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De esto contaréis a vuestros hijos… - Forum för levande historia

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17<br />

Persecución<br />

Los nazis acusaron a los judíos de haber tomado el poder<br />

en Alemania. Para que sus planes en contra de los judíos<br />

alemanes pudiesen llevarse adelante, fue necesario excluirlos<br />

de toda actividad normal dentro de la sociedad. El<br />

proceso empezó muy temprano, en abril de 1933, cuando<br />

el partido y el gobierno exhortaron al boicot contra comercios<br />

y grandes almacenes propiedad de judíos. El boicot<br />

no tuvo éxito debido a que no contaban con el total apoyo<br />

de la población. Los nazis se percataron de que estaban<br />

obligados a llevar adelante sus planes con más cautela.<br />

<strong>De</strong>bían ganarse el apoyo activo de la población, o su consentimiento<br />

pasivo.<br />

En la década de 1930, los nazis aprobaron más de 400<br />

leyes que privaban a los ciudadanos judíos de sus derechos<br />

civiles y económicos. Este proceso, que había llevado cinco<br />

años en Alemania, se implantó en el transcurso de una<br />

noche en Austria, después de la anexión del país («Anschluss»)<br />

al Imperio Alemán en marzo de 1938. En ambos<br />

países se privó a médicos, abogados, maestros, profesores<br />

y directores de empresas judías de las posibilidades de<br />

poder mantenerse a sí mismos y a sus familias. Se obligó a<br />

los estudiantes judíos a acudir a escuelas especiales, prohibiéndoseles<br />

asistir a conferencias. La mayoría de los profesores<br />

universitarios judíos fueron obligados a abandonar<br />

sus cargos. Algunos intentaron emigrar, pero aun aquellos<br />

que encontraron refugio en otro país, se vieron obligados<br />

a abandonar todas sus pertenencias antes de partir.<br />

Ya que la segregación proseguía, los alemanes eligieron,<br />

o bien apoyar, o bien permanecer pasivos ante el intento<br />

de su gobierno de hacer de Alemania un país «libre de<br />

judíos». Pocos optaron por la protesta o intentaron ayudar<br />

a los judíos. Cuando las deportaciones empezaron, en<br />

1940, los judíos alemanes apenas mantenían contacto con<br />

sus vecinos cristianos. El símbolo final de esta separación<br />

fue la ley de septiembre de 1941, según la cual todos los<br />

judíos alemanes debían portar una estrella de David amarilla<br />

sobre sus ropas.<br />

La cuestión del oro nazi<br />

El Holocausto no fue sólo desaparición física; también fue<br />

el mayor y más estudiado saqueo de la <strong>historia</strong>. En la década<br />

de 1930, el estado alemán se apoderó de la mayor parte<br />

de los bienes de los judíos: objetos de arte, joyas, cochecillos<br />

de niños, propiedades inmobiliarias y alhajas. Se confiscaron<br />

empresas y bancos judíos. Algunos intentaron salvar<br />

sus bienes (dinero, polizas de seguro, metales preciosos y<br />

joyas), transfiriéndolos a países extranjeros, sobre todo a<br />

Suiza.<br />

El saqueo alemán fue meticuloso. Todo lo que los deportados<br />

a los campos de exterminio en Polonia llevaban consigo,<br />

ropas, joyas, zapatos, gafas, era confiscado en destino.<br />

Muchos de esos objetos volvían a Alemania para la población<br />

del país.<br />

Incluso los cadáveres se usaban. El cabello de las mujeres<br />

se cortaba, antes o después de ser gaseadas, y se utilizaba<br />

para hacer calcetines para la tripulación de los submarinos<br />

o para tejer mantas. Los dientes de oro se extraían<br />

y se fundían y se hacia abono de las cenizas de los cuerpos.<br />

No hace mucho que se ha reconocido la magnitud del<br />

saqueo. Muchos países europeos, entre ellos Suecia, han<br />

establecido comisiones estatales de investigación para compensar<br />

a los supervivientes y a sus familias. Alemania Occidental<br />

recompensó a varios cientos de miles de supervivientes<br />

en todo el mundo pero, los que vivían en la Europa<br />

Oriental durante el comunismo, no han recibido compensación<br />

alguna.<br />

«Hoy me he encontrado con mi exsecretaria.<br />

Clavó sus ojos miopes en<br />

mí y después se alejó. Me dió tanto<br />

asco, que escupí en mi pañuelo. Una<br />

vez había sido mi paciente. Más<br />

tarde la encontré por la calle. Su<br />

novio la había abandonado y,<br />

además, estaba sin trabajo y sin<br />

dinero. Yo me hice cargo de ella.<br />

Durante muchos años la instruí y le<br />

di trabajo en mi consultorio hasta el<br />

último día. Ahora, ella ha cambiado<br />

tanto que ni siquiera puede<br />

saludarme, a mí, que la he sacado<br />

del pozo».<br />

DEL DIARIO DE HERTHA NATHORFF<br />

MÉDICA JUDÍA, 9 DE OCTUBRE DE 1935

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