La cacería más bonita del mundo - Armada Expediciones

Caza mayor
La cacería más bonita del mundo
32 S CC
A
lo largo de las horas que
paso hablando de caza
desde mi oficina en
Armada Expediciones son muchas las
veces que me preguntan ¿cuál es la cacería
más dura del mundo?; ¿cuál es la
más divertida?; ¿cuál es la más cómoda?
Las respuestas suelen ser diferentes
según las situaciones, pero cuando me
preguntan ¿Cuál es la cacería más bonita
del mundo?, no tengo la menor duda
en mi contestación y siempre lo hago de
la misma manera: en mi opinión es la
En las Rocosas del Canadá
Roque Armada, Director de Armada Expediciones
que se hace a caballo en las montañas
rocosas del Oeste de Canadá.
Habiendo cazado en los cinco continentes
y conociendo innumerables destinos
cinegéticos, sigo manteniendo mi
opinión: Canadá y más concretamente el
norte de Columbia Británica en otoño y
a caballo es la cacería más bonita. Tal
vez sea la belleza de hacerlo montando,
tal vez sus increíbles paisajes, tal vez los
magníficos colores que tienen los bosques
en esa época del año, tal vez la hermosura
de los trofeos de alce, caribú,

osos y carneros que se cobran… Son
muchos y muy variados los motivos que
me hacen elegir esta cacería como la
más bonita del mundo. Las sensaciones
que he tenido montado en un caballo por
esos bosques, cruzando esos ríos o atravesando
esas montañas aún no me las
ha producido ninguna otra de las
muchas que en el mundo hay. Es dura,
aunque las hay más duras, es difícil
aunque las hay más difíciles, es incierta
aunque las hay más inciertas, los trofeos
son preciosos aunque los hay más
bonitos; pero en belleza no creo que ninguna
la pueda superar. Estas cacerías
suelen empezar con un largo vuelo transoceánico
a través de Londres o Toronto
que nos sitúe en la preciosa ciudad de
Vancouver, al sur de Columbia Británica,
con vistas de los estrechos de Johnstone y
Georgia, ésta entre los emplazamientos
más bellos del mundo. Entre preciosas
montañas y en la costa del Océano
Pacifico, está considerada la de mejor
calidad medioambiental del mundo.
Recomiendo dejar un día o dos a la ida o
la vuelta del viaje para conocerla.
Desde Vancouver se suele tomar uno
de los muchos aviones bihélices de 30 ó
40 plazas que nos trasportan hacia uno
de los pequeños pueblos de las rocosas,
siendo al que más he volado el de
Smithsers. Allí nos recibe la organización
y solemos pasar una noche en un
acogedor hotelito Hudson Bay Lodge. Al
día siguiente se vuela en una hidroavioneta,
como en unas cuatro horas, al campamento
base en la orilla del río Stikine.
Esta travesía es en si preciosa. Los colores
del otoño, unido a volar a poca altu-
Roque Armada,
Director de
Armada
Expediciones, en
el campamento
base del río
Stikine, montado
en el magnífico y
noble caballo de
caza de nombre
Errol desde el que
se cobró un
precioso alce.
Nótese la funda
de rifle de silla de
montar y las
alforjas
delanteras
y traseras,
que tanto
recomendamos
para estas
cacerías.
Roque Armada
junto con
Jerry Geracy,
outfitter local y
uno de los
difíciles carneros
Stone Sheep
cobrados
en la zona.
S
C
33

El autor
delante de
una tienda de
campaña del
espartano
campamento
volante
conocido
como Willow
Camp. Sujeta
el caballo de
caza Errol,
totalmente
equipado con
funda de rifle
en la silla y
alforjas de
caza. Al otro
lado un
ejemplar de
carga con las
típicas cajas
de equipaje
que también
se utilizan
para sacar
los trofeos.
Roque Armada y
Jerry Geracy
delante del
campamento
volante Willow
con dos alces
típicos del oeste
de Canadá, de
51 y 54 pulgadas
cobrados
durante esa
cacería.
34 S CC
ra la hacen una experiencia inolvidable.
El campamento base también es una
linda cabaña de troncos en la orilla del
río y rodeada de las montañas Cassiar
de una belleza indescriptible. Cuenta
con muchas comodidades que conviene
disfrutar, pues luego no se tendrán en
los duros albergues de caza. Varias habitaciones,
magnífica cocinera, buena
estufa central, cuartos de baño con
ducha hacen de él un cómodo alojamiento
donde se suelen probar los rifles, pescar
algo, preparar los equipajes para el
día siguiente y a caballo subir a alguno
de los pulcros, aunque durísimos campamentos
volantes.
El factor que dota a esta cacería de su
incomparable perfección es que se realiza
completamente a caballo. No hay ni
una sola carretera en 500 kilómetros a
la redonda y, por tanto, la única manera
de desplazarse es a lomos de estos
nobles animales. Es verdad que a veces
se caza en barcas fuera borda o neumáticas
por los ríos, también el rececho
final de los carneros y cabras de las roco-

Jerry Geracy
con un cazador
del grupo con
una bonita
percha de Arctic
Grylings y
truchas
cobradas
mientras
cazaban alces
en barca en el
arroyo conocido
como Goat
Creek, sólo unas
horas después
se falló un
precioso alce en
ese mismo sitio.
36 S CC
Un precioso alce del
Oeste de Canadá de
54 pulgadas cobrado
durante esta
cacería.

sas se hace a pie, pero la mayoría de la
actividad cinegética y desplazamientos
se realizan pura y simplemente a caballo.
Aquí quiero matizar dos factores
importantísimos: la importancia de
algún entrenamiento de hípica para no
sentirse morir de variados dolores el primer
día y la importancia del equipo.
Como esta cacería siempre suele realizarse
en los meses de septiembre y octubre,
aconsejo durante el verano, en que
además se dispone de tiempo libre, salir
cuatro o cinco días en algún picadero
cercano a dar unos paseos de un par de
horas y si es por terreno agreste mejor.
Respecto al equipo creo que es una de
las experiencias en que mejor se debe
elegir la ropa, armas, etc. En el noroeste
de América puede llegar a llover tanto
que sea imposible permanecer seco ni
con las modernas prendas de Gore Tex.
Si a esto sumamos estar continuamente
atravesando bosques repletos de agua
hace que sea lo más parecido a estar en
una ducha como jamás he visto. Prendas
de poliéster o polipropileno que se seca
en seguida es importantísima. Ropa de
agua pesada tipo plástico de pescador es
lo que ellos usan incluso más que las de
última tecnología, cuando se bajan del
caballo se la quitan y se ponen otra más
ligera. Forros polares, tejidos sintéticos
y nada de algodón pues este último
absorbe mucha agua y tarda muchísi-
mos en secarse. Botas de montaña
domadas y súper engrasadas son
imprescindibles, pues en ocasiones especialmente
en los carneros tendremos que
dejar los caballos y hacer los recechos a
pie por el durísimo terreno de las
Rocosas. Un buen saco de dormir que
aguante hasta menos 10 grados será
suficiente, pero no lo olvide pues no se
usa otra cosa.
Y por último un detalle que considero
importante y casi nadie sabe a priori, si
tiene, lleve una funda de arma para la
silla de montar. Esto es más complejo e
importante de lo que parece. Allí a veces
tienen algo pero suelen ser estrechas
como para llevar los rifles de palanca
que muchos guías usan y allí no cabe un
cerrojo con un anteojo de tamaño medio.
Por otro lado llevarlo a la espalda, como
muchas veces hacen los españoles lo
desaconsejo totalmente. No sólo si usted
se cae del caballo puede dar lugar a la
ruptura del arma o del anteojo, sino que,
además, puede producirle importantes
daños en la espalda, lo cual sería mucho
peor. Por otra parte, los continuos golpes
del visor con la parte de atrás de la silla
suelen desajustarlos con las terribles
consecuencias que esto tiene. La solución
mejor es una funda de tipo blando,
que se pueda atar a la montura y llevar
debajo de la pierna derecha. Si no la tiene
gustosamente en Armada Expediciones le
Roque Armada
con dos de los
cazadores del
grupo delante de
la cabaña del
campamento base
del río Stikine.
Justo después de
la foto se montó
a caballo para
iniciar esta dura
pero bonita
cacería.
S CC
37

Roque Armada,
director de
Armada
Expediciones,
con algunos de
los trofeos de
alce cobrados
durante esta
cacería con el
río Stikine
al fondo.
38 S CC
daremos un contacto que se la podrá
hacer; además, si de su maletín rígido
saca la gomaespuma y mete el rifle dentro
de esta funda ahorrará mucho espacio
en la maleta.
Respecto a las armas debo decir que
es una de las cacerías más duras para
ellas. Si no lleva la funda de la que hablo
arriba verá como en 8 ó 10 días convierte
cualquier bonito rifle al aceite en un
trozo de madera que le costará reconocer.
La combinación de lluvia continua,
roce con árboles y caballo pueden arruinar
para siempre cualquier pavón. Si la
lleva, sobrevivirá, ¡pero ojo!; nunca la
deje en el animal cuando baje a gemelear.
Si éste decide revolcarse por la hierba
con ella colgada, se acabó la aventura.
Por tanto, rifle enfundado y al hombro
en cuanto nos bajamos del caballo.
Cualquier arma de rececho puede
valer. Calibres tipo 7mm Rem. Mag. ó
.300 son ideales y si incluye osos Grizzlis
y alce, mejor tipo .338 u 8x68, aunque
este último siendo magnífico, supone
grandes problemas para conseguir
munición en América en caso de perdida
o que se le acabe. Puntas de 200 a 250
grains es lo mejor. Balas de expansión
controlada que penetren en los animales
más pesados, tipo Swift–A–Frame;
Norma Orix, Nosler Partition, Trophy
Bonded o Bearclaw son las ideales para
los pesados ejemplares de las rocosas y
poder disparar a cualquier trofeo aunque
el ángulo de tiro no sea perfecto. Si
usted tiene un rifle de culata de Kevlar
y cañones de acero inoxidable será el
destino más apropiado para llevarlo.
Como último consejo sobre equipo, si
puede lleve un segundo anteojo con
monturas compatibles tipo Appel o
Blaser y previamente puesto a tiro. Si el
suyo se estropease o sale de tiro sólo
tiene que sacar el segundo de las alforjas,
cambiarlo y continuar cazando. Esto
le puede salvar pues al contrario que en
África no es nada fácil encontrar armas
de recambio.
Una vez bien equipado, con caballo,
mulas para el equipaje y los suministros
para varios días, cada grupo de dos cazadores
suele subir a uno de los campamentos
volantes que rodean al base.
Éstos consisten en un par de tiendas
amplias, pero espartanas, que cuentan
con estufa y camastros, unos troncos
para sentarse y poco más. Cuarto de
baño, ducha o retrete son completamente
inexistentes. Si usted no puede vivir
sin ellos olvídese de este destino. Pero le
aseguro que la belleza que contemplará
desde la puerta de esta tienda le compensará
de todas las incomodidades… si
usted es un verdadero cazador y amante
de la naturaleza.
Desde allí y cada mañana partirá con
su guía a buscar los trofeos más bonitos
del mundo: las cabras en las montañas
más abruptas, los caribúes en las mesetas
aireadas donde huyen de las moscas,
los alces los cobrará más abajo, cerca de
los ríos en los que les gusta comer. En
cualquier momento puede ver un oso
grizzli o uno negro y mucho más difícil,
un precioso lobo. ¿Se puede pedir más?
Un desayuno fuerte con huevos y bacon,
algún tipo de sándwich a mediodía con un
té calentado en una fogata en mitad del
monte y una cena que suele contar con
carne de alce o caribú será el duro régimen
a llevar durante los 8 ó 10 días que

dura esta aventura. Además, no verá
muchos animales, a veces pasan días
enteros sin encontrar ningún trofeo al que
tirar; por otra parte, los guías suelen ser
duros hombres del norte, en general poco
amables y serviciales. Frío, palizas…
¡Pero qué belleza! En cualquier
momento de esos días de caza desde lo
alto de su silla de montar contemplar
los paisajes más bonitos que hay en el
mundo. Montañas nevadas, lagos, ríos,
bosque con los colores del otoño harán
que los recuerdos perduren durante
toda su vida. Si además consigue, lo
cual no es seguro, algunos de esos
increíbles trofeos de oso, alce o caribú
ello quedará en su memoria como lo
mejor que ha hecho en su vida. Si es
usted un verdadero cazador y no me
cree, pruebe y verá. Probablemente
entenderá por qué la llamo la cacería
más bonita del mundo.
Nota: Agradecemos a Roque Armada,
de Armada Expediciones, www.armadaexpedciciones.com
y roque@armadaexpeditions.com,
su colaboracion para
la redaccion de este artículo.
Roque Armada
con algunos de
los magníficos
ejemplares de
caribú de
montaña
cobrados en ese
viaje. Esta parte
de las Rocosas
tiene la mejor
calidad en estos
trofeos del
mundo.