LA MEMORIA ES UN ARMA (Juan Cristóbal) [PDF] - Runa Yachachiy
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R<strong>UN</strong>A YACHACHIY, Revista electrónica digital, I Semestre, 2013<br />
Pelagia Tueros<br />
Yo no vivo en este pueblo pero tengo un comadre y a ella fui a visitarla el día de la<br />
matanza, para ayudarla en las faenas del campo, cuando llegué un soldado me dijo: "pon<br />
estas piedras en esos huecos", cuando fui a poner vi que habían muchos muertos y otros<br />
no estaban, todavía abrían sus ojos, cuando terminamos de poner las piedras pusieron<br />
unas dinamitas y explosionó muy fuerte, los que estaban con pasamontañas se fueron por<br />
los cerros, y los que se quedaron nos comenzaron a pedir documentos, cuando llegué<br />
donde mi tía leocadia la encontré toda llorando, diciendo, "han matado con hachas y<br />
cuchillos a todos, a los que estaban en la iglesia también, mejor no salgamos de la casa,<br />
hagamos como si estuviésemos muertas o como si jamás hubiésemos vivido", quisimos<br />
dormir pero no pudimos, se escuchaba balazos, chillidos, gemidos, y cuando dormí todo<br />
esto seguí mirando en mis sueños.<br />
Emilia<br />
Los cuerpos estaban allí, en el barranco, allí los hemos encontrado, para encontrarlos los<br />
hemos buscado cinco días, pero no se podía porque huesos nomás eran, huesos nomás<br />
estaban, huesos quemados, huesos que ya ni huesos eran.<br />
Angélica Mendoza<br />
Cuando mataron a toda mi familia yo hablé con el presidente, él me dijo: "castigaré a los<br />
responsables", pero ahora que vengo a verlo ni me recibe, otra gente entra pero yo no<br />
puedo, yo quería decirle que los que quedamos tenemos miedo, no podemos dormir ni<br />
vivir porque un día amanecemos muertos, aunque el señor presidente no me escuche yo<br />
seguiré buscando a mi familia y a todos los que han desaparecido, es una espina que nos<br />
carcome todo el cuerpo, temblamos cuando un camión se acerca, pero peor si son con<br />
explosiones, cuando sucede esto agarramos a los hijos y nos vamos por el cerro, la<br />
muerte es cosa de todos los días.<br />
CCERAOCRO<br />
Cuando los cabitos entraron huimos a las alturas, en el pueblo sólo quedaron los viejitos,<br />
igual los agarraron y llevaron a la plaza y allí con fuerza los amarraron, los hicieron<br />
agachar y les pusieron un palo muy filudo en forma de lanza en la cabeza y después en<br />
las costillas, cuando de pronto, pum, se las metía donde le dieran, los viejitos gritaban<br />
como borricos, muchos murieron, otros resistieron, como esa señora embarazada que<br />
todavía camina medio loca por las calles, y a los que quedaban muy heridos con esas<br />
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