Las particularidades de la deontología en el periodismo digital

Las particularidades de la deontología en el periodismo digital
1. Introducción
Hoy la reflexión ética es sustituida por la astucia
práctica, el pragmatismo y la casuística legalista.
Niceto Blázquez
Las teorías éticas convencionales están divididas en deontológicas (basadas en
elecciones orientadas por el deber y utilitaristas (determinadas por elecciones
condicionadas por las consecuencias) 1 . Como en las dos vertientes la deontología es
mucho más un conjunto de prescripciones a seguir quer para cumplir con obligaciones
morales o con orientaciones para sacar el máximo provecho de las acciones, la práctica
funciona como un lugar para refrendar exigencias externas al campo profesional. Delante
de la falta de parámetros adecuados para el desarrollo de una práctica responsable, al
periodista en funciones cabe rezar por la cartilla de los códigos de ética profesionales o
sucumbir a la política del mercado libre de cualesquiera compromisos deontológicos.
Con la emergencia del periodismo digital cambia de forma significativa tanto el
sistema de producción de noticias en las sociedades contemporáneas, cuanto las relaciones
entre todos los actores involucrados en las diversas etapas del trabajo periodístico. El
espacio descentralizado de las redes de producción y circulación de noticias torna difícil la

imposición de patrones deontológicos apriorísticos a todos los miembros de una
comunidad establecida alrededor de una determinada publicación periodística. Con
trayectorias profesionales distintas, los diferentes actores sociales articulados como
productores de contenidos de un mismo medio son más proclives a negociar de forma
consensuada las reglas comunes de conducta.
La consolidación del periodismo en las redes digitales supone el reconocimiento de
la necesidad de una ruptura con las teorías éticas convencionales para formular de forma
consensuada una deontología compatible con la práctica profesional de los periodistas.
En nuestra ponencia pretendemos discutir el desfasaje entre los abordajes tradicionales de
la ética periodística y la realidad de la práctica profesional en esta nueva modalidad de
periodismo y señalar los riesgos para el perfeccionamiento profesional de la ausencia de
normas deontológicas adaptadas a la estructura del entorno de las redes y del reparto del
poder entre los diferentes actores sociales en el ciberespacio.
2. De la ética como deber a la deontología como parámetro
En los estudios clásicos de nuestro campo comúnmente la ética aparece como
sinónimo de la deontología 2 . Es una equivocación. Como campo de análisis sobre la
moralidad de la conducta humana la ética difiere de la deontología que trata del conjunto
de orientaciones que el profesional sigue para cumplir a buen término con su trabajo. La
confusión epistemológica dificulta el perfeccionamiento del periodismo por dos sencillas
razones: 1) De todas las áreas de investigación del campo la ética periodística es uno de
los menos desarrollados y 2) la deontología queda atrapada a los límites de los
1 Véase HAMELINK, Cees. The Ethics of Cyberspace. London. Sage. 2000, pp. 2-3.
2 Véase CORNU, Daniel. Journalisme et verité. Pour une éthique de l’information. Ginebra. Labor et Fides. 1993. pp. 44.

mandamientos - perdonen pero no es un juego infame de palabras – de los códigos de
ética 3 .
Para muchos investigadores incluso la defensa de la especificidad de una ética
periodística es una lucha ingloria: la ética es una y no existirían especificidades en la ética
para los periodistas. La principal consecuencia de este modelo epistemológico es un
retraso inmenso en la creación de categorías de análisis capaces desvelar las
particularidades de la práctica profesional de los periodistas y la dependencia de los
códigos para definir parámetros adecuados para el buen ejercicio de la profesión. La
paradoja es que con la reducción de la deontología a los códigos de ética, la práctica que
podría representar un rico espacio para reflexionar sobre las particularidades de la
moralidad de la conducta de los periodistas, pierde interés como objeto de investigación
porque la práctica sólo tiene la función de reflejar las normas inmutables de los códigos.
El resultado de la poca atención dada al desarrollo de una deontología periodística es
conocido de nosotros: los códigos de ética son una especie de letra muerta puestos en
exposición en las paredes de las redacciones, olvidados por casi todos y desconsiderados
por muchos debido a la irrealidad de los mandamientos profesados.
Lo interesante es que al menos desde los comienzos del siglo XIX, cuando de la
consolidación del periodismo como práctica profesional, para teóricos como Jeremy
Bentham 4 , el desarrollo de una deontología que fuera capaz de atender a las necesidades
humanas de felicidad individual y funcionamiento justo de la sociedad tendría que superar
3 Código, Del latín ‘codex’, es un cuerpo de leyes y normas lógicamente estructurado. Los “códigos deontólógicos del periodismo” son
el conjunto de principios, normas y preceptos concretos expuestos de forma lógica y sistematizada por iniciativa de los propios
profesionales para orientar de la forma más correcta posible su trabajo profesional. Véase BLÁZQUES, Niceto. La nueva ética en los
medios de comunicación. Madrid. Biblioteca de Autores Cristianos. 2002, pp. 132.
4 BENTHAM, Jeremy. Deontology – Together with a Table of the spring of action and article on utilitarism in The Collected Work of
Jeremy Bentham, GOLDWORTH, Ammon (ed.), Oxford University Press, London, 1984. pp. 121-122. Escrito entre el periodo que va
de 1813 a 1829 y publicado por primera vez en 1834 el libro de Bentham permanece casi desconocido entre los estudiosos del
periodismo. Jurista famoso Benthan es mucho más conocido por el trabajo clásico Panopticon, popularizado con la obra de Michel
Foucault.

la noción de los tratadistas clásicos de que la conducta ética dependía del sacrifico
individual en nombre de creaciones ficticias ordenadas en los códigos o libros de
moralidad. En la crítica a tratadistas como Aristóteles o de la filosofía moral del
cristianismo, Bentham 5 sostenía que una posición ética puede ser conquistada sin la
exigencia de sacrificios individuales para acatar las normas establecidas, alertando que
solo dos razones pueden justificar tal modelo: 1) Un tenebroso sistema teológico y 2) Un
mal disfrazado egoísmo personal por detrás de la aparente pureza.
Como por el modelo deontógico de Bentham cuanto mayor él sacrificio individual
tanto menor es la felicidad personal lo que cabe es saber en que casos, por que medios e en
que cantidad la felicidad puede ser obtenida sin sacrificios. Solo cuando es imposible
conquistar la felicidad gratis es que se debería investigar como obtener la mayor cantidad
de felicidad personal y colectiva con la menor cantidad de sacrificios. Para Bentham
ningún acto puede ser definido como virtuoso excepto cuando conduzca al aumento de la
felicidad individual o de otros. La tipología de los actos individuales depende si la
felicidad que provoca es personal o de otros. Si es personal tratase de un acto de
prudencia, mientras que si es de otros estamos delante de un acto de benevolencia 6 .
La gran ventaja de una deontología como la propuesta por Bentham es que por
condicionar el tipo de conducta a las consecuencias del acto supera el modelo de matriz
teológica de los códigos de ética en que el periodista debe siempre reaccionar del mismo
modo delante de circunstancias distintas. Como las normas y principios deontológicos son
muy vagos los códigos de ética son poco útiles para enfrentar con hesito a la variedad de
situaciones con que el periodista se confronta en el ejercicio profesional. Para los críticos
5 Idem. pp. 122.
6 Idem. pp. 122.

de la deontología utilitarista, como es el caso de Hamelink 7 , mismo atractivo porque
considera con seriedad las consecuencias de las elecciones morales, el modelo de Bentham
falla porque en la mayor parte del tiempo es imposible saber con antelación las
consecuencias de los actos sociales.
En la práctica profesional, señala Hamelink, las tomadas de decisión seguidamente
aparecen justificadas como las más identificadas con el bien común. Lo que pasa es que el
sugerido consenso sobre lo que es el bien común, es muy evasivo porque posibilita
múltiples interpretaciones. “En todas las sociedades las opiniones sobre lo que constituye
el bien común son divididas. El bien común en la actualidad llega a confundirse con los
intereses de los grupos sociales más poderosos y raras veces coincide con las necesidades
de los menos poderosos” 8 . Mismo con limitaciones para proveer soluciones inequívocas
para dilemas morales en la vida real, la deontología utilitarista nos interesa porque, como
veremos en el apartado 3, ofrece muchos elementos para la constitución de una
deontología periodística más flexible mas allá de los códigos de ética profesionales y que
pueda colaborar para perfeccionar la práctica del periodismo.
La discusión científica sobre las especificidades de la ética periodística, como
acentúa Saxer, adolece de falta de claridad, como las cuestiones del periodismo en general.
En un juicio implacable de los periodistas, para Saxer, la oscuridad de la ética periodística
es una consecuencia de la falta de voluntad ética de los propios profesionales. La debilidad
teórica de la ética periodística se debería a la imprecisión del concepto de publicidad, a
falta de atención a una ética de la actuación suprapersonal y una concepción ética
anticuada. Para que pudiera dictar reglas morales a los profesionales, Saxer sostiene que la
7 HAMELINK, Cees. Op. cit. pp. 5
8 Idem. pp. 05.

ética periodística tendría que distinguir y clasificar sujetos, roles, organizaciones y
instituciones, así como tener en cuenta las posibles y reales discrepancias entre valores y
normas. “Una ética sólo estaría fundamentada, añade Blázquez, cuando muestra su
relación con un sistema determinado, como marco indispensable y orientación hacia una
meta determinada. Requisitos que no tienen lugar en la ética periodística como tal y como
se presenta hoy en los códigos y en las declaraciones de principios de las asociaciones.” 9
Más comprensible que Saxer, Blázquez culpa el sistema de formación por la má
voluntad ética de los periodistas. “Muchos de los periodistas actuales se han educado en el
“operacionismo”y no en la reflexión. Lo suyo es describir y acumular datos más que
reflexionar y digerirlos mentalmente. El impacto operacionista y de la posmodernidad es
muy fuerte en las nuevas generaciones de periodistas...” 10 La falta de conciencia ética en
los periodistas, subraya Blázquez, favorece la presión externa sobre la profesión, con la
multiplicación de la jurisprudencia. “Las reglas externas se imponen a los imperativos de
la conciencia profesional. La ética es sustituida por el derecho positivo, por general
desvinculado de los principios éticos y basado solo en la suma de opiniones y en el
consenso de las mayorías (...) El periodista no es bueno porque informa bien, sino porque
cumple las leyes que le son impuestas desde fuera” 11 .
El actual proceso de evolución cultural promocionado por las redes digitales por
que pasan las sociedades complejas sólo aumenta la crisis de las normas deontológicas
convencionales. Las molestias causadas por la intervención de personajes como Matt
Drudge son el resultado de la aparición de unos hábitos y creencias de comportamientos
antes poco comunes entre los periodistas profesionales. Para los estudiosos de la
9
BLÁZQUEZ, Niceto. Op. cit. pp. 71-72.
10
Idem. pp. 69.
11
Idem. pp. 69-70.

deontología periodística no importa tanto que se consideren unos valores “buenos” y otros
“malos” cuanto haber notado que han surgido valores nuevos frente a otros viejos. Cada
cambio en la tecnología y en el sistema de conocimiento representa, como señala
Bilbeny 12 , la sustitución de una deontología por otras. “La moral platónico-cristiana ya no
sirve para la época de la revolución industrial, lo mismo que la kantiano-utilitarista resulta
demasiado estrecha para nuestro tiempo de revolución cognitiva” 13 .
Lo que pasa con el periodismo digital es que la revolución cognitiva de nuestra
época empieza a cambiar los valores tradicionales de la profesión y puso en crisis las
normas básicas de los códigos de ética periodística. En una fase de transitoriedad moral
como la nuestra los antiguos deberes prescritos en los códigos no son suficientes para las
tomadas de posición de los profesionales y tampoco hay nuevos parámetros deontológicos
para encuadrar las particularidades de la práctica y de los roles de los productores de
contenidos periodísticos en las redes digitales. Como la mentalidad emergente es muy
distinta términos como “norma”y “obligación”, “moral”y “deber”, al decir de Bilbeny, no
pueden ser comprendidos como lo fueron en épocas de hábitos y creencias más estables.
“Su sentido no es claro y el de sus recambios o sucedáneos no logra hacer pie en la
realidad. Los “valores” están ahí, pero las normas que tendrían que recogerlos parecen
llegar cada vez más tarde que los hechos y con menos probabilidades de ganarles la
delantera.” 14
3. El reparto del poder entre los actores sociales en las redes
Como la arquitectura de los medios refleja las relaciones de poder en una
determinada sociedad, el modelo de constitución de los sistemas de circulación de noticias
12
Vease BILBENY, Norbert. La revolución en la ética. Hábitos y creencias en la sociedad digital. Barcelona. Anagrama. 1997. pp. 42.
13
Idem. pp. 42.
14
Idem. pp. 41.

es variable y, dependiendo del juego de las fuerzas involucradas, puede asumir
conformaciones simétricas o asimétricas. 15 En contra de lo que se suele decir no es la
tecnología la que determina la estructura de los sistemas de circulación, sino que los tipos
de gestión de los medios o de relación entre los periodistas y los usuarios son los que
imponen un cierto tipo de sistema de circulación de noticias en detrimento de otras
alternativas. Es en los períodos de ascenso de una nueva tecnología que sale a la luz el
carácter convencional y precario de las normas deontológicas asentadas por el sistema
antes hegemónico.
El periodismo en la forma de publicaciones destinadas a audiencias masivas, si
bien que pudiera adoptar formatos más interactivos con los miembros del público, supone
la distribución lineal de las noticias por medios centralizados para colectividades de
oyentes o televidentes. Como la habilidad para controlar el flujo reposa totalmente en los
periodistas, el resultado es una asimetría en el reparto del poder social en los actuales
sistemas de circulación de las noticias. La propia imparcialidad en el contenido de las
publicaciones, uno de los componentes claves de la objetividad periodística, como
acentuado por Newhagen y Levy, se presenta como una traba al periodismo por causa de
que la sociedad percibe la desigualdad de poderes entre los periodistas y las personas
legas. 16
Si bien es cierto que la objetividad periodística cumple, por una parte, una función
deontológica, poniendo los parámetros para la producción de los medios, y, por otra, una
función ontológica, ya que establece los fundamentos para el periodismo como un método
15 Véase NEWHAGEN, John y LEVY, Mark R. The future of journalism in a distributed communication arquitecture en The
Electronic Grapavine. Rumor, reputation, and Reporting in the New On-line Environment. BORDEN, Diane and HARVEY,
Kerric (eds.). New Jersey. Lawrence Erlbaum Associates 1988, . pp. 09.
16 Idem. pp. 09

de interpretación del presente social, el actual modelo de producción centralizada de la
noticia pone en relieve la objetividad como un ritual estratégico. 17 El reto del periodismo
en las redes, pues, consiste en reestructurar el sistema de producción para que la
objetividad reasuma de pleno sus funciones deontógicas. Con un entorno que promocione
la integración productiva de las personas, la objetividad cesa de operar como una especie
de escudo de los periodistas para constituirse en una instancia que baliza el continuo
consenso entre los usuarios del sistema. Los complejos sistemas de producción masiva de
noticias han sido estructurados de una manera que requieren al mismo tiempo, por una
parte, una gran especialización y diferenciación, y, por otra, que el proceso de circulación
de la noticia fuera concebido como un sistema de distribución de datos previamente
manufacturados. El reparto del poder social se manifiesta en el grado de control que cada
instancia tiene sobre el material bruto.
En la cadena productiva la diferenciación se da por una doble división de
funciones. En el nivel interno entre los periodistas divididos entre reporteros, redactores o
editores – una diferenciación que se flexibiliza en la Red, mientras que en el nivel externo
por la demarcación de las fronteras entre los productores y los consumidores de noticias.
Como el lector, el televidente, el oyente y, en muchos casos, el usuario de las redes, como
veremos adelante, recibe sólo una diluida dosis de los datos concentrados en la forma de
noticias publicadas, emitidas o puestas en línea, en la era de los medios masivos e incluso
de cierto tipo de personalización, de un modo distinto que en los primeros tiempos de la
imprenta, se ha ampliado la distancia social entre los productores y los consumidores de
17
TUCHMAN, Gaye. 1972, “Objectivity as strategic ritual: an examination of newsmen’s notions objectivity,” en American
Journal of Sociology 77: 660-79.

mensajes. Con el desarrollo de los medios masivos el control de calidad de la producción
en el periodismo reforzó a la función del público como una audiencia y asumió largamente
la forma de especialización de los profesionales aparejada con un aumento de la
complejidad del sistema periodístico como un todo.
Las agencias de noticias, para poner un ejemplo dado por la continua expansión de
las redes de distribución, como vendedoras de noticias al por mayor, hicieron de los
periódicos consumidores de noticias. En la lógica de las relaciones entre los integrantes de
los sistemas mundiales de distribución de noticias lo que menos cuenta es el aumento de la
participación de los usuarios en la producción de los contenidos. Acostumbradas a una
relación asimétrica en el control del trafico de noticias para las agencias ha sido difícil
tolerar los circuitos directos de trueque y su pleno desarrollo puede incluso significar la
desaparición de algunas redes regionales de intercambio. 18
En gran parte es el predominio de modelos verticales de producción de la noticia
donde el lenguaje de los medios se presenta como un sucesivo conjunto de mecanismos de
control que induce a que se postule que los sistemas de circulación de noticias con
múltiples emisores son incompatibles con la naturaleza del discurso electrónico. La
interacción en sus diversos formatos contemporáneos y más aún en los soportes numéricos
puede asimilar sin traumas un reparto del control discursivo entre los participantes porque
es discutible que el cierre es una de las características de la escritura incorporadas por la
tecnología electrónica para superar las limitaciones del discurso oral. 19
Si es cierto que la escritura potencia la apertura del discurso como lo demuestra la
escritura simultánea en las pantallas de los ordenadores, sólo es posible decir que el
18
Véase HJAVARD, Stig., “The news exchange” en BOYD-BARRET, Oliver and RANTANEN, Terhi. The Globalization of news.
London. Sage. 1998, . pp. 222.

discurso de la radio supone la participación de una voz entre millares de oyentes mudos a
quienes se dirige el enunciado, cuando se asume el control unilateral como un hecho
fundacional del lenguaje del medio. En cambio, si se admite que la reversión discursiva
presente en los programas populares o en las tertulias enriquece el discurso periodístico,
no se puede aceptar que la interacción efectiva que la electrónica proporciona y que podrá
permitir aun más en el futuro se completa con potenciar el oyente como sujeto de la
recepción del enunciado y no exactamente de la enunciación. 20
La dirección del flujo de los datos en las redes de circulación de noticias depende
del continuo ajuste de las relaciones de poder entre los periodistas, las empresas, los
actores políticos o sociales y los ciudadanos que va dibujando un paisaje a la vez que
ubica las funciones a cada uno de los participantes. El modelo de entrega de titulares por
correo electrónico, por poner un ejemplo, que posibilita el envío de mensajes a diferentes
partes y por diferentes rutas pone al desnudo que la concentración de datos es compatible
con la arquitectura de las redes digitales. La producción dispersa de mensajes,
característica de la correspondencia personal, es sólo una de las aplicaciones en un
horizonte de usos múltiples de la herramienta. La adaptación de los cánones o patrones
producidos en conformidad con los medios masivos puede ser real y posible en un lugar
donde, en principio, cualquier participante podría igualmente venir a ser tanto un
productor como un consumidor de mensajes.
De modo que clasificar un sistema a priori de sus relaciones concretas como hábil
para tornar sus miembros verdaderos pares o reivindicar un formato discursivo de modo
metafísico tal vez sea la mejor manera de impedir la edificación de códigos sociales
19 Véase MEDITSCH, Eduardo. O rádio na era da informação. Coimbra. Minerva. 1999. pp. 211-212.
20 Véase LÉVY, Pierre. 1995, Qu´est´ce que le virtuel?, Paris. La Découverte. pp. 37.

capaces de evitar la ampliación de las desigualdades de poder en el periodismo. En las
publicaciones periodísticas la dispersión del reportaje de los datos, con la recogida
tomando lugar en cualquier punto de la Red, y lo que es más importante, la pérdida parcial
por los editores del control de la agenda se vincula más al reparto del poder que a una
imposición de la tecnología. Hace falta rehuir a la trampa tendida por el determinismo
tecnológico que conduce al equívoco de suponer que la compresión de datos no es una
técnica adecuada para reducir la complejidad en una arquitectura paralela y distribuida.
En el periodismo digital la interpretación y la clasificación de los datos como el
control de la cantidad y del contenido de las noticias sobre la Red puede pasar a ser una
preocupación tanto de los periodistas como de los usuarios en vez de una función abrazada
exclusivamente por los profesionales y las empresas periodísticas. La forma más eficiente
para gestionar las relaciones entre empresas, periodistas y usuarios parece implicar un
reparto del poder que redunde en un modelo que tenga la compresión de los datos por los
profesionales como una etapa de un proceso interactivo con los miembros de la red,
incluyendo, como veremos en el próximo capítulo, una colaboración permanente con los
documentalistas.
En los actuales servicios de noticias personalizadas de medios digitales raras veces
los mecanismos empleados son adecuados para promocionar el reemplazo de los modelos
tradicionales por un sistema de circulación compatible con un periodismo descentralizado.
El envío de titulares personalizados por correo electrónico, con noticias actualizadas y
seleccionadas de acuerdo con las preferencias de los usuarios, toma como patrón las redes
de televisión donde un centro emisor distribuye los datos para varios puntos y por lo visto
ni siquiera intuye que a lo mejor para los propósitos de una relación simétrica sea poco
conveniente que el acceso a un gran número de reportajes signifique la supresión de la

capacidad de producir y elegir contenidos a través de la navegación por las páginas de
noticias de la Red. La flexibilización de las relaciones de poder en el periodismo en las
redes supondría percibir la necesidad de estimular el desarrollo de normas profesionales
capaces de incorporar las organizaciones periodísticas, las fuentes y los usuarios,
rompiendo con los límites de una deontología centrada en los periodistas.
3. La deliberación ética como actividad consensual
Como en las sociedades democráticas la libertad de creencias y religión elimina la
posibilidad de una visión única previa a los procesos de deliberación en las distintas
etapas del trabajo de producción periodística, la contingencia de las tomadas de decisión
impone la creación de una deontología más flexible y que incorpore los mecanismos de los
sistemas descentralizados para facilitar la búsqueda de representaciones comunes para
todos los miembros de las redes de circulación de noticias. En una perspectiva dialógica
ninguno de los actores sociales quer sea periodista, fuente o usuario detiene el monopolio
de interpretación sobre la realidad, obligando el sistema a proveerse de salvaguardas para
garantizar que la representación que circula por los medios resulta de un conjunto de
visiones compartidas entre los diversos actores involucrados.
La participación en la actividad dialógica exige que haya una apertura de los
actores sociales para comprender las particularidades de cada miembro de las redes,
sobretodo de los usuarios, desposeídos de una identidad en pié de igualdad con periodistas
o fuentes convencionales. El periodista digital más que confrontarse con los usuarios por
el control del poder a lo largo del proceso de producción de los contenidos debería
aprovechar las potencialidades de los miembros para aumentar la complejidad del sistema
como un todo. “La apertura de espíritu sólo es auténtica cuando supone que cada uno

exprima sus puntos de vista a los demás y acepte la vulnerabilidad de sus posiciones. El
sentido que será elaborado cooperativamente no será personal y obtenido de una
representación previa, sino que será formulado conjuntamente en la situación. Para que
pueda ser apropiado por los miembros de la red, el sentido dialógico debe pasar por la
apertura a la transformación personal.” 21
La deliberación ética compartida supone una concepción de la libertad como
competencia decisional para tomar posiciones frente a determinadas circunstancias. La
decisión deliberada, como señala Legault, sitúa la razón practica en el horizonte de la
libertad responsable más que en el de la sumisión de la libertad a la obligación natural,
legal o religiosa. Con la búsqueda compartida del sentido la teoría de la deliberación ética
rechaza las teorías deontológicas centradas en el individuo, como la utilitarista, de
Bentham, que defendía que “toda persona es no sólo el más apropiado juez, mas el único
más juez em condiciones de juzgar lo que debe hacer delante de desafíos éticos
concretos.” 22
La deliberación ética consensuada implica en la existencia de una posición
intermediaria entre la obligación moral universal y el relativismo moral: la de la
elaboración compartida de una decisión razonable para las circunstancias. El relativismo
individual sostiene que las elecciones en las acciones son gobernadas por la creencias,
valores y deseos de las personas. El relativismo cultural, por su vez, defiende que cada
cultura tiene su propia moral y que es imposible saber si las decisiones tomadas con base
en una cultura son mejores que las otras. Como depende del dialogo entre los participantes
de las redes, la deliberación ética consensuada solo aparece después da la presentación de
21
LEGAULT, Georges. Professionnalisme et delibération éthique. Montreal. Presses de l’ Université du Quebec. 1999. pp. 230.
22
BENTHAM, Jeremy. Op. Cit. pp. 150.

las razones que fundamentan la toma de decisión porque son justo las razones de la acción
que pueden permitir identificar el carácter razonable de la decisión. La toma de decisión
consensuada más que poner fin a los conflictos sobre la validez de las representaciones
publicadas activa la crítica de los miembros de la red a los motivos de las decisiones. En
sistemas descentralizados de producción de contenidos en que la deliberación ética es
compartida, subraya Legault 23 , los motivos de las acciones no son universales, sino
universalizables porque tienen la pretensión de ser aceptados por toda persona que tome
parte en él dialogo.
La deliberación ética consensuada es una especie respuesta de los sistemas de
producción de contenidos periodísticos al aumento de la complejidad de los sistemas
sociales. Para dar cuenta de sus actividades en un mundo cada vez mas diversificado y
ancho las organizaciones periodísticas tienen que reunir una variedad de profesionales y
incorporar los usuarios como productores de contenidos. Mismo descentralizadas las redes
de circulación de noticias son jerarquizadas. En las redes periodísticas el grado de
conocimiento y especialización distribuido entre los miembros es lo que indica la posición
de cada uno en la división social del trabajo dentro del sistema. Como el poder es repartido
de forma desigual entre los participantes del proceso de deliberación ética son necesarios
mecanismos de control para garantizar los abusos a la hora da toma de decisiones.
En las organizaciones periodísticas clásicas los códigos de éticas son mecanismos
sociales para frenar el poder de los profesionales, generando confianza en la sociedad de
que los responsables por la producción de noticias hacen parte de un cuerpo especializado
y que obedecen a un conjunto que normas y prescripciones en el ejercicio de su trabajo. La
23 LEGAULT, George. Op. Cit. pp. 264.

dificultad del periodismo digital es que los roles y las funciones de los miembros de las
redes no están todavía bien definidos y, por lo tanto, es muy difícil establecer mecanismos
capaces reducir el poder de los diversos participantes en los procesos de deliberación ética.
El tipo de relación entre los miembros de la red depende entre otros aspectos de la función
que ocupa, del grado de dependencia en relación a los demás, del nivel de conocimiento,
del tipo de participación y del grado de autonomía personal.
En el libro Professionalisme et delibération éthique Georges Legault defiende que
la deliberación ética apresenta cuatro fases 24 : 1) Tomada de la conciencia de la sistuación;
2) Clarificación de los valores conflictuales de la situación; 3) Tomada de una decisión
ética para la resolución racional del conflicto de valores en la situación y 4) Establecer un
dialogo real con las personas implicadas. Cada fase está subdividida en subetapas: 1) 1.1.
Inventariar los principales elementos de la situación; 1.2. Formular el dilema, 1.3. Resumir
la tomada de decisión espontanea; 1.4 Analisar la situación de las partes y 1.5. Analisar la
situación normativa de la situación; 2) 2.1Identificar las emociones dominantes en la
situación; 2.2. Nombrar los valores agentes en la decisión; 2.3. Identificar el principal
conflicto de valores en la situación. 3) 3.1 Identificar el valor que preside la situación 3.2.
Identifical el argumento principal en la resolución del conflicto de valores y 3.3 Precisar
las modalidades de acción priorizadas en los valores y 4) 4.1 Hacer una reflexión crítica
sobre el carácter universalizable de las razones de la acción y 4.2 Formular y presentar una
argumentación completa para justificar su posición.
Es solo con la consolidación de una deontología adaptada a las características del
ciberespacio que se podrá definir los roles y las funciones de los miembros de las redes
periodísticas. Antes de saberse quien es quien en los sistemas de circulación de noticias es

imposible juzgar cuales son los limites considerados razonables para las acciones de los
participantes. Como la sanción en los procesos de deliberación ética consensuada no es
moral, legal y tampoco religiosa, sino que depende de una exposición argumentativa de los
motivos de la acción es obvio que el buen funcionamiento del sistema queda condicionado
a la existencia de instrumentos para proveer a todos los miembros con el conocimiento y el
derecho de participación para defender sus puntos de vista.
24 Op. Cit. Pp. 271-272.