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PERFIL HISTÓRICO DEL CARMELO TERESIANO

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<strong>PERFIL</strong> <strong>HISTÓRICO</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CARMELO</strong> <strong>TERESIANO</strong><br />

1. La Orden del Carmen (siglos XIII-XVI)<br />

2. El Carmelo Teresiano (siglos XVI-XIX)<br />

3. Restablecimiento del Carmelo Teresiano en España (siglo XIX)<br />

1. La Orden del Carmen (siglos XIII-XVI)<br />

La palabras Carmen y Monte Carmelo, aplicadas a la Virgen María, como<br />

advocación mariana, y a los Carmelitas, como Orden religiosa, hacen<br />

referencia al Monte Carmelo, el promontorio sobre la ciudad de Haifa, en<br />

Israel. Aquí encontramos la cuna de la Orden, y el inicio de la devoción a la<br />

Virgen del Carmen, a comienzos del siglo XIII.<br />

1.1. Los orígenes en el Monte Carmelo<br />

Los orígenes de la “Orden de los Hermanos de la Virgen María del Monte<br />

Carmelo”, como se denominará pronto, están relacionados con el resurgir de la<br />

vida eremítica en occidente en los siglos XI-XII, y con la llegada de cruzados y<br />

peregrinos a Tierra Santa. Durante el siglo XII – probablemente en la segunda<br />

mitad –, algunos cruzados y peregrinos que habían ido a Tierra Santa, se<br />

establecen en el Monte Carmelo, junto a la “Cueva de Elías”. Nace un<br />

eremitorio de cristianos fervorosos, que se entregan a una vida solitaria de<br />

penitencia y oración 1 .<br />

Entre 1206 y 1214 piden al Patriarca de Jerusalén, Alberto (1150-1214), una<br />

“fórmula de vida”. Como respuesta, Alberto presenta a los ermitaños que viven<br />

“junto a la “Fuente” [de Elías], la Regla, con las normas esenciales que regirán<br />

su vida. La Regla albertina es esencialmente eremítica, aunque presenta<br />

algunos elementos de vida común. En 1215, el Concilio Lateranense IV<br />

prohibió la fundación de nuevas Ordenes Religiosas, debiendo los fundadores<br />

futuros adoptar una de las “Reglas” ya existentes. Esto hizo necesario el que<br />

los ermitaños del Carmelo recurrieran a la Santa Sede para dar solidez a su<br />

estado jurídico. La primera aprobación pontificia de la Regla es de Honorio III<br />

por la Bula “Ut vivendi norman” en 1226.<br />

1 Cf. FRIEDMAN, Elías, El Monte Carmelo y los Primeros carmelitas, Burgos 1985.


2<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

Obtenida la aprobación pontificia de la Regla por el Papa el número de<br />

ermitaños fue en aumento; no se sabe, sin embargo, con precisión cuántos<br />

llegaron a ser los moradores del Carmelo, ni cuántos eremitorios fueron<br />

abriéndose en toda Palestina. Los ermitaños tomaron como inspiración para su<br />

vida contemplativa y de celo apostólico al profeta Elías, que en los relatos de la<br />

Biblia aparece relacionado con el Monte Carmelo. Esto explica la presencia de<br />

la imagen de Elías en retablos de iglesias de los Carmelitas, como en el<br />

Carmen de Vitoria, y la incorporación de su frase “Zelo zelatus sum” en el<br />

escudo de la Orden.<br />

Como “Patrona” y especial protectora los ermitaños moradores del Carmelo<br />

tomaron a la Virgen María. A ella dedicaron la iglesita, que estaba en el centro<br />

de su primer eremitorio. De esta iglesita tomaron los religiosos el nombre de<br />

“Hermanos de la Beata Virgen del Monte Carmelo” 2 .<br />

1.2. Emigración de los Carmelitas a Occidente (1238 - 1291)<br />

La vuelta de los sarracenos a las tierras conquistadas por los cruzados trajo<br />

el desasosiego y turbación a los ermitaños del Carmelo, y finalmente con la<br />

destrucción de los lugares de culto hizo imposible la estancia en Palestina. La<br />

emigración de los ermitaños carmelitas a Europa comienza hacia 1238, y se<br />

concluye en 1291, con la conquista de Acre por los sarracenos y la<br />

desaparición del primer eremitorio 3 .<br />

En Europa comenzaron a fundar pequeñas casas. El ambiente no era el del<br />

Monte Carmelo. Se encontraron además con el nuevo modelo de la vida<br />

religiosa, que se inicia a principios del siglo XIII: el de las Órdenes<br />

“mendicantes”. Franciscanos y Dominicos de nueva fundación, y Agustinos<br />

que se transforman de ermitaños en “mendicantes”. Los Carmelitas tratan de<br />

adaptarse a la nueva situación. Se enfrentan con serias dificultades para ser<br />

aceptados, por no conocerse su Regla, y no ser familiar su vestido.<br />

Abandonando su eremitismo primitivo, comienzan a atender a las necesidades<br />

pastorales de la Iglesia, transformándose así en Orden Mendicante.<br />

Fue necesaria una adaptación de la Regla al nuevo contexto social y pastoral<br />

2 Cf. GEAGEA, Nilo, María, Madre y Reina del Carmelo, Burgos 1989, pp.58-118.<br />

3 El 29 de noviembre de 1631, los Carmelitas volvieron al Monte Carmelo. Eran Carmelitas<br />

Descalzos, o del Carmelo Teresiano; la obra de volver al Monte Carmelo se debió al riojano P.<br />

Próspero del Espíritu Santo. Allí, en la cima del promontorio, se edificará en el siglo XIX el<br />

actual santuario a la Virgen del Carmen.


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 3<br />

que vivían. Simón Stock, elegido General en el capítulo general de Aylesford<br />

de 1245, se dirigió al papa Inocencio IV, pidiéndole modificara algunos puntos<br />

de la Regla, que les había dado el Patriarca Alberto. El 1 de octubre de 1247, el<br />

papa expide la bula Quae honorem Conditoris, aprobando la regla con sus<br />

modificaciones y mitigaciones. En la Regla inocenciana, se introducen nuevos<br />

elementos cenobíticos (Oficio Divino, refección en común, y posesión en<br />

común de ciertos animales para el sustento); y se mitigan algunas normas (en la<br />

abstinencia de carnes, el silencio, etc.) La Orden entra así oficialmente en una<br />

nueva fase de su historia.<br />

1.3. Santa María del Carmen – el Escapulario del Carmen<br />

En el contexto de las serias dificultades, con las que tiene que enfrentarse la<br />

nueva Orden del Carmen a lo largo del siglo XIII, aparece, según una tradición<br />

suficientemente contrastada con documentos históricos, la intervención<br />

protectora palpable de la Virgen María, en respuesta a la súplica de los<br />

carmelitas, que se consagran a su servicio. Se trata de la entrega del<br />

Escapulario – que en su origen era el vestido superpuesto que los monjes<br />

llevaban durante el trabajo manual –, como signo de la ayuda intercesora de la<br />

Virgen María por una parte y del compromiso de seguir a Jesús a ejemplo de<br />

María por otra.<br />

Según documentos del siglo XIV el receptor del escapulario como signo de<br />

esa alianza y compromiso mariano, fue el General de la Orden, Simón Stock,<br />

en una visión del 16 de julio de 1251. Paulatinamente la Iglesia fue aprobando<br />

el “escapulario”, como manifestación externa de amor a María y de confianza<br />

en su ayuda misteriosa, y como compromiso de imitar su vida. La praxis de<br />

llevar el escapulario en esa perspectiva y la devoción a la Virgen del Carmen<br />

iba a tener una gran acogida en el mundo cristiano. La imagen de San Simón<br />

Stock recibiendo el escapulario de manos de María aparecerá frecuentemente<br />

en el retablo de los altares carmelitas.<br />

1.4. Expansión de la Orden – decadencia – reforma<br />

La Orden del Carmen tiene un desarrollo y expansión notables en Occidente<br />

en los siglos XIII-XIV, en número de Provincias y de religiosos. En 1472, el<br />

número de Provincias es de 33, con unos doce mil miembros en el momento de<br />

máxima expansión. Con manifestaciones amplias de vitalidad, en los<br />

“estudios” con maestros como Juan Baconthorp y Tomas Waldense, y en la<br />

“santidad”, con santos y beatos como Andrés Corsini y Nuño Alvares Pereira.


4<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

En las últimas décadas del siglo XIV y primera mitad del siglo XV, la<br />

Orden fue decayendo de su precedente esplendor. No era un fenómeno de sólo<br />

los Carmelitas, sino de todas las familias religiosas, compartiendo el decaer en<br />

muchos aspectos de la vida cristiana en general. Tres factores tuvieron<br />

marcado influjo en el decaimiento del fervor religioso: la peste negra (1348-<br />

1350) que desoló casi toda Europa y diezmó los conventos; el Cisma de<br />

occidente (1378-1417), que trajo la división y las polémicas, y la guerra de los<br />

cien años (1337-1437) entre Francia e Inglaterra, con sus secuelas de<br />

desasosiego de las comunidades. Se resintió la disciplina claustral en cuanto a<br />

la vida de oración y silencio, las exigencias de la vida común y la práctica de la<br />

pobreza evangélica.<br />

La delicada situación en que se hallaban las comunidades movió a los<br />

superiores a pedir dispensas pontificias en diversos puntos de la Regla (sin<br />

introducir retoques en su texto), que facilitaran su cumplimiento. Eugenio IV<br />

concedió ciertas mitigaciones en 1432 con la Bula Romani Pontificis. Junto<br />

con ello, religiosos de gran sensibilidad hicieron esfuerzos de renovación y de<br />

reforma. Con mayor o menor éxito. Los esfuerzos tienen su manifestación más<br />

destacada en el surgir de Congregaciones reformadas, y en la acción de<br />

determinados Priores Generales.<br />

Las más destacadas Congregaciones en este campo son la Mantuana (1413-<br />

1783), la de Albi (1499-1599) y la del Monte Oliveto (1516-1600). Hubo<br />

Priores generales que promovieron con energía la reforma, tanto por medio de<br />

decretos, como alentando grupos que intentaban vivir con fidelidad la<br />

“observancia regular”, sobre todo en relación con la vida de oración y de la<br />

pobreza. Destacan entre ellos el B. Soret (1451-1471), el B. Bautista Mantuano<br />

(1513-1516), Nicolás Audet (1524-1562) y Juan Bautista Rubeo (Vicario en<br />

1562, y General 1564-1578).<br />

El Beato Soret, además de su obra de reformación de las comunidades de<br />

varones, fue responsable de la admisión al hábito y profesión del Carmen a<br />

mujeres con vocación religiosa, iniciando así la Orden de Monjas Carmelitas.<br />

Nicolás Audet señaló pistas de actuación restauradora, que fueron importantes<br />

en el nacer y primer crecimiento del Carmelo Teresiano. Rubeo, por su parte,<br />

continuó la acción reformadora, ya en el marco de los decretos del Concilio<br />

Tridentino, que se aprueban en diciembre de 1563; en 1567, tendrá un<br />

encuentro con Teresa de Jesús, fundamental para el Carmelo Teresiano.


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 5<br />

1.5. La Orden del Carmen en España (s. XIII-XVI) 4<br />

La entrada de la Orden en España tiene lugar por la Provenza, con la<br />

protección de la Corona de Aragón. Perpignan (1265) es el primer convento al<br />

parecer. Siguen Sangüesa en Navarra (1277), Lérida (1278), Valencia (1281);<br />

en el Capítulo de 1281, aparece ya la Provincia de Hispania.<br />

En la visita del General Rubeo de 1566, la Orden del Carmen estaba<br />

configurada en cuatro Provincias, con el personal disminuido como<br />

consecuencia de la reforma que se iba aplicando: Cataluña, con 13 conventos y<br />

85 religiosos; Aragón y Valencia, con 11 conventos y 112 religiosos; Castilla,<br />

con 11 conventos y unos 100 religiosos, y Andalucía, con 16 conventos y 250<br />

religiosos.<br />

En cuanto a las Monjas Carmelitas, el primer convento es el de Écija<br />

(1457), y el segundo el de la Encarnación en Ávila (1479, trasladado al lugar<br />

actual en 1515, año en que nace la que le hará famoso como monja, Teresa de<br />

Ahumada).<br />

2. El Carmelo Teresiano – Carmelitas Descalzos<br />

El Carmelo Teresiano tiene como arranque fundacional la experiencia y el<br />

mensaje de Teresa de Jesús (1515-1582), en la segunda mitad del siglo XVI.<br />

4 Cf. J. SMET, op. cit., IV, El Carmelo Español (1260-1980), Madrid, 1994; B. VELASCO<br />

BAYON, Historia del Carmelo Español, Roma 1990; II, 1992.


6<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

2.1.1 “Renovación de la Regla primera” por una misión (1562)<br />

El proceso de “renovación de la Regla primera” 5 comienza como fruto de<br />

vivencias y decisiones íntimas de Teresa de Jesús. A sus 45 años, con 24 años<br />

de monja en la Encarnación de Ávila, Teresa parecía en 1560 estar llegando al<br />

final del camino. Al contrario. Se encontraba al inicio de algo muy importante:<br />

su misión carismática y apostólica en la iglesia. El estimulante de esa etapa<br />

definitiva y final de su vida fueron gracias intensas de horizontes apostólicos.<br />

La primera fue la “visión del infierno” (Vida 32,1-9). Fue una gracia<br />

apostólica. La liberó de sí misma y la hizo sentir una intensa preocupación por<br />

la salvación de los demás.<br />

Teresa no se quedó en el mundo de meros sentimientos. Tomó una opción<br />

de vida. “Pensaba qué podría hacer por Dios, y pensé que lo primero era seguir<br />

el llamamiento que Su Majestad me había hecho a religión, guardando mi<br />

Regla con la mayor perfección que pudiese”. Esa determinación le llevó a<br />

buscar un estilo nuevo de vida, y en un contexto nuevo. A iniciar una<br />

comunidad nueva. Simultáneamente, tiene lugar la intervención íntima del<br />

Señor, que le ordena iniciar la fundación, prometiéndole su asistencia y éxito<br />

final 6 . Estamos en el germen de un carisma nuevo en la Iglesia (Vida 32,14).<br />

Mientras se prepara el pequeño convento de San José en Ávila, la<br />

conciencia apostólica de Teresa se concretiza y encarna en la realidad eclesial<br />

del momento; su atención pasa de la salvación de los pecadores en general, a la<br />

iglesia real de su tiempo – a la “Cristiandad”–. “Las grandes necesidades – los<br />

grandes males – de la Iglesia” comienzan a preocuparle de una manera nueva 7 .<br />

Teresa descubre en esa realidad histórica y eclesial una llamada de Dios para<br />

actuar activamente en ella. Nace así en Ávila el 24 de agosto de 1562 la<br />

pequeña comunidad de San José. Con la misión de vivir por la iglesia. Teresa<br />

convoca con fuerza a sus hijas a unirse en esa misión urgente, imprimiendo un<br />

5 Es Teresa misma la que identifica su obra como “renovación de la Regla primera”<br />

(Fundaciones, 23, 12 – subrayado mío). La madre Ana de Jesús declara por su parte: “que sabe<br />

que se tomó Dios a la Madre Teresa de Jesús por principio y medio de esta renovación de<br />

nuestra sagrada Religión” (Procesos de Beatificación, Salamanca 5 julio 1597: subrayado mío).<br />

6 Cf. Vida 32, 11; 36, 29. “Dios quiere que lo haga”, escribe a su hermano Lorenzo,<br />

residente en el Perú en carta del 23.12.1561, primer documento sobre el proyecto fundacional<br />

que ha llegado a nosotros.<br />

7 Comunica a su director esas vivencias internas en 1563 (Rel. 3a.).Lo manifiesta en 1566 en<br />

expresión urgente: “Estáse ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, quieren<br />

poner su iglesia por el suelo” (C 1, 5).


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 7<br />

sentido apostólico a todos los elementos que componen el tejido de la vida del<br />

Carmelo renovado.<br />

La “Regla primitiva” – de hecho la aprobada por Inocencio IV en 1247 –<br />

hace de puente para conectar con el espíritu de los “padres antiguos” del Monte<br />

Carmelo. Ahora, una única ambición anima a todos los miembros de la<br />

comunidad: llegar a “ser tales”, que puedan ayudar a la Iglesia mediante el<br />

dinamismo de la comunión de los santos y de la fuerza de Dios (Camino 3, 5;<br />

4, 1). A ese fin iban orientados los deseos de Teresa y sus pláticas con sus<br />

hermanas durante los cuatro años (1562-1566) vividos en la pequeña<br />

comunidad de San José (Fundaciones 1, 6).<br />

Una nueva gracia apostólica le abre en 1566 al mundo de las misiones. Su<br />

visión apostólica, que hasta ese momento parecía concentrarse en el marco de<br />

herejes, moros y cristianos, se extiende a la totalidad del misterio de la Iglesia y<br />

del mundo, con apertura a la geografía más allá de la cristiandad, al mundo<br />

misionero. La ocasión y fecha del cambio es el encuentro a finales del verano<br />

de 1566 con el franciscano Alonso Maldonado de Buendía, misionero que<br />

llegaba de México. Las palabras de fuego de Maldonado presentan ante sus<br />

ojos un panorama nuevo para ella. Tierras conquistadas, pero no evangelizadas.<br />

Se produce una sacudida interna muy fuerte en Teresa. De nuevo brota<br />

en su espíritu un hontanar vibrante de deseos de hacer algo, de oraciones y de<br />

lágrimas. La respuesta será el ponerse a sus 51 años en camino fundacional:<br />

multiplicar pequeños conventos, como el de San José, y asociar a su obra a<br />

comunidades de frailes, con el mismo estilo de hermandad y finalidad<br />

apostólica.<br />

2.1.2. Movimiento fundacional (1567-1582)<br />

El movimiento comienza tras el encuentro unos meses más tarde, con el<br />

General de la Orden, padre Juan Bautista Rubeo 8 . El General comprendió sus<br />

aspiraciones apostólicas 9 y decidió apoyar la “manera de vivir” implantada por<br />

la santa. El 27 de abril de 1567, Rubeo extendía patentes para que Teresa<br />

8 El General había llegado a Ávila en el marco de la visita a las Provincias españolas, con la<br />

finalidad de llevar a realidad la reforma de los religiosos, decretada en el Concilio de Trento en<br />

diciembre de 1563. Para cumplir ese propósito, el papa Pío V le había designado por un Breve<br />

del 8 de mayo de 1565 Visitador y Comisario Apostólico de la Orden.<br />

9 “Entendió de mi manera de proceder en la oración – anota Teresa – que eran los deseos<br />

grandes de ser parte para que algún alma se llegase más a Dios” (Fundaciones 2, 3).


8<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

pudiera fundar monasterios de monjas en Castilla. Unos meses más tarde, el 10<br />

de agosto de 1567, el General otorgaba licencia para la fundación de dos casas<br />

de frailes con iglesias en Castilla, en la línea que apuntaba la monja de Ávila.<br />

Nace una familia religiosa en la iglesia, que con “su oración e industria” se<br />

emplee en llevar a Cristo a las almas que no le conocen.<br />

Teresa no pierde tiempo en promover y dirigir el movimiento fundacional.<br />

Bajo su impulso fueron naciendo los Carmelos femeninos, hasta llegar a 17<br />

con la apertura del último en Burgos en 1582. Ella tomó la iniciativa de buscar<br />

candidatos varones para el Carmelo masculino. Los dos primeros serían el<br />

prior de Medina, Antonio de Heredia, de 57 años, y el joven misacantano Juan<br />

de Sto. Matía, que luego se llamaría Juan de la Cruz. De 25 años, Juan de la<br />

Cruz sería iniciado personalmente en el nuevo estilo de vida por Teresa misma,<br />

muy interesada de que el joven religioso llevase “bien entendidas todas las<br />

cosas” (Fundaciones 13, 5). Él, maestro insigne espiritual, se convertirá en el<br />

cofundador del Carmelo Teresiano.<br />

La primera comunidad de varones – de tres religiosos – se abre en la<br />

pequeña aldea de Duruelo el 28 de noviembre de 1568. Teresa tiene ocasión<br />

de visitar Duruelo a comienzos de marzo de 1569. La Madre sintió gran alegría<br />

y satisfacción al ver el espíritu que animaba la vida de ese primer conventito de<br />

varones. Le agradó igualmente la actividad apostólica que desarrollaban en su<br />

entorno: “Iban a predicar a muchos lugares que están por allí comarcanos sin<br />

ninguna doctrina, que por esto también me holgué se hiciese allí la casa”<br />

(Fundaciones 14, 8).<br />

El proceso de fundaciones de varones tuvo sus altibajos. Pasó por<br />

momentos de dificultad y de conflictos dentro de la misma Orden del Carmen.<br />

Tuvo grandes valedores, que estimaban su estilo de vida “reformada”. Entre<br />

ellos el mismo Rey Felipe II, y hombres de la nobleza, entre los que se<br />

encontraban miembros de los Mendoza, oriundos del castillo y pueblo de<br />

Mendoza, cercano a Vitoria. El ritmo creciente de fundaciones hizo que Roma<br />

decidiera la erección de una Provincia independiente para los Descalzos y<br />

Descalzas, dentro de la Orden del Carmen.<br />

La decisión de Roma se ejecutó en el Capítulo Provincial de Alcalá,<br />

celebrado en Marzo de 1581. Se promulgaron Constituciones para Descalzos y<br />

Descalzas y se nombraron superiores propios, con el P. Jerónimo Gracián,<br />

como primer Provincial. Teresa vio abrirse con ello una etapa de paz entre<br />

calzados y descalzos y de ilusionadas perspectivas para el futuro. Es el<br />

momento en que la Madre fundadora lanza un gran mensaje para todos, frailes


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 9<br />

y monjas. Para el próximo futuro, una invitación urgente: “Por eso, hermanos y<br />

hermanas mías, prisa a servir al Señor”. Y para todo el devenir de la historia,<br />

unas consignas, que van a resonar siglo tras siglo en los oídos de sus hijas e<br />

hijos, enraizados en el pasado: “Pongan siempre los ojos en la casta de donde<br />

venimos, de aquellos santos Profetas”; y en camino de renovación continua:<br />

“Ahora comenzamos y procuren ir comenzando siempre de bien en mejor”<br />

(Fundaciones 29, 32).<br />

2.1.3. Nueva forma de vida carmelitana, más que reforma<br />

“La nueva forma de vida carmelitana” 10 , que Teresa inicia en San José,<br />

tenía mucho de nuevo y creativo. Incorporaba lo mejor de los movimientos de<br />

renovación oracional y de vida interior de la iglesia en aquel momento: todo<br />

ello llevaba en sí un fuerte atractivo vocacional. Había nacido en respuesta a<br />

unas llamadas apostólicas urgentes: esa finalidad apostólica provocaba el<br />

impulso a vivir con “la mayor perfección” los consejos evangélicos. La obra<br />

teresiana – anterior al decreto de reforma de los religiosos de Trento, que se<br />

prepara del 20 de noviembre al 2 de diciembre de 1563 – no surge, por tanto,<br />

en la iglesia simplemente por la necesidad de reformar la propia vida o la de<br />

los demás, y menos la de la Orden del Carmen 11 .<br />

Por otra parte, y sin que lo pretendiera la Santa como finalidad explícita, la<br />

obra teresiana presentaba aspectos que atraían a personas, centradas en la idea<br />

de “reforma”. Mirando al pasado de la Orden del Carmen, la obra teresiana<br />

llevaba consigo, según lo percibió el mismo Rubeo, como un respirar el<br />

espíritu genuino que alentó a “aquellos santos Padres nuestros del Monte<br />

Carmelo”. Y mirando al estado de la vida religiosa en general, el nuevo estilo<br />

teresiano de vida cumplía con creces los postulados de reforma, al evitar de<br />

raíz los posibles abusos, objeto de la reforma tridentina. Adoptaba además<br />

10 Tomo la expresión del carmelita padre O. Steggink: “La nueva forma de vida carmelitana,<br />

inspirada en el más hondo espíritu evangélico y en el ideal eremítico-contemplativo<br />

carmelitano, con su clara finalidad dogmática, más que de reforma, debe calificarse de obra<br />

creadora y fundadora, que coloca a la madre Teresa de Jesús entre las primeras figuras de la<br />

Iglesia de la Contrarreforma. Su actuación reformadora no parece ser más que un aspecto<br />

secundario de la obra” (La Reforma del Carmelo español, ed. 1965, pp.447-448; ed. 1993, p.<br />

313).<br />

11 Estas afirmaciones son ya posesión indiscutible de la historiografía moderna sobre el<br />

origen de la obra teresiana, aunque se siga aplicándole la expresión inadecuada de “Reforma<br />

teresiana”.


10<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

algunas de las actitudes (vida más penitente, pobre y retirada) y formas<br />

externas (abstinencia, clausura, vestido, calzado), que caracterizaban a las<br />

“reformas” contemporáneas en sus programas de austeridad y de evitar el<br />

aseglaramiento.<br />

Precisamente por esa dimensión de vuelta a la “primera Regla” y por esa<br />

asunción de formas de vida reformada y penitente, la obra teresiana fue<br />

considerada por espectadores menos perspicaces, y aun por religiosos<br />

carmelitas, simplemente como “una reforma”. Contribuyó también a esa falsa<br />

percepción el mismo apelativo de “descalzas” y “descalzos”, común en ese<br />

momento para designar movimientos de “reforma”, al ser aplicado en sentido<br />

uniforme a las nuevas comunidades del Carmelo Teresiano. Se desvirtuaba con<br />

ello la novedad que la experiencia y formulación teresianas aportaba en el trato<br />

de amistad con Dios, en la concepción de la comunidad y de la misión<br />

apostólica.<br />

2.2. Hacia una Orden independiente – con problemas de identidad<br />

Las dos últimas décadas del siglo XVI son testigos de una expansión<br />

creciente del grupo de los Descalzos, junto con una fuerte controversia sobre su<br />

identidad carismática, que tendrá consecuencias negativas.<br />

2.2.1 Años de expansión y universalismo (1581-1585)<br />

Los cuatro primeros años de la nueva Provincia fueron de gran expansión,<br />

con horizontes universalistas y misioneros. En mayo de 1585, al hacer el P.<br />

Gracián balance de su provincialato en el Capítulo provincial de Lisboa, señala<br />

como logros de su cuatrienio la salida del Carmelo Teresiano de las fronteras<br />

de Castilla y Andalucía. Se habían abierto casas en los reinos de Portugal y de<br />

Navarra, en Génova (Italia) y en el Congo, en África. Anunciaba además la<br />

próxima partida hacia las Indias occidentales, y el abrirse de oportunidades<br />

para fundar en Aragón, Valencia y Cataluña, con buenas perspectivas para<br />

hacerlo en Francia con la ayuda de Juan de Quintanadueñas, y en Flandes por<br />

medio de Pedro Cerezo Pardo 12 .<br />

Como inspiración para el futuro, hay que subrayar la partida de misioneros<br />

al Congo en África. Entraban con ello los descalzos en el movimiento<br />

evangelizador, que llevó a millares de religiosos de los reinos de España – y<br />

12 Apología y defensa contra las calumnias... en los cuatro años de su provincialato, en<br />

MHCT 3, doc. 276, p. 51-90.


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 11<br />

Portugal – hacia el mundo encomendado al Patronato de los reyes ibéricos. La<br />

apertura de la misión en el Congo puso a prueba la voluntad misionera de la<br />

joven Provincia. La primera expedición salió de Lisboa en abril de 1582,<br />

viviendo la santa fundadora Teresa de Jesús y con su “anuencia y consejo”;<br />

naufraga la nave y perecen los cinco misioneros. Una segunda expedición se<br />

hace al mar un año más tarde, en abril de 1583. Tampoco pudieron los<br />

misioneros llegar a su destino, al sufrir la nave abordaje por parte de corsarios<br />

ingleses. Al tercer intento, en 1584, tres misioneros pudieron finalmente iniciar<br />

su misión en el Congo.<br />

A esa misión en África siguió la partida de 12 misioneros a nueva España<br />

(México), según había sido decidido en el Capítulo Provincial de Lisboa en<br />

mayo de 1585. El 11 de junio de 1585 se embarcaron en Sevilla, llegando a<br />

San Juan de Ulúa (Veracuz) en México el 27 de septiembre del mismo año.<br />

Ellos abrieron el primer convento del Carmelo Teresiano en el nuevo mundo<br />

en San Sebastián de México, con sus “Doctrinas” para la conversión y<br />

catequesis de los indios 13 .<br />

2.2.2. Hacia una “Reforma” encerrada en el claustro (1585-1599)<br />

El ritmo de nuevas fundaciones, tanto de frailes como de monjas, en los<br />

reinos de España continuó durante el siguiente Provincial, P. Nicolás Doria. En<br />

1589 llegan las Carmelitas Descalzas al barrio de la Magdalena en Vitoria.<br />

Doria dirigió con decisión y habilidad el proceso hacia la transformación de la<br />

Provincia de Descalzos, primero en Congregación (1588), y finalmente en<br />

Orden independiente (1593). Doria sería el primer Vicario General, y el primer<br />

Superior General de los Descalzos, hasta su muerte en 1594.<br />

Por otra parte, durante su largo gobierno de nueve años, la visión<br />

universalista con horizontes abiertos a la acción por la conversión de las almas,<br />

que se había vivido en los cuatro primeros años del primer Provincial Gracián,<br />

padeció un fuerte eclipse. Eclipse que se prolongará bajo sus sucesores en la<br />

Congregación española. Doria vivió personalmente e impulsó como superior el<br />

concepto de la nueva Orden, como esencialmente una “reforma”: la<br />

“Descalcez”, por excelencia. Una “reforma”, en la que la observancia regular,<br />

estructurada en numerosos actos de “vida común” e “igual” y en clima de<br />

oración, encerramiento en el convento y penitencia, era concebida como la<br />

13 Cf. VICTORIA MORENO, Dionisio, Los Carmelitas Descalzos y la conquista espiritual<br />

de México (México 1983) 50-75.


12<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

clave de la perfección y de la vida del “descalzo”.<br />

La aplicación rigurosa de ese concepto de “vida común e igual” mediante el<br />

gobierno, primero de la “Dieta” o “Junta” (1585-1588), luego de “La<br />

Consulta”, junto con la ordenación de numerosas leyes y conminación de<br />

penas para asegurar su cumplimiento, y el silenciamiento de los religiosos que<br />

defendían otro modelo de la vida del descalzo –entre ellos el P. Gracián, que es<br />

expulsado de la Orden en 1592–, tuvo consecuencias negativas. Hizo<br />

replegarse en demasía a las comunidades sobre sí mismas, restringiendo el<br />

horizonte a la acción apostólica y misionera, y puso en peligro algunos<br />

aspectos del estilo de hermandad teresiana, en que la sencillez, afabilidad,<br />

acentuación del rigor en las virtudes más que en la penitencia son esenciales.<br />

Entre los efectos negativos hay que recordar el final de la misión del Congo<br />

(1587), la no partida de más misioneros a México en los nueve años, así como<br />

la ausencia de nuevas empresas misioneras.<br />

Durante el gobierno del P. Elías de San Martín (1594-1600), que le sigue al<br />

P. Doria, y de los Superiores Generales de la Congregación española, la<br />

orientación dada por Doria se hace definitiva. Se añade además un acento<br />

extremoso sobre la dimensión eremítica de la vida contemplativa del Carmelo.<br />

La Regla “primitiva”, leída en clave eremítica, se convierte en punto de<br />

referencia esencial y restrictiva para la identificación carismática de la llamada<br />

Reforma. La experiencia de vida, el impulso y la palabra de la madre Teresa de<br />

Jesús estaban ausentes en esa tarea discernidora. No sucedía lo mismo con la<br />

Congregación italiana.<br />

2.2.3. El Carmelo teresiano, dividido en dos Congregaciones (1600)<br />

La división de los Carmelitas Descalzos en 1600 en dos Congregaciones, la<br />

de España y la de Italia, y la redacción de Constituciones propias para cada<br />

una, se debieron al temor existente en sectores españoles de que las<br />

comunidades extrapeninsulares de Italia y Roma pudieran ejercer una<br />

influencia negativa sobre la Reforma, y también a cierta diversidad en el<br />

concepto mismo de Reforma y su gobierno 14 .<br />

El primer paso se da el 20 de marzo de 1597, con el breve Sacrarum<br />

14 Fueron los descalzos de España quienes pidieron una separación bien definida entre los<br />

conventos de la Península y los de Italia, solicitando el apoyo del rey Felipe II para conseguirlo.<br />

Véase el memorial del definitorio a Felipe II (abril de 1597) y la carta del Duque de Sessa,<br />

embajador en Roma, al Rey (5.5.1597) en MHCT 4, 595-596; 598-599.


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 13<br />

Religionum de Clemente VIII, por el que quedaban eximidos de la jurisdicción<br />

de los superiores generales de España los conventos de Santa Ana de<br />

descalzos, fundado en 1584, y de Jesús María de descalzas, ambos en Génova,<br />

y el de Santa María de la Scala, que estaba para inaugurarse en Roma.<br />

El 13 de noviembre de 1600, se dio el paso definitivo de separación. Con el<br />

breve “In apostolicae dignitatis culmine” el papa Clemente VIII erigió los dos<br />

conventos de carmelitas descalzos y el de descalzas de Italia, en Congregación<br />

independiente con facultad de fundar conventos en todo el mundo, fuera de los<br />

reinos de España. Con ello tenemos dos Congregaciones, la de España, y la de<br />

Italia. Las dos Congregaciones tuvieron áreas de expansión territorial propias,<br />

y códigos legislativos y de formación diferentes.<br />

A) La Congregación Italiana<br />

La Congregación italiana nace en 1600 con sólo unos 30 religiosos, gran<br />

parte de ellos españoles. Era un grupo unido con fuerte personalidad en varios<br />

de sus miembros; pronto será un grupo ilusionado ante los desafíos de<br />

expansión misionera abiertos ante ellos. Recuérdense a los españoles –<br />

fundadores y primeros generales – los padres Pedro de la Madre de Dios<br />

(Vilagrasa, 1565-1608), Fernando de santa María (Martínez, 1558-1631) y<br />

Juan de Jesús María (San Pedro y Ustárroz, 1554-1615), y a los italianos –<br />

pioneros en las nuevas misiones, generales y provinciales –, los Angelo di<br />

Gesù Maria, Agatangelo di Gesù Maria y Paolo Simone di Gesù.<br />

Al formular Constituciones propias y al tener que dar una respuesta a la<br />

petición del Papa Clemente VIII de asumir una misión, estudiaron a fondo la<br />

cuestión de si era conciliable con su carisma la actividad misionera. La<br />

respuesta fue afirmativa. Tuvieron en cuenta, para llegar a esa conclusión, no<br />

sólo la Regla y el carácter de Mendicante de la Orden, sino la experiencia y<br />

palabra de Teresa de Jesús. La veneraban no sólo como una gran Santa sino<br />

como Madre Fundadora. El Venerable Juan de Jesús María, de Calahorra, fue<br />

quien formuló con precisión la respuesta favorable a la actividad misionera.<br />

El pequeño grupo que inició la andadura como Congregación, creció<br />

pronto con numerosas vocaciones. En 1614 eran ya 300 los religiosos,<br />

esparcidos por varias naciones. Al cumplirse el segundo centenario de la<br />

fundación de San José de Ávila, en 1762, la Congregación italiana llegaba a la<br />

máxima expansión, con 23 Provincias, esparcidas por toda Europa y con 10<br />

misiones, y con unos 4.500 religiosos.


14<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

B) La Congregación Española<br />

La Congregación española, en el momento de la separación en 1600, estaba<br />

extendida por España, Portugal y Méjico. Esa área de los Reinos de España fue<br />

el espacio geográfico en el que abrió sus fundaciones a lo largo de su<br />

existencia. La expansión máxima de la Congregación tuvo lugar a finales del<br />

siglo XVII, con ocho Provincias dentro del territorio español, más la de<br />

Portugal y México. Eran unos 120 los conventos y de 3.500 a 4.000 los<br />

religiosos.<br />

En relación con el modelo de vida y de misión del Carmelita Descalzo, en<br />

las Constituciones de la Congregación española, desde su primera formulación<br />

en los años 1602-1604, y en la estructura de la vida regular de las<br />

comunidades, prevaleció, y finalmente se confirmó como postura oficial, el<br />

concepto de la reforma del Carmelo que el P. Doria había propugnado con<br />

energía durante su gobierno, con la observancia regular, entendida como “vida<br />

común” e “igual”, al que se añadió durante el generalato del P. Elías de San<br />

Martín la referencia a la Regla, leída en clave eremítica, como elemento<br />

destacado de identidad carismática. Dos Superiores Generales tuvieron<br />

especial influjo en esa orientación definitiva de la Congregación española: los<br />

padres Francisco de la Madre de Dios (1600-1607) y Alonso de Jesús María<br />

(1607-1613, 1619-1625).<br />

Prevaleció, por tanto, la dimensión eremítica de la vida contemplativa, que<br />

hizo desaparecer, como inconciliable, la actividad evangelizadora de las<br />

misiones, y se estabilizó el encerramiento geográfico de la Reforma dentro de<br />

los reinos de España, Portugal y México. Respetando la recta intención de<br />

quienes formularon y defendieron esa visión, y admirando la vida ejemplar de<br />

miles de religiosos que la vivieron, hoy juzgamos equivocado el no haber<br />

atendido a la experiencia y a la palabra de Teresa de Jesús, y al ejemplo de vida<br />

de Juan de la Cruz, como elementos claves de discernimiento del carisma, y<br />

evaluamos como hecho lamentable el no haber extendido su misión a áreas de<br />

la geografía, por ejemplo en el Nuevo Mundo, necesitadas de misioneros.<br />

La “Congregación española” dejó de existir en el siglo XIX. Tras la<br />

supresión de los conventos de frailes en los años 1835-1836, el<br />

restablecimiento del Carmelo Teresiano en España fue realizado por<br />

Carmelitas de la Congregación Italiana con las Constituciones y los códigos de<br />

formación propios de ésta. Y con la apertura a la actividad misionera, que iba a


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 15<br />

ilusionar a muchos jóvenes de las regiones españolas.<br />

3. Restablecimiento del Carmelo Teresiano en España (1868)<br />

El 12 de octubre de 1890, D. Antonio de Valbuena, lectoral de la catedral de<br />

Santa María de Vitoria, daba la bienvenida a los Carmelitas Descalzos con<br />

palabras de afecto. Consideraba su llegada a Vitoria, como un “singular<br />

beneficio” para la ciudad, tanto por ser religiosos, como “por su carácter de<br />

misioneros de Ultramar” 15 .<br />

3.1.Carmelitas Descalzos, “misioneros de Ultramar”<br />

“Misioneros de Ultramar” eran los nuevos Carmelitas que salían de los<br />

conventos abiertos en la segunda mitad del siglo XIX en España. El preparar<br />

misioneros de Ultramar era la base legal para cualquier nueva fundación,<br />

después que habían desaparecido las antiguas comunidades de frailes a raíz del<br />

decreto de Mendizábal del 19 de febrero de 1836 y de la ley de las Cortes<br />

españolas el 29 de julio de 1837, que determinaron la extinción de las órdenes<br />

religiosas y la desamortización de sus bienes.<br />

En el momento de la supresión tenían los Carmelitas Descalzos en España<br />

112 conventos, con 2.124 frailes, pertenecientes a ocho provincias religiosas.<br />

Ellas formaban, como hemos indicado anteriormente, la llamada Congregación<br />

española.<br />

La restauración de las órdenes regulares en España comienza lentamente en<br />

la década de los cincuenta, tras el “Concordato” de 1851, firmado entre el<br />

Gobierno de Isabel II y la Santa Sede dentro del clima de acercamiento entre<br />

Estado e Iglesia en la década que se inicia en 1844 con la subida al poder de los<br />

moderados, presididos por Narváez. Fue precisamente la cuestión de los<br />

regulares uno de los temas que hicieron fatigosa la negociación del<br />

Concordato; estaba de por medio el problema de la desamortización, que fue<br />

aceptada finalmente como hecho irreversible, y el de la sujeción de los<br />

regulares a los Ordinarios Diocesanos, que los primeros debieron asumir so<br />

pena de extinción.<br />

La apertura de algunas casas religiosas estaba prevista en el número 29 del<br />

Concordato. El artículo no era muy generoso en su apertura al establecimiento<br />

de casas de religiosos y daba pie a cuestiones sobre la situación jurídica de las<br />

15 Cf. Vitoria y los Carmelitas, en SJC 1 (1890) 66. Es una crónica de la inauguración de la<br />

iglesia de los Carmelitas en Vitoria.


16<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

mismas que solamente se resolverán en 1904, en el convenio entre la Santa<br />

Sede y el Gobierno. Se hace referencia explícita en dicho artículo junto a los<br />

Colegios de misiones de Ultramar, cuya existencia se supone y se quiere<br />

mejorar, al establecimiento de una Orden, de las aprobadas por la Santa Sede,<br />

en cada diócesis.<br />

Se abrían por tanto dos puertas a los intentos de restauración: entrar en la<br />

red de Colegios misioneros para atender las necesidades religiosas de Ultramar<br />

y/o intentar ser recibidos simplemente como casa religiosa al servicio de la<br />

diócesis y del pueblo fiel. Durante muchos años solamente la primera vía dio<br />

resultados; de hecho, apenas firmado el Concordato, los franciscanos<br />

consiguen licencia en 1852 para abrir un colegio-noviciado para las misiones<br />

de Filipinas. Igualmente lo consiguieron pronto los jesuitas y capuchinos.<br />

El restablecimiento de comunidades del Carmelo Teresiano en España<br />

siguió también esa vía de Colegios de Misioneros de Ultramar, abierta en el<br />

número 29 del Concordato. El primer Colegio tardó, sin embargo, en abrirse<br />

casi dos décadas, realizándose la fundación no por miembros exclaustrados de<br />

la Congregación española, sino por superiores y religiosos de la Congregación<br />

italiana. Algunos tímidos intentos de restauración por los superiores de la<br />

Congregación española – Juan Maldonado, comisario general en España, y<br />

Pascual de Jesús María en Roma – no dieron resultado.<br />

Por otra parte y al mismo tiempo, cerca de las fronteras en la vecina Francia<br />

el Carmelo Teresiano, restaurado tras la destrucción sufrida en la revolución<br />

francesa, vivía una época de gran florecimiento. El florecimiento era debido en<br />

gran parte a religiosos españoles, antiguos “exclaustrados” algunos de ellos, y<br />

nuevos profesos otros, que habían pasado la frontera para entrar en la Orden en<br />

los noviciados abiertos en Francia desde 1841. Fue por la intervención<br />

providencial de estos carmelitas españoles, miembros de la Congregación de<br />

Italia y venidos de conventos de las Provincias de Aquitania y Aviñón en<br />

Francia, como se logra abrir el primer convento de Carmelitas Descalzos en<br />

España.<br />

3.2. Primer “colegio de misioneros” en Marquina (14.8.1868)<br />

La apertura se realizó en Marquina (Vizcaya), dentro de la recién<br />

inaugurada diócesis de Vitoria. Los protagonistas principales en esta tarea – y<br />

los primeros en ponerse en contacto con el obispo de Vitoria para ello – fueron


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 17<br />

tres: los padres Manuel de santa Teresa 16 , Pedro José de Jesús María 17 y<br />

Domingo de san José 18 , superiores de Agen, Burdeos y General de la<br />

Congregación italiana respectivamente. De ellos, Manuel y Domingo habían<br />

profesado en la antigua Congregación Española, sufriendo la exclaustración y<br />

el exilio en 1835-1839; Pedro José, en cambio, había profesado en Francia,<br />

siendo uno de los más de cien jóvenes españoles que cruzaron la frontera para<br />

poder realizar la vocación de carmelitas teresianos, entrando en noviciados de<br />

Francia.<br />

El primero que actúa, casi casualmente, fue el padre Manuel. Tuvo que<br />

venir en marzo de 1867 a su pueblo natal de Lazcano en Guipúzcoa. Allí<br />

continuaba en pie el antiguo convento de Carmelitas Descalzos, donde él había<br />

vivido siete años antes de la expulsión. “Examinado el convento – escribirá<br />

más tarde – y no encontrando en él más que un sacerdote secular con un<br />

hermano converso para guardarlo, se renovaron en mí todos los deseos de<br />

restauración de la Orden, y habituados como estábamos en Francia desde<br />

nuestra entrada en 1839 a fundar y a vencer dificultades, me pareció que no se<br />

perdería nada en hacer un ensayo” 19 .<br />

Hombre de acción y de temperamento optimista, el P. Manuel se puso<br />

inmediatamente a dar pasos concretos en vistas a restablecer el Carmelo<br />

Teresiano en el antiguo convento. El 11 de marzo se presentó en la ciudad de<br />

Vitoria; fue el primer contacto con la ciudad y sus gentes. Pidió consejo al<br />

magistral de la catedral, don Vicente Manterola, muy versado en asuntos de<br />

16 Fr. Manuel Elósegui y Albizu había nacido en Lazcano (Guipúzcoa) el 22.4.1817,<br />

profesando carmelita descalzo el 25.1.1834. Fue ordenado sacerdote el 16.7.1840 en Burdeos.<br />

Además de intervenir en la restauración de Marquina, llegó como pionero de los Carmelitas a<br />

Cuba en 1879. Murió el 11.3.1889 en Larrea.<br />

17 Pedro José Alcorta, nacido en Marquina el 4.4.1822, profesó en el noviciado de Le<br />

Broussey el 7.6.1846, falleciendo en Madrid el 23.2.1892. Intervino activamente como<br />

Superior Provincial en la fundación de los carmelitas en Vitoria.<br />

18 Fr. Domingo Arbizu, nacido el 7.5.1799 en Puente la Reina (Navarra), profesó el<br />

6.9.1818, siendo ordenado sacerdote en Calahorra. Salió hacia Francia como exclaustrado en<br />

1839. Paso providencial, dado que él fue quien, iniciando en Burdeos bajo la Congregación<br />

italiana el 28.11.1839 una pequeña comunidad de Carmelitas, restauró el Carmelo Teresiano en<br />

Francia. Será el primer Provincial de la restaurada Provincia de Aquitania (1853), siendo<br />

finalmente elegido General de la Congregación italiana el 6.5.1865. Falleció en Roma el<br />

12.7.1870.<br />

19 Así lo dice en una Relación de sus tentativas de restauración que dejó escrita en francés en<br />

1872. Una versión castellana abreviada en MteCarm 12 (1912) 647-652; 730-735.


18<br />

Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola<br />

Iglesia y Estado y deseoso de la restauración de los religiosos, particularmente<br />

de los hijos de santa Teresa 20 . Presentó luego el proyecto al propio obispo de<br />

Vitoria, D. Mariano Alguacil 21 , primer prelado de la nueva diócesis. El obispo<br />

se mostró muy favorable al restablecimiento de los carmelitas en España,<br />

apoyando un año más tarde, en marzo de 1868, el proyecto de erección de un<br />

convento en su misma diócesis, en Lazcano concretamente 22 .<br />

El informe favorable del obispo, junto con el del arzobispo de Santiago de<br />

Cuba y del obispo de la Habana, que mostraban su deseo y gozo en recibir a<br />

los futuros carmelitas misioneros de Ultramar 23 , abría el camino para solicitar<br />

de las autoridades superiores – eclesiásticas y civiles – el placet a la apertura<br />

del deseado primer convento. En todo el proceso, los Carmelitas tuvieron<br />

valedores insignes; entre ellos destaca el Conde de Villafranca y senador del<br />

Reino, D. Cándido Gaitán de Ayala 24 . El proyecto siguió adelante, cambiando<br />

el lugar de fundación de Lazcano a Marquina, como sede del primer colegio de<br />

carmelitas misioneros de Ultramar.<br />

El P. Domingo, ante la trascendencia del proyecto y delicadeza de la<br />

intervención – era superior de la Congregación italiana, sin jurisdicción<br />

ordinaria en los reinos de España –, prefirió actuar en persona en los complejos<br />

trámites que había que realizar y decidió venir a España. En el atardecer del 8<br />

de julio de 1868, el padre General entraba en la península por Irún,<br />

acompañado del P. Pedro José, prior de Burdeos, como secretario y<br />

20 Nacido en San Sebastián en 1833, Manterola fue tras su ordenación sacerdotal secretario<br />

del obispo Monescillo de Calahorra (1861-1862), siendo elegido canónigo magistral de Vitoria<br />

al constituirse esta nueva diócesis en 1862. Murió en octubre de 1891.<br />

21 Nacido en Córdoba en 1805, Diego Mariano Alguacil Rodríguez , nombrado obispo de<br />

Badajoz en 1859, fue el primer obispo de Vitoria (1862), siendo trasladado al de Cartagena en<br />

1877, donde falleció el 10.1.1884. Favoreció en todo lo posible el restablecimiento de los<br />

Carmelitas en su diócesis.<br />

22 Cf. carta del Obispo al Conde Gaitán del 6.4.1868 (Corresp., 18).<br />

23 El Obispo de La Habana daba su informe 15.1.1868: “Tendré la mayor satisfacción en que<br />

los hijos de la ilustre hija de Ávila puedan venir a ésta a ayudarme a levantar la enorme y casi<br />

insoportable carga del episcopado, y espero que en ello será Dios glorificado y S.M. la Reina<br />

servida”.<br />

24 Don Cándido Gaitán, nacido en Mondragón (Guipúzcoa) el 30.10.1818, fue elegido<br />

Diputado general en 1845 por Guipúzcoa y luego Senador vitalicio, hasta la caída de Isabel II.<br />

Volvió al Senado en 1879. Tenía su palacio en Vergara, donde falleció el 25.11.1882. Su carteo<br />

(“Correspondencia”) sobre el tema de la restauración de la Orden y de la unión de las dos<br />

congregaciones – italiana y española – en una única Orden es muy rico en datos.


Perfil histórico del Carmelo Teresiano – Domingo F.dez de Mendiola 19<br />

colaborador a lo largo de todo el viaje 25 . Dos días más tarde, el obispo de<br />

Vitoria, D. Mariano, firmaba el documento, por el que prestaba “su<br />

conformidad canónica” a la fundación de un convento del Carmelo Teresiano<br />

en Marquina y cedía la iglesia para dicho fin.<br />

Siguieron a esto los trámites llevados por el General P. Domingo en el<br />

Ayuntamiento de Marquina y en la corte de Madrid. El 3 de agosto la Reina<br />

Isabel II firmaba el Real Decreto, en el que se autoriza al P. Domingo para<br />

instalar en el Convento de Marquina un Colegio de Misioneros de su Orden<br />

para la Isla de Cuba. De vuelta de Madrid hacia Marquina, el P. Domingo se<br />

detuvo el 12 de agosto unas horas en Vitoria. Aquí hizo una visita al<br />

Gobernador de la Provincia y al sr. Obispo, presentando a éste la Real Orden<br />

del 3 de agosto, a la que el Prelado añadió su “placet”. Dos días más tarde, el<br />

14 de agosto de 1868, el P. Domingo inauguraba oficialmente en Marquina el<br />

convento de Carmelitas Descalzos, como “Colegio de Misioneros de<br />

Ultramar”.<br />

25 El P. Domingo había salido de Roma el 1 de julio de 1868; el 6 llegó a Burdeos. El 8 de<br />

julio por la mañana él y el P. Pedro José tomaron el tren hacia España, llegando al atardecer a<br />

Vergara, donde les recibía con gozo el Conde de Villafranca (Corresp., 49).

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