es nuestra vida. Cristo es nuestra paz, tratando con el problema <strong>de</strong> nuestros pecados en el<br />

pasado; Cristo es nuestra vida, tratando con el problema <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r para el presente; y Cristo<br />

es nuestra esperanza, tratando con el problema <strong>de</strong> la liberación en el futuro.<br />

1:2 La carta se dirige a Timoteo, que es <strong>de</strong>scrito como verda<strong>de</strong>ro hijo en la fe (en la<br />

esfera <strong>de</strong> la fe). Esto pue<strong>de</strong> indicar que Timoteo fue salvado por medio <strong>de</strong>l apóstol, quizá<br />

durante la primera visita <strong>de</strong> Pablo a Listra (Hch. 14:6–20). Pero la impresión general en<br />

Hechos es que Timoteo era ya un discípulo al conocerlo Pablo (Hch. 16:1, 2). En este caso,<br />

verda<strong>de</strong>ro hijo en la fe significa que Timoteo exhibía las mismas cualida<strong>de</strong>s espirituales y<br />

morales que Pablo; era un verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong>l apóstol en tanto que manifestaba el<br />

mismo carácter. Stock dice: «Feliz el joven obrero que tiene un guía así, y feliz es el guía<br />

cristiano que ―tiene su aljaba llena‖ <strong>de</strong> tales ―verda<strong>de</strong>ros hijos‖».<br />

La salutación usual en las Cartas <strong>de</strong>l NT es «gracia y paz». En 1 y 2 Timoteo, Tito y 2<br />

Juan se alarga a gracia, misericordia y paz. Todas estas últimas cartas están escritas a<br />

individuos y no a <strong>iglesia</strong>s, y esto explica la adición <strong>de</strong> misericordia.<br />

La gracia significa todos los recursos divinos necesarios para la vida y el servicio<br />

cristianos. La misericordia se refiere al cuidado y protección compasivos <strong>de</strong> Dios para con<br />

quien está necesitado y es propenso a caer. Paz significa la serenidad interior que proviene<br />

<strong>de</strong> apoyarse en el Señor. Estas tres bendiciones provienen <strong>de</strong> Dios nuestro Padre y <strong>de</strong><br />

Jesucristo nuestro Señor. La <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo se implica en este versículo en cuanto a que<br />

Pablo se refiere a Él como igual al Padre. La expresión Jesucristo nuestro Señor <strong>de</strong>staca<br />

la autoridad <strong>de</strong> Cristo. En tanto que la palabra «Salvador» aparece veinticuatro veces en el<br />

NT, la palabra «Señor» aparece 522 veces. Deberíamos po<strong>de</strong>r hacer una aplicación personal<br />

a estas importantes estadísticas.<br />

II. EL ENCARGO DE PABLO A TIMOTEO (1:3–20)<br />

A. Encargo <strong>de</strong> silenciar a los falsos maestros (1:3–11)<br />

1:3 Parece probable que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l primer encarcelamiento <strong>de</strong> Pablo en Roma,<br />

visitase Éfeso con Timoteo. Cuando Pablo prosiguió a Macedonia, pidió a Timoteo que se<br />

quedase en Éfeso durante un tiempo para enseñar la palabra <strong>de</strong> Dios y para advertir a los


creyentes en contra <strong>de</strong> falsos maestros. Des<strong>de</strong> Macedonia, Pablo aparentemente se dirigió<br />

hacia el sur, a Corinto, y fue quizá <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquella ciudad que escribió esta primera carta a<br />

Timoteo. En el v. 3 el apóstol le viene a <strong>de</strong>cir: «Así como te rogué antes que te quedases<br />

en Éfeso, cuando me puse <strong>de</strong> camino para Macedonia, ahora te repito aquellas<br />

instrucciones». No se <strong>de</strong>be compren<strong>de</strong>r por esto que Timoteo fuese el pastor <strong>de</strong>signado <strong>de</strong><br />

la <strong>iglesia</strong> en Éfeso. No hay tal pensamiento en este pasaje. Más bien, estaba allí en una<br />

misión temporal, mandando a ciertos hombres en la asamblea que no enseñasen doctrinas<br />

contrarias a la fe cristiana o supuestas adiciones a la misma. Las principales falsas doctrinas<br />

en cuestión eran el legalismo y el gnosticismo. En caso que Timoteo se sintiese tentado a<br />

esquivar estos problemas, Pablo le dice que se mantenga firme en aquella obra.<br />

1:4 Timoteo es también exhortado a mandar a estos hombres que no presten atención a<br />

fábulas y genealogías interminables. Nos es imposible saber <strong>de</strong> manera concreta cuáles<br />

eran estas fábulas y genealogías. Algunos las relacionan con leyendas que habían surgido<br />

entre algunos maestros judíos. Otros piensan que se refieren a los mitos y generaciones <strong>de</strong><br />

los gnósticos. Es interesante observar que las sectas falsas actuales se caracterizan por estas<br />

mismas cosas. Han surgido muchas historias fantasiosas acerca <strong>de</strong> los fundadores <strong>de</strong> las<br />

falsas religiones, y las genealogías tienen un papel muy importante en el mormonismo.<br />

Temas tan carentes <strong>de</strong> valor sólo sirven para incitar <strong>de</strong>bates y dudas en las mentes <strong>de</strong> las<br />

personas. No producen edificación <strong>de</strong> Dios que es por fe. Todo el plan <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción ha<br />

sido dispuesto por Dios, y no para suscitar dudas y disputas, sino más bien para inducir a la<br />

fe en los corazones <strong>de</strong> los hombres. Estos hombres en la asamblea <strong>de</strong> Éfeso no <strong>de</strong>bían estar<br />

dando su atención a temas tan vacíos como fábulas y genealogías, sino que <strong>de</strong>bían darse a<br />

las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe cristiana, que resultarán en bendición para los hombres e<br />

inspirarán la fe y no dudas.<br />

1:5 Quizá lo más importante a compren<strong>de</strong>r en este versículo es que mandamiento no se<br />

refiere a la Ley <strong>de</strong> Moisés ni a los Diez Mandamientos, sino al encargo <strong>de</strong> los versículos 3<br />

y 4. Esto queda claro con las palabras empleadas: El objetivo <strong>de</strong> este mandamiento es el<br />

amor… Pablo está diciendo que el objetivo o la meta <strong>de</strong>l mandamiento que acaba <strong>de</strong> dar a<br />

Timoteo es producir no sólo ortodoxia, sino el amor nacido <strong>de</strong> corazón limpio, y <strong>de</strong><br />

buena conciencia, y <strong>de</strong> fe no fingida. Estas cosas siguen siempre cuando se predica el<br />

evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios.<br />

El amor incluye indudablemente el amor a Dios, a los hermanos en la fe y al mundo en<br />

general. Ha <strong>de</strong> brotar <strong>de</strong> un corazón limpio. Si la vida interior es impura, entonces el<br />

verda<strong>de</strong>ro amor cristiano difícilmente podrá brotar <strong>de</strong> ahí. Este amor ha <strong>de</strong> ser también el<br />

producto <strong>de</strong> una buena conciencia, esto es, <strong>de</strong> una conciencia exenta <strong>de</strong> ofensa para con<br />

Dios y el hombre. Finalmente, este amor ha <strong>de</strong> ser resultado <strong>de</strong> una fe no fingida<br />

(literalmente, «no hipócrita»), es <strong>de</strong>cir, una fe que no lleva una máscara.<br />

Las falsas enseñanzas nunca podrían producir estas cosas que Pablo relaciona, ¡y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego nunca son resultado <strong>de</strong> fábulas ni <strong>de</strong> genealogías interminables! Es la enseñanza <strong>de</strong> la<br />

gracia <strong>de</strong> Dios lo que produce un corazón limpio, una buena conciencia y una fe sincera,<br />

y que por ello resulta en amor.<br />

El versículo 5 nos da la prueba <strong>de</strong> toda verda<strong>de</strong>ra enseñanza; esto es, ¿produce estos<br />

resultados?<br />

1:6 Había algunos que se habían <strong>de</strong>sviado <strong>de</strong> estas cosas, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> un corazón<br />

limpio, <strong>de</strong> una buena conciencia y <strong>de</strong> una fe sincera. La expresión <strong>de</strong>sviándose pue<strong>de</strong><br />

significar o bien que habían apuntado mal o que habían errado el blanco. Es indudable que<br />

lo que aquí se significa es lo primero. No se trataba <strong>de</strong> que estos hombres hubiesen


intentado alcanzar estas cosas; ni siquiera habían apuntado hacia ellas. Como resultado,<br />

cayeron en una palabrería. Su predicación no tenía objetivo; no llevaba a ninguna parte;<br />

no conseguía hacer santos a los hombres.<br />

Pablo emplea con frecuencia en esta Epístola la palabra algunos. Cuando escribió 1<br />

Timoteo, estos falsos maestros representaban una minoría en la <strong>iglesia</strong>. Cuando llegamos a<br />

2 Timoteo, veremos que la palabra «algunos» ya no es tan importante. Había cambiado el<br />

equilibrio <strong>de</strong> po<strong>de</strong>res. El apartamiento se había hecho mucho más general. Evi<strong>de</strong>ntemente,<br />

la mayoría se había tornado en mayoría.<br />

1:7 Los falsos maestros a los que se hace referencia en los anteriores versículos eran<br />

judaizantes que trataban <strong>de</strong> mezclar el judaísmo y el cristianismo, la ley y la gracia.<br />

Mantenían que la fe en Cristo no era suficiente para la salvación. Insistían en que los<br />

hombres <strong>de</strong>bían circuncidarse o en otras maneras <strong>de</strong>bían guardar la Ley <strong>de</strong> Moisés.<br />

Enseñaban que la ley era la regla <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l creyente.<br />

Esta falsa enseñanza ha estado presente en todos los siglos <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y<br />

es la plaga que más éxito ha tenido en corromper la cristiandad en la actualidad. En su<br />

forma mo<strong>de</strong>rna, dice que aunque la fe en Cristo es necesaria para la salvación, que la<br />

persona también ha <strong>de</strong> ser bautizada, o unirse a la <strong>iglesia</strong>, o guardar la ley, o hacer<br />

penitencia, o diezmar, o hacer algún otro tipo <strong>de</strong> «buenas obras». Los que enseñan esta<br />

clase <strong>de</strong> legalismo no llegan a darse cuenta <strong>de</strong> que las buenas obras son el resultado <strong>de</strong> la<br />

salvación, y no su causa. Nadie llega a ser cristiano por hacer buenas obras, sino que hace<br />

buenas obras porque es cristiano. No se dan cuenta <strong>de</strong> que es Cristo, no la ley, la norma <strong>de</strong><br />

vida <strong>de</strong>l creyente. No se dan cuenta <strong>de</strong> que nadie pue<strong>de</strong> ponerse bajo la ley sin ponerse bajo<br />

maldición. La ley con<strong>de</strong>na a muerte a todos los que <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> guardar sus sagrados<br />

preceptos. Ya que nadie pue<strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer perfectamente la ley, todos están con<strong>de</strong>nados a<br />

muerte. Pero Cristo ha redimido a los creyentes <strong>de</strong> la maldición <strong>de</strong> la ley porque fue hecho<br />

maldición por nosotros.<br />

El apóstol dice que estos auto<strong>de</strong>signados doctores <strong>de</strong> la ley no entien<strong>de</strong>n ni lo que<br />

hablan ni lo que afirman <strong>de</strong> una manera tan confiada. No podían hablar <strong>de</strong> manera<br />

inteligente acerca <strong>de</strong> la ley porque no comprendían el propósito para el que había sido dada<br />

la ley ni la relación que el creyente tiene con la ley.<br />

1:8 Pablo pone muy en claro que no hay nada malo con la ley. «De manera que la ley a<br />

la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno» (Ro. 7:12). Pero la ley ha <strong>de</strong> ser<br />

usada legítimamente. Nunca fue dada como un medio <strong>de</strong> salvación (Hch. 13:39; Ro. 3:20;<br />

Gá. 2:16, 21; 3:11). El uso legítimo <strong>de</strong> la ley es aplicarla en la predicación y enseñanza<br />

para producir convicción <strong>de</strong> pecado. No <strong>de</strong>bería ser presentada como medio <strong>de</strong> salvación ni<br />

como regla <strong>de</strong> vida.<br />

Guy King ha observado que las tres lecciones que la ley nos enseña son: «Debiéramos.<br />

No hemos. No po<strong>de</strong>mos». Cuando la ley ha hecho su obra en la vida <strong>de</strong> un pecador,<br />

entonces aquella persona está lista para clamar a Dios: «Señor, ¡sálvame por tu gracia!».<br />

Los que enseñan que la ley es esencial para la salvación o la santificación no son<br />

consecuentes. Dicen que cuando un cristiano quebranta la ley, que no <strong>de</strong>be ser muerto. Esto<br />

no es establecer la autoridad <strong>de</strong> la ley. La ley sin la pena no es nada más que un buen<br />

consejo.<br />

1:9 La ley no fue puesta para el justo. Si un hombre es justo, no necesita ley. Esto es<br />

cierto <strong>de</strong>l cristiano. Cuando es salvo por la gracia <strong>de</strong> Dios, no necesita ser puesto bajo los<br />

Diez Mandamientos para po<strong>de</strong>r vivir una vida santa. No es el temor al castigo lo que hace a<br />

un cristiano vivir una vida piadosa, sino el amor por el Salvador que murió en el Calvario.


El apóstol prosigue <strong>de</strong>scribiendo la clase <strong>de</strong> persona para la que fue dada la ley. Muchos<br />

comentaristas bíblicos han observado que hay una estrecha relación entre esta <strong>de</strong>scripción y<br />

los mismos Diez Mandamientos. Los Diez Mandamientos están divididos en dos secciones:<br />

los cuatro primeros tienen que ver con los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong>l hombre para con Dios (la piedad), y<br />

los últimos seis tienen que ver con su <strong>de</strong>ber para con su prójimo (la rectitud). Las siguientes<br />

palabras parecen correspon<strong>de</strong>rse con la primera sección <strong>de</strong> los Diez Mandamientos: Para<br />

los transgresores e insumisos, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y<br />

profanos,…, La expresión para los homicidas está ligada con el sexto mandamiento: No<br />

matarás. Aquí, homicidas se refiere a asesinos, no simplemente a alguien que mate a otro<br />

acci<strong>de</strong>ntalmente.<br />

1:10 Las palabras para los fornicarios, para los sodomitas <strong>de</strong>scribe a los inmorales,<br />

tanto a los heterosexuales como a los homosexuales. Aquí están vinculadas con el séptimo<br />

mandamiento: «No cometerás adulterio». La frase para los secuestradores se relaciona<br />

evi<strong>de</strong>ntemente con el octavo mandamiento: «No hurtarás». Para los mentirosos y<br />

perjuros (es <strong>de</strong>cir, que juran en falso) se relacionan con el nuevo mandamiento: «No darás<br />

falso testimonio contra tu prójimo».<br />

Las últimas palabras y para cualquier otra cosa que se oponga a la sana enseñanza<br />

no están directamente relacionadas con el décimo mandamiento, pero parecen más bien<br />

reunir todos los mandamientos y recapitularlos.<br />

1:11 Es difícil <strong>de</strong>cidir cómo se relaciona este versículo con lo anterior. Pue<strong>de</strong> significar<br />

que la sana enseñanza o doctrina mencionada en el versículo 10 es según el… evangelio. O<br />

pue<strong>de</strong> significar que todo lo que Pablo ha estado diciendo acerca <strong>de</strong> la ley en los versículos<br />

8–10 está en perfecto acuerdo con el evangelio que predicaba. O también pue<strong>de</strong> significar<br />

que todo lo que Pablo ha estado diciendo acerca <strong>de</strong> los falsos maestros en los versículos 3–<br />

10 es conforme al mensaje <strong>de</strong>l evangelio. Aunque es cierto que el evangelio es glorioso, el<br />

énfasis aquí pue<strong>de</strong> recaer en el hecho <strong>de</strong> que el evangelio revela la gloria (la traducción<br />

literal) <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> una manera maravillosa. Narra cómo aquel mismo Dios que es santo,<br />

recto y justo es, a la vez, un Dios <strong>de</strong> gracia, misericordia y amor. Su amor proveyó lo que<br />

Su santidad exigía; ahora, los que reciben al Señor Jesús reciben con Él la vida eterna.<br />

Este es el evangelio … encomendado al apóstol. Se centra en Jesús glorificado y<br />

anuncia a los hombres que Él es no sólo el Salvador sino también el Señor.<br />

B. Acción <strong>de</strong> gracias por la Verda<strong>de</strong>ra Gracia <strong>de</strong> Dios (1:12–17)<br />

1:12 En el pasaje prece<strong>de</strong>nte, Pablo ha <strong>de</strong>scrito los falsos maestros que trataban <strong>de</strong><br />

imponer la ley sobre los creyentes en Éfeso. Ahora recuerda su propia conversión. No fue<br />

por la observancia <strong>de</strong> la ley, sino por la gracia <strong>de</strong> Dios. El apóstol no había sido un hombre<br />

recto, sino el primero <strong>de</strong> los pecadores. Los versículos 12–17 parecen ser una ilustración<br />

<strong>de</strong>l uso legítimo <strong>de</strong> la ley en base <strong>de</strong> la propia experiencia <strong>de</strong> Pablo. La ley no había sido<br />

para él un camino <strong>de</strong> salvación, sino más bien un instrumento <strong>de</strong> convicción <strong>de</strong> pecado.<br />

Primero <strong>de</strong> todo, prorrumpe en acción <strong>de</strong> gracias a Cristo Jesús por Su gracia<br />

capacitadora. El énfasis no recae en lo que Saulo <strong>de</strong> Tarso había hecho por el Señor, sino en<br />

lo que el Señor había hecho por él. El apóstol nunca podía sobreponerse al sentimiento <strong>de</strong><br />

maravilla <strong>de</strong> que el Señor Jesús no sólo lo hubiese salvado, sino que lo hubiese tenido por<br />

fiel, <strong>de</strong>signándolo para Su servicio. La ley nunca podría haber mostrado tal gracia, sino que<br />

en términos inflexibles habría con<strong>de</strong>nado al pecador Saulo a muerte.


1:13 El hecho <strong>de</strong> que Pablo había quebrantado los Diez Mandamientos antes <strong>de</strong> su<br />

conversión queda abundantemente evi<strong>de</strong>nte en base <strong>de</strong> este versículo. Habla <strong>de</strong> él mismo<br />

como antes blasfemo, perseguidor e injuriador. Como blasfemo, había hablado mal<br />

contra los cristianos y el Señor <strong>de</strong> ellos, Jesús. Como perseguidor, había emprendido dar<br />

muerte a los cristianos porque pensaba que esta nueva secta suponía una amenaza para el<br />

judaísmo. En el cumplimiento <strong>de</strong> su malvado plan, se <strong>de</strong>leitaba en injuriar, con actos<br />

violentos y ultrajantes contra los creyentes. Aunque no es evi<strong>de</strong>nte en castellano, hay una<br />

escala creciente <strong>de</strong> maldad en las tres palabras blasfemo, perseguidor e injuriador. El<br />

primer pecado es sólo cosa <strong>de</strong> palabras. El segundo <strong>de</strong>scribe los sufrimientos infligidos<br />

sobre otros a causa <strong>de</strong> sus creencias religiosas. El tercero incluye la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> crueldad y<br />

abusos <strong>de</strong> todo tipo.<br />

Pero Pablo fue recibido a misericordia. No recibió el castigo que se merecía porque<br />

lo hizo por ignorancia, en incredulidad. Al perseguir a los cristianos, pensaba que estaba<br />

sirviendo a Dios. Por cuanto la religión <strong>de</strong> sus padres enseñaba la adoración <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro<br />

Dios, sólo podía pensar que la fe cristiana estaba opuesta al Jehová <strong>de</strong>l AT. Con todo su<br />

celo y energía, intentaba <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el honor <strong>de</strong> Dios dando muerte a los cristianos.<br />

Muchos insisten en que el celo y el fervor son las cosas que cuentan para Dios. Pero el<br />

ejemplo <strong>de</strong> Pablo muestra que el celo no es suficiente. De hecho, si alguien está<br />

equivocado, su celo hace el mal tanto más intenso. ¡Cuanto más celo tiene, tanto más daño<br />

hace!<br />

1:14 No sólo escapó Pablo <strong>de</strong>l castigo que merecía (por misericordia), sino que recibió<br />

a<strong>de</strong>más una abundante bondad que no merecía (gracia). Don<strong>de</strong> abundó el pecado, la<br />

gracia <strong>de</strong> Dios abundó mucho más (Ro. 5:20).<br />

El hecho <strong>de</strong> que la gracia <strong>de</strong> Dios no fue dada a Pablo en vano se indica con las<br />

palabras con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. La gracia que vino a Pablo fue<br />

acompañada por la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Esto, naturalmente, podría<br />

significar que así como la gracia procedió <strong>de</strong>l Señor, también la fe y el amor tenían su<br />

fuente en Él. Pero el significado parece más claro si enten<strong>de</strong>mos que la gracia <strong>de</strong> Dios no<br />

fue rehusada por Pablo, sino que respondió confiando en el Señor Jesús y amando a este<br />

Bendito a quien antes había aborrecido.<br />

1:15 Ésta es la primera «palabra fiel» <strong>de</strong> las cinco en las Epístolas Pastorales. Es<br />

palabra fiel porque es la palabra <strong>de</strong> Dios, que no pue<strong>de</strong> mentir ni errar. Los hombres<br />

pue<strong>de</strong>n creer esta <strong>de</strong>claración con toda confianza. La verdad es que no creerla es<br />

irrazonable e impru<strong>de</strong>nte. Es digna <strong>de</strong> toda aceptación porque se aplica a todos, dice lo<br />

que Dios ha hecho por todos, y ofrece a todos el don <strong>de</strong> la salvación.<br />

Cristo Jesús enfatiza la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> nuestro Señor. Aquel que vino <strong>de</strong>l cielo a la tierra era<br />

ante todo Dios (Cristo), y luego Hombre (Jesús). La preexistencia <strong>de</strong>l Salvador se sugiere<br />

en las palabras al mundo vino. Belén no fue el comienzo <strong>de</strong> Su existencia. Él había<br />

habitado con Dios Padre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad, pero vino al mundo como un Hombre con<br />

una misión específica. El calendario mismo testifica <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que Él vino. Hablamos <strong>de</strong><br />

éste como el año 19—, el año <strong>de</strong> nuestro Señor 19—. ¿Para qué vino? Para salvar a los<br />

pecadores. No fue para salvar a las buenas personas (¡no hay ninguno así!) Tampoco fue<br />

para salvar a los que guardasen la ley perfectamente (tampoco nadie lo había hecho).<br />

Aquí llegamos al mismo centro <strong>de</strong> la diferencia entre el verda<strong>de</strong>ro cristianismo y todas<br />

las otras enseñanzas. Las falsas religiones le dicen al hombre que hay algo que él pue<strong>de</strong><br />

hacer para ganar el favor <strong>de</strong> Dios. El evangelio le dice que es pecador, que está perdido,<br />

que no se pue<strong>de</strong> salvar a sí mismo, y que la única manera en que pue<strong>de</strong> llegar al cielo es


mediante la obra sustitutoria <strong>de</strong>l Señor Jesús en la cruz. El tipo <strong>de</strong> enseñanza legal <strong>de</strong>scrito<br />

anteriormente en este capítulo por Pablo da lugar a la carne. Le dice al hombre<br />

precisamente lo que quiere oír, esto es, que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong> alguna manera contribuir a su propia<br />

salvación. Pero el evangelio insiste en que toda la gloria para la obra <strong>de</strong> la salvación ha <strong>de</strong><br />

ir sólo a Cristo, que el hombre no hace nada más que pecar, y que el Señor Jesús hace toda<br />

la salvación.<br />

El Espíritu <strong>de</strong> Dios llevó a Pablo a la conciencia <strong>de</strong> que él era el primero <strong>de</strong> los<br />

pecadores, o, como algunos lo traducen, «un primero entre pecadores». Observemos que el<br />

título <strong>de</strong> «el primero» <strong>de</strong> los pecadores no se da a un hombre hundido en la idolatría o<br />

inmoralidad, ¡sino más bien a un hombre profundamente religioso, criado en un hogar judío<br />

ortodoxo! Su pecado era doctrinal: no aceptaba la palabra <strong>de</strong> Dios tocante a la Persona y<br />

obra <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. El rechazo <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios es el mayor <strong>de</strong> los pecados.<br />

También <strong>de</strong>bería observarse que dice <strong>de</strong> los cuales yo soy el primero —no «era» sino<br />

soy—. Los más piadosos <strong>de</strong> los santos son a menudo los más conscientes <strong>de</strong> su propia<br />

pecaminosidad.<br />

En 1 Corintios 15:9 (escrito alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 57 d.C.), Pablo se llamaba «el más pequeño<br />

<strong>de</strong> los apóstoles». Luego en Efesios 3:8 (escrito alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 60 d.C.), se <strong>de</strong>signa a sí<br />

mismo como «menos que el más pequeño <strong>de</strong> todos los santos». Ahora en 1 Timoteo 1:15,<br />

escrito unos años <strong>de</strong>spués, se llama el primero <strong>de</strong> los pecadores. Aquí tenemos un<br />

bosquejo <strong>de</strong>l crecimiento <strong>de</strong> Pablo en la humildad cristiana.<br />

La traducción que hace Darby <strong>de</strong> la expresión <strong>de</strong> los cuales yo soy el primero es «<strong>de</strong><br />

quienes yo soy [el] primero». El pensamiento no es tanto que fuese el peor pecador que<br />

jamás haya vivido, sino que era primero en relación con la nación <strong>de</strong> Israel. En otras<br />

palabras, su conversión fue una singular prefiguración <strong>de</strong> la futura conversión <strong>de</strong> la nación<br />

<strong>de</strong> Israel. Él era como «un abortivo» (1 Co. 15:8) en el sentido <strong>de</strong> que nació <strong>de</strong> nuevo antes<br />

<strong>de</strong>l renacimiento <strong>de</strong> su pueblo Israel. Así como fue salvado por una revelación directa <strong>de</strong>l<br />

cielo y aparte <strong>de</strong> instrumentalidad humana, así quizá <strong>de</strong> esta misma manera el remanente<br />

judío será salvado durante el veni<strong>de</strong>ro Periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Esta interpretación parece<br />

apoyada por las palabras «primero» y «ejemplo» en el versículo 16.<br />

1:16 Eso explica por qué Pablo obtuvo misericordia. Era para po<strong>de</strong>r ser una exhibición<br />

<strong>de</strong> la paciencia <strong>de</strong> Jesucristo. Así como había sido el primero <strong>de</strong> los pecadores, así ahora<br />

sería la principal exhibición <strong>de</strong> la incansable gracia <strong>de</strong>l Señor. Sería la «Presentación A»,<br />

un ejemplo viviente, como dijo William Kelly, «<strong>de</strong>l amor divino levantándose sobre la más<br />

activa hostilidad, <strong>de</strong> la divina paciencia agotando el más variado y persistente<br />

antagonismo».<br />

El caso <strong>de</strong> Pablo sería un ejemplo. Literalmente, significa un espécimen o muestra. La<br />

conversión <strong>de</strong> Pablo era un ejemplo <strong>de</strong> lo que Dios hará con la nación <strong>de</strong> Israel cuando<br />

venga <strong>de</strong> Sion el Libertador (Ro. 11:26).<br />

En un sentido más general, el versículo significa que nadie tiene por qué <strong>de</strong>sesperar, por<br />

impío que sea. Hay consolación en el hecho <strong>de</strong> que por cuanto el Señor ha salvado ya al<br />

primero <strong>de</strong> los pecadores, no hay nadie que no pueda encontrar gracia y misericordia<br />

acudiendo a Él en arrepentimiento. Creyendo en Él, todo quien quiera podrá encontrar<br />

también vida eterna.<br />

1:17 Mientras Pablo medita en los maravillosos tratos <strong>de</strong> Dios para con él en gracia,<br />

prorrumpe en esta cautivadora doxología. Es difícil saber si se dirige a Dios Padre o al<br />

Señor Jesús. Las palabras Rey <strong>de</strong> los siglos, o eterno, parecen referirse al Señor Jesús,<br />

porque Él es llamado «Rey <strong>de</strong> reyes, y Señor <strong>de</strong> señores» (Ap. 19:16). Sin embargo, la


palabra invisible parece referirse al Padre, por cuanto el Señor Jesús era evi<strong>de</strong>ntemente<br />

visible a los ojos mortales. El hecho <strong>de</strong> que no podamos distinguir a qué Persona <strong>de</strong> la<br />

Deidad se refiere pue<strong>de</strong> ser una indicación <strong>de</strong> Su absoluta igualdad.<br />

El Rey <strong>de</strong> los siglos es <strong>de</strong>scrito, primero, como inmortal. Esto significa incorruptible, o<br />

imperece<strong>de</strong>ro. Dios, en Su esencia, es también invisible. Los hombres habían visto<br />

apariciones <strong>de</strong> Dios en el AT, y el Señor Jesús nos reveló plenamente a Dios en forma<br />

visible, pero permanece el hecho <strong>de</strong> que el mismo Dios es invisible a los ojos humanos.<br />

Luego, es <strong>de</strong>scrito como el único y sabio Dios. En último análisis, toda sabiduría proviene<br />

<strong>de</strong> Dios (Stg. 1:5).<br />

C. Repetición <strong>de</strong>l encargo a Timoteo (1:18–20)<br />

1:18 El mandamiento aquí mencionado es, sin duda, el encargo que Pablo había dado a<br />

Timoteo en los versículos 3 y 5 <strong>de</strong> repren<strong>de</strong>r a los falsos maestros. Para alentar a su hijo<br />

Timoteo en el cumplimiento <strong>de</strong> tan importante misión, el apóstol le recuerda las<br />

circunstancias que habían llevado a su llamamiento al servicio cristiano.<br />

Conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti parece significar que<br />

antes <strong>de</strong> encontrarse Pablo con Timoteo se había levantado un profeta en la <strong>iglesia</strong> y había<br />

anunciado que Timoteo sería empleado por el Señor en Su servicio. Un profeta era un<br />

portavoz <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios con respecto a un curso <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> acción, y<br />

comunicaba estas revelaciones a la <strong>iglesia</strong>. El joven Timoteo había sido señalado por<br />

anuncios proféticos y su papel futuro como siervo <strong>de</strong> Jesucristo fue dado así a conocer. Si<br />

jamás se sentía tentado a <strong>de</strong>scorazonarse o a fatigarse en la obra <strong>de</strong>l Señor, <strong>de</strong>bía recordar<br />

estas profecías y alentarse <strong>de</strong> esta manera para pelear la buena batalla.<br />

1:19 En esta batalla, <strong>de</strong>bía mantener la fe y buena conciencia. No es suficiente ser<br />

doctrinalmente preciso en cuanto a la fe cristiana. Uno podría ser plenamente ortodoxo,<br />

pero no tener una buena conciencia.<br />

Hamilton Smith escribe:<br />

Los que son dotados y tienen un papel muy público <strong>de</strong>ben ir con tiento, no sea que en<br />

medio <strong>de</strong> constantes compromisos, <strong>de</strong> una constante predicación y <strong>de</strong> un constante trabajo<br />

en medio <strong>de</strong> los hombres, <strong>de</strong>scui<strong>de</strong>n la vida secreta <strong>de</strong> piedad <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. ¿No nos<br />

advierte la Escritura que es posible predicar con toda la elocuencia humana y angélica, y no<br />

ser nada? Lo que lleva fruto para Dios y que tendrá su recompensa en el día veni<strong>de</strong>ro, es la<br />

vida <strong>de</strong> piedad <strong>de</strong> la que todo servicio ha <strong>de</strong> manar.<br />

Algunos que vivían en tiempos <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong>secharon una buena conciencia y por ello<br />

habían naufragado en cuanto a la fe. Han sido asemejados con un navegante insensato que<br />

eche la brújula al mar.<br />

Los que habían así naufragado eran verda<strong>de</strong>ros creyentes, pero sencillamente no habían<br />

mantenido conciencias sensibles. Su vida cristiana había comenzado como una hermosa<br />

nave botada en el mar, pero que en vez <strong>de</strong> volver a puerto con las ban<strong>de</strong>ras on<strong>de</strong>ando y bien<br />

cargados <strong>de</strong> merca<strong>de</strong>rías, habían naufragado sobre los escollos y habían hecho recaer la<br />

vergüenza sobre sí mismos y sobre su ministerio.<br />

1:20 No sabemos si Himeneo y Alejandro son los también mencionados en 2 Timoteo<br />

2:17 y 4:14. Tampoco conocemos la naturaleza <strong>de</strong> su blasfemia. Todo lo que se nos dice es


que <strong>de</strong>secharon una buena conciencia y que blasfemaron. En el Nuevfo <strong>Testamento</strong>,<br />

blasfemar no siempre significa hablar mal <strong>de</strong> Dios. Podría emplearse para <strong>de</strong>scribir un<br />

lenguaje insultante o malo contra el prójimo. Al naufragar respecto a la fe, es indudable que<br />

habían inducido a otros a hablar mal <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la verdad, y por ello sus vidas eran<br />

blasfemias vivientes.<br />

La <strong>de</strong> ellos era la tragedia <strong>de</strong> aquellos cristianos brillantes y efectivos que son<br />

extraviados al error por la insensibilización <strong>de</strong> sus conciencias.<br />

El apóstol dice que entregó a estos hombres a Satanás. Algunos eruditos ven en estas<br />

palabras una simple referencia a la excomunión. Compren<strong>de</strong>n estas palabras en el sentido<br />

<strong>de</strong> que Pablo había excluido a estos dos hombres <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local, y que esta acción tenía<br />

el propósito <strong>de</strong> llevarlos a arrepentimiento y a una restauración <strong>de</strong> la comunión con el<br />

Señor y con Su pueblo. La dificultad <strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista es que la excomunión era una<br />

función <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local y no <strong>de</strong> un apóstol. En 1 Corintios 5, Pablo no excomulgó al<br />

incestuoso, sino que exhortó a los corintios a que así lo hiciesen.<br />

La otra interpretación principal <strong>de</strong> este pasaje es que entregar a Satanás era un po<strong>de</strong>r<br />

dado a los apóstoles y que ya no está en evi<strong>de</strong>ncia en la actualidad <strong>de</strong>bido a que no hay<br />

apóstoles. Según esta postura, los apóstoles tenían autoridad <strong>de</strong> entregar a una persona<br />

pecadora a Satanás para pa<strong>de</strong>cimientos físicos, o en casos extremos incluso para muerte,<br />

como en el caso <strong>de</strong> Ananías y Safira (Hch. 5:1–11). La disciplina, aquí, fue evi<strong>de</strong>ntemente<br />

con propósitos correctivos —para que aprendan a no blasfemar—. No se trata <strong>de</strong> una<br />

cuestión <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación, sino <strong>de</strong> disciplina.<br />

III. INSTRUCCIONES TOCANTES A LA VIDA ECLESIAL<br />

(2:1–3:16)<br />

A. Tocante a la oración (2:1–7)<br />

Pablo ha concluido su primer encargo a Timoteo acerca <strong>de</strong> los falsos maestros, y pasa<br />

ahora a la cuestión <strong>de</strong> la oración. Hay un acuerdo general <strong>de</strong> que este pasaje trata <strong>de</strong> la<br />

oración pública, aunque no hay nada en él que no sea igualmente aplicable a la vida<br />

<strong>de</strong>vocional <strong>de</strong> cada uno.<br />

2:1 La oración por todos los hombres es a la vez un privilegio y una obligación. Es un<br />

magno privilegio tener una audiencia con Dios en favor <strong>de</strong> nuestros semejantes. Y es una<br />

obligación, también somos <strong>de</strong>udores para con todos con referencia a las buenas nuevas <strong>de</strong><br />

salvación.<br />

El apóstol da una lista <strong>de</strong> cuatro aspectos <strong>de</strong> la oración —rogativas, oraciones,<br />

peticiones y acciones <strong>de</strong> gracias—. Es más bien difícil distinguir entre las tres primeras.<br />

En su uso mo<strong>de</strong>rno, rogativa tiene el sentido <strong>de</strong> un ruego intenso y fervoroso, pero aquí el<br />

pensamiento es más el <strong>de</strong> peticiones específicas para necesida<strong>de</strong>s específicas. La palabra<br />

que aquí se traduce oraciones es un término muy general, y cubre toda clase <strong>de</strong> reverentes<br />

allegamientos a Dios. Peticiones, o intercesiones, como traduce la V.M., <strong>de</strong>scribe aquellas<br />

formas <strong>de</strong> petición en las que nos dirigimos a Dios como nuestro Superior en favor <strong>de</strong><br />

otros. Acciones <strong>de</strong> gracias <strong>de</strong>scribe aquella oración en la que recordamos la gracia y<br />

bondad <strong>de</strong> nuestro Señor y <strong>de</strong>rramamos nuestros corazones en gratitud <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él.<br />

Podríamos así recapitular este versículo diciendo que al orar por todos los hombres<br />

<strong>de</strong>beríamos hacerlo con humildad, adoración, confianza y agra<strong>de</strong>cimiento.


2:2 Se hace aquí una especial mención <strong>de</strong> los reyes y todos los que están en<br />

eminencia. Estos <strong>de</strong>ben ocupar un importante puesto en nuestras oraciones. En otros<br />

lugares, Pablo nos recuerda que las autorida<strong>de</strong>s que existen están dispuestas por Dios (Ro.<br />

13:1), y que son ministros <strong>de</strong> Dios a nosotros para bien (Ro. 13:4).<br />

Este versículo adquiere un tinte especial cuando recordamos que fue escrito en los días<br />

<strong>de</strong> Nerón. La terrible persecución que este malvado gobernante infligía a los cristianos no<br />

invalidaba el hecho <strong>de</strong> que los cristianos <strong>de</strong>bían orar por sus gobernantes. El NT enseña que<br />

el cristiano ha <strong>de</strong> ser leal al gobierno bajo el que vive, excepto cuando este gobierno le<br />

or<strong>de</strong>na que <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>zca a Dios. En tal caso, su primera responsabilidad es para con Dios.<br />

Los cristianos no <strong>de</strong>berían participar en revolución ni en violencia contra el gobierno.<br />

Pue<strong>de</strong> sencillamente rehusar obe<strong>de</strong>cer cualquier or<strong>de</strong>n que sea contraria a la palabra <strong>de</strong><br />

Dios y luego aceptar el castigo con tranquilidad y sin rebelarse.<br />

La razón que da el apóstol para orar por los gobernantes es que podamos vivir una<br />

vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad. Es para nuestro bien que el<br />

gobierno ha <strong>de</strong> ser estable y que el país sea preservado <strong>de</strong> revoluciones, guerras civiles,<br />

perturbaciones y anarquía.<br />

2:3 Que <strong>de</strong>bemos orar por todos los hombres, incluyendo reyes y los que están en<br />

eminencia, es bueno y agradable <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios nuestro Salvador. El título que Pablo<br />

da a Dios aquí es significativo. El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Dios es la salvación <strong>de</strong> todos los hombres. Por<br />

ello, orar por todos los hombres es promover la voluntad <strong>de</strong> Dios a este respecto.<br />

2:4 Esto explica más lo que hemos ya visto en el versículo 3. Dios quiere que todos los<br />

hombres sean salvos (Ez. 33:11; Jn. 3:16; 2 P. 3:9). Por ello, <strong>de</strong>beríamos orar por todos<br />

los hombres en todo lugar.<br />

Este versículo expone claramente los aspectos divino y humano <strong>de</strong> la salvación. La<br />

primera mitad <strong>de</strong> este versículo indica que los hombres necesitan ser salvos. El verbo aquí<br />

es pasivo; el hombre no pue<strong>de</strong> salvarse a sí mismo, sino que ha <strong>de</strong> ser salvo por acción <strong>de</strong><br />

Dios. Esta es la parte divina <strong>de</strong> la salvación.<br />

Para ser salvo, el hombre ha <strong>de</strong> venir al conocimiento <strong>de</strong> la verdad. Dios no salva a los<br />

hombres contra la voluntad <strong>de</strong> ellos. No puebla el cielo <strong>de</strong> súbditos rebel<strong>de</strong>s. El hombre ha<br />

<strong>de</strong> acudir a Aquel que dijo: «Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida». Ésta es la parte <strong>de</strong>l<br />

hombre.<br />

A partir <strong>de</strong> esto <strong>de</strong>be quedar claro que este versículo no enseña una salvación universal.<br />

Aunque Dios <strong>de</strong>sea que todos los hombres sean salvos, sin embargo no todos lo serán. No<br />

fue inicialmente la voluntad <strong>de</strong> Dios que los hijos <strong>de</strong> Israel andasen errantes durante treinta<br />

y ocho años por el <strong>de</strong>s ierto; pero así sucedió. Lo permitió, pero no er a el camino <strong>de</strong><br />

bendición que había planeado para ellos.<br />

2:5 La relación <strong>de</strong> este versículo con lo que le prece<strong>de</strong> no es totalmente clara. Sin<br />

embargo, el pensamiento parece ser éste: Dios es uno; por ello, Él es el Dios <strong>de</strong> todos los<br />

hombres, y se <strong>de</strong>bería orar a Él en favor <strong>de</strong> todos los hombres. Como el Dios único, <strong>de</strong>sea<br />

la salvación <strong>de</strong> todos los hombres. Si fuese uno <strong>de</strong> muchos dioses, podría preocuparse sólo<br />

<strong>de</strong> Sus propios adoradores.<br />

En segundo lugar, hay Uno que es Mediador entre Dios y los hombres. Siendo así,<br />

nadie pue<strong>de</strong> acudir a Dios <strong>de</strong> ninguna otra manera. Un mediador es uno que está en medio,<br />

uno que pue<strong>de</strong> estar entre otros dos y comunicarse con ambos. Por medio <strong>de</strong> Cristo, Él<br />

mismo Hombre, Dios está capacitado para acercarse a los hombres con perdón <strong>de</strong> pecados.<br />

De esta manera, todo pobre pecador pue<strong>de</strong> acercarse a Él, y no será en absoluto rechazado.


Pablo i<strong>de</strong>ntifica al Mediador como Jesucristo hombre. Eso no niega la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús. A fin <strong>de</strong> ser mediador entre Dios y los hombres, ha <strong>de</strong> ser a la vez Dios y<br />

Hombre. El Señor Jesús es Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad, pero se hizo Hombre en el pesebre<br />

<strong>de</strong> Belén. Él representa a toda la raza <strong>de</strong> la humanidad. El hecho <strong>de</strong> que sea a la vez Dios y<br />

hombre queda indicado en el nombre Jesucristo. Cristo lo <strong>de</strong>scribe como el Ungido <strong>de</strong><br />

Dios, el Mesías. Jesús es el nombre que recibió en la Encarnación.<br />

Este versículo refuta <strong>de</strong> manera efectiva la enseñanza tan común en la actualidad <strong>de</strong> que<br />

la bienaventurada Virgen María o los ángeles o los santos son mediadores entre Dios y el<br />

hombre. Hay sólo un Mediador, y su nombre es Jesucristo.<br />

El versículo 5 recapitula los mensajes <strong>de</strong>l AT y <strong>de</strong>l NT. Un Dios era el mensaje <strong>de</strong>l AT<br />

confiado a Israel; un Mediador es el mensaje <strong>de</strong>l NT confiado a la <strong>iglesia</strong>. Así como Israel<br />

fracasó en su responsabilidad adorando ídolos, así la <strong>iglesia</strong> profesante ha fracasado en su<br />

responsabilidad al introducir a otros mediadores —María, los santos, el clero, etc.<br />

2:6 El énfasis recae en el hecho <strong>de</strong> que Dios <strong>de</strong>sea la salvación <strong>de</strong> todos los hombres.<br />

Aquí esto se muestra adicionalmente en que Jesucristo se dio a sí mismo en rescate por<br />

todos. Un rescate es un precio pagado para liberar o poner a alguien en libertad.<br />

Observemos que este rescate es por todos. Esto significa que la obra <strong>de</strong>l Señor Jesús en la<br />

cruz <strong>de</strong>l Calvario fue suficiente para salvar a todos los pecadores. Esto no significa que<br />

todos serán salvos, por cuanto también interviene la voluntad <strong>de</strong>l hombre.<br />

Este versículo es uno <strong>de</strong> muchos que enseñan que la muerte <strong>de</strong> Cristo fue sustitutoria.<br />

Murió en favor <strong>de</strong> todos. Que lo aceptemos o no es otra cosa, pero permanece el hecho <strong>de</strong><br />

que la obra <strong>de</strong> Cristo fue suficiente en su valor por todos.<br />

De lo cual se dio testimonio a su <strong>de</strong>bido tiempo significa que el testimonio tocante a<br />

la obra sustitutoria <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>bía ser dado a su propio tiempo. El mismo Dios que <strong>de</strong>sea la<br />

salvación <strong>de</strong> todos los hombres y que ha proveído camino <strong>de</strong> salvación para todos, ha<br />

<strong>de</strong>cretado que el mensaje <strong>de</strong>l evangelio sea anunciado en esta era en que vivimos. Todo<br />

esto tiene el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> exhibir el gran anhelo que tiene Dios <strong>de</strong> ben<strong>de</strong>cir a la humanidad.<br />

2:7 Como <strong>de</strong>mostración final <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Dios por la salvación <strong>de</strong> todos los hombres,<br />

Pablo <strong>de</strong>clara que él había sido puesto como predicador y apóstol, … y maestro <strong>de</strong> los<br />

gentiles. Entonces, lo mismo que ahora, los gentiles constituían la mayor parte <strong>de</strong> la<br />

población <strong>de</strong>l mundo. El apóstol no había sido enviado a un pequeño segmento <strong>de</strong> la<br />

humanidad, como los judíos, sino más bien a las naciones gentiles.<br />

Se <strong>de</strong>signa a sí mismo como predicador, apóstol y maestro. Un predicador es<br />

literalmente un heraldo, un proclamador <strong>de</strong>l evangelio. Los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> un apóstol pue<strong>de</strong>n<br />

ser algo más amplios —no sólo predica el evangelio sino que planta <strong>iglesia</strong>s, conduce<br />

<strong>iglesia</strong>s locales en cuestiones <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n y disciplina y habla con autoridad como uno enviado<br />

por el Señor. Un maestro expone la palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> tal manera que será comprendida<br />

por la gente.<br />

Para dar un énfasis adicional a lo que está diciendo, Pablo confirma su <strong>de</strong>claración <strong>de</strong><br />

ser maestro <strong>de</strong> los gentiles con las palabras «digo verdad en Cristo, no miento». Las<br />

palabras en fe y verdad pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>scribir la manera fiel y honrada con que el apóstol<br />

llevaba a cabo su ministerio <strong>de</strong> enseñanza, pero lo más probable es que <strong>de</strong>scriban el<br />

contenido <strong>de</strong> su enseñanza. En otras palabras, enseñaba a los gentiles en cuestiones tocantes<br />

a la fe y a la verdad.<br />

B. Tocante a varones y mujeres (2:8–15)


2:8 Ahora se reanuda la cuestión <strong>de</strong> la oración pública, y esta vez se dirige nuestra<br />

atención a quiénes <strong>de</strong>ben dirigir al pueblo <strong>de</strong> Dios en oración. La palabra introductoria<br />

Quiero expresa el <strong>de</strong>seo activo e inspirado <strong>de</strong> Pablo en esta cuestión.<br />

En el lenguaje original <strong>de</strong>l NT, hay dos palabras que se pue<strong>de</strong>n traducir hombres. Una<br />

palabra significa humanidad en general, mientras que la otra significa hombre en contraste<br />

a mujer. La palabra empleada aquí es la segunda. La instrucción <strong>de</strong>l apóstol es que la<br />

oración pública sea conducida por los hombres y no por las mujeres. Y significa todos los<br />

hombres, no sólo los ancianos.<br />

La expresión en todo lugar pue<strong>de</strong> tomarse como significando que cada cristiano<br />

individual pue<strong>de</strong> orar en todo tiempo, esté don<strong>de</strong> esté. Pero por cuanto la cuestión aquí<br />

parece ser la oración pública, sería mejor compren<strong>de</strong>r este versículo como diciendo que allí<br />

don<strong>de</strong> se reúne un grupo mixto <strong>de</strong> cristianos para la oración, son los hombres y no las<br />

mujeres quienes <strong>de</strong>ben conducir esta actividad.<br />

Se aña<strong>de</strong>n tres requisitos, aplicándose a los que oran en público. En primer lugar,<br />

<strong>de</strong>berían levantar manos santas. El énfasis aquí no resi<strong>de</strong> tanto en la postura física <strong>de</strong> aquel<br />

que ora como su vida interior. Sus manos han <strong>de</strong> ser manos santas. Las manos aquí son<br />

figurativas <strong>de</strong> toda la manera <strong>de</strong> vivir <strong>de</strong> aquel hombre. Segundo, ha <strong>de</strong> estar exento <strong>de</strong> ira.<br />

Esto señala la inconsecuencia <strong>de</strong> uno que se entregue a exhibiciones <strong>de</strong> cólera y que se<br />

levante en la <strong>iglesia</strong> local para hablar a Dios en nombre <strong>de</strong> los que se reúnen. Finalmente,<br />

<strong>de</strong>bería hacerlo sin vacilaciones (KJV). Esto pue<strong>de</strong> significar que tiene fe en la capacidad y<br />

buena disposición <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> oír y respon<strong>de</strong>r a la oración. Po<strong>de</strong>mos recapitular esos<br />

requisitos diciendo que el hombre <strong>de</strong>bería exhibir santidad y pureza en sí mismo, amor y<br />

paz para con los hombres, y una fe sin vacilaciones en Dios.<br />

2:9 Habiendo tratado acerca <strong>de</strong> los requisitos personales <strong>de</strong> los hombres que dirigen la<br />

oración pública, el apóstol se dirige ahora a las cosas que <strong>de</strong>berían caracterizar a las<br />

mujeres que están en la congregación en tal ocasión. Primero, <strong>de</strong>clara que se <strong>de</strong>berían<br />

ataviar con ropa <strong>de</strong>corosa, con pudor y mo<strong>de</strong>stia. Juan Crisóstomo da una <strong>de</strong>finición <strong>de</strong><br />

ropa <strong>de</strong>corosa que difícilmente pue<strong>de</strong> ser mejorada:<br />

¿Y qué es ropa <strong>de</strong>corosa? La que las cubre completa y <strong>de</strong>centemente, y sin adornos<br />

superfluos; porque lo primero es <strong>de</strong>coroso, y lo segundo no. ¿Qué? ¿Os acercáis ante Dios<br />

para orar con cabello trenzado y adornos <strong>de</strong> oro? ¿Acaso acudís a un baile? ¿A una boda?<br />

¿A un carnaval? Allí, unas cosas tan costosas podrían estar en su sitio; aquí ninguna <strong>de</strong><br />

ellas es necesaria. Habéis venido a orar, a pedir perdón por vuestros pecados, a rogar por<br />

vuestras ofensas, suplicando al Señor. … ¡Fuera tales hipocresías!<br />

El pudor significa la evitación <strong>de</strong> todo lo que cause vergüenza. Conlleva el<br />

pensamiento <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>stia y discreción. Mo<strong>de</strong>stia significa que la mujer será mo<strong>de</strong>rada en<br />

su vestimenta. Por una parte, no intentará atraer la atención sobre sí misma mediante modas<br />

caras y ostentosas. Se podría ten<strong>de</strong>r a provocar la admiración o incluso los celos <strong>de</strong> los que<br />

<strong>de</strong>berían estar adorando a Dios. Por otra parte, <strong>de</strong>bería evitar atraer la atención sobre sí<br />

misma llevando ropas <strong>de</strong>sgastadas o pasadas <strong>de</strong> moda. Tocante a la vestimenta, las<br />

Escrituras parecen enseñar una política <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>ración, sin excesos.<br />

Algunos <strong>de</strong> los excesos que <strong>de</strong>ben evitarse son los cabellos trenzados, el oro, las<br />

perlas o los vestidos costosos. El cabello trenzado no necesariamente excluye las trenzas<br />

sencillas, que pue<strong>de</strong>n ser muy mo<strong>de</strong>stas, sino más bien la elaborada ornamentación <strong>de</strong>l<br />

cabello con suntuosos peinados. El empleo <strong>de</strong> joyas o <strong>de</strong> vestidos costosos como medio <strong>de</strong><br />

propia exhibición es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego cosa inapropiada con ocasión <strong>de</strong> la oración.


2:10 La faceta positiva <strong>de</strong> la ornamentación <strong>de</strong> la mujer nos es dada en este versículo.<br />

La ornamentación apropiada que correspon<strong>de</strong> a mujeres que profesan piedad se<br />

encuentra en hacer buenas obras. Este «vestido» no distrae a otros <strong>de</strong> la comunión con<br />

Dios, sino que incita a esta comunión. Ni es causa <strong>de</strong> envidias ni <strong>de</strong> celos en mal sentido,<br />

sino que alienta a los <strong>de</strong>más a seguir el ejemplo. Las buenas obras son un tema <strong>de</strong>stacado<br />

en las Epístolas Pastorales, y constituyen un equilibrio muy necesario a la sana doctrina.<br />

2:11 Por lo que se refiere a su parte en las reuniones públicas <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, la mujer<br />

<strong>de</strong>be apren<strong>de</strong>r en silencio, con toda sumisión. Esto concuerda con el resto <strong>de</strong> la Escritura<br />

acerca <strong>de</strong> esta cuestión (1 Co. 11:3–15; 14:34, 35).<br />

2:12 Cuando Pablo dice «No permito a la mujer enseñar», está hablando inspirado<br />

por Dios. Esto no representa el prejuicio personal <strong>de</strong> Pablo, como algunos dicen. Es Dios<br />

quien <strong>de</strong>creta que las mujeres no <strong>de</strong>ben tener un ministerio público <strong>de</strong> enseñanza en la<br />

<strong>iglesia</strong>. Las únicas excepciones a esto es que se les permite enseñar a niños (2 Ti. 3:15) y a<br />

mujeres jóvenes (Tit. 2:4). Tampoco <strong>de</strong>be la mujer ejercer dominio sobre el hombre. Esto<br />

significa que no <strong>de</strong>be tener autoridad sobre el hombre, sino estar en silencio o quietud.<br />

Quizá <strong>de</strong>beríamos añadir que la última parte <strong>de</strong> este versículo no se limita a la asamblea<br />

local. Es un principio fundamental en los tratos <strong>de</strong> Dios con la humanidad que el hombre ha<br />

recibido la condición <strong>de</strong> cabeza y la mujer está en el puesto <strong>de</strong> sujeción. Esto no significa<br />

que sea inferior; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no lo es. Pero sí significa que es contrario a la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios que la mujer tenga autoridad o dominio sobre el hombre.<br />

2:13 Para <strong>de</strong>mostrar este extremo, Pablo va primero a la creación <strong>de</strong> Adán y Eva.<br />

Adán fue formado primero, <strong>de</strong>spués Eva. El mismo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la creación es significativo.<br />

Al crear primero al hombre, Dios lo <strong>de</strong>signaba como cabeza, el que ejercería la dirección,<br />

el que tendría autoridad. Que la mujer fuese creada en segundo lugar significa que <strong>de</strong>be<br />

sujetarse a su marido. Al basar su argumento en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la creación, Pablo excluye todo<br />

pensamiento <strong>de</strong> que esto sea asunto <strong>de</strong> cultura local.<br />

2:14 La segunda prueba se refiere a la entrada <strong>de</strong>l pecado en la raza humana. En lugar<br />

<strong>de</strong> venir directamente a Adán, la serpiente fue a Eva con sus tentaciones y mentiras. Según<br />

la intención <strong>de</strong> Dios, Eva no <strong>de</strong>biera haber actuado con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Debía haber ido<br />

ante Adán y haberle expuesto la cuestión. Pero se <strong>de</strong>jó engañar por Satanás e incurrió en<br />

transgresión.<br />

En relación con esto, es digno <strong>de</strong> observar que en la actualidad los falsos maestros<br />

visitan el hogar generalmente cuando lo más probable es que la esposa esté sola, cuando el<br />

marido está en el trabajo.<br />

Adán no fue engañado. Parece que pecó con los ojos abiertos. Hay los que sugieren<br />

que cuando vio que su mujer había caído ya en pecado, quiso mantener su unidad con ella,<br />

y por ello se hundió en el pecado. Pero las Escrituras no dicen eso. Sencillamente dicen que<br />

la mujer fue engañada, pero que Adán no.<br />

2:15 Este es uno <strong>de</strong> los más difíciles versículos en las Epístolas Pastorales, y se han<br />

propuesto muchas explicaciones. Algunos creen que se trata <strong>de</strong> una simple promesa <strong>de</strong> Dios<br />

<strong>de</strong> que una madre cristiana se salvará <strong>de</strong> la muerte en el acto físico <strong>de</strong> dar a luz hijos. Pero<br />

esto no siempre suce<strong>de</strong> así, porque algunas piadosas y consagradas mujeres cristianas han<br />

muerto en el acto <strong>de</strong> dar a luz. Otros piensan que engendrando hijos (literalmente, «el<br />

engendramiento») se refiere al nacimiento <strong>de</strong>l Mesías, y que las mujeres se salvan por<br />

medio <strong>de</strong> Aquel que nació <strong>de</strong> mujer. Sin embargo, esto difícilmente parece satisfacer el<br />

sentido <strong>de</strong>l pasaje, porque los hombres se salvan <strong>de</strong> la misma manera. Nadie podría sugerir


azonablemente que este versículo significa que una mujer recibe la salvación haciéndose<br />

madre; esto sería salvación por obras, ¡y obras <strong>de</strong> una naturaleza bien insólita para ello!<br />

Nosotros sugerimos lo siguiente como la interpretación más razonable <strong>de</strong> este pasaje.<br />

Primero, la salvación, en este contexto, no se refiere a la salvación <strong>de</strong> su alma, sino a la<br />

salvación <strong>de</strong> su posición en la <strong>iglesia</strong>. Por lo que Pablo acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir en este capítulo,<br />

podría suscitarse en algunas mentes la impresión <strong>de</strong> que la mujer no tiene lugar en los<br />

propósitos y consejos <strong>de</strong> Dios: se ve reducida a ser un cero a la izquierda. Pero Pablo niega<br />

tal cosa. Aunque es cierto que no se le asigna ningún ministerio público en la <strong>iglesia</strong>, sí<br />

tiene un importante ministerio. Dios ha <strong>de</strong>cretado que el puesto <strong>de</strong> la mujer es en el hogar,<br />

y más específicamente el ministerio <strong>de</strong> criar a sus hijos para honra y gloria <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. ¡Pensemos en las madres <strong>de</strong> los conductores <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> cristiana en la<br />

actualidad! Esas mujeres nunca subieron a una tarima pública para predicar el evangelio,<br />

pero al criar a sus hijos para Dios, han sido verda<strong>de</strong>ramente salvadas en cuanto a su<br />

posición y fruto para Dios.<br />

Escribe Lilley:<br />

Se salvará <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong>l pecado y podrá mantener una posición <strong>de</strong> influencia en<br />

la <strong>iglesia</strong> al aceptar su <strong>de</strong>stino natural como esposa y madre, siempre que esta rendición sea<br />

adicionalmente ratificada con la producción <strong>de</strong> un carácter cristiano santificado.<br />

En este punto se podría preguntar: «¿Qué hay <strong>de</strong> las mujeres que nunca se casan?» La<br />

respuesta es que en este pasaje Dios está tratando acerca <strong>de</strong> las mujeres en general. La<br />

mayoría <strong>de</strong> mujeres cristianas sí se casan y tienen hijos. Por lo que se refiere a las<br />

excepciones, hay otros muchos útiles ministerios que les han sido encomendados y que sin<br />

embargo no involucran enseñanza pública ni ejercer autoridad sobre hombres.<br />

Observemos la cláusula limitadora al final <strong>de</strong>l versículo 15: Se salvará engendrando<br />

hijos, si permanece en fe, amor y santificación, con mo<strong>de</strong>stia. No se trata exactamente<br />

<strong>de</strong> una promesa incondicional. El pensamiento es que si el marido y la mujer mantienen un<br />

testimonio cristiano consecuente, honran a Cristo en el hogar, y crían a sus hijos en el temor<br />

y la amonestación <strong>de</strong>l Señor, entonces la posición <strong>de</strong> la mujer se salvará. Pero si los padres<br />

viven vidas <strong>de</strong>scuidadas y mundanas y <strong>de</strong>scuidan la instrucción <strong>de</strong> sus niños, pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r<br />

entonces que esos niños se pierdan para Cristo y la <strong>iglesia</strong>. En tal caso, la mujer no adquiere<br />

la verda<strong>de</strong>ra dignidad que Dios ha or<strong>de</strong>nado para ella.<br />

Que nadie crea que por cuanto el ministerio <strong>de</strong> la mujer es privado y en el hogar, que<br />

sea menos importante que el más público. Se ha dicho con razón que «la mano que<br />

balancea la cuna gobierna el mundo». En un día veni<strong>de</strong>ro, ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, lo que<br />

contará será la fi<strong>de</strong>lidad, y esto es algo que se pue<strong>de</strong> manifestar en el hogar tanto como en<br />

el púlpito.<br />

C. Tocante a ancianos y a diáconos (3:1–13)<br />

3:1 La segunda palabra fiel en 1 Timoteo tiene que ver con la obra <strong>de</strong> los obispos en la<br />

<strong>iglesia</strong> local. Un obispo es un cristiano que ha madurado en experiencia y conocimiento y<br />

que ayuda en el cuidado piadoso <strong>de</strong> la vida espiritual <strong>de</strong> un círculo local <strong>de</strong> comunión. No<br />

gobierna enseñoreándose <strong>de</strong> las hereda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Señor, sino que conduce por su ejemplo<br />

espiritual.


En la actualidad, «obispo» se toma como significando un cargo eclesiástico que ejerce<br />

la autoridad sobre muchas congregaciones locales. Pero en el NT es invariable que haya<br />

varios obispos en una congregación (Hch. 14:23; 20:17; Fil. 1:1; Stg. 5:14).<br />

Un obispo es lo mismo que un supervisor. La misma palabra traducida obispo en este<br />

versículo se traduce «supervisores» en Hechos 20:28. Un obispo, o supervisor, es lo mismo<br />

que un anciano. Los mismos hombres que son <strong>de</strong>signados como ancianos en Hechos 20:17<br />

son llamados supervisores en Hechos 20:28 (cf. igualmente Tit. 1:5 y 1:7). Los ancianos<br />

son los mismos que los presbíteros, porque aunque esta última palabra no se encuentra en el<br />

NT castellano, el término castellano «anciano» es traducción <strong>de</strong>l término griego<br />

presbuteros. De modo que las palabras «obispo», «supervisor», «anciano» y «presbítero» se<br />

refieren todas a la misma persona.<br />

En realidad, la palabra traducida «anciano» (presbuteros) se usa a veces para <strong>de</strong>signar a<br />

un hombre viejo, y no necesariamente a un guía <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> (1 Ti. 5:1, gr.), pero la<br />

mayoría <strong>de</strong> las otras veces, «anciano» <strong>de</strong>scribe a un hombre reconocido en una <strong>iglesia</strong> local<br />

como alguien que ejerce el cuidado pastoral entre el pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

El NT contempla obispos o ancianos en cada <strong>iglesia</strong> local (Fil. 1:1). Sin embargo, no<br />

sería exacto <strong>de</strong>cir que no podría existir una <strong>iglesia</strong> sin obispos. Por Tito 1:5, parece<br />

evi<strong>de</strong>nte que había <strong>iglesia</strong>s jóvenes en Creta en las que no había aún ancianos reconocidos.<br />

Sólo el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> hacer a alguien un anciano. Esto es evi<strong>de</strong>nte en<br />

Hechos 20:28. El Espíritu Santo pone una carga en el corazón <strong>de</strong> alguien para que asuma<br />

esta importante obra y también lo capacita para la misma. Es imposible hacer a nadie<br />

obispo votándolo para el cargo u or<strong>de</strong>nándolo. La responsabilidad <strong>de</strong> la asamblea local es<br />

reconocer a aquellos hombres en medio <strong>de</strong> ella que Dios ha constituido como ancianos por<br />

el Espíritu Santo (1 Ts 5:12, 13). Es cierto que encontramos la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> ancianos en<br />

el libro <strong>de</strong> Tito, pero se trataba sencillamente <strong>de</strong> que Tito señalase quiénes eran los que<br />

estaban calificados para ser ancianos. En aquel tiempo los cristianos no tenían el NT en<br />

forma impresa como nosotros. Por ello, no sabían cuáles eran los requisitos exactos para los<br />

ancianos. De modo que Pablo envió a Tito a ellos con esta información y encargó a Tito<br />

que separase a aquellos hombres que habían sido levantados por el Espíritu <strong>de</strong> Dios para la<br />

obra.<br />

El reconocimiento <strong>de</strong> ancianos por una asamblea local podría ser algo bien informal. A<br />

menudo suce<strong>de</strong> que los cristianos conocen instintivamente quiénes son sus ancianos porque<br />

ellos mismos están familiarizados con los requisitos <strong>de</strong> los ancianos en 1 Timoteo 3 y Tito<br />

1. Por otra parte, el reconocimiento <strong>de</strong> ancianos pue<strong>de</strong> ser un procedimiento más formal.<br />

Una <strong>iglesia</strong> local podría reunirse con el propósito expreso <strong>de</strong> reconocer públicamente a sus<br />

ancianos. En este caso, el procedimiento es generalmente leer los pasajes pertinentes <strong>de</strong> la<br />

Escritura, exponerlos, y luego hacer que los cristianos locales <strong>de</strong>signen quiénes consi<strong>de</strong>ran<br />

ellos que son los ancianos en aquella asamblea. Los nombres se anuncian luego a toda la<br />

congregación. Si una <strong>iglesia</strong> no tiene ancianos calificados, entonces su único recurso es orar<br />

que el Señor levante a tales hombres en días veni<strong>de</strong>ros.<br />

La Escritura no especifica ningún número <strong>de</strong> ancianos para una <strong>iglesia</strong> local, aunque<br />

hay siempre una pluralidad. Se trata simplemente <strong>de</strong> cuántos hombres respon<strong>de</strong>n a la guía<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo en esta cuestión.<br />

Si alguno anhela obispado, buena obra <strong>de</strong>sea. Hay una ten<strong>de</strong>ncia a consi<strong>de</strong>rar que se<br />

trata <strong>de</strong> un oficio eclesiástico dignificado, con pocas o ningunas responsabilida<strong>de</strong>s, cuando<br />

en realidad la supervisión es un humil<strong>de</strong> servicio entre el pueblo <strong>de</strong> Dios; es una obra.


3:2 Los requisitos <strong>de</strong> los obispos se dan en los versículos 2–7. Se enfatizan cuatro<br />

requisitos principales: el carácter personal, el testimonio <strong>de</strong>l hogar, aptitud para la<br />

enseñanza y una cierta experiencia. Esas son las reglas <strong>de</strong> Dios para aquel que quiera<br />

ejercer el li<strong>de</strong>razgo espiritual en la <strong>iglesia</strong> local. Algunos argumentan hoy que nadie pue<strong>de</strong><br />

cumplir tales reglas. Pero no es cierto. Este argumento priva a las Sagradas Escrituras <strong>de</strong> su<br />

autoridad y permite que haya quien asuma el puesto <strong>de</strong> obispo sin haber sido capacitado por<br />

el Espíritu Santo.<br />

Es, pues, necesario que el obispo sea irreprensible. Esto significa que no se puedan<br />

presentar acusaciones graves contra él. No significa que no tiene pecado, sino que si comete<br />

alguna falta, la corrige ante Dios y para con los hombres. Ha <strong>de</strong> ser irreprochable: no sólo<br />

con una buena reputación, sino mereciéndola.<br />

En segundo lugar, ha <strong>de</strong> ser marido <strong>de</strong> una sola mujer. Este requisito ha sido<br />

comprendido <strong>de</strong> varias formas. Algunos sugieren que significa que un obispo ha <strong>de</strong> estar<br />

casado. El argumento es que un soltero no tendrá la necesaria experiencia para tratar los<br />

problemas familiares que puedan surgir. Si esta expresión significa que el obispo ha <strong>de</strong><br />

estar casado, entonces se ha <strong>de</strong> argumentar por el v. 4 que el anciano ha <strong>de</strong> tener hijos<br />

también, siguiendo la misma línea <strong>de</strong> razonamiento.<br />

Otros creen que marido <strong>de</strong> una sola mujer significa que si ha muerto la primera mujer<br />

<strong>de</strong>l obispo, no se vuelve a casar. Esta es una interpretación muy estricta que podría arrojar<br />

<strong>de</strong>scrédito sobre la institución <strong>de</strong>l matrimonio.<br />

Una tercera interpretación es que las palabras significan que el obispo no ha <strong>de</strong> estar<br />

divorciado. Esta visión tiene mucho mérito, aunque difícilmente se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar como<br />

una explicación completa.<br />

Otro punto <strong>de</strong> vista es que un obispo no <strong>de</strong>be haber sido culpable <strong>de</strong> infi<strong>de</strong>lidad o <strong>de</strong><br />

irregularida<strong>de</strong>s en su matrimonio. Su vida moral ha <strong>de</strong> estar por encima <strong>de</strong> toda duda. Esto<br />

es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego cierto, sea cual sea el sentido <strong>de</strong> este pasaje.<br />

Una explicación final es que esto significa que el obispo no pue<strong>de</strong> ser polígamo. Esto<br />

pue<strong>de</strong> parecernos una explicación extraña, pero tiene consi<strong>de</strong>rable mérito. En los campos<br />

misioneros actuales, suele pasar que un polígamo se salva. Quizá en el momento <strong>de</strong> su<br />

conversión tenía cuatro mujeres. Luego pi<strong>de</strong> el bautismo y la recepción en la <strong>iglesia</strong> local.<br />

¿Qué ha <strong>de</strong> hacer el misionero? Alguien supone que aquel hombre tendría que repudiar a<br />

tres <strong>de</strong> sus esposas. Sin embargo, esta acción causa graves dificulta<strong>de</strong>s. Primero, está la<br />

cuestión <strong>de</strong> a cuáles <strong>de</strong>bería repudiar. Las ama a todas y está proveyendo un hogar para<br />

todas. A<strong>de</strong>más, si repudia a tres mujeres, no tendrían medios para ganarse la vida, y algunas<br />

<strong>de</strong> ellas podrían verse abocadas a la prostitución para po<strong>de</strong>r subsistir. La solución <strong>de</strong> Dios a<br />

un problema así nunca sería remediar un pecado con pecados peores. Los misioneros<br />

cristianos en muchos lugares resuelven el problema permitiendo que el hombre sea<br />

bautizado y recibido en la <strong>iglesia</strong> local, pero no será anciano en la <strong>iglesia</strong> mientras sea<br />

polígamo.<br />

Sobrio se refiere no sólo a cuestiones <strong>de</strong> comida y <strong>de</strong> bebida, sino también a evitar los<br />

extremos en cuestiones espirituales.<br />

Pru<strong>de</strong>nte significa que este hombre no es ligero ni frívolo. Es serio, fervoroso, con<br />

capacidad <strong>de</strong> discernimiento, y discreto. Se da cuenta <strong>de</strong> que así como «las moscas muertas<br />

hacen he<strong>de</strong>r al perfume <strong>de</strong>l perfumista; así una pequeña necedad, al que es estimado como<br />

sabio y honorable» (Ec. 10:1).<br />

Un obispo ha <strong>de</strong> ser or<strong>de</strong>nado, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>be tener bien organizados sus hábitos.


Hospedador significa que es amante <strong>de</strong> los forasteros. Su hogar está abierto a salvos y<br />

a inconversos, y busca ser para bendición para todos los que acu<strong>de</strong>n bajo su techo.<br />

Un anciano ha <strong>de</strong> ser apto para enseñar. Al visitar a aquellos que tienen problemas<br />

espirituales, ha <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r pasar a las Escrituras y explicar la voluntad <strong>de</strong> Dios en tales<br />

cuestiones. Ha <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r alimentar a la grey <strong>de</strong> Dios (1 P. 5:2) y emplear las Escrituras para<br />

refutar a los que traen falsas doctrinas (Hch. 20:29–31). No significa necesariamente que un<br />

obispo ha <strong>de</strong> tener el don <strong>de</strong> maestro, sino que en su ministerio al visitar casas, lo mismo<br />

que en la asamblea, pue<strong>de</strong> exponer las doctrinas <strong>de</strong> la fe y trazar rectamente la palabra <strong>de</strong><br />

verdad, y que está listo y <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> hacerlo.<br />

3:3 La expresión dado al vino significa adicto a bebidas alcohólicas. El obispo no ha<br />

<strong>de</strong> abusar <strong>de</strong>l vino, provocando con ello pen<strong>de</strong>ncias, o tumultos insultantes.<br />

No pen<strong>de</strong>nciero significa que este hombre no emplea la violencia física sobre otros.<br />

Por ejemplo, si es amo, nunca golpea a su siervo.<br />

Las palabras no codicioso no se encuentran en algunos antiguos manuscritos, pero sí en<br />

la mayoría. El amor al dinero dará malos frutos en la <strong>iglesia</strong>, lo mismo que en el mundo.<br />

Un anciano ha <strong>de</strong> ser amable. En su obra en la <strong>iglesia</strong> precisará <strong>de</strong> paciencia,<br />

longanimidad y un espíritu <strong>de</strong> tolerancia.<br />

Ha <strong>de</strong> ser apacible: no contencioso, discutiendo acerca <strong>de</strong> cada punto pequeño. No<br />

insiste en sus propios <strong>de</strong>rechos, sino que es templado y compatible.<br />

Un obispo no <strong>de</strong>be ser avaro, es <strong>de</strong>cir, no amante <strong>de</strong>l dinero. Aquí el énfasis recae en la<br />

palabra «amante». Se preocupa por la vida espiritual <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios y rehúsa <strong>de</strong>jarse<br />

llevar por un fuerte <strong>de</strong>seo por las cosas materiales.<br />

3:4 A fin <strong>de</strong> ser reconocido como supervisor, un hombre ha <strong>de</strong> gobernar bien su casa, y<br />

tener a sus hijos en sumisión con toda dignidad. Este requisito es <strong>de</strong> aplicación en tanto<br />

que los hijos <strong>de</strong>l hombre viven en su casa. Después que se han ido y comenzado sus propias<br />

familias, ya no hay la misma oportunidad para <strong>de</strong>mostrar esta sujeción. Si alguien gobierna<br />

bien su casa, evitará los extremos <strong>de</strong> una dureza in<strong>de</strong>bida y <strong>de</strong> una indulgencia injusta.<br />

3:5 El argumento aquí es claro. Si alguien no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo<br />

pue<strong>de</strong> esperar cuidar <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios? En su propia casa, el número <strong>de</strong> personas es<br />

relativamente pequeño. Todos tienen relación con él, y la mayoría <strong>de</strong> los miembros son<br />

mucho más jóvenes que él. En cambio, en la <strong>iglesia</strong> el número pue<strong>de</strong> ser mucho mayor, y<br />

con este aumento en número aparece una correspondiente diversidad <strong>de</strong> temperamentos. Es<br />

evi<strong>de</strong>nte que si un hombre no es apto para gobernar en la esfera más pequeña, quedará<br />

evi<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong>scalificado para la mayor.<br />

El versículo 5 es importante aquí, porque <strong>de</strong>fine la obra <strong>de</strong> un anciano. Es cuidar <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios. Observemos que no dice «gobernar» la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios. Un anciano no es<br />

un déspota; ni siquiera un gobernante benevolente. Es alguien que cuida <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios<br />

como un pastor conduce a las ovejas.<br />

Una <strong>de</strong> las muy pocas veces en que aparece el verbo «cuidar» en el NT es en la historia<br />

<strong>de</strong>l Buen Samaritano (Lc. 10:34). El mismo cuidado tierno y compasivo mostrado por el<br />

Buen Samaritano a la víctima <strong>de</strong> los bandidos es el que <strong>de</strong>bería mostrar el anciano que<br />

cuida <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Dios.<br />

3:6 No un neófito. Un recién convertido al cristianismo, o una persona joven en la fe,<br />

no es idóneo para ser obispo. Esta obra <strong>de</strong>manda personas con experiencia y entendimiento<br />

en la fe. El peligro es que un novicio pueda envanecerse y entonces caer en la<br />

con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l diablo. La con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l diablo no significa el juicio que Satanás trae


contra alguien, sino el juicio que cayó sobre el mismo Satanás a causa <strong>de</strong> su orgullo. Él<br />

buscó una alta posición para la que no era idóneo, y como resultado fue abatido.<br />

3:7 Un obispo es un hombre que <strong>de</strong>be tener buen testimonio o reputación en la<br />

comunidad. Los <strong>de</strong> afuera se refiere a los vecinos inconversos. Sin este buen testimonio<br />

queda sujeto a acusaciones <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más y a lazo <strong>de</strong>l diablo. Las acusaciones pue<strong>de</strong>n<br />

proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> creyentes e incrédulos por igual. El lazo <strong>de</strong>l diablo es la trampa que Satanás<br />

pone a los que sus vidas no son consecuentes con su profesión. Cuando ha atrapado a los<br />

hombres en este lazo, los expone al ridículo, escarnio y menosprecio.<br />

3:8 El apóstol pasa ahora <strong>de</strong> los obispos a los diáconos. En el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, un<br />

diácono es sencillamente uno que sirve. Se compren<strong>de</strong> generalmente que un diácono es uno<br />

que se cuida <strong>de</strong> los asuntos temporales <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local, mientras que los obispos se<br />

cuidan <strong>de</strong> su vida espiritual. Esta comprensión <strong>de</strong> los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> los diáconos se basa<br />

mayormente en Hechos 6:1–5, don<strong>de</strong> los hombres fueron <strong>de</strong>signados para cuidar <strong>de</strong> la<br />

distribución diaria <strong>de</strong> los fondos a las viudas en la <strong>iglesia</strong>. En realidad, el nombre<br />

«diácono» no se usa en aquel pasaje, pero la forma verbal se emplea en el versículo 2: «No<br />

es conveniente que nosotros <strong>de</strong>jemos la palabra <strong>de</strong> Dios, para servir (lit.: «diaconar») a las<br />

mesas».<br />

Los requisitos para los diáconos son muy similares a los <strong>de</strong> los obispos, aunque no tan<br />

estrictos. Una notable diferencia es que no se <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> un diácono que pueda enseñar.<br />

Los diáconos asimismo <strong>de</strong>ben ser personas respetables, dignas. No <strong>de</strong>ben tener<br />

doblez <strong>de</strong> palabra, es <strong>de</strong>cir, no <strong>de</strong>ben dar informes contradictorios a diferentes personas o<br />

en diferentes ocasiones. Han <strong>de</strong> ser coherentes.<br />

No dados a mucho vino. El NT no prohíbe el uso <strong>de</strong>l vino con usos medicinales ni<br />

como bebida en aquellos países en los que el agua está contaminada. Pero aunque se<br />

permite el uso mo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l vino, el cristiano ha <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar también su testimonio en<br />

esta cuestión. Aunque en algunos países pue<strong>de</strong> ser perfectamente correcto para el cristiano<br />

beber vino sin que ello tenga ningún efecto adverso en su testimonio, en otros países podría<br />

llevar a incrédulos a tropezar, si viese a un cristiano bebiendo vino. Así, aunque el uso <strong>de</strong>l<br />

vino sea legítimo, pudiera no ser conveniente.<br />

Los diáconos no <strong>de</strong>ben ser codiciosos <strong>de</strong> ganancias <strong>de</strong>shonestas. Como se ha<br />

mencionado, una <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong>l diácono podría ser la gestión <strong>de</strong> los fondos <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> local. Eso lo expone a una tentación especial si siente codicia por el dinero. Podría<br />

sentirse tentado a usarlo para sí mismo. ¡Judas no fue el último tesorero en traicionar a su<br />

Señor por mero dinero!<br />

3:9 Los diáconos han <strong>de</strong> guardar el misterio <strong>de</strong> la fe con limpia conciencia. Esto<br />

significa que han <strong>de</strong> ser sanos en doctrina y en vida. No sólo han <strong>de</strong> conocer la verdad; han<br />

<strong>de</strong> vivirla. El misterio <strong>de</strong> la fe es una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la fe cristiana. Muchas <strong>de</strong> las cortinas<br />

<strong>de</strong>l cristianismo fueron mantenidas ocultas durante el periodo <strong>de</strong>l AT, pero fueron luego<br />

reveladas por los apóstoles y profetas <strong>de</strong>l NT. Por eso se emplea aquí la palabra misterio.<br />

3:10 Los diáconos <strong>de</strong>berían ser primero sometidos a prueba, como en el caso <strong>de</strong> los<br />

ancianos. Eso significa que <strong>de</strong>berían ser observados durante un tiempo, y quizá recibir<br />

algunas responsabilida<strong>de</strong>s menores en la <strong>iglesia</strong> local. Al <strong>de</strong>mostrarse dignos <strong>de</strong> confianza<br />

y fieles, pue<strong>de</strong>n luego avanzar a mayores responsabilida<strong>de</strong>s. Entonces ejerzan el<br />

diaconado, o, simplemente, «Y así ministren», como se traduce en la RV. Como en el caso<br />

<strong>de</strong> los obispos, el énfasis no recae tanto en el cargo eclesiástico como en el servicio al<br />

Señor y a Su pueblo.


Siempre que un hombre sea hallado irreprensible en su vida personal y pública, se le<br />

permite servir como diácono. Aquí, irreprensible se refiere en particular a los requisitos<br />

que acaban <strong>de</strong> mencionarse.<br />

En este punto pue<strong>de</strong> ser bueno mencionar a unos pocos <strong>de</strong> los cargos que podrían<br />

consi<strong>de</strong>rarse como diaconías en una <strong>iglesia</strong> local. Des<strong>de</strong> luego el tesorero es uno, y también<br />

el corresponsal o secretario, el superinten<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Escuela Dominical y los encargados <strong>de</strong><br />

la sala.<br />

3:11 Aparentemente, este versículo se refiere a las mujeres <strong>de</strong> los diáconos o a las<br />

mujeres <strong>de</strong> ambos obispos y diáconos. Las mujeres <strong>de</strong> los que reciben responsabilida<strong>de</strong>s en<br />

la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>berían ser <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego mujeres <strong>de</strong> testimonio cristiano y <strong>de</strong> integridad, que sean<br />

<strong>de</strong> ayuda a sus maridos en unas tareas tan importantes.<br />

Sin embargo, la misma palabra «mujeres» pue<strong>de</strong> ser entendida sin referencia familiar.<br />

En este caso se permitiría la interpretación adicional <strong>de</strong> diaconisas. Había mujeres así en la<br />

<strong>iglesia</strong> primitiva, como vemos por ejemplo en Romanos 16:1, don<strong>de</strong> Febe es <strong>de</strong>scrita como<br />

sierva (la misma palabra que «diaconisa») <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> en Cencrea. Una clave acerca <strong>de</strong>l<br />

tipo <strong>de</strong> servicio que estas mujeres daban en la <strong>iglesia</strong> se da en Romanos 16:2, don<strong>de</strong> Pablo<br />

dice <strong>de</strong> Febe que «ha ayudado a muchos, y a mí mismo».<br />

Sea cual sea la interpretación que se acepte, esas mujeres <strong>de</strong>ben ser dignas, discretas;<br />

no calumniadoras, esto es, no <strong>de</strong>ben pasar su tiempo en chismes, pasando informes falsos<br />

y maliciosos <strong>de</strong>stinados a dañar la reputación <strong>de</strong> otros. Han <strong>de</strong> ser sobrias, esto es:<br />

manifestar dominio propio y pru<strong>de</strong>ncia.<br />

Finalmente, han <strong>de</strong> ser fieles en todo. Esto podría no sólo significar fieles a la fe<br />

cristiana, sino también fiables, leales y dignas <strong>de</strong> confianza. Deberían po<strong>de</strong>r guardar<br />

confi<strong>de</strong>ncias personales y secretos <strong>de</strong> familia.<br />

3:12 El apóstol pasa ahora al tema <strong>de</strong> los diáconos. Primero especifica que han <strong>de</strong> ser<br />

maridos <strong>de</strong> una sola mujer. Las varias interpretaciones <strong>de</strong> esta expresión se han dado ya<br />

en relación con el versículo 2 <strong>de</strong> este mismo capítulo. Aquí será suficiente <strong>de</strong>cir que al<br />

igual que los obispos, los diáconos han <strong>de</strong> ser irreprochables en sus vidas matrimoniales.<br />

También ellos <strong>de</strong>ben gobernar bien sus hijos y sus casas. El NT contempla el fracaso<br />

en ello como un <strong>de</strong>fecto en el carácter cristiano. Esto no significa que los hombres <strong>de</strong>ban<br />

ser autocráticos y tiránicos, pero sí que sus hijos <strong>de</strong>ben ser obedientes y un testimonio a la<br />

verdad.<br />

3:13 La cláusula los que han ejercido bien el diaconado, obtienen para sí una<br />

posición honrosa queda bien ilustrada en los casos <strong>de</strong> Felipe y Esteban. En Hechos 6:5,<br />

estos dos hombres son mencionados entre los siete diáconos <strong>de</strong>signados. La obra a la que<br />

fueron <strong>de</strong>signados era gestionar la distribución <strong>de</strong> dinero a las viudas <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Al ir<br />

manifestando fi<strong>de</strong>lidad en estos <strong>de</strong>beres, parece que el Espíritu <strong>de</strong> Dios los fue avanzando a<br />

más gran<strong>de</strong>s esferas <strong>de</strong> servicio, porque al ir <strong>de</strong>sarrollándose el libro <strong>de</strong> los Hechos,<br />

encontramos a Felipe sirviendo como evangelista y a Esteban como maestro. Habiendo<br />

ejercido bien el diaconado, fueron promovidos y recibieron una posición honrosa a los<br />

ojos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local. Una persona que cumpla con fi<strong>de</strong>lidad una tarea asignada, aunque<br />

sea <strong>de</strong> poca importancia, vendrá pronto a ser respetada y valorada por su fiabilidad y<br />

entrega.<br />

A<strong>de</strong>más, Felipe y Esteban recibieron mucha confianza en la fe que es en Cristo<br />

Jesús. Esto, indudablemente, significa que recibieron gran libertad para testificar para<br />

Cristo, en la enseñanza y en la oración. Esto fue <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego verdad <strong>de</strong> Esteban en su<br />

notable discurso antes <strong>de</strong> sufrir el martirio.


D. Tocante a la conducta en la <strong>iglesia</strong> (3:14–16)<br />

3:14 El apóstol había escrito lo prece<strong>de</strong>nte con la esperanza <strong>de</strong> ver pronto a Timoteo.<br />

Pero la frase «Esto te escribo» podría referirse no sólo a lo prece<strong>de</strong>nte, sino también a lo<br />

que sigue.<br />

3:15 Pablo reconocía la posibilidad <strong>de</strong> tardar, o incluso <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r no volver a Éfeso en<br />

absoluto. En realidad, no sabemos si jamás pudo reunirse con Timoteo en Éfeso. Por eso, si<br />

tardaba, quería que Timoteo supiese cómo <strong>de</strong>ben conducirse los creyentes en la casa <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

En los anteriores versículos, Pablo ha <strong>de</strong>scrito cómo <strong>de</strong>berían conducirse los obispos,<br />

los diáconos y sus mujeres. Ahora explica cómo los creyentes en general <strong>de</strong>berían<br />

conducirse en la casa <strong>de</strong> Dios.<br />

La casa <strong>de</strong> Dios se <strong>de</strong>fine aquí como la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l Dios viviente, columna y baluarte<br />

<strong>de</strong> la verdad. Una columna se empleaba no sólo para apoyar una estructura, sino que a<br />

menudo se erigía en un mercado público para poner avisos sobre ella. Así, era un poste <strong>de</strong><br />

anuncios. La <strong>iglesia</strong> es la unidad en la tierra que Dios ha escogido para proclamar y exhibir<br />

Su verdad. Es también el baluarte <strong>de</strong> la verdad. Aquí, baluarte conlleva el pensamiento<br />

<strong>de</strong> fundamento y estructura <strong>de</strong>fensiva. Esto presenta a la <strong>iglesia</strong> como aquello que está<br />

encargado <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa y proclamación <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> Dios.<br />

3:16 Éste es un versículo difícil. Una dificultad resi<strong>de</strong> en discernir cómo se ajusta con<br />

lo prece<strong>de</strong>nte. Una sugerencia es que tenemos un epítome <strong>de</strong> la verdad, <strong>de</strong> la que la <strong>iglesia</strong><br />

es columna y baluarte (v. 15). Otra sugerencia es que este versículo da el ejemplo y po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> la piedad que Pablo insiste en que es una parte integral <strong>de</strong> la conducta apropiada en la<br />

casa <strong>de</strong> Dios.<br />

J. N. Darby dijo:<br />

Esto es a menudo citado e interpretado como si hablase <strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong> la Deidad o <strong>de</strong>l<br />

misterio <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong> Cristo. Pero es el misterio <strong>de</strong> la piedad, o el secreto mediante el<br />

que se produce toda verda<strong>de</strong>ra piedad: la fuente divina <strong>de</strong> todo lo que pue<strong>de</strong> llamarse<br />

piedad en el hombre. … La piedad brota <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> la encarnación, muerte,<br />

resurrección y ascensión <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. … Así es como Dios es conocido; y <strong>de</strong><br />

permanecer en esto mana la piedad.<br />

Cuando Pablo dice que gran<strong>de</strong> es el misterio <strong>de</strong> la piedad, no significa que sea muy<br />

misterioso, sino que la verdad antes <strong>de</strong>sconocida acerca <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús es sumamente maravillosa y espléndida.<br />

Dios fue manifestado en carne se refiere al Señor Jesús, y en particular a Su<br />

Encarnación. La verda<strong>de</strong>ra piedad fue manifestada en la carne por primera vez cuando el<br />

Salvador nació como Bebé en el pesebre <strong>de</strong> Belén.<br />

¿Significa justificado en el Espíritu «justificado en Su propio espíritu humano»? ¿O<br />

significa «justificado por el Espíritu Santo»? Lo enten<strong>de</strong>mos como significando esto<br />

último. Fue vindicado por el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios en Su bautismo (Mt. 3:15–17),<br />

transfiguración (Mt. 17:5), resurrección (Ro. 1:3, 4) y ascensión (Jn. 16:10).<br />

Jesús fue visto <strong>de</strong> los ángeles en Su nacimiento, tentación, agonía en el Huerto <strong>de</strong><br />

Getsemaní, resurrección y ascensión.


Des<strong>de</strong> el día <strong>de</strong> Pentecostés en a<strong>de</strong>lante, ha sido predicado a los gentiles. La<br />

proclamación ha alcanzado no sólo al pueblo judío, sino a los más remotos rincones <strong>de</strong> la<br />

tierra.<br />

Creído en el mundo <strong>de</strong>scribe el hecho <strong>de</strong> que algunos <strong>de</strong> casi cada tribu y nación han<br />

confiado en el Señor Jesús. No dice: «Creído por el mundo». Aunque la proclamación ha<br />

sido <strong>de</strong> alcance mundial, su recepción ha sido sólo parcial.<br />

Recibido arriba en gloria es generalmente aceptado como una referencia a Su<br />

Ascensión al cielo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber consumado la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción, y a Su actual<br />

posición allá. Vincent señala que dice «recibido arriba en gloria». Quiere <strong>de</strong>cir «con las<br />

circunstancias acompañantes <strong>de</strong> pompa o majestad, como <strong>de</strong>cimos <strong>de</strong> un general<br />

victorioso».<br />

Algunos hacen que esta lista <strong>de</strong> acontecimientos sea cronológica. Por ejemplo, dicen<br />

que manifestado en carne hace referencia a la encarnación; justificado en el Espíritu se<br />

refiere a la muerte, sepultura y resurrección <strong>de</strong> Cristo; visto <strong>de</strong> los ángeles <strong>de</strong>scribe Su<br />

ascensión al cielo; predicado a los gentiles y creído en el mundo son los acontecimientos<br />

que siguieron a Su ascensión, y, finalmente, recibido arriba en gloria se refiere a un día<br />

veni<strong>de</strong>ro cuando todos Sus redimidos sean reunidos, resucitados <strong>de</strong> los muertos y recibidos<br />

con Él a la gloria. Según este punto <strong>de</strong> vista, entonces, y solamente entonces, será<br />

consumado el misterio <strong>de</strong> la piedad.<br />

Sin embargo, no vemos razón alguna por la que el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>ba ser cronológico. Algunos<br />

piensan que en este versículo tenemos un fragmento <strong>de</strong> un antiguo himno cristiano. Si es<br />

así, es algo similar a nuestro cántico evangélico «Un Día»:<br />

Viviendo me amó; por Su muerte me salvó;<br />

Sepultado, mi pecado lejos llevó;<br />

Resucitando, para siempre me justificó:<br />

Un día volverá: ¡qué día glorioso será!<br />

Charles H. Marsh<br />

IV. APOSTASÍA EN LA IGLESIA (4:1–16)<br />

A. Advertencia contra la inminente apostasía (4:1–5)<br />

4:1 Hay dos maneras en las que se podría <strong>de</strong>cir que el Espíritu habla claramente.<br />

Primero, que lo que Pablo está diciendo le fue dado <strong>de</strong> manera patente por revelación<br />

divina. Pero podría también significar que a lo largo <strong>de</strong> las Escrituras, y en particular en el<br />

NT, se enseña claramente que los últimos tiempos estarán caracterizados por un<br />

apartamiento <strong>de</strong> la fe.<br />

Los últimos tiempos significa «en tiempos posteriores», periodos <strong>de</strong> tiempo que<br />

vendrían <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> aquel tiempo en que el apóstol estaba escribiendo.<br />

Algunos apostatarán <strong>de</strong> la fe. La palabra algunos es característica <strong>de</strong> 1 Timoteo. Lo<br />

que era una minoría en 1 Timoteo parece haberse transformado en mayoría en 2 Timoteo.<br />

El hecho <strong>de</strong> que estas personas apostaten o caigan fuera <strong>de</strong> la fe no significa que jamás<br />

fuesen salvos, sino sencillamente que habían profesado ser cristianos. Conocían algunas<br />

cosas acerca <strong>de</strong>l Señor Jesucristo y les habían dicho que Él era el único Salvador.<br />

Profesaron por un tiempo ser seguidores <strong>de</strong> Él, pero luego apostataron <strong>de</strong> la fe.


Difícilmente se pue<strong>de</strong> leer esta sección sin pensar en el surgimiento <strong>de</strong> sectas en nuestro<br />

propio tiempo. La manera en que se han extendido estos falsos sistemas se <strong>de</strong>scribe aquí <strong>de</strong><br />

manera precisa. Una gran parte <strong>de</strong> la membresía <strong>de</strong> esas sectas se compone <strong>de</strong> personas que<br />

estaban antes en <strong>iglesia</strong>s pretendidamente cristianas. Quizá en un tiempo esas <strong>iglesia</strong>s<br />

habían sido sanas en la fe, pero fueron <strong>de</strong>rivando al evangelio social. Luego vinieron los<br />

sectarios ofreciendo un mensaje más positivo, y esos profesos cristianos fueron atrapados.<br />

Escuchan bien dispuestos a espíritus engañadores y a doctrinas <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios. La<br />

<strong>de</strong>scripción espíritus engañadores se emplea aquí en un sentido figurado para <strong>de</strong>scribir a<br />

los falsos maestros, en los que moran malos espíritus, y que engañan a los incautos.<br />

Doctrinas <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios no significa doctrinas acerca <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios, sino doctrinas<br />

inspiradas por <strong>de</strong>monios, o que tienen su origen en el mundo <strong>de</strong>moniaco.<br />

4:2 La palabra hipocresía sugiere «llevar una máscara». ¡Qué típico es eso <strong>de</strong> los falsos<br />

sectarios! Tratan <strong>de</strong> ocultar su verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad. No quieren que la gente conozca el<br />

sistema con el que se i<strong>de</strong>ntifican. Se disfrazan empleando términos bíblicos y cantando<br />

himnos cristianos. No sólo son hipócritas, sino que son a<strong>de</strong>más mentirosos. Sus enseñanzas<br />

no se ajustan a la verdad <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios; lo saben, y engañan a propósito a la gente.<br />

Tienen cauterizada la conciencia. Quizá en época temprana <strong>de</strong> sus vidas habían tenido<br />

una conciencia sensible, pero la han suprimido tantas veces y han pecado tanto contra la luz<br />

que ahora su conciencia se ha vuelto insensible y se ha endurecido. Ya no tienen más<br />

escrúpulos acerca <strong>de</strong> contra<strong>de</strong>cir la palabra <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> enseñar cosas que saben que son<br />

falsas.<br />

4:3 Ahora se especifican dos <strong>de</strong> las doctrinas <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios. La primera es enseñar que<br />

casarse está mal. Esto es directamente contrario a la palabra <strong>de</strong> Dios. El mismo Dios<br />

instituyó el matrimonio, y lo hizo antes que el pecado entrase en el mundo. No hay nada<br />

malo en el matrimonio, y cuando los falsos maestros prohíben casarse, están atacando lo<br />

que Dios ha or<strong>de</strong>nado.<br />

Una ilustración <strong>de</strong> esta enseñanza es la ley que prohíbe casarse a <strong>de</strong>terminados<br />

sacerdotes y monjas. Sin embargo, y <strong>de</strong> manera más directa, este versículo hace referencia<br />

a la enseñanza <strong>de</strong> los espiritistas que se llama afinidad espiritual, según la cual, como dice<br />

A. J. Pollock, «se menosprecia el vínculo matrimonial, y el resultado práctico es que<br />

hombres y mujeres son seducidos y apartados <strong>de</strong> sus cónyuges legítimos para constituir<br />

vínculos impíos e ilegítimos con sus pretendidas afinida<strong>de</strong>s espirituales».<br />

Podríamos también mencionar la actitud <strong>de</strong> la Ciencia Cristiana para con el matrimonio.<br />

Su fundadora, la señora Eddy, que se casó tres veces, dice:<br />

El matrimonio continuará hasta que se aprenda que Dios es el Padre <strong>de</strong> todos. … en<br />

matrimonio, que fue en el pasado un hecho fijo entre nosotros, ha <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r su actual fijeza.<br />

La segunda enseñanza <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios es la necesidad <strong>de</strong> abstenerse <strong>de</strong> ciertos alimentos.<br />

Esta enseñanza se encuentra entre los espiritistas, que preten<strong>de</strong>n que comer carne animal<br />

impi<strong>de</strong> contactar con los espíritus. También entre los teosofistas y los hindúes se da el<br />

horror a sacrificar toda clase <strong>de</strong> vida, porque creen que el alma <strong>de</strong> un hombre pue<strong>de</strong> volver<br />

a la vida y vivir en un animal o en otros seres.<br />

El pronombre que pue<strong>de</strong> referirse al matrimonio y a los alimentos. Lo uno y los otros<br />

fueron creados por Dios para ser compartidos por nosotros con acción <strong>de</strong> gracias. No creó<br />

esas cosas sólo para los inconversos, sino para los creyentes y los que han conocido la<br />

verdad.<br />

4:4 Todo lo que Dios creó es bueno. Tanto los alimentos como el matrimonio son<br />

creación <strong>de</strong> Dios, y nada es <strong>de</strong> <strong>de</strong>secharse, si se toma con acción <strong>de</strong> gracias. Él instituyó


el matrimonio para la propagación <strong>de</strong> la vida humana (véase Gn. 1:28), y el alimento para<br />

sustentar la vida (Gn. 9:3).<br />

4:5 La palabra <strong>de</strong> Dios pone aparte tanto el alimento como el matrimonio para uso <strong>de</strong>l<br />

hombre. El alimento es así santificado en Génesis 9:3; Marcos 7:19; Hechos 10:14, 15 y 1<br />

Corintios 10:25, 26. El matrimonio es presentado en 1 Corintios 7 y Hebreos 13:4.<br />

Lo uno y lo otro es también santificado mediante la oración. Antes <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> una<br />

comida, <strong>de</strong>beríamos inclinar nuestras cabezas y dar gracias por el alimento (véase Mt.<br />

14:19; Hch. 27:35). Por este acto pedimos al Señor que santifique el alimento para<br />

fortalecer nuestros cuerpos <strong>de</strong> manera que le podamos servir más aceptablemente. Antes <strong>de</strong><br />

entrar en el estado matrimonial, <strong>de</strong>beríamos orar que Dios bendiga la unión para Su gloria,<br />

para bendición <strong>de</strong> otros, y para bien <strong>de</strong> la novia y <strong>de</strong>l novio.<br />

Es un buen testimonio <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los cristianos dar gracias por la comida en presencia<br />

<strong>de</strong> personas inconversas. La bendición no ha <strong>de</strong> ser ostentosa ni larga, pero tampoco<br />

<strong>de</strong>beríamos intentar ocultar el hecho <strong>de</strong> que le damos gracias a Dios por la comida.<br />

B. Instrucciones positivas en vistas a la inminente apostasía (4:6–16)<br />

4:6 Al instruir a los hermanos acerca <strong>de</strong> esto que se menciona en los versículos 1–5,<br />

Timoteo será buen ministro <strong>de</strong> Jesucristo. Como hemos mencionado ya con anterioridad,<br />

la palabra ministro significa «siervo». Será un siervo, nutrido con las palabras <strong>de</strong> la fe y<br />

<strong>de</strong> la buena doctrina que ha seguido cuidadosamente hasta el presente.<br />

4:7 En esta sección, Pablo está pensando en el servicio cristiano como una forma <strong>de</strong><br />

esfuerzo atlético. En el versículo 6 se refiere a la dieta apropiada para alguien que está<br />

sirviendo a Cristo —<strong>de</strong>bería ser nutrido en las palabras <strong>de</strong> la fe y <strong>de</strong> la buena doctrina. En<br />

el versículo 7 habla <strong>de</strong> un ejercicio que tiene como objetivo la piedad.<br />

El apóstol aconseja a Timoteo a <strong>de</strong>sechar las fábulas profanas y propias <strong>de</strong> viejas. No<br />

tiene que combatirlas ni pasar mucho tiempo en ellas. Más bien, ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñarlas, tratarlas<br />

con menosprecio. La frase fábulas profanas y propias <strong>de</strong> viejas nos hace pensar en la<br />

Ciencia Cristiana, que fue fundada por una mujer, que parece atraer especialmente a las<br />

mujeres ancianas, y que enseña fábulas en lugar <strong>de</strong> la verdad.<br />

En lugar <strong>de</strong> malgastar el tiempo en mitos y fábulas, <strong>de</strong>bería ejercitarse para la piedad.<br />

Este ejercicio involucra la lectura y estudio <strong>de</strong> la Biblia, la oración, la meditación y el<br />

testimonio a otros. Dice Stock: «No existe el ir <strong>de</strong>rivando a la piedad: la corriente va contra<br />

nosotros». Ha <strong>de</strong> haber ejercicio y esfuerzo.<br />

4:8 Aquí se contrastan dos clases <strong>de</strong> ejercicio. El ejercicio corporal tiene ciertos<br />

valores para el cuerpo, pero son limitados y <strong>de</strong> corta duración. En cambio, la piedad es<br />

buena para el espíritu, alma y cuerpo <strong>de</strong>l hombre, y no sólo para el tiempo, sino también<br />

para la eternidad. Por lo que a esta vida respecta, la piedad da el más gran<strong>de</strong> gozo, y por lo<br />

que toca a la vida veni<strong>de</strong>ra, tiene la promesa <strong>de</strong> una magnífica recompensa y <strong>de</strong> capacidad<br />

para gozar <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong> aquella escena.<br />

4:9 Se está generalmente <strong>de</strong> acuerdo que este versículo se refiere atrás al dicho acerca<br />

<strong>de</strong> la piedad. El hecho <strong>de</strong> que la piedad es <strong>de</strong> un valor extenso y eterno es palabra fiel y<br />

digna <strong>de</strong> total aceptación. Esta es la tercera palabra fiel en esta Epístola.<br />

4:10 Pues por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobio. A lo que se refiere es a la<br />

vida <strong>de</strong> piedad. Pablo está diciendo que esta es la gran meta por la que ejerce todos sus<br />

esfuerzos. Para los incrédulos, este no parecería un objetivo digno para la vida. Pero el


cristiano ve más allá <strong>de</strong> las cosas efímeras <strong>de</strong> este mundo y pone su esperanza en el Dios<br />

viviente. Esta esperanza nunca pue<strong>de</strong> ser frustrada, por la razón precisa <strong>de</strong> que Él es el Dios<br />

viviente, que es el Salvador <strong>de</strong> todos los hombres, especialmente <strong>de</strong> los que creen. Dios<br />

es el Salvador <strong>de</strong> todos los hombres en el sentido señalado antes, <strong>de</strong> que ha hecho<br />

provisión a<strong>de</strong>cuada para la salvación <strong>de</strong> todos los hombres. Él es el Salvador <strong>de</strong> los que<br />

creen en un sentido especial porque ellos se han apropiado <strong>de</strong> Su provisión. Podríamos<br />

<strong>de</strong>cir que Él es potencialmente el Salvador <strong>de</strong> todos los hombres, y realmente el Salvador<br />

<strong>de</strong> todos los que creen.<br />

4:11 Esto se refiere probablemente a lo que Pablo ha estado diciendo en los versículos<br />

que van <strong>de</strong>l 6 al 10. Timoteo ha <strong>de</strong> mandar y enseñar estos preceptos, poniéndolos<br />

continuamente <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

4:12 En el tiempo <strong>de</strong> esta carta, Timoteo tenía probablemente entre treinta y treinta y<br />

cinco años. En contraste con algunos <strong>de</strong> los ancianos <strong>de</strong> la asamblea en Éfeso, sería un<br />

hombre relativamente joven. Por eso dice Pablo aquí: Que nadie menosprecie tu<br />

juventud. Esto no significa que Timoteo ha <strong>de</strong> ponerse sobre un pe<strong>de</strong>stal y consi<strong>de</strong>rarse<br />

inmune a las críticas. Más bien, significa que no <strong>de</strong>be dar ocasión a nadie para con<strong>de</strong>narle.<br />

Siendo ejemplo <strong>de</strong> los creyentes, ha <strong>de</strong> evitar la posibilidad <strong>de</strong> ninguna crítica justificada.<br />

En palabra se refiere a la conversación <strong>de</strong> Timoteo. Sus palabras <strong>de</strong>berían ser siempre<br />

las que caracterizan a un hijo <strong>de</strong> Dios. No sólo <strong>de</strong>bería evitar aquella forma <strong>de</strong> hablar<br />

directamente prohibida, sino la que no sea <strong>de</strong> edificación para sus oyentes.<br />

En conducta se refiere a toda la manera <strong>de</strong> actuar <strong>de</strong> uno. Nada en su comportamiento<br />

<strong>de</strong>bería ser para <strong>de</strong>shonra <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> Cristo.<br />

En amor sugiere que el amor ha <strong>de</strong> ser el motivo para la conducta, así como el espíritu<br />

en que se lleva a cabo y la meta hacia la que se lanza.<br />

En espíritu no aparece en la mayoría <strong>de</strong> las mo<strong>de</strong>rnas versiones. Sin embargo, estas<br />

palabras aparecen en el texto tradicional y en el mayoritario. Guy King lamenta que el<br />

entusiasmo, su penetrante entendimiento <strong>de</strong> esta frase, sea<br />

… una cualidad extrañamente ausente en la forma <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> muchos cristianos. Mucho<br />

entusiasmo por un partido <strong>de</strong> fútbol, o por una campaña electoral, pero, ¡cuán poco para el<br />

servicio <strong>de</strong> DIOS! ¡Cuánto <strong>de</strong>l magnífico entusiasmo <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la Ciencia<br />

Cristiana, <strong>de</strong> los Testigos <strong>de</strong> Jehová, <strong>de</strong> los comunistas, <strong>de</strong>bería avergonzarnos! ¡Oh, que<br />

tuviésemos el ardiente celo que la <strong>iglesia</strong> conoció una vez! Este buen espíritu ayudará<br />

gran<strong>de</strong>mente a Timoteo mientras busca consolidar la posición y avanzar la línea.<br />

En fe significa probablemente «en fi<strong>de</strong>lidad», y conlleva la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> fiabilidad y <strong>de</strong><br />

firmeza.<br />

En pureza <strong>de</strong>bería caracterizar no sólo sus acciones, sino también sus motivos.<br />

4:13 Este versículo se refiere probablemente <strong>de</strong> manera primaria a la <strong>iglesia</strong> local, y no<br />

a la vida personal <strong>de</strong> Timoteo. Debe ocuparse en la lectura pública <strong>de</strong> las Escrituras, en la<br />

exhortación y en la enseñanza. Hay aquí un or<strong>de</strong>n concreto. Primero, Pablo <strong>de</strong>staca la<br />

lectura pública <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Esto era especialmente necesario en aquel tiempo,<br />

por cuanto la distribución <strong>de</strong> las Escrituras estaba muy limitada. Pocas personas tenían una<br />

copia <strong>de</strong> la palabra. Después <strong>de</strong> leer las Escrituras, Timoteo <strong>de</strong>bía exhortar a los creyentes<br />

sobre la base <strong>de</strong> lo que había sido leído, y luego <strong>de</strong>bía enseñar las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. Este versículo nos recuerda Nehemías 8, y <strong>de</strong> manera especial el versículo<br />

8: «Y leían en el libro <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Dios claramente, y ponían el sentido, <strong>de</strong> modo que<br />

entendiesen la lectura».


Sin embargo, no <strong>de</strong>beríamos excluir <strong>de</strong> este versículo el pensamiento <strong>de</strong> las <strong>de</strong>vociones<br />

privadas. Antes que Timoteo pudiese exhortar y enseñar en base <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios a los<br />

<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>bía primero hacer aquello real en su propia vida.<br />

4:14 No se nos dice exactamente qué don había sido dado a Timoteo, si el <strong>de</strong><br />

evangelista, pastor o maestro. El tenor general <strong>de</strong> estas Epístolas nos lleva a pensar que era<br />

un pastor-maestro. Sin embargo, lo que sabemos es que el don… fue dado mediante<br />

profecía con la imposición <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong>l presbiterio. Primero, fue dado junto con o<br />

mediante profecía. Esto significa sencillamente que un profeta en una <strong>iglesia</strong> local se<br />

levantó un día y anunció que el Espíritu <strong>de</strong> Dios había impartido algún don a Timoteo. El<br />

profeta no confirió el don, sino que lo anunció. Esto fue acompañado por la imposición <strong>de</strong><br />

manos <strong>de</strong>l presbiterio. De nuevo se <strong>de</strong>be enfatizar que los presbíteros, o ancianos, no<br />

tenían el po<strong>de</strong>r para otorgar el don a Timoteo. Más bien, al poner sus manos sobre él,<br />

significaron un reconocimiento público <strong>de</strong> lo que el Espíritu Santo ya había hecho.<br />

Este proceso se ve en Hechos 13. En el versículo 2, el Espíritu Santo señaló a Bernabé y<br />

a Saulo para una obra específica. Quizá fue por medio <strong>de</strong> un profeta que se transmitió esta<br />

palabra. Entonces los hermanos locales ayunaron y oraron y pusieron las manos sobre<br />

Bernabé y Saulo, y los enviaron (v. 3).<br />

Esta misma práctica es la seguida en la actualidad por muchas comunida<strong>de</strong>s cristianas<br />

locales. Cuando los ancianos evi<strong>de</strong>ncian que algún hombre ha recibido un don <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo, lo encomiendan a la obra <strong>de</strong>l Señor, indicando su confianza en él y su<br />

reconocimiento <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l Espíritu en su vida. Su encomendación no le otorga un don,<br />

sino que meramente reconoce que esto ya ha sido hecho por el Espíritu <strong>de</strong> Dios.<br />

Hay una diferencia entre lo que sucedió cuando los ancianos pusieron las manos sobre<br />

Timoteo, como se menciona aquí, y cuando Pablo puso sus manos sobre Timoteo, como se<br />

<strong>de</strong>scribe en 2 Timoteo 1:6. En el primer caso, la acción no fue en absoluto oficial ni fue<br />

instrumental en el otorgamiento <strong>de</strong>l don. Sólo expresaba comunión con él en su obra. En el<br />

segundo caso, Pablo fue realmente el canal apostólico por medio <strong>de</strong>l que fue impartido el<br />

don.<br />

4:15 Las palabras ocúpate en estas cosas pue<strong>de</strong>n también traducirse: «Cultiva» o<br />

«Afánate en estas cosas». Este pue<strong>de</strong> ser ciertamente su sentido, porque las siguientes<br />

palabras son, permanece en ellas. Pablo está alentando a Timoteo a entregarse sin<br />

distracciones a la obra <strong>de</strong>l Señor. Debe darse enteramente en sus esfuerzos. De esta manera,<br />

su aprovechamiento será manifiesto a todos. Pablo no quiere que Timoteo alcance un<br />

altiplano en su servicio cristiano y que se establezca entonces en una cómoda rutina. Más<br />

bien, quiere que esté siempre avanzando en las cosas <strong>de</strong>l Señor.<br />

Observemos el or<strong>de</strong>n aquí. Timoteo <strong>de</strong>be primero tener cuidado <strong>de</strong> sí mismo, y luego<br />

<strong>de</strong> la enseñanza. Esto <strong>de</strong>staca la importancia <strong>de</strong> la vida personal en cualquier siervo <strong>de</strong><br />

Cristo. Si su vida está mal, pue<strong>de</strong> ser totalmente ortodoxo en su doctrina, pero <strong>de</strong> nada<br />

servirá. Bien lo ha dicho A. W. Pink: «El servicio viene a convertirse en un lazo y en un<br />

mal si se permite que excluya la adoración y el cultivo <strong>de</strong> la propia vida espiritual».<br />

Al permanecer en estas cosas <strong>de</strong> las que ha estado hablando Pablo, es <strong>de</strong>cir, la lectura,<br />

la exhortación y la enseñanza, Timoteo se salvará a sí mismo y a los que le escuchen.<br />

Aquí, la palabra salvar no tiene nada que ver con la salvación <strong>de</strong>l alma. El capítulo<br />

comienza con una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los falsos maestros que estaban haciendo estragos entre el<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios. Pablo le está diciendo a Timoteo que mediante una fiel adhesión a una vida<br />

<strong>de</strong> piedad y a la palabra <strong>de</strong> Dios, se salvará a sí mismo <strong>de</strong> estas falsas enseñanzas, y<br />

rescatará <strong>de</strong> las mismas también a sus oyentes.


V. INSTRUCCIONES ESPECÍFICAS TOCANTES A<br />

VARIAS CLASES DE CREYENTES (5:1–6:2)<br />

A. Diferentes grupos <strong>de</strong> edad (5:1–2)<br />

5:1 Este versículo introduce una sección acerca <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong> Timoteo para con los<br />

miembros <strong>de</strong> la familia cristiana entre los que estaría trabajando. Al ser más joven y quizá<br />

más activo, Timoteo podría sentirse tentado a impacientarse y a resentirse con algún<br />

anciano; <strong>de</strong> ahí la amonestación <strong>de</strong> que no <strong>de</strong>be repren<strong>de</strong>r al anciano con ru<strong>de</strong>za, sino<br />

exhortarlo como a padre. Sería impropio <strong>de</strong> su parte, como más joven, asaltar a alguien<br />

con golpes verbales.<br />

También habría el peligro <strong>de</strong> que este joven siervo <strong>de</strong> Cristo manifestase una actitud<br />

agobiante sobre los más jóvenes. También Pablo le dice que ha <strong>de</strong> tratar a los más jóvenes<br />

como hermanos; <strong>de</strong>be ser como uno <strong>de</strong> ellos y no adoptar una actitud autoritaria para con<br />

ellos.<br />

5:2 Las ancianas ha <strong>de</strong> tratarlas como a madres y con la dignidad, el amor y respeto<br />

que se les <strong>de</strong>be.<br />

La pureza <strong>de</strong>bería caracterizar todos sus tratos con las jovencitas. No sólo <strong>de</strong>bería<br />

evitar todo lo positivamente pecaminoso, sino también alejarse <strong>de</strong> todo acto <strong>de</strong> indiscreción<br />

o <strong>de</strong> toda conducta que pudiese dar malas apariencias.<br />

B. Las viudas (5:3–16)<br />

5:3 En los versículos 3–16, Pablo trata el tema <strong>de</strong> las viudas en la <strong>iglesia</strong> local, y el<br />

trato que <strong>de</strong>ben recibir.<br />

Primero, la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>bería honrar a las viudas que en verdad lo son. Honrar no<br />

conlleva aquí sólo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> respeto, sino que incluye también el pensamiento <strong>de</strong> ayuda<br />

financiera. Una verda<strong>de</strong>ra viuda es aquella que no tiene otros medios <strong>de</strong> sustento, sino que<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> totalmente <strong>de</strong>l Señor para su mantenimiento. No tiene parientes vivos que cui<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> ella.<br />

5:4–5 En estos versículos se <strong>de</strong>scribe a una segunda clase <strong>de</strong> viuda. Se trata <strong>de</strong> la que<br />

tiene hijos, o nietos. En tales casos, los hijos <strong>de</strong>berían apren<strong>de</strong>r a mostrar piedad práctica<br />

en el hogar recompensando a su madre (o abuela) por todo lo que ha hecho por ellos. Este<br />

versículo enseña con claridad que la piedad comienza en la propia familia. ¡Es un pobre<br />

testimonio para la fe cristiana hablar <strong>de</strong> manera altisonante acerca <strong>de</strong> la propia religión y<br />

luego <strong>de</strong>scuidar a aquellos que están atados a nosotros por los vínculos <strong>de</strong> la naturaleza!<br />

Es agradable a la vista <strong>de</strong> Dios que los cristianos se cui<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los seres queridos que en<br />

caso contrario carecen <strong>de</strong> sustento. En Efesios 6:2 el Apóstol Pablo enseña con claridad:<br />

«Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa». Como se ha<br />

mencionado antes, una viuda que lo es <strong>de</strong> verdad es la que carece <strong>de</strong> recursos financieros y<br />

que constantemente ha <strong>de</strong> esperar en Dios para el suministro <strong>de</strong> su pan diario.<br />

5:6–7 En contraste con la viuda piadosa <strong>de</strong>l versículo 5 tenemos aquella que se entrega<br />

a los placeres. Hay algún <strong>de</strong>sacuerdo sobre si esta mujer es una verda<strong>de</strong>ra creyente o una<br />

mera profesante. Creemos que se trata <strong>de</strong> una cristiana genuina —pero enfriada—. Está<br />

muerta en lo que se refiere a su comunión con Dios o utilidad para Él. Timoteo <strong>de</strong>be


advertir a tales viudas en contra <strong>de</strong> vivir en placeres y <strong>de</strong>be también enseñar a los cristianos<br />

a cuidar <strong>de</strong> aquellos que están relacionados con ellos y que son pobres.<br />

5:8 Aquí se enfatiza la gravedad <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> proveer a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los suyos, y<br />

en especial para los <strong>de</strong> su casa inmediata. Constituye una negación <strong>de</strong> la fe. La fe cristiana<br />

mantiene <strong>de</strong> manera consecuente que los verda<strong>de</strong>ros creyentes <strong>de</strong>ben cuidar los unos <strong>de</strong> los<br />

otros. Cuando un cristiano <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> hacer esto, niega por sus acciones las mismas verda<strong>de</strong>s<br />

que el cristianismo enseña. Una persona así es peor que un incrédulo, por la sencilla razón<br />

<strong>de</strong> que muchos incrédulos muestran una amante solicitud por sus propios parientes.<br />

A<strong>de</strong>más, un cristiano pue<strong>de</strong> así atraer oprobio sobre el nombre <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> una manera en<br />

que un incrédulo no pue<strong>de</strong>.<br />

5:9 Parece, por este versículo, que en cada <strong>iglesia</strong> local se mantenía un registro concreto<br />

<strong>de</strong> nombres indicando las viudas que recibían la ayuda <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Pablo especifica aquí<br />

que ninguna viuda <strong>de</strong>bería ser registrada con menos <strong>de</strong> sesenta años.<br />

La expresión que haya sido esposa <strong>de</strong> un solo marido suscita el mismo problema que<br />

la similar expresión en relación con los obispos y diáconos. Se han dado similares<br />

interpretaciones <strong>de</strong> esta expresión. Indudablemente, significa que su vida <strong>de</strong> casada haya<br />

sido irreprensible, que no haya sospecha alguna <strong>de</strong> mal moral.<br />

5:10 Para ser registrada, una viuda <strong>de</strong>be tener también reputación por haber llevado a<br />

cabo buenas obras como las que <strong>de</strong>berían caracterizar a un creyente espiritual.<br />

Las palabras si ha criado hijos significa indudablemente que los haya criado <strong>de</strong> tal<br />

manera que hayan sido para crédito <strong>de</strong> ella y <strong>de</strong> su hogar cristiano. No habría virtud en<br />

simplemente criar hijos, sino en criarlos bien.<br />

Otra marca <strong>de</strong> una viuda piadosa es que haya mostrado hospitalidad. Una y otra vez se<br />

menciona y encomia en el NT la práctica <strong>de</strong> la hospitalidad.<br />

Lavar los pies <strong>de</strong> los visitantes era el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> un esclavo. De modo que el pensamiento<br />

aquí es indudablemente que la viuda ha llevado a cabo trabajos muy humil<strong>de</strong>s para sus<br />

hermanos cristianos. Pero pue<strong>de</strong> también significar que haya lavado los pies <strong>de</strong> los santos<br />

en un sentido espiritual, con el lavamiento <strong>de</strong>l agua por la palabra. Esto no significaría un<br />

ministerio público, sino simplemente visitar las casas y emplear la palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> tal<br />

manera que limpiase a los creyentes <strong>de</strong> las contaminaciones adquiridas en su andar diario.<br />

Socorrer a los afligidos se refiere a actos <strong>de</strong> misericordia llevados a cabo por aquellos<br />

que están enfermos, dolidos o en otras aflicciones.<br />

En resumen, para ser registrada en la lista <strong>de</strong> una asamblea local, esta viuda ha <strong>de</strong> haber<br />

estado <strong>de</strong>dicada a toda buena obra.<br />

5:11 Este es un versículo difícil, pero el significado parece ser como sigue: En general,<br />

sería un error hacer <strong>de</strong> las viudas más jóvenes un cargo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Al ser jóvenes,<br />

probablemente querrán casarse <strong>de</strong> nuevo. Esto no sería malo en sí mismo, pero el <strong>de</strong>seo<br />

podría llegar a ser tan intenso en ocasiones que alguna <strong>de</strong> estas viudas jóvenes podría<br />

casarse incluso con un incrédulo. El apóstol habla <strong>de</strong> eso como rebelarse contra Cristo.<br />

Cuando se trata <strong>de</strong> la elección entre casarse con un pagano o permanecer solteras por amor<br />

a Cristo y obediencia a Su palabra, la viuda joven es propensa a casarse. Esto,<br />

naturalmente, sería para oprobio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local que la hubiese apoyado.<br />

5:12 Con<strong>de</strong>nación no significa aquí perdición eterna, sino sencillamente que tiene este<br />

juicio o con<strong>de</strong>nación por haber <strong>de</strong>jado a un lado su fe (RVR77 margen) anterior.<br />

Anteriormente había profesado la más gran<strong>de</strong> lealtad y <strong>de</strong>voción al Señor Jesucristo, pero<br />

ahora, cuando tiene la oportunidad <strong>de</strong> contraer matrimonio con alguien que no ama a<br />

Cristo, olvida sus votos o promesas iniciales a Cristo y se va con el incrédulo, infiel a su


Esposo celestial. Pablo no critica a las viudas jóvenes por casarse. En realidad, les apremia<br />

a que lo hagan (v. 14). En lo que encuentra falta es en su <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia espiritual, en que<br />

abandonen principios divinos para encontrar un hombre.<br />

5:13 Que la <strong>iglesia</strong> local asumiese una plena responsabilidad financiera para las viudas<br />

más jóvenes podría alentarlas a ser ociosas y chismosas, entrometiéndose en cosas que no<br />

les importan. Ninguna acción tomada por una <strong>iglesia</strong> local <strong>de</strong>bería jamás alentar a tal<br />

conducta, porque, como se ha mencionado, tiene una inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>sfavorable sobre el<br />

testimonio cristiano.<br />

5:14 Pablo, pues, enuncia como principio general que es preferible que las viudas<br />

jóvenes se casen, críen hijos, y se cui<strong>de</strong>n <strong>de</strong> un hogar cristiano que sea irreprochable.<br />

Naturalmente, Pablo sabía que no siempre sería posible que cada viuda joven se casase. La<br />

iniciativa, ordinariamente, la ha <strong>de</strong> tomar el hombre. Pero está simplemente enunciando el<br />

principio general que <strong>de</strong>be seguirse siempre que sea posible.<br />

El adversario, o Satanás, está siempre al acecho, buscando acusaciones que lanzar<br />

contra el testimonio cristiano, y Pablo intenta guardarse en contra <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> que<br />

haya ninguna causa legítima para hablar mal.<br />

5:15 Lo que el apóstol ha estado diciendo acerca <strong>de</strong> las viudas jóvenes no es una mera<br />

conjetura o especulación. Cosas así ya han sucedido. Ya algunas se habían apartado en<br />

pos <strong>de</strong> Satanás, en el sentido <strong>de</strong> que habían escuchado la voz <strong>de</strong> Satanás y habían<br />

escogido un cónyuge incrédulo, <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>ciendo la palabra <strong>de</strong>l Señor.<br />

5:16 El argumento pasa ahora <strong>de</strong> nuevo a la obligación <strong>de</strong> los parientes <strong>de</strong> tener<br />

cuidado <strong>de</strong> los suyos. Si algún creyente o alguna creyente tiene en la familia una viuda<br />

que precisa <strong>de</strong> ayuda, entonces el creyente <strong>de</strong>bería asumir la responsabilidad, a fin <strong>de</strong> que<br />

la <strong>iglesia</strong> que<strong>de</strong> libre para po<strong>de</strong>r cuidar <strong>de</strong> aquellas que realmente están <strong>de</strong>stituidas y sin<br />

parientes próximos.<br />

Todo este pasaje, versículos 3–16, dice lo que la <strong>iglesia</strong> ha <strong>de</strong> hacer bajo <strong>de</strong>terminadas<br />

circunstancias, no lo que pue<strong>de</strong> hacer si piensa que hay circunstancias atenuantes y si pue<strong>de</strong><br />

hacerlo. La extensión <strong>de</strong>l párrafo muestra que es un tema importante en la mente <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo, y que sin embargo es uno <strong>de</strong> los muy <strong>de</strong>scuidados en la mayoría <strong>de</strong> los<br />

círculos eclesiales en la actualidad.<br />

C. Los ancianos (5:17–25)<br />

5:17 El resto <strong>de</strong> este capítulo trata acerca <strong>de</strong> los ancianos. Primero, Pablo establece la<br />

regla <strong>de</strong> que los ancianos que gobiernan bien <strong>de</strong>ben ser tenidos por dignos <strong>de</strong> doble<br />

honor. «Gobernar» quedaría mejor traducido por «tomar la <strong>de</strong>lantera» (Darby). No se trata<br />

<strong>de</strong> control, sino <strong>de</strong> ejemplo. Estos ancianos son dignos <strong>de</strong> doble honor. Honor podría<br />

significar respeto, pero incluye también la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> compensación económica (Mt. 15:6).<br />

Doble honor incluye ambas i<strong>de</strong>as. Primero, es digno <strong>de</strong> respeto <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong><br />

Dios por su trabajo, pero también si da todo su tiempo a esta obra, es también digno <strong>de</strong><br />

ayuda económica. Los que trabajan en predicar y enseñar son probablemente los que<br />

pasan tanto tiempo en la predicación y en la enseñanza que no pue<strong>de</strong>n tener un empleo<br />

regular.<br />

5:18 Aquí se introducen dos pasajes <strong>de</strong> la Escritura para <strong>de</strong>mostrar la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong><br />

que el anciano es digno <strong>de</strong> compensación. El primero es Deuteronomio 25:4 y el segundo<br />

está tomado <strong>de</strong> Lucas 10:7. Este versículo es especialmente interesante en relación con la


inspiración <strong>de</strong> las Escrituras. Pablo toma un versículo <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> y uno <strong>de</strong>l<br />

<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, los pone juntos y al mismo nivel, y los menciona ambos como<br />

Escritura. Es evi<strong>de</strong>nte por esto que Pablo consi<strong>de</strong>raba los escritos <strong>de</strong>l NT como <strong>de</strong> igual<br />

autoridad que el AT.<br />

Estas Escrituras enseñan que no se <strong>de</strong>bería privar <strong>de</strong> su parte <strong>de</strong> grano a un buey<br />

empleado en la trilla <strong>de</strong> ese grano. Asimismo, el obrero tiene <strong>de</strong>recho a una parte <strong>de</strong>l fruto<br />

<strong>de</strong> su trabajo. Así es con los ancianos. A pesar <strong>de</strong> que su trabajo pueda no ser físico, sin<br />

embargo son dignos <strong>de</strong> ser mantenidos por el pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

5:19 Por cuanto los ancianos ocupan un puesto <strong>de</strong> responsabilidad en la <strong>iglesia</strong>, se<br />

convierten en blanco especial <strong>de</strong> los ataques <strong>de</strong> Satanás. Por esto, el Espíritu <strong>de</strong> Dios toma<br />

pasos para guardarlos en contra <strong>de</strong> falsas acusaciones. Se establece el principio <strong>de</strong> que no<br />

ha <strong>de</strong> tomarse ninguna acción disciplinaria contra un anciano excepto que la acusación se<br />

corrobore por el testimonio <strong>de</strong> dos o tres testigos. En realidad, este mismo principio se<br />

aplica a la disciplina <strong>de</strong> todo miembro <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, pero aquí se enfatiza porque había un<br />

peligro especial <strong>de</strong> que los ancianos fuesen injustamente acusados.<br />

5:20 En el caso <strong>de</strong> un anciano que haya sido hallado culpable <strong>de</strong> pecar <strong>de</strong> manera que<br />

dañe el testimonio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, tal hombre <strong>de</strong>bería ser reprendido públicamente. Esta<br />

acción hace conscientes a los creyentes <strong>de</strong> lo grave que es el pecado en relación con el<br />

servicio cristiano, y sirve como po<strong>de</strong>roso freno en las vidas <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />

Algunos comentaristas creen que el versículo 20 no es <strong>de</strong> especial aplicación a los<br />

ancianos, sino a todos los cristianos. Des<strong>de</strong> luego, este principio es aplicable a todos los<br />

cristianos, pero el marco <strong>de</strong> este versículo parece relacionarlo directamente con los<br />

ancianos.<br />

5:21 Al tratar con cuestiones <strong>de</strong> disciplina en la <strong>iglesia</strong> local, hay dos peligros que<br />

<strong>de</strong>ben ser evitados. El primero es los prejuicios, y el segundo la parcialidad. Es fácil tener<br />

prejuicios contra alguien, y por ello prejuzgar un caso. También es <strong>de</strong>masiado fácil mostrar<br />

parcialidad en favor <strong>de</strong> alguien a causa <strong>de</strong> su dinero, posición en la comunidad o su<br />

personalidad. Así, Pablo encarga solemnemente a Timoteo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo, y también <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los ángeles. Los ángeles son observadores <strong>de</strong>l mundo en<br />

que vivimos, y ellos <strong>de</strong>berían ver una perfecta justicia en las cuestiones <strong>de</strong> disciplina en la<br />

<strong>iglesia</strong>. Los ángeles escogidos son los que no han estado envueltos en pecado o rebelión<br />

contra Dios, sino que han mantenido su primer estado.<br />

5:22 Cuando hombres <strong>de</strong>stacados se i<strong>de</strong>ntifican con una <strong>iglesia</strong> local, hay a veces la<br />

ten<strong>de</strong>ncia a avanzarlos rápidamente a puestos <strong>de</strong> responsabilidad. Aquí Timoteo es<br />

advertido en contra <strong>de</strong>l apresuramiento en el reconocimiento <strong>de</strong> nuevos llegados. Tampoco<br />

<strong>de</strong>bería i<strong>de</strong>ntificarse con hombres cuyo carácter <strong>de</strong>sconoce, no sea que al hacerlo participe<br />

en sus pecados. No sólo <strong>de</strong>be mantenerse puro él personalmente, sino también en el<br />

sentido <strong>de</strong> no participar en los pecados <strong>de</strong> otros.<br />

5:23 No está claro cómo se relaciona este versículo con el anterior. Quizá el apóstol<br />

anticipa sabiamente que la involucración <strong>de</strong> Timoteo en los problemas y dificulta<strong>de</strong>s<br />

congregacionales tendría un efecto adverso sobre su estómago. Si éste es el caso, ¡Timoteo<br />

no sería el primero ni el último en sufrir <strong>de</strong> esta aflicción! Lo más probable es que Timoteo<br />

fuese repetidas veces víctima <strong>de</strong>l agua contaminada que sigue siendo común en muchas<br />

partes <strong>de</strong>l mundo. El consejo <strong>de</strong>l apóstol, Ya no bebas agua, significa que Timoteo no<br />

<strong>de</strong>bería utilizar agua con exclusión <strong>de</strong> un poco <strong>de</strong> vino. Pablo aconseja el uso <strong>de</strong> un poco<br />

<strong>de</strong> vino a causa <strong>de</strong> su estómago y sus frecuentes enfermeda<strong>de</strong>s. Este versículo trata sólo<br />

<strong>de</strong>l uso medicinal <strong>de</strong>l vino, y no <strong>de</strong>bería emplearse para acreditar su uso excesivo.


No hay duda alguna <strong>de</strong> que la referencia aquí es a verda<strong>de</strong>ro vino y no sólo jugo <strong>de</strong><br />

uvas. Es dudoso que existiese en aquel tiempo el jugo <strong>de</strong> uvas, porque se consigue<br />

mediante pasteurización, un proceso que entonces no se conocía aún. El hecho <strong>de</strong> que era<br />

verda<strong>de</strong>ro vino se implica en la expresión un poco <strong>de</strong> vino. Si no fuese vino real, no habría<br />

entonces sentido alguno en estipular que sólo se emplease un poco.<br />

Este versículo arroja luz también sobre el tema <strong>de</strong> la sanidad divina. Aunque Pablo,<br />

como apóstol, tenía indudablemente po<strong>de</strong>r para sanar toda clase <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s, sin<br />

embargo no siempre lo empleaba. Aquí justifica el empleo <strong>de</strong> medicinas en caso <strong>de</strong><br />

dolencias <strong>de</strong>l estómago.<br />

5:24 En este versículo el apóstol parece volver a la discusión que se da en el versículo<br />

22, don<strong>de</strong> había estado advirtiendo a Timoteo en contra <strong>de</strong> todo apresuramiento en imponer<br />

las manos sobre otros. Los versículos 24 y 25 <strong>de</strong>sarrollan este extremo.<br />

Los pecados <strong>de</strong> algunos hombres se hacen patentes y son tan evi<strong>de</strong>ntes que pue<strong>de</strong>n<br />

ser comparados con un trompetero que toca <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l hombre, anunciando que es un<br />

pecador, todo el camino yendo a juicio. Pero no suce<strong>de</strong> así en el caso <strong>de</strong> todos. A otros que<br />

son pecadores no se les <strong>de</strong>scubren hasta <strong>de</strong>spués.<br />

En la primera clase podríamos pensar en el borracho conocido como tal por toda la<br />

comunidad. En la segunda, al marido que mantiene en secreto relaciones con otra mujer. La<br />

comunidad pue<strong>de</strong> no saber nada <strong>de</strong> esto en aquel momento, pero a menudo el escándalo se<br />

revela <strong>de</strong>spués.<br />

5:25 Algo similar suce<strong>de</strong> en el caso <strong>de</strong> los buenos. Algunos parecen en el acto<br />

evi<strong>de</strong>ntemente buenos. Otros son más reservados y mo<strong>de</strong>stos, y es sólo con el paso <strong>de</strong>l<br />

tiempo que se llega a conocer su bondad real. Aunque no podamos ver lo bueno, pue<strong>de</strong><br />

haberlo y saldrá más a<strong>de</strong>lante a la superficie. La lección que po<strong>de</strong>mos apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> todo esto<br />

es que no <strong>de</strong>beríamos juzgar a nadie por una primera impresión, sino <strong>de</strong>jar tiempo para que<br />

el verda<strong>de</strong>ro carácter se haga evi<strong>de</strong>nte.<br />

D. Siervos y amos (6:1–2)<br />

6:1 Ahora se pone ante nosotros la conducta <strong>de</strong> los esclavos. Son mencionados como<br />

esclavos que están bajo el yugo, es <strong>de</strong>cir, el yugo <strong>de</strong> la esclavitud. El apóstol, primero,<br />

habla a los esclavos que tienen amos no salvos. En tal caso, ¿<strong>de</strong>berían los esclavos actuar<br />

<strong>de</strong> manera insolente contra sus amos? ¿Deberían rebelarse y huir? ¿Deberían hacer el<br />

mínimo posible? Al contrario, <strong>de</strong>berían tener a sus propios amos por dignos <strong>de</strong> todo<br />

honor. Esto significa que <strong>de</strong>berían tratarlos con el <strong>de</strong>bido respeto, y trabajar <strong>de</strong> manera<br />

obediente y fiel, y en general tratar <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> ayuda y no <strong>de</strong> estorbo. El gran motivo para un<br />

servicio diligente así es que está involucrado el testimonio para Cristo. Si un esclavo<br />

cristiano fuese a actuar <strong>de</strong> manera ruda o rebel<strong>de</strong>, entonces el amo blasfemaría el nombre<br />

<strong>de</strong> Dios y la fe cristiana. Llegaría a la conclusión <strong>de</strong> que los creyentes eran un hatajo <strong>de</strong><br />

gente indigna.<br />

La historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> primitiva revela que los esclavos cristianos generalmente<br />

merecían un precio más alto en el mercado <strong>de</strong> esclavos que los incrédulos. Si un amo sabía<br />

que un cierto esclavo en una subasta era cristiano, estaba generalmente dispuesto a pagar<br />

más por aquel esclavo, porque sabía que el esclavo le serviría con fi<strong>de</strong>lidad y bien hacer.<br />

Esto es un gran tributo a la fe cristiana.


Este versículo nos recuerda que no importa cuán baja pueda ser la posición <strong>de</strong> alguien<br />

en la escala social, tiene sin embargo toda oportunidad para testificar para Cristo y para dar<br />

gloria a Su nombre.<br />

Se ha observado a menudo que la institución <strong>de</strong> la esclavitud no es abiertamente<br />

con<strong>de</strong>nada en el NT. Sin embargo, al exten<strong>de</strong>rse las enseñanzas <strong>de</strong>l cristianismo, los abusos<br />

<strong>de</strong> la esclavitud han sido abolidos.<br />

Cada verda<strong>de</strong>ro creyente <strong>de</strong>bería darse cuenta <strong>de</strong> que es esclavo <strong>de</strong> Jesucristo. Ha sido<br />

comprado por precio; ya no se pertenece a sí mismo. Jesucristo es su propietario, le<br />

pertenece en espíritu, alma y cuerpo, y merece lo mejor <strong>de</strong> su ser.<br />

6:2 Este versículo trata acerca <strong>de</strong> aquellos esclavos que tienen amos creyentes.<br />

Indudablemente, sería gran<strong>de</strong> la tentación <strong>de</strong> estos esclavos a tener en menos a sus amos.<br />

No es nada improbable que cuando la <strong>iglesia</strong> local se reuniera en la anochecida <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l<br />

Señor para el partimiento <strong>de</strong>l pan (Hch. 20:7), hubiese amos y esclavos cristianos sentados<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la mesa —todos hermanos en Cristo Jesús—. Pero los esclavos no <strong>de</strong>bían por<br />

ello pensar que quedaban abolidas las distinciones sociales <strong>de</strong> la vida. Precisamente por el<br />

mero hecho <strong>de</strong> que un amo fuese cristiano no significaba que el esclavo no le <strong>de</strong>biese honor<br />

y servicio. El hecho <strong>de</strong> que el amo fuese a la vez un creyente y hermano amado <strong>de</strong>bía<br />

influir en el esclavo para servirlo con fi<strong>de</strong>lidad.<br />

Los amos cristianos son aquí presentados no sólo como creyentes (o fieles) y amados,<br />

sino también como los que se benefician. Esto generalmente se entien<strong>de</strong> como<br />

significando que también ellos son partícipes en la bendición <strong>de</strong> la salvación. Sin embargo,<br />

también podrían enten<strong>de</strong>rse estas palabras en el sentido <strong>de</strong> que por cuanto tanto esclavos<br />

como amos están interesados en hacer el bien, <strong>de</strong>berían servir juntos, cada uno <strong>de</strong> ellos<br />

tratando <strong>de</strong> ayudar al otro.<br />

Las palabras Esto enseña y exhorta se refieren indudablemente a las prece<strong>de</strong>ntes<br />

instrucciones a los esclavos cristianos. La aplicación para el presente sería, naturalmente, a<br />

la relación patrón/empleado.<br />

VI. LOS FALSOS MAESTROS EL AMOR AL DINERO (6:3–<br />

10)<br />

6:3 Pablo dirige ahora su atención a aquellos que pudiesen estar dispuestos a enseñar<br />

nuevas y extrañas doctrinas en la <strong>iglesia</strong>. El que así actúa no se conforma a las sanas<br />

palabras. Aquí sanas significa saludables. Así eran las palabras dichas por nuestro Señor<br />

Jesucristo cuando estaba aquí en la tierra y que se encuentran en los Evangelios. Así es<br />

también todo el conjunto <strong>de</strong> enseñanza que se encuentra en el NT. Esta es la doctrina que<br />

es conforme a la piedad en el sentido <strong>de</strong> que promueve y alienta a una conducta piadosa.<br />

6:4 El que así actúa está envanecido. Profesa tener un conocimiento superior, pero en<br />

realidad nada entien<strong>de</strong>. Como Pablo ha dicho antes, no sabe <strong>de</strong> lo que habla.<br />

Un hombre así <strong>de</strong>lira acerca <strong>de</strong> cuestiones y contiendas <strong>de</strong> palabras. La palabra<br />

<strong>de</strong>lira significa literalmente que está enfermo. Los hombres así no están espiritualmente<br />

sanos, y en lugar <strong>de</strong> enseñar palabras saludables, como en el versículo anterior, enseñan<br />

palabras que producen santos enfermos. Suscitan varias cuestiones que no son<br />

espiritualmente edificantes y contien<strong>de</strong>n sobre palabras.


Por cuanto las cosas <strong>de</strong> que hablan no son cosas <strong>de</strong> doctrina bíblica, no hay manera <strong>de</strong><br />

resolverlas <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>cisiva. Como resultado, sus enseñanzas suscitan envidias, pleitos,<br />

blasfemias y malas sospechas.<br />

Lenski dice:<br />

En sus discusiones y batallas sobre palabras, el uno envidia al otro por su excelente<br />

dialéctica. Hay pen<strong>de</strong>ncias al <strong>de</strong>batir el uno con el otro y contra<strong>de</strong>cirse; luego surgen<br />

blasfemias, esto es, <strong>de</strong>nuncias expresadas con palabras sagradas.<br />

6:5 Estas constantes rencillas provienen <strong>de</strong> hombres corruptos <strong>de</strong> entendimiento, es<br />

<strong>de</strong>cir, con mentes enfermas. Lenski comenta <strong>de</strong> manera penetrante:<br />

El estado enfermo <strong>de</strong> la mente consiste en una corrupción y <strong>de</strong>sintegración —las<br />

faculta<strong>de</strong>s mentales <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> funcionar normalmente en el ámbito moral y en el espiritual—<br />

. No reaccionan normalmente ante la verdad. Toda realidad y su presentación con verdad<br />

<strong>de</strong>bería producir la reacción <strong>de</strong> aceptación: especialmente las realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l evangelio<br />

salvador <strong>de</strong>berían tener este efecto. Todas las mentiras, falseda<strong>de</strong>s y perversiones <strong>de</strong>berían<br />

producir rechazo: especialmente las <strong>de</strong>l ámbito moral y espiritual. … Cuando se encuentra<br />

con «la verdad», la mente corrompida sólo ve y busca objeciones; cuando encuentra aquello<br />

que difiere <strong>de</strong> la verdad, ve y busca razones para aceptar esta diferencia.<br />

A<strong>de</strong>más, esos hombres están privados <strong>de</strong> la verdad. En un tiempo estuvieron<br />

familiarizados con ella, pero <strong>de</strong>bido a su rechazamiento <strong>de</strong> la luz, han sido privados <strong>de</strong><br />

aquella verdad que habían tenido.<br />

Estos hombres suponen que la piedad es una fuente <strong>de</strong> ganancias. Aparentemente,<br />

<strong>de</strong>cidieron ser maestros religiosos como una profesión en la que son bien pagados por un<br />

mínimo <strong>de</strong> trabajo. «Hacen <strong>de</strong> la más santa <strong>de</strong> las vocaciones un medio <strong>de</strong> ganancia».<br />

Eso no sólo nos recuerda a los pastores asalariados que pasan como ministros<br />

cristianos, pero sin un verda<strong>de</strong>ro amor por la verdad, sino que nos hace también pensar en<br />

el comercialismo que ha venido a ser común en la cristiandad —la venta <strong>de</strong> indulgencias,<br />

las rifas y tómbolas, bazares y ventas, etc—. Apártate <strong>de</strong> los tales. Estamos llamados a<br />

apartarnos <strong>de</strong> tales enseñantes profanos.<br />

6:6 Así como el anterior versículo daba una <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> una falsa ganancia, así este<br />

nos da el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> la palabra. La combinación <strong>de</strong> piedad acompañada <strong>de</strong><br />

contentamiento es gran fuente <strong>de</strong> ganancia. La piedad sin contentamiento daría un<br />

testimonio unilateral. El contentamiento sin piedad no sería distintivamente cristiano en<br />

absoluto. Pero tener una verda<strong>de</strong>ra piedad y a la vez estar satisfecho con las circunstancias<br />

personales es más que lo que el dinero pueda conseguir.<br />

6:7 Este capítulo tiene una estrecha semejanza con las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor Jesús en el<br />

Sermón <strong>de</strong>l Monte. El versículo 7 nos recuerda Su instrucción <strong>de</strong> que <strong>de</strong>beríamos confiar<br />

en nuestro Padre celestial para la provisión <strong>de</strong> nuestras necesida<strong>de</strong>s.<br />

Hay tres ocasiones en la vida en que tenemos manos vacías: al nacer, cuando acudimos<br />

a Jesús, y en la muerte. Este versículo nos recuerda la primera y la última: Nada hemos<br />

traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.<br />

Antes <strong>de</strong> morir, Alejandro Magno dijo: «Cuando esté muerto, sacadme sobre mis<br />

parihuelas, con mis manos no envueltas en el lienzo, sino fuera, para que todos puedan ver<br />

que están vacías» .<br />

Bates comenta acerca <strong>de</strong> esto:


Sí, aquellas manos que antes habían sostenido el más orgulloso cetro <strong>de</strong>l mundo, que<br />

habían sostenido la más victoriosa espada, que habían estado llenas <strong>de</strong> plata y oro, que<br />

habían tenido el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> salvar o <strong>de</strong> sentenciar a muerte, estaban ahora VACÍAS.<br />

6:8 El contentamiento resi<strong>de</strong> en estar satisfecho con las necesida<strong>de</strong>s básicas <strong>de</strong> la vida.<br />

Nuestro Padre celestial sabe que necesitamos alimento y abrigo y ha prometido suplir lo<br />

uno y lo otro. La mayor parte <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l incrédulo gira alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la obtención <strong>de</strong><br />

alimento y vestido. El cristiano <strong>de</strong>bería buscar primero el reino <strong>de</strong> Dios y Su justicia, y<br />

Dios se cuidará <strong>de</strong> que no le falten las cosas básicas <strong>de</strong> la vida.<br />

La palabra traducida abrigo aquí significa cubierta y pue<strong>de</strong> incluir un lugar don<strong>de</strong> vivir<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ropa para vestir. Deberíamos sentirnos contentos con tener sustento o comida, y<br />

abrigo, esto es, vestido y un lugar don<strong>de</strong> vivir.<br />

6:9 Los versículos 9–16 tratan <strong>de</strong> modo directo acerca <strong>de</strong> aquellos que tienen un<br />

insaciable <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> enriquecerse. Su pecado no resi<strong>de</strong> en ser ricos, sino en <strong>de</strong>sear serlo.<br />

Los que quieren enriquecerse son los que no se contentan con el alimento, el vestido y el<br />

alojamiento, sino que están <strong>de</strong>cididos a tener más.<br />

Desear enriquecerse conduce a los hombres a la tentación. Para llegar a este fin, se<br />

sienten seducidos a emplear métodos <strong>de</strong>shonestos y a menudo violentos. Estos métodos<br />

incluyen el juego, la especulación, el frau<strong>de</strong>, el perjurio, el robo e incluso el homicidio. Un<br />

hombre así cae también en un lazo o trampa. El <strong>de</strong>seo se vuelve tan intenso que no se<br />

pue<strong>de</strong> librar <strong>de</strong> él. Quizá se promete que cuando llegue a una cierta cantidad en la cuenta<br />

bancaria, se <strong>de</strong>tendrá. Pero no pue<strong>de</strong>. Cuando llega a aquella meta, <strong>de</strong>sea más. El anhelo <strong>de</strong><br />

conseguir dinero también trae consigo ansieda<strong>de</strong>s y temores, que atan el alma. La gente que<br />

se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> a enriquecerse cae en muchas codicias necias. Hay el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> «ser como los<br />

vecinos». Para mantener un nivel social en la comunidad, se ven llevados a sacrificar<br />

algunos <strong>de</strong> los valores realmente valiosos <strong>de</strong> la vida.<br />

También caen en codicias dañosas. La codicia por el dinero lleva a los hombres a<br />

poner su salud en peligro, y a arriesgar sus almas. En realidad, es a ese fin al que se dirigen<br />

sin darse cuenta. Se hun<strong>de</strong>n hasta tal punto en su obsesión por las cosas materiales que se<br />

sumergen… en ruina y perdición. En su incesante búsqueda <strong>de</strong>l oro, <strong>de</strong>scuidan sus almas<br />

inmortales. Barnes advierte:<br />

La <strong>de</strong>strucción es completa. Hay una ruina total <strong>de</strong> la felicidad, <strong>de</strong> la virtud, <strong>de</strong> la<br />

reputación y <strong>de</strong>l alma. El <strong>de</strong>seo dominante <strong>de</strong> ser rico lleva a una sucesión <strong>de</strong> insensateces<br />

que arruina todo en el presente y en el más allá. ¡Cuántos <strong>de</strong> la familia humana han sido<br />

<strong>de</strong>struidos así!<br />

6:10 Raíz <strong>de</strong> todos los males es el amor al dinero. No todo el mal en el universo surge<br />

<strong>de</strong>l amor al dinero. Pero sí que <strong>de</strong>l amor al dinero surge toda clase <strong>de</strong> males. Por ejemplo,<br />

lleva a la envidia, a las pen<strong>de</strong>ncias, al robo, a la falta <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z, a la intemperancia, a<br />

olvidar a Dios, al egoísmo, al frau<strong>de</strong>, etc.<br />

No es el dinero en sí lo que se está aquí señalando, sino el amor al dinero. El dinero<br />

pue<strong>de</strong> ser empleado en el servicio <strong>de</strong>l Señor en una variedad <strong>de</strong> formas en las que sólo el<br />

bien pue<strong>de</strong> resultar. Pero aquí es un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> dinero que lleva al pecado y a la<br />

ignominia.<br />

Ahora se menciona un mal particular <strong>de</strong>l amor al dinero, que es un apartamiento <strong>de</strong> la<br />

fe cristiana. En su loca carrera en pos <strong>de</strong>l oro, los hombres <strong>de</strong>scuidan los temas y las cosas<br />

espirituales, y se hace muy difícil distinguir si realmente alguna vez fueron salvos.


No sólo perdieron su sujeción <strong>de</strong> los valores espirituales, sino que se traspasaron a sí<br />

mismos con muchos dolores. ¡Pensemos en los dolores relacionados con la codicia por las<br />

riquezas! Hay la tragedia <strong>de</strong> una vida malgastada. Hay el dolor <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r a los hijos al<br />

mundo. Hay el dolor <strong>de</strong> ver las riquezas esfumarse <strong>de</strong> la noche a la mañana. Hay el temor<br />

<strong>de</strong> encontrarse con Dios, sin salvación, o como mínimo con las manos vacías.<br />

El Obispo J. C. Ryle recapitula <strong>de</strong> este modo:<br />

El dinero, en realidad, es una <strong>de</strong> las posesiones menos satisfactorias. Indudablemente,<br />

quita algunas ansieda<strong>de</strong>s, pero introduce tantas como quita. Hay aflicción en su<br />

consecución. Hay ansiedad en su conservación. Hay tentaciones en su utilización. Hay<br />

culpa en su abuso. Hay dolor en su pérdida. Hay perplejidad en su empleo. Dos terceras<br />

partes <strong>de</strong> todas las luchas, peleas y pleitos en el mundo surgen <strong>de</strong> una sola causa: ¡el<br />

dinero!<br />

El hombre más rico <strong>de</strong>l mundo llegó a poseer pozos petrolíferos, refinerías, barcos<br />

petroleros y oleoductos; también hoteles, una compañía <strong>de</strong> seguros <strong>de</strong> vida, una compañía<br />

financiera y compañías <strong>de</strong> aviación. Pero había ro<strong>de</strong>ado su finca <strong>de</strong> trescientas cincuenta<br />

hectáreas <strong>de</strong> guardaespaldas, fieros perros guardianes, barras <strong>de</strong> acero, focos, campanas y<br />

sirenas. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> tener miedo a ir en avión y barco y a los chiflados, tenía miedo a las<br />

enfermeda<strong>de</strong>s, a la vejez, a la invali<strong>de</strong>z y a la muerte. Se sentía lleno <strong>de</strong> soledad y <strong>de</strong><br />

melancolía, y reconoció que el dinero no podía comprar la felicidad.<br />

VII. ENCARGOS FINALES A TIMOTEO (6:11–21)<br />

6:11 Timoteo es aquí <strong>de</strong>signado como hombre <strong>de</strong> Dios. En el NT este título era dado a<br />

menudo a los profetas, y <strong>de</strong>scribía a un hombre que era <strong>de</strong> conducta piadosa. Pue<strong>de</strong> indicar<br />

que Timoteo tenía el don <strong>de</strong> profecía. Lo opuesto a hombre <strong>de</strong> Dios es «hombre <strong>de</strong><br />

pecado», como se encuentra en 2 Tesalonicenses 2. El hombre <strong>de</strong> pecado será la misma<br />

encarnación <strong>de</strong>l pecado. Todo lo que hay en él hará que los hombres piensen en el pecado.<br />

Timoteo ha <strong>de</strong> ser un hombre <strong>de</strong> Dios, un hombre que haga a los hombres pensar en Dios y<br />

glorificar a Dios.<br />

En su servicio para Cristo, Timoteo <strong>de</strong>bía huir <strong>de</strong>l envanecimiento (v. 4), <strong>de</strong> la<br />

impureza (v. 5), <strong>de</strong> un espíritu <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontento (vv. 6–8), <strong>de</strong> codicias necias y dañosas (v. 9),<br />

y <strong>de</strong>l amor al dinero (v. 10). Debía cultivar el carácter cristiano: lo único que podría<br />

llevarse consigo al cielo. Aquí se dan los elementos <strong>de</strong>l carácter cristiano como justicia,<br />

piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre.<br />

La justicia habla <strong>de</strong> rectitud e integridad en nuestros tratos con nuestros semejantes. La<br />

piedad es un carácter que refleja el <strong>de</strong> Dios. Fe podría también significar fi<strong>de</strong>lidad o<br />

fiabilidad. Amor habla <strong>de</strong> nuestro afecto para con Dios y nuestro prójimo. La paciencia ha<br />

sido <strong>de</strong>finida como firmeza o aguante bajo las pruebas, mientras que la mansedumbre es<br />

una disposición amable y humil<strong>de</strong>.<br />

6:12 No sólo <strong>de</strong>be Timoteo huir y seguir, sino que <strong>de</strong>be también pelear. Aquí, la<br />

palabra pelea no significa que <strong>de</strong>ba combatir, sino más bien competir. La palabra no está<br />

sacada <strong>de</strong>l lenguaje bélico, sino <strong>de</strong> la competición atlética. La buena batalla aquí<br />

mencionada es la fe cristiana y la carrera relacionada con ella. Timoteo ha <strong>de</strong> correr bien<br />

esta carrera. Debe echar mano <strong>de</strong> la vida eterna. Eso no significa que <strong>de</strong>be esforzarse por


conseguir la salvación; ya la posee. Aquí, el pensamiento es que <strong>de</strong>be vivir en la práctica<br />

diaria la vida eterna que es ya suya.<br />

Timoteo había sido llamado a esta vida eterna en el momento <strong>de</strong> su conversión.<br />

También había hecho buena profesión <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> muchos testigos. Quizá esto se refiera a<br />

su bautismo, aunque podría incluir todo su posterior testimonio para el Señor Jesucristo.<br />

6:13 El apóstol encomienda ahora un solemne encargo a Timoteo, y lo hace en<br />

presencia <strong>de</strong> los dos más gran<strong>de</strong>s Testigos. Primero, el encargo le es dado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios,<br />

que da vida a todas las cosas. Quizá al escribir a Timoteo, Pablo era consciente <strong>de</strong> que un<br />

día él podría <strong>de</strong>rramar su vida por su confesión <strong>de</strong>l Señor Jesús. Caso <strong>de</strong> ser así, era<br />

entonces bueno que este joven guerrero recordase que Dios es Aquel que da vida a todas<br />

las cosas. Aunque los hombres consiguiesen dar muerte a Timoteo, con todo su fe es en<br />

Aquel que resucita a los muertos.<br />

Segundo, el encargo es dado <strong>de</strong>lante… <strong>de</strong> Jesucristo. Él es el gran ejemplo <strong>de</strong> la<br />

buena profesión. Aunque esto pue<strong>de</strong> referirse a todas las palabras y acciones <strong>de</strong>l Salvador<br />

ante el gobernador romano, quizá señala <strong>de</strong> manera particular a Su <strong>de</strong>claración en Juan<br />

18:37: «Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio <strong>de</strong> la<br />

verdad. Todo aquel que es <strong>de</strong> la verdad oye mi voz». Esta firme confesión es puesta <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> Timoteo como ejemplo a seguir en el testimonio <strong>de</strong> la verdad.<br />

6:14 Se le encomienda a Timoteo que guar<strong>de</strong> este mandamiento. Algunos creen que se<br />

trata <strong>de</strong>l mandamiento a pelear la buena batalla que se ha mencionado en el versículo 12.<br />

Otros sugieren que pue<strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> toda la comisión que Pablo ha encargado a Timoteo en<br />

esta Epístola. Otros piensan que por mandamiento se hace referencia al mensaje <strong>de</strong>l<br />

evangelio, o a la revelación <strong>de</strong> Dios dada en la palabra <strong>de</strong> Dios. Creemos que se trata <strong>de</strong>l<br />

encargo <strong>de</strong> mantener la verdad <strong>de</strong> la fe cristiana.<br />

Las expresiones sin mácula ni reprensión se aplican a Timoteo, pero no al<br />

mandamiento. En su observancia <strong>de</strong>l mandamiento, Timoteo ha <strong>de</strong> mantener un testimonio<br />

que sea sin mácula y que sea irreprensible.<br />

En el NT, la aparición <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo es mantenida constantemente<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l creyente. La fi<strong>de</strong>lidad a Cristo en este mundo será recompensada ante el<br />

Tribunal <strong>de</strong> Cristo. Estas recompensas, a su vez, serán manifestadas cuando el Señor Jesús<br />

acuda <strong>de</strong> vuelta a la tierra para establecer Su reino. Será entonces que se revelarán<br />

claramente los resultados <strong>de</strong> la fi<strong>de</strong>lidad o <strong>de</strong> la infi<strong>de</strong>lidad.<br />

6:15 Los eruditos bíblicos no están <strong>de</strong> acuerdo acerca <strong>de</strong> si los pronombres en este<br />

versículo y el siguiente se refieren a Dios Padre o al Señor Jesucristo. Tomado por sí<br />

mismo, el versículo 15 parece referirse al Señor Jesús, porque es claramente <strong>de</strong>signado<br />

como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores en Apocalipsis 17:14. Por otra parte, el versículo<br />

16 parece referirse particularmente a Dios Padre.<br />

En todo caso, el significado <strong>de</strong>l versículo 15 parece ser éste: Cuando el Señor Jesucristo<br />

venga <strong>de</strong> vuelta a reinar sobre la tierra, los hombres se darán cuenta <strong>de</strong> quién es el<br />

bienaventurado y único Soberano. La aparición pondrá <strong>de</strong> manifiesto quién es el<br />

verda<strong>de</strong>ro Rey. Cuando Pablo escribió a Timoteo, el Señor Jesús era el Rechazado, y lo<br />

sigue siendo. Pero llegará el día en que se mostrará claramente que Él es el Rey sobre todos<br />

los que reinan, y que es Señor sobre todos aquellos que rigen como señores.<br />

Bienaventurado significa no sólo digno <strong>de</strong> ser alabado, sino Uno que tiene en Sí<br />

mismo la plenitud <strong>de</strong> toda bendición.<br />

6:16 En la aparición <strong>de</strong>l Señor Jesús, los hombres se darán cuenta también <strong>de</strong> que es<br />

Dios el único que posee inmortalidad. Esto significa que Él es el Único que la tiene <strong>de</strong>


manera inherente. A los ángeles se les ha conferido inmortalidad, y en el momento <strong>de</strong> la<br />

resurrección, los creyentes recibirán cuerpos inmortales (1 Co. 15:53, 54), pero Dios tiene<br />

la inmortalidad en Sí mismo.<br />

Luego se dice <strong>de</strong> Dios que habita en luz inaccesible. Esto habla <strong>de</strong> la gloria<br />

resplan<strong>de</strong>ciente y brillante que ro<strong>de</strong>a al trono <strong>de</strong> Dios. En su condición natural, el hombre<br />

sería vaporizado por este esplendor. Sólo esos que han sido aceptados en el Amado y están<br />

completos en Cristo pue<strong>de</strong>n llegar a acercarse a Dios sin ser <strong>de</strong>struidos.<br />

En Su ser esencial, ninguno <strong>de</strong> los hombres ha visto ni pue<strong>de</strong> ver jamás a Dios. En el<br />

AT, los hombres vieron apariciones <strong>de</strong> Dios, conocidas como teofanías. En el NT, Dios se<br />

ha revelado perfectamente en la Persona <strong>de</strong> Su amado Hijo, el Señor Jesucristo.<br />

Sin embargo, sigue siendo verdad que Dios es invisible a los ojos mortales.<br />

A Éste se le <strong>de</strong>ben honra y el dominio sempiterno, y Pablo acaba su mandamiento a<br />

Timoteo con esta adscripción <strong>de</strong> homenaje a Dios.<br />

6:17 Pablo había hablado antes <strong>de</strong> los que querían ser ricos. Aquí trata acerca <strong>de</strong> los que<br />

ya son ricos. Timoteo tenía que mandar a los tales que no fuesen altivos. Esta es una<br />

tentación para los ricos. Son propensos a menospreciar a los que no tienen mucho dinero,<br />

consi<strong>de</strong>rándolos como rudos, carentes <strong>de</strong> cultura y no muy inteligentes. Esto, naturalmente,<br />

no es necesariamente verdad. En el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, las gran<strong>de</strong>s riquezas no son señal <strong>de</strong><br />

bendición <strong>de</strong> Dios, como sí lo eran en el Antiguo <strong>Testamento</strong>. Mientras que bajo la ley la<br />

riqueza era una prenda <strong>de</strong> favor divino, la gran bendición <strong>de</strong> la nueva dispensación es la<br />

aflicción.<br />

A los ricos se les manda que no pongan la esperanza en la incertidumbre <strong>de</strong> las<br />

riquezas. El dinero tiene una manera <strong>de</strong> crecer alas y <strong>de</strong> volar. Aunque los abundantes<br />

recursos dan la apariencia <strong>de</strong> dar una seguridad, la realidad es que lo único seguro en este<br />

mundo es la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Por tanto, a los ricos se les exhorta que confíen en el Dios vivo, que nos ofrece todas<br />

las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Esta última <strong>de</strong>claración no da<br />

aprobación a una vida lujosa, sino que sencillamente dice que Dios es la Fuente <strong>de</strong> todo<br />

verda<strong>de</strong>ro goce, y las cosas materiales no pue<strong>de</strong>n producir eso.<br />

6:18 Al cristiano se le recuerda que el dinero que posee no es suyo. Le ha sido dado<br />

como administrador. Es responsable <strong>de</strong> emplearlo para la gloria <strong>de</strong> Dios y para el bienestar<br />

<strong>de</strong> sus semejantes. Debería emplearlo en llevar a cabo buenas obras y estando prontos a<br />

compartir con los necesitados.<br />

La regla <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> John Wesley fue: «Haz todo el bien que puedas, por todos los<br />

medios que puedas, <strong>de</strong> todas las maneras que puedas, en todos los lugares que puedas, en<br />

toda ocasión que puedas, a todas las personas que puedas, y todo el tiempo que puedas».<br />

Prontos a compartir expresa la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bería estar dispuesto a emplearlo en<br />

aquello que el Señor le pueda indicar.<br />

6:19 Este versículo <strong>de</strong>staca la verdad <strong>de</strong> que nos es posible usar nuestros bienes<br />

materiales <strong>de</strong> forma que cosechen divi<strong>de</strong>ndos para la vida eterna. Al emplear nuestros<br />

fondos en la obra <strong>de</strong>l Señor en el presente, estamos atesorando … buen fundamento para<br />

lo por venir. De esta manera, echamos mano <strong>de</strong> la que realmente es vida eterna.<br />

6:20 Ahora llegamos a la última exhortación <strong>de</strong> Pablo a Timoteo, que es alentado a<br />

guardar lo que se le ha encomendado. Esto se refiere probablemente a las verda<strong>de</strong>ras<br />

doctrinas <strong>de</strong> la fe cristiana. No se trata aquí <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> Timoteo ni <strong>de</strong> su salvación, sino <strong>de</strong><br />

la verdad <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios. Lo mismo que el dinero <strong>de</strong>positado en un<br />

banco, la verdad confiada a Timoteo <strong>de</strong>bía ser preservada «entera, íntegra y sin daños».


Debe evitar las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos <strong>de</strong> la<br />

falsamente llamada ciencia. Las profanas pláticas o habladurías es un habla vana acerca<br />

<strong>de</strong> cosas no provechosas.<br />

Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> que Timoteo se encontraría con una gran cantidad <strong>de</strong><br />

enseñanzas que se presentarían como verda<strong>de</strong>ro conocimiento, pero que en realidad se<br />

opondrían a la revelación cristiana. Escribe el Obispo Moule:<br />

Los gnósticos <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> Pablo afirmaban conducir a sus discípulos «más allá <strong>de</strong>l<br />

rebaño <strong>de</strong> los comunes creyentes a un círculo superior y dotado, que conocería los<br />

misterios <strong>de</strong>l ser, y que con este conocimiento viviría emancipado <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong> la<br />

materia, para po<strong>de</strong>r recorrer libremente el mundo <strong>de</strong>l espíritu».<br />

De los tales Timoteo <strong>de</strong>bía apartarse.<br />

Esto se referiría en nuestros tiempos y en primer lugar a las falsas sectas, como la<br />

«Ciencia Cristiana». Este sistema preten<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> carácter cristiano, y preten<strong>de</strong> también dar<br />

un verda<strong>de</strong>ro conocimiento o ciencia, pero se recibe este nombre falsamente. ¡Ni es<br />

cristiana, ni es ciencia!<br />

Este versículo pue<strong>de</strong> también aplicarse a muchas formas <strong>de</strong> la ciencia natural en la<br />

forma en que se enseñan en las escuelas en la actualidad. En realidad, ningún hallazgo <strong>de</strong> la<br />

ciencia contradirá jamás a la Biblia, porque los secretos <strong>de</strong> la ciencia fueron puestos en el<br />

universo por el Mismo Ser que escribió la Biblia, el mismo Dios. Pero muchos <strong>de</strong> los<br />

pretendidos hechos <strong>de</strong> la ciencia no son en realidad más que especulaciones no<br />

<strong>de</strong>mostradas. Todas las hipótesis que contradicen a la Biblia <strong>de</strong>berían ser rechazadas.<br />

6:21 Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> que algunos profesos cristianos habían sido atraídos por<br />

estas falsas enseñanzas, y se habían <strong>de</strong>sviado <strong>de</strong> la fe. Estos versículos finales ponen<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros los graves peligros <strong>de</strong>l pretendido intelectualismo, racionalismo,<br />

mo<strong>de</strong>rnismo, liberalismo, y todo otro «ismo» que <strong>de</strong>scuida o minimiza a Cristo.<br />

La gracia sea contigo. Esta bendición es la «marca registrada» <strong>de</strong> Pablo, porque sólo la<br />

gracia <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> guardar a Su pueblo en el camino «recto y angosto». Amén.<br />

Bibliografía<br />

Bates, Edward Herbert. Spiritual Thoughts from the Scriptures of Truth. London: Pickering<br />

& Inglis, s.f.<br />

Bernard, J. H. The Pastoral Epistles. Cambridge University Press, 1899.<br />

Erdman, Charles R. The Pastoral Epistles of Paul. Phila<strong>de</strong>lphia: Westminster Press, 1923.<br />

Fairbairn, Patrick. Commentary on the Pastoral Epistles. Edimburgo: T. & T. Clark, 1874.<br />

Guthrie, Donald. The Pastoral Epistles (TBC). Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Co., 1957.<br />

Hiebert, D. Edmond. First Timothy. Chicago: Moody Press, 1957. (Hay traducción<br />

castellana, Primera y Segunda Timoteo. Grand Rapids: Ed. Portavoz, 1988.)<br />

———. Second Timothy. Chicago: Moody Press, 1958. (Hay traducción castellana,<br />

Primera y Segunda Timoteo. Grand Rapids: Ed. Portavoz, 1988.)<br />

———. Titus and Philemon. Chicago: Moody Press, 1957. (Hay traducción castellana, Tito<br />

y Filemón. Barcelona: Ed. Portavoz, 1981).<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Addresses, Lectures, Expositions on Timothy, Titus, and Philemon. New<br />

York: Loizeaux Bros., 1947.<br />

Kelly, William. An Exposition of the Epistle of Paul to Titus. Londres: Weston, 1901.


———. An Exposition of the Two Epistles to Timothy. 3ª Ed., Oak Park, IL: Bible Truth<br />

Publishers, s.f.<br />

Kent, Homer A. The Pastoral Epistles. Chocago: Moody Press, 1958.<br />

King, Guy H. A Lea<strong>de</strong>r Led: A Devotional Study of 1 Timothy. Fort Washington, Pa.:<br />

Christian Literature Crusa<strong>de</strong>, 1944.<br />

———. To My Son: An Expositional Study of II Timothy. Fort Washington, Pa.: Christian<br />

Literature Crusa<strong>de</strong>, 1944.<br />

Lock, Walter. A Critical and Exegetical Commentary on the Pastoral Epistles (ICC).<br />

Edimburgo, T. & T. Clark, 1924.<br />

Moule, H. C. G. Studies in II Timothy. Grand Rapids: Kregel Publications, 1977.<br />

Plummer, Alfred. The Pastoral Epistles. New York: George H. Doran Company, s.f.<br />

Smith, Hamilton. The Second Epistle to Timothy. Wooler, Northumberland, Inglaterra:<br />

Central Bible Hammond Trust Ltd., s.f.<br />

Stock, Eugene. Plain Talks on the Pastoral Epistles. Londres: R. Scott, 1914.<br />

Van Oosterzee, J. J. «The Pastoral Letters.» Lange’s Commentary on the Holy Scriptures.<br />

Vol. 23. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan Publishing House, s.f.<br />

Vine, W. E. Exposition of the Epistles to Timothy. Londres: Pickering and Inglis, 1925.<br />

Wuest, Kenneth S. The Pastoral Epistles in the Greek New Testament. Grand Rapids: Wm.<br />

B. Eerdmans Publishing Co., 1953.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 12: 1ª y 2ª Ti., Tit. y Flm. CLIE,<br />

Terrassa.<br />

Carroll, B. H., Comentario Bíblico-Carroll. Vol. 11, Pastorales. CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A., Estudios en Timoteo, Tito y Filemón. CLIE, Terrassa.<br />

Lutero, M. Comentarios <strong>de</strong> Martín Lutero. Vol. 5: 1ª Timoteo. CLIE, Terrassa.<br />

Paley, Guillermo. Epístolas <strong>de</strong> Pablo. CLIE, Terrassa.<br />

Zorrilla, José M., Apuntes para un joven responsable: Comentario a 1 Timoteo. CLIE,<br />

Terrassa.


LA SEGUNDA EPÍSTOLA A TIMOTEO<br />

Introducción<br />

«La Segunda Epístola a Timoteo… es la expresión <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> Pablo, que fuera <strong>de</strong><br />

Palestina había, bajo Dios, fundado y edificado la asamblea <strong>de</strong> Dios sobre la tierra, y<br />

estaba escrita a la vista <strong>de</strong> su fracaso y <strong>de</strong> su abandono <strong>de</strong> los principios sobre los que él<br />

la había establecido.»<br />

J. N. Darby<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Las últimas palabras <strong>de</strong> las personas famosas son generalmente atesoradas por aquellos<br />

que amaron a estas personas. Aunque 2 Timoteo no es literalmente las últimas palabras <strong>de</strong><br />

Pablo, sí es su último escrito conocido a los cristianos, originalmente enviado a su amado<br />

<strong>de</strong>legado, Timoteo.<br />

Des<strong>de</strong> su lóbrega mazmorra en Roma, con sólo un agujero en el techo para <strong>de</strong>jar entrar<br />

la luz, y esperando la ejecución por <strong>de</strong>capitación, el espiritual, inteligente y tierno apóstol,<br />

ahora envejecido y fatigado tras su larga y ardua carrera por Dios, escribe un final<br />

llamamiento a Timoteo a asirse firmemente a la verdad y a la vida que le había sido<br />

enseñada.<br />

Como suce<strong>de</strong> con varias «Segundas» Epístolas, 2 Timoteo trata acerca <strong>de</strong> falsos<br />

maestros y <strong>de</strong> los apóstatas <strong>de</strong> los últimos días. Uno no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> pensar que muchos<br />

<strong>de</strong> los ataques frontales contra la autenticidad <strong>de</strong> 2 Timoteo (y aún más contra 2 Pedro) se<br />

<strong>de</strong>be a que los escépticos lí<strong>de</strong>res religiosos que escriben estas negativas teorías se sienten<br />

ellos mismos acusados <strong>de</strong> emplear la religión como disfraz, el mismo crimen acerca <strong>de</strong>l que<br />

Pablo nos advierte (3:1–9).<br />

No importa lo que algunos puedan <strong>de</strong>cir: ¡2 Timoteo es muy necesaria, y sólo<br />

<strong>de</strong>masiado auténtica!<br />

II. Paternidad<br />

Véase la Introducción a las Epístolas Pastorales para una consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la paternidad<br />

<strong>de</strong> 2 Timoteo.<br />

III. Fecha<br />

2 Timoteo fue escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cárcel (tradicionalmente la Prisión Mamertina en Roma,<br />

todavía exhibida a los turistas). Como ciudadano romano, Pablo no podía ser echado a los<br />

leones ni crucificado, sino que «merecía» la ejecución con espada mediante <strong>de</strong>capitación.<br />

Por cuanto fue muerto bajo Nerón, que murió el 8 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>l año 68, la fecha <strong>de</strong> 2<br />

Timoteo queda probablemente limitada entre el otoño <strong>de</strong>l año 67 y la primavera <strong>de</strong>l 68.


IV. Trasfondo y Tema<br />

El tema <strong>de</strong> 2 Timoteo se expone bien en 2:15: «Procura con diligencia presentarte a<br />

Dios aprobado, como obrero que no tiene <strong>de</strong> qué avergonzarse, que traza rectamente la<br />

palabra <strong>de</strong> verdad». En contraste con 1 Timoteo, don<strong>de</strong> se enfatiza la conducta colectiva,<br />

congregacional, aquí se <strong>de</strong>stacan la responsabilidad y la conducta individuales. Este tema<br />

pue<strong>de</strong> ser titulado como «Responsabilidad individual en un tiempo <strong>de</strong> fracaso colectivo».<br />

En esta carta hay mucho fracaso colectivo en la <strong>iglesia</strong> profesante. Ha habido un gran<br />

apartamiento <strong>de</strong> la fe y <strong>de</strong> la verdad. ¿Cómo afecta esto al creyente individual? ¿Está<br />

excusado <strong>de</strong> buscar mantener la verdad y <strong>de</strong> vivir una vida piadosa? La respuesta en 2<br />

Timoteo es un rotundo No. «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,…» .<br />

La situación <strong>de</strong>l joven Daniel en la corte <strong>de</strong> Babilonia (Dn. 1) ilustra este extremo.<br />

Debido a la prolongada maldad <strong>de</strong> los israelitas, él y varios otros habían sido llevados<br />

cautivos a Babilonia por Nabucodonosor. Se vieron privados <strong>de</strong> todas las formas externas<br />

<strong>de</strong> la religión judía: sacrificios, ministerio sacerdotal, el culto en el templo, etc. Y todo eso<br />

iba a quedar suspendido totalmente cuando pocos años <strong>de</strong>spués Jerusalén fuese <strong>de</strong>struida y<br />

toda la nación llevada en cautiverio. ¿Acaso Daniel dijo entonces: «Más me valdrá olvidar<br />

la Ley y los Profetas y acomodarme a las prácticas, normas y moral aquí en Babilonia»? La<br />

historia registra la brillante, luminosa respuesta en su <strong>de</strong>stacada vida <strong>de</strong> fe en circunstancias<br />

aparentemente tan adversas.<br />

Así, el mensaje <strong>de</strong> 2 Timoteo habla al hijo individual <strong>de</strong> Dios que encuentra el<br />

testimonio colectivo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> este tiempo tan diferente <strong>de</strong> la sencillez y santidad <strong>de</strong>l<br />

NT con que comenzó. Él o ella siguen siendo responsables <strong>de</strong> «vivir piadosamente en<br />

Cristo Jesús» (2 Ti. 3:12).<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN INTRODUCTORIA A TIMOTEO (1:1–5)<br />

II. EXHORTACIONES A TIMOTEO (1:6–2:13)<br />

A. A la fi<strong>de</strong>lidad (1:6–18)<br />

B. A la paciencia (2:1–13)<br />

III. FIDELIDAD CONTRA APOSTASÍA (2:14–4:8)<br />

A. Fi<strong>de</strong>lidad al verda<strong>de</strong>ro cristianismo (2:14–26)<br />

B. La apostasía veni<strong>de</strong>ra (3:1–13)<br />

C. El recurso <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> Dios en vista <strong>de</strong> la apostasía (3:14–4:8)<br />

IV. PETICIONES PERSONALES Y OBSERVACIONES (4:9–22)<br />

Comentario<br />

I. SALUTACIÓN INTRODUCTORIA A TIMOTEO (1:1–5)<br />

1:1 Pablo se introduce al inicio <strong>de</strong> esta carta como apóstol <strong>de</strong> Jesucristo. Había sido<br />

comisionado a un servicio especial por el Señor glorificado. Esta <strong>de</strong>signación no era <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> hombres ni por medio <strong>de</strong> ellos, sino directamente por la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

Asimismo, Pablo habla <strong>de</strong> su apostolado como según la promesa <strong>de</strong> la vida que es en


Cristo Jesús. Dios ha dado una promesa <strong>de</strong> que todos los que crean en Cristo Jesús<br />

recibirán la vida eterna. El llamamiento <strong>de</strong> Pablo a ser apóstol estaba en armonía con esta<br />

promesa. De hecho, si no hubiera habido tal promesa, no habría habido necesidad <strong>de</strong> un<br />

apóstol como Pablo.<br />

Como Vine lo expresa: «Era según el propósito divino que la vida que era en Cristo<br />

Jesús en el pasado eterno nos fuese dada a nosotros. Era consecuente con este propósito que<br />

Pablo viniese a ser apóstol».<br />

V. Paul Flint expone las cinco referencias a la vida en esta Epístola como 1:1, la<br />

promesa <strong>de</strong> la vida; 1:10, la presentación <strong>de</strong> la vida; 2:11, la participación <strong>de</strong> la vida; 3:12,<br />

el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> la vida; y 4:1, el propósito <strong>de</strong> la vida.<br />

1:2 Timoteo es <strong>de</strong>signado como amado hijo. No se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar <strong>de</strong> una manera<br />

incuestionable que Timoteo fuese realmente convertido por el ministerio <strong>de</strong> Pablo. Su<br />

primera reunión registrada se encuentra en Hechos 16:1, don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>scribe a Timoteo como<br />

siendo ya discípulo antes que Pablo llegase a Listra. En todo caso, el apóstol lo consi<strong>de</strong>raba<br />

como amado hijo en la fe cristiana.<br />

Como en 1 Timoteo, la salutación <strong>de</strong> Pablo consiste en gracia, misericordia y paz. Se<br />

observó en el comentario sobre 1 Timoteo que Pablo, al escribir a las <strong>iglesia</strong>s, les <strong>de</strong>sea<br />

gracia y paz <strong>de</strong> manera característica. Al escribir a Timoteo aña<strong>de</strong> la palabra misericordia.<br />

Guy King ha sugerido que se precisa <strong>de</strong> gracia para cada servicio, misericordia para cada<br />

fracaso, y paz para cada circunstancia. Alguien más ha dicho: «Gracia a los indignos,<br />

misericordia a los <strong>de</strong>svalidos, y paz a los agitados». Hiebert <strong>de</strong>fine misericordia como «la<br />

bondad autónoma, espontánea, <strong>de</strong> Dios, que le lleva a actuar compasiva y tiernamente hacia<br />

los <strong>de</strong>sventurados y angustiados».<br />

Esas bendiciones proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios Padre y <strong>de</strong> Jesucristo nuestro Señor. Aquí<br />

tenemos otro caso en el que Pablo honra al Hijo así como honra al Padre.<br />

1:3 En su estilo característico, Pablo prorrumpe a continuación en una acción <strong>de</strong><br />

gracias. Al leer esto, <strong>de</strong>beríamos recordar que estaba escribiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una mazmorra<br />

romana. Había sido encarcelado por predicar el evangelio y estaba recibiendo un<br />

tratamiento <strong>de</strong> criminal común. La fe cristiana estaba siendo activamente suprimida por el<br />

gobierno <strong>de</strong> Roma, y muchos creyentes habían sido ya muertos. A pesar <strong>de</strong> todas estas<br />

circunstancias adversas, Pablo pue<strong>de</strong> comenzar su Carta a Timoteo con estas palabras:<br />

«Doy gracias a Dios» .<br />

El apóstol estaba ahora sirviendo a Dios con limpia conciencia, como lo habían hecho<br />

sus mayores, o antepasados judíos. Aunque sus antepasados no habían sido cristianos, sí<br />

que habían sido creyentes en el Dios viviente, a quien habían adorado y buscado servir.<br />

Ellos mantenían «la esperanza y resurrección <strong>de</strong> los muertos», como observa Pablo en<br />

Hechos 23:6. Por eso podía añadir, en Hechos 26:6, 7a: «Y ahora, por la esperanza <strong>de</strong> la<br />

promesa que hizo Dios a nuestros padres, estoy sometido a juicio; promesa cuyo<br />

cumplimiento esperan alcanzar nuestras doce tribus, rindiendo culto constantemente a Dios<br />

<strong>de</strong> día y <strong>de</strong> noche».<br />

Así, Pablo podía referirse a su servicio al Señor como acor<strong>de</strong> con el ejemplo <strong>de</strong> sus<br />

mayores. El término que emplea para servir se refiere a lealtad y adhesión. Él reconocía al<br />

Dios verda<strong>de</strong>ro.<br />

Luego Pablo se refiere a su incesante recuerdo <strong>de</strong> Timoteo en sus oraciones noche y<br />

día. Siempre que el gran apóstol hablaba al Señor en oración, recordaba a su amado y joven<br />

colaborador, y traía su nombre ante el Trono <strong>de</strong> la Gracia. Pablo sabía que su propio tiempo<br />

<strong>de</strong> servicio estaba rápidamente llegando a su fin. Sabía que Timoteo quedaría solo,


hablando humanamente, para llevar a cabo su testimonio para Cristo. Sabía las dificulta<strong>de</strong>s<br />

que tendría que afrontar, y por ello oraba continuamente por este joven soldado <strong>de</strong> la fe.<br />

1:4 ¡Cómo <strong>de</strong>bió conmover el corazón <strong>de</strong> Timoteo leer estas palabras! El Apóstol Pablo<br />

tenía lo que Moule llamaba «añoranza» por verlo. Esto es ciertamente una señal <strong>de</strong> especial<br />

amor y estima, y habla <strong>de</strong> manera elocuente <strong>de</strong> la gentileza, ternura y humildad <strong>de</strong> Pablo.<br />

Quizá fue la última vez que se habían separado que Timoteo se <strong>de</strong>rrumbó. Sus lágrimas<br />

habían causado profunda impresión en su anciano compañero <strong>de</strong> labores. Hiebert sugiere<br />

que eso habría sido cuando Pablo fue apresado por la policía o los soldados romanos. Pablo<br />

no podía olvidar, y ahora anhela estar otra vez con Timoteo para llenarse <strong>de</strong> gozo. No<br />

repren<strong>de</strong> a Timoteo por aquellas lágrimas, como si no fuesen viriles, o como si en el<br />

cristianismo no hubiese lugar para las emociones.<br />

J. H. Jowett solía <strong>de</strong>cir: «Los corazones sin lágrimas nunca pue<strong>de</strong>n ser heraldos <strong>de</strong> la<br />

pasión. Cuando nuestra simpatía pier<strong>de</strong> su conmoción, no po<strong>de</strong>mos ser más siervos <strong>de</strong> la<br />

pasión».<br />

1:5 De una u otra manera, Pablo había hecho memoria <strong>de</strong> la fe no fingida <strong>de</strong> Timoteo.<br />

Su fe era una fe sincera, veraz y no llevaba máscara alguna.<br />

Pero Timoteo no había sido el primero en su familia en ser salvo. Aparentemente, su<br />

abuela judía Loida había oído las buenas nuevas <strong>de</strong> salvación y había aceptado a Jesús<br />

como Mesías. Y la hija <strong>de</strong> ésta, Eunice, también judía (Hch. 16:1), se había convertido en<br />

cristiana. De esta forma había llegado Timoteo a conocer las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe<br />

cristiana, y él representaba la tercera generación en aquella familia que confiaba en el<br />

Salvador. Nada se dice en las Escrituras acerca <strong>de</strong> si el padre <strong>de</strong> Timoteo llegó nunca a<br />

convertirse.<br />

Aunque la salvación no se pue<strong>de</strong> heredar <strong>de</strong> padres creyentes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego es cierto que<br />

hay un principio familiar en las Escrituras. Parece que Dios gusta <strong>de</strong> salvar a familias<br />

enteras. No es su voluntad que falte ningún miembro.<br />

Observemos que se dice que en Loida y Eunice habitaba la fe. No estaba allí como un<br />

visitante ocasional, sino como una presencia permanente en ellas. Pablo estaba seguro <strong>de</strong><br />

que así sucedía también en Timoteo. Era una fe genuina que Timoteo mantendría a pesar<br />

<strong>de</strong> todas las pruebas que tuviese que afrontar a causa <strong>de</strong> ella.<br />

II. EXHORTACIONES A TIMOTEO (1:6–2:13)<br />

A. A la fi<strong>de</strong>lidad (1:6–18)<br />

1:6 Debido a su piadoso trasfondo familiar y a su propia fe, Timoteo es apremiado a<br />

avivar el don <strong>de</strong> Dios que está en él. No se nos dice qué es este don <strong>de</strong> Dios. Algunos<br />

consi<strong>de</strong>ran que se trata <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Otros lo entien<strong>de</strong>n como una capacidad especial<br />

conferida por el Señor para alguna forma <strong>de</strong> servicio cristiano, como el don <strong>de</strong> evangelista,<br />

pastor o maestro. Parece evi<strong>de</strong>nte que Timoteo había sido llamado al servicio cristiano y<br />

había recibido alguna capacitación especial. Aquí es también alentado a avivar este don<br />

hasta una llama viva. No <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>salentarse por el fracaso general a su alre<strong>de</strong>dor. Tampoco<br />

<strong>de</strong>bía volverse profesional en su servicio por el Señor y caer en una cómoda rutina. Más<br />

bien, <strong>de</strong>bía interesarse en emplear más y más su don al entenebrecerse todo más y más a su<br />

alre<strong>de</strong>dor.


Este don estaba en Timoteo por la imposición <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong>l apóstol. Esto no <strong>de</strong>be<br />

confundirse con el servicio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nación que se practica en la actualidad en círculos<br />

clericales. Significa exactamente lo que dice: que el don fue realmente dado a Timoteo en<br />

el momento en que Pablo puso sus manos sobre él. El apóstol fue el canal mediante el que<br />

el don fue conferido.<br />

De inmediato surge la pregunta: «¿Tiene esto lugar en la actualidad?». La respuesta es<br />

no. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> conferir un don mediante la imposición <strong>de</strong> manos fue dado a Pablo como<br />

apóstol <strong>de</strong> Jesucristo. Por cuanto no tenemos apóstoles en este mismo sentido en la<br />

actualidad, no tenemos más el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> efectuar milagros apostólicos.<br />

Este versículo <strong>de</strong>bería ser estudiado en relación con 1 Timoteo 1:18 y 4:14. Al juntar<br />

estos tres versículos, vemos que lo que sigue es el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> acontecimientos, como lo<br />

explica Vine. Por proclamación profética, Pablo fue llevado a Timoteo como uno suscitado<br />

para un servicio especial. Por el acto formal <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l apóstol, el Señor confirió un don a<br />

Timoteo. Los ancianos reconocieron lo que el Señor había hecho imponiendo ellos las<br />

manos. Esto último no fue un acto <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nación para conferir un don ni un cargo<br />

eclesiástico.<br />

O, como lo sumariza Stock: «El don vino ―a través‖ <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> Pablo, pero ―con‖<br />

las manos <strong>de</strong> los presbíteros».<br />

1:7 Afrontando él mismo el martirio, Pablo se toma tiempo para recordar a Timoteo que<br />

no nos ha dado Dios espíritu <strong>de</strong> cobardía. No hay tiempo para timi<strong>de</strong>z o cobardía.<br />

Sino que Dios nos ha dado espíritu <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Tenemos a nuestra disposición un po<strong>de</strong>r<br />

sin límites. Por medio <strong>de</strong> la capacitación <strong>de</strong>l Espíritu Santo, el creyente pue<strong>de</strong> servir con<br />

valor, soportar con paciencia, sufrir con triunfo y, si fuere necesario, morir con gloria.<br />

Dios nos ha dado también espíritu <strong>de</strong> amor. Es nuestro amor para con Dios lo que echa<br />

fuera el temor y nos hace dispuestos a darnos por Cristo, sea cual sea el coste. Es nuestro<br />

amor para con nuestros semejantes lo que nos hace dispuestos a soportar toda clase <strong>de</strong><br />

persecuciones y a pagar el mal con bien.<br />

Finalmente, Dios nos ha dado un espíritu <strong>de</strong> cordura o disciplina. La palabra cordura<br />

no comunica el pensamiento <strong>de</strong> una manera completa. Podría sugerir que un cristiano ha <strong>de</strong><br />

estar cuerdo en todo momento, exento <strong>de</strong> <strong>de</strong>presiones u otros problemas mentales. Este<br />

versículo ha sido a menudo empleado mal para sugerir que un cristiano que está viviendo<br />

cerca <strong>de</strong>l Señor nunca pue<strong>de</strong> ser afligido por ninguna clase <strong>de</strong> problemas mentales. Ésta no<br />

es una enseñanza escrituraria. Muchas enfermeda<strong>de</strong>s mentales pue<strong>de</strong>n remontarse a<br />

<strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s heredadas. Muchas otras pue<strong>de</strong>n ser resultado <strong>de</strong> alguna condición física no<br />

relacionada en ninguna forma con la vida espiritual <strong>de</strong> la persona.<br />

Lo que este versículo enseña es que Dios nos ha dado un espíritu <strong>de</strong> dominio propio, <strong>de</strong><br />

autocontrol. Debemos emplear discreción y no actuar <strong>de</strong> manera irreflexiva, precipitada o<br />

insensata. No importa cuán adversas sean nuestras circunstancias, <strong>de</strong>beríamos mantener un<br />

criterio equilibrado y actuar con pru<strong>de</strong>ncia.<br />

1:8 A Timoteo se le dice que no se avergüence. En el versículo 12, Pablo dice que él no<br />

se avergüenza. Finalmente, en el versículo 16 leemos que Onesíforo no se avergonzó.<br />

Era un tiempo en el que predicar el evangelio era un crimen. Los que trataban <strong>de</strong> dar<br />

testimonio público <strong>de</strong> su Señor y Salvador eran perseguidos. Pero eso no <strong>de</strong>bía arredrar a<br />

Timoteo. No tenía que avergonzarse <strong>de</strong>l evangelio, aunque involucrase sufrimiento.<br />

Tampoco <strong>de</strong>bía avergonzarse <strong>de</strong>l apóstol Pablo en la cárcel. Ya algunos cristianos le habían<br />

vuelto la espalda. Indudablemente tenían miedo que i<strong>de</strong>ntificarse públicamente con él<br />

atraería persecución y quizá la muerte.


Timoteo es exhortado a participar <strong>de</strong> las aflicciones que acompañan al evangelio y a<br />

soportarlas según el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. No <strong>de</strong>bía intentar evitar ningún oprobio que pudiera<br />

relacionarse con él, sino unirse a Pablo en soportar tal <strong>de</strong>sventura.<br />

1:9 El apóstol ha estado alentando a Timoteo a ser diligente (vv. 6, 7) y valeroso (v. 8).<br />

Ahora Pablo explica por qué esta es la única actitud razonable que se pue<strong>de</strong> tomar; se<br />

encuentra en los maravillosos tratos <strong>de</strong> Dios hacia nosotros en gracia. En primer lugar, Él<br />

nos salvó. Esto significa que nos liberó <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado. Que constantemente nos<br />

libera <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado; y que en un día todavía futuro nos liberará <strong>de</strong> la misma<br />

presencia <strong>de</strong>l pecado. Asimismo, nos ha liberado <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> Satanás.<br />

También, Dios nos llamó con llamamiento santo. No sólo nos ha liberado <strong>de</strong>l mal,<br />

sino que nos ha conferido toda bendición espiritual en lugares celestiales con Cristo Jesús.<br />

El santo llamamiento <strong>de</strong>l cristiano es <strong>de</strong>scrito con cierto <strong>de</strong>talle en Efesios 1–3,<br />

especialmente en el capítulo 1. Allí apren<strong>de</strong>mos que somos escogidos, pre<strong>de</strong>stinados,<br />

adoptados como hijos, aceptados en el Amado, redimidos por Su sangre, perdonados,<br />

sellados con el Espíritu Santo, y receptores <strong>de</strong> las arras <strong>de</strong> nuestra herencia. (A<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

este santo llamamiento, tenemos un llamamiento supremo, Fil. 3:14, y un llamamiento<br />

celestial, He. 3:1.)<br />

Esta salvación y este llamamiento no son conforme a nuestras obras. En otras<br />

palabras, nos han sido dados por la gracia <strong>de</strong> Dios. Eso significa que no los merecimos,<br />

sino que merecíamos lo contrario. No podíamos ganar ni la salvación ni el llamamiento;<br />

tampoco buscábamos ni la una ni lo otro. Pero Dios nos salvó y nos llamó sin condición ni<br />

precio.<br />

Esto se explica adicionalmente con las palabras según el propósito suyo y la gracia.<br />

¿Por qué Dios tenía que amar <strong>de</strong> tal manera a pecadores impíos que estuviese dispuesto a<br />

enviar a Su Hijo unigénito a morir por ellos? ¿Por qué había <strong>de</strong> ir a tales extremos para<br />

salvarlos <strong>de</strong>l infierno y llevarlos a pasar la eternidad con Él? La única posible respuesta es:<br />

según el propósito suyo y la gracia. La razón <strong>de</strong> Su acción no estaba en nosotros. Estaba<br />

en Su gran corazón <strong>de</strong> amor: ¡nos amó porque nos amó!<br />

Su gracia nos fue dada en Cristo Jesús antes <strong>de</strong> los tiempos eternos. Esto significa<br />

que en la eternidad pasada, Dios <strong>de</strong>cidió este maravilloso plan <strong>de</strong> salvación para nosotros.<br />

Decidió salvar a pecadores culpables mediante la obra sustitutoria <strong>de</strong> Su Hijo amado.<br />

Decidió ofrecer la vida eterna a todos los que quisieran aceptar a Jesucristo como Señor y<br />

Salvador. El método por el que podríamos ser salvos fue planeado no sólo antes que<br />

naciésemos, sino incluso antes <strong>de</strong> los tiempos eternos.<br />

1:10 Esta misma buena nueva, <strong>de</strong>signada en la eternidad se manifestó en el tiempo. Fue<br />

manifestada mediante la aparición <strong>de</strong> nuestro Salvador Jesucristo. Durante los días <strong>de</strong><br />

Su carne, Él proclamó públicamente las buenas nuevas <strong>de</strong> salvación. Enseñó a los hombres<br />

que había <strong>de</strong> morir, ser sepultado, y resucitar <strong>de</strong> entre los muertos, a fin <strong>de</strong> que Dios<br />

pudiese mantener Su justicia al salvar pecadores impíos.<br />

Él abolió la muerte. Pero, ¿cómo pue<strong>de</strong> ser esto, si sabemos que la muerte sigue siendo<br />

muy común en el mundo? El pensamiento es que Él anuló la muerte, que la puso fuera <strong>de</strong><br />

juego. Antes <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo, la muerte reinaba como cruel tirana sobre los<br />

hombres. Era un enemigo temido. El temor <strong>de</strong> la muerte mantenía a la gente en<br />

servidumbre. Pero la resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesús es prenda <strong>de</strong> que todos los que confíen en<br />

Él resucitarán <strong>de</strong> los muertos para no morir ya más. Es en este sentido que abolió la muerte.<br />

Le ha privado <strong>de</strong> su aguijón. La muerte es ahora el mensajero <strong>de</strong> Dios que lleva el alma <strong>de</strong>l<br />

creyente al cielo. Es nuestro siervo, no nuestro amo.


No solamente abolió el Señor Jesús la muerte, sino que sacó a luz la vida y la<br />

inmortalidad por medio <strong>de</strong>l evangelio. En el período <strong>de</strong>l AT, la mayoría <strong>de</strong> los hombres<br />

tenían una i<strong>de</strong>a muy vaga y nebulosa acerca <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte. Se referían a<br />

sus difuntos como estando en el Seol, lo que sencillamente significa el estado invisible <strong>de</strong><br />

los espíritus <strong>de</strong> los que se han ido. Aunque tenían ante ellos una esperanza celestial, la<br />

mayoría no la comprendían claramente.<br />

Des<strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo, tenemos mucha más luz sobre esta cuestión. Por ejemplo,<br />

sabemos que cuando un creyente muere, su espíritu parte para estar con Cristo, lo cual es<br />

muchísimo mejor. Está ausente <strong>de</strong>l cuerpo, y presente con el Señor. Entra en la vida eterna<br />

con toda su plenitud.<br />

Cristo no sólo sacó a luz la vida, sino también la inmortalidad. La inmortalidad se<br />

refiere a la resurrección <strong>de</strong>l cuerpo. Cuando leemos en 1 Corintios 15:53 que «es menester<br />

que esto corruptible sea vestido <strong>de</strong> incorrupción», vemos que aunque el cuerpo sea<br />

<strong>de</strong>positado en el sepulcro y vuelva al polvo, sin embargo en la venida <strong>de</strong> Cristo aquel<br />

mismo cuerpo será levantado <strong>de</strong>l sepulcro y conformado a un cuerpo <strong>de</strong> gloria, similar al<br />

<strong>de</strong>l mismo Señor Jesús. Los santos <strong>de</strong>l AT no poseían este conocimiento. Nos fue dado<br />

mediante la aparición <strong>de</strong> nuestro Salvador Jesucristo.<br />

1:11 Fue para proclamar este glorioso evangelio que Pablo fue puesto como<br />

predicador, apóstol y maestro <strong>de</strong> los gentiles. Un predicador es un heraldo que tiene la<br />

función <strong>de</strong> proclamar públicamente un mensaje. Un apóstol es uno que ha sido enviado por<br />

Dios, equipado por Dios y que ha recibido po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Un maestro es aquel que tiene la<br />

función <strong>de</strong> adoctrinar a otros; les explica la verdad <strong>de</strong> una manera comprensible para que<br />

otros puedan respon<strong>de</strong>r con fe y obediencia. De los gentiles <strong>de</strong>staca su especial ministerio a<br />

las naciones no judaicas.<br />

1:12 Era por su fiel ejecutoria <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ber que Pablo estaba sufriendo encarcelamiento y<br />

soledad. No había vacilado en <strong>de</strong>clarar la verdad <strong>de</strong> Dios. Ningún temor por su seguridad<br />

personal había sellado sus labios. Ahora que había sido arrestado y encarcelado, tampoco se<br />

quejaba. No se avergonzaba, y tampoco <strong>de</strong>bía Timoteo avergonzarse. Aunque Pablo no<br />

podía sentirse confiado acerca <strong>de</strong> su propia seguridad, estaba totalmente confiado en cuanto<br />

a Aquel a quien había creído. Aunque Roma consiguiese dar muerte al apóstol, nadie<br />

podría tocar a su Señor. Pablo sabía que Aquel en quien había confiado era po<strong>de</strong>roso.<br />

¿Po<strong>de</strong>roso para qué? Po<strong>de</strong>roso para guardar mi <strong>de</strong>pósito hasta aquel día. Los<br />

comentaristas están divididos acerca <strong>de</strong> a qué se refiere Pablo aquí. Algunos creen que se<br />

refiere a la salvación <strong>de</strong> su alma. Otros lo compren<strong>de</strong>n como referente al evangelio. En<br />

otras palabras, aunque Pablo mismo fuese muerto, sin embargo el evangelio no podría ser<br />

obstaculizado. Cuanto más los hombres tratasen <strong>de</strong> oponerse a él, tanto más prosperaría.<br />

Quizá lo mejor sea tomar la expresión en su sentido más amplio. Pablo estaba<br />

persuadido <strong>de</strong> que su causa estaba en las mejores manos. Aun al hacer frente a la muerte,<br />

no tenía temores. Jesucristo era su Omnipotente Señor, y en Él no podría haber <strong>de</strong>rrotas ni<br />

fracasos. No había nada <strong>de</strong> qué preocuparse. La salvación <strong>de</strong> Pablo estaba segura, y<br />

también el éxito final <strong>de</strong> su servicio para Cristo aquí en la tierra.<br />

Aquel día es una expresión predilecta <strong>de</strong> Pablo. Se refiere a la venida <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo, y en particular al Tribunal <strong>de</strong> Cristo, cuando el servicio para Él será revisado y<br />

cuando la bondad <strong>de</strong> Dios recompensará la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong>l hombre.<br />

1:13 Este versículo pue<strong>de</strong> ser comprendido <strong>de</strong> dos maneras. Primera, Timoteo es<br />

alentado a retener el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> las sanas palabras. No se trata <strong>de</strong> que <strong>de</strong>be ser leal a la<br />

verdad <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios, sino que <strong>de</strong>be aferrarse a las mismas expresiones mediante las


que se comunica esta verdad. Quizá sea útil dar una ilustración <strong>de</strong> ello. En nuestros días se<br />

sugiere a veces que <strong>de</strong>beríamos abandonar expresiones pasadas <strong>de</strong> moda como «nacer <strong>de</strong><br />

nuevo» o «la sangre <strong>de</strong> Jesús». La gente quiere emplear un lenguaje más sofisticado. Pero<br />

aquí hay un sutil peligro. Al abandonar el modo escriturario <strong>de</strong> expresión, a menudo<br />

abandonan las mismas verda<strong>de</strong>s comunicadas por estas expresiones. Por ello, Timoteo <strong>de</strong>be<br />

retener el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> las saludables palabras.<br />

Pero este versículo pue<strong>de</strong> también sugerir que las palabras <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong>bían servir como<br />

mo<strong>de</strong>lo o pauta para Timoteo. Todo lo que Timoteo enseñase a su vez <strong>de</strong>bería armonizar<br />

con el plan que le había sido dado. Al llevar a cabo su ministerio, Timoteo <strong>de</strong>bería hacerlo<br />

en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Fe significa no sólo confianza, sino también<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. El amor incluye no sólo el amor a Dios, sino también el amor a nuestros<br />

hermanos creyentes y al mundo que está pereciendo a nuestro alre<strong>de</strong>dor.<br />

1:14 El buen <strong>de</strong>pósito se refiere al evangelio. El mensaje <strong>de</strong>l amor re<strong>de</strong>ntor había sido<br />

<strong>de</strong>positado o confiado a Timoteo. No <strong>de</strong>be añadir a él ni mejorarlo. Su responsabilidad es<br />

guardarlo mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros. Al escribir Pablo estas<br />

palabras, era consciente <strong>de</strong>l gran abandono <strong>de</strong> fe que estaba amenazando a la <strong>iglesia</strong>. Se<br />

lanzarían ataques contra la fe cristiana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muchos ángulos. Timoteo es amonestado a<br />

mantenerse fiel a la palabra <strong>de</strong> Dios. No tendría que hacerlo por sus propias fuerzas. El<br />

Espíritu Santo que habita en nosotros supliría todo lo necesario para esta tarea.<br />

1:15 Al pensar el apóstol en los negros nubarrones que se amontonaban sobre la <strong>iglesia</strong>,<br />

recuerda cómo los cristianos en Asia le abandonaron. Debido a que al escribir la carta,<br />

Timoteo estaba probablemente en Éfeso, sabría exactamente <strong>de</strong> qué estaba escribiendo el<br />

apóstol.<br />

Es probable que los cristianos en Asia cortasen sus lazos con Pablo al saber que estaba<br />

arrestado y en la cárcel. Le abandonaron cuando más los necesitaba. Probablemente, la<br />

razón era que temían por su propia seguridad. El gobierno romano estaba vigilando en<br />

busca <strong>de</strong> los que tratasen <strong>de</strong> propagar la fe cristiana. El Apóstol Pablo era uno <strong>de</strong> los más<br />

bien conocidos representantes <strong>de</strong>l cristianismo. Cualquiera que se atreviese a contactarlo<br />

públicamente sería marcado en el acto como simpatizante con la causa.<br />

Ni se dice ni se implica que estos cristianos abandonasen al Señor ni la <strong>iglesia</strong>. Sin<br />

embargo, fue un acto <strong>de</strong> cobardía e infi<strong>de</strong>lidad abandonar a Pablo en esta hora crítica.<br />

Quizá Figelo y Hermógenes fueron lí<strong>de</strong>res en el movimiento <strong>de</strong> disociación <strong>de</strong> Pablo.<br />

En todo caso, se ganaron una inmortalidad <strong>de</strong> vergüenza y menosprecio por rehusar llevar<br />

el vituperio <strong>de</strong> Cristo en comunión con Su siervo. El comentario <strong>de</strong> Guy King es que «no<br />

podían hacer nada acerca <strong>de</strong> lo feo <strong>de</strong> sus nombres, pero sí hubiesen podido hacer mucho<br />

acerca <strong>de</strong> lo feo <strong>de</strong> sus caracteres».<br />

1:16 Hay dos líneas <strong>de</strong> pensamiento sobre Onesíforo. Algunos piensan que también él<br />

había abandonado a Pablo, y que por eso el apóstol ruega que el Señor tenga misericordia<br />

<strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Onesíforo. La verdad es que Pablo pi<strong>de</strong> al Señor que tenga misericordia <strong>de</strong> la<br />

casa <strong>de</strong> este siervo, porque en reiteradas ocasiones Onesíforo le confortó en sus prisiones y<br />

no se avergonzó <strong>de</strong> sus ca<strong>de</strong>nas. Misericordia es la recompensa <strong>de</strong> los que han sido<br />

misericordiosos, según Mateo 5:7. No se nos dice exactamente cómo Onesíforo confortó a<br />

Pablo. Quizá le llevó comida y ropa a la húmeda y lóbrega mazmorra romana. En todo<br />

caso, no se avergonzó <strong>de</strong> visitar a Pablo en la cárcel. Ninguna consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> seguridad<br />

personal pudo impedirle <strong>de</strong> acudir a ayudar a un amigo en tiempo <strong>de</strong> necesidad.<br />

Jowett lo expresa <strong>de</strong> forma exquisita:


Es un hermoso rasgo en el carácter <strong>de</strong> Onesíforo el que se da en la frase <strong>de</strong>l apóstol:<br />

«No se avergonzó <strong>de</strong> mis ca<strong>de</strong>nas». … Las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> un hombre a menudo hacen<br />

disminuir el círculo <strong>de</strong> sus amigos. La ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> la pobreza mantiene a muchos a distancia,<br />

y lo mismo suce<strong>de</strong> con la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> la impopularidad. Cuando un hombre tiene una alta<br />

reputación tiene también muchos amigos. Cuando comienza a llevar una ca<strong>de</strong>na, suce<strong>de</strong><br />

que muchos <strong>de</strong> sus amigos comienzan a alejarse. Pero los siervos <strong>de</strong> madrugada no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong><br />

acudir cuando es sombrío y <strong>de</strong> noche. Se <strong>de</strong>leitan en ministrar en la región <strong>de</strong> la lobreguez,<br />

y cuando las ca<strong>de</strong>nas son más pesadas sobre el alma. «No se avergonzó <strong>de</strong> mis ca<strong>de</strong>nas.»<br />

La ca<strong>de</strong>na era en realidad un atractivo. Dio velocidad a los pies <strong>de</strong> Onesíforo y urgencia a<br />

su ministerio.<br />

Este versículo ha sido usado mal a veces para apoyar las oraciones por los difuntos. El<br />

argumento es que Onesíforo había muerto ya cuando se escribió esto, y que Pablo pedía que<br />

Dios le mostrase misericordia. No hay la más vaga indicación <strong>de</strong> que Onesíforo hubiese<br />

muerto. Los proponentes <strong>de</strong> esta i<strong>de</strong>a son charlatanes ociosos que se aferran a un clavo<br />

ardiendo para apoyar una práctica antibíblica.<br />

1:17 Cuando Onesíforo estuvo en Roma tenía al menos tres vías <strong>de</strong> actuación. Primero,<br />

podría haber evitado todo contacto con los cristianos. Segundo, podría haberse encontrado<br />

con los creyentes en secreto. Finalmente, podría haberse expuesto abiertamente al peligro<br />

visitando a Pablo en la cárcel. Esto le pondría directamente en contacto con las autorida<strong>de</strong>s<br />

romanas. Para su fama eterna, escogió esto último. Buscó a Pablo solícitamente y le halló.<br />

1:18 El apóstol ruega que este fiel amigo pueda hallar misericordia cerca <strong>de</strong>l Señor en<br />

aquel día. Aquí, misericordia se emplea en el sentido <strong>de</strong> recompensa. Aquel día, como ya<br />

se ha mencionado, se refiere al tiempo en que se darán las recompensas, esto es, ante el<br />

Tribunal <strong>de</strong> Cristo.<br />

Al terminar esta sección, el Apóstol Pablo recuerda a Timoteo cómo Onesíforo había<br />

servido a Pablo en Éfeso en muchas maneras diferentes.<br />

B. A la paciencia (2:1–13)<br />

2:1 Revestirse <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r en la gracia que es en Cristo Jesús significa ser valeroso con<br />

el po<strong>de</strong>r que Su gracia provee; proseguir fielmente por el Señor con la inmerecida<br />

capacidad que proviene <strong>de</strong> estar unido a Él.<br />

2:2 No sólo <strong>de</strong>be Timoteo ser fortalecido él mismo, sino que ha <strong>de</strong> proveer para el<br />

fortalecimiento espiritual <strong>de</strong> otros. Tiene la responsabilidad <strong>de</strong> transmitir a otros las<br />

enseñanzas inspiradas que ha recibido <strong>de</strong>l apóstol. Pablo estaba a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecer <strong>de</strong><br />

la escena. Había enseñado fielmente a Timoteo en presencia <strong>de</strong> muchos testigos. El tiempo<br />

<strong>de</strong> servicio <strong>de</strong> Timoteo mismo podría ser breve, y él también <strong>de</strong>bía or<strong>de</strong>nar <strong>de</strong> tal manera su<br />

ministerio que otros estuviesen preparados para proseguir como maestros.<br />

Este versículo no es un apoyo a la sucesión apostólica. Tampoco se refiere a la actual<br />

práctica <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> ministros. Sencillamente, es la instrucción <strong>de</strong>l Señor a la<br />

<strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> asegurar una sucesión <strong>de</strong> maestros competentes.<br />

A menudo se ha observado que en este versículo se citan cuatro generaciones <strong>de</strong><br />

creyentes, como sigue:<br />

1. El apóstol Pablo.


2. Timoteo y muchos testigos.<br />

3. Hombres fieles.<br />

4. Otros.<br />

Esta Escritura enfatiza la importancia <strong>de</strong>l evangelismo generalizado. Si cada creyente<br />

llevase a cabo <strong>de</strong> verdad su parte, el mundo podría ser evangelizado en el curso <strong>de</strong> una<br />

generación. Sin embargo, esto es meramente hipotético, a la luz <strong>de</strong> la perversidad <strong>de</strong> la<br />

voluntad <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong>l «evangelismo» rival <strong>de</strong> las religiones y sectas <strong>de</strong>l mundo, y<br />

muchos otros obstáculos. Pero se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir sin ambages: ¡los cristianos podrían hacerlo<br />

mucho mejor que hasta ahora!<br />

Observemos que Timoteo ha <strong>de</strong> encargar la verdad a hombres fieles, es <strong>de</strong>cir, a<br />

hombres creyentes y que a<strong>de</strong>más sean fiables. Estos podrán a su vez enseñar también a<br />

otros. Esto da por supuesto alguna competencia por lo que respecta al ministerio <strong>de</strong><br />

enseñanza.<br />

2:3 Se ha observado con frecuencia que Pablo usa en este capítulo una gran cantidad <strong>de</strong><br />

analogías para <strong>de</strong>scribir a Timoteo: (1) hijo (v. 1); (2) soldado (vv. 3, 4); (3) atleta (v. 5);<br />

(4) labrador (v. 6); (5) obrero (v. 15); (6) vaso (v. 21); (7) siervo (v. 24).<br />

Como buen soldado <strong>de</strong> Jesucristo. Timoteo <strong>de</strong>bería sufrir pa<strong>de</strong>cimientos y<br />

penalida<strong>de</strong>s. (Para una lista <strong>de</strong> las muchas penalida<strong>de</strong>s que el mismo Pablo sufrió, véase 2<br />

Corintios 11:23–29.)<br />

2:4 El soldado <strong>de</strong>scrito en este versículo está movilizado. No sólo esto, sino que está en<br />

lo más duro <strong>de</strong>l combate. Ningún soldado en unas circunstancias tan críticas se enreda en<br />

los negocios <strong>de</strong> la vida.<br />

¿Significa eso que los que están al servicio <strong>de</strong>l Señor nunca <strong>de</strong>berían comprometerse en<br />

ocupaciones seculares? ¡Claro que no significa tal cosa! El mismo Pablo trabajó como<br />

fabricante <strong>de</strong> tiendas mientras predicaba el evangelio y plantaba <strong>iglesia</strong>s. Y dio testimonio<br />

<strong>de</strong> que sus propias manos suplieron a sus necesida<strong>de</strong>s.<br />

El énfasis recae en la palabra enreda. El soldado no <strong>de</strong>be permitir que las cosas<br />

ordinarias <strong>de</strong> la vida vengan a ser el principal objeto <strong>de</strong> su existencia. Por ejemplo, no <strong>de</strong>be<br />

hacer que la adquisición <strong>de</strong> alimento y ropa sean el principal objetivo <strong>de</strong> su vida. Más bien,<br />

el servicio <strong>de</strong> Cristo ha <strong>de</strong> ocupar siempre el puesto principal, mientras que las cosas <strong>de</strong><br />

esta vida han <strong>de</strong> quedar al fondo. Dice Kelly: «Enredarse en las ocupaciones <strong>de</strong> la vida<br />

significa realmente abandonar la separación <strong>de</strong>l mundo tomando parte en los asuntos<br />

externos como participante <strong>de</strong> verdad en él».<br />

Un soldado en activo se mantiene preparado para recibir ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> la jefatura. Su<br />

<strong>de</strong>seo es agradar a aquel que lo tomó por soldado. El creyente, naturalmente, ha sido<br />

alistado por el Señor, y nuestro amor hacia Él nos <strong>de</strong>bería llevar a tomarnos a la ligera las<br />

cosas <strong>de</strong> este mundo.<br />

2:5 La figura pasa ahora a un atleta que compite en los juegos como atleta. Para recibir<br />

la recompensa, ha <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer las normas <strong>de</strong>l juego. Así suce<strong>de</strong> en el servicio cristiano.<br />

¡Cuántos caen antes <strong>de</strong> llegar a la meta, <strong>de</strong>scalificados por no haber mantenido una<br />

obediencia resuelta a la palabra <strong>de</strong> Dios!<br />

¿Cuáles son algunas <strong>de</strong> las reglas en relación con el servicio cristiano? (1) El cristiano<br />

ha <strong>de</strong> practicar el dominio propio (1 Co. 9:27). (2) No <strong>de</strong>be luchar con armas carnales, sino<br />

con armas espirituales (2 Co. 10:4). (3) Ha <strong>de</strong> guardarse puro. (4) No <strong>de</strong>be ser contencioso,<br />

sino paciente.


Alguien ha dicho: «Un cristiano a tiempo parcial es una contradicción lógica; toda la<br />

vida <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong>bería ser un enérgico esfuerzo por vivir su cristianismo en cada<br />

momento y en todas las esferas <strong>de</strong> su vida».<br />

2:6 El labrador que se esfuerza, <strong>de</strong>be ser el primero en participar <strong>de</strong> los frutos.<br />

Según todos los principios <strong>de</strong> justicia, el que trabaja para producir los frutos tiene un<br />

<strong>de</strong>recho prioritario a participar en ellos.<br />

Darby, aunque está <strong>de</strong> acuerdo en que lo anterior es una traducción posible, sugiere que<br />

el sentido <strong>de</strong>l pasaje es que el labrador ha <strong>de</strong> trabajar para po<strong>de</strong>r disfrutar <strong>de</strong> una parte en la<br />

cosecha. Por ello, traduce: «El labrador ha <strong>de</strong> trabajar antes <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> los frutos».<br />

También traducen en este sentido Reina (1569), RV, RVR y V.M. Esto preserva el<br />

pensamiento <strong>de</strong> necesidad. El soldado ha <strong>de</strong> sufrir; el atleta ha <strong>de</strong> cumplir las normas; el<br />

labrador ha <strong>de</strong> trabajar duro.<br />

2:7 Pero hay más en estas tres ilustraciones <strong>de</strong> servicio cristiano que lo que se ve en la<br />

superficie. Timoteo es exhortado a consi<strong>de</strong>rarlas y a meditar acerca <strong>de</strong> ellas. Al hacerlo,<br />

Pablo ora que el Señor le dé entendimiento en todo. Se dará cuenta <strong>de</strong> que el ministerio<br />

cristiano se asemeja a la guerra, al atletismo y a la labranza. Cada una <strong>de</strong> estas ocupaciones<br />

tiene sus propias responsabilida<strong>de</strong>s y cada una <strong>de</strong> ellas conlleva su propia recompensa.<br />

2:8 Al llegar a este punto, el apóstol alcanza el punto culminante en su serie <strong>de</strong> alientos<br />

al joven Timoteo. Llega al ejemplo <strong>de</strong>l Señor Jesús, y <strong>de</strong> allá ya no pue<strong>de</strong> pasar. El Suyo es<br />

un ejemplo <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cimientos seguidos por la gloria. Acuérdate <strong>de</strong> Jesucristo, <strong>de</strong>l linaje<br />

<strong>de</strong> David, resucitado <strong>de</strong> los muertos conforme a mi evangelio. El pensamiento no es que<br />

Timoteo <strong>de</strong>ba recordar ciertas cosas acerca <strong>de</strong>l Señor Jesús, sino más bien que <strong>de</strong>be<br />

recordar a la Persona misma, viva <strong>de</strong> los muertos.<br />

En cierto sentido, este versículo es un breve sumario <strong>de</strong>l evangelio que Pablo predicaba.<br />

El punto crucial en aquel evangelio es la resurrección <strong>de</strong>l Salvador. Hiebert escribe: «No es<br />

la visión <strong>de</strong> un Jesús crucificado la que se pone <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Timoteo, sino la visión <strong>de</strong> un<br />

Señor resucitado».<br />

La expresión <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> David es una simple <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que Jesús es el Cristo, el<br />

<strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong> David, en quien se cumplen las promesas mesiánicas <strong>de</strong> Dios.<br />

Es esencial un recuerdo constante <strong>de</strong> la Persona y <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l Salvador por parte <strong>de</strong><br />

todos los que quieran servirle. Especialmente en el caso <strong>de</strong> quienes hacen frente a<br />

pa<strong>de</strong>cimientos y a una posible muerte, hay un gran aliento en recordar que incluso el Señor<br />

Jesús mismo alcanzó la gloria <strong>de</strong>l cielo por la vía <strong>de</strong> la cruz y <strong>de</strong>l sepulcro.<br />

2:9 Fue por la proclamación <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong>l versículo 8 que Pablo estaba ahora<br />

enca<strong>de</strong>nado en una cárcel romana. Era consi<strong>de</strong>rado como un malhechor, como un criminal<br />

común. Había mucho que le podía <strong>de</strong>salentar. No sólo estaban <strong>de</strong>cididas las autorida<strong>de</strong>s<br />

romanas a darle muerte, sino que algunos <strong>de</strong> sus propios amigos cristianos se habían<br />

apartado <strong>de</strong> él.<br />

Sin embargo, y a pesar <strong>de</strong> estas amargas circunstancias, el feliz espíritu <strong>de</strong> Pablo vuela<br />

muy por encima <strong>de</strong> las muros <strong>de</strong> su cárcel. Olvida sus propias negras perspectivas cuando<br />

recuerda que la palabra <strong>de</strong> Dios no está presa. Como tan bien lo dijo Lenski: «La voz<br />

viviente <strong>de</strong>l apóstol pue<strong>de</strong> quedar ahogada en su propia sangre, pero lo que su Señor habla<br />

por medio <strong>de</strong> él sigue resonando en el mundo entero». Ni todos los ejércitos <strong>de</strong>l mundo<br />

pue<strong>de</strong>n impedir que la palabra <strong>de</strong> Dios se extienda. Igual podrían tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>tener la lluvia<br />

o la nieve <strong>de</strong> caer (Is. 55:10, 11).


Con una energía irresistible, divina, va avanzando en su carrera triunfal, incluso<br />

mientras sus <strong>de</strong>fensores pa<strong>de</strong>cen cárceles y martirio. Los hombres mueren, pero Cristo y Su<br />

evangelio viven y triunfan a lo largo <strong>de</strong> los siglos.<br />

2:10 Debido a la naturaleza irresistible <strong>de</strong>l evangelio, Pablo estaba dispuesto a<br />

soportarlo todo por amor a los escogidos. Aquí, los escogidos <strong>de</strong>signa a todos los<br />

escogidos por Dios para salvación eterna. En tanto que la Biblia enseña claramente que<br />

Dios escoge a personas para salvación, en ninguna parte dice que selecciona a algunos para<br />

perdición. Los salvos son salvos por la gracia soberana <strong>de</strong> Dios. Los que se pier<strong>de</strong>n sufren<br />

tal <strong>de</strong>stino por su propia y <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong>cisión.<br />

Nadie <strong>de</strong>bería enfrentarse con Dios por la doctrina <strong>de</strong> la elección. Esta doctrina<br />

sencillamente <strong>de</strong>ja que Dios sea Dios, el Soberano <strong>de</strong>l universo, que trata con gracia,<br />

justicia, rectitud y amor. Él nunca hace nada injusto ni carente <strong>de</strong> bondad, pero a menudo<br />

muestra un favor totalmente inmerecido.<br />

El apóstol se daba cuenta <strong>de</strong> que gracias a sus pa<strong>de</strong>cimientos por la extensión <strong>de</strong>l<br />

evangelio había almas que se salvaban y que estas mismas almas participarían un día en<br />

gloria eterna con Cristo Jesús. La visión <strong>de</strong> pecadores culpables salvos por la gracia <strong>de</strong><br />

Dios y glorificados juntamente con Cristo Jesús era suficiente para inspirar a Pablo a<br />

soportarlo todo. Con esto, se nos recuerdan las palabras atribuidas al piadoso Rutherford:<br />

Oh, si <strong>de</strong> Anwoth un alma<br />

Me encuentro ante Dios,<br />

Mi cielo el doble gozaré<br />

En tierra <strong>de</strong> Emanuel.<br />

2:11 Los versículos 11–13 son consi<strong>de</strong>rados por algunos como proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> un<br />

primitivo himno cristiano. Tanto si es así como si no, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego presentan unos principios<br />

inflexibles acerca <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong>l hombre con Jesucristo. Hiebert escribe: «La verdad<br />

central <strong>de</strong> estas escuetas <strong>de</strong>claraciones es que la fe en Cristo i<strong>de</strong>ntifica al creyente con Él en<br />

todo, mientras que la incredulidad igualmente separa a los hombres <strong>de</strong> Él». Ésta es la cuarta<br />

palabra fiel en las Cartas <strong>de</strong> Pablo a Timoteo.<br />

El primer principio es que si somos muertos con Cristo, también viviremos con él.<br />

Esto es cierto <strong>de</strong> cada creyente. Espiritualmente, fuimos muertos con él en el momento en<br />

que confiamos en Él como nuestro Salvador. Fuimos sepultados con Él, y resucitamos<br />

luego con Él <strong>de</strong> entre los muertos. Cristo murió como nuestro Representante y Sustituto.<br />

Nosotros <strong>de</strong>biéramos haber muerto por nuestros pecados, pero Cristo murió en nuestro<br />

lugar. Dios nos consi<strong>de</strong>ra como muertos con él, y esto significa que también viviremos<br />

con él en el cielo.<br />

Quizá tiene también una aplicación para los que mueren como mártires cristianos. Los<br />

que así le siguen en la muerte le seguirán asimismo en resurrección.<br />

2:12 En cierto sentido, es cierto también <strong>de</strong> todos los cristianos que sufren, y que<br />

también reinarán con Cristo. La verda<strong>de</strong>ra fe tiene la cualidad <strong>de</strong> permanencia, y, en este<br />

sentido, los creyentes persisten.<br />

Sin embargo, se <strong>de</strong>be observar que no todos reinarán con Cristo en el mismo grado.<br />

Cuando Él regrese para reinar sobre la tierra, Sus santos volverán con Él y compartirán en<br />

este gobierno. Pero el grado en que uno tenga gobierno irá <strong>de</strong>terminado por su fi<strong>de</strong>lidad<br />

durante la vida presente.


Los que nieguen a Cristo también serán negados por Él. Aquí el pensamiento no es el<br />

<strong>de</strong> una negación temporal <strong>de</strong>l Salvador bajo presión, como en el caso <strong>de</strong> Pedro, sino una<br />

negación permanente, habitual, <strong>de</strong> Él. Estas palabras <strong>de</strong>scriben al incrédulo, a uno que<br />

nunca ha abrazado al Señor Jesús por la fe. Todos esos serán negados por el Señor en un<br />

día veni<strong>de</strong>ro, por muy piadosa profesión que hayan hecho.<br />

2:13 Este versículo <strong>de</strong>scribe también a los incrédulos. Dinsdale Young explica: «Dios<br />

no pue<strong>de</strong> ser inconsecuente consigo mismo. Sería inconsecuente con Su carácter tratar <strong>de</strong> la<br />

misma manera a los fieles y a los infieles. Él es siempre fiel a la rectitud, seamos nosotros<br />

lo que seamos».<br />

Estas palabras no <strong>de</strong>berían ser interpretadas como enseñando que la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> Dios se<br />

<strong>de</strong>mostrará en mantener a los incrédulos. No es así. Si los hombres son incrédulos, Él ha <strong>de</strong><br />

mantenerse fiel a Su propio carácter y tratarlos <strong>de</strong> manera consecuente. Como dice Van<br />

Oosterzee: «Él es tan fiel en Sus amenazas como en Sus promesas».<br />

III. FIDELIDAD CONTRA APOSTASÍA (2:14–4:8)<br />

A. Fi<strong>de</strong>lidad al verda<strong>de</strong>ro cristianismo (2:14–26)<br />

2:14 Timoteo <strong>de</strong>be recordarles estas cosas, es <strong>de</strong>cir, lo dicho en los versículos 11–13.<br />

Pero, ¿a quién se refiere Pablo por el «les». Probablemente se refiere en un sentido general<br />

a aquellos que estaban introduciendo doctrinas extrañas. Esto es evi<strong>de</strong>nte por la parte<br />

restante <strong>de</strong>l versículo, don<strong>de</strong> aquellos que evi<strong>de</strong>ntemente ocupaban el puesto <strong>de</strong> maestros o<br />

predicadores son advertidos que no contiendan sobre palabras. Evi<strong>de</strong>ntemente, los había<br />

en Éfeso que sacaban gran<strong>de</strong>s consecuencias acerca <strong>de</strong>l sentido técnico <strong>de</strong> ciertas palabras.<br />

En lugar <strong>de</strong> edificar a los santos en la verdad <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios, sólo minaban la fe <strong>de</strong><br />

algunos que les oían.<br />

Dinsdale Young advierte:<br />

Es muy fácil convertirse en un chiflado teológico: con tanta facilidad nos quedamos<br />

absortos en cuestiones que no son <strong>de</strong> suprema importancia. La vida es <strong>de</strong>masiado breve y<br />

ocupada para malgastar la mente y el corazón en lo que no es formativo para el carácter.<br />

Cuando hay un mundo que espera la evangelización, poco nos conviene estar siempre<br />

paseándonos o lanzados a la carrera por <strong>de</strong>svíos doctrinales. Mantengámonos en la<br />

carretera. Seamos fieles a las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s. Enfaticemos los puntos esenciales, no los<br />

inci<strong>de</strong>ntales. No emulemos a las víctimas <strong>de</strong>l pánico en los días <strong>de</strong> Samgar y <strong>de</strong> Jael, que<br />

<strong>de</strong>jaban las carreteras <strong>de</strong>siertas y caminaban por los sen<strong>de</strong>ros vecinales.<br />

2:15 Timoteo <strong>de</strong>bería con diligencia presentarse a Dios aprobado. Sus esfuerzos<br />

<strong>de</strong>berían concentrarse en llegar a ser un obrero que no tiene <strong>de</strong> qué avergonzarse. Esto<br />

podría hacerlo trazando rectamente la palabra <strong>de</strong> verdad. Esta última expresión significa<br />

manejar correctamente las Escrituras, «cavar la línea», o, como lo expresa Alford:<br />

«conseguir rectamente tratar la verdad <strong>de</strong> una manera plena y sin adulteraciones».<br />

2:16 Las profanas y vanas palabrerías son aquellas enseñanzas <strong>de</strong> carácter<br />

irreverente, malvado e inútil. No son provechosas para el pueblo <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong>berían<br />

evitarse. Timoteo no recibe la instrucción <strong>de</strong> combatir estas enseñanzas, sino más bien que<br />

las trate con <strong>de</strong>sdén, ni siquiera dignificándolas con su atención.


Una cosa grave acerca <strong>de</strong> estos charlatanes es que nunca están estáticos. Siempre están<br />

yendo más y más a la impiedad. Y así suce<strong>de</strong> con todas las formas <strong>de</strong> error. Los que<br />

enseñan el error <strong>de</strong>ben ir continuamente añadiendo al mismo. Esto explica por qué los<br />

falsos sistemas religiosos están constantemente promulgando nuevos dogmas y<br />

pronunciamientos. Es innecesario <strong>de</strong>cir que cuanto más se expan<strong>de</strong>n estos errores<br />

doctrinales, tanto más crece la impiedad.<br />

2:17 La manera en que estas malvadas enseñanzas se extien<strong>de</strong>n se compara con el<br />

cáncer (Reina, 1569). La mayoría <strong>de</strong> nosotros conoce <strong>de</strong>masiado bien cómo este temido<br />

mal se extien<strong>de</strong> rápidamente por el cuerpo humano, <strong>de</strong>struyendo los tejidos allá don<strong>de</strong> va.<br />

La palabra cáncer pue<strong>de</strong> ser también traducido como gangrena (RV, RVR77, etc). La<br />

gangrena es la necrosis <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l cuerpo al queda privado <strong>de</strong> su normal suministro <strong>de</strong><br />

sangre y alimento.<br />

En otros pasajes <strong>de</strong>l NT la mala doctrina se asemeja a la levadura, que, si se <strong>de</strong>ja<br />

exten<strong>de</strong>r, llega finalmente a afectar a toda la masa <strong>de</strong> harina.<br />

Se nombra a dos hombres cuyas enseñanzas estaban corrompiendo a la <strong>iglesia</strong> local.<br />

Eran Himeneo y Fileto. Debido a que no trazaban bien la palabra <strong>de</strong> verdad, toman su<br />

puesto con otros en las Escrituras en la galería <strong>de</strong> la vergüenza.<br />

2:18 Su falsa enseñanza es <strong>de</strong>nunciada aquí. Le <strong>de</strong>cían a la gente que la resurrección<br />

ya se efectuó. Quizá se referían a que cuando una persona era salvada y resucitaba a<br />

novedad <strong>de</strong> vida con Cristo, ésta era la única resurrección que podría esperar. En otras<br />

palabras, <strong>de</strong>bían espiritualizar la resurrección y se burlaban <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una resurrección<br />

literal <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong>l sepulcro. Pablo reconoció en eso una seria amenaza contra la verdad<br />

<strong>de</strong>l cristianismo.<br />

Hamilton Smith dice:<br />

Si la resurrección está ya pasada, es evi<strong>de</strong>nte que los santos han llegado a su condición<br />

final mientras están aún en la tierra, con el resultado <strong>de</strong> que la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> esperar la<br />

venida <strong>de</strong>l Señor, pier<strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino celestial y abandona su carácter <strong>de</strong><br />

extranjera y peregrina. Perdido su carácter celestial, la <strong>iglesia</strong> se aposenta en la tierra,<br />

adoptando un lugar como parte <strong>de</strong>l sistema para la reforma y el gobierno <strong>de</strong>l mundo.<br />

Al trastornar la fe <strong>de</strong> algunos, estos hombres se ganaron una in<strong>de</strong>seable mención en el<br />

eterno libro <strong>de</strong> Dios.<br />

2:19 Al pensar Pablo en Himeneo y Fileto y en la falsa enseñanza <strong>de</strong> ambos, se da<br />

cuenta <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong> que se avecinan días oscuros sobre la <strong>iglesia</strong>. Se ha aceptado a<br />

incrédulos en la <strong>iglesia</strong> local. La vida espiritual está en un estado tal <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia que se<br />

hace a menudo difícil distinguir entre los verda<strong>de</strong>ros cristianos y los meros profesantes. La<br />

cristiandad es una multitud mezclada, y la confusión resultante es <strong>de</strong>vastadora.<br />

En medio <strong>de</strong> una condición tan calamitosa, Pablo halla consolación en la certidumbre<br />

<strong>de</strong> que el fundamento <strong>de</strong> Dios está firme. Esto significa que todo lo que haya sido<br />

establecido por Dios mismo permanecerá a pesar <strong>de</strong> toda la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia en la <strong>iglesia</strong><br />

profesante.<br />

Se han dado varias explicaciones acerca <strong>de</strong> qué es lo que se significa por el<br />

fundamento <strong>de</strong> Dios. Algunos sugieren que es la verda<strong>de</strong>ra <strong>iglesia</strong>. Otros que se refiere a<br />

la promesa <strong>de</strong> Dios, a la fe cristiana, o a la doctrina <strong>de</strong> la elección. Pero, ¿no es evi<strong>de</strong>nte<br />

que el fundamento <strong>de</strong> Dios se refiere a cualquier cosa que haga el Señor? Si Él envía Su<br />

palabra nada pue<strong>de</strong> estorbarla. Hamilton Smith dice: «Ningún fracaso humano pue<strong>de</strong> echar


a un lado el fundamento que Dios ha establecido ni impedir a Dios finalizar lo que ha<br />

comenzado. … Los que pertenecen al Señor, aunque escondidos en la masa, no pue<strong>de</strong>n<br />

finalmente per<strong>de</strong>rse».<br />

El fundamento <strong>de</strong> Dios tiene un doble sello. Tiene una faceta divina y también otra<br />

humana. Del lado divino, el Señor conoce a los que son suyos. Él los conoce, no sólo en el<br />

sentido <strong>de</strong> reconocerlos, sino también en el sentido <strong>de</strong> aprobación y aprecio. Lenski dice<br />

que los conoce «con un amor apropiador y eficaz». El lado humano <strong>de</strong>l sello es: Apártese<br />

<strong>de</strong> iniquidad todo aquel que invoca el nombre <strong>de</strong> Cristo. En otras palabras, los que<br />

profesan ser cristianos pue<strong>de</strong>n probar la realidad <strong>de</strong> su confesión mediante vidas <strong>de</strong><br />

santidad y piedad. El verda<strong>de</strong>ro cristiano no <strong>de</strong>bería tener tratos con la injusticia.<br />

Un sello es una marca <strong>de</strong> pertenencia y también un símbolo <strong>de</strong> garantía y seguridad. De<br />

modo que el sello sobre el fundamento <strong>de</strong> Dios significa la pertenencia a Él <strong>de</strong> aquellos<br />

que son verda<strong>de</strong>ramente creyentes y la garantía <strong>de</strong> que todos los convertidos probarán la<br />

realidad <strong>de</strong> su nueva vida apartándose <strong>de</strong> iniquidad.<br />

2:20 En esta ilustración, enten<strong>de</strong>mos que la casa gran<strong>de</strong> se refiere a la cristiandad en<br />

general. En un sentido amplio, la cristiandad incluye a cristianos y profesantes: los que<br />

realmente han nacido <strong>de</strong> nuevo y los que lo son sólo <strong>de</strong> nombre.<br />

Vasos (RV) o utensilios <strong>de</strong> oro y <strong>de</strong> plata se referiría por tanto a creyentes genuinos.<br />

Vasos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y <strong>de</strong> barro se refiere no a los incrédulos en general, sino a esos en<br />

particular que eran malos obreros y enseñaban también falsas doctrinas, como en el caso <strong>de</strong><br />

Himeneo y Fileto (v. 17).<br />

Se <strong>de</strong>berían observar ciertas cosas acerca <strong>de</strong> estos vasos. Primero, hay una importante<br />

distinción entre los materiales <strong>de</strong> los que están hechos los vasos. Luego, hay una diferencia<br />

en los usos a que se <strong>de</strong>dican. Finalmente, hay una distinción acerca <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino final. Los<br />

vasos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y barro son <strong>de</strong>sechados al cabo <strong>de</strong> un tiempo, mientras que los <strong>de</strong> oro y<br />

plata se guardan como valiosos.<br />

La expresión unos son para usos honrosos, y otros para usos viles se ha interpretado<br />

<strong>de</strong> varias maneras. Algunos sugieren que usos viles significa sencillamente menos honor.<br />

En tal caso, todos los vasos <strong>de</strong>notarían verda<strong>de</strong>ros creyentes, pero unos se emplean para los<br />

más altos propósitos, y algunos para los menos. Otros piensan que los vasos para usos<br />

honrosos se refiere a hombres como Pablo y Timoteo, mientras que para usos viles se<br />

referiría a hombres como Himeneo y Fileto.<br />

2:21 La interpretación <strong>de</strong> este pasaje <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> principalmente <strong>de</strong> cómo se comprenda el<br />

término traducido éstos en, «Si pues se purificare alguno <strong>de</strong> éstos» (V.M.).<br />

¿Se refiere éstos a los vasos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y barro? ¿Se refiere a las falsas enseñanzas que<br />

han sido antes mencionadas en este capítulo? ¿O se refiere <strong>de</strong> una manera general a los<br />

malos hombres?<br />

El sentido más natural parece ser vincular éstos con vasos para <strong>de</strong>shonra. Timoteo<br />

recibe el mandamiento <strong>de</strong> separarse <strong>de</strong> los hombres malos, y en especial <strong>de</strong> malos maestros<br />

como los que Pablo acaba <strong>de</strong> mencionar: Himeneo y Fileto.<br />

A Timoteo no se le or<strong>de</strong>na abandonar la <strong>iglesia</strong>. Tampoco ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar la Cristiandad<br />

como tal. Esto sería imposible hacerlo sin abandonar su confesión cristiana, puesto que la<br />

Cristiandad incluye a todos los que profesan ser creyentes. Más bien, se trata <strong>de</strong> separarse<br />

<strong>de</strong> los malos y <strong>de</strong> evitar contaminaciones <strong>de</strong> malas doctrinas.<br />

Si alguien se conserva libre <strong>de</strong> malas asociaciones, será vaso para honra (RV). Dios<br />

sólo pue<strong>de</strong> emplear vasos limpios en el servicio santo. «Limpiaos los que lleváis los vasos<br />

<strong>de</strong> Jehová» (Is. 52:11, RV). Un hombre así será también santificado en el sentido <strong>de</strong> que


estará separado <strong>de</strong>l mal para el servicio <strong>de</strong> Dios. Será útil para el Dueño —cualidad ésta<br />

muy <strong>de</strong> <strong>de</strong>sear por parte <strong>de</strong> todos los que aman al Señor—. Finalmente, estará dispuesto<br />

para toda buena obra. Estará listo para en todo momento ser empleado en todo lo que su<br />

Dueño pueda disponer.<br />

2:22 No sólo <strong>de</strong>be Timoteo separarse <strong>de</strong> hombres inicuos, también <strong>de</strong> las pasiones <strong>de</strong> la<br />

carne. Las pasiones juveniles pue<strong>de</strong> referirse no sólo a los apetitos físicos, sino también al<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> dinero, fama y placer. Pue<strong>de</strong>n también incluir la voluntariedad, la impaciencia, el<br />

orgullo y la frivolidad. Como hemos dicho, para este tiempo Timoteo tendría<br />

probablemente unos treinta y cinco años. Por ello, pasiones juveniles no necesariamente<br />

<strong>de</strong>notan las concupiscencias típicas <strong>de</strong> la adolescencia, sino que incluirían todos los <strong>de</strong>seos<br />

malos que se presentarían a un joven siervo <strong>de</strong>l Señor y que tratarían <strong>de</strong> apartarlo <strong>de</strong>l<br />

camino <strong>de</strong> la pureza y <strong>de</strong> la justicia.<br />

No sólo tiene Timoteo que huir, sino que también ha <strong>de</strong> seguir. Hay lo negativo y lo<br />

positivo.<br />

Debería seguir la justicia. Esto significa sencillamente que sus tratos con sus<br />

semejantes, salvos e inconversos, <strong>de</strong>berían estar siempre caracterizados por la honra<strong>de</strong>z,<br />

justicia y limpieza.<br />

Fe pue<strong>de</strong> significar fi<strong>de</strong>lidad o una integridad absoluta. Por otra parte, pue<strong>de</strong> incluir una<br />

total <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Señor. Hiebert la <strong>de</strong>fine como «una confianza sincera y dinámica en<br />

Dios».<br />

El amor no se pue<strong>de</strong> limitar aquí al amor sólo a Dios, ha <strong>de</strong> incluir el amor a los<br />

hermanos y por el mundo <strong>de</strong> pecadores perdidos. El amor siempre consi<strong>de</strong>ra a los <strong>de</strong>más: es<br />

esencialmente <strong>de</strong>sprendido.<br />

La paz conlleva la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> armonía y compatibilidad.<br />

Estas virtu<strong>de</strong>s han <strong>de</strong> ser seguidas con los que <strong>de</strong> corazón limpio invocan al Señor.<br />

Así como en el versículo 21 Timoteo es advertido para que se aparte <strong>de</strong> hombres malos,<br />

aquí se le enseña que se asocie con cristianos que estén andando con limpieza <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l<br />

Señor. No ha <strong>de</strong> seguir en aislamiento las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida cristiana, sino que ha <strong>de</strong> tomar<br />

su puesto como miembro en el Cuerpo y buscar trabajar con los que son miembros<br />

juntamente con él para el bien <strong>de</strong>l Cuerpo.<br />

2:23 En el curso <strong>de</strong> su ministerio cristiano, Timoteo se encontrará frecuentemente con<br />

temas irrelevantes, disputas necias e insensatas. Estas disputas surgirán <strong>de</strong> mentes<br />

ignorantes y sin educación, y no serán para ningún beneficio. Tales cuestiones han <strong>de</strong> ser<br />

rechazadas porque sólo engendran altercados. Es innecesario <strong>de</strong>cir que no son cuestiones<br />

relacionadas con los gran<strong>de</strong>s puntos fundamentales <strong>de</strong> la fe cristiana, sino que son<br />

problemas tontos que sólo servirán para per<strong>de</strong>r el tiempo y suscitar confusiones y<br />

argumentos.<br />

2:24 El siervo <strong>de</strong>l Señor aquí es literalmente el esclavo <strong>de</strong>l Señor. Es apropiado que<br />

este título se emplee en un versículo en el que se alienta a la mansedumbre y a la paciencia.<br />

Aunque el siervo <strong>de</strong>l Señor ha <strong>de</strong> conten<strong>de</strong>r por la verdad, sin embargo no ha <strong>de</strong> ser<br />

contencioso o disputador. Más bien, ha <strong>de</strong> ser amable para con todos, y acercarse a los<br />

<strong>de</strong>más con el propósito <strong>de</strong> instruirlos y no <strong>de</strong> ganar una discusión. Ha <strong>de</strong> ser paciente para<br />

con aquellos que son lentos para enten<strong>de</strong>r e incluso con aquellos que no parecen dispuestos<br />

a aceptar la verdad <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

2:25 El esclavo <strong>de</strong>l Señor ha <strong>de</strong> actuar con mansedumbre y humildad al tratar con los<br />

que se oponen. Una persona hace daño a su propia alma cuando rehúsa inclinarse a la


palabra <strong>de</strong> Dios. Estas personas necesitan ser corregidas, no sea que persistan<br />

ignorantemente en el error <strong>de</strong> que su punto <strong>de</strong> vista está <strong>de</strong> acuerdo con las Escrituras.<br />

Por si quizá Dios les conceda el arrepentimiento que conduce al pleno<br />

conocimiento <strong>de</strong> la verdad. Al principio, esto parece sugerir que hay alguna cuestión<br />

acerca <strong>de</strong> la disposición <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> conce<strong>de</strong>r arrepentimiento a estas personas. Pero, no es<br />

este el caso. La realidad es que Dios está esperando perdonarlos si tan sólo ellos acu<strong>de</strong>n a<br />

Él con confesión y arrepentimiento. Dios no retiene el arrepentimiento a nadie, pero los<br />

hombres son a menudo reacios a admitir que están equivocados.<br />

2:26 El siervo <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong>bería tratar <strong>de</strong> tal manera con los errados que vuelvan al<br />

buen sentido, escapando <strong>de</strong>l lazo <strong>de</strong>l diablo. Han sido tomados cautivos, para hacer su<br />

voluntad, y están, por así <strong>de</strong>cirlo, hechizados o envenenados por él.<br />

B. La apostasía veni<strong>de</strong>ra (3:1–13)<br />

3:1 El apóstol ofrece ahora a Timoteo una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las condiciones que existirán<br />

en el mundo antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Señor. Se ha observado a menudo que la lista <strong>de</strong><br />

pecados que sigue es muy similar a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los impíos paganos en Romanos 1. Lo<br />

<strong>de</strong>stacable es que las mismas condiciones que existen entre los paganos en su estado salvaje<br />

e incivilizado son las que caracterizarán a los profesos creyentes en los últimos días. ¡Qué<br />

solemne pensar en esto!<br />

Los últimos días referidos aquí son los días entre el período apostólico y la<br />

manifestación <strong>de</strong> Cristo para establecer Su reino.<br />

3:2 Uno no pue<strong>de</strong> estudiar estos versículos sin sentirse impactado por la repetición <strong>de</strong> la<br />

palabra amadores. Así, en el versículo 2 encontramos amadores <strong>de</strong> sí mismos y<br />

amadores <strong>de</strong>l dinero (V.M.; RVR77, «avaros»). En el versículo 3, la expresión<br />

«aborrecedores <strong>de</strong> lo bueno» significa literalmente «no-amantes-<strong>de</strong>l bien». En el versículo<br />

4 leemos <strong>de</strong> los que son «amadores <strong>de</strong> los <strong>de</strong>leites más bien que <strong>de</strong> Dios».<br />

En los versículos 2–5 se dan diecinueve características <strong>de</strong> la humanidad durante los<br />

últimos días. Daremos simplemente una lista <strong>de</strong> ellos y daremos sinónimos que explican su<br />

significado:<br />

Amadores <strong>de</strong> sí mismos —egocéntricos, vanidosos, ególatras.<br />

Amadores <strong>de</strong>l dinero —codiciosos <strong>de</strong> dinero, avaros.<br />

Vanagloriosos —jactanciosos, llenos <strong>de</strong> palabras hinchadas acerca <strong>de</strong> sí mismos.<br />

Soberbios —arrogantes, altaneros, imperiosos.<br />

Blasfemos —maldicientes, profanos, ultrajantes, vejatorios, <strong>de</strong>spreciativos, insultantes.<br />

Desobedientes a los padres —rebel<strong>de</strong>s, negligentes en sus <strong>de</strong>beres, <strong>de</strong>scontrolados.<br />

Ingratos —<strong>de</strong>sagra<strong>de</strong>cidos, carentes <strong>de</strong> aprecio.<br />

Impíos —profanos, irreverentes, sacrílegos, sin tener nada sagrado.<br />

3:3 Sin afecto natural —<strong>de</strong> corazón duro, insensibles, encallecidos.<br />

Implacables —<strong>de</strong>spiadados, que rehúsan hacer la paz, que rechazan los esfuerzos hacia<br />

una reconciliación.<br />

Calumniadores —difamadores, que extien<strong>de</strong>n testimonios falsos y maliciosos.<br />

Intemperantes —personas <strong>de</strong> pasiones sin control, disolutos, licenciosos.<br />

Crueles —brutales, sanguinarios, carentes <strong>de</strong> principios.


Aborrecedores <strong>de</strong> lo bueno —totalmente opuestos a la bondad en cualquiera <strong>de</strong> sus<br />

formas.<br />

3:4 Traidores —pérfidos, felones.<br />

Impetuosos —irreflexivos, voluntaristas, precipitados.<br />

Infatuados —con vanas pretensiones, engreídos.<br />

Amadores <strong>de</strong> los <strong>de</strong>leites más bien que <strong>de</strong> Dios —los que aman los placeres sensuales,<br />

pero no a Dios.<br />

3:5 Externamente, estas personas parecen religiosas. Profesan ser cristianos, pero sus<br />

acciones hablan más fuerte que sus palabras. Por su conducta impía, muestran que están<br />

viviendo una mentira. En sus vidas no hay evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Aunque pue<strong>de</strong> que<br />

se haya dado una reforma, nunca hubo regeneración. Weymouth traduce: «Mantendrán una<br />

pretensión <strong>de</strong> piedad, pero excluirán su po<strong>de</strong>r». Igualmente Moffatt: «Aunque mantienen<br />

una forma <strong>de</strong> religión, no tendrán nada que ver con ella como fuerza vital». Phillips lo<br />

traduce así: «Mantendrán una fachada <strong>de</strong> ―religión‖, pero su conducta negará su vali<strong>de</strong>z».<br />

Quieren a la vez ser religiosos y mantener sus pecados (cf. Ap. 3:14–22). Hiebert nos<br />

advierte: «Es el terrible retrato <strong>de</strong> una Cristiandad apóstata, un nuevo paganismo<br />

enmascarado bajo el nombre <strong>de</strong> cristianismo».<br />

De todos éstos Timoteo tiene que apartarse. Son los vasos <strong>de</strong>scritos en el anterior<br />

capítulo, y <strong>de</strong> los que ha <strong>de</strong> limpiarse.<br />

3:6 Entre los hombres corrompidos <strong>de</strong> los últimos días, Pablo señala ahora a un grupo<br />

en particular, es <strong>de</strong>cir, lí<strong>de</strong>res y maestros <strong>de</strong> sectas falsas. Esta <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> su<br />

carácter y métodos encuentra su cumplimiento en las sectas <strong>de</strong> nuestros días.<br />

Primero <strong>de</strong> todo, leemos que se meten insidiosamente en las casas. No es por acci<strong>de</strong>nte<br />

que el término original recuerda el movimiento <strong>de</strong> una serpiente. Si revelasen su verda<strong>de</strong>ra<br />

i<strong>de</strong>ntidad, no conseguirían entrar en muchos <strong>de</strong> estos hogares, pero usan varias y sutiles<br />

estratagemas, como hablar acerca <strong>de</strong> Dios, la Biblia y Jesús (aunque no crean lo que la<br />

Escritura enseña acerca <strong>de</strong> esas cosas).<br />

Luego dice que llevan cautivas a mujercillas crédulas. Esto es característico. Planean<br />

sus visitas cuando el marido ha <strong>de</strong> estar en su trabajo o en algún otro lugar. La historia se<br />

repite. Satanás se acercó a Eva en el Huerto <strong>de</strong>l Edén y la engañó. Ella usurpó la autoridad<br />

sobre su marido, tomando una <strong>de</strong>cisión que <strong>de</strong>biera haberle sido <strong>de</strong>jada a él. Los métodos<br />

<strong>de</strong> Satanás no han cambiado. Sigue acercándose a las mujeres con sus falsas enseñanzas, y<br />

las lleva cautivas. Estas mujeres son crédulas en el sentido <strong>de</strong> que son débiles e inestables.<br />

No se trata <strong>de</strong> que carezcan <strong>de</strong> cerebro, sino <strong>de</strong> que no tienen fortaleza <strong>de</strong> carácter.<br />

Son <strong>de</strong>scritas como cargadas <strong>de</strong> pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.<br />

Esto sugiere, primero, que están agobiadas por una sensación <strong>de</strong> pecado y que sienten una<br />

necesidad en sus vidas. Es en este momento crucial que llegan los falsos sectarios. ¡Qué<br />

triste que los que conocen la verdad <strong>de</strong> Dios no tengan más celo por alcanzar a estas almas<br />

ansiosas! Segundo, leemos que son arrastradas por diversas concupiscencias. Weymouth<br />

entien<strong>de</strong> esto como significando «llevadas por un capricho siempre cambiante». Moffatt las<br />

llama «extraviadas criaturas <strong>de</strong>l impulso». El pensamiento parece ser que, conscientes <strong>de</strong> su<br />

carga <strong>de</strong> pecado, y buscando ser aliviadas <strong>de</strong> ella, están dispuestas a exponerse a todos los<br />

cambiantes vientos <strong>de</strong> doctrina y a cada novedad religiosa.<br />

3:7 La expresión siempre están aprendiendo no significa que estén continuamente<br />

sabiendo más acerca <strong>de</strong>l Señor Jesús y la palabra <strong>de</strong> Dios. Más bien significa que están<br />

constantemente pasando <strong>de</strong> secta en secta, pero nunca pue<strong>de</strong>n llegar al conocimiento


pleno <strong>de</strong> la verdad. El Señor Jesús mismo es la Verdad. Estas mujeres parecen a veces<br />

acercarse mucho a Él, pero son tomadas cautivas por el enemigo <strong>de</strong> sus almas y nunca<br />

llegan al reposo que se halla sólo en el Salvador.<br />

Se <strong>de</strong>bería observar en este punto que los miembros <strong>de</strong> las varias sectas dicen,<br />

invariablemente: «Estoy aprendiendo, o estudiando…», y citan el sistema por su nombre.<br />

Nunca pue<strong>de</strong>n hablar <strong>de</strong> manera final en cuanto a una re<strong>de</strong>nción consumada por la fe en<br />

Jesucristo.<br />

Este versículo nos hace pensar también en el inmenso aumento <strong>de</strong> conocimiento en<br />

todos los ámbitos <strong>de</strong> actividad humana en nuestro tiempo, en el inmenso énfasis en la<br />

educación tan dominante en la vida mo<strong>de</strong>rna, y sin embargo en el estrepitoso fracaso <strong>de</strong><br />

todo eso por llevar a los hombres al conocimiento <strong>de</strong> la verdad.<br />

3:8 Se mencionan tres pares <strong>de</strong> hombres en esta Epístola:<br />

Figelo y Hermógenes (1:15) —avergonzados <strong>de</strong> la verdad.<br />

Himeneo y Fileto (2:17, 18) —errados tocante a la verdad.<br />

Janés y Jambres (3:8) —resistieron a la verdad.<br />

En este octavo versículo, Pablo vuelve a los lí<strong>de</strong>res y maestros <strong>de</strong> falsos cultos. Los<br />

compara con Janés y Jambres, que resistieron a Moisés. ¿Quiénes eran estos hombres?<br />

En realidad sus nombres no se encuentran en el AT, pero se entien<strong>de</strong> generalmente que eran<br />

dos <strong>de</strong> los principales magos egipcios llamados por Faraón para imitar los milagros<br />

llevados a cabo por Moisés.<br />

Surge la cuestión <strong>de</strong> cómo Pablo conocía sus nombres. Esto no <strong>de</strong>bería presentar<br />

dificultad alguna, porque si no habían sido transmitidos por la tradición judía, no es nada<br />

fuera <strong>de</strong> razón que sus nombres le fuesen dados por revelación divina.<br />

Lo importante es que resistieron a Moisés imitando sus obras, mediante milagros<br />

falsos. Esto es precisamente lo que suce<strong>de</strong> con los falsos sectarios. Resisten a la obra <strong>de</strong><br />

Dios imitándola. Tienen su propia Biblia, su propio camino <strong>de</strong> salvación —en resumen,<br />

tienen un sustituto para todo en el cristianismo—. Resisten a la verdad <strong>de</strong> Dios presentando<br />

una barata perversión, y recurriendo en ocasiones a artes mágicas.<br />

Esos son hombres corruptos <strong>de</strong> entendimiento. Arthur Way lo traduce así: «sus<br />

mentes están podridas hasta lo más íntimo». Sus mentes están distorsionadas, son bajas y<br />

<strong>de</strong>pravadas.<br />

Cuando son puestos a prueba respecto a la fe cristiana, se encuentra que son<br />

<strong>de</strong>scalificados y espurios. La mayor prueba simple que se les pue<strong>de</strong> aplicar es esta<br />

pregunta: «¿Es Jesucristo Dios?». Muchos <strong>de</strong> ellos tratan <strong>de</strong> ocultar sus falsas doctrinas<br />

admitiendo que Jesús es el Hijo <strong>de</strong> Dios, pero con ello quieren <strong>de</strong>cir que Jesús es hijo <strong>de</strong><br />

Dios en el mismo sentido que otros lo son. Pero cuando se les pregunta, «¿Es Jesucristo<br />

Dios?», entonces muestran sus verda<strong>de</strong>ros colores. No sólo niegan la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Jesucristo,<br />

sino que generalmente se encolerizan cuando se les reta así. Así suce<strong>de</strong> con los a<strong>de</strong>ptos <strong>de</strong><br />

la Ciencia Cristiana, los espiritistas, crista<strong>de</strong>lfianos, Testigos <strong>de</strong> Jehová y «El Camino».<br />

3:9 Pablo asegura a Timoteo que esos falsos maestros no irán más a<strong>de</strong>lante. ¡La<br />

dificultad aquí es que en todas las épocas se les ve prosperando en todas las maneras, y que<br />

nada parece estorbar su avance en el mundo!<br />

El significado probable es que cada sistema <strong>de</strong> error queda finalmente refutado. Los<br />

sistemas falsos vienen y se van, uno tras el otro. Aunque parece que prosperan<br />

enormemente, llega sin embargo el tiempo en que su falsedad se hace evi<strong>de</strong>nte para todos.


Pue<strong>de</strong>n llevar a la gente hasta cierto punto, incluso hasta ofrecer una cierta medida <strong>de</strong><br />

reforma. Pero fallan en que no tienen regeneración. No pue<strong>de</strong>n ofrecer a nadie la libertad <strong>de</strong><br />

la pena y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado. No pue<strong>de</strong>n dar vida.<br />

Janés y Jambres pudieron imitar a Moisés hasta cierto punto con sus actos <strong>de</strong> magia.<br />

Sin embargo, cuando se trató <strong>de</strong> producir vida <strong>de</strong> la muerte, se vieron totalmente<br />

impotentes. Este es precisamente el punto en el que las falsas sectas encuentran su <strong>de</strong>rrota.<br />

3:10 En marcado contraste con estos falsos maestros aparece la vida y el ministerio <strong>de</strong><br />

Pablo. Timoteo era bien consciente <strong>de</strong> los nueve <strong>de</strong>stacados rasgos que caracterizaban la<br />

vida <strong>de</strong> este siervo <strong>de</strong>l Señor. Había seguido <strong>de</strong> cerca a Pablo y podía dar testimonio <strong>de</strong> que<br />

aquí había un hombre fiel a Cristo y a Su palabra.<br />

La doctrina o enseñanza <strong>de</strong>l apóstol era fiel a la palabra <strong>de</strong> Dios y leal a la Persona <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo. Su conducta era consecuente con el mensaje que predicaba. Su propósito<br />

en la vida era estar separado <strong>de</strong>l mal moral y doctrinal. La fe aquí pue<strong>de</strong> significar la<br />

confianza <strong>de</strong> Pablo en el Señor, o su propia fi<strong>de</strong>lidad a Él. Timoteo lo conocía como<br />

alguien totalmente <strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l Señor, y al mismo tiempo, una persona honrada y digna<br />

<strong>de</strong> confianza. La longanimidad <strong>de</strong>l apóstol se veía en su actitud para con sus perseguidores<br />

y <strong>de</strong>tractores, y con respecto a sus aflicciones físicas. En cuanto al amor, estaba<br />

consagrado <strong>de</strong> forma altruista al Señor y a sus semejantes. Cuanto menos era amado por los<br />

otros, tanto más <strong>de</strong>cidido se sentía a amar. Paciencia significa literalmente «soportar bajo»,<br />

es <strong>de</strong>cir, fortaleza, aguante.<br />

3:11 Algunas <strong>de</strong> las persecuciones y pa<strong>de</strong>cimientos, o sufrimientos, <strong>de</strong> Pablo, se<br />

<strong>de</strong>scriben en 2 Corintios 11:23–28. Sin embargo, él está pensando <strong>de</strong> manera particular<br />

acerca <strong>de</strong> aquellos sufrimientos <strong>de</strong> los que Timoteo era personalmente conocedor. Por<br />

cuanto Timoteo era natural <strong>de</strong> Listra, sabría acerca <strong>de</strong> las persecuciones que Pablo había<br />

sufrido allí y en las ciuda<strong>de</strong>s colindantes <strong>de</strong> Antioquía e Iconio. El registro inspirado <strong>de</strong><br />

estos pa<strong>de</strong>cimientos se da en el libro <strong>de</strong> Hechos: Antioquía, Hechos 13:45, 50; Iconio,<br />

Hechos 14:3–6; Listra, Hechos 14:19, 20.<br />

Pablo se alboroza por el hecho <strong>de</strong> que el Señor lo había librado <strong>de</strong> todas aquellas<br />

persecuciones. El Señor no le había librado <strong>de</strong> los problemas, pero lo había sacado a través<br />

<strong>de</strong> ellos. Esto es un recordatorio <strong>de</strong> que no se nos promete que quedaremos exentos <strong>de</strong><br />

dificulta<strong>de</strong>s, pero se nos promete que el Señor estará con nosotros y nos sacará <strong>de</strong> ellas.<br />

3:12 La persecución es una parte integral <strong>de</strong> una vida cristiana consagrada. Era bueno<br />

recordar esto al joven Timoteo. En caso contrario, cuando fuese llamado a ir a través <strong>de</strong><br />

aguas profundas, podría sentirse tentado a pensar que había fallado al Señor o que el Señor<br />

estaba indispuesto con él por alguna razón. El hecho evi<strong>de</strong>nte es que la persecución es<br />

inevitable para todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús.<br />

La razón <strong>de</strong> esta persecución es sencilla. Una vida piadosa <strong>de</strong>nuncia la maldad <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>más. A la gente no les gusta verse <strong>de</strong>nunciados <strong>de</strong> este modo. En lugar <strong>de</strong> arrepentirse <strong>de</strong><br />

su impiedad y <strong>de</strong> volver a Cristo, intentan <strong>de</strong>struir a aquella persona que les ha mostrado<br />

cómo realmente son. Naturalmente, se trata <strong>de</strong> una conducta totalmente irracional, pero es<br />

característica <strong>de</strong>l hombre caído.<br />

3:13 Pablo no se hacía ilusiones en el sentido <strong>de</strong> que el mundo fuese a hacerse mejor y<br />

mejor, hasta que finalmente todos los hombres se convirtiesen. Más bien, sabía por<br />

revelación divina que la realidad sería precisamente lo contrario. Los hombres malos e<br />

impostores irán <strong>de</strong> mal en peor, engañando y siendo engañados. Se irían volviendo más<br />

y más sutiles en sus métodos y más osados en sus ataques. No sólo engañarían ellos a otros,<br />

sino que ellos mismos se verían atrapados por la misma falsa enseñanza con la que querían


atrapar a sus oyentes. Después <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>r sus mentiras durante tanto tiempo, llegarían a<br />

creerlas personalmente.<br />

C. El recurso <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> Dios en vista <strong>de</strong> la apostasía (3:14–4:8)<br />

3:14 Una y otra vez, se le recuerda a Timoteo que persista firmemente en las<br />

enseñanzas <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Este sería su gran recurso en un día en el que las falsas<br />

doctrinas abundarían por todas partes. Si conocía y obe<strong>de</strong>cía las Escrituras, no sería<br />

extraviado por esos sutiles errores.<br />

Timoteo no sólo había aprendido las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe, sino que se había<br />

persuadido personalmente <strong>de</strong> ellas. Indudablemente se le diría que estas enseñanzas eran<br />

una antigualla y no suficientemente culturales e intelectuales. Pero no <strong>de</strong>bía abandonar la<br />

verdad por teorías o especulaciones humanas.<br />

El apóstol le aconseja a<strong>de</strong>más que recuer<strong>de</strong> <strong>de</strong> quién había aprendido estas verda<strong>de</strong>s.<br />

Hay alguna diferencia <strong>de</strong> opinión acerca <strong>de</strong> si la referencia con las palabras <strong>de</strong> quién es al<br />

mismo Pablo, a la madre y abuela <strong>de</strong> Timoteo, o a los apóstoles en general. En todo caso, el<br />

pensamiento es que las Sagradas Escrituras le habían sido enseñadas por aquellos cuyas<br />

vidas daban testimonio <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> su fe. Eran personas piadosas que vivían con<br />

simplicidad para la gloria <strong>de</strong> Dios.<br />

3:15 Este es un versículo sumamente sugerente. El pensamiento es que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

infancia Timoteo había conocido las Sagradas Escrituras, o letras. Aquí se expresa incluso<br />

el pensamiento <strong>de</strong> que cuando su madre le enseñó el abecedario, lo hizo empleando<br />

porciones <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l AT. Des<strong>de</strong> la niñez había estado bajo la influencia <strong>de</strong> los<br />

escritos inspirados, y bajo ninguna circunstancia <strong>de</strong>bería olvidar aquel bendito Libro que<br />

había mol<strong>de</strong>ado su vida para Dios y para bien.<br />

Las Sagradas Escrituras son aquí <strong>de</strong>scritas como continuamente capaces para hacer<br />

sabio a todo hombre para salvación. Esto significa, ante todo, que los hombres apren<strong>de</strong>n el<br />

camino <strong>de</strong> la salvación por medio <strong>de</strong> la Biblia. Podría también conllevar el pensamiento <strong>de</strong><br />

que la seguridad <strong>de</strong> la salvación viene por la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

La salvación es por medio <strong>de</strong> la fe que es en Cristo Jesús. Se Debería observar esto<br />

con cuidado. No es por medio <strong>de</strong> buenas obras, ni <strong>de</strong> bautismo, ni <strong>de</strong> membresía en ninguna<br />

<strong>iglesia</strong>, ni <strong>de</strong> confirmación, ni por obediencia a los Diez Mandamientos, ni por guardar la<br />

Regla <strong>de</strong> Oro, ni por ninguna otra vía que involucre esfuerzo o mérito humano. La<br />

salvación es por medio <strong>de</strong> la fe en el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

3:16 Cuando Pablo habla <strong>de</strong> toda Escritura, está refiriéndose <strong>de</strong> manera concreta al<br />

AT completo, y también a aquellas porciones <strong>de</strong>l NT que entonces existían. En 1 Timoteo<br />

5:18 cita el Evangelio <strong>de</strong> Lucas (10:7) como Escritura. Y Pedro habla <strong>de</strong> las Epístolas <strong>de</strong><br />

Pablo como Escrituras (2 P. 3:16). En el día <strong>de</strong> hoy estamos justificados en aplicar este<br />

versículo a toda la Biblia.<br />

Este es uno <strong>de</strong> los versículos más importantes en la Biblia acerca <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong> la<br />

inspiración. Nos enseña que las Escrituras son inspiradas por Dios. De forma milagrosa, Él<br />

comunicó Su palabra a los hombres y los condujo a escribirla para ser preservada <strong>de</strong><br />

manera permanente. Lo que ellos escribieron era la mismísima palabra <strong>de</strong> Dios, inspirada y<br />

sin error. Aunque es cierto que no se <strong>de</strong>struyó el estilo literario individual <strong>de</strong>l escritor, es<br />

también cierto que las mismas palabras empleadas fueron palabras que le fueron dadas por<br />

el Espíritu Santo. Así, leemos en 1 Corintios 2:13: «Lo cual también hablamos, no con


palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando<br />

lo espiritual a lo espiritual». Si este versículo comunica algo en absoluto, lo que dice es que<br />

los escritores inspirados emplearon PALABRAS que les enseñó el Espíritu Santo. Esto es lo<br />

que se quiere <strong>de</strong>cir con el término inspiración verbal.<br />

Los escritores <strong>de</strong> la Biblia no dieron su propia interpretación privada <strong>de</strong> las cosas, sino<br />

que escribieron el mensaje que les fue dado por Dios. «Conociendo primero esto, que<br />

ninguna profecía <strong>de</strong> la Escritura proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> interpretación privada, porque nunca la<br />

profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres <strong>de</strong> Dios hablaron<br />

siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 P. 1:20, 21).<br />

Es falso <strong>de</strong>cir que Dios dio simplemente los pensamientos a los escritores individuales<br />

y que les <strong>de</strong>jó expresar estos pensamientos en sus propias palabras. La verdad en la que se<br />

insiste en las Escrituras es que las mismas palabras originalmente dadas por Dios a los<br />

hombres fueron inspiradas por Dios.<br />

Debido a que la Biblia es la palabra <strong>de</strong> Dios, es útil. Cada una <strong>de</strong> sus porciones es útil.<br />

Aunque el lector pueda preguntarse acerca <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> las genealogías o pasajes oscuros,<br />

sin embargo la mente enseñada por el Espíritu se dará cuenta <strong>de</strong> que hay alimento espiritual<br />

en cada palabra que proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

La Biblia es útil para enseñanza (V.M.) o doctrina. Expone la mente <strong>de</strong> Dios tocante a<br />

temas como la Trinidad, los ángeles, el hombre, el pecado, la salvación, la santificación, la<br />

<strong>iglesia</strong> y los acontecimientos futuros.<br />

También es útil para reprensión (V.M.). Al leer la Biblia, ésta nos habla <strong>de</strong> manera<br />

directa acerca <strong>de</strong> aquellas cosas en nuestras vidas que <strong>de</strong>sagradan a Dios. También es<br />

provechosa para refutar los errores y para respon<strong>de</strong>r al tentador.<br />

También la Palabra es provechosa para corrección (V.M.). No sólo señala lo que es<br />

erróneo, sino que expone la forma en que se pue<strong>de</strong> en<strong>de</strong>rezar. Por ejemplo, las Escrituras<br />

no sólo dicen: «El que hurtaba, ya no hurte más», sino que aña<strong>de</strong>, «sino que trabaje,<br />

haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga con qué compartir con el que<br />

pa<strong>de</strong>ce necesidad». La primera parte <strong>de</strong>l versículo se podría consi<strong>de</strong>rar como reprensión,<br />

mientras que la segunda parte es corrección.<br />

Finalmente, la Biblia es útil para instrucción en justicia (V.M.). La gracia <strong>de</strong> Dios nos<br />

enseña a vivir vidas piadosas, pero la Palabra <strong>de</strong> Dios da <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>tallada las cosas que<br />

constituyen una vida piadosa.<br />

3:17 Por medio <strong>de</strong> la Palabra, el hombre <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> ser enteramente apto o<br />

maduro. Está bien preparado (V.M.) con todo lo que necesita para producir toda buena<br />

obra, lo cual es el objetivo <strong>de</strong> la salvación (Ef. 2:8–10). Esto está en acusado contraste con<br />

las mo<strong>de</strong>rnas i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> prepararse por medio <strong>de</strong> grados académicos.<br />

Lenski escribe:<br />

La Escritura es así absolutamente incomparable; ningún otro libro, biblioteca o nada<br />

más en el mundo pue<strong>de</strong> hacer sabio para salvación a un pecador perdido. Ninguna otra<br />

escritura, por cuanto carece <strong>de</strong> la inspiración <strong>de</strong> Dios, y aunque sea provechosa para otras<br />

cosas, tiene provecho para estos fines: la enseñanza <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros hechos <strong>de</strong> la<br />

salvación; la refutación <strong>de</strong> las mentiras y <strong>de</strong> los engaños que niegan estos hechos; la<br />

restauración <strong>de</strong>l pecador o <strong>de</strong>l cristiano recaído a una posición recta; educando, instruyendo<br />

y disciplinando a uno en una rectitud verda<strong>de</strong>ra.<br />

4:1 Pablo comienza ahora su último y solemne encargo a Timoteo. Lo hace <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Todo servicio <strong>de</strong>be llevarse a cabo con la conciencia <strong>de</strong> que<br />

está siendo observado por la mirada todo observadora <strong>de</strong> Dios.


En este versículo, el Señor Jesús es <strong>de</strong>signado como Aquel que va a juzgar a los vivos<br />

y a los muertos por su manifestación y por su reino. La traducción <strong>de</strong> la V.M., «al<br />

tiempo <strong>de</strong> su aparecimiento y <strong>de</strong> su reino» sugiere que cuando el Salvador regrese a la tierra<br />

para establecer Su reino, habrá una resurrección general y un juicio general. Pero en el<br />

original griego la palabra kata significa literalmente «según» o «en conformidad a».<br />

El Señor Jesús es Aquel que va a juzgar a vivos y muertos, pero no se especifica el<br />

tiempo. La manifestación y el reino son presentados por Pablo como motivos para la<br />

fi<strong>de</strong>lidad en el servicio.<br />

Sabemos por otras Escrituras que la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo no es la ocasión en la<br />

que juzgará a vivos y muertos. Los muertos malvados no serán juzgados hasta el fin <strong>de</strong>l<br />

Reinado Milenial <strong>de</strong> Cristo, según Apocalipsis 20:5.<br />

El servicio <strong>de</strong>l creyente será recompensado ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, pero estas<br />

recompensas se verán por la manifestación <strong>de</strong> Cristo y por su reino. Parece que las<br />

recompensas tienen que ver con el gobierno o la administración durante el Milenio. Por<br />

ejemplo, los que hayan sido fieles gobernarán sobre diez ciuda<strong>de</strong>s (Lc. 19:17).<br />

4:2 A la vista <strong>de</strong> la actual vigilancia <strong>de</strong> Dios sobre Sus siervos y <strong>de</strong> Su futura<br />

recompensa, Timoteo <strong>de</strong>bería proclamar la palabra. Debería hacerlo con un sentido <strong>de</strong><br />

urgencia, aprovechando cada oportunidad. El mensaje es siempre a tiempo, aunque hay<br />

quienes lo consi<strong>de</strong>ren que está fuera <strong>de</strong> tiempo. Como siervo <strong>de</strong> Cristo, Timoteo será<br />

llamado a redargüir, es <strong>de</strong>cir, a <strong>de</strong>mostrar o refutar. Tendrá que repren<strong>de</strong>r lo falso. Será<br />

preciso que exhorte o aliente a los pecadores a creer y a los santos a proseguir por el Señor.<br />

En todo esto, ha <strong>de</strong> ser constante con toda paciencia en la enseñanza <strong>de</strong> la sana doctrina.<br />

4:3 En los versículos 3–6, el apóstol da dos po<strong>de</strong>rosas razones para el encargo que<br />

acaba <strong>de</strong> dar. La primera es que habrá un general abandono <strong>de</strong> la sana doctrina. La<br />

segunda es que se acerca el momento <strong>de</strong> la partida <strong>de</strong> Pablo.<br />

El apóstol prevé un tiempo cuando la gente exhibirá una repugnancia evi<strong>de</strong>nte hacia la<br />

enseñanza saludable. Se apartarán <strong>de</strong> forma voluntarista <strong>de</strong> aquellos que enseñan la verdad<br />

<strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Tendrán comezón <strong>de</strong> oír doctrinas placenteras y cómodas. Para<br />

satisfacer su concupiscencia por doctrinas novedosas y gratificantes, acumularán para sí<br />

maestros que les dirán lo que quieren oír.<br />

4:4 El anhelo <strong>de</strong> una predicación bonachona hará que la gente apartará <strong>de</strong> la verdad el<br />

oído y se volverán a las fábulas. Es un cambio <strong>de</strong>sventajoso: sacrificar la verdad por las<br />

fábulas; pero ésta es la mísera recompensa <strong>de</strong> los que rehúsan la sana doctrina.<br />

4:5 Ser sobrio en todo significa que Timoteo había <strong>de</strong> ser serio en su trabajo, mesurado<br />

y bien equilibrado. No <strong>de</strong>bía rehuir las aflicciones, sino sufrir bien dispuesto aquellas<br />

penalida<strong>de</strong>s que le viniesen en su servicio para Cristo.<br />

Hay alguna diferencia <strong>de</strong> opinión acerca <strong>de</strong> la expresión haz obra <strong>de</strong> evangelista.<br />

Algunos piensan que Timoteo era realmente un evangelista, y que aquí Pablo está<br />

sencillamente diciéndole que cumpla este ministerio. Otros piensan que Timoteo no tenía el<br />

don <strong>de</strong> evangelismo, siendo quizá pastor o maestro, pero que esto no <strong>de</strong>bía impedirle <strong>de</strong><br />

predicar el evangelio cuando surgiese la ocasión. Parece probable que Timoteo era en<br />

realidad un evangelista, y que las palabras <strong>de</strong> Pablo son sencillamente un aliento para que<br />

fuese todo lo que un evangelista ha <strong>de</strong> ser.<br />

En todos los respectos, había <strong>de</strong> cumplir su ministerio, <strong>de</strong>dicando sus mejores talentos<br />

a todas las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> su servicio.


4:6 La segunda razón <strong>de</strong>l solemne encargo <strong>de</strong> Pablo a Timoteo era la cercana muerte<br />

<strong>de</strong>l apóstol. Iba a ser ahora <strong>de</strong>rramado como libación. Asemeja el <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> su<br />

sangre en martirio como una libación (véase RVR77, margen) sobre un sacrificio (ver Éx.<br />

29:40; Nm. 15:1–10). Ya anteriormente Pablo había asemejado su muerte a una libación, en<br />

Filipenses 2:17. Hiebert dice: «Toda su vida ha sido presentada a Dios como un sacrificio<br />

vivo; ahora su muerte, comparable al <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong>l vino como el último acto <strong>de</strong> la<br />

ceremonia sacrificial, completará el sacrificio».<br />

El tiempo <strong>de</strong> mi partida es inminente. La palabra griega analusis (literalmente,<br />

«<strong>de</strong>sligamiento arriba», <strong>de</strong> don<strong>de</strong> proviene el término castellano «análisis») que utiliza<br />

Pablo para <strong>de</strong>scribir su partida es sumamente expresiva, dando al menos cuatro diferentes<br />

ilustraciones gráficas: (1) Una palabra <strong>de</strong> marinos, empleada <strong>de</strong> levar las anclas <strong>de</strong> una<br />

nave para darse a la vela. (2) Una palabra <strong>de</strong> arador, <strong>de</strong>notando el «<strong>de</strong>suncimiento» <strong>de</strong> una<br />

yunta <strong>de</strong> animales fatigados <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un duro día <strong>de</strong> trabajo. (3) Una expresión <strong>de</strong><br />

viajero, sugiriendo la acción <strong>de</strong> «<strong>de</strong>smontar» la tienda, en preparación para reanudar la<br />

marcha. (4) Era un término <strong>de</strong> filósofo, significando la «solución» (análisis) <strong>de</strong> un<br />

problema. Aquí vemos <strong>de</strong> nuevo la riqueza <strong>de</strong> la imaginería que emplea el gran apóstol.<br />

4:7 A primera vista, podría parecer que Pablo se está jactando en este versículo. Pero no<br />

es así. El pensamiento no es tanto que hubiese peleado una buena batalla, sino que había<br />

peleado y estaba aún peleando la buena batalla, es <strong>de</strong>cir, la batalla <strong>de</strong> la fe. Había gastado<br />

sus energías en la buena competición. Batalla aquí no significa necesariamente combate,<br />

sino que podría igualmente referirse a una competición atlética.<br />

Y mientras escribía, se daba cuenta <strong>de</strong> que la tensa carrera estaba casi llegando a su<br />

fin. Había estado corriendo en la pista, y estaba a la vista <strong>de</strong> la línea <strong>de</strong> llegada.<br />

También Pablo había guardado la fe. Esto significa no sólo que el mismo Pablo había<br />

seguido creyendo y obe<strong>de</strong>ciendo las gran<strong>de</strong>s doctrinas <strong>de</strong> la fe cristiana, sino también que<br />

como administrador había guardado la doctrina que le había sido encomendada, y la había<br />

transmitido a otros en su pureza original.<br />

4:8 El apóstol expresa aquí la confianza <strong>de</strong> que la justicia que había manifestado en su<br />

servicio sería recompensada por el justo Señor ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo.<br />

El Señor es aquí <strong>de</strong>signado como el juez justo, pero el pensamiento no es el <strong>de</strong> un juez<br />

<strong>de</strong> un tribunal <strong>de</strong> causas criminales, sino <strong>de</strong> un juez <strong>de</strong> pruebas atléticas. A diferencia <strong>de</strong> los<br />

jueces terrenales, tendrá un conocimiento pleno y completo, no mostrará acepción <strong>de</strong><br />

personas, valorará los motivos lo mismo que las acciones, y sus juicios serán precisos e<br />

imparciales.<br />

La corona <strong>de</strong> justicia es la guirnalda (aquí, no una dia<strong>de</strong>ma) que será dada a los<br />

creyentes que hayan manifestado justicia en su servicio. Más aún, será dada a todos los<br />

que aman la venida <strong>de</strong> Cristo. Si alguien realmente anhela con afecto la venida <strong>de</strong> Cristo y<br />

vive a la luz <strong>de</strong> este acontecimiento, entonces su vida será recta y será recompensado en<br />

conformidad a ello. Aquí tenemos un nuevo recordatorio <strong>de</strong> que la Segunda Venida <strong>de</strong><br />

Cristo, cuando es verda<strong>de</strong>ramente creída y querida, ejerce una influencia santificadora en la<br />

propia vida.<br />

IV. PETICIONES PERSONALES Y OBSERVACIONES<br />

(4:9–22)


4:9 Pablo, el anciano, anhela tener la compañía <strong>de</strong> su hermano más joven en el Señor.<br />

Por ello, le apremia a que haga lo que pueda por venir a Roma en el futuro próximo. El<br />

apóstol sentía agudamente la soledad <strong>de</strong> su encarcelamiento en Roma.<br />

4:10 Una <strong>de</strong> las más amargas experiencias en el servicio cristiano es ser abandonado<br />

por aquellos que habían sido compañeros en la obra. Demas había sido un amigo <strong>de</strong> Pablo,<br />

hermano en la fe y colaborador. Pero ahora Pablo estaba en la cárcel, los cristianos estaban<br />

siendo perseguidos, y el clima político era claramente insalubre para los cristianos. En lugar<br />

<strong>de</strong> amar la venida <strong>de</strong>l Señor, Demas amó este mundo, y abandonó así a Pablo y se fue a<br />

Tesalónica. Esto no signica necesariamente que Demas abandonase su profesión <strong>de</strong><br />

cristianismo y apostatase. Tampoco quiere <strong>de</strong>cir que no fuese un verda<strong>de</strong>ro creyente. Tal<br />

vez sus temores por su propia seguridad lo llevaron a caer.<br />

El apóstol aña<strong>de</strong> luego que Crescente se había ido a Galacia, y Tito a Dalmacia. En<br />

estas palabras no hay insinuación alguna <strong>de</strong> censura. Quizá habían ido a esos lugares en su<br />

servicio cristiano. Esta es la única mención <strong>de</strong> Crescente (nombre que significa<br />

«creciente») en la Biblia. No sabemos nada más acerca <strong>de</strong> él. Esto <strong>de</strong>bería ser para aliento<br />

<strong>de</strong> todos los creyentes. Por muy humil<strong>de</strong>s que sean en su posición en la vida, incluso un<br />

recado hecho para el Señor no irá sin ser observado y galardonado.<br />

4:11 El amado doctor Lucas que era el único que mantenía contacto con Pablo está en<br />

Roma. ¡Cuánto <strong>de</strong>be haber significado para el apóstol tener el aliento espiritual y la<br />

<strong>de</strong>streza profesional <strong>de</strong> este gran hombre <strong>de</strong> Dios!<br />

¡Y cuán agra<strong>de</strong>cidos hemos <strong>de</strong> estar por la última parte <strong>de</strong>l v. 11! Ofrece aliento para<br />

todos nosotros que hemos faltado al Señor en nuestro servicio, en el sentido <strong>de</strong> que Él nos<br />

dará aún otra oportunidad para salir por Su nombre. Marcos salió con Pablo y Bernabé en<br />

su Primer Viaje Misionero, y luego los abandonó en Perga para volverse a su casa. Cuando<br />

llegó el momento <strong>de</strong>l Segundo Viaje Misionero, Pablo no quería que Marcos los<br />

acompañase <strong>de</strong>bido a la anterior retirada <strong>de</strong>l joven. Cuando Bernabé insistió en que Marcos<br />

les acompañara, el asunto se resolvió <strong>de</strong> manera que Pablo se fue para Siria y Cilicia con<br />

Silas, mientras que Bernabé y Marcos se fueron a Chipre. Más a<strong>de</strong>lante, Pablo y Marcos se<br />

reconciliaron, y aquí el apóstol pi<strong>de</strong> específicamente por Marcos como uno que es útil<br />

para el ministerio.<br />

4:12 Los que creen que Timoteo estaba en Éfeso cuando Pablo le escribió esta Carta<br />

sugieren que el apóstol envió a Tíquico a Éfeso como sustituto durante la próxima<br />

ausencia <strong>de</strong> Timoteo. Sugieren que lo que quiere <strong>de</strong>cir Pablo aquí es: «Pero a Tíquico le<br />

encargo que vaya a Éfeso» .<br />

4:13 El capote mencionado aquí pue<strong>de</strong> ser una vestimenta exterior o una bolsa<br />

empleada para llevar libros. Generalmente aquí se compren<strong>de</strong> como lo primero.<br />

No hay acuerdo acerca <strong>de</strong> la diferencia entre los libros y los pergaminos. ¿Eran<br />

porciones <strong>de</strong> la Escritura? ¿Eran algunas <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> Pablo? ¿Eran papeles que iba a<br />

emplear en su juicio? ¿Eran papiros o pergaminos en blanco que quería emplear para<br />

escribir? Es imposible <strong>de</strong>cidirse <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>finitiva. Pero la intensa sugerencia es que<br />

incluso en su encarcelamiento el apóstol quería mantenerse ocupado en escribir y leer.<br />

Se cuenta una verda<strong>de</strong>ra historia en relación con este versículo aparentemente poco<br />

importante <strong>de</strong> la Biblia. F. W. Newman, el hermano menor <strong>de</strong>l Car<strong>de</strong>nal Newman, le<br />

preguntó una vez a J. N. Darby cómo podría haber perdido nada si este versículo no hubiese<br />

estado en la Biblia. ¿Acaso no era sólo <strong>de</strong> uso temporal? ¿Se habría perdido algo si Pablo<br />

nunca lo hubiese escrito? Darby le respondió en el acto: «Yo sí que habría perdido algo,


porque este es el versículo que me privó <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>r mi biblioteca. Cada palabra, créalo, es<br />

<strong>de</strong>l Espíritu, y es para servicio eterno».<br />

4:14 Alejandro el cal<strong>de</strong>rero pue<strong>de</strong> haber sido el mismo al que hace Pablo referencia<br />

en 1 Timoteo 1:20 como habiendo naufragado en la fe. En todo caso, había causado<br />

muchos males al apóstol. Sólo po<strong>de</strong>mos especular acerca <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong> su mal.<br />

Uniendo este versículo con los siguientes, parece probable que Alejandro testificase contra<br />

el apóstol y que hubiese presentado falsas acusaciones contra él. Conybeare y Howson<br />

traducen: «Alejandro el cal<strong>de</strong>rero me ha acusado <strong>de</strong> mucho mal». El apóstol está confiado<br />

en que el Señor le retribuirá conforme a sus hechos.<br />

4:15 Este versículo anticipa la llegada <strong>de</strong> Timoteo a Roma. Él también <strong>de</strong>be guardarse<br />

<strong>de</strong> Alejandro, para que no sufra <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> este mal hombre. No es improbable que<br />

Alejandro se opusiese en gran manera a las palabras <strong>de</strong> Pablo oponiéndose a su<br />

testimonio en la vista pública.<br />

4:16 Pablo está probablemente pensando todavía en los acontecimientos <strong>de</strong>l pasado<br />

reciente. Su primera <strong>de</strong>fensa significa la primera oportunidad que le fue dada <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse en este su último juicio. Parece ciertamente triste que ninguno estuviese a su<br />

lado para hablar en favor <strong>de</strong> este valiente apóstol cuyos escritos han enriquecido los siglos<br />

que han venido <strong>de</strong>spués. Nadie quería asumir su <strong>de</strong>fensa, pero en su corazón no hay<br />

resentimiento por todo esto. Lo mismo que el Salvador antes que él, ora que tal cosa no les<br />

sea tomado en cuenta.<br />

4:17 Pue<strong>de</strong> que fuese <strong>de</strong>samparado por los hombres, pero el Señor estuvo a su lado.<br />

No solamente esto, sino que fue fortalecido por Dios para predicar el evangelio durante su<br />

juicio. El mensaje salió sin obstáculos, y un tribunal gentil <strong>de</strong> justicia oyó el mensaje <strong>de</strong><br />

salvación.<br />

Stock se maravilla:<br />

Todos los gentiles —¡qué multitud <strong>de</strong> distinguidos romanos pue<strong>de</strong>n incluirse en esta<br />

simple frase!— oyeron aquel día el mensaje <strong>de</strong> Dios a la humanidad; todos oyeron <strong>de</strong>l<br />

Crucificado y Exaltado Jesús establecido como el Único Salvador. Es un pensamiento<br />

abrumador; la imaginación falla en hacerse consciente <strong>de</strong> una escena tan grandiosa. Tiene<br />

que haber sido uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s momentos <strong>de</strong> la historia. ¿Y qué podrá revelarnos la<br />

Eternidad acerca <strong>de</strong> sus resultados?<br />

El término revistió <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que aparece en este versículo no es común; se encuentra<br />

sólo ocho veces en el NT. Se emplea en Hechos 9:22 al comienzo <strong>de</strong>l ministerio público <strong>de</strong><br />

Pablo: «Mucho más se llenaba <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r». Aquí vuelve a emplearse, pero ahora al final <strong>de</strong><br />

su ministerio público —un conmovedor recordatorio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r sustentador <strong>de</strong>l Señor a lo<br />

largo <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Su siervo.<br />

La expresión Y fui librado <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l león es una manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que Pablo<br />

recibió un aplazamiento. El juicio continuó. El peligro fue temporalmente evitado. Se han<br />

hecho intentos por i<strong>de</strong>ntificar al león como Nerón, como el diablo y como animales salvajes<br />

literales. Pero quizá sea más sencillo compren<strong>de</strong>rlo como <strong>de</strong>notando el peligro <strong>de</strong> forma<br />

general.<br />

4:18 Cuando el apóstol dijo que el Señor me librará <strong>de</strong> toda obra mala, no significa<br />

que iba a ser librado in<strong>de</strong>finidamente <strong>de</strong> la ejecución. Sabía que se acercaba el momento <strong>de</strong><br />

su muerte (v. 6). ¿Qué quería <strong>de</strong>cir? Indudablemente, que el Señor lo preservaría <strong>de</strong> hacer<br />

cualquier cosa que fuese una mancha sobre los últimos días <strong>de</strong> su testimonio. El Señor lo


libraría <strong>de</strong> retractarse, <strong>de</strong> negar Su nombre, <strong>de</strong> cobardía, o <strong>de</strong> cualquier otra forma <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>rrumbamiento moral.<br />

No sólo esto, sino que Pablo estaba seguro <strong>de</strong> que el Señor lo preservaría para su<br />

reino celestial. El reino celestial no se refiere al Reinado Milenial <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra,<br />

sino al cielo mismo, don<strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong>l Señor es reconocida <strong>de</strong> una manera absoluta y<br />

perfecta.<br />

Aquí, el apóstol prorrumpe en una adscripción <strong>de</strong> gloria a Dios por los siglos <strong>de</strong> los<br />

siglos. Estas palabras representan la más intensa expresión <strong>de</strong> eternidad posible en la lengua<br />

griega. Técnicamente, no hay «siglos» en la eternidad, pero por cuanto la mente humana no<br />

tiene el concepto <strong>de</strong> atemporalidad, se ve obligada a emplear expresiones relacionadas con<br />

el tiempo.<br />

4:19 Ahora Pablo envía saludos a una pareja casada que había servido con él<br />

frecuentemente en el evangelio. Prisca (o Priscila) y Aquila conocieron a Pablo en Corinto<br />

y luego viajaron con él a Éfeso. Habían vivido durante un tiempo en Roma (Ro. 16:3), y lo<br />

mismo que Pablo eran fabricantes <strong>de</strong> tiendas.<br />

Onesíforo es mencionado antes en 1:16 como uno que había frecuentemente auxiliado<br />

al apóstol y que no se había avergonzado <strong>de</strong> su encarcelamiento.<br />

4:20 Quizá Erasto fuese el mismo que era administrador <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Corinto (Ro.<br />

16:23).<br />

Trófimo es citao anteriormente, en Hechos 20:4 y 21:9. Convertido en Éfeso, había<br />

acompañado a Pablo en Jerusalén. Los judíos pensaron allí que Pablo lo había introducido<br />

en el templo. Aquí leemos que Pablo lo había <strong>de</strong>jado en Mileto enfermo. Esta <strong>de</strong>claración<br />

es importante al mostrar que aunque el apóstol tenía el po<strong>de</strong>r milagroso <strong>de</strong> sanar, no<br />

siempre lo usaba. El milagro <strong>de</strong> sanidad no era nunca empleado como cuestión <strong>de</strong><br />

conveniencia personal, sino como testimonio a judíos incrédulos respecto a la verdad <strong>de</strong>l<br />

evangelio.<br />

4:21 Timoteo <strong>de</strong>bía procurar venir antes <strong>de</strong>l invierno, cuando el tiempo hacía difícil o<br />

imposible viajar. Su encarcelado amigo en Roma necesitaba su presencia y lo esperaba. Las<br />

repetidas exhortaciones a Timoteo a venir son muy conmovedoras (véase 1:3, 4; 4:9).<br />

Luego tenemos salutaciones a Timoteo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Eubulo y Pu<strong>de</strong>nte, Lino, Claudia y<br />

todos los hermanos. Estos nombres pue<strong>de</strong>n parecer <strong>de</strong> poca importancia, pero son un<br />

emotivo recordatorio, como dice Rodgers, <strong>de</strong> que «uno <strong>de</strong> los gozos y privilegios especiales<br />

<strong>de</strong>l servicio cristiano es la forma en la que se crean y enriquecen las amista<strong>de</strong>s».<br />

4:22 Ahora Pablo da fin a su última epístola. Hablando <strong>de</strong> forma particular a Timoteo,<br />

dice: El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. Luego, dirigiéndose a todos los que estaban<br />

con Timoteo cuando recibiese la carta, el apóstol aña<strong>de</strong>: La gracia sea con vosotros.<br />

Amén.<br />

Aquí <strong>de</strong>ja él su pluma. La carta está terminada. Su ministerio finaliza. Pero la fragancia<br />

<strong>de</strong> su vida y testimonio permanece con nosotros todavía, y volveremos a encontrarle y<br />

podremos hablar con él acerca <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s temas <strong>de</strong>l evangelio y <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

Bibliografía<br />

Véase Bibliografía al final <strong>de</strong> 1 Timoteo.


LA EPÍSTOLA A TITO<br />

Introducción<br />

«Ésta es una corta epístola, pero contiene tal quintaesencia <strong>de</strong> la doctrina cristiana, y<br />

está redactada <strong>de</strong> una manera tan magistral, que contiene todo lo necesario para el<br />

conocimiento y la vida <strong>de</strong>l cristiano.»<br />

Martín Lutero<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Tres breves capítulos escritos hace más <strong>de</strong> diecinueve siglos a un poco conocido<br />

misionero en una isla <strong>de</strong> poco nombre por parte <strong>de</strong> un anciano y experimentado<br />

misionero… ¿qué posible interés pue<strong>de</strong>n tener para los cristianos en el «ilustrado» siglo<br />

XX? Des<strong>de</strong> luego, si se tratase sólo <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Pablo (¡y la mayoría <strong>de</strong> liberales no<br />

están siquiera dispuestos a conce<strong>de</strong>r eso!) podrían ser sólo <strong>de</strong> interés para los<br />

incondicionales <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> o para los que se especializan en la historia <strong>de</strong>l<br />

pensamiento cristiano primitivo.<br />

Pero ésas son también «palabras que el Espíritu Santo enseña», y como tales dan una<br />

contribución que ningún otro libro pue<strong>de</strong> dar. El tratamiento dado a la cuestión <strong>de</strong> los<br />

ancianos fortalece y apoya la similar enseñanza que se encuentra en 1 Timoteo. La<br />

repetición no es redundante, pero como suce<strong>de</strong> con tantos otros paralelismos en la Biblia,<br />

especialmente en el AT, sencillamente enfatiza cuánto Dios <strong>de</strong>sea que Su pueblo<br />

comprenda ciertos principios.<br />

Quizá el pasaje más apreciado en Tito sea 2:11–14, que está escrito con un estilo<br />

encantadoramente equilibrado que <strong>de</strong>staca la doctrina <strong>de</strong> la gracia.<br />

II. Paternidad<br />

Véase la introducción a las Epístolas Pastorales para una discusión <strong>de</strong> la paternidad <strong>de</strong><br />

la Epístola a Tito.<br />

III. Fecha<br />

Debido a la similitud <strong>de</strong> temas y <strong>de</strong> fraseología, los eruditos conservadores creen que<br />

Tito fue escrita hacia el mismo tiempo o poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1 Timoteo. En todo caso, se<br />

encuentra en tiempo entre la Primera y la Segunda <strong>de</strong> Timoteo, no <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 2 Timoteo.<br />

Aunque es imposible asignarle una fecha exacta, es probable datarla entre el 64 y 66 d.C. El<br />

lugar <strong>de</strong> redacción es probablemente Macedonia.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los temas generales que Tito comparte en común con las otras dos Epístolas<br />

Pastorales (véase Introducción a las Epístolas Pastorales), Tito da un buen y conciso


sumario acerca <strong>de</strong> cómo un creyente <strong>de</strong>bería adornar la doctrina <strong>de</strong> la gracia con piedad y<br />

buenas obras. Muchos en la actualidad que parecen complacidos con la doctrina <strong>de</strong> la<br />

gracia aparentan poco interés en exhibirla en buenas obras, o siquiera en piedad. Una<br />

actitud así es mala, y sugiere una mala comprensión <strong>de</strong> lo que es la verda<strong>de</strong>ra gracia.<br />

Pablo recapitula el tema a la perfección. «Palabra fiel es ésta, y en estas cosas quiero<br />

que insistas con firmeza, para que los que han creído a Dios, procuren ocuparse en buenas<br />

obras» (3:8a).<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (1:1–4)<br />

II. LOS ANCIANOS DE LA CONGREGACIÓN (1:5–9)<br />

III. ERROR EN LA CONGREGACIÓN (1:10–16)<br />

IV. EL EJERCICIO EN LA CONGREGACIÓN (2:1–5)<br />

V. LA EXHORTACIÓN EN LA CONGREGACIÓN (3:1–11)<br />

IV. CONCLUSIÓN (3:12–15)<br />

I. SALUTACIÓN (1:1–4)<br />

Comentario<br />

1:1 Pablo era a la vez siervo <strong>de</strong> Dios y apóstol <strong>de</strong> Jesucristo. Lo primero le muestra<br />

como esclavo <strong>de</strong>l Supremo Señor, lo segundo como enviado <strong>de</strong>l Señor Soberano. Lo<br />

primero habla <strong>de</strong> sumisión, lo segundo <strong>de</strong> autoridad. Vino a ser siervo por entrega personal,<br />

y apóstol por <strong>de</strong>signación divina.<br />

Las metas <strong>de</strong> su ministerio eran las <strong>de</strong> exten<strong>de</strong>r la fe <strong>de</strong> los escogidos <strong>de</strong> Dios y el<br />

conocimiento pleno <strong>de</strong> la verdad. La extensión <strong>de</strong> su fe podría significar bien llevarlos a<br />

la fe o conversión en primer lugar, o conducirlos en la fe <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la salvación. Por<br />

cuanto la frase el conocimiento pleno <strong>de</strong> la verdad parece cubrir el segundo sentido,<br />

compren<strong>de</strong>mos al apóstol como diciendo que sus dos objetivos básicos eran: (1) el<br />

evangelismo —extendiendo la fe <strong>de</strong> los escogidos <strong>de</strong> Dios—; (2) la educación —<br />

extendiendo su conocimiento <strong>de</strong> la verdad—. Es un eco <strong>de</strong> Mateo 28:20: la predicación <strong>de</strong>l<br />

evangelio a todas las naciones y la actividad <strong>de</strong> enseñarles a observar todas las cosas<br />

mandadas por Cristo. Al especificar sin reserva alguna que lo que ha sido llamado a<br />

promover es la fe <strong>de</strong> los escogidos <strong>de</strong> Dios, el apóstol nos confronta con la doctrina <strong>de</strong> la<br />

elección. Pocas doctrinas <strong>de</strong> la Escritura han sufrido más malos entendidos, han provocado<br />

más <strong>de</strong>bate y han llevado hasta el límite al intelecto. Sumariamente, enseña que Dios<br />

escogió a ciertas personas en Cristo antes ya <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo, con la intención<br />

última <strong>de</strong> que fuesen santas y sin mancha <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él (Ef. 1:4).<br />

Habiendo hablado <strong>de</strong> su apostolado como involucrado en la fe <strong>de</strong> los escogidos <strong>de</strong> Dios<br />

y en su conocimiento pleno <strong>de</strong> la verdad, Pablo aña<strong>de</strong> ahora que esta verdad… es según<br />

la piedad. Esto significa que la fe cristiana es consecuente con la verda<strong>de</strong>ra santidad y está<br />

adaptada para conducir a los hombres a la piedad práctica. Ser sano en la fe exige pureza<br />

<strong>de</strong> vida. Nada podría ser más congruente que el predicador <strong>de</strong> quien se dijo: «¡Cuando


estaba en el púlpito, la gente <strong>de</strong>seaba que nunca lo <strong>de</strong>jase. Cuando estaba fuera <strong>de</strong>l púlpito,<br />

<strong>de</strong>seaban que nunca <strong>de</strong>jase su vida cotidiana!».<br />

1:2 La comisión <strong>de</strong> Pablo en relación con el evangelio tiene un tercer gran énfasis. No<br />

sólo estaba concernido con (1) el evangelismo —impulsando la fe <strong>de</strong> los escogidos <strong>de</strong> Dios,<br />

tiempo pasado—, y (2) la educación —la potenciación <strong>de</strong> su conocimiento <strong>de</strong> la verdad,<br />

tiempo presente—, sino también con (3) la expectativa —con esperanza <strong>de</strong> vida eterna,<br />

tiempo futuro.<br />

El Nueov <strong>Testamento</strong> se refiere a la vida eterna como a la vez una posesión presente y<br />

una esperanza futura. La palabra esperanza no implica incertidumbre. En el momento en<br />

que confiamos en Cristo como Salvador tenemos vida eterna como posesión presente (Jn.<br />

5:24) y venimos a ser here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> todos los beneficios <strong>de</strong> Su obra re<strong>de</strong>ntora, pero no<br />

experimentaremos el goce práctico <strong>de</strong> todos ellos hasta que lleguemos a nuestro eterno<br />

hogar. Nosotros tenemos esperanza en el sentido <strong>de</strong> que estamos esperando la vida eterna<br />

en su forma final cuando recibiremos nuestros cuerpos glorificados y quedaremos para<br />

siempre libres <strong>de</strong> pecado, enfermedad, dolor, sufrimiento y muerte (Fil. 3:20, 21; Tit. 3:7).<br />

La esperanza es cierta porque Dios la prometió. Nada es tan seguro como la palabra <strong>de</strong><br />

Dios, que no miente, que no pue<strong>de</strong> ser engañado y que no querría engañar. No hay riesgo<br />

alguno en creer lo que Él dice. De hecho, nada es más razonable para la criatura que creer<br />

en su Creador.<br />

Dios prometió la vida eterna antes <strong>de</strong> los tiempos eternos. Esto se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> dos maneras. Primero, que Dios <strong>de</strong>cidió en la eternidad pasada dar vida eterna a todos<br />

los que creyesen en el Señor Jesús, y que lo que Él <strong>de</strong>cidió fue lo mismo que una promesa.<br />

O bien pue<strong>de</strong> significar que todas las bendiciones <strong>de</strong> la salvación estaban contenidas en<br />

forma germinal en la promesa <strong>de</strong>l Mesías que se encuentra en Génesis 3:15. Esto fue antes<br />

que comenzasen a <strong>de</strong>splegarse las eras <strong>de</strong>l tiempo o <strong>de</strong> las dispensaciones.<br />

1:3 A su <strong>de</strong>bido tiempo Dios dio a conocer este glorioso programa <strong>de</strong> vida eterna que<br />

Él había <strong>de</strong>cidido en las eras pasadas. Él no lo había revelado plenamente en los tiempos<br />

<strong>de</strong>l AT. Los creyentes tenían entonces una i<strong>de</strong>a muy nebulosa <strong>de</strong> la vida tras la muerte.<br />

Pero la vaguedad <strong>de</strong>sapareció con la venida <strong>de</strong>l Salvador. Él «sacó a luz la vida y la<br />

inmortalidad por medio <strong>de</strong>l evangelio» (2 Ti. 1:10). Y las buenas nuevas fueron difundidas<br />

por Pablo y los otros apóstoles en cumplimiento <strong>de</strong>l mandato <strong>de</strong> Dios nuestro Salvador,<br />

esto es, en obediencia con la Gran Comisión.<br />

1:4 La Carta se dirige a Tito, verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> Pablo según la fe común. Pero,<br />

¿quién es este Tito?<br />

Tenemos que reconstruir su biografía en base <strong>de</strong> parcas referencias a él en tres <strong>de</strong> las<br />

cartas <strong>de</strong> Pablo. Griego <strong>de</strong> nacimiento (Gá. 2:3), renació por la fe en el Señor Jesús,<br />

posiblemente por ministerio <strong>de</strong> Pablo (Tit. 1:4). Entonces estaba dirimiéndose una batalla<br />

acerca <strong>de</strong> qué era el verda<strong>de</strong>ro evangelio. De un lado estaban Pablo y todos aquellos que<br />

enseñaban la salvación por la gracia mediante la fe, sin añadiduras. Del otro lado estaban<br />

los judaizantes que insistían en que la circuncisión (y por tanto la observancia <strong>de</strong> la ley) era<br />

un requisito para la ciudadanía <strong>de</strong> primera clase en el reino <strong>de</strong> Dios. Tito vino a ser un caso<br />

clave en la controversia. Pablo y Bernabé lo llevaron consigo a Jerusalén (Gá. 2:1) para una<br />

conferencia con los apóstoles y ancianos. La <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l consejo fue que un gentil como<br />

Tito no tenía por qué someterse a leyes y ceremonias judaicas para ser salvo (Hch. 15:11).<br />

Los gentiles no tenían que convertirse en judíos. Más bien, judíos y gentiles venían a ser<br />

una nueva creación cuando creían en Jesús.


A partir <strong>de</strong> entonces, Tito vino a ser uno <strong>de</strong> los más valiosos ayudantes <strong>de</strong> Pablo,<br />

sirviendo como «enviado especial» para resolver problemas en Corinto y Creta. El apóstol<br />

lo envió primero <strong>de</strong> Éfeso a Corinto, se supone que para corregir <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes doctrinales y<br />

éticos en la asamblea allí. Cuando Tito se reunió más a<strong>de</strong>lante con Pablo en Macedonia, el<br />

apóstol se lleno <strong>de</strong> gozo al oír que los corintios habían escuchado con obediencia sus<br />

amonestaciones apostólicas (2 Co. 2:12, 13; 7:5–7, 13–16). Des<strong>de</strong> Macedonia, Pablo envió<br />

a Tito <strong>de</strong> nuevo a Corinto, esta vez para acelerar una colecta para los pobres en Jerusalén (2<br />

Co. 8:6, 16, 17; 12:18). Pablo lo <strong>de</strong>scribió como «mi compañero y colaborador para con<br />

vosotros» (2 Co. 8:23). No sabemos <strong>de</strong> manera concreta cuándo estuvo Pablo con Tito en<br />

Creta, pero se cree generalmente que fue <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l primer encarcelamiento <strong>de</strong>l apóstol en<br />

Roma.<br />

La última mención <strong>de</strong> Tito aparece en 2 Timoteo 4:10. Estuvo con Pablo durante parte<br />

<strong>de</strong> su segundo encarcelamiento, pero luego Pablo dice que partió para Dalmacia, en la<br />

actual Yugoslavia. Pablo pue<strong>de</strong> haberle enviado allá, aunque el tono general <strong>de</strong>l versículo<br />

es el <strong>de</strong> un hombre solitario y abandonado.<br />

El apóstol habla <strong>de</strong> Tito como su verda<strong>de</strong>ro hijo según la fe común. Esto pue<strong>de</strong><br />

significar que Pablo fue un instrumento en la conversión <strong>de</strong> Tito, pero no necesariamente.<br />

Pablo también se dirige a Timoteo como su verda<strong>de</strong>ro hijo en la fe (1 Ti. 1:2), pero es<br />

posible que Timoteo fuese ya un discípulo cuando Pablo se encontró con él por vez primera<br />

(Hch. 16:1). De modo que la expresión pue<strong>de</strong> significar que estos hombres más jóvenes<br />

exhibían cualida<strong>de</strong>s espirituales similares a las <strong>de</strong> Pablo, y que en el servicio cristiano había<br />

un vínculo filial.<br />

A su joven <strong>de</strong>legado, Pablo <strong>de</strong>sea gracia, misericordia y paz. En este contexto, gracia<br />

significa la fortaleza divina necesaria para la vida y el servicio. Misericordia es la<br />

compasión en la profunda necesidad <strong>de</strong>l hombre. La paz significa quedar liberado <strong>de</strong><br />

ansiedad, pánico y distracción pese a circunstancias adversas. Todo esto viene<br />

conjuntamente <strong>de</strong> Dios Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo nuestro Salvador. Al vincular así al<br />

Padre y al Hijo como las fuentes <strong>de</strong> gracia, misericordia y paz, el Espíritu <strong>de</strong> Dios implica<br />

su completa igualdad.<br />

II. LOS ANCIANOS EN LA CONGREGACIÓN (1:5–9)<br />

1:5 Cuando Pablo partió <strong>de</strong> Creta, había ciertos asuntos que tenían que acabar <strong>de</strong> ser<br />

puestos en or<strong>de</strong>n, había falsos maestros que silenciar, y había la apremiante necesidad <strong>de</strong><br />

guías espirituales reconocidos en las asambleas. Dejó a Tito para que resolviese estas<br />

cuestiones.<br />

No sabemos cómo la fe cristiana llegó por primera vez a Creta. Quizá la suposición más<br />

razonable es que los cretenses que estaban en Jerusalén en el Día <strong>de</strong> Pentecostés (Hch.<br />

2:11) volvieron allá con las buenas nuevas, y que a continuación se establecieron <strong>iglesia</strong>s<br />

locales.<br />

Tampoco po<strong>de</strong>mos estar seguros acerca <strong>de</strong> cuándo Pablo estuvo en Creta con Tito.<br />

Sabemos que tocó Creta en su travesía a Roma como preso (Hch. 27:12), pero las<br />

circunstancias difícilmente habrían permitido un ministerio activo en las <strong>iglesia</strong>s. Por<br />

cuanto en Hechos no hay ninguna otra referencia a la estancia <strong>de</strong> Pablo en Creta,<br />

generalmente se supone que la visita tuvo lugar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su primer encarcelamiento en<br />

Roma. Recurriendo a un poco <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> <strong>de</strong>tective a través <strong>de</strong> las Escrituras, po<strong>de</strong>mos


econstruir el siguiente itinerario en base <strong>de</strong> diversas referencias que Pablo da en sus<br />

epístolas.<br />

Primero Pablo partió <strong>de</strong> Italia a Creta <strong>de</strong> camino a Asia (la actual Turquía occi<strong>de</strong>ntal).<br />

Dejando a Tito en Creta (Tit. 1:5), viajó a Éfeso, la capital <strong>de</strong> Asia. En Éfeso comisionó a<br />

Timoteo para que corrigiese errores doctrinales que se estaban introduciendo allá (1 Ti. 1:3,<br />

4). Luego cruzó el Mar Egeo hacia Macedonia para cumplir su anterior intención, mientras<br />

estaba en la cárcel, <strong>de</strong> visitar Filipos en cuanto estuviese libre (Fil. 1:26). Finalmente, se<br />

dirigió al sudoeste, a través <strong>de</strong> Grecia hasta Nicópolis, don<strong>de</strong> planeó quedarse durante el<br />

invierno y don<strong>de</strong> esperaba que Tito se uniese a él (Tit. 3:12).<br />

Según Homero, había entre noventa y cien ciuda<strong>de</strong>s en Creta ya en época tan temprana<br />

como la suya, y evi<strong>de</strong>ntemente se habían formado <strong>iglesia</strong>s en varias <strong>de</strong> ellas. En cada una<br />

<strong>de</strong> ellas había necesidad <strong>de</strong> que se <strong>de</strong>signasen ancianos responsables.<br />

ANCIANOS<br />

En el sentido <strong>de</strong>l NT, los ancianos son hombres cristianos maduros <strong>de</strong> carácter<br />

probado que son guías espirituales en una asamblea local. El nombre <strong>de</strong> anciano, que se<br />

refiere a la madurez espiritual <strong>de</strong>l hombre, es traducción <strong>de</strong>l término griego presbuteros<br />

(que ha pasado al castellano como «presbítero»). La palabra griega episkopos, traducida<br />

«obispo», «supervisor» o «guardián», se usa también con referencia a los ancianos,<br />

<strong>de</strong>scribiendo su función como subpastores <strong>de</strong> la grey <strong>de</strong> Dios.<br />

Se consi<strong>de</strong>ra por lo general que los nombres «ancianos» y «obispos» se refieren a las<br />

mismas personas, por las siguientes razones. En Hechos 20:17, Pablo llamó a los<br />

ancianos (presbuteroi) <strong>de</strong> Éfeso; en el versículo 28 se dirige a ellos como supervisores<br />

(episkopoi). En 1 Pedro 5:1, 2, Pedro también emplea ambos términos <strong>de</strong> forma indistinta.<br />

Los requisitos para obispos (episkopoi) en 1 Timoteo 3 y los que se dan para los ancianos<br />

(presbuteroi) son sustancialmente los mismos.<br />

En su uso mo<strong>de</strong>rno, «obispo» ha venido a significar un prelado que supervisa una<br />

diócesis o grupo <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s en un distrito. Pero esta palabra nunca significa esto en el<br />

<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. La pauta escrituraria es tener varios obispos en una <strong>iglesia</strong>, y no un<br />

obispo sobre varias <strong>iglesia</strong>s.<br />

Tampoco <strong>de</strong>bería confundirse el anciano con el mo<strong>de</strong>rno pastor, que es<br />

primariamente responsable <strong>de</strong> la predicación, enseñanza y administración <strong>de</strong> los<br />

sacramentos en una <strong>iglesia</strong> local. Hay un general reconocimiento <strong>de</strong> que tal persona no<br />

existía en la <strong>iglesia</strong> primitiva. Las asambleas primitivas se componían <strong>de</strong> santos, obispos<br />

y diáconos (Fil. 1:1): eso es todo. El sistema clerical no surgió hasta el siglo segundo.<br />

Un pastor en el sentido <strong>de</strong>l NT es uno <strong>de</strong> los dones <strong>de</strong> servicio especial que el Cristo<br />

resucitado y ascendido otorgó para edificar a los santos para la obra <strong>de</strong>l ministerio (Ef.<br />

4:11, 12). En muchos respectos, la obra <strong>de</strong> pastores y ancianos es similar; ambos son<br />

llamados a pastorear y alimentar la grey <strong>de</strong> Dios. Pero los dos nunca son consi<strong>de</strong>rados<br />

idénticos. Un pastor pue<strong>de</strong> por ejemplo tener un ministerio itinerante, mientras que un<br />

anciano está generalmente asociado con una asamblea local.<br />

Las funciones <strong>de</strong> los ancianos están dadas con un <strong>de</strong>talle consi<strong>de</strong>rable:<br />

1. Pastorean y cuidan <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l Señor (Hch. 20:28; 1 Ti. 3:5; 1 P. 5:2).<br />

2. Están vigilantes para proteger a la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> ataques, tanto <strong>de</strong> fuera como <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro<br />

(Hch. 20:29–31).


3. Conducen y gobiernan, pero yendo <strong>de</strong>lante, no empujando (1 Ts. 5:12; 1 Ti. 5:17; He.<br />

13:7, 17; 1 P. 5:3).<br />

4. Predican la palabra, enseñan sana doctrina y refutan a los que la contradicen (1 Ti.<br />

5:17; Tit. 1:9–11).<br />

5. Mo<strong>de</strong>ran y arbitran en cuestiones doctrinales y éticas (Hch. 15:5, 6; 16:4).<br />

6. Por su vida, son ejemplo para la grey (He. 13:7; 1 P. 5:3).<br />

7. Buscan restaurar a los creyentes que han sido sorprendidos en cualquier falta (Gá.<br />

6:1).<br />

8. Guardan a las almas <strong>de</strong> los cristianos en la asamblea local como aquellos que<br />

habrán <strong>de</strong> dar cuenta (He. 13:17).<br />

9. Llevan a cabo un ministerio <strong>de</strong> oración, especialmente con respecto a los enfermos<br />

(Stg. 5:14, 15).<br />

10. Están involucrados en el cuidado <strong>de</strong> los santos pobres (Hch. 11:30).<br />

11. Comparten en la encomendación <strong>de</strong> hombres dotados a la obra a la que Dios los ha<br />

llamado (1 Ti. 4:14).<br />

Es evi<strong>de</strong>nte que en la <strong>iglesia</strong> primitiva los ancianos eran <strong>de</strong>signados por los apóstoles<br />

y sus representantes (Hch. 14:23; Tit. 1:5). Pero eso no significa que los apóstoles y sus<br />

<strong>de</strong>legados tuviesen po<strong>de</strong>r para hacer a un hombre un anciano. Para po<strong>de</strong>r venir a ser<br />

obispo, ha <strong>de</strong> darse la capacitación divina y la buena disposición humana. Sólo el Espíritu<br />

Santo pue<strong>de</strong> hacer a un hombre obispo o supervisor (Hch. 20:28), pero el hombre ha <strong>de</strong><br />

aspirar a la obra (1 Ti. 3:1). Ha <strong>de</strong> darse esta combinación <strong>de</strong> lo divino y <strong>de</strong> lo humano.<br />

Cuando las <strong>iglesia</strong>s locales fueron establecidas al principio en los días apostólicos, no<br />

tenían ancianos: todos los creyentes eran novicios. Pero al ir pasando el tiempo, el Señor<br />

preparó a varios <strong>de</strong> ellos para este importante ministerio. Por cuanto el NT no estaba<br />

todavía disponible en forma escrita, por lo general los cristianos no conocían los requisitos<br />

y los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> los ancianos. Sólo los conocían los apóstoles y sus ayudantes. Sobre la<br />

base <strong>de</strong> este conocimiento, señalaban a los hombres que cumplían los requisitos divinos<br />

y los nombraban públicamente como tales.<br />

En la actualidad tenemos el NT completo. Sabemos qué es un anciano y lo que se<br />

supone que <strong>de</strong>be hacer. Cuando vemos a hombres idóneos que están actuando<br />

activamente como supervisores, los reconocemos (1 Ts. 5:12) y obe<strong>de</strong>cemos (He. 13:17).<br />

No se trata <strong>de</strong> que nosotros los elijamos, sino que reconozcamos a aquellos a los que<br />

Dios ha suscitado para esta obra.<br />

Los requisitos <strong>de</strong> los ancianos se hallan en 1 Timoteo 3:1–7 y aquí en Tito. A veces<br />

oímos la observación <strong>de</strong> que si éstos son los requisitos, que entonces en la actualidad no<br />

hay obispos. Esta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>grada la autoridad <strong>de</strong> las Escrituras al implicar que no significan<br />

lo que dicen. No hay nada irrazonable ni inalcanzable en las normas que se dan.<br />

Traicionamos nuestro propio bajo estado espiritual cuando tratamos la Biblia como<br />

excesivamente i<strong>de</strong>alista.<br />

1:6 El anciano es un hombre irreprensible, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> una integridad incuestionable.<br />

No se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar contra él ninguna acusación <strong>de</strong> falsa doctrina ni <strong>de</strong> conducta<br />

irregular. No significa que sea sin pecado, pero que si comete faltas menores, las rectifica<br />

en breve mediante confesión a Dios, petición <strong>de</strong> perdón a la persona agraviada, y<br />

restitución, si se <strong>de</strong>be.<br />

El segundo requisito, que sea marido <strong>de</strong> una sola mujer, ha sido comprendido <strong>de</strong> al<br />

menos siete formas diferentes: (1) <strong>de</strong>be estar casado; (2) no <strong>de</strong>be ser divorciado; (3) no<br />

<strong>de</strong>be volverse a casar <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> divorciarse; (4) no <strong>de</strong>be volver a casarse tras la muerte <strong>de</strong>


su primera mujer; (5) no <strong>de</strong>be ser polígamo; (6) no <strong>de</strong>be tener concubinas, mujeres <strong>de</strong><br />

inferior categoría; (7) en general, ha <strong>de</strong> ser un fiel marido y ejemplo <strong>de</strong> una estricta<br />

moralidad.<br />

Si la frase marido <strong>de</strong> una sola mujer significa que ha <strong>de</strong> estar casado, entonces por la<br />

misma razón ha <strong>de</strong> tener hijos, porque este mismo versículo afirma que sus hijos han <strong>de</strong> ser<br />

creyentes. Des<strong>de</strong> luego, es preferible que un anciano tenga una familia; pue<strong>de</strong> tratar <strong>de</strong><br />

manera más inteligente los problemas <strong>de</strong> familia en la congregación. Pero es dudoso que<br />

este versículo prohíba que un hombre soltero sea anciano.<br />

Probablemente no significa que no <strong>de</strong>be divorciarse bajo ninguna circunstancia, porque<br />

el Salvador enseñó que el divorcio es permisible en al menos una circunstancia (Mt 5:32;<br />

19:9).<br />

Tampoco se pue<strong>de</strong> tomar como una prohibición absoluta <strong>de</strong> matrimonio <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

divorcio en todos los casos. Por ejemplo, un creyente que sea totalmente inocente podría ser<br />

repudiado por una mujer incrédula, que luego se casa. En tal caso, el cristiano no es<br />

responsable <strong>de</strong> la situación. Por cuanto el primer matrimonio ha sido roto por el divorcio y<br />

nuevo matrimonio <strong>de</strong> su mujer incrédula, queda libre para casarse.<br />

La interpretación <strong>de</strong> que la capacidad para la obra <strong>de</strong> anciano se pier<strong>de</strong> si un hombre se<br />

casa <strong>de</strong>spués que haya muerto su primera mujer queda refutada por el principio <strong>de</strong>clarado<br />

en 1 Corintios 7:39: «La mujer está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su<br />

marido muere, es libre para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor».<br />

Ciertamente, la expresión marido <strong>de</strong> una sola mujer significa que el anciano no <strong>de</strong>be<br />

practicar la poligamia ni tener concubinas o amantes. En una palabra, que su vida<br />

matrimonial <strong>de</strong>be ser un ejemplo <strong>de</strong> pureza para el rebaño.<br />

A<strong>de</strong>más, ha <strong>de</strong> tener hijos creyentes, que no estén acusados <strong>de</strong> disolución ni <strong>de</strong><br />

rebeldía. En mayor grado <strong>de</strong> lo que muchos están dispuestos a admitir, la Biblia tiene a los<br />

padres como responsables <strong>de</strong> la manera en que resultan los hijos (Pr. 22:6). Cuando una<br />

familia está bien gobernada y bien instruida en la palabra <strong>de</strong> Dios, los hijos generalmente<br />

siguen el ejemplo piadoso <strong>de</strong> sus padres. Aunque un padre no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar la<br />

salvación <strong>de</strong> sus hijos, pue<strong>de</strong> preparar el camino <strong>de</strong>l Señor mediante una instrucción<br />

positiva en la palabra, mediante una amante disciplina, y evitando la hipocresía y las<br />

inconsecuencias en su propia vida.<br />

Si los hijos son pródigos y rebel<strong>de</strong>s contra la autoridad paterna, las Escrituras atribuyen<br />

la responsabilidad al padre. Su indulgencia y permisividad han tenido la culpa. Si no pue<strong>de</strong><br />

gobernar bien a su propia familia, es improbable que vaya a ser un anciano calificado,<br />

porque en cada caso se aplica el mismo principio (1 Ti. 3:5).<br />

Hay dudas acerca <strong>de</strong> si este requisito <strong>de</strong> hijos creyentes se aplica sólo en tanto que los<br />

hijos están bajo la autoridad paterna en el hogar o si incluye a los que están fuera <strong>de</strong> casa.<br />

Favorecemos el primer punto <strong>de</strong> vista, pero recordando que la instrucción paterna es uno <strong>de</strong><br />

los principales <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong>l carácter formado.<br />

1:7 El obispo es administrador <strong>de</strong> Dios. No es su congregación la que ayuda a<br />

supervisar. Ha sido <strong>de</strong>legado para administrar los asuntos <strong>de</strong> Dios en la asamblea <strong>de</strong> Dios.<br />

Por segunda vez se especifica que ha <strong>de</strong> ser irreprensible, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego esta repetición es<br />

para subrayar este hecho. Que no haya duda alguna: ha <strong>de</strong> ser alguien que sea irreprochable<br />

tanto en lo doctrinal como en lo moral. No arrogante. Si un hombre es terco,<br />

obstinadamente aferrado a sus opiniones sin <strong>de</strong>jar posibilidad a que puedan estar en lo<br />

cierto los que difieren <strong>de</strong> él, si es inflexible e impaciente ante las contradicciones, entonces


no es apto para ser un guía espiritual. Un anciano es un mo<strong>de</strong>rador, no un autócrata<br />

dogmático.<br />

No <strong>de</strong>be ser iracundo. Si tiene un temperamento irritable, ha aprendido a sujetarlo. Si<br />

tiene un temperamento ardoroso, no <strong>de</strong>ja que salga a la superficie.<br />

No dado al vino. En las culturas anglosajonas, esto parece tan elemental que apenas<br />

sería necesario mencionarlo en ellas. Pero la Biblia fue escrita para todas las culturas. En<br />

los países don<strong>de</strong> el vino es empleado por los cristianos como bebida común, como en<br />

Europa, hay el peligro <strong>de</strong> abuso y <strong>de</strong> conductas <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas. La advertencia aquí es contra<br />

la falta <strong>de</strong> dominio propio.<br />

La Biblia distingue entre el uso <strong>de</strong>l vino y su abuso. Su empleo <strong>de</strong> manera mo<strong>de</strong>rada<br />

como bebida queda permitido por cuanto Jesús transformó el agua en vino en una boda en<br />

Caná (Jn. 2:1–11). Su uso para propósitos medicinales es prescrito por Pablo a Timoteo (1<br />

Ti. 5:23; véase también Pr. 31:6). El abuso <strong>de</strong>l vino y las bebidas fuertes se con<strong>de</strong>na en<br />

Proverbios 20:1; 23:29–35. En tanto que en la Palabra no se pi<strong>de</strong> la abstinencia, hay una<br />

situación en la que se <strong>de</strong>manda abstenerse, y es cuando beber vino pueda ofen<strong>de</strong>r a un<br />

hermano más débil o hacerlo tropezar (Ro. 14:21). Ésta es la consi<strong>de</strong>ración dominante que<br />

hace que muchos cristianos en América <strong>de</strong>l Norte se abstengan totalmente <strong>de</strong>l alcohol.<br />

Para los ancianos, no se trata <strong>de</strong> una prohibición total <strong>de</strong>l vino, sino <strong>de</strong> su uso excesivo,<br />

lo que lleva a alborotos.<br />

Tampoco <strong>de</strong>bería ser pen<strong>de</strong>nciero. No <strong>de</strong>be recurrir al uso <strong>de</strong> la fuerza física golpeando<br />

a otros. Hemos oído <strong>de</strong> clérigos arbitrarios que ocasionalmente han golpeado a miembros<br />

irregulares <strong>de</strong> sus parroquias. Este tipo <strong>de</strong> intimidación está prohibida a los obispos.<br />

No <strong>de</strong>be ser codicioso <strong>de</strong> ganancias <strong>de</strong>shonestas, insaciablemente <strong>de</strong>cidido a hacerse<br />

rico, pero sin tener en cuenta los medios a emplear. Es cierto, como dijo Samuel Johnson,<br />

«que la codicia <strong>de</strong>l oro, insensible y sin remordimientos, es la última corrupción <strong>de</strong>l hombre<br />

<strong>de</strong>generado».<br />

Un verda<strong>de</strong>ro anciano pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir con Pablo: «Ni plata ni oro ni vestido <strong>de</strong> nadie he<br />

codiciado» (Hch 20:33).<br />

1:8 En lo positivo, un obispo ha <strong>de</strong> ser hospedador. Su hogar <strong>de</strong>bería estar siempre<br />

abierto a extraños, a los que tienen problemas personales, a los <strong>de</strong>scorazonados y a los<br />

oprimidos. Debería ser el lugar <strong>de</strong> una feliz comunión cristiana, don<strong>de</strong> cada invitado es<br />

recibido como si fuese el Señor mismo.<br />

Luego, ha <strong>de</strong> ser amante <strong>de</strong> lo bueno —<strong>de</strong> las buenas gentes y <strong>de</strong> las buenas cosas—.<br />

Su manera <strong>de</strong> hablar, sus activida<strong>de</strong>s y sus asociaciones <strong>de</strong>berían revelar que está separado<br />

<strong>de</strong> todo lo que es sospechoso, dudoso o malo.<br />

Ha <strong>de</strong> ser sensato. Esto significa que es pru<strong>de</strong>nte, discreto y dueño <strong>de</strong> sí mismo. Esta<br />

misma palabra se emplea en Tito 2:2, 5, 6, 12, don<strong>de</strong> tiene la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ser razonable,<br />

templado y sobrio. En sus tratos con otros, el anciano ha <strong>de</strong> ser justo. En relación con Dios,<br />

ha <strong>de</strong> ser santo. Con respecto a su propia persona, ha <strong>de</strong> ser dueño <strong>de</strong> sí mismo. A esto es<br />

lo que se refiere Pablo en Gálatas 5:22, 23: «El fruto <strong>de</strong>l Espíritu es … dominio propio».<br />

Significa que esta persona tiene cada pasión y apetito bajo control, para obe<strong>de</strong>cer a Cristo.<br />

Aunque el po<strong>de</strong>r para ello sólo pue<strong>de</strong> venir <strong>de</strong>l Espíritu Santo, ha <strong>de</strong> haber disciplina y<br />

cooperación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l creyente.<br />

1:9 El obispo ha <strong>de</strong> ser sano en la fe. Ha <strong>de</strong> aferrarse tenazmente a las doctrinas<br />

espiritualmente saludables enseñadas por el Señor Jesús y por los apóstoles, y que nos han<br />

sido preservadas en el NT. Sólo entonces podremos dar a los santos una equilibrada dieta<br />

<strong>de</strong> sana doctrina y silenciar a los que hablan en contra <strong>de</strong> la verdad.


Ésos son los requisitos <strong>de</strong> los guías espirituales en la asamblea local. Se <strong>de</strong>bería<br />

observar que nada se dice <strong>de</strong> su capacidad física, grados académicos, posición social o<br />

agu<strong>de</strong>za en los negocios. Un barren<strong>de</strong>ro jorobado, sencillo y sin cultura podría ser un<br />

anciano cualificado a causa <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sarrollo espiritual. No es cierto lo que a veces se<br />

sugiere, que las mismas cualida<strong>de</strong>s que hacen a alguien triunfar en los negocios le hacen<br />

también apto para guiar la <strong>iglesia</strong>.<br />

Otro punto que se <strong>de</strong>bería mencionar es que la imagen que se da <strong>de</strong> un anciano piadoso<br />

no es la <strong>de</strong> un hombre que contacta con oradores, que <strong>de</strong>sembolsa fondos, contrata las<br />

reparaciones <strong>de</strong>l edificio ¡y eso es todo! El verda<strong>de</strong>ro anciano está profunda y vitalmente<br />

comprometido con la vida espiritual <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> mediante su instrucción, exhortación,<br />

aliento, reprensión y corrección.<br />

III. ERROR EN LA CONGREGACIÓN (1:10–16)<br />

1:10 En la <strong>iglesia</strong> primitiva había «la libertad <strong>de</strong>l Espíritu», esto es, libertad para que<br />

los hombres participasen en las reuniones como fuesen conducidos por el Espíritu Santo.<br />

Pablo <strong>de</strong>scribe una reunión «abierta» <strong>de</strong> este tipo en 1 Corintios 14:26: «¿Qué, pues,<br />

hermanos? Cuando os reunís, cada uno <strong>de</strong> vosotros tiene salmo, tiene enseñanza, tiene<br />

lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación». Es una<br />

situación i<strong>de</strong>al esa en la que el Espíritu <strong>de</strong> Dios tiene libertad para hablar por medio <strong>de</strong><br />

varios miembros <strong>de</strong> la congregación. Pero siendo la naturaleza humana como es, allí don<strong>de</strong><br />

hay esta libertad casi siempre encontramos a hombres precipitándose allá para abusar<br />

esparciendo falsas doctrinas, sutilezas no edificantes o divagaciones aparentemente sin fin,<br />

vacías <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

Esto había sucedido en las congregaciones <strong>de</strong> Creta. Pablo se daba cuenta <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bía<br />

haber un fuerte li<strong>de</strong>razgo espiritual para controlar los abusos y preservar la libertad <strong>de</strong>l<br />

Espíritu. También veía que se precisaba <strong>de</strong> una gran cautela para <strong>de</strong>signar a ancianos que<br />

estuviesen plenamente capacitados. De modo que aquí expone las condiciones que<br />

<strong>de</strong>mandaban una rápida acción en la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> ancianos en las <strong>iglesia</strong>s.<br />

Muchos rebel<strong>de</strong>s habían surgido para <strong>de</strong>safiar la autoridad <strong>de</strong> los apóstoles y negar sus<br />

enseñanzas. Eran habladores <strong>de</strong> vanida<strong>de</strong>s y engañadores. Sus palabras no daban<br />

beneficios espirituales. Lo que hacían era privar a las personas <strong>de</strong> la verdad y conducirlos al<br />

error.<br />

Los principales causantes <strong>de</strong> problemas eran los <strong>de</strong>l partido <strong>de</strong> la circuncisión, es <strong>de</strong>cir,<br />

los maestros judíos que profesaban ser cristianos pero que insistían en que los cristianos se<br />

han <strong>de</strong> circuncidar y observar la ley ceremonial. Esto era en la práctica una negación <strong>de</strong> la<br />

obra <strong>de</strong> Cristo.<br />

1:11 A los hombres <strong>de</strong> esta clase se les había <strong>de</strong> tapar la boca. Habían <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r que<br />

la asamblea no es una <strong>de</strong>mocracia, y que la libertad <strong>de</strong> palabra tiene límites. Ellos estaban<br />

trastornando casas enteras. ¿Sugiere esto que habían estado esparciendo sus perniciosas<br />

doctrinas encubiertamente en casas privadas? Éste es un método favorito <strong>de</strong> las sectas (2 Ti.<br />

3:6). Sus motivos eran también sospechosos. Salían en busca <strong>de</strong> dinero, empleando el<br />

ministerio como una cubierta para un negocio lucrativo. Su mensaje atraía a la ten<strong>de</strong>ncia<br />

legalista en el hombre, alentándole a creer que podía ganarse el favor <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong><br />

gestos religiosos, aunque la vida fuese corrompida y contaminada. Enseñaban, por<br />

ganancia <strong>de</strong>shonesta, lo que no tenían <strong>de</strong>recho a enseñar.


1:12 Aquí Pablo le recuerda a Tito con qué clase <strong>de</strong> personas está tratando. Esta<br />

<strong>de</strong>scripción insólitamente dura y cáustica era cierta <strong>de</strong> los falsos maestros en particular y <strong>de</strong><br />

los cretenses en general. Cita a Epiméni<strong>de</strong>s, uno <strong>de</strong> sus propios portavoces proféticos que<br />

vivió alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 600 a.C., llamándolos constantes mentirosos, malas bestias, glotones<br />

ociosos. Parece que todas las naciones comparten estas características, pero que pocas<br />

podrían ganarles a los cretenses en cuanto a <strong>de</strong>pravación. Eran mentirosos <strong>de</strong> modo<br />

habitual y compulsivo. Eran como fieras salvajes, viviendo para satisfacer burdas y<br />

<strong>de</strong>senfrenadas pasiones. ¡Alérgicos al trabajo y adictos a la glotonería, vivían vidas que<br />

eran todo cocina y nada <strong>de</strong> capilla!<br />

1:13 El apóstol confirma la veracidad <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>lineación <strong>de</strong> carácter. ¡Tito tenía unos<br />

materiales bien poco prometedores con los que trabajar! Pero Pablo no <strong>de</strong>sesperó <strong>de</strong> la<br />

gente ni aconsejó a Tito que los <strong>de</strong>jase. Por medio <strong>de</strong>l evangelio, hay esperanza para los<br />

peores <strong>de</strong> los hombres. De modo que Pablo aconseja a su ayudante a que los reprendiese<br />

duramente, para que fuesen sanos en la fe cristiana. Algún día estos hombres podrían ser<br />

no sólo creyentes ejemplares, sino también ancianos piadosos en las <strong>iglesia</strong>s locales. Este<br />

pasaje rebosa <strong>de</strong> aliento para los obreros cristianos en campos difíciles <strong>de</strong>l mundo (¿y qué<br />

campo no es difícil?). Más allá <strong>de</strong> la tosquedad, cerrilidad e insensibilidad <strong>de</strong> la gente, hay<br />

siempre la visión <strong>de</strong> que lleguen a ser santos dulces, puros y llenos <strong>de</strong> fruto.<br />

1:14 En su dura reprensión contra los falsos maestros, se encarga a Tito que los advierta<br />

contra las fábulas judaicas y contra los mandamientos <strong>de</strong> hombres que se apartan <strong>de</strong> la<br />

verdad. Los judaizantes vivían en un mundo <strong>de</strong> fantasías religiosas y <strong>de</strong> reglas que giraban<br />

en torno a alimentos limpios y no limpios, la observancia <strong>de</strong> días y la evitación <strong>de</strong> la<br />

contaminación ceremonial. Es <strong>de</strong> eso que escribe Pablo en Colosenses 2:23: «Tales cosas<br />

tienen, a la verdad, cierta reputación <strong>de</strong> sabiduría en culto voluntario, en humildad y en<br />

duro trato <strong>de</strong>l cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos <strong>de</strong> la carne».<br />

1:15 Lo que el apóstol dice a continuación ha dado lugar a unas interpretaciones tan<br />

falsas que exige una <strong>de</strong>tallada explicación. Escribe él: Todas las cosas son puras para los<br />

puros, mas para los contaminados e incrédulos nada es puro; pues hasta su mente y su<br />

conciencia están contaminadas.<br />

Si tomamos las palabras todas las cosas son puras para los puros fuera <strong>de</strong> contexto,<br />

como una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> verdad absoluta en todas las áreas <strong>de</strong> la vida, ¡tenemos<br />

problemas! No todas las cosas son puras, aun para aquellos cuyas mentes son puras. Pero<br />

hay personas que han empleado realmente este versículo para justificar revistas viles,<br />

películas sugerentes, e incluso la misma inmoralidad. A esto se refiere Pedro cuando habla<br />

<strong>de</strong> los que tuercen las Escrituras «para su propia perdición» (2 P. 3:16).<br />

Debe enten<strong>de</strong>rse con toda claridad que este versículo no tiene nada que ver con aquellas<br />

cosas que son pecaminosas en sí mismas y que están con<strong>de</strong>nadas en la Biblia. Este dicho<br />

proverbial ha <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rse a la luz <strong>de</strong> su contexto. Pablo no ha estado hablando sobre<br />

cuestiones concretas <strong>de</strong> moralidad, <strong>de</strong> cosas que son inherentemente buenas o malas. Más<br />

bien, ha estado refiriéndose a cosas moralmente indiferentes, a cosas que eran<br />

ceremonialmente contaminadoras para un judío que viviese bajo la ley, pero que son<br />

perfectamente legítimas para un cristiano viviendo bajo la gracia. El evi<strong>de</strong>nte ejemplo es<br />

comer cerdo. Estaba prohibido al pueblo <strong>de</strong> Dios en el Antiguo <strong>Testamento</strong>, pero el Señor<br />

Jesús cambió todo esto cuando dijo que nada <strong>de</strong> lo que entra en el hombre pue<strong>de</strong><br />

contaminarle (Mr. 7:15). Al <strong>de</strong>cir esto, pronunciaba limpios todos los alimentos (Mr. 7:19).<br />

Pablo se hizo eco <strong>de</strong> esta verdad cuando dijo: «Si bien la comida no nos hace más aceptos<br />

ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos»


(1 Co. 8:8). Cuando dice: Todas las cosas son puras para los puros, se refiere que para el<br />

creyente renacido todos los alimentos son puros, pero para los contaminados e incrédulos<br />

nada es puro. No es lo que alguien coma lo que le contamina, sino lo que sale <strong>de</strong> su<br />

corazón (Mr. 7:20–23). Si la vida interior <strong>de</strong> un hombre es impura, si no tiene fe en el<br />

Señor Jesús, entonces nada es puro para él. La observancia <strong>de</strong> las reglas dietéticas no hará<br />

nada por nadie. Más que nada, lo que necesita es convertirse, recibir la salvación como un<br />

libre don en lugar <strong>de</strong> intentar ganarla mediante rituales y legalismo. Las mismas mentes y<br />

conciencias <strong>de</strong> las personas contaminadas están corrompidas. Sus procesos mentales y sus<br />

capacida<strong>de</strong>s morales, todo está contaminado. No se trata <strong>de</strong> una contaminación ceremonial<br />

externa, sino <strong>de</strong> una corrupción y <strong>de</strong>pravación interiores.<br />

1:16 Evi<strong>de</strong>ntemente refiriéndose a los falsos maestros, es <strong>de</strong>cir, a los judaizantes, Pablo<br />

dice que profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan. Se presentan como<br />

creyentes cristianos, pero su práctica no concuerda con su profesión. Ampliando su cáustica<br />

con<strong>de</strong>na, el apóstol los <strong>de</strong>nuncia como abominables y <strong>de</strong>sobedientes, <strong>de</strong>scalificados en<br />

cuanto a toda buena obra. Su conducta personal era aborrecible. A los ojos <strong>de</strong> Dios, el<br />

suyo era un registro <strong>de</strong> una crasa <strong>de</strong>sobediencia. En cuanto a buenas obras para con Dios o<br />

el hombre, eran indignos. ¿Entraba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>l amor cristiano que Pablo<br />

hablase <strong>de</strong> otros en un lenguaje tan duro? La respuesta es un rotundo Sí. El amor nunca<br />

pasa por alto el pecado. Estos hombres estaban pervirtiendo el evangelio, <strong>de</strong>shonrando a la<br />

Persona y la obra <strong>de</strong>l Señor Jesús, y engañando las almas <strong>de</strong> los hombres. Ser indulgentes<br />

con tales engañadores es pecado.<br />

IV. EL EJERCICIO EN LA CONGREGACIÓN (2:1–5)<br />

2:1 Las vidas <strong>de</strong> los falsos maestros eran un libelo en lugar <strong>de</strong> una Biblia. Por su<br />

conducta negaban las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe. ¿Quién pue<strong>de</strong> medir el gran daño al<br />

testimonio cristiano que hacen los que profesan una gran santidad pero viven una mentira?<br />

La tarea asignada a Tito (y a todos los verda<strong>de</strong>ros siervos <strong>de</strong>l Señor) era enseñar lo que<br />

está <strong>de</strong> acuerdo con la sana doctrina. Tenía que cerrar la enorme sima entre los labios <strong>de</strong>l<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios y la vida <strong>de</strong> ellos. En realidad, ésta es la nota clave <strong>de</strong> esta Epístola —vivir<br />

en la práctica la sana doctrina en buenas obras—. Los siguientes versículos dan ejemplos<br />

prácticos <strong>de</strong> lo que estas buenas obras <strong>de</strong>bieran ser.<br />

2:2 Primero llegamos a los ancianos —no en su sentido oficial, sino los hombres <strong>de</strong><br />

edad física y madurez—. Deberían ser sobrios. Primordialmente, esto significa ser<br />

mo<strong>de</strong>rados en el uso <strong>de</strong>l vino, pero se extien<strong>de</strong> a significar el ser cuidadosos en todas las<br />

áreas <strong>de</strong> conducta. Deberían ser serios y dignos, pero, por favor, ¡no lúgubres! ¡Otros ya<br />

tienen bastantes problemas propios! Los hombres <strong>de</strong> mayor edad <strong>de</strong>berían ser sensatos, es<br />

<strong>de</strong>cir, equilibrados y discretos. Deberían ser sanos en la fe. La edad vuelve a algunas<br />

personas encallecidas, amargas y cínicas. Los que son sanos en la fe son agra<strong>de</strong>cidos,<br />

optimistas y buena compañía. Deberían ser sanos en amor. El amor no es egocéntrico;<br />

piensa en los <strong>de</strong>más y se manifiesta en dar. Y <strong>de</strong>berían ser vigorosos en paciencia. La edad<br />

tiene sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s e incapacida<strong>de</strong>s, a menudo difíciles <strong>de</strong> aceptar. Los que son sanos en<br />

paciencia soportan sus pruebas con gracia y fortaleza.<br />

2:3 Las ancianas <strong>de</strong>berían también ser reverentes en su porte. ¡Que seamos librados<br />

<strong>de</strong> mujeres superficiales cuyos pensamientos están centrados en cosas frívolas! No <strong>de</strong>ben<br />

ser calumniadoras. La palabra que Pablo emplea aquí es el vocablo griego para el diablo


(diabolos). Es una palabra a<strong>de</strong>cuada, porque la maledicencia es <strong>de</strong> fuente y carácter<br />

diabólicos. No <strong>de</strong>berían ser esclavas <strong>de</strong> la bebida. De hecho, no <strong>de</strong>berían quedar<br />

esclavizadas por ningún alimento, bebida o medicina. Aunque no tengan asignado un<br />

ministerio <strong>de</strong> enseñanza pública en la <strong>iglesia</strong>, las mujeres mayores reciben el encargo <strong>de</strong><br />

enseñar en el hogar. ¿Y quién pue<strong>de</strong> valorar el potencial <strong>de</strong> un ministerio así?<br />

2:4 De manera específica, una mujer mayor <strong>de</strong>bería enseñar a las mujeres jóvenes.<br />

Años <strong>de</strong> estudio bíblico y <strong>de</strong> experiencia práctica la capacitan para transmitir un consejo<br />

valioso a las que comienzan en la vida. En caso contrario, cada nueva generación está<br />

con<strong>de</strong>nada a apren<strong>de</strong>r a través <strong>de</strong> duras experiencias, repitiendo errores <strong>de</strong>l pasado.<br />

Mientras la responsabilidad para la enseñanza es asignada aquí a las ancianas, toda persona<br />

joven con sabiduría cultivará la amistad <strong>de</strong> cristianos mayores piadosos y pedirá su consejo<br />

y corrección.<br />

A las mujeres jóvenes se les <strong>de</strong>be enseñar a ser amantes <strong>de</strong> sus maridos. Pero eso<br />

significa más que simplemente besarle cuando se va a trabajar. Incluye la multitud <strong>de</strong><br />

maneras en que le pue<strong>de</strong> mostrar que <strong>de</strong> verdad lo respeta —reconociendo su puesto <strong>de</strong><br />

cabeza en el hogar, no tomando ninguna <strong>de</strong>cisión importante sin él, manteniendo un hogar<br />

or<strong>de</strong>nado, prestando atención a la apariencia personal, confesando con presteza,<br />

perdonando con gracia, manteniendo las líneas <strong>de</strong> comunicación siempre abiertas,<br />

refrenándose <strong>de</strong> criticar o contra<strong>de</strong>cir a su marido <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> otros, y prestando su apoyo<br />

cuando las cosas no vayan bien.<br />

Se les <strong>de</strong>be enseñar a ser amantes … <strong>de</strong> sus hijos: leyendo y orando con ellos, estando<br />

en la casa cuando vuelven <strong>de</strong> la escuela o <strong>de</strong> los juegos, disciplinando con firmeza y<br />

justicia, y mol<strong>de</strong>ándolos para el servicio <strong>de</strong>l Señor y no para el <strong>de</strong>l mundo —y <strong>de</strong>l infierno.<br />

2:5 Se <strong>de</strong>bería enseñar a las jóvenes a ser sensatas. Esto significa tener un fino sentido<br />

<strong>de</strong> lo que es apropiado para ellas como cristianas y a evitar extremos. Deberían ser castas,<br />

esto es, fieles a sus maridos y evitando impureza <strong>de</strong> pensamiento, palabra o acción.<br />

Deberían ser cuidadosas <strong>de</strong> su casa. Deberían darse cuenta <strong>de</strong> que es un servicio divino<br />

que pue<strong>de</strong> llevarse a cabo para la gloria <strong>de</strong> Dios. Las mujeres mayores <strong>de</strong>berían intentar<br />

inculcar el alto honor <strong>de</strong> servir al Señor en el hogar como esposa y madre en lugar <strong>de</strong><br />

trabajar en la industria o en los negocios, <strong>de</strong>scuidando el hogar y la familia. Habría que<br />

enseñar a las jóvenes a ser buenas —cómo vivir para otros, ser hospitalarias, gentiles y<br />

generosas, y no egocéntricas y posesivas—. Deberían estar sujetas a sus maridos,<br />

reconociéndolos como cabezas <strong>de</strong> familia. Si una esposa está más dotada y es más capaz<br />

que su marido, en lugar <strong>de</strong> dominarlo <strong>de</strong>bería alentarlo y ayudarlo a ser más activo en el<br />

li<strong>de</strong>razgo <strong>de</strong>l hogar y en el servicio en la <strong>iglesia</strong> local. Si se siente tentada a regañar, <strong>de</strong>bería<br />

resistir esta tentación, y en lugar <strong>de</strong> ello encomiarlo. Todo esto es para que la palabra <strong>de</strong><br />

Dios no sea blasfemada o <strong>de</strong>sacreditada. A lo largo <strong>de</strong> esta Carta, Pablo se muestra<br />

consciente <strong>de</strong> la afrenta que recae sobre la causa <strong>de</strong>l Señor a causa <strong>de</strong> las vidas<br />

inconsecuentes <strong>de</strong> Su pueblo.<br />

2:6 Pablo no apremia a Tito a enseñar a las jóvenes. Por discreción, este ministerio<br />

correspon<strong>de</strong> a las mujeres mayores. Pero a Tito se le dice que exhorte a los jóvenes, y la<br />

amonestación particular es que sean sensatos y se dominen. Esta es una palabra apropiada,<br />

por cuanto la juventud es el tiempo <strong>de</strong> celo vehemente, <strong>de</strong> una energía en continua<br />

agitación y <strong>de</strong> impulsos ardientes. Necesitan apren<strong>de</strong>r continencia y equilibrio en todas las<br />

áreas <strong>de</strong> la vida.


2:7 Pablo tiene también un consejo que dar a Tito mismo. Como encargado <strong>de</strong> un<br />

ministerio público en las <strong>iglesia</strong>s, Tito ha <strong>de</strong> mostrar cuidado en presentarse en todo como<br />

mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> buenas obras. Debía darse un estrecho paralelo entre su doctrina y su<br />

conducta. Su enseñanza tendría que estar caracterizada por integridad, seriedad,<br />

incorruptibilidad. Integridad significa que la enseñanza <strong>de</strong>bería correspon<strong>de</strong>rse con la fe<br />

entregada a los santos una vez por todas. Por seriedad, Pablo significa que la enseñanza<br />

<strong>de</strong>bería ser digna y fundada. Incorruptibilidad, una virtud <strong>de</strong>safortunadamente omitida<br />

aquí en la mayoría <strong>de</strong> las versiones mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong> la Biblia, tiene que ver con el maestro<br />

sincero que no pue<strong>de</strong> ser corrompido y apartado <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la verdad.<br />

2:8 Palabra sana e irreprochable: está exento <strong>de</strong> cualquier cosa a lo que se pudiese<br />

presentar objeción. Debería estar exenta <strong>de</strong> cuestiones colaterales, <strong>de</strong> noveda<strong>de</strong>s<br />

doctrinales, <strong>de</strong> modas, cru<strong>de</strong>zas y cosas semejantes. Este tipo <strong>de</strong> ministerio es irresistible.<br />

Los que se oponen a la sana enseñanza son avergonzados porque no pue<strong>de</strong>n encontrar una<br />

fisura en la armadura <strong>de</strong>l creyente. ¡No hay argumento tan efectivo como una vida santa!<br />

2:9 Ahora se dan instrucciones a los esclavos. Deberíamos recordar que la Biblia<br />

reconoce la existencia <strong>de</strong> instituciones que no necesariamente aprueba. Por ejemplo, el AT<br />

registra las vidas polígamas <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> los patriarcas, aunque la poligamia nunca fue la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios para Su pueblo. Dios jamás ha aprobado las injusticias y cruelda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />

esclavitud: Él tendrá a los amos como responsables en un día veni<strong>de</strong>ro. Al mismo tiempo,<br />

el NT no aboga por la abolición <strong>de</strong> la esclavitud por revolución violenta. Más bien, con<strong>de</strong>na<br />

y elimina los abusos <strong>de</strong> la esclavitud mediante el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l evangelio. La historia muestra<br />

que los males <strong>de</strong> la esclavitud han <strong>de</strong>saparecido allí don<strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios ha sido<br />

abiertamente predicada y enseñada.<br />

Pero entre tanto, allí don<strong>de</strong> sigue existiendo la esclavitud, un esclavo no queda excluido<br />

<strong>de</strong> los mejores beneficios <strong>de</strong>l cristianismo. Pue<strong>de</strong> ser testigo <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r transformador <strong>de</strong><br />

Cristo y pue<strong>de</strong> adornar la doctrina <strong>de</strong> Dios nuestro Salvador. ¡En el NT se presta más<br />

atención a los esclavos que a los gobernantes <strong>de</strong> las naciones! Esto pue<strong>de</strong> ser una<br />

indicación <strong>de</strong> su importancia relativa en el reino <strong>de</strong> Dios. Los siervos cristianos <strong>de</strong>berían<br />

ser obedientes, excepto en lo que signifique <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer al Señor. En tal caso, <strong>de</strong>berían<br />

rehusar y sufrir pacientes las consecuencias como cristianos. Deberían dar satisfacción en<br />

todos los puntos, esto es, ser productivos tanto en cantidad como en calidad. Todo servicio<br />

así pue<strong>de</strong> hacerse como para Cristo y será plenamente recompensado por Él. No <strong>de</strong>berían<br />

contra<strong>de</strong>cir ni ser <strong>de</strong>svergonzados. Muchos esclavos tuvieron el privilegio <strong>de</strong> llevar a sus<br />

amos al Señor, en los tempranos tiempos <strong>de</strong>l cristianismo, principalmente <strong>de</strong>bido a la<br />

diferencia que había entre los esclavos paganos y ellos mismos.<br />

2:10 Una <strong>de</strong> las diferencias más evi<strong>de</strong>ntes era que los cristianos no sucumbían al<br />

pecado constante <strong>de</strong> otros esclavos, esto es, la sustracción. La ética cristiana los obligaba a<br />

una estricta honra<strong>de</strong>z. ¿Acaso pue<strong>de</strong> causar asombro que los esclavos cristianos alcanzasen<br />

mayores precios en las subastas públicas? De manera general, se les enseñaba a ser total y<br />

verda<strong>de</strong>ramente fieles. Debían ser totalmente dignos <strong>de</strong> confianza y con ello adornar la<br />

doctrina <strong>de</strong> Dios nuestro Salvador en cada aspecto <strong>de</strong> sus vidas y servicio. Lo que era<br />

cierto <strong>de</strong> los esclavos cristianos entonces <strong>de</strong>bería ser cierto <strong>de</strong> todos los empleados<br />

cristianos en la actualidad.<br />

2:11 Los siguientes cuatro versículos forman una hermosa ilustración <strong>de</strong> nuestra<br />

salvación. Pero al admirar esta perla literaria, no <strong>de</strong>bemos separarla <strong>de</strong> su engarce. Pablo ha<br />

estado apremiando a todos los miembros <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios a una conducta consecuente.


Ahora muestra cómo uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s propósitos <strong>de</strong> nuestra salvación es producir vidas<br />

<strong>de</strong> una santidad no adulterada.<br />

Porque la gracia <strong>de</strong> Dios se ha manifestado. Aquí, la gracia <strong>de</strong> Dios es virtualmente<br />

sinónimo <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios. La gracia <strong>de</strong> Dios se ha manifestado en la visita <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús a nuestro mundo, y <strong>de</strong> manera especial cuando se dio a Sí mismo por nuestros<br />

pecados. Se apareció para la salvación <strong>de</strong> todos los hombres. Su obra sustitutiva es<br />

suficiente para la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> todos. Se hace a todos un ofrecimiento genuino <strong>de</strong> perdón y<br />

<strong>de</strong> salvación. Pero únicamente los que le reciben en verdad como Señor y Salvador son<br />

salvos. No hay sugerencia ni aquí ni en ningún otro pasaje en la Biblia <strong>de</strong> que al final todos<br />

serán salvos. La salvación universal es una mentira <strong>de</strong>l diablo.<br />

2:12 La misma gracia que nos salva también nos instruye en la escuela <strong>de</strong> la santidad.<br />

Hay cosas inaceptables para esta escuela a las cuales <strong>de</strong>bemos apren<strong>de</strong>r a renunciar. La<br />

primera es la impiedad, lo que significa irreligión. La segunda es <strong>de</strong>seos mundanos —no<br />

sólo pecados sexuales, también la codicia por las riquezas, el po<strong>de</strong>r, el placer, la fama o<br />

cualquier otra cosa que sea esencialmente mundana.<br />

Del lado positivo, la gracia nos enseña a vivir <strong>de</strong> manera sobria, justa y piadosa a la<br />

pura luz <strong>de</strong> Su presencia. Estas son las virtu<strong>de</strong>s que <strong>de</strong>berían caracterizarnos en este mundo,<br />

don<strong>de</strong> todo a nuestro alre<strong>de</strong>dor va a ser disuelto. Este mundo es el camino <strong>de</strong> nuestra<br />

peregrinación, no nuestro hogar final.<br />

2:13 Mientras vivimos como extranjeros en el mundo, somos inspirados por una<br />

gloriosa esperanza: la manifestación <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> nuestro gran Dios y Salvador<br />

Jesucristo. ¿Debemos enten<strong>de</strong>r por eso el arrebatamiento, cuando Cristo aparecerá en<br />

gloria a la <strong>iglesia</strong> y la llevará al cielo (1 Ts. 4:13–18)? ¿O se refiere a la venida <strong>de</strong> Cristo a<br />

reinar, cuando aparecerá en gloria al mundo, abatirá a Sus enemigos y establecerá Su reino<br />

(Ap. 19:11–16)? Básicamente creemos que Pablo está refiriéndose a lo primero —a la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo a por Su esposa, la <strong>iglesia</strong>—. Pero tanto si se trata <strong>de</strong> Su venida como<br />

Esposo o como Rey, el creyente <strong>de</strong>bería estar preparado para Su gloriosa llegada.<br />

2:14 Mientras esperamos Su Regreso, nunca olvidamos el propósito <strong>de</strong> Su Primera<br />

Venida y <strong>de</strong> Su sacrificio <strong>de</strong> Sí mismo. Él se dio a sí mismo no sólo para salvarnos <strong>de</strong> la<br />

culpa y pena <strong>de</strong>l pecado, sino también para redimirnos <strong>de</strong> toda iniquidad. Habría sido<br />

una salvación a medias si hubiese sido cancelada la pena <strong>de</strong>l pecado pero hubiese quedado<br />

sin vencer su dominio en nuestras vidas.<br />

También se dio a Sí mismo para purificar para sí un pueblo <strong>de</strong> su propiedad, para<br />

que le perteneciésemos <strong>de</strong> manera particular —no al mundo ni a nosotros mismos. Y se dio<br />

a sí mismo por nosotros para que pudiésemos ser un pueblo celoso <strong>de</strong> buenas obras.<br />

Deberíamos tener entusiasmo en llevar a cabo actos <strong>de</strong> bondad en Su nombre y para Su<br />

gloria. Cuando pensamos en el celo <strong>de</strong> los hombres por los <strong>de</strong>portes, la política y los<br />

negocios, <strong>de</strong>beríamos sentirnos provocados al celo por las buenas obras.<br />

2:15 Esto es lo que Tito estaba encargado <strong>de</strong> enseñar —todo lo tratado en versículos<br />

anteriores, y <strong>de</strong> modo particular los propósitos <strong>de</strong> la pasión <strong>de</strong>l Salvador—. Debía exhortar<br />

o alentar a los santos a vidas <strong>de</strong> piedad práctica y repren<strong>de</strong>r a todos los que contradijesen<br />

las enseñanzas apostólicas, bien <strong>de</strong> palabra o con sus vidas. Y no había <strong>de</strong> andar pidiendo<br />

excusas en el cumplimiento <strong>de</strong> un enérgico ministerio; <strong>de</strong>bía hacerlo con toda autoridad y<br />

con la franqueza <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Nadie te menosprecie. Tito no tenía que abrigar<br />

temores por su juventud, su trasfondo gentil o por ninguna incapacidad natural. Estaba<br />

proclamando la palabra <strong>de</strong> Dios, y esto marcaba toda la diferencia.


V. LA EXHORTACIÓN EN LA CONGREGACIÓN (3:1–11)<br />

3:1 Tito <strong>de</strong>bía también recordar a los creyentes en las asambleas en Creta sus<br />

responsabilida<strong>de</strong>s para con su gobierno. El enfoque cristiano es que todos los gobiernos son<br />

or<strong>de</strong>nados por Dios (Ro. 13:1). Un régimen pue<strong>de</strong> ser muy acristiano o incluso<br />

anticristiano, pero cualquier gobierno es mejor que ningún gobierno en absoluto. La<br />

ausencia <strong>de</strong> gobierno es anarquía, y la gente no pue<strong>de</strong> sobrevivir largo tiempo bajo ella.<br />

Aun si un gobernante no conoce personalmente a Dios, sigue siendo «el ungido <strong>de</strong>l Señor»<br />

en su posición oficial, y <strong>de</strong>bería ser respetado como tal. Los cristianos <strong>de</strong>berían ser<br />

obedientes a los gobernantes y a las autorida<strong>de</strong>s. Pero si un gobierno abandona la esfera<br />

que Dios le ha encomendado y or<strong>de</strong>na a un creyente que <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>zca a Dios, entonces el<br />

creyente <strong>de</strong>be rehusar sobre la base <strong>de</strong> Hechos 5:29: «Hay que obe<strong>de</strong>cer a Dios antes que a<br />

los hombres».<br />

Si se le castiga, <strong>de</strong>bería aceptar el castigo con mansedumbre, como para el Señor.<br />

Nunca <strong>de</strong>bería unirse a una rebelión contra el gobierno ni tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>rribarlo por la<br />

violencia.<br />

EL CRISTIANO Y ESTE MUNDO<br />

Los creyentes <strong>de</strong>bieran obe<strong>de</strong>cer las leyes, incluyendo las leyes <strong>de</strong> tráfico, y pagar<br />

sus impuestos y otros tributos. En suma, <strong>de</strong>berían ser súbditos obedientes a las leyes,<br />

respetuosos y obedientes. Sin embargo, hay tres áreas en las que los cristianos difieren<br />

consi<strong>de</strong>rablemente acerca <strong>de</strong> su responsabilidad apropiada. Son el tema <strong>de</strong> las<br />

votaciones, <strong>de</strong> buscar un cargo electo y <strong>de</strong> ir a la guerra con las fuer-zas armadas.<br />

Con respecto a los primeros dos puntos, hay las siguientes útiles guías que se<br />

establecen en la Biblia:<br />

1. Los cristianos están en el mundo, pero no son <strong>de</strong>l mundo (Jn. 17:14, 16).<br />

2. Todo el sistema <strong>de</strong>l mundo está en manos <strong>de</strong>l maligno, y ha sido con<strong>de</strong>nado por<br />

Dios (1 Jn. 5:19b; 2:17; Jn. 12:31).<br />

3. La misión cristiana no es mejorar el mundo, sino cuidar <strong>de</strong> que los hombres sean<br />

salvos fuera <strong>de</strong> tal sistema.<br />

4. En tanto que el creyente es casi inevitablemente ciudadano <strong>de</strong> algún país terrenal, su<br />

ciudadanía primordial está en el cielo —hasta tal punto que <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse como<br />

peregrino y extranjero aquí abajo (Fil. 3:20; 1 P. 2:11).<br />

5. Ningún soldado en activo <strong>de</strong>bería enredarse en los asuntos <strong>de</strong> esta vida, para no<br />

<strong>de</strong>sagradar a quien le ha alistado (2 Ti. 2:4).<br />

6. El Señor Jesús dijo: «Mi reino no es <strong>de</strong> este mundo» (Jn. 18:36). Como Sus<br />

embajadores, <strong>de</strong>beríamos representar esta verdad al mundo.<br />

7. La política, por su misma naturaleza, tien<strong>de</strong> a ser una actividad muy corrompida. Los<br />

cristianos <strong>de</strong>berían separarse <strong>de</strong> iniquidad (2 Co 6:17, 18).<br />

8. Al votar, un cristiano <strong>de</strong>bería votar normalmente por un hombre al que se le<br />

consi<strong>de</strong>ra recto y honrado. Pero a veces es la voluntad <strong>de</strong> Dios exaltar a los más bajos <strong>de</strong><br />

los hombres (Dn. 4:17). ¿Cómo po<strong>de</strong>mos conocer y obe<strong>de</strong>cer la voluntad <strong>de</strong> Dios en tales<br />

casos?<br />

La otra cuestión es si un creyente <strong>de</strong>be ir a la guerra cuando su país se lo or<strong>de</strong>na. Hay<br />

po<strong>de</strong>rosos argumentos <strong>de</strong> ambos lados, pero me parece a mí que el conjunto <strong>de</strong> la


evi<strong>de</strong>ncia va en contra <strong>de</strong> participar. Los principios dados antes son <strong>de</strong> aplicación a este<br />

problema, pero hay otros adicionales. (1) Nuestro Señor dijo: «Si mi reino fuese <strong>de</strong> este<br />

mundo, mis siervos lucharían» (Jn. 18:36). (2) También dijo: «Todos los que tomen<br />

espada, a espada perecerán» (Mt. 26:52). (3) Toda la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> arrebatar una vida humana<br />

se opone a la enseñanza <strong>de</strong> Aquel que dijo: «Amad a vuestros enemigos» (Mt. 5:44).<br />

Los que se oponen a portar armas pue<strong>de</strong>n sentirse agra<strong>de</strong>cidos si viven en un país<br />

don<strong>de</strong> se les permite registrarse como objetores <strong>de</strong> conciencia o no combatientes.<br />

Por otra parte, muchos cristianos han servido con honra en el combate. Han<br />

observado que el NT presenta a centuriones (p.ej., Cornelio y Julio) bajo una luz muy<br />

favorable. Asimismo, se emplean figuras <strong>de</strong> lenguaje <strong>de</strong> la vida militar para ilustrar la<br />

contienda cristiana (p.ej., Ef. 6:10–17). Si la milicia fuese inherentemente mala, es difícil<br />

ver cómo Pablo podría llamarnos a ser «buenos soldados <strong>de</strong> Jesucristo». Sea cual sea la<br />

postura que uno mantenga, no <strong>de</strong>bería juzgar ni con<strong>de</strong>nar a los que no están <strong>de</strong> acuerdo.<br />

Hay lugar para diferencia <strong>de</strong> opiniones.<br />

Una obligación adicional <strong>de</strong> los discípulos cristianos es que <strong>de</strong>bieran estar preparados<br />

para toda buena obra. No todos los trabajos son honrosos —mucha publicidad mo<strong>de</strong>rna<br />

está edificada sobre mentiras, y algunas compañías ven<strong>de</strong>n productos dañinos para la salud<br />

espiritual, mental y física <strong>de</strong>l hombre—. Para mantener una buena conciencia, estas<br />

ocupaciones <strong>de</strong>berían ser evitadas.<br />

3:2 Un cristiano no <strong>de</strong>bería difamar a nadie. En otros lugares, la Biblia prohíbe <strong>de</strong><br />

manera específica hablar mal <strong>de</strong> un gobernante (Éx. 22:28; Hch. 23:5); éste es un<br />

mandamiento que todos los cristianos <strong>de</strong>berían recordar en el calor <strong>de</strong> una campaña política<br />

o en tiempos <strong>de</strong> opresión y persecución. Pero aquí el mandamiento se amplía para proteger<br />

a todos <strong>de</strong>l ridículo, <strong>de</strong> las calumnias o <strong>de</strong> los insultos. ¡Qué mares <strong>de</strong> dolor y problemas se<br />

podrían evitar si los cristianos obe<strong>de</strong>ciesen este sencillo precepto <strong>de</strong> no difamar a nadie!<br />

Deberíamos ser amables y evitar las pen<strong>de</strong>ncias. Se precisa <strong>de</strong> dos para generar una<br />

disputa. Cuando alguien intentaba generar una disputa con el doctor Ironsi<strong>de</strong> acerca <strong>de</strong> una<br />

cuestión <strong>de</strong> poca importancia sobre la que había predicado, contestaba: «Bien, querido<br />

hermano, cuando lleguemos al cielo, uno <strong>de</strong> los dos habrá estado equivocado, y quizá seré<br />

yo». Este espíritu ponía fin a todas las discusiones.<br />

Deberíamos ser amables. Es difícil pensar en esta cualidad sin recordar al Señor Jesús.<br />

Él era gentil en Su forma <strong>de</strong> actuar, pacífico y conciliador. Y <strong>de</strong>beríamos mostrar toda<br />

mansedumbre, o cortesía, para con todos los hombres. Parece muy apropiado que la<br />

cortesía sea enseñada como una <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s cristianas. Esencialmente, significa pensar<br />

<strong>de</strong> manera humil<strong>de</strong> acerca <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, poner a los <strong>de</strong>más en primer lugar, y <strong>de</strong>cir y hacer<br />

lo que sea gentil. La cortesía sirve a otros antes que a uno mismo, aprovecha las<br />

oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ayudar, y expresa con presteza el agra<strong>de</strong>cimiento por las bonda<strong>de</strong>s<br />

recibidas. Nunca es cruda, vulgar o ruda.<br />

3:3 Una vez más, en medio <strong>de</strong> una sección intensamente ética, el apóstol introduce un<br />

clásico doctrinal acerca <strong>de</strong> nuestra salvación, con énfasis acerca <strong>de</strong> que la meta <strong>de</strong> la<br />

salvación es una vida <strong>de</strong> buenas obras. La corriente <strong>de</strong> pensamiento es: (1) Nuestra<br />

condición antes <strong>de</strong> la salvación, v. 3; (2) la naturaleza <strong>de</strong> nuestra salvación, vv. 4–7; (3) el<br />

resultado práctico <strong>de</strong> la salvación, v. 8. La imagen que da Dios acerca <strong>de</strong> nosotros antes <strong>de</strong><br />

nuestra salvación no es halagadora. Profesando conocer todas las respuestas, éramos en<br />

realidad insensatos, incapaces <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r las verda<strong>de</strong>s espirituales, y nada sabios en<br />

nuestras <strong>de</strong>cisiones y conducta. Éramos <strong>de</strong>sobedientes a Dios y quizá a los padres y a otras<br />

autorida<strong>de</strong>s. Andábamos extraviados por el diablo y por nuestro propio pervertido criterio,


siempre alejados <strong>de</strong>l buen camino y acabando en callejones sin salida. Éramos esclavos <strong>de</strong><br />

malos hábitos, atados por una vida mental impura y por pecados que nos tenían sujetos. La<br />

vida era un constante transcurrir <strong>de</strong> amarga malicia y envidia hacia los <strong>de</strong>más. Odiosos y<br />

egoístas, vivíamos vidas <strong>de</strong>sgraciadas y hacíamos <strong>de</strong>sgraciados a los otros. Aborrecibles y<br />

aborreciéndonos unos a otros. ¡Qué triste comentario acerca <strong>de</strong> la vida entre vecinos<br />

pen<strong>de</strong>ncieros, compañeros <strong>de</strong> trabajo enzarzados en conflictos, competidores faltos <strong>de</strong><br />

escrúpulos y familias enfrentadas!<br />

3:4 Esta horrible imagen <strong>de</strong> la <strong>de</strong>pravación <strong>de</strong>l hombre queda interrumpida por uno <strong>de</strong><br />

los gran<strong>de</strong>s Peros <strong>de</strong> la Escritura. ¡Cuán agra<strong>de</strong>cidos po<strong>de</strong>mos estar por estas conjunciones<br />

críticas que señalan la maravillosa intervención <strong>de</strong> Dios para salvar al hombre <strong>de</strong> <strong>de</strong>struirse<br />

a sí mismo! Alguien las ha llamado las barreras divinas en el camino <strong>de</strong>l hombre al<br />

infierno.<br />

Pero cuando se manifestó la benignidad <strong>de</strong> Dios nuestro Salvador, y su amor para<br />

con los hombres. … Eso acaeció cuando el Señor Jesús apareció en el mundo hace más <strong>de</strong><br />

mil novecientos años. En otro sentido, la bondad y misericordia <strong>de</strong> Dios se nos<br />

manifestaron cuando fuimos salvos. Fue una manifestación <strong>de</strong> estos atributos que enviase a<br />

Su amado Hijo para morir por un mundo <strong>de</strong> rebel<strong>de</strong>s pecadores. La palabra empleada para<br />

significar amor para con los hombres es el término griego <strong>de</strong>l que se <strong>de</strong>riva filantropía.<br />

Combina los pensamientos <strong>de</strong> amor, gracia y compasión. El título Dios nuestro Salvador<br />

se refiere a Dios Padre —nuestro Salvador en el sentido <strong>de</strong> que Él envió a Su Hijo en el<br />

mundo como nuestro sacrificio por el pecado—. El Señor Jesús es llamado también Dios<br />

nuestro Salvador (2:13) porque Él pagó la necesaria pena para la remisión <strong>de</strong> nuestros<br />

pecados y nuestro perdón.<br />

3:5 Nos salvó <strong>de</strong> la culpa y la pena <strong>de</strong> nuestros pecados —pasados, presentes y<br />

futuros—. Todos eran futuros cuando el Salvador murió, y Su muerte los cubrió todos. Pero<br />

una <strong>de</strong> las más sencillas y claras verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l evangelio es la que más le cuesta al hombre<br />

recibir. Se trata <strong>de</strong> que la salvación no se basa en las buenas obras. Uno no llega a ser<br />

cristiano por vivir una vida cristiana. No son las buenas personas las que van al cielo. El<br />

testimonio constante <strong>de</strong> la Biblia es que los hombres no pue<strong>de</strong>n merecer la salvación (Ef.<br />

2:9; Ro. 3:20; 4:4, 5; 9:16; 11:6; Gá. 2:16; 3:11). El hombre no pue<strong>de</strong> salvarse por buenas<br />

obras; todas sus acciones justas son como trapos <strong>de</strong> inmundicia para Dios (Is. 64:6). No<br />

pue<strong>de</strong> llegar a ser cristiano viviendo la vida cristiana por la sencilla razón <strong>de</strong> que no tiene<br />

po<strong>de</strong>r en sí mismo para vivir una vida cristiana. No son los buenos los que van al cielo:<br />

¡son los pecadores que han sido salvos por la gracia <strong>de</strong> Dios!<br />

Las buenas obras no nos hacen merecedores <strong>de</strong> la salvación, sino que son resultado <strong>de</strong><br />

la salvación. Allí don<strong>de</strong> hay verda<strong>de</strong>ra salvación habrá también buenas obras. Pues Dios no<br />

nos salvó en virtud <strong>de</strong> obras <strong>de</strong> justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme<br />

a su misericordia. La salvación es una obra <strong>de</strong> misericordia —no <strong>de</strong> justicia—. La justicia<br />

<strong>de</strong>manda que se administre el castigo merecido; la misericordia provee un camino <strong>de</strong><br />

justicia por el que se evita el castigo.<br />

Dios nos salvó por el lavamiento <strong>de</strong> la regeneración. La conversión es en realidad una<br />

nueva creación (2 Co. 5:17), y aquí esta nueva creación se nos presenta bajo la figura <strong>de</strong> un<br />

baño. Es la misma figura que usó Jesús al enseñar a los discípulos que hay sólo un baño <strong>de</strong><br />

regeneración pero muchos necesarios lavamientos <strong>de</strong> la contaminación (Jn. 13:10). Ese<br />

baño <strong>de</strong> regeneración no tiene nada que ver con el bautismo. No se trata <strong>de</strong> una purificación<br />

corporal mediante agua, sino <strong>de</strong> una purificación moral mediante la palabra <strong>de</strong> Dios (Jn.


15:3). El bautismo no es siquiera un símbolo <strong>de</strong> este baño; más bien representa el<br />

sepultamiento con Cristo en muerte (Ro. 6:4).<br />

Nuestro nuevo nacimiento también es mencionado como una renovación por el<br />

Espíritu Santo. El Espíritu <strong>de</strong> Dios produce una maravillosa transformación: no el<br />

revestimiento <strong>de</strong> nuevos ropajes sobre el viejo hombre, ¡sino poniendo a un nuevo hombre<br />

en los vestidos! El Espíritu Santo es el Agente en la regeneración, y la palabra <strong>de</strong> Dios es el<br />

instrumento.<br />

3:6 Dios <strong>de</strong>rramó el Espíritu Santo sobre nosotros abundantemente. En cada<br />

creyente vive el Espíritu <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que renace. El Espíritu es suficiente para dar<br />

la gloriosa renovación a que se hace referencia. El Espíritu es dado por medio <strong>de</strong><br />

Jesucristo nuestro Salvador. Así como la abundancia <strong>de</strong> la corte <strong>de</strong> Faraón fue mediada a<br />

los hijos <strong>de</strong> Jacob por José, así las bendiciones <strong>de</strong> Dios, incluyendo la inenarrable bendición<br />

<strong>de</strong> Su Espíritu, nos son mediadas por el Señor Jesús. Jesús es nuestro «José».<br />

Las tres Personas <strong>de</strong> la Bienaventurada Trinidad se mencionan en relación con nuestra<br />

salvación: Dios Padre (v. 4); el Espíritu Santo (v. 5); y Dios Hijo (v. 6).<br />

3:7 El resultado inmediato <strong>de</strong> nuestra regeneración es que justificados por su gracia,<br />

venimos a ser here<strong>de</strong>ros conforme a la esperanza <strong>de</strong> la vida eterna. Por medio <strong>de</strong> la<br />

re<strong>de</strong>nción que es en Cristo Jesús, Dios nos computa como justos por un acto <strong>de</strong> asombrosa<br />

gracia. Y venimos a ser here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> todo lo que Dios ha preparado para los que le aman.<br />

Todo lo que se incluye en estar con Cristo y como Él para toda la eternidad constituye<br />

nuestra esperanza.<br />

3:8 Cuando Pablo dice: Palabra fiel es ésta, ¿hemos <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r la sección prece<strong>de</strong>nte,<br />

o el resto <strong>de</strong>l versículo? La esencia <strong>de</strong>l argumento parece ser que habiendo sido salvados <strong>de</strong><br />

tanto por una salvación tan gran<strong>de</strong>, <strong>de</strong>beríamos vivir <strong>de</strong> una manera digna <strong>de</strong> nuestro<br />

sublime llamamiento.<br />

Tito <strong>de</strong>bía insistir en estas cosas (tratadas en los vv. 1–7) en su ministerio en Creta, <strong>de</strong><br />

modo que los creyentes procurasen ocuparse en buenas obras. Aunque la expresión<br />

buenas obras pue<strong>de</strong> significar ocupaciones honrosas, el sentido probablemente correcto es<br />

el más amplio, el <strong>de</strong> buenas obras en general. Las enseñanzas que llaman a una conducta<br />

consecuente con la propia profesión cristiana son útiles y provechosas. Toda enseñanza<br />

<strong>de</strong>bería tener una aplicación personal y práctica.<br />

3:9 Naturalmente, hay siempre trampas que evitar en el ministerio cristiano. En los<br />

tiempos <strong>de</strong> Pablo había controversias necias sobre alimentos limpios e impuros, sobre<br />

reglamentos sabáticos, y sobre la observancia <strong>de</strong> los días santos. Se suscitaron discusiones<br />

sobre genealogías, tanto angélicas como humanas. Había contiendas sobre intrincadas<br />

normas que se habían superpuesto a la ley. Pablo se sentía disgustado por tales cosas, como<br />

sin provecho y vanas.<br />

Los siervos <strong>de</strong>l Señor en nuestro tiempo pue<strong>de</strong>n tomar el consejo <strong>de</strong> Pablo en su<br />

corazón evitando las siguientes <strong>de</strong>sviaciones:<br />

Absorberse con métodos en lugar <strong>de</strong> con realida<strong>de</strong>s espirituales. Por ejemplo, los<br />

antiguos <strong>de</strong>bates acerca <strong>de</strong> si emplear vino fermentado o jugo <strong>de</strong> uvas, pan con levadura o<br />

ázimo, una copa en común o copas individuales: ¡cómo si eso fuesen cuestiones <strong>de</strong> gran<br />

importancia en la Biblia!<br />

Sutilezas acerca <strong>de</strong> palabras.<br />

Centrarse en una verdad, o incluso en un aspecto <strong>de</strong> la verdad, con exclusión <strong>de</strong> todo lo<br />

<strong>de</strong>más.


Alegorizar las Escrituras hasta el absurdo.<br />

Bizantinismos teológicos que no edifican a nadie.<br />

Apartarse <strong>de</strong> la Palabra a caminos políticos y campañas cristianas contra eso y contra lo<br />

otro.<br />

¡Qué tragedia malgastar nuestro precioso tiempo en estas cosas, mientras todo un<br />

mundo está pereciendo!<br />

3:10 El hombre que centre su atención sobre estas cuestiones menores es un hereje,<br />

causante <strong>de</strong> divisiones. Generalmente tiene una nota en su violín, y la toca hasta la muerte.<br />

Pronto reúne en torno suyo un grupo <strong>de</strong> personas con una perspectiva negativa, y al resto<br />

los <strong>de</strong>scarta. Dividirá una asamblea antes <strong>de</strong> abandonar su punto doctrinal favorito.<br />

Ninguna <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>bería soportar tal insensatez. Si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una o dos amonestaciones<br />

rehúsa <strong>de</strong>sistir, <strong>de</strong>bería ser excluido <strong>de</strong> la comunión <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local, y los cristianos<br />

<strong>de</strong>berían <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> tener contacto social con él. Es <strong>de</strong> esperar que este ostracismo lo lleve al<br />

arrepentimiento y a un trato más equilibrado <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

3:11 Para que nadie piense que el tal no es un serio peligro para la <strong>iglesia</strong>, el apóstol lo<br />

califica <strong>de</strong> pervertido y hombre que peca, habiéndose con<strong>de</strong>nado a sí mismo. Su<br />

conducta es una perversión, no una versión, <strong>de</strong>l cristianismo. Peca al formar una secta o<br />

partido. Se con<strong>de</strong>na a sí mismo porque se aferra tercamente a su maldad <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

sido advertido por cristianos responsables.<br />

IV. CONCLUSIÓN (3:12–15)<br />

3:12 Esta Epístola termina con unas breves instrucciones a Tito. Pablo planeaba enviar<br />

a Artemas o a Tíquico para relevar a Tito en Creta. Ya hemos conocido a Tíquico antes<br />

(Hch. 20:4; Ef. 6:21; Col. 4:7), pero no a Artemas. Parece por 2 Timoteo 4:12 que Tíquico<br />

fue enviado a Éfeso en lugar <strong>de</strong> a Creta, <strong>de</strong> modo que Artemas fue probablemente su<br />

relevo en Creta. Tan pronto como llegase este último, Tito <strong>de</strong>bía dirigirse a Nicópolis,<br />

don<strong>de</strong> Pablo había <strong>de</strong>terminado pasar el invierno. Había al menos siete ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> este<br />

nombre en aquellos tiempos, pero la mayoría <strong>de</strong> los comentaristas creen que Tito escogió la<br />

que estaba en Epiro, en la Grecia occi<strong>de</strong>ntal.<br />

3:13 Tito iba a tener visitantes: Zenas, el experto en la ley, y Apolos. Quizá fueron<br />

ellos los que llevaron la carta <strong>de</strong> Pablo a Tito. En aquellos tiempos había dos clases <strong>de</strong><br />

expertos en la ley —los escribas, que exponían la ley religiosa, y los abogados, que trataban<br />

temas <strong>de</strong> ley civil—. Nos toca <strong>de</strong>cidir a qué fraternidad pertenecía Zenas. Mi parecer se<br />

inclina por la primera, sospechando que pudiera haber sido enviado para ayudar a Tito a<br />

apagar las interminables disputas acerca <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Moisés (v. 9). Si era un abogado civil,<br />

¡<strong>de</strong>bía ser honrado! El único otro Apolos <strong>de</strong> quien leemos en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> es el<br />

citado en Hechos 18:24–28 y 1 Corintios. Quizá se trate <strong>de</strong>l mismo hombre. Cuando Pablo<br />

le dijo a Tito que encaminase con diligencia (V.M.) a esos dos hombres, incluía en su<br />

exhortación la hospitalidad durante su estancia en Creta y todo lo necesario para su viaje<br />

posterior.<br />

3:14 Tito <strong>de</strong>bía enseñar a los otros cristianos (los nuestros) a mostrar hospitalidad, a<br />

cuidar <strong>de</strong> los enfermos y afligidos, y a ser generosos con los necesitados. En vez <strong>de</strong> trabajar<br />

meramente para suplir sus propias necesida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>seos, <strong>de</strong>bían tener la visión<br />

distintivamente cristiana <strong>de</strong> ganar dinero para compartir con los menos privilegiados (véase


Ef. 4:28b). Esto les libraría <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong>l egoísmo y <strong>de</strong> la tragedia <strong>de</strong> una vida<br />

malgastada e infructífera.<br />

3:15 Las salutaciones finales no <strong>de</strong>berían ser consi<strong>de</strong>radas como tópicas y carentes <strong>de</strong><br />

importancia. En los países don<strong>de</strong> los cristianos son pocos en número, menospreciados y<br />

perseguidos, estas gentiles palabras comunican vastas cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> amor, amistad y<br />

aliento. Todos los que estaban con el apóstol enviaban saludos a Tito, y se le pedía al<br />

mismo tiempo comunicase saludos a cuantos amaban a Pablo y a sus colaboradores en la<br />

fe. Finalmente, Pablo concluye esta carta con el tema que dominaba su vida —la gracia <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

La gracia sea con todos vosotros. Amén.<br />

Bibliografía<br />

Véase Bibliografía al final <strong>de</strong> 1 Timoteo.


LA EPÍSTOLA A FILEMÓN<br />

Introducción<br />

«Una verda<strong>de</strong>ra obra maestra en el arte <strong>de</strong> redacción <strong>de</strong> cartas.»<br />

Ernest Renán<br />

«Todos somos Onésimos [<strong>de</strong>l Señor].»<br />

Martín Lutero<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Algunos podrían sugerir que bien podríamos pasarnos sin esta pequeña carta <strong>de</strong> Pablo.<br />

Estarían totalmente equivocados. En primer lugar, es universalmente reconocida como una<br />

auténtica carta personal proce<strong>de</strong>nte directamente <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l apóstol. Como tal, es una<br />

perla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que comenzar. Se ha comparado frecuentemente con una carta secular acerca<br />

<strong>de</strong>l mismo tema —un esclavo huido— <strong>de</strong>l autor romano Plinio el Joven a un amigo.<br />

Excepto en el reino <strong>de</strong> la elegante retórica, la carta <strong>de</strong> Pablo queda claramente superior.<br />

Esta pequeña misiva muestra la cortesía, el tacto —con una pizca <strong>de</strong> humor— y el<br />

amante corazón <strong>de</strong> Pablo. Aunque no enseña doctrina <strong>de</strong> una manera directa, es una<br />

perfecta ilustración <strong>de</strong> la doctrina <strong>de</strong> la «imputación» por la instrucción <strong>de</strong> Pablo, «ponlo a<br />

mi cuenta». Así como las faltas <strong>de</strong> Onésimo fueron puestas «a cuenta» <strong>de</strong> Pablo y la<br />

capacidad <strong>de</strong> pagar <strong>de</strong> Pablo se aplicaba al estado <strong>de</strong> incapacidad <strong>de</strong> Onésimo, así los<br />

pecados <strong>de</strong>l cristiano son «imputados» o puestos a cuenta <strong>de</strong> nuestro Señor, y los méritos<br />

salvadores <strong>de</strong> nuestro Salvador son puestos en el haber <strong>de</strong>l cristiano. No es sorpren<strong>de</strong>nte<br />

que el gran reformador Martín Lutero escribiese así:<br />

“Aquí vemos cómo San Pablo se presenta a sí mismo por el pobre Onésimo, e interce<strong>de</strong><br />

con todos sus medios por la causa <strong>de</strong> Onésimo ante su amo; <strong>de</strong> esta manera se presenta<br />

como si fuese Onésimo y él mismo hubiese hecho el mal a Filemón. Así como Cristo hizo<br />

por nosotros ante Dios Padre, así también San Pablo lo hace por Onésimo ante Filemón.<br />

… Tal como lo veo, todos somos Sus Onésimos”.<br />

II. Paternidad<br />

Todos excepto los críticos más negativos aceptan la paternidad paulina <strong>de</strong> Filemón. De<br />

hecho, Renán estaba tan seguro <strong>de</strong> esta autenticidad que esto le hizo poner en duda su<br />

propio rechazo <strong>de</strong> la autenticidad <strong>de</strong> la muy relacionada Epístola a los Colosenses.<br />

Por cuanto Filemón es tan breve y personal, no es sorpren<strong>de</strong>nte que no haya muchas<br />

primitivas citas <strong>de</strong> la carta.


Evi<strong>de</strong>ncia Externa<br />

Filemón es citada o aludida en los escritos <strong>de</strong> Ignacio, Tertuliano y Orígenes. Eusebio<br />

afirma que era uno <strong>de</strong> los libros aceptados por todos los cristianos (homologoumena).<br />

Marción lo incluye en su «canon» y es también reconocido por el Canon <strong>de</strong> Muratori.<br />

Evi<strong>de</strong>ncia Interna<br />

Incluso en esta breve carta, Pablo se menciona a sí mismo tres veces por su nombre (vv.<br />

1, 9, 19). Los versículos 2, 23 y 24 están estrechamente relacionados con Colosenses 4:10–<br />

17, y por ello las dos Epístolas se ayudan mutuamente a sustentar la autenticidad. De modo<br />

que la evi<strong>de</strong>ncia interna concuerda con la externa.<br />

III. Fecha<br />

Esta carta fue enviada al mismo tiempo que la Epístola a los Colosenses (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l<br />

60 d.C.), o unos treinta años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Ascensión <strong>de</strong> nuestro Señor.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Tenemos que reconstruir la historia tras esta carta en base <strong>de</strong> su propio contenido y por<br />

la carta <strong>de</strong> Pablo a los Colosenses. Se ve que Filemón era resi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Colosas (cf. Col.<br />

4:17 con Flm. 2), y que había sido convertido por el Apóstol Pablo (v. 19). Uno <strong>de</strong> sus<br />

esclavos, Onésimo, había huido <strong>de</strong> él (vv. 15, 16) y hay una indicación <strong>de</strong> que Onésimo se<br />

hubiese apo<strong>de</strong>rado también <strong>de</strong> algunas pertenencias <strong>de</strong> su amo (v. 18).<br />

El fugitivo llegó a Roma durante el tiempo en que Pablo estaba encarcelado (v. 9). No<br />

po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> si el apóstol estaba realmente entonces tras las rejas o si fue<br />

durante el tiempo en que se le permitió el arresto domiciliario en su casa <strong>de</strong> alquiler (Hch.<br />

28:30). Por una curiosa serie <strong>de</strong> circunstancias, Onésimo se encontró con Pablo en aquella<br />

agitada urbe, y fue conducido a Cristo por medio <strong>de</strong> su ministerio (v. 10). En los días que<br />

siguieron, se estableció un mutuo vínculo <strong>de</strong> afecto (v. 12) y Onésimo <strong>de</strong>mostró ser un<br />

valioso ayudante <strong>de</strong>l apóstol (v. 13). Pero los dos estuvieron <strong>de</strong> acuerdo en que lo<br />

apropiado sería que Onésimo volviese a Filemón y que rectificase los males <strong>de</strong>l pasado.<br />

Así, Pablo escribió esta Carta a Filemón, intercediendo por Onésimo y presentando fuertes<br />

razones por las que <strong>de</strong>bería ser restaurado en gracia al favor <strong>de</strong> su amo (v. 17). Fue en esta<br />

ocasión que Pablo escribió también la Carta a los Colosenses. Asignó a Tíquico como<br />

portador <strong>de</strong> la carta y envió a Onésimo <strong>de</strong> vuelta a Colosas con él (Col. 4:7–9).<br />

Ésta es la más personal <strong>de</strong> todas las cartas <strong>de</strong> Pablo. Las Epístolas a Timoteo y a Tito<br />

fueron también escritas a <strong>de</strong>stinatarios individuales, pero tratan <strong>de</strong> cuestiones <strong>de</strong> práctica <strong>de</strong><br />

la asamblea más que <strong>de</strong> asuntos personales.<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (vv. 1–3)<br />

II. ACCIÓN DE GRACIAS DE PABLO Y ORACIÓN POR FILEMÓN (vv. 4–7)<br />

III. EL RUEGO DE PABLO POR ONÉSIMO (vv. 8–20)<br />

IV. OBSERVACIONES FINALES (vv. 21–25)


I. SALUTACIÓN (Vv. 1–3)<br />

Comentario<br />

V. 1 Pablo se presenta como prisionero y no como apóstol. Podría haber empleado su<br />

autoridad, pero prefiere apelar a lo que podría parecer un puesto bajo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sventaja. Sin<br />

embargo, el apóstol dora este puesto bajo con la gloria <strong>de</strong>l cielo. Es prisionero <strong>de</strong><br />

Jesucristo. ¡Ni por un minuto se <strong>de</strong>bate como prisionero <strong>de</strong> Roma! Ve más allá <strong>de</strong>l<br />

emperador al Rey <strong>de</strong> reyes. Timoteo estaba con él al escribir, por lo que vincula con él a<br />

este fiel discípulo, aunque la carta es evi<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong> Pablo.<br />

El principal <strong>de</strong>stinatario es Filemón. Su nombre significa «afectuoso», y aparentemente<br />

era fiel a este nombre, porque Pablo lo <strong>de</strong>scribe como amado hermano y colaborador<br />

nuestro.<br />

V. 2 Por cuanto Apia es un nombre femenino, la mayoría <strong>de</strong> eruditos suponen que se<br />

trataba <strong>de</strong> la mujer <strong>de</strong> Filemón. El hecho <strong>de</strong> que la carta se dirija a ella en parte nos<br />

recuerda que el cristianismo exalta la condición femenina. Más a<strong>de</strong>lante veremos también<br />

cómo exalta a los esclavos. La imaginación santificada casi siempre ha i<strong>de</strong>ntificado a<br />

Arquipo como hijo <strong>de</strong> Filemón. No po<strong>de</strong>mos estar seguros, pero sí sabemos que estaba<br />

activamente implicado en la batalla cristiana. Pablo lo honra como compañero <strong>de</strong> milicia.<br />

Po<strong>de</strong>mos imaginarlo como un consagrado discípulo <strong>de</strong>l Señor Jesús, encendido con una<br />

santa pasión. En Colosenses, Pablo lo señala con una atención especial: «Decid a Arquipo:<br />

Consi<strong>de</strong>ra el ministerio que recibiste en el Señor, para que lo cumplas» (Col. 4:17).<br />

Si Filemón, Apia y Arquipo nos dan una imagen <strong>de</strong> una familia cristiana <strong>de</strong>l NT, la<br />

expresión la <strong>iglesia</strong> que está en tu casa nos evoca la imagen <strong>de</strong> una <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l NT. Parece<br />

claro por esto que la casa <strong>de</strong> Filemón era el lugar <strong>de</strong> reunión <strong>de</strong> una asamblea <strong>de</strong> creyentes.<br />

Era allí que se reunían para adorar, orar y estudiar la Biblia. De allá salían a testificar para<br />

Cristo en un mundo que nunca acogería bien su mensaje pero que tampoco lo podría<br />

olvidar. Al reunirse en casa <strong>de</strong> Filemón, los cristianos eran todos uno en Cristo Jesús. Ricos<br />

y pobr es, va rones y mu jeres, amos y esclavos —todos estaban allá como miembros <strong>de</strong><br />

pleno <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios—. En el momento que volviesen al mundo cotidiano<br />

volverían a aparecer sus distinciones sociales. Pero en la Cena <strong>de</strong>l Señor, por ejemplo,<br />

todos estaban a un nivel común <strong>de</strong> santos sacerdotes. Filemón no tendría prece<strong>de</strong>ncia sobre<br />

Onésimo.<br />

V. 3 La salutación característica <strong>de</strong> Pablo parece incorporar lo mejor que podía <strong>de</strong>sear<br />

para aquellos a los que amaba. La gracia incluye todo el favor inmerecido que Dios<br />

<strong>de</strong>rrama sobre Su pueblo. La paz es aquí la serenidad y calma espirituales que estabilizan<br />

las vidas <strong>de</strong> los que son enseñados por Su gracia. Ambas bendiciones proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios<br />

nuestro Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Esto está pleno <strong>de</strong> significado. Significa que el<br />

Señor Jesús es igual con Dios el Padre en el otorgamiento <strong>de</strong> gracia y paz. Sería blasfemia<br />

dar tal honor a Cristo si no fuese verda<strong>de</strong>ra y plenamente Dios.<br />

II. ACCIÓN DE GRACIAS DE PABLO Y ORACIÓN POR<br />

FILEMÓN (vv. 4–7)


V. 4 Siempre que Pablo oraba por Filemón, daba gracias a Dios por este noble hermano.<br />

Tenemos todas las razones para creer que era un trofeo escogido <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios —la<br />

clase <strong>de</strong> hombre que uno habría querido como amigo y hermano—. Algunos comentaristas<br />

sugieren que Pablo está empleando diplomacia en estos versículos primeros, y que su<br />

propósito es «ablandar» el corazón <strong>de</strong> Filemón para que vuelva a recibir a Onésimo. Esto<br />

adscribe un motivo indigno al apóstol y arroja una sombra sobre el texto inspirado. Pablo<br />

no habría dicho tales cosas si <strong>de</strong> verdad no las hubiera sentido.<br />

V. 5 Había dos cualida<strong>de</strong>s en el carácter <strong>de</strong> Filemón que daban gran gozo a Pablo: su<br />

amor y la fe que tenía hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos. Su fe en Cristo<br />

mostraba que tenía la raíz <strong>de</strong> la vida divina, y su amor para con todos los santos mostraba<br />

que tenía también el fruto. Su fe era productiva.<br />

En Efesios 1:15, 16 y Colosenses 1:3, 4, Pablo expresa una similar acción <strong>de</strong> gracias<br />

por los santos a los que se dirigían estas cartas. Sin embargo, en aquellos pasajes pone la fe<br />

antes <strong>de</strong>l amor. Aquí pone el amor antes que la fe. ¿Por qué la diferencia? Maclaren<br />

respon<strong>de</strong>: «El or<strong>de</strong>n aquí es el analítico, procediendo <strong>de</strong> la manifestación a la causa. El<br />

or<strong>de</strong>n en los pasajes paralelos es el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> producción, ascendiendo <strong>de</strong> la raíz a la flor».<br />

Hay otro interesante rasgo <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Pablo aquí. Divi<strong>de</strong> la expresión «amor para con<br />

todos los santos» insertando fe … hacia el Señor Jesús <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> amor. Podríamos<br />

escribirlo así: «amor (y fe … hacia el Señor Jesús) para con todos los santos». El objeto <strong>de</strong><br />

la fe es el Señor Jesús. El objeto <strong>de</strong>l amor es los santos. Pero Pablo envuelve la cláusula<br />

<strong>de</strong> la fe con la cláusula <strong>de</strong>l amor, como si para advertir por anticipado a Filemón que va a<br />

tener una especial oportunidad <strong>de</strong> manifestar la realidad <strong>de</strong> su fe mostrando amor al esclavo<br />

Onésimo. De modo que hay un especial énfasis en la palabra todos —todos los santos.<br />

V. 6 Los dos vv. anteriores expresaban la acción <strong>de</strong> gracias a Filemón. Este exhibe la<br />

naturaleza <strong>de</strong> la oración <strong>de</strong>l apóstol por él. La participación <strong>de</strong> tu fe significa la bondad<br />

práctica que Filemón mostraba a otros. Po<strong>de</strong>mos compartir nuestra fe no sólo predicando a<br />

Cristo, sino también alimentando a los hambrientos, vistiendo a los pobres, consolando a<br />

los enlutados, aliviando a los angustiados —sí, incluso perdonando a un esclavo huido—.<br />

Pablo oraba entonces que la vida benevolente <strong>de</strong> Filemón llevase a muchos a reconocer que<br />

todas sus buenas acciones procedían <strong>de</strong> Cristo Jesús. Hay un inmenso po<strong>de</strong>r e influencia<br />

en una vida en la que se manifiesta el amor <strong>de</strong> Dios. Una cosa es leer en un libro acerca <strong>de</strong>l<br />

amor, ¡pero cuán convincente es ver el Verbo hacerse carne en una vida humana!<br />

V. 7 Las noticias <strong>de</strong> la gran generosidad y amor abnegado <strong>de</strong> Filemón habían ido <strong>de</strong><br />

Colosas a Roma, llevando gran gozo (o acción <strong>de</strong> gracias, NKJV margen) y consuelo al<br />

prisionero <strong>de</strong> Cristo. Para Pablo había sido un gran privilegio llevar a Filemón al Señor,<br />

pero qué gran recompensa fue oír que su hijo en la fe estaba creciendo bien para el Señor.<br />

¡Cuán reconfortante era saber que los corazones <strong>de</strong> los santos estaban siendo confortados<br />

por este amado hermano, y especialmente por su amor! Nadie vive para sí mismo, y nadie<br />

muere para sí mismo. Nuestras acciones afectan a otros. No po<strong>de</strong>mos medir el alcance <strong>de</strong><br />

nuestra influencia. Tenemos un ilimitado potencial para bien o para mal.<br />

III. EL RUEGO DE PABLO POR ONÉSIMO (vv. 8–20)<br />

V. 8 Ahora Pablo entra en el principal propósito <strong>de</strong> la carta. Va ahora a interce<strong>de</strong>r por<br />

Onésimo. ¿Pero cómo enfocará la cuestión? Como apóstol, podía <strong>de</strong>cir con justificación a<br />

Filemón: «Y ahora, hermano, es tu <strong>de</strong>ber como creyente perdonar y restaurar a este esclavo


huido, y esto es lo que te mando». Pablo podría haberle or<strong>de</strong>nado que lo hiciese, e<br />

indudablemente Filemón habría obe<strong>de</strong>cido. Pero en este caso, habría sido una victoria<br />

hueca.<br />

V. 9 Si el apóstol no ganaba el corazón <strong>de</strong> Filemón, entonces Onésimo podría haberse<br />

encontrado con una acogida glacial. Sólo una obediencia motivada por el amor podría hacer<br />

tolerable la posición <strong>de</strong>l esclavo en el hogar. Quizá al escribir esto, Pablo pensó en las<br />

palabras <strong>de</strong>l Salvador: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Jn. 14:15). Y así, por<br />

amor, prefería rogar antes que or<strong>de</strong>nar. ¿Alcanzaría el amor <strong>de</strong> Filemón hasta el otro lado<br />

<strong>de</strong>l mar, don<strong>de</strong> un anciano embajador <strong>de</strong> Cristo estaba prisionero por amor al Señor Jesús?<br />

¿Se sentiría movido por dos consi<strong>de</strong>raciones: Pablo, ya anciano, y ahora, a<strong>de</strong>más,<br />

prisionero?<br />

No sabemos exactamente qué edad <strong>de</strong>bía tener el apóstol para este tiempo. Las<br />

estimaciones oscilan entre los cincuenta y tres y los sesenta y tres años. Esto pue<strong>de</strong> no<br />

parecer ancianidad en la actualidad, pero probablemente habría envejecido prematuramente<br />

por la manera en que se había quemado en el servicio <strong>de</strong> Cristo. Y ahora era prisionero <strong>de</strong><br />

Jesucristo. Al mencionar esto, no estaba buscando simpatía, pero esperaba que Filemón<br />

pon<strong>de</strong>rase estos factores al tomar su <strong>de</strong>cisión.<br />

V. 10 En el original <strong>de</strong> este versículo el nombre Onésimo viene en último lugar: Te<br />

ruego en favor <strong>de</strong> mi hijo, a quien engendré en mis prisiones, Onésimo. Para cuando<br />

llegase Filemón al nombre <strong>de</strong> su miserable esclavo, estaría totalmente <strong>de</strong>sarmado.<br />

Imagínese su sorpresa al saber que aquel «tunante» se había convertido, y, aún más<br />

sorpren<strong>de</strong>nte, ¡que había sido llevado a Cristo por medio <strong>de</strong> Pablo, prisionero!<br />

Uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>leites escondidos <strong>de</strong> la vida cristiana es ver a Dios obrando en formas<br />

maravillosas, milagrosas, revelándose en circunstancias convergentes que no se pue<strong>de</strong>n<br />

explicar ni por coinci<strong>de</strong>ncia ni por casualidad. Primero, Pablo había llevado a Filemón al<br />

Señor. Luego, el apóstol había sido arrestado y llevado a Roma para ser juzgado. El esclavo<br />

<strong>de</strong> Filemón había huido y había llegado a Roma. De alguna manera, se había encontrado<br />

con Pablo, y se había convertido. Amo y esclavo habían nacido <strong>de</strong> nuevo por medio <strong>de</strong>l<br />

mismo predicador, pero en lugares muy separados y en circunstancias totalmente<br />

diferentes. ¿Era acaso una coinci<strong>de</strong>ncia?<br />

V. 11 El nombre Onésimo significa útil. Pero cuando huyó, Filemón se sentiría tentado<br />

a llamarlo un tunante inútil. Pablo viene a <strong>de</strong>cir: «Sí, era inútil por lo que a ti tocaba, pero<br />

ahora es útil a ti y a mí». El esclavo que volvía a Filemón era mejor esclavo que el que<br />

había huido. Se ha dicho que en el tiempo <strong>de</strong>l NT los esclavos cristianos eran más<br />

apreciados y se pagaba más por ellos en el mercado que los otros. Debería ser cierto en la<br />

actualidad que los empleados creyentes fuesen más valiosos como trabajadores que los<br />

incrédulos.<br />

V. 12 La actitud <strong>de</strong>l NT hacia la esclavitud queda claramente expuesta en esta epístola.<br />

Observamos que Pablo no con<strong>de</strong>na la esclavitud, ni la prohíbe. De hecho, vuelve a enviar a<br />

Onésimo a su dueño. Pero los abusos relacionados con la esclavitud son con<strong>de</strong>nados y<br />

prohibidos en todo el NT. Maclaren escribe:<br />

El <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> … no se inmiscuye <strong>de</strong> manera directa con ninguna institución<br />

política ni social, sino que establece principios que los afectarán profundamente, y <strong>de</strong>ja que<br />

vayan impregnando la mente general.<br />

La revolución violenta no es la manera bíblica <strong>de</strong> corregir males sociales. La causa <strong>de</strong> la<br />

inhumanidad <strong>de</strong>l hombre resi<strong>de</strong> en su naturaleza caída. El evangelio ataca la causa <strong>de</strong> raíz,<br />

y ofrece una nueva creación en Cristo Jesús.


Es concebible que un esclavo que tenga un amo bueno esté mejor que si fuese<br />

in<strong>de</strong>pendiente. Esto es cierto, por ejemplo, en el caso <strong>de</strong> los creyentes, que son esclavos <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús. Los que son Sus esclavos gozan <strong>de</strong> la más verda<strong>de</strong>ra forma <strong>de</strong> libertad. Al<br />

enviar a Onésimo <strong>de</strong> vuelta a Filemón, Pablo no estaba cometiendo una injusticia contra el<br />

esclavo. Tanto el amo como el esclavo eran creyentes. Filemón estaría obligado a tratarlo<br />

con bondad cristiana. De Onésimo se esperaría que sirviese con fi<strong>de</strong>lidad cristiana. El<br />

profundo afecto que sentía el apóstol por Onésimo se expresa con las palabras enviarte …<br />

mi propio corazón. Pablo sentía como si estuviese perdiendo una parte <strong>de</strong> sí mismo.<br />

Deberíamos observar que se establece el importante principio <strong>de</strong> restitución. Ahora que<br />

Onésimo estaba salvado, ¿era necesario que volviese a su anterior amo? La respuesta es<br />

<strong>de</strong>cididamente «Sí». La salvación elimina la pena y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado, pero no cancela<br />

<strong>de</strong>udas. Del nuevo cristiano se espera que ajuste todas las cuentas impagadas y rectifique<br />

todos los males, en lo que sea humanamente posible. Onésimo estaba obligado a volver al<br />

servicio <strong>de</strong> su amo, y a pagar cualquier dinero que pudiese haber robado.<br />

V. 13 La preferencia personal <strong>de</strong>l apóstol habría sido retener a Onésimo a su lado en<br />

Roma. Había muchas cosas que un esclavo convertido podría haber hecho por Pablo<br />

mientras estaba encarcelado por causa <strong>de</strong>l evangelio. Y esto habría sido una oportunidad<br />

para Filemón <strong>de</strong> servir al apóstol; dándole un ayudante. Pero tendría el inconveniente <strong>de</strong> ser<br />

algo hecho sin el conocimiento y la autorización <strong>de</strong> Filemón.<br />

V. 14 Pablo no iba a forzar una bondad <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l amo <strong>de</strong>l esclavo reteniendo a<br />

Onésimo a su lado en Roma. Nada iba a hacer sin el consentimiento <strong>de</strong> Filemón. La<br />

bondad se quedaría privada <strong>de</strong> su hermosura si se hacía como por obligación y no por una<br />

buena disposición libre y amante.<br />

V. 15 Es una señal <strong>de</strong> madurez espiritual po<strong>de</strong>r mirar más allá <strong>de</strong> las circunstancias<br />

adversas <strong>de</strong>l momento y ver a Dios obrando todas las cosas para bien <strong>de</strong> los que le aman<br />

(Ro. 8:28). Cuando Onésimo huyó, quizá Filemón se llenó <strong>de</strong> amargura y le invadió una<br />

sensación <strong>de</strong> pérdida económica. ¿Volvería a ver al esclavo? Ahora Pablo pone el arco iris<br />

contra las oscuras nubes. Onésimo había estado perdido para la familia en Colosas durante<br />

un tiempo, para que estuviese con ellos <strong>de</strong>spués para siempre. Esta <strong>de</strong>bería ser la<br />

consolación <strong>de</strong> los cristianos que pier<strong>de</strong>n a parientes y amigos creyentes por la muerte. Las<br />

separaciones son por un momento; la reunión será eterna.<br />

V. 16 Filemón no sólo iba a recibir <strong>de</strong> vuelta a Onésimo —sino que le recibía bajo<br />

mejores condiciones que las que había jamás conocido antes—. No sería ya la<br />

acostumbrada relación amo-esclavo. Onésimo era ahora más que esclavo; era hermano<br />

amado en el Señor. A partir <strong>de</strong> entonces, el motivo <strong>de</strong>l temor quedaría reemplazado por el<br />

motivo <strong>de</strong>l amor. Pablo había ya gozado <strong>de</strong> su comunión como hermano amado. Pero<br />

ahora ya no le tendría más en Roma consigo. La pérdida <strong>de</strong>l apóstol sería la ganancia <strong>de</strong><br />

Filemón. Ahora conocería a Onésimo como hermano tanto en la carne como en el Señor.<br />

El antiguo esclavo justificaría la confianza <strong>de</strong> Pablo tanto en la carne, es <strong>de</strong>cir, por su fiel<br />

servicio <strong>de</strong> una manera física, como en el Señor, esto es, por su comunión como cristiano.<br />

V. 17 La petición <strong>de</strong>l apóstol es sorpren<strong>de</strong>nte tanto en su franqueza como en su ternura.<br />

Le pi<strong>de</strong> a Filemón que reciba a Onésimo como al mismo apóstol. Le dice: Si me tienes<br />

por compañero, recíbele como a mí mismo. Estas palabras son reminiscentes <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l Salvador: «El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a<br />

mí, recibe al que me envió» (Mt. 10:40), y, «en cuanto lo hicisteis a uno <strong>de</strong> estos mis<br />

hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt. 25:40). También nos recuerdan que


Dios nos ha aceptado en la Persona <strong>de</strong> Su Hijo, que estamos tan cercanos y somos tan<br />

queridos para Dios como Cristo lo es.<br />

Si Filemón consi<strong>de</strong>raba a Pablo como compañero, como uno con quien estaba en<br />

comunión, entonces el apóstol le pi<strong>de</strong> que reciba a Onésimo sobre la misma base. Esto no<br />

<strong>de</strong>manda que Onésimo fuese tratado como un invitado perpetuo en la familia y sin<br />

obligación <strong>de</strong> trabajar. Seguiría siendo un siervo en el hogar, pero uno que pertenecía a<br />

Cristo y que por ello mismo era un hermano en la fe.<br />

V. 18 El apóstol no dice que Onésimo hubiese robado nada <strong>de</strong> Filemón, pero este<br />

versículo sugiere esta posibilidad. Des<strong>de</strong> luego, el robo era uno <strong>de</strong> los pecados capitales <strong>de</strong><br />

los esclavos. Pablo está dispuesto a aceptar la responsabilidad por cualquier pérdida que<br />

Filemón pudiese haber sufrido. Reconoce que se ha <strong>de</strong> hacer restitución. La conversión <strong>de</strong><br />

Onésimo no cancelaba sus <strong>de</strong>udas con quien las tuviese. De modo que Pablo le dice a<br />

Filemón: Ponlo a mi cuenta.<br />

No po<strong>de</strong>mos leer esto sin recordar la enorme <strong>de</strong>uda que habíamos contraído como<br />

pecadores, y cómo todo fue puesto a cuenta <strong>de</strong>l Señor Jesús en el Calvario. Él pagó la<br />

<strong>de</strong>uda <strong>de</strong> una manera plena cuando murió como nuestro Sustituto. También se nos recuerda<br />

aquí el ministerio <strong>de</strong> Cristo como nuestro Abogado. Cuando Satanás, el acusador <strong>de</strong> los<br />

hermanos, nos trae acusaciones por los males que hemos cometido, nuestro bienaventurado<br />

Señor viene a <strong>de</strong>cir: «Ponlo a mi cuenta». La doctrina <strong>de</strong> la reconciliación queda ilustrada<br />

en este libro. Onésimo había quedado apartado <strong>de</strong> Filemón por actuar mal. Por medio <strong>de</strong>l<br />

ministerio <strong>de</strong> Pablo (según tenemos todas las razones para creer) quedó eliminada la<br />

distancia y la «enemistad». El esclavo quedó reconciliado con su amo. Así estábamos<br />

nosotros alejados <strong>de</strong> Dios por causa <strong>de</strong> nuestro pecado. Pero por medio <strong>de</strong> la muerte y<br />

resurrección <strong>de</strong> Cristo se ha quitado la causa <strong>de</strong> la enemistad, y los creyentes han sido<br />

reconciliados con Dios.<br />

V. 19 Generalmente, Pablo dictaba sus cartas a alguien, y escribía sólo las líneas finales<br />

<strong>de</strong> su mano. No po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> si escribió toda esta carta <strong>de</strong> propia mano, pero<br />

en este punto, al menos, tomó la pluma, y en su familiar escritura se comprometió a pagar<br />

cualquier <strong>de</strong>uda en que Onésimo hubiese incurrido. Haría esto a pesar <strong>de</strong> que Filemón tenía<br />

una gran <strong>de</strong>uda para con él. Pablo lo había llevado al Señor. Le <strong>de</strong>bía su vida espiritual<br />

como apóstol, por lo que toca al instrumento humano. Pero Pablo no le apremiaría al pago<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda.<br />

V. 20 Dirigiéndose a Filemón como hermano, el anciano Pablo pi<strong>de</strong> sólo algún<br />

beneficio en el Señor, algún refrigerio en Cristo. Está rogando que Onésimo sea recibido<br />

con gentileza, que sea perdonado y restaurado a su puesto <strong>de</strong> servicio en la familia — no<br />

como esclavo ahora, sino como hermano en la familia <strong>de</strong> Dios.<br />

IV. OBSERVACIONES FINALES (vv. 21–25)<br />

V. 21 El apóstol estaba confiado en que Filemón haría aun más <strong>de</strong> lo que le pedía. Él<br />

mismo había sido libremente perdonado por Cristo. Y evi<strong>de</strong>ntemente no haría menos él por<br />

Onésimo. Tenemos así una vívida ilustración <strong>de</strong> Efesios 4:32: «Antes bien, sed benignos<br />

unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como también Dios os<br />

perdonó a vosotros en Cristo».<br />

V. 22 Pero, ¿cómo iba Pablo a conocer cómo había tratado Filemón a Onésimo?<br />

Esperaba visitar Colosas y alojarse en casa <strong>de</strong> Filemón. Esperaba ser liberado por las


autorida<strong>de</strong>s civiles en respuesta a las oraciones <strong>de</strong> los creyentes. Quizá esta habría sido una<br />

<strong>de</strong> las primeras tareas asignadas a Onésimo: «Prepara la habitación <strong>de</strong> huéspe<strong>de</strong>s para<br />

nuestro hermano Pablo». No sabemos si Pablo jamás llegó a Colosas. Todo lo que po<strong>de</strong>mos<br />

hacer es suponer que el alojamiento estaría preparado, y que todos los miembros <strong>de</strong> la casa<br />

estarían anhelantes <strong>de</strong> verle, habiendo estado sus corazones ligados por amor.<br />

V. 23 Epafras pue<strong>de</strong> haber sido quien plantó la asamblea en Colosas (Col. 1:7, 8; 4:12,<br />

13). Ahora compañero <strong>de</strong> prisiones <strong>de</strong> Pablo en Roma, se une en enviar saludos a<br />

Filemón.<br />

V. 24 Con Pablo en esta ocasión estaban Marcos, Aristarco, Demas y Lucas. Sus<br />

nombres son también mencionados en Colosenses 4:10, 14. Jesús, llamado Justo, es<br />

mencionado en Colosenses 4, aunque se omite aquí por alguna razón. Marcos fue el<br />

redactor <strong>de</strong>l Segundo Evangelio. Había <strong>de</strong>mostrado ser un fiel siervo <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

su temprano fracaso (2 Ti. 4:11, cf. Hch. 13:13; 15:36–39). Aristarco, un creyente <strong>de</strong><br />

Tesalónica, acompañó a Pablo en varios viajes, incluyendo el viaje a Roma. En Colosenses<br />

4:10, Pablo le llama «mi compañero <strong>de</strong> prisiones». Demas abandonó posteriormente a<br />

Pablo, habiendo amado este mundo (2 Ti. 4:10). Lucas, el médico amado, <strong>de</strong>mostró ser un<br />

fiel compañero y ayudante hasta el fin (2 Ti. 4:11).<br />

V. 25 La carta termina con la característica bendición <strong>de</strong> Pablo. Desea que la gracia <strong>de</strong><br />

nuestro Señor Jesucristo sea con el espíritu <strong>de</strong> Filemón y los suyos. La vida no pue<strong>de</strong><br />

tener una mayor bendición que el favor inmerecido <strong>de</strong>l Salvador como experiencia <strong>de</strong> cada<br />

momento. Andar en la constante conciencia y goce <strong>de</strong> Su Persona y obra es todo lo que el<br />

corazón pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sear.<br />

Pablo <strong>de</strong>jó la pluma y dio la carta a Tíquico para que la entregase a Filemón. Poca<br />

cuenta <strong>de</strong>bía darse <strong>de</strong> hasta qué punto el mensaje <strong>de</strong> esta Epístola influiría en la conducta<br />

cristiana durante siglos veni<strong>de</strong>ros. Esta carta es un clásico <strong>de</strong> amor y cortesía, y tan<br />

aplicable hoy como el día en que fue escrita. Amén.<br />

Bibliografía<br />

Almirudis, Hiram. Comentario <strong>de</strong> la Carta <strong>de</strong>l Apóstol Pablo a Filemón. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H., Comentario Bíblico Carroll. Vol. 8, Gálatas/Filemón.<br />

Henry, M. Comentarios Matthew Henry. Vol. 12–2ª Corintios-Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A., Estudios en Filemón. CLIE, Terrassa.<br />

Scroggie, W. Graham, Estudios en Timoteo, Tito y Filemón. CLIE, Terrassa.


LA EPÍSTOLA A LOS HEBREOS<br />

Introducción<br />

«No hay porción alguna <strong>de</strong> la Escritura cuya paternidad sea más discutida, ni tampoco<br />

ninguna cuya inspiración sea más indiscutible.»<br />

Conybeare y Howson<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

La Epístola a los Hebreos es singular en el NT por varias razones. Aunque no comienza<br />

como carta, sí termina como tal, y está claramente dirigida a o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Italia (13:24) a un<br />

grupo específico, probablemente <strong>de</strong> cristianos hebreos. Se ha sugerido que fue<br />

originalmente dirigida a una pequeña <strong>iglesia</strong> que se reunía en una casa y que por ello no<br />

hubo un vínculo con una congregación gran<strong>de</strong> y famosa para mantener viva la tradición <strong>de</strong><br />

su origen y <strong>de</strong>stino. El estilo es el más literario <strong>de</strong>l NT. Es poético y lleno <strong>de</strong> citas <strong>de</strong> la<br />

Septuaginta. Tiene un gran vocabulario y emplea la lengua griega <strong>de</strong> una manera muy<br />

precisa en tiempos verbales y otros <strong>de</strong>talles.<br />

Aunque es muy judaica en ciertos sentidos (ha sido comparada con Levítico), las<br />

advertencias en contra <strong>de</strong> <strong>de</strong>slizarse <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Cristo a un mero ritual<br />

religioso es siempre una necesidad en la cristiandad. De ahí la gran importancia <strong>de</strong>l libro.<br />

II. Paternidad<br />

Hebreos es anónimo, aunque algunas antiguas ediciones <strong>de</strong> la Biblia <strong>de</strong> Reina-Valera<br />

imprimían el nombre <strong>de</strong> Pablo como parte <strong>de</strong>l encabezamiento <strong>de</strong>l libro. La antigua Iglesia<br />

Oriental (Dionisio y Clemente, ambos <strong>de</strong> Alejandría) sugirieron a Pablo como autor.<br />

Después <strong>de</strong> muchas vacilaciones, este punto <strong>de</strong> vista prevaleció <strong>de</strong> Atanasio en a<strong>de</strong>lante, <strong>de</strong><br />

modo que al final Occi<strong>de</strong>nte se manifestó <strong>de</strong> acuerdo. Pero pocos en la actualidad<br />

mantienen la paternidad paulina. Orígenes se mostraba <strong>de</strong> acuerdo en que el contenido era<br />

paulino, y que hay algunas pinceladas paulinas en él, pero el estilo en el original es muy<br />

diferente <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Pablo. (Esto no excluye la posibilidad <strong>de</strong> la paternidad paulina, porque un<br />

genio literario pue<strong>de</strong> alterar su estilo.)<br />

Se han sugerido varios posibles autores a lo largo <strong>de</strong> los años: Lucas, cuyo estilo es<br />

similar, y que estaba familiarizado con la predicación <strong>de</strong> Pablo; Bernabé, Silas, Felipe, e<br />

incluso Aquila y Priscila.<br />

Lutero sugirió Apolos, un hombre que se ajusta al estilo y contenido <strong>de</strong>l libro: po<strong>de</strong>roso<br />

en las Escrituras <strong>de</strong>l AT y muy elocuente (Alejandría, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> él era oriundo, era famosa<br />

por la retórica). Un argumento en contra <strong>de</strong> Apolos es que ninguna tradición alejandrina<br />

preserva tal teoría, lo que es improbable si un nativo <strong>de</strong> Alejandría escribió el libro.<br />

Por la razón que fuere, el Señor ha consi<strong>de</strong>rado oportuno mantener anónimo el autor.<br />

Una sugerencia es que Pablo sí escribió Hebreos, pero que veló a propósito su paternidad<br />

<strong>de</strong>bido a los prejuicios judíos contra él. Aunque esto es posible, difícilmente pue<strong>de</strong>n


mejorarse las antiguas palabras <strong>de</strong> Orígenes: «Pero sólo Dios sabe <strong>de</strong> cierto quién escribió<br />

la Epístola».<br />

III. Fecha<br />

A pesar <strong>de</strong> su paternidad humana anónima, es posible datar la epístola <strong>de</strong> manera<br />

bastante rigurosa.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa exige una redacción <strong>de</strong>l primer siglo, porque Clemente <strong>de</strong><br />

Alejandría empleó el libro (sobre el 95 d.C.). En tanto que Policarpo y Justino Mártir citan<br />

la carta, no nombran a su autor. Dionisio <strong>de</strong> Alejandría cita Hebreos como <strong>de</strong> Pablo, y<br />

Clemente <strong>de</strong> Alejandría dice que Pablo la escribió en hebreo y que Lucas la tradujo. (Sin<br />

embargo, el libro no parece una traducción.) Ireneo e Hipólito no creen que Pablo<br />

escribiese Hebreos, y Tertuliano pensaba que era Bernabé.<br />

Internamente, parece que el escritor es un cristiano <strong>de</strong> segunda generación (2:3; 13:7),<br />

<strong>de</strong> modo que no sería muy temprana, como Santiago o 1 Tesalonicenses (cf. 10:32). Por<br />

cuanto no hay mención <strong>de</strong> las Guerras Judías (que comenzaron en el 66 d.C.), y los<br />

sacrificios <strong>de</strong>l templo aparentemente seguían ofreciéndose (8:4; 9:6; 12:27; 13:10), quizá<br />

sea preciso asignar una fecha antes <strong>de</strong>l 66 y ciertamente antes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong><br />

Jerusalén (70 d.C.). Las persecuciones se mencionan (12:4), pero los creyentes todavía no<br />

habían «resistido hasta la sangre». Si Italia es el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la carta, la cruenta persecución<br />

<strong>de</strong> Nerón allí (64 d.C.) la retrotraería como mínimo hasta mediados <strong>de</strong>l 64 d.C. Una fecha<br />

<strong>de</strong> 63–65 es muy probable.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

En un sentido general, Hebreos trata con la tremenda lucha involucrada en <strong>de</strong>jar un<br />

sistema religioso por otro. Hay la violenta rotura <strong>de</strong> viejos vínculos, las tiranteces y<br />

tensiones <strong>de</strong>l distanciamiento, y las formidables presiones ejercidas sobre los «<strong>de</strong>sleales»<br />

para que volviesen.<br />

Pero en esta Epístola el problema no era sólo cuestión <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar un viejo sistema por uno<br />

nuevo <strong>de</strong> igual valor. Más bien, se trataba <strong>de</strong> abandonar el judaísmo por Cristo, y, como<br />

muestra el escritor, esto implicaba <strong>de</strong>jar las sombras por el cuerpo, el ritual por la realidad,<br />

lo provisional por lo <strong>de</strong>finitivo, lo temporal por lo permanente —en una palabra, lo bueno<br />

por lo mejor.<br />

Este problema involucraba también abandonar lo popular por lo impopular, la mayoría<br />

por la minoría, los opresores por los oprimidos. Y esto abocaba a toda una serie <strong>de</strong> graves<br />

problemas.<br />

Esta carta fue escrita a personas <strong>de</strong> trasfondo judaico. Estos hebreos habían oído el<br />

evangelio predicado por los apóstoles y otros durante los primeros días <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y<br />

habían visto los po<strong>de</strong>rosos milagros <strong>de</strong>l Espíritu Santo que confirmaban el mensaje. Y<br />

habían respondido a las buenas nuevas <strong>de</strong> una <strong>de</strong> estas tres maneras:<br />

Unos creyeron en el Señor Jesucristo y fueron genuinamente convertidos.<br />

Algunos profesaron el cristianismo, fueron bautizados y tomaron su puesto en las<br />

asambleas locales. Sin embargo, nunca habían nacido <strong>de</strong> nuevo por el Espíritu Santo <strong>de</strong><br />

Dios.


Otros rechazaron <strong>de</strong> plano el mensaje <strong>de</strong> la salvación.<br />

Nuestra Epístola confronta a estas dos clases —hebreos verda<strong>de</strong>ramente salvados y<br />

aquellos que no tenían más que una cubierta superficial <strong>de</strong> cristianismo.<br />

Ahora bien, cuando un judío abandonaba la fe <strong>de</strong> sus antepasados, se consi<strong>de</strong>raba un<br />

renegado y apóstata (meshummed), y era frecuentemente castigado <strong>de</strong> una o varias <strong>de</strong> las<br />

siguientes maneras:<br />

• Era <strong>de</strong>sheredado por su familia.<br />

• Era excomulgado <strong>de</strong> la congregación <strong>de</strong> Israel.<br />

• Perdía su trabajo.<br />

• Era <strong>de</strong>sposeído <strong>de</strong> sus bienes.<br />

• Recibía torturas mentales y malos tratos físicos.<br />

• Escarnio público.<br />

• Encarcelamiento.<br />

• Martirio.<br />

Naturalmente, siempre había la manera <strong>de</strong> escapar. Si renunciaba a Cristo y volvía al<br />

judaísmo, se le eximía <strong>de</strong> adicionales persecuciones. Como vemos entre líneas en esta carta,<br />

po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>tectar algunos <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>rosos argumentos empleados para persuadirles a<br />

volver al judaísmo:<br />

• La rica herencia <strong>de</strong> los profetas.<br />

• El <strong>de</strong>stacado ministerio <strong>de</strong> los ángeles en la historia <strong>de</strong>l antiguo pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

• La asociación con el ilustre legislador Moisés.<br />

• Vínculos nacionales con el brillante caudillo militar Josué.<br />

• La gloria <strong>de</strong>l sacerdocio aarónico.<br />

• El sagrado santuario don<strong>de</strong> Dios eligió morar entre Su pueblo.<br />

• El pacto <strong>de</strong> la ley dada por Dios por medio <strong>de</strong> Moisés.<br />

• El mobiliario dispuesto por Dios en el santuario, y el magnífico velo.<br />

• Los servicios en el santuario, y en especial el ritual <strong>de</strong>l Gran Día <strong>de</strong> la Expiación (Yom<br />

Kippur, el más importante día en el calendario judío).<br />

Casi po<strong>de</strong>mos oír a los judíos <strong>de</strong>l primer siglo presentando todas estas glorias <strong>de</strong> su<br />

antigua religión ritual, y luego preguntando con sorna: «¿Y qué tenéis vosotros los<br />

cristianos? Nosotros tenemos todo eso. ¿Y vosotros, qué? ¡Nada más que un aposento alto,<br />

una mesa, y algo <strong>de</strong> pan y vino sobre la mesa! ¿Queréis <strong>de</strong>cir que habéis <strong>de</strong>jado todo lo<br />

nuestro por eso?<br />

La Epístola a los Hebreos es en realidad una respuesta a la pregunta «¿Qué tenéis?». En<br />

una palabra, la respuesta es Cristo.<br />

En Él tenemos:<br />

• Uno mayor que los profetas.<br />

• Uno mayor que los ángeles.<br />

• Uno mayor que Moisés.<br />

• Uno mayor que Josué.<br />

• Uno con un sacerdocio superior al <strong>de</strong> Aarón.


• Uno que sirve en un mejor santuario.<br />

• Uno que introduce un mejor pacto.<br />

• Uno que es el antitipo <strong>de</strong>l mobiliario y <strong>de</strong>l velo típicos.<br />

• Uno cuya ofrenda <strong>de</strong> Sí mismo una vez por todas por el pe cado es superior a los<br />

repetidos sacrificios <strong>de</strong> toros y cabras.<br />

Así como las estrellas se <strong>de</strong>svanecen <strong>de</strong> la vista bajo la mayor gloria <strong>de</strong>l sol, así los<br />

tipos y las sombras <strong>de</strong>l judaísmo se eclipsan y <strong>de</strong>svanecen en la insignificancia ante la más<br />

excelsa gloria <strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

Pero seguía habiendo el problema <strong>de</strong> la persecución. Los que profesaban ser seguidores<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús hacían frente a una acerba y fanática oposición. Para los verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes, eso podía llevar al peligro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>saliento y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperanza. Por ello,<br />

necesitaban ser alentados a tener fe en las promesas <strong>de</strong> Dios. Necesitaban paciencia con<br />

vistas a la recompensa veni<strong>de</strong>ra.<br />

Para los que eran sólo cristianos nominales, había el peligro <strong>de</strong> apostasía. Después <strong>de</strong><br />

profesar recibir a Cristo, podrían renunciar totalmente a Él y volver a la religión ritualista.<br />

Esto equivalía en la práctica a pisotear al Hijo <strong>de</strong> Dios, a profanar Su sangre y ultrajar al<br />

Espíritu Santo. Para este pecado voluntario no había arrepentimiento ni perdón. En la Carta<br />

a los Hebreos po<strong>de</strong>mos ver repetidas advertencias contra este pecado. En 2:1 se <strong>de</strong>scribe<br />

como ir a la <strong>de</strong>riva apartándose <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong> Cristo. En 3:7–19 es el pecado <strong>de</strong> rebelión<br />

o <strong>de</strong> endurecimiento <strong>de</strong> corazón. En 6:6 se <strong>de</strong>scribe como recaer o cometer apostasía. En<br />

10:25 es <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> congregarse. En 10:26 es pecar voluntariamente, pecado <strong>de</strong>liberado. En<br />

12:16 es <strong>de</strong>scrito como ven<strong>de</strong>r la primogenitura por una sola comida. Finalmente, en 12:25<br />

es <strong>de</strong>signado como <strong>de</strong>sechar al que habla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo. Pero todas estas advertencias<br />

hacen frente a diferentes aspectos <strong>de</strong>l mismo pecado —el pecado <strong>de</strong> apostasía.<br />

El mensaje <strong>de</strong> Hebreos es tan oportuno hoy como lo fue en el primer siglo <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

Tenemos necesidad <strong>de</strong> recordar constantemente los eternos privilegios y bendiciones que<br />

tenemos en Cristo. Necesitamos aliento para soportar a pesar <strong>de</strong> oposición y dificulta<strong>de</strong>s, y<br />

todos los profesos creyentes necesitan ser advertidos en contra <strong>de</strong> volver a una religión<br />

ceremonial <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber gustado y visto que el Señor es bueno.<br />

BOSQUEJO<br />

I. CRISTO, SUPERIOR EN SU PERSONA (1:1–4:13)<br />

A. Cristo, superior a los profetas (1:1–3)<br />

B. Cristo, superior a los ángeles (1:4–2:18)<br />

C. Cristo, superior a Moisés y a Josué (3:1–4:13)<br />

II. CRISTO, SUPERIOR EN SU SACERDOCIO (4:14–10:18)<br />

A. El sacerdocio <strong>de</strong> Cristo, superior al <strong>de</strong> Aarón (4:14–7:28)<br />

B. El ministerio <strong>de</strong> Cristo, superior al <strong>de</strong> Aarón (Cap. 8)<br />

C. La ofrenda <strong>de</strong> Cristo, superior a los sacrificios <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> (9:1–10:18)<br />

III. ADVERTENCIA Y OBSERVACIONES (10:19–13:17)<br />

A. Advertencia a no menospreciar a Cristo (10:19–39)<br />

B. Exhortación a la fe mediante ejemplos <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> (Cap. 11)<br />

C. Exhortación a la esperanza en Cristo (Cap. 12)<br />

D. Exhortación a varias gracias cristianas (13:1–17)


IV. BENDICIÓN FINAL (13:18–25)<br />

Comentario<br />

I. CRISTO, SUPERIOR EN SU PERSONA (1:1–4:13)<br />

A. Cristo, superior a los profetas (1:1–3)<br />

1:1 Ninguna otra Epístola <strong>de</strong>l NT entra tan rápido en su tema como ésta. Sin salutación<br />

ni introducción, el escritor comienza a <strong>de</strong>sarrollar su tema. Parece como si estuviese<br />

empujado por una santa impaciencia a exponer las superlativas glorias <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

Primero, contrasta la revelación <strong>de</strong> Dios por los profetas con Su revelación en Su Hijo.<br />

Los profetas eran portavoces inspirados <strong>de</strong> Dios. Eran siervos distinguidos siervos <strong>de</strong><br />

Jehová. La riqueza espiritual <strong>de</strong> su ministerio se preserva en el AT.<br />

Pero su ministerio fue parcial y fragmentario. A cada uno le fue encomendada una<br />

cierta medida <strong>de</strong> revelación, pero en cada caso fue incompleta.<br />

No sólo les fue dada la verdad a plazos, sino que emplearon muchas maneras en su<br />

comunicación <strong>de</strong> esta revelación al pueblo. Fue presentada como ley, como historia, como<br />

poesía y como profecía. A veces <strong>de</strong> manera oral; otras, escrita. A veces era por medio <strong>de</strong><br />

visiones, sueños, símbolos o pantomimas. Fuese cual fuese el método empleado, lo cierto<br />

es que las anteriores revelaciones <strong>de</strong> Dios al pueblo judío fueron preliminares, progresivas<br />

y diversas en las maneras <strong>de</strong> su presentación.<br />

1:2 Las profecías periódicas, parciales y diferenciales <strong>de</strong>l AT han quedado ahora<br />

eclipsadas por la preeminente y <strong>de</strong>finitiva revelación <strong>de</strong> Dios en la persona <strong>de</strong> Su Hijo. Los<br />

profetas fueron sólo canales por medio <strong>de</strong> los que fue comunicada la palabra divina. El<br />

Señor Jesucristo es Él mismo la revelación <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> Dios a los hombres. Como dijo<br />

Juan: «A Dios nadie le ha visto jamás. El unigénito Hijo, que está en el seno <strong>de</strong>l Padre, él le<br />

ha dado a conocer» (Jn. 1:18). El Señor Jesús dijo acerca <strong>de</strong> Sí mismo: «El que me ha visto<br />

a mí, ha visto al Padre» (Jn. 14:9). Cristo habla no sólo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, sino como Dios.<br />

Para <strong>de</strong>stacar la infinita superioridad <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios sobre los profetas, el escritor lo<br />

presenta primero como here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> todo. Esto significa que el universo le pertenece por<br />

<strong>de</strong>signación divina, y que pronto reinará sobre ello.<br />

Fue por medio <strong>de</strong> Él que Dios hizo también el universo. Jesucristo fue el Agente<br />

activo en la creación. Él dio ser a los cielos estrellados, a los cielos atmosféricos, a la tierra,<br />

a la raza humana y al plan divino para las eda<strong>de</strong>s. Todo lo creado, espiritual o físico, fue<br />

hecho por Él.<br />

1:3 Él es el resplandor <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios, esto es: todas las perfecciones que se<br />

encuentran en Dios Padre se encuentran también en Él. Él es el esplendor o la fulguración<br />

<strong>de</strong> su gloria. Todas las glorias morales y espirituales <strong>de</strong> Dios se ven en Él.<br />

A<strong>de</strong>más, el Señor Jesús es la exacta representación <strong>de</strong>l ser esencial <strong>de</strong> Dios. Esto,<br />

naturalmente, no pue<strong>de</strong> referirse a la semejanza física, porque Dios es, en esencia, Espíritu.<br />

Significa que en todas las formas concebibles, Cristo representa al Padre <strong>de</strong> una manera<br />

exacta. No podría haber una semejanza más estrecha. El Hijo, siendo Dios, revela al<br />

hombre por Sus palabras y manera <strong>de</strong> ser precisamente cómo es Dios.


Y Él sustenta el universo con la palabra <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r. Originalmente, habló para dar<br />

ser al universo (He. 11:3). Ahora sigue hablando, y Su po<strong>de</strong>rosa palabra sustenta la vida,<br />

mantiene la materia agregada y mantiene el universo en un or<strong>de</strong>n apropiado (Col. 1:17).<br />

Aquí tenemos una sencilla explicación <strong>de</strong> un profundo problema científico. Los científicos<br />

trabajan para <strong>de</strong>scubrir qué es lo que mantiene la cohesión <strong>de</strong> los átomos. Nosotros<br />

apren<strong>de</strong>mos aquí que Jesucristo es el gran Sustentador, y que lo hace con la palabra <strong>de</strong> su<br />

po<strong>de</strong>r.<br />

Pero la siguiente gloria <strong>de</strong> nuestro Salvador es la más asombrosa <strong>de</strong> todas —habiendo<br />

efectuado la purificación <strong>de</strong> nuestros pecados—. El Creador y Sustentador vino a ser<br />

quien llevó el pecado. Para crear el universo, sólo tuvo que hablar. Para mantener y<br />

conducir el universo, sólo tiene que hablar, porque no está involucrado ningún problema<br />

moral. Pero para po<strong>de</strong>r quitar nuestro pecado <strong>de</strong> una vez por todas, tuvo que morir en la<br />

cruz <strong>de</strong>l Calvario. Es abrumador pensar que el soberano Señor <strong>de</strong>scendiese a ser el Cor<strong>de</strong>ro<br />

sacrificial. Como dice el himno <strong>de</strong> Isaac Watts, «un amor tan pasmoso, tan divinal,<br />

<strong>de</strong>manda mi alma, mi vida, mi ser total».<br />

Finalmente, tenemos Su exaltación como el entronizado Señor: se sentó a la diestra <strong>de</strong><br />

la Majestad en las alturas. Se sentó —la postura <strong>de</strong> reposo—. No es el reposo que sigue<br />

al afán, sino el reposo <strong>de</strong> la satisfacción en una obra acabada. Esta postura indica que ha<br />

quedado completada la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción.<br />

La diestra <strong>de</strong> la Majestad en las alturas es la posición <strong>de</strong> honra y privilegio (He.<br />

1:13). Por Su glorioso triunfo, Dios lo ha exaltado hasta lo sumo. La diestra es también la<br />

posición <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r (Mt. 26:64) y <strong>de</strong>leite (Sal. 16:11). La mano que fue una vez clavada <strong>de</strong>l<br />

Salvador empuña el cetro <strong>de</strong>l dominio universal (1 P. 3:22).<br />

Al seguir el camino <strong>de</strong> nuestro Señor <strong>de</strong> la creación al Calvario, y luego a la gloria,<br />

parece que hemos perdido bastante <strong>de</strong> vista a los profetas. Por muy ilustres que fueron, se<br />

han retirado a las sombras. Dieron testimonio <strong>de</strong>l Mesías que había <strong>de</strong> venir (Hch. 10:43).<br />

Ahora que ha llegado, se retiran dichosos <strong>de</strong> la atención <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más.<br />

B. Cristo, superior a los ángeles (1:4–2:18)<br />

1:4 El siguiente paso en el argumento <strong>de</strong> la Epístola <strong>de</strong>muestra que Cristo es superior a<br />

los ángeles. Era necesario exponerlo, porque los judíos tenían una consi<strong>de</strong>ración muy<br />

elevada hacia el ministerio <strong>de</strong> los ángeles. A fin <strong>de</strong> cuentas, la ley había sido dada por<br />

medio <strong>de</strong> ángeles (Hch. 7:53; Gá. 3:19), y los seres angélicos habían aparecido con<br />

frecuencia a lo largo <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l antiguo pueblo <strong>de</strong> Dios. Quizá se razonaba que al<br />

<strong>de</strong>jar el judaísmo por Cristo, quien lo hacía se privaba <strong>de</strong> este importante rasgo <strong>de</strong> su<br />

herencia nacional y religiosa. La realidad es que, al ganar a Cristo, ganaba a Uno que es<br />

superior a los ángeles en sentido doble: como Hijo <strong>de</strong> Dios (1:4–14), y como Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre (2:5–18).<br />

Cristo ha sido hecho tanto más superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente<br />

nombre que ellos. Esto se refiere primero a una superioridad adquirida, y luego a una<br />

superioridad inherente.<br />

La superioridad adquirida resulta <strong>de</strong> Su resurrección, ascensión y exaltación como<br />

Señor y Cristo. En la encarnación fue hecho durante un breve tiempo un poco menor a los<br />

ángeles para el pa<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong> la muerte (2:9). Pero Dios lo ha exaltado y entronizado en<br />

la más excelsa gloria.


Su superioridad inherente tiene que ver con Su eterna relación como Hijo <strong>de</strong> Dios. El<br />

más excelente nombre es el nombre <strong>de</strong> Hijo.<br />

1:5 Ahora se citan dos versículos <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> que i<strong>de</strong>ntifican al Mesías<br />

como Hijo <strong>de</strong> Dios. Primero, en el Salmo 2:7, Dios se dirige a Él como Hijo: Mi Hijo eres<br />

tú, yo te he engendrado hoy. En un sentido, Cristo es el Hijo eternamente engendrado. En<br />

otro sentido, fue engendrado en la encarnación. En un tercer sentido, fue engendrado en la<br />

resurrección: el primogénito <strong>de</strong> entre los muertos (Col. 1:18). Pablo empleó este versículo<br />

en la sinagoga en Antioquía <strong>de</strong> Pisidia y lo aplicó a la Primera Venida <strong>de</strong> Cristo (Hch.<br />

13:33).<br />

Pero el punto principal es que Dios jamás se dirigió a un ángel como Su Hijo. Los<br />

ángeles son mencionados colectivamente como hijos <strong>de</strong> Dios (Job 1:6; Sal. 89:6 RVR77<br />

margen), pero en este caso no significa más que criaturas. Cuando el Señor Jesús es<br />

<strong>de</strong>scrito como el Hijo <strong>de</strong> Dios, significa igualdad a Dios.<br />

El segundo versículo se cita <strong>de</strong> 2 Samuel 7:14: Yo le seré a él por padre, y él me será<br />

a mí por hijo. Aunque las palabras puedan parecer referirse a Salomón, el Espíritu Santo<br />

las i<strong>de</strong>ntifica aquí como referidas al mayor Hijo <strong>de</strong> David. Aquí, otra vez, el argumento es<br />

que Dios nunca se refirió a un ángel <strong>de</strong> esta manera.<br />

1:6 Una tercera forma en la que Cristo es mayor que los ángeles es que Él ha <strong>de</strong> ser<br />

objeto <strong>de</strong> la adoración <strong>de</strong> los mismos, mientras que ellos son Sus mensajeros y siervos. Para<br />

<strong>de</strong>mostrar este punto, el autor cita Deuteronomio 32:43 (LXX y DSS) y el Salmo 97:7<br />

(véase NKJV margen).<br />

El versículo en Deuteronomio anticipa el tiempo cuando introduce al Primogénito en<br />

el mundo. En otras palabras, se refiere a la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo. En esa ocasión será<br />

públicamente adorado por los ángeles. Esto sólo pue<strong>de</strong> significar que Él es Dios. Es<br />

idolatría adorar a nadie más que al Dios verda<strong>de</strong>ro. Pero Dios manda aquí que el Señor<br />

Jesucristo sea adorado por los ángeles.<br />

Primogénito pue<strong>de</strong> significar primero en cuanto a tiempo (Lc. 2:7) o primero en rango<br />

u honor (Sal. 89:27). Aquí tiene este último significado, como en Romanos 8:29 y<br />

Colosenses 1:15, 18.<br />

1:7 En contraste con Su preeminente Hijo, Dios hace a sus ángeles espíritus [o<br />

vientos], y a sus ministros llama <strong>de</strong> fuego. Él es el Creador y Director <strong>de</strong> los ángeles.<br />

Ellos obe<strong>de</strong>cen Su voluntad con la velocidad <strong>de</strong>l viento y con el fervor <strong>de</strong>l fuego.<br />

1:8 Ahora sigue una constelación <strong>de</strong> glorias en las que el Hijo es contemplado<br />

incomparable. Primero Dios se dirige a Él como Dios. En el Salmo 45:6 Dios el Padre<br />

saluda al Mesías con las palabras Tu trono, oh Dios, por el siglo <strong>de</strong>l siglo. Una vez más es<br />

inequívoca la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo, y el argumento proviene <strong>de</strong>l texto hebreo tradicional. (Hay<br />

al menos una cita <strong>de</strong>l AT en cada capítulo <strong>de</strong> Hebreos.)<br />

Él es también el Soberano eterno; Su trono es por el siglo <strong>de</strong>l siglo. Su reino <strong>de</strong> cierto<br />

«se exten<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> costa a costa, hasta que la luna no crezca ni mengüe más».<br />

Él es el justo Rey. El salmista habla <strong>de</strong> Él como empuñando un cetro <strong>de</strong> justicia, que<br />

es una manera poética <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir rige con una absoluta honra<strong>de</strong>z e integridad.<br />

1:9 Su rectitud personal es evi<strong>de</strong>nte por el hecho <strong>de</strong> que <strong>de</strong> manera constante ha amado<br />

la justicia, y aborrecido la maldad. Esto indudablemente se refiere <strong>de</strong> manera primordial<br />

a Sus treinta y tres años <strong>de</strong> vida sobre la tierra, durante los cuales la mirada <strong>de</strong> Dios no<br />

pudo hallar tacha alguna en Su carácter ni fallo en Su conducta. Demostró Su aptitud para<br />

reinar.


Por esta excelencia personal, Dios lo ungió con óleo <strong>de</strong> alegría más que a Sus<br />

compañeros. Esto significa que Él ha dado a Cristo el puesto <strong>de</strong> supremacía por encima <strong>de</strong><br />

a todos los otros seres. El óleo aquí pue<strong>de</strong> tipificar al Espíritu Santo: Cristo fue dotado con<br />

el Espíritu por encima <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más (Jn. 3:34). Sus compañeros incluyen a todos<br />

aquellos con los que Él se asoció, pero la expresión no significa que fuesen Sus iguales.<br />

Posiblemente incluye a los ángeles, pero lo más probable es que se refiera a Sus hermanos<br />

judíos.<br />

1:10 El Señor Jesucristo es el Creador <strong>de</strong> los cielos y <strong>de</strong> la tierra. Esto se <strong>de</strong>muestra en<br />

base <strong>de</strong>l Salmo 102:25–27. En aquel Salmo, el Mesías ora: «Dios mío, no me cortes» (v.<br />

24). Esta oración en Getsemaní y en el Calvario es respondida por Dios Padre: «Des<strong>de</strong> el<br />

principio tú fundaste la tierra, y los cielos son obra <strong>de</strong> tus manos».<br />

Se <strong>de</strong>bería observar que Dios aquí en el versículo 10 se dirige a Su Hijo como SEÑOR,<br />

es <strong>de</strong>cir, como Jehová. Esto es ineludible: el Jesús <strong>de</strong>l NT es el Jehová <strong>de</strong>l AT.<br />

1:11–12 En los versículos 11 y 12 se contrasta lo efímero <strong>de</strong> la creación con la<br />

perpetuidad <strong>de</strong>l Creador. Sus obras perecerán, pero Él mismo permanece. Aunque el sol,<br />

la luna, las estrellas, los montes, océanos y ríos parezcan permanentes, la verdad es que<br />

están sufriendo un proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>generación. El salmista asemeja todo eso a una vestidura:<br />

primero se <strong>de</strong>sgasta, luego es enrollado como fuera <strong>de</strong> uso; luego se cambia por algo mejor.<br />

Miremos una cordillera <strong>de</strong> montañas cubiertas <strong>de</strong> nieve, una gloriosa puesta <strong>de</strong> sol, un<br />

cielo claveteado <strong>de</strong> estrellas. Oigamos luego la majestuosa ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> estas palabras:<br />

como un manto los enrollarás, y serán cambiados; pero tú eres el mismo, y tus años no<br />

se acabarán.<br />

1:13 Otra cita (Sal. 110:1) <strong>de</strong>muestra la superioridad <strong>de</strong>l Hijo. En ese Salmo, Dios<br />

invita al Mesías: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado <strong>de</strong><br />

tus pies. Se hace la pregunta: «¿A qué ángel le dijo Dios jamás nada así?». La respuesta,<br />

claro, es que a ninguno.<br />

Estar sentado a la diestra <strong>de</strong> Dios significa una posición <strong>de</strong>l más alto honor y <strong>de</strong> un<br />

po<strong>de</strong>r ilimitado. Tener todos los enemigos como estrado <strong>de</strong> los pies significa una<br />

subyugación y dominio universal.<br />

1:14 La misión <strong>de</strong> los ángeles no es gobernar, sino servir. Son seres espirituales que<br />

Dios ha creado para servicio a favor <strong>de</strong> los que van a heredar la salvación. Esto se<br />

pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dos maneras: primero, los ángeles dan servicio a favor <strong>de</strong> los que no<br />

han sido aún convertidos; o, segundo, sirven a los que están salvados <strong>de</strong> la pena y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l pecado, pero que no son salvos aún <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l pecado, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> los creyentes<br />

que siguen aún en la tierra.<br />

Esto significa que son «ángeles guardianes». ¿Por qué <strong>de</strong>beríamos sorpren<strong>de</strong>rnos por<br />

esta verdad? Es cosa cierta que hay espíritus malvados que libran incesante batalla contra<br />

los escogidos <strong>de</strong> Dios (Ef. 6:12). ¿Nos asombraremos <strong>de</strong> que haya ángeles santos que<br />

guardan a los que han sido llamados a la salvación?<br />

Hemos <strong>de</strong> volver al punto principal <strong>de</strong>l pasaje: no la existencia <strong>de</strong> los ángeles<br />

guardianes, sino el hecho <strong>de</strong> que los ángeles son inferiores al Hijo <strong>de</strong> Dios, así como los<br />

siervos son inferiores al Soberano Universal.<br />

2:1 El escritor ha completado su argumento <strong>de</strong> que Cristo es supremamente mejor que<br />

los ángeles por cuanto Él es el Hijo <strong>de</strong> Dios. Antes <strong>de</strong> mostrar que como Hijo también es<br />

superior a Moisés, se <strong>de</strong>tiene para interponer la primera <strong>de</strong> las varias solemnes advertencias<br />

que se encuentran en la Epístola. Ésta es una advertencia en contra <strong>de</strong> marchar a la <strong>de</strong>riva<br />

apartándonos <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong>l evangelio.


Debido a la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l Dador y a la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Su don, los que escuchan el<br />

evangelio han <strong>de</strong> dar mucha mayor atención al mismo. Siempre hay el peligro <strong>de</strong> irse a la<br />

<strong>de</strong>riva apartándose <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong> Cristo y recaer en una religión <strong>de</strong> imágenes. Esto<br />

significa caer en la apostasía —el pecado <strong>de</strong>l que no hay arrepentimiento.<br />

2:2 Ya hemos mencionado que los judíos daban una especial importancia en su historia<br />

al ministerio <strong>de</strong> los ángeles. Quizá el principal ejemplo <strong>de</strong> ello fue la promulgación <strong>de</strong> la<br />

ley, cuando estuvieron presentes miríadas <strong>de</strong> seres angélicos (Dt. 33:2; Sal. 68:17). Es<br />

cierto que la ley fue dicha por medio <strong>de</strong> ángeles. Es cierto que era válida. Es cierto que<br />

toda transgresión fue castigada <strong>de</strong> manera consecuente. Estas cosas se admiten<br />

abiertamente.<br />

2:3 Pero ahora el argumento pasa <strong>de</strong> lo menor a lo mayor. Si los que quebrantaban la<br />

ley eran castigados, ¿cuál será la suerte <strong>de</strong> los que <strong>de</strong>scuidan el evangelio? La ley dice a los<br />

hombres lo que <strong>de</strong>ben hacer; el evangelio dice a los hombres lo que Dios ha hecho. Por la<br />

ley es el conocimiento <strong>de</strong>l pecado; por el evangelio es el conocimiento <strong>de</strong> la salvación.<br />

Descuidar una salvación tan gran<strong>de</strong> es más grave que transgredir la ley. La ley fue<br />

dada por medio <strong>de</strong> ángeles, a Moisés y luego al pueblo. Pero la palabra <strong>de</strong>l evangelio fue<br />

dada directamente por el mismo Señor Jesús. Y no sólo esto: fue confirmada a los<br />

primitivos cristianos por los apóstoles y otros que oyeron al Salvador.<br />

2:4 El mismo Dios certificó el mensaje tanto con señales como con prodigios y<br />

diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo. Las señales eran aquellos<br />

milagros <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> los apóstoles que significaban verda<strong>de</strong>s espirituales. Por ejemplo,<br />

la alimentación <strong>de</strong> los cinco mil (Jn. 6:1–14) fue la base <strong>de</strong>l discurso sobre el Pan <strong>de</strong> Vida<br />

que vino a continuación (Jn. 6:25–59). Los prodigios eran milagros que tenían la intención<br />

<strong>de</strong> suscitar el asombro en los espectadores; la resurrección <strong>de</strong> Lázaro ilustra esto (Jn. 11:1–<br />

44). Los milagros eran cualquiera exhibición <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r sobrenatural que contraviniese las<br />

leyes <strong>de</strong> la naturaleza. Los dones <strong>de</strong>l Espíritu Santo eran especiales aptitu<strong>de</strong>s dadas a los<br />

hombres para po<strong>de</strong>r hablar y actuar <strong>de</strong> una manera totalmente más allá <strong>de</strong> sus capacida<strong>de</strong>s<br />

naturales.<br />

El propósito <strong>de</strong> todos estos milagros era testificar <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong>l evangelio, en<br />

especial ante el pueblo judío, que tradicionalmente pedía alguna señal antes <strong>de</strong> creer. Hay<br />

alguna evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que la necesidad <strong>de</strong> los milagros confirmadores cesaron cuando el NT<br />

estuvo disponible en forma escrita. Pero es imposible <strong>de</strong>mostrar <strong>de</strong> modo fehaciente que el<br />

Espíritu Santo nunca reproduzca estos milagros en otras épocas.<br />

Las palabras según su voluntad indican que estos po<strong>de</strong>res milagrosos son dados por el<br />

Espíritu Santo como a Él le place. Son los dones dados soberanamente por Dios. No pue<strong>de</strong>n<br />

ser exigidos por los hombres, ni pretendidos en respuesta a la oración, porque Dios nunca<br />

los ha prometido a todos.<br />

2:5 En el primer capítulo vimos que Cristo es superior a los ángeles como Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Ahora se verá que Él es también superior como Hijo <strong>de</strong>l Hombre. Nos será <strong>de</strong> ayuda para<br />

seguir el fluir <strong>de</strong>l pensamiento recordar que, para la mente judaica, el pensamiento <strong>de</strong> la<br />

encarnación era una cosa increíble, y que el hecho <strong>de</strong> Su humillación era vergonzoso. Para<br />

los judíos, Jesús era sólo un hombre, y por tanto pertenecía a un or<strong>de</strong>n inferior a los<br />

ángeles. Los siguientes versículos muestran que incluso como Hombre, Jesús era mejor que<br />

los ángeles.<br />

Primero, se observa que Dios no <strong>de</strong>cretó que el mundo habitable <strong>de</strong>l futuro estuviese<br />

bajo el control <strong>de</strong> los ángeles. El mundo veni<strong>de</strong>ro aquí significa la dorada edad veni<strong>de</strong>ra


<strong>de</strong> paz y prosperidad que los profetas tantas veces mencionaron. Nos referimos a ella como<br />

el Milenio.<br />

2:6 El Salmo 8:4–6 se cita para mostrar que el dominio final sobre la tierra ha sido<br />

entregado al hombre, no a los ángeles. En cierto sentido, el hombre es insignificante, y sin<br />

embargo Dios se acuerda <strong>de</strong> él. En cierto sentido, el hombre es carente <strong>de</strong> importancia,<br />

pero Dios se preocupa <strong>de</strong> él.<br />

2:7 En la escala <strong>de</strong> la creación, el hombre ha recibido un puesto menor que los<br />

ángeles. Tiene más limitación en cuanto a conocimiento, movilidad y po<strong>de</strong>r. Y está sujeto a<br />

la muerte. Pero en los propósitos <strong>de</strong> Dios, el hombre está <strong>de</strong>stinado a ser coronado <strong>de</strong><br />

gloria y <strong>de</strong> honra. Las limitaciones <strong>de</strong> su cuerpo y mente serán mayormente eliminadas, y<br />

será exaltado sobre la tierra.<br />

2:8 En aquel día veni<strong>de</strong>ro, todo será puesto bajo la autoridad <strong>de</strong>l hombre —las huestes<br />

angélicas, el mundo <strong>de</strong> los animales, las aves, los peces, y el sistema planetario—. De<br />

hecho, todo el universo creado será puesto bajo su control.<br />

Esta había sido la intención original <strong>de</strong> Dios para el hombre. Le mandó, por ejemplo,<br />

con estas palabras: «Llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces <strong>de</strong>l mar, en las<br />

aves <strong>de</strong> los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra» (Gn. 1:28).<br />

¿Por qué, pues, no vemos que todas las cosas le están sometidas? La respuesta es que<br />

el hombre perdió su dominio <strong>de</strong>bido a su pecado. Fue el pecado <strong>de</strong> Adán lo que introdujo la<br />

maldición sobre la creación. Animales dóciles se volvieron feroces. La tierra comenzó a<br />

producir cardos y espinos. El control <strong>de</strong>l hombre sobre la naturaleza fue <strong>de</strong>safiado y quedó<br />

limitado.<br />

2:9 Sin embargo, cuando el Hijo <strong>de</strong>l Hombre vuelva para reinar sobre la tierra, quedará<br />

restaurado el dominio <strong>de</strong>l hombre. Jesús, como Hombre, restaurará lo que Adán perdió, y<br />

mucho más que aquello. De modo que aunque no vemos que todo esté sometido al control<br />

<strong>de</strong>l hombre en nuestros tiempos, sí vemos a Jesús, y en Él tenemos la clave <strong>de</strong>l final<br />

dominio <strong>de</strong>l hombre sobre la tierra.<br />

Por un breve tiempo, fue hecho un poco menor que los ángeles, específicamente<br />

durante los treinta y tres años <strong>de</strong> Su ministerio terrenal. Su <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>l cielo a Belén, a<br />

Getsemaní, a Gabata, al Gólgota y al sepulcro, marcan las etapas <strong>de</strong> Su humillación. Pero<br />

ahora está coronado <strong>de</strong> gloria y <strong>de</strong> honra. Su exaltación es un resultado <strong>de</strong> Su<br />

pa<strong>de</strong>cimiento y muerte; la cruz condujo a la corona.<br />

En todo ello, el propósito lleno <strong>de</strong> gracia <strong>de</strong> Dios era que Cristo experimentase la<br />

muerte en provecho <strong>de</strong> todos. El Salvador murió como nuestro Representante y Sustituto;<br />

es <strong>de</strong>cir: murió como hombre y murió por los hombres. Llevó en Su cuerpo en la cruz todo<br />

el juicio <strong>de</strong> Dios contra el pecado, para que los que en el creen nunca tengan que llevarlo.<br />

2:10 Concordaba totalmente con el justo carácter <strong>de</strong> Dios que el dominio <strong>de</strong>l hombre<br />

fuese restaurado mediante la humillación <strong>de</strong>l Salvador. El pecado había perturbado el or<strong>de</strong>n<br />

divino. Antes que se pudiese sacar or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l caos, el pecado había <strong>de</strong> ser tratado con<br />

justicia. Era consecuente con el santo carácter <strong>de</strong> Dios que Cristo sufriese, <strong>de</strong>rramase Su<br />

sangre y muriese para quitar el pecado.<br />

El sabio Planificador es <strong>de</strong>scrito como Aquel por cuya causa son todas las cosas, y<br />

mediante quien todas las cosas subsisten. Primero, Él es el objetivo o meta <strong>de</strong> toda<br />

creación; todas las cosas fueron hechas para Su gloria y placer. Pero Él es también la<br />

Fuente u Originador <strong>de</strong> toda la creación; nada fue hecho sin Él.


Su gran propósito era ir llevando muchos hijos a la gloria. Cuando consi<strong>de</strong>ramos<br />

nuestra propia indignidad, nos abruma pensar que Él jamás se preocupase por nosotros,<br />

pero se <strong>de</strong>be a que Él es el Dios <strong>de</strong> toda gracia que nos ha llamado a Su eterna gloria.<br />

¿Cuál es el precio <strong>de</strong> nuestra glorificación? El autor <strong>de</strong> nuestra salvación había <strong>de</strong> ser<br />

perfeccionado por medio <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cimientos. Por lo que se refiere a Su carácter moral, el<br />

Señor Jesús fue siempre impecable y perfecto. A este respecto nunca pudo ser<br />

perfeccionado. Pero tenía que ser perfeccionado COMO NUESTRO SALVADOR. Para conseguir<br />

eterna re<strong>de</strong>nción para nosotros, tuvo que pa<strong>de</strong>cer todo el castigo merecido por nuestros<br />

pecados. No podíamos ser salvados por Su vida impecable; Su muerte sustitutiva era una<br />

necesidad absoluta.<br />

Dios encontró una manera para salvarnos que era digna <strong>de</strong> Él mismo. Envió a Su<br />

unigénito Hijo a morir en nuestro lugar.<br />

2:11 Los tres siguientes versículos <strong>de</strong>stacan la perfección <strong>de</strong> la humanidad <strong>de</strong> Jesús. Si<br />

Él va a recuperar el dominio que perdió Adán, se ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar, pues, que Él es<br />

verda<strong>de</strong>ramente Hombre.<br />

Primero, se expone el hecho: Porque el que santifica y los que son santificados, <strong>de</strong><br />

uno son todos, es <strong>de</strong>cir, todos son poseedores <strong>de</strong> la condición humana. O «… tienen todos<br />

un origen» (RSV), lo que significa que en su humanidad todos tienen un Dios y Padre.<br />

Cristo es el que santifica, es <strong>de</strong>cir, separa o pone aparte <strong>de</strong>l mundo a hombres para<br />

Dios. ¡Bienaventurados a los que así pone aparte! Una persona o cosa santificadas son<br />

puestas aparte <strong>de</strong> usos ordinarios para ser para posesión, uso y goce propios <strong>de</strong> Dios. Lo<br />

opuesto a la santificación es la profanación.<br />

En la Biblia hay cuatro tipos <strong>de</strong> santificación: la santificación anterior a la conversión;<br />

la santificación posicional; la santificación práctica y la santificación perfecta. Estos tipos<br />

<strong>de</strong> santificación se <strong>de</strong>tallan en el Excurso en 1 Tesalonicenses 5:23, que <strong>de</strong>bería leerse con<br />

atención.<br />

El lector <strong>de</strong>bería estar atento acerca <strong>de</strong> los varios pasajes en Hebreos don<strong>de</strong> se cita la<br />

santificación, y <strong>de</strong>bería tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar qué tipo <strong>de</strong> santificación es el que está aquí a la<br />

vista.<br />

Se <strong>de</strong>be a que vino a ser un verda<strong>de</strong>ro Hombre que no se avergüenza <strong>de</strong> referirse a Sus<br />

seguidores como hermanos. ¿Es posible que el Eterno Soberano <strong>de</strong>l universo fuese a<br />

hacerse hombre e i<strong>de</strong>ntificarse <strong>de</strong> tal manera con Sus criaturas que las llamase hermanos?<br />

2:12 La respuesta se encuentra en el Salmo 22:22, don<strong>de</strong> le oímos <strong>de</strong>cir: Anunciaré tu<br />

nombre a mis hermanos. El mismo versículo le presenta también como i<strong>de</strong>ntificado con<br />

Su pueblo en el culto común: En medio <strong>de</strong> la congregación te cantaré himnos. En Su<br />

mortal agonía, esperaba el día en que dirigiría a la multitud redimida en la alabanza a Dios<br />

Padre.<br />

2:13 Se citan dos versículos más <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l AT para <strong>de</strong>mostrar la humanidad<br />

<strong>de</strong> Cristo. En Isaías 8:17 (LXX), Él habla <strong>de</strong> estar confiado en Dios. La implícita confianza<br />

en Jehová es una <strong>de</strong> las más gran<strong>de</strong>s marcas <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra humanidad. Luego en Isaías 8:18<br />

se cita al Señor como diciendo: «He aquí, yo y los hijos que Dios me dio». El pensamiento<br />

es que son miembros <strong>de</strong> una misma familia, y que reconocen a un mismo padre.<br />

2:14 Ahora se pi<strong>de</strong> a aquellos que consi<strong>de</strong>ran vergonzosa la humillación <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre que consi<strong>de</strong>ren cuatro importantes bendiciones que brotan <strong>de</strong> Su pasión.<br />

La primera es la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Satanás. ¿Cómo sucedió? Había un sentido especial en<br />

el que Dios dio Sus hijos a Cristo para que los santificase, salvase y emancipase. Por cuanto<br />

esos hijos tenían naturaleza humana, el Señor Jesús asumió un cuerpo <strong>de</strong> carne y sangre.


Dejó <strong>de</strong> lado la manifestación externa <strong>de</strong> Su <strong>de</strong>idad y veló Su naturaleza divina en un<br />

«ropaje <strong>de</strong> barro».<br />

Pero no se <strong>de</strong>tuvo en Belén. «Todo el camino al Calvario anduvo por mí, pues Su amor<br />

le llevó.»<br />

Por medio <strong>de</strong> la muerte, Él <strong>de</strong>struyó a aquel que tenía el imperio <strong>de</strong> la muerte, esto<br />

es, al diablo. Aquí, <strong>de</strong>struir significa per<strong>de</strong>r bienestar y no per<strong>de</strong>r el ser. Significa anular o<br />

anonadar. Satanás sigue oponiéndose activamente a los propósitos <strong>de</strong> Dios en el mundo,<br />

pero en la cruz recibió una herida <strong>de</strong> muerte. Le queda poco tiempo, y su sentencia es<br />

firme. Es un enemigo <strong>de</strong>rrotado.<br />

¿En qué sentido tenía el diablo el imperio <strong>de</strong> la muerte? Probablemente el principal<br />

sentido en el que tiene este po<strong>de</strong>r es en el <strong>de</strong> <strong>de</strong>mandar la muerte. Fue por Satanás que<br />

entró el pecado en el mundo al principio. La santidad <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>cretaba la muerte <strong>de</strong> todos<br />

los que habían pecado. De modo que en su papel <strong>de</strong> adversario el diablo podía <strong>de</strong>mandar<br />

que se pagase la pena.<br />

En las tierras paganas se ve su po<strong>de</strong>r también en la capacidad <strong>de</strong> sus agentes, los brujos,<br />

para lanzar maldiciones sobre una persona, y que aquella persona muera sin causa natural.<br />

No hay indicación alguna en la Escritura <strong>de</strong> que el diablo pueda infligir la muerte en un<br />

creyente sin el permiso <strong>de</strong> Dios (Job 2:6), y por ello no pue<strong>de</strong> disponer el tiempo <strong>de</strong> la<br />

muerte <strong>de</strong> un creyente. Por medio <strong>de</strong> hombres malvados se le permite a veces dar muerte a<br />

creyentes. Pero Jesús advirtió a Sus discípulos que no temiesen a los que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>struir el<br />

cuerpo, sino a Dios, que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir tanto el alma como el cuerpo en el infierno (Mt.<br />

10:28).<br />

En el AT, Enoc y Elías fueron llevados al cielo sin pasar por la muerte. Es indudable<br />

que ello fue porque como creyentes se les contó como habiendo muerto en la muerte aún<br />

futura <strong>de</strong> Cristo.<br />

Cuando Cristo venga en el Arrebatamiento, todos los creyentes vivos irán al cielo sin<br />

morir. Pero también escaparán a la muerte porque la santidad <strong>de</strong> Dios quedó satisfecha<br />

acerca <strong>de</strong> ellos en la muerte <strong>de</strong> Cristo. El Cristo resucitado tiene ahora «las llaves <strong>de</strong> la<br />

muerte y <strong>de</strong>l Ha<strong>de</strong>s» (Ap. 1:18), es <strong>de</strong>cir, tiene autoridad absoluta sobre la una y el otro.<br />

2:15 La segunda bendición conectada con la humillación <strong>de</strong> Cristo es la emancipación<br />

<strong>de</strong>l temor. Antes <strong>de</strong> la cruz, el temor <strong>de</strong> la muerte mantenía a los hombres en una<br />

esclavitud <strong>de</strong> por vida. Aunque hay ocasionales <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong> luz en el AT acerca <strong>de</strong> la vida<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte, la impresión general es <strong>de</strong> incertidumbre, horror y tinieblas. Lo que<br />

era nebuloso entonces queda claro ahora, porque Cristo sacó a la luz la vida y la<br />

inmortalidad por medio <strong>de</strong>l evangelio (2 Ti. 1:10).<br />

2:16 La tercera inmensa bendición es la expiación <strong>de</strong>l pecado. Al entrar en el mundo, el<br />

Señor no viene en auxilio <strong>de</strong> los ángeles, sino que viene en auxilio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />

Abraham. «Venir en auxilio <strong>de</strong>» es traducción <strong>de</strong> epilambanö, «asir» (<strong>de</strong> ahí la traducción<br />

<strong>de</strong> la V.M., «no echa mano [<strong>de</strong> la naturaleza] <strong>de</strong> los ángeles, sino que echa mano <strong>de</strong> [la<br />

naturaleza <strong>de</strong> la simiente <strong>de</strong> Abraham»). Aunque el verbo pue<strong>de</strong> no tener la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> asirse<br />

férreamente que tiene en otros lugares, en su empleo aquí se sugieren las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> ayuda y<br />

liberación.<br />

La <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Abraham aquí pue<strong>de</strong> referirse a los <strong>de</strong>scendientes físicos <strong>de</strong><br />

Abraham, los judíos, o a su linaje espiritual —los creyentes <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s—. El punto<br />

importante es que son seres humanos, no angélicos.


2:17 Siendo así las cosas, era necesario que fuese hecho semejante a sus hermanos en<br />

todos los respectos. Asumió una humanidad verda<strong>de</strong>ra y perfecta. Se sujetó a los <strong>de</strong>seos,<br />

pensamientos, sentimientos, emociones y afectos humanos, pero con esta importante<br />

excepción: que Él era sin pecado. Su humanidad era la i<strong>de</strong>al. La nuestra ha sido invadida<br />

por un elemento extraño, el pecado.<br />

Su humanidad perfecta lo ajusta para ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo<br />

que a Dios se refiere. Pue<strong>de</strong> ser misericordioso para con el hombre y fiel para con Dios.<br />

Su principal función como Sumo Sacerdote es hacer la propiciación [satisfacción] por<br />

los pecados <strong>de</strong>l pueblo. Para llevar eso a cabo hizo lo que ningún otro Sumo Sacerdote<br />

jamás hizo ni podía hacer: se ofreció a Sí mismo como sacrificio sin pecado. De buena<br />

voluntad murió en nuestro lugar.<br />

2:18 La cuarta bendición es ayuda para los tentados. Por cuanto él mismo ha<br />

pa<strong>de</strong>cido, siendo tentado, pue<strong>de</strong> también socorrer a los que están sufriendo tentación<br />

(V.M.). Pue<strong>de</strong> ayudar a otros a pasar por ello porque Él mismo ha estado ahí.<br />

Aquí, una vez más, <strong>de</strong>bemos añadir unas precisiones. El Señor Jesús fue tentado<br />

(V.M.) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera, pero jamás <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro. La tentación en el <strong>de</strong>sierto lo muestra tentado<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera. Satanás se le apareció y trató <strong>de</strong> seducirle mediante estímulos externos. Pero el<br />

Salvador nunca pudo ser tentado a pecar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> concupiscencias y pasiones interiores,<br />

porque en Él no había pecado ni nada que respondiera al pecado. Él ha pa<strong>de</strong>cido, siendo<br />

tentado. En tanto que a nosotros nos cuesta resistir a la tentación, a Él le dolió ser tentado.<br />

C. Cristo, superior a Moisés y a Josué (3:1–4:13)<br />

3:1 Moisés era uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s héroes nacionales <strong>de</strong> Israel. Por ello, el tercer<br />

escalón principal en la estrategia <strong>de</strong>l escritor es <strong>de</strong>mostrar la infinita superioridad <strong>de</strong> Cristo<br />

sobre Moisés.<br />

El mensaje se dirige a los hermanos santos, participantes <strong>de</strong>l llamamiento celestial.<br />

Los verda<strong>de</strong>ros creyentes son santos en cuanto a posición, y <strong>de</strong>berían ser santos en cuanto a<br />

práctica. En Cristo, son santos; y <strong>de</strong>bieran ser santos en sí mismos.<br />

Su llamamiento celestial está en contraste con el llamamiento celestial <strong>de</strong> Israel. Los<br />

santos <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> habían sido llamados a bendiciones materiales en una tierra<br />

<strong>de</strong> promisión (aunque tenían también una esperanza celestial). En la Era <strong>de</strong> la Iglesia, los<br />

creyentes son llamados a bendiciones espirituales en lugares celestiales ahora, y a una<br />

herencia celestial en el futuro.<br />

Consi<strong>de</strong>rad a Jesús. Él es eminentemente digno <strong>de</strong> nuestra consi<strong>de</strong>ración como el<br />

apóstol y sumo sacerdote <strong>de</strong> nuestra profesión. Al confesarlo a Él como apóstol,<br />

significamos que Él representa a Dios <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nosotros. Al confesarlo como Sumo<br />

Sacerdote, significamos que Él nos representa <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

3:2 Hay un aspecto en el que fue <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego similar a Moisés. Él es fiel a Dios, así<br />

como también lo fue Moisés en toda la casa <strong>de</strong> Dios. La casa no significa aquí sólo el<br />

tabernáculo, sino toda la esfera en la que Moisés representó los intereses <strong>de</strong> Dios. Es la<br />

casa <strong>de</strong> Israel, el antiguo pueblo terrenal <strong>de</strong> Dios.<br />

3:3 Pero aquí termina la semejanza. En todos los otros puntos hay una indiscutible<br />

superioridad. Primero, el Señor Jesús es estimado digno <strong>de</strong> mucha mayor gloria que<br />

Moisés por cuanto quien edifica la casa tiene mayor honra que la casa misma. Jesús fue<br />

el constructor <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Dios; Moisés era sólo una parte <strong>de</strong> la casa.


3:4 En segundo lugar, Jesús es mayor porque es Dios. Toda casa ha <strong>de</strong> tener algún<br />

constructor. Aquel que construyó todas las cosas es Dios. Por Juan 1:3, Colosenses 1:16 y<br />

Hebreos 1:2, 10 vemos que Jesús fue el Agente activo en la creación. Es ineludible la<br />

conclusión: Jesucristo es Dios.<br />

3:5 El tercer punto es que Cristo es mayor como Hijo. Moisés fue fiel como criado en<br />

toda la casa <strong>de</strong> Dios (Nm. 12:7), señalando a los hombres a<strong>de</strong>lante, al Mesías veni<strong>de</strong>ro. Él<br />

testificó <strong>de</strong> lo que había <strong>de</strong> anunciarse <strong>de</strong>spués, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> las buenas nuevas <strong>de</strong><br />

salvación en Cristo. Por eso Jesús dijo en una ocasión: «Si creyeseis a Moisés, me creeríais<br />

a mí, porque <strong>de</strong> mí escribió él» (Jn. 5:46). En Su discurso a los discípulos en el camino a<br />

Emaús, Jesús comenzó por Moisés y siguió por todos los profetas, y «se puso a explicarles<br />

en todas las Escrituras todo lo referente a él» (Lc. 24:27).<br />

3:6 Pero Cristo fue fiel sobre la casa <strong>de</strong> Dios como Hijo, no como siervo, y en Su caso<br />

la condición <strong>de</strong> hijo significa igualdad con Dios. La casa <strong>de</strong> Dios es su propia casa.<br />

Aquí el escritor explica qué es lo que se significa en la actualidad por la casa <strong>de</strong> Dios.<br />

Se compone <strong>de</strong> todos los verda<strong>de</strong>ros creyentes en el Señor Jesús: cuya casa somos<br />

nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y la gloria <strong>de</strong> nuestra esperanza.<br />

Al principio esto podría dar la apariencia <strong>de</strong> que nuestra salvación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> que nos<br />

mantengamos firmes. En tal caso, la salvación sería por nuestra perseverancia y no por la<br />

obra consumada <strong>de</strong> Cristo en la cruz. El verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong>l pasaje es que <strong>de</strong>mostramos<br />

que somos casa <strong>de</strong> Dios si nos mantenemos firmes. La perseverancia es una prueba <strong>de</strong><br />

realidad. Los que pier<strong>de</strong>n confianza en Cristo y en Sus promesas y vuelven a los rituales y a<br />

las ceremonias muestran por ello que nunca habían nacido <strong>de</strong> nuevo. Es contra una<br />

apostasía así que se dirige la advertencia que sigue.<br />

3:7 Al llegar a este punto, el escritor presenta la segunda advertencia <strong>de</strong> la Epístola —<br />

una advertencia en contra <strong>de</strong>l endurecimiento <strong>de</strong> corazón—. Le había sucedido a Israel en<br />

el <strong>de</strong>sierto, y podría volver a suce<strong>de</strong>r. De modo que el Espíritu Santo sigue hablando a<br />

través <strong>de</strong>l Salmo 95:7–11, como lo hizo cuando lo inspiró al principio: Si oís hoy su voz.<br />

3:8 Siempre que Dios habla, <strong>de</strong>beríamos ser prontos en respon<strong>de</strong>r. Dudar <strong>de</strong> Su palabra<br />

es tratarlo <strong>de</strong> mentiroso y significa incurrir en Su ira.<br />

Y ésta fue la historia <strong>de</strong> Israel en el <strong>de</strong>sierto. Es un penoso registro <strong>de</strong> quejas,<br />

concupiscencias, idolatría, incredulidad y rebelión. En Refidim, por ejemplo, se quejaron<br />

por la ausencia <strong>de</strong> agua y dudaron <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Dios en medio <strong>de</strong> ellos (Éx. 17:1–16).<br />

En el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Parán, cuando volvieron los espías incrédulos con un malvado informe <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>saliento y duda (Nm. 13:25–29), el pueblo <strong>de</strong>cidió que <strong>de</strong>berían volver a Egipto, la tierra<br />

<strong>de</strong> su esclavitud (Nm. 14:4).<br />

3:9 Pero Dios se indignó <strong>de</strong> tal manera que <strong>de</strong>cretó que el pueblo iría errante por el<br />

<strong>de</strong>sierto durante cuarenta años (Nm. 14:33–34). De todos aquellos guerreros que salieron <strong>de</strong><br />

Egipto que tenían veinte años o más, sólo dos entrarían en la tierra <strong>de</strong> Canaán: Caleb y<br />

Josué (Nm. 14:28–30).<br />

Es significativo que así como Israel pasó cuarenta años en el <strong>de</strong>sierto, así el Espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios trató con la nación <strong>de</strong> Israel durante aproximadamente cuarenta años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

muerte <strong>de</strong> Cristo. La nación endureció su corazón contra el mensaje <strong>de</strong> Cristo. En el 70<br />

d.C., Jerusalén fue <strong>de</strong>struida y sus habitantes fueron esparcidos entre las naciones gentiles.<br />

3:10 El profundo <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios con Israel en el <strong>de</strong>sierto suscitó esta dura <strong>de</strong>nuncia.<br />

Los acusó <strong>de</strong> una perpetua propensión a apartarse <strong>de</strong> Él y <strong>de</strong> ignorar voluntariosamente Sus<br />

caminos.<br />

3:11 En su ira, juró que no entrarían en Su reposo, es <strong>de</strong>cir, la tierra <strong>de</strong> Canaán.


3:12 Los versículos 12–15 dan la aplicación que el Espíritu Santo nos da <strong>de</strong> la<br />

experiencia <strong>de</strong> Israel. Como en otros pasajes <strong>de</strong> Hebreos, los lectores son <strong>de</strong>signados como<br />

hermanos. Esto no significa que todos fuesen verda<strong>de</strong>ros cristianos. De modo que todos<br />

los que profesan ser creyentes <strong>de</strong>berían estar constantemente en guardia contra un corazón<br />

malo <strong>de</strong> incredulidad que pudiese llevarlos a apartarse <strong>de</strong>l Dios vivo. Esto es una<br />

constante amenaza.<br />

3:13 Un antídoto para ello es la mutua exhortación. Sobre todo en días <strong>de</strong> dificultad y<br />

<strong>de</strong> angustia, el pueblo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bería estar exhortándose mutuamente y a otros cada día a<br />

no <strong>de</strong>jar a Cristo por religiones que no pue<strong>de</strong>n tratar con el pecado <strong>de</strong> manera efectiva.<br />

Observemos que esta exhortación no se limita a una clase ministerial sino que es el<br />

<strong>de</strong>ber <strong>de</strong> todos los hermanos. Debería continuar en tanto que se diga Hoy, es <strong>de</strong>cir, en tanto<br />

que siga en pie la oferta <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> salvación por la gracia. Hoy es el tiempo aceptable;<br />

Hoy es el día <strong>de</strong> salvación.<br />

Echarse atrás significa endurecerse por el engaño <strong>de</strong>l pecado. El pecado<br />

frecuentemente parece hermoso por anticipado. Aquí ofrece escapatoria <strong>de</strong>l oprobio <strong>de</strong><br />

Cristo, unas normas inferiores <strong>de</strong> santidad, rituales que apelan a los sentidos estéticos y la<br />

promesa <strong>de</strong> ganancia terrenal. Pero retrospectivamente es repulsivo. Deja al hombre sin<br />

perdón <strong>de</strong> los pecados, sin esperanza más allá <strong>de</strong>l sepulcro y sin posibilidad <strong>de</strong><br />

arrepentimiento.<br />

3:14 De nuevo se nos recuerda que hemos venido a ser participantes <strong>de</strong> Cristo, si<br />

retenemos firme el principio <strong>de</strong> nuestra confianza hasta el fin (V.M.). Versículos como<br />

éste son frecuentemente mal empleados para enseñar que una persona pue<strong>de</strong> ser salva y<br />

volverse a per<strong>de</strong>r. Sin embargo, esta interpretación es imposible <strong>de</strong>bido a que el abrumador<br />

testimonio <strong>de</strong> la Biblia es que la salvación es otorgada libremente por la gracia <strong>de</strong> Dios,<br />

adquirida por la sangre <strong>de</strong> Cristo, recibida por medio <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong>l hombre, y evi<strong>de</strong>nciada por<br />

buenas obras. La verda<strong>de</strong>ra fe tiene siempre la cualidad <strong>de</strong> permanencia. No nos<br />

mantenemos firmes para retener nuestra salvación, sino como prueba <strong>de</strong> que hemos sido<br />

salvos <strong>de</strong> modo genuino. La fe es la raíz <strong>de</strong> la salvación; la perseverancia es el fruto.<br />

¿Quiénes son los compañeros <strong>de</strong> Cristo? La respuesta es: «Aquellos que por su firmeza en<br />

la fe <strong>de</strong>muestran que verda<strong>de</strong>ramente le pertenecen».<br />

3:15 Ahora el escritor concluye la aplicación personal <strong>de</strong> la triste experiencia <strong>de</strong> Israel<br />

repitiendo las palabras <strong>de</strong>l Salmo 95:7, 8: «Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros<br />

corazones, como en la provocación». Este patético llamamiento, antes dirigido a Israel, se<br />

dirige ahora a todo aquel que pudiera sentirse tentado a abandonar las buenas nuevas y<br />

volverse a la ley.<br />

3:16 Este capítulo concluye con una interpretación histórica <strong>de</strong> la apostasía <strong>de</strong> Israel.<br />

En una serie <strong>de</strong> tres preguntas y respuestas, el escritor repasa la rebelión, provocación y<br />

retribución <strong>de</strong> Israel. Luego expone la conclusión.<br />

Rebelión. Los rebel<strong>de</strong>s son i<strong>de</strong>ntificados como todos los que salieron <strong>de</strong> Egipto por<br />

mano <strong>de</strong> Moisés. Caleb y Josué fueron las solitarias excepciones.<br />

3:17 Provocación. Fueron esos mismos rebel<strong>de</strong>s los que provocaron a Jehová durante<br />

cuarenta años. Eran unos seiscientos mil <strong>de</strong> ellos, y para cuando hubo terminado el plazo<br />

<strong>de</strong> cuarenta años, el <strong>de</strong>sierto estaba punteado con seiscientos mil sepulcros.<br />

3:18 Retribución. Estos fueron los mismos que los excluidos <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> Canaán<br />

<strong>de</strong>bido a su <strong>de</strong>sobediencia.<br />

La sencilla exposición <strong>de</strong> estas preguntas y respuestas <strong>de</strong>bería tener una profunda<br />

influencia sobre todos los que pudiesen sentirse tentados a <strong>de</strong>jar la menospreciada minoría


<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ros cristianos por la inmensa mayoría <strong>de</strong> personas que tienen una forma externa<br />

<strong>de</strong> religión pero que niegan el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la piedad. ¿Acaso la mayoría tiene siempre razón?<br />

En este capítulo <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> Israel, ¡sólo dos tenían razón, y más <strong>de</strong> medio millón <strong>de</strong><br />

personas estaban en un error!<br />

A. T. Pierson <strong>de</strong>staca la gravedad <strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong> la siguiente manera: Su<br />

incredulidad era una cuádruple provocación:<br />

1. Era un ataque contra la verdad <strong>de</strong> Dios, y le hacía mentiroso.<br />

2. Era un ataque contra Su po<strong>de</strong>r, porque lo consi<strong>de</strong>raba como débil e incapaz <strong>de</strong><br />

introducirlos en la tierra.<br />

3. Era un ataque contra Su inmutabilidad, porque, aunque no lo dijesen explícitamente,<br />

su rumbo implicaba que creían que Él era un Dios mudable, y que no podía hacer las<br />

maravillas que antes había obrado.<br />

4. Era también un ataque contra Su fi<strong>de</strong>lidad paterna, como si Él alentara una expectativa<br />

que no tenía intención <strong>de</strong> cumplir.<br />

Caleb y Josué, por contra, honraron a Dios contando con que Su palabra era<br />

absolutamente veraz, Su po<strong>de</strong>r infinito, Su disposición inmutablemente llena <strong>de</strong> gracia, y<br />

Su fi<strong>de</strong>lidad tal que nunca suscitaría ninguna esperanza que no fuese a satisfacer.<br />

3:19 Conclusión. Había sido la incredulidad lo que había mantenido a los rebel<strong>de</strong>s<br />

hijos fuera <strong>de</strong> la tierra prometida, y es la incredulidad lo que mantiene al hombre fuera <strong>de</strong><br />

la heredad <strong>de</strong> Dios en cada dispensación. La lección es evi<strong>de</strong>nte: guardémonos <strong>de</strong> un<br />

corazón malo <strong>de</strong> incredulidad.<br />

Los siguientes versículos constituyen uno <strong>de</strong> los pasajes más difíciles en toda la Carta.<br />

Hay poco acuerdo entre los comentaristas acerca <strong>de</strong>l fluir exacto <strong>de</strong>l argumento, aunque la<br />

enseñanza global <strong>de</strong> esta sección está bastante clara.<br />

El tema <strong>de</strong> 4:1–13 es el reposo <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> diligencia para alcanzarlo.<br />

Será útil <strong>de</strong> entrada observar que en la Biblia se mencionan diferentes clases <strong>de</strong> reposo:<br />

1. Dios reposó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l sexto día <strong>de</strong> la creación (Gn. 2:2). Este reposo no indicaba<br />

fatiga como resultado <strong>de</strong> un afán, sino satisfacción en la obra que Él había llevado a cabo.<br />

Era el reposo <strong>de</strong> la complacencia (Gn. 1:31). El reposo <strong>de</strong> Dios quedó interrumpido por la<br />

entrada <strong>de</strong>l pecado en el mundo. Des<strong>de</strong> aquel entonces, ha estado obrando incesantemente.<br />

«Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo» (Jn. 5:17).<br />

2. Canaán había sido puesta como tierra <strong>de</strong> reposo para los hijos <strong>de</strong> Israel. La mayoría <strong>de</strong><br />

ellos nunca entraron en la tierra, y los que sí entraron no encontraron el reposo que Dios<br />

había querido para ellos. Canaán se emplea aquí como tipo o imagen <strong>de</strong>l reposo final y<br />

eterno <strong>de</strong> Dios. Muchos <strong>de</strong> los que no pudieron entrar en Canaán (Coré, Datán, Abiram, por<br />

ejemplo) son imagen <strong>de</strong> los actuales apóstatas que <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> alcanzar el reposo <strong>de</strong> Dios a<br />

causa <strong>de</strong> su incredulidad.<br />

3. Los creyentes gozan en la actualidad <strong>de</strong>l reposo <strong>de</strong> la conciencia, sabiendo que la pena<br />

por sus pecados ha sido pagada por medio <strong>de</strong> la obra consumada <strong>de</strong> Jesús. Este es el reposo<br />

que prometió el Salvador: «Venid a mí … y yo os haré <strong>de</strong>scansar» (Mt. 11:28).<br />

4. El creyente goza también <strong>de</strong> reposo en su servicio al Señor. Mientras lo prece<strong>de</strong>nte es<br />

un reposo <strong>de</strong> salvación, hay un reposo en el servicio: «Llevad mi yugo sobre vosotros, y<br />

apren<strong>de</strong>d <strong>de</strong> mí… y hallaréis <strong>de</strong>scanso para vuestras almas» (Mt. 11:29).


5. Finalmente, hay el reposo eterno que espera al creyente en la casa <strong>de</strong>l Padre en el<br />

cielo. Este futuro reposo, llamado también reposo sabático (He. 4:9), es el reposo final <strong>de</strong>l<br />

que los otros son tipos o anticipaciones. Este reposo es el tema principal (He. 4:1–13).<br />

4:1 Nadie <strong>de</strong>bería pensar que la promesa <strong>de</strong> reposo ya no es válida. Nunca ha tenido un<br />

cumplimiento completo y <strong>de</strong>finitivo en el pasado. Nunca ha tenido un cumplimiento total y<br />

<strong>de</strong>finitivo en el pasado; la oferta, pues, sigue estando en vigor.<br />

Pero cada uno <strong>de</strong> los que profesan creer <strong>de</strong>bería cerciorarse <strong>de</strong> que no haya alcanzado<br />

el objetivo. Si su profesión es vana, hay siempre el peligro <strong>de</strong> apartarse <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong><br />

abrazar algún sistema religioso impotente para salvar.<br />

4:2 Se nos ha anunciado la buena nueva, las buenas noticias <strong>de</strong> la vida eterna por<br />

medio <strong>de</strong> la fe en Cristo. A los israelitas también se les proclamó una buena nueva: la <strong>de</strong>l<br />

reposo en la tierra <strong>de</strong> Canaán. Pero ellos no se beneficiaron <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> reposo.<br />

Hay dos posibles explicaciones <strong>de</strong> su fracaso, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> qué lectura <strong>de</strong><br />

manuscrito adoptemos para el versículo 2. Según la tradición <strong>de</strong> Reina-Valera, la razón <strong>de</strong><br />

su fracaso fue porque la palabra no fue acompañada <strong>de</strong> fe en los que la oyeron. Dicho <strong>de</strong><br />

otro modo: no la creyeron, no actuaron en base <strong>de</strong> ella.<br />

La otra lectura (BAS margen) dice que fue «por no estar ellos unidos por la fe con los<br />

que la creyeron». El significado aquí es que la mayoría <strong>de</strong> los israelitas no estaban unidos<br />

por fe con Caleb y Josué, los dos espías que creyeron la promesa <strong>de</strong> Dios.<br />

En cualquiera <strong>de</strong> los dos casos, la i<strong>de</strong>a a <strong>de</strong>stacar es que la incredulidad los excluyó <strong>de</strong>l<br />

reposo que Dios les había preparado en la tierra prometida.<br />

4:3 Aquí se vuelve difícil la continuidad <strong>de</strong> pensamiento. Parece haber tres cláusulas<br />

inconexas y carentes <strong>de</strong> relación, pero po<strong>de</strong>mos ver que hay un factor común en cada<br />

cláusula: el tema <strong>de</strong>l reposo <strong>de</strong> Dios.<br />

Primero, apren<strong>de</strong>mos que los que hemos creído somos los que entramos en el reposo.<br />

La fe es la llave que abre la puerta. Los creyentes gozan en la actualidad <strong>de</strong> reposo en sus<br />

conciencias, porque saben que nunca serán llevados a juicio por sus pecados (Jn. 5:24).<br />

Pero también es cierto que los que creen son los únicos que llegarán a entrar en el final<br />

reposo <strong>de</strong> Dios en gloria. Es probablemente este reposo futuro el que está aquí a la vista.<br />

La siguiente cláusula refuerza la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>clarándola <strong>de</strong> manera negativa: tal como él ha<br />

dicho: Como juré en mi ira, no entrarán en mi reposo (citado <strong>de</strong>l Salmo 95:11). Así<br />

como la fe admite, la incredulidad excluye. Los que confiamos en Cristo tenemos la<br />

certidumbre <strong>de</strong>l reposo <strong>de</strong> Dios; los israelitas incrédulos no podían tener esta certidumbre<br />

porque no creían la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

La tercera cláusula presenta la mayor dificultad. Dice: aunque las obras suyas estaban<br />

acabadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo. Quizá la explicación más sencilla se encuentre<br />

vinculando esto con la cláusula prece<strong>de</strong>nte. Allí Dios emplea el tiempo futuro al hablar <strong>de</strong><br />

Su reposo: No entrarán en mi reposo. El tiempo futuro implica que el reposo <strong>de</strong> Dios<br />

sigue siendo una opción en vigor, aunque algunos lo hayan perdido a causa <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>sobediencia, y que este reposo sigue estando disponible a pesar <strong>de</strong> que las obras <strong>de</strong> Dios<br />

estaban acabadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong> mundo.<br />

4:4 Este versículo tiene la intención <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar por las Escrituras que Dios reposó<br />

tras haber consumado la obra <strong>de</strong> la creación. La vaguedad <strong>de</strong>l autor en la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong>l<br />

pasaje citado no indica ninguna ignorancia <strong>de</strong> su parte. Es sencillamente un artificio<br />

literario al citar un versículo <strong>de</strong> un libro que en aquel tiempo no estaba dividido en


capítulos y versículos. El versículo es una adaptación <strong>de</strong> Génesis 2:2: «Y reposó el día<br />

séptimo <strong>de</strong> toda la obra que hizo».<br />

Aquí se emplea el tiempo pasado, y podría parecer indicar a algunos que el reposo <strong>de</strong><br />

Dios pertenece sólo a la historia y no a la profecía, y no es relevante para nosotros hoy.<br />

Pero no es éste el caso.<br />

4:5 Para reforzar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la referencia al reposo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la creación<br />

no significa que es un caso cerrado, el escritor cita <strong>de</strong> nuevo con un ligero cambio el Salmo<br />

95:11, don<strong>de</strong> se emplea el tiempo futuro: No entrarán en mi reposo. Aquí viene a <strong>de</strong>cir:<br />

«En vuestro pensamiento, no limitéis el reposo <strong>de</strong> Dios a lo que sucedió allá en Génesis 2;<br />

recordar que Dios se refirió <strong>de</strong>spués a Su reposo como a algo que estaba aún disponible».<br />

4:6 Hasta este punto en el argumento hemos visto que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la creación, Dios ha<br />

estado ofreciendo el reposo a la humanidad. Se ha abierto la puerta <strong>de</strong> entrada.<br />

Los israelitas en el <strong>de</strong>sierto no entraron por causa <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sobediencia. ¡Pero eso no<br />

significa que la promesa no estuviese más en vigor!<br />

4:7 El siguiente paso es mostrar que incluso en tiempos <strong>de</strong> David, unos quinientos años<br />

<strong>de</strong>spués que los israelitas habían sido excluidos <strong>de</strong> Canaán, Dios seguía usando la palabra<br />

Hoy para <strong>de</strong>signar el día <strong>de</strong> la oportunidad. El escritor ya ha citado el Salmo 95:7, 8 en<br />

Hebreos 3:7, 8, 15. Ahora lo vuelve a citar para <strong>de</strong>mostrar que la promesa <strong>de</strong> reposo <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> Dios no cesó con los israelitas en el <strong>de</strong>sierto. En tiempos <strong>de</strong> David seguía apelando<br />

a los hombres a que confiasen en Él y a que no endureciesen sus corazones.<br />

4:8 Algunos israelitas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, entraron en Canaán bajo Josué. Pero tampoco ésos<br />

gozaron <strong>de</strong>l reposo final que Dios ha preparado para los que le aman. Hubo conflicto en<br />

Canaán, y pecado, enfermedad, dolor, pa<strong>de</strong>cimientos y muerte. Si en ellos se hubiese<br />

cumplido la promesa <strong>de</strong> reposo <strong>de</strong> Dios, no la hubiese vuelto a ofrecer en tiempos <strong>de</strong><br />

David.<br />

4:9 Los versículos prece<strong>de</strong>ntes han estado llevando a esta conclusión: Por tanto, queda<br />

un reposo para el pueblo <strong>de</strong> Dios. Aquí el escritor usa un término griego diferente para<br />

reposo (sabatismos), que está relacionado con la palabra Sabbath. Se refiere al reposo<br />

eterno que gozarán todos aquellos que han sido redimidos por la preciosa sangre <strong>de</strong> Cristo.<br />

Es una observancia <strong>de</strong> «Sábado» que nunca acabará.<br />

4:10 Todo aquel que entra en el reposo <strong>de</strong> Dios goza <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> la labor, así como<br />

Dios lo hizo en el séptimo día.<br />

Antes <strong>de</strong> que fuésemos salvados, pue<strong>de</strong> que intentásemos obrar para alcanzar nuestra<br />

salvación. Cuando nos dimos cuenta <strong>de</strong> que Cristo había consumado la obra en el Calvario,<br />

abandonamos nuestros indignos esfuerzos y confiamos en el Re<strong>de</strong>ntor resucitado. Después<br />

<strong>de</strong> la salvación, nos damos en amante afán por Aquel que nos amó y se entregó por<br />

nosotros. Nuestras buenas obras son el fruto <strong>de</strong>l Espíritu Santo que mora en nosotros. A<br />

menudo nos cansamos en Su servicio, aunque no nos cansamos <strong>de</strong> servirle.<br />

En el eterno reposo <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>scansaremos <strong>de</strong> nuestras labores aquí. Esto no significa<br />

que en el cielo estaremos inactivos. Seguiremos adorándole y sirviéndole, pero no habrá<br />

fatiga, angustia, persecución ni aflicción.<br />

4:11 Los versículos anteriores <strong>de</strong>muestran que el reposo <strong>de</strong> Dios sigue estando<br />

disponible. Este versículo dice que se precisa <strong>de</strong> diligencia para entrar en aquel reposo. Se<br />

nos exhorta a que procuremos la seguridad <strong>de</strong> que nuestra única esperanza es Cristo el<br />

Señor. Debemos resistir con diligencia toda tentación <strong>de</strong> meramente profesar fe en Él, y<br />

luego renunciar a Él en el ardor <strong>de</strong>l sufrimiento y <strong>de</strong> la persecución.


Los israelitas fueron negligentes. Trataron con ligereza las promesas <strong>de</strong> Dios. Desearon<br />

Egipto, la tierra <strong>de</strong> su servidumbre. No fueron diligentes en apropiarse <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong><br />

Dios por la fe. El resultado fue que nunca llegaron a Canaán. Su ejemplo <strong>de</strong>biera servirnos<br />

<strong>de</strong> advertencia.<br />

4:12 Los dos versículos siguientes contienen una solemne advertencia <strong>de</strong> que la<br />

incredulidad nunca pasa inadvertida. Es <strong>de</strong>scubierta primero por la palabra <strong>de</strong> Dios. (El<br />

término empleado aquí para palabra es logos, la conocida palabra empleada por Juan en el<br />

prólogo <strong>de</strong> su Evangelio. Sin embargo, este versículo no se refiere al Verbo Viviente, Jesús,<br />

sino a la palabra escrita, la Biblia.)<br />

Esta palabra <strong>de</strong> Dios es:<br />

viva —constante y activamente viva.<br />

eficaz —dadora <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.<br />

afilada —más cortante que una espada <strong>de</strong> dos filos.<br />

divisora —penetra hasta la división <strong>de</strong>l alma y <strong>de</strong>l espíritu, las dos partes invisibles e<br />

inmateriales <strong>de</strong>l hombre—. Divi<strong>de</strong> las coyunturas y los tuétanos, don<strong>de</strong> las coyunturas<br />

permiten los movimientos externos, y los tuétanos son la vida oculta pero vital <strong>de</strong> los<br />

huesos.<br />

perspicaz —discriminante y juzgadora con respecto a los pensamientos y a las intenciones<br />

<strong>de</strong>l corazón—. Es la palabra la que nos juzga a nosotros, y no nosotros los que juzgamos a<br />

la palabra.<br />

4:13 En segundo lugar, la incredulidad es <strong>de</strong>tectada por el Señor viviente. Aquí el<br />

pronombre pasa <strong>de</strong> lo impersonal a lo personal: Y no hay cosa creada que esté oculta <strong>de</strong><br />

su vista. Nada escapa a Su observación. Él es absolutamente omnisciente. Está<br />

constantemente al tanto <strong>de</strong> todo lo que suce<strong>de</strong> en el universo. Naturalmente, lo importante<br />

en el contexto es que Él sabe dón<strong>de</strong> hay una fe real y dón<strong>de</strong> hay sólo un asentimiento<br />

intelectual a los hechos.<br />

II. CRISTO, SUPERIOR EN SU SACERDOCIO (4:14–10:18)<br />

A. El sacerdocio <strong>de</strong> Cristo, superior al <strong>de</strong> Aarón (4:14–7:28)<br />

4:14 Estos versículos reempren<strong>de</strong>n la intensa corriente <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong>l escritor que<br />

introdujo en 3:1: Cristo como el gran sumo sacerdote <strong>de</strong> Su pueblo. Lo presentan como el<br />

gran recurso <strong>de</strong> Su pueblo necesitado, po<strong>de</strong>roso para guardarlos <strong>de</strong> caída. También cambian<br />

el énfasis «<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la palabra como escrutadora al Señor como Simpatizante». Cuando la<br />

palabra nos ha <strong>de</strong>nunciado <strong>de</strong> una manera absoluta (vv. 12, 13), po<strong>de</strong>mos acudir a Él para<br />

misericordia y gracia. Veamos las excelencias <strong>de</strong>l Señor:<br />

1. Él es un gran sumo sacerdote. Había muchos sumos sacerdotes bajo la economía<br />

mosaica, pero ninguno <strong>de</strong> ellos fue jamás llamado gran<strong>de</strong>.<br />

2. Él pasó a través <strong>de</strong> los cielos atmosféricos y <strong>de</strong> los estelares hasta el tercer cielo, la<br />

morada <strong>de</strong> Dios. Esto se refiere, naturalmente, a Su ascensión y glorificación a la diestra <strong>de</strong>l<br />

Padre.


3. Él es humano. Jesús es el nombre que le fue dado al nacer, y es este nombre que está<br />

particularmente vinculado con Su humanidad.<br />

4. Él es divino. Cuando se emplea acerca <strong>de</strong> Cristo, el título <strong>de</strong> el Hijo <strong>de</strong> Dios habla <strong>de</strong><br />

Su absoluta igualdad con Dios Padre. Su humanidad lo hacía idóneo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro lado; Su<br />

<strong>de</strong>idad, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lado <strong>de</strong> Dios. No es <strong>de</strong> extrañar que reciba el nombre <strong>de</strong> un gran sumo<br />

sacerdote.<br />

4:15 También hemos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar Su experiencia. Nadie pue<strong>de</strong> compa<strong>de</strong>cerse<br />

realmente <strong>de</strong> alguna otra persona a no ser que haya pasado por una experiencia similar.<br />

Como Hombre, el Señor ha compartido nuestras experiencias, y pue<strong>de</strong> por ello compren<strong>de</strong>r<br />

las pruebas que pasamos. (No pue<strong>de</strong> compa<strong>de</strong>cerse <strong>de</strong> nuestras malas acciones, porque<br />

nunca las experimentó.)<br />

En cada dolor que <strong>de</strong>sgarra el corazón.<br />

El Varón <strong>de</strong> Dolores una parte tiene.<br />

Él ha sido tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Las Escrituras<br />

mantienen la perfección carente <strong>de</strong> pecado con un cuidado celoso, y también nosotros<br />

<strong>de</strong>beríamos hacerlo. No conoció pecado (2 Co. 5:21), no cometió pecado (1 P. 2:22), y no<br />

hay pecado en Él (1 Jn. 3:5).<br />

Le era imposible pecar, ni como Dios ni como Hombre. Como Hombre perfecto, nada<br />

podía hacer <strong>de</strong> Su propia cuenta; era absolutamente obediente al Padre (Jn. 5:19), y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego el Padre jamás le llevaría al pecado.<br />

El argumento <strong>de</strong> que Su tentación fue carente <strong>de</strong> significado si no podía pecar es una<br />

falacia. Un propósito <strong>de</strong> la tentación era <strong>de</strong>mostrar <strong>de</strong> manera concluyente que no podía<br />

pecar.<br />

Si se pone el oro a prueba, la prueba no es menos válida porque el oro es puro. Si<br />

hubiese impureza, la prueba la exhibiría. De manera similar, es falaz argumentar que si Él<br />

no podía pecar, no era perfectamente humano. El pecado no es un elemento esencial en la<br />

humanidad; es más bien un intruso externo. Nuestra humanidad ha quedado arruinada por<br />

el pecado; la Suya es una humanidad perfecta.<br />

Si Jesús hubiese podido pecar como Hombre en la tierra, ¿qué pue<strong>de</strong> impedir que peque<br />

como Hombre en el cielo? Pues Él no abandonó Su humanidad cuando ascendió a la diestra<br />

<strong>de</strong>l Padre. Era impecable en la tierra, y es impecable en el cielo.<br />

4:16 Ahora se extien<strong>de</strong> la invitación llena <strong>de</strong> gracia: la <strong>de</strong> acercarse confiadamente al<br />

trono <strong>de</strong> la gracia. Nuestra confianza se basa en el conocimiento <strong>de</strong> que Él murió para<br />

salvarnos y que vive para guardarnos. Tenemos la certeza <strong>de</strong> una acogida cordial porque Él<br />

nos ha invitado a acudir.<br />

La gente <strong>de</strong> la época <strong>de</strong>l AT no podía acercarse a Él. Sólo el sumo sacerdote podía<br />

hacerlo, y a<strong>de</strong>más sólo un día <strong>de</strong>l año. Nosotros po<strong>de</strong>mos acudir ante Su presencia en<br />

cualquier momento <strong>de</strong>l día o <strong>de</strong> la noche y alcanzar misericordia y hallar gracia para el<br />

oportuno socorro. Su misericordia cubre las cosas que no <strong>de</strong>biéramos haber hecho, y Su<br />

gracia nos da po<strong>de</strong>r para hacer lo que <strong>de</strong>bemos pero para lo que no tenemos capacidad.<br />

Morgan escribe atinadamente:<br />

Nunca me canso <strong>de</strong> observar que la frase griega traducida «para el oportuno socorro» es<br />

un modismo griego <strong>de</strong>l que el equivalente exacto es «en el momento crucial». «Para


alcanzar misericordia y hallar gracia en el momento crucial» —justo cuando y don<strong>de</strong> la<br />

necesito—. Eres atacado por una tentación. En el momento <strong>de</strong>l asalto, miras a Él, y ahí está<br />

la gracia para ayudar en el momento crucial. No pospones tu petición hasta la hora <strong>de</strong> la<br />

oración al atar<strong>de</strong>cer. Allá en la calle, cuando tienes la llama <strong>de</strong> la tentación <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ti,<br />

vuélvete a Cristo con clamor pidiendo ayuda, y la gracia estará ahí en el momento crucial.<br />

Hasta este punto se ha expuesto que Jesús es superior a los profetas, a los ángeles y a<br />

Moisés. Ahora pasamos al importante tema <strong>de</strong>l sacerdocio para ver que el sumo sacerdocio<br />

<strong>de</strong> Cristo es <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n superior al <strong>de</strong> Aarón.<br />

Cuando Dios dio a Moisés la ley en el Monte Sinaí, instituyó un sacerdocio humano<br />

mediante el que el pueblo pudiese acercarse a Él. Decretó que los sacerdotes <strong>de</strong>bían<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong> Leví y <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Aarón. Este or<strong>de</strong>n es conocido como el<br />

sacerdocio levítico o aarónico.<br />

En el AT se menciona otro sacerdocio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n divino: el <strong>de</strong>l patriarca Melquise<strong>de</strong>c.<br />

Este hombre vivió en tiempos <strong>de</strong> Abraham, mucho antes <strong>de</strong> la promulgación <strong>de</strong> la ley, y<br />

servía a la vez como rey y sacerdote. En el pasaje que tenemos ante nosotros, el autor<br />

muestra que el Señor Jesucristo es sacerdote según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c, y que este<br />

or<strong>de</strong>n es superior al sacerdocio aarónico.<br />

En los primeros cuatro versículos tenemos una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l sacerdote aarónico.<br />

Luego, en los versículos 5–10, se expone la aptitud <strong>de</strong> Cristo como sacerdote,<br />

principalmente por vía <strong>de</strong> contraste.<br />

5:1 El primer requisito <strong>de</strong>l sacerdote aarónico era que había <strong>de</strong> ser escogido <strong>de</strong> entre<br />

los hombres. En otras palabras, había <strong>de</strong> ser hombre él mismo.<br />

Era <strong>de</strong>signado para actuar a favor <strong>de</strong> los hombres en lo que a Dios se refiere.<br />

Pertenecía a una casta especial <strong>de</strong> hombres que servían como intermediarios entre los<br />

hombres y Dios. Una <strong>de</strong> sus principales funciones era presentar ofrendas y sacrificios por<br />

los pecados. El término ofrendas se refiere a cualquier cosa que se presentase a Dios.<br />

Sacrificios se refiere a aquellas ofrendas concretas en las que se <strong>de</strong>rramase sangre como<br />

expiación por los pecados.<br />

5:2 Debía sentir compasión a nivel <strong>de</strong> la fragilidad humana y tratar con gentileza a los<br />

ignorantes y extraviados. Su propia frágil carne lo capacitaba para compren<strong>de</strong>r los<br />

problemas a que hacía frente su pueblo.<br />

La referencia en este versículo a los ignorantes y extraviados nos recuerda que los<br />

sacrificios en el AT no eran por pecados cometidos voluntariamente. No había provisión en<br />

la ley para pecados cometidos <strong>de</strong>liberadamente.<br />

5:3 Pero en tanto que ser humano era una ventaja, por cuanto i<strong>de</strong>ntificaba al sacerdote<br />

con el pueblo, su humanidad pecaminosa era una <strong>de</strong>sventaja. Le era necesario ofrecer por<br />

los pecados, y ello por sí mismo, así como también por el pueblo.<br />

5:4 El oficio <strong>de</strong> sacerdote no era algo que los hombres escogiesen por propia <strong>de</strong>cisión.<br />

El sacerdote había <strong>de</strong> ser llamado por Dios a aquella obra, como lo fue Aarón. El<br />

llamamiento <strong>de</strong> Dios estaba limitado a Aarón y a sus <strong>de</strong>scendientes. Nadie fuera <strong>de</strong> la<br />

familia podía servir en el tabernáculo ni en el templo.<br />

5:5 El escritor pasa ahora a Cristo, y <strong>de</strong>muestra Su aptitud como sacerdote <strong>de</strong>bido a Su<br />

<strong>de</strong>signación divina, Su humanidad manifiesta y Sus requisitos adquiridos.<br />

En cuanto a Su <strong>de</strong>signación, su origen fue en el mismo Dios. Fue un llamamiento<br />

soberano, y no tuvo nada que ver con la genealogía humana. Involucraba una mejor<br />

relación que cualquier sacerdote terrenal jamás hubiese tenido. Nuestro sacerdote es el


unigénito Hijo <strong>de</strong> Dios, eternamente engendrado, engendrado en la encarnación y<br />

engendrado en la resurrección.<br />

5:6 Luego, el sacerdocio <strong>de</strong> Cristo es <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n mejor por cuanto en el Salmo 110:4<br />

Dios le <strong>de</strong>claró sacerdote para siempre, según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c. Esta<br />

superioridad será explicada más plenamente en el capítulo 7. El pensamiento <strong>de</strong>stacado es<br />

que a diferencia <strong>de</strong>l sacerdocio aarónico, éste es para siempre.<br />

5:7 Cristo es no sólo el impecable Hijo <strong>de</strong> Dios; es también verda<strong>de</strong>ro Hombre. El<br />

escritor se refiere a la variedad <strong>de</strong> experiencias humanas por las que Él pasó en los días <strong>de</strong><br />

su carne para <strong>de</strong>mostrar este extremo. Observemos las palabras empleadas para <strong>de</strong>scribir<br />

Su vida y especialmente Su experiencia en el Huerto <strong>de</strong> Getsemaní: ruegos y súplicas con<br />

gran clamor y lágrimas. Todo ello habla <strong>de</strong> Su carrera como Hombre <strong>de</strong>pendiente,<br />

viviendo en obediencia a Dios, y compartiendo todas las emociones humanas que no están<br />

relacionadas con el pecado.<br />

La oración <strong>de</strong> Cristo no fue que pudiese ser salvado <strong>de</strong> la muerte; a fin <strong>de</strong> cuentas,<br />

morir por los pecadores era precisamente Su propósito al venir al mundo (Jn. 12:27). Su<br />

oración fue po<strong>de</strong>r ser librado fuera <strong>de</strong> la muerte (JND), y que Su alma no fuese <strong>de</strong>jada en el<br />

Ha<strong>de</strong>s. Esta oración fue contestada cuando Dios lo resucitó <strong>de</strong> entre los muertos. Fue oído<br />

a causa <strong>de</strong> su piedad.<br />

5:8 Llegamos otra vez frente a frente con el profundo misterio <strong>de</strong> la encarnación: cómo<br />

Dios pudo llegar a ser Hombre para morir por los hombres.<br />

Aunque era Hijo: no era un Hijo, es <strong>de</strong>cir, uno <strong>de</strong> muchos, sino que era el unigénito<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios. A pesar <strong>de</strong> este inmenso hecho, aprendió la obediencia por lo que pa<strong>de</strong>ció.<br />

Su entrada en este mundo como Hombre le involucró en experiencias que nunca habría<br />

conocido si hubiese permanecido en el cielo. Cada mañana Su oído estaba abierto para<br />

recibir instrucciones <strong>de</strong> Su Padre para aquel día (Is. 50:4). Aprendió la obediencia en el<br />

sentido experimental como el Hijo siempre sujeto a la voluntad <strong>de</strong> Su Padre.<br />

5:9 Y habiendo sido perfeccionado. Eso no pue<strong>de</strong> referirse a Su carácter personal,<br />

porque el Señor Jesús era absolutamente perfecto. Sus palabras, Sus obras y Sus caminos<br />

eran absolutamente impecables. ¿En qué sentido fue perfeccionado? La respuesta es que<br />

ello fue en Su oficio como nuestro Salvador. Él nunca habría podido llegar a ser nuestro<br />

perfecto Salvador si se hubiese quedado en el cielo. Pero por medio <strong>de</strong> Su encarnación,<br />

muerte, resurrección y ascensión, completó la obra necesaria para salvarnos <strong>de</strong> nuestros<br />

pecados, y ahora tiene la gloria adquirida <strong>de</strong> ser el perfecto Salvador <strong>de</strong>l mundo.<br />

Habiendo vuelto al cielo, vino a ser fuente <strong>de</strong> eterna salvación para todos los que le<br />

obe<strong>de</strong>cen. Él es la Fuente <strong>de</strong> salvación para todos, pero sólo aquellos que le obe<strong>de</strong>cen son<br />

salvos.<br />

Aquí, la salvación está condicionada a obe<strong>de</strong>cerle. En muchos otros pasajes, la<br />

salvación está condicionada a la fe. ¿Cómo conciliamos esta aparente contradicción?<br />

Primero, es la obediencia <strong>de</strong> la fe (Ro. 1:5; 16:25–27): «la obediencia que Dios <strong>de</strong>manda es<br />

la fe en Su palabra». Pero también es cierto que la fe que salva es <strong>de</strong> la clase que da la<br />

obediencia como resultado. Es imposible creer, en el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong>l NT, sin<br />

obe<strong>de</strong>cer.<br />

5:10 Conseguida <strong>de</strong> forma gloriosa la obra fundamental <strong>de</strong>l sacerdocio, Dios se dirige<br />

al Señor Jesús como sumo sacerdote según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c.<br />

Se <strong>de</strong>bería mencionar aquí que aunque el sacerdocio <strong>de</strong> Cristo es <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

Melquise<strong>de</strong>c, sin embargo Sus funciones sacerdotales son similares a las cumplidas por los


sacerdotes aarónicos. De hecho, el ministerio <strong>de</strong> los sacerdotes judíos era una premonición<br />

<strong>de</strong> la obra que Cristo iba a llevar a cabo.<br />

5:11 En este punto, el autor tiene que hacer una digresión. Él querría proseguir con el<br />

tema <strong>de</strong>l sacerdocio <strong>de</strong> Cristo según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c, pero no le es posible. Está<br />

bajo presión divina para repren<strong>de</strong>r a los lectores por su inmadurez y al mismo tiempo para<br />

advertirles seriamente acerca <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> recaer.<br />

Es tristemente cierto que nuestra comprensión <strong>de</strong> la verdad divina está limitada por<br />

nuestra propia condición espiritual. ¡Los oídos endurecidos no pue<strong>de</strong>n recibir profundas<br />

verda<strong>de</strong>s! Demasiadas veces es cierto en nuestro caso, como en el <strong>de</strong> los discípulos, que el<br />

Señor tiene muchas cosas que <strong>de</strong>cirnos, pero que no po<strong>de</strong>mos llevarlas (Jn. 16:12).<br />

5:12 El escritor recuerda a los hebreos que habían estado recibiendo instrucción<br />

suficiente tiempo como para po<strong>de</strong>r ahora estar enseñando a otros. Pero lo trágico era que<br />

seguían todavía necesitando que se les enseñe el ABC <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

5:13 Deberían ser ya maestros. El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios es que cada creyente <strong>de</strong>bería madurar<br />

hasta el punto en que pue<strong>de</strong> enseñar a otros. ¡Cada uno enseñar a otro! Aunque es cierto<br />

que hay algunos creyentes que tienen un don especial <strong>de</strong> enseñanza, también es cierto que<br />

cada creyente <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>dicarse a algún ministerio <strong>de</strong> enseñanza. Nunca ha sido la<br />

intención <strong>de</strong> Dios que esta obra esté limitada a unos pocos.<br />

Habéis llegado a tener necesidad <strong>de</strong> leche, y no <strong>de</strong> alimento sólido. En el ámbito<br />

físico, un niño que nunca avanza <strong>de</strong> la leche a los sólidos queda atrasado. Hay también un<br />

tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>ficiencia <strong>de</strong> crecimiento en el ámbito espiritual (1 Co. 3:2).<br />

5:13 Los profesos creyentes que se mantienen en una dieta <strong>de</strong> leche son inexpertos en<br />

la palabra <strong>de</strong> justicia. Son oyentes <strong>de</strong> la palabra, pero no hacedores. Pier<strong>de</strong>n lo que no<br />

emplean, y se quedan en un estado <strong>de</strong> perpetua infancia.<br />

No tienen un agudo sentido <strong>de</strong> discernimiento en las cuestiones espirituales, y son<br />

«zaran<strong>de</strong>ados por las olas, y llevados a la <strong>de</strong>riva por todo viento <strong>de</strong> doctrina, por<br />

estratagema <strong>de</strong> hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas <strong>de</strong>l error» (Ef.<br />

4:14).<br />

5:14 El alimento sólido es para los plenamente crecidos, para los que, por razón <strong>de</strong><br />

la costumbre, tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong>l mal. Al<br />

obe<strong>de</strong>cer la luz que reciben <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios, estas personas son capaces <strong>de</strong> ejercitar un<br />

juicio espiritual y <strong>de</strong> salvarse <strong>de</strong> peligros morales y doctrinales.<br />

En este contexto, el sentido particular en el que se apremia a los lectores a que distingan<br />

entre el bien y el mal es en relación con el cristianismo y el judaísmo. No se trata <strong>de</strong> que el<br />

judaísmo fuese en sí mismo un mal; el sistema levítico había sido introducido por Dios<br />

mismo. Pero tenía el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> señalar a<strong>de</strong>lante a Cristo. Él es el cumplimiento <strong>de</strong> los<br />

tipos y <strong>de</strong> las sombras ceremoniales. Ahora que Cristo ha venido, es pecaminoso volver a<br />

las imágenes <strong>de</strong> Él. Todo aquello que rivalice con Cristo en los afectos y lealta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los<br />

hombres es pecaminoso. Los creyentes espiritualmente maduros pue<strong>de</strong>n discernir entre la<br />

inferioridad <strong>de</strong>l sacerdocio aarónico y la superioridad <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Cristo.<br />

6:1 La advertencia que comenzó en 5:11 prosigue a lo largo <strong>de</strong> este capítulo. Éste es<br />

uno <strong>de</strong> los pasajes más polémicos <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Por cuanto tantos piadosos<br />

cristianos han estado en <strong>de</strong>sacuerdo acerca <strong>de</strong> su interpretación, no <strong>de</strong>bemos hablar con<br />

dogmatismo. Presentamos la explicación que parece más coherente con el contexto y con el<br />

resto <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>.<br />

Primero, se exhorta a los lectores a <strong>de</strong>jar la enseñanza primaria acerca <strong>de</strong> Cristo,<br />

literalmente, «la palabra <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> Cristo» (FWG), o «la palabra inicial <strong>de</strong> Cristo»


(KSW). Enten<strong>de</strong>mos esto como significando las doctrinas básicas <strong>de</strong> la religión que se<br />

enseñaban en el AT y que fueron dispuestas para preparar a Israel para la venida <strong>de</strong>l<br />

Mesías. Estas doctrinas son relacionadas en la última parte <strong>de</strong>l versículo 1 y en el versículo<br />

2. Y trataremos <strong>de</strong> mostrar que no se trata <strong>de</strong> las doctrinas fundamentales <strong>de</strong>l cristianismo,<br />

sino más bien <strong>de</strong> aquellas enseñanzas <strong>de</strong> naturaleza elemental que formaron el fundamento<br />

para <strong>de</strong>sarrollos posteriores. No alcanzaban al Cristo resucitado y glorificado. La<br />

exhortación es a <strong>de</strong>jar estos puntos básicos, no en el sentido <strong>de</strong> abandonarlos como carentes<br />

<strong>de</strong> valor, sino más bien a avanzar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ellos hacia la madurez. La implicación es que el<br />

periodo <strong>de</strong>l judaísmo fue un tiempo <strong>de</strong> infancia espiritual. El cristianismo representa el<br />

crecimiento pleno.<br />

Una vez se ha echado un fundamento, el siguiente paso es edificar sobre el mismo. En<br />

el AT se echó un fundamento doctrinal. Incluía las seis enseñanzas fundamentales que se<br />

relacionan a continuación, y que representan un punto <strong>de</strong> partida. Las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />

NT acerca <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong> Su Persona y <strong>de</strong> Su Obra representan el ministerio <strong>de</strong> la madurez.<br />

La primera doctrina <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> es el arrepentimiento <strong>de</strong> obras muertas.<br />

Esto fue proclamado constantemente por los profetas así como por el precursor <strong>de</strong>l Mesías.<br />

Todos llamaron al pueblo a volverse <strong>de</strong> las obras muertas en el sentido <strong>de</strong> que estaban<br />

vacías <strong>de</strong> fe.<br />

Las obras muertas aquí pue<strong>de</strong>n también referirse a las obras que anteriormente fuesen<br />

rectas, pero que están ahora muertas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo. Por ejemplo, todos los<br />

servicios relacionados con el culto en el templo quedan fuera <strong>de</strong> lugar por la obra<br />

consumada <strong>de</strong> Cristo.<br />

Segundo, el escritor menciona la fe en Dios. Este es <strong>de</strong> nuevo un énfasis en el AT. En<br />

el NT, Cristo es casi invariablemente presentado como el objeto <strong>de</strong> la fe. No que esto<br />

<strong>de</strong>splace a la fe en Dios; pero una fe en Dios que <strong>de</strong>je fuera a Cristo es ahora ina<strong>de</strong>cuada.<br />

6:2 La enseñanza acerca <strong>de</strong> bautismos (RV, RVR) no se refiere al bautismo cristiano,<br />

sino a los lavamientos rituales tan prominentes en las vidas religiosas <strong>de</strong> los sacerdotes y<br />

<strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel (véase también 9:10).<br />

El ritual <strong>de</strong> la imposición <strong>de</strong> manos es <strong>de</strong>scrito en Levítico 1:4; 3:2; 16:21. El<br />

ofrendante o el sacerdote imponía las manos sobre la cabeza <strong>de</strong> un animal como acto <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>ntificación. En figura, el animal llevaba los pecados <strong>de</strong> las personas asociadas así con él.<br />

Esta ceremonia era un tipo <strong>de</strong> la expiación vicaria. No creemos que aquí haya ninguna<br />

referencia a la imposición <strong>de</strong> manos tal como era practicada por los apóstoles y otros en la<br />

<strong>iglesia</strong> primitiva (Hch. 8:17; 13:3; 19:6).<br />

La resurrección <strong>de</strong> los muertos se enseña en Job 19:25–27, Salmo 17:15 y se implica<br />

en Isaías 53:10–12. Lo que se vio solamente <strong>de</strong> forma indistinta en el AT es<br />

resplan<strong>de</strong>cientemente revelado en el NT (2 Ti. 1:10).<br />

La última verdad fundamental <strong>de</strong>l AT era el juicio eterno (Sal. 9:17; Is. 66:24).<br />

Estos primeros principios representaban al judaísmo y eran una preparación para la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo. Los cristianos no <strong>de</strong>berían contentarse con éstas, sino que <strong>de</strong>berían<br />

avanzar hacia la más plena revelación que ahora tienen en Cristo. Se apremia a los lectores<br />

a pasar «<strong>de</strong> la sombra al cuerpo, <strong>de</strong>l tipo al antitipo, <strong>de</strong> la cáscara al meollo, <strong>de</strong> las formas<br />

muertas <strong>de</strong> la religión <strong>de</strong> sus antecesores a las realida<strong>de</strong>s vivas <strong>de</strong> Cristo».<br />

6:3 El autor expresa su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ayudarles a esto, si Dios en verdad lo permite. Sin<br />

embargo, el factor limitador estará <strong>de</strong> su parte, no <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Dios. Dios los capacitará para<br />

que avancen a una plena madurez espiritual, pero ellos han <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r a la palabra <strong>de</strong><br />

manera positiva ejercitando una verda<strong>de</strong>ra fe y paciencia.


6:4 Llegamos ahora al centro <strong>de</strong> la advertencia contra la apostasía. Se aplica a una clase<br />

<strong>de</strong> personas a las que es imposible restaurar al arrepentimiento. Aparentemente, estas<br />

personas se habían arrepentido en el pasado (aunque no se hace mención <strong>de</strong> ninguna fe en<br />

Cristo). Ahora se dice con claridad que es imposible un arrepentimiento renovado.<br />

¿Quiénes son estas personas? La respuesta se da en los vv. 4 y 5. Al examinar los<br />

gran<strong>de</strong>s privilegios <strong>de</strong> que gozaron, se <strong>de</strong>bería observar que todas esas cosas podrían ser<br />

ciertas <strong>de</strong> los inconversos. Nunca se dice con claridad que hayan nacido <strong>de</strong> nuevo.<br />

Tampoco se hace mención alguna <strong>de</strong> temas esenciales como una fe salvadora, re<strong>de</strong>nción<br />

por Su sangre o la vida eterna.<br />

Fueron iluminados. Habían oído el evangelio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios. No estaban a<br />

oscuras acerca <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la salvación. Judas Iscariote había sido iluminado, pero<br />

rechazó la luz.<br />

Gustaron <strong>de</strong>l don celestial. El Señor Jesús es el Don celestial. Habían gustado <strong>de</strong> Él,<br />

pero nunca lo recibieron con un acto <strong>de</strong>finido <strong>de</strong> fe. Es posible gustar sin comer ni beber.<br />

Cuando los hombres ofrecieron vino mezclado con hiel a Jesús en la cruz, lo gustó, pero no<br />

quiso beberlo (Mt. 27:34). No hay suficiente con gustar <strong>de</strong> Cristo. Si no comemos la carne<br />

<strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre y bebemos Su sangre, esto es, a no ser que verda<strong>de</strong>ramente lo<br />

recibamos como Señor y Salvador, no tenemos vida en nosotros (Jn. 6:53).<br />

Habían sido hechos partícipes <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Antes <strong>de</strong> saltar a la conclusión <strong>de</strong><br />

que eso necesariamente implica la conversión, <strong>de</strong>beríamos recordar que el Espíritu Santo<br />

lleva a cabo una obra anterior a la conversión en las vidas <strong>de</strong> los hombres. Santifica a<br />

incrédulos (1 Co. 7:14), poniéndolos en una posición <strong>de</strong> privilegio externo. Convence a los<br />

pecadores <strong>de</strong> pecado, <strong>de</strong> justicia y <strong>de</strong> juicio (Jn. 16:8). Lleva a los hombres al<br />

arrepentimiento y señala a Cristo como la única esperanza que tienen. Los hombres pue<strong>de</strong>n<br />

así participar <strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong>l Espíritu Santo sin que habite en ellos.<br />

6:5 También habían <strong>de</strong>gustado la buena palabra <strong>de</strong> Dios. Al oír el evangelio<br />

predicado, habían sido extrañamente movidos y atraídos a él. Eran como la semilla caída en<br />

tierra pedregosa; oyeron la palabra y la recibieron en el acto con gozo, pero no tenían raíz<br />

en sí mismos. Persistieron por un poco, pero cuando se suscitó la tribulación o persecución<br />

a causa <strong>de</strong> la palabra, pronto se apartaron (Mt. 13:20, 21).<br />

Habían gustado <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l siglo veni<strong>de</strong>ro. Aquí po<strong>de</strong>res significa «milagros».<br />

El siglo veni<strong>de</strong>ro es la Edad Milenial, la era veni<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> paz y prosperidad, en la que<br />

Cristo reinará sobre la tierra durante mil años. Los milagros que acompañaron a la<br />

predicación <strong>de</strong>l evangelio en los primeros días <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> (He. 2:4) fueron un pala<strong>de</strong>o <strong>de</strong><br />

las señales y maravillas que tendrán lugar en el reino <strong>de</strong> Cristo. Estas personas habían sido<br />

testigos <strong>de</strong> esos milagros en el primer siglo; <strong>de</strong> hecho, pue<strong>de</strong> que hubiesen participado en<br />

ellos. Tomemos como ejemplo los milagros <strong>de</strong> los panes y <strong>de</strong> los peces. Después <strong>de</strong> haber<br />

Jesús alimentado a los cinco mil, la gente le siguió al otro lado <strong>de</strong>l mar. El Salvador se dio<br />

cuenta <strong>de</strong> que aunque habían pala<strong>de</strong>ado un milagro, no creían <strong>de</strong> verdad en Él. Y les dijo:<br />

«De cierto, <strong>de</strong> cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque<br />

comisteis <strong>de</strong> los panes y os saciasteis» (Jn. 6:26).<br />

6:6 Y recayeron, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber gozado <strong>de</strong> los privilegios acabados <strong>de</strong> relacionar; es<br />

imposible que sean renovados para arrepentimiento. Cometieron el pecado <strong>de</strong> apostasía.<br />

Han llegado al lugar don<strong>de</strong> las luces se apagan <strong>de</strong> camino al infierno.<br />

La enorme culpa <strong>de</strong> los apóstatas se indica en las palabras crucificando <strong>de</strong> nuevo para<br />

sí mismos al Hijo <strong>de</strong> Dios y exponiéndole a pública ignominia (v. 6b). Esto significa un<br />

rechazo <strong>de</strong>liberado y malicioso <strong>de</strong> Cristo, no sólo un negligente <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> Él. Indica una


positiva traición, unirse a las fuerzas hostiles a Él, y lanzar ridículo contra Su Persona y su<br />

obra.<br />

APOSTASÍA<br />

Los apóstatas son personas que oyen el evangelio, hacen una profesión <strong>de</strong> ser<br />

cristianos, se i<strong>de</strong>ntifican con la <strong>iglesia</strong> cristiana y luego abandonan su profesión <strong>de</strong> fe,<br />

repudian a Cristo <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>cisiva, abandonan la comunión cristiana y toman su<br />

puesto con los enemigos <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. La apostasía es un pecado que pue<strong>de</strong>n<br />

cometer sólo los incrédulos, no por los que son engañados, sino por los que a sabiendas,<br />

voluntariosamente y <strong>de</strong> modo malicioso se revuelven contra el Señor.<br />

No se <strong>de</strong>bería confundir con el pecado <strong>de</strong>l incrédulo normal que escucha el evangelio<br />

pero que no hace nada acerca <strong>de</strong> ello. Por ejemplo, un hombre pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r<br />

a Cristo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> repetidas invitaciones <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Pero no es un apóstata.<br />

Pue<strong>de</strong> aún ser salvo si se encomienda al Salvador. Naturalmente, si muere en<br />

incredulidad, está perdido para siempre, pero no pier<strong>de</strong> la posibilidad en tanto que pueda<br />

poner su fe en el Señor.<br />

La apostasía no <strong>de</strong>bería confundirse con la recaída espiritual. Un verda<strong>de</strong>ro creyente<br />

pue<strong>de</strong> apartarse mucho <strong>de</strong> Cristo. Por el pecado se quebranta su comunión con Dios.<br />

Pue<strong>de</strong> incluso llegar al punto en que ya no es más reconocido como cristiano. Pero pue<strong>de</strong><br />

ser restaurado a una plena comunión en cuanto confiesa y abandona su pecado (1 Jn.<br />

1:9).<br />

La apostasía no es lo mismo que el pecado imperdonable citado en los Evangelios.<br />

Aquello fue el pecado <strong>de</strong> atribuir los milagros <strong>de</strong>l Señor Jesús al príncipe <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios.<br />

Sus milagros fueron realmente llevados a cabo por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Atribuirlos<br />

al diablo era lo mismo que blasfemar contra el Espíritu Santo. Implicaba que el Espíritu<br />

Santo era el diablo. Jesús dijo que un pecado así no podía ser perdonado, ni en aquel<br />

siglo ni en el veni<strong>de</strong>ro (Mr 3:22–30). La apostasía es similar a la blasfemia contra el<br />

Espíritu Santo en que es un pecado eterno, pero aquí acaba la semejanza.<br />

Creo que la apostasía es lo mismo que el pecado <strong>de</strong> muerte, mencionado en 1 Juan<br />

5:16b. Juan estaba escribiendo acerca <strong>de</strong> personas que habían profesado ser creyentes y<br />

que habían participado en las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s locales. Habían absorbido la<br />

falsa enseñanza <strong>de</strong> los gnósticos y habían <strong>de</strong>jado la comunión cristiana con hostilidad. Su<br />

apartamiento <strong>de</strong>liberado indicaba que en verdad nunca habían nacido <strong>de</strong> nuevo (1 Jn.<br />

2:19). Al negar abiertamente que Jesús es el Cristo (1 Jn. 2:22), habían cometido pecado<br />

para muerte, y era inútil orar por su restauración (1 Jn. 5:16b).<br />

Algunos fervientes cristianos se angustian cuando leen Hebreos 6 y pasajes similares.<br />

Satanás emplea <strong>de</strong> manera especial estos versículos para sacudir a creyentes que tienen<br />

dificulta<strong>de</strong>s físicas, mentales o emocionales. Temen entonces que han caído <strong>de</strong> Cristo y<br />

que no tienen esperanza <strong>de</strong> restauración. Se angustian pensando que han llegado más<br />

allá <strong>de</strong>l punto <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. ¡El hecho <strong>de</strong> que tengan preocupa-ción acerca <strong>de</strong> ello es<br />

evi<strong>de</strong>ncia concluyente <strong>de</strong> que no son apóstatas! Un apóstata no tendría ningún temor así;<br />

repudiaría a Cristo <strong>de</strong> manera insolente.<br />

Si el pecado <strong>de</strong> apostasía no se aplica a creyentes, ¿a quiénes se aplica en nuestros<br />

días? Se aplica, por ejemplo, a un joven que haga profesión <strong>de</strong> fe en Cristo y que parece<br />

que anda <strong>de</strong> manera espléndida durante un tiempo, pero que luego algo suce<strong>de</strong> en su<br />

vida. Quizá experimenta una acerba persecución. Quizá cae en pecado <strong>de</strong> inmoralidad.<br />

Quizá se va a la universidad y es sacudido por los argumentos anticristianos <strong>de</strong> los<br />

profesores ateos. Con pleno conocimiento <strong>de</strong> la verdad, se aparta <strong>de</strong>liberadamente <strong>de</strong><br />

ella. Renuncia plenamente a Cristo y <strong>de</strong> manera virulenta pisotea todas las doctrinas


sagradas y fundamentales <strong>de</strong> la fe cristiana. La Biblia dice que es imposible restaurar a tal<br />

persona al arrepentimiento, y la experiencia corrobora a la Biblia. Hemos conocido a<br />

muchos que han apostatado <strong>de</strong> Cristo, pero nunca hemos conocido a uno <strong>de</strong> ellos que<br />

volviese a Él.<br />

Al aproximarnos al final <strong>de</strong> esta edad, po<strong>de</strong>mos esperar una marea creciente <strong>de</strong><br />

apostasía (2 Ts. 2:3; 1 Ti. 4:1). Por ello, la advertencia en contra <strong>de</strong> este apartamiento se<br />

hace más pertinente con cada día que transcurre.<br />

6:7 Ahora el escritor se dirige al mundo <strong>de</strong> la naturaleza para hallar una<br />

correspon<strong>de</strong>ncia con el verda<strong>de</strong>ro creyente (v. 7) y con el apóstata (v. 8). En ambos casos,<br />

la persona es asemejada a la tierra. Los privilegios relacionados en los versículos 4 y 5 se<br />

comparan con la vigorizadora lluvia. La cosecha habla <strong>de</strong> la respuesta final <strong>de</strong> la persona a<br />

los privilegios recibidos. Esto, a su vez, <strong>de</strong>termina si la tierra es ben<strong>de</strong>cida o mal<strong>de</strong>cida.<br />

El verda<strong>de</strong>ro creyente es como la tierra que bebe la lluvia, que da frutos buenos y<br />

recibe bendición <strong>de</strong> Dios.<br />

6:8 El apóstata es como tierra que es también bien regada pero que sólo produce<br />

espinos y abrojos, el fruto <strong>de</strong> pecado. Recibe, pero nunca produce plantas útiles. Una tierra<br />

así <strong>de</strong> nada vale. Está ya con<strong>de</strong>nada. Su <strong>de</strong>stino es ser quemada.<br />

6:9 Hay dos intensas indicaciones en los versículos 9 y 10 <strong>de</strong> que los apóstatas <strong>de</strong>scritos<br />

en los versículos prece<strong>de</strong>ntes son incrédulos. Primero, hay el abrupto cambio <strong>de</strong><br />

pronombres. Al tratar acerca <strong>de</strong> los apóstatas, el escritor se refiere a ellos como «ellos».<br />

Ahora, al dirigirse a los verda<strong>de</strong>ros creyentes, emplea los pronombres vosotros y vuestra.<br />

La segunda indicación es aún más clara. Refiriéndose a los creyentes, les dice: Pero en<br />

cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos <strong>de</strong> cosas mejores, y que<br />

comportan salvación. La inferencia es que las cosas <strong>de</strong>scritas en los versículos 4–6 y 8 no<br />

comportan salvación.<br />

6:10 Dos <strong>de</strong> las cosas que comportan salvación se manifestaban en la vida <strong>de</strong> los santos<br />

—su obra y su trabajo <strong>de</strong> amor—. La fe que ellos tenían se manifestaba en una vida <strong>de</strong><br />

buenas obras, y tenían el sello <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro cristianismo —un amor activo por la familia<br />

<strong>de</strong> la fe—. Seguían sirviendo al pueblo <strong>de</strong>l Señor por causa <strong>de</strong> Él.<br />

6:11 Los dos siguientes versículos parecen haber sido escritos a una clase diferente <strong>de</strong><br />

personas; esto es, a aquellos <strong>de</strong> los que no estaba seguro el escritor. Éstos eran los que<br />

parecían estar en peligro <strong>de</strong> recaer volviendo al judaísmo.<br />

En primer lugar, <strong>de</strong>sea que cada uno <strong>de</strong> ellos mostrase la misma solicitud que los<br />

verda<strong>de</strong>ros creyentes han mostrado hasta el fin, para plena certeza <strong>de</strong> la esperanza.<br />

Quiere que an<strong>de</strong>n firmemente por Cristo hasta que se cumpla la esperanza final <strong>de</strong>l<br />

cristiano en el cielo. Ésta es una prueba <strong>de</strong> realidad.<br />

6:12 No <strong>de</strong>berían hacerse perezosos, arrastrando los pies y <strong>de</strong>jando langui<strong>de</strong>cer sus<br />

espíritus. Deberían persistir <strong>de</strong>cididos a<strong>de</strong>lante, imitando a aquellos creyentes que por la fe<br />

y la paciencia heredan las promesas.<br />

6:13 La sección final <strong>de</strong>l capítulo 6 va unida a la exhortación en el versículo 12 <strong>de</strong><br />

persistir con confianza y paciencia. Se da como estímulo el ejemplo <strong>de</strong> Abraham y se<br />

afirma la certidumbre <strong>de</strong> la esperanza <strong>de</strong>l creyente.<br />

En cierto sentido, pue<strong>de</strong> parecer que el cristiano está en <strong>de</strong>sventaja. Lo ha <strong>de</strong>jado todo<br />

por Cristo, y no tiene nada material que mostrar por todo ello. Todo está en el futuro.<br />

¿Cómo pue<strong>de</strong> entonces estar seguro <strong>de</strong> que Su esperanza no es en vano?


La respuesta se encuentra en la promesa <strong>de</strong> Dios a Abraham, promesa que incluía en<br />

forma germinal todo lo que más a<strong>de</strong>lante otorgaría en la Persona <strong>de</strong> Cristo. Cuando Dios<br />

hizo aquella promesa, juro por sí mismo, siendo que no podía jurar por otro mayor.<br />

6:14 La promesa se encuentra en Génesis 22:16, 17: «Por mí mismo he jurado, dice<br />

Jehová… <strong>de</strong> cierto te ben<strong>de</strong>ciré, y multiplicaré tu <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia…» Dios se comprometió a<br />

cumplir esta promesa, y por ello su cumplimiento estaba asegurado.<br />

6:15 Abraham creyó a Dios; esperó pacientemente; y recibió el cumplimiento. En<br />

realidad Abraham no corría riesgo alguno al creer a Dios. No había riesgo alguno. La<br />

palabra <strong>de</strong> Dios es lo más seguro en el universo. Cualquier promesa <strong>de</strong> Dios tiene un<br />

cumplimiento tan seguro como si ya hubiese tenido lugar.<br />

6:16 En los asuntos humanos, los hombres siempre juran por uno mayor que ellos.<br />

En los tribunales, por ejemplo, prometen <strong>de</strong>cir la verdad, y en muchos países aña<strong>de</strong>n: «Oh<br />

Dios, ayúdame». Apelan a Dios como confirmación <strong>de</strong> que lo que van a <strong>de</strong>cir es verdad.<br />

Cuando los hombres dan un juramento para confirmar una promesa, esto normalmente<br />

pone fin a toda disputa. Se entien<strong>de</strong> que la promesa se cumplirá.<br />

6:17 Dios quería que Su pueblo creyente tuviese una total certidumbre <strong>de</strong> que lo que Él<br />

había prometido se cumpliría. En realidad, Su simple promesa habría sido suficiente, pero<br />

quería mostrar más abundantemente su certeza que con una simple promesa. De modo<br />

que añadió un juramento a la promesa.<br />

Los here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la promesa son todos esos que por fe son hijos <strong>de</strong>l creyente<br />

Abraham. La promesa a la que se hace referencia es la <strong>de</strong> salvación eterna a todos los que<br />

creen en Él. Cuando Dios hizo una promesa <strong>de</strong> una simiente a Abraham, la promesa<br />

encontró su pleno y final cumplimiento en Cristo, y todas las bendiciones que fluyen <strong>de</strong> la<br />

unión con Cristo quedaron por ello incluidas en la promesa.<br />

6:18 El creyente tiene ahora dos cosas inmutables sobre las que apoyarse: la palabra <strong>de</strong><br />

Dios y Su juramento. Es imposible imaginar algo más seguro o cierto. Dios promete salvar<br />

a todo aquel que cree en Cristo; luego lo confirma con un juramento. La conclusión es<br />

inevitable: el creyente está eternamente seguro.<br />

En el resto <strong>de</strong>l capítulo 6 el escritor emplea cuatro figuras para llevar a la convicción <strong>de</strong><br />

la absoluta fiabilidad <strong>de</strong> la esperanza cristiana: (1) una ciudad <strong>de</strong> refugio; (2) un ancla; (3)<br />

un precursor; y (4) un Sumo Sacerdote.<br />

Primero, los que son verda<strong>de</strong>ros creyentes son presentados como huyendo <strong>de</strong> este<br />

mundo con<strong>de</strong>nado a la ciudad celestial <strong>de</strong> refugio. Para alentarlos en su huida, Dios les ha<br />

dado una esperanza infalible basada en Su palabra y en Su juramento.<br />

6:19 En las tempesta<strong>de</strong>s y pruebas <strong>de</strong> la vida, esta esperanza sirve como ancla <strong>de</strong>l<br />

alma. Saber <strong>de</strong> que nuestra glorificación es tan cierta como si ya hubiese ocurrido nos<br />

guarda <strong>de</strong> ir a la <strong>de</strong>riva en las tumultuosas oleadas <strong>de</strong> la duda y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperanza.<br />

El ancla no es echada en las movedizas arenas <strong>de</strong> este mundo, sino que se asegura en el<br />

interior <strong>de</strong>l santuario celestial. Por cuanto nuestra esperanza es el ancla, el significado es<br />

que nuestra esperanza queda asegurada ante la misma presencia <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l velo. Y<br />

tan cierto como que el ancla está allí, nosotros estaremos también.<br />

6:20 Jesús ha pasado también al interior <strong>de</strong>l santuario como nuestro precursor. Su<br />

presencia allí asegura la final entrada <strong>de</strong> todos los que le pertenecen. No es ninguna<br />

exageración <strong>de</strong>cir que el más sencillo creyente sobre la tierra está tan seguro <strong>de</strong>l cielo como<br />

los santos que ya están allí.<br />

D. An<strong>de</strong>rson-Berry escribe:


La palabra traducida «precursor» no se encuentra en ningún otro lugar <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong><br />

<strong>Testamento</strong>. Esto expresa una i<strong>de</strong>a nunca contemplada en la economía levítica, porque el<br />

sumo sacerdote entraba en el lugar santísimo sólo como representante. Entraba don<strong>de</strong> nadie<br />

podía seguirle. Pero nuestro Precursor es una garantía <strong>de</strong> que allí don<strong>de</strong> Él está, también<br />

estaremos nosotros. Como Precursor Él (1) anunció nuestra futura llegada allá; (2) tomó<br />

posesión <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong>l cielo en nuestro favor; y (3) ha ido para po<strong>de</strong>r dar la bienvenida<br />

a Su pueblo cuando lleguen y a presentarlos ante la Majestad <strong>de</strong>l cielo.<br />

La cuarta figura es la <strong>de</strong>l Sumo Sacerdote. Nuestro Señor ha venido a ser hecho sumo<br />

sacerdote para siempre según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c. Su eterno sacerdocio garantiza<br />

nuestra preservación eterna. Tan <strong>de</strong> cierto como hemos sido reconciliados a Dios por Su<br />

muerte, con la misma certidumbre somos salvados por Su vida como nuestro Sacerdote a la<br />

diestra <strong>de</strong> Dios (Ro. 5:10).<br />

Esta mención <strong>de</strong> Jesús como sumo sacerdote <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c nos recuerda<br />

que este tema quedó interrumpido en 5:10 cuando el autor empezó su digresión con su<br />

extensa advertencia contra la apostasía. Ahora está listo para reanudar su tema <strong>de</strong> que el<br />

sacerdocio <strong>de</strong> Cristo es superior al <strong>de</strong> Aarón. Ha regresado diestramente a la principal<br />

corriente argumental.<br />

7:1 Melquise<strong>de</strong>c fue una enigmática figura que apareció brevemente en el escenario <strong>de</strong><br />

la historia humana (Gn. 14:18–20), y <strong>de</strong>sapareció. Siglos más tar<strong>de</strong>, su nombre fue<br />

mencionado por David (Sal. 110:4). Luego, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un lapso <strong>de</strong> muchos siglos, vuelve a<br />

aparecer en el libro <strong>de</strong> Hebreos. Una cosa es evi<strong>de</strong>nte: Dios dispuso los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su vida<br />

para que fuese un excelente tipo <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

En estos tres primeros versículos <strong>de</strong>l capítulo 7 tenemos algunos hechos históricos<br />

acerca <strong>de</strong> él. Se nos recuerda que en su persona reunía los oficios <strong>de</strong> rey y sacerdote. Era<br />

rey <strong>de</strong> Salem (más a<strong>de</strong>lante llamada Jerusalén) y sacerdote <strong>de</strong>l Dios Altísimo. Era el lí<strong>de</strong>r<br />

político y espiritual <strong>de</strong> su pueblo. Este es, naturalmente, el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> Dios: que no haya<br />

separación entre lo secular y lo sagrado. Cuando el hombre pecador reina, es necesario<br />

separar la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l estado. Sólo cuando Cristo reine en justicia será posible unir ambas<br />

cosas (Is. 32:1, 17).<br />

Melquise<strong>de</strong>c se encontró con Abraham cuando éste volvía <strong>de</strong> una victoria militar, y le<br />

bendijo. La significación <strong>de</strong> este acto se reserva para el versículo 7. Si sólo tuviésemos las<br />

Escrituras <strong>de</strong>l AT, nunca nos daríamos cuenta <strong>de</strong>l profundo significado <strong>de</strong> estos <strong>de</strong>talles<br />

aparentemente irrelevantes.<br />

7:2 Abraham dio los diezmos <strong>de</strong> todo su botín <strong>de</strong> guerra a este misterioso reysacerdote.<br />

Una vez más hemos <strong>de</strong> esperar hasta los versículos 4, 6, 8–10 para apren<strong>de</strong>r el<br />

sentido oculto <strong>de</strong>l diezmo <strong>de</strong> Abraham.<br />

En las Escrituras, el nombre <strong>de</strong> una persona <strong>de</strong>nota lo que es. Apren<strong>de</strong>mos acerca <strong>de</strong>l<br />

nombre <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c y su título. Su nombre significa Rey <strong>de</strong> justicia, y su título (Rey<br />

<strong>de</strong> Salem) significa Rey <strong>de</strong> paz. No carece <strong>de</strong> significado que se mencione primero la<br />

justicia, y sólo <strong>de</strong>spués la paz. No pue<strong>de</strong> haber paz si primero no hay justicia.<br />

Vemos esto claramente en la obra <strong>de</strong> Cristo. En la cruz, «La misericordia y la verdad se<br />

encontraron; la justicia y la paz se besaron» (Sal. 85:10). Debido a que el Salvador dio<br />

satisfacción a todas las justas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios contra nuestros pecados, po<strong>de</strong>mos tener<br />

paz para con Dios.<br />

7:3 El enigma tocante a Melquise<strong>de</strong>c se ahonda cuando leemos que no tuvo padre ni<br />

madre, ni genealogía, nacimiento ni muerte. Si separamos estas <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> su


contexto, tendríamos que concluir que es un visitante <strong>de</strong>l cielo o <strong>de</strong> otro planeta, o que era<br />

una creación especial <strong>de</strong> Dios.<br />

Pero la clave para la comprensión resi<strong>de</strong> en tomar estas <strong>de</strong>claraciones en su contexto. El<br />

tema es el sacerdocio. El escritor está distinguiendo entre el sacerdocio <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

Melquise<strong>de</strong>c y el aarónico. Para cumplir los requisitos <strong>de</strong>l sacerdocio aarónico, uno tenía<br />

que haber nacido en la tribu <strong>de</strong> Leví y en la familia <strong>de</strong> Aarón. La genealogía era <strong>de</strong><br />

importancia <strong>de</strong>terminante. A<strong>de</strong>más, esta idoneidad comenzaba con el nacimiento y<br />

terminaba con la muerte.<br />

El sacerdocio <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c era totalmente diferente. No heredó el sacerdocio<br />

simplemente por nacer en una familia sacerdotal. Dios sencillamente lo escogió y <strong>de</strong>signó<br />

como sacerdote. Por lo que a su sacerdocio concierne, no hay registro <strong>de</strong> padre, madre o<br />

genealogía. En su caso, esto no tenía importancia, y por lo que toca al registro, no se hace<br />

mención ni <strong>de</strong> su nacimiento ni <strong>de</strong> su muerte. Por ello, su sacerdocio continúa.<br />

No <strong>de</strong>bemos llegar a la conclusión <strong>de</strong> que Melquise<strong>de</strong>c no tuvo padres, que nunca nació<br />

y que nunca murió. Esto no es lo que se está diciendo aquí. El pensamiento es que por lo<br />

que atañe a su sacerdocio, no hay registro <strong>de</strong> estos datos vitales porque su ministerio como<br />

sacerdote no <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> nada <strong>de</strong> ello.<br />

No era el Hijo <strong>de</strong> Dios, como algunos han pensado erradamente, sino que fue hecho<br />

semejante al Hijo <strong>de</strong> Dios en este respecto, en que su sacerdocio prosiguió sin<br />

interrupción.<br />

Ahora el autor pasará a <strong>de</strong>mostrar que el sacerdocio <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c es superior al <strong>de</strong><br />

Aarón. Hay tres argumentos en la prueba: el argumento tocante a los diezmos y a la<br />

bendición; el argumento tocante a un cambio que ha tenido lugar, reemplazando el<br />

sacerdocio aarónico; y el argumento tocante a la perpetuidad <strong>de</strong>l sacerdocio según el or<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c.<br />

7:4 En los versículos 4:10 tenemos el primer argumento. Comienza con una<br />

<strong>de</strong>sacostumbrada interjección, pidiendo a los lectores que consi<strong>de</strong>ren la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong><br />

Melquise<strong>de</strong>c. Aun Abraham el patriarca le dio diezmos <strong>de</strong> lo mejor <strong>de</strong>l botín <strong>de</strong> la<br />

batalla. Por cuanto Abraham era una <strong>de</strong> las más gran<strong>de</strong>s estrellas <strong>de</strong> la constelación hebrea,<br />

sigue <strong>de</strong> ello que Melquise<strong>de</strong>c <strong>de</strong>be haber sido una estrella <strong>de</strong> una magnitud aún mayor.<br />

7:5 Por lo que toca a los sacerdotes levíticos, estaban autorizados por la ley a recoger<br />

los diezmos <strong>de</strong> sus compatriotas hebreos. Tanto los sacerdotes como el pueblo remontaban<br />

su linaje a Abraham, el padre <strong>de</strong> los fieles.<br />

7:6 Pero cuando Melquise<strong>de</strong>c tomó <strong>de</strong> Abraham los diezmos, fue una transacción<br />

inusual y nada convencional. Abraham, llamado a ser el padre <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> la que<br />

vendría el Mesías, mostraba <strong>de</strong>ferencia a uno que no estaba relacionado con el pueblo<br />

escogido. El sacerdocio <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c trascendía a las barreras raciales.<br />

Otro hecho significativo es que Melquise<strong>de</strong>c bendijo a Abraham. Le dijo: «Bendito sea<br />

Abram <strong>de</strong>l Dios Altísimo, creador <strong>de</strong> los cielos y <strong>de</strong> la tierra» (Gn. 14:19).<br />

7:7 Cuando un hombre bendice a otro, se entien<strong>de</strong> que el superior bendice al inferior.<br />

Esto no significa ninguna inferioridad personal o moral, naturalmente, sino que significa,<br />

sencillamente una inferioridad posicional.<br />

Al leer estos argumentos basados en el AT, <strong>de</strong>beríamos tratar <strong>de</strong> imaginar las<br />

reacciones <strong>de</strong> los lectores hebreos. Ellos siempre habían tenido en reverencia a Abraham<br />

como uno <strong>de</strong> sus mayores héroes nacionales, y con razón. Pero ahora se dan cuenta <strong>de</strong> que<br />

Abraham reconoció a un sacerdote «no judío» como su superior. ¡Pensemos en esto! Esto<br />

había estado en su Biblia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre, y nunca se habían dado cuenta <strong>de</strong> ello.


7:8 En el sacerdocio aarónico los diezmos eran recibidos por hombres sujetos a la<br />

muerte. Había una constante sucesión <strong>de</strong> sacerdotes, cada uno <strong>de</strong> ellos sirviendo a su propia<br />

generación y luego <strong>de</strong>sapareciendo. En el caso <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c no hay mención <strong>de</strong> que<br />

muriese. Por ello, pue<strong>de</strong> representar un sacerdocio singular por su perpetuidad.<br />

7:9 Al recibir diezmos <strong>de</strong> Abraham, Melquise<strong>de</strong>c los recibió virtualmente <strong>de</strong> Leví. Por<br />

cuanto Leví era el cabeza <strong>de</strong> la tribu sacerdotal, equivale a <strong>de</strong>cir que el sacerdocio aarónico<br />

pagó el diezmo a Melquise<strong>de</strong>c, reconociendo así la superioridad <strong>de</strong> este último.<br />

7:10 ¿Por qué ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> cuentas se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que Leví pagó diezmos a Melquise<strong>de</strong>c?<br />

Bien, en primer lugar Abraham fue realmente quien pagó los diezmos. Él fue el bisabuelo<br />

<strong>de</strong> Leví. Aunque Leví no había aún nacido, estaba en los lomos <strong>de</strong> Abraham, es <strong>de</strong>cir,<br />

estaba <strong>de</strong>stinado a <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l patriarca. Abraham actuó realmente como representante <strong>de</strong><br />

toda su posteridad cuando dio un diezmo a Melquise<strong>de</strong>c. Por tanto Leví, y el sacerdocio<br />

que surgió <strong>de</strong> él, tenía un puesto subordinado a Melquise<strong>de</strong>c y a su sacerdocio.<br />

7:11 En los versículos 11–20 encontramos el segundo argumento que muestra que el<br />

sacerdocio <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c es superior al <strong>de</strong> Aarón. El argumento es que ha habido un<br />

cambio en el sacerdocio. El sacerdocio <strong>de</strong> Cristo ha puesto a un lado el levítico. Esto no<br />

habría sido necesario si este último hubiese cumplido su propósito <strong>de</strong> una manera plena y<br />

perfecta.<br />

El hecho es que la perfección no era posible por medio <strong>de</strong>l sacerdocio levítico. Los<br />

pecados nunca eran quitados y los adoradores nunca obtenían el reposo <strong>de</strong> la conciencia. El<br />

sacerdocio que había sido establecido bajo la ley <strong>de</strong> Moisés no era el <strong>de</strong>finitivo.<br />

Ahora está en vigor otra clase <strong>de</strong> sacerdocio. El Sacerdote perfecto ha venido ahora, y<br />

Su sacerdocio no es contado según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Aarón, sino según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

Melquise<strong>de</strong>c.<br />

7:12 El hecho <strong>de</strong> que el sacerdocio ha sido cambiado lleva a la conclusión <strong>de</strong> que toda<br />

la estructura legal sobre la que se basaba el sacerdocio ha sido también cambiada. ¡Éste es<br />

un anuncio muy radical! Lo mismo que una campana que dobla a muertos, hace resonar el<br />

fin <strong>de</strong>l antiguo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas y repica para anunciar el nuevo. Ya no estamos bajo la ley.<br />

7:13 Es evi<strong>de</strong>nte que ha habido un cambio en la ley por el hecho <strong>de</strong> que el Señor Jesús<br />

es <strong>de</strong> una tribu que no tenía permitido llevar a cabo la función sacerdotal por la ley<br />

levítica.<br />

7:14 Era <strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong> Judá que <strong>de</strong>scendía nuestro Señor. La legislación mosaica<br />

nunca autorizó a nadie <strong>de</strong> aquella tribu a ser sacerdote. Pero Jesús es Sacerdote. ¿Cómo<br />

pue<strong>de</strong> ser esto? Porque la ley ha sido cambiada.<br />

7:15 El autor tiene evi<strong>de</strong>ncias adicionales <strong>de</strong> que ha habido un inmenso cambio en la<br />

ley <strong>de</strong>l sacerdocio. Un sacerdote <strong>de</strong> clase diferente ha surgido a semejanza <strong>de</strong><br />

Melquise<strong>de</strong>c, y Su competencia para el servicio es bien diferente <strong>de</strong> la <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong><br />

Aarón.<br />

7:16 Los sacerdotes levíticos tenían competencia para el servicio al cumplir las<br />

<strong>de</strong>mandas legales <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia física. Habían <strong>de</strong> nacer <strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong> Leví y <strong>de</strong> la familia<br />

<strong>de</strong> Aarón.<br />

Pero lo que capacita al Señor para ser Sacerdote como Melquise<strong>de</strong>c es Su vida<br />

in<strong>de</strong>structible. No se trata <strong>de</strong> cuestión <strong>de</strong> linaje, sino <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r personal inherente. Él<br />

vive para siempre.<br />

7:17 Esto es confirmado por las palabras <strong>de</strong>l Salmo 110:4, don<strong>de</strong> David señala<br />

anticipadamente al sacerdocio <strong>de</strong>l Mesías: Tú eres sacerdote para siempre según el


or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c. Aquí, el énfasis recae sobre las palabras para siempre. Su<br />

ministerio jamás terminará porque Su vida jamás cesará.<br />

7:18 La ley que establecía el sacerdocio aarónico ha sido anulada a causa <strong>de</strong> su<br />

<strong>de</strong>bilidad e inutilidad. Ha sido cancelada por la venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

¿En qué sentido era la ley débil e inútil? ¿Acaso no la dio el mismo Dios? ¿Podía Dios<br />

dar algo débil e inútil? La respuesta es que Dios nunca tuvo la intención <strong>de</strong> que fuese la ley<br />

<strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong>l sacerdocio. Fue dada en preparación para la venida <strong>de</strong>l sacerdocio i<strong>de</strong>al <strong>de</strong><br />

Dios. Fue una imagen parcial y temporal <strong>de</strong> aquello que sería perfecto y <strong>de</strong>finitivo.<br />

7:19 Era también débil e inútil en el sentido <strong>de</strong> que no llevó nada a la perfección. El<br />

pueblo nunca podía acudir ante la misma presencia <strong>de</strong> Dios en el Lugar Santísimo. Esta<br />

distancia forzada entre Dios y el hombre era un constante recordatorio <strong>de</strong> que la cuestión<br />

<strong>de</strong>l pecado no había sido solucionada <strong>de</strong> una vez por todas.<br />

Pero ahora se ha introducido una mejor esperanza, mediante la cual nos acercamos<br />

a Dios. Esta mejor esperanza es el mismo Señor Jesús. Los que le tienen como su única<br />

esperanza tienen en cualquier momento un perfecto acceso a Dios.<br />

7:20 No sólo ha habido un cambio en el or<strong>de</strong>n y en la ley <strong>de</strong>l sacerdocio, sino que<br />

también, y como veremos, ha habido un cambio en el método <strong>de</strong> inducción. El<br />

razonamiento gira aquí alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l juramento <strong>de</strong> Dios en relación con el<br />

sacerdocio <strong>de</strong> Cristo. El juramento significa la introducción <strong>de</strong> aquello que es inmutable y<br />

eterno. Rainsbury dice: «Nada menos que el juramento <strong>de</strong>l Dios Omnipotente garantiza la<br />

eficacia y la eternidad <strong>de</strong>l sacerdocio <strong>de</strong> nuestro bendito Señor Jesús».<br />

7:21 Los sacerdotes aarónicos habían sido <strong>de</strong>signados sin juramento. Lo que aquí se<br />

implica es que su sacerdocio iba a ser provisional y no permanente.<br />

Pero Dios se dirige a Cristo con… juramento al <strong>de</strong>signarlo como sacerdote. La forma<br />

<strong>de</strong>l juramento se encuentra en el Salmo 110: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres<br />

sacerdote para siempre, según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c.<br />

Hen<strong>de</strong>rson dice:<br />

Dios pone tras la comisión <strong>de</strong> Cristo las eternas realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Su trono y los inmutables<br />

atributos <strong>de</strong> Su naturaleza. Si algo <strong>de</strong> todo eso pue<strong>de</strong> cambiar, el nuevo sacerdocio pue<strong>de</strong><br />

cambiar. Pero en caso contrario, no pue<strong>de</strong> haber cambios.<br />

7:22 Se sigue <strong>de</strong> esto que Jesús es fiador <strong>de</strong> un mejor pacto. El sacerdocio aarónico<br />

era parte <strong>de</strong>l Viejo Pacto. El sacerdocio <strong>de</strong> Cristo está conectado con el <strong>Nuevo</strong> pacto. Pacto<br />

y sa cerdo cio se mantienen o caen juntos.<br />

El <strong>Nuevo</strong> Pacto es un acuerdo incondicional <strong>de</strong> gracia que Dios hará con la casa <strong>de</strong><br />

Israel y con la casa <strong>de</strong> Judá cuando el Señor Jesús establezca Su reino sobre la tierra (Jer.<br />

31:33, 34). En la actualidad, los creyentes gozan <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong><br />

Pacto, pero su cumplimiento final no tendrá lugar hasta que Israel sea restaurado y<br />

redimido nacionalmente.<br />

Jesús es el fiador <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> pacto en el sentido <strong>de</strong> que Él mismo es la Garantía. Por<br />

Su muerte, sepultamiento y resurrección, Él proveyó una base justa sobre la que Dios pue<strong>de</strong><br />

cumplir los términos <strong>de</strong>l pacto. Su sacerdocio sin fin está también relacionado <strong>de</strong> manera<br />

vital con el infalible cumplimiento <strong>de</strong> los términos <strong>de</strong>l pacto.<br />

7:23 Llegamos ahora al tercero y último argumento tocante a la superioridad <strong>de</strong>l<br />

sacerdocio según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c.


Los sacerdotes <strong>de</strong> Israel fueron muchos. Se dice que hubo ochenta y cuatro sumos<br />

sacerdotes en la historia <strong>de</strong> la nación, y, naturalmente, innumerables sacerdotes<br />

subordinados. El oficio cambiaba periódicamente <strong>de</strong> manos motivado por la muerte <strong>de</strong> los<br />

titulares. Y el ministerio sufría a causa <strong>de</strong> estas inevitables interrupciones.<br />

7:24 En el caso <strong>de</strong>l sacerdocio <strong>de</strong> Cristo, no hay tal fracaso porque Él vive para<br />

siempre. Su sacerdocio nunca pasa a nadie más, y no hay interrupción <strong>de</strong> su eficacia. Es<br />

intransferible e inmutable.<br />

7:25 Por cuanto vive para siempre, Él pue<strong>de</strong> también salvar completamente a los<br />

que por medio <strong>de</strong> él se acercan a Dios. Generalmente enten<strong>de</strong>mos esto como referido a Su<br />

obra en la salvación <strong>de</strong> pecadores <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado, pero en realidad el escritor se está<br />

refiriendo a la obra <strong>de</strong> Cristo al salvar a santos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado. No se trata tanto <strong>de</strong> Su<br />

papel como Salvador como <strong>de</strong> sumo sacerdote. No hay peligro <strong>de</strong> que ningún creyente se<br />

pierda. Su seguridad eterna <strong>de</strong>scansa en que está ahí para interce<strong>de</strong>r por ellos<br />

perpetuamente. Y pue<strong>de</strong> también salvarlos para siempre a causa <strong>de</strong> que Su actual<br />

ministerio por ellos a la diestra <strong>de</strong> Dios nunca pue<strong>de</strong> quedar interrumpido por la muerte.<br />

7:26 El sacerdocio <strong>de</strong> Cristo es superior al <strong>de</strong> Aarón por Su excelencia personal. Él es<br />

santo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Es inocente o sin engaño en Sus tratos con los hombres. Es sin<br />

mancha en Su carácter personal. Es separado <strong>de</strong> pecadores en Su vida a la diestra <strong>de</strong><br />

Dios. Ha venido a ser encumbrado por encima <strong>de</strong> los cielos en Su esplendor actual y<br />

eterno. Así nos convenía que fuese nuestro Sumo Sacerdote.<br />

7:27 A diferencia <strong>de</strong> los sacerdotes levíticos, nuestro Sumo Sacerdote no tiene<br />

necesidad cada día … <strong>de</strong> ofrecer sacrificios; esto lo hizo una vez para siempre. Y no<br />

tiene necesidad <strong>de</strong> ofrecer por sus propios pecados, porque es absolutamente sin pecado.<br />

Una tercera cosa asombrosa en lo que difiere <strong>de</strong> los anteriores sacerdotes es que se ofreció<br />

a sí mismo por los pecados <strong>de</strong>l pueblo. El Sacerdote se dio a Sí mismo como sacrificio.<br />

¡Maravillosa e incomparable gracia la <strong>de</strong> Jesús!<br />

7:28 La ley establece a sacerdotes que son personalmente imperfectos; están<br />

caracterizados por su condición <strong>de</strong> débiles y por el fracaso. Son sólo ritualmente santos.<br />

El juramento <strong>de</strong> Dios, dado <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la ley, constituye como sumo sacerdote al<br />

Hijo, hecho perfecto para siempre. A este juramento se hace referencia en el versículo 21<br />

<strong>de</strong> este capítulo y se cita en el Salmo 110:4.<br />

Existen implicaciones <strong>de</strong> gran peso en el material que acabamos <strong>de</strong> cubrir. El<br />

sacerdocio humano ha sido reemplazado por un sacerdocio divino y eterno. ¡Qué<br />

insensatez, entonces, que los hombres establezcan sistemas sacerdotales mo<strong>de</strong>lados en base<br />

<strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> y que se entremetan en las funciones <strong>de</strong> nuestro gran Sumo<br />

Sacerdote!<br />

B. El ministerio <strong>de</strong> Cristo, superior al <strong>de</strong> Aarón (Cap. 8)<br />

8:1 En los versículos que siguen, se muestra el ministerio <strong>de</strong> Cristo como superior al <strong>de</strong><br />

Aarón porque oficia en un mejor santuario (vv. 1–5) y en relación con un mejor pacto (vv.<br />

7–13).<br />

Ahora el escritor ha llegado al punto principal (RVR; cf. V.M.) <strong>de</strong> su argumento. No<br />

está haciendo un resumen <strong>de</strong> lo que ya ha dicho, sino que está exponiendo la tesis principal<br />

al que ha estado dirigiéndose en la Epístola.


Tenemos tal sumo sacerdote. Hay una nota <strong>de</strong> triunfo en la palabra tenemos. Es una<br />

respuesta a aquellos judíos que escarnecían a los primitivos cristianos diciéndoles:<br />

«Nosotros tenemos el tabernáculo; tenemos el sacerdocio; tenemos las ofrendas; tenemos<br />

las ceremonias; tenemos el templo; tenemos hermosas vestiduras sacerdotales». La<br />

confiada respuesta <strong>de</strong>l creyente es: «Sí, vosotros tenéis las sombras, pero nosotros tenemos<br />

su cumplimiento. Vosotros tenéis las ceremonias pero nosotros tenemos a Cristo. Vosotros<br />

tenéis las ilustraciones, pero nosotros tenemos a la Persona. Y nuestro Sumo Sacerdote se<br />

ha sentado a la diestra <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> la Majestad en los cielos (V.M.). Ningún otro sumo<br />

sacerdote se sentó jamás en reconocimiento <strong>de</strong> una obra consumada y ninguno tuvo jamás<br />

tal puesto <strong>de</strong> honra y po<strong>de</strong>r».<br />

8:2 Él sirve al pueblo en el santuario <strong>de</strong>l cielo. Aquel es el verda<strong>de</strong>ro, <strong>de</strong>l cual el<br />

tabernáculo terrenal era una mera copia o representación. El verda<strong>de</strong>ro tabernáculo lo<br />

erigió el Señor, y no el hombre como en el caso <strong>de</strong>l tabernáculo terrenal.<br />

8:3 Ya que una <strong>de</strong> las principales funciones <strong>de</strong> un sumo sacerdote es presentar<br />

ofrendas y sacrificios, se sigue que nuestro Sumo Sacerdote <strong>de</strong>be hacer esto también.<br />

Dones es un término general que cubre todos los tipos <strong>de</strong> ofrendas que se presentan a<br />

Dios. Los sacrificios eran dones en los que se inmolaba un animal. ¿Qué ofrece Cristo? A<br />

esta pregunta no se respon<strong>de</strong> <strong>de</strong> manera directa hasta el capítulo 9.<br />

8:4 Este versículo pasa por alto la cuestión <strong>de</strong> lo que Cristo ofrece, y simplemente nos<br />

recuerda que sobre la tierra ni siquiera podría presentarse para ofrecer dones en el<br />

tabernáculo ni en el templo. Nuestro Señor <strong>de</strong>scendía <strong>de</strong> Judá, no <strong>de</strong> la tribu <strong>de</strong> Leví ni <strong>de</strong><br />

la familia <strong>de</strong> Aarón. Por eso no cumplía los requisitos para servir en el santuario terrenal.<br />

Cuando leemos en los evangelios que Jesús iba al templo (ver Lc. 19:45), <strong>de</strong>bemos<br />

compren<strong>de</strong>r que entraba en el área que lo ro<strong>de</strong>aba, pero no que fuese al Santuario o al<br />

Lugar Santísimo.<br />

Esto naturalmente suscita la cuestión <strong>de</strong> si Cristo llevó a cabo algunas funciones sumo<br />

sacerdotales cuando estuvo en la tierra, o si fue sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber ascendido que<br />

comenzó Su obra sacerdotal. El argumento en el versículo 4 es que no era apto en la tierra<br />

como sacerdote levítico, y que no podía servir en el templo en Jerusalén. Pero eso no<br />

significa que no podía llevar a cabo funciones como sacerdote según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

Melquise<strong>de</strong>c. A fin <strong>de</strong> cuentas, Su oración en Juan 17 es una oración sumo sacerdotal, y Su<br />

ofrenda <strong>de</strong> Sí mismo como el gran y perfecto sacrificio en el Calvario fue ciertamente un<br />

acto sacerdotal (véase 2:17).<br />

8:5 El tabernáculo sobre la tierra era una réplica <strong>de</strong>l santuario celestial. Su plan exhibía<br />

la manera en que el pueblo <strong>de</strong>l pacto <strong>de</strong> Dios podía acercarse a Él para adorarle. Primero<br />

había la puerta <strong>de</strong>l atrio exterior, luego el altar <strong>de</strong>l holocausto y luego la fuente para lavarse.<br />

Después <strong>de</strong> esto los sacerdotes entraban en el Santuario y el sumo sacerdote entraba en el<br />

Lugar Santísimo, don<strong>de</strong> Dios se manifestaba.<br />

El tabernáculo nunca fue dado con el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> ser el santuario <strong>de</strong>finitivo. Era sólo<br />

una figura y sombra. Cuando Dios llamó a Moisés al Monte Sinaí y le dijo que erigiese el<br />

tabernáculo, le dio un mo<strong>de</strong>lo concreto al que se <strong>de</strong>bía ajustar. Este mo<strong>de</strong>lo era un tipo <strong>de</strong><br />

una realidad más alta, espiritual, <strong>de</strong> cosas celestiales.<br />

¿Por qué <strong>de</strong>staca el escritor esto <strong>de</strong> una manera tan enérgica? Sencillamente para traer a<br />

las mentes <strong>de</strong> cualquiera que pudiese sentirse tentado <strong>de</strong> volver al judaísmo que estaban<br />

abandonando la sustancia por las sombras, cuando <strong>de</strong>berían estar pasando <strong>de</strong> las sombras a<br />

la sustancia.


El versículo 5 enseña con claridad que las instituciones <strong>de</strong>l AT eran tipos <strong>de</strong> realida<strong>de</strong>s<br />

celestiales; por ello, justifica la enseñanza <strong>de</strong> la tipología cuando se hace en consonancia<br />

con las Escrituras y sin <strong>de</strong>jar paso a la imaginación.<br />

8:6 Este versículo constituye una transición entre el tema <strong>de</strong>l mejor santuario y el <strong>de</strong>l<br />

mejor pacto.<br />

Primero hay una comparación. El ministerio <strong>de</strong> Cristo es tan superior al ministerio <strong>de</strong><br />

los sacerdotes aarónicos como el pacto <strong>de</strong>l que es mediador es superior al viejo.<br />

En segundo lugar, se da una razón: el pacto es mejor porque está establecido sobre<br />

mejores promesas.<br />

El ministerio <strong>de</strong> Cristo es infinitamente mejor. Él se ofreció a Sí mismo, y no a<br />

animales. Presentó el valor <strong>de</strong> Su propia sangre, no la sangre <strong>de</strong> becerros ni la <strong>de</strong> machos<br />

cabríos. Quitó los pecados, no meramente los cubrió. Ha dado a los creyentes una perfecta<br />

conciencia, no un recordatorio anual <strong>de</strong> los pecados. Nos abrió el camino para entrar en la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios, no para mantenernos <strong>de</strong> pie a distancia.<br />

Es mediador <strong>de</strong> un mejor pacto. Como mediador se pone entre Dios y el hombre<br />

para cubrir el abismo <strong>de</strong>l alejamiento. Griffith Thomas compara <strong>de</strong> manera sucinta estos<br />

pactos:<br />

El pacto es «mejor» porque es absoluto, no condicional; espiritual, no carnal; universal,<br />

no local; eterno, no temporal; individual, no racional; interno, no externo.<br />

Es un mejor pacto porque está fundamentado sobre mejores promesas. El pacto <strong>de</strong> la<br />

ley prometía bendición para la obediencia, pero amenazaba con la muerte por la<br />

<strong>de</strong>sobediencia. Exigía rectitud, pero no daba la capacidad <strong>de</strong> vivir conforme a ella.<br />

El <strong>Nuevo</strong> Pacto es un pacto <strong>de</strong> gracia incondicional. Imputa justicia don<strong>de</strong> no hay<br />

ninguna. Enseña a los hombres a vivir con justicia, dándoles la capacidad para hacerlo así,<br />

y les recompensa cuando lo hacen.<br />

8:7 Aquel primero <strong>de</strong> ambos pactos no fue perfecto; es <strong>de</strong>cir, no tuvo éxito en<br />

conseguir llevar a una relación i<strong>de</strong>al entre el hombre y Dios. Nunca había sido concertado<br />

como pacto <strong>de</strong>finitivo, sino que era preparatorio para la venida <strong>de</strong> Cristo. El hecho <strong>de</strong> que<br />

se menciona más a<strong>de</strong>lante un segundo pacto hace evi<strong>de</strong>nte que el primero no era i<strong>de</strong>al.<br />

8:8 En realidad, el problema no residía en el primer pacto mismo: «la ley es santa, y el<br />

mandamiento santo, justo y bueno» (Ro. 7:12). El problema residía en las personas a las<br />

que fue dado; la ley tenía una pobre materia prima sobre la que actuar. Esto es lo que se<br />

dice aquí: Porque reprendiéndolos dice: … No encuentra falta en el pacto sino en el<br />

pueblo <strong>de</strong>l pacto. El primer pacto se basaba en la promesa <strong>de</strong>l hombre a obe<strong>de</strong>cer (Éx. 19:8;<br />

24:7), y por ello no estaba <strong>de</strong>stinado a permanecer por mucho tiempo. El <strong>Nuevo</strong> Pacto es,<br />

<strong>de</strong> comienzo a fin, una enumeración <strong>de</strong> lo que Dios acuerda hacer; ésta es su fuerza.<br />

El escritor cita ahora <strong>de</strong> Jeremías 31:31–34 para mostrar que en las Escrituras judías<br />

Dios había prometido un <strong>Nuevo</strong> Pacto. Todo el argumento gira alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la palabra<br />

nuevo. Si el viejo hubiese sido suficiente y satisfactorio, ¿para qué introducir uno nuevo?<br />

Pero Dios prometió <strong>de</strong> manera específica hacer con la casa <strong>de</strong> Israel y la casa <strong>de</strong> Judá<br />

un nuevo pacto. Como se ha mencionado ya, el nuevo pacto tiene que ver<br />

primordialmente con la nación <strong>de</strong> Israel y no con la <strong>iglesia</strong>. Encontrará su cumplimiento<br />

total cuando Cristo vuelva para reinar sobre la nación arrepentida y redimida. Entre tanto,<br />

algunas <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong>l pacto las disfrutan algunos creyentes. Así, cuando el


Salvador pasó la copa <strong>de</strong> vino a Sus discípulos, dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi<br />

sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria <strong>de</strong> mí» (1 Co. 11:25).<br />

Hen<strong>de</strong>rson cita lo que sigue:<br />

Y así distinguimos entre la interpretación primaria a Israel y la aplicación secundaria,<br />

espiritual, a la <strong>iglesia</strong> en la actualidad. Gozamos ahora en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo <strong>de</strong> las<br />

bendiciones <strong>de</strong>l nuevo pacto, y habrá sin embargo adicionales y futuras manifestaciones<br />

para Israel, según la promesa <strong>de</strong> Dios.<br />

8:9 Dios prometió <strong>de</strong> manera específica que el <strong>Nuevo</strong> Pacto no sería como el pacto que<br />

hizo con ellos cuando los tomó <strong>de</strong> la mano para sacarlos <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> Egipto. ¿En qué<br />

sería diferente? No lo dice, pero quizá la respuesta queda implicada en el resto <strong>de</strong>l<br />

versículo: Porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me <strong>de</strong>sentendí <strong>de</strong> ellos,<br />

dice el Señor. El pacto <strong>de</strong> la ley falló por ser condicional; exigía obediencia <strong>de</strong> un pueblo<br />

que no la dio. Al hacer <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto un pacto incondicional <strong>de</strong> gracia, Dios evita toda<br />

posibilidad <strong>de</strong> fracaso, por cuanto el cumplimiento <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> solamente <strong>de</strong> Él, y Él no pue<strong>de</strong><br />

fracasar.<br />

La cita <strong>de</strong> Jeremías contiene un cambio radical. Las palabras en el texto hebreo <strong>de</strong><br />

Jeremías 31:32 son «aunque fui yo un marido para ellos». Algunas antiguas traducciones <strong>de</strong><br />

Jeremías dicen: «Y así los <strong>de</strong>scuidé [o, me aparté <strong>de</strong> ellos]». El Espíritu Santo, que inspiró<br />

las palabras <strong>de</strong> Jeremías y supervisó la preservación <strong>de</strong> la Biblia, dirigió al escritor <strong>de</strong><br />

Hebreos a seleccionar esta lectura alternativa.<br />

8:10 Observemos la repetición <strong>de</strong>l tiempo futuro en el que Dios habla en primera<br />

persona. El Viejo Pacto dice lo que el hombre <strong>de</strong>be hacer; el <strong>Nuevo</strong> Pacto dice lo que Dios<br />

hará. Después que hayan pasado los días <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sobediencia <strong>de</strong> Israel, Dios dice: Pondré<br />

mis leyes en la mente <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong> modo que las conocerán, y sobre su corazón, <strong>de</strong> manera<br />

que las amarán. Ellos querrán obe<strong>de</strong>cer, no por miedo al castigo, sino por amor a Dios. Las<br />

leyes ya no estarán más escritas en piedra, sino en las tablas <strong>de</strong> carne <strong>de</strong>l corazón.<br />

Y seré a ellos por Dios. Esto habla <strong>de</strong> proximidad. El AT mandaba al hombre<br />

mantenerse a distancia; la gracia le dice que se acerque. También habla <strong>de</strong> una relación<br />

íntegra y <strong>de</strong> una seguridad incondicional. Nada romperá jamás este vínculo constituido a<br />

precio <strong>de</strong> sangre.<br />

8:11 El <strong>Nuevo</strong> Pacto incluye el conocimiento universal <strong>de</strong>l Señor. Durante el glorioso<br />

Reinado <strong>de</strong> Cristo no será nece-sario al hombre enseñar a su prójimo ni a su hermano<br />

para que conozca al Señor. Cada uno tendrá una conciencia interior <strong>de</strong> Él, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el menor<br />

hasta el mayor. «La tierra será llena <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> Jehová, como las aguas cubren el<br />

mar» (Is. 11:9).<br />

8:12 Lo mejor <strong>de</strong> todo es que el <strong>Nuevo</strong> Pacto promete misericordia para un pueblo<br />

injusto y el eterno olvido <strong>de</strong> sus pecados. La ley era inflexible e inexorable: «Toda<br />

transgresión y <strong>de</strong>sobediencia recibió justa retribución» (He. 2:2).<br />

A<strong>de</strong>más, la ley no podía resolver <strong>de</strong> manera eficaz la cuestión <strong>de</strong> los pecados. Proveía<br />

para la expiación <strong>de</strong> los mismos, pero no a su eliminación. (La palabra hebrea para<br />

expiación proviene <strong>de</strong>l verbo que significa cubrir.) Los sacrificios prescritos en la ley<br />

hacían al hombre ceremonialmente limpio, es <strong>de</strong>cir, le capacitaban para participar en la<br />

vida religiosa <strong>de</strong> la nación. Pero esta purificación ritual era externa; no afectaba a la vida<br />

interior <strong>de</strong>l hombre. No proveía una purificación moral ni le daba una conciencia limpia.


8:13 El hecho <strong>de</strong> que Dios introduzca un <strong>Nuevo</strong> Pacto significa que el primero es<br />

anticuado. Siendo así, no <strong>de</strong>bería haber pensamiento alguno <strong>de</strong> volver a la ley. Pero<br />

precisamente esto es lo que algunos <strong>de</strong> los profesos creyentes se sentían tentados a hacer. El<br />

autor les advierte que el pacto legal está anticuado; se ha introducido un mejor pacto.<br />

Deberían guardar el paso con Dios.<br />

C. La ofrenda <strong>de</strong> Cristo, superior a los sacrificios <strong>de</strong>l Antiguo<br />

<strong>Testamento</strong> (9:1–10:18)<br />

9:1 En 8:3 el escritor ha hecho una mención <strong>de</strong> pasada acerca <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que cada<br />

sumo sacerdote ha <strong>de</strong> tener algo que ofrecer. Ahora está listo para tratar acerca <strong>de</strong> la<br />

ofrenda <strong>de</strong> nuestro gran Sumo Sacerdote y para contrastarla con las ofrendas <strong>de</strong>l AT. Para<br />

introducir el tema, pasa rápidamente revista al esquema <strong>de</strong>l tabernáculo y a las normas <strong>de</strong>l<br />

culto.<br />

9:2 El tabernáculo era una estructura semejante a una tienda en la que Dios moró entre<br />

los israelitas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo en que acamparon junto al Monte Sinaí hasta que fue<br />

edificado el Templo. El área alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l tabernáculo tenía el nombre <strong>de</strong> atrio exterior.<br />

Este atrio estaba ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una valla hecha <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> postes <strong>de</strong> bronce y <strong>de</strong> lienzos<br />

extendidos entre ellos. Al entrar el israelita en el atrio <strong>de</strong>l tabernáculo por la puerta que<br />

había al este, llegaba al altar <strong>de</strong>l holocausto, don<strong>de</strong> los animales <strong>de</strong>l sacrificio eran muertos<br />

y quemados; luego a la fuente <strong>de</strong> lavarse, que era un gran recipiente <strong>de</strong> bronce con agua,<br />

don<strong>de</strong> los sacerdotes se lavaban las manos y los pies.<br />

El tabernáculo propio medía unos quince metros <strong>de</strong> longitud, cinco <strong>de</strong> anchura y cinco<br />

<strong>de</strong> altura. Estaba dividido en dos secciones. La primera, el Lugar Santo, o Santuario, tenía<br />

unos diez metros <strong>de</strong> longitud, y la segunda, el Lugar Santísimo, tenía cinco.<br />

La tienda se componía <strong>de</strong> un marco <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra cubierto <strong>de</strong> cortinas <strong>de</strong> pelo <strong>de</strong> cabra y<br />

una cubierta <strong>de</strong> pieles animales para proteger <strong>de</strong> las inclemencias. Estas cubiertas<br />

constituían la parte superior, la trasera y los lados <strong>de</strong> la tienda. El frente <strong>de</strong>l tabernáculo era<br />

un velo bordado.<br />

El Lugar Santo contenía tres muebles:<br />

1. La mesa con los panes <strong>de</strong> la proposición, don<strong>de</strong> había doce panes, que representaban<br />

a las doce tribus <strong>de</strong> Israel. Estos panes se llamaban el «pan <strong>de</strong> la Presencia» porque eran<br />

puestos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l rostro o presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

2. El can<strong>de</strong>labro <strong>de</strong> oro, con siete brazos hacia arriba que sostenían lámparas <strong>de</strong> aceite.<br />

3. El altar <strong>de</strong> oro para el incienso, sobre el que se quemaba el santo incienso por las<br />

mañanas y las tar<strong>de</strong>s.<br />

9:3 Tras el segundo velo, estaba la parte <strong>de</strong>l tabernáculo llamada el lugar<br />

santísimo. Aquí Dios se manifestaba en una resplan<strong>de</strong>ciente nube. Era el único punto <strong>de</strong> la<br />

tierra don<strong>de</strong> se podía acudir a Él con la sangre <strong>de</strong> la expiación.<br />

9:4 Esta segunda sección <strong>de</strong>l tabernáculo original contenía el arca <strong>de</strong>l pacto, una gran<br />

caja <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra cubierta <strong>de</strong> oro por todas partes. Dentro <strong>de</strong> esa caja estaban una urna <strong>de</strong><br />

oro que contenía el maná, la vara <strong>de</strong> Aarón que retoñó, y las dos tablas <strong>de</strong> la ley.<br />

(Cuando el templo fue levantado más a<strong>de</strong>lante, no había nada en el arca, salvo las tablas <strong>de</strong><br />

la ley —véase 1 R. 8:9.)


El versículo 4 dice que también en el Lugar Santísimo había un incensario <strong>de</strong> oro. El<br />

término griego traducido incensario pue<strong>de</strong> significar tanto el altar <strong>de</strong> incienso (citado en<br />

Éx. 30:6 como perteneciendo al Lugar Santo) o el incensario en el que el sumo sacerdote<br />

llevaba el incienso. La mejor explicación es esta última. El escritor consi<strong>de</strong>raba el<br />

incensario como perteneciente al Lugar Santísimo porque en el Día <strong>de</strong> la Expiación el<br />

sumo sacerdote lo llevaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el altar <strong>de</strong>l incienso al Lugar Santísimo.<br />

9:5 La cubierta <strong>de</strong> oro <strong>de</strong>l arca <strong>de</strong>l pacto era conocida como el propiciatorio. Encima<br />

había dos figuras <strong>de</strong> oro conocidas como querubines. Se miraban el uno al otro, con las<br />

alas extendidas, y con las cabezas inclinadas sobre la cubierta <strong>de</strong>l arca.<br />

El escritor se <strong>de</strong>tiene tras esta breve <strong>de</strong>scripción. No era su propósito entrar aquí en un<br />

gran <strong>de</strong>talle, sino sencillamente bosquejar el contenido <strong>de</strong>l tabernáculo y el camino <strong>de</strong><br />

allegamiento a Dios que representaban.<br />

9:6 Por cuanto el escritor va a contrastar la ofrenda <strong>de</strong> Cristo con las ofrendas <strong>de</strong>l<br />

judaísmo, tiene primero <strong>de</strong> todo que <strong>de</strong>scribir aquellas que eran exigidas por la ley. Había<br />

muchas que podría haber escogido, pero selecciona la más importante <strong>de</strong> todo el sistema<br />

legal, el sacrificio que se ofrecía en el gran Día <strong>de</strong> la Expiación (Lv. 16). Si pue<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>mostrar que la obra <strong>de</strong> Cristo es superior a la <strong>de</strong>l sumo sacerdote en el principal día <strong>de</strong>l<br />

calendario religioso <strong>de</strong> Israel, entonces habrá conseguido su objetivo.<br />

Los sacerdotes tenían entrada a la sección exterior <strong>de</strong> la tienda, es <strong>de</strong>cir, al Lugar Santo.<br />

Entraban allí repetidas veces en cumplimiento <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>beres rituales. Al común <strong>de</strong>l pueblo<br />

no se le permitía entrar en esta estancia; tenían que quedarse fuera.<br />

9:7 Sólo un hombre en el mundo podía entrar en el Lugar Santísimo —el sumo<br />

sacerdote <strong>de</strong> Israel—. Y aquel hombre, <strong>de</strong> una raza, <strong>de</strong> una tribu, <strong>de</strong> una familia, podía<br />

sólo entrar un día al año: el Día <strong>de</strong> la Expiación. Y cuando entraba, había <strong>de</strong> hacerlo con un<br />

recipiente con sangre, la cual ofrecía por sí mismo y por los pecados <strong>de</strong> ignorancia <strong>de</strong>l<br />

pueblo.<br />

9:8 Había profundas verda<strong>de</strong>s espirituales relacionadas con esto. El Espíritu Santo<br />

estaba con ello enseñando que el pecado había establecido una distancia entre el hombre y<br />

Dios, que el hombre <strong>de</strong>bía acercarse a Dios por medio <strong>de</strong> un mediador, y que el mediador<br />

podría acercarse a Dios sólo por medio <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> una víctima sacrificial. Era una<br />

lección material para enseñar que aún no se había abierto para los adoradores el camino a<br />

la presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

Este <strong>de</strong>ficiente acceso prosiguió mientras el primer tabernáculo estaba en pie. La<br />

traducción <strong>de</strong> Darby pue<strong>de</strong> ser preferible aquí: «Mientras todavía el primer tabernáculo<br />

tenía [su] posición». El tabernáculo fue <strong>de</strong>splazado por el templo durante el reinado <strong>de</strong><br />

Salomón, pero siguió teniendo su posición hasta la muerte, sepultamiento y resurrección <strong>de</strong><br />

Cristo. Los principios que proclamaba acerca <strong>de</strong>l acercamiento a Dios se mantuvieron<br />

válidos hasta que el velo <strong>de</strong>l templo fue rasgado en dos <strong>de</strong> arriba abajo.<br />

9:9 El sistema <strong>de</strong>l tabernáculo es un símbolo para el tiempo presente. Una imagen <strong>de</strong><br />

algo mejor por venir, era una imperfecta representación <strong>de</strong> la obra perfecta <strong>de</strong> Cristo.<br />

Las ofrendas y sacrificios nunca podían hacer perfecto al adorador en cuanto a la<br />

conciencia. Si se hubiese conseguido una completa remisión <strong>de</strong> pecados, entonces la<br />

conciencia <strong>de</strong>l ofrendante habría quedado libre <strong>de</strong> culpa <strong>de</strong> pecado. Pero nunca sucedió así.<br />

9:10 En realidad, las ofrendas levíticas tenían que ver únicamente con las<br />

contaminaciones rituales. Tenían que ver con cosas externas como comidas y bebidas<br />

limpias e inmundas, y con diversas abluciones ceremoniales que podían librar al pueblo <strong>de</strong><br />

impurezas rituales, pero que no hacían frente a la inmundicia moral.


Las ofrendas tenían que ver con un pueblo que estaba en relación <strong>de</strong> pacto con Dios.<br />

Tenían el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> mantener al pueblo en una posición <strong>de</strong> pureza ritual para que<br />

pudiesen adorar. No tenían nada que ver con la salvación ni con la purificación <strong>de</strong>l pecado.<br />

Las personas eran salvadas por fe en el Señor, sobre la base <strong>de</strong> la todavía futura obra <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

Finalmente, los sacrificios eran temporales. Fueron impuestos hasta el tiempo <strong>de</strong><br />

reformar las cosas. Apuntaban a<strong>de</strong>lante a la venida <strong>de</strong> Cristo y a Su perfecta ofrenda. La<br />

era cristiana es el tiempo <strong>de</strong> reformar las cosas al que aquí se hace referencia.<br />

9:11 Cristo se ha manifestado como sumo sacerdote <strong>de</strong> los bienes veni<strong>de</strong>ros, es <strong>de</strong>cir,<br />

<strong>de</strong> las inmensas bendiciones que Él otorga a aquellos que le reciben.<br />

Su santuario es un más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho <strong>de</strong> manos en el<br />

sentido <strong>de</strong> que no está construido con los materiales <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> este mundo. Es el<br />

santuario <strong>de</strong>l cielo, la morada <strong>de</strong> Dios.<br />

Su lugar <strong>de</strong> servicio no es<br />

Un templo con manos hecho;<br />

En el mismo cielo sirve<br />

Con sacerdocio celestial:<br />

En Él las sombras <strong>de</strong> la ley,<br />

Cumplidas son, y disípanse.<br />

Thomas Kelly<br />

9:12 Nuestro Señor entró una vez para siempre en el santuario. En el momento <strong>de</strong><br />

Su Ascensión, entró en la presencia <strong>de</strong> Dios, habiendo acabado la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción en<br />

el Calvario. Nunca <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> regocijarnos acerca <strong>de</strong> estas palabras, una vez para<br />

siempre. La obra está finalizada. ¡Alabado sea el Señor!<br />

Ofreció su propia sangre, no la sangre <strong>de</strong> becerros y <strong>de</strong> machos cabríos. La sangre <strong>de</strong><br />

los animales no tiene po<strong>de</strong>r para quitar los pecados; era efectiva sólo en casos <strong>de</strong> ofensas<br />

técnicas contra el ritual religioso. Pero la sangre <strong>de</strong> Cristo es <strong>de</strong> un valor infinito; su po<strong>de</strong>r<br />

es suficiente para purificar todos los pecados <strong>de</strong> todas las personas que jamás hayan vivido,<br />

<strong>de</strong> todas las que ahora viven, y <strong>de</strong> todas las que jamás vivirán. Naturalmente, su po<strong>de</strong>r sólo<br />

es aplicable a aquellos que acu<strong>de</strong>n a Él por fe. Pero su potencial purificador es ilimitado.<br />

Por Su sacrificio ha obtenido eterna re<strong>de</strong>nción. Los antiguos sacerdotes conseguían<br />

una expiación anual. Hay una inmensa diferencia entre ambas cosas.<br />

9:13 Para ilustrar la diferencia entre el sacrificio <strong>de</strong> Cristo y las ceremonias <strong>de</strong> la ley, el<br />

escritor pasa ahora al ritual <strong>de</strong> la becerra roja. Bajo la ley, si un israelita tocaba un cuerpo<br />

muerto, quedaba ceremonialmente impuro durante siete días. El remedio era mezclar las<br />

cenizas <strong>de</strong> una becerra con agua pura <strong>de</strong> un manantial y rociar a la persona contaminada<br />

en el día tercero y séptimo. Entonces quedaba pura.<br />

Dice Mantle:<br />

Las cenizas eran consi<strong>de</strong>radas como una concentración <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s esenciales <strong>de</strong><br />

la ofrenda por el pecado, y se podía recurrir en todo tiempo a ellas con poca incomodidad<br />

relativa y sin pérdida <strong>de</strong> tiempo. Una becerra roja duraba siglos. Se dice que sólo se precisó<br />

<strong>de</strong> seis durante toda la historia judía, porque la más pequeña cantidad <strong>de</strong> cenizas servía para<br />

impartir el valor purificador al agua pura <strong>de</strong>l manantial (Números 19:17).


9:14 Si las cenizas <strong>de</strong> una becerra tenían tal capacidad para purificar a una <strong>de</strong> las<br />

formas más graves <strong>de</strong> contaminación ceremonial, ¡cuánto más la sangre <strong>de</strong> Cristo será<br />

po<strong>de</strong>rosa para purificar nuestras conciencias <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong> la peor especie!<br />

Su ofrenda fue mediante el Espíritu eterno. Hay alguna diferencia <strong>de</strong> opinión tocante<br />

a esta expresión. Algunos la interpretan como significando: «por medio <strong>de</strong> un espíritu<br />

eterno», significando por ello el espíritu <strong>de</strong> buena disposición por el que hizo Su sacrificio<br />

en contraste al carácter involuntario <strong>de</strong> las ofrendas <strong>de</strong> los animales. Otros lo compren<strong>de</strong>n<br />

como significando «por medio <strong>de</strong> Su espíritu eterno». Más bien creemos que quien está a la<br />

vista es el Espíritu Santo; Él hizo Su sacrificio en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

Fue una ofrenda hecha a Dios. Él era el intachable e impecable Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios, cuya<br />

perfección moral lo capacitaba para ser el que quitase nuestro pecado. Los sacrificios <strong>de</strong><br />

animales tenían que ser físicamente sin tacha. Él era moralmente sin tacha.<br />

Su sangre purifica las conciencias <strong>de</strong> obras muertas para que sirvamos al Dios vivo.<br />

No se trata meramente <strong>de</strong> una purificación física ni <strong>de</strong> una limpieza ceremonial, sino <strong>de</strong> una<br />

renovación moral que purifica a la conciencia. Limpia <strong>de</strong> aquellas obras muertas que<br />

producen los incrédulos en su esfuerzo por ganarse su propia purificación. Libera a los<br />

hombres <strong>de</strong> esas obras carentes <strong>de</strong> vida para servir al Dios vivo.<br />

9:15 Los versículos anteriores <strong>de</strong>stacan la superioridad <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto<br />

sobre la sangre <strong>de</strong>l Viejo. Esto conduce a la conclusión <strong>de</strong>l v. 15 —Cristo es el mediador<br />

<strong>de</strong> un pacto nuevo (V.M.). Wuest explica:<br />

La palabra «mediador» es traducción <strong>de</strong> mesites, que se refiere a aquel que interviene<br />

entre dos, para hacer o restaurar la paz y la amistad, para concertar un convenio, o para<br />

ratificar un pacto. Aquí el Mesías actúa como intermediario o mediador entre un Dios santo<br />

y el hombre pecador. Por Su muerte en la cruz, Él elimina el obstáculo (pecado) que había<br />

causado un alejamiento entre el hombre y Dios. Cuando el pecador acepta los méritos <strong>de</strong>l<br />

sacrificio <strong>de</strong>l Mesías, <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> existir la culpa y la pena <strong>de</strong> su pecado, se rompe el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

pecado en su vida, viene a ser el receptor <strong>de</strong> la naturaleza divina, y <strong>de</strong>saparece el<br />

apartamiento entre él y Dios, tanto en lo legal como en lo personal.<br />

Ahora, los llamados pue<strong>de</strong>n recibir la prometida herencia eterna. Por medio <strong>de</strong> la obra<br />

<strong>de</strong> Cristo, los santos <strong>de</strong>l AT, lo mismo que los <strong>de</strong>l NT, gozan <strong>de</strong> eterna salvación y <strong>de</strong><br />

eterna re<strong>de</strong>nción.<br />

El hecho que hace aptos a los creyentes <strong>de</strong> la era precristiana para la herencia es que ha<br />

tenido lugar una muerte, es <strong>de</strong>cir, la muerte <strong>de</strong> Cristo. Su muerte los redime <strong>de</strong> las<br />

transgresiones que había bajo la ley.<br />

Hay un sentido en el que Dios salvaba «a crédito» a los santos <strong>de</strong>l AT. Eran justificados<br />

por la fe, lo mismo que nosotros. Pero Cristo todavía no había muerto. Entonces, ¿cómo<br />

podía Dios salvarlos? La respuesta es que los salvaba sobre la base <strong>de</strong> lo que sabía que iba<br />

Cristo a cumplir. Ellos sabían poco o nada <strong>de</strong> la obra que Cristo iba a efectuar en el<br />

Calvario. Pero Dios sí lo sabía, e imputó el valor <strong>de</strong> aquella obra a cuenta <strong>de</strong> ellos cuando<br />

ellos creían aquella revelación que Él les daba <strong>de</strong> Sí mismo.<br />

En cierto sentido, bajo el Viejo Pacto se había acumulado una gran <strong>de</strong>uda <strong>de</strong><br />

transgresiones. Por Su muerte, Cristo redimió a los creyentes <strong>de</strong> la antigua dispensación <strong>de</strong><br />

todas estas transgresiones.<br />

La manera en la que Dios los salvó por medio <strong>de</strong> la obra todavía futura <strong>de</strong> Cristo es<br />

conocida como la pretermisión <strong>de</strong> pecados, y se trata en Romanos 3:25, 26.


9:16 La mención que hace el autor <strong>de</strong> la herencia en el versículo 15 le recuerda que<br />

antes que se pueda entrar en posesión <strong>de</strong> lo legado en unas últimas volunta<strong>de</strong>s y<br />

testamento, se ha <strong>de</strong> presentar evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que el testador ha muerto. Generalmente, un<br />

certificado <strong>de</strong> <strong>de</strong>función es evi<strong>de</strong>ncia suficiente.<br />

9:17 El testador pue<strong>de</strong> haber escrito su testamento muchos años antes y haberlo<br />

guardado en su caja fuerte, pero no entra en vigor hasta que muere. Mientras esté vivo, su<br />

propiedad no pue<strong>de</strong> ser distribuida a los beneficiarios mencionados en el documento.<br />

9:18 Ahora el tema pasa <strong>de</strong> las últimas volunta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una persona al Viejo Pacto dado<br />

por Dios por medio <strong>de</strong> Moisés. (Los términos castellanos «pacto» y «testamento» son<br />

ambos traducción <strong>de</strong> la misma palabra griega, diathëkë.) Aquí también tuvo que tener lugar<br />

una muerte. El pacto fue ratificado con <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre.<br />

En tiempos antiguos, cada pacto era validado mediante la muerte sacrificial <strong>de</strong> un<br />

animal. La sangre era prenda <strong>de</strong> que se cumplirían los términos <strong>de</strong>l pacto.<br />

9:19 Después que Moisés hubiese recitado las leyes a Israel, tomó la sangre <strong>de</strong> los<br />

becerros y <strong>de</strong> los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro<br />

mismo <strong>de</strong> la ley y también a todo el pueblo. De esta manera Moisés celebró la ceremonia<br />

<strong>de</strong> la solemne rúbrica <strong>de</strong> la ley.<br />

En Éxodo 24:1–11 leemos que Moisés roció el altar y a todo el pueblo; no se hace<br />

mención <strong>de</strong> rociar el libro, ni <strong>de</strong>l agua, lana escarlata e hisopo. Es mejor consi<strong>de</strong>rar<br />

complementarios ambos relatos.<br />

Dios, representado por el altar, y el pueblo, fueron las partes contratantes. La sangre<br />

rociada obligaba a las partes a guardar las estipulaciones <strong>de</strong>l pacto. El pueblo prometió<br />

obe<strong>de</strong>cer, y el SEÑOR se comprometió a ben<strong>de</strong>cirles si lo hacían.<br />

9:20 Al rociar Moisés la sangre, dijo: Ésta es la sangre <strong>de</strong>l pacto que Dios ha<br />

or<strong>de</strong>nado para vosotros. Esta acción ponía como prenda la vida <strong>de</strong>l pueblo si <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong><br />

guardar la ley.<br />

9:21 De una manera similar, Moisés roció con la sangre tanto el tabernáculo como<br />

todos los vasos empleados en el culto. Este ritual no se encuentra en el AT. No se hace<br />

mención <strong>de</strong> la sangre en la consagración <strong>de</strong>l tabernáculo en Éxodo 40. Sin embargo, el<br />

simbolismo es claro. Todo lo que tiene cualquier contacto con el hombre pecador se<br />

contamina, y necesita ser limpiado.<br />

9:22 Casi todo es purificado, según la ley, con sangre. Pero había excepciones. Por<br />

ejemplo, cuando un hombre había <strong>de</strong> ser numerado en un censo entre los hijos <strong>de</strong> Israel,<br />

podía traer medio siclo <strong>de</strong> plata como «dinero <strong>de</strong> la expiación» en lugar <strong>de</strong> una ofrenda<br />

cruenta (Éx. 30:11–16). La moneda era una prenda que simbolizaba la expiación por la vida<br />

<strong>de</strong> aquel hombre para que fuese contado como perteneciente al pueblo <strong>de</strong> Dios. Otra<br />

excepción la encontramos en Levítico 5:11, don<strong>de</strong> ciertas formas <strong>de</strong> impureza ritual podían<br />

ser solucionadas con una ofrenda <strong>de</strong> flor <strong>de</strong> harina.<br />

Estas excepciones tienen que ver con la expiación, o cobertura, <strong>de</strong>l pecado, aunque en<br />

general se precisaba <strong>de</strong> una ofrenda cruenta incluso para la expiación. Pero por lo que se<br />

refiere a la remisión (V.M.) <strong>de</strong> los pecados, no hay excepción: se ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramar sangre.<br />

9:23 El resto <strong>de</strong>l capítulo 9 compara y contrasta los dos pactos.<br />

Primero, las figuras, como el tabernáculo terrenal tuvieron que ser purificadas con la<br />

sangre <strong>de</strong> becerros y machos cabríos. Como ya se ha observado, se trataba <strong>de</strong> una<br />

purificación simbólica. Fue una santificación simbólica <strong>de</strong> un santuario simbólico.


El santuario celestial era la realidad <strong>de</strong> la que la tienda terrenal era una copia, y tuvo<br />

que ser purificado con mejores sacrificios que éstos, es <strong>de</strong>cir, con el sacrificio <strong>de</strong> Cristo.<br />

El empleo <strong>de</strong>l plural para <strong>de</strong>scribir la sola ofrenda <strong>de</strong> Cristo es una figura <strong>de</strong> lenguaje<br />

conocida como el plural mayestático.<br />

Pue<strong>de</strong> parecer sorpren<strong>de</strong>nte que los lugares celestiales precisen <strong>de</strong> purificación. Quizá<br />

la clave se encuentra en Job 15:15: «Ni aun los cielos son limpios <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sus ojos».<br />

Indudablemente, ello se <strong>de</strong>be a que Satanás cometió el primer acto <strong>de</strong> pecado en el cielo (Is.<br />

14:12–14), y <strong>de</strong>bido a que sigue teniendo acceso a la presencia <strong>de</strong> Dios como acusador <strong>de</strong><br />

los hermanos (Ap. 12:10).<br />

9:24 Cristo no entró en el santuario hecho <strong>de</strong> mano, que era un tipo o figura <strong>de</strong>l<br />

verda<strong>de</strong>ro, sino en el cielo mismo. Allí se presenta ahora por nosotros en la presencia<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

Es difícil compren<strong>de</strong>r por qué nadie querría abandonar la realidad y volver a la sombra,<br />

por qué nadie querría <strong>de</strong>jar al gran Sumo Sacerdote sirviendo en el santuario celestial para<br />

volver a los sacerdotes <strong>de</strong> Israel sirviendo en una tienda simbólica.<br />

9:25 El Señor Jesús no hizo repetidas ofrendas, como tenía que hacer el sumo<br />

sacerdote aarónico. Este último entraba en el santuario un día al año, esto es, en el Día <strong>de</strong><br />

la Expiación, y no ofrecía su propia sangre, sino la sangre <strong>de</strong> animales sacrificiales.<br />

9:26 Si Cristo hubiese hecho repetidas ofrendas, esto habría significado repetidos<br />

sufrimientos, por cuanto Su ofrenda fue Su propia vida. ¡Es impensable que tuviese que<br />

sufrir la agonía <strong>de</strong>l Calvario una y otra vez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo! ¡E innecesario<br />

también!<br />

Bajo el <strong>Nuevo</strong> Pacto tenemos:<br />

1. Un punto final positivo —ha sido manifestado una vez para siempre—. La obra no<br />

tiene que repetirse nunca más.<br />

2. Un tiempo propicio —se manifestó en la consumación <strong>de</strong> los siglos—, es <strong>de</strong>cir,<br />

<strong>de</strong>spués que el Antiguo Pacto <strong>de</strong>mostrase <strong>de</strong> manera concluyente el fracaso y la impotencia<br />

<strong>de</strong>l hombre.<br />

3. Una obra perfecta —apareció para quitar <strong>de</strong> en medio el pecado. El énfasis recae en<br />

las palabras quitar <strong>de</strong> en medio. No era ya cosa <strong>de</strong> expiación anual. Ahora era perdón<br />

eterno.<br />

4. Un sacrificio personal —quitó <strong>de</strong> en medio el pecado por el sacrificio <strong>de</strong> sí mismo—.<br />

Llevó en Su propio cuerpo el castigo que merecían nuestros pecados.<br />

Llevando el oprobio y escarnio acerbo,<br />

En mi puesto con<strong>de</strong>nado estuvo;<br />

Mi perdón selló mediante Su sangre;<br />

¡Alabemos a tan gran Salvador!<br />

Philip P. Bliss<br />

9:27 Los versículos 27 y 28 parecen presentar otro contraste entre el Antiguo Pacto y el<br />

<strong>Nuevo</strong>. La ley con<strong>de</strong>naba a los pecadores a morir una sola vez, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto el<br />

juicio. La ley había sido dada a un pueblo que era ya pecador y que no podía guardarla a la<br />

perfección. Por ello, vino a ser un medio <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación para todos los que estaban bajo<br />

ella.


9:28 El <strong>Nuevo</strong> Pacto introduce el infinito sacrificio <strong>de</strong> Cristo; Él fue ofrecido una sola<br />

vez para llevar los pecados <strong>de</strong> muchos. Nos presenta la esperanza bienaventurada <strong>de</strong> Su<br />

inminente Regreso: Y aparecerá por segunda vez… a los que le esperan ansiosamente<br />

para salvación. Pero cuando regrese, no será para tratar la cuestión <strong>de</strong>l pecado. Él acabó<br />

aquella obra en la cruz. Volverá para llevar consigo a Su pueblo al cielo. Ésta será la<br />

culminación <strong>de</strong> su salvación; ellos recibirán entonces sus cuerpos glorificados, y quedarán<br />

para siempre fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong>l pecado.<br />

La expresión los que le esperan ansiosamente es una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> todos los<br />

verda<strong>de</strong>ros creyentes. Todo el pueblo <strong>de</strong>l Señor espera Su regreso, aunque no todos estén<br />

<strong>de</strong> acuerdo en el or<strong>de</strong>n exacto <strong>de</strong> sucesos relacionados con Su Venida.<br />

La Biblia no enseña que sólo un cierto grupo <strong>de</strong> cristianos especialmente espirituales<br />

serán llevados al cielo en el momento <strong>de</strong>l Arrebatamiento. Describe a los participantes<br />

como «los muertos en Cristo» y «nosotros los que vivamos, los que hayamos quedado» (1<br />

Ts. 4:16, 17); esto se refiere a los verda<strong>de</strong>ros creyentes, muertos o vivos. En 1 Corintios<br />

15:23 los participantes son i<strong>de</strong>ntificados como «los que son <strong>de</strong> Cristo». Con frecuencia se<br />

ha observado que en los vv. 24–28 hay tres manifestaciones <strong>de</strong> Cristo. Se pue<strong>de</strong>n resumir<br />

así:<br />

Versículo 26: Él ha sido manifestado. Esto se refiere a Su Primera Venida, cuando vino<br />

a la tierra para salvarnos <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado (el tiempo pretérito <strong>de</strong> la salvación).<br />

Versículo 24: Él comparece ahora. Es una referencia a Su ministerio actual <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios para salvarnos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado (el tiempo presente <strong>de</strong> la salvación).<br />

Versículo 28: Él aparecerá. Esto se refiere a Su inminente Venida cuando nos salvará<br />

<strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l pecado (el tiempo futuro <strong>de</strong> la salvación).<br />

10:1 La ley era sólo la sombra <strong>de</strong> los bienes que habían <strong>de</strong> venir. Señalaba a<strong>de</strong>lante a<br />

la Persona y a la obra <strong>de</strong> Cristo, pero era una pobre sustitución <strong>de</strong> la realidad. Preferir la ley<br />

a Cristo es como preferir una fotografía a la persona representada por ella. ¡Es un insulto a<br />

Su majestad!<br />

La <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong>l sistema legal se ve en el hecho <strong>de</strong> que sus sacrificios tenían que ser<br />

repetidos una y otra vez. Esta repetición <strong>de</strong>mostraba su total incapacidad para hacer frente a<br />

las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> un Dios santo. Observemos las expresiones empleadas para capturar esta<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> repetición: los mismos sacrificios; se ofrecen continuamente; cada año.<br />

Los sacrificios eran totalmente incapaces para hacer perfectos a los adoradores; es<br />

<strong>de</strong>cir, nunca podían dar al pueblo una perfecta conciencia por lo que al pecado respecta.<br />

Los israelitas nunca gozaron <strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong> haber sido limpiados para siempre <strong>de</strong> la<br />

culpa <strong>de</strong>l pecado. Nunca habían gozado <strong>de</strong> un total reposo <strong>de</strong> la conciencia.<br />

10:2 Si las ofrendas les hubiesen absuelto <strong>de</strong> manera completa y <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong>l pecado,<br />

¿no habrían <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> hacer el viaje anual al tabernáculo o templo? Porque aquellos<br />

sacrificios cesarían <strong>de</strong> ofrecerse. Pero la repetición periódica <strong>de</strong> los sacrificios <strong>de</strong>mostraba<br />

su ineficacia. Difícilmente se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que está curado quien tiene necesidad <strong>de</strong> tomar<br />

medicina cada hora para mantenerse con vida.<br />

10:3 En lugar <strong>de</strong> pacificar la conciencia, el sistema levítico la <strong>de</strong>spertaba<br />

constantemente cada año. Detrás <strong>de</strong>l hermoso ritual <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong> la Expiación se agazapaba el<br />

recordatorio anual <strong>de</strong> que los pecados sólo estaban siendo cubiertos, no quitados.<br />

10:4 Sencillamente, la sangre <strong>de</strong> los toros y <strong>de</strong> los machos cabríos no pue<strong>de</strong> quitar<br />

los pecados. Como hemos mencionado, estos sacrificios tenían que ver con errores en el<br />

ritual. Daban una cierta purificación ceremonial pero fracasaban totalmente en lo que<br />

tocaba a dar satisfacción por la naturaleza corrompida <strong>de</strong>l hombre o por sus malas acciones.


10:5 En contraste con la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> las ofrendas levíticas, llegamos ahora a la fuerza<br />

<strong>de</strong>l superlativo sacrificio <strong>de</strong> Cristo. A modo <strong>de</strong> introducción, se nos permite oír el<br />

soliloquio <strong>de</strong>l Salvador en el tiempo <strong>de</strong> Su encarnación. Citando <strong>de</strong>l Salmo 40, Él observa<br />

la insatisfacción <strong>de</strong> Dios con los sacrificios y ofrendas <strong>de</strong>l Viejo Pacto. Dios mismo había<br />

instituido esos sacrificios, pero nunca los consi<strong>de</strong>ró como su intención última. Nunca<br />

tuvieron el propósito <strong>de</strong> quitar los pecados, sino que estaban dispuestos para señalar más<br />

allá, al Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios que quitaría el pecado <strong>de</strong>l mundo. ¿Podría Dios complacerse en<br />

ríos <strong>de</strong> sangre animal o con montones <strong>de</strong> cadáveres <strong>de</strong> animales?<br />

Otra razón para la insatisfacción <strong>de</strong> Dios es que el pueblo creía que le agradaban<br />

celebrando aquellas ceremonias aunque sus vidas interiores eran pecaminosas y<br />

corrompidas. Muchos <strong>de</strong> ellos llevaban a cabo la rutina <strong>de</strong> los sacrificios sin<br />

arrepentimiento ni contrición. Pensaban que Dios podía ser aplacado con sus sacrificios<br />

animales, mientras que Él quería el sacrificio <strong>de</strong> un corazón contrito. ¡No eran conscientes<br />

<strong>de</strong> que Dios no es ritualista!<br />

Insatisfechos con los anteriores sacrificios, Dios preparó un cuerpo humano para Su<br />

Hijo que formó parte integral <strong>de</strong> Su vida y naturaleza humana. Esto, naturalmente, se<br />

refiere a la insondable maravilla <strong>de</strong> la Encarnación, cuando el Verbo eterno se hizo carne<br />

para, como Hombre, po<strong>de</strong>r morir por los hombres.<br />

Es interesante que la cláusula me preparaste un cuerpo, adaptada <strong>de</strong>l Salmo 40:6, sea<br />

susceptible <strong>de</strong> otros dos significados. En el Salmo se lee en la RVR: «Has abierto mis<br />

oídos», mientras que en la RVR77 se da la otra traducción: «Has horadado mis orejas».<br />

Naturalmente, el oído abierto significa que el Mesías estaba siempre dispuesto a recibir sus<br />

instrucciones <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios y a obe<strong>de</strong>cerlas en el acto. La oreja horadada pue<strong>de</strong> ser una<br />

alusión al esclavo hebreo (Éx. 21:1–6), cuya oreja era horadada con una lezna contra la<br />

puerta como señal <strong>de</strong> que se separaba voluntariamente para su amo para siempre. En Su<br />

Encarnación, el Salvador vino a <strong>de</strong>cir: «Amo a mi señor…, no saldré libre».<br />

10:6 Prosiguiendo la cita <strong>de</strong>l Salmo 40, el Mesías repite que Dios no se complacía en<br />

holocaustos y expiaciones por el pecado. Los animales eran víctimas involuntarias cuya<br />

sangre era impotente para limpiar. Tampoco representaban el <strong>de</strong>seo final <strong>de</strong> Dios. Eran<br />

tipos y sombras que anticipaban el sacrificio <strong>de</strong> Cristo. Y eran impotentes como un fin<br />

propio.<br />

10:7 Lo que dio placer a Dios fue la buena voluntad <strong>de</strong>l Mesías <strong>de</strong> hacer la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios, sin importarle el precio. Y <strong>de</strong>mostró Su bien dispuesta obediencia ofreciéndose a Sí<br />

mismo sobre el altar <strong>de</strong>l sacrificio. Al pronunciar el Señor estas palabras, recordaba que <strong>de</strong><br />

principio a fin el AT daba testimonio <strong>de</strong> Él en Su cordial <strong>de</strong>leite en hacer la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

10:8 En los versículos 8–10, el escritor da el significado espiritual <strong>de</strong>l soliloquio. Lo ve<br />

como señalando el fin <strong>de</strong>l antiguo sistema sacrificial y la introducción <strong>de</strong> la una, perfecta,<br />

completa y <strong>de</strong>finitiva ofrenda <strong>de</strong> Jesucristo. Repite luego la cita <strong>de</strong>l Salmo 40 en forma<br />

con<strong>de</strong>nsada para enfatizar el <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios en los sacrificios que se ofrecen según la<br />

ley.<br />

10:9 Luego el escritor ve significativo el hecho <strong>de</strong> que inmediatamente <strong>de</strong> que Dios<br />

<strong>de</strong>clara su no complacencia con lo viejo, el Mesías se a<strong>de</strong>lanta, por así <strong>de</strong>cirlo, para llevar a<br />

cabo aquello que sí daría complacencia al corazón <strong>de</strong> Su Padre.<br />

La conclusión es que quita lo primero, para establecer lo segundo; es <strong>de</strong>cir, invalida<br />

el viejo sistema <strong>de</strong> ofrendas <strong>de</strong>mandadas por la ley, e introduce Su propio gran sacrificio


por el pecado. El pacto legal se retira al hacer el <strong>Nuevo</strong> Pacto su entrada al centro <strong>de</strong> la<br />

escena.<br />

10:10 En la cual voluntad <strong>de</strong> Dios, a la que Jesús fue absolutamente obediente, hemos<br />

sido santificados mediante la ofrenda <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Jesucristo hecha una vez para<br />

siempre.<br />

George Landis comenta:<br />

Ésta es una santificación posicional, como suce<strong>de</strong> en toda la Epístola <strong>de</strong> Hebreos, con la<br />

excepción <strong>de</strong> 12:14, y es cierta <strong>de</strong> todos los creyentes (1 Co. 6:11) y no meramente <strong>de</strong> unos<br />

pocos «cristianos avanzados». Es llevada a cabo por la voluntad <strong>de</strong> Dios y por el sacrificio<br />

<strong>de</strong> Cristo. Somos separados por Dios, a Dios y para Dios. No <strong>de</strong>be ser confundida con la<br />

obra progresiva <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios en el creyente por medio <strong>de</strong> la Palabra (Jn. 17:17–19; 1<br />

Ts. 5:23).<br />

10:11 El ministerio <strong>de</strong> todo sacerdote aarónico es ahora claramente contrastado con el<br />

<strong>de</strong> Cristo. El primero estaba día tras día en pie ministrando sus <strong>de</strong>beres diarios. No había<br />

silla en el tabernáculo ni en el templo. No podía haber reposo porque su obra nunca<br />

finalizaba. Repetían muchas veces los mismos sacrificios. Era una rutina inacabable que<br />

<strong>de</strong>jaba sin tocar los pecados y las conciencias sin alivio.<br />

Estos sacrificios no podían jamás quitar los pecados. «Aarón», escribe A. B. Bruce,<br />

«aunque era un personaje importante <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l sistema levítico, era a fin <strong>de</strong> cuentas un<br />

peón sacerdotal, siempre celebrando ceremonias carentes <strong>de</strong> un valor real».<br />

10:12 Nuestro bendito Señor ofreció un solo sacrificio por los pecados. ¡Ninguno más<br />

iba a ser jamás necesario!<br />

Ni sangre hay, ni altar,<br />

Cesó la ofrenda ya;<br />

No sube llama ni humo hoy,<br />

Ni más cor<strong>de</strong>ro habrá;<br />

Mas ved, ¡he aquí<br />

La sangre <strong>de</strong> Jesús!<br />

Que quita la maldad<br />

Y al hombre da salud.<br />

Horacio Bonar<br />

Habiendo consumado la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción, «se sentó en perpetuidad a [la] diestra <strong>de</strong><br />

Dios» (JND).<br />

Este versículo se pue<strong>de</strong> puntuar <strong>de</strong> manera correcta para que lea o bien que Él «ofreció<br />

un sacrificio por los pecados para siempre», o que «para siempre se sentó». Ambas cosas<br />

son ciertas, pero ten<strong>de</strong>mos a creer que la última es la interpretación correcta. Está sentado<br />

sin interrupciones porque la gran cuestión <strong>de</strong>l pecado ha sido solucionada para siempre.<br />

Está sentado a la diestra <strong>de</strong> Dios, el puesto <strong>de</strong> honra, po<strong>de</strong>r y afecto.<br />

Alguien pue<strong>de</strong> objetar en el sentido <strong>de</strong> que no pue<strong>de</strong> estar sentado para siempre por<br />

cuanto un día se levantará en juicio. Pero aquí no hay contradicción. Por lo que respecta a<br />

hacer ofrenda por el pecado, se ha sentado perpetuamente. En cuanto al juicio atañe, no está<br />

sentado para siempre.


10:13 Está esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado <strong>de</strong> sus pies,<br />

hasta el día en que toda rodilla se doblará <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él, y toda lengua confesará que Él es<br />

Señor, para gloria <strong>de</strong> Dios Padre (Fil. 2:10, 11). Éste será el día <strong>de</strong> Su pública vindicación<br />

sobre la tierra.<br />

10:14 El valor supereminente <strong>de</strong> Su ofrenda se ve en que ha hecho perfectos para<br />

siempre (o en perpetuidad) a los que son santificados. Aquí, los que son santificados<br />

abarca a todos los que han sido apartados <strong>de</strong>l mundo para Dios, es <strong>de</strong>cir, todos los<br />

verda<strong>de</strong>ros creyentes. Han sido hechos perfectos en un doble sentido.<br />

En primer lugar, tienen una perfecta posición <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios; están <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Padre<br />

en toda la aceptabilidad <strong>de</strong> Su amado Hijo. En segundo lugar, tienen una perfecta<br />

conciencia por lo que respecta a la culpa y a la pena por el pecado; saben que el precio ha<br />

sido pagado <strong>de</strong> una manera plena y que Dios no exigirá el pago una segunda vez.<br />

10:15 El Espíritu Santo da testimonio también <strong>de</strong> que bajo el <strong>Nuevo</strong> Pacto los<br />

pecados serían tratados <strong>de</strong> manera efectiva <strong>de</strong> una vez por todas. Él da testimonio <strong>de</strong> ello<br />

por medio <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>.<br />

10:16 En Jeremías 31:31, el SEÑOR prometió hacer un <strong>Nuevo</strong> pacto con Su pueblo<br />

escogido terrenal.<br />

10:17 Y en el mismo pasaje aña<strong>de</strong>: Y nunca más me acordaré <strong>de</strong> sus pecados e<br />

iniquida<strong>de</strong>s. Es impresionante que Jeremías 31:34 contuviese una promesa <strong>de</strong> un pleno y<br />

<strong>de</strong>finitivo perdón <strong>de</strong> los pecados; sin embargo, ¡algunos <strong>de</strong> los que vivían en la época en<br />

que la promesa comenzó a cumplirse estaban dispuestos a volver a los sacrificios<br />

inacabables <strong>de</strong>l judaísmo!<br />

10:18 La promesa <strong>de</strong>l perdón bajo el <strong>Nuevo</strong> Pacto significa que ya no hay ofrenda por<br />

el pecado. Con esas palabras, ya no hay ofrenda por el pecado, el autor concluye lo que<br />

podríamos llamar la sección doctrinal <strong>de</strong> la Epístola. Quiere que estas palabras que<strong>de</strong>n<br />

resonando en nuestros corazones y mentes al apremiar ahora sobre nosotros nuestras<br />

obligaciones prácticas.<br />

III. ADVERTENCIA Y OBSERVACIONES (10:19–13:17)<br />

A. Advertencia a no menospreciar a Cristo (10:19–39)<br />

10:19 En los tiempos <strong>de</strong>l AT, el pueblo era mantenido a distancia; ahora en Cristo<br />

somos llevados cerca por medio <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Su cruz. Por ello, somos invitados a<br />

acercarnos.<br />

Esta exhortación presupone que todos los creyentes somos ahora sacerdotes, ya que se<br />

nos dice que tenemos entera libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre<br />

<strong>de</strong> Jesús. Durante la economía judaica, el pueblo común tenía prohibido entrar en el<br />

Santuario y el Lugar Santísimo. Sólo los sacerdotes podían entrar en el primer lugar, y sólo<br />

el Sumo Sacerdote podía entrar en el segundo. Ahora, todo ha cambiado. Dios no tiene un<br />

lugar especial don<strong>de</strong> sólo una casta especial <strong>de</strong> hombres puedan aproximarse a Él. En vez<br />

<strong>de</strong> ello, todos los creyentes pue<strong>de</strong>n acudir a Su presencia por fe en cualquier momento y<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> cualquier lugar <strong>de</strong> la tierra.<br />

A través <strong>de</strong>l velo Dios me invita<br />

A entrar por el nuevo y vivo camino;


Sin temblorosa incertidumbre penetro<br />

—Con libertad Su invitación atiendo—;<br />

¡Ahí con Cristo mi Dios, encuentro<br />

Sobre el propiciatorio a mi Dios!<br />

Todo el valor que ante Él poseo<br />

Es <strong>de</strong> la sangre el valor;<br />

Al acudir y adorar a mi Dios<br />

A Cristo presento, las primicias;<br />

A Él Dios con gozo contempla;<br />

¡Y en Él tengo aceptación!<br />

Autor <strong>de</strong>sconocido<br />

10:20 Nuestro allegamiento es por el camino nuevo y vivo. En este punto, nuevo<br />

pue<strong>de</strong> tener el sentido <strong>de</strong> «recién inmolado» o <strong>de</strong> «recién hecho». Vivo parece referirse a<br />

Jesús en resurrección, y por ello a un Salvador vivo. Este camino fue abierto a través <strong>de</strong>l<br />

velo, esto es, <strong>de</strong> su carne. Esto enseña claramente que el velo entre las dos secciones <strong>de</strong>l<br />

tabernáculo era un tipo <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> nuestro Señor. Para que pudiésemos tener entrada<br />

ante la presencia <strong>de</strong> Dios, el velo había <strong>de</strong> ser rasgado, es <strong>de</strong>cir, Su cuerpo había <strong>de</strong> ser<br />

quebrantado en la muerte. Esto nos recuerda que no po<strong>de</strong>mos acercarnos mediante la vida<br />

sin pecado <strong>de</strong> Cristo, sino sólo por Su muerte vicaria. Sólo po<strong>de</strong>mos entrar por las heridas<br />

<strong>de</strong> muerte <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. Cada vez que acudimos a la presencia <strong>de</strong> Dios en oración o<br />

adoración, recordamos que el privilegio fue adquirido para nosotros con un coste inmenso.<br />

10:21 No sólo tenemos una gran libertad al entrar en la presencia <strong>de</strong> Dios, sino que<br />

tenemos también un gran sumo sacerdote. Aunque nosotros somos sacerdotes (1 P. 2:9;<br />

Ap. 1:6), seguimos necesitando <strong>de</strong> Sacerdote. Cristo es nuestro gran sumo sacerdote, y Su<br />

presente ministerio en nuestro favor nos asegura nuestra continua bienvenida <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

10:22 Acerquémonos. Este es el privilegio <strong>de</strong>l creyente, un privilegio adquirido a<br />

precio <strong>de</strong> sangre. ¡Cuán maravilloso más allá <strong>de</strong> todas las palabras es que seamos invitados<br />

a una audiencia, no con las celebrida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> este mundo, sino con el Soberano <strong>de</strong>l universo!<br />

La medida en que valoramos la invitación se ve en la manera en que respon<strong>de</strong>mos a ella.<br />

Hay una cuádruple <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>beríamos acicalarnos espiritualmente para entrar<br />

en la sala <strong>de</strong>l trono.<br />

1. Con corazón sincero. El pueblo <strong>de</strong> Israel se acercaba a Dios con su boca, y le honraba<br />

con sus labios, pero su corazón estaba lejos <strong>de</strong> Él (Mt. 15:8). Nuestro allegamiento <strong>de</strong>bería<br />

ser con una sinceridad absoluta.<br />

2. En plena certidumbre <strong>de</strong> fe. Nos acercamos con una absoluta confianza en las<br />

promesas <strong>de</strong> Dios y con la firme convicción <strong>de</strong> que tendremos una acogida <strong>de</strong> gracia en Su<br />

presencia.<br />

3. Con los corazones purificados <strong>de</strong> mala conciencia. Esto pue<strong>de</strong> conseguirse sólo<br />

mediante el nuevo nacimiento. En el momento en que confiamos en Cristo, nos apropiamos<br />

<strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> Su sangre. Hablando en sentido figurado, rociamos nuestros corazones con<br />

ella, como los israelitas rociaron sus puertas con la sangre <strong>de</strong>l cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la pascua. Esto<br />

nos libra <strong>de</strong> una mala conciencia. Nuestro testimonio es:<br />

La conciencia no nos con<strong>de</strong>na más,


Porque la virtud <strong>de</strong> Su sangre preciosa<br />

Nos lavó y purificó <strong>de</strong> una vez para siempre,<br />

Limpios <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

Frances Bevan<br />

4. Y los cuerpos lavados con agua pura. De nuevo encontramos aquí lenguaje<br />

simbólico. Nuestros cuerpos representan nuestras vidas. El agua pura pue<strong>de</strong> referirse bien<br />

a la palabra (Ef 5:25, 26), al Espíritu Santo (Jn. 7:37–39) o al Espíritu Santo empleando la<br />

palabra para limpiar nuestras vidas <strong>de</strong> la contaminación diaria. Somos purificados una vez<br />

por todas <strong>de</strong> la culpa <strong>de</strong>l pecado mediante la muerte <strong>de</strong> Cristo, pero somos lavados una y<br />

otra vez <strong>de</strong> la contaminación <strong>de</strong>l pecado por el Espíritu mediante la Palabra (véase Jn.<br />

13:10).<br />

Así, podríamos resumir los cuatro requisitos para entrar en la presencia <strong>de</strong> Dios:<br />

sinceridad, certidumbre, salvación y santificación.<br />

10:23 La segunda exhortación es a mantener firme, sin fluctuar, la profesión <strong>de</strong><br />

nuestra esperanza. No se <strong>de</strong>be permitir que nada nos aparte <strong>de</strong> la firme confesión <strong>de</strong> que<br />

nuestra única esperanza está en Cristo.<br />

A los que se sintiesen tentados a abandonar las futuras e invisibles bendiciones <strong>de</strong>l<br />

cristianismo por las cosas presentes y visibles <strong>de</strong>l judaísmo se les recuerda que fiel es el<br />

que prometió. Sus promesas nunca pue<strong>de</strong>n fallar; nadie que confíe en Él quedará jamás<br />

frustrado. El Salvador vendrá, así como lo prometió, y Su pueblo estará con Él y será como<br />

Él para siempre.<br />

10:24 Deberíamos también <strong>de</strong>scubrir maneras para alentar a los hermanos creyentes a<br />

manifestar amor y a <strong>de</strong>dicarse a buenas obras. En el sentido <strong>de</strong>l NT, el amor no es una<br />

emoción, sino un acto <strong>de</strong> la voluntad. Se nos manda que actuemos con amor; por tanto, se<br />

trata <strong>de</strong> algo que po<strong>de</strong>mos y <strong>de</strong>bemos hacer. El amor es la raíz; las buenas obras son el<br />

fruto. Mediante nuestro ejemplo y enseñanza <strong>de</strong>beríamos estimular a otros creyentes a esta<br />

clase <strong>de</strong> vida.<br />

Los corazones amantes son jardines;<br />

Los pensamientos amantes son raíces;<br />

Las palabras amantes son flores;<br />

Y las buenas obras sus frutos son.<br />

Adaptado<br />

10:25 Luego <strong>de</strong>beríamos persistir en congregarnos, y no abandonando la comunión<br />

local, como hacen algunos. Esto pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse como una exhortación general para<br />

todos los creyentes para que sean fieles en su asistencia a la <strong>iglesia</strong>. Indudablemente,<br />

encontramos fuerza, consolación, alimento y gozo en el culto y servicio colectivos.<br />

También pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse como un aliento especial para los cristianos que estén<br />

sufriendo tiempos <strong>de</strong> persecución. Hay siempre la tentación <strong>de</strong> aislarse para evitar arrestos,<br />

oprobio y sufrimiento, y actuar como un discípulo secreto.<br />

Pero básicamente este versículo es una advertencia contra la apostasía. Aquí, por <strong>de</strong>jar<br />

<strong>de</strong> congregarse se significa dar la espalda al cristianismo y volverse al judaísmo. Algunos<br />

estaban haciendo eso cuando se escribió esta carta. Había necesidad <strong>de</strong> exhortarse unos a<br />

otros, especialmente en vista <strong>de</strong>l inminente Regreso <strong>de</strong> Cristo. Cuando Él venga, los


perseguidos y menospreciados creyentes aparecerán <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong>l Vencedor. Y hasta este<br />

momento, hay necesidad <strong>de</strong> firmeza.<br />

10:26 Ahora el escritor introduce su cuarta sobrecogedora advertencia. Como en los<br />

casos anteriores, es una advertencia contra la apostasía, aquí <strong>de</strong>scrita como un pecado<br />

<strong>de</strong>liberado.<br />

Como se indicado anteriormente, hay consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong>sacuerdo entre los cristianos en<br />

cuanto a la naturaleza <strong>de</strong> este pecado. El problema, en resumen, es acerca <strong>de</strong> si se refiere a:<br />

1. Verda<strong>de</strong>ros cristianos que <strong>de</strong>spués se apartan <strong>de</strong> Cristo y se pier<strong>de</strong>n.<br />

2. Verda<strong>de</strong>ros cristianos que recaen pero que siguen siendo salvos.<br />

3. Los que profesan ser cristianos durante un tiempo, i<strong>de</strong>ntificándose con una <strong>iglesia</strong><br />

local, pero que luego se apartan <strong>de</strong>liberadamente <strong>de</strong> Cristo. Nunca nacieron <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong><br />

forma verda<strong>de</strong>ra, y ahora nunca podrán.<br />

Sea cual sea el punto <strong>de</strong> vista que se mantenga, hay dificulta<strong>de</strong>s. Creemos que el tercer<br />

punto <strong>de</strong> vista es el correcto porque es el más consecuente con la enseñanza general <strong>de</strong><br />

Hebreos y <strong>de</strong> todo el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>.<br />

Aquí en el versículo 26 se <strong>de</strong>fine la apostasía como pecar <strong>de</strong>liberadamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber recibido el conocimiento <strong>de</strong> la verdad. Lo mismo que Judas, la persona ha oído el<br />

evangelio. Conoce el camino <strong>de</strong> la salvación; incluso ha pretendido recibirla; pero luego<br />

repudia a Cristo <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>liberada.<br />

Para tal persona ya no queda más sacrificio por los pecados. Ha rechazado <strong>de</strong> manera<br />

<strong>de</strong>cisiva y concluyente el sacrificio <strong>de</strong> Cristo hecho una vez para siempre. Por ello, Dios no<br />

tiene otro camino <strong>de</strong> salvación que ofrecerle.<br />

Hay un sentido en el que todo pecado es voluntario, pero el autor se refiere aquí a la<br />

apostasía como un pecado voluntario <strong>de</strong> extraordinaria gravedad.<br />

El hecho <strong>de</strong> que el autor use la forma <strong>de</strong> primera persona en plural, «nosotros», no<br />

significa necesariamente que se incluya a sí mismo. En el v. 39 se excluye a sí mismo <strong>de</strong><br />

modo claro, junto a sus hermanos creyentes, <strong>de</strong> entre aquellos que retroce<strong>de</strong>n para<br />

<strong>de</strong>strucción.<br />

10:27 Nada queda sino una horrenda expectación <strong>de</strong> juicio; no hay esperanza <strong>de</strong><br />

escapatoria. Es imposible renovar al apóstata a arrepentimiento (6:4). Se ha cortado a sí<br />

mismo consciente y voluntariamente <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios en Cristo. Su porción es un fuego<br />

airado que está a punto <strong>de</strong> consumir a los adversarios. De nada sirve discutir si esto<br />

significa un fuego literal. El lenguaje está evi<strong>de</strong>ntemente pensado para <strong>de</strong>notar un castigo<br />

terriblemente severo.<br />

Observemos que Dios clasifica a los apóstatas como adversarios. Esto indica una<br />

oposición positiva a Cristo, no una suave neutralidad.<br />

10:28 Ahora se introduce la porción <strong>de</strong>l transgresor <strong>de</strong> la ley en el AT como un<br />

trasfondo contra el que contrastar la peor porción <strong>de</strong>l apóstata. Aquel que violase la ley <strong>de</strong><br />

Moisés volviéndose idólatra moría sin compasión cuando su culpa quedaba certificada por<br />

el testimonio <strong>de</strong> dos o <strong>de</strong> tres testigos (Dt. 17:2–6).<br />

10:29 El apóstata será consi<strong>de</strong>rado digno <strong>de</strong> mucho mayor castigo, porque su<br />

privilegio ha sido mucho mayor. La enormidad <strong>de</strong> su pecado se ve en los tres cargos que se<br />

presentan contra él:


1. Ha hollado al Hijo <strong>de</strong> Dios. Después <strong>de</strong> haber profesado ser seguidor <strong>de</strong> Jesús, ahora<br />

<strong>de</strong>clara <strong>de</strong>scaradamente que no quiere tener nada más que ver con Él. Niega toda necesidad<br />

<strong>de</strong> Cristo como Salvador y lo rechaza positivamente como Señor.<br />

En Japón hay un crucifijo que fue usado por el gobierno en tiempo <strong>de</strong> persecución. Lo<br />

ponían en el suelo, y todos <strong>de</strong>bían pisar su rostro. Los no cristianos no vacilaban en pisar<br />

sobre Su rostro; los verda<strong>de</strong>ros cristianos rehusaban y eran ejecutados. Se cuenta que el<br />

rostro <strong>de</strong> Jesús quedó <strong>de</strong>sgastado y arruinado <strong>de</strong> tantas pisadas.<br />

2. Ha tenido por inmunda la sangre <strong>de</strong>l pacto en la cual fue santificado. Cuenta como<br />

inútil e impura la sangre <strong>de</strong> Cristo con la que fue ratificado el <strong>Nuevo</strong> Pacto. Él había sido<br />

separado por esta sangre a un puesto <strong>de</strong> privilegio externo. Había sido santificado por<br />

medio <strong>de</strong> su asociación con el pueblo cristiano, <strong>de</strong>l mismo modo que un marido incrédulo<br />

es santificado por su mujer creyente (1 Co. 7:14). Pero eso no quiere <strong>de</strong>cir que fuese salvo.<br />

3. Ha ultrajado al Espíritu <strong>de</strong> gracia. El Espíritu <strong>de</strong> Dios lo había iluminado tocante a<br />

las buenas nuevas, le había convencido <strong>de</strong> pecado y le había señalado a Cristo como el<br />

único Refugio <strong>de</strong>l alma. Pero él ha ultrajado al Espíritu <strong>de</strong> gracia menospreciándolo <strong>de</strong><br />

una manera absoluta, a Él y a la salvación que ofrecía.<br />

10:30 El repudio voluntario <strong>de</strong>l amado Hijo <strong>de</strong> Dios es un pecado <strong>de</strong> una enorme<br />

magnitud. Dios se sentará en juicio sobre todos los que se hagan culpables <strong>de</strong> tal cosa. Él ha<br />

dicho: Mía es la venganza, yo daré el pago (véase Dt. 32:35). En este sentido, venganza<br />

significa una justicia íntegra. Cuando se usa <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, no tiene el sentido <strong>de</strong><br />

vengatividad. Es sencillamente la aplicación <strong>de</strong> lo que la persona realmente merece.<br />

Conociendo el carácter <strong>de</strong> Dios, po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que hará como lo ha dicho<br />

retribuyendo al apóstata en su justa medida.<br />

Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. Dios vengará y vindicará a los que<br />

verda<strong>de</strong>ramente le pertenecen, pero aquí en el versículo 30, la evi<strong>de</strong>nte referencia es al<br />

juicio <strong>de</strong> los malos.<br />

Si nos parece difícil que los apóstatas sean <strong>de</strong>signados como Su pueblo, <strong>de</strong>beríamos<br />

recordar que son Suyos por creación y también durante un tiempo por confesión. Él es<br />

Creador <strong>de</strong> ellos aunque no su Re<strong>de</strong>ntor, y profesaron durante un tiempo ser parte <strong>de</strong> Su<br />

pueblo, aunque nunca le conocieron personalmente.<br />

10:31 La lección permanente para todos es ésta: no estemos entre aquellos que van a<br />

caer en manos <strong>de</strong>l Dios vivo para juicio, porque tal cosa es horrenda.<br />

Nada en este pasaje <strong>de</strong> la Escritura tuvo jamás la intención <strong>de</strong> perturbar o agitar la<br />

mente <strong>de</strong> los que realmente pertenecen a Cristo. Este pasaje fue escrito a propósito en su<br />

estilo acerado, escrutador y <strong>de</strong>safiante para que todos los que profesan el nombre <strong>de</strong> Cristo<br />

que<strong>de</strong>n advertidos <strong>de</strong> las terribles consecuencias <strong>de</strong> apartarse <strong>de</strong> Él.<br />

10:32 En los versículos restantes <strong>de</strong>l capítulo 10, el escritor da tres po<strong>de</strong>rosas razones<br />

por las que los primitivos cristianos judíos <strong>de</strong>bían mantenerse firmes en su lealtad a Cristo.<br />

1. Sus pasadas circunstancias <strong>de</strong>berían estimularlos.<br />

2. La inminencia <strong>de</strong> la recompensa <strong>de</strong>bería fortalecerlos.<br />

3. El temor <strong>de</strong> <strong>de</strong>sagradar a Dios <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>tenerlos <strong>de</strong> volverse atrás.<br />

En primer lugar, pues, sus pasadas experiencias <strong>de</strong>berían estimularlos. Después que<br />

hubieron profesado fe en Cristo, vinieron a ser el blanco <strong>de</strong> una acerba persecución. Sus<br />

familias los rechazaron, sus amigos los abandonaron y sus enemigos los persiguieron. Pero


en lugar <strong>de</strong> producir cobardía y temor, estos pa<strong>de</strong>cimientos los fortalecieron en su fe.<br />

Indudablemente, sintieron algo <strong>de</strong>l entusiasmo <strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rados dignos <strong>de</strong> sufrir<br />

<strong>de</strong>shonra por Su nombre (Hch. 5:41).<br />

10:33 En ocasiones, su sufrimiento era individual. Eran sacados a solas y expuestos<br />

públicamente a los insultos y las aflicciones. En otras ocasiones pa<strong>de</strong>cían con otros<br />

cristianos.<br />

10:34 No tenían miedo <strong>de</strong> visitar a los presos por Cristo, a pesar <strong>de</strong> que siempre había<br />

el peligro <strong>de</strong> culpabilidad por asociación.<br />

Cuando sus bienes les fueron confiscados por las autorida<strong>de</strong>s, lo aceptaron con gozo.<br />

Escogieron ser fieles a Jesús en vez <strong>de</strong> aferrarse a sus posesiones materiales. Sabían que<br />

tenían «una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible» (1 P. 1:4). Era<br />

verda<strong>de</strong>ramente un milagro <strong>de</strong> la gracia divina lo que les hacía capaces <strong>de</strong> valorar en tan<br />

poco las riquezas terrenales.<br />

10:35 La segunda gran consi<strong>de</strong>ración es ésta: la cercanía <strong>de</strong>l galardón <strong>de</strong>bería<br />

fortalecerles. Habiendo soportado tanto en el pasado, no <strong>de</strong>bían capitular ahora. El autor<br />

viene a <strong>de</strong>cir: «No perdáis la cosecha <strong>de</strong> vuestras lágrimas» (F. B. Meyer). Ahora estaban<br />

más cerca <strong>de</strong>l cumplimiento <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong> Dios que jamás lo hubiesen estado antes.<br />

No era ahora el momento <strong>de</strong> volverse atrás.<br />

«No echéis ahora <strong>de</strong> lado vuestra confianza —lleva consigo una rica recompensa en el<br />

mundo veni<strong>de</strong>ro» (JBP).<br />

10:36 Lo que necesitaban era paciencia, la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> permanecer firmes bajo las<br />

persecuciones en lugar <strong>de</strong> escapar a ellas negando a Cristo. Luego, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber hecho<br />

la voluntad <strong>de</strong> Dios, obtendrían la promesa.<br />

10:37 El galardón veni<strong>de</strong>ro está sincronizado con el Regreso <strong>de</strong>l Señor Jesús; <strong>de</strong> ahí la<br />

cita <strong>de</strong> Habacuc 2:3: Porque aún un poquito, y el que ha <strong>de</strong> venir vendrá, y no tardará.<br />

En Habacuc el versículo dice esto: «Aunque la visión está aún por cumplirse a su tiempo,<br />

se apresura hacia el fin y no <strong>de</strong>fraudará; aunque tar<strong>de</strong>, espéralo, porque, sin duda, vendrá y<br />

no se retrasará».<br />

Acerca <strong>de</strong> este cambio, Vincent dice:<br />

En hebreo, el sujeto <strong>de</strong> la oración es la visión <strong>de</strong>l exterminio <strong>de</strong> los cal<strong>de</strong>os. … Tal<br />

como se traduce en la Septuaginta, el sujeto ha <strong>de</strong> ser o bien Jehová, o bien el Mesías. El<br />

pasaje fue referido al Mesías por teólogos judíos tardíos, y así es tomado por nuestro<br />

escritor.<br />

A. J. Pollock comenta:<br />

El pasaje <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> y la cita alterada en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> tienen la<br />

misma inspiración verbal y son igualmente Escritura. El sujeto en Habacuc es la visión, y<br />

tiene que ver con la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar. En Hebreos el sujeto <strong>de</strong>viene Cristo y hace<br />

referencia al Arrebatamiento.<br />

Luego prosigue <strong>de</strong> forma más general:<br />

Cuando un escritor inspirado cita <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>, emplea aquella parte <strong>de</strong>l<br />

pasaje citado que es apropiado al propósito <strong>de</strong> la Mente Divina, aunque nunca<br />

contradiciéndolo; alterándolo a menudo a fin <strong>de</strong> comunicar no el exacto sentido <strong>de</strong>l pasaje<br />

<strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>, sino el sentido pleno que el Espíritu Santo quiere darle en el<br />

<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>… Ahora bien, nadie sino Dios podía tratar las Escrituras <strong>de</strong> esta


manera. El hecho <strong>de</strong> que así se hace, y que se hace <strong>de</strong> manera extensa, es otra prueba <strong>de</strong><br />

inspiración. Dios es el Autor <strong>de</strong> la Biblia, y Él pue<strong>de</strong> citar Sus PROPIAS palabras,<br />

alterándolas y añadiendo a ellas para ajustarse a Su propósito. Pero si alguno <strong>de</strong> nosotros<br />

cita las Escrituras, <strong>de</strong>bemos hacerlo con un esmerado cuidado. No tenemos <strong>de</strong>recho a<br />

alterar una jota ni una til<strong>de</strong>. Pero el Autor <strong>de</strong>l Libro sí pue<strong>de</strong> hacerlo. Poco importa qué<br />

pluma emplea, si es Moisés o Isaías, Pedro o Pablo, o Mateo o Juan; todo es Su escritura.<br />

10:38 Un incentivo final para resistir con firmeza es el temor <strong>de</strong> <strong>de</strong>sagradar a Dios.<br />

Prosiguiendo la cita <strong>de</strong> Habacuc, el autor muestra que la vida que agrada a Dios es la vida<br />

<strong>de</strong> la fe: Mas el justo vivirá por fe. Esta es la vida que valora las promesas <strong>de</strong> Dios, que<br />

contempla lo invisible, y que persevera hasta el fin.<br />

Por otra parte, la vida que <strong>de</strong>sagrada a Dios es la <strong>de</strong> aquel que renuncia al Mesías y se<br />

vuelve a los anticuados sacrificios <strong>de</strong>l templo: Y si retroce<strong>de</strong>, mi alma no se complace en<br />

él.<br />

10:39 El escritor se disocia inmediatamente a sí mismo y a sus hermanos cristianos <strong>de</strong><br />

los que retroce<strong>de</strong>n para <strong>de</strong>strucción. Esto separa a los apóstatas <strong>de</strong> los cristianos<br />

genuinos. Los apóstatas retroce<strong>de</strong>n y se pier<strong>de</strong>n. Los verda<strong>de</strong>ros creyentes tienen fe y así<br />

preservan sus almas <strong>de</strong> la parte <strong>de</strong> los renegados.<br />

Con esta mención <strong>de</strong> la fe, se establece la base para un más amplio discurso acerca <strong>de</strong> la<br />

vida que agrada a Dios. El ilustre capítulo undécimo sigue con total naturalidad a partir <strong>de</strong><br />

este punto.<br />

B. Exhortación a la fe mediante ejemplos <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> (Cap.<br />

11)<br />

11:1 Este capítulo trata acerca <strong>de</strong> la visión y permanencia <strong>de</strong> la fe. Nos introduce a<br />

hombres y mujeres <strong>de</strong>l AT que tenían una visión espiritual íntegra y que soportaron<br />

terribles oprobios y pa<strong>de</strong>cimientos antes que renunciar a su fe.<br />

El versículo 1 no es realmente una <strong>de</strong>finición formal <strong>de</strong> la fe; más bien es una<br />

<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> lo que la fe hace por nosotros. Hace que las realida<strong>de</strong>s que se esperan se<br />

nos hagan tan reales como si ya las poseyésemos, y provee una prueba convincente e<br />

inalterable <strong>de</strong> que las bendiciones espirituales invisibles <strong>de</strong>l cristianismo son totalmente<br />

ciertas y reales. En otras palabras, nos trae el futuro al presente y hace visto lo invisible.<br />

La fe es la confianza en la fiabilidad <strong>de</strong> Dios. Es la convicción <strong>de</strong> que lo que Dios dice<br />

es verdad y que lo que promete se cumplirá.<br />

La fe precisa <strong>de</strong> alguna revelación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> alguna promesa <strong>de</strong> Dios como<br />

fundamento. No es un salto en las tinieblas. Exige la más segura evi<strong>de</strong>ncia en el universo, y<br />

la encuentra en la palabra <strong>de</strong> Dios. No se limita a posibilida<strong>de</strong>s sino que inva<strong>de</strong> el ámbito<br />

<strong>de</strong> lo imposible. Alguien ha dicho: «La fe comienza don<strong>de</strong> terminan las posibilida<strong>de</strong>s. Si<br />

algo es posible, no hay gloria para Dios en aquello».<br />

La fe, la fe po<strong>de</strong>rosa la promesa contempla,<br />

Y sólo a Dios mira;<br />

Se ríe <strong>de</strong> las imposibilida<strong>de</strong>s<br />

Y grita: «Así se hará».<br />

Autor <strong>de</strong>sconocido


En la vida <strong>de</strong> la fe se presentan dificulta<strong>de</strong>s y problemas. Dios pone a prueba nuestra fe<br />

en el crisol para ver si es genuina (1 P. 1:7). Pero, como dijo George Müller, «las<br />

dificulta<strong>de</strong>s son el alimento <strong>de</strong> la fe».<br />

11:2 A causa <strong>de</strong> haber andado por fe y no por vista, los dignatarios <strong>de</strong>l AT recibieron la<br />

aprobación divina. El resto <strong>de</strong> este capítulo es una ilustración <strong>de</strong> cómo Dios da testimonio<br />

<strong>de</strong> ellos.<br />

11:3 La fe nos da el único relato verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la creación. Dios es el Único que estaba<br />

ahí; y Él nos dice cómo sucedió. Creemos Su palabra y con ello conocemos. McCue dice:<br />

«El concepto <strong>de</strong> Dios existente antes <strong>de</strong> la materia y <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> la misma por Su<br />

mandato or<strong>de</strong>nando que existiese está más allá <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong> la razón o <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>mostración. Se acepta sencillamente por un acto <strong>de</strong> fe».<br />

Por la fe enten<strong>de</strong>mos. El mundo dice: «Ver para creer». Dios dice: «Cree y verás».<br />

Jesús le dijo a Marta: «¿No te he dicho que si crees, verás …?» (Jn. 11:40). El Apóstol Juan<br />

escribió: «Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis… para que sepáis» (1 Jn. 5:13).<br />

En lo espiritual, la fe prece<strong>de</strong> al entendimiento.<br />

El universo fue enteramente organizado por la palabra <strong>de</strong> Dios. Dios habló y la<br />

materia vino a ser. Esto concuerda perfectamente con el <strong>de</strong>scubrimiento por parte <strong>de</strong>l<br />

hombre <strong>de</strong> que la materia es esencialmente energía. Cuando Dios habló, hubo una<br />

acumulación <strong>de</strong> energía en forma ondulatoria que se transformó en materia, y el mundo<br />

surgió al ser.<br />

De modo que lo que se ve fue hecho <strong>de</strong> cosas no visibles. La energía es invisible;<br />

igual es el caso para el ojo <strong>de</strong>snudo con los átomos, las moléculas y los gases; pero en sus<br />

combinaciones se hacen visibles.<br />

El hecho <strong>de</strong> la creación tal como está expuesto en Hebreos 11:3 es indiscutible. Nunca<br />

ha sido mejorado, y nunca lo será.<br />

11:4 Adán y Eva son <strong>de</strong>jados a un lado en el registro <strong>de</strong> honor <strong>de</strong> la fe. Cuando Eva<br />

tuvo que <strong>de</strong>cidir si quien le estaba diciendo la verdad era Dios o Satanás, se <strong>de</strong>cidió por<br />

Satanás. Sin embargo, eso no niega que fuesen posteriormente salvos por la fe, como se<br />

prefigura con las túnicas <strong>de</strong> pieles.<br />

Abel <strong>de</strong>be haber tenido alguna revelación <strong>de</strong> que el hombre pecador pue<strong>de</strong> acercarse a<br />

Dios sólo sobre la base <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong>rramada. Quizá lo aprendió <strong>de</strong> sus padres, que fueron<br />

restaurados a la comunión con Dios sólo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberlos vestido con pieles <strong>de</strong><br />

animales (Gn. 3:21). En todo caso, exhibió fe acercándose a Dios con la sangre <strong>de</strong> un<br />

sacrificio. El sacrificio <strong>de</strong> Caín fue <strong>de</strong> vegetales o frutas, y por tanto incruento. Abel ilustra<br />

la verdad <strong>de</strong> la salvación por gracia por medio <strong>de</strong> la fe. Caín prefigura el estéril intento <strong>de</strong><br />

los hombres <strong>de</strong> salvarse por medio <strong>de</strong> buenas obras.<br />

George Cutting observa que «no fue la excelencia personal <strong>de</strong> Abel lo que contempló<br />

Dios al contarlo justo, sino la excelencia <strong>de</strong>l sacrificio que trajo y su fe». Y así es con<br />

nosotros; no somos justificados por nuestro carácter <strong>de</strong> buenas obras, sino sólo a causa <strong>de</strong> la<br />

excelencia <strong>de</strong>l sacrificio <strong>de</strong> Cristo y por aceptarlo a Él.<br />

Abel fue asesinado por Caín porque la ley aborrece la gracia. El hombre que busca<br />

mantener su propia justicia aborrece la verdad <strong>de</strong> que no se pue<strong>de</strong> salvar por sí mismo y<br />

que se ha <strong>de</strong> acoger al amor y a la misericordia <strong>de</strong> Dios.<br />

Pero el testimonio <strong>de</strong> Abel se perpetúa. Aún habla por su fe. Hay un sentido en el que<br />

la fe hace posible que las cuerdas vocales <strong>de</strong> una persona sigan operando mucho tiempo<br />

<strong>de</strong>spués que su cuerpo está yaciendo en el sepulcro.


11:5 En alguna ocasión en su vida Enoc <strong>de</strong>bió recibir una promesa <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> que iría<br />

al cielo sin morir. Hasta aquel tiempo todos habían muerto —más tar<strong>de</strong> o más temprano—.<br />

No había constancia <strong>de</strong> que nadie hubiese sido trasladado sin ver la muerte. Pero Dios<br />

prometió y Enoc creyó. Era la actitud más cuerda y racional que Enoc pudiese tener; ¿qué<br />

es más razonable <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> una criatura que creer a su Creador?<br />

¡Y así sucedió! Enoc anduvo con el invisible Dios durante trescientos años (Gn. 5:21–<br />

24) y luego anduvo a la eternidad. Antes <strong>de</strong> ser trasladado, tuvo testimonio <strong>de</strong> haber<br />

agradado a Dios. La vida <strong>de</strong> la fe agrada siempre a Dios; se agrada en la confianza en Él.<br />

11:6 Sin fe es imposible agradar a Dios. Ninguna cantidad <strong>de</strong> buenas obras pue<strong>de</strong><br />

compensar la falta <strong>de</strong> fe. Después que todo está dicho y hecho, cuando alguien rehúsa creer<br />

a Dios lo está haciendo mentiroso. «El que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso» (1 Jn.<br />

5:10), ¿y cómo pue<strong>de</strong> Dios agradarse <strong>de</strong> los que le consi<strong>de</strong>ran mentiroso?<br />

La fe es lo único que da a Dios el puesto que le correspon<strong>de</strong> y que pone también al<br />

hombre en su propio lugar. «Glorifica a Dios sobremanera», escribe C. H. Macintosh,<br />

«porque <strong>de</strong>muestra que tenemos más confianza en Su vista que en la nuestra».<br />

La fe no sólo cree que Dios existe, sino que confía en que él galardona a aquellos que le<br />

buscan. No hay nada en Dios que haga imposible que los hombres crean. La dificultad<br />

resi<strong>de</strong> en la voluntad humana.<br />

11:7 La fe <strong>de</strong> Noé se fundó en la advertencia <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> que iba a <strong>de</strong>struir el mundo<br />

con un diluvio (Gn. 6:17). Nunca en la experiencia humana había habido un diluvio; <strong>de</strong><br />

hecho, hay razones para pensar que nunca había habido lluvia hasta aquel tiempo (Gn. 2:5,<br />

6). Noé creyó a Dios y construyó un arca, aunque muy probablemente estaba lejos <strong>de</strong><br />

aguas navegables. Sin duda alguna fue objeto <strong>de</strong> muchas burlas. Pero la fe <strong>de</strong> Noé fue<br />

recompensada: su casa fue salvada; y con su vida y testimonio con<strong>de</strong>nó al mundo, y fue<br />

hecho here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la justicia que se recibe en base <strong>de</strong> la fe.<br />

Quizá muchos <strong>de</strong> los primitivos cristianos judíos a los que fue escrita esta carta se<br />

preguntaban con frecuencia por qué, si estaban en lo cierto, eran una minoría tan pequeña.<br />

¡Noé salta <strong>de</strong> las páginas <strong>de</strong>l AT para recordarles que en su época sólo ocho personas<br />

estaban en lo cierto y que todo el resto <strong>de</strong>l mundo pereció!<br />

11:8 Abraham era probablemente un idólatra cuando vivía en Ur <strong>de</strong> los Cal<strong>de</strong>os,<br />

cuando se le apareció Dios y le dijo que emprendiese el camino. Con la obediencia <strong>de</strong> la fe,<br />

<strong>de</strong>jó su hogar y país, sin saber cuál era su <strong>de</strong>stino final. Sin duda alguna sus amigos lo<br />

<strong>de</strong>bieron ridiculizar por tal insensatez, pero su actitud fue:<br />

Sigo mi camino aún sin saber,<br />

Ni querría si pudiese;<br />

Mejor andar a oscuras con Dios<br />

Que a solas en la luz;<br />

Mejor por fe andar con Él<br />

Que a solas por vista andar.<br />

Helen Annis Casterline<br />

El camino <strong>de</strong> la fe da a otros a menudo la impresión <strong>de</strong> ser impru<strong>de</strong>nte e irreflexivo,<br />

pero el que conoce a Dios está contentado con ser guiado aun con los ojos vendados, sin<br />

saber el camino que tiene por <strong>de</strong>lante.<br />

11:9 Dios había prometido a Abraham la tierra <strong>de</strong> Canaán. En un sentido muy real, le<br />

pertenecía. Pero la única tierra que jamás adquirió en ella fue para sepulcro <strong>de</strong> sus muertos.


Se contentó con vivir en tiendas, símbolo <strong>de</strong> peregrinaje, en lugar <strong>de</strong> establecer una<br />

morada fija. Por el momento, trató Canaán como si fuese tierra ajena.<br />

Los compañeros <strong>de</strong> su peregrinación eran su hijo y nieto. Su piadoso ejemplo <strong>de</strong>jó<br />

también su impronta en ellos; aunque eran cohere<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la misma promesa <strong>de</strong> que la<br />

tierra sería <strong>de</strong> ellos.<br />

11:10 ¿Por qué Abraham tenía tan poco aprecio por la posesión <strong>de</strong> las tierras? Porque<br />

esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo artífice y constructor es Dios. No tenía<br />

el corazón fijado en las cosas presentes, materiales, sino en las eternas. En el original hay<br />

un artículo <strong>de</strong>finido entre ciudad y fundamentos —la ciudad y los fundamentos—. Para<br />

la fe hay sólo una ciudad que merezca este nombre y sólo una con fundamentos seguros.<br />

Dios es el arquitecto <strong>de</strong> esta ciudad celestial y Él es también su constructor. Es la<br />

ciudad mo<strong>de</strong>lo, sin barrios <strong>de</strong> chabolas, sin contaminación en el aire o en el agua, y sin<br />

ninguno otro <strong>de</strong> los problemas que atosigan a las metrópolis <strong>de</strong> este mundo.<br />

11:11 Por la fe, también … Sara recibió milagrosamente capacidad para concebir<br />

cuando tenía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> noventa años. El relato dice claramente que estaba fuera <strong>de</strong>l<br />

tiempo <strong>de</strong> la edad en que podía tener un hijo. Pero sabía que Dios le había prometido un<br />

bebé, y sabía que no podría faltar a Su palabra. Tenía una fe a toda prueba <strong>de</strong> que Él<br />

cumpliría lo que había prometido.<br />

11:12 Abraham tenía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> noventa y nueve años cuando nació Isaac.<br />

Humanamente hablando, era prácticamente imposible que pudiese llegar a ser padre, pero<br />

Dios le había prometido una <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia numerosa, y así había <strong>de</strong> ser.<br />

Por Isaac, Abraham fue el padre <strong>de</strong> una familia terrenal innumerable, la nación hebrea.<br />

Por Cristo, fue padre <strong>de</strong> una innumerable familia espiritual, es <strong>de</strong>cir, verda<strong>de</strong>ros creyentes<br />

<strong>de</strong> todas las eras posteriores. La arena … que está a la orilla <strong>de</strong>l mar es probablemente<br />

una imagen <strong>de</strong> la progenie terrenal, mientras que las estrellas <strong>de</strong>l cielo son ilustración <strong>de</strong>l<br />

pueblo celestial.<br />

11:13 Los patriarcas murieron todos en la fe. No vivieron para ver el cumplimiento <strong>de</strong><br />

las promesas divinas. Por ejemplo, Abraham nunca vio su numerosa <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia. La<br />

nación hebrea nunca ocupó toda la tierra que le había sido prometida. Los santos <strong>de</strong>l AT<br />

nunca vieron el cumplimiento <strong>de</strong> la promesa <strong>de</strong>l Mesías. Pero su mirada telescópica<br />

acercaba las promesas, tan <strong>de</strong> cerca que son presentadas como saludándolas con gozosa<br />

anticipación.<br />

Se dieron cuenta <strong>de</strong> que este mundo no era su hogar <strong>de</strong>finitivo. Se sentían satisfechos<br />

con ser extranjeros y peregrinos sobre la tierra, rehusando el apremio a asentarse y<br />

acomodarse. Su <strong>de</strong>seo era pasar a través <strong>de</strong>l mundo sin tomar sobre sí nada <strong>de</strong> su carácter.<br />

Sus corazones estaban <strong>de</strong>cididos en la peregrinación (Sal. 84:5, Knox).<br />

11:14 Sus vidas indicaban claramente que estaban buscando una patria. La fe había<br />

implantado en ellos un instinto migratorio que nunca se satisfacía con los <strong>de</strong>leites <strong>de</strong><br />

Canaán. Había siempre la añoranza por una tierra mejor a la que podrían llamar su patria.<br />

11:15 Al <strong>de</strong>cir que estaban buscando una patria, el escritor quiere poner en claro que no<br />

está refiriéndose a la tierra <strong>de</strong> su nacimiento. Si Abraham hubiese <strong>de</strong>seado volver a<br />

Mesopotamia, podría haberlo hecho, pero aquella tierra ya no era su patria.<br />

11:16 La verda<strong>de</strong>ra explicación <strong>de</strong> ello es que estaban buscando una patria celestial.<br />

Esto es singular cuando recordamos que la mayoría <strong>de</strong> las promesas al pueblo <strong>de</strong> Israel<br />

tenían que ver con las bendiciones materiales <strong>de</strong> esta tierra. Pero tenían también una<br />

esperanza celestial, y esta esperanza los capacitaba para tratar este mundo como un país<br />

extraño.


Este espíritu <strong>de</strong> peregrinaje es especialmente grato para Dios. Escribe Darby: «No se<br />

avergüenza <strong>de</strong> ser llamado el Dios <strong>de</strong> aquellos cuyo corazón y porción están en el cielo».<br />

Les ha preparado una ciudad, y en ella encuentran reposo y satisfacción, y perfecta paz.<br />

11:17 Llegamos ahora a la más gran<strong>de</strong> prueba <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> Abraham. Dios le dijo que<br />

ofreciese a su único hijo, Isaac, sobre el altar. Con una obediencia resuelta, Abraham<br />

emprendió el ofrendar a Dios el más caro tesoro para su corazón. ¿Acaso era inconsciente<br />

<strong>de</strong>l enorme dilema? Dios le había prometido una innumerable <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia. Isaac era su<br />

unigénito. ¡Abraham tenía ahora ciento diecisiete años y Sara ciento ocho!<br />

11:18 La promesa <strong>de</strong> una gran multitud <strong>de</strong> <strong>de</strong>scendientes había <strong>de</strong> ser cumplida en<br />

Isaac. El dilema era este: si Abraham daba muerte a Isaac, ¿cómo podría llegar a cumplirse<br />

jamás la promesa? Isaac tenía ahora unos diecisiete años y era soltero.<br />

11:19 Abraham sabía lo que Dios había prometido; esto era todo lo que le importaba.<br />

Llegó a la conclusión <strong>de</strong> que si Dios le <strong>de</strong>mandaba que inmolase a su hijo, Dios mismo le<br />

volvería a levantar aun <strong>de</strong> entre los muertos para cumplir la promesa.<br />

Hasta este entonces no se había dado ningún caso <strong>de</strong> resurrección <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

La experiencia humana no tenía estadísticas que ofrecer sobre ello. En un sentido muy real,<br />

Abraham inventó la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la resurrección. Su fe en la promesa <strong>de</strong> Dios lo llevó a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que Dios tendría que resucitar a Isaac.<br />

En sentido figurado, volvió a recibir a Isaac <strong>de</strong> entre los muertos. Él se había<br />

conformado a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que Isaac tendría que ser inmolado. Dios se lo contó como hecho.<br />

Pero, como Grant dice <strong>de</strong> forma impresionante, «el Señor eximió a Abraham <strong>de</strong> un dolor<br />

<strong>de</strong>sgarrador <strong>de</strong>l que no iba a eximirse a Sí mismo». Proveyó un carnero para ocupar el<br />

puesto <strong>de</strong> Isaac, y el hijo único fue <strong>de</strong>vuelto al corazón y a la casa <strong>de</strong> su padre.<br />

Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar este <strong>de</strong>stacado ejemplo <strong>de</strong> la fe, hay dos puntos que <strong>de</strong>berían ser<br />

mencionados.<br />

Primero, Dios nunca tuvo la intención <strong>de</strong> que Abraham realmente inmolase a su hijo.<br />

Los sacrificios humanos nunca fueron la voluntad <strong>de</strong> Dios para Su pueblo. Él puso a prueba<br />

la fe <strong>de</strong> Abraham y la exhibió en su genuinidad; luego rescindió Su or<strong>de</strong>n. En segundo<br />

lugar, la fe <strong>de</strong> Abraham en la promesa <strong>de</strong> una numerosa <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia fue puesta a prueba<br />

durante un periodo <strong>de</strong> cien años. El patriarca tenía setenta y cinco años cuando recibió la<br />

promesa <strong>de</strong> un hijo. Esperó veinticinco años antes que naciese Isaac. Isaac tenía diecisiete<br />

años cuando Abraham lo llevó al Monte Moria para ofrecerlo a Dios y cuarenta cuando se<br />

casó, y se casó veinte años antes que naciesen los mellizos. Abraham murió con ciento<br />

setenta y cinco años. En ese tiempo, sus <strong>de</strong>scendientes eran un hijo (<strong>de</strong> setenta y cinco<br />

años) y dos nietos (<strong>de</strong> quince años cada uno). Pero durante su vida «tampoco vaciló, por<br />

incredulidad, ante la promesa <strong>de</strong> Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,<br />

plenamente convencido <strong>de</strong> que era también po<strong>de</strong>roso para hacer lo que había prometido»<br />

(Ro. 4:20, 21).<br />

11:20 Para nuestras mentes occi<strong>de</strong>ntales es difícil compren<strong>de</strong>r qué es lo que hay <strong>de</strong><br />

singular en la fe <strong>de</strong> Isaac, Jacob y José, tal como se registra en los tres siguientes<br />

versículos. Isaac, por ejemplo, tiene un puesto en la galería <strong>de</strong> la fama <strong>de</strong> la fe por haber<br />

invocado bendiciones futuras sobre Jacob y Esaú. ¿Qué hay <strong>de</strong> singular en esto?<br />

Antes que naciesen los hijos, el Señor anunció a Rebeca que los muchachos vendrían a<br />

ser cabezas <strong>de</strong> naciones, y que el mayor (Esaú) serviría al menor (Jacob). Esaú era el hijo<br />

favorito <strong>de</strong> Isaac y, como hijo mayor, habría normalmente recibido la mejor porción <strong>de</strong> su<br />

padre. Pero Rebeca y Jacob engañaron a Isaac, cuya vista era ahora <strong>de</strong>ficiente, para que<br />

diese la mejor bendición a Jacob. Cuando la trama se <strong>de</strong>scubrió, Isaac tembló con


violencia. Pero recordó la palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> que el mayor serviría al menor, y a pesar <strong>de</strong><br />

su predilección por Esaú, se dio cuenta <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bía mantenerse la supremacía <strong>de</strong> Dios por<br />

encima <strong>de</strong> su <strong>de</strong>bilidad personal por su hijo.<br />

11:21 Hay muchos capítulos nada gloriosos en la vida <strong>de</strong> Jacob, pero es sin embargo<br />

enaltecido como héroe <strong>de</strong> la fe. Su carácter fue mejorado con la edad y murió en un<br />

estallido <strong>de</strong> gloria. Cuando bendijo a Efraín y a Manasés, los hijos <strong>de</strong> José, cruzó sus<br />

manos <strong>de</strong> manera que la bendición <strong>de</strong>l primogénito viniese sobre Efraín, el más joven. A<br />

pesar <strong>de</strong> las protestas <strong>de</strong> José, Jacob insistió en que las bendiciones <strong>de</strong>bían mantenerse así,<br />

porque éste era el or<strong>de</strong>n que el Señor había especificado. Aunque su visión física estaba<br />

oscurecida, su visión espiritual era aguda. La escena final <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Jacob lo encuentra<br />

adorando apoyado sobre el extremo <strong>de</strong> su bordón.<br />

B. H. Macintosh resume con su usual y sugestivo estilo:<br />

El final <strong>de</strong> la carrera <strong>de</strong> Jacob se levanta en un contraste <strong>de</strong> lo más placentero con todas<br />

las anteriores escenas <strong>de</strong> su acci<strong>de</strong>ntada historia. Nos recuerda un atar<strong>de</strong>cer sereno <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> un día tempestuoso: el sol, que durante el día ha estado oculto <strong>de</strong> la mirada por negros<br />

nubarrones, brumas y niebla, se pone <strong>de</strong> manera majestuosa y brillante, dorando con sus<br />

rayos el cielo <strong>de</strong> poniente, dando una promesa alentadora <strong>de</strong> un mañana resplan<strong>de</strong>ciente.<br />

Así es con nuestro anciano patriarca. La suplantación, la compraventa, la astucia, las<br />

tramas, los cambios y cambalaches, los temores egoístas e incrédulos —todas estas negras<br />

nubes <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong> la tierra— parecen haberse <strong>de</strong>svanecido, y sale, en toda la<br />

serena elevación <strong>de</strong> la fe, para otorgar bendiciones e impartir dignida<strong>de</strong>s, con aquella santa<br />

<strong>de</strong>streza que sólo pue<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la comunión con Dios.<br />

11:22 La fe <strong>de</strong> José fue también po<strong>de</strong>rosa al morir. Creyó la promesa <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> que<br />

Él liberaría al pueblo <strong>de</strong> Israel <strong>de</strong> Egipto. La fe le capacitó para contemplar<br />

anticipadamente el éxodo. Para él fue algo tan seguro que dio instrucciones a sus hijos<br />

acerca <strong>de</strong> llevar con ellos sus huesos para sepultura en Canaán. «De esta manera», escribe<br />

William Lincoln, «aunque ro<strong>de</strong>ado por la pompa y el esplendor <strong>de</strong> Egipto, su corazón no<br />

estaba allá en absoluto, sino con su pueblo en su futura gloria y bendición».<br />

11:23 Es realmente la fe <strong>de</strong> sus padres y no la <strong>de</strong>l mismo Moisés la que está aquí a la<br />

vista. Al contemplar a su bebé, vieron que el niño era hermoso —pero había más que una<br />

hermosura física—. Vieron que era un hijo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino, uno a quien Dios había señalado<br />

para una obra especial. Su fe en que los propósitos <strong>de</strong> Dios serían llevados a cabo les dio<br />

valor para <strong>de</strong>safiar el <strong>de</strong>creto <strong>de</strong>l rey y escon<strong>de</strong>r al niño durante tres meses.<br />

11:24 Por la fe, Moisés mismo pudo hacer una noble renuncia. Aunque había sido<br />

criado en el lujo <strong>de</strong>l palacio <strong>de</strong> Egipto y tenía la certeza <strong>de</strong> todas las cosas por las que<br />

luchan los hombres, aprendió que «no es la posesión <strong>de</strong> las cosas, sino su abandono, lo que<br />

da reposo» (J. Gregory Mantle).<br />

Primero, rehusó la fama <strong>de</strong> Egipto. Era el hijo adoptivo <strong>de</strong> la hija <strong>de</strong> Faraón y por ello<br />

mismo tenía asegurado un puesto en la elite social, quizá incluso como sucesor <strong>de</strong> Faraón.<br />

Pero había nacido <strong>de</strong> una mejor sangre: miembro <strong>de</strong>l pueblo terrenal escogido <strong>de</strong> Dios. De<br />

tal nobleza no podía <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a la realeza <strong>de</strong> Egipto. En sus años adultos hizo su elección:<br />

no iba a ocultar su verda<strong>de</strong>ra nacionalidad para conseguir unos pocos y breves años <strong>de</strong><br />

fama terrenal. ¿Cuál fue el resultado? En lugar <strong>de</strong> ocupar una o dos líneas <strong>de</strong> jeroglíficos en<br />

algún oscuro sepulcro, está memorializado en el eterno Libro <strong>de</strong> Dios. En lugar <strong>de</strong><br />

encontrarse en algún museo como una momia egipcia, es famoso como hombre <strong>de</strong> Dios.


11:25 En segundo lugar, repudió los placeres <strong>de</strong> Egipto. La humil<strong>de</strong> asociación con el<br />

sufriente pueblo <strong>de</strong> Dios significó más para él que la fugaz satisfacción <strong>de</strong> sus apetitos. Los<br />

privilegios <strong>de</strong> compartir los malos tratos con su propio pueblo fueron para él mayores<br />

placeres que el libertinaje en la corte <strong>de</strong> Faraón.<br />

11:26 En tercer lugar, volvió la espalda a los tesoros <strong>de</strong> los egipcios. La fe le hizo ver<br />

que las fabulosas tesorerías <strong>de</strong> Egipto carecían <strong>de</strong>l todo <strong>de</strong> valor a la luz <strong>de</strong> la eternidad. De<br />

modo que escogió sufrir la misma clase <strong>de</strong> vituperio que más a<strong>de</strong>lante sufriría el Mesías.<br />

Valoró más la lealtad para con Dios y el amor para con Su pueblo que todas las riquezas<br />

juntas <strong>de</strong> Faraón. Sabía muy bien cuáles eran las cosas que contarían para él un minuto<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber muerto.<br />

11:27 Luego, renunció también al rey <strong>de</strong> Egipto. Revestido <strong>de</strong> la intrepi<strong>de</strong>z por la fe,<br />

abandonó la tierra <strong>de</strong> esclavitud, no temiendo la cólera <strong>de</strong>l rey. Hizo un claro<br />

rompimiento con la política <strong>de</strong> este mundo. Temió tan poco a Faraón porque temía mucho a<br />

Dios. Mantuvo la mirada fija en «el bienaventurado y único Soberano, Rey <strong>de</strong> reyes, y<br />

Señor <strong>de</strong> los que gobiernan, el único que posee inmortalidad, que habita en luz inaccesible;<br />

a quien ninguno <strong>de</strong> los hombres ha visto ni pue<strong>de</strong> ver, al cual sea la honra y el dominio<br />

sempiterno. Amén» (1 Ti. 6:15, 16).<br />

11:28 Finalmente, rechazó la religión <strong>de</strong> Egipto. Al instituir la pascua y mediante la<br />

aspersión <strong>de</strong> la sangre, se separó enfáticamente y para siempre <strong>de</strong> la idolatría egipcia.<br />

Lanzó el guante en <strong>de</strong>safío <strong>de</strong>l sistema establecido <strong>de</strong> Egipto. Para él, la salvación era por<br />

medio <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>l cor<strong>de</strong>ro, no por las aguas <strong>de</strong>l Nilo. Como resultado, los<br />

primogénitos <strong>de</strong> Israel fueron eximidos, mientras que los primogénitos <strong>de</strong> Egipto cayeron<br />

en manos <strong>de</strong>l exterminador.<br />

11:29 Al principio el Mar Rojo parecía anunciar la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los refugiados<br />

hebreos. Con el enemigo pisándoles los talones, parecían atrapados. Pero, obedientes a la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios, siguieron a<strong>de</strong>lante, y las aguas se dividieron: «E hizo Jehová que el mar se<br />

retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas<br />

quedaron divididas» (Éx. 14:21). Cuando los egipcios trataron <strong>de</strong> seguirlos, las ruedas <strong>de</strong><br />

sus carros quedaron atrapadas, las aguas volvieron a su lugar, y los ejércitos <strong>de</strong> Faraón<br />

fueron ahogados. Así, el Mar Rojo vino a ser una calzada <strong>de</strong> liberación para Israel, pero un<br />

callejón sin salida <strong>de</strong> perdición para los egipcios.<br />

11:30 La ciudad amurallada <strong>de</strong> Jericó fue el primer objetivo militar en la conquista <strong>de</strong><br />

Canaán. La razón diría que unas fortalezas tan inexpugnables sólo podían ser tomadas por<br />

fuerzas muy superiores. Pero los métodos <strong>de</strong> la fe son diferentes. Dios emplea estrategias<br />

que parecen diferentes a los hombres para po<strong>de</strong>r llevar a cabo Sus propósitos. Mandó al<br />

pueblo que ro<strong>de</strong>ase la ciudad durante siete días. En el séptimo tenían que marchar<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la ciudad siete veces. Los sacerdotes tenían que dar un fuerte toque con sus<br />

trompetas, el pueblo tenía que gritar, y los muros caerían. Los expertos militares<br />

consi<strong>de</strong>rarían absurdo este método. ¡Pero funcionó! Las armas <strong>de</strong> nuestra guerra espiritual<br />

no son carnales, pero tienen po<strong>de</strong>r divino para <strong>de</strong>struir fortalezas (2 Co. 10:4).<br />

11:31 No sabemos cuándo Rahab la ramera vino a ser adoradora <strong>de</strong> Jehová, pero es<br />

evi<strong>de</strong>nte que así fue. Abandonó la falsa religión <strong>de</strong> Canaán para ser prosélita judía. Su fe<br />

recibió una prueba rigurosa cuando los espías acudieron a casa <strong>de</strong> ella. ¿Iba a ser ella leal a<br />

su país y a sus compatriotas, o leal al Señor? Se <strong>de</strong>cidió por mantenerse fiel al Señor,<br />

incluso si ello significaba traicionar a su país. Al acoger amistosamente a los espías, ella y<br />

su familia fueron salvados, mientras que sus vecinos <strong>de</strong>sobedientes perecieron.


11:32 Al llegar a este punto, el escritor hace una pregunta retórica: ¿Y qué más digo?<br />

Ha dado una imponente lista <strong>de</strong> hombres y mujeres que <strong>de</strong>mostraron fe y paciencia en los<br />

tiempos <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>. ¿Cuántos más ha <strong>de</strong> nombrar para po<strong>de</strong>r establecer su<br />

argumento?<br />

No ha acabado los ejemplos, sino el tiempo. Le tomaría <strong>de</strong>masiado tiempo entrar en<br />

<strong>de</strong>talles, <strong>de</strong> modo que se satisface con nombrar a unos cuantos y catalogar algunos triunfos<br />

y pruebas <strong>de</strong> la fe.<br />

Hubo Ge<strong>de</strong>ón, cuyo ejército fue disminuido <strong>de</strong> treinta y dos mil a trescientos. Primero<br />

los tímidos fueron enviados a sus casas, y luego los que pensaban <strong>de</strong>masiado en sus<br />

comodida<strong>de</strong>s. Con un núcleo duro <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ros discípulos, Ge<strong>de</strong>ón <strong>de</strong>rrotó a los<br />

madianitas.<br />

Luego estaba Barac. Cuando fue llamado a conducir a Israel a la batalla contra los<br />

cananeos, accedió sólo bajo la condición <strong>de</strong> que Débora le acompañase. A pesar <strong>de</strong> esta<br />

faceta cobar<strong>de</strong> <strong>de</strong> su carácter, Dios vio en él una verda<strong>de</strong>ra confianza, y lo pone entre los<br />

hombres <strong>de</strong> fe.<br />

Sansón es otro hombre con una evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>bilidad. Sin embargo, Dios <strong>de</strong>tectó en él la<br />

fe que le capacitó para dar muerte a un león con sus manos <strong>de</strong>snudas, para <strong>de</strong>struir a treinta<br />

filisteos en Ascalón, a mil con la quijada <strong>de</strong> un asno, a llevar en vilo las puertas <strong>de</strong> Gaza, y<br />

finalmente para <strong>de</strong>rribar el templo <strong>de</strong> Dagón y dar muerte a más filisteos en su muerte que<br />

los que había matado en su vida.<br />

Aunque era hijo ilegítimo, Jefté se levantó para liberar a su pueblo <strong>de</strong> los amonitas.<br />

Ilustra la verdad <strong>de</strong> que la fe capacita a un hombre para levantarse por encima <strong>de</strong> su<br />

nacimiento y trasfondo y para hacer historia para Dios.<br />

La fe <strong>de</strong> David resplan<strong>de</strong>ce en su lucha con Goliat, en su noble conducta para con Saúl,<br />

en su conquista <strong>de</strong> Sion, y en incontables episodios adicionales. En sus salmos encontramos<br />

su fe cristalizada en arrepentimiento, alabanza y profecía.<br />

Samuel fue el último <strong>de</strong> los jueces <strong>de</strong> Israel y su primer profeta. Fue el hombre <strong>de</strong> Dios<br />

para la nación en un tiempo en que el sacerdocio estaba marcado por un <strong>de</strong>smoronamiento<br />

espiritual. Fue uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s conductores <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> Israel.<br />

Añadamos a esta lista los profetas, una noble hermandad <strong>de</strong> portavoces <strong>de</strong> Dios,<br />

hombres que encarnaban una conciencia, dispuestos a morir antes que mentir, a ir antes al<br />

cielo con una buena conciencia que quedarse en la tierra con una mala conciencia.<br />

11:33 El escritor pasa ahora <strong>de</strong> dar una lista <strong>de</strong> personas <strong>de</strong> fe a citar sus hazañas.<br />

Conquistaron reinos. Aquí nuestras mentes se vuelven a Josué, a los jueces (eran<br />

realmente caudillos militares), a David y a otros.<br />

Hicieron justicia. Reyes como Salomón, Asa, Josafat, Joás, Ezequías y Josías son<br />

recordados por reinos que, aunque no perfectos, estuvieron caracterizados por la justicia.<br />

Alcanzaron promesas. Esto pue<strong>de</strong> significar que Dios hizo pactos con ellos, como en<br />

el caso <strong>de</strong> Abraham, Moisés, David y Salomón; o pue<strong>de</strong> significar que recibieron el<br />

cumplimiento <strong>de</strong> promesas, <strong>de</strong>mostrando así la veracidad <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Taparon bocas <strong>de</strong> leones. Daniel es aquí un ejemplo preeminente (Dn. 6:22), pero<br />

<strong>de</strong>beríamos también recordar a Sansón (Jue. 14:5, 6) y a David (1 S. 17:34, 35).<br />

11:34 Apagaron fuegos impetuosos. El horno <strong>de</strong> fuego sólo consiguió quemar las<br />

ataduras <strong>de</strong> los tres jóvenes hebreos y liberarlos (Dn. 3:25). Así, resultó ser una bendición<br />

enmascarada.


Escaparon <strong>de</strong>l filo <strong>de</strong> la espada. David escapó <strong>de</strong> los maliciosos ataques (1 S. 19:9,<br />

10), Elías escapó <strong>de</strong>l odio asesino <strong>de</strong> Jezabel (1 R. 19:1–3), y Eliseo escapó <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Siria<br />

(2 R. 6:15–19).<br />

Sacaron fuerzas <strong>de</strong> flaqueza (V.M.). En los anales <strong>de</strong> la fe se encuentran muchos<br />

símbolos <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad. Eúd, por ejemplo, era zurdo; sin embargo dio muerte al rey <strong>de</strong><br />

Moab (Jue. 3:12–22). Jael, miembro <strong>de</strong>l «sexo débil», dio muerte a Sísara con una estaca <strong>de</strong><br />

la tienda (Jue. 4:21). Ge<strong>de</strong>ón empleó unos frágiles cántaros <strong>de</strong> barro en la <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> los<br />

madianitas (Jue. 7:20). Sansón utilizó la quijada <strong>de</strong> un asno para dar muerte a mil filisteos<br />

(Jue. 15:15). Todos ellos ilustran la verdad <strong>de</strong> que Dios ha escogido las cosas débiles <strong>de</strong><br />

este mundo para avergonzar a las fuertes (1 Co. 1:27).<br />

Se hicieron fuertes en batallas. La fe dotó a los hombres <strong>de</strong> unas fuerzas más allá <strong>de</strong> la<br />

natural y los capacitó para vencer frente a obstáculos insuperables.<br />

Pusieron en fuga a ejércitos extranjeros. Aunque a menudo <strong>de</strong>ficientemente<br />

equipados y muy superados en número, los ejércitos <strong>de</strong> Israel consiguieron victorias para<br />

confusión <strong>de</strong> los enemigos y asombro <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>más.<br />

11:35 Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección. La viuda <strong>de</strong><br />

Sarepta (1 R. 17:22) y la mujer <strong>de</strong> Sunem (2 R. 4:34) son casos concretos <strong>de</strong> ello.<br />

Pero la fe tiene otro rostro. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los que efectuaron portentosas hazañas, hubo los<br />

que soportaron intensos pa<strong>de</strong>cimientos. Dios valora esto último tanto como lo primero.<br />

Debido a su fe en el Señor, algunos fueron sujetados a crueles torturas. Si hubiesen<br />

renunciado a Jehová, habrían recibido liberación; pero para ellos era mejor morir y resucitar<br />

luego para gloria eterna que proseguir en esta vida marcados como traidores a Dios.<br />

En tiempos <strong>de</strong> los Macabeos, una madre y sus siete hijos fueron muertos por Antíoco<br />

Epifanes, uno tras otro y a la vista <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Rehusaron aceptar la liberación a fin <strong>de</strong><br />

obtener una mejor resurrección, es <strong>de</strong>cir, mejor que una mera continuación <strong>de</strong> la vida<br />

sobre la tierra. Morrison comenta:<br />

De modo que esto es también un resultado <strong>de</strong> la fe, no que traiga liberación a alguien,<br />

sino que a veces, cuando se le ofrece liberación, le da fuerzas para rehusarla. Hay ocasiones<br />

en las que la fe se muestra en tomar. Hay ocasiones en las que se da testimonio al rehusar.<br />

Hay una liberación que la fe abraza. Hay una liberación que la fe rehúsa. Fueron torturados,<br />

no aceptando liberación —esto fue el signo y la señal <strong>de</strong> que eran fieles—. Hay ocasiones<br />

en las que la más po<strong>de</strong>rosa prueba <strong>de</strong> la fe es el presto rechazo <strong>de</strong> lo más cómodo.<br />

11:36 Otros fueron escarnecidos y azotados y enca<strong>de</strong>nados en cárceles. Por su<br />

fi<strong>de</strong>lidad a Dios, Jeremías soportó todas esas formas <strong>de</strong> castigo (Jer. 20:1–6; 37:15).<br />

También José fue encarcelado porque prefería sufrir antes que pecar (Gn. 39:20).<br />

11:37 Fueron apedreados. Jesús recordó a los escribas y fariseos que sus antecesores<br />

habían dado muerte <strong>de</strong> esta manera a Zacarías entre el santuario y el altar (Mt. 23:35).<br />

Fueron aserrados. La tradición dice que fue éste el método que empleó Manasés para<br />

ejecutar a Isaías.<br />

Fueron puestos a prueba. Esta cláusula probablemente <strong>de</strong>scribe las enormes presiones<br />

que fueron aplicadas a los creyentes para que contemporizasen, se retractasen, pecasen, o<br />

<strong>de</strong> otras formas negasen a su Señor.<br />

Fueron muertos a filo <strong>de</strong> espada. El profeta Urías pagó este precio por su fiel<br />

proclamación <strong>de</strong>l mensaje <strong>de</strong> Dios al rey Joacim (Jer. 26:23); pero la expresión aquí se<br />

refiere a asesinatos en masa como los que hubo en tiempos <strong>de</strong> los Macabeos.


Anduvieron <strong>de</strong> acá para allá cubiertos con pieles <strong>de</strong> ovejas y <strong>de</strong> cabras,<br />

menesterosos, atribulados, maltratados. Moorehead dice:<br />

Podrían haberse revestido <strong>de</strong> sedas y terciopelo y gozado <strong>de</strong> los lujos <strong>de</strong> los palacios <strong>de</strong><br />

los príncipes si hubiesen negado a Dios y creído la mentira <strong>de</strong>l mundo. En lugar <strong>de</strong> ello,<br />

fueron errantes vestidos <strong>de</strong> pieles <strong>de</strong> ovejas y <strong>de</strong> cabras, consi<strong>de</strong>rados ellos mismos como<br />

no mejores que ovejas y cabras; y como ellas, consi<strong>de</strong>rados sólo buenos para la <strong>de</strong>gollina.<br />

Sufrieron pobreza, privaciones y también persecución.<br />

11:38 El mundo los trató como indignos <strong>de</strong> vivir. Pero el Espíritu Santo prorrumpe aquí<br />

en una exclamación <strong>de</strong> que en realidad era al revés: el mundo no era digno <strong>de</strong> ellos.<br />

Errando por los <strong>de</strong>siertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas <strong>de</strong> la<br />

tierra. Desposeídos <strong>de</strong> sus hogares, separados <strong>de</strong> sus familias, cazados como animales,<br />

excluidos <strong>de</strong> la sociedad, soportaron el ardor <strong>de</strong>l sol y <strong>de</strong>l frío, tribulaciones y penalida<strong>de</strong>s,<br />

pero no negarían a su Señor.<br />

11:39 Dios ha dado testimonio <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> estos héroes <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong>, pero<br />

murieron antes <strong>de</strong> recibir el cumplimiento <strong>de</strong> lo prometido. No vivieron para ver la Venida<br />

<strong>de</strong>l Mesías tan largamente esperado ni para gozar <strong>de</strong> las bendiciones que iban a venir <strong>de</strong> Su<br />

ministerio.<br />

11:40 Dios había reservado para nosotros algo mejor. Había dispuesto que no fuesen<br />

ellos perfeccionados aparte <strong>de</strong> nosotros. Ellos nunca gozaron <strong>de</strong> una perfecta conciencia<br />

con respecto al pecado; y no gozarán <strong>de</strong> la plena perfección <strong>de</strong>l cuerpo glorificado en el<br />

cielo hasta que todos seamos arrebatados para encontrarnos con el Señor en el aire (1 Ts.<br />

4:13–18). Los espíritus <strong>de</strong> los santos <strong>de</strong>l AT son ya hechos perfectos en la presencia <strong>de</strong>l<br />

Señor (He. 12:23), pero sus cuerpos no se levantarán <strong>de</strong> entre los muertos hasta que el<br />

Señor vuelva a por Su pueblo. Entonces gozarán <strong>de</strong> la perfección <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> la<br />

resurrección. Por <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong> otra manera, los creyentes <strong>de</strong>l AT no tuvieron tantos privilegios<br />

como nosotros. ¡Pero pensemos en sus entusiasmantes triunfos y en sus tremendas pruebas!<br />

¡Pensemos en sus hazañas y en su paciencia!<br />

Ellos vivieron al otro lado <strong>de</strong> la cruz; nosotros vivimos bajo la plena gloria <strong>de</strong> la cruz.<br />

Sin embargo, ¿cómo se comparan nuestras vidas con las <strong>de</strong> ellos? Éste es el contun<strong>de</strong>nte<br />

reto <strong>de</strong> Hebreos 11.<br />

C. Exhortación a la esperanza en Cristo (Cap. 12)<br />

12:1 Debemos recordar que Hebreos fue escrito a una gente que estaba sufriendo<br />

persecución. Al haber abandonado el judaísmo por Cristo, hacían frente a una acerba<br />

oposición. Había el peligro <strong>de</strong> que pudiesen interpretar su sufrimiento como una señal <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios. Podrían llegar a <strong>de</strong>salentarse y abandonar. Peor aún, podrían sentirse<br />

tentados a volver al templo y a sus ceremonias.<br />

No <strong>de</strong>bían creer que sus sufrimientos eran algo singular. Muchos <strong>de</strong> los testigos<br />

<strong>de</strong>scritos en el capítulo 11 sufrieron duramente por su lealtad al Señor, pero resistieron. Si<br />

mantuvieron esa firme perseverancia con sus menores privilegios, ¡cuánto más <strong>de</strong>beríamos<br />

nosotros, a los que han llegado las mejores cosas <strong>de</strong>l cristianismo!


Ellos nos ro<strong>de</strong>an como una gran nube <strong>de</strong> testigos. Esto no significa que sean<br />

espectadores <strong>de</strong> lo que está sucediendo en la tierra. Más bien, nos dan testimonio a nosotros<br />

mediante sus vidas <strong>de</strong> fe y paciencia, y ponen ante nosotros un gran ejemplo que imitar.<br />

Este versículo invariablemente suscita la pregunta: «¿Pue<strong>de</strong>n los santos en el cielo ver<br />

nuestras vidas o saber lo que está sucediendo?» Lo único que po<strong>de</strong>mos saber <strong>de</strong> cierto es<br />

que saben cuando un pecador es salvo: «Os digo así que habrá más gozo en el cielo por un<br />

pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan <strong>de</strong><br />

arrepentimiento» (Lc. 15:7).<br />

La vida cristiana es una carrera que <strong>de</strong>manda disciplina y paciencia. Hemos <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>spojarnos <strong>de</strong> todo aquello que pueda estorbarnos. Los pesos son cosas que pue<strong>de</strong>n ser<br />

inocentes en sí mismas pero que dificultan el avance; pue<strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> posesiones<br />

materiales, <strong>de</strong> vínculos familiares, el amor a la comodidad, la falta <strong>de</strong> movilidad, etc. En las<br />

carreras olímpicas no hay normas en contra <strong>de</strong> llevar una carga <strong>de</strong> comida y bebida, pero el<br />

corredor nunca ganaría la carrera <strong>de</strong> esta manera.<br />

Debemos también <strong>de</strong>spojarnos <strong>de</strong>l pecado que nos asedia. Esto pue<strong>de</strong> referirse al<br />

pecado en cualquiera <strong>de</strong> sus formas, pero especialmente el <strong>de</strong> incredulidad. Hemos <strong>de</strong><br />

confiar plenamente en las promesas <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>scansar en el hecho <strong>de</strong> que la vida <strong>de</strong> la fe<br />

lleva a la victoria.<br />

Nos hemos <strong>de</strong> guardar <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong> que la carrera sea un esfuerzo fácil, que<br />

todo en la vida cristiana sea un camino <strong>de</strong> rosas. Hemos <strong>de</strong> prepararnos a persistir con<br />

perseverancia a través <strong>de</strong> pruebas y tentaciones.<br />

12:2 A lo largo <strong>de</strong> la carrera, <strong>de</strong>beríamos apartar la mirada <strong>de</strong> cualquier otro objeto, y<br />

mantener la vista fija en Jesús, el más gran<strong>de</strong> Corredor. A. B. Bruce comenta:<br />

Uno <strong>de</strong>scuella <strong>de</strong>stacado sobre todos los <strong>de</strong>más… el Hombre que primero cumplió <strong>de</strong><br />

manera perfecta la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> vivir por la fe…, que firme soportó el amargo sufrimiento <strong>de</strong> la<br />

cruz y menospreció su oprobio, sostenido por una fe que tan vívidamente contemplaba el<br />

gozo y la gloria que habían <strong>de</strong> venir como para hacer <strong>de</strong>svanecer la conciencia <strong>de</strong>l dolor y<br />

vergüenza presentes.<br />

Él es el autor, o pionero, <strong>de</strong> nuestra fe, en el sentido <strong>de</strong> que nos ha provisto con el<br />

único perfecto ejemplo <strong>de</strong> cómo es la vida <strong>de</strong> la fe.<br />

Él es asimismo el consumador <strong>de</strong> la fe. No sólo comenzó la carrera sino que la terminó<br />

victorioso. Para Él, la carrera iba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo a Belén, y luego a Getsemaní y el Calvario,<br />

y luego al sepulcro y <strong>de</strong> vuelta al cielo. En ningún momento vaciló ni miró atrás. Mantuvo<br />

la mirada fija en la gloria veni<strong>de</strong>ra, cuando todos los redimidos serían reunidos eternamente<br />

con Él. Esto le hizo posible menospreciar el oprobio y soportar el pa<strong>de</strong>cimiento y la<br />

muerte. Hoy, está sentado a la diestra <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Dios.<br />

12:3 La imagen cambia ahora <strong>de</strong> una carrera a una lucha contra el pecado. Nuestro<br />

intrépido Capitán es el Señor Jesús. Nadie jamás soportó tal contradicción <strong>de</strong> pecadores<br />

como Él. Siempre que tengamos una ten<strong>de</strong>ncia a <strong>de</strong>sfallecer faltos <strong>de</strong> ánimo, <strong>de</strong>beríamos<br />

pensar en lo que Él soportó. En comparación con los Suyos, nuestras pruebas parecerán una<br />

nimiedad.<br />

12:4 Estamos <strong>de</strong>dicados a un incesante combate contra el pecado. Pero aún no hemos<br />

resistido hasta <strong>de</strong>rramar sangre, es <strong>de</strong>cir, hasta la muerte. ¡Él sí lo hizo!<br />

12:5 Ahora se presenta la perspectiva cristiana <strong>de</strong>l sufrimiento. ¿Por qué vienen<br />

persecuciones, pruebas, dificulta<strong>de</strong>s, enfermeda<strong>de</strong>s, dolor, tristeza y angustias a la vida <strong>de</strong>l


creyente? ¿Son acaso una señal <strong>de</strong> la ira o <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios? ¿Suce<strong>de</strong>n por azar?<br />

¿Cómo <strong>de</strong>beríamos reaccionar ante esas cosas?<br />

Estos versículos nos enseñan que estas cosas forman parte <strong>de</strong>l proceso educativo <strong>de</strong><br />

Dios para Sus hijos. Aunque no provienen <strong>de</strong> Dios, las permite y luego las vuelve para Su<br />

gloria, para nuestro bien y para bendición <strong>de</strong> otros.<br />

Nada viene sobre el cristiano por azar. Las tragedias son bendiciones disfrazadas y las<br />

frustraciones las guía Él. Dios domina las circunstancias adversas <strong>de</strong> la vida para<br />

conformarnos a la imagen <strong>de</strong> Cristo.<br />

De modo que los antiguos creyentes hebreos fueron exhortados a recordar Proverbios<br />

3:11, 12, don<strong>de</strong> Dios se dirige a ellos como hijos. Allí los advierte en contra <strong>de</strong><br />

menospreciar la disciplina o per<strong>de</strong>r el valor bajo Su reprensión. Si se rebelan o abandonan,<br />

pier<strong>de</strong>n el beneficio <strong>de</strong> Sus tratos con ellos y no llegan a apren<strong>de</strong>r las lecciones que les<br />

quiere enseñar.<br />

12:6 Cuando leemos la palabra disciplina, solemos pensar en unos azotes. Pero aquí<br />

este término significa instrucción o educación <strong>de</strong>l niño. Incluye instrucción, disciplina,<br />

corrección y advertencia. Todo ello tiene el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> cultivar virtu<strong>de</strong>s cristianas y<br />

eliminar el mal. En este pasaje, la disciplina no se refiere al castigo por hacer el mal, sino a<br />

la instrucción a través <strong>de</strong> la persecución.<br />

Este pasaje en Proverbios afirma <strong>de</strong> forma clara que la disciplina <strong>de</strong> Dios es una prueba<br />

<strong>de</strong> Su amor, y que ningún hijo Suyo queda exento <strong>de</strong> la disciplina.<br />

12:7 Al mantenernos sumisos a la disciplina <strong>de</strong> Dios, permitimos que Su disciplina nos<br />

mol<strong>de</strong>e a Su imagen. Si intentamos cortocircuitar Sus tratos con nosotros, pue<strong>de</strong> que tenga<br />

que enseñarnos a lo largo <strong>de</strong> un periodo <strong>de</strong> tiempo más dilatado, empleando métodos más<br />

instructivos y por ello más difíciles. Hay grados en la escuela <strong>de</strong> Dios, y los ascensos sólo<br />

vienen cuando hemos aprendido nuestras lecciones.<br />

De modo que cuando nos sobrevienen pruebas, <strong>de</strong>beríamos darnos cuenta <strong>de</strong> que Dios<br />

nos está tratando como a hijos. En cualquier relación normal padre-hijo, el padre instruye a<br />

su hijo porque lo quiere y porque <strong>de</strong>sea lo mejor para él. Dios nos quiere <strong>de</strong>masiado para<br />

<strong>de</strong>jarnos <strong>de</strong>sarrollar <strong>de</strong> manera natural.<br />

12:8 En el ámbito espiritual, los que no experimentan la disciplina <strong>de</strong> Dios son<br />

bastardos, no hijos verda<strong>de</strong>ros. A fin <strong>de</strong> cuentas, el hortelano no poda los espinos, pero sí<br />

las vi<strong>de</strong>s. Como en lo natural, así es en lo espiritual.<br />

12:9 La mayoría <strong>de</strong> nosotros hemos experimentado la disciplina <strong>de</strong> nuestros padres<br />

terrenales. No interpretamos esto como señal <strong>de</strong> que nos odiasen. Nos dábamos cuenta <strong>de</strong><br />

que estaban interesados en nuestro bien, y los respetábamos.<br />

¿No nos someteremos mucho mejor al Padre <strong>de</strong> los espíritus, y viviremos? Dios es<br />

el Padre (u origen) <strong>de</strong> todos los seres que son espíritus o que tienen espíritu. El hombre es<br />

un espíritu morando en un cuerpo humano. Al sujetarnos a Dios, gozamos <strong>de</strong> la vida en su<br />

más verda<strong>de</strong>ro sentido.<br />

12:10 La disciplina <strong>de</strong> los padres terrenales no es perfecta. Dura sólo por un tiempo, es<br />

<strong>de</strong>cir, durante la infancia y juventud. Si no ha tenido éxito para entonces, no pue<strong>de</strong> hacer<br />

más. Y es como a ellos les parecía, según lo que pensaban que era mejor. A veces pue<strong>de</strong><br />

no ser lo mejor.<br />

Pero la disciplina <strong>de</strong> Dios es siempre perfecta. Su amor es infinito y Su sabiduría es<br />

infalible. Su disciplina nunca es resultado <strong>de</strong>l capricho, sino que es siempre para nuestro<br />

provecho. Su objetivo es que participemos <strong>de</strong> su santidad. Y la santidad nunca pue<strong>de</strong> ser<br />

producida fuera <strong>de</strong> la escuela <strong>de</strong> Dios. Jowett explica:


El propósito <strong>de</strong> la disciplina <strong>de</strong> Dios no es punitivo, sino creativo. Él disciplina «para<br />

que participemos <strong>de</strong> su santidad». Esta frase «para que participemos» tiene una dirección, y<br />

la dirección va hacia una vida purificada y hermoseada. El fuego que se encien<strong>de</strong> no es una<br />

hoguera, ardiendo <strong>de</strong> manera indiscriminada y sin dirección, consumiendo cosas preciosas.<br />

Es como un fuego <strong>de</strong> afinador, y el Afinador se sienta a su lado, y, con firmeza, paciencia y<br />

bondad, está sacando santidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>scuido y estabilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad. Dios está siempre<br />

creando, aun cuando usa los medios más oscuros <strong>de</strong> la gracia. Está produciendo los frutos y<br />

flores <strong>de</strong>l Espíritu. Su amor está siempre en busca <strong>de</strong> cosas cautivadoras.<br />

12:11 Por el momento, toda disciplina parece penosa. Pero <strong>de</strong>spués da fruto apacible<br />

<strong>de</strong> justicia a los que han sido ejercitados por medio <strong>de</strong> ella. Por eso nos encontramos<br />

con frecuencia con testimonios en este sentido, como el <strong>de</strong> Leslie Weatherhead:<br />

Como todos los hombres, a mí me gustan más los soleados altiplanos <strong>de</strong> la experiencia,<br />

don<strong>de</strong> abundan la salud, la dicha y el éxito, pero he aprendido mucho más acerca <strong>de</strong> Dios y<br />

<strong>de</strong> la vida, y <strong>de</strong> mí mismo, en las tinieblas <strong>de</strong>l temor y <strong>de</strong>l fracaso que jamás a la luz <strong>de</strong>l sol.<br />

Hay tales cosas como los tesoros <strong>de</strong> las tinieblas. Las tinieblas, gracias a Dios, se<br />

<strong>de</strong>svanecen. Pero lo que uno apren<strong>de</strong> en las tinieblas, lo posee para siempre. «Las<br />

aflicciones que te imaginas que se interponen entre Dios y tú —dice el Obispo Fenelón—<br />

resultarán ser el medio <strong>de</strong> unidad con Él, si las soportas con humildad. Aquellas cosas que<br />

nos abruman y perturban nuestro orgullo nos hacen más bien que todo aquello que nos<br />

entusiasma y nos estimula.»<br />

O consi<strong>de</strong>remos el siguiente testimonio <strong>de</strong> C. H. Spurgeon:<br />

Me temo que toda la gracia que he sacado <strong>de</strong> mis tiempos <strong>de</strong> comodidad y holgura y <strong>de</strong><br />

felicidad podrían casi caber sobre una monedita. Pero el bien que he recibido por mis<br />

dolores, penas y aflicciones es en verdad incalculable. ¡Cuánto no <strong>de</strong>bo al martillo y al<br />

yunque, al fuego y a la lima! La aflicción es la mejor pieza <strong>de</strong> mobiliario en mi casa.<br />

12:12 Los creyentes no <strong>de</strong>berían ce<strong>de</strong>r bajo las circunstancias adversas <strong>de</strong> la vida; su<br />

bajón <strong>de</strong> fe podría tener una influencia <strong>de</strong>sfavorable sobre otros. Las manos caídas<br />

<strong>de</strong>berían ser fortalecidas para servir al Cristo viviente. Las rodillas paralizadas <strong>de</strong>berían<br />

ser fortalecidas para una oración perseverante.<br />

12:13 Los pies vacilantes <strong>de</strong>berían ser conducidos por sendas <strong>de</strong>rechas <strong>de</strong> discipulado<br />

cristiano. Williams escribe:<br />

Todos los que siguen al Señor <strong>de</strong> una manera plena suavizan la senda <strong>de</strong> la fe para los<br />

hermanos débiles; pero los que no siguen <strong>de</strong> lleno acci<strong>de</strong>ntan el camino para los pies <strong>de</strong> los<br />

otros y crean lisiados espirituales.<br />

G. H. Lang proporciona una excelente ilustración:<br />

Un viajero, cansado <strong>de</strong>l camino y <strong>de</strong>l azote <strong>de</strong> la tempestad, está parado, <strong>de</strong>salentado y<br />

<strong>de</strong>sfallecido. Con los hombros caídos, las manos colgando, las rodillas dobladas y<br />

temblando, está a punto <strong>de</strong> abandonar y <strong>de</strong>jarse caer al suelo. A tal estado pue<strong>de</strong> llegar el<br />

peregrino <strong>de</strong> Dios, tal como lo contempla nuestro escritor.


Pero llega uno a él con talante confiado, con una sonrisa bondadosa y una voz firme, y<br />

le dice: «Aliéntate, yérguete, afirma tus manos y tus pies, alienta tu corazón en la gracia. Ya<br />

has llegado lejos; no <strong>de</strong>sperdicies todos tus afanes pasados. Hay un hermoso palacio al final<br />

<strong>de</strong>l camino. Mira, <strong>de</strong>lante tienes la senda recta para llegar; prosigue recto; busca <strong>de</strong>l Gran<br />

Sanador remedio para tu cojera. … tu Precursor fue por este mismo duro camino al palacio<br />

<strong>de</strong> Dios; otros antes que tú lo han hecho; otros están <strong>de</strong> camino; no estás solo; ¡prosigue!, y<br />

también tú llegarás a la meta y conseguirás el galardón».<br />

Feliz quien sabe cómo sostener con palabras al cansado (Is. 50:4). Feliz quien acepta la<br />

exhortación (He. 13:22). Y tres veces feliz quien tiene una fe sencilla y fuerte, <strong>de</strong> modo que<br />

no encuentra ocasión <strong>de</strong> tropiezo en el Señor cuando Su disciplina es severa.<br />

12:14 Los cristianos <strong>de</strong>berían seguir la paz con todos y en todo momento. Pero esta<br />

exhortación es especialmente necesaria cuando domina la persecución, cuando algunos<br />

están apartándose <strong>de</strong> la fe y cuando los nervios están <strong>de</strong> punta. En estas ocasiones es<br />

<strong>de</strong>masiado fácil <strong>de</strong>sahogar las propias frustraciones sobre los que tenemos más cerca y más<br />

nos quieren.<br />

Deberíamos también seguir en pos <strong>de</strong> la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. ¿A<br />

qué se refiere la santidad aquí? Para respon<strong>de</strong>r a esta pregunta, <strong>de</strong>beríamos recordar que la<br />

santidad se usa <strong>de</strong> creyentes al menos en tres maneras diferentes en el NT.<br />

Primero, el creyente viene a ser posicionalmente santo en el momento <strong>de</strong> su conversión;<br />

es separado <strong>de</strong>l mundo para Dios (1 Co. 1:2; 6:11). En virtud <strong>de</strong> su unión con Cristo, es<br />

santificado para siempre. Esto es lo que quería <strong>de</strong>cir Martín Lutero con sus palabras: «Mi<br />

santidad está en el cielo.» Cristo es nuestra santidad, es <strong>de</strong>cir, por lo que se refiere a nuestra<br />

posición <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.<br />

Luego hay una santificación práctica (1 Ts. 4:3; 5:23). Esto es lo que <strong>de</strong>beríamos ser en<br />

nuestra vida cotidiana. Deberíamos separarnos <strong>de</strong> toda forma <strong>de</strong> mal. Esta santidad <strong>de</strong>bería<br />

ser progresiva, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>beríamos crecer más y más a semejanza <strong>de</strong>l Señor Jesús en todo<br />

tiempo.<br />

Finalmente, hay la santificación completa o perfecta. Esto tiene lugar cuando un<br />

creyente va al cielo. Entonces queda exento <strong>de</strong>l pecado para siempre. Su vieja naturaleza es<br />

quitada, y su condición se correspon<strong>de</strong> <strong>de</strong> manera perfecta con su posición.<br />

Ahora bien, ¿cuál es la santidad en pos <strong>de</strong> la que <strong>de</strong>bemos seguir? Evi<strong>de</strong>ntemente se<br />

trata <strong>de</strong> la santificación práctica. No vamos en pos <strong>de</strong> la santificación posicional; es nuestra<br />

<strong>de</strong> manera automática en el momento <strong>de</strong> creer. Y no vamos en pos <strong>de</strong> la santificación<br />

perfecta que será nuestra cuando veamos Su rostro. Pero la santificación práctica o<br />

progresiva es algo que involucra nuestra obediencia y cooperación; esta santidad <strong>de</strong>bemos<br />

cultivarla <strong>de</strong> forma continua. El hecho <strong>de</strong> que la <strong>de</strong>bemos seguir es una prueba <strong>de</strong> que no la<br />

alcanzamos plenamente en esta vida. (Ver notas bajo 2:11 para una <strong>de</strong>scripción más<br />

<strong>de</strong>tallada <strong>de</strong> los varios aspectos <strong>de</strong> la santificación.)<br />

Wuest escribe:<br />

La exhortación se dirige a los judíos renacidos que habían abandonado el Templo, a fin<br />

<strong>de</strong> que viviesen unas vidas santas y consecuentes, y que se aferrasen tenazmente a la fe que<br />

habían encontrado, para que los judíos inconversos que también habían <strong>de</strong>jado el Templo y<br />

habían abrazado abiertamente la verdad <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> fuesen alentados a proseguir<br />

a la fe en el Mesías como Sumo Sacerdote, en lugar <strong>de</strong> volver a los abrogados sacrificios


<strong>de</strong>l sistema levítico. Estos judíos verda<strong>de</strong>ramente renacidos son advertidos <strong>de</strong> que una vida<br />

cristiana cojeante haría que esos judíos inconversos se apartasen <strong>de</strong>l camino.<br />

¡Pero queda una dificultad! ¿Es cierto que no po<strong>de</strong>mos ver al Señor sin santificación<br />

práctica? Sí, hay un sentido en el que eso es verdad; pero comprendamos que eso no<br />

significa que nos ganemos el <strong>de</strong>recho a ver a Dios viviendo vidas santas. Jesucristo es<br />

nuestro único <strong>de</strong>recho al cielo. Lo que este versículo significa es que ha <strong>de</strong> haber santidad<br />

práctica como prueba <strong>de</strong> una nueva vida interior. Si uno no va creciendo en santidad, no es<br />

salvo. Cuando el Espíritu Santo mora en una persona, manifiesta Su presencia con una vida<br />

separada. Es cosa <strong>de</strong> causa y efecto; si Cristo ha sido recibido, correrán los ríos <strong>de</strong> agua <strong>de</strong><br />

vida.<br />

12:15 Los dos siguientes versículos parecen presentar cuatro pecados diferentes que<br />

<strong>de</strong>ben ser evitados. Pero hay una intensa sugerencia en el contexto <strong>de</strong> que se trata <strong>de</strong> otra<br />

advertencia en contra <strong>de</strong>l singular pecado <strong>de</strong> apostasía y que estos cuatro pecados están<br />

todos relacionados con él.<br />

Primero, la apostasía es <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> alcanzar la gracia <strong>de</strong> Dios. La persona parece<br />

cristiano, habla como cristiano, profesa ser un cristiano, pero nunca ha nacido <strong>de</strong> nuevo. Ha<br />

llegado muy cerca <strong>de</strong>l Salvador, pero nunca lo ha recibido; tan cerca, y sin embargo tan<br />

lejos.<br />

La apostasía es una raíz <strong>de</strong> amargura. La persona se vuelve amarga contra el Señor y<br />

repudia la fe cristiana. Su <strong>de</strong>serción es contagiosa. Otros son contaminados por sus quejas,<br />

dudas y negaciones.<br />

12:16 La apostasía está estrechamente ligada a la inmoralidad. Un cristiano profesante<br />

pue<strong>de</strong> caer en grave pecado moral. En lugar <strong>de</strong> reconocer su culpa, le achaca la culpa al<br />

Señor y se aparta. La apostasía y el pecado sexual están conectados en 2 Pedro 2:10, 14, 18<br />

y Judas 8, 16, 18.<br />

Finalmente, la apostasía es una forma <strong>de</strong> irreligión, ilustrada por Esaú. Él no tenía un<br />

verda<strong>de</strong>ro aprecio por la primogenitura. La cambió voluntariamente por la gratificación<br />

momentánea <strong>de</strong> su apetito.<br />

12:17 Más a<strong>de</strong>lante, Esaú se sintió remordido por la pérdida <strong>de</strong> la doble porción <strong>de</strong>l<br />

primogénito, pero era <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. Su padre no pudo retractar la bendición.<br />

Así suce<strong>de</strong> con el apóstata. No tiene un verda<strong>de</strong>ro aprecio por los valores espirituales.<br />

Renuncia voluntariamente a Cristo para escapar al oprobio, sufrimiento o martirio. No<br />

pue<strong>de</strong> ser renovado a arrepentimiento. Pue<strong>de</strong> haber remordimiento, pero no un<br />

arrepentimiento para con Dios.<br />

12:18 Aquellos tentados a volver a la ley <strong>de</strong>berían recordar las terroríficas<br />

circunstancias que acompañaron a la promulgación <strong>de</strong> la ley, y <strong>de</strong>berían apren<strong>de</strong>r lecciones<br />

espirituales <strong>de</strong> las mismas. La escena era el Monte Sinaí; un monte literal, palpable, todo él<br />

ardiendo en fuego. Estaba envuelto por una cobertura o velo que hacía que todo se viese<br />

indistinto, oscuro y nebuloso. Una violenta tempestad rugía a su alre<strong>de</strong>dor.<br />

12:19 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estas perturbaciones naturales, había un terrible fenónemo<br />

sobrenatural. Tocaba una trompeta y resonaba una voz <strong>de</strong> una manera tan amenazadora<br />

que el pueblo rogó que callase.<br />

12:20 Se sintieron totalmente abrumados por el divino edicto <strong>de</strong> que Si aun una bestia<br />

toca el monte, será apedreada. Sabían que si significaba la muerte para una bestia bruta,<br />

que no podía compren<strong>de</strong>r, cuánto más significaría la muerte para los que sí comprendían la<br />

advertencia.


12:21 Toda la escena era tan terrible y espantosa que el mismo Moisés estaba<br />

temblando. Todo esto habla <strong>de</strong> manera elocuente <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> la<br />

ley. Es una revelación <strong>de</strong> las justas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> Su ira contra el pecado. El<br />

propósito <strong>de</strong> la ley no era proveer el conocimiento <strong>de</strong> la salvación, sino producir el<br />

conocimiento <strong>de</strong>l pecado. Habla <strong>de</strong> distancia entre Dios y el hombre a causa <strong>de</strong>l pecado. Es<br />

un ministerio <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación, tiniebla y lobreguez.<br />

12:22 Los creyentes no han venido a los terrores abrumadores <strong>de</strong>l Sinaí, sino a la<br />

acogida <strong>de</strong> la gracia:<br />

Sinaí ardiendo y el velo místico,<br />

Las culpas y el temor no son más;<br />

Por el Cor<strong>de</strong>ro, sentado en el trono,<br />

Nuestra conciencia goza <strong>de</strong> paz.<br />

James G. Deck<br />

Ahora, cada hijo <strong>de</strong> Dios comprado por la sangre pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir:<br />

La ira <strong>de</strong>l gran Dios que aborrece todo mal<br />

Nunca habrá <strong>de</strong> llevarme, ¡jamás!, ante el tribunal.<br />

Ya que la obediencia y sangre <strong>de</strong> Jesús,<br />

Mis culpas todas blanqueó como la luz.<br />

A. M. Toplady<br />

«Ya hemos llegado en principio a don<strong>de</strong> en plena realidad estaremos para siempre. El<br />

futuro es ya el presente. En el hoy poseemos el mañana. Sobre la tierra poseemos el cielo»<br />

(Seleccionado).<br />

No llegamos a un monte tangible sobre la tierra. Nuestro privilegio es entrar en el<br />

santuario en el cielo. Por la fe, nos allegamos a Dios en confesión, alabanza y oración. No<br />

estamos limitados a un día al año, sino que po<strong>de</strong>mos entrar en cualquier momento en el<br />

Lugar Santísimo, sabiendo que siempre somos bien acogidos. Dios no dice ya más:<br />

«Manteneos a distancia»; dice: «Acercaos libremente».<br />

La ley tiene su Monte Sinaí, pero la fe tiene su monte <strong>de</strong> Sion. Este monte celestial<br />

simboliza las bendiciones juntas <strong>de</strong> la gracia —todo aquello que es nuestro por medio <strong>de</strong> la<br />

obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo Jesús.<br />

La ley tiene su Jerusalén terrenal, pero la fe tiene su capital celestial en las alturas. La<br />

ciudad <strong>de</strong>l Dios vivo está en el cielo, la ciudad que tiene fundamentos, cuyo Artífice y<br />

Constructor es Dios.<br />

Al entrar en la presencia <strong>de</strong> Dios, somos ro<strong>de</strong>ados por una augusta congregación.<br />

Primero, hay miríadas <strong>de</strong> ángeles que aunque sin mancha <strong>de</strong> pecado no pue<strong>de</strong>n unirse a<br />

nuestros cánticos, porque no conocen «el gozo que trae la salvación».<br />

12:23 Luego nos encontramos con la congregación <strong>de</strong> los primogénitos que están<br />

inscritos en los cielos. Esos son los miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, el Cuerpo y la Esposa <strong>de</strong><br />

Cristo, que han muerto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Pentecostés y que están ahora en el goce consciente <strong>de</strong> la<br />

presencia <strong>de</strong>l Señor. Esperan el Día en que sus cuerpos serán levantados <strong>de</strong>l sepulcro en<br />

forma glorificada y se reunirán con sus espíritus.<br />

Por la fe vemos a Dios el juez <strong>de</strong> todos. Ya no está oculto en la oscuridad y tiniebla;<br />

para la visión <strong>de</strong> la fe, Su gloria es trascen<strong>de</strong>nte. Los santos <strong>de</strong>l AT están ahí, los espíritus


<strong>de</strong> los justos hechos perfectos. Justificados por la fe, están sin mancha, puros, <strong>de</strong>bido a<br />

que el valor <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo ha sido imputado a cuenta <strong>de</strong> ellos. También ellos esperan<br />

el momento en que el sepulcro entregará sus antiguos <strong>de</strong>pósitos y recibirán cuerpos<br />

glorificados.<br />

12:24 Jesús está ahí, el Mediador <strong>de</strong>l nuevo pacto. Hay una diferencia entre Moisés<br />

como mediador <strong>de</strong>l Viejo Pacto y Jesús como Mediador <strong>de</strong>l nuevo. Moisés sirvió como<br />

mediador simplemente recibiendo la ley <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios y entregándola al pueblo <strong>de</strong><br />

Israel. Fue el intermediario, o representante <strong>de</strong>l pueblo, ofreciendo los sacrificios mediante<br />

los que fue ratificado el pacto.<br />

Cristo es el Mediador <strong>de</strong>l nuevo pacto en un sentido mucho más elevado. Antes que<br />

Dios pudiese en justicia concertar este pacto, Jesús había <strong>de</strong> morir. Tenía que sellar el pacto<br />

con Su propia sangre y darse a sí mismo en rescate por muchos (1 Ti. 2:6).<br />

Él consiguió las bendiciones <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto por Su pueblo por Su muerte. Y les<br />

asegura estas bendiciones mediante Su vida sin fin. Y preserva a Su pueblo para gozar <strong>de</strong><br />

las bendiciones en medio <strong>de</strong> un mundo hostil por medio <strong>de</strong> Su actual ministerio a la diestra<br />

<strong>de</strong> Dios. Todo esto está incluido en Su obra <strong>de</strong> mediación.<br />

Luciendo las cicatrices <strong>de</strong>l Calvario, el Señor Jesús ha sido exaltado a la diestra <strong>de</strong><br />

Dios, como Príncipe y Salvador.<br />

Amamos verle en alto entronizado,<br />

Cor<strong>de</strong>ro inmolado por nos;<br />

Y pronto todos Sus santos en gloria<br />

Estar con Él, y con Él reinar.<br />

James G. Deck<br />

Por fin, tenemos la sangre rociada que habla mejor que la sangre <strong>de</strong> Abel. Cuando<br />

Cristo ascendió, presentó ante Dios todo el valor <strong>de</strong> la sangre que <strong>de</strong>rramó en la cruz. No<br />

hay sugerencia <strong>de</strong> que llevase literalmente Su sangre al cielo, sino que los méritos <strong>de</strong> Su<br />

sangre han sido dados a conocer en el santuario.<br />

De nuevo, J. G. Deck pone la verdad en poesía:<br />

Su preciosa sangre rociada allí,<br />

Delante y sobre el trono;<br />

Sus heridas en el cielo manifiestan<br />

Que la obra salvadora consumada fue.<br />

Su preciosa sangre es contrastada con la sangre <strong>de</strong> Abel. Tanto si compren<strong>de</strong>mos la<br />

última como significando la sangre <strong>de</strong>l sacrificio <strong>de</strong> Abel como la propia sangre <strong>de</strong> Abel<br />

<strong>de</strong>rramada por Caín, sigue siendo verdad que la sangre <strong>de</strong> Cristo dice cosas mejores. La<br />

sangre <strong>de</strong>l sacrificio <strong>de</strong> Abel <strong>de</strong>cía: «Cubierto temporalmente». La <strong>de</strong> Cristo dice:<br />

«Perdonado para siempre». La propia sangre <strong>de</strong> Abel clamaba: «¡Venganza!». La sangre <strong>de</strong><br />

Cristo clama: «Misericordia, perdón y paz».<br />

12:25 Los versículos finales <strong>de</strong>l capítulo 12 contrastan la revelación <strong>de</strong> Dios en el Sinaí<br />

con Su revelación en y por medio <strong>de</strong> Cristo. Los incomparables privilegios y glorias <strong>de</strong> la<br />

fe cristiana no se <strong>de</strong>ben tratar con ligereza. Dios está hablando, invitando, atrayendo.<br />

Desecharle es perecer.


Los que <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cieron a la voz <strong>de</strong> Dios tal como se oía en la ley eran castigados <strong>de</strong><br />

manera apropiada. Cuando el privilegio es mayor, la responsabilidad es asimismo mayor.<br />

En Cristo, Dios ha dado Su mejor y <strong>de</strong>finitiva revelación. Los que rechazan Su voz que<br />

ahora amonesta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los cielos con el evangelio son más responsables que los que<br />

quebrantaban la ley. Es imposible escapar.<br />

12:26 En Sinaí, la voz <strong>de</strong> Dios causó un terremoto. Pero cuando hable en el futuro, Su<br />

voz producirá también un «temblor <strong>de</strong> cielo». Esto fue, sustancialmente, predicho por el<br />

profeta Hageo (2:6): «Una vez más (es corto el tiempo), y voy a sacudir los cielos y la<br />

tierra, y el mar y la tierra seca» (V.M.).<br />

Este temblor tendrá lugar durante el periodo entre el Arrebatamiento y el fin <strong>de</strong>l reinado<br />

<strong>de</strong> Cristo. Antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo para reinar habrá violentas convulsiones <strong>de</strong> la<br />

naturaleza, tanto sobre la tierra como en los cielos. Los planetas se moverán <strong>de</strong> sus órbitas,<br />

lo que causará mareas enormes y mares embravecidos. Luego, al concluir el Reinado<br />

Milenial <strong>de</strong> Cristo, la tierra, los cielos estelares y los atmosféricos, serán todos <strong>de</strong>struidos<br />

por un calor abrasador (2 P. 3:10–12).<br />

12:27 Cuando Dios dijo: Aún una vez, anticipó una completa y final remoción <strong>de</strong> los<br />

cielos y <strong>de</strong> la tierra. Este acontecimiento <strong>de</strong>struirá el mito <strong>de</strong> que lo que po<strong>de</strong>mos tocar y<br />

palpar es real, y <strong>de</strong> que las cosas invisibles son irreales. Cuando Dios acabe el proceso <strong>de</strong><br />

cribado y conmoción, sólo quedarán las cosas reales e inconmovibles.<br />

12:28 Los que estaban ocupados con el ritualismo tangible y visible <strong>de</strong>l judaísmo<br />

estaban aferrándose a cosas que podían ser sacudidas. Los verda<strong>de</strong>ros creyentes tienen un<br />

reino inconmovible. Esto <strong>de</strong>bería inspirarnos a la más ferviente adoración y alabanza.<br />

Deberíamos loarle sin cesar, con temor y reverencia.<br />

12:29 Dios es un fuego consumidor para todos los que rehúsan escucharle. Pero<br />

incluso para los Suyos, Su santidad y justicia son tan gran<strong>de</strong>s que <strong>de</strong>berían producir el más<br />

reverente homenaje y respeto.<br />

D. Exhortación a varias gracias cristianas (13:1–17)<br />

13:1 La sección práctica <strong>de</strong> Hebreos prosigue con seis exhortaciones sobre las gracias<br />

que <strong>de</strong>berían ser <strong>de</strong>sarrolladas. Primero es el amor <strong>de</strong> los hermanos. Debería haber el<br />

sentimiento <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> familia para con los verda<strong>de</strong>ros cristianos y un<br />

reconocimiento <strong>de</strong> esta relación mediante palabras y acciones amantes (1 Jn. 3:18).<br />

13:2 Se apremia a los lectores a mostrar hospitalidad a los extraños. Esta exhortación<br />

pue<strong>de</strong> que se refiera primariamente a dar hospitalidad a creyentes que estaban huyendo <strong>de</strong><br />

la persecución y se encontraban con dificulta<strong>de</strong>s para encontrar alimento y alojamiento.<br />

Con la hospitalidad los anfitriones se exponían al peligro. Este versículo pue<strong>de</strong> ser también<br />

entendido como un aliento general a mostrar hospitalidad a cualquier creyente que la<br />

necesite.<br />

¡Hay siempre la entusiasmante posibilidad <strong>de</strong> que al hacerlo podamos sin saberlo estar<br />

hospedando ángeles! Esto, naturalmente, evoca la experiencia <strong>de</strong> Abraham con tres<br />

hombres que eran en realidad seres angélicos (Gn. 18:1–15). Incluso si nunca tenemos<br />

ángeles verda<strong>de</strong>ros en nuestros hogares, pue<strong>de</strong> que acojamos a hombres y mujeres cuya<br />

sola presencia es una bendición y cuya piadosa influencia sobre nuestra familia pueda tener<br />

resultados que alcancen a la eternidad.


13:3 La tercera exhortación tiene que ver con el cuidado por los creyentes encarcelados.<br />

Esto significa casi con toda certidumbre aquellos que son encarcelados por su testimonio<br />

para Cristo. Necesitarían comida, ropas calientes, material <strong>de</strong> lectura y aliento. La tentación<br />

para los otros creyentes sería apartarse <strong>de</strong> asociación con los presos y con ello <strong>de</strong>l peligro<br />

<strong>de</strong> la culpa por asociación. Deberían recordar que al visitar a los presos, estaban visitando a<br />

Cristo.<br />

También se <strong>de</strong>bería mostrar compasión a los maltratados; <strong>de</strong> nuevo esto se refiere a los<br />

cristianos perseguidos. Los lectores <strong>de</strong>berían resistir a toda ten<strong>de</strong>ncia a escudarse <strong>de</strong>l<br />

peligro involucrado en esa compasión. Para nosotros, po<strong>de</strong>mos ampliar la aplicación <strong>de</strong> este<br />

versículo para incluir la simpatía para con todos los santos sufrientes. Deberíamos recordar<br />

que estamos en el cuerpo lo mismo que ellos, y por ello sujetos a aflicciones similares.<br />

13:4 El matrimonio <strong>de</strong>bería ser tenido como honroso por todos. Deberíamos recordar<br />

que fue instituido por Dios antes que el pecado entrase en el mundo, y que es Su santa<br />

voluntad para la humanidad. Tratarlo como algo impuro, como lo hacen los ascetas, o<br />

incluso hacer bromas o burlas acerca <strong>de</strong> él, como incluso los cristianos hacen algunas<br />

veces, está igualmente prohibido por la Escritura.<br />

Los casados <strong>de</strong>berían mantenerse fieles a sus votos y con ello mantener el lecho<br />

conyugal sin mancilla. A pesar <strong>de</strong> la confiada licencia <strong>de</strong>l hombre mo<strong>de</strong>rno en esta<br />

cuestión, permanece la realidad <strong>de</strong> que toda relación sexual fuera <strong>de</strong>l vínculo matrimonial<br />

es pecado. El adulterio no es una enfermedad: es pecado. Y es un pecado que<br />

ineludiblemente juzgará Dios. No escapará ninguna forma <strong>de</strong> inmoralidad. Él las juzga en<br />

esta vida —mediante dolencias corporales, rotura <strong>de</strong> las familias, aflicciones mentales y<br />

nerviosas, <strong>de</strong>formida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la personalidad—. Y a no ser que sean perdonadas mediante la<br />

sangre <strong>de</strong> Cristo, las juzgará en el fuego eterno.<br />

El Obispo <strong>de</strong> la Reforma, Latimer, recordó esto al inmoral rey Enrique VIII <strong>de</strong> una<br />

manera tan convincente como valerosa. Regaló al rey una Biblia hermosamente envuelta.<br />

Sobre la envoltura estaban escritas las siguientes palabras: «A los fornicarios y a los<br />

adúlteros los juzgará Dios».<br />

13:5 La sexta virtud a cultivar es el contentamiento. Recor<strong>de</strong>mos que los adherentes <strong>de</strong>l<br />

judaísmo estaban continuamente diciendo: «Tenemos el tabernáculo. Tenemos el<br />

sacerdocio. Tenemos las ofrendas. Tenemos el hermoso ritual. ¿Qué tenéis vosotros?».<br />

Aquí el escritor dice tranquilamente a los cristianos: Sea vuestra manera <strong>de</strong> vivir sin<br />

codicia, contentos con lo que tenéis ahora. ¡Y así es! Lo que el cristiano tiene es<br />

infinitamente mejor que lo mejor que el judaísmo pueda ofrecer: ¿por qué no ha <strong>de</strong> estar<br />

contento? Tiene a Cristo, y Él es suficiente.<br />

El amor al dinero pue<strong>de</strong> ser un enorme obstáculo para el creyente. Así como una<br />

pequeña moneda <strong>de</strong> plata <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l ojo se interpone entre él y el sol, así la codicia rompe<br />

la comunión con Dios y estorba el crecimiento espiritual.<br />

Las mayores riquezas que nadie pueda tener resi<strong>de</strong>n en la posesión <strong>de</strong> Aquel que ha<br />

prometido: De ningún modo te <strong>de</strong>sampararé, ni te <strong>de</strong>jaré. En griego, la negación rotunda<br />

se expresa empleando dos o más negativos. En este versículo, la construcción es<br />

sumamente enfática: ¡combina cinco negaciones para indicar la imposibilidad <strong>de</strong> que Cristo<br />

<strong>de</strong>sampare a los Suyos!<br />

13:6 Las palabras <strong>de</strong>l Salmo 118:6 son la confiada confesión <strong>de</strong> aquel que tiene a<br />

Cristo: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre. El hecho<br />

es que en Cristo tenemos una perfecta seguridad, protección y paz.


13:7 Los lectores son instruidos a acordarse <strong>de</strong> sus pastores, <strong>de</strong> los maestros cristianos<br />

que les hablaron la palabra <strong>de</strong> Dios. ¿Cuál fue el resultado <strong>de</strong> su conducta? No se<br />

habían vuelto al sistema levítico sino que se habían mantenido firmes en su confesión hasta<br />

el fin. Quizá algunos <strong>de</strong> ellos habían sufrido el martirio por causa <strong>de</strong> Cristo. La suya es la fe<br />

que se <strong>de</strong>be imitar, la fe que se aferra a Cristo y a la doctrina cristiana, y que introduce a<br />

Cristo en cada paso <strong>de</strong> la vida. No somos todos llamados a la misma forma <strong>de</strong> servicio,<br />

pero sí somos llamados a una vida <strong>de</strong> fe.<br />

13:8 La relación <strong>de</strong> este versículo con el prece<strong>de</strong>nte no queda muy clara. Quizá la<br />

manera más sencilla <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rlo es como recapitulación <strong>de</strong> la enseñanza, la meta y la<br />

fe <strong>de</strong> estos guías. El núcleo <strong>de</strong> su enseñanza era éste: Jesucristo es el mismo, ayer, y hoy,<br />

y por los siglos.<br />

13:9 Luego viene una advertencia en contra <strong>de</strong> las falsas enseñanzas <strong>de</strong>l legalismo. Los<br />

judaizantes insistían en que la santidad estaba relacionada con puntos externos, como por<br />

ejemplo el culto ceremonial y los alimentos limpios. La verdad es que la santidad es<br />

producida por la gracia, no por la ley. La legislación tocante a alimentos limpios e impuros<br />

tenía el propósito <strong>de</strong> producir una pureza ritual. Pero eso no es lo mismo que una santidad<br />

interior. Un hombre podría ser ceremonialmente limpio y estar sin embargo lleno <strong>de</strong> odio e<br />

hipocresía. Sólo la gracia <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> inspirar y dar po<strong>de</strong>r a los creyentes para vivir vidas<br />

santas. El amor para con el Salvador que murió por nuestros pecados nos motiva a vivir «en<br />

este siglo sobria, justa y piadosamente» (Tit. 2:12). A fin <strong>de</strong> cuentas, las reglas inacabables<br />

acerca <strong>de</strong> los alimentos y bebidas no han sido <strong>de</strong> provecho para sus seguidores.<br />

13:10 No nos perdamos el triunfo en las palabras Tenemos un altar. Son la confiada<br />

respuesta <strong>de</strong>l cristiano a las insistentes burlas <strong>de</strong> los judaizantes. Nuestro altar es Cristo, y<br />

por ello incluye todas las bendiciones que se encuentran en Él. Los que están relacionados<br />

con el sistema levítico no tienen <strong>de</strong>recho a participar <strong>de</strong> las mejores cosas <strong>de</strong>l cristianismo.<br />

Primero tienen que arrepentirse <strong>de</strong> sus pecados y creer en Jesucristo como único Señor y<br />

Salvador.<br />

13:11 Bajo el sistema sacrificial, ciertos animales eran inmolados, y la sangre <strong>de</strong> los<br />

mismos era introducida en el Lugar Santísimo por el sumo sacerdote como ofrenda por<br />

el pecado. Luego, los cuerpos <strong>de</strong> aquellos animales eran llevados a un lugar fuera <strong>de</strong>l<br />

tabernáculo y quemados. Fuera <strong>de</strong>l campamento significa fuera <strong>de</strong> la valla <strong>de</strong> cortinas que<br />

ro<strong>de</strong>aba el atrio <strong>de</strong>l tabernáculo.<br />

13:12 Los animales quemados fuera <strong>de</strong>l campamento eran un tipo; el Señor Jesús fue el<br />

antitipo. Él fue crucificado fuera <strong>de</strong> la muralla <strong>de</strong> Jerusalén. Fue fuera <strong>de</strong>l campamento <strong>de</strong>l<br />

judaísmo organizado que Él santificó al pueblo mediante su propia sangre.<br />

13:13 La aplicación para los lectores primeros <strong>de</strong> esta Epístola era ésta: habían <strong>de</strong><br />

romper limpiamente con el judaísmo. Tenían que dar la espalda <strong>de</strong> una vez por todas a los<br />

sacrificios <strong>de</strong>l templo, y apropiarse <strong>de</strong> la obra consumada <strong>de</strong> Cristo como su suficiente<br />

sacrificio.<br />

La aplicación para nosotros es similar: el campamento en la actualidad es todo el<br />

sistema religioso que enseña la salvación por las obras, por el carácter, por el ritual o por<br />

or<strong>de</strong>nanzas. Es el mo<strong>de</strong>rno sistema eclesial con su sacerdocio or<strong>de</strong>nado humano, sus<br />

ayudas materiales a la adoración y sus artificios ceremoniales. Es la cristiandad corrompida,<br />

una <strong>iglesia</strong> sin Cristo. El Señor Jesús está fuera <strong>de</strong> ella, y nosotros <strong>de</strong>beríamos salir adon<strong>de</strong><br />

él, fuera <strong>de</strong>l campamento, llevando su vituperio.<br />

13:14 Jerusalén era querida para los corazones <strong>de</strong> los que servían en el templo. Era el<br />

centro geográfico <strong>de</strong> su «campamento». El cristiano no tiene una ciudad así en la tierra. Su


corazón está centrado en la ciudad celestial, la nueva Jerusalén, don<strong>de</strong> el Cor<strong>de</strong>ro es toda la<br />

gloria.<br />

13:15 En el NT, todos los creyentes son sacerdotes. Son santos sacerdotes, que entran<br />

en el santuario <strong>de</strong> Dios para adorar (1 P. 2:5), y son sacerdotes regios que salen al mundo a<br />

testificar (1 P. 2:9). Hay al menos tres sacrificios que ofrece un creyente-sacerdote. Primero<br />

el <strong>de</strong> su propia persona (Ro. 12:1). Luego, aquí en el v. 15, tenemos el segundo: sacrificio<br />

<strong>de</strong> alabanza. Es ofrecido a Dios por medio <strong>de</strong>l Señor Jesús. Toda nuestra alabanza y<br />

oración va por medio <strong>de</strong> Él antes <strong>de</strong> llegar a Dios Padre; nuestro gran Sumo Sacerdote<br />

elimina toda impureza e imperfección y le aña<strong>de</strong> Su propia virtud.<br />

A todas nuestras oraciones y alabanzas<br />

Cristo Su grato perfume aña<strong>de</strong>;<br />

Y el amor eleva el incensario<br />

Para estos perfumes consumir.<br />

Mary B. Peters<br />

El sacrificio <strong>de</strong> alabanza es el fruto <strong>de</strong> labios que reconocen Su nombre. La única<br />

adoración que Dios recibe es la que brota <strong>de</strong> labios redimidos.<br />

13:16 El tercer sacrificio es la ofrenda <strong>de</strong> nuestras posesiones. Debemos usar nuestros<br />

recursos materiales en hacer el bien y en compartir con los que tienen necesidad. De tales<br />

sacrificios se agrada Dios. Vivir con sacrificio es lo opuesto a acumular para uno mismo.<br />

La raza <strong>de</strong> los ungidos sacerdotes <strong>de</strong> Dios<br />

Jamás se <strong>de</strong>svanecerá;<br />

Delante <strong>de</strong> Su glorioso rostro están<br />

Y <strong>de</strong> día y noche le servirán.<br />

Aunque la razón se <strong>de</strong>sboque y po<strong>de</strong>rosa<br />

La incredulidad crezca cual diluvio,<br />

Hay, y hasta el fin habrá<br />

Los escondidos sacerdotes <strong>de</strong> Dios.<br />

Sus almas escogidas, su escoria terrenal<br />

Consumida en sagrado fuego,<br />

Al corazón mismo <strong>de</strong> Dios se elevan<br />

Sus corazones en llama fervorosa;<br />

El incienso <strong>de</strong> su adoración llena<br />

El más santo lugar <strong>de</strong> Su Templo;<br />

Su cántico <strong>de</strong> maravilla los cielos llena,<br />

Es <strong>de</strong> la gracia la nueva canción.<br />

Gerhard Tersteegen<br />

13:17 En el versículo 7, se instruye a los lectores a recordar a sus pastores que fueron<br />

antes que ellos. Ahora se les enseña que obe<strong>de</strong>zcan a sus actuales pastores. Esto<br />

probablemente se refiere <strong>de</strong> manera primaria a los ancianos en la <strong>iglesia</strong> local. Estos<br />

hombres actúan como representantes <strong>de</strong> Dios en la asamblea. Les ha sido dada autoridad, y<br />

los creyentes <strong>de</strong>berían someterse a esta autoridad. Como subpastores, los ancianos velan<br />

por las almas <strong>de</strong> la grey. Ellos tendrán que dar cuenta a Dios en un día veni<strong>de</strong>ro. Lo harán<br />

o bien con alegría o quejándose, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong>l crecimiento espiritual <strong>de</strong> aquellos que


les han sido encomendados. Si tienen que hacerlo con tristeza, esto significará pérdida <strong>de</strong><br />

recompensa para los santos implicados. Así que es para beneficio <strong>de</strong> todos respetar las<br />

líneas <strong>de</strong> autoridad que Dios ha establecido.<br />

IV. BENDICIÓN FINAL (13:18–25)<br />

13:18 Al llegar el escritor al final <strong>de</strong> su carta, aña<strong>de</strong> un llamamiento personal a la<br />

oración. El resto <strong>de</strong>l versículo sugiere que <strong>de</strong>be haber estado bajo los ataques <strong>de</strong> sus<br />

<strong>de</strong>tractores. Po<strong>de</strong>mos suponer quiénes <strong>de</strong>bían ser estos <strong>de</strong>tractores —esos que estaban<br />

empujando a los <strong>de</strong>más a volver al culto <strong>de</strong>l Viejo Pacto—. Y protesta que, a pesar <strong>de</strong> las<br />

acusaciones que se presentaban contra él, su conciencia estaba limpia y su intención era<br />

pura.<br />

13:19 Una razón añadida para la oración era que pudiese ser restaurado a ellos más<br />

pronto. Quizá esto se refiera a la liberación <strong>de</strong> la prisión. Acerca <strong>de</strong> esto, sólo po<strong>de</strong>mos<br />

especular.<br />

13:20 Luego aña<strong>de</strong> una <strong>de</strong> las bendiciones más hermosas <strong>de</strong> la Biblia —que tiene su<br />

lugar al lado <strong>de</strong> Números 6:24–26; 2 Corintios 13:14 y Judas 24, 25—. Se dirige al Dios <strong>de</strong><br />

paz. Como ya se ha mencionado, los santos <strong>de</strong>l AT nunca habían gozado <strong>de</strong> una perfecta<br />

paz <strong>de</strong> conciencia. Pero bajo el <strong>Nuevo</strong> Pacto, tenemos paz para con Dios (Ro. 5:1) y la paz<br />

<strong>de</strong> Dios (Fil. 4:7). Este versículo prosigue explicando que esta paz es el fruto <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong><br />

Cristo. Dios resucitó <strong>de</strong> los muertos a nuestro Señor Jesucristo como señal <strong>de</strong> que Su<br />

obra en la cruz solucionó para siempre la cuestión <strong>de</strong>l pecado.<br />

Cristo, como el buen Pastor, dio Su vida por las ovejas (Jn. 10:11). Como el gran<br />

pastor, resucitó <strong>de</strong> entre los muertos, habiendo cumplido la re<strong>de</strong>nción (He. 13:20). Como<br />

Príncipe <strong>de</strong> los Pastores, volverá para galardonar a Sus siervos (1 P. 5:4). Le vemos como<br />

el buen Pastor en el Salmo 22; como el gran Pastor en el Salmo 23, y como el Príncipe <strong>de</strong><br />

los Pastores en el Salmo 24.<br />

Fue resucitado <strong>de</strong> los muertos en conformidad al pacto eterno. Wuest comenta acerca<br />

<strong>de</strong> esta frase:<br />

El <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> es llamado el pacto eterno, en contraste con el Primer Pacto, que<br />

era <strong>de</strong> naturaleza provisional. Pertenecía a la esfera <strong>de</strong>l pacto eterno que el Mesías,<br />

habiendo muerto por los pecadores, fuese levantado <strong>de</strong> entre los muertos. Él no podría ser<br />

sumo sacerdote según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Melquise<strong>de</strong>c si no era levantado <strong>de</strong> entre los muertos. El<br />

hombre pecador necesita <strong>de</strong> un Sacerdote viviente para dar vida al pecador que cree, no <strong>de</strong><br />

un sacerdote muerto sólo para pagar por sus pecados. Así, estaba proveído <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />

<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> que el sacerdote que se ofreciese a Sí mismo como sacrificio sería<br />

levantado <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

13:21 La oración iniciada en el versículo 20 es para pedir que los santos fuesen<br />

equipados con toda obra buena para que hiciesen la voluntad <strong>de</strong> Dios. Hay una curiosa<br />

mezcla aquí <strong>de</strong> lo divino y <strong>de</strong> lo humano. Dios nos equipa con toda obra buena. Dios obra<br />

en nosotros lo que es agradable <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él. Y lo hace por medio <strong>de</strong> Jesucristo. Luego<br />

hacemos Su voluntad. En otras palabras, Él pone el <strong>de</strong>seo en nosotros; nos da el po<strong>de</strong>r para<br />

po<strong>de</strong>r hacerlo; lo hacemos; y <strong>de</strong>spués nos recompensa.<br />

La oración termina con el reconocimiento <strong>de</strong> que Jesucristo es digno <strong>de</strong> la gloria por<br />

los siglos <strong>de</strong> los siglos.


De todos digno <strong>de</strong> la adoración,<br />

Digno <strong>de</strong>l homenaje y grato loor,<br />

Tema inexhausto <strong>de</strong> excelsa canción<br />

¡Cuán digno Tú eres, oh Jesús, Señor!<br />

Miss F. T. Wigram<br />

13:22 El escritor apremia ahora a sus lectores a que atiendan a la exhortación <strong>de</strong> su<br />

Carta, esto es, que abandonen la religión ritual y se aferren a Cristo con propósito <strong>de</strong><br />

corazón.<br />

13:23 La mención <strong>de</strong> que está en libertad nuestro hermano Timoteo aquí confirma a<br />

muchos en su opinión <strong>de</strong> que Pablo fue quien escribió esta carta. Hay el toque adicional <strong>de</strong><br />

que el escritor planea viajar con Timoteo, otra posible señal que apunta a Pablo. Pero no<br />

po<strong>de</strong>mos estar seguros, por lo que lo mejor es <strong>de</strong>jar la cuestión abierta.<br />

13:24 Se envían saludos a todos los pastores cristianos y a todos los santos. No<br />

<strong>de</strong>beríamos pasar por alto los muchos rasgos <strong>de</strong> cortesía cristiana en las Epístolas, y<br />

<strong>de</strong>beríamos imitarlos en nuestro propio tiempo.<br />

Algunos creyentes <strong>de</strong> Italia están con el escritor, y ellos también quieren añadir sus<br />

saludos. Esto sugiere que la carta fue escrita a o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí.<br />

13:25 Es especialmente apropiado que esta epístola <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> Pacto acabe con una<br />

nota <strong>de</strong> gracia: La gracia sea con todos vosotros. El <strong>Nuevo</strong> Pacto es un pacto<br />

incondicional <strong>de</strong> libre gracia, proclamando el favor sin límites <strong>de</strong> Dios hacia indignos<br />

pecadores por medio <strong>de</strong> la obra sacrificial <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Amén.<br />

EL MENSAJE DE HEBREOS PARA HOY<br />

¿Tiene la Epístola a los Hebreos un mensaje para nosotros en el siglo XXI?<br />

Aunque el judaísmo no es en la actualidad la religión dominante que era en los días<br />

primeros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, sin embargo el espíritu legalista ha impregnado a la Cristiandad. En<br />

su conocido libro Rightly Dividing the Word of Truth, el doctor C. I. Scofield escribe:<br />

Se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> cierto que la judaización <strong>de</strong> la Iglesia ha hecho más por impedir su<br />

progreso, pervertir su misión y <strong>de</strong>struir su espiritualidad que todas las otras causas juntas.<br />

En vez <strong>de</strong> seguir su camino <strong>de</strong>signado <strong>de</strong> separación <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> seguir al Señor en<br />

su llamamiento celestial, ha empleado Escrituras Judaicas para justificarse en rebajar su<br />

propósito a la civilización <strong>de</strong>l mundo, a la adquisición <strong>de</strong> riquezas, en el uso <strong>de</strong> un<br />

imponente ritual, en levantar magníficas <strong>iglesia</strong>s… y en la división <strong>de</strong> una hermandad<br />

igual en «clero» y «laicos».<br />

Esta Carta nos llama a separarnos <strong>de</strong> todos los sistemas religiosos en los que Cristo<br />

no es honrado como el único Señor y Salvador y en el que Su obra no es reconocida<br />

como la ofrenda por el pecado ofrecida una sola vez para siempre.<br />

Hebreos nos enseña que los tipos y sombras <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong>l AT tuvieron su<br />

cumplimiento en Jesús Él es nuestro gran Sumo Sacerdote. Él es nuestro Sacrificio. Él es<br />

nuestro Altar. Él sirve en el santuario celestial y Su sacerdocio nunca terminará.<br />

Nos enseña que todos los creyentes son sacerdotes, y que tienen acceso inmediato a<br />

la presencia <strong>de</strong> Dios por la fe en cualquier momento. Ofrecen los sacrificios <strong>de</strong> sus<br />

personas, sus alabanzas y sus posesiones. David Baron escribe:


La adopción <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l sacerdocio levítico en la <strong>iglesia</strong> cristiana, que es lo que<br />

intenta hacer el ritualismo, no es más que un intento <strong>de</strong> coser <strong>de</strong> nuevo con manos impías<br />

el velo que el bendito Dios, reconciliado, ha rasgado Él mismo en dos; es como <strong>de</strong>cir:<br />

«echaos a un lado; no os acerquéis a Dios» a quienes han sido hechos «cercanos por la<br />

sangre <strong>de</strong> Cristo».<br />

El libro <strong>de</strong> Hebreos nos enseña que tenemos un mejor pacto, un mejor Mediador, una<br />

mejor esperanza, mejores promesas, una mejor patria, un mejor sacerdocio y mejores<br />

posesiones —todo ello mejor que lo mejor que jamás podía ofrecer el judaísmo—. Nos<br />

asegura que tenemos eterna re<strong>de</strong>nción, eterna salvación, un pacto eterno y una eterna<br />

herencia.<br />

Nos advierte solemnemente contra el pecado <strong>de</strong> apostasía. Si alguien profesa ser<br />

cristiano, se asocia con una <strong>iglesia</strong> cristiana y luego se aparta <strong>de</strong> Cristo y se une a los<br />

enemigos <strong>de</strong>l Señor, es imposible renovar a tal persona al arrepentimiento.<br />

La Epístola a los Hebreos alienta a los verda<strong>de</strong>ros cristianos a andar por fe y no por<br />

vista, porque esta vida es la que agrada a Cristo. También nos alienta a soportar<br />

paciencia bajo los sufrimientos, pruebas y persecuciones para recibir al final la prometida<br />

recompensa.<br />

Hebreos nos enseña que <strong>de</strong>bido a sus muchos privilegios, los cristianos tienen una<br />

responsabilidad muy especial. La superioridad <strong>de</strong> Cristo en todos los aspectos hace <strong>de</strong><br />

ellos el pueblo más favorecido en todo el mundo. Si alguien <strong>de</strong>scuida estos privilegios,<br />

sufrirá pérdida correspondiente ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo. Se espera <strong>de</strong> ellos más que <strong>de</strong><br />

los que vivían bajo la ley; y más se les <strong>de</strong>mandará en el día veni<strong>de</strong>ro.<br />

«Salgamos, pues, adon<strong>de</strong> él, fuera <strong>de</strong>l campamento, llevando su vituperio» (13:13).<br />

Bibliografía<br />

Bruce, Alexan<strong>de</strong>r Balmain. The Epistle to the Hebrews: The First Apology for Christianity.<br />

Edimburgo: T. & T. Clark, 1908.<br />

Govett, R. Christ Superior to Angels, Moses and Aaron. Londres: J. Nisbet, 1884.<br />

Hen<strong>de</strong>rson, G. D. Studies in the Epistle to the Hebrews. Barkingsi<strong>de</strong>, Inglaterra: G. F.<br />

Vallance, s.f.<br />

Hewitt, Thomas. The Epistle to the Hebrews, TBC. Grand Rapids: Eerdmans, 1960.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Hebrews and Titus. Neptune, N.J.: Loizeaux Brothers, 1932.<br />

Kelly, William. Introductory Lectures to the Epistle to the Hebrews and the Epistle to<br />

Philemon. Oak Park, IL, Estados Unidos: Bible Truth Publishers, s.f.<br />

Landis, G. M. Epistle to the Hebrews: On to Maturity. Oak Park: Emmaus Bible School,<br />

1964.<br />

Lang, G. H. The Epistle to the Hebrews. Londres: Paternoster Press, 1951.<br />

Lincoln, William. Lectures on the Epistle to the Hebrews. Boston: Believers’ Bookroom,<br />

s.f.<br />

Mantle, J. Gregory, «Better Things»: A Series of Bible Readings on the Epistle to the<br />

Hebrews. New York: Christian Alliance, 1921.<br />

Meyer, F. B. The Way into the Holiest. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan Publishing House, 1950.<br />

Moffatt, James. A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle to the Hebrews, ICC.<br />

Edimburgo: T. & T. Clark, 1924.<br />

Moule, H. C. G. Studies in Hebrews. Grand Rapids: Kregel Publications, 1977.<br />

Newell, W. R. Hebrews Verse by Verse. Chicago: Moody Press, 1947.


Pfeiffer, Ch. F. The Epistle to the Hebrews. Chicago: Moody Press, 1962.<br />

Rainsbury, A. W. «Able to Save to the Uttermost», The Keswick Week. Londres: Marshall,<br />

Morgan and Scott Ltd., 1958.<br />

Thomas, W. H. Griffith. Hebrews: A Devotional Commentary. Grand Rapids: Wm. B.<br />

Eerdmans Publishing Co., 1961.<br />

Vine, W. E. The Epistle to the Hebrews. Londres: Oliphants Ltd., 1952.<br />

Westcott, B. F. The Epistle to the Hebrews. Londres: MacMillan, 1889.<br />

Wuest, K. S. Hebrews in the Greek New Testament. Grand Rapids: Eerdmans Publihing<br />

Co., 1947.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 13: Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Burt, David F., Comentario ampliado <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Volúmenes 129, 130, 131,<br />

135 y 136. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H., Comentario Carroll, vol. 9, Col./He. CLIE, Terrassa.<br />

Gooding, D. Según Hebreos: Un reino inconmovible. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry, vol. 12. —2ª Corintios/Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Meyer, F. B., El camino hacia el lugar santísimo. CLIE, Terrassa.<br />

Moule, H. C. G., Estudios sobre Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Rudd, A. B., Epístola a los Hebreos. CLIE, Terrassa.<br />

Vos, G. La enseñanza <strong>de</strong> la Epístola a los Hebreos. CLIE, Terrassa.


LA EPÍSTOLA DE SANTIAGO<br />

Introducción<br />

«[Santiago es] un predicador que habla como un profeta … en un lenguaje que por su<br />

energía no tiene paralelo en la antigua literatura cristiana, con la excepción <strong>de</strong> los<br />

discursos <strong>de</strong> Jesús.»<br />

Theodor Zahn<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

La baja estima en que Lutero tenía a la Epístola <strong>de</strong> Santiago como «Epístola <strong>de</strong> paja»<br />

estaba totalmente equivocada. El malentendido <strong>de</strong> Lutero acerca <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong><br />

Santiago sobre las buenas obras en medio <strong>de</strong> la dura batalla <strong>de</strong>l Reformador contra los que<br />

enseñaban la salvación por la fe ayudada por las obras le hizo errar aquí. No es el único en<br />

juzgar equivocadamente ésta la más antigua <strong>de</strong> las Cartas Cristianas. Algunos han<br />

<strong>de</strong>signado el libro como «una sucesión <strong>de</strong> perlas», sugiriendo que no hay cohesión en esta<br />

Carta, sino varios párrafos bien trabajados y unidos.<br />

En realidad, este librito es una obra maestra <strong>de</strong> escritura didáctica. Tiene un intenso<br />

sabor judío, incluso en su referencia a la asamblea cristiana (2:2, gr.) como «sinagoga» —<br />

sencillamente el término griego para congregación, pero que pronto se emplearía <strong>de</strong> manera<br />

exclusiva para las congregaciones judías, como en la actualidad.<br />

En cinco breves capítulos, Santiago emplea treinta veces la naturaleza para ilustrar la<br />

verdad espiritual. Aquí le vienen a uno a la mente las enseñanzas <strong>de</strong> nuestro Señor.<br />

Es una Epístola muy práctica. Trata <strong>de</strong> temas muy impopulares, como el control <strong>de</strong> la<br />

propia lengua, el peligro <strong>de</strong> adular a los ricos, y la necesidad <strong>de</strong> mostrar la realidad <strong>de</strong><br />

nuestra fe con nuestras vidas.<br />

II. Paternidad<br />

Muchos nombres bíblicos han cambiado en su viaje <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el hebreo al griego, latín y<br />

finalmente al castellano. Ninguno es más diferente en forma con respecto a su origen que<br />

«Santiago», que traduce el griego «Iakobos», tomado <strong>de</strong>l hebreo Yaakov («Jacob»). El<br />

nombre Santiago proviene <strong>de</strong> la fusión en la lengua castellana <strong>de</strong> las dos partículas Santo<br />

Iacob o Sant Iago, que luego sufrió otras modificaciones, como incluso se pue<strong>de</strong> observar<br />

en la versión Reina <strong>de</strong> 1569, don<strong>de</strong> el título <strong>de</strong>l libro es: La Epístola Universal <strong>de</strong> S. Tiago.<br />

De pasada, Diego es otra forma <strong>de</strong> Tiago.<br />

El nombre Jacob era muy popular entre los judíos, y hay cuatro hombres que tienen este<br />

nombre en el NT. Cada uno <strong>de</strong> ellos ha sido sugerido como el Escritor <strong>de</strong> esta epístola, pero<br />

con diferentes grados <strong>de</strong> probabilidad y <strong>de</strong> apoyo académico.<br />

1. El Apóstol Jacobo, hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o y hermano <strong>de</strong> Juan (Mt. 4:21). Si el Apóstol<br />

Jacobo fue el autor, no habría habido tantas dificulta<strong>de</strong>s para aceptar esta carta durante


tanto tiempo (véase más abajo). A<strong>de</strong>más, Jacobo sufrió el martirio en el 44 d.C., lo cual<br />

probablemente fue antes que el libro fuese escrito.<br />

2. Jacobo hijo <strong>de</strong> Alfeo (Mt. 10:3). Es casi <strong>de</strong>sconocido, excepto por estar en las listas <strong>de</strong><br />

los apóstoles. El hecho <strong>de</strong> que el autor se refiera a sí mismo como «Santiago» [Jacobo] sin<br />

más títulos distintivos muestra que era bien conocido en aquel entonces.<br />

3. Jacobo el padre <strong>de</strong> Judas (no el Iscariote, Lc. 6:16). Este hombre era aún más<br />

<strong>de</strong>sconocido, y pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> lado con seguridad.<br />

4. Jacobo el medio hermano <strong>de</strong> nuestro Señor (Mt. 13:55; Gá. 1:19). Este es casi seguro<br />

el autor <strong>de</strong> nuestra Epístola. Es bien conocido, pero mo<strong>de</strong>sto, porque no menciona su<br />

vinculación familiar con Cristo (véase también la Introducción a Judas). Es el hombre que<br />

presidió el Concilio <strong>de</strong> Jerusalén y que se quedó en aquella ciudad hasta su muerte. Fue<br />

notable como cristiano muy judío, con un estilo <strong>de</strong> vida sumamente estricto. En resumen, es<br />

recordado por la Historia (Josefo) y por la tradición <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> como precisamente aquel<br />

cristiano que habría escrito una Epístola así.<br />

Evi<strong>de</strong>ncia Externa<br />

Santiago tiene uno <strong>de</strong> los testimonios externos más débiles, siendo sólo aludida, pero<br />

no citada, por los más tempranos padres <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Tampoco aparece en el Canon <strong>de</strong><br />

Muratori. Esto se <strong>de</strong>be probablemente a que procedía <strong>de</strong> Jerusalén, se dirigía a los Judíos<br />

Orientales, y a muchos les parecía que contra<strong>de</strong>cía a Pablo tocante a la justificación por la<br />

fe.<br />

Sin embargo, Santiago es citada por Cirilo <strong>de</strong> Jerusalén, Gregorio Nazianceno, Atanasio<br />

y Jerónimo. Eusebio nos dice que Santiago estaba entre los escritos contradichos<br />

(antilegomena) por algunos cristianos, pero él mismo lo cita como Sagrada Escritura.<br />

Evi<strong>de</strong>ncia Interna<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna en favor <strong>de</strong> Santiago es muy po<strong>de</strong>rosa. Armoniza con lo que<br />

sabemos <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> Santiago en base <strong>de</strong> Hechos y Gálatas, y también con la historia <strong>de</strong> la<br />

Dispersión que conocemos <strong>de</strong> otras fuentes. No hay razones para que un falsificador<br />

fraguase un libro así; no contiene adiciones <strong>de</strong> doctrinas fundamentales (como<br />

invariablemente suce<strong>de</strong> con las falsificaciones heréticas <strong>de</strong>l siglo segundo). Josefo nos dice<br />

que Santiago tenía muy buena reputación entre los judíos por su <strong>de</strong>voción a la ley, pero que<br />

fue martirizado por dar testimonio <strong>de</strong> su Mesías cuando tal cosa estaba prohibida. Este<br />

historiador judío cuenta que Santiago fue lapidado por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l sumo sacerdote Ananías.<br />

Eusebio nos dice que Santiago fue echado abajo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pináculo <strong>de</strong>l templo, y finalmente<br />

maceado hasta morir. Hegesipo combina estas dos tradiciones.<br />

El argumento <strong>de</strong> que el estilo griego <strong>de</strong> la Epístola <strong>de</strong> Santiago es «<strong>de</strong>masiado bueno»<br />

para un judío palestino <strong>de</strong>muestra una vergonzosa ignorancia <strong>de</strong> los asombrosos talentos<br />

intelectuales <strong>de</strong>l pueblo escogido.<br />

III. Fecha<br />

Dice Josefo que Santiago fue muerto en el 62, por lo que la Carta ha <strong>de</strong> ser anterior a<br />

esta fecha. Por cuanto la Epístola ni menciona las <strong>de</strong>cisiones acerca <strong>de</strong> la ley adoptadas en<br />

el Concilio <strong>de</strong> Jerusalén (48 o 49 d.C.), reunión que presidió Santiago (Hch. 15), se acepta<br />

muy ampliamente una fecha entre el 45 y el 48 d.C.


IV. Trasfondo y Tema<br />

Aunque pue<strong>de</strong> que este fuese el primer libro <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> en ser escrito, y<br />

tiene por ello un intenso sabor judío, sus enseñanzas no <strong>de</strong>ben ser relegadas a otra época.<br />

Son <strong>de</strong> aplicación para nosotros hoy, y muy necesarias.<br />

Para conseguir su propósito, Santiago acu<strong>de</strong> una y otra vez a las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús en el Sermón <strong>de</strong>l Monte. Esto se pue<strong>de</strong> ver fácilmente mediante las siguientes<br />

comparaciones:<br />

Tema Santiago Paralelo en Mateo<br />

Adversidad 1:2, 12; 5:10 5:10–12<br />

Oración 1:5; 4:3; 6:6–13<br />

5:13–18 7:7–12<br />

El ojo sencillo 1:8; 4:8 6:22, 23<br />

Las riquezas 1:10, 11; 2:6, 7 6:19–21, 24–34<br />

La ira 1:19, 20; 4:1 5:22<br />

Mera profesión 1:26, 27 6:1–18<br />

La ley regia 2:8 7:12<br />

Misericordia 2:13 5:7<br />

Fe y obras 2:14–26 7:15–27<br />

Raíz y frutos 3:11, 12 7:16–20<br />

La verda<strong>de</strong>ra sabiduría 3:13 7:24<br />

El pacificador 3:17, 18 5:9<br />

Juzgar a otros 4:11, 12 7:1–5<br />

Tesoros vanos 5:2 6:19<br />

Juramentos 5:12 5:33–37<br />

En esta carta hay frecuentes referencias a la ley. Es llamada «la ley perfecta» (1:25), «la<br />

ley regia» (2:8) y «la ley <strong>de</strong> la libertad» (2:12). Santiago no enseña que sus lectores estén<br />

bajo la ley para salvación ni como norma <strong>de</strong> vida. Más bien, se citan porciones <strong>de</strong> la ley<br />

como instrucción en justicia para aquellos que están bajo la gracia.<br />

En Santiago hay muchas semejanzas a los libros <strong>de</strong> Proverbios. Lo mismo que<br />

Proverbios, su estilo es tosco, vívido, gráfico y difícil <strong>de</strong> bosquejar. La palabra sabiduría<br />

aparece una y otra vez.


Otra palabra clave en Santiago es hermanos. Aparece quince veces, y nos recuerda que<br />

Santiago está escribiendo a creyentes, aunque en ocasiones parezca dirigirse también a los<br />

inconversos.<br />

En algunas formas, la carta <strong>de</strong> Santiago es la más autoritaria en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>.<br />

Es <strong>de</strong>cir, Santiago da instrucciones con mayor profusión que cualquiera <strong>de</strong> los otros<br />

escritores. En el breve espacio <strong>de</strong> ciento ocho versículos hay cincuenta y cuatro<br />

mandamientos (formas imperativas).<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (1:1)<br />

II. PRUEBAS Y TENTACIONES (1:2–17)<br />

III. LA PALABRA DE DIOS (1:18–27)<br />

IV. CONDENA DE LA PARCIALIDAD (2:1–13)<br />

V. LA FE Y LAS OBRAS (2:14–26)<br />

VI. LA LENGUA: SU USO Y ABUSO (3:1–12)<br />

VII. SABIDURÍA: LA VERDADERA Y LA FALSA (3:13–18)<br />

VIII. LA CODICIA: SU CAUSA Y SU CURA (Cap. 4)<br />

IX. LOS RICOS Y SU VENIDERO REMORDIMIENTO (5:1–6)<br />

X. EXHORTACIÓN A LA PACIENCIA (5:7–12)<br />

XI. LA ORACIÓN Y LA SANIDAD DE LOS ENFERMOS (5:13–20)<br />

I. SALUTACIÓN (1:1)<br />

Comentario<br />

El escritor se presenta como Santiago, siervo <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Si el<br />

autor era el medio hermano <strong>de</strong>l Señor, como creemos, entonces se había producido un<br />

maravilloso cambio en su vida. En el pasado, no creía en el Señor Jesús (Jn. 7:5). Pue<strong>de</strong><br />

que compartiese el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> que Jesús estaba fuera <strong>de</strong> Sí (Mr. 3:21). Pero nuestro<br />

Señor sembró pacientemente la semilla <strong>de</strong> la palabra. Aunque sin ser apreciado, enseñó los<br />

gran<strong>de</strong>s principios <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. Luego la semilla arraigó en la vida <strong>de</strong> Santiago. Tuvo<br />

lugar una po<strong>de</strong>rosa transformación. El escéptico vino a ser siervo. ¡Y no se avergonzaba <strong>de</strong><br />

confesarlo!<br />

Al <strong>de</strong>signarse como siervo <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo, Santiago pone<br />

correctamente a Dios y al Señor Jesucristo al mismo nivel, como iguales. Honra al Hijo<br />

así como honra al Padre (Jn. 5:23). Santiago sabía que «nadie pue<strong>de</strong> servir a dos señores»<br />

(Mt. 6:24). Pero habla <strong>de</strong> sí mismo como siervo <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. No hay<br />

contradicción aquí, porque Dios el Padre y Dios el Hijo son el mismo Dios.<br />

La Carta se dirige a las doce tribus que están en la dispersión (Gr., Diaspora). Estos<br />

<strong>de</strong>stinatarios eran judíos <strong>de</strong> nacimiento, y pertenecían a las doce tribus <strong>de</strong> Israel. Debido al<br />

pecado <strong>de</strong> Israel, el pueblo había sido echado <strong>de</strong> su tierra nativa y estaba ahora dispersado<br />

por los países alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l Mediterráneo. La dispersión original tuvo lugar cuando las diez<br />

tribus fueron llevadas al cautiverio por los asirios, 721 a.C. Algunos <strong>de</strong> ellos volvieron a la<br />

tierra en los días <strong>de</strong> Esdras y Nehemías, pero sólo un remanente. En el Día <strong>de</strong> Pentecostés,<br />

visitaban Jerusalén judíos <strong>de</strong>votos proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> todas las naciones <strong>de</strong>l mundo entonces


conocido (Hch. 2:4). A estos se les podría llamar apropiadamente judíos <strong>de</strong> la dispersión.<br />

Pero con posterioridad tuvo lugar una dispersión <strong>de</strong> judíos cristianos. En Hechos 8:1<br />

leemos que los primitivos cristianos (mayormente <strong>de</strong> linaje judío) fueron esparcidos por<br />

Ju<strong>de</strong>a y Samaria a causa <strong>de</strong> las persecuciones <strong>de</strong> Saulo. Es a esta dispersión a la que se hace<br />

referencia cuando leemos que los creyentes fueron echados a Fenicia, Chipre y Antioquía.<br />

Por ello, los <strong>de</strong>stinatarios <strong>de</strong> la carta <strong>de</strong> Santiago podrían haber sido judíos que habían sido<br />

dispersados en cualquiera <strong>de</strong> estas ocasiones <strong>de</strong> crisis.<br />

Por cuanto todos los creyentes somos extranjeros y peregrinos en este mundo (Fil. 3:20;<br />

1 P. 2:11), po<strong>de</strong>mos aplicarnos esta Carta, aunque no fuese escrita directamente a nosotros.<br />

Una cuestión más difícil es saber si Santiago se está dirigiendo a judíos no cristianos, a<br />

judíos que se habían convertido a Cristo, o a ambos, judíos creyentes y no creyentes. Parece<br />

que el autor está escribiendo primordialmente a creyentes genuinos, renacidos (1:18). Pero<br />

hay veces en las que parece estar dirigiéndose a profesantes cristianos o incluso a los<br />

inconversos. Ésta es una <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> la fecha muy temprana <strong>de</strong> la carta. La rotura entre<br />

los hebreos cristianos y los judíos no creyentes todavía no era un hecho consumado.<br />

II. PRUEBAS Y TENTACIONES (1:2–17)<br />

1:2 En esta sección, Santiago trata acerca <strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> la tentación. Emplea esta<br />

palabra en dos sentidos diferentes. En los versículos 2–12 las tentaciones son lo que<br />

podríamos <strong>de</strong>nominar pruebas santas, o problemas enviados por Dios, y que ponen a<br />

prueba la realidad <strong>de</strong> nuestra fe y producen mayor i<strong>de</strong>ntificación con Cristo. En los<br />

versículos 13–17, en cambio, el tema es tentaciones impías, que surgen <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro, y que<br />

conducen al pecado. La vida cristiana está repleta <strong>de</strong> problemas. Vienen no invitados e<br />

inesperados. A veces vienen en soitario, y a veces en enjambre. Son inevitables. Santiago<br />

no dice si os halláis en diversas pruebas, sino cuando os halléis. Nunca podremos<br />

librarnos <strong>de</strong> ellas. La cuestión es: «¿Qué vamos a hacer con ellas?».<br />

Hay varias posibles actitu<strong>de</strong>s que po<strong>de</strong>mos adoptar ante los dolores y pruebas <strong>de</strong> la<br />

vida. Po<strong>de</strong>mos rebelarnos (He. 12:5) asumiendo un espíritu <strong>de</strong> <strong>de</strong>safío que empren<strong>de</strong>rá el<br />

camino a la victoria por nuestro propio po<strong>de</strong>r. Por otra parte, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>salentarnos o<br />

ce<strong>de</strong>r bajo la presión (He. 12:5). Esto no es más que fatalismo. Lleva a poner en duda<br />

incluso el cuidado <strong>de</strong>l Señor por nosotros. O po<strong>de</strong>mos murmurar y quejarnos <strong>de</strong> nuestras<br />

pruebas. Contra esto nos advierte Pablo en 1 Corintios 10:10. Otra opción es revolcarnos en<br />

nuestra autocompasión, sin pensar en nadie más que en nosotros mismos y tratando <strong>de</strong><br />

lograr simpatía <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. O mejor, po<strong>de</strong>mos ser ejercitados por las dificulta<strong>de</strong>s y<br />

perplejida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida (He. 12:11). Po<strong>de</strong>mos venir a <strong>de</strong>cir: «Dios ha permitido que esta<br />

prueba me alcance. Tiene en ella algún buen propósito para mí. No sé cuál es este<br />

propósito, pero intentaré <strong>de</strong>scubrirlo. Quiero que Sus propósitos sean obrados en mi vida».<br />

Por eso mismo aboga Santiago: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis<br />

en diversas pruebas. ¡No nos rebelemos! ¡No <strong>de</strong>sfallezcamos! ¡Regocijémonos! Estos<br />

problemas no son enemigos, viniendo a <strong>de</strong>struirte. Son amigos que han venido para<br />

ayudarte a <strong>de</strong>sarrollar el carácter cristiano.<br />

Dios está intentando producir la semejanza a Cristo en cada uno <strong>de</strong> Sus hijos. Este<br />

proceso inevitablemente involucra sufrimiento, frustración y perplejidad. El fruto <strong>de</strong>l<br />

Espíritu no pue<strong>de</strong> ser producido cuando todo es luz <strong>de</strong>l sol; ha <strong>de</strong> haber lluvia y nubes


negras. Las pruebas nunca parecen gratas; parecen muy difíciles e ingratas. Pero <strong>de</strong>spués<br />

dan el fruto apacible <strong>de</strong> justicia a los que han sido ejercitados por ellas (He. 12:11).<br />

¡Cuántas veces oímos <strong>de</strong>cir a un cristiano que ha pasado alguna gran crisis: «No fue<br />

fácil <strong>de</strong> vivirlo, pero no daría aquella experiencia por nada»!<br />

1:3 Santiago se refiere a la prueba <strong>de</strong> vuestra fe. Presenta la fe como un metal<br />

precioso que está siendo probado por el Afinador (Dios) para ver si es genuino. El metal es<br />

sometido a los fuegos <strong>de</strong> la persecución, enfermedad, pa<strong>de</strong>cimiento o dolor. Sin problemas,<br />

nunca <strong>de</strong>sarrollaríamos paciencia. Hasta los hombres <strong>de</strong>l mundo se dan cuenta <strong>de</strong> que los<br />

problemas fortalecen el carácter. Charles Kettering, un conocido capitán <strong>de</strong> la industria,<br />

dijo en una ocasión: «Los problemas son el precio <strong>de</strong>l progreso. No me traigáis nada<br />

excepto problemas. Las buenas noticias me <strong>de</strong>bilitan».<br />

1:4 Mas tenga la paciencia su obra completa, dice Santiago. Cuando vienen los<br />

problemas, algunas veces nos <strong>de</strong>sesperamos y empleamos medios frenéticos para abreviar<br />

la prueba. Sin consultar al Señor respecto a Sus propósitos en la cuestión, por ejemplo, nos<br />

precipitamos al médico y tomamos gran<strong>de</strong>s dosis <strong>de</strong> medicina para abreviar la prueba. Con<br />

esto en realidad po<strong>de</strong>mos estar estorbando el programa <strong>de</strong> Dios para nuestras vidas. Y es<br />

posible que podamos tener que sufrir una prueba más larga en el futuro antes que Su<br />

propósito en particular se cumpla en nosotros. No <strong>de</strong>beríamos poner trabas al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

la paciencia en nuestras vidas. Si cooperamos con Dios, nos volveremos cristianos<br />

maduros, completos, sin que nos falte cosa alguna <strong>de</strong> las gracias <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

No <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>sesperar ni <strong>de</strong>salentarnos al pasar por pruebas. No hay ningún<br />

problema <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong> para nuestro Padre. Algunos problemas <strong>de</strong> la vida nunca son<br />

quitados. Hemos <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r a aceptarlos y a probar que Su gracia es suficiente. Pablo<br />

pidió tres veces al Señor que le quitase una enfermedad física. El Señor no la eliminó, pero<br />

le dio a Pablo la gracia <strong>de</strong> soportarla (2 Co. 12:8–10).<br />

Cuando hacemos frente a problemas en la vida que Dios evi<strong>de</strong>ntemente no va a<br />

quitarnos, <strong>de</strong>beríamos ser dóciles a Su voluntad. Una muy dotada poetisa cristiana ciega<br />

escribió estas líneas cuando tenía ocho años:<br />

¡Cuán feliz mi alma es<br />

Aunque yo no puedo ver!<br />

He resuelto que en este mundo<br />

Contenta habré <strong>de</strong> ser.<br />

¡Cuántas bendiciones tengo yo<br />

Que otros no pue<strong>de</strong>n disfrutar!<br />

Llorar por ser ciega y suspirar<br />

No <strong>de</strong>bo hacer y no lo haré.<br />

Fanny Crosby<br />

La paz viene con la sumisión a la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

Algunos problemas <strong>de</strong> la vida son quitados cuando hemos aprendido nuestras lecciones<br />

<strong>de</strong> ellos. Tan pronto como el Afinador ve Su imagen en el metal fundido, aparta el fuego.<br />

La mayoría <strong>de</strong> nosotros carece <strong>de</strong> sabiduría para contemplar las presiones <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

la perspectiva <strong>de</strong> Dios. Adoptamos una perspectiva a corto plazo, y nos sumimos en la<br />

incomodidad inmediata. Olvidamos que el propósito sin prisas <strong>de</strong> Dios es ensancharnos por<br />

medio <strong>de</strong> la presión (Sal. 4:1, JND).


1:5 No tenemos que hacer frente a los problemas <strong>de</strong> la vida con nuestra propia<br />

sabiduría. Si, en el tiempo <strong>de</strong> la prueba, carecemos <strong>de</strong> discernimiento espiritual, <strong>de</strong>beríamos<br />

acudir a Dios y confesarle todo acerca <strong>de</strong> nuestra perplejidad e ignorancia. Todos los que<br />

son así ejercitados para encontrar los propósitos <strong>de</strong> Dios en las pruebas serán<br />

abundantemente recompensados. Y no tienen que preocuparse <strong>de</strong> que Dios les vaya a<br />

reñir; se agrada cuando somos receptivos y dúctiles. Todos carecemos <strong>de</strong> sabiduría. La<br />

Biblia no nos da respuestas específicas a los innumerables problemas que surgen en la vida.<br />

No soluciona problemas con respuestas <strong>de</strong>talladas; lo que nos da la palabra <strong>de</strong> Dios es<br />

principios generales. Nosotros hemos <strong>de</strong> aplicar estos principios a los problemas según se<br />

van suscitando en la vida cotidiana. Por eso necesitamos sabiduría. La sabiduría espiritual<br />

es la aplicación práctica <strong>de</strong> las enseñanzas <strong>de</strong> nuestro Señor a las situaciones diarias.<br />

1:6–8 Hemos <strong>de</strong> acercarnos a Dios con fe, no dudando nada. Hemos <strong>de</strong> creer que Él<br />

ama y se cuida, y que nada es imposible para con Él. Si dudamos <strong>de</strong> Su bondad y po<strong>de</strong>r, no<br />

tendremos estabilidad en el tiempo <strong>de</strong> la prueba. En un minuto podríamos estar reposando<br />

serenos en Sus promesas, y al siguiente sentiremos que Dios ha olvidado ser<br />

misericordioso. Seremos como la ola <strong>de</strong>l mar, levantándose a gran<strong>de</strong>s alturas para volver a<br />

caer en los valles —agitada y echada <strong>de</strong> una parte a otra—. Dios no es honrado por la<br />

clase <strong>de</strong> fe que va alternando entre optimismo y pesimismo. No da discernimiento divino a<br />

unos hombres tan vacilantes e inestables (vv. 7, 8). En los versículos 5–8, la fuente <strong>de</strong><br />

sabiduría es Dios; se obtiene mediante la oración; está a disposición <strong>de</strong> todos; se da<br />

abundantemente y sin reproche; la condición crucial es que pidamos con fe, no dudando<br />

nada.<br />

1:9 A primera vista, los vv. 9–11 parecen introducir un tema totalmente nuevo, o al<br />

menos un paréntesis. Sin embargo, Santiago está prosiguiendo con el tema <strong>de</strong> las pruebas<br />

santas dando ilustraciones específicas. Tanto si uno es pobre como rico, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>rivar unos<br />

beneficios espirituales permanentes <strong>de</strong> las calamida<strong>de</strong>s y crisis <strong>de</strong> la vida. Por ejemplo,<br />

cuando un hermano <strong>de</strong> humil<strong>de</strong> condición se encuentra insatisfecho y <strong>de</strong>salentado, pue<strong>de</strong><br />

siempre regocijarse porque es un here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios y cohere<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Jesucristo. Pue<strong>de</strong><br />

encontrar consolación en la verdad <strong>de</strong> que todas las cosas son suyas, y que él es <strong>de</strong> Cristo, y<br />

Cristo es <strong>de</strong> Dios. El hermano que es <strong>de</strong> humil<strong>de</strong> condición probablemente no tiene<br />

control sobre sus circunstancias <strong>de</strong> pobreza. No hay razón para pensar que sea perezoso o<br />

negligente. Pero Dios ha visto oportuno situarlo en una zona <strong>de</strong> bajos ingresos, y ahí es<br />

don<strong>de</strong> ha estado siempre. Quizá si hubiese sido rico, nunca habría aceptado a Cristo. Ahora<br />

que está en Cristo, está ben<strong>de</strong>cido con todas las bendiciones espirituales en los lugares<br />

celestiales. ¿Qué <strong>de</strong>bería hacer? ¿Debería rebelarse contra su situación en la vida? ¿Debería<br />

amargarse y volverse envidioso? No; <strong>de</strong>be aceptar <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios aquellas circunstancias<br />

sobre las que no tiene control, y regocijarse en sus bendiciones espirituales.<br />

Demasiados cristianos van por la vida rebelándose contra su sexo, su edad, su altura, e<br />

incluso contra la vida misma. Las chicas con inclinación al béisbol querrían ser chicos. Los<br />

jóvenes querrían ser mayores, y los mayores querrían ser jóvenes. Los bajos envidian a los<br />

altos, y los altos querrían no ser tan notorios. Algunos incluso dicen: «¡Desearía estar<br />

muerto!». ¡Todo eso es absurdo! La actitud cristiana es aceptar <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios las cosas<br />

que no po<strong>de</strong>mos cambiar. Son el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> Dios para nosotros, y <strong>de</strong>beríamos aprovecharlas<br />

al máximo para Su gloria y para la bendición <strong>de</strong> otros. Deberíamos <strong>de</strong>cir, con el Apóstol<br />

Pablo: «Por la gracia <strong>de</strong> Dios soy lo que soy» (1 Co. 15:10). Al olvidar nuestras<br />

incapacida<strong>de</strong>s y darnos al servicio <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, llegaremos a darnos cuenta <strong>de</strong> que las<br />

personas espirituales nos aman por lo que somos; no, por ejemplo, por nuestra apariencia.


1:10–11 Luego Santiago pasa al hermano que es rico. Pero, cosa chocante, no dice:<br />

«Que el rico se regocije en sus riquezas». Más bien, dice que el rico pue<strong>de</strong> regocijarse <strong>de</strong><br />

haber sido humillado. Y en ello concuerda con Jeremías 9:23, 24:<br />

No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se<br />

alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere <strong>de</strong> alabar: en enten<strong>de</strong>rme y<br />

conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque<br />

en estas cosas me complazco, dice Jehová.<br />

El rico pue<strong>de</strong> realmente encontrar verda<strong>de</strong>ras razones para gozarse si fuese <strong>de</strong>spojado<br />

<strong>de</strong> sus posesiones materiales. Quizá reveses financieros lo llevan al Señor. O, si ya es<br />

cristiano, entonces podría aceptar gozosamente el <strong>de</strong>spojo <strong>de</strong> sus bienes, sabiendo que tiene<br />

en el cielo una heredad mejor y dura<strong>de</strong>ra (He. 10:34). Las riquezas terrenales están<br />

<strong>de</strong>stinadas a <strong>de</strong>svanecerse, como la flor <strong>de</strong> la hierba (Is. 40:6, 7). Si alguien no tiene nada<br />

más que riquezas materiales, entonces todos sus planes acabarán en el sepulcro. Santiago<br />

presenta la fugacidad <strong>de</strong> la hierba como ilustración <strong>de</strong> la vida efímera <strong>de</strong> un hombre rico y<br />

<strong>de</strong>l valor limitado <strong>de</strong> sus riquezas. Pasará en medio <strong>de</strong> sus empresas. El argumento,<br />

naturalmente, es que ni el sol ni el viento abrasador pue<strong>de</strong>n afectar a los valores<br />

espirituales. Cualquier prueba que nos aparte <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> las cosas pasajeras y que ponga<br />

nuestros afectos en las cosas arriba es una bendición enmascarada. Así, la misma gracia que<br />

exalta a los humil<strong>de</strong>s humilla a los ricos. Ambas cosas son causa <strong>de</strong> regocijo.<br />

1:12 Al terminar su consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las pruebas santas, Santiago pronuncia una<br />

bendición sobre la persona que soporta bajo las aflicciones. Cuando tal persona haya<br />

resistido la prueba, recibirá la corona <strong>de</strong> la vida. Aquí, la corona no es la dia<strong>de</strong>ma regia,<br />

sino el laurel <strong>de</strong>l vencedor, que será concedida en el Tribunal <strong>de</strong> Cristo. Naturalmente, no<br />

hay sugerencia alguna <strong>de</strong> que la vida eterna sea la recompensa por soportar pruebas, pero<br />

los que han soportado con paciencia recibirán honra por tal clase <strong>de</strong> vida, y gozarán <strong>de</strong> una<br />

más profunda apreciación <strong>de</strong> la vida eterna en el cielo. En el cielo, las copas <strong>de</strong> todos<br />

estarán llenas, pero cada uno tendrá copas <strong>de</strong> diferentes capacida<strong>de</strong>s —diferentes<br />

capacida<strong>de</strong>s para gozar <strong>de</strong>l cielo—. Esto es probablemente lo que se tiene a la vista en la<br />

expresión corona <strong>de</strong> vida; se refiere a un más pleno goce <strong>de</strong> las glorias <strong>de</strong>l cielo.<br />

Ahora apliquemos <strong>de</strong> manera práctica esta sección sobre pruebas santas a nuestras<br />

propias vidas. ¿Cómo reaccionamos ante las diversas pruebas que se nos presentan en<br />

nuestras vidas? ¿Nos quejamos amargamente contra los reveses <strong>de</strong> la vida, o nos<br />

regocijamos y damos gracias al Señor por ellas? ¿Anunciamos nuestras pruebas o las<br />

soportamos con quietud? ¿Vivimos en el futuro, esperando que nuestras circunstancias<br />

mejoren, o vivimos en el presente, tratando <strong>de</strong> ver la mano <strong>de</strong> Dios en todo lo que nos<br />

sobreviene? ¿Nos damos a la autocompasión y buscamos la simpatía <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, o<br />

sumergimos el yo en una vida <strong>de</strong> servicio a los <strong>de</strong>más?<br />

1:13 El tema pasa ahora a tentaciones impías (vv. 13–17). Así como las pruebas santas<br />

están dispuestas para suscitar lo mejor en nosotros, las tentaciones impías están hechas para<br />

sacar lo peor <strong>de</strong> nosotros. Se <strong>de</strong>be tener una cosa bien clara. Cuando uno es tentado a<br />

pecar, la tentación no proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios. Dios sí prueba o ensaya a los hombres por lo que a<br />

su fe respecta, pero nunca tienta a nadie a cometer ninguna forma <strong>de</strong> mal. Él mismo no<br />

tiene tratos con el mal, y no seduce a pecar.<br />

1:14 El hombre está siempre dispuesto a pasar a otros la responsabilidad por sus<br />

pecados. Si no pue<strong>de</strong> darle la culpa a Dios, adoptará un enfoque <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rna psicología,<br />

diciendo que el pecado es una enfermedad. De esta manera espera escapar <strong>de</strong>l juicio. Pero<br />

el pecado no es una enfermedad; es un fracaso moral <strong>de</strong>l que el hombre ha <strong>de</strong> dar cuenta.


Algunos incluso tratan <strong>de</strong> dar la culpa <strong>de</strong>l pecado a objetos inanimados. Pero las «cosas»<br />

materiales no son pecaminosas en sí mismas. El pecado no se origina ahí. Santiago sigue al<br />

león hasta su guarida al <strong>de</strong>cir: Cada uno es tentado, cuando es atraído y seducido por su<br />

propia concupiscencia. El pecado brota <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros, <strong>de</strong> nuestra vieja naturaleza<br />

malvada, caída e irregenerada. Jesús dijo: «Porque <strong>de</strong>l corazón salen los malos<br />

pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos<br />

testimonios, las blasfemias» (Mt. 15:19).<br />

La palabra que usa Santiago para concupiscencia en el versículo 14 es literalmente<br />

<strong>de</strong>seo, y podría referirse a cualquier forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo, bueno o malo. Pero con pocas<br />

excepciones se emplea en el NT para <strong>de</strong>scribir malos <strong>de</strong>seos, y este es ciertamente el caso<br />

aquí. La concupiscencia es asemejada aquí a una mala mujer exhibiendo sus encantos y<br />

seduciendo a sus víctimas. Cada uno <strong>de</strong> nosotros es tentado. Tenemos viles <strong>de</strong>seos y<br />

apetitos impuros que constantemente nos apremian a pecar. ¿Somos pues víctimas inermes,<br />

cuando somos atraídos y seducidos por nuestra propia concupiscencia? No: po<strong>de</strong>mos<br />

expeler todo pensamiento <strong>de</strong> pecado <strong>de</strong> nuestra mente y concentrarnos en aquello que es<br />

puro y santo (Fil. 4:8). También, cuando somos objeto <strong>de</strong> intensa tentación, po<strong>de</strong>mos<br />

clamar al Señor, recordando que «Torreón fuerte es el nombre <strong>de</strong> Jehová; a él se acogerá el<br />

justo, y estará a salvo» (Pr. 18:10).<br />

1:15 Si esto es así, entonces, ¿por qué pecamos? Aquí tenemos la respuesta: Entonces<br />

la concupiscencia, <strong>de</strong>spués que ha concebido, da a luz el pecado. En lugar <strong>de</strong> expulsar el<br />

vil pensamiento, pue<strong>de</strong> que lo estemos alentando, alimentando y disfrutando con él. Este<br />

acto <strong>de</strong> consentimiento es asemejado a la relación sexual. La concupiscencia concibe y nace<br />

un repulsivo bebé llamado PECADO. Esto es otra manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que si pensamos en un<br />

acto prohibido el tiempo necesario, finalmente lo cometeremos. Todo el proceso <strong>de</strong> la<br />

concupiscencia concibiendo y dando a luz el pecado queda vívidamente ilustrado en el<br />

inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> David y Betsabé (2 S. 11:1–27).<br />

Y cuando el pecado es consumado, produce la muerte, dice Santiago. El pecado no<br />

es algo estéril, sin fruto: produce su propia <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia. La <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que el pecado<br />

produce muerte pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> varias maneras. Primero, el pecado <strong>de</strong> Adán trajo<br />

la muerte física sobre sí mismo y sobre toda su posteridad (Gn. 2:17). Pero el pecado<br />

conduce asimismo a la muerte eterna, espiritual —la separación final <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> Dios<br />

y <strong>de</strong> la bendición (Ro. 6:23a)—. Hay también un sentido en el que el pecado resulta para<br />

muerte <strong>de</strong>l creyente. Por ejemplo, en 1 Timoteo 5:6 leemos que una viuda creyente que<br />

vive en placeres está muerta mientras vive. Esto significa que está <strong>de</strong>sperdiciando su vida y<br />

<strong>de</strong>jando totalmente <strong>de</strong> cumplir el propósito para el que Dios la salvó. Para el cristiano, estar<br />

fuera <strong>de</strong> comunión con Dios es una forma <strong>de</strong> muerte en vida.<br />

1:16–17 No es infrecuente que los que caen en pecado le <strong>de</strong>n la culpa a Dios en lugar<br />

<strong>de</strong> reconocerla como propia. Vienen a <strong>de</strong>cir al Creador <strong>de</strong> ellos: «¿Por qué me has hecho<br />

así?». Pero ésta es una manera <strong>de</strong> autoengaño. De Dios sólo proce<strong>de</strong>n buenos dones. De<br />

hecho, Él es la fuente <strong>de</strong> toda buena dádiva y <strong>de</strong> todo don perfecto.<br />

Santiago <strong>de</strong>scribe a Dios como el Padre <strong>de</strong> las luces. En la Biblia la palabra Padre<br />

tiene a veces el sentido <strong>de</strong> Creador o Fuente (ver Job 38:28). Por ello, Dios es el Creador o<br />

Fuente <strong>de</strong> las luces. Pero, ¿qué se quiere <strong>de</strong>cir por luces? Des<strong>de</strong> luego, incluye los cuerpos<br />

celestes —el sol, la luna y las estrellas (Gn. 1:14–18; Sal. 136:7)—. Pero Dios es también<br />

la Fuente <strong>de</strong> toda luz espiritual. Así que <strong>de</strong>beríamos pensar en Él como la Fuente <strong>de</strong> toda<br />

forma <strong>de</strong> luz en el universo. En el cual no hay fases ni períodos <strong>de</strong> sombra. Dios es<br />

diferente <strong>de</strong> los cuerpos celestes que ha creado. Ellos están sufriendo constantes cambios.


Él nunca cambia. Quizá Santiago está pensando no sólo en el resplandor menguante <strong>de</strong>l sol<br />

y <strong>de</strong> las estrellas, sino también en la cambiante relación <strong>de</strong> los mismos con respecto a la<br />

tierra <strong>de</strong>bido al movimiento <strong>de</strong> rotación. La variabilidad es característica <strong>de</strong>l sol, <strong>de</strong> la luna<br />

y <strong>de</strong> las estrellas. La expresión períodos <strong>de</strong> sombra es literalmente sombra <strong>de</strong> giro, y<br />

pue<strong>de</strong> significar sombra causada por giro. Esto se referiría a las sombras arrojadas sobre la<br />

tierra por la rotación <strong>de</strong> la tierra alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l sol. O podría referirse a eclipses. Por<br />

ejemplo, se produce un eclipse solar cuando la sombra <strong>de</strong> la luna cae sobre la tierra. En el<br />

caso <strong>de</strong> Dios es totalmente diferente; en Él no hay variabilidad, ni sombra causada por<br />

giro. Y Sus dones son tan perfectos como Él mismo. Por tanto, es impensable que seduzca<br />

jamás al hombre a pecar. La tentación proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> la propia y mala naturaleza <strong>de</strong>l hombre.<br />

Pongamos a prueba nuestra fe acerca <strong>de</strong> la cuestión <strong>de</strong> las tentaciones impías.<br />

¿Alentamos a los malos pensamientos a que permanezcan en nuestras mentes, o los<br />

<strong>de</strong>salojamos rápidamente? Cuando pecamos, ¿<strong>de</strong>cimos que no pudimos hacer nada para<br />

remediarlo? ¿Damos a Dios la culpa cuando somos tentados a pecar?<br />

III. LA PALABRA DE DIOS (1:18–27)<br />

Santiago ha estado hablando <strong>de</strong> Dios como el Padre <strong>de</strong> las luces. Ahora nos recuerda<br />

que Él es también nuestro Padre, y que nos ha dado un papel singular en Su vasta creación.<br />

Po<strong>de</strong>mos cumplir este papel mediante la obediencia a la palabra <strong>de</strong> verdad (vv. 19–27).<br />

1:18 Este pasaje bosqueja la parte jugada en el nuevo nacimiento por la palabra <strong>de</strong> Dios<br />

tal como nos es aplicada por el Espíritu Santo. Se nos dice que Por <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> su<br />

voluntad, nos hizo nacer por la palabra <strong>de</strong> la verdad, para que fuésemos como<br />

primicias <strong>de</strong> sus criaturas. Por <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> su voluntad —eso nos dice qué le impulsó a<br />

salvarnos. No se vio obligado a hacerlo por ningún mérito en nosotros—. Lo hizo <strong>de</strong> su<br />

propia y libre voluntad. Su amor para con nosotros fue inmerecido, regalado y sin que lo<br />

buscásemos. Fue totalmente voluntario <strong>de</strong> Su parte. ¡Esto <strong>de</strong>bería llevarnos a adorar! Nos<br />

hizo nacer —eso <strong>de</strong>scribe el hecho <strong>de</strong>l nuevo nacimiento—. Por este nacimiento espiritual<br />

nos hacemos Sus hijos —una relación que nunca pue<strong>de</strong> cambiar, por cuanto un nacimiento<br />

nunca se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>shacer—. Por la palabra <strong>de</strong> la verdad —la Biblia es el instrumento <strong>de</strong>l<br />

nuevo nacimiento—. En cada caso genuino <strong>de</strong> conversión han estado involucrado las<br />

Escrituras, sea oralmente, o en forma escrita. Aparte <strong>de</strong> la Biblia, no conoceríamos el<br />

camino <strong>de</strong> la salvación. ¡No sabríamos siquiera que la salvación está disponible!<br />

Para que fuésemos como primicias <strong>de</strong> sus criaturas. Hay tres pensamientos<br />

<strong>de</strong>stacados en relación con la palabra primicias. En primer lugar, las primicias <strong>de</strong> una<br />

cosecha era la primera gavilla <strong>de</strong> grano maduro. Los cristianos a los que Santiago estaba<br />

escribiendo estaban entre los primeros creyentes <strong>de</strong> la dispensación cristiana. Naturalmente,<br />

todos los creyentes son como primicias <strong>de</strong> sus criaturas, pero la referencia primaria es a<br />

los cristianos judíos a los que Santiago estaba escribiendo. Segundo, las primicias se<br />

ofrecían a Dios en gratitud por Su generosidad y como reconocimiento <strong>de</strong> que todo<br />

proviene <strong>de</strong> Él y a Él pertenece. Así, todos los creyentes <strong>de</strong>berían presentarse a Dios como<br />

sacrificios vivos (Ro. 12:1, 2). Tercero, las primicias eran una prenda <strong>de</strong> la cosecha plena<br />

que iba a venir. Santiago asemejaba a sus lectores a las primeras gavillas <strong>de</strong> grano en la<br />

cosecha <strong>de</strong> Cristo. Irían seguidas <strong>de</strong> otras a lo largo <strong>de</strong> los siglos, pero eran puestos como<br />

santos mo<strong>de</strong>lo para exhibir los frutos <strong>de</strong> la nueva creación. Al final, el Señor poblará toda la<br />

tierra con otros como ellos (Ro. 8:19–23). La plenitud <strong>de</strong> la cosecha vendrá cuando el


Señor Jesús regrese para reinar sobre la tierra. Mientras tanto, <strong>de</strong>bían dar a Cristo la misma<br />

clase <strong>de</strong> obediencia que todo el mundo le dará durante el Milenio. Y aunque este pasaje se<br />

refiere primariamente a los cristianos <strong>de</strong>l siglo primero, tiene sin embargo una aplicación<br />

para cada uno <strong>de</strong> nosotros que honra el nombre <strong>de</strong> Cristo.<br />

1:19a El resto <strong>de</strong>l capítulo da instrucciones prácticas sobre cómo po<strong>de</strong>mos ser los<br />

primeros frutos <strong>de</strong> Sus criaturas. Expone la justicia práctica que <strong>de</strong>bería caracterizar a<br />

aquellos que han nacido <strong>de</strong> nuevo por la Palabra <strong>de</strong> Dios. Sabemos que fuimos engendrados<br />

por la palabra para manifestar la verdad <strong>de</strong> Dios. Por esto, cumplamos con nuestras<br />

responsabilida<strong>de</strong>s.<br />

Cada uno <strong>de</strong> nosotros <strong>de</strong>bería ser pronto para oír. Éste es un mandamiento insólito,<br />

con casi una traza <strong>de</strong> humor en él. Es como <strong>de</strong>cir: «¡Apresúrate y escucha!». Significa que<br />

<strong>de</strong>beríamos ser prontos a oír la palabra <strong>de</strong> Dios, así como todo consejo y amonestación<br />

piadosos. Deberíamos ser dóciles a la enseñanza <strong>de</strong>l Espíritu Santo. También cada uno<br />

<strong>de</strong>bería ser tardo para hablar. ¡Es sorpren<strong>de</strong>nte cuánto tiene que <strong>de</strong>cir Santiago acerca <strong>de</strong><br />

nuestra habla! Nos advierte a que seamos cautos en nuestra conversación. Hasta la<br />

naturaleza nos enseña esto. Epícteto lo observó hace mucho tiempo: «La naturaleza ha dado<br />

al hombre una lengua, pero dos oídos, para que podamos oír <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más dos veces tanto<br />

como hablamos». Salomón está <strong>de</strong> cordial acuerdo con Santiago. Dijo: «El que guarda su<br />

boca, guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad» (Pr. 13:3).<br />

También dijo: «En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es<br />

pru<strong>de</strong>nte» (Pr. 10:19). Los que no se refrenan <strong>de</strong> hablar transgre<strong>de</strong>n al final.<br />

1:19b–20 Cada uno <strong>de</strong>bería ser tardo para airarse. Un hombre <strong>de</strong> genio vivo no obra<br />

la justicia que Dios espera <strong>de</strong> Sus hijos. Los que se <strong>de</strong>jan llevar por el genio dan a los<br />

<strong>de</strong>más una falsa impresión <strong>de</strong> lo que es el cristianismo. Es todavía cierto que «Mejor es el<br />

que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea <strong>de</strong> su espíritu, que el que toma una<br />

ciudad» (Pr. 16:32).<br />

1:21 Otra manera <strong>de</strong> manifestarnos como primicias <strong>de</strong> Sus criaturas es <strong>de</strong>sechando<br />

toda inmundicia y abundancia <strong>de</strong> malicia. Estos vicios son asemejados a unos vestidos<br />

sucios que han <strong>de</strong> ser echados a un lado <strong>de</strong> una vez por todas. La in-mundicia incluye toda<br />

forma <strong>de</strong> impureza, sea espiritual, mental o física. La expresión abundancia <strong>de</strong> malicia<br />

pue<strong>de</strong> referirse a aquellas formas <strong>de</strong> mal que son un residuo <strong>de</strong> nuestros tiempos <strong>de</strong><br />

inconversos. Pue<strong>de</strong> referirse a pecados que <strong>de</strong>sbordan nuestras vidas y afectan a las vidas<br />

<strong>de</strong> otros. O pue<strong>de</strong> referirse a mal abundante, y en este caso Santiago no está <strong>de</strong>scribiendo<br />

tanto un exceso <strong>de</strong> mal como el carácter intensamente malo que tiene el mal. El sentido<br />

general está claro. Para recibir la verdad <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>bemos estar moralmente limpios.<br />

Otro requisito para recibir la verdad divina es la mansedumbre. Es <strong>de</strong>masiado posible<br />

leer la Biblia sin <strong>de</strong>jar que nos hable. Po<strong>de</strong>mos estudiarla <strong>de</strong> una manera académica sin ser<br />

afectados por ella. Nuestra soberbia, dureza y pecado nos hacen cerrados y nada receptivos.<br />

Sólo aquellos con espíritus dóciles y humil<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n esperar recibir el máximo beneficio<br />

<strong>de</strong> las Escrituras. «Encaminará a los humil<strong>de</strong>s por el juicio, y enseñará a los mansos su<br />

camino» (Sal. 25:9). «Miraré a aquel que es pobre y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> espíritu, y que tiembla a mi<br />

palabra» (Is. 66:2).<br />

Santiago se refiere a las Escrituras como la palabra implantada, la cual pue<strong>de</strong> salvar<br />

vuestras almas. El pensamiento es que la palabra viene a ser un sagrado <strong>de</strong>pósito en la<br />

vida <strong>de</strong>l cristiano cuando éste nace <strong>de</strong> nuevo. El margen <strong>de</strong> la RVlee: «la palabra nacida<br />

<strong>de</strong>ntro». Esta palabra pue<strong>de</strong> salvar vuestras almas. La Biblia es el instrumento que Dios<br />

emplea en el nuevo nacimiento. Lo emplea en salvar el alma no sólo <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado,


sino también <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r. La emplea en salvarnos no sólo <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>nación eterna, sino<br />

también <strong>de</strong> daño en esta vida. Es indudablemente a este aspecto presente y continuado <strong>de</strong> la<br />

salvación al que se refiere Santiago en el versículo 21.<br />

1:22 No hay suficiente con recibir la palabra implantada: hemos <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cerla. No hay<br />

virtud en poseer la Biblia; ni siquiera en leerla como literatura. Ha <strong>de</strong> haber un profundo<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> oír a Dios hablándonos y una disposición incondicional a hacer lo que Él diga.<br />

Hemos <strong>de</strong> traducir la Biblia en acción. La palabra ha <strong>de</strong> venir a ser carne en nuestras vidas.<br />

Nunca <strong>de</strong>bería darse una ocasión en la que acudamos a las Escrituras sin <strong>de</strong>jar que cambien<br />

nuestras vidas para mejor. Profesar gran amor por la palabra <strong>de</strong> Dios o incluso presentarse<br />

como un estudioso <strong>de</strong> la Biblia es una forma <strong>de</strong> autoengaño, si nuestro creciente<br />

conocimiento <strong>de</strong> la palabra no produce una creciente semejanza con el Señor Jesús. Crecer<br />

en el conocimiento intelectual <strong>de</strong> la Biblia sin obe<strong>de</strong>cerla pue<strong>de</strong> ser una trampa en lugar <strong>de</strong><br />

una bendición. Si apren<strong>de</strong>mos continuamente lo que <strong>de</strong>beríamos hacer, pero sin hacerlo,<br />

nos volvemos <strong>de</strong>primidos, frustrados, y finalmente insensibles. «La impresión sin expresión<br />

conduce a la <strong>de</strong>presión.» También nos hacemos más responsables <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. La<br />

combinación i<strong>de</strong>al es leer la palabra y obe<strong>de</strong>cerla <strong>de</strong> modo implícito.<br />

1:23–24 Si alguno que oye la palabra no cambia <strong>de</strong> conducta es semejante al hombre<br />

que echa una ojeada al espejo cada mañana, y luego olvida completamente lo que ha visto.<br />

No recibe beneficio alguno <strong>de</strong>l espejo ni <strong>de</strong> mirarse en él. Naturalmente, hay algunas cosas<br />

en nuestra apariencia que no po<strong>de</strong>mos cambiar. ¡Pero al menos <strong>de</strong>beríamos humillarnos<br />

ante el espectáculo! Y cuando el espejo dice: «Lávate», o «Aféitate» o «Péinate» o<br />

«Cepíllate», <strong>de</strong>beríamos al menos hacer lo que nos está diciendo. Si no, el espejo no nos<br />

sirve para ningún beneficio práctico.<br />

Es fácil leer la Biblia <strong>de</strong> manera casual o por un sentimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>ber, sin quedar<br />

afectados por lo que leemos. Vemos lo que <strong>de</strong>beríamos ser, y rápidamente nos olvidamos<br />

<strong>de</strong> ello y vivimos como si ya fuésemos perfectos. Esta clase <strong>de</strong> autosatisfacción impi<strong>de</strong> el<br />

crecimiento espiritual.<br />

1:25 Como contraste tenemos al hombre que mira atentamente a la palabra <strong>de</strong> Dios y<br />

que habitualmente la pone en práctica. Su contemplación atenta y con meditación tiene<br />

resultados prácticos en su vida. Para él, la Biblia es la ley perfecta … <strong>de</strong> la libertad. Sus<br />

preceptos no son gravosos. Le mandan hacer precisamente lo que su nueva naturaleza gusta<br />

<strong>de</strong> hacer. Al obe<strong>de</strong>cer, encuentra la verda<strong>de</strong>ra libertad <strong>de</strong> las tradiciones humanas y <strong>de</strong> los<br />

razonamientos carnales. La verdad lo libera. Este es el hombre que se beneficia <strong>de</strong> la Biblia.<br />

No olvida lo que ha leído. Más bien, trata <strong>de</strong> vivirlo en la práctica diaria. Su sencilla<br />

obediencia infantil le trae una incalculable obediencia a su alma. Éste será dichoso en lo<br />

que hace.<br />

1:26–27 Se contrastan la religión que es vana y la religión pura e incontaminada.<br />

Aquí, religión significa las pautas externas <strong>de</strong> conducta conectadas con la creencia<br />

religiosa. Se refiere a las formas externas y no al espíritu interior. Significa la expresión<br />

externa <strong>de</strong> la creencia en el culto y en el servicio más que las doctrinas creídas.<br />

Si alguno se cree religioso pero no pue<strong>de</strong> controlar su lengua,… la religión <strong>de</strong>l tal es<br />

vana. Pue<strong>de</strong> que observe toda clase <strong>de</strong> ceremonias religiosas que pue<strong>de</strong>n hacerle aparecer<br />

como muy piadoso, pero sólo se está engañando a sí mismo. Dios no se queda satisfecho<br />

con rituales. Está interesado en una vida <strong>de</strong> piedad práctica.<br />

Una lengua sin freno es sólo un ejemplo <strong>de</strong> una religión inútil. Cualquier conducta no<br />

conforme con la fe cristiana es indigna. Se cuenta la historia <strong>de</strong> un ten<strong>de</strong>ro que


evi<strong>de</strong>ntemente era un falsario piadoso. Vivía en un piso encima <strong>de</strong> la tienda. Cada mañana<br />

llamaba a su <strong>de</strong>pendiente:<br />

—¡Juan!<br />

—Sí, señor.<br />

—¿Has echado el agua en la leche?<br />

—Sí, señor.<br />

—¿Has coloreado la mantequilla?<br />

—Sí, señor.<br />

—¿Has puesto la achicoria en el café?<br />

—Sí, señor.<br />

—Muy bien. Sube para las <strong>de</strong>vociones matutinas.<br />

Santiago dice que esta religión es vana.<br />

Lo que Dios busca es la clase <strong>de</strong> piedad práctica que muestra un interés compasivo en<br />

los <strong>de</strong>más y mantiene la propia vida limpia. Como ejemplos <strong>de</strong> una religión pura e<br />

incontaminada, Santiago encomia a aquel que visita a los necesitados, a los huérfanos y a<br />

las viudas, y que se guarda sin mancha <strong>de</strong>l mundo.<br />

En otras palabras, el resultado práctico <strong>de</strong>l nuevo nacimiento se encuentra «en actos <strong>de</strong><br />

gracia y en un caminar <strong>de</strong> separación». Guy King <strong>de</strong>scribe estas virtu<strong>de</strong>s como amor<br />

práctico y santidad práctica.<br />

Deberíamos poner nuestra propia fe a prueba con preguntas como: ¿Leo la Biblia con<br />

humil<strong>de</strong> <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar que Dios me reprenda, me enseñe y me cambie? ¿Tengo <strong>de</strong>seos <strong>de</strong><br />

refrenar mi lengua? ¿Justifico mi mal temperamento o quiero obtener la victoria sobre él?<br />

¿Cómo reacciono si alguien me cuenta un chiste <strong>de</strong> color subido? ¿Se manifiesta mi fe en<br />

actos <strong>de</strong> bondad a los que no pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>volvérmelos?<br />

IV. CONDENA DE LA PARCIALIDAD (2:1–13)<br />

La primera mitad <strong>de</strong>l capítulo 2 <strong>de</strong>nuncia la práctica <strong>de</strong> hacer acepción <strong>de</strong> personas. El<br />

favoritismo es totalmente extraño al ejemplo <strong>de</strong>l Señor o a las enseñanzas <strong>de</strong>l NT. No hay<br />

lugar en el cristianismo para el esnobismo o la discriminación.<br />

2:1 Primero <strong>de</strong> todo, tal práctica queda estrictamente prohibida. Observemos primero<br />

que la amonestación se dirige a los creyentes. De esto po<strong>de</strong>mos estar seguros por la<br />

salutación: Hermanos míos. La fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo es una referencia<br />

a la fe cristiana, al cuerpo <strong>de</strong> verdad que Él nos dio. Reuniendo todos estos pensamientos,<br />

encontramos que Santiago está diciendo: Hermanos míos, en vuestra práctica <strong>de</strong> la fe<br />

cristiana, no hagáis acepción <strong>de</strong> personas. El esnobismo y la distinción <strong>de</strong> castas son cosas<br />

totalmente inconsecuentes con el verda<strong>de</strong>ro cristianismo. El servilismo ante la gran<strong>de</strong>za<br />

humana no tiene lugar en presencia <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> la Gloria. El menosprecio <strong>de</strong> otros por<br />

nacimiento, raza, sexo o pobreza es una negación práctica <strong>de</strong> la fe. Este mandamiento no<br />

contradice otras secciones <strong>de</strong>l NT don<strong>de</strong> se manda a los creyentes a mostrar el apropiado<br />

respeto a los gobernantes, amos, ancianos y padres. Hay ciertas relaciones divinamente<br />

or<strong>de</strong>nadas que han <strong>de</strong> ser reconocidas (Ro. 13:7). En este pasaje, lo que se prohíbe es<br />

mostrar una obsequiosa <strong>de</strong>ferencia a nadie por sus vestidos caros u otras distinciones<br />

artificiales.


2:2–4 Esto es confirmado por la vívida ilustración que da Santiago en los versículos 2–<br />

4. Guy King titula con sagacidad esta sección como «El Acomodador Miope». La escena es<br />

la asamblea local <strong>de</strong> los cristianos. Acaba <strong>de</strong> llegar un distinguido caballero, con un<br />

espléndido atuendo y con un caro anillo <strong>de</strong> oro. El acomodador se inclina y saluda, y luego<br />

lleva al notable visitante a un asiento <strong>de</strong>stacado y eminente <strong>de</strong>lante. Tan pronto como el<br />

acomodador llega otra vez a la puerta, <strong>de</strong>scubre que ha llegado otro visitante. Esta vez es<br />

un pobre con una ropa humil<strong>de</strong>. (La expresión vestido andrajoso no significa<br />

necesariamente que las ropas <strong>de</strong>l hombre sean sucias. Está vestido <strong>de</strong> manera pobre,<br />

conforme a su humil<strong>de</strong> posición en la vida.) Esta vez el acomodador trata <strong>de</strong> evitar un<br />

apuro a la congregación, y ofrece al visitante quedarse <strong>de</strong> pie atrás, o un lugar en el suelo,<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su propio asiento. Parece increíble que nadie pudiese actuar <strong>de</strong> esta manera. Nos<br />

gustaría creer que la ilustración es exagerada, pero cuando contemplamos a nuestro propio<br />

corazón, <strong>de</strong>scubrimos que a menudo hacemos estas distinciones artificiales <strong>de</strong> clase entre<br />

nosotros mismos, y que por ello venimos a ser jueces con malos pensamientos.<br />

Probablemente, el ejemplo más contun<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> estas ten<strong>de</strong>ncias en la <strong>iglesia</strong> en la<br />

actualidad es la discriminación que se muestra contra personas <strong>de</strong> otras razas y colores. En<br />

muchos casos, los creyentes negros han sufrido ostracismo o al menos se les ha hecho sentir<br />

no bienvenidos. Los judíos convertidos no siempre han sido acogidos con cordialidad. Los<br />

cristianos orientales han probado la discriminación en varios grados. Lo mismo suce<strong>de</strong> con<br />

los norteafricanos en Europa. Se admite que hay enormes problemas sociales en todo el<br />

ámbito <strong>de</strong> las relaciones raciales. Pero el cristiano ha <strong>de</strong> ser fiel a los principios divinos. Su<br />

obligación es dar expresión práctica a la verdad <strong>de</strong> que todos los creyentes son uno en<br />

Cristo Jesús.<br />

2:5–6a La parcialidad es totalmente incongruente con la fe cristiana. Santiago lo<br />

<strong>de</strong>muestra en los versículos 5–13. Da cuatro po<strong>de</strong>rosas razones por las que es ridículo para<br />

un creyente favorecer a los ricos y menospreciar a los pobres.<br />

En primer lugar, significa que <strong>de</strong>shonramos a un hombre a quien Dios honra. Dios ha<br />

elegido… a los pobres <strong>de</strong> este mundo, para que sean ricos en fe y here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>l reino<br />

que ha prometido a los que le aman. Los pobres son los elegidos <strong>de</strong> Dios, la elite <strong>de</strong> Dios,<br />

los here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Dios, y los amantes <strong>de</strong> Dios. Una y otra vez encontramos en la Escritura<br />

que son los pobres, no los ricos, los que acu<strong>de</strong>n a la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> Cristo. Nuestro Señor Jesús<br />

mismo dijo: «A los pobres les es anunciado el evangelio» (Mt. 11:5). Era el común <strong>de</strong>l<br />

pueblo los que le oían con agrado, no los ricos o aristócratas (Mr. 12:37). No muchos<br />

nobles han sido llamados, sino los necios, débiles, humil<strong>de</strong>s, menospreciados e<br />

insignificantes (1 Co. 1:26–29). Los ricos, en general, son pobres en fe, porque confían en<br />

sus riquezas y no en el Señor. En cambio, los pobres son los que Dios ha elegido para que<br />

sean ricos en fe. Un examen <strong>de</strong> los ciudadanos <strong>de</strong> Su reino mostraría que la mayoría <strong>de</strong><br />

ellos han sido pobres. En el reino, ocuparán posiciones <strong>de</strong> riqueza y gloria. ¡Qué insensatez,<br />

entonces, y cuán peligroso, tratar con menosprecio a aquellos que un día serán enaltecidos<br />

en el reino <strong>de</strong> nuestro Señor y Salvador!<br />

2:6b Una segunda razón por la que es insensato mostrar <strong>de</strong>ferencia a los ricos es que<br />

como clase son ellos los que característicamente han oprimido al pueblo <strong>de</strong> Dios. En este<br />

punto el argumento es complicado, e incluso un poco conducente a confusión. El rico al<br />

que se hace referencia antes en el capítulo era indudablemente un creyente. Esto no<br />

significa que los ricos mencionados en el versículo 6 sean creyentes. Lo que Santiago está<br />

diciendo es sencillamente esto: «¿Por qué habéis <strong>de</strong> mostrar favoritismo a nadie sólo<br />

porque sean ricos? Si actuáis así, estáis honrando a aquellos que han sido los primeros en


maltrataros y… son ellos mismos los que os arrastran a los tribunales». Calvino capturó<br />

el argumento <strong>de</strong> manera tersa con estas palabras: «¿Por qué honrar a vuestros verdugos?».<br />

2:7 Una tercera razón por la que es una insensatez ser parcial para con los ricos es que<br />

ellos emplean habitualmente un lenguaje duro o malo implicando el nombre <strong>de</strong> Cristo. Éste<br />

es el buen nombre que fue invocado sobre los creyentes: cristianos, o seguidores <strong>de</strong><br />

Cristo. Aunque hablar mal <strong>de</strong> Cristo es un pecado <strong>de</strong>l que los ricos no tienen el monopolio,<br />

es cierto sin embargo que los que persiguen a los creyentes pobres a menudo acompañan<br />

esta persecución con el lenguaje más vil contra el Salvador. ¿Por qué entonces han <strong>de</strong><br />

mostrar los creyentes ningún favoritismo especial para con nadie, sólo porque sea rico? Los<br />

rasgos que acompañan las riquezas no son generalmente para la honra <strong>de</strong>l Señor Jesús. La<br />

expresión el buen nombre que fue invocado sobre vosotros podría también ser traducido<br />

«aquel noble nombre que ha sido invocado sobre vosotros». Algunos ven ahí una referencia<br />

al bautismo cristiano. Los creyentes son bautizados en el nombre <strong>de</strong>l Señor Jesús. Este es<br />

precisamente el nombre que los ricos habitualmente blasfeman.<br />

2:8 El cuarto argumento <strong>de</strong> Santiago es que mostrar <strong>de</strong>ferencia a los ricos viola la ley<br />

que dice: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Recibe el nombre <strong>de</strong> la ley regia porque<br />

pertenece al Rey y porque es la reina <strong>de</strong> todas las leyes. Quizá el acomodador excusaría su<br />

acción hacia el rico diciendo que estaba sólo tratando <strong>de</strong> amar a su prójimo como a sí<br />

mismo. Pero esto no excusaría su acción para con el pobre. Si realmente amásemos a<br />

nuestro prójimo como a nosotros mismos, trataríamos a todos <strong>de</strong> la manera en que nosotros<br />

quisiéramos ser tratados. Des<strong>de</strong> luego, no querríamos ser menospreciados simplemente por<br />

ser pobres. Por tanto, no <strong>de</strong>beríamos mostrar menosprecio contra otros por esta razón.<br />

De todas las enseñanzas <strong>de</strong> la Biblia, ésta es ciertamente una <strong>de</strong> las más<br />

revolucionarias: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. ¡Pensemos en lo que esto<br />

significa! Significa que <strong>de</strong>beríamos preocuparnos por otros como nos preocupamos por<br />

nosotros mismos. Estaríamos dispuestos a compartir nuestras posesiones materiales con los<br />

que no están tan privilegiados como nosotros. Y por encima <strong>de</strong> todo, <strong>de</strong>beríamos hacer todo<br />

lo que esté en nuestro po<strong>de</strong>r para procurar que tengan la oportunidad <strong>de</strong> conocer a nuestro<br />

bendito Salvador. Demasiadas veces tomamos nuestras <strong>de</strong>cisiones en base <strong>de</strong> cómo<br />

nuestras acciones nos afectan a nosotros mismos. Somos egoístas. Nos cuidamos <strong>de</strong> los<br />

ricos por la esperanza <strong>de</strong> la recompensa, bien social, bien materialmente. Descuidamos a<br />

los pobres porque hay pocas perspectivas <strong>de</strong> que nos beneficien <strong>de</strong> esta manera. La ley<br />

regia prohíbe tal egoísta explotación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Nos enseña a amar a nuestro prójimo<br />

como a nosotros mismos. Y si preguntamos: «¿Quién es mi prójimo?», apren<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> la<br />

historia <strong>de</strong>l Buen Samaritano (Lc. 10:29–37) que nuestro prójimo es cualquier persona que<br />

tenga una necesidad que podamos ayudar a suplir.<br />

2:9 Hacer acepción <strong>de</strong> personas, actuar con parcialidad, es una violación <strong>de</strong> la ley<br />

regia. Es a la vez un pecado y una transgresión. El pecado es cualquier falta <strong>de</strong><br />

conformidad con la voluntad <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> cumplir Sus normas. Transgresión es el<br />

quebrantamiento <strong>de</strong> una ley conocida. Ciertos actos son pecaminosos porque son básica e<br />

inherentemente malos, pero vienen a ser transgresiones cuando hay una ley específica que<br />

los prohíbe. La acepción <strong>de</strong> personas, o parcialidad, es pecaminosa porque es<br />

esencialmente mala en sí misma. Pero es también transgresión porque hay una ley contra<br />

ella.<br />

2:10 Quebrantar un punto <strong>de</strong> la ley es hacerse culpable <strong>de</strong> todos. La ley es como una<br />

ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> diez eslabones. Si rompemos uno, la ca<strong>de</strong>na se rompe. Dios no nos permite que<br />

guar<strong>de</strong>mos las leyes que queramos y quebrantemos otras.


2:11 El mismo Dios que prohibió el adulterio prohibió también el homicidio. Un<br />

hombre pue<strong>de</strong> no ser culpable <strong>de</strong> adulterio y sin embargo pue<strong>de</strong> cometer homicidio. ¿Es<br />

entonces transgresor <strong>de</strong> la ley? ¡Des<strong>de</strong> luego! El espíritu <strong>de</strong> la ley es que <strong>de</strong>bemos amar a<br />

nuestro prójimo como a nosotros mismos. El adulterio es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego una violación <strong>de</strong><br />

esto, pero también lo es el homicidio. Y también lo es el esnobismo y la discriminación. Si<br />

cometemos cualquiera <strong>de</strong> esos pecados, hemos <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> hacer lo que la ley manda.<br />

LOS DIEZ MANDAMIENTOS<br />

Debemos ahora hacer una pausa en nuestro argumento para consi<strong>de</strong>rar un problema<br />

básico que se suscita en este punto <strong>de</strong>l argumento <strong>de</strong> Santiago. El problema es: «¿Están<br />

los cristianos bajo la ley, o no?». Des<strong>de</strong> luego, parece que Santiago está poniendo los<br />

Diez Mandamientos sobre los creyentes cristianos. Se refiere <strong>de</strong> manera específica a los<br />

mandamientos sexto y séptimo, que prohíben el homicidio y el adulterio. También<br />

sumariza los últimos cinco mandamientos con las palabras «Amarás al prójimo como a ti<br />

mismo». Pero poner a los creyentes bajo la ley, como norma <strong>de</strong> vida, contradice a otras<br />

porciones <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, como Romanos 6:14: «No estáis bajo la ley, sino bajo la<br />

gracia»; Romanos 7:6: «Estamos libres <strong>de</strong> la ley»; Romanos 7:4: «Vosotros habéis<br />

muerto a la ley mediante el cuerpo <strong>de</strong> Cristo» (véase asimismo Gá. 2:19; 3:13, 24, 25; 1<br />

Ti. 1:8, 9; He. 7:19). El hecho <strong>de</strong> que los cristianos no están bajo los Diez Mandamientos<br />

queda expresamente <strong>de</strong>clarado en 2 Corintios 3:7–11.<br />

¿Por qué entonces apremia Santiago la cuestión <strong>de</strong> la ley sobre los creyentes en esta<br />

Era <strong>de</strong> la Gracia? Primero, los cristianos no están bajo la ley como norma <strong>de</strong> vida. Cristo,<br />

no la ley, es el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l creyente. Don<strong>de</strong> hay ley ha <strong>de</strong> haber también pena. La pena<br />

por quebrantar la ley es la muerte. Cristo murió para pagar la pena <strong>de</strong> la ley quebrantada.<br />

Los que están en Cristo quedan por ello libertados <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong> su pena. Pero hay ciertos<br />

principios <strong>de</strong> la ley que son <strong>de</strong> valor permanente. Esos preceptos se aplican a todas las<br />

personas en todas las épocas. La idolatría, el adulterio, el homicidio y el robo son básica e<br />

inherentemente malos. Son tan malos para los creyentes como para los no creyentes.<br />

A<strong>de</strong>más, nueve <strong>de</strong> los Diez Mandamientos se repiten en las Epístolas. El único que no se<br />

repite es el tocante al sábado. En ninguna parte se manda a los cristianos que guar<strong>de</strong>n el<br />

sábado o séptimo día <strong>de</strong> la semana, porque se trata <strong>de</strong> un mandamiento ceremonial, y no<br />

moral. No era básicamente malo por sí mismo que un judío trabajase el séptimo día. Era<br />

malo sólo porque Dios había apartado aquel día.<br />

Finalmente, se <strong>de</strong>bería mencionar que los nueve mandamientos que se repiten en las<br />

Epístolas no se dan como ley, sino como instrucción en justicia para el pueblo <strong>de</strong> Dios. En<br />

otras palabras, Dios no dice a los cristianos: «Si robas, estás con<strong>de</strong>nado a muerte». O:<br />

«Si cometes un acto <strong>de</strong> inmoralidad, per<strong>de</strong>rás tu salvación». Más bien dice: «Te he<br />

salvado por mi gracia; ahora quiero que vivas una vida santa <strong>de</strong> amor hacia Mí. Si quieres<br />

saber lo que espero <strong>de</strong> ti, lo encontrarás por todo el NT. Allí encontrarás nueve <strong>de</strong> los<br />

Diez Mandamientos repetidos. Pero encontrarás también las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús, que en realidad <strong>de</strong>mandan una norma <strong>de</strong> conducta más elevada que la que<br />

<strong>de</strong>mandaba la ley». Así que Santiago no está realmente poniendo a los creyentes bajo la<br />

ley y su con<strong>de</strong>nación. No está diciendo: «Si haces acepción <strong>de</strong> personas, estás<br />

quebrantando la ley y por tanto estás con<strong>de</strong>nado a muerte».<br />

2:12 Lo que Santiago está diciendo es: «Como creyentes, no estáis ya más bajo la ley<br />

<strong>de</strong> esclavitud, sino que estáis bajo la ley <strong>de</strong> la libertad —libertad para hacer lo recto—. La<br />

Ley <strong>de</strong> Moisés os exigía amar al prójimo, pero no os daba el po<strong>de</strong>r, y os con<strong>de</strong>naba si<br />

fracasabais. Bajo la gracia, recibís el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> amar al prójimo, y sois recompensados


cuando lo hacéis. No lo hacéis a fin <strong>de</strong> ser salvos, sino porque sois salvos. Lo hacéis no por<br />

temor al castigo, sino por amor a Aquel que murió por vosotros y resucitó. Cuando estéis<br />

ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, seréis recompensados o sufriréis pérdida en base <strong>de</strong> esta norma.<br />

No será cuestión <strong>de</strong> salvación, sino <strong>de</strong> recompensa». La expresión Así hablad, y así haced<br />

se refiere a palabras y a acciones. La profesión <strong>de</strong> fe y la vida <strong>de</strong>berían concordar. En el<br />

habla y en las acciones, los creyentes <strong>de</strong>berían evitar toda parcialidad. Estas violaciones <strong>de</strong><br />

la ley <strong>de</strong> la libertad serán juzgadas ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo.<br />

2:13 El versículo 13 ha <strong>de</strong> ser comprendido a la luz <strong>de</strong>l contexto. Santiago está<br />

hablando a los creyentes. Aquí no hay cuestión <strong>de</strong>l castigo eterno; esta pena fue pagada una<br />

vez por todas en el Calvario. Se trata <strong>de</strong> los tratos <strong>de</strong> Dios con nosotros en este mundo<br />

como hijos. Si no mostramos misericordia a otros, no andamos en comunión con Dios, y<br />

po<strong>de</strong>mos esperar sufrir las consecuencias <strong>de</strong> una condición <strong>de</strong> apartamiento.<br />

La misericordia triunfa sobre el juicio: esta expresión pue<strong>de</strong> significar que Dios<br />

preferiría mostrarnos misericordia antes que disciplinarnos (Mi. 7:18); el juicio es Su<br />

«extraña obra». Pue<strong>de</strong> significar que nos regocijamos frente al juicio si hemos mostrado<br />

misericordia a otros, pero si no hemos mostrado misericordia a aquellos a los que<br />

podríamos con<strong>de</strong>nar con justicia, no se nos mostrará misericordia. O pue<strong>de</strong> significar que la<br />

misericordia triunfa sobre el juicio en el sentido <strong>de</strong> que es siempre más gran<strong>de</strong> que el<br />

juicio. La i<strong>de</strong>a general parece ser que si mostramos misericordia a otros, el juicio que <strong>de</strong><br />

otra manera podría caer sobre nosotros será cambiado por la misericordia.<br />

Probémonos entonces en este importante tema <strong>de</strong> la parcialidad. ¿Mostramos más<br />

bondad para con los <strong>de</strong> nuestra propia raza que hacia los <strong>de</strong> otras razas? ¿Estamos mejor<br />

dispuestos para con los jóvenes que para con los ancianos? ¿Somos más amistosos con la<br />

gente bien plantada que con los <strong>de</strong>l montón o feos? ¿Nos sentimos más <strong>de</strong>seosos <strong>de</strong><br />

entablar amistad con personas importantes que con los relativamente <strong>de</strong>sconocidos?<br />

¿Evitamos a las personas con enfermeda<strong>de</strong>s físicas y buscamos la compañía <strong>de</strong> los fuertes y<br />

sanos? ¿Favorecemos a los ricos sobre los pobres? ¿Ignoramos a los «forasteros», a los que<br />

hablan nuestra lengua con acento extranjero?<br />

Al contestar a estas preguntas, recor<strong>de</strong>mos que la manera en que tratamos al creyente<br />

menos atrayente es la manera en que tratamos al Salvador (Mt. 25:40).<br />

V. LA FE Y LAS OBRAS (2:14–26)<br />

Estos versículos son quizá los más controvertidos <strong>de</strong> la Carta <strong>de</strong> Santiago. Incluso una<br />

lumbrera tan <strong>de</strong>stacada <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> como Lutero pensó que veía un conflicto<br />

irreconciliable entre la enseñanza <strong>de</strong> Santiago acerca <strong>de</strong> la justificación por obras y la<br />

insistencia <strong>de</strong> Pablo en la justificación por fe. Estos versículos se usan mal muchas veces<br />

para dar apoyo a la herejía <strong>de</strong> que somos salvados por la fe más las obras, llamada<br />

«sinergismo». En otras palabras, <strong>de</strong>bemos confiar en el Señor Jesús como nuestro Salvador,<br />

pero eso no es suficiente. Debemos añadir también a Su obra re<strong>de</strong>ntora nuestras propias<br />

obras <strong>de</strong> caridad y <strong>de</strong>voción.<br />

Esta sección podría realmente titularse «Justificación por Obras», porque hay un sentido<br />

en el que somos justificados por las obras. De hecho, para po<strong>de</strong>r compren<strong>de</strong>r la plena<br />

verdad <strong>de</strong> la justificación, <strong>de</strong>beríamos compren<strong>de</strong>r claramente que hay seis aspectos <strong>de</strong> la<br />

justificación. Somos justificados por gracia (Ro. 3:24). Esto simplemente significa que no<br />

merecemos ser justificados; <strong>de</strong> hecho, merecemos precisamente lo contrario. Somos


justificados por fe (Ro. 5:1). La fe es la respuesta humana a la gracia <strong>de</strong> Dios. Por la fe,<br />

aceptamos el don, aquello que se nos da gratuitamente. La fe es aquello que se apropia <strong>de</strong><br />

lo que Dios ha hecho por nosotros. Somos justificados por la sangre Suya (Ro. 5:9). Aquí,<br />

la sangre es el precio que tuvo que ser pagado para la adquisición <strong>de</strong> nuestra justificación.<br />

La <strong>de</strong>uda <strong>de</strong>l pecado quedó satisfecha mediante la preciosa sangre <strong>de</strong> Cristo, y ahora Dios<br />

pue<strong>de</strong> justificar a pecadores impíos siendo que se ha dado una justa satisfacción. Somos<br />

justificados por Dios (Ro. 8:33). La verdad aquí es que Dios es la Persona que justifica.<br />

Somos justificados por po<strong>de</strong>r (Ro. 4:25).<br />

Nuestra justificación está ligada al po<strong>de</strong>r que resucitó a Cristo <strong>de</strong> entre los muertos. Su<br />

resurrección <strong>de</strong>muestra que Dios queda satisfecho. Y somos justificados por obras (Stg.<br />

2:24). Las obras son la prueba externa <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong> nuestra fe. Dan expresión externa a<br />

lo que sería en otro caso invisible. Por esto vemos que la persona es justificada por gracia,<br />

por fe, por la sangre, por Dios, por po<strong>de</strong>r y por obras. Pero no hay contradicción ahí. Estas<br />

<strong>de</strong>claraciones presentan sencillamente diferentes aspectos <strong>de</strong> la misma verdad. La gracia es<br />

el principio en base <strong>de</strong>l que Dios justifica; la fe es el medio por el que el hombre recibe la<br />

justificación; la sangre es el precio que el Salvador tuvo que pagar; Dios es el Agente activo<br />

en la justificación; el po<strong>de</strong>r es su prueba; y las obras son su resultado.<br />

2:14 Santiago insiste en que una fe que no resulta en buenas obras no pue<strong>de</strong> salvar. Hay<br />

dos claves que son <strong>de</strong> gran ayuda para compren<strong>de</strong>r este versículo. Primero, Santiago no<br />

dice: «De qué sirve que un hombre tenga fe…». Lo que sí dice es: ¿De qué sirve que<br />

alguien diga que tiene fe…? En otras palabras, no se trata <strong>de</strong> que un hombre tenga<br />

realmente fe, pero que no esté verda<strong>de</strong>ramente salvado. Santiago está <strong>de</strong>scribiendo al<br />

hombre que no tiene más que una profesión <strong>de</strong> fe. Dice que tiene fe, pero no hay nada en su<br />

vida que lo <strong>de</strong>muestre. La segunda clave útil aparece en la siguiente pregunta: ¿Acaso<br />

podrá esa fe salvarle? En otras palabras, ¿pue<strong>de</strong> salvar esa clase <strong>de</strong> fe? (cf. V.M.). Si se<br />

pregunta <strong>de</strong> a qué clase <strong>de</strong> fe se está refiriendo Santiago aquí, la respuesta se encuentra en<br />

la primera parte <strong>de</strong> este versículo. Se está refiriendo a una pretendida fe que no está<br />

respaldada por buenas obras. Una fe así no vale para nada. Es toda palabras, y nada más.<br />

2:15–16 Ahora se ilustra la inutilidad <strong>de</strong> las palabras sin las acciones. Somos<br />

introducidos a dos personas. Una no tiene el sustento diario ni ropa. La otra tiene ambas<br />

cosas, pero no está dispuesta a compartir. Profesando una gran generosidad, la última le<br />

dice a la primera: «Ve, ponte algo <strong>de</strong> ropa, y tómate una buena comida». Pero ni levanta un<br />

<strong>de</strong>do para hacer esto posible. ¿De qué sirven estas palabras? ¡Son totalmente inútiles! Ni<br />

dan satisfacción al hambre ni sirven para abrigar el cuerpo.<br />

2:17 Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma. Una fe sin obras<br />

no es una verda<strong>de</strong>ra fe en absoluto. Es sólo cuestión <strong>de</strong> palabras. Santiago no está diciendo<br />

que seamos salvos por la fe más las obras. Mantener tal postura sería <strong>de</strong>shonrar la obra<br />

acabada <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Si fuésemos salvados por la fe más las obras, entonces habría<br />

dos salvadores —Jesús y nosotros mismos—. Pero el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> es muy claro<br />

acerca <strong>de</strong> que Cristo es el un y único Salvador. Lo que Santiago está enfatizando aquí es<br />

que no somos salvados sólo por una fe <strong>de</strong> palabras, sino por aquella clase <strong>de</strong> fe que resulta<br />

en una vida <strong>de</strong> buenas obras. En otras palabras, las obras no son la raíz <strong>de</strong> la salvación, sino<br />

el fruto. No son la causa, sino el efecto. Calvino lo expresó <strong>de</strong> manera muy llana: «Somos<br />

salvos por la fe sola, pero no por una fe que queda sola».<br />

2:18 La verda<strong>de</strong>ra fe y las buenas obras son inseparables. Santiago nos muestra esto<br />

dándonos un fragmento <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate entre dos hombres. El primero, que está genuinamente<br />

salvado, es el que habla. El segundo profesa tener fe, pero no <strong>de</strong>muestra su fe mediante


uenas obras. Se oye al primero lanzando un irrebatible <strong>de</strong>safío al otro. Podríamos<br />

parafrasear esta conversación <strong>de</strong> la siguiente manera: «Sí —pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir el primer hombre<br />

<strong>de</strong> manera correcta—: tú dices que tienes fe, pero no tienes obras para <strong>de</strong>mostrarla. Yo<br />

digo que la fe ha <strong>de</strong> manifestarse en una vida <strong>de</strong> obras. Demuéstrame que tú tienes fe sin<br />

una vida <strong>de</strong> buenas obras. No pue<strong>de</strong>s hacerlo. La fe es invisible. La única manera en que<br />

otros pue<strong>de</strong>n saber que tienes fe es mediante una vida que la <strong>de</strong>muestre. Yo te mostraré mi<br />

fe por mis obras». La clave <strong>de</strong> este versículo resi<strong>de</strong> en la palabra muéstrame: Es<br />

imposible mostrar la fe excepto mediante las obras.<br />

2:19–20 Prosigue el <strong>de</strong>bate. El primer hombre sigue hablando. La pretendida fe <strong>de</strong><br />

alguien pue<strong>de</strong> no ser más que el asentimiento mental a un hecho bien conocido. Este<br />

asentimiento mental no involucra la entrega personal y no produce una vida transformada.<br />

No hay suficiente con creer en la existencia <strong>de</strong> Dios. Cierto, esto es esencial, pero no es<br />

suficiente. También los <strong>de</strong>monios lo creen, y tiemblan al pensar en el futuro castigo que<br />

recibirán <strong>de</strong> manos <strong>de</strong> Él. Los <strong>de</strong>monios creen la realidad, pero no se rin<strong>de</strong>n a la Persona.<br />

Ésta no es una fe que salva. Cuando alguien cree <strong>de</strong> verdad en el Señor, esto envuelve una<br />

entrega <strong>de</strong> espíritu, alma y cuerpo. Esta entrega resulta a su vez en una vida transformada.<br />

La fe sin obras es una creencia intelectual, y por ello una creencia muerta.<br />

2:21 Se presentan ahora dos ejemplos <strong>de</strong> la fe que obra, proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l AT. Son el <strong>de</strong><br />

Abraham —un judío, y Rahab— una gentil. Abraham fue justificado por las obras<br />

cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar. Para ver esta verdad en su apropiada<br />

perspectiva, pasemos a Génesis 15:6. Leemos allí que Abraham creyó a Jehová, y le fue<br />

contado por justicia. Aquí Abraham fue justificado por creer; en otras palabras, fue<br />

justificado por la fe. No es hasta Génesis 22 que encontramos a Abraham ofreciendo a su<br />

hijo. Fue entonces que fue justificado por las obras. Tan pronto como Abraham creyó en<br />

Jehová, quedó justificado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Pero luego, siete capítulos más a<strong>de</strong>lante, Dios<br />

puso a prueba la fe <strong>de</strong> Abraham. Abraham <strong>de</strong>mostró que era una fe genuina con su buena<br />

disposición a ofrecer a Isaac. Su obediencia <strong>de</strong>mostró que su fe no era meramente una<br />

creencia intelectual, sino una entrega <strong>de</strong> corazón.<br />

A veces se ha objetado que no había nadie más <strong>de</strong>lante cuando Abraham ofreció a<br />

Isaac, y que por tanto no había nadie a quien pudiese <strong>de</strong>mostrar la realidad <strong>de</strong> su fe. Pero<br />

los jóvenes que habían acompañado a Abraham no estaban lejos, esperando el regreso <strong>de</strong><br />

Abraham e Isaac <strong>de</strong>l monte. A<strong>de</strong>más, Isaac estuvo allí. Por otro lado, la disposición <strong>de</strong><br />

Abraham <strong>de</strong> inmolar a su hijo por obediencia al mandamiento <strong>de</strong> Dios ha quedado<br />

preservado en la Biblia, <strong>de</strong>mostrando a todas las generaciones la realidad <strong>de</strong> su fe.<br />

2:22–23 Es evi<strong>de</strong>nte que la fe <strong>de</strong> Abraham inspiró sus obras, y que la fe se perfeccionó<br />

en virtud <strong>de</strong> las obras. La verda<strong>de</strong>ra fe y las obras son dos cosas inseparables. La fe<br />

produce las obras, y las obras son evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la fe. En la ofrenda <strong>de</strong> Isaac vemos una<br />

<strong>de</strong>mostración práctica <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> Abraham. Fue el cumplimiento práctico <strong>de</strong> la Escritura<br />

que <strong>de</strong>cía que Abraham fue justificado al creer. Sus buenas obras le i<strong>de</strong>ntificaron como el<br />

amigo <strong>de</strong> Dios.<br />

2:24 De esto concluimos, por tanto, que el hombre es justificado por las obras, y no<br />

solamente por la fe. De nuevo, esto no significa que fuese justificado por la fe con las<br />

obras. Fue justificado por fe para con Dios, y por las obras <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres. Dios<br />

lo justificó en el momento en que creyó. El hombre dice: «Muéstrame la realidad <strong>de</strong> tu fe».<br />

La única manera <strong>de</strong> hacerlo es mediante las buenas obras.<br />

2:25 La segunda ilustración <strong>de</strong>l AT es Rahab la ramera. Des<strong>de</strong> luego, no se salvó por<br />

su buen carácter (¡era una prostituta!). Pero fue justificada por las obras, cuando recibió


a los mensajeros (o espías) y los envió por otro camino. Rahab era cananea, y vivía en la<br />

ciudad <strong>de</strong> Jericó. Oyó informes <strong>de</strong> que un ejército invicto estaba aproximándose a la<br />

ciudad, y que ninguna oposición había tenido éxito contra este ejército. Llegó a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que el Dios <strong>de</strong> los hebreos era el verda<strong>de</strong>ro Dios, y <strong>de</strong>cidió i<strong>de</strong>ntificarse con<br />

este Dios, costase lo que costase. Cuando los espías entraron en la ciudad, entabló amistad<br />

con ellos. Al hacerlo así, <strong>de</strong>mostró la genuinidad <strong>de</strong> su fe en el Dios vivo y verda<strong>de</strong>ro. No<br />

fue salvada por dar refugio a los espías, pero este acto <strong>de</strong> hospitalidad <strong>de</strong>mostró que era una<br />

creyente sincera.<br />

Algunas personas emplean este pasaje para enseñar que la salvación es en parte por las<br />

buenas obras. Pero lo que ellos significan por buenas obras es dar a la caridad, pagar<br />

<strong>de</strong>udas, <strong>de</strong>cir la verdad e ir a la <strong>iglesia</strong>. ¿Fueron ésas las buenas obras <strong>de</strong> Abraham y<br />

Rahab? ¡Des<strong>de</strong> luego que no! En el caso <strong>de</strong> Abraham fue estar dispuesto a dar muerte a su<br />

hijo. En el caso <strong>de</strong> Rahab, fue la traición a su país. Si se elimina la fe <strong>de</strong> estas obras, serían<br />

más malas que buenas. «Quitadles la fe, y no son sólo inmorales y carentes <strong>de</strong> sensibilidad,<br />

sino que habrían sido pecaminosas.» Con razón dice Mackintosh: «Esta sección se refiere a<br />

obras vitales, no a obras legales. Si se saca la fe <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> Abraham y <strong>de</strong> Rahab, eran<br />

obras malas. Contemplémoslas como fruto <strong>de</strong> la fe, y eran obras vitales».<br />

De modo que no es éste un pasaje que pueda emplearse para enseñar la salvación<br />

mediante las buenas obras. ¡Pone al que así lo hace en la insostenible situación <strong>de</strong> enseñar<br />

la salvación mediante homicidio y traición!<br />

2:26 Santiago termina el pasaje con esta <strong>de</strong>claración: Porque así como el cuerpo sin<br />

espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Aquí se resume toda la<br />

cuestión <strong>de</strong> manera muy hermosa. Santiago compara la fe con el cuerpo humano. Asemeja<br />

las obras al espíritu. El cuerpo sin espíritu está carente <strong>de</strong> vida, es inútil, no tiene valor.<br />

Así también la fe sin obras está muerta, es inefectiva, indigna. Evi<strong>de</strong>ntemente, se trata <strong>de</strong><br />

una fe espúrea, no <strong>de</strong> una genuina fe que salva.<br />

Resumiendo, entonces, Santiago pone a prueba nuestra fe por nuestras respuestas a las<br />

siguientes preguntas: ¿Estoy dispuesto como Abraham a ofrecer lo más querido en mi vida<br />

a Dios? ¿Estoy dispuesto como Rahab a ser traidor para el mundo para ser leal a Cristo?<br />

VI. LA LENGUA: SU USO Y ABUSO (3:1–12)<br />

Los dos primeros versículos <strong>de</strong>l capítulo 3 tratan acerca <strong>de</strong> la lengua (también<br />

mencionada en 1:19, 26; 2:12; 4:11; 5:12). Así como los médicos examinan la lengua <strong>de</strong>l<br />

paciente como ayuda al diagnóstico, así Santiago examina la salud espiritual <strong>de</strong> la persona<br />

mediante su conversación. El diagnóstico <strong>de</strong> uno mismo comienza con los pecados <strong>de</strong> la<br />

lengua. Santiago estaría <strong>de</strong> acuerdo con el mo<strong>de</strong>rno humorista que dijo: «¡Cuidado con la<br />

lengua! ¡Está en un lugar mojado don<strong>de</strong> es fácil resbalar!».<br />

3:1 El tema es introducido con una advertencia en contra <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo apresurado <strong>de</strong> ser<br />

maestros <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Aunque la lengua no es específicamente mencionada, el<br />

pensamiento subyacente es que quien emplea su lengua en la enseñanza <strong>de</strong> la Escritura<br />

asume una mayor responsabilidad <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> los hombres. Las palabras No os<br />

hagáis maestros muchos <strong>de</strong> vosotros pue<strong>de</strong> parafrasearse como: «No os volváis<br />

in<strong>de</strong>bidamente ambiciosos <strong>de</strong> ser maestros». Esto no <strong>de</strong>bería ser interpretado como una<br />

prohibición contra el uso <strong>de</strong> su don por parte <strong>de</strong> alguien que haya sido realmente llamado<br />

por Dios para enseñar. Es sencillamente una advertencia <strong>de</strong> que este ministerio no <strong>de</strong>biera


ser tomado a la ligera. Los que enseñan la Palabra <strong>de</strong> Verdad recibirán un juicio más<br />

severo si <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> practicar lo que enseñan.<br />

Es una gran responsabilidad enseñar la Biblia. El maestro ha <strong>de</strong> estar preparado para<br />

obe<strong>de</strong>cer lo que ve en la palabra. Nunca pue<strong>de</strong> esperar guiar a otros más allá <strong>de</strong> lo que él<br />

mismo ha practicado. El ámbito <strong>de</strong> su influencia sobre otros quedará <strong>de</strong>terminado por<br />

cuánto él mismo ha progresado. El maestro engendra a otros a su propia imagen; los hace<br />

como a sí mismo. Si diluye o racionaliza el claro sentido <strong>de</strong> cualquier pasaje <strong>de</strong> las<br />

Escrituras, estorba el crecimiento <strong>de</strong> sus estudiantes. Si admite el pecado en cualquier<br />

forma, impulsa a vidas <strong>de</strong> impiedad. Ningún otro libro hace tales <strong>de</strong>mandas sobre sus<br />

lectores como el NT. Demanda una entrega total a Jesucristo. Insiste en que Él ha <strong>de</strong> ser<br />

Señor <strong>de</strong> todas las áreas <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l creyente. ¡Es cosa seria enseñar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un libro así!<br />

3:2 Santiago pasa ahora <strong>de</strong>l ministerio específico <strong>de</strong> enseñanza al área general <strong>de</strong> la<br />

conversación. Todos ofen<strong>de</strong>mos en muchas cosas, pero si alguien pue<strong>de</strong> controlar su<br />

lengua <strong>de</strong> modo que no comete los varios pecados <strong>de</strong>l habla, esta persona está<br />

verda<strong>de</strong>ramente bien equilibrada y disciplinada. Si uno pue<strong>de</strong> controlar su habla, no <strong>de</strong>bería<br />

encontrar dificulta<strong>de</strong>s en practicar también el dominio propio en otras áreas <strong>de</strong> la vida.<br />

Naturalmente, el Señor Jesucristo es el Único que ha hecho esto a la perfección, pero hay<br />

un sentido en el que cada uno <strong>de</strong> nosotros pue<strong>de</strong> llegar a ser perfecto, esto es, maduro,<br />

completo, totalmente disciplinado.<br />

3:3 Se dan cinco figuras <strong>de</strong> lenguaje o imágenes <strong>de</strong> la lengua. Primero, se compara con<br />

un freno. El freno es el arnés que va encima <strong>de</strong> las cabezas <strong>de</strong> los caballos y que sostiene el<br />

bocado en la boca <strong>de</strong> los caballos. Unidas al bocado van las riendas. Aunque el bocado<br />

mismo es una pieza pequeña <strong>de</strong> acero, si alguien pue<strong>de</strong> gobernar el bocado, pue<strong>de</strong> controlar<br />

la conducta <strong>de</strong> caballo. Así la lengua pue<strong>de</strong> dirigir la vida —para bien o para mal.<br />

3:4 La segunda figura es la <strong>de</strong> un timón. En comparación con la nave misma, un timón<br />

es muy pequeño. Pesa sólo una fracción <strong>de</strong>l peso <strong>de</strong>l barco. Por ejemplo, el Queen<br />

Elizabeth pesaba 83.673 toneladas brutas. El timón <strong>de</strong> aquel barco pesaba sólo 140<br />

toneladas —menos <strong>de</strong> dos décimas <strong>de</strong>l uno por ciento <strong>de</strong>l total—. Pero cuando se gira el<br />

timón, controla la dirección <strong>de</strong> la nave misma. Parece increíble que el hombre pueda<br />

controlar una nave tan enorme con un instrumento relativamente tan pequeño; pero eso es<br />

precisamente lo que suce<strong>de</strong>. Así que no <strong>de</strong>beríamos quitar importancia al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la<br />

lengua <strong>de</strong>bido a su tamaño. Aunque es un miembro muy pequeño <strong>de</strong>l cuerpo, y<br />

relativamente oculta, pue<strong>de</strong> jactarse <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s hazañas, tanto para bien como para mal.<br />

3:5–6 Un tercer símil <strong>de</strong> la lengua es un fuego. Una cerilla encendida, echada por<br />

<strong>de</strong>scuido, pue<strong>de</strong> comenzar un fuego en un matorral. Este a su vez pue<strong>de</strong> pren<strong>de</strong>r en un<br />

bosque y <strong>de</strong>jar una masa <strong>de</strong> ruinas tras su paso. ¡Qué potencial <strong>de</strong>vastador, por tanto, tiene<br />

una cerilla! Una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s catástrofes <strong>de</strong> la historia fue el incendio <strong>de</strong> Chicago en<br />

1871. Dice la tradición que comenzó cuando la vaca <strong>de</strong> la señora O’Leary hizo caer una<br />

lámpara <strong>de</strong> petróleo <strong>de</strong> una coz. Sea esto verdad o no, el fuego ardió durante tres días sobre<br />

nueve kilómetros cuadrados <strong>de</strong> la ciudad. Murieron doscientas cincuenta personas, cien mil<br />

quedaron sin hogar, y los daños materiales se calcularon en ciento setenta y cinco millones<br />

<strong>de</strong> dólares. La lengua es como una pequeña cerilla encendida o como una lámpara <strong>de</strong><br />

petróleo caída. Su potencial para el mal es casi infinito. Santiago se refiere a ella como a un<br />

mundo <strong>de</strong> iniquidad… entre nuestros miembros. La palabra mundo se emplea aquí para<br />

expresar inmensidad. A veces se emplea en este sentido; por ejemplo, un mundo <strong>de</strong><br />

problemas. Con esto queremos <strong>de</strong>cir una gran cantidad <strong>de</strong> problemas. La lengua es<br />

pequeña, pero tiene en sí inmensas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> iniquidad.


La manera en que se extien<strong>de</strong> la llama <strong>de</strong> la maledicencia queda ilustrada en la<br />

conversación que mantuvieron dos mujeres en Brooklyn. Una dijo: «Tillie me dijo que le<br />

dijiste aquel secreto que te dije que no le contaras». La otra contestó: «Qué mezquina que<br />

es. Le dije a Tillie que no te dijese que se lo había dicho». La primera interlocutora<br />

respondió entonces: «Bueno, pues le dije a Tillie que no te diría que me lo ha dicho —<strong>de</strong><br />

modo que no le digas que te lo he dicho».<br />

La lengua pue<strong>de</strong> contaminar todo el cuerpo. Una persona pue<strong>de</strong> corromper toda su<br />

personalidad empleando su lengua para calumniar, insultar, blasfemar y usar lenguaje soez.<br />

Chappel escribe:<br />

El murmurador se hace daño a sí mismo… El que se <strong>de</strong>dica a embarrar a los <strong>de</strong>más no<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarse a su favorito pasatiempo sin que algo <strong>de</strong>l barro se le que<strong>de</strong> pegado en las<br />

manos y en el corazón. ¡Cuántas veces hemos salido <strong>de</strong> una experiencia así con una<br />

sensación <strong>de</strong> contaminación! Pero esta no era en absoluto nuestra intención. Esperábamos<br />

en vano que al lanzar barro sobre otros podríamos acrecentar la estimación <strong>de</strong> otros en<br />

nuestra propia limpieza. Fuimos tan insensatos como para pensar que podríamos<br />

edificarnos a nosotros mismos <strong>de</strong>rribando a otro. Fuimos lo suficientemente ciegos como<br />

para imaginarnos que poniendo un cartucho <strong>de</strong> dinamita <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> nuestro vecino<br />

podríamos fortalecer los cimientos <strong>de</strong> la nuestra. Pero nunca es así. Pue<strong>de</strong> que logremos<br />

causar daño a otros, pero el mayor daño siempre nos lo infligimos a nosotros mismos.<br />

La lengua inflama el curso (o, la rueda) <strong>de</strong> la existencia. Se trata <strong>de</strong> la «rueda» que se<br />

pone en movimiento al nacer. Describe todo el curso <strong>de</strong> la actividad humana. Una lengua<br />

malvada no sólo contamina la vida personal <strong>de</strong> la persona, sino también todas sus<br />

activida<strong>de</strong>s. Afecta a «todo la maldad en el todo <strong>de</strong>l hombre para toda la vida». Una lengua<br />

malvada es ella misma inflamada por el infierno. Toda maledicencia tiene su fuente aquí.<br />

Es infernal en su mismo carácter. La palabra empleada para infierno aquí es Gehena;<br />

aparte <strong>de</strong> este caso, en el NT sólo la emplea el Señor Jesús.<br />

3:7 La cuarta figura a la que es asemejada la lengua es a una fiera salvaje e indómita. Se<br />

pue<strong>de</strong> domar toda clase <strong>de</strong> animales, aves, serpientes y vida marina. No es infrecuente ver<br />

elefantes, leones, tigres, aves rapaces, serpientes, marsopas e incluso peces amaestrados.<br />

Entre los animales que eran domados por los hombres en su tiempo, Plinio menciona entre<br />

las fieras a los elefantes, leones y tigres; entre las aves al águila; a los áspi<strong>de</strong>s y otras<br />

serpientes; a los cocodrilos y a varios peces entre los moradores <strong>de</strong> las aguas. Argumentar<br />

que no toda clase <strong>de</strong> criatura ha sido igualmente domada es per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista el argumento <strong>de</strong><br />

Santiago: no hay razón para creer que haya alguna clase <strong>de</strong> ser creado que no pueda ser<br />

domado por el hombre, con el suficiente tiempo y paciencia.<br />

Robert G. Lee lo expresa con elocuencia:<br />

¿Qué ha hecho el hombre con los enormes elefantes? Ha invadido sus hogares en la<br />

jungla, los ha atrapado, y los ha entrenado —en gran<strong>de</strong>s manadas— para llevar troncos,<br />

para tirar <strong>de</strong> vagones con pesadas cargas, y en todo tipos <strong>de</strong> trabajo. ¿Qué ha hecho el<br />

hombre con muchos tigres <strong>de</strong> Bengala? Los ha atrapado, enseñado y convertido en<br />

compañeros <strong>de</strong> juegos. ¿Qué ha hecho con fieros, furiosos y fuertes leones africanos? Ha<br />

capturado cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ellos y los ha domado para que salten atravesando aros encendidos,<br />

para que monten a lomo <strong>de</strong> caballo, para que se que<strong>de</strong>n sentados en altos pe<strong>de</strong>stales, para<br />

que <strong>de</strong>jen intacta —estando bien hambrientos— carne puesta junto a sus garras, y los ha


enseñado a echarse, a levantarse, a correr, a rugir en obediencia a la voz <strong>de</strong> mando <strong>de</strong>l<br />

hombre, en obediencia a un chasquido <strong>de</strong>l látigo manejado por el hombre. Bien, una vez vi<br />

(hace años, en un circo) cómo un león abría su cavernosa y hambrienta boca y la mantenía<br />

abierta mientras un hombre, su domador, introducía la cabeza bien a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l<br />

león y la mantenía allí un minuto entero.<br />

¿Qué ha hecho el hombre con la enorme boa constrictora? ¿Con la enorme pitón? Ve al<br />

circo y verás a pequeñas mujeres, frágiles como flores, <strong>de</strong>jar impunemente que estos<br />

repulsivos monstruos se enrosquen por sus cuerpos. Ve al espectáculo <strong>de</strong> los animales, y<br />

consi<strong>de</strong>ra cómo el hombre ha hecho inofensivo e impotente al manchado leopardo y al<br />

sanguinario jaguar. Ve al espectáculo y verás las pulgas amaestradas, al hambriento chacal<br />

echado con el manso cor<strong>de</strong>ro, verás a la paloma y al águila juntas en el nido, verás al lobo y<br />

al conejo retozando juntos en sus juegos.<br />

3:8 Pero el éxito <strong>de</strong>l hombre con los animales salvajes no se ha hecho realidad en el<br />

área <strong>de</strong> su propia lengua. Si somos honrados, tendremos que reconocer que esto es cierto<br />

en nuestras propias vidas. Debido a la caída, hemos perdido el dominio sobre este pequeño<br />

trozo <strong>de</strong> carne. La naturaleza humana no tiene la capacidad ni la fuerza para gobernar a este<br />

pequeño miembro. Sólo Dios pue<strong>de</strong> ponerla bajo control.<br />

Luego Santiago califica a la lengua como un mal que no pue<strong>de</strong> ser refrenado.<br />

Uniendo esta expresión con las palabras llena <strong>de</strong> veneno mortal, sospechamos que<br />

Santiago tiene en mente a la agitada serpiente, llena <strong>de</strong> un veneno terriblemente mortífero.<br />

Una gota o dos serían letales. Así la lengua pue<strong>de</strong> envenenar mentes y asesinar caracteres.<br />

Todos sabemos lo fácil que es chismear acerca <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. ¡Cuántas veces habremos<br />

ensuciado a otros para resarcirnos por algún supuesto mal! Y a menudo por ninguna razón<br />

hemos <strong>de</strong>jado a otros mal, los hemos criticado, los hemos <strong>de</strong>nigrado. ¿Quién pue<strong>de</strong> medir<br />

el mal hecho, las lágrimas que han corrido, los corazones rotos, las reputaciones<br />

arruinadas? ¿Y quién pue<strong>de</strong> medir la miseria que ha traído a nuestras propias vidas y<br />

familias? La amargura interna que ha suscitado, la vergüenza <strong>de</strong> tener que pedir perdón, los<br />

malos efectos sobre nuestra salud. Los padres que se han <strong>de</strong>dicado a la crítica abierta <strong>de</strong><br />

hermanos creyentes han tenido que ver cómo sus hijos adoptaban el mismo espíritu crítico<br />

y se apartaban <strong>de</strong> la comunión cristiana. El precio que tenemos que pagar por el uso no<br />

disciplinado <strong>de</strong> nuestra lengua es enorme.<br />

¿Y cuál es el remedio? Orar a diario que Dios nos guar<strong>de</strong> <strong>de</strong> chismear, <strong>de</strong> un espíritu <strong>de</strong><br />

censura y <strong>de</strong> una manera <strong>de</strong> hablar poco amable. No hablemos <strong>de</strong>sfavorablemente <strong>de</strong> nadie:<br />

el amor cubrirá multitud <strong>de</strong> pecados (1 P. 4:8). Si tenemos algo contra alguien, vayamos<br />

personalmente a aquella persona, tratemos la cuestión con amor y oremos juntos (Mt.<br />

18:15; Lc. 17:3). Intentemos ver a Cristo en nuestros hermanos en lugar <strong>de</strong> exagerar fallos<br />

menores. Si comenzamos a <strong>de</strong>cir algo no amable o no provechoso, <strong>de</strong>tengámonos en medio<br />

<strong>de</strong> la frase y expliquemos que continuar no sería para edificación. Algunas cosas quedan<br />

mejor sin <strong>de</strong>cir.<br />

3:9–10 Es inconsistente emplear la lengua para propósitos buenos y malos a la vez; no<br />

hay nada así en la naturaleza. En un minuto alguien bendice a Dios con su lengua, y al<br />

siguiente maldice a aquellos que están hechos a semejanza <strong>de</strong> Dios. ¡Cuán incongruente<br />

que una misma fuente produzca unos resultados tan contrarios! Un estado <strong>de</strong> cosas así no<br />

<strong>de</strong>bería existir. La lengua que bendice a Dios <strong>de</strong>bería ayudar a los hombres en lugar <strong>de</strong><br />

herirlos. Todo lo que <strong>de</strong>cimos <strong>de</strong>bería quedar sometido a la triple prueba: ¿Es verdad? ¿Es<br />

bondadoso? ¿Es necesario? Deberíamos pedir constantemente al Señor que ponga guarda


<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> nuestros labios (Sal. 141:3), y orar que las palabras <strong>de</strong> nuestras bocas y las<br />

meditaciones <strong>de</strong> nuestros corazones puedan ser aceptables <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Aquel que es nuestra<br />

fuerza y Re<strong>de</strong>ntor (Sal. 19:14). Deberíamos recordar que nuestros miembros en Romanos<br />

12:1 incluyen la lengua.<br />

3:11 Ninguna fuente da agua dulce y amarga a la vez. La lengua tampoco <strong>de</strong>bería<br />

hacerlo. Su efusión <strong>de</strong>bería ser uniformemente buena.<br />

3:12 Así como el agua <strong>de</strong> una fuente habla <strong>de</strong> refresco, así el fruto <strong>de</strong> una higuera<br />

habla <strong>de</strong> alimento. Una higuera no pue<strong>de</strong> producir aceitunas, como tampoco pue<strong>de</strong> la vid<br />

producir higos. En la naturaleza, un árbol produce sólo una clase <strong>de</strong> fruto. ¿Cómo es, pues,<br />

que la lengua pue<strong>de</strong> producir dos clases <strong>de</strong> fruto, buenos y malos?<br />

Este pasaje no <strong>de</strong>bería ser confundido con un pasaje similar <strong>de</strong> Mateo 7:16–20. Allí se<br />

nos advierte en contra <strong>de</strong> esperar buen fruto <strong>de</strong> malos árboles. Aquí se nos advierte en<br />

contra <strong>de</strong> usar la lengua para producir dos clases contrarias <strong>de</strong> fruto.<br />

Ninguna fuente pue<strong>de</strong> dar agua salada y dulce. Ha <strong>de</strong> dar la una o la otra. Estas<br />

lecciones <strong>de</strong> la naturaleza nos son presentadas para recordarnos que nuestra manera <strong>de</strong><br />

hablar ha <strong>de</strong> ser constantemente buena.<br />

Así Santiago nos pone a prueba por lo que respecta a nuestra manera <strong>de</strong> hablar. Antes<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar esta sección, hagámonos las siguientes preguntas. ¿Enseño a otros cosas que yo<br />

mismo no obe<strong>de</strong>zco? ¿Critico a otros a sus espaldas? ¿Es mi forma <strong>de</strong> hablar<br />

consistentemente limpia, edificante, bondadosa? ¿Empleo palabrotas, incluso<br />

«suavizadas»? Al terminar una solemne reunión, ¿frivolizo o hablo acerca <strong>de</strong> los resultados<br />

<strong>de</strong>l fútbol? ¿Hago chistes con temas <strong>de</strong> las Escrituras? Cuando vuelvo a contar una historia,<br />

¿exagero para impresionar más a la gente? ¿Digo siempre la verdad, aunque ello signifique<br />

pérdida <strong>de</strong> reputación, <strong>de</strong> amigos o económicas?<br />

VII. SABIDURÍA: LA VERDADERA Y LA FALSA (3:13–18)<br />

Santiago pasa ahora a tratar la diferencia entre la verda<strong>de</strong>ra y la falsa sabiduría. Cuando<br />

habla <strong>de</strong> la sabiduría, no está pensando acerca <strong>de</strong> cuánto conocimiento tenga alguien, sino<br />

acerca <strong>de</strong> cómo vive su vida <strong>de</strong> cada día. No es la posesión <strong>de</strong>l conocimiento lo que cuenta,<br />

sino su apropiada aplicación. Tenemos aquí un retrato <strong>de</strong>l hombre verda<strong>de</strong>ramente sabio.<br />

Fundamentalmente, este hombre es el Señor Jesucristo: Él es la sabiduría encarnada (Mt.<br />

11:19; 1 C.o 1:30). Pero también la persona sabia es la que manifiesta la vida <strong>de</strong> Cristo,<br />

aquella en la que se hace evi<strong>de</strong>nte el fruto <strong>de</strong>l Espíritu (Gá. 5:22, 23).<br />

Tenemos también un retrato <strong>de</strong>l hombre con sabiduría mundana. El tal actúa siguiendo<br />

los principios <strong>de</strong> este mundo. Incorpora todos los rasgos que los hombres glorifican. Su<br />

conducta no da evi<strong>de</strong>ncia alguna <strong>de</strong> vida divina en su interior.<br />

3:13 Si alguien es sabio y entendido, lo <strong>de</strong>mostrará mediante su buena conducta junto<br />

con el espíritu humil<strong>de</strong> que proviene <strong>de</strong> la sabiduría. El Señor Jesús, la encarnación <strong>de</strong> la<br />

verda<strong>de</strong>ra sabiduría, no era orgulloso ni arrogante; era manso y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> corazón (Mt.<br />

11:29). Por ello, todos los que son verda<strong>de</strong>ramente sabios tendrán la marca <strong>de</strong> la humildad<br />

genuina.<br />

3:14 El hombre <strong>de</strong> sabiduría mundana está caracterizado por celos amargos y egoísta<br />

ambición en su corazón. Su gran pasión en la vida es favorecer sus propios intereses. Siente<br />

celos <strong>de</strong> todo competidor, y es implacable en sus tratos con ellos. Está orgulloso <strong>de</strong> su<br />

sabiduría que le ha dado éxito. Pero Santiago dice que ésta no es sabiduría en absoluto. Tal


jactancia es vana. Es una negación práctica <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> que el hombre verda<strong>de</strong>ramente<br />

sabio es verda<strong>de</strong>ramente humil<strong>de</strong>.<br />

3:15 Incluso en el servicio cristiano es posiblemente ser amargamente celoso <strong>de</strong> otros<br />

obreros, y tratar <strong>de</strong> buscar un puesto <strong>de</strong>stacado para uno mismo. Hay siempre un peligro <strong>de</strong><br />

que se les dé puestos <strong>de</strong> li<strong>de</strong>razgo en la <strong>iglesia</strong> a los sabios <strong>de</strong> este mundo. Debemos<br />

mantenernos constantemente en guardia en contra <strong>de</strong> permitir que los principios mundanos<br />

nos guíen en los asuntos espirituales. Santiago califica a esta falsa sabiduría <strong>de</strong> terrenal,<br />

natural, o sensual, y <strong>de</strong>moníaca (literal Gr.). Hay una progresión intencionada hacia abajo<br />

en estos tres adjetivos. Terrenal significa que es una sabiduría no <strong>de</strong>l cielo, sino <strong>de</strong> esta<br />

tierra. Natural, o sensual, significa que no es fruto <strong>de</strong>l Espíritu Santo, sino <strong>de</strong> la naturaleza<br />

inferior <strong>de</strong>l hombre. Diabólica, o <strong>de</strong>moníaca, significa que se rebaja a acciones que se<br />

parecen más a la conducta <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios que a la <strong>de</strong> los hombres.<br />

3:16 Siempre que se <strong>de</strong>scubra celos y rivalidad, se encontrará también allí<br />

perturbación, <strong>de</strong>savenencia y toda otra obra perversa. ¡Cuán cierto! Pensemos en la<br />

intranquilidad y agitación que azota al mundo en la actualidad; ¡todo ello <strong>de</strong>bido a que los<br />

hombres rechazan la verda<strong>de</strong>ra Sabiduría y actúan según su propia supuesta inteligencia!<br />

3:17 La sabiduría que proviene <strong>de</strong> Dios es primeramente pura. En pensamiento,<br />

palabra y acción, es limpia. En espíritu y cuerpo, en doctrina y práctica, en fe y moral, es<br />

incontaminada. Es también pacífica. Esto sencillamente significa que un sabio ama la paz,<br />

y hará todo lo que esté en su mano para mantener la paz sin sacrificar la pureza. Esto se<br />

ilustra con la historia <strong>de</strong> Lutero <strong>de</strong> las dos cabras que se encontraron en un puente estrecho<br />

sobre un agua profunda. No podían ir para atrás y no se atrevían a luchar. Después <strong>de</strong> un<br />

breve parlamento, una <strong>de</strong> ellas se echó al suelo y <strong>de</strong>jó que la otra pasase por encima, y así<br />

no se hicieron daño. La lección, dice Lutero, «es sencilla: conténtate si tu persona es<br />

pisoteada por causa <strong>de</strong> la paz; tu persona, digo; no tu conciencia». La verda<strong>de</strong>ra sabiduría<br />

es con<strong>de</strong>scendiente. Es paciente, no abrumadora; cortés, no cruda. Un sabio es un<br />

caballero, respetuoso para con los sentimientos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Dice A. B. Simpson: «Las<br />

maneras rudas y sarcásticas, la respuesta cortante, el <strong>de</strong>saire hostil, todo eso nada tiene en<br />

común con la gentil enseñanza <strong>de</strong>l Consolador».<br />

La siguiente característica <strong>de</strong> la sabiduría es que es benigna. Eso significa que es<br />

conciliadora, que está dispuesta a oír, a razonar, dispuesta a ce<strong>de</strong>r cuando la verdad lo<br />

<strong>de</strong>manda. Es lo opuesto a la obstinación y a la inflexibilidad. La sabiduría <strong>de</strong> lo alto está<br />

llena <strong>de</strong> misericordia y <strong>de</strong> buenos frutos. Está llena <strong>de</strong> misericordia para los que están<br />

en el mal, y ansiosa <strong>de</strong> ayudarlos a encontrar el camino recto. Es compasiva y gentil. No es<br />

vengativa. Más bien, <strong>de</strong>vuelve benevolencia por la <strong>de</strong>scortesía. Es sin parcialidad<br />

(RVR77, margen), es <strong>de</strong>cir, no produce favoritismos. Es imparcial en su manera <strong>de</strong> tratar a<br />

los <strong>de</strong>más. Finalmente, la verda<strong>de</strong>ra sabiduría es sin hipocresía. Es sincera y genuina. No<br />

preten<strong>de</strong> ser otra cosa <strong>de</strong> lo que realmente es.<br />

Reunamos ahora todas estas reflexiones para formar los retratos <strong>de</strong> dos hombres —<strong>de</strong>l<br />

verda<strong>de</strong>ramente sabio y <strong>de</strong>l hombre con falsa sabiduría—. El verda<strong>de</strong>ramente sabio es<br />

genuinamente humil<strong>de</strong>. Estima a otros como mejores que él mismo. No adopta un falso aire<br />

<strong>de</strong> superioridad, sino que hace que los <strong>de</strong>más se sientan cómodos con él. Su conducta no es<br />

como la <strong>de</strong>l mundo que le ro<strong>de</strong>a, es <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> este mundo. No vive para el cuerpo, sino<br />

para el espíritu. En palabras y acciones, recuerda al Señor Jesús. Su vida es pura. Moral y<br />

espiritualmente, es limpio. También es pacífico. Soportará los insultos y las falsas<br />

acusaciones, y no se revolverá; ni siquiera tratará <strong>de</strong> justificarse. Es gentil, suave y tierno.<br />

Y es fácil razonar con él, porque está dispuesto a ver el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la otra persona.


No es vengativo, sino que está siempre dispuesto a perdonar a quien le haya hecho daño.<br />

No sólo eso, sino que como práctica habitual se muestra bondadoso para con los <strong>de</strong>más,<br />

especialmente con los que no lo merecen. Y es igual para con todos; no juega a favoritos.<br />

Los ricos reciben el mismo tratamiento que los pobres; los gran<strong>de</strong>s no son preferidos al<br />

común <strong>de</strong> la gente. Finalmente, no es un hipócrita. No dice una cosa cuando piensa otra.<br />

Nunca le oirás lisonjear. Dice la verdad, y nunca se pone una careta.<br />

El hombre <strong>de</strong> sabiduría mundana no es así. Tiene el corazón lleno <strong>de</strong> envidia y<br />

contienda. En su <strong>de</strong>terminación a enriquecerse, se vuelve intolerante con todos los rivales o<br />

competidores. No hay nada noble en su conducta; no ascien<strong>de</strong> a más altura que la tierra.<br />

Vive para gratificar sus apetitos naturales —como los animales—. Y sus métodos son<br />

crueles, pérfidos y <strong>de</strong>moniacos. Debajo <strong>de</strong> su traje bien planchado hay una vida <strong>de</strong><br />

impureza. Su vida mental es sucia, su moralidad <strong>de</strong>gradada, su manera <strong>de</strong> hablar inmunda.<br />

Es pen<strong>de</strong>nciero con todos los que no están <strong>de</strong> acuerdo con él y con los que le contrarían en<br />

cualquier forma. En el hogar, en el trabajo, en la vida social, es constantemente<br />

contencioso. Y es duro y abrumador, rudo y crudo. No es fácil estar junto a él; mantiene a<br />

la gente a distancia. Es prácticamente imposible razonar con él <strong>de</strong> manera tranquila. Su<br />

mente está ya <strong>de</strong>cidida, y sus opiniones no están sujetas a cambios. Es rencoroso y<br />

vengativo. Cuando atrapa a alguien en una falta o en un error, no muestra misericordia.<br />

Descarga un torrente <strong>de</strong> insultos, <strong>de</strong> <strong>de</strong>scortesía y <strong>de</strong> malicia. Valora a las personas según el<br />

beneficio que pueda conseguir <strong>de</strong> ellas. Cuando ya no las pue<strong>de</strong> «usar» más, es <strong>de</strong>cir,<br />

cuando ya no tiene esperanza <strong>de</strong> sacar provecho <strong>de</strong> conocerlas, pier<strong>de</strong> todo interés en ellas.<br />

Finalmente, tiene dos caras, es insincero. Nunca se pue<strong>de</strong> estar seguro <strong>de</strong> él, ni <strong>de</strong> sus<br />

palabras ni <strong>de</strong> sus acciones.<br />

3:18 Santiago termina este capítulo con estas palabras: Y el fruto <strong>de</strong> justicia se<br />

siembra en paz para aquellos que hacen la paz. Este versículo es un vínculo <strong>de</strong> conexión<br />

entre lo que hemos estado tratando y lo que sigue a continuación. Acabamos <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r<br />

que la verda<strong>de</strong>ra sabiduría es amante <strong>de</strong> la paz. En el siguiente capítulo encontramos<br />

conflicto entre el pueblo <strong>de</strong> Dios. Aquí se nos recuerda que la vida es como un proceso <strong>de</strong><br />

agricultura. Tenemos al granjero (el sabio que es pacificador); el clima (la paz); y la<br />

cosecha (la justicia). El granjero quiere conseguir una cosecha <strong>de</strong> justicia. ¿Se pue<strong>de</strong> esto<br />

conseguir en una atmósfera <strong>de</strong> pen<strong>de</strong>ncias y altercados? No; la siembra ha <strong>de</strong> tener lugar<br />

bajo condiciones <strong>de</strong> paz. Tiene que ser hecha por aquellos que son <strong>de</strong> disposición pacífica.<br />

Se producirá una cosecha <strong>de</strong> rectitud en sus propias vidas y en las vidas <strong>de</strong> aquellos a los<br />

que ministren.<br />

Una vez más, Santiago tiene que poner nuestra fe a prueba, esta vez con respecto a la<br />

clase <strong>de</strong> sabiduría que manifestamos en nuestra vida cotidiana.<br />

Hemos <strong>de</strong> preguntarnos: «¿Respeto más a los orgullosos <strong>de</strong> este mundo que al humil<strong>de</strong><br />

creyente en el Señor Jesús?». «¿Sirvo al Señor sin preocuparme <strong>de</strong> quién recibe el crédito<br />

por ello?». «¿O empleo a veces medios dudosos para conseguir buenos resultados?». «¿Me<br />

hago culpable <strong>de</strong> adulación para influir sobre la gente?». «¿Abrigo celos y resentimiento en<br />

mi corazón?». «¿Recurro al sarcasmo y a observaciones agrias?». «¿Soy puro en mi<br />

pensamiento, en mi manera <strong>de</strong> hablar, en mi moralidad?».<br />

VIII. LA CODICIA: SU CAUSA Y SU CURA (Cap. 4)


Santiago ha observado que el hombre sabio es un hombre que ama la paz. Ahora<br />

recuerda las trágicas pen<strong>de</strong>ncias que tantas veces se dan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios. ¿Cuál<br />

es la causa <strong>de</strong> todo ello? ¿Por qué hay tantos hogares infelices y tantas <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong>sgarradas<br />

por divisiones? ¿Por qué hay tantos conflictos acerbos entre obreros cristianos en el país, y<br />

tales conflictos entre los misioneros en el extranjero? La razón es que estamos sin cesar<br />

tratando <strong>de</strong> dar satisfacción a nuestro anhelo <strong>de</strong> placeres y posesiones, y superar a los<br />

<strong>de</strong>más.<br />

4:1–2a Lo triste es que haya guerras y pleitos entre cristianos. Sugerir que este párrafo<br />

no es <strong>de</strong> aplicación a los creyentes es una negación <strong>de</strong> la realidad, y priva al pasaje <strong>de</strong> todo<br />

su valor para nosotros. ¿Cuáles son las causas <strong>de</strong> todas estas luchas? Surgen <strong>de</strong> las intensas<br />

pasiones <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros, que están constantemente <strong>de</strong>batiéndose para ser satisfechas.<br />

Hay el anhelo <strong>de</strong> acumular posesiones materiales. Hay el empuje en pos <strong>de</strong>l prestigio. Hay<br />

el anhelo <strong>de</strong>l placer, <strong>de</strong> la satisfacción <strong>de</strong> los apetitos físicos. Estas po<strong>de</strong>rosas fuerzas están<br />

obrando <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros. Nunca nos damos por satisfechos. Siempre queremos más. Y<br />

sin embargo parece que estamos constantemente frustrados en nuestros <strong>de</strong>seos por<br />

conseguir lo que queremos. El incumplido anhelo llega a hacerse tan po<strong>de</strong>roso que<br />

pisoteamos a aquellos que parecen estorbar nuestro avance. Dice Santiago: Matáis. Emplea<br />

la palabra mayormente en un sentido figurado. No matamos literalmente, pero la ira, los<br />

celos y la crueldad que generamos son homicidio en ciernes.<br />

4:2b–3 Nos dice: Ardéis <strong>de</strong> envidia, y no podéis alcanzar. Queremos tener más y<br />

mejores cosas que otros. Y en ello, nos encontramos peleando y <strong>de</strong>vorándonos los unos a<br />

los otros.<br />

Juan y Juana acaban <strong>de</strong> casarse. Juan tiene un buen trabajo con un salario suficiente.<br />

Juana quiere una casa tan buena como las otras parejas jóvenes <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Juan quiere un<br />

auto <strong>de</strong>l último mo<strong>de</strong>lo. Juana quiere muebles finos y buenos electrodomésticos. Algunas<br />

<strong>de</strong> estas cosas se tienen que comprar a plazos. El salario <strong>de</strong> Juan apenas si es suficiente para<br />

soportar la tensión. Entonces nace un bebé; esto significa gastos adicionales y un<br />

presupuesto <strong>de</strong>sequilibrado. Al ir aumentando las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Juana, Juan se vuelve<br />

gruñón e irritable. Juana reacciona con peleas y lágrimas. Pronto las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la casa<br />

están vibrando con el fuego cruzado. El materialismo está <strong>de</strong>struyendo el hogar.<br />

Por otra parte, pue<strong>de</strong> que Juana sienta envidia. Piensa que Roberto y Susana Ferrer<br />

tienen un puesto más <strong>de</strong>stacado en la asamblea que ella y Juan. Pronto hace observaciones<br />

sarcásticas a Susana. Al irse enconando la hostilidad entre ellas, Juan y Roberto se ven<br />

envueltos en el conflicto. Luego los otros cristianos toman partido y la congregación queda<br />

dividida —<strong>de</strong>bido a la codicia <strong>de</strong> una persona por un puesto <strong>de</strong>stacado.<br />

Aquí tenemos, pues, la fuente <strong>de</strong> los altercados y peleas entre los creyentes. Proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>seo por más, y <strong>de</strong> los celos <strong>de</strong> otros. «No querer ser menos que el vecino» es una manera<br />

educada <strong>de</strong> llamarlo; <strong>de</strong> manera más precisa <strong>de</strong>beríamos llamarlo codicia, envidia, avi<strong>de</strong>z.<br />

El <strong>de</strong>seo llega a hacerse tan po<strong>de</strong>roso que la gente hará casi lo que sea para dar satisfacción<br />

a sus codicias. Tardan en apren<strong>de</strong>r que el verda<strong>de</strong>ro placer no se encuentra <strong>de</strong> esta manera,<br />

sino en el contentamiento con el alimento y el vestido (1 Ti. 6:8).<br />

La oración es el enfoque a<strong>de</strong>cuado para este problema. «No discutas. No pelees. Ora.»<br />

Dice Santiago: No tenéis lo que <strong>de</strong>seáis, porque no pedís. En lugar <strong>de</strong> llevar estas cosas al<br />

Señor en oración, intentamos conseguir lo que queremos mediante nuestros propios<br />

esfuerzos. Si queremos algo que no tenemos, <strong>de</strong>beríamos pedírselo al Señor. Si lo pedimos<br />

y la oración no recibe respuesta, ¿qué entonces? Significa sencillamente que nuestros<br />

motivos no son puros. No queríamos estas posesiones para la gloria <strong>de</strong> Dios ni para bien <strong>de</strong>


nuestros semejantes. Las queríamos para nuestro goce egoísta. Las queríamos para<br />

satisfacer nuestros apetitos naturales. Dios no ha prometido dar respuesta a estas oraciones.<br />

¡Qué profunda lección <strong>de</strong> psicología tenemos en esos tres versículos! Si los hombres se<br />

contentasen con lo que Dios les ha dado, ¡cuántos abrumadores conflictos y agitaciones se<br />

evitarían! Si amásemos al prójimo como a nosotros mismos y estuviésemos más<br />

interesados en compartir que en adquirir, ¡cuánta paz resultaría! Si siguiésemos el<br />

mandamiento <strong>de</strong>l Salvador <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlo todo en lugar <strong>de</strong> acumular, <strong>de</strong> atesorar en el cielo y<br />

no en la tierra, ¡cómo cesarían las contiendas!<br />

4:4 Santiago con<strong>de</strong>na el amor <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nado por las cosas materiales como adulterio<br />

espiritual. Dios quiere que le amemos primero y por encima <strong>de</strong> todo. Cuando amamos las<br />

cosas efímeras <strong>de</strong> este mundo, le estamos siendo infieles.<br />

La codicia es una forma <strong>de</strong> idolatría. Significa que <strong>de</strong>seamos intensamente lo que Dios<br />

no quiere que tengamos. Eso significa que hemos levantado ídolos en nuestros corazones.<br />

Valoramos las cosas materiales por encima <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios. Por tanto, la codicia es<br />

idolatría, y la idolatría es infi<strong>de</strong>lidad espiritual al Señor.<br />

El espíritu mundano es asimismo enemistad contra Dios. El mundo no significa el<br />

planeta sobre el que vivimos, ni el mundo <strong>de</strong> la naturaleza a nuestro alre<strong>de</strong>dor. Es el<br />

sistema que el hombre ha edificado para sí mismo en su esfuerzo por dar satisfacción a la<br />

concupiscencia <strong>de</strong> los ojos, a la concupiscencia <strong>de</strong> la carne y a la soberbia <strong>de</strong> la vida. En<br />

este sistema no hay lugar para Dios ni para Su Hijo. Pue<strong>de</strong> que se trate <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l arte,<br />

la cultura, la educación, la ciencia, incluso <strong>de</strong>l <strong>de</strong> la religión. Pero se trata <strong>de</strong> una esfera en<br />

la que el nombre <strong>de</strong> Cristo es visto con <strong>de</strong>sagrado, e incluso prohibido. excepto,<br />

naturalmente como una formalidad vacía. Es, en resumen, el mundo <strong>de</strong> la humanidad fuera<br />

<strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra <strong>iglesia</strong>. Ser amigo <strong>de</strong> este sistema es ser enemigo <strong>de</strong> Dios. Fue<br />

este mundo el que crucificó al Señor <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la gloria. De hecho, fue el mundo<br />

religioso el que jugó el papel clave en darle muerte. ¡Cuán impensable que los creyentes<br />

quieran jamás andar junto con el mundo que dio muerte a su Salvador!<br />

4:5 El versículo 5 es uno <strong>de</strong> los más difíciles en esta Epístola: ¿O pensáis que la<br />

Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros nos anhela<br />

celosamente?<br />

La primera dificultad es que Santiago parece estar citando <strong>de</strong>l AT, pero que estas<br />

palabras no se encuentran en ninguna parte en el AT, ni siquiera en los libros apócrifos.<br />

Hay dos posibles explicaciones. Primero, aunque no se encuentran las palabras literales en<br />

el AT, Santiago pue<strong>de</strong> haberlas citado como dando la enseñanza general <strong>de</strong> la Escritura. La<br />

segunda solución al problema la da la R.V. En la Versión Revisada inglesa el versículo se<br />

divi<strong>de</strong> en dos preguntas: «¿O creéis que la Escritura habla en vano? ¿Anhela para envidia el<br />

espíritu que él hizo morar en nosotros?» Aquí, el pensamiento es que al con<strong>de</strong>nar el espíritu<br />

mundano, la Biblia no habla en vano.<br />

La segunda dificultad principal <strong>de</strong>l versículo 5 es el significado <strong>de</strong> la segunda parte <strong>de</strong>l<br />

versículo. El problema resi<strong>de</strong> en si el espíritu es el Espíritu Santo (como en la RVR77) o el<br />

espíritu <strong>de</strong> apasionados celos. Si es lo primero lo que se quiere comunicar, entonces el<br />

pensamiento es que el Espíritu Santo a quien Dios hizo morar en nosotros no origina la<br />

codicia y los celos que provocan las luchas; más bien, nos anhela con celo para que nos<br />

consagremos enteramente a Cristo. Si lo que se quiere significar es lo último, entonces el<br />

significado es que el espíritu que mora en nosotros, esto es, el espíritu <strong>de</strong> codicia y envidia,<br />

es la causa <strong>de</strong> toda nuestra infi<strong>de</strong>lidad hacia Dios.


4:6 Pero él da mayor gracia. En los primeros cinco versículos hemos podido ver cuán<br />

maligna pue<strong>de</strong> ser la vieja naturaleza <strong>de</strong>l creyente. Ahora apren<strong>de</strong>mos que no se nos <strong>de</strong>ja<br />

para que hagamos frente a las codicias <strong>de</strong> la carne con nuestras propias fuerzas. Gracias a<br />

Dios, él da mayor gracia o fuerza siempre que sea necesaria (He. 4:16). Él ha prometido:<br />

«… como tus días serán tus fuerzas» (Dt. 33:25).<br />

Mayor gracia Él da, al agravarnos la carga,<br />

Si es duro el trabajo, Él da fuerza eficaz;<br />

Con cada aflicción Dios da misericordia,<br />

Y en todo conflicto es nuestra célica paz.<br />

Annie Johnson Flint<br />

Para <strong>de</strong>mostrar que Dios da la gracia conforme es necesaria, Santiago cita Proverbios<br />

3:34, pero aquí se aña<strong>de</strong> el pensamiento <strong>de</strong> que esta gracia ha sido prometida a los<br />

humil<strong>de</strong>s. Dios resiste a los soberbios, pero no pue<strong>de</strong> resistir ante un espíritu quebrantado.<br />

4:7 En los vv. 7–10, encontramos seis pasos que seguir cuando hay un verda<strong>de</strong>ro<br />

arrepentimiento. Santiago ha estado clamando contra los pecados <strong>de</strong> los santos. Sus<br />

palabras han traspasado nuestros corazones como dardos <strong>de</strong> convicción. Han caído como<br />

centellas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Dios. Nos damos cuenta <strong>de</strong> que Dios nos ha estado<br />

hablando a nosotros mismos. Nuestros corazones se han doblado bajo la influencia <strong>de</strong> Su<br />

palabra. Pero ahora la cuestión es: «¿Qué haremos?».<br />

Lo primero que <strong>de</strong>bemos hacer es someternos a Dios. Esto significa que <strong>de</strong>bemos<br />

sujetarnos a Él, listos para escucharle y obe<strong>de</strong>cerle. Hemos <strong>de</strong> ser tiernos y contritos, no<br />

orgullosos y duros <strong>de</strong> cerviz. Asimismo hemos <strong>de</strong> resistir al diablo. Lo hacemos cerrando<br />

nuestros oídos y corazones a sus sugerencias y tentaciones. Lo hacemos también<br />

empleando las Escrituras como la Espada <strong>de</strong>l Espíritu para repelerle. Si le resistimos, huirá<br />

<strong>de</strong> nosotros.<br />

4:8 Luego, <strong>de</strong>bemos acercarnos a Dios. Debemos hacerlo por oración. Debemos acudir<br />

a Él con una oración importuna, creyente, diciéndole todo lo que tenemos en nuestros<br />

corazones. Al acercarnos así a Él, veremos que Él se acercará a nosotros. Nosotros<br />

pensábamos que Él estaría lejos <strong>de</strong> nosotros a causa <strong>de</strong> nuestra carnalidad y mundanalidad,<br />

pero cuando nos acercamos a Él, nos perdona y nos restaura. El cuarto paso es: Pecadores,<br />

limpiad las manos; y vosotros los <strong>de</strong> doble ánimo, purificad vuestros corazones. Las<br />

manos hablan <strong>de</strong> nuestras acciones, y los corazones representan nuestros motivos y <strong>de</strong>seos.<br />

Nos limpiamos las manos y purificamos nuestros corazones por medio <strong>de</strong> la confesión y<br />

<strong>de</strong>l abandono <strong>de</strong> nuestros pecados, tanto los externos como los internos. Como pecadores,<br />

necesitamos confesar las malas acciones; como personas <strong>de</strong> doble ánimo, tenemos que<br />

confesar nuestros motivos mezclados.<br />

4:9 La confesión <strong>de</strong>bería ir acompañada <strong>de</strong> un profundo dolor por el pecado. Afligíos, y<br />

lamentad, y llorad. Que vuestra risa se convierta en llanto, y vuestro gozo en tristeza.<br />

Cuando Dios nos visita con convicción <strong>de</strong> pecado, no es momento <strong>de</strong> frivolida<strong>de</strong>s. Más<br />

bien es momento <strong>de</strong> postrarnos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él y <strong>de</strong> lamentarnos por nuestra pecaminosidad,<br />

impotencia, frialdad y esterilidad. Deberíamos humillarnos y llorar por nuestro<br />

materialismo, secularismo y formalismo. Tanto en lo interior como en lo exterior<br />

<strong>de</strong>beríamos manifestar el fruto <strong>de</strong> un piadoso arrepentimiento.<br />

4:10 Finalmente, <strong>de</strong>beríamos humillarnos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor. Si tomamos con honra<strong>de</strong>z<br />

nuestro puesto en el polvo a Sus pies, Él nos exaltará a su <strong>de</strong>bido tiempo.


Así, pues, es como <strong>de</strong>beríamos respon<strong>de</strong>r cuando el Señor nos expone a nosotros<br />

mismos. Pero <strong>de</strong>masiadas veces no es éste el caso. A veces, por ejemplo, estamos en una<br />

reunión y Dios nos habla fuerte al corazón. Somos movidos por el momento, y llenos <strong>de</strong><br />

buenas resoluciones. Pero cuando termina la reunión, la gente se <strong>de</strong>dica a una conversación<br />

animada y trivial. Toda la atmósfera <strong>de</strong>l servicio queda dispersada, se disipa el po<strong>de</strong>r, y<br />

queda apagado el Espíritu <strong>de</strong> Dios.<br />

4:11–12 El siguiente pecado que afronta Santiago es el <strong>de</strong> un espíritu criticón, o hablar<br />

mal contra el hermano. Alguien ha sugerido que hay aquí tres preguntas que <strong>de</strong>beríamos<br />

contestar antes <strong>de</strong> darnos a criticar a otros: ¿Qué bien hace a tu hermano? ¿Qué bien te hace<br />

a ti mismo? ¿Qué gloria para Dios hay en ello?<br />

La ley regia <strong>de</strong>l amor dice que <strong>de</strong>beríamos amar a nuestro prójimo como a nosotros<br />

mismos. Por tanto, hablar mal contra un hermano, o juzgar sus motivos, es lo mismo que<br />

hablar contra esta ley y con<strong>de</strong>narla como carente <strong>de</strong> valor. Quebrantar una ley<br />

<strong>de</strong>liberadamente es tratarla con menosprecio y <strong>de</strong>sdén. Es lo mismo que <strong>de</strong>cir que la ley no<br />

es buena y que no vale la pena obe<strong>de</strong>cerla. «El que rehúsa obe<strong>de</strong>cer está diciendo<br />

tácitamente que aquello no <strong>de</strong>bería ser ley.» Ahora bien, esto pone a aquel que habla mal<br />

<strong>de</strong>l hermano en la extraña posición <strong>de</strong> ser un juez en lugar <strong>de</strong> aquel que ha <strong>de</strong> ser juzgado.<br />

Se presenta como superior a la ley en lugar <strong>de</strong> estar sujeto a la misma. Pero sólo Dios es<br />

superior a la ley; Él es Aquel que la dio y Aquel que juzga por ella. Entonces, ¿quién osa<br />

usurpar el puesto <strong>de</strong> Dios y juzgar al otro?<br />

4:13 El siguiente pecado que <strong>de</strong>nuncia Santiago es planificar <strong>de</strong> una manera<br />

autoconfiada y jactanciosa en in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios (vv. 13–16). Presenta a un negociante<br />

que tiene un plan completo para el futuro. Observemos los <strong>de</strong>talles. Ha pensado en el<br />

tiempo (hoy o mañana); el personal (nosotros); el lugar (a tal ciudad); la duración<br />

(estaremos allá un año); la actividad (traficaremos); y el resultado anticipado<br />

(ganaremos). ¿Qué es lo que está ausente <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>scripción? Ni una vez introduce a Dios<br />

en sus activida<strong>de</strong>s. En la vida es necesario hacer algunos planes para el futuro, pero hacerlo<br />

<strong>de</strong> una manera voluntarista es pecaminoso. Decir «Haremos» o «Haré» es la esencia <strong>de</strong>l<br />

pecado.<br />

Observemos, por ejemplo, las <strong>de</strong>claraciones categóricas <strong>de</strong> Lucifer en Isaías 14:13, 14:<br />

«Subiré al cielo; por encima <strong>de</strong> las estrellas <strong>de</strong> Dios, levantaré mi trono, y en el monte <strong>de</strong> la<br />

Reunión me sentaré, en el extremo norte; sobre las alturas <strong>de</strong> las nubes subiré, y seré<br />

semejante al Altísimo».<br />

4:14 Es un error planificar como si mañana fuese cosa cierta. «No digas… mañana»<br />

(Pr. 3:28). No sabemos lo que será el mañana. Nuestras vidas son tan frágiles e<br />

impre<strong>de</strong>cibles como «un penacho <strong>de</strong> humo» (JPB).<br />

4:15 Dios <strong>de</strong>bería ser consultado en todos nuestros planes, y los <strong>de</strong>beríamos hacer<br />

contando con Su voluntad. Deberíamos vivir y hablar con la conciencia <strong>de</strong> que nuestros<br />

<strong>de</strong>stinos están en Sus manos. Deberíamos <strong>de</strong>cir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos<br />

esto o aquello. Así, en el libro <strong>de</strong> los Hechos, encontramos al Apóstol Pablo diciendo:<br />

«Pero volveré otra vez a vosotros, si Dios quiere» (18:21), y en 1 Corintios 4:19 escribió:<br />

«Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere». A veces los cristianos emplean las letras<br />

«D.V.» para expresar esta conciencia <strong>de</strong> que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios. Estas letras son las iniciales<br />

<strong>de</strong> dos palabras latinas, Deo volente, que significan: Dios queriendo.<br />

4:16 Pero ahora os jactáis en vuestras fanfarronadas, escribe Santiago. Los<br />

cristianos se enorgullecían <strong>de</strong> sus planes jactanciosos para el futuro. Eran arrogantes en su<br />

confianza <strong>de</strong> que nada interferiría en su programación <strong>de</strong> tiempo. Actuaban como si fuesen


los dueños <strong>de</strong> su propio <strong>de</strong>stino. Toda jactancia semejante es mala, porque excluye a<br />

Dios.<br />

4:17 El pecado está, pues, en aquel que sabe hacer lo bueno y no lo hace. En este<br />

contexto, hacer lo bueno es incluir a Dios en cada aspecto <strong>de</strong> nuestras vidas, vivir cada<br />

momento en <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Él. Si sabemos que <strong>de</strong>bemos hacer esto, y no lo hacemos,<br />

evi<strong>de</strong>ntemente estamos pecando. Claro, este principio es <strong>de</strong> más amplia aplicación. En<br />

todas las áreas <strong>de</strong> la vida, la oportunidad para hacer lo bueno nos hace responsables <strong>de</strong><br />

hacerlo. Si sabemos lo que es bueno, estamos en la obligación <strong>de</strong> vivir bajo esta luz. Dejar<br />

<strong>de</strong> hacer lo bueno es pecado contra Dios, contra nuestro prójimo, y contra nosotros<br />

mismos.<br />

En el capítulo 4, Santiago nos ha puesto a prueba tocante a la codicia y al conflicto, y<br />

tocante a planificar sin consultar con el Señor. Por ello, hagámonos las siguientes<br />

preguntas: ¿Estoy continuamente <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> conseguir más cosas, o estoy contento con lo<br />

que tengo? ¿Siento envidia <strong>de</strong> los que tienen más que yo? ¿Oro antes <strong>de</strong> comprar? Cuando<br />

Dios me habla, ¿me someto, o me resisto? ¿Hablo contra mis hermanos? ¿Hago planes sin<br />

consultar con el Señor?<br />

IX. LOS RICOS Y SU VENIDERO REMORDIMIENTO<br />

(5:1–6)<br />

En una <strong>de</strong> las secciones más escrutadoras y punzantes <strong>de</strong> su carta, Santiago ahora lanza<br />

una <strong>de</strong>nuncia contra los pecados <strong>de</strong> los ricos. Sus palabras caen como golpes <strong>de</strong> mazo,<br />

duras e implacables. De hecho, la <strong>de</strong>nuncia es tan fuerte que pocas veces se predica en base<br />

<strong>de</strong> estos versículos.<br />

Aquí vemos a Santiago en el papel <strong>de</strong> profeta <strong>de</strong> la justicia social. Clama en contra <strong>de</strong> la<br />

negligencia <strong>de</strong> los ricos <strong>de</strong> emplear su dinero para el alivio <strong>de</strong> la necesidad humana.<br />

Con<strong>de</strong>na a los que se han enriquecido explotando a sus obreros. Repren<strong>de</strong> el empleo <strong>de</strong> las<br />

riquezas para el capricho propio y para la vida lujosa. Finalmente, exhibe a los ricos como<br />

arrogantes opresores <strong>de</strong> los justos.<br />

5:1 Primero convoca a los ricos a llorar y a aullar a causa <strong>de</strong> las miserias que están a<br />

punto <strong>de</strong> sobrevenirles. Pronto se encontrarán con Dios. Luego se sentirán llenos <strong>de</strong><br />

vergüenza y <strong>de</strong> remordimiento. Verán que han sido mayordomos infieles. Se lamentarán<br />

por las oportunida<strong>de</strong>s que han perdido. Llorarán por su codicia y egoísmo. Se verán<br />

culpables <strong>de</strong> prácticas injustas contra sus empleados. Se darán cuenta <strong>de</strong> lo pecaminoso <strong>de</strong><br />

buscar la seguridad en las cosas materiales y no en el Señor. Y <strong>de</strong>rramarán amargas<br />

lágrimas por la manera en que se han gozado hasta el hartazgo. Santiago menciona cuatro<br />

pecados capitales <strong>de</strong> los ricos. El primero es la acumulación <strong>de</strong> riqueza.<br />

5:2 «Vuestros más ricos bienes se han echado a per<strong>de</strong>r», dice Santiago; «vuestro<br />

atiborrado guardarropa está comido por la polilla; vuestro oro y vuestra plata están<br />

empañados. Sí, su mismo empañamiento será evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> vuestra malvada acumulación y<br />

os encogeréis <strong>de</strong> todo ello como si estuviese al rojo vivo» (JBP).<br />

La Biblia no dice en ningún lugar que ser rico sea pecado. Una persona, por ejemplo,<br />

podría heredar una fortuna <strong>de</strong> la noche a la mañana, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no ha cometido ningún<br />

pecado al hacerse rico así. Pero la Biblia sí enseña que es malo acumular riquezas. El Señor<br />

Jesús prohibió <strong>de</strong> manera expresa la acumulación <strong>de</strong> riqueza. Dijo: «No alleguéis tesoros en<br />

la tierra, don<strong>de</strong> la polilla y el orín corroen, y don<strong>de</strong> los ladrones horadan y hurtan; sino


allegaos tesoros en el cielo, don<strong>de</strong> ni la polilla ni el orín corroen, y don<strong>de</strong> los ladrones no<br />

horadan ni hurtan. Porque don<strong>de</strong> está tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mt. 6:19–<br />

21).<br />

Santiago habla <strong>de</strong> la riqueza en cuatro formas: riquezas, ropas, oro y plata. En los<br />

tiempos <strong>de</strong> la Biblia, la riqueza se contaba a menudo en términos <strong>de</strong> grano, aceite, y otros<br />

productos: ropas, oro y plata. Quizá cuando Santiago dice: Vuestras riquezas se han<br />

podrido, se refiere a que el grano se había agusanado y a que el aceite se había vuelto<br />

rancio. El argumento es que esas cosas habían sido acumuladas hasta el punto en que se<br />

habían echado a per<strong>de</strong>r. Podrían haber sido empleadas para alimentar a los hambrientos;<br />

ahora no valen para nada. Vuestras ropas están comidas <strong>de</strong> polilla, dice. Esto no le<br />

suce<strong>de</strong> a las ropas que se usan <strong>de</strong> manera regular. Pero cuando el guardarropa está tan lleno<br />

<strong>de</strong> ropas que se usan <strong>de</strong> manera muy infrecuente, quedan sujetas al ataque <strong>de</strong> las polillas.<br />

Para Santiago, es moralmente malo acumular ropas <strong>de</strong> esta manera cuando a tantas<br />

personas en el mundo les hacen falta <strong>de</strong>sesperada.<br />

5:3 Vuestro oro y plata se han enmohecido; y su moho testificará contra vosotros,<br />

y <strong>de</strong>vorará vuestras carnes como fuego, prosigue luego. El oro y la plata no se oxidan,<br />

pero sí que se empañan y <strong>de</strong>coloran, y bajo <strong>de</strong>sfavorables condiciones <strong>de</strong> almacenamiento<br />

podrían llegar a ser objeto <strong>de</strong> corrosión. En lugar <strong>de</strong> hacer trabajar su dinero para alimentar<br />

a los hambrientos, vestir a los <strong>de</strong>snudos, proveer medicinas para los enfermos y exten<strong>de</strong>r el<br />

evangelio, los ricos estaban ahorrando su dinero para «días malos». No servía <strong>de</strong> beneficio<br />

para nadie, y finalmente se enmohecía.<br />

El moho, que es manifestación <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> uso y <strong>de</strong> <strong>de</strong>caimiento, será un testimonio<br />

con<strong>de</strong>natorio contra los ricos. Si esto era cierto respecto <strong>de</strong> los ricos en tiempos <strong>de</strong><br />

Santiago, ¿cuánto más cierto no será <strong>de</strong> los creyentes en nuestro tiempo? ¿Cuál no será<br />

nuestra con<strong>de</strong>nación si hemos tenido los medios para esparcir el evangelio y hemos<br />

<strong>de</strong>scuidado emplearlos? ¿Si hemos acumulado cosas materiales cuando podrían haber sido<br />

usadas en la salvación <strong>de</strong> las almas? La expresión su moho … <strong>de</strong>vorará vuestras carnes<br />

como fuego significa que su negligencia al no emplear sus riquezas para el bien <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>más causaría en ellos el más agudo sufrimiento y remordimiento. Cuando sus ojos<br />

que<strong>de</strong>n finalmente abiertos a la crueldad <strong>de</strong> su egoísmo y <strong>de</strong> su codicia (joyas costosas,<br />

elegantes ropas, casas lujosas, autos ostentosos), será para ellos una experiencia can<strong>de</strong>nte,<br />

abrasadora.<br />

5:4 El segundo pecado que ataca Santiago es la adquisición <strong>de</strong> riquezas por no pagar los<br />

salarios justos. Los obreros que han cosechado las tierras se veían privados <strong>de</strong> su justo<br />

salario. Aunque los obreros pudiesen protestar, se veían imposibilitados <strong>de</strong> obtener lo que<br />

les pertenecía. No tenían a nadie en la tierra que abogase por su causa con éxito. Sin<br />

embargo, sus clamores habían sido oídos por el Señor <strong>de</strong> los ejércitos. Aquel que dirige<br />

los ejércitos <strong>de</strong> los cielos es fuerte para actuar en favor <strong>de</strong> las pisoteadas masas <strong>de</strong> la tierra.<br />

El Señor Dios Omnipotente las ayudará y vengará. Así, la Biblia con<strong>de</strong>na no sólo la<br />

acumulación <strong>de</strong> riquezas, sino también su adquisición por medios <strong>de</strong>shonestos. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l<br />

pecado <strong>de</strong> pagar salarios ina<strong>de</strong>cuados, Santiago podría también haber mencionado la<br />

falsificación <strong>de</strong> las <strong>de</strong>claraciones tributarias, la falsificación <strong>de</strong> pesos y medidas, el soborno<br />

<strong>de</strong> inspectores locales u otros funcionarios, la falsa publicidad, y la falsificación <strong>de</strong> cuentas<br />

<strong>de</strong> gastos.<br />

5:5 Luego Santiago <strong>de</strong>nuncia la lujosa vida <strong>de</strong> los ricos. Joyas caras, elegantes vestidos,<br />

comidas suntuosas y hogares como palacios: ¿cómo podían malgastar su dinero en el yo<br />

cuando había multitu<strong>de</strong>s con necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sesperadas? O para traerlo a nuestros propios


días, ¿cómo justificamos la riqueza y extravagancia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y <strong>de</strong>l pueblo cristiano?<br />

Vivimos en un mundo don<strong>de</strong> miles <strong>de</strong> seres mueren a diario <strong>de</strong> hambre. Más <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong><br />

la población <strong>de</strong>l mundo nunca ha oído hablar <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. En un mundo así, ¿cómo<br />

po<strong>de</strong>mos justificar nuestros autos <strong>de</strong>portivos, limusinas, lanchas rápidas? ¿Cómo po<strong>de</strong>mos<br />

gastar el dinero <strong>de</strong>l Señor en hoteles lujosos, en restaurantes selectos, en cualquier forma <strong>de</strong><br />

caprichos personales? La clara enseñanza <strong>de</strong> las Escrituras, la abrumadora necesidad <strong>de</strong>l<br />

mundo, el ejemplo <strong>de</strong>l Salvador y el simple instinto <strong>de</strong> la misma compasión nos dicen que<br />

está mal vivir con comodidad, lujo y holganza mientras haya una sola alma que no haya<br />

oído el evangelio.<br />

Los que viven en <strong>de</strong>leite y se dan al placer <strong>de</strong>senfrenado son asemejados a los que<br />

alimentan sus corazones como en día <strong>de</strong> matanza —a animales, que se alimentan a sí<br />

mismos justo antes <strong>de</strong> su <strong>de</strong>güello, o a soldados que se pasan el tiempo lanzados a adquirir<br />

botín mientras otros mueren a su alre<strong>de</strong>dor.<br />

5:6 La última acusación contra los ricos es que han con<strong>de</strong>nado y dado muerte al<br />

justo, y que él no ha hecho resistencia. Algunos creen que este justo es el Señor Jesús. Sin<br />

embargo, Su muerte fue provocada más bien por los religiosos que por los ricos.<br />

Probablemente sea mejor pensar en el justo como representando a los inocentes en general.<br />

Santiago está pensando en la manera ruda y arrogante con que característicamente los ricos<br />

se han comportado para con sus subordinados. Los han con<strong>de</strong>nado mediante falsas<br />

acusaciones, con lenguaje duro y amenazas. Los han matado, quizá no <strong>de</strong> manera directa,<br />

pero abrumándolos <strong>de</strong> trabajo y pagándoles insuficientemente. Los inocentes no han<br />

ofrecido resistencia. Protestar podría haber resultado en adicionales brutalida<strong>de</strong>s, o el<br />

<strong>de</strong>spido <strong>de</strong> su trabajo.<br />

X. EXHORTACIÓN A LA PACIENCIA (5:7–12)<br />

5:7 Santiago se vuelve ahora a los creyentes que estaban sufriendo opresión, y los<br />

alienta a tener paciencia. El motivo <strong>de</strong> la paciencia es la venida <strong>de</strong>l Señor. Esto pue<strong>de</strong><br />

referirse bien al Arrebatamiento, bien a la venida <strong>de</strong> Cristo a reinar. Ambas cosas se<br />

emplean en el NT como incentivos para soportar con paciencia.<br />

El labrador ilustra la necesidad <strong>de</strong> paciencia. No recoge el mismo día que planta.<br />

Existe un largo periodo <strong>de</strong> espera. Primero ha <strong>de</strong> venir la lluvia temprana, que hace<br />

germinar la semilla. Luego, al final <strong>de</strong> la estación, hay la lluvia tardía, necesaria para<br />

llevar la cosecha a su punto final. Algunos ven en esta referencia a la lluvia temprana y la<br />

tardía una promesa <strong>de</strong> que las bendiciones <strong>de</strong> Pentecostés al comienzo <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la<br />

Iglesia se repetirán antes <strong>de</strong>l Regreso <strong>de</strong>l Señor; pero el tenor general <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong>l<br />

<strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> parecen <strong>de</strong>salentar esta expectativa. Sin embargo, no hay nada que<br />

prohíba esperar a un fiel remanente <strong>de</strong> creyentes llenos <strong>de</strong> fervor para con Dios y dados a la<br />

evangelización mundial. ¿Qué mejor manera <strong>de</strong> dar la bienvenida al Salvador que viene?<br />

5:8 Los males <strong>de</strong> la tierra serán rectificados cuando el Señor vuelva. Así, Su pueblo<br />

<strong>de</strong>bería tener paciencia, como el labrador. Sus corazones <strong>de</strong>berían quedar afianzados con<br />

la certidumbre <strong>de</strong> Su venida.<br />

5:9 Durante los tiempos <strong>de</strong> persecución y angustia no es insólito que las víctimas se<br />

vuelvan las unas contra las otras. Es un rasgo curioso <strong>de</strong> la naturaleza humana que en<br />

tiempos <strong>de</strong> presión acumulamos ira contra los que más amamos. De ahí esta advertencia:<br />

Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis juzgados. Este versículo


es un aviso para los siervos <strong>de</strong>l Señor trabajando juntos bajo circunstancias difíciles. No<br />

<strong>de</strong>beríamos permitir que crezca el resentimiento. A fin <strong>de</strong> cuentas, ¡el juez está ya a las<br />

puertas! Él conoce nuestros pensamientos. Pronto estaremos ante el Tribunal <strong>de</strong> Cristo<br />

para dar cuentas. No <strong>de</strong>beríamos juzgar, para no ser juzgados.<br />

5:10 Los profetas <strong>de</strong>l AT son presentados aquí como ejemplo <strong>de</strong> aflicción y <strong>de</strong><br />

paciencia. Observemos que la aflicción prece<strong>de</strong> a la paciencia. «La tribulación produce<br />

paciencia» (Ro. 5:3). Como se ha explicado, la paciencia, en el NT, significa fortaleza o<br />

firmeza. Debido a su fi<strong>de</strong>lidad en <strong>de</strong>clarar la palabra <strong>de</strong>l Señor, los profetas fueron<br />

perseguidos <strong>de</strong> manera implacable. Pero se mantuvieron firmes, «como viendo al invisible»<br />

(He. 11:27, 32–40).<br />

5:11 Miramos atrás a profetas como Isaías, Jeremías y Daniel con enorme respeto. Los<br />

honramos por sus vidas llenas <strong>de</strong> celo y <strong>de</strong>voción. En este sentido, los llamamos<br />

bienaventurados (RVR). Estamos <strong>de</strong> acuerdo en que ellos tenían razón y que el mundo<br />

estaba en un error. Bien, <strong>de</strong>beríamos recordar que pasaron por gran<strong>de</strong>s pruebas y<br />

aflicciones, y que soportaron con paciencia. Si queremos ser bienaventurados, es sólo<br />

razonable llegar a la conclusión <strong>de</strong> que seremos llamados a compartir lo mismo.<br />

Job es un excelente ejemplo <strong>de</strong> paciencia o fortaleza. Bien pocos hombres en la<br />

historia <strong>de</strong>l mundo habrán sufrido pérdidas tan gran<strong>de</strong>s en tan poco tiempo como Job. Pero<br />

nunca maldijo a Dios ni se apartó <strong>de</strong> Él. Al final, su paciencia fue recompensada. Dios se<br />

reveló, como siempre lo hace, como muy misericordioso y compasivo.<br />

Si no conociésemos lo que Santiago <strong>de</strong>nomina el fin que vino <strong>de</strong>l Señor (V.M.) (el<br />

resultado final al que el Señor hace que las cosas vayan), podríamos sentirnos tentados a<br />

envidiar a los malos. Asaf sintió celos al ver la prosperidad <strong>de</strong> los malvados (Sal. 73:3–17).<br />

Cuanto más pensaba acerca <strong>de</strong> ello, tanto más confuso se sentía. Entonces fue al santuario<br />

<strong>de</strong> Dios y comprendió el fin <strong>de</strong> ellos. Esto disipó toda su envidia. David tuvo la misma<br />

experiencia. En el Salmo 17:15 <strong>de</strong>scribe la porción <strong>de</strong>l creyente en la vida veni<strong>de</strong>ra. En<br />

vista <strong>de</strong> esto, al creyente le conviene mantenerse firme. En el caso <strong>de</strong> Job, el fin que vino<br />

<strong>de</strong>l Señor era que Dios le dio el doble <strong>de</strong> lo que había tenido antes.<br />

5:12 La impaciencia en tiempos <strong>de</strong> prueba se manifiesta también en los juramentos.<br />

Aquí no es cuestión <strong>de</strong> un habla soez, ni primariamente <strong>de</strong> mal<strong>de</strong>cir. Tampoco se refiere a<br />

dar juramento ante un tribunal. La práctica que aquí se prohíbe es el uso irreflexivo <strong>de</strong>l<br />

Nombre <strong>de</strong>l Señor o <strong>de</strong> cualquier otro nombre para dar testimonio <strong>de</strong> la veracidad <strong>de</strong> lo que<br />

uno dice. El cristiano no tendría por qué jurar por nadie ni por nada, ni en el cielo ni en la<br />

tierra. Los que le conocen tendrían que po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que su sí significa sí,<br />

y <strong>de</strong> que su no significa no.<br />

Este pasaje podría aplicarse también como prohibición <strong>de</strong> expresiones innecesarias<br />

como «por el cielo», «que Dios me confunda», «voto al chápiro ver<strong>de</strong>», y otros juramentos<br />

disimulados, o usar «diez» en juramentos (como sucedáneo <strong>de</strong> «Dios»).<br />

Para que no caigáis bajo juicio (o hipocresía, NKJV margen), nos dice Santiago, es<br />

posible que pensando en el tercer mandamiento: «No tomarás el nombre <strong>de</strong> Jehová tu Dios<br />

en vano; porque no dará por inocente Jehová a quien toma su nombre en vano» (Éx. 20:7).<br />

XI. LA ORACIÓN Y LA SANIDAD DE LOS ENFERMOS<br />

(5:13–20)


El tema <strong>de</strong> los versículos finales <strong>de</strong> la Epístola es la oración. Esta palabra aparece siete<br />

veces, bien como nombre, bien como verbo.<br />

5:13 En cada circunstancia <strong>de</strong> la vida, tendríamos que acudir al Señor en oración.<br />

Cuando tenemos problemas, <strong>de</strong>beríamos allegarnos a Él con fervorosas peticiones. En<br />

tiempos <strong>de</strong> regocijo, <strong>de</strong>beríamos elevar nuestro corazón a Él en alabanza. Él quiere ser<br />

introducido en todos los aspectos cambiantes <strong>de</strong> nuestras vidas.<br />

Deberíamos consi<strong>de</strong>rar a Dios como la primera gran Causa <strong>de</strong> todo lo que nos viene en<br />

la vida. No <strong>de</strong>beríamos contemplar lo que Rutherford <strong>de</strong>signó como «el confuso giro <strong>de</strong> las<br />

ruedas <strong>de</strong> las causas segundas». Conducente a la <strong>de</strong>rrota permitirnos ser víctimas <strong>de</strong> las<br />

circunstancias o esperar a que nuestras circunstancias cambien. No <strong>de</strong>beríamos ver otra<br />

mano que la Suya.<br />

Ésta es una <strong>de</strong> las porciones más disputadas <strong>de</strong> la Epístola, y quizá <strong>de</strong> todo el NT. Nos<br />

trae cara a cara con el puesto <strong>de</strong> la sanidad en la vida <strong>de</strong>l creyente hoy.<br />

Antes <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar estos versículos con <strong>de</strong>talle, será <strong>de</strong> utilidad repasar lo que la Biblia<br />

nos enseña acerca <strong>de</strong> enfermedad y sanidad.<br />

LA SANIDAD DIVINA<br />

1. Los cristianos concuerdan en que toda enfermedad es, <strong>de</strong> un modo general, el<br />

resultado <strong>de</strong>l pecado en el mundo. Si el pecado no hubiese entrado nunca, no habría<br />

enfermedad.<br />

2. A veces, la enfermedad es un resultado directo <strong>de</strong>l pecado en la vida <strong>de</strong> la persona.<br />

En 1 Corintios 11:30 leemos sobre ciertos corintios que estaban enfermos porque<br />

participaban <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor sin juzgar el pecado en sus vidas, esto es, sin<br />

confesarlo y <strong>de</strong>jarlo.<br />

3. No toda enfermedad es un resultado directo <strong>de</strong>l pecado en la vida <strong>de</strong> la persona.<br />

Job estuvo enfermo a pesar <strong>de</strong> que era un hombre sumamente recto (Job 1:8). El ciego<br />

<strong>de</strong> nacimiento no estaba sufriendo por pecados que hubiese cometido (Jn. 9:2, 3).<br />

Epafrodito estuvo enfermo a causa <strong>de</strong> su infatigable actividad en la obra <strong>de</strong>l Señor (Fil.<br />

2:30). Gayo estaba espiritualmente sano, pero aparentemente no estaba bien en lo físico<br />

(3 Jn. 2).<br />

4. A veces, la enfermedad es resultado <strong>de</strong> una actividad satánica. Fue Satanás quien<br />

hizo que el cuerpo <strong>de</strong> Job quedase cubierto <strong>de</strong> úlceras (Job 2:7). Fue Satanás quien tenía<br />

impedida a la mujer en Lucas 13:10–17 <strong>de</strong> modo que estaba doblada sin po<strong>de</strong>r<br />

en<strong>de</strong>rezarse: «A quien Satanás tuvo atada durante dieciocho años» (13:16). Pablo tenía<br />

una dolencia física causada por Satanás. La llamaba «una espina en mi carne, un<br />

mensajero <strong>de</strong> Satanás que me abofetee» (2 Co. 12:7).<br />

5. Dios pue<strong>de</strong> sanar, y lo hace. En un sentido muy real, toda sanidad es divina. Uno<br />

<strong>de</strong> los nombres <strong>de</strong> Dios en el AT es Jehová-Rofeka —Jehová tu sanador (Éx. 15:26)—.<br />

Deberíamos reconocer a Dios en cada caso <strong>de</strong> sanidad.<br />

Es evi<strong>de</strong>nte por la Biblia que Dios emplea diferentes medios para sanar. Algunas<br />

veces Él sana por medio <strong>de</strong> procesos corporales naturales. Él ha puesto en el cuerpo<br />

humano unos inmensos po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> recuperación. Los médicos saben que la mayoría <strong>de</strong><br />

dolencias están mitigadas por la mañana. A veces Él sana por medio <strong>de</strong> medicinas. Pablo<br />

aconsejó a Timoteo, por ejemplo: «Usa <strong>de</strong> un poco <strong>de</strong> vino por causa <strong>de</strong> tu estómago» (1<br />

Ti. 5:23). A veces sana por medio <strong>de</strong> «la liberación <strong>de</strong> los temores, resentimientos,<br />

ansieda<strong>de</strong>s y culpas subyacentes». A veces sana por medio <strong>de</strong> médicos y cirujanos.<br />

Jesús enseñó explícitamente que los enfermos necesitan <strong>de</strong> médico (Mt. 9:12). Pablo se<br />

refirió a Lucas como «el médico amado» (Col. 4:14), lo que ciertamente es un


econocimiento <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> médicos entre los cristianos. Dios usa doctores en el<br />

ministerio <strong>de</strong> la sanidad. Como dijo Paré, el famoso cirujano francés: «El cirujano limpia y<br />

venda la herida; Dios la sana».<br />

6. Pero Dios también sana milagrosamente. Los Evangelios contienen muchas<br />

ilustraciones referentes a esto. Sería incorrecto <strong>de</strong>cir que Dios generalmente sana <strong>de</strong> este<br />

modo, pero tampoco <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>cir que nunca lo hace. No hay nada en la Biblia para<br />

<strong>de</strong>salentarnos a creer que Dios pueda sanar hoy <strong>de</strong> una manera milagrosa.<br />

7. Sin embargo, <strong>de</strong>be quedar claro que sanar no siempre es la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

Pablo <strong>de</strong>jó a Trófimo enfermo en Mileto (2 Ti. 4:20). El Señor no sanó a Pablo <strong>de</strong> su<br />

espina en su carne (2 Co. 12:7–10). Si siempre fuese voluntad <strong>de</strong> Dios sanar, ¡algunos<br />

nunca envejecerían ni morirían!<br />

8. Dios no ha prometido sanar en cada caso. Por consiguiente, la sanidad no es algo<br />

que podamos exigirle. En Filipenses 2:27, la sanidad es presentada como una<br />

misericordia, no como algo que tenemos <strong>de</strong>recho a esperar.<br />

9. Aunque es cierto en un sentido general que la sanidad está en la «Expiación»,<br />

todavía no nos han sido dadas todas las bendiciones que pertenecen a la Expiación. Por<br />

ejemplo, la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l cuerpo está incluida en la obra <strong>de</strong> Cristo para nosotros, pero no<br />

la recibiremos hasta que Cristo venga a por Sus santos (Ro. 8:23). En aquel momento<br />

quedaremos total y finalmente sanados <strong>de</strong> todas las dolencias.<br />

10. No es verdad que no ser sanado indique una carencia <strong>de</strong> fe. Si así fuera,<br />

significaría que algunos vivirían in<strong>de</strong>finidamente; pero no es así. Pablo, Trófimo y Gayo no<br />

fueron sanados, y sin embargo su fe era recia y activa.<br />

5:14–15 Volviendo a Santiago 5, vemos lo bien que concuerda con lo que enseña el<br />

resto <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong> la sanidad:<br />

¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, y oren<br />

sobre él, ungiéndole con aceite en el nombre <strong>de</strong>l Señor. Y la oración <strong>de</strong> fe salvará al<br />

enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados.<br />

Si éstos fuesen los únicos versículos en la Biblia sobre la sanidad, podríamos suponer<br />

que un cristiano podría tener la certidumbre <strong>de</strong> la sanidad <strong>de</strong> toda enfermedad que le<br />

sobrevenga en su vida, si cumple las condiciones mencionadas. Sin embargo, ya hemos<br />

visto que no es siempre la voluntad <strong>de</strong> Dios sanar. Por ello, nos vemos llevados a la<br />

conclusión <strong>de</strong> que Santiago no está refiriéndose a todas las formas <strong>de</strong> enfermedad, sino sólo<br />

a ciertas formas, esto es, una enfermedad resultado <strong>de</strong> ciertas circunstancias específicas. La<br />

clave para compren<strong>de</strong>r este pasaje se encuentra en las palabras: Y si ha cometido pecados,<br />

le serán perdonados. La sanidad en esta sección está relacionada con el perdón <strong>de</strong><br />

pecados.<br />

Aquí tenemos a un hombre que ha cometido algún pecado, quizá afectando al<br />

testimonio <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local. Poco <strong>de</strong>spués es azotado por una enfermedad. Se da cuenta <strong>de</strong><br />

que su enfermedad es resultado directo <strong>de</strong> su pecado. Dios lo está disciplinando para<br />

<strong>de</strong>volverlo a la comunión. Se arrepiente <strong>de</strong>l pecado y lo confiesa a Dios. Pero por cuanto el<br />

pecado también ha afectado al testimonio público <strong>de</strong> la asamblea, llama a los ancianos y<br />

les hace también a ellos una plena confesión. Ellos oran sobre él, ungiéndole con aceite en<br />

el nombre <strong>de</strong>l Señor. Esta oración <strong>de</strong> fe salva al enfermo, y el Señor lo levantará. Es<br />

una promesa concreta <strong>de</strong>l Señor que allí don<strong>de</strong> la enfermedad es un resultado directo <strong>de</strong>l<br />

pecado, y cuando este pecado es confesado y <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> la manera <strong>de</strong>scrita, el Señor sanará.<br />

Alguien dirá: «¿Cómo sabemos que alguien ha cometido pecados y que ha sido llevado<br />

al arrepentimiento y a la confesión?». La respuesta es que la parte final <strong>de</strong>l versículo 15


habla acerca <strong>de</strong> sus pecados y <strong>de</strong> que le son perdonados. Y sabemos que los pecados son<br />

perdonados sólo como resultado <strong>de</strong> la confesión (1 Jn. 1:9).<br />

Alguien más objetará: «No dice que ha cometido pecados; dice: si ha cometido<br />

pecados». Cierto, pero todo el contexto tiene que ver con la confesión <strong>de</strong> los pecados y la<br />

restauración <strong>de</strong> un recaído. Observemos lo siguiente: «Confesaos vuestras faltas unos a<br />

otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados». La sequía mencionada en los<br />

versículos 17 y 18 fue un juicio <strong>de</strong> Dios sobre Israel <strong>de</strong>bido al pecado. Fue levantado<br />

<strong>de</strong>spués que se volvieron al Señor, reconociéndolo como el verda<strong>de</strong>ro Dios (1 R. 18:39).<br />

Los versículos 19 y 20 tratan claramente acerca <strong>de</strong> la restauración <strong>de</strong> un recaído, como<br />

veremos.<br />

Todo el contexto <strong>de</strong> Santiago 5:13–20 implica que la sanidad prometida por Dios es<br />

para una persona cuya enfermedad resulta <strong>de</strong>l pecado, y que confiesa el pecado a los<br />

ancianos. La responsabilidad <strong>de</strong> los ancianos es que oren sobre él, ungiéndole con aceite.<br />

Algunos interpretan el aceite aquí como significando el uso <strong>de</strong> medios medicinales, por<br />

cuanto el aceite era una forma <strong>de</strong> medicina en los tiempos en que Santiago escribía (Lc.<br />

10:34). Otro punto <strong>de</strong> vista es que lo que se significa es el uso ritual <strong>de</strong>l aceite. Este punto<br />

<strong>de</strong> vista queda fortalecido por las palabras en el nombre <strong>de</strong>l Señor. En otras palabras: la<br />

unción <strong>de</strong>bía hacerse con Su autoridad y en obediencia a Su palabra. El aceite era a veces<br />

empleado por los apóstoles al efectuar curas milagrosas (Mr. 6:13). El po<strong>de</strong>r sanador no<br />

estaba en el aceite, sino que el aceite simbolizaba el Espíritu Santo en Su ministerio <strong>de</strong><br />

sanidad (1 Co. 12:9).<br />

Algunos objetarán que el uso ritual <strong>de</strong>l aceite no es consecuente con la Edad <strong>de</strong> la<br />

Gracia, con su <strong>de</strong>svalorización <strong>de</strong> las ceremonias y <strong>de</strong> los ritos. Sin embargo, empleamos el<br />

pan y el vino como símbolos <strong>de</strong>l cuerpo y la sangre <strong>de</strong> Cristo, y empleamos el agua en el<br />

bautismo. Asimismo, las mujeres se cubren en la asamblea como símbolos <strong>de</strong> su<br />

sometimiento al hombre. Entonces, ¿por qué hemos <strong>de</strong> objetar al uso ritual <strong>de</strong>l aceite?<br />

Como respuesta a la oración <strong>de</strong> fe, Dios sanará al enfermo. Es una oración <strong>de</strong> fe<br />

porque se basa en las promesas <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. No se trata en absoluto <strong>de</strong> la cantidad<br />

<strong>de</strong> fe que tengan los ancianos, o <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> fe que tenga la persona enferma. Los<br />

ancianos pue<strong>de</strong>n orar con total certidumbre pues Dios ha prometido levantar al hombre<br />

cuando se hayan cumplido plenamente las condiciones <strong>de</strong>scritas.<br />

Así, para recapitular, creemos que los vv. 14 y 15 se aplican a un caso en el que una<br />

persona está enferma como resultado directo <strong>de</strong> algún pecado. Cuando se da cuenta <strong>de</strong> esto<br />

y se arrepiente, <strong>de</strong>bería llamar a los ancianos <strong>de</strong> la asamblea, y hacer una plena confesión<br />

ante ellos. Ellos <strong>de</strong>berían entonces orar sobre él, ungiéndole con aceite en el nombre <strong>de</strong>l<br />

Señor. Pue<strong>de</strong>n orar con fe por su recuperación, por cuanto Dios aquí promete sanar al<br />

enfermo.<br />

5:16a Confesaos vuestras faltas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis<br />

sanados. Una lectura superficial <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>claración podría dar la impresión <strong>de</strong> que<br />

<strong>de</strong>bemos contar a los <strong>de</strong>más todo acerca <strong>de</strong> nuestros pecados secretos. ¡Pero esto no es en<br />

absoluto lo que aquí se está diciendo! Santiago se refiere a que cuando pecamos contra<br />

alguien, <strong>de</strong>beríamos estar dispuestos a confesar este pecado a la persona a la que hemos<br />

dañado.<br />

También <strong>de</strong>beríamos orar unos por otros. En vez <strong>de</strong> guardar rencor y <strong>de</strong>jar amontonar<br />

los resentimientos, <strong>de</strong>beríamos mantenernos en comunión con otros mediante la confesión<br />

y la oración.


La sanidad física está vinculada con la restauración física. Observemos cómo Santiago<br />

vincula la confesión, la oración y la sanidad. Es una clara indicación <strong>de</strong> la vital relación<br />

entre lo físico y lo espiritual. El hombre es un ser tripartito: espíritu, alma y cuerpo (1 Ts.<br />

5:23). Lo que afecta a una parte <strong>de</strong> él afecta a todas sus partes. En el AT, el sacerdote era<br />

también el médico. Era él quien diagnosticaba la lepra, y era él quien la pronunciaba<br />

sanada, por ejemplo. Al combinar así los oficios <strong>de</strong> sacerdote y médico en una persona, el<br />

Señor indicaba el estrecho vínculo entre el espíritu y el cuerpo.<br />

El campo <strong>de</strong> la medicina psicosomática reconoce este vínculo e investiga los problemas<br />

personales que pudiesen estar causando problemas físicos. Pero la medicina mo<strong>de</strong>rna no<br />

tiene el remedio para el pecado. La liberación <strong>de</strong> la culpa, contaminación, po<strong>de</strong>r y pena <strong>de</strong>l<br />

pecado sólo pue<strong>de</strong>n venir sobre la base <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo, y por la confesión a Dios y a<br />

los hombres. Con mayor frecuencia <strong>de</strong> lo que queremos admitir, las enfermeda<strong>de</strong>s son<br />

causadas por el pecado —pecados como la glotonería, la ansiedad, la ira y un espíritu<br />

implacable, la intemperancia, los celos, el egoísmo y la soberbia—. El pecado en la vida<br />

trae enfermeda<strong>de</strong>s y a veces la muerte (1 Co. 11:30). Deberíamos confesar y <strong>de</strong>jar el<br />

pecado en cuanto nos damos cuenta <strong>de</strong> que ha entrado en nuestras vidas. Todos los pecados<br />

<strong>de</strong>berían ser confesados a Dios. A<strong>de</strong>más, los pecados cometidos contra otras personas<br />

<strong>de</strong>berían ser también confesados a ellas. Es vital para nuestra salud espiritual y bueno para<br />

nuestra salud física.<br />

5:16b–18 Hay un po<strong>de</strong>r enorme el que está disponible a través <strong>de</strong> la oración ferviente<br />

<strong>de</strong> un hombre bueno. ¿Recordáis a Elías? Era un hombre como nosotros, pero oró<br />

fervientemente que no lloviese. De hecho, no cayó una gota <strong>de</strong> agua sobre la tierra durante<br />

tres años y medio. Luego volvió a orar; los cielos dieron la lluvia, y la tierra brotó dando<br />

vegetación como siempre (JBP).<br />

Este inci<strong>de</strong>nte está registrado en 1 Reyes 17:1–19:10. Acab era rey <strong>de</strong> Israel en aquel<br />

entonces. Por medio <strong>de</strong> su mujer Jezabel, se hizo adorador <strong>de</strong> Baal, y llevó a su pueblo a<br />

esta vil forma <strong>de</strong> idolatría. «Acab [hizo] más que todos los reyes <strong>de</strong> Israel que reinaron<br />

antes que él, para provocar la ira <strong>de</strong> Jehová Dios <strong>de</strong> Israel» (16:33). Fue como resultado<br />

directo <strong>de</strong>l pecado que sobrevino la sequía en Israel durante tres años y medio.<br />

Luego Elías tuvo el famoso <strong>de</strong>safío con los sacerdotes <strong>de</strong> Baal en el Monte Carmelo.<br />

Cuando cayó el fuego <strong>de</strong>l Señor y consumió el holocausto, el altar y el agua, la gente quedó<br />

convencida, y se volvieron al Señor. Otra vez oró Elías, y cesó la sequía. El ejemplo <strong>de</strong><br />

Elías nos es dado como aliento para que oremos por los que han pecado y se han apartado<br />

<strong>de</strong> comunión con Dios. La oración eficaz <strong>de</strong>l justo tiene mucha fuerza, o, como alguien<br />

la ha parafraseado: «La oración <strong>de</strong> un hombre cuyo corazón es recto para con Dios obra<br />

maravillas.» Para que no nos sintamos tentados a pensar que pertenecía a una creación más<br />

excelsa que nosotros, Santiago nos recuerda que Elías era hombre con la misma clase <strong>de</strong><br />

frágil carne. Era un mero hombre, sujeto a las mismas <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y pasiones que los otros<br />

hombres.<br />

5:19–20 En los versículos prece<strong>de</strong>ntes hemos visto cómo los ancianos <strong>de</strong> la asamblea<br />

son usados para la restauración <strong>de</strong> un santo que ha pecado. Y hemos visto a Elías usado en<br />

la restauración (parcial y temporal) <strong>de</strong> una nación apartada <strong>de</strong> Dios. Ahora somos<br />

exhortados a darnos a este ministerio <strong>de</strong> tan gran alcance.<br />

El versículo 19 <strong>de</strong>scribe a un hermano cristiano que se ha extraviado <strong>de</strong> la verdad,<br />

bien en doctrina, bien en práctica. Otro hermano hace <strong>de</strong> esto cuestión <strong>de</strong> oración ferviente<br />

y creyente, y <strong>de</strong> esta manera amante le hace volver a la comunión con Dios y con sus<br />

hermanos y hermanas en Cristo. ¡Cuán gran<strong>de</strong> la significación <strong>de</strong> este ministerio! Primero,


salvará a su errante hermano <strong>de</strong> morir prematuramente bajo la mano disciplinadora <strong>de</strong><br />

Dios. En segundo lugar, cubrirá una multitud <strong>de</strong> pecados. Son perdonados y olvidados<br />

por Dios. También son perdonados por los hermanos creyentes y velados <strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong>l<br />

mundo exterior. Hoy necesitamos este ministerio. En nuestro celo por evangelizar a los<br />

perdidos, quizá no prestamos la suficiente atención a aquellas ovejas <strong>de</strong> Cristo que se han<br />

extraviado, yéndose <strong>de</strong>l redil.<br />

Una vez más Santiago ha estado aguijoneando nuestras conciencias con respecto a las<br />

varias áreas <strong>de</strong> la vida cristiana. Por ejemplo, nos ha estado preguntando: ¿Estás<br />

acumulando tesoros en la tierra? ¿Son totalmente honrados tus métodos en los negocios?<br />

Por ejemplo, ¿tus <strong>de</strong>claraciones tributarias? ¿Vives lujosamente, o vives abnegadamente,<br />

para que otros puedan llegar a conocer al Salvador? Cuando pecas contra alguna otra<br />

persona, ¿estás dispuesto a ir a pedirle perdón? Cuando enfermas, ¿a quién contactas<br />

primero: al médico o al Señor? Cuando ves que un hermano cae en pecado, ¿lo criticas o<br />

intentas restaurarlo?<br />

Y así llegamos al final <strong>de</strong> esta práctica y breve epístola. En ella hemos visto la fe puesta<br />

a prueba. Hemos visto la fe probada por los problemas <strong>de</strong> la vida, por tentaciones impías,<br />

por la obediencia a la palabra <strong>de</strong> Dios. El hombre que dice tener fe ha sido <strong>de</strong>safiado a que<br />

la exhiba evitando la parcialidad o el esnobismo, y a <strong>de</strong>mostrarla mediante una vida <strong>de</strong><br />

buenas obras. La realidad <strong>de</strong> la fe se ve en el habla <strong>de</strong> una persona. El creyente apren<strong>de</strong> a<br />

rendir su lengua al señorío <strong>de</strong> Cristo. La verda<strong>de</strong>ra fe va acompañada <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra<br />

sabiduría; la vida <strong>de</strong> envidia y <strong>de</strong> altercados es cambiada por la <strong>de</strong> una piedad práctica.<br />

La fe evita las pen<strong>de</strong>ncias, las luchas y los celos que surgen <strong>de</strong> la codicia y <strong>de</strong> la<br />

ambición mundana. Evita un espíritu duro y crítico. Evita la autoconfianza que <strong>de</strong>ja a Dios<br />

<strong>de</strong> los planes <strong>de</strong> la vida. La fe soporta las pruebas por la manera en que gana y gasta su<br />

dinero. A pesar <strong>de</strong> la opresión, manifiesta fortaleza y paciencia con vistas al Regreso <strong>de</strong>l<br />

Señor. Su modo <strong>de</strong> hablar es uniformemente honrado, no precisando <strong>de</strong> juramentos para dar<br />

testimonio <strong>de</strong> lo que dice.<br />

La fe acu<strong>de</strong> a Dios en todas las cambiantes circunstancias <strong>de</strong> la vida. En la enfermedad,<br />

busca causas espirituales. Por la confesión a Dios y a aquellos que han sido dañados, quita<br />

estas posibles causas. Finalmente, la fe sale en amor y compasión hacia aquellos que se han<br />

apartado.<br />

Tu fe y la mía están a prueba cada día. ¿Cuál es el veredicto <strong>de</strong>l Juez?<br />

Bibliografía<br />

Adamsom, J. The Epistle of James (NIC). Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing<br />

Company, 1976.<br />

Brown, Charles. The General Epistle of James: A Devotional Commentary. Phila<strong>de</strong>lphia:<br />

The Union Press, 1907.<br />

Gaebelein, Frank. The Practical Epistle of James. Great Neck, N.Y.: Doniger & Raughley,<br />

Inc., 1955.<br />

Johnstone, Robert. Lectures Exegetical and Practical on the Epistle of James. Minneapolis:<br />

Klock & Klock Christian Publishers (Reprint of 1871 ed.).<br />

Kelly, William. The Epistle of James. Londres: F. E. Race, 1913.<br />

King, Guy H. A Belief that Behaves. Londres: Marshall, Morgan & Scott, Ltd., 1954.<br />

Zodhiates, Spiros. The Behavior of Belief. Grand Rapids: Eerdmans Publishing Co., 1959.


Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 14: Santiago. CLIE, Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico-Carroll. Vol. 10: Stg./Ts./Cor. CLIE, Terrassa.<br />

Fickett, Harold L. Santiago: La fe en acción. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario M. Henry Vol. 13 Stg/Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H.A. Estudios sobre Santiago, 1ª y 2ª Pedro. CLIE, Terrassa.<br />

Rudd, A. B. Epístolas Generales. CLIE, Terrassa.


LA PRIMERA EPÍSTOLA DE PEDRO<br />

Introducción<br />

«Si no supiéramos quién escribió esta carta, nos veríamos obligados a <strong>de</strong>cir: “Es un<br />

hombre como una roca el que así escribe, cuya alma reposa sobre un fundamento <strong>de</strong> roca,<br />

y que con su po<strong>de</strong>roso testimonio empren<strong>de</strong> la tarea <strong>de</strong> fortalecer las almas <strong>de</strong> otros frente<br />

al embate <strong>de</strong> las tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aflicción que se abaten sobre ellos y para establecerlos<br />

sobre el verda<strong>de</strong>ro fundamento <strong>de</strong> la peña”.»<br />

Wiesinger<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Los cristianos en países musulmanes y marxistas están tan acostumbrados a la<br />

represión, hostilidad e incluso persecución directa, que casi la esperan. Para ellos, 1 Pedro<br />

es un auxilio práctico inmenso para aceptar el sufrimiento como cosa permitida por el<br />

Señor y como benéfico para producir ciertas cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>seables, como la perseverancia.<br />

Los cristianos en Occi<strong>de</strong>nte, especialmente en los países <strong>de</strong> habla inglesa con su gran<br />

herencia bíblica, no se han ajustado aún a la oposición pública a la fe. Hasta hace poco<br />

tiempo, el estado al menos le sonreía a la unidad familiar como elemento básico <strong>de</strong> la<br />

sociedad e incluso alentaba a la asistencia a «la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> su elección». Esto ya ha<br />

terminado. El gobierno, especialmente a nivel local, parece emplear a sus jueces,<br />

instituciones educativas y especialmente a los medios <strong>de</strong> educación, para dar falsas<br />

<strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> los cristianos creyentes en la Biblia, ridiculizarlos e incluso difamarlos. La<br />

radio, la televisión, las películas, los diarios, las revistas y los comunicados oficiales<br />

promueven la inmoralidad, la bebida, la falsedad e incluso la blasfemia. El cristianismo es<br />

actualmente «contracultura», y cuanto antes los creyentes aprendan las lecciones que el<br />

Apóstol Pedro enseña en su Primera Carta, tanto más bien preparados estarán para los<br />

últimos años <strong>de</strong>l siglo veinte y los primeros <strong>de</strong>l siglo veintiuno —si nuestro Señor no ha<br />

venido aún.<br />

II. Paternidad<br />

Evi<strong>de</strong>ncia Externa<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> que Pedro escribió esta Epístola es temprana y casi universal.<br />

Eusebio consi<strong>de</strong>ra a 1 Pedro como entre los libros aceptados por todos los creyentes<br />

(homologoumena). Policarpo y Clemente <strong>de</strong> Alejandría lo aceptan. El hecho <strong>de</strong> que no se<br />

halle en el «canon» <strong>de</strong> Marción no <strong>de</strong>bería sorpren<strong>de</strong>r, porque sólo aceptaba las Cartas <strong>de</strong><br />

Pablo. El Canon <strong>de</strong> Muratori no menciona 1 Pedro, pero pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>berse a la naturaleza<br />

fragmentaria <strong>de</strong>l documento.<br />

Es bien posible que 2 Pedro 3:1 sea el más antiguo testimonio <strong>de</strong> 1 Pedro. Incluso los<br />

que piensan que Pedro no fue el autor <strong>de</strong> 2 Pedro (véase Introducción a 2 Pedro) siguen<br />

consi<strong>de</strong>rando esa carta lo suficientemente antigua como para ser un testimonio válido <strong>de</strong> 1<br />

Pedro, si ciertamente 2 Pedro 3:1 es una referencia a esta primera Carta.


Evi<strong>de</strong>ncia Interna<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna que induce a algunos a dudar <strong>de</strong> la paternidad petrina es el<br />

excelente griego que se emplea. ¿Podía un pescador <strong>de</strong> Galilea escribir tan bien? Muchos<br />

dicen que «No». Sin embargo como nuestra propia cultura ilustra ampliamente, los<br />

hombres con inclinación por la palabra y la oratoria pública se vuelven a veces usuarios<br />

<strong>de</strong>stacados <strong>de</strong>l lenguaje estándar sin una instrucción formal en instituciones superiores <strong>de</strong><br />

enseñanza. Pedro había tenido treinta años <strong>de</strong> experiencia en predicación, por no mencionar<br />

la inspiración <strong>de</strong>l Espíritu Santo y la probable ayuda <strong>de</strong> Silvano en la redacción <strong>de</strong> la carta.<br />

Cuando Hechos 4:13 se refiere a que Pedro y Juan eran hombres sin letras, significa<br />

meramente que carecían <strong>de</strong> una instrucción rabínica formal.<br />

Las referencias en 1 Pedro a la vida y al ministerio <strong>de</strong> Pedro son amplias, como lo<br />

<strong>de</strong>mostrará la siguiente selección <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles:<br />

El escritor implica en 1:8 que había visto a Jesús <strong>de</strong> una forma que no lo habían hecho<br />

sus lectores. Dice: «A quien amáis sin haberle visto», en segunda persona, no en primera.<br />

Veremos en otros pasajes que el escritor había acompañado al Señor.<br />

Los primeros diez versículos <strong>de</strong>l capítulo 2 presentan a Cristo como la Piedra Angular,<br />

y así nos retrotraen al inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Cesarea <strong>de</strong> Filipos (Mt. 16:13–20). Cuando Pedro<br />

confesó a Jesús como el Cristo, el Hijo <strong>de</strong>l Dios viviente, el Señor Jesús anunció que Su<br />

<strong>iglesia</strong> sería edificada sobre este fundamento, es <strong>de</strong>cir, sobre la verdad <strong>de</strong> que Cristo es el<br />

Hijo <strong>de</strong>l Dios viviente. Él es la Piedra Angular y Fundamento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

La referencia a las piedras vivas en 2:5 recuerda el inci<strong>de</strong>nte en Juan 1:42, don<strong>de</strong> el<br />

nombre <strong>de</strong> Simón fue cambiado a Cefas (arameo) o Pedro (griego), significando ambos<br />

piedra. Por medio <strong>de</strong> la fe en Cristo, Pedro vino a ser una piedra viviente. No es<br />

sorpren<strong>de</strong>nte que tenga tanto que <strong>de</strong>cir sobre las piedras en el capítulo 2. En 2:7, el escritor<br />

cita el Salmo 118:22: «La piedra que <strong>de</strong>secharon los edificadores ha venido a ser la piedra<br />

principal <strong>de</strong>l ángulo». Éste es el mismo pasaje que Pedro citó cuando fue convocado<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los gobernantes, ancianos y escribas en Jerusalén (Hch. 4:11).<br />

Al oír al apóstol exhortando a sus lectores a que se sometan a las autorida<strong>de</strong>s<br />

gubernamentales (2:13–17), nos retrotraemos al tiempo en que el mismo Pedro no se<br />

sometió, sino que cortó la oreja <strong>de</strong>l siervo <strong>de</strong>l sumo sacerdote (Jn. 18:10). De modo que su<br />

consejo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ser inspirado, tiene el timbre <strong>de</strong> la experiencia práctica.<br />

El capítulo 2:21–24 indica un conocimiento directo <strong>de</strong>l juicio y <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús. Pedro nunca podría olvidar la paciencia y el callado sufrimiento <strong>de</strong>l Salvador. En<br />

2:24 tenemos una referencia a la forma <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Salvador: por crucifixión. Esta<br />

<strong>de</strong>scripción parece ser un eco <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Pedro en Hechos 5:30 y 10:39.<br />

Cuando Pedro escribió que sus lectores habían vuelto al Pastor y Guardián <strong>de</strong> sus almas<br />

(2:25), bien podía haber tenido en mente su propia restauración (Jn. 21:15–19), <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

su negación <strong>de</strong>l Señor.<br />

El recordatorio <strong>de</strong> que «el amor cubrirá multitud <strong>de</strong> pecados» (4:8) pue<strong>de</strong> volver sobre<br />

las preguntas <strong>de</strong> Pedro: «Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra<br />

mí? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino aun hasta setenta<br />

veces siete» (Mt. 18:21, 22). En otras palabras, <strong>de</strong> forma in<strong>de</strong>finida.<br />

En 4:16 se nos dice que si alguno sufre como cristiano, no <strong>de</strong>bería avergonzarse, sino<br />

que <strong>de</strong>bería glorificar a Dios con este nombre. Comparar esto con Hechos 5:40–42, don<strong>de</strong><br />

Pedro y los otros apóstoles, tras haber sido azotados, <strong>de</strong>jaron el concilio, «gozosos <strong>de</strong> haber<br />

sido tenidos por dignos <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer afrenta por causa <strong>de</strong>l Nombre».


El escritor <strong>de</strong> la Epístola se i<strong>de</strong>ntifica como testigo <strong>de</strong> los sufrimientos <strong>de</strong> Cristo (5:1).<br />

La expresión «participante <strong>de</strong> la gloria que ha <strong>de</strong> ser revelada» pue<strong>de</strong> ser una alusión a la<br />

transfiguración. Pedro, pues, estuvo presente en ambas ocasiones.<br />

El gentil consejo pastoral <strong>de</strong> «pastoread la grey <strong>de</strong> Dios que está entre vosotros» (5:2)<br />

nos recuerda las palabras <strong>de</strong>l Salvador a Pedro: «Apacienta mis cor<strong>de</strong>ros … Pastorea mis<br />

ovejas … Apacienta mis ovejas» (Jn. 21:15–17).<br />

El lenguaje <strong>de</strong> 5:5, «Revestíos <strong>de</strong> humildad», es intensamente reminiscente <strong>de</strong>l<br />

inci<strong>de</strong>nte en Juan 13, en el que Jesús se revistió con un <strong>de</strong>lantal <strong>de</strong> esclavo y lavó los pies<br />

<strong>de</strong> Sus discípulos. De hecho, la sección sobre soberbia y humildad (5:5, 6) es tanto más<br />

significativa cuando recordamos la orgullosa <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> que nunca negaría al<br />

Señor (Mr. 14:29–31) y su posterior triple negación <strong>de</strong>l Salvador (Mr. 14:67–72).<br />

Una referencia final que pue<strong>de</strong> estar relacionada con la experiencia <strong>de</strong> Pedro se<br />

encuentra en 5:8: «Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alre<strong>de</strong>dor<br />

buscando a quien <strong>de</strong>vorar». Cuando Pedro escribió esto, ¿estaría acaso pensando en aquella<br />

ocasión en la que Jesús le dijo: Simón, he aquí que Satanás ha solicitado po<strong>de</strong>r para<br />

zaran<strong>de</strong>aros como a trigo… (Lucas 22:31)?<br />

III. Fecha<br />

La enseñanza <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> que el gobierno es generalmente útil para los que quieren<br />

hacer lo recto (1 P. 2:13–17) es consi<strong>de</strong>rado por muchos como <strong>de</strong>masiado conciliadora para<br />

haber sido escrita <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l comienzo <strong>de</strong> la feroz persecución <strong>de</strong> Nerón contra los<br />

cristianos (64 d.C.). En todo caso, la Carta no pue<strong>de</strong> estar <strong>de</strong>masiado alejada <strong>de</strong> este<br />

tiempo, probablemente el 64 o el 65.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Como se ha observado, Pedro está tratando <strong>de</strong> manera especial con el sufrimiento en la<br />

vida cristiana. Hasta ahora, sus lectores parecen haber sufrido calumnia y ridículo por<br />

Cristo (4:14, 15). La cárcel, las confiscaciones <strong>de</strong> propieda<strong>de</strong>s y la muerte violenta para<br />

muchos eran cosas que aparentemente quedaban todavía en el futuro. Pero el sufrimiento no<br />

es el único tema <strong>de</strong> esta gran Carta. Se incluye enseñanza sobre las bendiciones heredadas<br />

por la aceptación <strong>de</strong>l evangelio, y sobre las relaciones apropiadas <strong>de</strong> los creyentes con el<br />

mundo, el estado, la familia y la <strong>iglesia</strong>, e instrucción sobre ancianos y la disciplina.<br />

Des<strong>de</strong> «Babilonia» —bien la ciudad literal sobre el Éufrates con su comunidad judía, o<br />

bien la Babilonia espiritual sobre el Tíber (Roma)— el apóstol envía esta carta a las<br />

provincias orientales <strong>de</strong> lo que ahora es Turquía.<br />

BOSQUEJO<br />

I. LOS PRIVILEGIOS Y DEBERES DEL CREYENTE (1:1–2:10)<br />

A. Salutación (1:1–2)<br />

B. Su posición como creyente (1:3–12)<br />

C. Su conducta a la luz <strong>de</strong> su posición (1:13–2:3)<br />

D. Sus privilegios en la nueva casa y sacerdocio (2:4–10)<br />

II. LAS RELACIONES DEL CREYENTE (2:11–4:6)


A. Como peregrino en relación con el mundo (2:11–12)<br />

B. Como ciudadano en relación con el gobierno (2:13–17)<br />

C. Como siervo en relación con su amo (2:18–25)<br />

D. Como esposa en relación con su esposo (3:1–6)<br />

E. Como esposo en relación con su esposa (3:7)<br />

F. Como hermano en relación con la comunión (3:8)<br />

G. Como sufriente en relación con los perseguidores (3:9–4:6)<br />

III. EL SERVICIO Y EL SUFRIMIENTO DEL CREYENTE (4:7–5:14)<br />

A. Imperativos apremiantes para los últimos días (4:7–11)<br />

B. Exhortaciones y explicaciones acerca <strong>de</strong>l sufrimiento (4:12–19)<br />

C. Exhortaciones y salutaciones (5:1–14)<br />

Comentario<br />

I. LOS PRIVILEGIOS Y DEBERES DEL CREYENTE (1:1–<br />

2:10)<br />

A. Salutación (1:1–2)<br />

1:1 El amado pescador se presenta como Pedro, apóstol <strong>de</strong> Jesucristo. Había sido<br />

comisionado por el Señor Jesús como uno <strong>de</strong> los doce originales apóstoles, llamado a ser<br />

heraldo <strong>de</strong> un mensaje glorioso, transformador. Al respon<strong>de</strong>r al llamamiento divino, había<br />

pasado a ser un pescador <strong>de</strong> hombres.<br />

Todos los creyentes son llamados a representar los intereses <strong>de</strong> Cristo aquí en la tierra.<br />

Se supone <strong>de</strong> todos nosotros que hemos <strong>de</strong> ser misioneros, bien en nuestro propio país, bien<br />

en el extranjero. Éste es el propósito central <strong>de</strong> nuestra vida como seguidores <strong>de</strong> Jesús: todo<br />

lo <strong>de</strong>más está subordinado a esto.<br />

La carta se dirige a los expatriados (V.M.) dispersados por Ponto, Galacia,<br />

Capadocia, Asia y Bitinia. ¿Quiénes eran estos exiliados?<br />

El uso que hace Pedro <strong>de</strong>l término «<strong>de</strong> la dispersión» (V.M.) nos predispone a pensar<br />

que eran creyentes judíos, porque Santiago emplea la misma palabra acerca <strong>de</strong> creyentes <strong>de</strong><br />

las doce tribus <strong>de</strong> Israel (Stg. 1:1). También la palabra en Juan 7:35 <strong>de</strong>scribe a judíos<br />

esparcidos entre los gentiles.<br />

Pero es muy probable que Pedro está escribiendo a los creyentes gentiles que habían<br />

sido dispersados por la persecución entre las naciones alre<strong>de</strong>dor. Al hacerlo así, toma<br />

muchos <strong>de</strong> los nombres que habían sido anteriormente aplicados al pueblo terrenal <strong>de</strong> Dios<br />

y los aplica a la nueva sociedad <strong>de</strong> Dios, la <strong>iglesia</strong>. Los llama elegidos (1:2), linaje<br />

escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión <strong>de</strong> Dios (2:9).<br />

También da otras tres indicaciones <strong>de</strong> que está escribiendo a creyentes gentiles. Se refiere a<br />

la vana manera <strong>de</strong> vivir que habían recibido <strong>de</strong> sus padres (1:14, 18). Los <strong>de</strong>scribe como<br />

esos que en tiempo pasado no eran pueblo (2:10). Finalmente, en 4:3 dice que habían<br />

vivido antes como gentiles. De modo que hay po<strong>de</strong>rosas evi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> que la Diáspora o<br />

Dispersión a la que escribe Pedro es la <strong>iglesia</strong> cristiana, compuesta mayormente por gentes<br />

que antes <strong>de</strong> su conversión eran gentiles. Si se objeta que Pedro era <strong>de</strong> manera preeminente


el apóstol a los judíos, se <strong>de</strong>be observar que esto no impedía que ministrase a los gentiles.<br />

Es cosa cierta que Pablo, el apóstol a los gentiles, pasaba tiempo ministrando a los judíos.<br />

1:2 Los receptores <strong>de</strong> la carta son adicionalmente <strong>de</strong>signados mediante una cuádruple<br />

progresión <strong>de</strong> su salvación que implica a las tres Personas <strong>de</strong> la Trinidad.<br />

Primero, fueron elegidos según la presciencia <strong>de</strong> Dios Padre. Esto significa que en<br />

una eternidad pasada, Dios los eligió para que le perteneciesen. La doctrina <strong>de</strong> la elección<br />

divina no es siempre popular, pero tiene esta virtud: <strong>de</strong>ja que Dios sea Dios. Los intentos <strong>de</strong><br />

hacerla aceptable al hombre sólo consiguen <strong>de</strong>traer <strong>de</strong> la soberanía <strong>de</strong> Dios. Cualquier<br />

dificultad en conciliar la elección divina con la responsabilidad humana existe sólo en la<br />

mente <strong>de</strong>l hombre, no en la <strong>de</strong> Dios. La Biblia enseña ambas doctrinas, y <strong>de</strong>beríamos creer<br />

las dos. La verdad se encuentra en ambos extremos, no en algún punto intermedio.<br />

La elección <strong>de</strong> Dios es <strong>de</strong>scrita como siendo según Su presciencia. Algunos entien<strong>de</strong>n<br />

esto como significando que Dios eligió a aquellos que Él sabía que confiarían en el<br />

Salvador. Otros dicen que Dios sabía muy bien que si eran <strong>de</strong>jados a sí mismos, ninguno<br />

entre los pecadores confiaría en el Salvador, <strong>de</strong> modo que en Su presciencia <strong>de</strong>signó a<br />

ciertos <strong>de</strong> ellos para que fuesen trofeos <strong>de</strong> Su gracia. Aunque en la elección <strong>de</strong> Dios hay un<br />

inenarrable misterio, po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que no hay nada injusto en ello.<br />

El segundo paso en la salvación es la santificación <strong>de</strong>l Espíritu. Este aspecto <strong>de</strong> la<br />

santificación tiene lugar antes <strong>de</strong> la conversión. Es un ministerio <strong>de</strong>l Espíritu Santo por el<br />

que Él aparta a personas para que pertenezcan a Dios (véase también 2 Ts 2:13).<br />

Lógicamente sigue a la elección por parte <strong>de</strong> Dios Padre. En la eternidad Dios conoció<br />

anticipadamente y eligió a hombres. En el tiempo el Espíritu Santo opera para hacer esta<br />

elección real en las vidas <strong>de</strong> las personas afectadas.<br />

El tercer paso en la salvación <strong>de</strong>l alma es la respuesta <strong>de</strong>l pecador a la obra <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. Es <strong>de</strong>scrita como la actitud <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Jesucristo. Eso significa la obediencia al<br />

evangelio por el arrepentimiento <strong>de</strong> los pecados y la recepción <strong>de</strong> Cristo como Salvador. El<br />

concepto <strong>de</strong>l evangelio como algo que <strong>de</strong>be obe<strong>de</strong>cerse es común en el NT (véase Ro. 2:8;<br />

2 Ts. 1:8).<br />

Finalmente, hay el acto <strong>de</strong> ser rociados con Su sangre. No <strong>de</strong>bemos tomar esto con<br />

una literalidad absoluta e insistir en que cuando una persona es salva, es realmente rociada<br />

con la sangre <strong>de</strong> Jesús. Esto es lenguaje figurado. Lo que sí dice es que tan pronto como<br />

una persona obe<strong>de</strong>ce el evangelio, recibe todos los beneficios que emanan <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo en el Calvario. La sangre <strong>de</strong>l Salvador fue <strong>de</strong>rramada<br />

una vez por todas hace más <strong>de</strong> 1.900 años; nunca volverá a ser <strong>de</strong>rramada. Pero recibimos<br />

el perdón, la re<strong>de</strong>nción y las otras innumerables bendiciones que emanan <strong>de</strong> aquel torrente<br />

carmesí tan pronto como creemos en Él.<br />

Tras reseguir los cuatro pasos en el nacimiento espiritual <strong>de</strong> su lector, Pedro <strong>de</strong>sea<br />

ahora que les sean multiplicadas la gracia y la paz. Ya han experimentado la gracia <strong>de</strong><br />

Dios en salvación y la resultante paz con Dios. Pero necesitarán cada día gracia o fortaleza<br />

para la vida cristiana, y paz en medio <strong>de</strong> una sociedad turbulenta. Eso es lo que el apóstol<br />

<strong>de</strong>sea para ellos aquí en la más plena abundancia. James Denney dijo que «la gracia es la<br />

primera y última palabra <strong>de</strong>l Evangelio; y la paz —sanidad espiritual perfecta— es la obra<br />

consumada <strong>de</strong> la gracia».<br />

B. Su posición como creyente (1:3–12)


1:3 En los versículos 3–12, Pedro establece las glorias singulares <strong>de</strong> nuestra salvación.<br />

Comienza llamando a la alabanza <strong>de</strong>bida al Autor <strong>de</strong> la salvación: el Dios y Padre <strong>de</strong><br />

nuestro Señor Jesucristo. Este título presenta a Dios en una doble relación con el Señor<br />

Jesús. El nombre Dios … <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo enfatiza la humanidad <strong>de</strong>l Salvador.<br />

El nombre Padre enfatiza la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios. Se da el pleno nombre <strong>de</strong>l Hijo:<br />

Señor —Aquel que tiene el <strong>de</strong>recho exclusivo <strong>de</strong> reinar en los corazones y en las vidas.<br />

Jesús —Aquel que salva a Su pueblo <strong>de</strong> sus pecados.<br />

Cristo —el Ungido <strong>de</strong> Dios que ha sido exaltado al más elevado lugar <strong>de</strong>l cielo.<br />

Fue por la gran misericordia <strong>de</strong> Dios que hemos renacido para una esperanza viva,<br />

mediante la resurrección <strong>de</strong> Jesucristo <strong>de</strong> los muertos. Dios es la fuente <strong>de</strong> esta<br />

salvación. Su gran misericordia es la causa <strong>de</strong> ello. El nuevo nacimiento es su naturaleza.<br />

Una esperanza viva es su presente recompensa. La resurrección <strong>de</strong> Jesucristo es la base<br />

justa <strong>de</strong> nuestra salvación, así como el fundamento <strong>de</strong> nuestra esperanza viva.<br />

Como pecadores, no teníamos esperanza más allá <strong>de</strong>l sepulcro. No había nada más allá<br />

<strong>de</strong> nosotros excepto la certidumbre <strong>de</strong> juicio y <strong>de</strong> una indignación ardiente. Como<br />

miembros <strong>de</strong> la primera creación estábamos bajo sentencia <strong>de</strong> muerte. Pero en la obra<br />

re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo Dios halló una base justa sobre la que pue<strong>de</strong> salvar a los impíos y seguir<br />

siendo justo. Cristo ha pagado la pena <strong>de</strong> nuestros pecados. Se ha dado plena satisfacción.<br />

Las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la justicia han quedado cubiertas, y ahora pue<strong>de</strong> manar la misericordia a<br />

aquellos que obe<strong>de</strong>cen el evangelio. En la resurrección <strong>de</strong> Cristo, Dios indicó Su completa<br />

satisfacción con la obra sacrificial <strong>de</strong> Su Hijo. La resurrección es el «Amén» <strong>de</strong>l Padre al<br />

clamor <strong>de</strong>l Hijo: «¡Consumado es!». También, aquella resurrección es una prenda <strong>de</strong> que<br />

todos los que mueren en Cristo serán levantados <strong>de</strong> entre los muertos. Ésta es nuestra<br />

esperanza viva —la expectativa <strong>de</strong> ser llevados al hogar celestial para estar con Cristo y<br />

ser semejantes a Él para siempre—. F. B. Meyer llama a la esperanza viva «el vínculo<br />

entre nuestro presente y nuestro futuro».<br />

1:4 Los versículos 4 y 5 <strong>de</strong>scriben este futuro aspecto <strong>de</strong> la salvación. Cuando nacemos<br />

<strong>de</strong> nuevo tenemos la esperanza cierta <strong>de</strong> una herencia … en los cielos. La herencia<br />

incluye todo lo que el creyente gozará en el cielo por toda la eternidad, y todo lo que será<br />

suyo por medio <strong>de</strong> Cristo (Sal 16:5). La herencia es incorruptible, incontaminada e<br />

inmarcesible: (1) Incorruptible significa que nunca pue<strong>de</strong> quedar corroída, agrietada ni<br />

<strong>de</strong>teriorada. Está a prueba <strong>de</strong> muerte. (2) Incontaminada significa que la herencia misma<br />

está en perfecta condición. Ninguna mancha ni empañamiento pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>slucir su pureza.<br />

Está a prueba <strong>de</strong> pecado. (3) Inmarcesible significa que nunca pue<strong>de</strong> sufrir variaciones <strong>de</strong><br />

valor, gloria o belleza. Está a prueba <strong>de</strong> tiempo.<br />

Las herencias terrenales son inciertas en el mejor <strong>de</strong> los casos. A veces, el valor <strong>de</strong> una<br />

finca cae precipitadamente por bandazos <strong>de</strong>l mercado. A veces las herencias son recurridas<br />

con éxito por parte <strong>de</strong> personas no mencionadas en ellas. A veces se priva a las personas <strong>de</strong><br />

su herencia por cuestiones técnicas. Pero esta herencia divina no está sometida a ninguno<br />

<strong>de</strong> los cambios <strong>de</strong>l tiempo, y no hay vacíos legales en el título <strong>de</strong>l creyente a la misma. Está<br />

guardada en la caja fuerte <strong>de</strong>l cielo para el hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

1:5 No sólo está la herencia guardada para los cristianos, sino que también ellos están<br />

guardados para ella. En esta vida un here<strong>de</strong>ro pue<strong>de</strong> morir antes <strong>de</strong> que se reparta la<br />

herencia. Pero la misma gracia que preserva la herencia celestial nos preserva a los<br />

here<strong>de</strong>ros para gozar <strong>de</strong> ella. La elección <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> Su pueblo nunca se pue<strong>de</strong> frustrar. Los


que fueron escogidos en la eternidad pasada son salvos ahora en el tiempo y son guardados<br />

para la eternidad veni<strong>de</strong>ra. El creyente en Cristo está eternamente seguro.<br />

Pero hay un lado humano a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l divino por lo que toca a la seguridad eterna.<br />

Somos guardados por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios —éste es el lado divino—. Eso no significa que<br />

una persona está salvada mientras ejercite fe. Cuando hay verda<strong>de</strong>ra fe, habrá continuidad.<br />

La fe que salva siempre tiene como característica la permanencia.<br />

El hijo <strong>de</strong> Dios es guardado por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios … para alcanzar la salvación que<br />

está preparada para ser revelada en el último tiempo. Esto se refiere a la salvación en su<br />

tiempo futuro. Se ha observado con frecuencia que hay tres tiempos <strong>de</strong> salvación: (1) Un<br />

cristiano fue salvado <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado en el momento en que primero confió en el<br />

Salvador (Ef. 2:8). (2) Es salvado a diario <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado al <strong>de</strong>jar que el Salvador<br />

viva Su vida por medio <strong>de</strong> él (Ro. 5:10). (3) Será salvado <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l pecado en el<br />

tiempo <strong>de</strong>l Arrebatamiento (He. 9:28). Su cuerpo será cambiado y glorificado, y quedará<br />

para siempre libre <strong>de</strong> pecado, enfermeda<strong>de</strong>s y muerte. Este tiempo futuro <strong>de</strong> la salvación<br />

incluye también el momento en que los santos volverán a la tierra con Cristo y se verá<br />

claramente que son hijos <strong>de</strong> Dios (1 Jn. 3:2).<br />

1:6 Debido a esta esperanza <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong>l cuerpo y <strong>de</strong> una gloriosa herencia, los<br />

creyentes pue<strong>de</strong>n alegrarse incluso en medio <strong>de</strong> diversas pruebas. Los cristianos a los que<br />

estaba escribiendo Pedro estaban pa<strong>de</strong>ciendo persecución a causa <strong>de</strong> su testimonio por<br />

Cristo. Pedro les recuerda una <strong>de</strong> las <strong>de</strong>liciosas paradojas <strong>de</strong>l cristianismo: el gozo en<br />

medio <strong>de</strong>l dolor. Por una parte, pue<strong>de</strong>n alegrarse en la perspectiva <strong>de</strong> una herencia<br />

guardada para un pueblo guardado. Por otra parte, pue<strong>de</strong>n encontrar gozo en el<br />

conocimiento <strong>de</strong> que las diversas tentaciones, o pruebas, son sólo por un tiempo limitado,<br />

mientras que la gloria será para siempre (véase 2 Co. 4:17). Al comentar acerca <strong>de</strong> la<br />

presencia <strong>de</strong>l gozo en medio <strong>de</strong>l dolor causado por numerosas pruebas, J. H. Jowett<br />

escribió: «Nunca esperé encontrar una fuente en un <strong>de</strong>sierto tan poco prometedor».<br />

1:7 Hay una consolación adicional para los santos que sufren, al saber que sus<br />

pa<strong>de</strong>cimientos no son ni carentes <strong>de</strong> propósito, ni sin fruto. Las angustias <strong>de</strong> los impíos son<br />

sólo un pala<strong>de</strong>o <strong>de</strong> los sufrimientos <strong>de</strong>l infierno que pa<strong>de</strong>cerán eternamente. Pero no es así<br />

en el caso <strong>de</strong>l cristiano. Uno <strong>de</strong> los muchos propósitos benéficos <strong>de</strong> las aflicciones en esta<br />

vida para el hijo <strong>de</strong> Dios es poner a prueba la genuinidad <strong>de</strong> la fe. Pedro contrasta nuestra<br />

fe con el oro. De todas las sustancias conocidas por el hombre, el oro es una <strong>de</strong> las más<br />

imperece<strong>de</strong>ras. Pue<strong>de</strong> ser sometido a un calor intenso y podría parecer in<strong>de</strong>structible. Pero<br />

la verdad es que el oro perece por el uso, la presión y el fuego.<br />

La verda<strong>de</strong>ra fe es in<strong>de</strong>structible. El creyente pue<strong>de</strong> sufrir severas pruebas y aflicciones,<br />

pero éstas, en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir su fe, son alimento para la fe. Job probablemente soportó<br />

pérdidas más fuertes en un solo día que ningún hombre <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l mundo, pero pudo<br />

<strong>de</strong>cir: «Aunque él me mate, en él esperaré» (Job 13:15). Los tres hombres en el horno <strong>de</strong><br />

fuego <strong>de</strong> Babilonia fueron literalmente probados con fuego. El fuego <strong>de</strong>mostró la<br />

genuinidad <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> ellos, y a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>struyó las ataduras que los retenían, liberándolos<br />

(Dn. 3:12–30). Y durante su prueba en el fuego, tuvieron la compañía <strong>de</strong> uno «semejante al<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios». La prueba <strong>de</strong> la fe pue<strong>de</strong> tener lugar sólo por medio <strong>de</strong> fuego. Cuando las<br />

condiciones dominantes son favorables, podría ser fácil ser cristiano. Pero cuando la<br />

confesión pública <strong>de</strong> Cristo atrae persecución y sufrimiento, entonces los seguidores<br />

superficiales se apartan y se pier<strong>de</strong>n en la multitud. Una religión que nada cuesta, nada<br />

vale. La fe que rehúsa pagar el precio es falsa. Es la especie <strong>de</strong> fe <strong>de</strong> boca que Santiago<br />

con<strong>de</strong>na.


La fe genuina resultará en alabanza, gloria y honra cuando tenga lugar la revelación<br />

<strong>de</strong> Jesucristo. Esto sencillamente significa que Dios dará recompensa por cada ejemplo <strong>de</strong><br />

fe que haya resistido la prueba. Él dará alabanza a aquellos que estén gozosos aunque<br />

ro<strong>de</strong>ados por aflicción. Galardonará con gloria y honra a los probados y sufrientes<br />

creyentes que han podido aceptar sus tribulaciones como voto <strong>de</strong> confianza <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Él.<br />

Esto se hará manifiesto cuando Jesucristo regrese a la tierra para reinar como Rey <strong>de</strong><br />

reyes y Señor <strong>de</strong> señores, y todos aquellos que el mundo rechazó serán exhibidos<br />

claramente como hijos <strong>de</strong> Dios. Una comparación <strong>de</strong> las Escrituras indica que los<br />

galardones serán proclamados en el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, en el cielo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

Arrebatamiento. Pero la exhibición pública <strong>de</strong> estos galardones tiene lugar evi<strong>de</strong>ntemente<br />

en la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

1:8 Pedro trata ahora acerca <strong>de</strong>l presente goce <strong>de</strong> nuestra salvación —Cristo poseído<br />

por la fe—. Aunque nunca le hemos visto con nuestros ojos, le amamos. Aunque ahora no<br />

le veamos, creemos en Él. Así es como entramos en la bienaventuranza que mencionó Él a<br />

Tomás: «Bienaventurados los que no vieron, y creyeron» (Jn. 20:29). William Lincoln<br />

escribe así:<br />

La gente habla mucho <strong>de</strong>l amor, pero la verda<strong>de</strong>ra prueba <strong>de</strong>l amor a Dios y a Cristo es<br />

que en la prueba dice: «No querría per<strong>de</strong>rme el favor y la sonrisa <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> modo que<br />

prefiero sufrir antes que contristarlo». El amor se contestará con una corteza y la sonrisa <strong>de</strong><br />

Dios, antes que con una mejor posición y la popularidad <strong>de</strong>l mundo sin ella. Estas pruebas<br />

han <strong>de</strong> sobrevenir a todos los verda<strong>de</strong>ros hijos <strong>de</strong> Dios; aventan el tamo <strong>de</strong>l trigo. El oro<br />

sale purificado <strong>de</strong>l fuego, y purificado <strong>de</strong> sus escorias.<br />

Creyendo en Él, nos alegramos con gozo inefable y glorioso. Estar unidos con Él por<br />

medio <strong>de</strong> la fe es tener un contacto ininterrumpido y eterno con la fuente <strong>de</strong> todo puro gozo.<br />

El gozo <strong>de</strong>l cristiano no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> las circunstancias terrenales, sino <strong>de</strong>l Cristo resucitado,<br />

exaltado, a la diestra <strong>de</strong> Dios. No es más posible privar a un santo <strong>de</strong> su gozo que <strong>de</strong>stronar<br />

a Cristo <strong>de</strong> Su lugar en la gloria. Ambas cosas van juntas.<br />

1:9 Luego, Pedro trata acerca <strong>de</strong>l resultado presente <strong>de</strong> la fe —la salvación <strong>de</strong>l alma—.<br />

La salvación <strong>de</strong>l cuerpo sigue siendo futura: tendrá lugar cuando Cristo acuda a por Sus<br />

santos. Pero tan pronto como confiamos en Cristo por la fe, recibimos la salvación <strong>de</strong><br />

nuestras almas. La palabra se refiere aquí a la parte no material <strong>de</strong>l hombre, a su persona<br />

aparte <strong>de</strong> su cuerpo. Es el alma la que queda separada <strong>de</strong>l cuerpo en el momento <strong>de</strong> la<br />

muerte. En este pasaje incluye al espíritu, por el que tenemos la conciencia <strong>de</strong> Dios. El<br />

alma es salvada en el momento <strong>de</strong>l nuevo nacimiento.<br />

1:10 Esta salvación fue el tema <strong>de</strong> muchos profetas <strong>de</strong>l AT. Los antiguos portavoces<br />

<strong>de</strong> Dios profetizaron <strong>de</strong>l favor inmerecido que recibiríamos. Pero no comprendieron <strong>de</strong> una<br />

manera plena lo que estaban escribiendo (véase Dn. 12:8).<br />

1:11 Aparentemente, no comprendían: (1) La i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> la Persona que aparecería<br />

como el Mesías. (2) El tiempo <strong>de</strong> Su aparición. Fueron inspirados por el Espíritu <strong>de</strong> Dios<br />

para pre<strong>de</strong>cir los sufrimientos <strong>de</strong>l Mesías, y las glorias que vendrían tras ellos. Pero no<br />

comprendieron que esos dos acontecimientos quedarían separados por al menos mil<br />

novecientos años. Como tantas veces se ha <strong>de</strong>scrito, vieron las dos cimas: (a) el Calvario,<br />

don<strong>de</strong> Jesús sufrió, y (b) el Olivete, adon<strong>de</strong> volverá en gloria. Pero no vieron el valle en<br />

medio que los separaba, o sea, la actual Era <strong>de</strong> la Gracia, en la que estamos nosotros,<br />

capaces <strong>de</strong> ver ambos acontecimientos, el primero en el pasado, el otro aún futuro, con una<br />

mejor perspectiva que ellos.


1:12 A ellos les fue revelado misteriosamente por el Espíritu <strong>de</strong> Dios que estaban<br />

sirviendo a generaciones aún no nacidas. Mientras que las palabras <strong>de</strong> los profetas tenían<br />

sentido para sus propias generaciones, eran plenamente conscientes <strong>de</strong> que el pleno<br />

significado <strong>de</strong> las mismas no quedaba agotado por los acontecimientos <strong>de</strong> su propio tiempo.<br />

Esto, naturalmente, suscita cuestiones. ¿No estaban familiarizados los profetas <strong>de</strong>l AT<br />

con la verdad <strong>de</strong> la justificación por la fe? ¿Qué era lo que no comprendían acerca <strong>de</strong><br />

nuestra salvación? ¿En qué sentido nos sirvieron a nosotros, y no a sí mismos?<br />

Dice William Lincoln:<br />

La plenitud <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios no podía manifestarse hasta que viniese Cristo. Dios<br />

podía salvar y salvaba pecadores y los llevaba al cielo, como lo hizo con Enoc antes; pero<br />

la unión con Cristo y todo lo que esa unión significa, no podía experimentarse hasta que<br />

Cristo muriese y resucitase. ¡Oh, cómo Dios se <strong>de</strong>leita en amontonar honores sobre Su<br />

Hijo!<br />

Las cosas que estaban veladas a los profetas son ahora puestas en claro. El Espíritu<br />

Santo <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo en Pentecostés. Dio po<strong>de</strong>r a los apóstoles para predicar las buenas<br />

nuevas <strong>de</strong> que Jesús <strong>de</strong> Nazaret era el predicho Mesías, que había muerto por los pecados<br />

<strong>de</strong> los hombres, había sido sepultado, y había resucitado al tercer día. Anunciaron que la<br />

salvación era ofrecida como un libre don por medio <strong>de</strong> la fe en Cristo. Declararon que el<br />

propósito <strong>de</strong> Dios durante esta era es el <strong>de</strong> reunir <strong>de</strong> entre las naciones a un pueblo para Su<br />

nombre, y que el Señor Jesús volverá a la tierra un día para empuñar el cetro <strong>de</strong>l gobierno<br />

universal.<br />

El inmenso privilegio <strong>de</strong> los creyentes en esta edad se ve no sólo en el hecho <strong>de</strong> que<br />

compren<strong>de</strong>n con claridad lo que había sido velado a los profetas, sino también en el hecho<br />

<strong>de</strong> que los ángeles mismos anhelan mirar estas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la salvación. Los ángeles<br />

tienen un puesto <strong>de</strong>stacado en el NT así como en el Antiguo. Son mencionados en relación<br />

con el nacimiento <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong> Su tentación, agonía en Getsemaní y Su resurrección. Pero,<br />

que sepamos, no hay re<strong>de</strong>nción para los ángeles caídos. Cristo no vino a intervenir en favor<br />

<strong>de</strong> los ángeles, sino en favor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Abraham (He 2:16). La <strong>iglesia</strong> es una<br />

lección material para los ángeles, y exhibe la multiforme sabiduría <strong>de</strong> Dios (Ef. 3:10). Pero<br />

no es para ellos conocer el gozo que acompaña a nuestra salvación.<br />

C. Su conducta a la luz <strong>de</strong> su posición (1:13–2:3)<br />

1:13 Empezando aquí, hay un cambio <strong>de</strong> énfasis. Pedro ha estado tratando sobre las<br />

glorias <strong>de</strong> nuestra salvación. Al llegar aquí, empren<strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> exhortaciones basadas<br />

en lo prece<strong>de</strong>nte. Jowett dice: «Este llamamiento está basado en el evangelio introductorio.<br />

… Se suscita un impulso espiritual con el empuje <strong>de</strong> unos hechos superlativos. La dinámica<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber nace en el corazón <strong>de</strong>l Evangelio».<br />

Primero, Pedro apremia a los santos a tener un entendimiento «ceñido» (véase RVR77<br />

margen). El ceñimiento <strong>de</strong>l entendimiento o ánimo es una interesante figura <strong>de</strong> lenguaje. En<br />

las tierras orientales, la gente llevaba ropajes largos y flotantes. Cuando querían andar<br />

rápido o con un mínimo <strong>de</strong> estorbo, se ataban el manto alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la cintura con un cinto<br />

(véase Éx. 12:11). De esta manera, se ceñían los lomos. Pero, ¿a qué se refiere Pedro con<br />

las palabras «ceñid los lomos <strong>de</strong> vuestro entendimiento»? Al salir a un mundo hostil, los<br />

creyentes <strong>de</strong>bían evitar el pánico y las distracciones. En tiempos <strong>de</strong> persecución, hay<br />

siempre la ten<strong>de</strong>ncia a volverse agitado y confundido. Una mente ceñida es una mente


fuerte, compuesta, fría y lista para la acción. No está estorbada por la distracción <strong>de</strong>l temor<br />

a los hombres o a la persecución.<br />

Este estado <strong>de</strong> solidaridad mental es a<strong>de</strong>más alentada mediante las palabras sed<br />

sobrios. Eso significa dominio propio en contraste a la histeria. El espíritu sobrio es<br />

equilibrado y estable.<br />

Luego, los santos son apremiados a mantener una mente optimista, que mira a<strong>de</strong>lante:<br />

esperad por completo en la gracia que se os traerá en la revelación <strong>de</strong> Jesucristo. La<br />

certidumbre <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo es presentada como un motivo apremiante para la<br />

paciencia a través <strong>de</strong> las tempesta<strong>de</strong>s y tribulaciones <strong>de</strong> la vida. La revelación <strong>de</strong><br />

Jesucristo se consi<strong>de</strong>ra como referida generalmente a Su regreso a la tierra, cuando será<br />

revelado en gloria. Sin embargo, podría también referirse al Arrebatamiento, cuando Cristo<br />

venga a por Sus santos.<br />

1:14 En los vv. 14–16, el tema es la mente obediente. Los hijos obedientes no<br />

<strong>de</strong>berían seguir los pecados que los caracterizaban en su vida anterior. Ahora que son<br />

cristianos, <strong>de</strong>berían mo<strong>de</strong>lar sus vidas según Aquel cuyo nombre llevan. Si se amoldan al<br />

mundo impío, niegan su carácter celestial. Las cosas que hacían en los días <strong>de</strong> su<br />

ignorancia <strong>de</strong>berían ser quitadas ahora que han sido iluminados por el Espíritu Santo. Los<br />

<strong>de</strong>seos que antes teníais significan los pecados a los que se daban antes cuando eran<br />

ignorantes <strong>de</strong> Dios.<br />

1:15 En vez <strong>de</strong> imitar al mundo impío con sus modas y estilos, nuestras vidas <strong>de</strong>berían<br />

reproducir el carácter santo <strong>de</strong> Aquel que nos llamó. Ser piadoso significa llevar la<br />

semejanza moral <strong>de</strong> Dios. Dios es santo en todos Sus caminos. Si queremos ser como Él,<br />

hemos <strong>de</strong> ser santos en lo que hacemos y <strong>de</strong>cimos. En esta vida nunca seremos tan santos<br />

como Él, pero <strong>de</strong>beríamos ser santos porque Él lo es.<br />

1:16 Pedro se retrotrae al AT para <strong>de</strong>mostrar que Dios espera <strong>de</strong> Su pueblo que sea<br />

semejante a Él. En Levítico 11:44, el Señor dijo: Sed santos, porque yo soy santo. Los<br />

cristianos tienen po<strong>de</strong>r para vivir vidas santas por el Espíritu Santo que mora en ellos. Los<br />

santos <strong>de</strong>l AT no tenían esta ayuda y bendición. Pero por cuanto nosotros tenemos más<br />

privilegio, somos también más responsables. El versículo que cita Pedro <strong>de</strong> Levítico<br />

adquiere una nueva profundidad <strong>de</strong> significado en el NT. Es la diferencia entre lo formal y<br />

lo vital. La santidad era el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> Dios en el AT. Ha asumido una cualidad concreta,<br />

cotidiana, con la venida <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> verdad.<br />

1:17 No sólo somos exhortados a la santidad, sino también a una mente reverente. Esto<br />

significa un temor respetuoso, un profundo aprecio <strong>de</strong> quién es Dios. Significa<br />

especialmente tener conciencia <strong>de</strong> que Aquel a quien nos dirigimos como Padre es el<br />

Mismo que juzga a Sus hijos <strong>de</strong> manera imparcial, según la obra realizada por cada uno.<br />

Al darnos cuenta <strong>de</strong> la extensión <strong>de</strong> Su conocimiento y <strong>de</strong> la precisión <strong>de</strong> Su juicio,<br />

<strong>de</strong>beríamos vivir con un sano temor <strong>de</strong> <strong>de</strong>sagradarle. El Padre … juzga a los Suyos en esta<br />

vida; Él ha encomendado el juicio <strong>de</strong> los pecadores al Señor Jesús (Jn. 5:22).<br />

Lincoln escribe: «Él está observando, tomándolo todo en cuenta, si hay integridad <strong>de</strong><br />

propósito, inteligencia <strong>de</strong> mente y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> corazón <strong>de</strong> agradarle».<br />

Debemos pasar el tiempo <strong>de</strong> nuestra peregrinación sobre la tierra en temor. Los<br />

cristianos no estamos cómodos en este mundo. Estamos viviendo en un país extraño,<br />

exiliados <strong>de</strong>l cielo. No <strong>de</strong>beríamos asentarnos aquí como si esta fuese nuestra morada<br />

permanente. Tampoco <strong>de</strong>beríamos imitar la conducta <strong>de</strong> los que moran sobre la tierra.<br />

Deberíamos siempre recordar nuestro <strong>de</strong>stino celestial y conducirnos como ciudadanos <strong>de</strong>l<br />

cielo.


1:18 Antes <strong>de</strong> su conversión, los creyentes no eran diferentes <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l mundo. Su<br />

conversación y modo <strong>de</strong> ser eran tan vacíos y triviales como los <strong>de</strong> las personas que les<br />

ro<strong>de</strong>aban. Sus días como inconversos se <strong>de</strong>scriben como vuestra vana manera <strong>de</strong> vivir, la<br />

cual os fue transmitida por vuestros padres. Pero habían sido redimidos <strong>de</strong> esa fútil<br />

existencia por medio <strong>de</strong> una trascen<strong>de</strong>ntal transacción. Habían sido rescatados <strong>de</strong> la<br />

esclavitud <strong>de</strong> la conformidad al mundo mediante el pago <strong>de</strong> un rescate infinito. ¿Había sido<br />

con oro o plata que habían sido rescatados estos secuestrados (véase Éx. 30:15)?<br />

1:19 No; era con la sangre preciosa <strong>de</strong> Cristo —como la sangre <strong>de</strong> un cor<strong>de</strong>ro<br />

perfecto, sin tacha—. Cristo es un cor<strong>de</strong>ro sin mancha y sin contaminación, es <strong>de</strong>cir, es<br />

absolutamente perfecto, interior y exteriormente. Si un creyente es tentado a volver a los<br />

placeres y diversiones <strong>de</strong>l mundo, a adoptar modas y estilos <strong>de</strong>l mundo, a volverse como el<br />

mundo en sus falsos caminos, <strong>de</strong>bería recordar que Cristo <strong>de</strong>rramó Su sangre para liberarle<br />

<strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong> vida. Volver al mundo es volver a cruzar la gran sima que fue salvada por<br />

nosotros a un precio abrumador. Pero más aún: es <strong>de</strong>slealtad positiva contra el Salvador.<br />

«Razonemos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l sacrificio a la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l pecado. Luego<br />

<strong>de</strong>terminemos romper para siempre con lo que le costó Su vida al Hijo <strong>de</strong> Dios.»<br />

1:20 La obra <strong>de</strong> Cristo para nosotros no fue algo que se le ocurriera a Dios en el curso<br />

<strong>de</strong> la historia. El Re<strong>de</strong>ntor estaba <strong>de</strong>stinado a morir por nosotros ya antes <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l<br />

mundo. Ahora, al final <strong>de</strong> los tiempos, es <strong>de</strong>cir, al final <strong>de</strong> la dispensación <strong>de</strong> la ley, vino<br />

<strong>de</strong>l cielo para rescatarnos <strong>de</strong> nuestra anterior manera <strong>de</strong> vivir. Lincoln comenta: «Al final<br />

<strong>de</strong> los tiempos: La historia moral <strong>de</strong>l mundo quedó cerrada en la cruz <strong>de</strong> Cristo. Se ha<br />

manifestado <strong>de</strong> manera plena y ha llegado a su fin <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios».<br />

Pedro aña<strong>de</strong> estas consi<strong>de</strong>raciones para apremiarnos aún más profundamente con la<br />

importancia <strong>de</strong> romper <strong>de</strong> una manera limpia con el sistema <strong>de</strong>l mundo, para librarnos <strong>de</strong>l<br />

cual murió Cristo. Estamos en el mundo, pero no somos <strong>de</strong>l mundo. No <strong>de</strong>bemos aislarnos<br />

<strong>de</strong> los inconversos, sino llevarles el evangelio. Pero en nuestros tratos y relaciones con<br />

ellos, nunca <strong>de</strong>bemos compartir en sus pecados ni condonarlos. Debemos mostrar por<br />

nuestras vidas que somos hijos <strong>de</strong> Dios. En el momento en que nos hacemos como el<br />

mundo, nuestro testimonio queda <strong>de</strong>bilitado. Los mundanos no tienen incentivos para la<br />

conversión si no pue<strong>de</strong>n ver una diferencia —un cambio— para mejor en nuestras vidas.<br />

1:21 La lealtad al Señor Jesús es a<strong>de</strong>más exigida por el hecho <strong>de</strong> que es por medio <strong>de</strong><br />

él que hemos llegado a creer en Dios. Él es quien nos ha revelado el corazón <strong>de</strong>l Padre.<br />

Como dice W. T. P. Wolston: «No es por la creación, por la provi<strong>de</strong>ncia ni por la ley que el<br />

hombre conoce a Dios, sino por medio <strong>de</strong> Cristo». El Padre indicó Su total satisfacción con<br />

la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo resucitándolo <strong>de</strong> entre los muertos y honrándole con el puesto<br />

<strong>de</strong> la mayor gloria en el cielo. El resultado <strong>de</strong> todo ello es que nuestra fe y esperanza sean<br />

en Dios. Es en Él, y no en el presente sistema malo <strong>de</strong>l mundo, que vivimos, y nos<br />

movemos, y somos.<br />

1:22 Ahora el Apóstol Pedro apremia a sus lectores a tener una mente amante (1:22–<br />

2:3). Primero <strong>de</strong>scribe el nuevo nacimiento y nos señala que uno <strong>de</strong> los cambios que<br />

produce es amor fraternal (1:22a). Luego apremia a la obligación <strong>de</strong> amar (1:22b).<br />

Seguidamente vuelve al nuevo nacimiento, y sobre todo a la simiente <strong>de</strong> la que ha brotado<br />

esta nueva vida, la palabra <strong>de</strong> Dios (1:23–25). Y una vez más enfatiza las obligaciones que<br />

<strong>de</strong>scansan sobre los que han recibido la palabra (2:1–3).<br />

En 1:22a, Pedro <strong>de</strong>scribe primero el nuevo nacimiento: Habiendo purificado vuestras<br />

almas. … Enten<strong>de</strong>mos, naturalmente, que es Dios quien purifica nuestras almas cuando<br />

somos salvados; en el sentido estricto, no tenemos po<strong>de</strong>r para la pureza personal. Pero en


esta figura <strong>de</strong> lenguaje se dice <strong>de</strong> nosotros que hemos experimentado la purificación que la<br />

alcanzamos cuando creímos.<br />

El medio empleado en esta purificación es la obediencia a la verdad. Esta es la<br />

segunda vez que Pedro <strong>de</strong>scribe la fe que salva como acto <strong>de</strong> obediencia (véase 1:2). En<br />

Romanos, Pablo emplea dos veces la frase «la obediencia a la verdad». No <strong>de</strong>beríamos<br />

tratar <strong>de</strong> separar en nuestros pensamientos la creencia y la obediencia. La verda<strong>de</strong>ra fe es<br />

una fe que obe<strong>de</strong>ce. Esto sólo pue<strong>de</strong> hacerse mediante el Espíritu.<br />

Uno <strong>de</strong> los objetivos <strong>de</strong>l nuevo nacimiento es un amor fraternal no fingido. En un<br />

sentido muy real, somos salvados para amar a todos nuestros hermanos cristianos. Mediante<br />

este amor, sabemos que hemos pasado <strong>de</strong> la muerte a la vida (1 Jn. 3:14), y por él, el<br />

mundo sabe que somos discípulos <strong>de</strong>l Señor Jesús (Jn. 13:35).<br />

De modo que la exhortación sigue <strong>de</strong> manera muy natural: Amaos unos a otros<br />

entrañablemente, <strong>de</strong> corazón puro. Este es uno <strong>de</strong> los muchos ejemplos en el NT don<strong>de</strong><br />

un enunciado <strong>de</strong>clarativo viene a ser la base para un imperativo. La <strong>de</strong>claración es esta:<br />

Habiendo purificado vuestras almas… para un amor fraternal no fingido … y luego<br />

viene el mandamiento: Amaos unos a otros entrañablemente, <strong>de</strong> corazón puro. Lo<br />

posicional constituye la base <strong>de</strong> lo práctico. Nuestro amor <strong>de</strong>bería ser cálido, cordial, con<br />

todas nuestras fuerzas, ferviente, incesante y puro.<br />

La exhortación amaos unos a otros es especialmente oportuna para un pueblo que está<br />

pa<strong>de</strong>ciendo persecución, porque es bien sabido que «bajo condiciones <strong>de</strong> dificultad, los<br />

<strong>de</strong>sacuerdos triviales adquieren proporciones gigantescas».<br />

1:23 Nuevamente Pedro lleva a sus lectores <strong>de</strong> vuelta a su nuevo nacimiento, y esta vez<br />

a la simiente <strong>de</strong> aquel nacimiento, la palabra <strong>de</strong> Dios. Las exhortaciones <strong>de</strong> 2:1–3 se<br />

basarán sobre esto mismo.<br />

El nuevo nacimiento no es producido por simiente corruptible, es <strong>de</strong>cir, no <strong>de</strong>l mismo<br />

modo que el nacimiento natural. La vida humana es traída al ser por medio <strong>de</strong> una simiente<br />

que ha <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a las leyes físicas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terioro y <strong>de</strong> la muerte. La vida física producida<br />

tiene la misma calidad que la simiente <strong>de</strong> la que brotó; también es <strong>de</strong> carácter temporal.<br />

El nuevo nacimiento es producido por medio <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Al oír los<br />

hombres o leer la Biblia, quedan convictos <strong>de</strong> sus pecados, convictos <strong>de</strong> que Cristo es el<br />

único y suficiente Salvador, y son convertidos a Dios. Nadie es jamás salvado aparte <strong>de</strong>l<br />

empleo, <strong>de</strong> un modo u otro, <strong>de</strong> la palabra incorruptible <strong>de</strong> Dios.<br />

Samuel Ridout dice en The Numerical Bible:<br />

… las tres cosas «incorruptibles» que tenemos en este primer capítulo —una herencia<br />

incorruptible (v. 4), una re<strong>de</strong>nción incorruptible (vv. 18, 19) y una palabra incorruptible por<br />

la que somos nacidos (v. 23)—. Así, tenemos una naturaleza incontaminable, apta para el<br />

goce <strong>de</strong> una herencia incontaminable y ello sobre la base <strong>de</strong> una re<strong>de</strong>nción que jamás pue<strong>de</strong><br />

per<strong>de</strong>r su valor. ¡Cómo la impronta <strong>de</strong> la perfección eterna está sobre cada una <strong>de</strong> esas<br />

cosas, y qué compañía más idónea para ellas es aquel adorno «incorruptible» <strong>de</strong> un espíritu<br />

manso y apacible! (cap. 3:4).<br />

La palabra vive y permanece para siempre. Aunque el cielo y la tierra pasen, ella<br />

nunca pasará. Está para siempre establecida en el cielo. Y la vida que produce es también<br />

eterna. Los nacidos <strong>de</strong> nuevo por medio <strong>de</strong> la palabra asumen el carácter eterno <strong>de</strong> la<br />

palabra.


En el nacimiento humano, la simiente que produce un niño contiene, en forma germinal,<br />

todos los rasgos <strong>de</strong>l niño. Lo que el niño llegará a ser está <strong>de</strong>terminado por la simiente. Para<br />

nuestros presentes propósitos es suficiente con ver que así como la simiente es perece<strong>de</strong>ra,<br />

así lo es la vida humana que resulta <strong>de</strong> ella.<br />

1:24 El carácter transitorio <strong>de</strong> la vida humana se enfatiza con una cita <strong>de</strong> Isaías 40:6, 7.<br />

La vida humana es tan poco permanente como la hierba. La hermosura física es tan<br />

efímera como las flores <strong>de</strong>l campo. La hierba se seca, y la flor se cae y muere.<br />

1:25 Como contraste, la palabra <strong>de</strong>l SEÑOR permanece para siempre (Is. 40:8). Por<br />

ello, la nueva vida <strong>de</strong>l creyente es igualmente incorruptible. Esta palabra incorruptible es la<br />

palabra <strong>de</strong> las buenas nuevas que ha sido anunciada a los lectores <strong>de</strong> Pedro y que hizo que<br />

naciesen <strong>de</strong> nuevo. Era la fuente <strong>de</strong> su vida eterna.<br />

2:1 Debido a que son partícipes <strong>de</strong> la vida divina, los cristianos <strong>de</strong>berían echar <strong>de</strong> sí<br />

todos los siguientes rasgos contra el amor:<br />

Malicia —el abrigamiento <strong>de</strong> malos pensamientos contra otra persona—. La malicia<br />

alimenta el antagonismo, edifica rencores y espera secretamente que el otro será alcanzado<br />

por la venganza, el daño o la tragedia. George Washington Carver vio rechazada su petición<br />

<strong>de</strong> admisión en una universidad porque era negro. Años <strong>de</strong>spués, cuando alguien le<br />

preguntó el nombre <strong>de</strong> aquella universidad, contestó: «No hay por qué. Aquello ya no<br />

importa». No abrigaba malicia alguna.<br />

Engaño —cualquier forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>shonestidad y añagaza (¡qué variedad <strong>de</strong> formas<br />

asume!)—. El engaño falsifica las <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> hacienda, copia en los exámenes,<br />

miente sobre la edad, soborna a funcionarios y ur<strong>de</strong> dudosos tratos en negocios.<br />

Hipocresías —doblez, falsas pretensiones, farsa—. El hipócrita es un actor que preten<strong>de</strong><br />

ser alguien que no es. Preten<strong>de</strong> estar felizmente casado cuando su hogar es en realidad un<br />

campo <strong>de</strong> batalla. Preten<strong>de</strong> ser espiritual los domingos pero es tan carnal como una cabra<br />

durante la semana. Preten<strong>de</strong> estar interesado en los <strong>de</strong>más, pero sus motivos son egoístas.<br />

Envidias —los <strong>de</strong>snudos celos—. Vine lo <strong>de</strong>fine como el sentimiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sagrado<br />

suscitado al observar u oír <strong>de</strong> las ventajas o prosperidad <strong>de</strong> otros. Fue la envidia lo que hizo<br />

que los principales sacerdotes entregasen a Jesús a Pilato para ser muerto (Mt. 27:18). La<br />

envidia sigue siendo un homicida. Las mujeres pue<strong>de</strong>n asesinarse con la mirada por los<br />

mejores hogares y jardines <strong>de</strong> las otras, vestidos más elegantes o una cocina superior. Un<br />

hombre pue<strong>de</strong> felicitar a otro por su nuevo auto o lancha rápida, pero está pensando: «Ya<br />

verá éste. Conseguiré algo mejor que él».<br />

Detracciones —<strong>de</strong>nigración, murmuración maliciosa, vilipendio. La calumnia es el intento<br />

<strong>de</strong> mostrarse limpio arrojando fango sobre alguna otra persona. Pue<strong>de</strong> adquirir formas muy<br />

sutiles, como: «Sí, es una persona encantadora, pero tiene este fallo …», y luego se le<br />

apuñala diestramente. O incluso pue<strong>de</strong> adquirir una pose religiosa: «Lo menciono sólo para<br />

vuestra reunión <strong>de</strong> oración, pero, ¿sabíais que …» y luego se asesina su carácter.<br />

Todos esos pecados son violaciones <strong>de</strong>l mandamiento fundamental <strong>de</strong> amar a nuestro<br />

prójimo como a nosotros mismos. No es sorpren<strong>de</strong>nte que Pedro nos dice que <strong>de</strong> manera<br />

<strong>de</strong>cidida nos <strong>de</strong>spojemos <strong>de</strong> tales cosas.<br />

2:2 Una segunda obligación que emana <strong>de</strong>l nuevo nacimiento es tener un anhelo<br />

insaciable <strong>de</strong> la leche espiritual no adulterada. Los pecados mencionados en los<br />

anteriores versículos <strong>de</strong>tienen el crecimiento espiritual; la buena palabra <strong>de</strong> Dios lo<br />

alimenta.


La frase como niños recién nacidos no necesariamente significa que los lectores <strong>de</strong><br />

Pedro fuesen nuevos creyentes; pue<strong>de</strong> que hubiesen estado salvados durante varios años.<br />

Pero más mayores o menos en la fe, <strong>de</strong>berían sentir sed por la palabra así como los recién<br />

nacidos claman por la leche. Tenemos una cierta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la sed <strong>de</strong> un bebé sano por la<br />

manera impaciente, agresiva y <strong>de</strong>cidida con la que chupa y traga.<br />

Mediante la leche espiritual no adulterada, el creyente crece espiritualmente. La meta<br />

final hacia la que se dirige todo crecimiento espiritual en esta vida es la conformidad a la<br />

imagen <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo.<br />

2:3 Si es que habéis gustado la benignidad <strong>de</strong>l Señor. ¡Qué tremendo motivo para<br />

estar sedientos por la leche espiritual no adulterada! El si no expresa duda alguna: hemos<br />

gustado y visto que el Señor es bueno (Sal. 34:8). Su sacrificio por nosotros fue un acto <strong>de</strong><br />

in<strong>de</strong>cible bondad y benignidad (Tit. 3:4). Lo que ya hemos gustado <strong>de</strong> Su benignidad<br />

<strong>de</strong>bería avivar nuestro apetito para alimentarnos más <strong>de</strong> Él. El dulce sabor <strong>de</strong> la comunión<br />

con Él <strong>de</strong>bería hacernos temer el pensamiento <strong>de</strong> jamás apartarnos <strong>de</strong> Él.<br />

D. Sus privilegios en la nueva casa y sacerdocio (2:4–10)<br />

2:4 Ahora Pedro pasa <strong>de</strong> la exhortación a una consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong> los<br />

creyentes en la nueva casa (la <strong>iglesia</strong>) y en el nuevo sacerdocio. En el nuevo or<strong>de</strong>n, Cristo<br />

es central, y así acudimos a Él. Por cuanto Pedro está pensando en términos <strong>de</strong> un edificio<br />

y <strong>de</strong> materiales <strong>de</strong> construcción, no nos sentimos sorprendidos al ver al Señor presentado en<br />

sentido figurado como una piedra. Primero, Él es aquella piedra viva —no una piedra<br />

inanimada ni muerta, sino una Piedra viviente en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> una vida sin fin (He. 7:16).<br />

Por increíble que parezca, esta Piedra, el Señor Jesús, ha sido rechazada por los<br />

hombres. En sus planes estúpidos, egoístas e ineptos para sus vidas, los miopes hombres<br />

no pue<strong>de</strong>n encontrar lugar para su Creador y Re<strong>de</strong>ntor. ¡Así como no hubo lugar para Él en<br />

el mesón, tampoco hay lugar para Él en el plan <strong>de</strong> sus vidas!<br />

Pero no es la opinión <strong>de</strong>l hombre lo que cuenta. A la vista <strong>de</strong> Dios, esta Piedra, el Señor<br />

Jesús, es escogida y preciosa. Él es una piedra escogida no sólo como la apropiada, sino<br />

como la Indispensable. Su valor para Dios es inestimable. Es preciosa más allá <strong>de</strong> todo<br />

cálculo.<br />

Si queremos ser útiles en el programa <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong> Dios, hemos <strong>de</strong> acudir a<br />

Cristo. Nuestra única idoneidad para ser materiales <strong>de</strong> construcción proviene <strong>de</strong> nuestra<br />

i<strong>de</strong>ntificación con Él. Somos sólo importantes en tanto que redun<strong>de</strong>mos para Su gloria.<br />

2:5 La casa espiritual está constituida por todos los creyentes en Cristo, y es por ello lo<br />

mismo que la <strong>iglesia</strong>. La <strong>iglesia</strong> tiene esto en común con el templo <strong>de</strong>l AT, que es la<br />

morada <strong>de</strong> Dios sobre la tierra (1 R. 6:11–13; Ef. 2:22). Pero está en contraste con el<br />

templo, un edificio físico, tangible, hecho <strong>de</strong> materiales hermosos pero inertes y<br />

perece<strong>de</strong>ros. La <strong>iglesia</strong> es una estructura edificada con piedras vivas.<br />

Ahora la figura cambia rápidamente <strong>de</strong> una casa espiritual al sacerdocio santo que<br />

funciona en relación con la casa. Los creyentes no son sólo elementos <strong>de</strong> construcción en la<br />

casa; son también santos sacerdotes. Bajo la Ley Mosaica, el sacerdocio estaba limitado a<br />

la tribu <strong>de</strong> Leví y a la familia <strong>de</strong> Aarón. E incluso aquellos que eran sacerdotes no podían<br />

allegarse a la Presencia <strong>de</strong> Dios. Sólo el sumo sacerdote podía hacerlo un día al año (en<br />

Yom Kippur, el Día <strong>de</strong> la Expiación) siguiendo los procedimientos específicos <strong>de</strong>tallados<br />

para este acontecimiento por parte <strong>de</strong>l Señor.


En la nueva dispensación, todos los creyentes son sacerdotes con acceso inmediato al<br />

Salón <strong>de</strong>l Trono <strong>de</strong>l universo, <strong>de</strong> día o <strong>de</strong> noche. Su función es ofrecer sacrificios<br />

espirituales (en contraste con las ofrendas <strong>de</strong> animales, aves y vegetales <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong><br />

Moisés). Los sacrificios espirituales <strong>de</strong> los sacerdotes <strong>de</strong>l NT son:<br />

1. La presentación <strong>de</strong>l propio cuerpo como sacrificio vivo, santo y aceptable para Dios.<br />

Éste es un acto <strong>de</strong> adoración espiritual (Ro. 12:1).<br />

2. El sacrificio <strong>de</strong> alabanza. «Es <strong>de</strong>cir, fruto <strong>de</strong> labios que confiesan su nombre» (He.<br />

13:15).<br />

3. El sacrificio <strong>de</strong> buenas obras. «No os olvidéis <strong>de</strong> hacer el bien…; porque <strong>de</strong> tales<br />

sacrificios se agrada Dios» (He. 13:16).<br />

4. El sacrificio <strong>de</strong> las posesiones, o <strong>de</strong>l bolsillo: «No os olvidéis <strong>de</strong>… la ayuda mutua»;<br />

<strong>de</strong> esos sacrificios también se agrada Dios (He. 13:16).<br />

5. El sacrificio <strong>de</strong>l servicio. Pablo habla <strong>de</strong> su ministerio a los gentiles como una ofrenda<br />

sacerdotal (Ro. 15:16).<br />

Esos sacrificios son aceptables a Dios por medio <strong>de</strong> Jesucristo. Es sólo por medio <strong>de</strong><br />

Jesucristo, nuestro Mediador, que po<strong>de</strong>mos allegarnos a Dios en primer lugar, y es sólo Él<br />

quien pue<strong>de</strong> hacer aceptas nuestras ofrendas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. Todo lo que nosotros<br />

hacemos —nuestro culto y nuestro servicio— es imperfecto; lleva la tara <strong>de</strong>l pecado. Pero<br />

antes <strong>de</strong> llegar al Padre, pasa por el Señor Jesús. Él quita todo el pecado, y cuando llega a<br />

Dios Padre, es perfectamente aceptable.<br />

El sumo sacerdote, en el AT, llevaba una placa <strong>de</strong> oro sobre su turbante con las palabras<br />

SANTIDAD A JEHOVÁ (Éx. 28:36) inscritas en él. Esto era por cualquier pecado que pudiese<br />

estar envuelto en las ofrendas <strong>de</strong>l pueblo (Éx. 28:38). Así nuestro Sumo Sacerdote lleva una<br />

mitra por nosotros, por cualquier falta humana que pueda estar involucrada en nuestros<br />

sacrificios.<br />

El sacerdocio <strong>de</strong> todos los creyentes es una verdad que <strong>de</strong>bería ser comprendida, creída<br />

y gozosamente practicada por cada cristiano. Al mismo tiempo, no <strong>de</strong>beríamos abusar <strong>de</strong><br />

ella. Aunque todos los creyentes son sacerdotes, no cada sacerdote tiene <strong>de</strong>recho a predicar<br />

o a enseñar en la asamblea.<br />

Hay ciertos controles que <strong>de</strong>ben ser observados.<br />

1. Las mujeres tienen prohibido enseñar o tener autoridad sobre los hombres; han <strong>de</strong><br />

mantener silencio (1 Ti. 2:12).<br />

2. Los hombres que hablan <strong>de</strong>berían hacerlo como los oráculos <strong>de</strong> Dios (1 P. 4:11). Eso<br />

significa que <strong>de</strong>berían tener una certidumbre concreta <strong>de</strong> que están hablando las palabras<br />

que Dios quiere que pronuncien en aquella ocasión particular.<br />

3. Todos los creyentes tienen algún don, así como cada miembro <strong>de</strong>l cuerpo humano<br />

tiene alguna función (Ro. 12:6; 1 Co. 12:7). Pero no todos los dones involucran el hablar en<br />

público. No todos tienen los dones <strong>de</strong> servicio especial <strong>de</strong>l evangelista, <strong>de</strong>l pastor o <strong>de</strong>l<br />

maestro (Ef. 4:11).<br />

4. Un joven <strong>de</strong>bería avivar el don <strong>de</strong> Dios que está en él (2 Ti. 1:6). Si este don involucra<br />

la predicación, enseñanza o alguna otra forma <strong>de</strong> oratoria pública, <strong>de</strong>bería recibir la<br />

oportunidad <strong>de</strong> ejercerla en la asamblea.


5. El sacerdocio <strong>de</strong> los creyentes es visto en operación en 1 Corintios 14:26: «¿Qué,<br />

pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno <strong>de</strong> vosotros tiene salmo, tiene enseñanza,<br />

tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación».<br />

En aquel mismo capítulo hay muchos controles que limitan el ejercicio público <strong>de</strong> los<br />

dones en la congregación para asegurar el or<strong>de</strong>n y la edificación. El sacerdocio universal <strong>de</strong><br />

los cristianos no <strong>de</strong>be emplearse para justificar los abusos en la <strong>iglesia</strong> local.<br />

2:6 Aún pensando en el edificio, Pedro vuelve a Cristo la piedra, y en particular a Cristo<br />

como la piedra principal <strong>de</strong>l ángulo. Al citar <strong>de</strong> Isaías 28:16, muestra que el papel <strong>de</strong><br />

Cristo como piedra <strong>de</strong>l ángulo estaba predicho en la Escritura. Observa que Dios ha<br />

<strong>de</strong>terminado que Cristo tendrá esta posición singular, que Él es una piedra escogida,<br />

preciosa, y que Él es totalmente fiable. Nadie que confíe en Él será jamás avergonzado.<br />

La palabra traducida piedra <strong>de</strong>l ángulo en este pasaje pue<strong>de</strong> ser comprendida al menos<br />

<strong>de</strong> tres maneras, y cada una <strong>de</strong> ellas se aplica con la misma vali<strong>de</strong>z e intensidad al Señor<br />

Jesús.<br />

1. Una piedra <strong>de</strong>l ángulo en la arquitectura mo<strong>de</strong>rna se pone en la base <strong>de</strong> una esquina,<br />

don<strong>de</strong> une dos muros y simboliza el fundamento sobre el que reposa todo el edificio. Cristo<br />

es la piedra <strong>de</strong>l ángulo, único fundamento genuino (1 Co. 3:10, 11), Aquel que ha unido a<br />

judíos y gentiles creyentes (como dos muros <strong>de</strong> un edificio) en un nuevo hombre (Ef. 2:13,<br />

14).<br />

2. Algunos eruditos piensan que esta piedra es la piedra clave <strong>de</strong> un arco. Es la piedra<br />

que completa el arco y mantiene unido el resto <strong>de</strong>l edificio. Nuestro Señor, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego,<br />

cumple esta <strong>de</strong>scripción. Él es la piedra <strong>de</strong> la clave <strong>de</strong>l arco, y sin Él el edificio no tendría<br />

fuerza ni cohesión.<br />

3. Una tercera perspectiva es que la piedra es la cimera <strong>de</strong> una pirámi<strong>de</strong>, que ocupa el<br />

puesto más elevado en la estructura. Es la única <strong>de</strong> esta forma en la estructura. Su forma<br />

<strong>de</strong>termina la forma <strong>de</strong> toda la pirámi<strong>de</strong>. Es la última piedra que se pone en su lugar. Del<br />

mismo modo, Cristo es la Piedra Cimera <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, la Piedra verda<strong>de</strong>ramente singular.<br />

La <strong>iglesia</strong> recibe su carácter <strong>de</strong> Él. Cuando Él venga, el edificio habrá quedado terminado.<br />

Él es una piedra escogida, preciosa. Es escogida en el sentido <strong>de</strong> que Dios lo ha<br />

seleccionado para ocupar el puesto <strong>de</strong> mayor honor. Es preciosa porque no hay nadie como<br />

Él.<br />

El que crea en él, no será avergonzado. El pasaje original en Isaías, <strong>de</strong>l que se cita<br />

esto, se traduce así: «El que crea no se apresurará». Pónganse estas dos citas juntas, y se<br />

tiene la maravillosa promesa <strong>de</strong> que los que tienen a Cristo como su piedra <strong>de</strong>l ángulo son<br />

eximidos <strong>de</strong> una frustrante humillación y <strong>de</strong> un atolondrado apresuramiento.<br />

2:7 En los versículos prece<strong>de</strong>ntes, el Señor Jesús ha sido presentado como la piedra<br />

viva, como una piedra rechazada, como una piedra preciosa, y como la piedra <strong>de</strong>l ángulo.<br />

Ahora, y sin emplear esta palabra, Pedro parece presentarlo como la piedra <strong>de</strong> toque. Una<br />

piedra <strong>de</strong> toque revela si ciertos minerales frotados contra ella son genuinos o falsos.<br />

Muestra, por ejemplo, si una pepita es <strong>de</strong> oro o <strong>de</strong> oro falso.<br />

Cuando uno entra en contacto con el Salvador, se ve como realmente es. Se revelan en<br />

la actitud que muestran para con Él. Para los verda<strong>de</strong>ros creyentes, Él es <strong>de</strong> gran valor; los<br />

incrédulos le rechazan. El creyente pue<strong>de</strong> conseguir alguna pequeña indicación <strong>de</strong> cuán<br />

gran valor es Él tratando <strong>de</strong> imaginar cómo sería la vida sin Él. Ni todos los placeres


terrenales «son dignos <strong>de</strong> compararse ni un momento con una vida llena <strong>de</strong> Cristo». Él<br />

«<strong>de</strong>scuella entre diez mil» y «todo él es un encanto» (Cnt. 5:10, 16).<br />

Pero, ¿qué hay <strong>de</strong> los que no creen? El escritor <strong>de</strong>l Salmo 118 predijo que esta preciosa<br />

piedra sería rechazada por los edificadores, pero que más tar<strong>de</strong> llegaría a ser la principal<br />

piedra <strong>de</strong>l ángulo.<br />

Hay una persistente leyenda en relación con la edificación <strong>de</strong>l templo <strong>de</strong> Salomón que<br />

ilustra esta profecía a la perfección. Las piedras para el templo fueron preparadas por<br />

a<strong>de</strong>lantado en una cantera cercana. Según se necesitaban, eran llevadas al lugar <strong>de</strong><br />

edificación. Un día, los obreros <strong>de</strong> la cantera mandaron una piedra <strong>de</strong> una forma y<br />

proporciones singulares. Los constructores no vieron puesto para ella en el edificio, <strong>de</strong><br />

modo que la echaron a un lado <strong>de</strong> manera displicente por la la<strong>de</strong>ra abajo, don<strong>de</strong>, con el<br />

tiempo, quedó cubierta <strong>de</strong> musgo y ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> hierbas altas. A punto <strong>de</strong> acabarse el templo,<br />

los constructores pidieron una piedra <strong>de</strong> ciertas dimensiones. Los hombres en la cantera<br />

respondieron: «Ya hace tiempo que la mandamos arriba». Después <strong>de</strong> una cuidadosa<br />

búsqueda, encontraron la piedra <strong>de</strong>sechada, y fue puesta en su lugar apropiado en el templo.<br />

La aplicación es evi<strong>de</strong>nte. En Su primera venida, el Señor Jesús se presentó a la nación<br />

<strong>de</strong> Israel. El pueblo, y especialmente los gobernantes, no tenían lugar para Él en su sistema<br />

<strong>de</strong> cosas. Lo rechazaron y entregaron para que fuese crucificado.<br />

Pero Dios lo resucitó <strong>de</strong> entre los muertos y lo sentó a Su diestra en el cielo. Cuando el<br />

Rechazado vuelva <strong>de</strong> nuevo a la tierra, vendrá como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores.<br />

Entonces será públicamente manifestado como la principal piedra <strong>de</strong>l ángulo.<br />

2:8 Ahora la figura cambia <strong>de</strong> Cristo la piedra <strong>de</strong> toque y la piedra <strong>de</strong>l ángulo, a Cristo<br />

la piedra <strong>de</strong> tropiezo. Isaías predijo que para los que no creyesen, sería una piedra que<br />

hará a los hombres tropezar y una roca que los hará caer (Is. 8:14, 15).<br />

Esto se cumplió <strong>de</strong> manera literal en la historia <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel. Cuando su<br />

Mesías vino, los judíos se sintieron ofendidos por Sus orígenes y por Su sencilla manera <strong>de</strong><br />

vivir. Ellos querían un <strong>de</strong>magogo político y un caudillo militar. A pesar <strong>de</strong> las pruebas más<br />

convincentes, rehusaron aceptarlo como el Mesías prometido.<br />

Pero esto no se aplica sólo a Israel. Para todo aquel que no quiera creer en Jesús, viene a<br />

ser piedra <strong>de</strong> tropiezo, y roca que los hace tropezar. Los hombres, o bien se inclinan ante<br />

Él arrepentidos y con fe para salvación, o tropiezan sobre Él cayendo al infierno. «Lo que<br />

pudiera haber sido su salvación viene a ser la causa <strong>de</strong> su más honda con<strong>de</strong>nación.» No<br />

pue<strong>de</strong> haber neutralidad: ha <strong>de</strong> ser o Salvador o Juez.<br />

Tropiezan en la palabra, siendo <strong>de</strong>sobedientes. ¿Y por qué tropiezan? No por<br />

dificulta<strong>de</strong>s intelectuales honestas. No porque haya nada en el Señor Jesús que haga<br />

imposible creer en Él. Tropiezan porque voluntariosamente <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cen a la palabra. El<br />

problema resi<strong>de</strong> en la voluntad humana. La razón por la que los hombres no son salvos es<br />

que no quieren ser salvos (Jn. 5:40).<br />

La última parte <strong>de</strong>l versículo 8, a lo cual fueron también <strong>de</strong>stinados, se refiere a toda<br />

la cláusula prece<strong>de</strong>nte, tropiezan en la palabra, siendo <strong>de</strong>sobedientes. Dios ha <strong>de</strong>cretado<br />

que todos los que rehúsen acatar al Señor Jesús tropezarán. Si alguien insiste en andar en la<br />

incredulidad, entonces está <strong>de</strong>stinado a tropezar. «La disposición a <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer hace<br />

inevitable tropezar» (JBP).<br />

2:9 Pedro pasa ahora <strong>de</strong> nuevo a los privilegios <strong>de</strong> los creyentes. Son linaje escogido,<br />

real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión <strong>de</strong> Dios. Dios había<br />

prometido esos mismos privilegios a la nación <strong>de</strong> Israel si sólo le querían obe<strong>de</strong>cer.


Ahora, pues, si dais oído a mi voz, y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial<br />

tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino<br />

<strong>de</strong> sacerdotes, y gente santa (Éx. 19:5, 6a).<br />

Debido a la incredulidad, Israel no llegó a alcanzar las promesas <strong>de</strong> Dios, y la nación<br />

perdió su puesto como el propio pueblo <strong>de</strong> Dios. Durante la edad presente, la <strong>iglesia</strong> ocupa<br />

el puesto favorecido que Israel perdió por su <strong>de</strong>sobediencia.<br />

Los creyentes, en la actualidad, son un linaje escogido, escogido por Dios ya antes <strong>de</strong><br />

la fundación <strong>de</strong>l mundo para que perteneciesen a Cristo (Ef. 1:4). Pero en lugar <strong>de</strong> ser una<br />

raza terrenal con un linaje común y unos rasgos físicos característicos, los cristianos son un<br />

pueblo celestial con un linaje divino y semejanzas espirituales.<br />

Los creyentes son asimismo un real sacerdocio. Este es el segundo sacerdocio<br />

mencionado en este capítulo. En el versículo 5, los creyentes son <strong>de</strong>scritos como sacerdocio<br />

santo, para ofrendar sacrificios espirituales. Ahora se dice <strong>de</strong> ellos que son sacerdotes<br />

regios, proclamando las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios. Como sacerdocio santo, entran en el santuario<br />

celestial por fe, para adorar. Como real sacerdocio, salen al mundo para testificar. Esta<br />

diferencia <strong>de</strong> sacerdocio queda ilustrada por el encarcelamiento <strong>de</strong> Pablo y Silas en Filipos.<br />

Como sacerdotes santos cantaban alabanzas a Dios a medianoche; como real sacerdocio<br />

predicaron el evangelio al carcelero (Hch. 16:25, 31).<br />

Los creyentes son una nación santa. Era la intención <strong>de</strong> Dios que Israel fuese una<br />

nación distinguida por la santidad. Pero los israelitas se rebajaron a las prácticas<br />

pecaminosas <strong>de</strong> sus vecinos gentiles. De modo que Israel ha sido echado temporalmente a<br />

un lado y la <strong>iglesia</strong> es ahora la nación santa <strong>de</strong> Dios.<br />

Finalmente, los cristianos son un pueblo para la propia posesión <strong>de</strong> Dios. Le pertenecen<br />

<strong>de</strong> forma singular, y le son <strong>de</strong> especial valor.<br />

La última parte <strong>de</strong>l versículo 9 <strong>de</strong>scribe la responsabilidad <strong>de</strong> aquellos que son la nueva<br />

raza <strong>de</strong> Dios, sacerdocio, nación y pueblo. Deberíamos anunciar las excelencias <strong>de</strong> aquel<br />

que nos llamó <strong>de</strong> las tinieblas a su luz admirable. Una vez estuvimos tanteando en las<br />

tinieblas <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> la vergüenza. Por una maravillosa liberación hemos sido<br />

trasladados al reino <strong>de</strong> Su amado Hijo. La luz es clara y resplan<strong>de</strong>ciente en la misma<br />

medida que las tinieblas eran opresivas. ¡Cómo <strong>de</strong>beríamos proclamar las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

Aquel que hizo todo esto por nosotros!<br />

2:10 Pedro termina esta sección volviendo al libro <strong>de</strong> Oseas. Empleando la propia<br />

trágica vida familiar <strong>de</strong>l profeta como lección objetiva, Dios había pronunciado sentencia<br />

sobre la nación <strong>de</strong> Israel. Debido a la infi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> ellos para con Él, les dijo que ya no<br />

tendría más compasión <strong>de</strong> ellos, y que no serían ya más Su pueblo (Os. 1:6, 9). Pero el<br />

<strong>de</strong>sechamiento <strong>de</strong> Israel no era <strong>de</strong>finitivo, porque el Señor prometió también que en un día<br />

futuro Israel sería restaurado:<br />

Me compa<strong>de</strong>ceré <strong>de</strong> la no compa<strong>de</strong>cida, y al que dije que no era mi pueblo, le diré:<br />

¡Pueblo mío eres tú! (Os. 2:23, V.M.).<br />

Algunas <strong>de</strong> las personas a las que estaba escribiendo Pedro habían sido una vez parte <strong>de</strong><br />

la nación <strong>de</strong> Israel. Ahora eran miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Por la fe en Cristo, habían venido a<br />

ser pueblo <strong>de</strong> Dios, mientras que los judíos incrédulos estaban aún echados a un lado.<br />

De modo que Pedro ve en la condición <strong>de</strong> los convertidos judíos <strong>de</strong> su tiempo un<br />

cumplimiento parcial <strong>de</strong> Oseas 2:23. En Cristo, habían venido a ser el nuevo pueblo <strong>de</strong><br />

Dios; en Cristo, habían alcanzado misericordia. Este puñado <strong>de</strong> judíos salvados gozaba <strong>de</strong><br />

las bendiciones prometidas a Israel por medio <strong>de</strong> Oseas mucho antes <strong>de</strong> que Israel gozase<br />

<strong>de</strong> ellas nacionalmente.


Nadie <strong>de</strong>bería concluir por este pasaje en Pedro que <strong>de</strong>bido a que la <strong>iglesia</strong> es ahora el<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios, Israel haya sido <strong>de</strong>finitivamente echada fuera como nación. Tampoco se<br />

<strong>de</strong>bería concluir que la <strong>iglesia</strong> sea ahora el Israel <strong>de</strong> Dios, o que las promesas dadas a Israel<br />

se apliquen ahora a la <strong>iglesia</strong>. Israel y la <strong>iglesia</strong> son unas entida<strong>de</strong>s separadas y distintas, y<br />

la comprensión <strong>de</strong> esta distinción es una <strong>de</strong> las claves más importantes para interpretar la<br />

palabra profética.<br />

Israel fue el pueblo terrenal escogido <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento <strong>de</strong>l llamamiento <strong>de</strong><br />

Abraham hasta la venida <strong>de</strong>l Mesías. La rebelión e infi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> la nación llegaron a su<br />

terrible culminación cuando Cristo fue clavado en la cruz. Por este pecado culminante, Dios<br />

<strong>de</strong>jó temporalmente a un lado a Israel como Su pueblo escogido. Hoy en día son Su antiguo<br />

pueblo terrenal, pero no Su pueblo escogido.<br />

En esta era presente, Dios tiene un nuevo pueblo —la <strong>iglesia</strong>—. Esta Era <strong>de</strong> la Iglesia<br />

forma un paréntesis en los tratos <strong>de</strong> Dios con Israel. Cuando el paréntesis se cierre, es <strong>de</strong>cir,<br />

cuando la <strong>iglesia</strong> sea llevada al cielo, Dios reanudará sus tratos con Israel. Entonces un<br />

remanente creyente <strong>de</strong> la nación volverá a ser <strong>de</strong> nuevo pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

El cumplimiento final <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Oseas sigue estando en el futuro. Tendrá lugar<br />

en la Segunda Venida. La nación que rechazó a su Mesías «mirarán a mí, a quien<br />

traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por Él como quien se<br />

aflige por el primogénito» (Zac. 12:10). Luego el arrepentido Israel creyente recibirá<br />

misericordia y vendrá a ser <strong>de</strong> nuevo el pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

El argumento que Pedro <strong>de</strong>sarrolla en el v. 10 es que los judíos creyentes hoy gozan <strong>de</strong><br />

un cumplimiento a<strong>de</strong>lantado <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong> Oseas, mientras que los judíos incrédulos<br />

siguen apartados <strong>de</strong> Dios. El cumplimiento total y <strong>de</strong>finitivo tendrá lugar cuando «vendrá<br />

<strong>de</strong> Sion el Libertador» y «apartará <strong>de</strong> Jacob la impiedad» (Ro. 11:26).<br />

II. LAS RELACIONES DEL CREYENTE (2:11–4:6)<br />

A. Como peregrino en relación con el mundo (2:11–12)<br />

2:11 La mayor parte <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> 1 Pedro trata acerca <strong>de</strong> la conducta que <strong>de</strong>bería<br />

caracterizar al cristiano en las diversas relaciones <strong>de</strong> la vida. Pedro recuerda a los creyentes<br />

que son extranjeros y peregrinos en el mundo, y que este hecho <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>jar su impronta<br />

sobre toda su conducta. Son extranjeros en el sentido <strong>de</strong> que están viviendo en un país<br />

extraño en el que no tienen los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> ciudadanía. Son peregrinos en el sentido <strong>de</strong><br />

que están obligados a vivir por un tiempo en un lugar que no es su hogar permanente.<br />

Los himnos <strong>de</strong>l ayer nos recuerdan nuestra peregrinación. Por ejemplo:<br />

Llamados por ti arriba, hombres somos<br />

De nacimiento nuevo y celestial;<br />

Culpables antes, éramos extraños<br />

Del mundo ciudadanos cada cual;<br />

Mas como peregrinos ya anhelamos<br />

Llegar a tu mansión y eterno hogar,<br />

Por todos esos siglos veni<strong>de</strong>ros<br />

De tan gran suerte en luz participar.<br />

James G. Deck


Pero estos sentimientos han quedado mayormente excluidos <strong>de</strong> la himnología actual.<br />

Cuando la <strong>iglesia</strong> se ha aposentado en el mundo, parece algo hipócrita cantar más allá <strong>de</strong><br />

nuestra experiencia.<br />

Cuando leemos la exhortación <strong>de</strong> que nos abstengamos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos carnales que<br />

batallan contra el alma, pensamos <strong>de</strong> inmediato en los pecados sexuales. Pero la<br />

aplicación es más amplia. Se refiere a cualquier intenso <strong>de</strong>seo que sea inconsecuente con la<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios. Incluiría una excesiva indulgencia en la comida y en la bebida, en regalar<br />

al cuerpo con <strong>de</strong>masiado sueño, la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> amasar posesiones materiales, o suspirar por<br />

los placeres <strong>de</strong>l mundo. Todas estas cosas batallan incesantemente contra nuestro bienestar<br />

espiritual. Estorban la comunión con Dios. Frenan el crecimiento espiritual.<br />

2:12 No sólo hemos <strong>de</strong> ejercer disciplina en el área <strong>de</strong> la indulgencia carnal, sino que<br />

hemos también <strong>de</strong> mantener nuestra manera <strong>de</strong> vivir honrosa entre los gentiles, es <strong>de</strong>cir,<br />

el mundo pagano. En nuestros tiempos no hemos <strong>de</strong> amoldar nuestras vidas en conformidad<br />

al mundo. Deberíamos marcar el paso siguiendo un tambor diferente.<br />

Es casi inevitable que seamos criticados. Cuando Pedro escribió esta carta, como<br />

escribe Erdman:<br />

… los cristianos estaban siendo calumniados como irreligiosos porque no adoraban a<br />

los dioses paganos, como aguafiestas y ascetas por abstenerse <strong>de</strong> vicios populares, como<br />

<strong>de</strong>sleales al gobierno por afirmar su lealtad a un Rey celestial.<br />

Estas críticas no se pue<strong>de</strong>n evitar. Pero bajo ninguna circunstancia los creyentes<br />

<strong>de</strong>berían dar al mundo una razón válida para tales vilipendios. Todas las calumnias<br />

<strong>de</strong>berían ser refutadas mediante un registro ininterrumpido <strong>de</strong> buenas obras. Entonces los<br />

acusadores se verán obligados a glorificar a Dios en el día <strong>de</strong> la visitación.<br />

Un día <strong>de</strong> visitación es cualquier tiempo en que el Señor se acerca, bien en gracia, bien<br />

en juicio. La expresión se emplea en Lucas 19:41–44. Jesús lloró sobre Jerusalén porque la<br />

ciudad no había conocido el tiempo <strong>de</strong> su visitación, es <strong>de</strong>cir, Jerusalén no se había dado<br />

cuenta <strong>de</strong> que el Mesías había acudido en amor y misericordia. Aquí pue<strong>de</strong> significar: (1)<br />

El día en el que la gracia <strong>de</strong> Dios visitará a los críticos y serán salvos, o (2) el día <strong>de</strong>l juicio,<br />

cuando los inconversos comparecerán ante Dios.<br />

Saulo <strong>de</strong> Tarso ilustra la primera interpretación. Había tenido parte en la acusación <strong>de</strong><br />

Esteban, pero las buenas acciones <strong>de</strong> Esteban triunfaron sobre toda la oposición. Cuando<br />

Dios visitó a Saulo con misericordia en el camino <strong>de</strong> Damasco, el arrepentido fariseo<br />

glorificó a Dios, y salió, como Esteban, a influenciar a otros mediante el esplendor <strong>de</strong> una<br />

vida llena <strong>de</strong> Cristo. Dice Jowett:<br />

La vida hermosa tiene como objetivo levantar los pensamientos <strong>de</strong> Dios al homenaje al<br />

glorioso Dios. Cuando contemplan lo divino realizado en lo humano, también ellos serán<br />

atraídos a la comunión celestial. Han <strong>de</strong> ser atraídos, no por la elocuencia <strong>de</strong> nuestro hablar,<br />

sino por la irradiación <strong>de</strong> nuestra conducta. Por la gracia imponente <strong>de</strong> una vida noble,<br />

<strong>de</strong>bemos «silenciar la ignorancia <strong>de</strong> hombres insensatos», y este silencio será para ellos el<br />

primer paso en una vida <strong>de</strong> consagración anhelante.<br />

En la segunda interpretación, el pensamiento es que los inconversos se verán forzados a<br />

glorificar a Dios en el día <strong>de</strong>l juicio. No tendrán excusas, porque no sólo habían oído el


evangelio, sino que lo habían visto en las vidas <strong>de</strong> sus parientes, amigos y vecinos<br />

cristianos. Dios será entonces vindicado por medio <strong>de</strong> la intachable conducta <strong>de</strong> Sus hijos.<br />

B. Como ciudadano en relación con el gobierno (2:13–17)<br />

2:13 Los siguientes cinco versículos tratan <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong>l cristiano para con el<br />

gobierno. La palabra clave aquí es someteos. De hecho, la instrucción <strong>de</strong> someterse se<br />

encuentra cuatro veces en esta Epístola.<br />

Los ciudadanos <strong>de</strong>ben someterse al gobierno (2:13).<br />

Los esclavos <strong>de</strong>ben someterse a sus amos (2:18).<br />

Las esposas <strong>de</strong>ben someterse a sus maridos (3:1).<br />

Los creyentes jóvenes han <strong>de</strong> someterse a los ancianos (5:5).<br />

Dice Lyall:<br />

La respuesta última <strong>de</strong>l cristiano a la persecución, a los <strong>de</strong>tractores y a los críticos es la<br />

<strong>de</strong> una vida intachable, la <strong>de</strong> una conducta irreprochable y la <strong>de</strong> una ciudadanía buena. En<br />

particular,… la sumisión es una virtud cristiana suprema.<br />

Los gobiernos humanos han sido instituidos por Dios (Ro. 13:1). Los gobernantes son<br />

siervos <strong>de</strong> Dios (Ro. 13:4). Aun si los gobernantes no son creyentes, siguen siendo<br />

oficialmente hombres <strong>de</strong> Dios. Aunque sean dictadores y tiranos, su gobierno es mejor que<br />

la ausencia total <strong>de</strong> gobierno. La ausencia total <strong>de</strong> gobierno es anarquía, y ninguna sociedad<br />

pue<strong>de</strong> sobrevivir bajo la anarquía. De modo que cualquier gobierno es mejor que ningún<br />

gobierno en absoluto. El or<strong>de</strong>n es mejor que el caos. Los creyentes <strong>de</strong>berían someterse a<br />

toda institución humana, y ello por causa <strong>de</strong>l Señor. Con ello, cumplen Su voluntad y<br />

hacen lo que le agrada. Estas instrucciones son <strong>de</strong> aplicación al emperador o a cualquiera<br />

que sea el gobernante supremo. Incluso si es Nerón el que ocupa el palacio imperial, la<br />

exhortación general es la <strong>de</strong> someterse a él.<br />

2:14 La instrucción a obe<strong>de</strong>cer es <strong>de</strong> aplicación a oficiales subordinados como los<br />

gobernantes. Ellos están autorizados por Dios para aplicar el castigo a los malhechores y<br />

para dar alabanza a los que obe<strong>de</strong>cen las leyes. En realidad, los funcionarios<br />

gubernamentales tienen poca o ninguna inclinación a hacer esto último, ¡pero eso no<br />

modifica la responsabilidad <strong>de</strong>l cristiano <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer! El historiador Arnold Toynbee<br />

observó que «en tanto que el pecado original permanezca como elemento <strong>de</strong> la naturaleza<br />

humana, el César tendrá mucho trabajo en sus manos».<br />

Naturalmente, hay excepciones. Hay ocasiones en las que no se <strong>de</strong>manda la obediencia.<br />

Si un gobierno humano or<strong>de</strong>na a un creyente actuar <strong>de</strong> manera contraria a la voluntad<br />

revelada <strong>de</strong> Dios, entonces el creyente ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer al gobierno. En tal caso, tiene una<br />

más gran<strong>de</strong> responsabilidad; ha <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Dios antes que a los hombres (Hch. 5:29). Si<br />

se le aplica un castigo por su <strong>de</strong>sobediencia, ha <strong>de</strong> soportarlo con valor. Bajo ninguna<br />

circunstancia <strong>de</strong>be rebelarse ni tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>rribar el gobierno.<br />

Técnicamente, los que entran Biblias <strong>de</strong> contrabando en países cerrados están<br />

quebrantando la ley. Pero están obe<strong>de</strong>ciendo una ley que tiene prece<strong>de</strong>ncia sobre cualquier


ley humana —el mandamiento <strong>de</strong> ir a todo el mundo con el evangelio—. De modo que no<br />

pue<strong>de</strong>n ser con<strong>de</strong>nados sobre bases escriturarias.<br />

Supongamos que el gobierno or<strong>de</strong>na a un cristiano que haga el servicio militar. ¿Está<br />

obligado a obe<strong>de</strong>cer y a llevar armas? Si piensa que eso es una violación directa <strong>de</strong> la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>bería primero agotar todas las opciones que tiene abiertas en la posición<br />

<strong>de</strong> no combatiente o <strong>de</strong> objetor <strong>de</strong> conciencia. Si todo eso falla, entonces tendría que<br />

rehusar el reclutamiento y sufrir las consecuencias.<br />

Muchos cristianos no tienen escrúpulos <strong>de</strong> conciencia cuando <strong>de</strong>ben servir en las<br />

fuerzas armadas. Es un asunto acerca <strong>de</strong>l que cada cual <strong>de</strong>bería estar plenamente<br />

convencido en su propia mente y <strong>de</strong>jar libertad para que los otros estén en <strong>de</strong>sacuerdo.<br />

Las cuestiones acerca <strong>de</strong> si un cristiano <strong>de</strong>be votar o mezclarse en política son <strong>de</strong> un<br />

or<strong>de</strong>n diferente. El gobierno no exige esas cosas, por lo que no es una cuestión <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer<br />

o no. Cada uno ha <strong>de</strong> actuar a la luz <strong>de</strong> los principios <strong>de</strong> conducta y ciudadanía que se<br />

hallan en la Biblia. Aquí también <strong>de</strong>bemos dar libertad para diferentes posturas y no insistir<br />

en que los <strong>de</strong>más estén <strong>de</strong> acuerdo con uno.<br />

2:15 La voluntad <strong>de</strong> Dios es que Su pueblo viva <strong>de</strong> una manera tan honrosa e<br />

intachable que los inconversos no tengan ninguna base legítima para ninguna acusación.<br />

Mediante unas vidas <strong>de</strong> conducta ejemplar, los cristianos pue<strong>de</strong>n y <strong>de</strong>berían manifestar la<br />

ignorancia <strong>de</strong> las acusaciones hechas en contra <strong>de</strong>l cristianismo por parte <strong>de</strong> los hombres<br />

insensatos.<br />

Los cristianos y la fe cristiana están incesantemente bombar<strong>de</strong>ados por la ignorancia<br />

<strong>de</strong> los hombres insensatos. Pue<strong>de</strong> que esto suceda en la universidad; pue<strong>de</strong> que sea en el<br />

laboratorio científico; pue<strong>de</strong> que sea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mismo púlpito. Pedro dice que una <strong>de</strong> las<br />

mejores respuestas a tales insidias es una vida santa.<br />

2:16 Actuemos como libres. No estamos en servidumbre ni esclavitud bajo las<br />

autorida<strong>de</strong>s civiles. No tenemos que vivir en servidumbre o terror. A fin <strong>de</strong> cuentas, somos<br />

los libertos <strong>de</strong>l Señor. Pero eso no quiere <strong>de</strong>cir que tengamos libertad para pecar. Libertad<br />

no significa licencia. De modo que no <strong>de</strong>bemos usar nuestra libertad como pretexto para el<br />

mal. La <strong>de</strong>sobediencia pecaminosa nunca <strong>de</strong>be ser justificada con alguna excusa<br />

seudoespiritual. La causa <strong>de</strong> Cristo nunca es fomentada por el mal disfrazado con ropajes<br />

religiosos.<br />

Si vivimos como siervos <strong>de</strong> Dios, nuestra relación con las autorida<strong>de</strong>s gubernamentales<br />

caerán en su apropiado lugar. Debemos actuar a la luz <strong>de</strong> Su presencia, obe<strong>de</strong>cerle en todas<br />

las cosas, hacerlo todo para Su gloria. El mejor ciudadano es un creyente que vive como<br />

siervo <strong>de</strong>l Señor. Desafortunadamente, la mayoría <strong>de</strong> los gobiernos no se dan cuenta <strong>de</strong><br />

cuánto <strong>de</strong>ben a los cristianos que creen la Biblia y la obe<strong>de</strong>cen.<br />

Pon<strong>de</strong>remos la expresión siervos <strong>de</strong> Dios. «El cielo toma nuestros más temidos<br />

términos», escribe F. B. Meyer, «y hace que resplan<strong>de</strong>zcan bajo su propia luz, hasta que lo<br />

que parecía el sinónimo <strong>de</strong> terror viene a ser el blanco <strong>de</strong> nuestros más nobles objetivos».<br />

2:17 No hay relación alguna <strong>de</strong> la vida que pueda quedar fuera <strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> la<br />

responsabilidad cristiana. Y así Pedro cubre aquí toda la gama con cuatro tersos<br />

mandamientos.<br />

Honrad a todos. No siempre po<strong>de</strong>mos honrar sus palabras o conducta, pero po<strong>de</strong>mos<br />

recordar que cada vida individual es <strong>de</strong> más valor que todo el mundo. Po<strong>de</strong>mos reconocer<br />

que cada persona fue hecha a imagen y semejanza <strong>de</strong> Dios. Nunca hemos <strong>de</strong> olvidar que el<br />

Señor Jesús <strong>de</strong>rramó su sangre y murió incluso por los más indignos.


Amad la fraternidad. Debemos amar a todos los hombres, pero estamos<br />

especialmente obligados a amar a los miembros <strong>de</strong> nuestra familia espiritual. Este es un<br />

amor como el <strong>de</strong> Dios hacia nosotros. Es totalmente inmerecido, se dirige a los no dignos,<br />

no espera recompensa y es más fuerte que la muerte.<br />

Temed a Dios. Lo tememos cuando lo reverenciamos como Señor supremo.<br />

Glorificarle viene luego a ser nuestra primera prioridad. Tememos hacer nada que le<br />

<strong>de</strong>sagra<strong>de</strong> y tememos dar una falsa presentación <strong>de</strong> Él ante los hombres.<br />

Honrad al rey. Pedro vuelve al tema <strong>de</strong> los gobernantes humanos para dar un último<br />

recordatorio. Debemos respetar a nuestros gobernantes como funcionarios puestos por Dios<br />

para el mantenimiento <strong>de</strong> una sociedad or<strong>de</strong>nada. Esto significa que tenemos que pagar «al<br />

que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honor,<br />

honor» (Ro. 13:7). Hablando en términos generales, el cristiano pue<strong>de</strong> vivir bajo cualquier<br />

forma <strong>de</strong> gobierno. La única ocasión en que <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer es cuando se le manda que<br />

comprometa su lealtad o su obediencia al Señor Jesucristo.<br />

C. Como siervo en relación con su amo (2:18–25)<br />

2:18 Es significativo que el NT dé más instrucciones a los siervos (V.M.) que a los<br />

reyes. Muchos <strong>de</strong> los antiguos creyentes eran siervos o criados, y la Escritura muestra que<br />

la mayoría <strong>de</strong> los cristianos provinieron <strong>de</strong> los estratos más bajos <strong>de</strong> la sociedad (Mt. 11:5;<br />

Mr. 12:37; 1 Co. 1:26–29).<br />

Este pasaje se dirige a siervos domésticos, pero sus principios son <strong>de</strong> aplicación a<br />

empleados <strong>de</strong> todo tipo. El llamamiento fundamental es a someterse al amo con todo<br />

respeto. Es un hecho integral <strong>de</strong> la vida que en cualquier sociedad u organización ha <strong>de</strong><br />

haber por una parte autoridad, y por la otra obediencia a aquella autoridad. Es para el<br />

propio bien <strong>de</strong> cada siervo someterse a su amo, o en caso contrario no tendría empleo. Pero<br />

es mucho más importante para un cristiano someterse; su testimonio <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> ello.<br />

La obediencia no <strong>de</strong>bería variar según el temperamento <strong>de</strong>l patrono. Cualquiera pue<strong>de</strong><br />

someterse a los patronos buenos y afables. Pero los creyentes son llamados a ir más allá <strong>de</strong><br />

esto, y ser respetuosos y obedientes para con los patronos difíciles <strong>de</strong> soportar. Esto se<br />

<strong>de</strong>staca como una conducta distintivamente cristiana.<br />

2:19 Cuando pa<strong>de</strong>cemos injustamente, nos ganamos la aprobación <strong>de</strong> Dios. Él se agrada<br />

cuando nos encuentra tan conscientes <strong>de</strong> nuestra relación para con Él que soportamos un<br />

inmerecido dolor sin vindicar el yo ni buscar resarcirnos. Cuando aceptamos mansamente<br />

un trato injusto, exhibimos a Cristo; esta vida sobrenatural se gana el «bien hecho» <strong>de</strong> Dios.<br />

2:20 No hay virtud en sufrir pacientemente por nuestras propias faltas. Des<strong>de</strong> luego no<br />

hay gloria para Dios en tal cosa. Estos sufrimientos nunca nos señalarán como cristianos ni<br />

llevará a otros a querer llegar a ser cristianos. Pero sufrir con paciencia haciendo lo bueno<br />

es lo que cuenta. Esto es algo tan innatural, tan <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> este mundo, que choca a la<br />

gente hasta sentir convicción <strong>de</strong> pecado, y, es <strong>de</strong> esperar, para salvación.<br />

2:21 El pensamiento <strong>de</strong>l sufrimiento <strong>de</strong> los creyentes por causa <strong>de</strong> la justicia lleva<br />

invariablemente a este sublime pasaje acerca <strong>de</strong> nuestro gran ejemplo, el Señor Jesús.<br />

Nadie jamás fue tratado tan injustamente como Él, ni lo llevó con tanta paciencia.<br />

Hemos sido llamados a actuar como Él actuó, pa<strong>de</strong>ciendo por los males <strong>de</strong> otros. La<br />

palabra empleada aquí para <strong>de</strong>notar ejemplo conlleva la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un cua<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> caligrafía<br />

que tiene un trabajo <strong>de</strong> pluma impecable. El discípulo intenta reproducir el original <strong>de</strong>


forma tan perfecta como pueda. Cuando copia el mo<strong>de</strong>lo con cuidado, su escritura es muy<br />

buena. Cuanto más se aparta <strong>de</strong>l mismo, tanto más empeora la copia. Nuestra seguridad<br />

resi<strong>de</strong> en mantenernos bien <strong>de</strong> cerca al original.<br />

2:22 Nuestro Señor no sufrió por Sus propios pecados, porque Él no tenía ninguno. «No<br />

conoció pecado» (2 Co. 5:21); no hizo pecado (este versículo); «no hay pecado en él» (1<br />

Jn. 3:5).<br />

Su discurso nunca estuvo manchado <strong>de</strong> engaño. Jamás mintió, ni manipuló la verdad.<br />

¡Pensemos en esto! Una vez vivió en este planeta una Persona absolutamente honesta,<br />

absolutamente exenta <strong>de</strong> tretas o <strong>de</strong> engaño.<br />

2:23 Fue paciente bajo las provocaciones. Cuando le mal<strong>de</strong>cían, no pagaba con la<br />

misma moneda. Cuando le acusaban no se <strong>de</strong>fendía. Estuvo maravillosamente libre <strong>de</strong>l<br />

anhelo <strong>de</strong> la propia vindicación.<br />

Un autor <strong>de</strong>sconocido ha escrito:<br />

Es una marca <strong>de</strong> la más profunda y más verda<strong>de</strong>ra humildad vernos con<strong>de</strong>nados sin<br />

causa, y estar callados bajo ello. Estar callados bajo los insultos y la malicia es una<br />

imitación muy noble <strong>de</strong> nuestro Señor. Cuando recordamos <strong>de</strong> cuántas maneras Él sufrió,<br />

Él que no lo merecía en absoluto, ¿dón<strong>de</strong> está nuestro buen sentido cuando nos sentimos<br />

empujados a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos y a excusarnos?<br />

Cuando pa<strong>de</strong>cía, no amenazaba. «Ninguna palabra <strong>de</strong>scomedida ni amenazante<br />

escapó <strong>de</strong> Su callada lengua.» Quizá sus asaltantes confundieron Su silencio con <strong>de</strong>bilidad.<br />

Si hubiesen tenido alguna percepción habrían <strong>de</strong>scubierto que no era <strong>de</strong>bilidad, sino una<br />

fortaleza sobrenatural!<br />

¿Cuál era Su recurso oculto para soportar bajo tantos insultos inmerecidos? Confiaba en<br />

Dios, que juzga justamente. Y somos llamados a hacer lo mismo:<br />

No os venguéis vosotros mismos, amados, sino <strong>de</strong>jad lugar a la ira <strong>de</strong> Dios; porque<br />

escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tiene<br />

hambre, dale <strong>de</strong> comer; si tiene sed, dale <strong>de</strong> beber; pues haciendo esto, amontonarás sobre<br />

su cabeza carbones encendidos. No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal<br />

(Ro. 12:19–21).<br />

2:24 Los sufrimientos <strong>de</strong>l Señor fueron no sólo ejemplares, sino también expiatorios.<br />

No po<strong>de</strong>mos imitar Sus sufrimientos a este respecto, y Pedro no sugiere que <strong>de</strong>bamos<br />

hacerlo. Más bien, el argumento parece ser así: La agonía <strong>de</strong>l Salvador no fue causada por<br />

Sus propios pecados, porque Él no tenía ninguno. Fue por nuestros pecados que fue<br />

clavado en la cruz. Por cuanto Él ha sufrido por nuestros pecados una vez por todas, no<br />

<strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>jarnos llevar a la posición en que nosotros <strong>de</strong>bamos sufrir también por los<br />

mismos. El hecho <strong>de</strong> que Él murió por ellos nos <strong>de</strong>bería llevar a morir a ellos. Y sin<br />

embargo, no es sencillamente una cuestión <strong>de</strong> bondad negativa. No sólo <strong>de</strong>beríamos morir<br />

al pecado, sino vivir para la justicia.<br />

Por cuya herida fuisteis sanados. La palabra heridas es en realidad singular en el<br />

original, lo que quizá sugiere que Su cuerpo era todo una masiva llaga. ¿Cuál <strong>de</strong>bería ser<br />

nuestra actitud para con el pecado, cuando nuestra salud le costó tanto al Salvador?<br />

Theodoret comenta: «Un nuevo y extraño método <strong>de</strong> sanidad. El médico sufrió el coste, y<br />

el enfermo recibió la sanidad».<br />

2:25 Antes <strong>de</strong> la conversión, éramos como ovejas <strong>de</strong>scarriadas —perdidas,<br />

<strong>de</strong>sgarradas, amoratadas, sangrando—. La mención <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> ovejas <strong>de</strong>scarriadas es la<br />

última <strong>de</strong> seis referencias a Isaías 53 en este pasaje:


v. 21 Cristo pa<strong>de</strong>ció por vosotros (cf. Is. 53:4, 5).<br />

v. 22 No hizo pecado, ni se halló ningún engaño en su boca (cf. Is. 53:9).<br />

v. 23 Cuando le mal<strong>de</strong>cían, no respondía con maldición (cf. Is. 53:7).<br />

v. 24 Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el ma<strong>de</strong>ro (cf. Is. 53:4,<br />

11).<br />

v. 24 Por cuya herida fuisteis sanados (cf. Is. 53:5).<br />

v. 25 Porque erais como ovejas <strong>de</strong>scarriadas (cf. Is. 53:6).<br />

Cuando somos salvados, volvemos al Pastor, al buen Pastor que puso Su vida por las<br />

ovejas (Jn. 10:11); al gran Pastor que «apacienta con un tierno e infatigable cuidado a la<br />

grey por la que <strong>de</strong>rramó Su sangre», y el Príncipe <strong>de</strong> los Pastores pronto aparecerá para<br />

conducir a Sus ovejas en los ver<strong>de</strong>s prados <strong>de</strong> las alturas —<strong>de</strong> las que ya jamás se<br />

<strong>de</strong>scarriarán.<br />

La conversión es volver al Guardián <strong>de</strong> nuestras almas. Nosotros le pertenecíamos por<br />

creación, pero nos perdimos por el pecado. Ahora volvemos a Su solícito cuidado, y<br />

quedamos salvos y seguros para siempre.<br />

D. Como esposa en relación con su esposo (3:1–6)<br />

3:1 Pedro ha subrayado la obligación <strong>de</strong> los cristianos a someterse al gobierno humano<br />

y a los amos terrenales. Ahora presenta la sumisión <strong>de</strong> las mujeres a sus maridos.<br />

Cada mujer <strong>de</strong>be estar sometida a su marido, tanto si éste es creyente como si no. Dios<br />

ha dado al hombre el puesto <strong>de</strong> cabeza, y es Su voluntad que la mujer reconozca la<br />

autoridad <strong>de</strong>l hombre. La relación entre marido y mujer es una imagen <strong>de</strong> la que hay entre<br />

Cristo y la <strong>iglesia</strong>. La mujer <strong>de</strong>bería obe<strong>de</strong>cer a su marido <strong>de</strong>l mismo modo que la <strong>iglesia</strong><br />

<strong>de</strong>bería obe<strong>de</strong>cer a Cristo.<br />

Esto es consi<strong>de</strong>rado como pasado <strong>de</strong> moda en nuestra sociedad. Las mujeres están<br />

ascendiendo a puestos <strong>de</strong> autoridad sobre los hombres, y nuestra sociedad se está volviendo<br />

más y más matriarcal. En muchas <strong>iglesia</strong>s, las mujeres parecen más activas y dotadas que<br />

los hombres. Pero la palabra <strong>de</strong> Dios se mantiene. El or<strong>de</strong>n divino es que el hombre es<br />

cabeza. No importa lo razonables que puedan parecer los argumentos, en último término<br />

sólo habrá problemas y caos como resultado <strong>de</strong> la usurpación <strong>de</strong> la autoridad sobre el<br />

hombre por parte <strong>de</strong> la mujer.<br />

Incluso cuando el marido <strong>de</strong> una mujer sea incrédulo, ella <strong>de</strong>bería respetarlo como su<br />

cabeza. Esto será para él testimonio <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> ella en Cristo. Su conducta como esposa<br />

obediente, amante y <strong>de</strong>vota pue<strong>de</strong> ser empleada para ganarlo para el Salvador.<br />

Y pue<strong>de</strong> ganarlo sin palabra. Eso significa que la esposa no tiene que estar predicando<br />

constantemente a su marido. Es posible que se haya hecho mucho mal por parte <strong>de</strong> esposas<br />

que han regañado a sus maridos acerca <strong>de</strong>l evangelio, forzándolo sobre ellos. El énfasis<br />

aquí cae en que la esposa gane a su marido viviendo a Cristo a diario <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él.<br />

Pero supongamos que un marido interfiere con su esposa en su vida cristiana. ¿Qué<br />

<strong>de</strong>bería hacer ella, entonces? Si le exige que <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>zca un claro mandamiento <strong>de</strong> la<br />

Escritura, entonces ella <strong>de</strong>be <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer a su marido, y ser fiel al Señor. Si, no obstante, el<br />

asunto involucra un privilegio cristiano y no un claro <strong>de</strong>ber, <strong>de</strong>bería estar sujeta a su marido<br />

y abandonar el privilegio.


Cuando Pedro se refiere a una mujer cristiana con un marido pagano, no por ello<br />

aprueba a una creyente que se case con un incrédulo. Ésta nunca es la voluntad <strong>de</strong> Dios. El<br />

apóstol está aquí tratando primariamente <strong>de</strong> los casos en los que la esposa ha sido salva<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su matrimonio. Su obligación es someterse, incluso a un marido no creyente.<br />

3:2 El marido incrédulo pue<strong>de</strong> llegar a quedar impresionado ante la conducta casta y<br />

respetuosa <strong>de</strong> su mujer. El Espíritu <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> usar esto para llevarlo a convicción<br />

acerca <strong>de</strong> su propia pecaminosidad, y pue<strong>de</strong> llegar a la fe en Cristo.<br />

George Müller hablaba <strong>de</strong> un rico alemán cuya mujer era creyente <strong>de</strong>vota. Este hombre<br />

era un gran bebedor, y pasaba el tiempo hasta muy a<strong>de</strong>ntrada la noche en la taberna. Ella<br />

enviaba a las criadas a la cama, se quedaba en vela hasta que volvía, lo recibía<br />

cariñosamente, y nunca le recriminaba ni se quejaba. Algunas veces incluso tenía que<br />

<strong>de</strong>svestirle y ponerlo en la cama.<br />

Una noche en la taberna, el hombre dijo a sus compinches: «Estoy seguro <strong>de</strong> que si<br />

vamos a casa, mi mujer estará sentada esperándome. Vendrá a la puerta, nos dará una regia<br />

bienvenida e incluso nos hará la cena, si se lo pido».<br />

Al principio no se lo creían, pero <strong>de</strong>cidieron acompañarlo para verlo. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego,<br />

salió a la puerta, los recibió cortésmente, y estuvo bien dispuesta a hacerles la cena sin la<br />

menor muestra <strong>de</strong> resentimiento. Después <strong>de</strong> servirlos, se fue a su dormitorio. Tan pronto<br />

como hubo salido, uno <strong>de</strong> los hombres comenzó a con<strong>de</strong>nar al marido. «¿Qué clase <strong>de</strong><br />

hombre eres tú, que tratas tan miserablemente a una mujer tan buena?» El acusador se<br />

levantó sin terminar la cena y salió <strong>de</strong> la casa. Otro hizo lo mismo, y otro, hasta que todos<br />

se fueron sin comer.<br />

A la media hora, el marido cayó bajo una profunda convicción <strong>de</strong> su maldad, y<br />

especialmente <strong>de</strong> su <strong>de</strong>salmado trato <strong>de</strong> su mujer. Fue al dormitorio <strong>de</strong> su mujer, le pidió<br />

que orase por él, se arrepintió <strong>de</strong> sus pecados y se entregó a Cristo. Des<strong>de</strong> aquel momento<br />

vino a ser un <strong>de</strong>voto discípulo <strong>de</strong>l Señor Jesús. ¡Ganado sin una palabra!<br />

George Müller advierte:<br />

No os <strong>de</strong>salentéis si tenéis que sufrir <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> parientes inconversos. Tal vez muy<br />

pronto el Señor os dé el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> vuestros corazones y conteste a vuestras oraciones por<br />

ellos. Pero, mientras tanto, tratad <strong>de</strong> recomendar la verdad no reprochándolos por la<br />

conducta que tienen para con vosotros, sino manifestando para con ellos la mansedumbre,<br />

gentileza y benignidad <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

3:3 El tema aquí parece cambiar al arreglo <strong>de</strong> las mujeres, pero en realidad el apóstol<br />

está tratando acerca <strong>de</strong> la mejor manera en que una esposa pue<strong>de</strong> complacer y servir a su<br />

marido. No es tanto su apariencia externa lo que le influirá como su vida interior <strong>de</strong><br />

santidad y sumisión. Hay varios tipos <strong>de</strong> atavío que se <strong>de</strong>ben evitar:<br />

1. Peinados ostentosos.Algunos piensan que esto excluye incluso las trenzas mo<strong>de</strong>stas.<br />

Es más probable que Pedro aquí esté hablando en contra <strong>de</strong>l exceso <strong>de</strong> peinados<br />

amontonados con terrazas <strong>de</strong> trenzas, populares en la antigua Roma.<br />

2. Adornos <strong>de</strong> oro. Algunos lo interpretan como una prohibición absoluta en contra <strong>de</strong><br />

toda joya <strong>de</strong> oro. Otros lo ven como prohibiendo exhibiciones ostentosas y extravagantes.<br />

3. Vestidos lujosos. Evi<strong>de</strong>ntemente, no es vestirse lo que se prohíbe, sino llevar vestidos<br />

ostentosos. Léase Isaías 3:16–25 para ver lo que Dios piensa acerca <strong>de</strong> todas las formas <strong>de</strong><br />

adornos extravagantes.


EL VESTIDO CRISTIANO<br />

En materia <strong>de</strong> vestimenta y joyas, hay normas generales que son <strong>de</strong> aplicación a<br />

todos los creyentes, hombres y mujeres. Un primer principio es el gasto. ¿Cuánto<br />

gastamos en vestimenta? ¿Es todo ello necesario? ¿Podríamos gastar el dinero <strong>de</strong> un<br />

modo más racional?<br />

Primera a Timoteo 2:9 prohíbe los vestidos costosos: «no con… vestidos costosos».<br />

No se trata <strong>de</strong> si po<strong>de</strong>mos costearlos o no. Es un pecado para un cristiano gastar dinero<br />

en ropa cara, porque la palabra <strong>de</strong> Dios lo prohíbe. La compasión también lo prohíbe. El<br />

<strong>de</strong>sesperado apuro <strong>de</strong> nuestros prójimos en otras tierras, sus gran<strong>de</strong>s necesida<strong>de</strong>s<br />

espirituales y físicas, <strong>de</strong>nuncian el encallecimiento <strong>de</strong> gastar el dinero en vestimenta <strong>de</strong><br />

una manera innecesaria.<br />

Esto se aplica no sólo a la calidad <strong>de</strong> la ropa que compramos, sino también a su<br />

cantidad. Los roperos <strong>de</strong> algunos cristianos parecen tiendas. A menudo, cuando salen <strong>de</strong><br />

vacaciones, <strong>de</strong> una barra extendida por encima <strong>de</strong>l asiento trasero <strong>de</strong>l auto cuelgan<br />

cantidad <strong>de</strong> vestidos, faldas y trajes que rivaliza con las muestras <strong>de</strong> un ven<strong>de</strong>dor.<br />

¿Por qué actuamos así? ¿No es por orgullo? Nos gusta oír cumplidos por nuestro<br />

buen gusto, nuestra buena apariencia. El gasto involucrado en comprar vestidos es sólo<br />

un principio que <strong>de</strong>bería guiarnos en su elección.<br />

Otro principio es la mo<strong>de</strong>stia. Pablo dice: «con pudor y mo<strong>de</strong>stia». Un sentido <strong>de</strong> la<br />

palabra pudor es «<strong>de</strong>cencia». Una <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong>l vestido es ocultar la <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z <strong>de</strong><br />

la persona. Al menos, así era al principio. Pero en la actualidad el vestido parece<br />

diseñado para revelar áreas cada vez mayores <strong>de</strong> la anatomía. Y así el hombre se gloría<br />

en su vergüenza. No es sorpren<strong>de</strong>nte encontrar a hombres impíos actuando así, pero es<br />

más bien chocante cuando los cristianos los imitan.<br />

Pero mo<strong>de</strong>sto también pue<strong>de</strong> significar atractivo. Esto sugiere que los cristianos,<br />

hombres y mujeres, <strong>de</strong>berían vestirse <strong>de</strong> una manera agradable. No hay virtud en la<br />

<strong>de</strong>ja<strong>de</strong>z, en el <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n. Oswald Chambers dijo que la <strong>de</strong>ja<strong>de</strong>z es un insulto al Espíritu<br />

Santo. Las ropas <strong>de</strong>l creyente <strong>de</strong>berían ser limpias, estar planchadas, en buen estado y a<br />

la medida.<br />

Por lo general, el cristiano ha <strong>de</strong> evitar modas que atraigan la atención a él mismo. No<br />

es ésta su función en la vida. No está en la tierra como un adorno, sino como una rama<br />

fructífera <strong>de</strong> la Vid. Po<strong>de</strong>mos atraer la atención sobre nosotros mismos <strong>de</strong> muchas<br />

maneras. Llevar ropas pasadas <strong>de</strong> moda surtirá este efecto. El cristiano <strong>de</strong>bería también<br />

evitar vestir <strong>de</strong> una manera tan llana que esté fuera <strong>de</strong> lo común, o <strong>de</strong> una manera<br />

chillona o extravagante.<br />

Finalmente, el cristiano —y aquí pue<strong>de</strong> haber problemas especiales para el creyente<br />

joven— <strong>de</strong>bería evitar vestirse <strong>de</strong> modo sugerente y provocativo. Ya nos hemos referido a<br />

modas «reveladoras». Pero hay ropas que pue<strong>de</strong>n cubrir todo el cuerpo y seguir<br />

suscitando <strong>de</strong>seos impíos en otros. Las modas mo<strong>de</strong>rnas no están diseñadas para animar<br />

a la espiritualidad. Al contrario, reflejan la obsesión sexual <strong>de</strong> nuestra época. El creyente<br />

no <strong>de</strong>bería llevar ropas que inciten pasiones ni que hagan difícil para otros vivir una vida<br />

cristiana.<br />

El gran problema, naturalmente, es la intensa presión social a la conformidad. Esto<br />

siempre ha sido y será. Los cristianos necesitan mucho vigor espiritual para resistirse a<br />

los extremos <strong>de</strong> la moda, para nadar contra la corriente <strong>de</strong> la opinión pública, y para<br />

vestirse <strong>de</strong> una manera apropiada para el evangelio.<br />

Si hacemos <strong>de</strong> Cristo el Señor <strong>de</strong> nuestro ropero, todo irá bien.


3:4 La vestimenta que hace verda<strong>de</strong>ramente atractiva a una persona creyente es el ser<br />

interior <strong>de</strong> la persona. Los peinados <strong>de</strong> moda, las joyas costosas y los vestidos caros son<br />

perece<strong>de</strong>ros. Al presentar este vívido contraste, Pedro nos reta a hacer una elección. F. B.<br />

Meyer observa: «Hay abundancia ahí cuyo cuerpo externo está ricamente adornado, pero<br />

cuyo ser interior está vestido <strong>de</strong> harapos, mientras que otros, con ropas gastadas y pobres,<br />

son gloriosos por <strong>de</strong>ntro».<br />

Los hombres consi<strong>de</strong>ran preciosas las joyas; Dios consi<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> gran valor la joya <strong>de</strong><br />

un espíritu manso y apacible.<br />

3:5 Las mujeres piadosas <strong>de</strong>l AT se ataviaban cultivando la belleza moral y espiritual<br />

<strong>de</strong> la vida interior. Un aspecto <strong>de</strong> esta belleza era una sumisión bien dispuesta a sus<br />

maridos. Esas santas mujeres… esperaban en Dios. Vivían vidas centradas en Dios.<br />

Deseando agradarle en todo, reconocían Su or<strong>de</strong>n en el hogar y estaban sometidas a sus<br />

maridos.<br />

3:6 Sara es citada como ejemplo. Ella obe<strong>de</strong>cía a Abraham, llamándole señor. Esto<br />

nos retrotrae a Génesis 18:12, don<strong>de</strong> leemos que Sara dijo esto «entre sí». No iba dando<br />

vueltas haciendo gran<strong>de</strong>s proclamaciones <strong>de</strong> sumisión a Abraham llamándolo señor en<br />

público. Más bien, en su vida interior lo reconocía como su cabeza, y este reconocimiento<br />

se exhibía en sus acciones.<br />

Esas mujeres que siguen el ejemplo <strong>de</strong> Sara son sus hijas. Las mujeres judías son<br />

<strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Sara por nacimiento natural. Pero para ser sus hijas en el mejor sentido<br />

han <strong>de</strong> imitar su carácter personal. Los hijos <strong>de</strong>berían mostrar el parecido <strong>de</strong> familia.<br />

Deberían hacer el bien y no temer ninguna amenaza. Esto significa que una mujer<br />

cristiana <strong>de</strong>bería cumplir el papel que Dios le ha dado como obediente ayuda idónea, y no<br />

sentirse atemorizada incluso si ha <strong>de</strong> sufrir la conducta irrazonable <strong>de</strong> un marido incrédulo,<br />

excepto, claro, cuando se vuelva violento o haga peligrar su vida.<br />

E. Como esposo en relación con su esposa (3:7)<br />

Ahora el apóstol pasa a los maridos y les muestra los <strong>de</strong>beres correspondientes que les<br />

toca a ellos cumplir. Deberían vivir <strong>de</strong> manera consi<strong>de</strong>rada con sus mujeres, mostrando<br />

amor, cortesía y comprensión. Deberían mostrar a sus mujeres la tierna consi<strong>de</strong>ración<br />

apropiada para los miembros <strong>de</strong>l sexo más frágil.<br />

En este tiempo <strong>de</strong>l movimiento <strong>de</strong> la liberación <strong>de</strong> la mujer, podría parecer que la Biblia<br />

está fuera <strong>de</strong> sintonía con los tiempos al referirse a la mujer como vaso más frágil. Pero es<br />

un hecho real <strong>de</strong> la vida que la mujer promedio es más débil físicamente que el hombre.<br />

También, hablando en general, no tiene la misma capacidad <strong>de</strong> controlar sus emociones, y<br />

es más frecuentemente conducida por reacciones emocionales que por el pensamiento<br />

racional y lógico. El manejo <strong>de</strong> profundos problemas teológicos no es característicamente<br />

su punto fuerte. Y, en general, es más <strong>de</strong>pendiente que el hombre.<br />

Pero el hecho <strong>de</strong> que la mujer sea más débil no significa que sea inferior al hombre. La<br />

Biblia nunca sugiere tal cosa. Tampoco significa que no pueda ser más fuerte o más<br />

competente en algunas áreas. De hecho, las mujeres son generalmente más consagradas a<br />

Cristo que los hombres. Y generalmente son más capaces <strong>de</strong> sobrellevar el dolor y la<br />

adversidad durante un tiempo más prolongado.<br />

La actitud <strong>de</strong>l hombre para con su mujer <strong>de</strong>bería reconocer el hecho <strong>de</strong> que ella es<br />

cohere<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> la vida. Esto se refiere a un matrimonio en el que ambos son


creyentes. Aunque más frágil que el hombre en algunas formas, la mujer goza <strong>de</strong> una<br />

misma posición ante Dios y comparte igualmente el don <strong>de</strong> la vida eterna. También es más<br />

que el igual <strong>de</strong> su marido en cuanto a traer nueva vida física al mundo.<br />

Cuando hay discordia, las oraciones son estorbadas. Bigg dice: «Los suspiros <strong>de</strong> la<br />

esposa herida se interponen entre las oraciones <strong>de</strong>l marido y el oído <strong>de</strong> Dios». Asimismo, es<br />

muy difícil para una pareja orar juntos cuando hay algo que está perturbando su comunión.<br />

Para la paz y el bienestar <strong>de</strong>l hogar, es importante que el marido y la mujer observen unas<br />

cuantas normas básicas:<br />

1. Mantener una honestidad absoluta para po<strong>de</strong>r tener una base <strong>de</strong> una confianza mutua.<br />

2. Mantener abiertas las líneas <strong>de</strong> comunicación. Ha <strong>de</strong> haber una disposición constante<br />

para hablar las cosas. Cuando se permite que aumente la presión <strong>de</strong> vapor en una cal<strong>de</strong>ra, se<br />

hace inevitable una explosión. Tratar las cosas abiertamente incluye la buena disposición <strong>de</strong><br />

cada uno a <strong>de</strong>cir: «Lo siento», y a perdonar —quizá <strong>de</strong> manera in<strong>de</strong>finida.<br />

3. Pasar por alto faltas menores y formas <strong>de</strong> hacer propias. El amor cubrirá multitud <strong>de</strong><br />

pecados. No exijas la perfección en otros cuando no pue<strong>de</strong>s exhibirla en tu propia persona.<br />

4. Esforzaos por la unidad en las finanzas. Evitar gastar en <strong>de</strong>masía, comprar a plazos y<br />

el anhelo <strong>de</strong> mantenerse a la par con los <strong>de</strong>más.<br />

5. Recordad que el amor es un mandamiento, no una emoción incontrolable. El amor<br />

significa todo lo que se incluye en 1 Corintios 13. Por ejemplo, el amor es cortés; te<br />

impedirá que critiques o contradigas a tu cónyuge <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> otros. El amor os guardará <strong>de</strong><br />

pelearos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> vuestros hijos, lo que podría minar la seguridad <strong>de</strong> ellos. De esta y<br />

cientos <strong>de</strong> otras maneras, el amor crea una atmósfera feliz en el hogar y excluye las<br />

pen<strong>de</strong>ncias y las separaciones.<br />

F. Como hermano en relación con la comunión (3:8)<br />

Que este versículo trata <strong>de</strong> manera primaria con el cristiano y su relación con la<br />

comunión parece evi<strong>de</strong>nte por las exhortaciones a la unidad y al amor fraternal. Las tres<br />

otras exhortaciones podrían tener una aplicación más amplia.<br />

Las palabras En conclusión no es que Pedro vaya a dar fin a su Epístola. Se ha dirigido<br />

a varias clases <strong>de</strong> personas, como siervos, esposas y maridos. Y, como conclusión, tiene<br />

una palabra para todos.<br />

Sed todos <strong>de</strong> un mismo sentir. No se espera que los cristianos estén <strong>de</strong> acuerdo en<br />

todo. Eso sería uniformidad, no unidad. La mejor fórmula es la <strong>de</strong> la bien conocida<br />

expresión: En lo fundamental, unidad; en las cosas no esenciales, libertad; en todo, amor.<br />

Debemos ser compasivos unos con otros. Literalmente, significa «sufrir con», y la<br />

amonestación es apropiada sobre todo cuando es dada a los que pa<strong>de</strong>cen persecución. El<br />

consejo es para todo tiempo, porque no hay época exenta <strong>de</strong> sufrimientos.<br />

Amándoos fraternalmente. Un autor <strong>de</strong>sconocido escribe:<br />

La provi<strong>de</strong>ncia no nos pregunta quién nos gustaría que fuesen nuestros hermanos; esto<br />

nos es dado; pero somos invitados a amarlos, sean cuales sean nuestras predilecciones y<br />

gustos naturales. Tú dirás: «¡Eso es imposible!». Pues recuerda que el verda<strong>de</strong>ro amor no se<br />

origina necesariamente en las emociones, sino en la voluntad; que no consiste en sentir sino<br />

en hacer; no en el sentimiento, sino en la acción; no en palabras suaves, sino en acciones<br />

nobles y <strong>de</strong>sprendidas.


Misericordiosos significa con un corazón sensible a las necesida<strong>de</strong>s y a los<br />

sentimientos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Rehúsa enfriarse, encallecerse o volverse cínico, a pesar <strong>de</strong> las<br />

injurias recibidas.<br />

Corteses (V.M.) —parece muy apropiado que la cortesía sea enseñada como una <strong>de</strong> las<br />

virtu<strong>de</strong>s cristianas—. Esencialmente, significa pensar humil<strong>de</strong>mente acerca <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más,<br />

poner a los <strong>de</strong>más en primer lugar, y hablar y actuar con gentileza. La cortesía sirve a los<br />

<strong>de</strong>más antes que al yo, aprovecha con presteza toda oportunidad para ayudar, y da<br />

rápidamente las gracias por bonda<strong>de</strong>s recibidas. Nunca es burda, vulgar o <strong>de</strong>stemplada.<br />

G. Como sufriente en relación con los perseguidores (3:9–4:6)<br />

3:9 Toda esta Epístola está escrita contra un trasfondo <strong>de</strong> persecución y sufrimiento.<br />

Des<strong>de</strong> aquí hasta 4:6, el tema es el cristiano y su relación con los perseguidores. Una y otra<br />

vez se apremia a los creyentes a pa<strong>de</strong>cer por causa <strong>de</strong> la justicia sin <strong>de</strong>squitarse. No<br />

<strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>volver mal por mal, ni maldición por maldición. En lugar <strong>de</strong> ello <strong>de</strong>bemos<br />

ben<strong>de</strong>cir a los que nos maltratan, y <strong>de</strong>volver bonda<strong>de</strong>s por las injurias recibidas. Como<br />

cristianos, no somos llamados a hacer daño a los <strong>de</strong>más, sino el bien, no a mal<strong>de</strong>cir, sino a<br />

ben<strong>de</strong>cir. Luego Dios recompensa esta clase <strong>de</strong> conducta con bendición.<br />

3:10 En los versículos 10–12, Pedro cita el Salmo 34:12–16a para confirmar que la<br />

bendición <strong>de</strong> Dios reposa sobre aquel que se aparta <strong>de</strong> malas acciones y palabras, y que<br />

practica la justicia.<br />

El sentido <strong>de</strong>l primer versículo es éste: Quien quiera gozar <strong>de</strong> la vida hasta lo sumo y<br />

experimentar días buenos <strong>de</strong>be apartar su lengua <strong>de</strong>l mal y <strong>de</strong> todo engaño. No <strong>de</strong>bería<br />

<strong>de</strong>volver insulto por insulto ni mentira por mentira.<br />

Amar la vida es con<strong>de</strong>nado en Juan 12:25, pero allí significa vivir para el yo y<br />

<strong>de</strong>scuidar el verda<strong>de</strong>ro propósito <strong>de</strong> la vida. Aquí significa vivir <strong>de</strong> la manera que Dios ha<br />

dispuesto.<br />

3:11 No es sólo hablar mal, sino también hacer el mal que está prohibido. Vengarse<br />

sólo intensifica el conflicto. Es rebajarse a emplear las armas <strong>de</strong>l mundo. El creyente<br />

<strong>de</strong>bería <strong>de</strong>volver bien por mal y fomentar la paz soportando mansamente las injurias. El<br />

fuego no se pue<strong>de</strong> apagar con fuego.<br />

La única forma <strong>de</strong> vencer el mal es <strong>de</strong>jar que corra su curso, <strong>de</strong> modo que no encuentre<br />

la resistencia que busca. La resistencia meramente crea más mal y aña<strong>de</strong> combustible a las<br />

llamas. Pero cuando el mal no encuentra oposición y sólo prolongada paciencia, se le quita<br />

su aguijón, y al final se encuentra con un oponente que es más que su par. Naturalmente,<br />

esto sólo pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r si se abandona la más mínima resistencia, y hay una total renuncia<br />

a la venganza. Entonces el mal no pue<strong>de</strong> hallar su blanco, no pue<strong>de</strong> engendrar adicionales<br />

males, y queda estéril (Seleccionado).<br />

3:12 El SEÑOR contempla con aprobación a aquellos que actúan con rectitud. Está<br />

atento a sus oraciones. Naturalmente, el Señor oye todas las oraciones <strong>de</strong> todo Su pueblo.<br />

Pero Él <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> <strong>de</strong> una manera especial la causa <strong>de</strong> los que pa<strong>de</strong>cen por causa <strong>de</strong> Cristo<br />

sin <strong>de</strong>volver mal por mal.<br />

El rostro <strong>de</strong>l Señor está contra esos que hacen el mal. Esto se refiere primariamente<br />

a los perseguidores <strong>de</strong> Su pueblo. Pero pue<strong>de</strong> también incluir al creyente que resiste a sus<br />

enemigos con violencia física y con un lenguaje <strong>de</strong>stemplado. El mal es mal, y Dios se<br />

opone a él allí don<strong>de</strong> lo encuentra —sea en los salvados o en los perdidos.


Al citar el Salmo 34:16, Pedro <strong>de</strong>jó fuera las palabras finales:«… para cortar <strong>de</strong> la tierra<br />

la memoria <strong>de</strong> ellos». Esta omisión no es acci<strong>de</strong>ntal. Estamos viviendo en la dispensación<br />

<strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios; es el año aceptable <strong>de</strong>l Señor. El día <strong>de</strong> la venganza <strong>de</strong> nuestro Dios<br />

aún no ha llegado. Cuando Jesús vuelva como Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores, Él castigará<br />

a los malvados y cortará el recuerdo <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> la tierra.<br />

3:13 Pedro reanuda su argumento con una pregunta: ¿Y quién es el que os podrá<br />

hacer daño, si vosotros tenéis celo por el bien? La respuesta implicada es: «Nadie». Y sin<br />

embargo, la historia <strong>de</strong> los mártires parece <strong>de</strong>mostrar que los enemigos <strong>de</strong>l evangelio hacen<br />

daño a discípulos fieles.<br />

Hay al menos dos posibles explicaciones <strong>de</strong> esta paradoja:<br />

1. Hablando en general, los que siguen un camino <strong>de</strong> rectitud no reciben año. Una<br />

política <strong>de</strong> no resistencia <strong>de</strong>sarma a la oposición. Pue<strong>de</strong> haber excepciones, pero como<br />

regla, el que está <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> hacer lo recto es protegido <strong>de</strong>l mal por su misma bondad.<br />

2. Lo peor que pueda hacer un enemigo a un cristiano no le producirá daño eterno. El<br />

enemigo pue<strong>de</strong> hacer daño a su cuerpo, pero no pue<strong>de</strong> dañar a su alma.<br />

En la Segunda Guerra Mundial, un muchacho cristiano <strong>de</strong> doce años rehusó unirse a un<br />

cierto movimiento en Europa. «¿No sabes que tenemos po<strong>de</strong>r para matarte?», le dijeron.<br />

«¿No sabéis —repuso él con tranquilidad— que tengo po<strong>de</strong>r para morir por Cristo?» Tenía<br />

la convicción <strong>de</strong> que nadie podía hacerle verda<strong>de</strong>ro daño.<br />

3:14 Supongamos que un cristiano pa<strong>de</strong>zca persecución a causa <strong>de</strong> su lealtad al<br />

Salvador. ¿Qué, entonces? Siguen tres resultados:<br />

1. Dios predomina sobre el sufrimiento para Su propia gloria.<br />

2. Emplea el sufrimiento para dar bendición a otros.<br />

3. Bendice a quien sufre en Su nombre.<br />

No tengamos miedo <strong>de</strong> los hombres, ni nos amedrentemos por temor a sus amenazas.<br />

¡Qué bien exhibieron los mártires esta manera <strong>de</strong> hacer! Cuando a Policarpo le prometieron<br />

la libertad si blasfemaba a Cristo, respondió: «Ochenta y seis años he servido a Cristo y<br />

nunca me ha hecho mal alguno. ¿Cómo puedo blasfemar a mi Rey y Salvador?». Cuando el<br />

procónsul le amenazó con echarlo a las fieras, contestó: «Me está bien ser rápidamente<br />

liberado <strong>de</strong> esta vida <strong>de</strong> miseria». Finalmente, el gobernante lo amenazó con quemarlo<br />

vivo. Policarpo dijo: «No temo al fuego que ar<strong>de</strong> por un momento: Vos no conocéis el<br />

fuego que ar<strong>de</strong> para siempre jamás».<br />

3:15 En la última parte <strong>de</strong>l versículo 14 y en este versículo, Pedro cita a Isaías 8:12b,<br />

13, que dice: «Ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová <strong>de</strong> los ejércitos, a él<br />

santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo». Como alguien ha dicho:<br />

«Tememos tan poco a Dios porque tememos <strong>de</strong>masiado a los hombres».<br />

El pasaje <strong>de</strong> Isaías habla <strong>de</strong> Jehová <strong>de</strong> los ejércitos como quien <strong>de</strong>be ser reverenciado.<br />

Citándolo, Pedro dice, por inspiración <strong>de</strong>l Espíritu Santo: santificad a Dios el Señor en<br />

vuestros corazones.<br />

Reverenciar al Señor significa hacer <strong>de</strong> Él el Soberano <strong>de</strong> nuestras vidas. Todo lo que<br />

hacemos y <strong>de</strong>cimos <strong>de</strong>bería estar en Su voluntad, para Su agrado y para Su gloria. El<br />

señorío <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>bería dominar todas las áreas <strong>de</strong> nuestra vida —nuestras posesiones,


ocupaciones, nuestra biblioteca, nuestro matrimonio, nuestro tiempo libre—; no se pue<strong>de</strong><br />

excluir nada.<br />

Estad siempre preparados para presentar <strong>de</strong>fensa con mansedumbre y reverencia<br />

ante todo el que os <strong>de</strong>man<strong>de</strong> razón <strong>de</strong> la esperanza que hay en vosotros. Esto se aplica<br />

primordialmente a tiempos en los que los cristianos están pa<strong>de</strong>ciendo persecución por causa<br />

<strong>de</strong> su fe. La conciencia <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Señor Cristo <strong>de</strong>bería impartir una santa libertad e<br />

inspirar al creyente a dar un buen testimonio.<br />

Este versículo es también aplicable a la vida diaria. Las personas hacen a menudo<br />

preguntas que <strong>de</strong> una manera muy natural abren la puerta para que les hablemos <strong>de</strong>l Señor.<br />

Deberíamos estar preparados para contarles las gran<strong>de</strong>s cosas que el Señor ha hecho por<br />

nosotros. Este testimonio <strong>de</strong>bería ser dado en todo caso con gentileza y reverencia. No<br />

<strong>de</strong>bería haber ni un rasgo <strong>de</strong> dureza, amargura o frivolidad cuando hablemos <strong>de</strong> nuestro<br />

Salvador y Señor.<br />

3:16 El creyente ha <strong>de</strong> tener buena conciencia. Si sabe que es inocente, pue<strong>de</strong> ir a<br />

través <strong>de</strong> la persecución con la confianza <strong>de</strong> un león. Si tiene mala conciencia, estará lleno<br />

<strong>de</strong> sentimientos <strong>de</strong> culpa y no podrá resistir contra el enemigo. Incluso si la vida <strong>de</strong> un<br />

creyente es intachable, los enemigos <strong>de</strong>l evangelio seguirán buscando causas contra él y le<br />

acusarán falsamente. Pero cuando su causa venga a juicio y las acusaciones resulten sin<br />

fundamento, los acusadores quedarán avergonzados.<br />

3:17 Si un cristiano ha <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer, lo que a veces pue<strong>de</strong> que sea la voluntad <strong>de</strong> Dios<br />

para él, <strong>de</strong>bería ser por hacer el bien. Pero no <strong>de</strong>bería atraer el sufrimiento sobre sí mismo<br />

por sus propias malas acciones. En eso no hay virtud alguna.<br />

3:18 El resto <strong>de</strong>l capítulo 3 presenta a Cristo como el ejemplo clásico <strong>de</strong> Uno que<br />

pa<strong>de</strong>ció por causa <strong>de</strong> la justicia, y nos recuerda que para Él, sufrir fue el camino a la gloria.<br />

Observemos los seis rasgos <strong>de</strong> Sus sufrimientos: (1) Fueron expiatorios, es <strong>de</strong>cir,<br />

liberaron a los pecadores que creen <strong>de</strong>l castigo por sus pecados. (2) Fueron eternamente<br />

eficaces: murió una vez por todas y solucionó para siempre la cuestión <strong>de</strong> los pecados. (3)<br />

Fueron vicarios: El justo murió por los injustos. «Jehová cargó sobre él la iniquidad <strong>de</strong><br />

todos nosotros» (Is. 53:6b). (4) Fueron reconciliadores. Por medio <strong>de</strong> Su muerte hemos sido<br />

traídos a Dios. El pecado que causó el apartamiento ha sido quitado. (5) Fueron violentos.<br />

Fue muerto por ejecución. (6) Finalmente, fueron culminados por la resurrección. Fue<br />

levantado <strong>de</strong> entre los muertos al tercer día. La expresión vivificado en espíritu significa<br />

que Su resurrección fue por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo.<br />

3:19 Los versículos 19, 20 conforman uno <strong>de</strong> los textos más enigmáticos e intrigantes<br />

en el NT. Ha sido usado como pretexto para doctrinas antibíblicas como por una parte el<br />

purgatorio, y por otra la salvación universal. Sin embargo, entre los cristianos evangélicos<br />

hay dos interpretaciones comúnmente aceptadas.<br />

Según la primera, Cristo fue al Ha<strong>de</strong>s en espíritu entre Su muerte y resurrección, y<br />

proclamó el triunfo <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>rosa obra en la cruz. Hay <strong>de</strong>sacuerdo entre los proponentes<br />

<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista acerca <strong>de</strong> si los espíritus encarcelados eran creyentes, incrédulos o<br />

ambos. Pero hay un acuerdo bastante general en el sentido <strong>de</strong> que el Señor Jesús no fue a<br />

predicarles el evangelio. Eso involucraría la doctrina <strong>de</strong> una segunda oportunidad que no se<br />

enseña en ninguna parte <strong>de</strong> la Biblia. Los que sostienen este punto <strong>de</strong> vista a menudo<br />

vinculan este pasaje con Efesios 4:9, don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>scribe al Señor como <strong>de</strong>scendiendo «a las<br />

partes más bajas <strong>de</strong> la tierra». Citan este pasaje como prueba adicional <strong>de</strong> que fue al Ha<strong>de</strong>s<br />

en su estado incorpóreo y proclamó Su victoria en el Calvario. También citan las palabras<br />

<strong>de</strong>l Credo <strong>de</strong> los Apóstoles: «Descendió a los infiernos».


La segunda interpretación es que Pedro está <strong>de</strong>scribiendo lo que sucedió en los días <strong>de</strong><br />

Noé. Fue el espíritu <strong>de</strong> Cristo quien predicó por medio <strong>de</strong> Noé a la generación incrédula<br />

anterior al diluvio. Ellos no eran espíritus fuera <strong>de</strong>l cuerpo en aquel entonces, sino hombres<br />

y mujeres vivos que rechazaron las advertencias <strong>de</strong> Noé y quedaron <strong>de</strong>struidos por el<br />

diluvio. De modo que ahora son los espíritus encarcelados en el Ha<strong>de</strong>s. Este segundo<br />

punto <strong>de</strong> vista es el que mejor se ajusta al contexto y es el que tiene menos dificulta<strong>de</strong>s.<br />

Examinemos el pasaje frase por frase.<br />

En el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados. La cláusula relativa el<br />

cual se refiere evi<strong>de</strong>ntemente al antece<strong>de</strong>nte espíritu (o, Espíritu), en el versículo 18. Esto<br />

lo compren<strong>de</strong>mos como refiriéndose al Espíritu Santo. En 1:11 <strong>de</strong> esta carta, el «Espíritu <strong>de</strong><br />

Cristo», es <strong>de</strong>cir, el Espíritu Santo, es <strong>de</strong>scrito como hablando a través <strong>de</strong> los profetas en el<br />

AT. Y en Génesis 6:3, Dios habla <strong>de</strong> Su Espíritu, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l Espíritu Santo, como<br />

llegando al final <strong>de</strong> la paciencia con los antediluvianos.<br />

Fue y predicó. Como ya hemos mencionado, fue Cristo quien predicó, pero lo hizo a<br />

través <strong>de</strong> Noé. En 2 Pedro 2:5, Noé es <strong>de</strong>scrito como el «predicador <strong>de</strong> justicia». Es la<br />

misma palabra raíz que se emplea aquí acerca <strong>de</strong> la predicación <strong>de</strong> Cristo.<br />

A los espíritus ahora encarcelados. Éstas son las gentes a las que Noé predicó —<br />

hombres y mujeres que vivían y que oyeron la advertencia <strong>de</strong> un inminente diluvio y la<br />

promesa <strong>de</strong> salvación en el arca—. Ellos rechazaron el mensaje y quedaron ahogados en el<br />

diluvio. Ahora son espíritus encarcelados fuera <strong>de</strong> sus cuerpos, esperando el juicio final.<br />

De modo que este versículo pue<strong>de</strong> ser amplificado <strong>de</strong> la siguiente manera: «En el cual<br />

[Espíritu Santo] también fue [Cristo] y predicó [por medio <strong>de</strong> Noé] a los espíritus ahora<br />

encarcelados [en el Ha<strong>de</strong>s]».<br />

Pero, ¿qué <strong>de</strong>recho tenemos a suponer que los espíritus encarcelados eran los hombres<br />

y mujeres que vivieron en los tiempos <strong>de</strong> Noé? La respuesta se encuentra en el versículo<br />

siguiente.<br />

3:20 Aquí los espíritus encarcelados son i<strong>de</strong>ntificados <strong>de</strong> forma inequívoca. ¿Quiénes<br />

eran? Los que en otro tiempo <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cieron. ¿Cuándo <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cieron? Cuando una<br />

vez esperaba la paciencia <strong>de</strong> Dios en los días <strong>de</strong> Noé, mientras se preparaba el arca.<br />

¿Y cuál fue el resultado final? Pocas personas, es <strong>de</strong>cir, ocho, fueron salvadas a través<br />

<strong>de</strong>l agua.<br />

Es bueno <strong>de</strong>tenerse aquí y recordarnos la dinámica general <strong>de</strong>l pensamiento en esta<br />

carta, que había sido escrita contra un trasfondo general <strong>de</strong> persecución. Los cristianos a los<br />

que estaba escribiendo Pedro estaban pa<strong>de</strong>ciendo a causa <strong>de</strong> su vida y testimonio. Quizá se<br />

preguntaban por qué, si la fe cristiana era la correcta, habían <strong>de</strong> estar sufriendo en lugar <strong>de</strong><br />

reinar. Si el cristianismo era la verda<strong>de</strong>ra fe, ¿por qué había tan pocos cristianos?<br />

Para respon<strong>de</strong>r a la primera pregunta, Pedro señala al Señor Jesús. Cristo pa<strong>de</strong>ció por<br />

causa <strong>de</strong> la justicia, hasta el extremo <strong>de</strong> ser muerto. Pero Dios lo resucitó <strong>de</strong> entre los<br />

muertos y lo glorificó en el cielo (véase v. 22). El camino a la gloria pasaba a través <strong>de</strong>l<br />

valle <strong>de</strong>l sufrimiento.<br />

Luego Pedro se refiere a Noé. Durante ciento veinte años, este fiel predicador advirtió<br />

que Dios <strong>de</strong>struiría el mundo. El agra<strong>de</strong>cimiento recibido fue escarnio y rechazo. Pero Dios<br />

lo vindicó salvándolo a él, y a su familia, en medio <strong>de</strong>l diluvio.<br />

Luego tenemos este problema: «Si estamos en lo cierto, ¿por qué somos tan pocos?».<br />

Pedro respon<strong>de</strong>: «¡Hubo un momento en la historia cuando sólo ocho personas en el mundo<br />

estuvieron en lo cierto, y todo el resto en el error!». De manera característica, en la historia<br />

<strong>de</strong>l mundo la mayoría no ha tenido la razón. Los verda<strong>de</strong>ros creyentes son generalmente un


pequeño remanente, <strong>de</strong> modo que la fe no <strong>de</strong>bería vacilar <strong>de</strong>bido al pequeño número <strong>de</strong> los<br />

salvos. Había sólo ocho creyentes en tiempos <strong>de</strong> Noé; hay millones en la actualidad.<br />

Al final <strong>de</strong>l versículo 20, leemos que pocas personas, es <strong>de</strong>cir, ocho, fueron salvadas<br />

a través <strong>de</strong>l agua. Eso no significa que fuesen salvadas mediante el agua; fueron salvadas<br />

a través <strong>de</strong>l agua. El agua no fue la salvación <strong>de</strong> ellos, sino el juicio a través <strong>de</strong>l cual Dios<br />

los llevó sanos y salvos.<br />

Para compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> modo a<strong>de</strong>cuado esta <strong>de</strong>claración y el versículo que sigue, hemos <strong>de</strong><br />

contemplar el significado típico <strong>de</strong>l arca y <strong>de</strong>l diluvio. El arca es una imagen <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. El diluvio <strong>de</strong> agua exhibe el juicio <strong>de</strong> Dios. El arca era el único camino <strong>de</strong><br />

salvación. Cuando vino el diluvio, sólo los que estaban <strong>de</strong>ntro fueron salvados; todos en el<br />

exterior perecieron. Así Cristo es el único camino <strong>de</strong> salvación; los que están en Cristo<br />

están tan a salvo como Dios pue<strong>de</strong> hacerlo. Los que están en el exterior no pue<strong>de</strong>n estar<br />

más perdidos.<br />

El agua no fue el medio <strong>de</strong> salvación, porque todos los que estuvieron fuera <strong>de</strong>l arca se<br />

ahogaron. El arca era el lugar <strong>de</strong> refugio. El arca pasó por el agua <strong>de</strong>l juicio. Recibió todo el<br />

golpe <strong>de</strong> la tempestad. Ni una gota <strong>de</strong> agua llegó a los que estaban refugiados en el interior<br />

<strong>de</strong>l arca. Así Cristo llevó toda la furia <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios contra nuestros pecados. Para los<br />

que están en Él, no hay juicio (Jn. 5:24).<br />

El arca tenía agua <strong>de</strong>bajo, y agua que caía sobre ella, y agua a todo su alre<strong>de</strong>dor. Pero<br />

llevó a sus creyentes ocupantes a través <strong>de</strong>l agua hasta la seguridad <strong>de</strong> una nueva creación.<br />

De modo que los que confían en el Salvador son llevados sanos y salvos a través <strong>de</strong> una<br />

escena <strong>de</strong> muerte y <strong>de</strong>solación a un terreno <strong>de</strong> resurrección y a una nueva vida.<br />

3:21 El bautismo que correspon<strong>de</strong> a esto… ¡Una vez nos encontramos en un<br />

territorio difícil y polémico! Este versículo ha sido un terreno <strong>de</strong> batalla entre los que<br />

enseñan la regeneración bautismal y los que niegan que el bautismo tenga po<strong>de</strong>r alguno<br />

para salvar.<br />

EL BAUTISMO<br />

Primero veamos lo que pue<strong>de</strong> significar, y luego lo que no pue<strong>de</strong> significar.<br />

En realidad, hay un bautismo que nos salva — no nuestro bautismo en agua, sino un<br />

bautismo que tuvo lugar en el Calvario hace casi dos mil años. La muerte <strong>de</strong> Cristo fue un<br />

bautismo. Fue bautizado en las aguas <strong>de</strong>l juicio. Eso es lo que quiso <strong>de</strong>cir cuando<br />

<strong>de</strong>claró: «De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se<br />

cumpla!» (Lc. 12:50). El salmista <strong>de</strong>scribió este bautismo con estas palabras: «Un abismo<br />

llama a otro a la voz <strong>de</strong> tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí»<br />

(Sal. 42:7). En Su muerte, Cristo fue bautizado en las ondas y las olas <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios, y<br />

es este bautismo el que forma la base <strong>de</strong> nuestra salvación.<br />

Pero <strong>de</strong>bemos aceptar Su muerte por nosotros. Así como Noé y su familia tuvieron<br />

que entrar en el arca para ser salvos, así nosotros hemos <strong>de</strong> entregarnos al Señor como<br />

nuestro único Salvador. Cuando así lo hacemos, quedamos i<strong>de</strong>ntificados con Él en Su<br />

muerte, sepultura y resurrección. En un sentido muy real, hemos quedado entonces<br />

crucificados con Él (Ro. 6:4), y hemos sido llevados <strong>de</strong> la muerte a la vida con Él (Ro.<br />

6:4).<br />

Todo esto queda representado en el bautismo <strong>de</strong>l creyente. La ceremonia es una<br />

señal externa <strong>de</strong> que hemos sido bautizados en la muerte <strong>de</strong> Cristo. Al <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r al<br />

agua, reconocemos que hemos sido sepultados con Él. Al salir <strong>de</strong>l agua, mostramos que<br />

hemos resucitado con Él y que anhelamos andar en novedad <strong>de</strong> vida.


Un antitipo que ahora nos salva (gr.) —este bautismo se refiere al bautismo <strong>de</strong> Cristo<br />

en la muerte en la cruz y a nuestra i<strong>de</strong>ntificación con Él en ello, representado por el<br />

bautismo con agua.<br />

El versículo no pue<strong>de</strong> significar que somos salvados mediante bautismo ritual en agua<br />

por las siguientes razones:<br />

1. Eso haría <strong>de</strong>l agua el salvador, en lugar <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Pero Él dijo: «Yo soy el<br />

camino» (Jn. 14:6).<br />

2. Implicaría que Cristo murió en vano. Si uno pue<strong>de</strong> salvarse mediante agua,<br />

entonces, ¿por qué tuvo que morir Jesús?<br />

3. Sencillamente, no funciona. Muchos que han sido bautizados han <strong>de</strong>mostrado, por<br />

sus vidas posteriores, que nunca habían nacido <strong>de</strong> nuevo.<br />

Tampoco pue<strong>de</strong> este versículo significar que seamos salvos por fe más el bautismo.<br />

1. Eso significaría que la obra <strong>de</strong>l Salvador en la cruz no fue suficiente. Cuando Él<br />

clamó: «Consumado es», no fue realmente así, según este punto <strong>de</strong> vista, porque se ha<br />

<strong>de</strong> añadir el bautismo a aquella obra para conseguir la salvación.<br />

2. Si el bautismo fuese necesario para la salvación, es extraño que el Señor no<br />

bautizase personalmente a nadie. Juan 4:1, 2 dice que Jesús no bautizaba personalmente<br />

a Sus seguidores; esto lo hacían Sus discípulos.<br />

3. El Apóstol Pablo dio gracias por haber bautizado a muy pocos <strong>de</strong> los corintios (1 Co.<br />

1:14–16). ¡Ésta sería una extraña acción <strong>de</strong> gracias si el bautismo fuese esencial para la<br />

salvación! El hecho <strong>de</strong> que Pablo bautizase a algunos muestra que enseñaba el bautismo<br />

<strong>de</strong> los creyentes, pero el hecho <strong>de</strong> que bautizase sólo a unos pocos muestra que no<br />

consi<strong>de</strong>raba que fuese una exigencia para la salvación.<br />

4. El ladrón arrepentido en la cruz no fue bautizado, pero le fue asegurado que estaría<br />

en el Paraíso con Cristo (Lc. 23:43).<br />

5. Los gentiles que fueron salvos en Cesarea recibieron el Espíritu Santo cuando<br />

creyeron (Hch. 10:44), lo que mostraba que pertenecían a Cristo (Ro. 8:9b). Después <strong>de</strong><br />

recibir el Espíritu Santo, es <strong>de</strong>cir, tras ser salvos, fueron bautizados (vv. 47, 48). Por ello,<br />

el bautismo no era necesario para su salvación. Fueron salvos primero, y luego<br />

bautizados con agua.<br />

6. En el NT, el bautismo es siempre conectado con la muerte, no con el nacimiento<br />

espiritual.<br />

7. Hay alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 150 pasajes en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> que enseñan la salvación por<br />

la sola fe. Éstos no pue<strong>de</strong>n ser contradichos por dos o tres versículos que parecen indicar<br />

que el bautismo es necesario para la salvación.<br />

Por eso, cuando leemos en el versículo 21, El bautismo … ahora nos salva, la<br />

referencia no es a nuestro bautismo en agua literal, sino al bautismo <strong>de</strong> Cristo en la muerte<br />

y a nuestra i<strong>de</strong>ntificación con Él en el mismo.<br />

No quitando la inmundicia <strong>de</strong> la carne. El culto ceremonial <strong>de</strong>l AT, con el que<br />

estaban familiarizados los lectores ju<strong>de</strong>ocristianos <strong>de</strong> Pedro, daba una especie <strong>de</strong><br />

purificación externa. Pero no podía dar a los sacerdotes ni al pueblo una conciencia limpia<br />

tocante al pecado. El bautismo al que se refiere Pedro no es cosa <strong>de</strong> purificación física o<br />

siquiera ritual <strong>de</strong> la contaminación. El agua tiene el efecto común <strong>de</strong> eliminar la suciedad<br />

corporal, pero no pue<strong>de</strong> dar una buena conciencia para con Dios. Solamente la asociación<br />

personal con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección pue<strong>de</strong> hacer tal cosa.


Sino como respuesta <strong>de</strong> una buena conciencia hacia Dios. Inevitablemente surge la<br />

cuestión: «¿Cómo puedo estar sobre una base justa <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios? ¿Cómo puedo tener<br />

una buena conciencia <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él?». La respuesta se encuentra en el bautismo <strong>de</strong>l que<br />

Pedro ha estado hablando —el bautismo <strong>de</strong> Cristo hasta la muerte en el Calvario y la<br />

aceptación personal <strong>de</strong>l creyente <strong>de</strong> esta obra—. Por la muerte <strong>de</strong> Cristo, la cuestión <strong>de</strong>l<br />

pecado quedó resuelta <strong>de</strong> una vez por todas.<br />

Por la resurrección <strong>de</strong> Jesucristo. ¿Cómo sé que Dios está satisfecho? Lo sé porque<br />

resucitó a Cristo <strong>de</strong> entre los muertos. Una conciencia limpia queda inseparablemente<br />

unida a la resurrección <strong>de</strong> Jesucristo. Ambas cosas se mantienen o caen juntas. La<br />

resurrección me dice que Dios está plenamente satisfecho con la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Su Hijo.<br />

Si Cristo no hubiese resucitado, nunca podríamos estar seguros <strong>de</strong> que nuestros pecados<br />

han sido quitados. Él habría muerto como los <strong>de</strong>más hombres. Pero el Cristo resucitado es<br />

nuestra absoluta certidumbre <strong>de</strong> que las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> Dios contra el pecado han quedado<br />

satisfechas.<br />

Así lo expresó el autor <strong>de</strong> himnos James G. Deck: «Nuestras conciencias tienen una paz<br />

que nunca pue<strong>de</strong> fallar; es el Cor<strong>de</strong>ro en las alturas, en el trono sentado».<br />

De modo que el bautismo … ahora nos salva … como respuesta <strong>de</strong> una buena<br />

conciencia hacia Dios … por la resurrección <strong>de</strong> Jesucristo. Mi único fundamento para<br />

una buena conciencia se basa en la muerte, sepultura y resurrección <strong>de</strong>l Señor Jesús. El<br />

or<strong>de</strong>n es éste:<br />

1. Cristo fue bautizado en muerte por mí en el Calvario.<br />

2. Cuando confío en Él como Señor y Salvador, soy espiritualmente unido con Él en Su<br />

muerte, sepultura y resurrección.<br />

3. Por medio <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> que Él ha resucitado, tiene respuesta mi petición <strong>de</strong><br />

una conciencia limpia.<br />

4. En el bautismo con agua, doy visible expresión <strong>de</strong> la liberación espiritual que he<br />

experimentado.<br />

3:22 Quien habiendo subido al cielo está a la diestra <strong>de</strong> Dios; y a él están sometidos<br />

ángeles, autorida<strong>de</strong>s y potesta<strong>de</strong>s. El Señor Jesucristo no sólo resucitó <strong>de</strong> entre los<br />

muertos, sino que ascendió al cielo <strong>de</strong> don<strong>de</strong> había venido originalmente. Está allá hoy, no<br />

como un ser espiritual invisible, intangible, sino como un Hombre viviente en un cuerpo<br />

glorificado <strong>de</strong> carne y hueso. En aquel cuerpo lleva las heridas que recibió en el Calvario<br />

—prendas elocuentes y perdurables <strong>de</strong> Su amor para con nosotros.<br />

Nuestro Señor está a la diestra <strong>de</strong> Dios, el puesto <strong>de</strong>:<br />

Po<strong>de</strong>r: Por cuanto la mano <strong>de</strong>recha es más fuerte generalmente que la izquierda, ha llegado<br />

a ser asociada con po<strong>de</strong>r (Mt. 26:64).<br />

Honor: Cristo ha sido «exaltado a la diestra <strong>de</strong> Dios» (Hch. 2:33; 5:31).<br />

Reposo: En virtud <strong>de</strong> Su obra acabada, Cristo «se sentó a la diestra <strong>de</strong> la Majestad en las<br />

alturas» (He. 1:3; véase también 8:1; 10:12). Este reposo es el reposo <strong>de</strong> la satisfacción y<br />

<strong>de</strong> la complacencia, no el <strong>de</strong>l reposo <strong>de</strong>bido a la fatiga.<br />

Intercesión: Pablo habla <strong>de</strong> Cristo a la diestra <strong>de</strong> Dios, don<strong>de</strong> interce<strong>de</strong> por nosotros (Ro.<br />

8:34).


Preeminencia: «A Su diestra en los lugares celestiales, por encima <strong>de</strong> todo principado,<br />

autoridad, po<strong>de</strong>r y señorío, y <strong>de</strong> todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino<br />

también en el veni<strong>de</strong>ro …» (Ef. 1:20, 21).<br />

Dominio: En Hebreos 1:13, Dios Padre dice al Hijo: «Siéntate a mi diestra, hasta que<br />

ponga a tus enemigos por estrado <strong>de</strong> tus pies». El dominio se enfatiza en 1 Pedro 3:22: …<br />

a la diestra <strong>de</strong> Dios; y a él están sometidos ángeles, autorida<strong>de</strong>s y potesta<strong>de</strong>s.<br />

Por ángeles, autorida<strong>de</strong>s y potesta<strong>de</strong>s se significan sin duda todas las jerarquías <strong>de</strong><br />

seres celestiales. Son todos siervos <strong>de</strong>l Cristo resucitado, glorificado.<br />

Así, ésta fue la experiencia <strong>de</strong> nuestro Señor al sufrir por hacer el bien. Los hombres le<br />

rechazaron, tanto en Su testimonio anterior a la encarnación por medio <strong>de</strong> Noé y <strong>de</strong> Su<br />

Primera Venida como Hijo <strong>de</strong>l Hombre. Fue bautizado en las negras aguas <strong>de</strong> la muerte en<br />

el Calvario. Pero Dios lo resucitó <strong>de</strong> entre los muertos, y lo glorificó a Su propia diestra en<br />

los cielos. En los eternos propósitos <strong>de</strong> Dios, el sufrimiento tuvo que prece<strong>de</strong>r a la gloria.<br />

Esta fue la lección tanto para los originales lectores <strong>de</strong> Pedro como para nosotros. No<br />

<strong>de</strong>beríamos turbarnos si experimentamos oposición e incluso persecución por hacer el bien,<br />

pues no merecemos un mejor trato que el que recibió nuestro Salvador cuando estuvo en la<br />

tierra. Deberíamos consolarnos con la promesa <strong>de</strong> que si pa<strong>de</strong>cemos con Él, seremos<br />

glorificados con Él (Ro. 8:17). A<strong>de</strong>más, los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> ahora no pue<strong>de</strong>n ser<br />

comparados con la gloria que nos espera (Ro. 8:18). Las aflicciones son leves y<br />

momentáneas; la gloria es eterna y con un peso que no admite comparación (2 Co. 4:17).<br />

4:1 Hay una estrecha relación entre esta sección y la prece<strong>de</strong>nte (cf. 3:18). Hemos<br />

estado consi<strong>de</strong>rando a Cristo como un ejemplo <strong>de</strong> Aquel que ha pa<strong>de</strong>cido injustamente. Él<br />

ha pa<strong>de</strong>cido a manos <strong>de</strong> hombres malvados a causa <strong>de</strong> la justicia. Por cuanto así era, Sus<br />

seguidores <strong>de</strong>berían armarse <strong>de</strong>l mismo pensamiento. Ellos <strong>de</strong>berían esperar sufrir por Su<br />

nombre. Deberían estar preparados para pa<strong>de</strong>cer persecución <strong>de</strong>bido a que son cristianos.<br />

Todo aquel que ha pa<strong>de</strong>cido en la carne, esto es, en el cuerpo, ha roto con el pecado.<br />

El creyente es confrontado con dos alternativas —pecado o sufrimiento—. Por una parte,<br />

pue<strong>de</strong> escoger vivir como los inconversos a su alre<strong>de</strong>dor, compartiendo sus pecaminosos<br />

placeres y <strong>de</strong> esta manera evitar la persecución. O bien pue<strong>de</strong> vivir con pureza y piedad,<br />

llevando el vituperio <strong>de</strong> Cristo, y sufriendo a manos <strong>de</strong> los malvados.<br />

James Guthrie, un mártir, dijo antes que le colgasen: «Queridos amigos, aceptad esta<br />

copa <strong>de</strong> sufrimiento como yo lo he hecho, antes que vuestro pecado, porque me ha sido<br />

presentado pecado y sufrimiento, y yo he escogido la parte <strong>de</strong>l sufrimiento».<br />

Cuando un creyente escoge <strong>de</strong>liberadamente sufrir persecución como cristiano antes<br />

que persistir en una vida <strong>de</strong> pecado, ha roto con el pecado. Esto no significa que ya no<br />

comete más actos <strong>de</strong> pecado, sino que en su vida se ha quebrantado el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l pecado.<br />

Cuando alguien sufre porque rehúsa pecar, ya no está más controlado por la voluntad <strong>de</strong> la<br />

carne.<br />

4:3 Pedro está escribiendo a personas que, antes <strong>de</strong> su conversión, habían vivido en<br />

toda la corrupción moral <strong>de</strong>l mundo gentil. ¡Basta ya <strong>de</strong>l tiempo pasado, y <strong>de</strong> aquella<br />

clase <strong>de</strong> vida! Como cristianos, eran nuevas criaturas, y los viejos pecados habían <strong>de</strong> ser<br />

abandonados. Los años restantes <strong>de</strong> la vida pertenecían a Dios y <strong>de</strong>bían serle dados a Él.<br />

Los pecados relacionados siguen caracterizando al mundo gentil no cristiano <strong>de</strong> la<br />

actualidad —los pecados sexuales, <strong>de</strong> embriaguez y <strong>de</strong> la falsa religión.<br />

Lascivias —entrega irrefrenada, primariamente a la inmoralidad sexual.


Concupiscencias —la gratificación <strong>de</strong> los apetitos ilegítimos <strong>de</strong> cualquier clase, pero<br />

probablemente referido especialmente a los pecados sexuales.<br />

Embriagueces —la entrega al control <strong>de</strong> bebidas embriagantes, con el consiguiente<br />

<strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> la voluntad para resistir a la tentación—. Hay una<br />

estrecha relación entre la embriaguez y la inmoralidad.<br />

Orgías —fiestas <strong>de</strong>senfrenadas y francachelas nocturnas.<br />

Excesos —reuniones para beber que <strong>de</strong>sembocan en escándalos y reyertas.<br />

Abominables idolatrías —el culto a los ídolos, con toda la inmoralidad asociada a este<br />

culto.<br />

Las personas se vuelven semejantes a eso a lo que adoran. Al abandonar al Dios<br />

verda<strong>de</strong>ro, sus normas morales quedan <strong>de</strong> inmediato rebajadas. Estas normas rebajadas les<br />

permiten <strong>de</strong>dicarse a toda especie <strong>de</strong> placeres pecaminosos por los que tienen un apetito.<br />

Por eso las religiones idolátricas engendran pecado y <strong>de</strong>gradación.<br />

4:4 Este versículo <strong>de</strong>scribe la experiencia común <strong>de</strong> aquellos que son salvados <strong>de</strong> vidas<br />

<strong>de</strong> corrupción externa. Sus antiguos amigotes piensan que se han vuelto locos y los acusan<br />

<strong>de</strong> haberse vuelto religiosos fanáticos. Consi<strong>de</strong>ran una forma <strong>de</strong> locura que los cristianos<br />

<strong>de</strong>jen <strong>de</strong> participar en bailes, fiestas mundanas y orgías sexuales. La vida limpia y moral <strong>de</strong><br />

un creyente con<strong>de</strong>na al pecador. ¡No es sorpren<strong>de</strong>nte que se resienta contra tal cambio!<br />

4:5 Aunque los impíos injurien a los cristianos en esta vida, darán cuenta <strong>de</strong> cada<br />

palabra y acción suyas en el Juicio <strong>de</strong>l Gran Trono Blanco. El Señor está preparado para<br />

juzgar a vivos y a muertos. Es evi<strong>de</strong>nte que Pedro tiene en mente aquí a los incrédulos. El<br />

juicio <strong>de</strong> los incrédulos vivos tendrá lugar antes <strong>de</strong>l comienzo <strong>de</strong>l Milenio; los malvados<br />

muertos serán juzgados al terminar el reinado <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra. Su con<strong>de</strong>na será la<br />

prueba <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

4:6 Porque con este fin —la vindicación <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios— fue predicado el<br />

evangelio aun a los que están muertos. Aquí llegamos <strong>de</strong> nuevo a un pasaje difícil.<br />

¿Significa esto acaso que el evangelio fue predicado a personas <strong>de</strong>spués que hubiesen<br />

muerto, o cuando todavía estaban vivas? ¿Y entonces, <strong>de</strong> quién se está hablando aquí?<br />

Enten<strong>de</strong>mos este versículo como refiriéndose a personas a las que el evangelio fue<br />

predicado mientras vivían aún en la tierra y que creyeron en el Señor. Por su valiente<br />

actitud por la verdad, sufrieron a manos <strong>de</strong> los malvados, y en algunos casos murieron<br />

mártires. Estos creyentes, aunque juzgados o con<strong>de</strong>nados en carne, según los hombres,<br />

fueron vindicados por Dios. Ahora gozan <strong>de</strong> la vida eterna con Él.<br />

No estaban muertos cuando el evangelio les fue predicado. Pero ahora están muertos<br />

por lo que a sus cuerpos respecta. Aunque los hombres los consi<strong>de</strong>raron locos, Dios los<br />

honró, y sus espíritus están ahora en el cielo.<br />

La predicación <strong>de</strong>l evangelio da dos resultados a los que creen —acusaciones <strong>de</strong> los<br />

hombres y la aprobación <strong>de</strong> Dios.<br />

Barnes explica:<br />

El <strong>de</strong>signio en proclamarles el evangelio a ellos fue que aunque pudiesen ser juzgados<br />

por los hombres <strong>de</strong> la manera usual y hechos morir, que sin embargo, en respecto a su más<br />

alta y noble naturaleza, el espíritu, viviesen para Dios.<br />

III. EL SERVICIO Y EL SUFRIMIENTO DEL CREYENTE<br />

(4:7–5:14)


A. Imperativos apremiantes para los últimos días (4:7–11)<br />

4:7 Ahora se introduce una serie <strong>de</strong> amonestaciones con las palabras El fin <strong>de</strong> todas las<br />

cosas se acerca. Esto se ha tomado como significando bien (1) la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén,<br />

(2) el Arrebatamiento, (3) el regreso <strong>de</strong> Cristo para reinar, o (4) la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los cielos<br />

y <strong>de</strong> la tierra al final <strong>de</strong>l Milenio. Pensamos que probablemente se refiere a lo último.<br />

La primera amonestación es a ser sensatos y a mantenerse sobrios para la oración.<br />

Esto fue escrito en un período <strong>de</strong> persecución y significa que la vida <strong>de</strong>l creyente <strong>de</strong>bería<br />

estar libre <strong>de</strong> las distracciones <strong>de</strong>l pánico y <strong>de</strong> la inestabilidad emocional producida por la<br />

tensión. La comunión con Dios no <strong>de</strong>bería ser afectada por circunstancias perturbadoras.<br />

4:8 El salvo <strong>de</strong>be dar atención a su comunión con otros creyentes (vv. 8, 9), y tener<br />

ferviente amor por todos los miembros <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> la fe. Un amor así no hará públicas<br />

las faltas y los fallos <strong>de</strong> los otros creyentes, sino que los protegerá <strong>de</strong> la vista <strong>de</strong>l público.<br />

Alguien ha dicho: «El odio exacerba las cosas. El amor tiene <strong>de</strong>recho a enterrar las cosas<br />

para quitarlas <strong>de</strong> la vista».<br />

La <strong>de</strong>claración «el amor cubrirá multitud <strong>de</strong> pecados» (Pr. 10:12) no <strong>de</strong>be tomarse<br />

como una explicación doctrinal <strong>de</strong> cómo son quitados los pecados. La culpa y la pena <strong>de</strong><br />

los pecados sólo pue<strong>de</strong>n ser quitadas por la sangre <strong>de</strong> Cristo. Tampoco <strong>de</strong>bería emplearse<br />

esta <strong>de</strong>claración para pasar los pecados por alto ni para eximir a una asamblea <strong>de</strong> la<br />

responsabilidad <strong>de</strong> disciplinar a un ofensor. Significa que el verda<strong>de</strong>ro amor pue<strong>de</strong> pasar<br />

por alto faltas y fallos menores en otros creyentes.<br />

4:9 Una forma <strong>de</strong> mostrar el amor a los hermanos es practicando la hospitalidad sin<br />

murmuraciones. Este consejo es especialmente necesario durante tiempos <strong>de</strong> persecución,<br />

cuando las provisiones puedan ser escasas y cuando los que protegen cristianos puedan ser<br />

arrestados y encarcelados, o incluso muertos.<br />

La hospitalidad es un enorme privilegio. Al practicarla, algunos han hospedado a<br />

ángeles sin saberlo (He. 13:2). Toda bondad mostrada a un hijo <strong>de</strong> Dios es contada como<br />

mostrada al mismo Señor (Mt. 25:40). No importa lo ligera que sea la bondad, será<br />

recompensada con esplendi<strong>de</strong>z; hasta un vaso <strong>de</strong> agua fría dado en nombre <strong>de</strong>l Señor tendrá<br />

su recompensa (Mt. 10:42). Los que reciban a un profeta porque es profeta tendrán<br />

recompensa <strong>de</strong> profeta (Mt. 10:41), lo que, en la cuenta <strong>de</strong> los judíos, era cosa superlativa.<br />

Muchos cristianos pue<strong>de</strong>n dar testimonio <strong>de</strong> la bendición que han tenido en sus hogares y<br />

para sus hijos por medio <strong>de</strong> la hospitalidad dada a los siervos <strong>de</strong>l Señor.<br />

Jesús enseñó que <strong>de</strong>bíamos invitar a los que no nos pue<strong>de</strong>n compensar <strong>de</strong> vuelta (Lc.<br />

14:12). Esto no significa que nunca <strong>de</strong>bamos invitar a parientes, amigos o vecinos que a su<br />

vez puedan invitarnos. Pero nuestro propósito <strong>de</strong>bería ser mostrar bondad en el nombre <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús sin intención <strong>de</strong> ser recompensados. Des<strong>de</strong> luego, es cosa cuestionable que los<br />

creyentes <strong>de</strong>ban mantener una constante circulación <strong>de</strong> banquetes y fiestas entre miembros<br />

<strong>de</strong> su propio corrillo, mientras que gran<strong>de</strong>s secciones <strong>de</strong>l mundo siguen no evangelizadas.<br />

4:10 Cada creyente ha recibido un don <strong>de</strong>l Señor, alguna función especial que ejercer<br />

como miembro <strong>de</strong>l Cuerpo <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 12:4–11, 29–31; Ro. 12:6–8). Estos dones son<br />

una administración que Dios le ha encomendado. No <strong>de</strong>be emplearlos para beneficio<br />

egoísta, sino para la gloria <strong>de</strong>l Señor y para bendición <strong>de</strong> otros. No somos los terminales <strong>de</strong><br />

los dones que recibimos <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios. Su gracia nos alcanza, pero no <strong>de</strong>bería terminar<br />

en nosotros. Hemos sido dispuestos como canales por medio <strong>de</strong> los que la bendición pueda<br />

alcanzar a otros.


Debemos ser buenos administradores <strong>de</strong> la multiforme gracia <strong>de</strong> Dios. La gracia <strong>de</strong><br />

Dios aquí hace referencia al favor inmerecido que Él ofrece al hombre. Multiforme quiere<br />

<strong>de</strong>cir, literalmente, multicolor o variada. Phillips lo traduce como «magníficamente<br />

variada».<br />

4:11 Incluso si alguien está dotado para predicar o enseñar, <strong>de</strong>be estar seguro <strong>de</strong> que las<br />

palabras que habla son las mismas palabras que Dios quiere que diga en aquella ocasión<br />

particular. Esto es lo que se significa por los oráculos <strong>de</strong> Dios (V.M.). No es suficiente que<br />

alguien predique en base <strong>de</strong> la Biblia. Ha <strong>de</strong> tener también la certidumbre <strong>de</strong> que está<br />

presentando el mensaje en particular que Dios quería para aquella audiencia en aquel<br />

momento.<br />

Todo aquel que lleva a cabo esta clase <strong>de</strong> ministerio <strong>de</strong>bería hacerlo con el humil<strong>de</strong><br />

reconocimiento <strong>de</strong> que es Dios quien le da el po<strong>de</strong>r para ello. Entonces la gloria irá a Dios<br />

—a quien le pertenece.<br />

Nadie <strong>de</strong>bería enorgullecerse, por muy dotado que esté para el servicio cristiano. El don<br />

no se originó en sus mismos esfuerzos, sino que le fue dado <strong>de</strong> lo alto. De hecho, nada tiene<br />

que no haya recibido. Todo servicio <strong>de</strong>bería ser llevado a cabo <strong>de</strong> modo que Dios reciba el<br />

crédito.<br />

Como observa Pedro, este honor es presentado al Padre mediante Jesucristo como<br />

Mediador, y también <strong>de</strong>bido a lo que Dios ha hecho por nosotros por medio <strong>de</strong> Él. A este<br />

bendito Salvador pertenecen la alabanza y el po<strong>de</strong>r por los siglos <strong>de</strong> los siglos. Amén.<br />

B. Exhortaciones y explicaciones acerca <strong>de</strong>l sufrimiento (4:12–19)<br />

4:12 El resto <strong>de</strong>l capítulo 4 contiene exhortaciones y explicaciones tocantes al<br />

sufrimiento en que se incurre por el nombre <strong>de</strong> Cristo. La palabra «pa<strong>de</strong>cer» o sus<br />

<strong>de</strong>rivados se emplea veintiuna veces en esta Epístola.<br />

La actitud natural para el cristiano es contemplar la persecución como cosa extraña y<br />

anormal. Nos sorpren<strong>de</strong>mos cuando tenemos que sufrir. Pero Pedro nos dice que <strong>de</strong>bemos<br />

consi<strong>de</strong>rarlo como una experiencia cristiana normal. No tenemos <strong>de</strong>recho a esperar un<br />

mejor trato por parte <strong>de</strong>l mundo que el que recibió el Salvador. Todos los que quieran vivir<br />

piadosamente en Cristo Jesús pa<strong>de</strong>cerán persecución (2 Ti. 3:12). Es especialmente cierto<br />

que los que asuman una postura abierta por Cristo se convierten en blanco <strong>de</strong> salvajes<br />

ataques. Satanás no malgasta sus municiones sobre cristianos nominales. Vuelve su<br />

artillería contra los que están atacando las puertas <strong>de</strong>l Ha<strong>de</strong>s.<br />

4:13 El privilegio <strong>de</strong> compartir los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>bería hacernos alegrar<br />

en grado sumo. Naturalmente, no po<strong>de</strong>mos compartir Sus sufrimientos expiatorios; Él es el<br />

único Quitador <strong>de</strong> Pecado. Pero po<strong>de</strong>mos compartir la misma clase <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cimientos que<br />

Él soportó como Hombre. Po<strong>de</strong>mos compartir el rechazamiento y oprobio que Él pa<strong>de</strong>ció.<br />

Po<strong>de</strong>mos recibir en nuestros cuerpos las heridas y los golpes que los incrédulos querrían<br />

aún infligirle.<br />

Si el hijo <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong> gozarse en la actualidad en medio <strong>de</strong>l sufrimiento, cuánto más<br />

se regocijará con gran alegría cuando venga la revelación <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Cristo. Cuando<br />

el Salvador vuelva a la tierra como el León <strong>de</strong> la Tribu <strong>de</strong> Judá, será revelado como el<br />

Todopo<strong>de</strong>roso Hijo <strong>de</strong> Dios. Los que pa<strong>de</strong>cen ahora por causa <strong>de</strong> Él serán honrados<br />

entonces con Él.


4:14 Los cristianos primitivos se regocijaron <strong>de</strong> que se les tenía por dignos <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer<br />

afrenta por el nombre <strong>de</strong> Cristo (Hch. 5:41). Lo mismo <strong>de</strong>biera sentir cada cristiano que<br />

tenga el privilegio <strong>de</strong> ser afrentado por causa <strong>de</strong> Cristo. Estos pa<strong>de</strong>cimientos son una<br />

verda<strong>de</strong>ra indicación <strong>de</strong> que el Espíritu <strong>de</strong> gloria y <strong>de</strong> Dios reposa sobre nosotros. Este es<br />

el Espíritu Santo que reposa sobre los cristianos perseguidos <strong>de</strong> la manera en que la nuble<br />

<strong>de</strong> gloria reposaba sobre el tabernáculo en el AT, indicando la presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

Sabemos que el Espíritu mora en cada verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> Dios, pero reposa <strong>de</strong> una<br />

manera especial sobre los que están totalmente dados a la causa <strong>de</strong> Cristo. Los tales<br />

conocen la presencia y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios como otros no pue<strong>de</strong>n. El mismo<br />

Señor Jesús que es blasfemado por los perseguidores es glorificado por Sus sufrientes<br />

santos.<br />

4:15 Un cristiano nunca <strong>de</strong>biera atraer sufrimiento sobre sí mismo por hacer lo malo.<br />

Nunca <strong>de</strong>bería hacerse culpable <strong>de</strong> homicidio, hurto, mal en general, o <strong>de</strong> entrometerse en<br />

lo ajeno. No hay gloria para Dios en estas cosas, sino sólo vergüenza para el testimonio <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

4:16 Pero no hay vergüenza si alguno pa<strong>de</strong>ce como cristiano. F. B. Meyer dice que<br />

esto es cierto, tanto si implica «la pérdida <strong>de</strong>l negocio, <strong>de</strong> la reputación y <strong>de</strong>l hogar; el<br />

abandono <strong>de</strong> los padres, hijos y amigos; calumnias, odio e incluso la muerte». Bajo el<br />

nombre <strong>de</strong> cristiano es posible glorificar a Dios en todas estas pruebas. G. Campbell<br />

Morgan amonesta a los lectores con estas palabras:<br />

Esto es más que gloriarse en el nombre. Es vivir <strong>de</strong> una manera tan digna <strong>de</strong> todo lo que<br />

este nombre significa que se da gloria a Dios. Si uno es conocido como cristiano y no vive<br />

como tal, <strong>de</strong>shonra a Dios. Llevar este nombre es asumir una responsabilidad, gran<strong>de</strong> y<br />

gloriosa, pero no menos muy solemne.<br />

4:17 Pedro contrasta los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios en esta vida con los <strong>de</strong> los<br />

malvados en la eternidad. Porque es tiempo <strong>de</strong> que el juicio comience por la casa <strong>de</strong><br />

Dios. El tiempo al que se hace referencia es la dispensación <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, que comenzó en<br />

Pentecostés y proseguirá hasta el Arrebatamiento. La casa <strong>de</strong> Dios se refiere a la <strong>iglesia</strong>.<br />

Durante esta era, la <strong>iglesia</strong> está sufriendo el juicio <strong>de</strong>l mundo incrédulo. Los creyentes<br />

están experimentando ahora sus pa<strong>de</strong>cimientos, como le sucedió a Jesús cuando estuvo en<br />

la tierra.<br />

Si esto es así, ¿cuál será la parte <strong>de</strong> aquellos que <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cen al evangelio <strong>de</strong> Dios?<br />

Si los cristianos pa<strong>de</strong>cen ahora por hacer el bien, ¿qué sufrirán los inconversos en la<br />

eternidad por todas sus obras impías?<br />

4:18 El mismo argumento se contiene en este versículo, citado <strong>de</strong> Proverbios 11:31: «Si<br />

el justo será recompensado en la tierra, mucho más el impío y el pecador» .<br />

El justo con dificultad se salva. Des<strong>de</strong> la perspectiva divina, su salvación fue<br />

adquirida a un precio enorme. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista humano, a los hombres se les dice:<br />

«Esforzaos a entrar por la puerta angosta» (Lc. 13:24). A los creyentes se les enseña que<br />

«es necesario que por medio <strong>de</strong> muchas tribulaciones entremos en el reino <strong>de</strong> Dios» (Hch.<br />

14:22, V.M.). Con todos los peligros y tentaciones que acosan a los cristianos, es sólo un<br />

milagro <strong>de</strong> la gracia divina lo que le preserva para el reino celestial. Siendo así las cosas,<br />

¿cuál será la parte <strong>de</strong> los que han muerto en sus pecados, no arrepentidos y no salvos? Una<br />

vívida ilustración <strong>de</strong> esta verdad se encuentra en la siguiente anécdota <strong>de</strong> los escritos <strong>de</strong> F.<br />

B. Meyer:


Era el ferviente <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> un santo hombre que su muerte fuese tan triunfante que sus<br />

hijos no convertidos pudiesen quedar convencidos y atraídos por el evi<strong>de</strong>nte po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />

evangelio para sostener y animar en el tenebroso pasaje <strong>de</strong>l valle. En vez <strong>de</strong> ello, y para su<br />

profundo pesar, su espíritu estuvo bajo una nube; se sentía oprimido por temores y<br />

aprensiones; y se le permitió al enemigo atormentarlo <strong>de</strong> una manera abrumadora. Pero<br />

estos mismos hechos fueron los que más profundamente impresionaron a sus hijos. «Porque<br />

—dijo el mayor— todos sabemos lo bueno que era nuestro padre; y sin embargo hemos<br />

visto cuán intensos han sido sus sufrimientos espirituales. ¿Qué no podremos esperar<br />

nosotros, que nunca hemos dado el menor pensamiento a nuestras almas?»<br />

4:19 Pedro insiste en que los pa<strong>de</strong>cimientos han <strong>de</strong> ser según la voluntad <strong>de</strong> Dios. Los<br />

fanáticos religiosos pue<strong>de</strong>n atraerse sufrimientos al actuar <strong>de</strong> manera impulsiva y sin guía<br />

divina. Los que tienen un complejo <strong>de</strong> mártir tientan a Dios <strong>de</strong> una manera que lleva a la<br />

<strong>de</strong>shonra. Pero el verda<strong>de</strong>ro camino <strong>de</strong>l sufrimiento para los cristianos conduce a la gloria<br />

eterna. En consecuencia, <strong>de</strong>berían continuar haciendo lo recto, sin importarles el precio, y<br />

confiar sus almas al fiel Creador.<br />

Parece algo extraño que Pedro introduzca aquí al Señor como el Creador en lugar <strong>de</strong><br />

como Salvador, Sumo Sacerdote o Pastor. Cristo es nuestro Creador en un doble sentido:<br />

somos Suyos como parte <strong>de</strong> la creación original y <strong>de</strong> la nueva creación (Ef. 4:24; Col.<br />

3:10). En todo caso, nosotros somos objetos <strong>de</strong> Su amor y cuidado. Es sólo razonable que<br />

nos confiemos a Aquel que hizo nuestras almas y que las salvó.<br />

C. Exhortaciones y salutaciones (5:1–14)<br />

5:1 Este último capítulo <strong>de</strong> 1 Pedro contiene exhortaciones y saludos. Primero, hay una<br />

palabra para los ancianos. Como sello <strong>de</strong> autoridad para dar tal mensaje, Pedro se presenta<br />

como anciano también con ellos, y testigo <strong>de</strong> los pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> Cristo, que era<br />

también participante <strong>de</strong> la gloria que ha <strong>de</strong> ser revelada. «Anciano también con ellos»:<br />

¡Qué lejos <strong>de</strong> la pretensión <strong>de</strong> ser «sumo pontífice» <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>! Como testigo, Pedro<br />

había visto al Pastor morir por las ovejas, y la memoria <strong>de</strong> tal amor lo constriñe a cuidar <strong>de</strong><br />

ellas como fiel subpastor. Participante: pronto la gloria amanecerá, Cristo aparecerá, y<br />

nosotros apareceremos con Él en gloria (Col. 3:4). Hasta aquel entonces permanece la<br />

comisión <strong>de</strong>l Salvador: «Apacienta mis cor<strong>de</strong>ros … Pastorea mis ovejas» (Jn. 21:15–17).<br />

5:2 Los ancianos son hombres maduros <strong>de</strong> carácter cristiano que han sido capacitados<br />

por el Espíritu Santo para proveer li<strong>de</strong>razgo espiritual en la asamblea. El NT presupone una<br />

pluralidad <strong>de</strong> ancianos: no un anciano sobre una <strong>iglesia</strong> o sobre un grupo <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s, sino<br />

dos o más ancianos en una asamblea (Fil. 1:1). Para los requisitos <strong>de</strong> los ancianos, ver 1<br />

Timoteo 3:1–7 y Tito 1:6–9. En la <strong>iglesia</strong> primitiva, antes que el NT estuviese disponible en<br />

forma escrita, los ancianos eran <strong>de</strong>signados por los apóstoles y sus <strong>de</strong>legados, pero sólo<br />

<strong>de</strong>spués que hubiese transcurrido el tiempo suficiente en una nueva <strong>iglesia</strong> para que se<br />

hiciese evi<strong>de</strong>nte quién cumplía los requisitos. En la actualidad, los cristianos <strong>de</strong>berían<br />

reconocer y obe<strong>de</strong>cer a esos que cumplen los requisitos y llevan a cabo la tarea <strong>de</strong> ancianos.<br />

Pastoread la grey <strong>de</strong> Dios que está entre vosotros. La grey pertenece a Dios, pero los<br />

ancianos han recibido la responsabilidad <strong>de</strong> servir como subpastores. No forzados, sino<br />

voluntariamente. La supervisión <strong>de</strong> la grey <strong>de</strong> Dios no es una tarea a la que los hombres<br />

sean obligados por elección o <strong>de</strong>signación. El Espíritu Santo da la carga y la capacidad, y


los ancianos <strong>de</strong>ben respon<strong>de</strong>r con un corazón bien dispuesto. De modo que leemos en 1<br />

Timoteo 3:1: «Si alguno anhela obispado, buena obra <strong>de</strong>sea». Junto con la capacitación<br />

divina, tiene que haber buena disposición humana.<br />

No por ganancia <strong>de</strong>shonesta, sino con ánimo pronto. El beneficio económico no<br />

<strong>de</strong>be ser el motivo para ser anciano. Esto no significa que un anciano no pueda ser<br />

sustentado por la <strong>iglesia</strong> local. La existencia <strong>de</strong> estos «ancianos a <strong>de</strong>dicación total» está<br />

indicada en 1 Timoteo 5:17, 18. Pero sí significa que un espíritu mercenario es<br />

incompatible con el verda<strong>de</strong>ro ministerio cristiano.<br />

5:3 La tercera fase <strong>de</strong> la exhortación <strong>de</strong> Pedro es ésta: Ni como teniendo señorío sobre<br />

los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos <strong>de</strong> la grey. Los ancianos <strong>de</strong>berían<br />

ser ejemplos, no dictadores. Deberían estar andando al frente <strong>de</strong> la grey, no empujándola<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>trás. No <strong>de</strong>berían tratar a la grey como si les perteneciese. ¡Esto ataca <strong>de</strong> frente al<br />

autoritarismo!<br />

Muchos <strong>de</strong> los abusos en la Cristiandad quedarían eliminados por la simple obediencia<br />

a las tres instrucciones dadas en los vv. 2 y 3. La primera aboliría toda <strong>de</strong>sgana. La segunda<br />

pondría fin al comercialismo. La tercera sería la muerte <strong>de</strong>l oficialismo en la <strong>iglesia</strong>.<br />

5:4 La obra <strong>de</strong> un anciano involucra un enorme dispendio <strong>de</strong> energía física y<br />

emocional. Ha <strong>de</strong> simpatizar, aconsejar, repren<strong>de</strong>r, amonestar, enseñar, disciplinar y<br />

advertir. En ocasiones pue<strong>de</strong> parecer una tarea ingrata. Pero al anciano fiel se le promete<br />

una recompensa especial. Cuando aparezca el Príncipe <strong>de</strong> los pastores, recibirá la<br />

corona incorruptible <strong>de</strong> gloria. Francamente, no sabemos <strong>de</strong>masiado acerca <strong>de</strong> las<br />

coronas prometidas en las Escrituras: la corona <strong>de</strong> gozo (1 Ts. 2:19), la corona <strong>de</strong> justicia (2<br />

Ti. 4:8), la corona <strong>de</strong> la vida (Stg. 1:12; Ap. 2:10), y la corona <strong>de</strong> gloria. No sabemos si<br />

serán coronas literales que podremos echar a los pies <strong>de</strong>l Salvador; si sencillamente indican<br />

el alcance <strong>de</strong> la responsabilidad que nos será dada durante el reinado <strong>de</strong> Cristo (Lc. 19:17–<br />

19); o si son facetas <strong>de</strong>l carácter cristiano que llevaremos en la eternidad. Pero sí sabemos<br />

que serán amplia recompensa por toda lágrima, prueba y sufrimiento que hayamos<br />

experimentado aquí abajo.<br />

5:5 Los más jóvenes, si en años o si en la fe, <strong>de</strong>berían sujetarse a los ancianos. ¿Por<br />

qué? Porque estos supervisores tienen una sabiduría que proviene <strong>de</strong> años <strong>de</strong> experiencia en<br />

las cosas <strong>de</strong> Dios. Tienen un profundo conocimiento experimental <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Y<br />

son a aquellos a los que Dios ha dado responsabilidad para el cuidado <strong>de</strong> Sus ovejas.<br />

Todos los creyentes <strong>de</strong>berían revestirse <strong>de</strong> humildad; es una gran virtud. Moffatt dice:<br />

«Poneos el <strong>de</strong>lantal <strong>de</strong> la humildad». Muy apropiado —por cuanto el <strong>de</strong>lantal es la prenda<br />

<strong>de</strong> un siervo—. Un misionero a la India dijo: «Si tuviese que escoger dos frases necesarias<br />

para el crecimiento espiritual, tomaría esas dos: ―No lo sé‖, y, ―lo siento‖. Y ambas frases<br />

son evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> una profunda humildad».<br />

Imaginemos una congregación don<strong>de</strong> todos los miembros tuviesen este espíritu <strong>de</strong><br />

humildad; don<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rasen a los otros como mejores que a sí mismos; don<strong>de</strong> se<br />

presentasen bien dispuestos a hacer las tareas penosas. Una <strong>iglesia</strong> así no tiene por qué ser<br />

imaginaria; pue<strong>de</strong> y <strong>de</strong>bería ser una realidad.<br />

Si no hubiese ninguna otra razón para ser humil<strong>de</strong>s, ésta <strong>de</strong>bería ser suficiente: Dios<br />

resiste a los soberbios, y da gracia a los humil<strong>de</strong>s. (Pedro está aquí citando <strong>de</strong> la versión<br />

griega <strong>de</strong> Pr. 3:34.) Pensemos en esto: ¡el Dios todopo<strong>de</strong>roso opuesto a nuestro orgullo y<br />

<strong>de</strong>cidido a quebrantarlo, contrastado con el Dios todopo<strong>de</strong>roso, impotente para resistirse<br />

ante un corazón quebrantado y contrito!


5:6 Esta humildad <strong>de</strong>be ser mostrada no sólo en relación con otros, sino también con<br />

Dios. En los tiempos <strong>de</strong> Pedro, los santos estaban pasando por los fuegos <strong>de</strong> la aflicción.<br />

Estas pruebas, aunque no habían sido enviadas por Dios, eran permitidas por Él. La mejor<br />

actitud, dice Pedro, es aceptarlo con humildad <strong>de</strong> manos <strong>de</strong>l Señor. Él sostendrá a Su<br />

pueblo y los exaltará a su tiempo.<br />

5:7 Los creyentes tienen el privilegio <strong>de</strong> echar todas sus ansieda<strong>de</strong>s sobre el Señor con<br />

la intensa confianza <strong>de</strong> que Él tiene cuidado. Una vez más, Pedro está citando <strong>de</strong> la versión<br />

griega <strong>de</strong>l Antiguo <strong>Testamento</strong> (Sal. 55:22).<br />

J. Sidlow Baxter observa aquí dos clases <strong>de</strong> afanes:<br />

Hay el afán <strong>de</strong> la ansiedad, en las palabras: «Echando todo vuestro afán sobre él». Y<br />

hay el afán <strong>de</strong>l afecto, en las palabras: «Él se afana por vosotros» [cf. V.M., margen].<br />

Frente a nuestro afán lleno <strong>de</strong> ansiedad tenemos el afán afectuoso y siempre presente <strong>de</strong><br />

nuestro Señor.<br />

La ansiedad es innecesaria; no tenemos necesidad <strong>de</strong> llevar las cargas cuando Él está<br />

dispuesto a llevarlas por nosotros. Es inútil angustiarse; la angustia no ha resuelto jamás<br />

ningún problema. La ansiedad es un pecado. Dijo un predicador: «La ansiedad es pecado<br />

porque niega la sabiduría <strong>de</strong> Dios; dice que Él no sabe lo que está haciendo. Niega el amor<br />

<strong>de</strong> Dios; dice que Él no tiene cuidado <strong>de</strong> nosotros. Y niega el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios; dice que Él no<br />

es capaz <strong>de</strong> librarme <strong>de</strong> todo lo que me esté causando la ansiedad». ¡Algo en lo que pensar!<br />

5:8 Aunque no <strong>de</strong>beríamos tener ansiedad, <strong>de</strong>beríamos ser sobrios y velar, porque<br />

tenemos un po<strong>de</strong>roso adversario, el diablo. Ser sobrios significa ser serios en nuestros<br />

pensamientos, adoptar un enfoque realista ante la vida, ser inteligentes tocantes a las<br />

estratagemas <strong>de</strong> Satanás. Pentecost dice con razón:<br />

Una persona que no se preocupa <strong>de</strong> la naturaleza o <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong>l mundo, que es<br />

<strong>de</strong>sconocedor <strong>de</strong> los propósitos y ataques <strong>de</strong> nuestro adversario, el Diablo, pue<strong>de</strong> permitirse<br />

vivir <strong>de</strong> forma ligera o frívola. Pero aquel que ve la vida como Jesús la ve tiene que adoptar<br />

una actitud totalmente nueva, una perspectiva totalmente nueva caracterizada por la<br />

sobriedad.<br />

Debe haber también una constante vigilancia, una presteza para hacer frente a cada<br />

ataque <strong>de</strong>l maligno. Aquí el adversario es <strong>de</strong>scrito como león rugiente, que busca a quien<br />

<strong>de</strong>vorar. El diablo tiene diferentes poses. A veces acu<strong>de</strong> como una serpiente, e intenta<br />

seducir a la gente a la corrupción moral. A veces se disfraza como ángel <strong>de</strong> luz, e intenta<br />

engañar a la gente en el reino espiritual. Aquí, como león rugiente, empren<strong>de</strong> atemorizar al<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios mediante la persecución.<br />

5:9 No <strong>de</strong>bemos rendirnos a su furia. Más bien, el mandamiento es: Resistid firmes en<br />

la fe, mediante la oración y la palabra <strong>de</strong> Dios. No tenemos fuerzas en nosotros mismos<br />

para oponernos a él, pero al actuar con firmeza en nuestra fe, en nuestra <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l<br />

Señor, po<strong>de</strong>mos resistirle.<br />

Una <strong>de</strong> las tácticas <strong>de</strong> Satanás es <strong>de</strong>salentarnos con el pensamiento <strong>de</strong> que nuestros<br />

pa<strong>de</strong>cimientos son singulares. Al pasar por el fuego <strong>de</strong> la aflicción, es fácil <strong>de</strong>salentarnos<br />

bajo la i<strong>de</strong>a errada <strong>de</strong> que nadie sufre tantos problemas como nosotros. Pedro nos recuerda<br />

que los mismos pa<strong>de</strong>cimientos se van cumpliendo en nuestros hermanos en todo el<br />

mundo.


5:10 La verda<strong>de</strong>ra victoria en la persecución es ver a Dios <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las escenas,<br />

obrando Sus maravillosos propósitos. No importa cuáles sean nuestras pruebas, <strong>de</strong>beríamos<br />

recordar ante todo que Él es el Dios <strong>de</strong> toda gracia. Este cautivador título <strong>de</strong> nuestro Dios<br />

nos recuerda que Sus tratos para con nosotros no se basan en lo que merecemos, sino en<br />

Sus pensamientos <strong>de</strong> amor para con nosotros. No importa cuán fieras sean nuestras pruebas:<br />

siempre po<strong>de</strong>mos dar gracias <strong>de</strong> no estar en el infierno, que es don<strong>de</strong> merecíamos.<br />

Una segunda y po<strong>de</strong>rosa consolación es que Él nos llamó a su gloria eterna. Esto nos<br />

capacita para mirar más allá <strong>de</strong> los sufrimientos <strong>de</strong> esta vida al tiempo en que estaremos<br />

para siempre con el Salvador y seremos como Él para siempre. ¡Pensemos en esto! ¡Él nos<br />

recogió <strong>de</strong>l montón <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sperdicios, y nos llamó a su gloria eterna!<br />

Una tercera consolación es que el sufrimiento es sólo por un poco <strong>de</strong> tiempo. Cuando<br />

se contrasta con la gloria eterna, las aflicciones <strong>de</strong> la vida son menos que momentáneas.<br />

El aliento final es que Dios emplea el sufrimiento para educarnos y mol<strong>de</strong>ar nuestro<br />

carácter cristiano. Nos está instruyendo para reinar. Y se relacionan cuatro aspectos <strong>de</strong> este<br />

proceso <strong>de</strong> instrucción:<br />

Perfeccione —Las pruebas hacen idóneo al creyente. Le suplen los elementos necesarios<br />

en su carácter para hacerlo espiritualmente maduro.<br />

Afiance —El sufrimiento hace a los cristianos más estables, más capaces <strong>de</strong> mantener un<br />

buen testimonio y <strong>de</strong> soportar bien bajo la presión. Ésta es la misma palabra que el Señor<br />

Jesús empleó con Pedro: «Y tú … fortalece [o, afianza] a tus hermanos» (Lc 22:32).<br />

Fortalezca —Con la persecución Satanás tiene el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilitar y <strong>de</strong>sgastar a los<br />

creyentes, pero tiene el efecto contrario. Los fortalece para persistir.<br />

Establezca —En el original, el verbo está relacionado con la palabra «fundamento». Dios<br />

quiere que cada creyente esté firmemente plantado en un puesto seguro en Su Hijo y Su<br />

palabra.<br />

Dice Lacey:<br />

El inevitable sufrimiento <strong>de</strong> la vida cristiana produce siempre el mismo bendito<br />

resultado en el carácter <strong>de</strong> los creyentes; afinará la fe, ajustará el carácter, afianzará,<br />

fortalecerá y establecerá al pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

5:11 A la vista <strong>de</strong> la maravillosa manera en que Dios predomina sobre la persecución y<br />

el sufrimiento para Su gloria y nuestro bien, no es sorpren<strong>de</strong>nte que Pedro prorrumpa en<br />

esta doxología: A él sea la gloria y el dominio por los siglos <strong>de</strong> los siglos. Amén. ¡Sólo a<br />

Él se <strong>de</strong>be la gloria; sólo en manos <strong>de</strong> Alguien así es bueno que esté el dominio!<br />

5:12 Silvano (probablemente el mismo hombre llamado Silas, la forma breve <strong>de</strong>l<br />

nombre) es el hermano fiel a quien Pedro dictó esta carta, y es probablemente el mensajero<br />

que la entregó. El objeto <strong>de</strong> Pedro en esta carta era asegurar a los creyentes <strong>de</strong> la Dispersión<br />

que la fe cristiana que ellos mantenían era la verda<strong>de</strong>ra fe, o, como él la llama, la<br />

verda<strong>de</strong>ra gracia <strong>de</strong> Dios. Quizá en el ardor <strong>de</strong> la persecución, podrían sentirse tentados a<br />

preguntarse si habían hecho bien en abrazar el cristianismo. Pedro <strong>de</strong>clara que estaban en lo<br />

cierto. Habían encontrado la verdad <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong>bían mantenerse firmes por ella.<br />

5:13 La <strong>iglesia</strong> que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos<br />

mi hijo, os saludan.


La palabra «Iglesia» ha sido añadida en la traducción para dar significado. Pero es<br />

imposible <strong>de</strong>cir con certidumbre quién o qué se significa por lo que literalmente se dice:<br />

«La que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros». Algunas <strong>de</strong> las principales<br />

interpretaciones son: (1) La «hermandad» (2:17; 5:9). En griego, este nombre abstracto es<br />

femenino. (2) La mujer <strong>de</strong> Pedro. (3) Alguna <strong>de</strong>stacada dama local. Es también imposible<br />

<strong>de</strong>cidir cuál es la Babilonia <strong>de</strong>signada. Podría ser: (1) La famosa ciudad sobre el Éufrates,<br />

don<strong>de</strong> había muchos judíos; (2) La base militar <strong>de</strong>l mismo nombre sobre el Nilo<br />

(improbable); (3) Roma. En Apocalipsis, la ciudad <strong>de</strong> Babilonia es generalmente<br />

consi<strong>de</strong>rada como Roma (17:1–9; 18:10, 21).<br />

Surge una tercera cuestión acerca <strong>de</strong> la mención <strong>de</strong> Marcos. ¿Se trata <strong>de</strong>l hijo literal <strong>de</strong><br />

Pedro en la carne, o se refiere acaso a Juan Marcos, el redactor <strong>de</strong>l Segundo Evangelio?<br />

Esto último es lo más probable. Si es así, nos queda <strong>de</strong>cidir si Marcos era hijo <strong>de</strong> Pedro<br />

porque éste lo hubiese llevado a Cristo, o si la palabra hijo significa meramente la relación<br />

espiritual estrecha entre un anciano y un cristiano más joven. La palabra que Pedro emplea<br />

para hijo no es la misma que usa Pablo para <strong>de</strong>scribir su relación espiritual con Timoteo y<br />

Tito, y se ajusta a la antigua tradición <strong>de</strong> que el muy vívido Evangelio <strong>de</strong> Marcos se basa en<br />

los testimonios oculares <strong>de</strong> Pedro.<br />

5:14 El anciano termina con un encargo y una bendición. El encargo es: Saludaos unos<br />

a otros con beso <strong>de</strong> amor. La obligación <strong>de</strong>l amor fraternal es un mandamiento en vigor<br />

para la <strong>iglesia</strong>, aunque la forma <strong>de</strong> expresarlo pueda variar entre culturas y a través <strong>de</strong> los<br />

tiempos.<br />

La bendición es: Paz a todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Es una palabra<br />

plácida a emplear para santos azotados por la tempestad, que están soportando aflicciones<br />

por el nombre <strong>de</strong> Cristo. Jesús susurra paz a Su grey adquirida con sangre mientras ellos<br />

sufren por Él en medio <strong>de</strong> una sociedad turbulenta.<br />

¿Paz, paz perfecta, y la muerte nos amenaza, y a nuestros seres amados?<br />

Sí; Jesús venció a la muerte y a todos sus terrores.<br />

Edward H. Bickersteth<br />

Bibliografía<br />

(1 y 2 Pedro)<br />

Barbieri, Louis A. First and Second Peter. Chicago: Moody Press, 1975. [Hay traducción<br />

al castellano: Primera y Segunda Pedro. Barcelona: Ed. Portavoz, 1981.]<br />

Bigg, Charles. A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles of St. Peter and St.<br />

Ju<strong>de</strong> (ICC). Edimburgo: T. &. T. Clark, 1901.<br />

Grant, F. W. «I and II Peter», The Numerical Bible, vol. 7. Nueva York: Loizeaux Bros.,<br />

1903.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Notes on James and Peter. Nueva York: Loizeaux Brothers, 1947.<br />

Jowett, J. H. The Re<strong>de</strong>emed Family of God. Londres: Hod<strong>de</strong>r & Stoughton, s.f.<br />

Lenski, R. C. H. The Interpretation of the Epistles of St. Peter, St. John & St. Ju<strong>de</strong>.<br />

Colombus: Wartburg Press, 1945.<br />

Lincoln, William. Lectures on the First and Second Epistles of Peter. Kilmarnock: John<br />

Ritchie Pub., s.f.<br />

Meyer, F. B. Tried by Fire. Fort Washington, PA: Christian Literature Crusa<strong>de</strong>, 1983.


Stibbs, Alan M. The First Epistle General of Peter. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Co., 1959.<br />

Thomas, W. H. Griffith. The Apostle Peter: His Life and Writings. Grand Rapids: Kregel<br />

Publications, 1984.<br />

Westwood, Tom. The Epistles of Peter. Glendale, California: The Bible Treasury Hour,<br />

Inc., 1953.<br />

Wolston, W. T. P. Simon Peter: His Life and Letters. Londres: James Nisbet & Co., 1913.<br />

[Hay traducción al castellano: Simón Pedro: Su vida y sus cartas. CLIE 1988.]<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico-Carroll. Vol. 11: Pastorales. CLIE, Terrassa.<br />

Ficket. H. L. Los principios <strong>de</strong> pescador. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 13 —Santiago/Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Estudios sobre Santiago, 1ª y 2ª Pedro. CLIE, Terrassa.<br />

Lutero, M. Comentarios <strong>de</strong> Martín Lutero. Vol. 6: 1 y 2 Pedro, Judas y 1 Juan. CLIE,<br />

Terrassa.<br />

Rudd, A. B. Epístolas Generales. CLIE, Terrassa.


LA SEGUNDA EPÍSTOLA DE PEDRO<br />

Introducción<br />

«[Segunda Pedro] exhala la fragancia <strong>de</strong> Cristo y espera Su consumación.»<br />

E. G. Homrighausen<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

La cita introductoria anterior es especialmente significativa <strong>de</strong>bido a que su autor, como<br />

tantos en la actualidad, niega que Pedro escribiese esta Epístola. También admite que «lo<br />

que tenemos es petrino en carácter y en espíritu». Irónicamente, estas dos <strong>de</strong>claraciones<br />

recapitulan <strong>de</strong> una manera muy sucinta la singular contribución <strong>de</strong> 2 Pedro.<br />

Entre las tinieblas cada vez más <strong>de</strong>nsas <strong>de</strong> la apostasía, esta breve carta mira a<strong>de</strong>lante<br />

hacia la Venida <strong>de</strong> nuestro Señor. Da reminiscencias personales <strong>de</strong> la vida y personalidad<br />

<strong>de</strong> Pedro, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego es una exhalación <strong>de</strong> Cristo para los que <strong>de</strong>jen que esta pequeña<br />

carta hable por sí misma.<br />

II. Paternidad<br />

Un <strong>de</strong>stacado académico conservador americano <strong>de</strong>l NT dijo recientemente: «Segunda<br />

Pedro, como Daniel e Isaías en el AT, es don<strong>de</strong> separamos a los hombres <strong>de</strong> las criaturas<br />

por lo que se refiere a una estricta ortodoxia en la crítica bíblica». Los mo<strong>de</strong>rnos<br />

comentaristas a menudo ni siquiera tratan <strong>de</strong> refutar la paternidad petrina <strong>de</strong> 2 Pedro; dan<br />

por supuesto que es un hecho <strong>de</strong>mostrado que Pedro no escribió esta Epístola. Hay<br />

problemas más serios para aceptar este libro como auténtico que para ningún otro <strong>de</strong>l NT,<br />

pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no son tan graves como se presentan.<br />

Evi<strong>de</strong>ncia Externa<br />

No se pue<strong>de</strong>n presentar en el caso <strong>de</strong> 2 Pedro las citas usuales <strong>de</strong> Policarpo, Ignacio e<br />

Ireneo. Sin embargo, si, como enseñaba la <strong>iglesia</strong> primitiva, Judas viene <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 2<br />

Pedro, tenemos un testimonio <strong>de</strong>l primer siglo acerca <strong>de</strong> 2 Pedro en la Epístola <strong>de</strong> Judas<br />

(véase Introducción a Judas). El erudito alemán Zahn cree que no necesitamos <strong>de</strong> ningún<br />

otro testimonio. Después <strong>de</strong> Judas, Orígenes es el primero en citar 2 Pedro, y es seguido por<br />

Metodio <strong>de</strong> Olimpo (mártir bajo el emperador Diocleciano) y por Fumiliano <strong>de</strong> Cesarea.<br />

Eusebio admite que la mayoría <strong>de</strong> cristianos aceptan 2 Pedro, mientras que él mismo tenía<br />

dudas.<br />

El Canon <strong>de</strong> Muratori carece <strong>de</strong> 2 Pedro —pero también carece <strong>de</strong> 1 Pedro, y a<strong>de</strong>más se<br />

trata <strong>de</strong> un documento fragmentario—. Aunque Jerónimo era consciente <strong>de</strong> las dudas que<br />

existían acerca <strong>de</strong> la autenticidad <strong>de</strong> 2 Pedro, él, junto con otros principales padres <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong>, como Atanasio y Agustín, la aceptó como genuina. Toda la <strong>iglesia</strong> siguió esta línea<br />

hasta los tiempos <strong>de</strong> la Reforma.<br />

¿Por qué 2 Pedro tiene menos testimonio externo que otros libros? En primer lugar, es<br />

breve, aparentemente no fue muy copiada, y no contiene mucho material singular. Este


último punto es un argumento en su favor: los libros escritos por herejes siempre añadían<br />

doctrinas que contra<strong>de</strong>cían o al menos suplementaban <strong>de</strong> una manera extraña la doctrina<br />

apostólica. Esto sugiere quizá la principal razón para la cautela tocante a 2 Pedro en los<br />

primeros siglos: había varios escritos «seudoepigráficos» (falsos) que usaban el nombre <strong>de</strong><br />

Pedro para promover herejías gnósticas, como «El Apocalipsis <strong>de</strong> Pedro».<br />

Finalmente, es importante saber que aunque 2 Pedro fue uno <strong>de</strong> los varios libros puestos<br />

en duda por algunos (antilegomena), nunca fue rechazado como espurio por ninguna<br />

<strong>iglesia</strong>.<br />

Evi<strong>de</strong>ncia Interna<br />

Los que rechazan la paternidad petrina enfatizan la diferencia <strong>de</strong> estilos entre 1 Pedro y<br />

2 Pedro. Jerónimo explicó este hecho como <strong>de</strong>bido al empleo por parte <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong><br />

diferentes amanuenses. Sin embargo, la diferencia entre 1 Pedro y 2 Pedro no es realmente<br />

tan gran<strong>de</strong> como la existente entre ambas Epístolas y el resto <strong>de</strong>l NT. Ambas Epístolas<br />

emplean un amplio y pintoresco vocabulario que tiene muchas coinci<strong>de</strong>ncias con los<br />

sermones <strong>de</strong> Pedro en Hechos y con acontecimientos <strong>de</strong> su vida.<br />

Las referencias que aparecen en este libro a acontecimientos en el pasado <strong>de</strong> Pedro se<br />

usan a favor y en contra <strong>de</strong> la paternidad tradicional <strong>de</strong> Pedro. Algunos <strong>de</strong> los que rechazan<br />

la paternidad petrina dicen que <strong>de</strong>bería haber más alusiones; ¡otros dicen que hay<br />

<strong>de</strong>masiadas para que no hayan sido planeadas por un impostor! Pero, ¿qué razones podría<br />

tener nadie para urdir este libro? Aunque los que rechazan la paternidad petrina han sido<br />

sumamente creativos en la invención <strong>de</strong> teorías, no se ha presentado ninguna que sea<br />

satisfactoria.<br />

Pero al estudiar esta Epístola, encontramos varias evi<strong>de</strong>ncias internas <strong>de</strong> que<br />

verda<strong>de</strong>ramente Pedro es su autor.<br />

En 1:3 el escritor se refiere a los creyentes como llamados por la gloria y virtud <strong>de</strong>l<br />

Señor. Esto nos retrotrae a Lucas 5:8, don<strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong>l Señor abrumó <strong>de</strong> tal manera a<br />

Pedro, que exclamó: «¡Apártate <strong>de</strong> mí, Señor, que soy un hombre pecador!».<br />

Cuando el escritor da una fórmula mediante la que sus lectores puedan no tropezar<br />

jamás (1:5–10), pensamos inmediatamente en la caída <strong>de</strong> Pedro, y en el dolor que le<br />

conllevó.<br />

El versículo 14 <strong>de</strong>l capítulo 1 es especialmente significativo. El Señor Jesús había<br />

hablado al apóstol sobre la muerte <strong>de</strong> la que iba a morir. Esto concuerda perfectamente con<br />

Juan 21:18, 19, don<strong>de</strong> Jesús reveló a Pedro que sería muerto cuando fuese anciano.<br />

En los versículos 13–15 <strong>de</strong>l cap. 1, las palabras «tabernáculo» (véase RVR77 margen) y<br />

«partida» (éxodo) son ambas empleadas por Lucas en el relato <strong>de</strong> la transfiguración (Lc.<br />

9:31–33).<br />

Una <strong>de</strong> las pruebas más convincentes <strong>de</strong> que Pedro escribió esta Epístola es la<br />

referencia en 1:16–18 a la transfiguración. El escritor estaba presente en el monte santo.<br />

Esto significa que fue o bien Pedro, o Jacobo o Juan (Mt. 17:1). Esta segunda Carta <strong>de</strong>clara<br />

haber sido escrita por Pedro (1:1), no por Jacobo ni por Juan.<br />

En 2:14, 18 vemos la palabra «seducen», que es traducción <strong>de</strong> <strong>de</strong>leagö —atrapar con un<br />

cebo—. Pertenece al vocabulario <strong>de</strong> un pescador, y así es especialmente apropiada<br />

proviniendo <strong>de</strong> Pedro.


En 3:1, el autor se refiere a una carta anterior, que probablemente es 1 Pedro. También<br />

en 3:15 se refiere a Pablo en términos muy personales, lo que un apóstol podía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego<br />

hacer.<br />

Una palabra final que se remonta a la experiencia <strong>de</strong> Pedro aparece en 3:17. La palabra<br />

«firmeza» proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> la misma raíz que «fortalecer», que Jesús empleó en Lucas 22:32.<br />

«Tú, cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos.» También se encuentra como<br />

«afianzar» en 1 Pedro 5:10 y 2 Pedro 1:12.<br />

Finalmente, como en las Epístolas Pastorales, sospechamos que la clara con<strong>de</strong>na <strong>de</strong> los<br />

apóstatas por parte <strong>de</strong> Pedro es lo que ha suscitado mucha <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rna hostilidad contra 2<br />

Pedro como producto genuino <strong>de</strong> la vida y <strong>de</strong> la pluma <strong>de</strong>l apóstol.<br />

Al estudiar esta Epístola, podremos hallar otras evi<strong>de</strong>ncias internas que la vinculan con<br />

el apóstol Pedro. Pero lo importante es volver a la Carta y ver lo que el Señor está diciendo<br />

a través <strong>de</strong> ella.<br />

III. Fecha<br />

La fecha <strong>de</strong> 2 Pedro evi<strong>de</strong>ntemente <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> su autenticidad. Los que la consi<strong>de</strong>ran<br />

un frau<strong>de</strong> escogen alguna fecha en el siglo II. Por cuanto concluimos que la <strong>iglesia</strong> estaba<br />

en lo cierto al reconocer a 2 Pedro como canónica, tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva histórica<br />

como espiritual, le asignamos una fecha poco antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Pedro (que tuvo lugar<br />

en el 67 o 68 d.C.), es <strong>de</strong>cir, el 66 o el 67.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Hay dos principales corrientes que se enfrentan entre sí y que aparecen claramente en el<br />

argumento <strong>de</strong> la carta <strong>de</strong>l apóstol: la palabra profética (1:19–21) y el libertinismo (cap. 2).<br />

Ya en el horizonte Pedro divisa a falsos maestros que introducirán «herejías <strong>de</strong>structoras»<br />

que permitirán estilos <strong>de</strong> vida libertinos y licenciosos. Se trata <strong>de</strong> aquellos que ridiculizan la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un juicio veni<strong>de</strong>ro (3:1–7). Lo que se contempla como futuro en tiempos <strong>de</strong> Pedro<br />

es contemplado en la Epístola <strong>de</strong> Judas como ya introducido (v. 4). Cuando la Cristiandad<br />

perdió su amor por la Venida <strong>de</strong> Cristo y se asentó en el mundo (bajo Constantino y a<br />

continuación), el tono moral <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> se hundió.<br />

Lo mismo suce<strong>de</strong> en la actualidad. El <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong>l interés en la profecía en el siglo<br />

XIX está menguando hoy en muchos círculos, y la vida inmoral en algunas <strong>iglesia</strong>s muestra<br />

que Pedro fue inspirado a escribir unas verda<strong>de</strong>s muy necesarias para toda la era cristiana.<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (1:1–2)<br />

II. LLAMAMIENTO A DESARROLLAR UN FUERTE CARÁCTER CRISTIANO<br />

(1:3–21)<br />

III. PREDICCIÓN DEL SURGIMIENTO DE FALSOS MAESTROS (Cap. 2)<br />

IV. PREDICCIÓN DEL SURGIMIENTO DE ESCARNECEDORES (Cap. 3)


I. SALUTACIÓN (1:1–2)<br />

Comentario<br />

1:1 Simón Pedro se presenta como siervo y apóstol <strong>de</strong> Jesucristo. En el acto nos<br />

sentimos tocados por su sencillez y humildad. Era esclavo por elección; apóstol por<br />

<strong>de</strong>signación divina. No emplea títulos pomposos ni símbolos <strong>de</strong> posición. Sólo tiene un<br />

reconocimiento agra<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> su obligación <strong>de</strong> servir al Salvador resucitado.<br />

Todo lo que se nos dice acerca <strong>de</strong> los <strong>de</strong>stinatarios <strong>de</strong> la carta es que habían alcanzado<br />

una fe igualmente preciosa que Pedro y sus compañeros. Esto pue<strong>de</strong> indicar que se dirigía<br />

a creyentes gentiles, siendo el razonamiento que habían recibido la misma clase <strong>de</strong> fe que<br />

los judíos creyentes, una fe que en nada era inferior. Todos los que son salvos por la gracia<br />

<strong>de</strong> Dios gozan <strong>de</strong> una aceptación igual <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Él, trátese <strong>de</strong> judíos o <strong>de</strong> gentiles, varones<br />

o mujeres, esclavos o libres.<br />

La fe significa el conjunto íntegro <strong>de</strong> todo lo que habían recibido cuando abrazaron la fe<br />

cristiana. Pasa a explicar que esta fe es por la justicia <strong>de</strong> nuestro Dios y Salvador<br />

Jesucristo. Significa que fue una cosa justa que Dios diese esta fe <strong>de</strong> igual posición a los<br />

que creen en el Señor Jesús. La muerte <strong>de</strong> Cristo, su sepultura y resurrección, proveen una<br />

base justa sobre la que Dios pue<strong>de</strong> mostrar gracia a los pecadores por medio <strong>de</strong> la fe. La<br />

<strong>de</strong>uda <strong>de</strong>l pecado ha quedado totalmente cancelada, y ahora Dios pue<strong>de</strong> justificar al<br />

pecador impío que cree en Su Hijo.<br />

El título nuestro Dios y Salvador Jesucristo es uno <strong>de</strong> los muchos en el NT que<br />

indican la absoluta <strong>de</strong>idad <strong>de</strong>l Señor Jesús. Si Él no es Dios, entonces estas palabras<br />

carecen <strong>de</strong> significado.<br />

1:2 La sublime oración <strong>de</strong>l apóstol por sus lectores es que la gracia y paz les sean<br />

multiplicadas, en el conocimiento <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> nuestro Señor Jesús. Quiere que posean<br />

este conocimiento por medio <strong>de</strong> la gracia sustentadora y capacitadora <strong>de</strong> Dios en sus vidas<br />

cotidianas. Quiere que los corazones <strong>de</strong> ellos sean guardados por la paz <strong>de</strong> Dios que<br />

sobrepasa a todo entendimiento. ¡Pero esto no <strong>de</strong>be darse en pequeñas dosis! Desea que<br />

estas bendiciones les sean multiplicadas en volumen, no añadidas en pequeños segmentos.<br />

¿Cómo pue<strong>de</strong>n ser multiplicadas estas bendiciones? Esto tiene lugar en el<br />

conocimiento <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> nuestro Señor Jesús. Cuanto mejor conozcamos a Dios, tanto<br />

mejor experimentaremos la gracia y paz. Haremos mejor morando en el lugar secreto <strong>de</strong>l<br />

Altísimo que haciendo visitas ocasionales allá. Los que viven en el santuario en lugar <strong>de</strong> en<br />

los suburbios encuentran el secreto <strong>de</strong> la gracia y la paz <strong>de</strong> Dios.<br />

II. LLAMAMIENTO A DESARROLLAR UN FUERTE<br />

CARÁCTER CRISTIANO (1:3–21)<br />

1:3 Este pasaje <strong>de</strong>bería ser <strong>de</strong> gran interés para cada cristiano, porque nos dice cómo<br />

po<strong>de</strong>mos ser guardados <strong>de</strong> caída en esta vida, y cómo po<strong>de</strong>mos tener la certidumbre <strong>de</strong> una<br />

entrada triunfal en la veni<strong>de</strong>ra.<br />

Primero tenemos la certidumbre <strong>de</strong> que Dios ha hecho plena provisión para que<br />

podamos vivir una vida <strong>de</strong> santidad. Se dice <strong>de</strong> esta provisión que es una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su<br />

po<strong>de</strong>r. Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por


su divino po<strong>de</strong>r. Así como Su po<strong>de</strong>r nos salva en primer lugar, Su po<strong>de</strong>r nos da capacidad<br />

para vivir vidas santas a partir <strong>de</strong> entonces. El or<strong>de</strong>n es: primero vida, luego piedad. El<br />

evangelio es el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios para salvarnos <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> la<br />

con<strong>de</strong>nación y <strong>de</strong> contaminación.<br />

La frase todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad incluye la obra sumo<br />

sacerdotal <strong>de</strong> Cristo, el ministerio <strong>de</strong>l Espíritu Santo, la actividad <strong>de</strong> las agencias angélicas<br />

en nuestro favor, la nueva vida que recibimos en la conversión, y la instrucción <strong>de</strong> la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

El po<strong>de</strong>r para vivir una vida santa proviene mediante el conocimiento <strong>de</strong> aquel que<br />

nos llamó. Así como su divino po<strong>de</strong>r es la fuente <strong>de</strong> la santidad, así el conocimiento <strong>de</strong><br />

aquel que nos llamó es su canal. Conocerle es vida eterna (Jn. 17:3), y crecer en Su<br />

conocimiento es crecer en santidad. Cuanto mejor le lleguemos a conocer, tanto más nos<br />

asemejaremos a Él.<br />

Nuestro llamamiento es uno <strong>de</strong> los temas favoritos <strong>de</strong> Pedro. Nos recuerda que: (1)<br />

Hemos sido llamados <strong>de</strong> las tinieblas a Su luz maravillosa (1 P. 2:9). (2) Hemos sido<br />

llamados a <strong>de</strong>volver bien por mal (1 P. 3:9). (3) Hemos sido llamados a <strong>de</strong>volver bendición<br />

por maldición (1 P. 3:9). (4) Hemos sido llamados a su gloria eterna (1 P. 5:10). (5)<br />

Hemos sido llamados por su gloria y excelencia (2 P. 1:3). Esta última referencia<br />

significa que Él nos llamó revelándonos las maravillas <strong>de</strong> Su Persona. Saulo <strong>de</strong> Tarso fue<br />

llamado en el camino <strong>de</strong> Damasco cuando vio la gloria <strong>de</strong> Dios. Un discípulo más posterior<br />

testificaba: «Miré a Su rostro y quedé para siempre perdido para todo lo que no fuese <strong>de</strong><br />

Él». Fue llamado por Su gloria y excelencia.<br />

1:4 Incluidas entre «todas las cosas» que el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios ha dado para <strong>de</strong>sarrollar una<br />

vida <strong>de</strong> santidad tenemos Sus preciosas y grandísimas promesas en la palabra. Se calcula<br />

que hay al menos treinta mil promesas en la Biblia. John Bunyan dijo una vez: «El camino<br />

<strong>de</strong> la vida está tan cubierto con las promesas <strong>de</strong> Dios que es imposible dar un paso sin pisar<br />

una <strong>de</strong> ellas».<br />

Las promesas <strong>de</strong> Dios son la última <strong>de</strong> siete cosas preciosas que menciona Pedro en<br />

sus Cartas. Nuestra fe es más preciosa que el oro (1 P. 1:7). La sangre <strong>de</strong> Cristo es preciosa<br />

(1 P. 1:19). Cristo, la Piedra Viva, es precioso a los ojos <strong>de</strong> Dios (1 P. 2:4). Él es precioso<br />

también como la Piedra Angular (1 P. 2:6). Para todos los que creen, Él es <strong>de</strong> gran valor (1<br />

P. 2:7). La joya imperece<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> un espíritu manso y apacible es <strong>de</strong> gran precio <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios (1 P. 3:4). Y, finalmente, las promesas <strong>de</strong> Dios son preciosas (2 P. 1:4).<br />

Pensemos en algunas <strong>de</strong> las promesas que se relacionan con la vida <strong>de</strong> santidad. (1)<br />

Libertad <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong>l pecado (Ro. 6:14). (2) Una gracia suficiente (2 Co. 12:9). (3)<br />

Po<strong>de</strong>r para obe<strong>de</strong>cer Sus mandamientos (Fil. 4:13). (4) Victoria sobre el diablo (Stg. 4:7).<br />

(5) Camino <strong>de</strong> salida cuando se es tentado (1 Co. 10:13). (6) Perdón cuando confesamos<br />

nuestros pecados (1 Jn. 1:9) —y también el olvido (Jer. 31:34)—. (7) Respuesta cuando<br />

clamamos (Sal. 50:17).<br />

¡No es sorpren<strong>de</strong>nte que Pedro diga que las promesas <strong>de</strong> Dios son preciosas y<br />

grandísimas! Estas promesas capacitan al creyente a huir <strong>de</strong> la corrupción que hay en el<br />

mundo a causa <strong>de</strong> la concupiscencia. Dios ha prometido todo lo que necesitamos para<br />

resistir a la tentación. Cuando nos sobrevienen anhelos apasionados, po<strong>de</strong>mos reclamar las<br />

promesas. Nos capacitan para huir <strong>de</strong> la corrupción <strong>de</strong>l mundo —su pecado sexual, su<br />

embriaguez, su suciedad, su sordi<strong>de</strong>z, su perfidia y sus contiendas.<br />

La faceta positiva es que por medio <strong>de</strong> estas mismas promesas po<strong>de</strong>mos llegar a ser<br />

participantes <strong>de</strong> la naturaleza divina. Esto tiene lugar primordialmente en el momento <strong>de</strong>


la conversión. Luego, al vivir en el goce práctico <strong>de</strong> lo que Dios ha prometido, nos vamos<br />

amoldando más y más a Su imagen. Por ejemplo, Él ha prometido que cuanto más<br />

pensemos en Él, tanto más nos asemejaremos a Él (2 Co. 3:18). Plasmamos esta promesa<br />

en una realidad al leer la palabra, al estudiar a Cristo que es revelado en ella, y al seguirle.<br />

Al actuar así, el Espíritu Santo nos transforma a Su semejanza <strong>de</strong> un grado <strong>de</strong> gloria a otro.<br />

1:5 Los versículos 3 y 4 muestran que Dios nos ha dado todo lo necesario para la vida<br />

divina. Debido a que así lo ha hecho, tenemos que ser diligentes en cultivarla. Dios no nos<br />

hace santos en contra <strong>de</strong> nuestra voluntad ni sin nuestra involucración. Tiene que existir<br />

<strong>de</strong>seo, <strong>de</strong>cisión y disciplina por nuestra parte.<br />

En el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l carácter cristiano, Pedro presupone la fe. A fin <strong>de</strong> cuentas, está<br />

escribiendo a cristianos —a aquellos que ya han ejercido la fe salvadora en el Señor<br />

Jesús—. De modo que no les dice que provean fe. Supone que ya la tienen.<br />

Lo que sí es necesario es que la fe sea suplementada por siete elementos <strong>de</strong> santidad, no<br />

añadiendo estos uno tras otro, sino manifestando todas estas gracias al mismo tiempo.<br />

El padre <strong>de</strong> Tom Olson solía leer este pasaje a sus hijos así:<br />

Añadid a vuestra fe la virtud o valentía <strong>de</strong> David; y a la valentía <strong>de</strong> David el<br />

conocimiento <strong>de</strong> Salomón; y al conocimiento <strong>de</strong> Salomón la paciencia <strong>de</strong> Job; y a la<br />

paciencia <strong>de</strong> Job, la piedad <strong>de</strong> Daniel; y a la piedad <strong>de</strong> Daniel el afecto fraternal <strong>de</strong> Jonatán;<br />

y al afecto fraternal <strong>de</strong> Jonatán el amor <strong>de</strong> Juan.<br />

Lenski sugiere:<br />

La lista <strong>de</strong> siete puntos está dispuesta con referencia a los falsos profetas (2:1) y a la<br />

manera en que ellos viven según su pretendida fe. En lugar <strong>de</strong> alabanza dan <strong>de</strong>shonra; en<br />

lugar <strong>de</strong> conocimiento, ceguera; en lugar <strong>de</strong> dominio propio, licencia libertina; en lugar <strong>de</strong><br />

perseverancia en el bien, perseverancia en el mal; en lugar <strong>de</strong> piedad, impiedad; en lugar <strong>de</strong><br />

amistad fraterna, <strong>de</strong>sagrado hacia los hijos <strong>de</strong> Dios; en lugar <strong>de</strong> un amor sincero, su terrible<br />

ausencia.<br />

El primer rasgo es la virtud. Esto pue<strong>de</strong> significar piedad, bondad en la vida o<br />

excelencia moral, aunque todo esto parezca quedar cubierto luego por la palabra «piedad».<br />

Pue<strong>de</strong> también ser que virtud signifique aquí temple espiritual frente a un mundo hostil, la<br />

fortaleza <strong>de</strong> mantenerse por lo que es recto.<br />

Pensamos en el valor <strong>de</strong> los mártires. Al arzobispo Cranmer se le or<strong>de</strong>nó firmar una<br />

retractación, para no ser quemado en la pira. Al principio rehusó, pero luego, bajo una<br />

terrible presión, firmó la retractación con la mano <strong>de</strong>recha. Luego se dio cuenta <strong>de</strong> su error<br />

y pidió a sus ejecutores que prendiesen el fuego. Por petición propia, le <strong>de</strong>jaron las manos<br />

sin atar. Luego extendió su mano <strong>de</strong>recha al fuego, y dijo: «Ésta es la mano que la escribió,<br />

y por ello será castigada primero. ¡Esta mano ha ofendido! ¡Muera esta mano indigna!».<br />

La valentía ha <strong>de</strong> ir suplementada con el conocimiento, especialmente el <strong>de</strong> la verdad<br />

espiritual. Esto <strong>de</strong>staca la importancia <strong>de</strong> estudiar la palabra <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer sus<br />

sagrados preceptos.<br />

Más <strong>de</strong> Jesús en Su palabra,<br />

Teniendo comunión con mi Señor.<br />

Oyendo Su voz en cada renglón,


Llevando cada fiel dicho a mi corazón.<br />

Eliza E. Hewitt<br />

Por medio <strong>de</strong>l conocimiento experimental <strong>de</strong> la Biblia <strong>de</strong>sarrollamos lo que Erdman<br />

llama «capacida<strong>de</strong>s prácticas en los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>l cristianismo».<br />

1:6 Dios llama a cada cristiano a una vida <strong>de</strong> disciplina. Alguien ha <strong>de</strong>finido esto como<br />

el po<strong>de</strong>r controlador <strong>de</strong> la voluntad bajo la operación <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios. Tiene que haber<br />

disciplina en oración, disciplina en el estudio bíblico, disciplina en el empleo <strong>de</strong>l tiempo,<br />

disciplina en poner coto a los apetitos <strong>de</strong>l cuerpo, disciplina en la vida sacrificial.<br />

Pablo ejercía este dominio propio: «Así que, yo <strong>de</strong> esta manera corro, no como a la<br />

ventura; <strong>de</strong> esta manera golpeo, no como quien golpea al aire, sino que trato severamente a<br />

mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo proclamado a otros, yo mismo<br />

venga a ser reprobado» (1 Co. 9:26, 27).<br />

Audubon, el gran naturalista, estuvo dispuesto a sufrir gran<strong>de</strong>s privaciones para<br />

apren<strong>de</strong>r más acerca <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> las aves. Dejemos explicarlo a Robert G. Lee:<br />

Contaba su confort físico como una na<strong>de</strong>ría en comparación con el éxito en su trabajo.<br />

Se quedaba agachado e inmóvil durante horas en la oscuridad y la niebla, consi<strong>de</strong>rándose<br />

más que bien recompensado, si, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> semanas <strong>de</strong> observación, conseguía un dato<br />

adicional acerca <strong>de</strong> un ave solitaria. Tenía que estar sumergido casi hasta el cuello en agua<br />

casi estancada, casi sin respirar, mientras innumerables serpientes mocasín, venenosas,<br />

nadaban junto a su cara, y gran<strong>de</strong>s caimanes pasaban cerca y contemplaban su silenciosa<br />

vigilancia.<br />

«No era agradable», <strong>de</strong>cía, mientras el rostro se le encendía <strong>de</strong> entusiasmo, «pero,<br />

¿qué? Tengo el apunte <strong>de</strong> aquella ave». Hacía esto por conseguir el apunte <strong>de</strong> un ave.<br />

Debido al ejemplo <strong>de</strong> otros, <strong>de</strong>bido a las apremiantes necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un mundo que está<br />

pereciendo, <strong>de</strong>bido al peligro personal <strong>de</strong> arruinar nuestro testimonio, <strong>de</strong>beríamos<br />

disciplinarnos para que Cristo tenga lo mejor <strong>de</strong> nuestras vidas.<br />

El dominio propio <strong>de</strong>bería ser suplementado con paciencia, es <strong>de</strong>cir, soportando<br />

pacientemente la persecución y la adversidad. Se nos tiene que recordar constantemente<br />

que la vida cristiana es un reto a afrontar con persistencia. No es suficiente comenzar con<br />

un resplandor <strong>de</strong> gloria; hemos <strong>de</strong> perseverar a pesar <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el<br />

cristianismo sea una secuencia <strong>de</strong> experiencias en la cumbre es falsa. Hay la rutina diaria,<br />

las tareas <strong>de</strong>sagradables, las circunstancias frustrantes, el dolor amargo, los planes hechos<br />

añicos. La paciencia es el arte <strong>de</strong> soportar y persistir frente a todo lo que parece ir en contra<br />

<strong>de</strong> nosotros.<br />

La siguiente virtud es la piedad. Nuestras vidas <strong>de</strong>berían reflejar a Dios, con todo lo<br />

que esto significa en el camino <strong>de</strong> la santidad práctica. Debería haber una calidad<br />

sobrenatural <strong>de</strong> tal clase en nuestra conducta que los otros sepan que somos hijos <strong>de</strong>l Padre<br />

celestial; el parecido <strong>de</strong> familia <strong>de</strong>bería ser inconfundible. Pablo nos lo recuerda: «la piedad<br />

para todo aprovecha, pues tiene promesa <strong>de</strong> esta vida presente, y <strong>de</strong> la veni<strong>de</strong>ra» (1 Ti. 4:8).<br />

1:7 El afecto fraternal nos i<strong>de</strong>ntifica ante el mundo como discípulos <strong>de</strong> Cristo: «En<br />

esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos con los otros» (Jn.<br />

13:35).<br />

El amor a los hermanos lleva al amor hacia toda la humanidad. Esto no es<br />

primordialmente cosa <strong>de</strong> las emociones, sino <strong>de</strong> la voluntad. No es un entusiasmo


sentimental que <strong>de</strong>ba ser experimentado, sino un mandamiento que <strong>de</strong>be ser obe<strong>de</strong>cido. En<br />

el sentido <strong>de</strong>l NT, el amor es algo sobrenatural. Un incrédulo no pue<strong>de</strong> amar como lo<br />

manda la Biblia, porque no tiene la vida divina. Se precisa <strong>de</strong> vida divina para amar a los<br />

propios enemigos y para orar por los propios verdugos. El amor se manifiesta en dar. Por<br />

ejemplo: «De tal manera amó Dios al mundo, que dio…» (Jn. 3:16). «Cristo amó a la<br />

<strong>iglesia</strong>, y se entregó…» (Ef 5:25). Po<strong>de</strong>mos mostrar nuestro amor dando nuestro tiempo,<br />

nuestros talentos, nuestros tesoros y nuestras vidas por los <strong>de</strong>más.<br />

T. E. McCully era el padre <strong>de</strong> Ed McCully, uno <strong>de</strong> los 5 jóvenes misioneros muertos<br />

por los indios aucas en Ecuador. Una noche, mientras orábamos juntos <strong>de</strong> rodillas, él oró:<br />

«Señor, déjame vivir lo suficiente para ver salvados a los que dieron muerte a nuestros<br />

chicos, y que pueda echar mis brazos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ellos, y <strong>de</strong>cirles que los amo porque ellos<br />

aman a mi Cristo». Esto es amor cristiano —cuando uno pue<strong>de</strong> orar por los culpables<br />

asesinos <strong>de</strong> tu hijo.<br />

Estas siete gracias constituyen un carácter cristiano redon<strong>de</strong>ado.<br />

1:8 En el camino <strong>de</strong>l discipulado hay o bien avance, o bien retroceso —no hay<br />

inmovilidad—. Hay fuerza y seguridad en avanzar; peligro y fracaso en la retirada.<br />

Dejar <strong>de</strong> perseverar en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l carácter cristiano conduce a la ociosidad, falta<br />

<strong>de</strong> fruto, ceguera, miopía y olvido.<br />

Ociosidad. Sólo la vida vivida en comunión con Dios pue<strong>de</strong> ser verda<strong>de</strong>ramente<br />

efectiva. La conducción <strong>de</strong>l Espíritu Santo elimina la condición <strong>de</strong> ociosos y asegura la<br />

máxima eficacia. En caso contrario estamos peleando contra sombras, o cosiendo sin hilo.<br />

Carencia <strong>de</strong> fruto. Es posible tener un consi<strong>de</strong>rable conocimiento <strong>de</strong> nuestro Señor<br />

Jesucristo y sin embargo estar sin fruto en este conocimiento. Dejar <strong>de</strong> practicar lo que<br />

conocemos lleva inevitablemente a la esterilidad. Un flujo a<strong>de</strong>ntro sin corriente afuera fue<br />

lo que mató al Mar Muerto, y mata también la productividad en el ámbito espiritual.<br />

1:9 Miopía. Hay varios grados <strong>de</strong> perjuicio en la visión que son mencionados como<br />

ceguera. La miopía aquí especifica la forma <strong>de</strong> ceguera en la que el hombre vive para el<br />

presente en lugar <strong>de</strong> para el futuro. Está tan ocupado con las cosas materiales que <strong>de</strong>scuida<br />

las espirituales.<br />

Ceguera. Todo el que carece <strong>de</strong> los siete rasgos relacionados en los versículos 5–7 está<br />

ciego. No es consciente <strong>de</strong> lo que es importante en la vida. Carece <strong>de</strong> discernimiento <strong>de</strong> los<br />

verda<strong>de</strong>ros valores espirituales. Vive en un mundo tenebroso lleno <strong>de</strong> sombras.<br />

Olvido. Finalmente, quien carece <strong>de</strong> las siete virtu<strong>de</strong>s ha olvidado la purificación <strong>de</strong><br />

sus antiguos pecados. La verdad <strong>de</strong> su re<strong>de</strong>nción ha perdido su atracción sobre él. Vuelve<br />

a andar hacia aquello <strong>de</strong> lo que había sido rescatado. Está jugueteando con pecados que<br />

causaron la muerte <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

1:10 Y así es como Pedro exhorta a sus lectores a que confirmen su llamamiento y<br />

elección. Estas son dos facetas <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong> Dios para la salvación. La elección se refiere a<br />

Su soberana y eterna selección <strong>de</strong> personas individuales para que le pertenezcan.<br />

Llamamiento tiene referencia a Su acción en el tiempo por la que se hace evi<strong>de</strong>nte la<br />

selección. Nuestra elección tuvo lugar antes que el mundo fuese creado; nuestro<br />

llamamiento tiene lugar cuando nos convertimos. Cronológicamente, lo primero es la<br />

elección, y luego el llamamiento. Pero en la experiencia humana primero nos hacemos<br />

conscientes <strong>de</strong>l llamamiento, y <strong>de</strong>spués nos damos cuenta <strong>de</strong> que fuimos escogidos en<br />

Cristo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad.<br />

No po<strong>de</strong>mos afianzar nuestro llamamiento y elección más <strong>de</strong> lo que ya lo están; los<br />

propósitos eternos nunca pue<strong>de</strong>n quedar frustrados. Pero po<strong>de</strong>mos confirmar lo uno y la


otra creciendo en conformidad al Señor. Al manifestar el fruto <strong>de</strong>l Espíritu, po<strong>de</strong>mos<br />

proveer una evi<strong>de</strong>ncia inequívoca <strong>de</strong> que verda<strong>de</strong>ramente le pertenecemos. Una vida santa<br />

<strong>de</strong>muestra la realidad <strong>de</strong> nuestra salvación.<br />

Vivir una vida santa nos preservará <strong>de</strong> tropiezos. No es aquí cuestión <strong>de</strong> caer en la<br />

perdición eterna; la obra <strong>de</strong> Cristo nos libera <strong>de</strong> esto. Más bien, se refiere a la caída en el<br />

pecado, en la <strong>de</strong>sgracia o en la inutilidad. Si <strong>de</strong>jamos <strong>de</strong> progresar en las cosas divinas,<br />

corremos peligro <strong>de</strong> arruinar nuestras vidas. Pero si andamos en el Espíritu, seremos<br />

preservados <strong>de</strong> quedar <strong>de</strong>scalificados para Su servicio. Dios guarda al cristiano que avanza<br />

por Él. El peligro resi<strong>de</strong> en todo tipo <strong>de</strong> ociosida<strong>de</strong>s y ceguera espirituales.<br />

1:11 No sólo hay seguridad en el progreso espiritual constante, sino que también hay la<br />

promesa <strong>de</strong> una amplia entrada en el reino eterno <strong>de</strong> nuestro Señor y Salvador<br />

Jesucristo. Pedro se refiere aquí no al hecho <strong>de</strong> nuestra entrada, sino a su manera. La única<br />

base <strong>de</strong> admisión al reino celestial es la fe en el Señor Jesucristo. Pero algunos tendrán más<br />

amplia entrada que otros. Habrá grados <strong>de</strong> recompensa. Y las recompensas aquí se hacen<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong>l amoldamiento <strong>de</strong> uno al Salvador.<br />

1:12 Al consi<strong>de</strong>rar las implicaciones presentes y eternas <strong>de</strong> este tema, Pedro <strong>de</strong>cidió<br />

seguir recordando a los creyentes la importancia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l carácter cristiano.<br />

Aunque ya lo supieran, necesitaban se les recordase constantemente. Y nosotros también lo<br />

necesitamos. Aunque estemos afianzados en la verdad presente, hay siempre el peligro<br />

<strong>de</strong> un momento ansioso o <strong>de</strong> una hora <strong>de</strong> olvido. De modo que la verdad ha <strong>de</strong> ser repetida<br />

<strong>de</strong> manera constante.<br />

1:13 No sólo era ésta la intención <strong>de</strong> Pedro, sino que era su <strong>de</strong>ber estimular a los santos<br />

mediante frecuentes recordatorios en tanto que viviese. Se daba cuenta <strong>de</strong> lo necesario <strong>de</strong><br />

mantenerlos apartados <strong>de</strong> un adormecimiento espiritual según iba aproximándose al final <strong>de</strong><br />

su vida.<br />

1:14 El Señor había ya revelado a Pedro el hecho <strong>de</strong> que moriría y la manera en que<br />

sería (Jn. 21:18, 19). Habían transcurrido muchos años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel entonces. El anciano<br />

apóstol sabía que en el curso normal <strong>de</strong> los acontecimientos, se avecinaba su muerte. Este<br />

conocimiento le dio un ímpetu adicional a su <strong>de</strong>terminación a cuidar <strong>de</strong>l bienestar espiritual<br />

<strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios durante el tiempo que pudiese quedar.<br />

Habla <strong>de</strong> su muerte como un echar a un lado su morada terrenal o <strong>de</strong> quitarse este<br />

cuerpo o tabernáculo. Así como un tabernáculo o tienda es una morada temporal para<br />

viajeros, el cuerpo es la estructura en la que moramos durante nuestra peregrinación en la<br />

tierra. En la muerte la tienda es <strong>de</strong>smontada. En el Arrebatamiento, el cuerpo será levantado<br />

y transformado. En su forma eterna y glorificada, el cuerpo es <strong>de</strong>signado como un edificio<br />

y una casa (2 Co. 5:1).<br />

El hecho <strong>de</strong> que Pedro supiese que iba a morir no niega la verdad <strong>de</strong>l Regreso<br />

inminente <strong>de</strong> Cristo a por Sus santos, como a veces se argumenta. La verda<strong>de</strong>ra <strong>iglesia</strong><br />

siempre ha esperado el regreso <strong>de</strong> Cristo en cualquier momento. Sólo por revelación<br />

especial supo Pedro que no estaría vivo cuando el Señor regresase.<br />

1:15 No sólo estaba <strong>de</strong>cidido el apóstol a recordar personalmente a los santos la<br />

importancia <strong>de</strong>l progreso espiritual, sino que también dispuso <strong>de</strong>jarles memoria en forma<br />

escrita permanente. Por medio <strong>de</strong> sus escritos, los creyentes podrían hacer memoria <strong>de</strong><br />

estas cosas en todo tiempo. Como resultado, las Cartas <strong>de</strong> Pedro han arrojado luz sobre el<br />

camino <strong>de</strong> hombres y mujeres ahora durante siglos, y seguirán haciéndolo así hasta la<br />

Venida <strong>de</strong> nuestro Salvador. A<strong>de</strong>más, una fiable tradición antigua dice que el Evangelio <strong>de</strong>


Marcos es esencialmente el recuerdo <strong>de</strong>l testimonio ocular <strong>de</strong> su mentor espiritual, el<br />

Apóstol Pedro.<br />

La importancia <strong>de</strong>l ministerio escrito queda aquí evi<strong>de</strong>nte. Es la palabra escrita la que<br />

permanece. Por medio <strong>de</strong> la palabra escrita, el ministerio <strong>de</strong> una persona continúa aunque<br />

su cuerpo esté yaciendo en el sepulcro.<br />

La palabra que emplea Pedro aquí para partida es la palabra <strong>de</strong> la que obtenemos<br />

éxodo. Es la misma palabra usada para <strong>de</strong>scribir la muerte <strong>de</strong> Cristo en Lucas 9:31. La<br />

muerte no es la cesación <strong>de</strong> ser, sino la partida <strong>de</strong> un lugar a otro.<br />

Estos versículos tienen un valor especial para nosotros, porque nos muestran qué es lo<br />

importante para un hombre <strong>de</strong> Dios que está viviendo bajo la sombra <strong>de</strong> la muerte. Estas<br />

cosas se repiten cuatro veces: versículos 8, 9, 12 y 15. Las magnas verda<strong>de</strong>s básicas <strong>de</strong> la fe<br />

cristiana tienen un enorme valor cuando se ven <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la orilla <strong>de</strong>l mundo eterno.<br />

1:16 Los versículos finales <strong>de</strong>l capítulo 1 tratan acerca <strong>de</strong> la certidumbre <strong>de</strong> la venida<br />

<strong>de</strong> Cristo en gloria. Pedro trata primero acerca <strong>de</strong> la certidumbre <strong>de</strong>l testimonio apostólico,<br />

y luego acerca <strong>de</strong> la certeza <strong>de</strong> la palabra profética. Es como si Pedro uniese el NT y el AT,<br />

y exhortase a sus lectores a aferrarse a este testimonio unido.<br />

Destaca que el testimonio apostólico estaba basado en hechos, no en mitos. No habían<br />

seguido mitos, o fábulas ingeniosamente inventadas, cuando dieron a conocer a los<br />

lectores el po<strong>de</strong>r y la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo.<br />

El acontecimiento específico al que se refiere es la Transfiguración <strong>de</strong> Cristo en el<br />

monte. Fue testificado por tres <strong>de</strong> los apóstoles: Pedro, Jacobo y Juan. El po<strong>de</strong>r y la venida<br />

es una forma literaria <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir «la venida con po<strong>de</strong>r» o «la po<strong>de</strong>rosa venida». La<br />

Transfiguración fue una visión anticipada <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo con po<strong>de</strong>r para reinar<br />

sobre toda la tierra. Esto queda clarificado en el relato que hace Mateo <strong>de</strong>l acontecimiento.<br />

En Mateo 16:28, Jesús dijo: «De cierto os digo que hay algunos <strong>de</strong> los que están aquí, que<br />

no gustarán la muerte hasta que hayan visto venir en su reino al Hijo <strong>de</strong>l Hombre». Los<br />

siguientes versículos (17:1–8) <strong>de</strong>scriben la Transfiguración. En el monte, Pedro, Jacobo y<br />

Juan vieron al Señor Jesús con la misma gloria que tendrá cuando reine por mil años. Antes<br />

<strong>de</strong> que muriesen, estos tres hombres vieron al Hijo <strong>de</strong>l Hombre en la gloria <strong>de</strong> Su reino<br />

veni<strong>de</strong>ro. Así se cumplieron en Mateo 17:1–8 las palabras <strong>de</strong>l Señor en Mateo 16:28.<br />

Ahora Pedro <strong>de</strong>clara <strong>de</strong> manera enfática que el relato apostólico <strong>de</strong> la Transfiguración<br />

no estaba basado en fábulas (en griego, mitos). Esta es la palabra que emplean algunos<br />

mo<strong>de</strong>rnos teólogos en su ataque contra la Biblia. Sugieren que <strong>de</strong>beríamos «<strong>de</strong>smitificar»<br />

las Escrituras. Bultman habló <strong>de</strong>l «elemento mitológico» en el NT.<br />

John A. T. Robinson llamó a los cristianos a reconocer que mucho en la Biblia son<br />

mitos:<br />

Durante el siglo pasado se tomó un doloroso pero <strong>de</strong>cisivo paso a<strong>de</strong>lante en el<br />

reconocimiento <strong>de</strong> que la Biblia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego contiene «mitos», y que esto constituye una<br />

forma importante <strong>de</strong> verdad religiosa. Se fue reconociendo <strong>de</strong> forma gradual, por parte <strong>de</strong><br />

todos excepto los fundamentalistas extremos, que las historias <strong>de</strong> Génesis <strong>de</strong> la Creación y<br />

<strong>de</strong> la Caída eran representaciones <strong>de</strong> las más profundas verda<strong>de</strong>s acerca <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong>l<br />

universo en forma <strong>de</strong> mito y no <strong>de</strong> historia, y que no eran menos válidas por ello. Des<strong>de</strong><br />

luego, era esencial para la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la verdad cristiana reconocer y enunciar que estas<br />

historias no eran historia, y que por ello no estaban en competencia con los enunciados<br />

alternativos <strong>de</strong> la antropología o <strong>de</strong> la cosmología. Los que no hacían esta distinción<br />

estaban siendo juguetes, y siguen siéndolo, en manos <strong>de</strong> Thomas Huxley y sus amigos.


Para refutar la acusación mítica, Pedro da tres pruebas <strong>de</strong> la Transfiguración: el<br />

testimonio <strong>de</strong> la vista; el testimonio <strong>de</strong>l oído; y el testimonio <strong>de</strong> la presencia personal.<br />

En cuanto a la vista, los apóstoles fueron testigos oculares <strong>de</strong> la majestad <strong>de</strong>l Señor,<br />

que contemplaron con sus propios ojos. Juan testifica: «Y vimos su gloria, gloria como <strong>de</strong>l<br />

unigénito <strong>de</strong>l Padre» (Jn. 1:14).<br />

1:17 Luego hubo el testimonio <strong>de</strong>l oído. Los apóstoles oyeron la voz <strong>de</strong> Dios que dijo:<br />

«Éste es mi Hijo amado, en el cual he puesto mi complacencia». Esta expresión audible<br />

<strong>de</strong> honra <strong>de</strong>l Señor Jesús le fue enviada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la magnífica gloria, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

resplan<strong>de</strong>ciente y luminosa nube <strong>de</strong> gloria, llamada la Shekinah, que simbolizaba la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

1:18 Refiriéndose a Santiago, a Juan y a sí mismo, Pedro enfatiza que ellos oyeron <strong>de</strong><br />

manera clara esta voz <strong>de</strong> Dios cuando estaban con el Señor en el monte santo. Aquí<br />

tenemos el testimonio <strong>de</strong> tres testigos, que, según Mateo 18:16, es autoritativo y<br />

competente.<br />

Finalmente, Pedro aña<strong>de</strong> el testimonio <strong>de</strong> la presencia física: estábamos con él en el<br />

monte santo. Era una situación <strong>de</strong> la vida real; no podía haber duda alguna acerca <strong>de</strong> ello.<br />

No sabemos cuál fue el monte en el que tuvo lugar la Transfiguración. Si fuese<br />

i<strong>de</strong>ntificable, probablemente estaría repleto <strong>de</strong> santuarios en la actualidad. Recibe el<br />

nombre <strong>de</strong> el monte santo no porque fuese intrínsecamente sagrado, sino porque fue puesto<br />

aparte como el lugar para un acontecimiento sagrado.<br />

1:19 Y tenemos como más segura la palabra profética. Los profetas <strong>de</strong>l AT habían<br />

predicho la venida <strong>de</strong> Cristo en po<strong>de</strong>r y en gran gloria. Los acontecimientos <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong> la<br />

Transfiguración confirmaron estas profecías. Lo que los apóstoles vieron no echó a un lado<br />

las profecías <strong>de</strong>l AT, ni las hizo más ciertas, sino que sencillamente añadió confirmación a<br />

las predicciones. Los apóstoles recibieron un atisbo anticipado <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong>l futuro reino<br />

<strong>de</strong> Cristo.<br />

La traducción que hace F. W. Grant <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong>l versículo 19 es <strong>de</strong> utilidad. «… a la<br />

que hacéis bien en prestar atención (como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro,<br />

hasta que el día amanezca y se levante la estrella <strong>de</strong> la mañana) en vuestros corazones».<br />

Observemos cómo usa Grant el paréntesis. Según su traducción, <strong>de</strong>beríamos vincular el<br />

prestar atención con en vuestros corazones. En otras palabras, <strong>de</strong>beríamos estar atentos<br />

en nuestros corazones. En Reina-Valera y muchas otras versiones, se traduce hasta que<br />

<strong>de</strong>spunte el día y el lucero <strong>de</strong> la mañana alboree en vuestros corazones, y esto presenta<br />

dificulta<strong>de</strong>s prácticas <strong>de</strong> interpretación.<br />

La palabra profética es la lámpara que alumbra. El lugar lóbrego u oscuro es el<br />

mundo. El amanecer <strong>de</strong>l día señala el final <strong>de</strong> esta presente Edad <strong>de</strong> la Iglesia (Ro. 13:12).<br />

El alborear <strong>de</strong>l lucero <strong>de</strong> la mañana representa la venida <strong>de</strong> Cristo a por Sus santos. De<br />

modo que el sentido <strong>de</strong> este pasaje es que <strong>de</strong>beríamos mantener siempre ante nosotros la<br />

palabra profética, atesorándola en nuestros corazones, porque nos servirá <strong>de</strong> lámpara en<br />

este mundo tenebroso hasta que termine esta era y aparezca Cristo en las nubes para<br />

llevarse al cielo a Su pueblo que le espera.<br />

1:20 En los últimos dos versículos <strong>de</strong>l capítulo, Pedro <strong>de</strong>staca que las Escrituras<br />

proféticas se originaron con Dios y no con el hombre: fueron inspiradas por Dios.<br />

Ninguna profecía <strong>de</strong> la Escritura proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> interpretación (u, origen, margen)<br />

privada. Esta <strong>de</strong>claración ha suscitado una gran variedad <strong>de</strong> interpretaciones. Algunas son<br />

absurdas, ¡como la postura <strong>de</strong> que la interpretación <strong>de</strong> la Biblia es <strong>de</strong>recho exclusivo <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> y que nadie <strong>de</strong>bería estudiarla individualmente!


Otras explicaciones pue<strong>de</strong>n ser expresiones <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s, pero no dan el significado <strong>de</strong><br />

este pasaje. Por ejemplo, es cierto que ningún versículo <strong>de</strong>bería ser interpretado aislado <strong>de</strong><br />

su contexto, sino a la luz <strong>de</strong>l mismo y <strong>de</strong> todo el resto <strong>de</strong> la Escritura.<br />

Pero Pedro está aquí refiriéndose al origen <strong>de</strong> la palabra profética, y no a la manera en<br />

que los hombres la interpretan <strong>de</strong>spués que haya sido dada. El argumento es que cuando los<br />

profetas se sentaban para escribir, no daban su interpretación privada <strong>de</strong> los<br />

acontecimientos ni sus propias conclusiones. En otras palabras, aquí interpretación no se<br />

refiere a la explicación <strong>de</strong> la palabra por parte <strong>de</strong> los que tienen la Biblia en forma escrita;<br />

más bien se refiere a la manera en la que la Palabra vino a ser en primer lugar. D. T. Young<br />

escribe:<br />

De modo que el texto, rectamente entendido… <strong>de</strong>clara que la Escritura no es humana en<br />

su origen último. Es la interpretación <strong>de</strong> Dios, no la <strong>de</strong>l hombre. A menudo oímos que<br />

ciertas <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> la Escritura representan las opiniones <strong>de</strong> David, o <strong>de</strong> Pablo, o <strong>de</strong><br />

Pedro. Pero, hablando <strong>de</strong> manera estricta, no tenemos la opinión <strong>de</strong>l hombre en estos<br />

Escritos Sagrados. En todos ellos tenemos la interpretación <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong> todo.<br />

Ninguna profecía <strong>de</strong> la Escritura es representativa <strong>de</strong> una interpretación individual: los<br />

hombres hablaron movidos por el Espíritu Santo.<br />

De modo que la traducción que da la NKJV en el margen, origen, es bastante precisa, y,<br />

creemos, superior en este contexto.<br />

1:21 Este versículo confirma la explicación que se acaba <strong>de</strong> dar en el v. 20. Porque<br />

nunca la profecía fue traída por voluntad humana. Como alguien ha dicho, «lo que<br />

escribieron no fue una elaboración <strong>de</strong> sus propias i<strong>de</strong>as, ni resultado <strong>de</strong> la imaginación,<br />

perspicacia o especulación humana».<br />

La realidad es que santos hombres <strong>de</strong> Dios hablaron siendo inspirados por el<br />

Espíritu Santo. De alguna manera que no po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r con claridad, Dios dirigió<br />

a estos hombres en cuanto a las mismas palabras que <strong>de</strong>bían escribir, y sin embargo no<br />

<strong>de</strong>struyó la individualidad ni el estilo <strong>de</strong> los escritores. Aquí tenemos uno <strong>de</strong> los versículos<br />

clave <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong> la inspiración divina. En un tiempo en el que muchos están<br />

negando la autoridad <strong>de</strong> las Escrituras, es importante que nos mantengamos firmes acerca<br />

<strong>de</strong> la inspiración verbal y plenaria <strong>de</strong> la palabra inerrante.<br />

Por inspiración verbal queremos <strong>de</strong>cir que las palabras tal como fueron originalmente<br />

escritas por los cuarenta o más escritores humanos fueron exhaladas por Dios (véase 1 Co.<br />

2:13). Dios no dio un marco general o algunas i<strong>de</strong>as básicas para <strong>de</strong>jar luego que los<br />

escritores las redactasen como mejor les pareciese. Las palabras mismas que escribieron les<br />

fueron dadas por el Espíritu Santo.<br />

Por inspiración plenaria queremos <strong>de</strong>cir que toda la Biblia es igualmente dada por<br />

Dios, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Génesis hasta Apocalipsis (véase 2 Ti. 3:16). Por inerrante, que la palabra <strong>de</strong><br />

Dios que resulta está totalmente exenta <strong>de</strong> error en el original, no sólo en doctrina, sino<br />

también en historia, ciencia, cronología, y todas las <strong>de</strong>más áreas.<br />

III. PREDICCIÓN DEL SURGIMIENTO DE FALSOS<br />

MAESTROS (Cap. 2)


2:1 Al final <strong>de</strong>l capítulo 1, Pedro se refería a los profetas <strong>de</strong>l AT como hombres que<br />

hablaron no por su propia cuenta, sino impelidos por el Espíritu Santo. Ahora menciona<br />

que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros profetas en el periodo <strong>de</strong>l AT, hubo también falsos<br />

profetas. Y así como habrá maestros genuinos en la era cristiana, habrá asimismo falsos<br />

maestros.<br />

Estos falsos maestros toman posición en el interior <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Se presentan como<br />

ministros <strong>de</strong>l evangelio. Esto es lo que hace el peligro tan gran<strong>de</strong>. Si se presentasen <strong>de</strong><br />

manera directa y proclamasen que son ateos o agnósticos, la gente se pondría en guardia.<br />

Pero son maestros <strong>de</strong>l engaño. Llevan la Biblia y emplean expresiones ortodoxas —aunque<br />

las emplean para significar algo totalmente diferente—. El presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> un seminario<br />

teológico liberal reconocía la estrategia <strong>de</strong> la siguiente forma:<br />

Las <strong>iglesia</strong>s con frecuencia cambian <strong>de</strong> convicciones sin renunciar a puntos <strong>de</strong> vista a<br />

los que estaban anteriormente consagrados, y sus teólogos encuentran por lo general la<br />

forma <strong>de</strong> preservar la continuidad con el pasado por medio <strong>de</strong> reinterpretaciones.<br />

W. A. Criswell <strong>de</strong>scribe así al falso maestro:<br />

… un hombre cortés, afable, erudito, que preten<strong>de</strong> ser amigo <strong>de</strong> Cristo. Predica en el<br />

púlpito, escribe libros eruditos, publica artículos en las revistas religiosas. Ataca el<br />

cristianismo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro. Hace <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> y <strong>de</strong> la escuela guarida <strong>de</strong> toda ave inmunda y<br />

aborrecible. Leuda la masa con la doctrina <strong>de</strong> los saduceos.<br />

¿Dón<strong>de</strong> se encuentran estos falsos maestros? Por citar quizá los lugares más evi<strong>de</strong>ntes,<br />

se encuentran en:<br />

El protestantismo liberal y en el neoortodoxo.<br />

El catolicismo romano liberal.<br />

El unitarismo y universalismo.<br />

El russellismo («Testigos <strong>de</strong> Jehová»).<br />

El mormonismo.<br />

La Ciencia Cristiana<br />

La Escuela Unida <strong>de</strong>l Cristianismo<br />

El crista<strong>de</strong>lfianismo.<br />

El armstrongismo (con su publicación «La Pura Verdad», entre otras).<br />

Aunque profesan ser ministros <strong>de</strong> justicia, introducen encubiertamente herejías<br />

<strong>de</strong>structoras <strong>de</strong>l alma junto con verda<strong>de</strong>ra doctrina bíblica. Es una mezcla <strong>de</strong>liberadamente<br />

engañosa <strong>de</strong> lo falso y <strong>de</strong> lo verda<strong>de</strong>ro. Primariamente, suministran un sistema <strong>de</strong><br />

negaciones. Aquí hay algunas <strong>de</strong> las negaciones que se pue<strong>de</strong>n encontrar entre algunos <strong>de</strong><br />

los grupos que se acaban <strong>de</strong> relacionar:<br />

Niegan la inspiración verbal, plenaria, <strong>de</strong> la Biblia, la Trinidad, la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo, Su<br />

nacimiento <strong>de</strong> mujer virgen, y Su muerte como Sustituto <strong>de</strong> los pecadores. Son<br />

especialmente vehementes en su negación <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> Su sangre <strong>de</strong>rramada. Niegan la<br />

resurrección corporal, el castigo eterno, la salvación por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe en el<br />

Señor Jesucristo, y la realidad <strong>de</strong> los milagros en la Biblia.<br />

Otras falsas enseñanzas comunes en la actualidad son:


La teoría <strong>de</strong> la Kenosis —la herejía <strong>de</strong> que Cristo se vació a Sí mismo <strong>de</strong> los atributos<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad—. Esto significa que habría podido pecar, cometer errores, etc.<br />

La fantasía <strong>de</strong> que «Dios ha muerto»; la evolución, la salvación universal, el purgatorio,<br />

las oraciones por los muertos, etc.<br />

El pecado final <strong>de</strong> los falsos maestros es que incluso llegan a negar al Dueño que los<br />

compró. Aunque puedan <strong>de</strong>cir cosas agradables acerca <strong>de</strong> Jesús, y se puedan referir a Su<br />

«divinidad», Su elevada ética, Su espléndido ejemplo, no llegan a confesarlo como Dios y<br />

solo Salvador.<br />

Nels Ferré escribió: «Jesús nunca fue o llegó a ser Dios… Llamar a Jesús Dios es poner<br />

un ídolo en lugar <strong>de</strong> la Encarnación».<br />

El Obispo Metodista G. Kennedy coincidía en lo anterior:<br />

Confieso con franqueza que la <strong>de</strong>claración (<strong>de</strong> que Cristo es Dios) no me complace y<br />

que parece lejos <strong>de</strong> ser satisfactoria. Yo preferiría que se dijese que Dios estaba en Cristo,<br />

porque creo que el testimonio <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> tomado como un todo está en contra<br />

<strong>de</strong> la doctrina <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Jesús, aunque creo que da un testimonio abrumador <strong>de</strong> la<br />

divinidad <strong>de</strong> Jesús.<br />

De esta y otras maneras, los falsos maestros niegan al Dueño que los compró. Aquí<br />

<strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>tenernos para recordarnos que aunque estos falsos maestros a quien se refiere<br />

Pedro habían sido comprados por el Señor, nunca habían sido redimidos. El NT distingue<br />

entre compra y re<strong>de</strong>nción. Todos son comprados, pero no todos redimidos. La re<strong>de</strong>nción se<br />

aplica sólo a los que reciben a Jesucristo como Señor y Salvador, acogiéndose al valor <strong>de</strong><br />

Su sangre <strong>de</strong>rramada (1 P. 1:18, 19).<br />

En Mateo 13:44 el Señor Jesús es presentado como un hombre que vendió todo lo que<br />

tenía para comprar un campo. En el versículo 38 <strong>de</strong> aquel mismo capítulo, el campo es<br />

<strong>de</strong>signado <strong>de</strong> manera concreta como el mundo. De modo que por Su muerte en la cruz, el<br />

Señor compró el mundo y todo y todos en el mundo. Pero no redimió a todo el mundo.<br />

Aunque Su obra fue suficiente para la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> toda la humanidad, es sólo efectiva para<br />

aquellos que se arrepienten, creen y le aceptan.<br />

El hecho <strong>de</strong> que estos falsos maestros nunca habían nacido <strong>de</strong> nuevo queda indicado por<br />

su <strong>de</strong>stino. Atraen sobre sí mismos <strong>de</strong>strucción repentina. Su parte es el castigo eterno en<br />

el lago <strong>de</strong> fuego.<br />

2:2 Pedro predice que atraerán un gran número <strong>de</strong> seguidores. Lo hacen echando a un<br />

lado las normas bíblicas <strong>de</strong> moralidad y alentando la indulgencia <strong>de</strong> la carne. Aquí tenemos<br />

dos ejemplos:<br />

El Obispo Anglicano John A. T. Robinson escribió:<br />

… No hay nada que por sí mismo pueda ser siempre etiquetado como «malo». Uno no<br />

pue<strong>de</strong>, por ejemplo, comenzar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> que las «relaciones sexuales<br />

prematrimoniales» o el «divorcio» sean cosas malas o pecaminosas en sí mismas. Pue<strong>de</strong><br />

que así sea en noventa y nueve por ciento <strong>de</strong> los casos, o incluso en el cien por cien, pero<br />

no son cosas intrínsecamente malas, porque el único mal intrínseco es la falta <strong>de</strong> amor.<br />

En el libro Called to Responsible Freedom, publicado por el Consejo Nacional <strong>de</strong> las<br />

Iglesias (<strong>de</strong> los EE.UU.), se aconseja a los jóvenes:


Así, en el sentido personal e individual, lo que justifica y santifica la sexualidad no es la<br />

posición matrimonial externa <strong>de</strong> las personas ante la ley, sino lo que sienten el uno por el<br />

otro en sus corazones. Midiéndolo por este criterio, asirse <strong>de</strong> las manos pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

luego una cosa muy mala, mientras que el juego sexual íntimo pue<strong>de</strong> ser correcto y bueno.<br />

Como resultado <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong> conducta, enseñada y asimismo practicada por falsos<br />

maestros, el camino <strong>de</strong> la verdad queda <strong>de</strong>nigrado. Los incrédulos adquieren un profundo<br />

menosprecio contra el cristianismo.<br />

2:3 Estos falsos maestros son codiciosos, tanto en el ámbito sexual como en el<br />

financiero. Han escogido el ministerio como profesión lucrativa. Su gran objetivo es<br />

conseguir muchos seguidores y con ello aumentar sus ingresos.<br />

Hacen merca<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> la gente con palabras fingidas. Darby dijo: «El diablo nunca es<br />

más satánico que cuando lleva una Biblia». Y así estos hombres, con una Biblia en la mano,<br />

se hacen pasar por ministros <strong>de</strong> justicia, hacen cantar himnos evangélicos bien conocidos, y<br />

emplean expresiones escriturarias. Pero todo esto es un camuflaje para enseñanzas heréticas<br />

y una moralidad corrompida.<br />

A estos quintacolumnistas religiosos les espera una terrible con<strong>de</strong>nación. El juicio<br />

pronunciado sobre ellos hace tiempo no se tarda; se ha estado armando para la <strong>de</strong>gollina.<br />

Su perdición no se duerme: ha estado bien <strong>de</strong>spierta, lista para saltar como una pantera.<br />

2:4 En los versículos 4–10 tenemos tres ejemplos <strong>de</strong>l AT <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios sobre la<br />

apostasía: los ángeles, los antediluvianos y las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Sodoma y <strong>de</strong> Gomorra.<br />

Damos por supuesto que los ángeles que pecaron son los citados en Judas 6. Allí<br />

apren<strong>de</strong>mos que: (1) No guardaron su posición. (2) Abandonaron su morada apropiada.<br />

Aunque no po<strong>de</strong>mos estar seguros, hay buenas razones para pensar que son los mismos que<br />

los «hijos <strong>de</strong> Dios» mencionados en Génesis 6:2: «Viendo los hijos <strong>de</strong> Dios que las hijas <strong>de</strong><br />

los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas». Los ángeles<br />

son llamados hijos <strong>de</strong> Dios en Job 1:6; 2:1. La inferencia en Génesis 6 es que estos hijos <strong>de</strong><br />

Dios <strong>de</strong>jaron su posición angélica que les había sido asignada, <strong>de</strong>jaron su morada en el<br />

cielo por una morada en la tierra, y tomaron mujeres humanas. Los hijos que les nacieron<br />

fueron los nefilim, lo que significa «los caídos» (Gn. 6:4). Está claro por Génesis 6:3 que<br />

Dios sintió un enorme <strong>de</strong>sagrado ante estas uniones sexuales anormales.<br />

En contra <strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista se arguye generalmente que los ángeles son asexuados<br />

y que por ello no pue<strong>de</strong>n casarse. Pero la Biblia no dice esto. Todo lo que dice es que en el<br />

cielo no se casan (Mr. 12:25). Los ángeles aparecían frecuentemente en forma humana en el<br />

AT. Por ejemplo, los dos ángeles que Lot hospedó en Sodoma (Gn. 19:1) son <strong>de</strong>scritos<br />

como hombres en los versículos 5, 10, 12. Tenían pies (v. 2), y manos (v. 10); podían<br />

comer (v. 3); tenían fuerza física (vv. 10, 16). Es evi<strong>de</strong>nte por los <strong>de</strong>seos pervertidos <strong>de</strong> los<br />

hombres <strong>de</strong> Sodoma que estos ángeles tenían cuerpos que eran susceptibles <strong>de</strong> abusos<br />

sexuales (v. 5).<br />

Dios se sintió afrentado ante la grosera apostasía <strong>de</strong> los ángeles <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n que Él les<br />

había establecido. Su parte fue ser arrojados al infierno, entregados a la sima <strong>de</strong> lobreguez<br />

total hasta el juicio final.<br />

2:5 La segunda ilustración <strong>de</strong> la intervención directa <strong>de</strong> Dios al castigar el pecado tiene<br />

que ver con la gente que murió en el diluvio. Su maldad había sido enorme. Cada<br />

imaginación <strong>de</strong> los pensamientos <strong>de</strong> su corazón era sólo <strong>de</strong> continuo el mal (Gn. 6:5). A la<br />

vista <strong>de</strong> Dios, la tierra estaba corrompida y llena <strong>de</strong> violencia (Gn. 6:11–13). El Señor se


dolió <strong>de</strong> haber hecho a los hombres sobre la tierra (Gn. 6:6). Estaba tan dolido que <strong>de</strong>cidió<br />

exterminarlos (Gn. 6:7). No perdonó al mundo antiguo, sino que trajo un diluvio sobre él<br />

para <strong>de</strong>struir a sus malvados habitantes.<br />

Sólo Noé y su familia hallaron favor a los ojos <strong>de</strong>l Señor. Buscaron y hallaron refugio<br />

en el arca, y flotaron seguros sobre la tempestad <strong>de</strong> la ira e indignación <strong>de</strong> Dios.<br />

Noé es <strong>de</strong>scrito como pregonero <strong>de</strong> justicia. Indudablemente, al ir construyendo el<br />

arca, sus golpes <strong>de</strong> martillo irían mezclados con advertencias a los burlones espectadores<br />

para que se apartasen <strong>de</strong> sus pecados, o se encontrarían con el justo castigo por su maldad.<br />

2:6 El tercer ejemplo <strong>de</strong>l juicio implacable <strong>de</strong> Dios toca a la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Sodoma y<br />

Gomorra. Estas dos ciuda<strong>de</strong>s, cerca <strong>de</strong> lo que es ahora la zona meridional <strong>de</strong>l Mar Muerto,<br />

eran ciénagas <strong>de</strong> perversión sexual. La gente aceptaba la homosexualidad como un estilo<br />

normal <strong>de</strong> vida. Este pecado es <strong>de</strong>scrito en Romanos 1:26, 27:<br />

Aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y <strong>de</strong> igual<br />

modo también los hombres, <strong>de</strong>jando el uso natural <strong>de</strong> la mujer, se encendieron en sus<br />

<strong>de</strong>seos lascivos, los unos hacia los otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con<br />

hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución <strong>de</strong>bida a su extravío.<br />

Dios no contempló esta <strong>de</strong>generación irreprimida como enfermedad, sino como pecado.<br />

A fin <strong>de</strong> mostrar a todas las generaciones sucesivas Su aborrecimiento extremado contra la<br />

homosexualidad, hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra (Gn. 19:24),<br />

reduciéndolas a cenizas. La <strong>de</strong>strucción fue tan absoluta que en la actualidad hay muchas<br />

dudas acerca <strong>de</strong>l exacto emplazamiento <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s. Sirven como ejemplo para todo el<br />

que quiera legalizar este pecado o admitirlo como enfermedad.<br />

Es cosa significativa que los clérigos liberales están en la actualidad volviéndose más y<br />

más vocales en favor <strong>de</strong> la perversión sexual. Un funcionario <strong>de</strong> la Iglesia Unida <strong>de</strong> Cristo,<br />

escribiendo en Social Action, recomendaba que la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>jase <strong>de</strong> discriminar contra los<br />

homosexuales en las admisiones a los seminarios, en las or<strong>de</strong>naciones y en el empleo en el<br />

personal <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Noventa y nueve sacerdotes episcopalianos se pronunciaron<br />

recientemente en el sentido <strong>de</strong> que los actos homosexuales entre adultos que consienten son<br />

moralmente neutros. Los falsos maestros religiosos están a la vanguardia <strong>de</strong> los<br />

movimientos para legalizar este pecado.<br />

No es acci<strong>de</strong>nte que esta Epístola, que trata acerca <strong>de</strong> la apostasía, tenga tanto que <strong>de</strong>cir<br />

acerca <strong>de</strong> la inmoralidad; las dos cosas van a menudo juntas. La apostasía tiene<br />

frecuentemente sus raíces en el fracaso moral. Por ejemplo, un hombre pue<strong>de</strong> caer en un<br />

grave pecado sexual. En lugar <strong>de</strong> reconocer su culpa y <strong>de</strong> buscar la purificación por medio<br />

<strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong> su conocimiento <strong>de</strong> Dios, y vivir en un ateísmo<br />

práctico. A. J. Pollock cuenta que una vez se encontró con un joven que había profesado ser<br />

cristiano, pero que ahora estaba lleno <strong>de</strong> dudas y <strong>de</strong> negaciones. El señor Pollock le<br />

preguntó: «Amigo mío, ¿a qué pecado te has estado entregando últimamente?». El joven<br />

bajó la cabeza, llevó la conversación a un rápido fin, y se fue avergonzado.<br />

2:7 El mismo Dios que lanza <strong>de</strong>strucción sobre los impíos rescata al justo. Pedro lo<br />

ilustra mediante la experiencia <strong>de</strong> Lot. Si sólo tuviésemos el relato acerca <strong>de</strong> Lot en el AT,<br />

podríamos no consi<strong>de</strong>rarlo un verda<strong>de</strong>ro creyente en absoluto. En todo el relato <strong>de</strong> Génesis,<br />

casi aparece como un oportunista en busca <strong>de</strong> su propio beneficio, dispuesto a soportar el<br />

pecado y la corrupción para hacerse un puesto y un nombre para sí mismo en el mundo.<br />

Pero Pedro, escribiendo por inspiración, nos dice que era un justo, que vivía abrumado


por la conducta licenciosa <strong>de</strong> aquellos libertinos. Dios vio que Lot tenía una fe genuina,<br />

y que amaba la justicia y aborrecía el pecado.<br />

2:8 Para enfatizar que Lot era realmente un justo a pesar <strong>de</strong> las apariencias en contra,<br />

Pedro repite que su alma se afligía cada día por las cosas que oía y veía en Sodoma. La vil<br />

inmoralidad <strong>de</strong> la gente le causaba un profundo sufrimiento.<br />

2:9 La conclusión es que sabe el Señor librar <strong>de</strong> tentación a los piadosos y castigar a<br />

los impíos. Pue<strong>de</strong> rescatar a Su pueblo <strong>de</strong> las pruebas, y al mismo tiempo reservar a los<br />

injustos bajo castigo para el día <strong>de</strong>l juicio.<br />

Los malvados están reservados para el infierno (v. 9), y el infierno está reservado para<br />

los malvados (v. 17). Como contraste, hay una herencia guardada para los creyentes, y ellos<br />

son guardados para la herencia (1 P. 1:4, 5).<br />

2:10 La capacidad <strong>de</strong> Dios por reservar a los malvados bajo impedimentos hasta su<br />

juicio final es especialmente cierto <strong>de</strong> la clase <strong>de</strong> gente <strong>de</strong>scrita en estos capítulos: los<br />

falsos maestros cuyas vidas están contaminadas por la inmundicia sexual, que abogan por<br />

la rebelión contra la autoridad, y que atrevidamente ultrajan a altos dignatarios.<br />

No es ningún secreto que los falsos lí<strong>de</strong>res religiosos, que se hacen pasar por ministros<br />

<strong>de</strong> Cristo, se caracterizan a menudo por bajas normas morales. No sólo se gozan ellos<br />

mismos en activida<strong>de</strong>s sexuales ilícitas, sino que abogan abiertamente por el libertinismo.<br />

El Capellán Episcopal <strong>de</strong> una escuela <strong>de</strong> señoritas en Baltimore, Maryland, escribió:<br />

Todos tendríamos que relajarnos y <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sentirnos culpables por nuestras activida<strong>de</strong>s,<br />

pensamientos y <strong>de</strong>seos sexuales. Y quiero <strong>de</strong>cir esto, tanto si estos pensamientos son<br />

heterosexuales como si son homosexuales o autosexuales. … El sexo es divertido… y esto<br />

significa que no hay leyes adjuntas que se <strong>de</strong>ban cumplir o no cumplir. No hay reglas <strong>de</strong>l<br />

juego, por así <strong>de</strong>cirlo.<br />

Es también significativo que los lí<strong>de</strong>res religiosos liberales están generalmente a la<br />

vanguardia <strong>de</strong> los movimientos que abogan por el <strong>de</strong>rrocamiento violento <strong>de</strong>l gobierno. Los<br />

ministros mo<strong>de</strong>rnistas han estado frecuentemente afiliados a causas políticas subversivas.<br />

Un director <strong>de</strong> asuntos eclesiales y comunitarios <strong>de</strong>l Presbiterio <strong>de</strong> Phila<strong>de</strong>lphia dijo: «No<br />

creo que vayamos a privarnos <strong>de</strong> esto [<strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> bombas y granadas por parte <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>]<br />

en el futuro, si todos los medios no violentos resultan ineficaces».<br />

Estos hombres son atrevidos y obstinados. Su <strong>de</strong>scarado repudio <strong>de</strong> toda autoridad<br />

<strong>de</strong>bidamente constituida parece no tener límites. Ningún lenguaje es <strong>de</strong>masiado extremo<br />

por parte <strong>de</strong> ellos al injuriar a sus gobernantes. El hecho <strong>de</strong> que los gobiernos humanos<br />

estén or<strong>de</strong>nados por Dios (Ro. 13:1) y que esté prohibido hablar mal <strong>de</strong> ellos (Hch. 23:5)<br />

no influencia a estos hombres en absoluto. Parecen <strong>de</strong>leitarse en asombrar a la gente con su<br />

beligerante <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong> las potesta<strong>de</strong>s superiores (Griego: «glorias», o «gloriosos»). Éste<br />

es un término general que podría incluir a todos esos, sean ángeles u hombres, que han sido<br />

investidos por autoridad gubernamental por parte <strong>de</strong> Dios. Aquí probablemente se refiere a<br />

los gobernantes humanos.<br />

2:11 La audacia <strong>de</strong> estos profesos ministros <strong>de</strong> la religión carece <strong>de</strong> paralelo en el<br />

ámbito angélico. Aunque los ángeles … son mayores que los hombres en fuerza y en<br />

po<strong>de</strong>r, no pronuncian juicio <strong>de</strong> maldición contra los gloriosos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor. Aquí,<br />

la referencia a los gloriosos parece aplicarse a ángeles que están en posición <strong>de</strong> autoridad.<br />

Por lo general se cree que esta oscura alusión a los ángeles es la misma que se hace en<br />

Judas 9: «Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él acerca


<strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Moisés, no se atrevió a proferir juicio <strong>de</strong> maldición contra él, sino que dijo:<br />

El Señor te reprenda». No estamos seguros acerca <strong>de</strong> por qué hubo una controversia sobre<br />

el cuerpo <strong>de</strong> Moisés. Lo importante aquí es esto: Miguel reconoció que Satanás tiene una<br />

posición <strong>de</strong> autoridad en el mundo <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios, y aunque Satanás no tenía jurisdicción<br />

sobre Miguel, pero éste no estaba dispuesto a injuriarlo. ¡Pensemos, entonces, en el<br />

atrevimiento <strong>de</strong> los hombres que osan hacer lo que los ángeles no se permiten! ¡Y<br />

pensemos también en el juicio correspondiente que recompensará a tal <strong>de</strong>safío!<br />

2:12 Éstos, los lí<strong>de</strong>res religiosos apóstatas, se parecen a animales irracionales. En lugar<br />

<strong>de</strong> emplear las capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> razonamiento que les distinguen <strong>de</strong> los animales, viven como<br />

si la satisfacción <strong>de</strong> sus apetitos corporales fuese la misma esencia <strong>de</strong> su existencia. Así<br />

como muchos animales no parecen tener un <strong>de</strong>stino más alto que ser muertos y<br />

<strong>de</strong>scuartizados para la carnicería, así los falsos maestros se lanzan hacia su <strong>de</strong>strucción, sin<br />

prestar atención a su verda<strong>de</strong>ro llamamiento: glorificar a Dios y gozar <strong>de</strong> Él para siempre.<br />

Hablan mal <strong>de</strong> cosas que no entien<strong>de</strong>n. Su ignorancia nunca es más evi<strong>de</strong>nte que<br />

cuando critican a la Biblia. Como carecen <strong>de</strong> vida divina, son totalmente incapaces <strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r las palabras, los caminos y las obras <strong>de</strong> Dios (1 Co. 2:14). Pero se presentan<br />

como expertos en el ámbito espiritual. Un creyente humil<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> ver más <strong>de</strong> rodillas que<br />

ellos <strong>de</strong> puntillas.<br />

Serán <strong>de</strong>struidos en la misma <strong>de</strong>strucción que los animales. Por cuanto <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n vivir<br />

como animales, como ellos morirán. Su muerte no significará extinción, pero morirán <strong>de</strong><br />

una manera infame y sin esperanza.<br />

2:13 En la muerte, sufrirán por su injusticia. Como lo parafrasea Phillips: «Su maldad<br />

les ha granjeado un mal fin, y recibirán su paga en su totalidad».<br />

Estas personas son tan <strong>de</strong>svergonzadas y confiadas que llevan a cabo sus pecaminosas<br />

activida<strong>de</strong>s a plena luz <strong>de</strong>l día. La mayoría <strong>de</strong> los hombres esperan a la cubierta <strong>de</strong> la<br />

oscuridad para gozar <strong>de</strong>l placer (Jn. 3:19); <strong>de</strong> ahí las luces tenues <strong>de</strong> los bares y <strong>de</strong> los<br />

bur<strong>de</strong>les (1 Ts. 5:7). Los falsos maestros han abandonado los frenos que generalmente<br />

hacen que el pecado se oculte en las sombras.<br />

Cuando comen con personas cristianas, son inmundicias y manchas, es <strong>de</strong>cir, intrusos<br />

fuera <strong>de</strong> lugar, impuros, que se recrean en su excesivo comer y beber. En su <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong><br />

estas mismas personas, Judas dice: «Éstos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo<br />

impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos» (Jud. 12). Cuando los falsos<br />

maestros asistían a las fiestas <strong>de</strong> amor que se celebraban en relación con la Cena <strong>de</strong>l Señor<br />

en los primeros tiempos <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, eran totalmente inmo<strong>de</strong>rados y absolutamente<br />

carentes <strong>de</strong> toda conciencia <strong>de</strong>l sentido espiritual <strong>de</strong> la fiesta. En lugar <strong>de</strong> pensar en otros, lo<br />

que siempre hace el amor, se cuidaban egoístamente sólo <strong>de</strong> sí mismos.<br />

2:14 Aún más escandaloso es el hecho <strong>de</strong> que sus ojos están llenos <strong>de</strong> adulterio, y que<br />

no se sacian <strong>de</strong> pecar. Esto <strong>de</strong>scribe a hombres que predican sermones supuestamente<br />

religiosos, que administran las or<strong>de</strong>nanzas, que aconsejan a los miembros <strong>de</strong> su<br />

congregación; sin embargo, sus ojos van constantemente en busca <strong>de</strong> mujeres con las que<br />

puedan tener una relación adúltera. Su lascivia, oculta quizá bajo el traje talar ministerial,<br />

parece ilimitada.<br />

Seducen a las almas inconstantes. Quizá emplean mal ciertos pasajes <strong>de</strong> las Escrituras<br />

para tolerar el pecado. O explican que las cuestiones <strong>de</strong> bien y mal están mayormente<br />

<strong>de</strong>terminadas por nuestra cultura. O aseguran afablemente a las víctimas <strong>de</strong> sus engaños<br />

que no hay nada que esté mal si se hace con amor. Es fácil para almas inestables pensar que<br />

si una cosa está bien para un guía religioso, también ha <strong>de</strong> estar bien para un laico.


Tienen el corazón habituado a la codicia. No son aficionados, sino que son diestros en<br />

el arte <strong>de</strong> la seducción. Aunque la palabra codicia pue<strong>de</strong> abrigar toda clase <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo<br />

excesivo, el contexto aquí parece señalar primordialmente a la codicia sexual.<br />

Al pensar Pedro en esta colosal parodia <strong>de</strong>l cristianismo, <strong>de</strong>l pecado que estos apóstatas<br />

hacen asociar con el nombre <strong>de</strong> Cristo, exclama: Son hijos <strong>de</strong> maldición. No es que esté<br />

maldiciéndolos; sencillamente predice que experimentarán la maldición <strong>de</strong> Dios con toda<br />

su furia.<br />

2:15 En varias formas, estos falsos maestros se parecen al profeta Balaam hijo <strong>de</strong><br />

Beor. Se presentan falsamente como portavoces <strong>de</strong> Dios (Nm. 22:38). Inducen a otros a<br />

pecar (Ap. 2:14). Pero la principal semejanza es que emplean el ministerio como medio <strong>de</strong><br />

enriquecimiento. Balaam fue el profeta madianita contratado por el rey <strong>de</strong> Moab para que<br />

maldijese a Israel. Su motivo para hacerlo era el dinero.<br />

2:16 En uno <strong>de</strong> sus intentos por mal<strong>de</strong>cir a Israel, Balaam y su asna se encontraron con<br />

el ángel <strong>de</strong>l Señor (es <strong>de</strong>cir, con el Señor Jesús en una <strong>de</strong> Sus apariciones previas a la<br />

Encarnación). Repetidas veces, el asna rehusó proseguir. Cuando Balaam la azotó, la bestia<br />

<strong>de</strong> carga lo reprendió con lenguaje humano (Nm. 22:15, 34). Aquí tenemos un fenómeno<br />

asombroso: una muda bestia <strong>de</strong> carga, hablando con voz <strong>de</strong> hombre (¡y mostrando más<br />

sensibilidad que su amo!). Pero el milagro no eliminó <strong>de</strong>l todo la locura <strong>de</strong> Balaam.<br />

Dice Lenski:<br />

Balaam es un terrible ejemplo <strong>de</strong> un hombre que era «profeta», al que Dios le dijo lo<br />

que no <strong>de</strong>bía hacer, al que Dios estorbó en sus malas acciones incluso empleando un asna<br />

muda para que le hablase, pero que a pesar <strong>de</strong> todo se aferró secretamente a su amor por lo<br />

que pensaba que podría conseguir mediante la injusticia, y que por ello pereció.<br />

Dios no repren<strong>de</strong> en la actualidad a los falsos maestros mediante animales mudos. Pero<br />

hay multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> razones para pensar que en otras formas repren<strong>de</strong> con frecuencia su<br />

locura e insensatez para alentarlos a volver al camino recto, que es Cristo. Dios a menudo<br />

emplea el sencillo testimonio <strong>de</strong> un humil<strong>de</strong> creyente para confundir a esos hombres que se<br />

precian <strong>de</strong> su superior conocimiento y <strong>de</strong> su posición eclesiástica. Pue<strong>de</strong> ser citando un<br />

versículo <strong>de</strong> la Escritura, o haciendo una pregunta incisiva, que un «lego» lleno <strong>de</strong>l Espíritu<br />

<strong>de</strong>je a un mo<strong>de</strong>rno Balaam retorciéndose en su humillación y su cólera.<br />

2:17 Pedro asemeja a los falsos maestros con fuentes sin agua. Las personas necesitadas<br />

acu<strong>de</strong>n a ellos buscando refrigerio y alivio <strong>de</strong> su sed espiritual, pero se quedan frustrados.<br />

Son fuentes sin agua. Son asimismo brumas empujadas por la tormenta. Las nubes dan<br />

promesa <strong>de</strong> lluvia para una tierra que ha sufrido una sequía prolongada. Pero entonces<br />

viene una tempestad <strong>de</strong> viento y se lleva las nubes. Se frustran las esperanzas, y las<br />

abrasadas lenguas se quedan sin po<strong>de</strong>r apagar su sed.<br />

La lobreguez infernal <strong>de</strong> la oscuridad está reservada para esos charlatanes religiosos.<br />

Preten<strong>de</strong>n ser ministros <strong>de</strong>l evangelio, pero en realidad no tienen ninguna buena nueva que<br />

ofrecer. La gente va a ellos a por pan, y recibe una piedra. La pena <strong>de</strong> este engaño es una<br />

eternidad en la más <strong>de</strong>nsa oscuridad.<br />

2:18 Pronuncian palabras arrogantes y vanas, o, como tradujo Knox, emplean<br />

«bonitas frases que carecen <strong>de</strong> significado». Ésta es una <strong>de</strong>scripción exacta <strong>de</strong> las palabras<br />

<strong>de</strong> muchos predicadores liberales y <strong>de</strong> falsos sectarios. Son gran<strong>de</strong>s oradores, y seducen a<br />

las audiencias con su magnífica retórica. Su erudito vocabulario atrae a la gente sin<br />

discernimiento. Lo que sus sermones carecen en contenido lo compensan con una


presentación dogmática y vigorosa. Pero cuando han terminado, no han dicho nada. Como<br />

ejemplo <strong>de</strong> esta especie <strong>de</strong> sermón estéril, aquí tenemos una cita <strong>de</strong> un bien conocido<br />

teólogo <strong>de</strong> nuestros días.<br />

No es una relación <strong>de</strong> paridad ni <strong>de</strong> disparidad, sino <strong>de</strong> similitud. Esto es lo que<br />

pensamos y lo que expresamos como el verda<strong>de</strong>ro conocimiento <strong>de</strong> Dios, aunque en fe<br />

seguimos conociendo y recordando que todo aquello que conocemos como «similitud» no<br />

es idéntico con la similitud que aquí significamos. Pero también sabemos y recordamos, <strong>de</strong><br />

nuevo con fe, que la similitud aquí expresada se complace en reflejarse en lo que<br />

conocemos como similitud y la <strong>de</strong>signamos con este nombre, <strong>de</strong> modo que en nuestro<br />

pensar y hablar, la similitud viene a ser similar a la similitud propuesta en la verda<strong>de</strong>ra<br />

revelación <strong>de</strong> Dios (a la que, en sí misma, no es similar) y no pensamos ni hablamos<br />

falsamente, sino rectamente, cuando <strong>de</strong>scribimos la relación como <strong>de</strong> similitud.<br />

La estrategia <strong>de</strong> estos falsos maestros es seducir a la gente prometiendo una indulgencia<br />

sin frenos en toda forma <strong>de</strong> concupiscencia y pasión. Enseñan que por cuanto nuestros<br />

apetitos nos han sido dados por Dios, no <strong>de</strong>berían ser refrenados. Hacer esto, dicen,<br />

causaría graves perturbaciones <strong>de</strong> la personalidad. Y por ello abogan por la<br />

experimentación sexual antes <strong>de</strong>l matrimonio y por una relajación <strong>de</strong> la moralidad en el<br />

matrimonio.<br />

Sus víctimas son los que acaban <strong>de</strong> escapar <strong>de</strong> los que viven en error. Estas personas<br />

inconversas se habían entregado antes a los placeres pecaminosos, pero han cambiado <strong>de</strong><br />

forma <strong>de</strong> pensar. Deci<strong>de</strong>n reformarse, pasar una nueva hoja, y comenzar a asistir a la<br />

<strong>iglesia</strong>. En lugar <strong>de</strong> entrar en una <strong>iglesia</strong> creyente en la Biblia, vagan a un servicio don<strong>de</strong><br />

hay uno <strong>de</strong> esos falsos pastores. En lugar <strong>de</strong> oír el evangelio <strong>de</strong> la salvación por medio <strong>de</strong> la<br />

fe en Cristo, oyen que el pecado es tolerado y se alienta a la permisividad. Todo esto les<br />

viene como una sorpresa. Siempre habían pensado que el pecado era malo y que la <strong>iglesia</strong><br />

estaba en contra <strong>de</strong> él. ¡Ahora se enteran <strong>de</strong> que el pecado tiene aprobación religiosa!<br />

2:19 Los ministros apóstatas hablan mucho <strong>de</strong> libertad, pero se refieren a una libertad<br />

<strong>de</strong> la autoridad divina y a una libertad para pecar. En realidad, esto no es libertad, sino la<br />

peor forma <strong>de</strong> esclavitud. Ellos mismos son esclavos <strong>de</strong> corrupción. Atados por ca<strong>de</strong>nas<br />

<strong>de</strong> malvadas concupiscencias y hábitos, son incapaces <strong>de</strong> liberarse.<br />

2:20 Los vv. 20–22 se refieren no a los falsos maestros mismos, sino a sus víctimas.<br />

Son personas que se habían reformado pero que no habían nacido <strong>de</strong> nuevo. Por el<br />

conocimiento parcial <strong>de</strong>l Señor y Salvador Jesucristo y <strong>de</strong> principios cristianos, se habían<br />

apartado <strong>de</strong> una vida <strong>de</strong> pecado y habían comenzado una limpieza moral.<br />

Luego cayeron bajo la influencia <strong>de</strong> unos falsos maestros que se burlan <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s<br />

puritanas y que entablan una cruzada contra las inhibiciones morales. Se involucran <strong>de</strong><br />

nuevo en los mismos pecados <strong>de</strong> los que habían quedado temporalmente librados. De<br />

hecho, se hun<strong>de</strong>n más bajo que antes, porque ahora que han <strong>de</strong>saparecido los frenos<br />

religiosos, no hay nada que les pueda refrenar. De modo que es cierto que su postrer estado<br />

es peor que el primero.<br />

2:21 Cuanto mayor es el privilegio <strong>de</strong> una persona, tanto mayor su responsabilidad.<br />

Cuanto más conoce una persona <strong>de</strong> normas cristianas, tanto más obligada está a vivir en<br />

conformidad a ellas. Mejor les hubiera sido no haber conocido las santas <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong><br />

Dios, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberlo conocido, volverse <strong>de</strong> nuevo a la inmundicia <strong>de</strong>l mundo.


2:22 Estas personas ilustran lo <strong>de</strong> aquel proverbio tan verda<strong>de</strong>ro tocante al perro que<br />

vuelve a su inmundo vómito (véase Pr. 26:11), y tocante a la puerca lavada que vuelve a<br />

revolcarse en el cieno. Es significativo que Pedro emplee el perro y la puerca como<br />

ilustraciones. Bajo la Ley <strong>de</strong> Moisés, esos dos son animales inmundos. No hay sugerencia<br />

alguna en el proverbio <strong>de</strong> que hubiesen experimentado un cambio <strong>de</strong> naturaleza. Eran<br />

inmundos antes <strong>de</strong> ser liberados <strong>de</strong>l vómito y <strong>de</strong>l cieno, y seguían siendo inmundos al<br />

volver a ello.<br />

Así suce<strong>de</strong> con las personas <strong>de</strong> las que escribe Pedro. Habían alcanzado una reforma<br />

moral, pero nunca habían recibido una nueva naturaleza. En el lenguaje <strong>de</strong> Mateo 12:43–<br />

45, su casa estaba vacía, barrida y or<strong>de</strong>nada, pero nunca habían invitado al Salvador a<br />

morar en ella. El espíritu inmundo que había sido echado fue y encontró siete espíritus<br />

peores que él para ocupar la casa vacía. Y el último estado <strong>de</strong> aquella casa fue peor que su<br />

condición inicial.<br />

Este pasaje no <strong>de</strong>bería ser empleado para enseñar que los verda<strong>de</strong>ros creyentes pue<strong>de</strong>n<br />

caer <strong>de</strong> la gracia y per<strong>de</strong>rse. Estas personas nunca fueron verda<strong>de</strong>ros creyentes. Nunca<br />

recibieron una nueva naturaleza. Demostraron por su estado postrero que su naturaleza<br />

seguía siendo inmunda y mala. La lección, naturalmente, es que la reforma por sí misma no<br />

es sólo insuficiente, sino que es realmente peligrosa, porque pue<strong>de</strong> adormecer a la persona<br />

en una falsa seguridad. El hombre pue<strong>de</strong> recibir la nueva naturaleza sólo al nacer <strong>de</strong> nuevo.<br />

Nace <strong>de</strong> nuevo por medio <strong>de</strong>l arrepentimiento para con Dios y la fe en Jesús.<br />

IV. PREDICCIÓN DEL SURGIMIENTO DE<br />

ESCARNECEDORES (Cap. 3)<br />

3:1 Des<strong>de</strong> el tema <strong>de</strong> los falsos maestros en el capítulo 2, Pedro pasa al cierto<br />

surgimiento <strong>de</strong> los burladores en los días postreros. En esta carta, como en la anterior,<br />

alienta primero a sus lectores a aferrarse a la Biblia.<br />

3:2 Deberían recordar las predicciones <strong>de</strong> los santos profetas —que se encuentran en<br />

el AT—; y <strong>de</strong>berían recordar la enseñanza <strong>de</strong>l Señor tal como había sido comunicada por<br />

los apóstoles —esto está preservado en el NT—. La Biblia es la única verda<strong>de</strong>ra<br />

salvaguarda en los días <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia.<br />

3:3 El testimonio unido <strong>de</strong> profetas y apóstoles era que vendrían burladores<br />

sarcásticos en los últimos días, siguiendo sus propias concupiscencias. Los cristianos<br />

<strong>de</strong>berían recordar esto. No <strong>de</strong>berían sentirse agobiados por las arrogantes y blasfemas<br />

negaciones <strong>de</strong> esos hombres. En vez <strong>de</strong> ello, <strong>de</strong>berían ver en ellas una indicación clara <strong>de</strong><br />

que el fin <strong>de</strong> la edad se está aproximando. Estos burladores siguen sus propias pasiones.<br />

Habiendo rechazado el conocimiento <strong>de</strong> Dios, dan sin temor satisfacción a sus apetitos.<br />

Abogan la permisividad con un total menosprecio <strong>de</strong>l inminente juicio.<br />

3:4 Su principal escarnio tiene que ver con la venida <strong>de</strong> Cristo. Su actitud es: ¿Dón<strong>de</strong><br />

está la promesa <strong>de</strong> su Venida?, con lo que se significa: «¿Dón<strong>de</strong> está el cumplimiento <strong>de</strong><br />

la promesa?». Pero, ¿a qué se refieren por Su venida?<br />

¿Se refieren a la venida <strong>de</strong> Cristo a por Sus santos, a la que nos referimos como el<br />

Arrebatamiento (1 Ts. 4:13–18)? Es dudoso que estos burladores sepan nada acerca <strong>de</strong> esta<br />

primera fase <strong>de</strong>l regreso <strong>de</strong>l Señor.<br />

¿Se refieren a la venida <strong>de</strong> Cristo con Sus santos para establecer Su reino universal (1<br />

Ts. 3:13)? Es posible que esto sí esté incluido en sus pensamientos.


Pero parece claro, por el resto <strong>de</strong>l pasaje, que están pensando en el juicio final <strong>de</strong> Dios<br />

sobre la tierra, o en lo que comúnmente se conoce como el fin <strong>de</strong>l mundo. Piensan en la<br />

ardiente <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los cielos y <strong>de</strong> la tierra al final <strong>de</strong>l Milenio.<br />

Lo que realmente están diciendo es esto: «Vosotros los cristianos nos habéis estado<br />

amenazando con advertencias acerca <strong>de</strong> un terrible juicio sobre el mundo. Nos <strong>de</strong>cís que<br />

Dios va a intervenir en la historia, que va a castigar a los malvados y que <strong>de</strong>struirá la tierra.<br />

Todo esto es un montón <strong>de</strong> san<strong>de</strong>ces. Nada tenemos que temer. Po<strong>de</strong>mos vivir como mejor<br />

nos plazca. No hay evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que Dios haya intervenido jamás en la historia; ¿por qué<br />

hemos <strong>de</strong> creer que vaya a hacerlo en el futuro?».<br />

Su conclusión se basa en la <strong>de</strong>scuidada hipótesis <strong>de</strong> que «<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día en que los<br />

padres durmieron, todas las cosas permanecen como estaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong> la<br />

creación». Dicen que la naturaleza sigue invariablemente las leyes naturaleza, que no hay<br />

intervenciones sobrenaturales, y que hay una explicación natural para todas las cosas.<br />

Creen en el principio <strong>de</strong> la uniformidad. Este principio enuncia que los procesos<br />

existentes en la naturaleza han actuado siempre <strong>de</strong> la misma manera y esencialmente en la<br />

misma intensidad que en el presente, y que esos procesos son suficientes para dar cuenta <strong>de</strong><br />

todos los cambios que han tenido lugar. Hay un vínculo vital entre el principio <strong>de</strong> la<br />

uniformidad y las teorías tradicionales <strong>de</strong> evolución. La teoría <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo progresivo <strong>de</strong><br />

organismos vivientes a partir <strong>de</strong> tipos preexistentes <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la suposición <strong>de</strong> que las<br />

condiciones han sido más bien uniformes. Si esta tierra ha sido <strong>de</strong>sgarrada por cataclismos<br />

y catástrofes, entonces algunas <strong>de</strong> las presuposiciones <strong>de</strong>l evolucionismo darwinista quedan<br />

afectadas.<br />

3:5 Los burladores ignoran <strong>de</strong>liberadamente una realidad: el Diluvio. Dios sí intervino<br />

en una ocasión en los asuntos <strong>de</strong> los hombres, y el propósito específico <strong>de</strong> aquella<br />

intervención fue castigar la maldad. Si sucedió una vez, también pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r otra.<br />

Es una acusación tajante contra estos hombres que en realidad ignoran<br />

voluntariamente. Se enorgullecen <strong>de</strong> tener conocimiento. Preten<strong>de</strong>n ser objetivos en su<br />

razonamiento. Se jactan <strong>de</strong> adherirse a los principios <strong>de</strong> la investigación científica. Pero la<br />

realidad es que ignoran <strong>de</strong>liberadamente un hecho bien atestiguado <strong>de</strong> la historia: el<br />

Diluvio. ¡Tendrían que estudiar a fondo la geología!<br />

Éstos ignoran voluntariamente que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos antiguos existían por la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios los cielos, y también la tierra, surgida <strong>de</strong>l agua y asentada en medio<br />

<strong>de</strong> las aguas, por lo cual el mundo <strong>de</strong> entonces pereció anegado en agua. Los cielos y la<br />

tierra fueron formados por la palabra <strong>de</strong> Dios; Él habló, y vinieron a ser (He. 11:3). La<br />

tierra fue formada, dice Pedro, surgida <strong>de</strong>l agua y asentada en medio <strong>de</strong> las aguas.<br />

Confesamos que en esta <strong>de</strong>claración hay profundida<strong>de</strong>s que no po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

manera plena. Sí sabemos por Génesis 1:2 que la superficie <strong>de</strong> la tierra estuvo en el pasado<br />

cubierta <strong>de</strong> agua. Luego leemos, en el versículo 6, que Dios hizo un firmamento o<br />

expansión para separar el agua sobre la tierra <strong>de</strong> la niebla o cubierta <strong>de</strong> nubes por encima <strong>de</strong><br />

la tierra. Suponemos por esto que la tierra había estado cubierta <strong>de</strong> una espesa niebla <strong>de</strong><br />

agua en la que la vida no se habría podido sostener. El firmamento proveyó la clara<br />

atmósfera en la que po<strong>de</strong>mos respirar. En Génesis 1:9, los continentes fueron separados <strong>de</strong><br />

los océanos; esto pue<strong>de</strong> ser lo que se comunica con la expresión la tierra, surgida <strong>de</strong>l<br />

agua (véase también Sal. 24:2).<br />

Sean cuales sean las implicaciones científicas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> Pedro, sí sabemos<br />

que la tierra es un mundo acuoso y cubierto <strong>de</strong> nubes. Tres cuartas partes <strong>de</strong> su superficie


son océano, y mucha parte <strong>de</strong> ella está cubierta <strong>de</strong> nubes. Hasta allá don<strong>de</strong> podamos saber,<br />

la tierra es el único planeta acuoso, y por ello el único que pue<strong>de</strong> sustentar la vida humana.<br />

3:6 Des<strong>de</strong> su inicio, la tierra quedó equipada con los medios necesarios para su propia<br />

<strong>de</strong>strucción. Tenía agua en sus profundida<strong>de</strong>s subterráneas, agua en los mares y agua en las<br />

nubes arriba. Finalmente, Dios liberó las aguas <strong>de</strong> las simas y las aguas <strong>de</strong> las alturas (Gn.<br />

7:11), la tierra quedó inundada, y toda la vida fuera <strong>de</strong>l arca quedó <strong>de</strong>struida.<br />

Los críticos olvidan voluntariosamente esta realidad <strong>de</strong> la historia. Es interesante que el<br />

diluvio haya vuelto a surgir en años recientes como objeto <strong>de</strong> acerbos ataques. Pero el<br />

registro <strong>de</strong>l mismo está escrito en piedra, en las tradiciones <strong>de</strong> los antiguos y mo<strong>de</strong>rnos<br />

pueblos, y, sobre todo, en la santa Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

3:7 Cuando Dios creó la tierra, la proveyó <strong>de</strong> suficiente agua para <strong>de</strong>struirla. De la<br />

misma manera, ha proveído a los cielos y la tierra con suficiente fuego para <strong>de</strong>struirlos.<br />

En esta era nuclear, compren<strong>de</strong>mos que la materia es energía almacenada. La fisión <strong>de</strong>l<br />

núcleo atómico da como resultado la liberación potente <strong>de</strong> enormes cantida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> energía.<br />

De modo que toda la materia <strong>de</strong>l mundo representa un enorme potencial explosivo. En la<br />

actualidad está cohesionado por el Señor (Col. 1:17: «Todas las cosas tienen consistencia<br />

en Él»). Si quita Su mano refrenadora, los elementos se fundirán. Mientras tanto, los cielos<br />

y la tierra están reservados… para el fuego en el día <strong>de</strong>l juicio y <strong>de</strong> la perdición <strong>de</strong> los<br />

hombres impíos.<br />

3:8 Entonces, ¿por qué el largo retardo en el juicio <strong>de</strong> Dios? Bien, en primer lugar<br />

<strong>de</strong>beríamos recordar que Dios está por encima <strong>de</strong>l tiempo. Él no existe en la esfera<br />

temporal como nosotros. A fin <strong>de</strong> cuentas, el tiempo está <strong>de</strong>terminado por la relación <strong>de</strong>l<br />

sol con la tierra, y Dios no está limitado por esta relación.<br />

Para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. Él pue<strong>de</strong><br />

expandir un día en un milenio, o comprimir un milenio en un día. Pue<strong>de</strong> expandir o<br />

concentrar Sus activida<strong>de</strong>s.<br />

3:9 Dios ha prometido poner fin a la historia <strong>de</strong> los hombres impíos con un juicio. Si<br />

parece haber retardo, no se <strong>de</strong>be a que Dios sea infiel a Su promesa: Se <strong>de</strong>be a Su<br />

paciencia. No quiere que nadie perezca. Su <strong>de</strong>seo es que todos vengan al<br />

arrepentimiento. Extien<strong>de</strong> a propósito el tiempo <strong>de</strong> la gracia para que los hombres tengan<br />

en todas partes la oportunidad <strong>de</strong> ser salvos.<br />

En Isaías 61:2 leemos acerca <strong>de</strong>l año <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> Su venganza. Esto<br />

sugiere que se <strong>de</strong>leita en mostrar misericordia y que el juicio es Su obra extraña (Is. 28:21).<br />

Pue<strong>de</strong> también indicar que pue<strong>de</strong> exten<strong>de</strong>r Su longanimidad por mil años y con<strong>de</strong>nsar Sus<br />

juicios en un día. Él esperó ciento veinte años antes <strong>de</strong> enviar el Diluvio. Ahora ha estado<br />

esperando varios miles <strong>de</strong> años antes <strong>de</strong> que <strong>de</strong>struya el mundo con fuego.<br />

3:10 Pero el día <strong>de</strong>l Señor vendrá. El día <strong>de</strong>l Señor se refiere a cualquier periodo en<br />

que Dios actúa en juicio. Fue empleado en el Antiguo <strong>Testamento</strong> para <strong>de</strong>scribir cualquier<br />

ocasión en que Dios castigaba a los malvados y triunfaba sobre Sus enemigos (Is. 2:12;<br />

13:6, 9; Ez. 13:5; 30:3; Jl. 1:15; 2:1, 11, 31; 3:14; Am. 5:18, 20; Abd. 15; Sof. 1:7, 14; Zac.<br />

14:1; Mal. 4:5). En el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> es un periodo <strong>de</strong> tiempo con varias etapas:<br />

1. Se refiere a la Tribulación, un periodo <strong>de</strong> siete años en el que Dios juzgará al Israel<br />

incrédulo (1 Ts. 5:2; 2 Ts. 2:2, Texto NU).<br />

2. Incluye Su regreso a la tierra cuando infligirá la venganza sobre los que no conocen a<br />

Dios y no obe<strong>de</strong>cen el evangelio <strong>de</strong>l Señor Jesús (2 Ts. 1:7–10).


3. Se usa <strong>de</strong>l Milenio, cuando Cristo gobernará la tierra con un cetro <strong>de</strong> hierro (Hch.<br />

2:20).<br />

4. Se refiere a la <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los cielos y <strong>de</strong> la tierra con fuego. Este es el<br />

significado que tiene aquí, capítulo 3.<br />

Vendrá como un ladrón —es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> manera inesperada y <strong>de</strong>structiva—. Los cielos<br />

<strong>de</strong>saparecerán. Esto se refiere ciertamente a los cielos atmosféricos, y pue<strong>de</strong> que se refiera<br />

a los cielos estelares, pero no pue<strong>de</strong> significar el tercer cielo, que es la morada <strong>de</strong> Dios. Al<br />

<strong>de</strong>saparecer en medio <strong>de</strong> un ensor<strong>de</strong>cedor estallido, los elementos ardiendo serán<br />

<strong>de</strong>shechos. Aquí, los elementos significan las partes constitutivas <strong>de</strong> la materia. Toda la<br />

materia quedará <strong>de</strong>struida en lo que se asemeja a un holocausto nuclear universal.<br />

Y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. No sólo las obras <strong>de</strong> la<br />

creación natural, sino que toda la civilización quedará consumida. Las gran<strong>de</strong>s capitales <strong>de</strong>l<br />

mundo, los imponentes edificios, las maravillosas producciones <strong>de</strong> la ciencia, todo está<br />

señalado para una total <strong>de</strong>strucción.<br />

3:11 Ahora Pedro pasa <strong>de</strong> los burladores a los santos, y les apremia las obligaciones que<br />

les correspon<strong>de</strong>n. Puesto que todas estas cosas han <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>shechas, ¡qué clase <strong>de</strong><br />

personas <strong>de</strong>béis ser en vuestra conducta santa y en piedad! Todo lo material tiene<br />

encima la impronta <strong>de</strong> la disolución y <strong>de</strong>l olvido. Las cosas <strong>de</strong> las que se jactan los<br />

hombres, las cosas para las que viven, son, en el mejor <strong>de</strong> los casos, cosas efímeras. Vivir<br />

para las cosas materiales es vivir para lo temporal. El sentido común nos llama a apartarnos<br />

<strong>de</strong>l oropel y <strong>de</strong> los juguetes <strong>de</strong> este mundo, para que vivamos en santidad y piedad. Es<br />

sencillamente asunto <strong>de</strong> vivir para la eternidad y no para el tiempo, <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar lo espiritual<br />

en lugar <strong>de</strong> lo material; <strong>de</strong> escoger lo permanente por encima <strong>de</strong> lo pasajero.<br />

3:12 Los creyentes <strong>de</strong>berían también estar expectantes. Deberían estar esperando<br />

atentos y <strong>de</strong>sear anhelantes la venida <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> Dios. Algunos emplean las palabras<br />

apresurando la venida <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> Dios para enseñar que po<strong>de</strong>mos apresurar la venida <strong>de</strong>l<br />

Señor mediante vidas <strong>de</strong> un servicio <strong>de</strong>voto y constante. Pero en esta enseñanza hay dos<br />

dificulta<strong>de</strong>s. En primer lugar, el Día <strong>de</strong> Dios no es la venida <strong>de</strong>l Señor. En segundo lugar,<br />

aun si lo fuese, no hay razón para pensar que el tiempo <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> Cristo pueda ser<br />

alterado por el celo <strong>de</strong> Su pueblo.<br />

El día <strong>de</strong> Dios se refiere al estado eterno. Sigue a la fase final <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong> Jehová,<br />

cuando serán <strong>de</strong>struidos los cielos y la tierra. El día <strong>de</strong> Dios es el Día <strong>de</strong> Su total y<br />

<strong>de</strong>finitivo triunfo. Por esta razón, es un día que <strong>de</strong>beríamos esperar y anhelar<br />

fervientemente.<br />

Al hablar <strong>de</strong> el día <strong>de</strong> Dios, Pedro no dice «en el cual», como se traduce comúnmente,<br />

sino «por el cual» (véase BAS, margen), o «a causa <strong>de</strong>l cual», los cielos, encendiéndose,<br />

serán <strong>de</strong>shechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán. El día <strong>de</strong> Dios no es el<br />

tiempo en el que tiene lugar la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>finitiva. Más bien, este juicio <strong>de</strong>finitivo ha <strong>de</strong><br />

tener lugar antes que pueda introducirse el Día <strong>de</strong> Dios.<br />

3:13 En el versículo 12, los creyentes son apremiados a esperar el Día <strong>de</strong> Dios. Aquí<br />

son <strong>de</strong>scritos como esperando cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales habita la<br />

justicia. Esto apoya la perspectiva <strong>de</strong> que el Día <strong>de</strong> Dios se refiere al estado eterno, cuando<br />

habrá cielos nuevos y tierra nueva.<br />

En Isaías 65:17; 66:22, los cielos nuevos y tierra nueva se emplean para <strong>de</strong>scribir el<br />

Milenio así como el estado eterno. Sabemos que estos pasajes incluyen el Milenio, porque


el pecado estará presente (65:20), y nacerán hijos (65:23). Pedro aplica estas palabras <strong>de</strong><br />

manera exclusiva al estado eterno; los cielos y la tierra que ahora existen habrán ya pasado.<br />

Pedro habla <strong>de</strong> que la justicia habitará en estos cielos nuevos y tierra nueva. En la<br />

actualidad la gracia reina por medio <strong>de</strong> la justicia (Ro. 5:21). En el Milenio reinará la<br />

justicia (Is. 32:1); en la eternidad, la justicia habitará. En el reino terrenal, Cristo gobernará<br />

con cetro <strong>de</strong> hierro, y la justicia será aplicada por Él. En este sentido, la justicia reinará.<br />

Pero en la eternidad no habrá necesidad <strong>de</strong> cetro <strong>de</strong> hierro. La justicia estará en su casa. No<br />

entrará el pecado para afectar a la paz ni a la hermosura <strong>de</strong> aquella escena.<br />

3:14 La verdad tocante a los cielos nuevos y la tierra nueva <strong>de</strong>berían ahondar nuestro<br />

<strong>de</strong>seo para vivir <strong>de</strong> forma santa, «como al Señor». No es sólo una verdad que <strong>de</strong>beríamos<br />

sustentar, sino una verdad que nos <strong>de</strong>bería sustentar. El conocimiento <strong>de</strong> que pronto<br />

estaremos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bería crear en nosotros un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ser sin mancha e<br />

irreprensibles, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> ser moralmente limpios. Y hacernos celosos <strong>de</strong> ser hallados en<br />

un estado <strong>de</strong> paz, no <strong>de</strong> lucha.<br />

3:15 Y consi<strong>de</strong>rad que la longanimidad <strong>de</strong> nuestro Señor es para salvación. Su<br />

retardo en el juicio tiene como motivo dar a los hombres una amplia oportunidad <strong>de</strong><br />

salvación. Al consi<strong>de</strong>rar la maldad <strong>de</strong> los hombres en constante aumento, a menudo nos<br />

maravillamos <strong>de</strong> que el Señor pueda soportarla más. Su paciencia es asombrosa. Pero hay<br />

una razón para ella. No quiere la muerte <strong>de</strong> los malvados. Anhela ver a las personas<br />

apartarse <strong>de</strong> sus caminos <strong>de</strong> maldad para que sean salvos.<br />

Como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido<br />

dada, os ha escrito. En esta alusión a Pablo surgen varios puntos interesantes:<br />

1. Primero, Pedro se refiere a Pablo como nuestro amado hermano, y esto a pesar <strong>de</strong><br />

que Pablo había reprendido públicamente a Pedro en Antioquía por actuar <strong>de</strong> manera<br />

insincera (Hch. 2:11–21). Evi<strong>de</strong>ntemente, Pedro había aceptado la reprensión <strong>de</strong> manera<br />

humil<strong>de</strong>. Todos <strong>de</strong>beríamos ser capaces <strong>de</strong> aceptar la corrección sin abrigar resentimientos.<br />

2. Pedro reconoció que a Pablo le había sido dada sabiduría divina al escribir sus<br />

Epístolas. Esto es, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, indicativo <strong>de</strong> que Pedro consi<strong>de</strong>raba inspirados los escritos<br />

<strong>de</strong> Pablo.<br />

3. Los lectores <strong>de</strong> Pedro habían evi<strong>de</strong>ntemente leído una o más <strong>de</strong> las Epístolas <strong>de</strong> Pablo.<br />

Esto pue<strong>de</strong> significar que las Epístolas les habían sido dirigidas a ellos <strong>de</strong> manera directa, o<br />

que estaban siendo circuladas por la región. ¿Cuál <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> Pablo dice que la<br />

longanimidad <strong>de</strong> nuestro Señor es para salvación? En Romanos 2:4 se lee: «¿O<br />

menosprecias las riquezas <strong>de</strong> su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su<br />

benignidad te guía al arrepentimiento?».<br />

3:16 En todas sus epístolas Pablo hacía referencia a las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s acerca <strong>de</strong> las<br />

que Pedro ha estado tratando en sus dos cartas; verda<strong>de</strong>s como el nuevo nacimiento, la<br />

<strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo, Su vida <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cimiento sin pecado, Su muerte vicaria, Su resurrección,<br />

Su ascensión, Su regreso, el Día <strong>de</strong>l Señor, y el estado eterno.<br />

Algunas verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Biblia son difíciles <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r, como la Trinidad, la elección<br />

y el libre albedrío <strong>de</strong>l hombre, el misterio <strong>de</strong>l sufrimiento, etc. No <strong>de</strong>bería perturbarnos el<br />

encontrar cuestiones en la Biblia que están más allá <strong>de</strong> nuestra comprensión. La palabra <strong>de</strong><br />

Dios es infinita e inagotable. Al estudiarla, <strong>de</strong>bemos estar dispuestos a dar crédito a Dios <strong>de</strong><br />

que sabe cosas que nunca podremos son<strong>de</strong>ar en su verda<strong>de</strong>ra hondura.


Pedro no está criticando los escritos <strong>de</strong> Pablo cuando se refiere a que hay algunas cosas<br />

difíciles <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r. No es el estilo <strong>de</strong> Pablo lo que es difícil <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r, sino los temas<br />

<strong>de</strong> los que trata. Barnes escribe: «Pedro no se refiere a la dificultad <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r lo que<br />

Pablo quería comunicar, sino a la dificultad <strong>de</strong> penetrar en las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s que<br />

enseñaba».<br />

En lugar <strong>de</strong> aceptarlas <strong>de</strong> manera sencilla y por la fe, los indoctos e inconstantes<br />

tuercen algunas <strong>de</strong> estas verda<strong>de</strong>s difíciles para su propia perdición. Algunas sectas<br />

falsas, por ejemplo, tuercen la ley transformándola en camino <strong>de</strong> salvación en lugar <strong>de</strong><br />

reveladora <strong>de</strong>l pecado. Otras hacen <strong>de</strong>l bautismo la puerta al cielo. Lo hacen no sólo con los<br />

escritos <strong>de</strong> Pablo, sino también con las <strong>de</strong>más Escrituras.<br />

Observemos que Pedro pone aquí los escritos <strong>de</strong> Pablo al mismo nivel que las <strong>de</strong>más<br />

Escrituras, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l AT y <strong>de</strong> aquellas porciones <strong>de</strong>l NT entonces disponibles.<br />

Reconoce que las Epístolas Paulinas formaban parte <strong>de</strong> las Escrituras sagradas inspiradas.<br />

3:17 Los creyentes han <strong>de</strong> estar constantemente en guardia contra el peligro <strong>de</strong>l error.<br />

El conocimiento <strong>de</strong> que siempre habrá falsos maestros que corromperán e imitarán la<br />

verdad <strong>de</strong>bería mantenernos alertas. Es fácil para los incautos ser arrastrados por el error<br />

<strong>de</strong> los inicuos, y per<strong>de</strong>r el equilibrio espiritual.<br />

3:18 Una vez más Pedro enseña que el progreso continuado en las cosas divinas es una<br />

gran protección contra el peligro <strong>de</strong> los falsos maestros. Ha <strong>de</strong> darse un crecimiento doble:<br />

en la gracia y en el conocimiento. La gracia es la <strong>de</strong>mostración práctica <strong>de</strong>l fruto <strong>de</strong>l<br />

Espíritu. El crecimiento en la gracia no es un conocimiento intelectual creciente ni una<br />

actividad infatigable: es una semejanza en creciente aumento al Señor Jesús. Conocimiento<br />

significa familiarización con el Señor por medio <strong>de</strong> la palabra. Crecer en el conocimiento<br />

significa un estudio progresivo <strong>de</strong> y sujeción a Sus palabras, obras y caminos.<br />

Pero Pedro no pue<strong>de</strong> concluir su Epístola con una exhortación a los santos. El punto<br />

culminante ha <strong>de</strong> ser la gloria al Salvador. Y así encontramos esta cautivadora doxología:<br />

A él sea la gloria ahora y hasta el día <strong>de</strong> la eternidad. Amén. Ésta, a fin <strong>de</strong> cuentas, es la<br />

razón última <strong>de</strong> nuestra existencia: glorificarle. Y por ello no podría haber ninguna nota<br />

final más apropiada para esta Epístola.<br />

Bibliografía<br />

Véase Bibliografía al final <strong>de</strong> 1 Pedro.


LA PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN<br />

Introducción<br />

«No es a Cristo andando sobre el mar, sino Su andar cotidiano lo que somos aquí<br />

llamados a imitar.»<br />

Martín Lutero<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

La Primera Epístola <strong>de</strong> Juan es como un álbum <strong>de</strong> fotografías <strong>de</strong> la familia. Describe a<br />

los miembros <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios. Así como los hijos se parecen a sus padres, así los hijos<br />

<strong>de</strong> Dios tienen también su semejanza. Esta carta <strong>de</strong>scribe las similitu<strong>de</strong>s. Cuando una<br />

persona <strong>de</strong>viene hijo <strong>de</strong> Dios, recibe la vida <strong>de</strong> Dios —la vida eterna—. Todos los que<br />

tienen esta vida la exhiben en formas muy concretas. Por ejemplo, reconocen a Jesucristo<br />

como su Señor y Salvador, aman a Dios, aman a los hijos <strong>de</strong> Dios, obe<strong>de</strong>cen Sus<br />

mandamientos y no persisten en pecar. Éstas son, pues, algunas <strong>de</strong> las marcas <strong>de</strong> la vida<br />

eterna. Juan escribió esta Epístola para que todos los que tengan estos rasgos <strong>de</strong> familia<br />

puedan saber que tienen la vida eterna (1 Jn. 5:13).<br />

Primera Juan es inusual en muchas formas. Aunque es una carta verda<strong>de</strong>ra que fue<br />

realmente enviada, no se hace mención ni <strong>de</strong>l remitente ni <strong>de</strong> los <strong>de</strong>stinatarios. Es indudable<br />

que se conocían bien. Otra cosa <strong>de</strong>stacable acerca <strong>de</strong> este cautivador libro es que se<br />

expresan unas verda<strong>de</strong>s espirituales extremadamente profundas con unas frases tan breves y<br />

sencillas, y con un vocabulario proporcionado. ¿Quién ha dicho que las verda<strong>de</strong>s profundas<br />

se han <strong>de</strong> expresar con oraciones complejas? Nos tememos que algunas personas alaban<br />

insensatamente ciertas predicaciones o enseñanzas escritas como «profundas» que son<br />

simplemente turbias o confusas.<br />

Primera Juan merece una prolongada meditación y un sincero estudio. El estilo<br />

aparentemente repetitivo en realidad da una repetición con ligeras diferencias; y son estos<br />

matices <strong>de</strong> significado los que se <strong>de</strong>ben observar.<br />

II. Paternidad<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa acerca <strong>de</strong> la paternidad <strong>de</strong> 1 Juan es temprana y po<strong>de</strong>rosa. Citando<br />

<strong>de</strong> manera específica esta Epístola como escrita por Juan, el autor <strong>de</strong>l cuarto Evangelio,<br />

tenemos a: Ireneo, Clemente <strong>de</strong> Alejandría, Tertuliano, Orígenes, y su discípulo Dionisio.<br />

Lo mismo que el autor <strong>de</strong> Hebreos, el escritor <strong>de</strong> 1 Juan no menciona su nombre. Pero a<br />

diferencia <strong>de</strong> Hebreos, 1 Juan sí tiene unas convincentes evi<strong>de</strong>ncias internas <strong>de</strong> su<br />

paternidad.<br />

Los primeros cuatro versículos muestran que el autor conoció a Cristo y que pasó<br />

tiempo con Él. Esto limita las posibilida<strong>de</strong>s acerca <strong>de</strong> la paternidad <strong>de</strong> la carta y coinci<strong>de</strong><br />

con la tradición <strong>de</strong> que correspon<strong>de</strong> al Apóstol Juan.


Fortaleciendo esta evi<strong>de</strong>ncia, hay el tono apostólico <strong>de</strong> la carta: el autor escribe con<br />

autoridad, con la ternura <strong>de</strong> un guía espiritual anciano («hijitos míos»), e incluso con una<br />

nota dogmática.<br />

El pensamiento, vocabulario («permanecer», «luz»; «nuevo»; «verbo», etc.), y<br />

expresiones («vida eterna», «poner la vida» «pasar <strong>de</strong> muerte a vida», «Salvador <strong>de</strong>l<br />

mundo»; «quitar los pecados»; «obras <strong>de</strong>l diablo», y otras), coinci<strong>de</strong>n con el cuarto<br />

Evangelio y con las otras dos Epístolas <strong>de</strong> Juan.<br />

Igualmente, el estilo hebreo <strong>de</strong> los paralelismos y <strong>de</strong> la estructura sencilla <strong>de</strong> la oración<br />

caracterizan tanto el Evangelio como esta Epístola. En resumen, si aceptamos el cuarto<br />

Evangelio como <strong>de</strong> Juan el Apóstol, no <strong>de</strong>beríamos tener problemas algunos en acreditarle<br />

también con esta Epístola.<br />

III. Fecha<br />

Algunos creen que Juan escribió sus tres cartas canónicas en la década <strong>de</strong> los sesenta,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jerusalén, antes <strong>de</strong> que los romanos <strong>de</strong>struyesen la ciudad. Más comúnmente, se<br />

acepta una fecha posterior <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l siglo I (80–95 d.C.). El tono paternal <strong>de</strong> las Epístolas<br />

concuerda bien con la antigua tradición <strong>de</strong>l anciano apóstol Juan llevado ante la<br />

congregación y diciendo: «Hijitos, amaos unos a otros».<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Para el tiempo en que Juan escribía, había surgido una secta falsa que llegó a ser<br />

conocida como gnosticismo (Gr., gnösis = conocimiento). Estos gnósticos profesaban ser<br />

cristianos pero pretendían un conocimiento adicional, superior al que enseñaban los<br />

apóstoles. Pretendían que nadie podía quedar plenamente realizado hasta que hubiese sido<br />

iniciado en sus más profundas «verda<strong>de</strong>s». Algunos enseñaban que la materia era mala, y<br />

que por ello el Hombre Jesús no podía ser Dios. Hacían una distinción entre Jesús y el<br />

Cristo. «El Cristo» era para ellos una emanación divina que vino sobre Jesús en Su<br />

bautismo y que lo <strong>de</strong>jó poco antes <strong>de</strong> Su muerte, quizá en el Huerto <strong>de</strong> Getsemaní. Según<br />

ellos, Jesús ciertamente murió, pero el Cristo no murió. Insistían, tal como lo ha expuesto<br />

Michael Green, que «el Cristo celestial era <strong>de</strong>masiado santo y espiritual para mancharse<br />

con un contacto permanente con carne humana». En resumen, negaban la Encarnación, que<br />

Jesús es el Cristo, y que Jesucristo es a la vez Dios y Hombre. Juan se daba cuenta <strong>de</strong> que<br />

esas personas no eran verda<strong>de</strong>ramente cristianos, <strong>de</strong> modo que advirtió a sus lectores contra<br />

ellos exponiendo que los gnósticos no poseían las marcas <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

Según Juan, una persona es o bien un hijo <strong>de</strong> Dios o no; no hay una posición<br />

intermedia. Por eso esta Epístola está tan repleta <strong>de</strong> unos extremos tan opuestos como luz y<br />

tinieblas, amor y odio, verdad y mentira, muerte y vida. Al mismo tiempo, se <strong>de</strong>bería<br />

observar que al apóstol le gusta <strong>de</strong>scribir a las personas por su conducta habitual. Al<br />

discernir entre cristianos y no cristianos, por ejemplo, no basa su conclusión en un solo acto<br />

<strong>de</strong> pecado, sino en aquello que caracteriza a la persona. ¡Hasta un reloj roto marca la hora<br />

correcta dos veces cada veinticuatro horas! Pero un buen reloj marca la hora correcta con<br />

regularidad. Igualmente, la conducta general, cotidiana, <strong>de</strong>l cristiano, es santa y justa, y por<br />

ello es conocido como un hijo <strong>de</strong> Dios. Juan usa la palabra «conocer» muchas veces. Los<br />

gnósticos profesaban conocer la verdad, pero Juan establece aquí los verda<strong>de</strong>ros hechos <strong>de</strong>


la fe cristiana, que pue<strong>de</strong>n ser conocidos con certidumbre. Describe a Dios como luz (1:5);<br />

amor (4:8, 16); verdad (5:6) y vida (5:20). Esto no significa que Dios no sea una Persona,<br />

sino que Dios es la fuente <strong>de</strong> estas cuatro bendiciones. Juan habla también <strong>de</strong> Dios como<br />

justo (2:29; 3:7); puro (3:3); y sin pecado (3:5).<br />

Mientras que Juan emplea palabras sencillas, los pensamientos que expresa son<br />

frecuentemente profundos, y a veces difíciles <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r. Por ello, al estudiar este libro,<br />

<strong>de</strong>beríamos orar que el Señor nos ayu<strong>de</strong> a compren<strong>de</strong>r el significado <strong>de</strong> Su palabra y a<br />

obe<strong>de</strong>cer la verdad según Él nos la revela.<br />

BOSQUEJO<br />

I. PRÓLOGO: LA COMUNIÓN CRISTIANA (1:1–4)<br />

II. MEDIOS PARA MANTENER LA COMUNIÓN (1:5–2:2)<br />

III. LAS MARCAS DE LOS QUE PERTENECEN A LA COMUNIÓN CRISTIANA:<br />

OBEDIENCIA Y AMOR (2:3–11)<br />

IV. ETAPAS DE CRECIMIENTO EN LA COMUNIÓN (2:12–14)<br />

V. DOS PELIGROS PARA LA COMUNIÓN: EL MUNDO Y LOS FALSOS<br />

MAESTROS (2:15–28)<br />

VI. LAS MARCAS DE LOS QUE PERTENECEN A LA COMUNIÓN CRISTIANA<br />

(CONT.): JUSTICIA, AMOR Y LA CONFIANZA QUE ELLO CONLLEVA (2:29–3:24)<br />

VII. LA NECESIDAD DE DISCERNIR ENTRE LA VERDAD Y EL ERROR (4:1–6)<br />

VIII. LAS MARCAS DE LOS QUE PERTENECEN A LA COMUNIÓN CRISTIANA<br />

(CONT.): (4:7–5:20)<br />

A. El amor (4:7–21)<br />

B. La sana doctrina (5:1a)<br />

C. El amor y la obediencia que produce (5:1b–3)<br />

D. La fe que vence al mundo (5:4, 5)<br />

E. La sana doctrina (5:6–12)<br />

F. Certidumbre mediante la Palabra (5:13)<br />

G. Confianza en oración (5:14–17)<br />

H. El conocimiento <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s espirituales (5:18–20)<br />

IX. LLAMAMIENTO FINAL (5:21)<br />

Comentario<br />

I. PRÓLOGO: LA COMUNIÓN CRISTIANA (1:1–4)<br />

1:1 El fundamento doctrinal <strong>de</strong> toda verda<strong>de</strong>ra comunión es la Persona <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. No pue<strong>de</strong> haber verda<strong>de</strong>ra comunión con los que mantienen falsas perspectivas<br />

acerca <strong>de</strong> Él. Los dos primeros versículos enseñan Su eternidad y la realidad <strong>de</strong> Su<br />

Encarnación. El Mismo que existió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> toda la eternidad con Dios Padre vino a este<br />

mundo como verda<strong>de</strong>ro Hombre. La realidad <strong>de</strong> Su Encarnación queda indicada por el<br />

hecho <strong>de</strong> que los apóstoles le habían oído, lo vieron con sus ojos, lo contemplaron con<br />

profunda meditación, y lo palparon realmente con sus manos. El Verbo <strong>de</strong> vida no fue<br />

una mera ilusión pasajera, sino una verda<strong>de</strong>ra Persona en un cuerpo <strong>de</strong> carne.


1:2 El versículo 2 confirma que Aquel que estaba con el Padre, y a quien Juan <strong>de</strong>signa<br />

con el nombre <strong>de</strong> vida eterna, se hizo carne y habitó entre nosotros, y fue visto por los<br />

apóstoles. Las siguientes líneas <strong>de</strong> un autor <strong>de</strong>sconocido muestran las implicaciones<br />

prácticas <strong>de</strong> estos primeros dos versículos para nuestras vidas:<br />

Estoy contento <strong>de</strong> que mi conocimiento <strong>de</strong> la vida eterna no está edificado sobre las<br />

especulaciones <strong>de</strong> los filósofos, ni siquiera <strong>de</strong> los teólogos, sino en el incontestable<br />

testimonio <strong>de</strong> aquellos que oyeron, vieron, contemplaron y palparon a Aquel en quien<br />

estuvo encarnada. No se trata <strong>de</strong> un mero sueño encantador, sino <strong>de</strong> una sólida realidad<br />

cuidadosamente observada; <strong>de</strong> una realidad registrada con precisión.<br />

1:3 Los apóstoles no mantuvieron esta maravillosa noticia como un secreto, ni tampoco<br />

<strong>de</strong>beríamos nosotros. Se dieron cuenta <strong>de</strong> que la base <strong>de</strong> toda comunión se encuentra aquí,<br />

y por ello la <strong>de</strong>clararon abierta y plenamente. Todos los que reciben el testimonio <strong>de</strong> los<br />

apóstoles tienen comunión… con el Padre, y con su Hijo Jesucristo, y también con los<br />

apóstoles y todos los otros creyentes. ¡Cuán maravilloso que los pecadores culpables<br />

lleguen a ser jamás introducidos en la comunión … con Dios el Padre, y con su Hijo<br />

Jesucristo. Y, sin embargo, ésta es precisamente la verdad que tenemos aquí.<br />

Su Hijo Jesucristo. Jesús y Cristo son una y la misma Persona, y esta persona es el<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios. Jesús es el nombre que recibió en Su nacimiento, y por ello se refiere a Su<br />

perfecta humanidad. Cristo es el nombre que se refiere a Él como el Ungido <strong>de</strong> Dios, el<br />

Mesías. Por ello, en el nombre Jesucristo tenemos un testimonio <strong>de</strong> Su humanidad y <strong>de</strong> Su<br />

<strong>de</strong>idad. Jesucristo es Dios verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios verda<strong>de</strong>ro, y hombre verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> hombre<br />

verda<strong>de</strong>ro.<br />

1:4 Pero, ¿por qué escribe Juan así acerca <strong>de</strong>l tema <strong>de</strong> la comunión? La razón la da con<br />

estas palabras: Os escribimos estas cosas para que vuestro gozo sea completo. Juan se<br />

daba cuenta <strong>de</strong> que el mundo no pue<strong>de</strong> dar un gozo pleno y permanente para el corazón<br />

humano. Este gozo sólo pue<strong>de</strong> venir por medio <strong>de</strong> una relación apropiada con el Señor.<br />

Cuando una persona tiene comunión con Dios y con el Señor Jesús, tiene un gozo<br />

profundamente asentado que no pue<strong>de</strong> ser perturbado por las circunstancias terrenales.<br />

Como dijo el poeta: «La fuente <strong>de</strong> todo su cántico está muy alta, en el cielo arriba».<br />

II. MEDIOS PARA MANTENER LA COMUNIÓN (1:5–2:2)<br />

1:5 La comunión <strong>de</strong>scribe una situación en la que dos o más personas comparten cosas<br />

en común. Es una comunión o sociedad. Juan empren<strong>de</strong> ahora el instruir a sus lectores en<br />

cuanto a los requisitos para la comunión con Dios. Al hacerlo, apela a las enseñanzas <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús mientras estaba aquí en la tierra. Aunque no cita al Señor como empleando<br />

estas exactas palabras, la suma y sustancia <strong>de</strong> Su enseñanza era que Dios es luz, y no hay<br />

ningunas tinieblas en él. Con esto se refería a que Dios es absolutamente santo,<br />

absolutamente justo y absolutamente puro. Dios no pue<strong>de</strong> mirar con favor a ninguna forma<br />

<strong>de</strong> pecado. Nada se le escon<strong>de</strong>, sino que «todas las cosas están <strong>de</strong>snudas y <strong>de</strong>scubiertas a<br />

los ojos <strong>de</strong> aquel a quien tenemos que dar cuenta» (He. 4:13).<br />

1:6 Ahora sigue que para que alguien pueda tener comunión con Dios, no pue<strong>de</strong> haber<br />

ninguna ocultación <strong>de</strong> pecado. La luz y las tinieblas no pue<strong>de</strong>n existir simultáneamente en<br />

la vida <strong>de</strong> una persona, ni tampoco pue<strong>de</strong>n coexistir en la estancia <strong>de</strong> un hogar. Si alguien<br />

anda en tinieblas, no está en comunión con Dios. Alguien que dice que tiene comunión<br />

con él y anda habitualmente en tinieblas, nunca ha sido realmente salvado en absoluto.


1:7 En cambio, si alguien anda en la luz, entonces pue<strong>de</strong> tener comunión con el Señor<br />

Jesús y con sus hermanos cristianos. Por lo que a Juan respecta, en este pasaje la persona<br />

está o en la luz o en las tinieblas. Si está en la luz, es miembro <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios. Si está<br />

en tinieblas, no tiene nada en común con Dios, porque en Dios no hay ningunas tinieblas.<br />

Los que andan en la luz, esto es, los cristianos, tienen comunión unos con otros, y la<br />

sangre <strong>de</strong> Jesucristo los limpia continuamente <strong>de</strong> todo pecado. Todo perdón <strong>de</strong> Dios está<br />

basado en la sangre <strong>de</strong> Su Hijo, que fue <strong>de</strong>rramada en el Calvario. Esta sangre proveyó a<br />

Dios con una base justa sobre la que pue<strong>de</strong> perdonar los pecados, y, como cantamos, «la<br />

sangre jamás su po<strong>de</strong>r per<strong>de</strong>rá». Tiene una eficacia permanente para limpiarnos.<br />

Naturalmente, los creyentes han <strong>de</strong> confesar antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r recibir el perdón, pero Juan<br />

trata acerca <strong>de</strong> esto en el versículo 9.<br />

1:8 También, la comunión con Dios <strong>de</strong>manda que reconozcamos la verdad acerca <strong>de</strong><br />

nosotros mismos. Por ejemplo, negar que tenemos una naturaleza <strong>de</strong> pecado indica<br />

autoengaño y falsedad. Observemos que Juan hace una distinción entre pecado (v. 8) y<br />

pecados (v. 9). Pecado <strong>de</strong>signa nuestra naturaleza corrompida, malvada. Pecados se refiere<br />

a los males que hemos cometido. En realidad, lo que somos es mucho peor <strong>de</strong> lo que jamás<br />

hayamos cometido. Pero, alabado sea el Señor, Cristo murió por nuestro pecado y por<br />

nuestros pecados.<br />

La conversión no comporta la erradicación <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong> pecado. Lo que significa<br />

es la implantación <strong>de</strong> la nueva naturaleza, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Dios, con po<strong>de</strong>r para vivir<br />

victoriosamente sobre el pecado que habita en nosotros.<br />

1:9 A fin <strong>de</strong> que caminemos a diario en comunión con Dios y con nuestros hermanos<br />

creyentes, hemos <strong>de</strong> confesar nuestros pecados: pecados <strong>de</strong> comisión, pecados <strong>de</strong> omisión,<br />

pecados <strong>de</strong> pensamiento, pecados <strong>de</strong> acto, pecados secretos y pecados públicos. Hemos <strong>de</strong><br />

arrastrarlos a campo abierto <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, llamarlos por sus nombres, ponernos <strong>de</strong> parte<br />

<strong>de</strong> Dios contra ellos, y abandonarlos. Sí, la verda<strong>de</strong>ra confesión involucra el abandono <strong>de</strong><br />

los pecados: «El que encubre sus pecados, no prosperará; mas el que los confiesa y se<br />

enmienda alcanzará misericordia» (Pr. 28:13).<br />

Cuando actuamos así, po<strong>de</strong>mos ampararnos en la promesa <strong>de</strong> que Dios es fiel y justo<br />

para perdonarnos. Él es fiel en el sentido <strong>de</strong> que ha prometido perdonar, y cumplirá Su<br />

promesa. Es justo para perdonar porque ha hallado una base justa para el perdón en la<br />

obra substitutiva <strong>de</strong>l Señor Jesús en la cruz. Y no sólo garantiza Él el perdón, sino también<br />

el limpiarnos <strong>de</strong> toda iniquidad.<br />

El perdón al que se refiere Juan aquí es el paterno, no el judicial. El perdón judicial se<br />

refiere al perdón <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong> los pecados, que recibe el creyente cuando cree en el Señor<br />

Jesucristo. Recibe el nombre <strong>de</strong> perdón judicial porque es concedido por Dios actuando<br />

como Juez. Pero, ¿qué <strong>de</strong> los pecados que se cometen <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la conversión? Por lo que<br />

respecta a la pena, el precio ha sido ya pagado por el Señor Jesús en la cruz <strong>de</strong>l Calvario.<br />

Pero por lo que respecta a la comunión en la familia <strong>de</strong> Dios, el santo que ha pecado<br />

necesita el perdón paterno, es <strong>de</strong>cir, el perdón <strong>de</strong> Su Padre. Y lo obtiene mediante la<br />

confesión <strong>de</strong> su pecado. Necesitamos el perdón judicial sólo una vez; esto solventa la<br />

cuestión <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong> todos nuestros pecados: los pasados, presentes y futuros. Pero<br />

necesitamos el perdón paterno a lo largo <strong>de</strong> toda nuestra vida cristiana.<br />

Cuando confesamos nuestros pecados, <strong>de</strong>bemos creer, por la autoridad <strong>de</strong> la palabra<br />

<strong>de</strong> Dios, que Él nos perdona. Y si Él nos perdona, <strong>de</strong>bemos estar dispuestos a perdonarnos<br />

a nosotros mismos.


1:10 Finalmente, para po<strong>de</strong>r estar en comunión con Dios, no <strong>de</strong>bemos negar que hemos<br />

cometido actos <strong>de</strong> pecado. Dios ha dicho una y otra vez en Su palabra que todos hemos<br />

pecado. Negar esto es hacer mentiroso a Dios. Es contra<strong>de</strong>cir Su palabra <strong>de</strong> una manera<br />

directa, y negar <strong>de</strong> una manera completa la razón por la que el Señor Jesús vino a pa<strong>de</strong>cer,<br />

<strong>de</strong>rramar Su sangre, y morir.<br />

Vemos, pues, que la comunión con Dios no <strong>de</strong>manda vidas sin pecado, sino más bien<br />

que todos nuestros pecados sean sacados <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Su presencia, confesados y<br />

abandonados. Significa que <strong>de</strong>bemos ser abiertos y totalmente francos acerca <strong>de</strong> nuestra<br />

condición, y que no <strong>de</strong>be haber hipocresía ni ocultación <strong>de</strong> lo que realmente somos.<br />

2:1 Juan nos da la perfecta regla <strong>de</strong> Dios para Su pueblo, y Su provisión llena <strong>de</strong> gracia<br />

en caso <strong>de</strong> fracaso. Los hijitos hace referencia a todos los miembros <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios.<br />

Luego se expone la perfecta regla <strong>de</strong> Dios con las palabras os escribo estas cosas para que<br />

no pequéis. Por cuanto Dios es perfecto, Su regla para Su pueblo es absolutamente<br />

perfecta. No sería Dios si dijese: «Estas cosas os escribo para que pequéis lo menos que<br />

podáis.» Dios no pue<strong>de</strong> tolerar el pecado en el más mínimo grado, y por ello pone ante<br />

nosotros la norma <strong>de</strong> la perfección. El Señor Jesús hizo esto con la mujer que había sido<br />

atrapada en el acto <strong>de</strong>l adulterio. Le dijo: «Tampoco yo te con<strong>de</strong>no; vete, y no peques ya<br />

más».<br />

Al mismo tiempo, el Señor conoce nuestra naturaleza. Recuerda que somos polvo, y por<br />

ello en Su gracia ha preparado provisión para nosotros para el caso <strong>de</strong>l fracaso. Esto se<br />

expresa con esas palabras: Si alguno peca, abogado tenemos para con el Padre, a<br />

Jesucristo el justo. Un abogado es uno que acu<strong>de</strong> al lado <strong>de</strong> otra persona en tiempo <strong>de</strong><br />

necesidad, para ayudar. Esto es precisamente lo que el Señor Jesús hace por nosotros<br />

cuando pecamos. Él viene <strong>de</strong> inmediato a nosotros para restaurarnos a la comunión con Él.<br />

Observemos que no dice: «Si alguien confiesa sus pecados…» Como nuestro Abogado, el<br />

Señor busca llevarnos al punto en que confesamos y abandonamos nuestros pecados.<br />

Hay algo muy maravilloso en este versículo, y que no <strong>de</strong>beríamos pasar por alto. Dice:<br />

Y si alguno peca, abogado tenemos para con el Padre. No dice para con Dios, sino más<br />

bien para con el Padre. Él sigue siendo nuestro Padre, incluso si pecamos. Esto nos<br />

recuerda la bendita verdad <strong>de</strong> que aunque el pecado en la vida <strong>de</strong> un creyente quebranta la<br />

comunión, no quebranta la relación. Cuando una persona nace <strong>de</strong> nuevo, viene a ser hijo <strong>de</strong><br />

Dios. Des<strong>de</strong> aquel momento, Dios es su Padre, y nada nunca pue<strong>de</strong> afectar a esta relación.<br />

Un nacimiento es algo que no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>shacer. Un hijo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>shonrar a su padre, pero<br />

sigue siendo hijo por el hecho <strong>de</strong>l nacimiento.<br />

Observemos que nuestro abogado es Jesucristo el justo. Es bueno tener un Defensor<br />

justo. Cuando Satanás trae alguna acusación contra un creyente, el Señor Jesús pue<strong>de</strong><br />

señalar a Su obra consumada en el Calvario, y <strong>de</strong>cir: «Carga esto a Mi cuenta».<br />

2:2 Y el Señor Jesús no es sólo nuestro Abogado, sino también la propiciación por<br />

nuestros pecados. Esto significa que por haber muerto por nosotros, nos liberó <strong>de</strong> la culpa<br />

<strong>de</strong> nuestros pecados y nos restauró a Dios proveyendo la necesaria satisfacción y<br />

eliminando toda barrera a la comunión. Dios pue<strong>de</strong> mostrarnos misericordia porque Cristo<br />

ha dado satisfacción a las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> la justicia. No es frecuente que un abogado pague<br />

por los pecados <strong>de</strong> su <strong>de</strong>fendido; sin embargo, eso es lo que ha hecho nuestro Señor, y lo<br />

más <strong>de</strong>stacable <strong>de</strong> todo, es que los satisfizo por el sacrificio <strong>de</strong> Sí mismo.<br />

Juan aña<strong>de</strong> que Él es el sacrificio satisfactorio no por los pecados nuestros solamente,<br />

sino también por todo el mundo (V.M., sin las palabras en negritas, que no pertenecen al<br />

griego). Esto no significa que todo el mundo sea salvo. Lo que sí significa es que la obra


<strong>de</strong>l Señor Jesús es suficiente en su valor para salvar a todo el mundo, pero es sólo eficiente<br />

para salvar a aquellos que en realidad ponen su confianza en Él. Es por cuanto Su obra es<br />

suficiente para todos los hombres que se pue<strong>de</strong> ofrecer el evangelio a todo el mundo. Pero<br />

si todos los hombres fuesen automáticamente salvos, no habría necesidad <strong>de</strong> predicarles el<br />

evangelio.<br />

Es interesante que la inscripción sobre la cruz fuese escrita en hebreo —la lengua <strong>de</strong>l<br />

pueblo escogido—, y en griego y latín, las principales lenguas <strong>de</strong>l mundo entonces<br />

conocido. Así, se proclamó a todo el mundo que Jesucristo es un Salvador suficiente para<br />

todos los hombres en todo lugar.<br />

III. LAS MARCAS DE LOS QUE PERTENECEN A LA<br />

COMUNIÓN CRISTIANA: OBEDIENCIA Y AMOR (2:3–11)<br />

2:3 Juan está ahora preparado para dar las verda<strong>de</strong>ras marcas <strong>de</strong> los que pertenecen a la<br />

comunión cristiana. La primera es la obediencia. Po<strong>de</strong>mos tener certidumbre acerca <strong>de</strong><br />

nuestra relación con Dios si nuestra vida está caracterizada por un <strong>de</strong>seo amante <strong>de</strong> hacer<br />

Su voluntad. Estos versículos están dirigidos sin duda a los gnósticos, que pretendían<br />

poseer un conocimiento superior <strong>de</strong> Dios, pero que mostraban poco interés en guardar los<br />

mandamientos <strong>de</strong>l Señor. Juan muestra que un conocimiento así es vacío y carente <strong>de</strong><br />

valor.<br />

Juan <strong>de</strong>scribe la obediencia <strong>de</strong>l creyente <strong>de</strong> una manera triple: guardar sus<br />

mandamientos (v. 3); guardar Su palabra (v. 5); andar como Él anduvo (v. 6). Hay una<br />

progresión clara en el pensamiento. Guardar sus mandamientos es obe<strong>de</strong>cer las<br />

enseñanzas <strong>de</strong>l Señor Jesús tal como se encuentran en el NT. Guardar Su palabra significa<br />

no sólo la obediencia a lo que es escrito, sino también un <strong>de</strong>seo para hacer lo que sabemos<br />

que le agradaría. Andar como Él anduvo es la plena expresión <strong>de</strong> la norma <strong>de</strong> Dios para Su<br />

pueblo; significa vivir como Jesús vivió.<br />

2:4 Juan no implica que la vida cristiana comporte una obediencia sin ningún tipo <strong>de</strong><br />

faltas a la voluntad <strong>de</strong> Dios, sino más bien que el cristiano <strong>de</strong>sea habitualmente guardar sus<br />

mandamientos y hacer aquellas cosas que agradan a Dios. Juan contempla el tenor global<br />

<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> la persona. Si alguien dice que conoce a Dios, pero no guarda sus<br />

mandamientos, entonces es evi<strong>de</strong>nte que no está diciendo la verdad.<br />

2:5 En cambio, cuando guardamos su palabra, entonces el amor <strong>de</strong> Dios se ha<br />

perfeccionado en nosotros. El amor <strong>de</strong> Dios no se refiere a nuestro amor hacia Dios, sino<br />

más bien a Su amor hacia nosotros. El pensamiento es que el amor <strong>de</strong> Dios hacia nosotros<br />

ha sido llevado a su meta cuando guardamos su palabra. Cumple su objetivo y alcanza su<br />

fin al producir obediencia a Él.<br />

2:6 Así, el que dice que permanece en él, <strong>de</strong>be andar como el Señor Jesús anduvo.<br />

Su vida, tal como está expuesta en los Evangelios, es nuestra pauta y guía. No es una vida<br />

que podamos vivir con nuestras propias fuerzas; es sólo posible en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. Nuestra responsabilidad es darle nuestras vidas a Él sin reservas, y <strong>de</strong>jar que Él viva<br />

Su vida en y por medio <strong>de</strong> nosotros.<br />

2:7 Otra importante marca <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros creyentes es el amor a los hermanos. Dice<br />

Juan que no nos escribe un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que<br />

tenían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio. En otras palabras, el Señor Jesús había enseñado a Sus<br />

discípulos a amarse unos a otros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio mismo <strong>de</strong> Su ministerio terrenal.


Los gnósticos estaban siempre jactándose <strong>de</strong> que sus enseñanzas eran nuevas. Pero el<br />

apóstol apremia a sus lectores a ponerlo todo a prueba por las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor Jesús<br />

cuando estaba aquí en la tierra. Hay siempre el peligro <strong>de</strong> ir a la <strong>de</strong>riva y alejarse <strong>de</strong> aquello<br />

que era en el principio. Dice Juan: «Volved al principio, y sabréis lo que es cierto».<br />

2:8 Pero este mandamiento no es sólo un mandamiento antiguo, sino que hay un sentido<br />

en el que es también nuevo. Cuando el Señor Jesús estuvo aquí, no sólo enseñó a Sus<br />

discípulos a que se amasen los unos a los otros, sino que les dio un ejemplo viviente <strong>de</strong> lo<br />

que quería <strong>de</strong>cir con ello. Su vida estuvo caracterizada por el amor a los otros. El<br />

mandamiento, así, fue verda<strong>de</strong>ro en él cuando estuvo aquí en la tierra. Pero ahora hay un<br />

sentido en el que el Antiguo Mandamiento es nuevo. En esta dispensación, no es sólo<br />

verda<strong>de</strong>ro en el Señor Jesús, sino también en los creyentes. Estos cristianos habían sido<br />

antes paganos, viviendo en odio y pasión. Ahora ilustraban y encarnaban la gran ley <strong>de</strong>l<br />

amor en sus vidas.<br />

Así, las tinieblas van pasando cada vez que los hombres reciben la luz <strong>de</strong>l evangelio.<br />

Las tinieblas no se han <strong>de</strong>svanecido <strong>de</strong>l todo, porque muchos no han acudido a Cristo, pero<br />

la luz verda<strong>de</strong>ra —Cristo— ya alumbra, y siempre que los pecadores se vuelven a Él, son<br />

salvos, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces aman a sus hermanos creyentes.<br />

2:9–11 En los versículos 9–11 tenemos el contraste entre el falso amor y el verda<strong>de</strong>ro.<br />

Si alguien profesa ser cristiano pero aborrece a los que son realmente cristianos, esto es<br />

una señal cierta <strong>de</strong> que tal persona está aún en tinieblas. Esta última expresión muestra<br />

que lo que se tiene a la vista no es un caso <strong>de</strong> recaída. Este hombre sigue siendo lo que era<br />

antes: un inconverso. En cambio, aquel que característicamente ama a su hermano,<br />

permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Esto pue<strong>de</strong> significar que el hombre mismo<br />

no está en peligro <strong>de</strong> tropezar, o que no hará que otros tropiecen. Ambas interpretaciones<br />

son ciertas. Si el cristiano está verda<strong>de</strong>ramente viviendo en comunión con el Señor, la luz<br />

ilumina su propia senda, y no hace tropezar a nadie por ninguna discrepancia entre su<br />

confesión y su práctica. Los gnósticos odiaban profundamente a los que eran fieles a la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. Esto <strong>de</strong>mostraba que estaban en tinieblas, y que andaban en tinieblas, y<br />

que no sabían adón<strong>de</strong> iban, porque las tinieblas les habían cegado los ojos.<br />

Como para ilustrar el amor fraternal <strong>de</strong>l que ha estado hablando, Juan hace ahora una<br />

pausa para dirigir unos saludos amantes a los miembros <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios.<br />

IV. ETAPAS DE CRECIMIENTO EN LA COMUNIÓN<br />

(2:12–14)<br />

2:12 Primero abarca a toda la familia con la expresión hijitos. Aquí no tenemos el<br />

pensamiento <strong>de</strong> la edad ni <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo espiritual. Juan se está dirigiendo a todos los que<br />

pertenecen al Señor, y esto queda <strong>de</strong>mostrado por el resto <strong>de</strong>l versículo: porque vuestros<br />

pecados os han sido perdonados por causa <strong>de</strong> su nombre. Esto es cierto <strong>de</strong> todos los<br />

cristianos. Es algo maravilloso conocer, como experiencia presente, la total remisión <strong>de</strong><br />

nuestros pecados. Observemos, también, que nuestros pecados nos han sido perdonados<br />

por causa <strong>de</strong> su nombre. Es por causa <strong>de</strong> Cristo que Dios nos perdona nuestros pecados.<br />

2:13 Los padres son <strong>de</strong>scritos como aquellos que han llegado a conocer al que es<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio; se trata <strong>de</strong> maduros creyentes que han conocido la dulce compañía <strong>de</strong>l<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios y están satisfechos con Él. Los jóvenes en la familia espiritual están<br />

caracterizados por la fuerza y por el combate. Éste es el período <strong>de</strong> conflicto y <strong>de</strong> lucha con


el enemigo. Los jóvenes … han vencido al maligno porque han aprendido el secreto <strong>de</strong> la<br />

victoria, esto es: «No yo, mas Cristo que vive en mí». Los hijitos son los bebés en la fe.<br />

Quizá no conocen mucho, pero sí conocen al Padre.<br />

2:14 Cuando Juan repite sus palabras a los padres, es lo mismo que al principio. Es<br />

porque han adquirido madurez en su experiencia espiritual. Una vez más los jóvenes son<br />

mencionados como aquellos que son fuertes en el Señor y en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Su fuerza. Han<br />

vencido al maligno porque la palabra <strong>de</strong> Dios permanece en ellos. El Señor Jesús pudo<br />

<strong>de</strong>rrotar a Satanás en el <strong>de</strong>sierto citándole las Escrituras. Esto enfatiza la importancia <strong>de</strong><br />

alimentarse constantemente <strong>de</strong> la Biblia y <strong>de</strong> tenerla lista para repeler los ataques <strong>de</strong><br />

Satanás.<br />

V. DOS PELIGROS PARA LA COMUNIÓN: EL MUNDO Y<br />

LOS FALSOS MAESTROS (2:15–28)<br />

En los vv. 15–17, tenemos una fuerte advertencia contra el mundo y sus falsos caminos.<br />

Quizá esto se dirija en primer lugar a los jóvenes, para los que el mundo a menudo tiene<br />

una intensa atracción, pero es una advertencia que se aplica a todo el pueblo <strong>de</strong>l Señor. El<br />

mundo aquí no es una referencia al orbe en el que vivimos, ni a la creación natural que nos<br />

ro<strong>de</strong>a. Designa más bien al sistema que el hombre ha erigido en un esfuerzo por hacerse<br />

feliz sin Cristo. Pue<strong>de</strong> incluir el mundo <strong>de</strong> la cultura, el mundo <strong>de</strong> la ópera, <strong>de</strong>l arte, <strong>de</strong> la<br />

educación —en suma, cualquier círculo en el que el Señor Jesús no es amado ni bien<br />

acogido—. Alguien lo ha <strong>de</strong>finido como «la sociedad humana hasta allí don<strong>de</strong> está<br />

organizada en base <strong>de</strong> principios falsos, y caracterizada por <strong>de</strong>seos bajos, valores falsos y<br />

egoísmo».<br />

2:15–16 Se nos advierte con claridad que no <strong>de</strong>bemos amar el mundo, ni las cosas que<br />

están en el mundo, por la sencilla razón <strong>de</strong> que el amor hacia el mundo no es compatible<br />

con el amor para con el Padre. Todo lo que el mundo tiene para ofrecernos pue<strong>de</strong> ser<br />

<strong>de</strong>scrito como los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> la carne, la codicia <strong>de</strong> los ojos, y la soberbia <strong>de</strong> la vida. Los<br />

<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> la carne se refiere a los apetitos corporales sensuales que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> nuestra<br />

malvada naturaleza. La codicia <strong>de</strong> los ojos se aplica a los malvados <strong>de</strong>seos que puedan<br />

surgir <strong>de</strong> lo que vemos. La soberbia <strong>de</strong> la vida es una impía ambición <strong>de</strong> propia exhibición<br />

y <strong>de</strong> propia gloria. Estos tres elementos <strong>de</strong> mundanalidad se ilustran en el pecado <strong>de</strong> Eva. El<br />

árbol era bueno para comer; esto es los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> la carne. Era agradable a los ojos; esto es<br />

la codicia <strong>de</strong> los ojos. Era un árbol codiciable para alcanzar sabiduría; esto <strong>de</strong>scribe la<br />

soberbia <strong>de</strong> la vida.<br />

Así como el diablo se opone a Cristo y la carne es antagonista <strong>de</strong>l Espíritu, así el<br />

mundo es contrario al Padre. Los apetitos, la avaricia y la ambición, todo esto no proviene<br />

<strong>de</strong>l Padre, sino que tiene su origen en el mundo. La mundanalidad es el amor por las cosas<br />

pasajeras. El corazón humano nunca pue<strong>de</strong> hallar satisfacción en cosas.<br />

2:17 El mundo pasa, y sus <strong>de</strong>seos. Cuando un banco está en peligro <strong>de</strong> quiebra, la<br />

gente inteligente no va a <strong>de</strong>positar su dinero allá. Cuando los cimientos se resquebrajan, los<br />

constructores inteligentes no prosiguen. Concentrarse en este mundo es como poner en<br />

or<strong>de</strong>n las sillas <strong>de</strong> la cubierta <strong>de</strong>l Titánic. Así, las personas inteligentes no viven para un<br />

mundo que se está <strong>de</strong>svaneciendo. Es la voluntad <strong>de</strong> Dios la que nos guarda <strong>de</strong> la<br />

tentación <strong>de</strong> todo aquello que pasa. Este, <strong>de</strong> pasada, fue el versículo que marcó la vida <strong>de</strong>


D. L. Moody, el gran evangelista, y está inscrito en su lápida: «El que hace la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios permanece para siempre».<br />

2:18 Otra prueba <strong>de</strong> los que pertenecen a la comunión cristiana es la <strong>de</strong> la doctrina. El<br />

tema es introducido con una advertencia a los bebés en Cristo contra los falsos maestros.<br />

Los jóvenes en la fe son especialmente susceptibles a las mentiras <strong>de</strong>l anticristo. Los<br />

lectores <strong>de</strong> Juan habían sido enseñados acerca <strong>de</strong> que surgiría un anticristo antes <strong>de</strong> la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo, que preten<strong>de</strong>ría ser el Cristo. Así como los acontecimientos veni<strong>de</strong>ros<br />

arrojan sus sombras <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos, así antes <strong>de</strong>l surgimiento <strong>de</strong>l anticristo han <strong>de</strong> surgir<br />

muchos anticristos. Se trata <strong>de</strong> falsos maestros que ofrecen un falso cristo y un falso<br />

evangelio. Es <strong>de</strong>stacable que los tiempos en que vivimos están caracterizados por la<br />

existencia <strong>de</strong> muchas sectas negadoras <strong>de</strong> Cristo, y todas ellas dan testimonio <strong>de</strong> que la<br />

venida <strong>de</strong>l Salvador se avecina.<br />

2:19 Estos falsos maestros eran profesantes cristianos que habían estado asociados con<br />

los apóstoles. Pero no estaban <strong>de</strong> corazón unidos a los verda<strong>de</strong>ros creyentes, y lo mostraron<br />

saliendo <strong>de</strong> la comunión. Si hubiesen sido <strong>de</strong> nosotros, habrían permanecido con<br />

nosotros. Aquí apren<strong>de</strong>mos que la verda<strong>de</strong>ra fe siempre tiene la cualidad <strong>de</strong> la<br />

permanencia. Si alguien ha vuelto a nacer <strong>de</strong> verdad, persistirá para el Señor. No significa<br />

esto que seamos salvados porque persistimos hasta el final; más bien significa que los que<br />

persisten hasta el final son los verda<strong>de</strong>ramente salvos. Los falsos maestros salieron para<br />

que se manifestase que no todos son <strong>de</strong> nosotros.<br />

2:20 Pero eso suscita la cuestión: «¿Cómo pue<strong>de</strong> un creyente joven saber qué es verdad<br />

y qué es falsedad?». La respuesta es que tenéis la unción <strong>de</strong>l Santo, y sabéis todas las<br />

cosas, y esta unción se refiere al Espíritu Santo y proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Santo, el Señor Jesucristo.<br />

Cuando alguien es salvo, viene a morar en él el Espíritu Santo, y Él capacita al creyente a<br />

discernir entre la verdad y el error. Cuando Juan les dice a sus jóvenes lectores: sabéis<br />

todas las cosas, no lo dice en un sentido absoluto. No se trata <strong>de</strong> que posean un<br />

conocimiento perfecto, sino <strong>de</strong> que tienen la capacidad <strong>de</strong> reconocer lo verda<strong>de</strong>ro y lo que<br />

no lo es. Así, el creyente más joven y sencillo tiene la capacidad <strong>de</strong> discernir en las cosas<br />

divinas que un filósofo inconverso no posee. El cristiano pue<strong>de</strong> ver más <strong>de</strong> rodillas que el<br />

mundano <strong>de</strong> puntillas. En el ámbito físico, cuando nace un bebé, es dotado en el acto con<br />

todas las faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la raza humana. Tiene ojos, manos, pies y cerebro. Nunca recibe<br />

estas cosas más a<strong>de</strong>lante. Aunque crecen y se <strong>de</strong>sarrollan, toda la persona está ya ahí <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el principio. Así es cuando la persona nace <strong>de</strong> nuevo. Tiene en aquel momento todas las<br />

faculta<strong>de</strong>s que jamás tendrá, aunque haya un sinnúmero <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s para su <strong>de</strong>sarrollo.<br />

2:21 Juan no escribía como si sus lectores ignorasen la verdad, sino más bien para<br />

confirmarlos en la verdad que conocían, y recordarles que ninguna mentira proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> la<br />

verdad. Los gnósticos estaban enseñando doctrinas contrarias a la palabra <strong>de</strong> Dios, y por<br />

tanto eran mentiras. Su principal mentira, la misma base <strong>de</strong> su enseñanza, era su negación<br />

<strong>de</strong> que Jesús es el Cristo. Como se señala en la introducción, enseñaban que Jesús era un<br />

mero hombre y que el Cristo vino sobre Él en Su bautismo. Ésta es la gran mentira <strong>de</strong><br />

algunas <strong>de</strong> las sectas actuales. La Biblia insiste en todo lugar que el Jesús <strong>de</strong>l NT es el<br />

Jehová <strong>de</strong>l AT. No es correcto <strong>de</strong>cir que el Cristo vino sobre Jesús, sino que Jesús es el<br />

Cristo.<br />

2:22 Juan tiene gran cuidado en señalar que la negación <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Jesús comporta<br />

negar también al Padre. Algunas personas gustan <strong>de</strong> creer que adoran a Dios, pero no<br />

quieren tener nada que ver con el Señor. El apóstol dice: Éste es el anticristo, el que niega<br />

al Padre y al Hijo.


2:23 En Juan 8:12, 42, Jesús dijo que los que no llegasen a reconocer Su <strong>de</strong>idad y a<br />

amarle ni conocían al Padre ni le tenían como Padre <strong>de</strong> ellos. De manera similar, Juan dice:<br />

Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene<br />

también al Padre. Aquí tenemos la maravillosa verdad <strong>de</strong> la unidad entre el Padre y el<br />

Hijo. No se pue<strong>de</strong> tener al Padre excepto si se tiene al Hijo. Este es un mensaje al que<br />

<strong>de</strong>berían prestar atención todos los unitarios, los miembros <strong>de</strong> la Ciencia Cristiana,<br />

musulmanes, mo<strong>de</strong>rnistas, testigos <strong>de</strong> Jehová y judíos.<br />

2:24 La seguridad <strong>de</strong> los jóvenes creyentes frente a los falsos maestros resi<strong>de</strong> en <strong>de</strong>jar<br />

que permanezca en ellos lo que han oído <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio. Esto se refiere a las<br />

enseñanzas <strong>de</strong>l Señor Jesús y <strong>de</strong> todos Sus apóstoles. Nuestra gran seguridad es<br />

mantenernos cercanos a la palabra <strong>de</strong> Dios. Deberíamos ponerlo todo a prueba por «¿Qué<br />

dicen las Escrituras?». Si una enseñanza no concuerda con la Biblia, entonces <strong>de</strong>beríamos<br />

rechazarla. Como solía <strong>de</strong>cir el doctor Ironsi<strong>de</strong>: «Si es nueva, no es verdad; y si es verdad,<br />

no es nueva».<br />

2:25 Cuando permanecemos en la doctrina cristiana, damos prueba <strong>de</strong> la realidad <strong>de</strong><br />

nuestra fe. Y la promesa <strong>de</strong> esta fe es la vida eterna. Cuando aceptamos al Señor Jesús,<br />

recibimos Su propia vida, esto es, la vida eterna, y esta vida nos capacita para poner a<br />

prueba todas las doctrinas nuevas y dudosas.<br />

2:26–27 Juan escribía así a los creyentes jóvenes sobre los falsos maestros como<br />

advertencia. No teme acerca <strong>de</strong>l resultado final cuando recuerda que sus lectores habían<br />

recibido la unción <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor. La unción es el Espíritu Santo, y aquí apren<strong>de</strong>mos<br />

que permanece en vosotros. Esta es una <strong>de</strong>claración positiva <strong>de</strong> que cuando se recibe el<br />

Espíritu Santo, nunca más será quitado. Ya que hemos recibido el Espíritu Santo, no<br />

tenemos necesidad <strong>de</strong> que nadie nos enseñe. No significa que no haya necesidad <strong>de</strong><br />

maestros cristianos en la <strong>iglesia</strong>. Dios ha hecho provisión específica para tales maestros en<br />

Efesios 4:11. Significa que el cristiano no necesita ninguna enseñanza aparte <strong>de</strong> la que se<br />

halla en la Palabra sobre la verdad <strong>de</strong> Dios. Los gnósticos profesaban tener verdad<br />

adicional, pero Juan dice aquí que no se necesitan verda<strong>de</strong>s adicionales. Con la Palabra <strong>de</strong><br />

Dios en nuestras manos y el Espíritu <strong>de</strong> Dios en nuestro corazón, tenemos todo lo necesario<br />

para instrucción en la verdad <strong>de</strong> Dios.<br />

2:28 Juan se dirige a todos los amados hijitos <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios, y los exhorta con<br />

estas palabras: Permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza,<br />

y en su venida no seamos avergonzados. La forma en «nosotros» aquí se refiere a los<br />

apóstoles, y la enseñanza es que si los cristianos a quién escribía Juan no seguían fieles al<br />

Señor, los apóstoles que los habían conducido a Cristo quedarían avergonzados en la<br />

venida <strong>de</strong> Cristo. Aquí se enfatiza la importancia <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> seguimiento en todos los<br />

esfuerzos evangelísticos. También sugiere la posibilidad <strong>de</strong> ser avergonzados cuando Cristo<br />

venga.<br />

VI. LAS MARCAS DE LOS QUE PERENECEN A LA<br />

COMUNIÓN CRISTIANA (CONT.): JUSTICIA, AMOR Y LA<br />

CONFIANZA QUE ELLO CONLLEVA (2:29–3:24)<br />

2:29 El cuarto rasgo <strong>de</strong> familia es la justicia. Sabemos en el ámbito físico que<br />

semejante engendra a semejante. Y así suce<strong>de</strong> en el espiritual. Todo el que hace justicia es


nacido <strong>de</strong> Dios. Por cuanto Dios es justo, sigue que todo lo que Él hace es justo, y por ello<br />

todo aquel que es nacido <strong>de</strong> Él es justo. Ésta es la ineludible lógica <strong>de</strong> Juan.<br />

3:1 El pensamiento <strong>de</strong> haber nacido <strong>de</strong> Dios lleva a Juan a hacer una pausa, lleno <strong>de</strong><br />

maravilla, y a llamar a sus lectores a contemplar el maravilloso amor que nos ha<br />

introducido en la familia <strong>de</strong> Dios. El amor pudo habernos salvado sin hacernos hijos <strong>de</strong><br />

Dios. Pero lo sublime <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios se muestra en que nos ha hecho parte <strong>de</strong> Su<br />

familia como hijos: Mirad qué amor tan sublime nos ha dado el Padre, para que<br />

seamos llamados hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

Ahora, al andar en nuestro camino cotidiano, el mundo no nos reconoce como hijos <strong>de</strong><br />

Dios. La gente <strong>de</strong>l mundo no nos compren<strong>de</strong> ni compren<strong>de</strong> por qué nos comportamos como<br />

lo hacemos. Des<strong>de</strong> luego, el mundo no comprendió al Señor Jesús cuando estuvo aquí en la<br />

tierra. «Estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio <strong>de</strong> él; pero el mundo no le<br />

conoció.» Por cuanto tenemos los mismos rasgos que el Señor Jesús, tampoco po<strong>de</strong>mos<br />

esperar que el mundo nos comprenda.<br />

3:2 Sin embargo, comprendidos o no, ahora somos hijos <strong>de</strong> Dios, y ésta es la garantía<br />

<strong>de</strong> la gloria futura. Todavía no se ha manifestado lo que hemos <strong>de</strong> ser; pero sabemos<br />

que cuando Cristo se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como<br />

él es. Esto no significa que seremos físicamente como Jesús en el cielo. El Señor Jesús<br />

tendrá Su propia apariencia concreta, y llevará las cicatrices <strong>de</strong>l Calvario por toda la<br />

eternidad. Cada uno <strong>de</strong> nosotros, creemos, tendremos nuestros propios rasgos<br />

característicos y seremos reconocibles como tales. La Biblia no enseña que todos seremos<br />

iguales en el cielo. Sin embargo, sí seremos moralmente como el Señor Jesucristo.<br />

Estaremos exentos <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> contaminación, <strong>de</strong> pecado, <strong>de</strong> enfermedad, <strong>de</strong> dolor<br />

y <strong>de</strong> muerte.<br />

¿Y cómo se conseguirá esta maravillosa transformación? La respuesta es que una<br />

mirada a Cristo la llevará a cabo. Porque le veremos tal como él es. Aquí en esta vida está<br />

en marcha el proceso <strong>de</strong> ir transformándonos a semejanza <strong>de</strong> Cristo, al contemplarle por la<br />

fe en la palabra <strong>de</strong> Dios. Pero luego este proceso quedará absolutamente cumplido cuando<br />

le veremos tal como él es; porque verle es ser como Él.<br />

3:3 Todo aquel que tiene esta esperanza <strong>de</strong> ver a Cristo y <strong>de</strong> ser como Él, se purifica<br />

a sí mismo, así como Él es puro. Hace largo tiempo que los cristianos han comprobado<br />

que la esperanza <strong>de</strong>l inminente regreso <strong>de</strong> Cristo tiene una influencia santificadora en la<br />

vida <strong>de</strong>l creyente. El creyente no quiere hacer nada que no quiera estar haciendo cuando<br />

Cristo regrese. Observemos que se dice: Se purifica a sí mismo, así como él (Cristo) es<br />

puro. No dice: «así cómo él (Cristo) se purifica a sí mismo». El Señor Jesús nunca tuvo que<br />

purificarse a sí mismo; es puro. Para nosotros, se trata <strong>de</strong> un proceso gradual; para Él, es un<br />

hecho.<br />

3:4 Lo contrario a purificarse a uno mismo se encuentra en el versículo 4: Todo aquel<br />

que practica el pecado, practica también la iniquidad, pues el pecado es iniquidad<br />

(BAS, margen). La palabra «practica» es literalmente hace (Gr., poieö). Se traduce<br />

«practica» porque aquí es cuestión <strong>de</strong> una práctica habitual, expresada por el tiempo<br />

presente continuo. Es posible tener pecado aunque no haya ley. Hubo pecado en el mundo<br />

entre el tiempo <strong>de</strong> Adán y Moisés, pero esto fue antes que fuese promulgada la ley <strong>de</strong> Dios.<br />

Así, no es totalmente exacto <strong>de</strong>cir, como Reina-Valera y la generalidad <strong>de</strong> las versiones,<br />

que «el pecado es infracción <strong>de</strong> la ley» (RVR77, etc.), sino que el pecado es iniquidad<br />

(margen, BAS) o «anarquía». Es la insubordinación contra Dios, querer la propia vía, y


echazar reconocer al Señor como Soberano <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho. En esencia, es poner la propia<br />

voluntad por encima <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios. Es oposición a una Persona Viviente que tiene<br />

<strong>de</strong>recho a ser obe<strong>de</strong>cida.<br />

3:5 Un cristiano no pue<strong>de</strong> persistir en el pecado, porque ello significaría una negación<br />

total <strong>de</strong>l propósito para el que el Señor Jesús vino al mundo. Se manifestó para quitar<br />

nuestros pecados. Por lo tanto, persistir en pecado es vivir en total olvido <strong>de</strong> la razón <strong>de</strong> Su<br />

Encarnación.<br />

Una vez más, el cristiano no pue<strong>de</strong> persistir en el pecado porque eso significaría una<br />

negación <strong>de</strong> Aquel cuyo nombre lleva. No hay pecado en él. Este es uno <strong>de</strong> los tres pasajes<br />

clave <strong>de</strong>l NT que tratan <strong>de</strong> la humanidad impecable <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Pedro nos dice<br />

que «no hizo pecado». Pablo nos dice que «no conoció pecado». Ahora Juan, el discípulo<br />

que conoció al Señor <strong>de</strong> una manera especialmente entrañable, aña<strong>de</strong> su testimonio: «No<br />

hay pecado en él».<br />

3:6 Todo aquel que permanece en él no continúa pecando; todo aquel que continúa<br />

pecando, no le ha visto, ni le ha conocido. Este versículo contrasta al verda<strong>de</strong>ro creyente<br />

con el que nunca ha nacido <strong>de</strong> nuevo. Se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> una manera <strong>de</strong>finida <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro<br />

creyente que no persiste en pecar. Juan no está aquí hablando <strong>de</strong> actos aislados <strong>de</strong> pecado,<br />

sino <strong>de</strong> una conducta continuada, habitual, característica. Este versículo no implica que<br />

cuando un cristiano comete un acto <strong>de</strong> pecado, entonces pier<strong>de</strong> su salvación. Más bien dice<br />

que cuando una persona peca habitualmente, ello es prueba concluyente <strong>de</strong> que nunca ha<br />

sido regenerada.<br />

Naturalmente, se suscita la pregunta: «¿Cuándo es habitual un pecado? ¿Con cuánta<br />

frecuencia tiene que ser cometido para que venga a ser una conducta característica?». Juan<br />

no respon<strong>de</strong> a esto. Lo que hace es poner en guardia a cada creyente, y <strong>de</strong>ja la carga <strong>de</strong> la<br />

prueba sobre el cristiano mismo.<br />

3:7 Ahora bien, los gnósticos, aunque hacían gran<strong>de</strong>s pretensiones acerca <strong>de</strong> su<br />

conocimiento, eran muy <strong>de</strong>scuidados en sus vidas personales. Por ello, Juan aña<strong>de</strong>: Hijitos,<br />

nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, como él es justo. Aquí no <strong>de</strong>bería<br />

haber confusión alguna: uno no pue<strong>de</strong> tener vida espiritual y seguir viviendo en pecado. En<br />

cambio, un hombre sólo pue<strong>de</strong> practicar la justicia si tiene la naturaleza <strong>de</strong> Aquel que es<br />

justo.<br />

3:8 Algunos hijos son tan parecidos a sus padres que no se podrían confundir en medio<br />

<strong>de</strong> una multitud. Así suce<strong>de</strong> con los hijos <strong>de</strong> Dios y con los hijos <strong>de</strong>l diablo. El que<br />

practica el pecado es <strong>de</strong>l diablo; porque el diablo peca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio. Aquí, otra<br />

vez, el pensamiento queda claro. El diablo ha estado practicando el pecado (una conducta<br />

continua y característica) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento en que<br />

pecó. Todos sus hijos le siguen en este camino ancho. Se tendría que añadir aquí que los<br />

hombres se vuelven hijos <strong>de</strong> Dios mediante el nuevo nacimiento, pero no hay nacimiento<br />

en relación con los hijos <strong>de</strong>l diablo. Un hombre se hace hijo <strong>de</strong>l diablo meramente imitando<br />

su conducta, pero nadie es engendrado como hijo <strong>de</strong>l diablo.<br />

En contraste, la venida <strong>de</strong> Jesús fue para <strong>de</strong>shacer (o anular) las obras <strong>de</strong>l diablo. El<br />

Señor habría podido <strong>de</strong>struir al diablo con una sola palabra, pero, en lugar <strong>de</strong> ello, vino a<br />

este mundo para pa<strong>de</strong>cer, <strong>de</strong>rramar Su sangre y morir para anular las obras <strong>de</strong>l diablo. Si<br />

tanto le costó al Salvador quitar el pecado, ¿cuál <strong>de</strong>bería ser la actitud <strong>de</strong> aquellos que han<br />

confiado en Él como Salvador?<br />

3:9 El versículo nueve repite la imposibilidad <strong>de</strong> que uno que sea nacido <strong>de</strong> Dios pueda<br />

persistir en la práctica <strong>de</strong>l pecado. Algunos estudiosos <strong>de</strong> la Biblia creen que este versículo


se refiere a la nueva naturaleza <strong>de</strong>l creyente, y que en tanto que la vieja naturaleza pue<strong>de</strong><br />

pecar y peca, la nueva naturaleza no pue<strong>de</strong> pecar. Sin embargo, nosotros pensamos que<br />

aquí el apóstol está <strong>de</strong> nuevo contrastando al hombre regenerado con el irregenerado, y que<br />

está refiriéndose a una conducta constante o habitual. El creyente no tiene el pecado como<br />

hábito. No persiste en el pecado <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>safiante.<br />

La razón es que la simiente <strong>de</strong> Dios permanece en él. Hay un consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong>sacuerdo<br />

entre los estudiosos bíblicos también acerca <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> esta última expresión.<br />

Algunos piensan que esta simiente se refiere a la nueva naturaleza, y otros al Espíritu<br />

Santo, y aún otros a la Palabra <strong>de</strong> Dios. Todo esto es cierto, y por ello son posibles<br />

explicaciones. Pensamos que la simiente se refiere a la nueva vida que es impartida al<br />

creyente en el momento <strong>de</strong> la conversión. Aquí, pues, tenemos una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que la<br />

vida divina permanece en el creyente. Está eternamente seguro. En lugar <strong>de</strong> ser esto una<br />

excusa para el cristiano para darse al pecado, su seguridad eterna es una garantía <strong>de</strong> que no<br />

persistirá en el pecado. No pue<strong>de</strong> pecar, porque es nacido <strong>de</strong> Dios. Esta relación divina<br />

impi<strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> persistir en el pecado como estilo <strong>de</strong> vida.<br />

3:10a Aquí, pues, tenemos la cuarta distinción <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios, y los hijos <strong>de</strong>l<br />

diablo. El que no practica justicia no es <strong>de</strong> Dios. No hay término medio. No hay nadie<br />

que esté a medias. Los hijos <strong>de</strong> Dios son conocidos por sus vidas justas.<br />

3:10b, 11 En esta sección tenemos una continuación <strong>de</strong> la segunda prueba <strong>de</strong> los que<br />

pertenecen a la familia <strong>de</strong> Dios: la prueba <strong>de</strong>l amor. Esto se continúa <strong>de</strong> 2:7–17. Des<strong>de</strong> el<br />

comienzo <strong>de</strong> la dispensación cristiana se ha enseñado que el amor a los hermanos es una<br />

obligación divina. El amor no se usa aquí en el sentido <strong>de</strong> amistad o <strong>de</strong> un mero afecto<br />

humano, sino que se trata <strong>de</strong>l amor divino. Es amar a otros como Cristo nos amó. En<br />

realidad, esto no se pue<strong>de</strong> conseguir con las propias fuerzas <strong>de</strong> uno, sino sólo en tanto que<br />

el Espíritu Santo dé fuerzas para ello.<br />

3:12 Juan vuelve al primer ejemplo registrado <strong>de</strong> un hombre que no amó a su hermano.<br />

Caín <strong>de</strong>mostró que era <strong>de</strong>l maligno dando muerte a su hermano Abel. La razón<br />

subyacente <strong>de</strong> esto se da en estas palabras: Porque sus obras eran malas, y las <strong>de</strong> su<br />

hermano justas.<br />

3:13 Es un principio básico en la vida humana que la maldad aborrece a la justicia, y<br />

esto explica por qué el mundo… aborrece a los creyentes. La vida justa <strong>de</strong>l cristiano pone<br />

en la picota la maldad <strong>de</strong>l incrédulo. Éste se resiente <strong>de</strong> ser puesto en evi<strong>de</strong>ncia y, en lugar<br />

<strong>de</strong> cambiar su malvada conducta, trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir aquello que lo pone en evi<strong>de</strong>ncia. Sería<br />

igual <strong>de</strong> irrazonable por parte <strong>de</strong> alguien <strong>de</strong>struir una regla o una escuadra porque le<br />

muestra lo torcida que está la línea que ha dibujado.<br />

3:14 Sabemos que hemos pasado <strong>de</strong> la muerte a la vida, en que amamos a los<br />

hermanos. Es un hecho <strong>de</strong>stacable que cuando una persona es salvada, adopta una actitud<br />

totalmente diferente para con los cristianos. Esta es una <strong>de</strong> las maneras en que recibe la<br />

certidumbre <strong>de</strong> la salvación. Alguien que no ame a un verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong><br />

preten<strong>de</strong>r ser cristiano, pero la Escritura dice que permanece en la muerte. Siempre estuvo<br />

espiritualmente muerto, y así es como sigue estando.<br />

3:15 A los ojos <strong>de</strong>l mundo, el odio no es algo malo, pero Dios lo llama homicidio. Un<br />

momento <strong>de</strong> reflexión <strong>de</strong>mostrará que se trata <strong>de</strong> homicidio en embrión. El motivo está ahí,<br />

aunque el acto pueda no cometerse. Así, cualquiera que aborrece a su hermano es<br />

homicida. Cuando Juan dice que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él,<br />

no significa con ello que un homicida no pueda ser salvo. Sólo quiere <strong>de</strong>cir que un hombre


que característicamente aborrece a sus semejantes es un homicida potencial, y no está<br />

salvado.<br />

3:16 Nuestro Señor Jesús nos dio el ejemplo extremo <strong>de</strong>l amor cuando puso su vida<br />

por nosotros. Cristo es aquí contrastado con Caín. Él nos muestra el amor en su más alta<br />

expresión. En cierto sentido, el amor es invisible, pero po<strong>de</strong>mos ver la manifestación <strong>de</strong><br />

amor. En la cruz <strong>de</strong>l Calvario vemos el amor que es verda<strong>de</strong>ramente amor. Juan saca la<br />

lección <strong>de</strong> esto <strong>de</strong> que también nosotros <strong>de</strong>bemos poner nuestras vidas por nuestros<br />

hermanos. Esto significa que nuestras vidas <strong>de</strong>berían ser un continuado don en favor <strong>de</strong><br />

otros creyentes, y que <strong>de</strong>beríamos estar dispuestos a morir por ellos, si fuese necesario. La<br />

mayoría <strong>de</strong> nosotros nunca nos encontraremos en la circunstancia <strong>de</strong> morir por otros, pero<br />

cada uno <strong>de</strong> nosotros pue<strong>de</strong> mostrar el amor fraternal compartiendo nuestros bienes<br />

materiales con los que los necesitan. Esto es lo que se enfatiza en el v. 17.<br />

3:17 Si el versículo 16 sugiere lo más que po<strong>de</strong>mos hacer por nuestros hermanos, el v.<br />

17 sugiere lo mínimo. Juan dice claramente que no es cristiano aquel que ve a su hermano<br />

tener necesidad, y cierra contra él su corazón, no dándole lo necesario para satisfacer<br />

esta necesidad. Esto no justifica dar <strong>de</strong> manera indiscriminada, porque es posible hacer<br />

daño a alguien dándole dinero con lo que comprar aquello que no le hará ningún bien. Pero<br />

este versículo suscita muy incómodas cuestiones acerca <strong>de</strong> la acumulación <strong>de</strong> riquezas por<br />

parte <strong>de</strong> tantos cristianos.<br />

3:18 No <strong>de</strong>beríamos amar <strong>de</strong> palabra ni <strong>de</strong> lengua, sino <strong>de</strong> hecho y en verdad. En<br />

otras palabras, el amor no <strong>de</strong>bería ser sólo cosa <strong>de</strong> términos afectuosos, ni expresión <strong>de</strong><br />

algo que no es cierto. Se <strong>de</strong>bería manifestar en acciones reales <strong>de</strong> bondad y <strong>de</strong>bería ser<br />

genuino, no falso.<br />

3:19 En el ejercicio <strong>de</strong> esto, <strong>de</strong> este amor genuino y activo para con nuestros hermanos,<br />

sabremos que somos <strong>de</strong> la verdad, y esto dará certeza a nuestros corazones al acudir<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él en oración.<br />

3:20 Pues si nuestro corazón nos reprocha algo, mayor que nuestro corazón es<br />

Dios, y él conoce todas las cosas. El tema aquí es la actitud con la que acudimos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios en oración. Este versículo se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> dos maneras.<br />

Primero <strong>de</strong> todo, si nuestro corazón nos reprocha algo, mayor que nuestro corazón<br />

es Dios en el sentido <strong>de</strong> que Él es mayor en compasión. Aunque nosotros podamos tener<br />

unos intensos sentimientos <strong>de</strong> indignidad, sin embargo Dios sabe que básicamente le<br />

amamos y que amamos a Su pueblo. Él sabe que somos <strong>de</strong> Él a pesar <strong>de</strong> todos nuestros<br />

fallos y pecados.<br />

La otra postura es que si nuestro corazón nos reprocha algo, mayor que nuestro<br />

corazón es Dios en la cuestión <strong>de</strong>l juicio. En tanto que sólo conocemos nuestros pecados <strong>de</strong><br />

una manera muy limitada, Dios los conoce <strong>de</strong> manera plena y absoluta. Conoce todo lo que<br />

tenemos ahí <strong>de</strong> culpa, mientras que nosotros sólo conocemos en parte. Nos inclinamos por<br />

esta última posición, aunque ambas cosas son ciertas y por ello posibles explicaciones <strong>de</strong><br />

este pasaje.<br />

3:21 Aquí tenemos la actitud <strong>de</strong> uno que tiene una conciencia transparente <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

Dios. No se trata <strong>de</strong> que esta persona haya estado viviendo sin pecado, sino que ha estado<br />

presta en confesar y abandonar sus pecados. Al actuar así, tiene confianza <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios<br />

y resolución en sus oraciones. Así, si nuestro corazón no nos reprocha algo, tenemos<br />

confianza ante Dios.<br />

3:22 Y lo que le pidamos, lo recibimos <strong>de</strong> él, porque guardamos sus<br />

mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él. Guardar sus


mandamientos es permanecer en Él. Es vivir en estrecha y vital intimidad con el Salvador.<br />

Cuando tenemos así comunión con Él, hacemos <strong>de</strong> Su voluntad la nuestra. Por el Espíritu<br />

Santo, Él nos llena con el conocimiento <strong>de</strong> Su voluntad. En una condición así, no<br />

pediríamos nada fuera <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios. Cuando pedimos en conformidad a Su<br />

voluntad, recibimos <strong>de</strong> él aquellas cosas que le pidamos.<br />

3:23 El mandamiento <strong>de</strong> Dios es que creamos en el nombre <strong>de</strong> su Hijo Jesucristo, y<br />

que nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Esto parece sumarizar todos los<br />

mandamientos <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Habla <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>ber para con Dios y para con<br />

nuestros hermanos cristianos. Nuestro primer <strong>de</strong>ber es confiar en el Señor Jesucristo.<br />

Luego, <strong>de</strong>bido a que la verda<strong>de</strong>ra fe se expresa en la conducta recta, <strong>de</strong>beríamos amarnos<br />

unos a otros. Ésta es una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la fe que salva.<br />

Observemos aquí y en otros versículos que Juan emplea el pronombre personal él para<br />

referirse tanto a Dios Padre como al Señor Jesucristo sin <strong>de</strong>tenerse a explicar a quién <strong>de</strong><br />

ambos se refiere. Se atreve a hacerlo así porque el Hijo es tan verda<strong>de</strong>ramente Dios como el<br />

Padre, y no es presunción alguna hablar <strong>de</strong> Ambos <strong>de</strong> manera indistinta.<br />

3:24a La primera parte <strong>de</strong>l versículo 24 concluye la sección acerca <strong>de</strong>l amor como<br />

prueba para los hijos <strong>de</strong> Dios: Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y<br />

Dios en él. Obe<strong>de</strong>cerle es permanecer en Él, y aquellos que permanecen en Él tienen<br />

también la certidumbre <strong>de</strong> Su presencia permanente.<br />

3:24b Y en esto conocemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos<br />

ha dado. El tema <strong>de</strong> la confianza es introducido con la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que la certidumbre<br />

<strong>de</strong> que Dios permanece en nosotros nos viene por el Espíritu Santo. Todos los creyentes<br />

poseen el Espíritu Santo. Él es quien los conduce a toda verdad y los capacita para discernir<br />

el error.<br />

VII. LA NECESIDAD DE DISCERNIR ENTRE LA VERDAD<br />

Y EL ERROR (4:1–6)<br />

4:1 Habiendo mencionado al Espíritu Santo, Juan recuerda entonces que hay otros<br />

espíritus en el mundo, hoy, y que los hijos <strong>de</strong> Dios necesitan ser advertidos en contra <strong>de</strong><br />

ellos. De modo que advierte al creyente que no confíe en todo espíritu. La palabra espíritu<br />

aquí se refiere probablemente a los maestros, pero no <strong>de</strong> manera exclusiva. Sólo por el<br />

hecho <strong>de</strong> que alguien hable acerca <strong>de</strong> la Biblia, <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> Jesús no significa que sea un<br />

verda<strong>de</strong>ro hijo <strong>de</strong> Dios. Es necesario probar si los espíritus proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios; porque<br />

muchos falsos profetas han salido al mundo. Se trata <strong>de</strong> personas que profesan aceptar el<br />

cristianismo, pero que enseñan un evangelio <strong>de</strong>l todo diferente.<br />

4:2 Juan da las pruebas reales por las que estos hombres han <strong>de</strong> ser sometidos a prueba.<br />

La gran prueba <strong>de</strong> un maestro es: «¿Qué pensáis <strong>de</strong>l Cristo?». Todo espíritu que confiesa<br />

que Jesucristo ha venido en carne, proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios. No se trata tanto <strong>de</strong> la confesión <strong>de</strong>l<br />

hecho histórico, esto es, que Jesús nació en el mundo en un cuerpo humano, sino que se<br />

trata <strong>de</strong> la confesión <strong>de</strong> una Persona viviente, Jesucristo… venido en carne. Es la<br />

confesión que reconoce a Jesús como el Cristo Encarnado. Y confesarle significa<br />

someterse a Él como Señor <strong>de</strong> la propia vida <strong>de</strong> uno. Ahora bien, si uno oye a alguien<br />

presentando al Señor Jesús como el verda<strong>de</strong>ro Cristo <strong>de</strong> Dios, sabrá que está hablando por<br />

el Espíritu <strong>de</strong> Dios. El Espíritu <strong>de</strong> Dios llama a los hombres a reconocer a Jesucristo como<br />

Señor y a encomendar sus vidas a Él. El Espíritu Santo siempre glorifica a Jesús.


4:3 Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no proce<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> Dios. Así es como se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar a los falsos maestros. Ellos no confiesan al Jesús<br />

<strong>de</strong>scrito en el versículo anterior. Éste es el espíritu <strong>de</strong>l Anticristo, el cual espíritu ya está<br />

en el mundo. Hay muchos hoy que están dispuestos a <strong>de</strong>cir cosas aceptables acerca <strong>de</strong><br />

Jesús, pero que no están dispuestos a confesarlo como Dios Encarnado. Dirán que Cristo es<br />

«divino», pero no que es Dios.<br />

4:4 Los humil<strong>de</strong>s creyentes pue<strong>de</strong>n vencer a estos falsos maestros porque tienen al<br />

Espíritu Santo morando en ellos, y esto los capacita para <strong>de</strong>tectar el error y para rehusar<br />

escucharlo.<br />

4:5 Los falsos maestros son <strong>de</strong>l mundo, y por eso la fuente <strong>de</strong> todo lo que hablan es<br />

<strong>de</strong>l mundo. Como el mundo es el manantial <strong>de</strong> todo lo que enseñan, por ello el mundo los<br />

oye. Esto nos recuerda que la aprobación <strong>de</strong>l mundo no es una prueba acerca <strong>de</strong> la<br />

veracidad <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> nadie. Si alguien quiere ser popular, lo que tiene que hacer es<br />

hablar como el mundo habla; pero si ha <strong>de</strong> ser fiel a Dios, entonces tendrá que hacer frente<br />

al rechazo <strong>de</strong>l mundo.<br />

4:6 Juan habla como representante <strong>de</strong> los apóstoles. Dice: Nosotros somos <strong>de</strong> Dios; el<br />

que conoce a Dios, nos oye. Todos los que realmente han nacido <strong>de</strong> Dios aceptarán la<br />

enseñanza <strong>de</strong> los apóstoles que se encuentra en el NT. Por otro lado, los que no son <strong>de</strong> Dios<br />

rehúsan el testimonio <strong>de</strong>l NT, o tratan <strong>de</strong> añadirle o adulterarlo.<br />

VIII. LAS MARCAS DE LOS QUE PERTENECEN A LA<br />

COMUNIÓN CRISTIANA (CONT.) (4:7–5:20)<br />

A. El amor (4:7–21)<br />

4:7–8 Aquí reanuda Juan el tema <strong>de</strong>l amor para con los hermanos. Enfatiza que el amor<br />

es un <strong>de</strong>ber, consecuente con el carácter <strong>de</strong> Dios. Como se ha mencionado ya con<br />

anterioridad, Juan no está pensando en el amor común a todos los hombres, sino <strong>de</strong> aquel<br />

amor para con los hijos <strong>de</strong> Dios que ha sido implantado en los que han nacido <strong>de</strong> nuevo. El<br />

amor es <strong>de</strong> Dios en cuanto a su origen, y todo aquel que ama es nacido <strong>de</strong> Dios y conoce<br />

a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. No dice que Dios<br />

ama. Esto es cierto, pero lo que Juan enfatiza aquí es que Dios es amor. El amor es Su<br />

naturaleza. No hay amor alguno en un verda<strong>de</strong>ro sentido excepto el que halla su manantial<br />

en Él. Las palabras «Dios es amor» bien valen todos los lenguajes <strong>de</strong> la tierra o <strong>de</strong>l cielo.<br />

G. S. Barrett las llama<br />

… las más gran<strong>de</strong>s palabras jamás pronunciadas en lenguaje humano, las más magnas<br />

palabras en toda la Biblia. … Es imposible sugerir siquiera en un bosquejo <strong>de</strong> lo más<br />

esquemático todo lo que se contiene en estas palabras, porque ningún intelecto humano o<br />

creado ha podido ni podrá jamás son<strong>de</strong>ar su insondable significado; pero po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir <strong>de</strong><br />

modo reverente que esta sencilla frase acerca <strong>de</strong> Dios contiene la clave a todas las obras y<br />

caminos <strong>de</strong> Dios… el misterio <strong>de</strong> la creación… <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción… y <strong>de</strong>l Ser <strong>de</strong>l mismo<br />

Dios.<br />

4:9–10 En los versículos siguientes tenemos una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la manifestación <strong>de</strong>l<br />

amor <strong>de</strong> Dios en tres tiempos. En el pasado, se nos manifestó a los pecadores en el don <strong>de</strong>


su Hijo unigénito (4:9–11). En el presente, nos es manifestado como santos en que Él<br />

mora en nosotros (4:12–16). En el futuro, nos será manifestado en darnos seguridad en el<br />

día <strong>de</strong>l juicio.<br />

En primer lugar, tenemos el amor <strong>de</strong> Dios para con nosotros como pecadores. Dios<br />

envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por medio <strong>de</strong> él, y para que fuese<br />

propiciación por nuestros pecados. El término propiciación significa satisfacción, o una<br />

reparación por la cuestión <strong>de</strong>l pecado.<br />

A algunos liberales les gusta pensar en el amor <strong>de</strong> Dios aparte <strong>de</strong> la obra re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong><br />

Cristo. Juan lo une como en absoluto contradictorio. Denney comenta:<br />

Observemos la resonante paradoja <strong>de</strong> este versículo, que Dios es a la vez amante y lleno<br />

<strong>de</strong> ira, y que Su amor provee la propiciación que aleja Su ira <strong>de</strong> nosotros. Lejos <strong>de</strong><br />

encontrar ninguna clase <strong>de</strong> contradicción entre el amor y la propiciación, el apóstol no<br />

pue<strong>de</strong> comunicar a nadie ninguna i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> amor excepto señalando a la propiciación.<br />

4:11 Juan nos presenta ahora la lección <strong>de</strong> un amor así hacia nosotros: si Dios nos ha<br />

amado así, también nosotros <strong>de</strong>bemos amarnos unos a otros. Este «si» aquí no expresa<br />

duda alguna; se usa más bien en el sentido <strong>de</strong> «por cuanto». Por cuanto Dios ha <strong>de</strong>rramado<br />

Su amor <strong>de</strong> tal manera sobre los que son ahora Su pueblo, también nosotros <strong>de</strong>bemos<br />

amar a aquellos que son juntamente con nosotros miembros <strong>de</strong> Su bendita familia.<br />

4:12–13 El amor <strong>de</strong> Dios nos es manifestado en el tiempo presente en que mora en<br />

nosotros. El apóstol dice: Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios<br />

permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. En Juan 1:18<br />

leemos: «A Dios nadie le ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno <strong>de</strong>l Padre, él<br />

le ha dado a conocer». En el Evangelio <strong>de</strong> Dios vemos que el Dios invisible es dado a<br />

conocer al mundo a través <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Aquí tenemos la expresión «a Dios nadie le<br />

ha visto jamás» repetida en la Epístola <strong>de</strong> Juan. Pero ahora Dios está manifestado al<br />

mundo, no por medio <strong>de</strong> Cristo, porque Él se ha vuelto al cielo y está ahora a la diestra <strong>de</strong><br />

Dios. En lugar <strong>de</strong> ello, Dios se manifiesta ahora al mundo por medio <strong>de</strong> los creyentes. ¡Qué<br />

maravilloso que ahora nosotros <strong>de</strong>bamos ser la respuesta <strong>de</strong> Dios a la necesidad <strong>de</strong>l hombre<br />

<strong>de</strong> verle! Y cuando nos amamos unos a otros, su amor se ha perfeccionado en nosotros.<br />

Esto significa que el amor <strong>de</strong> Dios ha conseguido su meta. No hemos sido puestos como<br />

terminales <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong> Dios, sino como canales <strong>de</strong> ellas. El amor <strong>de</strong> Dios nos ha<br />

sido dado, no para que lo acumulemos para nosotros mismos, sino para que sea <strong>de</strong>rramado<br />

por medio <strong>de</strong> nosotros a otros. Cuando nos amamos unos a otros <strong>de</strong> esta manera, ello<br />

prueba que permanecemos en él, y él en nosotros y <strong>de</strong> que somos partícipes <strong>de</strong> su<br />

Espíritu. Deberíamos <strong>de</strong>tenernos para admirar el hecho <strong>de</strong> que Él permanece en nosotros y<br />

<strong>de</strong> que nosotros permanecemos en Él.<br />

4:14 Juan aña<strong>de</strong> ahora el testimonio <strong>de</strong> la compañía <strong>de</strong> los apóstoles: Y nosotros<br />

hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo como Salvador <strong>de</strong>l mundo.<br />

Ésta es una magna <strong>de</strong>claración <strong>de</strong>l amor divino en acción. El Padre ha enviado al Hijo<br />

<strong>de</strong>scribe la infinita esfera <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo. W. E. Vine escribió que «el ámbito <strong>de</strong> Su<br />

misión fue tan ilimitado como la humanidad, y sólo la contumacia e incredulidad <strong>de</strong>l<br />

hombre puso un límite a su efecto real».<br />

4:15 La bendición <strong>de</strong> que Dios mismo habite en uno es el privilegio <strong>de</strong> todos aquellos<br />

que confiesan que Jesús es el Hijo <strong>de</strong> Dios. Aquí, <strong>de</strong> nuevo, no es la confesión <strong>de</strong> un mero<br />

asentimiento intelectual, sino una confesión que involucra la entrega <strong>de</strong> la persona al Señor


Jesucristo. No hay relación más estrecha posible que la <strong>de</strong> que alguien permanezca en Dios<br />

y que tenga a Dios morando en él. Nos cuesta visualizar esta relación, pero podríamos<br />

compararla, en el ámbito natural, con un hierro en el fuego, una esponja en el agua o un<br />

globo <strong>de</strong> aire caliente en el aire. En cada uno <strong>de</strong> estos casos, el objeto está en un elemento,<br />

y el elemento está en el objeto.<br />

4:16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros.<br />

Dios es amor; y el que permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él. Dios es<br />

amor, y este amor tiene que hallar su objeto. El objeto especial <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios es la<br />

compañía <strong>de</strong> aquellos que han nacido en la familia. Si <strong>de</strong>bo estar en comunión con Dios,<br />

entonces he <strong>de</strong> amar a aquellos a los que Él ama.<br />

4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros. No es nuestro amor el que ha<br />

sido perfeccionado, sino el amor <strong>de</strong> Dios el que ha sido perfeccionado en nosotros. Juan<br />

nos está conduciendo ahora a aquel tiempo futuro cuando estaremos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor.<br />

¿Estaremos allí con confianza y tranquilidad, entonces, o aterrorizados? La respuesta es<br />

que será con confianza, porque el perfecto amor ha zanjado <strong>de</strong> una vez por todas la<br />

cuestión <strong>de</strong>l pecado. La razón <strong>de</strong> nuestra confianza en aquel día veni<strong>de</strong>ro se da en las<br />

palabras: pues como él es, así somos nosotros en este mundo. El Señor Jesús está ahora<br />

en el cielo, y el juicio está totalmente <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> Él. Él vino al mundo una vez y pa<strong>de</strong>ció el<br />

castigo que merecían nuestros pecados. Pero Él ha acabado la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción y ahora<br />

nunca tendrá que volver a hacer frente a la cuestión <strong>de</strong>l pecado. Pues como él es, así somos<br />

nosotros en este mundo. Es <strong>de</strong>cir, nuestros pecados fueron juzgados en la cruz <strong>de</strong>l<br />

Calvario, y po<strong>de</strong>mos cantar con confianza:<br />

La muerte queda atrás y aquel gran juicio,<br />

La gracia y gloria están al <strong>de</strong>rredor;<br />

«Las olas» vengadoras sobre Cristo<br />

En toda su ira gastaron su furor.<br />

Sra. J. A. Trench<br />

Así como el juicio ha pasado ya sobre Él, así estamos nosotros fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> la<br />

con<strong>de</strong>nación.<br />

4:18 Por cuanto hemos llegado a conocer el amor <strong>de</strong> Dios, no hay temor en nosotros<br />

<strong>de</strong> que vayamos a perecer. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa<br />

fuera al temor. Es Su perfecto amor el que echa fuera nuestro temor. Tengo primero la<br />

certidumbre <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l Señor, porque Él envió a Su Hijo a morir por mí. Segundo, sé que<br />

me ama porque Él mora en mí en este momento presente. Tercero, puedo contemplar el<br />

futuro con confianza y sin temor. Verda<strong>de</strong>ramente, el temor comporta castigo, y el que<br />

teme, no ha sido perfeccionado en el amor. El amor <strong>de</strong> Dios no ha podido obrar en las<br />

vidas <strong>de</strong> los que le tienen miedo. Nunca han acudido a Él en arrepentimiento para recibir el<br />

perdón <strong>de</strong> los pecados.<br />

4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. La única razón por la que<br />

po<strong>de</strong>mos amar es porque él nos amó primero. Los Diez Mandamientos or<strong>de</strong>nan que uno<br />

ame a Dios y al prójimo, pero la ley no podía producir este amor. Entonces, ¿cómo podía<br />

Dios obtener este amor que Su justicia <strong>de</strong>mandaba? Él resolvió el problema enviando a Su<br />

Hijo para morir por nosotros. Un amor tan maravilloso atrae nuestros corazones a Él como<br />

respuesta. Decimos: «Tú <strong>de</strong>rramaste tu sangre y moriste por mí; <strong>de</strong> ahora en a<strong>de</strong>lante he <strong>de</strong><br />

vivir para ti».


4:20 Juan <strong>de</strong>staca la futilidad <strong>de</strong> profesar amar a Dios al mismo tiempo que se aborrece<br />

al propio hermano. Al aproximarse hacia el centro <strong>de</strong> la rueda, los radios se acercan más<br />

entre ellos. Así, al acercarnos al Señor, tanto más nos acercaremos a nuestros hermanos. De<br />

hecho, no queremos al Señor ni un poco más que amamos a los más humil<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Sus<br />

seguidores. Juan argumenta la imposibilidad <strong>de</strong> amar a Dios a quien no hemos visto si no<br />

amamos a nuestro hermano a quien hemos visto.<br />

4:21 Juan concluye esta sección repitiendo el mandamiento que tenemos <strong>de</strong> parte <strong>de</strong><br />

él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.<br />

B. La sana doctrina (5:1a)<br />

Juan concluye ahora las pruebas <strong>de</strong> la vida. Aquí reanuda la prueba <strong>de</strong> la doctrina, o<br />

podríamos también llamarla la prueba <strong>de</strong> la fe. En los primeros tres versículos se nos dan<br />

los resultados <strong>de</strong> la fe. Estos son, primero, el nacimiento divino, luego el amor para con<br />

Dios, luego el amor para con los hermanos creyentes, y finalmente la obediencia a los<br />

mandamientos <strong>de</strong> Dios. Así, en primer lugar tenemos el nacimiento divino: Todo aquel<br />

que cree que Jesús es el Cristo, es nacido <strong>de</strong> Dios. Aquí la creencia no es un mero<br />

asentimiento intelectual <strong>de</strong>l hecho, sino la encomendación <strong>de</strong> la propia vida a Jesús como el<br />

Cristo.<br />

C. El amor y la obediencia que produce (5:1b–3)<br />

5:1b Si verda<strong>de</strong>ramente hemos nacido <strong>de</strong> Dios, entonces le amaremos. Y no sólo esto,<br />

sino que amaremos también a Sus hijos. Es bueno observar que <strong>de</strong>bemos amar a todos los<br />

creyentes, y no sólo a aquellos <strong>de</strong> un cierto círculo <strong>de</strong> comunión.<br />

5:2–3 El cuarto resultado <strong>de</strong> la fe es la obediencia a los mandamientos <strong>de</strong> Dios. En<br />

esto conocemos que amamos a los hijos <strong>de</strong> Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos<br />

sus mandamientos. Los verda<strong>de</strong>ramente salvados estarán caracterizados por un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios. Nuestro amor para con Dios se expresa en una bien dispuesta<br />

obediencia a Sus mandamientos. El Señor Jesús dijo: «Si me amáis, guardad mis<br />

mandamientos».<br />

Cuando Juan dice que sus mandamientos no son gravosos, no significa con ello que<br />

no sean difíciles, sino más bien que son precisamente aquellas cosas que los nacidos <strong>de</strong><br />

nuevo gozan <strong>de</strong> hacer. Cuando le dices a una madre que cui<strong>de</strong> bien a su bebé, sólo le estás<br />

diciendo que haga lo que a ella le encanta hacer. Los mandamientos <strong>de</strong>l Señor son aquellas<br />

cosas que mejores son para nosotros, y aquellas cosas en las que nuestra naturaleza se<br />

<strong>de</strong>leita <strong>de</strong> corazón.<br />

D. La fe que vence al mundo (5:4–5)<br />

5:4 Luego apren<strong>de</strong>mos el secreto <strong>de</strong> la victoria sobre el mundo. El sistema mundano es<br />

un monstruoso artificio <strong>de</strong> tentación, siempre tratando <strong>de</strong> alejarnos <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> aquello<br />

que es eterno, y tratando <strong>de</strong> ocuparnos con lo que es temporal y sensual. Las gentes <strong>de</strong> este<br />

mundo están totalmente dadas a las cosas <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong> los sentidos. Se han vuelto<br />

víctimas <strong>de</strong> las cosas pasajeras.


Sólo el hombre que es nacido <strong>de</strong> Dios verda<strong>de</strong>ramente vence al mundo, porque por la<br />

fe pue<strong>de</strong> elevarse por encima <strong>de</strong> las cosas perece<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> este mundo y contemplar las<br />

cosas en su verda<strong>de</strong>ra perspectiva, la eterna. Así, el que verda<strong>de</strong>ramente vence al mundo<br />

no es el gran científico, ni el filósofo, ni el psicólogo, sino el sencillo creyente que se da<br />

cuenta <strong>de</strong> que las cosas que se ven son temporales, y que las cosas que no se ven son<br />

eternas. Una contemplación <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios en la faz <strong>de</strong> Jesús disipa la gloria <strong>de</strong> este<br />

mundo.<br />

5:5 Como hemos visto, el tema <strong>de</strong> esta sección es la fe como prueba <strong>de</strong> la vida eterna.<br />

Juan acaba <strong>de</strong> mencionar que el que vence al mundo es aquel que cree que Jesús es el<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios. Y ahora pasa a exponer la verdad acerca <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

E. La sana doctrina (5:6–12)<br />

5:6 Dice: Éste es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre. Se ha dado una gran<br />

cantidad <strong>de</strong> discusiones acerca <strong>de</strong>l significado <strong>de</strong> estas palabras. Algunos creen que el agua<br />

y sangre se refieren a la una y la otra que fluyeron <strong>de</strong>l costado herido <strong>de</strong>l Salvador (Jn.<br />

19:34). Otros piensan que el agua se refiere al Espíritu <strong>de</strong> Dios y que la sangre se refiere a<br />

la sangre <strong>de</strong>rramada en el Calvario. Otros aún creen que se trata <strong>de</strong> una referencia al<br />

nacimiento natural, don<strong>de</strong> el agua y sangre estaban presentes. Nosotros queremos<br />

presentar una cuarta interpretación que tiene en cuenta <strong>de</strong> manera especial la herejía<br />

gnóstica que el apóstol está tratando <strong>de</strong> combatir en esta Epístola.<br />

Como ya hemos mencionado, los gnósticos creían que Cristo vino sobre Jesús en Su<br />

bautismo y que lo <strong>de</strong>jó antes <strong>de</strong> Su pasión, o sea, en el Huerto <strong>de</strong> Getsemaní. En otras<br />

palabras: ellos dirían: «El Cristo no murió en la cruz, sino que Jesús el hombre fue quien<br />

murió». Esto, naturalmente, priva a Su obra <strong>de</strong> todo valor expiatorio por los pecados <strong>de</strong><br />

otros. Nosotros sugerimos que Juan usa el agua como emblema <strong>de</strong>l bautismo <strong>de</strong> Jesús y la<br />

sangre como símbolo <strong>de</strong> Su muerte expiatoria. Estos fueron los dos puntos terminales <strong>de</strong><br />

Su ministerio público. Juan está diciendo que Jesús era tanto el Cristo cuando murió en la<br />

cruz como cuando fue bautizado en el Jordán. Éste es Jesucristo, que vino mediante agua<br />

y sangre; no mediante agua solamente (lo que los gnósticos estarían dispuestos a<br />

conce<strong>de</strong>r), sino mediante agua y sangre. Parece que el corazón <strong>de</strong>l hombre está<br />

perpetuamente intentando librarse <strong>de</strong> la doctrina <strong>de</strong> la expiación. A los hombres les gustaría<br />

tener en el Señor Jesús a un Hombre perfecto, el Ejemplo i<strong>de</strong>al, quien nos ha dado un<br />

maravilloso código <strong>de</strong> moralidad. Pero Juan insiste aquí que el Señor no es sólo el Hombre<br />

Perfecto, sino también el Perfecto Dios, y que el Mismo que fue bautizado en el Río Jordán<br />

es el que dio Su vida como sacrificio por los pecadores. Los hombres dicen a Cristo: «Baja<br />

<strong>de</strong> la cruz, y creeremos en ti». Si sólo pue<strong>de</strong>n eliminar la cruz <strong>de</strong> su pensamiento, se<br />

sentirán felices. Pero Juan dice: «No. No pue<strong>de</strong>s tener al Señor Jesucristo aparte <strong>de</strong> Su<br />

perfecta obra re<strong>de</strong>ntora en el Calvario».<br />

Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Esto significa<br />

que el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios siempre testifica <strong>de</strong> la verdad acerca <strong>de</strong>l Señor Jesús, la cual<br />

ha estado exponiendo Juan. Él da testimonio <strong>de</strong> que Cristo vino no con agua solamente,<br />

sino con agua y con sangre, porque ésta es la verdad <strong>de</strong> Dios.<br />

5:7–8 Siempre es una sacudida para algunos <strong>de</strong>votos cristianos apren<strong>de</strong>r que partes <strong>de</strong><br />

los versículos 7 y 8, tal como se encuentran en la Reina-Valera, se encuentran en realidad<br />

sólo en un pequeño número <strong>de</strong> manuscritos griegos <strong>de</strong>l NT. (Erasmo añadió estas palabras


a ediciones posteriores <strong>de</strong> su NT griego bajo presiones <strong>de</strong>l Papa (aparecen en la Biblia<br />

latina oficial <strong>de</strong> la Iglesia Católica Romana, la Vulgata). Sólo hay cuatro mss. griegos muy<br />

tardíos en los que aparecen estas palabras, <strong>de</strong> modo que no es apropiado usarlas. Los<br />

sectarios que van <strong>de</strong> puerta en puerta negando la Bendita Trinidad son muy prontos en<br />

señalar estos hechos, <strong>de</strong> modo que lo más pru<strong>de</strong>nte es ser consciente <strong>de</strong> ellos). Pero esto no<br />

afecta en absoluto a la verdad <strong>de</strong> la inspiración <strong>de</strong> las Escrituras. Algunas personas piensan<br />

que es importante retener estas palabras, porque mencionan las tres Personas <strong>de</strong> la Trinidad.<br />

Sin embargo, la verdad <strong>de</strong> la Trinidad no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> este pasaje solo, sino que se encuentra<br />

en muchas otras secciones <strong>de</strong> las Escrituras.<br />

Habiendo <strong>de</strong>clarado en los versículos anteriores la Persona y la obra <strong>de</strong> Cristo, Juan<br />

pasa ahora a exponer la fiabilidad <strong>de</strong> nuestra creencia en Él. Dice que tres son los que dan<br />

testimonio (las palabras «en la tierra» no <strong>de</strong>berían incluirse), el Espíritu, el agua y la<br />

sangre; y los tres concuerdan. Aunque la palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bería ser suficiente para<br />

nosotros, como base <strong>de</strong> fe, Él con<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a darnos un testimonio triple acerca <strong>de</strong> la<br />

verdad. Primero, el Espíritu <strong>de</strong> Dios da testimonio <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> que Jesucristo es Dios y<br />

<strong>de</strong> que Él es el único Salvador <strong>de</strong>l mundo. El testimonio <strong>de</strong>l Espíritu se halla en la palabra<br />

escrita <strong>de</strong> Dios.<br />

Luego hay el testimonio <strong>de</strong>l agua. Creemos que esto se refiere a lo que sucedió en el<br />

bautismo <strong>de</strong>l Señor Jesús. En aquel acontecimiento, Dios abrió los cielos y proclamó<br />

públicamente: «Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento». Así, Dios Padre<br />

añadió Su propio testimonio a Dios el Espíritu acerca <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong> Cristo.<br />

Finalmente, hay el testimonio <strong>de</strong> la sangre. En la cruz, el Señor Jesús dio testimonio<br />

acerca <strong>de</strong> Sí mismo <strong>de</strong> que Él era el Hijo <strong>de</strong> Dios. Nadie le arrebató la vida: él la puso <strong>de</strong> Sí<br />

mismo. Si hubiera sido un mero hombre, no habría podido hacer tal cosa. La sangre <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesucristo da testimonio <strong>de</strong> que la cuestión <strong>de</strong>l pecado ha quedado zanjada <strong>de</strong> una<br />

vez por todas y para satisfacción <strong>de</strong> Dios. Y estos tres testigos concuerdan. Es <strong>de</strong>cir, están<br />

unidos en un mismo testimonio tocante a la perfección <strong>de</strong> la Persona y <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Cristo.<br />

5:9 Ahora Juan da un argumento concluyente: Si recibimos el testimonio <strong>de</strong> los<br />

hombres, mayor es el testimonio <strong>de</strong> Dios. Diariamente, aceptamos constantemente la<br />

palabra <strong>de</strong> nuestros semejantes. Si no lo hiciésemos, los negocios se paralizarían y la vida<br />

social sería imposible. Aceptamos el testimonio <strong>de</strong> hombres que pue<strong>de</strong>n estar equivocados<br />

e incluso engañadores. Ahora bien, si hacemos esto en la vida cotidiana, ¡cuánto más<br />

<strong>de</strong>beríamos confiar en la palabra <strong>de</strong> Dios, que no pue<strong>de</strong> fallar ni mentir! Es <strong>de</strong> lo más<br />

irrazonable no creer en Dios. Su testimonio es totalmente creíble.<br />

5:10 Cuando alguien acepta Su testimonio acerca <strong>de</strong> Su Hijo, Dios sella la verdad<br />

dando al hombre el testimonio <strong>de</strong>l Espíritu en sí mismo. En cambio, si alguien no cree a<br />

Dios, le hace mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca<br />

<strong>de</strong> su Hijo. La gente creen que pue<strong>de</strong>n aceptar o rechazar el testimonio <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong><br />

Cristo, pero Juan quiere que sepan que rechazarlo es acusar a Dios <strong>de</strong> mentiroso.<br />

5:11 Juan recapitula ahora el mensaje cristiano: Este es el testimonio: que Dios nos ha<br />

dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. ¡Qué grandiosas verda<strong>de</strong>s tenemos aquí, es<br />

<strong>de</strong>cir, que Dios ha dado vida eterna a los hombres, y que la fuente <strong>de</strong> esta vida está en su<br />

Hijo!<br />

5:12 A partir <strong>de</strong> esto, es inevitable la conclusión. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el<br />

que no tiene al Hijo <strong>de</strong> Dios no tiene la vida. La enseñanza es inequívoca. La vida eterna<br />

no se encuentra en la educación ni en la filosofía; no está en la ciencia ni en las buenas<br />

obras; no se halla en la religión ni en la <strong>iglesia</strong>. Para tener vida, se ha <strong>de</strong> tener al Hijo <strong>de</strong>


Dios. En cambio, el que no tiene al Hijo <strong>de</strong> Dios no tiene la vida, es <strong>de</strong>cir, la vida<br />

verda<strong>de</strong>ra. La vida eterna es inseparable <strong>de</strong> Jesucristo.<br />

F. Certidumbre mediante la Palabra (5:13)<br />

Hemos llegado a la parte final <strong>de</strong> la Epístola. Primero, Juan <strong>de</strong>clara en los términos más<br />

meridianamente claros la razón <strong>de</strong> haber escrito los pasajes anteriores. El propósito <strong>de</strong> los<br />

mismos es que aquellos que creen en el nombre <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios puedan saber que tienen<br />

vida eterna. Si tienes las marcas <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios, entonces pue<strong>de</strong>s saber que has<br />

nacido en la familia <strong>de</strong> Dios. Este versículo enseña también otra preciosa verdad, es <strong>de</strong>cir,<br />

que la certidumbre <strong>de</strong> la salvación viene por medio <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios. Juan escribió esas<br />

cosas para que los lectores sepan que tienen vida eterna. En otras palabras, las Escrituras<br />

fueron escritas para que los que creen en el Señor Jesús puedan tener la certidumbre <strong>de</strong> que<br />

son salvos. No hay necesidad <strong>de</strong> estar esperanzado o <strong>de</strong> suponer o <strong>de</strong> sentir o <strong>de</strong> palpar en<br />

la oscuridad. No es presunción que alguien diga que está salvado. Juan afirma <strong>de</strong>l modo<br />

más claro posible que todo aquel que verda<strong>de</strong>ramente cree en el Señor Jesús pue<strong>de</strong> saber<br />

que tiene vida eterna.<br />

G. Confianza en oración (5:14–17)<br />

5:14–15 Cuando sabemos que tenemos vida eterna, naturalmente po<strong>de</strong>mos comparecer<br />

llenos <strong>de</strong> confianza <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor. Juan <strong>de</strong>scribe esta confianza en los versículos 14 y<br />

15. Sabemos que si pedimos alguna cosa conforme a la voluntad <strong>de</strong> Dios, él nos oye<br />

estas oraciones y las contestará. Des<strong>de</strong> luego, <strong>de</strong>beríamos temer orar por nada que no esté<br />

<strong>de</strong> acuerdo con Su voluntad. Quizá alguien diga: «¿Pero cómo puedo conocer la voluntad<br />

<strong>de</strong> Dios?». De una manera general, la respuesta es que la voluntad <strong>de</strong> Dios nos es revelada<br />

en las Sagradas Escrituras, y por ello <strong>de</strong>beríamos estudiar la palabra a fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r conocer<br />

mejor cuál es la voluntad <strong>de</strong> Dios y cómo po<strong>de</strong>mos orar con mayor inteligencia.<br />

5:16 Juan da una circunstancia en la que el creyente pue<strong>de</strong> tener confianza en la<br />

oración, pero también cita un ejemplo en el que no es posible la confianza. Si alguno ve a<br />

su hermano cometiendo un pecado que no sea para muerte, pedirá, y Dios le dará<br />

vida; esto es para los que cometen pecado que no sea para muerte. Esto evi<strong>de</strong>ntemente<br />

se refiere a un caso en el que un cristiano observa a un hermano creyente llevando a cabo<br />

alguna actividad pecaminosa. No es un pecado <strong>de</strong> una tal naturaleza que comporte la<br />

muerte sobre quien lo cometa. En tal caso, el creyente pue<strong>de</strong> orar por la restauración <strong>de</strong> la<br />

persona que yerra, y Dios dará vida al peticionario para aquellos que no pequen para<br />

muerte.<br />

Por otra parte, hay pecado para muerte, y el apóstol dice: por el cual yo no digo que<br />

se pida.<br />

EL PECADO PARA MUERTE<br />

Es imposible <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> forma concluyente qué es el pecado para muerte, <strong>de</strong> modo que<br />

quizá lo más pru<strong>de</strong>nte sea dar las varias interpretaciones aceptadas y luego mencionar<br />

cuál pensamos que es la más correcta.


1. Algunos piensan que el pecado para muerte se refiere a un pecado en el que el<br />

creyente persiste y mantiene sin confesar. En 1 Corintios 11:30 leemos que algunos<br />

habían muerto por haber participado <strong>de</strong> la Cena <strong>de</strong>l Señor sin juzgarse a sí mismos.<br />

2. Otros creen que la referencia aquí es al pecado <strong>de</strong> homicidio. Si en un momento <strong>de</strong><br />

pasión un cristiano da muerte a alguna persona, entonces no <strong>de</strong>beríamos sentirnos con<br />

libertad para orar para que sea liberado <strong>de</strong> la pena <strong>de</strong> muerte, porque Dios ya ha<br />

manifestado que es Su voluntad que «El que <strong>de</strong>rrame sangre <strong>de</strong>l hombre, por el hombre<br />

su sangre será <strong>de</strong>rramada» (Gn. 9:6).<br />

3. Otros piensan que el pecado al que se hace referencia aquí es la blasfemia contra el<br />

Espíritu Santo. El Señor Jesús dijo que los que atribuían los milagros que Él hacía por el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo, a Beelzebub, el príncipe <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios, habían cometido el<br />

pecado imperdonable, y que no había perdón para este pecado ni en este siglo, ni en el<br />

veni<strong>de</strong>ro.<br />

4. Otros creen que se trata <strong>de</strong> una forma especial <strong>de</strong> pecado, como el cometido por<br />

Moisés o Aarón, o Ananías y Safira, y que Dios visita con un juicio riguroso.<br />

5. Una última explicación es que lo que está a la vista es el pecado <strong>de</strong> apostasía, y<br />

creemos que esta explicación es la que mejor se ajusta al contexto. Un apóstata es<br />

alguien que ha oído las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fe cristiana, se ha convencido<br />

intelectualmente <strong>de</strong> que Jesús es el Cristo, e incluso ha hecho profesión <strong>de</strong> cristianismo,<br />

aunque nunca ha sido verda<strong>de</strong>ramente salvo. Después <strong>de</strong> haber gustado las buenas<br />

cosas <strong>de</strong>l cristianismo, renuncia totalmente a ellas y repudia al Señor Jesucristo. En<br />

Hebreos 6 apren<strong>de</strong>mos que este pecado es conducente a muerte. Los que cometen este<br />

pecado no tienen vía <strong>de</strong> escape, por cuanto han actuado «crucificando <strong>de</strong> nuevo para sí<br />

mismos al Hijo <strong>de</strong> Dios y exponiéndole a la pública ignominia» (He. 6:6). En toda su<br />

Epístola, Juan ha estado hablando con los gnósticos en mente. Estos falsos maestros<br />

habían estado antes en la comunión cristiana. Habían profesado ser creyentes. Habían<br />

conocido los hechos <strong>de</strong> la fe, y luego le dieron la espalda al Señor Jesús, aceptando una<br />

enseñanza que negaba totalmente Su Deidad y la suficiencia <strong>de</strong> Su obra expiatoria. Un<br />

cristiano no tiene libertad para orar por la restauración <strong>de</strong> los tales, porque Dios ya ha<br />

indicado en Su palabra que han pecado para muerte.<br />

5:17 Toda injusticia es pecado, y hay pecado que no es para muerte. Hay claras<br />

diferencias en los grados <strong>de</strong> pecado, y hay pecados que no son <strong>de</strong> una naturaleza tan grave<br />

que lleven a muerte.<br />

H. El conocimiento <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s espirituales (5:18–20)<br />

5:18 Comenzando con el versículo 18, Juan lleva su Epístola a un fin majestuoso<br />

reiterando las gran<strong>de</strong>s certidumbres <strong>de</strong> la Fe Cristiana. Sabemos que todo aquel que ha<br />

nacido <strong>de</strong> Dios, no continúa pecando. De esto po<strong>de</strong>mos estar seguros, que el que posee la<br />

naturaleza divina no persiste en la práctica <strong>de</strong>l pecado. La razón sigue: El que es<br />

engendrado <strong>de</strong> Dios se guarda, y el maligno no le toca (V.M., y RV). Como en 3:9, esto<br />

se refiere al verda<strong>de</strong>ro creyente que persevera o que se guarda por medio <strong>de</strong> su naturaleza<br />

divina. Es sólo esta persona la que queda inmune al maligno.<br />

5:19 La respuesta cristiana a cuantos preten<strong>de</strong>n poseer un conocimiento superior es<br />

ésta: Sabemos que somos <strong>de</strong> Dios, y el mundo entero yace en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l maligno. Juan<br />

no diluye las palabras. Él ve sólo dos esferas: en Él, o bajo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l maligno. Las<br />

personas están o bien salvadas, o bien perdidas. No hay término medio. Y esta posición<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> su relación con Jesucristo. ¡Oíd esto, gnósticos!


5:20 La tercera gran verdad es la <strong>de</strong> la Encarnación. Sabemos que el Hijo <strong>de</strong> Dios ha<br />

venido. Este es el tema con el que Juan había comenzado su Epístola y con el que ahora<br />

está a punto <strong>de</strong> concluirla. La venida <strong>de</strong>l Señor Jesús nos reveló al que es verda<strong>de</strong>ro, es<br />

<strong>de</strong>cir, el verda<strong>de</strong>ro Dios. Dios Padre sólo pue<strong>de</strong> ser conocido por medio <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesucristo. «El unigénito Hijo, que está en el seno <strong>de</strong>l Padre, él le ha dado a conocer» (Jn.<br />

1:18). Luego, aña<strong>de</strong> Juan, y estamos en el verda<strong>de</strong>ro, en su Hijo Jesucristo. Una vez más<br />

el énfasis recae en que sólo en tanto que estamos en Jesucristo po<strong>de</strong>mos estar en Dios.<br />

«Nadie viene al Padre sino por medio <strong>de</strong> mí» (Jn. 14:6). Éste es el verda<strong>de</strong>ro Dios, y la<br />

vida eterna. En otras palabras, Juan está enseñando lo que los gnósticos negaban, que<br />

Jesucristo es Dios, y que la vida eterna se halla sólo en Él.<br />

IX. LLAMAMIENTO FINAL (5:21)<br />

Finalmente, tenemos la última exhortación <strong>de</strong> Juan: Hijitos, guardaos <strong>de</strong> los ídolos. El<br />

apóstol está diciendo, en otras palabras: «Guardaos <strong>de</strong> cualquier enseñanza que se oponga a<br />

estas realida<strong>de</strong>s». Quiere que los creyentes se guar<strong>de</strong>n <strong>de</strong> todas las i<strong>de</strong>as tocantes a Dios<br />

que no hayan sido transmitidas por los apóstoles. Jesucristo es Dios. Cualquier otro<br />

pensamiento es idolatría. Aquí Juan no se refiere primariamente a ídolos tallados <strong>de</strong><br />

ma<strong>de</strong>ra. Un ídolo es un sustituto o falso dios que toma el puesto <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro. Aquí, un<br />

ídolo no es tanto un objeto material como una falsa enseñanza.<br />

El Arzobispo Alexan<strong>de</strong>r se refirió a este llamamiento como «un elocuente<br />

estremecimiento». No po<strong>de</strong>mos pensar en una <strong>de</strong>scripción mejor que ésta, y por ello<br />

concluimos nuestro comentario con el elocuente estremecimiento <strong>de</strong> Juan:<br />

«Hijitos, guardaos <strong>de</strong> los ídolos. Amén» .<br />

Bibliografía<br />

Barrett, G. S. The First Epistle General of St. John. Londres: The Religious Tract Society,<br />

1910.<br />

Candlish, Robert S. The First Epistle of John. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan Publishing House,<br />

s.f.<br />

Findlay, George. Fellowship in the Life Eternal. Londres: Hod<strong>de</strong>r & Stoughton, s.f.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Addresses on the Epistles of John. New York: Loizeaux Bros., s.f.<br />

Kelly, William. An Exposition of the Epistles of John the Apostle. Londres: T. Weston,<br />

1905.<br />

Law, Robert. The Tests of Life. Edimburgo: T. & T. Clark, 1909.<br />

Marshall, I. Howard. The Epistles of John (NIC). Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Co., 1978.<br />

Mitchell, John G. Fellowship: Three Letters from John. Portland, Oregón: Multnomah<br />

Press, 1974.<br />

Stott, John R. W. The Epistles of John (TBC). Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing<br />

Co., 1964.<br />

Vine, W. E. The Epistles of John: Light, Love, Life. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan Publishing<br />

House, 1970.<br />

Westcott, Brooke Foss. The Epistles of St. John. Cambridge: The MacMillan Company,<br />

1892.


Blaiklock, E. M. Cartas a los hijos <strong>de</strong> la luz. CLIE, Terrassa.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 15: 1ª, 2ª y 3ª Juan y Judas. CLIE,<br />

Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico-Carroll. Vol. 11: Pastorales. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry. Vol. 13 Santiago-Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Meyer, F. B., La vida y luz <strong>de</strong> los hombres. CLIE, Terrassa.<br />

Meyer, F. B., Amor hasta lo sumo. CLIE, Terrassa.<br />

Pettingill, W. L., Estudios sencillos sobre Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Rudd, A. B. Epístolas Generales. CLIE, Terrassa.<br />

Simpson, A. B., Comentario al Evangelio <strong>de</strong> Juan. CLIE, Terrassa.<br />

Speer, Roberto E., El Evangelio <strong>de</strong> Juan-Sugestiones. CLIE, Terrassa.


LA SEGUNDA EPÍSTOLA DE JUAN<br />

Introducción<br />

«[Segunda <strong>de</strong> Juan] nos da un nuevo aspecto <strong>de</strong>l apóstol: lo muestra como pastor <strong>de</strong><br />

almas individuales. … Tanto si se dirige a una <strong>iglesia</strong> local como si está … escrita a una<br />

dama individual … es por causa <strong>de</strong> personas <strong>de</strong>terminadas por las que está muy interesado<br />

que envía esta carta.»<br />

A. Plummer<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Junto con 3 Juan, esta breve nota es todo lo que tenemos <strong>de</strong> la inapreciable<br />

correspon<strong>de</strong>ncia personal <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los más amados <strong>de</strong> los santos primitivos, el Apóstol<br />

Juan.<br />

A veces preocupa a los cristianos cuán «abiertos» o «cerrados» han <strong>de</strong> ser para con<br />

otros, en especial con los que profesan ser creyentes. 2 y 3 Juan respon<strong>de</strong>n a esta cuestión<br />

tan práctica. 2 Juan muestra la importancia <strong>de</strong> mantener nuestra casa (o asamblea<br />

doméstica) cerrada a herejes; 3 Juan alienta a una «política <strong>de</strong> puertas abiertas» para los<br />

predicadores y misioneros itinerantes.<br />

II. Paternidad<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> 2 Juan es más débil que para 1 Juan, indudablemente <strong>de</strong>bido a<br />

su tamaño y naturaleza privada. Ireneo la cita, pero, lo mismo que varios otros, pensaba que<br />

formaba parte <strong>de</strong> 1 Juan (la división en capítulos y versículos vino años <strong>de</strong>spués). Orígenes<br />

dudaba <strong>de</strong> la Epístola, pero Clemente y Dionisio, <strong>de</strong> Alejandría, la citan como perteneciente<br />

a Juan. Cipriano cita <strong>de</strong> manera específica el v. 10 como escrito por el Apóstol Juan.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna consiste en el hecho <strong>de</strong> que el estilo y el vocabulario concuerdan<br />

con los <strong>de</strong>l Evangelio y con 1 y 3 Juan. Aunque 2 y 3 Juan tienen comienzos diferentes <strong>de</strong> 1<br />

Juan, son tan similares que pocos negarían que provienen <strong>de</strong> la misma mano y<br />

aparentemente <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l mismo tiempo.<br />

No hay razón que lleve a dudar <strong>de</strong> la atribución tradicional <strong>de</strong> 2 Juan al apóstol (ver<br />

Introducción a 1 Juan para más <strong>de</strong>talles).<br />

III. Fecha<br />

Como suce<strong>de</strong> con 1 Juan, hay dos posibles periodos. Bien una fecha temprana (la<br />

década <strong>de</strong> los 60) antes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén, o una fecha posterior (85–90). Si es<br />

la fecha temprana, habría sido probablemente escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jerusalén; si es la tardía,<br />

proce<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> Éfeso, don<strong>de</strong> el anciano apóstol acabó sus días.<br />

IV. Trasfondo y Tema


El trasfondo <strong>de</strong> esta Epístola es el amplio ministerio <strong>de</strong> los predicadores itinerantes en<br />

la <strong>iglesia</strong> primitiva, algo que todavía se practica en ciertos círculos. Estos evangelistas y<br />

ministros <strong>de</strong> la palabra recibían la hospitalidad, el alimento y en pcasiones el dinero <strong>de</strong> los<br />

hogares y congregaciones cristianas que visitaban. Desafortunadamente, los falsos maestros<br />

y los charlatanes religiosos fueron prestos en introducirse y en utilizar esta costumbre como<br />

medio para hacer fácil ganancia y para exten<strong>de</strong>r sus herejías, como el gnosticismo (véase<br />

Introducción a 1 Juan).<br />

Si se consi<strong>de</strong>raba importante en el primer siglo advertir acerca <strong>de</strong> herejes y <strong>de</strong><br />

«oportunistas religiosos», ¿qué diría el Apóstol Juan si pudiese ver el actual rompecabezas<br />

<strong>de</strong> sectas, facciones y falsas religiones?<br />

El tema central <strong>de</strong> 2 Juan es que no <strong>de</strong>bemos cooperar en absoluto con ninguna persona<br />

que está extendiendo errores acerca <strong>de</strong> la Persona <strong>de</strong> nuestro Señor (vv. 10–11).<br />

BOSQUEJO<br />

I. LA SALUTACIÓN DEL APÓSTOL: GRACIA, MISERICORDIA Y PAZ (vv. 1–3)<br />

II. EL GOZO DEL APÓSTOL: HIJOS OBEDIENTES (v. 4)<br />

III. EL ENCARGO DEL APÓSTOL: ANDAR EN AMOR (vv. 5, 6)<br />

IV. LA PREOCUPACIÓN DEL APÓSTOL: LOS ENGAÑADORES ANTICRISTOS<br />

(vv. 7–11)<br />

V. LA ESPERANZA DEL APÓSTOL: UNA VISITA PERSONAL (vv. 12–13)<br />

Comentario<br />

I. LA SALUTACIÓN DEL APÓSTOL: GRACIA,<br />

MISERICORDIA Y PAZ (vv. 1–3)<br />

V. 1 En 2 Juan, el apóstol se presenta como el anciano. Esto pue<strong>de</strong> referirse a su edad o<br />

a su posición oficial en la <strong>iglesia</strong>. En cuanto a edad, Juan era el último <strong>de</strong> los apóstoles que<br />

había acompañado al Señor Jesús. En cuanto a posición oficial, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego sería un obispo<br />

o supervisor. Así, no tenemos que escoger una explicación: ambas son correctas.<br />

La expresión «a la señora elegida» no es tan fácil <strong>de</strong> explicar. Comúnmente, hay tres<br />

posturas: (1) Los hay que creen que la señora elegida es la <strong>iglesia</strong>, en otros pasajes <strong>de</strong>scrita<br />

como la Novia <strong>de</strong> Cristo, o una <strong>iglesia</strong> local <strong>de</strong>terminada. (2) Otros piensan que la carta<br />

había sido dirigida a la «Kyria electa» —una dama que se llamaría Kyria—. Este nombre<br />

podría ser el equivalente griego <strong>de</strong>l arameo Marta (ambas significan «señora»). (3) Otros<br />

creen que Juan está escribiendo a una innominada señora cristiana, que junto con todos los<br />

otros creyentes es una elegida <strong>de</strong> Dios —escogida en Cristo antes <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l<br />

mundo.<br />

Preferimos esta última interpretación, y pensamos que es especialmente significativo<br />

que esta advertencia en contra <strong>de</strong> maestros anticristianos se encuentre en una carta dirigida<br />

a una mujer. El pecado entró primero en el mundo al ser Eva engañada por Satanás. «La<br />

mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión» (1 Ti. 2:14). Pablo habla <strong>de</strong> falsos<br />

maestros que atraen <strong>de</strong> una manera especial a las mujeres; entran en la casa y capturan a<br />

«mujercillas cargadas <strong>de</strong> pecados, arrastradas por diversas concupiscencias», que «siempre


están aprendiendo, y nunca pue<strong>de</strong>n llegar al conocimiento <strong>de</strong> la verdad» (2 Ti. 3:6, 7).<br />

Incluso en la actualidad, los sectarios visitan los hogares durante las horas <strong>de</strong>l día en que el<br />

hombre <strong>de</strong> la casa está generalmente trabajando. También a los niños se les <strong>de</strong>be advertir en<br />

contra <strong>de</strong> los falsos maestros.<br />

Juan <strong>de</strong>clara que él ama a esta señora elegida y a sus hijos … en la verdad. Los salvos<br />

se encuentran en una maravillosa comunión, amando a otros a los que nunca habrían amado<br />

si no fuese por su amor común para con la verdad <strong>de</strong> Dios. Es la verdad <strong>de</strong> Dios la que liga<br />

los corazones —los corazones <strong>de</strong> todos los que han llegado a conocer la verdad.<br />

V. 2 A causa <strong>de</strong> la verdad es una frase con dos posibles explicaciones. Pue<strong>de</strong> que se<br />

refiera al motivo para amar a todos los santos, o pue<strong>de</strong> que dé la razón <strong>de</strong> Juan para escribir<br />

esta carta. Ambos sentidos son válidos. La verdad que permanece en nosotros, y estará<br />

para siempre con nosotros. Aquí, la verdad pue<strong>de</strong> referirse a: (1) el Señor Jesucristo. Él<br />

dijo: «Yo soy … la verdad» (Jn. 14:6); (2) el Espíritu Santo. «El Espíritu es la verdad» (1<br />

Jn. 5:6; véase Jn. 14:16, 17); o (3) la Biblia. «Tu palabra es verdad» (Jn. 17:17). ¡Cómo<br />

<strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>tenernos en admiración al vernos sustentados por estos Tres, y por estar con<br />

nosotros para siempre!<br />

V. 3 La salutación <strong>de</strong> Juan es gracia, misericordia y paz sean con vosotros. Gracia es<br />

el favor inmerecido para con los que merecen lo contrario. Misericordia es compasión para<br />

con los culpables y miserables. Paz es la relación <strong>de</strong> armonía que resulta <strong>de</strong> la gracia y<br />

misericordia <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios. Estas tres bendiciones, en efecto, proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios Padre<br />

y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. El Padre es la Fuente, y el Hijo es el canal. A<strong>de</strong>más, vienen en<br />

verdad y en amor, y nunca a costa <strong>de</strong> ninguna <strong>de</strong> estas dos virtu<strong>de</strong>s.<br />

II. EL GOZO DEL APÓSTOL: HIJOS OBEDIENTES (v. 4)<br />

V. 4 Ahora Juan expresa su gozo al oír que algunos <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> la señora elegida<br />

estaban andando en la verdad. La verdad no es sólo algo que creer con la mente, sino que<br />

<strong>de</strong>be ser vivido en la vida cotidiana. Así como el Señor Jesús fue la encarnación viviente <strong>de</strong><br />

la verdad, también espera que nuestras vidas sean testimonio <strong>de</strong> la verdad.<br />

III. EL ENCARGO DEL APÓSTOL: ANDAR EN AMOR (vv.<br />

5–6)<br />

V. 5 En los versículos 5 hasta el 9, el apóstol parece dar un breve resumen <strong>de</strong> su<br />

Primera Epístola. Ahí da una lista <strong>de</strong> las pruebas <strong>de</strong> la vida. Ahora, en estos versículos,<br />

repite al menos tres <strong>de</strong> las mismas —la prueba <strong>de</strong>l amor (v. 5), la prueba <strong>de</strong> la obediencia<br />

(v. 6) y la prueba <strong>de</strong> la doctrina (vv. 7–9).<br />

V. 6 Primero, recuerda a sus lectores el mandamiento <strong>de</strong> amar a los hermanos<br />

creyentes. Aquí, el amor es esencialmente darse abnegadamente para beneficio <strong>de</strong> otros.<br />

No es, «¿qué puedo conseguir <strong>de</strong> esta persona?», sino, «¿qué puedo hacer por esta<br />

persona?». Así, el amor se muestra con una andadura conforme al mandamiento que<br />

recibimos <strong>de</strong>l Padre. No po<strong>de</strong>mos amar <strong>de</strong> verdad, en el sentido divino, excepto si<br />

estamos andando en obediencia al Señor y a la verdad <strong>de</strong> Dios.<br />

IV. LA PREOCUPACIÓN DEL APÓSTOL: LOS<br />

ENGAÑADORES ANTICRISTOS (vv. 7–11)


V. 7 Esto nos lleva a la prueba <strong>de</strong> la doctrina. La gran cuestión es: «¿De veras Dios se<br />

hizo Hombre en la persona <strong>de</strong> Jesucristo?». La respuesta es un resonante «¡Sí!». Los<br />

gnósticos creían que el divino Cristo vino sobre Jesús <strong>de</strong> Nazaret por un periodo <strong>de</strong> tiempo.<br />

Pero Juan insiste en que Jesucristo fue, es y siempre será Dios.<br />

V. 8 Por lo tanto, advierte a sus lectores así: Mirad por vosotros mismos, para que no<br />

perdamos las cosas que hemos obrado, sino que recibamos galardón cumplido (RV).<br />

En otras palabras: manteneos firmes en la verdad tocante al Señor Jesucristo <strong>de</strong> manera<br />

que nuestras labores entre vosotros no hayan sido en vano, <strong>de</strong> modo que nosotros (tanto los<br />

apóstoles como sus seguidores) recibamos plena recompensa.<br />

V. 9 Cuando Juan dice: Cualquiera que se rebela (RV), y no persevera en la<br />

doctrina <strong>de</strong> Cristo, se refiere a los falsos maestros. Alejarse aquí es transgredir, ir más allá<br />

<strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>finidos. Esto es lo que hacen las sectas falsas: preten<strong>de</strong>n tener nueva luz y<br />

enseñan doctrinas que Dios no ha revelado en Su palabra. No se mantienen <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />

límites <strong>de</strong> la revelación cristiana ni perseveran en la doctrina <strong>de</strong> Cristo, lo que<br />

probablemente significa las enseñanzas que Cristo mismo dio. Podría también significar<br />

todo lo que la Biblia enseña acerca <strong>de</strong> Cristo. El apóstol enfatiza en el versículo 9 que un<br />

sectario pue<strong>de</strong> preten<strong>de</strong>r que conoce a Dios, pero si no cree en la absoluta <strong>de</strong>idad y<br />

humanidad <strong>de</strong>l Señor Jesús, no tiene a Dios en absoluto. Dios sólo pue<strong>de</strong> ser conocido por<br />

medio <strong>de</strong> Su Hijo. «Nadie viene al Padre sino por medio <strong>de</strong> mí» (Jn. 14:6).<br />

Vv. 10–11 Éste es el núcleo <strong>de</strong> la Epístola. Nos da un valioso consejo acerca <strong>de</strong> cómo<br />

tratar con los falsos maestros que acu<strong>de</strong>n a nuestra puerta. Juan no se refiere aquí a<br />

visitantes informales, sino a propagandistas anticristianos. ¿Deberíamos invitarlos a entrar?<br />

¿Darles una taza <strong>de</strong> café? ¿Ayudarlos económicamente? ¿Comprar su literatura? La<br />

respuesta es que no <strong>de</strong>bemos recibirles en casa, ni saludarlos. Estas personas son enemigos<br />

<strong>de</strong> Cristo. Mostrarles hospitalidad es tomar partido con los que están en contra <strong>de</strong> nuestro<br />

Salvador. Es posible que alguna vez podamos <strong>de</strong>jar entrar a una persona así en nuestra casa<br />

sin saber que niega al Señor. Estos versículos no serían <strong>de</strong> aplicación en tal caso. Pero<br />

cuando sabemos que alguien es un falso maestro, sería <strong>de</strong>slealtad a Cristo entablar amistad<br />

con ellos. Estos versículos no se aplican a los visitantes en general. A menudo tenemos<br />

incrédulos como invitados en un esfuerzo por ganarlos para Cristo. Pero aquí se trata <strong>de</strong><br />

maestros religiosos que niegan la <strong>de</strong>idad y humanidad <strong>de</strong> Jesucristo.<br />

C. F. Hogg explica:<br />

No se <strong>de</strong>bería hacer nada que dé la impresión <strong>de</strong> que la afrenta hecha a Cristo es cosa<br />

poco importante, ni que ponga al ofensor en una posición para influir sobre otros.<br />

V. LA ESPERANZA DEL APÓSTOL: UNA VISITA<br />

PERSONAL (vv. 12–13)<br />

V. 12 A Juan le habría gustado <strong>de</strong>cir más a la señora elegida. Pero <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> escribir al<br />

llegar aquí, con la esperanza <strong>de</strong> una pronta visita personal, cuando podrá hablar con ella<br />

cara a cara. ¡Cuánto más satisfactorio es hablar <strong>de</strong> manera personal que comunicarse por<br />

medio <strong>de</strong> papel y tinta! ¡Y cuánto más maravilloso será ver al Salvador cara a cara que<br />

verlo, como ahora, con los ojos <strong>de</strong> la fe! Verda<strong>de</strong>ramente, entonces nuestro gozo será<br />

completo.<br />

V. 13 Y así concluye Juan: Los hijos <strong>de</strong> tu hermana, la elegida, te saludan. No<br />

sabemos quiénes eran, pero algún día los encontraremos y gozaremos <strong>de</strong> comunión con


ellos y con el amado Apóstol Juan que escribió esta carta, y, lo mejor <strong>de</strong> todo, con el mismo<br />

Salvador. Amén.<br />

Bibliografía<br />

Véase Bibliografía al final <strong>de</strong> 1 Juan.


LA TERCERA EPÍSTOLA DE JUAN<br />

Introducción<br />

«Este último atisbo <strong>de</strong> vida cristiana en la era apostólica es uno en el que el estudioso<br />

bien pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerse. El estado <strong>de</strong> cosas que se exhibe no se acerca a un i<strong>de</strong>al, pero da<br />

testimonio <strong>de</strong> la libertad y <strong>de</strong>l vigor <strong>de</strong> una fe en crecimiento.»<br />

B. F. Westcott<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Hasta 3 Juan, el más breve <strong>de</strong> los libros en el NT (justo una línea más corto que 2 Juan<br />

en el original), ilustra la verdad divina <strong>de</strong> que «toda Escritura… es útil». Lo mismo que 2<br />

Juan, sus palabras clave son amor y verdad. Pero a diferencia <strong>de</strong> 2 Juan, que muestra la<br />

firmeza <strong>de</strong>l amor en rehusar hospedar a aquellos que no enseñan la verdad, 3 Juan muestra<br />

la ternura <strong>de</strong>l amor en ayudar a aquellos que han salido con la verdad.<br />

II. Paternidad<br />

La evi<strong>de</strong>ncia externa <strong>de</strong> 3 Juan es similar a la <strong>de</strong> 2 Juan. Estas cartas son tan breves y<br />

personales que es fácil darse cuenta <strong>de</strong> por qué carecen <strong>de</strong> la gran evi<strong>de</strong>ncia que tiene 1<br />

Juan.<br />

Orígenes y Eusebio pusieron a 3 Juan entre los antilegomena, o libros discutidos.<br />

Clemente y Dionisio, ambos <strong>de</strong> Alejandría, aceptaban 3 Juan, lo mismo que Cirilo <strong>de</strong><br />

Jerusalén. La evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Canon <strong>de</strong> Muratori no es clara en esta sección.<br />

La evi<strong>de</strong>ncia interna vincula esta carta <strong>de</strong> manera muy estrecha con 2 Juan, y también<br />

<strong>de</strong> manera clara con 1 Juan. Juntas, las tres apoyan <strong>de</strong> manera mutua su autenticidad.<br />

No hay razón alguna que empuje a dudar <strong>de</strong> la postura tradicional <strong>de</strong> que el Apóstol<br />

Juan escribió 3 Juan junto con las otras dos cartas que se le atribuyen.<br />

III. Fecha<br />

Como suce<strong>de</strong> con 1 y 2 Juan, se han propuesto dos posibles fechas generales. Si Juan<br />

estaba escribiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jerusalén antes <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> aquella ciudad, es probable<br />

una fecha durante la década <strong>de</strong> los años sesenta. Más generalmente, los académicos<br />

consi<strong>de</strong>ran la carta como perteneciente a un periodo tardío, cuando Juan vivía y servía en<br />

Éfeso. Así, se ha aceptado muy generalmente una fecha entre los años 85–90.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

El trasfondo histórico <strong>de</strong> esta pequeña Epístola nos da un vívido atisbo en la vida <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong> durante la segunda mitad <strong>de</strong>l primer siglo. Con unas pocas y concisas pinceladas, el<br />

apóstol dibuja tres personajes: Gayo, el hospitalario y espiritual; Demetrio, el encomiable, y


Diótrefes, la personalidad egocéntrica y antagonista. Diótrefes pue<strong>de</strong> ser una ilustración <strong>de</strong><br />

la persona fuerte e intransigente que pue<strong>de</strong> aparecer en cualquier estructura eclesial. Por<br />

otra parte, pue<strong>de</strong> mostrar también la ten<strong>de</strong>ncia hacia la influencia <strong>de</strong> un anciano y hacia la<br />

adquisición <strong>de</strong> dominio sobre un presbiterio anteriormente igualitario. Esta última<br />

ten<strong>de</strong>ncia evolucionó al «episcopado monárquico» (el gobierno <strong>de</strong> un supervisor u obispo<br />

dominante) <strong>de</strong>l siglo segundo y siguientes.<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (vv. 1–4)<br />

II. EL PIADOSO GAYO (vv. 5–8)<br />

III. EL DICTATORIAL DIÓTREFES (vv. 9–11)<br />

IV. EL DEVOTO DEMETRIO (v. 12)<br />

V. EL PLAN DEL APÓSTOL Y SU BENDICIÓN (vv. 13–14)<br />

I. SALUTACIÓN (vv. 1–4)<br />

Comentario<br />

V. 1 Como en su Segunda Epístola, Juan se refiere a sí mismo como el anciano. Dirige<br />

la carta al Gayo, el amado, a quien ama en la verdad. Aunque no sabemos si éste es el<br />

Gayo mencionado en Romanos 16:23 o en Hechos 20:4, es sorpren<strong>de</strong>nte ver cuánto<br />

apren<strong>de</strong>mos acerca <strong>de</strong> él en estos pocos versículos. Primero, vemos que se trataba <strong>de</strong> un<br />

hermano muy amado, un hombre cuya vida lo recomendaba a sus hermanos cristianos.<br />

V. 2 Pero es evi<strong>de</strong>nte que no se encontraba muy bien en lo físico, por cuanto Juan le<br />

<strong>de</strong>sea que su salud física se corresponda con su vigor espiritual. Cuando Juan dice ruego<br />

en oración que seas prosperado en todas las cosas, es dudoso que esté pensando en<br />

riquezas o prosperidad material. Más bien, está refiriéndose al bienestar físico, como se<br />

sugiere en la siguiente frase: y que tengas salud.<br />

¿Querríamos nosotros que nuestra condición física se correspondiese con la espiritual?<br />

¿No es tristemente cierto que nos cuidamos más <strong>de</strong> nuestros cuerpos que <strong>de</strong> nuestras almas?<br />

Es por eso que F. B. Meyer hizo esta aguda observación:<br />

No sería <strong>de</strong>seable expresar el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l versículo 2 a todos nuestros amigos, porque si<br />

sus cuerpos tuviesen que correspon<strong>de</strong>rse con la condición <strong>de</strong> sus almas, caerían<br />

repentinamente víctimas <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s.<br />

El versículo 2 contradice llanamente lo que enseñan muchos pretendidos «sanadores <strong>de</strong><br />

fe». Ellos mantienen que toda enfermedad es resultado <strong>de</strong>l pecado en la vida, y que si una<br />

persona no es sanada, se <strong>de</strong>be a falta <strong>de</strong> fe. Esto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, no era cierto en el caso <strong>de</strong><br />

Gayo. Su condición espiritual era buena, pero su condición física no era tan buena. Esto<br />

muestra que no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir el estado espiritual <strong>de</strong> alguien en base <strong>de</strong> su estado<br />

corporal.<br />

V. 3 El apóstol se alegró muchísimo cuando vinieron ciertos hermanos y dieron<br />

testimonio <strong>de</strong> la verdad que estaba en Gayo, y <strong>de</strong> cómo andaba en la verdad. Es bueno<br />

poseer la verdad, pero mejor manifestar la verdad en nuestras vidas. No solamente<br />

<strong>de</strong>beríamos asirnos <strong>de</strong> la verdad, sino también <strong>de</strong>jar que la verdad se asiese <strong>de</strong> nosotros. La


gente prefiere ver un sermón a oírlo. Nada cuenta más para la gloria <strong>de</strong> Dios en una edad<br />

centrada en los hechos que una vida santa.<br />

V. 4 Tan importante era esto para Juan que podía <strong>de</strong>cir: No tengo mayor gozo que<br />

éste, el oír que mis hijos andan en la verdad. Quizá la mayoría <strong>de</strong> nosotros pensamos en<br />

ganar almas como el mayor gozo <strong>de</strong> la vida cristiana, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego es maravilloso ver a<br />

hombres y a mujeres trasladados <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> las tinieblas al reino <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Su amor.<br />

Pero, ¿quién pue<strong>de</strong> medir el dolor <strong>de</strong> ver volverse a su antigua vida a aquellos que habían<br />

profesado salvación, como una cerda volviendo a revolcarse en el cieno y como un perro a<br />

su vómito? En cambio, ¡qué entusiasmante ver a los hijos espirituales perseverar en el<br />

Señor, <strong>de</strong> gracia en gracia! Una vez más, esto enfatiza la importancia <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong><br />

seguimiento en todos nuestros esfuerzos evangelísticos.<br />

II. EL PIADOSO GAYO (vv. 5–8)<br />

V. 5 Gayo se <strong>de</strong>leitaba en especial en abrir su hogar <strong>de</strong> par en par a aquellos que habían<br />

salido a predicar el evangelio. Extendía su gentil hospitalidad no sólo a aquellos a los que<br />

conocía, sino también a forasteros. Dice Juan que Gayo era fiel en este ministerio. Por el<br />

NT se ve que para Dios la hospitalidad es cosa muy importante. Si hospedamos al pueblo<br />

<strong>de</strong>l Señor, es lo mismo que si hospedamos al Señor mismo (Mt. 25:40). Por otra parte, <strong>de</strong>jar<br />

<strong>de</strong> hospedar a Sus siervos es consi<strong>de</strong>rado como <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hospedarle a Él (Mt. 25:45).<br />

Hospedando a forasteros, «algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles» (He. 13:2). Muchos<br />

pue<strong>de</strong>n dar testimonio <strong>de</strong> que por medio <strong>de</strong> la práctica <strong>de</strong> la hospitalidad, las comidas se<br />

han convertido en sacramentos (Lc. 24:29–35), se han convertido hijos, y familias han sido<br />

llevadas a una relación más estrecha con el Señor.<br />

V. 6 Hay recompensas involucradas. La bondad <strong>de</strong> Gayo era conocida por toda la<br />

<strong>iglesia</strong>. Pero más aún, su nombre está para siempre recogido en la Santa Palabra <strong>de</strong> Dios<br />

como uno que tenía un hogar abierto y un corazón asimismo abierto. Y más aún, Gayo ha<br />

<strong>de</strong> recibir aún su recompensa en el Tribunal <strong>de</strong> Cristo, porque: «el que recibe a un profeta<br />

por cuanto es profeta, recibirá recompensa <strong>de</strong> profeta» (Mt. 10:41). Compartirá en la<br />

recompensa <strong>de</strong> aquellos predicadores que hospedó. Esto es bueno <strong>de</strong> recordar por parte <strong>de</strong><br />

los que no pue<strong>de</strong>n predicar: Pue<strong>de</strong>s recibir una recompensa <strong>de</strong> predicador dando<br />

hospitalidad a los predicadores en nombre <strong>de</strong>l Señor. ¡Dios recompensará todas las buenas<br />

acciones! Su bondad coronará las bonda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los hombres. Ahora Juan recuerda a Gayo<br />

que hará bien en ayudarles a proseguir su viaje, como es digno <strong>de</strong> su servicio a Dios.<br />

No se trata sólo <strong>de</strong> darles una amistosa <strong>de</strong>spedida, sino también suministros a<strong>de</strong>cuados.<br />

Esto ciertamente establece una elevada norma para nosotros al compartir nuestros bienes<br />

materiales con aquellos que predican y enseñan.<br />

V. 7 Se da una razón especial por la que Gayo <strong>de</strong>bería ser <strong>de</strong> ayuda a estos evangelistas<br />

itinerantes: Porque ellos salieron por amor <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> Él, sin aceptar nada <strong>de</strong> los<br />

gentiles. Estos hombres esperaban sólo en el Señor para el suministro <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s.<br />

No estaban dispuestos a aceptar ayuda <strong>de</strong> los inconversos. Hacer esto significaría que su<br />

Amo era <strong>de</strong>masiado pobre para proveer para ellos. También podría dar a los inconversos<br />

una falsa base <strong>de</strong> propia justicia sobre la que reposar.<br />

¡Qué reproche es esto contra los métodos <strong>de</strong> recaudación <strong>de</strong> fondos que hay hoy en la<br />

Cristiandad! ¡Y cómo <strong>de</strong>bería esto recordarnos la especial obligación que tenemos con los


siervos <strong>de</strong>l Señor que salen con fe en el Dios viviente y que sólo dan a conocer sus<br />

necesida<strong>de</strong>s al Señor!<br />

V. 8 Nosotros, pues, <strong>de</strong>bemos acoger a tales personas, para que cooperemos en la<br />

obra <strong>de</strong> la verdad. Acoger a estas personas significa hacer todo lo posible por ayudarlos,<br />

porque cuando hacemos esto, ayudamos a la verdad en su marcha hacia a<strong>de</strong>lante.<br />

III. EL DICTATORIAL DIÓTREFES (vv. 9–11)<br />

V. 9 Aparentemente, Juan había escrito en estas líneas a la <strong>iglesia</strong>, pero su carta fue<br />

interceptada por un hombre llamado Diótrefes, que tenía un concepto <strong>de</strong>smedido <strong>de</strong> su<br />

propia importancia. Era virtualmente un dictador en la asamblea. Su pecado era orgullo <strong>de</strong><br />

posición, un ego hinchado y unos violentos celos por lo que consi<strong>de</strong>raba sus propios<br />

<strong>de</strong>rechos, que indudablemente <strong>de</strong>fendía como la autonomía <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> local. Diótrefes se<br />

había olvidado por completo <strong>de</strong> que Cristo es la Cabeza <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, ¡si es que alguna vez<br />

lo había sabido! Había olvidado que el Espíritu Santo es el Vicario o Representante <strong>de</strong><br />

Cristo en la <strong>iglesia</strong>. Ningún mero hombre tiene <strong>de</strong>recho a asumir el mando, a tomar<br />

<strong>de</strong>cisiones, a recibir o a rehusar. Esta conducta es papismo, y Dios la aborrece. Es<br />

indudable que Diótrefes <strong>de</strong>bía excusar su conducta sobre la base <strong>de</strong> que estaba<br />

contendiendo por la verdad. Pero eso, naturalmente, era mentira. Estaba haciendo un gran<br />

daño a la verdad al rechazar al apóstol con el pretexto <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad a Dios. Y no sólo<br />

rechazaba a Juan, sino también a otros hermanos.<br />

V. 10 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> rehusar a estos verda<strong>de</strong>ros creyentes, excomulgaba a los que sí los<br />

recibían. Era un ser enloquecido por el po<strong>de</strong>r, tratando <strong>de</strong> <strong>de</strong>nigrarlos con palabras<br />

malignas. ¡Juan se acordará <strong>de</strong> él en su próxima visita a esa asamblea! Estos<br />

autoproclamados papas no pue<strong>de</strong>n soportar ser abiertamente <strong>de</strong>nunciados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la palabra<br />

<strong>de</strong> Dios. Su persistencia en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> reuniones secretas y <strong>de</strong> un reinado <strong>de</strong><br />

temor e intimidación.<br />

V. 11 Gayo es exhortado a apartarse <strong>de</strong> seguir lo malo y a seguir lo bueno. Las buenas<br />

obras son evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> relación con Dios. Siendo así las cosas, el apóstol parece tener<br />

graves dudas acerca <strong>de</strong>l estado espiritual <strong>de</strong> Diótrefes.<br />

IV. EL DEVOTO DEMETRIO (v. 12)<br />

Quizá Demetrio era el portador <strong>de</strong> esta carta. En todo caso, él tenía buen testimonio <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> todos, y aun <strong>de</strong> la verdad misma. Dice F. B. Hole:<br />

Observemos: no se trata <strong>de</strong> que diese testimonio <strong>de</strong> la verdad, sino que la verdad daba<br />

testimonio <strong>de</strong> él. Demetrio no era la norma por la que la verdad era puesta a prueba. La<br />

verdad era la norma por la que él era probado; y habiendo sido así puesto a prueba, estaba<br />

aprobado.<br />

V. EL PLAN DEL APÓSTOL Y SU BENDICIÓN (vv. 13–14)<br />

Juan concluye <strong>de</strong> una manera muy parecida como acaba su Segun-da Epístola —<br />

retardando la discusión hasta una reunión cara a cara—. Le somos <strong>de</strong>udores por estas<br />

cartas, en las que nos da un atisbo <strong>de</strong> la vida en los primeros tiempos <strong>de</strong>l cristianismo y<br />

don<strong>de</strong> nos expone una instrucción para el pueblo <strong>de</strong> Dios que trascien<strong>de</strong> al tiempo.


Pronto hablaremos cara a cara en el cielo, y entonces compren<strong>de</strong>remos más plenamente<br />

las oscurida<strong>de</strong>s ocasionales <strong>de</strong> la revelación divina.<br />

Bibliografía<br />

Véase Bibliografía al final <strong>de</strong> 1 Juan.


LA EPÍSTOLA DE JUDAS<br />

Introducción<br />

«Una Epístola <strong>de</strong> pocas líneas pero llena <strong>de</strong> las po<strong>de</strong>rosas palabras <strong>de</strong> la gracia<br />

celestial.»<br />

Orígenes<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

Así como Lucas comienza la historia <strong>de</strong>l cristianismo con Hechos <strong>de</strong> los Apóstoles,<br />

Judas es escogido para escribir el penúltimo libro <strong>de</strong>l NT, que ha sido apropiadamente<br />

llamado «los Hechos <strong>de</strong> los Apóstatas». Judas hubiera preferido escribirles acerca <strong>de</strong> la Fe<br />

Cristiana que compartía en común con sus lectores, pero las falsas enseñanzas estaban<br />

adquiriendo tanto predominio que se sintió constreñido a escribir un llamamiento «a que<br />

contendáis eficazmente por la fe que ha sido transmitida a los santos <strong>de</strong> una vez por todas».<br />

¡Judas no va con ro<strong>de</strong>os! Despliega todos sus recursos con el fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>senmascarar a<br />

estos notorios herejes, sacando ilustraciones <strong>de</strong> la naturaleza, <strong>de</strong>l AT, y <strong>de</strong> la tradición judía<br />

(Enoc), para mover a los fieles.<br />

A pesar <strong>de</strong> su duro lenguaje, la Epístola es una obra maestra <strong>de</strong> redacción, llena <strong>de</strong><br />

triadas (p.ej., los tres males <strong>de</strong>l v. 11). Las <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong>l apóstol son vívidas e<br />

inolvidables.<br />

La <strong>iglesia</strong> está para siempre en <strong>de</strong>uda con Judas por la hermosa bendición con la que<br />

concluye su Carta. Su Epístola pue<strong>de</strong> que sea breve, pero es sumamente necesaria en estos<br />

días <strong>de</strong> creciente apostasía.<br />

II. Paternidad<br />

Evi<strong>de</strong>ncia externa<br />

A pesar <strong>de</strong> su brevedad, <strong>de</strong> su empleo <strong>de</strong> materiales no canónicos y <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> que no<br />

es un apóstol (v. 17), Judas es mejor atestiguado en cuanto a evi<strong>de</strong>ncia externa que 2 Pedro.<br />

Hermas, Policarpo y probablemente Atenágoras usaron material <strong>de</strong> esta Epístola.<br />

Tertuliano se refiere <strong>de</strong> manera específica al uso que hace Judas <strong>de</strong> Enoc. Eusebio pone a<br />

Judas entre los libros discutidos (antilegomena). El Canon <strong>de</strong> Muratori lista a Judas como<br />

genuino.<br />

Orígenes y Eusebio pusieron a 3 Juan entre los antilegomena, o libros discutidos.<br />

Clemente y Dionisio, ambos <strong>de</strong> Alejandría, aceptaban 3 Juan, lo mismo que Cirilo <strong>de</strong><br />

Jerusalén. La evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Canon <strong>de</strong> Muratori no es clara en esta sección.<br />

Evi<strong>de</strong>ncia interna<br />

Judas (el mismo nombre que Judá, en hebreo Yehudah) era un nombre judío muy<br />

popular. De los siete Judas en el NT, se han sugerido tres como el «Judas… hermano <strong>de</strong><br />

Jacobo» que escribió esta Epístola.


1. El Apóstol Judas (no el Iscariote, que había cometido suicidio). Por cuanto el<br />

versículo 17 parece diferenciar al escritor <strong>de</strong> los apóstoles, y por cuanto la<br />

afirmación <strong>de</strong> apostolado habría fortalecido su posición, resulta un candidato<br />

improbable.<br />

2. Judas, un hermano guía enviado a Antioquía con Pablo, Bernabé y Silas (Hch.<br />

15:22). Esto es una posibilidad, pero no hay evi<strong>de</strong>ncia alguna que vincule a este<br />

hombre con la carta.<br />

3. Judas, un medio hermano más joven <strong>de</strong> nuestro Señor y hermano <strong>de</strong> Jacobo (ver<br />

Introducción a Santiago). Es el candidato más probable; comparte con el Señor<br />

Jesús y con Santiago el uso <strong>de</strong> ilustraciones proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la naturaleza, y un<br />

estilo recio y expresivo. Aceptamos este punto <strong>de</strong> vista.<br />

Lo mismo que su hermano Jacobo [Santiago], Judas era <strong>de</strong>masiado mo<strong>de</strong>sto para<br />

emplear su relación natural con el Salvador. Después <strong>de</strong> todo, es la relación espiritual con<br />

el Señor Jesús la que cuenta. ¿Acaso no dijo Cristo: «Todo aquel que hace la voluntad <strong>de</strong><br />

mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana, y mi madre»? (Mt. 12:50).<br />

En otra ocasión, enseñó que más bienaventurado era oír la palabra <strong>de</strong> Dios y obe<strong>de</strong>cerla que<br />

ser un pariente cercano Suyo (Lc. 11:27, 28). Lo mismo que Santiago, Judas asume el<br />

puesto <strong>de</strong> «esclavo». Por cuanto ambos hermanos no creyeron en Su divino Medio<br />

Hermano hasta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección, es apropiado que muestren este espíritu. Judas<br />

estaba casado y llevaba consigo a su mujer en sus giras <strong>de</strong> predicación itinerante (1 Co.<br />

9:5). Los nietos <strong>de</strong> Judas fueron hechos comparecer ante el Emperador Domiciano en la<br />

década <strong>de</strong> los 90, acusados <strong>de</strong> cristianos. Al ver sus manos encallecidas <strong>de</strong>bido a los años<br />

<strong>de</strong> labranza, el emperador los <strong>de</strong>jó ir como judíos inofensivos.<br />

III. Fecha<br />

Es tema <strong>de</strong> <strong>de</strong>bate si Pedro usó a Judas o si Judas adaptó 2 Pedro (o si ambos emplearon<br />

una fuente común). Las similitu<strong>de</strong>s entre ambos escritos son <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong>s para que se<br />

trate <strong>de</strong> una mera coinci<strong>de</strong>ncia. Por cuanto Pedro escribe en su Segunda Epístola (2:1 y 3:3)<br />

que «habrá» falsos maestros y burladores, y Judas dice que estos hombres «se han<br />

introducido solapadamente» (v. 4), es probable que Judas sea el escritor posterior. La fecha<br />

probable es entre el 67 y el 80 d.C. Por cuanto Judas no hace mención <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong><br />

Jerusalén (70 d.C.), esto pue<strong>de</strong> sugerir que este acontecimiento era aún futuro, haciendo<br />

probable una fecha entre el 67 y el 70. También podría significar que había acontecido ya<br />

cierto tiempo atrás (si Judas fue escrita en el 80 u 85 d.C. —suponiendo que Judas hubiese<br />

vivido tanto tiempo)—. Otra posibilidad es que el acontecimiento fuese todavía <strong>de</strong>masiado<br />

traumático para que un cristiano hebreo sensible lo emplease como ilustración.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

El tema <strong>de</strong> Judas es la apostasía. Ya en sus tiempos, la <strong>iglesia</strong> estaba siendo infiltrada<br />

por quislings (falsos / traidores) religiosos, hombres que se presentaban como siervos <strong>de</strong><br />

Dios pero que eran en realidad enemigos <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong> Cristo. El propósito <strong>de</strong> Judas es<br />

<strong>de</strong>nunciar a esos traidores y <strong>de</strong>scribir su <strong>de</strong>stino final.


Un apóstata es una persona que profesa ser un verda<strong>de</strong>ro creyente pero que en realidad<br />

nunca ha sido regenerado. Pue<strong>de</strong> que esté bautizado y que participe <strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong> un<br />

círculo local <strong>de</strong> comunión. Pero, al cabo <strong>de</strong> un tiempo, abandona voluntariosamente la fe<br />

cristiana y renuncia maliciosamente al Salvador. Niega la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo, Su obra<br />

re<strong>de</strong>ntora en el Calvario, Su resurrección corporal, u otras doctrinas fundamentales.<br />

Aquí no se trata <strong>de</strong> una mera recaída; el apóstata nunca había sido convertido. No siente<br />

ningún tipo <strong>de</strong> escrúpulos acerca <strong>de</strong> su <strong>de</strong>liberado rechazo <strong>de</strong>l único camino <strong>de</strong> salvación <strong>de</strong><br />

Dios. Se endurece en su incredulidad y se opone tercamente al Cristo <strong>de</strong> Dios.<br />

La apostasía no es simplemente asunto <strong>de</strong> negar al Salvador. Pedro lo hizo. Pedro era<br />

un verda<strong>de</strong>ro creyente que se dobló bajo las presiones <strong>de</strong> una crisis. Pero realmente amaba<br />

al Señor y <strong>de</strong>mostró la realidad <strong>de</strong> su fe con un posterior arrepentimiento y restauración.<br />

Judas Iscariote era un apóstata. Profesaba ser discípulo. Viajó con el Señor Jesús<br />

durante unos tres años. Incluso sirvió como tesorero <strong>de</strong>l grupo; pero finalmente reveló su<br />

verda<strong>de</strong>ro carácter al traicionar al Señor por treinta monedas <strong>de</strong> plata.<br />

La apostasía es un pecado conducente a la muerte, y queda más allá <strong>de</strong> la<br />

responsabilidad <strong>de</strong> las oraciones <strong>de</strong> los creyentes (1 Jn. 5:16b). Es imposible renovar a<br />

arrepentimiento a un apóstata, por cuanto crucifica para sí al Hijo <strong>de</strong> Dios, y lo expone a<br />

pública ignominia (He. 6:6). Para los que pecan así voluntariamente tras haber recibido el<br />

conocimiento <strong>de</strong> la verdad, «ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda<br />

expectación <strong>de</strong> juicio, y un fuego airado, que está a punto <strong>de</strong> consumir a los adversarios»<br />

(He. 10:26, 27).<br />

Las semillas <strong>de</strong> la apostasía estaban ya sembradas en la <strong>iglesia</strong> primitiva. Pablo advirtió<br />

a los ancianos <strong>de</strong> Éfeso que tras su partida entrarían lobos feroces, que no perdonarían el<br />

rebaño, y que <strong>de</strong> entre ellos mismos se levantarían hombres que hablarían cosas perversas,<br />

para llevar tras sí a los discípulos (Hch. 20:29, 30). En su Primera Epístola, Juan se refirió a<br />

aquellos anticristos que habían estado en la comunión cristiana, pero que manifestaron su<br />

falta <strong>de</strong> realidad al abandonarla, es <strong>de</strong>cir, por abandonar su fe (1 Jn. 2:18, 19).<br />

En 2 Tesalonicenses 2:2–4 apren<strong>de</strong>mos que habrá una gran apostasía antes <strong>de</strong>l Día <strong>de</strong>l<br />

Señor.<br />

Tal como lo po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r, el or<strong>de</strong>n será así:<br />

Primero, el Señor vendrá al aire para tomar a la <strong>iglesia</strong> a la casa <strong>de</strong>l Padre (Jn. 14:1–3; 1<br />

Ts. 4:13–18).<br />

Luego habrá un apartamiento global <strong>de</strong> los cristianos nominales que que<strong>de</strong>n atrás.<br />

Luego el hombre <strong>de</strong> pecado hará su <strong>de</strong>but público sobre el escenario <strong>de</strong>l mundo.<br />

Luego comenzará el Día <strong>de</strong>l Señor —el Período <strong>de</strong> Tribulación <strong>de</strong> siete años.<br />

El hombre <strong>de</strong> pecado será el gran Apóstata, no sólo oponiéndose a Cristo, sino<br />

exigiendo que se le adore a él mismo como Dios.<br />

Pedro da un <strong>de</strong>tallado retrato <strong>de</strong> los falsos maestros apóstatas que surgirán en los<br />

últimos días (2 P. 2). En algunos respectos, su <strong>de</strong>scripción está en estrecho paralelo con la<br />

dada por Judas. Los parecidos pue<strong>de</strong>n verse comparando lo siguiente:<br />

Judas 2 Pedro<br />

v. 4 2:1–3<br />

v. 7 2:6


v. 8 2:10<br />

v. 9 2:11<br />

v. 10 2:12<br />

v. 16 2:18<br />

Pero, en realidad, las diferencias entre los dos pasajes son más significativas que las<br />

similitu<strong>de</strong>s. Judas no hace mención alguna <strong>de</strong> Noé, el diluvio o Lot. Pedro omite toda<br />

mención <strong>de</strong> los israelitas que fueron salvados <strong>de</strong> Egipto, <strong>de</strong> Miguel, Caín, Coré o <strong>de</strong> la<br />

profecía <strong>de</strong> Enoc. No da tanta información como Judas acerca <strong>de</strong> los ángeles que pecaron.<br />

Se refiere a los falsos maestros como negando al Amo que los compró, mientras que Judas<br />

lo <strong>de</strong>sarrolla diciendo que «convierten en libertinaje la gracia <strong>de</strong> nuestro Dios, y niegan a<br />

Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo» (Jud. 4).<br />

De modo que en lugar <strong>de</strong> creer que los dos pasajes son copia el uno <strong>de</strong>l otro,<br />

<strong>de</strong>beríamos darnos cuenta <strong>de</strong> que el Espíritu Santo ha seleccionado los materiales que eran<br />

apropiados para Su propósito en cada caso, y que ambos capítulos no se solapan tanto como<br />

podría parecer al principio. Los que han estudiado los cuatro Evangelios y han comparado<br />

Efesios y Colosenses se dan cuenta <strong>de</strong> que el Espíritu <strong>de</strong> Dios nunca se repite<br />

innecesariamente. Hay significados espirituales <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las similitu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> las<br />

diferencias, si sólo tenemos ojos para verlas.<br />

BOSQUEJO<br />

I. SALUTACIÓN (vv. 1–2)<br />

II. LOS APÓSTATAS, DESENMASCARADOS (vv. 3–16)<br />

III. EL PAPEL DEL CREYENTE EN MEDIO DE LA APOSTASÍA (vv. 17–23)<br />

IV. LA HERMOSA BENDICIÓN (vv. 24–25)<br />

I. SALUTACIÓN (vv. 1–2)<br />

Comentario<br />

V. 1 Dios utiliza a un justo Judas para <strong>de</strong>senmascarar a los apóstatas, <strong>de</strong> los que otro<br />

Judas, Judas Iscariote, fue su ejemplo <strong>de</strong>scollante. Todo lo que sabemos <strong>de</strong> cierto <strong>de</strong>l buen<br />

Judas es que era siervo <strong>de</strong> Jesucristo, y hermano <strong>de</strong> Jacobo.<br />

Al dirigir esta Carta, Judas da tres <strong>de</strong>signaciones que son ciertas <strong>de</strong> todos los creyentes:<br />

son los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados para Jesucristo. Dios ha<br />

llamado a éstos <strong>de</strong>l mundo por medio <strong>de</strong>l evangelio para que le pertenezcan. Están puestos<br />

aparte en Dios para que sean el pueblo especial y puro <strong>de</strong> Dios. Y son maravillosamente<br />

guardados <strong>de</strong> todo peligro, daño, contaminación y con<strong>de</strong>nación, hasta que al fin sean<br />

conducidos a ver al Rey en Su hermosura.<br />

V. 2 Judas <strong>de</strong>sea a sus lectores misericordia, paz y amor. Esta salutación es<br />

especialmente apropiada para aquellos que estaban afrontando el embate <strong>de</strong> personas cuyo<br />

objeto era <strong>de</strong>struir la fe. Misericordia significa la compasiva consolación y el cuidado <strong>de</strong>


Dios para con Sus acosados santos en tiempos <strong>de</strong> conflicto y tensión. La paz es la serenidad<br />

y la confianza que provienen <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar en la palabra <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> mirar por encima <strong>de</strong><br />

las circunstancias a Aquel que prevalece por encima <strong>de</strong> todas las circunstancias para el<br />

cumplimiento <strong>de</strong> Sus propios propósitos. El amor es el inmerecido abrazo <strong>de</strong> Dios a Su<br />

querido pueblo, un afecto sobrepujante que <strong>de</strong>bería entonces compartirse con otros.<br />

Judas <strong>de</strong>sea que estos tres bienes sean multiplicados. No medidos por mera adición,<br />

¡sino por multiplicación!<br />

II. LOS APÓSTATAS, DESENMASCARADOS (vv. 3–16)<br />

V. 3 Judas había tenido originalmente la intención <strong>de</strong> escribir acerca <strong>de</strong> la gloriosa<br />

salvación que es la común posesión <strong>de</strong> todos los creyentes. Pero el Espíritu <strong>de</strong> Dios<br />

influyó <strong>de</strong> tal manera a este dócil escriba que sintió el cambio <strong>de</strong> dirección que le era<br />

indicado. No sería suficiente con un mero ensayo doctrinal. Tenían que ser movidos a<br />

conten<strong>de</strong>r ardientemente por la fe. Se estaban lanzando ataques contra el sagrado <strong>de</strong>pósito<br />

<strong>de</strong> la verdad cristiana, y ya se habían emprendido esfuerzos para minar las gran<strong>de</strong>s<br />

doctrinas fundamentales. El pueblo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bía mantenerse sin componendas por la<br />

inspiración, inerrancia, autoridad y suficiencia <strong>de</strong> la Santa Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Pero al conten<strong>de</strong>r por la fe, el creyente <strong>de</strong>be hablar y actuar como cristiano. Como<br />

escribió Pablo: «Porque el siervo <strong>de</strong>l Señor no <strong>de</strong>be ser pen<strong>de</strong>nciero, sino amable para con<br />

todos, apto para enseñar, sufrido» (2 Ti. 2:24). Ha <strong>de</strong> conten<strong>de</strong>r sin ser contencioso, y<br />

testificar sin arruinar su testimonio.<br />

Aquello por lo que conten<strong>de</strong>mos ardientemente es la fe que ha sido transmitida a los<br />

santos <strong>de</strong> una vez por todas. ¡Observemos esto! No «una vez», sino <strong>de</strong> una vez por<br />

todas. El cuerpo doctrinal está completo. El canon está acabado. Nada más se pue<strong>de</strong> añadir.<br />

«Si es nuevo, no es verdad; y si es verdad, no es nuevo.» Cuando algún maestro preten<strong>de</strong><br />

tener una revelación más allá y por encima <strong>de</strong> lo que se encuentra en la Biblia, lo<br />

rechazamos sin más. La fe ha sido transmitida y ni necesitamos ni prestamos atención a<br />

nada más. Ésta es nuestra respuesta a los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> las falsas sectas con sus libros que<br />

preten<strong>de</strong>n igual autoridad a las Escrituras.<br />

V. 4 La naturaleza <strong>de</strong> la amenaza queda <strong>de</strong>svelada en el v. 4. La comunión cristiana<br />

estaba siendo invadida por elementos subversivos. Algunos hombres se habían<br />

introducido solapadamente. Era un movimiento subterráneo <strong>de</strong> intriga y engaño.<br />

Estos quintacolumnistas habían sido <strong>de</strong>stinados ya antes para esta con<strong>de</strong>nación. Esto<br />

parece comunicar que Dios seleccionó a estas personas concretas para ser con<strong>de</strong>nadas. Pero<br />

no significa tal cosa. La Biblia nunca enseña que algunos sean escogidos para ser<br />

con<strong>de</strong>nados. Cuando los hombres son salvos, es por la gracia soberana <strong>de</strong> Dios. Pero<br />

cuando finalmente se pier<strong>de</strong>n, es <strong>de</strong>bido a su propio pecado y <strong>de</strong>sobediencia.<br />

Lo que se comunica con esta expresión es que la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los apóstatas ha sido<br />

<strong>de</strong>terminada muy <strong>de</strong> antemano. Si los hombres <strong>de</strong>cidían apartarse <strong>de</strong> la Fe Cristiana,<br />

entonces su con<strong>de</strong>nación es la misma que la <strong>de</strong> los israelitas incrédulos en el <strong>de</strong>sierto, que<br />

la <strong>de</strong> los ángeles rebel<strong>de</strong>s, y que la <strong>de</strong> los sodomitas. No fueron pre<strong>de</strong>stinados a que<br />

apostatasen, pero al apostatar por su propia <strong>de</strong>cisión hacen frente al castigo pre<strong>de</strong>terminado<br />

para todos los apóstatas.<br />

Dos rasgos <strong>de</strong>stacados <strong>de</strong> estos impíos son su <strong>de</strong>pravada conducta y su corrompida<br />

doctrina. En su conducta, convierten en libertinaje la gracia <strong>de</strong> nuestro Dios. Tuercen la


libertad cristiana en licencia, y pervierten la libertad para servir en libertad para pecar. En<br />

su doctrina, niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Con ello,<br />

niegan Su absoluto <strong>de</strong>recho a gobernar, niegan Su <strong>de</strong>idad, Su muerte vicaria, Su<br />

resurrección, y, <strong>de</strong> hecho, niegan todas las doctrinas esenciales <strong>de</strong> Su Persona y obra.<br />

Aunque profesan un gran liberalismo en el ámbito espiritual, se oponen <strong>de</strong> una manera<br />

dogmática y virulenta al evangelio, al valor <strong>de</strong> la preciosa sangre <strong>de</strong> Cristo, y a que Él sea<br />

el único camino <strong>de</strong> la salvación.<br />

¿Quiénes son esos hombres? Se les supone ministros <strong>de</strong>l evangelio. Mantienen<br />

posiciones <strong>de</strong> li<strong>de</strong>razgo en la Cristiandad. Algunos son obispos, otros miembros <strong>de</strong><br />

consejos <strong>de</strong> <strong>iglesia</strong>s, o son profesores <strong>de</strong> seminarios. Pero todos ellos tienen esto en común:<br />

están en contra <strong>de</strong>l Cristo <strong>de</strong> la Biblia y han inventado un «Cristo» liberal o neoortodoxo, al<br />

que han <strong>de</strong>spojado <strong>de</strong> gloria, majestad, dominio y autoridad.<br />

V. 5 No hay duda acerca <strong>de</strong> la actitud <strong>de</strong> Dios hacia estos apóstatas. La ha revelado en<br />

el Antiguo <strong>Testamento</strong> en más <strong>de</strong> una ocasión. Judas quiere ahora recordar a sus lectores<br />

tres ejemplos así: los israelitas incrédulos, los ángeles que pecaron, y los habitantes <strong>de</strong><br />

Sodoma y <strong>de</strong> Gomorra.<br />

El primer ejemplo es el <strong>de</strong> Israel en el <strong>de</strong>sierto: el Señor, habiendo salvado al pueblo<br />

sacándolo <strong>de</strong> Egipto, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>struyó a los que no creyeron (véase Nm. 13, 14; 1 Co.<br />

10:5–10). Dios había prometido la tierra <strong>de</strong> Canaán al pueblo. En aquella promesa se<br />

incluía también toda la capacitación que fuese necesaria. Pero ellos aceptaron el mal<br />

informe <strong>de</strong> los espías en Ca<strong>de</strong>s, y se rebelaron contra el Señor. El resultado fue que todos<br />

los hombres que tenían veinte años y más al <strong>de</strong>jar Egipto perecieron en el <strong>de</strong>sierto, con la<br />

excepción <strong>de</strong> Caleb y Josué (véase He. 3:16–19).<br />

V. 6 El segundo ejemplo <strong>de</strong> rebelión y apostasía es el <strong>de</strong> los ángeles que pecaron. Todo<br />

lo que sabemos <strong>de</strong> ellos con certidumbre es que no guardaron la dignidad que les había<br />

sido asignada, que abandonaron su propia morada y que están ahora guardados bajo<br />

oscuridad, en prisiones eternas, esperando su juicio final.<br />

Parece por las Escrituras que ha habido al menos dos apostasías <strong>de</strong> ángeles. La primera<br />

fue cuando Lucifer cayó y se supone que involucró a una hueste <strong>de</strong> otros seres angélicos en<br />

su rebelión. Estos ángeles caídos no están encarcelados en la actualidad. El diablo y sus<br />

<strong>de</strong>monios están fomentando <strong>de</strong> manera activa la guerra contra el Señor y Su pueblo.<br />

La otra apostasía <strong>de</strong> ángeles es la mencionada por Judas y también por Pedro (2 P. 2:4).<br />

Hay consi<strong>de</strong>rables diferencias <strong>de</strong> opinión entre los estudiosos <strong>de</strong> la Biblia acerca <strong>de</strong> cuál es<br />

el acontecimiento al que se hace referencia aquí. Lo que sugerimos es una perspectiva<br />

personal, no una <strong>de</strong>claración dogmática.<br />

Creemos que Judas se refiere aquí a lo registrado en Génesis 6:1–7. Los hijos <strong>de</strong> Dios<br />

abandonaron su propio estado como seres angélicos, <strong>de</strong>scendieron a la tierra con forma<br />

humana, y tomaron como mujeres a las hijas <strong>de</strong> los hombres. Esta unión matrimonial era<br />

contraria al or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios y era para Él una abominación. Pue<strong>de</strong> haber una sugerencia en el<br />

v. 4 en el sentido <strong>de</strong> que estos matrimonios antinaturales produjeron una <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />

enorme fuerza y maldad. Sea esto así o no, es evi<strong>de</strong>nte que Dios se <strong>de</strong>sagradó en grado<br />

sumo <strong>de</strong> la maldad <strong>de</strong> los hombres en este tiempo, y <strong>de</strong>cidió <strong>de</strong>struir la tierra con un<br />

diluvio. Hay tres objeciones a este punto <strong>de</strong> vista: (1) El pasaje <strong>de</strong> Génesis no menciona a<br />

ángeles, sino sólo a «hijos <strong>de</strong> Dios». (2) Los ángeles no tienen sexo. (3) Los ángeles no se<br />

casan.


Es cierto que los ángeles no son nombrados <strong>de</strong> manera específica, pero también es<br />

cierto que en las lenguas semitas el término «hijos <strong>de</strong> Dios» se refiere a ángeles (véase Job<br />

1:6; 2:1).<br />

No hay <strong>de</strong>claración bíblica <strong>de</strong> que los ángeles no tengan sexo. Los ángeles aparecen a<br />

veces en la tierra en forma humana, teniendo miembros y apetitos humanos (Gn. 18:2, 22;<br />

cf. 19:1, 3–5).<br />

La Biblia no dice que los ángeles no se casan, sino sólo que en el cielo ni se casan ni se<br />

dan en casamiento (Mt. 22:30).<br />

Sea cual sea el inci<strong>de</strong>nte histórico que sirve <strong>de</strong> trasfondo al versículo 6, lo importante es<br />

saber que estos ángeles abandonaron el estado que Dios les había señalado, y que están<br />

ahora en prisiones y en oscuridad hasta el momento en que recibirán su <strong>de</strong>finitiva<br />

sentencia <strong>de</strong> perdición.<br />

V. 7 La tercera apostasía <strong>de</strong>l AT citada por Judas es la <strong>de</strong> Sodoma y Gomorra y las<br />

ciuda<strong>de</strong>s vecinas (Gn. 18:16–19:29). La palabra introductoria como muestra que el pecado<br />

<strong>de</strong> los sodomitas tenía rasgos en común con el <strong>de</strong> los ángeles. Era una crasa inmoralidad<br />

totalmente contraria a la naturaleza y abominable para Dios.<br />

El pecado específico <strong>de</strong> perversión lo consi<strong>de</strong>ra Pablo en Romanos: «Aun sus mujeres<br />

cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y <strong>de</strong> igual modo también los<br />

hombres, <strong>de</strong>jando el uso natural <strong>de</strong> la mujer, se encendieron en sus <strong>de</strong>seos lascivos, los<br />

unos hacia los otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo<br />

en sí mismos la retribución <strong>de</strong>bida a su extravío» (Ro. 1:26b, 27). Los hombres <strong>de</strong> Sodoma,<br />

Gomorra, Adma y Zeboim estaban gran<strong>de</strong>mente adictos a la homosexualidad. El pecado es<br />

<strong>de</strong>scrito aquí como habiendo … ido en pos <strong>de</strong> carne diferente (RVR 77 margen),<br />

significando que es totalmente contrario al or<strong>de</strong>n natural que Dios ha or<strong>de</strong>nado.<br />

¿Es acaso una mera coinci<strong>de</strong>ncia que muchos apóstatas <strong>de</strong> nuestros días están al frente<br />

<strong>de</strong> los que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n públicamente la homosexualidad y que li<strong>de</strong>ran la campaña para su<br />

legalización siempre que tenga lugar entre adultos que se consienten?<br />

A estos libertinos se les presentan las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Sodoma y Gomorra como ejemplo en<br />

su sufrimiento <strong>de</strong>l castigo <strong>de</strong>l fuego eterno. Esta última expresión fuego eterno no pue<strong>de</strong><br />

significar que el fuego que <strong>de</strong>struyó a aquellas malvadas ciuda<strong>de</strong>s es eterno, sino que en lo<br />

exhaustivo y vasto <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r consumidor es una imagen <strong>de</strong>l castigo eterno que caerá<br />

sobre los rebel<strong>de</strong>s.<br />

V. 8 Judas vuelve al tema <strong>de</strong> los apóstatas <strong>de</strong> nuestro tiempo, y empren<strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción<br />

<strong>de</strong> sus pecados, su acusación, sus contrapartidas en la naturaleza, su con<strong>de</strong>nación, y sus<br />

palabras y acciones impías (vv. 8–16).<br />

En primer lugar, tenemos la cuestión <strong>de</strong> sus pecados. Soñando, mancillan la carne. Su<br />

vida mental está contaminada. Viven en un mundo <strong>de</strong> sucias fantasías, y finalmente<br />

encuentran el cumplimiento <strong>de</strong> sus sueños en la inmoralidad sexual, lo mismo que los<br />

hombres <strong>de</strong> Sodoma.<br />

Rechazan la autoridad. Son rebel<strong>de</strong>s contra Dios y contra las instituciones<br />

gubernamentales. Son los proponentes <strong>de</strong> la rebelión y <strong>de</strong> la anarquía. Sus nombres<br />

aparecen en los registros <strong>de</strong> las organizaciones <strong>de</strong>dicadas a <strong>de</strong>rribar los gobiernos.<br />

Blasfeman <strong>de</strong> las potesta<strong>de</strong>s angélicas superiores. No significa nada para ellos el<br />

hecho <strong>de</strong> que «no hay autoridad sino <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, y las que hay, por Dios han sido<br />

establecidas» (Ro. 13:1b). Escarnecen el mandamiento divino: «No mal<strong>de</strong>cirás al príncipe<br />

<strong>de</strong> tu pueblo» (Éx. 22:28). Hablan con menosprecio y vilipendio contra la autoridad, sea<br />

divina, angélica o humana.


V. 9 A este respecto se toman liberta<strong>de</strong>s que hasta el arcángel Miguel rechazaría.<br />

Cuando Miguel contendía con el diablo, disputando con él acerca <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Moisés,<br />

no se atrevió a proferir juicio <strong>de</strong> maldición contra él, sino que dijo sencillamente: El<br />

Señor te reprenda. Aquí Judas nos hace partícipes <strong>de</strong> un inci<strong>de</strong>nte que no se halla en<br />

ningún otro pasaje <strong>de</strong> la Biblia, <strong>de</strong> modo que la pregunta surge naturalmente: «¿De dón<strong>de</strong><br />

consiguió él esta información?».<br />

Hay quienes dicen que esta información fue transmitida por la tradición. Podría ser así,<br />

o no. La explicación más satisfactoria es que la información fue revelada sobrenaturalmente<br />

a Judas por el mismo Espíritu Santo que le movió a escribir la Epístola.<br />

No tenemos ningún conocimiento concreto acerca <strong>de</strong> por qué razón surgió la disputa<br />

entre Miguel y Satanás acerca <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> Moisés. Sí sabemos que Moisés fue<br />

sepultado por Dios en un valle <strong>de</strong> Moab. No es improbable que Satanás quisiera conocer el<br />

lugar para po<strong>de</strong>r hacer edificar un santuario allí. Entonces Israel podría caer en el culto<br />

idolátrico <strong>de</strong> los huesos <strong>de</strong> Moisés. Como representante angélico <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel (Dn.<br />

10:21), Miguel lucharía por preservar al pueblo <strong>de</strong> esta forma <strong>de</strong> idolatría manteniendo<br />

secreto el lugar <strong>de</strong> la sepultura.<br />

Pero el punto capital es este. Aunque Miguel es un arcángel, aquel a quien Dios usará<br />

para echar a Satanás <strong>de</strong>l cielo (Ap. 12:7–9), sin embargo no alar<strong>de</strong>ó <strong>de</strong> hablar<br />

injuriosamente contra uno que gobierna en el reino <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. Dejó esta reprensión a<br />

Dios.<br />

V. 10 Obcecados e insolentes, los apóstatas blasfeman hablando irrespetuosamente <strong>de</strong><br />

cuestiones <strong>de</strong> las que son ignorantes. No se dan cuenta <strong>de</strong> que en toda sociedad or<strong>de</strong>nada ha<br />

<strong>de</strong> haber autoridad y que <strong>de</strong>be haber sujeción a esta autoridad. Y así ellos se lanzan<br />

impetuosos y dan tumbos en arrogante rebelión.<br />

El área en la que son más expertos es en la <strong>de</strong> los instintos naturales, en la satisfacción<br />

<strong>de</strong> sus apetitos sensuales. Con el abandono <strong>de</strong> animales irracionales, se entregan a la<br />

gratificación <strong>de</strong> sus impulsos sexuales, y en este proceso se corrompen y se <strong>de</strong>struyen.<br />

V. 11 Se pronuncia una hiriente acusación contra ellos: ¡Ay <strong>de</strong> ellos! A causa <strong>de</strong> su<br />

terco y contumaz corazón, atesoran ira para sí mismos en el Día <strong>de</strong> la ira y <strong>de</strong> la<br />

manifestación <strong>de</strong>l justo juicio <strong>de</strong> Dios (Ro. 2:5).<br />

La carrera <strong>de</strong> ellos se <strong>de</strong>scribe como una caída en picado <strong>de</strong> una velocidad siempre en<br />

aumento. Primero, han seguido en el camino <strong>de</strong> Caín. Luego se lanzaron por lucro en el<br />

error <strong>de</strong> Balaam. Finalmente, perecieron en la rebelión <strong>de</strong> Coré. El error y la apostasía<br />

nunca son cosas estáticas. Conducen a la gente en tropel al precipicio, y luego los hacen<br />

saltar a la <strong>de</strong>strucción.<br />

El camino <strong>de</strong> Caín es básicamente el rechazo <strong>de</strong> la salvación mediante la sangre <strong>de</strong> una<br />

víctima sacrificial (Gn. 4). Es un intento <strong>de</strong> aplacar a Dios mediante esfuerzos humanos.<br />

Como dice C. H. Mackintosh: «Se rechaza el remedio <strong>de</strong> Dios para la purificación, y se<br />

pone en su lugar el intento <strong>de</strong> Dios para mejorar. Éste es ―el camino <strong>de</strong> Caín‖». Pero,<br />

naturalmente, la confianza en los esfuerzos humanos conduce a odiar la gracia y a odiar<br />

también los objetos <strong>de</strong> la gracia. Y este odio conduce a su vez a la persecución e incluso al<br />

asesinato (1 Jn. 3:15).<br />

El error <strong>de</strong> Balaam es el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> enriquecerse personalmente transformando el<br />

servicio a Dios en un negocio. Balaam profesaba ser profeta <strong>de</strong> Dios, pero era codicioso, y<br />

estaba dispuesto a prostituir su don profético por dinero (Nm 22–24). En cinco ocasiones<br />

Balac le pagó para que maldijera a Israel, pero fue refrenado a la fuerza por Dios. Muchas<br />

<strong>de</strong> las cosas que dijo eran verda<strong>de</strong>ras y hermosas, pero con todo no era más que un profeta


mercenario. No pudo mal<strong>de</strong>cir a los hombres <strong>de</strong> Israel, pero finalmente consiguió<br />

seducirlos al pecado con las hijas <strong>de</strong> Moab (Nm. 25:1–5).<br />

Lo mismo que Balaam, los falsos maestros <strong>de</strong> la actualidad son zalameros y<br />

convincentes. Pue<strong>de</strong>n hablar a la vez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ambos lados <strong>de</strong> la boca. Suprimen la verdad a<br />

fin <strong>de</strong> aumentar sus ingresos. Lo crucial es que son codiciosos, y que tratan <strong>de</strong> transformar<br />

la casa <strong>de</strong> Dios en casa <strong>de</strong> mercado.<br />

La actual Cristiandad está leudada por el pecado <strong>de</strong> simonía. Si se pudiese eliminar el<br />

motivo <strong>de</strong>l beneficio, mucho <strong>de</strong> lo que se consi<strong>de</strong>ra como obra cristiana pararía en seco.<br />

C. A. Coates advierte:<br />

“El hombre es tan mezquino que hace <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Dios motivo <strong>de</strong> ganancia. El<br />

extremo <strong>de</strong> la mezquindad humana es que haga ganancia para sí mismo <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong><br />

Dios. El Señor tiene un juicio específico sobre todo esto. Po<strong>de</strong>mos ver cómo toda la<br />

Cristiandad está llena <strong>de</strong> esto, y hemos <strong>de</strong> vigilar por nosotros mismos, no sea que se<br />

introduzca este elemento”.<br />

La tercera razón para el ¡Ay! pronunciado por Judas es que esos falsos maestros<br />

perecieron en la rebelión <strong>de</strong> Coré. Junto con Datán y Abiram, Coré se rebeló contra el<br />

caudillaje <strong>de</strong> Moisés y Aarón y quiso invadir el oficio sacerdotal (Nm. 16). Con esto, estaba<br />

en realidad menospreciando al Señor. Por su insubordinación, fueron tragados vivos en un<br />

gran terremoto. Dios mostró con ello Su extremado <strong>de</strong>sagrado contra la rebelión contra<br />

aquellos que Él ha establecido como Sus representantes.<br />

V. 12 A continuación Judas escoge cinco símiles <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> la naturaleza para<br />

plasmar gráficamente el carácter y <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los apóstatas. Dice Moffatt que «el cielo, la<br />

tierra y el mar son saqueados en busca <strong>de</strong> ilustraciones <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> estos hombres».<br />

Son manchas en los ágapes que celebraban los primeros cristianos en relación con la<br />

Cena <strong>de</strong>l Señor. No temen ni a Dios ni a los hombres, y se cuidan más <strong>de</strong> sí mismos que <strong>de</strong>l<br />

rebaño. Seducen a otros a manchar la fe.<br />

Son nubes sin agua, que parecen dar promesa <strong>de</strong> alivio a la sed <strong>de</strong> las resecas tierras,<br />

pero luego son llevadas por los vientos (V.M.), <strong>de</strong>jando tras <strong>de</strong> sí la frustración y la<br />

<strong>de</strong>silusión.<br />

Son árboles otoñales, vacíos <strong>de</strong> hojas y sin fruto. El término dos veces muertos pue<strong>de</strong><br />

ser una forma intensiva que signifique muertos <strong>de</strong>l todo, o bien pue<strong>de</strong> significar muertos <strong>de</strong><br />

raíz así como <strong>de</strong> ramas. Asimismo están <strong>de</strong>sarraigados, como arrancados <strong>de</strong>l suelo por<br />

intensos vientos, sin <strong>de</strong>jar ni un tocón para un futuro comienzo <strong>de</strong> vida y crecimiento.<br />

V. 13 Son fieras olas <strong>de</strong>l mar, ingobernables, fieras y embravecidas. Con todo su ruido<br />

y movimiento, no tienen nada más que mostrar sino la espuma <strong>de</strong> sus vergüenzas. Se<br />

glorían en aquello <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>berían avergonzarse, y no <strong>de</strong>jan nada sustancial ni <strong>de</strong> valor<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ellos.<br />

Finalmente, son como estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente<br />

la oscuridad <strong>de</strong> las tinieblas. Estrellas errantes son cuerpos celestes que no se mueven en<br />

una órbita regular. Carecen <strong>de</strong> valor como ayudas a la navegación.<br />

¡Qué <strong>de</strong>scripción más apropiada <strong>de</strong> los falsos maestros! Es imposible conseguir<br />

dirección espiritual <strong>de</strong> estos meteoros religiosos, <strong>de</strong> estas estrellas fugaces y cometas <strong>de</strong> la<br />

religión, que resplan<strong>de</strong>cen vivamente por un momento, y que luego se apagan en las<br />

tinieblas como efímeros fuegos artificiales.


V. 14 La con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los apóstatas fue predicha por Enoc, que fue séptimo en<br />

generación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Adán. Es una profecía que se encuentra sólo en la Epístola <strong>de</strong> Judas.<br />

Algunos creen que está sacada <strong>de</strong>l libro apócrifo <strong>de</strong> Enoc, pero no hay prueba alguna <strong>de</strong><br />

que este libro fraudulento existiese en tiempos <strong>de</strong> Judas.<br />

Dice Kelly:<br />

“[Enoc] tiene varias señales <strong>de</strong> haber sido escrito con posterioridad a la <strong>de</strong>strucción<br />

<strong>de</strong> Jerusalén [y por tanto <strong>de</strong>spués que fuese escrita la Epístola <strong>de</strong> Judas], por un judío que<br />

todavía abrigaba la esperanza <strong>de</strong> que Dios <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>ría a los judíos”.<br />

Aunque no sabemos cómo llegó Judas a conocer esta antigua profecía, una explicación<br />

sencilla y plausible es que el Espíritu Santo le reveló las palabras así como lo condujo en el<br />

resto <strong>de</strong> la Epístola.<br />

La profecía comienza así: He aquí, vino el Señor con sus santas <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> millares.<br />

Esta predicción tendrá un cumplimiento parcial y preliminar cuando el Señor Jesús vuelva a<br />

la tierra <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Tribulación para <strong>de</strong>struir a Sus enemigos y para reinar como Rey.<br />

Tendrá su cumplimiento completo y <strong>de</strong>finitivo al final <strong>de</strong>l Milenio cuando los malvados<br />

muertos sean juzgados ante el Gran Trono Blanco.<br />

V. 15 Cristo viene para hacer juicio contra todos. El resto <strong>de</strong>l versículo muestra que<br />

aquí todos se refiere a todos los incrédulos. Los verda<strong>de</strong>ros creyentes no estarán incluidos.<br />

Por la fe en Cristo, han recibido inmunidad <strong>de</strong>l juicio, como se promete en Juan 5:24: «De<br />

cierto, <strong>de</strong> cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y<br />

no viene a juicio, sino que ha pasado <strong>de</strong> muerte a vida» (RVR77, véase margen). Como el<br />

Hijo <strong>de</strong>l Hombre a quien ha sido encomendado todo juicio, el Señor Jesús <strong>de</strong>jará convictos<br />

a todos los impíos <strong>de</strong> todas sus obras impías que han hecho impíamente, y <strong>de</strong> todas las<br />

cosas duras que los pecadores impíos hablaron contra él. Cuatro veces encontramos en<br />

este versículo el término impío o impíamente. Los hombres son impíos, sus acciones son<br />

impías, es impíamente que ejecutan estas obras, y a<strong>de</strong>más manifiestan su impiedad con<br />

sus blasfemias contra el Señor. Él los <strong>de</strong>jará convictos <strong>de</strong> sus obras impías, no sólo en el<br />

sentido <strong>de</strong> que les hará tener un profundo sentimiento <strong>de</strong> culpa, sino que los <strong>de</strong>jará<br />

convictos pronunciando sentencia contra ellos como resultado <strong>de</strong> su <strong>de</strong>mostrada culpa.<br />

V. 16 Sus palabras y acciones impías son ahora <strong>de</strong>scritas con mayor <strong>de</strong>talle. Son<br />

murmuradores, quejándose contra las provi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> Dios en lugar <strong>de</strong> mostrarse<br />

agra<strong>de</strong>cidos por Sus misericordias. El hecho <strong>de</strong> que Dios aborrece esta actitud queda<br />

abundantemente <strong>de</strong>mostrado por Su castigo <strong>de</strong> los israelitas en el <strong>de</strong>sierto.<br />

Siempre encuentran falta en el Señor. ¿Por qué permite las guerras y el sufrimiento?<br />

¿Por qué no pone fin a toda la injusticia social? Si es todopo<strong>de</strong>roso, ¿por qué no pone fin a<br />

todo el mal en que está sumido el mundo? También encuentran falta en el pueblo <strong>de</strong> Dios<br />

por ser estrecho en su credo y puritano en su conducta.<br />

Viven dados a sus concupiscencias, gratificando las pasiones <strong>de</strong> la carne, y son los más<br />

vociferantes en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la permisividad en el ámbito <strong>de</strong> la sexualidad.<br />

Su arrogante manera <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong>muestra que buscan la atención <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Con su<br />

escandalosa <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l extremismo político, económico y social, hacen titulares en la<br />

prensa. Y su temerario y <strong>de</strong>svergonzado repudio <strong>de</strong> las doctrinas cristianas básicas, como<br />

su <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Dios, les da alguna notoriedad entre los teólogos liberales.<br />

Finalmente, son maestros en el arte <strong>de</strong> la adulación, con lo que consiguen seguidores y<br />

unos abundantes ingresos.


Este retrato es veraz y preciso. Y tiene su confirmación casi cada día en las noticias <strong>de</strong><br />

los medios <strong>de</strong> información.<br />

III. EL PAPEL DEL CREYENTE EN MEDIO DE LA<br />

APOSTASÍA (vv. 17–23)<br />

V. 17 Judas <strong>de</strong>ja ahora a los apóstatas y pasa al papel <strong>de</strong> los creyentes en medio <strong>de</strong> esos<br />

pastores mercenarios. Primero, les recuerda que han sido advertidos acerca <strong>de</strong>l peligro que<br />

se les avecinaba. Luego los alienta a mantenerse en una condición espiritual fuerte.<br />

Finalmente, los aconseja a usar discernimiento en el ministerio a aquellos que han sido<br />

captados por los apóstatas.<br />

Los apóstoles habían predicho el surgimiento <strong>de</strong> falsos maestros. Así nos advierte<br />

Pablo en su ministerio (Hch. 20:29, 30; 1 Ti. 4:1–5; 2 Ti. 3:1–9), lo mismo que Pedro (2 P.<br />

2:1–22; 3:1–4) y Juan (1 Jn. 2:18, 19).<br />

Vv. 18–19 El sentido <strong>de</strong> su mensaje era que al fin <strong>de</strong> los tiempos surgirían burladores,<br />

que seguirían sus malvados <strong>de</strong>seos.<br />

A este testimonio Judas aña<strong>de</strong> ahora la explicación <strong>de</strong> que esos burladores presentan<br />

tres rasgos <strong>de</strong>stacados. Son sensuales (V.M.), lo que significa que piensan y actúan como<br />

hombres naturales (cf. RVR77, margen). Causan divisiones, llevando discípulos tras sí, y<br />

quizá dividiendo a las personas en varias clases, según su avance en la apostasía. No tienen<br />

el Espíritu. Nunca nacieron <strong>de</strong> lo alto, y por ello son totalmente incapaces <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r<br />

las cosas <strong>de</strong> Dios.<br />

V. 20 El recurso <strong>de</strong>l creyente es mantenerse cerca <strong>de</strong>l Señor y <strong>de</strong> vivir en comunión<br />

ininterrumpida con Él. Pero, ¿cómo se consigue esto? Judas nos da cuatro pasos.<br />

El primero es edificados sobre vuestra santísima fe, es <strong>de</strong>cir, la fe cristiana. Nos<br />

edificamos sobre ella estudiando y obe<strong>de</strong>ciendo la Biblia. Una familiaridad constante con la<br />

palabra nos conduce <strong>de</strong> manera positiva por el camino <strong>de</strong> la justicia, y nos advierte en<br />

contra <strong>de</strong> los peligros por el camino. «Hay los que tratan <strong>de</strong> <strong>de</strong>sacreditar la doctrina», dice<br />

H. Pickering, «pero es el credo lo que produce el carácter, y no el carácter lo que produce el<br />

credo».<br />

El segundo paso es orando en el Espíritu Santo. Esto significa orar guiados por el<br />

Espíritu, en conformidad con la voluntad <strong>de</strong> Dios revelada en la Biblia o privadamente<br />

revelada por el Espíritu <strong>de</strong> una manera subjetiva al creyente. Esto lo vemos en contraste<br />

con oraciones recitadas <strong>de</strong> forma mecánica o pronunciadas sin ninguna verda<strong>de</strong>ra<br />

involucración espiritual.<br />

V. 21 Los creyentes también han <strong>de</strong> conservarse en el amor <strong>de</strong> Dios. Aquí el amor <strong>de</strong><br />

Dios pue<strong>de</strong> compararse con el resplandor <strong>de</strong>l sol. El sol está siempre resplan<strong>de</strong>ciendo. Pero<br />

cuando algo se interpone entre nosotros y el sol, ya no estamos más bajo sus rayos<br />

benéficos. Así es con el amor <strong>de</strong> Dios. Siempre está resplan<strong>de</strong>ciendo sobre nosotros. Pero<br />

si se interpone el pecado entre nosotros y el Señor, entonces ya no estamos más gozando en<br />

la práctica <strong>de</strong> Su amor. Po<strong>de</strong>mos conservarnos en Su amor primero <strong>de</strong> todo por vidas <strong>de</strong><br />

santidad y piedad. Y si se interpone el pecado, entonces <strong>de</strong>bemos confesar y abandonar<br />

aquel pecado inmediatamente. El secreto resi<strong>de</strong> en no <strong>de</strong>jar que nada se interponga entre<br />

nosotros y Dios.<br />

“Nada entre mi alma y el Salvador,


Nada <strong>de</strong>l engañoso mundano soñar;<br />

Nada que me prive <strong>de</strong> Su favor,<br />

El camino limpio siempre ha <strong>de</strong> estar”.<br />

Charles A. Tindley<br />

Finalmente, <strong>de</strong>beríamos estar aguardando con anhelo la misericordia <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor Jesucristo para vida eterna. Aquí, la misericordia <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo<br />

se refiere a Su inminente regreso para llevarse a Su pueblo al cielo. En días <strong>de</strong> oscuridad y<br />

apostasía <strong>de</strong>bemos mantener la luz <strong>de</strong> la bienaventurada esperanza ardiendo en nuestros<br />

corazones. Demostrará ser una esperanza consoladora y purificadora (1 Ts. 4:18; 1 Jn. 3:3).<br />

V. 22 Se precisa <strong>de</strong> una cierta medida <strong>de</strong> discernimiento espiritual para tratar con las<br />

víctimas <strong>de</strong> la apostasía. Las Escrituras establecen una distinción entre la manera en que<br />

<strong>de</strong>bemos tratar con los propagandistas activos <strong>de</strong> falsas sectas y con los que han sido<br />

engañados por ellas. En el caso <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res y propagandistas, la manera <strong>de</strong> actuar se nos<br />

da en 2 Juan 10, 11: «Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en<br />

casa, ni le saludéis. Porque el que le saluda, participa en sus malas obras». Pero al hablar <strong>de</strong><br />

quienes han sido engañados por falsos maestros, Judas aconseja actuar discerniendo (RV),<br />

y propone dos cursos distintos <strong>de</strong> acción.<br />

Recibid a los unos en piedad. Es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>beríamos mostrar un compasivo interés por<br />

ellos, e intentar guiarlos fuera <strong>de</strong> sus dudas y disputas hacia una firme convicción <strong>de</strong> la<br />

verdad divina.<br />

V. 23 Luego hay los que están al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l precipicio, listos para saltar a las llamas <strong>de</strong><br />

la apostasía. Estos <strong>de</strong>bemos salvarlos mediante una enérgica y resuelta advertencia e<br />

instrucción, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne. En el AT las ropas <strong>de</strong>l<br />

leproso eran inmundas y <strong>de</strong>bían ser quemadas (Lv. 13:47–52). En la actualidad, al tratar<br />

con las personas que han caído en pecados sexuales, <strong>de</strong>bemos recordar que los objetos<br />

materiales, como la ropa, por ejemplo, excitan a menudo las pasiones. Al ver o sentir estas<br />

cosas, hay una asociación mental con ciertos pecados. De modo que al tratar con personas<br />

que han quedado contaminadas, <strong>de</strong>bemos tener cuidado en evitar todo aquello que pudiera<br />

resultar ser una tentación en nuestras vidas. Un autor <strong>de</strong>sconocido lo expresó <strong>de</strong> esta<br />

manera:<br />

Las ropas que pertenecen a un hombre tienen en ellas la asociación e infección <strong>de</strong>l<br />

pecado, el contagio <strong>de</strong>l mal. Todo lo que esté asociado con una vida <strong>de</strong> pecado <strong>de</strong>bería ser<br />

echado fuera y renunciado, si queremos ser salvos <strong>de</strong> la contaminación y <strong>de</strong>l contagio <strong>de</strong><br />

esta enfermedad <strong>de</strong>structora <strong>de</strong>l alma.<br />

J. B. Mayor nos advierte: «Aunque es <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l cristiano compa<strong>de</strong>cerse <strong>de</strong>l pecador y<br />

orar por él, tiene que contemplar con aborrecimiento todo lo que lleva trazas <strong>de</strong>l pecado».<br />

IV. LA HERMOSA BENDICIÓN (vv. 24–25)<br />

V. 24 Judas concluye con una hermosa bendición. Es la atribución <strong>de</strong> alabanza y<br />

adoración a aquel que es po<strong>de</strong>roso. Él es po<strong>de</strong>roso para salvar (He. 7:25), po<strong>de</strong>roso para<br />

consolidar (Ro. 16:25), po<strong>de</strong>roso para socorrer (He. 2:18), po<strong>de</strong>roso para someter (Fil.<br />

3:21) —y aquí es po<strong>de</strong>roso para guardar—. Él es po<strong>de</strong>roso para guardarnos en perfecta<br />

paz (Is. 26:3), es po<strong>de</strong>roso para guardar nuestro <strong>de</strong>pósito hasta aquel Día (2 Ti. 1:12), es<br />

po<strong>de</strong>roso para hacer muchísimo más <strong>de</strong> lo que pedimos o pensamos (Ef. 3:20), y es


po<strong>de</strong>roso para guardarnos sin caída. Esta última promesa es especialmente oportuna para<br />

los días <strong>de</strong> apostasía a los que se está refiriendo Judas.<br />

Pero la promesa no se <strong>de</strong>tiene aquí. Él es po<strong>de</strong>roso para presentarnos sin mancha<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su gloria con gran alegría. ¡Esto es verda<strong>de</strong>ramente maravilloso!<br />

Cuando pensamos en lo que éramos: muertos en <strong>de</strong>litos y pecados; cuando pensamos en<br />

lo que somos: pobres, débiles siervos inútiles; y cuando pensamos en que un día estaremos<br />

sin mancha en el Salón <strong>de</strong>l Trono <strong>de</strong>l universo, regocijándonos con gran alegría, ¡qué<br />

maravillosa gracia es ésta!<br />

V. 25 Él no es sólo nuestro Guardador y Perfeccionador: es Dios, nuestro Salvador. Es<br />

una maravilla que Dios esté tan interesado en nosotros que también venga a ser nuestro<br />

Salvador, en el sentido <strong>de</strong> que dispuso el plan por el que íbamos a ser salvos y <strong>de</strong> que<br />

proveyó a Su Hijo sin pecado como el Cor<strong>de</strong>ro sacrificial. El Dios solo sabio (RV) —en<br />

último término, toda sabiduría proviene <strong>de</strong> Dios (cf. Stg. 1:5)—. Nuestra sabiduría se<br />

<strong>de</strong>riva meramente <strong>de</strong> la fuente <strong>de</strong> sabiduría, el Dios solo sabio.<br />

Si por adoración enten<strong>de</strong>mos la adscripción a Dios <strong>de</strong> aquello <strong>de</strong> lo que Él es digno,<br />

tenemos aquí gloria y majestad, dominio y autoridad. Gloria —el honor superlativo que<br />

merece por todo lo que es y por todo lo que ha hecho por nosotros—. Majestad —la<br />

dignidad y el esplendor que merece como Supremo Monarca <strong>de</strong>l universo—. Dominio —su<br />

ilimitado imperio que le pertenece por <strong>de</strong>recho soberano—. Y autoridad o potestad —el<br />

po<strong>de</strong>r y la prerrogativa <strong>de</strong> gobernar todo aquello que Sus manos han hecho.<br />

Él era digno <strong>de</strong> tal alabanza en el pasado, lo es en el presente, y lo será por toda la<br />

eternidad. Los apóstatas y los falsos maestros pue<strong>de</strong>n intentar privarle <strong>de</strong> Su gloria, <strong>de</strong>traer<br />

<strong>de</strong> Su majestad, murmurar contra Su dominio y <strong>de</strong>safiar Su autoridad. Pero todos los<br />

verda<strong>de</strong>ros creyentes encuentran su mayor plenitud en glorificarlo y gozar <strong>de</strong> Él ahora y<br />

por todos los siglos. Amén.<br />

Bibliografía<br />

Bigg, Charles, The Epistles of St. Peter and St. Ju<strong>de</strong>. Edimburgo: T. & T. Clark Ltd., 1901.<br />

Co<strong>de</strong>r, S. Maxwell. Ju<strong>de</strong>: The Acts of the Apostates. Chicago: Moody Press, 1958. Hay<br />

traducción castellana: Judas: los hechos <strong>de</strong> los apóstatas. Barcelona, Publicaciones<br />

Portavoz, 1981.<br />

Green, Michael. The Second Epistle General of Peter and the General Epistle of Ju<strong>de</strong>.<br />

Grand Rapids: Wm. B. Eerdman Publishing Co., 1968.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Epistles of John and Ju<strong>de</strong>. New York: Loizeaux Bros., Inc., 1931.<br />

Kelly, William. «Lectures on the Epistle of Ju<strong>de</strong>», The Serious Christian. Vol. I. Charlotte,<br />

N.C.: Books for Christians, 1970.<br />

Mayor, J. B. The Epistle of St. Ju<strong>de</strong> and the Second Epistle of St. Peter. Grand Rapids:<br />

Baker Book House, 1965.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 15: 1ª, 2ª, 3ª Juan, y Judas. CLIE,<br />

Terrassa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Bíblico Carroll. Vol. 11: Pastorales. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry, Vol. 13 —Stg./Ap. CLIE, Terrassa.<br />

Palomares, J. Miguel, Sermones y bosquejos Epístola Judas. CLIE, Terrassa.<br />

Rudd, A. B. Epístolas generales. CLIE, Terrassa.


EL APOCALIPSIS O LA REVELACIÓN DE<br />

JESUCRISTO<br />

Introducción<br />

«La alabanza <strong>de</strong>be llenar nuestros corazones cuando leemos las palabras <strong>de</strong> esta<br />

Profecía y recordamos la gracia que nos ha salvado <strong>de</strong> todo aquello que va a sobrevenir<br />

sobre esta era. Otra bendición es la certidumbre <strong>de</strong> la victoria y gloria finales.»<br />

Arno C. Gaebelein<br />

I. Su singular puesto en el Canon<br />

La singularidad <strong>de</strong>l último libro <strong>de</strong> la Biblia se hace evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su primera palabra:<br />

«Revelación», o, en el original, Apokalupsis. Esta palabra, que significa <strong>de</strong>svelamiento, es<br />

el origen <strong>de</strong> nuestra palabra apocalíptico, un tipo <strong>de</strong> escrito que aparece en Daniel, Ezequiel<br />

y Zacarías en el AT, pero sólo aquí en el NT. Hace referencia a las visiones proféticas <strong>de</strong>l<br />

futuro que emplean símbolos, figuras y otros artificios literarios.<br />

¡Judas no va con ro<strong>de</strong>os! Despliega todos sus recursos para <strong>de</strong>senmascarar a estos<br />

notorios herejes, sacando ilustraciones <strong>de</strong> la naturaleza, <strong>de</strong>l AT, y <strong>de</strong> la tradición judía<br />

(Enoc), para mover a los fieles.<br />

Apocalipsis no sólo mira a<strong>de</strong>lante a la consumación futura <strong>de</strong> todas las cosas y al<br />

<strong>de</strong>finitivo triunfo <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro, sino que liga también los cabos sueltos <strong>de</strong> los<br />

sesenta y cinco otros libros <strong>de</strong> la Biblia. De hecho, es así como mejor se pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r<br />

este libro, ¡conociendo toda la Biblia! Los caracteres, símbolos, acontecimientos, números,<br />

colores, y todo lo <strong>de</strong>más, casi todo ello se encuentra antes en la Palabra <strong>de</strong> Dios. Algunos<br />

han <strong>de</strong>signado <strong>de</strong> manera muy idónea este libro como «la Gran Estación Central» <strong>de</strong> la<br />

Biblia, porque es aquí don<strong>de</strong> llegan todos los «trenes». ¿Qué trenes? Los trenes <strong>de</strong><br />

pensamiento que comienzan en Génesis y en los siguientes libros, como el concepto <strong>de</strong> la<br />

línea escarlata <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción, la nación <strong>de</strong> Israel, las naciones gentiles, la <strong>iglesia</strong>, Satanás<br />

el adversario <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios, el Anticristo, y muchos otros.<br />

El Apocalipsis (erróneamente titulado a menudo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo cuarto, como «La<br />

Revelación <strong>de</strong> San Juan, el teólogo», pero que en realidad es «La Revelación <strong>de</strong> Jesucristo»<br />

(1:1) —contrastar los títulos en RV y RV77), es la necesaria culminación <strong>de</strong> la Biblia—.<br />

Nos dice cómo todo resultará. Hasta una lectura <strong>de</strong> corrido <strong>de</strong>bería constituir una seria<br />

advertencia a los incrédulos para que se arrepientan y un aliento al pueblo <strong>de</strong> Dios para<br />

perseverar.<br />

II. Paternidad<br />

El libro mismo nos dice que su autor es Juan (1:1, 4, 9; 22:8), y que escribió por<br />

mandamiento <strong>de</strong> su Señor, Jesucristo. Una evi<strong>de</strong>ncia externa antigua, po<strong>de</strong>rosa y extendida<br />

sustenta la postura <strong>de</strong> que el Juan nombrado es el Apóstol Juan, hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o, y que<br />

laboró durante muchos años en Éfeso (en Asia Menor, don<strong>de</strong> estaban situadas todas las<br />

siete <strong>iglesia</strong>s a las que se dirige en los capítulos 2 y 3). Fue exiliado por Domiciano a


Patmos, don<strong>de</strong> escribió las visiones que le concedió nuestro Señor. Más a<strong>de</strong>lante volvió a<br />

Éfeso, don<strong>de</strong> murió muy anciano. Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Hipólito, Clemente <strong>de</strong><br />

Alejandría y Orígenes atribuyen unánimemente el libro a Juan. Más recientemente se<br />

<strong>de</strong>scubrió en Egipto un libro llamado el Apócrifo <strong>de</strong> Juan (<strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 150 d.C.), que<br />

atribuye específicamente Apocalipsis a Juan el hermano <strong>de</strong> Jacobo.<br />

La primera oposición a la paternidad apostólica fue expresada por Dionisio <strong>de</strong><br />

Alejandría; él no quería que fuese <strong>de</strong> Juan porque se oponía a la doctrina <strong>de</strong>l Milenio (Ap.<br />

20). Sus vagas y vacilantes referencias primero a Juan Marcos y luego a «el Presbítero<br />

Juan» como posibles autores no pue<strong>de</strong>n contra<strong>de</strong>cir las po<strong>de</strong>rosas evi<strong>de</strong>ncias, aunque<br />

muchos mo<strong>de</strong>rnos académicos <strong>de</strong> la persuasión más liberal rechazan también al Apóstol<br />

Juan como autor. No hay evi<strong>de</strong>ncia en la historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> nadie que fuese «el<br />

presbítero (anciano) Juan» que no fuese el autor <strong>de</strong> 2 y 3 Juan. Estas dos cartas tienen el<br />

mismo estilo que 1 Juan y concuerdan también con el Evangelio <strong>de</strong> Juan en sencillez y<br />

vocabulario.<br />

Aunque la evi<strong>de</strong>ncia externa que se ha citado es po<strong>de</strong>rosa, la evi<strong>de</strong>ncia interna no es tan<br />

clara. El vocabulario, <strong>de</strong> un estilo griego más bien «semita» tosco (y que incluso contiene<br />

unas cuantas expresiones que los gramáticos llamarían «solecismos»), así como el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

las palabras, convencen a muchos <strong>de</strong> que la misma persona que escribió Apocalipsis no<br />

pudo haber escrito el Evangelio.<br />

Sin embargo, estas diferencias tienen posible explicación, y no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> haber similitu<strong>de</strong>s<br />

compensadoras entre ambos libros.<br />

Algunos, por ejemplo, aceptan una fecha temprana en los años cincuenta o sesenta para<br />

Apocalipsis (bajo el reinado <strong>de</strong> Claudio o <strong>de</strong> Nerón) con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que Juan escribió su<br />

Evangelio en los noventa, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber mejorado su dominio <strong>de</strong>l griego. Sin embargo,<br />

esta no es una solución necesaria. Es muy posible que Juan tuviese un amanuense para su<br />

Evangelio y que estuviese estrictamente a solas en su exilio en Patmos. (La doctrina <strong>de</strong> la<br />

inspiración no queda afectada en modo alguno, por cuanto Dios usa el estilo<br />

individualizado <strong>de</strong>l escritor, no un estilo generalizado para todos los libros <strong>de</strong> la Biblia.)<br />

Los temas generales <strong>de</strong> la luz y las tinieblas se encuentran tanto en el Evangelio <strong>de</strong> Juan<br />

como en Apocalipsis. Palabras como «Cor<strong>de</strong>ro», «vencer», «verbo», «verda<strong>de</strong>ro», «aguas<br />

<strong>de</strong> vida» y otras tien<strong>de</strong>n a vincular ambas obras. A<strong>de</strong>más, tanto en Juan 19:37 como en<br />

Apocalipsis 1:7 se cita a Zacarías 12:10, y sin embargo en ambas citas no se emplea la<br />

palabra que emplea la Septuaginta para «traspasado», sino otra palabra traducida así.<br />

Una razón adicional que explica las diferencias <strong>de</strong> vocabulario y <strong>de</strong> estilo en el<br />

Evangelio y en Apocalipsis es el tipo sumamente diferente <strong>de</strong> literatura que representan.<br />

A<strong>de</strong>más, la gran multitud <strong>de</strong> fraseología hebrea en Apocalipsis proviene <strong>de</strong> recurrir tan<br />

ampliamente al AT.<br />

Concluyendo, la postura tradicional <strong>de</strong> que el Apóstol Juan, hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o y hermano<br />

<strong>de</strong> Jacobo, fue quien escribió Apocalipsis, tiene un firme fundamento histórico, y los<br />

problemas se pue<strong>de</strong>n explicar sin rechazar su paternidad.<br />

III. Fecha<br />

Algunos prefieren una fecha temprana para Apocalipsis, bien en la década <strong>de</strong> los<br />

cincuenta, bien a finales <strong>de</strong> la <strong>de</strong> los sesenta. Como se ha observado, esto se <strong>de</strong>be en parte<br />

al <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> explicar el estilo menos <strong>de</strong>sarrollado <strong>de</strong> Apocalipsis. También, algunos creen


que el número «seiscientos sesenta y seis» (13:18) era una predicción <strong>de</strong> Nerón, que<br />

algunos creían que volvería <strong>de</strong> los muertos. Esto sugeriría una fecha temprana. El hecho <strong>de</strong><br />

que esto no sucedió no afectó a la aceptación <strong>de</strong>l libro. (Quizá esto sugiere que fue escrito<br />

mucho <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> Nerón.)<br />

Los padres <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> indican <strong>de</strong> manera específica la última parte <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong><br />

Domiciano (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l 96 d.C.) como el tiempo en que Juan recibió la Revelación en<br />

Patmos. Por cuanto ésta es una postura antigua, informada y extendida entre los cristianos<br />

ortodoxos, tenemos todas las razones para aceptarla.<br />

IV. Trasfondo y Tema<br />

Una sencilla clave para compren<strong>de</strong>r el libro <strong>de</strong> Apocalipsis es darse cuenta <strong>de</strong> que está<br />

dividido en tres secciones principales. El Capítulo 1 <strong>de</strong>scribe una visión en la que Juan vio<br />

a Cristo revestido como Juez y <strong>de</strong> pie en medio <strong>de</strong> las siete <strong>iglesia</strong>s. Los Capítulos 2 y 3<br />

tienen que ver con la Era <strong>de</strong> la Iglesia en la que vivimos ahora. Los restantes diecinueve<br />

capítulos tienen que ver con acontecimientos futuros que siguen al final <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la<br />

Iglesia. Po<strong>de</strong>mos dividir este libro <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

1. Las cosas que vio Juan, es <strong>de</strong>cir, la visión <strong>de</strong> Cristo como Juez <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s.<br />

2. Las cosas que son: un bosquejo <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> los apóstoles<br />

hasta el momento en que Cristo tomará a Sus santos al cielo (caps. 2 y 3).<br />

3. Las cosas que han <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> éstas: un bosquejo <strong>de</strong> acontecimientos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

Arrebatamiento <strong>de</strong> los santos hasta el Estado Eterno (caps. 4–22). Una manera fácil <strong>de</strong><br />

recordar los contenidos <strong>de</strong> esta tercera sección es como la damos a continuación:<br />

a. Los capítulos 4 a 19 <strong>de</strong>scriben la Tribulación, un periodo <strong>de</strong> al menos siete años<br />

durante el que Dios juzgará a la nación incrédula <strong>de</strong> Israel y también a los gentiles<br />

incrédulos. Estos juicios son <strong>de</strong>scritos bajo las figuras <strong>de</strong>:<br />

(1) Siete sellos.<br />

(2) Siete trompetas.<br />

(3) Siete copas.<br />

b. Los capítulos 20–22 tratan acerca <strong>de</strong> la Segunda Venida <strong>de</strong> Cristo, Su reinado sobre<br />

la tierra, el Juicio <strong>de</strong>l Gran Trono Blanco, y el Estado Eterno.<br />

En el Periodo <strong>de</strong> la tribulación, el séptimo sello contiene las siete trompetas. A su vez,<br />

la séptima trompeta contiene los juicios <strong>de</strong> las siete copas. El periodo <strong>de</strong> la tribulación<br />

podría ser diagramado así:<br />

SELLOS<br />

1 2 3 4 5 6 7<br />

TROMPETAS<br />

1 2 3 4 5 6 7<br />

COPAS<br />

1 2 3 4 5 6 7


Los paréntesis en el libro<br />

El anterior diagrama da la principal línea <strong>de</strong> pensamiento a lo largo <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong><br />

Apocalipsis. Sin embargo, en el curso <strong>de</strong> la narración hay frecuentes interrupciones para<br />

presentar al lector varias importantes personalida<strong>de</strong>s y acontecimientos <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la<br />

Tribulación. Algunos escritores las <strong>de</strong>signan como paréntesis o inserciones. Algunos <strong>de</strong> los<br />

principales paréntesis son:<br />

1. Los ciento cuarenta y cuatro mil santos israelitas sellados (7:1–8).<br />

2. Los creyentes gentiles <strong>de</strong> este periodo (7:9–17).<br />

3. El po<strong>de</strong>roso ángel con el librito (cap. 10).<br />

4. Los dos testigos (11:3–12).<br />

5. Israel y el dragón (cap. 12).<br />

6. Las dos bestias (cap. 13).<br />

7. Los ciento cuarenta y cuatro mil con Cristo en el Monte Sion (14:1–5).<br />

8. El ángel con el evangelio eterno (14:6, 7).<br />

9. El anuncio preliminar <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> Babilonia (14:8).<br />

10. Advertencia a los adoradores <strong>de</strong> la bestia (14:9–12).<br />

11. La cosecha y la vendimia (14:14–20).<br />

12. La <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Babilonia (17:1–19:3).<br />

Los símbolos en el libro<br />

Mucho <strong>de</strong>l lenguaje en Apocalipsis es simbólico. Los números, colores, minerales,<br />

joyas, bestias, estrellas y can<strong>de</strong>leros se emplean para representar a personas, cosas o<br />

verda<strong>de</strong>s.<br />

Afortunadamente, algunos <strong>de</strong> estos símbolos quedan claramente explicados en el libro<br />

mismo. Por ejemplo, las siete estrellas son los ángeles <strong>de</strong> las siete <strong>iglesia</strong>s (1:20); el gran<br />

dragón es el Diablo, o Satanás (12:9). En otras partes <strong>de</strong> la Biblia se encuentran claves en<br />

cuanto al significado <strong>de</strong> otros símbolos. Los cuatro seres vivientes (4:6) son casi idénticos a<br />

los cuatro seres vivientes <strong>de</strong> Ezequiel 1:5–14. En Ezequiel 10:20 se i<strong>de</strong>ntifican como<br />

querubines. El leopardo, el oso y el león (13:2) nos recuerdan Daniel 7, don<strong>de</strong> estas fieras<br />

<strong>de</strong>notan los imperios mundiales <strong>de</strong> Grecia, Persia y Babilonia, respectivamente. Otros<br />

símbolos no parecen tan claramente explicados en las Escrituras, y <strong>de</strong>bemos ser sumamente<br />

cautos en nuestro intento <strong>de</strong> interpretarlos.<br />

El alcance <strong>de</strong>l libro<br />

Al estudiar Apocalipsis, lo mismo que en todo estudio bíblico, <strong>de</strong>bemos tener presente<br />

en todo momento la distinción entre la <strong>iglesia</strong> e Israel. La <strong>iglesia</strong> es un pueblo celestial,<br />

ben<strong>de</strong>cido con bendiciones espirituales, y llamada a compartir la gloria <strong>de</strong> Cristo como Su<br />

Esposa. Israel es el antiguo pueblo terrenal <strong>de</strong> Dios a quien Dios prometió la tierra <strong>de</strong> Israel<br />

y un reino terrenal literal bajo el gobierno <strong>de</strong>l Mesías. La verda<strong>de</strong>ra <strong>iglesia</strong> es mencionada<br />

en los primeros tres capítulos, pero no vuelve a ser vista hasta la Cena <strong>de</strong> las Bodas <strong>de</strong>l<br />

Cor<strong>de</strong>ro en el capítulo 19:6–10. El Periodo <strong>de</strong> la Tribulación (4:1–19:5) es <strong>de</strong> carácter<br />

primordialmente judío.<br />

Antes <strong>de</strong> poner fin a esta Introducción, será justo <strong>de</strong>cir que no todos los cristianos<br />

interpretan el libro <strong>de</strong> Apocalipsis <strong>de</strong> la manera que ha sido <strong>de</strong>lineada en los párrafos<br />

anteriores. Algunos creen que este libro fue totalmente cumplido en la historia primitiva <strong>de</strong>


la <strong>iglesia</strong>. Otros enseñan que Apocalipsis presenta una imagen continua <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la<br />

Iglesia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> Juan hasta el fin.<br />

Para todos los hijos <strong>de</strong> Dios, este libro enseña la insensatez <strong>de</strong> vivir para cosas que<br />

pronto se <strong>de</strong>svanecerán. Nos estimula a testificar a los que están pereciendo y nos alienta<br />

para esperar con paciencia el Regreso <strong>de</strong>l Señor. Para el incrédulo, este libro es una<br />

solemne advertencia <strong>de</strong> una terrible con<strong>de</strong>nación que espera a todo aquel que rechaza al<br />

Salvador.<br />

BOSQUEJO<br />

I. LAS COSAS QUE JUAN HABÍA VISTO (Cap. 1)<br />

A. Título y salutación (1:1–8)<br />

B. La visión <strong>de</strong> Cristo en ropajes judiciales (1:9–20)<br />

II. LAS COSAS QUE SON: CARTAS DE NUESTRO SEÑOR (Caps. 2–3)<br />

A. A Éfeso (2:1–7)<br />

B. A Esmirna (2:8–11)<br />

C. A Pérgamo (2:12–17)<br />

D. A Tiatira (2:18–29)<br />

E. A Sardis (3:1–6)<br />

F. A Fila<strong>de</strong>lfia (3:7–13)<br />

G. A Laodicea (3:14–22)<br />

III. LAS COSAS QUE HAN DE SER DESPUÉS DE ÉSTAS (Caps. 4–22)<br />

A. La visión <strong>de</strong>l Trono <strong>de</strong> Dios (Cap. 4)<br />

B. El Cor<strong>de</strong>ro y el libro sellado con siete sellos (Cap. 5)<br />

C. La apertura <strong>de</strong> los seis sellos (Cap. 6)<br />

D. Los salvos en la Gran Tribulación (Cap. 7)<br />

E. El Séptimo Sello y el comienzo <strong>de</strong> las Siete Trompetas (Caps. 8, 9)<br />

F. El po<strong>de</strong>roso ángel y el librito (Cap. 10)<br />

G. Los dos testigos (11:1–14)<br />

H. La Séptima Trompeta (11:15–19)<br />

I. Las figuras clave en la Tribulación (Caps. 12–15)<br />

J. Los siete juicios <strong>de</strong> las Copas (Cap. 16)<br />

K. La caída <strong>de</strong> Babilonia la Gran<strong>de</strong> (Caps. 17, 18)<br />

L. La venida <strong>de</strong> Cristo y Su reino milenial (19:1–20:9)<br />

M. El juicio <strong>de</strong> Satanás y <strong>de</strong> todos los incrédulos (20:10–15)<br />

N. Los nuevos cielos y la nueva tierra (21:1–22:5)<br />

O. Advertencias, consolaciones, invitaciones y bendiciones finales (22:6–21)<br />

Comentario<br />

I. LAS COSAS QUE JUAN HABÍA VISTO (Cap. 1)<br />

A. Título y salutación (1:1–8)


1:1–2 El primer versículo anuncia el tema <strong>de</strong>l libro: las cosas que <strong>de</strong>ben suce<strong>de</strong>r en<br />

seguida. Apocalipsis es primariamente un <strong>de</strong>svelamiento <strong>de</strong>l futuro. Esta revelación <strong>de</strong><br />

acontecimientos futuros fue dada por Dios a Jesús. A su vez, el Señor la encomendó a su<br />

ángel, y el ángel la dio a conocer a su siervo Juan. El propósito <strong>de</strong> Juan al escribir el Libro<br />

era compartir la información con los siervos <strong>de</strong>l Señor, es <strong>de</strong>cir, con todos los verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes. Así, Juan ha dado testimonio <strong>de</strong> la palabra profética que Dios le había<br />

comunicado, y <strong>de</strong>l testimonio que Jesús había dado. En resumen, Juan ha dado testimonio<br />

<strong>de</strong> todas las cosas que vio en visiones celestiales.<br />

1:3 Era clara intención <strong>de</strong> Dios que se leyera en las <strong>iglesia</strong>s, porque promete una<br />

especial bendición al que lee en voz alta y a todos aquellos en la asamblea que oyen la<br />

lectura y guardan en su corazón y aplican a su vida lo oído. El tiempo <strong>de</strong>l cumplimiento<br />

<strong>de</strong> esas profecías estaba cerca.<br />

1:4 Juan dirige el libro a las siete <strong>iglesia</strong>s que estaban situadas en la provincia romana<br />

<strong>de</strong> Asia. Esta provincia se encontraba en Asia Menor (la mo<strong>de</strong>rna Turquía). Primero, Juan<br />

<strong>de</strong>sea a estas <strong>iglesia</strong>s gracia y paz. La gracia significa el favor inmerecido <strong>de</strong> Dios y la<br />

fuerza que se precisa en la vida cristiana cada día. La paz es la serenidad resultante que<br />

capacita al creyente a hacer frente a las persecuciones, dolores e incluso a la misma muerte.<br />

La gracia y la paz son vistas como procediendo <strong>de</strong> la Trinidad. Provienen <strong>de</strong>l que es y que<br />

era y que ha <strong>de</strong> venir. Esto se refiere a Dios Padre y da el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong>l nombre<br />

Jehová. Él es el siempre Existente y Aquel que es siempre el mismo. Provienen <strong>de</strong> los siete<br />

espíritus que están <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Su trono. Esto es una referencia a Dios Espíritu Santo en<br />

Su plenitud, siendo siete el número <strong>de</strong> la perfección y <strong>de</strong> la totalidad. No es sorpren<strong>de</strong>nte<br />

que el número siete aparezca cincuenta y cuatro veces en este último libro <strong>de</strong> la Biblia.<br />

1:5 Provienen <strong>de</strong> Jesucristo el testigo fiel, el primogénito <strong>de</strong> los muertos, y el<br />

soberano <strong>de</strong> los reyes <strong>de</strong> la tierra. Esto <strong>de</strong>scribe claramente a Dios el Hijo. Él es el testigo<br />

fiable. Como primogénito <strong>de</strong> los muertos, él es el Primero en resucitar <strong>de</strong> entre los<br />

muertos para no morir ya más, y Aquel que mantiene el puesto <strong>de</strong> honor y <strong>de</strong> preeminencia<br />

entre todos los que son levantados <strong>de</strong> entre los muertos para gozar <strong>de</strong> vida eterna. Es<br />

también el soberano <strong>de</strong> todos los reyes <strong>de</strong> la tierra. Después <strong>de</strong> sus salutaciones iniciales,<br />

Juan escribe un tributo <strong>de</strong> alabanza al Señor Jesús. Primero, se refiere al Salvador como<br />

Aquel que nos amó (que nos ama, V.M.), y que nos ha lavado <strong>de</strong> nuestros pecados con<br />

su misma sangre (V.M.). Observemos los tiempos verbales: ama, una acción presente y<br />

continuada; ha lavado, una obra pasada y finalizada. Observemos también el or<strong>de</strong>n: nos<br />

ama, y que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego nos amó mucho antes <strong>de</strong> lavarnos. Y observemos el precio que<br />

pagó: Su misma sangre. Una sincera evaluación nos obliga a confesar que el costo fue<br />

<strong>de</strong>masiado elevado. No merecíamos ser lavados a un precio tan <strong>de</strong>smesurado.<br />

1:6 Pero Su amor no se conformó con lavarnos, aunque podría haber sido así. Hizo <strong>de</strong><br />

nosotros un reino, sacerdotes para su Dios y Padre. Como santos sacerdotes, ofrecemos<br />

sacrificios espirituales a Dios: nuestras personas, nuestras posesiones, nuestra alabanza, y<br />

nuestro servicio. Como regios sacerdotes, proclamamos las excelencias <strong>de</strong> Aquel que nos<br />

llamó <strong>de</strong> las tinieblas a Su luz admirable. Si meditamos sobre un amor tan gran<strong>de</strong>, sólo<br />

po<strong>de</strong>mos llegar a la conclusión <strong>de</strong> que Él es digno <strong>de</strong> toda la gloria, honra, adoración y<br />

alabanza que podamos darle. Y Él es digno <strong>de</strong>l dominio sobre nuestras vidas, sobre la<br />

<strong>iglesia</strong>, el mundo, y el universo entero. Amén.<br />

1:7 Este Bendito vuelve a la tierra en carros <strong>de</strong> nubes. Su Advenimiento no será ni<br />

local ni invisible, porque todo ojo le verá (cf. Mt. 24:29, 30). Aquel pueblo que fue<br />

culpable <strong>de</strong> Su crucifixión quedará confuso. De hecho, todos los linajes <strong>de</strong> la tierra harán


lamentación porque vendrá a juzgar a Sus enemigos y a establecer Su reino. Los creyentes<br />

no hacen lamentación por Su Venida: dicen, «Sí, amén» .<br />

1:8 Hay aquí un cambio <strong>de</strong> orador. El Señor Jesús se presenta como el Alfa y la Omega<br />

(las letras primera y última <strong>de</strong>l alfabeto griego), principio y fin. Él cubre el tiempo y la<br />

eternidad, y agota el vocabulario <strong>de</strong> la excelencia. Él es la fuente y la meta <strong>de</strong> la creación, y<br />

Él es quien comenzó y pondrá fin al programa divino en el mundo. Él es y era y ha <strong>de</strong><br />

venir. Eterno en Su ser y el Todopo<strong>de</strong>roso en po<strong>de</strong>r.<br />

B. La visión <strong>de</strong> Cristo en ropajes judiciales (1:9–20)<br />

1:9 Estamos <strong>de</strong> vuelta a Juan, que se presenta como hermano, y copartícipe <strong>de</strong> todos<br />

los creyentes en la tribulación, en el reino y en la paciencia <strong>de</strong> Jesucristo. Aquí vincula<br />

la tribulación, la perseverancia (paciencia) y el reino. De forma similar, Pablo los vincula<br />

en Hechos 14:22, cuando exhorta a los santos a permanecer «en la fe, y diciéndoles: Es<br />

menester que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el reino <strong>de</strong> Dios».<br />

Juan estaba encarcelado en la isla llamada Patmos, en el mar Egeo, a causa <strong>de</strong> su<br />

lealtad a la palabra <strong>de</strong> Dios y al testimonio <strong>de</strong> Jesucristo. Pero su cárcel vino a<br />

transformarse en una antesala <strong>de</strong>l cielo, al recibir las visiones <strong>de</strong> la gloria y <strong>de</strong> juicio.<br />

1:10 Juan estuvo en el Espíritu (V.M.), es <strong>de</strong>cir, andando en comunión sin barreras con<br />

Él, y por ello en condición <strong>de</strong> recibir comunicaciones divinas. Esto nos recuerda que para<br />

oír se ha <strong>de</strong> estar cerca. «El secreto <strong>de</strong> Jehová es para los que le temen» (Sal. 25:14). Fue en<br />

el día <strong>de</strong>l Señor, esto es, en el primer día <strong>de</strong> la semana. Éste era el día <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong><br />

Cristo, <strong>de</strong> dos apariciones posteriores a Sus discípulos, <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>l Espíritu en<br />

Pentecostés. Los discípulos se reunían para partir el pan en el Día <strong>de</strong>l Señor, y Pablo<br />

instruyó a los corintios a que hiciesen la colecta en el primer día. Algunos piensan que Juan<br />

se refiere al tiempo <strong>de</strong> juicio acerca <strong>de</strong>l que va a escribir, pero la expresión es bien diferente<br />

en el original.<br />

De súbito, Juan oyó <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él una voz con la claridad, volumen y tono <strong>de</strong> trompeta.<br />

1:11–12 Era Jesús, que le or<strong>de</strong>naba que escribiese en un libro lo que estaba a punto <strong>de</strong><br />

ver, y lo enviase a las siete <strong>iglesia</strong>s. Volviéndose hacia Quien le hablaba, Juan vio siete<br />

can<strong>de</strong>leros <strong>de</strong> oro, cada uno <strong>de</strong> los cuales tenía una base, un solo tronco vertical, y encima<br />

una lámpara ardiendo.<br />

1:13 La Persona en medio <strong>de</strong> los siete can<strong>de</strong>leros era uno semejante al Hijo <strong>de</strong>l<br />

Hombre. No había nada entre Él y los can<strong>de</strong>leros individuales, ninguna agencia, jerarquía<br />

ni organización. Cada <strong>iglesia</strong> era autónoma. Al <strong>de</strong>scribir al Señor, dice McConkey:<br />

El Espíritu saquea el reino <strong>de</strong> la naturaleza en busca <strong>de</strong> símbolos que puedan dar a<br />

nuestras obtusas y finitas mentes algún pálido concepto <strong>de</strong> la gloria, el esplendor y la<br />

majestad <strong>de</strong> Éste que ha <strong>de</strong> venir, que es el Cristo <strong>de</strong> Apocalipsis.<br />

Su vestido era el largo manto judicial. El cinto alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> Su pecho simboliza la<br />

justicia y fi<strong>de</strong>lidad con la que Él juzga (véase Is. 11:5).<br />

1:14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, lo que <strong>de</strong>nota Su<br />

eternidad, como el Anciano <strong>de</strong> Días (Dn 7:9), y también la sabiduría y pureza <strong>de</strong> Sus<br />

juicios. Sus ojos como llama <strong>de</strong> fuego habla <strong>de</strong> un conocimiento perfecto, discernimiento<br />

infalible y escrutinio ineludible.


1:15 Los pies <strong>de</strong>l Señor eran semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un<br />

horno. Por cuanto el bronce es un tipo consistente <strong>de</strong> juicio, esto sustenta el punto <strong>de</strong> vista<br />

<strong>de</strong> que lo que está principalmente a la vista es el oficio judicial. Su voz sonaba como las<br />

olas <strong>de</strong>l mar o como una catarata <strong>de</strong>speñándose <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una montaña, majestuosa y<br />

abrumadora.<br />

1:16 Tenía en su mano <strong>de</strong>recha siete estrellas, lo que indica posesión, po<strong>de</strong>r, control<br />

y honra. De su boca salía una espada aguda <strong>de</strong> dos filos, la palabra <strong>de</strong> Dios (He. 4:12).<br />

Aquí se refiere a los acerados y precisos veredictos tocantes a Su pueblo, como se ve en las<br />

cartas a las siete <strong>iglesia</strong>s. Su rostro resplan<strong>de</strong>cía como el sol en pleno mediodía, el<br />

fulgurante esplendor y la gloria trascen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Su Deidad.<br />

Combinando todos estos pensamientos, vemos a Cristo en todas Sus perfecciones como<br />

supremamente calificado para juzgar a las siete <strong>iglesia</strong>s. Más a<strong>de</strong>lante en este libro, juzgará<br />

a Sus enemigos, pero «es tiempo que el juicio comience por la casa <strong>de</strong> Dios» (1 P. 4:17).<br />

Observemos, sin embargo, que en cada caso se trata <strong>de</strong> una clase <strong>de</strong> juicio diferente. Las<br />

<strong>iglesia</strong>s son juzgadas con vistas a la purificación y a la recompensa; el mundo, con vistas al<br />

castigo.<br />

1:17 La visión <strong>de</strong>l Juez postró a Juan como muerto a sus pies, pero el Señor lo reavivó<br />

revelándose a Él como el primero y el último, un título <strong>de</strong> Jehová (Is 44:6; 48:12).<br />

1:18 El Juez es el Viviente que estuvo muerto, pero que ahora está vivo por los siglos<br />

<strong>de</strong> los siglos. Tiene las llaves <strong>de</strong> la muerte y <strong>de</strong>l Ha<strong>de</strong>s, poseyendo el control sobre ambas<br />

cosas y siendo exclusivamente quien pue<strong>de</strong> resucitar a los muertos. Aquí el Ha<strong>de</strong>s tiene<br />

relación con el alma, y la muerte con el cuerpo. Cuando una persona muere, su alma está<br />

en el Ha<strong>de</strong>s, término que se emplea para <strong>de</strong>scribir el estado incorpóreo. El cuerpo pasa al<br />

sepulcro. Para el creyente, el estado incorpóreo es lo mismo que estar presente con el<br />

Señor. En la resurrección, el alma es reunida con el cuerpo glorificado, y el creyente será<br />

arrebatado a la casa <strong>de</strong>l Padre.<br />

1:19 Juan tenía que escribir las cosas que había visto (cap. 1); las cosas que son caps.<br />

2, 3), y las que han <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> éstas (caps. 4–22). Esto forma el bosquejo general<br />

<strong>de</strong>l libro.<br />

1:20 El Señor luego explicó a Juan el sentido oculto <strong>de</strong> las siete estrellas y <strong>de</strong> los siete<br />

can<strong>de</strong>leros <strong>de</strong> oro. Las estrellas representaban a los ángeles o mensajeros <strong>de</strong> las siete<br />

<strong>iglesia</strong>s, mientras que los siete can<strong>de</strong>leros representaban a las siete <strong>iglesia</strong>s mismas.<br />

Se han propuesto varias explicaciones <strong>de</strong> los ángeles. Algunos dicen que eran seres<br />

angélicos que representaban a las <strong>iglesia</strong>s, así como hay ángeles que representan a naciones<br />

(Dn. 10:13, 20, 21). Otros dicen que eran los obispos (o pastores) <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s,<br />

explicación ésta que carece <strong>de</strong> apoyo escriturario. Aún otros dicen que eran mensajeros<br />

humanos que recogieron las cartas <strong>de</strong> Juan en Patmos y que las entregaron a las <strong>iglesia</strong>s<br />

individuales. El mismo término griego (angelos) significa ángel y mensajero, pero en este<br />

libro el primer sentido es muy prepon<strong>de</strong>rante.<br />

Aunque las cartas se dirigen a ángeles, sus contenidos están claramente dirigidos a<br />

todos en las <strong>iglesia</strong>s.<br />

Los can<strong>de</strong>leros eran portalámparas, y eran un apropiado emblema <strong>de</strong> las <strong>iglesia</strong>s<br />

locales, que se suponía que habían <strong>de</strong> resplan<strong>de</strong>cer para Dios en medio <strong>de</strong> las tinieblas <strong>de</strong><br />

este mundo.


II. LAS COSAS QUE SON: CARTAS DE NUESTRO SEÑOR<br />

(Caps. 2–3)<br />

En los capítulos 2 y 3 tenemos cartas individuales dirigidas a las siete <strong>iglesia</strong>s en Asia.<br />

Las cartas pue<strong>de</strong>n ser aplicadas al menos <strong>de</strong> tres maneras. En primer lugar, <strong>de</strong>scriben las<br />

condiciones que realmente existían en las siete <strong>iglesia</strong>s locales en la época en que escribía<br />

Juan. En segundo lugar, dan una visión <strong>de</strong> la Cristiandad en la tierra en cualquier momento<br />

<strong>de</strong> su historia. Los rasgos <strong>de</strong>scritos en estas cartas han existido en parte, al menos, en cada<br />

siglo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Pentecostés. A este respecto, las cartas tienen unas marcadas semejanzas<br />

con las siete parábolas <strong>de</strong> Mateo 13. Finalmente, las cartas dan una visión consecutiva<br />

profética <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la Cristiandad, don<strong>de</strong> cada <strong>iglesia</strong> representa un periodo<br />

específico. La ten<strong>de</strong>ncia general <strong>de</strong> las condiciones es <strong>de</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia. Muchos creen que las<br />

condiciones en las tres primeras cartas son consecutivas y que las últimas cuatro son<br />

concurrentes, llegando hasta el tiempo <strong>de</strong>l arrebatamiento.<br />

Según el tercer punto <strong>de</strong> vista, las épocas <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> son generalmente<br />

relacionadas como sigue:<br />

Éfeso: La <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l primer siglo era en general encomiable, pero ya había <strong>de</strong>jado su<br />

primer amor.<br />

Esmirna: Des<strong>de</strong> el siglo primero hasta el cuarto, la <strong>iglesia</strong> pa<strong>de</strong>ció persecuciones bajo<br />

los emperadores romanos.<br />

Pérgamo: Durante los siglos cuarto y quinto, el cristianismo fue reconocido como<br />

religión oficial bajo el patrocinio <strong>de</strong> Constantino.<br />

Tiatira: Des<strong>de</strong> el siglo sexto hasta el <strong>de</strong>cimoquinto, la Iglesia Católica Romana dominó<br />

mayormente en la Cristiandad Occi<strong>de</strong>ntal hasta ser convulsionada por la Reforma. En<br />

Oriente dominó la Iglesia Ortodoxa.<br />

Sardis: Los siglos <strong>de</strong>cimosexto y <strong>de</strong>cimoséptimo fueron el periodo posterior a la<br />

Reforma. La luz <strong>de</strong> la Reforma pronto se <strong>de</strong>bilitó.<br />

Fila<strong>de</strong>lfia: Durante los siglos <strong>de</strong>cimooctavo y <strong>de</strong>cimonoveno, hubo gran<strong>de</strong>s<br />

avivamientos y gran<strong>de</strong>s movimientos misioneros.<br />

Laodicea: La <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> los últimos días es contemplada como tibia y apóstata. Es la<br />

<strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l liberalismo y <strong>de</strong>l ecumenismo.<br />

Hay una similitud en la estructura <strong>de</strong> las cartas. Por ejemplo, cada una <strong>de</strong> ellas<br />

comienza con una salutación a una <strong>iglesia</strong> individual; cada una presenta al Señor Jesús en<br />

un papel que es peculiarmente a<strong>de</strong>cuado para aquella <strong>iglesia</strong> en particular; cada una <strong>de</strong> ellas<br />

<strong>de</strong>scribe Su conocimiento <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>, introducido por las palabras «Yo sé».<br />

Se dirigen palabras <strong>de</strong> encomio a todas las <strong>iglesia</strong>s menos a Laodicea; reprensiones a todas<br />

menos a Esmirna y Fila<strong>de</strong>lfia. A cada una se da una especial exhortación a oír lo que dice el<br />

Espíritu, y en cada una <strong>de</strong> ellas se da una promesa especial para el vencedor.<br />

Cada <strong>iglesia</strong> tiene su propio carácter distintivo. Phillips ha asignado estos títulos, que<br />

expresan estos rasgos dominantes: Éfeso, la <strong>iglesia</strong> sin amor; Esmirna, la <strong>iglesia</strong><br />

perseguida; Pérgamo, la <strong>iglesia</strong> excesivamente tolerante; Tiatira, la <strong>iglesia</strong><br />

contemporizadora; Sardis, la <strong>iglesia</strong> durmiente; Fila<strong>de</strong>lfia, la <strong>iglesia</strong> con oportunidad, y<br />

Laodicea, la <strong>iglesia</strong> complacida. Walvoord <strong>de</strong>scribe sus problemas así: (1) Pérdida <strong>de</strong>l


primer amor; (2) temor al sufrimiento; (3) apartamiento doctrinal; (4) apartamiento moral;<br />

(5) mortandad espiritual; (6) no mantenerse con firmeza; y (7) tibieza.<br />

A. A Éfeso (2:1–7)<br />

2:1 El Señor se presenta a la <strong>iglesia</strong> en Éfeso como El que tiene las siete estrellas en<br />

su diestra, el que anda en medio <strong>de</strong> los siete can<strong>de</strong>leros <strong>de</strong> oro. La mayoría <strong>de</strong> las<br />

<strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong>l Señor en estas cartas son similares a las que vemos en el capítulo 1.<br />

2:2 Esta <strong>iglesia</strong> se <strong>de</strong>stacaba por su abundancia <strong>de</strong> obras, su arduo trabajo, y su<br />

paciente perseverancia. No toleraba a los malos en medio <strong>de</strong> ella. Tenía la capacidad <strong>de</strong><br />

discernir a los falsos apóstoles y tratarlos <strong>de</strong> la forma correspondiente.<br />

2:3–4 Por causa <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> Cristo había soportado pruebas y adversida<strong>de</strong>s con<br />

paciencia, y había trabajado <strong>de</strong> manera infatigable. Pero la tragedia <strong>de</strong> Éfeso era que<br />

había <strong>de</strong>jado su primer amor. El fuego <strong>de</strong> su afecto se había extinguido. El ardiente<br />

entusiasmo <strong>de</strong> sus primeros días había <strong>de</strong>saparecido. Los cristianos podían mirar atrás a<br />

mejores días cuando su amor nupcial por Cristo fluía cálido, pleno y libre. Seguían siendo<br />

sanos en doctrina y activos en el servicio, pero había <strong>de</strong>saparecido el verda<strong>de</strong>ro motivo <strong>de</strong><br />

todo culto y servicio.<br />

2:5 Debían recordar los buenos días <strong>de</strong> su temprana fe, arrepentirse <strong>de</strong> su apagamiento<br />

<strong>de</strong> su primer amor, y repetir el <strong>de</strong>voto servicio que caracterizó el inicio <strong>de</strong> su vida cristiana.<br />

En caso contrario, Él quitaría el can<strong>de</strong>lero en Éfeso, es <strong>de</strong>cir, la asamblea <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong><br />

existir. Su testimonio se extinguiría.<br />

2:6 Otra palabra <strong>de</strong> encomio tiene que ver con su odio contra las obras <strong>de</strong> los<br />

nicolaítas. No po<strong>de</strong>mos saber <strong>de</strong> cierto quiénes eran estas personas. Algunos piensan que<br />

eran seguidores <strong>de</strong> un lí<strong>de</strong>r religioso llamado Nicolás. Otros observan que el nombre<br />

significa «gobierno sobre los laicos», y ven en esto una referencia al surgimiento <strong>de</strong>l<br />

sistema clerical.<br />

2:7 Los que tienen oídos para oír la palabra <strong>de</strong> Dios son alentados a escuchar lo que el<br />

Espíritu dice a las <strong>iglesia</strong>s.<br />

Luego se da una promesa al vencedor. En general, un vencedor en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong><br />

es uno que cree que Jesucristo es el Hijo <strong>de</strong> Dios (1 Jn. 5:5): en otras palabras, un verda<strong>de</strong>ro<br />

creyente. Su fe le capacita para vencer al mundo con todas sus tentaciones y seducciones.<br />

Quizá en cada una <strong>de</strong> las cartas la palabra tiene un pensamiento adicional, relacionado con<br />

la condición <strong>de</strong> aquella <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>terminada. Así, un vencedor en Éfeso pue<strong>de</strong> ser quien<br />

muestre la genuinidad <strong>de</strong> su fe arrepintiéndose cuando ha recaído apartándose <strong>de</strong> su primer<br />

amor. Todos estos podrán comer <strong>de</strong>l árbol <strong>de</strong> la vida, el cual está en medio <strong>de</strong>l paraíso<br />

<strong>de</strong> Dios. Esto no implica que son salvos por vencer, sino que su victoria <strong>de</strong>muestra la<br />

realidad <strong>de</strong> su experiencia <strong>de</strong> conversión. La única manera en que los hombres son salvos<br />

es por la gracia por medio <strong>de</strong> la fe en Cristo. Todos los salvos comerán <strong>de</strong>l árbol <strong>de</strong> la<br />

vida, es <strong>de</strong>cir, entrarán en la vida eterna en su plenitud en el cielo.<br />

Éfeso es a menudo tomada como <strong>de</strong>scriptiva <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> poco <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> los apóstoles.<br />

B. A Esmirna (2:8–11)


2:8 Esmirna significa mirra o amargura. Aquí Cristo se presenta como el primero y el<br />

postrero, el que estuvo muerto y volvió a la vida. Esta <strong>de</strong>scripción sería particularmente<br />

consoladora para los que hacían frente a la amenaza diaria <strong>de</strong> la muerte.<br />

2:9 Con especial ternura, el Señor dice a Sus santos sufrientes que Él conoce su<br />

tribulación <strong>de</strong> una manera profunda. Por las apariencias podían parecer hundidos en la<br />

pobreza, pero por lo que tocaba a las cosas espirituales, eran ricos. Como dijo Charles<br />

Stanley: «Había un peculiar honor en estar cerca <strong>de</strong> Él y ser como Él mismo, que no tuvo<br />

don<strong>de</strong> reposar Su cabeza. He aprendido esto: Jesús es <strong>de</strong> manera especial el socio <strong>de</strong> Sus<br />

siervos pobres».<br />

Los santos en Esmirna estaban recibiendo acerbos ataques <strong>de</strong> los judíos. Los<br />

historiadores nos hablan, por ejemplo, <strong>de</strong>l afán con que estos judíos quisieron ayudar en el<br />

martirio <strong>de</strong> Policarpo. Como judíos, pretendían ser el pueblo escogido <strong>de</strong> Dios, pero por su<br />

blasfema conducta <strong>de</strong>mostraban que eran sinagoga <strong>de</strong> Satanás.<br />

2:10 Los cristianos no <strong>de</strong>bían temer en nada lo que iban a pa<strong>de</strong>cer. Algunos <strong>de</strong> ellos<br />

serían encarcelados para ser probados con tribulación durante diez días. Este periodo <strong>de</strong><br />

tiempo pue<strong>de</strong> ser una referencia a diez días literales; a diez persecuciones distintas bajo los<br />

emperadores romanos que precedieron a Constantino; o a diez años <strong>de</strong> persecución bajo<br />

Diocleciano.<br />

Los creyentes <strong>de</strong>bían ser alentados a ser fieles hasta la muerte, es <strong>de</strong>cir, a estar<br />

dispuestos a morir antes que a renunciar a su fe en Cristo. Entonces recibirían la corona <strong>de</strong><br />

la vida, una especial recompensa para los mártires.<br />

2:11 De nuevo se alienta al oyente bien dispuesto a que preste atención a la voz <strong>de</strong>l<br />

Espíritu. Al vencedor se le promete exención <strong>de</strong> la muerte segunda. Aquí tenemos a un<br />

vencedor que <strong>de</strong>muestra la realidad <strong>de</strong> su fe prefiriendo ir al cielo con una buena conciencia<br />

que quedarse en la tierra con una mala conciencia. No será afectado por la muerte<br />

segunda, la sentencia sobre todos los incrédulos (20:6, 14).<br />

C. A Pérgamo (2:12–17)<br />

2:12 Pérgamo significa alta torre o totalmente casado. Esta carta presenta al Señor<br />

como El que tiene la espada aguda <strong>de</strong> dos filos: es la palabra <strong>de</strong> Dios (He. 4:12) con la<br />

que juzgará a los malhechores en la asamblea (véase v. 16).<br />

2:13 Pérgamo era el centro asiático para el culto al emperador. Por eso recibe el nombre<br />

<strong>de</strong> el trono <strong>de</strong> Satanás. A pesar <strong>de</strong>l paganismo que los envolvía, la <strong>iglesia</strong> se había<br />

mantenido leal, incluso aunque uno <strong>de</strong> sus miembros, Antipas, había sido martirizado por<br />

su confesión <strong>de</strong>l Señor Jesús. Fue el primer asiático conocido por rehusar adorar al<br />

emperador.<br />

2:14–15 Pero el Señor ha <strong>de</strong> repren<strong>de</strong>r a la <strong>iglesia</strong> por permitir que hombres con malas<br />

doctrinas permanezcan en la comunión cristiana. Había los que retienen la doctrina <strong>de</strong><br />

Balaam y los que retienen la doctrina <strong>de</strong> los nicolaítas. La doctrina <strong>de</strong> Balaam<br />

aprobaba comer cosas sacrificadas a los ídolos y la fornicación o inmoralidad sexual.<br />

También tiene que ver con la práctica <strong>de</strong> predicar por dinero (Nm. 22–25; 31).<br />

La doctrina <strong>de</strong> los nicolaítas no es <strong>de</strong>finida. Muchos eruditos bíblicos piensan que se<br />

trataba <strong>de</strong> libertinos, enseñando que los que estaban bajo la gracia eran libres para practicar<br />

la idolatría y darse a pecados sexuales.


Pero el doctor C. I. Scofield vincula esta doctrina con el surgimiento <strong>de</strong>l sistema<br />

clerical:<br />

Es la doctrina <strong>de</strong> que Dios ha instituido un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> «clero» o sacerdotes, en distinción<br />

al «laicado». Esta palabra está compuesta por dos términos griegos, niko, vencedor o<br />

conquistador, y laos, el pueblo. El <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> <strong>de</strong>sconoce el concepto <strong>de</strong> «clérigo»,<br />

y más todavía el <strong>de</strong> sacerdote, excepto en tanto que todos los hijos <strong>de</strong> Dios en esta<br />

dispensación son un «real sacerdocio». En la <strong>iglesia</strong> apostólica había cargos: ancianos (u<br />

obispos) y diáconos; y había dones: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros<br />

(Ef. 4:11). Éstos podían ser ancianos o diáconos, o no serlo. Pero más a<strong>de</strong>lante en el<br />

periodo postapostólico surgió una disposición para atribuir sólo a los ancianos la autoridad<br />

para administrar or<strong>de</strong>nanzas, y, en general, para constituirse como una clase entre Dios y el<br />

pueblo; eran los nicolaítas. Se observará que lo que eran las «obras» en Éfeso, o periodo<br />

apostólico tardío, se había convertido en «doctrina» doscientos años <strong>de</strong>spués, en el periodo<br />

<strong>de</strong> Pérgamo, o constantiniano.<br />

2:16 Los verda<strong>de</strong>ros creyentes son llamados a arrepentirse. Si lo hiciesen, es <strong>de</strong><br />

suponer que expulsarían a estos malos maestros <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> ellos. En caso contrario, el<br />

Señor mismo pelearía contra estos malos hombres.<br />

2:17 Los santos obedientes <strong>de</strong>berían oír lo que el Espíritu dice a las <strong>iglesia</strong>s. Al<br />

vencedor se le dará a comer <strong>de</strong>l maná escondido y una piedrecita blanca. El vencedor en<br />

Pérgamo pue<strong>de</strong> ser el hijo <strong>de</strong> Dios que rehúsa tolerar las malas enseñanzas en la <strong>iglesia</strong><br />

loca. Pero, ¿qué son el maná escondido y la piedrecita blanca?<br />

El maná es un tipo <strong>de</strong>l mismo Cristo. Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>notar el alimento celestial en contraste<br />

con los alimentos ofrecidos a los ídolos (v. 14). El maná escondido pue<strong>de</strong> ser «una dulce y<br />

secreta comunión con Él mismo, conocido en la gloria como Aquel que sufrió aquí abajo».<br />

La piedrecita blanca ha sido explicada <strong>de</strong> diversas formas. En las causas legales era una<br />

prenda <strong>de</strong> absolución. En las competiciones atléticas era un símbolo <strong>de</strong> victoria. Era una<br />

expresión <strong>de</strong> bienvenida dada por un anfitrión a su invitado. Parece evi<strong>de</strong>nte que es una<br />

recompensa dada por el Señor al vencedor y que expresa Su aprobación individual. Alford<br />

dice que el nombre nuevo indica la aceptación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios y el título a la gloria.<br />

Históricamente, esta <strong>iglesia</strong> es muy probable que represente el tiempo inmediatamente<br />

posterior a Constantino, cuando la <strong>iglesia</strong> quedó «totalmente casada» con el Estado. Miles<br />

vinieron a ser nominalmente cristianos, y la <strong>iglesia</strong> comenzó a tolerar prácticas paganas en<br />

su seno.<br />

D. A Tiatira (2:18–29)<br />

2:18 El nombre Tiatira significa sacrificio perpetuo u ofrenda continua. En esta carta<br />

se ve al Hijo <strong>de</strong> Dios poseyendo ojos como llama <strong>de</strong> fuego y pies… semejantes al bronce<br />

bruñido. Los ojos hablan <strong>de</strong> una visión penetrante, y los pies <strong>de</strong> bronce <strong>de</strong>notan la<br />

amenaza <strong>de</strong> juicio.<br />

2:19 Esta <strong>iglesia</strong> se <strong>de</strong>stacaba <strong>de</strong> varias maneras. No carecía <strong>de</strong> buenas obras, amor, fe,<br />

servicio y paciencia. De hecho, sus obras aumentaban en cantidad, en vez <strong>de</strong> disminuir.


2:20 Pero en la asamblea se había tolerado doctrina impura, con el resultado <strong>de</strong> que se<br />

practicaban la fornicación y la idolatría. La <strong>iglesia</strong> había permitido a una auto<strong>de</strong>signada<br />

profetisa llamada Jezabel que condujese a los siervos <strong>de</strong>l Dios al pecado. Así como la<br />

Jezabel <strong>de</strong>l AT había corrompido al pueblo <strong>de</strong> Dios con fornicación e idolatría, así esta<br />

mujer enseñaba que los cristianos podían darse a estas prácticas sin pecar en ello. Quizá<br />

animaba a los creyentes a unirse a los gremios profesionales <strong>de</strong> Tiatira, aunque esto<br />

involucraba honrar al dios o a la diosa <strong>de</strong>l gremio y a participar en fiestas en las que se<br />

servían cosas sacrificadas a los ídolos. Indudablemente justificaba esta contemporización<br />

con el mundo sobre la base <strong>de</strong> que esto supuestamente impulsaría la causa <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>.<br />

2:21–23 Por cuanto rehusaba arrepentirse, el Señor la iba a echar en cama <strong>de</strong> dolor en<br />

lugar <strong>de</strong> su cama <strong>de</strong> lujuria. Los que con ella cometían adulterio serían echados en cama <strong>de</strong><br />

gran tribulación y muerte si no se arrepienten <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> ella y escapaban.<br />

Entonces todas las <strong>iglesia</strong>s sabrán que el Señor está atento y que Él recompensa conforme<br />

a los hechos <strong>de</strong>l hombre. Probablemente hubo en Tiatira una profetisa literal llamada<br />

Jezabel. Pero los estudiosos <strong>de</strong> la Biblia ven también aquí una referencia al surgimiento <strong>de</strong><br />

un falso sistema eclesiástico con su adoración <strong>de</strong> imágenes, venta <strong>de</strong> indulgencias y<br />

absolución sacerdotal <strong>de</strong> pecados como la fornicación.<br />

2:24–25 Había un remanente fiel en Tiatira (los <strong>de</strong>más… a cuantos no tienen esa<br />

doctrina) que no habían sido iniciados en las doctrinas secretas y en los ritos <strong>de</strong> Jezabel,<br />

también conocidos como las profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Satanás. Sobre ellos no recaía otra carga<br />

<strong>de</strong> responsabilidad más que retener la verdad hasta la Venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

2:26–28 El vencedor en Tiatira era el verda<strong>de</strong>ro creyente que mantenía con firmeza las<br />

obras <strong>de</strong>l cristianismo genuino. Su recompensa será reinar con Cristo durante el Milenio.<br />

Tendrá autoridad sobre las naciones y las regirá con vara <strong>de</strong> hierro (V.M.). Todo pecado<br />

y toda rebelión serán castigados severa y prestamente. El Señor promete dar al vencedor la<br />

estrella <strong>de</strong> la mañana. El Señor Jesús es la Estrella Resplan<strong>de</strong>ciente <strong>de</strong> la Mañana (22:16).<br />

Así como la estrella <strong>de</strong> la mañana aparece en el cielo antes <strong>de</strong> la salida <strong>de</strong>l sol, así Cristo<br />

aparecerá como la Estrella <strong>de</strong> la Mañana para arrebatar a Su <strong>iglesia</strong> al cielo antes <strong>de</strong><br />

aparecer como el Sol <strong>de</strong> Justicia para reinar sobre la tierra (1 Ts. 4:13–18; Mal. 4:2). Así, se<br />

le promete al vencedor una parte en el Arrebatamiento. No se lo gana por sus obras, sino<br />

que sus obras <strong>de</strong>muestran la realidad <strong>de</strong> su fe. Por cuanto ha sido genuinamente convertido,<br />

recibirá la estrella <strong>de</strong> la mañana.<br />

2:29 En esta y las siguientes tres cartas, la fórmula «El que tiene oído, oiga…» sigue a<br />

la promesa al vencedor en lugar <strong>de</strong> prece<strong>de</strong>rla. Esto pue<strong>de</strong> indicar que a partir <strong>de</strong> este punto<br />

sólo se espera que los vencedores tengan oído para oír lo que el Espíritu dice a las<br />

<strong>iglesia</strong>s.<br />

E. A Sardis (3:1–6)<br />

3:1 Sardis significa los que escapan, o renovación. El Señor se manifiesta como El<br />

que tiene los siete espíritus <strong>de</strong> Dios, y las siete estrellas. Es en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo<br />

que controla a las <strong>iglesia</strong>s y a sus mensajeros. Sardis era una <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> profesión sin vida.<br />

Tenía reputación como asamblea cristiana, pero en su mayoría participaban <strong>de</strong> una rutina<br />

formal y fría. No rebosaba con vida espiritual. No <strong>de</strong>stellaba con lo sobrenatural.<br />

3:2–3 El Señor la llama a un celo renovado y a un nuevo esfuerzo por consolidar lo<br />

poco que quedaba para Él, porque incluso aquello mostraba señales <strong>de</strong> morir. El pueblo


había comenzado frecuentemente proyectos para Dios, pero nunca los había llevado a buen<br />

fin. Cristo los advierte que sigan guardando aquel sagrado <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> verdad y que se<br />

arrepientan <strong>de</strong> su falta <strong>de</strong> vida. Si no <strong>de</strong>spertaban, Él vendría <strong>de</strong> manera inesperada y<br />

actuaría en juicio contra ellos.<br />

3:4 Había un remanente incluso en Sardis que no habían perdido su testimonio<br />

cristiano. Estos creyentes que no habían manchado sus vestiduras con el mundo andarían<br />

con Cristo en vestiduras blancas.<br />

3:5 Eran los vencedores, cuyos actos <strong>de</strong> justicia los señalaban como verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes. Sus vestiduras blancas hablan <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> sus vidas. Por cuanto eran<br />

manifiestamente verda<strong>de</strong>ros cristianos, sus nombres no iban a ser borrados <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> la<br />

vida.<br />

Algunos piensan que el libro <strong>de</strong> la vida contiene los nombres <strong>de</strong> todos los que han<br />

recibido vida física. Según este punto <strong>de</strong> vista, los que muestran por sus vidas que<br />

verda<strong>de</strong>ramente han nacido <strong>de</strong> nuevo no serán borrados <strong>de</strong>l libro, mientras que, por<br />

implicación, todos los otros lo serán. Otros ven el libro como un registro <strong>de</strong> esos que tienen<br />

vida espiritual. Se les promete que sus nombres no serán borrados, es <strong>de</strong>cir, que nunca<br />

per<strong>de</strong>rán su salvación. Según este punto <strong>de</strong> vista, el hecho <strong>de</strong> que algunos nombres no sean<br />

borrados no <strong>de</strong>manda que lo sean los <strong>de</strong> otros.<br />

Debido a la consistente enseñanza <strong>de</strong> las Escrituras <strong>de</strong> que la salvación es por la gracia,<br />

no por las obras, y <strong>de</strong>bido a las claras <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> que el verda<strong>de</strong>ro creyente tiene una<br />

seguridad eterna (Jn. 3:16; 5:24; 10:27–29), el versículo 5 no pue<strong>de</strong> implicar la posibilidad<br />

<strong>de</strong> que un hijo <strong>de</strong> Dios jamás se pierda.<br />

Nuestro Señor aña<strong>de</strong> la promesa <strong>de</strong> que Él confesará los nombres <strong>de</strong> los vencedores<br />

ante Su Padre y los ángeles <strong>de</strong>l cielo.<br />

3:6 De nuevo se llama a los hombres a que presten atención a esta solemne advertencia<br />

en contra <strong>de</strong> tener una profesión <strong>de</strong> religión sin jamás haber nacido <strong>de</strong> nuevo.<br />

La asamblea en Sardis es a menudo consi<strong>de</strong>rada como la imagen <strong>de</strong>l periodo posterior a<br />

la Reforma, cuando la <strong>iglesia</strong> se hizo formal, ritualista, mundana y política. Las <strong>iglesia</strong>s<br />

estatales protestantes en Europa y en las colonias americanas fueron lí<strong>de</strong>res en esta<br />

ten<strong>de</strong>ncia.<br />

F. A Fila<strong>de</strong>lfia (3:7–13)<br />

3:7 Fila<strong>de</strong>lfia significa amor a los hermanos. A esta <strong>iglesia</strong> el Señor se manifiesta<br />

como el Santo, el Verda<strong>de</strong>ro, el que tiene la llave <strong>de</strong> David, el que abre y ninguno<br />

cierra, y cierra y ninguno abre.<br />

En otras palabras, Él tiene el po<strong>de</strong>r administrativo y un control incuestionable:<br />

La puerta abierta que la sinagoga judía y los cultos paganos fueron impotentes para<br />

cerrar es la oportunidad que Dios da para predicar a Cristo a todos los que quieran<br />

escuchar. La llave <strong>de</strong> David es una alusión veterotestamentaria a la absoluta soberanía <strong>de</strong><br />

Dios para abrir puertas y cerrar bocas. Véase Isaías 22:22.<br />

3:8 La asamblea en Fila<strong>de</strong>lfia recibe sólo palabras <strong>de</strong> encomio <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Señor. Los<br />

santos habían sido fieles. Habían mostrado celo por las buenas obras. En su humana<br />

<strong>de</strong>bilidad, habían confiado en el Señor. El resultado es que habían podido preservar la<br />

verdad viviéndola en sus vidas. No habían negado el nombre <strong>de</strong> Cristo. Por tanto, Él había<br />

puesto <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ellos una puerta abierta <strong>de</strong> oportunidad que nadie podría cerrar.


3:9 Esos pretendidos judíos que se habían opuesto a ellos <strong>de</strong> manera tan acerba<br />

quedarían humillados <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> estos sencillos creyentes. Los que pretendían ser el pueblo<br />

escogido <strong>de</strong> Dios, aunque en realidad eran sinagoga <strong>de</strong> Satanás, se verían obligados a<br />

admitir que los menospreciados cristianos eran en realidad la grey escogida.<br />

3:10 Por cuanto los <strong>de</strong> Fila<strong>de</strong>lfia habían mantenido la verdad <strong>de</strong> Dios viviéndola<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres, el Señor los iba a guardar <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong> la prueba que ha <strong>de</strong><br />

sobrevenir sobre todos los que moran sobre la tierra. Aquí tenemos una promesa <strong>de</strong><br />

exención <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación <strong>de</strong>scrita en los capítulos 6–19. Observemos que<br />

serán guardados <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong> la prueba, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> todo el periodo <strong>de</strong> tiempo. A<strong>de</strong>más,<br />

serán guardados fuera <strong>de</strong> este periodo (gr., ek), no a través <strong>de</strong>l mismo.<br />

«Los que moran sobre la tierra» es un término técnico, y <strong>de</strong>nota a aquellos que han<br />

hecho <strong>de</strong> esta tierra su hogar: «Los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida»<br />

(Sal. 17:14b).<br />

3:11 La venida <strong>de</strong> Cristo es puesta <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los santos como un motivo <strong>de</strong> firme<br />

paciencia. No <strong>de</strong>ben permitir que nadie les prive <strong>de</strong> la corona <strong>de</strong>l vencedor, cuando tan<br />

cerca la tienen.<br />

3:12 El vencedor será hecho columna en el santuario más interior <strong>de</strong> Dios. Sea lo que<br />

sea que esto significa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego connota el pensamiento <strong>de</strong> fortaleza, honra y<br />

permanente seguridad. Nunca <strong>de</strong>jará este puesto <strong>de</strong> seguridad y gozo. El vencedor tendrá<br />

tres nombres escritos sobre él: el nombre <strong>de</strong> … Dios, el nombre <strong>de</strong> … la nueva<br />

Jerusalén, la cual <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cielo, <strong>de</strong> … Dios, y el nombre nuevo <strong>de</strong>l Señor Jesús.<br />

Así, quedará i<strong>de</strong>ntificado como perteneciente a la una y a los otros.<br />

3:13 El que tiene oído <strong>de</strong>bería prestar atención a este mensaje <strong>de</strong>l Espíritu a las<br />

<strong>iglesia</strong>s. La <strong>iglesia</strong> en Fila<strong>de</strong>lfia es a menudo tomada como símbolo <strong>de</strong>l gran <strong>de</strong>spertar<br />

evangélico en los siglos XVIII y XIX, <strong>de</strong> la recuperación <strong>de</strong> la verdad sobre la venida <strong>de</strong><br />

Cristo, y <strong>de</strong> la proyección misionera a nivel mundial. En tanto que los cristianos<br />

evangélicos gozaron <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra medida <strong>de</strong> recuperación durante este periodo,<br />

Satanás hizo sin embargo un <strong>de</strong>cidido esfuerzo para leudar la <strong>iglesia</strong> con legalismo,<br />

ritualismo y racionalismo.<br />

G. A Laodicea (3:14–22)<br />

3:14 El nombre Laodicea significa o bien el gobierno <strong>de</strong>l pueblo o el juicio <strong>de</strong> parte<br />

<strong>de</strong>l pueblo. El Señor Jesús se refiere a Sí mismo como el Amén, el testigo fiel y<br />

verda<strong>de</strong>ro, el principio <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> Dios. Como el Amén, Él es la encarnación <strong>de</strong> la<br />

fi<strong>de</strong>lidad y <strong>de</strong> la verdad, y el que garantiza y cumple las promesas <strong>de</strong> Dios. Es asimismo el<br />

Originador <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> Dios, tanto la material como la espiritual. La expresión «el<br />

principio <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> Dios» no significa que Él fuese la primera Persona en ser<br />

creada; Él nunca fue creado. Más bien, significa que comenzó toda la creación. No dice<br />

que Él tuvo un comienzo, sino que Él es el principio. Él es el origen <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong><br />

Dios. Y Él es preeminente sobre toda la creación.<br />

3:15–17 La <strong>iglesia</strong> en Laodicea ni era fría ni caliente. Era abominablemente tibia. El<br />

Señor hubiese preferido que hubiera sido extremada en su indiferencia o en su celo. Pero<br />

no, era lo suficientemente tibia como para engañar a la gente a pensar que era una <strong>iglesia</strong><br />

<strong>de</strong> Dios, y tan repugnantemente tibia en las cosas divinas que causaba asco al Altísimo.


A<strong>de</strong>más, esta <strong>iglesia</strong> estaba caracterizada por orgullo, ignorancia, autosuficiencia y<br />

complacencia.<br />

3:18 A la gente se le aconseja que compren <strong>de</strong>l Señor oro refinado por fuego. Esto<br />

pue<strong>de</strong> referirse a la justicia divina, que es comprada sin dinero y sin precio (Is. 55:1), esto<br />

es, es recibida como un don por medio <strong>de</strong> la fe en el Señor Jesús. O pue<strong>de</strong> que <strong>de</strong>nota<br />

sencillamente la fe genuina, que cuando es probada por fuego resulta en alabanza, gloria y<br />

honra en la revelación <strong>de</strong> Jesucristo (1 P. 1:7).<br />

Asimismo, se aconseja a la gente que compren vestiduras blancas, es <strong>de</strong>cir, la justicia<br />

práctica en la vida diaria. Y <strong>de</strong>berían ungir sus ojos con colirio, es <strong>de</strong>cir, que consigan una<br />

verda<strong>de</strong>ra visión espiritual por medio <strong>de</strong>l alumbramiento <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Este consejo<br />

era especialmente apropiado, por cuanto Laodicea era conocida como centro bancario, <strong>de</strong> la<br />

industria textil y <strong>de</strong> productos medicinales, especialmente <strong>de</strong> colirios.<br />

3:19 El amor <strong>de</strong>l Señor para con la <strong>iglesia</strong> se ve en que la repren<strong>de</strong> y disciplina. Si no<br />

le preocupase, no actuaría así. Con una ternura paciente, llama a esta <strong>iglesia</strong> nominal a ser<br />

celosa y a arrepentirse.<br />

3:20 En los versículos finales tenemos lo que Scofield llama «el lugar y la actitud <strong>de</strong><br />

Cristo al final <strong>de</strong> la era <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>». Está fuera <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> profesante, llamando con<br />

cortesía e invitando a individuos (ya no a la masa <strong>de</strong> la gente) a <strong>de</strong>jar la <strong>iglesia</strong> apóstata a<br />

fin <strong>de</strong> que tengan comunión con Él.<br />

Comenta Trench:<br />

Cada hombre es dueño en la casa <strong>de</strong> su propio corazón; es su fortaleza; él ha <strong>de</strong> abrir<br />

sus puertas. Tiene la solemne prerrogativa, el sobrecogedor privilegio, <strong>de</strong> rehusar abrir.<br />

Pero si rehúsa, está ciegamente luchando contra su propia felicidad; es un <strong>de</strong>sventurado<br />

vencedor.<br />

3:21 Se promete al vencedor que compartirá la gloria <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Cristo y que reinará<br />

con Él sobre la tierra milenial. Los que le sigan en humildad, rechazo y sufrimiento le<br />

seguirán también en gloria.<br />

3:22 Luego, y por última vez, se aconseja solemnemente al oyente a que dé atención a<br />

la voz <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

Sea cual sea la interpretación que le <strong>de</strong>mos al libro <strong>de</strong> Apocalipsis, es innegable que la<br />

<strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Laodicea presenta una vívida imagen <strong>de</strong> la era en que vivimos. Abunda la vida<br />

lujosa por todas partes mientras que hay almas que perecen por falta <strong>de</strong>l evangelio. Los<br />

cristianos están llevando coronas en lugar <strong>de</strong> cruces. Nos agitamos y emocionamos más por<br />

los <strong>de</strong>portes, la política o la televisión que por Cristo. Hay poco sentimiento <strong>de</strong> necesidad<br />

espiritual, poco anhelo por un verda<strong>de</strong>ro avivamiento. Damos lo mejor <strong>de</strong> nuestras vidas al<br />

mundo <strong>de</strong> los negocios, y luego entregamos al Señor el remanente <strong>de</strong> una carrera<br />

malgastada. Nos cuidamos solícitos <strong>de</strong> nuestros cuerpos, que en pocos años volverán al<br />

polvo. Acumulamos en lugar <strong>de</strong> abandonar, amontonamos tesoros en la tierra en lugar <strong>de</strong> en<br />

el cielo. La actitud general es: «Nada es <strong>de</strong>masiado bueno para el pueblo <strong>de</strong> Dios. Si no me<br />

cuido yo, ¿quién me cuidará? Prosperemos en el mundo y <strong>de</strong>mos nuestras veladas libres al<br />

Señor». Ésta es nuestra condición en vísperas <strong>de</strong>l Regreso <strong>de</strong> Cristo.<br />

III. LAS COSAS QUE HAN DE SER DESPUÉS DE ÉSTAS<br />

(Caps. 4–22)


Llegamos a la tercera división principal <strong>de</strong> Apocalipsis. Los primeros tres capítulos<br />

<strong>de</strong>scribían la Edad <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> los apóstoles hasta el Arrebatamiento. A<br />

partir <strong>de</strong> este capítulo, el tema es «las cosas que <strong>de</strong>ben suce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> éstas».<br />

Hay una clara discontinuidad entre los capítulos 3 y 4. Des<strong>de</strong> este momento, la <strong>iglesia</strong><br />

ya no es mencionada como estando sobre la tierra. ¿Qué le ha sucedido? Creemos que ha<br />

sido llevada al cielo por el Señor al final <strong>de</strong>l capítulo 3.<br />

Una vez los santos hayan sido trasladados al cielo, el Señor reanudará sus tratos con la<br />

nación <strong>de</strong> Israel. Entonces comenzará la Tribulación, el periodo <strong>de</strong> siete años en el que el<br />

Señor trata con el pueblo judío acerca <strong>de</strong> su rechazamiento <strong>de</strong>l Mesías. Los que se<br />

conviertan a Cristo durante la Tribulación serán salvados para entrar en el glorioso reinado<br />

sobre la tierra, mientras que los que lo rechazan serán <strong>de</strong>struidos.<br />

Muchos judíos volverán a la tierra <strong>de</strong> Israel en incredulidad al comienzo <strong>de</strong> la<br />

Tribulación (Ez. 36:24, 25). El po<strong>de</strong>r mundial romano concertará un tratado con los<br />

israelíes, garantizándoles libertad <strong>de</strong> culto (Dn. 9:27). De hecho, los primeros tres años y<br />

medio <strong>de</strong> la Tribulación serán relativamente suaves. El Señor Jesús <strong>de</strong>scribió estos años en<br />

Mateo 24:4–14.<br />

A la mitad <strong>de</strong> la Tribulación, se erigirá una imagen idolátrica en el templo <strong>de</strong> Jerusalén,<br />

y se or<strong>de</strong>nará a que sea adorada; los que rehúsen serán perseguidos a muerte (Mt. 24:15).<br />

Esto señalará el comienzo <strong>de</strong> la Gran Tribulación, el Tiempo <strong>de</strong> la Angustia <strong>de</strong> Jacob, un<br />

periodo <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cimientos como el mundo ni ha conocido antes, ni conocerá <strong>de</strong>spués (Mt.<br />

24:21).<br />

El capítulo 4 nos introduce al comienzo <strong>de</strong> la Tribulación. La primera escena tiene lugar<br />

en el cielo, don<strong>de</strong> Juan recibe una vi-sión <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios. Jesús dio frecuentemente<br />

una visión <strong>de</strong> Su gloria a Sus profetas antes <strong>de</strong> permitirles pre<strong>de</strong>cir el futuro (Is. 6; Ez. 1).<br />

En el capítulo 1, Juan vio la gloria <strong>de</strong> Cristo antes que le fuese permitido registrar la<br />

historia futura <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>. Ahora recibe una visión <strong>de</strong> Dios antes <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r los juicios<br />

que se <strong>de</strong>rramarán sobre el incrédulo Israel y los gentiles.<br />

A. La visión <strong>de</strong>l Trono <strong>de</strong> Dios (Cap. 4)<br />

4:1 La voz que invita a Juan al cielo es la voz <strong>de</strong> Cristo (cf. vv. 1–2). Muchos<br />

estudiosos <strong>de</strong> la Biblia creen que la entrada <strong>de</strong> Juan en el cielo es una imagen <strong>de</strong>l<br />

arrebatamiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> al cielo para estar en este tiempo con el Señor (1 Ts. 4:13–18; 1<br />

Co. 15:51–53). Jesús promete mostrar a Juan las cosas que <strong>de</strong>ben suce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

éstas. Estas palabras son similares a la última parte <strong>de</strong> 1:19 y apoyan el uso <strong>de</strong> ese versículo<br />

como bosquejo <strong>de</strong>l libro.<br />

4:2–3 El Espíritu Santo toma posesión <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> una manera especial, y al instante<br />

ve al eterno Dios sentado en Su trono con majestad y esplendor.<br />

Algunos, siguiendo la mayoría <strong>de</strong> manuscritos, omiten las palabras: Y el que estaba<br />

sentado era, haciendo <strong>de</strong>l jaspe y <strong>de</strong>l sardio una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l trono y no <strong>de</strong>l Señor. Sin<br />

embargo, esas piedras preciosas pue<strong>de</strong>n ser también <strong>de</strong>scriptivas <strong>de</strong>l mismo Señor. En el<br />

pectoral <strong>de</strong>l sumo sacerdote, el jaspe representaba a Rubén, el primogénito <strong>de</strong> Jacob, y el<br />

sardio representaba a Benjamín, el último nacido. El nombre Rubén significa «He aquí un<br />

hijo», y Benjamín significa «hijo <strong>de</strong> mi diestra». Walvoord consi<strong>de</strong>ra que las dos piedras<br />

incluyen todas las <strong>de</strong>más, representativas por tanto <strong>de</strong> todo el pueblo <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong> la<br />

Persona en el trono como Dios en relación con el pueblo <strong>de</strong> Israel.


El arco iris, aparentemente un halo <strong>de</strong> luz ver<strong>de</strong> semejante en aspecto a la esmeralda,<br />

es una prenda <strong>de</strong> que Dios mantendrá Sus pactos, a pesar <strong>de</strong> los juicios que se avecinan.<br />

4:4 No po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir con certidumbre quiénes son los veinticuatro ancianos. Son<br />

diversamente comprendidos como seres angélicos, como el pueblo redimido <strong>de</strong>l AT y <strong>de</strong>l<br />

NT, y como sólo los santos <strong>de</strong>l NT. El hecho <strong>de</strong> que están coronados y entronizados sugiere<br />

que son santos que han comparecido ante el tribunal <strong>de</strong> Cristo y que han sido<br />

recompensados.<br />

4:5 Es evi<strong>de</strong>nte que aquí el trono es <strong>de</strong> juicio, con sus aterradores relámpagos y fragor<br />

<strong>de</strong> truenos. Las siete lámparas <strong>de</strong> fuego ardiendo representan al Espíritu Santo en Su<br />

plenitud y majestad. Hay un solo Espíritu <strong>de</strong> Dios, pero el número siete representa la<br />

perfección y plenitud.<br />

4:6 El mar <strong>de</strong> vidrio semejante a cristal nos dice que el trono está situado en un lugar<br />

inalterado por la conmoción y los vaivenes <strong>de</strong> este mundo, o por la oposición <strong>de</strong> los<br />

malvados, que son como el mar agitado.<br />

Junto al trono había cuatro seres vivientes llenos <strong>de</strong> ojos por <strong>de</strong>lante y por <strong>de</strong>trás.<br />

Eso habla <strong>de</strong> claridad, alcance y profundidad <strong>de</strong> visión.<br />

4:7–8 Los cuatro seres vivientes son difíciles <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar. Todo lo que po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> cierto es que son seres creados porque adoran a Dios. Parecen ser una combinación<br />

<strong>de</strong> los querubines en Ezequiel 10 y <strong>de</strong> los serafines en Isaías 6. El versículo 7 <strong>de</strong>scribe a los<br />

querubines, y el versículo 8 <strong>de</strong>scribe a los serafines. Estos seres angélicos son guardianes<br />

<strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Dios. Los querubines parecen asociados con un juicio <strong>de</strong> fuego, y los serafines<br />

con una purificación por fuego.<br />

La <strong>de</strong>scripción en el versículo 7 está en paralelo con la manera en que Cristo es<br />

presentado en los Evangelios:<br />

el león —Mateo— Rey;<br />

el becerro o buey —Marcos— Siervo;<br />

el hombre —Lucas— el Hijo <strong>de</strong>l Hombre;<br />

el águila —Juan— el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Los seres vivientes cantan sin cesar acerca <strong>de</strong> la santidad y eternidad <strong>de</strong> Dios. En<br />

realidad, la mayoría <strong>de</strong> los manuscritos tienen aquí la palabra santo nueve veces, un intenso<br />

toque trinitario.<br />

4:9–10 Y cuando los seres vivientes adoran al Eterno que está sentado en el trono, …<br />

los veinticuatro ancianos se postran, y adoran al Dios eterno, y echan sus coronas<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l trono.<br />

4:11 Su culto reconoce al Señor como digno <strong>de</strong> recibir la gloria y el honor y el po<strong>de</strong>r<br />

por cuanto Él creó todas las cosas, y por Su voluntad existen.<br />

La visión nos prepara para lo que ha <strong>de</strong> seguir. Dios es contemplado como el<br />

Todopo<strong>de</strong>roso Gobernante <strong>de</strong>l universo, sentado sobre el trono <strong>de</strong> Su gloria, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong><br />

criaturas que le adoran, y dispuesto a enviar juicio sobre la tierra.<br />

B. El Cor<strong>de</strong>ro y el libro sellado con siete sellos (Cap. 5)


5:1 Dios es contemplado sosteniendo un libro en forma <strong>de</strong> rollo con siete sellos que lo<br />

mantenían cerrado. El libro contiene un registro <strong>de</strong> los juicios que han <strong>de</strong> caer sobre la<br />

tierra antes que el Señor Jesús pueda establecer Su reino.<br />

5:2, 3 Un ángel fuerte hace un llamamiento, convocando a quien sea digno <strong>de</strong> abrir el<br />

libro y <strong>de</strong>satar sus sellos, uno por uno. Pero ninguno, ni en el cielo, ni en la tierra, ni<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra, fue hallado apto para <strong>de</strong>senrollarlo ni leerlo. Ningún ángel, ningún<br />

hombre ni ningún <strong>de</strong>monio tiene la sabiduría y el conocimiento necesarios para ejecutar<br />

juicio.<br />

5:4 Juan lloraba copiosamente cuando parecía que ninguno fue hallado digno.<br />

¿Significaba aquello que las malda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra quedarían sin corregir, que los justos<br />

jamás serían vindicados, que los malvados quedarían sin castigo? ¿Significaba aquello que<br />

el reino no vendría porque la necesaria purificación <strong>de</strong> la tierra quedaría impedida?<br />

5:5 Uno <strong>de</strong> los ancianos consoló a Juan con las buenas noticias <strong>de</strong> que el león <strong>de</strong> la<br />

tribu <strong>de</strong> Judá, la raíz (el creador y progenitor) <strong>de</strong> David, era apto para abrir el libro y<br />

<strong>de</strong>satar sus siete sellos, y así liberar los juicios. Jesús es apto para ser el Juez por Su<br />

sabiduría infinita, por <strong>de</strong>creto divino (Jn. 5:22, 27), por Su excelencia personal, y por Su<br />

obra en el Calvario.<br />

En Apocalipsis, nuestro Señor es presentado a la vez como Cor<strong>de</strong>ro y como León.<br />

Como Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios, es el Sacrificio, que quita el pecado <strong>de</strong>l mundo. Como León, es el<br />

Juez, castigando a Sus enemigos. En Su primera venida, fue el Cor<strong>de</strong>ro. En Su Segunda<br />

Venida, será el León.<br />

5:6 Entonces Juan vio el trono ro<strong>de</strong>ado por los cuatro seres vivientes y por los<br />

ancianos. En medio había un Cor<strong>de</strong>ro que parecía recién inmolado. El Cor<strong>de</strong>ro tenía<br />

siete cuernos (omnipotencia) y siete ojos (omnisciencia). Su posesión <strong>de</strong> los siete<br />

espíritus <strong>de</strong> Dios nos recuerda que el Señor Jesús fue dotado <strong>de</strong> la plena medida <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo (Jn. 3:34b). La expresión los siete espíritus <strong>de</strong> Dios enviados por toda la<br />

tierra sugiere omnipresencia.<br />

5:7–8 Tan pronto como el Cor<strong>de</strong>ro tomó el libro <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>recha <strong>de</strong><br />

Dios Padre, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. Cada uno <strong>de</strong> ellos tenía una cítara, y copas <strong>de</strong> oro llenas <strong>de</strong> incienso,<br />

representando las oraciones <strong>de</strong> los santos, probablemente las oraciones <strong>de</strong> los mártires<br />

clamando a Dios para que vengase la sangre <strong>de</strong> ellos (6:10). Aunque ellos manejaban las<br />

oraciones, no hay sugerencia <strong>de</strong> que las presentasen a Dios ni que tuviesen parte alguna en<br />

respon<strong>de</strong>r a ellas.<br />

5:9–10 En su cántico nuevo, aclamaban al Cor<strong>de</strong>ro como digno <strong>de</strong> ejecutar juicio a<br />

causa <strong>de</strong> Su obra re<strong>de</strong>ntora en la cruz. Hay una cuestión aquí acerca <strong>de</strong> si se incluyen entre<br />

los redimidos («nos compraste para Dios»), o si <strong>de</strong>bería leerse, como en algunas<br />

versiones: «y compraste para Dios con tu sangre a hombres <strong>de</strong> toda tribu, y lengua, y<br />

pueblo y nación».<br />

Más allá <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción, el Señor ha hecho a los creyentes reyes y sacerdotes para<br />

adorarle, para dar testimonio <strong>de</strong> Él y para reinar con Él sobre la tierra milenial.<br />

5:11 El coro se amplió al unirse muchos ángeles a los seres vivientes y a los ancianos,<br />

un coro con millones <strong>de</strong> participantes, quizá miles <strong>de</strong> millones, todos participando en<br />

perfecta armonía.<br />

5:12 Su tributo es uno que los creyentes cantarán por la eternidad: «El Cor<strong>de</strong>ro que ha<br />

sido inmolado es digno <strong>de</strong> tomar:


el po<strong>de</strong>r —sobre mi vida, la <strong>iglesia</strong>, el mundo, el universo;<br />

las riquezas —toda mi plata y mi oro;<br />

la sabiduría —lo mejor <strong>de</strong> mi capacidad intelectual;<br />

la fortaleza —mi fuerza física en Su servicio;<br />

el honor —un <strong>de</strong>seo único y puro <strong>de</strong> ensalzarlo en todos mis caminos;<br />

la gloria —toda mi vida <strong>de</strong>dicada a glorificarlo;<br />

la alabanza» —todos mis po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> alabanza para Él.<br />

5:13 Ahora la música se torna en un diapasón, un estallido pleno, profundo, <strong>de</strong> cántico<br />

armónico. Todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra se une en acumular eterna<br />

alabanza, … honor, … gloria y dominio a Dios Padre y al Cor<strong>de</strong>ro.<br />

Este versículo está en paralelo con Filipenses 2:10 y 11, que insiste en que toda rodilla<br />

se doblará ante el nombre <strong>de</strong> Jesús y cada lengua le confesará como Señor. No se menciona<br />

ningún tiempo <strong>de</strong>terminado y específico, pero evi<strong>de</strong>ntemente ello será <strong>de</strong>spués que los<br />

salvos sean resucitados a la vida eterna y los perdidos sean levantados al juicio eterno. Los<br />

creyentes ya han reconocido a Jesús como Señor; los incrédulos se verán entonces<br />

constreñidos a honrarle. El homenaje universal al Padre y al Hijo es un hecho seguro.<br />

5:14 ¡El gran final! Mientras los cuatro seres vivientes dicen «Amén», los ancianos se<br />

postran y adoran al entronizado Señor que vive por los siglos <strong>de</strong> los siglos.<br />

C. La apertura <strong>de</strong> los seis sellos (Cap. 6)<br />

6:1–2 Cuando el Cor<strong>de</strong>ro abrió el primer sello, uno <strong>de</strong> los cuatro seres vivientes<br />

gritó: Ven y mira. Como respuesta, un jinete, posiblemente el Anticristo, portando un<br />

arco, salió en un caballo blanco, … venciendo y lanzado a la conquista. Esto pue<strong>de</strong><br />

representar lo que es conocido actualmente como la guerra fría. El arco implica una<br />

amenaza <strong>de</strong> guerra, pero no hay mención <strong>de</strong> flecha. Quizá haya incluso la sugerencia <strong>de</strong><br />

guerra <strong>de</strong> misiles, porque el arco es un arma <strong>de</strong> combate distante. Este jinete no causa la<br />

guerra real; no es hasta el segundo sello que la paz es quitada <strong>de</strong> la tierra.<br />

6:3–4 El segundo ser viviente llamó al siguiente jinete para que saliese. Éste llevaba<br />

una gran espada, y cabalgaba en un caballo <strong>de</strong> color rojo. Una espada se usa en combate<br />

cuerpo a cuerpo. Así, el segundo sello contempla ejércitos invasores en una feroz guerra<br />

cuerpo a cuerpo. El segundo jinete empren<strong>de</strong> quitar <strong>de</strong> la tierra la paz.<br />

6:5–6 Obediente a tercer ser viviente, un jinete que sostenía una balanza salió<br />

cabalgando en un caballo negro. Éste representa el hambre, que a menudo sigue a la<br />

guerra. Una voz <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> los cuatro seres vivientes anunció que el trigo y la<br />

cebada se estaban vendiendo a precios prohibitivos. Las balanzas se estaban empleando<br />

para pesar el grano racionado y eran por ello símbolo <strong>de</strong> hambre. La expresión no dañes el<br />

aceite ni el vino es difícil. Algunos dicen que estos eran el alimento <strong>de</strong> los pobres. Si eran<br />

artículos básicos <strong>de</strong> alimentación, entonces <strong>de</strong>berían ser protegidos para preservar la vida.<br />

Pero parece más probable que lo que se esté contemplando aquí son los artículos <strong>de</strong> lujo <strong>de</strong><br />

los ricos. Históricamente, incluso en medio <strong>de</strong> periodos <strong>de</strong> hambre, los ricos pue<strong>de</strong>n<br />

conseguir algunos lujos.<br />

6:7–8 El cuarto ser viviente llamó a un caballo verdoso cuyo jinete era la Muerte,<br />

seguida por el Ha<strong>de</strong>s. La Muerte está asociada con el cuerpo, y el Ha<strong>de</strong>s con el espíritu y<br />

el alma. Por medio <strong>de</strong> la guerra, hambre y pestilencia y las fieras <strong>de</strong> la tierra, muere la


cuarta parte <strong>de</strong> la tierra. Podríamos pensar que las pestilencias han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser una<br />

amenaza gracias a los mo<strong>de</strong>rnos antibióticos y a los fármacos maravillosos. Pero las<br />

gran<strong>de</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s mortales no han sido vencidas; sencillamente, están dormidas.<br />

Pue<strong>de</strong>n exten<strong>de</strong>rse por todo el mundo con tanta rapi<strong>de</strong>z como los aviones a reacción las<br />

puedan transportar.<br />

6:9 Ahora se nos presentan los primeros mártires <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación (Mt<br />

24:9), judíos creyentes que salen a predicar el evangelio <strong>de</strong>l reino y que son muertos por<br />

su testimonio. Sus almas están <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l altar <strong>de</strong>l cielo.<br />

6:10 Claman al soberano Señor para que vengue su sangre. Como ya se ha<br />

mencionado, el término los que moran en la tierra se refiere a los incrédulos que<br />

contemplan la tierra como su hogar.<br />

6:11 A los mártires se les da vestiduras blancas como símbolo <strong>de</strong> su rectitud. Se les<br />

manda que esperen hasta que que<strong>de</strong> completado el número <strong>de</strong> los mártires <strong>de</strong> la<br />

tribulación.<br />

6:12–13 La apertura <strong>de</strong>l sexto sello produjo enormes convulsiones <strong>de</strong> la naturaleza. Un<br />

gran terremoto sacudió la tierra y el mar, y los estrellados cielos fueron perturbados fuera<br />

<strong>de</strong> todo or<strong>de</strong>n. El sol se oscureció y la luna se volvió como sangre. Cayeron estrellas…<br />

sobre la tierra como higos maduros cuando la higuera es sacudida con violencia.<br />

6:14 El cielo <strong>de</strong>sapareció como una lámina <strong>de</strong> pergamino que se enrolla; y todo<br />

monte y toda isla fueron <strong>de</strong>splazados <strong>de</strong> sus lugares por tremendas convulsiones.<br />

6:15 No es sorpren<strong>de</strong>nte que todas las clases <strong>de</strong> la sociedad se viesen sobrecogidas por<br />

el pánico. Reconociendo que Dios estaba <strong>de</strong>rramando Su ira sobre ellos, se escondieron en<br />

las cuevas y entre las peñas <strong>de</strong> los montes.<br />

6:16–17 Preferían ser aplastados por los montes y… las piedras que caían que soportar<br />

el juicio <strong>de</strong> Dios y la ira <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. Se dieron cuenta <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> que ningún<br />

rebel<strong>de</strong> podrá sostenerse en pie ante la indignación <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro.<br />

D. Los salvos en la Gran Tribulación (Cap. 7)<br />

El capítulo 7 se interpone entre los sellos sexto y séptimo y nos introduce a dos<br />

importantes grupos <strong>de</strong> creyentes. Este capítulo respon<strong>de</strong> a la pregunta al final <strong>de</strong>l capítulo<br />

6: «Quién podrá sostenerse en pie?» Los que son <strong>de</strong>scritos en este capítulo podrán<br />

sostenerse en pie en el sentido <strong>de</strong> que serán preservados para entrar en el Milenio con<br />

Cristo.<br />

7:1–4 La visión <strong>de</strong> cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos <strong>de</strong> la tierra y que<br />

<strong>de</strong>tienen los cuatro vientos significa que se avecina una gran tempestad sobre la tierra. Sin<br />

embargo, se or<strong>de</strong>na a los ángeles que <strong>de</strong>tengan esta terrible <strong>de</strong>strucción hasta que los<br />

siervos <strong>de</strong> nuestro Dios hayan sido sellado(s) en sus frentes. Luego son sellados doce mil<br />

<strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las doce tribus <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel.<br />

7:5–8 Los ciento cuarenta y cuatro mil son evi<strong>de</strong>ntemente creyentes judíos, no<br />

miembros <strong>de</strong> alguna secta gentil <strong>de</strong>l siglo veinte. Esos santos judíos son salvados durante la<br />

primera parte <strong>de</strong> la Tribulación. El sello sobre sus frentes los i<strong>de</strong>ntifica como pertenecientes<br />

a Dios y garantiza que serán preservados con vida durante los siete años siguientes.<br />

Dos tribus están ausentes <strong>de</strong> la lista: Efraín y Dan. Quizá sean omitidas porque fueron<br />

lí<strong>de</strong>res en la idolatría. Algunos piensan que el Anticristo provendrá <strong>de</strong> Dan (Gn. 49:17). Las


tribus <strong>de</strong> José y Leví se incluyen en la lista, en la que José, indudablemente, toma el puesto<br />

<strong>de</strong> su hijo Efraín.<br />

7:9 La gente <strong>de</strong>scrita en esta sección son gentiles <strong>de</strong> todas naciones, tribus, pueblos y<br />

lenguas. Aparecen <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l trono y en la presencia <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro, cubiertos <strong>de</strong> ropas<br />

blancas (las acciones justas <strong>de</strong> los santos, 19:8) y sosteniendo palmas, que son un símbolo<br />

<strong>de</strong> victoria.<br />

7:10 Esos son gentiles que serán salvados durante la Gran Tribulación por haber<br />

confiado en el Señor Jesús. En su cántico, celebran su salvación y la atribuyen a su Dios…<br />

y al Cor<strong>de</strong>ro.<br />

7:11–12 Los ángeles… y… los ancianos y… los cuatro seres vivientes se unen en<br />

adorar a Dios, aunque el tema <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción está ausente <strong>de</strong> su alabanza. Como dijo el<br />

escritor <strong>de</strong>l himno: «Los ángeles nunca sienten el gozo que nuestra salvación nos da». Pero<br />

ellos proclaman Sus alabanzas y que es digno <strong>de</strong> siete formas distintas <strong>de</strong> honor.<br />

7:13–14 Cuando uno <strong>de</strong> los ancianos preguntó a Juan quiénes eran y <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> habían<br />

venido aquellos que estaban cubiertos <strong>de</strong> ropas blancas, Juan confesó su <strong>de</strong>sconocimiento<br />

y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> saberlo. Luego el anciano le explicó que habían venido proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> gran<br />

tribulación, y que habían lavado sus ropas, y las habían emblanquecido en la sangre <strong>de</strong>l<br />

Cor<strong>de</strong>ro. «Cuando nos encontramos frente a frente con un inexplicable misterio», escribe<br />

F. B. Meyer, «cuán consolador po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir, con perfecta fe: Tú lo sabes».<br />

7:15 El anciano procedió seguidamente a explicar su actual situación y servicio. Los<br />

estudiosos <strong>de</strong> la Biblia no están <strong>de</strong> acuerdo entre sí sobre si esta multitud gentil es vista en<br />

el cielo o en la tierra milenial. Las bendiciones <strong>de</strong>scritas son ciertas <strong>de</strong> ambos lugares. Si lo<br />

que está a la vista es el Milenio, entonces el trono <strong>de</strong> Dios y su santuario se refieren al<br />

templo que estará situado en Jerusalén durante la Edad <strong>de</strong>l Reino (Ez. 40–44).<br />

Observemos las bendiciones que se <strong>de</strong>scriben:<br />

Una perfecta proximidad: Por eso están <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Dios.<br />

Un perfecto servicio: y le sirven día y noche en su santuario.<br />

Una perfecta comunión: El que está sentado sobre el trono exten<strong>de</strong>rá su tabernáculo<br />

sobre ellos.<br />

7:16 Una perfecta satisfacción: Ya no tendrán hambre ni sed;<br />

7:17 Una conducción perfecta: porque el Cor<strong>de</strong>ro que está en medio <strong>de</strong>l trono los<br />

pastoreará, y los guiará a fuentes <strong>de</strong> aguas <strong>de</strong> vida.<br />

Un gozo perfecto: Dios enjugará toda lágrima <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> ellos.<br />

E. El Séptimo Sello y el comienzo <strong>de</strong> las Siete Trompetas (Caps. 8, 9)<br />

8:1 Después <strong>de</strong>l paréntesis <strong>de</strong>l capítulo 7, en el que vimos dos grupos <strong>de</strong> santos <strong>de</strong> la<br />

Tribulación, llegamos ahora al séptimo y último sello. Éste es introducido por un silencio<br />

en el cielo <strong>de</strong> unos treinta minutos, una pausa pasmosa que prece<strong>de</strong> a unos juicios más y<br />

más profundos.<br />

8:2 No se menciona ningún juicio específico cuando se abre el séptimo sello. La<br />

narración pasa directamente a siete juicios <strong>de</strong> trompetas. Por eso inferimos que el séptimo<br />

sello se compone <strong>de</strong> las siete trompetas.


8:3–4 El ángel en este versículo es a menudo consi<strong>de</strong>rado como el Señor Jesús. Se le<br />

llama el Ángel <strong>de</strong> Jehová en el AT (Gn. 16:13; 31:11, 13; Jue. 6:22; Os. 12:3, 4). Las<br />

oraciones <strong>de</strong> todos los santos ascien<strong>de</strong>n al cielo por medio <strong>de</strong> Él (Ef. 2:18). Él toma<br />

mucho incienso para añadirlo a las oraciones. El incienso habla <strong>de</strong> la fragancia <strong>de</strong> Su<br />

Persona y obra. Para cuando las oraciones llegan a Dios Padre, son perfectamente<br />

intachables y totalmente efectivas.<br />

En este contexto, las oraciones son las <strong>de</strong> los santos <strong>de</strong> la Tribulación, que están<br />

rogando a Dios que castigue a sus enemigos, aunque el or<strong>de</strong>n es verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> toda oración.<br />

8:5 Como respuesta a sus oraciones, el ángel … arrojó carbones encendidos a la<br />

tierra, causando gran<strong>de</strong>s explosiones, truenos, y voces, y relámpagos, y terremotos.<br />

Como dice H. B. Swete, «las oraciones <strong>de</strong> los santos vuelven a la tierra en forma <strong>de</strong><br />

cólera». Así, los siete juicios <strong>de</strong> las trompetas son introducidos con violentas perturbaciones<br />

en la naturaleza.<br />

8:6 Hemos llegado ahora a la mitad <strong>de</strong> la Tribulación. Estos juicios <strong>de</strong> las trompetas nos<br />

llevan al tiempo en que Cristo <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a la tierra, <strong>de</strong>struye a Sus enemigos e introduce Su<br />

reino. Los primeros cuatro juicios afectan al ambiente natural <strong>de</strong>l hombre; los tres últimos<br />

afectan al hombre mismo. Muchos comentaristas observan las semejanzas entre esas plagas<br />

y las que cayeron sobre Egipto (Éx. 7–12).<br />

8:7 Cuando el primer ángel tocó la trompeta, una tercera parte <strong>de</strong> la tierra, <strong>de</strong> los<br />

árboles y <strong>de</strong> toda la hierba ver<strong>de</strong> se quemaron con granizo y fuego mezclados con<br />

sangre. Lo mejor es compren<strong>de</strong>rlo literalmente como una terrible calamidad sobre las áreas<br />

<strong>de</strong> las que el hombre consigue la mayor parte <strong>de</strong> su alimento.<br />

8:8–9 Cuando el segundo ángel tocó la trompeta, algo como una gran montaña<br />

llameante fue precipitado al mar, volviendo la tercera parte <strong>de</strong>l mar en sangre,<br />

<strong>de</strong>struyendo la tercera parte <strong>de</strong> la vida marina, y la tercera parte <strong>de</strong> las naves. Esto no<br />

sólo disminuirá el suministro local <strong>de</strong> alimentos <strong>de</strong> los hombres, sino que reducirá sus<br />

medios <strong>de</strong> obtener alimentos <strong>de</strong> lugares lejanos.<br />

8:10–11 Esta tercera trompeta marcó la caída <strong>de</strong> una estrella ardiente llamada Ajenjo,<br />

causando que una tercera parte <strong>de</strong> la provisión <strong>de</strong> aguas se hiciesen amargas en su misma<br />

fuente. En apariencia, estas aguas amargas eran también venenosas, porque muchos<br />

hombres murieron. Es difícil i<strong>de</strong>ntificar Ajenjo. Cuando suene la trompeta, estos<br />

versículos quedarán muy claros para los moradores <strong>de</strong> la tierra. En el estudio <strong>de</strong> la profecía,<br />

es bueno recordar que hay muchas cosas que no quedarán claras hasta cumplirse realmente.<br />

8:12 Parece que el sol, la luna y las estrellas recibirán daños <strong>de</strong> tal manera que darán<br />

sólo dos terceras partes <strong>de</strong> su luz habitual. Esta cuarta trompeta se asemeja a la plaga <strong>de</strong><br />

tinieblas <strong>de</strong> Egipto.<br />

8:13 Un águila (NKJV margen) volando en medio <strong>de</strong>l cielo pronuncia un triple ay<br />

sobre los que moran en la tierra, es <strong>de</strong>cir, sobre aquellos cuya perspectiva es<br />

absolutamente mundana, que están bien instalados en la tierra, que no son verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes. Los tres juicios que quedan son también conocidos como los tres ayes por su<br />

terrible efecto sobre los hombres.<br />

9:1–2 La estrella que cayó <strong>de</strong>l cielo pue<strong>de</strong> ser un ángel caído, o incluso el mismo<br />

Satanás. Le fue dada la llave <strong>de</strong>l pozo <strong>de</strong>l abismo (el abyss en griego). Ésta es la morada<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. Cuando abrió la entrada <strong>de</strong>l abismo, surgió una humareda como <strong>de</strong> un<br />

gran horno, hundiendo la tierra en tinieblas.


9:3–4 Del humo salieron enjambres <strong>de</strong> langostas capaces <strong>de</strong> infligir un atroz dolor<br />

como el <strong>de</strong> la picadura <strong>de</strong> un escorpión. Pero su po<strong>de</strong>r quedó limitado. Se les prohibió que<br />

dañasen la vegetación. Sus víctimas eran los hombres que no tienen el sello <strong>de</strong> Dios en<br />

sus frentes, es <strong>de</strong>cir, todos los incrédulos.<br />

9:5–6 Aunque su picadura no era mortal, infligía un tormento que duraba durante<br />

cinco meses. Era tan intenso que los hombres buscaban la muerte, pero no la hallaban.<br />

Estas langostas representan probablemente a <strong>de</strong>monios, que, cuando sean liberados <strong>de</strong>l<br />

abismo, tomarán posesión <strong>de</strong> los hombres y mujeres inconversos. Esta posesión <strong>de</strong>moníaca<br />

causará el más intenso sufrimiento físico y la más atroz tortura mental, como sucedió con<br />

Legión en Marcos 5:1–20.<br />

9:7 La <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las langostas tiene la intención <strong>de</strong> crear una impresión <strong>de</strong><br />

conquista y victoria. Semejantes a caballos preparados para la batalla, eran huestes<br />

victoriosas. Llevaban como coronas <strong>de</strong> oro, con potestad para gobernar en las vidas <strong>de</strong> los<br />

hombres. Con caras <strong>de</strong> apariencia humana, eran seres inteligentes.<br />

9:8–10 Con cabello como cabello <strong>de</strong> mujer, eran atractivas y seductoras. Con sus<br />

dientes como <strong>de</strong> leones, eran feroces y crueles. Con sus corazas como… <strong>de</strong> hierro, eran<br />

difíciles <strong>de</strong> atacar y <strong>de</strong>struir. Con alas que hacían un enorme estruendo, eran aterradoras y<br />

<strong>de</strong>smoralizadoras. Sus colas como <strong>de</strong> escorpiones las capacitaban para torturar física y<br />

mentalmente. Su po<strong>de</strong>r para dañar a los hombres durante cinco meses significaba un<br />

sufrimiento sin mitigación.<br />

9:11 Y tienen un rey… cuyo nombre en hebreo es Abadón (<strong>de</strong>strucción), y en<br />

griego, Apolión (<strong>de</strong>structor). Es generalmente comprendido como Satanás.<br />

9:12 El primero <strong>de</strong> los tres ayes pasó. Lo peor está aún por venir. Los juicios aumentan<br />

en intensidad.<br />

9:13–15 La mención <strong>de</strong>l altar <strong>de</strong> oro que está <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios vincula el siguiente<br />

juicio con las oraciones <strong>de</strong>l oprimido pueblo <strong>de</strong> Dios. El sexto trompetero libera a cuatro<br />

ángeles que están atados junto al gran río Éufrates. Esos cuatro ángeles, quizá<br />

<strong>de</strong>monios, han sido retenidos listos para este momento exacto, a fin <strong>de</strong> matar a la tercera<br />

parte <strong>de</strong> los hombres.<br />

9:16–17 Siguiéndoles, había doscientos millones <strong>de</strong> jinetes montados en caballos con<br />

corazas color <strong>de</strong> fuego, <strong>de</strong> jacinto y <strong>de</strong> amarillo azufre. Las cabezas <strong>de</strong> los caballos eran<br />

como <strong>de</strong> leones, y <strong>de</strong> sus cabezas salía fuego, humo y azufre.<br />

9:18–19 Estas tres cosas: fuego, humo y azufre, representan tres plagas que darán<br />

muerte a la tercera parte <strong>de</strong> los hombres. No sólo matan los caballos con sus bocas, sino<br />

que también hieren con sus colas serpentinas.<br />

Hay muchas preguntas sin respuesta en este pasaje. ¿Son los cuatro ángeles <strong>de</strong>l<br />

versículo 14 los mismos que los <strong>de</strong> 7:1? ¿Son los jinetes verda<strong>de</strong>ros hombres, o representan<br />

a <strong>de</strong>monios, enfermeda<strong>de</strong>s u otras fuerzas <strong>de</strong>structivas? ¿Qué son las tres plagas<br />

prefiguradas por el fuego, el humo y el azufre?<br />

Vale la pena observar que la muerte la causan los caballos, no los jinetes. Un escritor<br />

sugiere que el po<strong>de</strong>roso ejército <strong>de</strong> jinetes podría simbolizar el irresistible engaño <strong>de</strong>l<br />

diablo, proveniente <strong>de</strong>l Este». Dice Hamilton Smith:<br />

«El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los caballos está en su boca» pue<strong>de</strong> indicar que este engaño será<br />

presentado con toda la persuasiva elocuencia <strong>de</strong>l habla. Pero <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l engaño hay el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> Satanás, simbolizado por sus colas como serpientes».


9:20–21 Aunque dos terceras partes <strong>de</strong> la humanidad sobrevivió a estas plagas, no se<br />

arrepintieron, sino que prosiguieron postrándose ante <strong>de</strong>monios e ídolos hechos por el<br />

hombre, sin vida, impotentes. No se convirtieron para apartarse <strong>de</strong> sus homicidios, ni <strong>de</strong><br />

sus hechicerías (prácticas relacionadas con las drogas), ni <strong>de</strong> su fornicación (inmoralidad<br />

sexual), ni <strong>de</strong> sus hurtos. El castigo y el sufrimiento no pue<strong>de</strong> cambiar el carácter <strong>de</strong>l<br />

pecador; sólo el nuevo nacimiento pue<strong>de</strong> lograrlo.<br />

F. El po<strong>de</strong>roso ángel y el librito (Cap. 10)<br />

10:1 Juan contempla ahora <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l cielo a otro ángel fuerte. La <strong>de</strong>scripción<br />

conduce a muchos a creer que es el Señor Jesús. Tenía el arco iris sobre su cabeza, la<br />

señal <strong>de</strong>l pacto <strong>de</strong> Dios. Su rostro era como el sol, expresión <strong>de</strong> una gloria revelada. Sus<br />

pies eran como columnas <strong>de</strong> fuego, don<strong>de</strong> las columnas <strong>de</strong>notan fuerza, y el fuego juicio.<br />

10:2 Sostenía un librito abierto en forma <strong>de</strong> rollo, sin duda un registro <strong>de</strong> los<br />

inminentes juicios. Con su pie <strong>de</strong>recho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra,<br />

proclamó Su <strong>de</strong>recho a un dominio universal.<br />

10:3–6 Cuando gritó a gran voz… siete truenos sonaron. Aparentemente, Juan pudo<br />

compren<strong>de</strong>r el mensaje <strong>de</strong> esos truenos, pero cuando iba a escribir, el ángel se lo prohibió.<br />

Luego el ángel juró por Dios, el Creador, que ya no habrá dilación (BAS).<br />

10:7 El misterio <strong>de</strong> Dios se habrá consumado durante el tiempo <strong>de</strong> la séptima<br />

trompeta. El misterio <strong>de</strong> Dios tiene que ver con el plan <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> castigar a todos los<br />

malvados y <strong>de</strong> introducir el reino <strong>de</strong> Su Hijo.<br />

10:8–9 Juan recibió la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que se comiese el librito, es <strong>de</strong>cir, que leyese y<br />

meditase acerca <strong>de</strong> los juicios registrados en el mismo.<br />

10:10 Como lo había predicho el ángel, el rollo fue dulce como la miel en su boca,<br />

pero le amargó el vientre. Para el creyente, es dulce leer acerca <strong>de</strong> la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong><br />

Dios <strong>de</strong> glorificar a Su Hijo allá don<strong>de</strong> fue crucificado. Es dulce leer acerca <strong>de</strong>l triunfo <strong>de</strong><br />

Dios sobre Satanás y todas sus huestes. Es dulce leer <strong>de</strong>l tiempo en que todos los males <strong>de</strong><br />

la tierra serán en<strong>de</strong>rezados. Pero hay amargura también en el estudio <strong>de</strong> la profecía. Hay la<br />

amargura <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> uno mismo que producen las Escrituras proféticas. Hay amargura al<br />

ver los juicios que pronto han <strong>de</strong> caer sobre el judaísmo y cristiandad apóstatas. Y hay<br />

amargura al contemplar la con<strong>de</strong>nación eterna <strong>de</strong> todos los que rechazan al Salvador.<br />

10:11 A Juan se le dijo que <strong>de</strong>bía profetizar otra vez sobre muchos pueblos,<br />

naciones, lenguas y reyes. Los restantes capítulos <strong>de</strong> Apocalipsis cumplen este<br />

mandamiento.<br />

G. Los dos testigos (11:1–14)<br />

11:1–2 Juan recibió ahora la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> medir el santuario <strong>de</strong> Dios, y el altar, y <strong>de</strong><br />

contar a los que adoran en él. Medir parece conllevar aquí la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> preservación. No<br />

<strong>de</strong>bía medir el patio <strong>de</strong> los gentiles, porque sería hollado por las naciones durante<br />

cuarenta y dos meses —la última mitad <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación (véase Lc. 21:24).<br />

El santuario mencionado aquí es el que estará en pie en Jerusalén durante la Tribulación.<br />

El contar los adoradores pue<strong>de</strong> significar que Dios se reservará para sí a un remanente <strong>de</strong><br />

adoradores. El altar representa el medio por el que se allegan a Él, es <strong>de</strong>cir, la obra <strong>de</strong><br />

Cristo en el Calvario.


11:3 Dios se suscitará dos testigos durante la última mitad <strong>de</strong> la Tribulación. Vestidos<br />

<strong>de</strong> cilicio, símbolo <strong>de</strong> duelo, clamarán contra los pecados <strong>de</strong>l pueblo, y anunciarán la<br />

veni<strong>de</strong>ra indignación <strong>de</strong> Dios.<br />

11:4 Los dos testigos son comparados a dos olivos y dos can<strong>de</strong>leros. Como olivos,<br />

están llenos <strong>de</strong>l Espíritu (aceite). Como can<strong>de</strong>leros dan testimonio <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> Dios en<br />

un día <strong>de</strong> tinieblas. (Para un paralelo <strong>de</strong>l AT, véase Zac. 4:2–14).<br />

11:5 Durante tres años y medio, los testigos son milagrosamente preservados <strong>de</strong> daño.<br />

Fuego proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> ellos consume a sus enemigos, e incluso el intento <strong>de</strong><br />

hacerles daño es castigado con la muerte.<br />

11:6 Tienen la potestad <strong>de</strong> causar sequía en la tierra, <strong>de</strong> convertir las aguas en sangre,<br />

y también para herir la tierra con… plagas. No es sorpren<strong>de</strong>nte que hayan sido<br />

comúnmente asociados con Moisés y Elías. Su capacidad <strong>de</strong> volver las aguas en sangre y<br />

<strong>de</strong> herir la tierra con toda clase <strong>de</strong> plagas nos recuerda lo que hizo Moisés en Egipto (Éx.<br />

7:14–20; 8:1–12:29). Su po<strong>de</strong>r sobre el fuego y el clima nos recuerda el ministerio <strong>de</strong> Elías<br />

(1 R. 17:1; 18:41–45; 2 R. 1:9–12).<br />

Dice McConkey:<br />

Advertirán a la gente que acu<strong>de</strong> al templo en contra <strong>de</strong>l Hombre <strong>de</strong> Pecado a quien<br />

vienen a adorar. Los amonestarán acerca <strong>de</strong> la brevedad <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> su triunfo; <strong>de</strong> la<br />

venida <strong>de</strong> Jesús para <strong>de</strong>struirlo; <strong>de</strong> los peligros que traerá la tribulación; <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong><br />

no consi<strong>de</strong>rar sus vidas como valiosas en sí mismas cuando llegue el momento <strong>de</strong> vida o<br />

muerte; <strong>de</strong> su necesidad <strong>de</strong> temer no a quien pue<strong>de</strong> matar sólo el cuerpo, sino a Aquel que<br />

pue<strong>de</strong> echar cuerpo y alma en el infierno; <strong>de</strong>l esplendor y <strong>de</strong> la proximidad <strong>de</strong>l Rey y <strong>de</strong> Su<br />

reino <strong>de</strong>spués que hayan sufrido un poco; <strong>de</strong> la certidumbre <strong>de</strong> que si pa<strong>de</strong>cen con Él,<br />

reinarán asimismo con Él; y <strong>de</strong> la eterna paz, justicia y gloria que serán <strong>de</strong> aquellos que<br />

soporten hasta el fin, aunque ello pueda significar el martirio, en la gran hora <strong>de</strong> la prueba<br />

por medio <strong>de</strong> la que están pasando. Verda<strong>de</strong>ramente será po<strong>de</strong>roso el testimonio que darán<br />

en base <strong>de</strong>l Libro.<br />

11:7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l abismo… los<br />

matará. Esta bestia parece ser la misma que la <strong>de</strong> 13:9 —la cabeza <strong>de</strong>l Imperio Romano<br />

reavivado.<br />

11:8 Los cadáveres <strong>de</strong> los testigos quedarán en la plaza <strong>de</strong> Jerusalén durante tres días<br />

y medio. Jerusalén es aquí <strong>de</strong>signada como Sodoma por su orgullo, indulgencia,<br />

comodidad e indiferencia a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otros (ver Ez. 16:49). Y también se llama<br />

Egipto por su idolatría, persecución y esclavización en el pecado y la injusticia.<br />

11:9 Gente <strong>de</strong> todos los pueblos contemplan sus cadáveres, pero no permitirán que<br />

sean sepultados, lo que es una enorme indignidad en casi todas las culturas.<br />

11:10 Estalla un gran regocijo porque sus impopulares profecías han quedado<br />

silenciadas, y la gente se envían regalos unos a otros, como hacen actualmente en<br />

Navidad. Los únicos profetas que la gente quiere son los profetas muertos.<br />

11:11–12 Después <strong>de</strong> los tres días y medio, … Dios los levanta <strong>de</strong> entre los muertos,<br />

para gran consternación <strong>de</strong>l populacho, y los lleva al cielo a la vista <strong>de</strong> sus enemigos.<br />

11:13–14 Al mismo tiempo, Jerusalén es sacudida por un gran terremoto, y la décima<br />

parte <strong>de</strong> la ciudad se <strong>de</strong>rrumba, y siete mil personas mueren. Los supervivientes dan<br />

gloria a Dios, pero no en adoración sincera, sino en una <strong>de</strong>sganada admisión <strong>de</strong> Su po<strong>de</strong>r.<br />

El segundo ay pasó.


Esto no significa que todo lo que se da <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 9:13 hasta 11:13 constituye el segundo ay.<br />

Al contrario, los capítulos 10 y 11:1–13 son un paréntesis entre el segundo ay (la sexta<br />

trompeta) y el tercer ay (la séptima trompeta).<br />

H. La Séptima Trompeta (11:15–19)<br />

11:15 El toque <strong>de</strong> la séptima trompeta revela que ha terminado la Gran Tribulación y<br />

que ha comenzado el reinado <strong>de</strong> Cristo. Los reinos <strong>de</strong>l mundo han venido a ser <strong>de</strong><br />

nuestro Señor y <strong>de</strong> su Cristo; y él reinará por los siglos <strong>de</strong> los siglos.<br />

11:16, 17 Cayendo sobre sus rostros <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios los veinticuatro ancianos le dan<br />

gracias porque ha tomado Su gran po<strong>de</strong>r y ha inaugurado Su reinado.<br />

11:18 Las naciones se enfurecen contra el Señor, y tratan <strong>de</strong> impedir Su coronación.<br />

Pero ahora ha venido el tiempo para que Él se enfurezca contra ellas, para juzgar a los que<br />

carecen <strong>de</strong> vida espiritual, para <strong>de</strong>struir a los <strong>de</strong>structores. Y ha llegado el tiempo para que<br />

el Señor dé el galardón a los Suyos, profetas y pueblo, a los pequeños y a los gran<strong>de</strong>s.<br />

11:19 Dios no ha olvidado Su pacto con Su pueblo, Israel. Cuando el santuario <strong>de</strong><br />

Dios es abierto en el cielo, aparece el arca <strong>de</strong> su pacto, como símbolo <strong>de</strong> que todo lo que<br />

prometió a Israel suce<strong>de</strong>rá. Y hay relámpagos, voces, truenos, terremotos y gran<br />

granizo.<br />

I. Las figuras clave en la Tribulación (Caps. 12–15)<br />

12:1 Y apareció en el cielo una gran señal, esto es: una mujer vestida <strong>de</strong>l sol, con la<br />

luna <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> sus pies, y sobre su cabeza una corona <strong>de</strong> doce estrellas. La mujer es<br />

Israel. El sol, la luna y las estrellas exhiben la gloria y el dominio que se le han prometido<br />

en el reino veni<strong>de</strong>ro, así como <strong>de</strong>notaron el gobierno final <strong>de</strong> José sobre su padre, madre y<br />

hermanos (Gn. 37:9–11).<br />

12:2 La mujer está <strong>de</strong> parto, esperando el alumbramiento <strong>de</strong> un bebé. Mucha <strong>de</strong> la<br />

historia <strong>de</strong> Israel queda comprimida en estos versículos, sin indicación <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong><br />

discontinuida<strong>de</strong>s temporales entre estos acontecimientos, o <strong>de</strong> que los acontecimientos<br />

estén necesariamente en or<strong>de</strong>n cronológico.<br />

12:3 Una segunda señal en el cielo es la <strong>de</strong> un gran dragón rojo con siete cabezas y<br />

diez cuernos, y en cada cabeza una dia<strong>de</strong>ma. El dragón es Satanás, pero por cuanto la<br />

<strong>de</strong>scripción es un paralelo a la <strong>de</strong>l Imperio Romano reavivado en 13:1, pue<strong>de</strong> que se trate<br />

<strong>de</strong> Satanás dando energía a aquel po<strong>de</strong>r mundial.<br />

12:4–5 Con un golpe <strong>de</strong> su cola, el dragón arrastró la tercera parte <strong>de</strong> las estrellas<br />

<strong>de</strong>l cielo… sobre la tierra, una posible referencia a la guerra en el cielo, que tiene lugar en<br />

la mitad <strong>de</strong> la Tribulación y que resulta en que los ángeles caídos son arrastrados <strong>de</strong>l cielo a<br />

la tierra (véase vv. 8, 9).<br />

El dragón está listo a fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>vorar al hijo tan pronto como naciese. Eso se cumplió<br />

en el intento <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s el Gran<strong>de</strong>, vasallo <strong>de</strong> Roma, <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir al recién nacido Rey <strong>de</strong><br />

los Judíos. El hijo varón es evi<strong>de</strong>ntemente Jesús, <strong>de</strong>stinado a pastorear con vara <strong>de</strong><br />

hierro a todas las naciones. El registro aquí va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Su nacimiento a Su Ascensión.<br />

12:6 La presente Era <strong>de</strong> la Iglesia es pasada por alto entre los versículos 5 y 6. En<br />

medio <strong>de</strong> la Tribulación, una porción <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel huye a un lugar secreto <strong>de</strong>


efugio en el <strong>de</strong>sierto (algunos piensan que se trata <strong>de</strong> Petra). Esas personas permanecen<br />

escondidas durante tres años y medio.<br />

12:7 Estalla una gran batalla en el cielo entre Miguel y sus ángeles contra el dragón<br />

y sus ángeles. Esto suce<strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> la Tribulación. Miguel, el arcángel, está asociado<br />

con los asuntos <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel (Dn. 12:1).<br />

12:8–9 El dragón es <strong>de</strong>rrotado <strong>de</strong> una modo tan aplastante que pier<strong>de</strong> todo <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

acceso al cielo. Él y sus esbirros son lanzados a la tierra. Pero ésta no es su suerte final<br />

(véase 20:1–3, 10). Nótese la <strong>de</strong>scripción que <strong>de</strong> él hace Juan: el gran dragón, la serpiente<br />

antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero.<br />

12:10 A la expulsión <strong>de</strong>l dragón le sigue una gran voz en el cielo, proclamando el<br />

triunfo <strong>de</strong> Dios y la llegada <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> la victoria <strong>de</strong> Su pueblo. Esto anticipa el Reinado<br />

Milenial. En tanto, es glorioso el acontecimiento <strong>de</strong> que ha sido lanzado fuera el<br />

acusador <strong>de</strong> nuestros hermanos.<br />

12:11 Prosigue la proclamación. Los perseguidos creyentes judíos han vencido al<br />

maligno por medio <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro y <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong> ellos. Su<br />

victoria estaba basada en la muerte <strong>de</strong> Cristo y en el testimonio <strong>de</strong> ellos tocante al valor <strong>de</strong><br />

aquella muerte. Y por fi<strong>de</strong>lidad a Él, sellaron su testimonio con su sangre.<br />

12:12–13 Los cielos pue<strong>de</strong>n alegrarse por la expulsión <strong>de</strong>l dragón, ¡pero ésas son malas<br />

noticias para la tierra y … el mar! El diablo sabe que tiene poco tiempo, y está <strong>de</strong>cidido<br />

a <strong>de</strong>rramar su ira tan ampliamente como pueda. Y la rabia <strong>de</strong> dragón se <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> manera<br />

especial contra Israel, la nación <strong>de</strong> la cual vino el Mesías.<br />

12:14 El remanente judío fiel recibe dos alas <strong>de</strong> la gran águila, lo que le posibilita<br />

escapar rápidamente a su refugio en el <strong>de</strong>sierto. (Algunos han conjeturado que esas alas<br />

hablan <strong>de</strong> una gran Fuerza Aérea.) Aquí, el remanente es cuidado y protegido <strong>de</strong> los<br />

ataques <strong>de</strong> la serpiente durante tres años y medio (un tiempo, y tiempos, y la mitad <strong>de</strong> un<br />

tiempo).<br />

12:15, 16 En un esfuerzo por frustrar la huida <strong>de</strong> Israel, la serpiente provoca una gran<br />

inundación que va tras el pueblo en su huida, pero un terremoto traga el agua y el diablo<br />

fracasa en su intento.<br />

12:17 Encolerizado por esta humillación, intenta lanzar su venganza sobre los judíos<br />

que se habían quedado en la tierra —sobre aquellos judíos que muestran la realidad <strong>de</strong> su fe<br />

guardando los mandamientos <strong>de</strong> Dios y manteniendo el testimonio <strong>de</strong> Jesucristo.<br />

13:1 El capítulo 13 nos introduce a dos gran<strong>de</strong>s bestias: una bestia que sube <strong>de</strong>l mar, y<br />

otra que surge <strong>de</strong> la tierra, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> Israel. No hay duda alguna <strong>de</strong> que estas<br />

bestias simbolizan a sendos hombres que jugarán un importante papel durante el Periodo <strong>de</strong><br />

la Tribulación. Combinan los rasgos <strong>de</strong> las cuatro bestias <strong>de</strong> Daniel 7:3–7. La primera<br />

bestia es la cabeza <strong>de</strong>l Imperio Romano reavivado, que existirá en una forma <strong>de</strong> diez reinos.<br />

Surge <strong>de</strong>l mar, un tipo <strong>de</strong> las naciones gentiles. Tiene diez cuernos. Daniel predijo que el<br />

Imperio Romano sería reavivado en una forma <strong>de</strong> diez reinos (Dn. 7:24). Tiene siete<br />

cabezas. En 17:9, 10 se dice <strong>de</strong> ellos que son siete reyes, una posible referencia a siete<br />

clases <strong>de</strong> gobernantes o a siete etapas diferentes <strong>de</strong>l imperio. Tiene diez dia<strong>de</strong>mas en sus<br />

cuernos. Éstas hablan <strong>de</strong> la potestad para gobernar, que le fue dada por el dragón, Satanás.<br />

Tiene, sobre sus cabezas, un nombre blasfemo, y se presenta como si fuese Dios y no un<br />

mero hombre.<br />

13:2 La bestia es como un leopardo, y sus pies como <strong>de</strong> oso, y su boca como <strong>de</strong><br />

león. En Daniel 7, el leopardo simboliza a Grecia; el oso es un tipo <strong>de</strong> Medo-Persia, y el<br />

león representa a Babilonia. El Imperio Romano reavivado se parece así a sus pre<strong>de</strong>cesores


en que es veloz en conquistar como un leopardo, po<strong>de</strong>roso como un oso, y codicioso como<br />

un león. En suma, combina todos los rasgos malignos <strong>de</strong> los prece<strong>de</strong>ntes imperios<br />

mundiales. El imperio y su gobernante reciben fuerza sobrenatural <strong>de</strong> Satanás.<br />

13:3 La bestia tiene una herida mortal en una <strong>de</strong> sus cabezas. Explica Scofield: «Es<br />

cierto que nunca han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> existir fragmentos <strong>de</strong>l antiguo imperio romano en la forma<br />

<strong>de</strong> reinos in<strong>de</strong>pendientes. Fue la forma imperial <strong>de</strong> gobierno la que cesó; la cabeza herida<br />

<strong>de</strong> muerte». La herida mortal queda sanada. En otras palabras, el imperio es reavivado<br />

con un emperador como cabeza, o sea, la bestia.<br />

13:4 La bestia es adorada por los hombres. No sólo se sienten asombrados ante ella,<br />

sino que la adoran como Dios. También adoran al dragón.<br />

13:5–6 La bestia se jacta con orgullo y pronuncia in<strong>de</strong>cibles blasfemias. Se le permite<br />

hacer guerra (NKJV, margen) durante cuarenta y dos meses. Habla con endurecida<br />

irreverencia contra el nombre <strong>de</strong> Dios, contra su tabernáculo, y contra los que moran en<br />

el cielo.<br />

13:7 Hace guerra contra el pueblo <strong>de</strong> Dios, y vence a muchos <strong>de</strong> ellos. Prefieren morir<br />

antes que someterse a él. Su gobierno se extien<strong>de</strong> a todo el mundo: el último imperio<br />

mundial antes <strong>de</strong>l Reinado <strong>de</strong> Cristo.<br />

13:8 Los que no son verda<strong>de</strong>ros creyentes adoran a la bestia bien dispuestos. Por<br />

cuanto nunca confiaron en Cristo, sus nombres nunca fueron escritos en el libro <strong>de</strong> la vida<br />

<strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. Y por cuanto sus nombres no se hallan entre los <strong>de</strong> los redimidos, son<br />

entregados al error. No quisieron creer la verdad: ahora creen una mentira.<br />

13:9 Esto <strong>de</strong>bería servir <strong>de</strong> advertencia para que cada uno acepte la luz <strong>de</strong> Dios cuando<br />

la tenga disponible. La consecuencia <strong>de</strong> que uno rechace la luz es que se le niegue la luz.<br />

13:10 Los verda<strong>de</strong>ros creyentes reciben segurida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> que sus perseguidores irán en<br />

cautividad y <strong>de</strong>berán morir a espada. Esto hace que los santos esperen con paciencia y fe.<br />

13:11 La segunda bestia es otra <strong>de</strong>stacada figura <strong>de</strong>l Periodo <strong>de</strong> la Tribulación. Trabaja<br />

en estrecha cooperación con la primera bestia, incluso organizando una campaña<br />

internacional para conseguir la adoración <strong>de</strong> la primera bestia y <strong>de</strong> un enorme ídolo que<br />

representa al emperador romano. La segunda bestia surge <strong>de</strong> la tierra. Si lo que se tiene a<br />

la vista es la tierra <strong>de</strong> Israel, entonces este lí<strong>de</strong>r es casi <strong>de</strong> cierto un judío. Se trata <strong>de</strong>l Falso<br />

Profeta (véase 16:13; 19:20; 20:10). Tiene dos cuernos como los <strong>de</strong> un cor<strong>de</strong>ro, lo que le<br />

da una apariencia <strong>de</strong> gentileza y mansedumbre, pero también sugiriendo que es una<br />

encarnación <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios. Habla, sin embargo, como un dragón, lo que indica que<br />

está directamente inspirado y energizado por Satanás.<br />

13:12–14 Ejerce toda la autoridad <strong>de</strong> la primera bestia, lo que significa que el<br />

emperador romano le da una potestad limitada para actuar en su nombre. Tiene po<strong>de</strong>res<br />

sobrenaturales, <strong>de</strong> manera que incluso hace <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r fuego <strong>de</strong>l cielo. El propósito <strong>de</strong><br />

sus milagros, naturalmente, es engañar a la gente para que adoren a un hombre como Dios.<br />

13:15 Da animación a la gran imagen, la abominación <strong>de</strong> la <strong>de</strong>solación, <strong>de</strong> modo que<br />

pudiese incluso hablar. La pena por rehusar adorarla es la muerte.<br />

13:16 La segunda bestia insiste en que todos muestren su adhesión al emperador<br />

romano llevando la marca <strong>de</strong> la bestia en la mano <strong>de</strong>recha, o en la frente.<br />

13:17 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esta marca, la bestia tiene un nombre y un número místico. Si<br />

alguien no acepta la marca o el nombre <strong>de</strong> la bestia, o el número <strong>de</strong> su nombre, no<br />

podrá comprar ni ven<strong>de</strong>r. Esto es un intento <strong>de</strong> obligar a los hombres, por medios<br />

económicos, a abandonar a Cristo por la idolatría. Ésta será una severa prueba, pero los<br />

verda<strong>de</strong>ros creyentes preferirán la muerte a renunciar a su Salvador.


13:18 El número <strong>de</strong> la bestia es seiscientos sesenta y seis. Seis es el número <strong>de</strong>l<br />

hombre. El hecho <strong>de</strong> que sea una unidad menos que siete pue<strong>de</strong> sugerir que el hombre ha<br />

caído por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la gloria o perfección <strong>de</strong> Dios. Hay tres seises en una trinidad <strong>de</strong> mal.<br />

Una <strong>de</strong> las más importantes cuestiones que se suscitan en relación con el capítulo 13 es<br />

si el Anticristo es la primera o la segunda bestia. Básicamente, el argumento en favor <strong>de</strong><br />

que el Anticristo es la primera es que insiste en ser adorada como Dios. Los que mantienen<br />

que el Anticristo es la segunda bestia señalan que ningún judío aceptaría jamás a un gentil<br />

como Mesías, y que, por cuanto la segunda bestia es un judío, él <strong>de</strong>be ser por tanto el falso<br />

mesías.<br />

14:1 El Cor<strong>de</strong>ro es visto en pie sobre el monte <strong>de</strong> Sion con ciento cuarenta y cuatro<br />

mil seguidores, todos los cuales estaban sellados en la frente. Esto mira a<strong>de</strong>lante al tiempo<br />

en que el Señor Jesús volverá a la tierra y estará en pie en Jerusalén con este grupo <strong>de</strong><br />

creyentes <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las doce tribus <strong>de</strong> Israel. Los ciento cuarenta y cuatro mil son<br />

los mismos que se mencionan en el capítulo 7. Están ahora a punto <strong>de</strong> entrar en el reino <strong>de</strong><br />

Cristo.<br />

14:2, 3 Juan oye música proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l cielo como estruendo <strong>de</strong> muchas aguas, y<br />

como sonido <strong>de</strong> un gran trueno, como <strong>de</strong> arpistas que tocaban sus arpas. Sólo aquellos<br />

ciento cuarenta y cuatro mil podían apren<strong>de</strong>r aquel cántico.<br />

14:4–5 Son <strong>de</strong>scritos como vírgenes, los que no se contaminaron con mujeres. Se<br />

habían guardado <strong>de</strong> la terrible idolatría e inmoralidad <strong>de</strong> este periodo, y seguían al Cor<strong>de</strong>ro<br />

con una obediencia y <strong>de</strong>voción incondicional. Dice Pentecost: «Son llamados ―las primicias<br />

para Dios y para el Cor<strong>de</strong>ro‖, es <strong>de</strong>cir, son los primeros <strong>de</strong> la cosecha <strong>de</strong>l periodo <strong>de</strong> la<br />

tribulación que entrarán en el milenio para poblar la tierra milenial». Ellos no aceptaron la<br />

mentira <strong>de</strong>l Anticristo, que un mero hombre hubiese <strong>de</strong> ser adorado. Eran irreprochables<br />

por lo que tocaba a su firme confesión <strong>de</strong> Cristo.<br />

14:6–7 El ángel que volaba por en medio <strong>de</strong>l cielo con el evangelio eterno parece<br />

correspon<strong>de</strong>rse con Mateo 24:14: «Y será predicado este evangelio <strong>de</strong>l reino en todo el<br />

mundo para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin». El tema <strong>de</strong>l<br />

evangelio se da en el versículo 7. Se manda a los hombres que teman a Dios y no a la<br />

bestia; que le <strong>de</strong>n gloria a Él y no a la imagen idolátrica; y que adoren a aquel que es el<br />

Creador, y no a un mero hombre. Naturalmente, hay sólo un evangelio: las buenas nuevas<br />

<strong>de</strong> la salvación por medio <strong>de</strong> la fe en Cristo. Pero en diferentes dispensaciones hay distintos<br />

énfasis. Durante la Gran Tribulación, el evangelio tratará <strong>de</strong> apartar a los hombres <strong>de</strong> la<br />

adoración a la bestia y prepararlos para el reino <strong>de</strong> Cristo sobre la tierra.<br />

14:8 El segundo ángel anuncia la caída <strong>de</strong> Babilonia. Esto anticipa los capítulos 17 y<br />

18. Babilonia representa el judaísmo apóstata y la cristiandad asimismo apóstata, que<br />

constituirá un vasto conglomerado comercial y religioso basado en Roma. Todas las<br />

naciones se habrán vuelto ebrias con el vino <strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> su fornicación.<br />

14:9–10 Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>terminar el momento <strong>de</strong>l pronunciamiento <strong>de</strong>l tercer ángel como<br />

en la mitad <strong>de</strong> la Tribulación, lo cual es lo mismo que el comienzo <strong>de</strong> la Gran Tribulación.<br />

El ángel advierte que todo aquel que acceda a dar culto a la bestia en cualquier forma<br />

sufrirá el furor <strong>de</strong> Dios ahora y eternamente. El vino <strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> Dios será vertido puro<br />

sobre la tierra durante la Gran Tribulación. Pero esto sólo será un pala<strong>de</strong>o <strong>de</strong> los dolores <strong>de</strong>l<br />

infierno eterno, don<strong>de</strong> los incrédulos serán atormentados con fuego y azufre.<br />

14:11 Este versículo nos recuerda que el infierno es un castigo eterno y consciente. La<br />

Biblia no enseña que los malvados muertos serán aniquilados. El humo <strong>de</strong> su tormento<br />

sube por los siglos <strong>de</strong> los siglos, perpetuamente, y no hay alivio <strong>de</strong> día ni <strong>de</strong> noche.


14:12 Este será un tiempo en el que los santos serán llamados a resistir pacientemente<br />

el salvajismo <strong>de</strong> la bestia, a obe<strong>de</strong>cer a Dios rehusando adorar a un hombre o a un ídolo, y a<br />

mantener firme su confesión <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> Jesús. La final con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los malvados (vv.<br />

9–11) sirve para alentar a los fieles a resistir.<br />

14:13 Los creyentes que mueren durante este periodo no se per<strong>de</strong>rán las bendiciones<br />

<strong>de</strong>l Reino Milenial. El hombre dice: «Bienaventurados los que viven». Dios dice:<br />

«Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor». Y: «Sus obras siguen con<br />

ellos». Todo lo que se haga por Cristo y en Su nombre para otros será ricamente<br />

recompensado: cada bondad, don sacrificial, oración, lágrima, palabra <strong>de</strong> testimonio.<br />

14:14 Si comparamos este pasaje con Mateo 13:39–43 y 25:31–46, apren<strong>de</strong>mos que la<br />

cosecha <strong>de</strong> la tierra tiene lugar en la Segunda Venida <strong>de</strong>l Señor. Aquí se dice que Él lleva a<br />

cabo la siega; en Mateo 13:39 los ángeles son los segadores. Ambas cosas son ciertas:<br />

Cristo la lleva a cabo mediante la acción subordinada <strong>de</strong> los ángeles.<br />

Cristo es contemplado aquí <strong>de</strong>scendiendo en una nube blanca, llevando en la cabeza<br />

una corona <strong>de</strong> oro, y en la mano una hoz afilada.<br />

14:15 Un ángel proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l santuario le indica que meta Su hoz y siegue, pues la<br />

mies <strong>de</strong> la tierra está madura. Esto no <strong>de</strong>bería consi<strong>de</strong>rarse como una or<strong>de</strong>n. Los ángeles<br />

no tienen <strong>de</strong>recho a dar ór<strong>de</strong>nes a Dios. Más bien, se trata <strong>de</strong> un ruego, o <strong>de</strong> un mensaje que<br />

viene <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios Padre.<br />

14:16 Hay dos maneras <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r esta primera cosecha. Primero, pue<strong>de</strong> dar una<br />

imagen <strong>de</strong>l recogimiento <strong>de</strong> los creyentes <strong>de</strong> la Tribulación para su entrada en el Milenio.<br />

Según este punto <strong>de</strong> vista, esto se correspon<strong>de</strong>ría con las buenas semillas <strong>de</strong> Mateo 13, es<br />

<strong>de</strong>cir, los hijos <strong>de</strong>l reino. O pue<strong>de</strong> que se trate <strong>de</strong> una cosecha <strong>de</strong> juicio. Si éste es el caso,<br />

los <strong>de</strong>stinatarios <strong>de</strong>l juicio pue<strong>de</strong>n ser gentiles, porque en la siguiente cosecha, quien parece<br />

estar a la vista es Israel (vv. 17–20).<br />

14:17 Ahora, el registro vuelve a los últimos y terribles juicios que caerán sobre la<br />

porción incrédula <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel, la vid <strong>de</strong> la tierra (véase Sal. 80:8; Is. 5:1–7; Jer.<br />

2:21; 6:9). Un ángel sale <strong>de</strong>l santuario celestial, blandiendo una hoz afilada.<br />

14:18 Otro ángel da la señal <strong>de</strong>l comienzo <strong>de</strong> la siega. Este ángel tiene potestad sobre<br />

el fuego, lo que pue<strong>de</strong> simbolizar el juicio que ha <strong>de</strong> seguir.<br />

14:19 Las uvas maduras son recogidas y echadas en el gran lagar <strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> Dios.<br />

El pisoteo <strong>de</strong> las uvas en el proceso <strong>de</strong> hacer vino se emplea aquí como una imagen <strong>de</strong> un<br />

juicio aplastante.<br />

14:20 El pisoteo se lleva a cabo fuera <strong>de</strong> la ciudad, quizá en el Valle <strong>de</strong> Josafat. La<br />

carnicería será tan enorme que fluirá sangre en una corriente <strong>de</strong> 290 kilómetros, y con una<br />

profundidad hasta los frenos <strong>de</strong> los caballos. Esto cubriría <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jerusalén hasta el sur <strong>de</strong><br />

Edom.<br />

15:1 Otra señal aparece en el cielo, involucrando a siete ángeles que tenían siete<br />

plagas, las últimas, que cuando se lanzan, marcan la consumación <strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> Dios. Por<br />

esto sabemos que estamos ahora llegando hacia el final <strong>de</strong> la Tribulación.<br />

15:2 Juan ve a una gran compañía <strong>de</strong> gente en el cielo, en pie sobre un mar <strong>de</strong> vidrio<br />

mezclado con fuego. Los reconoce como aquellos que han rehusado adorar a la bestia y su<br />

imagen. Es indudable que como resultado fueron martirizados.<br />

15:3–4 Pero ahora están en el cielo, cantando el cántico <strong>de</strong> Moisés… y el cántico <strong>de</strong>l<br />

Cor<strong>de</strong>ro, compuesto casi enteramente <strong>de</strong> citas <strong>de</strong>l AT. Dan testimonio <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> los<br />

juicios <strong>de</strong> Dios en anticipación <strong>de</strong> lo que Él está a punto <strong>de</strong> hacer sobre los asesinos <strong>de</strong><br />

ellos en la tierra. Alaban al Dios Todopo<strong>de</strong>roso por Sus obras y caminos. En el contexto,


esto significa Sus actos <strong>de</strong> juicio, aunque naturalmente pue<strong>de</strong> aplicarse a todas Sus obras y<br />

caminos. Rey <strong>de</strong> los santos <strong>de</strong>bería leerse mejor como Rey <strong>de</strong> las naciones (NKJV,<br />

margen).<br />

El cántico <strong>de</strong> Moisés celebraba la re<strong>de</strong>nción que Dios hizo <strong>de</strong> Su pueblo <strong>de</strong> la<br />

esclavitud en Egipto. El cántico <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro celebra la final liberación <strong>de</strong> la esclavitud<br />

bajo Satanás y bajo todos los enemigos <strong>de</strong> la vida espiritual. Así, como ha observado A. T.<br />

Pierson <strong>de</strong> manera tan cabal: «Señalan los dos límites <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la Re<strong>de</strong>nción, y entre<br />

ellos se extien<strong>de</strong> toda la historia <strong>de</strong>l pueblo redimido <strong>de</strong> Dios».<br />

Los juicios <strong>de</strong> Dios sobre la tierra lo han manifestado como un Dios <strong>de</strong> santidad. Esto<br />

hará que todas las naciones le teman, glorifiquen y adoren.<br />

15:5 Después <strong>de</strong> estas cosas, Juan ve que se abre en el cielo el santuario <strong>de</strong>l<br />

tabernáculo <strong>de</strong>l testimonio. Ésta es aparentemente la realidad celestial <strong>de</strong> la que el templo<br />

terrenal era una representación o copia (He. 9:23). Esto se refiere <strong>de</strong> una manera especial al<br />

Lugar Santísimo.<br />

15:6 Salen siete ángeles… vestidos <strong>de</strong> lino limpio y resplan<strong>de</strong>ciente, y ceñidos<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l pecho con ceñidores <strong>de</strong> oro. Esto significa que están dotados para ejecutar<br />

un justo juicio mediante el que Dios será glorificado. Estos ángeles están a punto <strong>de</strong> lanzar<br />

las siete plagas postreras.<br />

15:7 Uno <strong>de</strong> los cuatro seres vivientes da una copa a cada ángel. Estas copas<br />

contienen los últimos juicios <strong>de</strong> la Gran Tribulación que afectan a todos los enemigos <strong>de</strong><br />

Dios, no sólo a una porción <strong>de</strong> ellos.<br />

15:8 El hecho <strong>de</strong> que nadie podía entrar en el santuario hasta que no se<br />

consumaran las siete plagas pue<strong>de</strong> significar que ninguna intercesión sacerdotal pue<strong>de</strong> ya<br />

<strong>de</strong>morar la ira <strong>de</strong> Dios.<br />

J. Los siete juicios <strong>de</strong> las Copas (Cap. 16)<br />

16:1–2 Una gran voz que salía <strong>de</strong>l santuario or<strong>de</strong>na a los siete ángeles que vayan y<br />

<strong>de</strong>rramen sobre la tierra las siete copas <strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> Dios. Estos juicios son similares a<br />

los juicios <strong>de</strong> las trompetas en su naturaleza y secuencia, pero <strong>de</strong> mucha mayor intensidad.<br />

La primera copa provoca una úlcera maligna y dolorosa en aquellos que adoraban la<br />

bestia y su imagen.<br />

16:3 La segunda plaga vuelve las aguas <strong>de</strong>l mar en sangre, como la <strong>de</strong> muerto, y<br />

muere toda la vida marina.<br />

16:4 La tercera copa hace que todas las fuentes <strong>de</strong> las aguas se vuelvan en sangre.<br />

16:5–6 Al llegar a este punto, el ángel <strong>de</strong> las aguas <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong><br />

Dios. Los hombres están recibiendo sólo la justa retribución por sus hechos pecaminosos.<br />

Ellos <strong>de</strong>rramaron la sangre en abundancia; ahora son retribuidos dándoseles a beber<br />

sangre en lugar <strong>de</strong> agua. Lo merecen.<br />

16:7 El altar probablemente simboliza las almas <strong>de</strong> los santos que han sufrido el<br />

martirio (6:9). Han esperado larga y pacientemente el castigo <strong>de</strong> sus perseguidores.<br />

16:8–9 La cuarta plaga hace que los hombres sufran graves quemaduras <strong>de</strong>bidas al sol.<br />

Pero no por esto se arrepintieron. En lugar <strong>de</strong> ello, maldicen a Dios por enviarles este<br />

calor abrasador.<br />

16:10–11 El quinto ángel <strong>de</strong>rrama su plaga <strong>de</strong> tinieblas sobre el reino <strong>de</strong> la bestia. Se<br />

aña<strong>de</strong> al sufrimiento <strong>de</strong> los hombres, porque no pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>splazarse en busca <strong>de</strong> alivio <strong>de</strong>


las aflicciones prece<strong>de</strong>ntes. Pero esto no ablanda sus corazones. Sólo se endurecen más en<br />

su odio contra Dios.<br />

16:12 Cuando se <strong>de</strong>rrama la sexta copa, el agua <strong>de</strong>l Éufrates se seca, lo que permite<br />

que los ejércitos <strong>de</strong>l oriente avancen sobre la tierra <strong>de</strong> Israel.<br />

16:13–14 Juan ve tres espíritus inmundos que salen <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l dragón,… <strong>de</strong> la<br />

bestia y… <strong>de</strong>l falso profeta. La fraudulenta trinidad satánica. Éstos son espíritus <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>monios, que hacen milagros para engañar a los gobernantes <strong>de</strong>l mundo, y que quieren<br />

seducirlos a una batalla <strong>de</strong>cisiva en el gran día <strong>de</strong>l Dios Todopo<strong>de</strong>roso.<br />

16:15 A la mención <strong>de</strong> esta batalla, el Señor inserta una bendición especial sobre los<br />

santos <strong>de</strong> la Tribulación, aquellos que están esperando a Su vuelta, y que se habrán<br />

guardado puros <strong>de</strong> la adoración idolátrica <strong>de</strong> aquel día. Él vendrá a los perdidos como<br />

ladrón, causándoles pérdida.<br />

16:16 Los ejércitos <strong>de</strong>l mundo se reunirán en el lugar que en hebreo se llama<br />

Armagedón (V.M., margen: Montaña <strong>de</strong> Meguido). Comúnmente, se asocia con la Llanura<br />

<strong>de</strong> Esdraelón, con Meguido en su bor<strong>de</strong> meridional. Se dice que Napoleón lo llamó el ruedo<br />

<strong>de</strong>l mundo, es <strong>de</strong>cir, el campo <strong>de</strong> batalla i<strong>de</strong>al.<br />

16:17 Se indica que ésta es la última copa <strong>de</strong> juicio por el anuncio <strong>de</strong>l séptimo ángel,<br />

que dice: Hecho está. La ira <strong>de</strong> Dios está consumada por lo que respecta al Periodo <strong>de</strong> la<br />

Tribulación.<br />

16:18 Cuando se <strong>de</strong>rrama la última copa, hay violentas convulsiones <strong>de</strong> la naturaleza:<br />

explosiones, relámpagos, fragor <strong>de</strong> truenos, y un gran temblor <strong>de</strong> tierra <strong>de</strong> una<br />

intensidad sin prece<strong>de</strong>ntes.<br />

16:19 La gran ciudad <strong>de</strong> Babilonia, que queda dividida en tres partes, bebe el cáliz<br />

<strong>de</strong>l vino <strong>de</strong>l ardor <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios. No ha olvidado Él su idolatría, crueldad y confusión<br />

religiosa. Al mismo tiempo, las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las naciones se <strong>de</strong>sploman.<br />

16:20 Toda isla y los montes <strong>de</strong>saparecen, mientras la tierra es trastornada.<br />

16:21 Piedras <strong>de</strong> granizo <strong>de</strong> unos cuarenta kilogramos bombar<strong>de</strong>an la tierra, pero los<br />

hombres blasfeman a Dios en lugar <strong>de</strong> arrepentirse.<br />

K. La caída <strong>de</strong> Babilonia la Gran<strong>de</strong> (Caps. 17, 18)<br />

17:1–2 Uno <strong>de</strong> los siete ángeles invita a Juan a ser testigo <strong>de</strong> la sentencia que se<br />

pronuncia contra la gran ramera. Se trata <strong>de</strong> un gran sistema religioso y comercial basado<br />

en Roma. Muchos creen que el capítulo 17 <strong>de</strong>scribe a la Babilonia religiosa, y el capítulo<br />

18 su aspecto comercial. La Babilonia religiosa incluye <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego a la Cristiandad<br />

apóstata, tanto protestante como católica. Pue<strong>de</strong> que represente a la <strong>iglesia</strong> ecuménica.<br />

Observemos la <strong>de</strong>scripción: la gran ramera… está sentada sobre muchas aguas,<br />

controlando gran<strong>de</strong>s áreas <strong>de</strong>l mundo gentil. Con ella han fornicado los reyes <strong>de</strong> la tierra;<br />

ha seducido a lí<strong>de</strong>res políticos con sus contemporizaciones e intrigas. Los moradores <strong>de</strong> la<br />

tierra se han embriagado con el vino <strong>de</strong> su fornicación. Vastos números han caído bajo<br />

su malvada influencia y han quedado reducidos a una ebria miseria.<br />

17:3 La <strong>iglesia</strong> apóstata es vista sentada sobre una bestia escarlata. Ya hemos<br />

observado en el capítulo 13 que esta bestia es el Imperio Romano reavivado (y en ocasiones<br />

<strong>de</strong>nota a la cabeza reinante <strong>de</strong> este imperio). La bestia está llena <strong>de</strong> nombres <strong>de</strong> blasfemia,<br />

y tiene siete cabezas y diez cuernos.


17:4 Por un tiempo, la falsa <strong>iglesia</strong> parece dominar el imperio. Se sienta en pleno estado<br />

<strong>de</strong> gloria, llevando los símbolos <strong>de</strong> sus vastas riquezas y exhibiendo un cáliz <strong>de</strong> oro lleno<br />

<strong>de</strong> su idolatría e inmoralidad.<br />

17:5 Sobre su frente tiene un nombre <strong>de</strong> misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA<br />

MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Ésta es la <strong>iglesia</strong> que<br />

ha <strong>de</strong>rramado la sangre <strong>de</strong> los mártires cristianos a lo largo <strong>de</strong> los siglos, y que sigue<br />

haciéndolo. Está embriagada con la sangre <strong>de</strong> ellos.<br />

17:6 Como muchos otros, Juan se quedó asombrado cuando vio a la mujer, ebria <strong>de</strong><br />

la sangre <strong>de</strong> los santos. Esto se refiere a los santos <strong>de</strong> todas las eras <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la<br />

<strong>iglesia</strong>, pero especialmente a los mártires <strong>de</strong> Jesús durante la Tribulación.<br />

17:7–8 El ángel se ofrece a explicar a Juan el misterio <strong>de</strong> la mujer, y <strong>de</strong> la bestia. La<br />

bestia que vio Juan, era (el Imperio Romano existió en el pasado), y no es (se quebró y ya<br />

no existe como imperio mundial en la actualidad); y está para subir <strong>de</strong>l abismo (volverá a<br />

aparecer en una forma particularmente diabólica); e irá a perdición (será <strong>de</strong>struida <strong>de</strong> una<br />

manera total y <strong>de</strong>finitiva). El avivamiento <strong>de</strong>l imperio y la aparición <strong>de</strong> su carismático lí<strong>de</strong>r<br />

hará que el mundo <strong>de</strong> incrédulos se asombren.<br />

17:9 El ángel dice que esto <strong>de</strong>manda una mente que tiene sabiduría. Las siete<br />

cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer. Una interpretación<br />

tradicional es que la ramera tiene su centro en Roma, que está edificada sobre siete colinas.<br />

17:10 Algunos comentaristas explican estos siete reyes como siete formas <strong>de</strong>l gobierno<br />

romano. Otros lo explican como siete emperadores literales. Otros dicen que los reyes<br />

representan gran<strong>de</strong>s potencias mundiales: Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma y<br />

el futuro Imperio Romano reavivado.<br />

17:11 El octavo rey ha sido diversamente i<strong>de</strong>ntificado como la cabeza <strong>de</strong>l Imperio<br />

Romano reavivado y como el Anticristo. El sentido claro <strong>de</strong> esta profecía pue<strong>de</strong> que nunca<br />

que<strong>de</strong> totalmente claro hasta que sea cumplido.<br />

17:12 Los diez cuernos pue<strong>de</strong>n simbolizar los futuros reyes que servirán bajo la bestia<br />

romana. Estos gobernarán por una hora, es <strong>de</strong>cir, por un breve tiempo (véase v. 10b).<br />

17:13 Los diez reyes ce<strong>de</strong>n unánimemente su po<strong>de</strong>r y su autoridad a la bestia<br />

romana. En otras palabras, diez países (o gobiernos) le entregan su soberanía nacional.<br />

17:14 Este imperio <strong>de</strong> diez reinos entra en guerra contra el Señor Jesús cuando Él<br />

regrese a la tierra al final <strong>de</strong> la Tribulación. Pero en esta batalla se encuentran con una<br />

<strong>de</strong>rrota <strong>de</strong>finitiva. Aunque Él es el Cor<strong>de</strong>ro, es también Señor <strong>de</strong> señores y Rey <strong>de</strong> reyes.<br />

Sus seguidores son llamados y elegidos y fieles.<br />

17:15 El ángel pasa a explicar que las aguas en el versículo 1 son pueblos,<br />

muchedumbres, naciones y lenguas. La ramera se sienta sobre las aguas en el sentido<br />

<strong>de</strong> que domina sobre enormes segmentos <strong>de</strong> la humanidad.<br />

17:16 Parece que el Imperio Romano reavivado admite ser controlado durante un cierto<br />

tiempo, o al menos influenciado, por la <strong>iglesia</strong> ramera. Pero al cabo <strong>de</strong> un tiempo echa<br />

fuera este intolerable yugo y la <strong>de</strong>struye. La aborrecida ramera es <strong>de</strong>snudada, asolada y<br />

quemada por la bestia sobre la que se sentaba.<br />

17:17 Dios está <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las escenas en todas estas cosas. Él es quien hace que los<br />

reinos se unan bajo la bestia romana y que luego se revuelvan contra la ramera. Todo ello<br />

es para que se cumplan las palabras <strong>de</strong> Dios.<br />

17:18 La gran ciudad es la Babilonia Misterio, que reina sobre los reyes <strong>de</strong> la tierra.<br />

Pero, como hemos visto, la mujer tiene su centro en Roma.


18:1 El capítulo 18 forma primordialmente un cántico funerario que celebra la caída <strong>de</strong><br />

Babilonia. Como ya se ha dicho, esto se refiere a la <strong>iglesia</strong> ramera que no sólo constituye<br />

un vasto sistema religioso, sino quizá el más gran<strong>de</strong> sistema comercial <strong>de</strong>l mundo.<br />

Aparentemente, controla los mercados mundiales. Cuando otro ángel… con gran potestad<br />

<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cielo para dar las nuevas, es como si se encendiesen las luces. Su resplandor<br />

<strong>de</strong> gloria alumbra la tierra.<br />

18:2 Cayó la gran Babilonia, y sus ruinas vienen a ser guarida <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios y <strong>de</strong> todo<br />

espíritu inmundo, y <strong>de</strong> toda ave inmunda y aborrecible.<br />

18:3 La razón <strong>de</strong> su caída es la absoluta corrupción que ha practicado con las naciones<br />

y sus merca<strong>de</strong>res. Ha hecho que todas las naciones beban <strong>de</strong> su apasionada fornicación.<br />

18:4 Otra voz <strong>de</strong>l cielo advierte al pueblo <strong>de</strong> Dios para que salga <strong>de</strong> ella, <strong>de</strong> un sistema<br />

con<strong>de</strong>nado en la víspera <strong>de</strong> su <strong>de</strong>strucción. La relación con ella significaría compartir sus<br />

plagas.<br />

18:5–6 Sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado <strong>de</strong> sus<br />

malda<strong>de</strong>s, y está lanzando retribución sobre ellos. Va a recibir el doble pago por sus<br />

malvadas acciones, no <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios, sino <strong>de</strong>l ángel instrumento <strong>de</strong> Su<br />

venganza.<br />

18:7 Su tormento y duelo serán proporcionados a su engran<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong> sí misma y a<br />

su estilo lujoso <strong>de</strong> vida. Ella se consi<strong>de</strong>ra reina, sentada sobre todas las cosas, y a salvo <strong>de</strong><br />

duelo.<br />

18:8 En un solo día vendrá su juicio, que incluirá muerte, duelo y hambre. Es Dios<br />

el Señor Todopo<strong>de</strong>roso quien la castigará con fuego.<br />

18:9–10 Los reyes <strong>de</strong> la tierra… harán lamentación por el incendio <strong>de</strong> su antigua<br />

querida. Pero sus lloros no serán altruistas. Se lamentan por su pérdida <strong>de</strong> placeres y lujos.<br />

Parándose lejos, se asombran ante la magnitud <strong>de</strong> su tormento, y ante lo repentino <strong>de</strong> su<br />

fin.<br />

18:11–13 Los merca<strong>de</strong>res… lloran principalmente porque se ha <strong>de</strong>svanecido su<br />

esperanza <strong>de</strong> beneficio. Ninguno compra más su mercancía.<br />

La lista <strong>de</strong> productos con los que comerciaba Babilonia parece incluir todo el comercio<br />

mundial: metales preciosos, joyas, tejidos, ma<strong>de</strong>ra, marfil, cobre, hierro, mármol,<br />

cereales, ganados, carros, esclavos y vidas humanas. Tanto el mundo como la <strong>iglesia</strong><br />

apóstata son culpables <strong>de</strong> traficar con las vidas o almas humanas, la <strong>iglesia</strong> mediante la<br />

venta <strong>de</strong> indulgencias, etc., y el mundo <strong>de</strong> los negocios mediante la explotación.<br />

18:14 Los hombres <strong>de</strong> negocios, dirigiéndose al sistema caído, lamentan que sus<br />

esperados beneficios se han <strong>de</strong>svanecido, y que sus riquezas y esplendor han <strong>de</strong>saparecido<br />

repentinamente para siempre.<br />

18:15–16 Como los reyes, los merca<strong>de</strong>res… se pararán lejos con temor,… llorando<br />

y lamentándose porque se han perdido sus beneficios en una hora. Rememoran los<br />

perdidos lujos <strong>de</strong> la ciudad, y cómo la gente iba finamente cubierta y adornada con joyas.<br />

18:17–18 Ahora, toda aquella opulencia ha quedado <strong>de</strong> repente en nada, y la amenaza<br />

<strong>de</strong> una gran <strong>de</strong>presión se cierne sobre todos. Los <strong>de</strong>dicados al comercio marítimo se<br />

mantienen lejos, y gritan: «¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?» .<br />

18:19 Echan polvo sobre sus cabezas, llorando y lamentándose por la ciudad que había<br />

enriquecido la industria marítima mundial y que ahora ha quedado <strong>de</strong>solada en una hora.<br />

18:20 Pero mientras se están <strong>de</strong>rramando en la tierra estas impías lágrimas, hay gran<br />

regocijo en el cielo. Por fin Dios ha vengado (V.M.) a Sus santos, apóstoles y profetas.<br />

Ha juzgado a Babilonia por la manera en que ha tratado a Su pueblo.


18:21 Un ángel po<strong>de</strong>roso arroja luego… una gran piedra <strong>de</strong> molino … al mar, una<br />

gráfica imagen <strong>de</strong> la suerte final <strong>de</strong> Babilonia.<br />

18:22 El sonido <strong>de</strong> sus anteriores activida<strong>de</strong>s, sea música, fabricación o molienda,<br />

queda apagado para siempre.<br />

18:23 Toda luz queda para siempre extinguida, y nunca jamás se presentará el gozo <strong>de</strong><br />

unas bodas. ¿Por qué? Porque los magnates <strong>de</strong> Babilonia engañaron a todas las naciones<br />

con sus hechicerías.<br />

18:24 Era culpable <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> los… santos <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> todos los creyentes que<br />

han sido <strong>de</strong>gollados por su fe. Ahora recibe la retribución en plena medida.<br />

L. La venida <strong>de</strong> Cristo y Su reino milenial (19:1–20:9)<br />

19:1 Después <strong>de</strong> esto, Juan oye una gran multitud en el cielo que alababa al Señor<br />

por Su justo castigo sobre la gran ramera. El cántico lo exalta como el Señor Dios nuestro<br />

a quien pertenecen la salvación, el honor, la gloria y el po<strong>de</strong>r.<br />

19:2 El cántico lo vindica por la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la gran ramera. Era consecuente con<br />

Sus atributos <strong>de</strong> verdad y rectitud que castigase a la ramera por su fornicación y por su fría<br />

matanza <strong>de</strong> Sus siervos.<br />

19:3 El humo eterno que ascien<strong>de</strong> <strong>de</strong> la pira funeraria suscita un segundo ¡Aleluya!, o<br />

«Alabad a Jehová».<br />

19:4 Los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes concurren con un fuerte<br />

¡Amén! y un cordial ¡Aleluya!<br />

19:5 Una voz proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l trono convoca a todos los siervos <strong>de</strong> Dios a unirse en<br />

magnificar al Señor por <strong>de</strong>struir a la monstruosa Babilonia.<br />

19:6 Ahora surge otro cántico en el cielo, «como el estruendo <strong>de</strong> muchas aguas, fuerte<br />

como truenos al oído». Un gran Aleluya se levanta celebrando el reinado <strong>de</strong>l Señor<br />

nuestro Dios Todopo<strong>de</strong>roso.<br />

19:7–8 La Tribulación ya ha pasado. Babilonia ha sido juzgada. Ahora han llegado las<br />

bodas <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. La <strong>iglesia</strong>, la esposa <strong>de</strong> Cristo, se ha preparado para esta ocasión que<br />

exalta el alma. Se le ha concedido vestirse <strong>de</strong> lino fino, limpio y resplan<strong>de</strong>ciente, lo que<br />

es explicado como simbolizando las acciones justas <strong>de</strong> los santos.<br />

19:9 Un ángel le dice a Juan que escriba una bendición para los invitados a la cena <strong>de</strong><br />

las bodas <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. La <strong>iglesia</strong> es la Esposa celestial; los invitados son el resto <strong>de</strong> los<br />

redimidos. El ángel refuerza la importancia <strong>de</strong> la bendición insistiendo en que representa<br />

las palabras verda<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> Dios.<br />

19:10 Juan se postra a los pies <strong>de</strong>l ángel para adorarle, pero este se lo prohíbe. Sólo<br />

Dios <strong>de</strong>be ser adorado. El ángel es consiervo <strong>de</strong> Juan y <strong>de</strong> todos los que poseen el<br />

testimonio <strong>de</strong> Jesús. Luego el ángel aña<strong>de</strong>: Porque el testimonio <strong>de</strong> Jesús es el espíritu<br />

<strong>de</strong> la profecía. Esto significa que el verda<strong>de</strong>ro propósito <strong>de</strong> la profecía es dar testimonio<br />

<strong>de</strong> la Persona y obra <strong>de</strong> Jesús. «La profecía», dice C. C. Ryrie, «está <strong>de</strong>stinada a <strong>de</strong>splegar<br />

ante nosotros la belleza y el atractivo <strong>de</strong> Cristo».<br />

El ángel quería que los hombres adoren a Dios Hijo, acerca <strong>de</strong>l que estaba dando<br />

testimonio.<br />

19:11 Finalmente llegamos al acontecimiento al que ha estado mirando el resto <strong>de</strong>l<br />

libro, la gloriosa venida <strong>de</strong> Cristo a la tierra para aplastar a Sus enemigos y establecer Su


eino. Aquí no tenemos el Arrebatamiento <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong>; en aquel acontecimiento, Cristo<br />

acu<strong>de</strong> al aire a por Sus santos. Aquí, Él viene a la tierra con Sus santos.<br />

Observemos la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> nuestro Señor. Va sentado sobre un caballo blanco;<br />

evi<strong>de</strong>ntemente se trata <strong>de</strong> un caballo <strong>de</strong> guerra, porque viene a vencer a Sus enemigos. El<br />

nombre <strong>de</strong>l Jinete es Fiel y Verda<strong>de</strong>ro: es fiel a Sus promesas y verda<strong>de</strong>ro en cuanto a Su<br />

carácter. Con justicia juzga y pelea. Sólo pue<strong>de</strong> gobernar sobre un reino don<strong>de</strong> el pueblo<br />

esté dispuesto a vivir bajo un reinado <strong>de</strong> justicia. Por ello, ha <strong>de</strong> quitar primero todo lo que<br />

ofen<strong>de</strong>.<br />

19:12 Sus ojos son como llama <strong>de</strong> fuego lo que sugiere el po<strong>de</strong>r penetrante <strong>de</strong> Su<br />

juicio. Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>tectar toda rebelión e incredulidad. Sobre su cabeza hay muchas<br />

dia<strong>de</strong>mas. Otros pue<strong>de</strong>n llevar la corona <strong>de</strong> la victoria, pero sólo <strong>de</strong>l Señor Jesús se afirma<br />

que lleve la dia<strong>de</strong>ma <strong>de</strong> la realeza. Tiene un nombre escrito que ninguno conoce sino él<br />

mismo. Hay misterios relacionados con la Persona <strong>de</strong> Cristo que ningún ser creado podrá<br />

jamás llegar a son<strong>de</strong>ar.<br />

19:13 Está vestido <strong>de</strong> una ropa teñida en sangre, no la sangre que Él vertió en la cruz<br />

<strong>de</strong>l Calvario, sino la sangre <strong>de</strong> Sus enemigos a los que pisotea en el lagar <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios.<br />

Es llamado por el nombre <strong>de</strong> EL VERBO DE DIOS. El verbo, la palabra, es un medio <strong>de</strong><br />

expresión <strong>de</strong>l pensamiento. En Cristo, Dios se ha expresado <strong>de</strong> manera plena al hombre.<br />

19:14 Va acompañado <strong>de</strong> los ejércitos celestiales, que van vestidos <strong>de</strong> lino finísimo y<br />

cabalgan en caballos blancos. Estos ejércitos están compuestos sin duda <strong>de</strong> santos, pero es<br />

digno <strong>de</strong> observar que no se les <strong>de</strong>manda que luchen. El Señor Jesús <strong>de</strong>rrota a Sus<br />

enemigos sin ayuda alguna.<br />

19:15 De Su boca sale una espada aguda con la que hiere a las naciones. Él viene<br />

para regirlas con vara <strong>de</strong> hierro y para pisar el lagar <strong>de</strong>l vino <strong>de</strong>l furor y <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong>l<br />

Dios Todopo<strong>de</strong>roso.<br />

19:16 En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre:<br />

REY DE REYES<br />

Y SEÑOR DE SEÑORES<br />

Nuestro Señor es el Supremo Gobernante; todos los otros han <strong>de</strong> sujetarse a Su<br />

gobierno.<br />

19:17–18 La gran cena <strong>de</strong> Dios es la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los restantes enemigos <strong>de</strong> Dios<br />

antes <strong>de</strong>l establecimiento <strong>de</strong>l reino. ¡Se llama a los buitres para que asistan! Estas aves se<br />

alimentarán <strong>de</strong> los cadáveres <strong>de</strong> los muertos por el Señor —gente <strong>de</strong> todas las clases<br />

sociales, pequeños y gran<strong>de</strong>s.<br />

19:19–20 En un <strong>de</strong>sesperado intento por impedir que Cristo tome las riendas <strong>de</strong>l<br />

gobierno (Sal. 2), la bestia se alía con los ejércitos <strong>de</strong>l mundo para guerrear contra el<br />

Señor y contra su ejército. Pero es un intento con<strong>de</strong>nado al fracaso. Tanto la bestia como<br />

el falso profeta son apresados y lanzados vivos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un lago <strong>de</strong> fuego que ar<strong>de</strong> con<br />

azufre.<br />

19:21 Los <strong>de</strong>más rebel<strong>de</strong>s son muertos con la espada <strong>de</strong>l Señor, y sus cuerpos dan<br />

abundante carroña para los buitres. La espada es una alusión a la palabra <strong>de</strong> Dios (véase Ef.<br />

6:17; 2 Ts. 2:8; He. 4:12; Ap. 1:16; 2:12, 16).<br />

Esto nos lleva al final <strong>de</strong> la Gran Tribulación.<br />

20:1 Antes <strong>de</strong>l inicio <strong>de</strong>l Milenio, Satanás ha <strong>de</strong> ser refrenado. Para conseguirlo, un<br />

ángel <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cielo con la llave <strong>de</strong>l abismo, y una gran ca<strong>de</strong>na en la mano.


En cierto sentido, nuestro Señor ató a Satanás cuando vino a la tierra (Mt. 12:29). De<br />

modo que ésta es otra etapa en Su operación <strong>de</strong> atarlo.<br />

20:2 El ángel tomó a Satanás y lo ató por mil años. Juan da cuatro nombres para el<br />

tentador: dragón, serpiente, diablo (acusador) y Satanás (adversario).<br />

20:3 Durante el Milenio, el supremo enemigo es encerrado en el abismo. Este abismo<br />

queda sellado para que no engañe más a las naciones. Hacia el final <strong>de</strong>l Reinado <strong>de</strong><br />

Cristo, será <strong>de</strong>satado para su última y breve rebelión (vv. 7–10).<br />

20:4 Juan ve ahora a personas entronizadas en el cielo con autoridad para gobernar.<br />

Estos son santos <strong>de</strong> la Era <strong>de</strong> la Iglesia que reinarán con Cristo como Su Esposa. Juan ve<br />

también una compañía <strong>de</strong> mártires, que habían rehusado tomar la marca <strong>de</strong> la bestia. Éstos<br />

son evi<strong>de</strong>ntemente santos <strong>de</strong> la Tribulación que murieron por su fe. Ambas compañías<br />

reinarán con Cristo durante aquella dorada era <strong>de</strong> paz y prosperidad.<br />

20:5 La primera parte <strong>de</strong>l versículo 5 ha <strong>de</strong> ser comprendida como un paréntesis. Los<br />

otros muertos se refiere a los incrédulos <strong>de</strong> todas las eras que serán levantados al final <strong>de</strong>l<br />

Milenio para que comparezcan al Juicio <strong>de</strong>l Gran Trono Blanco.<br />

La <strong>de</strong>claración Ésta es la primera resurrección se refiere al v. 4. La primera<br />

resurrección no es un acontecimiento único. Describe la resurrección <strong>de</strong> los justos en<br />

varias ocasiones. Incluye la resurrección <strong>de</strong> Cristo (1 Co. 15:23), la resurrección <strong>de</strong> los<br />

que son <strong>de</strong> Cristo cuando Él arrebate a la Iglesia (1 Ts. 4:13–18), la resurrección <strong>de</strong> los<br />

dos testigos cuyos cuerpos yacerán en la plaza (Ap. 11:11), y la resurrección <strong>de</strong> los santos<br />

<strong>de</strong> la Tribulación que se <strong>de</strong>scribe aquí (véase también Dn. 12:2a). En otras palabras, la<br />

primera resurrección incluye la resurrección <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> todos los verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes, aunque son resucitados en diferentes ocasiones. Tiene lugar en diferentes etapas.<br />

20:6 Los que participan en la primera resurrección son bienaventurados porque no<br />

estarán incluidos en la segunda muerte, cuando los incrédulos serán arrojados al lago <strong>de</strong><br />

fuego (v. 14). Los verda<strong>de</strong>ros creyentes serán sacerdotes <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> Cristo, y reinarán<br />

con él por mil años.<br />

20:7–8 Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado <strong>de</strong> la prisión, y<br />

saldrá a engañar a las naciones hostiles a Cristo que están en los cuatro extremos <strong>de</strong> la<br />

tierra, y que aquí reciben el nombre <strong>de</strong> Gog y Magog. Esta referencia a Gog y Magog no<br />

<strong>de</strong>be confundirse con una referencia similar en Ezequiel 38 y 39. Allí, Magog es una gran<br />

tierra al norte <strong>de</strong> Israel, y Gog su gobernante. Aquí, las palabras se refieren a las naciones<br />

<strong>de</strong>l mundo en general. En Ezequiel el marco es premilenial: aquí es posterior al milenio.<br />

20:9 Después <strong>de</strong> movilizar un ejército <strong>de</strong> rebel<strong>de</strong>s impíos, el diablo marcha contra<br />

Jerusalén, la ciudad amada. Pero <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> fuego <strong>de</strong>l cielo, que<br />

consume a las tropas.<br />

M. El juicio <strong>de</strong> Satanás y <strong>de</strong> todos los incrédulos (20:10–15)<br />

20:10 El diablo mismo es lanzado al lago <strong>de</strong> fuego y azufre junto a la bestia y el<br />

falso profeta.<br />

Pue<strong>de</strong> parecer sorpren<strong>de</strong>nte que Satanás pueda reunir un ejército <strong>de</strong> incrédulos al final<br />

<strong>de</strong>l Milenio. Sin embargo, <strong>de</strong>bería recordarse que todos los niños nacidos durante el<br />

Reinado <strong>de</strong> Cristo nacerán en pecado y necesitarán <strong>de</strong> la salvación. No todos aceptarán <strong>de</strong><br />

corazón a Jesucristo como Rey, y estos se esparcirán por la tierra, tratando <strong>de</strong> alejarse <strong>de</strong><br />

Jerusalén todo lo que puedan.


Observemos que la bestia y el falso profeta siguen en el infierno tras mil años. Esto<br />

refuta la doctrina <strong>de</strong> la aniquilación, como también la refuta la <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que serán<br />

atormentados día y noche por los siglos <strong>de</strong> los siglos.<br />

20:11 Luego somos introducidos ante el juicio <strong>de</strong>l gran trono blanco. Es gran<strong>de</strong> por<br />

las cuestiones implicadas y blanco por la perfección y pureza <strong>de</strong> las sentencias<br />

pronunciadas. Quien se sienta como Juez es el Señor Jesús (Jn. 5:22, 27). La expresión <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l cual huyeron la tierra y el cielo indica que este juicio tiene lugar en la<br />

eternidad, tras la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la actual creación (2 P. 3:10).<br />

20:12 Los muertos, gran<strong>de</strong>s y pequeños, están <strong>de</strong> pie <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios. El libro <strong>de</strong> la<br />

vida contiene los nombres <strong>de</strong> todos los redimidos por la preciosa sangre <strong>de</strong> Cristo. Los<br />

otros libros contienen un <strong>de</strong>tallado registro <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> los perdidos. Ninguno <strong>de</strong> los<br />

que comparecen en este juicio está registrado en el libro <strong>de</strong> la vida. El hecho <strong>de</strong> que su<br />

nombre no esté allá le con<strong>de</strong>na, pero el registro <strong>de</strong> sus malvadas obras <strong>de</strong>termina el grado<br />

<strong>de</strong> su castigo.<br />

20:13 El mar entregará los cuerpos <strong>de</strong> los que han sido sepultados en su seno. Los<br />

sepulcros, representados aquí por la Muerte, entregarán los cuerpos <strong>de</strong> todos los<br />

inconversos que han sido enterrados. El Ha<strong>de</strong>s dará las almas <strong>de</strong> todos los que murieron en<br />

incredulidad. Los cuerpos y las almas serán reunidos para estar en pie ante el Juez.<br />

Así como habrá grados <strong>de</strong> recompensa en el cielo, asimismo habrá grados <strong>de</strong> castigo en<br />

el infierno. Esto se basará en sus obras.<br />

20:14 Cuando leemos que la Muerte y el Ha<strong>de</strong>s son lanzados al lago <strong>de</strong> fuego, esto se<br />

refiere a la integridad <strong>de</strong> la persona: espíritu, alma y cuerpo. El texto explica que ésta es la<br />

muerte segunda, y el margen <strong>de</strong> la NKJV aña<strong>de</strong>: el lago <strong>de</strong> fuego.<br />

Hay una diferencia entre Ha<strong>de</strong>s e infierno. Para los inconversos que han muerto, el<br />

Ha<strong>de</strong>s es un estado incorpóreo <strong>de</strong> castigo consciente. Es una especie <strong>de</strong> celda <strong>de</strong> castigo,<br />

una condición intermedia don<strong>de</strong> esperan el Juicio <strong>de</strong>l Gran Trono Blanco.<br />

Para los creyentes que han muerto, el Ha<strong>de</strong>s es un estado <strong>de</strong> bienaventuranza incorpórea<br />

en el cielo, esperando la resurrección y la glorificación <strong>de</strong>l cuerpo. Cuando Jesús murió, fue<br />

al Paraíso (Lc. 23:43), que Pablo i<strong>de</strong>ntifica con el tercer cielo (2 Co. 12:2, 4), la morada <strong>de</strong><br />

Dios. En Hechos 2:27, el estado incorpóreo <strong>de</strong>l Señor es llamado Ha<strong>de</strong>s. Dios no <strong>de</strong>jó Su<br />

alma en el Ha<strong>de</strong>s, sino que la revistió con un cuerpo glorificado en resurrección.<br />

El infierno es la cárcel <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong> los malvados muertos. Es lo mismo que el lago <strong>de</strong><br />

fuego, la Gehena y la muerte segunda.<br />

20:15 El factor <strong>de</strong>cisivo en este juicio es si el nombre <strong>de</strong> uno está escrito en el libro <strong>de</strong><br />

la vida. En realidad, si el nombre <strong>de</strong>l acusado hubiese estado escrito en el mismo, habría ya<br />

formado parte <strong>de</strong> la primera resurrección. De modo que este versículo se aplica sólo a<br />

aquellos que comparecen <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Gran Trono Blanco.<br />

N. Los nuevos cielos y la nueva tierra (21:1–22:5)<br />

21:1 Hay la cuestión <strong>de</strong> si los capítulos 21 y 22 tratan <strong>de</strong>l Estado Eterno solamente, o si<br />

alternan entre el Milenio y el Estado Eterno. Por cuanto el Milenio y el Estado Eterno<br />

tienen muchas similitu<strong>de</strong>s, no es sorpren<strong>de</strong>nte que parezcan fundirse a veces en los escritos<br />

<strong>de</strong>l apóstol Juan.<br />

Aquí, el Estado Eterno recibe el nombre <strong>de</strong> un cielo nuevo y una tierra nueva. No<br />

<strong>de</strong>ben confundirse con el nuevo cielo y la tierra nueva <strong>de</strong>scritos en Isaías 65:17–25. Allí


tenemos el Milenio a la vista, porque todavía están presentes el pecado y la muerte. Lo uno<br />

y lo otro quedarán totalmente excluidos <strong>de</strong>l Estado Eterno.<br />

21:2 Juan ve la santa ciudad, la nueva Jerusalén, <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l cielo,… dispuesta<br />

como una novia ataviada para su esposo. El hecho <strong>de</strong> que nunca se diga que se posa<br />

sobre la tierra lleva a algunos a consi<strong>de</strong>rar que flota por encima <strong>de</strong> la nueva tierra. El hecho<br />

<strong>de</strong> que los nombres <strong>de</strong> las doce tribus <strong>de</strong> Israel están inscritos en las puertas indica que el<br />

Israel redimido tendrá acceso a la ciudad, aunque no forme parte <strong>de</strong> la Iglesia misma. La<br />

distinción entre la <strong>iglesia</strong> (la Novia, la Esposa <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro, v. 9), Israel (v. 12) y las<br />

naciones gentiles (v. 24) se mantiene a través <strong>de</strong> todo.<br />

21:3 Juan oye un anuncio proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l cielo en el sentido <strong>de</strong> que el tabernáculo <strong>de</strong><br />

Dios está con los hombres, y que él morará con ellos. Como pueblo <strong>de</strong> Él, gozarán con Él<br />

<strong>de</strong> una comunión más estrecha que jamás hayan podido soñar. Dios mismo estará con<br />

ellos como su Dios en una relación más estrecha y entrañable.<br />

21:4–5 La expresión Enjugará Dios toda lágrima <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> ellos no significa que<br />

habrá lágrimas en el cielo. Es una manera poética <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir ¡que no las habrá! Tampoco<br />

habrá muerte, ni… llanto, ni clamor. Para el pueblo <strong>de</strong> Dios, esas cosas se habrán<br />

terminado para siempre.<br />

Aquel que se sienta en el trono hará nuevas todas las cosas. Sus palabras son fieles y<br />

verda<strong>de</strong>ras, y ciertamente se cumplirán.<br />

21:6 La introducción <strong>de</strong>l Estado Eterno lleva a su consumación los propósitos <strong>de</strong> Dios<br />

para la tierra sobre la que vivimos. Así como la Alfa y la Omega son las letras primera y<br />

última <strong>de</strong>l alfabeto griego, así Él es el principio y el fin, el Creador y el Objeto <strong>de</strong> la<br />

creación, Aquel que comenzó y el que lleva al fin, el Eterno. Él es quien da el agua <strong>de</strong> la<br />

vida (la salvación) gratuitamente a todo aquel que tenga sed.<br />

21:7 Él es quien bendice al vencedor con una plena herencia y una nueva intimidad<br />

como entre Padre e hijo. Como ya se ha mencionado antes, un vencedor es uno que cree<br />

que Jesús es el Hijo <strong>de</strong> Dios (1 Jn. 5:5). Por la fe, vence al mundo (1 Jn. 5:4).<br />

21:8 Pero no todos son vencedores. Algunos son cobar<strong>de</strong>s, temerosos <strong>de</strong> confesar a<br />

Cristo; incrédulos, no dispuestos a confiar en el Salvador <strong>de</strong> los pecadores; pecadores<br />

(NKJV, margen, la lectura que se encuentra en la mayoría <strong>de</strong> los mss.), todos los que<br />

permanecen en sus pecados, tanto si son culpables <strong>de</strong> las crasas iniquida<strong>de</strong>s que se<br />

relacionan aquí, o no; abominables, dados a repelentes inmoralida<strong>de</strong>s; homicidas,<br />

matadores maliciosos y crueles; fornicarios, los que practican toda clase <strong>de</strong> inmoralidad<br />

sexual; hechiceros, los que mantienen contacto con malos espíritus; los idólatras, que<br />

insultan a Dios adorando a imágenes; y todos los mentirosos, los engañadores constantes.<br />

Éstos serán asignados al lago <strong>de</strong> fuego como su <strong>de</strong>stino final.<br />

21:9 Uno <strong>de</strong> los siete ángeles involucrados en los juicios <strong>de</strong> las copas se ofrece a dar a<br />

Juan una vista adicional y más <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong> la Nueva Jerusalén, que él <strong>de</strong>signa como la<br />

novia, la esposa <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. Esto pue<strong>de</strong> significar que la ciudad es la resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la<br />

novia.<br />

21:10–11 Llevado en espíritu a un monte gran<strong>de</strong> y alto, Juan ve <strong>de</strong> nuevo Jerusalén,<br />

que <strong>de</strong>scendía <strong>de</strong>l cielo, radiante con la gloria <strong>de</strong> Dios y reluciendo como una costosa<br />

piedra preciosa.<br />

21:12–13 Estaba ro<strong>de</strong>ada por un enorme muro en el que había doce puertas, y en cada<br />

una <strong>de</strong> ellas un ángel; las puertas tenían nombres inscritos,… los <strong>de</strong> las doce tribus <strong>de</strong> los<br />

hijos <strong>de</strong> Israel. Tres puertas se dirigían a cada uno <strong>de</strong> los cuatro puntos cardinales.


El número doce es empleado veintiuna veces en este libro y siete veces en este capítulo.<br />

Se compren<strong>de</strong> comúnmente como <strong>de</strong>notando el gobierno o la administración.<br />

21:14 Los doce fundamentos <strong>de</strong> los muros llevaban los nombres <strong>de</strong> los doce<br />

apóstoles <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro. Esto pue<strong>de</strong> referirse al hecho <strong>de</strong> que ellos echaron el fundamento<br />

<strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> por lo que enseñaron acerca <strong>de</strong> Cristo (Ef. 2:20).<br />

21:15–16 Con una vara <strong>de</strong> medir <strong>de</strong> oro el ángel <strong>de</strong>terminó que la ciudad medía doce<br />

mil estadios (entre 2 200 y 2 400 kilómetros) <strong>de</strong> longitud, altura y anchura. Tanto si<br />

tiene forma <strong>de</strong> cubo como <strong>de</strong> pirámi<strong>de</strong>, se extendía mucho más allá <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>l<br />

restaurado Israel.<br />

21:17 El muro tenía un grosor <strong>de</strong> ciento cuarenta y cuatro codos. La expresión <strong>de</strong><br />

medida <strong>de</strong> hombre, la cual es <strong>de</strong> ángel significa que el ángel <strong>de</strong> los versículos 9 y 15<br />

empleó unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> medida empleadas por los hombres.<br />

21:18 Aunque nos cuesta visualizar la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l muro, que era <strong>de</strong> jaspe, y <strong>de</strong> la<br />

ciudad, que era <strong>de</strong> oro puro, está <strong>de</strong>signada para suscitar una imagen <strong>de</strong> magnificencia y<br />

<strong>de</strong> brillantez. En esto, consigue su objetivo.<br />

21:19–20 Los doce cimientos estaban adornados con doce piedras preciosas, similares<br />

a las que tenía en el pectoral el sumo sacerdote que representaba a las doce tribus <strong>de</strong> Israel.<br />

No es posible i<strong>de</strong>ntificar todas las joyas con precisión ni <strong>de</strong>terminar su significado<br />

espiritual.<br />

21:21 Las doce puertas son doce perlas, un recordatorio <strong>de</strong> que la <strong>iglesia</strong> es la perla<br />

<strong>de</strong> gran precio por la que el Señor vendió todo lo que tenía. (Mt. 13:45, 46).<br />

La calle <strong>de</strong> la ciudad era <strong>de</strong> oro puro, como cristal transparente, lo que habla <strong>de</strong><br />

una gloria inmaculada.<br />

21:22–23 Ciertas cosas están ausentes <strong>de</strong> la ciudad. No es necesario ningún santuario,<br />

porque el Señor Dios Todopo<strong>de</strong>roso es el santuario <strong>de</strong> ella, y también el Cor<strong>de</strong>ro. No<br />

hay sol ni luna porque la gloria <strong>de</strong> Dios la ilumina, y el Cor<strong>de</strong>ro es su lumbrera.<br />

21:24 Las naciones gentiles gozarán <strong>de</strong> su hermosura, y los reyes <strong>de</strong> la tierra acudirán<br />

a ella con sus tributos al Señor.<br />

21:25 No hay puertas cerradas porque hay una perfecta seguridad y libertad <strong>de</strong> acceso.<br />

Allí no habrá noche; es una tierra <strong>de</strong> un día perenne.<br />

21:26 Como se ha mencionado, la riqueza <strong>de</strong> las naciones fluirá a la ciudad, toda la<br />

gloria y el honor <strong>de</strong> ellas.<br />

21:27 Nada impuro entrará jamás allá, sino solamente los que están inscritos en el<br />

libro <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro.<br />

22:1–2 Un río limpio <strong>de</strong> agua <strong>de</strong> vida mana <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro a través<br />

<strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong> la ciudad. A uno y otro lado <strong>de</strong>l río crece el árbol <strong>de</strong> la vida<br />

con sus doce clases <strong>de</strong> frutos, que ya no están prohibidos. Esto sugiere la incesante<br />

provisión <strong>de</strong> Dios para cada estación. Las hojas <strong>de</strong>l árbol son para sanidad <strong>de</strong> las<br />

naciones: eso es una manera figurada <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que gozarán <strong>de</strong> perpetua salud.<br />

22:3–5 A. T. Pierson recapitula <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />

«Y no habrá más maldición», perfecta impecabilidad;<br />

«y el trono <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro estará en ella», perfecto gobierno;<br />

«y Sus siervos le servirán», perfecta comunión;<br />

«y Su nombre estará en sus frentes», perfecto parecido;<br />

«no habrá allí más noche», perfecta bienaventuranza;<br />

«y reinarán por los siglos <strong>de</strong> los siglos», perfecta gloria.


O. Advertencias, consolaciones, invitaciones y bendiciones finales (22:6–<br />

21)<br />

22:6 El ángel intérprete recuerda <strong>de</strong> nuevo a Juan la fiabilidad <strong>de</strong> todo lo que le ha<br />

revelado. El Señor… Dios… ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos el<br />

panorama <strong>de</strong> los acontecimientos que <strong>de</strong>ben suce<strong>de</strong>r pronto.<br />

22:7 El punto culminante será el glorioso Advenimiento <strong>de</strong>l Salvador. Él nos asegura<br />

que volverá pronto. Esto pue<strong>de</strong> significar tanto pronto como repentinamente, pero se<br />

prefiere pronto. Se da una bendición especial implícita a todo aquel que guarda las<br />

palabras <strong>de</strong> esta profecía. Po<strong>de</strong>mos hacerlo viviendo en la esperanza <strong>de</strong> Su Venida.<br />

22:8–9 Cuando Juan… oyó y vio estas cosas, se postró para adorar a los pies <strong>de</strong>l<br />

ángel, pero se le prohibió hacerlo. El ángel era sólo un ser creado: sólo Dios <strong>de</strong>bía ser<br />

adorado.<br />

22:10 Juan no <strong>de</strong>bía sellar la profecía, porque el tiempo <strong>de</strong>l cumplimiento estaba<br />

cercano. Aquí, sellar significa posponer la revelación.<br />

22:11 Cuando llegue el tiempo <strong>de</strong>l cumplimiento, el injusto quedará fijado en su<br />

contumacia. El inmundo no tendrá ya más oportunidad <strong>de</strong> cambio cuando el Señor regrese<br />

a la tierra. Pero el que sea justo seguirá viviendo con justicia, y el santo viviendo en<br />

santidad.<br />

22:12–13 De nuevo el Señor anuncia Su pronta Venida, esta vez con la promesa <strong>de</strong><br />

galardón… para recompensar a cada uno según sea su obra. Una vez más, se i<strong>de</strong>ntifica<br />

como el Alfa y la Omega. El Mismo que creó todas las cosas cerrará las cortinas sobre el<br />

escenario <strong>de</strong>l tiempo.<br />

22:14 Este versículo pue<strong>de</strong> leer: «Bienaventurados los que guardan sus<br />

mandamientos» (Reina, 1569), o, «Bienaventurados los que lavan sus ropas» (RVR77).<br />

Ninguna <strong>de</strong> ambas lecturas enseña la salvación por las obras sino las obras como el fruto y<br />

prueba <strong>de</strong> la salvación. Sólo los verda<strong>de</strong>ros creyentes tienen acceso al árbol <strong>de</strong> la vida y a<br />

la ciudad eterna.<br />

22:15 Para siempre estarán excluidos <strong>de</strong>l cielo los perros, y los hechiceros, los<br />

fornicarios, los homicidas, los idólatras y los mentirosos. Los perros pue<strong>de</strong>n ser aquí una<br />

referencia a los varones que se prostituyen (Dt. 23:18), a los gentiles inmundos (Mt. 15:26)<br />

o a los judaizantes (Fil. 3:2).<br />

22:16 El Señor ha enviado a Su ángel con este mensaje concreto a las <strong>iglesia</strong>s. Se<br />

<strong>de</strong>signa a Sí mismo como la raíz y el linaje <strong>de</strong> David. En cuanto a Su <strong>de</strong>idad, Él es el<br />

Creador <strong>de</strong> David; en cuanto a Su humanidad, es el Descendiente <strong>de</strong> David. La estrella<br />

resplan<strong>de</strong>ciente <strong>de</strong> la mañana aparece en el cielo antes que se levante el sol. Cristo vendrá<br />

primero a buscar a la <strong>iglesia</strong> como aquella estrella resplan<strong>de</strong>ciente <strong>de</strong> la mañana, esto es,<br />

en el Arrebatamiento. Más a<strong>de</strong>lante vendrá a la tierra como el Sol <strong>de</strong> Justicia con salvación<br />

en Sus alas (Mal. 4:2).<br />

22:17 Hay dos maneras diferentes <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r este versículo. Primero, pue<strong>de</strong><br />

enten<strong>de</strong>rse como un llamamiento evangelístico <strong>de</strong> principio a fin, con el Espíritu y la<br />

Esposa y el que oye apremiando a todo sediento a que venga a Cristo para salvación. O<br />

pue<strong>de</strong> que los dos primeros usos <strong>de</strong> la palabra ven sean oraciones a Cristo para que venga,<br />

seguidas por dos invitaciones a los perdidos para que vengan a Él a por el agua <strong>de</strong> vida (la<br />

salvación), y que <strong>de</strong> esta manera que<strong>de</strong>n preparados para Su regreso.


22:18–19 Si alguien aña<strong>de</strong> a las cosas escritas en este libro <strong>de</strong> Apocalipsis, sufrirá las<br />

plagas que están <strong>de</strong>scritas en el mismo. Por cuanto los temas <strong>de</strong> este libro están entretejidos<br />

por toda la Biblia, este versículo con<strong>de</strong>na, <strong>de</strong> manera efectiva, toda manipulación <strong>de</strong> la<br />

palabra <strong>de</strong> Dios. Un juicio similar se pronuncia sobre todo aquel que quita <strong>de</strong> las<br />

palabras <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> esta profecía. Esto no se aplica a diferencias menores <strong>de</strong><br />

interpretación, sino al ataque directo sobre la inspiración e integridad <strong>de</strong> la Biblia. La pena<br />

es la perdición eterna. Dios quitará su parte <strong>de</strong>l árbol <strong>de</strong> la vida (BAS). Esto significa<br />

que el tal nunca participará <strong>de</strong> las bendiciones <strong>de</strong> los que poseen la vida eterna.<br />

22:20 Apocalipsis concluye con una promesa y una bendición. La promesa es que el<br />

Señor Jesús viene en breve. Como se ha mencionado antes, esto pue<strong>de</strong> significar dos cosas<br />

pronto o repentinamente. La esperanza <strong>de</strong> un regreso repentino no suscitaría la misma<br />

anticipación o vigilancia como la esperanza <strong>de</strong> un pronto regreso. Cada persona redimida<br />

respon<strong>de</strong> a la esperanza bienaventurada así: «Amén; sí, ven, Señor Jesús».<br />

Así como Génesis es el libro <strong>de</strong> los comienzos, Apocalipsis es el libro <strong>de</strong> la<br />

consumación. Los temas introducidos en el primer libro son llevados a su resolución en el<br />

último. Veamos lo siguiente:<br />

GÉNESIS APOCALIPSIS<br />

Creación <strong>de</strong> los cielos y y <strong>de</strong> la tierra<br />

(Gn 1:1).<br />

Comienzo <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> Satanás sobre<br />

la tierra (Gn. 3:1–7).<br />

Destrucción <strong>de</strong> los cielos y <strong>de</strong> la tierra (Ap.<br />

20:11b).<br />

Creación <strong>de</strong> los nuevos cielos y <strong>de</strong> la nue va<br />

tierra (Ap. 21:1).<br />

Satanás echado en el Lago <strong>de</strong> Fuego (Ap.<br />

20:10)<br />

Entrada <strong>de</strong>l pecado (Gn. 3:1–7). Exclusión <strong>de</strong>l pecado (Ap. 21:27).<br />

Pronunciamiento <strong>de</strong> la maldición sobre<br />

la creación (Gn. 3:17–19).<br />

Pérdida <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho al árbol <strong>de</strong> vida (Gn.<br />

3:24b) (Gn. 3:24b)<br />

Expulsión <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong>l Huerto <strong>de</strong>l<br />

Edén (Gn. 3:24a).<br />

La entrada <strong>de</strong> la muerte en el mundo<br />

(Gn. 2:17; 5:5)<br />

Eliminación <strong>de</strong> la maldición (Ap. 22:3).<br />

Restauración <strong>de</strong>fvl acceso al acceso al árbol<br />

<strong>de</strong> la vida (Ap. 22:2, 19, margen)<br />

Bienvenida <strong>de</strong>l hombre al Paraíso (Ap. 22:1–<br />

7)<br />

Eliminación sempiterna <strong>de</strong> la muerte (Ap.<br />

21:4)<br />

Boda <strong>de</strong>l primer Adán (Gn. 4:1). Boda <strong>de</strong>l último Adán (Ap. 19:7).<br />

El dolor llega a la humanidad (Gn. 3:16). Eliminación <strong>de</strong>l dolor (Ap. 21:4).<br />

22:21 Y ahora llegamos a la final bendición <strong>de</strong> este maravilloso libro <strong>de</strong> la Revelación<br />

(el significado <strong>de</strong> Apocalipsis), y <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios. Es un final pacífico para un libro<br />

repleto <strong>de</strong> los truenos <strong>de</strong>l juicio divino.


Juan <strong>de</strong>sea que la gracia <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo sea con el pueblo <strong>de</strong> Dios. Hay<br />

tres interesantes variantes en los manuscritos en este pasaje.<br />

1. En el texto crítico (NU), Juan <strong>de</strong>sea la gracia <strong>de</strong> Cristo sobre todos —lo que<br />

difícilmente concuerda con el tema <strong>de</strong> Apocalipsis <strong>de</strong> una inminente ira sobre la mayoría.<br />

2. La lectura tradicional es mejor (TR, RV, RVR, RVR77). La gracia <strong>de</strong> Cristo se <strong>de</strong>sea<br />

sobre «todos vosotros» —muchos <strong>de</strong> los oyentes y lectores <strong>de</strong>l libro serán verda<strong>de</strong>ros<br />

creyentes.<br />

3. La mejor lectura a la luz <strong>de</strong> los acusados contrastes entre santos y pecadores en este<br />

libro se halla en el Texto Mayoritario y en la V.M. (y en el margen <strong>de</strong> la BAS): La gracia<br />

<strong>de</strong>l Señor Jesús sea con todos los santos. Amén.<br />

Bibliografía<br />

Criswell, Wallie Amos. Exposition of Sermons on Revelation. Grand Rapids: Zon<strong>de</strong>rvan<br />

Publishing House, 1962.<br />

Dennett, E. «The Seven Churches», The Serious Christian, Vol. XI. Charlotte, N.C.: Books<br />

for Christians, s.f.<br />

Gaebelein, Arno C. The Revelation. New York: Publication Office «Our Hope», 1915.<br />

Grant, F. W. The Revelation of Christ. New York: Loizeaux Brothers, s.f.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Lectures on the Revelation. New York: Loizeaux Brothers, 1919.<br />

Kelly, William. Lectures on the Book of Revelation, New Edition. Londres: G. Morrish, s.f.<br />

Lenski, R. C. H. The Interpretation of St. John’s Revelation. Minneapolis: Augsburg, 1943.<br />

McConkey, James H. The Book of Revelation: A Series of Outline Studies in the<br />

Apocalypse. Pittsburgh: Silver Publishing Co., 1921.<br />

Morgan, G. Campbell. The Letters of our Lord. Westwood, N.J.: Fleming H. Revell Co.,<br />

s.f.<br />

Morris, Leon. The Revelation of Jesus Christ (TBC). Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Co., 1969.<br />

Mounce, Robert H. The Book of Revelation (NIC). Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Co., 1977.<br />

Ryrie, Charles Caldwell. Revelation. Chicago: Moody Press, 1968.<br />

Scott, Walter. Exposition of the Revelation of Jesus Christ. Londres: Pickering & Inglis<br />

Ltd., s.f.<br />

Smith, Hamilton. The Revelation: An Expository Outline. Addison, IL: Bible Truth<br />

Publishers, s.f.<br />

Stanley, Charles. The Revelation of Jesus Christ. New York: Loizeaux Brothers Publishers,<br />

s.f.<br />

Swete, Henry Barclay. The Apocalypse of St. John. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans<br />

Publishing Company, s.f.<br />

Tenney, Merrill C. Interpreting Revelation. Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing<br />

Co., 1957.<br />

Trench, Richard Chevenix. Commentary on the Epistles to the Seven Churches in Asia.<br />

Minneapolis: Klock and Klock Christian Publishers, 1978.<br />

Walvoord, J. F. The Revelation of Jesus Christ. Chicago: Moody Press, 1966.<br />

Barclay, W. Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 16: Apocalipsis I. CLIE, Terrassa.


——— Comentario al <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>. Vol. 17: Apocalipsis II. CLIE, Terrassa.<br />

Barchuck, I. Explicación <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Brigham, K. Apocalipsis hecho fácil. CLIE, Terrasssa.<br />

Carroll, B. H. Comentario Carroll. Vol. 12 Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Darby, J. N. Estudios sobre libro <strong>de</strong> Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Gaebelein, A. El libro <strong>de</strong> Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Henry, M. Comentario Matthew Henry, Vol. 13, Stg/Ap. CLIE, Terrassa.<br />

Ironsi<strong>de</strong>, H. A. Estudios Ironsi<strong>de</strong> 30: Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Lacueva, F. Apocalipsis. Los eventos <strong>de</strong>l porvenir según el texto bíblico. CLIE, Terrassa.<br />

Lear, G. Discursos sobre el libro <strong>de</strong> Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

McCheyne, M. Las siete <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong> Asia. CLIE, Terrassa.<br />

Miller, L. La ira <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Morgan, G. C. Mensaje <strong>de</strong> Apocalipsis a las <strong>iglesia</strong>s <strong>de</strong>l siglo XX. CLIE, Terrassa.<br />

Murraym M. Ch. Siete Iglesias <strong>de</strong> Asia. CLIE, Terrassa.<br />

Roman, F. El Apocalipsis al <strong>de</strong>scubierto. CLIE, Terrassa.<br />

Sánchez, J. Comentario histórico y doctrinal <strong>de</strong>l Apocalipsis. CLIE, Terrassa.<br />

Silva, K. Apocalipsis, la revelación <strong>de</strong> Jesucristo. CLIE, Terrassa.<br />

Scokczek, L. C. El Apocalipsis al día. CLIE, Terrassa.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!