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<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong><br />
N A C I Ó N<br />
<strong>MINISTERIO</strong><br />
<strong>DE</strong> <strong>CULTURA</strong><br />
Versión preliminar, enero del 2000
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong><br />
N A C I Ó N<br />
<strong>MINISTERIO</strong><br />
<strong>DE</strong> <strong>CULTURA</strong><br />
Versión preliminar, enero del 2000
“Hoy sabemos que las identidades culturales no<br />
son rígidas ni mucho menos inmutables. Son los resultados<br />
siempre transitorios y fugaces de procesos de identificación.<br />
Incluso las identidades aparentemente más sólidas, como la<br />
de mujer, hombre, país africano, país latinoamericano o país<br />
europeo, esconden negociaciones de sentido, juegos de<br />
polisemia, choques de temporalidades en constante proceso<br />
de transformación, responsables en última instancia de la<br />
sucesión de configuraciones hermenéuticas que de una época<br />
a otra le dan cuerpo y vida a tales identidades. Identidades<br />
son, pues, identificaciones en curso”.<br />
Boaventura de Sousa Santos<br />
“Si algo falta hoy, como antes, es un espacio de encuentro y<br />
debate entre esas voces que nos definen como diversos. Porque<br />
no basta con reconocer nuestra diversidad; no basta tampoco<br />
con ungirla de un barniz sagrado. Además de su<br />
reconocimiento, necesitamos construir los puentes para que<br />
esas voces se reconozcan en sus diferencias, en sus tensiones,<br />
en sus conflictos, en sus puntos de identificación. En este<br />
momento, Colombia no es sólo una guerra sino también<br />
diversidad en busca de articulación”.<br />
María Emma Wills Obregón
“Se trata más bien de tomar conciencia de que ninguna<br />
cultura tiene soluciones para todos los problemas vitales y de<br />
que puede aprender de otras, tanto soluciones de las que carece,<br />
como a comprenderse a sí misma. En este sentido, una ética<br />
intercultural no se contenta con asimilar las culturas relegadas<br />
a la triunfante, ni siquiera con la mera coexistencia de las<br />
culturas, sino que invita a un diálogo entre las culturas, de<br />
forma que respeten sus diferencias y vayan dilucidando<br />
conjuntamente qué consideran irrenunciable para construir<br />
desde todas ellas una convivencia más justa y feliz. Habida<br />
cuenta, por otra parte, de que la comprensión de otros que se<br />
logra a través de la convivencia y el diálogo es indispensable<br />
para la autocomprensión”.<br />
Adela Cortina<br />
“En primer lugar, si rechazamos -como debemos- la idea del<br />
carácter nacional como un dado fijo y ascriptivo, es lógico concluir<br />
que la identidad nacional -si existe- es algo fluido, construido<br />
y logrado. Esto podemos tomar por sentado y obvio sin felicitarnos<br />
por haber descubierto el mar mediterráneo, a la manera de ciertos<br />
historiadores que parecen pensar que invocar los conceptos de<br />
‘proceso’, ‘contingencia’ o ‘matiz’ representa una suerte de<br />
revolución newtoniana en la historiografía. Sea lo que sea que<br />
determina la supuesta identidad nacional mexicana, no es un<br />
mecanismo heredado o biológico; al contrario, es un proceso social,<br />
cultural e histórico. Comparable con otros procesos ‘forjadores<br />
de identidad’, que conforman las identidades regionales, locales,<br />
étnicas, ideológicas, religiosas y de género. La identidad nacional<br />
no es sino una identidad entre varias, y muchas veces está<br />
en competencia con ellas”.<br />
Alan Knight
UNA <strong>DE</strong> LAS PRÁCTICAS QUE más ha marcado lo<br />
que somos como país es la exclusión. De hecho,<br />
pareciera ser el eje del libreto común que durante<br />
más de un siglo nos condujo por el camino<br />
de un Estado-Nación centralista, unitario, homogéneo:<br />
la Constitución de 1886.<br />
La práctica de la exclusión, que se perpetúa hasta nuestros<br />
días, profundizándose y asumiendo matices cada vez más crueles<br />
e injustos, se remonta a los orígenes mismos de nuestra historia.<br />
Para algunos, sólo ella podía hacer viable nuestra entrada en la<br />
modernidad, como lo refleja esta frase de Solón Wilches (1870),<br />
un gobernante que animó y justificó el sometimiento de los<br />
pueblos indígenas bajo la consigna del progreso: “El objeto<br />
propuesto por la ley sobre colonización de territorios... es<br />
impulsar la riqueza pública fomentando el cultivo de los<br />
territorios incultos cuyas inmensas riquezas naturales se<br />
encuentran hoy estancadas y reducir las tribus indígenas que en<br />
su estado natural son un estorbo para nuestro progreso”.<br />
Actitudes como la de Wilches estaban fundadas en la<br />
exaltación de lo europeo y lo norteamericano reverenciados en<br />
cuanto modelos de progreso económico, político y social y en<br />
la descalificación de los valores propios y las culturas autóctonas.<br />
Así lo deja ver también Emiro Kastos, uno de los escritores<br />
radicales más interesantes del siglo pasado, quien luego de visitar<br />
una mina del suroeste antioqueño establece la siguiente<br />
comparación entre una comunidad indígena y un grupo de<br />
inmigrantes norteamericanos:<br />
“Además de los monos, que tal vez son unos indios<br />
degenerados, encontré una partida de indios verdaderos<br />
en el corredor de un tambo bailando danzas grotescas...<br />
Los hijos de la selva se habían entregado la noche anterior<br />
a una bebezón de chicha y tenían todavía los cascos alegres.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [9]
[10]<br />
En uno de los rincones estaba un grupo saltando como<br />
diablos al son de un aullido de vihuela rasgada por un<br />
indio machucho”.<br />
“Los inmigrantes a Rioclaro son jóvenes casi todos buenos<br />
mozos, se conoce por sus modales y su trato que<br />
pertenecen en Estados Unidos a lo que en Francia se llama<br />
la bourgeoisie... El jefe y director, Mr. Turner, es uno de<br />
los hombres más vivos y despabilados que conozco, su<br />
cuerpo es todo músculos y nervios, su corazón energía y<br />
su cabeza ambición. Su ancha frente, sus cavilaciones<br />
constantes, revelan un hombre inteligente, su organización<br />
física es de acero... Por la noche leen a Shakespeare, se<br />
embelesan con la bella poesía del inmortal autor de Julieta<br />
y Romeo, de Hamlet y de Otelo”.<br />
* * *<br />
S<br />
I BIEN ESTOS DOS TEXTOS refieren principalmente<br />
la exclusión de lo indígena, ésta es sólo una de<br />
las múltiples formas de exclusión que ocurren a<br />
diario en el país, motivadas por la discriminación<br />
(social, racial, sexual, de género, de edad) a otros grupos humanos<br />
igualmente representativos de la diversidad, por el conflicto<br />
armado, el narcotráfico, la corrupción o la intolerancia, entre<br />
otras causas. En síntesis, la actitud que soporta las palabras de<br />
Wilches o Kastos no difiere de la de quienes hoy, en Colombia,<br />
continúan practicando la exclusión y haciendo de ella el eje<br />
central de su proyecto de poder. Se excluye a quien toma partido<br />
y a quien no lo toma. Tanto en uno como en otro caso, se<br />
encuentran justificaciones para expulsar, desplazar, privar de la<br />
libertad, extorsionar, acallar, masacrar; para amenazar a todo aquel<br />
que piense distinto; para convertir cada municipio, cada<br />
corregimiento, cada caserío, en especies de estancos por los cuales<br />
pareciera ser imposible transitar sin someterse, sin abdicar la<br />
libertad, sin comprometer la vida. Fabio López de la Roche<br />
observaba recientemente, en el contexto de una reunión del<br />
IEPRI y directivos del Museo Nacional de Colombia, la gran<br />
dificultad que tenemos los colombianos para tolerar la diversidad<br />
ideológica y política. En este mismo orden de ideas, Gonzalo<br />
Sánchez Gómez, profesor del Instituto de Estudios Políticos y<br />
Relaciones Internacionales —IEPRI—, declaró, refiriéndose a<br />
la situación de los intelectuales en nuestro país y recordando los<br />
acallamientos ya consumados de Jesús Bejarano, Jaime Garzón y<br />
Darío Betancur, que “Pensar es una actitud de alto riesgo en<br />
Colombia” 1 .<br />
1 Sánchez Gómez, Gonzalo. La situación de los intelectuales en Colombia. UN Periódico. Bogotá,<br />
diciembre 12 de 1999.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
“Tras la etapa de un universalismo homogeneizador, como es<br />
la de la ilustración, empeñada en que hay una sola<br />
civilización, una sola cultura —la de la Europa ilustrada—<br />
y que extenderla es un auténtico deber misionero.<br />
El progreso de la humanidad vendría de la paulatina<br />
desaparición de las culturas no ilustradas, tenidas por fruto<br />
de la ignorancia y la superstición, y del triunfo inexorable<br />
de la razón moderna, extendida urbi et orbe”.<br />
Adela Cortina<br />
LA EXCLUSIÓN HA MARCADO IGUALMENTE el<br />
concepto de cultura en nuestro país. Como bien<br />
lo señalara Jorge Eliécer Ruiz, la cultura “era vista<br />
por las clases dirigentes como un patrimonio<br />
exclusivo de las elites, como el fruto de la holgura económica y<br />
del ocio creador, ocio que solamente estaba al alcance de quienes<br />
habían conseguido cierto alto grado de educación formal, que<br />
iba íntimamente ligado a un ingreso económico también alto” 2 .<br />
“La historia de las desposesiones y exclusiones que han marcado la formación y el desarrollo de los<br />
Estados-Nación en Latinoamérica tiene en la cultura uno de sus ámbitos menos estudiados por las<br />
ciencias sociales. Ha sido a partir de mediados de los años 80s, cuando los llamados “estudios culturales”<br />
han comenzado a investigar las relaciones entre nación y narración, esto es, los relatos fundacionales de<br />
lo nacional. Así como desde las sucesivas constituciones, también desde los “parnasos y museos<br />
fundacionales los letrados pretendieron darle cuerpo de letra a un sentimiento, construir un imaginario<br />
de nación” en el que lo que ha estado en juego es “el discurso de la memoria que se realiza desde el<br />
poder”, un poder que se constituye en “la violencia misma de la representación que configura una<br />
nación blanca y masculina, en el mejor de los casos mestiza”. Fuera de esa nación representada quedarán<br />
los indígenas, los negros, las mujeres, todos aquellos cuya diferencia dificultaba y erosionaba la construcción<br />
de un sujeto nacional homogéneo. De ahí todo lo que las representaciones fundacionales tuvieron de<br />
simulacro: de representación sin realidad representada, de imágenes deformadas y espejos deformantes<br />
en las que las mayorías no podían reconocerse. El olvido que excluye y la representación que mutila<br />
están en el origen mismo de las narraciones que fundaron estas naciones. En pocos países, la violencia<br />
del letrado producirá relatos tan largamente excluyentes –en el tiempo y en el territorio- como en la<br />
Colombia de los gramáticos que estudia Malcom Deas, ese país en el que ‘la gramática, el dominio de<br />
las leyes y los misterios de la lengua fueron un componente muy importante de la hegemonía<br />
conservadora que duró de 1885 hasta 1930, y cuyos efectos persistieron hasta tiempos mucho más<br />
recientes’ (Hugo Achugar, Parnasos fundacionales, letra, nación y Estado en el siglo XIX, Revista<br />
Iberoamericana). Convertida en moral de Estado, la gramática buscó imponer el orden de los signos en<br />
la más desordenada realidad social, al mismo tiempo que el formalismo lingüístico reforzando al<br />
formalismo leguleyo se puso al servicio de la exclusión cultural”.<br />
Jesús Martín Barbero<br />
El futuro que habita la memoria<br />
IV Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado. Museo, Memoria y Nación<br />
Museo Nacional de Colombia, Bogotá, 1999<br />
2 Ruiz, Jorge Eliécer. La Política Cultural en Colombia. Biblioteca para el Desarrollo Cultural.<br />
COL<strong>CULTURA</strong>/UNESCO. Bogotá, 1976.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [11]
[12]<br />
La cultura llegó a ser considerada el patrimonio, el sello, la<br />
distinción de los exquisitos, como se llamaban en Brasil a quienes<br />
trataron de imponer las ideas y los valores de Europa y Estados<br />
Unidos de América como base del desarrollo de nuestros países.<br />
Leopoldo Zea denominó esta actitud, que animó y fundó<br />
proyectos de Estado en América Latina y El Caribe, el proyecto<br />
civilizatorio, cuyo alcance en nuestro país se refleja en la variedad<br />
de instituciones educativas y culturales que se comprometieron<br />
con la formación de una nación culturalmente homogénea y<br />
excluyente de todo aquello que no rindiera culto a los grandes<br />
ideales de dicho proyecto. Lo nacional (esa versión de lo nacional)<br />
se hizo sinónimo de colonia y república (períodos que<br />
legitimaban el proyecto civilizatorio), de religión católica, de<br />
lengua castellana, de progreso económico. Se presentó como<br />
algo monolítico, acabado, “concluido, sellado” 3 . Y es que en lugar<br />
de convocar la creación de la nación, ésta fue asumida como un<br />
modelo que había que implantar e imponer y que garantizaba<br />
su éxito en la medida en que “más” grupos humanos hablaran el<br />
mismo idioma, profesaran la misma religión católica, se<br />
comprometieran con los mismos intereses económicos,<br />
participaran de la misma cultura y se integraran al desarrollo,<br />
educados en colegios y universidades basados en modelos<br />
pedagógicos concebidos en realidades totalmente distintas a las<br />
que vivía el país y propias de las sociedades a las que se quería<br />
imitar, seguir y servir.<br />
* * *<br />
PARALELAMENTE A ESTA VERSIÓN QUE tendía a<br />
hacer de Colombia una nación homogénea,<br />
siempre ha existido un país no reconocido en<br />
su diversidad, un país múltiple, un país plural,<br />
en el que, como afirmara una reciente investigación publicada<br />
por el Instituto Caro y Cuervo y el Instituto Colombiano de<br />
Antropología —ICAN— 4 , se llegaron a hablar más de 300<br />
lenguas, incluyendo lenguas africanas como el palenquero y el<br />
bendé que hoy, junto con 64 lenguas indígenas, integran uno de<br />
los patrimonios lingüísticos más ricos y más variados de la región.<br />
En el reconocimiento de este país diverso, múltiple y plural, es<br />
importante destacar la participación de la Academia,<br />
particularmente de la Nueva Historia, que rompió las bases<br />
conceptuales de la historia tradicional y se comprometió con el<br />
3 Martín Barbero, Jesús. “Patrimonio: el futuro que habita la memoria” en Autores Varios. SOMOS<br />
PATRIMONIO: 91 experiencias de apropiación social del patrimonio cultural y natural para el desarrollo<br />
comunitario. Convenio Andrés Bello. Bogotá, 1999.<br />
4 Pachón, Ximena y François Correa (editores). Lenguas amerindias. Condiciones socio-lingüísticas<br />
en Colombia. Instituto Colombiano de Antropología –ICAN–/Instituto Caro y Cuervo. Bogotá, 1997.<br />
“Uno de los más conpicuos exponentes<br />
de la justificación racial del papel dominante<br />
de un grupo específico de individuos,<br />
consideraba al criollo como la “inteligencia<br />
de la revolución”, mientras que el indio, el<br />
negro, el mulato y el mestizo habían sido<br />
simplemente “instrumentos militares”. El<br />
europeo americano, el español nacido en<br />
América, el hombre blanco reunía los<br />
atributos de “legislador, administrador,<br />
tribuno popular y caudillo al mismo tiempo”<br />
(José María Samper, Ensayo sobre las<br />
revoluciones políticas y la condición social<br />
de las repúblicas colombianas. París 1861).<br />
De tal modo que se apelaba a la<br />
diferenciación racial, se confería al europeo<br />
enraizado en América unos rasgos<br />
sobresalientes y a los demás entes raciales<br />
se les adjudicaban rasgos que servían para<br />
determinar su situación subordinada: “es él<br />
–refiriéndose al hombre criollo- quien guía<br />
la revolución y tiene el depósito de la<br />
filosofía. Las demás razas o castas, en los<br />
primeros tiempos, no hacen más que<br />
obedecer a la impulsión de los que tienen<br />
el prestigio de la inteligencia de la audacia<br />
y aun de la superioridad de la raza blanca”<br />
(ídem). De esa manera, un sector minotario<br />
de las sociedades hispanoamericanas tenía<br />
garantizado un porvenir dirigente y a otros<br />
se les preparaba la exclusión política”.<br />
Gilberto Loaiza Cano<br />
La formación de la cultura política<br />
de la exclusión<br />
Cultura, política y modernidad<br />
Centro de Estudios Sociales<br />
Universidad Nacional de Colombia<br />
Bogotá, 1998<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
conocimiento de aspectos de la historia nacional que habían<br />
sido abandonados, en parte por no corresponder a la versión<br />
hegemónica de nación 5 .<br />
Antes de la Nueva Historia es preciso subrayar el<br />
redescubrimiento de Colombia por parte de los primeros<br />
antropólogos y etnógrafos que llegaron de Europa en los años<br />
30s. Paul Rivet, fundador del Instituto Etnográfico Nacional,<br />
Gerardo Reichel Dolmatoff, José Pérez de Barrada, entre otros,<br />
contribuyeron a transformar el concepto de cultura basado en<br />
la literatura y las bellas artes, que predominaba en aquel entonces.<br />
Este grupo de inmigrantes, que llegó a Colombia huyendo de la<br />
guerra civil española y del fascismo, hizo un reconocimiento de<br />
las culturas de los pueblos indígenas que sirvió para poner en<br />
crisis el concepto de cultura. Estos aportes fueron retomados<br />
por la Nueva Historia, que según Darío Jaramillo Agudelo rompe<br />
con la aceptación de lo nacional “como supuesto ritual y objeto<br />
de culto” y se “dedica a descubrirlo” 6 .<br />
Uno de los propósitos que guió a quienes concibieron esta<br />
nueva corriente fue indagar por la gente que había sido excluida<br />
de la historia tradicional. La Nueva Historia se entregó a la tarea<br />
de incorporar todas las memorias que no cabían en lo que Darío<br />
Jaramillo Agudelo llamó “la crónica de los cenáculos políticos y<br />
las oficinas burocráticas de Bogotá” 7 e ingresó en el estudio de<br />
períodos y temáticas que no habían sido abordadas y que al<br />
serlo tuvieron el poder de contribuir a la transformación de la<br />
imagen que la comunidad nacional tenía de sí misma. De esta<br />
manera, la Nueva Historia llevó a cabo su propósito de aportar<br />
a la construcción de una conciencia histórica crítica que fuera<br />
fundamento decisivo de una nueva cultura nacional.<br />
En este punto es interesante volver a Leopoldo Zea,<br />
quien luego de describir el proyecto civilizatorio se refiere al<br />
proyecto asuntivo, que expresa la toma de conciencia de los<br />
latinoamericanos y caribeños de su gran riqueza cultural.<br />
En este proyecto se sitúa, en el caso de nuestro país, el grupo<br />
Bachué, que luego de imitar lo europeo, decide emprender un<br />
trabajo creativo autónomo. Es interesante observar en la historia<br />
de este grupo el encuentro que algunos de sus integrantes<br />
tuvieron con Picasso, cuando exponían en París obras que<br />
imitaban la pintura europea de setenta años atrás. Picasso los<br />
5 Jaramillo Agudelo, Darío (compilador). “Introducción” en La Nueva Historia de Colombia. Instituto<br />
Colombiano de Cultura –COL<strong>CULTURA</strong>–. Bogotá, 1976.<br />
6 Idem<br />
7 Idem<br />
“En Colombia, antes de 1991, la nación<br />
había sido presentada básicamente como<br />
una comunidad cuyo distintivo era ser<br />
predominantemente ‘mestiza’. Este<br />
mestizaje, en los discursos más<br />
retrógrados, era representado como la<br />
fuente de nuestra barbarie o, en un matiz<br />
de esta versión, como un momento<br />
transitorio que debía ser sobrepasado<br />
para lograr el gradual blanqueamiento.<br />
Cuando la nación no era representada<br />
como mestiza ‘vergonzante’, aparecía<br />
como el producto de las gestas de<br />
grandes heróes imbuidos de una fuerza<br />
casi sacramental. Indígenas y negros,<br />
soldados rasos, insurrectos anónimos<br />
desaparecían de estas narrativas, como<br />
desaparecían entonces las costumbres,<br />
tradiciones y memorias de estas<br />
poblaciones. En el afán de crear unidad y<br />
estabilidad vía homogeneidad se borraban<br />
las diferencias —regionales, étnicas,<br />
raciales, de clase, de género— y<br />
Colombia aparecía entonces como una<br />
nación monocromática donde la<br />
unanimidad primaba por sobre la<br />
diversidad”.<br />
María Emma Wills Obregón<br />
Una mirada distinta para repensar el<br />
tema de la paz en Colombia<br />
UN Periódico<br />
Bogotá, noviembre 21 de1999<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [13]
[14]<br />
invitó entonces a que se encontraran con América, con toda su<br />
vitalidad, con toda su diversidad, con todas las potencialidades<br />
creativas de esta región del mundo que él mismo había anhelado<br />
experimentar directamente.<br />
A su manera, Fernando González convocó en Los Negroides<br />
esta misma toma de conciencia, con la esperanza de que esta<br />
nación tuviera por fin una voz propia: “Del Amazonas para abajo<br />
tienen estaciones, están atraídos por Europa; son países llamados<br />
a ser copia europea. En La Gran Colombia tenemos la<br />
originalidad física y humana: climas variados a causa de las<br />
montañas; presiones atmosféricas variadísimas; terrenos propios<br />
para todo cultivo; aguas las más abundantes y precisamente las<br />
cantidades de instintos, pasiones, etc., de todas las razas humanas<br />
necesarias para producir un tipo nuevo de cultura. Este puede<br />
ser, indudablemente, el lugar de la renovación del hombre” 8 .<br />
* * *<br />
EL PAPEL <strong>DE</strong> LA ACA<strong>DE</strong>MIA fue definitivo para la<br />
concepción de la Constitución de 1991,<br />
particularmente en lo que tiene que ver con la<br />
importancia central que la nueva carta política le<br />
otorga a la cultura en la construcción del proyecto nacional<br />
“por la vía de la aceptación de la diversidad” 9 .Y lo ha sido también<br />
para la política cultural colombiana comprometida con el<br />
interculturalismo, como lo muestra la Ley General de Cultura, y<br />
antes de ella los documentos que emanaron del Instituto<br />
Colombiano de Cultura —COL<strong>CULTURA</strong>— en los ochentas<br />
y principios de los noventas, cuando se acentúa la participación<br />
de antropólogos, historiadores, sociólogos, economistas y<br />
politólogos en la formulación de la política cultural estatal.<br />
Se registra en esta época una gran preocupación por el<br />
reconocimiento de las culturas populares que se concreta en el<br />
desarrollo de programas que contribuyen a renovar la concepción<br />
de cultura en Colombia. Es el caso de las Jornadas Regionales<br />
de Cultura Popular; de ALUNA y YURUPARÍ, que dan<br />
visibilidad a lo diverso en una televisión que hasta entonces no<br />
había salido del centro; de CREA, una expedición por la cultura<br />
colombiana; de la renovación de la vocación de investigación<br />
del hoy denominado Instituto Colombiano de Antropología e<br />
Historia —ICAH— (antropología social y recientemente<br />
estudios culturales).<br />
8 González Fernando, Los Negroides. Ensayo sobre La Gran Colombia. V Edición. Universidad<br />
Pontificia Bolivariana. Medellín, 1999.<br />
9 Wills Obregón, María Emma. Una mirada distinta para repensar el tema de la paz en Colombia.<br />
UN Periódico. Bogotá, noviembre 21 de1999.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
También en esta época se dan interesantes debates que<br />
convocan la participación preponderante de los investigadores<br />
en la formulación de políticas culturales basadas en el<br />
reconocimiento de la diversidad. Sobresalen en este sentido, el<br />
Foro Nacional Para Con Por Sobre De Cultura, Imágenes y<br />
reflexiones de la cultura en Colombia y el Foro sobre Cultura y<br />
Constituyente, ambos realizados en 1990, bajo las direcciones de<br />
COL<strong>CULTURA</strong> de Liliana Bonilla y Juan Manuel Ospina,<br />
respectivamente. En ese mismo año, se publica ALUNA, Imagen<br />
y memoria de las Jornadas Regionales de Cultura Popular, que habría<br />
de tener una influencia marcada en la renovación de la política<br />
cultural en Colombia, al propender por la incorporación de las<br />
expresiones, representaciones y productos de la cultura popular.<br />
Entre 1992 y 1997 se sitúan la formulación (proyecto de ley<br />
de patrimonio, proyecto de ley de promoción de las culturas<br />
vivas, proyecto de ley general de cultura) y el debate al proyecto<br />
de ley general de cultura, proceso en el que fueron convocados<br />
creadores, investigadores, periodistas y gestores culturales de<br />
diversas regiones, áreas, corrientes, tendencias y movimientos<br />
artísticos y culturales. En 1992, se formula el Plan Nacional de<br />
Cultura 1992-1994, Colombia: el camino de la paz, el desarrollo y la<br />
cultura hacia el siglo XXI y se crean planes, programas y proyectos<br />
(entre ellos el código cultural) con visión de largo plazo y con<br />
un compromiso continuado con la profundización de la<br />
descentralización. Varios de estos programas, junto con otros que<br />
fueron creados posteriormente a 1994, forman parte del grupo<br />
interdisciplinario Cultura, Desarrollo y Región, que ha servido<br />
para reflexionar, desde la situación propia del Ministerio de<br />
Cultura y la perspectiva de los estudios culturales, sobre la puesta<br />
en marcha de políticas culturales enfocadas al desarrollo cultural<br />
regional.<br />
* * *<br />
LA A CA<strong>DE</strong>MIA ES UNA PARTITURA fundamental para<br />
avanzar en la construcción de una nación para la<br />
diversidad. Ésta descubrió que lo homogéneo no<br />
era más que una ilusión sobre la cual se había<br />
estructurado el Estado-Nación. Descubrió que en Colombia,<br />
cultura y nación no coincidían. Que en este país en lugar de<br />
hablar de cultura teníamos que hablar de culturas y que la nación<br />
no podía construirse sobre la base de homogeneizar las<br />
diversidades, sino de sumarlas a todas. Desde esta perspectiva, la<br />
Academia continúa siendo base para el diseño, la formulación y<br />
la puesta en marcha de las políticas culturales.<br />
“La idea es que la imposición de un único<br />
modelo cultural, en lugar de un acicate,<br />
significaría un obstáculo para el desarrollo<br />
europeo. Un enfoque pluralista favorece el<br />
intercambio y la interacción entre culturas; la<br />
aceptación de la variedad enriquecerá al<br />
continente mientras que la represión de la<br />
diferencia lo empobrecerá. En el mundo de<br />
hoy existen muchas presiones, dentro y fuera<br />
de Europa, que empujan hacia la<br />
estandarización. Posiblemente, sólo si<br />
aceptamos de todo corazón nuestra riqueza<br />
multicultural podremos reunir toda nuestra<br />
vitalidad creativa y ponerla al servicio del<br />
desarrollo”.<br />
Autores Varios<br />
Sueños e Identidades<br />
Una aportación al debate sobre Cultura<br />
y Desarrollo en Europa.<br />
La cultura como ámbito político.<br />
Consejo de Europa<br />
Interarts/Península,<br />
Barcelona, 1999<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [15]
[16]<br />
En lo que tiene que ver con los Diálogos de Nación, se<br />
destacan como aportes recientes de la Academia, la investigación<br />
CREA: la diversidad cultural como política de Estado, realizada con<br />
el apoyo del Ministerio de Cultura, el ICAH y la Secretaría<br />
Ejecutiva del Convenio Andrés Bello —SECAB—, y el Simposio<br />
Internacional y IV Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo<br />
Tirado, Museo, Memoria y Nación, que unió los esfuerzos del<br />
IEPRI y el Museo Nacional de Colombia en torno a dos<br />
objetivos principales de los Diálogos de Nación: pensar la nación<br />
en el contexto global (cuáles son los grandes debates sobre la<br />
nación en el mundo, desde la perspectiva de las ciencias sociales,<br />
de los estudios económicos, políticos y culturales) y contrastar<br />
las diferentes versiones de nación que existen en el país y las<br />
dificultades y posibilidades que existen para articularlas en un<br />
proyecto verdaderamente democrático y pluralista.<br />
* * *<br />
LA INFLUENCIA <strong>DE</strong> LOS ESTUDIOS culturales en la<br />
política cultural colombiana ha sido igualmente<br />
notoria. Ellos han representado, como bien lo<br />
señalan Jaime Eduardo Jaramillo y Gabriel<br />
Restrepo “una opción de lo reprimido, de lo no expresado aún<br />
o de lo subalterno o subyugado” 10 , plasmada en la construcción<br />
de puentes entre diferentes disciplinas y saberes y soportada en<br />
una actitud crítica hacia el poder. “Su vocación por los márgenes,<br />
su raigambre en los grupos subordinados, su afinidad con los<br />
movimientos sociales, su crítica a las disciplinas establecidas, su<br />
simpatía por la cultura de masas” 11 coincide con uno de los<br />
objetivos fundamentales de los Diálogos de Nación, como es el<br />
de animar la incorporación al proyecto de construcción de la<br />
nación desde la cultura (desde las culturas) las voces de las<br />
Colombias periféricas, marginales, subordinadas, ocultas, vedadas<br />
por la violencia o excluidas del desarrollo.<br />
Los estudios de Jesús Martín Barbero, Germán Rey, Néstor<br />
García Canclini, Renato Ortíz, José Joaquín Brunner, Nelly<br />
Richards, Hugo Achugar, Martin Hopenhayn, George Yudice,<br />
Carlos Monsiváis, Beatriz Sarlo, entre otros, se han convertido<br />
en un referente fundamental del quehacer de las políticas<br />
culturales en América Latina y El Caribe.<br />
10 Restrepo Gabriel, Jaime Eduardo Jaramillo y Luz Gabriela Arango (editores). “Introducción” en<br />
Cultura, política y modernidad. Centro de Estudios Sociales —CES—, Universidad Nacional de Colombia.<br />
Bogotá, 1998.<br />
11 Idem<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
Permanentemente, convocatorias estatales o académicas, están<br />
promoviendo el diálogo creativo entre estudios culturales y<br />
políticas culturales estatales, hecho que es de vital importancia<br />
para el desarrollo de los Diálogos de Nación, en la medida en<br />
que garantizan la vocación de los Diálogos de ser punto de<br />
encuentro entre todas aquellas personas e instituciones que están<br />
en contacto con la nación a traves de la investigación y que a<br />
partir de ella pretenden intervenir en la transformación de<br />
nuestras sociedades.<br />
El contacto entre estudios culturales y políticas culturales<br />
estatales contextualiza a estas últimas dentro de procesos de larga<br />
duración. Se trata de que las políticas culturales sean asumidas<br />
desde una perspectiva histórica crítica; que se nutran y a la vez<br />
enriquezcan los grandes debates abordados o provocados por<br />
los estudios culturales; e incorporen a su campo específico<br />
de acción todos aquellos intentos emancipatorios, con los cuales<br />
algunas veces los estudios culturales se solidarizan, (en el caso de<br />
Jesús Martín-Barbero la democratización de la cultura y de los<br />
medios de comunicación), encaminados a la creación de una<br />
nación donde sean respetados y articulados en un proyecto<br />
democrático, los derechos culturales de los distintos grupos<br />
humanos que conviven en Colombia.<br />
Muestras de este progresivo diálogo entre ambos campos lo<br />
constituyen, para citar sólo algunos ejemplos recientes, el Foro<br />
sobre Cultura y Desarrollo realizado en el marco de la 40<br />
Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de<br />
Desarrollo, París, marzo 1999; el I Congreso Iberoamericano<br />
sobre Derechos Culturales promovido por el Convenio Andrés<br />
Bello, Madrid, diciembre 1999; la Reunión sobre Globalización<br />
y Apoyo a la Cultura convocada por el Fideicomiso para la<br />
Cultura México-Estados Unidos, Lago de Como, diciembre<br />
1999; o el Coloquio Interdisciplinario de Estudios Culturales<br />
sobre América Latina, dirigido por el Centro de Estudios Sociales<br />
—CES— de la Universidad Nacional de Colombia. Este<br />
coloquio, desde 1996, ha impulsado y renovado el interés por<br />
los estudios culturales en Colombia y su proyección, cada vez<br />
más creciente, en el territorio de las políticas culturales<br />
colombianas.<br />
Finalmente, cabe resaltar la apertura, a partir de este año, de<br />
un doctorado en estudios culturales en la Universidad Nacional<br />
de Colombia (con el apoyo del ICAH y el Ministerio de Cultura),<br />
así como la creación, dentro del ICAH, de un Centro de Estudios<br />
Culturales, y de una línea de apoyo a los estudios culturales en la<br />
Convocatoria de Becas Nacionales de Cultura del Programa de<br />
Estímulos a la Creación y a la Investigación.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [17]
[18]<br />
ENTRE OTRAS, UNA <strong>DE</strong> LAS causas que más ha<br />
motivado el repliegue de algunas regiones del país<br />
sobre mismas ha sido el conflicto armado. El miedo<br />
ha secuestrado a millones de colombianos, que se<br />
resisten a dar un paso más allá de sus propios territorios,<br />
en defensa de su libertad y su vida. El país está fragmentado.<br />
La imagen de lo nacional se construye desde el “encierro” en un<br />
territorio seguro, desde los medios de comunicación, que arrojan<br />
un conocimiento fragmentado sobre Colombia, desde la<br />
afirmación de lo propio a partir de la exclusión o del rechazo a<br />
la diferencia, desde los prejuicios que hemos construido sobre el<br />
otro. El país se ha visto privado de la posibilidad de conversar, de<br />
hospedarse, de abrazarse. Los tiempos en que los jóvenes salían<br />
de casa buscando a Colombia, con un morral al hombro, con un<br />
deseo ferviente de practicar en sí mismos la geografía que habían<br />
aprendido en la escuela, para sentir, oler, tocar, escuchar, ver a<br />
este país desde el mar, desde la montaña, desde la selva, desde el<br />
pueblo, desde la gran ciudad, parecieran haberse detenido. Una<br />
enorme amenaza, multiforme, omnipresente, omnisciente, se ha<br />
tendido sobre nuestros campos, ciudades, caminos, carreteras,<br />
rutas aéreas, impidiendo que el país dialogue y generando una<br />
creciente fragmentación cuyas formas anuncian para algunos la<br />
creación de nuevos órdenes políticos que podrían poner punto<br />
final a lo que hasta ahora hemos reconocido como unidad<br />
nacional.<br />
* * *<br />
La descentralización<br />
no puede reducirse a un<br />
traslado de recursos y competencias<br />
EN EL COMPLEJO CAMINO <strong>DE</strong> proteger lo diverso,<br />
de afirmarlo, de empoderar a las comunidades para<br />
que se autoderminaran desde sus respectivas<br />
vocaciones económicas, políticas y sociales, se<br />
olvidó la perspectiva de lo nacional, comprendido no como<br />
la representación del gobierno central, que pareciera ser además<br />
una de las versiones predominantes del concepto de nación entre<br />
los colombianos, sino como la suma de la diversidad. La<br />
descentralización, una de las formas como se ha puesto en marcha<br />
el reto de construir una nación verdaderamente democrática y<br />
pluralista, le ha faltado promover el diálogo entre lo local, lo<br />
regional y lo nacional. Esto puede considerarse lógico, si se tiene<br />
en cuenta que la nación había funcionado tradicionalmente bajo<br />
el esquema centro-periferia. La Constitución de 1991 ha roto,<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
en teoría, ese esquema, pero en la práctica continúa funcionando.<br />
De otra parte, en algunos casos la afirmación de lo diverso ha<br />
replegado a algunas culturas sobre sí mismas. La exaltación de<br />
lo local ha ido adoptando las formas del rechazo y la intolerancia<br />
hacia todo lo que no es propio y es considerado extraño o ajeno.<br />
Ante lo “otro local”, lo regional o lo nacional, lo local tiende<br />
con frecuencia a colocarse a la defensiva, motivado por<br />
sentimientos de recelo, rivalidad, desconfianza e inseguridad ante<br />
todo lo que venga de fuera y pueda competir o colocar en un<br />
segundo lugar lo que identifica a la comunidad local. Aunque<br />
esto no ocurre en todo el país, es posible leer ya algunas<br />
expresiones radicales de afirmación de lo propio que dejan prever<br />
la formación de bloques culturales homogéneos que no estarían<br />
tan dispuestos a participar en un proyecto nacional basado en la<br />
aceptación de lo diverso, en parte como una reacción a la pérdida<br />
de espacios generada por procesos de desplazamiento o<br />
colonización que ponen en juego el acceso de las comunidades<br />
autóctonas a bienes y servicios a los que tradicionalmente habían<br />
accedido sin dificultad.<br />
Al respecto, es interesante citar, a manera de ejemplo, un<br />
reportaje de El Tiempo, publicado el domingo 28 de noviembre<br />
de 1999 bajo el título “San Andrés: memorias de un náufrago” 12 .<br />
La sensación de fragmentación de la isla en relación con el país<br />
es tan profunda que “los nativos dicen que sienten como si San<br />
Andrés fuera una pequeñísima barca atada a un enorme<br />
trasatlántico llamado Colombia, a punto de naufragar” 13 . Ese<br />
naufragio, para algunos líderes raizales, pareciera tener<br />
explicaciones étnicas: es causado por los continentales, por sus<br />
vicios políticos, sus corruptelas administrativas, su tendencia al<br />
saqueo del patrimonio público. El enfrentamiento entre raizales<br />
y continentales ha asumido ya formas violentas y excluyentes.<br />
Los raizales reclaman el poder y la recuperación de todas aquellas<br />
oportunidades y condiciones de vida que sienten que perdieron<br />
al entregar a los continentales las riendas del desarrollo de la isla.<br />
Esta misma sensación podría ser similar a la de otros grupos<br />
humanos (p.ej. algunos pueblos indígenas,) que sienten<br />
vulnerados sus derechos cuando se ven forzados a compartir<br />
sus propios territorios con otros grupos humanos (desplazados<br />
por la violencia, colonos, grupos guerrilleros y paramilitares,<br />
comunidades de trabajadores y familias que trabajan en<br />
megaproyectos de infraestructura, etc.). Este hecho plantea<br />
preguntas fundamentales que tienen que ver con la dificultad de<br />
12 Camacho B., Nubia. “San Andrés: memorias de un náufrago” en El Tiempo, Domingo 28<br />
de noviembre de 1999.<br />
13 Idem<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [19]
[20]<br />
poner en marcha la apuesta por la diversidad: ¿Cómo armonizar<br />
lo nacional con lo regional, con lo departamental, con lo<br />
municipal, e incluso con lo barrial? ¿Cómo partir de lo local<br />
para llegar a lo universal y conciliar, en el marco del<br />
interculturalismo, sistemas jurídicos, concepciones del mundo y<br />
del desarrollo muchas veces contradictorios? ¿Cómo hacer para<br />
que lo universal alimente y soporte lo particular sin que lo aplaste<br />
o lo desfigure? ¿Cómo lograr que lo local sea el fundamento de<br />
la creación, sin caer en lo provinciano que desconoce la dinámica<br />
del país y del mundo? La opción por la diversidad expresada en<br />
la Constitución de 1991 ha propiciado el conflicto, entendido<br />
como un aliciente para la creación fecunda. En el contexto de<br />
este conflicto, los Diálogos de Nación surgen como un esfuerzo<br />
para mediar ese conflicto y crear a partir de él una nación en la<br />
que puedan convivir libres y en paz todas las identidades.<br />
* * *<br />
EL <strong>MINISTERIO</strong> ESTÁ TRANSITANDO MÚLTIPLES<br />
caminos de Colombia, acompañando o<br />
potenciando procesos en diferentes campos de la<br />
cultura y las artes. Permanentemente está poniendo<br />
en marcha la profunda vocación de país que le dio vida. Es un<br />
Ministerio que debe estar en diálogo constante con lo local, con<br />
lo regional, con lo nacional; que recorre la geografía de la<br />
violencia; que intenta no detenerse ante los obstáculos que<br />
impone la guerra; que ha promovido procesos de tregua entre<br />
los actores en conflicto, convocando el poder de cohesión que<br />
tiene la cultura. Un Ministerio que sabe de país, que lo investiga,<br />
que está haciendo contribuciones significativas a la construcción<br />
de futuros más humanos.<br />
En este sentido, es relevante la existencia dentro del Ministerio<br />
del ICAH, que ha ido descubriendo y descubriéndonos el país<br />
real, tomando conciencia de la complejidad de las culturas y de<br />
los movimientos sociales en Colombia. Sus investigaciones son<br />
un punto de partida fundamental para comprender las<br />
particularidades de los escenarios donde serán convocados los<br />
Diálogos de Nación. El compromiso del ICAH con la<br />
construcción de un conocimiento de lo nacional que trasciende<br />
la coyuntura, que cuestiona acciones estatales para buscar nuevos<br />
rumbos, que crea relaciones entre saberes, que reconoce e<br />
interroga lo diverso y lo sitúa en un contexto de diálogo y de<br />
búsqueda de correspondencias, lo comparte esta institución con<br />
otros institutos cuyo trabajo se constituye en un aporte<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
fundamental para guiar el desarrollo de los Diálogos de Nación:<br />
el Centro de Estudios Sociales —CES—, el Instituto de Estudios<br />
en Comunicación y el IEPRI de la Universidad Nacional de<br />
Colombia; el Centro de Estudios Sociales —CESO—, el Instituto<br />
de Estudios Políticos y el Centro Colombiano de Estudios de<br />
Lenguas Aborígenes —CCELA— de la Universidad de los Andes;<br />
el Instituto de Estudios Regionales de la Universidad<br />
de Antioquia; el Centro de Investigación y Desarrollo de<br />
la Universidad del Valle; el Instituto de Estudios Sociales y<br />
Culturales —PENSAR— de la Pontificia Universidad Javeriana;<br />
el Observatorio del Caribe Colombiano y la Fundación Social.<br />
A estos institutos se suma la enorme riqueza y la vocación de<br />
apoyo a procesos de documentación, investigación y diseminación<br />
de la nacionalidad colombiana de instituciones como la Biblioteca<br />
Nacional de Colombia, el Archivo General de la Nación,<br />
el Museo Nacional de Colombia, el Centro de Documentación<br />
de las Artes, el Centro de Documentación de las Culturas<br />
Infantiles, el Centro de Documentación de Patrimonio,<br />
el Instituto Caro y Cuervo, el Instituto Geográfico Agustín<br />
Codazzi, la Academia Colombiana de la Lengua, la Academia<br />
Colombiana de Historia y la Fundación Patrimonio Fílmico<br />
Colombiano, entre otras, e instituciones similares de carácter<br />
regional, departamental y local.<br />
* * *<br />
“Una cultura que se aisla, es una cultura que se muere”.<br />
Mundiacult 82<br />
LOS <strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> TRATAN de aprovechar<br />
esos caminos ya abiertos por algunos programas<br />
del Ministerio que se han comprometido con la<br />
apertura o la consolidación de espacios para que<br />
la diversidad dialogue y construya nación, de allí que la política<br />
que funda los Diálogos de Nación vaya más allá del<br />
reconocimiento de la diversidad. Lo que se busca es dar un paso<br />
más allá del reconocimiento, un paso que tiene que ver con el<br />
diálogo, el intercambio, la interacción, la interfluencia, la<br />
cooperación entre las culturas. Habría que decir, que si bien los<br />
Diálogos de Nación aspiran a desarrollar productos concretos,<br />
deben ser comprendidos primero como una política de largo<br />
plazo comprometida con el interculturalismo.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [21]
[22]<br />
LOS <strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> PARTEN de la<br />
comprensión de la nacionalidad como un estar<br />
siendo. Como un proyecto que se construye y<br />
renueva permanentemente. Como una opción,<br />
como una creación común que hay que alimentar con palabras,<br />
con acciones, con utopías, con alianzas que sean capaces de juntar<br />
lo diverso y convertirlo en motivo de celebración. Desde esta<br />
perspectiva, los Diálogos de Nación se dirigen a desarrollar una<br />
pedagogía de la nacionalidad y nuevas formas de reconocimiento<br />
de todos aquellos aspectos que la fundamentan. En esa misma<br />
medida, pretenden activar fuerzas muy profundas de la<br />
nacionalidad, alentar, aumentar el contacto y fomentar alianzas<br />
entre todas aquellos proyectos utópicos que pueden dar lugar a<br />
una Colombia más humana, más justa y más equitativa y que no<br />
necesariamente tienen que estar circunscritos a nuestras fronteras.<br />
Lo que se percibe en el mundo es una gran preocupación<br />
por el concepto de nación, no sólo como tema de investigación,<br />
sino como proyecto utópico, como pretende ser el caso de los<br />
Diálogos de Nación. Boaventura de Sousa Santos afirma que<br />
cuanto más incomunicables son las identidades, más difícil es<br />
concentrar las resistencias en proyectos coherentes y globales 14 ,<br />
por eso la importancia de que los Diálogos de Nación<br />
contribuyan a comunicar nuestros propios sueños e identidades<br />
y a contrastarlos, compartirlos y asociarlos con los de otras<br />
naciones que como la nuestra están buscando su propio camino.<br />
* * *<br />
EN COLOMBIA, EL DIÁLOGO SE ha monopolizado,<br />
se ha concentrado en unos cuantos grupos, temas<br />
y regiones. El resto del país no está dialogando.<br />
Los Diálogos de Nación aspiran a producir una<br />
gran movilización de recursos creativos que contribuya a romper<br />
los monopolios de las soluciones que se han dispuesto para<br />
Colombia. Se trata de que todas las personas que desde diferentes<br />
perspectivas están pensando, creando, expresando nación, circulen,<br />
viajen, conversen con el país, pues de lo contrario será imposible<br />
construir la nacionalidad que estamos imaginando desde la<br />
cultura. De allí que los Diálogos de Nación convoquen el tránsito,<br />
la movilización, el viaje, el ir y venir por este país, de los artistas,<br />
los investigadores en ciencias sociales, los comunicadores, las<br />
compañías artísticas, los escritores, los poetas, los cronistas,<br />
los periodistas, los documentalistas, los directores de cine, los<br />
14 Santos, Boaventura de Sousa. De la mano de Alicia. Siglo del Hombre Editores/Ediciones<br />
Uniandes. Bogotá, 1998.<br />
“Por interculturalismo queremos<br />
significar una coexistencia de diferentes<br />
culturas que implique diálogo, no<br />
confrontación. No es una cuestión de<br />
delimitación, sino de apertura. La circulación<br />
de gente, ideas y proyectos permite que las<br />
culturas “respiren”. Las culturas pueden<br />
alimentarse entre sí a través de este tipo de<br />
interpenetración, contribuyendo de este<br />
modo de forma positiva al desarrollo”.<br />
Autores Varios<br />
Sueños e Identidades<br />
Una aportación al debate sobre Cultura<br />
y Desarrollo en Europa<br />
La cultura como ámbito político<br />
Consejo de Europa<br />
Interarts/Península, Barcelona, 1999<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
arquitectos, los restauradores, los gestores culturales, produciendo<br />
el encuentro entre los creadores y el público a través del escenario,<br />
de la lectura de poemas, del concierto, de la presentación de una<br />
obra de teatro, del libro, del video, del cine, de procesos<br />
de información, formación, investigación y comunicaciones de<br />
larga duración, pero también, del encuentro espontáneo, del<br />
acompañarse por un momento del camino, de la hospitalidad,<br />
del abrazo, de la fiesta.<br />
Pero esta movilización no es fácil y aquí vale la pena volver a<br />
Gonzalo Sánchez Gómez para constatar como en Colombia<br />
“no hay, en todo caso, esa fluidez que hubo en los 30s y los 60s<br />
entre los intelectuales y los grandes proyectos colectivos” 15 . A<br />
los intelectuales “los están acallando, para producir la parálisis<br />
colectiva, el inmovilismo, la sensación de impotencia. Cada vez<br />
se mueven más, ellos, los intelectuales, en un mundo no de<br />
opciones, sino de amenazas y de coacciones”. “De allí —subraya<br />
Sánchez—, la importancia y la necesidad de preservar la<br />
universidad pública como aglutinadora de todos los esfuerzos<br />
por pensar y reconfigurar la nación, así sea a partir de las cenizas<br />
esparcidas por todo el territorio” 16 . En este mismo orden de<br />
ideas se sitúa el propósito central de los Diálogos de Nación y la<br />
determinación del Ministerio de Cultura de no detenerse en<br />
esta convocatoria.<br />
* * *<br />
LAS RUTAS <strong>DE</strong> LOS <strong>DIÁLOGOS</strong> de Nación son<br />
nuestras múltiples memorias. Las memorias de<br />
los hombres que transitaron por caminos, ríos y<br />
vías férreas fundando pueblos, las memorias que<br />
continúan siendo el sustento de esos mismos pueblos y que,<br />
como hermosamente lo describe Jesús Martín Barbero, viven<br />
un estallido que no pasa únicamente por el universo de los<br />
discursos, sino que tiene un marcado carácter patrimonial: es el<br />
estallido del poder asociado a la unificación del territorio y de<br />
la identidad 17 . Las memorias que se expresan en las fiestas, en las<br />
lenguas, en el conocimiento de los pueblos indígenas sobre el<br />
poder curativo de la biodiversidad, en las arquitecturas, en las<br />
músicas, en las danzas, en las múltiples literaturas por las cuales<br />
este país comunica y crea sus sueños. Las memorias que se<br />
renuevan, que se funden con nuevos saberes, que alimentan la<br />
creación, convirtiéndose en su savia y en su sustento.<br />
Las memorias que aguardan, expectantes, en los archivos, en las<br />
15 Idem<br />
16 Idem<br />
17 Idem<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [23]
[24]<br />
bibliotecas, en los museos, en las cinematecas, en las industrias<br />
culturales, comunicar nuevos sentidos a la construcción de una<br />
nueva historia nacional que sea capaz de enriquecerse con el<br />
pasado y sus diversas representaciones. Lo nacional que queremos<br />
construir en Colombia es incluyente de todas esas memorias. Y<br />
tiende también a propiciar el reconocimiento, el contacto, el<br />
diálogo entre todas ellas: las memorias de los pueblos indígenas,<br />
las memorias de los pueblos africanos, las memorias mestizas, las<br />
memorias rurales, las memorias urbanas, las memorias de los<br />
inmigrantes que le apostaron a este país y humanizaron su<br />
inserción en la modernidad, las memorias de los sirios y libaneses<br />
que fundaron el comercio en la Costa Atlántica y la poblaron<br />
con sus milenarias tradiciones; las memorias de los alemanes, los<br />
holandeses, los italianos, los españoles, los judíos, las memorias<br />
de los chinos y de los japoneses que se asentaron en el Occidente<br />
colombiano donde conviven y comparten con lo indígena, lo<br />
negro, lo mestizo. Las memorias de los desplazados por la<br />
violencia. Las memorias de los habitantes del Eje cafetero. Las<br />
memorias del país que huye. Las memorias de todos los<br />
colombianos que partieron hacia Estados Unidos, Europa o El<br />
Caribe y que desde la distancia siguen añorando el contacto<br />
con su nación.<br />
* * *<br />
LOS <strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> REALIZADOS en Cereté,<br />
Córdoba (octubre 14 al 16) y Bosconia, Cesar<br />
(diciembre 10 al 12) reafirmaron la necesidad de<br />
acompañar la puesta en marcha de cada uno de<br />
los diálogos, de procesos de investigación de largo plazo que<br />
permitan responder a varios interrogantes fundamentales, ¿Cómo<br />
está siendo percibido lo nacional por los colombianos y cómo<br />
varía esta percepción cuando se produce en lo local, en lo regional<br />
o en el centro? ¿Qué negociaciones se tramitan en cada uno de<br />
los Diálogos de Nación? ¿Cuáles son los movimientos que<br />
ocurren en lo local que es escenario de un Diálogo de Nación<br />
frente al gobierno central o departamental, frente a la sociedad<br />
civil, frente a los medios de comunicación? ¿Qué versiones de<br />
nación se dan cita y se contrastan en un Diálogo de Nación?<br />
¿Qué versiones de nación quedan excluidas? ¿Qué acuerdos y<br />
desacuerdos existen entre ellas? ¿Qué nivel de apropiación tiene<br />
la comunidad local de los propósitos que se convocan en cada<br />
Diálogo de Nación?<br />
“La guerra, en Colombia, además de ser<br />
un enfrentamiento político-racional entre<br />
actores portadores de proyectos<br />
económicos antagónicos, es también una<br />
confrontación de identidades que se<br />
autoproclaman soberanas: cada actor del<br />
conflicto construye versiones de país, se<br />
aferra a sus memorias, imagina una nación<br />
portadora de su utopía. La negociación<br />
comprende no sólo una dimensión<br />
económica, sino también cultural. Pero,<br />
¿Qué se está negociando culturalmente?<br />
¿Cuáles son las versiones de país y nación<br />
enfrentadas? ¿Cómo, de concepciones de<br />
nación enfrentadas, puede surgir una,<br />
reparadora para todos, que permita la<br />
convivencia democrática?”.<br />
María Emma Wills Obregón<br />
Una mirada distinta para repensar el<br />
tema de la paz en Colombia<br />
UN Periódico<br />
Bogotá, noviembre 21 de 1999<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
Son muchas variables y todas complejas, en la medida<br />
en que pueden producir un conocimiento sobre la nación (sobre<br />
las versiones de nación) que no se ha producido hasta ahora.<br />
Un conocimiento, que en nuestro país puede variar<br />
sorprendentemente de región a región, e incluso de municipio<br />
a municipio. Son muy distintas las percepciones que de lo<br />
nacional tiene un municipio tradicional como Cereté, que las<br />
de un municipio con sólo cuarenta años de fundado como<br />
Bosconia.<br />
“El 6 de diciembre de 1947, la revista SEMANA publicó una serie de cartas en defensa del porro. La<br />
‘tempestad de protestas’ la había originado una correspondencia anterior firmada desde Medellín, donde<br />
Fabio Londoño Cárdenas le negaba al porro su naturaleza musical, y lo reducía a una expresión de ‘salvajismo<br />
y brutalidad de los costeños y caribes, pueblos estancados y salvajes’. Desde Barranquilla, Corozal, Cartagena,<br />
Magangué, Carmen de Bolívar, Sincelejo, y aún desde Bogotá, lectores indignados protestaron por las ‘ofensas<br />
al pueblo costeño’, mientras defendían al porro como el ‘exponente fiel de la alegría de los que poblamos<br />
esta tierra’. Un compositor que residía en Bogotá advertía cómo los caribeños no se pronunciaban ‘contra<br />
los bambucos, pasillos, guabinas, bundes y torbellinos que constituyen la expresión musical de los pueblos<br />
del interior’. Y le criticaba a Londoño ‘su falta de sentido no ya musical sino colombianista’ por insultar a una<br />
región porque su música ha triunfado rotundamente en todo el país y en el exterior’. Londoño, sin embargo,<br />
insistió en sus críticas. Más que la expresión de un pueblo, añadió en carta posterior, ‘estos aires imitan<br />
muy bien la bullaranga que hacen en el monte... una manada de micos..., o demás animales salvajes’. SEMANA<br />
decidió cerrar la controversia en su edición del 13 de diciembre, tras afirmar que la revista estaba de<br />
acuerdo con el concepto de otro corresponsal de Medellín: ‘Los porros sí son una manifestación de cultura.<br />
De la cultura que tienen los costeños... Y no soy muy explícito para no faltar a la moral’.<br />
De igual forma cambian las percepciones que lo local tiene<br />
de sí mismo y de lo “otro local”. En los dos municipios se<br />
observaron sentimientos de rivalidad de municipios vecinos que<br />
argumentaban tener mayores condiciones para ser escenario de<br />
los Diálogos de Nación. Lorica, en relación con Cereté, y a<br />
través de su director de la casa de la cultura y de políticos<br />
tradicionales, reclamaban que no se hubiera “elegido” su<br />
municipio teniendo en cuenta que este tiene “más patrimonio”<br />
y “más tradición literaria”. Codazzi, municipio relativamente<br />
cercano a Bosconia, reclamaba, también a través de un político<br />
tradicional, que su municipio era más cruce de culturas, de<br />
caminos y de cualquier cosa que Bosconia, que era un municipio<br />
nuevo, en contraste con Codazzi, por razones de todos conocidas.<br />
Estos movimientos entre lo local, motivados por múltiples causas<br />
(una de ellas podría ser la convocatoria de los Diálogos de Nación<br />
Eduardo Posada Carbó<br />
El regionalismo político en la Costa Caribe de Colombia<br />
Revista Aguaita Uno. Cartagena de Indias, 1999<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [25]
[26]<br />
hecha por el gobierno central que significa recursos,<br />
reconocimiento, etc.) son un valioso objeto de investigación,<br />
que puede contribuir enormemente para profundizar en el<br />
territorio de las políticas culturales, donde siguen siendo<br />
abstractos y ambiguos los términos local, regional, nacional,<br />
nacionalidad, nación, entre otros.<br />
“Rompiendo con el círculo estéril que conduce de la afirmación de la identidad como esencia inmutable<br />
a su negación por la pretendida fatalidad de la homogeneización, la reflexión actual plantea la identidad<br />
como una construcción que se relata. Este nuevo modo de pensar apunta tanto a dar cuenta de los cambios<br />
que atraviesan las multiculturalidades que desbordan a la vez lo étnico, lo racial y lo nacional. Pues al<br />
disminuir la importancia de lo territorial en cuanto referente identitario, la globalización conduce a las<br />
culturas locales y regionales a una conciencia nueva de autodeterminación, que es a la vez derecho a contar<br />
en las decisiones económicas y políticas y a contarnos sus propios relatos. La polisemia del verbo contar no<br />
puede ser ahí mas significativa: para que la pluralidad de las culturas del mundo sea políticamente tenida en<br />
cuenta, es indispensable que la diversidad de identidades nos pueda ser contada, narrada. Pues la relación de<br />
la narración con la identidad no es sólo expresiva, sino constitutiva, o mejor constructiva: no hay identidad<br />
cultural que no sea contada. Contada en cada uno de sus idiomas y al mismo tiempo en el que hoy los<br />
atraviesa mediante un doble movimiento: el de las traducciones -de lo oral a lo escrito, a lo audiovisual, a lo<br />
informático- y ese otro aún más ambiguo pero igualmente constructivo que es el de las apropiaciones y los<br />
mestizajes, el de las hibridaciones. En su sentido más denso y desafiante la idea de multiculturalidad apunta<br />
ahí: a la configuración de sociedades en las que las dinámicas de la economía y la cultura-mundo movilizan<br />
sólo la heterogeneidad de los grupos y su readecuación a las presiones de lo global sino la coexistencia al<br />
interior de una misma sociedad de códigos y narrativas muy diversas, conmocionando así la experiencia que<br />
hasta ahora teníamos de identidad”.<br />
Jesús Martín Barbero<br />
El futuro que habita la memoria<br />
IV Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado. Museo, Memoria y Nación<br />
Museo Nacional de Colombia<br />
Bogotá, 1999<br />
La convocatoria de los Diálogos de Nación puede servir para<br />
que lo local se piense a sí mismo, para que proyecte a través de<br />
ellos sus tradiciones y aspiraciones. Bosconia, que es un municipio<br />
de vanguardia en la región, quiso titular el Diálogo de Nación<br />
Cruce de Culturas en lugar de Cruce de Caminos, como se<br />
había propuesto inicialmente. La expresión “caminos”<br />
representaba para el Alcalde y otras personas del gobierno<br />
municipal la noción de atraso, de precariedad, de lo rural. Y el<br />
municipio se proyecta como una ciudad. Prefirieron entonces la<br />
expresión Cruce de Culturas, considerando que Bosconia es<br />
lugar de convergencia de múltiples migraciones internas<br />
(huilenses, tolimenses, santandereanos, magdalenses, etc.) y de<br />
cuatro carreteras nacionales que confirman su vocación de ser<br />
un gran centro de abastecimiento de la región Caribe. El Diálogo<br />
de Nación realizado allí sirvió también para reconocer algunos<br />
símbolos fundacionales del municipio (la estación del ferrocarril,<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
como símbolo de la tradición, y el centro cultural, como símbolo<br />
de lo que aspiran ser); para hacer un estado de cuentas de los<br />
aportes hechos por las distintas migraciones que lo han<br />
enriquecido, de lo que juntos han construido hasta la fecha; de<br />
los principales anhelos que guían su desarrollo hacia el futuro; y<br />
para contrastar su propia identidad con otras identidades, esto es<br />
para pensar a Bosconia desde dentro y desde fuera, desde la<br />
perspectiva local, pero también, desde la perspectiva regional y<br />
nacional. Cabe destacar que la participación en los Diálogos de<br />
Nación de creadores, investigadores y gestores culturales de<br />
trayectoria local, regional y nacional y su respectivo encuentro<br />
(en el escenario, en reuniones de trabajo, en talleres, etc.) es uno<br />
de los componentes centrales de este programa.<br />
* * *<br />
LOS <strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> ROMPEN con el esquema<br />
centro-periferia que ha definido tradicionalmente<br />
las relaciones económicas, políticas, sociales y<br />
culturales en Colombia, al convocar desde los<br />
márgenes, desde los pueblos que han sido vedados por la violencia<br />
o excluidos del desarrollo, grandes debates sobre el país y grandes<br />
encuentros entre todas las formas de expresión de la diversidad.<br />
De esta manera los Diálogos de Nación buscan inaugurar nuevas<br />
relaciones entre las distintas regiones colombianas, de manera<br />
que puedan trazarse nuevos caminos, nuevas rutas, sin necesidad<br />
de que pasen, de que se validen desde el centro, desde los muchos<br />
centros a través de los cuales este país ha excluido, marginado y<br />
negado la diversidad.<br />
Si bien CREA convocó la expedición en la dirección<br />
municipio-departamento-región-centro, transformando así el<br />
orden tradicional centro-periferia que había definido gran parte<br />
de la política cultural colombiana, los Diálogos de Nación<br />
convocan el contacto directo entre municipios que no son<br />
necesariamente de un mismo departamento o incluso de una<br />
misma región y hacen posible el contacto entre distintas culturas<br />
regionales sin necesidad de tener que esperar el largo, pero<br />
interesante proceso que en el caso de CREA conducía al<br />
encuentro nacional. Los Diálogos de Nación rompen entonces,<br />
con el proceso escalonado y en bloques de la expedición,<br />
redoblando sus esfuerzos por procurar un verdadero encuentro<br />
intercultural. Como se desprende de la investigación CREA:<br />
la diversidad cultural como política de Estado, la organización de los<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [27]
[28]<br />
encuentros, en especial del encuentro nacional, absorbió<br />
la mayoría de las energías de los coordinadores y de los grupos<br />
participantes y muchas veces frustró sus expectativas. Es lo que<br />
Ana María Ochoa Gautier denomina “la esperanza perdida” 18 .<br />
Lo que se busca con Diálogos de Nación es procurar ese<br />
encuentro nunca dado (y continuado) entre todas las culturas<br />
colombianas del cual CREA es principal antecedente y derrotero<br />
a seguir. A pesar de que hubo fallas en la puesta en marcha de las<br />
políticas de investigación, documentación y sistematización de<br />
la información, la expedición inauguró experiencias importantes<br />
y abrió caminos novedosos que habría que incorporar sabiamente<br />
a la convocatoria de Diálogos de Nación. Habría por ejemplo,<br />
como bien lo señala la investigación, que propiciar la<br />
retroalimentación de todas las comunidades que participaron en<br />
la expedición con los productos realizados en cada uno de los<br />
encuentros: las imágenes en video, las grabaciones de músicas,<br />
las fotografías, las memorias, las bases de datos, tienen que volver<br />
a la gente y aportar a la valoración de su propia cultura y a su<br />
interrelación con otras.<br />
* * *<br />
T<br />
ANTO EN CERETÉ COMO EN Bosconia el<br />
escenario central de los Diálogos de Nación, y<br />
puede decirse que el motivo concreto que los<br />
convocó, fue la inauguración de los centros<br />
culturales construidos en dichos municipios con recursos del<br />
Programa Nacional de Infraestructura Cultural —LA CASA<br />
GRAN<strong>DE</strong>—. Este programa ha inaugurado, además de los ya<br />
mencionados, los centros culturales comunitarios de Las Palmeras,<br />
Cartagena de Indias; La Plata, Huila; Marsella, Risaralda; Regional<br />
Music School “Tom Silaya”, en Providencia; y está por inaugurar,<br />
concluir o iniciar la construcción de centros culturales en Mirití-<br />
Paraná, Amazonas; Tame y Saravena, Arauca; Chiquinquirá,<br />
Boyacá; Risaralda, Caldas; Girardot, Cundinamarca; San José del<br />
Guaviare; Neiva, Huila; Puerto López, Meta; Armenia, Quindío;<br />
Uribia, La Guajira; y Oiba, Santander, entre otros. A estos<br />
proyectos de infraestructura cultural, se suman monumentos<br />
nacionales recientemente restaurados o por restaurar y los centros<br />
piloto de formación artística y cultural impulsados por el Sistema<br />
Nacional de Formación Artística y Cultural —SINFAC—, que<br />
tendrán una gran capacidad de convocatoria regional, como se<br />
espera que la tengan los centros culturales comunitarios.<br />
18 Ochoa Gautier, Ana María. CREA: La diversidad cultural como política de Estado, Informe de<br />
Investigación. ICAH/Ministerio de Cultura/SECAB. Bogotá, diciembre de 1999.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
El hecho de que la inauguración de dichos centros o<br />
monumentos coincida con la realización de los Diálogos de<br />
Nación es positivo en varios sentidos, como lo permiten leer<br />
hasta el momento las experiencias de Cereté y Bosconia. Ambos<br />
alcaldes comprometieron a la totalidad de su consejo de gobierno<br />
en la realización de los Diálogos de Nación, lo que da cuenta<br />
del reconocimiento político de LA CASA GRAN<strong>DE</strong>, de los<br />
Diálogos de Nación y de la cultura como dimensión fundamental<br />
de la propuesta de desarrollo del municipio.<br />
En el caso de Cereté, el Centro Cultural Raúl Gómez Jattin<br />
es el resultado de un interesante proceso de apropiación social<br />
del patrimonio del cual el centro cultural es sólo una parte, y en<br />
el de Bosconia, el Centro Cultural LA CASA GRAN<strong>DE</strong> es el<br />
inicio de un proyecto de infraestructura cultural y turística que<br />
incluye la construcción, ya financiada en parte, de una calle de la<br />
cultura que confluiría con la estación de ferrocarril, monumento<br />
fundacional del municipio. De otra parte, en el caso de Bosconia,<br />
la inauguración del centro cultural comunitario animó la<br />
creación, por iniciativa del Alcalde, del instituto municipal de<br />
cultura, proyectada para el presente año, y la inclusión dentro de<br />
dicho instituto de instructores en diversos campos de las artes.<br />
Al convocarse la participación de artistas, escritores e<br />
investigadores de todo el país en los Diálogos de Nación, el<br />
centro cultural se abre desde el principio a la perspectiva de lo<br />
regional y de lo nacional. Se trata de que la nación abrace al<br />
municipio y de que el municipio abrace a la nación. De que el<br />
centro cultural se proyecte más allá de sus fronteras y establezca<br />
relaciones de intercambio mutuo con otras culturas. En este<br />
punto, es importante provocar verdaderos espacios de encuentro<br />
entre locales e invitados. No basta con asegurar su presentación<br />
en un escenario. Es clave alentar su incorporación a la dinámica<br />
del centro cultural, de manera que puedan aportar más allá de la<br />
realización de los Diálogos de Nación.<br />
Finalmente, aunque podrían plantearse otros puntos, la<br />
inauguración de los centros culturales en el marco de los Diálogos<br />
de Nación le permiten al municipio y al Ministerio reconocerse<br />
mutuamente y formular alianzas de mediano y largo plazo<br />
en distintos campos de la cultura y las artes. En el caso de<br />
Bosconia, es interesante observar como el centro cultural terminó<br />
siendo lugar de confluencias de distintas instituciones culturales<br />
del municipio: la emisora comunitaria, el canal de televisión<br />
local, el Café Literario La Luciérnaga, el Centro de Historia de<br />
la Cultura Chimila, la Asociación de Intérpretes y Compositores<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [29]
[30]<br />
—AICOMBOS—, la Biblioteca Pública Municipal, la Asociación<br />
de Artistas de Bosconia y el Instituo Municipal de Deportes. Sin<br />
embargo, la articulación entre todas estas instituciones no es<br />
fácil. ¿Cómo van a tramitar los espacios del centro cultural de<br />
manera que todas se sientan representadas y den cabida a otras<br />
instituciones? ¿Cómo va a ser proyectado el centro cultural hacia<br />
la subregión del Ariguaní, hacia el resto del Cesar y en general<br />
hacia la región Caribe? ¿Cómo garantizar la relación continuada<br />
con culturas distintas a las culturas propias de la región? ¿Cómo<br />
asegurar la financiación de los programas y del mismo centro<br />
cultural? ¿Cómo hacer que las expectativas creadas por Diálogos<br />
de Nación se profundicen y se incorporen a la política cultural<br />
del municipio? La adecuada solución a todos estos interrogantes<br />
supone la formulación de una estrategia conjunta entre el centro<br />
cultural, las instituciones culturales locales, departamentales y<br />
regionales y el Ministerio de Cultura, estrategia que ya ha<br />
comenzado a formular la Dirección de Etnocultura y Fomento<br />
Regional, en coordinación con el Programa Nacional de<br />
Infraestructura Cultural —LA CASA GRAN<strong>DE</strong>—, pero que<br />
deberá contar con el concurso de todos los Programas de las<br />
Direcciones y Unidades Administrativas Especiales del Ministerio.<br />
* * *<br />
LA CONSTITUCIÓN <strong>DE</strong> 1991 HA reconocido en la<br />
cultura el fundamento de la nacionalidad. Una<br />
nacionalidad que concebimos como un proyecto<br />
creativo y como un gran acuerdo entre la<br />
diversidad que es preciso construir y renovar permanentemente.<br />
Hemos visto la importancia de algunos proyectos culturales<br />
en la construcción de la nacionalidad colombiana, desde la<br />
Expedición Botánica y la Comisión Corográfica, hasta<br />
la Biblioteca Aldeana; desde las Jornadas Regionales de Cultura<br />
Popular y el Centro de Documentación Musical —CDM—,<br />
hasta CREA, una expedición por la cultura colombiana. Sin<br />
embargo, conviene advertir, a manera de reflexión, algunos de<br />
los obstáculos que impiden que las culturas colombianas<br />
dialoguen y se enriquezcan mutuamente.<br />
Uno de estos obstáculos tiene que ver con la circulación de<br />
bienes y servicios culturales, que hasta la fecha ha estado<br />
concentrada en el 5% de los municipios colombianos. No sólo<br />
no hay distribución desde las grandes ciudades, sino que tampoco<br />
la producción regional circula interregionalmente. En Colombia,<br />
el 95% de los municipios no tiene librerías ni cuenta con una<br />
oportunidad de acceso al libro distinta a la que procuran las<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
edes piratas o los escasos recursos con que cuentan las bibliotecas<br />
públicas municipales. La situación es tan dramática, que Jorge<br />
Orlando Melo, Director de Artes y Bibliotecas del Banco de la<br />
República, afirmó, en un artículo publicado recientemente por<br />
la revista Gaceta, que el libro no ha sido nunca parte central de<br />
la cultura colombiana. Los libros han estado reservados para unos<br />
cuantos grupos que viven en las grandes ciudades, y sólo en<br />
algunas partes de ellas; el resto del país ha pasado directamente<br />
de lo oral a lo audiovisual, sin hacer el tránsito por la cultura<br />
letrada: “El alfabetismo de la mayoría de la población es un hecho<br />
reciente, y las cifras optimistas de los últimos censos no ocultan<br />
que, pese a un alfabetismo nominal del 90%, la mayoría de los<br />
colombianos sigue siendo funcionalmente analfabeta. La minoría<br />
lectora tiene acceso fundamentalmente al texto de las<br />
publicaciones periódicas: son tal vez unos dos o tres millones de<br />
colombianos. El resto aprendió a leer después de tener acceso a<br />
la radio y, en los años recientes, a la televisión. En resumen, en<br />
vez de haber pasado de un predominio de la comunicación oral<br />
a una cultura con fuerte presencia del texto, sobre la cual se ha<br />
ido imponiendo gradualmente el auge de los medios de<br />
comunicación audiovisual, como fue la secuencia europea, en<br />
Colombia pasamos de la voz viva a la radio y la televisión, sin<br />
tiempo para adquirir los hábitos del libro” 19 . El libro, que podría<br />
ser lugar de encuentro entre las culturas, no es posible para la<br />
mayoría de los colombianos, que se ven privados no sólo de las<br />
condiciones económicas que les permitan acceder a él, sino<br />
también, de una oferta equitativa.<br />
Un caso similar es el del cine. Los espacios de exhibición son<br />
mínimos. Sólo 56 municipios colombianos cuentan con pantallas<br />
en sus localidades. Bogotá concentra el 36% del total de las<br />
pantallas existentes, con 170 pantallas frente a las demás zonas<br />
del país, que en sumatoria cuentan con 131 pantallas. A esto<br />
se suma el hecho de que las pantallas estén dedicadas,<br />
principalmente, a la exhibición del cine comercial (84%), y dentro<br />
de éste, al cine estadounidense. Situaciones igualmente dramáticas<br />
se pueden observar en relación con la distribución de otros<br />
productos culturales.<br />
* * *<br />
19 Melo, Jorge Orlando. “La lectura independiza” en Gaceta, No. 44/45, Bogotá, enero-abril<br />
1999.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [31]
[32]<br />
La circulación<br />
periferia/periferia<br />
LA CIRCULACIÓN <strong>DE</strong> BIENES Y servicios culturales<br />
es uno de los ejes de los Diálogos de Nación.<br />
Que las culturas se encuentren en el libro, se<br />
encuentren en la música, se encuentren en el cine,<br />
en la radio, en la televisión, en el aula de clase, en los archivos, en<br />
los museos, en las bibliotecas, en Internet… De allí que uno<br />
de los subprogramas de Diálogos de Nación sea el fomento a<br />
la distribución y la comercialización de bienes y servicios<br />
culturales. En cada uno de los municipios donde se convoquen<br />
los Diálogos, el Ministerio, en coordinación con algunas industrias<br />
e instituciones culturales, facilitará la venta de libros, revistas y<br />
material sonoro, y propenderá por crear canales de comunicación<br />
permanentes entre el municipio (biblioteca, centro cultural, etc.)<br />
y las editoriales, disqueras o distribuidoras de productos culturales.<br />
Se trata de poner a circular los productos que se originan en las<br />
regiones, que gozan de calidad competitiva y que generalmente<br />
no pasan por los circuitos comerciales.<br />
El Diálogo de Nación realizado en Bosconia permitió el<br />
reconocimiento de la colección Río Magdalena (que integra<br />
productos editoriales y sonoros) y del proyecto editorial, sonoro,<br />
audiovisual y plástico (exposición con 22 óleos de compositores<br />
vallenatos ya fallecidos) titulado 22 vallenatos inmortales, en cuya<br />
financiación participó el Ministerio. Ambos productos serán<br />
itinerados, promocionados, distribuidos y comercializados en el<br />
contexto de los Diálogos de Nación, procurando la articulación<br />
permanente entre la oferta y una demanda que sabemos es nueva,<br />
en la medida en que nunca había sido tenida en cuenta, a no ser<br />
por los distribuidores de productos piratas.<br />
Para que la oferta que posibilitan los Diálogos de Nación se<br />
realice de manera continuada, es preciso coordinar este proyecto<br />
(en este sentido ya está trabajando la Dirección de Etnocultura<br />
y Fomento Regional) con las distintas redes de servicios culturales<br />
(red colombiana de bibliotecas públicas, red nacional de museos,<br />
red nacional de radios comunitarias, la red de organizaciones<br />
culturales que trabajan en favor de la infancia, etc.), de manera<br />
que las entidades culturales municipales animen la creación de<br />
puentes entre la oferta y la demanda y que las mismas redes<br />
sirvan para dar a conocer productos de calidad competitiva de<br />
distintas regiones del país.<br />
“Mientras el arte y la cultura han sido un<br />
medio útil para reafirmar la identidad<br />
nacional, no sorprende que los estados<br />
hayan tendido a mantener el control de la<br />
política cultural en sus manos. Las capitales<br />
que son sedes de gobierno se llevan la parte<br />
del león de las inversiones y son imanes para<br />
atraer artistas, turistas e industrias<br />
culturales. La distribución de los productos<br />
del arte y la cultura, siguiendo el imperativo<br />
de la difusión itinerante, ha sido<br />
normalmente gestionada desde el centro<br />
aunque gradualmente, la iniciativa en<br />
programas e inversiones se ha desplazado<br />
al ámbito local. No hay que confundir esta<br />
tendencia con la desconcentración clásica<br />
de los regímenes comunistas, donde la<br />
decisión centralizada combinaba la inversión<br />
en la capital con ambiciosos programas para<br />
crear instituciones y centros culturales en<br />
todos sus territorios”.<br />
Autores Varios<br />
Sueños e Identidades<br />
Una aportación al debate sobre Cultura<br />
y Desarrollo en Europa.<br />
La cultura como ámbito político.<br />
Consejo de Europa<br />
Interarts/Península, Barcelona, 1999<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
También en el contexto de los Diálogos de Nación y de<br />
manera coordinada con la Dirección de Cinematografía,<br />
el Programa Nacional de Infraestructura Cultural —LA CASA<br />
GRAN<strong>DE</strong>— y las alcaldías locales, se propone dotar de pantallas<br />
de cine a los nuevos centros culturales construidos con el apoyo<br />
del Ministerio de Cultura; de productos cinematográficos<br />
(proyecto Portafolio de la Dirección de Cinematografía) y de<br />
asesoría en programación (los nuevos centros culturales podrían<br />
ser un escenario interesante y novedoso para la presentación de<br />
los productos de las convocatorias cinematográficas). Llama la<br />
atención que en Cereté y en Bosconia varias personas hayan<br />
declarado haber visto cine por primera vez en su vida o por<br />
primera vez en mucho tiempo, lo que es sólo una confirmación<br />
de la dramática falta de espacios de exhibición de cine existente<br />
en el país. En el caso particular de Bosconia fue de gran<br />
significado la exhibición de los documentales sobre la vida y la<br />
obra de Emiliano Zuleta y Leandro Díaz, dirigidos por Heriberto<br />
Fiorillo, en la medida en que las temáticas y los paisajes estaban<br />
relacionados directamente con el diario vivir del público asistente<br />
y expresaban el alma de la cultura vallenata y los pensamientos y<br />
las anécdotas de sus grandes maestros. Estos documentales,<br />
producidos por el Ministerio de Cultura, también serán itinerados<br />
por diversidad de municipios del país, allende las fronteras del<br />
país vallenato.<br />
* * *<br />
Un nuevo enfoque<br />
a la concertación<br />
EN LA MEDIDA EN QUE la cultura es fundamento<br />
de la nacionalidad, los artistas y las compañías<br />
artísticas deberían circular más por el país. La<br />
posibilidad de que los colombianos se encuentren<br />
permanentemente para celebrar lo diverso es fundamental<br />
para el propósito de construir nación desde la cultura. Sin<br />
embargo, el gran acento en la circulación por el país que animó<br />
la actividad de algunos colectivos de teatro y danza en los años<br />
60s y 70s ha ido perdiéndose, hasta pasar incluso al otro extremo.<br />
Actualmente se vive una tendencia a la concentración en las<br />
grandes ciudades, al estacionamiento, al acomodo en un esquema<br />
de producción que asegure la estabilidad económica y que por<br />
lo tanto evite la inversión en proyectos que puedan ponerla en<br />
crisis. Las itinerancias, las giras, los circuitos no son una práctica<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [33]
[34]<br />
arraigada de los grupos, los colectivos o las compañías artísticas<br />
independientes. Incluso la misma Orquesta Sinfónica de<br />
Colombia y la Banda Sinfónica Nacional han dejado de itinerar<br />
por el país. Son compañías nacionales que no transitan por<br />
la nación y que tampoco la representan fuera de ella.<br />
Desde la perspectiva de los Diálogos de Nación se propone<br />
reorientar el apoyo estatal a los eventos nacionales artísticos y<br />
culturales masivos de manera que se garantice la proyección de<br />
dichos eventos hacia toda la nación. Pareciera una redundancia,<br />
pero el carácter de evento nacional masivo se limita, en la mayoría<br />
de los casos, a la reunión, en unas mismas cuantas ciudades,<br />
de obras, artistas, escritores, poetas, grupos y compañías artísticas.<br />
Un ejemplo de este hecho, fue la reciente exposición Arte y<br />
Violencia en Colombia desde 1948, que organizara el Museo de<br />
Arte Moderno de Bogotá con el apoyo del Ministerio de Cultura.<br />
Esta exposición, valiosa no sólo por la investigación sobre<br />
la cual fue construida, sino también por todo lo que podría<br />
decirle a un país en guerra que suele olvidar sus memorias,<br />
sólo fue presentada una vez, en una sola ciudad del país y<br />
con una escasa convocatoria incluso dentro de la misma ciudad.<br />
Algunos foros que fueron realizados en el marco de esta<br />
exposición, sobre relaciones entre cultura y violencia en<br />
Colombia, contaron con un asistencia baja e irregular. Lo mismo<br />
podría decirse de otros eventos nacionales de carácter masivo<br />
pero que paradójicamente no circulan por la nación. Valdría la<br />
pena en este sentido, seguir, como modo alternativo de<br />
circulación de exposiciones, lo que ha hecho el Museo Nacional<br />
de Colombia en relación con las itinerancias de las exposiciones<br />
sobre Policarpa Salavarrieta y Antonio Nariño, la Biblioteca<br />
Nacional de Colombia con la exposición sobre la vida y obra<br />
de Gabriel García Márquez y la Dirección de Artes con la<br />
Exposición Primeros Cincuenta Años del Salón Nacional de Artistas.<br />
En el marco de estas preocupaciones, y como un subprograma<br />
de Diálogos de Nación, el Ministerio convocará la realización<br />
de un conjunto de giras de compañías de teatro, danza y títeres<br />
de reconocida trayectoria nacional, de intérpretes y grupos<br />
ganadores de los mejores festivales de música del país, de escritores<br />
y poetas, por todo el territorio nacional. Se trata de que<br />
expresiones de distintas culturas colombianas convoquen, a partir<br />
de su presentación en escenarios y de talleres que serán realizados<br />
en el marco de estas giras, el reconocimiento festivo de todos<br />
aquellos aspectos que son representativos de nuestras múltiples<br />
memorias e identidades. Estas giras contendrán igualmente un<br />
componente cinematográfico (exhibición de cortos, medios,<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
largometrajes) y la oferta de productos culturales a la que nos<br />
referíamos anteriormente (libros, revistas, discos, etc.). Así mismo<br />
y en coordinación con el naciente Centro de Estudios Culturales<br />
del ICAH, se realizará una investigación sobre la puesta en marcha<br />
de este subprograma de Diálogos de Nación, con el objetivo de<br />
ajustar progresivamente su desarrollo, cuyos resultados dependen,<br />
en gran parte, del aporte de cada una de las Direcciones, Unidades<br />
Administrativas Especiales e institutos descentralizados del<br />
Ministerio de Cultura. Las siguientes son las giras propuestas:<br />
Tumaco-Tuquerres-Sibundoy-Mocoa-Puerto Asis 20<br />
Saravena-Tame-Paz de Ariporo-Yopal-Maní<br />
Aguachica-Ocaña-Villa del Rosario-Pamplona-Oiba<br />
Puerto López-San Martín-Puerto Lleras-Puerto Rico-San<br />
José del Guaviare<br />
Girardot-Chaparral-La Plata-Pitalito-San Agustín<br />
Andes-Jardín-Ríosucio-Salamina-Marsella-Armenia<br />
Cartagena-Carmen de Bolívar-Corozal-Sincelejo-Mompox<br />
Bosconia-Ciénaga-Rioacha-Maicao-Uribia<br />
Timbío-Silvia-Santander de Quilichao-Ginebra-<br />
Buenaventura<br />
San Andrés y Providencia<br />
Puerto Wilches-Barrancabermeja-Puerto Berrío-La Dorada-<br />
Honda<br />
Quibdó-Ítsmina-Belén de Umbría-Anserma-Risaralda<br />
Moniquirá-Villa de Leiva-Chiquinquirá-Muzo-Ráquira<br />
Neiva-Algeciras-Garzón-Florencia-Puerto Rico<br />
Necoclí-Turbo-Tierra Alta-Planeta Rica-Cereté<br />
* * *<br />
20 En cursiva se señalan los municipios donde LA CASA GRAN<strong>DE</strong> ha construido o está<br />
construyendo centros culturales comunitarios o proyectos afines.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [35]
[36]<br />
La televisión y la radio<br />
punto de encuentro<br />
de la diversidad<br />
EN EL CAMPO <strong>DE</strong> LA televisión nos enfrentamos a<br />
un canal de televisión público que no refleja lo<br />
diverso. La participación de los productos de los<br />
canales regionales en SEÑAL COLOMBIA sigue<br />
siendo reducida. Y es que lo diverso tiene que expresarse no<br />
sólo en lo temático, no sólo en la variedad de géneros, sino<br />
también en el hecho de que el acceso a la producción garantice<br />
la participación equitativa de los realizadores regionales. LA<br />
FRANJA y AUDIOVISUALES han hecho significativos<br />
esfuerzos por procurar una programación que refleje lo diverso<br />
del país, en parte motivadas por experiencias anteriores que<br />
habían sido exitosas en este sentido, como ALUNA y<br />
YURUPARÍ, pero las grandes decisiones sobre la producción<br />
siguen concentrándose en Bogotá. De otra parte, el proceso de<br />
legitimación de los canales locales de televisión ha sido bastante<br />
lento, dificultando la creación de políticas, programas y proyectos<br />
que contribuyan a consolidar sus propuestas y a incorporarlas a<br />
un proyecto de televisión intercultural. Actualmente se plantea<br />
la necesidad de crear una red de canales públicos que propicie el<br />
diálogo entre las culturas colombianas y de convertir a SEÑAL<br />
COLOMBIA en un verdadero lugar de encuentro entre las<br />
distintas culturas del país.<br />
Un ejemplo de lo que se busca con la realización de los<br />
Diálogos de Nación puede observarse en los retos que se ha<br />
impuesto la Unidad de Radio de la Dirección de<br />
Comunicaciones del Ministerio, al promover, no sólo el acceso<br />
de las comunidades a los medios de comunicación radial para<br />
que a través de ellos expresen sus identidades, sino también, para<br />
que construyan, una vez que se apropien de las tecnologías y de<br />
los lenguajes de la radio, una programación en la que tenga cabida<br />
la diversidad local, regional, nacional e internacional. Esta utopía<br />
de escuchar una radio donde habite la diversidad, donde sea<br />
posible encontrar la patria pero también el mundo, es la misma<br />
que aspira a construirse en la televisión y en el cine. Una televisión<br />
que presente pluralidad de visiones, temáticas, géneros y un cine<br />
que le de pantalla a la diversidad, como ha sido el propósito de<br />
las dos últimas convocatorias cinematográficas, Buscamos creadores<br />
con más talento que plata y Le ponemos ojo al talento, cuyos primeros<br />
productos permiten vislumbrar esa “casa con espejos” que puede<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
ser un país cuando tiene un cine propio que lo refleja y le da la<br />
posibilidad de descifrarse constantemente. Es clave destacar aquí<br />
la reciente incorporación, dentro de la Dirección de<br />
Comunicaciones, de la Unidad de Televisión Comunitaria, base<br />
para la creación de un proyecto estatal dirigido al fomento de<br />
propuestas en este campo, así como para la aceleración del<br />
complejo pero necesario proceso de democratización de la<br />
televisión en Colombia.<br />
“El desafío del nuevo milenio es desarrollar un modelo que fomente la diversidad cultural a través de la<br />
unión de la teledifusión tradicional con nuevos medios y una mayor capacidad de comunicación y distribución<br />
global. Los programas de televisión sirven de vehículo clave a la expresión de la creatividad y diversidad<br />
culturales. En la actualidad, organizaciones públicas y privadas a nivel mundial producen, coproducen y<br />
retransmiten programas culturales de alta calidad. Sin embargo, un mundo en el que las pantallas reflejen<br />
toda nuestra gama de rostros y voces se encuentra lejano. Durante décadas, las películas, los programas<br />
televisivos y los canales internacionales de televisión estadounidenses han sido líderes en la programación<br />
comercial que atrae audiencias a escala mundial. No cabe la menor duda de que Estados Unidos continuará<br />
marcando pauta en lo referente a la programación comercial en el próximo siglo. La influencia del sistema<br />
estadounidense deriva del hecho de que su mercado interno es el mayor del mundo. Esto le proporciona<br />
una ventaja económica sin igual, la cual puede aprovechar para comercializar sus productos en el extranjero<br />
de forma más eficiente. En este entorno de mercado existe el riesgo de que los rostros y voces de otras<br />
naciones se vean y escuchen aún menos. La comunidad internacional debe tomar medidas que aseguren que<br />
personas de todo el mundo tengan la oportunidad de disfrutar la diversidad potencial máxima que la<br />
teledifusión y su programación puedan ofrecer. En la actualidad, el atractivo comercial de un sistema de<br />
distribución mundial como es el de la programación estadounidense prácticamente garantiza su alcance<br />
internacional. Es necesario que se asegure también la presencia de una variedad cultural de programación<br />
procedente de otras fuentes.<br />
Informe Final del Foro Especial para la Promoción de la Diversidad Cultural Global a través de la Televisión<br />
Instituto Internacional de Comunicaciones<br />
Grupo de Trabajo Canadiense<br />
Roma, octubre 1998<br />
EN SU CORTO CAMINO, LOS Diálogos de Nación<br />
han comprobado las grandes posibilidades que<br />
tiene esta política de procurar un conocimiento<br />
insospechado sobre Colombia y darnos la<br />
oportunidad de imaginar y construir una nación que sea<br />
verdaderamente un espacio público común. Por eso la<br />
importancia de definir una sólida estrategia de comunicaciones,<br />
participativa e incluyente, que revierta a todo el país la enorme<br />
riqueza que los Diálogos buscan reconocer, enriquecer y poner<br />
en contacto.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [37]
[38]<br />
En el interés de contrastar las diversas versiones de nación se<br />
ha planteado la creación de una página web “Diálogos de<br />
Nación”, que sirva para referir bibliografía local, regional, nacional<br />
e internacional sobre el tema; para dar a conocer textos de<br />
actualidad sobre la nacionalidad colombiana, algunos de ellos<br />
emanados de los mismos Diálogos de Nación; y para fomentar<br />
el debate creativo entre las personas que desde distintos oficios,<br />
prácticas, disciplinas y saberes están pensando e imaginando la<br />
nación. Paralelamente, se ha planteado la creación de un proyecto<br />
editorial llamado “Cuadernos de Nación”, que busca integrar<br />
en una colección interdisciplinaria, de largo plazo y de carácter<br />
masivo, títulos “fundadores”, “creativos” y “propositivos” de la<br />
nacionalidad colombiana.<br />
Ambos proyectos, complementarios a los que ya viene<br />
realizando la Dirección de Comunicaciones, hacen parte de la<br />
estrategia de comunicaciones que será adelantada por el<br />
Ministerio con el fin de elevar los Diálogos de Nación a un<br />
primer plano de la vida cultural del país. Y es que una de las<br />
claves de los Diálogos de Nación es la participación<br />
preponderante de los medios de comunicación locales, regionales<br />
y nacionales. De hecho, en Cereté y Bosconia, los medios locales<br />
fueron los grandes convocadores de los Diálogos; los hicieron<br />
extensivos a toda la población a través de la transmisión de<br />
los distintos eventos por la radio y la televisión; informaron<br />
continuamente sobre la programación y se comprometieron con<br />
su puesta en marcha; y sobre todo, confirmaron su vocación de<br />
ser los espacios virtuales de encuentro entre las culturas<br />
colombianas.<br />
* * *<br />
EN EL CAMPO <strong>DE</strong>L PATRIMONIO, aún nos falta romper,<br />
no sólo en lo teórico, donde ya se han registrado<br />
pasos importantes, sino también en la práctica, el<br />
esquema que identifica lo patrimonial con lo<br />
monumental. La Lista de Monumentos Nacionales aún no ha<br />
sido permeada por la multiculturalidad. El 90% de los<br />
monumentos que aparecen registrados en ella pertenece a los<br />
períodos colonial y republicano, hecho que refleja como en<br />
nuestro país el patrimonio continúa siendo para muchos, algo<br />
sacro, inmaculado, blanco, un objeto de culto. Como bien lo<br />
señala Jesús Martín Barbero 21 , el patrimonio se convirtió en un<br />
don que viene de arriba y que por lo tanto no es ni discutible ni<br />
21 Idem<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
evisable. Se disoció tanto de la vida, que todo lo que comenzó<br />
a ser tocado con su nombre terminó inmovilizándose,<br />
fosilizándose. Hasta los pueblos indígenas fueron fosilizados por<br />
esta concepción monumentalista del patrimonio que veía en<br />
ellos algo exótico y anacrónico, como magistralmente lo señaló<br />
Lorenzo Muelas en alguno de los debates del proyecto de ley<br />
general de cultura.<br />
En los últimos años, y en parte gracias a la UNESCO, que ha<br />
promovido la renovación del concepto de patrimonio, en la Lista<br />
de Monumentos Nacionales de Colombia han comenzado a<br />
ingresar expresiones y períodos de la arquitectura colombiana<br />
que habían sido excluidos de lo que hasta hace sólo unos pocos<br />
años tradicionalmente el Estado había legitimado como memoria.<br />
Se destaca la valoración creciente del patrimonio moderno y<br />
contemporáneo, del patrimonio industrial, del patrimonio<br />
relacionado con las vías históricas (vías férreas, puentes, caminos<br />
indígenas y reales) y del patrimonio vernáculo, así como del<br />
patrimonio regional que también había sido desconocido por<br />
quienes desde una perspectiva centralista, habían determinado<br />
qué debía ser considerado patrimonio y qué no. La intención es<br />
que esto continúe sucediendo, sin embargo aún hace falta dar<br />
saltos institucionales verdaderamente cualitativos, de manera que<br />
los presupuestos sean cada vez más equitativos con las distintas<br />
expresiones patrimoniales y las estructuras sean capaces de<br />
ampliarse y renovarse tanto como ha sido ampliado, renovado y<br />
enriquecido el concepto de patrimonio al acoger, como eje<br />
central del mismo, el patrimonio intangible (los saberes, las<br />
lenguas, las tradiciones, los usos, las costumbres, las fiestas, las<br />
técnicas agrícolas, artesanales, arquitectónicas, las prácticas<br />
comerciales, la gastronomía, las expresiones artísticas, etc.).<br />
* * *<br />
S<br />
ÓLO UNA RED CONSOLIDADA PUE<strong>DE</strong> dar<br />
continuidad al proceso dialogante. El Sistema<br />
Nacional de Cultura —SNCu—, comprendido<br />
como un conjunto de rutas culturales que se<br />
interrelacionan entre sí, está llamado a convocar el diálogo entre<br />
las culturas colombianas. Los consejos de cultura, particularmente,<br />
deben hacer aportes significativos a la creación de propuestas de<br />
desarrollo cultural fundadas en la concertación entre los diferentes<br />
sueños e identidades de los colombianos. Es fundamental que<br />
este proceso de fortalecimiento de la autonomía local no pierda<br />
de vista la perspectiva de nación. Cada instancia, cada proceso,<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [39]
[40]<br />
cada espacio del Sistema Nacional de Cultura debe contribuir a<br />
que lo diverso dialogue y coadyuvar a la construcción de<br />
condiciones que propicien la democracia. Debe tener la suficiente<br />
grandeza para abrazar en sí mismo, lo local, lo regional y lo<br />
nacional, e igualmente, para crear y renovar nuevas rutas de<br />
diálogo entre cada uno de estos ámbitos.<br />
* * *<br />
EL PLAN NACIONAL <strong>DE</strong> <strong>DE</strong>SARROLLO —CAMBIO<br />
PARA CONSTRUIR LA PAZ— reconoce a la<br />
cultura como dimensión fundamental del<br />
desarrollo como un componente esencial en el<br />
camino de superar la fragmentación que vive el país. En este<br />
sentido, los Diálogos de Nación surgen como una propuesta<br />
concreta para superar dicha fragmentación que ha convertido a<br />
departamentos y regiones en nichos aislados unos de otros y al<br />
país en un archipiélago de islas culturales. Es importante articular<br />
esta propuesta a otras similares que se vienen tramitando desde<br />
el gobierno, las negociaciones de paz, Plan Colombia, Haz Paz,<br />
Plante, la Red de Solidaridad Social, etc.<br />
Paralelamente, el Plan Nacional de Desarrollo sugiere una<br />
agenda de trabajo coordinada entre el sector cultura y los sectores<br />
educativo, de comunicaciones, medio ambiente, desarrollo<br />
urbano, red vial y turismo, entre otros, así como políticas para<br />
grupos poblacionales específicos, la infancia y la juventud (en<br />
este sentido es relevante y pionero el trabajo que viene<br />
adelantando la Dirección de Infancia y Juventud), los pueblos<br />
indígenas, las comunidades negras y raizales, las comunidades<br />
afectadas por el terremoto del Eje Cafetero, las comunidades<br />
habitantes de zonas en conflicto, las comunidades del Pacífico.<br />
Si bien esta agenda no es lo suficientemente explícita en formular<br />
la relación entre cultura y algunos sectores es clave que ésta sea<br />
promovida desde el mismo sector, que se profundice en el<br />
reconocimiento de la dimensión e impacto cultural de cada uno<br />
de los sectores del desarrollo y se coordinen acciones conjuntas<br />
en cada uno de los casos.<br />
A esta necesidad de avanzar en el diálogo intersectorial, se<br />
suma la de profundizar en el diálogo interterritorial, formulada<br />
igualmente por el Plan Nacional de Desarrollo, que propende<br />
por la armonización de dicho plan con los planes de desarrollo<br />
territorial, de manera que éstos puedan dialogar entre sí,<br />
coordinarse y enriquecerse mutuamente. Se pretende no sólo<br />
armonizar el Plan Nacional con los planes territoriales, sino<br />
establecer puntos de contacto entre los distintos planes<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
territoriales, preservando las especificidades de cada uno. Aquí<br />
se invita a tener en cuenta el trabajo de recopilación de planes<br />
de desarrollo cultural municipales y departamentales que adelanta<br />
la Dirección de Etnocultura y Fomento Regional y que puede<br />
ser consultado tanto en esta Dirección como en el naciente<br />
Centro de Documentación de Políticas y Legislaciones Culturales<br />
perteneciente al Despacho del Ministro.<br />
Otro tema de enorme importancia es la iniciativa del Plan<br />
Nacional de Desarrollo de convocar, mediante el Programa de<br />
Ordenamiento Territorial en Colombia, “un debate nacional y<br />
territorial, con el fin de identificar el tipo de ordenamiento que<br />
requiere el país para proyectar el futuro económico, social y<br />
ambiental, con participación de la sociedad civil”. Es clave que<br />
este nuevo ordenamiento consulte y eleve a un primer plano las<br />
distintas vocaciones y anhelos de las culturas colombianas desde<br />
la perspectiva de los Diálogos de Nación. Es de subrayar la<br />
trascendencia que un debate como éste puede tener para<br />
Colombia en un momento tan crucial para la viabilidad de la<br />
nación como el que estamos viviendo. En este sentido, y con el<br />
fin de avanzar en la definición de la estrategia de participación<br />
del Ministerio en dicho debate (hasta ahora representada por<br />
el Grupo de Protección de la Dirección de Patrimonio), es<br />
interesante analizar los aportes de Orlando Fals Borda, César<br />
Valencia Mejía y Juan Manuel Ospina, así como los documentos<br />
de trabajo publicados por la Comisión Intersectorial para la<br />
Redacción del Proyecto de Ordenamiento Territorial.<br />
Por último, es importante tener en cuenta la importancia<br />
que el Plan Nacional de Desarrollo le ha otorgado a la actividad<br />
de los institutos de investigación en ciencias sociales, al reconocer<br />
el conocimiento que éstos generan como el eje articulador de<br />
las políticas públicas. Lo que se persigue con este objetivo, es<br />
que la investigación en ciencias sociales trascienda los límites de<br />
la comunidad académica e influya en la toma de decisiones que<br />
pueden contribuir a la transformación de las condiciones<br />
económicas, políticas y sociales que definen la vida de los<br />
colombianos.<br />
* * *<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [41]
[42]<br />
EN EL CAMINO <strong>DE</strong> IR tomando conciencia del<br />
interculturalismo es preciso reconocer el aporte<br />
de la UNESCO, organización en la cual nuestro<br />
país siempre ha jugado un papel preponderante.<br />
En 1978, Bogotá fue sede de la Conferencia Preparatoria<br />
de América Latina y El Caribe a la Conferencia Mundial sobre<br />
Políticas Culturales, Mundiacult 82, que se realizó en México.<br />
En esa ocasión, los ministros de cultura y responsables de políticas<br />
culturales de la región coincidieron en afirmar que“el<br />
interculturalismo cultural constituye la esencia misma de la<br />
identidad cultural, en una región en la que coexisten culturas<br />
de orígenes y épocas muy diversos. La gestación de esta cultura<br />
del mestizaje representa uno de los rasgos más característicos<br />
de la región”. En esta misma línea, la Conferencia de Bogotá<br />
reconoció que “la diversidad de los pueblos debe considerarse<br />
factor de equilibrio y no de división y que la instauración de un<br />
diálogo entre las culturas, que implique la participación activa<br />
de las comunidades en la vida cultural, favorece la integración y<br />
la unidad nacionales, al tiempo que fortalece en el plano<br />
internacional, la comprensión mutua y la cooperación”. Es<br />
importante tener en cuenta estas dos afirmaciones, pues permiten<br />
leer en la política cultural de la región cierta tendencia a la<br />
transformación del concepto de identidad nacional a partir del<br />
reconocimiento de la diversidad, en contraste con el concepto<br />
de identidad nacional monolítica que predominó en algunos<br />
países incluso hasta bien entrada la década de los ochentas.<br />
A pesar de la enorme importancia de Mundiacult 82, la<br />
UNESCO entró al poco tiempo en un proceso de declive que<br />
se proyectó sobre casi toda la década de los ochentas y parte de<br />
los noventas, hasta la publicación, en 1995, del Informe Mundial<br />
sobre Cultura y Desarrollo —Nuestra Diversidad Creativa—, que<br />
renovó el debate sobre las políticas culturales en el mundo y<br />
elevó a un primer plano de la agenda UNESCO el compromiso<br />
con el interculturalismo.<br />
El Informe Mundial sobre Cultura y Desarrollo, presidido<br />
por Javier Pérez de Cuéllar, y en el que participaron los<br />
latinoamericanos Celso Furtado, de Brasil, Lourdes Arizpe, de<br />
México y Elizabet Jelin, de Argentina, fue el eje central de la<br />
Conferencia Intergubernamental de Políticas al servicio del<br />
Desarrollo, que se llevó a cabo en Estocolmo en 1998 22 . Dicho<br />
informe, realizado en el marco del Decenio Mundial para la Cultura<br />
22 Ver Políticas Culturales en Colombia. Documento presentado a la Conferencia<br />
Intergubernamental de Políticas al servicio del Desarrollo. Estocolmo, 30 de marzo al 3 de abril de<br />
1998. Ministerio de Cultura. Bogotá, 1998.<br />
“La identidad y la lealtad nacionales sólo<br />
se definen en relación con otras naciones.<br />
De hecho, los supuestos rasgos nacionales<br />
sólo se perciben por medio de<br />
comparaciones internacionales. (...) la<br />
formación, el fortalecimiento de las<br />
identidades (ya sean nacionales, religiosas,<br />
étnicas, ideológicas, etc.) sí dependen del<br />
contacto con ‘el otro’ o ‘la otredad’ sin lo<br />
cual la especificidad de lo nuestro no puede<br />
definirse”.<br />
Alan Knight<br />
La identidad nacional:<br />
¿Mito, rasgo o molde?<br />
Museo, Memoria y Nación<br />
IV Cátedra Anual de Historia<br />
Ernesto Restrepo Tirado<br />
Museo Nacional de Colombia<br />
Bogotá, 1999<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
y el Desarrollo, comprendido entre 1988 y 1998, puso en primer<br />
plano la importancia del diálogo intercultural y la necesidad<br />
de dar un paso más allá en relación con el respeto a la diversidad<br />
cultural: “Se necesita más que tolerancia hacia las otras culturas.<br />
Deberíamos celebrar las diferencias culturales, intentar aprender<br />
de ellas y no considerarlas extrañas, inaceptables y odiosas”.<br />
Así mismo, el Informe observó que “ninguna cultura es una<br />
entidad herméticamente cerrada e insistió en la idea de que las<br />
culturas que se repliegan sobre sí mismas están destinadas a<br />
estancarse y a desaparecer” 23 .<br />
El Plan de Acción emanado de la Conferencia de Estocolmo,<br />
que fue dado a conocer bajo el título de El Poder de la Cultura,<br />
estimó que “el diálogo entre las culturas es uno de los principales<br />
desafíos culturales y políticos del mundo actual”, y acogió como<br />
uno de sus principios fundamentales la idea de que “las políticas<br />
culturales han de estar encaminadas a crear un concepto de nación<br />
como comunidad de múltiples facetas en el marco de la unidad<br />
nacional, fundada en valores que puedan ser compartidos por<br />
todos los hombres y mujeres, que da acceso, espacio y derecho a<br />
la palabra a todos sus componentes”.<br />
Así mismo, recordó la necesidad de que la afirmación de<br />
la diversidad no caiga en el aislamiento cultural: “la defensa de<br />
las culturas locales y regionales amenazadas por las culturas<br />
de difusión mundial no debe transformar a las culturas afectadas<br />
en reliquias despojadas de su propio dinamismo y desarrollo”.<br />
Habría que decir sin embargo, que en el caso colombiano,<br />
las culturas locales y regionales no están tan amenazadas por las<br />
culturas de difusión mundial, como por nuestros propios<br />
fenómenos nacionales: el narcotráfico y el conflicto armado.<br />
Ambos mantienen sitiadas, inmovilizadas, aisladas a muchas<br />
culturas del país, y despojadas, no sólo de su propio dinamismo<br />
y desarrollo, sino de sus derechos humanos fundamentales. En<br />
este sentido, es vital para Colombia y para otros países que viven<br />
situaciones similares a la nuestra, profundizar en el diseño, la<br />
formulación y la puesta en marcha de políticas culturales en<br />
contextos de guerra, objetivo que debiera coincidir con la<br />
declaratoria del 2000 como Año Internacional de la Cultura de<br />
la Paz por parte de la UNESCO y que supone el apoyo de esta<br />
organización a estrategias conducentes a orientar el poder de<br />
la cultura a la construcción de la paz.<br />
23 Autores Varios. Nuestra Diversidad Creativa, Informe de la Comisión Mundial de Cultura y<br />
Desarrollo. UNESCO/Fundación Santamaría. Madrid, 1997.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [43]
[44]<br />
ES IGUALMENTE IMPORTANTE RECONOCER EL aporte<br />
de otros organismos, foros y reuniones<br />
internacionales al propósito de construir una<br />
política cultural comprometida con el<br />
interculturalismo. En primer lugar, vale la pena destacar la<br />
participación de Colombia en el Movimiento de Países No<br />
Alineados, que le ha permitido a nuestro país compartir su apuesta<br />
por la diversidad, contrastarla con otras experiencias y emprender<br />
el descubrimiento y el reconocimiento de culturas de África,<br />
Asia y El Caribe que habíamos ignorado y con las cuales nuestra<br />
relación de intercambio y cooperación continúa siendo débil.<br />
En septiembre de 1997, en el marco de la Presidencia de<br />
Colombia del Movimiento NOAL, se llevó a cabo la Primera<br />
Reunión de Ministros de Cultura y Responsables de Políticas<br />
Culturales de este movimiento. Una de las contribuciones más<br />
interesantes de la reunión, inaugurada por William Ospina con<br />
una conferencia magistral titulada “El porvenir de la cultura” 24 ,<br />
fue la creación de dos conceptos referidos a la globalización que<br />
contribuyen a definir la participación de las culturas en dicho<br />
proceso. La globalización descendente, comprendida como un<br />
proceso de uniformización impuesto desde los grandes centros<br />
de poder económico y político, y la globalización ascendente,<br />
comprendida como un proceso que fomenta la participación<br />
equitativa de las culturas (de las voces del Sur) en los procesos<br />
de comunicación y en los mercados de bienes y servicios<br />
culturales. En este contexto, se sitúa el proyecto de intercambio,<br />
entre Colombia y Marruecos, en el campo de la promoción del<br />
libro y la literatura, y otros proyectos similares realizados con<br />
países NOAL. En 1998, ambos países participaron en sus<br />
respectivas ferias internacionales del libro, Marruecos en la Feria<br />
Internacional del Libro de Bogotá y Colombia en el Salón<br />
Internacional de la Edición y del Libro de Casablanca, publicaron<br />
antologías de cuentos debidamente traducidas y presentaron a<br />
sus escritores en el marco de ambos eventos. A estas acciones<br />
promovidas directamente por el Estado, se suman las de algunos<br />
festivales de las artes, interesados en enriquecer su propuesta<br />
con expresiones de culturas africanas, asiáticas y de Oceanía.<br />
El Festival Internacional de Poesía en Medellín, en sus últimas<br />
ediciones, presentó y publicó poetas provenientes de Egipto, India,<br />
Australia, Japón, Sahara Central, Palestina, Sudáfrica, Indonesia,<br />
Nigeria, Corea del Sur, Senegal, hecho que fue celebrado<br />
profundamente por el público del festival y que vinculó al festival<br />
y a Colombia con instituciones similares en dichos países.<br />
24 Ospina, William. “El porvenir de la cultura” en Memorias de la Primera Reunión de Ministros<br />
de Cultura y Responsables de Políticas Culturales de los Países Miembros del Movimiento NOAL.<br />
Medellín, septiembre 1999.<br />
“El aporte de tantos pueblos se medirá<br />
en su capacidad de reconocerse a sí mismos<br />
y de ofrecerse al mundo con generosidad y<br />
con carácter. Cuando dejemos de girar en<br />
torno a los supuestos centros de poder<br />
intelectual o cultural y aprendamos a<br />
establecer lazos nuevos, mucho cambiará.<br />
Es urgente que nuestros diálogos no tengan<br />
que pasar por convencionales centros<br />
de poder. Que la información internacional<br />
admita nuevas perspectivas, nuevas<br />
interpretaciones, no siga exclusivamente<br />
en manos de unas centrales de noticias,<br />
y del modo no siempre generoso como<br />
interpretan los hechos del mundo...”.<br />
William Ospina<br />
El Porvenir de la Cultura<br />
Memorias de la Primera Reunión de<br />
Ministros de Cultura y Responsables de<br />
Políticas Culturales de los Países<br />
Miembros del Movimiento NOAL<br />
Medellín, septiembre 1999<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
RECIENTEMENTE, EL <strong>MINISTERIO</strong> <strong>DE</strong> <strong>CULTURA</strong><br />
entró a formar parte de la Red Informal de<br />
Políticas Culturales —RIPC—, convocada en<br />
1998 por el Ministerio de Patrimonio<br />
Canadiense. Su segunda reunión, realizada en Oaxaca, México,<br />
en septiembre de 1999, le permitió a nuestro país contrastar su<br />
experiencia con la de un interesante grupo de países<br />
comprometidos con el interculturalismo y sopesar las dificultades<br />
que implica la puesta en marcha de políticas, planes y programas<br />
puestos a su servicio. Uno de los debates centrales de la reunión<br />
giró en torno al tema de la excepción cultural, término que<br />
hace referencia al tratamiento especial que reclaman algunos<br />
países (Francia, Canadá, etc.) para los bienes culturales y por<br />
medio del cual éstos expresan su interés de proteger sus propias<br />
industrias de procesos de globalización que tienden a<br />
monopolizar y uniformizar el consumo de bienes y servicios<br />
culturales. Como bien lo registró El País de Madrid, a propósito<br />
del Fórum de Estrasburgo, realizado días antes de la Cumbre de<br />
la Organización Mundial del Comercio —OMC—, en Seattle,<br />
el déficit comercial del cine europeo frente a Estados Unidos se<br />
ha triplicado en la última década: “En Alemania el cine europeo,<br />
exceptuando el propio, sólo ha interesado a un 6% de los<br />
espectadores; en Francia, a un 7%, y en el Reino Unido, sólo a<br />
un 4%. La mayor audiencia corresponde a las películas que llegan<br />
de Estados Unidos, que se llevan un 70% del mercado de la UE,<br />
con puntas de casi el 90% en Holanda o Bélgica y un 80% en<br />
España. Italia o Francia son los países que se defienden mejor,<br />
cediendo sin embargo el 60% de su público al amigo americano.<br />
Para el resto del mundo sólo queda el 0,5% del mercado” 25 . Esta<br />
situación, en el caso de América Latina y El Caribe, es por lo<br />
menos doblemente dramática, debido no sólo al monopolio de<br />
Estados Unidos sobre nuestro mercado, sino a una producción<br />
nacional escasa, e incluso inexistente, como en efecto fue el caso<br />
de algunos países de la región en la década de los noventas. La<br />
excepción cultural, descrita por la diputada socialista europea,<br />
Catherine Lalumiére, como un instrumento puesto al servicio<br />
de la diversidad cultural, y no como un muro indestructible,<br />
surge en este sentido, como una garantía para avanzar en la<br />
construcción de un diálogo global verdaderamente pluralista y<br />
democrático.<br />
* * *<br />
25 Martí, Octavio. “El Déficit comercial del cine europeo frente a EE UU se ha triplicado en la<br />
última década” en El País digital, Domingo 5 de diciembre de 1999.<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [45]
[46]<br />
D<br />
E LA MISMA IMPORTANCIA SE constituye la<br />
participación de Colombia en el Foro de Ministros<br />
de Cultura y Responsables de Políticas Culturales<br />
de América Latina y El Caribe, en las reuniones<br />
de ministros de cultura y responsables de políticas culturales de<br />
Iberoamérica y de los Países Miembros de la Comunidad Andina,<br />
en cuanto representan la posibilidad de coordinar políticas de<br />
integración subregional y regional que contribuyan a aumentar<br />
el contacto entre las múltiples culturas iberoamericanas,<br />
latinoamericanas, caribeñas y andinas. Es fundamental que se<br />
avance, tanto en estos contextos, como en el contexto NOAL,<br />
en la cooperación Sur-Sur (comprendida en su sentido original,<br />
cooperare, como trabajar con) y en la creación de nuevas<br />
condiciones que favorezcan el intercambio y el enriquecimiento<br />
mutuo entre las culturas. En el caso iberoamericano, se han venido<br />
observando muy buenos resultados en el campo de la<br />
cinematografía. La convocatoria del Fondo Ibermedia, en sus<br />
dos primeras ediciones, ha revertido doblemente la inversión de<br />
Colombia en el fondo, al procurar a los creadores y productores<br />
préstamos y estímulos que contemplan diversas fases del ciclo<br />
de vida de un producto cinematográfico (la producción, la<br />
promoción, la distribución, la comercialización, etc.). En este<br />
mismo sentido, se está avanzando en los campos específicos de<br />
los archivos, las bibliotecas nacionales y las revistas culturales<br />
iberoamericanas. Sobre las revistas, habría que destacar la iniciativa<br />
de la nueva Asociación de Revistas Culturales Iberoamericanas<br />
—ARCI— de garantizar que por lo menos en una ciudad de<br />
cada uno de los países que la integran haya un lugar donde se<br />
pueda encontrar toda la variedad de revistas posibles que se<br />
producen en esta parte del mundo. Hechos como este tienen<br />
una enorme importancia, en la medida en que abren nuevas<br />
perspectivas de contacto intercultural que no precisamente pasan<br />
por lo comercial.<br />
* * *<br />
AL ESPERARSE QUE LOS <strong>DIÁLOGOS</strong> de Nación<br />
renueven el territorio de las políticas culturales<br />
colombianas, en los distintos ámbitos<br />
territoriales (local, regional, nacional) y<br />
sectoriales (el patrimonio, las artes, las comunicaciones, la<br />
formación, las industrias culturales, etc.), queda por definir<br />
qué se espera ir observando a medida que se lleven a cabo (los<br />
Diálogos de Nación), cómo van a ser evaluados sus resultados<br />
(indicadores), de qué manera participarán los múltiples actores<br />
locales, regionales y nacionales en la implementación de la política<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>
que los fundamenta y cómo se realizará la articulación de los<br />
distintos programas del Ministerio y de otras instituciones a través<br />
de los cuales dicha política busca desarrollarse.<br />
Antes de ello, es importante insistir en la perspectiva de la<br />
historia. Como bien lo señala Ana María Ochoa Gautier al<br />
referirse al documento inicial y punto de partida de CREA,<br />
una expedición por la cultura colombiana, y en general, al “modo<br />
como nacen las ‘políticas culturales’ dentro del Estado<br />
colombiano” 26 , “nos cuesta trabajo recoger las lecciones de la<br />
historia” 27 , muchas veces se actúa desarticuladamente,<br />
desconociendo los procesos en curso (“A uno le parece cuando<br />
lee el documento —el de CREA— que Colcultura no existiera,<br />
ni hubiera desarrollado ningún tipo de proyectos con las regiones,<br />
ni los tuviera en ese momento”. 28 ) o duplicando las estructuras<br />
administrativas y programáticas. De allí la necesidad de articular<br />
sabiamente los esfuerzos que los distintos programas del<br />
Ministerio están haciendo en favor del interculturalismo y del<br />
desarrollo cultural local y regional; de seguir avanzando en la<br />
creación de condiciones de intercambio y enriquecimiento<br />
mutuo entre ellos (p.ej. los grupos de reflexión sobre Cultura,<br />
Desarrollo y Región y Políticas de Formación Artística y Cultural<br />
y el Comité de Dirección); de construir memoria; de compartir<br />
documentos, experiencias, proyectos; de trazar puentes entre<br />
programas; de democratizar la información; de avanzar en la<br />
reflexión conjunta; de producir conocimiento sobre el país; de<br />
mantener una actitud constante de consulta y reconocimiento a<br />
las realidades regionales, a la bibliografía que sobre ellos existe y<br />
a los proyectos que en el marco de las mismas coinciden con los<br />
objetivos de los Diálogos de Nación.<br />
Se trata finalmente de que en este proceso el Ministerio<br />
profundice procesos de información y documentación sobre<br />
los municipios, las ciudades, las regiones, las culturas de Colombia<br />
y que los resultados de dichos procesos influyan en el diseño y<br />
la formulación de las políticas culturales estatales, de manera<br />
que cada vez, con mayor fidelidad, éstas reflejen nuestros<br />
sueños, memorias e identidades, el país que somos y el país que<br />
aspiramos ser.<br />
26 Idem<br />
27 Idem<br />
28 Idem<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong> [47]
[48]<br />
“Ninguna cultura es una entidad herméticamente cerrada. Todas las culturas están<br />
influenciadas por otras culturas y a su vez ejercen influencia sobre éstas. Tampoco son inmutables<br />
o estáticas, sino que están en un estado de flujo continuo, impulsadas simultáneamente por<br />
fuerzas internas y externas. Estas fuerzas pueden ser conciliadoras, armoniosas, benignas y<br />
basadas en actos voluntarios; pueden también ser involuntarias, resultantes de conflictos<br />
violentos, del uso de la fuerza, la dominación o el ejercicio ilegítimo del poder.<br />
“A la luz de estos hechos, la necesidad de los pueblos de vivir y trabajar en paz debería<br />
conducir al respeto de todas las culturas, o al menos de aquellas que valoran la tolerancia y el<br />
respeto hacia los otros. Existen culturas que tal vez no sean dignas de respeto, porque ellas<br />
mismas han demostrado ser intolerantes, excluyentes, explotadoras, crueles y represivas. Tales<br />
prácticas repulsivas, tanto si apuntan a pueblos de culturas distintas o a miembros de la propia<br />
cultura, deben ser condenadas y no toleradas, a pesar de lo que se diga acerca de la importancia<br />
de la ‘no injerencia en las costumbres locales’. Sin embargo, aun los miembros de culturas<br />
intolerantes deberían gozar de la libertad de expresar sus puntos de vista, mientras sus actos<br />
no infrinjan los derechos de quienes no están de acuerdo con ellos.<br />
“Por lo demás, se necesita más que tolerancia hacia las otras culturas. Deberíamos celebrar<br />
las diferencias culturales, intentar aprender de ellas y no considerarlas extrañas, inaceptables u<br />
odiosas. Los gobiernos no pueden prescribir actitudes y conductas de respeto, pero sí pueden<br />
prohibir agresiones a las prácticas y a las personas de culturas diferentes, y pueden también<br />
establecer la estructura legal que asegure la tolerancia mutua y la aceptación recíproca<br />
declarando ilegales algunas de las manifestaciones explícitas de xenofobia y racismo.<br />
“Las actitudes de intolerancia resultan especialmente perniciosas cuando se convierten en<br />
la política de gobiernos intolerantes. En esos casos, la discriminación, la segregación y la exclusión<br />
se convierten en la política oficial. En estos casos se requiere una intensa presión internacional<br />
para denunciar y castigar tales políticas, incluyendo toda forma de racismo, persecución de<br />
grupos y personas a causa de sus creencias, y la restricción de la libertad de su propio pueblo.<br />
“La diversidad y la pluralidad de las culturas implican beneficios comparables a los de la<br />
diversidad biológica. El pluralismo tiene la ventaja de tomar en consideración la riqueza acumulada<br />
en toda la experiencia, sabiduría y comportamiento humanos. Toda cultura puede beneficiarse<br />
de una comparación con otras culturas, dado que descubre su propia idiosincracia y singularidad.<br />
Esto no implica relativismo cultural, sino que es totalmente coherente con la afirmación de la<br />
validez de algunas normas absolutas.<br />
“Es necesario subrayar que el pluralismo no constituye un fin en sí mismo. El reconocimiento<br />
de las diferencias es, por encima de todo, una condición para el diálogo y por tanto para la<br />
construcción de una unión más amplia entre los diferentes pueblos. A pesar de las dificultades,<br />
la obligación ineludible es la de encontrar caminos para reconciliar una nueva pluralidad con<br />
una ciudadanía común. El objetivo no puede ser simplemente construir una sociedad<br />
multicultural, sino un Estado constituido multiculturalmente: un Estado que reconozca la<br />
pluralidad sin menoscabo de su integridad”.<br />
Compromiso con el pluralismo<br />
Nuestra Diversidad Creativa<br />
Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo<br />
UNESCO, 1995<br />
<strong>DIÁLOGOS</strong> <strong>DE</strong> <strong>NACIÓN</strong>